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(Olokun)

Capítulo quince

Los orichas antiguos: Parte 2 (Oro Ina,


Olokun, Araina)

Oro Ina

Oro Ina se conoce como la Madre Tierra y su número es el nueve.


Curiosamente, no es lo que podría llamarse un oricha popular y su hijo Agayú
no suele adorarse en África. Ambas son omisiones bien sorprendentes, puesto
que sin estos dos orichas importantes habría un vacío inmenso en la historia
del culto a los orichas. El hecho de que no haya volcanes en la tierra yoruba no
debería ser la causa porque hay dos volcanes importantes en la frontera sur y
hacia el suroeste. Parece al menos contradictorio que los yorubas hagan caso
omiso de este importante elemento de la Naturaleza. No es de verdadera
importancia saber si los yorubas no establecieron esta conexión o si la historia
desapareció, porque, en verdad, Olorun y Olofi no habrían omitido al poderoso
volcán.

Algunos afirman que otro aspecto de Agayú es ser el oricha del desierto. El
aspecto final de Agayú es que en la santería se le ve como el barquero que
lleva a los muertos al cementerio atravesando el río; este aspecto sin dudas
parece una modificación o distorsión de la santería. Además, en santería Oyá
(el oricha del viento) es también el oricha del cementerio. Agayú es uno de
los pocos orichas que controlan el fuego; es este un don muy limitado. Otros
orichas poseedores del don del fuego son Changó, el hijo de Agayú --y la
lógica diría que heredó el poder-- y Oyá, la hija de Araina.

El último oricha con este don es el primogénito de Araina, Orun (Arun). Oro
Ina y su hermana Araina son los guardianes originales del fuego. Nadie más
tiene este importante don. Aunque Ogún usa el fuego con permiso de Oro
Ina para hacer sus metales, no lo controla, lo sirve. ¿De dónde le vino a
Agayú el poder del fuego? La respuesta es sencilla: de su madre, Ono Ina.
¿Cómo obtuvo Oyá el poder del fuego? Para mí, la respuesta también es
sencilla: de Araina, su madre y hermana de Oro Ina. Orun también obtuvo el
don por ser el primogénito de Araina, al igual que Agayú era el primogénito
de Oro Ina.

Osanyin es el segundo hijo de Oro Ina y Olokun. Osanyin es el oricha de


toda la vida vegetal, en especial de las plantas que se usan con fines
medicinales y no como alimentos, incluidos los árboles poderosos que fueron
el regalo de Olorun a la Tierra. Oricha Oko es la tercera descendiente de esta
unión; se encarga de alimentar al mundo con sus cultivos. Oricha Oko y su
hermano Osanyin trabajan muy unidos. La forma más fácil de pensar en los
dos es recordar que Oricha Oko cuida la vida vegetal que se usa
principalmente como alimento --el maíz, el trigo y las verduras--, y Osanyin
supervisa principalmente las plantas medicinales y toda la vida vegetal
aparte de la de Oricha Oko. Oricha Oko vive en las llanuras y Osanyin en el
bosque.

La cuarta descendiente es Oduadua; es el oricha de la tierra que hoy


sabemos que es África. Curiosamente, el nombre original del continente era
Oduadua, en su honor, y no África. Es la reina de todas las reinas; la
primera reina de África. También tiene algunos aspectos o avatares
masculinos. En África, casi siempre es masculino y se le llama rey en vez de
reina.

El interior de la Tierra es un lugar muy grande, mucho mayor que la


superficie terrestre. Por supuesto que Olorun y Olofi lo sabrían y asignarían
allí al menos un oricha. ¿No es lógico? Sabemos por la ciencia que el fuego
es parte del núcleo terrestre. Sabemos que la lava es resultado de la
liberación de presión y que el fuego es claramente parte del volcán. ¿No es
lógico suponer que, debido a su inmensidad, el interior de la tierra tenga
más de un oricha? ¿No es lógico pensar además que estos dos orichas
estarían relacionados, debido a que en ocasiones se traslapan? La lógica
indica además que Oro Ina sería el oricha de los elementos sólidos de la
Tierra y Araina de los líquidos y gases. Para mí, todo esto es bien lógico.

