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POPULISMOS

Situación internacional:
 Crisis de 1929 La crisis de 1929 y la 2º Guerra Mundial
demuestran la fragilidad del orden vigente
 2º Guerra Mundial
 Expansión del fascismo y comunismo
Los países centrales reformulan sus políticas y sus relaciones con los países periféricos: enfrían las
relaciones, plantean un divorcio con los países periféricos.
América debe reacomodarse a la situación planteada. El panorama se hace más complejo en
América. Emergen los populismos en América.

Populismo: es un concepto, categoría de análisis

Según Adam Anderle, a partir de 1930 se produjo en Latinoamérica una gran transformación
social que incidió en el desarrollo político. Un factor determinante fue el crecimiento de los
sectores medios (pequeña burguesía urbana, empleados, intelectuales, funcionarios) y el
surgimiento de sus organizaciones políticas. El nacimiento de los movimientos y partidos
nacionales y reformistas, llamados “populistas” es típico de esta etapa. Comenzó el APRA (Perú),
Acción Democrática Venezolana, Cardenismo (México), el MNR (Bolivia), el Peronismo
(Argentina), el Varguismo (Brasil), el Partido Revolucionario Cubano Auténtico  son
movimientos que clasifican como populistas.
Populismo en América:
 Fenómeno que se da en un momento determinado de la historia americana: entre 1930 y
1950 aproximadamente
 Inserto en un proceso de larga duración de avance y consolidación de la modernidad en
América
 En un momento de tránsito entre un sistema político de participación restringida a un
sistema político de participación ampliada (tránsito de una democracia restringida a una
democracia de participación ampliada)
 En lo económico, se deja el modelo de crecimiento hacia afuera y se toma un modelo de
crecimiento hacia adentro: industrialización
 Cambios urbanos: migraciones del campo a la ciudad, formación de una clase social urbana

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Las élites leen esta situación y operan según la realidad, cambian su estrategia política y fortalecen
el accionar del Estado
En lo político, se propicia la articulación de proyectos de Estado-Nación, que se manifiestan contra
las tendencias abusivas del imperialismo extranjero y contra las clases oligárquicas que habían
ayudado al intervencionismo. Se personificaba al capitalismo extranjero como el “gringo” y se
repudiaba a la oligarquía que era su aliada “los cipayos”.
Para consolidar el Estado-Nación, se exalta la patria, los valores tradicionales, se profundizan las
proyecciones indigenistas o criollas.
La nación se entiende como resultado de un proceso de sincretismo biocultural (se alimenta de
todas las etnias y aportes culturales).
El populismo es una ideología combativa hacia afuera, cuyos enemigos son el liberalismo clásico y
el comunismo. Impulsan el capitalismo nacional cuya meta es la Independencia Económica.
En lo social, hay mejoras en los sectores populares. Se buscará a través de la legislación mejoras
sociales: mejoras sociales a través de medidas gubernativas.
Se propicia la creación de un movimiento policlasista (armonía de clases a través de frentes
policlasistas)
Se proclama el principio de la justicia social, puesto en práctica por el Estado benefactor o Estado
de bienestar.
El Estado era el que se encargaba de impulsar estos cambios, de ahí el nombre de Estado
Benefactor o de Bienestar. En los populismos se refuerza el papel del Estado, se pone al frente de
los proceso de cambio. El Estado impulsa el progreso social y económico tratando de combatir
injusticias del capitalismo industrial.
Se observa una fuerte movilización social, que rebalsa los canales tradicionales: los partidos. No
alcanzan a afianzar la cultura democrática de las políticas modernas, por eso se vinculan con
líderes carismáticos (intención de terminar la etapa oligárquica, representa la renovación).
Ante el desborde las masas, que copan los canales de participación, aparecen líderes carismáticos,
propios de los movimientos populistas. Se da una relación, un diálogo, entre el líder y las masas.
Según Adam Anderle, en las relaciones políticas renacieron los vínculos de carácter paternalista
mediante el contacto personal con el dirigente “predestinado”  los explotados esperaban
mejorar su situación con este contacto.

Según Adam Anderle, en los partidos populistas se integraban masas que inmigraban a las grandes
ciudades y también lograron ganar a las nuevas capas obreras.

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Estos movimientos tienen capacidad de incorporación de los sectores populares (excluidos) en la
participación del sistema político, por ejemplo con el voto universal; también son incorporados
desde lo social a través de la legislación y de los derechos sociales; también son incorporados a
nivel simbólico ya que todos son considerados dentro del proyecto de nación y de las etapas del
pasado de la nación. Hay una efectiva gravitación de los sectores populares en la marcha de los
gobiernos.
Para la profesora, es una democracia ampliada porque se amplía la participación en las elecciones,
clubes, sociedades, sindicatos.
También, hay una opinión pública cada vez más escuchada por el poder como base de legitimación
pública.

¿Por qué aparecen estos regímenes? Se han ensayado distintas respuestas:


 Funcionalismo (Di Tella, Germani)
Dicen que es una etapa en el proceso de estos países en el tránsito de sociedades tradicionales a
sociedades modernas, en el paso de una democracia restringida a una ampliada, en la que se
incorporan sectores populares. Se daría una coexistencia entre sociedades tradicionales (en el
campo) y sociedades modernas (urbanas)
En América, el proceso fue tan acelerado que no pudieron canalizarse las masas y se vinculan con
líderes carismáticos.
Al no poderse canalizarse desde lo institucional aparecen estos movimientos populistas como
reacción.

 Estructuralismo (`60 y `70)


Dicen que el populismo es una etapa en el desarrollo del capitalismo latinoamericano, que surge
cuando está en crisis el modelo agro-exportador y no puede canalizar el proceso. Por ello, surgen
los líderes carismáticos.

 Filosofía de la Política y Teoría del Discurso (`80, `90 y 2000. Laclau, quien escribió “La
Razón Populista”)
Dice que es una forma de construcción del poder, que se puede dar en un régimen de izquierda
(Mao Tse Tung) y de derecha (Mussolini).
Hay una situación pre-populista: serie de demandas insatisfechas, que no son canalizadas por el
sistema. Alguna demanda se convierte en hegemónica y canaliza la situación. El sistema
democrático no puede canalizar las demandas y por eso surgen los líderes carismáticos.

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Ve como positivo al Populismo.

 Profesora Conte: tiene una posición intermedia.


Analiza el proceso, aplica el método comparativo, extrae características comunes desde donde
elabora categorías analíticas generales que iluminan cada caso. La profesora conceptualiza para
explicar.
Es una Historia Política, pero ve cada aspecto. Ve los actores y lo colectivo.

NOTA: En la historiografía tradicional no se habla de populismo sino de una narración de los casos
particulares. En la postura cientificista al hablar de populismo a veces se forzaba la postura
empírica para aplicarlo a los modelos generales. Las Nuevas Historias son conceptualizantes,
analizan situaciones comparables, extraen elementos comunes.

Otras tendencias
La tendencia que prevalece en la época son los Populismos, pero existen otros en la década del
`30: el viejo liberalismo, aparecen los fascismos, crecen los partidos de izquierda: Socialismo y
Comunismo
Existe el Comunismo autóctono y el aliado con Moscú, este último plantea la creación de frentes
populares para frenar el avance fascista  la Internacional Comunista de Moscú en 1935 plantea,
para hacer frente al fascismo, crear frentes populares.
Los problemas que tienen los Partidos Comunistas en Hispanoamérica es que el sector social que
podrían captar se alinea con el Populismo, y hay también una fuerte injerencia de la Iglesia en
estos sectores, por lo que son partidos minoritarios y dispersos.

Regímenes políticos
En cuanto a los regímenes políticos, se varía entre Democracias y Dictaduras Militares, estas
últimas en el marco de la crisis del ’29.
En la larga duración, el avance de las Democracias a principios del siglo XX (con los Radicalismos)
se frena con la Crisis de 1929.

En la década de 1930, ante las consecuencias de la Crisis de 1929, se producen golpes militares en
la región, que derrocan a gobiernos constitucionales  a partir del ’30, hablamos del Militarismo.

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Según Alain Rouquié y Stephen Suffern, el trastorno del orden económico y político mundial que
causó la Depresión de 1929 fue el comienzo de un período de intensa turbulencia en la política
latinoamericana durante el cual hicieron su aparición irreversible en la escena política los
ejércitos modernos, es decir, organizados y pertrechados a imitación de los modelos europeos más
prestigiosos y mandados por oficiales de carrera, profesionales. Entre febrero y diciembre de
1930 los militares estuvieron envueltos en el derrocamiento del gobierno en no menos de seis
naciones muy diferentes de América Latina: Argentina, Brasil, República Dominicana, Bolivia, Perú
y Guatemala. En aquel mismo año se produjeron también cuatro intentos fallidos de hacerse con el
poder por la fuerza en otros países latinoamericanos. Durante los dos años siguientes Ecuador y El
Salvador en 1931 y Chile en 1932 se sumaron a la lista de países donde los militares habían
provocado cambios imprevistos en la política y en el ejecutivo.
Con todo, según Alain Rouquié y Stephen Suffern, la diversidad de situaciones –de hecho, la
heterogeneidad de las sociedades y los sistemas políticos de América Latina- no permite hacer
generalizaciones fáciles.
No obstante, siguiendo a Alain Rouquié y Stephen Suffern, en el continente soplaba un viento
militar. En vísperas de la segunda guerra mundial, la mayoría de las repúblicas de América Latina
eran gobernadas por militares, a la vez que varias naciones que en apariencia eran controladas
por civiles tenían a un general por presidente (Uruguay y México) o eran gobernadas por
regímenes que eran fruto de “revoluciones” en las cuales los militares habían desempeñado un
papel clave (Brasil y Argentina). Con todo, esta visión debe atenuarse, y no sólo porque ciertos
países –por ejemplo, el Chile frentepopulista gobernado por el educador Pedro Aguirre Cerda, o la
Colombia liberal presidida por el escritor Eduardo Santos- constituyeran claras excepciones de la
regla. También deberíamos preguntarnos si la categoría “militar”, cuando se emplea de esta
manera, es suficientemente homogénea o siquiera pertinente. De hecho, el mismo concepto o la
misma graduación militar puede ocultar realidades profundamente distintas y sistemas políticos
totalmente inconmensurables. Cárdenas en México, Baldomir en Uruguay, Ubico en Guatemala,
Trujillo en la República Dominicana, Carías en Honduras, Benavides en Perú, López Contreras en
Venezuela, Peñaranda en Bolivia y Estigarribia en Paraguay ostentaban la graduación de general.
Sin embargo, llegaron al poder de forma muy diversa y también eran muy diferentes los
regímenes que presidían. Un gobierno “militar” no puede definirse meramente por la profesión del
jefe del ejecutivo.

Militarismo:
Militarismo es cuando el ejército profesional se convierte en un actor importante de la vida
política (aparece en los `30 por los ejércitos que se han ido formando en etapas previas). Según
Alain Rouquié y Stephen Suffern, el militarismo es la manifestación sociopolítica de las fuerzas
armadas.

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Según Alain Rouquié y Stephen Suffern, la modernización de los ejércitos latinoamericanos llevó
aparejadas dos reformas clave: el reclutamiento de oficiales por medio de academias militares
especializadas y su formación en ellas; y la instauración del servicio militar obligatorio.
Estos regímenes se dan en parte gracias a que la oficialidad se debe formar en academias
militares. Como consecuencia de esto, los oficiales piensan que con toda su experiencia eran los
mejores para escudriñar el horizonte político, eran patriotas profesionales y precursores de la
modernización del Estado que tienen una “conciencia de competencia”.
Según Alain Rouquié y Stephen Suffern, debido a sus responsabilidades cívicas y nacionales, así
como a la independencia de que gozaban sus oficiales, los nuevos ejércitos no estaban
predispuestos a permanecer callados en lo que se refería a la política. A los militares no les resulta
fácil permanecer neutrales en política cuando se encuentran muy ocupados en las tareas de
edificación nacional y estatal y se les han encomendado importantes funciones relacionadas con la
defensa interna. Los oficiales, que eran técnicos muy preparados que perfeccionaban
constantemente su formación, eran ahora responsables del contingente anual de reclutas y por
ende, a su modo de ver, de la juventud del país y del porvenir de éste. ¿Acaso no eran también ellos
los más indicados para juzgar la situación internacional, dado que su misión específica consistía en
escudriñar el horizonte por si aparecía alguna amenaza extranjera? Patriotas profesionales y
precursores de la modernización del estado, estos nuevos oficiales no podían por menos de
adquirir una “conciencia de competencia” que les llevaría a intervenir con todo su peso, que no era
poco, en la vida pública.
A esto se suma al aislamiento progresivo de las clases dominantes y la división de las elites
socioeconómicas, que llevará a los generales a valorar su sagrada misión de dirigir el Estado.
Según Alain Rouquié y Stephen Suffern, la decisión de los militares de diversos países
latinoamericanos, en este período y más adelante, de “liberar el estado” de la sociedad civil, estaba
vinculada a la situación internacional y la consiguiente crisis de las clases gobernantes locales.
También favorecían la afirmación del poder militar las divisiones de las clases gobernantes sobre
cómo había que afrontar la crisis y las transformaciones económicas y sociales que se estaban
produciendo. Las clases dominantes fueron quedando cada vez más aisladas y perdieron
progresivamente su capacidad de organizar el asentimiento de los grupos sociales subordinados.
Fragmentadas, carecían de los medios necesarios para imponer su liderazgo y un proyecto propio
al conjunto de la sociedad. Había llegado el momento propicio para el nacional-militarismo. A falta
de la definición de un interés general claro por parte de la burguesía, el interés de los generales
ocuparía su lugar. Durante un tiempo serían los militares quienes, de acuerdo con sus propios
valores de orientación estatal y autoritarios, definirían lo que era mejor para la nación, en nombre
de la seguridad de la misma y, por ende, la defensa de los elementos esenciales del statu quo.

Corriente nacional-militarista:

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No hay que asociar necesariamente la dictadura militar con gobiernos de corte conservador, de
hecho la corriente que prevalece en Hispanoamérica en los ejércitos es la corriente nacionalista,
con posición más reformista que conservadora.
En América, en esta etapa, la corriente que prevalece es la nacional militarista  los oficiales del
ejército no se oponen a los procesos de cambio (por ejemplo, avanzar en la legislación laboral)
siempre y cuando esos cambios estén canalizados por el Estado.
Según Alain Rouquié y Stephen Suffern, el nacionalismo era tal vez el común denominador que
podía identificarse en las orientaciones políticas de los diversos países latinoamericanos. El
comportamiento aparentemente ambiguo de los oficiales, a menudo más autoritario que
reformista incluso en los experimentos “revolucionarios”, tenía siempre sus raíces en la
preocupación subyacente, incluso en la búsqueda de la justicia social, por reforzar el potencial
humano, económico y, por ende, militar de sus naciones respectivas. Esta orientación concordaba
con la política de desarrollo autárquico, encerrado en sí mismo, por medio de la industrialización
de sustitución de importaciones, que empezaba a adoptarse en aquel tiempo. Esta corriente
nacional-militarista, que no se oponía sistemáticamente al cambio si se lleva a cabo de manera
ordenada, y tampoco a la mejora de las condiciones de las clases trabajadoras si se efectuaba bajo
la tutela del estado, parece que predominaba en las fuerzas armadas.

Papel de las fuerzas armadas y su modus operandi en las diversas sociedades latinoamericanas desde
1930, según Alain Rouquié y Stephen Suffern:
Estas sociedades, a pesar de su heterogeneidad interna, hacían frente a condiciones externas
homogéneas que daban origen a líneas de desarrollo generalmente paralelas.
No obstante, clases muy diversas de gobierno se definen atendiendo a los diferentes grados de
intervención institucional por parte de las fuerzas armadas permanentes en la transmisión del
poder y en los procesos de toma de decisiones sobre importantes cuestiones políticas.

Etapas en la evolución del estamento militar y su papel en la política, según Alain Rouquié y Stephen
Suffern:
En los países suramericanos y en ciertos estados centroamericanos (al menos en Guatemala y El
Salvador), se distinguen tres etapas principales en la evolución del estamento militar y su papel en
la política. El primer período, que va aproximadamente de 1860 al decenio de 1920, fue el de la
creación de los ejércitos modernos. En el segundo período, que empieza alrededor de los años
veinte o treinta, entramos en la era militar, en la cual las fuerzas armadas profesionales
comenzaron a desempeñar un papel en la vida política. Durante el tercer período, que empezó en
el decenio de 1960, el papel de los militares adquirió un tono internacional, en el marco de la
hegemonía de los Estados Unidos y bajo el efecto de la guerra fría. Esta última etapa puede a su

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vez dividirse en secuencias breves y contrastadas cuyos factores determinantes eran la situación
mundial y la política de Washington.

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LA CRISIS DE 1929: CONSECUENCIAS. ECONOMIAS DIRIGIDAS

Bulmer Thomas
Se ha descrito habitualmente la depresión de 1929 como el momento decisivo de la transición de
América Latina de un crecimiento económico hacia afuera, basado en la exportación, a un
desarrollo hacia adentro, sostenido por la industrialización de sustitución de importaciones (ISI).
Tanto los «estructuralistas», que generalmente consideran este cambio favorablemente, como los
«neo-conservadores», que consideran los años treinta como una década en que América Latina
extravió el camino, comparten por igual este análisis. Es indudable que en este decenio surgieron
en muchos países nuevas fuerzas económicas, sociales y políticas, que en última instancia darían
un perfil muy diferente al modelo latinoamericano de desarrollo económico. Sin embargo, aunque
el crecimiento tradicional basado en la exportación se volvió muy difícil en los años treinta, los
vestigios de un compromiso con la producción de bienes primarios y con el desarrollo hacia afuera
sobrevivieron en toda la región y el comercio exterior aún desempeñó un papel importante en la
recuperación de la depresión. No fue sino hasta los años cuarenta y cincuenta que un conjunto de
países latinoamericanos rechazó abiertamente el crecimiento basado en la exportación, pero
incluso entonces muchos países (pequeños) se mantuvieron fieles a alguna forma de desarrollo
hacia afuera.

Apuntes

Situación previa a la Crisis de 1929

Los países de la región americana se habían insertado en el mercado internacional a través del
modelo de crecimiento hacia afuera.
En los primeros años del siglo XX algunos países habían avanzado a procesos incipientes de
industrialización.
Bulmer Thomas  A finales de la década de 1920, el sector industrial se había desarrollado en
algunas de las repúblicas más grandes (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú), y
también en las suficientemente prósperas como para haber formado un vigoroso mercado interno
(Uruguay). Incluso antes de la primera guerra mundial, el crecimiento basado en la exportación
había generado en la mayoría de estas siete repúblicas un mercado interior lo bastante amplio
como para justificar la presencia de establecimientos manufactureros modernos. Estas fábricas
producían principalmente bienes de consumo perecedero (por ejemplo, textiles, alimentos
elaborados y bebidas) que podían competir con las importaciones gracias a aranceles que

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contenían ya un elemento proteccionista. La primera guerra mundial dio mayor impulso a las
manufacturas en unos cuantos países (claramente en Brasil), mientras que las importaciones
escaseaban, pero el estímulo principal para la industria provino del crecimiento del consumo
interior, el cual estaba todavía estrechamente ligado —incluso en los años veinte— a la suerte del
sector exportador. En ningún país el sector manufacturero tenía un tamaño suficiente para operar
como el motor del crecimiento, aunque estaba comenzando a adquirir cierto dinamismo
autónomo en Argentina y Chile —las dos naciones donde la industrialización había progresado
más hasta los años veinte. El sector manufacturero brasileño, pese a su gran industria textil,
estaba aún aplastado por el atrasado sector agrícola del país, que ocupaba más del 50 por 100 de
la fuerza laboral, y lo mismo es válido para México.
En el primer decenio que siguió a la primera guerra mundial, se produjeron reasignaciones de
recursos dirigidas a un cambio estructural, a la industrialización y a la diversificación de la
economía no exportadora en las principales economías latinoamericanas. No obstante, todas las
repúblicas siguieron ligadas a alguna forma de crecimiento basado en la exportación.
En el umbral de la depresión de 1929, las economías latinoamericanas continuaban fieles a un
modelo de desarrollo que las hacía muy vulnerables a las condiciones adversas en los mercados
mundiales de bienes primarios.
Apuntes  En la década de 1920 hubo señales de que el sistema de crecimiento hacia afuera está
por agotarse, pero no fueron vistas. Por eso estas economías estaban vulnerables cuando se dio la
Crisis de 1929.

Consecuencias de la Crisis de 1929

La Crisis de 1929 tuvo las siguientes consecuencias:


 Cayeron los precios de los productos exportados
 Cayó el volumen de las exportaciones
 Cayó el poder de compra de las exportaciones
Según Bulmer Thomas, la combinación de precios de exportación decrecientes en todos los países
con el descenso de volúmenes de exportación en la mayoría de ellos provocó una caída vertical en
el poder de compra de las exportaciones durante los peores años de la depresión.
Todos los países afrontaron una caída en el precio de sus exportaciones de bienes primarios, había
un gran contraste respecto al volumen de sus exportaciones. Las más afectadas fueron aquellas
naciones que sufrieron una caída de los precios y de los volúmenes de exportación, entre las que
se contaban Bolivia, Chile y México; significativamente, los minerales dominaban la totalidad de
las exportaciones de estos tres países cuando las empresas de los países importadores

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reaccionaron a la depresión agotando las existencias acumuladas en vez de hacer nuevos pedidos.
El segundo grupo de países fue más numeroso y experimentó un modesto descenso (menos del 25
por 100) en el volumen de exportaciones. Este grupo —Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y toda
América Central— producía una diversidad de materias primas agrícolas y alimentos, cuya
demanda no podía satisfacerse con las existencias disponibles. Un tercer grupo de países
experimentó un descenso muy pequeño (menos del 10 por 100) en el volumen de exportación
entre 1928 y 1932: Colombia, Venezuela y República Dominicana.
 Aumentó el peso de gravitación de la deuda externa, que en un principio se intentó pagar
para tener créditos (entraron menos divisas por las exportaciones lo que supone aumento
de la importancia relativa de la deuda externa)
Según Bulmer Thomas, el aumento del peso real de la deuda hizo que un mayor porcentaje de las
(decrecientes) exportaciones totales debiera dedicarse a los pagos de la deuda. Aumentó la carga
fiscal y de la balanza de pagos para aquellos gobiernos preocupados por preservar su crédito en el
mercado internacional de capital por medio de un puntual pago del servicio de la deuda.
 Restricción en las importaciones (los gobiernos trataron de mantener los pagos para seguir
teniendo acceso al crédito por lo que hay menos divisas para importar)
Según Bulmer Thomas, la combinación de pagos estables del servicio de la deuda e ingresos
descendentes de la exportación ejercieron una fuerte restricción sobre las importaciones.
 Cayeron los aranceles al comercio internacional (si se exporta e importa menos bajan los
ingresos fiscales de aduana)
Según Bulmer Thomas, cuando el volumen y el valor de las importaciones cayeron, los gobiernos
tuvieron que lidiar con el nuevo problema causado por la fuerte dependencia del ingreso fiscal
respecto a los impuestos al comercio exterior. La fuente principal del ingreso fiscal, el impuesto a
las importaciones, no podía mantenerse a causa del colapso de las mismas. Aquellos países que
también dependían en alto grado de los impuestos de exportación (por ejemplo, Chile)
experimentaron un recorte particularmente radical del ingreso fiscal.
La combinación de un ingreso fiscal decreciente con pagos del servicio de la deuda fijos en
términos nominales creó una gran presión sobre el gasto público.
 Se cortó el flujo de capitales internacionales
 Los países quedaron sin nuevos créditos
 Los países quedaron sin dinero, lo que afecta la estabilidad de los gobiernos
 Se cortará el gasto público de los países
Según Bulmer Thomas, en una situación internacional menos crítica, un gobierno latinoamericano
podría haber tenido esperanzas de salir de sus dificultades con la ayuda de préstamos

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internacionales. Sin embargo, el flujo de nuevos préstamos a América Latina —ya en descenso
incluso antes de la crisis de Wall Street— queda interrumpido en 1931.

Bulmer Thomas  El impacto externo asociado con la depresión de los años treinta creó dos
desequilibrios que los dirigentes de cada nación tuvieron que afrontar urgentemente. El primero
fue el desajuste externo creado por el colapso de los ingresos de la exportación y el descenso de
los flujos de capital; el segundo fue el desajuste interno creado por la contracción del ingreso
fiscal, que dio origen a un déficit presupuestario que no pudo ser financiado con recursos
externos.
Apuntes

Medidas ante la Crisis de 1929

Las medidas que se toman ante la Crisis de 1929 son:


 Políticas de control de cambios
 Se establecen cuotas a la importación (se reduce)
 Se elevan los aranceles a la importación
 Se reorienta el gasto hacia los sustitutos internos
 Se suspende el pago de la deuda
Bulmer Thomas
Al hablar de la estabilización a corto plazo, la técnica más popular para lograr el equilibrio externo
fue el control de cambios y un sistema de racionamiento de las importaciones no basado en el
precio; esta técnica no se limitó a las naciones más grandes, sino que varios países pequeños
(Costa Rica, Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Uruguay) adoptaron
agresivamente este sistema. En la mayoría de países, los aranceles se elevaron en un momento en
que el precio de las importaciones (incluido el costo internacional del transporte) estaba
descendiendo; esto elevó el costo real de las importaciones abruptamente y alentó una
reorientación del gasto hacia los sustitutos internos. A finales de 1932, se había restaurado el
equilibrio externo en casi todas las repúblicas a un nivel mucho más bajo de exportaciones e
importaciones nominales y, a un nivel ligeramente más bajo de pagos nominales del servicio de la
deuda. El logro del equilibrio externo, aunque penoso, era inevitable. La mayoría de los países no
podían pagar por las importaciones con su propia moneda, por lo que la oferta de divisas
establecía un límite para las importaciones disponibles, una vez que las reservas internacionales

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quedaran agotadas. En cambio, el equilibrio interno era una cuestión distinta, ya que un gobierno
podía siempre emitir su propia moneda para financiar el déficit presupuestario.
La política monetaria durante la etapa más grave de la depresión fue relativamente laxa en
muchos países, de suerte que el equilibrio interno —a diferencia del equilibrio externo— no se
había restablecido a finales de 1932. Se comprobó que los esfuerzos para elevar los impuestos,
incluidos los aranceles, eran insuficientes y que nuevos incrementos sólo podían ser
contraproducentes. Los recortes de sueldos en el sector público y en los salarios eran más difíciles
debido a la agitada coyuntura política de comienzos de los años treinta, de modo que las políticas
para reducir el déficit presupuestario se concentraron cada vez más en los pagos del servicio de la
deuda. El retraso en el pago de la deuda no era nada nuevo en la historia económica de América
Latina. Sin embargo, todos los países hicieron arduos esfuerzos para cumplir con el pago del
servicio de la deuda con la esperanza de que así preservarían su acceso a los mercados de capital
internacional.
En la mayoría de los países, el incumplimiento con la deuda alivió la presión sobre el déficit
presupuestario y (en el caso de la deuda externa) liberó divisas que pudieron utilizarse con otros
fines. Con todo, el descenso de pagos del servicio de la deuda, al rebajar la presión sobre la política
fiscal, evitó la necesidad de nuevos impuestos o recortes del gasto. El déficit presupuestario, por
tanto, se mantuvo como algo normal y el equilibrio interno siguió siendo un remoto objetivo en la
mayoría de las naciones. La tensión entre el equilibrio externo y el desequilibrio interno produjo
una grave inestabilidad económica y financiera en algunos países (por ejemplo, Bolivia), pero
también pudo contribuir a la recuperación económica a un ritmo más rápido que el que se daba en
países donde unas estrictas políticas fiscales y monetarias dejaron al sector no exportador con una
demanda insuficiente e incapaz de responder al nuevo vector de precios relativos.
Apuntes

La recuperación de la depresión

Políticas económicas del momento:


 Mayor intervención del Estado
 Políticas monetarias y fiscales
 Se deja la autorregulación
Estas economías se comienzan a recuperar en 1931/1932, pero el ritmo varía en los países. La
recuperación se produce en un contexto internacional en que los países centrales impulsan
políticas proteccionistas. Pese a ello el comercio camina, los gobiernos hispanoamericanos aplican
políticas que tienden a proteger al sector exportador para finalmente recuperarse, lo que
repercute en la demanda externa  las exportaciones empiezan a aumentar, se recuperan los
precios, se da una mejoría en los términos netos del intercambio. También, hay una expansión de
la demanda interna, por lo que se expande el sector no exportador de la economía: agricultura
para consumo interno, transporte, construcción, manufacturas (en los países más grandes)  la

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industria que había comenzado a surgir sigue creciendo porque el consumo se orienta al producto
sustituto interno. Se importan cada vez más bienes de capital (no de consumo porque nosotros los
producíamos). Algunos gobiernos empiezan a aplicar políticas de estímulo de la actividad
industrial.
Economía en ese momento  el comportamiento de las economías de Hispanoamérica es de
transición del modelo de crecimiento hacia afuera hacia el modelo de industrialización por
sustitución de importaciones

A continuación se expone el desarrollo que realiza Bulmer Thomas respecto a la recuperación de la


depresión:
Para la región en su conjunto una mejora permanente del precio relativo del sector que competía
con las importaciones dependía menos de variaciones en los términos netos de intercambio y más
de los aumentos en la tasa de aranceles y de una devaluación real.
El sector competidor con las importaciones comprendía todas las actividades capaces de sustituir
los artículos importados. Se ha identificado convencionalmente con la industrialización de
sustitución de importaciones (ISI), en vista de la importancia de las manufacturas en la
importación. Sin embargo, en los años veinte, muchos países estaban importando cantidades
significativas de productos agrícolas que podían ser producidos internamente en lo fundamental.
Así que es también necesario considerar la agricultura de sustitución de importaciones (ASI)
como parte del sector competidor con la importación.
La recuperación de la depresión, en términos del PIB real, comenzó después de 1931-1932 con
sólo dos excepciones menores (Honduras y Nicaragua). En los años siguientes de la década, todas
las repúblicas de las que existen datos disponibles lograron un crecimiento positivo, y en todas el
PIB real sobrepasó el punto más alto anterior a la depresión con las mismas dos excepciones; sin
embargo, la velocidad de la recuperación variaba considerablemente y también sus mecanismos.
En particular, casi ningún país se basó exclusivamente en la 1SI para recobrarse y algunos
simplemente dependieron del retorno de condiciones más favorables a los mercados de
exportación.
El grupo de recuperación rápida incluye ocho naciones donde el PIB real creció hasta más del 50
por 100 entre el año de la depresión (1931 o 1932) y 1939. Se puede considerar grandes a dos
países (Brasil y México), medianos a cuatro (Chile, Cuba, Perú y Venezuela), y pequeños a dos
(Costa Rica y Guatemala). De modo que no hay correlación entre tamaño y ritmo de recuperación.
La ISI es un mecanismo importante de recuperación para la mayoría del grupo, excepto para Cuba,
Guatemala y Venezuela; en efecto, la recuperación cubana se debió principalmente a los mejores
precios del azúcar, lo que contribuyó a duplicar el valor de las exportaciones entre 1932 y 1939; la
recuperación venezolana se debió principalmente al crecimiento de la producción de petróleo y la
recuperación de Guatemala dependió en gran medida de la ASI.

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El grupo de recuperación media incluye países donde el PIB real creció en más del 20 por 100
entre el año de la crisis y 1939. Sólo tres naciones (Argentina, Colombia y El Salvador) se pueden
incluir con toda certeza en este grupo, aunque algunas otras (Bolivia, Ecuador, Haití y la República
Dominicana), de las que no existen cuentas nacionales para el período, registraron un aumento
significativo en el volumen de exportaciones después de 1932 y probablemente experimentaron
un alza en el PIB que las colocaría en la segunda categoría. La ISI fue importantísima como
mecanismo de recuperación en Argentina y Colombia, pero el crecimiento de la exportación no fue
notable.
El último grupo comprende los países con un resultado menos favorable. Sólo tres (Honduras,
Nicaragua y Uruguay) aparecen, pero la desastrosa evolución de las exportaciones en Paraguay y
Panamá (para los que no hay datos disponibles de las cuentas nacionales) sugiere que también
deberían ser incluidos. Los cinco eran pequeñas economías (a excepción de Uruguay) con
reducidas posibilidades de compensar una débil participación en la exportación por medio de un
crecimiento de las actividades para sustituir las importaciones.
La recuperación de la demanda interna final era un reflejo de las políticas monetarias y fiscales
poco estrictas.
Las instituciones financieras, fortalecidas por la creación de bancos centrales en varios países (por
ejemplo, Argentina y El Salvador) o apoyadas por las reformas monetarias de la década de 1920,
eran capaces de compensar las pérdidas de préstamos al sector exportador con esta nueva y
lucrativa fuente de préstamos.
La inversión pública, drásticamente recortada entre 1929 y 1932, fue estimulada por los
programas de construcción de carreteras en casi todos los países ya que los gobiernos se ciñeron a
una forma de gasto con una cuota baja de bienes importados. El crecimiento de la red viaria fue
realmente impresionante en algunas naciones y contribuyó indirectamente tanto al crecimiento
de la manufactura como al de la agricultura para el mercado interno. Incluso la inversión privada,
pese a su alto contenido de bienes importados, pudo recobrarse después de 1932 a medida que la
contracción de la balanza de pagos comenzó a ceder.
El crecimiento en el consumo privado era una condición necesaria para el crecimiento industrial
en los años treinta. El consumo privado fue fomentado por la recuperación del sector exportador y
por políticas fiscales y monetarias poco estrictas. Cuando la demanda interna se recobró las
compañías nacionales tuvieron una excelente oportunidad para satisfacer un mercado en el que el
precio relativo de los artículos importados había subido. Pocas instituciones privadas —incluso
aquellas recién establecidas en la década de los treinta— se dedicaron principalmente a
proporcionar créditos al consumo, de modo que la demanda de bienes duraderos de alto precio
(por ejemplo, automóviles) era aún muy modesta; sin embargo, el consumo de bienes
perecederos, tales como bebidas y tejidos, experimentó un crecimiento sustancial.

15
Es improbable que el crecimiento de la demanda del consumidor en los años treinta pueda
atribuirse a cambios significativos en la distribución del ingreso.

A continuación se expone el desarrollo que realiza Bulmer Thomas respecto al contexto internacional
y el sector exportador:
La recuperación del sector exportador, en términos de volúmenes y precios, contribuyó al
aumento de la capacidad importadora a partir de 1932 y a la restauración de tasas positivas de
crecimiento económico. Pero esta recuperación de las exportaciones no fue simplemente un
retorno al sistema de intercambio mundial existente antes de 1929. Al contrario, el contexto
económico internacional en los años treinta sufrió una serie de cambios que tuvieron un peso
importante en la suerte de cada una de las naciones latinoamericanas.
El principal cambio en el sistema mundial de comercio fue el incremento del proteccionismo; por
ejemplo, el arancel Smoot-Hawley en 1930 elevó las barreras para los exportadores
latinoamericanos al mercado norteamericano, en tanto que un arancel particular impuesto en
1932 a la importación de cobre desde Estados Unidos golpeó duramente a Chile en particular;
algunos alimentos (especialmente el azúcar) quedaron sujetos a un convenio internacional que
estableció cuotas para los principales exportadores (por ejemplo, Cuba), mientras que el estaño
boliviano quedó regulado por el Convenio Internacional del Estaño.
Pese al viraje hacia el proteccionismo, el comercio mundial (medido en dólares) creció
constantemente desde 1932 —como mínimo— hasta que la nueva depresión en Estados Unidos
hizo caer las importaciones norteamericanas y el comercio en 1938.
A finales de la década, el sector exportador todavía no había recuperado totalmente su inicial
importancia, pero había contribuido en parte a la recuperación del PIB real desde 1932. La
recuperación del volumen de exportación en la mayoría de países latinoamericanos contribuye a
explicar el brusco crecimiento del volumen de las importaciones a partir de 1932.
La sustitución de importaciones en la industria fue importante, y durante el decenio comprendido
entre 1928 y 1938 el índice de importación real cayó respecto al PIB real. Sin embargo, la
contracción de la importación fue más seria en los peores años de la depresión (1930-1932) y
ejerció una intensa presión sobre las importaciones de bienes de consumo. A partir de 1932, el
crecimiento industrial fue capaz de satisfacer gran parte de la demanda de bienes de consumo
antes satisfecha por las importaciones, pero al mismo tiempo las importaciones reales se elevaron
más rápido que el PIB real en virtualmente todos los casos cuando la propensión marginal a
importar permaneció muy alta. La composición de las importaciones se distanció de los bienes de
consumo —particularmente de bienes de consumo perecederos—, pero el desenvolvimiento
económico era aún extremadamente sensible al crecimiento de la importación y dependiente de
él. Sin la recuperación de las importaciones, o una mejora de los Términos Netos de Intercambio

16
(TNI) como mínimo, habría sido mucho más difícil para América Latina en la década de los treinta
emprender una exitosa ISI.

