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Capítulo quince
Oro Ina
Algunos afirman que otro aspecto de Agayú es ser el oricha del desierto. El
aspecto final de Agayú es que en la santería se le ve como el barquero que
lleva a los muertos al cementerio atravesando el río; este aspecto sin dudas
parece una modificación o distorsión de la santería. Además, en santería Oyá
(el oricha del viento) es también el oricha del cementerio. Agayú es uno de
los pocos orichas que controlan el fuego; es este un don muy limitado. Otros
orichas poseedores del don del fuego son Changó, el hijo de Agayú --y la
lógica diría que heredó el poder-- y Oyá, la hija de Araina.
El último oricha con este don es el primogénito de Araina, Orun (Arun). Oro
Ina y su hermana Araina son los guardianes originales del fuego. Nadie más
tiene este importante don. Aunque Ogún usa el fuego con permiso de Oro
Ina para hacer sus metales, no lo controla, lo sirve. ¿De dónde le vino a
Agayú el poder del fuego? La respuesta es sencilla: de su madre, Ono Ina.
¿Cómo obtuvo Oyá el poder del fuego? Para mí, la respuesta también es
sencilla: de Araina, su madre y hermana de Oro Ina. Orun también obtuvo el
don por ser el primogénito de Araina, al igual que Agayú era el primogénito
de Oro Ina.
El otro aspecto lógico tiene que ver con Olokun. Olokun tiene algunos
avatares femeninos y también aspectos masculinos. No he oído mucho
acerca de la Reina del Mar, pero sin dudas sí del Rey del Mar, como
Poseidón o Neptuno, por ejemplo. La lógica es una cosa, la ciencia otra y
nuestra historia otra más. Debido al proyecto de cartografía del haplogrupo,
tenemos ahora la confirmación de algo de lo que careció durante muchos
años nuestra religión. Hasta hace poco, los escritores no habían tenido la
ventaja de pruebas que corroboraran las afirmaciones de nuestra religión. Si
buscamos en Internet, encontramos muchos estudios antropológicos que
afirman que los yoruba tienen como máximo 4.000 años de existencia.
Véase la Wikipedia por ejemplo. Es Internet, pero la información ni siquiera
está actualizada, de modo que cabe imaginar que la mayoría de los libros
presenten información aún más anticuada. Ahora tenemos el lujo y la
confirmación de que el yoruba es sin duda el pueblo más antiguo del mundo
y eso, amigos míos, significa que la vida pudo haberse originado
exactamente como lo afirma nuestro pataquín. Por supuesto, esta revelación
crea problemas a otras religiones que ahora deben hacer frente al hecho de
que la ciencia no respalda sus afirmaciones.
Mencioné a Poseidón por una causa: pienso que si nuestra gente fue la
primera, como hoy sabemos, existe la posibilidad de que nuestra religión
también haya sido la primera. Veo muchísimas similitudes entre el culto a
los orichas y el hinduismo. El hinduismo siempre se ha considerado
universalmente la religión más antigua del mundo (aunque los hindúes la
llaman “forma de vida” y no religión). Existen similitudes entre nuestra
religión y todas las religiones de la Tierra, por lo tanto, ¿no tiene sentido que
la gran mayoría de religiones de la Tierra, incluidas la griega y la romana,
sean en realidad ramas de la nuestra o al menos estén conectadas con ella?
¿Quién sino Oro Ina y Araina podrían vivir en el fondo del océano y
aparearse con Olokun? Donde la Tierra toca al agua en su punto más
profundo es, por supuesto, donde Olokun vive con las hermanas.
Destacaré una sugerencia final para los hijos e hijas de Agayú que son parte
de nuestra religión: les sugiero que reciban Oro Ina. Es difícil de encontrar,
pero una vez que se recibe, como hice yo, se siente uno más completo y
cualquiera de las contradicciones que escuche le divertirá en vez de
consternarlo. También tengo Araina y los tres viven lado a lado en la parte
inferior de mi trono, lo más cerca de su hogar en el centro de la tierra.
