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La Ciencia

1. Conceptos de ciencia
2. Aplicaciones
3. Aportes
4. Relación de la ciencia en la tecnología
5. Método Científico
6. Historia de la Ciencia
7. Bibliografía

Conceptos de ciencia
 Mario Bunge:
Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, y de los que
se deducen principios y leyes generales. En su sentido más amplio se emplea para referirse al
conocimiento en cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la organización del
proceso experimental verificable.
 Trefil James:
La ciencia puede caracterizarse como conocimiento racional, exacto y verificable. Por medio de
la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del mundo
que es cada vez más amplia, profunda y exacta.
 Hernán y Leo Sheneider:
Denominación de un conjunto de disciplinas escolares, que abarcan una serie de materias
basadas en la experimentación y las matemáticas.
 Diccionario básico:
Conocimiento profundo acerca de la naturaleza, la sociedad, el hombre y sus pensamientos

APLICACIONES
La ciencia se divide en numerosas ramas, cada una de las cuales tiene por objeto solo una parte de todo
el saber adquirido, a través de la experiencia y la investigación.
C. Exactas: Las que solo admiten principios y hechos rigurosamente demostrables.
C. Naturales: Las que tienen por objeto el conocimiento de las leyes y propiedades de los cuerpos.
C. Políticas: Las que estudian y analizan la estructura y funciones del gobierno.
C. de la tierra: Conjunto de disciplinas que se ocupan de la historia, evolución y reconstrucción de lo
periodos del pasado ocurridos en la tierra.
C. Humanas: Disciplina que tiene como objeto el hombre y sus comportamientos individuales y
colectivos.
Filosofía de la ciencia: Trata de averiguar si por medio de la ciencia, las teorías científicas revelan la
verdad sobre un tema.

APORTES
El objetivo primario de la ciencia, es mejorar la calidad de vida de los humanos, también ayuda a
resolver las preguntas cotidianas.
Muchos de los aportes que a realizado la ciencia es descifrando pequeñas incógnitas, como si la tierra
era plana y no redonda, o porque el agua moja, si existe un planeta además del nuestro. Las
resoluciones de estas incógnitas ha aportado mucho a las investigaciones actuales, muchas de las cosas
que sabemos hoy en día es porque personas en el pasado las resolvieron con la ayuda de la ciencia.
El estudio de la ciencia primordialmente se ha dado gracias a la necesidad, de darle explicación y
solución a diferentes problemas, por decir en la época antigua cuando querían controlar la mercancía
que había en un país o sitio se tenia la necesidad de crear un mecanismo de conteo el cual ayudara a
controlar la mercancía y así fue como de dio origen al sistema numérico actual.
Durante el transcurso de las décadas la ciencia genero muchos de los descubrimientos de hoy como lo
es el genoma humano, que se creo a partir del descubrimiento de los genes, que ha generado un gran
avance en cuestiones medicas y por supuesto genéticas ya que se pueden prevenir futuras
enfermedades; así como esta son muchos los aportes que la ciencia le ha realizado a las matemáticas,
estadística, física, astronomía etc.
Relación de la ciencia y tecnología:
La relación que existe entre estas, es que ambas necesitan de un método experimental para ser
confirmadas, puede ser demostrable por medio de la repetición. Por otra parte, la ciencia se interesa
mas por el desarrollo de leyes, las cuales son aplicadas por la tecnología para sus avances.
Existe una tecnología para cada ciencia, es decir, cada rama posee un sistema tecnología diferente, que
permite un mejor desarrollo para cada una de ellas.
Cabe recordar, que la tecnología se percibe con los sentidos, es decir, podemos observarla y verla.
Nosotros vivimos en un mundo que depende de forma creciente de la ciencia y la tecnología. Los
procesos de producción, las fuentes de alimentación, la medicina, la educación, la comunicación o el
transporte son todos campos cuyo presente y futuro están fuertemente ligados al desarrollo tecnología
y científico.
La ciencia y la tecnología han contribuido a mejorar nuestras condiciones de vida, aumentando la
calidad de vida y transformando nuestro entorno. Sin embargo, han ocasionado también problemas
como lo son: el aumento de la contaminación, el uso de sustancias toxicas, el deterioro progresivo del
medio ambiente, la desertización, el empobrecimiento de la flora y la fauna, los accidentes y
enfermedades relacionados con la tecnología son una parte importante de estos riesgos.
Por otra parte también tiene efectos sobre la economía, aumentando las diferencias entre los países
desarrollados y en vías de desarrollo, y agravando las situaciones de pobreza.
La ciencia y la tecnología son elementos que van transformando nuestro entorno día a día.