A continuación se expone el desarrollo que realiza Bulmer Thomas respecto a la recuperación de la


economía no exportadora:
La recuperación del sector exportador, sea en términos de volumen, o sea en términos de precios
y en muchos casos en ambos términos, contribuyó al crecimiento de las economías
latinoamericanas en la década de 1930. El renacimiento del sector exportador, junto con políticas
monetarias y fiscales poco estrictas, produjeron una expansión de la demanda interna final
nominal. Ésta correspondió a un incremento en la demanda interna final real que permitió al
sector no exportador expandirse rápidamente en algunos casos, pues los incrementos del precio
se mantuvieron en un nivel muy modesto en la mayoría de repúblicas. El sector manufacturero fue
el principal beneficiado, aunque la agricultura para consumo interno (ACI) también creció y hubo
un incremento significativo en algunas actividades no comercializables como la construcción y el
transporte.
La alteración de los precios relativos, sumada al control del cambio en muchos casos, proporcionó
una oportunidad excelente a los manufactureros en aquellos países donde la industria ya estaba
afirmada. Aquellos países donde el sector manufacturero tenía capacidad disponible antes de
1929 estuvieron mejor preparados incluso; en ellos, la producción podía responder
inmediatamente a la recuperación de la demanda interna y a la alteración de los precios relativos
sin necesidad de costosas inversiones que dependieran de bienes de capital importados.
Siete repúblicas (Argentina, Brasil, México, Chile, Perú, Colombia y Uruguay) eran las mejor
situadas para aprovechar las condiciones excepcionales creadas para el sector manufacturero
cuando la demanda interna se comenzó a restablecer.
La demanda sólo pudo ser satisfecha con nuevas inversiones que implicaban la compra de bienes
de capital importados. De ese modo, la industrialización comenzó a modificar la estructura de las
importaciones con una proporción decreciente de bienes de consumo y una creciente proporción
de bienes intermedios y de capital.
La industrialización en los años treinta provocó un cambio importante en la composición de la
producción industrial en los principales países latinoamericanos. Aunque los textiles y los
alimentos elaborados continuaron siendo las ramas más importantes de las manufacturas, varios
sectores nuevos comenzaron a adquirir importancia por primera vez, entre los que se contaban
los bienes de consumo duraderos, productos químicos (incluidos los productos farmacéuticos),
metales y papel. El mercado para los bienes industriales comenzó también a diversificarse; aunque
la mayoría de empresas continuó vendiendo bienes de consumo (duraderos y perecederos) a los
hogares, las relaciones interindustriales se hicieron más complejas, toda vez que un conjunto de

17
establecimientos proveía de insumos necesarios a otras industrias, que antes los solían comprar
en el extranjero.
Los problemas de la baja productividad del sector industrial pueden atribuirse a la escasez de
electricidad, la falta de trabajo cualificado, el acceso restringido al crédito y el uso de maquinaria
anticuada. A finales de los años treinta, los gobiernos de varios países aceptaron la necesidad de
una intervención estatal indirecta en favor del sector industrial y establecieron varios organismos
estatales para promover la formación de nuevas actividades manufactureras con economías de
escala y maquinaria moderna. Un notable ejemplo fue la Corporación de Fomento de la Producción
(CORFO) de Chile
El cambio en los precios relativos de los bienes nacionales y extranjeros favoreció a la agricultura
de sustitución de importaciones (ASI) tanto como al ISI. El modelo basado en la exportación antes
de 1929 había llevado la especialización hasta el extremo de que la importación de muchos
alimentos y materias primas era necesaria para satisfacer la demanda interna. El cambio en los
precios relativos proporcionó una oportunidad para modificar esto y alentó la producción de la
agricultura para el consumo interno (ACI).
El cambio en los precios relativos de los bienes nacionales y extranjeros fue un factor importante
para la expansión de la ACI y la industria. Sin embargo, los bienes y servicios no comercializados
en el mercado internacional también avanzaron, en conformidad con el crecimiento de la
economía real y la recuperación de la demanda nacional final. La orientación de recursos hacia el
sector industrial y el crecimiento concomitante de la urbanización impulsaron la demanda de
energía, por ejemplo, y estimularon nuevas inversiones en fuentes de electricidad (incluidas
presas hidroeléctricas), la explotación petrolera y las refinerías de petróleo. El desfase entre
oferta y demanda fue un problema constante durante la mayor parte de la década de 1930, pero la
existencia de un exceso de demanda fue un estímulo poderoso para el crecimiento tanto de los
servicios públicos como de la industria de la construcción.
La industria de la construcción se benefició también de las inversiones en el sistema de
transportes. En los años treinta, el auge ferroviario de América Latina había concluido, pero la
región apenas había comenzado a desarrollar el sistema vial necesario para satisfacer la demanda
de camiones, autobuses y automóviles. La construcción de carreteras —predominantemente
financiada por el Estado— tuvo el gran mérito de utilizar trabajo y materias primas locales y de no
ser notoriamente dependiente de importaciones complementarias. En toda América Latina hubo
una expansión de la red vial en los años treinta, con un crecimiento particularmente
impresionante en Argentina, que proporcionó una oportunidad para absorber a la fuerza de
trabajo desempleada en muchas áreas rurales.
La expansión del sistema vial requirió un incremento del gasto público que implicó una presión
adicional sobre los limitados recursos fiscales del Estado. Una vez edificada, la red vial permitió a
las regiones aisladas comercializar el excedente agrícola y contribuir al crecimiento de la ACI.

18
El sistema de transporte aéreo también se amplió rápidamente en la década de 1930, aunque
comenzó desde un nivel tan bajo que su capacidad para transportar pasajeros y carga se
encontraba estrictamente limitada a finales del decenio. Sin embargo, en países donde la geografía
impedía o dificultaba los viajes por tren o por autopista, la creación de un sistema de transporte
aéreo fue un paso importante hacia la modernización y la integración nacional.
Finalmente, mientras la depresión en Europa y América del Norte se abría paso en el sistema
financiero de los países desarrollados, con la retirada masiva de depósitos y el colapso bancario
convertidos en experiencia normal, América Latina pasó los peores años de la depresión con
apenas un daño limitado a su sistema financiero. Además, los años treinta presenciaron la
creación de nuevos bancos centrales, la expansión de las compañías de seguros y el crecimiento
de la banca secundaria (incluidas las corporaciones estatales para el desarrollo).
La recuperación de América Latina en los años treinta fue rápida. El PIB real en México superó el
nivel más alto anterior a la depresión en 1934; Chile y Cuba, donde la depresión fue
particularmente seria, tuvieron que esperar hasta 1937.

A continuación se expone la conclusión de Bulmer Thomas:


La depresión mundial que comenzó a finales de los años veinte se transmitió a América Latina a
través del sector externo. En casi todos los casos, la recuperación de la depresión se asoció
también a la recuperación del sector externo. El crecimiento de las exportaciones, unido al cese del
pago de la deuda, a una reducción de las remesas de utilidades, y a una mejora de los TNI, permitió
un crecimiento sustancial en el volumen de las importaciones, con el cual se halla en estrecha
correlación el crecimiento del P1B real en la década de 1930. Se combinaron políticas fiscales y
monetarias poco estrictas, el cambio en los precios relativos favorable a la producción interna que
competía con las importaciones y el acceso a artículos de importación complementarios mediante
una menor restricción de la balanza de pagos, para producir un cambio estructural significativo en
la década de 1930, que favoreció particularmente al sector manufacturero en los países más
grandes y la agricultura para consumo interno en los más pequeños.

El comportamiento de las economías latinoamericanas en los años 30 no debería ser visto


entonces como un «momento decisivo», como se ha expresado tan frecuentemente, aunque la
década sí marcó un hito importante en la transición del crecimiento basado en las exportaciones
tradicionales a la ISI

19
Apuntes

Consecuencias de la 2º Guerra Mundial

Por la 2º Guerra Mundial:


 Caen las compras de los productos hispanoamericanos
 Contracción de las importaciones por la guerra
 Aumenta el comercio interamericano
 El modelo de crecimiento hacia afuera sufre un nuevo golpe. Algunos países se ven más
afectados que otros
 Los Estados intervienen cada vez más en la economía
 En muchos países se sigue la industrialización  no llegan las manufacturas de los centros
industriales, lo que impulsa la industrialización hispanoamericana
El sector industrial sigue creciendo, pero no aumenta la autonomía económica de la región porque
luego de la 2º Guerra Mundial se restablece el pago de la deuda externa y América Latina se
introduce en el sistema mundial para importar capitales para el desarrollo. Llegan capitales
norteamericanos, lo que impulsa la industrialización por sustitución de importaciones.

Bulmer Thomas
La 2º Guerra Mundial fue devastadora para la región en términos de la desorganización de sus
mercados tradicionales. En 1940 las potencias del Eje controlaban gran parte del litoral europeo y
el bloqueo británico privó a las repúblicas latinoamericanas, pese a su inicial neutralidad en la
guerra, de todo acceso a los mercados europeos continentales. Además, el mercado británico
empezó a contraerse cuando el Reino Unido se aisló en una economía de guerra, en la que solo se
permitían las importaciones más esenciales.
La 2º Guerra Mundial estalló después de casi un decenio de creciente desilusión con el modelo
latinoamericano guiado por las exportaciones. Durante los años 30 el comercio mundial se había
recuperado, pero era cada vez más “administrado”, a menudo bilateral y muy distorsionado por
gravámenes más altos y por numerosas barreras no arancelarias. El resultado fue un creciente
nacionalismo en las repúblicas latinoamericanas y un compromiso mayor con el desarrollo interno
y la industrialización como modelo alternativo al tradicional crecimiento guiado por las
exportaciones.
Los años de guerra aceleraron el proceso. La intervención estatal en apoyo de la industria, sobre
todo en las repúblicas más grandes, se volvió más directa, con inversiones en bienes básicos y en
la infraestructura necesaria para mantener un sistema industrial más complejo.

20
Movilidad de la sociedad Urbana

Ciudades
Hubo un crecimiento demográfico muy marcado en Hispanoamérica por crecimiento vegetativo
(aumentan las tasas de natalidad y disminuyen las tasas de mortalidad) en la población sobre todo
después de la 2º GM. Para 1930 la población general de América Latina es de 107M, en 1960 es de
176M, en 1990 es de 448M.
Además, hay mejoras sustanciales en la esperanza de vida ya que mejoran las políticas públicas y
de prevención: hay avances en la salud. La esperanza de vida promedio en 1930 eran 35 años.
Hubo un auge de la población de ciudades porque hay un crecimiento demográfico urbano y
migración interna del campo a la ciudad. Según José Luis Romero, se produjo un éxodo rural hacia
las ciudades, de modo que la explosión sociodemográfica se transmutó en una explosión urbana, a
partir de 1930 las ciudades empezaron a masificarse.
La migración se da por el cambio de modelo económico: ahora importa más la industria (la
agricultura perdía peso)  según José Luis Romero, en algunas ciudades comenzaban a
desarrollarse industrias, por ejemplo, al sustituir importaciones; había comenzado a aparecer una
demanda de trabajo urbano con buenos salarios que desató la imaginación de muchos
desocupados rurales.
Además, se pueden trasladar por la mejora en el sistema de comunicaciones y transportes más
baratos. Por otro lado, en la ciudad tienen empleo, acceso a la educación, servicios públicos mejor
sistema de salud, de empleo y de seguridad.
La inmigración se mantiene a niveles bajos, sí se observa una migración de los países menos
desarrollados a los más desarrollados.
En los `40 había una estructura urbana muy polarizada: en un mismo país conviven pequeñas y
medianas ciudades con grandes ciudades. Esto generó cambios sociales en las ciudades, que
crecen a ritmos vertiginosos.
José Luis Romero dice que el cambio social fue muy grande porque fue cuantitativo, por su
número, y cualitativo, porque la presencia de mayor cantidad de gente llevó a sustituir una
sociedad congregada y compacta por otra escindida, en la que se contraponían 2 mundos  la
sociedad contendría 2 sociedades coexistentes y yuxtapuestas: una fue la sociedad tradicional
(sociedad normalizada) y la otra fue el grupo inmigrante (sociedad anómica: las masas). El centro
de ataque del nuevo grupo era el sistema de normas vigentes, al que ignoró 1º y desafió después.
La confrontación se resolvió en una lenta y sostenida coerción de la sociedad normalizada para
obligar a la otra a aceptar el acatamiento de ciertas reglas básicas y luego para ofrecerle los
mecanismos para una incorporación que, al cabo de cierto tiempo, resultaba forzosa. A partir de

21
esa situación, las 2 sociedades trabajaron en un proceso de integración recíproca (fue un lento
proceso de integración). Esta integración comenzó a partir del momento en que los grupos
inmigrantes consiguieron un techo y, sobre todo, un trabajo (en los 40 años que siguieron a la
Crisis de 1930 no avanzó mucho el proceso de integración profunda de las 2 sociedades que
componían la sociedad escindida).
Se configuran las masas urbanas (anómicas, urbanas), que se integran a la sociedad (son obreros,
clases media-bajas). La integración es favorecida por la industrialización: llega la gente a la ciudad
y trabaja en la industria.

Grupos dentro de las ciudades


 En esta época, continúa el proceso de redefinición de las elites urbanas, se suman
empresarios, industriales, alta oficialidad del ejército, altos miembros de la burocracia. Van
desdibujándose los antiguos linajes familiares porque van apareciendo ahora los clanes
económicos.
 Crecen las clases medias urbanas: suboficiales, docentes, oficinistas, personal del Estado y
bancos. La educación aparece como elemento de movilidad social (la educación permite la
movilidad social).
 En la clase trabajadora, crecen los obreros, que avanzan en su organización sindical y se
convierten en un sector de poder, que les permite obtener beneficios sociales. En
Hispanoamérica, en general, el movimiento obrero organizado respaldará los regímenes
populistas.

Sociabilidades
Surge en 1938 la 1º Confederación de Trabajadores de América Latina, impulsada por un líder
mexicano: Vicente Lombardo Toledano.
Estas sociabilidades crean una red cada vez más densa y la sociedad civil se fortalece. La sociedad
civil se hace más fuerte por la trama de sociabilidades.

Participación
La opinión pública quiere ser escuchada y legitima el poder político. Sigue avanzando el proceso
de difusión de la modernidad, cada vez aparece más la opinión pública como espacio de
legitimación política entre el Estado y la sociedad civil.
Aumentan los procesos de democratización: no sólo todos votan, sino que pueden participar
políticamente.

22
La Clase Trabajadora Urbana (según Hall y Spalding, capítulo 9)

Grupos
La posición estratégica que ocupaban los mineros y los trabajadores del transporte hacía que
fueran sometidos con frecuencia a toda la fuerza del control estatal. Los ferroviarios de casi todos
los países estuvieron entre los trabajadores que se organizaron primero y con la mayor eficacia.
Dado que la mecanización avanzaba con bastante lentitud, numerosos oficios sobrevivieron
durante mucho tiempo. Muchos de estos oficios ocupaban un puesto poco decisivo en la economía
por lo que su poder político y económico se veía limitado. Aún así, los artesanos lograron formar
organizaciones muy combativas.
El proletariado industrial, en el sentido de trabajadores empleados en fábricas grandes y
mecanizadas, acababa de aparecer en número significativo a principios del siglo XX y en ninguna
parte ocupaba un lugar central en la economía nacional antes de 1930. Las fábricas textiles
representarán de forma abrumadora las mayores empresas modernas.

Movimiento obrero
La prontitud con que se creó una importante reserva de mano de obra industrial marcó el
desarrollo del movimiento obrero desde su nacimiento  la eficacia de la huelga como arma
disminuye considerablemente cuando es fácil sustituir a los huelguistas, además de que los
trabajadores se enfrentaban a una burguesía sumamente intransigente.

23
LA POLITICA DE LA BUENA VECINDAD

Según Konig, la política de buena vecindad duró desde 1933 a 1945

Contexto
La crisis de 1929 afectó la relación entre los países latinoamericanos y los países centrales, que
cancelan sus vínculos con las regiones periféricas. Ante esto, los países americanos buscarán
mantener el caudal de las exportaciones, incluso dando grandes concesiones.
En la década del ’30 se ve la posibilidad cierta de un nuevo conflicto: se viene la 2º Guerra
Mundial.
Según Adam Anderle, en los `30 apareció el peligro fascista en América Latina, que ganó terreno
después de la crisis económica mundial. La penetración de las potencias fascistas comenzó con la
expansión económica: hubo un avance comercial de Alemania en Brasil, Chile, Colombia, Argentina
y Uruguay, de Japón en Paraguay y Perú, y de Italia en Perú. También, hubo una expansión
político-ideológica fascista en la que desempañaron un papel importante los inmigrantes
alemanes, japoneses e italianos. Las asociaciones sociales y políticas de los inmigrantes italianos y
alemanes fueron divulgadoras de las ideas fascistas. En la propaganda de América Latina se
divulgaba la idea de la unión hispana contra EEUU. Las potencias fascistas querían tener acceso a
las materias primas de América Latina y utilizaban a los grupos antinorteamericanos de la
oligarquía conservadora; además trataron de crear un fascismo propio, el fascismo criollo. En los
años `30 surgieron los movimientos fascistas de masas, por ejemplo: Unión Nacional Sinarquista
de México, Partido Nazi de Chile o Movimiento Nacional Socialista de Chile, la Falange Socialista
Boliviana y la Unión Revolucionaria del Perú; en Cuba, durante la crisis mundial, desempeñó un
papel importante la organización terrorista fascista secreta: ABC. No se debe subestimar la fuerza
de los movimientos fascistas en América Latina. Cada movimiento se esforzó por tomar el poder
de forma violenta. En 1938-1939, realizaron varios intentos Perú, Chile y Bolivia.
Por todo ello, según Adam Anderle, los círculos dominantes de EEUU miraron con preocupación la
conquista de terreno de las potencias fascistas europeas y de Japón en América Latina, que ponía
en peligro las ambiciones de EEUU por conseguir la hegemonía continental. La administración
norteamericana, ante la amenaza de las potencias fascistas, se vio obligada a reajustar su política
continental. La nueva política fue obra del presidente F. D. Roosevelt, quien en 1933 declaró:
“deseo que EEUU en la política mundial siga la política de la buena vecindad… del buen vecino,
quien respetándose a sí mismo respetaría los derechos de los demás también”.

Cambio de política de EEUU con América Latina:

24
Así, frente al avance de las potencias fascistas en América Latina, (que incluso buscan mercados, es
decir relaciones comerciales), EEUU ven una amenaza; con lo que aquí se entiende el giro de la
política de EEUU con América Latina, que se plantea claramente a partir de 1933.
En 1933 asume Franklin Roosevelt como presidente, quien establece una política interna de
renovación: el Nuevo Trato. En lo externo, abandona la política del intervencionismo y propone la
política de la buena vecindad, que apunta a construir un orden panamericano fuerte bajo la égida
de EEUU, que protegería a América Latina del avance fascista y la 2º Guerra Mundial. Para lograrlo
EEUU:
 Debe consolidar el régimen panamericano
 Renuncia a la intervención armada directa
 Se convierten en buenos vecinos respetuosos de los derechos de los demás
 Trata de fortalecer las relaciones comerciales con América Latina, tratando de suprimir las
barreras aduaneras, levantadas por los países luego de la crisis de 1929.

Según Konig, los Estados iberoamericanos habían tratado de paliar los efectos de la crisis
económica con ayuda de una política proteccionista. Sus balanzas de pago se habían visto
afectadas por la contracción de la demanda que hizo disminuir los precios de las materias primas
y de los productos agrícolas y ganaderos. Como consecuencia de esto, el comercio exterior
disminuyó. Algunos Estados dieron mayor prioridad al establecimiento o desarrollo de una
industria nacional.

Según Adam Anderle, la política de buena vecindad tuvo como objetivos: lograr un ambiente
tranquilo para la expansión económica y establecer una unión continental contra las potencias
fascistas.

Medidas que indican el cambio de política:

 1933: 7ª Conferencia Panamericana (en Montevideo): se firma un tratado de no agresión.


EEUU acepta expresamente el principio de no intervención de un Estado en los asuntos
internos o externos de otro Estado (EEUU acepta expresamente no intervenir en la región).
Según Konig, de la 7º Conferencia salió tan solo la recomendación de disminuir los
aranceles aduaneros existentes mediante la conclusión de tratados comerciales de carácter
bilateral y multilateral. Por eso, EEUU, con el fin de lograr la apertura de los diferentes
mercados, se vieron obligados a negociar acuerdos por separado con cada uno de los países
iberoamericanos.
Se propicia la firma de acuerdos bilaterales de liberalización aduanera recíproca (quieren
avanzar en el comercio con la región).

25
Según Adam Anderle, en esta Conferencia EEUU reconoció el principio de la igualdad de los
pueblos, de la no intervención en los asuntos internos, de la inviolabilidad territorial y rechazó la
aplicación de la violencia en las relaciones internacionales.
 1934: Se pone fin a la ocupación militar en Haití
 1934: Es abolida la Enmienda Platt
 1936: Se firma un tratado con Panamá, que suprime la posibilidad de intervención directa,
establecida en 1903
 1936: Expira el tratado con Haití, con lo que termina el derecho de EEUU de intervenir en
esa República
1936: Conferencia Internacional por la Paz (en Buenos Aires): se ratificó el principio de no
intervención. También, Roosevelt propone conformar un sistema de seguridad
interamericano para enfrentar la amenaza fascista (según Konig, Roosevelt habló de la
necesidad de defender la “democracia representativa”, expresando su creencia de que era
el mejor instrumento para asegurar el desarrollo social, económico y cultural; esta
referencia a la democracia tuvo su importancia porque, a partir de entonces, se prestó gran
atención a la defensa del sistema democrático contra el fascismo). EEUU renunció a la
postre a su idea acerca del establecimiento de un pacto de defensa mutuo.
Aunque no lo logró, según Konig, EEUU, tras su entrada en la guerra, estableció acuerdos
bilaterales de defensa con distintos países de Iberoamérica, esto le facilitó el poder
construir bases en dichos países y el aumentar su presencia militar
Según Adam Anderle, en 1936 en la Conferencia de Paz de Buenos Aires, Roosevelt habló sobre la
necesidad de la defensa del “continente de la paz”, dijo que “América es el bastión de la libertad” y
que sus pueblos deben actuar conjuntamente contra el peligro proveniente del exterior.
 1938: 8ª Conferencia Panamericana (en Lima)
Según Konig, Roosevelt propuso a los Estados americanos la creación de una alianza defensiva
contra las amenazas venidas del exterior. Se aprobó una declaración en la que se afirmaba la
solidaridad entre todos los Estados americanos y el propósito de defenderla. Se institucionalizó,
con carácter periódico, la celebración de consultas entre los ministros de Asuntos Exteriores.
Según Adam Anderle, la Declaración de Lima subrayó la “unidad espiritual” del continente, la
soberanía de los Estados americanos y el principio de la no intervención. Se tomaron decisiones
sobre el levantamiento de las restricciones comerciales y sobre la intensificación de las
comunicaciones y de las relaciones culturales.
 1940: Se firma un tratado con República Dominicana, que ponía fin al protectorado
 Con la 2º Guerra Mundial, hubo reuniones de ministros de Relaciones Exteriores de los
estados americanos:
o 1939: en Panamá

26
Según Adam Anderle, en la conferencia panameña de los ministros del Exterior americanos, se
comenzó a concretar el concepto de la solidaridad y defensa continentales en el marco de una
cooperación más intensa económica, financiera y militar.
Según Konig, en la 1º reunión consultiva de ministros de Asuntos Exteriores, en Panamá, los
ministros tomaron una decisión al aceptar la propuesta del subsecretario de Estado Sumner
Welles de declarar zona de seguridad una franja de 300 millas a lo largo de las costas del
continente americano.
o 1940: en La Habana
Según Konig, en la 2º reunión consultiva de ministros de Asuntos Exteriores, en La Habana, se
aprobó una declaración en la que se decía que el ataque de un Estado extra-continental contra la
integridad o inviolabilidad territorial de un Estado americano o contra su soberanía e
independencia política sería considerado por los países firmantes como un ataque a todos ellos.
Los Estados signatarios decidirían de forma conjunta las medidas que habrían de tomarse si se
produjese dicha circunstancia.
o 1942: en Río de Janeiro  Conferencia consultiva en Río de Janeiro, donde EEUU
recomienda la ruptura de relaciones con el Eje
Según Konig, en la 3º reunión consultiva de ministros de Asuntos Exteriores, en Río de Janeiro,
una vez que EEUU habían entrado en la guerra, en diciembre de 1941, tras el ataque japonés a
Pearl Harbour y después de que, ese año, 9 Estados caribeños y centroamericanos (Costa Rica,
Cuba, República Dominicana, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá y El Salvador)
habían declarado la guerra a Japón y a las potencias del Eje en solidaridad con EEUU, y de que
México, Colombia y Venezuela habían roto sus relaciones diplomáticas con dichas potencias, el
resto de los Estados iberoamericanos, en especial Chile y Argentina, se pusieron de parte de EEUU
con reservas. Así y todo, los ministros de Asuntos Exteriores recomendaron la ruptura de
relaciones con Alemania, Italia y Japón, recomendación que cumplieron todos los Estados,
incluidos Chile y Argentina. Sin embargo, las declaraciones de guerra de parte de los países
iberoamericanos tardaron en producirse: México y Brasil lo hicieron en 1942, Bolivia y Colombia
en 1943, Chile rompió sus relaciones diplomáticas con el Eje en 1943 y Argentina lo hizo en 1944.
Además, siguiendo a Konig, en esta reunión se tomó la decisión de crear un Comité de Defensa
Mutua que celebró su 1º reunión en 1942 en Washington. Como consecuencia de la formación de
este comité, el equipamiento de los ejércitos de los países iberoamericanos pasó a depender con
más fuerza de EEUU.

Según Bemis, así desaparecieron los últimos vestigios de cualquier derecho de intervención por
EEUU solo y bajo su propia responsabilidad en los asuntos internos o externos de cualquier estado
americano.

27
Según Adam Anderle, después del estallido de la 2º Guerra Mundial, EEUU reforzó su apoyo a las
fuerzas democráticas y las potencias fascistas no encontraron respaldo en América Latina.

Nueva Reciprocidad (1933-1942) (Término que utiliza Bemis para este período)

Según Konig, con el fin de superar la depresión económica de EEUU producida a consecuencia de
la contracción de los mercados mundiales y de la aplicación de políticas comerciales
proteccionistas, la economía norteamericana necesitaba mercados en el exterior. EEUU tuvo
especial interés por el mercado iberoamericano, como lugar propicio donde colocar sus productos
agrícolas e industriales. Una recuperación de las exportaciones presuponía, sin embargo, la
eliminación de las restricciones de carácter comercial vigentes en los países iberoamericanos y en
EEUU.
Según Bemis, el colapso de las exportaciones norteamericanas, debido a la gran depresión y a los
sistemas de restricción de las importaciones puestos en práctica por las naciones competidoras
industriales y aun agrícolas, y a los dispositivos autárquicos de las naciones que se preparaban
para la guerra, hicieron que el gobierno democrático del presidente Franklin D. Roosevelt se
embarcara en un programa de convenios comerciales recíprocos para la rebaja de las tarifas
aduaneras, bajo el impulso del secretario de Estado Cordell Hull.
Como EEUU quiere que los países de América Latina bajen sus aranceles a las importaciones, se
firman acuerdos bilaterales de liberalización de la economía, con lo que aumentan las
importaciones de EEUU a la región.
Según Konig, si se mira con atención los productos que constituían el grueso de las exportaciones
y de las importaciones entre Iberoamérica y EEUU, se llega a la conclusión de que los acuerdos
comerciales de carácter recíproco (término con el que se quería aludir a la igualdad de las partes
contratantes) beneficiaron más a EEUU que a sus vecinos iberoamericanos.
Concluye Konig que, con la entrada en vigor, dentro del marco de una política de buena vecindad,
de los acuerdos comerciales de carácter recíproco, EEUU dejó de intervenir en América Latina de
forma directa. Sin embargo, la naturaleza de las relaciones nacidas al amparo de los mismos y el
fortalecimiento de las estructuras económicas resultante de éstas, significó en el fondo una
intervención indirecta y, en definitiva, un perjuicio para la economía iberoamericana. Las
relaciones y las estructuras económicas siguieron siendo, después de los acuerdos, las mismas de
antes, es decir, las correspondientes a “socios” desiguales: por un lado estaba el exportador de
productos manufacturados y por el otro los proveedores de materias primas.

28
29
MÉXICO: Etapa Reformista

Bibliografía utilizada: Meyer


Según Meyer, en 1920, después de diez años de Revolución y de guerra civil, un grupo de hombres
del noroeste mexicano emprendió una histórica empresa: nada más y nada menos que la
transformación del mosaico que entonces era México en un Estado-nación moderno.
Recapitulando…ver presidencia de Obregón en la unidad 3

Presidencia de Plutarco Elías Calles (1924-1928)

Perfil:
 Calles se convirtió en presidente a los 47 años.
 Era un personaje sombrío, descendiente bastardo de una poderosa familia terrateniente de
Sonora
 Fue un pobre maestro hasta que la Revolución cambió su vida.
 Ascendió dentro del cuerpo revolucionario hasta llegar a convertirse en gobernador
provisional de Sonora en 1917 y más tarde en ministro de Gobernación durante el mandato
de Obregón.
Su programa de desarrollo económico de corte capitalista y nacionalista: El Estado jugaría una
parte importante y de ninguna manera se opondría a los terratenientes ni al capital, tanto nacional
como extranjero, a condición de que sirvieran a los intereses nacionales. Este tipo de
nacionalismo provocó el enfrentamiento no sólo con las compañías petroleras estadounidenses,
sino también con los sindicatos ferroviarios. También fue el factor esencial en el conflicto con la
Iglesia.
Sus aliados: Entre los aliados políticos, más allegados a Calles, encontramos:
 general Joaquín Amaro. Por medio de Amaro, que ostentaba el cargo de ministro de la
Guerra, Calles se embarcó en la difícil tarea de domesticar a la guardia pretoriana y de
tratar de convertir a sus oficiales en profesionales. Dicho intento fue interrumpido por la
campaña contra los cristeros (1926-1929) y por la resistencia de los rebeldes
obregonistas.
 líder laboral Luis N. Morones. La CROM bajo el liderazgo de Morones, sirvió de
contrapeso al ejército y al general Obregón. Morones, que al principio había jugado la
carta obregonista, se convirtió después en el brazo derecho de Calles, proporcionándole la
inspiración de una gran parte de su política socioeconómica.
(ver más abajo)
NOTA: El asesinato de Obregón: Calles, que tomó posesión de su cargo de la mano de Obregón,
nunca fue lo suficientemente fuerte como para liberarse del peso de su patronazgo. Usó a

30
Morones contra Obregón. El asesinato de Obregón, el 17 de julio de 1928, permitió a Calles
destituir a Morones, al que los obregonistas consideraban sospechoso de estar implicado en el
asesinato.
La política de la administración de Calles: estuvo dominada por:
1) grave crisis de las relaciones entre México y los Estados Unidos por causa del petróleo
2) crisis de reelección
3) crisis de las relaciones Iglesia-Estado: Parecía que todo y todos querían conspirar contra
Calles, y esto quizás explica la violencia de sus reacciones contra sus adversarios más
indefensos: los campesinos católicos, que erróneamente hasta entonces no habían sido
considerados peligrosos
Explicación de las crisis
1) En conflicto con los Estados Unidos surgió inevitablemente en el momento en que Calles se
negó a refrendar los acuerdos negociados con Obregón. En 1925, el gobierno mexicano,
inició la ofensiva en contra de las compañías petroleras. La ley de petróleo redactada por
Morones pasaba por alto los acuerdos de Bucareli. Ante esto, cuando las compañías,
reaccionaron violentamente, la actitud de Morones y de Calles se endureció. Como prueba
de ello, en 1926 México ofreció ayuda material a los insurgentes nicaragüenses contra los
marines estadounidenses.
Sin embargo, la crisis fue resuelta en 1927-1928 por medio de un compromiso hábilmente
negociado por el nuevo embajador Dwight Morrow, y gracias a los buenos oficios de los
banqueros de ambos países. Sin perder la compostura, Calles hizo la concesión deseada: la
ley del petróleo no sería retroactiva.
Como consecuencia, ni los insurgentes cristeros, ni los conspiradores contra la reelección
de Obregón, ni los propios rebeldes obregonistas podían contar con el apoyo de los Estados
Unidos.

2) La intervención Obregón en la política fue constante, y la lucha con Calles, aunque nunca
fue abierta, fue permanente. Obregón no estaba de acuerdo ni con la política petrolera de
Calles, ni con su política religiosa. A finales de 1926 todos los problemas estaban en
interacción: la reforma constitucional y la sucesión a la presidencia, el comienzo de la
guerra cristera, una grave huelga ferroviaria, la insurrección de los indios yaqui de Sonora
y la amenaza de una intervención estadounidense. El empeoramiento general de la posición
de Calles favoreció a Obregón.

3) En cuanto a las relaciones Iglesia-Estado, Calles adoptó una política extremadamente


anticlerical. La gente respondió violentamente, y estalló la guerra de los cristeros, conocida
como la Cristiada. El anticlericalismo de la facción gobernante fue un legado del
racionalismo del siglo XVIII y del liberalismo del siglo XIX, deformado por la ignorancia
política del Antiguo México, con su población india, mestiza y cristiana. La Constitución de
31
1917 dio al Estado el derecho al control sobre la “profesión eclesiástica”, pero Carranza y
Obregón no hicieron uso de este derecho. Los católicos se agruparon en una organización
de lucha, la Liga, que devolvía ojo por ojo. En el calor de las disputas con los Estados
Unidos, el gobierno obsesionado con la amenaza de un frente de combate interno, creó de
hecho uno, cumpliendo así su profecía en forma de autorrealización. En 1926 se aprobó la
legislación que transformaba las infracciones religiosas en delitos criminales, y los obispos
respondieron suspendiendo los servicios religiosos a partir del día 31 de julio. Así empezó
una larga partida de ajedrez en la que intervinieron Roma y Washington, Obregón y los
banqueros estatales, y finalmente el embajador Morrow. Las negociaciones se prolongaron
durante tres años, mientras se desataba una fuera que sorprendió tanto a la Iglesia como al
Estado. Los primeros disturbios fueron espontáneos. La Liga, ahora en la clandestinidad,
estaba convencida de la pequeñez de la acción legal y estaba a favor de lograr una solución
por la fuerza de las armas, y por ello convocó un levantamiento general para enero de
1927. En los cinco estados del centro-oeste, hubo una insurrección a gran escala, pero las
masas sin armas fueron acribilladas por el ejército.La violencia de las medidas represivas,
la política de quemar la tierra de cultivo al abandonar las poblaciones, y la reagrupación de
sectores de la población, sirvieron para inflamar la revuelta. Los cristeros debían su
nombre al gobierno, que los había bautizado así tomando como referencia su grito de
guerra de “Viva Cristo Rey, Viva la Virgen de Guadalupe!”. La gran ofensiva que el gobierno
lanzó contra ellos en 1928-1929 fue un fracaso, y en junio de 1929 el movimiento alcanzó
su punto álgido, con 25.000 soldados entrenados y 25.000 en guerrillas irregulares. Esta
situación llevó al Estado a tratar de lograr un compromiso con la Iglesia con el fin de salvar
la situación que iba deteriorándose rápidamente y, para evitar que se llevara a cabo en
otoño la temida alianza entre los cristeros y José Vasconcelos, candidato a la presidencia de
la República. Entre el 12 y el 21 de junio el conflicto fue apaciguado. La ley de 1926
permaneció vigente, pero no fue aplicada, y la Iglesia reanudó los cultos. Esto no era más
que una tregua.
La política económica durante el mandato de Calles
Plutarco Calles se podría decir que su consigna fue: “mucha política, ninguna política”.
El objetivo prioritario de la política del presidente Calles: la liberación del país de la dominación
económica extranjera. El estado fue transformado en un agente económico.
El estado se ve sujeto, si quiere fomentar la economía, al enorme esfuerzo de estar
refaccionando en épocas críticas, negocios enormes: la exportación de los recursos
naturales del país sigue quedando fuera del control económico de México, y una multitud
de empresas útiles o necesarias no se acometen, o se acometen sólo defectuosamente.
Si México desea hacer una economía nacional, su primer paso en ese camino debe ser el
procurarse los instrumentos necesarios para realizar su propósito. Es necesario obtener el
capital, pero obtenerlo de acuerdo con un plan previamente estudiado. De este modo, el

32
capital que logremos obtener estará desde un principio financieramente sujeto a los deseos
y a la política de México y será un servidor y no un dominador de la economía mexicana.
Programa de liberalismo clásico cuyos objetivos eran:
 un presupuesto equilibrado,
 la restauración de la confianza extranjera en la capacidad mexicana para pagar sus deudas
 una moneda estable.
La acción de Pani: (ministro de Hacienda durante el mandato de Obregón y Calles)
 redujo los salarios de los funcionarios del Estado,
 suprimió departamentos,
 instituyó el impuesto sobre la renta.
 consiguió renegociar la deuda externa en términos más ventajosos. Así se reanudó el pago
de intereses sobre la deuda.
 pudo llevar a cabo un antiguo proyecto, el de crear un banco central, el Banco de México,
con un capital inicial de 50 millones de pesos.
 También se crearon otras instituciones bancarias.
Las actividades financiera y bancaria estaban ligadas a la construcción de las principales obras
públicas. Se planeó un sistema de carreteras modernas así como obras de irrigación con el fin de
expandir en el campo mexicano métodos de cultivo moderno. El Porfiriato y los primeros diez
años de la Revolución habían dejado como legado una economía predominantemente capitalista
con un desarrollo regional muy desigual:
 en cabeza estaban el noroeste y el noreste, el Distrito Federal y la zona del Golfo.
 la industria estaba concentrada en Ciudad de México y en Monterrey
 en la franja de tierra que une Puebla con Veracruz, regiones que se habían visto
relativamente poco afectadas por la violencia revolucionaria.
Por otra parte, el auge de la producción petrolera que alcanzó su cima en 1922, fue disminuyendo
progresivamente a partir de entonces.
En resumen:
 el período comprendido entre 1910 y 1920 no fue testigo del colapso de la producción ni de
la paralización de la economía.
 A pesar de que varios sectores sufrieron una recesión, parece claro que en términos
generales el período comprendido entre los años 1920 y 1940 fue el segundo período de
expansión de la economía, con un momento crítico hacia 1925 que señaló el principio de una
minirrecesión, seguida de una depresión.
 La situación internacional de México no varió, todo lo contrario, estuvo caracterizada por
una mayor penetración extranjera.
 A pesar de la depresión mundial de la posguerra, que determinó la caída de los precios de la
mayoría de los productos más básicos, el período de 1920 a 1925 fue una época dorada para

33
México, debido a sus exportaciones de petróleo y de otros minerales. Sin embargo, empezaron
a descender en 1926-1927. El Bando de México se vio obligado a contentarse con sobrevivir.
El programa de obras públicas tuvo que ser abandonado.
 A la crisis económica siguió una crisis financiera y bancaria, llevando al gobierno, en agosto
de 1928, a suspender el pago de intereses sobre la deuda externa.
 La causa principal de la crisis financiera y del derrumbamiento de la confianza fue la
combinación de una seria de circunstancias poco propicias que actuaron sobre la estructura
de la economía mexicana. México dependía enormemente del comercio exterior para la
financiación de su desarrollo interno. Por consiguiente, toda la economía se vio afectada
cuando la balanza de pagos se dejó de ser positiva.
 La estructura del comercio exterior mexicano no fue alterada por la Revolución. Al
Contrario, sus características tradicionales se acentuaron aún más. México era, un país
productor y exportador de materias primas.
 La característica global de la economía mexicana siguió siendo una gran dependencia de los
Estados Unidos y de la industria minera, combinación que dio una cierta fragilidad a la
industria mexicana.
 Durante algún tiempo fueron las exportaciones agrícolas junto con la exportación de
metales no ferrosos (cinc, cobre y plomo), que había aumentado considerablemente entre
1921 y 1927, las que permitieron al país soportar la tensión. Pero, en 1926, cuando las
exportaciones de plata se hundieron, las exportaciones de cinc, plomo, cobre y de productos
agrícolas no fueron ya suficientes para contrarrestar las dificultades financieras. El capital
huyó hacia los Estados Unidos.
Este fue el comienzo de la crisis económica de finales de los años veinte, que llegó acompañada por el
desempleo, las huelgas encarnizadas y la emigración de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, la
guerra de los cristeros destruyó el campo y se convirtió en una pesada carga para el presupuesto.
Finalmente, en 1929 los dos sectores que se habían visto afectados anteriormente, los metales no
ferrosos (cinc, plomo y cobre) y la agricultura, sufrieron los efectos de la depresión mundial en toda
su intensidad.