El otro aspecto lógico tiene que ver con Olokun. Olokun tiene algunos
avatares femeninos y también aspectos masculinos. No he oído mucho
acerca de la Reina del Mar, pero sin dudas sí del Rey del Mar, como
Poseidón o Neptuno, por ejemplo. La lógica es una cosa, la ciencia otra y
nuestra historia otra más. Debido al proyecto de cartografía del haplogrupo,
tenemos ahora la confirmación de algo de lo que careció durante muchos
años nuestra religión. Hasta hace poco, los escritores no habían tenido la
ventaja de pruebas que corroboraran las afirmaciones de nuestra religión. Si
buscamos en Internet, encontramos muchos estudios antropológicos que
afirman que los yoruba tienen como máximo 4.000 años de existencia.
Véase la Wikipedia por ejemplo. Es Internet, pero la información ni siquiera
está actualizada, de modo que cabe imaginar que la mayoría de los libros
presenten información aún más anticuada. Ahora tenemos el lujo y la
confirmación de que el yoruba es sin duda el pueblo más antiguo del mundo
y eso, amigos míos, significa que la vida pudo haberse originado
exactamente como lo afirma nuestro pataquín. Por supuesto, esta revelación
crea problemas a otras religiones que ahora deben hacer frente al hecho de
que la ciencia no respalda sus afirmaciones.

Mencioné a Poseidón por una causa: pienso que si nuestra gente fue la
primera, como hoy sabemos, existe la posibilidad de que nuestra religión
también haya sido la primera. Veo muchísimas similitudes entre el culto a
los orichas y el hinduismo. El hinduismo siempre se ha considerado
universalmente la religión más antigua del mundo (aunque los hindúes la
llaman “forma de vida” y no religión). Existen similitudes entre nuestra
religión y todas las religiones de la Tierra, por lo tanto, ¿no tiene sentido que
la gran mayoría de religiones de la Tierra, incluidas la griega y la romana,
sean en realidad ramas de la nuestra o al menos estén conectadas con ella?

¿Quién sino Oro Ina y Araina podrían vivir en el fondo del océano y
aparearse con Olokun? Donde la Tierra toca al agua en su punto más
profundo es, por supuesto, donde Olokun vive con las hermanas.

Ha sido costumbre en este capítulo que un pataquín siga a la explicación,


pero he preferido usar aquí la lógica y la ciencia, con mi abuela Oro Ina.

Destacaré una sugerencia final para los hijos e hijas de Agayú que son parte
de nuestra religión: les sugiero que reciban Oro Ina. Es difícil de encontrar,
pero una vez que se recibe, como hice yo, se siente uno más completo y
cualquiera de las contradicciones que escuche le divertirá en vez de
consternarlo. También tengo Araina y los tres viven lado a lado en la parte
inferior de mi trono, lo más cerca de su hogar en el centro de la tierra.

Olokun

Olokun es otro de los orichas antiguos y se ve como hombre o mujer, en


dependencia del camino. Olokun se recibe en Cuba y es una fuerza
importante de Ifá. Olokun hace pensar en algo que merece la pena resaltar:
cuando los creyentes reciben a varios orichas como guías o ayudas, algunos
de ellos, como Olokun, se reciben como poderes de Ifá o el sacerdocio
supremo. Cada poder que recibe un babalawo, necesita una ceremonia
individual. Cabría pensar en los poderes de estos orichas de Ifá como una
relación más canalizada o enfocada con el oricha respectivo. Recibir a un
oricha en el culto a los orichas podría describirse como obtener un gran libro
para una colección que uno tuviera; recibir a un oricha en Ifá es como
conseguir toda una biblioteca sobre un tema.

