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LACTANCIA MATERNA

La leche materna humana es el alimento natural producido por la madre para


alimentar al recién nacido. Se recomienda como alimento exclusivo para el lactante
hasta 6 meses a 1 año de edad, y con alimentación complementaria hasta los 2
años de edad, ya que contiene todos los nutrientes necesarios para su correcto
crecimiento y desarrollo. Además contiene inmunoglobulinas y otras sustancias que
protegen al bebé frente a infecciones y contribuye a estrechar el vínculo madre-hijo,
favoreciendo un adecuado desarrollo psicomotor. Además se recomienda extender
la lactancia hasta los dos años o más según recomendaciones de la OMS.

Las infecciones y alergias son más raras en los niños criados a pecho que en los
alimentados con biberón. Si bien es cierto que el niño viene al mundo protegido con
anticuerpos, esta protección desaparece al nacer y las inmunoglobulinas o
anticuerpos presentes en la leche materna ocupan su lugar y le protegen hasta que
su propio cuerpo los genera. El bebé recibe la primera leche durante los primeros
días de vida, esta leche, también llamada calostro es muy nutritiva, espesa y
amarillenta, proporciona anticuerpos importantes que fortalecen su sistema
inmunológico y revisten la pared intestinal.

La lactancia puede disminuir el riesgo de cáncer de mama, en especial si una mujer


amamanta durante más de 1 año. Hay menos beneficios para las mujeres que
amamantan durante menos de un año, que es lo más habitual en países como los
Estados Unidos. Existen varias razones por las cuales la lactancia protege la salud
de las mamas:

 Producir leche constantemente limita la capacidad de las células mamarias de


actuar de manera anormal.
 La mayoría de las mujeres tienen menos ciclos menstruales cuando amamantan
(sumados a los 9 meses sin menstruación durante el embarazo), lo cual se
traduce en niveles más bajos de estrógeno.
 La mayoría de las mujeres tienden a ingerir alimentos más nutritivos y a adoptar
un estilo de vida más saludable (por ejemplo, limitar el consumo de alcohol y
tabaco) mientras amamantan.
Más allá de proteger la salud de las mamas, la lactancia brinda beneficios
importantes al bebé y ayuda al proceso de vinculación afectiva.

Pasos para reducir el riesgo


La decisión de amamantar es muy personal y depende de la situación específica de
cada paciente.

Si la lactancia es opcional, es aconsejable considerarla. Además de que


posiblemente disminuya el riesgo de padecer cáncer de mama, la lactancia le
proporciona anticuerpos a tu bebé a través la leche materna, los cuales pueden
protegerlo de infecciones virales y bacterianas. Aun así, estas son decisiones muy
personales en las que influyen muchos factores además del riesgo de padecer
cáncer de mama y de si puedes amamantar.

Después del diagnóstico de cáncer, la lactancia puede ser un desafío. Después de


una mastectomía doble, lamentablemente es imposible amamantar. Después de
una lumpectomía y de la radiación, la mama tratada suele producir poca cantidad o
nada de leche, pero, por lo general, la otra mama puede producirla normalmente.
La leche de una mama puede ser suficiente o puedes tener que complementarla
con leche maternizada. Algunas mujeres pueden elegir utilizar una donante de leche
materna. Un asesor en lactancia con experiencia puede ayudarte a determinar la
mejor solución posible para tu caso particular.

Independientemente de si amamantas, hay elecciones en cuanto al estilo de vida


que puedes adoptar para reducir al mínimo el riesgo de padecer cáncer de mama:

 mantener un peso saludable


 hacer ejercicios con regularidad
 limitar el consumo de alcohol
 ingerir alimentos nutritivos
 no fumar nunca (o dejar de fumar en caso de que fumes)

Estas son solo algunas de las medidas que puedes tomar.


Algunos beneficios de la lactancia y la leche materna son:

Apego: El contacto físico del niño/a con la madre durante el amamantamiento es


una instancia privilegiada, que permite organizar armónicamente sus patrones
sensoriales y gratifica profundamente sus sentidos. Se ha demostrado que los niños
y niñas amamantados/as presentan mayor agudeza sensorial (gusto, olfato, tacto,
visión, audición) que los alimentados con biberón y fórmula. Este espacio de mayor
interacción entre madre e hijo/a influye en su desarrollo psicomotor e impacta
significativamente en su desarrollo emocional. Un niño/a amamantado/a tiene
mayor oportunidad de sentir confianza y cariño de su cuidador principal, elementos
muy relevantes para aprender a querer y confiar en los demás.

