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ÁLVARO URIBE:
EL CABALLO DE TROYA
DEL NEOLIBERALISMO
JUAN MANUEL LÓPEZ CABALLERO
ÁLVARO URIBE:
EL CABALLO DE TROYA
DEL NEOLIBERALISMO
ISBN: 978-958-06-1135-6
Parte I
LA GUERRA
Presentación 41
Capítulo I - La Guerra
Beligerancia, terrorismo, etc. 43
Lo que es un estudio serio (J. F. Isaza) 44
Las jugadas se agotan 48
La purga en las fuerzas militares 51
Después de la era Uribe 53
Capítulo II - Humanización de la Guerra
El rescate de secuestrados 57
Políticamente incorrecto 59
Sólo para ellos 62
La recompensa por la muerte de Iván Ríos 64
Terrorismo, beligerancia, conflicto armado 66
En qué va el conflicto armado 70
Capítulo III - Acuerdo Humanitario
Entre la imagen y la realidad del acuerdo humanitario 73
¿En qué está el acuerdo humanitario? 75
Interpretando un legado 76
Los obstáculos para el acuerdo humanitario 80
Acuerdos con escopeta 81
¿Un gran golpe a favor de quién? 83
¿Qué sigue tras la liberación de retenidos? 85
Parte II
PARAMILITARES, PARAPOLÍTICOS Y JUSTICIA
Presentación 89
Capítulo IV - Paras y Narcos
Balance del ‘Proceso de Paz’ 91
El paramilitarismo: un tema político y no solo penal 92
Sobre la reforma política 94
La excarcelación de los parapolíticos 96
De Narcos y Paras 97
Capítulo V - Justicia
El Gobierno no es disculpa 101
Otra visión del caso Jamundí 102
Uribe vs. la Corte Suprema 104
Sobre el ‘Choque de Trenes’ 106
Lo nuevo en el caso del Palacio de Justicia 109
¿Para dónde va la ley de Justicia y Paz? 109
El ‘Principio de oportunidad’ y el testaferrato 112
Parte III
INTERNACIONAL
Presentación 117
Capítulo VI - Colombia Internacional
La Colombia de Uribe 119
Pensando en el TLC 121
Ocho tesis sobre el TLC 124
El paramilitarismo y el TLC 127
Política sobre drogas 131
El documento de la Comisión 133
De la seguridad alimentaria a la inseguridad alimentaria 135
El porqué de los precios del petróleo 136
Ecopetrol: ¿una decisión correcta? 139
Capítulo VII - Los Estados Unidos y Bush
Una gran experiencia en los Estados Unidos 145
El ‘Commander in Chief’ en su laberinto 148
Una chispa de esperanza 152
Del Oriente Medio a la III Guerra Mundial 153
El discurso de Obama 155
Capítulo VIII - El Presidente Chávez y Venezuela
Uribe y Chávez 157
El comercio o la guerra 159
No más ‘éxitos’ del Presidente Uribe 160
El conflicto Uribe-Chávez 162
Parte IV
COYUNTURA ECONÓMICA
Presentación 167
Capítulo IX - ¿Cómo va el gobierno?
El modelo de crecimiento colombiano 173
Son tiempos electorales 177
La economía va bien, pero… 180
¿Qué nos espera? 182
Capítulo X - Reforma Tributaria
Confundir: ¿Estrategia o incapacidad? 185
Comienza la legislatura post reelección 186
La reforma tributaria, el presupuesto y Ecopetrol 188
Hablando de las transferencias 190
¿Vergüenza o falta de vergüenza? 192
Más que embolatada la Reforma Tributaria 193
Mamá, ¿qué será lo que quiere el negro? 195
Capítulo XI - Información
Manejados por los medios 199
Estadísticas o siliconas 200
El Censo 202
Síntomas de una enfermedad 204
Época de encuestas 205
La pobreza en Colombia ¿aumenta o disminuye?,
¿se estudia o se manipula la información? 209
La gestión del Gobierno y el modelo económico 212
Parte IV
POLÍTICA
Presentación 219
Capitulo XII - Política
Uribe: ¿buen político o buen gobernante? 221
El caso Carimagua 223
Uribe y sus funcionarios 226
La personalidad y el poder 228
Lo bueno, lo malo y lo feo de la ‘Seguridad Democrática’ 229
Capítulo XII - Elecciones
La verdadera disyuntiva 233
¿Colombia será la excepción? 234
¿Partido Liberal o Partido de un César? 236
El destape de la seguridad democrática 238
Epílogo
¿Fin de cuál capitalismo? 257
Presentación
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Juan Manuel López Caballero
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magnetismo del líder, las tendencias de la economía bajo el manto
neoliberal y las connotaciones de la política internacional subalterna
de las políticas norteamericanas.
En una primera parte se condensan sus puntos de vista sobre la
guerra y el acuerdo humanitario. Significativa explicación sobre la
presencia de fuerzas que provocan cambios en la estructura del
poder.
En la segunda parte se recogen análisis sobre los paramilitares, la
parapolítica y la justicia. Importante el balance del Plan Patriota.
En la tercera parte se aborda el tema internacional. El tema sobre
el TLC se aborda tomando las principales tesis presentadas en el
Simposio de La Habana sobre el libre comercio. Tesis que desa-
rrollan la lógica fatal de la aritmética de la teoría de las ventajas
comparativas. Sobre el escabroso tema de la droga, muy documen-
tado y estudiado por López Caballero en su obra Colombia: entre
la imagen y la realidad, se resume aquí las percepciones y tesis que
más temprano que tarde tienden a imponerse, como sucede con el
reciente informe latinoamericano de tres prestigiosos ex presidentes
latinoamericanos: Fernando H. Cardoso de Brasil, Ernesto Zedillo
de México y César Gaviria de Colombia.
De la coyuntura económica se ocupa en la cuarta parte. Para
cerrar el universo de sus análisis, la parte final trata sobre la política
nacional como un modelo del desarrollo del subdesarrollo. Como
epílogo se pregunta sobre el porvenir capitalista como perspectiva
trazada por el Grupo de los veinte países más desarrollados.
Su formación, sus conocimientos de economía y su pertenencia
a una de las casas políticas más notables del liberalismo progresista,
le otorga a Juan Manuel López Caballero la peculiar característica
de ser capaz de construir hipótesis histórico-estructuralistas con una
lógica rigurosa, para luego contrastarlas una y otra vez con los datos
y hechos que presenta la realidad colombiana. No dudamos que esta
cualidad apasione y sea degustada y controvertida por sus lectores.
El modelo general
Del Frente Nacional -con veinte años de duración-, Colombia
hereda una cultura de cierre al debate y a la controversia, lo cual
le imprimió al país un carácter que se proyecta en el tiempo. No
porque no haya habido contiendas electorales, ni porque no hayan
surgido disidencias políticas, sino porque cesaron los debates de
fondo. Alberto Lleras había declarado que “el país no está maduro
para la controversia política”. Desde entonces cesó la presencia
de una verdadera oposición. La Anapo hizo una aparición fugaz.
Pero la confrontación de propuestas como factor decisivo para la
construcción de una democracia dinámica, deja de existir. Diversos
movimientos compiten, pero en la estricta campaña electoral, no
en la programática de verdad.
