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Parte III
Señales de peligro
Elegir a la persona que nos acompañará hacia el altar y por el resto de la vida no
es fácil. Algunas veces nos encontraremos con trampas que nos pueden hacer
tomar una decisión equivocada y que podríamos lamentar el resto de la vida. Si
logramos detectar las señales de peligro lograremos actuar preventivamente.
El amor crece a partir del respeto mutuo, lo que fortalece una relación saludable y
produce esperanza. Si la relación que tenemos no nos está haciendo crecer, nos
genera temor y los amigos nos advierten que vamos mal, hay que tomar una
decisión. Sobre todo debemos tomar en cuenta que la paz es el visto bueno de
Dios en todos los ámbitos de nuestra vida, y que si no la tenemos en nuestra
relación, algo no está bien.
Las trampas
Creer que el amor es un golpe de suerte.
Elegir a la primera persona disponible al estar desesperados por querer ser
amados y poder casarnos.
Actuar apresuradamente en función de lo que sentimos.
Idealizar a la persona, y terminar engañados por las cualidades superficiales.
Amar por dependencia, es decir, una persona bien intencionada, se aferra a una
persona con necesidad extrema de recibir amor y afecto.
Amar por lástima, cuando nos encontramos a alguien que nos ama e idealiza y
decidimos estar con ella por compasión aunque nosotros no sintamos lo mismo.
Relación por rebeldía, salir con alguien solo para llevar la contraria a nuestros
padres.
La trampa de los años y la experiencia: creer que la experiencia nos permite
saltarnos algunas etapas antes de iniciar una relación.
Relacionarnos con alguien por Internet y afirmar que lo conocemos.
Los malos consejeros
El abuso
Cuando estamos en una relación con una persona que tiene alguna adicción,
estamos tratando con alguien que es esclavo de ella, no es una persona libre, con
autocontrol o equilibrada emocionalmente. Al ser un individuo controlado por
una sustancia o una acción, le será difícil mantener una relación sana y estable, y
posiblemente tenga relaciones rotas constantemente porque la adicción tiende a
ser su prioridad, poniendo la relación en un segundo plano.
Cuando media una adicción, solemos justificar a la otra persona para sostener la
relación. Nos convertimos en sus salvadores, volviéndonos a nosotros
dependientes de ellos, forjando así una relación de codependiente. Sin embargo,
el amor de pareja no es un amor que se fundamenta en la caridad o en relaciones
de víctima-rescatador, se fundamenta en la salud emocional que ambos tienen.
Por eso, la recomendación es terminar lo más pronto posible y no regresar hasta
que la otra persona haya superado totalmente la adicción, y luego de haber
buscado ayuda para evitar repetir el patrón de salvador.
La infidelidad
Si está con alguien que le ha sido infiel a usted o a otra persona, debe asegurarse
que haya trabajado con un profesional este comportamiento ya que podría ser un
patrón que vuelva a repetir durante el matrimonio.
La inmadurez o irresponsabilidad
No significa que la pareja sea olvidadiza, pierda las llaves de la casa o no sepa a
dónde dejó su celular. Pero si observamos que es una persona con un profundo
patrón de inmadurez e irresponsabilidad, lo que está diciendo es: «¿Quieres ser
mi mamá/papá?», «¿puedes hacerte responsable por mí?».
Una persona que trae un lastre emocional no resuelto, puede tener dificultades
para construir relaciones saludables. Podría tener luchas por el poder, arranques
de ira profundos, depresiones frecuentes, etc. Por eso, es saludable que ambos
puedan haber alcanzado estabilidad emocional antes de iniciar una relación.