Mejor nutrición: La lactancia materna es la mejor opción para alimentar al niño/a


durante el primer año de vida. La leche materna es infinitamente superior a las
fórmulas derivadas de la leche de vaca y de otras fuentes, ya que los nutrientes que
contiene, tales como proteínas, grasas, hidratos de carbono, minerales, vitaminas y
agua, están en cantidad y proporción adecuadas para la absorción de cada lactante.
La proporción de aminoácidos es única y esencial para los primeros meses de vida.
La lactosa, el hidrato de carbono más abundante en la leche materna, contribuye a
una buena absorción de calcio, fierro, magnesio y oligoelementos en el niño. Por
ello un niño o niña amamantado/a a demanda no requiere de ningún otro tipo de
alimento (líquido o sólido) antes de los 6 meses de vida.
Mejor digestión: La presencia de proteínas del suero, así como el contenido en
enzimas digestivas y de factores moduladores de crecimiento de la leche materna,
favorecen su mejor digestión. El desarrollo de la mucosa intestinal evita el ingreso
de proteínas extrañas que estimulen reacciones alérgicas y contribuye al desarrollo
del tubo digestivo durante los primeros meses de vida del niño. La ausencia de
antígenos alimentarios en la leche materna evita enfermedades alérgicas. La leche
materna no provoca las micro hemorragias demostradas en lactantes alimentados
con leche de vaca, los cuales pierden fierro por esta vía. Un niño o niña
amamantado/a, por tanto tendrá menos problemas digestivos, evitando el dolor y el
llanto.

Aporta a la formación de tejidos y membranas celulares. La presencia de ácidos


grasos es importante para el metabolismo del sistema nervioso central,
particularmente de la retina y de los centros auditivos. Estudios internacionales han
comprobado un menor desarrollo auditivo, visual y psicomotor a mediano plazo,
(edad pre-escolar y escolar), en niños/as que no recibieron estos ácidos grasos en
su alimentación de lactante.

Adecuada absorción de fierro: La proporción de nutrientes, el PH, la cantidad y


calidad de las proteínas, el contenido en ácido ascórbico y otros factores en la
alimentación, influyen en la absorción de fierro por parte del intestino. Esta
absorción es máxima y varias veces superior en el lactante alimentado al pecho
exclusivo que en aquél con alimentación combinada o artificial.

Aporte inmunológico: El recién nacido produce inmunoglobulinas lentamente en los


primeros meses. Por esta razón es dependiente de la inmunidad que recibe de la
madre a través de la leche materna. A través de este alimento, el/la niño/a obtiene
un óptimo apoyo inmunológico, fortaleciendo el crecimiento y previniendo
enfermedades. La presencia de inmunoglobulinas, lactoferrina, lisozima y células
linfocíticas vivas en la leche materna producen una protección local y general contra
muchas bacterias y virus. Defiende contra E. coli, Salmonella, B. Pertussis,
infecciones respiratorias y virus Polio. Por tanto un niño o niña amamantado/a tiene
menores probabilidades de enfermar en sus primeros meses de vida.
Recuperación posparto: Además existen múltiples ventajas para la madre. Una
mejor recuperación postparto, menor fertilidad de la mujer durante los meses de
lactancia y menor probabilidad de cáncer mamario y ovárico, y de osteoporosis en
edades futuras, son algunas de ellas.

En síntesis, un niño o niña amamantado/a a demanda (vale decir todas las veces
que lo pida y por el tiempo que desee hacerlo) tendrá muchísimas más
probabilidades de ser más sano/a, con mejor desarrollo, podrá más fácilmente
construir una relación significativa y de apego seguro con su madre, tendrá menos
molestias y con ello menos llanto, y mejores condiciones para enfrentar su futuro.

La lactancia materna es la forma natural de alimentar a nuestros hijos e hijas y,


salvo excepcionales casos, la inmensa mayoría de las mujeres están preparadas
para poder amamantar si reciben el apoyo adecuado en el momento oportuno. Si
permiten que sus hijos e hijas se alimenten a demanda, su cuerpo regulará la
cantidad y tipo de leche que su hijo o hija requiere.

ANATOMÍA (ESTRUCTURA) DE LA GLÁNDULA MAMARIA

Las mamas son glándulas túbulo-alveolares de secreción externa, consideradas


embriológicamente como glándulas sudoríparas modificadas en su estructura y
función.
Cada glándula está formada por 15 a 20 lóbulos separados entre sí por tejido
conectivo y adiposo. Los lóbulos se dividen en lobulillos y a su vez en pequeños
racimos formados por redondeadas cuya cara interior está tapizada de células
secretoras en las cuales se produce leche materna.

La leche producida es conducida por túbulos y conductos hasta los senos lactíferos
que son dilataciones de estos, localizados a la altura de la areola donde se deposita
una pequeña cantidad de leche para ser extraída por la succión del niño. De ellos
salen unos 15 a 25 conductos hacia el pezón.

En el centro de cada mama hay una zona circular que recibe el nombre de areola y
contiene pequeños corpúsculos denominados Tubérculos de Montgomery, que
durante la lactancia producen una secreción que lubrica la piel. En el centro de cada
areola se halla el pezón formado por tejido eréctil que facilita la succión.