METODO CIENTIFCO
Es el método de estudio de la naturaleza que incluye las técnicas de observación, reglas para el
razonamiento y la predicción, ideas sobre la experimentación planificada y los modos de comunicar los
resultados experimentales y teóricos. Este método posee diferentes pasos que conllevan a la respuesta
del fenómeno observado.
1. Observación: El primer  paso del método científico tiene lugar cuando se hace una observación
a propósito de algún evento o característica del mundo. Esta observación puede inducir una
pregunta sobre el evento o característica. Por ejemplo, un día usted puede dejar caer un vaso
de agua y observar como se hace añicos en el piso cerca de sus pies. Esta observación puede
inducirle la pregunta, "¿Porqué se cayo el vaso?"  
2. Hipótesis: Tratando de contestar la pregunta, un científico formulará una hipótesis de la
respuesta a la pregunta. En nuestro ejemplo hay varias posibles hipótesis, pero una hipótesis
podría ser que una fuerza invisible (gravedad) jaló el vaso al suelo. 
3. Experimentación: De todos los pasos en el método científico, el que verdaderamente separa la
ciencia de otras disciplinas es el proceso de experimentación. Para comprobar, o refutar, una
hipótesis el científico diseñará un experimento para probar esa hipótesis. A través de los siglos,
muchos experimentos han sido diseñados para estudiar la naturaleza de la gravedad.
Detengámonos en uno de ellos. 
4. Registro y Análisis de datos: dentro de la labor científica es indispensable la recolección de
datos(observaciones iniciales, resultados durante ya al final del experimento) en forma
organizada, de manera que sea posible determinar relaciones importantes entre estos, para lo
cual se utilizan tablas, graficas y en algunos casos dibujos científicos.
5. Análisis de Resultados: a fin de extraer la mayor información de los datos recolectados Las
personas de ciencia los someten a muchos estudios; entre estos en análisis estadístico, que
consisten en utilizar las matemáticas para determinar la variación de un factor, tal como la
Pronostica la hipótesis. En realidad, al interpretar los datos reunidos dentro de una experiencia,
lo mas importante es comparar los registros iniciales con los obtenidos durante y al final del
experimento, dando explicaciones o razones por las cuales existen cambios en los datos o se
mantienen iguales Siempre que se realiza un análisis se debe contar con un soporte teórico que
apoye los planteamientos hechos en relación con el problema.
6. Conclusiones: finalmente, después del análisis riguroso de los datos es importante plantear
conclusiones que permitan tanto el investigador como a otras personas identificar con facilidad
los resultados del estudio, determinando de forma precisa y resumida si la hipótesis planteada
sobre el problema fue o no comprobada.

HISTORIA DE LA CIENCIA:
Los esfuerzos para sistematizar el conocimiento remontan a los tiempos prehistóricos, como atestiguan
los dibujos que los pueblos del paleolítico pintaban en las paredes de la cueva, los datos numéricos
grabados en hueso o piedra o los objetos fabricados por las civilizaciones del neolítico.
Las culturas mesopotámicas aportaron grandes datos sobre la astronomía, sustancias químicas o
síntomas de enfermedades inscritas en caracteres cuneiformes sobre tablilla de arcilla.otras tablillas que
datan de los 2000 A.C. demuestran que los babilónicos conocían el teorema de Pitágoras, resolvían
ecuaciones y desarrollaron el sistema sexagesimal del que se deriva las unidades modernas para tiempos
y ángulos.
En el valle Nilo se descubrieron papiros de un periodo próximo al de la cultura mesopotámica, en el
cual se encontraba información de la distribución del pan y la cerveza, y la forma de hallar el volumen de
una parte de la pirámide, el sistema de medidas egipcio y el calendario que empleamos todos estos
datos proceden de las antiguas civilizaciones antiguas.
Uno de los primeros sabios griegos que investigo las causas fundamentales de los fenómenos naturales
fue, en el siglo VI a. C., el filosofo Tales de Mileto que introdujo el concepto de que la tierra era un
disco plano que flotaba en el elemento universal, el agua. El matemático y filósofo Pitágoras, postulo
que una Tierra esférica que se movía en una orbita circular alrededor de un fuego central. En Atenas, en
el siglo IV a. C., la filosofía natural jonica y la ciencia matemática pitagórica llegaron a síntesis en la lógica
de Platón y de Aristóteles.
Aristóteles en su pensamiento destaca la teoría de las ideas, que proponía que los objetos del mundo
físico solo se parecen o participan de las formas perfectas del mundo ideal, y que solo las formas
perfectas pueden ser el objeto del verdadero conocimiento. También estudió y sistematizó casi todas las
ramas existentes del conocimiento y proporcionó las primeras relaciones ordenadas de biología,
psicología, física y teoría literaria.
Arquímedes realizo grandes contribuciones a la matemática teórica, además también aplico la ciencia en
la vida diaria. El sistema de Tolomeo la teórica geocéntrica la cual postula que la Tierra es el centro del
universo.
Nicolás Copernico revoluciono la ciencia al postular que la tierra y los demás planetas giran alrededor
del sol estacionario.
Galileo es físico italiano marco el rumbo de la física moderna al insistir en que la Tierra y los astros regían
por un mismo conjunto de leyes.Defendio la antigua idea de que la Tierra giraba entorno al Sol, y puso
en duda la creencia igualmente se que la Tierra era el centro del universo.
Isaac Newton aporto la teoría de la ley de gravitación universal, en 1687, al mismo tiempo creo lo que
hoy llamamos calculo.
John Dalton se le conoce por desarrollar la teoría atómica de los elementos y compuestos. Dalton fue el
primer científico en clasificar los elementos por su peso atómico.
Al mismo tiempo, la invención del calculo por parte se Newton y del filosofo y matemático alemán
Gottfried Leibniz sentó las bases de la ciencia y las matemáticas actuales.
Michael Faraday uno de los científicos mas eminentes del siglo XIX, realizo importantes contribuciones a
la física y la química entre ellas las leyes de la electrolisis y el descubrimiento del benceno.
Los descubrimientos de Newton de Leibniz y del filosofo francés Rene Descartes dieron paso a la ciencia
materialista del siglo XVIII, que trata de explicar los procesos vitales a partir de su base físico-química.
La confianza en la actitud científica influyó también en las ciencias sociales e inspiró el llamado Siglo de
las Luces, que culminó en la Revolución Francesa de 1789. El químico francés Antoine Laurent de
Lavoisier publicó el Tratado elemental de química en 1789 e inició así la revolución de la química
cuantitativa.
Esta teoría revolucionaria se publicó en 1859 en el famoso tratado El origen de las especies por medio
de la selección natural.
Los avances científicos del siglo XVIII prepararon el camino para el siguiente, llamado a veces “siglo de la
correlación” por las amplias generalizaciones que tuvieron lugar en la ciencia. Charles Darwin estuvo
influenciado por el geólogo Adam Sedgwick y el naturalista John Henslow en el desarrollo de su teoría de
la evolución de las especies. Otras grandes figuras de esta época también fueron: Jhon Dalton con la
teoría atómica de la materia, las teorías electromagnéticas de Michael Faraday y J ames
Clero Maxwell y el físico británico James Prescott con la ley de la