Las organizaciones laborales y el estado durante el mandato de Calles


Característica de la política económica seguida durante la administración de Calles: intento de
reconciliar los intereses de clase a través de la mediación del Estado.
Hombre mediante el cual intentó llevarlo a cabo la iniciativa: Luis N. Morones. Secretario
general de la principal organización laboral, la CROM. Morones se convirtió en el brazo derecho de
Calles y fue su poderoso ministro de Industria, Comercio y Trabajo (1924-1928). Con el fin de

34
reconciliar el capital con los trabajadores bajo la égida del Estado, Morones emprendió una
enorme tarea legislativa y administrativa, para cuya ejecución no dudó en eliminar a los
“elementos irresponsables” y “provocadores”.
Morones partía del principio de que no existía nada que no pudiera ser negociado si tanto los
patronos como los obreros mostraban “responsabilidad” y “moderación”.
En la legislación se prestó especial atención a los problemas derivados de accidentes y
enfermedades, se impusieron normas de seguridad, al tiempo que se dictaban disposiciones
relativas a la jubilación y al salario mínimo.
En1926-1927 las reformas de Morones pasaron brillantemente una prueba importante. La
industria textil había estado en recesión durante años. A pesar de ser la principal industria del
país, estaba tecnológicamente atrasada y paralizada por constantes disputas y huelgas. Morones
encaró el problema y reunió a los representantes de los patronos y de los trabajadores con el fin
de resolver los problemas laborales y empezar la modernización de la industria. El resultado fue la
redacción de un contrato colectivo que afectó a toda la industria textil, la adopción de una escala
salarial, y la introducción de comisiones mixtas para llevar a cabo el arbitraje a todos los niveles.
Como complemento de esta estrategia existía un sistema de protección destinado a fomentar la
creación de industrias nacionales. Una campaña publicitaria apremió a los mexicanos “a construir
los productos de su propio país”. Sin embargo, debido a la crisis política y económica de finales de
la década de 1920, estas medidas se quedaron en letra muerta durante varios años.
Esta política provocó un enfrentamiento con los productores de petróleo y el Departamento de
Estado, pero las relaciones fueron buenas.
El grado de industrialización fue modesto. Morones fue un visionario aislado, precursor del
desarrollo que habría de producirse en los años cuarenta.
Morones, al igual que Calles, fue uno de los principales constructores del Estado mexicano, en el
cual el movimiento obrero jugó un papel decisivo. Sin embargo, la CROM tan sólo constituía un
aspecto de los muchos que componían la vida diaria de los trabajadores.
Las organizaciones laborales: se convirtieron en un componente de la maquinaria
gubernamental, situación que fomentó el oportunismo y la corrupción, pero que al mismo tiempo
les dio una influencia superior a los que incidían las cifras.
 La CROM reunía aproximadamente unos 100.000 trabajadores, artesanos, empleados de
oficina, pequeños comerciantes y en teoría unos 50.000 trabajadores agrícolas.
 Los sindicatos católicos decían tener unos 40.000 afiliados
 30.000 más se pueden atribuir a los trabajadores de los ferrocarriles, que habían sido
debilitados por las divisiones surgidas a raíz de la fundación de la CROM,
 20.000 a la CGT (Confederación General del Trabajo).

35
 los comunistas, los enemigos irreconciliables de la CROM, no consiguieron ganar la
confianza de la “gran masa de los trabajadores y de los campesinos semiproletarios”.
La influencia de la CROM alcanzó su cima entre 1924 y 1928. La CROM aprovechó la situación de
una forma positiva, para mejorar la situación de los trabajadores, y de manera negativa para lugar
contra los otros sindicatos utilizando todos los medios a su alcance. El conflicto religioso fue
empleado con el fin de eliminar a los sindicatos católicos, y las huelgas fueron utilizadas para
acabar con rivales tales como los sindicatos de trabajadores del petróleo.
La CROM exigió que todos los trabajadores se reunieran en una sola confederación y que
respetaran las nuevas leyes que le eran favorables. Además, cualquier huelga no afiliada a la CROM
era casi siempre considerada ilegal.
Durante diez años la actitud de la CROM fue decisiva, ya fuera a la hora de promover o de acabar
con una huelga. Promovió, apoyó o revivió movimientos con el fin de conquistar nuevas
posiciones, destruir sus enemigos o establecer un monopolio sindicalista. La lucha fue sangrienta
ya que a los grupos independientes, ya fueran “rojos” o “blancos”, no les faltaban fuerzas.
Los sindicatos independientes aprovecharon el rápido desgaste sufrido por la CROM después del
asesinato de Obregón en 1928 para vengarse, y la CROM fue despojada de su fuerza aunque retuvo
una capacidad considerable de resistencia.
¿Cuál fue el resultado de tanto disturbio y de tanta agresividad? La victoria lograda con dificultad
por la CROM no tenía futuro, ya que en 1928-1929 fue apartada del poder gubernamental, y nunca
más volvió a ser la organización única de los trabajadores mexicanos que había deseado llegar a
ser.
Los años veinte se caracterizaron por la reorganización y modernización de las industrias
existentes. De 1925 en adelante la CROM cooperó en la tarea de modernización y abandonó la
resistencia a sus enemigos “rojos”.
Más adelante la depresión económica que sufrieron México y el resto del mundo provocó el cierre
de muchas fábricas. La CROM y el gobierno intentaron, sin demasiado éxito, instalar o reinstalar a
trabajadores desempleados en las áreas rurales. Fue un curioso intento de convertir en
campesinos a trabajadores que acababan de emerger del campesinado en un país que estaba muy
lejos de haber resuelto su cuestión agraria. Ello era muestra de hasta qué punto México seguía
siendo todavía en 1930 un país eminentemente rural.

El Maximato
Álvaro Obregón fue asesinado el 17 de junio de 1928, el día siguiente a su reelección. Tanto los 30
generales que le respaldaban como su bloque parlamentario hubiesen podido derrocar a Calles.

36
Sin embargo, Calles supo contemporizar, y aprovechando las diferencias existentes entre sus
rivales, confió la presidencia provisional por un período de un año a Emilio Portes Gil.
El día 1 de septiembre de 1928, Calles pronunció su célebre “testamento político” con el que daba
por finalizada la era de los caudillos y abría la era del Estado institucional, cuya atención
inmediata fue la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), el antepasado del actual
PRI (Partido Nacional Institucional). Tras este golpe maestro, los obregonistas fueron incapaces de
decidir si debían optar por una sublevación inmediata o esperar al resultado de una campaña
electoral en 1929, tal y como Calles había propuesto.
La elección de 1929 no fue una mera formalidad, ya que la desaparición de Obregón animó a
aquellos que se oponían a la reelección y a aquellos que no tenían puesto en ningún ministerio.
Frente a un candidato oficial poco convincente, Pascual Ortiz Rubio, que había sido llamado
desde su embajada en Río de Janeiro para ocupar el puesto, se presentó el todavía prestigioso
Vasconcelos con la intención de asumir el mando presidencial de Madero. Su gira triunfal adquirió
la fascinación de un plebiscito y tuvo tanto éxito que las autoridades recurrieron a todos los
medios disponibles para oponerse a él.
El servicio secreto estadounidense cuyos agentes trabajaban para lograr la elección de Ortiz
Rubio, informó: “Vasconcelos cuenta probablemente con el mayor número de seguidores, pero
parece claro que quedará eliminado”. Tiene a la maquinaria gubernamental en contra. El gobierno
se había alarmado seriamente ante la posible alianza de las escopetas cristeras en el campo y la
popularidad de Vasconcelos en las ciudades. Es así que el embajador Morrow, Portes Gil y Calles se
apresuraron a restablecer la paz con la Iglesia.
Las elecciones de noviembre fueron manifiestamente fraudulentas y el desconocido Ortiz Rubio
gano 20 a 1. Tras conocer el resultado de las elecciones, Vasconcelos huyó al extranjero, mientras
que sus seguidores eran presa del terror.
Tras dirigir con gran acierto la presidencia de Portes Gil, Calles comprendió perfectamente cómo
podía mantener su dominio. Procuró que los presidentes (tres en seis años) fueran serviles. Sin
necesidad de asumir la presidencia, hizo y deshizo, y controló todos los ministerios. Con gran
razón fue apodado “el jefe máximo” y de ahí el nombre otorgado a dicho período: El Maximato.

Presidencia de Emilio Portes Gil

Emilio Portes Gil, el presidente durante la transición, fue más difícil de manipular de lo que se
había previsto. Ha pasado a la historia como el responsable de tres decisiones positivas:
1) la conclusión de los arreglos de junio de 1929, que restauraron la paz religiosa;
2) la concesión de la autonomía a la Universidad de México, también en 1929;
3) la reanudación del proceso de redistribución de la tierra, que le llevó al enfrentamiento con
Calles.

37
Presidencia de Ortiz Rubio

El presidente Ortiz Rubio estuvo dominado por el ejército, bajo las órdenes del general Calles, y
fue cruelmente ridiculizado por la opinión pública. Éste víctima de un atentado contra su vida a
comienzos de su período presidencial y abrumado por los insultos, comenzó a imponerse a pesar
de su timidez. El general Amaro, que fue ministro de la Guerra durante muchos años, le alentó
diciéndole: “Siga adelante, usted es el presidente”. Pero Calles entrevió la posibilidad de un golpe
de Estado y tomó la iniciativa, obligando a Ortiz Rubio a dimitir el 3 de septiembre de 1932, y
reemplazándolo inmediatamente por el general Abelardo Rodríguez que fue elegido por
aclamación del Congreso. Rodríguez, el primer presidente millonario, que había hecho su fortuna
administrando aduanas en California, no fue tratado mucho mejor que Ortiz Rubio.

Fin de Calles

Tanto Ortiz Rubio como Abelardo Rodríguez se vieron presionados por una situación económica
adversa, ya que, debido tanto a razones nacionales como internacionales, la industria minera
estaba sumida en el desorden y la producción agrícola había descendido hasta alcanzar el nivel
más bajo. Por otra parte, el colapso financiero provocado por la crisis económica mundial acarreó
una devaluación de la moneda.
Fue en este momento cuando el descontento popular con las autoridades alcanzó su cumbre.
El general Calles se vio obligado a retirarse de la escena para que su obra pudiese perdurar. Nunca
volvió a ser presidente, pero gobernó el país desde una posición aún más elevada que la de
presidente por un período adicional de seis años sin violar el principio sagrado de la no reelección.
Era un gigante con pies de barro cuya caída se produjo de repente, sin mayor violencia, y ante la
sorpresa general, a los dos años de la elección de Lázaro Cárdenas a la presidencia, en julio de
1934. Calles había empezado a institucionalizar la Revolución, y fue Cárdenas el que completó el
proceso.

Anexos

1) La reforma agraria. La agricultura y el campesinado


Sin duda se ha exagerado mucho el papel jugado por la cuestión agraria en el colapso del
Porfiriato.
De igual forma, se ha sobreestimado la importancia de la reforma agraria en la historia de la
Revolución.
Durante la guerra civil, de manera improvisada y bajo la presión de la necesidad, se tomaron
medidas legales decisivas contra los latifundistas (tal y como muestra el decreto de enero de 1915

38
y el artículo 27 de la Constitución de 1917). Sin embargo, hasta 1934 no se realizó la aplicación de
una versión modificada de los principios contenidos en el decreto de 1915 y en el artículo 27 de la
Constitución, y entonces tan sólo de manera lenta y confusa, con la publicación del Código Agrario.
A lo largo de cuatro años, Obregón distribuyó más de un millón de hectáreas, con el objetivo
político de comprar paz.
El presidente Calles siguió al principio dicha iniciativa, y luego frenó el proceso. Al igual que
Obregón, hubiese preferido enmarcar la reforma agraria dentro de un marco político, y
completarla rápidamente, con el fin de poder pasar a la modernización y fomento de la
productividad (colonización, irrigación y agricultura capitalista a gran escala) lo cual le interesaba
mucho más que la distribución.
El movimiento colonizador iniciado bajo el Porfiriato tuvo que ser detenido debido a la
Revolución. Fue reemprendido por Obregón y Calles con el apoyo del Estado, sin embargo, la
depresión mundial infirió sobre este proyecto.
Durante el mandato de Portes Gil en 1929-1930, se distribuyeron 1.700.000 hectáreas de tierra,
durante el período que va de 1915 a 1933 se distribuyeron un total de 7.600.000 hectáreas y en
menos de 2 años (1933-1934) Abelardo Rodríguez repartió unos 2.500.000 hectáreas más.
En vísperas de la gran distribución por parte de Cárdenas de 18 millones de hectáreas, el balance
de la reforma agraria en 1934, revelaba tres datos:
1) las concesiones fueron limitadas
2) las concesiones estuvieron concentradas en un número reducido de distritos
3) dichos distritos estaban restringidos a la zona del antiguo México en la meseta alta central
y a su ladera tropical del sur y del sureste.
La política local complicó el problema agrario, porque permitió que los caciques controlaran una
clientela considerable y que manipularan al mismo tiempo a los propietarios de las tierras.
La reforma agraria no solamente creó divisiones dentro los mismo ejidatarios, sino que también
dividió al campesinado entre:
 el 10% que había recibido una parcela de tierra
 aquellos que no habían recibido nada.
La táctica consistente en dividir a los campesinos en facciones hostiles e irreconciliables garantizó
al gobierno:
a) el control de la tierra
la lealtad electoral de sus propietarios.
Desde sus comienzos, la política agraria había sido un arma blandida tanto contra los
terratenientes, que estaban amenazados por la exportación, como contra los beneficiarios, que
temían la expulsión de los ejidos.
El hacendado tradicional sufrió el fuerte impacto de tres pruebas contundentes:

39
1) las guerras de 1913-1917 y la 1926-1929,
2) la crisis económica posterior a 1929
3) la propia reforma agraria.
El programa agrario fue miope, ya que hizo que se multiplicaran indefinidamente los antagonismos
mutuos debido al colapso de la sociedad establecida + la reforma.
Los revolucionarios que estaban en el poder no habían tenido nunca un verdadero programa
agrario, habían tenido un programa agrícola, lo cual no era lo mismo.
Los campesinos fueron a la vez instrumentos y víctimas de la versión mexicana de la acumulación
primitiva de capital. Los campesinos consiguieron más de lo que figuraba en el programa
revolucionario, sin embargo su éxito fue ilimitado. El político ocupó el lugar del hacendado y el
campesino pasó a tener una relación con el gobierno igual a la que había tenido anteriormente con
su patrono, salvo que al gobierno había que tenerlo de manera distinta.
No es difícil comprender por qué la reforma agraria no logró atraer el entusiasmo de los
campesinos:
 Las organizaciones campesinas estaban dominadas por la burocracia, y nunca llegaron a
convertirse en organismos genuinamente campesinos.
 Algunos campesinos, prefiriendo mantenerse al margen de ellas, renunciaron a las
parcelas de la tierra que les correspondían. Dichas renuncias han sido atribuidas al miedo,
pero también hay que tener en cuenta la concepción que los propios campesinos tenían de
la propiedad y de los medios adecuados para adquirirla.
 Todos soñaban con convertirse en terratenientes, pero no de cualquier forma. Sólo había
dos formas honrosas de convertirse en terrateniente, la compra de las tierras o la herencia.
Un regalo siempre compromete al que lo recibe, y cuando éste era ofrecido por un
gobierno del cual se desconfiaba tradicionalmente, era difícil de aceptar.
Durante esos terribles años los cristeros obligaron muchas veces a los agraristas a pagar caro, con
sangre, su conexión con el Estado.
Obregón y Calles soñaban con la creación de una clase importante de minifundistas
emprendedores y propietarios de fincas de mediano tamaño. Esta clase de propietario ya existía
en su noroeste nativo.
La distribución de tierras afectó al conjunto de indios mexicanos y mestizos del antiguo México,
pero las inversiones de capital se destinaron a favorecer a los propietarios de fincas medianas y
grandes de otras regiones.
De acuerdo con el fundador del Banco Nacional de Crédito Agrícola (1925), Manuel Gómez Morin,
y también con el presidente Calles, el crédito agrícola tenía que llevar al campesinado hacia la
segunda etapa de la reforma agraria: la producción tenía que suceder a la distribución.
Desgraciadamente, el capital inicial fue insuficiente y el banco no pudo resistirse a la práctica de

40
“préstamos preferenciales”, es decir, créditos disponibles para personajes importantes. De esta
forma, el dinero no llegó a manos de aquellos que realmente lo necesitaban.
La utopía de los sonorenses era lograr la prosperidad de México a partir del desarrollo de su
agricultura. Una agricultura sustentada por granjeros muy trabajadores abastecidos con una
sólida infraestructura de irrigación, carreteras, tecnología y préstamos bancarios. No hubo una
intención seria de industrializar el país, sino que tan sólo se quiso dar acabado industrial a los
productos agrícolas para la exportación.

2) Límites del nacionalismo económico


Siguiendo a Meyer, los límites del nacionalismo económico postulado a partir de 1917 habían sido
alcanzados. Obregón, Calles, Gómez Morin, Pani y Morones fueron finalmente incapaces de lograr
el milagro nacionalista del crecimiento y la independencia.
La Revolución no había cambiado la estructura básica de la economía mexicana, y hasta 1926 las
exportaciones financiaron el crecimiento económico.

41
MÉXICO: El Cardenismo

Lázaro Cárdenas (1934-1940)  Es un representante del Populismo


1930: Aparece la figura de Cárdenas
Se da la génesis del cardenismo. Lázaro Cárdenas dio nombre a un periodo. El decenio de 1930 es
el de la ascensión y la dominación del cardenismo: proyecto nacionalista y radical que afectó
fundamentalmente a la sociedad mexicana y que representó la última gran fase reformadora de la
Revolución.

Controversia  Los seguidores como los adversarios de la ortodoxia revolucionaria han


considerado que en el cardenismo culminó la Revolución social. Otros lo han representado como
un intermedio dramático y radical dentro del proceso revolucionario, una desviación casi
bolchevique a ojos de algunos. Estudios recientes hacen hincapié en las continuidades, aunque de
un tipo diferente: las de la construcción del Estado, el corporativismo y el desarrollo capitalista

El origen del cardenismo


Toda evaluación del cardenismo debe trascender los límites de la presidencia de Cárdenas. Su
historia no es la de un único hombre, ni siquiera la de un solo sexenio. El cardenismo recuerda la
Revolución de 1910. Pero también fue fruto de la depresión y de los conflictos sociales y
replanteamientos ideológicos que ésta provocó. Si la primera fue una influencia autóctona, la
segunda puede compararse con lo ocurrido en el conjunto de América Latina. El cardenismo
también nació de sucesivas crisis políticas: asesinato de Obregón en 1928, que condujo a la
creación del PNR; la batalla por el control del partido y el gobierno que culminó con la lucha entre
Calles, el jefe máximo, y Cárdenas, el presidente, en 1935-1936.
El trasfondo político inmediato es la creación el partido oficial, PNR, en 1929; la derrota de los
militares obregonistas que se rebelaron el mismo año; la manipulación, humillación y caída del
maleable presidente Ortiz Rubio en 1932. Esto fue la consolidación paulatina del régimen
nacionalista como el omnipresente poder personal de Calles, que controló al nuevo presidente,
Abelardo Rodríguez (1932-1934).El logro de Calles (el mantenimiento del poder personal detrás y
a pesar de la institucionalización formal de la política que él mismo había iniciado) fue más
precario de lo que parecía a muchos. Le había granjeado numerosos y cordiales enemigos
políticos. Entonces… ¿había que mostrarle deferencia o desafiarle?

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Aspecto económico
Los enemigos y los críticos de Calles y el callismo crecieron en número a consecuencia de los
efectos de la depresión. Su impacto en México fue más acumulativo que instantáneo, y menos serio
y prolongado que en economías basada en el monocultivo como la chilena o la cubana. El país ya
había sufrido por la causa de la caída de los precios de las exportaciones, la deflación y la
contracción de la economía desde 1926. Entre 1929 y 1932 el comercio exterior descendió en
unos dos tercios; la capacidad de importar quedó reducida a la mitad; el desempleo creció, inflado
por la repatriación de unos trescientos mil mexicanos que habían emigrado a Estados Unidos.
México fue relativamente afortunado. El oro, la plata y el petróleo, que representaban
conjuntamente tres cuartas partes de las exportaciones, no sufrieron una caída tan extrema de la
demanda y el sector de la exportación era pequeño por lo que las repercusiones en los salarios, el
empleo y los niveles de vida fueron menos acentuadas. El importante sector de la agricultura de
subsistencia de México se recuperó de las malas cosechas de 1929-1930, a la vez que la industria
manufacturera se veía afectada de forma menos severa que la industria extractiva y pudo
beneficiarse de la imposibilidad de importar. La depresión estimuló de esta manera un proceso
reindustrialización de sustitución de importaciones.
Los salarios reales descendieron y algunos historiadores identifican una fase de “movilización
frecuente pero fragmentaria” (caracterizada por huelgas, ocupaciones de tierra y marchas del
hambre) que coincidió con la depresión económica.
La economía fue reactivándose gracias en parte a la política reflaccionaria keynesiana que adoptó
el secretario de Hacienda Alberto Pani. Cárdenas subió al poder en el momento en que los efectos
de la depresión retrocedían, aun cuando sus repercusiones políticas seguían notándose. El
Maximato (1928-1934) había sido un periodo difícil, y la sucesión presidencial ofrecía ahora una
apertura política a través de la cual podían encauzarse los agravios populares acumulados.

Legado de la administración del callismo


Para Calles y sus partidarios (los veteranos) los acontecimientos recientes en modo alguno
invalidaban el modelo existente del desarrollo capitalista, el basado en la empresa privada, las
exportaciones, las inversiones extranjeras, el control riguroso de los obreros y un Estado
generalmente “pasivo”. En 1930 Calles declaró que la reforma agraria había sido un fracaso: el
ejido fomentaba la pereza; el futuro estaba en la agricultura capitalista, de propiedad privada. Otro
factor que alarmó a Calles fue la agitación obrera: era necesario toma medidas severas para limitar
las huelgas. Calles continuó machacando el viejo tema anticlerical, motivo principal de la política
en el decenio de 1920, y el papel de la enseñanza como medio de transformación revolucionaria.
Se reavivó el anticlericalismo y dio nuevo estímulo a la política de laicización. Pidió una revolución
psicológica, una nueva conquista espiritual para ganar el corazón y el cerebro de los jóvenes para

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la Revolución. Los ejemplos fascistas influyeron en el pensamiento de Calles, que citaba a Italia y a
Alemania (así como a la Unión Soviética) como casos de ecuación política coronada por el éxito.
Calles se daba cuenta de que una nueva generación estaba alcanzando la madurez política, una
generación para la cual las heroicidades de 1910 eran mitos o historia y que cada vez se mostraba
más desilusionada con la Revolución. Rechazaba la ideología del decenio de 1920 (anticlerical,
liberal en lo económico, conservadora en lo social) y abogaba por cambios socioeconómicos
radicales. Participaba en el desplazamiento mundial desde el Laissez-faire cosmopolita hacia el
dirigismo nacionalista. Era el New Deal o la planificación económica de la Unión Soviética (mal
interpretada, sin duda) lo que tenía importancia. A partir de 1930 se introdujeron de forma
provisional normas reformistas e intervencionistas:
 Ley Federal del Trabajo (1931): concesiones en lo referente a horarios, las vacaciones y los
convenios colectivos, a cambio de que el Estado reglamentara más rigurosamente las
relaciones industriales.
 Departamento Agrario y Código Agrario (1934): permitió por primera vez que los peones
de las haciendas solicitaran concesiones de tierras; garantías a las propiedades
particulares.
 Plan Sexenal (1933): nuevo planteamiento que exigía la nueva generación de tecnócratas,
políticos e intelectuales. Criticaba implícitamente el modelo sonorense y recalcaba el papel
del Estado intervencionista y la necesidad de que fueran mexicanos quienes explotaran los
recursos de México; prometía a los trabajadores salarios mínimos y el derecho a convenios
colectivos; y subrayaba la importancia primordial de la cuestión agraria, que requería
soluciones radicales, incluyendo la división de las grandes propiedades.

Presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940)

El escoger a Lázaro Cárdenas como candidato oficial para las elecciones de 1934, el PNR se inclinó
hacia la izquierda; pero la vieja guardia se consoló pesando que de esta forma podría controlarla
mejor. Cárdenas había demostrado su radicalismo (sin salirse de los términos ortodoxos,
institucionales); era un político modelo que durante su carrera había pasado por las filas del
ejército revolucionario y alcanzado la presidencia del partido y la Secretaría de Guerra Era un
candidato seguro, en parte porque carecía de una base local y porque parecía leal, hasta insulso y
obtuso. Aunque la izquierda institucional del interior del PNR respaldaba su candidatura, su
historial no le granjeaba el apoyo de los obreros ni de la izquierda independiente; los comunistas
presentaron un candidato rival y declararon que no estaban “ni con Calles ni con Cárdenas, sino
con las masas cardenistas”.

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Una vez hubieron escogido candidato del partido, Cárdenas empezó a dar muestras de una díscola
heterodoxia. Creó un estilo peripatético que continuaría durante su presidencia y que le llevaría a
desplazarse a las provincias en repetidas ocasiones. La campaña electoral y las giras posteriores
dieron al presidente un conocimiento directo de las condiciones que existían en el país y se dice
que contribuyeron a radicalizarle, lo cual parece verosímil. Unidos a su retórica reformista,
especialmente agrarista, estos viajes suscitaron las expectativas y las exigencias populares; y
demostraron a las comunidades remotas la realidad del poder presidencial. Sin duda Calles y los
conservadores se dijeron que estos bríos del principio acabarían consumiéndose.
El nuevo presidente, que obtuvo una victoria aplastante, asumió el poder en diciembre de 1934
“en medio de la mayor calma posible.”
Pareció también que la estabilidad y la continuidad se vieron atendidas en la composición del
nuevo gabinete, en el que los callistas ocupaban algunos cargos clave y estaban más que los
partidarios de Cárdenas.
Una nueva generación
Sin embargo, el control callista no era tan total como parecía; quizá nunca lo había sido. En las
provincias, el callismo de muchos caciques locales era necesariamente provisional. Una nueva
generación se agolpaba en la puerta, apartando a la generación “veterana” que había nacido en el
decenio de 1880 y que había conquistado el poder durante la Revolución armada. Significaba un
cambio de carácter y de acento político. Sus miembros tendían a ser más urbanos y cultos y menos
obviamente norteños que sus predecesores. La nueva generación se concentraba en los defectos
de sus antepasados (anticlericalismo, militarismo, corrupción, la reforma agraria y laboral), y en
su lugar recalcaba la nueva política que se exponía en el Plan Sexenal.
Aspecto socioeconómico: sindicatos
Todo presidente que ofreciera resistencia al control del jefe máximo, o que buscara el apoyo de las
masas que se oponían al conservadurismo callista, tenía que desplazarse hacia la izquierda, hacia
los sindicatos, cada vez más combativos, y hacia el campesinado, cuya agitación iba en aumento.
Porque ahora, al reactivarse la economía, proliferaban las huelgas. Los paros laborales afectaron a
los ferrocarriles, las minas y las fundiciones, los campos petrolíferos y las fábricas textiles. Se ha
dicho que Cárdenas heredó una “explosión sindical”. Las reivindicaciones eran básicamente
económicas pero se expresaban con una combatividad inusitada.
Este estado de cosas reflejaba tanto la radicalización de la política nacional como la creciente
complejidad de la organización de la clase trabajadora. La CROM había perdido mucho apoyo:
debilitada políticamente desde el asesinato de Obregón, se encontró con que su número de
afiliados quedaba muy reducido a la vez que perdía irrecuperablemente el monopolio de la
representación obrera dentro del PNR y de las juntas de arbitraje laboral. Los disidentes -la
Federación Sindical del Distrito Federal (FSDF) de Velásquez, la CROM lombardista y otros grupos
contrarios a la CROM, incluidos los electricistas- se unieron en octubre de 1933 para formar la

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Confederación General de Obreros y Campesinos de México (CGOCM), un sindicalismo más
nacionalista y militante. Los comunistas, empujados a la clandestinidad después de 1929,
formaron un nuevo frente obrero, la Confederación Sindical Unitaria de México (CSUM) que
reclutó muchos adeptos entre los maestros y los trabajadores rurales.
Después del gran cataclismo de 1910-1915 la protesta agraria había disminuido o se había visto
encauzada hacia la reforma oficial (a menudo manipuladora) que alcanzó su apogeo en 1929. La
CROM había hinchado su fuerza nominal con la incorporación de campesinos y se habían
reclutado agraristas para combatir a los cristeros. En el decenio de 1930 las corrientes represadas
del agrarismo volvieron a crecer y amenazaron con desbordarse. Seguía siendo necesaria la
movilización, que a su vez ofrecía experiencia y oportunidades. Pero la movilización era precaria y
no tardó en fracasar. Las elecciones y la nueva presidencia aumentaron las expectativas agrarias y
avivaron los temores de los terratenientes. La lucha anónima que se libraba en gran parte de las
zonas rurales pasó a ser explícita, perceptible y a relacionarse directamente con la lucha por el
poder nacional.
Cárdenas frente a Calles
Conocido por su clerofobia, enemigo del agrarismo y de la agitación laboral, Calles resultó incapaz
de adaptarse a los cambios del clima político. En Cuernavaca habló del peligro que la subversión
industrial representaba para la economía. Empezó a llamar la atención sobre las flaquezas de
Cárdenas, denunció las “tendencias comunistas” que veía detrás de todo ello y señaló el sano
ejemplo que daban los estados fascistas de Europa. Cárdenas no podía por menos que responder;
no estaba dispuesto a ser un Ortiz Rubio. Los líderes anticallistas deseaban vivamente que el jefe
máximo se llevara su merecido. Lo mismo quería la opinión pública y los trabajadores
organizados. En la izquierda la amenaza de un nuevo maximato, de represión, incluso de un
desplazamiento hacia el fascismo engendró un gran deseo de solidaridad que vino a
complementar la línea oficial que en aquellos momentos dictaba Moscú.
Al pasar al ataque, Cárdenas y sus aliados se enfrentaron a un adversario que todavía era
formidable. Calles continuaba albergando ambiciones, no le gustaba el rumbo que seguía el nuevo
régimen, a la vez que poderosos grupos le estaban empujando a un enfrentamiento. El sector
empresarial temía el activismo de los trabajadores y esperaba que Calles le brindara tranquilidad,
al tiempo que la clase media urbana estaba harta de la oleada de huelgas que trastornaba la vida
en las ciudades. Había aún muchos políticos callistas en el Congreso, el partido, la CROM y los
gobiernos de los Estados, hombres cuyo futuro político estaba hipotecado con el del jefe máximo.
También en el ejército había elementos inquietos, mientras Estados Unidos veía con preocupación
el giro que tomaba la política y esperaba que hubiera un acuerdo en lugar de un enfrentamiento
entre los dos. Calles podía desestabilizar la nueva administración, pero ello representaría un grave
riesgo para la obra de su vida. En cuanto a Cárdenas, si rechazaba una fórmula satisfactoria para
ambas artes, tendría que buscar el apoyo de la izquierda, lo cual llevaría aparejados nuevos
compromisos radicales.

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En estas circunstancias, Cárdenas desenmascaró a Calles. Se cercioró de la lealtad de algunos
hombres clave, así políticos como generales, destituyó a varios ministros del gabinete que eran
callistas y ascendió a varios de sus hombres, entre los cuales había algunos veteranos anticallistas.
El bloque callista en el Congreso se desmoronó. Hubo entonces una leve purga en el PNR: se
destituyó a los gobernadores indóciles; y los caciques locales se apresuraron a cambiar de
bandera. El ejército planteaba un problema más difícil, pero en este caso fueron una ayuda para
Cárdenas sus largos años de servicio en las fuerzas armadas y la solicitud que mostraba para con
los militares. Se efectuaron cambios en la estructura de mando del ejército, se distribuyeron
hombres leales para todo el país y se tomaron medidas parecidas en el caso de la policía. El
presidente pudo pasar a la ofensiva, seguro de la victoria.
Aspecto político-religioso
Cárdenas se propuso refrenar el anticlericalismo extremo que había caracterizado al callismo y
que probablemente era su rasgo más odiado. Cuando Cárdenas subió al poder los excesos
anticlericales de Garrido seguían igual que antes. Cárdenas obró con prudencia. Aunque había
tratado a los cristeros más decentemente que la mayoría de los comandantes del ejército, estaba
cortado por el patrón anticlerical. Su política educativa, que hacía hincapié en la educación
socialista, estaba calculada para irritar la sensibilidad de los católicos. El asunto del
anticlericalismo marcó una distancia conveniente entre el nuevo régimen y el anterior. Garrido
atrajo sobre sí tanto las protestas de los católicos como el enojo del presidente, lo que condujo a su
caída. Se dijo que los católicos gritaron “¡Viva Cárdenas!”. Se aflojaron progresivamente las
ordenanzas anticlericales más rigurosas. El presidente puso especial empeño en señalar que la
educación socialista combatía el fanatismo y o la región por sí misma.
Conflicto social
El presidente parecía alentarlo fomentando el apoyo de las masas y utilizando una retórica radical.
El desmoronamiento de la CROM anunció un activismo político más militante por parte de la clase
trabajadora, y sindicatos y políticos rivales competían unos con otros en sus intentos por captar
afiliados. Los sindicatos se alinearon detrás de Cárdenas y organizaron manifestaciones para
protestar por las declaraciones antiobreras de Calles, además de librar luchas callejeras con sus
adversarios callistas y conservadores. El campesinado no permaneció inmóvil. Se encontraron
ahora con que podían recurrir a un “centro” que simpatizaba con ellos y que a su vez podía
movilizar a los agraristas contra el callismo. Al acelerarse el ritmo de la reforma agraria, pronto se
contaron entre las víctimas algunos veteranos de la Revolución: Calles y su familia, por ejemplo.
Fin de Calles
Con su hábil combinación de alianzas tácticas y movilizaciones populares. Cárdenas había
derribado al maximato y puesto fin a la era de dominación de los sonorenses. En la primavera de
1936 Cárdenas ya se había librado de la tutela de Calles, además de afirmar su poder presidencial

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y demostrar una inesperada combinación de resistencia y perspicacia. Todo esto se había logrado
con poca violencia.

Importancia de la reforma agraria: postura de Cárdenas (1936-1937)

Cárdenas es de origen provinciano, michoacano, simpatizaba de verdad con el campesinado.


La reforma agraria es:
 Arma política para abatir a los enemigos.
 Instrumento para promover la integración nacional y el desarrollo económico.
 Respuesta a las reivindicaciones populares, que a veces se sostenían ante la oposición
oficial en los estados donde el agrarismo se consideraba sospechoso desde el punto de vista
político.
 Medio de transformar la sociedad rural y, con ella, la nación.
No puede verse como una estrategia dirigida al desarrollo industrial, favorable a la acumulación
de capital. Se granjeó la hostilidad unánime de los terratenientes y de la burguesía.
Al Ejido: no lo concebía como una estación de paso hacia el capitalismo agrario y tampoco como
un simple paliativo político, sino como la institución clave que regeneraría el campo, liberaría al
campesino de la explotación y, si recibía el respaldo apropiado, fomentaría el desarrollo nacional.
El ejido sería el campo de formación política de un campesinado culto y dotado de conciencia de
clase.
El antiguo proyecto de crecimiento basado en las exportaciones (en el que la agricultura era una
fuente importante de divisas extranjeras) había fracasado de modo palpable, dejando deprimidas
y subcultivadas a regiones que en otro tiempo habían sido dinámicas y comerciales. Una
generación nueva, impresionada por los ejemplos del dirigismo económico extranjero y deseosa
de distanciarse de su predecesora, que estaba sumida en la bancarrota política, buscaba ahora el
poder. Era más urbana y menos plebeya y procedían del centro de México en lugar del norte (por
esto mostraba mayor simpatía por los intereses de los campesinos) y estaba convencida de que
era necesario tomar medidas radicales. En 1930, el gobierno mexicano fue el único que sumó a
estas respuestas una amplia reforma agraria, prueba de la tradición agrarista que anidaba en el
corazón de la Revolución popular y que ahora imbuía el pensamiento oficial. La jerga del
agrarismo impregnaba el discurso político; inspiraba el arte, la literatura, el cine; se ganaba a la
vez partidarios ardientes y oportunistas en la burocracia agraria y entre los caciques locales, lo
que no era un buen augurio en lo que se refiere a la longevidad o la pureza de la campaña
agrarista.

