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I) Resumen del texto de Alejandro Ariel: “Una poética del estilo”

El estilo y el acto. Moral y ética. (A. Ariel)

 En este texto el autor propone desorganizar los pares de oposición clásicos:


ética y moral
estilo y estética
pasión y deber
sujeto y estado/ley
Con el fin de explicar y afirmar lo que piensa sobre el Estilo, sobre el ACTO CREADOR.

 Realizando un veloz recorrido presenta que luego de la Revolución Francesa y el


surgimiento del Estado e Individuo, la problemática de la existencia se re-sitúa.
Quedando el Arte (sobre todo teatro y literatura), de fines de siglo XX, como
portador de la pregunta de la existencia. Luego, la ciencia retomará dicha pregunta
pero la sustituye por la pregunta por el Sujeto.
 Se entiende como Moral a lo pertinente a la conducta del Sujeto entre otros.
Lo que llamamos los deberes del Sujeto frente al Estado/ley. La Moral es temática,
temporal, subsistencial (sin el sentimiento de deber no habría existencia del Sujeto
en lo social). En palabras del A. Ariel: “La moral es la pereza de la existencia, es
un dormir en los signos del Otro”.
 En cuanto a Ética, se entiente la posición de un Sujeto en soledad. Propone
otro plano de existencia (alude a aquello frente a lo que está dispuesto a afirmar el
Sujeto frente a sí mismo, en soledad y no en posición a lo Social), afirmación en
tanto acto. Es existencial, atemporal y atemática.
No se contrapone a la moral ni pretende suplantarla; la existencia del Sujeto
desorganiza la moral sin generar conflictos.
 Por su parte, la Estética aparece como las condiciones de posibilidad de la
experiencia de la belleza en el orden social. La experiencia de la belleza se da en
un cierto espacio y un cierto tiempo, que son condiciones de posibilidad de esa
experiencia de la belleza. La estética, al igual que la moral, es temporal, es decir
hay una determinada estética de una época; es temática, y en lo social, la estética
es siempre un crimen contra el Sujeto, ya que propone el para todos, sin embargo,
al mismo tiempo es la condición de posibilidad donde puede situarse la existencia
de cada uno: sin la estética, el caos es una pura desorganización.
 Con respecto al Estilo, es la posición del Sujeto frente a su soledad. Es el mismo
registro con relación a la ética (la posición del Sujeto frente a su soledad), pero en
este caso, no frente a lo que está dispuesto a afirmar sino frente a lo que está
dispuesto a crear, lo que está dispuesto a crear más allá de la belleza. Se trata de
un acto creador que va más allá de la belleza. Por lo tanto, decimos que es
atemporal, atemática, no histórica y no personal. No tiene que ver con la vida del
creador, trasciende su propia vida, crea.

1
Orden suplementario Orden social (para todos)

ETICA MORAL
Existencia que se afirma. Bueno/Malo
Verdadero/Falso
Si/No

Este orden suplementario no es opuesto Oposiciones necesarias, “humanas”,


ni complementario al orden social. Lo culturales . Determina el buen o mal gusto
EXCEDE, lo DESORGANIZA cada vez. pero jamás el gusto mismo.

ESTILO ESTÉTICA
es un Si creador “COMUNICA” la Fundamento del Arte producción de la
existencia “ESCRIBE” de “UN” Sujeto. No belleza.
yerra en los signos, ni el ritmo de los Estéticas: 1) DEL SABER
Actos que produce. (permanencia/clasicismo). 2) DE LA
MUERTE (transformación/vanguardia)

 El autor hace referencia a un concepto de Alfred Jarry: universo suplementario.


Para indicar que la creación no es opuesta ni complementaria al orden social, sino
que es una desorganización necesaria del mismo. La creación es aquello
inhumano de cada uno que permite no dormir ante la estética de una época.
 En el texto se propone una división en dos modos de presentación de la Estética
a. Estética del saber: la cual intenta llevar la belleza a su ideal supremo y verdadero,
lo cual por lo tanto plantea un punto de permanencia y eternidad de la belleza. De este
modo el lenguaje deviene muro, un saber sobre la belleza sin posibilidad de negación. Lo
clásico. La escuela.
b. Estética de la muerte: aquella que revela la existencia del Sujeto, que produce un
despertar.

II) Resumen del texto de Nacho Lewcowiczs del cap. 4: Singular, particular, universal

Particular, universal, singular.


Los conjuntos, las clases, los individuos y las singularidades.
Las singularidades en situación.
1
La exigencia deriva del hecho de que los principales obstáculos para la comprensión de la
dimensión ética no radican tanto en el carácter exótico o sofisticado de sus términos sino,
por el contrario, en la transparencia aparente de su sentido.
Las singularidades éticas además de ser éticas son de por sí singularidades. Y el término
singular esconde su enorme potencia cualitativa tras una inocente apariencia cuantitativa.
Primera advertencia: las intuiciones meramente cuantitativas (singular para uno solo,