El primer gobierno post Frente Nacional de Julio César Turbay
es una administración estrella en el cogobierno de todos los inte-
reses juntos, sin oposición sensible. Barco trató de hacer gobierno
de partido, pero la oposición real no cuajó. Lo que sucedió enton-
ces es que, salvo el M 19 que logra una activa participación en la
Asamblea Nacional Constituyente de 1991, las otras fuerzas como
el narcotráfico organizado contra la extradición eran una fuerza,
pero no solo un poder político de oposición.
¿En qué momento entonces se consolida la alianza narcotráfi-
co – terratenientes - autodefensas y entran a configurar un nuevo
modelo de poder social? Porque al parecer se trataba hasta enton-
ces de tres fuerzas bien diferenciadas. Sin duda es un proceso en
que el Magdalena Medio el Urabá, terminan por consolidarse en
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ese de los devotos del Führer, que al principio lo ven como líder,
guía y no dictador. Pero puede mutarse, si las instituciones están
en un caos decadente. Muestra expresiva de tal adicción puede ser
por ejemplo, las declaraciones del Representante a la Cámara José
Tyron Carvajal, quien ante el secuestro de su señora, la Notario
Cielo Hormiga Paz, declara que a pesar del peligro que suponen
los rescates militares, por lealtad hacia el Dr. Uribe y su política,
respalda el abandono de los intentos de acuerdos humanitarios.
Devoción cumplida.
Insólito y demostrativo es también el espectáculo en Buena-
ventura donde el Dr. Uribe ordena la detención de un presunto
delincuente, en un gesto por proyectar su imagen de ‘gran líder
anticorrupción’, ante las cámaras de TV. Viola en público y en voz
alta todo el régimen legal y constitucional ante la presencia pasiva
de representantes de todos los demás poderes y autoridades. A sa-
biendas que ellos, en razón de sus funciones y responsabilidades
saben que una detención no puede ordenarla sino el poder judicial,
después de llenar lo requisitos procesales pertinentes, excepto en
caso de flagrancia. Solo el ‘poder de embrujo’ puede explicar tan
devota complicidad ante un acto de franca arbitrariedad.
¿El temperamento del líder es explicación suficiente de decisio-
nes de trascendencia que el Dr. Uribe toma de improviso, en eventos
públicos, así se trate de problemas privados? ¿Temperamento to-
lerable el del príncipe que estigmatiza a miembros de la oposición
y a periodistas como aliados del terrorismo? Irresponsable más
bien, pero entonces se está dando paso a aquella versión en que el
poder se personaliza a tal punto que la versión de que ‘el Estado
soy yo’, se convierta en la rutina de un ejercicio del poder a cual-
quier nivel y en cualquier institución donde hay cargos públicos.
Se impone así el ‘amiguismo cortesano’, de numerosas personas
incluidas algunas que tienen deudas con la justicia o por lo menos
con la ética política.
No tarda entonces en constituirse una ‘Corte de personajes’ que
detrás del aparato del Estado y amparados por respaldo que les da
el carismático Jefe de Estado, deciden sobre temas y en niveles
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Juan Manuel López Caballero
El Proyecto Político
Si no se retoman los datos centrales de la historia paramilitar,
ni se entiende, ni se pueden hacer análisis serios sobre el régimen
que se proyecta en el presente histórico en perspectiva. Ni tam-
poco desaparecerá el régimen por fuerza cuando sus principales
protagonistas sean encausados en sana justicia.
Porque no se trata de un asunto de personas, sino de la situación
de las instituciones que configuran el poder del Estado.
A principios de los años noventa, ante una guerrilla difusa en
todo el territorio nacional, se imponía recurrir a la defensa privada,
por falta de Estado. Esa fue la justificación primera para que grupos
de diverso origen y localidades se proclamaran como fuerzas de
‘autodefensa’.
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El Caballo de Troya
La gran falla del país es que no responde a ningún ‘Modelo de
Desarrollo’ y lo peor es que no se nota. Dentro del planteamiento
Neoliberal una teoría que dependa de la intervención del poder
público sería contraria al orden natural que impone el mercado,
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Política Internacional
Avanzado el segundo mandato de Bush, se prendieron las alar-
mas. Las encuestas americanas empiezan a revelar un gran des-
contento con su primer mandatario. Más del 70% de la población
desaprueba su gestión; la mayoría, incluyendo varios generales,
pide la cabeza de su Ministro de Defensa; su jefe de inteligencia y
seguridad (CIA) tiene que renunciar; su propio partido se opone a
sus políticas de inmigración; el Comité de Derechos Humanos de
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Baraja de Alternativas
El presidente Uribe ha mostrado cierta facilidad para que el Go-
bierno exprese una posición a través de sus funcionarios, y, si ésta
no tiene buena aceptación, reversarla él personalmente, rapando la
vocería de la protesta y de la oposición. Se gana así el aprecio de
la ciudadanía que siente que Él la protege de las barbaridades de
sus subalternos. Se mantiene entonces una ambigüedad respecto a
la verdadera naturaleza del Gobierno en cuanto a su orientación, y
una buena imagen en cuanto a su ‘honestidad’ o ‘transparencia’, en
el sentido de bien intencionado y claro en su comportamiento.
Otras declaraciones, en cambio, llaman la atención porque no han
sido descalificadas y por lo tanto parecen ser respaldadas por el Man-
datario y asumidas como posiciones oficiales.
El Vicepresidente Francisco Santos explicó, por ejemplo, que
se daría curso a las órdenes de extradición pendientes a los coman-
dantes desmovilizados que se estuvieran reorganizando. Según eso
y contrariamente a lo afirmado en otras ocasiones, sí se negoció un
acuerdo entre las partes para no extraditarlos.
Respecto al mismo tema pero no referido ya a los cabecillas
sino a los paramilitares rasos, dijo el Comisionado de Paz que a
aquellos que reincidieran sí se les aplicaría todo el peso de la ley
‘pues éstos no serían autodefensas sino delincuentes’. Sería ésta
la expresión de la visión que se tiene en el Gobierno del proceso
que se lleva: los desmovilizados no son delincuentes sino, como
en alguna vez se le escapara al Presidente, parte de una etapa y un
ciclo cuya función ya se cumplió.
El Ministro de Gobierno dice a la opinión pública que para las
autoridades la entrega por parte de la guerrilla de los dos policías
retenidos es la prueba que no se necesitan despejes ni acuerdos
humanitarios para la liberación de quienes se encuentran pudrién-
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Parte I
LA GUERRA
Presentación
Sentenció López Michelsen: “Negociaciones sí, pero después de
la derrota”. Después de la derrota política interpreta J. M. López,
puesto que después de la derrota militar solo se acepta la sumisión
a las condiciones impuestas por el vencedor. La derrota política de
las Farc es flagrante. En las encuestas, en la movilización de 4 de
febrero: “no más farc”. Pero la derrota militar aún es remota, pese
al acoso y a la pérdida de jefes de rango. Aún están bien asentadas
en algunas apartadas regiones. Y aunque el plan patriota contra las
drogas fracasa, sin embargo, las jugadas para reducir las sentencias
sobre los crímenes de lesa humanidad, se agotan.
Si cabe negociar con derrota política de por medio, ¿habría que
revisar el estatuto político de las Farc y reconocer la presencia de
un conflicto? ¿Qué podría pasar entonces? ¿Las guerrillas podrían
entonces humanizar la guerra y en primer término abolir el secuestro
y proceder al intercambio humanitario de prisioneros? Pero además
habría que arreciar la lucha contra la pobreza, que es donde se libra
la batalla política. Con un millón de hombres en armas, esa es la
profesión que ofrece más empleo. ¡Qué tal!