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Sus logros eran impresionantes. La población ejidal se había logrado con creces y la población sin
tierra había descendido. Al aumentar los ingresos del gobierno gracias a la recuperación
económica, los recursos se encauzaron hacia la agricultura. Esta administración “hizo milagros” en
la provisión de créditos agrícolas. Otros recursos se destinaron a obras de regadío, carreteras y
electrificación rural, aunque sea probable que estas inversiones en infraestructura beneficiaran a
la agricultura privada más que al sector ejidal. Los campesinos, al igual que los trabajadores
urbanos, eran instados a organizarse y sus organizaciones se vinculaban de modo creciente al
aparato del estado. Así se creó el núcleo de la futura Confederación Nacional Campesina (CNC)
(1938).
El caso de la Laguna
La reforma agraria cardenista no se llevó a cabo de forma gradual, burocrática, como las
anteriores y (generalmente) las que se efectuaron después. En vez de ello, se puso en marcha con
tremendo fervor y la puntuaron dramáticas iniciativas presidenciales. Los asediados agraristas se
encontraron de pronto respaldados por el “centro”. Un caso clásico fue La Laguna. El grueso de los
trabajadores lo formaban proletarios empleados total o parcialmente en las plantaciones de
algodón. Veían el atractivo del reparto de tierras, especialmente a causa del elevado desempleo
estacional. Las malas condiciones se vieron exacerbadas por el descenso de la población
algodonera. El gobierno intervino y resolvió la disputa de forma radical. En 1936, las tres cuartas
partes de las valiosas tierras de regadío y una cuarta parte de las de secano se entregaron a unos
treinta mil campesinos agrupados en trescientos ejidos. Entre los perjudicados había varias
compañías extranjeras y, como mínimo, cinco generales revolucionarios.
Se invocó la Ley de Expropiaciones de 1936, y las grandes haciendas comerciales se entregaron en
bloque a sus empleados, es decir, a los peones en vez de los habitantes del pueblo. El régimen se
opuso a la fragmentación de las grandes unidades productivas; se votó a favor de ejidos colectivos
en vez de parcelas individuales. Cada ejido compartiría la tierra, la maquinaria y el crédito, y sería
dirigido por comités elegidos; la cosecha se repartiría entre los trabajadores en proporción a sus
aportaciones de trabajo. El Banco Ejidal proporcionaría créditos, asesoramiento técnico y
supervisión general; el propio ejido aportaría una serie de servicios educativos, médicos y
recreativos. Los terratenientes y los hombres de negocios predijeron con confianza que serían un
fracaso y que en dos años los trabajadores volverían arrastrándose y suplicando que los dejaran
trabajar de nuevo para sus antiguos patrones. No ocurrió así. La agricultura colectiva demostró
que era capaz de dar fruto, en el sentido material de la palabra. La productividad era inferior en
los ejidos colectivos comparados con las haciendas privadas: uno de los efectos importantes de la
reforma agraria fue estimular una agricultura más eficiente en el sector privado. Con el apoyo
efectivo del Banco Ejidal, el nivel de vida de los campesino de La laguna subió, tanto absoluta como
relativamente; hubo un incremento perceptible de los gastos de consumo de la alfabetización y en
los niveles de sanidad. Con la alfabetización y la autogestión los campesinos demostraban poseer
nuevas habilidades, una responsabilidad y una dignidad igualmente nuevas. Disminuyó la
agitación política.
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El éxito del experimento dependía de que las circunstancias fuesen favorables, de la demanda de
algodón, del suministro de agua en cantidad suficiente y, sobre todo, del respaldo político. Todo
ello faltó. En 1941 subió al poder un nuevo gobierno y hubo un cambio inmediato en el orden de
prioridades. Ejidos divididos en parcelas empezaron a sustituir a los colectivos y se introdujo en
éstos un sistema de pagos basados en incentivos. El Sindicato Central estaba perdiendo el control
de los recursos económicos al mismo tiempo que tenía que hacer frente a una competencia
política directa, toda vez que el gobierno recortó sus fondos, alegó que estaba bajo influencia de
los comunistas.
Esta reforma de Cárdenas fue fruto de una improvisación apresurada; necesitaba tiempo y
cuidado para dar un buen resultado. Había dejado las mejores tierras en poder de los
terratenientes y, sobre todo, había repartido la tierra disponible entre demasiados beneficiarios,
entre los que había numerosos inmigrantes que no residían en La laguna. Debido al aumento de la
población, los ejidos de La Laguna ya no podían dar sustento a las familias que se hacinaban en
ellos.
En lo que se refiere a sus orígenes, alcance, rapidez y resultados, la reforma de La Laguna sentó
precedentes que se siguieron en otras partes.

Hacia la década de 1940 las demandas de parcelación individual de las tierras comunales ya eran
insistentes y en algunos lugares provocaban conflictos violentos. Incluso allí donde seguía
existiendo el sistema colectivo, éste tendía a producir una estratificación interna entre, por una
parte, los beneficiarios con plenos derechos y, por otra, los proletarios o semiproletarios. A veces,
como ponen de relieve estudios recientes, la reforma servía a los intereses de elites locales
oportunistas o era impuesta desde arriba, extraña y mal recibida; peor ni siquiera los ejidatarios
que al principio fueron reacios a convertirse en tales mostraron deseos de volver a la condición de
peones. El resultado fue un traspaso masivo de recursos que cambió profundamente el mapa
sociopolítico de México. La reforma no sólo mejoró el nivel de vida y el amor propio de los
campesinos, sino que también provocó un desplazamiento del equilibrio político y dio a las
organizaciones campesinas un breve momento del poder condicional, porque el régimen se
aseguró de que la movilización de los campesinos estuviera ligada estrechamente al partido
oficial; y porque en el decenio de 1940 este vínculo, lejos de reforzar la organización y el activismo
campesinos, sirvió para atarles a una estructura política cuyo carácter estaba cambiando con
rapidez.

Política educativa

La reforma agraria y la movilización campesina estaban ligadas de modo inseparable a la política


educativa de los años de Cárdenas, así como el compromiso con la educación “socialista”. Narciso
Bassols fue el titular de la Secretaría de Educación Pública (1931), el primer marxista que

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desempeñó un cargo ministerial; dio comienzo a una fase de reformas agresivas que algunos
interpretaron como la respuesta del Estado a la Cristiada:
- Laicización de la enseñanza.
- Artículo 3 de la Constitución: se imponían multas y a veces se clausuraban las escuelas católicas
que no respetaban los principios del laicismo.
- Compromiso con el primer programa sistemático de educación sexual.
Las asociaciones de maestros abogaban por un plan de estudios “francamente colectivista”, y el
más numeroso de los sindicatos de maestros pidió la socialización de la enseñanza primaria y de la
secundaria. Corrientes parecidas agitaban la Universidad Nacional. El Plan Sexenal incluía un
compromiso deliberadamente ambiguo, pero significativo, con una educación que se basaba en la
doctrina socialista que sostenía la Revolución mexicana. El Congreso se inclinó ante la
recomendación del PNR y aprobó una forma de educación federal de signo socialista que
combatiría los prejuicios y el fanatismo (léase clericalismo) e “inculcaría un concepto exacto,
racional, del Universo y de la vida social”. El compromiso con la educación socialista fue algo que
la administración Cárdenas heredó.
Por supuesto, cada cual interpretaba a su modo el significado de la palabra “socialismo”. Para
muchos era simplemente una nueva etiqueta para el anticlericalismo, el antiguo tema central de la
política sonorense. Bassols hacía hincapié en el papel práctico de la educación, que estimularía
una ética colectivista; los maestros no se limitarían a enseñar, sino que, además, modificarían los
sistemas de producción, distribución y consumo, estimulando la actividad económica en beneficio
de los pobres. Otros iban más lejos y hacían de la educación el tablero central de una amplia
plataforma de reformas radicales. La literatura y la retórica de la época inducen a pensar que
muchos maestros creían que era posible derrocar el capitalismo empleando la educación como
único medio. El arte y la poesía trabajarían para alcanzar el mismo fin. Reaparecieron conceptos
antiguos, incluso positivistas, con disfraz socialista.
La educación también daba cuerpo a la tradicional búsqueda de cohesión cultural e integración
nacional. Había radicales auténticos que veían la educación como medio de subvertir las viejas
costumbres, en lugar de sostenerlas. El modelo soviético volvía a influir. Se importaron métodos
soviéticos (de modo no sistemático y sin que en gran parte dieran fruto) y circularon textos
marxistas, incluso en el Colegio Militar. Más que portadores de la guerra entre las clases, se
consideraba a los soviéticos como exitosos exponentes de la industrialización moderna en gran
escala. La izquierda resurgente esgrimía sus propuestas educativas; una profesión docente más
militante ejercía presión a favor de sus intereses políticos, pedagógicos y sindicales. La recesión y
las consiguientes reducciones del gobierno habían afectado gravemente a los maestros, y Bassols,
a pesar de su radicalismo, se había mostrado cicatero como pagador. Los sindicatos de maestros
se unieron a otros impelidos por los intereses materiales tanto como por la solidaridad ideológica.

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Si, como se ha sugerido, la educación socialista era un mecanismo clave para recuperar la simpatía
y el apoyo de las masas, que se había perdido, fue un fracaso; en realidad, sin embargo, tenía
menos de populismo oportunista que de ingeniería social grandiosa y un tanto ingenua. En mayor
medida que la reforma agraria, la educación socialista llegó como una revolución desde arriba, y a
menudo como una imposición blasfema y no deseada.
El indigenismo
Proliferaron los proyectos educativos: se hicieron esfuerzos especiales por llegar a la población
indígena, la cual constituía quizá una séptima parte de la población total de México. El indigenismo
figuraba menos como política autónoma, encaminada hacia la integración nacional, y más como
parte de la amplia ofensiva cardenista contra la pobreza y la desigualdad. Aunque el
Departamento de Asuntos Indígenas organizaba programas especiales de educación e
investigación, su presupuesto era demasiado pequeño. El régimen trató de integrar al indígena en
la masa de los trabajadores y los campesinos haciendo hincapié en la clase social antes que en la
etnicidad; había que tener en cuenta rasgos específicos de índole histórica y cultural. El objetivo
(optimista por no decir francamente utópico) consistía en alcanzar la emancipación social y
económica sin destruir los elementos fundamentales de la cultura indígena. Una de sus
consecuencias permanentes fue el crecimiento del poder federal a medida que la cuestión
indígena pasó a ser de la incumbencia exclusiva del gobierno nacional e incluso podía utilizarse
para forzar la apertura de cacicazgos locales hostiles. Federalizar la cuestión indígena a menudo
significaba sustituir a los patronos locales por nuevos jefes, burocráticos, agentes de programas
indigenistas y agrarios, algunos de los cuales eran indígenas ellos mismos. La esperanza
cardenista de alcanzar la integración con igualdad y supervivencia cultural forzosamente tenía
que fracasar: se integró a los indígenas, pero como proletarios y campesinos, clientes oficiales y
(de vez en cuando) caciques oficiales.
Educación Superior
Se encontraba ahora ante el desafío del socialismo, que denunciaba la posición de las
universidades (en especial la Universidad Nacional, tradicionalmente conservadora, elitista, y
desde 1929, formalmente autónoma) como bastiones de los privilegios de la clase media. En 1933
se había suscitado una polémica entre facciones universitarias en la cual Lombardo Toledano (a
quien se oponía Antonio Caso) abogaba por que la universidad se adhiriera a la nueva ideología
materialista. A pesar de las luchas y huelgas estudiantiles, los liberales conservaron su precario
control; pero el gobierno respondió, reduciendo a la mitad la subvención que pagaba a la
universidad.
En 1935 una facción izquierdista integrada por profesores y estudiantes protagonizó un golpe
interno y alineó la Universidad Nacional con la política oficial de signo “socialista”. El gobierno
pudo así regularizar sus relaciones con la universidad, reafirmando la autonomía de esta y
reanudando el pago de su subvención; a cambio de ello, la universidad tomó algunas iniciativas
nuevas, aparentemente radicales que probablemente representaban una conformidad extrema

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más que una conversión auténtica. El régimen creó nuevas instituciones de enseñanza superior
que fueran más de su gusto, como el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Obrera.
Educación rural
Escenario de la principal innovación de los años de Cárdenas. Continuó el crecimiento del número
de escuelas rurales, que fue notable bajo Bassols, y de estas escuelas se esperaba que hicieran
mucho más que enseñar los elementos básicos de las letras y de los números. Cárdenas explicó
que el maestro debía desempeñar un papel social, revolucionario; debe ayudar al campesino en la
lucha por la consecución de la tierra y al trabajador en su demanda de los salarios que marca la
ley; pero sólo pueden dedicarse a la ingeniería social cuando tienen a mano las piezas apropiadas,
como ocurrió en México durante el decenio de 1930. El maestro rural pudo cumplir la misión que
le habían asignado no porque los campesinos formaran una masa inerte, maleable, sino más bien
porque respondió a demandas reales. Es verdad que a veces los maestros estimulaban un
agrarismo latente y de vez en cuando contribuían a imponerlo a comunidades que no lo deseaban;
pero también hubo casos en que fueron los propios campesinos quienes ganaron a los maestros
para la causa agraria. Los que lograron cumplir sus objetivos no triunfaron gracias a una agitación
estridente, sino porque aportaron ayuda práctica y, con su misma presencia, prueba viviente del
compromiso del régimen. Trabajaron en la agricultura, introduciendo productos y métodos
nuevos; utilizaron sus conocimientos de letras en beneficio de las comunidades; y, sobre todo
facilitaron aquella organización supra-comunal que con frecuencia ha sido el factor clave del
triunfo de los movimientos campesinos.
Oposición
Aunque al principio algunos izquierdistas se mostraron críticos y señalaron que era ilusorio
intentar la transición al socialismo por medio de la maquinaria superestructural de la educación,
la mayoría de ellos cambiaron de parecer. Fue especialmente el caso de los comunistas, que pronto
abandonaron la postura crítica, que se ajustaba bastante bien al “tercer periodo” de la
KOMINTERN, y se adhirieron al programa con la misma vehemencia con que defendían el frente
populismo. La organización y la combatividad crecientes de la izquierda tenían sus equivalentes
en la derecha católica y conservadora: en la jerarquía, el movimiento de estudiantes católicos y
asociaciones laicas tales como la Unión Nacional de padres de familia. Los blancos principales de
los críticos eran la educación socialista y la educación sexual. Los estudiantes católicos
protestaban, organizaban huelgas y provocaban disturbios. Los padres expresaron su desacuerdo
retirando a sus hijos de las escuelas y el absentismo fue en aumento, tanto en la ciudad como en el
campo; las escuelas privadas (católicas) de San Luis, que eran protegidas por Cedillo, estaban
llenas a reventar. En la medida en que “socialismo>” significaba “anticlericalismo” y los excesos
anticlericales continuaron ajo auspicios “socialistas”, esta reacción de los católicos fue defensiva,
incluso legítima. Pero, en general, la tendencia anticlerical iba tomando fuerza, y la oposición
católica dirigió sus miradas hacia asuntos de mayor envergadura, tales como los servicios

53
médicos, la educación mixta y la instrucción sexual, que fue denunciada de ser un complot
comunista para introducir la pornografía en el aula.
Los católicos también se opusieron al agrarismo tanto en general, defendiendo los derechos de la
propiedad privada, como de forma específica, poniéndose del lado de los terratenientes contra los
agraristas. Se decía que los sacerdotes lanzaban invectivas contra la reforma e incitaban a las
chusmas a cometer actos de violencia; decían misas por criminales que habían asesinado a un
maestro. Asimismo, el sacerdote, al igual que el maestro, no actuaba por su cuenta. Muchos actos
de violencia rural se producían sin que en ellos interviniera el clero; era una violencia espontánea
o nacida de la incitación por los terratenientes, caciques e incluso gobernadores de algún estado.

Los maestros
Se encontraban con frecuencia ante una tarea solitaria y peligrosa. Muchos estaban mal
preparados, lo estaban sin duda para el socialismo que debían impartir. Estaban mal pagados y
normalmente carecían de aliados institucionales en su localidad, Tenía que afrontar la indiferencia
y la hostilidad del pueblo. Los conflictos asediaban sus organizaciones sindicales. Con la expansión
de la enseñanza en los primeros años treinta se hizo posible la sindicación en gran escala; las
reducciones salariales de aquellos años dieron a los maestros muchos motivos de queja. Una y otra
vez pidieron mejoras salariales y la federalización de la enseñanza, para que la toma de decisiones
se concentrara en el gobierno central, que era favorable a la educación, a expensas de las
caprichosas administraciones de los estados. La Secretaría de Educación insistía en que se formara
un único sindicato de maestros, lo cual provocaba serias divisiones internas (hasta el 60% de los
maestros, se decía, eran católicos) Como también la izquierda estaba dividida, entre comunistas y
lombardistas, la unidad resultó quimérica y los conflictos internos fueron endémicos, lo cual obró
en detrimento de la moral.

Resultado de la política educativa


Las tasas de alfabetización mejoraron y se intensificó el papel nacionalista e integrador de la
escuela. Como sistema de proselitismo socialista e ingeniería social, el proyecto fracasó. La
educación socialista no podía revolucionar la sociedad capitalista en su totalidad. Al igual que
muchas reformas cardenistas, fue un fenómeno circunstancial que dependía del clima oficial que
fue brevemente benigno. En 1938 la austeridad económica y la redoblada oposición obligaron a
emprender la retirada. Se retiraron los libros más radicales, se puso fin a las Misiones Culturales;
la educación privada renació y se eliminaron gradualmente ambiciosos proyectos de educación. El
último mensaje de Año Nuevo de Cárdenas (1940) fue decididamente conciliador como lo fueron
también los discursos del candidato oficial a la presidencia, Ávila Camacho. Y una vez éste subió al
poder, estos cambios se aceleraron. El “socialismo” siguió siendo la consigna oficial durante un
tiempo; pero posteriormente (dada la flexibilidad casi infinita del término) se convirtió en

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sinónimo de conciliación social y equilibrio entre las clases. El socialismo educativo, al igual que
gran parte del proyecto cardenista, resultó u intermedio en lugar de un milenio.

Movimiento obrero, populismo y sindicalismo

Durante la lucha contra Calles en 1935 se habían registrado numerosas huelgas y una movilización
significativa del movimiento obrero. Ambas cosas continuaron después de la caída del jefe
máximo. Las huelgas afectaron a todas las industrias básicas de México (minas, compañías
petroleras, ferrocarriles, fábricas textiles), así como a los servicios del gobierno y la agricultura
comercial. Si los empresarios eran incapaces de evitar la parálisis industrial, el Estado
intervendría. Los conflictos laborales proporcionaron un instrumento contra los enclaves
extranjeros. Mientras tanto, la organización sindical hizo progresos que culminaron con la
formación de la nueva central, la Confederación de Trabajadores de México (CTM); y la militancia
de los trabajadores contribuyó a la tendencia alcista de los salarios reales. Esto no hubiera
sucedido sin el respaldo oficial. El gobierno adoptó una actitud intervencionista ante las relaciones
laborales; el arbitraje pasó a ser sistemático y generalmente era favorable a los trabajadores. El
significado de la intervención, el arbitraje y la política de masas fue diferente según la época. Y
bajo Cárdenas, en especial antes de 1938, llevaba aparejado el apoyo activo a los sindicatos contra
las empresas, tanto como el apaciguamiento del conflicto industrial, y rumbos nuevos y radicales
en el campo del control obrero.
El régimen nunca perdió de vista las realidades económicas. Combatió lo que consideraba
sindicalismo irresponsable, por ejemplo, el de los petroleros. Se dio cuenta de que subir los
salarios profundizaría el mercado nacional en beneficio de algunos sectores de la industria.
Algunos hombres de negocios y banqueros inteligentes compartían este punto de vista, pero la
empresa privada era abrumadoramente hostil al cardenismo y nuca dejó de criticarlo. En 1940
portavoces del mundo empresarial todavía criticaban al gobierno por su fantástica política de
mejora unilateral en cumplimiento de promesas hechas al proletariado.

La CTM
La política laboral de Cárdenas, al igual que su agrarismo, incluía un aspecto educativo y tutelar;
una faceta del llamado “Estado papá”. El presidente contaba con la maduración gradual de la clase
trabajadora como entidad organizada, con el fin de que su importancia numérica constase;
unificada, para que su fuerza no se disipase en luchas fraticidas; y responsable, para que no
exigiese demasiado a una economía subdesarrollada que acababa de salir de la recesión. El tema
constante de Cárdenas fue “organizar”, igual que el de Lenin. La organización requería el apoyo
activo del Estado. En realidad Cárdenas concebía los bloques y clases organizados en el campo
económico como las bases de la política. Así, la mejor garantía de la continuación de su proyecto
radical era una clase trabajadora poderosa, organizada. La formación de la CTM, los experimentos

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con el control obrero y la educación socialista y la exhortación constante servían a una visión
lejana y optimista: una democracia obrera que diese cuerpo a las virtudes cardenistas del trabajo
arduo, el igualitarismo, la sobriedad, la responsabilidad y el patriotismo. Esta era grosso modo la
meta “socialista” a largo plazo de Cárdenas.
Cierto grado de tutela estatal era necesario porque la creación de una confederación laboral unida
representaba una tarea formidable y era improbable que se produjera espontáneamente. Tras el
ocaso de la CROM el proletariado se mostraba combativo pero fragmentado. La coincidencia de la
campaña contra Calles con una rápida recuperación económica brindó la oportunidad de
reagruparse. El Comité Nacional para la Defensa del Proletariado y la CROM, hizo de núcleo de la
naciente CTM, que, al fundarse en febrero de 1936, reunió a varios sindicatos industriales clave
que se habían destacado durante las huelgas recientes, así como a las antiguas confederaciones
rivales de la CROM, la CGOCM de Lombardo y la CSUM comunista; empequeñecía tanto a la
residual Confederación General de Trabajadores (CGT), de sigo anarcosindicalista, como a la
CROM, aunque ésta sobrevivió. Otras dos barreras que impidieron la hegemonía de la CTM las
erigió el Estado: el sindicato de funcionarios m la Federación de Sindicatos de Trabajadores en el
Servicio del Estado. Se protegió al campesino del abrazo de la CTM, a pesar de que ya se había
efectuado una significativa labor de captación. La organización de los campesinos siguió siendo
prerrogativa del PNR.
La ideología de la CTM experimentó una rápida mutación. Durante la lucha contra Calles había
recalcado su independencia de los partidos o facciones. Del mismo modo que Calles había hecho
callar a la CROM, Cárdenas se atrajo a la CTM. A medida que ésta fue obteniendo subvenciones y
locales oficiales, así como puestos en las juntas de conciliación y arbitraje, sus dirigentes se
percataron de las virtudes de la colaboración: necesidad de derrotar a los restos del callismo,
organizar un frente común contra el imperialismo y construir un frente popular contra el
fascismo.
Lombardo Toledano se erigió ahora en figura fundamental de la política del periodo; había
evolucionado del idealismo filosófico del Ateneo de la Juventud al marxismo (aunque nunca se
afilió al PCM). En 1930 participaba activamente de la política obrera y universitaria; y con su
secesión de la CROM y la creación de la CGOCM, echó los cimientos de su futura dirección de la
CTM. Lombardo carecía de una base institucional, ya fuera regional o sindical. Su poder dependía
de la burocracia de la CTM y del apoyo del gobierno. Después de respaldar tácticamente a
Cárdenas en 1935, ahora quería reforzar la alianza, haciendo hincapiés, en primer lugar, en un
viejo tema (la responsabilidad nacional de la clase trabajadora) y, en segundo lugar, en un tema
nueva: la amenaza del fascismo. La política que seguían los comunistas era importantísima.
Aunque se habían opuesto a la candidatura presidencial de Cárdenas, fueron atraídos hacia la
coalición contra Calles y respaldaron la CTM; en 1935 la KOMINTERN efectuó un viraje que
legitimó (que requirió) la plena colaboración con las fuerzas antifascistas y progresistas. Su apoyo
al frente populismo y, por ende, al PNR, al Plan Sexenal y al gobierno de Cárdenas, al que ahora se
consideraba un régimen nacionalista-reformista. En 1937 el PCM y la CTM se unieron para formar
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un frente electoral común, en el año siguiente los comunistas apoyaron a la CTM al asumir ésta un
papel central en el nuevo partido oficial corporativo, el PRM.
Era inevitable que hubiese divisiones en el seno de un conglomerado tan grande. A las diferencias
históricas e ideológicas se sumó la rivalidad de sus bases institucionales: los lombardistas
dependían de gran número de pequeños sindicatos y federaciones, especialmente en la capital, y
su falta de fuerza industrial hacía que la colaboración con los gobiernos resultase atractiva; la
fuerza de los comunistas residía en los grandes sindicatos industriales que se inclinaban hacia el
sindicalismo apolítico. En 1937 se produjo un cisma importante y los comunistas, al encontrarse
excluidos de puestos clave, abandonaron la CTM, llevándose entre la mitad y una cuarta parte de
los sindicatos afiliados, como los ferroviarios y los electricistas, cuando la Komintern acudió en su
ayuda. Earl Browder llegó a toda prisa de Estados Unidos, Moscú ejerció presión y tras dos meses
de extravío, los comunistas volvieron al redil; acordaron apoyar a los candidatos del PNR en las
elecciones internas del partido y acallar sus críticas, que ya eran moderadas, al régimen.

El ferrocarril y el petróleo: nacionalización de la industria

Se expropió y reorganizó de forma fundamental a empresas que eran total o parcialmente de


propiedad extranjera y se encontraban agobiadas por disputas laborales; ¿eran nuevos ejemplos
de Real Politik disfrazada de radicalismo, por medio del cual un régimen maquiavélico que hacía
gala de su nacionalismo se quitaba de encima las industrias conflictivas pasándoselas a los
trabajadores, que entonces tenían que someterse a la severa disciplina del mercado?
Los ferroviarios, que tradicionalmente eran activistas y en 1933 se organizaron en el nuevo
Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM). En junio de 1937
los ferrocarriles fueron nacionalizaos a la vez que la deuda en bonos se consolidaba con la deuda
pública. La empresa quedó bajo el control de los trabajadores el día 1 de mayo de 1938. Se habían
pasado otras empresas a los trabajadores.
La expropiación inicial, en la que se dio muestra de patriotismo y de machismo político, fue bien
recibida incluso por los grupos derechistas y de clase media que acostumbraban a quejarse de lo
que hacía Cárdenas. Un grupo que contempló con recelo la nacionalización fue el de los propios
ferroviarios. Aunque eran partidarios de ella en abstracto, temían que sus derechos sindicales y el
convenio que acababan de conseguir corrieran peligro al transformarse súbitamente en
empleados federales. En la decisión del sindicato de asumir la gestión de los ferrocarriles influyó
mucho el deseo de conservar lo que tanto les había costado ganar.
El sindicato asumió el control de acuerdo con estas condiciones y afrontó valientemente los
tremendos problemas que se le planteaban. La falta de inversiones y el tener que trabajar con
unos niveles de demanda y precios en los que el sindicato no podía influir pronto hicieron que los

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ferrocarriles incurrieron en déficit. Cárdenas recortó tanto la nómina como la autonomía del
sindicato, convirtiendo la administración de los ferrocarriles en “un simple apéndice del aparato
estatal”. Estas medidas anunciaron la terminación total del control de los trabajadores y la
imposición de la plena administración estatal durante la presidencia de Ávila Camacho.
La industria del petróleo era de propiedad extranjera en su totalidad, más pequeña y rentable.
Tenía un papel importante en la economía nacional y, como es lógico, figuraba en la estrategia
desarrollista del gobierno. El Plan Sexenal preveía la ceración de una compañía petrolera estatal,
Peroleros Mexicanos (PEMEX) y la explotación de nuevos campos, ya que las compañías petroleras
parecían reacias a emprenderla porque estaban más interesadas en la bonanza venezolana.
Cárdenas no simpatizaba con las compañías petroleras. Expuso claramente su intención de
obligarlas a ajustarse a las necesidades nacionales tal como se formulaban n el Plan Sexenal y más
adelante se comprometió a elevar los derechos de explotación. Pero ninguna de estas medidas
hacía pensar en una futura expropiación. Las inversiones extranjeras (en el sector petrolero y
otros) todavía figuraban en los planes del gobierno; no se buscaba la expropiación per se. En
ningún momento se consideró que las minas de propiedad extranjera estuvieran maduras para la
nacionalización a pesar de que el sindicato minero ejercía cierta presión para que se llevara a
cabo; se estimulaban activamente las inversiones extranjeras en la industria eléctrica y otras.
Mientras que la política cardenista relativa a las inversiones extranjeras en general era
pragmática, el petróleo era un caso especial. Era un “símbolo sagrado” de identidad e
independencia de la nación; en cambio, las compañías petroleras representaban un imperialismo
perverso, parasitario.
Los petroleros tenían reputación de ser independientes y combativos, reputación que se
intensificó al fundarse el unificado Sindicato de Trabajadores petroleros de la república Mexicana
(STPRM) en 1935. Las reivindicaciones de los obreros incluían la rápida mexicanización del
personal, la sustitución de empleados de confianza (no sindicados) por miembros del sindicato en
todos los puestos excepto un puñado, una gran mejora de los salarios y de los beneficios sociales y
una semana laboral de cuarenta horas. Según las compañías, tales demandas amenazaban tato las
prerrogativas gerenciales como la viabilidad económica. Las contrapropuestas de las compañías
sirvieron sólo para revelar el enorme abismo que había entre las dos partes y que la profusa
propaganda de las compañías (denunciando la codicia de los petroleros .los niños mimados de la
industria mexicana) no contribuyó a acortar. El arbitraje gozaba del favor tanto de la CTM como
del gobierno, que ejercieron presión para que se llegase a un acuerdo y se evitaran más trastornos
económicos (la idea de que el gobierno incitó el conflicto con el fin de justificar la expropiación
que penaba llevar a cabo no es conveniente.)
Las compañías persistieron en su actitud intransigente, impugnaron la corrección del informe y se
negaron a aumentar su oferta; hicieron propaganda y ejercieron presiones tanto en México como
en Estados Unidos. Seguros de que su papel económico era esencial, las compañías resistieron
hasta el final, rechazando una solución que era financieramente factible, temerosas de sus posibles

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repercusiones en otras naciones productoras de petróleo. Las opciones del gobierno eran
limitadas; una rendición humillante, una intervención temporal de las propiedades de las
compañías, o la expropiación pura y simple. Aunque la tercera opción fue el resultado final, no era
el objetivo en que insistía el gobierno, como alegaron las compañías ante las negociaciones
oficiales. Al contrario, el pragmatismo oficial se hizo evidente en la concesión de nuevas
concesiones petroleras en 1937. Las compañías buscaron una solución negociada. Ya era
demasiado tarde. En marzo de 1938 Cárdenas habló por radio a la nación, enumerando los
pecados de las compañías y anunciando su expropiación total.
La expropiación del petróleo fue el apogeo del periodo de Cárdenas. Desde los obispos hasta los
estudiantes de la Universidad Nacional, los mexicanos acudieron en defensa de la causa nacional,
aprobando la postura patriótica del presidente y admirando, probablemente por primera vez, su
machismo personal. Hubo grandes manifestaciones. Durante un breve periodo el frente populismo
de la CTM pareció abarcara toda la población. El PNR se reunió para celebrar su tercera asamblea
nacional y se convirtió en el nuevo Partido de la Revolución Mexicana (PRM), estructurado
corporativamente.
Los petroleros dieron muestra de gran energía e ingenio al hacerse con el control de una industria
descapitalizada. Cuando los gobiernos norteamericano y británico presentaron sus protestas
oficiales, las compañías pasaron inmediatamente al ataque y sacaron fondos de México,
boicotearon las ventas del petróleo mexicano, presionaron a terceros para que secundasen el
boicot y se negaron a vender maquinaria, Al coincidir con otros problemas económicos, estas
medidas tuvieron consecuencias serias. La confianza del mundo empresarial vaciló, se agotaron
los créditos y bajó el peso, puesto que Estados unidos suspendió temporalmente las compras de
plata mexicana. En lo que se refiere a la industria petrolera misma, las exportaciones quedaron
reducidas a la mitad y la producción descendió en alrededor de un tercio. El estallido de la
segunda guerra mundial agravó los problemas. Los petroleros (que tradicionalmente eran
sindicalistas y estaban convencidos de la viabilidad de la industria) se mostraban favorables a una
administración a cargo de ellos mismos, aunque también, como los ferroviarios, recelaban en lo
que se refería a asumir la condición de trabajadores “federales”. Sin embrago, el gobierno no
quería renunciar al control de un recurso tan valioso y se constituyó la PEMEX basándose en la
colaboración conjunta del gobierno y del sindicato. Esto dio un considerable poder y autonomía a
secciones locales del sindicato, mientras el gobierno conservaba en sus manos el control final de la
gestión y las finanzas. Los líderes sindicales, entre la espada y la pared, se encontraban ante un
dilema recurrente; traicionarían a su país si obstruían la buena marcha del nuevo activo nacional,
y a su clase si seguían escrupulosamente la dirección el gobierno. La expropiación no resolvió
nada y, en cambio, exacerbó muchas cosas. La industria era sana en potencia pero el boicot y la
guerra anulaban los pronósticos optimistas que se habían hecho anteriormente. Ahora se instó a
los petroleros a apretarse el cinturón por el bien de la nación y (según recalcó la CTM) de su
propia clase. Cárdenas pasó gran parte de su último año en la presidencia ocupado en la
reorganización de esta nueva empresa nacionalizada. Respaldó el plan de austeridad de la

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dirección, recomendando reducciones salariales y de puestos de trabajo, mayor esfuerzo y mayor
disciplina, en todo lo que fue secundado fielmente por la CTM.

Relaciones exteriores

Con la expropiación del petróleo, el furor diplomático y las repercusiones económicas que provocó
y el comienzo de la guerra, por primera vez las relaciones exteriores adquirieron importancia
central para el régimen. Hasta entonces su política exterior (aunque llevada con un fervor moral y
una coherencia poco comunes) siguió las consabidas tradiciones “revolucionarias”: respeto por la
soberanía nacional, no intervención, autodeterminación. Estos principios fueron sustentados
vigorosamente en la Sociedad de las Naciones.

Guerra Civil Española


Fue la que atrajo más atención, tanto oficial como popular. Al principio Cárdenas accedió a
suministrar a los republicanos las armas que le pidieron y el suministro continuó durante la
contienda. La condena oficial de los nacionalistas fe secundada por la CTM; y, al fracasar la causa
republicana, México se convirtió en u asilo para refugiados españoles. Al igual que la llegada
fortuita a México de León Trotski, la guerra afectó directamente a la política nacional, No fue
extraño que la opinión mexicana se polarice y que los grupos derechistas, católicos y fascistas
fuesen partidarios de Franco. Algunos de ellos esperaban con ansia la aparición de algún
generalísimo mexicano; condenaban al gobierno por apoyar al comunismo ateo, y deploraban la
llegada a México de sus derrotados agentes. La guerra civil española ayudó a definir las
alineaciones políticas durante el periodo anterior a la elecciones de 1940.

Estados Unidos y el New Deal


Con la expropiación del petróleo, empeoraron las relaciones de México con Estados Unidos. El
acercamiento Calles-Morrow se había visto reforzado por la supuesta correspondencia entre el
cardenismo y el New Deal, por la “política del buen vecino” de Roosevelt y por la feliz elección de
Josephus Daniels para el cargo de embajador de Estados Unidos. Era claro que Estados Unidos no
querría tener nada que ver con las rebeliones, decisión que, por supuesto, favorecía al ocupante
legal de la presidencia. Daniels prestó apoyo incondicional al régimen a despecho del
Departamento de Estado y de la opinión de los católicos estadounidenses. Con la formulación de la
política del buen vecino los delegados mexicanos y estadounidenses en sucesivas conferencias
panamericanas se encontraban con que estaban de acuerdo, insólitamente.
Acontecimientos nacionales pronto empezaron a enfriar esta relación. La expropiación de las
tierras de propiedad estadounidense y la nacionalización de la industria petrolera. El gobierno
estadounidense respaldo el boicot de las compañías, exigió un indemnización, interrumpió las
conversaciones relativas a un tratado comercial y suspendió las compras de plata. La opinión

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oficial norteamericana estaba dividida e intereses económicos antagónicos se mostraban
favorables a la conciliación antes que al enfrentamiento. Roosevelt, alentado por Daniels, estaba
dispuesto a hacer caso omiso de los concejos bélicos de las compañías petroleras, del
Departamento de Estado y de la prensa financiera. Reconoció que México tenía derecho a
expropiar, descartó el recurso a la fuerza y procuró mitigar el daño que habían sufrido las
relaciones entre Estados unidos y México. Se reanudaron las compras de plata y se entablaron
conversaciones sobre la indemnización de las compañías. Sin embargo, estas, que andaban
ocupadas ejerciendo presiones en Europa y Estados Unidos, insistían en la total devolución de sus
propiedades y, al ver los efectos del boicot y los apuros de la industria petrolera y de la economía
mexicanas, estaban completamente convencidos de que lograrían sus propósitos.
Factor importantísimo en la formulación de la política estadounidense fueron las percepciones de
la creciente amenaza del Eje. El boicot obligó a México a firmar acuerdos de venta con las
potencias del Eje, lo cual exacerbó los temores norteamericanos ante una posible penetración
política y económica de los alemanes en México. La Sinclair Co. se desmarcó de las demás
compañías y llegó a un acuerdo unilateral, a la vez que las presiones de la guerra obligaron a
resolver otras diferencias pendientes entre Estados Unidos y México. Se formó un acuerdo general
para indemnizar a los norteamericanos que habían perdido sus propiedades a causa de la
Revolución; a cambio de ello, Estados Unidos accedió a incrementar las compras de plata, a
facilitar créditos apara apoyar el peso y a empezar conversaciones con vistas a la firma de un
tratado comercial.
A medida que iba acercándose la guerra, Estados Unidos estrechó sus relaciones con América
Latina y, en sucesivas conferencias panamericanas, firmaron acuerdos prometiendo defender la
seguridad del hemisferio y advirtiendo a las potencias beligerantes que permanecieran alejadas
del Nuevo Mundo. Brasil y México se erigieron en los actores clave de esta alineación hemisférica.
El decidido antifascismo de Cárdenas aportó ahora las bases para un acercamiento a Estados
Unidos que su sucesor incrementaría. El presidente condenó con energía la agresión nazi y
expresó resueltamente su apoyo a las democracias; prometió la plena cooperación contra
cualquier ataque del Eje dirigido al continente americano. Se empezó una reorganización de las
fuerzas armadas. Una Nueva Ley de Servicio Militar decretó que todos los jóvenes de dieciocho
años sirvieran durante un año, con lo cual se esperaba, no sólo preparar a los mexicanos para que
cooperasen en la defensa del continente, sino también inculcar una educación disciplinada que
beneficiaría a la juventud del país en todas las tareas de la vida. Síntomas de los tiempos, y de que
ahora la retórica nacional tenía prioridad frente a la clasista, fue el hecho de que la escuela rural
(ahora amenazada) se viese suplantada por el otro instrumento clásico de integración nacional, el
cuartel.
La CTM, sirena de la izquierda oficial, sonó en apoyo de la cruzada democrática contra el fascismo,
previendo que México acabaría participando en ella, con lo que la corrección ideológica se
combinaría con las ventajas económicas. Al empezar la “guerra de mentira”, las consignas de la
CTM se hicieron eco de las del PCM: la contienda era una guerra imperialista en pos de mercados y
61
México debía permanecer estrictamente neutral. En 1940, la CTM volvió a adoptar su anterior
postura a favor de la guerra y contra el fascismo, prometía ayuda material y moral para ello y
expresaba su esperanza de que los estadounidenses participaran. Al producirse el ataque nazi
contra la Unión Soviética, el PCM se unió al frente democrático patriótico, cuyo número de
miembros se completó gracias a Peral Harbor. La derecha, naturalmente, disintió. Grupos
conservadores y fascistas, tales como la Acción Nacional y la Unión Nacional Sinarquista (UNS), se
decantaron por la causa del Eje y criticaron la colaboración militar con Estados Unidos. Con ello se
adhirieron a una causa popular. Para la mayoría de los mexicanos la guerra era un conflicto que
nada tenía que ver con ellos, que se desarrollaba en tierras remotas, y muy pocas personas se
interesaban realmente por su marcha. En la medida en que la guerra despertó simpatías
populares, éstas se inclinaron hacia Alemania, que para algunos había sido una víctima
internacional en 1918, mientras otros la veían como la antítesis del comunismo o la fuente del
antisemitismo, que a la sazón crecía en México. Haría falta el estímulo activo del gobierno para que
México se comprometiera en la causa aliada.

