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Los afios del cambio : historia urbana de Bogota, 1 820 51910 / German
Rodrigo Mejia Pavony. —— 23. ed. —- Bogota, CEJA, 2000.
474 p. _
ISBN: 958—683-3089
DBf—UJBG
307.76 ed.19r 7 V
inp
. .Directora:
Maria Victo’riaUribe Alarcén
Instituto Colombiano dc Anttopologia e Historia
V Directo'ra:
. Selma Marken Farley
Centro Editorialjaveriano
\ f
Coordinatién Editorial: -
Juan Felipe Cérdoba Restrepo
Correccién de Estilo:
.Nelson Arango Mozzo :
Aufoedjcién: ‘
Mguel Fernando Sernajurado
M. BENEDE’ITI
ENDICE f
SEGUNDA LECTURA . .7
EL SITIO Y LA DISTANCIA ................................................L ....... 9]
EL SITIO'................‘ ........................................................................... 93 ,
' LA RED CAMINERA ..............................I............................................ 101
EL VAPOR Y LOS FERROCARRILES ................................... 113
EL CORREO Y LOS TELEGRAFOS ..................................................... 119.
TERCERA LECTURA
EL LUGAR CONSTRUIDO ....................................................... 131
EL PAISAJE EN LA CIUDAD ............. ............-................... 134
LOS NUEVOS SIGNOS .................................. 195
8 GERMAN RODRIGO MEJ‘I’A PAVONY
€UARTA LECTURA ‘ -
L08 HABTT 8 DE BOGOTA........................, ..... ,............’...227
LA DTNAMICA DEMOGRAHCA .............................. ............. ............. 229
L03 BOGOTANOS ..........................7...................... ‘. ............................ 256
LA CTUDAD Y EL FATS ....................................................................... 287
QUTNTA TECTURA _
108 HOME ' S Y L08 ESPACEOS .......................................... 297
EL AREA Y LAS ZONAS URBANAS .......‘................................................ 300
LADTNAMTCA ESPACIAL ....... ................................. 340
LA POBLACTON Y EL ESPACEO URBANO ............................................... 351
LAS DENSIDADES URBANAS ................................... ' .............. 360
LA DINAMTCA HABITACIONAL ................ ........................... 3'66
lNDlCE DE PLANOS
TNDTCEDE TABLAS
‘ Tabla l. enles coastraldos demm del palmetto urbaaa
‘ siglos XVl-XDT ...... 70
' Tabla 2. Terms de La Sabana.
. ltineral‘lo an 189T ................. 116
Tabla 3. Timetable de coneos, 183.8. 1860., l881, l891 ........... ...... 121
Tabla 4. Telégrafos, 1865—1905 .'..................... ‘ . 128
Tabla 5‘. Edificacim‘les Eellglosas. siglos XVT- ....................... —.-._l57
Tabla 6. €b0n’os y manamlales ..... .......... ......._....., .................... 171
Tabla 7. Plazas. plaZaelas y pfilas pfiblicas .....‘. ........ ...............- .......... 177 t,
Tabla 8. Pbblaclén per ceases, 186l~19l2 ........ .... ........................... 230
Tabla 9. dlcesv de crec @3110. Series, comparatlvas, 1801-1912 ....... 243
Tabla 10. Poblacién estimada. Series comparativas, 1801—1910 247
Tabla. 1 l . Natalldad y mortalidad, 1826—1910 .......................... 250
Tabla 12. Bogotaévmcia—Colombla. Poblacién 1801-1912 .;.'........ 288
. Tabla 13. Cludades pfincipales. Poblaclc’m 1843-1912 ......‘............- 293
Tabla 14. Ciudades pflnclpalcs. Pafli’clpacién porcéDméal "_ .
frente a1 total aacional ....................................... 295
Tabla 15. Manzanas trazadas par panoquia, 1 801- 1912 .................~.341
Tabla l6. Maazanas 1301' barriosf'Censo de 1912 .1 ............................. 349
Tabla 17. Poblaclén pOgr parroquias, ' 179351912 ... ....... ............. 352
Tabla l8. Poblaciéa p03“ barrios. Censovde 1912 ...... ............... ;......359
Tabla 19. . Densidad‘ por parroquias', 1 801-.- 19 1 2 . .................'........'.......36 1
_ Tabla 20. Densidad per barrios. Censo de 1912 ... ............................ 365
Tabla 21. Tipo de Vivienda, 180‘1-‘l907. ..............v..» ...... ............* .....' ...... 3 67 . ‘_
Tabla 22. Vivieadas pox parroquias, 1801—1907 383
Tabla 23. Tipos de viviendas pox parroquia, 1801-1907 .....’..............386 '
Tabla 24. Densidades. Poblaci‘én y viviendas por parroquia, ' . ,
1801-1907 ............ ................ 389
Tabla 25. Utillaje, 1866—1907 ....... ................ .........' ......... 438
Tabla 26. Juntas, Sociedades y Academias, 1866—1907 ...... 446
Tabla 27. Profesiones y oficios, 1866-1894.... .......‘. ......... .....-....... 448 ‘
Tabla 28. Bancos, agencias y establegimientos de negocios, - '
1866-«1907 ........ ......................................... 454
'LOS ANOS DEL CAMBIO
iNDICE DE GRAFICAS
. mDiCE DE 11.1JS'1
Sin embargo, estas imagenes y las percepciones que de ellas surgen, ocul—
tan tras- la persistencia de una fisonomfa y trazado urbano colonial, los pro-
fundos cambios que en la ciudad se operaron durante los afios comprendi—
dos entre l819 y l9l0, En efecto, la urbe de comienzos del siglo XX poco
teni’a de colonial: tanto en su conformacion interna, como en la relacion‘ de
la ciudad con su entomo inmediato; la introduccion de sistemas-de trans-—
porte y comunicacion a gran escala, el aumento del numero de habitantes y
su cambiante distribucion sobre el espacio citadino, los nuevos sectores ,
sociales y el modo como a finales de siglo se ordenaban las relaciones entre
ellos, el equipamiento de la urbe para dar solucion a un rapido y traumatico
crecimiento, las tensas relacione's entre lo publico y lo privado; en fin, el
papel dado a la ciudad como capital de la nacion y de la provincia sefiala
que Bogota era una urbe que de 1819 a 1910 tomo. gran distancia de su
pasado colonial.’
La importancia de estudiar a Bo gota durante el primer s‘iglo republicano
no solo reside en el heclio de haber sido y ser hoy la capital de Colombia,
gloria del pai’s que merece ser historiada en sus calles, edificios y prohombres,
que hacen de ella imagen de la nacionalidad. Mas que por esta razon, la
urbe debe ser foco de 'atencion para un examen historico porque, en cuanto
ciudad, la lectura de su estructura y dinarnica internas perrnite encontrar
claves significativas para entender el prOceso general de urbanizacion bajo
una situacion de transito entre dos ordenes sociales diferentes- Asimisi’no;
su estudio contribuye a profundizar el conocimiento de los factores o fuer»
zas que c0nvierten al espacio urbano en territorio nuclear'de los sistemas
sociales. Ademas, eXplOrar las variaciones en las distribuciones y usos de
los espacios Citadinos permite entender dequé manera las relaciones socia-j
les se espacializan y el mOdo ‘en que ellas convierten en factor de poder el
control sobre el eSpacio urbano. Finalmente, en terminos globales, centrar
la mirada’ en la ciudad permite confrOntar desde ella las conCepciones gene"!
rales que desde la historia politica, la historia social y la historia economiCa se
han establecido sobre la dinamica colombiana en el siglo m. _
De otra parte, el problema de 108 cambios ocurridos a1 interior de Bogota
durante el siglo XIX es irnportante estudiarlo, primero, porque Bogota fue
el centro de mayor congregacion humana en‘ Colombia durante la pasada
Centuria, aunque no tuvo 1a capacidad de retener toda-la ppblacion que emiu
gro hacia ella y no'alcanzo 1a primacia urbana que adquirie‘r‘on otras capita-
les latinoameriCanas. Segundo, porque las relaciones politicas y
socioeconomicas, asi como las forrnas ideologicas que hicieron'posible al
Estado—Nacion tuvieron como uno de sus centros generadores principales a i
LOS ANOS DEL CAMBIO 15
1 A1 respecto es importante toner on cuenta, para la historia, la obra ya clasica do Lucien Fevbre, La
tierra y [a evolucitin urbana, UTEHA, Mexico, l955;-.o las mas recientes do Fernand Braudel, on
particular, Civilization & Capitalism, [fifth-181‘]? Century, 3 Vols., Harper and Row Publishers,
New York, 1981; y, El Mediterriineo. El espacio y [(1 historia, Fondo de Cultura Economica,
Mexico, 1989.
1'6 GERMAN RODRIGO MEJlA PAVONY
No quiero significar que todas las ciudades sean iguales. Pero, por encima
de sus rasgostdistintivos y originales, todas ellas hablan necesariamente el
mismo lenguaje basico: comfin a todases el dialogo continuo con sus alre»
_dedores, necesida‘d primaria de la Vida cotidiana; el aprovisionamiento de
fuerza de'trabajo, tan indispensable como‘ el agua para el molino; SU anto-
conciencia —-‘-e1deSeo de toda ciudad de ser distingu'ida de las demas———; su
inevitable localizacion en el centro de extensas o pequefias redes de comu-
nicacion; 1a relacion que establecen con sus suburbios y con otras ciudades“. ,
2 Al reSpecto ver, por ejemplo, Lewis Mumfdrd, The City in History, HarCourt Brace JavanoviCh
Publishers, San Diego, 1961; A.E.J.‘Morris, Historiajde la forma urbana desde sus "ort’genés
hasta [a Revolucién Industrial, Barcelona, Gustavo Gili, [984; Andre Leroi-Gourhan, El gesto y
[a palabm, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1971. " "
3 Braudel, CiviliZation & Capitalism-Vol. l, p. 481. La'traduccion es nuestraa
4 _- lbfdem. .
LOS ANOS DEL CAMBIO l7
tos,‘_3y otros sitios que dan testimonio de las muc’has Vidas presentes en una
sola Ciudad. - fl ' , ,
Asimismo, la ciudad tampoco es simple contenedOr de fenémends bu»-
manos porque '
grande 0 pequefia, la ciudad es mucho mas que la suma de sus casas, de sus
monumentos y sus calles, mucho mas también que un centro econémico,
comercial 0 industrial. Como proyeccién espacial de las relaciones sociales,
aparece atravesada y estructurada por el haz de lineas fronterizas que sepa-
. ran 10 profano de lo sagrado; el trabajo del ocio; lo publico de lo pn’vado; los
hombres de las mujeres; la familia de todo lo que le es ajeno. Y proporciona
una admirable Clave de lecturafi. En este Sentido, naturaleza y cultura no -se
reflejan en la ciudad sino que se 'relacionan en ella al ti'empo que la produ—
lcen: Las Ciudades no estan en la historia, ellas son historiaé.‘
5 Maurice Aymard, “Espacios”, en Braudel, El Mediterrcineo. El espacz'o y la historia, pp. 176-- 1,77.
En este sentido, Marx suste‘nta un principio analogo: “De por si, la existencia de la ciudad es ya
algo aparte de la mera aglomeracién de casas, independientes unas de otras. El todo, en este caso,
no es simplemente la suma de las partes. Es hasta cierto punto, un organismo dotado de autonou
mfa”. Carlos Marx, Grundrt'sse, J 85 7-185 8, Vol.1, Mexico, Fondo de Cultura Economical, 1985,
p. 341. , ' - .
6 Manuel Castells, The City and the Grassroots. A Cr0ss~Cultural Theory of Urban Social
: Movements, BerkeleyLUniversi‘ty of California Press, 1983, p. 335-. Ver, asimismo, Febvre, La
tierra y [a evolucidh humane, pp. 324w341;,Ler0i—G0urham, Op. Cit. ,pp. 315—337.
18 ' GERMAN RODRIGO MEH’A PAVONY
La categoria ciudad, enunciada err 105 pérrafes anterieres, afirma 121 Sin“
gularidad de este fenemene histerice.Per elle, come 10 expresa Braudel,
“una ciudad es siempre urla ciudad”. Le urbane, que censiste ante tede en
relacienes seciales fijadas y entretejidas en un lugar construide, adquiere
significade complete cuarlde se lee desde les ritmos que dichas relacienes
generan y a su vez Siguen, pues adquieren mementeprepie. En este sentide,
7 Oscar Saldarriaga, “Ciudad, ten‘iterie y memeria. Para pensar un'a Histeria Urbana”, en Universitas. -
. Humanistica, Begetz’l, Universidad Javeriana, vol. 19, N°l31, 1990, p. 14.
LOS ANOS DEL CAMBIO ’ . 19
8 Kathleen N. Conzen, “The New Urban History: Defining the Field”, en James B., Gardner y
George R. Adams, Ordinary People and Everyday Life. Perspectives on the New, Social History,
Nashville, The American Association for State and Local History, 1983, p. 68. ‘ .
9 Theodore Hershberg, “The Future of Urban History”, en Derek Fraser y Anthony Sutcliffe, eds.,
The Pursuit of Urban History, London, Edward Arnold Publishers, 1983, p. 437.
10 Ibidem, p. 441.
11 Aymard, “Espacios”, p. 185.
12 Oscar Handlin, “The Modern City as a Field of Historical Studies”, En Oscar Handlin y John
Burchard', eds., The Historian and the City, Massachusetts, M.I.T. Press, 1963, p. 3.
' 13 Francois Bedarida, “The. French Approach to Urban History. An Assessment of Recent
Methodological trends”, en Fraser y Sutcliffe, eds., The'Pursuit of Urban History, p. 399. La
traduccién es nuestra.
20 , GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
14 José Antonio Ocampo, Colombia y [a economz’ci mundiczl, 1830—1910, Bogota, Fedesarrollo, Si»-
glo XXI Eds., 1984, pp. 21-22. '
LOS ANos DEL CAMBIO ' 21
15 V For ejemplo, lo escrito por Salvador Camacho Roldan, Memorias,-Bogota, Librerfa Colombiana,
1923, capitulo 12: 0 e1 muy conocido y citado artfculo de Miguel Samper, “La Miseria en Bogo—
ta”, publicado en 1867. Miguel Samper, Seleccién de escrims, Seleccion y prologo de Hector
Charry Samper y Santiago Samper, Biblioteca Basica Colombiana, Vol. 22, Bogota, Colcultura,
1977, pp. 27—98. ' ‘
22 ' GERMAN RODRIGO MEJI'A PAVONY
.
16 Sobre la situacién do transicion en que ostaba surnida la ciudad a fines del siglo XIX, el mas claro
acontecien do es el do Francisco Javier Vergara y
'y sin duda aceptable tes‘timo'nio do lo que ostaba
Velasco, Nueva Geogrczflajde Colombia escrira par regiones naturales, lra. Edicion oficial ilus~
trada, Bogota: Imp. do Vapor, 1901, p. 666.
p
ticas como en su cro—
17 El concopto, que usamos do ciudad burguesa corresponde en sus caracterl’s
s no usar la
‘ ' nologi’a a lo que otros estudi-osos llaman ciudad moderna. Sin embargo, proforimo
por las implicac iones ideologic as que este concopto tiene, en particu—
denominacion do moderria
o de transicion en el
lar al contoner 1a idea do pro greso, do origen liberal. Con relacién a1 fenomen
E. Hardoy, “Dos mil afios
proceso urbano decimonénico en Latinoamérica, ver, entre otros, Jorge
La urban izacién en
‘ do urbanizacion on America Latina”, en Jorge E. Hardoy y Carlos Tobar, eds.,
Rama, La Ciudad Lerm-
AnzériCa Latina, Ed., del Insti—tuto, Buenos Aires, 1969, pp. 23-64; Angel
da, Eds. del Norte, Hanover, 1984, pp. 71-129.
Los'ANos DEL CAMBIO . . ' ' 23
18 Richard Morse, “Recent Research in Latin American Urbanization: a selective survey with
commentary”, Latin American Research Review, l(l965):44-—46. Eugene J. Stann, Caracas, Ve+
nezuela, 18915—1936: A Study ofUrban‘ Growth, Ph.D. Dissertation submitted to'the Graduate
School of the Vanderbilt University, 1975, p.xviii. Algunas investigaciones centradas en el proce—
so urbano europeo y norteamericano han llegado a la misma conclusion: “un sistema urbano
maduro es un logro pre~moderno y no un producto de la época industrial”. Jan de Vries, European
Urbanization 1500—1800, Cambridge, Harvard University Press, 1984, p. 9. La traduccion es
nuestra; “La industrializacion también jugc’) un importante papel en el crecimiento dc Londres,
Paris, Berlin y ~Nueva York, pero. las grandes metropolis aparentemente adquirieron su propio.
momentum, el que no puede ser explicado en forma completa con base en variables economicas”.
Andrew Lees, Cities Perceived. Urban Society in European and American Thought, 1820-1940,
Great Britain, Columbia University Press, 1985, p. 3. La traduccion es nuestra; tesis sustentada
igualmente por Paolo Sica, Historia del Urbanismo. El siglo XIX, Vol. 1, Ira. Edicion en Espafiol,
Madrid, Instituto de Estudios de Administracién Local, 1981, p. 36.
19 James R. Scobie, “Changing Urban Patterns: The Portefio Case (1880-1910)”, en Richard P.
Schaedel, Jorge E. Hardoy y Nora Scott Kinse’fflwsq Urbanization in the Americas from its
‘ Beginings to the Present, The Hague, Mouton Publishers, 19 87, p. 300. Ver asimismo, del mismo
autor, Buenos Aires. Plaza to Suburb, 1870-1910, New York, Oxford University Press, 1974.
24 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
AGRADECMEN'ros
Durante los anos que ban transcurrido desde la formulacion inicial de los
plantearnientos de este trabajo, son mucbas las personas e instituciones que
en moltiples formas y de manera-siempre desinteresada contribtiyeron a
llevarlo a témno. Agradezoo a todos por su ayuda incondicional. A riesgo
de parecer injusto, debo resaltar la especial colaboraoion que me brindaron
‘algunos de ellos, por su preocupacion constante, sn respaldo en los momen-
tos diffciles y su insistencia en que siguiera adelante. , .
En Estados Unidos, al Departamento de Historia de la'Universidad ode
Miami por la beca concedida para realizar el primer manuScrito; en el mis-
mo Departamento, a Steve Stein‘por su apoyo incondicional y comentarios
certeros y profundos a la version de este trabajo como tesis doctoral: asi—-
mismo, a Lenny del Granado por su insistencia para que terminara e1» ma~
nuscrito y sus gestiones para que ello fuera posible; a Michael La Rosa por
su respaldo en momentos dificiles, y a Robert M. Levine por sUs comenta—
rios al manuscrito original. En Kansas City, a Jaime y. Lucero Calderon, dos
seres humanos incomparables, por su respaldo, aliento y generosidad.
- En Colombia, gracias a la licencia remunerada concedida por la Pontifi-
cia ,Universidad Javeriana fue posible buscar, recopilar y sistematizar gran
parte de la documentacion utilizada en esta obra. Debo destacar en esta
institncion el respaldo de Gerardo Arango SJ . y Jairo Bernal 8.1., para que
adelantara esta investigacion y terminaracon éxito mis estudios doctorales.
Fabio Zambrano puso a. mi disposicion sin ninguna Condicion toda la infor-
macion existente en la Fundacion Mision Colombia sObre Bogota en el.
siglo XIX. Augusto Gomez, en ese entonces director de laSala de lnvestir .
gadores del Archivo Nacio‘nal, igualmente bizo todo lo posible‘ para que
completara sin ” problemas 1a fase de bfisqueda y recopilacion de ‘la
documentacion. Ernesto Wilson y el Dr. .losé Agustin Blanco, con sus comen-
tarios y criticas al manuscrito, contribuyeron en gran forma a esta version final.
Finalmenter, agradezco y dedico este trabajo ’a mi esposa Maria Isabel,
quien con su comprension, paciencia y gran amor me ha acompafiado du—
rante‘ todos iestos afios. Sin ella este trabajo simplemente‘ no existiiria.
Ilustracién 1 _
Vista panorémica de Bogota a finales del siglo XIX.
Tomada de: Cémara de Comercio de Bogota, Estructura y principales servicios
publicos. Bogota, Litografia Arco, 1978, p. 192 ' ' -
PRIMERA LECTURA
.‘ LA NATURALEZA Y EL LUGAR
z 1 Edificacién de cuatro pisos construida a comienzos del siglo XX en la esquina de la calle 13 con
carrera 10. Daniel SamperOrtega, Bogotci, 1538-4 938. Homenaje del Municipio de Bogotd a la '
ciudad en su IV Centenario, Bogota, LitOgrafia Colombiana, 41938, p. 42.
LOS ANos DEL CAMBIO ' 29
siglo XIX era distinta y ello porque el sisterna social del que dependia
eraotrofi w ' ‘ I
Bogota se vio arrastrada y a su vez impulso una dinamica de cambio que
transformo el orden'urbano colonial. En este proceso, durante los afios trans-
curridos entre 1820 y 1910, la relacion que existié entre la ciudad y el lugar
wla naturalezaw en el qUe esta construida, cornen'zc’) a variar 'en forrna
significativa. La Bogota colonial, Santafé, formaba una unidad con la pla—
nicie que la rodeaba pOr tres de sus costados y con los cerros que la amura-a ,
’
llaban por el liltirno de ellos. Las tierras planas de la Sabana penetraban en
' la ciudad confundiéndose con el perimetro urbano sin solucion de continui-
dad. Manzanas enteras en la urbe y los extensos solares que'de manera
invariable se encontraban en los fondos de las casas, prolongaban' lvos traba—
jos agricolas y la cr1’a de pequefios animales a1 interior de la ciudad. Los
cerrosle daban combustible y' materiales de‘Construccion. *Los diversos rios
I y riachuelos que cruzaban- la capital marcaban 'li’mit'es entre-sus parroqriias,
1e brindaban agua para los acueductos, y fuerZa motriz en algunos de los
molinos ubicados' en sus extramuros. Pero, sobre todo esto, la ciudad de
Construcciones bajas con paredones blancos y techos rOjizos ennegrecidos
por el tiempo formaba u‘n solo paisaje con la planicie‘ y los cerros de los
‘ cuales era parte. ‘ , i . _
A-col’nienzos del siglo XX ya se habian transformado muchas de estas
caracteristicas de‘la urbe' colonial. La Sabana estaba claramente separada
del perimetro urbano y en la ciudad apenas quedaban rastros de horticultura
_ en algunos de'los solares que 'alcanzaron a sobrevivir‘ e1 proceso de
densificacion a que se viio sometida. Losrrios comenzaban a ser sepultados
bajo nuevas callesy el agua era distribuida a las casas por un acueducto
mas eficiente. En fin, Bogota se indepen‘dizaba de su entorno, lo domestim
‘caba, transforinando una relacion de unidad en otra. de‘ dominio: la ciudad
, se hizo solo ciudad. Ella sujetc’) lo que la rodeaba, e1 lugar del que formaba
parte, a unos ritmos de Vida y relaciones de poder que le eran 1’1nicos y propios.
, Si por paisaje urbano entendernos la relacion que se establece entre la
naturaleza en que ‘esta inmersa ,una ciudad y dicha ciudad en cuanto lugar
eonstruidopor el hombre, tal pais‘aje e‘s eminentemente historic-o; esto es,
cambia o permanec'e con relacion directa a1 modo como los hombres actfian
sobre el sitio enque estan congregados. En esta primera lectura examinare~
mos los cambios que ocurrieron durante el S'igl'o XIX en tres elementos que '
eran centrales para el paisaje urbano colonial de Bogota: la Sabana, los
cerros, y los rios. A través de ellos podremos entender de qué manera y
'hasta qué punto la urbe se 'fue convirtiendo en una entidad clominado'ra de
‘su entomo y solitaria‘en medio de él. '
30 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Booom Y LA SABANA
iones
El paisaje bOgotano cobro su primera forma con las transformac
rior pro”
operadas sobre el entomo Muisca por el acto de conquista y poste
dos los
ceso de colonizacion espafiola. Una vez fundada la ciudad, sefiala
montafias
sol'ares, distribuida la tierra y con ella los indios, la planicie y. las
u—rbanas y
circundantes entraron en relacion con las crecientes necesidades
la promisoria economia extractiva colonial. ‘
que antes
De esta manera, sobre la altiplanicie cundinamarquesa, en lo
extremos
era u'na zona de poblamiento amerindio, se edifico en uno de sns
de in—
la ciudad. Muchos otros pueblos cobraron forma en antignos sitios
se trans-
dios 0 en zonas antes deshabitadas. Los senderos precolombinos
nuevos, bus»
fOImaron en carninos de herradura y‘ a ellos se afiadieron otros
lejana
cando asi 'comunicar la ciudad con las otras fundaciones y con la
bosques al
Espafia. Los montes y la sabana perdieron-pai'te de sus escasos
y la tierra
ser utilizados como Combustible o materiales de constmceion,
de res~
plana y' fértil quedo repartida finalmente entre hacendados e ind‘ios
.
guardo.
el resulta—
El paisaje bogotano de comienzos de la época republicana fue
miento es'paL-
_ do de las operaciones efectuadas sobre el espacio por el pobla
la entrafiable
fiol. Una de las caracterfsticas‘ principales de dicho paisaje file
diato, La saba~
relaeion que se estable‘cio entre la ciudad y su‘entornoinme
compren—
na de Bogota, desde los primeros afios de la era colonial. El lugar
al oriente y la
dia tanto la zona construida como los cerros que la limitaban
e; relaeion
planicie que se extendia hacia el occidente. No era esto Una simpl
una
entre campoy Ci’udad. Bogota fOrmaba con los cerros y La Sabana
se encargaban
unidad de paisaje, un continuo que la percepcion y los usOs
de reunir (ver Plano 1). I _ '
LOS ANOS DEL CAMBIO ‘
,f
1 E1 lugar donde fue construida la ciudad ocasionaba que ésta tuviera una
gran amplitud de horizonte. El plano inclinado que forma las estribaciones
de Guadalupe permitl’a a los ciudadanos y visitantes una magnifica vista de
la Sabana ysus lej anos limitesz. E1 panorama solo era interrumpido por una ‘
que otra casa alta, los muros de a1gun convento 0 las torres de las multiples
. _ iglesias. Sin embargo, las rectilineas calles que descendian del oriente siem~
pre permitl’an ver la planicie extendiéndoSe‘ ‘al final de las mismas. Como
bien lo describiveron los viajeros, la ciudad parecr’a tener la forma de un gran
anfiteatro: '
2 “La ciudad se encuentra... mas o menos 250 mts. por encima de la parte mas baja del llano que
recorre el rfo Funza”. Jean Baptiste Bou‘ssingault, Memorias 1823—1824, Vol. 3, Bogota, Banco A
de la Repfiblica, 1985, p. 38. Décadas mas tarde Vergara y velasco anotaba la misma caracteri’s—
tica cuando‘en anotacion a la obra de Eliseo Reclus precisaba que “el extremo oriental sube 80
metros y el occidental baja 30 de esa cifra, que corresponde a1 atrio de la Catedral”. Francisco
Javier Vergara y Velasco, [Anotacio’n N° 1], Eliseo. Reclus, Colombia, Traducida y anotada por
FrancisCo J ayier Vergara y Velasco, BOgota, Papeleria de Samper Mati’z, 1893, p. 252..
3 ' 'William L. Scruggs, The Colombian and Venezuelan Republics, Boston, Little, Brown, and C0,,
1900, p. 64, la traduccion es nuestra. Otro viajero, variasdécadas antes, anotabalo mismo a1
escribif .que “La ciudad esta coatrui‘da entre la serrania que le Cubre las espaldas y la extensa
- sabana que le muestra e1 horizonte; es decir, su ubicacion recuerda un anfiteatro”. Carl August
Gosselman, ‘Viaje par Colombia 18254-1826, Bogota, Banco de» la Repfiblica, 1981, p. 272.
4 Gaspard Mollien, Waje par [a‘RepLZblica de Cola/11bit: en 1823, Bogota, Imp. Nacional, 1944, p. 178.
LOS ANos DEL CAMBIO ' 33
5 IsaacF. Holton, La Nueva Granada: veinte meses en [OS Andés, Bogota, Banco de la Repfiblica,
1981, p. 140.
6 “En buenos términos”, La Prensa, No 166, marzo 31, 1868, p. 380.
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LOS ANOS DEL CAMBIO
LUGARES NOTABLES
7 .
HO'lton, La Nueva Granada, p. 146. Ver, asimiS mo, Camacho Roldz’m, Memorz'as, Bogota, Libre-
I'fa Colombiana, 1923’ p. 91.
LOS ANOS DEL CAMBIO 37
..,( .
38 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
13 Holton, La Naeva Granada, pp. 137 y 240. Ver, asimismo, John Augustine Zahn [H. J. Mozans]
Up the Orinoco and down the Magdalena, D. Appleton, New York, 1910, pp. 291-292. ‘
14 Charles Saffray, Viaje a la Nueva Granada, Ministerio de Educacion, Bogota, 1948, p. '305. Ve'r, .
también, Holton, La Naeva Granada, pp. 132.
15 . Ver, por ejemplo, Richard Bache, La RepLiblica de Colombia en los afios 1822-23. Notas de vz'aje,
con el itinerario de la rata entre Caracas y Bogota y an ape’ndice por un Oficial del Eje’rcito de
los Estados Unidos, Instituto Nacional de Hipodromos, Caracas, 1982, p. 199; Holton, La Nueva
Granada, 'pp. 132.
16 , Con relacion a los pantanos y zonas hfimedas de las p'artes bajas de la llanura, Holton, en su
comparaciones con las praderas norteamericanas, sefiala que “la diferencia con las praderas nor~
teamericanas es que éstas tienen limites bajos porque los forman rfos' que corren a nivel inferior,
mientras que aqul’ los limites son los- cerros y el 1‘1’0 esta a1 mismo nivel que el de la Sabana, pero
tanto en las praderas como en la Sabana la parte central es por 10 general mas hfimeda”. Holton,
entre
La Nueva Granada, pp. 240-241. Felipe Perez sefiala que“‘existen asimismo pantanos
no
Puentegrande y Santuario, otros en Balsillas y los que forman el rfo Serrezuela. Todos éstos
que llamamos Sabana de
son sino .restos que marcan los puntos mas hundidos de esta cuenca
Bogota”. Felipe Perez, Geografi’afz’sica y polt’tica del Estado de Cundinamarca, escrz'ta de orden
del Gobierno General, Imp. de la Nacion, Bogota, 1863, p. 27. '
l7 Camacho Roldan, Memorias, pp. 81-82.
18 “I-Ielada”, El Conservador, N° 27', septiembre'22, 1881, p. 106.
LOS ANOS DEL CAMBIO 41
de los inviernos, otra noticia de fines de siglo permite apreciar 1a forma como
ellas, en este caso una prolongada sequfa, afectaban directamente a la ciudad:
Y que d1’as. E1 cielo siempre azul, limpio‘de nubesr... mientras tanto, los
campOs aridos, secos, las sementeras marchitas, la tierra endurecida y are-
nosa; los arroyos empobrecidos y todo ese’ cortejo de una naturaleza en SO»
por y como adorinecida. Y en la ciudad, caresti’a, escasez de veres, agota—
mient'o de la Vida, desaseo, aglomeracion de inmundicias e infecciones bajo
todas las formas, epidemias, muertes, tristeza y lagrimasl".
l9 “Que Llueva”, en El Correo Nacianal, abril 22, 1897, p. 3. Unas décadas antes, otro comentarista
anotaba igualmente que “el tan deseado invierno ha llegado al fin; y se ha presentado tan riguro—
so, que los hacendados, que tanto y tan tristemente se quejaban del importuno y prolongado
verano.. (sic)ytambién se quejan del invierno. (“,Y por que? Porque se perderan los .trigos que estén
en salon. Cosa diffcil es contentar a los hacendados”. “Crénica de la ciudad”, en La Prensa, N0
331, octubre 29, 1869, p. 245. .
{2O Perez, Geografi’a ffsica y politica del Distrito Federal, p. 14; Francisco Javier Vergara V. y Fran?
cisco José de Vergara B., Almaunaqae y guz’a ilustrada de Bogota para el aria d6 [88], Imp. de
Ignacio Borda, Bogota, 1881, pp. 60-61.
21 “La Sabana es e1 granero de la N ueva Granada, y aunque en todas las tierras frias se da el trigo,
3610 en estos anti guos lechos de lagos de montafia la tierra es lo suficientemente plana como para
que se puedan practicar las Vformas rudimentarias de cultivo que se conocen en el pafs. Fuera de la
Sabana no he encontrado ningfin arado,'y el que vi en ella abria surcos en los que se podi’a decir en
que direccion se habi’a arado. ES decir, el arado que se utiliza aqu1’ es totalmenteprimitivo y sirve
mas para rasgufiar que para remover la tierra”. Holton, La Nueva Granada, p. 139.
22 Montenegro, “Situacion material y moral de la RepL’Ibli'ca a rafz de la guerra de Independencia”,
' En Vergara y Velasco, Naéva geagrafi’a, apéndice, p. iv. Asimismo ver, por ejemplo, A.R.E.,
Compendio de geografz’a de Colombia preparado para las escaelas, Medellin, Tipografi’a Cen-
tral, 1905, p. 313; Pierre D’Espagnat, ReCuerdos de [a Nueva- Granada, Bogota, Ed. A.B.C.,
1942, p. 109. ’ , '
42 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
campo forman un panorama onoantador, dol oual hacon‘ paito las torros do la
ciudad, los tojados' do ésta, todos rojos, ol humo do los hogaros, los arbolos,
los riachuolos y los rayos do oro do an sol tondidos casi siompro sobro un
ciolo azul”25.
Esta situaoion, oomo anotabamos antoriormonto, comonzo a variar aco—
loradamonto dosdo los afios contralos dol sigl'o XIX. Divorsas son las causas
quo podomos aduoir para oxplicarla progrosiva soparacion ontro Bogota y
La Sabana. Primoro, un importanto cambio on ol uso do la'tiorra ocurrio a
partir do osos afioszl la agricultura on poquofias horodados dio paso a la gana—
doriaoxtonsiva do las grahdos haciondas, las quo so 'fuoron'formando por la
ospoculacion con las tiorras do rosguardo y las prOpiodados doSamofiizadasZG. ,
La'oxpansion do las haciondas ora un fonomono tan ovidonto quo Vorgara
y Volasco, a comionzos dol dooonio do 1890, ya anotaba quo “la Sabana
portonoco a 30 duofios, alguno do los oualos posoo hasta 5.000 Hootaroas do _
los mojoros torronOs. Otra finca quo ocupa llanura y oordillora mido 16.000.
En gonoral os poco ol rondimionto do'ostas grahdos propiodados”27. El misw '
mo goo'grafo, algunos afios mas tardo, doscrib’ia ol ostado do la Sabana on .
los siguiontos términos:
Es lo Ciorto qflo los cultivos do otros di’as fuoron mas oxtonsos, cuahdo pro-
valocfan en. la llanura las horodados poquofias, los indigonas consorvaban
sus'rosguardos, y no habl’an sido arrollados por las grandos haciondas dosti—
nadas a mantonor ganados, contrariando todas las loyos oconémicas. Y hasta
I la naturaloza como quo protosta do una manora olocuonto contra talos proco—
doros, puos son muchos los puntos on dondo al con’tomplar dosdo una altura
osas vordos solodados, so distinguon Claramonto, bajo 1a tupida grama, a
posar do los afios transcurridos, las huollas do las antiguas chozas y do las
huortas quo las rodoaban, divididas por sotos Vi-vos do cafias, y aun sin oso
-25 Folipo Péroz, Geografi’a general, fi’sica y polz’rica de los Estados Unidos ([6 Colombia y geografi’a
particular de la Ciudad de Bogota, Bogota, Imp-do Echovorria Hnos., 1883, p. 394.
26 “Autorizados para vondor sus rosguardos on 1838, inmodiatamonto los vondioron a vil procio a
los gamonalos do sus puoblos, los indigonas so conviltioron on poonos do jornal, con un salario do
cinco a dioz contavos por dl’a, oscasoaron y oncarocioron los voros, las tiorras do labor fuoron
convoitidas on_ dohosas do ganado...”. Camacho Roldan, Memorials, p. 97. Con rolacion a los
ofoctos do la dosamortizacién do bionos do manos muortas on las tiorras do la Sabana son pocos
los trabajos quo oxiston; al rospocto vor, Prospora Parra do Avollanoda y Luis Fernando Mufioz
Patifio, “Aspoctos do la ‘agriCultura y la dosamoi'tizacion'on la Sabana do Bogota: 1860-1870”,
Monografia‘ do grado para optar‘ o1 tftulo do Liconciado on Cioncias Socialos, Bogota, Univorsi~
dad Nacional do Colombia, 1984. ' '
27 ' Vorgara y Volasco, [Anotacion N° 4], on Eliseo Roclus, Colombia, Traducida y anOtada por Fran—
' cisco Javior Vorgara y Volasco, Papolorfa Sampor Matiz, BogOta, 1893, p. 384.
‘ 44 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Camacho Roldan, Memorias, p. 97. E1 fenomeno anotado por Camacho Roldan esta ratificado
por textos' referentes a épocas mas tardias. Por ejemplo, un viajero escribl’a hacia 1893 que “de
todos modos el pueblo bajo esta en la miseria y sufre seguramente algunas veces de hambre, y 1a
' prostitucion es notable”. Jorge Brisson, Vlajes por Colombia 6'11 [05 afios de 1891 a 1897, Bogota,
Imp. Nacional, 1899, p.- 157. For pueblobajo siempre se hace referencia a los indios y mestizos
que habitaban en la ciudad. Otro texto mas tardfo mantiene esta referenci'a a1 pueblo bajo como
compuesto por indios y mestizos y resalta su estado paupérrimo. Phanor James Eder, Colombia,
New York, Charles Scribner’s Sons, 1913, p. 218. ‘
31 Pérez, Geografz’czflslca y politica del Estado de Cundinamarca, p. 85; Vergara y Velasco, [Anota-
cion N° 1], en Reclus, Colombia, p. 258. Sin embargo, es importante no olvidar que a1 mercado de
la capital, ademas de la Sabana y la cuenca de Caiqueza, también llegaban productos desde los
valles del Magdalena, Tocaima, La Mesa, Viam’,.Fusagasuga, Villeta y Pacho, entre otras pobla»
ciones. Manuel José Patifio,.“_Gufa practica de la Capital, 1902”, en Carlos Martinez, Bogotci
resefiada por cronlsras y viajeros ilusrres, Bogota, Escala, 197 8, pp. 1 1-9.-
LOS ANOS DEL CAMBIO 45
de Vergara y Velasco,
42 La proliferacion del eucalipto esta atestiguada, por ejemplo, en el texto
se usé e1 eucalipt o para embelle cer los parques
Nueva geografi’a; p. 659. Al interior de la ,ciudad
mitad del siglo XIX, como el de Santand er o e] del
que se conStruyeron 'durante la segunda
of an Expedition across
Centenario, segfin lo afirman, entre varios, Hiram Bingham, The Journal
New Havens, Yale Publishi ng Associat ion, 1909, p. 24l ; y
Venezuela and Colombia, 1906-1907,
de Santander.
una nota 'de prensa en la que el editor se queja de la tala de los eucaliptos del p'arque
l, N° 1 l 14, julio 31 , 1894, p. 2. La prolifera cién del eucalipto debida
“Parque’?, El Correo Nacz'ona
por-un australia no solo es mencion ado por Zahn, Up the Oninoco and‘
a la importacién del arbol
Bogota,
down the Magdalena,”p. 292. En terrenos como el de la Sabana 0 en el que esta asentado
los bogotanos pues ya
el eucalipto genera problemas con sus raices; esto lo aprendieron rapido
de finalizar el siglo XIX,
sus quejas y odios a1 referido arbol se escuchaban desde mucho antes
os con que muchos se
corno lo expresa la siguiente nota periodistica: “Entretanto los eucalipt
o sentir el formidable ariete de
dieron prisa a enriquecer sus huertas y entradas, estan ya haciend
26, 1882, p. 583. E1 odio a este
sus rafces”. “Mejoras urbanas”, El‘ Conservador, N° 146, agosto
al, como se puede apreciar en el Si-
'arbol llego a influir en las decisiones del Concejo Municip
Municip al se promete , cuando sea
guiente articulo de una de sus re‘soluciones: “30. El Concejo
de arboles nuevos y cuando haya pasado
llegado el caso, cooperar eficazmente para la plantacién
de Bogota ”, Registro Municip al, N° 900, junio
el odio contra los eucaliptoS”. “Actas del Concejo
' ,
15,1902,p.4747.
LOS ANOS DEL CAMBIO
43 Tomas Rueda Vargas; “Los coohes do Bogota , en Nicolas Bayona Posada, El Alma de Bogorci,
’5,
44 _ Las medidas varian‘ en 163 diferentes textos de natUralistas, geografos y gufas de'la ciudad. Por
ejemplo, Vergara y Velascosefiala 500 metros para Monserrate en su Nueva geografz’a, p. 668,
mientras que Hi ginio Cualla, “Datos aproximados para la formacion de la geografl’a y estadfstica
de Bogota”, Registro Municipal, N0 790, abril, 1898, p. 4216, establece 550 metros para Monserrate
y 560 para Guadalupe. Otras cifras diferentes se encuentran en Perez, Geografia general de los
Estados Unidos de Colombia, p. 394; Reclus, Colombia, p. 251.; Hermanos Maristas, Ensayo de
geografia local de la ‘ciudad de Bogold, dispuesto por los Hermanos de las Escuelas Cristianas
para uso de sus mas tiernos alumnos, Bogota, Imp. de Vapor de Zalamea Hnos., 1896, p. 9.
Podrfamos citar otros textos pero en todos es constante lo aproximado de los datos estadfsticos,
de medida, o similares dUrante e] siglo XIX.
45 John Steuart, Narracio’n de Lina expedicio’n a la capital de la Nueva Granada y residencia allz’de
once meses (Bogota en 1 836-3 7), 1B ogota, Academia de Historia de Bogota, Tercer Mundo Edito—
res, 1989, p. 176., I
46 J036 Maria Salazar, “Memoria descriptiva del pai's de Bogota”, El Repertorio, N" 40, noviembre
17, 1.853, p. 164. El texto completo de esta memoria se encuentra en los "nfimeros 39, 40 y 41 de
El Repertorio, publicados respectivamente el 12, 17 y l9de’noviembre de 1853. Asimismo, este
Wtexto se‘puljlflicolgajo el titulo de,,‘.‘.Memori_a'descriptiva”, sin mencionar el autor, en la Guz’a ofi~
cial, 1858, pp.-.l 1:41., ' "' - - - . .
47 Asf los sefiala,por ejemplo, Le Moyne en una descripcion que se repite una y otra vez 'a‘ lo largo
del siglo. Le Moyne, Viajes y estancias, p. 114. ' - '
54 GERMAN RODRIGO MEJI‘A PAVONY
facil
...El ascenso oficial [a Monserrate] es por el costado de la ciudad, muy
al principio, ondulado sobre un terreno pedregoso y estéril, muy abundante
en un granito desnudo y gris claro. Ya a mitad de camino la cuesta empieza
a hacerse mas pendiente y se deben hacer frecuentes paradas para “refres—
carse un poquito”. Los altos del carnino se aprovechan para echar un vistazo
a la Sabana que se tiende a sus pies... Arriba, 1a montafia se torna mas fertil.
Aqul’ alegran la vista altos arbustos y musgos bellamente coloreados y hu—
medecidos por las eternas fuentes, que se hunden suavernente bajo los pies...
El duro ascenso nos llevo cerca de una hora, y con frecuencia requiere casi
una hora y media. La pequefia ermita, que se ve tan blanca y limpia desde la
base de la montafia, desilusiona un tanto de cerca. Es un edificio viejo, rui»
noso', feo y ni siquiera digno de un comentario, como no sea la sorpresa que.
invade de inmediato la mente... '
fatigosa
Dos veces también ascendl’ a Guadalupe, una cuesta mucho mas
”a
que la de Monserrate. POr buena parte del camino, el sendero nos lleva
pies de
travésdel lecho seco de un torrente de invierno, de no mas ocho
ancho, .cuyos Costados se ‘elevan en muchos lugares, perpendic ularmente ,
entre doce y quince pies; y la vista no es tan pintoresca como la de
a-
Monserrate... El sendero continua asr’ hasta que usted irrumpe tan repentin
LOS ANOS DEL CAMBIO 55
y los aires Calientes de las selvas del Magdalena y de las tierras despejadas del
Socorro y Velez, levantan vapores acuosos, los cuales se dirigen deSpués a
Chiquinquira y Muzo. Ladiferencia'de temperatura que se encuentra envlos
,
paramos, rompe el equilibrio de las capas atmosféricas y determina las co-
rrientes de aire que se dirigen de Ubaté y de Pacho a Zipaquira y luego a
Bogota. Lo propio sucede con las capas atmosféricas que se levantan en las
tierras calidas del Magdalena, y las de los cerros de La Mesa de Juan Di’az y
Guaduas, las cuales acarrean e introducen por los querones o depresiones
de la cordillera, los torbellinos de vapores que producen las lluvias venidas
~del occidente“.
51 Pérez, Geografi’a fi’sica y polz’tica del Distrito Federal, p. 15. Ver, asimismo, Pérez, Geografi’a
3, pp.
general de los Estados Unidos de ColOmbia, pp. 395—396; y, Boussingault, Mem‘orias, Vol.
40-41.
' 52 'Pérez,‘ Geograflafi’sica y polz’tica del Distrito Federal, p. 15.
boca
53 “Los indios del tiempo de la conquista decfan que debian recibirse estos Vientos con la
abierta”. Perez, Geografia general de los Estados Unidos de Colombia , p. 395. ’
54 Holton, La Nueva Granada, pp. 285-287. Al respecto ver, entre otros, Alfred Hettner, La Cordillera
de' Bogotd. Resultados de viajes y estudios, Bogota, Banco de La Republica, 1966, pp. 179—203; y,
Francisco Javier Vergara y Francisco José de Vergara, Almanaqae y guz’a ilustrada, I 881 , pp. 59-61.
LOS Aflos DEL CAMBIO ' 57
Ilustraoién 2 . . ' .
Vista panoriémica de Bogota, con-e1 cerro de Monserrate al fondo.
Litografia ‘de Ackerman. Tomada de: Fundacién Mision Colombiana, _I-Iiston'a
de Bogota’, tomo 5," Vfllegas Editores y Salvat Editores, 1989, portada.
55 Asi lo anota Holton (ver nota anterior) y otros viajeros como, por ejemplo, Zahn, Up the. Orinoco
and down the Magdalena, p. 287.
56 Rothlisberger, El Dorado, p. 78.
58 ' GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
57 “El aspecto general de] terreno, que principia a desarrollarse de oriente a occidente, a], pie de
dicha cordillera presenta en su superficie una ligerl’sima capa vegetal, compuesta de humus, detri-
tu's organicos, etc. A continuacion una espesa capa arcillosa, de profundidad yariable, tefiida por
diferentes oxidos metalicos, predominando e] manganeso, e1 hierro, 1a alfiminay otros. Debajo de
éstos, y en una estratificacién continua en unas panes y discordante en otras, se encuentran agrua
paciones o esqueletos de la cordillera, cuya base, como se ha dicho, es la roca arenisca en sus
I "diferentes claSificaciones”. Cualla, “Datos aprOxir/nados”, p. 4216. .
58 Carlos Martinez, “El ladrillo en Bogota”, en Apostillas y reseiias, Cuadernos Proa N0 4, Bogota,
Eds. Proa, 1983, pp. 64—65. AsimiSmo, Carlos Martinez, Santafié, capital! del Nuevo Reina de
Granada, Bogota, Ed. Presencia, Banco Popular, 1987, pp. 199—201. . ’ / ~
LOS ANOS DEL CAMBIO 59
Con chircas, cuyo podor calorl’fero es do unos 600 o .a lo sumo 650 grados do
temperatura, ape‘nas so obtem’an ladrillos semicocidos o “cochos”, sogfin la
jerga bogotana. Mejor cocimiento tom’an las toj as gracias a su poco osposor.
Tal fuo, entro otras, 1a causa para qL'Io e1 ladrillo por su oscasa'rosistencia no
tuviera gran acogida en las arquitocturas colonialos, ni on las do las primoras
décadas dol polrfodo ropublicano. Y ta] también e1 por qué para mojor coc-
0161] so adOptara on aquellos tiempos la produccion do ladrillos adelgazados
llamados «tablonos». Los tablonos do dimonsiones aproximadas a los 28 x
28 x 4 ems, los modios tablonos do 28 x 14 x 4 ems, y posteriormonto los do
onlozados do 30 x 30 x 4 ems, so utilizaron solos o combinados on solados
do zaguanes, do habitacionos, corrodoros y patios, 0 para reforzar muros do ,
tapia 0 adobe, 0 on jambas y dinteles do puortas y vontanas y con exclusivi~ ‘
.dad on arcos do sustentacion, CL’Ipulas, cimborrios y Camarinos do iglesias,
capillas y conVontos. lmproscindibles fueron on los intrad‘os do puontos y
ostructuras similares”. -
Los cerros de oriente eran fuente de muchas de las materias primas utili—*
zadas en la ciudad. En ellos se enconu‘aban, entre ouas, rocas de “arenisca arcillosa
de dos clases: una muy blanda, de facil laboreo, que se aplica a consnucciones, y otra
muy dura (guijarrO), destinada generalmente a pavimentos y a obras de mamposte—
ria ordinaria, arenisca silicea, carbonatos de cal y de magnesia (dolomias), arenas
. arcillosas y siliceas de muy buena calidad para morteros; carbones, betimes”62.
La explotacion de las minas de carbon mineral existentes en el cerro de Guadalupe
y en los que lo siguen hacia el sur esta atestiguada desde epocas muy tempranas,
aunque su generalizacion como combustible para industrias y viviendas
fue un fenomeno de’ la segunda mitad del siglo mm. _ .
. La existencia de todos estos materiales en los cerros explica la presencia
humana en este sector desde epocas remotas, especialmente en el pie de
monte suroriental. Dicha presencia se torno ebulleciente a medida que las
decadas llegaban al final del siglo XIX. Un testigo, que apreciaba ante sus
ojos los cambios que ocurri’an, comentaba que “por el oriente todas las fal-
das de los cerros estan llenas de casit'as que no existi’an ni en tiempo de la
verdadera Colombia; y el camino que conduce a La Pefia esta, de diez afios
a esta parte [1865], literalmente cubierto de casas, humildes, pero que no
-por eso dejan de ser casas... La ciudad llegaba el afio de 25 hasta la Iglesia
misma de las Cruces. Hoy se ven esparcidas alrededor de ella en todas di—’
recciones .multitud de casas pajizas que forman‘un verdadero barrio nue-
v-o”64.'A todo lo cual se le deben agregar las decenas de choZas de labrado—
res, carboneros, chircaleros y demas que se esparcfan en cantidades cada
vez mayores desde San Cristobal, o ri’o Fucha, hasta las margenes del rfo
‘Tunjuelofi. ' ,
por lo mismo, no es contrario a los’ intereses de la comunidad. Decreta. Art. 10. Se concede a1 Sr.
Mariano Ortega privilegio para que por el tiempo de veinte y cinco afios contados desde la fecha
de este decreto, pueda fabricarilos materiales expresados en la maquina que invento, y a la que se
refiere su solicitud...”. “E1 Concejo Municipal de Bogota”, Consrirucianal (1e Cundz'namarca, N°
21, enero 7, 1842, p. 83. l ‘
62 Cualla. “Datos aproximados”, p. 4216.
63 Carlos Martinez, en el artfculo citado, menciona que ya estaba en explotacion una mina de carbon
en 121 parte alta de Belén hacia 1865. Algunas minas de carbon existentes en las faldas del cerro de
Guadalupe fueron explotadas por la Coinpafii’a de Alumbrado a Gas, como lo atestigpuan dos
articulos de prensa: “Notas industriales”, El Cameraio, N° 26, julio 7, 1902, p. 2; “Resolucion”,
Regisrm Municipal, N° 895, abril 15, 1902, p. 4727. Ciertamente, e1 carbon mineral comenzo a
ser utilizado en forma intensiVa durante la segunda mitad del siglo XIX. A1 respecto ver, entre
otros, Steuart, Narracio’n de Lina expedicién, [83667, p. 1 10; Guz’a ()ficial, 1858, p. 21; Perez,
Geagrcg‘i’afi’sica y polt’rica del Estado de Cmidincmmrca, p. 65. Un ejemplo de como se trabajaba
en las minas de carbon a comienzos del siglo XX se encuentra en, Bingham, The Journal afar;
Expedition, 1906-1907, 'p. 243. ‘
64 RC, “gEstamos en creciente 0 en menguante?”, p. 3-4.
65 Cualla, “,Datos Iaproximados”, p. 4216.
LOS Amos DEL CAMBIO ’ 61
Hemos visto los ladrillos de gres que fabrican los Sres. S-antamarfa y Moore,
que se emplean principalmente para pavimentar las calles, con mejores con-
dieiones que los adoquines de piedra, por su mayor duraeién, un costo me—
nor y su resistencia superior a la de los bloques de granito. Entre las ventaj as
que presenta e1 pavimento de ladrillo, podemos mencionar las siguientes: es
sélido si se coloca de aeuerdo con las reglas del arte. Es econémico dado su ‘
larga duracién. Es cémodo para el trafieo, pues no presenta los peligros de
ser resbaloso aun cuando esté humedo. Es higiénico, pues es casi absoluta—
mente impermeable y no hay lugar de que el suelo se infecte y constituya un ,
foco insalubre. Es elastico, y no produce 1a trepidacién de las puertas y yen-—
tanas con el‘paSo de los carruajes...m".
66 “A partir de 1886 entrc’) esa fabrica [Ladrillos Calvo] a producir mecanicamente ladrillos prensa-
dos y cocidos a elevadas temperaturas en el primer horno que para tal fin aqul’ se construyc’) con
_ especificaciones técnicas. La produccion se earacterizo por la nitidez geométrica de las unidades,
la uniformidad de tamafios. su invariable tonalidad rojiza y por la perfeccién en la uni6n de las
hiladas... También muy iinportante al comenzar e1 presente siglo fue 1a inauguraci6n en 1906 de _
la Fabrica de Ladrillo Moore. De inmediato entro a producir de modo continuo ladrillos prensa~
dos a ‘maquina y cocidos a mas de 1,100 grados de temperatura... A estas innovaciones afiadié el
. empleo de la electricidad como fuerza motriz...”. Martinez, “E1 ladrilloen Bogota”, pp. 74~76.
67 Cualla, “Datos aproximados”. p. 4216. '
68 “Pavimentos higiénicos”, El Republiccuw, N” 196, noviernbre 22, 1907.
62 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
69 Steuart, Narracién de una expedicién, 1 836—3 7, p. 177. Al respecto anota Holton: “Luago. pasa~
mos [en el camino a Monsarrata] varios nichos paquefios llarnados ermitas, qe no tienen mas
que una cruz. En loslmas gr‘andes se podria refugiar una pareja de la lluvia y es posibla que en
ocasiones se adore enellos algo distinto a Nuestra Sefiora”. La Nueva Granada, p. 226. p
70 Sobre las ermitas y otros adificios religioSos de la ciudad var, Pedro Maria Ibafiaz, Cro’nicas de‘
Bogotci, 4 Vols., Bogota, Academia de Historia de Bogota, Tercar Mundo Ed., 1989;); Daniel
Ortega Ricaurte, Casas de Santafé de Bogotci, Bogota, Ediciones A.B.C., 1959. Con relacion a la
existencia de una ermita en lo alto delzcarro de Guadalupe y su destruccién por varios terramotos,
var: Steuart, Narracién de una expedicién, 1836—37, pp. 181 —1 82; Guia aficial, 1858, p. 69; Perez,
Geografiafisica y politica del Distrito Federal, p. 9; Ortega Ricaurte, Cosas de_Santafé,‘ p. 108.
La noticia sobre la recoleta de San Vicente asta tomada da la misma obra de Ortega Ricaurte, p. 32.
LOS ANos DEL CAMBIO 63
podi’an sin embargo ser hallados a1 sefialar los fuegos fatuos el lugar donde
se encontraban. Al respecto, escribi’a un Viajero a cornie'nzos del decenio de
1830 que “cien veces he oido narrar que segtin una tradicion de los indios,
habia un ciervo de oro de tamafio natural enterrado desde la llegada de los
espafioles al pais, en una caverna de lasgrnontafia’s que protegen aBogOta,
situada en linea recta con el emplazarniento que ocupa la catedral y que,
siempre de acuerdo con la tradicion, algunas noches se ven ir y venir llamas
en derredor de aquella cue'va misteriosa”71. ' . f
La ermita de La Pefia, inicialmente construida en .un sitio mas alto que el
que ocupa en la actualiclad, estaba asociada con el lugar del Cerro de
Guadalupe en el que la Virgense 1e aparecio a un habitante de la ciudad,
Sitio en el que adernas encontro unas estatuas. esculpidas milagrosarnente
en la'roca, segfin lo establece la tradicion; luego de ser trasladada 1a ermita
a1 cerro de Los’Laches, “en el primitivo sitio de la aparicion se coloco una
gran Cruz que Se dOrninaba de toga la ciudad...”72. En Monserrate,‘ la ermita.
erigida en, su cima guardaba la imagen milagrosa del “Sefior Cal’do”, objeto
frecuente de peregrinacionindividual, 'asi como masiva’ una -Vez a1 afio y
rodeada de grandes festividades. Cerca de esta ermita estaba e1 charm Mi»
‘ lagroso,‘ fuente de agua perenne que maraVillaba a todos los habitantes y
que era publicitada en guias y geografi’as de la ciudad73.
En les anales begotanos se cuenta otre hecho rnilagreso, esta vez asocia~
do a la imagen de ‘Nuestra Senora, en la ermita de Guadalupe:
La edificacion [en la cima del cerro] fue demelida por el terremoto de 1827,
cuye impaeto fue tan tremendo que lanzo montafiaabaje una inmensa masa
de material a una plataferma de la montafia; entre otras cesas, la imagen de
piedra de Nuestra Sefiera, que, sin embargo, no sufrie dafie alguno de la
informal modalidad de su descenso. l..es monjes difundieren la noticia tal
come si hubiese side un milagre, y esta ereencia se vie fortalecida afin mas
por el hecho de que a la mafiana siguiente la misma imagen, mostrande su
incalificable predileccion per la antigua morada, habia regresado durante la
noche a1 sitioaeestumbrado“.
For entre e1 cafion pasaba una trocha frecuentada por indios y mestizos,
1a cual comunicaba la capital con los pueblos de orient‘e, adernas de ‘ser
sendero para las numemsas chozas que se abicaban en las' cercanfas del
paramo. Uno de los pocos viajeros qfle dejo testimoniofide este sector del
oriente capitalino’ fire Isaac Holton, quien a mediados del siglo. XIX escrie
bio al' respecto lo siguiente: ‘ I' ‘ * "
Saliendo de la ciudad dejamos a la izquierda 1a Quinta de Bolivar y elvr1’o_. ._ ' ‘ ’
_ [San Francisco], y a la derechapasamos dos Inclinos de harina, una antigua ‘
fabrica de papel, ya cerrada, y una fabrica de quinina cmda. fElcamino sube ,
'rapidarnente' hasta que queda encajonado en la rnontafia, y la ig’les’ia de
. *Monserrate, a la izquierda, desaparece pde la vista... Einalmente llegamos a
un desfilaclero' tanestrecho que para seguir tuvimos que trepar ‘por un cerro' .
rocoso al sur del sendero... LOs pobres campesinossi‘guen e1 lecho de'la‘
quebrada cuando ésta no esta muy crecida. para evitarse e1 cruel ascenso. y "
descenso por esas esCalas de guij'arros siempre hfimedos... ' ' V'
El pajsaje que nos rodeaba es el mas agreste y magnifico que recuerdo haber '
visto. Por mas de una inilla los desfiladeros son tan escarpados que no se
puede pensar en escalarlos y la hondonada es demasiado estrecha para cons-
' truir una‘ carretera. ' 4
, A través de eSta estrecha garganta'llega gran parte' de'las provrisiones que se
cons‘umen en Bogota, cargadas sobre los hombros de hombres y mujeres y
sobre los lomos de bueyes. A todas horas del dfa y en especial muy tempra-
noel viemes por la vmafiana [dfa de mercado],vfluyen por la hondonada lefia,
Carbon, trigo, aves, trementina de frailejon en los recipi‘entes de' hoj as y has- .
‘ ta platanos de las regiones mas Calidas que hay a1 otro‘ lado de las montafias”.