Es cierto que las guerrillas actúan bajo el convencimiento de que
lo que hacen es necesario y justo. Esta ausencia de autocrítica los
ha conminado al suicidio político. El gobierno actúa también bajo
el convencimiento de que su ofensiva es justa. Lo que ninguno de
los dos piensa, sin embargo, es que los jóvenes en armas transitan
de un lado para otro como mejor opción de trabajo remunerado.
La derrota política debe llegar hasta el punto en que la guerrilla
entienda que su modelo político no ha lugar y que su discurso por
llegar al poder no tiene futuro. Profundización que no es posible
bajo un modelo Fujimori con una corte de Montesinos.
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Bernardo García
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una especie de carro loco o de ruedas sueltas donde cada uno es-
taría al servicio de una ideología y sobre todo de una candidatura
diferente.
No fue por casualidad que los gobiernos de Francia o de Vene-
zuela se inmiscuyeron en lo que alegamos que son solo asuntos
internos, ni debemos cegarnos a lo que representa haber tenido
que ceder a la presión de siete países formada por Chávez o a lo
que significa la molestia que deben tener por el tratamiento pos-
terior que se les dio. Al fin y al cabo no parece posible mantener
la línea de distanciarse de los gobiernos de los países con quienes
más tenemos en común o pretender que con el cambio de poder en
Estados Unidos nosotros seguiremos con las mismas relaciones.
La disminución de las exportaciones tanto a Venezuela como a
Estados Unidos pueden depender de estrategias diplomáticas que
mal orientadas pueden llevar a una crisis que rompa el ‘encanto
uribista’ que reina.
Y eso puede pasar y probablemente pasará cuando las mismas
condiciones externas que permitieron la bonanza económica se
inviertan y los factores exógenos se vuelvan a manifestar pero
esta vez en contra. Entonces veremos que no solo no fue el manejo
del Gobierno el del mérito de los indicadores positivos, sino que
arropado con ellos los orientadores de nuestras finanzas dejaron la
economía al garete y nada está previsto para la inevitable destorcida.
Entonces la revaluación por la avalancha de dólares que entran y que
ha golpeado tan fuerte al sector exportador (sobre el cual suponía
estar montado el actual modelo de desarrollo) dejará de presentarse
como debida al atractivo de nuestro país para la inversión extranjera
y se divulgara (con menos discreción que lo que acaban de hacer)
que en buena parte eso se debe a que el endeudamiento externo del
país aumentó en 25% el último año.
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pasar por eso entran cada año diez veces más nuevos miembros a
esas filas; o si sí podrían dedicarse a otras actividades delictivas
o alistarse en otros grupos alzados en armas. En nada cambia ese
supuesto compromiso.
Acuerdo Humanitario: Entiende el Presidente que acuerdo no
significa un convenio entre dos partes sino que la contraparte se
someta a las condiciones que uno exige. Y no acepta que el término
‘humanitario’ significa que no puede depender de razones políti-
cas o militares. Sí entiende que dentro de las normas del Derecho
Internacional Humanitario no es facultativo sino obligatorio el
procurar tales acuerdos, y por eso traslada el debate semántico a
lo que significa ‘conflicto armado’, pues al negar la existencia de
éste niega la obligatoriedad del DIH.
Derecho Internacional Humanitario: No es un conjunto de con-
ceptos o nociones abstractas como parece asumirlo el Presidente, sino
un código preciso al cual el Gobierno tiene que someterse por formar
parte de tratados internacionales y estar inscrito en la Constitución.
Y no es un instrumento para buscar la paz –ni la búsqueda de ella
una condición para que se aplique-, puesto que rige justamente como
alternativa a ella, es decir cuando hay conflicto armado.
Paz: Dice el Presidente que está dispuesto a hacer la paz. Pero se
refiere a ‘paz’ tal como él la define, es decir, que renuncie la guerrilla
a los propósitos que los llevaron a alzarse en armas, o sea, rendición
sin que hayan sido derrotados. Sabe, sí, que para las FARC ‘paz’ no
tiene ese significado, y por eso precisa la oferta aclarando que no
contempla opciones distintas de ‘desmovilización o exterminio’.
Muchos Presidentes nuestros se habían destacado por el manejo
del idioma, pero ninguno en el sentido y para los propósitos que
lo hace el Dr. Uribe.
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de que se tomaría la foto recibiendo y abrazando a Emmanuel, haya
inducido a la guerrilla a optar por pedir al personaje que entregó
al niño en custodia al ICBF que lo retirara y se los devolviera para
poder cumplir la expectativa creada.
A falta de información más precisa por parte de las autoridades,
es de suponer que, al intentar recoger a ‘Juan David’, su custodio
se encontró con dificultades de papeleo y atemorizado por la posi-
ble reacción de quienes se lo habían encomendado, informó a las
autoridades de la situación.
Obviamente las FARC supieron casi al mismo tiempo que el
Gobierno ya adelantaba las respectivas confirmaciones, pero antes
de tomar una decisión al respecto justificaron el retraso en la en-
trega acudiendo a la mentira de que éste se debía al hostigamiento
del ejército.
El presidente Uribe se encontró ante la misma premura de tiempo
pues a las FARC les bastaba liberar a las mujeres y explicar que a la
entrega de Emmanuel se había adelantado el gobierno al descubrir
el plan que tenían, o simplemente ser ellos quienes revelaban lo que
sucedía para que la mentira perdiera importancia y no capitalizara
el gobierno la situación creada.
De ahí el porqué haber presentado lo que en ese momento no
podía mencionarse sino como una hipótesis, y no esperar a la
confirmación, ni a la eventual de entrega de las otras personas,
ni siquiera a ver como explicaban los insurgentes su incumpli-
miento.
Pero se repite: ¿esto en beneficio o a favor de quién? No de
quienes iban a ser liberadas; ni de las posibilidades que se ofrecían
a los otros cautivos con ese paso inicial; ni de un posible avance
para conversaciones de paz; ni siquiera de mejores condiciones
para inducirlos a una rendición o una negociación.
Como bien lo dijera el Presidente la prioridad es la ‘seguridad
democrática’, ante ella se debe hacer cualquier sacrificio, y fue
ella la gran ganadora.
Esta que es un simple eufemismo para imponer la guerra a
cualquier costo y con la única opción de una derrota final de las
FARC, sí se benefició y en que forma: se impidió la operación que
recuperaba en algo la imagen de la guerrilla; se hizo quedar mal al
Presidente Chávez, se mostró que no tenía control de sus iniciativas
y se dañó su relación con las FARC; se acabó o por lo menos se
dificultó bastante la intervención futura de gobiernos extranjeros;
y sobre todo se crearon condiciones más difíciles para cualquier
distensión o acercamiento bien sea para la liberación de retenidos
o para negociaciones de cualquier tipo con la guerrilla, eliminando
así toda posibilidad alterna a esa guerra total.
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presidente; mientras haya guerra Uribe jugará con ese as, pero lo
perdería si se desactiva o disminuye la tensión. Ha sido explícito
en la falta de interés en los acuerdos humanitarios, en descartar la
razón y la obligatoriedad de ellos al negar la existencia del con-
flicto armado, y en descartar cualquier posibilidad de dialogo que
no parta de la rendición incondicional de los insurgentes. Por eso
no solo no es partícipe ni propicia esta clase de liberaciones, sino
que en la medida de sus posibilidades las obstaculiza. Por ejemplo
con esas declaraciones, o con ‘incidentes’ como el vuelo de las
aeronaves sobre los helicópteros que justifica el recelo de las Farc
incluso para liberaciones unilaterales como ésta, ya que existían
como antecedentes el que para la ubicación del campamento de
Raúl Reyes parecen haberse utilizado las comunicaciones que tenía
con los mediadores autorizados entonces, y la simulación de una
acción humanitaria para la operación Jaque que fue en el fondo
una estratagema de guerra.