Política internacional: caída de Cárdenas

El PRM
Se alcanzó un objetivo básico del cardenismo: la reestructuración del partido oficial (ahora se
llamaba PRM) siguiendo patrones corporativos. Cárdenas albergaba la esperanza de que con ello
se garantizara la continuación de la reforma y se superase el faccionalismo porque la izquierda se
peleaba con el “centro”, capitaneado de forma extraoficial por Portes Gil. Éste, al que se había
nombrado presidente del partido por la ayuda que prestara para desplazar a Calles, se propuso
“purificar” el PNR (eliminar todo vestigio de callismo) y hacerlo más atractivo por medio del uso
frecuente del cine, la radio, la prensa y las conferencias. Se instó a los comités de los estados a
propiciar la afiliación y la participación de la clase trabajadora; el PNR (y no la CTM) emprendió la
organización del campesinado a escala nacional. Portes Gil chocó con su propia campaña de
purificación y fue sustituido por el cardenista radical Barba González. Continuó el proceso del
organización del partido y de integración de los sectores; con la unión del PNR, la CTM, la CCM el
PCM en un pacto electoral; con la génesis, al cabo de un año, del PRM, que agrupaba a los
militares, los trabajadores (CTM), los campesinos (representados al principio por la CCM, a la que
ponto suplantaría la CNC, que lo abarcaba todo), y el sector “popular”, cajón de sastre en el que
había cooperativas, funcionarios y elementos n organizados. El partido emprendería la
preparación del pueblo para la creación de una democracia obrera y a consecución de un régimen
socialista.
Si hubo un termidor cardenista (un momento en que la Revolución interrumpió su avance y echó
a andar en dirección contraria), fue en 1938 y no en 1940. Los críticos izquierdistas ven el
cardenismo como un termidor prolongado; mientras que para los partidarios leales no hubo

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ninguna retirada, sólo repliegues tácticos. Pero las cosas que tales partidarios citan como pruebas
de que el radicalismo continuó existiendo después de 1938 apenas pueden compararse con las
amplias reformas de años anteriores. Si no hubo ninguna retirada en gran escala, no puede
negarse que hubo un notable cambio de dirección, el cual, sin embrago, fue fruto de las
circunstancias más que de una decisión autónoma. Las rencillas en el seno del PRM y, finalmente,
el desastre electoral de 1940 revelaron esta erosión del poder, que a su vez socavó la totalidad de
la coalición cardenista y afectó principalmente a la CTM. El clima ideológico experimentó un
cambio repentino; en 1940 los conservadores ya decían con confianza que la gran mayoría de las
personas que piensan ya están hartas de socialismo.
Aspecto económico
Cárdenas había heredado una economía que iba recuperándose de la depresión y en la que la
industria manufacturera y ciertas exportaciones aparecían boyantes. Incluso sin efectuar cambios
radicales en la estructura fiscal, los ingresos del gobierno aumentaron. Pero lo mismo hizo el gasto
público. El gasto creció, en términos reales. Las exportaciones, sin embargo, alcanzaron un punto
máximo. La financiación mediante déficit se había convertido en un instrumento efectivo por
medio del cual el gobierno (que poseía una voluntad política y unos poderes de intervención
monetaria igualmente sin precedentes) contrarrestaba los efectos de la renovada recesión,
transmitida desde Estados Unidos en 1937-1938. Comparado con un decenio antes, México se
encontraba ahora mejor situado para soportar estas sacudidas externas.
Pero las presiones inflacionarias que ello engendró se vieron agravadas por el crecimiento de los
costes tanto de las importaciones como de los alimentos. El suministro de alimentos a las ciudades
se vio limitado y los precios empezaron a subir poco a poco. México tenía experiencia reciente de
la hiperinflación y la opinión era sensible a este amenazador (aunque modesto) aumento de los
precios. Los análisis apocalípticos que proponen una caída sostenida de los salarios reales durante
la depresión, los inflacionarios años a fines de los treinta y los todavía más inflacionarios años
cuarenta son poco convincentes. Bajo Cárdenas el salario mínimo superó a la inflación y el poder
adquisitivo total de los salarios fue en aumento, lo cual benefició al mercado nacional. Los
principales beneficiarios fueron los ejidatarios, las organizaciones obreras y los trabajadores que
aprovecharon los cambios que se produjeron en la estructura de la ocupación a medida que los
puestos de trabajo agrícola dieron paso a los industriales. Los proletarios rurales fueron menos
afortunados, mientras que fue la clase media urbana (la que más criticaba a Cárdenas) el sector
relativamente más perjudicado por la inflación.
La inflación hizo peligrar conquistas recientes de la clase obrera y, con ello, el apoyo de ésta al
régimen. También frenó la inversión privada y estimuló la fuga de capitales. Se hizo un intento
serio de regular los precios de los alimentos. Buscando soluciones más fundamentales el gobierno
elevó los aranceles, cobró nuevos impuestos a las exportaciones y recortó los proyectos de
inversión. Al disminuir también los créditos agrícolas que concedía el gobierno, los ejidatarios
pasaron estrecheces y acudieron a fuentes privadas. El ritmo de la reforma agraria se hizo más

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lento. El gobierno albergaba la esperanza de obtener un préstamo norteamericano y el gobierno
de Estados Unidos, aunque prefería un programa de ayuda económica más amplio, no era del todo
contrario a ello. Pero la expropiación del petróleo descartó todo acuerdo en este sentido.
Aspecto político

Al producirse fisuras en la coalición cardenista, antiguos partidarios de ella desertaron; por otra,
los adversarios conservadores y católicos, que tenían batiéndose en retirada desde la caída de
Calles, cuando no desde la derrota de la Cristiada, experimentaron una recuperación decisiva. Los
conflictos industriales de facto crecieron y hubo importantes huelgas de panaderos, maestros,
electricistas, mineros y trabajadores del azúcar. En 1940 ya abundaban los indicios de apoyo
obrero al candidato presidencial de la oposición. Tampoco el mundo empresarial sintió crecer su
amor al régimen a causa de la nueva moderación que éste desplegaba: regulación de precios,
aumento de los impuestos, ataques contra los sindicatos activistas. El mundo empresarial
demostraba ahora una mayor organización corporativa, y lo mismo pude decirse de la oposición
conservadora y fascista.
- Unión Nacional Sinarquista (UNS, 1937): movimiento (contrario al concepto de partido)
integrista católico de masas; rechazaba rotundamente la Revolución, el liberalismo, el socialismo,
la lucha de clases y el materialismo gringo; los valores: la religión, la familia, la propiedad privada,
la jerarquía y la solidaridad social. Posiblemente recibían ayuda económica de las empresas,
aunque dependían sobre todo del apoyo sincero de los campesinos en las antiguas regiones
cristeras del oeste y del centro de México, crecieron con rapidez desde el punto de vista numérico
y organizaron manifestaciones masivas de resurgimiento religioso en las poblaciones del Bajío.
- La Acción Nacional (1939): con ideología parecida pero que usaba métodos más tradicionales
para hacer adeptos entre la clase media. Apoyo de católicos seglares y el respaldo económico de la
burguesía de Monterrey.
- Derecha “secular”:
- Partido Social Demócrata (PSD): atraían a la clase media anticardenista y explotaban la
tradición liberal que se había manifestado en 1929; la mayoría, con su denuncia del
comunismo, de la llegada de subversivos españoles y de la influencia omnipresente de los
judíos, revelaba cómo un nutrido sector de la clase media se había visto empujada hacia la
extrema derecha por la polarización política del decenio de 1930. Ejemplo típico de este
fenómeno era José Vasconcelos.
- Partido Revolucionario Anti-comunista (PRAC, 1938): lo fundó Maule Pérez Treviño,
antiguo jefe del PNR y latifundista, proclamaba con nombre la razón de su existencia
En general eran organizaciones débiles y efímeras que a menudo dependían de los caprichos y la
ambición de un caudillo envejecido. Pero era indicio de un cambio real en el clima ideológico: un

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resurgir de la derecha (una derecha liberal que iba a menos y una derecha autoritaria y agresiva
que era cada vez mayor y que seguía modelos extranjeros); una nueva añoranza del Porfiriato que
se hacía evidente en la afectuosa evocación de la vida ranchera en el cine, y la correspondiente
pérdida de iniciativa política por parte de la izquierda.
La derecha imitaba de forma creciente los métodos de la izquierda. Formaba organizaciones de
masas e incluso birlaba las de sus contrarios, con lo cual participaba en el proceso gradual de
institucionalización y masificación de la política que fue característico del decenio de 1930.
Incluso en regiones donde actuaban los sinarquistas, la política de finales de los años treinta fue
relativamente pacífica en comparación con la tremenda violencia de la Cristiada; tanto más cuanto
que la jerarquía católica se preocupó por refrenar a los fanáticos radicales del movimiento. Un
veterano permanecía aferrado a las vejas costumbres, incapaz de comprender a las nuevas:
Saturnino Cedillo había dirigido el estado de San Luis Potosí como gran patriarca del pueblo más
que como el cacique nuevo, líder de masas organizadas que se estaban convirtiendo rápidamente
en la norma. Contaba con el apoyo de sus colonos agrarios (que habían luchado por él en las
guerras de la Revolución y los cristeros), con la simpatía de los católicos, a quienes protegía, y con
una red de pequeños caciques municipales. Patrocinador de una extensa reforma agraria de tipo
personal y popular, toleraba ahora a los terratenientes y hombres de negocios que huían del
radicalismo cardenista. Sus relaciones con el movimiento obrero eran generalmente hostiles, y
como secretario de Agricultura promovía el clientelismo y fomentaba la colonización con
preferencia a la colectivización y se ganaba el odio de los radicales. En San Luis, donde su poder
perduró, los sindicatos independientes adquirieron fuerza con el apoyo de la CTM, que aprovechó
las huelgas que hubo para debilitar el control local de Cedillo. En 1937 éste se encontraba en San
Luis, resentido, acariciando pensamientos de rebelión, alentado por consejeros ambiciosos y por
el palpable crecimiento del descontento conservador.
Convertir el descontento general en una oposición política efectiva no fue tarea fácil,
especialmente si se tiene en cuenta que las ideas de Cedillo eran primitivas y sus aliados en
potencia eran tan dispares. Aunque planeaba una campaña política, puede que presidencial,
también preveía, probablemente con satisfacción, la perspectiva de una revuelta armada. Sin
embargo, las propuestas a posibles aliados fueron en su mayor parte un fracaso. Cedillo tuvo que
apoyarse en sus recursos locales, especialmente sus quince mil veteranos agrarios. Pero también
aquí se vio obligado a ponerse a la defensiva. El gobierno hizo cambios en los mandos militares,
fomentó el reclutamiento de la CTM e San Luis y, la más espectacular de todas las medidas, puso
en marcha una importante reforma agraria que repartió hasta un millón de hectáreas de tierra
potosina, creando con ello una clientela rival, agrarista, en casa del propio Cedillo. Cárdenas
ofreció a su viejo aliado una salida honorable nombrándole comandante general en Michoacán.
Cedillo debatió, planeó y negoció. Finalmente, se negó a abandonar San Luis y Cárdenas, temeroso
de que su desafío fuese contagioso, fue por él. Cárdenas llegó a San Luis, dirigió la palabra al
pueblo y pidió a Cedillo que se retirara; éste se rebeló. Fue una rebelión poco entusiasta, una
demostración de disgusto más que un pronunciamiento serio. Cedillo tuvo el gesto humanitario de

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aconsejara a la mayoría de sus seguidores que se quedaran en casa y prefirió echarse al monte con
la esperanza de que hubiera alguna apertura favorable en 1940. Pero en 1938 los tiempos habían
cambiado. Apenas si hubo revueltas de simpatía. Muchos de los rebeldes fueron amnistiados; unos
cuantos, entre ellos el mismo Cedillo, fueron perseguidos y muertos. Se dijo que Cárdenas lo
lamentó sinceramente.
La oposición conservadora ya empezaba a reunir sus fuerzas para participar pacíficamente en las
elecciones de 1940. Alarmado por la revuelta de Cedillo y por el empeoramiento de la situación
económica, el gobierno se propuso buscar la conciliación. La negación del “comunismo” y el
énfasis en el consenso constitucional ya formaban parte del repertorio habitual. El Congreso se
hallaba entregado a la tarea de diluir el programa de educación socialista; la CTM demostraba su
preocupación por la unidad nacional y el equilibrio social presionando a los sindicatos para que
evitaran las huelgas al mismo tiempo que negaba que aspirase a la abolición de la propiedad o a la
dictadura del proletariado. En lugar de comprometer y desplegar sus abundantes recursos en el
espacioso ruedo de la política oficial, la derecha prefirió permanecer fuera de él, agrupada en una
coalición de partidos conservadores y fascistoides, con la esperanza de que la continuación del
radicalismo provocara el derrumbamiento total del cardenismo, del cual la derecha se beneficiaría
inmensa y permanentemente. No podía descartarse un golpe de Estado de signo conservador, que
posiblemente uniría a militares y sinarquistas, si Cárdenas imponía un sucesor radical que
defendiera un programa igualmente radical. La conciliación poseía una lógica clara

Caída de Cárdenas: presidencia de Ávila Camacho (1940-1946).

Sucesión presidencial
En 1938 el poder personal de Cárdenas iba disminuyendo y el presidente no pudo impedir las
especulaciones en torno a su sucesión. Él solo no podía determinar su resultado electoral;
tampoco podía el PRM, que, aunque fuese un leviatán, era un monstruo enorme, carente de
coordinación y de un cerebro rector que guardase proporción con su volumen corporativo. El
partido no podía garantizar una sucesión sin problemas; el hombre que destacaba como heredero
forzoso, Ávila Camacho, se valió de organizaciones paralelas, ajenas al partido, para preparar su
campaña con vistas a obtener la candidatura. El conflicto se vio agravado por la abnegación
política de Cárdenas. Descartó su propia reelección y abogó por una selección auténticamente
libre en el seno del PRM. Constituyó una invitación al faccionalismo, una automutilación del poder
presidencial y una sentencia de muerte para la izquierda oficial, que apoyaba a Francisco Múgica,
amigo íntimo y consejero de Cárdenas, Ávila Camacho en su cargo de secretario de Guerra se había
ganado el amplio, aunque no abrumador, apoyo de los militares, lo cual era una consideración
importantísima en vista de los temores a un cuartelazo que existían en aquel momento y que por
última vez afectarían seriamente el asunto de la sucesión. También contaba con la mayoría de los
gobernadores de los estados, alineados por su diestro director de campaña, el gobernador de

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Veracruz, Miguel Alemán; y con ellos llegaron numerosos caciques locales que, con el fin de
conservar sus feudos pese al creciente poder federal, convirtieron un cardenismo oportunista en
un avilacamachismo igualmente oportunista. El Congreso, en especial el Senado, se convirtió en un
nido de avilacamachistas.
La CNC fue presa de manipuladores de menor importancia y su voto abrumador a favor de Ávila
Camacho fue denunciado inmediatamente por los mugiquistas, que afirmaron que era una parodia
de la opinión de los campesinos, prueba de que la CNC se había transformado rápidamente en un
simple “fantasma” controlado por burócratas que no representaban a nadie. La CTM estaba a favor
de Ávila Camacho y sus líderes aportaron unos argumentos ya consabidos: que la unidad era
importantísima, que ante las amenazas fascistas, así internas como externas, 1940 era un
momento para la consolidación y no para el avance; la CTM sublimó su radicalismo compilando en
un extenso segundo Plan Sexenal que preveía más dirigismo económico, la participación de los
trabajadores en la toma de decisiones y una forma de democracia “funcional”. Vilipendiado por la
derecha, que lo tildó a la vez de comunista y fascista, el plan mostraba una fe ingenua en la
propuesta sobre el papel y en la capacidad de la CTM para hacerlas realidad. Resultó que el
programa definitivo del PRM fue un documento previsiblemente moderado.
Ávila Camacho pudo contar con el apoyo tanto del centro como de la izquierda. Hizo un
llamamiento a la derecha, haciéndose eco de las negaciones de comunismo de Cárdenas e
ingeniándoselas para hacer suyo el creciente sentimiento anticomunista, a pesar del apoyo del
PCM a su candidatura. Se previno a los trabajadores contra la militancia; se tranquilizó a los
pequeños propietarios; se alabó a los hombres de negocios. En lo referente a la educación fue
partidario de la moderación y la reconciliación, rechazó las teorías doctrinarias y abogó por el
respeto a la familia, la religión y la cultura nacional; se observó que era recibido cordialmente en
Los Altos, el viejo núcleo de los cristeros. Declaró en tono vibrante su fe: “Yo soy creyente”. Hacía
hincapié en la libertad, la democracia y sobre todo la unidad por lo que contrató con el pugnaz
radicalismo de Cárdenas. Ávila Camacho estaba poco a poco negando la continuidad cardenista
expresada en el Plan Sexenal. A pesar de ello, la CTM, la principal progenitora de dicho plan,
continuó respaldando al candidato e incluso haciéndose eco de sus soporíferos sofismas.
Había aquí un atractivo totalmente populista en el cual las diferencias de credo y de clase social
quedaban inmersas en una glutinosa unidad nacional. La burguesía de Montrrey respondió
positivamente a las propuestas de Ávila Camacho, lo cual le proporcionó cierta influencia en el
seno del partido oficial pero también patrocinó a su principal rival católico, el PAN quien resolvió
apoyar a la oposición d forma muy condicional, lo cual representaba lo peor de ambas opciones.
Los líderes sinarquistas rechazaron a Almazán y persuadidos por Alemán, recomendaron la
abstención.
La plétora de partidos, grupos y posibles candidatos conservadores daba testimonio de la
amplitud de los sentimientos contra el gobierno, pero también dificultaba la cooperación contra el
enemigo común. Otros grupos servían los intereses personalistas de los caudillos envejecidos. Fue

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Almazán, respaldado por una coalición variopinta quien se erigió ahora en principal adversario de
Ávila Camacho. Dotado de experiencia política, rico y más listo que Amaro, Almazán poseía
extensos intereses en Nuevo León, donde tenía su mando militar y donde gozaba de buenas
relaciones con el grupo de Monterrey. Al negársele la oportunidad de encauzar sus conocidas
ambiciones por medio del PRM (como Cárdenas esperaba que hiciese) Almazán se benefició de los
errores y las flaquezas del resto de la oposición; y al negársele el apoyo total de los grupos
derechistas organizados, dependía más de grupos de electores numerosos y difusos (los católicos,
la clase media, los pequeños propietarios) cuya integración en el partido almazinista, el Partido
Revolucionario de la Unificación Nacional (PRUN), era poco firme. Movilizó a los liberales de clase
media; a los campesinos, que estaban desencantados de las triquiñuelas de la CNC y de la lentitud
o pura y simple corrupción de la reforma agraria; a los militares jóvenes (a sus jefes los había
conquistado el PRM); y a muchos grupos de la clase obrera, grandes sindicatos industriales, los
ferroviarios y los petroleros, electricistas y tranviarios, mineros y trabajadores del azúcar; cabía
también el trotskista Partido Revolucionario Obrero Campesino (PROC), encabezado por Diego
Rivera.
El almazinismo constituía una cueva en la cual se reunían todos los grupos que eran hostiles a la
manipulación oficial y criticaban a un régimen que, según su candidato, lejos de hacer realidad las
promesas de la Revolución, había desorganizado la economía y traído carestía y pobreza al pueblo.
Almazán censuraba el fracaso económico, la corrupción oficial y la nociva influencia extranjera,
fuese nazi o comunista; ponía a la izquierda como un trapo y recurría a otra clase de populismo,
concluyendo los discursos con gritos de “Viva la Virgen de Guadalupe” y “Mueran los gachupines”.
El propio Ávila Camacho hacía hincapié en los valores nacionales y el rechazo al comunismo, por lo
que había un gran parecido entre la retórica de los candidatos.
Cárdenas esperaba que se celebrara un debate abierto y que las elecciones fuesen libres. No quería
imponer un sucesor al partido ni al país, lo que era una actitud nueva y arriesgada. Otros, al ver
que peligraba su situación y su política, mostraron menos ecuanimidad democrática; la CTM entró
en acción y presionó a los sindicatos que la constituían, organizó manifestaciones, atacó
físicamente las sedes de la oposición, maquinó goles internos en las organizaciones recalcitrantes.
La administración también demoró las leyes relativas al sufragio femenino, temiendo con razón
que las mujeres darían su voto a la oposición. Una campaña sucia culminó con unas elecciones
también sucias (julio de 1940), que se celebraron bajo leyes electorales que eran una invitación al
fraude y a la violencia. El PRM y el PRUN se disputaban el control de las casillas electorales y la
CTM utilizó la fuerza para apoderarse de muchas de ellas. Hubo robo de urnas, se registraron
numerosos heridos e incontables quejas de abusos oficiales. La prensa contó que todo ello era una
nueva demostración de la “incapacidad democrática” del pueblo mexicano. Pero si la fuerza y el
fraude eran evidentes, también lo fue la participación generalizada.
Almazán ganó en las ciudades principales, donde el control oficial era más difícil y la movilización
de la CTM no fue lo que se esperaba; pero en México, como en otras partes de América Latina, el
voto cabreste fue favorable al gobierno, justificando así el tranquilizador informe que el secretario
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de Gobernación dio al presidente la noche de las elecciones de que el voto de los campesinos
dirige el resultado de las elecciones a favor de Ávila Camacho. Almazán se retiró a E. U.
profiriendo acusaciones de fraude y desafíos. Los tiempos habían cambiado y Almazán era
demasiado astuto para arriesgarse a una rebelión. E. U. no ayudaría ni alentaría a Almazán. Ávila
Camacho y sus partidarios habían tomado las medidas oportunas y Cárdenas tuvo la precaución
de hacer cambios en los puestos de mando clave y de visitar personalmente al almazanista norte.
En un “país organizado” la rebelión tenía que ser un asunto profesional y no una quijotesca
repetición de 1910; el régimen del PRM no era el régimen de Porfirio. Sobre todo, el descontento
político no entrañaba compromiso revolucionario. 1940 fue un réquiem por el cardenismo; reveló
que las esperanzas de una sucesión democrática eran ilusorias; que el respaldo electoral del
régimen tenía que fabricarse; y que las reformas cardenistas, si bien creaban ciertas clientelas
leales, también habían dado origen a adversarios formidables que ahora esperaban pasar a la
ofensiva.

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CUBA: La Era Batista (1933-1959)

Clasificación de los Populismos, según prof Adjunta


 Populismo Temprano: 1920: puede llamarse Radicalismo también
 Populismo Clásico: 1930 y 1940
 Populismo Tardío: 1950 y 1960
Características generales del período
1933-1940: Batista fue el hombre fuerte porque los presidentes no gobiernan: eran “presidentes
marionetas”.
Fulgencio Batista gobierna efectivamente como presidente entre 1940 y 1944 y entre 1952 y
1959. Pero durante toda la Era de Batista (1933-1959), Batista fue el hombre fuerte como jefe del
ejército.
Sucesos
La Revuelta de los sargentos
El final del gobierno de Céspedes surgió de una fuente improbable e inesperada. Al caer la tarde
del 3 de septiembre, los sargentos, cabos y soldados rasos del campamento de Columbia, en La
Habana, se reunieron para hablar de sus reivindicaciones y las deliberaciones terminaron con la
preparación de una lista de peticiones que se presentaría a los oficiales que los mandaban. Los
oficiales de guardia, sin embargo, se negaron a hablar de lo que pedía la excitada tropa y se
retiraron del cuartel. De pronto, inesperadamente, los soldados se encontraron con que el
campamento de Columbia estaba bajo su control y se amotinaron. Los suboficiales, cuyo líder era
el sargento Fulgencio Batista, exhortaron a la tropa a retener el puesto en su poder hasta que el
mando del ejército accediera a estudiar sus peticiones.
La protesta de los soldados recibió inmediatamente el apoyo de los grupos antigubernamentales.
En las primeras horas del 4 de septiembre líderes estudiantiles del DEU llegaron al campamento
de Columbia y persuadieron a los sargentos para que ampliaran el movimiento. La intervención de
los civiles cambió la naturaleza de la protesta de los suboficiales y transformó el motín en un golpe
de Estado. La «revuelta de los sargentos», como más adelante llamarían al motín, tenía al principio
unos objetivos menos ambiciosos. Lo único que querían los sargentos era manifestar su protesta
por las condiciones de servicio, en concreto por las deficiencias de la paga, el alojamiento y los
recortes que, según se rumoreaba, se harían en el número de soldados; no pretendían echar a los
oficiales ni derrocar a Céspedes. Al encontrarse inesperadamente convertidos en protagonistas de
un motín, y, de hecho, de una rebelión contra el gobierno, la idea de volver a los cuarteles bajo el
régimen existente les inspiraba poco entusiasmo. Los estudiantes les ofrecían otra posibilidad. Fue
una coalición de conveniencia, no sin sus defectos, pero ofreció la absolución a las tropas rebeldes
y poder político a los civiles disidentes. De este consenso civil-militar provisional salió una junta

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revolucionaria compuesta por Ramón Grau San Martín, Porfirio Franca, Guillermo Pórtela, José
Irizarri y Sergio Carbó.
Junta Revolucionaria
El traslado de la junta revolucionaria del cuartel del campamento de Columbia al palacio
presidencial sirvió para que la autoridad en Cuba cambiase de lugar. El poder pasó a manos de las
fuerzas que desde hacía mucho tiempo estaban situadas en los márgenes del Estado republicano
—los radicales y los nacionalistas— y se consideraban a sí mismas como agentes de un imperativo
histórico además de instrumentos de un mandato popular. En la mañana del 5 de septiembre un
manifiesto político anunció la instauración de un nuevo Gobierno Revolucionario Provisional y
proclamó la afirmación de la soberanía nacional, la instauración de una democracia moderna y la
«marcha hacia la creación de una nueva Cuba».
Las fuerzas de la vieja Cuba respondieron con algo más que indignación a la usurpación de
septiembre. Los partidos de gobierno tradicionales que antes abandonaran a Machado para no
morir con el régimen desacreditado volvieron a encontrarse ante la persecución y la extinción. Lo
mismo les ocurrió a los militares machadistas expulsados, los cuales, pese a sus esfuerzos por
obtener la inmunidad frente a las represalias que siguieron a la caída de Machado, ahora se
encontraban expuestos a ser enjuiciados y encarcelados. Los representantes de los sectores
financiero y comercial retrocedieron con horror ante el cambio de gobierno y predijeron
francamente el derrumbamiento de la economía cubana. Y no fue sólo la antigua Cuba la que se
opuso a la junta revolucionaria. Nuevos grupos políticos, incluido el ABC y la OCRR, organizaciones
a las que había costado mucho alcanzar el poder político en la Cuba posterior a Machado, se
encontraron ante un fin brusco y poco glorioso de su estreno en la política nacional. Un gobierno
compuesto por estudiantes radicales y creado por soldados amotinados surtió el efecto inmediato
de unir en la oposición a las fuerzas políticas que antes rivalizaban en el poder.
El gobierno provisional encontró su adversario más formidable en la persona de Sumner Welles, el
embajador de Estados Unidos. El golpe de Estado había dañado la legalidad constitucional y
derribado a la autoridad conservadora, a las que Welles había defendido arduamente. El
embajador no fue ni lento en reaccionar ni claro en su respuesta. Lo primero que hizo fue
recomendar la intervención militar de Estados Unidos con el fin de devolverle el poder a Céspedes,
pero no lo consiguió. A propósito, Welles describió el nuevo gobierno empleando términos que
forzosamente despertarían suspicacias y provocarían oposición en Washington. El ejército había
caído bajo «control ultrarradical», telegrafió Welles a Washington, y el gobierno era «francamente
comunista». Calificó a Irizarri de «radical de tipo extremista» y a Grau y Pórtela de «radicales
extremistas»."

Presidencia de Ramón Grau San Martín (1933-1934)

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La oposición inicial al gobierno provisional produjo varios cambios inmediatos. A mediados de
septiembre la junta se disolvió para dar paso a una forma ejecutiva de gobierno más tradicional
bajo Ramón Grau San Martín. Temeroso de que la mezcla de intriga política y confusión en el
mando del ejército provocara una ruptura del orden público, el gobierno ascendió a Fulgencio
Batista al grado de coronel y le nombró jefe del ejército. Batista recibió instrucciones de nombrar
nuevos oficiales en número suficiente para la estabilidad en las fuerzas armadas. A principios de
octubre el gobierno proclamó que los ex oficiales eran desertores y ordenó su arresto, preparando
así el camino para una reorganización, total del ejército bajo Batista. No cabe duda de que estas
medidas reforzaron la posición del gobierno provisional. Pero la purga de la antigua oficialidad fue
también un triunfo político para el ejército y una victoria personal para Fulgencio Batista. Y eso
ahondó las contradicciones dentro del gobierno provisional. Estudiantes y soldados seguían
unidos de forma inseparable en la transgresión original contra la autoridad constituida, y
compartían intereses mutuos en la suerte del gobierno provisional, aunque sólo fuera porque les
aguardaba un destino común si fracasaba. No obstante, la distancia entre ellos aumentó después
del 4 de septiembre. Los estudiantes introdujeron a Cuba en el campo del gobierno experimental,
y no fue la razón menos importante de ello el hecho de que se tratara del primer gobierno de la
república que no se había formado con el apoyo de "Washington. La reforma resultó embriagadora
y durante cien días los estudiantes se dedicaron con exaltada resolución a la tarea de transformar
el país. Bajo el lema de «Cuba para los cubanos», el nuevo gobierno procedió a dictar leyes
reformistas a ritmo vertiginoso, comprometiéndose con la reconstrucción económica, el cambio
social y la reorganización política. El nuevo gobierno abrogó la Enmienda Platt y disolvió todos los
partidos machadistas. Las tarifas de los servicios públicos se rebajaron en un 40 por 100 y se
redujeron los tipos de interés. Se dio el voto a las mujeres y la autonomía a la universidad. En el
terreno laboral, entre las reformas que efectuó el gobierno cabe señalar el salario mínimo para los
cortadores de caña, el arbitraje obligatorio de los conflictos laborales, la jornada de ocho horas,
indemnizaciones a los trabajadores, la creación de un ministerio de trabajo y un decreto sobre la
nacionalización del trabajo que disponía que el 50 por 100 de todos los empleados de la industria,
el comercio y la agricultura fuesen ciudadanos cubanos. En cuanto a la agricultura, el gobierno
patrocinó la creación de asociaciones de colonos, garantizó a los campesinos el derecho
permanente a la tierra que ocupaban y puso en marcha un programa de reforma agraria.
A medida que los estudiantes continuaban avanzando en su «marcha hacia la creación de una
nueva Cuba», el ejército empezó a dar muestras crecientes de escoltarles con poco entusiasmo. El
apoyo de los militares al gobierno provisional fue siempre expresión de su propio interés más que
de solidaridad. El gobierno que ocupaba el poder era el que había aprobado la sedición de los
sargentos y validado cientos de nuevos puestos de oficial, un gobierno del cual recibía su
legitimidad el nuevo mando del ejército. Pero también era cierto que los nuevos líderes del
ejército ansiaban que se llegara inmediatamente a una resolución política, aunque sólo fuera para
institucionalizar sus recientes conquistas. Al modo de ver del mando del ejército, poco se ganaría
con la experimentación social, excepto prolongar la incertidumbre. A decir verdad, muchos

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comandantes septembristas opinaban que los proyectos de los estudiantes eran empresas
arriesgadas, programas mal concebidos de un gobierno de cuya solvencia dependían ellos para
legitimar empleos mal adquiridos.
Welles explotó hábilmente estos temores. A mediados de octubre dejó de fomentar la unidad entre
las facciones antigubernamentales y empezó a dar pábulo a las divisiones entre los partidarios del
gobierno. Sagaz observador de la política cubana, Welles era muy consciente de las
contradicciones que iban apareciendo en el seno del gobierno provisional. Recordó a Washington
que la revuelta de los sargentos «no tuvo efecto para colocar a Grau San Martín en el poder».
Añadió que la «divergencia entre el ejército y los elementos civiles del gobierno es más acentuada
cada día» y que a medida que crecía la influencia de Batista «disminuía el poder de los estudiantes
y de Grau San Martín». Argumentaba que otra coalición política, una que fuera capaz de
constituirse en gobierno legítimo y estuviera dispuesta a ratificar al mando septembrista del
ejército, podría persuadir a Batista de que abandonara al gobierno que en un principio había
conferido legitimidad militar a un motín del ejército.
Por segunda vez en otros tantos meses, Welles apeló directamente al ejército para que derribase a
un gobierno que ya no tenía la aprobación de Estados Unidos. El 4 de octubre, días después del
arresto de los ex oficiales, el embajador comunicó que había sostenido una «conversación
prolongada y muy franca» con Batista. Diciendo ahora de Batista que era el «único individuo de
Cuba que hoy representaba a la autoridad», Welles informó al jefe del ejército de que se había
ganado el apoyo de «la gran mayoría de los intereses comerciales y financieros en Cuba que andan
buscando protección y que sólo podrían encontrar tal protección en él mismo». Welles explicó que
facciones políticas que hacía sólo unas semanas se oponían francamente a Batista ahora estaban
«de acuerdo en que su control del ejército como jefe del Estado mayor debía continuar como única
solución posible y estaban dispuestas a respaldarle en calidad de tal». Sin embargo, el embajador
sugirió que el único obstáculo que impedía llegar a un acuerdo justo, y. era de suponer, al
reconocimiento y la vuelta a la normalidad, «era la obstinación antipatriótica y fútil de un grupito
de jóvenes que deberían estar estudiando en la universidad en vez de jugar a la política y de unos
cuantos individuos que se habían unido a ellos por motivos egoístas». En una advertencia apenas
disimulada, Welles había recordado a Batista la débil posición en que le colocaba la adhesión al
gobierno: «Si el actual gobierno se sumiera en el desastre, el desastre por fuerza e inevitablemente
no le afectaría sólo a él, sino también a la seguridad de la república que él había prometido
públicamente mantener».
Batista sólo podía interpretar los comentarios de Welles como una invitación a crear un gobierno
nuevo. Sus encuentros sirvieron también para subrayar la precariedad de la posición de Batista. La
falta de reconocimiento continuaba fomentando la oposición y la resistencia. Seguía existiendo el
peligro de que una revuelta derribara al gobierno provisional y condujera a la anulación del
mando septembrista del ejército y al arresto de los ex sargentos. Y tampoco habían desaparecido
del todo las perspectivas de una intervención militar estadounidense, lo cual suponía, además, la
posibilidad de que Estados Unidos devolviera el poder a Céspedes. La autoridad de Batista en el
73
seno de las fuerzas armadas también se veía amenazada por el apoyo que continuaba dando a un
gobierno que encontraba oposición diplomática en el extranjero y estaba políticamente aislado en
el país. Su posición de jefe del ejército se apoyaba en la sanción de un gobierno provisional cuyo
porvenir era incierto. Batista era sólo uno de los cuatrocientos suboficiales ascendidos
recientemente cuya graduación y nombramientos dependían de que en La Habana se llegara a una
solución política que fuera compatible con la nueva jerarquía del ejército o que, como mínimo, no
fuese hostil a ella. Mientras los oficiales septembristas continuaran identificándose con un
gobierno que carecía de legitimidad y estaba privado de autoridad para garantizar de forma
permanente los ascensos del 4 de septiembre, coman el riesgo de compartir la suerte final de un
régimen que era objeto de oposición en el país y en el extranjero. La posición del propio Batista
dentro del ejército dependía de que fuera capaz de legitimar los nuevos nombramientos por
medio de una solución política que satisficiera a grupos políticos y económicos organizados y a
Washington.