Conservación de la energía.
Y por supuesto Albert Einstein con la teoría de la relatividad y por sus hipótesis sobre la naturaleza
corpuscular de la luz, es considerado uno de los mayores científicos de toda la historia.
Por otra parte a principios de siglo XX el científico Carl Von Lineo tenia un profundo interés por la
botánica y desarrollo un sistema para clasificar las plantas en el que utilizaba un método binomial
de nomenclatura significa.
En el siglo XIX se han visto avances como lo es el genoma humano, el proyecto de la NASA, que ha
sido un gran paso para el hombre, el desarrollo de la bomba atómica, el descubrimiento de la
vacuna de la poliomielitis ,la malaria, la fiebre amarilla y demás, estamos en una constante
evolución y todo esto se debe gracias a que los esfuerzos que han realizado los matemáticos,
filósofos, biólogos y demás que se cuestionaron, analizaron y razonaron cosas sencillas de la vida
cotidiana que en verdad son grandes cosas al ser descubiertas.

1. BIBLIOGRAFIA:
 La Ciencia su Método y su Filosofía. Mario Bunge
 Historia y sociología de la ciencia. Editorial Alianza. González Blasco.
 Sobre la Ciencia y el Método. Henry Poincare.
 Tierra 9. Editorial Libros y Libros. Nubia Alarcón Rodríguez
 Enciclopedia Grijalbo

PRESENTADO POR:
ANA MARIA ALARCON
ISABEL PINTO
ADRIANA MOSQUERA
MIRIALYS CARMONA
Monografía sobre la ciencia:

Ciencia (en latín scientia, de scire, ‘conocer’): término que en su sentido más amplio se emplea para


referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la
organización de la experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda de conocimiento en
ese contexto se conoce como ‘ciencia pura’, para distinguirla de la ‘ciencia aplicada’ —la búsqueda de
usos prácticos del conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se llevan a cabo
las aplicaciones. (Para más información, véanse los artículos individuales sobre la mayoría de
las cienciasmencionadas a lo largo de este artículo).
Orígenes de la ciencia
Los esfuerzos para sistematizar el conocimiento se remontan a los tiempos prehistóricos, como
atestiguan los dibujos que los pueblos del paleolítico pintaban en las paredes de las cuevas, los datos
numéricos grabados en hueso o piedra o los objetos fabricados por las civilizaciones del neolítico. Los
testimonios escritos más antiguos de investigaciones protocientíficas proceden de las culturas
mesopotámicas, y corresponden a listas de observaciones astronómicas, sustancias químicas
o síntomas de enfermedades —además de numerosas tablas matemáticas— inscritas en caracteres
cuneiformes sobre tablillas de arcilla. Otras tablillas que datan aproximadamente del 2000 a.C.
demuestran que los babilonios conocían el teorema de Pitágoras, resolvían ecuaciones cuadráticas y
habían desarrollado un sistema sexagesimal de medidas (basado en el número 60) del que se derivan
las unidades modernas para tiempos y ángulos .