Una visión menos motivada destacaría otros elementos. Hay un
cambio en la dirigencia de ese grupo armado (murió Marulanda y
subió Cano) y esto podría señalar una reorientación de sus estrate-
gias. Es una liberación unilateral, sin condiciones y debe entenderse
que con ello se manda un mensaje. Es evidente la búsqueda de abrir
un espacio político, como es igual de evidente la forma en que Dr.
Uribe lo busca cerrar.
Por eso la entrega que hicieron los insurgentes no es al Gobierno
sino a ‘Ciudadanos y ciudadanas por la paz’. Con esta liberación
buscarían legitimar la posibilidad de un acuerdo humanitario ya que
los llamados ‘canjeables’ que quedan corresponden a prisioneros
hechos en combate y no a secuestros de civiles o de miembros de
la fuerza pública fuera de servicio.
Las declaraciones de Alan Jara deben ser tomadas en cuenta:
no habla de los ‘buenos y los malos’ ni de la guerra o la paz sino
solo de la suerte de los que se pudren en la selva.
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Parte II
PARAMILITARES,
PARAPOLÍTICOS Y JUSTICIA
Presentación
Compleja organización son los paramilitares percibidos por
unos como narcos en búsqueda de perdón, como fuerza de capos
aliados con el establecimiento para enfrentar a las guerrillas o en
fin, según los norteamericanos como narcotraficantes y punto.
Pero además, la parapolítica complica la imagen puesto que más
allá de lo penal surge un proyecto político. No solo para negociar
sino para “refundar” la república. Y nadie ignora que han tenido
apoyo y simpatías de buenas franjas de la opinión pública, según
encuestas.
Si bien es cierto que no se debe dar paso a la “cacería de brujas”,
hay que tener en cuenta que con la coacción y la compra de votos
se delinque y se le cierra el paso a las garantías de las minorías
–que es base esencial de la democracia. A los medios delictivos
empleados, hay que ponerle atención a los resultados logrados. Ha
lugar entonces a una reforma política que consagre la ilegitimidad
efectiva de la parapolítica.
Y no para excarcelarlos luego como proponen algunos, en gra-
cia a una desafortunada comparación con el IRA irlandés. Aquí
no median los ideales religiosos y nacionalistas, sino un rosario
de crímenes y fosas comunes en medio de un negocio ilegal. Ni
siquiera es aceptable la absurda pretensión de asfixiar al pez va-
ciando la pecera.
Por esa razón, el balance del proceso de paramilitares y parapo-
líticos resulta confuso y solo es claro que no existe una estrategia
eficaz y seria para desmontar el negocio del narcotráfico.
En ese contexto, la justicia ha tenido que enfrentar los descu-
brimientos de delitos atroces acumulados y el gobierno ha tenido
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El paramilitarismo:
un tema político y no solo penal 22/11/2006
Aceptar que las revelaciones sobre vínculos de diferentes clases
de ciudadanos con el paramilitarismo son una ‘cacería de brujas’ nos
llevaría a desconocer que quienes respaldaron directa o indirectamen-
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sonas hoy acusadas, pero que los mismos se vuelven puros para
los copartidarios que también con esos votos salieron elegidos, o
cuando gracias a ellos se eligió el Presidente.
La realidad es que el paramilitarismo, los partidarios de la mano
dura, el ‘uribismo’, coinciden en una misma visión de sociedad, en
un mismo propósito de Estado, en una misma ideología política, aun
cuando su participación para lograr ese objetivo común sea diferente.
Es poco defendible alegar que no se está de acuerdo con los medios
pero sí con los resultados. O justificar que desde el poder que se imple-
menten los mismos propósitos que requirieron de esos métodos. Por
eso no basta con perseguir a quienes cayeron en esa tentación (lo cual
es imprescindible) sino todos, a comenzar por los mismos miembros
de esos partidos, nos debemos cuestionar si sí nos identificamos con
este proceso, y su continuación tal como se está presentando.
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Parte III
INTERNACIONAL
Presentación
1.- El TLC se tramita sin ningún fundamento teórico puesto que
en la división internacional del trabajo medran quienes poseen
abundante capital y tecnología, y profundiza el subdesarrollo
de quienes a la defensiva tan solo ofrecen recursos naturales.
Porque además, el sector agropecuario enfrenta los subsidios
de los países avanzados. Tampoco se fundamenta en argu-
mentos empíricos como que los TLC –países africanos, por
ejemplo, con sus antiguas metrópolis europeas- hace que en
los últimos 15 años la relación entre el ingreso de los países
desarrollados y los del Tercer Mundo ha pasado a 25 a 1, a
hoy de 40 a 1.
2.- La seguridad alimentaria, con las aperturas económicas, ha
pasado de 4,6 millones de hectáreas sembradas en 1990 a 3,7 en
el día de hoy. La diferencia la hace el aumento de las importa-
ciones de bienes agrícolas. Esto significa la pérdida del mínimo
de independencia y autonomía alimentaria. No es argumento,
como dice el gobierno, que se está sustituyendo alimentos por
materias primas, como palma africana. En realidad, el des-
mantelamiento de la economía rural se expresa en el acelerado
éxodo de campesinos a las ciudades, pese a la ausencia visible
de nuevas industrias. La renombrada inversión extranjera fluye
sí, pero algo hacia exploración petrolera y el resto para compra
de nuestras industrias ya existentes. El resto viene por motivos
especulativos dada el diferencial de las tasas de interés interna
externa. El fenómeno produce alza en los precios de los alimen-
tos y con razón el ICBF produce el lamentable registro de que
de cada 5 colombianos, 2 padecen hambre.
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Capítulo VI
Colombia Internacional
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El documento de la Comisión
El documento “Comisión Latinoamericana sobre Drogas y
Democracia: hacia un cambio de paradigma”, elaborado por La
Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, integrada
por un grupo de intelectuales, encabezados por los ex presidentes
César Gaviria (Colombia), Ernesto Zedillo (México) y Fernando
Henrique Cardozo (Brasil), señala que ésta lucha es uno de los
problemas más graves de la región y por ello “es imperativo”
rectificar la estrategia aplicada en los últimos 30 años para com-
batirla.
“Las políticas prohibicionistas basadas en la represión de la
producción y de interdicción al tráfico y a la distribución, así como
la criminalización del consumo, no han producido los resultados
esperados. Estamos más lejos que nunca del objetivo proclamado
de erradicación de las drogas”, asegura el informe.
Además se afirma que el modelo actual de política de represión
de las drogas está firmemente arraigado en prejuicios, temores y
visiones ideológicas, lo que confina a los consumidores de drogas a
círculos cerrados donde se vuelven aún más vulnerables a la acción
del crimen organizado.
Ante esto, los ex mandatarios piden que se reconozca la insu-
ficiencia de los resultados en la lucha contra las drogas y que se
abra el debate sobre estrategias alternativas.
Los autores recomiendan tres directrices para enfrentar el
problema: 1.- tratar el consumo de drogas como una cuestión de
salud pública, 2.- reducir el consumo mediante acciones de infor-
mación y prevención, y 3.- focalizar la represión sobre el crimen
organizado.
