Вы находитесь на странице: 1из 13

ROMANSK

FORUM
Nr. 16 Oslo 12.-17. august 2002

skandinaviske
XV romanistkongress
Oslo 12.-17.august 2002

KLASSISK OG ROMANSK INSTITUTT


UNIVERSITETET I OSLO
Romansk Forum XV Skandinaviske romanistkongress
Nr. 16 – 2002/2 Oslo 12.-17. august 2002

Mikkel Hollænder Jensen


Aarhus Universitet

La referencia en algunas expresiones impersonales – Diferentes lecturas de


uno y la segunda persona del singular
Introducción
La definición tradicional de la impersonalidad es que se da en aquellas oraciones donde no
hay un sujeto léxicamente expresado para el predicado, como en los muy conocidos casos de
las expresiones que conciernen fenómenos naturales – como por ejemplo «Llueve en Bilbao»
donde no hay un sujeto léxico restituible para el verbo conjugado que siempre aparece en la
tercera persona del singular. Sin embargo, muchos autores han detectado usos impersonales e
impersonalizadores en oraciones donde sí hay un sujeto léxico y donde son otros factores que
el morfosintáctico los que determinan una lectura impersonal.
En varios trabajos monográficos sobre la impersonalidad en español se distinguen dos
usos de la segunda persona del singular – tú en adelante – y del pronombre indefinido uno,
cuando estos se usan impersonalmente, cuando se bloquea su referencia normal y su referente
se diluye en un colectivo, o bien encubre al emisor.
Estos dos usos se agrupan bajo la llamada impersonalidad semántica donde sí hay, o puede
haber, un sujeto léxico manifiesto en la oración – a diferencia de la impersonalidad
gramatical.
En estas oraciones, las características referenciales son la cuestión interesante, ya que la
referencia normal de tanto tú como de uno se bloquea y el referente surge en el contexto
pragmático. Este referente para los dos puede ser particular, un yo encubierto, o bien puede
ser genérico, ser una colectividad equivalente a todo el mundo.
El primer uso, el del «yo encubierto» se da cuando una de estas expresiones encubren al
emisor de manera más o menos clara y se ejemplifica con los ejemplos 1 y 2.

(1) Hoy tengo uno de esos días en que te encuentras deprimido sin saber por qué
(Gómez Torrego1: 1992, 13)

(2) Qué bien vives, tío! – Es que uno sabe montárselo bien (Gómez Torrego: 1992, 15)

En lo que sigue trataremos de proponer un análisis de la la lectura y posteriormente de la


construcción de sentido para este uso encubridor del yo – uso que luego veremos reflejado en
el uso con referente genérico.

1
Gómez Torrego, Leonardo (1992): La impersonalidad gramatical: descripción y norma, Madrid, Arco
Libros

127
Mikkel Hollænder Jensen

La segunda lectura de expresiones con uno o tú es cuando su referente pasa a significar:


«todo el mundo» – cuando el contenido referencial es genérico:
Los ejemplos 3 y 4 son ejemplos de un referente genérico:

(3) La verdad es que nunca sabes cuándo vas a morir ( Gómez Torrego: 1992, 13)

(4) Cuando uno mira al sol, se queda como ciego (Gómez Torrego: 1992, 14)

Casi todos los autores de los tratamientos monográficos y específicos del tema dicen que estas
dos construcciones son iguales y totalmente intercambiables entre sí.
El objetivo que nos planteamos es el de proponer una modelación que nos permite
establecer una diferencia entre estos dos usos – que sí creemos levemente diferentes – y
anotar las diferencias para ellos.

1. «Yo encubierto» – uno y tú claramente no son iguales


Uno encubridor de «yo»:
El significado prototípico del pronombre indefinido uno es un algo no definido, a no ser que
tenga una referencia anafórica en el contexto discursivo, pero este uso no es el que nos
interesa aquí.
Varios estudios dicen que uno tiene un sentido cercano al nombre personal yo2, que el uno
denota a la primera persona3 por un proceso de generalización seguido por una segunda etapa
de restricción contextual. Uno no es totalmente equivalente a yo, pero su sentido es muy
cercano. Como uno es un constituyente oracional indefinido y con ello sin contenido
referencial determinado por su significado léxico, creemos que su referencia default puede ser
parecido al que propone Ricardo Maldonado4 para el SE impersonal donde se asocia con el
hablante en el caso no marcado (p.308).
Cuando el referente no es claro, se elige la posición más alta en la jerarquía de empatía
langackeriana – el emisor. Veamos un ejemplo:

(5) Uno no es Schopenhauer, pero ha leído lo suficiente al maestro y a su discípulo


Nietzsche como para saber que la única franja saludable de la humanidad actual es
la juventud ecologista. (Umbral, 30/4/02, El Mundo)

Vemos en el ejemplo 5 (prima) que si se substituye a este uno por un tú, el cual también
puede usarse como un encubridor de yo, que no son sustituibles y que se vuelve deíctica, o
sea que tú obtiene su lectura prototípica:

2
José A. Martínez (1989): El pronombre II, Madrid, Arco Libros (p. 60)
3
Ridruejo, E. (1981): ”Uno en construcciones genéricas”, Revista de Filología Española, LXI, pp.65-83
4
Maldonado Soto, Ricardo (1992) Middle Voice: the Case of Spanish SE. UMI Dissertation Services

128
uno y tú

(5’) No eres Schopenhauer, pero has leído lo suficiente al maestro y a su discípulo


Nietzsche como para saber que la única franja saludable de la humanidad actual es
la juventud ecologista. (Umbral, 30/4/02, El Mundo)

A manera de conclusión parcial, podemos ver que el significado referencial de uno, cuando su
sentido es un «yo encubierto» se liga de manera muy clara al emisor de la oración y que lo
hace de manera más clara que tú. Uno puede significar «yo» en este contexto no marcado –
lo que no es posible para tú.
Aún así, este «yo encubierto» no es el mismo que un «yo» expresado en primera persona.
El sentido de uno, aleja un poco al emisor de la responsabilidad pragmática de lo expresado y
toma un cierto aire de verdad incuestionable. Si el autor hubiera preferido poner «yo» en vez
de uno, tendría demasiada presencia su opinión personal y esta es precisamente la razón por la
que se usan las impersonales.

Tú encubridor de «yo»:
Para que tú venza su referencia deíctica hacia el interlocutor es necesaria la adición de
diferentes elementos que permitan una lectura impersonal, los llamados inductores, o
activadores de impersonalidad destacados por varios autores, entre ellos María Lluísa
Hernanz5 y Elena De Miguel6:

El contexto debe ser genérico e indeterminado y no debe aludir a un momento


temporal concreto, así que los verbos en un uso perfectivo no son compatibles con
la noción de impersonalidad.

El verbo debe ser de aspecto imperfectivo y no puntual

La clase semántica del verbo también influye (los verbos modales favorecen una
lectura impersonal de tú)

La adición de constituyentes de tipo adverbial que aportan determinadas nociones


(tiempo, lugar, espacio, etc.)

Una vez bloqueada la referencia al interlocutor creemos que se obtiene la referencia al emisor
por el mismo procedimiento que con uno – aunque varios autores reconocen que muchas
veces es difícil distinguir si su referencia es genérica o particular.
Esta lectura de la segunda persona del singular con referente particular encubridor depende
en un grado alto de la situación comunicativa en que se enuncia.

5
Hernanz, Mc.,L.(1990): ”En torno a los sujetos arbitrarios: la 2c persona del singular”, en Demonte, V. y
Garza Cuarón, B. (eds.), Estudios de lingüística de España y México, UNAM (pp.151-178). Discute los
activadores de genericidad en relación con la noción de sujeto arbitrario.
6
De Miguel Aparicio, E. (1992): El aspecto en la sintaxis del español: perfectividad e impersonalidad,
Madrid, U.A.M.

129
Mikkel Hollænder Jensen

Sin embargo, lo que distingue a estas construcciones con tú, tanto las encubridoras como
las genéricas, frente al uso de otros impersonales según una autora como la María Rosa Vila7
es que obedecen a una función comunicativa idéntica:

el emisor intenta persuadir acerca de un hecho de conocimiento o comunicar un


acto de experiencia ... constituye el indicativo de que hay que tener fe, creer,
aceptar, dar por bueno lo que se ha formulado en el discurso ... hacer el contenido
menos subjetivo ... [usando] la forma más adecuada para que el oyente se sienta
involucrado en su propia forma, la de segunda persona. (Vila: 1987, 64).

