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En esta modalidad de venta contractual voluntaria de subasta pública, intervienen

normalmente una pluralidad de personas que participan en las distintas relaciones


jurídicas que surgen en el procedimiento de subasta. Estos sujetos son el vendedor
propietario de la cosa que se subasta, el sujeto subastador que normalmente será
una empresa de subastas y que desarrolla el procedimiento de subasta, los
licitadores y el adquiriente del bien, que resultara ser el adjudicatario final en el
remate. No obstante el contrato de venta mediante subasta también puede ser
bilateral cuando el propietario del ben actué como sujeto subastador, en cuyo caso
intervendrán el propietario del bien.

El mayor problema que plantea a la doctrina el tema de la subasta es el relativo a la


configuración de su estructura, debido a que el proceso formativo de la subasta
implica la emisión de, por lo menos, tres tipos de declaraciones de voluntad, a
saber:

a) La convocatoria o anuncio de la subasta que es una declaración que por lo


general se hace al público y en la que, como se ha dicho líneas arriba, se establece
el llamado precio base y demás condiciones que regirán la subasta;

b) La o las posturas que son las declaraciones que formulan los interesados que
concurren a la subasta; y

c) La adjudicación de la buena pro al autor de la postura más favorable.

La dificultad consiste en tratar de encuadrar la estructura de la subasta dentro de los


esquemas tradicionales de la formación del contrato, es decir, de la oferta y de la
aceptación. Esto ha llevado a algún autor a sostener la imposibilidad de asimilar
ambos procedimientos y a concluir que el mecanismo de la subasta constituye un
medio autónomo de contratación.

En cuanto al ámbito de aplicación, es conveniente recalcar, que como ya se ha


enseñado entre nosotros, la subasta es un mecanismo de formación del contrato
que puede ser aplicado casi a todos los tipos contractuales en la medida que no
sean intuito personae. La subasta se ha utilizado con mayor reiteración en la
compraventa de bienes en donde el subastador asume usualmente el rol del
vendedor; pero nada impide que el subastador participe como comprador o que se
emplee el mecanismo de la subasta para el arrendamiento, el contrato de obra, la
permuta, etc.

No se incorporaron a la ley otras normas concernientes a la subasta, pues esta


figura admite muchas variantes y modalidades que son propias del derecho procesal
y de la legislación administrativa.

Lo peculiar de la subasta es que las manifestaciones de voluntad se presentan en


tres etapas: cuando el subastador lanza la convocatoria, cuando los postores
realizan las pujas y cuando el subastador otorga la buena pro20. No estamos ante el
tradicional escenario del contrato unidireccional en el cual hay dos manifestaciones
de voluntad (oferta y aceptación21) que confluyen perfeccionando el contrato.
Tampoco estamos ante el caso del contrato bidireccional en el que existen tres
manifestaciones de voluntad (oferta, contraoferta y aceptación) que, de ida y vuelta,
perfeccionan el contrato. En la subasta hay un contrato multidireccional donde la
convocatoria es el punto de partida para que actúen los postores con sus pujas,
cerrándose el círculo con el otorgamiento de la buena pro.

Fundamentalmente se sostiene que el matrimonio es un contrato porque nace del


acuerdo de voluntades, de tal modo que si dicho acuerdo no existe o está viciado, el
matrimonio-contrato no nace a la vida del derecho.

De ese acuerdo de voluntades se derivan innumerables derechos y obligaciones


que, aunque la mayoría, si no todos, están determinados por la ley, esta no hace
más que consignar la presunta voluntad de los contrayentes e imponer esos
derechos y obligaciones.

Si el contrato no es más que el acuerdo de voluntades producto de obligaciones, no


hay duda alguna de que el matrimonio reúne los caracteres esenciales de los
contratos patrimoniales, aunque se diferencia de estos en algunos aspectos.

Hoy día se ha hecho caudal de la importancia que el consentimiento juega en el


nacimiento del matrimonio para sostener la posibilidad de su disolución también por
un simple acuerdo de las partes y llegar así al divorcio de común acuerdo.

Contrato de derecho privado. Los menos, hoy día, ven en la institución matrimonial
un puro contrato de derecho privado, regido íntegramente por la voluntad de las
partes, tanto en sus efectos, cuanto en su disolución. La única limitación de este
contrato, exclusivamente de derecho privado, radicaría en la necesidad de que fuera
celebrado por personas de sexo diferente. Ni siquiera operaría, en un terreno
especulativo, la restricción derivada del número de personas que podrían celebrarlo.

El matrimonio es la más importante de todas las transacciones humanas. Es la base


de toda la constitución de la sociedad civilizada. Se diferencia de los otros contratos,
en que los derechos, las obligaciones y los deberes de los esposos no son
reglamentados por las convenciones de las partes, sino que son materia de la ley
civil, la cual, los interesados, sea cual fuere la declaración de su voluntad, no
pueden alterar en cosa alguna. Darío Alejandro Rojas Araque*

Características del contrato de matrimonio


Partiendo de la acepción de la tesis del matrimonio como contrato, se encuentra que
éste está definido como un acuerdo de voluntades encaminado a producir efectos
jurídicos u obligaciones, y así, puede afirmarse que el matrimonio reúne entonces
los elementos propios de un contrato, los cuales, como se observa, son: Contrato de
derecho privado: en la actualidad y de acuerdo con la normatividad que lo rige, la
institución matrimonial es considerada un contrato de derecho privado, regido
íntegramente por la voluntad de las partes, tanto en sus efectos, como en su
disolución. La única limitación de este contrato, exclusivamente de derecho privado,
radicaría en la necesidad de que fuera celebrado por personas de sexo diferente.

