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3.5 La familia
La familia “patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más
importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Ella ha sido y es escuela de la
fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge
generosa y responsablemente. La familia es insustituible para la serenidad personal y
para la educación de sus hijos1.
Así, la familia es una comunidad natural, existe antes que cualquier otra, y tiene
derechos propios e inalienables que deben ser protegidos por la sociedad y el Estado.
Es una institución social valiosa y fundamental ypatrimonio de la humanidad.
El reto de hoy es vivir en familia con toda su riqueza. Ahora intentamos reflexionar
sobre la familia, con una visión objetiva de la misma, considerando todos los
elementos que la involucran para así fortalecerla, desarrollarla y potenciarla.
Los Obispos reunidos en Aparecida nos dicen que Nuestras tradiciones culturales
ya no se transmiten de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado.
Ello afecta, incluso, a ese núcleo más profundo de cada cultura, constituido por la
experiencia religiosa, que resulta ahora igualmente difícil de transmitir a través de la
educación y de la belleza de las expresiones culturales, alcanzando aun la misma
familia que, como lugar del diálogo y de la solidaridad intergeneracional, había sido
uno de los vehículos más importantes de la transmisión de la fe3.
Se deja de lado la preocupación por el bien común para dar paso a la realización
inmediata de los deseos de los individuos, a la creación de nuevos y muchas veces
arbitrarios derechos individuales, a los problemas de la sexualidad, la familia, las
enfermedades y la muerte.
1
Discurso Inaugural de S.S. Benedicto XVI en la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.
2
Cf. Nociones sobre la Perspectiva de Familia. 3er. Congreso Mundial de la Familia. Mayo 22, 2003.
3Cf. Documento de Aparecida, 39.
4
Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la colaboración
del hombre y la mujer en la Iglesia y el mundo, n. 2, 31 de mayo de 2004, que cita el Pontificio Consejo
para la Familia, Familia, matrimonio y “uniones de hecho”, n. 8, 21 de noviembre de 2000.
4
Cf. Documento de Aparecida, 49.
a. Visión evolucionista
La familia está condicionada culturalmente, y conforme avance el progreso
científico-tecnológico, será menos necesaria.
Sin embargo esta visión muestra que la tecnología no trajo el desarrollo humano
para todos, ni que los países que gozan de “bienestar” se destacan por la desintegración
familiar, la angustia y el envejecimiento poblacional.
b. Visión individualista
Esta visión se centra en el individuo, mientras que la familia o el matrimonio
existen en función de su utilidad.
En este sentido la familia pierde varias dimensiones esenciales de la persona y
considera la vinculación social sólo un medio para satisfacer sus necesidades y
expectativas individuales.
5
Cf. Documento de Aparecida, 49.
6
Instituto de Política Familiar. En http://www.ipfe.org/marcodereferencia.htm.
7
Cf. Guerra López, Rodrigo. Hacia una “perspectiva de familia”. Mujer Nueva, 19 de mayo de 2004. En
http://www.mujernueva.org/articulos/articulo.phtml?id=3640&td=1&tse=DOC.
Esta visión logra describir lo relevante para una familia porque aporta al ser
humano y a la sociedad elementos que ninguna otra institución puede dar. A su vez
destaca que el don de la gratuidad que se da en la familia hace que la vida humana sea
soportable y adquiera sentido. Así como el impacto público positiva cuando se ejerce
las funciones de la familia.
8Cf. Guerra López, Rodrigo. Hacia una “perspectiva de familia”. Mujer Nueva, 19 de mayo de 2004.
9Cf. C. Díaz, Soy amado, luego existo, DDB, Bilbao 1999, 4 Vols.; ¿Qué es el personalismo comunitario?,
Fundación Emmanuel Mounier, Salamanca 2002.
10Cf. Juan Pablo II, Christifideleslaici, 40: AAS 81 (1989) 469.
11Cf. Juan Pablo II, Christifideleslaici, 40: AAS 81 (1989) 68.