Este uso se puede llamar, pues, un uso empático donde se apela al interlocutor a que participe
de manera más activa en el contenido de lo comunicado – que de alguna manera se imagine
en las mimsas circunstancias – , y es precisamente aquí donde el uso de tú se distingue de uno
de manera muy clara:
Hemos visto ya cómo el uso de uno puede significar el emisor en exclusivo, pero este
procedimiento no tiene el mismo efecto pragmático para el receptor como lo tiene el uso con
la segunda persona del singular – el uso con uno es menos impersonal – menos general – en
este caso. Veamos un ejemplo de tú encubridor de yo:

(6) Cada vez tengo más preocupaciones por mis hijos. Y es que si tú no te preocupas
por ellos, no sé quién lo va a hacer (Gómez Torrego: 1992, 13)

Se ve que si se substituye la segunda persona por uno, el significado no es exactamente el


mismo, sino que pasa de ser un ejemplo de apelación a la capacidad empática del interlocutor,
a ser menos interpersonal. El significado de uno provocaría así un leve exceso de
prominencia del emisor del mensaje y el resultado pragmático tiene lecturas distintas:

(6’) Cada vez tengo más preocupaciones por mis hijos. Y es que si uno no se preocupa
por ellos, no sé quién lo va a hacer.

2. Referente genérico: no son iguales


Contrariamente a lo que pasaba cuando uno o tú hacían referencia a un yo encubierto, su
contenido referencial puede ser más amplio y la lectura que se obtiene no incluye de manera
tan clara a uno de los participantes del evento de comunicación aunque – como estos también
son una parte del grupo genérico humano – van a estar incluidos en la referencia de manera
más o menos saliente.
Como se ha mostrado, la lectura impersonal llegaba cuando la referencia se bloqueaba o
bien por el sentido mismo de uno o por los inductores de genericidad en el caso de tú, pero

7
Vila, M.R.(1987): ”La segunda persona gramatical en función no deíctica”, Revista Española de
Lingüística, 1, I, pp.57-68

130
uno y tú

luego también por una falta de de conexiones con la situación comunicativa o por adiciones
de constituyentes de diferentes tipos (locativos, temporales, etc.)
Pero en la lectura genérica, uno y tú mantienen las sombras de cuando están encubriendo al
«yo» hablante y, así, la lectura genérica con tú invitará también más a la participación
empática del oyente que con uno. Esto se puede ver por la sustitución en los siguientes
ejemplos:
Uno genérico:

(7) Pero de lo que aquí hablábamos es de la expresión domicilio fiscal, que sugiere una
capacidad de orden metafísico para apoyar las piernas en un sitio y el riñon forrado
en otro. A lo mejor, un día te cruzas con la tenista por la calle de Barcelona y
aunque la veas entera, resulta que no, que tiene el domicilio renal aquí, y el cordial
allí. Yo no sé si uno es de donde hace pis o de donde recibe el Príncipe de
Asturias. (Juan José Millás, Levante, 9/9/98)

(7’) Yo no sé si eres de donde haces pis o de donde recibes el Príncipe de Asturias...

Tú generico

(8) ¿Qué tal, Ismael? ¿Crees que se pierde credibilidad cuando se tiene éxito?- Se
corre el riesgo de que tu mensaje se tergiverse, te haces más vulnerable a las
suspicacias de la gente... Eso es cierto...(Entrevista digital a Ismael Serrano,
cantante, El País, 18/03/02)

(8’) Se corre el riesgo de que el mensaje de uno de tergiverse, uno se hace más
vulnerable a las suspicacias de la gente... Eso es cierto.

Conclusión
Hay cuatro lecturas de estas construcciones; cada una con diferentes grados de prominencia
del emisor y cada una dependiendo de un grado relativo de efecto de empatía del interlocutor
vía el uso de la segunda persona del singular o de falta de la misma.
Las impersonales con referencia genérica y/o encubridora tienen diferentes lecturas y no
son iguales como se suele decir. El esquema básico que representa cada tipo con referente
encubridor también se mantiene en el uso genérico aunque no de manera tan marcada. Véase
el esquema 1 que representa estas cuatro lecturas :

Tú Uno

Yo encubierto: a: Yo + empatía b: Yo sin respaldo en empatía

Referente genérico: c: Genérico + empatía d: Genérico % empatía


Esquema 1:

131
Mikkel Hollænder Jensen

3. ¿Cómo se construye el sentido en los casos particulares?