, 75 Holton, La Nueva Granada, pp. 232—233, 235. Como partede su excursion a1 Boquerén, Holton
trae 1a siguiente descripcién de dos lefiadoras de la region: «En seguida empezo allover y como
mi- salud no estaba para 'aguantar impunemente un aguacero, tuvimos que dar vnelta y regresar, y
alll’. recostada a la roca, estaba tratando de’ descansar una pobre mujer. En la mano tenia‘ un largo
cayado y en la espalda un atado de chamizas- casi tan grande como ella. Este es un espectaculo
muy comfin en Bogota dondeutilizan muy poco carbon y venden la lefia en atados, queno pesan, ‘
como en Pan’s, y lo transportan en las espaldas de las mfijeres, o a lomo de mula 0 en‘ carretas. Un
pocomas‘ abajo nos encontramos una nifiita como de doce afios, cargada de' la misma manera.
Estuve tentado, al‘ Verle e1 vestido raido, los pies descalzos y la cara aterida del frio, de darle diez
centavos por su atado y tirarlo a1 rfo, pero ella lo hubiera sacado del agua para venderlo otra vez.
Para mejorar 1a condi'cion de los pobres se necesita sabidurl’a mas ,bien que dinero.» p. 233.
66 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
naban e1 horizonte‘. Por e110, e1, mundo detras de ella desaparecia. Este Ele-
cho explica aun mas e1 nudo existente entre la ciudad y la Sabana y da razon
del generalizado argumento de que la ciudad dependia para *todo de lo que
la planicie 1e entregaba. Sin embargo, como lo mencionamos en eliaparte
anterior, las poblaciones de la cuenca de Caqueza contribuyeron tanto o
mas a Ea Vida de la ciudad, sin oividar toda la actividad generada en los
paramos y en el pie de monte sobre el que se recoStaba Ea ciudad.. _
A 'Los cerros fie entregaban a la Vieja ciudadotro elemento Vital para su
Vida diaria: el agua. Desde Eas tierras altas y paramos ubicados detras de
Bogota, o surgiendo de alguno de los nacimientos (manas) que se enc’ontra—
ban en las laderas occidentalesde los cerros, corrian varios rios y quebraw
das hacia la zona baja y plana de 1a Sabana, donde sefioreaba e1 rfo Funza
(hoy Bogota). Algunos de estos r1’os y quebradas cruzaban e1 casco urbano,
favorec‘idos por el plano inelinado sobre el "que estaba construida la ciudad.
77 Andres Olivos, L03 rz’os y [memes de Santqfé de Bogotci, Bogota, p. l, documento mecanografiado.
I
.
I
. 68 " GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
RI’O/ FECHA DE
QUEBRADA NOMBRE CONSTRUCCION CONSTRUCCIONH‘ UBICACION***
HOLGUIN 1890 PASEO BOLIVAR
DEL LIBERTADOR 1 890 CRA. 1 CALLE 21 V .
LASAGUAS' COLONIAL ? BOYACA 1902 . CALLE 19 AV. JIMENEZ
respecto, comenta un Viajcro a mediados dcl siglo XIX que “el disefio de la
ciudad ha sido condicionado en gran parte por la naturaleza... Se puede
decir quc cl San Francisco determino cl crecimiento de la ciudad y el prin-
cipal barrio o parroquia, e] do la Catedral, esta delimitado por él y por su
tributario cl San Agustin’igo. .
En muchos sectores de la ciudad cl lecho do 105 rios era profundo y sus
orillas separadas a tal distancia. que se hacfa neccsario construirpucntcs
para ‘poderlos cruzar. La administracioncspafiola no fuc muy expedita en
esta materia:_ Bogota solocon'taba con, 10 puentes al— final dcl periodo Colo-
nial; dc 61108, 4 sobre el rio San Francisco, 5 sobrc cl San Agustin, y l sobrc
'la quebrada de San Juanito '(Ver'Tabla 1)“. For 6110, si tenemos en cuenta
. que el curso de los rios dentro de la ciudad era extenso y que para cruzarlos,
por lo tanto, habfa quc recorrer distancias considerables hasta encontrar cl
puente mas 'proxirno, el aislamiento de las parroquias entre sf durantcdicha
época fuc un hecho real ‘(Ver Plano 7). ‘ . p. '
A No es cxtrafio, pOr lo mismo, qne una dc las aCtiVidades quc mas esfucru
zos y dinero requirio dc parte dc los gobCrnantcs de la ciudad durante cl
siglo XIX fuera, precisamentc, la c‘onstruCCion dc nuevos puentcs. A1 fina-
lizar el siglo XIX, la ciudad contaba on total con 30 puentes, ademas dc
varios pasos construidos con vigas dc madera sobre los arroyos mas peque-
fios. De cstos 30, 2'0 fueron cntonces los construidos en menos de ochenta
afios: l4 sobrc cl r1’o san Francisco, 2 sobre el San Agustin, 2 sobrc la
queb‘rada de‘San Juanito, l sobre cl arroyo de Egipto y otro en la qucbrada
de San Bruno 0 en la de Guadalupegz. - ' A
'PUENTE 7 :
‘ , IGLESIAS PARROQUIALES '
, ‘ ‘ PLAZAJVIAYOR'»
- LOS ANOSDEL CAMBIO .1 73
N° 1 HOLOUIN (1890)
-N° 2 LIBERTADOR (1890) _.
N° 3 LAS AGUAS'O BOYACA (COLONIAL)
N° 4 COLON (1870)
N° 5 SANTANDER (1 879)
N° 6 LATAS O GUTIERREZ (1846)
N° 7 SAN FRANCISCO (COLONIAL)
N° 8 CUNDINAMARCA (1.858)
N°_9 NUEVO O BARAYA (1825-1830 2)
N" 10 FILADELFIA (1820—1860 2)
N" 11 MICOS O FILAR‘MONICA (COLONIAL)
N° 12 SAN VICTORINOKCOLONIAL) ‘
N° 13 ACEVEDO GOMEZ (1882)
N‘.’ 14 LOS MARTIRES (1.872)
N° 15 NUNEZ (1887)
N° 16 ARRUBLA (1860-1900 7.)
N° 17 CALDAS (1860-1900 ‘2‘)
N° 18 URIBE,(1892) . '
N° '19 MICOS O BOLIVAR (COLONIAL)
N° 20 EL CARMEN (1817),
N° 21 LESMES (COLONIAL)
N° 22 SAN AGUSTIN (COLONIAL)
N° 23 GIRAL 0 DE LOS SOLDADOS (COLONIAL)
N° 24 CUALLA (1882-1884 2')
N° 25 CORDOBA (1860-1890 ?)
N°' 26 SAN IUANITO (1817)
N° 27 NARINO(1880~1890 '2) ,
N° 28 RICAURTE (1884)
-N° 29 QUEVEDO'( 7 )
N° 30 MAZA (1884)
83 La siguiente noticia de 1843 da testimonio de esta empresa: “Habiéndose secado algunos de los
arcos del puente grande por la compafiia qu‘e 651251 8210m la platina que se habia arrojado a1 1710 en
tiempo del gobiemo OSpafiol...”. “Avisos. Arreglo del Puente Grande [San Francisco]”, Constitu»
cional de Cundinamarca, N° 77, febrero 26, 1843, p. 310. ' , . 'V . " V
74 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Catedral, Santa Barbara y San Victorino, una de las cuales inundo por com-~
pleto 1a antigua ermita de Las Cruces, situada inicialmente en la esquina de
la cra. 11 con ca11e 6a.”, 0 por la frecuente destruccion que sus fuertes
crecidas causaban en los puentes y orillas, lo que obligo e1 amurallamiento
de unaparte de su cauce a la altura del puente del Carmen, temprano en el
siglo XIX“. .
E1 uso de los rios estuVo relacionado principalmente con el aprovisiona~
miento de agua de la ciudad, aunque no toda el agua que se utilizaba en la
zona construida era tomada de ellos, pues a1 interior de la ciudad existian
naCimientos que eran transformados en fuentes pfiblicasxé. Del San Francis.—
co, ademas de los rios Arzobispo, Fucha y algunas otras quebradas, eran
tomadas las aguas que alimentaban los acueductos de la ciudad. En conjun—
to, al finalizar e1 siglo XIX, existian en la ciudad los siguientes acueductos:
los del Aguanueva y de Las Nieves, tomados ambos de1 rio San Francisco,
84 Asi lo anota Moises de La Rosa, Callas de Samqfé, pp. 253~254. A1 respecto anota Oltega Ricauite
que el rio San Agustin “sufria de enormes crecientes, tanto que a veces arrastro piedras ‘hasta de
cien arrobas’ y una vez las aguas furiosas se entraron a la capilla del Sci/Ear de las Cruces e.
inundaron altares y confesionarios; estaba situada dicha iglesia a la orilla derecha _de1 rio (hoy
carrera 1 l) junto a la Gallera Vieja, pero e1 terremoto de 1827 obligo a trasladarla adonde hoy
esta. En aquella primitiva ermita se venero 1a imagen de Cristo Paclenre a1 que los préceres 1e
dieron en el afio de 1810 el titulo de ‘Jefe de la Plaza y defensor de la ciudad’”. Cosas de Scmtcgfé’, ‘
i p. 40. ‘ .
85 La muralla construida en el rio San Agustin, a la altura del Puente del Carmen, ya existia en 1844
como se desprende de la siguiente noticia: “Contesto 1a nota de Us. de 19 del presente N0 830
informando, que cuando la primera avenida del rio San Agustin dafio una de las murallas del
puente del Carmen, dispuse que se i‘eedificase10 dafiado; pero como el mismo dia que se conclu—
yo hubo una segunda avenida que encontro fresco 10 construido y no habia podido notarse e1 dafio
que el resto de la muralla tenia en lo que‘estaba‘cubierto Con la tierra de la espalda, se desplomo
toda ella, y no crei conveniente que en aquel mismo dia se emprendiese de nuevo 1a-obra hasta
que no se limpiara e1 cauce del rio y calmara e1 invierno para que ella quedara solida”. Agustin De
Francisco, “Jefatura politica del Canton a1 Sr. Gobemador”, El Constituclonal de Cundinamarca,
N0 127, diciembre 22,, 1844, p. 2. E1 problema persistia décadas mas tardegen 1887 se informo
que “entre el puente del Carmen y el de 'Lesmes se derrumbo, hace a1 gfin tiempo, una parte de 1a -
gran muralla que sostiene e1 piso de la calle o callejon que pone en comunicacion las carreras 4a.
y .53”. “Derrumbe de una muralla de contencion”, El Telegrama, N0 156, mayo 2, 1887, p. 621 ; e1
rio continuc’) siendo una amenaza para dicha calle, tanto que otro informe del mismo afio habla de
la_calle que no existe, “La Calle que no existe”, El Telegrama, N0 165, mayo 12, 1887, p. 657.
Afios mas tarde continuaban los problemas’segfin lo atestiguan _los informes de los ingenieros
. municipales; por ejemplo, en 1892, decia uno que “se siguieron adelantando los cimientos de la
mUralla de la ribera derecha del rio San Agustin, oerca del Puente del Carmen...”.,“1nforme del
Ingeniero. Municipal 31 Concejo Municipal”, Réglstro Municipal,-N° 559, octubre 1, 1892.
86 Yer, al-reSpecto, Jose Segundo Pefia, Informe de la Comisidn' permanente del Ramo de Agua,
Bogota, Imp. Nacional, 1897, p. 13; Moises de La Rosa, Calles de Santafé, pp. 327-334.
LOS ANOS DEL CAMBIO ‘ - 75
-
Por’ejemplo, en 1900 el Concejo de Bogota, a peticién del Alcalde y
dada la escasez y mala calidad de las aguas existentes en la ciudad, conce-.
dié ~autorizaci6n a la Empresa de Acueducto para que tornara agua del rio
Fucha. La siguiente nOta de prensa, referente a diCha autorizacion, es ilustrativa
de los diferentes problemas que tenian que afrontar 10's regidores para resolver
algunos de los problemas rnas acuciantes que afeCtaban a la capital:
87 Pefia, Informe del Rama de Aguas, 1897, p. 12. Ver, asimismo, Carlos Martinez, “El acueducto de
la Agua Nueva”, en Martinez, Apostillas y reseiias, pp. 2829. ‘
88 Pefia, Informe del Rama de Aguas, 1897, p. 9..Contin1’1a e1 informe diciendo que “El del rl’o Fucha
fue abandonado a consecuencia de un derrumbe, quedando enservicio las demés corrientes. Pero
esos acueductos son de mala construccién, consistiendo en un canal excavado a1 aire libre en las
tomas de agua de algunas de ellas y prolongado hasta cierta extensién. Ese canal se convierte en
una cafieria de piedras redondas o apenas recortadas, colocadas sin ci-rniento alguno 0 con mala
mezcla de cal, grasa y arena, en las cercani’as 'de la ciudad; y en un canal de Iadrill'o 0 de piedras
a medio labrar, con ‘malv cimiento, dentro de la ciudad misma; dando lugar a evaporaciones,
infiltraciones y pérdidas de mais de la mitad del agua aprovechable; absorbiendo los residuos de
las materias organicasy excrementicias del suelo permeable, y (1m origen a enfermedades del
estémago, sobre todo en las épocas de calor”. pp. 9-10.
76* GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Q C—HORROS Y NAC—IMIENTOS
ACUEDUCTO
LOSANOS DEL-CAMBIO- 77
ACUEDUCTOS
* trayectoria probable
V. CHORROS Y MANANTIALES'
89 “Tendremos agua”, La Opinién, N" 44, octubre 10, 1900, p. 176. _Ver, ademas, “Aguas”, El Con-
servador, N° 2, octubre 11-, 1900, p. 3; 1a nota anterior y la pagina 70 del misrno informe de J086
Segundo Pefia. ,‘ ' ,
. 9O Holton describe cémo en las riberas del rfo Fucha y a lo largo de canales que salian de 61 existian
un molino de trigo y los edificios ya abandonados de la fabrica de polvora y la serreria; asimismo,
establece que en los suburbios que recorria el rfo San Francisco antes de entrar a1 casco urbano y
en las partes altas de éste existieron las fabricas ya cerradas de algodén, fiapel, quina, y una
fundicion, de manera que “el San Francisco, en su carrera precipitada‘ desde el Boquerén, no
encuentra mas que hacer que mover dos molinos comunes y corrientes, que agui no utilizan para
moler maiz y que en los Estados Unidos se considerarianinadecuados para moler trigo”. La
Nueva Granada, pp. 239 y 284-285. Ver, ademas, “Tendremos Agua”, La Opinion, N° 44, octubre
10, 1900, p. 176; y las notas sobre chircales y fabricas de ladrillos mencionadas anteriormente.
LOS ANos DEL CAMBIO 79
das que les ahogan 0 las roban 1a ea de que son responsables; para ellas cl
abandono dcl rancho y de 10s hijos, que pasan el dia comp cerdos 0 corren.
10s mortales‘peligros de sus madres. La investigacién dc nuestra mortalidad
en este ramo revelarl’a horrorosos mistcrios dc Bogota, dc nifios pcrdidos,
ctc..~.”91. , . * ' . .
También sc'uvtilizaron los rios de la ciudad para construir en sus orillas o
ccrcam’as 10s bafios pfiblicos, establecimientos dondc concurrian algunos
habitantes a tomar bafios completes y pasar un rato dc espafcimiento. Estos
lugares Gran. negocios- quc crecicron en importancia y-nfi-mero durante cl
siglo XIX, pucs evitaban‘ el incémodo pcro tradicional bafio en 1'05 solarcs
‘ dc las casas 0 en las albcrcas, dondc las habl’a, ya que paracl asco diario-no
eXistl’a mas que el aguamanil.~Una descripcién dc 10s..bafios pfiblicos 1a
cncontramos en la siguicntc nota dc prensa dc 1892: '
- En la cuadra dc-la Rosa Blanca acaban de‘ cstablecer varjos caballeros, una
casa de bafios contodas las comodidades apeteciblcs.A111’s_e encontraran los
de du‘cha comp también los de regadera y tina,c0n cl agua a la temperatura
que sc desce. Era ya dc imperiOSa nece’sidad q'ue hUbicra en el centrd- de una
pobla'Cién'como Bogota un establecimiento de las condicioncs del que tratal-
' mos. Tam‘bién cucnta la casa con unvsalén de peluqucn’a, otro dc billares y
un buen gimnasio 92 .
Finalmente, 10s rfos sirvieron para recibir e1 dcsagfie dc todos los cafios,
los que corrl’an abiertos por el centro dc las callcs de Bogota-hasta comica—
zos del siglo XX, ademas de la basura quc era arrojada directamcntc a sus
cauccs, y dc ser‘utilizados Como letrinas. E1 siStcma dc asco quc hcrcdé 1a
cindad de los usos coloniales y quc a su vez mantuvo por mac-has décadas
del siglo XIX, cstaba basado en dichos cafios. A éstos cran arrojados todos
91 . “Tranvfas y lavaderos”, El Telegrama, N° 1938, abril 13, ,1 893, p. 7718. Esta miSma nota dc
prensa comcntc’) cl dafio que a la salud pfiblica causaba cl lavado dc eas en los r1’0s de la ciudad:
“...la urgencia dc estableccr lavadcros ptjblicos en esta ciudad, cuya salubridad afecta‘ quiza mas
que ninguna otra causa la falta de agua limpia para cl efecto, 1a forma barbara en que sc hacc y la
promiscuidad que resulta dc contactos y humorcs pcstilenciales;.. E1 Municipio ticnc imperiosfsimo
deber dc proyecr abundancia dc agua y sanas condiciones de lavado. paralos pobres y aun los
11'cos...”. Ver, asimismo, Steu-art, Narracirfn de una expedicién, 1 836-3 7, p. 7124;-H01t0n, La Nae-
va Granada, p. 183; Binghman, The Journal ()fan Expedition, 1906-1907, p 242.
92 “Casa dc Bafios”, Colombia Cristiana, N° 6, noviembre 16, 1892. Tradicionales cn Bogota eran
los bafios ubicados en 61 1‘10 Tunjuelo. A1 rcspecto vcr, “Tram/fa”, El Correr) Nacz’onal, N0 1266,
marzo, 29, 1895; y los dc Belén, que causaban escasez de agua en cl sector a1 desviar en su favor
las que debl’an servir lasfucntcs pfiblicasallf ubicadas. “Agua y acueducto”, La Reforma, N° 306,
octubrcv14, 1882. 1
80 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
1os aeshechos domicfliarios, 10s que corrian hacia 10s rios gracias a que e1
' p1ano inclinado sobre e1 que-estaba constmida 1a ciudad pemnfia que e1:
agua llnvia fluyera por los cafios con facflidad93. ’
-
Con e1 paso de 103 Siglos y” con e1 uso que de ellos se hacfa, 1os rios se
convinieron en pequefios cances infectos comiendo por entre homimes
mn1-adares. Esta simacion, que alarmo en extremo a los médicos e higienistas
de finales de1 .siglo XEX, estaba desde hacia muchos decenios en estado
1atente. Por ejemplo... Steuart anotaba en 1836 qne e1 lecho de 10s rios “se
conviene en e1 receptaculo comfin de todo tipo de porquen'a, apilada en sus
bancos a la espera de que la primera avenida se 1os 11eve”94. E1 problema se
agravo a ta1 punto que la administracién de la ciudad mvo que recurrir a1
concurso pfivado para dar salida en algo a tal simacion.A1respecto sefiala-_
ba Salvador Camacho Roldan, en carta enviada a la Sociedad de Embelleci»
miento de BOgota seis décadas después de lo anotado por Steuart, que “el
pmposito de los miembros de la Sociedad no puede ser ni mas patriético, '
por lo que se refiere a1 embellecimiento de 1a cindad, ni mas humano, en 10
,que ella‘se propone haCer para el ase‘o, porque en ésta estriba 1a conserva-
cion de la Vida de machos, en especia1 de los nifios, qae'son envenenados
con 103 miasmas que. se desprenden de los depositos de inmundicias a las
orillas de los rios y con las acumulaciones de despojos vegeta1es y animales
93 . ‘Al respecto anota' uno de' 108 viajeros’que “por el centro de casi todas las calles que bajan ‘del
, monte com’a entoncesel llamado cafio, una ~zanja de desag‘iie, descubierta, pequefia y deescasa
‘ profundidad. Estos cafios, especialmente durante las sequfas prolongadas, exhalan horribles olo~
're‘s yse desbordan frecuentemente con los fOImidables aguaceros, conVirtiéndose en verdaderos
‘ ’torrentes y dificultando también el transito. Por la Initad de los afios ochenta se comenzo poco a
‘ poco Con la canalizacion de la ciudad. obra, por supuesto, muy costosa, a1 tiempo que se construia
un sistema de cloacas”. Rothlisberger, El Dorado, p.66. Ver, asimismo, Holton, La Nueva Grancu
‘ da, p. 183. ' _ -
94 _ Steuart, Narracio’n de una expedicién, 183667, p. 124. El problema que genero 'el uso de las
calles, cafios y los rios como lugares de deposito de las basuras queda atestiguado en la siguiente
nota de prensa de 1865; “Se ha dejado hacer, esto es, se ha dejado ensuciar las calles, quitar, las .
aguas de 105 cafios pfiblicos, obstruislas cafierias particulates , sacar las in'mundicias de la casa de
cada cual a dOnde mas 1e haya conVenido a1 interesado, aunque haya sido con perjuicio ‘de la
, poblacion; convertir'en muladar Una manzana entera de la plaza, la del Capitolio, como si no
las
. fueran suficientes focos de corrupcion y de salubri‘dad los muladares permanentes qu‘e forman
Hombres, mujeres y nifios,
orillas de los riOs San Francisco y San Agustin en toda su extension...
todos tienen derecho a satisfacer sus necesidades en las callesy plazas pfiblicas a despecho de la
moralidad y de la salubridad de la poblacién”. “Policia”, El Sz’mbolo, No 51 , abi‘il-26, 1865, p. 59.
so-
Ver, ademas, José Maria Samper, Ensayo sabre las revoluciones politicas y las condiciones
ciales de las reptiblicas colombianas. Apéndice sobre orografi’ay poblacio’n de la Confedera-
cién, Paris, Imp. de E. Thunot, 1861 , p. 252; Francisco Javier Vergara y, Francisco José de Vergara,
Almanaque y guz’a‘ ilustrada, 1881, p. 56; Brisson, Viajes po'r Colombia en los afios de 1891 a
1897, p. 157. ' ‘
.Los ANOS DEL CAMBIO 8]
quo so dojan en las alcantarillas, sin agua suficionte quo los haga lavar fuora
do la Ciudad”95. , ' ' 4 ' . ‘ I
Y el probloma tom’a quo agravarse. Teniendo on cUonta quo los r1’os eran
la mayor fuonte do agua y o] principal recurso di'sponible para la limpioza '
en el casco urbano, la conjuncion de varios fen'omonos dol urbanismo
docimononico contribuyeron a romper ol fragil oquilibrio que en oSta mate—
ria tuvo la ciudad desdo su fundacion hasta las primeras décadas del siglo
XIX. En primorlugar, oxtonsas zonas do la Ciudad so conviitioron on gran-~
des focos contaminantes por ol rapido incromonto demografico, una alta
taSa do densificacion, y la generalizacion de la riendas de habiracio’n como
forma tfpica do Vivienda para amplias capas do la poblacion. .
El probloma do dosaseo gonerado por las tiendas fuo mayfisculo. Los
h'abitantos do ollas no tenl’an otra alternativa quo usar las calles, Cafios y rfos
como letrinas y botaderos do basura. Las momorias do los gobernadoros,
jefos politicos y alcaldes son claros testimonios do esta situac’ion y su por-
sistencia en ol tiompo. Por ojomplo, en 1852 anoto ol gobernador do la Pro—
Vincia que “el pueblo, la clase mas pobro do la capital Vivo en ‘su mayor
parte on ‘tiendas’, piezas bajas, hL’Imodas, infectas y pantanosas, olementos
destructoros y doletéroos qu'o sirvon pormanontemente do obstaculo, no dire
do aumento, a la conserVacion do la poblacion”96. Décadas mas tarde, on
1893, el alcaldo do Bogota anotaba asimismo quo las “tiondas son focos
permanentos do infeccion. En ollas Vivon las gentos pobres, sin separaoion .
‘do sexos, sin luz, agua, ni aire, sin desaguadoros ni’ lotrinas. Por consiguien~
to, la V1’a pfiblica es la quo romplaza a los excusados, y do olla so usa sin
oscrL’ipulo ni pudor...”97. V ' _ ,
Segundo, a pesardo todos'los esfuorzos real‘izados por los regidores
munic—ipalos, on especial duranto los filtimos doconios dol siglo XIX, e1 ser-—
vicio do recoloccion do basura fuo deficiente y anguStiosa la falta do alcan-—
tarillas dobidamonto construidas para dar salida a las aguas sucias. Con
relacion a1 sistoma de'asoo en la Ciudad, por ojemplo, todavfa on 1903,
deci’a un comontarista quo, ' ‘
para sacar la basura deberfan estar a cargo dc una compaf’u’a anonima por
accioncs, quc, con un capital suficiente, podrl’a dotar a Bogota dc un buen
servicio, siempre que cl contrato cclcbrado con esa compafifa- no sea como
tantos otros en quc solo sc ‘trata de favoreccr a alguien; en el que dcben
haber clausulas que, como multas o ccsacion dc] contrato, obligucn a que se
cumpla. Oj ala que la poblacion de Bogota se alarme lo suficiente con el gran
numero de vfctimas conducidas a1 cementcrio, e] pour cause, y proteste contra
un crirnen consentido con tan repugnante indiferenciags.
U11 buen ejemplo, que permite visualizar e1 mal estado en que se encon-u
'traban los rios de la ciudad, es un artfculo de prensa publicado en 1865. 'En
fOrrna ironiCa y Cruda, se'COloCa al r1’o San Agustin dirigiendo una represen—
tacion al I jefe de policfa'de la ciudad en los Siguientes térrnino's: '
101 “Por Bogota”, El Correo Nacional, N° 1829, marzo 5, 1897, p. 2. Desde mediados del siglo XIX
existfan ordenes prohibiendo la tala de arboles. Por ejemplo, en 1856, una circular recordaba que
“e’stando vigentela'ordenanza 77 .de 13 de octubre de 1849, mediante la cual se prohibe el corte
de arboles y desmontes de los bosques alas inmediaciones de los manantiales de aguas vivas, que
sirven y pueden servir para el uso de las poblaciones, he recibido orden del Jefe de la Provincia
para prevenir a‘U. el que dicha ordenanza sea estricta y’exactamente cumplida”, “Circular N° 16,
sobre el cumplimiento de la ordenanza 77 de 13 de Octubre de 1849", El Repertorio, N". 151',
mayo 3, 1856,"p. 1. Sin embargo, el problema de la escasez de agua persistio, como se aprecia en
la siguiente nota de 1884: “Clama e1 pfiblico por este Vital elemento. Las casas particulares, los
cuartelesestan sufriendo la carencia de agua...”. “Agua, Agua”, El Comercio, N° 877, octubre 1.,
1884. Estudios sobre el caudal de aguas y las recomendaciones para reforestacion se encuentran,
.. por ejemplo, en “Junta Central de Hi'giene [Aguas del rfo San Francisco]”, Registro Municipal,
N° 830, agosto, 1899, p. 4383; “Oficina-de Estadl’stica [Consumo de Agua]”, Registro Municipal,
N° 827,julio, 1899,_'p. 4372. . . - ' ' ,
84 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
E1 deierioro de los rios fue, entonces, uno de los efectos del creCimiento
y‘ c‘ambios ocumdos en la ciudad desde que la transicién comenzé a tomar
fomia. Los dafios ocasionados en las conientesde agua agiavai‘on las con-
diciOnes sanitarias, lo que aumento e1 riesgo de epidemias en la ciudad. Si
un Gobemador de la Provincia decia en 1849 que “lo que necesita urgenie—
mente 1a capital es aire puro, agua 1impia”103, no es producto de la imagina-
ci6n pensar que las condiciones de Vida en Bogota se fuei‘on empeorando a
medida que las décadas del siglo XIX corrian hacia su final (ver en la Cuar—
ta, Lectura e1 .aparte relativo a La dimimica demogréfica). ,
Los otros rios que pasaban cerca delcasco construido no suffieron 10s
problemas que la transicién cre6 sobre el San Francisco, e1 San Agustin y
los demas arroyos de la ciudad. Como deciamos anteriomiente, en realidad
ellos no fueron mas que riachuelos comparados Con otros que descendian
de los cerros orientales. El rio Arzobispo, e1 Fucba y el Tunjuelo sobiepasa~
ban en caudal a1 San Francisco y al San Agustin.- . ' 1 '
' E1 rio Arzobispo fue el primero en ser alcanzado por el crecimiento del
casCo urbano, pero e110 solo levemente hacia los primeros afios del siglo
XX. Ubicado a1 norte de San Diego, suburbio extremo de la ciudad en esa‘
direccién, recibic’; su nombre de una quinta que en sus orillas poseia 1a jerar— ‘
104 Pofia, Informe del Rama de Aguas, 1897, p. 33. Vor, adomas, on o1 mismo toxto, pp. _27u28, 32—33,
54; Péroz, Geografl’a fi’sica y‘ polz’tz'ca del Distrira Foderal, p. 10; Francisco JaviorVorgara y
Francisco 1036 do Vorgara, Almanaque y gufa ilustrada, 1881, p‘. 55; Cafe: oficial, 1858, p. 70. El
toxto roforente a los puontos do la ciudad quo so publico on lagufa do 1858 aparoco roproducido
‘ ' on forma casi igual on la gufa do Vorgara y Vorgara do 1886: Vorgara y Vorgara, Almanaque y"
Gul’a de Forastems, 1866, p. 356. . . '
105' ,Péroz, Geografi’afi’sica y political del Distrito Federal, p. 10.
86 GERMAN ‘RODRIGO MEJI’A PAVONY -
cruce. Y afin
Chapinero, cada una con i111 pequeiio puente que permiti’a su
y de Rosales
mas alla, camino de Usaquén, las quebradas de la Cabrera
- A i ‘ I
bajaban cristalinas de los cerros’ofi.
a ligado
Finalmente, aunque pasaba lejos de la ciudad, e1 ri’o Funza estab
a sur, entrando a1
a ella a1 ser el sefior 616 la Sabana. Este 1a cmzaba de Home
cidente de
altiplano por la region de Suesca y saliendo de la Sabana a1 suroc
por la
la capita1,donde cobraba el nombre de ri’o Bogotam. En su reconido
ha y
altiplanicie recogl’a las aguas de mfiltiples quebradas como la de Quinc
largo
Filata, ademas de las de los r1’os Guatavita, Sopo y otros que seria
ispo y Ciel
enumerar; en la Sabana, e1 rio Funza recibi’a las aguas del Arzob
uela y Bojaca.
Fucha y, un poco mas a1 sur, la de los rios Bosa, Neusa, Seriez
lugar a1 sitio
. Con tod‘o este caudal, a1 dejar abruptamente 1a llanura, daba
Bogota: e1
preferido de todo visitante y mas ‘publicitado por las guias de
» , , _ '
Salto dei Te'quendamamg.
Salto del
Son muchos los estudios geograficos y cronicas que sobre el
ntes ex~
Tequendama fueron publiCados durante e1 siglo XIX. Los siguie
Tequendama,
‘tractos "de una larga poes1’a de José Joaquin Ortiz, titulada Al
en, la apre-
‘resumen en forma suficiente 1a vision romantica que predomino
la mayorl’a
ciacion de dicho lugar, el que en realidad fue poco yisita'do por
de los bogotanos: ‘ '
(...)
’- Mas donde estan, oh rfo! aquellos pueblos -
De esta region anti guos moradores?
Que se hicieron los zipas triunfadores
Que se asentaban sobre el trono de‘ oro,
Y que, padres mas bien que augustos reyes,
Sonriendo con delicia y ‘frente leda,
‘ De paz y amor dictando iguales leyes,
CUal se gobierna a una familia, a] pueblo
Con el cayado patriarca] llevaban
Cual con riendas 'de seda?
(...)
Y este r1’o caudal sigue corriendo ’
Como corrio desde la edad anti gua;
Y este trueno feroz que estoy oyendo
, Sonaba entonces como suena ahora,
Duro, rabioso, azotador, tremendo,
Como una eternidad devoradora;
Y sonara cuando a1 sepulcro caiga
ESte hombre oscuro, débil, i gnorando
' Que oyéndOIe a su borde esta sentado.(...)‘09 1
Dice Vergara y Vergara, 'sobre el rio Funza, que “se desliza tan suave y
perezOsamente que apenas se percibe su curso, ya encerrando con sus aguas .
pequefias islas de verdor, ya retratando e1 azul purl’simo del cielo que lo
cubre; en varias partes e1 cauce se estrecha tanto que 'forma inundaciones
periodicas”I ‘0. A este rl’o y a otros de cauce con alguna profundidady cena‘-—
gosos, llegaban los bogotanos e indios de la Sabana a pescar capitan y sarw
dina, peces de came gustosa a1 decir de los cronistas‘”. Varios puentes,
algunos de ello's ‘de rica manufactura, tuvieron que ser construidos para >
comunicar los dos sectores de la Sabana que el rio se encargaba de sep‘arar:
109- Gmfcmficial, I 858, pp. 82—87. Ver, asimismo, la muy completa descripcion que del Salto presento
Vergara y Vergal'a, Almanaque y gain ([6 Rmzsferm, I866, pp. 277-282; en esta gufa,'ademas. se
incluye el texto que sobre el Salto escribio Francisco Antonio Zea, pp. 272—277.
”0 Vergara y Vergara, Almanaque y gm’a de Rwasrems, [866, p. 279.
III . Gm’a icial, 1858. p. 17.
88 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
'1 12 Alfonso Acevedo, Noticias estodl’sticas de la Provincia de Bogota’ en el afio de 1844, Bogota:
5.6., 1844, p. 4. -
1 13 “Ley de 16 de Noviembre de 1858, concediendo privilegio para la navegacién a vapor en los rios
de la Sabana”, Gaceta de Cundinamarca, N” 65, noviembre 20, 1858, p. 95; “[Peticién de privi-
legios para navegar por buques de vapor el rio Funza, y ley de la Asamblea ‘Constituyente del
Estado Soberano de Cundinamarca concediendo dicho privilegio al sefior Domingo Pefia, 1862]”,
El Colombiono, N“ 57, septiembre 26, 1862, p, 230. En esta filtima solicitud de ‘privilegios, el
sefior Pefia eXpresa entre otros argumentos ,el 'siguiente: “Personas conocidas y de recursos sufi-
cientes se han puesto en relacién conmigo para hacer positiva esta importante mejora material,
que tiene por objeto poner a Bogota en comunicacién con todos los pueblos de esta altiplanicie,o
mejor dicho, facilitar ymultiplicar las comunicaciones de ciento treinta mil habitantes que pue-
» blan la rica y fértil mesa bogotana”. Los térrninos del privilegio concedido a1 sefior Pefia fueron
los siguientes: “Art.lo. Se, concede privilegio por_el término .de treinta afios, a1 sefior Domingo
Pefia, para navegar en buques movidos por el vapor en el rio Funza o Bogota, entendiéndose por
tal el que entra a la explanada del mis'mo nOmbre por el distrito de Suesca, y recorriéndola do
Norte a Sur, se precipita por el Salto del Tequendama. Art. 20. Para e1 efecto de canalizar el rio,
enderezar su cauce o allanar los obstaculos que no siendo puentes u obras pfiblicas, puedan opo—
nerse a su navegacion, se considera la empresa como‘de utilidad pfiblica; y en consecuencia
podran expr0piarse los terrenos que con tales objetos fueren necesarios previa la declaratoria
judicial y' la consiguiente indemnizacién, que sera del cargo del interesado. Art. 30. Caduca e1
privilegio si dentro de cuatroafios, contados desde la expedicion de esta ley, no setiene en e‘l rl’o
Funza o BogOta, por' lo menos, dos buques de vapor, capace’s de transportar cargamentos y en
buen estado de servicio”.. - '
114 Vergara y Velasco, “[Anotacié n N°‘ 1]”, En Reclus, Colombia, p. 405.
LOS ANOS DEL CAMBIO 89
SEGUNDA LECTURA
EL smo Y LA DISTANCM
lugares po'blados dol pais cuando los vertiginosOs ritmos dol siglo XX hi-
cieron su aparicion. Asimifl‘smo, las noticias o ios negocios con el exterior
estaban dentro del margen do los dias y las horas y no de los moses corno
ocurria a cornienzos dol siglo, XEX. LQué tan lejos estaba Bogota? Esta es
una pregunta a la que la respuesta no solo cambio durante e1 transcurso de
la pasada centuria sino que, adornas, sus implieacionos reales incluyon una
percepcion psicologica do 1a urgencia. ‘ '
Los ritmos de Vida que vivieron los bogotanos fuerOn pausados. Esto no
vario en todo el siglo XIX. Poro ollo no es contradictorio con la necesidad
que sintieron muchOs capitalinosdo agilizar las comunieaciones y do acor-
tar ias distancias mediante 1a mejorade los carninos‘y ”la introduccion do
sistemas rapidos y efi'cientos do”) transporto.- Bogota era 1a capital y debl’a
controlar tanto su ontorno inmediato corno todo o1 torritorio po-blado do 1a
Ropt’lblica. La ciudad Se file convirtiendo en importante nt’lcleo do nego—
cios, los cualos nocositaban para su adolanto do prontas y mas extenSas
comunicaciones. La'urbe so origio on contro intoloctual, avido por cOnocor
lo que so descubria y so discutl’a en las otras ciudados del mundo.
La Vida cotidiana no tenia mayores urgencias, pero e1 conocimionto, los
negocios, la politica, y una dispersion mayor do 1a poblacion a lo largo del
torritorio nacional, ocasionaron que so omprendiera una dura batalla contra ‘
1a naturaleza: veneer 1a distancia acortando el tiempo y o1 oosto que tomaba
trasladarso o Comunicarse con otro lugar. Y para ollo e1 recurso fuo una‘
tecnologia que adolantaba a paSos 'agigantados bajo los efectos do la‘revom
lucion industrial. Bogota no estuvo muy lejana do tales conocimientos.
‘ Aponas unas cortas décadas separan pla invoncion on Englatorra do un siste-
ma eficiente para la construccion do carreteras do su aplicacion en la Saba,-
na do Bogota; lo mismo sucedio con elgvapor, con el telégrafo, con o1 tole-
fono, con la electricidad, con el ferrocarril, o finalmente con o1 automovil. ‘
Sin embargo, e1 problema de veneer 1a distancia fuo mayfisculo, pues los
bogotanos enfrentaban una rocia naturaleza y una limitada disponibilidad
do recursos para invortir on tales empresas. Asimismo, las condicionos po—
lfticas nofuoron siempre las mejOres. Aun la mano do obra falto on muchas
ocasiones. Sin embargo, muehaSEObras so omprondioron y lograron gran
parto do su comotido. En esto sentido, los resultados variaron en gran mane—
ra: un extremo lo marco o1 gran crecirnionto del sistema de correos y, en
especial, do los tolégrafos, mientras que a1 otro lado dol espectro so encuenw
tran los ferrocarriles y los earninos carreteablos, los Cualos tuvieron mejow
ras poro no alcanzaron e1 adolanto que experimentaron los primeros.
LOS ANosDEL CAMBIO ‘ 93
EL ‘SITIO
I Decia un oficial del ejército' nortearnericano, cuando llego a la Sabana
en su recorridopor la recien' creada Repfibl‘ica de Colombia, que el sitio en
que fue fundada BOgota no era e1 mas apropiado; mej or seleCcion, segfin su
criterio, hubiera sido situarla hacia el centro de la Sabana, unas diez millas
al Occidente de su actual ubicacion, donde el clima es mas'secol. El escoces
John Steuart,_ una decada mas tarde, fue afin mas radical al preguntarse “éQué
pud-o haber inducido al gobiernoespafiol a seleccionar un sitio tan singular
y desfayorable para la capital de una gran provincia, cuando el entendi—
miento mas nebfiloso habrr’a escogido a Honda, cabeza'de navegaclon?” Y
anotc’) a continuacion que “cualquier otro sitio habria sido mejor que el ac-
tual de la capital, recostada contra los picos de los Andes, alrededor de los
cuales se refinen sin cesar las lloviznas del paramo y, las nubes, que envuel—
Ven la’ciudad durante tres cuartas partes del afio. Como la ciudad yace en la
base de las faldas de estas montafias, llenas de inagotables manantiales de
agua, todo el terreno parece saturado por ellas, volviéndose extremadamen—
te insalubre y p'eligroso ldorrnir en unprimer piso”?
2 Steuart, Nai'racirfn de Lima expedicién, 1 836-3 7, pp. 107 y 108. A la pregunta que se formulaba
con relacion a1 sitio, Steuart respondio que “la inexpugnabilidad de los pasos de montafia, tfpica
de la politica colonial de impedir la entrada cerrando e1 acceso y todo intercarnbio con extranje~
ros, pUdo haber sido la razo’n del gobierno para construir 1a capital donde esta; pero cjertamente 1a
sabidun’a de oualquier otra nacion podn’a haber juzgado mas convenientes las ciudades fuerte-
mente fortificadas de Cartagena 0 Santa Marta, unidas alas defensas naturales. N0, e1 ascenso n’o
Magdalena arriba es una barreracasi insuperable para un ejército, particularmente de soldados
europeos, como para justificar la escogencia del eXcelente sitio en el cual esta localizada 1a decaf—
da ciudad de Honda. 0 Mn si ellos hubieran preferido a Guaduas, con su asoleado y dulce valle,
yo pienso que doscientos bravos y duros veteranos, verdaderos .patriotas de corazon, habrfan
conservado fuera las hordas de un segundo Jerjes y frustrado sus intentos de alcanzar la orgullosa
cima del Sargento”. ‘ '
94 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Después que el pais ha sido redimido por el valor y la virtud de sus hijos, los
Adelegados del pueblo han querido borrar, en cuanto fuese posible, todo lo.
que pudiera traer a la memoria los dias calamitosos de la servidumbre de la
patria...4.
de
‘ 3 ' lbafiez, Cro’nz‘cas de Bogotd, Vol. 4, p. 68. Felipe Perez, sin embargo, sefiala que el cambio
’nOmbre cobro legitimidad a1 ser promulgado por la Ley Fundamen tal de la Repfiblica de Colom-
bia, expedida e1 17 de diciembre de 1819. Perez, Geografi’a general dd loestados Unidos de
Colombia p. 398. El cambio de nombre no se produjo sin e1 surgimiento de agrias polémicas. Por
ejemplo, en 1821 se cruzaron las siguientes notas: “He visto una hoja volante dirigida por las-
Damas Santaferefi'as (sic) al congreso: su lectura me alteré e1 humor, la sangre se me enardecic’)...
son [ellas] sin duda alguna godas [espafioles realistas] de las mas despreciables, aqui tiene U[sted]
la prueba: ellas se firman las santaferefias, y siempre que mencionan eSta ciudad no dicen Bogo-
ta, sino Santafé... Pero una bogotana sabe que Santafé es un nombre dado por los godos a esta
de la denominacién
ciudad en memoria de su infame conquista... Asi, [1a bOgotana] usa siempre
én...”. “Una
. Bogotci que es la primitiva del pais, y no e1 producto de aquella indigna profanaci
Bogotana, a1 editor del Correo”, Correo de Bagotci, N° 23, mayo 28, 1821. Las damassantaferefias
U[sted]
respondieron airadas en una hoja volante, la que entre otras cosas afirmé que, “reduce
godas... {y por
con muy buena logica su argumento, a que por firmarnos las santaferefias somos
Estas sefioras se defi~
que? La razén es que los espafioles 1e pusieron ese nombre a la ciudad...”.
nen como patriotas pero reclamanel derecho de usar el nombre de Santafé pues, dicen, “hemos
registrado de principio a fin e1 Cédigo, y no hallamos alguna que nos imponga la obligacion de
‘ llamar a esta capital con el solo nombre de Bogota...”. Hoja Suelta, junio 5, 1823, Bogota, Biblio-
teca Nacional de Colombia, Fondo Quij ano. Afids mas tarde, en 1842, min se encuentran testimo-
el
nios de los problemas generados por el cambio de nombre. En este caso un articulista acepta
solicita que para todos los asuntos eclesiastic os se mantenga '_
nombre de Bogota para 10 civil pero
el arzbbispa do de la Nueva Granada se llama Santafé y con este.
el'nombre de Santafé, “porq
Bogota”, El
nombre se halla registrado en los grandes archives de la curia romana...". “Santafé de
Recopilador, N° ‘8, diciembre 20, 1842. -
4 ‘A‘Nombre de esta ciudad”, La-MisCeldnea. N° 38, junio 4, 1826.
Los ANos DEL CAMBIO 95
5 “Las Albricias”, Hoja Suelta, 1824. Bogota, Biblioteca Nacional de Colombia, Fondo Quijano.
“Capital (16 la Repfiblica”, El Carolicismo, ND 136, abril 9, 1854. '
Ch
7 A1 comienzo del periodo Federal, cuando en 1863 se preparaba una nueva Constitucion, se discuu
tic’) un ProyeCto' de Ley en el que, entre otras razones, se argumentaba a favor del cambio de sitio
para la capital aduciendo lo siguiente: “Y qué otra cosa es Bogota, Ciudadano Presidente, sino‘ un
apuntalado convento, un hospital de jubilados rezanderos, un lazareto de frailes y beatas sin
oficio?...en la tullida y_ gotosa ciudad de Bogota, todos son frailes, aun cuando usen bigote y otra
cosa parezcan...”. “Convencion Nacional. Discurso del Diputado Nicolas Corpancho, a1 discutiré
se e1 proyecto de Ley que traslada '21 Panama la Capital de la Unio’n”, La Opinio’n, N0 5, marzo 24,
1863, pp. 4'. Con relacion a la prOpuesta de 1869 ver, “Proyecto de Ley que designa la capital de
105 Estados Uhidos de‘Colombia”, Diario Oficial, N° 1526, abril 16‘, 1869.
96 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
yeces .requisito para veneer sobre los oponentes. De otra parte, los vencedo-
res debr’an gobernar en ella y desde ella si querl’an implantar su dominio
sobre las otras regiones pobladas del pats. Como bien lo expresé un comen—
t’arista en l863, ‘
20. J amas. ninglin gran Estado ha visto formarse su centro y nudo vital en
espacios murados por altas serrani’as, porque en estas las dificu'l'tades del
trafico limitan la produc'cion de los artfculos de consumo a las necesidades
locales, con perjuicio de s’u baratura. . .
3o. No regibstra la historia que en las altas montafias se haya establecido y
desarrollado nunca uno de esos grandes ‘establecinfientos industriales que
acaban por convertirse en reguladores de los mercados y centros importan—
tes d'e poblacion. , ‘ , '
4o. Las regiones montafiosas Se han dominado siempre conquistandolas de
la base hacia la cumbre, porque as1’ cada paso que se avanza es una conquista '
definitiva, lo que no sucede en el caso contrario;‘en e1 per'fodo historico
ningfin pueblo montafiés ha logrado convertirse en un grande Estado. '
, So. Ninguna'gran ciudad, de esas que en un pafs dado son sus metro’polis y
I los apoyos mas seguros del progreso, ha crecido entre las montafias, yjamas
ninguna se ha desarrollado rapidamente en esas condiciones. Todas-las gran-
des ciudades del globo .son maritimas o poco menos, y no hay ninguna'pro—
ducida naturalmente por el comercio a mas de 100 metros de altitud. ’
60. En todo pal’s hay Una ley de altitudes, relacionada con la general del
mismo que rige s'u desarrollo, y contra la cualf no debe lucharse, puesto ,que
"a la postre esos esfuerzos acaban por ser nugatorios o. perdidos, lo que es
ruinOso para una» naciong. A
9 ' Vergara y Velasco, Nueva Geragrafi'a, p. 701. Eliseo Reclus anotc’) que “de todos los Estados
suramericanos ninguno tiene capital que ocupe una posicion tan lejana del litoral y por lo mismo
tanabandonada a sus propios recursos, lejos de toda ayuda extrafia. La historia de la Nueva
Granada debe a esa eleccion'una parte notable de su originalidad”. Reclus, Colombia, p. 251.
Vergara y Velasco, por su parte, comento lo dicho por Reel‘us afihfiafidé Que dicha Originalidad
“no compensa por cierto la imposibilidad en que se halla [Bogota] de dar impulso, no ya al pal’s,
pero ni aun a la mesa oriental”. Vergara y Velasco, [Anotacion N° 3], En Reclus, Colombia, p.
251.” " . ,
[O D’Espagnat, Recaerdos de [a Nueva Granada, pp. 1091 10.
98 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
ll Miguel Cane, En viaje (1881-1882.), Bilenos Aires, Ed. Universitaria, 1968. p. 189., g .
12 Hettner, La'C'ordillera de Bogota’, pp. 275276. La parte inicial del Cornehtariode Hettner‘ dice lo
siguiento:_“La ubicacic’m doila ciudad on el'vacentro dol pads, en el interior'de la.‘c_0r_dil1era, que se,
impuso-por s1’ sola durante la concluista debido a la situacion que enoontraron ‘10s espafioles, y que
hoy todavia lleva ciertas ventajas que no so deben subestimar, ——-—por ejemplo la do no eStar ubicaw
da en la ardiento tierra baja, aunque fuera en las cercanfas de la costa——, sin embargo lleva consi~
go grandes desventajas. Suramérica recibe e1 mayor desarrollo on economia y cultura do Europa
y mientras una poblaeién esté ubicada mas adentro y mas dificiles sean svus comunicaciones con
la costa, menos recibo esta'influoncia...”. . '
100 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
flustracién 5
Caminos de la primera mitad del siglo XXI.
E1 Boquerérl cerca de Bogota, acuarela; E. Mark 1846
Tomada de: Banco de la Rept’lblica. Acuarelas de MARK 18434856
. Un testimonio pletérico de la Nueva Granada. Bogota, LitografiaArco, 1963, p.95
' _ LOS ANOS DEL CAMBIO 101
LA RED CAMINERA
lnicialmente, a comienzos de la era republicana, una extensa red de ca—
rninos se encargaba de mantener unida la ciudad con su territorio, con el
resto del pais y con el exterior (ver Plano 10). De Bogota saliahacia 61.;
O'Coidente un caminoque la unia con Fontibon, Serrezuela y Facatativa,
dividiéndoSe en esta filtima poblacion entre laprolongacion qUe continuaba
hasta el r1’o Magdalena por Villeta,'.GUaduas y Honda, 0 la que unia Facatativa-
Con Subachoque, ~Tenjo y Tabio. Del camino-de occidente, a lasa‘fueras de
' la ciudad, surgia un ramal para Engativa y, un poco mas adelante, antes de
Serrezuela, se desprendia otro hacia el norte que llegaba a Funza (o Bogota,
nombre de este caserl’o antes de la independencia’) e iba a terminar en Tenjo.
AsimiSmo, del camino de occidente, en los alrededores de Serrezuela, sur—
gia hacia el sur un camino y varias troch’as que comunicaban a Bogota con
Bojaca, Tena, Zipacon y, desde alli’, c-On las tierras templadas de La Mesa y '
las calientesde Tocai'rna hasta GirardOt, en la orilla del rio Magdalena. '
Otros caminos salian de Bogota hacia elnorte. El principal comunicaba.
la'ciudad 'con Zipaquira a través de Usaquén, Chi’a y Cajica. Un ramal de
este camino llegaba hasta Suba y otro haSta Cota. En Zipaquira e1 camino
principal se dividl’a en varias prolongaciones, las principales c‘omunicaba'n “
a esta poblaCion Con Nemocon y Suesca, c'ontinuando luego hasta Tunja
por Choconta,‘ y a Zipaquira con Chiquinquira por Tausa y Ubaté. Del ca~
.mino a Zipaquira se desprendl’a otro, antes de llegaral Puentedel Comfin, el
que llegaba también a Suesca pero pasando por .Sopo, Tocancipa y
Gachancipa. A . ' i7 7 ‘' . ,J . - . .i
‘ Una trocha comUnicaba a Bogota con La Calera, ubicada al nororiente, y
por otros senderOs que partian deyeste filtimo caserl’o se podi’a llegar hasta
Guasca y Guatayita, los que de todas fermas estaban comunicados- con la ‘
capital. a través del carnino que del Puente delCo‘mfin sall’a hacia Sesquilé.
A1 oriente partl’a el camino a Choachl’, el que atrave-saba el boqueron forma-~
do por (31'i San Francisco al bajar del p'aramo por hentre los ‘cerros de
Monserrate y Guadalupe; también partia' al‘ oriente e1 camino. a Pomeque.
.Ubaque estaba COmLinicada' con Bogota por un camino‘rque salia de ésta
hacia el suror'iente ycruzabael paramo de Cruzverde. En'direccion sur-
surgi’a el camino a Chipaque; igualmente hacia el‘ sur; ’pero comenzando en
el sitio conocido corno TreSesquinas, comenzaban los caminos a Usme y a '7
Soacha. Este filti’mose dividi’a enla trocha que llegaba hasta el 'Salto del
Tequendama y por‘la que se podfa continuar hacia Tena, Ola que se pro-lon-
gaba hasta Sibaté y que se podfa seguir hasta Fusaga'Suga.
102 ‘ GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
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13 Perez, Geografi’afi’sica y polz’rica del Estado de Crmdinamarca, pp. 81—82. Termina anotando este
' geografo que “quien viene de Honda a la Sabana en tiempo de invierno, no puede persuadirse de
que aquella ruta conduzca a una region civilizada, donde vive tanta ge‘nte riea, industriosa y
habitadora en su mayor parte de una ciudad de primer orden, corno lo es sin duda Bogota entre las
ciudades de Sur America. Y viceversa, el que va de Bogota a Honda no puede persuadirse de que
tantos capitales, tantos intereses y tantos conocimientos de todo orden como 1e quedan atras, »
rniren con un indiferentismo casi oriental esa importante via, sin 1a cual no podra haber nunca ni
abundancia ni ri'queza bien entendida en los pafses fundados en las alzadascumbres de 105 Andes
104' . GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
n del
del este”. Sobre el estado de los caminos y medios de transporte antes de la introduccié
ferrocarril y de la generalizacion del uso de carretas y omnibuses ver, asimismo, Camac‘ho Roldan,
Memorias, pp. 7 y 81—82; Holton, La Nueva Granada, pp. 135, 140-141, 211—212, 288; y Perez,
Geografi’afisica y politica del Distrito Federal, p. 27. p ‘
Rufino Cuervo, Relacion de ‘mando que el Dr. Rufino Cuervo, antiguo Gobemad or de la Provin-
14
cia de Bogota, presenté a su sucesor sobre los negocios sujetos a la autoridad de la Goberna-
Existe gran abundan»
cion, AGN, Seccién Repfiblica, Fondo Gobernaciones-Bogota, T.3, ff..144
central para
cia de fuentes referentes a los caminos y sisternas de transporte, pues este asunto fue
nacional como provincial. Sin embargo, solo menciona remos algunas de
la administracion tanto
la misma
ellas en esta cita y las siguientes, a medo de ejemplo, pues hacerlo en extenso es repetir
resaltan'siempre
situacion a todo lo largo del siglo. Las memorias de los gobernadores y alcaldes
provinciales
las medidas tomadas para resolver los problemas y mejorar e1estado de los caminos
es uno de tantos
y cantonales. Asi como las memorias, de las que la citada de Rufino Cuervo
constante que tuyieron lags autori~
testimonios, las ordenanzas dan también fe de la preocupacion
Ordenanz a N° 16, de octubre 3 de
dades por mejorar e1 estado de los caminos. Por ejemplo, la
los caminos provincial es y el modo de
1846, sobre caminos provinciales, establece cuales son
icién _de ellos y el modo de cobrarse , las medidas de los.
componerlos, los fondos para la compos
as
caminos, la construccion de puentes, y la policfa de los caminos. Recopilacio’n de las Ordenanz
.Provinciales vigentes en. la Provincia de Bogota’ el 31 de Agosto de 1847 y de. los Decretos de la
pp. 69-76. Otras Orde-
' Gobernacfon dados en su ejecucion, Bogota, Irnp.‘VicenteLozada, 1847,
de
nanzas determinaban. directamente la apertura de caminos, como la referente a] camino
, en 1852 por
Ambalerna, “Ordenanza 172, de 13 de Octubre de 1852”,~En Ordenanzas expedidas
la Ca’mara Provin‘cialde Bogota, Bogota, Imp. del Neogranadino, 1852, pp. 14-16.
LOS Amos, DEL CAMBIO ' ‘ 105
calidad de'l trabajo realizado por los presos 0 e1 bajo rendimiento de-l meca—
niSm’o obligatorio denominado trabajo personal subsidiario.
Con relacion a la esCasez de fondos, el Gobemador de la provincia en
1835 afirmo, refiriéndose a los criticosde su administracion, que “a1 mis—
. mo tiempo que ignOran las medidas que se toman, no se acuerdan de la'
suma escasez de las rentas... ,Los productos de los peajes [dedicad’os en su
mayor parte a la conservacion y apertura vde caminos] no han sido muy
considerables”15. Veinte afios mas tarde 'continuaban los problemas
presupuestales, lo que obligé al'Gobernador de ese entonces a declarar que
.“habiéndose recibido varios informes relativos al mal estado de algunos
caminos, y no Contando la Gobernacion con recurso alguno de que, dispo—
ner en favbr de ellos, dicté la orden... declarando que los Cabildos deben‘
arbitrar los recursos 'necesarios para la reparacion y mejora de todas las vfas
de comuniCacion que haya dentro del distrito [parroquial]”16.. Pero los ca-«r
bildos Vivian una situacion econémica aun mas precaria;
:‘Respecto de los problemas que creaban las guerras civiles al interrumpir '
la continuidad en la administracion municipal y desviar los escasos fondos,
son mfiltiples los testimonies que existen. Por ejemplo, anotaba el Gober—
nador de la provincia en 1842 que “por consecuencia de la rebelién, todos '
los ramosde la administracién pfiblica se encontraron como abandonados y
no sera posible restablecerlos en mucho tiempo al nivel en que antes se
hallaban por dos faltas en que se tropieza para todo y que por ahora parecen
insuperables: primero la falta de hombres de capacidad y segunda la de
numerar'iom",
' Sin embargo, esimportante advertir que las guerras civiles posteriores a
la de 1859-461, aunque ocasionaro‘n problemas en la administracion munici»
15 Jose Maria Mantilla, Exposicién queel general Jose’ Maria Mantilla, Gobemador [Merino de la,
. Provincia de Bogotd, presenta a la Ccimara de la misma en sus sesiones de 1835, Bogota, Imp. de
Nicomedes Lora, [1835], pp. 13,—~14. . '
[6 Pedro Gutierrez Lee, Exposiciones de los Gobernadores de Bogorci, Cundinamarc’a y Zipaquirci,
dirigidas por el de la Provincia de Bogotci, reintegrada,.a la Asamblea Constituyente en 1855,
Bogota, Imp. 'de Echevem’a Hnos., 1855, p. 21. En la misma pagina, este Gobernador afirma que
“la instruccion primaria y las vias de comunicacic’m son los negociados mas importantes de la
administracién municipal”. , '
l7 Alfonso Acevedo, Memoria que presem‘a el Gobemador de [a Provincia a la Cdmara en sus
sesiones de 1842, AGN, Seccién Repfiblica, Fondo Gobernaciones-Bogoté, T; 13, ff.l l4. Algo
similar, pero refiriéndose a la cruenta guerra de 1859—61, se encuentra en Cenén Padilla, Infbrme
presenrado a ’latMunieipalidad de Bogotci por el Jefe Municipal de este Distrirolen e1 acm de la
apertura de sus sesiones en 1865, Bogota, Imp. de Echeverrfa Hnos., [1865], pp. 3 y l l. ,
106 _ GERMAN RODRIGO MEllA PAVONY
...que por parte del :Gobierno del Estado se procuro evitar toda innecesaria
idestruccion de riqueza y que se saco e1 fruto de los sacrificios impuestos sin
desperdiciarlos, lo prueba e1 hecho de que con excepcién de ciertas localida—
des que fueron especial objeto de las depredaciones de las guerrillas, e1
movimiento industrial ha continuado después de restablecida 1a paz, sin que
se hayan sentido poderosamente los efectos de la guerra, salvo las pérdidas
consiguiente‘s a1 estancamiento de los negocios producido por ella. Las ca-
balleri’as, a1 terminar una revolucion, quedan casi siempre arrasadas, y los
transportes vienen a ser diffciles y muy costosos; y en esta ocasion hemos
visto que a1 restablecerse el trafico, mas de 1.000 mulas gordas han sido
empleadas inmediatamente en el transporte de mercancias en 3610 el camino
de Occidente. I - ‘
...El movimiento de ‘los establecim‘ientos industriales recientemente funda—
dos, prueba que si la guerra no ha tenido tan funestos resultados como se
temi’an bajo el pu nto de vista de la deStruCcion de la riqueza creada, tampoco
ha puesto término a las empresas que deben su existencia a la confianza en
la pal- .