Desde la Presidencia de Carlos Mendieta (1934-1935), pasando por los siguientes


“Presidentes Marionetas” hasta la llegada de Fulgencio Batista al poder

El final no tardó en llegar. En diciembre Welles comunicó con cierta satisfacción que Batista
buscaba activamente un cambio en el gobierno debido al temor de que se tramara una
conspiración en el seno del ejército, a la persistencia de las intrigas contra el gobierno y al miedo a
una intervención de Estados Unidos. En enero de 1934 Batista retiró el apoyo que el ejército
prestaba a Grau y respaldó a Carlos Mendieta, el viejo político liberal desafecto. En el plazo de
cinco días Estados Unidos reconoció a Mendieta. Con apoyo diplomático en el extranjero y
respaldo político en el país, el nuevo gobierno procedió inmediatamente a ratificar los nuevos
nombramientos militares. El decreto número 408 disolvió oficialmente el antiguo ejército
constitucional. El nuevo ejército lo formarían todos los oficiales, suboficiales y soldados rasos que
estuvieran en servicio activo en el momento de promulgarse el decreto.
Las fuerzas de cambio liberadas durante el machadato no menguaron con la desaparición del
gobierno de Grau. Al contrario, hallaron nuevas formas de expresión. El antiguo régimen
ciertamente había encontrado nueva vida en el nuevo jefe del ejército, Batista, y en el viejo líder
liberal Mendieta, pero no sin que surgieran nuevas amenazas. En el plazo más inmediato el
programa de reforma del efímero gobierno provisional adquirió vitalidad institucional con la
organización en 1934 del Partido Revolucionario Cubano (PRC/Auténtico), a la vez que, bajo el
liderazgo de Antonio Guiteras, ex ministro de la Gobernación de Grau, los radicales formaban una
organización revolucionaria clandestina, la Joven Cuba. Renunciando a la política electoral, la
Joven Cuba adoptó la lucha armada como principal medio de combatir al gobierno Batista-
Mendieta. Los asesinatos, las bombas y los sabotajes volvieron a ser el principal modo de expresar
la oposición política. La oposición estudiantil se reanudó al abrirse de nuevo la Universidad de La

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Habana en 1934. Las manifestaciones antigubernamentales y las protestas obreras se hicieron
frecuentes una vez más. Entre 1934 y 1935 hubo más de cien huelgas en toda la isla.
En marzo de 1935 el ímpetu favorable al cambio revolucionario adquirió proporciones
formidables cuando una huelga general contra el gobierno sumió a la isla en una crisis. Sin
embargo, a diferencia de lo ocurrido en agosto de 1933, el gobierno no estaba dispuesto a negociar
con los trabajadores ni era reacio a perseguir a los participantes. La proclamación de la ley marcial
fue el anuncio de un reinado del terror que duró hasta finales de primavera. Los líderes de los
huelguistas fueron detenidos, muchos padecieron torturas y fueron asesinados, otros huyeron al
exilio. Los sindicatos fueron declarados ilegales y la universidad fue ocupada. Pelotones de
fusilamiento militares ejecutaron a disidentes civiles. En mayo de 1935 el ejército asesinó a
Antonio Guiteras.
La huelga general de 1935 fue la última oleada revolucionaria de la generación republicana.
Fracasó al cabo de sólo unos días, pero sus efectos duraron hasta finalizar el decenio. En primer
lugar, la severidad de la represión militar causó disensiones en la coalición gobernante, que
acabaría disolviéndose. A finales de marzo, Mendieta se encontró con que su apoyo había quedado
reducido al de su propia facción en la Unión Nacionalista y los militares. En el plazo de unos
meses, también él dimitió. Así pues, en un sentido muy real la huelga alcanzó el efecto apetecido,
pero no cumplió su objetivo principal. El gobierno de Mendieta cayó, pero su caída creó un vacío
político que llenaron Batista y las fuerzas armadas. Virtualmente todas las ramas del gobierno
quedaron bajo el control del ejército. Supervisores militares sustituyeron a los funcionarios
provinciales y municipales, y el mando del ejército purgó a los funcionarios huelguistas y pasó a
controlar todas las secciones de la administración pública. El ejército se convirtió en la más
importante fuente de patronazgo y empleos públicos. Batista era ahora la fuerza política más
importante de la isla.
El prestigio de Batista aumentó durante todo el decenio de 1930 a medida que fue restaurando el
orden y la estabilidad. Washington encontró en la Pax Batistiana causa suficiente para continuar
prestando apoyo diplomático a los presidentes marionetas y gobiernos fantasmas del dictador:
José A. Barnet (1935-1936), Miguel Mariano Gómez (1936) y Federico Laredo Bru (1936-1940). Y
tampoco se recuperaron los adversarios de Batista de los años treinta. La tempestad del decenio
se había apagado sola. Muchos de los enemigos más destacados del régimen Batista-Mendieta
habían perdido la vida en 1935. Otros buscaron seguridad personal en el exilio o abandonaron
Cuba para llevar la bandera de la revolución a otras tierras, especialmente España. Los grupos
revolucionarios habían resultado desarticulados y aplastados. Cuando la universidad abrió
nuevamente sus puertas en 1937 las clases se reanudaron sin novedad. El PRC/Auténtico recurrió
a la política electoral y se dedicó a la ardua tarea de construir una nueva infraestructura del
partido y fomentar el apoyo de la base. Asimismo, al finalizar el decenio, el Partido Comunista ya
había hecho las paces con Batista. Después de 1938 el partido adoptó una postura reformista y
francamente colaboracionista, consolidando su control de los sindicatos y obteniendo la legalidad
a cambio de su apoyo político al gobierno respaldado por Batista. Su periódico se publicaba y
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distribuía públicamente, y a finales del decenio de 1930 el partido aparecía en las listas
electorales. El control del movimiento sindical por los comunistas fue en aumento y culminó en
1939 con la fundación de la Confederación de Trabajadores Cubanos (CTC).
En cierta medida la restauración de la tranquilidad social se debió a los programas que siguió el
nuevo mando del ejército. No cabe duda de que Batista transformó el ejército cubano en un eficaz
aparato de represión. Al mismo tiempo, sin embargo, los líderes militares se entregaron a los
chanchullos y la corrupción en una escala que antes era desconocida en Cuba, si bien al propio
Batista le interesaba algo más que el poder político o la riqueza personal, comprometió a las
fuerzas armadas con una amplia serie de programas sociales, empezando en 1937 con la
inauguración del sistema de escuelas cívico-militares, en el cual los sargentos hacían de maestros
en la totalidad de las zonas rurales. Estas misiones educativas, cuya finalidad era difundir
información referente a la agricultura, la higiene y la nutrición entre las comunidades rurales,
fueron el comienzo de una rudimentaria red de educación en el interior. El ejército tenía mil
escuelas donde durante el día se educaba a los niños y por la tarde, a los adultos. A finales del
decenio de 1930 el mando del ejército ya había creado una extensa burocracia militar cuya tarea
exclusiva era la administración de programas sociales. Se puso en marcha un plan de tres años
para reformar la agricultura, la educación, la salud pública y la vivienda. Un efecto importante de
esto fue facilitar la base programática para la entrada directa de Batista en la política nacional al
finalizar el decenio.
Las condiciones económicas mejoraron durante los años treinta. El azúcar cubano recuperó
paulatinamente una participación mayor en el marcado estadounidense, aunque nunca volvería a
alcanzar la importancia de que gozara a finales del decenio de 1910 y comienzos del de 1920.
Según lo estipulado por la ley Jones-Costigan de 1934, Estados Unidos rebajó los aranceles
proteccionistas que se aplicaban a las importaciones de azúcar y sustituyó la protección
arancelaria por cuotas como medio de ayudar a los productores de azúcar nacionales. La ley
facultaba al secretario de Agricultura de Estados Unidos para determinar las necesidades anuales
de azúcar de la nación, después de lo cual a todas las regiones productoras de azúcar, nacionales y
extranjeras, se les asignaría un cupo del total basándose en la participación de los productores de
azúcar en el mercado estadounidense durante el período de 1931-1933. Que se seleccionaran
estos años fue mala suerte para los productores cubanos, pues precisamente fue el período —los
años de Hawley-Smoot— en que la parte del mercado estadounidense correspondiente a Cuba fue
menor. No obstante, la participación cubana en el mercado de Estados Unidos aumentó
ligeramente de 1933 a 1937. Asimismo, fueron años en que la producción total de azúcar en Cuba
aumentó al mismo tiempo que se incrementaba el valor de la producción aumentada.
Este lento renacer económico, así como la ligera recuperación de la participación cubana en el
mercado estadounidense, tuvieron un costo según las condiciones del nuevo tratado de
reciprocidad que en 1934 negoció el gobierno de Mendieta, Cuba obtuvo un mercado garantizado
para sus exportaciones agrícolas a cambio de reducciones arancelarias para gran variedad de
productos y la reducción de los impuestos internos sobre productos estadounidenses. Las
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concesiones que hizo Estados Unidos abarcaban treinta y cinco artículos; las que hizo Cuba
afectaban a cuatrocientos. Las reducciones arancelarias concedidas a artículos cubanos oscilaban
entre el 20 y el 50 por 100; las concesiones arancelarias a productos estadounidenses, entre el 20
y el 60 por 100. El nuevo acuerdo también especificaba que la lista arancelaria no podía alterarse
como consecuencia de los cambios sufridos por los valores monetarios.
Es indudable que el nuevo tratado contribuyó al renacer de Cuba porque el principal producto de
exportación del país, el azúcar, fue la partida a la que más favoreció el acuerdo de 1934. El arancel
norteamericano para el azúcar cubano sin refinar quedó reducido de 1,50 dólares a 90 centavos
por libra (0,454 kilos). También se hicieron reducciones en el caso del tabaco en rama, así como en
los de cigarros y cigarrillos, miel, pescado, cítricos, pinas y otros productos agrícolas. Sin embargo,
al mismo tiempo el tratado de 1934 representó un golpe muy duro para los intentos cubanos de
diversificación económica. Afectó adversamente a numerosas empresas agrícolas e industriales,
muchas de las cuales habían surgido a raíz de la ley arancelaria de 1927. En un sentido más
amplio, el nuevo tratado permitió al comercio estadounidense adaptarse al cambio de las
condiciones del mercado cubano y a la larga volvió a imponer su supremacía a la economía
cubana. De nuevo quedó Cuba estrechamente vinculada a Estados Unidos, con lo cual volvieron a
la isla las pautas de dependencia que existían antes de la depresión. El valor total de las
importaciones estadounidenses aumentó; la participación en las importaciones efectuadas por
Cuba durante el mismo período creció.
La renegociación del tratado de reciprocidad fue acompañada de la del Tratado Permanente, la
forma legal de la Enmienda Platt. Exceptuando las cláusulas que preveían la utilización de la base
naval de Guantánamo por parte de Estados Unidos, se eliminó la antigua afrenta a la sensibilidad
nacional cubana. En lo sucesivo las relaciones entre Estados Unidos y Cuba serían oficialmente las
propias entre «estados independientes aunque amigos».
En las postrimerías del decenio, el fin de la crisis económica y el retorno de la estabilidad política,
en particular con la aceptación de la política electoral por parte de los Auténticos y del Partido
Comunista, crearon un clima propicio para la reforma constitucional. La posición política de
Batista se hallaba bien afianzada y la única manera de mejorarla consistía en identificarse con las
demandas de reforma. A decir verdad, muchas de las medidas que tomara el malhadado gobierno
de Grau continuaban gozando de mucha popularidad nacional. Asimismo, la antigua Constitución
de 1901 seguía estando permanentemente estigmatizada en Cuba porque una de sus partes
orgánicas era la odiosa Enmienda Platt. Por ende, una nueva constitución prometía romper con el
pasado e institucionalizar las conquistas de la Cuba posterior a Machado.
Con el fin de redactar el borrador de una nueva constitución, en 1939 se reunió una asamblea
constituyente en la que había representantes de todo el espectro de afiliaciones políticas, desde
viejos machadistas hasta el PRC y comunistas. La asamblea proporcionó el foro para reanudar el
debate en torno a virtualmente todos los aspectos clave de la política republicana. Pero las
alineaciones políticas no determinaron la dirección de los debates. En la coalición partidaria del

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gobierno se encontraban los desacreditados liberales y la moribunda Unión Nacionalista, así como
el Partido Comunista. Capitaneaban la oposición los Auténticos y formaban parte de ella el ABC y
partidarios del ex presidente Miguel Mariano Gómez. Así pues, la ideología tendía a trascender la
afiliación partidista, y los delegados izquierdistas a menudo unían fuerzas con los liberales para
formar mayoría al votar contra los conservadores, sin tener en cuenta la afiliación al gobierno o a
los bloques de la oposición. El resultado neto fue que en 1940 se promulgó una Constitución
notablemente progresista que preveía el recurso al referéndum, el sufragio universal y las
elecciones libres, y que sancionaba una amplia gama de libertades políticas y civiles. Las cláusulas
sociales del documento abarcaban los horarios máximos y los salarios mínimos, las pensiones, las
indemnizaciones a los trabajadores, el derecho a la huelga y garantías estatales contra el
desempleo.
A pesar de sus cláusulas progresistas, la Constitución de 1940 seguía siendo en gran parte una
exposición de objetivos, un programa de lo que debía hacerse en el futuro. La falta de cláusulas
referentes a su puesta en práctica significó que la nueva Constitución no se realizaría en gran
parte. Al mismo tiempo, pronto ocupó un lugar de importancia central en la política nacional, ya
que se utilizó de forma alterna como bandera para movilizar el apoyo político y pauta para medir
los resultados de la política. Muchos de los objetivos de los años treinta encontraron justificación
en la nueva Constitución, que también aportó los fundamentos de la legitimidad y la política de
consenso de los siguientes doce años. A partir de aquel momento la política cubana giraría en
torno a las promesas partidistas de interpretar con la mayor fidelidad y llevar a la práctica con el
máximo vigor las principales cláusulas de la Constitución.
La nueva Constitución también preparó el terreno para que se celebraran elecciones
presidenciales en 1940. Batista se quitó el uniforme y Grau San Martín volvió del exilio para
enfrentarse a su antiguo rival. La campaña fue vigorosa y no hay duda de que las elecciones se
contaron entre las más limpias de los casi cuatro decenios de historia de la república. Batista ganó.

Presidencia de Fulgencio Batista (1940-1944)

La presidencia de Batista (1940-1944) tuvo varios efectos saludables. El más inmediato fue poner
fin a la situación anómala en la que el poder político real pasaba de la autoridad civil
constitucional al jefe del estado mayor del ejército. Las elecciones de 1940 sirvieron para conferir
de nuevo al cargo constitucional de la presidencia el poder y el prestigio personales adquiridos
por Batista. Lo que se exigía al Batista presidente ya no era lo mismo que se exigía al Batista jefe
del ejército. Había adquirido una clientela más numerosa y acumulado deudas para con la
coalición política que le había llevado al poder. Batista presidió ahora la vuelta del patronazgo y de
las designaciones políticas al palacio presidencial. A principios de 1941 las aduanas, que desde
hacía tiempo eran una fuente de sobornos para los militares, se traspasaron al Ministerio de

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Hacienda. Los proyectos educativos patrocinados por el ejército quedaron bajo la autoridad del
Ministerio de Educación. La supervisión de los faros, la policía marítima, la marina mercante y el
sistema postal volvió a los ministerios gubernamentales pertinentes.
Estas novedades fueron una fuerte sacudida para el viejo mando septembrista, que desde hacía
mucho tiempo estaba acostumbrado al ejercicio de una autoridad más o menos sin restricción.
Muchos oficiales contemplaban la presidencia de Batista con grandes expectativas, como
conclusión lógica de un decenio de supremacía del ejército. Así pues, el traspaso de beneficios
eventuales del ejército a la autoridad civil despertó rápidamente las iras de los oficiales
septembristas de alta graduación y causó un descenso de la confianza de los militares en Batista.
Aumentaron las fricciones entre el campamento de Columbia y el palacio presidencial, y a
comienzos de 1941 estalló una efímera revuelta de oficiales de alta graduación. El fracaso del
complot militar incrementó la autoridad presidencial. Numerosos oficiales septembristas fueron
apartados del ejército; a otros se les asignaron nuevos destinos en el extranjero. Un año después
se redujo el tamaño del ejército y se recortaron las asignaciones presupuestarias. Al finalizar su
presidencia, Batista había restaurado el equilibrio constitucional del poder y el control civil de las
fuerzas armadas.
Batista tuvo también la buena suerte de que su mandato coincidiese con la guerra. La entrada de
Cuba en el conflicto en diciembre de 1941 sirvió para facilitar los acuerdos comerciales y los
programas de préstamos y créditos con Estados Unidos. El descenso de la producción de azúcar
que la guerra causó en Asia y Europa fue un estímulo para los productores cubanos. Entre 1940 y
1944 la cosecha cubana aumentó. También aumentó el valor de la producción de azúcar sin
refinar durante el mismo período. Cuba también se benefició de varios tratados comerciales
importantes con Estados Unidos. En 1941 ambos países firmaron un acuerdo de préstamos y
arriendos al amparo del cual Cuba recibió cargamentos de armas a cambio de permitir que los
estadounidenses usaran instalaciones militares cubanas. Aquel mismo año Estados Unidos accedió
a comprar toda la cosecha azucarera de 1942 al precio de 2,65 centavos la libra (0,454 kilos). Un
segundo acuerdo colocó de forma parecida la cosecha de 1943. Con la continua reactivación de la
producción de azúcar, la economía salió de su letargo, se ampliaron los programas de obras
públicas y volvió la prosperidad.
La guerra no dejó de tener sus inconvenientes. Subieron los precios y las carestías de todo tipo
pasaron a ser cosa normal. La falta de barcos y los riesgos de transportar mercancías a la otra
orilla del Atlántico restringieron severamente el comercio de Cuba con Europa. Los fabricantes de
cigarros cubanos perdieron los mercados de lujo de Europa y por grande que fuera el incremento
de las exportaciones de tabaco en rama a Estados Unidos, esta pérdida no podía compensarse. El
turismo sufrió un fuerte descenso y el número de viajeros disminuyó. De resultas de todo ello, el
descontento fue suficiente para generar un animado debate político en 1944, año en que estaba
prevista la celebración de elecciones presidenciales. El candidato del gobierno, Carlos Saladrigas,
hizo su campaña con el apoyo activo de Batista. Su contrincante fue Ramón Grau San Martín, en
una vigorosa campaña en la que Saladrigas ensalzaba el gobierno de Batista y Grau recordaba con
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nostalgia los cien días que permaneció en el poder en 1933. De hecho, la mística de Grau y el
atractivo de los Auténticos procedían de aquellos embriagadores y exaltados días de 1933. En
1944 prometió más de lo mismo y un electorado expectante respondió. En los comicios de junio
Grau obtuvo más de un millón de votos, llevándose cinco de seis provincias y perdiendo sólo en
Pinar de Río. Después de más de un decenio de tratar inútilmente de conquistar el poder político,
Grau San Martín y los Auténticos habían ganado finalmente unas elecciones presidenciales.

Presidencias de Grau San Martín (1944-1948) y de Carlos Prío Socarras (1948-1952)

La victoria de los Auténticos despertó enormes expectativas populares en el programa de reforma


que había sido tanto el legado como la promesa del PRC. Sin embargo, ni el gobierno de Grau
(1944-1948) ni el de su sucesor Carlos Prío Socarras (1948-1952) pudieron responder a las
expectativas de los cubanos. Los Auténticos habían pasado la mayor parte de su vida política como
víctimas de la persecución, el encarcelamiento y el exilio forzoso. Desde sus primeras agitaciones
políticas contra Machado en los años veinte hasta el tumulto revolucionario de los treinta y los
decepcionantes reveses electorales de comienzos de los cuarenta, la primera generación nacida
bajo la república se había visto desterrada a un desierto político. Se debut en la política cubana
había sido tan poco glorioso como empobrecedor. A mediados del decenio de 1940 el idealismo ya
había cedido su lugar al cinismo y los cargos públicos ya no ofrecían la oportunidad de mejora
colectiva, sino que más bien brindaban la ocasión de enriquecimiento individual. El gobierno se
vio sometido al asedio de nuevos y ávidos buscadores de cargos, cuyo apetito era voraz. Por
primera vez los Auténticos controlaban el reparto de cargos lucrativos y privilegiados. El desfalco,
los chanchullos, la corrupción y la utilización dolosa de los cargos públicos saturaron todas las
ramas del gobierno, ya fuera nacional, provincial o municipal. La competencia política se
transformó en una lucha feroz por la conquista de cargos lucrativos. La política quedó bajo el
control de los sicarios de los partidos y una nueva palabra entró en el léxico político cubano:
«gangsterismo». La violencia y el terror se convirtieron en prolongaciones de la política de
partidos y en la señal distintiva del gobierno de los Auténticos.
El número de personas en la nómina del gobierno se multiplicó desde 1943 a 1949. En 1950 el 11
por 100 de la población activa, ocupaban puestos públicos activos en los niveles nacional,
provincial y municipal del gobierno. Se calcula que el 80 por 100 del presupuesto de 1950 se
empleó en pagar los salarios de dignatarios públicos. Las pensiones representaban otro 8 por 100
del gasto nacional. Los Auténticos respondieron a su victoria electoral con gran inseguridad,
temerosos de pasar poco tiempo en el poder y de que su gobierno fuese temporal. Estas
circunstancias sirvieron para distinguir la corrupción del PRC de las prácticas de su predecesor,
concediéndose importancia a los rendimientos inmediatos y los chanchullos espectaculares. Grau
fue acusado de haber desfalcado millones de dólares. En 1948 se creía que el ministro de
Educación saliente había robado millones de dólares. El ministro de Hacienda del gobierno de Prío

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fue acusado de apropiarse indebidamente de millones de billetes viejos de banco que debían
destruirse.
Que estas condiciones predominaran y, de hecho, saturasen hasta tal punto el tejido institucional
de la república durante los años de los Auténticos era en no poca medida resultado de la
prosperidad de la economía cubana en la posguerra. La economía de los productores de caña de
azúcar en Asia y la de los cultivadores de remolacha en Europa estaban en la ruina. Durante la
segunda guerra mundial la producción mundial de azúcar descendió en casi un 60 por 100, y hasta
1950 no superó los niveles de antes de la guerra. Al disminuir la producción mundial y subir los
precios, las oportunidades para los productores cubanos fueron palpables. Este auge nunca
alcanzó las proporciones de la «danza de los millones» que siguió a la primera guerra mundial,
pero no cabe duda de que creó un nivel de prosperidad como no se había visto desde aquellos
años. Entre 1943 y 1948 la producción cubana de azúcar aumentó en casi un 50 por 100. En 1948
el azúcar ya constituía el 90 por 100 del valor total de las exportaciones de la isla.
Los buenos tiempos llegaron a Cuba de una forma espectacular. Las exportaciones de azúcar
representaron un incremento de cerca del 40 por 100 de la renta nacional entre 1939 y 1947. Las
exportaciones sin precedentes de azúcar y la simultánea escasez de productos de importación
causada por la guerra dieron por resultado un superávit importante en la balanza de pagos. La
actividad industrial y comercial del país aumentó durante el decenio mientras los ingresos que el
gobierno obtenía de los impuestos aumentaron desde 1938 a 1950. Los precios de los artículos
alimenticios casi se triplicaron entre 1939 y 1948, y el coste de la vida aumentó a más del doble.
La inflación hubiera sido más aguda de no haber sido por la escasez de importaciones durante la
guerra y la disposición de muchos individuos e instituciones a tener la mayor parte de los ahorros
en saldos inactivos. La oferta de dinero aumentó entre 1939 y 1950, mientras el coste de la vida
subía sólo un 145 por 100. Durante el mismo período aproximadamente las reservas de dólares,
oro y plata del tesoro nacional ascendieron; también lo hicieron el saldo líquido en el extranjero y
las reservas de dólares del público.
Las oportunidades económicas de la posguerra se desperdiciaron no sólo a causa de la corrupción
y el abuso de los cargos públicos, sino también de la mala administración y los errores de cálculo.
Se hicieron pocos cambios estructurales en la economía, y los problemas crónicos de desempleo-
subempleo y un débil orden agrario siguieron igual que antes. La economía empezó a decaer a
finales del decenio de 1940, y sólo una suspensión temporal debida al alza del precio del azúcar
ocasionada por la guerra de Corea retrasó la inevitable crisis. El problema de la inflación fue en
aumento y el capital generado por la prosperidad de la posguerra o bien se invirtió en el
extranjero o se administró mal en el país. Refiriéndose a estos datos, el Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento dijo que «gran parte de los ahorros de los cubanos han ido a parar al
extranjero, se han acaparado o se han usado para la construcción de bienes raíces y para la
especulación».

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Desde luego, estos fenómenos no eran totalmente nuevos. Estaban asociados desde hacía mucho
tiempo con la mentalidad de la economía azucarera cubana, una mentalidad que se basaba en la
dicotomía entre el auge o la quiebra. Pero a finales de los años cuarenta y principios de los
cincuenta estas condiciones tuvieron amplia repercusión. El hecho de que el azúcar continuase
dominando la economía cubana persuadió a los inversores en potencia a conservar gran parte de
sus activos en forma líquida. Contribuyó a fomentar el deseo de beneficios rápidos y fue un freno
para las nuevas inversiones y la diversificación de la economía. Cuba seguía dependiendo de un
producto de exportación en el cual la competencia era especialmente intensa, a la vez que la
decadencia de los productores rivales a causa de la guerra engendró una falsa sensación de
seguridad. De hecho, la economía no crecía con la rapidez suficiente para dar cabida a los 25.000
puestos de trabajo nuevos que se calculaba que eran necesarios cada año para emplear al
creciente número de personas que entraban en el mercado laboral. Estos problemas hubieran sido
una amenaza incluso para la administración más ilustrada. Eran históricos y estructurales y no
tenían una solución fácil. Sin embargo, los Auténticos distaban mucho de ser ilustrados. Fueron
años que empezaron con grandes esperanzas y acabaron con decepción y desilusión.
Al mismo tiempo, las condiciones eran generalmente difíciles para el Partido Comunista,
rebautizado ahora con el nombre de Partido Socialista Popular (PSP). La colaboración con Batista
había dado al partido acceso al gabinete, y en las elecciones de 1944 el PSP obtuvo tres escaños en
el Senado y diez en la cámara baja. Al llegar el momento de las elecciones de 1948, el partido ya
podía afirmar que contaba con unos 160.000 seguidores. Pero la suerte del PSP decayó mucho
durante el período de los Auténticos. La guerra fría mermó la influencia del PSP y los Auténticos
no desperdiciaron ninguna oportunidad de ampliar su poder. Tomaron medidas contra los
sindicatos controlados por los comunistas y a finales de los años cuarenta ya habían establecido el
control del PRC sobre organizaciones laborales clave. El gobierno confiscó la emisora de radio del
PSP y hostigó de forma continua al periódico del partido. Pero éste continuó siendo una eficaz
fuerza política mientras el PSP perdía influencia.
La aparente indiferencia con que los líderes del PRC contemplaron el mandato histórico de 1933 y
el triunfo electoral de 1944 crearon disensiones y tensión en el seno del partido. En 1947 el mal
gobierno del PRC provocó una franca ruptura cuando Eduardo Chibas, destacado líder estudiantil
en 1933, rompió con los Auténticos y organizó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). Como
afirmaba defender los ideales del decenio de 1930, la imaginación popular asoció generalmente a
los ortodoxos con la independencia económica, la libertad política, la justicia social y la honradez
pública. Chibas, que fue tal vez el orador más dotado de la época, expresó las reivindicaciones
generales y reflejó el descontento popular con los Auténticos que ocupaban el poder en una
campaña que prosperó con las espectaculares acusaciones y revelaciones de corrupción en los
altos niveles gubernamentales. Chibas contribuyó muchísimo a desacreditar de forma definitiva al
gobierno de los Auténticos e hizo que disminuyera lo poco que quedaba de la confianza pública en
su liderazgo. Sin embargo, el suicidio de Chibas en 1951 produjo la desilusión de las masas, su
resignación y su indiferencia, a pesar de que el gobierno de Prío quedó considerablemente

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debilitado después de su combate de tres años con el líder caído de los ortodoxos. Hundidos por
completo en el oprobio, políticamente débiles, sumidos en la bancarrota moral, los Auténticos
presidieron un gobierno desacreditado y una entidad política desmoralizada.

2º Presidencia de Batista (1952-1959)

Batista experimentaría más adelante una enorme satisfacción al contar los detalles de su vuelta al
poder en 1952. Se jactaría de que en una hora y diecisiete minutos los conspiradores militares
derribaron al gobierno de los Auténticos. Y, a decir verdad, es indudable que el cuartelazo del 10
de marzo debió gran parte de su éxito a la habilidad organizativa de quienes lo planearon. A las
2.40 de la madrugada los rebeldes se apoderaron de la totalidad de los principales puestos
militares de la capital, desde los cuales salieron unidades militares que ocuparon posiciones
estratégicas en la ciudad. El ejército se hizo con el control de las estaciones de autobús y
ferrocarril, los aeropuertos, los muelles, las fábricas de electricidad, las emisoras de radio, los
bancos y las oficinas de los ministerios del gobierno. Horas después los habitantes de la ciudad se
despertaron en medio de rumores de un golpe de Estado y, al poner la radio, se encontraron con
que sólo daba música, sin interrupción. El servicio de telecomunicaciones con el interior quedó
interrumpido. Los militares controlaban los posibles escenarios de manifestaciones de protesta
contra el golpe. La universidad y las oficinas de prensa de la oposición fueron cerradas. Los
soldados ocuparon las sedes de diversos sindicatos y del Partido Comunista, y detuvieron a
destacados activistas. Se suspendieron las garantías constitucionales.
Sin embargo, la facilidad con que Batista y el ejército pusieron el complot en práctica y
consolidaron su poder reflejaba mucho más que la diestra aplicación de su talento de
conspiradores. Los efectos de cerca de un decenio de negocios sucios, corrupción y escándalos en
todos los niveles del gobierno civil habían dejado el camino más que suficientemente preparado
para el retorno del gobierno militar en 1952. El cuartelazo sencillamente disparó el tiro de gracia a
un régimen moribundo. De hecho, la indiferencia general con que se recibió el golpe vino a
subrayar el profundo desengaño que la política había creado en la nación. El desacreditado
gobierno de los Auténticos no contaba con la confianza del pueblo ni poseía credibilidad moral
para justificar un llamamiento pidiendo apoyo popular; su derrocamiento sencillamente no
justificaba la indignación del público. Al contrario, para muchos cubanos el golpe representaba un
cambio que debería haberse efectuado mucho antes. Para los financieros y empresarios. Batista
prometía orden, estabilidad y tranquilidad laboral. A juicio de Estados Unidos, prometía respeto al
capital extranjero. Y a los partidos políticos les prometió que se celebrarían nuevas elecciones en
1954.
Los partidos Auténtico y Ortodoxo demostraron que eran incapaces de responder con eficacia a la
toma del poder por parte de Batista. Los Ortodoxos carecían de líder y los Auténticos no podían

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desempeñar el papel de tal. A partir de 1952 los dos partidos principales de Cuba pasaron a ser
ajenos a una solución de la crisis política. De forma muy parecida a la crisis de los años treinta, que
había provocado la caída de los partidos tradicionales, los acontecimientos de los cincuenta
contribuyeron a la desaparición de los Auténticos y los Ortodoxos. Por supuesto, ambos partidos
condenaron debidamente que se infringiera la Constitución de 1940, pero ninguno de ellos
respondió a la usurpación cometida por el ejército con un programa exhaustivo o con un plan de
acción que fuese convincente. La escasa oposición que dio señales de vida nació en gran parte
fuera de los partidos políticos organizados, y vino principalmente de oficiales del ejército
expulsados, grupos políticos escindidos y facciones personalistas de los principales partidos. Sin
embargo, una vez más una nueva generación de cubanos respondió al requerimiento y llenó el
vacío político.
Los primeros desafíos al Batistato fracasaron, y fracasaron sin causar gran sensación. Un complot
desbaratado, la habitual detención de los conspiradores de café, el discreto retiro de los militares
disidentes: nada de todo ello era propicio a exaltar la conciencia nacional o inspirar resistencia.
También fracasó el ataque que en julio de 1953 lanzó Fidel Castro contra el cuartel de Moneada,
en Santiago de Cuba, pero la dimensión de su fracaso fue lo que distinguió este ataque de sus
malhadados predecesores: el plan era tan osado como espectacular fue su fracaso. Sirvió para
lanzar a Castro a la rivalidad por el liderazgo de las fuerzas que se oponían a Batista y elevó la
lucha armada a la categoría de medio principal de oposición a mediados de los años cincuenta.
Las tan esperadas elecciones de 1954 ofendieron a todos menos a los batistianos más cínicos. Los
principales partidos políticos finalmente se negaron a participar y el principal candidato de la
oposición se retiró. Sin que nadie se le opusiera y obteniendo una mayoría simple del 40 por 100
del electorado que votó, Batista conquistó un nuevo período en el poder. Después de 1954 las
fuerzas políticas moderadas que habían contado con que las elecciones resolvieran las tensiones
nacionales se encontraron aisladas y sin más opciones. En 1955 se hizo un último intento de
negociar una solución política de la crisis, que cada vez era más honda, cuando los representantes
de la oposición moderada sostuvieron una serie de entrevistas con Batista. El Diálogo Cívico, como
llamarían a estas conversaciones, pretendió que el presidente prometiera que se celebrarían
nuevas elecciones con garantías para todos los participantes. Batista se negó. El escenario quedó
dispuesto para el enfrentamiento armado.
La primera respuesta no tardó en llegar. A finales de 1955 una serie de manifestaciones de
estudiantes provocó choques armados con el ejército y la policía, y la represión subsiguiente
persuadió a los líderes estudiantiles de la necesidad de organizar un movimiento revolucionario
clandestino, el Directorio Revolucionario. Un año después, un grupo insurgente integrado por
Auténticos se alzó en armas y atacó el cuartel del ejército de Goicuría, en Matanzas. En 1957, tras
el fracaso de un intento de asesinato contra Batista, el Directorio Revolucionario recurrió también
a la insurgencia rural y organizó un frente guerrillero en la provincia de Las Villas, el llamado II
Frente Nacional del Escambray. No obstante, fue en las montañas de la Sierra Maestra, en la
provincia de Oriente, donde se estaba decidiendo la suerte del régimen de Batista.
84
Fidel Castro

A los tres años del ataque contra el cuartel de Moneada, Fidel Castro ya había organizado en
Santiago otro levantamiento, que estallaría al volver él de México a bordo del pequeño yate
Granma, pero la revuelta del 30 de noviembre de 1956 fue aplastada mucho antes de que los
tripulantes del Granma pisaran suelo cubano. Asimismo, avisadas de la llegada de los
expedicionarios, las fuerzas gubernamentales arrollaron al grupo de desembarque en Alegría de
Pío, en el sur de Oriente, y redujeron la fuerza, compuesta por unos ochenta hombres, a una banda
de dieciocho. Fracasado su espectacular intento de tomar el poder, privados de armas, municiones
y provisiones, los supervivientes del Granma buscaron refugio en la cordillera del sureste.
Empezó entonces una guerra de guerrillas cuyo carácter se ajustaba al escenario geopolítico de la
Sierra Maestra. Castro y sus hombres comenzaron las operaciones en una región periférica de la
isla donde la presencia político-militar del gobierno que querían derribar consistía en poco más
que puestos aislados de la Guardia Rural. Sin embargo, al hacer la guerra contra la Guardia Rural
los rebeldes atacaban tanto la base de poder local del régimen de Batista como la expresión
simbólica de la presencia de La Habana en la región de la Sierra Maestra. Durante decenios los
comandantes de la Guardia Rural habían aterrorizado arbitrariamente a las comunidades rurales.
Así pues, por modestas que pareciesen las victorias de los rebeldes en su lucha contra la policía
rural, representaban una seria amenaza para la autoridad político-militar de La Habana en la
provincia de Oriente.
Al grupo de supervivientes del Granma pronto se unieron habitantes de la Sierra Maestra y con
esta fuerza ligeramente aumentada los insurgentes lanzaron sus primeras ofensivas. En enero de
1957 la fuerza rebelde ya era suficientemente numerosa como para vencer a la Guardia Rural del
puesto de La Plata; en un segundo ataque, en mayo de 1957, los guerrilleros derrotaron a la
Guardia Rural del puesto de El Uvero. Las noticias de las victorias de los insurgentes hacían que
los cubanos fuesen conscientes de la lucha que se estaba librando en la Sierra Maestra y atrajeron
nuevos reclutas al bando de la guerrilla. Las operaciones de los rebeldes también obligaron a las
fuerzas del gobierno a abandonar la seguridad de las ciudades para perseguir a los insurgentes
rurales. La arbitrariedad con que el gobierno llevaba las operaciones de la campaña sirvió para
indisponerle todavía más con la población rural y facilitar apoyo complementario a la guerrilla.
Las victorias de los insurgentes obligaron al gobierno a admitir que había enclaves de territorio
liberado en toda la provincia de Oriente. Durante todo el año 1957 y comienzos de 1958 el tamaño
del ejército rebelde aumentó, a la vez que las operaciones de campaña se hacían más amplias. A
mediados de 1958 una columna de cincuenta hombres bajo el mando de Raúl Castro había
establecido el Segundo Frente en el noreste de Cuba, además de consolidar varias partidas
rebeldes que actuaban en la región. Una columna compuesta por unos treinta y cinco hombres

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encabezadas por Juan Almeida abrió más adelante otro frente en la región cercana a Santiago de
Cuba, y también logró consolidar y aumentar las fuerzas insurgentes. En abril de 1958, Camilo
Cienfuegos dejó el baluarte de la Sierra con una pequeña patrulla de ocho o diez hombres. Otra
columna actuaba al este del pico Turquino bajo el mando de Ernesto «Che» Guevara.
La expansión de la lucha en el campo fue acompañada de una creciente resistencia en las ciudades.
Grupos clandestinos urbanos, entre los que destacaba el movimiento de Resistencia Cívica,
coordinaron actos de sabotaje y terror en las principales ciudades de Cuba. A medida que
aumentaba el número de secuestros y asesinatos, el régimen respondía con mayor ferocidad, lo
que incrementaba su aislamiento.