Autores como Dwight Bolinger y Jeff Lansing8 han destacado que las expresiones
impersonales se vinculan estrechamente con la construcción mental de un punto de vista
ficticio que siempre se liga a la situación comunicativa de donde «sale», y Johana Rubba
mostró otro tanto en su artículo excelente de la interpretación de tú impersonal con la
metodología de los espacios mentales aunque para cuestiones pragmáticas como la nuestra, se
deben incluir observaciones acerca de la enunciación (la estructura que conecta el uso del
lenguaje con el contenido que puede ofrecer a la comunicación).
Todo enunciado tendrá, según han demostrado autores como Ducrot, Berendonner y
Brandt9, un punto de vista incorporado10 para el cual hay un cierto grado de acceso a la
verdad, (una fuente de verdad) sobre lo que se dice. En las expresiones impersonales, para
obtener un grado mayor de objetividad, esta fuente de verdad tiene que pasar por lo que se
puede denominar el punto de vista desde el olimpo11, un punto de vista no restringido, que
puede dar acceso a una verdad epistémica (no experimental), una verdad del universo en
palabras de Moignet12.
Partiendo de trabajos recientes de Fauconnier y Turner13 sobre la integración conceptual y
un reciente trabajo de Ricardo Maldonado de cómo se contruye la referencia en las
expresiones con SE impersonal14 donde se toma en cuenta la situación comunicativa y los
participantes del discurso, en combinación con consideraciones sobre delegaciones de puntos
de vista y grados de acceso a una verdad en la enunciación, se puede explicar cómo se
obtienen las diferentes lecturas impersonales esbozadas arriba.
Aquí intentaremos visualizar el proceso de construcción de sentido mediante la
metodología de la integración conceptual cuyas técnicas suponemos conocidas.
Primero se introduce un punto de vista del olimpo. Después se le da un grado de verdad
que por la naturaleza misma de este punto de vista de «acceso» siempre se liga a la verdad

8
Bolinger, D.: (1979): ”To Catch a Metaphor. You as Norm”, American Speech, 54 (3), Lansing, Jeff (1992):
”Imper-sonal You” (manuscrito no publicado)
9
Véase por ejemplo: Berrendonner, Alain (1981): Éléments de pragmatique linguistique, Paris, Minuit,
Brandt, P.AA. (2000): Qu’est-ce que l’énonciation? Manuscrito no publicado, Ducrot, Oswald (1984): El
decir y lo dicho, Barcelona, Paidós, 1986. La lista de autores que trabajan con la enunciación es larga y nos
hemos limitado a estas tres referencias.
10
También en la gramática cognitiva de Langacker se le otorga un importante papel a la noción de punto de
vista para la construcción de sentido.
11
Brandt, P.AA. (2000): Ibid.
12
Moignet, G. (1981): Systématique du langue française, Paris, Klincksieck
13
Fauconnier, G. & Turner, M. (1998): ”Conceptual Integration Networks”, Cognitive Science, vol 22, pp.
133-187.
14
Maldonado Soto, Ricardo (1999): ”Espacios Mentales y la interpretación del SE impersonal”, Anuario de
letras (Vol. especial, IIF, UNAM, (pp. 205-227)

132
uno y tú

vista desde el olimpo aunque la misma puede ser resultado de experiencias personales y se
puede apelar a un interlocutor para que tome parte en ellas. Esto será lo que tiñe de verdades
«no discutibles», de verdades menos subjetivas, a los usos impersonales – es lo que quita la
responsabilidad directa de un enunciado, permitiendo al que lo enuncia esconderse en un
grupo más extenso, o bien postular que lo que dice de su experiencia personal es válido para
todo el mundo.
Para las expresiones impersonales en cuestión hay cuatro constructos interrelacionados
diferentes, cada uno con su lectura particular, como vimos antes, que dependerá de las
conexiones que se establezcan o dejen de establecerse entre los puntos de vista diferentes y
los espacios de experiencia a los que se enfoca y lleva al oyente.