Sin embargo, es el artículo 234° del Código Civil peruano el que define al
matrimonio precisando que: “El matrimonio es la unión voluntariamente concertada
por un varón y una mujer legalmente aptos para ella y formalizada con sujeción a las
disposiciones de éste Código, a fin de hacer vida en común.”

Nótese que, en principio, el ordenamiento civil peruano no define al matrimonio


como un contrato, pese a su carácter voluntario y bilateral. La legalidad y la finalidad
de hacer vida en común, por su parte, informan de la corriente institucionalista que
nutre a esta institución. Sin embargo, se instituyó el matrimonio civil como aquella
institución de derecho privado que genera efectos jurídicos. El único matrimonio que
genera efectos jurídicos es el matrimonio civil celebrado por la autoridad competente
de acuerdo a este cuerpo normativo.

TEORIAS SOBRE LA NATURALEZA JURIDICA DEL MATRIMONIO SEGÚN MG.


ARTURO ZAPATA AVELLANEDA

Respecto a este tópico, la doctrina jurídica ha tratado de explicar esta antigua


institución desde las siguientes perspectivas:

a)Tesis Contractualista: Posición que puede enfocarse desde tres perspectivas: la


canónica, la civil y la del Derecho de Familia .

El enfoque canónico considera al matrimonio como un sacramento que se forma a


través de un contrato matrimonial válido e indisoluble que permanece vigente
mientras los esposos vivan en este mundo terrenal. Es la postura del Derecho
Canónico que rige la Doctrina de la Iglesia Católica, sustentados en dogmas bíblicos
como: “Creced y multiplicaos” , “esto es carne de mi carne”, “lo que Dios unió no lo
separe el hombre”, etc.

La perspectiva civil tradicional postula que el matrimonio participa de todos los


elementos esenciales de los contratos, lo que determina que resulte aplicable la
teoría de la nulidad de los contratos y de los vicios del consentimiento . LEHMANN
dice que el matrimonio es una unión contractual entre marido y mujer jurídicamente
reconocida y reglamentada, en orden a la comunidad de vida indivisa y duradera .
Por su parte PLANIOL afirma que es un contrato por el cual el hombre y la mujer
establecen entre ellos una unión, que la ley sanciona y que ellos no pueden romper
a voluntad . Este enfoque civil tradicional, postula que el matrimonio participa de
todos los elementos esenciales de los contratos, lo que determina que resulte
aplicable la teoría de la nulidad de los contratos y de los vicios de su
consentimiento.

Finalmente, se postula que el matrimonio es un contrato, pero no un simple contrato,


sino un acto de poder estatal o un acto jurídico complejo.

b) Tesis Institucionalista. Desde esta perspectiva, el matrimonio es entendido como


el conjunto de normas, formalidades, deberes, obligaciones, derechos y relaciones a
que deben someterse, sin posibilidad de negociar, quienes desean casarse. En
efecto, el matrimonio propone fundar una familia, crear una comunidad plena de
vida, concebir hijos, educarlos; es un elemento vital de la sociedad; es en fin, una
institución”

c) Tesis Mixta. Se sostiene, de acuerdo con esta teoría, que el matrimonio es a la


vez un contrato y una institución. En suma “mientras que el matrimonio como acto
es un contrato, como estado es una institución” .

Calogero Gangi, se remite de igual manera al Derecho Canónico y desde este el


matrimonio es considerado un sacramento al cual se le reconoce origen divino
aunque también se considera un contrato siempre que para su perfeccionamiento
los contrayentes deben expresar consentimiento ante una autoridad religiosa del
ánimo de establecer el vínculo matrimonial; así se evidencia la concurrencia libre de
voluntades encaminadas a la producción de una unión amparada por la Iglesia pero
con efectos jurídicos propios

El acto jurídico es una causa determinante de varios efectos jurídicos, patrimoniales


o extrapatrimoniales. El acto jurídico, como causa determinante en el
ordenamiento, tiene una mayor amplitud que el contrato como fuente de
obligaciones, y las obligaciones como tal y sus efectos jurídicos[1]. Así observamos
que las lesiones, involucran un reparo o indemnización; la filiación, asistencia; el
reconocimiento de un hijo, obediencia; el matrimonio, fidelidad; el albacea,
cumplimiento.(LEGIS.PE)

Es el «acto jurídico, que origina la relación familiar, consistente en la unión de un


hombre y una mujer, para la plena comunidad de vida» (Consortium omnis vitae,
divini et humani iuris communicatio, MODESTINO).
A diferencia del contrato, negocio jurídico patrimonial, el matrimonio es un acto
jurídico con fines transindividuales, los propios de la institución familiar de la que es
su fuente creadora legítima.(SEGÚN LA ENCICLOPEDIA JURIDICA)

Según Planiol, es "el acto jurídico por el cual el hombre y mujer establece entre sí
una unión que la ley sanciona y que no puede romper su voluntad".

Para Peniche López, "el matrimonio es un contrato bilateral y solemne; bilateral,


porque su celebración requiere el consentimiento de las dos partes; solemne,
porque debe efectuarse con todos los requisitos que establece el Código Civil"

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