Oposición
La oposición antigubernamental no estaba limitada a grupos políticos de carácter civil. A
mediados del decenio de 1950 había ya mucha disensión en el seno de las fuerzas armadas. La
vuelta de Batista al poder había dado la señal para la transformación general del mando del
ejército y viejos oficiales septembristas, muchos de los cuales se habían retirado durante el
gobierno de los Auténticos, volvieron a ocupar puestos de mando. Las filiaciones políticas y el
nepotismo determinaban los ascensos y los cargos a comienzos de los años cincuenta, y Batista
virtualmente desmanteló el cuerpo profesional de oficiales. El retorno de los oficiales
septembristas produjo la desmoralización generalizada entre los comandantes jóvenes que se
enorgullecían de su preparación en la academia militar y se sentían agraviados por
nombramientos que hacían mofa de los criterios profesionales y colocaban a los antiguos
sargentos en puestos de mando.
En abril de 1956 la primera de una serie de conspiraciones del ejército sobresaltó al gobierno. En
el complot, cuyo cabecilla era el coronel Ramón Barquín, estaban implicados más de doscientos
oficiales, entre ellos los jefes más distinguidos del ejército. Durante la reorganización subsiguiente
unos cuatro mil oficiales y soldados fueron expulsados, cambiados de destino y pasados a retiro.
En septiembre de 1957 otra conspiración dio por resultado un motín en la base naval de
Cienfuegos que era parte de un complot más ambicioso que comprendía las principales
instalaciones navales de toda la isla. Aquel mismo año se descubrieron conspiraciones en las
fuerzas aéreas, en el cuerpo de sanidad militar y en la policía nacional. Así pues, en las
postrimerías de los años cincuenta Batista se enfrentaba tanto a la creciente oposición popular
como a la resistencia armada con un ejército cada vez más inseguro políticamente y de poco fiar
profesionalmente.

Aspecto económico y social de la crisis de los `50


La crisis cubana de los años cincuenta era mucho más que un conflicto entre Batista y sus
adversarios políticos. Sin duda muchos de los participantes en la lucha contra Batista definían el

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conflicto en términos principalmente políticos, una lucha en la cual los asuntos centrales giraban
por completo en torno a la eliminación del inicuo Batista y la restauración de la Constitución de
1940. Pero el descontento durante el decenio se debió tanto a la frustración socioeconómica como
a las demandas políticas. En los años cincuenta el azúcar había dejado de ser una fuente de
crecimiento económico y no podía sostener el desarrollo económico continuado. Sin embargo,
todos los sectores de la economía cubana seguían siendo vulnerables a los efectos de las
fluctuaciones de los precios en el mercado internacional del azúcar. El descenso de dichos precios
entre 1952 y 1954 precipitó la primera de una serie de recesiones que la economía cubana
padeció durante el decenio. Al mismo tiempo, los efectos del tratado de reciprocidad de 1934 se
habían cobrado su tributo e impedido en Cuba el desarrollo industrial que fue característico de
otros países latinoamericanos durante el período de posguerra. La poca industria local que existía
tuvo que hacer frente a una fuerte competencia extranjera con escasa o nula protección
arancelaria y había pocos incentivos para ampliar el sector manufacturero más allá de los bienes
de consumo ligero, principalmente alimentos y textiles. Con la población cubana creciendo en un
2,5 por 100 anual y 50.000 hombres jóvenes alcanzando la edad de trabajar todos los años entre
1955 y 1958 en la industria únicamente se crearon 8.000 empleos nuevos.
Las pautas de inversión eran a un tiempo causa y efecto de estas condiciones. La inversión en la
industria no estuvo a la altura de los ahorros nacionales disponibles. Al mismo tiempo, sumas
considerables de capital se transferían al extranjero, principalmente bajo la forma de ganancias de
las inversiones extranjeras en Cuba y por medio de inversiones cubanas fuera de la isla. Pocos
cubanos invertían en títulos del Estado o en acciones a largo plazo, pues preferían la liquidez,
principalmente en dinero a corto plazo colocado en bancos del extranjero o en cajas de caudales
en el país. Las pocas inversiones a largo plazo que se hacían eran sobre todo en acciones
estadounidenses. En 1955 la inversión en bienes raíces superaba los 150 millones de dólares, la
mayor parte en el sur de Florida. En cambio, el capital estadounidense controlaba el 90 por 100 de
los servicios de teléfonos y electricidad de Cuba, el 50 por 100 de los ferrocarriles y el 40 por 100
de la producción de azúcar. Las sucursales cubanas de bancos estadounidenses tenían el 25 por
100 de todos los depósitos bancarios. De hecho, la inversión directa estadounidense en Cuba, que
había disminuido durante la depresión, aumentó ininterrumpidamente después de la segunda
guerra mundial, alcanzando una cifra máxima de mil millones de dólares (entre servicios, petróleo
y minas, agricultura y manufacturas) en 1958.
No sólo descendió la parte de la renta neta correspondiente a los trabajadores durante los años
cincuenta, sino que, además, aumentaron el desempleo y el subempleo. En 1957, el mejor año de
mediados de los cincuenta, el 17 por 100 de la población activa ya estaba clasificada generalmente
como desempleada, a la vez que otro 13 por 100 había quedado reducido al subempleo. En la
industria azucarera, una de las principales fuentes de empleo para los cubanos (se calcula que
daba trabajo al 25 por 100 de la población activa), alrededor del 60 por 100 de los trabajadores
estaban empleados durante seis meses o menos, y sólo el 30 por 100 lo estaban durante más de
diez meses. Por término medio, el trabajador de la industria del azúcar estaba empleado durante

87
menos de cien días al año. Al aumentar el desempleo creció también la resistencia a las medidas
destinadas a incrementar la productividad. Los trabajadores del azúcar se opusieron con éxito a
que se mecanizaran la operación de cortar la caña y la carga a granel, los cigarreros consiguieron
limitar la mecanización y los trabajadores portuarios opusieron feroz resistencia a ella. Durante
los decenios de 1940 y 1950 sucesivas leyes laborales hicieron prácticamente imposible despedir
a los trabajadores y la seguridad del empleo se convirtió en un asunto de la mayor importancia.
Uno de los resultados de todo esto fue reducir aún más la capacidad de las exportaciones cubanas
para competir con éxito en los mercados internacionales.
Dentro de la población activa cubana existían distinciones significativas. Típicamente, los
trabajadores agrícolas ganaban menos de 80 pesos mensuales, cifra sensiblemente inferior al
salario industrial medio, que era de unos 120 pesos mensuales más pensiones y otras prestaciones
sociales complementarias, en particular si un trabajador era empleado de una compañía
importante o pertenecía a una organización sindical fuerte. Asimismo, la Cuba rural disfrutaba de
pocas de las comodidades y servicios que habían llegado a caracterizar la vida en las ciudades de
la isla. Al contrario, el tercio de la población que vivía en el campo se hallaba sumido en la mayor
pobreza y era víctima de un olvido persistente. Sólo el 15 por 100 de la población rural tenía agua
corriente, mientras que la cifra era del 80 por 100 en el caso de la población urbana. Sólo el 9 por
100 de los hogares rurales gozaban de electricidad, frente al 83 por 100 de la población urbana.
Los médicos y los dentistas, así como los hospitales y las clínicas, tendían a concentrarse en las
ciudades, a la vez que una combinación de pobreza y aislamiento virtualmente negaba al campo
toda posibilidad de acceder a los servicios educativos. El índice nacional del 20 por 100 de
analfabetismo ocultaba el hecho de que en el campo la cifra era del 40 por 100 y en la provincia de
Oriente superaba el 50 por 100. El campesinado vivía al margen de la sociedad y fuera del cuerpo
político. Y no era probable que estas condiciones fuesen a cambiar pronto. Los latifundios
abarcaban zonas inmensas de la Cuba rural. Veintidós grandes compañías azucareras explotaban
un quinto de la tierra cultivable, gran parte de la cual se reservaba para el futuro auge periódico
que los plantadores esperaban con tanta impaciencia. Los ranchos ganaderos también ocupaban
zonas inmensas, de las cuales quedaba excluido gran número de campesinos ya fuera como
trabajadores o como propietarios.
A mediados del decenio de 1950 hasta la clase media urbana de Cuba se sentía sumida en una
crisis. Desde luego, Cuba disfrutaba de una de las rentas per cápita más altas de América Latina
(374 dólares) y en 1957 se clasificó en segundo lugar detrás de Venezuela (857 dólares). Sólo
México y Brasil superaban a Cuba en el número de radios y televisores por mil habitantes. El país
ocupaba el primer lugar en teléfonos, periódicos y vehículos a motor para pasajeros. El promedio
de consumo diario de alimentos únicamente lo superaban Argentina y Uruguay. El consumo de
importaciones extranjeras, principalmente productos estadounidenses, aumentó de 1950 a 1958.
Sin embargo, los cubanos de clase media poco consuelo personal encontraban en las estadísticas
que pregonaban su elevado nivel de consumo material y situaban a la isla cerca del punto más alto
de la escala latinoamericana de rentas per cápita. El punto de referencia de Cuba era Estados

88
Unidos y no América Latina. Los cubanos participaban directamente en el sistema económico
estadounidense y dependían por completo de él; más o menos en la misma medida que los
ciudadanos de dicho país, pero sin tener acceso a los programas de servicios sociales
estadounidenses y con unos niveles de empleos y salarios muy inferiores a los de Estados Unidos.
Los 374 dólares de la renta per cápita cubana perdían importancia al compararlos con los 2.000 de
Estados Unidos, o incluso los 1.000 de Mississippi, el más pobre de los estados de la Unión. Esta
disparidad era causa de muchas frustraciones, en particular porque los cubanos de clase media se
daban cuenta de que su nivel de vida quedaba rezagado frente al aumento del nivel de la renta en
Estados Unidos. De hecho, la renta per cápita en Cuba descendió en el 18 por 100, por ejemplo,
durante la recesión de 1952-1954, neutralizando los lentos avances que se había conseguido
durante los primeros tiempos de la posguerra. En 1958 la renta per cápita cubana se hallaba más o
menos en el mismo nivel que en 1947. Al finalizar el decenio de 1950, los cubanos de clase media,
que al principio habían estado dispuestos a apoyar a Batista, en muchos sentidos ya estaban peor
que en los años veinte.
La permanencia de Batista en el poder complicaba la crisis, que iba en aumento, toda vez que
creaba unas condiciones políticas que impedían la reanudación del crecimiento económico. Como
más adelante concluiría la Comisión Internacional de Juristas, la falta de honradez administrativa
y la ilegalidad política» eran en 1958 los obstáculos más importantes para el desarrollo
económico. La inestabilidad y los conflictos políticos hacían estragos en la economía. Después del
breve auge registrado entre 1955 y 1957 el turismo volvía a decaer y los insurgentes impedían
que los productos lácteos, las verduras y la carne llegaran del campo a las ciudades. La escasez
provocaba una fuerte subida de los precios de los productos de primera necesidad, al mismo
tiempo que los sabotajes y la destrucción de propiedades contribuían también a la confusión
económica. La producción de azúcar disminuyó. De hecho, en 1958 la insurgencia había alcanzado
ya su etapa más avanzada en las tres provincias orientales que representaban más del 80 por 100
del total de tierra dedicada a la producción de azúcar y más del 75 por 100 de la cosecha anual. La
escasez de gasolina y petróleo causaron la paralización de los ferrocarriles, el transporte por
carretera y los ingenios de azúcar. En 1958 el Movimiento 26 de Julio comenzó una guerra contra
la propiedad y la producción a lo ancho y largo de la isla con el fin de aislar a Batista del apoyo que
le prestaban las élites económicas, tanto extranjeras como nacionales. El mensaje era claro: la
normalidad no volvería hasta que Batista se marchara. En febrero los líderes de la guerrilla
anunciaron su intención de atacar los ingenios de azúcar, las fábricas de tabaco, las empresas de
servicios públicos, los ferrocarriles y las refinerías de petróleo. La destrucción de la cosecha de
azúcar en particular pasó a ser el objetivo principal de la estrategia insurgente. «O Batista sin la
zafra o la zafra sin Batista», decían una y otra vez los del 26 de Julio. En marzo el mando del
ejército rebelde dijo que había provocado incendios en todas las provincias productoras de azúcar
y, según sus cálculos, había destruido 2 millones de toneladas de azúcar. Ya en septiembre de
1957, el corresponsal del New York Times residente en La Habana envió un cable diciendo que el
comercio, la industria y el capital, «que han apoyado de todo corazón al presidente Batista desde

89
que se hizo cargo del gobierno en 1952, se están impacientando ante la violencia continua en la
isla». En 1958, esta impaciencia se había transformado en exasperación.
Revolución Cubana
Cuba estuvo al borde de la revolución durante la mayor parte de 1958. En julio representantes de
los principales grupos de la oposición se reunieron en Caracas para organizar un frente unido y
formular una estrategia común contra Batista. El Pacto de Caracas nombró a Fidel Castro líder
principal del movimiento contra Batista y al ejército rebelde, brazo principal de la revolución.
Mientras la conferencia de Caracas celebraba sus sesiones, Batista lanzó su ofensiva más
formidable contra los guerrilleros de la Sierra Maestra. Todas las ramas de las fuerzas armadas
participaron en la ofensiva, durante la cual se calcula que 12.000 soldados marcharon hacia la
Sierra Maestra. Escuadrillas de las fuerzas aéreas bombardearon y ametrallaron las regiones que
se sospechaba que estaban en poder de los rebeldes, al mismo tiempo que las unidades navales se
situaban ante la costa y bombardeaban la cordillera del sureste. Pero la ofensiva del gobierno
fracasó a finales del verano y ello fue el principio de la desintegración de las fuerzas armadas
cubanas. El ejército sencillamente dejó de combatir porque las deserciones y las defecciones
alcanzaron proporciones de epidemia. Las unidades del ejército en retirada eran presa fácil de las
columnas de guerrilleros que avanzaban. La desmoralización se transformó en miedo y,
finalmente, en pánico.
La guerrilla lanzó su contraofensiva en las postrimerías del verano. A las pocas semanas las
fuerzas gubernamentales en la mitad oriental de la isla se vieron engullidas por la oleada de la
oposición armada, aisladas, sin poder recibir socorro ni refuerzos, a medida que poblaciones y
ciudades provinciales iban cayendo en poder de las columnas de guerrilleros. Los comandantes
militares de las localidades se rendían, a menudo sin disparar un solo tiro. Las tropas leales
intentaban desesperadamente volver al oeste antes de que la corriente revolucionaria avanzara
inexorablemente hacia La Habana desde el este.
Dos cosas eran ya evidentes: el régimen de Batista estaba condenado, y el movimiento 26 de Julio
capitaneado por Fidel Castro había impuesto su clara hegemonía al resto de las facciones
revolucionarias. Durante el verano, cuando faltaban sólo unos meses para la caída del régimen, el
comunista PSP, declarado fuera de la ley durante el segundo gobierno Batista, se había aliado con
el Movimiento 26 de Julio. Esta conversión al castrismo significó la obtención para el partido de
varios puestos claves dentro del Movimiento, muy especialmente dentro de las columnas del
ejército rebelde que mandaban Raúl Castro y Ernesto «Che» Guevara, puestos que más adelante
servirían de base para la expansión de la autoridad del PSP en la Cuba pos-revolucionaria.
En 1958 Batista había adquirido un adversario más: el gobierno de Estados Unidos. El año
comenzó con malos auspicios para el gobierno cubano cuando, en marzo, Washington impuso un
embargo de armas, medida que equivalía a la retirada de su apoyo. La suspensión de los envíos de
armamento contribuyó a debilitar el dominio que Batista ejercía sobre sus partidarios, tanto
civiles como militares, especialmente porque se declaró en vísperas de la ofensiva de primavera

90
del gobierno. Durante la mayor parte de los años cincuenta Batista había conservado la fidelidad
del ejército a fuerza de asegurarle que gozaba del apoyo sin reservas de Washington. Después de
marzo de 1958, el mando del ejército ya no estuvo seguro de que así fuera. Según Earl E. T. Smith,
embajador de Estados Unidos, las insinuaciones de que Washington ya no respaldaba a Batista
surtieron «un efecto psicológico devastador» en el ejército y fueron «la medida más eficaz que
tomó el Departamento de Estado para provocar la caída de Batista».
El año 1958 era también año de elecciones, lo cual proporcionó a Batista la oportunidad de
demostrar a Washington que los procesos democráticos todavía podían funcionar, a pesar de la
guerra civil. Pero el triunfo de Andrés Rivero Agüero, el candidato del gobierno, sorprendió a
pocos y el fraude electoral debilitó todavía más la posición de Batista, así en el país como en el
extranjero. La victoria del candidato oficial desilusionó a los pocos que todavía albergaban la
esperanza de que se encontrara una solución política para poner fin a la insurrección armada.
Descorazonados por la perspectiva de un traspaso del poder ejecutivo, oficiales del ejército que
eran personalmente leales a Batista perdieron su entusiasmo por defender a un líder que los
comicios ya habían sustituido. Washington rechazó rotundamente la sucesión presidencial
amañada y anunció por adelantado que no reconocería diplomáticamente a Rivero Agüero, lo cual
mermó el apoyo político y militar al régimen.
De hecho, Washington ya había decidido que Batista debía abandonar el poder. La crisis de 1958
se parecía a la de 1933 en que la presidencia de un líder impopular amenazaba con sumir la isla en
la confusión política y provocar un cataclismo social. Una vez más Washington quería eliminar la
fuente de las tensiones cubanas para quitarle peligrosidad a la situación revolucionaria. A
principios de diciembre el Departamento de Estado envió al financiero William D. Pawley a La
Habana para que cumpliera una misión secreta. Pawley recordaría más adelante que Estados
Unidos había instado a Batista a «capitular ante un gobierno de transición que le era hostil a él,
pero que era satisfactorio para nosotros, y al que podríamos reconocer inmediatamente, además
de prestarle ayuda militar con el fin de que Fidel Castro no accediera al poder». El 9 de diciembre
Pawley mantuvo una entrevista de tres horas con Batista, a quien ofreció la oportunidad de
retirarse sin ser molestado a Florida con su familia. El enviado estadounidense hizo saber al
presidente que Estados Unidos «harían un esfuerzo por impedir que Fidel Castro subiera al poder
como comunista, pero que el gobierno de transición lo integrarían hombres que eran enemigos
suyos, pues de lo contrario no daría buen resultado, y Fidel Castro tendría que deponer las armas
o reconocer que era un revolucionario que luchaba contra todo el mundo sólo porque quería el
poder, no porque estuviera contra Batista». Batista se negó.
Mientras Estados Unidos procuraba persuadir a Batista de que dejara el cargo, el movimiento
revolucionario había decidido la suerte del régimen. El fracaso de la ofensiva del gobierno y el
triunfo de la contraofensiva de la guerrilla surtieron un efecto galvanizador en los cubanos y
provocaron levantamientos espontáneos en toda la isla. La retirada del ejército dejó grandes
cantidades de armas y pertrechos en poder de los civiles, incluyendo artillería, tanques y armas
cortas de todo tipo. Durante las postreras semanas de 1958 aumentaron rápidamente las filas de
91
la resistencia urbana y también las de las columnas de guerrilleros. En diciembre de 1958 el
mando del ejército batistiano en Santiago comunicó que 90 por 100 de la población apoyaba a la
guerrilla. Más o menos en aquel mismo momento los levantamientos espontáneos en Camagüey
vencieron a los destacamentos militares que allí había. En la decisiva batalla de Santa Clara la
columna de Guevara recibió ayuda decisiva de la población del lugar. En el momento de empezar
la ofensiva veraniega del gobierno la guerrilla contaba con unos 5.000 hombres, entre oficiales y
soldados. En enero de 1959 los efectivos del ejército rebelde ya se cifraban en 50.000 hombres.
La posibilidad de prescindir de Batista fue la señal para que comenzaran las intrigas militares. El
ejército que dejara de combatir en el campo se había convertido en el centro de las intrigas
políticas en las ciudades. En diciembre se estaban tramando no menos de media docena de
conspiraciones en las fuerzas armadas. Durante las primeras horas del I de enero de 1959,
mientras las columnas de guerrilleros cruzaban las llanuras del centro de Cuba, el general Eulogio
Cantillo se hizo con el poder y nombró presidente provisional a Carlos Piedra, juez del Tribunal
Supremo. El Movimiento 26 de Julio rechazó el golpe de Estado y exigió la rendición incondicional
al ejército rebelde. Prometiendo continuar la lucha armada, Fidel Castro pidió que se declarase
una huelga general en toda la nación.
Al difundirse la noticia de la huida de Batista, las unidades del ejército en toda la isla sencillamente
dejaron de ofrecer resistencia a los avances rebeldes. Cantillo se quejó a la embajada de Estados
Unidos de haber heredado el mando de un «ejército muerto». En un intento de reanimar la lucha
contra el enemigo. Cantillo convocó a su presencia al coronel Ramón Barquín, que estaba
encarcelado, y le entregó el mando del ejército. Barquín ordenó un alto el fuego inmediato, saludó
al insurgente «Ejército de Liberación» y entregó el mando del campamento de Columbia y la
fortaleza militar de La Cabaña a Ernesto «Che» Guevara y Camilo Cienfuegos. Una semana después
Fidel Castro llegó a La Habana.

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CHILE: La experiencia del Frente Popular

Bibliografía utilizada: DRAKE, Paul. Chile 1932-1958. En: BETHELL, Leslie. Historia de América
latina. Tomo 15 + apuntes
Introducción: caracterización de la etapa
Apuntes
La experiencia del Frente Popular se enmarca en los Populismos Clásicos. Es una experiencia que
se basó en un Populismo democrático.
Es el único Frente Popular que logra acceder al poder en América Latina ya que el Frente Popular
sale victorioso en las elecciones. Es la experiencia chilena al Socialismo o vía chilena al Socialismo.
Paul Drake
A partir de 1930 hasta el golpe de estado que derribó al gobierno de Salvador Allende en 1973 la
política chilena fue un caso único en América LatinaEn dicho período sólo Chile sostuvo una
democracia electoral de la que formaban parte partidos marxistas de importancia.
Y durante casi quince años, entre 1938 y 1952, presidentes radicales estuvieron en el poder con el
apoyo, variable pero persistente, tanto de socialistas como de comunistas, lo cual tuvo
consecuencias duraderas para el desarrollo político de la nación.
Estos gobiernos multipartidistas basados en alianzas multiclasistas buscaron simultáneamente el
crecimiento industrial y la reforma social.
Sin embargo, no atacaron las raíces del sub-desarrollo chileno: el sector rural, donde dominaban los
latifundios y el sector externo, dominado por los Estados Unidos.
Desde 1932 hasta 1958 el sistema político de Chile fue adaptable y flexible a pesar de los conflictos
fundamentales entre los partidos tradicionales y los grupos declaradamente revolucionarios. Al
igual que sus adversarios, la izquierda aceptaba las leyes del juego heredadas en virtud de las cuales
todas las fuerzas políticas ingresaban en coaliciones heterogéneas con el fin de ganar elecciones y
funcionar de forma eficaz en el Congreso. Entre los partidos de la izquierda —los socialistas y los
comunistas —, así como dentro de ellos, se libraban furiosas batallas por asuntos tácticos de
liderazgo, compañeros de coalición y detalles programáticos, pero hasta la revolución cubana de
1959 estos grupos raramente pusieron en duda la necesidad estratégica y la conveniencia de la
inmersión en el sistema electoral y de pactos multipartidistas y poli-clasistas. En particular, ambas
agrupaciones marxistas amortiguaron sus objetivos ideológicos para facilitar las alianzas con el
moderado Partido Radical.

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Apuntes+ Biblio
Cronología para ubicarnos en el tiempo
1938-1952: Período Radical
 1938-1941: Frente Popular o Antifascista
 1942-1952: Continuación del gobierno radical: (tras la muerte de Aguirre Cerda)
 Juan Antonio Ríos Morales
 Alfredo Duhalde Vázquez
 Gonzáles Videla
1952 – 1958: el retorno de Ibáñez
Recapitulando…
 Depresión y crisis: 1929-1932
La depresión mundial afectó a Chile más profundamente que a cualquier otro país del mundo
occidental. El comercio exterior se derrumbó: las exportaciones habían caído + los empréstitos de
los Estados Unidos, que habían creado una apariencia de prosperidad a finales del decenio de
1929, cayeron a plomo. El presupuesto del endeudadísimo gobierno sufrió un clamoroso déficit.
De todos los sectores económicos de Chile, la depresión afectó a la minería antes y con más dureza
que a los demás. Proceso:
 El valor de las exportaciones de cobre y nitrato descendió( cayeron un 50% las
exportaciones de cobre que era el producto que mayor cantidad de divisas dejaba a Chile)
 Caen los precios mundiales de los productos agrícolas  disminuye el consumo de
alimentos en las provincias mineras del norte = la depresión rebotó del sector minero al
agrícolaentonces-los precios de los productos agrícolas cayeron en cerca del 50 por
ciento.
 La depresión afectó sólo tarde y brevemente a las manufacturas: el índice de producción
industrial cayó.
En todo Chile los salarios reales descendieron alrededor del 40 %.
Las clases alta y media se asustaban al ver como los trabajadores parados, hambrientos y
encolerizados se manifestaban, pedían limosna y formaban colas para recibir alimentos
gratuitos malestar social
Los estudiantes universitarios le darán contenido político a las quejas.
 Situación política

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Gobernaba en ese momento el dictador Carlos Ibáñez del Campo (era un Gobierno militar).
Frente a la crisis aspiró a: * equilibrar el presupuesto,* incrementó los impuestos y *recortó los
gastos + se suspendió el servicio de la deuda exterior + se impusieron controles de cambios =
estas medidas no fueron suficientes para detener el derrumbamiento económico
Tales medidas disgustaron a los burócratas + las fuerzas armadas+ los empleados en el sector
público.
En julio de 1931:
 los universitarios de clase media:
o católicos
o marxistas
 los profesionales
 los empleados públicos sacaron
Ante tal oposición, Ibáñez optó por dimitir  dejó un vacío de poder.
Mientras que en la mayor parte de América Latina la depresión destruyó gobiernos de carácter
civil, en Chile desacreditó al régimen militar.
La caída de Ibáñez había dejado un vacío en el cual se produjo la escisión de los partidos políticos
tradicionales y surgieron docenas de nuevos aspirantes al poderMultipartidismo:
La izquierda: fue la que más activa se mostró
Ambos
 los comunistas se escindieron en: Se unen. Y presentan su candidato partidos
o estalinistas Elías Lafertee Gaviño (comunistas
o trotskistas y
socialistas)
se disputan
 se fundaba gran número de diminutos partidos socialistas. los obreros,
es decir cuál
El centro: integrado por:  Se unen. tiene más
influencia
 radicales  Su representante es en los
Juan Esteban Montero
 falangistas/democristianos obreros.
Rodríguez abogado
La derecha: integrada por: radical muy relacionado
con intereses terratenientes
 liberales y bancarios
 conservadores

Socialistas + Liberales y Radicales desafectos = se unen y presentan a su candidato: Arturo


Alessandri Palma. Éste se presentó como defensor de las clases media y trabajadora.
Elecciones de 1931: gana Montero (el de la unión de centro y derecha)

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Presidencia de Montero Mientras el laborioso presidente (apodado «Don One-Step») se
dedicaba a respetar la Constitución y a predicar austeridad, la producción y el empleo se
hundieron todavía más.
Pero, en 1932 se da la experiencia de un Socialismo militar: se dan dos Repúblicas socialistas:
1. Una la establece Marmaduke Grove: derribó a Montero e instauró una supuesta república
socialista. En este mini-etapa se originó el Partido Socialista chileno (PSch) y ungió al
animoso Grove como «el caudillo socialista». La república socialista duró 12 días cuando el
resto de las fuerzas armadas lo derrocó a Grove eran más radicalizados
2. La otra la establece Carlos Dávila Espinosa: duró 100 días. Fue una segunda versión de la
república socialista, que estaba más cerca del corporativismo y del capitalismo de estado.
 eran más moderado
Estas dos Repúblicas socialistas impactaron en los chilenos porque se rompe el orden.
Fue un socialismo llevado a cabo por militares, principalmente la Fuerza Aérea. El Partido
Comunista y los obreros no apoyaron las Repúblicas porque fueron muy militares, disolvieron el
poder.
En septiembre, las fuerzas armadas derribaron a Dávila y convocaron nuevas elecciones para la
presidencia y el Congreso, las cuales se celebrarían en octubre.

Presidencia del Alessandri (1932-1938)


Su llegada al poder
Ante el fracaso de esta experiencia se convoca a elecciones.
Alessandri apareció como el principal candidato de la campaña de 1932. Fue apoyado por:
 Radicales
 Demócratas
 Liberales novatos
 Socialistas novatos
Alessandri se presentó como la encarnación de la unidad nacional con el lema «El triunfo de
Alessandri es el triunfo del gobierno civil».
Asume como presidente Alessandri Palma en 1932. El «León de Tarapacá» salió victorioso con el
55 por ciento del voto. Demostrando que el socialismo era en ese momento una opción para el
futuro.
Una vez en el poder, Alessandri gobernó con los conservadores, los liberales y el ala derecha del
partido Radical.  es decir con el apoyo de los sectores más conservadores

96
Se le critica a los partidos tradicionales que acompañan a Palma la dependencia y vulnerabilidad
del modelo económico de Chile a partir de la Crisis del `30.
En el poder…acciones
En cuanto a los militares: Controló a los militares utilizando la rotación de los mandos, retirando
a los conspiradores y premiando a los leales. Las fuerzas armadas en su mayor parte prefirieron
abstenerse de participar abiertamente en política. Sofocaron un intento de golpe de estado en
1933 y permanecieron fieles a la Constitución
Control interno: restableció el orden ejerciendo poderes ejecutivos extraordinarios contra los
agitadores de derechas y de izquierdas. Encarceló brevemente a Grove, y entre 1933 y 1936 utilizó
a la milicia republicana, que estaba fuertemente armada, como baluarte contra los aventureros
militares o socialistas.
El Estado debe resolver los problemas económicos y reconstruir el poder civil.
Aparecen ideas que giran en torno a 3 puntos:
1. Dar mayor rol al Estado  intervención del Estado en la economía, que no se había dado
antes
2. Industrialización y apoyar la misma
3. Nacionalismo económico
Sobre esos puntos:
1. La derecha pide más regulación estatal y la izquierda pide más redistribución (pedidos
socialistas) Se aplican políticas intervencionistas
2. Se dio un proceso de industrialización por sustitución de importaciones en Chile.
El gobierno de Alessandri (1932-1938):
 fue fuerte
 restauró la estabilidad
 siguió la Constitución de 1925.
NOTA: Votan por 1º vez las mujeres en 1935.
Características del gobierno de Alessandri:
 Usó las “milicias republicanas”: grupos paramilitares armados sostenidos por el gobierno,
defensores de los aventureros militares y contra los civiles de izquierda. Quieren defender
el orden constitucional. Defienden al gobierno de Alessandri.
 Movimiento Nacional Socialista (MNS) o nacionalsocialismo: González Von Marées crea al
MNS. Es un grupo armado (es distinto de las milicias republicanas, no es lo mismo). Son
antiliberales y antidemocráticos, son nacionalistas, están contra el gobierno de Alessandri y
contra la oligarquía chilena, adherían a Portales, chocan con las “milicias republicanas”.

97
 Alessandri se apoyó en la derecha, en la élite económica, que lo votó porque se esparcieron
y aumentaron los grupos de izquierda. El discurso de Alessandri quedó muy moderado, por
eso se apoyó en la derecha, en los conservadores y en los liberales. Los conservadores y
liberales respaldan a Alessandri, están en contra de las demandas socialistas, creen que la
política paternalista de Alessandri era la adecuada.
 La izquierda estaba en contra de los postulados de Alessandri
 En lo económico:
 a partir de 1934 se fomentó la industrialización.
 en el `34 hubo una recuperación económica porque se restablece la demanda de
cobre y nitrato.
 Hubo gran participación del Estado en los controles de cambios y aranceles
aplica medidas intervencionistas y proteccionistas.
 Se favorece las manufacturas industriales y la construcción privada y pública:
plan de obras públicas.
 Chile vuelve a pagar la deuda externa cuando se recupera y se llega a una
polémica por ello: La izquierda en Chile tiene características nacionalistas, por
lo que quieren que se suspenda el pago de la deuda externa, tienen un discurso
anti norteamericano antiimperialismo.
Situación política interna:
1) Aparecen o se redefinen partidos
 Falange (que luego será el Partido Cristiano-Demócrata 1950): En el seno del Partido
Conservador una serie de reformadores jóvenes —en especial Manuel Garretón Walker,
Bernardo Leighton Guzmán y Eduardo Frei Montalva— querían ir aún más lejos con
programas semi-corporativos para el bienestar social con los que se ganaría la lealtad de
las masas en detrimento de los marxistas. Inspirados por el pensamiento católico
reformista procedente de Europa que se convirtió en partido centrista independiente en el
decenio de 1940. En resumen: se inspiran en el pensamiento de Jacques Maritain y quieren
programas más reformistas y políticas de bienestar social.
 Varios partidos de derecha: buscaron una senda entre el deslucido pasado del laissez
faire y un temido futuro socialista. Entre estos movimientos corporativos y regionalistas se
hallaban el Partido Agrario, el Partido Corporativo Popular, la Unión Republicana, la
Acción Nacional y
o Movimiento Nacional socialista: encabezado por Jorge González von Marees. El
MNS juntó ideas reformistas: tales como la descentralización administrativa y la
redistribución de la tierra, sacadas de los fascistas europeos y los populistas
latinoamericanos, en especial los apristas de Perú. Estos «nazis criollos» chocaron
con los marxistas en las calles y compitieron infructuosamente con los socialistas
por la lealtad de la clase media.

98
 El Partido Demócrata fue desapareciendo, fue absorbido por partidos de izquierda.
 Partido Radical: Reformistas en la década del `20, a partir de 1931 sufre una crisis y se
vuelve más de izquierda: tiene un programa basado en principios del Socialismo pero
querían reformas de forma evolutiva, sin revolución. Debatieron la conveniencia de
transformarse en el ala progresista de la derecha o en el ala moderada de la izquierda..
Dejaron el liberalismo clásico y adoptaron el intervencionismo del estado de bienestar,
reconociendo oficialmente la lucha de clases que el capitalismo generaba y prometiendo
mejorar las cosas.
 El Partido Comunista (perseguido por el presidente Ibañez) a partir de 1931 puede actuar
abiertamente. Aceptó más miembros procedentes de la clase media, simbolizados por
Carlos Contreras Labarca, que era abogado y sirvió en calidad de secretario general del
partido de 1931 a 1946.
 Partido Socialista de Chile (PSCh) (nacido tras la experiencia de Grove y la república
militar socialista -rever más arriba-). Unía las consignas combativas del marxismo al
populismo carismático de Grove, se convirtió en el principal partido del trabajo en los años
treinta. También se ganó muchos seguidores en las ciudades entre los profesionales, los
intelectuales y los estudiantes. Los socialistas atraían a los trabajadores con imágenes
revolucionarias y a los estratos medios con un planteamiento evolutivo. Aunque en teoría
estaba comprometido con la lucha de clases, en la práctica el partido acentuaba cada vez
más la política nacionalista, reformista, electoral y de coalición
2) Movimiento laboral urbano: sindicatos
Los trabajadores en Chile estaban nucleados en 3 centrales:
 FOCH (Federación Obrera Chilena): liderada por comunistas
 CGT (Confederación General del Trabajo): liderada por sindicalistas
 CNS (Confederación Nacional Sindical): liderada por socialistas. Esta fue la más importante
en el gobierno de Alessandri, la que más actuó.
En el decenio de 1930 este fragmentario movimiento laboral urbano cobró fuerza y unidad.
Gracias a la falta de oposición de Alessandri.
3) Sectores medios
Los sectores medios, que dependían mucho de los programas y los empleos gubernamentales,
apoyaban la expansión estatal. En una economía oligopólica con pocas oportunidades de
encontrar empleo en la industria y muchos puestos ejecutivos cubiertos por extranjeros, los
grupos medios buscaban movilidad y seguridad encargándose de la burocracia y de los partidos
políticos.
La derecha y la izquierda se acercan estos sectores medios para tener más votos. Por eso
intentaron satisfacer a ese sector, que era pequeño.

99
4) Contexto internacional: era el período de entreguerras. La política europea estaba polarizada: la
izquierda y derecha se radicalizaron y dejaron sin oposición a los partidos de centro, moderados.
Por lo tanto aparece esta clasificación:
 Partidos de derecha: Fascistas en Chile, la izquierda veía el gobierno de Alessandri como
Fascista ya que se fue volcando cada vez más hacia la derecha y los radicales, los socialistas
y los comunistas criticaron severamente a la administración del presiente por adoptar una
postura de neutralidad ante el conflicto español que mostraba un sesgo favorable a Franco.
Para los comunistas el presidente Alessandri era un fascista. Pero para la prof. Adjunta no
era fascista, sí era más de derecha, pero no era fascista.
 Partidos de izquierda: Antifascistas.
5) La política de los Frentes Populares
*En 1934-1935 los socialistas se habían adelantado a lo que luego sería el frente popular al formar
en el Congreso un bloque de la izquierda en el que se hallaban encuadrados demócratas de
izquierdas, trotskistas y un puñado de radicales disidentes.
 ¿Qué eran los frentes populares? Tuvieron su origen en un cambio de actitud de la 3º
Internacional Socialista (responde a Moscú), que decía que en la lucha de clases, los
obreros no podían participar en alianzas electorales con partidos burgueses. Luego del
surgimiento del Fascismo, la política de Moscú tuvo que cambiar. En 1935, en el 4º
Congreso, se estableció que los comunistas tenían que actuar para salvar la democracia, aun
cuando la democracia fuera burguesa  abandonan la doctrina para ser más pragmáticos.
 Casos:
o Experiencia en España: los republicanos y la izquierda forman un Frente Popular,
dirigidos por Manuel Azaña.
o Experiencia en Francia: los republicanos y los comunistas forman un Frente
Popular, dirigidos por León Blum.
*Volviendo a Chile…Su estrategia de los socialistas en el congreso (visto más arriba) le dio
resultado, por eso el Partido Comunista de Chile debió cambiar de estrategia para aumentar sus
seguidoresEl Partido Comunista tuvo que:Suavizar sus posturas revolucionarias: abandonar
su discurso doctrinario, de conflicto, de lucha de clase frente a un consenso, alianza. El discurso
internacionalista de la izquierda es reemplazado por uno más nacionalista
a. Cambian de actitud: abandonan la postura intransigente y aceptan la dirigencia del
Komintern, para combatir al Fascismo.
b. aceptan formar un Frente con burgueses más progresistas  aceptan la estrategia electoral
y dejan la estrategia revolucionaria de lucha.
c. Otro elemento de la estrategia es una mayor industrialización. Se deja de lado el discurso
de la estabilización de los recursos y se alinean en la idea de la industrialización (para la
independencia económica).