En el valle del Nilo se han descubierto papiros de una época similar que contienen información sobre
el tratamiento de heridas y enfermedades, la distribución de pan y cerveza, y la forma de hallar el
volumen de una parte de una pirámide. Algunas de las unidades de longitud actuales proceden de
medidas egipcias y el calendario que empleamos es el resultado indirecto de observaciones
astronómicas prehelénicas.
Orígenes de la teoría científica
El conocimiento científico en Egipto y Mesopotamia era sobre todo de naturaleza práctica, sin
demasiada organización racional. Uno de los primeros sabios griegos que buscó las causas
fundamentales de los fenómenos naturales fue el filósofo Tales de Mileto, en el siglo VI a.C., quien
introdujo el concepto de que la Tierra era un disco plano que flotaba en el elemento universal, el
agua. El matemático y filósofo Pitágoras, de época posterior, estableció una escuela de pensamiento
en la que las matemáticas se convirtieron en una disciplina fundamental para toda la investigación
científica. Los eruditos pitagóricos postulaban una Tierra esférica que se movía en una órbita circular
alrededor de un fuego central. En Atenas, en el siglo IV a.C., la filosofía natural jónica y
la ciencia matemática pitagórica se combinaron para producir las síntesis formadas por las filosofías
lógicas de Platón y Aristóteles. En la Academia de Platón se subrayaba el razonamiento deductivo y la
representación matemática; en el Liceo de Aristóteles primaban el razonamiento inductivo y la
descripción cualitativa. La interacción entre estos dos enfoques de la ciencia ha llevado a la mayoría
de los avances posteriores.

Durante la llamada época helenística, que siguió a la muerte de Alejandro Magno, el matemático,
astrónomo y geógrafo Eratóstenes realizó una medida asombrosamente precisa de las dimensiones de
la Tierra. El astrónomo Aristarco de Samos propuso un sistema planetario heliocéntrico (con centro en
el Sol), aunque este concepto no halló aceptación en la época antigua. El matemático e inventor
Arquímedes sentó las bases de la mecánica y la hidrostática (una rama de la mecánica de fluidos); el
filósofo y científico Teofrasto fundó la botánica; el astrónomo Hiparco de Nicea desarrolló la
trigonometría, y los anatomistas y médicos Herófilo y Erasístrato basaron la anatomía y la fisiología en
la disección.

Después de que los romanos destruyeran Cartago y Corinto en el año 146 a.C., la investigación
científica perdió impulso hasta que se produjo una breve recuperación en el siglo II d.C. bajo el
emperador y filósofo romano Marco Aurelio. En esa época el sistema de Tolomeo —una teoría
geocéntrica de los planetas (con centro en la Tierra) propuesta por el astrónomo Claudio Tolomeo— y
las obras médicas del filósofo y médico Galeno se convirtieron en tratados científicos de referencia
para la era posterior. Un siglo después surgió la nueva ciencia experimental de la alquimia a partir de
la práctica de la metalurgia. Sin embargo, por el año 300 la alquimia fue adquiriendo un tinte de
secretismo y simbolismo que redujo los avances que sus experimentos podrían haber proporcionado a
laciencia.
La ciencia medieval y renacentista
Durante la edad media existían seis grupos culturales principales: el Occidente latino, el Oriente
griego, China, India, el mundo árabe y el Imperio maya. El grupo latino no contribuyó demasiado a
la ciencia antes del siglo XIII; los griegos nunca pasaron de meras paráfrasis de la sabiduría antigua; los
mayas, en cambio, descubrieron y emplearon el cero en sus cálculos astronómicos, antes que ningún
otro pueblo. En China la ciencia vivió épocas de esplendor, pero no existió un impulso sostenido. Las
matemáticas chinas alcanzaron su apogeo en el siglo XIII con el desarrollo de métodos para
resolver ecuaciones algebraicas mediante matrices y con el empleo del triángulo aritmético. Pero lo
más importante fue el impacto que tuvieron en Europa varias innovaciones prácticas de origen chino.
Entre ellas estaban los procesos de fabricación del papel y la pólvora, el uso de la imprenta y
elempleo de la brújula en la navegación. Las principales contribuciones indias a la cienciafueron la
formulación de los numerales denominados indoarábigos, empleados actualmente, y la conversión de
la trigonometría a una forma casi moderna. Estos avances se transmitieron en primer lugar a los
árabes, que combinaron los mejores elementos de las fuentes babilónicas, griegas, chinas e indias. En
el siglo IX Bagdad, situada a orillas del río Tigris, era un centro de traducción de obras científicas y en
el siglo XII estos conocimientos se transmitieron a Europa a través de España, Sicilia y Bizancio.

En el siglo XIII la recuperación de obras científicas de la antigüedad en las universidades europeas llevó
a una controversia sobre el método científico. Los llamados realistas apoyaban el enfoque platónico,
mientras que los nominalistas preferían la visión de Aristóteles. En las universidades de Oxford y París
estas discusiones llevaron a descubrimientos de óptica y cinemática que prepararon el camino para
Galileo y para el astrónomo alemán Johannes Kepler.