12Cf. Juan Pablo II,Familiarisconsortio, 18: AAS 74 (1982) 100-101. Juan Pablo II, Carta a las
FamiliasGratissimam sane, 11: AAS 86 (1994) 883.
13 Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiarisconsortio, 43: AAS 74 (1982). Juan Pablo II, Exh. ap.
Familiarisconsortio, 43: AAS 74 (1982) 134.
14Cf. K. Wojtyla, Amor y responsabilidad, Plaza &Janés, Barcelona 1996.
Algunas ideas que pueden ayudar a comprender este pilar y que hablan sobre el
papel primordial de la familia como eje de las políticas sociales y económicas son:
25Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 237. Santa Sede, Carta de los derechos de la familia,
art. 3, c.
26Ibid, 239 y 240. Cf. Concilio Vaticano II, Gravissimumeducationis, 3: AAS 58 (1966) 731- 732; Gaudium
et spes, 61: AAS 58 (1966) 1081-1082; Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 5, Tipografía
Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, pp. 10-11; Catecismo de la Iglesia Católica, 2223. El Código
de Derecho Canónico dedica a este derecho-deber de los padres los cánones 793-799 y 1136.
27Ibid, 239. Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatishumanae, 5: AAS 58 (1966) 933; Juan Pablo II,
Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1994, 5: AAS 86 (1994) 159-160.
28Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, no. 241. Santa Sede, Carta de los derechos de la familia,
art. 5, b, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 11; cf. también Concilio Vaticano II,
Decl.Dignitatishumanae, 5: AAS 58 (1966) 933.
29Cf. Concilio Vaticano II,Gravissimumeducationis,1: AAS 58 (1966) 729.
30Cf. Juan Pablo II, Familiarisconsortio, 26: AAS 74 (1982) 111-112. Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea
General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 21: AAS 71 (1979) 1159.
31Cf. U. Laute-J. A. Morales (comp.), El modelo económico y social frente a los retos de la globalización
en América Latina, Konrad Adenauer Stiftung-CELAM, Bogotá 2001.
32Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, no. 213. Cf. Concilio Vaticano II,Gaudium et spes, 47:
AAS 58 (1966) 1067; Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2210.
33Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 248.
Las familias deben trabajar para que las leyes e instituciones no violen el
derecho a la vida, sino que lo defiendan y promuevan38.
Las familias pueden y deben movilizarse para procurar que las leyes
sostengan y defiendan los derechos y deberes de la familia39.
La sociedad no debe dejar de cumplir su deber de respetar y
promover la familia misma40.
Se requiere la realización de eficaces políticas familiares, capaces de
hacer frente a las necesidades que derivan de los derechos de la
familia41.
34Cf. Juan Pablo II, Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 601. Cf. León XIII,Rerumnovarum: Acta Leonis
XIII, 11 (1892) 104.
35Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 225.
36 Cf. Juan Pablo II, Carta enc.Evangelium vitae, 71: AAS 87 (1995) 483; Santo Tomás de
Aquino,Summatheologiae, I-II, q. 96, a. 2 (« Utrum ad legem humanam pertineatomniacohibere »): Ed.
Leon. 7, 181. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiarisconsortio, 81: AAS 74 (1982) 183.
37Juan Pablo II, Carta enc.Evangelium vitae, 93: AAS 87 (1995) 507-508.
38Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 248.
39Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 247. Cf. Juan Pablo II, Familiarisconsortio, 44: AAS 74
(1982) 136.
40Juan Pablo II, Familiarisconsortio, 45.
41Cf. Juan Pablo II, Familiarisconsortio, 46.
Conclusión
La familia como célula fundamental de la sociedad ha de ser vivida como
una Iglesia doméstica. Apostar por la familia es apostar por la justicia, el amor,
por nuestra soberanía cultural. Es creer que es posible vivir en una sociedad que
goce de un Estado de Derecho con un perfil más social y menos utilitario.