2
particular para unos cuantos, universal para todos), no sólo son insuficientes sino también
contraproducentes en este terreno.
Estos tres términos no guardan entre sí relaciones puramente clasificadoras. Lo que más
complica es que en una situación suelen estar trabajando las tres dimensiones entre sí; y
finalmente lo más decisivo de su funcionamiento radica en las relaciones complejas que
establecen entre sí en el análisis de una configuración específica.
La clarificación tiene que atravesar tres momentos: determinar qué se entiende por
universal, por particular y por singular en este contexto; luego, establecer unos modos de
funcionamiento conjunto de las tres categorías; en tercer lugar, establecer ya, no en
general, sino en el campo concreto de los problemas éticos, que es lo que especifica las
singularidades éticas respecto de lo que se puede entender por singularidad en otros
campos –vale decir: disponer los contenidos de la reflexión sobre la ética en los
esquemas formales propuestos por las categorías lógicas de singular, particular y
universal.
2
Así como difiere el sentido intuitivo del universal, particular, singular del sentido aquí
propuesto para esclarecer la dimensión ética, así también difiere la teoría intuitiva de
conjuntos respecto de la teoría axiomática de conjuntos. Las intuiciones conjuntivas
engañan. El primer engaño es de forma, el segundo de contenido. El segundo es el más
simple: "uno, varios, todos".
La singularidad está por fuera del uno, el universal va mas allá del "todos".
La singularidad es lo que se sustrae al régimen del uno: no es un término estrafalario,
transgresor, esotérico o sorprendente sino la presentación de "algo" incalificable según el
lenguaje de la situación. El universal es el que va más allá del "todos". El universal es este
hecho de –una vez destotalizado por un singular- ir mas allá de sí. La singularidad es una
potencia de sustracción al régimen del uno; el universal es su acto de exceso respecto de
las totalizaciones dadas.
El universal, si existiese, tendría que ser también, a su vez, un conjunto. Para ser, tendría
que verificar una propiedad. No es formulable tal propiedad capaz de dar existencia al
universo. Si el conjunto universal no consiste, entonces tampoco existe como conjunto en
regla. Lo que llamamos universo es una pura intuicion exagerada. Si ningún conjunto
universal puede ser postulado seriamente como universal en sentido estricto, está
amenazado de no ser todo sino parte.
¿No hay nada entonces radicalmente universal? Sí: el trabajo en exceso irremediable al
que están sometidos todos los postulados como integrales. El universal es la potencia de
desborde, de exceso, es el gesto de ir mas allá de las totalizaciones supuestamente
clausuradas al devenir. El "todo" es solo la parte nombrable, discernible, formulable bajo
las propiedades que determinan la universalidad restringida de ese universo.
Las singularidades cambian correlativamente de estatuto. Ya no es singular cada término
que compone el universo. El hecho de ser un individuo de la clase o del conjunto no los
singulariza sino que los individualiza como tal o cual individuo de la clase. Podemos
hablar de singularidades solo cuando algo que se presenta hace desfallecer las

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capacidades clasificatorias de la lengua de la situación, cuando ese algo no se deje contar
como un individuo por ninguna de las propiedades discernibles –estructurantes- de la
situación. Las propiedades organizan lo simbólicamente discernible por el lenguaje de
situación. El término será singular si no pertenece al universo en que irrumpe si su
presentación hace tambalear las consistencias previamente instituidas. En la singularidad
que irrumpe fracasan las legalidades constituidas.
3
Las singularidades no podrán determinarse de por sí, por una configuración particular de
sí mismas, sino que su detección, circunscripción o producción depende de condiciones
situacionales muy particulares.
El advenimiento singular suplementa realmente el universo de lo existente.
Las singularidades no son objetividades dispuestas para el conocimiento de un sujeto
puesto enfrente –en trascendencia- sino intervenciones subjetivas que producen una
novedad en la inmanencia de la situación. De ahí que una de las condiciones de
posibilidad para que existan singularidades es la posibilidad de intervención. La
posibilidad de la intervención condiciona absolutamente la posibilidad de una singularidad
situacional.
Cuando la cadena simbólica entra en un punto de impasse, este punto es el campo de
intervención sobre el que ha de constituirse una singularidad. Es necesaria una
intervención que nomine, que traiga al ser de la situación eso que había estado excluido a
priori. El universal previo se revela como meramente parcial. El punto de singularidad
vehiculiza la exigencia de una nueva ley, esta sí universal, que deje atrás el limitado
horizonte restrictivo de la legalidad previa.

Particular, universal, singular.


Ignacio Lewkowicz.

PARTE 1
En el campo de la ética se requiere de una serie de clarificaciones conceptuales ya que
se entraña una dificultad en relación a la supuesta simplicidad y transparencia de sus
términos, que obstaculizan la comprensión de los mismos.
Para comprender las singularidades en que se ponen en juego los universales que
exceden toda ley por particular es necesario desaprender el sentido con que
intuitivamente funcionan los términos universal, particular y singular en otros campos de
experiencia. Pues las singularidades éticas además de ser éticas son de por sí
singularidades.
Lo particular, universal y singular no guardan entre sí una relación puramente
clasificadora. No se trata de conceptos bajo los cuales ordenar distintos tipos de prácticas,
situaciones o comportamientos. En una situación suelen estar trabajando las tres
dimensiones conjuntamente, aunque no son claramente discernibles entre sí (al menos
para una mirada inmediata), lo más decisivo de su funcionamiento radica en las
relaciones complejas que establecen entre sí en el análisis de una configuración
específica.

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La clarificación tiene que atravesar tres momentos:
1. Determinar qué se entiende por universal, particular y singular en ese contexto
2. Establecer unos modos de funcionamiento conjunto de las tres categorías
3. Establecer en el campo de los problemas éticos, qué es lo que especifica las
singularidades éticas respecto de lo que se puede entender por singularidad en otros
campos.