Cuando se trataba del establecimiento de Bancos en esta ciudad, se pronos—
tico que la vida de éstos durari’a hasta la primera revolucion general; mas e1
movirniento que acaba de pasar ha demostrado Cjue hay mas vitalidad en el
pai’s de la que se supon1’a... .
Durante 1a guerra continuaro n sin interrupci én los trabajos de exploracion y
trazo definitivo del proyectado Ferrocarril de Occidente. .. A tiempo que se ‘
ha terminado 1a rectificacion del trazo del Ferr'ocarril de Occidente, (sic) el
Gobierno Federal se ocupa de contratar 1a construccion del Ferrocarril Cen-w
. tral de Colombia, que atravesara lo's Estados de Cundinamarca, Boyaca y
- Santander‘g. » '
detallada
' 18 [Memoria del Esta‘do de Cundinamarca, I 876], Bogota, s.p.i., pp. 1 [—12, Una relacion
civil se encuentra'.
de las obras realizadas en los diferentes carninos dUrante la época de la guerra
‘ "
en las paginas 99 a 126 de esta memoria.
LOS ANOS DEL CAMBIO 107
19 Rafael Mendoza, Informe que el Gobemador de Bogotci dirige a la Cdmara de Provincia en, sus
sesiones ordinarias de 1852, Bogota, Imp. del Neogranadino, 1852, 'p. 25. Asimismo, unos afios
antes, otro Gobernador tenfa que explicar Ios efectos que sobre la administracion de los caminos .
provinciales habia tenido una medida del gobierno nacional: “Antes de que se declarasen nacio—
nales las principales vi’as de comunicacion que parten de la capital de la Repfiblica, fueron consi—
deradas como provinciales, para poder arreglar 1a administracién de sus productos y atender a su
reparacion. La importancia de estos caminos y la necesidad de concentrar en ellos 1a aplicacion
de las rentas provinciales respectivas, hicieron que se dejase a1 cuidado exclusivo de los cantones
y de los distritos parroquiales varios otros caminos que habfan sido o debl’an ser clasificados
como provinciales. Hoyhan variado aquellas circunstancias; pues de los seis caminos que se
habian declarado provinciales, cinco han venido a ser nacionales, y 3610 ha quedado con aquel '
caracter uno...". Pastor Ospina, “Informe que el Gobernador dirige’ a la Cémara de la Provincia de
Bogota en 1846”, El Constitucional, N° 183, septiembre 15, 1846, p. 2. ,
20 Un 'ejemplo de los sistemas utilizados para la construccién o mantenimiento de los caminos es el
Siguiente: “,..se ofrecic’) un privilegio con condiciones ventaj osas al empresario que quisiera abrir
un cami‘no, por el sistema de Mac Adams, de esta capital a Zipaquira. En 11' de octubre filtimo
[1836] expedf y publiqué e1 decreto correspondiente, invitando a los empresarios que quisienan
optar e1 privilegio, pero desgraciadamente ning-uno se presenté...”. Ramon Villoria, [Informe del
Gobernador a__la Cdmara de Provincia en sus sesiones de 1 83 7], AGN, Seccion Repfiblica, Fon-
' do Gobemaciones—Bogota, T.'4, ff.831. Los problemas quecreaba e'l remate de las rentas, en este
ca'so del, ra'mo de peajes, esta atestiguado, por ejemplo, en Mantilla, Exposicién, 1835, p. 13.
108 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
21 Con rolacion a1 uso do roos por vagancia onun camino vor, por ojomplo, Villoria, [Informe,
I 83 7], H.830; Alfonso Acovodo, Informe que el Gobemador de la Provincia presenra a su 'suce-
sar al entregar el mando, 1845, Bogota, Imp. do Cualla, 1845, p. 9 r
22 Las roforoncias a1 Trabajo Personal Subsidiaria son numorosas, puos fuo matoria do particular
atoncion por parto do las autoridados. Un buon ojomplo do osta practica y la forma como ora
roglamontada so oncuontra on undocroto do Pastor Ospina, oxpodido on 1847, qno on uno do sus
am’culos dico: “tanto on 1a formacién do las listas por ol alcaldo comp on su aprobacion por o1
cabildo, so tondran prosontos las dos obsorvacionos signiontos: 1a. quo sogt’m una obsorvacion
gonoral los contribuyontos dobon sor, por lo monos, 1a 5a. parto do la poblacion...; y, 2a. quo no es
< buona clasificacién aquélla on quo so ponon on 1a_filtima claso 1a mayor parto do 103 contribuyon— '
tos, dojando on las primoras un muy poquofio nfimoro...”. Pastor OSpina, “Docroto do 1a Goborna-
cion, sobro sorvicio personal subsidiario y vfas do comunicacién, on ojocuoion do 1a ordonanza 16
do la Camara Provincial”, En Recopilacién de las Ordena'nzas vigen‘tes, 1847, p. 129.
LOS ANos DEL CAMBIO , . 109 _
El principio sobro ol cual McAdams trabajo fue ‘quo una carrotora debe ser
considerada como un piso artificial que da lugar a ‘una superficio fuorto,
suave y sélida, Capaz a la voz do soportar grandos pesos y do permitir o1 paso‘
" do-carruajos sin ningt’ln ‘irnpodimento’. Esto proposito sélo ora posible do
. lograr, como o] lo Sabi’a por oxperioncia, si la carrotora so hace enteramente
do piodras do alrededor do 10 pulgadas y cada una es roducida a un peso que
. no oxceda las, 6 onzas. Bajo la prosion dol trafico, los agudos angulos do Ia
piodra so unen on una masa compacta enteramente impormoablos a la humo-
dad. La carrotora dobo sor tendida tan plana como sea posible, con un lovan~
-tarnionto on su Contro suficionto para que la Iluvia corra hacia las zanjas
ubicadas on cada uno do sus lados. McAdams ora partidario do un levanta—
miento do 3 pulgadas on una carrotora do 18 pies do ancho y apenas un poco
mas on una carrotora do 30 pies do ancho, las que ponso nocosarias para o1
23 La Opinio'n, N° 120, mayo 24, _] 865‘, p. 161. El mismo articulista, antes dol comentario anterior,.
, anotaba que “en o1 ostado actual do nuostra poblacion, osparcida sobro un vasto territorio, do
nuostra indtistria incipiento, do nuostra lojanfa do los mares y n’os do navogacion facil y economi—
ca; on nuostro suelo arrugado que tantos obstaculos opono a la locomocion, abrigamos la crooncia'
do que los caminos carrotoros son 10 finico posible duranto muchos afios‘, mientras so crfan osas
grandos produccionos y vastos comorcios Sin los cualos un ferrocarril no puedo subsistir”. El
mismo afio, otro comontarista anotaba que “dol mismo modo. ha procedido [o1 gobierno] on Io
rolativo a1 ferrocarril do Facatativa, por o1 quo diffcilmento so podra traor cargas a1 mismo floto
que en los carros do hoy, puos quodando vigento mi compadro o1 carnino do Honda, ol trafico no
podra dosarrollarso lo bastanto para que con un fleto bajo so alimonto ol forrocarril hasta cubrir los
intoresos, gastos, otc. Lo que importa, lo que urge en ostas comarcas andinas, os comunicar las
rogionos Calidas con las frias, para que las produccionos‘do unas y otras so cambion rapida y
oconémicamonto”. “Carta dol Comorcio do Bogota a1 camino do Honda”, La Opinicin, N“ [26,
julio 5, .1865, p. 213. - . ‘
1 10 GERMAN ,RODRIGO MEJI’A PAVONY
24 Roy Devereux [Margaret ROse Roy Pember~Devereux], The Colossus of Roads. A life of John
London McAdams, New York, Oxford University Press, 1936, pp. 49. 13 traduccion es nuestra.
25 A1 respecto ver Alfonso Acevedo, Meinoria del Gobemador de Bogotci a la Cdmara Provincial
en sus sesione's de 1843, Bogota, s.e., 1843', p. 14; y Alfonso Acevedo, Exposicio’n'que-el Gober—
nador de la Provincia presenta a [a Cdmara, en cunzplimiento de lo dispuesro en el articulo Io.
dé la ley que organiza la administracion pziblica, 1844, AGN, Seccion Repfiblica, Fondo
Gobernaciones-Bogota, Tomol6, ff.56. ' . , ' - -
26 Herminia Gomez, Leyendas y notas historicas,_ .B ogota, Imp. Nacional, 1907, p. 199. Ver, asimis—
. mo, Camacho Roldan, Memorias, pp. 81-82; lbafiez, Cronicas de Bogota, Vol. 4, p. 494.
4"
LOS ANOS DEL CAMBIO l 1 l
della Sabana arrancan carninos para todos los rumbos del horizonte, mas o
menos malos, salvo contadas leguas .de medianas carreteras, y afin en ellas
no es mejor la red, red en que ocupan el primer puesto las carreteras del .
Norte y Occidente, remplazadas hoy en parte por_ sem‘i-ferrocarriles de 8 y
10 leguas... Los valles que rodean 1a Sabana no gozan de‘ caminos adecua-
dos a su trafico, en especial los orientales, no obstante el ya considerable
movimiento que en ellos 'se nota; ni al Magdalena ni 'al Llano gufan caminos
racionales, a pesar de las grandes sumas invertidas, por el pésimo sistema de
31 ‘Los diferentes caminos queconducfan a los Llanos fueron considerados como nacionales 0 pm»
- vinciales dada 1a importancia que le otorgaban las diferentes administraciones. Testimonio de
esto son, por ejemplo-Jas siguientes ordenanzas y noticias: Czimara Provincia , “Ordenanza sobre
caminos provinciales”, El Constitucional, N° 188, octubre 24, 1846; “Ordenanza 150 sobre v1’as
de comunicacidn provinciales”, El Constirucz'onal de CundinamarCa, N° 333, octubre 25, 1851,
p. 186; “Caminos centrales de Cundinamarca que parten de Bogota”, El Cundiizamarque’s, N°
'121, enero.30, 1864, p. 503. Abundantes testimonios de los esfuerzos re'alizados por Bogota en la
colonizacion del territorio de San Martin y del Meta, asi cornode establecer uno o varios caminos
en buenas condiciones con dichas regiones, sc encuentran en-eI-Fondo Gobemacidn de'Bogota
del Archivo General de La Nacion. ‘1
‘
LOS ANos- DEL CAMBIO 1 1.3
variar los trazos cada rato, suspender las obras cuando afin no se han con-
cluido, y q'uerer aun tiempo hacerlo todo32. ' ’
Ilustracion 6
Estacién dél ferrocarril del' norte a finales del siglo XIX tomada de: Cémara
de Comercio de Bogota ’Estructura y principales servicios publicos. BogOté,
Litogréflco Arco, 1978. p 298.
33 J. Bernardo Elbers, Exposicién que J. Bernardo Elbers, presenta al pLiblz'co de Colombia, sobre
la navega‘cién del n?) Magdalena en Buques de Vapor; (y m actual estado) cuyo privilegio exclu—
sivo le concedié el C(mgreso de la Repdblica, par Decrem de 3 de Julio de I 823, Bogota, Imp. de
.Cualla, 1829, p. 4. E1 textoeompleto del decreto estzi en las paginas 4 a 7. ,
. Elbers, en el parrafo inicial de su exposicion de 1829 _dice que, “cuando un interés personal ‘de
mucha _importancia, en armom’a éste don e1 interés general, estan comprometidos y expuestos a
sufrir graves prejuicios por continuas ‘reclamaciones de quien nolpuede'teneree‘ por parte en la
cueétién, parece que {sera' permitidoal principal, interesado en el ne-gocio llamar la atefncién del
. . gobierno,- ypresentarle hechos que comprueban 1a injusficia’con que 'continuamente, aunque de
. .un modo indirec‘to, _se le ataca con la extrafia pretension de que se le despoje de un privil‘egio que
obtuvb en tiernpo habil, por ‘la 'autoridad competente‘, a cuyas con'dieiones de ningfin ‘modo
ha faltado, y de que no puede, p‘or consiguiente privvarsele,-asf porplofqile lleva dicho, como
porque el decreto legislativo que se lo concedio, no le impuso‘en ningfin case ta] pena”. Elbers,
Expositién, p. 3. l ‘ _ ' I
35 Gomez, 'Leyendas y notas Iu'stdricas, p. l 19-; Vergara .y Velasco, Nueva Geografi’a, p. 832.
LOS- A-I’ilos DEL CAMBIO 1 15
36 Vergara y Vergara, Almanaque y guz’a deforasteros, 1866, pp. 360—363; Francisco Javier Vergara
y Francisco José de Vergara, Almanaque y guz’a ilustrada, 1881, p. 172; Cuervo, Enciclapedia de
bolsillo, pp. 89-93; Vergara y Velasco, Nueva Geografz’a, p. 832.
37 Hettner, La Cordillera de Bogotci, p". 283; Vergara y Velas'co, Nueva Geografz’a, p. 836; Reclus,
" ' Colombia, pp. 403-404; , . - > '1 - . ‘ - 9 ‘ '
38 -' Vergara y Velasco, Nueva'GeOgmfi’a, p. 836. A . . y
39 ' ' Gomez,'Leyendas y horas lziStdricas, p. 200; Herran, Leccionés iorales'de'geografl’a,‘p. 4; Palau,
Guz’a' hisférica y descripriva, 1894, pp. 67—68; Brisson, sjes por Colombia en las afi'ds de 189]
. (1‘1897, p. 156."ROberto Velandia dic‘e lo Siguiente sObr‘e la construccién de-e'sta'yia férrearfEI 28
E de‘ Febrero de' 1882 se- inauguraron en Facatativzi lo's‘ trabajos “d’el‘ifei‘irocarril‘ a "BogOta por ulna
compafiia particular, en virtud del contrato autOriz‘adoi'po’r Ley N“ 18 de' 17 de noviernbre de
116 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
a 1. DE CARGA
LUNES MARTES MIERCOLES JUEVES VERNES SABADO DOMINGO
9:30 a.m. 9:30 a.m. ~ 8:15 a.m. 9:30 a.m. 9:30 a.m. 9:30 a.m.
SALE DE
4:00 p.m. 4:00 p.m. 12:20 p.m. 4:00 p.m. 4:00 p.m. . 4:00 p.m.
BOGOTA '
4:25 p.m.
7:00 a.m. 7:00 a.m. 6:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m.
SALE DE
FACATAJ‘IVA 10:00 a.m.
1:30 p.m. 1:30 p.m. 2:00 p.m. '. 1:30 p.m. 1:30 p.m. 1:30 p.m. 1:30 p.m.
2. DE PASAJEROS **
SALE DE_ 7:00 a.m. 7:00 a.m. . 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m.!
BOGOTA 4:15 p.m. 4:15 p.m. 4:15 pm. 4:15 p.m. 4:15 p.m. 4:15 p.m. 2 4:15 p.m.;
SALE DE 7:00 a.m. 7:00 a.m.. 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m. 7:00 a.m.
FACATATIVA 4:15 p.m. 4:15 p.m. 4:15 pm. 4: 15 p.m." 4: 15 pin. 4:15 p.m. 4:15 p.m.:
40 E1 denominado Ferrocarril de Cundinamarca, que uniola Facatativa con Puerto Salgar se terminc’)
en’ 1931, con una extension de 150 Km. Sin embargo, la primera 11’nea que unic’) a Facatativa con
el rl’o Magdalena fue la del Ferrocarril de Girardot, terminada e1 13 de febrero de1909, y con una
extension de 131 Km. 903 metros. Velandia, Encicmpedia histérica de Cundinamarca, Vol. 1, pp.
.323 y 332. un recuento detallado de la historia de todos los ferrocarriles de Cundinamarca se
encuentra en el capitulo 12 de la referida obra de Roberto Velandia. - .
41 Ademas de lo anotado anteriormente sobre la red caminera, ver “Decreto de Caminos; Tomas
Cipriano de Mosquera, Presidente de la'Nueva Granada, en ejecucion delas leyes de 2 y 7 de
Mayo ’de 1845, y de 9 de junio del presente afio...”. AGN., Seccion Repfiblica, Fondo' Restrepo,
Rollo 34, RH, Vol—43,1 ff.48-77; Salvador Camacho Roldan, Camino carretem a1 Magdalena,
Bogota, 1858, AGN., Seccién Repfiblica, Fondo Restrepo, R34, F.-.II, Vol. ~43, ff.130-163; Ca-
minos pdblz'cos. Consideraciones sabre [as ventajas que proporcionan, Bogota, Imp. de Ancizar,
1848. En estos documentos de mediados de siglo aparece claramente e1 proposito gubemamental
de dar impulso a las vfas carreteables como altemativa viable a la de los ferrocarriles, los cuales
por sus costos y dificultades en la construccion se prevel’an para tiempos posteriores. Con re1a~ "
cion a1 tiempode viaje que se gastaba entre la Costa y Bogota, en 1823, sefiala un viajero que, “a
. través del Rio Grande (Magdalena) es muy expedita 1a comunicacién con el mar Caribe; actua1~
menteel camino a Honda esta descuidado como todos los del pafs, pero afin asf se gastan tres dl’as
a Honda, situada en la orilla oriental del Magdalena, y desde alli e1 correo llega a la costa en siete
dl’as, graoias a la gran velocidad de la corriente, pero 1a subida del r1’o es desproporciOnadamente
mas larga. Después de la época de lluvias es muy comfin que el viaje de Santa Marta a Honda se
demore de cincuenta a sesenta dias...”. Cartas escrz’tas desde Colombia durante an viaje de Cara~ ‘
ans (1 Bogota y désde allz’a Santa Marta en 1823, Bogota, Banco de la Repfiblica, -s.f., p. 91. En el
decenio de 1870, Federico Aguilar gastc’) 12 dfas en'recorrer el trayecto de’ Sabanilla a Bogota:
“202 leguas; cuatrouen camino de-hierro, [ciento]setenta y seis en los vapores del rio y 22, en
mulas por malos y In'uy descuidados caminos”. Aguilar, Colombia,—p. 50. l.
l 18 GERMAN RODRIGO’MEJfA PAVONY
1ogr6 disminuirse en gran forma durante e1 sig1o X1X: de una duracién oer——
cana a los tres meses, remontando 1a corrienteg cuando e1 tie-mp0 era bueno,
a pocomas de una semana en la misma direcrcion y bajo iguales condicio~
nesclirnaticas. Sin duda, otra consecuencia de 1a introduccion de estas me-
‘ joras foe e1 acercamiento de Bogota a1 resto del mundo. ,
g La Colombia Commercial Steamship Line, por ejernploa eon servicio re——
gular entre. Cartagena, Puerto Colombia (B arranqui11a), Santa Marta y New
York en 1891-, rea1izaba viajes directos entre Sabani11a y New York en 7 u 8 -
‘ dias; en otras compafiias e1 viaje podia tomar 14 o 18 dias, pues tocaban en
otros puerros antes de 11egar asu destino. Ademas, el tiempo de espera en
puerto era .minimo pues e1 viajero o- 105 comerciantes 'encontraban itinera-
riOs semanales-en esta-r‘uta. De esta manera, un bogotano que emprendiera
.viaje avNew York a fines del sig1o XIX se demoraba en 11egar,. con nn poco
de suerte, poco mas de dos semanas. Si e1 destino- del .bogotano era uno de
los puertos europeos, -1a duracion-del viajepodfa llegara poco mas de cua—
tro semanas; dependiendo de.1os sitios de eScala que hiciera e1 vapor y el
tiempo de espera en el puerto colombianofW - » . ' .
Ademas del ferrocarril de la Sabana, otras lineas que partian de Bogota
comenzaron a ser construidas en los afios finales del siglo X1X. Como ano--
tabarnos anteriormente, estas vias férreas siguieron e1 trazado de1as princi-
pales Garreteras que sa1fan de la capital en'fdiree‘cién norre y sur. Ellas pre—
tendian eventualmente, a1 igual que lade 1a Sabanaa Unir a Bogota cOn e1 rfo ‘
Magda1ena. Hacia 1907, E1 Ferrocarril del Norte, con una extension tota1 ‘
de' 60 Ki1émetros,"ya alcanzaba 1a ‘poblacion deNemocén, un poco mas
adelante' de Zipaquira; y el Ferrooarril del Sur,‘ en sus 25 Ki1émetros, unia a
Bogota con Soacha y con e1 Salto del Tequendama‘“. '. ‘. _
En c‘onjunto',‘“'aunque las tres lineas férreas que partian de Bogota no
alcanzaban a snrnar mas de 125 Kilometros en 1907,. y la COmunicacién con
el Magdalena solo serlogro hasta 190-9 y'no por la via de Honda,,e1 impacto
que e11as ‘tuvieron sobre las actividade‘s economicas sabaneras no fue des~
preCiable, ’adernas de .haber fortaleeido e1 papel central de BogOta con rel-a—
cion a su 'territorio inmediato. De una-parte, todo e1 a1tip1ano fue colocado
en function ‘de las neC-esidades '=y‘ ritmos de la- urbe: e1 rico mercado de
Zipaquira,, que C'ongregaba todas' las poblacione‘s a1 norte de la altip‘lanicie,
Enciclopedia de
42 Vergara y Vergara, Almanaque y guia deforasteror, 1866-, ' pp. 363—365; Cuervo,
< bolsillo, pp; 134—139. ‘ -' ~ , ‘ V
p. 51. Ver, asimismo,
43 Zamora, Guz’a de la Repiiblica de Colombia, Bogota, Imp. Eléctrica, 1907,
de
Jorge Brisson, :Viajes por Colombia'en'los afios de 1891 (11897, p. 159; Ibafiez, Cronicas
marca, Vol. 1, Cap. 12.
Bogotci, Vol.4, pp. 612—613;Velandia,'Enoiclopedia Historica‘de Cundina
LOS ANOS DEL CAMBIO] 1 19
. Las tarifas del correo se fijan s'eglin e1 peso; Lina 501a carta de la Costa’ a‘
Bogota‘cuesta veinticinco centayos; los pan‘fletos y periodicosson- gratis;
Hay ungrupo de apartados para los comerciantes, a cuatrodolares por‘afio.
.. Las cartas se portean a trayés deuna ventanilla que da a la calle; pero ell ,
lugar para el envfo de paquetes, llamados encomiendas, que pagan una tari-
fa de un délar por libra, se encuentra en un lugar diferente del edificio..:. . .
Si una persona desea enviar cien 'dOblones 'a la Costa; debe ColocarIOS en :una '
de las pequefias bolsas del pai’s llamadas mochilas y ‘contar‘el dinero delante‘ -~ " ' ‘
del cajeroQLa talega es atada y numerada; e1 cajero extiende entonces un
recibo formal por la cantidad, en el que se detallan también los tipos de‘
moneda recibida, a quién se ordena enviarlos y el lugar de destino. El remi—
tente en'vfa el recibo a su corresponsal, quien lo presenta allf en la respectiva
oficina yrecibe e1 dinero, siendo el gobierno respons‘able por el envfo. Esta
modalidad de ‘encorniendas’ es a menudo muy ventajosa para el hombre de
‘ negocios, ya que poSiblemente ningt’ln bien puede trasladarse tan rapido como
lo hace‘el correo. Vi a menudo pequefios paquetes quecontem’an unas
pocas libras de artfculos novedosos tales como chales; encajes, guantes,
1838
f
POBLACIONES
LI’NEA- SALE LLEGA PRINCIPALES o COMUNICACION
DEPARTAMENTOS‘? CON EL EXTERIOR
CORRESPONDENCIA Y ENCOMIENDAS
1860 ,
POBLACIONES COMUNICACION
LlNEA SALE LLEGA PRINCIPALES o ‘ CON EL
DEPARTAMENTOSH‘ EXTERIOR
ATLANTICO 1, 12, 16, 28 2, 8, 18, 23 Antioquia, Bolivar, EUROPA
de cada ‘tnes** de cada mes Magdalena, Panama ' NORTEAMERICA
NORTE Sfibado: 2 p.m. Martes: 10 am. Boyaca, Santander VENEZUELA
TABLA 3 (Continuacién)
lTlNERARIOS DE CORREOS
188]
l. CORRESPONDENCIA
POBLACIONES COMUNICACION
LINEA SALE LLEGA PRINCIPALESO CON EL'
DEPARTAMENTOS* EXTERIOR
123
TABLA 3 (Cominuacién)
.2. ENCOMIENDAS .
iTI-NERARIO DE CORREOS
1891
‘1. CORRESPONDENCIA
POBLACIONES COMUNICACION
LINEA SALE LLEGA PRINCIPALES CON EL
7.0 DEPARTMNTOS’I‘ EXTERIOR '
TABLA 3 (Continuacion)
1 . CORRESPONDENCIA
POBLACIONES COMUNICACION
LlNEA |
SALE ‘ , LLEGA PRINCIPALES o CON EL
DEPARTAMENTOS* EXTERIOR
TABLA 3 I (Continuaeién)
1. CORRES PONDENCIA
i POBLAC'IONES COMUNICACION
LINEA - ' SALE LLEGA “PRINCIPALES 0 ' ’ CON EL
' DEPARTAMENTOS* EXTERIOR
2. ENCOMIENDAS **
LiNEA SALE LLEGA > LiNEA SALE LLEGA
SUR" 2, 17 de 16, 30 de PAC1FICO 12 de 30 de '
, cada mes ' cada mes cada mes ' cada mes
3. ENCOMIENDAS POSTALES
ESTADOS UNIDOS ,l, 7, 13, 19, 25 ALEMANIA l, 7, 13, 19, 25 de cada mes
' de cada mes - ' '
126 GERMAN RODRIGO MEJI’A .PAVONY
TABLA 3 (Continuacién)
* No estén incluidas todas las poblaciones que son cubiertaS‘pOf'cada linea de correo.
** De oro t deiplata amonedada, billetes, minerales preciosos y mercancias.
**.* Cada linea corresponde a los distritos ubicados en esa‘direccién
47 Hermanos Maristas, Ensayo de geografi’a local, p. 27; Gomez, Leyendas y noras histéricas, p.
'199;Vergara y Vergara, Almanaque y guz’a deforastems, 1866, pp. 365—366. Reclus afirma que la
primera ll’neate‘legrafica entre Bogota y Ambalema se establecio en 1867, mientras que Vergara y
Velasoo dice que ella se establ‘ecio en 1865. Reolus, Colombia,.p. 406; Vergara y Velasco, Nueva
geografi’a, p. 797. « _ . . . _ ‘ '
128 GERMAN RODRIGO MEJlA PAVONY
TABLA 4 Telégrafos
1865-4 905 '
.5,
FUENTES:
~— Vergara y Vergara, Almanaque y gala de forasreros, 1866, pp. 365-366.
- Herran,‘ Lecciones orales de geografz’a, p.3.
— Hermanos, Mafistas, Ensayo de geografi’a local, p.27.
— Reclus, Colombia, p.406. ' ‘
Vergara y Velasco, Nueva GeOgrafi’a, pp.796-797.
-
— Go’mez,Leyendas y nota’s historicas, pp. 1834 84.
Enrique Arboleda, Estadz’stica general de la RepLiblica 'de Colombia, BogOta: Imp. Nal., 1905, p. 253.
-
LOS ANOS DEL CAMBIO 129
48 Angel M. Diaz, Compendio de geografi’a de la Reptiblz'ca de' Colombia, Bogota, s.e., 1894, p.
107. .
49 Cuervo, Encz'clopedz‘a de bolsillo, p. 230.
50 “En la actualidad existen al go mas de 14.000 Kilémetros de alambre de telégrafos y teléfonos: de
aquéllos, 3.000 de Bogota a Ocafia y Cficuta, 300 de Bogota al Llano, 1.000 de Bogota a1 S. del
Tolima, 1.400 de Bogota al N. de AntiOquia, 2.200 en la Costa, 2.100 de Manizales al Ecuador y
700 en Panama. El producto de las lineas es, por término medio alafio, asr’ en millares: Bolivar,
10; Magdalena, 25; Santander, 25; Boyaca, 14; Cundinamarca, 95; Tolirna, 22, y” Cauca, 33.
Ademas lash oficinas se distribuyen asi en producto: mas de 30.000 Bogota, mas de 9 Medellin,
mas de 6 Cali, mas de 4 Popayan, Honda, Tunja y Bucaraman'ga; mas de 3 Cficuta, ManiZales,
Buenaventura, Palrnira e Ibagué; mas de 2 Cartagena, Ocafia, Zipaquira, Pamplona, Neiva, Buga
y Ceirtago...". Vergara y Velasco, Nueva geografi’a, p. 797.
51 Vergara y Velasco, Nueva geografz’a, p. 797.
ILUSTRACION. 7 .
'Edificacién de una calle bogotanai Grabado del palaci’o Arzobispal. _
Tomada de: Cémara de COmercio de Bogoté; Bogota. EStructura y- principale's
'Servicios pablicas. Bogota, litografl’a ARCO, 1978.. ‘
TERCERA LECTURA w
EL LUGAR CONSTRMDO
* Por ello, e1 paisaje urbano que resulta de los textos decimononicos adjetiva
la ciudad corno melancolica, conventual, lejanay envejecida. Los elementos
.urbanos, al ser convertidos en, imagenes fundadas en percepciones inevita-
blernente ideologizadas, fijaron en la conciencia de las filtimas generacio—
nes del siglo XIX tales adjetivos.A1’1n mas, la imagen asf cre’ada sobrevivio
a las generaciones que le dierOn forma y ha perdUrado a'todo lo largo del
siglo XX. Y ello debido a que el Viejo casco urbano persistio a pesar de
haber sido repudiadopor la élite que, temprano en el siglo XX, busco a1
norte nuevos sitios de residencial, a pesar de haberv sido poblado por los
tflgurios de quienes se hacinaron en él cuando no encontraron lugar en los
barrios obreros, y a pesar de haber sido convertidoen n1’1cleo administrati—
_ V0 0 de prestacion de' servicios pOr'el ordenamiento urbano capitalista» de
entonCes._ ' . ' . . I , A‘ .
Afirmabamos anteriormente 'qUC los' bogotanos de comienzos del siglo ‘
XIX no tendrian ninguna dificultad en reconocer la ciudad de fines de la
’misma centuria, pero que notarian con sorpres‘a nuevos elementos o‘la au-L
sencia de otros que- les eran familiares. En realidad, e1 paisaje urbano de
Bogota durante el periodo que estamos examinando fue el producto de una
gran paradoj a: el estado de transicion en que estaba sumido, e1 ordenarnien~
to social genero en lauciudad una situacion ambivalente, pues al tiempo que 4
no fue capaz de destruir la fisionomi’a que le dio a la urbe el orden'arniento
colonial, sf alcanzo a introducir elementos del nuevo orden capitalista denm
tro de su estructuraurbana. ' .
' La imagen que hoy tenemos del Viejo Bogota se alimenta y se reproduce,
por lo tanto, primero, en nuestra percepcion de dicha permanencia
fisonomic‘a,de la cual quedan 'afin muchas trazas; segundo, en el hecho de
que el area Construida hasta cornienzos del siglo XX fue posteriormente
reordenada Como centro de la metropoli burguesa, lo que permite la exis—
tencia sin Contradiccio'n de los viejos caserones, convertidos en oficinas,
vtalleres, museos, centros culturales, tiendas de comercio, e inhumanos pero
rentables inquilinatos, junto a los nuevos edificios y avenidas que se cons-
truyeron para dar lugar a los ritmos y espacios neceSarios para la acumulau
cion capitalista; y tercero, no menos importante, en el hecho de que muchos
de los estudios urbanos de la ciudad decimononica recogen di'cha imagen
1 Con relacion al movimiento de las elites hacia otros lugares ubicados a1 norte del casco construi-
. do en épocas coloniales y apenas expandido en el siglo XIX, el'estudio mas completo continua
siendo el de Peter W. Amato, An Analysis of the Changing Patterns of Elite Residential Areas in
Bogota, Colombia, Ph.D Dissertation submitted to The Cornell University,» 1968.
134 ' GERMAN RODRIGOMEJI’A PAVONY
sin elbenefieio de la critica, pues tomau come verdaderes les textos en que
tales percepcieues quedaron cousiguadosz. ‘
DefiuL es, el paisaJEe come 1a relacioné que Seestablec e entre la natura-
leza en que esta immerse uu lugar y el lugar efi cuauto construide por el
hombreEn las dos lecturas anteriores enfatizamos el examerr de la natura-
leza en que estaba iumerse e1 lugar y éste en furrcieu del sitio y de la distan—
cia. Eu las pagiuas que siguen vamos a continuar exploraude la paradoja
que el estade de trausicieu preduje en el paisaje urbane de‘Bogota en el
siglo , sole que ah'era centraremos nuestra ateucién err el lugar en Guan—
to construido por el hombre: la fisenomia de la ciudad, el paisaje iutemo,
que tendio a permanecer invariable a través de las décadas, en contraste con
les siguos de un uuevo orden urbane, los que cobrareu forma sin alterar en ,
mode c’lararnente perceptible el paisaje colonial que babia adquirido la ciu—
dad en las centurias anterieres. . ‘
EL PAISAIE EN LA CIUDAD
2‘ Ver, para un examen de les problemas que crea para la interpretacien historica'de la ciudad el use
acritice de las fuentes decimononicas, eh particular e1 preblema que erea en ellas e1 paradigma de
progreso bajo el cual fueron escritas, German R. Mejia, “.El- Dies de les Santaferefies. Espacie y
tiempe en una seciedad urbana precapitalista”, Trocadero, 4:5 (1988), pp. 5—12.
3 Helten, La Nueva Granada, p. 227. V '
4 'Rothlisberger, El Dorado, p. 72. Ya entrado e1 sigle XX, 1a percepcion que se tenfa de Bogota,
vista desde el mismo sitie, era similar a la que apreciaba Rethlisberger varias décadas antes: “La
imagen dela ciudad desde el Pasee Bolivar es la de-un mar de blancas edifica’cie'nes centiguas
Pumas a etras, con sus techos de rejas tejas, del tipo usual de la arquitectura hispaneamericana, y
Icon sus caracterfstice acornpafiarniento de cfipulas y terres de iglesias y-de convehteSI’ Arthur C,
Veatch, Quito to Bogota’, London, Hedder and. Stoughten, "1917,,‘Ip'. 237. La traduccién es nuestra.
LOS ANOS DEL CAMBIO - V . 135
5 Gosselman, Maje par Colombia, 1825—1826, p'. 272; Cartas estritas desde Cblombia durante un
viaje de Caracasa Bagata’ y desde allz’ hasta Santa Marta en 1823, Bogota’l, BénCo de la Rapfibliw
ca, s._\f.,'p. 94; Bolton, La Nueva Granada, pp. 226—227; Saffray, Vlaje a la Nueva Granada, p.
_ 295; Francisco -Jayier Vergara y Francisco J036 de Vergara, Almanaque y gufa ilustrada, 1881, p.
' 57; D’Espagnat, Recuerdos de la Nueva Granada, p. 77; Petra, The Republic of Colombia, p. 123;
Rothlisberger, El Dorado, p. 72. -- a . ‘
5.2:... 0—. 55.— en
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LUGARES NOTABLES
- Pero, a pesar del gran cambio que se ha operado durante las filtimas déca— .
das, Bogota preserva mucho del aspecto de los tiernpos coloniales. En ver—
dad, no es difl’cil, en ciertas partes de la ciudad, imaginarse transportado a
V. una tl’pica poblacion espafiola del tiernpo de Carlos V 0 de Felipe ll. Como
un todo, sin embargo, 1a Bogota de. hoy no difiere materialmente de una
, ciudad; 'de su..- mismo tamafio en Espafia 0 Mexico. Todas las cindades lati—
noamericanas sOn similares en sus rasgos principales, y cuando usted ha
Visto una uSted las havisto todas7. < i ’ ‘
6 Hettner, La Cordillera de Bogota, p. 271. Otras referencias a la traza en forma de damero que
tenfa Bogota se encuentran, por ejemplo, en Bache, La RepLiblica de Colombia en 10:: wins 1822-
23, p. 199; Boussingaalt, ‘Memorias, Vol.3, p. 37; Guz’a oficial, 1858,'p. 26; Holton, La Nueva
Granada, p. 162;_Francisco Javier Vergara y Francisco José de Vergara, Almanaque y. guz’a ilus-
trada, 188], p. 189; D’Espagnat_, Recuerdos de la Nueva Granada, p. 74; Petre, The Republic of
Colombia, p. 125; Scruggs, The Colombian and Venezuelan Republics, p. 64. ‘ , i
‘7 Zahn, Up the'Urinoco and down the Magdalena, pp. 287m288. La traduccién es nuestra.
140 GERMAN RODRIGO MEJiA ‘PAVONY
8 Boussingault, Memorias, Vol. 3, p. 37; Mollien', Viaje por la RepLiblica de Colombia en 1823, p.
188; Steuart, Narracion de una expedicién, 1 8363 7, p. 1 11; Holton, La Nueva Granada, p. 159;
Saffray, Viaje a la'Nueva Granada, p. 295; Cane, En Viaje (1881-1882), p. 166;'Scruggs, The ,
V Colombian and Venezuelan Republics, pp. 64-65. '
9 'Rothlisberger, El Dorado, pp. 66. Varias décadas antes, otro viajero anotaba que “el plano de la '
ciudad esta regularmente trazado, y las calles, de unos veinticinco pies de anchura y tir'adas a
cordel, se hallan bien empedradas y provistas de agua corriente”. Bache, La RepLiblica de Colom‘
_ bia en los afios 1822-23, p. 199. ~ . '
10’ COn reIacién 31 mal estado que caracterizc’) las calles bogotanas durante el siglo XIX, un'a nota de
pfensa‘de 1884 decfa, por ‘ejernplo, que “aqui en verano, e1 'polvo nos tapa 1a cara y nos hace andar
con los ojos cerrados, y en invierno, ya lo ven ustedes: barro sin Inisericordia. Eso depende de
que, si bien es cierto a los pobres contribuyentes se les sacan ingentes‘sumas y crecidos peajes so
pret’exto de hacer buenas vias de comunicacién, en esta tierra no se hace sino tapar apariencias y
salir del 'paso de cualquier modo...”. “Invierno en la ciudad”, Diario deCundinamarca, mayo 2,
. 1884,p.1598. ' .
11 Cartas escritas' desde Colombia, 1823, pp. 94-95; Francisco Javier Vergara y Francisco JOSé de
' Vergara, Almanaque y guz’a ilustrada, 1881, p. 189; Rothiisberger, El Dorado, p. 66. , ,
' 12 SteuaIt, Narracio’n de una expedicion, 1836-37, p. 109. Vet/,I‘Gosselman, Viaje por Colombia,
' 18254826, p. 278; Mollien, Vzaje por la Repfiblica de Colo/mbia en 1823, p. 188.
LOS ANos DEL CAMBIo ' 141
'Las calles de Bogota son descritas en los libros como amplias, bien empe-
dra‘das, y con una corriente de agua bajando por su centro; pero mucho de
eSto es pura imaginacion. Las calles son suficientemente amplias para todos
los propositos praCticos de transporte y ventilacion —-muy diferentes de las
estrechas calles de Cartagena— pero ciertamente no se destacan en este as-
pecto. Con relacion a1 empedrado lo menos que se diga es lo mejor.;. Sin
duda hay calles empedradas ---—-al menos algunas de ellasm— poro son muy
pocas y may apartadas entre sf aquéllas en las que no hay frecuentes huecos
y rupturas, y las grandes y redondas piedras no son, en el mejor de los casos,
una confortable superficie. Y en lo que respecta-a las corrientes de agua que
corren por su centro, 1a finica excusa para esta leyenda 'se encuentra en las
13 Las restricciones a1 uso de carruajes dentro de la ciudad, colocandose Ios limites en los puentes dc
San Victorino y San Francisco, 36 hicieron recurrentes a partir de mediados del siglo XIX, cuando
las mejoras en'los caminos a Facatativa y Zipaquira incrementaron el uso de carretas en dichas
vfas y, asimismo, cuando 1a actividad constructora. en Bogota hizo necesario el acarreo de mate-
riales con mas frecu‘encia y desde lugares mas distantes. Las restricciones pueden clasificarse en
dos categoriasz' una, la que ejercfan los peajes internos (derechos de transito); y otra, la prohibi—
cion expresa para que cierto tipo de carretas circulara por algunas de las calles. Una nota de
prensa, publicadaren 1860, es uno de Ios muchos ejemplos que al respecto podemos citar: “Los
nurnerosos carros que diariarnente circulan por las calles, de esta capital, han destruido dc tal
manera los empedrados y aun los enlozados mismost, que ya no puede transitarse por muchas de
ellas sin '61 auxilio de un practico que lo conduzca por el laberinto dc hoyos que ellos han forma-
do... Estos Ina/las pueden remediarse por el Cabildo de la ciudad, por varios medios: o prohibit la
circulaoion dc carros por las calles, o construir Ios empedrados de modo que no sufran con pel
transitode los carros...”. Urbano Pradilla, “Nota sobre composicion de los empedrados _de la'
ciudad”, Gaceta de Cundinamarca, N° 132, febrero 15, 1860, p. 33. -
142 . GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
calles q'ue ascienden hacia la montafia, y ello solo dUrante, o por un corto
tiempo después de un aguacero, momento, en verdad, en que el agua corre
por asperos canales de piedra plana ubicados en sus centros. Existen andew
nes en muchos lugares, pero ellos son tan angos’tos que generalmente es
imposible que dos personas se crucen en ellos. Con‘secuentemente, cuando
las calles no son un lodazal, muchas personas prefieren caminar por ellas.
La gran mayorl’a de los transefintes caminan todo el tiempo, a no ser que
utilicen e1 tranvfa de mulas... El peligro de ser atrOpellado es muy raro por~
que 3610 el Presidente, el Arzobispo y otra media docena de personas son los
finicos poseedores de carruajes privados, los que usan mas por dignidad que
pOr bienestar”.
l4 Petre, The Republic of Colombia, pp. 124—125. Ver, asimismo, Francis C. Nicholas, Around the '
Caribbean and Across Panama, New York: HM. Coldwell Co., Publishers, 1903, p. 345.
15 Durante las filtimas décadas del siglo, la actividad relativa a obras pfiblicas en la ciudad fue febril,
como lo dejan ver los informes rendidos a1 Concejo por el Ingeniero ,Municipal. En uno de tales
informes, referente a1 mes de febrero de 1893, dice el ingeniero: “Tengo e1 honor de dar cuenta a1 '
honorable Concejo Municipal de las obras ejecutadas por cuenta de la Junta‘de obras pt’lblicas del
Municipio en el mes de Febrero proximo pasado. E Pavimentos. Se construyeron los‘siguientes:
en'la cuadra 7 de la carrera l l, setenta metros cuadrados; en la cuadra 10 de la calle 7, se terminé
el empedrado con la construccion de seis metros; en la cuadra 12 de la carrera 12, setenta y cinco
metros longitudinales; en la cuadra 7 de la calle l9, diez metros lineales... H. Alcantarillas. Se
Construyeron: en la calle 24 seis metros; se construyeron en la cuadra 9 de la carrera lO veinte
metros cincuenta centimetros...l_fl. Murallas y puentes. Se construyc’) la mitad del pavimento
.del cauce del rio San Agustin debajo del puente del Carmen... W. Fuentes pfiblicas Ay edificios
'Municipales. Se reparo 1a fuente situada en la cuadra 4 de'la carrera 12...” A. Aparicio, “Informe
del Ingeniero Municipal”, Registrar Municipal, ND 583, marzo (16 1893, p. 3366.
16 ‘fEn 1872 se hizo la primera alcantarilla en, el camellon de la Concepcion, y se cubrio por primera
yez e1 suelo con adoquines”. Gomez, Leyendas y‘notas histéricas, p. 200. Rothlisberger coloca el
inicio de eStas~ obras un poco mas tarde: “Por la mita 103 afios ochenta se comenzo poco a
LOS ANos DEL CAMBIO - 143
poco con la canalizacién de la ciudad, obra, por supuesto, muy costosa, a1 tiempo que se construl’a
un sistema de cloacas. Hoy en dl’a han desaparecido en su mayor parte aquellos cafios, si bien se
escuchan quejas sobre lo reducido de la red de tuberl’as”. RothlisbergergEl Dorczdo, p. 66. En la
cita anterior se puede apreciar cémo aparecfan estas actividades en los informes dela Junta de
obras de la ciudad. '
17 Los siguientes, son algunos ejemplos de los problemas creados por las obras del alcantarillado:
“Tampoco nos sorprende que muchas de las calles donde se han construidos alcantarillas, hayan
quedado sin empedrar, haciéndose impasables para todos y teniendo los caballos y demas anima—
les que desfilar por Ios angostos y flojos embaldosados, Iquedando la gente sin tener por donde
transitar. Si no hay Como concluir las obra—s, no se deben emprender éstas, por ser mayor e1 mal
que, hacen dejandolas en ruinas”. “Hechos diversos”, El recopiladon N° 169, noviembre 2, 1886.
“...aunque dichas cuadras presentan un magnifico aspecto y prestan ya importantesservicios a la
locomocion en ruedas, carecen todavfa de las cajas de hierro que se han colocado en otras calles
para arrojar las aguas sUcias y otros residuos que nose pueden echar en los intermitentes y esqui~
_vos carros del aseo. Una piedra perforada como las que se han puesto esta muy lejos de satisfacer
las necesidades del pliblico”. El Telegrama, N" l97,junio 21, 18.87, p. 786. “Se nos ha informado ‘
por un amigo que en la _carrera 5, cuadra 5, antigua del puente del Carmen, se iniciaron los
trabajos de la alcantarilla Central, hara poco mas o menos tres meses, no alcanzandose a trabajar
sino e1 foso y una pequefia palte de la alcantarilla, y quedando en ese estado _laobra con graves
perjuicios para los vecinos”. “Alcantarillas”. Diario de Cundinamarca, N° 3734, julio l, 1893.
18 La reforma, febrero 4, 1882. l \v /'
144 GERMAN RODRIGO MEJI‘A PAVONY
19 Los cambios operados en el alumbrado pfiblico de la ciudad durante el siglo XIX, asf como la
instalacion de la‘energl’a eléctrica, se examinaran en la Sexta Lectura. Resp’ecto de los postes, que
es lo que nos interesa ahora, una Ordenanza de 1896 estipulaba, con relacion a un cohtrato sobre.
conduccié‘n de energi’a eléctriCa, que “otorga a] Concesionario el permiso para hacer use (161 subsue1o
0 del aire de las vfas pfiblicas, para la colocacion de conducthores de energia eléctrica y para
colocar en las calles y vfas pfiblicas del Departamento los postes y demas aparatos necesarios
para el servicio del alumbrado eléctrico y conduccion de la energia, siempre que no impidan el
libre transito y que no dafien los camellones, empedrados, cafierl’as, etc‘...”. “Ordenanza N° 20,
'por la cual se aprueba un contrato para la conduocion de energl’a eléctrica”, Gacera dc
‘ Cundinamarca, N0 764, ju-lio 24, 1896, pp. 273274. Asimismo, ver, por ejemplo, “Acuerdo N°
21, por el Cual se aprueba un contrato sobre provision do energfa eléctrica a la ciudad”, Registm
Municipal, N°.710, Febrero 15, 1896, p. 3897; “Acuerdo N° 1 de 1901, por el cual se‘adopta un
. reglamento para las inStalaciones y servicio de onergfa eléctrica”, Registm Municipal, N" 867 y
868, marzo 25 y abril 10, 1901, pp. 4605 y 4613; “Acuerdo N° 30 de 1902, per el cual se adiciona
el marcado con el nfimero 1 de 1901, sobre reglamen’tacion de instalaciones y Servicio de energl’a
‘ eléctric'a”, Registro Municipal, N" 902, agosto 25, 1902, p. 4753; “La luz eléctrica”, El Camera-iv,
N° 127, septiembre 25, 1903, p. 3. l
20 Camacho Roldan, Mémorias, p. 125; Palau, Guz’a histérica y descriptiva, 1894, p. 58; Zamora,
‘ Guia de la RepLiblica de Colombia, p. 50.
LOS ANOS DEL CAMBIO 145 .
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‘ 146 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Sale de la estacion del ferrocarril del norte, pasa por'San Diego y sigue
la carrera _7a.hasta 1a plaza de Bolivar, luego Isigue a1 occidente por la
calle 'lOa. hasta la plaza de los Martires, sigue a San Victorino y Inego
retoma a la“ estacion del Ferrocarril del Norte por la carrera 13.
Durante los primeros afios del tranvia, no todos los Comerciantes desea-I
banque las lineas pasaran a1 frente de 8113- negocios. Ellos aducfan como
razon que las calles estaban ya'suficientemente congestionadas, ademas del '
mal estado que las caracterizaba, por lo que las lineas solo ocaSiOnarfan e1
alejamiento- de los compradores y el empeoramien'to de los pavimentos. Un
cornentario de prensa, escrito en 1892, anota cOn extrafieza estas 'y otras '
criticas al t'ranvia: . . ‘ ‘
Vemos por la obra que se ha ejecutado en la cuarta Calle Real, del puente de .
San Francisco para el Sur, que definitivamente se eliminara e1 tranvfa por
nuestra principal calle. No comprendemos por qué se hace esto; si no pasan
. las vehiculos por la calle mas concurrida y mas importante de Lina ciudad es
claro que por las demas tampOCO se necesita..". Es insignificante el trafico de
coches en esta ciudad para alegar esto para la supresion de este importante
servicio y el movimiento de personas tampoco hace terneraccidentes, sobre
todo en un sistemacomo el tranvia que vapor una lfnea invariable. Lo finico
que se puede alegar es que la calle esta en rnal estado, pero eso no consiste
en‘el tranvi’a sino en sus contratistas que'no hicieron bien la obra y en 'las
autoridades que la con'sintieron“. '
24 Le Moyne, Viajes y estancias, pp. 119-120. Termina asf e1 comentario de. Le ‘Moyne: “Estos
'balcones tienen tanta menor gracia cuanto que descansan en unas gruesas vigas. Cuando en 1829
llegué a Bogota habia muy pocos cristales en las ventanas de las casas; éstas solian remplazarse
por cuadrados de unas telas de algodon 0 de muselina”. Ver. asimismo, Bache, La RepLiblica ‘de
Colombia en los afibs 1822—23, p. 199; Bonssingault, Memorias, Vol. 3, p. 37.
25 “Las'paredes de 1as casas estan hechas por 10 general en tapia pisada, 1a cual en poco tiempo se
,endurece rnucho... estas paredes son de gran solidez y presentan una gran resistencia a 10s terre— ,
motos. Yo las he visto cuarteadas en un ancho de cuatro pulgadas (10 cms) y permanecer estables,
lo cual explica por qué los antiguos espafioles desplegaron tan poco gusto a1 erigir sus edificacio-
.nes y por qué las actuales no han sido erigidas con estructuras mas el‘egantes”. Steuart,Narracz‘0’n
de una expedicién, 183637, pp. 108—109. '
26 ‘ Por ejernplo, con relacion 31 terremoto de 1826, I‘bafiez anoto lo sigu‘iente en sus Cronicas: “A las
diez y media de la noche del 17 de junio (1826) un terrernoto hizo poner' en pie a todos los que se
habian recogido; cinco minutos después nuevo movimiento oscilatorio; tan violento que no per-
mitl’a caminar, se sintio en la ciudad y la Sabana, y causo dafios en los templos y casas particula-
res.:. Ruidos sordos se oi'an con frecuencia y temblores mas o menos fuertes se sentian con cortos
intervalos, hasta el ex-trerno de obligar- a la poblacién a buscar asilo en las pobres casas cubiertas
de paja de las inmediaciones de la ciudad”. Ibafiez, Crénicas de Bogotci, Vol. 4, pp. 385-3 87 _ Con .
relacion a1 terremoto de 1 827,_e1 'rnisrno cronista afirmé que “casi no habia edificio que no hubie-
ra sufrido, arruinandose algunos totalmente, entre ellos 1a antigua capilla de Las Cruces. Santo
Domingo perdio su elegante cfipula... San Vic’torino quedo arruinado; 1a Catedral, San Francisco,
LOS ANOS DEL CAMBIO ‘ A 149
San Juan do Dios y La Veracruz sufrioron dafios considerablos; o1 campanario do Santa Barbara
quodo on tal mal ostado, quo hubo nocosidad do doscargarlo, y la mayor pane do las casas palriou~ V
laros oxigioron prontas y costosas roparacionos”. Vol. 4, pp. 391—392.
27 En 1887, um bogotano, criticando la nuova'mOda do ponorlo aloros muy anchos a las casas, anota—
ba quo “si nuostras casas tuvioran sois, ocho odioz pisos, como on otras partos, osa doforrnidad so
disimularl’a alglin tanto; poro aquf, dondo no pasan do vointo los odificios do tros o-l-cuatro pi-
sos.L.”. “Lo quo haco ol mal gusto”, El Orden, N° 6, fobroro 8, 1887.
150 . GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Camacho Roldan, Memorzas, p. 123. El autor anota cuaLro causas, de las cuales la ult1ma es la que
- f . ,
30
citamos en el texto. Las otras tres causas reafirrnan lo q-ue expusimos en los parrafos anteriores.
LOS ANOS DEL CAMBIO ' 151
Ellas son: “elaumen‘to de poblacién, que ha exigido, como es natural, nuevas habitacionesv... Es la
segunda, la.evolucion natural del gusto en materia d_e habitaciones, auxiliada por el aurnento ‘
paulatino de la riqueza pfiblica. La tercera viene de la redencion de censos en el Tesoro Pfiblico y
la desamortizacion de bienes de manos rnuertas, en virtud de las cuales entraron a la libre circu—
lacion, es deeir, a la posibilidad de mejorarlas y convertirlas en fincas capaces de producir una
renta segura, mas de tr‘einta rnjllones de pesos en bienes raices no pertenecientes a la propiedad
individual”.
31 Gosselman, Viaje por Colombia, 1825-1826, p. 272.
32 Veatch, Quito to Bogota, p. 237.
33 _ . Martinez, “El ladrillo en Bogota”, pp. 74—76; Perez, Geografi’a general de los Estados Unidos de
' " Colombia, p. 403; Camacho Roldan, Memorias, p. 124. '
34 Steuart, Narracion de una expedicion, 1836—37, p. 108.
152 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
En alguyna ocasion fui a donde 1a mUjer que me lavaba 1a ropa. ‘Vivfa en una
pieza en el primer piso de [ma casa alta, y a pesar del fri’o qUe hace en Bogo—
ta renfa que de-j ar 1a puerta abieria para que entrara luz pues aquélla no tem’a
vidrios. A la entrada habfa una mampara para evitar las miradas curiosas de
' los transei’lntes, Ia'cualaes lo suficientemente alta para que un indio de Cinco
pies de estatura no pueda mirar por encima, y la colocan en tal forma que sea
posible entrar por los lado's. E1 cuartico pareci’a Ia celda de una carcel, con la
diferencia de que no tem’a rejas ni ningfin orificio o respiradero fuera de la
puerta‘ de la calle. Mas adentro habi’a otra pieza, afin mas pequefia, sin puerta
ni ventanas. Todo el mobiliario era una mesa del tamafio y la altura de una
otomana, un banquito con el asiento concavo como una batea, dos o tres
platos de'barro, e1 poyo ados-ado alas paredes, cueros curtidos y esteras para
acostarse yla mampara en la puerta. ('JY donde lava 1a ropa? Pues en e] no
LY donde la aplancha? La lleva a otra mujer para que lo haga. [JY donde esta
1a puerta para entrar‘ a1 patio? Naturalmente que no hay puerta ni tiene dere—
cho- a tenerla. Bonita casa serfa ésta si una guaricha, por e1 5610 hecho de
haber arrendado este miserable cu artucho, tuviera derecho a pasearse por el
— patio! Entonces, (Jqué puede hacer, a donde puede ir?... Fuera de susdos
cuarticos apena‘s tiene libertad para ir a las calles, a los lotes vacfos y a la
orilla del ri’o4".
mencionar el uso del verde para pintar los balcones y el color rojizo que los
techos de teja daban a la ciudad‘”. . ‘
. La costumbre de blanquear las fachadas pudo haber surgido, si no en los
siglos coloniales, ciertamente en los primeros decenios del siglo XIX, de la
practica cle pintarlas para la fiesta de Corpus, lo Cual era Obligatorio en las
partes céntricas de la ciudad‘”. Sin embargo, lo que sin duda .cubrio y man~
tuvo las paredes de la ciudad de este color fue, de una parte, la preferencia
de los' administradores de Bogota por el blanco, el cual, decian, da clara
sensaciOn delimpieza y facilita un mayor control de la urbe; de otra parte,
‘el Colorlblanco de las fachadas fue resultado de la periédica medida de
policia que obligaba a blanquearlas con cal cOmo medida preventiva contra
los epidemias. El siguiente aviso, que comunica a la poblacién un decreto
de 1849', es an ejemplo de estos dos aspectos:
'1‘”. Que para que puedan llevarse a efecto los acuerdos del Cabil'do de esta
.ciudadg, sobre numeraciOIi de puertas y cuadras y denominacién de Calles, es
preciso que se blanqueen inmediatamente todos los edificios comprendidos
en el area de la ciudad;
20. .Qu'e en las actuales circunstancias, que se encuentra amenazada la po—
blacién de la capital por el COIOra morbo, que ha invadido ya el territorio de
la Repfiblica y causado graves males, es conveniente que el blanqueamiento
se haga con cal corno rhateria aparente para desinficiOnar e1 aire...
DECRETA:
Art. lo. Durante los quince dfas contados desde esta fecha estara blanqueado
con cal 61 frente de todos los edificios de esta ciudad, que queda hacia la calle.
Art.20. Es de cargo de los duefios de los edificios, y en su defecto de los
poseedores por cualquier ti’tulo, ejecutar de su peculio el blanqueamiento...
Art.30. Se entiende por edificio para los efectos de este decreto toda casa y
tienda y toda tapia que se hal’le cercando algfin solar de los comprendidos en
el area de la ciudad...44. '
42 Gosselman, Vzaje por Colombia, 1 825~1826, p. 272; Steuart, Narracio’n de una expedition, I836—
37, p. 108; Holton, La Nueva Granada, p. 159; Francisco Javier Vergara y Francisco José de
Vergara, Almanaque y guz’a ilustrada, 1881, p. 189; D’Espagnat, Recuerdos de la Nueva Grana-
da, p. 76; Rothlisberger, El Dorado, p. 72.
43 Mollien, 'Viaje por la RepLiblica de Colombia en 1823, p. 177.
44 Mariano A. Pinillos, El Jefe Politico del Canton de Bogota, Bogota, Imp. de Mariano Sénchez,
1849. AGN., SecciOn Repfiblica, Fondo Restrepo., R.-2'9,F_XI,V01. 174, ff.2'l. ‘ .
156 ‘ GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Dautro da asta paisaja urbauo, las iglasias y los couvautos taniau qua
' sobrasalir- cou grau fuarza. El papal da astas adificacionas COmo yardadaros
hitos urbauos uo ra'sultaba fiuiaamanta da su ufimaro, bastauta por clarto
(var Tabla 5), sino también da qua tales coustrucciouas rompiau la unifor-
. midad dal paisaja. For allo, uu tastlgo afirmaba “qua con sus raspactivas
cupulas y torras animau la Vista da la ciudad...”45. Ellas altarabau la simatria
da las fachadas con sus campauarios y froutonas; allas iutarrumpiau la con-
tiuuidad da las callas al dar forma, cou sus atrios uu poco ratirados da las
acaras o alavados dal uival dal sualo, a paquafias plazolatas; allas, an flu,
daban uu poco da altura y aspacio a la mirada, puas varias da las lglasias 'y
couvantos sa alzabau libras da 103 alaros, balcouas y bajos vantanalas qua
astrachaban auu mas las ya angostas callas. .
Sin embargo, las fachadas y muros axtarioras da las iglasias bogotauas
. aran sobrios, cuaudo no sancillamanta faos a1 gusto tanto da 103 bogotauos
como da sus Visitautas an al siglo XDL La catadral ara para allos la unica
axcapciou an asta conjuuto da adificios, an 103 qua “uinguuo da allos por»
fuara, ofraca nada da particular...’”46, dabido a qua “axtariormanta son, an su
'mayor parta. construccionas... qua no prasantan. an absoluto, niugun astilo
arquitactonico”47. Esta caractaristicada las construocionas raligiosas rapaf
tia lo qua hamos mancionado para las Viviandas: a1 lujo sa dajaba para los
aspacios intarlorasllno da 103 mayoras criticos da la ciudad, John Stauart,
tania qua afirmar, p‘or allo, “qua al viaj aro .Sa vara a manudo imprasionado
por la ballaza y simatria dal interior da los adificios, aspacialmauta las iglam ‘
sias, cuaudo al axtarior da ninguna manara garautiza la expectativa”48.