La gran epidemia de peste y la guerra de los Cien Años interrumpieron el avance científico durante
más de un siglo, pero en el siglo XVI la recuperación ya estaba plenamente en marcha. En 1543 el
astrónomo polaco Nicolás Copérnico publicó De revolutionibus orbium caelestium (Sobre las
revoluciones de los cuerpos celestes), que conmocionó la astronomía. Otra obra publicada ese mismo
año, De corporis humani fabrica (Sobre la estructura del cuerpo humano), del anatomista belga Andrés
Vesalio, corrigió y modernizó las enseñanzas anatómicas de Galeno y llevó al descubrimiento de la
circulación de la sangre. Dos años después, el libro Ars magna(Gran arte), del matemático, físico y
astrólogo italiano Gerolamo Cardano, inició el periodo moderno en el álgebra con la solución
deecuaciones de tercer y cuarto grado.
La ciencia moderna
Esencialmente, los métodos y resultados científicos modernos aparecieron en el siglo XVII gracias al
éxito de Galileo al combinar las funciones de erudito y artesano. A los métodos antiguos de inducción
y deducción, Galileo añadió la verificación sistemática a través de experimentos planificados, en los
que empleó instrumentos científicos de invención reciente como el telescopio, el microscopio o el
termómetro. A finales del siglo XVII se amplió la experimentación: el matemático y físico Evangelista
Torricelli empleó el barómetro; el matemático, físico y astrónomo holandés Christiaan Huygens usó el
reloj de péndulo; el físico y químico británico Robert Boyle y el físico alemán Otto von Guericke
utilizaron la bomba de vacío.

La culminación de esos esfuerzos fue la ley de la gravitación universal, expuesta en 1687 por el
matemático y físico británico Isaac Newton en su obra Philosophiae naturalis principia mathematica
(Principios matemáticos de la filosofía natural). Al mismo tiempo, la invención del cálculo infinitesimal
por parte de Newton y del filósofo y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz sentó las bases
para alcanzar el nivel actual de ciencia y matemáticas.

Los descubrimientos científicos de Newton y el sistema filosófico del matemático y filósofo francés
René Descartes dieron paso a la ciencia materialista del siglo XVIII, que trataba de explicar los
procesos vitales a partir de su base físico-química. La confianza en la actitud científica influyó también
en las ciencias sociales e inspiró el llamado Siglo de las Luces, que culminó en la Revolución Francesa
de 1789. El químico francés Antoine Laurent de Lavoisier publicó el Tratado elemental de química en
1789 e inició así la revolución de la química cuantitativa.

Los avances científicos del siglo XVII prepararon el camino para el siguiente siglo, llamado a veces
‘siglo de la correlación’ por las amplias generalizaciones que tuvieron lugar en la ciencia. Entre ellas
figuran la teoría atómica de la materia postulada por el químico y físico británico John Dalton, las
teorías electromagnéticas de Michael Faraday y James Clerk Maxwell, también británicos, o la ley de la
conservación de la energía, enunciada por el físico británico James Prescott Joule y otros científicos.

La teoría biológica de alcance más global fue la teoría de la evolución, propuesta por Charles Darwin
en su libro El origen de las especies, publicado en 1859, que provocó una polémica en la sociedad —no
sólo en los ámbitos científicos— tan grande como la obra de Copérnico. Sin embargo, al empezar el
siglo XX el concepto de evolución ya se aceptaba de forma generalizada, aunque su mecanismo
genético siguió siendo discutido.

Mientras la biología adquiría una base más firme, la física se vio sacudida por las inesperadas
consecuencias de la teoría cuántica y la de la relatividad. En 1927 el físico alemán Werner Heisenberg
formuló el llamado principio de incertidumbre, que afirma que existen límites a la precisión con que
pueden determinarse a escala subatómica las coordenadas de un suceso dado. En otras palabras, el
principio afirmaba la imposibilidad de predecir con precisión que una partícula, por ejemplo un
electrón, estará en un lugar determinado en un momento determinado y con una velocidad
determinada. La mecánica cuántica no opera con datos exactos, sino con deducciones estadísticas
relativas a un gran número de sucesos individuales.
La ciencia en España y Latinoamérica
 
Los comienzos de la ciencia española se remontan (dejando aparte el primitivo saber de san Isidoro de
Sevilla) a la civilización hispanoárabe y sobre todo a la gran escuela astronómica de Toledo del siglo XI
encabezada por al-Zarqalluh (conocido por Azarquiel en la España medieval). Después de la conquista
de la ciudad de Toledo por el rey Alfonso VI en 1085, comenzó un movimiento de traducción científica
del árabe al latín, promovido por el arzobispo Raimundo de Toledo. Este movimiento continuó bajo el
patrocinio de Alfonso X el Sabio y los astrónomos de su corte (entre los que destacó el judío Isaac ibn
Cid); su trabajo quedó reflejado en los Libros del saber de astronomía y las Tablas alfonsíes, tablas
astronómicas que sustituyeron en los centros científicos de Europa a las renombradas Tablas
toledanas de al-Zarqalluh.