PARTE 2
Asimismo, la teoría axiomática de los conjuntos es distinta a lo que indica la
intuición.Existe un primer engaño en relación a la forma y uno en cuanto al contenido.Las
intuiciones referentes a las formas conjuntistas habituales (“uno”, “varios”, “todos”) no
poseen la capacidad de sostener los requerimientos lógicos que establecen estas formas.
Además, es importante tener en cuenta que la singularidad está por fuera del “uno” y el
universal va más allá del “todos”. La singularidad da cuenta de la presencia de “algo” no
susceptible de ser calificado a partir del lenguaje de la situación. El universal es el acto de
exceso de la singularidad en referencia a las singularidades dadas.
Desde el punto de vista de la axiomática de los conjuntos, existir es pertenecer a un
conjunto (determinado por sus propiedades). El universal, si existiese, debería ser
también un conjunto, y por lo tanto verificar la propiedad. Sin embargo, sabemos que no
es formulable tal propiedad que sea capaz de dar existencia al universo. Lo que llamamos
“universo” sería pura intuición exagerada.
El “todo” es la parte nombrable en función de las propiedades que delimitan la
universalidad restringida de ese universo. El universal se desplaza desde aquello que se
considera el universo de partida, hasta desbordarlo y acotarlo como particular.
La singularidad no es “uno sólo”, porque eso implicaría ser uno más, susceptible de ser
discernible; esta se halla en ese “algo” que no permite ser contado como un individuo por
ninguna de las propiedades discernibles de la situación. Un término será singular si no
pertenece al universo en donde irrumpe y lleva al fracaso de las legalidades instituidas,
marcando el camino hacia la suplementación en nombre de una nueva ley “más alta”.
PARTE 3
Las singularidades no puede determinarse de por sí, sino que depende de
situaciones muy particulares: sólo son un modo de relación con la situación en que
irrumpen. En este sentido, tenemos que aclarar que una situación es, en principio, un
universo. Sin embargo, un universo universal no es posible y es por esto que el
advenimiento singular suplementa realmente el universo de lo existente.
De este modo, una singularidad es un proceso situacional que, a la vez, requiere de
una intervención subjetiva (punto de impasse) para ser producida. Así, podemos afirmar
que una singularidad sólo es para la situación en la que irrumpe y sólo si existe el trabajo
subjetivo de lectura, producción y nominación.
A la luz de esta explicación, podemos decir que la intervención necesaria para que
la singularidad se constituya hace que el universo se ensanche siendo, al mismo tiempo,
suplementado a partir de una nueva singularidad que de algún modo era universal.

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III) Síntesis del texto del cap. II del Prof. Fariña

Fariña: ¿Qué es esa cosa llamada etica?


Sobre la chatura. Tejer en sesion, dormir en analisis.
Etica y mala praxis. Introduccion de Bart Simpson.
2
Es en el interior del lenguaje donde la palabra chatura obtiene ese efecto de significacion
que no la remite ya al plano bidimensional sino a su metafora: la falta de ideas, la
ausencia de creatividad, el escaso vuelo intelectual. Nos quejamos de la chatura
imperante, y hacemos bien, porque le reclamamos al pensamiento de nuestro tiempo el
"estereo", la profunidad, que suele faltarle.
3
¿Qué indica que un analista se quede dormido durante una sesion? En primer lugar, que
tiene sueño, que esta cansado, que su cuerpo no le responde y le exige dormir. No hay
alli cuestion etica alguna.
El dilema etico lo tendra el analista no cuando se queda dormido, sino mas bien cuando
despierta. ¿Qué hace con su sueñito? ¿Reniega de el, como en algunos casos nos han
relatado, fingiendo sentirse mal, alegando una indisposicion como pretexto para ir al baño,
refrescarse y regresar para continuar la sesion como si nada hubiera pasado ante el
paciente que en algunos casos hasta lo escucho roncar? ¿O por el contrario reconoce
que se quedo dormido, que pensaba que estaba en condiciones de atender cuando
comenzo la sesion pero que evidentemente no era asi, da por interrumpida la sesion y
ofrece recuperarla en otro momento?
Ahora bien, dormirse en medio de una sesion es poner en peligro el tratamiento de un
paciente. Es hacer mal el trabajo para el cual se requirio su presencia alli. Es un ejemplo
de lo que llamaremos de ahora en mas mala praxis. Al quedarse dormido, un terapeuta
incurre en mala praxis profesional. Cuando se despierta, en cambio, esta ante un dilema
etico: tiene dos caminos claramente diferenciados; sabe que las consecuencias de uno y
otro son bien distintas y exige intencionalmente uno de ellos.
Diremos entonces: toda violacion a la etica conlleva una mala praxis; pero no toda mala
praxis involucra un problema de etica.
Lo que me parece no etico de la situacion es que con el ruido de las agujas la terapeuta
distrae a la paciente, interfiriendo en sus asociaciones.
En suma, un ruidito cuya ambigüedad permita conjeturar una trana que, asentada en el
fantasma de la escena primaria, no se completaria, por lo tanto, sin el salto sorpresivo que
encontrara "in fraganti" al culpable de turno.
Nadie pregunta si la terapeuta escucha a su paciente. Si lo hiciera y mientras lo haga,
diremos, seria cuestion secundaria la indole de las imágenes en que se soporte ese
campo, eminentemente simbolico

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Podra jugar coin sus dedos, balancear ritmicamente una pierna o llenar de arabescos los
margenes de una hoja en blanco. Nadie puede codificar la posicion del cuerpo que
escucha.
Mas fuerte aun. Si el tejido fuera la condicion de escucha para esa terapeuta, al
sustraerselo se sestaria cancelando la posibilidad mismo de la terapia. Accion que se
produciria, paradojicamente, en nombre de una pretension etica.
4
El horizonte etico escapa a las evidencias inmediatas.

IV) Capitulo III. Lo universal-singular. Juan Jorge Michel Fariña.

1.

En una relación entre docente-alumno queda en evidencia que el docente sabe


mucho más que sus alumnos en tanto, una perspectiva universalista. Si el docente esta a
la altura de lo que su función le impone, el alumno después de un tiempo estará en
condiciones de devolver algo que nutra el conocimiento de ambos. Es esa la función de
quién ocupa el polo estructurante en cualquier vinculo, un sesgo común. Distinguir la
transferencia imaginaria de la transferencia simbólica será elemental para analizar las
cuestiones éticas. Sin efecto transferencial nada es posible.