100
Todo esto permite que el Partido Comunista crezca y gane más votos.
*En 1936 se forma la Confederación de Trabajadores Chilenos (CTCH), a partir de la unificación de
la FOCH, CGT y CNS.
*En 1935/1936, los socialistas y comunistas tratan de atraer a los radicales para formar un grupo
fuerte contra el gobierno fascista de Alessandri, que pueda contrarrestar el partido de derecha,
que apoya a Alessandri
*Los radicales ven que ellos pueden liderar una coalición de partidos, ven que son el partido
político más importante. Por ser el mayor de los partidos afiliados al frente popular, los radicales
asumieron el liderazgo del mismo
*En 1936 hay un acuerdo entre radicales (son los últimos en convencerse del acuerdo), socialistas,
comunistas y la Confederación de Trabajadores Chilenos  se forma el Frente Popular Chileno.
*NOTA: Las logias masónicas, que en gran parte representaban a la case media, también
contribuyeron a soldar el frente popular. Líderes eminentes de los radicales, los socialistas y los
comunistas tenían en común la pertenencia a la masonería, cuyo Gran Maestre fomentaba las
coaliciones reformistas prudentes a modo de antídoto contra los peligros revolucionarios o
reaccionarios. Al mismo tiempo, la Federación Nacional de Estudiantes y muchos intelectuales
prestaron apoyo al frente popular. Entre los escritores sobresalientes que intervinieron
activamente en la campaña cabe citar a Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Volodia Teitelboim,
Ricardo Latcham, Luis Gal-dames y Ricardo Donoso.
Así, en América, los frentes populares (de origen europeo) logran triunfar en Chile (incluso siendo
que los partidos de izquierda no hacían alianzas, pero se permitieron aliarse para contrarrestar el
avance de la derecha)
6) FRENTE POPULAR CHILENO
El lema del Frente Popular Chileno es “Pan, Techo y Abrigo”.
El Frente Popular era un grupo muy heterogéneo con pocas posibilidades de perdurar en el
tiempo. Se formó para derrotar al candidato de Alessandri.
Programa del Frente Popular:
 Aumentar las libertades democráticas
 Mejorar las libertades civiles
 Respetar los derechos electorales
 Modernización económica bajo tutela del Estado
 Bienestar social para clases medias y trabajadoras
 Nacionalismo económico y cultural
 Protección de industrias
 Redistribución de tierras agrícolas que se utilizaban de forma insuficiente

101
 Nacionalización de minas, industrias y empresas de servicios públicos
 Eslogan: “Chile para los chilenos”
 Afianzar la democracia, los derechos y garantías
 Sugería que se redujese los pagos de la deuda exterior
 Proponía mejorar las rentas, la vivienda, la salud, la educación y la representación de los
grupo menos favorecidos.
Era un programa impreciso, social demócrata  más o menos todos planteaban lo mismo. Es un
programa que no es revolucionario, lo más revolucionario del frente es la manera de constituirse
por hacer participado en las elecciones.
El candidato…-En el ’36 queda conformado el frente, el problema era quién lo iba a liderar,
quién sería el candidato. Tenían que buscar un candidato: se impone un radical moderado Pedro
Aguirre Cerdá (del Partido Radical), abogado, masón, buen comunicador, muy carismático que
logra atraer a comunistas y socialistas. Se inclinan por el radicalismo porque era el que aportaba
mayor estructura al Frente.
Las elecciones…En 1938 empezó la campaña electoral. Se presentaron:
1. Gustavo Ross, (amigo de Alessandri) que parecía que iba a ganar. Provenía de la Coalición
Liberal Conservadora (que tenía varios apoyos). era ejemplo de la imagen rapaz de la clase
propietaria. El frente popular le puso el apodo de «ministro del Hambre» y también el de
«el último Pirata del Pacífico».
2. Ibañez del Campo, pero se tuvo que bajar
3. Aguirre Cerdá. La tez oscura del diminuto candidato hizo que la derecha se burlara de él
llamándole «El Negro» y que la izquierda le abrazase y le diera el nombre de «Don Tinto».
La campaña electoral permite conocer estos 2 grupos:
 La izquierda habla de distribución de riqueza y nacionalización
 La derecha habla de productividad y control de inversiones
El gobierno se preparó para llevar una campaña con fraude, pero el control político fue muy
activo, había gran concientización, por lo que no pusieron hacer fraude. Eso impidió que gane la
derecha, la cual sí tuvo el apoyo del campo, pero ahora no eran tantos y no alcanzan para ganar.
En 1938 hubo mucha violencia urbana, mucha represión.
En septiembre de 1938 se produce la “Masacre o Matanza del seguro obrero”: en Santiago de Chile,
un grupo de nacionalsocialistas toman la caja del seguro obrero y otro toma la Universidad de
Chile. Esos grupos de nacionalsocialistas tienen la promesa de que los militares se iban a levantar
y los iban a apoyar. Les salió todo mal ya que Ibañez no movilizó los militares. Tuvieron que
entregarse 1º los de la Universidad, a los que llevan con los del seguro obrero. La orden de
Alessandri es que no quede ninguno vivo. Fue una matanza, hubo una gran represión.

102
Este episodio le jugó en contra al candidato de Alessandri ya que este hecho determina que el
electorado se vuelque al Frente, generando su victoria holgada.
Victoria de Aguirre Cerda: Aguirre Cerda triunfó en su campaña atrayendo a las clases media y
trabajadora sin asustar indebidamente a los ricos. Su carácter blando y transigente también sirvió
para impedir la disgregación del pendenciero frente popular. Sin embargo, la clave de su victoria
sería la capacidad de los marxistas en lo referente a movilizar a los trabajadores contra los
tradicionales partidos gobernantes, despertar la conciencia de los trabajadores y convencerles de
que no vendiesen sus votos a la derecha. Aunque los radicales proporcionaron el mayor bloque de
votos al frente popular, lo que transformó el escenario político de Chile fue la creciente
identificación de los trabajadores con los socialistas y los comunistas
Presidencia del Aguirre Cerda (1938-1941)
Llega el Frente Popular al gobierno en 1938 con el lema: “habitación sana, trabajo abundante y
aumento de la cultura”. Esta experiencia fue única, la única que triunfó en América.
A Cerdá se lo ve como un líder popular y carismático. El movimiento obrero se encolumnó detrás
de Cerdá.
El modelo económico: Cerdá implementó un modelo de capitalismo estatal paternalistaen el cual el
gobierno y las empresas privadas debían colaborar en una economía mixta. Cerdá se volcó a una
industrialización y desarrollo económico por encima de las demandas de los distintos sectores. El
Estado se ubicó en un papel protagónico, con un fuerte intervencionismo en la economía.
Paul Drake habla de que hubo un intento de aplicar un capitalismo estatal, búsqueda de un
compromiso del sector privado para una economía pujante. El Frente cimentó la idea de que el
desarrollo económico de la nación era un elemento que estaba a favor de la clase trabajadora.
La CORFO: En 1939 se vivió el Terremoto de Chillán, que complica todo. Hubo más de 6000
muertos. Por eso surge una institución económica: la CORFO (Corporación de Fomento de la
Producción ), para asistir a los damnificados, (asignando créditos para la construcción) pero luego
sigue funcionando para fomentar la industrialización y fuentes de energía en Chile.
Las élites, oligarquías, desconfían de la participación del Estado en la economía, pero ven que los
beneficia después.
En 1939 hubo un superávit presupuestario mejoramiento en lo económico.
El principal problema fue el propio Frente ya que los objetivos comunes del Frente no eran claros.
La relación con EEUU: los Estados Unidos casi doblaron sus ventas en Chile y triplicaron sus
compras al disminuir el comercio con Gran Bretaña y Alemania; sin embargo, se hicieron pocos
progresos en las conversaciones entre Chile y los Estados Unidos en torno a la reducción de las
barreras comerciales.

103
Sustitución de importaciones: Bajo Aguirre Cerda, la expansión del crédito con el fin de
proporcionar fondos para la industrialización substitutiva de las importaciones fomentó todavía
más la inflación, efecto que también surtió la guerra. El índice de producción industrial aumentó
en más del 25% a la vez que la producción agrícola quedaba virtualmente estancada.
Industriales: Los industriales más perspicaces vieron que los conflictos sociales perdían fuerza si
se mejoraban la organización, la representación, la salud, la vivienda y la educación de los
trabajadores. Las reformas moderadas para los trabajadores hacían que aumentaran su
productividad y su capacidad de consumo por encima de lo que costaban a los patronos, a la vez
que la política crediticia inflacionaria también impedía que los salarios aumentaran con
proporción a la productividad. La garantía de paz social que daba el frente popular hacía que la
política de bienestar y el industrialismo fuesen compatibles
Relación con la iglesia: Una institución tradicional que llegó a un modus vivendi con el frente
popular fue la Iglesia católica. El Vaticano substituyó al reaccionario arzobispo de Santiago por
José María Caro, el obispo del norte que había felicitado a Aguirre Cerda con motivo de su elección.
En su nuevo cargo, Caro defendió un reformismo que estaba cerca del de la Falange autóctona, e
hizo que la Iglesia chilena adquiriese la reputación de ser la más progresista de América Latina.
Esta postura progresista tenía por objeto reavivar la influencia clerical entre las clases
trabajadoras y contrarrestar la propagación del marxismo
Trabajadores rurales: Aguirre Cerda hizo concesiones críticas a los terratenientes decretando que
se suspendieran la sindicación y las huelgas campesinas, aun cuando alrededor del 35 por ciento
de la población activa trabajaba en el campo, frente a la que trabajaba en la industria urbana, que
no llegaba el 20 por ciento. En términos de economía política, el gobierno, a pesar de sus
afinidades ideológicas, optó por favorecer menos al grupo que menos podía ejercer presión en él.
Marginar a los trabajadores rurales con el fin de reducir las demandas que debían soportar los
recursos limitados parecía especialmente necesario a los políticos cuando las escaseces derivadas
de la guerra restringieron la campaña del gobierno a favor de la industrialización y los beneficios
para las clases media y trabajadora de las ciudades. La represión del activismo campesino también
evitó la interrupción del abastecimiento de alimentos a las minas y las ciudades, lo cual hubiera
acelerado todavía más la importación de productos agrícolas. A pesar de las protestas de la
izquierda, todos los partidos del frente popular y la CTCh consintieron que el gobierno
suspendiera la sindicación agrícola.
Clase media: La clase media fue otro de los principales beneficiarios de los gobiernos radicales de
los años cuarenta. La distancia que separaba a los empleados de los trabajadores manuales
aumentó porque los sectores medios recibieron más puestos de trabajo, más renta, más salud, más
viviendas, más educación, más seguridad social y otros beneficios que los estratos inferiores.
También acumularon gran número de nuevos cargos políticos, en parte gracias al declive de los
sobornos en las urnas. La expansión burocrática benefició principalmente a los seguidores del
Partido Radical, que llegaron a representar una mayoría de los empleados públicos. Aunque las

104
élites lo criticaron, este crecimiento del gobierno central satisfizo las aspiraciones de la clase
media sin chocar con los privilegios fundamentales de la clase alta.
Oposición al Frente los partidos de derechas se opusieron implacablemente al frente popular
y, en el Congreso, erigieron una barricada contra casi todas las iniciativas de Aguirre Cerda.
Legisladores y periódicos derechistas acusaban constantemente al régimen de incompetencia,
corrupción, extremismo, ilegalidad e ilegitimidad. En medio de semejante polarización política,
sólo la minúscula Falange sostenía una posición centrista, transigente.
Disputas internas en el frente: los radicales se atrincheraron en el aparato del estado y
pusieron los cimientos de un decenio de dominación. Hasta el ala izquierda de su propio partido se
quejó del festín burocrático de los radicales, del favoritismo para con los ricos afiliados al partido
(especialmente los que eran de derechas y de la capital del país) y de su falta de interés por las
reformas sociales.
PC el Partido Comunista creció de forma sumamente espectacular gracias a que siguió una
política moderada y puso una mordaza al descontento de los trabajadores.
PS Los socialistas adquirieron sinecuras en la jerarquía del gobierno y el precio que
pagaron por ello fue el aplazamiento de la movilización de los trabajadores y de las reformas
estructurales. A principios de 1941 los socialistas se retiraron de la coalición de partidos que
formaban el frente popular, aunque permanecieron en el gabinete de Aguirre Cerda. Destruyeron
la coalición original no tanto porque estuvieran descontentos con la escasez de reformas sociales
introducidas por los radicales, sino, en gran parte, a causa de la discordia con los comunistas. A los
socialistas les molestaba la competencia que les hacían los comunistas en relación con los
sindicatos y se oponían al pacto entre Stalin y Hitler.
Marco internacional- En el marco internacional, en 1939 se produce la 2º Guerra Mundial.
Hitler y Stalin firman el Pacto Molotov-Ribentropp, que exacerbó las diferencias entre grupos. Fue
roto en 1941 cuando Hitler invade la URSS. Los socialistas se debilitan y los comunistas siguen las
directivas de Moscú, que es más intransigente y dice que hay que disolver el Frente Popular.
Fin del Frente
Los objetivos comunes del Frente no eran claros y se vio cuando Cerdá murió en 1941 de
tuberculosis. Hubo mucho conflicto dentro del Frente, conspiraciones y hasta un golpe de Estado
frustrado.
En 1941 se termina el Frente Popular por 2 motivos principales:
 Muerte del líder: Cerdá
 Disolución del Pacto Molotov-Ribentropp y sus consecuencias
BALANCE
 El balance más positivo del Frente en lo político es la afirmación y consolidación de la
izquierda
105
 desde el plano económico el programa industrializador que no cayó y fue continuado
(aunque reformado).
 Se logra además un consenso sobre el tema de que el Estado debe fomentar la industria.

(Apuntes)

LA GUERRA DEL CHACO: 1932-1935 Y EL FIN DE LA REPÚBLICA OLIGÁRQUICA

Recapitulando:
La Guerra del Pacífico fue traumática para Bolivia por la pérdida de territorio y salida al mar, pero
es más traumática fue la Guerra del Chaco por la cantidad de muertos. La Guerra del Chaco parte
la Historia de Bolivia en un antes y un después:
 La República Oligárquica termina con la Guerra (después de la guerra Bolivia abandona el
sistema de república oligárquica)
 Surgen partidos y movimientos nuevos, con características más populares

Zona en disputa
El territorio que se disputan Bolivia y Paraguay es el Chaco Boreal:
 extenso territorio despoblado
 es como un triángulo limitado por 3 Ríos: Paraguay, Pilcomayo y Parapetí.
 Tiene un clima de transición:
o la zona del oeste es completamente árida, seca y desértica
o la zona del este es húmeda y frondosa, hay más agua y recursos.
Para Bolivia Para Paraguay
pertenecía a la Audiencia de Charcas pertenecía a la Gobernación de Chiquitos
Fundamentos de Bolivia para reclamar su Fundamentos de Paraguay para reclamar
propiedad: uti possidetis sunt. su propiedad: uti possidetis factum 
desde siempre habían tenido una
presencia más productiva en la región
Chaco estuvo más lejos de las Chaco estuvo más cercano al Paraguay (le
poblaciones de Bolivia (por ello, el facilitó en la guerra, pues conocían mejor
escenario donde tuvieron que actuar las el terreno y tenía ciudades cercanas para
tropas bolivianas era muy adverso y no abastecer el ejército)
tenía ciudades bolivianas cerca).

106
Motivos de la guerra
 Problema limítrofe. Antecedentes: Tratados anteriores: Quijarro- Decoud (1879), Tamayo-
Aceval (1887), Ichazo-Benítez (1894), Pinilla-Soler (1907).
 Problema del petróleo: se lucha por los yacimientos petrolíferos.
 Necesidad de Bolivia de obtener un puerto en el Río Paraguay para la salida de sus
productos (necesidad de Bolivia de tener una salida al mar), no solo por el Chaco.
 Desde el inicio de la Guerra hubo una corriente que dice que la Guerra es un
enfrentamiento entre la Estándar Oil (responde a Bolivia) y la Royal (tiene intereses en
Paraguay). La interpretación de que se trató de una guerra del petróleo es desarrollada por
la izquierda boliviana. Pero, para la Profesora adjunta (Pérez Stocco) no es probable que la
Guerra responda a esa exclusiva causa: el petróleo.

Situación política en Bolivia


Klein
Bolivia tenía en vísperas de la Guerra del Chaco “atrasos”
 Sociales: la sociedad boliviana a pesar del dramático crecimiento de la urbanización, la
minería y le movimiento laboral, seguía perteneciendo en su mayoría al sistema agrario
latifundista. La mayor parte de la población era rural. Ya casi no existían las comunidades
indígenas con tenencia de tierras y autogobierno. Los colonos prestaban servicios
personales al igual que los esclavos y no recibían pago en dinero. El indio vivía en un nivel
de escasa subsistencia. Los indios colonos bolivianos formaban una nación sofocada y
retrasada dentro de otra nación (nación indígena explotada por una minoría
blanca)habían dos naciones.
 Económicos: existencia de excesiva dependencia de un solo producto de exportación +
abrumadora concentración de la población económicamente activa en una agricultura
insuficiente.
 Políticos: a pesar de su apariencia constitucional de gobierno democrático representativo,
Bolivia era una oligarquía. Hacendados, propietarios de minas, algunos industriales y
sobresalientes comerciantes formaban una oligarquía auto-consciente o “Rosca” (como
fueron calificados por los radicales) que dirigía la vida socio-político-económica de la
nación. Estas familias dominaban la dirección de todos los grandes partidos y controlaban
las posiciones claves en la administración de la burocracia gubernamental. La oligarquía no
podía gobernar sola, y dependía su poder político de la constante expansión del número de
las clases media y urbana (profesionales, comerciantes, artesanos, empelados de cuello
blanco, empleados públicos, oficiales del ejército). Esta clase media crecientemente
autoconsciente formaba la base esencial en la que descansaban las instituciones políticas y

107
económicas: habilitaban los votos y mantenían la vigencia del sistema. Esta clase media
había sido servicial a los intereses de la oligarquía.
Apuntes
Partido Republicano:
 Gobernaba el país cuando estalló la guerra.
 El presidente era Daniel Salamanca (1931-1934)
 Programa político nacionalistahace más reivindicaciones: a los republicanos se los
relaciona con una postura defensora de la soberanía nacionalEn Chaco había inversiones
de capitales, por ejemplo argentinos, respondiendo al gobierno paraguayo. Eso busca
contrarrestar Salamanca cuando asume como presidente.
Salamanca: es un belicista y quiere dejar la actitud pasiva de los gobiernos anteriores. Salamanca
asumió el comando del ejército, condujo a los generales que estaban en el Cuartel en Villamonte (a
más de 1500 km de La Paz, donde estaba Salamanca) a La Paz (Salamanca quería dirigir las
operaciones desde La Paz)
Apuntes y Klein
Desventajas de Bolivia frente a Paraguay
BOLIVIA PARAGUAY
Salamanca: No es un líder, ni carismático, Ayala: hombre fuerte en el gobierno
ni populista.

Mala relación de Salamanca con el El presidente paraguayo Ayala dejó en


ejército y el Alto Comando: le hacían manos de Félix Estigarribia el comando
motines. Por eso, la relación de del ejército  se señala como triunfo del
Salamanca con los jefes del ejército se ha Paraguay la coordinación entre el
mencionado como una de las causas de la Presidente y Estigarribia
pérdida de la guerra.
Mala relación de Salamanca:
 Con los sindicatos. Tiene miedo a
la izquierda, que está activa 
hubo mucha persecución interna,
por lo que hubo permanente
inestabilidad interna en Bolivia.
 Con la oposición: clausuró muchos
diarios (Saavedra y su Partido
Republicano Socialista (PRS): le

108
criticaba la conducción de la
guerra) y obligó a renunciar a
varios liberales de su gabinete.
Por esto, se encuentra débil para
afrontar la Guerra
Bolivia está lejos de Chaco y no conocía Para Paraguay era más fácil llegar a
mucho la zona y sus soldados no estaban Chaco y conocía mejor la zona
aclimatados.
Recursos humanos utilizados en la Paraguay tenía recursos humanos más
guerra: Bolivia mandó a los indígenas a la homogéneos, había un nacionalismo más
Guerra, pero estos no se sentían fuerte, mejor comprensión de la causa
integrados al Estado Boliviano (las que se defendía.
patrullas que hacían las levas en Bolivia
eran los enemigos para los indígenas, y
tenían que pelear contra quienes para
ellos no eran enemigos).
Se produjo un desequilibrio muy grande
en la economía por la leva masiva y sobre
todo de un mismo sector: el agrícola.

Desencadenamiento de la Guerra
Etapas de la Guerra del Chaco:
1. 1932
2. 1933/34
3. 1933/34-1935

Primera etapa: 1932


Base: apuntes
La guerra estalla en 1932. En abril de 1932 un avión piloteado por un mayor boliviano descubre
una laguna cubierta por lo frondoso, era una región estratégica en la zona ya que era un oasis, es
decir un reservorio de agua (lugar clave para abastecerse de agua). Bolivia ocupa esa región y la
nombran Laguna de Chuquisaca. Pero Paraguay ya conocía la laguna y la llama Laguna de
Pitiantuta. Esas tomas y retomas de la Laguna están entre los factores que provocan la Guerra.

109
(Gumucio): el presidente Paraguayo, Eusebio Ayala, creyó que las acciones acabarían en un
arreglo diplomático. Grande fue la sorpresa del Paraguay cuando el ejército boliviano tomó
fortines paraguayos.
(Klein y apuntes)
El Estado boliviano hace una arenga y una algarabía de la Guerra, incitan a ir a la Guerra, la hacen
algo popular: “causa del pueblo”. El anuncio de Salamanca a principios de agosto de 1932, de la
guerra virtual, provocó paroxismo patriótico y protestas de sincera unidad y apoyo de todas las
clases letradas de la nación. En la apertura de las sesiones del nuevo congreso en agosto de 1932
Salamanca declaró que rehusaba abandonar sus conquistas y pidió la inmediata suspensión de
esfuerzos de mediación diplomática.
Los 1º fortines paraguayos que toma Bolivia son Corrales y Toledo. El primer mes y medio de los
bolivianos fue exitoso, luego el contraataque será devastador rendición de Boquerón tras 30 días
de asedio paraguayo.
Consecuencias ante las noticias nefastas: *problemas con el congreso: crisis de gabinete
(cuestionan la conducción de la guerra y piden que vuelva Kundt), *problemas con oficiales del
ejército (General Quintanilla envía un telegrama de protesta + Alto Comando lanza le envía un
memorándum desafiando y criticando a Salamanca), *problemas con la oposición (PRS, Liberales,
periódicos)
Actitud de Salamanca: decidió desde el principio que la situación de la guerra le daba todo derecho
a gobernar solo (no buscó unidad nacional ni conciliar entre los partidos, ni conciliar con los jefes
militares ni aceptó los ofrecimientos de mediación)
Bolivia ve las sucesivas derrotas y que la moral se viene abajo, por eso manda a llamar a un
general alemán que había adiestrado al ejército boliviano con anterioridad, Hans Kundt.

Segunda etapa: 1933/341


(Apuntes y Klein)
Hans Kundt regresó de Europa para hacerse cargo del ejército. La venida de Kundt fue una derrota
para Salamanca, pues finalmente había sido obligado a abandonar su empecinado control sobre el
ejército boliviano. Pero Kundt no estaba preparado para el conflicto del Chaco, y pese a su
generalato y experiencia en Bolivia, pronto demostró su inutilidad: no conocía el ejército,
desestimó las fuerzas paraguayas, fallaron las estrategias, movilizó una cantidad mayor de
hombres.

1
Durante esta etapa, paralelamente a los hechos militares se hacen más fuertes los ataques de Saavedra a Salamanca. Escribe
un artículo en que lo llama “sartor resartor”

110
Sin embargo, el año que él dirigió la guerra fue donde más muertes hubo llevó a cabo mortales
asaltos: su objetivo era el fortín Paraguayo de Nanawa, al que intenta tomar 2 veces. Desastre
total. Muchas bajas.
-Fin de Kundt: se da tras la toma paraguaya del fortín boliviano Campo Grande. Ante esto el
gobierno decide que no podía soportar más a Kundt(por su inutilidad y la gran paga que
solicitaba) y entrega el mando al Gral. Peñarada (de lento ingenio aunque leal)
-Escaza victoria: al mando de Peñarada. Batalla de la cañada de Strongest. Logran detener un poco
el avance paraguayo.
-Cambio del cuadro de la guerra: los paraguayos avanzan hacia Picuiba hasta las zonas de la
cordillera de los Andes (ricos territorios petrolíferos de Tarija, Chuquisaca y Santa Cruz). Habían
roto la línea principal defensiva boliviana y tenían el objetivo de los yacimientos petrolíferos de
Bolivia, un territorio que jamás habían reclamado y que nunca habían detentado en sus
pronunciamientos.
-sucesos de Villamontes: la última gran fortaleza en Villamontes, El Carmen, fue tomada por el
bando paraguayo. Fue el golpe de gracia para Salamanca y decidió deshacerse de Peñarada y de
todo el personal del Alto Mando. Salamanca se reúne con Peñarada para ser informado que se le
demandaba su renuncia y era prisionero. El ejército desobedece y se levantó contra el presidente,
que se trasladó a Villa Montes (donde estaba el cuarte general del Estado Mayor) y ahí se produjo
un golpe de Estado, por el que el presidente es depuesto (se produce su arresto (“el corralito de
Villamontes”) por parte de las tropas amotinadas).

Tercera etapa: 1934-1935


(Apuntes y Klein)
Asume como Presidente Tejada Sorzano, el vicepresidente, (era Liberal), gran político, excelente
administrador y hábil economista.
Acciones de Tejada Sorzano:
 Aceptó que el ejército se hiciera cargo completamente de las operaciones militares: el
ejército boliviano quedó a cargo de los generales Enrique Peñaranda y Germán Busch.
 Logró una cohesión política invitando al nuevo gabinete de gobierno a salamnquistas,
barones del estaño, izquierdistas nacionalistas y gente del partido liberal.
 Inició conversaciones exploratoria de paz y aceptó los términos propuestos por la Liga de
las Naciones
Reacción de Paraguay: se nagaron a comprometerse e esos términos pues habían ocupado los
primeros campos petrolíferos de Bolivia y la mitad del dpto. de Tarija estaba en sus manos.

111
Tejada Sorzano puso todo el potencial de la riqueza boliviana y sus recursos humanos para la
defensa de Villamontes y se produjo una gran contraofensiva boliviana logrando detenerlos y que
las zonas petroleras queden para Bolivia. Pudieron salvar fuentes de recursos aunque perdieron la
Guerra y el Chaco.
- Fin de la guerra Para entonces Paraguay estaba económicamente exhausto y en Marzo bajo
la presión de la Liga de las naciones y con el vigoroso apoyo de Argentina se estableció una
Conferencia de Paz en Buenos Aires con al asistencia de Bolivia, Paraguay, Chile, Uruguay y
Estados Unidos.
Los enviados Bolivianos fueron Bautista Saavedra y Manuel Elío y otros. Se llegaron a
términos razonables y se firmó un protocolo de Armisticio el 9 de Junio.

NOTA: Desde 1938 hubo reuniones diplomáticas que querían establecer la paz.

Apuntes
Consecuencias de la Guerra:
 Cifras de muertos:
o Bolivia: 70.000
o Paraguay: 50.000
 Colapso del gobierno civil y partidos políticos tradicionales
 Se destruye la República Oligárquica, incluso la Constitución
 Surge la “Generación del Chaco” en Bolivia, movimiento político, intelectual, literario, muy
abarcador.
 La instituciones tradicionales quedan desacreditadas con la Guerra
 Temas nuevos se consideran en la agenda política: indígenas, obreros, también se plantea
el tema de la tierra, de la dependencia económica de los propietarios mineros
 Surgen fuerzas sociales con un sentido muy crítico a la historia de Bolivia, es una prédica
más nacionalista
 Se vive una etapa de resentimiento porque el indio que vuelve del Chaco vuelve muy
enojado con el blanco por como los ha tratado
 Los escritores, a través de novelas realistas, empujan a la clase política para que se meta en
las decisiones políticas
 La izquierda adquiere importancia, define mejor su discurso, más fuerza ideológica. Se
manifiesta en contra del racismo, en contra del carácter oligárquico del gobierno. El tema
del indio ahora es un problema de explotación, de tenencia de la tierra: se debe destruir las
haciendas, devolver las tierras al indio y las minas al Estado
Klein

112
La guerra para los indios:
Bolivia fracasó debido a que el tipo de su sociedad era incapaz de sostener una guerra extranjera.
La masa del ejército estaba compuesta casi exclusivamente de indios aymaras y quechuas, un
grupo de casta al que la oligarquía terrateniente los tenían en unas condiciones de semi-
servicialismo. Los indios bolivianos demostraron su incapacidad de luchar y morir por su Patria o
aún de comprender por qué estaban en el Chaco. Tampoco su presencia en el ejército fue un
cambio para el mejoramiento de sus status, pues los sistemas de castas fueron rigurosamente
mantenidos en el ejército boliviano, poniéndolos en las líneas de frente. Desde el comienzo su
ingreso al ejército fueron segregados los indios de los blancos y mestizos, además estaban
excluidos de los rangos oficiales. En las líneas de frente fue el indio quien hizo todo el trabajo y
quien se arriesgó más. Fue el hombre de choque. Es así que los indios aymaras y quechuas de
Bolivia jamás experimentaron una ruptura con su propio pasado socio-económico y cuando la
guerra concluyó, fueron reintegrados con relativa facilidad al viejo orden. Todos los intentos de
rebelión en las líneas del frente fueron inmediatamente reprimidos y cuando llegó la paz, la
abrumadora mayoría tranquilamente devolvió sus armas y reasumió su antiguo puesto en el
sistema socio-económico.
La guerra para los blancos
La guerra tuvo profundos efectos en los civiles blancos y mestizos intelectuales que fueron
llevados al frente. Nació en ellos una nueva sensibilidad y nuevas normas de expectativas. Se les
reveló todas las notorias faltas de la nación, produciendo su propia “generación del chaco”. El
drama del chaco abrió una brecha de conciencia, hablaban estos un lenguaje diferente, hay una
transmutación de valores. La política y los errores militares, al corrupción administrativa, el
ausentismo y libertinaje de los plutócratas causaron la más poderosa vacilación en los que
perdieron la fe. Un vasto territorio perdido, 50 mil vidas, la bancarrota de las instituciones
incubaron un sentimiento de frustración. Ese sentimiento fue expresado en un gran flujo de
novelas que salieron la luz en los primeros meses de la post-guerra y que dio a Bolivia una gran
posición en la literatura continental. La novela de la guerra del Chaco llevó a la elite literaria a una
audaz y nueva perspectiva de la vida y a una experiencia fantásticamente íntima de la total
frustración y fracaso de la guerra. El realismo de las novelas tuvo un profundo impacto en los
hombres de esa época y en las futuras generaciones intelectuales de Bolivia y de su conciencia de
nación.
La guerra para los antiguos izquierdistas radicales
La novela no fue la única área donde retoño la frustración y el auto-conocimiento de la derrota.
Fue la voz de los antiguos izquierdistas radicales que mantuvieron a través de la persecución
martirio y exilio una notable actividad en la línea del frente una propaganda antibélica y contra el
viejo orden. Denunciaron que la guerra era el último recurso de la oligarquía y del señorío
imperialista y que solamente una revolución social traería una nueva Bolivia.

113
La filosofía radical de pre-guerra estuvo bien representada por Tristán Marof (Gustavo Navarro)
radical de extrema izquierda quien combinó el marxismo con el indigenismo americano. La
principal actividad de Marof durante la guerra fue la de fomentar las deserciones entre los
soldados que eran enviados al frente. Escribió “La Tragedia del Altiplano”. Ideas fundamentales de
Marof: (su obra “la tragedia del altiplano” 1934)
 Bolivia es una colonia feudal de las potencias imperialistas, con poderes representados
por los capitalistas mineros, por la Standard Oil Co.
 Indigenismo y antihispanismo.
 Solo en los minerales se encontró la riqueza nacional, pero la nación nunca se benefició
de ello, porque primero fue controlada por España, luego por el capital anglo-chileno y
ahora por los norteamericanos o no-bolivianos como Aramayo y Patiño.
 El problema del indio era el problema de la tierra (como Mariátegui).
 Toda la vida de Bolivia depende de las minas. El estado debe ser transformado en un
poderoso Estado socialista, controlado y tecnificado, que administre las minas y las
explote en beneficio de los trabajadores.
 TIERRAS AL INDIO, MINAS AL ESTADO.
 Las maquinaciones de la Standard Oil Co. fueron las culpables de la Guerra del Chaco.
 Ve un potencial en la guerra, que podría convertirse en el instrumento de la destrucción
del viejo régimen: el grupo revolucionario Tupac Amaru.
Marof junto con el "Grupo Tupac Amaru” (exiliado en la Argentina), sumado al grupo “Izquierda
Boliviana” en Chile y los “Exiliados” del Perú se reunieron en 1935 en el Congreso de Córdoba
(Arg) para formar un partido único. Se organizó el Partido Obrero Revolucionario (POR).

Fin de la República Oligárquica - Comienzan los gobiernos militares socialistas


Gumucio
El gobierno de Tejada Soriano convocó a elecciones generales para la reforma de la Constitución y
para elección de presidente y vece-presidente.
Presidencia del Coronel David Toro
David Toro queda en el poder. Con él comienza la era de los gobiernos militares “socialistas”, que
adoptaron esta denominación para estar a tono con el sentimiento predominante en la posguerra.
Su gabinete gubernamental fue una coalición de:
 los militares triunfantes,
 el socialismo de Valdivieso
 saavedristas.
La situación mostraba el completo desprestigio de los partidos tradicionales. El ejército se puso a
la cabeza del ascenso obrero y de las clases medias.
114
Dentro del gob había un ala de izquierda que propuso un programa que incluía:
 la solución definitiva del pleito del Chaco;
 revisión de impuestos a la minería con tendencia a que el Estado participase como socio
progresivamente en las utilidades;
 impuesto a la plusvalía
 creación de un patronato nacional que estudie las cuestiones de la clase indígena,
especialmente su incorporación a la vida civilizada y a la parcelación de tierras.
El ambiente político se puso tenso. Las organizaciones de izquierda, el socialismo cogobernante y
las organizaciones obreras exigieron la expulsión de los saavedristas.
Acciones del gobierno de Toro:
 Se logró la sanción de Ley de Trabajo Obligatorio y de sindicalización obligatoria.
 Nacionalización del petróleo y creación de YPFB.
 El gobierno de Toro dictó la prohibición de las actividades comunistas, marxistas y
anarquistas y contrató una misión de la Italia fascista para reorganizar la policía
bolivianaMedidas contradictorias
El jefe de las fuerzas armadas, Busch, le avisó a Toro que ya no gozaba de la confianza del ejército
y lo invitó a renunciar. Toro fue expulsado de Chile.

Presidencia de Germán Busch


En 1936/37??? llega como presidente Germán Busch, quien tuvo una corta labor:
 reforma la Constitución (Constitución de 1936/7/8???),
 estatiza el Banco Central,
 hace reformas en lo laboral,
 lucha por la independencia económica de Bolivia.
 Se convocó a elecciones para la convención que reformaría la CN. Esta convención inauguró
lo que se llama el “constitucionalismo social”. Las principales innovaciones que la
Convención de 1938 introdujo fueron:
o el enunciado de la “función social” de la propiedad como justificación de la
existencia de ésta;
o la igualación de las propiedades eclesiásticas con las de los demás latifundios para la
imposición de gravámenes fiscales;
o la obligación de todas las compañías extranjeras de sujetarse a las leyes y tribunales
de Bolivia;
o la intervención del Estado en la regulación y dirección de la economía nacional (se
autorizan las expropiaciones de prop);

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o el otorgamiento de plenas garantías para la libre organización y actividad sindicales
y para el derecho a huelga;
o la implantación del seguro social;
o la declaratoria de la igualdad de todos los hijos ante la ley;
o y la ratificación de la autonomía universitaria.
La primera labor práctica de la Convención había sido la elección de Busch y Valdivieso como
presidente y vice constitucionales. También aprobó la negociación del acuerdo para poner punto
final al conflicto del Chaco.

NOTA: La Cosntirución de 1938 fue criticada por reformar la superestructura jurídica del país sin
tocar la realidad económica, pero es necesario reconocer que sus declaraciones de derechos
humanos de la población y de obligaciones sociales del Estado fueron buenas intenciones.
Se lo ve como un Populismo clásico. Busch inició el proceso de transformación económica y social
de Bolivia. Tiene a la gran minería en contra, la cual lo presionó.
La experiencia del socialismo militar de Germán Busch dejó una línea política que sigue: es el
núcleo del MNR (Movimiento Nacional Revolucionario), que llega a la presidencia con Estensoro.
Las líneas que marcó Busch son el núcleo ideológico de lo que será el MNR.
Proliferan escritos que analizan las causas de la derrota de la Guerra y su propia historia. Bolivia
se ve a sí misma: su desarticulación social, el racismo, se empieza a ver el tema indígena, intentan
hacer llegar a todos la Modernidad.
A fines de 1938 se llevó a cabo el IV Congreso Nacional de Universitarios que aprobó el programa
más radical, con la proclama de que “la cuestión universitaria es parte de la cuestión social” y
asumió una posición antiimperialista y antifeudal. Solicitaron la exclusión de los funcionarios que
defendían los intereses de las grandes empresas mineras.

Los partidos tradicionales lograron juntarse en un frente de derecha que tomó el nombre de
Concordancia.

En 1939, Busch declaró disuelto el régimen parlamentario y se proclamó dictador. Aprobó la Ley
General del Trabajo (de carácter contradictorio pues si bien mejoraba las conquistas de los
trabajadores, persistía en el control estatal de los sindicatos). Busch transformó la proyección
fascista y minoritaria de la dictadura en proyección nacionalista y popular. Se suicidó. Con su
muerte se cerró la brecha que abrieron los gobiernos militares “socialistas”.

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