Proponen, en consecuencia, una fórmula que consiste en que los
estados creen leyes que saquen a los adictos de ese mercado ilegal
para convertirse en pacientes del sistema de salud. Para ellos, esto
generaría un desplome de los precios de las drogas que afectaría
el ilícito negocio.
En lo que tiene que ver con la marihuana, piden que se evalúe
la posibilidad de descriminalizar su consumo.
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De la seguridad alimentaria
a la inseguridad alimentaria 31/08/2006
La evolución de los cultivos bajo este gobierno ha puesto sobre
la mesa el tema de la seguridad alimentaria.
Las cifras del DANE muestran disminución en el empleo, en
los créditos, y en el área sembrada. Y las proyecciones indican
que este año se sembrarán 3.7 millones de hectáreas mientras en
1990 se sembraron 4.623.745 y la población ha aumentado más
de un 30%.
El modelo económico del Gobierno dice que no importa qué
se puede producir en el país sino qué se consigue más barato en
el mercado internacional, y las políticas actuales parecen guiarse
por los planteamientos del Dr. Rudolph Hommes según los cuales
lo bueno es que haya subsidios en el extranjero para beneficiarnos
nosotros importando los productos que los reciben.
El punto de debate es si por ‘seguridad alimentaria’ se entiende
un mínimo de independencia y autonomía respecto a los vaivenes
del comercio y de las relaciones con otros países. Universalmente
así se acepta y por eso la dificultad de las negociaciones al respecto
cuando se intenta forzar la plena vigencia de las reglas del mercado
en estas materias. Infortunadamente no es ésta la visión oficial ac-
tual. (También se entiende que la producción agrícola tiene como
función la ocupación y la estabilidad del campo para que no se
produzca el desempleo rural –probable generador de la violencia
que nos caracteriza-, pero aunque también es una consideración
de seguridad no lo es por su aspecto alimentario).
El Ministro de Agricultura ha respondido sin mencionar nada al
respecto. Según él lo importante es que hemos sustituido los productos
tradicionales por otros de largo rendimiento y que además el precio
de estos ha aumentado el triple del de los que ahora tenemos que im-
portar. Agrega que lo que toca ver es que en valores hoy las cifras son
mayores. Es decir, la versión contraria a la que defiende la necesidad
de que el país tenga un mínimo de autosuficiencia y ocupación del
campo, con el enfoque de que produzcamos únicamente en función de
la rentabilidad de los cultivos.Como parte del proceso de adaptación
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Pero el tema es algo más complejo: Más que las supuestas armas
de destrucción masiva o el supuesto maridaje con Osama Bin Laden
-que fueron pretextos publicitarios para disimular lo que era el ver-
dadero interés del Gobierno Americano-, la verdadera motivación
de la segunda guerra contra Irak fue tomar el control de su participa-
ción en el mundo del petróleo. Eso es lo que hoy queda en entredicho
cuando les toca resolver sobre el tema del retiro de sus tropas, lo que
los llevaría a quedar dependiendo de la capacidad (o incluso la volun-
tad) del gobierno que allá impusieron de someterse a sus intereses.
Igualmente con la declaratoria de esa especie de ‘guerra fría’
contra Irán -al promover nuevas sanciones en Marzo del 2005,
definiéndolo como parte del ‘eje del mal’ y graduándolo ‘preven-
tivamente’ de ‘peligro para la seguridad nacional’ y de ‘terroristas
potenciales’-, Bush buscaba –y logró a medias- el respaldo para
su oposición a la adquisición de tecnología nuclear por parte de
los ayathollas. Pero al mismo tiempo alborotó las relaciones de
ese país con buena parte del resto del mundo, y en consecuencia
produjo incertidumbre respecto al posible uso o más correctamente
a la posibilidad de cierre de su potencial de suministro de petróleo
al mercado mundial.
Y aunque Estados Unidos no depende directamente de él,
la situación mundial es que la capacidad total de extracción
coincide con el actual consumo, de tal manera que el retiro
de la oferta de petróleo del segundo exportador del mundo
como es Irán, no sería reemplazable por los otros exportadores
(aunque por el momento afirmen que no acudirán a ese medio
de presión, el punto es que cuando quieran podrían hacerlo).
La situación con Venezuela es conocida, aunque vale la pena desta-
car que igual que Bush tiene sus reservas estratégicas de petróleo,
Chávez tiene -o siente que tiene- reservas en dólares suficientes
para no tener que someterse al ‘Imperio’. En todo caso en ese en-
frentamiento está en juego el 14% del abastecimiento americano.
El caso de Nigeria como proveedor de otro 9% está per-
turbado por ser éste un país donde la religión principal es el
Islam, pero más aún porque es el sitio donde China ha dedi-
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Capítulo VII
Los Estados Unidos y Bush
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Los seguidores del uno son opositores del otro, pero ambos bandos
descalifican los métodos que utiliza el mandatario a quien cues-
tionan, sin objetar que aquel a quien admiran utilice los mismos
(autoritarismo, reducción de los otros poderes, abuso de los me-
dios y del poder del Estado, etc…). Lo que hay en últimas es una
aceptación de tales procederes, condicionándola a si se aprueban
o no los propósitos.
A ambos hay que reconocerles que los regímenes que buscan
no los están imponiendo por la vía de los golpes militares, y que
como mandatarios parecen contar con el respaldo suficiente para
desarrollar el modelo político en el que cada cual cree, indepen-
dientemente de lo democráticos o no que estos sean.
Así las cosas, son estos los que debemos comparar.
Si excluimos la opinión sobre la persona misma, como no hay
razón para darle a uno credibilidad y al otro no, nos toca acu-
dir a sus declaraciones: las del uno se enfocan a ‘acabar con
la desigualdad’, ‘acabar con la pobreza’, ‘acabar con la injus-
ticia social’, mientras que las del otro se centran en ‘acabar
esos bandidos’ ‘matar la culebra’; y mientras las acusaciones
contra las acciones gubernamentales de allá consisten en que
se orientan a desposeer a los ricos para ‘comprar los votos’
de los pobres, las críticas aquí son porque se muestra indife-
rencia ante los desfavorecidos y afinidad y complacencia con
los poderosos (principalmente los poderosos paramilitares).
En alguna forma se les acusa de representar el peligro del modelo
guerrilla y del modelo paramilitar; pero sin llegar a tales extre-
mos, pensando a futuro, haríamos bien en tener claro que uno se
identifica con la tendencia que se está expresando e imponiendo
en las naciones que comparten nuestro situación, y el otro con la
propuesta del ‘imperialismo antiterrorista’ de Bush, la que está
siendo rechazada prácticamente por todos los países del mundo
(incluidos los EE.UU.).
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Parte IV
COYUNTURA ECONÓMICA
Presentación
1.- El analfabetismo funcional del siglo XXI consiste en que
nunca como antes ha habido tanta información trimestral de co-
yuntura, pero nunca tan escasa capacidad de sopesar su veracidad
y reflexionarla en función de la tendencia del desarrollo económico
en el largo plazo.
