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Cómo detectar abuso sexual en niñas y niños

El trabajo específico realizado por la Psicóloga, nos invita a darle gran importancia a que los padres
pongan atención en los cambios de conducta repentino de los hijos

Dentro del tema del abuso sexual, existe varios mitos, entre los que se encuentra “mis hijos nunca
han sido abusados ni lo serán”, éste es el primer problema con el que nos encontraremos a la hora
de detectar un posible abuso, ya que nos cerramos a escuchar o ver las señales que nos podrían
enviar nuestros pequeños en relación a este tema. No podemos creer saberlo todo sobre nuestros
hijos, ya que si ha sido abusado sexualmente, muy rara vez el menor se atreverá a relatar lo
sucedido. El niño suele callar por vergüenza al mismo tema sexual, por miedo a represalias por
parte del abusador o simplemente por temor a que nadie les crea.

Detallo algunos de los muchos indicadores tanto a nivel físico cómo psicológico, que nos pueden
servir como luces de alerta para observar más de cerca la conducta de nuestros hijos:

Indicadores físicos:

-Lesiones, desgarros, sangrado, inflamación, mucosa vaginal excesiva, cicatrices en la zona genital
y/o anal.

-Irritación en las tetillas, dilatación anal, infección urinaria, repentina dificultad para caminar o
sentarse.

-Encopresis (Trastorno intestinal de origen nervioso, por el cual niño tiene incontinencia fecal)

Indicadores psicológicos:

-Llanto permanente, fuerte rechazo frente a una persona específica.

-Trastornos del sueño, no logran conciliar el sueño por completo, tienen pesadillas o terrores
nocturnos, temor a estar solos.

-Depresión, juegos inapropiados para su edad en tonos sexuales o dibujos de carácter sexual.

-Ponerse demasiada ropa, dos o tres pantalones. Esto se hace con la finalidad de dificultar el
abuso.

Es de vital importancia que los padres pongamos atención al lenguaje no verbal de nuestros hijos,
a sus juegos, sus expresiones, sus dibujos. La vida hoy corre muy deprisa, con altas exigencias y en
muchas casas ambos padres deben trabajar estando ausentes la mayor parte del día. De una
manera u otra debemos asegurarnos de encontrar el minuto para conversar con nuestros niños,
que sientan nuestro interés por lo que nos relatan, escucharles con atención. Niños pequeños,
medianos o grandes, necesitan sentir que nos interesamos por lo que les ocurre y que haremos lo
que esté a nuestro alcance para protegerlos.

Cómo hablar con los hijos de abuso sexual


Hablar en familia es la principal medida de prevención contra el abuso sexual infantil. La psicóloga
Ángelica Marín nos presenta 5 orientaciones para abordar este tema en familia.

El abuso, físico, psicológico o sexual es muy frecuente. En Chile son más de sesenta mil denuncias
anuales por abuso, la mitad de las cuales son por maltrato y un 7 por ciento (4500 denuncias) son
por abuso sexual. En casi nueve de cada diez ocasiones el abusador es una persona que el niño o la
niña conocen. Por eso, se recomienda insertar el tema del abuso dentro de los patrones de
seguridad que manejamos en la familia.

La psicóloga Ángelica Marín, especialista en temas de protección de derechos del niño, presenta
aquí pautas muy claras sobre cómo tratar el tema del abuso en familia.

Insertar el tema del abuso en las indicaciones de seguridad

El tema del abuso no debe tratarse como un tema aislado, si no dentro de un contexto natural
sobre lo que el niño tiene que estar atento. En general cuando uno va a hablar de abuso sexual
debe insertarlo dentro de las reglas generales de seguridad de la familia, junto con las
recomendaciones sobre cómo cruzar la calle o no hablar con desconocidos.

Autoestima

Cuanto mejor autoestima tienen los niños, más saben lo que quieren. Por ejemplo, es más claro
que van a pedir ayuda si sienten que los están mirando raro. La autoestima se desarrolla con
pequeñas frases: 'qué bueno lo que hiciste', 'me interesa lo que hablas', porque allí internalizan
que lo que dicen tienen valor, que ellos son esas personas que están siendo consideradas.

Asertividad, pensamiento hablado

Esto debe ir acompañado de asertividad, es decir que los niñas aprendan a decir lo que están
pensando. Que digan, por ejemplo, no me gusta cómo me saluda tal o cual persona. Hemos
observado que un niño que habla de lo que piensa o siente está más autoprotegido, que el niño/a
más tímido e inhibido.
Reconocer la corporalidad y límites con otros

Es como tener un ula-ula permanente, que marca una cierta distancia con los otros, que es una
distancia personal que uno transgrede en ciertas situaciones excepcionales, como ir todos
apretados en el Metro, por ejemplo, pero que en situaciones de normalidad solemos mantener
con los otros. Los niños deben sentirse seguros en ese espacio, porque le permitirá notar más
claramente sus sensaciones de incomodidad: ‘esa persona se me acercó o me saludó de una
manera que no me gusta!

Hablar del abuso sexual sin asustar a los niños

Es importante explicar a los niños que es correcto decir no a un pariente cercano, a familiares y
amigos de la familia. Que no necesariamente porque sea un adulto y/o familiar los niños tienen
que obedecerle ciegamente. Solemos decir a los niños que no hablen con extraños, también
tenemos que protegerlos de los adultos conocidos. Dentro de esos temas, por ejemplo, si alguien
trata de tocarles el cuerpo o los hace sentir incómodos, decir a los niños: ‘ven y cuéntame, o
cuéntame apenas me veas’, si se trata de alguien que trabaja todo el día.