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00000 00.000 0:000:00 0000000 .0000 0000000000030 0_ 0 000000000 00 00 ”0000 0000000
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0000000 00 000 0000000000 00000000 00 00 000000 _ _ . .022 000000000 00 0. mmfl 00 0000
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I64 GERMAN RODRIGO MEJlA PAVONY
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EGLESIAS , CONVENTOS
ANTES DE 1860
IGLESIAS CONVENTOS ANTES DE 1860
. LA CATEDRAL
.EL SAGRARIO 36. CONVENTO DE SANTA CLARA
. EGIPTO 37. CONVENTO DE EL CARMEN
. SAN FRANCISCO 38. CONVENTO DE LA ENSENANZA
. LA VERACRUZ 39. CONVENTO DE LA CANDELARIA
. LA TERCERA 40. CONVENTO DE SANTO DOMINGO
. SANTA BARBARA 41. CONVENTO DE SAN FRANCISCO
. LAS NIEVES 42. CONVENTO DE SAN DIEGO
. SAN AGUSTIN
. SANTO DOMINGO
n—lH—I'Hh—i
. SAN VICTORINO
43m
go de los afios y todaviaen 1909, otro viajero escribl’a que “la mansion del
Presidente es muy simple y sin pretensiones. Vista desde la calle diffcil—
mente uno puede tomarla por algo mas que una residencia privada media—
namente interesante, excepto por el hecho de que alll’ y en la esquina de la
calle se encuentran unos pocos soldados de guardia”5°. V . .
Pocos edificios pfiblicos fneron construidos en el siglo XIXr El Obser—
vatorio Astronomico, e1 Capitolio, las Galerias y el Panoptico llenan e1 lis-
tado, el cual podemos ampliar si consideramos como nueva la reconstrucw
Cion del Pal‘acio Arzobispal, del Palacio de San Carlos y de la Casa de Narifio
——que Rafael Reyes remo‘delo en 1908 para residencia de los Presidentesm,
-y como edificios pfiblicos los dos teatros, 1a plaza de mercado, los cementerios
y el asilo de locos, Todo lo demas encontro lugar en Viejas edificacionesS'.
' La escasez CroniCa de fOndos tanto del gobiemo nacional, como del pro-
vincial (o departamental) y municipal,‘exp1ica que ellos' buscaran ubicar
sus oficinas en casas ya construidas, muchas de las cuales fueron tomadas
en arriendo, ,0 en salones de edificios destinados la otros propositos, como
fue el caso del Congreso' Cuando, por falta de lugar, fue ubicado provisio-
nalmente en el edificio de la Universidadszi Asimismo, lapdeSamortizacion
de bienes de manos muertas y la consiguiente expropiaeion de los edificios
conventuales a las ordenes religiosas, solucionaron 1a apremiante falta de '
espacio que sufrfan las dependencias administrativas”. Estos fenomenos
,.
168 ‘ GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Dudo en intentar algo asf como una enumeracion, mucho menos una des-
‘cripcion, de los viejos y grandes monasterios y conventos de la ciudad. Us—
ted diffcilmente puede caminar dos manzanas en cualquier direccion sin ver
uno o mas de esos remanentes de una civilizacién anterior. Algunos de ellos
ocupan manzanas enteras, y deben haber costado inmensas sumas de dine-
ro. Desde 1a gran conmocion politica de 1860, conocida generalmente como
‘la Revolucion de Mosquera’ , estos grandes y viejos edificios han dejado de
‘ ser propiedad de la Iglesia. Algunos de ellos han sido convertidos en escue-
las o universidades, otros en hoteles y hospitales, y otros en armeri’as y ba—
rracas. Muchos de ellos, por ejemplo, albergan las comfortables oficinas del
Correo Nacional y de los Departamentos de Guerra y_ Marina del Gobierno
Nacional; otro esta ocupado por la Universidad Nacional; otro por la Casa
de Moneda; otro por la Academia Militar', otro por el connotado Colegio del
Rosario; y otros han sido subdivididos y convertidos en bodegas, almade-
nes, hoteles, y residencias privadas”54.
co...- Art.2. Cédese al Estado de Cundinamarca, para los efectOs- de la ley de 16‘de Mayo de 1863,
auntilian'do a los estados para la fundacion de casas penitenciarias, e1 edificio del'extinguido con-
Vento de San Francisco, con la parte conocida con el nombre de San Buenaventura...”. “Ley de 25 _
de Abril de 1865, sobre apliCacién a usos pfiblicos y venta'de varios ‘edificios 'nacionales”, Diario
Oficial, N" 311, abril 27, 1865, p. 1201. ' ‘ ‘
54 Scruggs, The Colombian and Venezuelan Republics, p.‘ 75. La traduccion es nueStra, ’
55 La percepcion del paisaje bogotano como conventual se mantuvo invariable durante todo el pe~
riodo que estamOs examinando. on naturalista de paso porBogOté anotaba en 1823-24 que “la
cantiglad de iglesias, los’eclesiasticos y Ios religi‘osos que se enCuentran' 'por todas par'tes, impri-
micron un caracter monastico que'ya habi’a encontrado en Pamplona y que mas tarde volvf a
observar‘ en Quito”. Boussingault, Memorias,'Vol, 3, p‘. 38; en- 1912, ya bajo lOs térrninos de la
, transicion, otro cornentarista todavfa tenia que“ introducir en su descripcién el caracter religioso
LOS ANOS DEL CAMBIO- _ - ._ 169
59, Dacia un visitante de la ciudad en 1822 qua “para explicar las costumbres 'de los espafioles tanto .
' del Viejo como del Nuevo Mundo, ninguna consideracion es quiza mas importante, qua la de qua,
aunque poseen muchas nobles cualidades, son igualmente notables por una circunspeccion de—
masiado lenta, si no indolente; y por una observacion minuciosa, Si no fastidiosa. Esta circuns¥
peccion y lantitud caracteriza la mayor parte da sus acciones. Una especie de‘ timidez que llaman
prudencia acom'pafian a éstas. No dejan nunca nada o casi nada a la ventura. De aqui nace qua sus
victorias no excitan nunca pasmo, ni sus-reveses desesparacion. Si no juntan caudales en poco
tiempo, su ruina no es mi frecuente ni precipitada. Es cierto que no se podria satisfacer a la ambi- ‘-
cion con unas maximas de conducta tan moderadas. Sin embargo tienen un aire de- filosofia,-el
qua, si no sa halla intimamente aliado a la sabidurl’a, tiene a lo menos su apariencia; y no se puede.
negar, qua ésta presenta para el ciudadano 1a ventaja de conserVar la tr‘anquilidad en su pecho, y
para el politico, la seguridad de una estabilidad en el‘gobierno”. Alexander Walker, Colombia,
Vol. 1, Bogota, Banco de la Republica, 1974, p. 282. Para finales de siglo ver, por ajemplo,
. ‘ ' '
Scruggs, The-Colombian and Venezuelan Republics, p. 76.
60 En los diferentes textos hay cierta constante a denominar como pilas alas fuentes que se encou-
traban en las principales plazas, las que en‘ general tenfanmayor ornamentacion, mientras qua
todas las demas raciben la denominacion de chorros. A1 respecto var, Moisés de la Rosa, Calles
_ de Santafé, pp. 327; Pefia, Informe del :ramo de aguas, p. 13, 16-21.
61- For ajemplo, el aguamanilhechoen piadra que‘.recogia el agua an al chorro de Santo Domingo,
. ubicado en la. pared exterior dal convento qua, daba sobre la calla 13. Pefia, Informe del ramo de
agua, pp. 17. La forma rectangular dal los'depositos qua recogfan el‘agua de los chorros daba
. lugar a1 .nombre de cajitas, palabra por la que sa recono'cfan varios de los chorros, como era el
caso da la Cajita de' la Candelaria, 1a Cajita de San Francisco, 0 la Cajita del Agua de la. Calla
.Tapada. Moises de la Rosa, Calles de Santafé, pp. 330, 332, 333.
62 ' El examen mas cuidadoso de las fuentes pfiblicas da la ciudad, contemplando e1 origen de la
Corrienta da agua qua las alimentaba se ancuantra an Pafia, lnforme del Ramo de agua, pp. 9—93.
LOS ANQS DEL CAMBIO 171
CHORRO DE LA MANA Acera norte de la calle 5 Ya eitistia en el Siglo XVIII. El agua era
DE ZABALETA entre carreras 8 y 9. tornada de un manantial. Desaparecido en
1896.
CHORRO DE BELEN Cerca de la ermita; calle 6 Conocido también Como Chorrito de Vargas.
entre carreras 4 y 5. Colocado en 1616. Tornado de la cafieria del
convento‘ de El Carmen. '
CHORRO DEL FISCAL Calle '8 entre carreras 6 y 7. Del Siglo XVIII. Tornado de la cafien’a
construida para 511 casa por el Marques
Lozano.
CHORRO 'DE LA SAL Calle 8 entre carreras 8 y 9. Tornado del convento de Santa Clara. Su agua
era salada.
CHORRO Calle 8 entre carreras 9 y 10. Es el rnisrno anterior, que Se trasladg) a este
DE LAS BOTELLAS lu gar para darle mayor declive.
Existia todavia en 1896.
CHORRO Calle 10 entre carreras 5 y 6. Estaba ubicado en la calle 10, pero cl lu gar -
DE CELEDONIO 0 en la carrera 2 con calle lO. preci so no es claro en las fuentes. De todas
formas era tornado del acueducto del
Aguanueva, al descender éste por la Calle
de la Fatiga (10a.).
CHORRO DE EGIPTO Calle 11 entre carreras 2 y 3. Del siglo XVIII. Tornado del acueducto del
Aguanueva. Reconstruido en 1836.
CHORRO Carrera 6 entre calles 11 y 12. Tornado de la cafierl’a que daba agua a]
DE LA ENSENANZA colegio. Existia todavia en 1896.
172 GERMAN RODRIGO MEJIA PAVONY
TABLA 6 (Continuacién)
CHORRO Calle 13, esquina con la carrera 2. Existia en 1894. En 1896 estaba fuera de uso,
DEL PADRE QUEVEDO pero fue restablecido. deSpués.
PILA CHIQUITA Calle 13, cruce con carrera l6. En el extremo occidental de la Alameda
Nueva. Construida en 1805. Contaba con 4
chorros. Existia todavia en 1894.
CHORROV Carrera 13 entre calles 14 y 15. De 1798 o 1800. Tornado del acueducto de
DE LA CAPUCHINA San Victorino.
CHORRO Av. Jiménez entre carreras 7 y 8-A. - Tornado del convento de San Francisco.
DE Los CARNEROS Existié hasta 1851.
CHORRO DEL ARCO Calle 16 entIe carreras 7. y 8. Tornado del agua conducida a1 convento de
San Francisco. Del siglo XVIII. Existié
hasta 1876, fecha en que se quité e1 Arco.
CHORRO Carrera 7 cruce con calle 23, De 1843. Existl’a todavia en 1896.
DE LOS TRES FUENTES angulo suroeste.
CHORRO
DE SAN 'JUANITO Al frente del Panéptico, Existia en .1880, pero habiadesapareado ya
actual Museo Nacional. en 1896.
CHORRO DE NOR HQYOS En el sector de Egipto. ‘ Tomad-o del acneducto del Aguanueva.
FUENTES: . _
Moisés de La Rosa, Calles de Sanrafé,.pp. 327-334;
‘- 'Pefia, Infomé-del Rama de Aguas, pp. 13:14, 16-21.
Vergara y Vergara, Almanaque y gufa deforasteras, 1866, p. 357.
Ptaléu, Guz’a hista’vrica y désbriptiva, 1894, pp. 45-46. '
LOS ANOS DEL CAMBIO I73,
. 63 Este fue el caso, por ejemplo, del Chorro de los Cameros, Que fue “puesto por los franciscanos, ‘
del agua del convento dada por el sefior Solis. Estu'vo en servicio hasta 1851, en que se hizo el
camellén y por eso desaparecié e1 chorro”; 0 del Chorro de San Juanito 0 del Sauce, “en el
antiguo camino para Tunja. Era una fuente, al frente del actual Panéptico, de la Cual‘se provefan
de agua los habitantes de todo ese contorno. Hoy no existe. Probablemente, con motive de las
profundas‘ excavaciones hechas para los cimientos de aquel edificio”. Pefia, lnforme del ramo de
aguas, pp. 16-17, 19. '
64 Holt‘on, La Nueva Granada, p. 161. La asociaCién entre plaza y fuente estz’t presente en la mayorl’a
de los textos del siglo XIX.‘Ver, por ejemplo, Mollien, Waje par la Repdblica de Colombia en
1823, p. 189. Con relacién a la forma en que las aguateras tomaban el agua de dichas pilas y las
llevaban hasta las casas de habitacién, dice Ortega Ricaurte que “la tomaban con cafias de bambfi
y embudo de cuemo para llevarla alas casas en pardas mficuras debarro cocido tapadas con tusas
y trapos”. Ortega Ricaurte, Cosas de Santafe’, p. 316. ' '
174 . GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
I .
/ Alameda nueva
. . /
A PLAZAS O PLAZUELAS CON PILA PUBLICA
A PLAZA O PLAZUELA SIN PILA PUBLICA . .
+ IGLESIAS PARROQULALES
Bogota tuvo sus principales pilas piiblicas' enla Plaza 'MayOr, en la 'de
San Francisco, en la de San'Victorino y en la de Las Nieves (ver Tabla 7).
_Estas pilas fueron construidas durante -los siglos coloniales y'permanecie—
Iron en sus respectivos lugares durarlte parte 0 todo el siglo XIX, dependien»
do su existencia de la progresiva transformacion "'de las plazas en parques
pfiblicos65. En primer lugar, la pila de la Plaza Mayor fue 1a mas antigua que
tuvo la ciudad. Inicialmente pequefia y de pobre factura, esta pila fue ‘colo-
cada cerCa del altozano de la capilla del Sagrario en. 1575. Luego, en 1775,
fue remplazadapor otra mas grande y adomada con una imagen de San
Juan Bautista (conocida popularmente como el mono de la pila), prestando
el servicio a trayés de ocho paj as de agua. Esta pila permanecio en el centro
'de la plaza hasta 1846, fecha en que fue remplazada por la estatua de Boli-
var, primer monumento ciVil que tuvo la ciudad desde la época de su fundaw, 1
C161166. i , ‘ _ i ‘ , - , , . ~
La pila de la plazuela de Las Nieves fue colocada hacia. 1665 por peti;
cion del cura de dicha parroquia. Ella abastecfa de agua al sector mediante
sus ocho paj as deagua, pero era de poco valor artistico; fue refaccionada en
1842-y asi permanecio hasta febrero de 1897, fecha en que se demolio para
ser remplazada por una pila de bronce que habia regalado a la ciudad el
gobiemo nacionalf”. En la plaza de San Francisco se coloco una fuente en la
' segunda mitad del siglo XVIII, la que tomaba el agua del mismo acueducto
que alimentaba la fuente de la plazuela de Las Nieves. La factura de esta '
pila debio ser muy pobre' pues, salvo la mencion de su existencia, no hay
65 , Para el caso bogotano, la plaza es de origen colonial y fue el resultado de una manzana sin
construir, lo que daba como resultado un espacio abierto, libre, de uso mfiltiple, pues generalmerr-
te no tenfa nada que lo cubriera a‘no ser 1a fuente de agua que se colocaba en su centro. El parque,
de origen republicano, esta generalmente adornado con un monumento civil y un jardfn, guarda—
dos ambos por una reja, lo que restringl’a su uso .por parte de los habitantes de la ciudad. E1
cambio de plaza avparque fue tan evidente que aparecio en el vocabulario uti'lizado por las gufas
de Bogota escritas a finales de siglo. Por ejemplo, en la de 1894 se utiliza 1a denominacion plaza
y parque, como un solo titulo, para describir las de Bolivar, Santander y del Centenario, mientras '
que las demas se denomina‘n finiCamente como plazas. Palau, Gufahistérica y descriptiva, 1894,
pp. 30-34. El decreto de 1909, sobre nomenclatura, establece ya clararnente la diferencia a1 deno~
minar finicamente como parque a los de el Centenario, Santander, Bolivar, los Mal-tires y‘de
- . Reyes;- en dicho decreto, ‘se sefiala la ubicaci'én de losparques dentro de las plazas, esto es, se
denomina parque al jardin’ y su estatua, mientras que la plaza continua siendo e1 espacio abierto
que lo rodea. “Acuerdo N° 3 de 1909, sobre nomenclatura de puentes,'plazas, avenidas, etc., de la -
Ciudad”, Registro Municipal, N° 977, julio, 15, 1909, pp. 5-6. - - ' ‘
.66 Pefia', Informe del ram‘o de aguas, pp. 68-69.
'67 Pefia, Informe del ra'mo de aguas, pp. 22-25; Ortega Ricaurte, Casas de Santafé, p. 373. ‘
176 ‘ GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
mayores detalle‘s sobre efla. De todas formas, 1a pila existia aim a finales deE
siglo XIX, aunque en otro Eugar de la plaza ya que la estatua do Santander
paso a ocupar el sitio de esta tradicionafi 'fuente pfiblica“. ‘
p Finalmeme, la pila de San Victorino file termmada de construir en et
Centro de la plazuela y puesta a1 servicio pt’lbiico en 1803. Ella permanecio
en ese Eugar sin mayores'variaciones durame-todo e1 sigio pero fue
remplazada por la estatua de Antonio Narifio a comienzos de la centuria
siguieme. La pila prestaba e1 servicio de agua mediame .ocho chorros que
saEiaa de la heme, Ea que era alimentada por el mismo acueducto que, ori—
ginandose en el r1’o Arzobispos daba lugar a las pilas de Las Nieves y Sara
Francisco. Asimrsmo, luego de Ea pila de San Victorino, este acueducto
continuaba hacia eE occidente hasta‘ llegar a otra' pequefia fuente, [a pila
Chiquita? con cuatro chorros y. coiocada hacia 1.805 cerea del sitio donde
luego se construiria 1a Estaciora del Perrocarrflm. La fuente de San Victoriao
era descrita como formada por “un prion dorico que presentaba hasta 1a
altura del caveto un aspecto’agradabie, aunt cuando so coronamiento era ura
estéril monton de piedras, sobre el cual surgian 1m farol y algtmos vasos de
tierra cocida, motivo omamental muy empleado en la arquitectura del siglo
XVIH”7Q.
68 ~ 'Pefia, Informe del raino degaguas, pp. 22-23; .MOisés de la Rosa, Callas de Santafé, p, 332_
69 Pefia, Informedel ramo de aguas, pp.‘26-33; Moises .del'a Rosa, Callesde Santafé, p. 331. Pefia
sefialaq‘tle la pila de San Victorino fue puesta al servicio en 1805 y contaba con 12 pajas de agua;
7_O_ Ortega Ricaurte, Casas de Santafe’," p. 315'; Continfia asi e1 texto de este croni‘sta: j“El ingen‘iero
doctor Alfredo Ortega djoe de ella: ‘Una lapida memorativa que interrumpl’a [as metopas y triglifos
del friso, conservaba las huellasque en momentos de exaltacion patriétic'a dejo e1 ardor bélico, a1
respetar la cifra JHS y_ borrar-la inscripcion. El basamento, que 61 1150 de un siglo dejé destruido;
Ia desmoronada taza y.los muros agfietados y cubiertOs de liquen, 1e daban un caracter muy
pintoresco....’Q La pila tuvo como principal omamentacion pun escudo 'def Espafia en piedra, que,
‘ ‘ .
como tantos otros de la ciudad; fue destruido' a cince‘l en 1813”. p. 316.
Los ANOS DEL CAMBIO ' 177
PLAZUELA En 1884 so do.- Pfiblica has— ' Nunca so coloco alll’ la estatua de
DELAS nomina Plaza ta comien— Jiménez de Quesada. En 1910 36 Co-
NIEVES ’ ' de Jiménez de zos del siglo locé un busto‘de Caldas. La pila co-
Quesada. En XX. lonial fue remplazada en 1897 por otra
1910 es Plaza de bronce.
-* de Caldas.
FUENTESi‘ ' i I 3
Moises. deLa Rosa, Calles de Samafé, pp. 319321.
Palau,‘"Guz’a histérica y descriptiva, 1894, pp. 30—33.
. Martinez, Bogota, Sinopsis. P. 136.
LOS ANOS‘DEL CAMBIO . 179
71 Lo Moyno, Viajes y estancias, p. 127..Vor, asimismo, por ojomplo, Boussingault, Memorias, Vol.
3, pp. 38; Stouart, Narracién de una expedicio’n, 1836-37, p. 131; Holton, La Nueva Granada, p.
l 169; D’Espagnat, Recuerdos de la Nueva Granada, p. 78; Albert Millican, Travels and Adventures
. ofan Orchid Hunter, London, Cassok & Co., 1891, pp. 129-130.
72 Camacho Roldan, Memorias, pp. 92.
180 GERMAN RODRIGO‘MEJI'A'PAVONY
ILUSTRACION 8
Calledel 'centro de la ciudad,
Calle‘\del Observatorio de Bogota, 1842‘.
Tomado de: Serrano Eduardo (1983).
Historia'de la fotografl’a en Colombia. Bogota, 0P. Graficas.
Hace doce lustros [1884], la primera calle de San Miguel, era una de las
principales de Bogota, afin existl’a en medio de la v1’a el cafio ancestral... no
existfan almacenes de sirios ni de polacos, como tampoco los edificios que
se ven hoy en dl’a [1944].
Los altos de todas las casas santaferefias eran ocupados por distinguidas
familias, y los bajos, 'reservados para el comercio, y sus canones de arrenda...
miento, por cierto muy reducidos, servl’an de renta a sus conformes propie~
tarios.
En la esquina de las incendiadas Galerl’as existl’a e1 almacén de artfculos
franceses y sombrereri’a de Julian Yarles... La casa siguiente, bajando hacia
la plaza de mercado, era ocupada por el notable ingeniero doctor lndalecio
Liévano... Siguiendo por la misma acera, se encontraba una pequefia casa
alta, residencia de dofia Teresa Arrubla... Pared de por medio se levantaba la
casa solariega de/don Tirnoteo Maldonado, onya extensa area alcanzaba hasta
‘la carrera novena, edificacion de tres pisos, con elevada glorieta, especie de
invernadero en que se cultivaban varias plantas y tenia admirable vista so—
bre el panorama de la ciudad y la Sabana. Los hermanos Timoteo y Bruno
Maldonado, se puede decir eran propietarios de la mayorfa de las 'fincas y
.solares de la primera calle de San Miguel; duefios ademas del “Coliseo” o '
Teatro Maldonado [hoy teatro Colon], de la casa de la plaza de Bolivar y la
botica Arroyo y Maldonado, de la “Gallera”, quintas y predio de “Las Merl—
cedes”, el parque Nacional 0 de Olaya Herrera de la mOdema urbe; de la
“Vilalia” y parte de “Sans Fagon”... _' , . ‘
Segul’ala propiedad de dOn Jesus Jimenez... Pasamos a 'la famosa “Casa de
" Monas”, construida en el afio de 1875... En esa época, los descubrimientos I
efectuados en Pompeya habian influido 'el arte y todo estaba a la moda
pompeyana; la casa de tres pisos de don Bruno Maldonado se edifico en ese
raro estilo que distingue las pinturas y. otros objetos hallados en las
exeavaciones de la sepultada ciudad romana... Mas abajo era la casa de don
Antonio Rivera... Al terminar 1a cuadra existia la casa {C16 108 Sefiores Pombos
y, el respectivo almacén de mercancias inglesas... '
For 1a acera del frente de las galerias se levantab'a e1 caseron de don .Euan de-F
Ujueta y todas las casas-tiendas que seguian eran de propiedad de don 'E‘imoteo I
Maldonado, hasta llegar a la de‘dos' pisOs, habitada por la sefiora Eloisa
Contreras... que colinda con la de don Ramon Pedre’ros, casa. de esquina,
frente a1 hospital de San Juan de Dios, construccion‘de un solo pi'so‘ de ven-'
’tanas arrodilladas. ‘ -
Conveniente es ahora hablar de todos los bajos de la citada primera Calle de '
San Miguel, ocripados por comereiantes coldmbianos‘... En los bajos de la
habitacion de don Juan de Ujueta, e1 almacén de. quincallerr’a de los psefiores.
Ortegas... en las casas-t’iendas que seguian: 1a negraArEita Rivera, especia-
lista en onees y piquetes... las dos casas baj as siguientes, la una era ocupada
__-’
LOS Afilos DEL CAMBIO .' ' 183
74 ‘ “La Calle de SanvMiguel del siglo pasado”, El Tiempo, No 11785, jUIiO 2, 1944, P- 3- Ver, aSimiS“ ,
mo, Eva'risto Herrera de La Torre, “Memorias de la calle de Florian”, El Tiempo, N° 13190, mayo
' 28, 1948, p.- '17; Emilio Pardo Umafia, “Las Calles Reales de Bogota”, Intermedio, ND 17, marzo
8,1956,p.12.[ . ‘9'
184- GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
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émwsafi-fifi-fikv‘émtfimfizz’enw’ .».u§~:i-§?§..~tlmman’km:azgaztmfiowamwy*v :71 #1117141
75, Todos los textos escritos con anterioridad a 1864 asi lo afirrnan. Por ejemplo, uno de ellos dice
que “todos Ios viernes se celebra en esta plaza el mercado principal y a-él van por la mafiana tanto
las damas de la alta clase social, como las pertenecientes alas demas, las primeras acompafiada‘s
de una criada 0 de un indio que llev'a a la espalda un gran canasto donde se van poniendo las
provisiones que se compran para toda la semana”. Le Moyne, Viajes y estancz'as, p. 131. Ver
asimiSrno, por ejernplo, Gosselman, Viaje por Colombia, 1825-1826, p. 289; Steuart, Narracz'on
de una expedicién,-1836—37, p. 135; Holton, [a Nueva Granada,'p. 184.
76’ Dice en sus considerandos el Decreto: “1. Que e1 Poder Ejecutivo de la Union ha determinado
mejorar la plaza de Bolivar, a cuyo efecto se han dictado las medidas convenientes para la cons-—
truccion de las barras defierro con que debe cerrarse dicha plaza por sus cuatro lados; 2. Que no.
es conveniente‘continfie establecido e1 mercado de la ciudad en la mencionada plaza, a1 frente de
las oficinas pfiblicas y de la iglesia Catedral, templo destinado a1 culto catolico; 3. Que hay otras
"plazas donde puede establecerse e1 mercado com'odamente, y sin los incdnvenientes que se han
apuntado...”. “Decreto de-3l de Agosto de 1861, trasladando e1 mercado pfiblico a las plazuelas
' de San-Francisco, San Agustin y San Victorino”, Registro Oficial, N° 11, agosto, 31, 1861, p. 50.
77 “Plaza 'de Mercado”, El Colombiano, N° 104, enero‘22, 1864, p. 136. El proyfiecto de sacar e1
‘ merCado de la plaza principal se habia formulado mychos lustros antes, pero la empresa de cons—
truir un mercado cubierto tomo mas tiempo del que pensaban tanto los constructores como la
administracién municipal._Efec_tivamente, en 1848, concedio la Céma‘ra PrOvincial de Bogota
privilegio 3. Juan Manuel Armbla para construir en la ciudad un mercad'o cubierto. Céimara Pro-
vincial, “Ordenanza N° 64, de Octubre24 de 1848, concediendo privilegio a1 Sr.‘Juan Manuel
, Arrubla para'construir un mercado cubierto”, El Constitutional, No 251,.diciemb're 10, 1848, p. 4.
E86 ‘ A GERMAN RODRIGO- MEJfA PAVONY
78 ' GosSelm‘am Viaje por Colombia, 1825-1826, p. 288; Holton, La- Nueva Granada, p, 184. _
79 Esta dascripcion sintatiza las anotacionas de Gosselman, Viaje por Colombia, 1825-1826, p. 288;
y da Holton, La Nueva Granada; p.. 187 ; sin embargo; ésta ultimo no as tan anfatico como el
primate al afinnar qua habia un claro ordan en la distribucién de los vandadoras en la plaza. Alv
raspacto dice Holton: “En raalidad la distribucion da'los puestos no es muy sistamatica, algunos
sa agrupan con sus paisanos, otros con los amigos y alli se quadan todo_ a1 diavandiando lo qua
trajaron”. ‘ - . - _ ; - '‘ .
80 Ofiaga‘Ricaurta, Casas de Santafé, p._ 340. Continua asi esta dascripcion: “RaCostada sobra las
' parades dal Humilladaro ponian la cabada pal‘a las muchas wtias qua Hagaban da La Mesa dc
Euan Diaz con la mic] tan n‘acasaria para la fabricacion da la chiIcEm, cuyos odras "0 ‘zun'ones’ da
cuaro aran sinvadidos pop: una nuba. da moscas; da uno a otro lado par antta asas bastias da carga
qua pastaban libramenta, iban y vanian las damas qua daspués de'sus devotos rezos'an alguna dc
, las cuau'o iglasias dalco‘ntomo, salian anvualtas an sus amplias mantilEas da pafio ode sada, o ’
bian,’ ataviadas con habitos monjilas qua las Elmadas ‘baatas’ usaban? generalmanta para cumplir .
.pjmmasas”. p. 341. ' _. . 4 ' A q ,
SE Francisco Javiar Vargara y Francisco .Eosé da Vargaxa, Almanaque y gufa ilustrada, 1881,. pp. ' '
. - _. . ' .- _. - _
4208-209.-_*..
82. ' Palm Gm’a histérica ydescriptiva, 1894:, p. 37.
' LOS ANos DEL CAMBIO , i 187
83 FrahciSco Javier Vergara yv Fraficisco J056 de Vergara, Almanaque y gait; ilustrada, 1881, pp, 21 15
, ' 212; P3131], Guia' .his‘térica ydesCriptiva, 41824,, p. 33. Martinez, Bogqtd, siriopSis, p. 136. .- , '
~84. Palau,‘ Guia histérz'éa ydeScrz‘ptiva, 1894, p. 32..1.,agaia_de 1831 denomina Plaza de Armas-a la y
‘ plazuelade San Agustin; ella menciona. la existencia de ma; plazmla‘en Las Cruces,”p;ero no da
fnoticia dc la‘existeilcia dean mercado enese lugar, EmeiscojayierVergara y Francisgo Jesé de, y
. VergaraaAZinanaque y guidfluStr-ada, 11881,, p\215 ‘ " " ~ ‘ :‘ . : ’ " ‘ ‘ ' ‘
85 Le Mo'y‘ne, Vlajes y gestancias, pp. 137-138. '
188 GERMAN RODRIGO MEJlA PAVONY
lo largo del siglo XIX, lo que dismlnuyo el uso de tales lugares por parte de
los ll-aultanres de la cludad. Eu verdad, 'auuque ellos exisrlerou y fuerou
eventualmenre utilizados por épocasr las maravillosas descrlpciones de los
paseos bogotanos fuerou resulrado mas del deseo que de la realidad90.
El primer paseo que ruvo Bogota fue el de la Alameda luego denomina-
doAlameda Vieja para difereuciarlo del que se construyo posteriormeure
‘eu la sallda de la ciudad hacla el camluo de occideme (ver Plauo l5). La
Alameda Vieja data de los ‘uempos Virreinales y recorria la acrual cra.l3
' desde la calle l4 lrasta la calle 26.. Sauces y alisos dabau sombra en sus '
orlllas, ademas de algunos rosales y otros jardlnes que adornabau por-rre-
chos el secror. En l843 se colocaron bancas de madera en su primera cua~
drag al frenre de la plazuela de la Capuclrina-, pero en las décadas slguieures
desrnej oro notablememe su presencia. - ‘
La Alameda Nueva, tamblén de épocas Virrelnales, comenzaba en la pla—v
za de San Victorlno y se extendia por tres cuadras hacia el occldeute. slr—
‘vlendo asi de inicio al camlno de occidente. Este paseo9 que ramblén fue
arbOrizado y adomado con escafios para el uso de los transeunres, reciblo
Sucesivamente los nombres de Calle del Prado, Carrera de Palace, Carne-
llon de Sau Vlctoriuo, y fmalmente, Paseo Colon. La Alameda Nueva se
convirtio en una de las calles mas rrausitadas de Bogota durame la seguuda
mitad del siglo XlX, lo que se acenruo a finales de slglo cuaudo se coustru-a
“yo'eu uno de sus cosrados la estacion del ferrocamll y, luego,uua lfuea
del .tranvia que viuiendo de la Plaza de Bolivar? la recorria eu rodo su
trayec’ro”. ' ’ ' _ . . V
Uu étercer' paseo,'~e1 del Agua Nueva, rue igualmeute tradicioual para la-
ciudad del Slglo XDQ. Esre era en realidad un camluo que bOrdeaba la clu—I
dad por el oriente, recorriéndola en lo alto desde el boqueréu hasra la ermlra'
jde Egipto. Dicho paseo seguia'el trazado del acueducro due fue construldo
90 -'Pérez, Geografiafisica y political del Distrito Federal, pp. 34—35. “Miguel Cané sefialalpa en 1881 _
‘ que “Bogota no t‘iene paseos de ningtjn genero”, En Vzaje (1881-1882), p. 169; varias décadas
antes, Steuart describié la Alameda com‘o “una via ancha, con cuneta y *Vallado a amb'os ladOs yes
susceptible de mejoras; porque no hay nada‘que agrade mas a la ge ‘ te. Al presenre los hermosos
setos de resa‘estan a puntode desaparecer,ly una bella arboleda quegordeaba una parte‘ del paseo
- filtimamente ha sido talada ‘y, lo. peor de todo, el extranjero sufre a da paso con la. necesidad ’de
limpieza del Epopulacho; pues ni el'dulce perfume de las flores puede e'yitar-el ma] 0191'. El paSeo
tie'ne .una'milla de largo. Aquf no hay grandes caminadores y una, vuelta corta es suficiente”.
Steuart, Narratién de um; expedicién, 1836-3 7, p. 143. ‘
91 Cartas escritas desde Colonibia, 1823; p.89; Gosselman,‘ Viaje P0? Colombia, 1325-1826. p-
290; MOiSéS de la Rosa, Callesde Santafe’, pp. 266—267. y42767277; Ortega Ricam'te, Casas de
Sdntafé, pp. 334-336. . _ , . -
Los'ANos DEL CAMBIO . 191
' a finales del sigloXVIII para remplazar el de Los Laureles, que alimento la
pila de la Plaza Mayor durante los primeros siglos coloniales”. Valioso por
la vision que brindaba de la ciudad y de la Sabafina, e1 paseo del Agua Nueva
‘fue objeto de muchos proyectos durante e1 siglo, XIX, como el‘de tin alcalde
de Las Nieves que quiso crear un camino circunValar93, pero poco fue lo
que se llevé a cabo y, en 1894, $11 mal estado lo hacia intransitableg“. Luego, ’
ya en el Siglo XX, file rebautizado como Paseo Bolivar y rnej orada su calzada.
"'Otros paseos, conStruidos durante e1 siglo XIX, fueron el del Camello’n
de Las Nieves, de la Plazuela de San Francisco a San Diego (actual cra.7
entre calles 15 y 26), arreglado durante la segunda mitad del siglo XIX; el
del Cementerio, que comunicaba este lugar con San Diego a lo largo de la
actual calle -26;_ e1 del Aserrz’o, o. carrera .7 hacia e1 3111‘ de la Plazuela de’ Las
'Cruces; el de TresEsquinas, prolongacion de la calle 6 hacia el occidente
de la cra.13; y el de Chapinero, que era 1a continuacion de La Alameda
Vieja desde San Diego hasta esa poblacion. Sin embargo, a pesar de este’
listaclo, qLie hace imaginar mas de lo que en realidad existI’a, lo cierto es que.
la' ciudad llego a los primeros'afios del siglo XX sin mayores adelantos en
. esta materia. El Siguiente texto, de una guia de 1902, es claro ejemplo de
esta afirrnacion: ' '
Armas (Las Cruces). La “Agua Nueva” fue; hOy es poco menos que otro
muladar, desde Egipto hasta el Chorro de Padilla. Solo queda e1 Camellon
de Las Nieves, embellecido hoy con una arboleda que se extiende desde la
casa de “Campo Serrano” (hoy de Pepe Sierra) hasta 1a plaza de San Diego.
Esta arboleda durara hasta que a]guien (a1 gun Alcalde o Inspector 0 Director
‘de obras) le de la real gana de quitarla o hacerla quitar, como ya en otras
ocasiones'se ha hecho con la que hubo de la Plaza de Narifio (San Victorino)
para abajo, hasta la “Pila Chiquita”; con el parquecito que hubo en la pla-—
zuela de Las Nieves; con los arboles que hubo en la de La Capuchina; y con
los parques y arboledas que ha habido en otros varios lugares‘”.
Otro lugar de iududable valor y mucha mayor importancia que los pa»
seos para el paisaje urbano de Bogota fue el Altozcmo. Esta palabra era
empleada por los habitantes de la ciudad para designar el atrio de la Cate-
dral, que daba frente a la Plaza Mayor. Este fue construido en épocas colo~
niales en el lugar donde eStaba e1 cementerio de pobres, ya que las personas
de recursos eran euterradas al interior de las iglesias y, en particular 10s mas
ricos o' poderosos, dentro de la Catedral96. El AltoZano se extendi’a inicial~
~mente entre esta iglesia y la capilla del Sagrario, pudiendo tener “unos 50 o
60 metros de largo por 8 o 9 de ancho...”97. Diego, durante 1'842y 1843, se
continuc’) hasta 1a esquina sur de esta cuadra, incluyendo por lo tanto el
edificio de la Administracion de Correos. Para la construccion de esta pro-—
longacién del Altozano, el Cabildo recurrio tanto a sus propios fondos como
a donaciones en dinero 0 en materiale-s por parte- de muchos delos habitan—
tes de la ciudadgg.
La importancia del Altozano, dentro del Casco urbano, le era dada por su
uso cotid‘iano como sitio de paseo. A diferencia de los otros existentes en la
ciudad, los paseos en el Altozano se realizaban diariamente, en particular
de cuatro a seis de lagltarde. Los viernes, sin embargo, este sitio se llenaba
desde temprano con toda Clase de gente que iba allf a observar 1a variedad
de escenas a que daba lUgar e1 mercado semanal. Una de las descripciones
mas yividas de este gran escenario que tenl’a la ciudad fue la que escribio.
Miguel Cane en sus notas de viaje: ' ’ -
transito,
otro; montones de tejas y de ladrillos cocidos al sol opon1’an al libre
si no un obstaculo insuperable, sf un estorbo que no dejaba de causar algu—
nas detenciones. Y si a esto se agregan los no pocos carros que continua—
o.
mente ‘suben y bajan, hacen que el'paso por esta calle sea muy incomod
Mas abajo hallamos una grande zanja o foso que ha'cfa casi intransitable e1
7 paso. Estaban componiendo una cafieria que iba a la casa de un particular.
Sir John Bull me pregunto si no habl’a alguna ley que pusiera remedio a tales
abusos y no quedo sorprendido cuando le contesté: aquf en esta tierra todo
individuo es libre para hacer lo que le de la gana aun cuando sea estorbar el
libre transito de todos los demas individuos, as1’ es que la mucha libertad
esta en pugna con la libertad verdadera.
.John Bull escribioi En Bogota? la libertad individual 56 opone a la libertad
colecriva (sic)‘°’°.
E1 paisaje urbano del Bogota republicano esmvo mas cerca de la ciudad '
colonial que de la urbe burguesa. Las calles, edificios y otros lugares de la
eStructura Urbana que hemos examinado dan testimonio de ello. E1 aire
melancolico, conventual y afiejo que habian tornado sus calles,pcasas y pla-—
zas'con'elpaso de los siglos, permearon e1 arnbiente en tal for’ma que afin‘
hoy en dia 'podernOS percibir trazos de- dicho Ipaisaje enando recorremos
algunos sectores del centro de la’ciudad. Sin embargo, importantes. m0difi~
a
caciones'fueron introduoidas en la estructura urbana dUrante la segund
mitad del siglo XIX. Ellas, como deciamos anteriormente, no fueron Sufi-
lOO Bernardo Torrente, “Los viceversas de Bogota”, El Diario, [-varios nfimeros], 1895.
23, 1882,
[01 “Lo que pasa en el Capitolio”, Diario de Cundinqmarca, N° 3133. agosto
LOS ANOS. DEL CAMBIO , , V 195
cientes para dar una nueva fisonomi’a a la urbe, pero si' evidencianque una
nueva‘ época; estaba cobrando forma.
; LOSNUEVOS SIGNOS
nn orde—
Uno de estos nuevos signos. que senata sin duda 1a presencia de
ién en 1a
narntento‘1ibera1-repubhcano que iba cobrando torma. fire 1a erecc
sena1aba~
ciudad de mon‘nrnentos a 10s hémes patrios. En el aparte anterior
es desde 1a
- mos que, Bogota no tuvo ninguna estatna en sus plazas oca11
ron‘da—
époea de sn fundacién hasta 1846. Las representaeiones que extstie
das. tugar
ran’te esos sig-los estaban confinadas a las ig1esias o .a 1as vivien
(en todas
donde" se realizaba e1 t’rnrco cu1to posible: a Dios, a .1esfis. a Maria
que,
sus Adiversas manifestaciones) y a la gran pléyade de ange1es y santos
Dies. La
para-lav-‘eonciencia de los habitantes. intermedtaban entre ellos y
Juan
fintca excepcién, si puede considerarse corno tal. me la imagen de
go, esta
Ba‘utista que adornaba1a pila grande de la Plaza Mayor. Sin embar
contra-
.tignra no era reconoc’ida como tal ni respetada como santa sino, a1
‘rio. apenas denominada por los habitantes como el mono de la pila.
s y
,Ciertamente, dnrante un poco mas de cuatrocientos afios, las iglesia
as,
casas se l1enaron de objetos a los que se rendia culto re1tgroso: estatu
r
cuadros, re1iquias y exvotos. En 10s portones de tas casas 0 en su interio
la Cate-
era trecuente encontrar1a imagen pintada de San Cristobal”. En
de Hun-
drat estaban guardadas, por ejemplo, las reliquias de Santa Isabel
de la
gria, a quien se habta encomendado la ciudad, y la imagen milagrosa
os de
Virgen del Topo, que era sacada de su altar para pedir agua en tiemp
seqnia, o sol en epocas de crude inviern‘om. En 1as otras iglesias, ermitas-y-
tin'de
captflas, un sinnfirnero de figuras y cuadros eran reverenciados con el
-
encontrar proteecién contra tmenos, heladas, u otros fenémenos..natura
resm“. Igualmente. en e11as eran etbidas tales figuras o cnadros para re:
cordar a los habitantes Ibien fuera e1 castigo eterno, como era el caso con los
cuadros. de San Miguel y el Diablo y el del'espeluco de Las Aguaslos, Io e1
agradecimiento por 'un milagro realizado en un creyente, como lo atesti~
guan los "exvotos que eran colgados en las ermitas con las imagenes consi»
deradas mas milagrosasm“; i -’ _
‘ Afin mas, las Creencias en fantasmas u otros seres sobrenaturales eran
‘las finicas que cobraban materialidad en lugares no asociados directamente'
con las iglesias o habitaciones. Tal fue el caso del farol que alumbraba mis—
teriosamenteen e1 puente de Lesmes, 0 del perro‘ sin cabeza que recorrl’a
una de las calles de los suburbios del oriente y que, finalmente, dio lugar a
que dicha calzada fuera conocida como Careperrolm, - .
Dentro del ordenamiento colonial, que fundaba su legitimidad en la
sacralizacion de ’todo el sistema social, los sfmbOlos del poder estaban re~
presentados por objetos que e—ran guardados 'en construcciones como las
iglesias o, igualmente, encamados en los propios edificios, cOmo era el
caso del palacio Virreinal, de la casa consistorial, 0 de la Catedral. Con la
independencia, inicialmente, este orden de cosas no ‘vario sastan'cialmente.
105 En la ermita de Nuestra Sefiora del Rosario de Las Aguas, habfa, entre otros cuadros, 'el de “San
Miguel y e1 Diablo en el que Lucifer aparecfa con cuernos, dientes de cocodrilo, cola retorcida y
cames de color de chocolate. Pero e1 mas fainoso y que fue tradicional y siempre muy comentado
por el vulgo, era e1 Espeluco de Las Aguas, mamarracho a1 que tenfan terror las gentes y que
representaba la cara de una joven de rara y peregrina beldad cuyas doradas guadejas se transfor-
maron en un monton de serpientes que se retorcfan; e1 Cuadro se referl’a a la leyenda de una
bellisima santaferefiita de hermosa y abundante cabellera que a1 contemplarse a1 e‘spejo exclamc’)
llena de soberbia: ‘ni la Virgen de las Aguas tiene una cabellera tan bella como la mfa’. ‘Anfiblase
sfibitamente el cielo; quedan transformados repentinamente en asquerosas serpientes los ponde~
rados cabellos, exhala la tierra un insufrible vapor de azufre; oyese un espantoso y prolongado
trueno, yiin demonio en habito de fraile dominico arrebata por los aires a la soberbia mucha~
cha’". Ortega Ricaurte, Casas de Santafé, pp, 105-106.
106 For ejemplo, Holton, refiriéndose a la ermita de La Pefia, dice que “son las imagenes mas venera-
das que vi en la Nueva Granada. Cuentan que un indio las encontroen un pico casi inaCcesible de
la‘ montafia, esculpidas en la roca. Desde es‘te sitio las bajaron con cuerdas e inmenso trabajo, sin
separarlas de la baSe, y construyeron un templodestinado a adorarlas. Le dieron una mano de
pintura a la obra divina, vistieron las imagenes llamativamente y las colocaron 'en‘ el caman’n,
donde siguen haciendo milagros, tal y como lo atestiguan los exvotosd’é brazos, piernas, ojos,
etc., ademas de cuadros relativos a las distintas catastrofes que sobrevivieron los devotos que
imploraron ayuda a La Sefiora de La Pefia”. Holton, La NuevaGranada, p. 237.
107 Con relaciéfi al farol del Puente de Lesrnes ver, por ejemplo, Ortega Ricaurte, Cosas de Santcifé,
pp. 13 y 56. El misnio Cronistase refiere a la calle denominada Careperro en ‘los siguientes
términos: =“E1 terrible perro sin cabeza que las gentes crédulas pensaban due era e1 demonio que
se presentaba. en esa forma en una calle que tomo el nombre de Careperro (calle 15 entre carreras
2 y 3) y que-pom’a pavor en el corazon de los vecinos...”. p. 13. Sin embargo, Moisés de La Rosa
‘ afirr‘na que'la denominacion deesa calle se' deI'ivodel nombre Cara de Pera, con-el que se conocfa -
anteriormente dicho lugar. Moises de la Rosa, Cazzesae Santafé', pp; 111-1 13. '
198 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
108 . “Como es natural, do palacio virreinal paso a ser palacio republicanO, cuyos mandatarios ocupa-
. ron desde don Jorge Tadeo Lozano...» El general Santander vivio en esa mansion duranto la época
~ do su gobierno do 1821 a principios do 1827”. Ortega Ricaurte, Casas de Santafé. pp- 91-92.. E1
palacio presidencial fue trasladado on esa feCha a1 palacio ‘de 3311 Carlos, dondo permanecio
durante los decenios siguientos. Los diferentes‘ Congresos Codstituyentes y las dos camaras del
Congreso Legislativo tuvieron vida orrante durante los primeros decenios dol siglo XIX. Al res-
, pecto, ver on dicha obra door-toga Ricaurte las pp. 88, 125, 187, 248, 281-284.
109 ; Para una doscripcion do la estatu'a do Bolivar y los pedostales sobre la que fue colocada ver, Gm’a
oficial, 1858, p. 48; Vergara y Vorgara, Almanaque y guz’a de forastems, 1866,11. 346; Francisco
Javier Vorgara y Francisco José do Vorgara, Almanaque- YEW,“ ilustraa'a, 1881. P- 199; Palau,
Guz’a historical y descriptiva, 1894, p. 30. Con relacion al primer pedestal, dice la gufa do 1858:
“La ostatua esta—sostenida por un alto pedestal do marmol blanco deestilo severo y sin adornos.
LOS AFJOS DEL CAMBIO . 199
Este pedestal descansa en una base, cuyos bordes son de piedra y el centro de pequefias losas
barnizadas. En .cada uno de los cuatro lados de dicha base hay una inscripcion”. Guz’a oficial,
_1858,.p. 49. Respecto del segundo pedestal,'colocado en- 1879, dice 1a guia de 1881 que es de
“marmol y piedra, de figura pentagonal, que descansa a su vez sobre una plataforma de piedra de
variados 'colores, que imitan e1 marmol, y rodeada de verja de hierro, de 8 metros de lado, con
cuatro pilastras y jarrones de piedra. En los cinco lados del pentagono estan grabados en bajo
relieve los escudos de Nueva Colombia (sic), Venezuela, Ecuador, Peru y Bolivia... Ocupan las
aristas del pentagono cinco pilastras de piedra, ostentando cada una en bajo relieve un hacba
romana, con la inscripcion: En la unidn estci la fuerza, y coronada por cinco aguilas. E1 monu-
.rnento acaba en forma de circulo; tiene cuatro metros de altura y el estilo que predOmina en su
cOnstruccion es el del renacimiento. Es obra del artista italiano M. Lombardi”. Francisco Javier
< Vergara'y Francisco José de Vergara, Almanaq’ue y gm’a ilustrada, 1881, pp. 199—200.
,1 10 “Habiéndose dispuesto por la ordenanza provincial 112 de-23 de octubre de 1850, que se constru~
yeraen 1a ‘plaza de los martires’, llamada antes Jaime, una columna de piedra de sillerfa con la
inscripcion de los nombres de las vfctimas inmoladas en ella por el despotismo espafiol; se invita
a l'as personas que quieran celebrar la contrata para la construccién de la obra... Los buenos
Ciudadanos se jdeben disputar el honor de hacer una obra digna, en lo posible, de llamarse ‘un
monumento dedicado a los martires de la Indépendencia’”. Januario Salgar, “lnvitacion a contra“
ta”, Cdnstirucibnal de Curidinamarca, N“ 296, marzo 8, 1851, p. 38. "
1 11 camara Provincial, Ordenanzas expedidas en 1852 por la Crimara Provincial de Bogora’, Bogo-
ta, Imp. del Neogranadino, 1852,'p. 25.
112 “Ordenanza 142, de Octubre 8 de 1851, sobre plaza de Santander”, Cansrimcional de
Cundinaniarca, N° 329, octubre 11, 1851, p. 170. E1 considerando de esta ordenanza dice lo
siguiente: “La Carnara Provincial de Bogota, honrando 1a memoria de las excelsas y patrioticas
virtudes del General Ciudadano Francisco de Paula‘Santander, y presentando con el 'recuerdo de
tan ilustre granadino, a los habitantes de la provincia, e1 mas brillante ejempl—o de respeto a la
constitucion y alas leyes de la Repfiblica, y de abnegacion en favor de la independencia y libertad
de la patriar-h”. ’
200 _ GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Ilustracién 9 ‘ p . _
Cambios de la Plaza Mayor en'el siglo XIX:
1. La plaza antes de 1846. Oleo ,de J. Santos Figueroa.
2. La plaza entre 1846 y 1870; al fondo las galerias Arrubla _
3. La plaza a partir del desenio de 1870. Vista del costado norte.
Tomada de: Fundacién Misién Colombia, Historia de Bogota, tomo 6, p. 40;
tomada 7, p. 67; tomo 5 p.33. '
Sin embargo, estas ordenanzas tomaron mas de-veime afios para ‘ser 11e—
vadas a cabo. A partir del decenio de l87i0 y con mayor énfasis durante e1
periodo de la Regeneracién, los habitantes de la ciudad vieron aparecer
'otras estatuas y. monumentos dedicados a1 aliora exitoso culto a la patria.
En 1.872 fue finalmente 'colocada laprimera piedra del' monument'o a Los
Martiijes, columna que fue inaugurada, junto con eljardin que 1a.acompa——
fiaba, 6120 de Julio de 1879‘”. La plazuela de San Francisco fuefinalmente
Plaza de Santander en 1877, fecha en que se deSCHbrié la eSjtatua de este
procer y se abrio a loshabitan‘tes de la ciudad e1 jardi'n que la rodeabial 14. La
conmemoracion del primer centenario del nacimiento de Bolivar dio lugar
a1 Parque del Centenario, adornado con un templete y otra estatua del Lia
" . . \
l 13' Francisco, Javier Vergara y Francisco José de vergara, Almanaque y gm’a ilustrada, 1881, pp. 205-
' 207; Palau, Gm’a histdrica y descriptiva, 1894,71). 32. ,
1 l4 Francisco Jaaier Vergara y‘Francisco José de Vergara, Almanaque. y~guia ilustmda, 188] , pp. 208«
210; Palau, Guz’a histdrica y descriptiva, 1894, p. 31. - ”
LOS ANos DEL CAMBIO '‘ .. 201
-|.
120 Vergara y Vergara, Almanaque y guia defora’stérbs, 1866;p..-298; Perez, Geograft’a general de los
Estados Unidos dé Colombia, pp. 416—420; Moisés do la-Rosa‘, Calles de Santafé, p. 22.
121 Holton, La Nueva Granada, p. 162. ' ' ' » «
LOS "Aflos DEL CAMBIO , 203
122 “Acuerdo ND 20‘de 1886, por. el cual se da nombre a un puente”; Municipalidad de Bogota,
Acuerdos expedidos par la Municipalidad de Bogotd, 1860 a 1886, Bogota, Imp. de La Luz,
1887, pp. 740—741. _
123 “Acuerdo N“ 2 de 1882, por el cual se da nombre a una calle”; “Acuerdo N° 16 de 1883, por el
cual se denomina ‘Calle Laza Grau’ la calle 2 a1 Sur al Oeste”, Murficipalidad de Bogota, Amer-
. d052‘1860 a 1886, pp. 569-570 y 626. .
124 “Acuerdo. N9 33 de 1886,. por el cual se establece una galeriade Benefacto'res de Bogota”, Muni-
cipalidad de Bogota, Acuerdos, 1860 a 1886, pp. 770—771. ‘
204 . , GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Que entre los hombres que han hecho beneficios de trascendencia, ocupan
lugar distinguido los primeros conquistadores que :_a costa de [todo] género
de sacrificios trajeron e1 cristianisrno y los elementoS de'civilizacién a1 inte»
A rior del territorio... ' ‘
Que 1a Repfiblica ha honrado ya'de varios modos el nombre y los servicios
de los heroes de n11estra Independencia y que muy poco ha hecho hasta
" ahora para enaltecer la obra de los heroes de la conquista, entre los cu'ales se
halla en primer térrnino, el' abnegado y valeroso Jefe de los expedicionarios
Gonzalo Jiménez de Quesada...”6.
De otra parte, otras dOS medidas res—aitaron aifm mas esta tendencia
hiSpanizante de fines del siglo XIX y comienzosdel XX: primero, en 1898
celebro e1 Gobierno Nacional fun Contrato para conStruir un monumento a ‘
125 Francisco Javier Vergara y Francisco José de Vergara, Almanaque y guz’a ilustrada, 1881 , pp.»2l l-‘
212 y 213-214; Palau, Gm’a lzistérica y descriptiva, 1894, p. 33. ‘ _
' 126 i “Acuerdo N° 17 de 1884,~-por el cual se dispone la ereccion de un monumento a la memoria de lo
fundaddres dc Bogota”, Registro Municipal, N° 215, julio 1, 1884. Ver, asimismo, Secretaria de
'Fomento. “Notas cruzadas entre e1 Secretario de la Municipalidad de Bogota y el Secretario de
Fomento de' la Union, relativas a la ereccion de la estatua de Gonzalo Jimenez de Quesada”,
' Diario Oficial, N° 6179, agosto 25, 1884; Palau, Guz’a histérica y descriptiva, 1894, p. 33. La
estatua de‘ Jimenez de Quesada no fue colocada en esta plazuela, que en 1910, a rafz de las
festividades del centenario de la Independencia, fue renombrada como Plazuela de Caldas, colo-‘
cando a111’ un busto de este patriota. Veatch, Quito t0 Bogot‘ci, p. 239. ‘ h
LOS ANOS DEL CAMBIO ‘ - 205,
127 “Contrato N° 10 de 1898 (27 de Diciembre), celebrado con 103 ser‘iores Zoilo E. Cuéllar, Lorenzo
Murat y Antonio Cifuentes para la construccion de los cimientos y bases sobre los cualesdeben
colocarse las estatuas de Cristobal Colon e Isabel la Catolica”, Diario Oficial, N” 10876, enero
31, 1899, p. 108; “Avenida Colon”, El Correo Nacional, N° 3609,julio 11, 1906; “Otra Avenida”,
El Correo NaciOnal, N0 3609, julio' 1 l, 1906; “La Avenida Colon”, El Nuevo Tiempo, N° 1398,
agosto 31, 1906. i . . '
128 ‘-‘Acuerdo N°~15 de 1902, por el cual se da nombre a la plaza destinada para xventa pie maderas y
otros articulos”, Registro Municipal, N" 898, mayo 15, 1902, p. 4737, Con relacion 31 origen de
< esta plaza, Carlos Martinez explica que “Por Acuerdo 11 de 1883 autorizo' e1 Concejo la inversion
de $10,000 en la compra de un terreno para trasladar e1. mercado pfiblico de San Victorino. Esta
plaza estaba ‘entonces ydestinada a la venta de materiales de construccion y otros productos que
.incomodaban y afeabanla entrada a la ciudad: Don Juan N. Valderrarna facilito el traslado de ese
servicio a1 terreno de su propiedad que recibio el nombre de Plaza de Maderas. El Municipio
adquirio luego por compra esta plaza por la suma de $56000 pagaderos. arazon de, $2.000 men-
suales. Dispuso' e1 Cabildo que- se dedicara. excilusivamente a la venta de ,anim'ales’ en pie, made—
ras, miel, carbon, lefia‘y forrajes”. Martinez, Bogota’, resefiada, p. 136.3 ‘
206 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
- Nieves, San Victoriuo, Egipto, Las Aguas, y Santa Barpara; y 1as Vicarias
de Las Cruces y de Chapiuero‘zg,
- Err-seguud‘o Eugar, a1 tiempo que 1a igiesia promovia err gran numero Eas
asociaciones parroquia1es, cofradias y cougregacioues, e1 4- de DiCiembre
de 1881 rue colocada, por el Arzobispo Vicente Arbe1aez, 1a primera piedra
de 10 que seria 1a iglesia del Sagrado Corazou de Jesusm. Situada en e1
cesrado occidental de la Plaza de los Martires, esta edificacion todavia es—
taba en censtrucciori err 1894. Luego, ya eu e1 sigio XX, dicha ig1esia se
convirtio err simbolo rracienal per celebrarse err ella, auualmeure, e1 acto
polr’tico de renovacion del veto de. consagracion dei pai’s a1 Sagrade Cora~
zen. Otro temple erigido a fiuales del sigle XDQ fue de gran imper’rancia
:para el future de 1a ciudad: e1 de Nuestra Seiiora de Lourdes euChapiuero.