Es precisamente esa condición de polo estructurante en Marge Simpson la que hace


posible el efecto del deslizamiento mamá=polilla. Esa marca en el cuerpo de Bart
demuestra que el lenguaje humano es simbólico. Marge viene a interrumpir el destino
incestuoso del tatuaje original de Bart quedando un corazón con la palabra Moth (polilla)
en vez de Mother (madre). Este efecto de desplazamiento es el que hace la función
simbólica.
Existe una Ley universal, que ejerce el sentido de la prohibición para el psicoanálisis: la
castración simbólica. También puede verse la función de interdicción o ejercicio de los
límites para la psicología; sin ella la condición de la especie humana está en riesgo.
Lo universal de la castración simbólica se realiza en la forma de lo singular. Nada
sabemos de ello sino es a través de una emergencia singular. El carácter singular se
evidencia en las circunstancias irrepetibles de la experiencia. Hablamos entonces de la
dimensión universal-singular para subrayar el carácter indisoluble, de sus términos,
dimensión sobre la que se comenzará a dibujar el horizonte de la ética.
La categoría de lo universal suele confundirse, pero se diferencia de lo general. Lo
universal (universal-singular) constituye aquel rasgo que es propio de la especie: su
carácter simbólico. Lo general, en cambio, es lo que pudiendo ser una característica de
todos los miembros de una especie no hace, sin embargo a una condición misma.
Lo particular no puede comprenderse separado de lo universal-singular y, a su vez, lo
universal-singular no existiría sin lo particular. Ante todo, lo particular es un efecto de
grupo, es un sistema de códigos compartidos. Si lo universal-singular denotaba lo propio
de la especie, lo particular será el soporte en que se realiza ese universal-singular.
Ejemplo:

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Universal Lenguaje Castración simbólica
Ley
Interdicción
Particular Lengua Complejo de Edipo
Singular Habla MOTH(ER)

Puede leerse lo universal-singular en los pisos superior e inferior, ligados entre sí, y en
el medio lo particular. Lo universal es el lenguaje, el habla de cada sujeto es singular. La
línea universal-singular se corresponde con el lenguaje-habla. Esto puede realizarse con
un determinado campo de códigos compartidos. La lengua constituye la dimensión
particular porque es ella la que sostiene, sobre las espaldas de su espectro de
posibilidades, los márgenes de lo universal-singular.
El neologismo Moth(er) no se realiza en abstracto, sino en la materialidad de una
lengua. El efecto hilarante se sustenta en un código compartido. En cuanto a la tercer
columna puede vislumbrarse en la parte superior la castración simbólica que trata de la
prohibición que instaura la Ley en tanto universal. El efecto singular de esta interdicción
es la formula moth(er) y en cuanto a lo particular puede verse el Complejo de Edipo que
se encarga de representar la esencia de un acto prohibido.
Lo universal-singular toma prestado el mito para realizar, en la imaginería de cierto
occidente, su circuito de flujos y cortes, el inmenso campo de las diferencias significantes.

2.
La dimensión ética se despliega en el circuito universal-singular, sosteniéndose –de
manera siempre provisoria- en el campo de lo particular, del que toma prestado su
carácter de código. El significante se apoya en el nivel del código, encarna en él, pero
sólo para escapársele, para deslizarse, como sabemos hacia otro significante. Tomando
en cuenta el ejemplo de la videocasetera, tanto la del paciente como la del terapeuta se
llaman igual porque comparten un mismo idioma, pero no son la misma. Si el terapeuta
interrumpe a su paciente para preguntarle donde compró la videocasetera precipita esa
caída de la abstinencia que hemos definido como efecto particularista, y en ello, reside la
falla ética.
Es particularismo porque lo universal-singular, es decir lo simbólico, sostiene su
existencia en un sistema de convenciones. El terapeuta debe abstenerse de preguntar
ciertas cosas. El efecto particularista es distintivo de la falla ética y se verifica en la
pretensión de que un rasgo particular devenga condición universal. Es justamente en ese
efecto donde radica el núcleo de la violación a los derechos humanos: se verifica cuando
el campo particular de reconocimiento de un grupo aspira a colmar la condición humana,
pretendiendo que todas sean eso. Puede ejemplificarse con el nazismo. También es poco
ético aguardar días para hacer la pregunta, porque cuando la pregunta por la video, se
desplaza en el tiempo y en el espacio, potencia su acción devastadora en razón directa a
las coordenadas de desplazamiento.

3.

8
La palabra ética viene del griego ethos, que significa costumbre, carácter; el término
correspondiente en latín es mos, cuyo plural es mores. Así ethikos y moralis designan lo
relativo a las costumbres y al carácter. Es frecuente por lo tanto encontrar a los vocablos
ética y moral utilizados de manera equivalente. Para la tradición filosófica, existe una
diferencia cuyo peso vale la pena destacar. Se utiliza el término moral para describir los
sistemas de valores, reservando la denominación de Ética para la disciplina que estudia
dichos entes. La Ética sería allí la rama de la Filosofía dedicada al estudio de la moral.
Esta remite cierta contingencia, la ética va más allá. La moral se corresponde con los
sistemas particulares –culturales, históricos, de grupo- mientras que el horizonte ético, si
bien puede soportarse en tales imaginarios, siempre los excede. Lo universal-singular de
la ética no puede verse colmado por ningún sistema moral.
Alejandro Ariel en su estudio psicoanalítico “El Estilo y el acto” propone una doble
correspondencia: entre la mortal y la estética, por un lado, y entre la ética y el estilo, por
otro.

LUCIA
Lo universal-singular

“Un horizonte en quiebra” Cap. III

Distinguir la transferencia imaginaria de la transferencia simbólica es elemental para el


análisis de la cuestión ética.

El lenguaje humano es lo simbólico. El universal de la castración simbólica o de la


interdicción no se realiza sino en la forma de lo singular, esto es, nada se sabe de el sino
a través de su emergencia singular.

En el ejemplo que se presenta en el texto, la fórmula moth(er), “mamá polilla”, es la marca


en el cuerpo de Bart que realiza la función universal de la interdicción.

Las marcas significantes son las que ordenan el curso de las tiradas que nos esperan en
la vida.

El carácter singular se evidencia en las circunstancias irrepetibles de la experiencia. No


existe lo universal, sino a través de los singular y recíprocamente, el efecto singular no es
sino una de las infinitas formas posibles de realización de lo universal.

La castración simbólica es un concepto que, como tal, no se realiza sino en formaciones


siempre singulares. Esto no es otra cosa que un efecto significante singular, posibilitado
por la existencia de la Ley, o por la condición simbólica de la especie.

