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Manuel Gonzales Prada, perteneciente a una familia de costumbres coloniales, nació en Lima. Estudió en Valparaíso, Chile, y de retorno en Lima,
cursó estudios en el Seminario de Santo Toribio, para pasar luego al Convictorio de San Carlos, donde estudió Derecho, pero no lo concluyó. Se
dedicó al periodismo y a la explotación agrícola en la hacienda de su familia. Durante la guerra contra Chile, participó en las batallas de San Juan
y Miraflores. Al producirse la ocupación de Lima por las tropas chilenas, se recluyó en su casa en señal de protesta (1881-1883). Tras la partida
de los invasores, reinició su labor periodística y esta vez desató su ira contra los vicios nacionales que habían causado el desastre bélico, con un
verbo muy elocuente e incisivo. En 1885 tomó la dirección del Club Literario, que luego se convirtió en la Unión Nacional, entidad política de
principios radicales. Algunos de sus discursos tuvieron gran resonancia, como el leído en el teatro Politeama en 1888
En este famoso discurso proclamado en el teatro del Politeama de Lima en el año 1888, proclamó: "¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!",
convocando a la lucha por el cambio social, contra las malas ideas y los malos hábitos, contra leyes y constituciones ajenas a la realidad peruana,
contra la herencia colonial, contra los profetas que anunciaban el fracaso definitivo de América Latina. Cabe acotar que todos estos discursos no
eran pronunciados por el mismo González Prada, sino por otras personas, ya que el mismo don Manuel tenía voz de tiple y que, de haberlos
pronunciado, les hubiera quitado a sus palabras toda la fuerza de su protesta. Este discurso en particular fue proclamado por un escolar:
Señores:
administración de justicia, al comerciante mandar cuerpos de
Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoy para dar una lección ejército... ¡Cuánto no vimos en esa fermentación tumultuosa de
a los que se acercan a las puertas del sepulcro. La fiesta que todas las mediocridades, en esas vertiginosas apariciones y
presenciamos tiene mucho de patriotismo y algo de ironía: el niño desapariciones de figuras sin consistencia de hombre, en ese
quiere rescatar con el oro lo que el hombre no supo defender con continuo cambio de papeles, en esa Babel, en fin, donde la
el hierro. ignorancia vanidosa y vocinglera se sobrepuso siempre al saber
humilde y silencioso!
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la generación que
se levanta es siempre acusadora y juez de la generación que Con las muchedumbres libres, aunque indisciplinadas de la
desciende. De aquí, de estos grupos alegres y bulliciosos, saldrá el Revolución, Francia marchó a la victoria; con los ejércitos de indios
pensador austero y taciturno; de aquí, el poeta que fulmine las disciplinados y sin libertad, el Perú irá siempre a la derrota. Si del
estrofas de acero retemplado; de aquí, el historiador que marque indio hicimos un siervo ¿qué patria defenderá? Como el siervo de
la frente del culpable con un sello de indeleble ignominia. la Edad media, sólo combatirá por el señor feudal.