La mama está irrigada por las arterias mamarias internas y externas, recibe además
vasos de algunas anastomosis de la arteria intercostal de la rama pectoral de la
arteria acromiotoráxica. Aunque posee las venas correspondientes, gran parte de la
sangre venosa para inicialmente a venas superficiales de grueso calibre que se
advierten a través de la piel formando la Red de Haller.
Fisiología de la Lactancia

Para que la producción de la leche sea posible es necesario el desarrollo de la


glándula mamaria a través de cuatro etapas:

 Mamogénesis o desarrollo mamario.


 Lactogénesis, glactogénesis o iniciación de la secreción láctea.
 Lactopoyesis o mantenimiento de la secreción.
 Eyección láctea o salida de la leche.

Mamogénesis o Desarrollo Mamario


El desarrollo mamario o Mamogénesis se ha divido en tres etapas:

•Embrionario
•Puberal
•Gravídico.

Desarrollo Gravídico

Durante la gestación la mama experimenta un considerable aumento de tamaño y


ocurren cambios significativos. La proliferación gravídica se da por la influencia de
Estrógenos y Progesterona de origen placentario, por factores hipofisarios y
tiroideos semejantes a los que actuaban en la pubertad, pero en menor cantidad.En
esta etapa entra un nuevo elemento placentario de gran importancia llamado hormona
Lactógeno-Placentario cuya acción consiste es estimular el crecimiento de la mama.

Lactogénesis, Galactogénesis O Iniciación De La Secreción Láctea

Durante el puerperio, convergen factores endocrinos que desencadenan la


secreción láctea o Lactogénesis, como consecuencia de la disminución de los
niveles de Estrógenos, al presentar la salida de la placenta y la no inhibición de la
función, que los altos niveles de estos venían haciendo sobre la acción de la
prolactina secretada en el lóbulo anterior de la hipófisis. Aunque la prolactina es la
promotora de la lactancia, existen hormonas coadyuvantes necesarias para que se
establezca la secreción (STH o Somototrofina, Corticoides y ACTH). Lo anterior
muestra como al desaparecer la placenta e iniciarse la succión del seno comienza
la Lactogénesis.
La eyección se produce a través del siguiente mecanismo: Alrededor de los alvéolos
y conductos lactíferos existen fibras musculares que contraen y comprimen los
alvéolos haciendo que la leche contenida en su interior pase al sistema de
conductos. Estas fibras musculares son estimuladas y se contraen por la acción de
la hormona Oxitocina liberada en el lóbulo posterior de la hipófisis.

Para que se libre, es necesario que el niño succione la mama y se produzca un


estímulo nervioso que genere un reflejo neuro-hormonal en la hipófisis posterior.

De ésta manera forma el niño en el acto de mamar desencadena dos reflejos


simultáneos: Uno de mantenimientos de la secreción láctea o Reflejo de
Lactopoyesis y otro de contratación de la musculatura lisa de los conductos o Reflejo
de Eyección.

Lactopoyesis o Mantenimiento de la Secreción

El mantenimiento de la secreción depende de la prolactina, del estímulo de la


succión y de las demás hormonas mencionadas.

Este mecanismo es parecido a la “Ley y Oferta y Demanda”, es decir que entre más
succione el niño (Demanda), habrá mayor producción de leche (Oferta) por parte de
la madre.

¿Cuándo el niño mama bien?

Cuando tenga una correcta posición al mamar. De esta forma, se asegura una
adecuada producción de leche y se evitan problemas en las mamas,
como mastitis o ingurgitación. La alimentación del niño al pecho siempre ha de ser
a demanda; esto significa que no se seguirán horarios rígidos, no se restringirá el
número de tomas ni se limitará el tiempo que está mamando de cada pecho. La
única salvedad a esta norma es en los primeros días de vida, donde hay que
asegurarse de que el recién nacido haga al menos 8 tomas diarias. Pasado ese
primer periodo, y siempre que la succión sea eficaz, la lactancia ha de ser a
demanda, y será el bebé el que regule el número y la duración de las tomas.

Postura adecuada al amamantar. No hay solo una postura para dar el pecho. Madre
e hijo pueden adaptar la posición según se encuentren más cómodos y según las
circunstancias (parto natural o cesárea; un bebé o dos). Algunas de las posturas
más habituales para dar el pecho son: posición tradicional o de cuna, posición de
rugby, bebé a horcajadas, madre e hijo tumbado, madre tumbada e hijo al inverso y
madre en cuclillas e hijo tumbado.

¿Cuándo el niño no mama bien?

Son cuando se dan tomas interminables de más de una hora en las que parece que
nunca acaba de saciarse, inadecuada ganancia de peso, él bebe solo agarra el
pezón y no el pezón y la areola, emite chasqueos al mamar y no se le oye tragar,
mama de forma descoordinada, la madre tiene mucho dolor cuando el niño está
mamando.

Existen ciertos síntomas que ponen de manifiesto la mala posición del bebé al
tomar el pecho:

 Mamadas demasiado largas.


 El bebé se queda con hambre.
 Aparición de grietas en los pezones.
 Escaso aumento de peso.
 Pechos hinchados por exceso de leche.

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