Es entonces, sobre la dimensión universal-singular que se comenzará a dibujar el


horizonte de la ética. La categoría universal suele ser confundida con la de general, no
obstante ello existe una diferencia radical entre ambas. Lo universal es definido por
aquello que es propio de la especia, es decir, su carácter simbólico. En cambio, lo
general, es lo que pudiendo ser una característica de todos los miembros de una especie
no hace sin embargo a su condición misma.

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La siguiente frase de Lacan remite a lo explicitado anteriormente: “ […] desde el momento
en que se forma un sistema simbólico, éste es completamente, de derecho, universal
como tal.

Asimismo, lo particular no puede comprenderse separado de lo universal-singular, y, a su


vez, lo universal-singular no existiría sin lo particular. Ante todo, es preciso aclarar que lo
particular es un efecto de grupo, vale decir, un sistema de códigos compartidos. Teniendo
en cuenta que lo universal-singular denotaba lo propio de la especie, lo particular, será
pues el soporte en que se realiza ese universal-singular.

UNIVERSAL ------------ LENGUAJE: Castración simbólica, Ley, interdicción.

PARTICULAR ---------- LENGUA: Complejo de Edipo.

SINGULAR -------------- HABLA: MOTH(er)

Lo universal es el lenguaje, a su vez, existen las infinitas posibilidades significantes del


lenguaje, el habla de cada sujeto es singular. La línea universal-singular se realiza en la
correspondencia lenguaje-habla, como se muestra arriba.

El lenguaje-habla no puede realizarse sino sobre un determinado campo de códigos


compartidos. La lengua constituye la dimensión particular ya que es ella la que sostiene,
sobre la espalda de su espectro de posibilidades, los márgenes de lo universal-singular.
Vale aclarar que se hace mención de la lengua y no del idioma, aunque es éste ultimo
quien soporta toda la estructura significante. El efecto hilarante se sustenta en un código
compartido, por lo tanto, no cualquier lengua soporta cualquier cosa, no se trata sólo del
idioma sino de algo que va mas allá.

La castración simbólica, interdicción, es la prohibición que instaura la Ley en tanto


universal. El fantasma es siempre singular. El Complejo de Edipo es del orden de lo
particular. Lo universal-singular toma prestado el mito para realizar su circuito de flujos y
cortes, el inmenso campo de las diferencias significantes.

Para recapitular, podríamos decir que la dimensión ética se despliega en el circuito


universal-singular, sosteniéndose –de manera siempre provisoria- en el campo de
lo particular, del que toma prestado su carácter de código.

Esto es así porque existe una lengua que es compartida, lengua que es el soutien del
juego universal-singular. Pero el significante se apoya en el nivel del código, encarna en
él, pero sólo para escapársele, para deslizarse hacia otro nuevo significante.

El efecto particularista reside justamente en la falla ética. Particularismo porque lo


universal-singular, es decir lo simbólico, sostiene su existencia en un sistema de
convenciones. Dicho efecto se verifica en la pretensión de que un rasgo particular
devenga condición universal.

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Se utiliza el término moral para describir los sistemas de valores, reservando la
denominación de Ética para la disciplina que estudia dichos entes. La Ética refiere a la
rama de la filosofía dedicada al estudio de la moral.

La pauta moral se corresponde con los sistemas particulares –culturales, históricos, de


grupo-, mientras que el horizonte éticos, si bien puede soportarse en tales imaginarios,
siempre los excede. De allí la afirmación que asigna a la dimensión ética alcance
universal. No obstante, lo universal-singular de la ética no es posible ser colmado por
ningún sistema moral.

V) Resumen cap. 5 "Interés crítico de la tragedia" de Prof. fariña en el libro ETICA, UN


HORIZONTE EN QUIEBRA

El autor tomará la obra literaria “Antígona” de Sófocles, para ejemplificar la cuestión de la


ética. Esta obra trata de una tragedia. Tomando la definición de Aristóteles, decimos que
una tragedia es: “la tragedia es, pues, la imitación de una acción de carácter elevado y
completa, dotada de una cierta extensión, en un lenguaje agradable, llena de bellezas de
una especie particular según sus diversas partes, imitación que ha sido hecha o lo es por
personajes en acción y no por medio de una narración, la cual, moviendo a compasión y
temor, obra en el espectador la purificación propia de estos estados emotivos” (1449b,
pp.24-28).
Se propone retener tres términos de esta definición. La tragedia se nos define ante todo
como una mimesis, o imitación, cuyo objeto es la realización de una acción, una praxis,
para obrar en el espectador una purificación o kazársis. El primer término es el más
transparente de los tres, ya que para Aristóteles, la poesía, al igual que la escultura, la
danza, y la música son ejemplos indiscutibles de mimesis. Esto da al término un alcance
que lo separa de la mera idea de copia. En cuanto al segundo término, la tragedia es
mimesis de una praxis, y para Aristóteles, una praxis, es una acción vinculada a una
elección. Finalmente, mimesis de una praxis, para obrar una kazársis. Kazársis significa
literalmente, “purificación”, pero los comentaristas no se ponen de acuerdo con respecto a
cuál es el verdadero sentido que le da Aristóteles en su texto. Según las investigaciones,
se trataría de una especie de orgía emocional provocada para apaciguar el exceso de
“bilis negra” en el organismo. Esto haría referencia a una descarga de placer no en el
plano pasional, sino en el intelectual.
Por eso los griegos iban al teatro, porque la representación que allí tenía lugar, al
movilizar la compasión y el temor del alma, generaba ese sentimiento de alivio y placer
que es la kazársis. Esa es la función de la tragedia.
Además, Aristóteles señalaba que “la tragedia es una imitación, no de seres humanos,
sino de acción y de vida”. Es decir que si bien la acción necesita de seres humanos
actuantes, “no es un ser humano, sino un momento de ese ser humano”.
Volviendo a la obra literaria de Antígona, el conflicto en esta tragedia se remonta en un
principio, a una disputa entre los herederos del trono de Tebas, quienes al morir su padre