Tras la crisis del 99, se ha operado una lenta recuperación hasta
lograr crecimientos del PIB en torno al 7%. Pero se trata de un
crecimiento no sostenible puesto que lo que operan son fuerzas
motrices exógenas. El escaso crecimiento de las exportaciones,
si se excluyen las minerales que no reintegran divisas, no pueden
sostener el ritmo de las importaciones. Pero no se incurre en un
crítico endeudamiento externo porque las transferencias de los
colombianos en el exterior se crecen de manera importante. El
diferencial de la tasa de interés interna versus la externa da además
lugar a flujos de capitales, tanto “repatriados” como especulativos,
que completan el faltante.
Las exportaciones manufacturadas no desfallecen ante la revalua-
ción del peso porque aparecen Venezuela y Ecuador con una nueva
capacidad importadora debido a los altos precios del petróleo. No se
expande pues la industria por aumento del consumo interno sino por
esa sorpresiva demanda externa.
El transporte y el comercio arrojan crecimientos importantes
puesto que el tráfico a la importación se ha crecido, aunque es un
sector que denuncia el exceso de automotores de modo que las
tarifas de carga se bajan a nivel de producir pérdidas. El efecto,
las matrículas de automotores se ha multiplicado por diez, en los
últimos cinco años.
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Capítulo IX
¿Cómo va el gobierno?
06/08/2007
Los resultados del crecimiento de la economía de los dos últimos
años hacen ‘sacar pecho’ a los funcionarios del Gobierno que lo
asumen como la consolidación de la gestión del primer cuatrienio
y las bondades de la reelección,
Sin embargo según otro análisis al país le sucedió lo que a cual-
quier individuo o familia que recibe sorpresivamente un ingreso
no presupuestado o una valorización de sus bienes, y, sin que se
deba a su gestión ni se haya consolidado una nueva estructura de
ingresos para el futuro, entra en un estado de euforia y percepción
distorsionada de la realidad al asumir que gracias a sus méritos
logró un estado de bonanza económica.
Nuestro crecimiento parece atribuible principalmente al hecho
de que los emigrantes hayan casi doblado sus envíos (alcanzarán
4.000 millones de dólares este año), que al triplicarse el precio del
petróleo y del carbón se haya doblado lo que por ellos entra (ya que
la producción ha disminuido), que la venta de empresas nacionales
haya multiplicado lo que llaman ‘inversión directa extranjera’, o
que en cuanto al narcotráfico no vengan ya solo los recursos de la
operación clandestina sino también los capitales que antes mante-
nían en el extranjero.
Esto explica y de ahí vienen la revaluación, el aumento del
consumo, la acumulación de divisas, y obviamente un impulso y
estímulo general a la economía.
Vale la pena ver la forma en que se aprovechó en los diferentes
despachos esa ‘bonanza’, señalando de un lado los recursos recibi-
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que eran los mejores de los últimos diez años. Los escándalos de-
nunciados por la prensa borraron todos los otros temas de interés
público y por eso el debate al respecto se quedó a medias.
Apenas se alcanzó a anotar que la misma fuente reconocía que
los dos últimos trimestres mostraban una tendencia contraria, y
que ese mayor crecimiento se debía casi exclusivamente a factores
externos (la versión oficial atribuía a la ‘seguridad democrática’ la
llegada de capital del extranjero, pero los analistas veían algo más
evidente los altos precios del petróleo; la cantidad de exiliados que
enviaban remesas a sus familias; los prestamos y donaciones, tanto
para la guerra por parte de los americanos como para morigerar
sus efectos por parte de otros países; las altas tasas de retorno de
las inversiones legales al adquirir empresas semimonopólicas a
menosprecio –ver cuadro adelante-; y los inmensos ingresos de
dineros del narcotráfico, tanto por el desarrollo del negocio como
por la cuasi amnistía que comenzaba a prometerse para los capi-
tales a los cuales le aumentaban allá la persecución mientras aquí
se negociaban con la ‘desmovilización’).
Hay sin embargo varios otros aspectos interesantes a considerar.
Por un lado no parece que sea tanto el mérito: los últimos diez
años son los dos de salida de Samper -una de las peores crisis del
Estado colombiano con el proceso 8.000-, los cuatro de Pastrana
-el gobierno de peores resultados del que tenga registro la histo-
ria-, y los del mismo Gobierno Uribe –que por no ser propiamente
buenos, no daría motivo para vanagloriarse-.
Otro aspecto es que siendo el PIB de 283 billones su crecimiento
fue de aproximadamente 1.3 billones que sumado al del año anterior
apenas supera los 2 billones. Si tenemos en cuenta que según Forbes
entre las fortunas de Santodomingo y Sarmiento aumentaron en los
últimos dos años 6.100 millones de dólares -1.4 billones de pesos-, se
debe concluir que mucho aumentó el patrimonio de sus empresas pero
poco el del conjunto del resto de los colombianos (menos del 2.5% en
los dos años). Y si se considera el crecimiento demográfico de 1.6%
anual (3.2% para los dos años), la conclusión es que, exceptuando esas
fortunas, el PIB per cápita del resto de los colombianos disminuyó.
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saber la del tercero; por eso finge extrañeza ante el aumento del
desempleo, cuando la nueva metodología también muestra eso entre
junio y septiembre; o habla de unas cifras de agricultura que van
en contravía de todos los datos que tienen los respectivos gremios.
En fin el Gobierno deliberadamente propicia que nuestros datos
sean sujetos a toda clase de dudas.
Pero otro contexto no deja dudas.
Como lo señala Mauricio Cabrera, cuando la economía norteame-
ricana estornuda a nosotros nos produce neumonía.
Y la economía americana muestra una desaceleración de su
crecimiento del 5.6% del primer trimestre, a 2.6% el segundo, a
1.6% el tercero, y expectativas de caer aún más o incluso de ser
negativo este último periodo. Las razones de esto son la caída de
la construcción y el movimiento negativo de la cuenta corriente,
los cuales no se corrigen en el corto plazo.
El Gobierno Bush espera que este efecto interno se compense
con fuentes externas como la caída de precios del petróleo y un
manejo de las tasas de interés que frene la salida de capitales.
Pero lo que eso pueda evitar una mayor crisis allá, agrava aún
más nuestra situación, puesto que implica menos entradas por el
crudo y salida de los capitales golondrinas. Y a eso debemos adi-
cionar lo ya anunciado de una revisión de las ayudas americanas
y quien sabe qué en el ATPADEA y el TLC.
Pero además, si en una época en que la economía la movían los
recursos de créditos externos se habló de ‘la prosperidad a debe’,
ahora hemos vivido una ‘prosperidad del remate’, en la que hemos
dependido de la liquidación de los grandes activos nacionales. Hoy
ya no tenemos mucho más para vender ni forma de compensar los
ingresos que ellos produjeron, y sin embargo en el momento la
llegada de esas divisas fuerza una revaluación que afecta negati-
vamente nuestra competitividad.
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Capítulo X
Reforma Tributaria
Confundir: ¿Estrategia o incapacidad? 01/11/2006
Ni analistas, ni partidos políticos, o nadie que desee estudiar
las propuestas de gobierno, estaría en capacidad para emitir una
opinión concreta y fundamentada respecto a los proyectos que se
suponen tramitar en esta legislatura.
No por deficiencias de quienes quisieran hacerlo, sino por la
confusión que producen los vaivenes del Gobierno. Lo que vale
preguntarse es si estos se deben a una estrategia deliberada para
impedir su estudio, o si es simple incapacidad de resolver que
propone y/o de saber que resultados son de esperar.