Las construcciones que tienen como referencia un yo encubierto


Parten del punto de vista «del olimpo» y luego delegan al oyente a un espacio de contenido
veritativo personal – el espacio de experiencia que pertenece al propio emisor. El resultado
es que una experiencia vivida personalmente por un emisor, se puede contar desde un punto
de vista no personal, «escondiéndose» así bajo una enunciación neutra de sus propias
experiencias – haciendo que obtengan un carácter más objetivo y que la prominencia propia
en la comunicación baje relativamente. El efecto pragmático que provoca este recorrido
enunciativo es el de objetivizar un enunciado que representa una experiencia personal, pero
que la presenta como una verdad de la que no se debe ni puede dudar mediante el punto de
vista desde «olímpico».
Cuando una persona – por ejemplo una persona famosa – quiere contar alguna experiencia
personal, pero no quiere o no puede usar la primera persona porque se pondría demasiado en
relieve a sí mismo, puede recurrir al uso impersonal de representarse a sí mismo en el
discurso. Si quiere no involucrar directamente al interlocutor ni apelar a su imaginación para
que se ponga en las mismas circunstancias, puede elegir el uso con uno y si, al contrario,
pretende involucrar, convencer, apelar de manera más clara a su oyente, puede elegir el uso
de la segunda persona de singular, lo cual provoca que haya una sombra del interlocutor en el
sentido final.
El uso con tú, véase el ejemplo 9, se construiría de la siguiente manera:

(9) Lo peor, sobre todo en mi trabajo, es que eres mayor para algunas cosas y demasiado
joven para otras. Me pasa en todo. Eres joven para casarte y tener hijos, pero no tanto
como para hacer lo que quieras porque tienes responsabilidades que asumir (Modelo,
23 años, El País, 7/4/2002)

133
Mikkel Hollænder Jensen

Figura 1: tú = yo encubierto

Y el yo encubierto por uno, ejemplo 10, se representaría de la siguente manera:

10 ¿Quién nos lee? Aparte del público obvio, que es el de los colegas críticos, yo
poseo dos testimonios continuados, insistentes y, por lo tanto, fiables: uno, una
anciana y maravillosa tía mía que frecuentemente me recuerda que lee con deleite
mis artículos, pese a que, según afirma, jamás entiende ni jota de sus contenidos
(es decir, la música le resbala, pero está enamorada de mi prosa galana); y dos,
algunos compositores y algunos intérpretes que, habiendo salido bien parados de
alguna crítica, cumplen la condición de poseer mi teléfono particular desde hace
muchos, muchos años. Pero uno, que es poco dado a las generalizaciones, se
resiste a creer que sus lectores sean sólo los amantes de la calidad prosística como
valor autosuficiente y aquella parte de los viejos amigos músicos a los que tengo la
suerte de poder poner bien. (ABC Cultural, 01/11/1996 : PREGUNTAS
LACERANTES – CREA)

134
uno y tú

Figura 2: uno = yo encubierto

Las construcciones que tienen una referencia genérica


Parten también del punto de vista del olimpo y con él también delegan al oyente a un espacio
de veridicción, esta vez soberana del mundo, pero además – establecen conexiones (no tan
marcadas) con los espacios de experiencia de los participantes de la comunicación: pueden
mantenerse las conexiones con el emisor – sobre todo para el caso de uno – y también con el
interlocutor en el caso de tú con los efectos pragmáticos diferentes que ya hemos descrito.
Un deseo de emitir una verdad con validez genérica, que sea válida para cualquier persona
del mundo, se enuncia bajo el punto de vista «del olimpo» que se supone tiene acceso total a
la verdad. Así se puede hablar de verdades genéricas que serían válidas para cualquier
persona. Cuando se habla de verdades genéricamente válidas también tendrán una liga a los
espacios de experiencia de los participantes de discurso, ya que estos también son parte de la