En la primera mitad del siglo XVI España participó en el movimiento de renovación científica europea,
en el que intervinieron de forma destacada Juan Valverde de Amusco, seguidor de Andrés Vesalio, y la
escuela de los calculatores —promotores de la renovación matemática y física— a la que pertenecían
Pedro Ciruelo, Juan de Celaya y Domingo de Soto. El descubrimiento de América estimuló avances,
tanto en historia natural (con José de Acosta y Gonzalo Fernández de Oviedo) como en náutica (con
Pedro de Medina, Martín Cortés y Alonso de Santa Cruz).

Después de que Felipe II prohibiera el estudio en el extranjero, la ciencia española entró en una fase
de decadencia y neoescolasticismo de la cual no saldría hasta finales del siglo XVII, con el trabajo de
los llamados novatores. Este grupo promovía semiclandestinamente las nuevas ideas de Newton y
William Harvey, y a él pertenecían, entre otros, Juan Caramuel y Lobkowitz, Juan de Cabriada y
Antonio Hugo de Omerique, cuya obra Analysis Geometrica (1698) atrajo el interés de Newton. En la
misma época desde Nueva España, Diego Rodríguez comentó los hallazgos de Galileo.

El sistema newtoniano, todavía prohibido por la Iglesia, se difundió ampliamente en el mundo hispano
del siglo XVIII, a partir de Jorge Juan y Antonio de Ulloa (socios del francés Charles de La Condamine en
su expedición geodésica a los Andes) en la península Ibérica, José Celestino Mutis en Nueva Granada y
Cosme Bueno en Perú.

El otro pilar de la modernización científica de la Ilustración fue Linneo, cuya nomenclatura binomial
fascinó a toda una generación de botánicos europeos, estimulando nuevas exploraciones. En España,
Miguel Barnades y más tarde sus discípulos Casimiro Gómez Ortega y Antonio Palau Verdera
enseñaron la nueva sistemática botánica. El siglo XVIII fue la época de las expediciones botánicas y
científicas al Nuevo Mundo, entre las que destacaron la de Mutis (corresponsal de Linneo) a Nueva
Granada, la de Hipólito Ruiz y José Pavón a Perú, la de José Mariano Mociño y Martín de Sessé a
Nueva España, y la de Alejandro Malaspina alrededor del globo. También en las colonias la ciencia
floreció en instituciones como el Real Seminario de Minas de México, el Observatorio Astronómico de
Bogotá o el Anfiteatro Anatómico de Lima.

Las Guerras Napoleónicas y de Independencia interrumpieron el avance de la ciencia tanto en la


península Ibérica como en Latinoamérica. En Espãna la recuperación fue muy lenta; la vida científica
desapareció prácticamente hasta la entrada de nuevas ideas —el darwinismo en primer lugar— como
secuela de la Revolución de 1868 y la I República. En esta renovación científica desempeñó un papel
fundamental el neurólogo Santiago Ramón y Cajal, primer premio Nobel español (en 1906 compartió
el Premio Nobel de Fisiología y Medicina con el médico italiano Camillo Golgi por la estructura del
sistema nervioso); también intervinieron José Rodríguez de Carracido en química, Augusto González
de Linares en biología, José Macpherson en geología y Zoel García Galdeano en matemáticas. En
América Latina pueden referirse como representativas de la renovación científica del siglo XIX una
serie de instituciones positivistas: en México, la Sociedad de Historia Natural (1868), la Comisión
Geográfico-Exploradora (1877) o la Comisión Geológica (1886); en Argentina, el Observatorio
Astronómico (1882), el Museo de Ciencias Naturales (1884), la Sociedad Científica Argentina (1872), el
Observatorio de Córdoba (1870), dirigido por el estadounidense Benjamin Gould, y la Academia de las
Ciencias de Córdoba (1874); por último en Brasil, la Escuela de Minas de Ouro Preto, el Servicio
Geológico de São Paulo y el Observatorio Nacional de Río de Janeiro.