La inclusión del ‘impuesto de guerra’ hace que ya no sea la
‘reforma neutra’ que no buscaría mayores ingresos para el Estado,
ni incluiría un impuesto al patrimonio, ni trataría de medidas tran-
sitorias. Los argumentos que llevaron a separar las dos tributacio-
nes se olvidan ante la ‘urgencia’ de volver a dar vuelo a la guerra
por la declaración del Dr. Uribe, pero sin aclarar lo que, fuera de
responder a su rabieta, esto implica.
Difícil era seguir las modificaciones que el Presidente presen-
taba en cada foro. Ahora es necesario reestudiar la reforma en sí;
saber como afecta el presupuesto ya aprobado (otro tema de aná-
lisis); toca definir los nuevos debates ya planteados sobre cómo
y a qué se van a destinar los recursos adicionales: de una parte,
en el campo mismo militar -en la medida que se cuestiona rubros
como la repotenciación de submarinos que no se ve de que sirven
en la guerra contra la subversión o el terrorismo-, y de otra, en la
destinación en general -puesto que no son pocos los que critican
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Capítulo XI
Información
Manejados por los medios 21/09/2006
La semana pasada vivimos una de las demostraciones más pa-
tentes de la distancia entre lo que debería ser la función de interés
público de los medios televisivos (hablando de los de gran poder),
y lo que es la manipulación en función de sus propios intereses,
ya sean estos de rating o de ‘asistencia’ al Gobierno en sus difi-
cultades.
En lo nacional el problema –más que el escándalo- de las reve-
laciones del Comandante de las Fuerzas Militares según las cuales
algunos de sus miembros habían montado falsos atentados, y la
contradicción con esa afirmación de boca del Presidente mismo,
debían ser la primera preocupación de la ciudadanía; nada más
importante que dilucidar cual era la verdad detrás de ello, y ob-
viamente establecer responsabilidades, no solo en relación a los
hechos, sino al manejo de la información por parte de cada uno
de estos funcionarios (a comenzar por el Presidente, pues no se
entiende que ante lo que ya son hechos divulgados y ciertos como
los revelados en la Revista Cambio, intervenga y por lo tanto
interfiera -aportando sus calificaciones u opiniones- en lo que es
función privativa de la fiscalía).
El otro tema prioritario para analizar y debatir sería en lo eco-
nómico la divulgación por parte del Departamento Nacional de
Planeación de los datos sobre disminución en el ingreso de los
Colombianos; o la también ‘rectificación’ por parte de la nueva
Directora que en 10 días de posesionada -y ella solita, pues hasta el
momento era el único cambio producido- detectó que su antecesor
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El Censo 01/06/2006
Alrededor de los datos que ha venido soltando el DANE sobre
resultados del Censo Poblacional se han manifestado toda clase de
inquietudes –o tal vez sería más correcto decir de críticas-.
Razones no faltan.
Cuando el anterior director del DANE se negó a manipular las
cifras según lo ordenara el Gobierno, quién lo remplazó trajo como
aporte o propuesta propia un cambio de metodología para realizar el
censo. Los funcionarios salientes al igual que sectores importantes
de la Academia consideraron inconveniente tanto el hecho mismo
de cambiar de sistema como el contenido del nuevo, dada la poca
confiabilidad que a su juicio brindaba.
Dentro del carácter prepotente del Gobierno y de la lógica de
jugar en equipo con quien le representaba la salida de una situación
tan delicada como la denuncia de intento de manipulación de ci-
fras que el Director saliente acababa de relevar, se optó por seguir
adelante con la innovación a pesar del poco respaldo con el cual
contaba y la relativa inseguridad sobre lo que resultaría.
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Síntomas de una enfermedad 26/04/2009
El debate planteado por el Presidente y sus seguidores
contra la prensa ha venido a revelar algo mucho más gra-
ve que los escándalos que han motivado ese enfrentamien-
to entre quienes antes parecían estar en un mismo equipo.
Los cuestionamientos a la actividad de la prensa han venido de
tiempo atrás de muchas fuentes y tomado muchas formas. Esto
por una razón elemental: es un poder sin funciones constitucional
o legalmente definidas, y, como consecuencia, sin que se sepa qué
se debe controlar, o menos cómo se puede controlar. Eso hace que
sean tan arbitrarios los actos de quienes se benefician de ‘la liber-
tad de prensa’ como los cuestionamientos de quienes la atacan.
El hecho es que para el caso presente este punto no está
en discusión, puesto que no hay nada nuevo al respecto.
Tampoco es nuevo que los gobiernistas encabezados por el presi-
dente acudan al viejo principio de que ‘la mejor defensa es el ata-
que’, y lo usen con el propósito de desviar la atención y crear una
cortina de humo que disimule lo grave de lo que está apareciendo.
Lo cierto es que hay unas acusaciones concretas, que coinciden con
unos hechos concretos, y presentadas por actores que en principio
tienen conocimientos concretos sobre ellos. Lo que los medios
hacen es presentar esto como noticia; no son ellos los acusadores.
¿Cómo se van a ocultar o minimizar noticias como que hay sin-
dicaciones de que el organismo de inteligencia estaba al servicio
de los delincuentes, que recibía por cuenta de ellos y para ellos
comisiones por los contratos que suscribía, que la elección del
Presidente fue fruto de un fraude electoral, o que el Estado pasó
a los paramilitares la lista de sindicalistas que después fueron
asesinados? Y si estas acusaciones –ciertas o no- vienen de un
hombre de confianza llevado por el director de los servicios
secretos y de seguridad del Estado ¿como no pedir cuentas?
Por sospechas de fraude electoral nació el M19; por acusacio-
nes de ingresos del narcotráfico se conmocionó el país con el
proceso 8.000; con el rumor de que la muerte de Mamatoco
había sido crimen de Estado se intentó justificar el Golpe de
estado de Pasto contra Lopez Pumarejo; pero nunca se habían
producido simultáneamente todas estas acusaciones, ni habían
sido los denunciantes los supuestos responsables de los actos.
Graves son los hechos ya comprobados; gravísimas las acusaciones
que se investigan; pero lo más grave de todo es la reacción de los
seguidores de Uribe ante esto.
Cuando Hitler, Goebbels, Himmler, y su camarilla comenzaron
la política nazi, Alemania no quiso entender de qué se trataba. La
mala administración comunista, el sentido de ‘Patria’ exacerbado
por la derrotas de la anterior guerra, y algunos buenos logros de
su administración (recuperación económica y obras públicas) per-
mitieron a Hitler y compañía justificar sus excesos.
Pero el mal alemán no fue que ellos subieran al poder sino
que la población o las mayorías aceptaron cegarse y no eva-
luar hacia dónde iban, ni oponerse al rumbo que tomaban.
Quienes por adhesión a una persona consideran antipatriótico
pedir claridad respecto a estos temas deberían pensar también en
la posibilidad hipotética que algo o mucho de lo dicho por los de-
nunciantes pueda ser cierto… hacer eso sería un simple ejercicio
de ecuanimidad… pero sería interesante saber a que conclusiones
–aunque sea hipotéticamente- los llevaría…
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Parte
Parte IIV
V
POLÍTICA
POLÍTICA
Presentación
1.- ¿Uribe es un buen gobernante o un buen político? Buen
político mediático y en campaña permanente en sus Consejos co-
munitarios. Pero muchas vueltas, revueltas y contravueltas en cada
caso, sin claridad en las metas de las políticas de Estado.
Carimagua es un ejemplo. Sitio de ciencia y tecnología para con-
vertirlo en una finca para desplazados, primero, luego en hacienda
de palma africana. Otro, los avatares de funcionarios importantes,
Noguera del Das, luego la Canciller Araujo y ahora el ministro
Zuluaga, sin hablar de Valencia Cossio en complicaciones.