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(Edipo), alertados sobre las consecuencias nefastas de ocupar tal lugar, deciden burlar el
destino alternando el trono un año cada uno. Pero, luego del primer año de mandato,
Eteocles se niega a ceder su lugar, y Polinices, privado de su derecho, debe abandonar
Tebas. En su destierro, recala finalmente en tierra argiva donde contrae enlace con una
de las hijas de Adastro, rey de Argos. Alentado por su suegro, decide regresar a Tebas
para recuperar su trono perdido. Al frente del ejército argivo lograr sitiar la ciudad y se
apronta para la batalla.
Enterado Eteocles de las intenciones de su hermano, apronta al ejército tebano para que
defienda cada una de las siete puertas de acceso a la ciudad. Simultáneamente, envía un
espía para que se infiltre en las filas argivas y lo entere de los planes enemigos.
A cada capitán argivo corresponderá uno tebano, de modo tal que las características del
agresor sean neutralizadas por las del defensor. Y así puerta tras puerta, lo que va dando
a la tragedia un curioso aire de simetría.
Al llegar a la última puerta, el espía apura el relato, que cobra así una ligera cuota de
suspenso: “Diré, en fin, el que viene sobre la séptima puerta: es tu propio hermano”. Y
agrega las palabras que Polinices lleva grabadas en su escudo: “yo soy la justicia”. Ante
semejante revelación Eteocles comprende con amargura que se cumple así la maldición
de su padre y que tendrá que ser él mismo quien enfrente a su hermano: “yo iré contra él;
príncipe contra príncipe, hermano contra hermano, enemigo contra enemigo”. Aquí
podemos ver el carácter especular de la contienda, acentuado por el hecho de que
Eteocles y Polinices eran mellizos, y por lo tanto estamos frente a una batalla imaginaria.
El perfil típico de las disputas de poder, es que las razones de uno no son mejores que las
del otro. El bien y el mal coexisten allí, definidos en forma invertida desde cada uno de los
bandos. Sin embargo, pese a esto, ninguno de los dos está dispuesto a tolerar la otra
perspectiva. Cuando esto sucede, lo que era un conflicto entre particulares deviene efecto
particularista.
Pero al final, en la batalla, los argivos fueron derrotados en seis de las puertas y en la
séptima Eteocles y Polinices, enfrentados en combate personal, se dieron mutua muerte.
Los relatos de esta contienda coinciden en enfatizar el carácter épico de la lucha y, una
vez más, las simétricas hazañas de los oponentes.
El desenlace de la tragedia se da porque Creonte (el nuevo rey) decide que: “Eteocles,
que amó a su patria, recibirá en esta tierra honrada sepultura (…) más en cuanto a su
hermano Polinices, que su cadáver insepulto sea arrojado fuera de aquí a que lo devoren
los perros (…). Frente a esta decisión, Antígona decide darle sepultura de todas formas.
La tragedia cierra con el coro dividió en dos semicoros, uno de los cuales toma partido por
la causa de Antígona, mientras que el otro permanece fiel a las leyes de la ciudad.

Al resumen realizado por mi compañera, agregaría a modo de comentario dos cuestiones:


> Para dar cuenta de la batalla imaginaria que se ha tendido entre ambos hermanos, que
en búsqueda de sortear la profecía (¿el destino?), la terminan desencadenando en la
historia dándose muerte mutuamente, se infiltra en el texto una escena en la que se
encuentran con Yocasta (su madre) para argumentar la batalla. Allí Polinices explica que

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por justicia debe recuperar lo que es suyo, enfrentandose a su hermano que no ha
cumplido con el acuerdo de alternar el trono de Tebas. Eteocles, por su parte, objeta su
accionar advirtiendo que no podría asolar su propia tierra, sin negar el derecho de su
hermano.
Yocasta, resignada, aclama: "¡Fuera violencia, fuera! ¡El mayor de los males procede de
dos locos que se enfrentan el uno al otro!". Me parece interesante este fragmento ya que
se puede ver otro modo de denunciar el carácter reversible de las posiciones tomadas por
ambos hermanos en las cuales se pueden reconocer las coordenadas del conflicto moral
y el perfil típico de las disputas de poder. Recalcando el carácter especular del conflicto
en el cual quedaría enfrentado un loco- ante otro loco.
> Me pregunto sobre "conflicto entre particulares que deviene efecto particularista".
¿Refiere a las razones por un lado caprichosas, arbitrarias y por otro inconsistentes, sin
formulación de posible debate o reflexión, de ambas partes que se prestan a la batalla?

VI) Resumen cap. 6: "Del acto ético" del prof. Fariña en el libro ETICA, UN HORIZONTE
EN QUIEBRA

Al comienzo de la obra “Antígona”, ella le explica a su hermana Ismene lo que sucedió,


aquello que está pasando en el momento y lo que seguirá. Cuando ella le informa la
decisión que decidió tomar ante la desgracia que se ha iniciado con su padre y ahora
recae sobre ella, su hermana no comparte su decisión, ante lo cual la protagonista se
muestra intolerante.
Luego se desarrolla el coro, que versa sobre la batalla acontecida entre argivos y tebanos.
A continuación, Creonte informa su edicto: la traición de Polinices lo condena a perder el
derecho de ser enterrado.Este es un ejemplo de particularismo.
Más tarde, es informado sobre la fina capa de polvo esparcida sobre el cuerpo de
Polinices, es decir, el guardia le informa que su edicto ha sido incumplido.
A continuación, en el coro, se expresa el carácter del hombre en relación a la naturaleza,
las mediaciones instrumentales (mediadores entre el hombre y la naturaleza).
Seguidamente, menciona al lenguaje y las ideas etéreas como mediaciones con el resto
de la especie, que a diferencia de los instrumentos que requieren un entrenamiento, se
aprenden por sí solos. Frente a estos desarrollos que expresan cuán formidable es el
hombre, se presenta que por ello es que posee problemas éticos.
Así, el coro de la obra en cuestión explica a un ciudadano de primera como alguien que
entrelaza las normas de la tierra con la justicia de los dioses. En este sentido, el esquema
referencial nos dice que en lo divino hallamos lo universal y, en lo terrenal, lo particular: el
“proceder en la tierra” refiera a la conducta particular de un sujeto entre otros y, como
sabemos, esta particularidad hace de soporte de lo universal-singular que, al mismo
tiempo, da lugar al acto humano.
De este modo, nos encontramos con el acto (y sus inevitables consecuencias) al que
Antígona deberá afirmar o negar. La joven lo afirma pero, advierte Fariña, la confesión de
su acto no necesariamente tiene que ver con que ella se responsabilice por haberlo
hecho.