Gracias al empuje que el Premio Nobel de Ramón y Cajal dio a la ciencia en general, en 1907 el
gobierno español estableció la Junta para la Ampliación de Estudios para fomentar el desarrollo de la
ciencia, creando becas para el extranjero y, algo más tarde, una serie de laboratorios. Cuando Pío del
Río Hortega se instaló en el laboratorio de histología establecido por la Junta en la Residencia de
Estudiantes de Madrid, se convirtió en el primer investigador profesional en la historia de la ciencia
española. El centro de innovación en ciencias físicas fue el Instituto Nacional de Física y Química de
Blas Cabrera, que a finales de la década de 1920 recibió una beca de la Fundación Rockefeller para
construir un nuevo y moderno edificio. Allí trabajaron Miguel Angel Catalán, que realizó importantes
investigaciones en espectrografía, y el químico Enrique Moles. En matemáticas el centro innovador fue
el Laboratorio Matemático de Julio Rey Pastor, cuyos discípulos ocuparon prácticamente la totalidad
de cátedras de matemáticas de España. Muchos de ellos fueron becados en Italia con Tullio Levi-Civita,
Vito Volterra, Federigo Enriques y otros miembros de la gran escuela italiana, cuyo manejo del cálculo
tensorial les había asociado con la relatividad general de Einstein. Rey Pastor fue un impulsor de la
visita que Einstein realizó a España en 1923, en la que el físico alemán fue recibido sobre todo por
matemáticos ya que la física estaba mucho menos desarrollada. En biomedicina, además de la
neurohistología, adquirió relevancia la fisiología, dividida en dos grupos: el de Madrid, regido por Juan
Negrín, quien formó al futuro premio Nobel Severo Ochoa, y el de Barcelona, dirigido por August Pi i
Sunyer. Durante la década de 1920 ambos grupos trabajaron en la acción química de las hormonas,
sobre todo de la adrenalina.

En América Latina la fisiología, al igual que en España, ocupaba el liderazgo en las ciencias biomédicas.
Los argentinos Bernardo Houssay y Luis Leloir ganaron el Premio Nobel en 1947 y 1970
respectivamente; fueron los primeros otorgados a científicos latinoamericanos por trabajos
bioquímicos. En física, distintos países consideraron que la física nuclear era el camino más práctico
hacia la modernización científica, debido a la facilidad para obtener aceleradores de partículas de
países europeos o de Norteamérica. No obstante, la física nuclear comenzó por su mínimo coste con el
estudio de los rayos cósmicos. En la década de 1930, los brasileños Marcello Damy de Souza y Paulus
Aulus Pompéia descubrieron el componente penetrante o ‘duro’ de los rayos cósmicos; en 1947 César
Lattes, investigando en el Laboratorio de Física Cósmica de Chacaltaya (Bolivia), confirmó la existencia
de los . También la genética resultó ser un campo de investigación fructífero en América Latina. En
1941 el genetista estadounidense de origen ucraniano Theodosius Dobzhansky emprendió el primero
de sus viajes a Brasil donde formó a toda una generación de genetistas brasileños en la genética de
poblaciones. Su objetivo era estudiar las poblaciones naturales de Drosophila en climas tropicales para
compararlas con las poblaciones de regiones templadas que ya había investigado. Descubrió que las
poblaciones tropicales estaban dotadas de más diversidad genética que las templadas y, por lo tanto,
pudieron ocupar más ‘nichos’ ecológicos que éstas.

Tanto en España como en América Latina la ciencia del siglo XX ha tenido dificultades con los
regímenes autoritarios. En la década de 1960 se produjo en Latinoamérica la llamada ‘fuga de
cerebros’: en Argentina, por ejemplo, la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos
Aires perdió más del 70% del profesorado debido a las imposiciones del gobierno contra las
universidades. Bajo la dictadura militar de la década de 1980, los generales expulsaron de este país a
los psicoanalistas, y el gobierno apoyó una campaña contra la ‘matemática nueva’ en nombre de una
idea mal entendida de la matemática clásica. En Brasil, bajo la dictadura militar de la misma época, un
ministro fomentó la dimisión de toda una generación de parasitólogos del Instituto Oswaldo Cruz,
dando lugar a lo que se llamó ‘la masacre de Manguinhos’.
Comunicación científica
A lo largo de la historia el conocimiento científico se ha transmitido fundamentalmente a través de
documentos escritos, algunos de los cuales tienen una antigüedad de más de 4.000 años. Sin
embargo, de la antigua Grecia no se conserva ninguna obra científica sustancial del periodo anterior a
los Elementos del geómetra Euclides (alrededor del 300 a.C.). De los tratados posteriores escritos por
científicos griegos destacados sólo se conservan aproximadamente la mitad. Algunos están en griego,
mientras que en otros casos se trata de traducciones realizadas por eruditos árabes en la edad media.
Las escuelas y universidades medievales fueron los principales responsables de la conservación de
estas obras y del fomento de la actividad científica.

Sin embargo, desde el renacimiento esta labor ha sido compartida por las sociedades científicas; la
más antigua de ellas, que todavía existe, es la Accademia dei Lincei (a la que perteneció Galileo),
fundada en 1603 para promover el estudio de las ciencias matemáticas, físicas y naturales. Ese mismo
siglo, el apoyo de los gobiernos a la ciencia llevó a la fundación de la Royal Society en Londres (1662) y
la Académie des Sciences en París (1666). Estas dos organizaciones iniciaron la publicación de revistas
científicas, la primera con el título de Philosophical Transactions y la segunda con el de Mémoires.