La ereccion de la iglesia de Chapiuero estuvo envue1ta demro de la agria
disputa que sosruvo e1 radicalismo con la iglesia Caroiica y que ocasiorio err
parte 1a guerra civil de 1876. 'Cuarido a Colombia 11egarou las noticias de la
'apariciou de la Virgen a una pastora eu Lourdes, cobro foma uua fervieute
cerriente mariana, 1a Que ocasiono, entre etras cosas, que el cura de la capi-
11a de Chapinero estableciera una cofradia en honor de Nuestra Sefiora de
Lourdes. A mediados de 1875, en medio de las pugnas entre e1} clero y e1
’ partido de gobiemo, 1a jerarqul’a eclesiastica couvirtio dicha capilla y el
renovado 'cuite a la Virgen err objero para una gran movilizacion de los
'habitautes de la Ciudad: - i - ' f
‘129 Las cuatro iniciales fueren La Catedral, Santa Barbara, Las Nieves y San Victo'rino. Per Decreto
del Arzebispe de Bogota, en 1882, se subdividio laparroquia de La Catedral, inclu'yendo partes .
de'la de Las Nieves, en tres: las Aguas, Egipto y La Catedral; quedando entonces seis parrequias
La
’en la ciudad, ya que las otras tres permanecieron con su antigue territorio. Oscar Saldarriaga,
' ~ Iglesia y La Regeneracién, 1880-1 900, Begota, s.f., mecanografiado, p. 14. En 1891, 1a parroquia
el
de La Catedral fue subdividida de nuevo, esta vez en dos y desapareciendo definitivamente
. Las nuevas parrequia's fueron la de San Pedro
nombre que habia tenidodesde e’poCas coloniales’
p. 2..
y la de San Pablo. “Parroquias de laciudad”, El Correo Nacional, N° 123, febrero 10, 1891,
Deesta manera, Bogota quedo divididaren 7 parrqias: Las Nieves, Santa Barbara, Las Aguas,
J
y
Egip'to, San Vict‘orino, San Pedro, y San Pal.-Finalmer1te, dado__el crecimiento de Las Cruces
.de Chapinero, estOs Iug‘ares fueron elevados a la categoria de Vicarfas. Palau, Guia historical. y '
' - , . . . _
' 'de‘scriptiva, 1894, p.15.
p. 28. esta
130 Saldarriaga, Iglesia yRegen‘er-acién, pp. 14; Palau, Guia histérica y descriptiva, 1894,
de 1879.
guia establece que la primera piedra fue coloc'ada e1 13 de junio
LOS ANOS DEL CAMBIO ’ , 207
1. Que representa a u‘na ciudad, que para honra suya tiene 1a merecida re-
‘ putacion de ser una de las mas catolicas y pi adosas del‘Orbe;
2. Que es deber de todo pueblo cristiano hacer actos publicos de fe y con»
tribuir a la mayor honra y gloria de Dios, y
3. Que 1a Soberam’a social de Nuestro Sefior Jesucristo debe ser explicitau
mente reconocida por los gobiernos catolicos...'32.
La conversion de las plazas en parques fue, sin duda, uno de los signos
mas Claros de la transformacion que se estaba operando sobre el paisaje
urbano de la" ciudad. A partir del decenio de 1870, algunas de las mas im-
portantes plazas fueron COHVertidas en objeto de adorno de los, sfmbolos
patrios erigidos en ellas y, por extension, de la ciudad. El enrejado con que
fueron rodeadOs tales jardines enajenaron definitivamente dichos lugares,
131 ‘ Saldarriaga, Iglesia y- Regeneracirin, p. [6. Ver, asimismo, AntOnio Maria Amézquita, Defensa
del clero espaiiol y americano y guz’a geogrcifico-religiosa del estado Sobe rano de Cundinamarca,
Bogota, Imp. de La Ilustracion, 1882, pp. 99-101. ' ' ‘
‘ [32 Citado por Saldarriaga, Iglesia y Regeneracién, p. 39.
208 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
embargo, “lo coloctado solo alcanzo para trazar ol plano, sombrar algunos
arbolos y terraplonar los sondoros que debl’an constituir después un pequo-
fio'laborinto, formado por ol camellon quo cortaba la plaza on dos partos
igualos ya dos cfrculos concéntricos con el cuadrado do la plaza”'42. Asf quo-
dé este sitio, con algunos otros‘arreglos menores, hasta 1883, focha on quo
so-convirtio on ol Parquo del Contonario. ‘
Bogota-Celebro con gran boato el primer centenario del nacimiento do
Simon Bolivar. Como acto principal, roalizado ol 24 do Julio, so inauguro ol
Parque del Céizrez1ari0. Aprovocliando las obras anterioros, so dio nuova
forma a los jardinos, so colocaron dos pilas do bronco, asiontOs do madora,
so arroglo do nuovo el Iago, on o1 centro dol .parquo so coloco un temploto
elaborado en ’piodra tallada, dostinado a contonor una estatua do Bolivar, y
so coloco un Carrusel para la diversion do 105 nifios. Toda esta area fuo
rodoada por arbolodas -y una roja para su protoccio ‘_ ‘43.
Las divorsionos encontraron en losespoCtaculos pfiblicos otro elomonto
para aumentar su prosencia en la ciudad y dejar nuova’s huellas sobro o1
' paisaje urbano.‘ En oste sontido, duranto la década de 1890, comenzo do "
.nuovo a funcionar o1 viejo toatro do la ciudad, 'ahora remodelado e inaugu—
rad'o como Toatro Colon (o Nacional), y so abrio a1 pfiblico e1 Toatro Muni-
cipal. Asimismo, al occidento do laciudad, en la esquina sur del Parque do
103 Martires, so inaiuguro el 20 do julio do 1890, la Plaza do Toros‘44.
El antiguo Colisoo, o Toatro Maldonado, que fue construido a finalos del
'siglo XVIII, ofrocio ospoctaculos pfiblicos durante gran parte del siglo XIX.
Sin embargo, e1 deterioro del local obligé a quo el Gobiemo Nacional ox—
prop‘i'ara y dornoliera oliviojo edificioen 1884, con o1 fin'do Construir en el
mismo lugar un nuovotoatro. El Side; oCtubro do 51885 so coloco la primora
piedra del que sorl’a ’denOminado Téatro'Colon,o Nacional, como también
so lo conoci‘o a fines: del lfsiglo ,XIX.Aunquo§-su Construccién no fuo muy
rapida, puos dependfa3de reclirsos otorgad‘osporj ol'Gobierno'Nacional, lo
que inovitablemontollevo a rifle 1a ob’ra so "Convirtiera' on objeto do disputas
polfticas‘“, ‘el toatro ya'estaba on serVi‘cio parcial hacia 1894. Tonia, para
esa focha, “tros‘ filas do palcos, o‘n forma do horradura, y una galerfa; una -
142 Francisco Javier Vergara y Francisco J osé de Vergara, Alnzcmaque y gm’a ilustrada, 1881, p. 213.
143 Palau, Gm’a histérica y descriptiva, 1894, pp. .3 1-32.
144. Palau, Guz’a lzistrfrica y descr'iprivcz, 1894, p. 33.. A
145’ “Policfa yl‘ol Teatro Nacional”, E1 Corr-e0 Nacional, NO 431, marzo 4, 1892, p. 3. En uno de‘sus
apartos, dice el artfculo do prensa que “la pasién politica ha impugnadOvla construccién del Teatro
Nacional. Empero es verdad que- la medida fue do indiscutible utilidad para esta capital, muerta,
distante, corno ning‘una, do las on’llas del mar, y a la cual, por eso, era diffcil el'accoso do buenas .
compafii’as liricas, dramaticas y do zarzuela, a quienes so oxplotaba sin misericordia cuando el
212 ' GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
espejismo de nuestras riquezasiamericanas las llegaba a traer hasta aquf... Pero confieso que
queda en pie un reparo justisimo, del cual no es responsable e1 Gobiemo, ni mucho menos los qué
ordenaron 1a expropiacion: el pago pendientcdel edificio expropiado...”.
146 fPalau, Gm’a histérica y descr‘iptiva, 1894, p‘. 35.
- ,147 “Teatro Municipal”, El Heraldo, N° 33, febrero‘ 19, 1890; Palau, Gm’d histo’fi'ca y descriptiva,
1894,pL36a ’
LOS ANos DEL CAMBIO. A ' ’ " ' 213
“ Otro lugar pfiblico de-diversion, creado a finales del siglo XIX y‘ profan—
damente ligado a los nueVos gustos burgueses de las. elites capitalinas, fue
-el velodrorno e'hipodromo de laMagdalena. lnicialmente, un grupo de bo— ‘
gotanos vinculados a1 Club Cic'lista' Calambiano prOpuso a1 Cabildo de 1896
1a Construccion' de un lvelodromo, “en unilugar adecuado re inmediato a la
ciudad, destinado al uso exclusivode‘ la sOciedad 'que representan, y engel
cual se podran ‘dar espectaculos pfiblicos y establecer juegosrde sport: tales
corno pelota, bis—ball (sic), etc...f"48. Sin embargo, la idea no prospero en
esta forma y, finalmente, el 14 de‘ juliode 1898 fue inaugurado un campo
que prestabael doble servicio de .VelédrOmo e hipodrorno mediante una
pista de 1.200 metrosde extension. Este qnedo ubicado en el sitio de'La
Magdalena, a1 norte de San Diego, en lo que hoy es la calle 39' al occidente
de la Avenida Caracas. La inauguracion file un gran evento social:
148 “Acuerdo N0 17 -de 1896, por el cual se apruebaun contrato sobre construccion de un' velodro—
mo”, Regisrro Municipal, N° 737 y 738, diciernbre 15, 1896, p. 4006. ‘ ' _ ,
149 ' A. Currea Restrepo, “El Hipodromo y Velodrome de la Gran Sabana”,El Tiemp‘o; Lectums Do—
minicales, febrero 12, 1961; Petre, The Republic of Colombia, 13.. 130. ' '
" 214 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
150 Segfin 1a guia de 1894, en'el parque de Bolivar se realizaba la- retreta 1os dfas jueves, en el de
Santander los sabados, y en el del Centenario los domingos; habl’a también retretas en el parque
de Los Martires, pero langufa no sefiala el dia en que se realizaba. Palau, Gufa histérica y descrip-
tiva, 1894, pp. 30-32. 1 .
1'51 Martinez, Bogota, sinopsis, pp. 120, 141 y. 146; Francisco Javier Vergara Ky Francisco José de
‘Vergara, Almanaque y gufa ilustrada, 1881,. pp. 196—198; Palau, Gm’q histérica y descriptiva,
1894, pp. 17—19. Ver, asimismo, “E1 Capitolio”, El Conservador, N° 25, septiembre 15, 1881; N°
33, octubre‘ 13, 1881; N° 41, noviembre 10, :1 881; “Fracaso en el Capitolio”, El Conservador, N°
78, marzo 4,1882. - 1 V ' ' v >
LOS ANOS DEL CAMBIO 7 ' ' ,‘ 215
i
.Enel primer piso, que esta abovedado de calicanto, hay tres gr'andes salones
de 68 varas de largo por 14 de’ ancho, con 34 solidas rejas de hierro; cuatro
calabozos para presos de Estado, también abovedados y con una reja de
fierro cada unO; un gran salon para la guardia que hace 1a custodia; dos
almacenes para el servicio de ésta, y dos piezas para los Oficiales‘. A los
costados del edificio hay dos c'asas, una para el Director y otra para el
Contralor o contratista de los alimentos, ambas provistas de la mejor agua
que tiene la ciudad. En el segundo piso hay 204 celdas construidas sobre
muros de calicanto, con puertas y'rej as de hierro que impiden 1a comunica—
' cion; otras cuatro celdas para presos de Estado; un salon muy espacioso y
ventilado para hospital; botica, cuarto para el'médico y almacén para la'ropa
de 103 enferrnos. En el centroesra‘la ‘capi‘ll'a y's‘u -'altar; mide 16 varas por
lado y 12 de altura. Posee el edificiorcuatro grandes patios de :80 varas de
largo por 25 de ancho, una alberca con 10 pajas de afgua,_y 12 comUnes de
piedra labrada... la muralla que circunda este edifici‘ozmide 432 'va'ras,;gde'
‘ largo, 9 dealto y 2 y medio'de espesor en los cimientos,.con torreonars'a‘
trechos de doce varas‘54.
154 - Francisco Javier Vergara y Francisco José de Ve'rgara, Almanaque y guz’a ilustrada, 1881, p. 220.
a - Var, asirrfiémo,Palau-, Guz’a; histéfica y descriptiva, 1894.1) 24; Amézquita, Defensa del Clem y
_ ' 'A a
' ' guz’a geogrdficoweligiosa, p. 99; Martinez, Bogotd, sinopsis, p. 141.
155 For ejemplo, la siguiente descripciérr‘d'eiuna’parte dc lasinst'alaciones de la Fabrica de Licorasde
I los Tres Puentas: “El“ area central de la fabrica, con todos los edificios Qua constituyen una her-
mos'a casa ‘con grandes solares y patios,'y 0'0“. todas‘ sus mejoras, como chimeneas, buitrdnes,‘ -
de la
homillas 'de calicauto, derechofa toda a1 agua corrieute, c'a‘iieria, alherca...”.l “Realizacion 3flipe.‘
, N" 2239, enaro 26,187
Fabrica de Licoras da, los Tres Fuentes”, Diario de Quudfinamarca
- .‘
_' 1.67, Ver,’ adamas de las descripciones y listados 'die fabriCas que se ‘encuentran en leis diferentes
Gran.
guias‘ ya mahéionadas de 1866, 1881 y 18-94, adamas-de la de Borda y Lombana, 1887.
' ' ' ~ /
,Almanaque; Martinez, Bogota? s'inopsis; p, 138;
-
LOS ANOS DEL CAMBIO ‘ 217
a1 ostilo ouropoo, ostan ahi’ a laxvista y bion rovolan quo dosdo o1 trazado do
susplanos intorvino ‘una mano maestra”; continua 1a nota aclarando quo “la
, omprosa so proocupo, cosa rara, do la comodi‘dad on 1a yida do 103 obroros,
y constnuyo, a inmodiacionos do los odificios do 1a Zfabrica, una sorio do
habitacidnos para los trabajadoros, biongcapacos y tan confortablos como
ora posibtlo”156. ' , , . ,
« En los "alrododoros do San Diego so fuo conformando un micloo do nuo—
vas, construccionos quo, duranto los dos filtimos doconios dol siglo XIX,
transformaron totalmonro o1 apaciblo arrabal do las décadas antorioros. Ado-—
mas dol Parquo dol Contonario, dol Panoptico, do la fabrica do cor’vozas
Bavaria, 'y do las viviondas obroras c'onstruidas on sus inmodiacionos, o1
Ingardol antiguo ‘convonto, quo dio alborguo a1 asilo do indigontos y locos
on 1883, "so ro'faccionc’) postoriormonto para'dar mojor sitio a los asilos y!
~oficinas administrativas y ,ciontificasm’. Cuando llogé ol siglo XX, dicho
conjunto so comploto con ol Parquo do la lndopondoncia, o1 cual alborgaba,
. adomas do un toatro,'los pabollonos ogipcio, do-bollas artos, y central, cons-
‘truccionos dodicadas a la oxhibicion do objotosartfsticos, historicos, y pro-
ductosnacionalos o oxtranjoros. Asimismo, a un costado dol Parquo dol
Contouario so construyoron o1 Salon Olimpiay o1Circo do San Diego, y on
otros lugaros do la misma zona o1 Anfitoatro, la ostaCion contra] dol tranvfa
y ol oratorio Juan Bosco. — ‘ I . '
Do osta manora, San Diego ora on 1910 an abigarrado conglomorado do
manifostacionos do 10 quo los hombres do 1a época 11amaronpr0greso: on
una poquofia area, alas puortas dol antiguo porimotro urbano, so dio forma
a un lugar quo rosdmia on su conjunto todos- los signos do la transicion quo - ~
so ostaba operando on o1 pais: parquos con simbolos patrios- y divorsionos
’mocanicas, lugaros do oxhibicion industrial y manufacturora, muostras his-—
toricas, prisionos soguras, fabricas con tocnologia actualizada, habitacionos
.obroras, 'un tranvia impulsado con” oloctricidad, toatros y circos do toros,
contros ciontfficos y lugaros do oracién. No hay duda, San Diego on 1910
no sintotizaba ol pasado sino quo pormitia vislumbrar o1 futuro. '
Si on San Diego las transformacionos sofialaban sobro ol ospacio o1 tran-
sito haCia o1 ordon capitalista, los cambios oporados on la plaza principal
simbolizaban a comionzos dol siglo XX la‘ progrosiva consolidacion dol
ordonamionto'liboral republicano y do sus élitos burguosas. A. 10 largo do
108 afios so habia logrado cambia'r on parto la faz do la plaza, origiondo on '
eEEa los nuevos signos del poder y cambiandéo Eos antiguos significados defi
sisrerna coronral. Sin embargo, er proceso rodavia esraba en curso en 1910 y
por eflo, a direre’ncra de San DiegoJa pEaZa aun manifesrabaias paradoj as
del transiro. ' ' _ A
- E1 CoSrado sur mosrrana Ea sobria facnaaa neocrasrca deE Caprroho, edrw
A ' ficro ar’m sin concluir y ya presidido por la esrarua dc Mosquera, ubicada
' detras de la galeria de columnas que dan frenre .a Ea plaza; En el cosrado
occidenrar se remplazana ya e3 dermido edificio de Las Gaflerias con orro
nuevo, yer queaigualrnenre servrria de cenrro ranro del goniernornunicipai .
como del comercio de lujo que se habia insraurado en la ciudad. E1 cosrado
oriental manifesraba orgufloso la vigencia- del caroficrsrno con la s’obrra y
ralta fachada de Ea Catedral y Ea hello rosrro de Ea Capflla der Sagrarro; tam— .
bién, en dicho cosrado, e1 Vrejo edificio de Ea Aduana 0 del correo, alberga¥ ‘"
. ba ‘anora almacenes y una nueva necesidad urbana: los clubes sociales. En "
e1 Acostado norte, a1 lado de nuevos edificios y de la sede de la Junta 'del
ComerCio, sobreviviarr ios viejos caserones de sigfios pasados, subdividrdos
en sus najos para dar cabida a fiendas, chrcherias, horeles. y cornercio en
general. A1 centro, solrtaria en medio de arbofies y jardinesa 1a magnifica
estarua de Bolivar presidra sobrelaNacrén. V , . _
Reromando aE cenrro de la ciudadg debemo's mencionar como. signos del
. cambro las transformaciones operadas en los sirios. de Comercio. De una
pane? 1a apertura y consolidacion del sistema bancarro urindo afi paisaje def
1a c-iudad nueVOS edificios que, como el del BanCO de Colomnia, cambiaron
en algo 1a fisonormia de algunas de las calles .Jprincrpales. Asimismo, las
fachadas e interiores de argunos gr‘andes almacenes 'fueron refaccionado's', .
adaprandose a1 gusto europeizanrede Eas elites bOgoranas. Ejem’pfio de e110
fue el Bazar Veracruz, del que un articufio de prensa deciaa en 1899, 10, Si—
guienre: ‘ ‘ ' a '
a 58 . “‘Cronica menuda”, E, Com-30 Nacional, N“ 2432, mam 28",. 1399. Unas semanas ma tarde, el '
' mismo periédico daba la notici'aade la inauguracion del Bazar Veracruz y, entre ou'as cosas, decia: -
' “la amplitud y 1378116221 del local, en cuya decoracion‘y'buen gusto no se haomitido gaSto alguno - ‘
LOS ANos DEL CAMBIO , 219
por parte de los empresarios, la diversidad y abundancia de telas y mercancfas, objetos' de'arte,
mobiliario, etc.; la organizacic’m que se le ha dado respecto a] sistema de ventas; susescogidos y
cultos empleados, cuyo nfimero no baja de ochenta, todo esto, decimos, coloca a1 celntro comer-
cial de los sefiores. Kopp &'Co. en primer ténnino, considerandole siquiera sea tan solo bajo el
punto ,de vista- de su valioso aspecto y de la variedad de sus artfcglos”. “Cronica menu'da”, El
Correo National, N° 2473, mayo 19, 1899. ' ‘ .
159 ‘Manuel José Patifio, Gm’a prdctica de la Capital para El Comercio, pasajeros, ,iransezintes. etc.
. 1893, Bogota, Tipografl’a‘Salesiana, 1893, p. 78. . ‘ 4 ' ' -
160 { “Plaza de Mercado”, El Colombiano, 151° 104, enero 22, 1364,. p. 136.
220 , ' " GERMAN RODRIGO MEJJA"15AVONY
161 “Plaza da marcado.— Adamas da la obra da las galarias tarcara y cuarta, costaada por al Distrito y
' dirigida‘, sagl’m contrato, por al safior Francisco Olaya, sa ham ajacutado muchas. obras da rapara— ’
cionas importantas”. “Bolatl’n Samanal”, El Pasatiempo, N° 24, mayo 13, 1888, p. 191.
. 16.2 “La Junta da Obras pfiblicas procadara inmadiatamanta a construir an al lota da tarrano qua posaa
‘ a1 Municipio an la _intarsacci6n da la calla 9 con la carrara 10, un adificio dastinado para a1
axpandio da carnas. E1 adificio sa construira conforma a los planos qua aonoca- a1 Concajo y qua - ,
‘ fuaron aprobadospor la Junta da Higiana”. “Acuardo N" 12 do 1893, pm a1 cual sa ordana la
construccién da dos adificios publicos-an la ciudad, y sa votan los craditos~ correspondiantas”,
Registro Municipal, N° 592, mayo 18, 1393, p. 3401.
163 Zamora, Gul’a de la Reptibliea de Colombia, pp. 45-146.
164 Los tastimoniOs qua sa puadan citar al'raspacto son multiples. Al raspacto, y no citando por su'
”abundancia las notas da pransa y los cornentarios an las difarantes mamorias da los gobarnadores
y alcaldas, antra muchos otros, var: La Moyna, Wajes y estancias, «p. 124; Mollian, Viaja por la.
Répziblica de Colombia en 1823, pp. 177 y 188; StaUart, Narracio’n de una expedicion, 1836-37,
p. 115'; Holton, La Nueva Granada, p.~ 243; Camacho Roldan. Memorials, p. 88; Hettnctr, Ia
Cordillera de Bogota, p. 275; Cané, En viaje _(1 8814 882), p. 167;‘Scruggs, TheColombian and
Venezuelan Republics, p. 65. p ‘ l . ,
' 165 For ajarnplo, los estudios y racomandacionas realizadas en los trabajos da GabfialJ. Castafiada, ‘
Informe sabre Higiene Priblica, Bogota,1mp.'.de Silvastra, 1892; y, José Joaquin Serrano, Higie- .
nizacio’n de- Bogota, Tasis para al doctorado an inadicina y cirugia, Bogota, Imp. da Vapor, 1899. I
.LOsANos DEL CAMBIO ., . ‘ 221
166 Bogota tuvo durante mucho tiempo dos juntas encargadas del aseo y ornato: una, denominada,
Junta de Comercio, se formo durante las primeras décadas del siglo, yla otra, conocida como
Junta de Aseo enato, fue creada por el Acuerdo N° 4 de 1884; ambas se formaban con miem—
- bros nombrados por el Concejo Municipal. En 1888, por medio del Acuerdo N° 5 de abril 20, se
supn'mieron dichas juntas, quedando e1 Gobierno Nacional a cargo ,de estos asuntos de la ciudad.
Luis Rubio Sal’z, Informe que el Presidenre del Concejo Municipal saliente presenra a los H0110“
rables Miembros del Concejo Municipal que se instala en estafecha, Julia 20 de 1892, Bogota,
' Imp. de La Nacién, 1892, p. 63: Manuel Solanilla, “Memoria presentada por el AlCalde del Dis-
= trito a la Municipalidad' de Bogota, en el- dia de .su instalacion'”, Registro Municipal, N° 204,
marzo 10, 1884, pp. 843—844. Sin embargo, una sociedad privada se constituyé a fines de siglo
con el fin de adelantar obras de embellecimiento de la ciudad. Aunque no tenemos la fecha ex‘acta
de su fundacion, ésta debic’) ocurrir en los ultimos 'Ineses de' 1898 o enero de" 1899; 'de todas
formas, la sociedad c’iertamente estaba en funcionarniento en este ultimo afio. La funcion princi-_
pal de ella- era la de arborizar la ciudad, tarea que comenzo con la Alameda de San Victorino. All ‘
respecto, en, una nota de prensa de dicho afio se. comunicaba que “la Municipalidad cedio a la
sociedad el uso de una extensa area que tiene en el barrio de Las Nieves, donde se piensa edifiCar
' lueg‘o .una plaza ~de .mercado; un ofrecimiento igual hizo _e1'Sr. Simon Arafijo de un solar. Estos
locales se destinaran para semilleros y deposito de los arboles que han de formar las alamedas de
. todos loscamellOnes”. “Por Bogota”, El Heraldo, N° 745, marzo 9, 1899,'p. 93. Ver, asimismo,
“La SoCiedad de Embellecirniento de Bogota”, El Heraldo, N° 734, febrero 1 1_, 1899,13. 3; “Com—
pafiia de Aseo y Ornato”, El Heraldo, N° 748, Inarzo 16, 1899, p. ‘3; “Por Bogota”, L03 Heclws, N°
755, abril 4, 1899, p. 3.‘ , ' - . ' - '. 1
. 1'67 La Junta de Obras Pfiblicas fue creada por el Acuerdo N° 9 de 1890. Al respecto dice el informe
del Presidente del Concejo de 1892: “Este ramo estuvo por mucho tiempo a cargo del Alcalde del
Municipio, y durante la" época que ha ejercido estas funciones‘ e1 sefior D. Higinio cualla, se ha
notado un gran progreso en las obras materiales de la ciudad... A pesar del reconocimiento explii
cito que en repetidas oCasiones hizo el Concejo de la conducta patriotica del sefior Cualla, y de los
~ méritos que tiene contral’dos, quiso ayudarle en su labor, al crear la Junta de Obras pfiblicas, como
lo verificc’) por medio de'su Acuerdo nfimero 9 de 1890”. Safz, Informe que el Presidente del
Concejo Municipal salienre presenta, 1892, p. 4.
168 Esta Junta estaba ya en funcionamiento clurante el primer lustro de la década de 1890, con el.
nombre de Junta Central de Higiene, y con .alcances de caracter nacional. Ella es mencionada
como tal por Sal’z, Informe que el Presidente del Concejo Municipal saliente presénta, 1892, pp.
39—44. En el mismo informe se da Cuenta de la'lcreacion del cargo de Médico Municipal pOr el
Acuerdo‘28 de 1891., *(p. 76). las'tareas de la Junta Central de'Higiene, ademas de asesorar al
.Concejo y al Alcalde en todo lo c'oncerniente a la salubridad pfiblica'en los diferentes estableci-
m'ientos muni'cipales, tenfan gran importancia en lo relativo a la prevencion de epidemias. Un
' ejemplo de ello es la siguiente comunicacion de la .Junta:"‘Digase a SS. e1 Ministro ,dé Gobierno
que no se ha resuelto aun e1 problema de conservar sin alterar por mas de cuarenta'dfas e1 suero-
antidiftérico del Doctor Roux,'por lo cual Serfa inutil pedirlo al extranjero; y que el finico medio
‘
de tener este suero Oportunamente es prepararlo en el laboratorio microbiologico de la'Facultad
,de'MediCina, lo. que se podn’a obtener por conducto de S'.S. el Ministro de Instruccién...”.
Pablo '
Garcia M.-, “Alcaldfa. Oficios 189541897. Junta Central de Higiene”, 'AGN. seccion Republica, "
~Fondo Ministerio de Gobierno,'Seccion Antigua, T. 50, f. 17. ; '
222 ‘ _ ‘ a . GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
169 “[Convento de Santa Clara. Solicitud de que los cadaveres enterrados en la clausura del convento
T28,
' no scan trasladados- a1 Cementerio]”, AGNsSeccion Repfiblica, Fondo Curas y Obispos,
ff. 163—166. Con relacion a lastareas realizadas para establecer un cementerio pfiblico en la ciu~ _
dad ver, por ejemplo, Ramon N. Osorio, Proceso de cong‘olidacio’n de un cementerio pLiblico para
Santafé de‘ Bogota, 1 780—1 840, Monografia de grado para optar el titulo de Historiador, Pontificia
Universidad Javeriana, Departamento de Historia, 1991. Ver, asimisrno, Enrique Ortega Ricaurte,
. k _
Cementerios de Bogota, Bogota, Ed. Cromos, .1938.
170 Asi lo dejé. dispuesto en su testamento . 'Los actos de su entierro fueron diversos y complejos,
siendo el, filtimo .el traslado del féretro a1 cementerio: “.A Ias doce se colocé el cadaver en el carro
- ffinebre, y un considerable nfimero de ciudadanos se precipito sobre 61,2 y quitando e1 caballo
tiraron de 61 en .dos largas filas hasta el cementerio... A la entrada del cementerio se habiaprepa-
rado, a1: pie de la gran cruz de hierro, e1 lugar en que debia recibir e1 cadaver lOs filtimos honores;..
Ter‘minado este dicrso, se entrego' e1 cadaver a la familia del ilustre finado...”. Honoresfiineb'r'es '
tribaladbs al general Francisco de R Santander; Bogotfi. Imp. d6 Martinez, 1840, pp.- 3 y 13.
171 Holton,- La ‘Nueva Granada, pp. 243. Ver, ademas, Steuart,.Narraci6n de una expedicio’n, I836-
»37, p. 169'. ' ' '
- . ‘LOS Afios DEL CAMBIO . ' . 223
31111 a mediaclos del siglo XIX un sitlo denOminado las Tapias de Pilaros,
ubicado a1 surorlente de la ciudad, donde 1a tradicion dice que eran emerra~
dos 'los suicidasm. , ' . . - .
‘El cementerio de San Victorino dejo de utilizarse durante la segunda
‘mitad del siglo'XlX. QUedo e1 segurido, imandado aconstruir a fines de los
afios Veinte por decreto del Libertador a1 occidente de San Diego y llevado
atérmino en sus obras principales en el primer lustro del decenio de 1840,
,bajo las seguidas administraciones de Alfonso Acevedo Tej adam. Este cam—
posanto, e1 Elz’pticocomo lo denominan algunos Viajeros y guias de la ciu-
"dad, dada la forma que tenian los muros de las bovedas, fue acompafiado de
una capilla y de una plazoleta en su entrada‘, la cual se adomaba por “Lin
Sencillo y tosco monumento cle piedra en forma de obelisco, formado por .
'una gruesa pilastra. cuadrada que sirve de base a una pequefia piramide,
elevado a la memoria ”del Gobemador de la Provificia de Bogota, D. Alfon~-
so Acevedo Tejada’?174.- La plazoleta teni’a también una tribuna, protegida
por una gran cruz, que servfa para dar e1 saludo de despedida a los persona-.
jes’ destacados'de la ciudad. : . , .
Este camposanto comenzo a denominarse cementerio viejo a fines del
siglo XIX.- La mortalidad era grande en la ciudad dada las malas condicio—
nes higié‘nicas que reinaban en ella. Esto obligo a que se comenzara a cons-
truir otroen 1873', utilizando para tal fin un lore de propiedad del municipio
que quedaoa en uno de los costados del ,cememerio anterior. Este se deno-,
172 “Arriba de Belén estan las ruinas ,de Otra iglesia que comenzé a levantar en 1830 el maestro
Nicolas Leon, discipulo de Petrez, y que quedo inconclusa; muchas gentes y_ escritores han llama—
do a estos muros y arcos abandonados las Tapias de Pilatos, lo que es un error, pues éstas estaban
mas lejos, en un sitio aislado, donde enterraban a los pocos saicidas que hubo en Santafé, incluso
a un‘ buey que murié ‘de’mal de rabia’, segfin el cronista J.M. Caballero”. Ortega Ricaurte, Casas
de Santafé, p. 33. Verfafiemas, Holton, La Nueva Granada,-p. 244.
173 Asr’ lo infOrma en su Memoria de 1845: “Cementerios.- Se concluyo la capilla del de esta capital
que fue completamentep'aramentada sin costo alguno de las rentas. Se hicieron 123 bovedas
pequefias yse hag/contratado 200 mas, grandes, cuyo trabajo esta ya principiado. Se hiZo una
pequefia torre sobre la portada principal, y se mejoraron notablerriente las calles de arboles que he
hecho sembrar dentro del area. Yo recuerdo con satisfaCcion que cuando en 1839 recibl’ el Ce-
,menterio, c’omo Jefe politico, se hallaba en el mas completo abandono; en términos que dentro de
61 pacfa toda elase de animales, y habitabaen los corredores una piara de cerdos. El cuidado qe
las auton'dades han tenido con este lugar sagrado ha hecho que los particulares.c00peren apOrffa
a embellecerlo. Ya se ven en el area elegantes monumentos de. marmol.”. Alfonso Acevedo, Infor-
me que el Gobemador de la'Provincia presenta a su sucesor al entregar el mando, BOgotz‘i, Imp.
de Cualla, 1845, p. 24.
174 Francisco Javier .Vergara- y Francisco José de Vergara, Almanaque y gu'z’a ilu-srradr'z, 1881, pp.
200-201.. '
224 ' GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
mino cemenz‘erio nuevo. Eu raa1idad, los dos fon'uabau uua s01a unidad ya1
caoo da1tiampo sa ‘ap1ico a1 uombra da Camantauo €a‘uu'a1 a1os dos; final—'-
mauta, a1 costado oriauta1 da1 camautario viajo, sa construyé tamprano an
1 a1 sig10 XDQ a1 camautario protestauta.
E1 coujuuto da cambios qua h‘amos dascrito an 1213 péginas auterioras no
fua sufioiaMa para transformar au promudidad a1 paisaja urbauo da 1a capi—
ta1. Durante a1 sig1o X1X coutiuuo pradominaudo an Bogota 1a fisouomia
qua habia adquirido durauta 1a época‘co1onia1. Siu embargo, a1 procaso da
transiciou cobro 1antamanta fabri1 actividad, dajaudo sus mamas an al cas—
co construido. Lo qua a madiados da sig1o ara parcibido como caos por los
coutamporz’maos, qua no sabiau discamir cou cartaZa si 1a‘ciudad Gracia o
no, aparacio fina1mauta como signo dal cambio qua sa-astaba raa1izaudo an
todo a1 ordauamianto sociaE. -
Efactivamauta, an 1865 un ciudadauo sa praguutaba ‘.‘si 1a pob1acion ha
, aumautado, audoudaviva? Exista la misma ciudad cou 10s mismos 11mitas,
con 1as mismas casas: daastas a1guuas sa rafacciouau, otras sa majoran y sa
raadifican; paro, cu2’11‘as a1 barflo nuavo? Eu douda sa aucuautrau 1as habi—
‘tacionas da 1a uuava poblaciou?... Las ciudadas qua tiauau uu yardadaro
iucramanto axtiandau su éraa, o raconstruyan sus casas 1avautaudo y au-
mautando los pisos. For aso as qua las murallas viauau a flaw con fracuam
cia, y sa va‘qua casas situadas an anabalas sa ancuauu‘an' da un momauto a ‘
otro an al Cauu‘o da1as poblacionas vardadaramauta craciantas;.anu'a noson‘
_ tros, p‘o‘t dasgracia nada da aso sa ha visto, ui sa han hacho subtanénaos, n1
casas da dos o tras pisos, ni sa han formado nuavos bamos...””5. ,
Siata lustrosmés tarda, an’ 1901, aparacio pub1icado a1 siguianta taxto an
1a Nuava Gaografia da Vargara y Va1usco: ' ' l ”
CUARTA LECTURA.
Los HABITANTES DE BOGOTA .'
, Mire la calle.
gCo’m'a paede bested ser ‘.
' ' indiferente a €56 gran. r170
(16 haesos, a 656 gran r170
d6 saefios, a 656 gran n’o
de gangre, a 656 gran. rz’o?
N. GUlLLEN
ticas do] trazado urbano inicial, lo cual condiciono 1a forma quo mantnvo oi
aroa constrnida y las aprociacionos quo sobro olia so tonian. Sin embargo, 1a
ronuoncia ‘al cambio dol Viojo Santafé no impidio quo ontro sus callos y
muros aparocioran IoS-signos, las formas y losusos do‘ un ordon urbano
diforonto. , ’ , . , . '‘
ESto éprOcosov do cambio lo homos analizado on locmras antorioros dosdo
1a porspoctiva doi paisajo urbano,EnfiéIsta, nos detondromos a oxaminar 1a
tranSiCion dosdo la dinamica quo impriifnioron a la Urbo los habitantos quo 1a
poblaron‘. En primer 1.ugar,"-’oxann?naro‘inos;on dotallo oSta fdinamica dosdo .
una_porspoctivka;do'mografipa."El ’analisiS’do los nfifriioros pormit'o'armar un
cuadro dondo'olizincrorfionro tOtalg-adqfl"ioroz» so; S‘ignificado hiSt’orico on ias
coynnturas ,poblaoionalos—"qiio" So:- ‘pro‘s‘ontarOn7:'a1,.,into;rior‘do 1a Cid-dad doi
sigiof XIX. *‘Luogo‘, nosjdo/rton'dromosi;‘o'fliio71. osmdio do 1§§-.Ltfansformaoionos
quo. son porcoptiblos Von: cada‘unollosidiforontos S'octOros sooialos prosontos '
on 1a urbodol sigio pasado; Finalmontgo, oOmpararomos 1a situacion domo- ,_
graficadol'la capital con la provinCiai'coIi,€_1‘pails,ly Con las domas ciu'dad’os
principalos compfon'didasx'dontro doigtorritOri‘o naoional; '_ .
VA
. , LA DmAMICA DEMOGRAHCA
La ‘ciudad multiplied por cinco su poblacién durante los afios‘que esta-
mos estudiando. Sin embargo? este incremento no tuvo un ritmo igual en _
ios diferentes' perio‘dos de la transieiénQ A una primera época de crécimien-'
to, en la que'se conjugé 1m leve incremento vegetative Icon Varios flujos
migratoribsQle siguié a mediados de siglo una profunda’ crisis demografica.
A partir de e‘ntonces,' Bogota perdic’) pot macho tiempo 1a capacidad de
: generar pot simisma 1a poblacién que la ocupaba, y la inmigracién se cons— .
'tituyé en la finica fuente de crecimiento demografico. Este aumento the de
gran intensidad, pero norespondic’) a un flujo continuo de personas sino que '
se presenté poroleadas de intensidad variable. De esta manera, cada migra-
cién estuvo separada por situacidnes de paralisis Eula dinamica de cred--
' miento, 0_ per pérdidas reaies de poblacién cuando las 00yunturas sociales y,
. politicas. alcanzaban niveies criticos en la ciudad. ‘ ' _ . .
En relaciéil 'con el incremento poblacional no existe \"duda alg'una.‘ La
ciuda‘d tenfa 21.394 habitantesen 1801 y alC'anzé 1a cifra de 116.951 en
1912 (ver Tabla 8). En términos absolutos, 1a diferencia en‘ dichas Cifr-as
representa un aumento neto de 95.557 personas. Si consideramos 103 111.
afios que transcurrieron entre las fechas extremas, la tasa media anual de
crecimjentQ para toda la época file de-1,54%. Begota Vivic’),'entonces, un
dinamico proceso demografico dOnde el incrementd es signifiCativo en .sf
mismo, *e incluso Imas Si 10 Consideramos desde las condiciones espaciales
sobr’e las que este aumento se operé. '
230 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
.‘ FUENTES:
‘1—04-POBLACE0N I 7_
120.000
»
.-
. 100.000“
PGBLACION
30.000
00.000
40,000 .
20,000
1081
3881
9881
8%81
8fi81
IQBI
6981
998I
OLBI
'1891
@88I
868I
LOGI
3161
.-
AND
1 ' Ademés del padréfi'de 1801, realizado por la administracién virreihal y que Utilizamos para tenet ’
' un punto de relacién anterior a la época republicana, existen 6 cengos realizados a nivel nacional
durante el siglo XIX-1825, 1835, 1843, 1851, 1864 y 1870. Ya en el siglo XX 30 realizé otro en
T 232 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
BE POBMCION
WCREWNTO
1&1-1848
1905, el Cual no fue aprobado‘, siendo el siguiente uno realizado en 1912, que es el ultimo de los
' que Consideraremos en este capitulo. Los problemas relacionados con los seis censos del siglo
' XIX estén examinados por Fernando Gomez, “Los censos en Colombia antes de‘1905’.’,.En Mi-
.guel Urrutia y Mario Arrubla, eds., Compendio de estadz’sticas histo’ricas de Colombia, Bogota, ‘
Universidad Nacional, 1970, pp. 14-18; Maurice P. Brungardt, “Using Nineteenth'Century Census
Results: the Colombian censuses of 1835, 1843, and 1851”, LAPHB, Fall, 1990, pp. 2-5; Alberto
Charry Lara, Desarrollo histérico de la Estadr’stica Nacional en Colombia, Bogota, Imprenta
Nacional,‘1954, pp. 24-33. La cifra de poblacion Que para la ciudad dio e1 censo-de . 1825 no ha
sido utilizada en este trabajo, pues el dato preciso para la ciudad no lo tenemos en los documentos
.que poseemos sobre dicho censo. Ademas de estos censos generales, eucontramos otros para la
ciudad, realizados en 1832, 1848, 1859, 1881, 1884, 1898 y 1907. Salvo en los casos de 1859 y
.1907, donde hay constanciade la fOrma como se llevo a cabo e1 censo, los otros estan menciona—
dos como-de origen oficial en articulos de prensa o guias de la ciudad. Las referencias'bibliog-rav
'ficas relativas a estos censos estan seiialadas en la Tabla 8.~
LOS ANOS DEL CAMBIO ' _ ’ :233
. un primer momento, de 1801 a 18322, bajo las condiciones creadas por las
guerras de independencia, la poblacion aumento en forrna'len'ta: de 21.394
habitantes a 28.341. La tasa anual de crecimiento (0,91%) fue por ello bas—
tante. menor a la que hemos calculado para todo el primer periodo (1,92%
entre 1801 y 1848) y an {5000 menor de la general para toda la época (1,54%),
lo que corresponde a un indice de crecimiento de 132, apenas superior a1
afio bases ' , 1 .
A partir de 1832 y en los tres afios siguientes,e1numero de'habitantes en
la ciudad se incremento ace1eradamente. E1 aumento abso1uto en esos tres . .
afios fue de 1 1.15 1 'personas, lo que significo una t’asa media anual de creci»
miento deg 11,65%. Esta tasa sapero en exCeso 1a parcial para el periodo
(1,92%) y la general para e1 siglo XIX (1,54%), 10 cual no puede significar
~ otra cosa que la conjuncion del crecimiento vegetativo con un flujo migra—
torio de. gran, magnitud. Los efectos de la guerra contra 1a. dictadura de
Urdaneta y el posterior restablecimiento .de la paz bajo ,una nueva
'institucionalidad, debieron propiciar las condiciones para que se produjera-
dicho flujo migratorio. Ciertamente, 1a histOriografia colombiana coincide
en 'sefialar e1 decenio de 1830 como uno de importantes ‘logros dada 1a si-.
tuacion de calma politica y social que tuvo e1 pais3. I
2- Las cifras de poblacién para 1801 provienen de un Padrén realizado con motivo de una epidemia
‘ de viruela que azoto la ciudad en ese afio. “Padrones de las personas a quienes no ‘han dado las
' viruelas, hechos pOrvarios Alcaldes (Cornisarios. Afio de 1801”.AGN, 'Seccién Colonia, Fondo
Miscelanea, T. 22, ff. 266-385. Con relacion a la cifra de poblacion que arroja eSte Padrén no hay
aceptacién general, 'primero, porque 5610 se- propuso contabilizar las personas que no estaban
contagiadas, y, segundo, porque los encargados de realizarlo tuvieron que actuar bajo los temores
que generaba 1a epider’nia, lo cual no asegura que todas las yiviendas hayan sido censadas. La
cifra de poblacion para 1832 proviene de una disposicion emanada de la gobernacion de la pro—
vincia con fines electorales. La Constitucion de 1832 dispUso que las elecciones tenfan que reali- '
z'arse por medio del nombramiento de electores, correspondiendo a cada distrito parroqui‘al un
nfimero acorde a su pdblacion. Por ello, estas cifras pudieron originarse en censos realiiados en
cada uno de dichos distritossi no en el mismo afio, al menos en un tiempo relativarnentecercano.
El filtimo censo nacional Se habfa realizado en 1825 y no hay indicios de que las cifras de 1832
hayan sido calculadas sobre la base de dicho censo. Rufino Cuervo, “El Gobernador de la Provin—
cia”, El Constitucional de Cundinamarca, N0 38, junio 10, 1832, p. 149. .
3 Al respecto, por ejemplo, Ibz’u‘iez anota en sus cronicas que “desde febrero de 1832 se habia‘
fundado en Bogota la Sociedad de Industria Bogotana...’ con el objeto de montar una fabrica de
1023 fina. Don Joaqufn Acosta se traslado a Europa con el fin de conseguir los fitiles necesarios,
que pronto llegaron a Bogota, a la vez que dos ingleses de apellido Peak, y otros Obreros habiles ‘
en trabajos de alfareria... También'en aquella época se establecieron' en Bogota otras empresas
industriales: en la callelque une la plaza de Torres, antigua de LaCapuchina, con la Alameda, se
5mont6 fabrica de vidrio en 1841... don Benedicto DOrm’nguez, asociado con otras personas, esta-
blecio fabrica de papel... Los sefiores don Alejandro Osorio, don Cayetano Navarro y don Ramon
Tamayo, montaron fabrica de tejidbs de lana”. Ibafiez, Crém'cas de Bogotc‘i, Vol. 4, pp. 439—441.
234 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY.
‘ 4 Ibafiaz safiala qua asta apidamia ocasioné la muerte da 5.000 parsonas en la ciudad, lo cual ciar~
tamenta as una cifra axorbitanta si tanamosen cuenta a1 total da poblacion an 1 835 era (16 39.442
‘ - parsonas. De todas forrnas, correcta o no la apraciacion dal cronista, dicha epidemia fua da las
mas davastadoras qua tuvo Begota an toda su historia. Ibafiaz, Crénicas de Bog'otci, Vol. 4, . 461.
5 La cifra da poblacién para 1848 proviena da un almanaqua, a1. cua] haca rafarancia a la/Ealiza-
' ' cién da un canso an 1848. Almanaque para 1849,.Bogoté, Imp. de Ancfzar, 1848, p. 21. No
harnOsancontrado ‘otros tastimonios raferantes a la raalizacién da asta canso'; por asta razon, no
hay manara da corroborar la solidaz dal resultado qua antraga. ' ' —
LOS Amos DEL CAMBlO. 235
' 6 1 Por ejemplo, la siguiente discusion de Felipe Perez con relacién a1 censo de 1851: “Segfin e1
censo de 1843, y no obstante lo largo y desastroso de la guerra de la Independencia, las guerras
intestinas contemporaneas de ésta y posteriores, y el furor de la viruela en 1840, Bogota aparecic’)
en aquel afio COn 40.086 habitantes, casi e1 doble de 10 del censo de 1801. En 1843 1a preporcion
. entre nacidos y muertos era la de 18 a _10, y constando que el aurnento de la poblacion nativa en
tres afios no mas habia sido de 2.740, si comparamos tendremos: poblacién' de Bogota en 1843 2
40.086;'pob1aci6n d'e Bogota en 1851 x 29.649; disminucién = 10.437. 'Y esto en el breve término
de ocho afios de una paz casi octaviana, y sin que ni e1 hambre, nila peste, ni ninguna otra
calamidad hubiere afligido al pafs. De los datbs que tenemos a la vista, y haciendo uso de las
tablas de Eulero, resulta que la poblacién nativa se duplica en Bogota en el transcurso de 31 o 32
afios, esto es, casi en el'mismo espacio que en el Estado de Antioquia. Por consiguiente, para
1874 se contaran en el Distrito Federal 80.000 habitantes nativos; mas como desde 1843 hasta
hoy (1861) ha pasado mas de la mitad de ese periodo, no es aventurado e1 asegurar que la pobla—
cién debe haberse aumentado ya en mas de 20.000, y que, por tanto, la ciudad cuente hoy eon
60.000 nativos de ella”. Perez, Geografz’afikica y polz’tlca del Distrita Federal, p. 5. ' . "
7 Charry Lara no acepta las cifras del censo de 1851 para Bogota, que supone debfan ser mas altas.
Charry Lara, Désarrollo histdrico de la Estadz’stica Nacional, p. 30. '
.8 Brungardt, “Using NineteenthCentury Census”, p. 3. Asimismo, la cifra resultante del censo de
1851 es publicada corno censo aceptado por Arboleda, Estadz’stica general, 1905, p. 12; y en
Colombia, Censo,1912, p. 333. . . .
9 Por ejemplo, Gomez, “Los censos en Colombia”, pp. 15-16. Asimismo, otro historiografo de la
estadl’stica acepta e1. censo de 1851 como valido: Luis Vidales, Historia de la Estadz’stica en,
Colombia, Bogota, Banco de la Republica, DANE, 1978, p'. 60. ,_
10 En 1843, segfin e1 censo realizado en este afio, la poblacién residente en la Provincia era de '
279.032, y el total nacional alcanzc’) un resultado de 1.931.684 personas. Con relacién a 1851,
segfin este censo, e1 aumento es evidente: 317.351‘habitantes en‘ la Pro‘vincia y 2.243.730 perso—
nas en el pal’s. ' ' 1
-
236 ‘ GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
-
' arrojaron 10s censos anieriores, en particular 1a de 1848. En este sentido, es
i1ustrativo 1o anotado por Camacho Roman, quien afinno qUe “en e1 [cen- _
so] de 1851 dio 1a ciudad de Bogota 29.649, y en mi concepro e1 recuenro
de los habirantes se hizo con toda 1a di1igencia posib1e, a pesar de 1as cri—
iicas de los santaferei‘ios raizales. que no podian conformarse con“ que 1a
antigua capital de1 Virreinato no inviese 60.000 habitanres a 10 menos”“.
_ Asimismo, 1a cifra de poblacion en 1851 puede estarreflejando 1as condi-
“cionesdenrro de 1a ciudad producidas por la guerra ciVi1 de 1851, causante
de una emigracion que conviniera en negativa una para1izada iasa de creci~
miento demografico. ‘
Bogota tenia 31.701 habitanres en 1859. Esta cifra es el resu1tado de 10s
efectos de la 1ey del 1 de abri1 de 185 8, por 1a que e1 gobierno de 1a Conie— ‘
déeraci'on-Granadina encomendé a 105 diferentes Estados 1a verificacién de
un censo”. Segfin dicha ley, “cada Estado se 'dividin’a para e1 censo en seis
o mas circulos y cada cirCu1o en distritos, division que correspondia hacer
al poder ejecutivo nacional. En cada circulo éste designaba un censor. A
cada distrito se le nombraria un veedor, lo mismo que los comisionados
necesarios... Cada cornisionado [debia visitar] todas 1as casas y 1ugares ha—
bitados que haya en la seccion que se le hubiere designado, para tomar
razén de todas las personas que habitan o residan. aunque sea transitoria—
menie, en.ellos...”13. Aunque e1 censo que mando levantar esta ley no pudo
realizarse en muchos‘de los Estados que componfan 1a Confederaci'én, de-
bido a la guerra Civil que se inicio en 1859”, éste ciertamenre se llevo a
' Cabo en, aigunos de los circulos establecidos para-e1 Estado de Cundinamarca:
e-l primero y el segundo. los dOS con centro en la ciudad de Bogota”.
16 .El Cfrculo priniero estaba compuesto por los distritos de Orama, Bogota, Bosa, Ceiquez'a, Cumaral,
Colegio,’ Chipaque, Choachl’, Pomeque, Fosca, Fusagasuga, Tiramena, Pandi, Pasca, Quetame,
San Antonio, San Martin, Soacha, Tibacui, Ubaque, Une, Usme, Villavicencio y Viota. E1'_C1’rcu\1o .
segundo comprendi’a los distritos deAnapoima, Anolaima, Bogota 1(2do.) Bojaca, Cabuyaro, Clera, .
Zipacon, Chipas'aque, Engativa, Facatativa, Fontibén, Funza, Gachala, Gacheta, Guasca, Guatavita, .
Medina, Mesa, Quipile, SerreZuela, Suba, Tena, Ubala, Upfa y Usaquén. - ‘
17 ' Esta cifimde poblacion aparece en la Tabla N° 8 como correspondiente a1 afio 1866.: La diferencia
proviéhé-deflue no encontramos el‘dato de poblacién para Bogota en los documentos que posee~'
mos sObre e1 censd'de 1864, por lo que tuvimos que utilizar el dato impreso en un articulo de
prensa publicado a comienzos de 1867. En éste, e1 autor hace‘ un examen esta‘dl’stico de la pobla—
cion bogotana en 1866, ejercicio en el que pone “en relacion las cifras expresadas con las q'ue
constan en'el filtimo.¢enso, el cual da a Bogota 51.000‘habitantes”. Annque no expresa la fecha de
, dicho censo, éste sin duda debfa ser el de 1864. Sin embargo, hemos preferido mantener la fecha
" de 1866 en el Cuadro ya que un nfimero redondo de 51.000 habitantes s'olo.podia provenir de una,
aproXimacion realizada por e’l«articulista. E1 articulo en cuestion‘ se encuentra en, “Cliriosidades
_ Estadisticas”, El Mensajer0,'1\1\° 68, enero 18, .1867, p. 269.
238 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
21 Esta'cifra de poblacion proviene de una gu1’a de la ciudad para 1881, la que menciona‘ como
'1 fundamento e1 filtimo censo realizado por parroquias en la ciudad, pero no menciona la fecha ni la
forma como fueron ejecutados. Por esta razén lo citamos envel Cuadro N° 1 Como de 1881. Lo
interesante es que‘los autores de la gufa no aceptan la cifra que arrojo dicho censo y calculan que
Bogota debfa tenerpor lo menos 100.000 habitantes en este afio. Francisco Javier Vergara y
Francisco 1056 de Vergara, Almanaque y gm’a Elusrrada, 1881, p. 188.
f
240 . j GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
24 La cifra de poblaci'én para 1898 proviene de un censo que segi’ln Francisco Javier Vergara y
Velasco realizc’) e1 Gobierno en dicho afio. Con relacion a este censo y a los problemas que presen-
tan otros datos de poblacién para la época, anoto este geografo que, “en cierta époCa se publicc’) un
censo de Bogota que daba a ésta 96.000 habitantes, y pronto se formc’) una. corriente de opinién
que sin cesar aumentaba 1a cantidad de tales moradores. Después tratamos de levantar un censo
por papeletas, y aunque incompleto el resultado, adquirimos la certidumbre de que la ciudad no
podfa tener mas de 80.000 almas en sus 5.000 casas y 6.000 tiendas y ranchos de extramuros (con
Chapinero); pero esta opinién fue vivamente censurada-por la prensa como depresiva para la
, capital. Por fortuna, en 1898 hizo e1 Gobierno un censo correcto, del cuavl resultc’) que la ciudad no
. tenfa sino 78.000 habitantes”. Vergara y Velasco,.Nueva Geografz’a, p. 854.
25' Vergara y Velasco; Francisco Javier,[anotaci6n N° 2], p. 379.
242 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
26' “Hace dfas empezc’) la Policia, como oportunamente avis‘amos a nuestros lectores, a distribu‘ir
' '
cédulas en todas las casas de la ciudad', a fin de que los inquilinos se inscribiesen en ellas y formar
asf, a1 recogerlas de nuevo, el Censo de Bogota. Este sistema, como observa a1gfin colega, tendra
sus inconvenientes, porque toda obra humana lo tiene, pero también es justo contar un poco con
la honradez de cada cual, y aparte de esto hay que tomar notade una circunstancia especialisima,
digna del mayor encomio: este’Censo' no le cuesta un solo centavo a1 Erario pfiblico”. “Ceriso de
. Bogota”, El Nuevo Tiempo; No 1797, octubre 26, 1907. En estc articulo seda cuenta de los resul-
tados en la tercera division de policia, correspondiente al barrio de Las Nieves y San Victorino; y
en la quinta division, relativa a1 barrio de Egipto. En otro artfculo del mismo periédico se publi~'
caron los resultado‘s de la primera division, que comprendfa e1 barrio de La catedral. “El Censo", ‘
El Nueva Tiempo, 'octubre 28, 1907. Finalmente, en un filtimo artfculo SC publicaron los resulta~
do‘s para la segunda division, referentes a1 barrio de San Francisco; los de la cuarta division,
barrio de Santa Barbara y Las Cruces;:y las de la séptima division, 0 de Chapinero. “Censos”, El
Nuevo Tiempo, N° 1801, octubre 30, 1907- - ' ~ » ;
Historic:
27 Colombia, Censo, 1912, p. 336. Sobre la validez de este censo’ ver, porejemplo, Vidales,
' de la Esradz’stica, p. 78; y, Chairy Lara, Desdrrdllo histo’rico de la Estadistica Nacional, p. 44.
LOS ANOS DEL CAMBIO 243
_ 8681‘
1—- H H
9191
£061
.1991
.1991
m
11991
on
9991
m
9191
V9991
9991
1091
U1 .5), N3
CD 05 O
14, .1891; ,
28 ‘ Cuervo, Enciclopedia de bolsill'o, p. 140;"‘Acue‘ducto’f, El'Correo Naciona‘lrenero
p. 253. - - .' -
Vergara y Velasco, [anotacic’m N° 1],
LOS ANQS DEL CAMBIO 247
-
AND SERIE 1 SERIE 2 SERIE 3 AND SERIE 1 SERIE ,2 SERIE 3
ALTA; MEDIA ' ‘ ' ; ‘BAJ'A- ALTA ‘MEDIA BAJA
1800 28.000 . 21.000 188] 100.000
1807 23.000 1882 80.000 60.000
1822 22.000 1883 100.000 80.000
1823 . 30.000 1886 120.000
1825 35.000 1887 84.000 60.000
1836 30.000 1891 120.000 100.000 85.000
1844 1892" 100.000
1846 40.000 1893’ 1 20.000 ' 100.000
1849 30.000 1894 130.000 100.000
1852 ' ‘ 30.000 1896 130.000 120.000
1857 50.000 V ' . ,1897_ 130.000 ' ”
1861' - 60.000 - ' 1900 ' 100.000
, 1864, 45.000 . 1904 . 100.000
1865 “ 60.000 50.000 ‘ 40.000 1909 150.000
.1866 - 40.000 1910 125.000
1867 ‘ 60.000 '
FUENTES; _ ‘
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248 ' GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Una primera observacién que resuEta de Ea tabEa es, sin duda, Ea variada
percepcic’m que se tenia sobre Ea pobEacién que habitaba Ea ciudad en cada
U110 de EosdEferemes afios. La dinamica demografica en Ea urbe deE sigEo
XEX debié ser de taE intensidad e11 sus variaciones, que hacia casE imposEbEe
a Eos observadores de cada perfodo eE coincidir en sus estimativos. Segun-
do, es evidente en Ea TabEa que'EaS mayores variaciones en: Eos estimativos
se producen en Eos datos reEativos a 108 tres fiEtimos decenios del sigEo XEX
y eE primero deE suiguiente. 'E‘ercero, a pesaE de Easy fuertes variaciones e11
. .cada serie y entre eEEas, todas sefiaEan una aceEeracién en eE ritmo de creci—
miento a partir de Ea década de E870. Cuarto, asimismo, todas Eas series
' indican qfle eE crecimiento fue pausado durante eE periodo anterior a 1870.
‘ Quinto, finaEmente, Ea TabEa permite concir que, a pesar de Eas grandes
diferencias que se presentan entre Eas cifras estimadas, Ea curva general de
pobEaciéna que da Eugar cada serie n0 fiifiere en su trayectoria de Eas otras;
La Grafica 4- iEustra Ea anotacién anterior. A ' ‘
160m
140.000
120.000 ,
100.000
I POBLBCION
-
90.000
60.000 .
~ 40.000
20.600 .
1691'7
9991 .
E
1991
9991
1091
9161
9691
1991
1991
3991
3991
9991
g: . NATALmaD
W MORTALIDAD
«5%.... CRECN’EGT'.
mammary!
.1000 '
3981'
9881
ZWBI
fiQI
9§81
8%81
0981
9981
SLBI
3061
1681
9691
8681
0161
Afios
252 GERMANRODRIGO MEJI’A PAVONV
‘ ‘ -'—-@-1ND;NAT AL.
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INDICES ,
e a a a a a a a 23 a e a 8 :2
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d) [O H CD OD O M CD ‘9 H (.0 01 to O
ANOS
LOS ANOS DEL CAMBIO { ' 253 b
. Con relacion a'este cambio, las Graficla's 5 y"‘6 permiten advertir condi—
ciones de Vida li'geramente faVorables durante los primeros afios de la tran~
sicion, y su lenta pero constante inversion durante los afios e'entrales del
siglo. En jeste sentido, la forma corno se incrementa la mOrtalidad en la
ciudad no sefiala una crisis abrupta Sinoiun progresivo pero persistente de-
terioro hasta que, bajo la presion de un rapido y significativo aurnento de
poblacion; la situacion estalla produciendo niveles cada vez mas altos -de
mortalidad. Finalmente, los ultimos afios del primer decenio del siglop
XX evidencian que la ciudad ya cornenzaba a tener capacidad tecnologica
. para responder a un incremento demografico de'naturaleza coyuntural o
permanente. ’ , . ’ ' _ . p ;_ " ,y ‘ . .'