Olokun es el dueño de las profundidades del océano y de sus secretos y


posesiones. Olokun trabaja estrechamente con los muertos y los espíritus
ancestrales, así como con Oyá, de quien se hablará un poco más adelante.
Al igual que el océano, puede ser tranquilo o violento; todos deben respetar
su poder o atenerse a las consecuencias. Tiene riquezas que escapan al
alcance de nuestra comprensión; Olokun se asocia íntimamente a los sueños
y a la sabiduría profunda. A menudo se asocia de cerca con la presciencia o
la capacidad de ver el futuro a través de los sueños. Olokun vive en el fondo
del mar y se dice que puede transformarse en un oricha que es mitad oricha
y mitad pez, como un tritón o como una sirena en sus pocos aspectos o
avatares femeninos.
Se dice también que sus sacerdotes son sanadores, puesto que el océano
puede curar muchas dolencias, aunque de manera misteriosa. Olokun es un
oricha muy importante, sobre todo en Benin donde tal vez sea el más
popular. Se dice que siente gran atracción por la belleza y puede tener
debilidad por quienes poseen atractivo físico. A veces se ve como
representante de la paternidad, puesto que la Tierra fue en un tiempo
océano y así surgió de la semilla de Olokun. En África, cuentas color coral
celebran e identifican a los seguidores de Olokun, pero en Cuba llevan una
pulsera (idé) multicolor, con cuentas azules, blancas, amarillas y verdes. En
la tradición cubana, los creyentes del culto a los orichas (llamado lucumí)
llevan los colores de sus amados orichas, con gran frecuencia para honrar a
sus orichas padre o madre. Tradicionalmente, llevan una pulsera en la
muñeca llamada idé o un collar con los colores de sus respectivos orichas, o
ambas cosas. Un creyente puede honrar a más de un oricha a la vez. El idé o
el collar los identifica como hijos de Eleguá, Olokun, o el oricha con que
nacieron u honran. Olokun aparece prominentemente en el siguiente
pataquín:

Cuando Olorun y Olofi enviaron a Olokun, Oro Ina y Araina a la Tierra, toda
la superficie estaba cubierta de agua, excepto la pequeña cima de una
montaña. Hasta que Olofi llegó a la Tierra y le dio su belleza y valioso aché,
el fondo del océano se parecía mucho a la topografía de la superficie, repleto
de montañas, corales y todos los elementos que la ciencia nos dice que
están en el océano. Cuando llegó el momento de añadir más orichas, la
opción evidente era la unión de orichas masculinos y femeninos. Las
hermanas Oro Ina y Araina pudieron llegar al palacio construido por Olokun,
que se decía igual al palacio celeste de Olorun. El palacio se construyó bajo
el agua en el fondo del océano, aunque el fondo del océano sigue siendo
superficie de la Tierra.
Cabría decir que Olokun fijó las normas de todos los siguientes reyes y
sultanes que no eran monógamos. Se necesitaban más orichas y aunque
Olodumare podía haberlos creado a partir de las estrellas, no podían hacerse
con el barro de Obatalá.

Por fortuna para Olokun, había tiempo. Él y todos los orichas son inmortales
y el tiempo es algo de poca importancia para los orichas. Olokun
naturalmente se casó con las dos hermanas y tuvo descendientes de cada
una. Oro Ina y Olokun tuvieron a Agayú, Osanyin, Oricha Oko y, por último,
a Oduadua.

Con Araina, el poderoso Olokun engendró a Orun (Arun), Babalú Ayé,


Yemayá y más tarde a Oyá. Orun era fluido como su padre y, también como
él, tenía una conexión singular con el mundo de los sueños. La presciencia
era muy fuerte e importante en él. No le gustaba vivir bajo el agua.

Agayú se parecía más a su madre; tenía el don del fuego; es el oricha de los
volcanes y algunos dicen que del desierto. Tampoco le gustaban las
profundidades del océano.