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Entonces, de lo que debemos hablar son de las razones de Antígona que obedecen a la
justicia de los dioses. De esta manera, nos volvemos a encontrar con el esquema
conceptual anteriormente citado: Antígona debe despedirse de un ser querido y esto
conlleva un trabajo de duelo que, como tal, se realiza dentro de las coordenadas de lo
universal-singular que, a la vez, encuentra su soporte en lo particular.
Desde esta perspectiva, en el acto de Antígona vemos que ella no toma partido por
Polinices como Creonte lo hace por Eteocles. Es decir, ella rompe con el conflicto
especular cuando su deseo de sepultura no supone reivindicar a lo que fue su hermano
en vida. Por tanto, es allí donde ubicamos la verdadera dimensión ética de su acto; ella
explica que sólo haría esto por Polinices, y no por un marido o hijo, porque muertos sus
padres nunca volverá a tener un hermano. Lo que le permite a Sófocles dar testimonio del
carácter irrepetible del vínculo.
Se ofrece como argumento la versión "Antígona Velez" para aclarar que, pretender aislar
lo singular constituye una empresa vana.
Lo que se destaca de esta versión es el papel que le da el escritor Marechal a Antígona,
mostrándola más cercana a sus hermanos, lo que nos permite meternos en la piel del
personaje. Se podría hablar de una Antígona maternal. Desarrollándose en la obra como
madre de sus hermanitos pequeños, abriendo así una veta novedosa en el texto de
Sófocles.
Volviendo a Antígona caben destacar dos cuestiones.
La primera surge cuando Ismene al ser llamada por Creonte una vez cometido el acto de
Antígona, cambia su postura. Comprendiendo su error, suscribe al acto de su hermana y
hasta se muestra dispuesta a pagar por el.
En ese momento Antígona vuelve a mostrar su galería de egoísmos rechazando de
manera tajante la nueva postura de Ismene. Ella no busca proteger a su hermana de la ira
de Creonte, sino humillarla y restarle todo el crédito.
Una sepultura es un acto simbólico por excelencia. A diferencia de los bienes concretos,
un bien simbólico no puede ser monopolizado. No sin que tal pretensión de apropiación
suponga efectos particularistas.
El texto se encarga de mostrar que nadie es ético. Existen, o no, actos éticos en la vida de
un ser humano.
Eso distingue a la tragedia, cuya acción si bien necesita de sujetos humanos actuantes,
"no es un ser humano, sino un momento de ese ser humano".

VII) Capítulo siete: Antígona y el rito funerario- Gutierrez

Jean Anouilh escribió una de las tantas versiones de Antígona durante la Segunda Guerra
Mundial, esto queda plasmado en la obra porque presenta carácter de contemporaneidad.
En este capítulo se trata la diferencia de esta versión respecto a la original.

Si bien en las múltiples lecturas de la obra clásica quiso leerse en el enfrentamiento entre
Creonte y Antígona a una confrontación entre los géneros; al enfrentamiento entre las
generaciones (rebeldía joven vs. Severidad adulta) o al enfrentamiento de las clases

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sociales (disputa entre rey y súbdito), estas lecturas no se centran en lo esencial de la
tragedia. Afirma Gutiérrez que estos enfrentamientos son secundarios, ya que si se
cambiaran los roles, por ejemplo, poniendo en escena a dos hombres, la confrontación
continuaría.
Creón, a lo largo de la obra de Anouilh, se mantiene en una posición casi idéntica al de la
obra original. El punto de enfrentamiento entre Antígona y Creón es el tema de dos
legalidades diferentes que cada uno sostiene. Creonte se presenta como la ley. Él afirma
ser el amo antes de la ley, es decir: se ubica en anterioridad a ella. En la obra clásica, la
ley que defiende Creonte es la ley de la ciudad, y no es más suya que para cualquier otro
habitante de la polis.

En Anouilh, lo que está en juego en el discurso de Creón es el aplastamiento de la


subjetividad misma. Sin embargo, si de algo no puede ser despojado alguien es de su
nombre, que tiene lugar de fundación. Cuando este lugar es abolido, es abolida la
subjetividad misma. Para Creón, se trata de resolver el lío político a través de su ley,
como escarmiento de aquellos que no tienen nombre y sobre los que gobierna. Además,
en esta versión, no es seguro que el cuerpo que se está velando sea el de Eteocles, ya
que Creón decidió tomar el cuerpo más entero y reconocerlo como tal. Al cuerpo más
destrozado lo designaría como traidor (Polinices). Esto evidencia que para Creón los
nombres son nada, que son intercambiables, ya que quizás se sepultó al hombre
equivocado.

Respecto al análisis de Antígona, hay grandes diferencias respecto de la versión clásica.