Tiene cosas buenas. Logra capturas, aunque la planta directiva de las
guerrillas sigue incólume. Logra desmovilizaciones de los paras, pero la
mitad vuelve a la delincuencia. Tiene éxitos en la recuperación econó-
mica gracias a los precios de las exportaciones mineras y a Venezuela y
Ecuador. La agricultura en cambio planea y la industria se fatiga antes
de la crisis mundial.
Tiene cosas feas, como la guerra total con efectos sociales de
desplazamientos y fumigaciones que dañan también los cultivos
sanos. Hostiga a los altos tribunales y a la justicia. Entiende los
problemas de los diez ingenios azucareros, pero no los de los miles
de corteros de caña.
Tiene cosas malas, como que le da total prioridad a la guerra y a
la estabilidad macroeconómica, con atención muy secundaria a las
víctimas, a los desplazados y a los damnificados por las tremendas
oleadas invernales –sin contar los falsos y criminales positivos.
Hay gobernantes de tradición, otros por ascenso y algunos
“misioneros”. Pero el carisma misionero es bueno a condición de
que no caiga en obsesiones patológicas y a condición de que su
obsesión sea un acierto y no una equivocación.
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Bernardo García
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Capítulo XII
Política
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Más que injusto que se haya tenido que retirar fue que tuviera que
pasar por la etapa de ataques y ofensas inmerecidas que padeció al
achacarle a ella una supuesta ambición, un deseo de ‘atornillarse al
puesto’, cuando la decisión no estaba en sus manos, puesto que ni
podía quedarse contra la voluntad del Presidente, ni le correspondía
a ella decidir sobre la importancia que tenía su salida para el país
o para el Gobierno.
Y el problema radica justamente en que el Dr. Uribe decide en
función no de qué le conviene al país, sino de cual es el interés de
él al respecto; y lo que es peor, en función de ese temperamento
que él reivindica de ‘combatiente’ –es decir, motivado más por ‘dar
la pelea’ que por los resultados que se buscan.
Lo cual viene al caso respecto a los nuevos nombramientos en
los Ministerios de Hacienda y de Relaciones Exteriores:
Aunque no hay ninguna duda que el Dr. Zuluaga servirá como
escudero y ayudará en las relaciones con el Congreso, es decir res-
ponderá al segundo criterio de ser útil al Presidente, tienen razón
quienes se preguntan si sirve al país que maneje sus finanzas públi-
cas alguien sin ningún antecedente ni trayectoria al respecto, o si eso
ayudará ante los famosos ‘mercados y organismos internacionales’.
Pero según parece fueron las reservas respecto a los antecedentes
electorales planteados por el informe de la Fundación Arco Iris el
acicate definitivo para que el Dr. Uribe se decidiera por él.
Y si bien la designación del Dr. Araujo parece genial para dar
cupos a la Costa, al Conservatismo, al Pastranismo, y para blindar-
se contra los cuestionamientos en relación a la actitud frente a los
retenidos por la guerrilla y al acuerdo humanitario, despierta dudas
si para el país es conveniente que no se tenga en consideración sus
condiciones psicológicas y su falta de estar empapado de la situa-
ción mundial, las que limitan infortunadamente a quien ha pasado
seis años en cautiverio, aislado del mundo. Pero también en este
caso parece que el que fuera cuestionado por los procesos penales
que cursaban en su contra produce en el Dr. Uribe la adrenalina
que lo motiva a definir los nombramientos.
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Capítulo XIII
Elecciones
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Capítulo XIV
La oposición
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Se le ‘chispotió’ 31/10/2007
En este momento lo pendiente por definir no es si el Presidente
intervino en política sino hasta dónde esa participación debe pro-
ducir consecuencias.
Ni las declaraciones de José Obdulio afirmando que hablaba
en abstracto al decir que los votantes de la Capital no debían vo-
tar por quien ‘gagea’ y que responde que compraría votos, ni las
disculpas porque ‘sí fue una torpeza, pero nada más’, ni la tesis de
que el castigo fue el triunfo del atacado, ni el argumento de que a
él también lo acusan de ser respaldado por los paramilitares deben
aceptarse para dejar el tema a la deriva.
Su intervención no fue algo marginal sino una posición compro-
metida en la que se pronunció varias veces y en diferentes formas
contra un candidato.
Además dentro de las variantes incluyó la afirmación de: “Que
no se equivoquen allá (en Bogotá) eligiendo alcaldes respaldados
por la guerrilla y que además compran votos”, lo que pasa a ser ya
una sindicación por un delito.
El no poner el nombre propio en esos casos –ataques políticos
e imputación- lejos de exonerar al Presidente de culpabilidad son
el máximo agravante pues corresponde a la persona que sabe que
está infringiendo el campo ético, el electoral y eventualmente el
penal, y actúa como el delincuente profesional que comete el acto
de tal forma que pueda salir bien librado de un juicio.
Para pronunciarse sobre eso existen los mecanismos de control
y es de esperar que ellos ejerzan su función.
Es claro que Uribe no se considera el Presidente de todos
los Colombianos ni busca unirlos, sino solo le interesa repre-
sentar a aquellos que comparten su obsesión de exterminar a
las FARC.
Lo grave del carácter obsesivo cuando este gira alrededor de una
confrontación es que al no lograr su objetivo cae en delirios para-
noicos: él considera que quienes no comparten su visión son sus
enemigos y un mal para Colombia; por eso en verdad ve complots de
la Corte y de la prensa, y en Samuel y Carlos Gaviria representantes
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público), pero que más que el debate sobre lo que mostró en cuanto
a capacidades, orientación o resultados en su primera gestión, son
las consecuencias y el significado político que hoy tiene el voto
por él lo que debe motivar la decisión.
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EPÍLOGO
¿FIN DE CUÁL CAPITALISMO?
Diferentes teorías y, en consecuencia, diferentes recetas se han
aplicado sin que sea claro que estas lleven a una salida exitosa del
mal momento.
Más allá de la simple afirmación de que estamos en la peor
crisis del sistema capitalista desde el año 29 (o de su historia), se
ha buscado dar explicaciones que permitan proponer soluciones.
El primer y más generalizado diagnóstico no parece haber
acertado; como la crisis comenzó por los castigos de carte-
ra a los bancos de inversión por los paquetes de hipotecas
subprime que intoxicaron el mundo financiero, se ha atribuido
el problema a los efectos de las quiebras de las entidades de
ese sector (bancos, aseguradoras, etc.), supuestamente por-
que al no poder irrigar el crédito toda la economía colapsaría.
Por eso se han destinado billones y billones, tanto en Estados Uni-
dos como en Europa y Asia, a mantener a flote las compañías que
además de tener que responder por el dinero del público cumplen
la función de trasladar el ahorro a la inversión. Sin embargo, ya hay
un cuasiconsenso en cuanto a que esto o no ha solucionado la crisis
o no ha sido suficiente. Y ha tocado reconocer que el sector pro-
ductivo también está en problemas y no solo por la falta de crédito
(ejemplo: las ayudas a los fabricantes de automóviles en cada país).
Pensando que la solución puede estar en el lado de la demanda,
también se han propuesto alternativas que van desde refinanciar
a los deudores hasta disminuir los impuestos. Se habla también
de una revancha keynesiana, o neokeynesianismo, consistente en
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