Yemayá se parecía más a su padre. Le gustaba y estudiaba el océano, pero


se sentía cómoda en la superficie durante períodos largos, incluso años. A
menudo, se conoce a Olokun como el padre de la virilidad. Con dos esposas
y nueve hijos se puede entender por qué.

Araina
Araina es hermana de Oro Ina y las dos comparten a Olokun como esposo.
Vive en el palacio de Olokun con su hermana y el poderoso Rey del Mar. El
número de Araina también es el nueve, como el de su hermana y su sobrino
Agayú. Los colores de Araina son los mismos de Agayú, los del arco iris.
Araina y Olokun tuvieron cuatro hijos que nacieron en el orden siguiente:
Orun (Arun), el primogénito, es el poderoso oricha del cielo y tiene relación
especial con Olorun; vive en la oscuridad y se manifiesta a través de los
sueños de sus iniciados. Es un sanador dueño de muchos de los misterios del
cielo, incluidos los muertos. Es el único oricha que está en contacto con
Olodumare, Olorun y Olofi.

Babalú Ayé fue el segundo en aparecer y originalmente era el más apuesto


de los orichas antiguos hasta que fue castigado, o muchos dicen que
salvado. Es el oricha de la enfermedad y la curación; como hijo de la Tierra,
es un gran sanador, al igual que su primo Osanyin.

Yemayá fue la tercera en nacer y se parecía más a su padre. Vive en el


océano al igual que él. Yemayá ha tenido el mayor número de
descendientes, por lo que se le suele llamar la oricha de la maternidad.

Oyá es la cuarta descendiente y se parecía más a su madre. Al igual que


Araina, tiene el don del fuego que comparte con su hermano Orun. Babalú
Ayé y Yemayá no comparten este poderoso don de Oyá. Oyá es la oricha del
viento y el fuego y suele alimentarse con el viento. Araina y Olokun no
tuvieron el placer de que estos orichas antiguos fuesen niños y pudieran
observarlos crecer. Ningún oricha antiguo tuvo infancia; llegaban ya adultos
a la Tierra.

Algunas veces a Oyá se le dice la antigua y otras veces no. Esto se debe a
que no llegó al mismo tiempo que sus hermanos. En este pataquín
aprenderemos cómo Oyá entró en escena:
Araina deseaba desesperadamente un hijo a quien criar, pues esto es
importante para una madre. Los cuatro hijos de Araina habían llegado al
mundo ya como adultos jóvenes, al igual que lo habían hecho todos los
demás orichas antiguos. Por tanto, le rogó a Olokun que la ayudara a
concebir una hija y finalmente el rey transigió y la complació. El resultado
fue la formidable Oyá. Oyá es la oricha del viento. Es una oricha guerrera,
respetada y temida. También controla los relámpagos que según algunos
comparte con Changó. Esto no es lo único que comparte con él, sino
también el don del fuego. El poder y control del fuego solo vienen de un
lugar: el centro de la Tierra. Es un don que solo puede provenir de uno de
dos orichas: Araina o su hermana Oro Ina. En el caso de Oro Ina, su primer
hijo varón, Agayú, tiene ese don. Así, Agayú y Orun (el primogénito de
Araina) tienen el poder del fuego.

Cuando Oyá nació, Araina estaba encantada de ver a su hija y, como era su
primera hija nacida de modo natural, le dio este poderoso don. La hija de
Araina lo tenía al igual que Agayú, el hijo de Oro Ina. Como Oyá creció junto
a su madre y a su tía Oro Ina, era incluso más versada en el poder del fuego
que su esposo Changó. Adquirió el relámpago por el control que ejercía
sobre el viento y el fuego: es por ello que el relámpago se convierte en
fuego en cuanto toca la tierra.

Como es la oricha del viento, Oyá tiene enorme poder y puede ser tan dócil
y refrescante como la brisa de verano o, si se enoja, tan violenta como un
huracán.

El número de Oya es el nueve, al igual que el de su madre, su tía y su primo


Agayú.

Araina y Oro Ina parecen vivir en perfecta armonía, compartiendo a su


esposo Olokun.

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