Aprenda a identificar los signos de maltrato y abuso sexual en niños

Por miedo, desconocimiento o impotencia, muchas veces, los menores eligen callar ante un
maltrato.

La proliferación de denuncias sobre abusos sexuales y maltrato infantil reavivó el debate en torno
a cómo detectar este tipo de agresiones en los más pequeños y de qué forma encarar el problema.

En esa búsqueda de respuestas rápidas y efectivas, el cuerpo y la conducta de los niños se


convierten en verdaderos aliados para desterrar dudas, especialmente cuando predominan las
limitaciones para verbalizar lo ocurrido. Es allí donde los especialistas consultados por LA NACION
aconsejan hacer hincapié, con el fin de atacar desde el inicio el conflicto y encontrar una solución
integral y duradera en el tiempo.

En líneas generales, coinciden en señalar la importancia de que la familia agudice la mirada y


acelere la consulta apenas comprueba ciertas anomalías. Además, enfatizan la necesidad de
acompañar este proceso bajo la supervisión y contención de un equipo de profesionales
entrenados.
Según proyecciones realizadas por la American Academy of Pediatrics , el 1% de los niños del
mundo sufrirá anualmente un abuso sexual. Otro dato alarmante sostiene que en el 90% de los
casos, los abusadores son personas cercanas a la familia o que mantienen una relación significativa
con el menor, como docentes, vecinos o amigos de los adultos, en quienes el chico confía y de
quienes espera protección.

HUELLAS (IN) VISIBLES

"Se considera abuso o acoso sexual en niños a toda actividad que sea llevada a cabo por un adulto
y que tenga connotaciones sexuales. Ocurre sin el consentimiento y en condiciones de desigualdad
entre el abusador y la víctima, como consecuencia de algún tipo de coerción, por lo que conlleva a
un acto de poder sobre un niño por placer del adulto", consigna Marisa Russomando, especialista
en maternidad, paternidad y crianza, y directora del espacio La Cigüeña.

Por lo general, esas actitudes reúnen manifestaciones de lo más diversas, ya que un abuso no
necesariamente implica hablar sólo de contacto físico.

En ese sentido, la terapeuta familiar Adriana Quattrone precisa que los afectados deben lidiar con
un conjunto de situaciones, que van "desde la penetración o agresión física o contacto físico
(tocamientos, masturbación, sexo oral) hasta la ausencia de éste último, pero sí de exhibicionismo
o erotización con relatos de historias sexuales, como videos, películas y fotografías".

Así, existen signos físicos, como las lesiones en la zona genital o en la perianal, que se encuentran
en el 25% de los casos, además de indicadores psicológicos, basados en el relato del niño cuando
no hubo penetración.

Por lo general, las señales de alarma incluyen a un menor que:

Verbaliza que fue abusado y espera que se le crea para ser protegido

Habla de partes sexuales o de actos sexuales cuando aun no comprende acabadamente el


contenido o si es inadecuado para su edad
Se encierra en si mismo, tiene conductas regresivas (enuresis) o se vuelve temeroso a cuestiones
especificas

Demuestra angustia sin aparente motivo, cansancio o apatía permanente, conductas agresivas
persistentes, evitación exagerada al contacto (aislamiento)

Tiene pesadillas

No habla (mudez)

No mira a la cara a la gente o habla mal de casi todo el mundo

Si puede verbalizarlo adecuadamente, tiende a proteger al agresor o minimiza sus actos (algunas
veces porque esta amenazado o persuadido por el mismo agresor)

No obstante, resulta fundamental aclarar que la mera presencia de estos signos no confirma en
todos los casos la existencia de un abuso. "Evaluados en conjunto pueden ayudar al diagnóstico y
tratamiento del problema", destacan los expertos.

QUÉ HACER ANTE UN POSIBLE ABUSO

Frente a los indicadores, ya sean físicos o psicológicos, el primer paso es no perder la calma y
actuar con prudencia, responsabilidad, discreción y sentido común. En la práctica esto se traduce
en realizar enseguida la consulta, sin caer en la tentación de apabullar al chico sospechado con
preguntas incómodas o que no sabrá responder por su corta edad.

MEDIDAS DE PREVENCIÓN

A modo de prevención, los expertos manifiestan que todas las medidas que se puedan tomar para
frenar el avance de los casos de abuso y maltrato resultan bienvenidas. Incluso la posible
instalación de cámaras de seguridad en las instituciones educativas para ejercer un mayor control
de lo que sucede puertas adentro.
También resaltan el papel contenedor y de prevención que puede desarrollar en esta tarea la
escuela, a quien Vommaro concibe como un gran receptáculo de las cosas que atañen a la
sociedad. "Los docentes deben estar muy atentos para verificar si hay cambios en la conducta
habitual de los niños. Cuando esto ocurre, deben ponerse en alerta y extremar los cuidados",
concluye.

INDICADORES

Fisicos: lesiones en zonas genital y/o anal; sangrado vaginal y/o anal; infecciones genitales o de
transmisión sexual; flujo vaginal con resencia de gérmenes no habituales en niñas.

Psicológicos:

PREESCOLARES: conductas hipersexuales o altamente eróticas; preocupación genital obsesiva;


búsqueda de los otros para participar en conductas sexuales; excesiva masturbación,
masturbación con objetos; explícita muestra de conductas y actos sexuales en el material de
juego; trastornos del sueño (pesadillas, temores nocturnos asociados con algún lugar, persona u
objeto); comportamiento excesivamente sumiso; conductas regresivas; retraimiento social.

ESCOLARES: cambios bruscos en el rendimiento escolar; comportamiento excesivamente sumiso;


problemas con figuras de autoridad; coerción sexual hacia otros niños; fobias; sobreadaptacion.

LA NACIÓN- GDA

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