7 La relacion,existente entre una alta mortalidad-y las Condioionesde Vida
en la ciudad estan testimoniadas profusarnente en doCumentos de' la época. '
Hacia 1865, por ejernplo, un art'iCulista comentaba que “en el afio cle 18:64
ban nacido en Bogota'1.074 personas, y ‘han muerto 1.078. Esto mismo
sucede "Casi todos los afios. éY se quiere‘que aurnente la poblacion de una
ciudad en donde el. numero de muertos anualmente exeede al de los naci»
.dos?-El género humano' se ha desarrollado muriendo entodas partes menos ‘
gente de la que nace, de lo contrario estariamos en la familia primitiva. Este
fenomeno que Bogota presenta debe tener causas, y no se necesita ser pro-
feso'r de higiene, ni tener un ojo muy 'observador, para saber que la— falta de _
polieia, y los focos de infeccion en el centro de una ciudad, figuran como ‘
causas principales’m. En el mismo afio, otro articulista analizo con mas .
profundidad e1 problema: ’ ' I ' I
los propios habitantes y para los vecinos inmediatos,-eormo el' de las tiendas,
‘ que se usa por los menesterosos y las elases trabajadoras entre nosotros.‘
' Basta recorrer, con una mirada no mas, esos euai‘tos, generalmente hfime-
dos, de ocho a diez varas en euadro, atravesados por cafien’as o desagfies de
infeceion y habitados por familias de cuatro o cinco personas que satisfacen
- en tan reducido como miasmatico espacio todas las necesidades de la vida,
para que nuestro espl’ritu dé' lugar inmediatamente a estas dos conjuntas re-
fleXiones: (gqué salud, por vigorosa que sea, puede resistir a semej ante género
de Vida? Y a esta otra: écuales y cuan Vigorosas seran las condiciones higiéni-
easy de este clima- cuando resisten a tales foeos de enjfermedad y destruceion?”3°.
Ilfistraoién 1-2:-
Tipos de muchachosdel, pueblo
Tomada de: FundaoiénMisioIa: Colombia, Historiade Bogota, tomo 8, p. 56.
Los BOGOTANOS
sea, falda negra, mantilla de pafio azul que les cubre parte‘de 1a cara, de los
brazos y .del busto, y un sombrero de fieltro, de cOpa semiesférica y anchas
alas. Las sirvientas solo se distingu‘en por eluso de telas mas baratas, y
porque siernpre van descalzas”37. Sobre este gran fondo de una poblacion
'criolla y mestiza, distanciada socialrnente pero’apenas diferenciada por
matices en los tonos de la piel, los indigenas y los esclavos c0nforrnaban la
minoria entre los habitantes de Bogota. .
Poca era la poblacion esclava que se veia en la. ciudad de Cornienzos del
siglor-XIX38. Su nfirnero, adernas, disminuyo a medida que avanzaban los
afios, gracias'a la constancia y preocupacién con la q11e se adelantc’) e1 pro-_
ceso de manumisié‘n”. De un total de 585 esclavos en 1793, la élite-criolla
S610 tuvoa su servicio 264 (1% del total de la p‘oblaCién).en 1835, 228
(0,7%)_en 1843, 'y__ 70 (0,2%) en 1851. La mayorfa numérica de las'mujeres
esclaVas es una constante en dichos'censos': 160 (61% del total de la pobla—
cion esclava) _en 1835, 189 (83%) en 1843, y 54 (77%) en 1851. Dichos
censos, ademas, perrniten apreciar e1 predominio de las solteras dentro de
la poblacion fernenina'esclava de la capital: 134 (51% del. total de la pobla~
cién esclava)‘en 1835, 183 (80%) en 1843, y. 52 (74%) en 1851“.
' De esta manera, a medida que di‘srninufa'la poblacion esclava en Bogota,
las solteras fueron 'las filtimas en adquirir la calidad de personas libres. La
mayor. reticencialde-la elites a perder su Control sobre-este segmento de la
an a1 sarvicio
poblacién pudo obedacar a qua dicbas mujeras eran utilizadas
o ya qua,
domestico; adamas, 1a lay las parrnitia consarvar1as por mas tiemp
Libertad de
segun 1as limitacionas qua fueron impuastas a 1a Ley sobre
libertad a1
Vientres, los esclavos nacidos 1uago de 1821 5610 adquiririan su
definitiva en
cumplir la mayoria da adad. Pinalmante, luago da 1a abolicién
cion
1851., as probable que una parta da ellas, y dal rasto de la poca pobla
s. En conjunto, 1a
esclava, baya continuado al servicio de 1as fami1ias criol1a
participar
poblacion nagra qua no emigré bacia otras zonas del pais, dabio
los secto-
en el procaso general da mestizacién qua fua caractaristiao antre
para fina-
res popularas de Bogota. For esta razon, no es axtrafio confirmar
le, ante todo,
‘ , 1es de siglo lo que safialamos para sus comianzos: “Es nOtab
qua an Bogota raramenta se ven nagros”‘“.
forma
Espacialmanta considerada, la poblaaion esc1ava sa distribuia, an
as don-
dasigual por la ciudad. Esta tandia a estar iconcantrada en los sactor
30% da
da las familias crio1las 'prefarian residir. Segun e1 censo da 1835, al
de La
los esclavos babitaban viviandas ubicadas an la céntrica parroquia
San
Catedral, 45% an Santa Barbara, 10% an Las Nieves, y 15% en la de
103 escla-e
Victorino. Afios mas tarda, al censo de 1843 sefialo que al 57% da
‘
vos estaban ubicados en La Catadral, 9% an Santa Barbara, 17% an Las
, que :
Nieves y al otro 17% en San Victorino“. Los cambios an las cifras
corno
resultan al compararlos dos cansos, deban estar safialando, la forma
ncia
afacté en las diferantas zonas el procaso da manumision yano 1a axiSta
.toldas '
da cambiosan los sitios de residencia da la .poblacién ascl'ava. De
ntracion en
formas, dichos cambios no variané al bacbo general da su conce
n an
las parroquias con mayoria criolla: La Catedral y Santa Barbara raunia
. l ‘»
' 1835 al 75% da 1os_asclavos, y en 1843 al 66%.
Con ralacién a los habitantas da origan indigana, la situacion an Bogota I
.fua invarsa a la qua bamos sefialado para la poblacion aSclava. Da una baja
cantidad a comianzosdal siglo X1X, al numaro ~da indigenas fua aumentan-
qua
do a-madida qua transcurria al tiampo. No axistan cifras en los cansos
an 1806
‘ parmitan sustantar asta afirmacién. Sélo sabamos con cartaza qua
. babitaban 501 indigenas dentro de los limites del casco construido, ubican-
dos, los mas, en la parroquia de Las Nieves y enlos extramuros orientales
delas parroquias de Santa Barbara y La Catedral, y en menor numero, en
las viviendas de las familias blancas‘”. Estas anotaciones coinciden con
otros testimonios 'de la época, por ejemplo e1 siguiente comentariode
‘ Boussingault, que incluye adernas una descripcion de sus condiciones 0e vida:
Hay en toda esta gente, que solo parece estar ah1’ para que se puedan afiadir
ceros a las cifras de las estadl’sticas, una masa innumerable que no cuenta,
que nada posee, cuyos medios de subsistencia me parecen problematicos y
que llen'a con su desamparado Ear niente (sic) los arrabales mal definidos
que confinan con e1c‘ampo.Todos los negocios, toda la politica, todo el arte,
en una palabra, toda la vida de Bogota que piensa y que actfia, corno sucede
en varias de estas repfiblicas suramericanas ---——por fuerzas oligarquicas—m se
concentra entre las manos de unas cincuenta familias conservadoras que
arrebataron esa mision directiva a otras tantas familias liberales y que, en,
espera de los designios de la Providencia, representan a1 pais ante él mi smo
y ante el extranjero y constituyen la fachada de Colombia“. .
que no tiene los instintos de dignidad que caracterizan a la colornbiana”. Cane, En viaje (1881 ~
1882), pp. 185-186. » ‘
46 De hecho, muchos de los textos restringen a tres sectores la division social en la ciudad. David
Sowell, en su tesis sobre los artesanos de Bogota,'resume de la siguiente manera lo que anotaron
diferentes viajeros: “La mayon’a de’ las descripCiones hechas por observadores foréneos de la
escena social bogotana sugiere' que las ‘clases sociales fuerOn estables durante la pasada centu-
ria...- Los mas pobres,'conformados por peones y los Inas ‘bajos’ sirvientes domésti'cos;%a_ ni'vel
medio, los artesanos, pequefios comerciante's y los ‘mejores,’ sirvientes; y en el nivel mas alto de
la sociedad, los hacendados, grandes comerciantes y burécratas con altos cargos politicos. Las
diferencias entre los sectores rnedios y altos se fortalecfa por los habitos de vestir de cada sector.
Los artesanos y sus iguales usabanvruanas .mientras que los hombres de clase alta utilizaban el,
abrigo”. David Sowell, The Early Latin American Labor Movement: Artisans and Politics in '
Bogota, Colombia, 1832-1912, Ph.D Dissertation presented to the Graduate School of the
University of Florida, 1986, pp. 37—38. La traduccion es nuestra.
47 . D’Espagnat, Recuerdos de la Nueva Granada, pp. 78-79. E1 parrafo citado cornienza con el si-
' guiente cornentario: “Bogota no cuenta masque con una clase dirigente, mas bien restringida.
Fenomeno frecuente en aqnellos pueblos en los que el acceso a1 saber esta limitado y que, por otra
parte, éste no se presenta a1 buen sentido, un poco anquilosado, de la baja clase mediaficorno 1a .
meta SUprema‘y arnbicionada”. Otro viajero que visito 1a Cindadpo'rmlos ’rnis'rnos afios, anoto
' igualmente que ‘.‘el pueblo'bajo esta en la miseria y sufre seguramente algunas veces de hambre,
y la prostitucion es notable”. Brisson, 'Viajes por Colombia en los afios de 1891 a 1897, p. 157.
LOS ANos DEL CAMBIO 261
[Los indios] son los que con el trabajo de sus manos cultivan la tierra; ellos
son los mediadores del trafico economico, pero también las be‘stias de carga
de las clases superiores; ellos son los que han de apechar con los desempe-
fios mas bajos. Las mujeres tienen i gual parte en sus esfuerzos, y hasta en
algunos lugares trabaj an mas duramente que los hombres. Estos, en cambio,
sirven de came de cafion'en las guerra’s civiles...
En la ciudad las indias trabajan como sirvientas y lavanderas, y entonces
van mejor .vestidas y mas limpias. Pero las viejas presentan un aspecto de
lamentable abandono y Vde suma fealdad. .
A 103 indios se les ve~ en los barrios extremos, agrupados a docenas en alg‘ua
nas de las muchas itabernas o tiendlas(sic), de pie junto al m‘ostrador toman-
do la bebicla popular, 1a chiclia... A veces los ‘vemos conducie'ndonpor la ‘
oiudad sus mulas, estas bajo el peso de grandes cargas. Otros llevarl a cueS—
tas jaulones con gallinas o'eargamentos de lefia, carbon 0 mercancfas. E1
Icorrespondiente fardo lo suj etan COn una correa que se apoya sobre la .frente.
Curvados, con un paso ligero y corto como un troteeillo, caminan haeia la
plaza de mercado, donde oonstituyen el elemento humano mas numeroso y
.donde se muestran en su ambiente y algo mas desenvueltos. El ruido que
reina a111’ se parece a1 zumbido‘de una colmena53.
54 , - Sowell; The Early Latin American ‘LabOr Movement, p.- 39. Latraduccion es nuestra.
55 Steuart, Narracién de una eicpedicio’n, 1 836—3 7, pp. 130-134.
LOS ANos DEL CAMBIO - 265 ‘
Unas décadas mas tarde, Felipe Perez indicc’) que en el Bogota de 1863
‘_‘se encuentran en abundancia sastres, zapateros, herreros,carpinteros, ca-
rreteros, doradores, pintores, ebanistas, relojeros, hoj alateros, modistas, ta—
labarteros, plateros, albafiiles, lapidarios, grabadores, picapedreros,
pendolistas, curtidores, loceros, chircalefios, molineros, fabricantes, y en
general todo lo que se puede desear en este ramo, desde el artista consuma—
do hasta el simple aprendiz... Bogota tiene ademas 3 litografias, 5 fotogra—
fias y daguerrotipos, muchas boticas, fabricas de cerveza, de alcohol,
jabonerias, curtiembres, y toda clase de tiendasfhospederias comunes, ho-—
teles, etc.”56. Casi ’veinte afios mas tarde, en 1881, una de las Gufas de la'
ciudad presentaba este panorama un poco mas ampliado; . ‘
' Esta Guia enuncio corn Orgullo ia‘amplia gama de actividades que desa—
rrolla’ban los habitantes de la ciudad, impulsados de una parte por la expan—
sién de la econorm’a capitaiina y, de otra, por un creciente “aumento demo-
grafico que ampliaba las bases tanto en la oferta como en la demanda. Arm-—
que esta Guia repite muchas de las actividades' enumeradas por Perez, lo ‘
cual dice de'la ‘estabilidad que iban adquiriendo los mievos oficios y los
pequefios establecimientos fabriles, lo que'mas llama'la atencion es. la ill-
clusiérr’en e1 listado de las profesiones liberales y de una mayor variedad de
negocios ‘especializados en prestar servicios, Como por ejemplo las ag‘en— ,
' cias. La Guia, Sinembargo, se detiene todaVI’a a expiicar en 1881 1a compo—
sicion racial de la ciudad, Sefialando con cuidadoque “se encuentra domi— ,
nando 1a raza‘blarica, pero hay indios, negros, todos los‘ tipos del mesticiSmo,
y los numerosos extranjeros...”53. ‘
56 Perez, Geografia fisiba y polt’tica del Distrito Federal, pp. 28-29. '- -
57 Francisco Javier Vergara y Francisco José de Vergara, Almanaque y guz’a ilustrada, 1881 , pp. 62—.
63‘. ' .' ' , V ' _ . . .
58 FrancisCo Javier Vergara y FranCisco José de Vergara, Almanaque y gm’a ilustradq, 1881,5p. 62.
266 . GERMAN RODRIGO MEJlA PAVONY
'59 , Eder, Colombia, p.‘ 220. La traducciorn es nuestra. Ver, asinlismo, Zémora, ’Guz’a de la Repiiblica
de Colombia, pp. 49-50, _ ‘ . '
60 SoWell, The, Early Latin American Labor MoVement, pp. 41-42. La traduccion" es nuestra'.
LOS ANOS DEL CAMBIO 267
Un di’a fui a1 viejo monasterio que sirve como Oficina Postal a conseguir un -
giro postal para ‘enviarlo a1 contratista sirio cuyas mulas-nos trajeron desde
Pore. Pronto me encontré inmersoien un laberinto burocratico. DeSpnés de
Aunque no existen eStudios sobre los otrOs sectores sociales a que diO‘
, lugar 1a inicial poblacién"mestiza bOgotana, suponemos que su suerte no
fue muy' dis'tinta. Todo este conjunto de habitantes, a1 igual que los indios,
suf‘rio ‘con gran intensidad-la inestabilidad politica del siglo XIX. Sin em-
bargo, la forma como diehos'fenomenos los afectaban debic’) estar‘directia—‘
mente atada a la naturaleza de los oficios que realizaban. EmpleadOs de las
pdlperias o‘artesanos comunes en la cindad, 001110 103 alfareros, los pintores
ide brocha gorda o los ayudantes- de albafiileria, (fueron los que con mayor
fue'rza sufrieron los frecuentes reclutamientos, o padecieron los mas graves
castigos CuandoLmanifestaban en revueltas urbanas su oposic’ion a medidas
que percibian contrarias a sus intereses. ‘ .
~ Entre los‘mas pobres de este; segmento de la poblacion, se dio forma a un‘
personaje tipo que, aunque alborotaba en las Calles y cumpll’a diyjersos ofi-i
cios que eran dejados a los' niiios, refleja la dura situaeio‘n a la quie estaban‘
sometidos‘:los habitan'tes de poca o nula fortuna. El chino o gamz’n bogotano
“trabaja primero de limpiabotas; luego de vendedor de periodicos, de man- 4
dadero, y finalmentees soldado. Sumamente vivo ‘y desenvuelto, de gran .
' astucia e inteligenoia... ordinariamente es ‘liberal’, sin cOmprender, como
'es logico, loqne e'Sa denominacion de partido encierra en sf... En las reVon
lucionesel gaml’n pasa casi s‘iempre a formar parte de la .tropa. Yo vi una
vez un batallon ,entero de estos pobres chicos y chic'uelos, 'entre los. once y
103 dieeisiete afios, desfilando :bajo la carga de su pesado armamento”67. '
La ubicaci'on espacial de los arteSanos, pequefios comerciantes y.em-_
4 pleado‘s de bajo rango;,fldebio estar asoeiada a la naturaleza y'categoria del
66 ‘- Bingham, The Journal ofan Expedition, 1906:1907, pp. 239. La traduccion es huestra.
67 Rothlisberger, El Dorado, p. 104. ' v
270 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
68 Holton, La Nueva Granada, p. 159. El parrafo en la que esta inscrita esta afirmacion dice lo "
siguiente: “Los pobres viven en los pisos bajos de las casas altas, sin acceso a] patio. Parece
increl’ble, pero no tienen ningUno de los servicioso comodidades considerados indispensables en ’
otras partes; no hay desagfies ni alcantarillado y el piso‘ bajo es hfimedo, por eso los ricos viven en
' .
los altos y en esta forma los dos extremes sociales se encuentran”.
69 Martinez, Bogota, sinopsis, p. 90.-El total de poblacion, 16.405 habitantes, no incluye la poblaw
, ' ' ‘
cién censada Como colegial, religiosa y residen'te en ell hospicio.
LOS AflosDEL CAMBIO 271
Pero no todos los mendigos se exhiben en las calles. E1 mayor nfimero de los
pobres de la ciudad, que conocemos con el nombre' de vergonzantes, ocultan
su miseria, seencierran con sus hijos en habitaciones desmanteladas, y su-
fren en ellas los-horrores del hambre y la desnudez. Si se pudiera formar un
_ censo de todas las personas a quienes es aplicable en Bogota el nombre de
vergonzantes ——entre los cuales no faltan descendientes‘de préceresde la
Patria———,, el guarismo ser1’a aterrador y 'el peligro se ven’a mas inminente.
Lasescen'as que pasan en esas familias a quienes el pudor mantiene encerra—
das, que se alimentan como por milagro, o que perecen de hambre, antes que
salir a importunar en. las calles, conmoven’an el corazon de todos aquéll-os
que directa o indirectamente han contribuido a crear esta situacion'”.
74' JJ. Gareia, “Un antioquefio hace un mandado en Bogota”, en Epocas y genres, Bogota, Tercer
Mundo Ed., 1977, pp. 24 y 26. - ‘ ’
75 Ibz’a’em, pp. 25 yk29.
. LOS ANOSDEL CAMBIO 2-73
83 Acevedo, ‘Nm‘icias estadz’sn'cas, 1844, p. 7. La composicion por naciones de los egrtranjeros resi—
dentes en Bogota era la siguientezvlngleses, I22; Franceses, 63; Norteamericanos, 46;-Venezola-
nos, 30;'Espafioles, '26; Peruanos, l2; Alemanes, 8; Italianos, 7; Rusos, 4; Ecuatorianos, 4; Argem
itinos, 3; Chilenos, 2; Chinos, I; Daneses, l; Holandeses, l.
84 Rothlisberger, El Darczdr), p. 99.
85 Reclus, Colombia, p. 380.
86 Vergara y Velasco, [Anotacién N° 3], p. 379.
27-6 , GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
pesar del cmdo anticlericalismo de1 proyecto politico radical, que se traduw
JEo on C1 cierre de todos 10$ conventos, en la expulsion del pais do an arzo-
bi'spo, en 1a abolicion de los diezmos, en la conversion de los sacerdotes en
rrabajadores do] Estado, y en 1as dos expulsiones de los jesuitas realizadas
en el siglo X1X, el clero sobrellevo los afios difici1es y recupero, bajo e]
- mamo de1 movimiento regenerador, no Solo 368 priyi1egios e influencia sirro
que, ciertamente, aumento su presencia numérica en la ciudad.
, 'Solo pudimos reunir cifras referentes a1 clero y a 1as ordenes religiosas
relativas a 1a primeraimitad del siglo XDL Para toner un punto de referen—
cia, es interesante anotar que en el apice de la época cOEonial, segfin el
padron do 1793, habian en Bogota 76 clérigos, 452 religiosos y 472 r611 gio—
sas,,mi1er1 total, lo que representaba 61 5,6% de los habirantes de la ciu~
dad”. En 1835, segfin el’censo, este 'segmento de la poblacion so redujo a1
' 1% de1 conjunto de habitantes, totalizando 418, do 10301151163 57 eran clérim
gos, 200 religiosos, y 161 religiosasg". E1 sigufiente censo, realizado en 1843,
dio como resultado un pequefio aumento tanto numérico, 490, como pop-
centual, 1,2%; 1a composicion para 686 afio fue do 81 clérigos, 253 religio~
808, y 156 religiosasg‘). Finalrnente, en 1851, porcentualmente aumento a
1-,3%, pero en términos absolutos disminuyo su presencia a tan solo 390
'personas, 108 de los cUales eran clérigos, 1 18 religiOsos, y 164 religiosas‘)".
Es indudabEe e1. desajuste que'pro'dujo 1a coyunmra independentista so—
bro este segmento de la poblacion'- La disminucién do 4,6 puntos porcen—
tuales es impresionante, pero su magnimd es mayor si consideramos que la
poblacion de la ciudad so dup1icoen’tre la fecha del padron (1793 a 17.725)
y la de1 censo de .1835 (39.442). Durante 1as dos décadas siguientes, 1a
‘ situacion so estabi1iza porcenrualm‘ente, pero en términos absolutos Vde’cré»
’ Ce durante el {ultimo periodo censa1, sefia1ando unacreciente preferenciado
1a po‘blacion por el estado 1aica1 pero no necesariarnente una menor re1igio~'
sidad'en la ciudad. ' * '' ‘ ’
Enoste sentido, es importante observar queala mayor,_.ydisminuc.i6n se
pre‘senro entre 1as ordenes religiosas (do 452 y 472 respectiva‘rnente en 1793
a 1 18 y 164 on 1851) y que, a1 contrario, e1c1ero secular auménto surpresen-
87 .. ‘ ‘Martfnéz, Bogotd, sinopsz’s, p. 90. El oa1culo es sobre 17.725 habitanpes ya que se incluyeron
, tanto los clérigos y religiosos como el Hospicio y los colegios. ,. ” . y
88 Repfiblica de La- Nueva Granada, Provincia de BogOta, Censo de poblacz'dn formado panel Jqfé
‘ Politico, 1835, AGN., Seccion Repfiblica, Fondo Gobernaciones-Bogota,'T. 3, ff. 362.
89- Secretaria Relaciones Exteriores, Estadfstica General de la Nueva Granada. 1848, Cuadro N°
" ‘ IO.
90 ’Censo general de poblacién, .1851, ff. 806. -
LOS ANos DEL CAMBIO 277'
91 ' Secretaria Relaciones Exteriores, Estadlivtica general de la Nueva Granada, 1848, Cuadro N0 10.
278 . . GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
que deambulaban por sus canes, una cantidad indeterminada pero creciento
do ladronzuelos, y un considerable nfimero ~de prostitutas relegadas a Eos
,trasfondos do muchas pulperias o ilegales casas do juego. Estos tres grupos
do porsonas estuvieron presentes en la ciudad a todo lo Eargo deE siglo XIX;
sin embargo, en las filtimas décadas del mismo so noto un apreciablo an—
mento en su n1’1moro. Sin duda, 1a situacion creada por la presencia do una
mayor oantidad do poblacion sometida a co'ndicionos do .vida cada vez mas
deterioradas, es el fandamento do dicho incremento en ostOs sectores sociaEes.
Los testimonios relativos a la amplia prosoncia do vagos y mendigos
recorren todo el siglo, lo cual no pnode significar otra cosa que su prosoncia
cronica en las oalles do Bogota. Inicialmente, junto a 10s mendigos capitaii-
nos de ofioio, Bogota vol’a aumontar su nfimero on algunos dias do 1a sema—
na. A los pocos afios do habor terminado las gUerras do Independencia, por
ejemplo, un yisitante extranjero anotaba que “los sabados hay inundaoion
do mendigos recorriendo calles y casas. En su gran mayoria muestran heri-
das en sus brazos y piemas, o enormes y deformes pies a conseouencia do 1a
elefantiasis... A osto también contribuye e1 clima frio con la ayuda do las
instituoiones do beneficoncia, que son muy malas y burocraticas”92. Los
mendigos que no. alcanzaban a ser atondidos en el Hospioio, eran‘dejadosa
su suerto, para lo cual contaban con la caridad que ejerol’an los muchos
convontos, iglesias y porsonas acomodadas. La finica excepcion fueron los
leprosos. Esta enfermedad aterraba a los habitantes y, por ello, las autorida»
dos trataron do mantenorlos en lo posibfie a una distancia considerable do 1a '
urbo. Lo que ciertamente preocupo a ias autOridades the la presencia do
vagos en la ciudad. ' . ~ " '
Dada la'situacion do inestabilidad politica, los gobernantes do BOgota
Vol’an en la prosoncia do Vagos un peligro real para las instituciones. 'Al
respecto, anotaba un articulista on'un Idiario ofioial que, “tales hombres,
cuya clase abunda por deSgracia entre nosotros, son e1 semillero de l‘as are-
voluoiones, ahi esta eE foco do los trastornos y a su destmocién es que de--
b'en dirigirse la Vigilancia y los esfuerzos do las autoridades constituidas
para mantener 1a soguridady o1 orden-social”93. Sin embargo, vagos y men-
digos continuaron existiendo eniBogota. La situacion en 1886 era descrita
de la siguiente manora por otro articulista:
...Con muchas cosas mas se engalana la que fue un tiempo asiento de los
Zipas, y después de los nietos de Recaredo;\pero lo qu‘e mas nos llena do -
entusiasmo y nos hace echar do menos los pinceles do Murillo, es la inmen~
sa caterva do mendigos, truhanes, pordioseros,‘ az’otacalles, rateros,
vergonzantes, vergonzosos, etc., que hermosea las plazas, calles, zaguanes,
Chich'en’as, atrios y portales de la Ciudad... Por 1a mafi’ana estan en montones
semovientes, durmiendo en los quicios de las casas, en los angulos entrantes
de una iglesia 0 en las apartadas zahurdas de los arrabales. Cuando 61 so]
empieza a calentar, 56 van poni'endo en marcha hacia el centro de la Ciudad...
[donde permanecen] asiduos en sus. puestos, COmO centinelas, hasta las ‘tres ‘
de la-tardeg. La chicantana (sic), como ellos l‘laman la Chicha, entretiene sus
‘ ratos perdidos y compone las moléculas de sus cerebros, do manera (16 pro-
. ducir en ellos cierto arreglo matematico que dé por resultado una borrachera
como una hipotenusa. Alla en esos bodegones, después do cocer lo habido
'en grano y repartir las baratijas y el nikel (que muchas 'yeces rhace ricos a
muchos), comen y 'bea major que los obreros albafiiles, que lOs pobres
ca‘rboneros, qUe el mismo soldado de linea consagrado a la mnerto, qfie la
madre do familia a quien le reclutaron su marido y cuyos hijos e‘ndebles
lloran por pan, qUe no hay, y que no puede pedirse, porque el rubor y la pena
saltan a sus mejillas‘”. ' ~‘ ''
paro qua los padres dal nifio, luago da llanar mi cabaza con bandicionas, sa
quadari’an con a1 dinaro y vandarfan la madicina a1. nifio ara damasiado
rantabla como para parmitir su curacion... Qua podrfa hacar por un sufrianta
nifio an un lugar donda 1a lay no toma madidas, los Ciudadanos no prastan'
atancion y las callas astan llanas con ascanas da suciadad, misaria y
dagradaaion95.
lOO Rothlisberger, El Dnradn, p. 107. El autor termina asf este analisis: “Mucho mas adecuada que la
' implantacién de la pena capital serfa una reforma radical de la justicia, pues la situacion deja"
mucho que desear a este respecto. Los procedimientos son lentl’simos y costosos, y la impai'ciali-
dad, sobre todo en las ins'tancias inferiores. presenta notables deficiencias”.
282 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
vengaban exhibiendo 103 pies mas bonitos y mas coqueto's, cuyos dedos
estaban adomados con amllos valiososm‘“. '
1LUSTRACION 13 I v < ,
Tienda de venta de‘chicha, a finales de] siglo XIX.
Tomada de: Cémara de Comercio de Bogota, BogOId. Es'trul‘ctura yprincipalesser-
vicios pLZblicos. Bogota, Litografl’a ARCO, 1978. ‘ ‘
104 Saa, [Informe de la Junta Central de Higiene], p. 6. E1 informe concluye diciendo que “estos datos
nos demuestran cuz’m‘ diseminados __se hallan los element‘os del contagio sifill’tieo, y la necesidad que
hay de prOmover- a todo trance la definitiva reglamentacio’n de la prostitucién entre nosotros".
105 D’Espagnat,-Recuerd0s de [a Nueva Granada, p. 84. ' 1 '1 .
106 “Policfa”, El Telegrmna, N° 261, septiembre 6, 1887.
284 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
[07 “Nota sobre Policia”, Registro Oficial, N.0 7366, abril 30, 18.88. _ _ .
108 Bogota, Gobernacién, Reglamento sobre la prostitucién, Bogota, Tipograffa de Casis, [1907].
109 Ibz’dem. ' .
rLos ANO’S DEL CAMBIO , 285
Finalmente, 1a urbe dio lugar a otros dos tipos de personas que tipificaron,
uno, las beams, e1 ambiente monacal del Bogotadecimononico, y el otro,
las locos de la ciudad, 1a progresiva permisividad ypasividad del conjumo
'frente a1 irracional producto de las desgracias individuales y colectivas. Las
beatas, 'con sus largos vestidos negros, recorrian de madmgada las calles en
busca dela igleSia mas cercana 0 de la que ofre'ciera mas indulgencias.
'Adictas a las novenas, ellas fueron‘las temidas solteras sin remedio 0 las
viudas omujeres mayores que, precavidas, aseguraban su salvacion con el
obsesivo ejercicio de la religion. ‘ '
Los locos de la ciudad no fueron los dementes guardados en los asilos,
, sino aquéllos que hicieron de la calle su vivienda,.que fileron aceptados
como parte intrinseca del diario vivir a1 ser aceptados por todos, que fueron
'atormentados por los chinos y que, en ocasiones, desempefiaron oficios que
hici‘eron la Vida mas llevadera a los bogotanos de entonces. Algunos de
ellosfueron La loca Benita, vestida de largas faldas y gorra campanuda,
que entraba todos los di'as alas tiendas de comercio a charlar con los depen—
dientes y a tomar para si' una pieza, de tela, la cual 1e era ofrecida gratuita-
meme por compasiorl o' por temor alas largas tijeras que portaba con el fin
de cortar los géneros que mas la atrai'an; e1 runcho Neira, llamado aSi' pOr 1a
fealdad de sus facciones y lo encorvado de su cuerpo; e1 loquito Manrique,
callado y pensativo hacedor de tiples, que juro'no mudarse de rop’a hasta
que los conservadores regresaran a1 poder; Lasso de La Vega, Dramas, y
Victor Santamaria, producto los tres de la ruina economica y por ello,
vergonzames refugiados en el delirio; en fin, e1 [90190 Masquera, que anunw
ciaba a todos suparentesco con el General, 0 el sordomudq Tejada, que se
. comunicaba porvmedio de curiosos escritos‘“. , , ,-
La ciudad de comienzos del siglo XX también tuvo sus locos, como
Pomponio o la loca Margarita, pero Bogota comenzaba a ser profunda—
.ment‘e d‘istinta.'Con'e1.arribo del. positivismo, e1 lugar natural de todo de—
meme debia ser, a1 parecer de las autoridades, e1 manicomio. Por ello, bajo
1’10 .Ibz’dem. _ . y
111- Ignacio Gutierrez, “Los locos celebres de Bogota”, El Hempo, agosto 6, 1938.
286 , GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
[12 Citado por Ignacio Gutierrez, “Los locos célebres de‘ Bogota”.
LOS ANOSDEL CAMBIO . 287-
. LA ,CIUDAD Y EL PAI’S
recalcular los censos de acuerdo con los cambios en la di'stribaciori ael te»
I‘ritorio, rmestras ariotaciories itierieii esta limitacioii y se convierteri aperias
en indicativasm. Es importaate advertir, ademas, que para bacer compati-~
bles las cifras entre la Ciadad, 1a provincia y el pars, no he posible utilizar
todos los datos ceasales existentes para. la capital, lo cual da forma a una
carva de poblacion err algo diferente a la analizada err el primer aparte de
estaLectura.
La Tabia i2 presenta comparatiyamerite los datos de poblacién para Bo-
gota, 1a provincia ——-o division territorial en que ella fue el principal centro
urbano-~+,“4 y el. pais. Observando la tabla, err primer lagar, llama la ateri-
Cion que las mayores variaciones en la tasa media antral de creeimierito se
presentaron en la ciadad, mieritras que la diiiamica demografica tanto de la
Provincia como de la Nacion indicari 1m incremento donde las oscilaciones .
fueron menores en magnitud y mmca alcanzaron niveles negatives.
FUENTES: .
La poblacién de Bogota segfin la Tabla 8. , ’
1810-Provincia: Vergara y Velasco, Nue‘va Geografz’a, p. 41.
‘l8lO-Colombia: Colombia, Censo, 1912, p. 33.
1835: Gomez, “Los censos en Colombia”, Tabla 3. , ‘
1843: Secretaria Relaciones Exteriores, Estadli'stica General, de la Nueva Granada, pp. 5-21.
1851: Gomez, “Los censos en Colombia”, Tabla 8.
1859: Registro Oficial, septiembre 17.863. (Calculado).
187.0: Gomez, “Los censos en Colombia”, Tabla 10. ,
1884: ArbOleda, Estadz’stica general, 1905, pp. 0-12. (La poblacién de Colombia es de 1886)..
1912: Colombia, Censo, 1912, pp. 33—334 y 336. '
l 13 U11 examen detallado de los cambios en la division territorial de -lo que actualmente Se eonoee
como ,Departamento de Cundinamarca’ se encUentra en Velandia, Enciclopedia Izistcirica de
Cundinamarca, Vol. 1, Capitulos 2, 7', 8, 9 y 15.
LOS ANos DEL CAMBIO . . . . 289
114 Bogota fue siempre la capital de la Repfiblica y, por 10 general, cabezabpoll’tica de una de las
Provincias o Departarnentos en que se subdividié el territorio nacional. Sin embargo, durante e1
periodo quevenimos estudiando fue separada del resto del territorio al erigirla, prirnero, como
DiStrito Federal durantela dictadura de Mosquera y, segundo, como Distrito Capital bajo la hege—
‘ monl’a de Reyes. Al respecto,ver Velandia, Enciclopedia Izz'stérz'cza de Cundinamarca, Vol. 1, pp.
21 1-215.
290 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
m--a—- B CEOT A
flan—PR OVINCIA
.....3321“". CQWBIA
MEDIA ANUAL
TASA
'8161 §
#391 i
p—n
OLBI
1991
Stat
m
9991
01
(D
Ame
ducto de flujos mlgratorlos cmdos dutante los filtlmos decenfios del siglo
XIX. No hay duda de que la Importancia de la capital en tétmInOS de pob1a~
cién podn’al‘labetf sido mayor, pero la ciudad perdié habitantes y dejé de
—
atraer grandes masas de poblacién durante los mismos afios en que consoli
daba su papel de Ciudad mas populosa del pais. Una paradoja clet‘tamente,
pero de ellas estan hechas las transicienes. -
En el mismo petiodo en el que Bogota incrementc’) en forma numeri cal. su
peso poblaclonal, otras ciudades presentation la misma dfinamica. Esta sl—
‘tuacién condujo, ya entrado e1 siglo XX, a que la magnitud en el crecimien—
to demografico de la capital comenzata a perdet distancia frente al de cen- .
tros urbanOs Como Medellin,Bartanquilla y Manizales. Aunque ninguna
céudad celombiana alcanzc’) las dimensiones a las que llegc’) Bogota en tér—
mln’os-absolutos de poblacién, noes menos cierto que otras urbes tuvieron
V Considerables incrementos demograficos (VBI‘ Tabla 13).
_ Durante e1 siglo XIX, Sobresalieron aumentos como el de Medellin, que
, pasc’) de p000 mas de 9000 l‘labitantes en 1843 a 71.004 en 1912. Manizales,
la mas pUj ante de las ciudades fundadas en el siglo XIX, alcanzé o sobrepa»
86 en medic siglo los niveles de ottas ciudades que en la época ya eran
‘ centenarias: sus 34.720 habitantes en 1912 estan muy por encima de‘los
que congregaban Popayan (18.724 personas), Tunja (8.971), e incluso Cali
-
(27.747), que annque fundaaa Varlos siglos antes en tealidad vio su desper
tar definitive en la Segunda mitad del siglo XIX. Barranquilla se convirtic ’)
en la tercera ciudad del pais en térmlnos de poblacién, muy p01~ encima de
Cartagena, centre urbanoque también aumentc’) en forma significativa su
nfimero de habitantes. . ' I ‘
LOS AROS DEL CAMBIO ' . 293
FUENTES:
1843: Sécretarfa Relaciones' Exteriores, Estadz’srica General, 1848, Tablas 2, 10, 23,
29, 30, 59,69,
76, 83, 93, 98, 119. ‘ ' '
1851: Samper, Ensayo .90e [as revoluciones, ape’ndice, pp. 14-15.
1898: Vergara y Velasco, Nueva geografi’a, p. 863. ‘
1912: Colombia, Censo, 1912, p. 334.
TABLA l4 Ciudadesprincipalcs
Participacién porccntual frcntc a1 total nac'ional
6%
se partié en dos cuando Eas transformaéciones defi siglo XEX Hevaxona que
eje coiomajl qua 1mm 3. Bogota con Popayéng Tunfi y Cafiagena, diera paso
quflla
a 1m ordefi (an 61 que Eas reiaciones emfe Bogota Cali? Medellin y Bman
seam 3610 1a cfispide de una compleja y extensa fed urbana.
Ilustraciéfi 14
La Carrera Séptima a fines del siglo XIX, vista desde el puente de San Fran--
cisco hacia 1a Catedral. Tornado de: Fundacién Mision Colombia, Historia de‘
Bogota, tomo 5, p. 22.
durante e1 siglo XIX llevaron a que la Bogota republicana fuera esa conjun~
cion co’ntradictoria de una fisonoml’a coIonial que se resistio a desaparecer
con los usos y practicas de un‘ nUevo orden urbano que se infiltro por entre
”'los viejos callejones.
’-
8 Patifio, “Gm’a practiea de la Capital, 1902”, en Martinez, Bogntci, resefiada, p. 120. A1 respecto
'anotaba en 191 8 otro bronista que “en lo que va deltsiglo [XX], 1a fisonoml’a de Bogota ha cambiado,
aun cuando esta leios de ser una ciudad modema; se halla en perfodo de evolucion... Vista la ciudad
desde las alturas qUe 1a dominan, parece todavfa una antigua poblacion castellana; pero recorriendo
sus calles, se advierte que las asperas piedras van cediendo e1 'campo a1 comodo asfaltado: que :1]
Iado de Ias casas vetustas, se elevan construcciones elegantes y airosas, de estilo francés; y que la
ciudad busca expansion en los barrios nuevos... E1 sur de la ciudad se ha convertido en el bam'o de
la beneficencia... Los que amamos este suelo, porque en él vimos la luz, nos complacemos
observando las manifestaciones de actividad, de Vida, de riqueza, que ofrecen los puntos céntricos o
los barrios industriales...”. Antonio Go’m‘ez Restrepo, “E1 Album de Bogota”, en Martinez,
Bogorci, resefiada, _p. 142. Ver, asimismo, Zambrano y Vargas, “Santafé y Bogota”, p.‘ 24.
9 Mejia, “El Dios de los santaferefios”.
10 A31 se desprende, por ejemplo, de una nota de prensa referente a1 nombramiento de celadores de
manzana en 1831. En esta se da cuenta de cada uno de los celadores nombrados para el cuartel de
‘ La Catedral, para el ,de la Candelaria y para el cuartel de San Jorge. Estas denominaciones son las
mismas implantadas en 1774. “Celadores de Manzana”, El Consritucianal de Cundinamarca.
No. 12, diciembre l 1, 1831, p. 45. Notas similares se encuentran hasta 1836. Ver, por ejemplo.
“Lista de los ciudadanos que han sido nombrados por la Asambl‘ea Departamental para los emu, .
pleos del Canton de esta ciudad de Bogota”, El Conductor, No. 2, febl'ero 6, 1887, p. 6; “'[Alcal-
des parroquiales]”, El Consrz'tucianal de Cundirzamarca, No. 32, abril 29, 1832, p. 125; “Eleccio-
nes de empleados”, El Constitucz'rmal de Cundinamarca, No. [20, enero 5, 1834, p. 2. g
11 En la noticia de los alcaldes nombrados en 1836 ya no se incluyen los cuarteles. Por e1 contran’o,
en ella solo s'e mencionan alcaldes principales y suplentes para los distritos parroquiales; esto es,
, para La Catedral, Las Nieves, santa Barbara y San Victofino. “Nombramiento'de la Jefatura
‘_ Politiea del Canton para los' destinos de Alcaldes principales y suplentes en los trece distritos
parroquiales”, El C(msrinicirmal de Cundinamarca, No. 224, enero 3, 1836, pp. 12.
306 . _ GERMAN RODRIGO MEJi’A PAVONY
tores desde mediados de los afios 1830 hasta la década de 1880”. La Cate»
drala Las Nieves, Santa Barbara y SangVictorino fueron, entonees, parro—
quias para la lglesia y barriOs para los gobernantes de la ciudad. De i gual
mariera, en la medida que los arrabales se iban consolidando y quedaban
plenamente incorporados al casco Urbano, adquirl’an la denominacion de
parrbquia y barrio. Esto oeurrio con Egipto y con Las Aguas en 1882. Algo
similar sneedio cuando en 1891 el Arzobispo dividio La Catedral en dos
parroquias diferentes. Sin embargo, en ese mismo afio la lglesia no penso
neeesario convertir en parroquias a Las Cruees y Chapinero, mientras que
los gobernantes de Bogota ya los consideraban como barrios en dieha fe—
cha. A partir de entonces cobro forma el distanciarniento que hemos merr-
Cionado y el cual analizaremos en detalle mas adelante. V
Dejando de lado los cuarteles por las razones antes expuestas, entre 1 820,
' cuand'o la independen'cia'dio lugar a que las reformas borbonicas comenza~
ran a ser olvidadas, 'y 1882., fecha en la que fneron erigidos los arrabales de
oriente en nuevas parroquias, Bogota mantuvo su division interna Ordenada
eon base en’las parroquias enunciadas anteriormente' (Ver Plano 18). Du—
rante estos 62 afios, tales sectores experimentaron una primera etapa de
estancamientoa pues no se observa variacion alguna en snperficie', y luego,
a partir de mediados de siglo, surge una-segunda etapa en la que es _apr.ecia-
ble un aumento en el area total que comprendi’an sus limites. Examinemos
esta evolflcion; ' i ' '
12 En realidad5 la ciudad tuvro varios cambios en relacion a su division interna‘dutante dicho perfo-
do, en particular los ocurridoseri 105 afios centrales del siglo. Sin embargo, estas difvisionesnunca
lograxon permanecer por Inucho tiempo y de hecho, las gur’as de la ciudad y'otros tex‘tos similares
mantienen "la division de la ciudad en las cuatro parroquias tradicionales, dejando delado cual-
quier otra consider'acion‘. ' '
307
~
PLANO 18 D IVISIOH
I
pOI' parroqulas 1820-“ 1882
..
3935‘
4
«by;
b
.
308 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
l3 Padrdn de l 80] , ff. 284-296v., 309—36619, Ver, asimismo, Moises de La Rosa, Callas de Santqfie’,
pp. 35,69, 120 y 140. ' . '
LOS ANOS DEL CAMBIO 309
dad cl finico mtcdio que permitl’a sortear la profunda barrera que el r1’o crca~ '
ba entre Las NieVCs y la parroquia de La Catcclral. En conjunto, 50.manza-
nas daban forma a Las Nic‘vesI 4, lo quc significaba un area ,aproximada dc
56,6 hectareas o e] 26% del total de superficie q‘ue'tenfa Bogota on 656
cntonces. . > ‘ 1 '-
Santa Barbara, tercera parroquia en importancia, estaba ubicada al sur
de La Catedral y era en realidad una prolongacion de esta filtima. A co-~
mien'zos del sigloXlX, Santa Barbara era un suburbio que, aunque baStante
adelantado en 8u proceso’de consolidacion como parroquia, todav1’a no al—
_.canzaba las dimensiones' e ‘importancia dc las dos parroquias anteriores.
Segfin cl padr6n do 1801 ’5, solo 17 de sus manzanas estaban urbaniz'adas,
plies cl re'sto (26 manzanas) eran parte del campo que se extendl’a, en direc-
cién sur, entrc la‘ parte h‘abitada y la quebrada de La Calera‘. Ademas, en la
' parroquia de Santa Barbara se incluian “dos pueblos'de indios llamados
Teusaquillo (Santa Catalina) y Serbativa‘aen la Tolosa, adelante del Llano
de.Mcsa)”16. ' * _ - ‘
Dado cl cstado 'dc formacion en que se cncontraba, los limites de la pa-i-
rroquia de Santa Barbara eran vagos durante las primeras décadas del siglo
XIX. En térrninos generales, si con’sideramos la partc habitada y las manza—
nas claramente delineadas alrcdedor del nficleo urbanizado, Santa Barbara
36 extendr’a‘ entre los r1’os- San Agustin (calle.7a.), al norte, y San Juanito
(calle 3a.), al sur; al oriente con la cra.3a., salvo unas manzanas' apenas
delineadas qu‘e podemos incluir al oriente dc dicha cra.3a.; ‘y a]. occidente
con la actual cra. 13. Dentro dc lestos limites, 39 manzanas estaban trazadas
en 1824, lo que representaba un area do 44,1 hectareas 0 cl 20% de la super-
ficie de Bogota. ‘
No habr’a'en realidad una plazuela on Santa Barbara. La de San Agustin,
en el extremo norte do la .parroquia, a la altura de la cra.7a., era una explan-
nada formada en- las riberas del rfo, la que apenas ofrecfa a los habitantes
del sector un chorro de agua. El caracter de suburbio de la parroquia de La
’Catedral que tenfa Santa Barbara a comienzos del siglo XIX, esta sefialado
en forma particular porla buena comunicacion que existl’a entre estos dos
sectores: cuatro puentes salvaban cl obstaculo natural que entre ellas crea—
ba el rio San Agustin: cl puente del Carmen, sobre la cra. 5a., 61 de Lesmes,
14 Padrdn de 1801, ff. 367—385. Moisés de La Rosa, Calles de Sanrafe’, pp. 165 y 213.
1 . 15 Padrén de 180], ff. 297—307.
16 Moisés de La Rosa, Calles de Santafe’, p. 287.
310 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
en la cra. 6a., el de San Agustin, que prolongaba 1a cra. 7a. hacia el sur, y e]
puente del Giral, en la cra. 8a._ ‘ -
Finalmente, 1a par‘roquia de San Victorino se extendl’a a1 norte y occi—
dente de La Catedral. A1 igual que Santa Barbara, este sector de la ciudad
era un suburbio de la parroquia central-a comienzos del siglo XDi. Sus
,‘el
limites eran, a1 norte, la calle 16 entre la cra. 8a. y la cra. 15; a1 oriente
Curso del rl’o San Francisco entre la cra. 8a. y la cra.11, y esta entre las
call-es 13 y 7; a1 sur la calle 7a. en su recorrido de la cra. 11 hasta 1a cra. 13;
'y por el occidente,‘en forma' indefinida, con los ejidos de la ciudad. Dos
puentes se encargaban de comunicar a‘San Victorino con La Catedral. El
; y el
primero, a la a1tura de la cra. 9a., era conocido como Fuente Nuevo
otro, denominado de San Victorino, tan importante para Bogota como el de
San Francisco pero de menor factura, se hallaba ubicado en la calle 12 con
cra.,13.' ' , 7 ‘ ‘
La plazuela de San Victorino y el paseo de, la Alameda Nueva (o calle del
a1
Prado) eran los ejes de eSta parroquia, la que adquiria su importancia
servir como puerto de entrada a Bogota. Otra' pequefia plazuela e'xistia en
este sector, la de la Capuchina, a1 frente del convento del mismo nombre y
cuya i glesia se convirtio en parroquial a1 destruirse' 1a. antigua durante la
déCada de 1 820. Sobre 1a ribera derecha del rfo San Francisco, a ‘la altura de
la calle 8a. con cra. 1 1, se encontraba una filtima e informe plazuela, la de la
Carniceria.~ En conjunto, San Victorino tenia 32 manzanas demarcadas a
as o e] »
comienzos del siglo XIX”, lo que significaba un area de 36,2 hectare
16% de la superficie de Bogota. -'* ' "" .,
Estas cuatro parroquias, aSI’ demarcadas, poco variaron en 1os afios pos—
teriores a1 decenio de 1820.-Una gufa de la ciudad para 1858 todav1’aindica—
zar.
ba'que Bogotaestaba dividida en las 195 manzanas que tenia a1 comen
ico's
e1 siglo XIX”. Isaac Holton, a1 visitar la ciudad por motivos cientl’f
junto
hacia. 1852, dejc’) en‘ sus notas una detallada descripcion de BOgota,
-
coniun plano que utilizo para i1ustrar e1 recorrido que rea1izo por los princi
pales sectores capitalinos. Es interesante seguir esta descripcion, pues nos
da una idea clara de lo poco que cambi‘o Bogota durante la ,primera mitad
del siglo XIX (ver Plano 19). ' 1 ‘ , '
1m:
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, .,
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nay nada peor que pasar por ei frente de un convento de monj as pues nunca
constrnyen aceras decentes”. A la altura de Ea cra. 10a. con calle 10a, dan-
do- frente a La Concepcion, se hallaba otro convento, e1 de Santa inés. Lue— ,
go de recorrer. este sector de Bogota, retorno e1 viajero a la Calle Real y
comenzo a recorrerla en direccion norte.
A Lina cuadra de distancia de la Plaza de Bolivar, sobre el costado iz—
quierdo de la Calle Real, daba frente e1 convento de Santo Domingo, “e1
mas rico "de la Nneva Granada”. Los dominicos eran propierarios de toda la
manzana en ia que se hailaba su edificio e iglesia. Holton anoro que “todas
las tiendas y almacenes de los cuatro costados de la manzana son también
propiedad del convento, y como si esto fuera poco, también es duefio de la
parte de la calle por donde subimos desde 1a iglesia de San Juan de Dios,
con casas de dos pisos y de patios pequefios. En esa calle la iglesia esta en
mitadde 1a cuadra y la Puerta del Perdon da a ran pasaje entre dos casas”.
Luego de caminar otras dos cuadras en direcCion norte y de Cruzar e1
pnente de San Francisco, liego Holton a la plazuela de San Francisco. 80— ‘
bre e1 costado izquierdo de la cra. 7a., estaba e1 convento de San Francisco,
en la mitad de la plazuela se hallaba colocada una fuente y en la esquina
. nororiental E1 Humilladero. Esta era “1a iglesia mas pequefia de la Nueva
Granada y la mas antigua, no solo de Bogota sino de todo el interior del
pais”. Pasando e1 convento de los Franciscanos y la capilla de la Veracruz,
a1 llegar a la calle 16, si se miraba por ésta hacia el occidente, era p0sible
apreciar nu arco que cruzaba por encima la calle. ESte comunicaba e1 con-
vento franciscano con la iglesia de La Tercera,‘databa de épocas coloniales
y se mantuvo hasta 1876, afio en que las autoridades de la cindad lo hicie»
ron derruir. ‘ ' . , -.
Holton continuo luego recorrie'ndo 1a CalleReal hacia el Homer-A dos
cuadras de la plazuela de San Francisco encontro, en el costado izquierdo,
A e1 Hospicio. Una manzana mas adelante, e1 viajero llego a la iglesia
parroquial de Las Nieves, la que se encontraba a1 costado derecho de la
calle, y la plazuela, ubicada a1 frente y acompafiada de una pequefia fuente.
FA partir de este lugar, “aproximadamente termina‘ 1a ciudad,‘porque avan—
zando- a1 norte las casas comienzas a ser mas escasas y pobres, lnego apenas
hay ranches hasta quese llega a campo abierto y cruzando una quebrada
‘ esta e1 pequefio convento franciscano de San Diego”. ' , ‘
De San Diego, a1 occidente, un camino bordeado de profimdas Zanjas
llegaba hasta el cementerio inglés, o protestante, y un poco mas lejos, a1
cementerio .eliptico de BOgota. E1 regreso a San Diego se realizaba-por el‘
mismo camino y desde alli, se podia ir hasta San Victorino por una calle
LOS ANOS DEL CAMBIO - , 315
Ha de saber,pues, Silvio que los limites de esta ciudad no son hoy los mis-
mos que a ’principios de este siglo. Una gran parte del barrio de San Victori no
que se extiende largo trecho en todas direcciones es enteramente nuevo, y a
fines del siglo pasado [XVIII] no pasaba de las Casas ‘llamadas de Ugarte y
de la iglesia de los capuchinos... : 5
Por e1 norte llegaba la poblacion hasta el convento de San Diego, y no eXis~
t1’an hace treinta afios la multitud de casas que hoy se extienden hasta la '
quinta de Tequenusa, y diseminadas por las colinas de San Diego. Por el
oriente todas las faldas de los cerros estan llenas de casitas queno existi’an ni
en tiempo de la verdadera Colombia; y el camino que Conduce de la ciudad
a La Pena esta, de diez afios a esta’parte, literalmente cubierto de casas,
humild'es, pero que no por eso dejan de ser casas... ' '
Por el sur' la Ciudad llegaba el afio de 25 hasta la i glesia misma de Las Cru~
ces. Hoy se ven esparoidas al rededor de ellas en todas direcciones multitud
de casas pajizas que forman un verdadero barrio nuevo; tanto que se ha
solicitado yahace algfin tiempo que esa parte se erija en parr0quia, como
i gualmente ha sucedido con la parte que se llama Las Aguas, por no poder
ya atender los sefiores curas de la Catedral a desempefiar con desahOgo vsu V
ministerio... ' A ‘ ‘ ,
Agregzjemos a esto que todas las orillas o rondas de los riachuelos de San
Francisco ‘y San Agustin han sido ocupadas en ese tiempo por un inmenso
nfimero de casas, miserables la mayor parte, peroen fin, habitadas por ra— '
CiOnales COmo los que habitan en'el corazon de la ciudad. Agreguemos afin,
que una gran parte de las manzanas o cuartelesde la ciudad, aun las centra~
les, eran hace veinte afios solares infitiles y baldl’os, que hoy estan converti-
dos en habitaciones mas o menos elegantes y comodas...25.
25 “[,Estamos e‘n creciente 0 en menguante?”, El Sz’mbolo, No. 56, mayo 31, 1865.
~‘26 Ortega Ricaurte, Casas de Santafé, p. 40. . ‘
318 ~ GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
p. 187.
27 Francisco Javier Vorg’ara y Francisco José do Vorgara, Almana'que y gm’a‘ ilustrada, 1881,
nfimoro do 773 10 homos tornado dol
Esta guia solo monciona la oxistoncia do 700 cUadras. El
on su‘ Geografi’a general de los Estados
Cuadro do las callos do Bogota q'uo prosonta Folipo Pércz
Unidos de Colombia. pp. 416-420. I ' ‘
1881, p. 53.
28 ' Francisco Javier Vorgara y Francisco José do Vorgara. Almanaque y guz’a ilirstrada,
de Geografi’ a Local. p. 22. ' ’ ‘
29 Hormanos Maristas, Ensayo
3O Zahn, Up the Orinoco and Down the Magdalena, p. 286.
LOS ANOS DEL CAMBIO - 319
31 La cifra de manzanas para 1894 (281-) es el resultado de un calculo realizado sobre el plano de
Carlos Clavijo, Plano 7?);7ogrcifico de Bogotaf levantado por' Carlos Clavijo R., en 1891, refomza~
do en 1894, Bogota, Litografr’a Paredes, 1894, AGN. Seccion Mapoteca, Mapoteca 3, No. 143. la '
cifra de 300 manzanas es resultado de una operacion similar realizada sobre un plano de Vergara
y Velasco; Atlas de Geografz’a de Colombia, la. entrega, 1906.
32 La cifra de cuadras para 1898 proviene de Cualla, “Datos aproximados”. Cualla indica un total ‘de
478 cuadras, pero es claro en el texto que éste hace referencia alas calles, por lo que es necesario
duplicar dicha cifra para hacerla equivalente a la cuadra como lado de manzana. La'cifra de
cuadras para 1902 es el resultado de sumar las indicadas para'cada via de la ciudad por Patifio, '
“Gufa practica de la Capital”, en Martinez, Bogota, reser'iada, pp.‘ l 13-1 16.
33 Cané, En viaje (1881-1882), pp. l69-l70. . '
34 Scruggs, The Colombian. and venezuelan Republics,-pp. 66—67. La traduccién es nuestra.
320
I I
de otra pafle, file formada con un peqttefio sector de 121 panoqu 18. de La
Cated ta 1 y toda 1a zona 31 01"lente de 121 era. 4a. entre ca11es 16 y 22 de 1a
3
V'
panoqma ' de Las N ICVBS . En e1 sector de San actormo se preset} to 1.111 pew
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quefio camb 10 , pero n0 sabemos s1 en esta techa 0 1m p000 antes su 11’m tte
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322
LOS ANos DEL CAMBIO V 323
Art. 1 0. En cada manzana do 1213 quo so compono osta ciudad, habra un cola-
dor quo cuido on olla do] ordon, asoo y tranquilidad pfiblica.‘
,Art.20. Dontro do] término do quinco dfas, los alcaldos do barrio y do war--
to], nombraran losooladoros do manzana para sus rospoctivos barrios 0 war—
tolos, los quo soran aprobados por o1 jofo do policr’a.
Art.30. Los individuos nombrados, quo lo soran siompro do los habitantos
mas activos y capacos do la misma manzana, no 'podran oxcusarso do osto
oncargo do pura policfa, y quo osta rolacionado con la folicidad y doboros,
domésticos, sino por impodimonto ffsico justificado anto 1a jofatura do policfa.
I Art.4o. Son obligacionos do los coladoros on sus rospoctivas manzanas: lo.
colar 1a ociosidad, 1a holgazanori’a, 1a, inmoralidad oscandalosa, y la Circula—
cion do noticias,‘p‘apo1os y cartas quo corrompan o oxtravfon 1a opinion dol
puoblo. 20. rocogor los mondigos capacos do trabajar, a los muchachos fo-
rastoros profugos sin dostino,'a los muchachos dol lugar quo por doscuido do
sus padros o por orfandad andan pidiondo limosna, y a los quo a doshoras do
1a nocho hall’aron' corriondo por las callos... 30. prosontar aljofo do poliCI’a a
los quo abandonan frocuontomonto su ocupacion..., a los gaitoros jugadoros
do manos... 4o. concitar prudontomonto a los quo so hallaron on onomistad...
arca, No. 7,
4O Rufino Cuervo, “Decreto de 31.de Octubre de 1831”, El Constituclonal de Cundinam
2526.. Ver, asimismo , “Celadore s' de manzana” , El Constituc ional de
noviembre 6,7 1831, pp.
12', di'ciembre 11 de 1831 , 1 pp. 45. “Sefior Jefe de Policia”, La Diligencia , No.