Durante el siglo XVIII, otras naciones establecieron academias de ciencias. En Estados Unidos, un club
organizado en 1727 por Benjamin Franklin se convirtió en 1769 en la American Philosophical Society.
En 1780 se constituyó la American Academy of Arts and Sciences, fundada por John Adams, quien fue
el segundo presidente estadounidense en 1797. En 1831 se reunió por primera vez la British
Association for the Advancement of Science, seguida en 1848 por la American Association for the
Advancement of Science y en 1872 por la Association Française pour l’Avancement des Sciences. Estos
organismos nacionales editan respectivamente las publicaciones Nature, Science y Compte-Rendus. El
número de publicaciones científicas creció tan rápidamente en los primeros años del siglo XX que el
catálogo Lista mundial de publicaciones científicas periódicas editadas en los años 1900-1933 ya
incluía unas 36.000 entradas en 18 idiomas. Muchas de estas publicaciones son editadas por
sociedades especializadas dedicadas a ciencias concretas.

Desde finales del siglo XIX la comunicación entre los científicos se ha visto facilitada por el
establecimiento de organizaciones internacionales, como la Oficina Internacional de Pesos y Medidas
(1873) o el Consejo Internacional de Investigación (1919). Este último es una federación científica
subdividida en uniones internacionales para cada una de las ciencias. Las uniones celebran congresos
internacionales cada pocos años, cuyos anales suelen publicarse. Además de las organizaciones
científicas nacionales e internacionales, muchas grandes empresas industriales tienen departamentos
de investigación, de los que algunos publican de forma regular descripciones del trabajo realizado o
envían informes a las oficinas estatales de patentes, que a su vez editan resúmenes en boletines de
publicación periódica.
Campos de la ciencia
Originalmente el conocimiento de la naturaleza era en gran medida la observación e interrelación de
todas las experiencias, sin establecer divisiones. Los eruditos pitagóricos sólo distinguían cuatro
ciencias: aritmética, geometría, música y astronomía. En la época de Aristóteles, sin embargo, ya se
reconocían otros campos: mecánica, óptica, física, meteorología, zoología y botánica. La química
permaneció fuera de la corriente principal de la ciencia hasta la época de Robert Boyle, en el siglo XVII,
y la geología sólo alcanzó la categoría de ciencia en el siglo XVIII. Para entonces el estudio del calor, el
magnetismo y la electricidad se había convertido en una parte de la física. Durante el siglo XIX los
científicos reconocieron que las matemáticas puras se distinguían de las otras ciencias por ser una
lógica de relaciones cuya estructura no depende de las leyes de la naturaleza. Sin embargo, su
aplicación a la elaboración de teorías científicas ha hecho que se las siga clasificando como ciencia.

Las ciencias naturales puras suelen dividirse en ciencias físicas y químicas, y ciencias de la vida y de la
Tierra. Las principales ramas del primer grupo son la física, la astronomía y la química, que a su vez se
pueden subdividir en campos como la mecánica o la cosmología. Entre las ciencias de la vida se
encuentran la botánica y la zoología; algunas subdivisiones de estas ciencias son la fisiología, la
anatomía o la microbiología. La geología es una rama de las ciencias de la Tierra.

Sin embargo, todas las clasificaciones de las ciencias puras son arbitrarias. En las formulaciones de
leyes científicas generales se reconocen vínculos que relacionan las ciencias entre sí. Se considera que
estas relaciones son responsables de gran parte del progreso actual en varios campos de investigación
especializados, como la biología molecular y la genética. Han surgido varias ciencias interdisciplinares,
como la bioquímica, la biofísica, las biomatemáticas o la bioingeniería, en las que se explican los
procesos vitales a partir de principios físico-químicos. Los bioquímicos, por ejemplo, sintetizaron el
ácido desoxirribonucleico (ADN) ; la cooperación de biólogos y físicos llevó a la invención del
microscopio electrónico, que permite el estudio de estructuras poco mayores que un átomo. Se prevé
que la aplicación de estos métodos interdisciplinares produzca también resultados significativos en el
terreno de las ciencias sociales y las ciencias de la conducta.
Las ciencias aplicadas incluyen campos como la aeronáutica, la electrónica, la ingeniería y la
metalurgia —ciencias físicas aplicadas— o la agronomía y la medicina —ciencias biológicas aplicadas.
También en este caso existe un solapamiento entre las ramas. Por ejemplo, la cooperación entre la
iatrofísica (una rama de la investigación médica basada en principios de la física) y la bioingeniería
llevó al desarrollo de la bomba corazón-pulmón empleada en la cirugía a corazón abierto y al diseño
de órganos artificiales como cavidades y válvulas cardiacas, riñones, vasos sanguíneos o la cadena de
huesecillos del oído interno. Este tipo de avances suelen deberse a las investigaciones de especialistas
procedentes de diversas ciencias, tanto puras como aplicadas. La relación entre teoría y práctica es
tan importante para el avance de la ciencia en nuestros días como en la época de Galileo.

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