Olokun
Cuando Olorun y Olofi enviaron a Olokun, Oro Ina y Araina a la Tierra, toda
la superficie estaba cubierta de agua, excepto la pequeña cima de una
montaña. Hasta que Olofi llegó a la Tierra y le dio su belleza y valioso aché,
el fondo del océano se parecía mucho a la topografía de la superficie, repleto
de montañas, corales y todos los elementos que la ciencia nos dice que
están en el océano. Cuando llegó el momento de añadir más orichas, la
opción evidente era la unión de orichas masculinos y femeninos. Las
hermanas Oro Ina y Araina pudieron llegar al palacio construido por Olokun,
que se decía igual al palacio celeste de Olorun. El palacio se construyó bajo
el agua en el fondo del océano, aunque el fondo del océano sigue siendo
superficie de la Tierra.
Cabría decir que Olokun fijó las normas de todos los siguientes reyes y
sultanes que no eran monógamos. Se necesitaban más orichas y aunque
Olodumare podía haberlos creado a partir de las estrellas, no podían hacerse
con el barro de Obatalá.
Por fortuna para Olokun, había tiempo. Él y todos los orichas son inmortales
y el tiempo es algo de poca importancia para los orichas. Olokun
naturalmente se casó con las dos hermanas y tuvo descendientes de cada
una. Oro Ina y Olokun tuvieron a Agayú, Osanyin, Oricha Oko y, por último,
a Oduadua.
Agayú se parecía más a su madre; tenía el don del fuego; es el oricha de los
volcanes y algunos dicen que del desierto. Tampoco le gustaban las
profundidades del océano.
Araina
Araina es hermana de Oro Ina y las dos comparten a Olokun como esposo.
Vive en el palacio de Olokun con su hermana y el poderoso Rey del Mar. El
número de Araina también es el nueve, como el de su hermana y su sobrino
Agayú. Los colores de Araina son los mismos de Agayú, los del arco iris.
Araina y Olokun tuvieron cuatro hijos que nacieron en el orden siguiente:
Orun (Arun), el primogénito, es el poderoso oricha del cielo y tiene relación
especial con Olorun; vive en la oscuridad y se manifiesta a través de los
sueños de sus iniciados. Es un sanador dueño de muchos de los misterios del
cielo, incluidos los muertos. Es el único oricha que está en contacto con
Olodumare, Olorun y Olofi.
Algunas veces a Oyá se le dice la antigua y otras veces no. Esto se debe a
que no llegó al mismo tiempo que sus hermanos. En este pataquín
aprenderemos cómo Oyá entró en escena:
Araina deseaba desesperadamente un hijo a quien criar, pues esto es
importante para una madre. Los cuatro hijos de Araina habían llegado al
mundo ya como adultos jóvenes, al igual que lo habían hecho todos los
demás orichas antiguos. Por tanto, le rogó a Olokun que la ayudara a
concebir una hija y finalmente el rey transigió y la complació. El resultado
fue la formidable Oyá. Oyá es la oricha del viento. Es una oricha guerrera,
respetada y temida. También controla los relámpagos que según algunos
comparte con Changó. Esto no es lo único que comparte con él, sino
también el don del fuego. El poder y control del fuego solo vienen de un
lugar: el centro de la Tierra. Es un don que solo puede provenir de uno de
dos orichas: Araina o su hermana Oro Ina. En el caso de Oro Ina, su primer
hijo varón, Agayú, tiene ese don. Así, Agayú y Orun (el primogénito de
Araina) tienen el poder del fuego.
Cuando Oyá nació, Araina estaba encantada de ver a su hija y, como era su
primera hija nacida de modo natural, le dio este poderoso don. La hija de
Araina lo tenía al igual que Agayú, el hijo de Oro Ina. Como Oyá creció junto
a su madre y a su tía Oro Ina, era incluso más versada en el poder del fuego
que su esposo Changó. Adquirió el relámpago por el control que ejercía
sobre el viento y el fuego: es por ello que el relámpago se convierte en
fuego en cuanto toca la tierra.
Como es la oricha del viento, Oyá tiene enorme poder y puede ser tan dócil
y refrescante como la brisa de verano o, si se enoja, tan violenta como un
huracán.