Cuhdinamarca, No.
ento del
6, enero 2_9_, 1832. En este filtimo'articulo se denuncia 1a falta de premura en el cumplimi
decreto que habia creado los celadores de manzana.
te estaban
41 No c‘onocemos la fecha precisa'de este cambio, pero los alcaldes de barrio ciertamen
de un deereto de
presentes en la ciudad durante los afios 1860. Asf se desprende, por ejemplo,
los ocho
1862 por el cual sedispone que “para la mejor administracién del Distrito Federal,
La Catedral, Nieves, Santa
cuarteles que hoy existen, seran reducidos acuatro, denominados
Barbara y San Victorino... Cada euartel estara a cargo de un alcalde de libre nombramiento del
no, No. 41, juL
Gobernador del Distrito iederal...”. ‘éCrénica de Bogota. Decretos”, El Colombia
al establecimiento de
nio 6,- 1862. La mencion de los cantones en este decreto hace referencia
de origen colo- .
oeho de ellos'unos afios antes (1861?), pero no guarda relacion con los cantones
y promulga das en 1863 y 1864, también evideneian 1a
nial. Dos ordenanzas de caracter or‘gpanioo
el primer Instro de la década de 1860: “Ordenan za de 23
preSencia de alcaldes de Barrio durante
Federal”, El Municipa l, No. 1, julio 11, 1863; “Ordenan za
de junio de 1863. Organica del Distrito
l,
de 8 de mar‘zo de 1864. Organica de‘la Administracién de la ciudad de Bogota”, El Municipa
lustro
No. 19, marzo 19, 1864. No tenemos mencion alguna de alcaldes de barrio en e‘l segt‘mdo
en la ciudad, pues {los
de dicha década, y la proxima noticia ya esla existencia de un Solo alcalde
de barrio fueron remplazados en 1870 por 10$ inspectores de policia (ver nota siguiente).
LOS ANOS DEL CAMBIO ‘ * . 325
42 “Docroto on quo so nombran Inspoctoros do Policfado los barrios do la ciudad do Bogota”, Diario
de Cundinamarca, No. l 12, marzo 5, 1870, p. 446.
43 ' “Acuordo No. 22 do .1877, quo organiza Ia policia do la ciudad”, Municipalidad do Bogota, Acuer—
dos, 1860 a 1886, pp. 414—417. ‘ .
326 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Las
44 “Alt. 1 o. Erigense on aldeas... el casorr’o donominado ‘Chapinero’ en el distrito parroquial do
oroccion do Al~
Nieves, canton do Bogota”. “Ordenanza 181 do 15 do Octubre do 1852. Sobro
Tres afios mas tarde, otra
deas”, Cfimara Provincial, Ordenanzas expedidas en 1852, p. 27-28.
reformas
, ordenanza dispono i gualmente la ereccién en aldea do la poblacion de Chapinoro. Las
en la division territorial ocasionadas por el establocimionto dol regimen federal hicieron necesa—
muchos caserios en el regimen
ri‘a una ratificacion dol estatus do aldea que habi’an adquirido
a No.
anterior y una aclaracion do a cual de los distritos parroquiales quedaba sujota. “Ordenanz
Provincia
10 de 26 de Diciembre do 1855. Sobre Division Territorial”, Asamblea Constituyente.
do Bogota, Constituciones y Orclenanza s de la Provincia de Bogotci, expedidas par La Asamblea
Constituyente en sus sesiones de 1855, Bogota, Imp. do Echoverrl’a Hnos., 1855, pp. 29-31.
or do la
45 Para la fecha ya existfa un procedente, realizado en '1846 por Pastor Ospina, gobernad
poro que no duro por mucho tiempo ni tuvo ospeciale s
. . Provincia do Bogota on ose entonces,
do '
implicaciones en la Vida futura do la ciu‘dad. Al respecto, OSpina dispuso en'el articulo octavo
denomina—
dicho decreto que “para el servicio do policfa so divide la ciudad en tres barrios que so
segundo sora el r1’o San
' ran del norte, dol contro y dol sur. La linea divisoria entre el primoro y el
dol Prado
Francisco desde so entrada hasta 1a plazuola do San Victorino, y desde- alli por la calle
tercer barrio, sora la
hasta el camellon de Puente Aranda. La linea divisoria entre ‘el segundo y ol
Seminario , 1a porteri’a de
calle que baja directamento do la Pofia hasta el rfo San Francisco por el
Santa Clara y la Carniceria”. Pastor Ospina, “Decreto de la Gobernacio n”, El Constitucio nal, No.
. 186, octubro 10 do 1846, pp. 3—6. Vale la pena reiterar 1a asociacion dol concepto barrio con las
funciOnes do polic1’a. ‘
LOS Amos DEL CAMBIO 327
46 “Acuerdo No. 10 de 1878, que reforma e1 nfimero 22 que organiza 1a Policfa de la ciudad”,
Municipalidad de Bogota, Acuerdos, 1860 a 1886, pp. 448—450.
47 “Acuerdo No. 6, sobre creacion de 1a 6a. Inspeccion de policfadel Distrito”, Acuerdos, 1860 a
1886, pp. 528—529. . '
48 “Acuerdo No. 12 de 1885, por el cual se dividen en dos secciones los barrios de Las Nieves y
Santa Barbara”, Municipalidad de Bogota, Acuerdos, 1860 a 1886, pp. 714—715.
49 “Art.7o. Ademas, lo que hasta hoy se ha conocido con el nombre de Caserl’o de Chapinero se
denominara en lo sucesivo barrio de Clzapinem (sic). Municipalidad de Bogota, Acuerdos, 1860
(11886, pp.714m715. _ '
50 Herrzin, Lecciones orales de Gengrcgfz’a, p. 2.
328 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
PLANO 23' LOS sectores de Chapinero, San Diego _y las Cruces hacia 1880
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hallan y por la desigualdad del terreno, que hace que las construcciones no
guarden sirnetrfa y se'esparzan, a1 capricho, en ellfondo del valle, entre las'
ondulaciones, no dejandose ver, esquivas, mas que los techos; al borde de
los-ribazos y barrancos y sobre el lomo de las alegres colinas y los cerros;
encajandose algunas techumbres pajizas alla entre las azules lontananzas de
las mas lejanas cejas59. ,
' “hemos tornado por base delnuestro trabajo 1a parte central de la ciudad: las ‘
calles llamadas Real [cra.7a.] y de Florian [cra.8a.], mdesde la plaza de
- . Bolivar hasta la de Santander,——- y las calles que las cruzan de Oriente a
Occidente, desde la Carrera 5a. (por la Casa de Moneda) hasta‘las plazas de
los rMartires (Huerta de Jaimes) y de Narifio (San Victorino). En ese perfme~
tro queda comprendido todo lo mas importante del Cornercio y de los indus~
triales en general”60.
62 Carlos Clavijo, Plano topogrcifico de Bogotci, I 894. AGN. Soccién Mapotoca, Mapotoca 3, N0 l 45.
63‘ Comisién do Revision, Catastm de [a Propiedad Inmueble del estado de Qundinamarca, former
do por la Comisio’n de Revisz’dn nombrada par la AsambleaLegislativa en el afio de 1878, Bogo~
ta, Imp. do Modardo Rivas, 1879, pp. 3-177. '
336 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY '
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95 mm 29: gm Himafimmm do” Emma mm .5552 .mmE Sago; qm E
.8
Les ANOS DEL CAMBIO
ILUSTRACIoN '1 .5
Fuente pL’lblica de San Vistorino inagurada en 1793.
"Tomada de: Camara de Comercio de Bogota, Bogota’. Estructura yprincipales
sefvicios pLiblicos. Bogota, Litograffa ARCO, 1978.
340 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
LA omAMrCA ESPAcrAL
~ANO LA % IND. LAS % IND. STA. % 1ND. SAN % ND. TOTAL IND.
CATEDRAL ' CREC. NIEVES CREC. BAREARA CREC. VICTORINO ' REC. MANZ. GRAL.
. ' ' CREC.
FUENTES:
’5 Las malizanas correspondientes a Egipto fueron sumadas a La Catedral; las de Las Aguas a Las Nieves; y las de Las
Cruces a'Santa Barbara. v. . ‘ -
342 . . , GERMAN RODVRIGO MEJI’A PAVONY
n invariabie
Entre 1801 y 1824, tres de ias cnatro parroqnias mantnviero
qnia paso de
. sn snperficie. La finica excepcién es Santa Barbara. Esta parro
porcentnai .de cada
17 a 39 manzanas, 10 cual hace variar 1a distribucién
crecirniento
parroquia con respecto a1 total. Sin negar 1a posibiiidad de nn
cifras puefie
en area en este sector, debemos aceptar que la diferencia en
uiera
corresponder a un defecto en e1 Padron de 180164. Sin embargo, cuaiq
e1
que-sea el caso y tomando como base. e1 ano de 1824 para minimizar
: La
problema, 1o anotado en el parrafo anterior no varia significativamente
mientras
Catedral y Las Nieves rennian e1 64% de la snperficie de Bogota,
que Santa Barbara y San Victorino apenas totalizaban nn 36%.
n no
Durante los decenios signientes, hasta mediados de siglo, 1a image
ta era la
cambia ‘pues las Cifras perrnanecen inaiterables. En 1852,, Bogo
la snperficie‘
misma de 1 824 (y posib1emente iguai a la de 1801) en Guanto a
uias. Dos
a que daba lngar y a 1a forma como e11a se distribuia por parroq
Primero, en-
cambios de importancia Ocurrieron en las décadas siguientes.
nto en. sn
tre 1852 y 1878, todas 1as parroquias experimentaron nn anme
de1 to-
sUperficie. La Catedral quedo conformada por 82 manzanas (33%
ino
ta1), Las Nieves por 70‘ (28%), SantaBarbara por 51 (20%), y San Victor
urbano
por 47 manzanas (19%). Segundo, aunqne en su conjnnto e1 caseo
n de nueva
aumenté asi de' 195 manzanas en 1852 a 250 en 1878, 1a anexié
Cada una ,
snperficie comenzé a alterar 1a proporcién que dei area tota1 tenia
o
de las parroqnias. La Catedral crecic’)‘ en areapero disminuyé su' tamafi
vo
relativo a1 pasar de un 38% en 1852 a 33% en 1878. Santa Barbara manm
e1 20%‘ del total de la superficie urbana que tenfa en 1852, por lo que el
aumento- en area no significo nn crecimiento rea1 con, reiacion a las otras
nto tan—
parroquias. Las Nieves y San VictOrino si experimentaron un anme
e1 26% de
to en area could en tarnafio re_1ativo: la primera paSé de agrnpar
nto su par—
las manzanas en 1852 al 28%, mientras que San Victorino aurne
ticipacié‘n de 16% a 19%. i ' ' -
manzanas en laparroquia;
64 E1 "problema con e1 Padron‘es que solo contiene informacién para 17
‘Padrén General de. Santafé de
sin embargo, Moises de La ROsa anota en su obra que “segfin e1
y publicado en ‘El Correo
Bogota; conforme a1 estado en que se hallaba a finales de 1800’,
se componia de cuarenta y tres manza-
Curioso’, nfimeros 17 y 24 demarzo de 1801, este barrio
como correspondientes a la parte
" mas, de 'las cuales cita ‘solo die'z y siete e1 Padro'n de 1801
.La Rosa, Calles de Santafe’, p. 287. Este
- habitada de la ciudad, y el resto al campo”. Moises de
edificad as en este sector a, comienzos del siglo
autOr encontro, asimismo, que habfa 46 cuadras
a calles. 92 cuadras son
XIX, lo cual daria en realid'ad un total 'de 92 cuadras, ya que 61 se refie‘re
s (92/4), ya que no todas estaban edificad as en sus cuatro c'ostados, -
un poco mas de 23 manzana
de 1801 es incompleta.
"por lo que suponemos que la ci—fra de 17 manzanas que presenta e1 Padrén
LOS ANOS DEL CAMBIO, 343
“MWHJACANERAL
-m8wdAsmmn$
~88~SMLBM§MRA
m8mmamvxnommo
88588888888
NMNWWMS
AflOS
LaS AguaS, con '61 7,59% de la superficie urbana, y LaS Cruces, 8,13%,
dependientes historicamente, el primero, de LaS Nievesy 61 segundo', de
Santa Barbara, entraron a formar parte de este nuevo Centro. De esta‘ mane-'-
1a, a comienzos del Siglo XX quedaron totalmente fOrmados los limites de,
lo que en laS décadas Siguientes, y hasta el presente,'los bogotanos .recono—
can a primera vista comoun finico y uniforme nficleo de la ciudad: p01“ 61
norte la calls 24' desde 1a Cra.1-3 hasta las es’tribaciones do MOnserrate; por
el orients, el pie de monte a la altura de lo que se con‘0c1’a Como el Paseo del
Aguanueva; pOr el occidente la cra“.13, de la calle 24 ‘a la Calle 1a.; y p01‘ el‘
8111‘, la calle 1a., desde la era-13 hasta‘lla part6 baja de una‘colina que en las
,estribaciones de Guadalupe era conocida como Los LacheS.(ver Plano
1793 6.739. 42 100 4.929 30 100 . 2.505 15 100 1.999 p 12 100 16.172 100
1832 12.238 43 182 6.483 23' 132 5.258 19 210 4.362 15 2.18 28.341' 175
1835 17.965 46 267 9.037 23 183 6.589 17 263 5.851 15 293 39.442 '244
1843 18.455 46 274 9.333 23 189 6.543 16 261 _ - 5.755 14 288 40.086. 248
1851 11.038 37 164 8.652 29 176 6.077. 20 243 3.882 13 194 29.649 183 '
1881 31.900 38 473 26.343 31 534 11.080 13 442 15.400 18 770 84.723 524'
1912 422.331 23 331 24.589 25 499 36.179 37 1.444 14.004 14 701 97.103 600
FUENTES:
1793: Martinez, Bogotd, sinopsis, p. 90. No incluye la castrense ni 1a poblacién escolar, religiosa ni en ,
el hospicio. ‘ - .
1832: Constitucional de Cundinamaxca, Junio 10, 1832. _
1835: AGN., Seccién Repfiblica,‘ Fondo Censos, .Censo de 1834, f. 1.3.
1843: Secretaria cle Relaciones‘ Exteriores, Estqdz’stiaz general, 1843, p. 39.
1851: AGN.,'Seccién Repfiblica, Fondo Censos, Censo de 1851.
1881: E]. Vergara y F]. de Vergara, Almanaque y gufa ilustrada, 1881, p. 188.
1912.: Censo 191.2; p. 336. Noin‘cltiye Chapinero, San Diego, Nazaret ni Paqilla.
* La 'poblacion do Egipto ha sido sumada a La Catédral; la de Las Aguas a_Las Niovers; y 121 de Las j
, . , .
Grades 21 santa Barbara. '
** Se incluyo 1a poblacién por parroquias dqeste'afio por no tener disponible una fuente que asi lo
presente para comienzos del siglo’. XIX. 1 ‘ .1 . ‘
Los porcentajes de poblaciénpo p partoquia estan aproximados .
LOS ANOS DEL CAMBIO , 353
WLQATEDRAL
WLNEVES
W SBARBARA
moo-womromo
. 4o 5
PORCENTAJE
30
20
10
'0
1793 1832' 1835 _‘ 1843- 1851 1381, 1912 "
- * ' ANo ' 2 ,
zadas a1 hacar1os calculos), dabau asrar indicarrdo qua sobra astos sactoras
actuarou con mas fuarza 1os afactos da 1a apidamia da virualas da 184-0-
184-2 y, mas importanta, qua rarda o tamprauo a1 gruaso da las migracionas
aucontraba an las parroquias mas populosas su lugar da dastino. Sagun los
cansos auterioras a 1851, as c1aro qua 1a prasaucia da uua oriantaciou can-
tripata aucauzaba a1 movimiauto da 1a poblacion hacia los sactoras mas
cantra1as da la ciudad. .
La crisis demografica da madiados dal siglo X1X ocasiouo a1 comianzo
da' un cambio an la forma an qua sa distribuia la poblacion al interior da
‘Bogota. Da .una parta, 1a 'oriautacién cantripara dal Ordauamiamo co1onia1
sa fragmauto. A parrir da anton'cas, la tandancia concantradora da poola-
ciou incluira otros sactoras dala ciudad, arr particular Santa Barbaray 1os
suburbios da Egipto y Las Aguas. Da otra parta, los cansos ampiazan a
indicar fuartas oscilacionas an las cifras corraspoudiantas a cada parroquia,
marcando bruscos iucramamos o pronunciados dascansos ya saa an los tar-
minos da la poblacion absoluta 0 an 1a participacion porcantua1 da cada uua
da allas. ' 2 ‘ ' .
Da acuardo con los rasultados dal canso da 1851, La Catadral fua la,
parroquia mas afacrada pOr 1a crisis demografica da madiados dal siglo XlX.
Y asro tanto an térréniuos absolutos da poblacion como an al grado da parti-
cipaci'én p0rcar1tual qua tania para asa antoncas raspacto dal total da habi-
tantas an BogOta. Da>l_8.45~5 parsonas an 1843 paso a solo 11.038 an 1851';
asimismo, miantras an 1843 rauui’a al 46% dal total da‘la ,poblacién, an
1851 finicamanta rasidia an asta parroquia a1 37% da lo‘s bogotanos. Trainta
afios daspués, an 1881, luago dal gran flujo ‘migratoi'io qua Vivio Bogota
duranta los afios 1870, La Catadral alcanzo su maximo da poblacién duran-
ta al siglo XIX: 31.900 habitantas, incluyando Egipto. Sin embargo, a pasar
da asta importanta’. ‘incramanto poblacional, la participacién porcantua1 da
asta parroquia sa mantuvo an los nivalasda madiados da siglo (38%).
I El canso da 1912, u1timo qua astamos Considerando,safialo‘qua La Cara-—
‘ dral tam’a para asa antoncas una poblacion (16 22.331 habitautas. Esta cifra ‘
' indica una disminucion con ralacion a 1881: casi 10.0002p'arsonas manos.
Asimismo, 1a participaéion porcfantual da asta parroquia an al total da po-—-
blacion paso da 38% an “1881 a 23% an 1912. 'Estas cifras incluyan los
datos ralativos a1 sactor da Egipto, por lo qua no caba duda alguna Con
ralacion a1 cambio qua sahabia Oparado‘an 1a tandancia cantripata dal orda-a '
namianto colonial. A comianzos dal siglo XX, a1 sactor qua an 1835 raunia _
al 46% da los bogotauos apanas lograba cohgragar 1a mitad da dicho por—
cantaja (2.3 ‘70). Es avidanta qua 1os grandas flujos da migracion da finas dal
LOS ANOS DEL CAMBIO [ ‘ 355
habitantes que ten‘ia cada sector en 1793, podemos observar que en el largo
plazo, La Catedral _y Las Nieves no alcanzaron .un incremento de la magni—
tud que presentaron Sama Barbara y, en menor- grado, San Victorino. En
este sentido, apesar del bajo porcentaje de poblacion que presentaba en
1881, Santa Barbara fue e1 sector mas dinamiCo. de la ciudad.Al final, esta
parquia 'alcanzo a multiplicar por 14,4 su poblacion inicial.‘ San Victorino '
aumento siete veces 1a poblacion que tenia a finales del sigIO XVIII pero,
como explicamos afiteriormente, esto no fue suficiente para sacarla de s11
' filtimo lugar en grado deconcentracion poblacionaLLas Nieves alcanzo a
multiplicar su poblacion por cinco, lo que la ubica en un tercer lugar en
magnitudde crecimiento. La‘Catedr'al, por filtimo, fue el sector menos d1-
namico de Bogota enlo relativo a concentracion de poblacion durante 10s
afios del transito a1 orden capitalista. Hacia 19.12, ella apenas ' habl’a
incrementado su poblaoion en 3,3 ,veces. '
LEATEDRAL
LNl‘Evm '
: SBARBARA
SNETORNO
' INDGRAL .
1500.,
,1250‘
'1ooo.
INDICE
750
see
250
amplias. Err este sentido, de E793 a Eos afios tirraEes deE'-decerrio de E840,
Itodos Eos sectores de Ea ciudad crecierorr bajo ritmos bastante simiEaresa
siendo rrn poco mas pronunciados err La Catedrai y Sari Victoririo, y rm
poco menos err Santa Barbara y Las Nieves. E1 censo de ‘E85E marco rma
disminuciérr err Ea cantidad de habitarrtes qae teniarr todas Eas parquias,
siendo Ea merror en Santa Barbara y Ea mayor en La CatedraE. Eritre E85 E y
- 188E, todas las zonas sintieroo eE impacto de Ea crisis demografica y eE
'fuerte incremento poblacional ocasionado por eE flujo migratorio fieE dece—
nio de E870. Estos dos fenomerros rompierorr Ea distribrrciorr centripeta qrre
hasta eE momento habian terrido Eas parroquias corr reEaciérr a Ea PEaza Ma—
yor. A partir de errtorrces9 Eas oscilaciorres que Eas difererr‘tes migraeiOrres
ocasiorrarorr sobre los ritmos de crecimiento, rro Eograrr ocuEtar- que Ea ten— ~
dencia a1 crecimierrto se ubicé con mayor ruerza err Eos sectores que a co—
mierrzos del siglo XIX erarr periféricos a Ea parroquia de La Catedrai. ,
De esta manera, lo que err reaEidad acontecia a- comierrzos deE si’glo~ XX '
era producto de un primer reorderramiemo de Ea pobiaciori a1 interior deE
casco construido. Esta transformacion fue Erato .deEmrevo papeEque‘co— ‘
menzaba a desempefiar Ea parroquia central como ruicEeo espaciaiizador de
{ mievas formas de poder. De rma parte, es reaE que La CatedraE perdio. Ea A
capacidad de concentracion que ejercio sobre Eos habitarrtes de Ea oiudad *
'por varias centurias, De otra parte, tambiérr es cEaro. que efla manmvo e5
incluso aumerrto su importancia como cerrtro de Eos orgarros de goibfiemo
.rracionaies, departamentales, manicipaEes y rei‘igiosos, ademas de Conterrer
A las Viejas y nuevas éEites, fundidas ya en' una que reunia eE‘capi'taE corriag
poEl’tica9 y Sin oEvidar e1 grado deconce‘ntraéion que adqéuirié esta Zorra err?
- relacion a las actiyidades comerciales, profesiOnaEes y de serVicios.-' -'
Url poroentaje’ significativo de personas slaEié'deE antiguio centre 0110 l_ ‘
encOn‘tro‘ lagar en‘éE chandoflego icon ‘Eas migraciorres. Pero Eo que esto ‘
significo fire que Eatransfom‘EaCioir .de aria orientaciorr centripeta err 'otra " '
A centrifuga, que aperras estabatomarrdo Afforrrra a—Comieirzos EdeE-sigEo XX, .
- 'paso durarrte las fiEtimas décadas del. sigEo' 0* :por ma .etapa irriciaE- fie _
' ampEi-aciérr en el radio de concentraciorr: e1 rrr’récEeo c-OEorriaE camo sits prioa ’
incorporarrdo oOmoficeiirm E0. -
ridades en el uso fiel sueEo y @014 eEEo, te
que a comierizos del siglo XEX era perireria. ' ’ . . _. 1 , .
Lo que loss bogotanos de Eroy- pereiberr .como: centro do Ea'ciudad,’ qgue -
incluye dermanera uniformeila's ctratro parroquias decimorrofrricasg"fuejienw' _
torrce‘s producto de Ea ampEiaCiorr experimentada err eE' radiodde' Clonglemraé ‘
cién de pobEacion durante‘la seganda mitad deE sigEo Km. _ D ‘ “’- '
ra, flurame dieho periodo se cOrrfiguré um n’uevaperiferiaa “"
LOS ANoS DEL CAMBIO 359
POBL. MZADEN. POBL.1VIZA. DEN. POBL. MZA. DEN. POBL. MZA. DEN. POBL. MANZ. PRQMD.
1801 6.739 74» 91 4929 50. 99 2.505 17 147 1.999 :32 62. 16.172 173 93
1832 12.238 74. 165 6.433 50 130 5.258 39 135'. 4.362 32 136 28.341 195 145
1851 1103874 149 8.652 50 173. 6.07739 156 3.882 32121 29.649 195 152
1,881 31.90082 389 26.343. 70 376 11.080 51 217 15.400 47 328 84.723 250 339
1912 22.331 79 283‘ 24.589 811304 36.179 101 35814004 52 269 97.103313 310
_ w—L. CATmRAL
g 5%a
S BARBARA ,
«wsyioronmo
400
POBLACION/MANZANA
350
300 "I:
250
150 g
100-
66 Sin embargo, este descenSo en.la defisidad relativa aSanta Barbara puede ser inexistente. En nota
anterior se explico e1 problema que el Padrén de .1801 presenta con relacion a esta parroquia.
< LOS Afios DEL CAMBIO ' ' . 365
-
',-SAN DIEGO. 12.612 A. . . 32 . 394
7 SANTA BARBARA » 21.541 . : 71 1 - 303
LAS CRUCES - ' 14.638 " 8' 30 . 488
SANVICTORINO ’ “ 14.004 52 . - 269 .-
CHAPINERO - " ' . . 7.236 . 1 24 302
LA DINAMECA HABITACEONAL
* Se ‘han reducido a tres categorfas los diferentes tipos de vivienda'para hacer compatibles las fuenteszl
casa, tienda de habitacion y rancho. ‘
-
100001,fl
10000
12000
10000
0000
0000
0000
2000
guutaba a coutiuuacion, “gpor qué a} yafior da Eas casas as hoy excesivo, casi
faoufioso, puas Ea qua .actuafimente vaEa 100 fuartes [pesos oro]. de arrenda-
miento mausual solo yalia-ZO hace treinta afros, y Ea qua hoy vate 40 o 505
yafiia m 0 12‘2”“. Uuos auos mas tarde, an 1874-, otro articulista respondia
con propiedéaq a astas preguntas:
73 “Estamos an creciente 0 en manguante?‘7, El‘Sz’mbolo, No. 56; mayo 31, 1865, 'p.‘ 80; ,
74 “Acmalidad”, Diario de'Cundinam‘ai'ca, No. 1412, agOSto 24, 1874, pp; 957.
LOS ANOS DEL CAMBIO 371
,7'5 Higinio Cualla, “Infor'me del Alcalde de la Ciudad de Bogota. 16 de enero de 1391", Registm
- Municipal, No. 493, octubre 2, 1891; Higinio Cualla, “El Aicalde Bogota”, El Telegram, No.
1858, enero 7, 1893; Higinio Cualla, “Informe del Alcalde de Bogota. diciembre 31 de 1893”, El ‘
Telegram, No. 2156, enero 4, 1894; Higinio Cualla, “Informe del sefim Alcalde del Municipio.
diciembre‘ '31 de 1894”, Regisrro Municipal, No. 669, enero 20, 1895; f‘lnforme del Alcalde de
Bogota. dioiembre 31 de 1895”, Gace‘ta de Candinamarca, No. 730, enero 2, 1896; Constantino
Castafieda, “Infome'del Alcalde. 'enero 8 de 1898”, Registro Municipal, No.783, enero 8, 1898.
372 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
'En el primer corredor [dol primer. piso] esta-una amplia 'escalera, usualmen'te ,
de p’ie’dra o baldosa, gue comunica con los corredores del segundo piso del ‘
edificio, lugar de residencia do la familia. Hacia este corredor ..do1 Segundo
‘ piso,..que se extiende por los cuatro costados del patio, abren los Cuartos do
1a viv‘ienda. E1 salon’y las salas do recibo, on uno do sus lados, tienon balco~
89 - Scruggs, The Colombian and Venezuelan Republics, pp. 67—68. La traduccic’m es nuestrai
90 : “Venta 'dé bienes desamortizados”, La» Opinidn, No. 141, noviembre 11, 1865.
376 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
91 .“La Calle de‘San MigUel del siglo pasadO”, El Tiempo, No. l 1786, julio 2, 1944, p. 3. ,
. 92 Todo estos tipos de Tiendas se encuentran descritos entre los bienes idesamortiz'ados que se ofrew
' cieron en remate pfiblico durante los afios 1864 y 1865. Al respecto ver, La Opinién, No. 96,
diciembre 7, 1864; No. 100, enero 4, 1865; No. 120, mayo 24, 1865; No. 124,ju‘nio 21, 1865;No.
129; julio 27,1865; No.- 141, noviembre 11, 1865. Asimismo, e1 Catastro de la cindad publicado‘
en 1878 da cuenta de varios de estos tipos de tiendas. ' - | '
LOS ANOS DEL CAMBIO _ 377
;todas estas tigendas dobles. fuerau utilizadas al mismo tiempo como sitio de ‘
’trabajo y de habitaciéhmonvirtiendo uno de los cuartos en taller arte'saual o ‘
{en pu’lperfa o en;sitio_donde se vendian articulo'sde- lconsumo popular- 'Sin
embargo,,hay conStancia expresa de que las tieudas tipo, las de un solo
'Cuarto y do mayor nfimero en la Ciudad, también Cumplieron con la doble
funcron 'de servir como‘dormitorio y lugar de trabajo. ‘ fl -
' Con relacion] alas Chozas ‘0 03.8213 pajizas, éstas abundaban en los arraba—
"les y estuVie‘ron' presentes enla oiudad durantotodo el siglo XIX.’QHolton,a a
corniegn’zos‘ de __los afios 185.0, anoto que_ “en la ribera. del rio [SanFranci—s-—
_: CQ]..’.-"Vi 1a viyienda mas'diminutaQue jamas. he contemplado'o espero en—
,‘_c‘ontrar.‘ Era tan chi‘quita que yo 'n'o‘hubiera cabido acostado derecho en _el
suéloglhabriatenido que tenderme diagonalmente, y el ancho y la altura ‘
eran todavia_.menores'que. el largo; Sin embargo aquf‘he visto casas mas ‘
pobres; ésfa parecia solid'a y tenfa una puerta que ajustaba bien y estaba
'. cerradaz‘ era UnacaSa y no una pocilga... [a lo largo del camiuo que condu~
cia-a la‘Quinta ,de Bolivar] hay chozas miserables 001110 lasdeilosfles'clavos ‘
en las plantaciones del {sur de los‘ Estados _Unidos”93. ‘ ’_ _ ,‘ ‘
' Pol-ultimo, 'l‘as'qu'iutas fueron el tipo de Vivienda menOS numeroso on
Bogota. No alCanzab‘an la. decena durante las primerasfdécadas 7del siglo
XIX y apenas sobrepasaron la treinteua hacia los'afios 18700 1880. Sin
embargo, elorécimiento cle Chapiuero ocasioué que este tipo de resideu~
Lcias aumeutara-uu poco mas duraute losdeceuios del fin de siglo e iuiciales
de la .Centuria siguieute. Un ejemplo de una estas quintas es la siguienre,
ofrecida a laveuta en 1868: “Se vende una hermosa quinta cou casa alta en
buen estado-, y con servioio independienre y habitaoioues para la trenda que
tiene con su hoSpederia. "Home mas de 2.000 varas‘de parades", [y] como
1000 de cerca cle piedra. Tiene agua muy abund'ame y limpia, alberca, oa—
balleriza, seis huerras,‘urn hermoso jardin, como 800 arboles frutales y otros.
4 Un Chircal, Guatro 'potreros muy segurOs, con susi corralejas y casas para
concertados”94. , - a > '
Ilustracién 16
Quinta bogotana
Tomada de: Juan Carrasquifla Botero Quintas y estanc‘ias de Santafe y Bogota,
~ ' ’ ' .
Bogota, Editorial Presencia, p. 75
8% casas
+0-— TIENDAS
_4500
4000
3500
3000
2500
INDICE
12000
1500
1000
500
0
1801 . 1883 1878 1881 1901 1807
ARO
382 y . GERMAN RODRIGO 'MEJI’A PAVONY
ANO LA 0/0 11x11). LAS % IND. SANTA % 1ND SAN % 1ND. CHAPINE. % TOTAL
CATEDRAL NIEVES BARBARA . viCIORJNO veNDA
1801 964 51 100 438 23 100 232 12‘ 100 269 14 100 I — 1.903
1 1878 2.259 39 234 1.599 27 365 973 17 419 1.033 18 384 — 5.864
1907 4,7254 30 490 4.080 26 932 3.944 251.700 2.325 15 864 625 15.699
4s
'1
1’
+LCATE6RAL
“WLNIEVES‘
. . . . . SBARBA'RA.
warm» smcromo
1 800
1600 ;
.1400
1200
INDICE “
1000 ~~
800
600
400
200
1801 AND 1878 1 - 1907
1907 un total de 1.872 casas y 1.414 tiendas; has Nieves, 1.866 y 1.686
respectivarnente; Santa Barbara, 1900 y 1.867; y San Victorino, 1.117 ca—
sas y 1.100 tiendas.
1801 679 256 29 369 65 '4 232 4- 4.4. 131 115 23 -—— .1.
'1878 1.0781.151 30 788 757 54 524 1375 74 * 514 .513 6 ___.__ —— ——~.
1907 1.87214141439-1.8661.686 528 1.9001867 177 1.117 1.100 108 486. 55 84
que esta falta de especializacion fuera generalizada en las zonas que circun-
daban el nficleo comercial, Las Nieves, San Victorino, Santa Barbara y la
parte baja de Egipto, pues alli se agrupaba el mayor nfimero de grandes
casas que o fueron'subdivididas o permanecieron inalteradas. En el nficleo
comercial y de gobierno, la falta de especializacion pudo ser menor por el
mayor costo de la tierra, pero si no estaban presentes los mas pobres, la
composicion social en esta area era de todas form‘as variada por las activi~
dades que alli se desarrollaban. Einalmente, los sectores mas alejados del
centro (Las Aguas, San Diego, Las Cruces y la parte alta de Egipto) tuvie—
ron el mayor grado de especializacion pues lo-poblaron los mas pobres,
pero esto 3610 se convierte en norma en la medida en que las casas iban
dando paso alas choZas. '
Por filtimo, en la Tabla 23, Chapinero aparece en 1907 como un Sector ya
,bastante adelantado en su proceso de urbanizacion. En éste,ia diferencia de
los otros sectores de Bogota, predominaban las casas, 486, pues el nfimero
.de .tiendas, 55, y‘ de ranchos, 84, no alcanzan significacion alglina. Con
relacion a los cambios habitacionales en este barrio, ademas de lo anotado
anteriormente, sefiala Pedro Maria lbafiez, escribiendo en 1891, que
- “trazaronse alrededOr del templo [de Lourdes] amplias calles, y se dividie—f
ron las manzanas en lotes, en los cuales se construyeron elegantes quintas,
de variado gusto arquitectonico, que dieron al barrio fisonomia especial...
Sobre las aceras de las espaciosas .calles se levantan verdaderos chalets,
casas elegantes, hOteles, posadas y’bulliciosos cafés”97. En realidad este
suburbio, que nacio en la época de la transicion, no podia ser un producto
del ordenamiento urbano colonial. . .'
Con relacion al nfimero de habitantes por Vivienda, el aumento engla
capacidad constructiva que tuvieron los habitantes-de la ciudad a finales del
siglo XEX, ocasiono una mejOr situacion en 1907 si la comparamos con la
que tuvieron que vivir los bogotan'os en los cien‘ afios anterio‘res (ver Tabla
24). El promedio de personas que habitaba cada una de las casas en la'ciu--
dad era de 8 en 1801. Esta cifra aumento hasta llegar a 14 en 1878, para , ,
descender luego a 6 habitantes por vivienda en 1907. Las variaciones en
estas cifras de densiglad. apuntanx a que una situacion critica en la disponibi~
lidad de viviendas sefue generando progresivamente en los afios anteriores
a 1878, para descender rapidamente en las décadas posteriores.
Aunque una magnitud de 14 personas por residencia en 1878 puede ser
exagerada, y la cifra real ser menor si tenemos en cuenta las imperfeccion'es
Pobl. Vivien. Den. Pobl. Vivien. Den. Pobl. Vivien. Den. Pobl. Vivien. Den. PobL Vivien. Promd.
1801 6.739 964. 7 4.929 43311 2.505 232 11 1.999 269 7 16.172 1.903
1878 31.900 2.259 14 26.343 1.599 16 11.080 973 11 15.400 1.03315 84.723 5.864
1907 22.331 4.725 5 24.589 4.080 6 36.179 3.944 9 14.004 2.325, 6 97.103 15.074
FUENTES :
- PLAZA DE BOLIVAR
’ CUADRAS CON CASAS ~
A ALTAS ANTES DE 1878
' --——~~—~4-—‘LIMITE DE’BARRIO DE LA '_
CATEDRA EN 19110 »
GRAFICA 19 Viviendas . ‘
HABITANTE‘SfVIWENDA
1m:
Promedio general de densidad
201
r—a
OW‘ODCDN
GRAFICA 20 Vivicndas
Densidad por parroquia
”a... LCATEDML
ma.— LNIEVES
...... s_ BARBARA
Miami» swcromo
HABITANTES/VIVIENDA
SEXTA LECTURA
EL CONJUNTO URBANO
7 " ‘fDecreto de 17 de noviefnbrede 1828, que suspende todas las municipalidacles de‘ la Re'pfiblica",
Codific/acién Nacional, Vol. 3, p. 451. ‘ . ' . . ‘
402 GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
jos municipa-A
es significativo que una ley de 1830 sefialara que “los conce
pueblo”. Las '
les... no puederl obrar jamas a Hombre ni como‘ organos del
o. 4
autoridades centrales erari las finicas qUe podian hacer uso de este derech
dirle a todo
Con el fin de consolidar 1m gobiemo nacional, liabia que impe
te a los miem-
cuerpo colegial local la posibilidad de representar directamen
rados por el presi~
bros de esa comunidad. Por ello, los gobemadores, nomb
en la Pro-
dente de la- Repliblica, continuaron siendo la maxima autoridad
inacic’m,
Vincia. A irivel CantOIIal, los jueces politicos cambiarorr de denom
ejerciepdo la
pues aliora fueron llamados lefes Politicos, pero siguieron
del gobema—
maxima autoridad eri la ciudad y mantuvieron so dependencia
' - ‘ ~
dor como autoridad superiorg.
el marre—
_ Aun mas, Los jefes politicos Vieron aumentada su autoridad en
los alcaldes,
jo de los asuntos cantonales. De una parte, el nombramiento de
potestad._ Las
asf como de los jueces parroquiales y de paz, quedo bajo su
el jer'e politico
_. nominaciones para estos cargos surgian del, Concejo,- pero
las perso-
podia declarar nula la propuesta y era él quien decidfa finalmente
prerrogativa
nas que eran nombradas. De otra parte, el jefe politico tenfa la
miembros del
de aceptar o no las excuSas de asistencia presentadas por'los
ionalcs,‘ ‘
Concejo, declarar nulas sus medidas si las consideraba pincons-tituc
n
y arinque las resoluciones que emitia podian"ser-ire‘cla‘madas,‘ e‘llas estaba
e. Las
en Vigor mientras una orden superior no las revocara expresament
funciones de los cabildos continuaron siendo las establecidas en 1821 ‘0. ‘ .
la intencion
i ' Ensintesis, durante este‘ primer periOdo, de 1821 a 1853,
central a
principal de la elite republicana, fue la de‘ fortalecer el gobiemo
nciado
peosta de cualquier otro principio de gObiemo. El efecto mas pronu
en la— admi-
de esta decision We la de constrefiir'la participacion del comfin
co en los
nistraciorl de los asuntos pfiblicos. Concentrar el manejo politi
los secto—
organismos centrales de gobiemo fire el mecanismo Utilizado por
cabildos
_res enelpoder. En este sentido, porejemplo, lOs miembros de'los
dano ya que,
.podian no Ser granadinos en ejercici-o de los derechos de ciuda
“los cabil— '
segr’m una aclaracion emanada del gobemador de la proyincia,
istrativo
dos parroqui‘ales son corporaciones que pertenecen a1 ‘orden admin
l:
s de Distrito y Concejos
‘ 8 “Ley de 11 de mayo de 1830', que detalla las funciones de las Cémara
,
Municipales”, Codificacién Nacional, Vol. _7,. pp. 186—192.
Estado”, Codificacién Nacional, Vol. 7,
,“Ley de marzo 23 de‘ 1832, sobre el‘régimen interior del
9
. ' . p . v .- ‘ . - '
pp. 374—376.
de las ProvinCias, Cantones y
i0 “Key de mayo 16 de 1836, adicional a {la'orge’mica ‘del regimen
Distritos Parroquiales”, Codificacién Nacional, Vol.6, pp. 69—82.
LOS Aflos DEL CAMBIO - - . 403
ll 'Pa’stor Ospina, “Rosolucidn [dol Gobomador do 1a Provincia do Bogota] sobro si’ los Vocalos do
los cabildos parroquialos 'dobon sor granadinos on ojorcicio do los dorochos dol ciudadano”, Re~
gistro Oficial, 1843. ., 7 ‘
l2 “Jofatura politica municipal”, El Constitucional de Cundinamarca, No. 39, junio 17, 1832.
‘13 Esto fondmono so produjo dosdo los afios iniCialos dol régimon republicano. En 1825, por ojom—
pl‘o, so afirm‘aba quo “a la municipalidad, sinduda, os a quion portonoco la satisfaccidn .do los
doboros quo ya homos onunciado. A olla os a quion toca administrar los bionos do comunidad,
cuidar‘ do la obsorVancia do las loyos, dofondor las garantias y dorochos do sus comités, y, sobro
todo, llamarso con justicia o1 paladin do la libortad contra los atontados dol podor. (gY llona osta
municipalidad o1 cuadro quo homos trazado? Lcumplo con oxactitud sus obligacionos? Lojos do
oso: las actas do osto cuorpo son la porfocta imagon dol vacfo; ollas no roprosontan sino sombras
yIfaltas ropotidas a monudo. Y Lcual sorz’l la causa porquo notamos osto abandono total on tan
justos y sagrados doboros? ...Sl’, a la poroza o indoloncia do los municipalos dobomos atribuir tan
grayo y onormi'sima falta; no a la ignorancia,..”. “Municipalidados”, La Miscelcinea, No. 3, octu-
bro 2, 1825. Situacionos similaros fuoron donunciadas también, por ojomplo, on 1833 y 1851:
“Eloccionos muniCipalos”, El, Constitucional do Cundinamarca, onoro 6, 1833, p. 4; “Momon'a
dol iSoCrotaIio dolCabildo”, El Constitucional de Cundinamarca, No. 310, junio 7, 1851, p. 92.
404 ' ' GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
Pero no son todavfa uniformes... las ideas de todos los que piensan en la
cosa pfiblica y toman interés por la felicidad de esta patria que tan caro nos
cuesta, que sera 1a patria de nuestros hijos y nietos, y que deseamos dejarles
mas prospera de lo que la recibimos de nuestros padres.
Por eso es que unos- pregonan: la parroquia o distrito parroouial, nficleo de
'todo sistema administrativo, necesita una compleja organizacion propia para
su regimen legislativo, ejecutivo y judicial; constituyamos en ella los tres
poderes, emancipémosla de todo lo que es puramente local. Y millares de
bocas gritan: abajo las multiplicadas cargas concejiles con que se nos abru-
rna y se nos inhabilita para procurarnos 1a subsistencia, abajo los impuestos
que nos cercenan e1 exiguo producto de nuestra industria y la labranza; no
entendemos otra clase de gobierno que el de nuestra hacienda y nuestra casa;
alla en nuestros pueblos no se encuentra quien sepa escribir para ser alcalde;
formen Ustedes nuestras escuelas, nuestra agricultura, nuestro comercio,
perfeccion‘en nuestras costumbres, vayan ilustrandonos y enriqueciéndonos
a la sombra de la paz, y tiempo vendra en que sus proyectos puedan
realizarse... ' , ,
Por esto es también que dice un escritor, 0 un legislador: esta constitucion
[la de 1832] se resiente de la época angustiosa en que fue hecha, esta plaga- ‘
da de defectos, concentro demasiado la administracion, dejc’) alas provincias ‘
y cantOnes bajo un pupilaje cruel, les ato las manos para trabajar en su pro—
. pia felicidad, combino pésimamente e1 juego de las diyersas ruedas de la
maquina del Estado; reformemos pues eSa constitucion, ”pongarnosla en ar-
»‘ monl’a con las buenas teorl’as, trasplantemos a La Nueva Granada por ese
‘ medio lo mejor que esta en practica en los Estados Unidos, o tal institucion
inglesa, o tal otra de Francia...‘4. ‘
para fines del mismo afio ya existia una Carta aprobada y vigente en .todo su
territoriolfi. , . v .
La Constitncion provincial dispnso que “el Gobierno municipal emana
del snfragio universal, direcro y secreto de los ciudadanos granadinos resi—
dentes en la provincia, y se ejerce por sus apoderados, con arreglo a la
Constirncion Nacional y a la consriracion y ordenanzas‘municipales, distri—
buidos en los- clos Poderes, Legislativo y Ejecutivo””. De esta manera, el
poder legiSlatiVo, en lo refere‘nte a los as’f’ntos generale's para todo el territo-
rio, qnedoien manos de'la Legislatura Provincial, y los negocios relativos a
las localidades en manos de los Cabildos parroquiales. Asimisrno, dicha
Constitucion dispuso que el gobernador era la cabeza del Poder Ej ctivo
provincial, y los alcaldes desempefiaban tal cargo en los distritos
parroguiales, funcién por la queahora debian ser retribuidos mediante sala?
rio. Porfiltimo, tanto los miernbros del Cabildo como los alcaldes debian
ser elegidos por sufragio universal, pero e1 nombramiento del gobernador
quedé sujeto a lo que'dispusiera la Constitucion Nacion'allg. . ' '
For 10 menos en la ley, los bogotanos ruvieron un mayor contrOl sobre
sus destinos ya que elegian directamente a sus gobernanres in'vrnediatos.
Asimisrno, e1 cabildo quedo erigido en organo politico y no solo adminis—.
trativo, ante el _cual los alcaldes debl’an responder, pues su tarea principal
era ejecntar las disposiciones tornadas por los regidores-dela ciudad. Las,
funciones esenciales del cabildo no variaron en forma significativa con re—
placiona las fijadas en- 1821: cuidar y sostenerlas escnelas primarias, las
carceles, los deSp‘achos pnblicos, y los carninos, asf como proveer lo nece—
sario para la buena policia de aseo, salubridad, orden, ornato y comodidad
de’ la poblacion en su distrito‘g. - * A p .
Sin embargo, a diferencia del pefiodo anterior, los cabildos adquirieron
_ antonomi'a para decretar,_recoger y administrar los impuesros y contribu~
ciones que conSi’deraran necesarios para arender e1 servicio municipal. Esta
prerrogativa inclnyo 1a posibilidad de gravar directamente alas personas en
sus propiedades. Pero tal autonolnia estabalimirada en aquellos articulos
as de que les
que fueran declarados monopolio del gobierno nacional, adem
, y aqué~
era prohibido gravar los bienes publicos nacionales, provinciales
o benefi-
llos pertenecientes a los establecimientos publicos de instruccion
rir un claro
cenciaz". De esta manera, al poder co‘ntrolar las remas, adqui
funcio-—
caracter po1itico, y tener bajo‘ su jurisdiccion a los alcaldes y otros
ciparse
nar‘ios del- poder ejecutivo a nivel local, los cabildos lograron eman
1821. *
de la ferrea tutela que tenfa sobre ellos el gobierno central desde
1y
Algunos cambios de sentido centralistaen el regimen politico genera
1 860;
municipa1 intenraron realizarse durante los afios fina1es del decenio de
ta guerra
Pero una fuerte oposicion a toda reforma dio lugar a una cruen
a federal ‘
civil de caracter naciOna1, la cual termino .po‘r consolidar el sistem
ernana-
en el pafs. En 1863, una nueva Constitucion y las leyes que deella
nente lo dis-
. ron en ese afio y en los posteriores, no cambiaron sustancialr
ituciones
puesto en materia municipal durante la década de 1850. Las const
munici—
locales desaparecierOn en beneficio de las estatales, pero el poder
o y escrito— .
pal continuo emanando “del pueblo por medio del sufragio direct
Judicial”? _
(sic), y se'divide para su ejercicio en Legislativo,Ejecutivo y
sufragio
Sin embargo, poco tiempo después, fue nuevamente restringido el
y se restab1ecio el Sis‘tema de electores. < -\ .
ivo,
La figura del Jefe Municipal, funcionario encargado del poder ejecut
reaparecio con los cambios de 1863, pero este debi’a ser elegido por‘ sufra—
as.
gio a1 i‘gual que el alcalde, empleado publico que sobrevivio alas reform
n
Los cabildos vieron incrementadas su‘s responsabilidades, las que llegaro
amnis~
a inc1uir decisiOnes sobre la fuerza publica' en 'la ciudad, conceder
que hubie— .
, tfas, y otorgar pensiones a los heridos o alas 'viudas de aquéllos
e
ran Sufrido en defensa de la ciudad. Factor destacado durante los afios'd
istra-
este segundo periodo fue la ,aparicion de nuevos cargos en la admin
ml’a,
cion de la ciudad. En la medida que la urbe adquirio una mayor autonO
al tiempo que comenzaban'a lle‘gar los ‘grandes flujos migratorios, el arre—
numero
glo y manejo de loS ‘asuntos publicos requirio no 3610 de un mayor
de personas sino, en particular, de nuevas tareas de gobierno.-
1
(I 7
" 22 . “Acuerdo, que establece un Consejo Administrativo”, Regisrm Municipal, noviembre 4, 1874. E1
Consejoestaba co‘mpuesto por el jefe municipal, que lo presidfa, el sindico municipal, e1 tesorero
del distrito, el director de obras publicas, y el secretario municipal, que lo era también del Conce-
jo Administrativo. Este Consejo debl’a reunirse ordinariamente Una vez por semana y extraordina- ~ .
riamente ,cada vez que lo convocara e1 jefe municipal. ' l
23 Para un estudio de la trayectoria de estas juntas, ver el conjunto de Acuerdos recopilados en
, Municipalidad de Bogota, A-cuerdos, 1860 a 1886. 7
408 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
24 (-“Ordenanza No. 35 de 1888, 'por la cual se compilan, reforman yaclaran disposiciones sobre
regimen politico y municipal”, Gaceta de Cundinamarca, No. 172, agosto 20, 1888. Artfculo 50.,
No.2. - '‘ ~ ' ' ' ‘ '
25 “Ordenanza No. 35 de 1888, por la cual se compilan, reforman y aclaran disposiciones sobre f
‘ regimen politico y municipal’f, Gacetci de Cundinamarca, No. 172, agosto 20, 1888.7Artfculo 19.
26 “Ordenanza No. ‘35 de 1888, por lacual se co'rnpilan‘, reform-an y aclaran disposiciones sobre
regimen politico y municipa ”, Ga’cem de Cundinamarca, No. 172, agosto 20, 1888. Articulo 40.
LOS ANos DEL CAMBIO 409
27 Ibz’dem. Artfculo 4 l. .
28 Jorge Vélez, “-Mensaje presentado por el gobernador del Distrito Capital a la Municipalidad de
Bogota”, Regisrm Municipal, N0. 976, julio l, 1909. En algunos de sus apartes dice lo siguiente:
“Tengo especial complacencia en manifestaros que secundando los nobles y patriéticos propési—
tos del Jefe del Estado, tuve alguna colaboracion corno miembro de la Asamblea Nacional en la
discusién de la Ley la. de 1908, que dispuso en su artfculo 15 facultar a1 Poder Ejecutivo para
restablecer el distinguido Concejo Municipal de Bogota cuando lo creyese conveniente, y el
Gobierno tuvo a bien delegarme esa facultad, en uso de la cual dicté e1 Decreto 106 de 6 de los
corrientes, por el cual constituf el Concejo que hoy comienza a funcionar. La Ley 17 de 1905
erigié en Distrito Capital e1 Municipio de Bogota y autorizc’) al Poder Ejecutivo para reglamentar
» por decretosTue tienen fuerza legal todo lo concerniente arentas, contribuciones, ‘policfa y en
general todo lo que correspondi’a a la ciudad de Bogota, como municipio y como anti gua capital
del extinguido Hepartamento de Cundinamarca. En uso de esas autorizaciones el Poder Ejecutivo
dictc’) posteriorfnente (25 de mayo de 1905) el Decreto nfimero 5, por el cual se organizc’) e1 Distriw.
to Capital y se creé por el articulo 7o. un Concejo Administrativo compuesto de cinco miernbros
principales y. cinco suplentes, que principié a funcionar el 25 de junio siguiente y que ejercié,
ademas de las atribuciones que tenfa 1a Municipalidad de Bogota, las que le sefialé en algunos 1
casos el‘ Gobierno Nacional de confo ’ idad con la expresada Ley l7”. -
410 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Colom—
29 Alfredo Ir—iarte, Breve Izistoria de Bogota, Bogota, Ed. Ovaja Negra, Fundacién Misién
'bia’, 1988,.p. 148. ' . ' ‘
Alcalda, 1885”,
30 Para un recuento de su administracién ver, entre otros documentos,’ “Informe del
Re»
‘ ‘ Registro Municipal, No. 261, naviembre ‘30, .1885; “Informe del Alcalde de Bogota, 1890",
El Orden, No.
gistm Municipal, N0. 489 y Nq. 493, enero de 1891; “Informe del Alcalda, 1890”,
228, enerc 31, 1891; “Inforrne del Alcalda de Bogota a1 Prefacto General de Policia, 1891”,
anual],
Registro Municipal, enero 11, 1892; “El Alcalda de Bogota [comentario‘s a su- informe
1893”, El Telegra—
1892”, El Telegrama, No. 1858, anaro 7, 1893; “Informe dal Alcalda Bogota,
[al Prefecto
ma, No. 2156, enero 4, 1894; “lnforme dal sefior Alcalda dal Municipio de'Bogota
arca, No. 635, Bogota, julio 11, 1894; “Mensajei
General de Policia], 1894”, Gaceta de Cundinam
Registro Municipa l, No. 686,'ju1i9 11, 1895; “Informe ~
dal Alcalda a1 Concajo Municipal, 1895”,
Policia], 1894”, Registro Municipa l, No. 669, enero 20,’
dal sefior Alcalda [a1 Prefecto General de
18, 1895; “lnforme
1895; “Mensaje [del Alcalda], 1895”, Registro Municipal, No. 698, octubre
Fondo Ministe-
dal Alcalda, 1898”, Registro Manicipal, No. 798, julio da 1898. Asim‘ismo , an al
en los tomos correspon-
rio da Gobiemo, Seccién Repfiblica, dal Archive General de la Nacién,
su alcaldia, sa encuentr a abundan te informac ién sobre la administracién da
diantas a los afios de
ién, da la celebra-
Higinio Cualla; en particular 10 referenta a‘la aficina de vacunacién y organizac
' '
cién de la fiesta patria (20 de julio).
\
LOS ANOS DEL CAMBIO . ' < 41-]
.31 Cupertino Sal'gado, Directorio General de Bogota, Afio‘ IV, Bogota, s.i., 1893, pp. 769-848. Los
miembros principales del Concejo Municipal en este afio eran: Cenén Aguirre (comerciante, p.
785), Abraham Aparicio (rnédico, p. 829; propietario de una botica,‘ p. 783), Ignacio B. Caicedo
(comerciarfte, p. 787), 1036 Camacho (comerciante, p. 788), José Ignacio de Castro, Enrique de
Narvaez, Gabriel Garzén, Isidoro Laverde Amaya (director (16 revista literaria), VicentelRestrepo,
Luis Rubio (abogado, p. 772; propietario de agencia judicial, p. 775), Juan de la Cruz Santamaria
(médico, p. 830), Pedro SilVa Otero’ (comerciante, p. 798), José E. Ucrés. La lista de co'ncejeros .
'se encuentra en la pfigina 808. ' ' i
32 Ignacio Bdrda y Jose M. Lombana, 1887. Gran Almanaque, Bogota, Imp. de Ignacio Borda,
' . 1887, pp; 59,65, 67-68; Salgado, Directorio, 1893, pp. 769-848.. ‘ < -
412 GERMAN RODRIGO MEJIA PAVONY
33 JUNTA DEASEO YORNATOZ secretario, Prospero Pereira Gamba (abogado). JUNTA DE COMERCIO: teso~
rero, Eudoro Pedroza (comerciante); miernbros principales: Diego Madero (joyero), Camilo A.
Carrizosa (secretario Compafil’a Colombiana de Teléfonos), Emilio Fergusson (comerciante).
Bernardo Vega (comerciante). JUNTA GENERAL DE BENEFICENCIA: presidente, Bernardo Medina (mé- I
dico); rniernbros principales: Jose Maria Vargas (hacendado), Francisco Ortega (comerciante).
JUNTA PROTECTORA DE MENDIGOS: presidente, Manuel Samper (comerciante); secretario, D.M. A.
Londofio (comerciante?); tesorero, Aurelio Uribe (comerciante). SOCIEDAD DE SAN VICENTEDEPA UL:
tesorero, Miguel Restrepo (comerciante); secretario, Agustin Gutierrez (comerciante); seccion
limosnera, Adolfo de Francisco (comerciante); seccion mendicante, Julio Silva (comerciante).
SOCIEDAD FILANTROPICA: vicepresidente, Jose Leocadio Camacho (comerciante?); secretario,
Algfredo Plata (comerciante). SOCIEDAD DE HIJOS DE LA SANTiSIMA TRINIDAD: vicepresidente, Maxi“-
mo‘A. Nieto (comerciante).soC1EDAD PROTECTORA DE NINDS DESAMPARADOS: director, Octavio Sayer
(duefio fabrica cle cerveza); miembros principales: Pedro Cortéz H. (comerciante), Carlos Tanco
(Gerente Cornp’afiia COIOmbiana cle Teléfonos). ‘ '
Los' ANos DEL [CAMBIO ‘ 413'
Dos factores vtomaron afin mas diffcil que Gambiara la apreciacion de los
habitantes sobre el espacio pfiblico capitalino. De una parte, los pocos luga— ‘
res que constlltuyeron el foco dela Vida en comfm durante los siglos colo-
niales, fueron‘ transforrrlados en su uso de plazas a Sparques. De otra parte, e1,
‘ caracter que tuvo Bogota como capital de la Repfi-blica hizo que las autori~
dades locales tendieran a privilegiar este aspecto sobre cualquier- otra con—
sideraclon; La ciudad deb1’a ser e] cen‘tro simbollco de la Nacion y en sus
edificios, calles y monumentos, se debfan leer los grandes hechos constitu~
tivos de la patria. A pesar __de la resistencia de los habitantes, muchos de los
elementos y tradiciones urbanas fueron destruidos o cambiados con el fin
de otorgarle dicha funcion a la ciudad. [JCémo hacer comfin y colectivo lo
que en realidad correspondfa a una espacializaclon impuesta por y en bene~
ficio de la institucionalidad de una elite republicana? -
La transformacion de las plazas en' parques fue examinada en la Tercera _‘
Lectura, a como tambien los paseos pfiblicos que existfan a'comienzos
del sigloCXIXy ‘los que fueron agregados en las décadas siguientes. .Los
esfuerzos por construir parques de recreo fueron. pocos y tardfos, como lo
.expllcamos ya con relacion a1 parque del Centenario 0 al de la Independen-
cia. En conjunto, lo importante de anotar ahora es que aunque e1 ingreso a
estOs lugares‘ era abierto a todos los habitantes, el uso real de los parqlles y
paseos quedo res'tringiclo a los sectores capitalinosque losconstruyeron: 1a
. elite republicana de la primera mitad del siglo XIX y la burguesa de los
filtlimos decenios de~ dicha centuria. ' . - a
. No era propi'o de todos los habitantes salir a caminar los domingos por
alguna de las Alamedas, o disfrutar de una animada Conversaelén en. el
.altozano de la Catedral euando la tarde comenzaba a caer sobre la ciudad.
Mucho memos lo era sentarse a reposar en uno d’e los parques mientras sev
contemplabanlos jardines y las fuentes' guardadas por elaboradas rejas de
hierro. Estos lugaes fueronVsitios pfiblicos, no hay duda; pero su disefio y
uso correspondia a los gustos y practicas de solo una parte de los habitana
tes. La mayon’a, aquélla que constitufa e1 comfin de la cluclad, perdiola
plaza como pu’nto de relacion y 3610 encontro en las'pulperias y otros luga—
res similares sunluga‘r'jmblico por excelencia. . __ ' y * ~
Comenta-uno de los visitantes extranjel‘os, que “es muy frecuente, por
las no‘ches, oir, en los sitios de los suburbios donde el pueblo se- refine, .
bambucos en coro,‘ cantados con voces toscas, pero con acento de tristeza
que hace sofiar”34. Otro testigo de las costumbres bogotanas escribio que “a
Pues bien, el corredor [de la casa] da una vuelta y me situc’) de pronto en una
tienda, detras del mostrador, al frente de un buen nfimero de parroquianos...
La noche estaba fr1’a y hfimeda, e1 pequefio espacio frente a1 mostrador esta-
ba repleto de gente y uno de los clientes torturaba las cuerdas de ese aborto
,de guitarra que es- el tiple. En un espacio mint’lsculo logrado a costa del
mayor apifiamiento de los parroquianos, bailaba una pareja melancolica. La
mayorl’a de los clientes conversaba pasando de boca en boca las totumas
llenas del liquido turbio [chicha]. Otros se abrl’an paso hasta el mostrador
para comprar un cuartillo de pan, chocolate, manteca o lefia, y de fiapa les
daban un sorbo de chicha que sacaban de la tinaj a, siempre destapada detras
del mostrador. La mas vieja y voluminosa de las sirvientas... era‘el genio
que presidl’a este bar atestado de hombres y mujeres3".