135
Mikkel Hollænder Jensen

referencia genércia. Aunque la verdad a la que se enfoca sea una verdad incuestionable «del
olimpo» se establecen conexiones leves de manera análoga a antes con el emisor y el
receptor, respectivamente – con las mismas lecturas básicas como resultado: uno baja la
presencia referencial del interlocutor mientras que tú es más interpersonal y apela más al
interlocutor a tomar parte de lo enunciado.
Tú con referente genérico, ejemplo 11, se construiría de la siguiente manera:

(11) Doña Marta ha arruinado con su soliloquio -que es como el de Lady Macbeth, pero
al revés- a un brillante y muy dotado político, que es su marido y que está en un
momento delicado. De nada sirve hacer precampaña preelectoral si al lado tienes
una santa esposa que soliloquia políticamente y encima tiene tren. Tren de vida,
quiere decirse. (Umbral, El Mundo, 23/02/01)

Figura 3: tú = genérico

Y uno con referente genérico, ejemplo 12, se construiría de la siguiente manera:

(12) Hombre, yo creo... lo que escandaliza aquí no es tanto que una persona se lleve
unos millones, como que esa persona estaba a cargo de la custodia de esos
millones. Si uno está en la cola de un banco y le roban el bolso, bueno, pues mala

136
uno y tú

suerte y, en fin, ya sabemos que hay rateros que roban los bolsos. Pero lo que uno
no espera nunca es que el cajero le robe su dinero. Eh... eso es lo que realmente ha
alarmado... (Corpus de la Universidad de Gotemburgo,
<H3>ADEB022A</H3><24-6-91> <fuente=televisión> <localización=Madrid>)

Figura 4: uno = genérico

Hay, pues, cuatro lecturas distinguibles, todas con una combinación en la enunciación de
puntos de vista y delegación espacial y hemos creído más apto representarlo en un marco
teórico de integración conceptual aunque también se podría esquematizar de otras maneras.
Un análisis de este tipo nos ha permitido ver que las expresiones impersonales con uno y tú
no son totalmente equivalentes.

137
Mikkel Hollænder Jensen

Bibliografía:
Berrendonner, A. 1981: Éléments de pragmatique linguistique, Paris, Minuit
Bolinger, D. 1979: «To Catch a Metaphor. You as Norm», American Speech, 54 (3)
Brandt, P. AA. 2000: Qu’est-ce que l’énonciation? Manuscrito no publicado
De Miguel Aparicio, E. 1992: El aspecto en la sintaxis del español: perfectividad e
impersonalidad, Madrid, U.A.M.
Ducrot, O. 1984: El decir y lo dicho, Barcelona, Paidós, 1986
Fauconnier, G. & Turner, M. 1998: «Conceptual Integration Networks», Cognitive Science,
vol 22, pp. 133-187.
Fernández Soriano, O. & Táboas Baylín, S. en Bosque, I. & Demonte, V.: Gramática
descriptiva de la lengua española (GDLE), Madrid, Espasa, 1999 (II, 27, 1723-1778)
Gómez Torrego, L. 1992: La impersonalidad gramatical: descripción y norma, Madrid, Arco
Libros
c c
Hernanz, M .,L. 1990: «En torno a los sujetos arbitrarios: la 2 persona del singular», en
Demonte, V. y Garza Cuarón, B. (eds.), Estudios de lingüística de España y México,
UNAM (pp.151-178)
Lansing, J. 1992: «Impersonal You» (manuscrito no publicado)
Llorente Maldonado de Guevara, A. 1977: «Las construcciones de carácter impersonal en
español» en Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach, , Universidad de Oviedo (pp.
107-125)
Maldonado Soto, R. 1992: Middle Voice: the Case of Spanish SE. UMI Dissertation Services
Maldonado Soto, R. 1999: «Espacios Mentales y la interpretación del SE impersonal»,
Anuario de letras (Vol. especial, IIF, UNAM, (pp. 205-227)
Martínez, J.A. 1989: El pronombre II, Madrid, Arco Libros
Moignet, G. 1981: Systématique du langue française, Paris, Klincksieck
Ridruejo, E. 1981: «Uno en construcciones genéricas», Revista de Filología Española, LXI,
pp.65-83
Vila, M.R.1987: «La segunda persona gramatical en función no deíctica», Revista Española
de Lingüística, 1, I, pp.57-68

138

Вам также может понравиться