. La caile era el otro lugar pfibfiico para la mayoria de los bogotanos. Las
pequefias Viviendas 0 las estrechas tiendas ‘de habitacion no eran‘ lugares '
' propicios para permanecer en ellas por largos periodOs. Viviendo en estas
corrdiciones, como lo anota uno de los ViaJEeros, e1 habitante “qué puede
-hacer, a dohde puede ir? Porque hi en suefios existe rringuna clase de como-
didad modema, ni siquiera alcantarillado. Fuera de sus dos 'cuarticos ape—
has tiene libertad para ir a las Calles, a los 'lotes vac1’os y a la orilla de los-
rios. No, ‘culpemos entonces a Ea pobre mujer acuclfllada a1 bOrde del rio;
hace todo lo que puede para .guardar'el deCOro; y el fastidio que se siehte
viendo todala porqueria err las calles de una .ciudad que tiene‘3 14 afios. .‘.”37.
Ademas, a no ser que tuvieran sus talleres adjuntos a1 lugar de habitaa‘
cion, los diferentes oficios en que s'e ocupabari tanto las mujeres como los
hombres y ios nifios de eStos sectores sociales, obligabari a su permanencia 1
en las.ca11es por largos periodos de tiempo. La situacion normal en la ciu-
dad, durame las horas dramas, era entonces la ‘de una gran camidad de gen—
te estacionada o recorriendo las‘diferentes vias ca‘pitali‘nas, en particular
aquéllas ubrcadas err su zona central. Asimismo, a e‘sta Situacion contribuia -
Cuando ustcd ve‘ dos hombres frente a frente en medio de la 'calle, ambos
gesticulando con “susombrero en. lamano e insistiendo en darle a1 otro el
paso por el estrecho andén, usted entiende sin dudarlo que ambos se sienten
seguros de su posicion social. Pero si sucede que usted se encuentra con el
cocinero do so vecino, 0 con el carnicero, o algfin parvenu (sic) que no ha '
aprendido todavfa a imitar las maneras de un caballero, la mejor cosa que
puede usted hacer es bajarse’ lentamente del andén y ‘dejar a1 soberano,
pasar’ l“. n ‘ ‘ l E ' ' '
. 7 Si bien escierto que las calles fueron e1 lugar’pfiblico mas oomfin para la
"mayoria de los oapitalino's, y quel'en ellas los nombres y los recuerdos lOS
'a'taban a los usos de la tradioion,_Eas élites republicana y burgflesa impusie- —
ron nn ordenen el que las referencias espaciales y los Eritos'urb'anos fueron _
perdiendo sus Viejos significados. En Sn animo inicial de h‘acerde la ciudad
.un pEano de la Patria y, posteriorrnente, de simplificarla nbicacion de cnal—
quier sitio mediante probedimientos exactos, las autoridades- Gambiaron c011
las costumbres populares; Ala-mayor parte de las calles no tiene Hombre rri
‘ las gerrtes ham podido aprender e1'que se 1es ha dado... Es de necesidad
armonizar en un siSIema‘légico y racional 1a nOmenc1amra para dar a cono~
cer 1a ubicuidad del 10C‘a1 que quiere designarse en 1a Ciudad...”47. Este sis~
tema, logico y raciona1, fue el que se impiarrto, variarrdo en algo e1 modelo
ap1icado en New York. De esta mane‘ra, para citar un solo caso, 1a amigua
calle colonial de las Bej ares, que se habia convertido en 1849 err 1a Carrera
de Baririas, ca11e 1a., quedaba ahora, err 1876, localizada como Calle 1 1 a1
Norte“. . . '
Poco éxito mvo esta terceranomenclamra, lo que 11ev6 a que una cuarta
y definitiva se impusiera en 1a ciudad. En efecto, por el Acuerdo No. 16 de
-1886.se dispUso que “desde el lo. de Agosto del presente afio no regira otra
nomenclatura de 1as carreras y cailes de 1a Ciudad, ni'otra numeracion de 1as
puertas y casas, de las .tiendas y-.de ‘los solares ubicados err e11a, que la
mandada observar por el presente aouerdo”49. Este auevo sistema, que bus»-
caba una mayor 'légica y rat-ionalidad, corrigié 10$ .errores del anterior y
aplico en forma adecuada a Bogota e1 modelo de New York: 1as ca11es,
corriendo 'de oriente a occidente, numeradas en forma suceSiva de sur a‘
. norte dede-los ,eXtriamuros de Las Cmces hastazSyan Diego, y las carreras
cruzando 1a ,Ciudad de"-sur ‘a‘norte, numeradas en una serie 'consecutiVa de
oriente a occidente que comenzaba en las cercam’as de la iglesia de Egipto
' y terminaba err 103 .eXtremos de San Victorino. De esta manera, por ejem»
plo, e1 aritiguo chorro de Santo Domingo, que en épocas colOrriales se en-'
comraba en la calle deyLmismo nombre, paso a estar ubicado en 1849 en la .
Carrera ,de Santa Marta, Calle‘ 1a.; en, 1876, sobre la Calle 3a. a1 None; y,
finalmente, desde 1886, en la calle 1’3 entre Carreras 7a. y 82150. * i
' Si 103 cambios en la nomenclatura:Contribuyeron a transformar 'e1' plano'
mema1 ‘que de1 espacio arbafifoEtehfafi‘illos‘teapitalinos, implantando final—
mehté-una raciOrl'alidad Epositiy'ia,-?propiaT‘plaifa'e'li‘b'uen arreg1o del. catagfro
,pero totalmente ajena alas tradiciones y usos de los habitarates, otros acon— ‘
tecimientos contribuyeron igualmente a debilitar las ataduras. psicologicas
de los h‘Ombres a los lugares coloniales. La destruccion de hitos urbanos fue
27,
47 ' “Hechos diversos. Nomenclatura de calles y cartel-as”; Diario de Cundihamarca, diciembre
' ' i 1.. i ‘
. 1875.
p. 206“, . , . , - - .
48 Moisés de La Rosa,- Calles de Santafé,
1886', some nomencla tura deg vias pfiblicas 'y numeraci on 'de puertas en
49 “Acuerdo No. 16 de
Bogota”, Municipalidad de Bogota, Acuerdos 1860 a 1886-,‘pp. 734-735. ‘ - ..
50 Moisés de La Rosa, Calles de Sdritcifé, p. 133. ' ‘
LOS ANOS DEL CAMBIO E 419
una do talos modidas, lo cual ocurrio, por ojomplo, conla iglosia dol
Humilladoro o ol moncionado Arco ontro San Francisco y La Torcora. El
mismo ofocto tuvo ol Cambio do nombro y uso a viojas odificacionos, como
la dol convonto do-Santo Domingo, quo paso a donominarso Palacio Nacio—
nal y fuo ocupado por oficinas dol gobiomo central. La subdivision do las
' viojas parroquias fortalocic’) la transformacion do la nomonclatura con la
implantacion do otros nombros a las zonas dondo so vivfa‘. En fin, ol trasla-
do dol morcado amplio y acogodor do la Plaza Mayor a las linoalos y frias
galorl’as do la plaza do La Concepcion, onajonc’) a la mayorl’a do la poblacion
- uno do 108 pocos sitios’ do oncuon‘tro masivo a guo daba lugar la Vida coti-
diana on la ciudad. ' . - _
. V'La'casi totalidad do 103 bogotanos filo cambiando'asimuchos do 103 Vin—
,cUlOs qlio antor—iormonto ataban sus montos al ospacio urbano colonial. Sin ,
embargo, las transformacionos quo so ostaban oporando no so oncaminaban
a fortalocor un sontido coloctivo do la Vida on comfin sino quo, por ol con-
_trario, profundizaban alin masol dosdén por los asuntos pfibli‘cOs. En osto
sontido, todos aquollos quo posol’an una Vivionda con algo mas do uno o dos
cuartos, Consorvaron con colo la idoa do quo olla ora ol lugar adocuado para
llovar nna buona Vida. Lo's ospacios intorioios, on contrasto con las callos o
..l_os- parq'uos 'y- pasoos,'fuoron ol lugar proforido do quionos on la ciu‘dad t3“,
.nian accoso .y‘los modios paraconvortirlos on sus casti‘llbs. ‘ " ' r. . . -
. Las cronicas y los oscritos costumbristas docimononicos sobro‘Bogota,
coincidon‘on sofialar quo aunquo oxistioron tros formas distintas-doifadocuar .
o1 interior do las Viviondas capitalinas, nunca cambio la proforonCiia por los
ospacios intorioros quo manifostaron aquollos habitantos con capacidad para
posoor una casa. 1036’: Maria Vorgara y Vorgara, on luno do sus oscritos .
costumbristas mas importantos, El lénguaje de las cams“, doscribio con
cuidado las diforoncias 'quo oncontraba ontro la casa santaforofia, la do San—
tafé do Bogota, y la bogotana. La primora hacia roforoncia a la Vivionda
colonial; la, sogunda, a los cambios introducidos on talos habitacionos du—
ranto las primoras décadas do la Vida ropublicana; y la_ torcora, o la casa
bogotana, rocogia no sin critica las modas'quo do tono burgués comonzaron
.a aparocor duranto los afios .1860 y la roduccion quo on'los ospacios. intorio-
.ros so comonzaban a obsorvar on la ciudad. En Locturas antorioros, nos
homos roforido a las fachadas do las Viviondas y las diforontos clasos do
habitacion quo surgioron on Bogota duranto o1 siglo XIX. Ahora, siguiondo
.51 José Maria Vorgara y Vorgara, “El Longuajo do las casas”, on Las tres rams y otros cuadms de
' costumbres, Bogorcf, Ed. Minerva, s.f.,'pp. 145-161.
420 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
encontraba“el cuarto llamado del estrado, [el que] esta colgado de toscas '
‘pero vi’st‘osas telasde lana, con paisajes y dibujos; las ventanas, lo mismo
que las puertas, estan ornamentadas con cuadros de madera tallada’y dora—_
da. En todos los demas cuartos se ven adornos y muebles por el estilo:
escritorio de Carey, urnas del Nifio Dios, mesas y mesitas de cedro, camas—
de pabellon, etc., etc.”. Como los abuelos de los‘ duefios de esta propiedad
“vivieron en'tiempos de Vasquez y fueron grandes admiradores de este
artista, se fueron acumulando sus cuadros en la casa,'y hoy ,se pudiera sacar
phasta unos veinte de primer orden sin contar con los que quedarl’an hacien—
, do milagros en'la casa, a causa de representar santos de especial valimiento
cerca de Dios, segfin la c'reencia de la devota familia”. , V
Termina Vergara y Vergara‘su descripCion de la casa— santafe‘refia anotan-
do que “el lector habra extrafiado e1 silencio profundo que hay en la casa
que hemos recorrido. No se oye hablar a nadie, no hemos visto a ninguna
persona. LTiene curiosidad de conocer alas personas que la habitan? Pues,
por la descripcion de la casa puede asignarles fisonomia, edad, costumbres,
vestidos, etc.‘, etc. Y .Viva seguro de que no se equivocara ni en nn cinco por
ciento”. . a _ . ' , '
' La casa de Santafé de Bogota, o aquella propia de. las décadas que si-
guieron al'establecimiento del regimen republicano en 1819, es descrita por
Vergara y Vergara como propiedad de las hijas empobrecidas de un procer
de la independencia. Esra era una casa baja ubicada en el barrio de La Care-
dral, y‘ que a1 hacer esquina tenfa 1a ventaj a de recibirluz por los dos lados
de' su fachada. “Por e1 zaguan enladrillado se en'traba a un corredor angOSto
que ‘rodeaba el primer patio”, el que se apifiaban desorden'adamente clave- -
les, rosas de Jericé y de 121 China, jazmines, un naranjo, dos manzanos, dos
ciruelos espafioles, clavellinas, cinamomos y doncenones, ademasde las
matas de linaza, trinitaria, albahaca y mejorana. En torno al patio, separa-
. dos por el corredor, se organizaban los cuartos principales. _ . '
Ala derecha “esta la sala con canapés forrados en zaraza; mesas de pino
barnizadas, recargadas con monos de porcelana, juguetitos de nifios, pe-
quefios espejos de caj on, llamados tocadores, y artefactos curiosos produci—
dos por los indios loceros de Moniquira, Raquira yTimana. Cuatro cuadros
con marcos'de cristal,'con'pinturas en lata, representando a San Francisco
Javier, San Francisco de Paula, San Francisco de Borja y San Francisco de
Agl’s, adornaban dos delos lados de la Sala; y en los otros dos lados hay
cuatro comucopias cuyos marcos igualan a los de los santos. Sobre una
repisa de nOgal hay un reloj ingles, de cuco... En medio de las dos ventanas
.se ve un retrato a1 oleo, que representa un gallardo joven de trein'ta y cinco
422 GERMAN RODRIGO MEJlA PAVONY
afios, con casaca azul... Este es el retrato [del padre de las propietarias de la
casa], fusilado por los espafioles en 18l8, por liaber dado su fortuna a la
patria, En el suelo liay sobre la estera indigena, esteras de Cliingalé y tape-
tes quitefios con su letrero circular acostumbrado: Viva la patria, viva la
religion (sic). En algunos mas explicitos se lei’a también: Viva Bolivar. Dos
sonoras guitarras sevillanas acusandoque se hacia de ell-as un uso frecuen~
te, porque estaban templadas, yacr’an sobre los brazos de los canapés”.
Al lado de la sala, con puerta a1 corredor, se ubicaba el dormitorio de las
propietarias. Le seguia en orden, el cuarto de costura, “con sillas de vaque—
ta, bajas y de asiento semicircular; mesas enchapadas en carey y marfil, y
cajas de costura pastu’sas con chapas y llaves de plata. Las paredes estaban
cubiertas de imagenes de santos, entre las que lucian dos miniaturas entre
marquitos negros”. Estas miniaturas representaban a los padres de las due-
- fias, elaborados como regalo de bodas. A1 frente del cuarto de costura, so-
bre la baranda del corredor, se encontraba colocada una jaula hecha de
cafiabrava, la que guardaba toclies y mirlas blancas. En las paredes del co—
rredor que rodeaba el patio “habian laminas en vidrio con marco dorado,
que representaban varios pasajes clasicos, y al pie letreros dorados tales
como estos: Sacrifice de Régulo. Coriolano cede a las oraciones de su madre
- y Roma es salvada. Monte de Atala y despecho de Chactas...”. , ‘
El comedor quedaba a1 frente de la puerta que daba a la calle. En él, “una
grande y lustrosamesa de nogal rodeada de sillas de .brazos, ocupa la mitad
del apesento...’Allftambién' hay laminas: unos grabados franceses clavados
- con tachuelas, que representan lo que constituyo la delicia de nuestros pa—
dres, 1a tiema historia de Telémaco”. A un lado del comedor se encontraba
e1 oratorio, lugar en el que un cuadro de la Virgen, pintado por Vasquez .
ocupaba e1 lugar central, rodeado de-dos laminas francesas de Santa Ana y
San Joaquin; asimismo , a un lado del oratorio yacia desarmado un pesebre,
» cornpuesto “de la Virgen, San Jose, el nifio, e1 'buey,la mula, los tres reyes , I
magos, los pastores y una comparsa innumerable de Caballitos, mulas, bu-
rros, paj aros, aeop‘io"’inmenso de llama para hacer r0cas; pedazos de vidrio
para figurarlagunas,papel blanco para Simular cascadas; idem dorado-“para .
fabricar ers‘trellasliidern azul para fingir cielo y horizontes; marmajas para
hacer camellones; cascaras de huevo para hacer piedras ‘del camino;'casitas
de madera, etc.”. - ' - '
A1 fondo, luego de pasar el primer patio, el interior de la casa estaba
compuesto por la cocina, 1a despensa, e1 cuarto de las criadas, e1 cuarto de
ropas y el de aplanchar, todos rodeandou-un patio empedrado. Aun mas al'
fondo, se encontraban el- corral de gallinas y un huerto sembrado de papas.
' LOS ANos DEL CAMBIO 423
mos: el uno tiene el retrato del principe de Gales y el .otro el del prfncipe
imperial...”. ' - .
Las dimensiones _de la sala en una casa bogotana hacfan exclamar al
costumbrista que “las ventanas y puertas estan abiertas a la moda actual: si
. los aposentos tienen de largo seis varas, los techos tienen de alto treinta y
seis. Parece que la-formula arquitectonica 'que nos dejo Reed para saber la
altura fue esta: multiplicar el largo par sz’mismo”. So‘bre una'de las mesitas
de la sala se hallaba colocado un album, “pero no el album rococo, de Ver—
sos y mas versos, moda sumamente pasada, sino el album actual: retratos y
mas retratos; pero que retratos! Abramoslo... Alejandro Dumasl Siguen
Eugenio Pelletan, el Cardenal Caraffa, el General Rebus, Victor Hugo... El
retrato de Matilde [la sefiora de la casa], de cuerpo entero, de medio lado,
con gran crinOlina de gran cola... ExCusado es decir que todaslas ,amigas de
Matilde 1e habian mandado los retratos de sus hijitOs... LPor que en vez del
retrato de Bolivar, de Narifio, de Zea, de Caldas... se tienen los de las nota-
bilidades eurOpeas, y 'aun de los que no son tan notabilidades?”.
E1 ultimo cuarto en esta primera seccion de la casa era e1 dormitorio de la
sefiora. En éste “una cama de sepulcro, con cortinas de pabellon, campa en '
la mitad de la angosta alcoba; mesa de noclie y t0cador, todo barnizado;
ropero lleno de crinolinas forman e1 resto del mobiliario de aquella pieza en
que la endemia esta escondida tras de los infinitos perfumes de tocador”.
Ademas, en la recamara se encontraban todos los elementos de costura, los
que en las casas mayores encontraban lugar en un cuarto separado. Final-
mente, con ventana a1 minusculo patio, se encontraba el' comedor.
Un segundo patio ocupaba e1 resto de la casa. En este “hay una- pequefia
despensita con estantes rn‘agnifiCos para guardar entre cajones de pino con
tiraderas de cristal algunos terrones de azficar, unas papas vergonzantes,
pan francés, botellas de Vino 'y abundante vajilla de blanca porcelana. En el
cuarto de criadas, empapelado como el resto de la casa, hay carna de corni-
sa para la mercenaria sirvienta que entro ayer y se ira mafiana. Tras e1 cuar—
to de criados hay una cocina empapelada, un fogon de reverbero y maquini—
ta para moler cafe. Y se acabo la‘casa”. '
'
.
a
1
LOS ANOS DEL CAMBIO 425
ILUSTRACION 18 ~ ~ . _
Patio interior en la casa de la Fundacion Gilberto Alzate Avendafio.
. Tornado de Cémai‘a 'de Comercio de Bogoté. Bogota.
Estractura y princ‘ipalies servicios pdblicos, Bogota, Litograffa ARCO, 1978.
52 Ver, por ejerhplo, Camacho Roldan, Memories, p. 123;'Zhan, Up the Orinoco and down the
Magdalena, p. 288; Petre, The Republic of Colombia, p. 130; Patifio, Guz’a prdctica de la Capital,
1902, p. 121;‘-Scruggs, The Colombian and Venezuelan Republics, pp. 67; Rothlisberger, El Do;
rado, p. 94. .
i 426 . GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
For ejernpto. hacia 1897. nno de ios Viajeros anoto en sns croniCas que
“esta mafiana he .almorzad‘o en nn .amhiente dc lnjo completamente
parisiense. en casa de nno de los miemhros mas ricos y de personalidad mas
acnsada del partido 1iheral...”53. Y otro visitante, cnatro Enstros antes que eE
anterior, dejo escrito en sns notas e1 siguiente'cornentarfio; '
' 6O Varios. El Hombre de Bien. Preceptos de moral privada,‘ economz’a dome’stica, pensamiehms
’ morales sobre el trabajo, ‘educacigfn fiisica y moral de la infanCia, Profesores de Arres y Oficios.
Coleccién extractada de varios Ezumres, y ,dedicada a [as Artesanos, Bogota, Imp. de Cualla,
1841‘, pp. 15-16.} - ’ ‘ ' ‘ ' '
LOS ANOS DEL CAMBIO 429
Los que mantuvieron las casas, esto- es, el-principio del orden urbano
capitalino,‘ operaron en su interior e1 transito a los espacios privados de la
sociedad burguesa.‘ Ademas, e1 manejo de los principales servicios publicos
y las instituciones- de gobierno municipal quedaron' en sus manos,‘ adecuando
el utillaje y los lugares a su imagen y neeesidades, sin remordimiento por
aqUello que derrufan o cambiaban bajo los principios positivos de la logica
racional. El desarraigo de los demas, ‘parias en la ciudad, debl’a ser controla—
do: para ello se modemizé la policia. ’ ‘ '
EL EQUIPAMIENTO URBANO
61 ._ Pefia, Informe del Rama de Aguas, pp. 12—16. Ver, asimismo, Julian Vargas y Fabio Zambrano,
“Santafé y Bogota: eyolucion historica y servicios pfiblicos. 1600-1957”, en Foro Nacional, Bo—
gotd 450 afios. Retosy realidades, Bogota, Foro, IFEA, 1988, pp. 33-35.
62 Mollien, Vzaje por’laRepLiblicq de Colombia en 1823, p. 188. Con relaCién a los problemas del
- alumbradopfiblico, que a pesar de las mejoras realizadas seguia siendo deficiente, en un articul‘o
de prensa publicado en 1896 alguien se quejaba de que “hemos vuelto o al menos muy poco nos
falta para volver, a los antiguos farolitos de Santafé, en que era necesario a cada uno salir por la
noche c011 ‘su farolito, para poder correr sin riesgo las oscuras calles .de la ciudad...’f. “Farolitos”,
La Mujer, No. 21, febrero 1, 1896. ,Ver, asimismo , “Alumbrado”, La Abeja, No. 1, marzo 25,
1883; Vargas y Zamb‘rano, “Santafé y Bogota”, pp. 54-56. , ‘ . . . ,
63 'Varios. Colombia. Relacién Geogrcz’fica. 1822, Bogota-Baum de La Repfiblica,‘ 1979, p'. 161. .
. LOS ANOS DEL CAMBIO 43]
64 ' Cartas escritas désde Colombia durante un viaje de Caracas a Bogota y desde alll’a Santa Marta ~
- en 1823, Bogota, Banco de La Repfiblica, s.f.,» p. 95.
65 Gosselman, Viaje pon Colombia, 1825-1826, p. 274.
66 Steuart, Narracién de una expediCida, 1 836-3 7, p. 134.
67 “El“pi'ogreso en Bogota", La Mujer, No. 40, abril l‘ l, 1896.
432 GERMAN RODRIGO MEJI‘A PAVONY
comenta Le Moyne, cuando cafa la noche sobre la ciudad, “la Vida de Bo—
gota desaparecfa de las calles para el resto del dia ya que no habi’a en la
ciudad ni un cafe ni un restaurante, .ni establecimiento de recreo o. pasa—
tiempo que pudiera atraer a la gente fuera de sus oasas co-mo en las grandes
ciudades de Europa; pero en mucnas casas habia reuniones de familia y de
amigos, que se caracterizaban por su absoluta senci11ez; mientras la gente
joven, a 1a1uz de una o dos velas, improvisaba a1g1’1n baile con acompafia—
miento de guitarra o arpa, las personas de edad, hombres y mujeres char1a«
ban y filmaban o jugaban a 1as cartas, juegos de azar en que los aficionados
arriesgaban a veces sumas enormes”68. * ’
En cuanto a personas especializadas en la atencion de la salud y en1a ‘de
los asuntos legales, una guia de forasteros para 1838 sefialo la presencia en
la ciudad de 102 abogados, 27 médicos y .5 farmaceutasfig. Las guias 3610 se
detendran a sefialar los estab1ecimientos de comercio, manufactura, arte—
sanfa, y otros negocios diversos, a partir de'los afios finales de la década de
1850. En estos primeros afios, 1a presencia en la ciudad de las actividades
profesionales era incipiente, y los comerciantes atravesaban por la aguda
crisis economica que habia creado en el pais 1a larga guerra de independen- . .
cia. Con pocas excepciones, 1a artesania estaba dedicada a suplir 1a deman—
da de elementos o actividades basicas para la Vida cotidiana. '
Con relacion a las fabricas, en los afios iniciales de la decada de 1820
3610 1a de polvora, que incluia una arrneria y la .maestranza, dedicada a,
surtir algunos de los elementos necesarios para el ejército libertador, era 1a
' finicaexistente en la capital“). Durante los afios 1830 faeron establecidas en
Bogota fabricas de 102a, papel,'crista1es, tejidos, y se mantenfa en produc—
' cion la de polvora“. La fabrica de loza fue creada por ing1eses en sOci’edad
con un granadino y crecfa ante 'la gran demanda de sus productos; la de
cristales, que contrato a an gru'po de trabaj adores franceses, estaba quebra—
da a finales de la década de 1830; lo mismo sucedia con-1a de papel; y la
Hilanderia de Al‘godon, o fabricade tejidos, con utilizacion de fuerza hi- '
drau1ica, prosperaba timidar-nente. En la ciudad existfa una fabrica de pei—
nes y otra de sombreros, en realidad talleres artesanales, pero que supera—
68 Le Moyne, Viajes )7 estancias, pp. 129-«130. Ver asimismo , Holton, La NueVa Granada, pp. 180;
Cané, En Viaje, pp. 180., 183,222; D’Espagnat, Recuerdos'de La Nueva Granada, p': 100; Petre,
The Republic of Colombia, pp. 129, 132; Rothlisberger, El Dorado, pp. 96-97. ‘
69 Almanaque Nacional 0 gm’a de foresteros de Lai‘Nueva Granada para el afio de 1838, Bogota,
- , .'
Q Imp. de Cualla, 1837, pp. 125-129.
' 70 ' Alexander Walker, Colombia, Vol.2, Bogota, .Ban'co de 15 Repfiblica, s.f., p. 452.
LOS ANOS DEL CAMBIO . , , 43,3
77
las 'propiadadas sagfin Holton‘, La Nueva Granada, pp. 209. Sin embargo, astos calculos siguan
' ‘ siando aproximados y bastantaaxagarados. Ci‘fras calCuladas con base a document'o‘s rafarantas a-
l‘a dasamortizaaion; qua 'son {m buan indicador da la cantidad da prepiadadas ‘qua astaban an
manos da la Iglasia, .sa ancuantran an Uriba, La Desamofiizjacién, pp. 784107; V
LOS ANOS DEL CAMBlO . 435
' En sfnrosls, no hay duda do quo Bogota ontro a1 siglo XIX convortida on
oindad. Y on una qno ora contra] para la vida dol pals a posar do las disputas
rogionalos quo _so dosportaron con 1aca1’da do] régimon colonial; El
oquiparnionto urbano qno posol’a, suficionto para su‘s'nocosidados on osa
época, no puodo sor cornparado con ol do una aldoa, asr’ on la montodo los
colomblanos actualosv siga primando la idoa do quo Bogota no ora mas quo
luna aided grande duranto o1 siglo XlX. El utillajo marorial quo Contonfa, las
institucjonos,qu»o alborgaba y a las quo daba lugar ante 1a comploji'dad cro—
pronto do suds; funcionos como mfiltlplo capital, la divorsidad do aotividados
squo; e,so;,roalizaban on: olla, on fin, todo ollo 1a convortiaon, ciudad, Y una
ciudadon quo lo roligioso, quo lo otorgaba su Caraotor, comonzaba a ontrar
_ on conflicto con lo civil. _ _ . _ _ a .' ' _ . .
No podomos-dosfllbir p'aso a paso las transformacionos oporadas sobro
ol oquipamiontomrbano do Bogota a lo largo dolsiglo XIX, ya quo osto .por '
.51’ Solo" darfaslugar— a un libro do gran magnimd. En roalidad, hasta los afios
‘finalos do la década .do l850 no so aprocia .ninguna variacion significativa
.gon oloquipamionto do laurbo, con la salvodad dol probloi-na roligioso‘, quo
habl’a adquirido gran momonto y ostaba onpuortas do la dosamortizacio‘n-
El .doConio siguionto vora o1 oomionzo do una gran actividad sobro la Cin—
' ~dad,.la quo so, mantondra hasta ol final Adol poriodo qu‘o osramos considerann
' do.:- El oxamon dolas .transformacionos oporadas. sobro o1 oquipamionto .lo’
haromos,__o_n 1a modida do lo posiblo, sobro basos, ouantitativas y 3610. para '
las décadas quo corron a partir do 1860. Asimismo, finicarnonto nos" doton- ,
dromos a sofialar aquollos aspoctos quo consideramos osoncialos on ol train--
‘sito dol’ ordonamionto urbano colonialal burgués on Bogota. V
Las ouatro tablasquo so diScutiran on las Siguiontosypaginas rocrogon on
forma comparada 1a informacion o'xistonto sobro‘olv oqfiipamionto urbano
‘para los afios 1866, l881, 1886-87, l‘893-—94,' y 1907.” Talos afios fuoron
solocc‘ion‘ados pOrquopara ollos so oncnontran guias y diroctorios do Bogo-
ta Con los datosgg nocosarios para. construir las tablas. Es ‘importanto advertir
quo los distintos toxtos utiliZados SondiforontoS on su grado do, cubrirnionto .
do los olornontos do] utlllajo o dolas actividados productivas y comorcialos,
aS1’ Como on ol"cuidado -a1 rounir _1a"informacion, areas do la ciudad quo
rosofian, o‘i‘ntorosos do: Sus oditoros. "For e110, las; cifras‘ o 103 olorr’io‘ntos citafi
79 Con relacic’m a1 alumbrado pfiblico y los cambiOs que se operamn en 61 a lo largo de la historia de
Bogota, ver Vargas y Zarnbrano, “Santafé y Bogota”, pp. 54-68.
80 “Acuerdo No. 23 de_1886, por e1 cual se aprueba un contrato sobre provision de aguas a la ciudad
por tuberfa de hierro”. Municipalidad de Bogota, Acuerdos, 1860 a 1886, pp. 750-755. Ver, asi»
mismo , Vargas'ly Zambrano, “Santafé y Bogota”, pp. 32-53. , i
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442 ' GERMAN RODRIGO MEJiA PAVONY
81 _ Con relacion a1 transporte pfibli‘co‘ver, Vargas y Zambrano, “Santafé'y Bogota"; pp. 68-84.
LOS ANOS DEL CAMBIO 443
'85 Vargas y Zambrano, “S-antafé y Bogota”, p". 71.‘ Los datos relatiyos al tranvfa estan tomados as1’ .
. mismo de este articulo. ' l '
86 Vargas y Zambrano, “Santafé y Bogota”, p. 71.. "
LOS ANOS DELCAMBIO 445
87' ‘ Borda y Lombana, 1887. Gran Almanaque, pp. 77~7,8., Iriarte, Brave Historia de Bogota, p. 160.
Ver asimis‘rno, Oscar Salglarriaga, “‘La Iglesia y la Regeneracion, 1880—1900”, Bogota, 1988,
,documento mecanografiado. - 4 ' a ' . V
88 Ver, por ejemplo, e1 'estudiorealizado por Beatriz Castro y Miguel Angel Urrego,‘ “Formas
asistenciales y politica. en Bogota, 1830—1886”, Bogota, 19.90, meca’nografiado.
446 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
-
1866 1881 1886-87 1893-94 1907
De otra parte, las asociaciones con fines de. caridad o asistencia pfiblica
Vivieron un incremento de grandes prOporciones debido a laprogresiva ,
pauperizacion de los sectores populares y alas criticas condiciones de Vida
quese presentaron eh la ciudad a partir de la década de 1870." Como lo
'explicamos anteriormente, e1 papel de la' Iglesia fiie determinante en este
proceso. Los nOmbres de las sociedades son mas que suficientes para acla- ‘
rar e1 origen quetem’an. Es importante resaltar la presencia en Bogota, ha—
cia 1907, de sociedades mutualistas. Estas agrupaciones eran formadas por
trabajadores especializados o por personas de sectores pOpulares qUe se
reum’an en ellas de acuerdo Con intereses o necesidades que les eran comu-
nes. Este filtimo es el caso de la Sociedad de Inqui’linato,‘ mientras que la de
» Tipografos es ejemplo de los primeros. En general,»por medio del ahorro en
comfin, las sociedades 'mutualistas propiciaban a sus miembros educ'acion,
- ayuda para Vivienda, cuidados en caso de enfermedad, proteccion alas viu—
das e hijos en caso de muerte del padre de familia, un entierro'cristi'ano, y-
otros aspectos en que los asociados solo encontraban los vacios generados
por el sistema social y la ausencia del Estado. ‘ ‘ ,
_ Las academias, sociedades cientl’ficas y profesionales, hicieron su apari—
_ci6r1 en la ciudad durante las filtimas décadas de1 siglo XIX. E1 crecimiento
en mimero y variedad fue rapido, como se desprende de la Tabla‘26l. Junto a
la Academia de la Lengua, primera en existir en Bogota, surgieron poco-
después la de Medicina, la de Ingenieros y la de Abogados. La presencia
que tOmabaIi las profesiones liberaleseh la ciudad queda testimoniada por
estasasociaciones, las cuales vigilaban e1 adelanto 'y buen ejerCicio en sus
especialidades, ademas de actuar como organos consultivos del gobiemo
nacional y municipal. En una época en la q1'1e pocos adquirl’an un saber
distinto al'de un oficio, las profesiones liberales y academicas,.como la .
historia o la geografl’a, se erigl’an en dominio de las élites y, para algunos, en
camino hacia ellas. ‘ , .
' La Tabla 27 presenta nUméricamente e1 estado de las profesiones y ofi—
cios en Bogota durante los afios 1866 a 1894. Segi’ln lo advertiamos, los
cambios en las cantidades no Significan crecimiento o disminucion. Las
guias y directorios tienden aincluir en sus listas solo aquellas actividades
que consideraban 'importantes o 103 establecimientos'que presumian mas
destac'adosQ De todas fOrmas, e1 resultado no deja de ser impresionante en
'su variedad, lo que es totalmente contrario a la imagen creada de Bogota
como aldea perdida en lo alto de los Andes colombianos. Asimismo, a pesar
de los defectos en las fuentes, 1a distancia'en magnitud que _se percibe entre
1866 y 1893-7-94 indica un mayor aumento en la diversidad de las profesio~
nes y_ oficios asi como en la cantidad de personas que los ejercr’an;
448 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
_ CONTABILISTAS 30
COSTURERAS 1 _ _ 395
DECORADORES (PINTORES)
DENTISTAS ’ ' 30
DIBUJANTES -. ll
DORADORES ITALLA EN COBR
EBANISTAS ICARPINTEROS 37 1
ENCUADERNADORES 20
ESCULTORES TALLA. FINA
ESTANADORES
ESTATUARIOS EN YESO
» FLORISTAS ’ 25
FOTOGRAFOS .10
FUNDIDQRES, .
FUNDIDORES ‘DE ORQ Y PLATA I
GRABADORES EN METAL’O MADERA ’ 11
GRABADORES EN PIEDRA “
GUARNECEDORES , ' 15 .
HACENDADOS ‘ 186
HOJALATEROS ~ 36
HORTICULTORES . -
HULEROS' ’ ' _ w -
,ILUMINADORES DE FOTOGRAFiAs
IMPRENTAS ‘ . ~ . _13
LOS ANOS DEL CAMBIO 449
TABLA 27 (Continuacién)
wlmhlpfoxq
LATONEROS 8 I
LAVADORAS I 27
LITOGRAFOS 7
MANDADEROS 2
MAQUINISTAS /MECANICOS '30
MODISTAS _ 97
MOLEDORES DE CHOCOLATE ‘11
. MOLINEROS
MUSICOS/PROFESORES DE MUSICA 2 GRUPOS . 8'1 '
_ VORNAMENTADORES
DE ACIDO SULFURICO
l {H
-ll\lll—-l-ll
—'~"5‘ol\‘l'~»l 159!
DE ALPARGATAS ' . -
DE APARATOS HIDRAULICOS
DE BARRILES
DE BAULES
H
DEBOMBAS
legww!
DE BUJIAS 0 VEITAS
_ DE CAL ‘
DE CALZADO 33 importantes
DE CAMISAS - 2
- DE CAPSULAS m
450 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
-
DE CARRUAJES 1 1 1
~1—11l1|[~911109113m1~ll~—~<w©|1I
—l-111—|w©1~R1~1—1w11911w—|
DE CARTONES m— l
DE CERA —-——. 2
DE CERVEZAS . -——— 8
DE CIGARRILLOS m ’3
DE COLCHONES 2
DE CUBIERTAS A ———— A
DE CUERDAS DE ACERO -—»-—,— 2
DE CHOCOLATES ‘ VARIOS 1 con méquina _
DE ESPEJOS — ‘
1wwm111'PAfl
DE FOSFOROS w
DE GALLETAS ———
DE GAS . m
DE INSTRUM ENTOS DE CUERDA 2
DE JAB ON ' 3
DE KEPIS -——-—
DE LADRILLOS . - w
DE-LICORES - ——
DE LOZA VARIOS
DE MOLDURAS CRESPAS ‘ 1 1111””“0119111w
DE OBJETOS DE COBRE . m..—
DE PANOS ' VARIOS
DE PARAGUAS ' .____,
DE PASTAS PARA SOPA VARIOS
DE PIANOS 2
DE POLVORA . * ___..
DE SELLOS DE CAUCHO ——
. DE TEJIDOS . ___..
DE TINTA NEGRA / COLORES -—-~~~--
DE TONELES ,. , v 1 ' m
A
DE ROPA INTERIOR DE HOMBRE , w
DE VIDRIO , .—
DE YESO CALCINADO , ' ——
90 David Sowell, “La Caja de Ahorros de Bogota, 1846—1865: Artisans, credit, development and
savings in early national Colombia”, Hispanic American Historical Review, 73:4 (noviembre,
1993): “La Caja de Aho‘i'ros”, en Eugenio Gutierrez, Historia de Bogorci, Siglo XIX, Tomo 3, Vol.
8, Bogota, Salvat—Villegas Eds., pp. 3134. ‘
454 GERMAN RODRIGO MEJIA PAVONY
AGENCIAS
DE NEGOCIOS
EN GENERAL 42
ANUNCIOS
CAMBIO .
CARRUAJES 11 12
COMISIONISTAS 16 29
LOS ANOSDEL CAMBIO 455
TABLA 28 (Continuacién)
EMPAQUES
FLETES Y
TRANSPORTES
GIROS SOBRE
EXTERIOR
INGENIERiA
JUDICIALES
LIBROS Y
PERIODICOS
MAQUINAS
: METALURGIA
MORTUORIAS
MUSICALES
' PIANOS
PfLDORAs
Y JARABES
PRESTAMISTAS
REMATES
SEGUROS'
SERVICIO -
DOMESTICO
TRASTEO
UTILES DE
ZAPATERfA
VAPORES
ESTABLECIMIENTOS
DE NEGOCIOS
MERCANciAs
EN GRAL.
ALQUILER DE
CABALLOS
ALQUILER
DE MUEBLES
ALQUILER
DE PIANOS
BATAN
BODEGONES
BOTICAS
CAFES Y
RESTAURANTES
CANTINAS
CARBON ’
'CARNE
CALZADO-
EXTRANJERO
CASAS
DE JUEGO
456 GERMAN RODRIGO MEHA PAVONY
TABLA 28 (Continuacién)
CIGARRERiAs
Y LICORES
CLUBES
CORONAS/
FESTONES
CONFITERiAS/
PASTELER.
' ESTERAS
FRUTAS
Y FLORES
HELADERiAs
HIERRO
DESUECIA
HOTELES 22 CON ,
Y FONDAS RESTAURANTES
LECHERiAs 6
LIBRERI’AS
/PAPELERiAS 18'
LIBROS PARA
ALQUILER '
LOZA
Y CRISTALERiA
MADERA
MAQUINAS
DE COSER
MIEL A-L
POR MAYOR
MODAS
PANADERiAS
PAPEL DE
COLGADURA w
PESEBRERAS 7
QUINCALLERiAs 18
SOMBRERERiAs 18
VIDRIO PLANO
VIVANDEROS 77
PASAJES
COMERCIALES BAZAR
VERACRUZ Y
PASAJES
GOMEZ, RIVAS,
HERNANDEZ,
NAVAS, CUERVO
ILUST’RACION 19
Procesién de Corpus Christi frenté a la Catedral.
Tomada de Serrano,~ Eduardo, Historia de la fotografi’a en Colombia'Bogoté,
- .
OP. Graficas, 1983 t
Los hombres son seres de rutinas y éstas son "las que marcan los fitmos
enlos ‘conjuntos urbanos. Tales ritmos son producto (16 Ta repetitividad en
las aCtividadesldi‘arias, semanales, estacionales‘ y anuales que realizan las
personas. Asimismoj;i-tales ritmos obedecen a p'ercepciones del tiempo que
’ LOS ANOS DEL CAMBIO ’ 459
Jimto a los sucesosde la historia universal'y sagrada, ademas de los hitlos '
fimdadores de la nacion, de la ciudady‘de la patria, aparecen elementos de
caracter mitico—religioso como la creacion del mundo, o mitico-historicos
err el caso de la fundacion de Roma. Es sobresaliente que los calendarios de
. la ciudad ser‘ialararr que para 1830 hubieran transcurrido 7029 aflos desde la
creacion del universo! Pero si esto llama la atencion, también es significa-
tiVo que los Computosdel tiempo se hicieran con baseaépocas marcadas ‘
‘91 Jose Ramon Estévez, Calendario para la Reptiblica de Colombia, calculado para el ar'io de 1830
y 20am). de‘la IndependenciaaBogota? Imp. de Cualla, 1829.
LOS ANOS DEL CAMBIO 461
92 Almanaque para La Nueva Granada. Afio de 1847, Bogota: s.i., [1846?], p. 29. .
93 Benedicto Dominguez del Castillo, Almanaque calculado por. 81 Doctor Benedicto Dominguez.
para el afio bisiesm de 1856, Bogota, Imp. de Torres Amaya, [1855?], p. 28.
462 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Sin ociosidad, sin pereza y sin mucho suefio; con trabajar y no perder el
tiempo, se puede atraer y conservar 1a virtud,'adquirir1a riqUeza, ganar cré—
‘ dito; hacer mil obras de caridad, y filtimamente obtener 1a bendicion de Dios
en el Cielo; nada, piles, mas importante para nuestra dicha en esta Vida y
nuestra felicidad en la otra que combatir la ociosidad, desterrar 1a pereza y
ahuyentar e1 demasiado suefio, amar con firmeza e1 trabajo,ly aprovechpr
cOn placer e1 tiempo.—UN JOVEN. ' ' y -V ‘
La buenaventura es hija de la buena diligencia, as1’ no pierdas instante ni
momento. Al diligente acompafia siernpre honra y provecho y 3 veces am~
bas ganancias juntas. JUAN VITRIAN.
, 98 Ibz’dem. pp 57—59.‘
466 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
Ahora bien, no todo debl’a ser trabajo u ora'cion o descanso. Debr’a haber
un tiempo para cada cosa. En diferentes textos publicados en la ciudad se
enfatizaba este aspecto de la Vida diaria. Los excesos, afin en la oracion, no
eran fruto de lavirtud y por ello impedfan e1 buen aprovechamientoadel
tiempo: “Cada cosa en su tiempo, dice un proverbio vulgar 'para ponderar e1
mérito de la oportunidad, y para manifestar que en el orden de nuestras
acciones debe alternar e1 trabajo con el reposo, y el tiempo que dedicamos
a nosotros mismos con el que empleamos en obseqnio de los demasmm.
Emplear bien el tiempo y concebir un t'iempo para! cada cosa se erigl’an
as1’ en fundamentode los ritmos diarios en la Vida de los capitalinos del '
siglo XIX. Las rutinas estaban claramente marcadas tanto para los dl’as de
trabajo, lunes a sabado, como para los de descanso: domingo y fiestas de
guardar. En primer lugar, ‘1as personas se levantaban a1 clarear e1.dfa, pues
' “e1 no madmgar es un vicio que trastorna e1 orden de la naturaleza, que dio'
alos hombres e1 d1’a para el trabajo y la noche para el descansomm. A partir
de este momento, 1a rutina diurna de las mujeres adquirl’a su prOpio ritmo,
diferente a1 que llevaban los hombres, pero confluyendo en los momentos
de 1as comi'das. . p _ _ I. ' , ‘
Luego d‘e.1evantarse,_1as majeres prOcedr’an a1 warreglo personal y se prev;—
paraban por 10 general para asistir a misa’m. La costumbre de ir a la iglesia
temprano en~1as mafianas se debl’a a que las persOnas tenl’an que estar en
ayunas para poder comulgarm. A su regre'so de la ig1esia, _1as sefioras de—y
b1’an vigilar 1a preparaciondel desayuno, momento en e1 que se encontraba
con el marido y que duraba alrededor de media 0 Unahora. Usualmente,
esta primera Comida se realizaba hacia las 7 de la mafiana, luego de la cual
el hombre partl’a para su trabajo y la mujer, en Caso de que no tuviera que
busCar ingresos economicos por tener‘una situacion economica solvente,
continnaba con sus labores de duefia de ,casa. _ , .
Las jomadas diurnas eran ocupadas por las mujeres, cuando no ejercfan
un oficio por fuera de sus ca'sas, en el arreglo y la limpieza de la Vivienda,
ordenar las compras del ma 0 realizar las de la semana, euidar y educar los
102 Dominguez, Almanaque, 1856, pp. 35. En otro de los almanaques se citc’) 1a siguiente 1a maxima:
' “E1 trabajo es necesario para el cuerpo y la religion para e1 alma, sin abandonar aquél por esta, ni ’
olvidarse de esta por aquél. La devocion y el trabajo te haran feliz en esta Vida y en 1a eterna”.
Almaaaque, 1849, p. 62.
103 Almanaque, 1849, p. 60.
104 Todavfa en 1890, um viajero sefialaba en su crénica 1a costumbre rigurosa en la mujer de asistir a
misa temprano en la mafiana. Struggs. The Colombian and Venezuelan Republics, p. 70.
105 Holton, La Nuef‘va‘ Granada, p. 191.
468 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
La ‘mujer que se levanta a1 aclarar el dia, puede emplear sin afan las dos
primeras horas en el arreglo-de su cama, cuarto,_tocador, y aun la casa toda;
otra’ hora en el aseo y adorno personal, y media hora en su desayuno; y ya
, desembarazada de estos indispensables quehaceres, tiene delante de s1’ mas
de ocho horas de cuyo buen uso podra sacar grande utilidad. Sea Cual fuere
' su oficio,_o profesion, le sera ventajosfsimo no emprenderle hasta que haya
puesto orden en su casa, y que su persona esté con .el aseo y la compostura
. que permitan las circunstancias. Entonces da principio a la costura, al dibu-
jo, a la ensefianza de los nifios, a la fabrica de flores o a cualquiera otra
ocupacion. .. '07. ' ’
Luego del desayuno, todo persona que ejerciera una profesién u ofic'io
para ganarse un suStento, s‘e encaminaba hacia su trabajo. For 10 general,
las labores de oficina o comercio en la ciudad se iniciaban hacia las 8 o 9 de
lamafiana, aunque para esashoras ya muchos otros habian emprendido sus
trabajos. Esto explica que las calles se vieran llenas de genre desde las seis '
y media 0 siete de la mafianams. La jornada maturina duraba hasta las 12 m.,
o como maximo hasta Ea una de Ea tarde. Durante Ea 'mafiana se realizaba
una pequefia interrupcion para descansar, la que se acornpafiaba con algo
de comida. Toda la ciudad' sev paralizaba del mediodl’a ~a Eas primeras horas
' dela tarde. Las persOnas regresaban a sus Viviendas, cerraban los portones,
almorzaban y se retiraban a su aposentos adormir la siesta. Luego, hacia las
3 de la tarde retornaban a sus labores y permanecian‘en ellas hasta poco
antes de las 6 pm”. ' '
Muchos hombres aprovechaban las horas del atardecer para salir a dar
* an paseo por el Altozano o realizar algnna tertulia en uno de los estableci—
mientos de cornercio. Aunque 1a verdad es que e1 gusto por la COnversacion
ocasivonaba que cualquier hora del- dfa fuera propicia para la tertulia. Esta
costumbre genero 1a practica de colgar un raviso en 'machos de los almace-
nes capitalinos prohibiendo esta .especie de reuniones”°. Hacia Ias 6 de la
tarde todo en la cindad estaba cerrado, salvo las pulpen’as y algunas- de 1as
boticasl“. La jornada nocturna daba asi comienzo. A1 caer lanoche, algu-
nos de los hombres y delas mujeres de los sectores' populares buscaban
refugio en 1as tiendas, donde 1a chicha y- la mfisica de cuerda los- acompafia—
ban porlargos ratos. En los. sectores pudientes se'merendaba primero y
luego se realizaban 1as visitas que habfan Sido anunciadas desde por la ma--
' fiana, 0 se asistfa aveladas con mt’lsica y poesias, 0 se participaba en alguno
de los esporadicos bailes, 0 se concum’a a alguna cena organizada en honor
de un .Visitante o personaje ilustre'”. Si no sall’an, pobres y ricos permane-
Gian en sus viviendas, rezaban e1 rosario‘en familia, cenaban y’ luego, hacia
las 10 de la noche, se retiraban a dormir. Esto, no sin antes tirar 1a basura a
lacalle‘”. ‘ A . . ‘ _ y ‘2 p 3
De lunes a sabado, en todo/s los meses y de afio en afio se repetl’an estas
jomadas. Las ratinas propias de los dfas de trabajo estaban as1’ profunda—
mente arraigadas en 1as practicas sociales.‘Ta111so de las horas era’inVaria-
ble y e110 porque dada su percepcion de1 tiempo, todo capitalino sabfa que
.nada COsa tenfa su momento y que el ocio era un 'desperdicio por el cua1
tendrfa que rendir cuentas a1 momento de la muerte. Esta rigurosidad en la
observancia de las rutinas generaba en e1 Visitante extranjero 1a idea de que
todo el mundo en la ciudad andaba muy ocupado‘”. Aunque 10s mismos
visitantes no podian entender 1a razon del poco afan que manifestaban los
capitalinos por 11evar a término 1as labores que emprendfan. Uno de ellos
I eseribio en sus notas de Viaje que “todos parecen tornar la Vida facilmente,
pausadamente, tranquilarnente. Cuando un asunto no puede ser atendido
convenientemente hoy’, es dejado para mafiana; y' cuando e1 mafiana llega,
e1 asuntolsera pospuesto ‘de nuevo, y asf indefin‘idamente"’I 15.
1 10 .Le MoyneJ/iajes y estancias, pp. 129; Saffray, Viaje a La Nueva’ Granada, p. 296.
11l Steua’rt, Narracio’n de una e‘xpedz'cidn, 1836-37, p. 135. -‘ p
112 Walker, Colombia, p. 285; Cane, En Viaje,(1881-1882), p. 222; D’Espagnat, Recuerdos de La
1 . Nueva Granada, p. 78; Petre, The Republic of Colombia, p. 129'. . »
1 l3 Mollien, Viaje por la Reptiblica de Colombia en 1823, p. 188.
'1 l4 Millican, Adventures ofan Orchid Hunter, p. 128. ' l , ~
'1 15 Scruggs; The Colombian and Venezuelan Republics, p. 76. La traduccion es nuestra.
470 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
La virtud no os mas quo un osfuorzo porsovoranto por mantonorso dontro do] '
bion; osfuorzo quo tiono on Si mismo una rocomponsa y los la satisfaccion .
quo llova a] fondo do nuostra propia concioncia, amén do los go’Cos positivos
quo do ta] cumplimionto so dorivan y do los posaros y romordimiontos quo
no's ahorra... Un'trabajo asiduo y constanto acabarfa por quobrantar nu‘ostras'
fuorzas y compromotor nuostra salud. Con o1 fin do oVitar todo ostOs malos,
so ha ostablocido o] doscanso do 105 domingos. Poro,-por una dosgracia ja—
_mas bionlamontada, una parto considerable do nuostros obroros y artosanos .
. busca un solaz on ol uso inmodorado y dafioso do bobidas alcoholicas... Vie--
no o] lunos;'ol obroro guo o] domingo so dojo arrastrar a la taborna; on p05 do
gocos ih’citos, doormo hasta avanzadas horas do] dl’a; so dospiorta omporozado;
sionto un profundo malostar... una congoja quo lo abruman‘ '9. V ‘
Ann 0011 oxcopcionos como la antorior, quo so convirtio también 'on ovonto
ropotitivo, las rutinas practicadas on los 'dl’as do trabajo y on aquéll-os dodi-_
cados a1 doscanso ocasionaban-quo las somanas so sucodioran unas a otras
‘sin-v mayor variacion. Po‘r osta razon, las grandos colobracionos coloctivas
~adquin’an un gran valor dontro do la ostructura dol tiompo quo daba forma a
las jornadas capitalinaS; Ellas oran rupturas on la rutina. Talos colobracio-
nos oran todas, monos una, do origon catolico,!factor quo onfatizaba aun
mas o1 fundamento roligioso on las formas do vida- quo llovaban los bogo~
tanos. Do‘osta manora, ol afio ostaba compuosto principalmonto por las rué
tinas diarias do trabajo y roposo, los doscansos dominicalos, las grandos
colobracionos roligiosas, u'na fiosta patria, y la sorio bastanto amplia do prac-
ticas roligiosas quo so distribufan do manora diforonto a través do losmosos.
A modo do ojornplo, podomos oxam'inar a grandos rasgos uno. do talos
afios on ol sigloXIX. Soloccionamos a 11881u~porquo al sor tardl’o on 1a con»-
turia ostaba afoctado por roduccionos roalizadas antoriormonto on la canti-
ENERO ‘
i. Fiesm de gnardar. indulgencia plenaria Visitando la. capilla de Belén. Cuaw
renta horas en la Catedral. “‘
6. E‘fiesm de guardar. indulgencia plenaria Visitando la. capilla de Belén. Indul—
gencias plenarias visitando Cinco iglesias. _
20. Cuarenta horas en Santo Domingo.
29. Cuarenta horas en Santa Barbara.
FEBRERO ‘ _
2. Fiesta de gnardar. Indulgencias plenarias en la Catedral.
27. Cameszfolendas. indulgencias plenarias visitando Cinco' igiesias.
,MARZO
2. Miércoles de ceniza. Ayuno con abstinencia. E‘ndulgenciasplenarias Visitan-
do cinco iglesias. , . .
. ”‘9. . Témpora. Indulgencias plenarias visitando cinco iglesias. _
1]. Primer Viernes de Tcuélresma. Ayuno y ‘abstinencia. Tempora. finduigencias
plenarias Visitando cincoiglesias. . _ .
12. Témpora. Indulgencias plenarias visitando cinco iglesias. , .
18. Segundo viemes de cuareSma. Ayuno y abstinencia. Indulgencias plenvarias
visitando cinco igles’ias. ' ' Ar ‘ _ . I
‘_ i9. Obligacién de‘ asistir amisa. indulg’encias plenarias Visitando cinco igiesias.
25; Fiesta de gnardar. Tercer viernes de cuaresma. Ayuno y abstine‘ncia. indul-
, igencias plenarias .visitando Cinco ‘iglesias. '
‘ I20 Francisco Javier Vergara y Francisco‘José de Vergara, Almanaque y gm’a ilustrada, 1881, pp. 3-'
LOS ANOS DEL CAMBIO ’ 473
v8. ' Ultimo Viernes de cuaresma. Ayuno y abstineneia. Indulgencias plenarias vi»—
sitandoeinco iglesias. ‘ ‘ ‘
10. Domingo de Ramos. .
13, 14, 15, 16. Dz’asSanros. Ayuno con abstinencia. Indulgencias plenarias visitan-
do cinco iglesias. .
17. Domingo de Resurreccion. lndulgencias plenarias visitando Cinco i glesias.
MAYO .
9. Cuarenta horasen las Nieves.
23. Letani’as.
24. I Letani’as. . .
25'. Fiesw de Guardar. Indulgencias plenarias visitando Cinco i glesias.
.1UNIO
-. 4. Vigilia entera: ayuno con abstinencia.
5. Domingo de pentecostés. Indulgencias plenarias-eri la Catedral y visitando
Cinco i glesias. ' ‘ ‘
6. Cuarenta horasen El Carmen.
8. Témpora.
10. Témpora. '
1 1. Tempora.
13. Cuarenta horas en, San Juan de Dios.
16. Fiesta ale guardar. Fiesta. del Corpus.
25. Cuar‘enta horas en San Carlos.
28. Vigilia entera: Ayuno y Abstinencia.
29. Fiesta de Guardar.
IULEO
2. Cuarenta horasen San Diego. '
. 11. Cuarenta horas en San Victorino. ‘
20.. Aniversario de “la Independencia Nacional.
AGOSTO .
13. "Vigilia 'entera: Ayuno y abstinencia. Cuarenta horas en Santa Clara.
15. Nessa de guardar. Cuarenta horas en San Diego.
SEPTIEMBRE
8. ' Fiesta de guardar. ‘
.9. Cuarenta horas enLa Concepcion.
474 GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY
OCTUBRE
5. Cuarenta horas en San Francisco.
13. Cuarenta horas en La Ensefianza.
31. Ayuno.
NOVEMBRE
1. Fiesta de guardar. Indulgencia plenaria Visitando cinco iglesias.
2. 'Conmemoracién de los fieles difuntos. Indulgencia plenaria visitando 1a pa~
‘ rroquia. '
19. Santa Isabel reina’, patrona de Bogota.
20. Ayuno.
DICEMBRE
. 2. Ayuno.
3. Ayuno.
8. Fiesta de Guardar. ,—
9. , Ayuno. '
10. Ayuno. _
14. Tempora.
15. Aguinaldos.
16. Tempora. Ayuno. .
17. Tempora. Ayuno. Cuarenta horas en La Candelaria.
24. Vigilia entera: Ayuno y Abstinencia. " '1 _
25. Fiesfia de Guardar. Indulgencia ple‘naria por cada‘misa. Cuarenta horas en
Santa Ines. I
28. Degollacién de los inocentes en Bele’n.
El Corpus y la PasCUa son las festividades que se celebran con mas rpompa
. fuera de las- iglesias, con procesiones a las que una mezcla de sentimiento
profano y religioso imprime un sello particular de originalidad; se ven a“ la
cabeza de esas procesiones grupos de gentes que, con trajes de indios primi—
tivos, diablos, etc., bailan a1 son de instrumentos diSCOrdantes, danzas gro—
tescas; carros tirados a mano’ con nifios y personajes en grupos alegoricos de
motivos tomados del‘ Antiguo y del Nueyo Testamento; estatuas pintadas
que representan escenas de la Pasién y que se llevan en enormes andasapo—
yadas en los hOmbros de los varones vestidos de penitentes entre los cua’les
algunos, segL’In me han asegurado, pertenecen a la mas alta clase social y que
tratan por medio de este penoso y humilde trabajo de expiar sus peCados...
\
buon gusto y quo aoaban do llogar dol oxtranjoro, sora un roc‘urso para toda
r
125 Los juovos en la plaza~parquo do Bolivar; Ios sabados on la'plaza-parquo do Santandor; los don
mingos on ol parquo dol C'ontonario; y en la do Los Martiros on dfas divorsos. Vor Pala’u, Guz’a
Izistdrica‘y descriptiva, 1894, pp. 30-32. ~' '
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El Conservadonz.-NO. 146, 1882; No. 156, 1882; No. 2, 1900.
El Constitucional d6 Cundinamarca: N0. 7, 1831; N0. 12, 1831; N0. 30,
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1833; No. 120, 1834; N0. 224, 1836; N0. 21, 1842; N0. 77, 1843; No.
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1846;N0.310,185;N0.333,1851. - '
El Correo Nacional: N0. ?, 1891 ; N0. 123, 1891; N0. 390, 1892; N0. 1414,
1894; N0. 1266, 1895; No. 1788, 1897; N0. ?, 1897; No. 1829, 1897.
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El Chasqui Bogotano: 1826. '
El ‘Diario: 1895. . ‘
El Heraldo: N0. 734, 1899.
El Mensajero: N0. 68, 1867. , , .
El Municipal: No. 1, 1863; NO. 10,1863; N0. 19, 11864.
El Neogranadino: No. 98,1850. ' l -
El'Nuevc') Tiempo: No. 1797, 1907; N0. 1801, 1907.
El Obsewador: N6. 10, 1839. . . , ~ ‘ , _ , ,._
El Orden: No. 106, 1888; N0. 247, 1891; No. 228, 1891; No. 268,. 1891;
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496 ' GERMAN RODRIGO MEJI’A PAVONY