En el encuentro con Hemón, se ven pasajes llenos de ternura. Esto no dura demasiado en
la obra de Anouilh, cuando Antígona se dirige a él contándole sobre sus planes. Ella le
habla de los proyectos comunes que no se realizarán y es en ese mismo momento
cuando le impide a Hemón hablar sobre el plan de sepultura. Esta Antígona, entonces,
acaba con Hemón: Se muestra despiadada incluso con quienes ama. En lo referido a su
encuentro con Creón, se diferencia de la versión original en la medida en que se puede
leer un elogio del incesto: “Papá fue hermoso después, cuando estuvo seguro por fin de
que había matado a su padre, de que se había acostado con su madre, y de que nada,
nada podía salvarlo” (recordar que su padre es Edipo). Antígona rescata el acto de su
padre. Creón le explica a Antígona que Eteocles no valía más que Polinices, que
simplemente encontró antes la ocasión para dar el golpe de mano, le dice que va a perder
su vida por un hombre que no era mejor que su hermano. Le cuenta que Polinices había
golpeado a su padre (Edipo) y que sus dos hermanos eran de la misma calaña. Antígona
de Anouilh, cambia su posición, quiebra su resistencia ante Creón por este relato y está
por irse a su habitación obedeciéndole, pero justo en ese momento Creón retoma la
posición especial que había impedido cualquier acuerdo: le dice que la comprende, que
hubiese hecho lo mismo a su edad. Se pone en el lugar de ella. Esto le devuelve la
energía a Antígona y recupera su posición sin abandonarla nunca más. A ella le repugna
la insistencia paternal de Creón, que insiste con el “Se feliz”, que habla de la rutina
cotidiana que le espera cuando se case. La posición de Antígona se trata de un rechazo a
la moral del burgués.

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Lacan afirma que el agujero de la pérdida está en lo real. Dice que así como lo que es
rechazado de lo simbólico reaparece en lo real, el agujero de la pérdida en lo real moviliza
al significante. Es decir: el duelo es el reverso de la forclusión, de la Verwerfung. La
movilización del significante intenta suturar el agujero. (Se trata de simbolizar). El duelo
aparece como un trabajo a realizar. Cuando el despliegue de los elementos simbólicos
falla, retorna desde lo real la figura espectral del muerto. Se trata de los rituales funerarios
incompletos. Un ejemplo de esto son los dos miles de desaparecidos de la dictadura que
no han encontrado sepultura. La sombra a punto de aparecer es una constante en la vida
de quienes aún esperan por sus seres queridos por el duelo irresuelto.

Lacan dice también que Antígona es la encarnación del deseo. El nombre es registro del
ser: cuando el orden simbólico introduce a un sujeto a la cultura, no lo abandona ni aún
después de la muerte, ya que aún muertos es necesario preservar algo del registro del
ser: el nombre en la lápida. Por eso Antígona más allá de lo bueno o malo de Polinices,
debe dar sepultura. No se trata de la conducta en vida del sujeto que ha fallecido. Sí se
trata de hacer un sacrificio en la medida en que no le es permitido a Antígona simbolizar
la pérdida. Ésta la afecta de un modo radical porque muerto su padre y muerta su madre
no tendrá otro hermano. Ella dice que no hubiese hecho lo mismo por un hijo o por un
marido, porque pueden ser reemplazables, pero un hermano no. Es así como Polinices
tiene las marcas del objeto irrepetible.

VIII) Paradoja, infinito y negación de la negación- Ignacio Lewkowicz

Cuando se quiebra el horizonte moral es cuando adviene la Dimensión Ética. La ética es


una disciplina del pensamiento, no del conocimiento, y el pensamiento aparece cuando la
dimensión de saber flaquea. Por ende: la Ética como disciplina del pensamiento se da
cuando el saber deja de existir, en cambio, la dimensión moral va ligada al saber. Es
posible la Ética cuando el saber moral no puede asistir.

La pregunta moral más frecuente es ¿Qué debo hacer? El problema se da cuando en la


dimensión moral no es posible saber qué hacer, ya que hay situaciones que por estructura
prohíben un saber sobre qué se debe hacer. Es allí cuando entra en juego la dimensión
ética: Ningún saber dice qué hacer y sin embargo, hay que hacer algo. El horizonte de la
moral se quiebra y hay que pensar. El principio del tercero excluido (A –A), que da cuenta
de la lógica binaria y que no admite una tercera posibilidad, no rige, y es en ese principio
en lo que se sostiene la estructura de saber (que se corresponde con la moral). El sujeto
moral colapsa en la paradoja porque como sujeto moral ya no puede existir. En un
segundo momento, se da un acto que instaura algo, y en un tercer momento, se instala un
nuevo universo a partir de ese algo. A partir del acto, un sujeto posible, ya que el acto
ético es un acto que da existencia.

La noción de Infinito arruina la consistencia de la noción de Universo. Un universo


como completo es requerimiento del discurso moral (A –A). Una ley moral rige para el

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universo de todas las situaciones, pero como esto no es posible, en algunas situaciones la
moral colapsa. El infinito es un recurso del pensamiento. Esto permite pensar que en los
puntos de colapso moral es posible que advenga otra cosa: otro infinito. Esta posibilidad
de diferentes infinitos da apertura a un nuevo universo posible luego del colapso del
saber.
Una singularidad es un término que para la ley del universo no es A ni no A. Es
decir: en un universo hay al menos un elemento que no se puede decidir que
pertenece o no. Allí, la singularidad. Ésta es un elemento de la situación que muestra
que el universo no es universal: lo era hasta que se reveló una singularidad. Si ésta se
declara, el universo deja de ser universo: con el principio de tercero excluido deja de ser
universal. Si no cabe en el universo un nuevo término, entonces no es universo: es
particular. El particularismo se da cuando una parte del universo pretende imponer su
regla particular como ley de todo. El particularismo no admite a lo singular.
Entonces, se podría decir que la singularidad tiene dos dimensiones: una positiva y una
negativa. La negativa es el punto en que el universo lo abandona al no reconocerlo como
tal. La positiva consiste en que la singularidad se da existencia sin tomar recurso de ese
universo. La singularidad debe postular modos de existencia y para afirmarse tiene que
legislar sobre sí y sobre el propio universo.

IX) RESUMEN E INTERPRETACIÓN DE LA PRIMERA ESCENA ENTRE ANTÍGONA E


ISMENE DE ANTIGONA DE SOFOCLES

Antígona precisa hablar con su hermana Ísmene. Le hace saber que, luego de que sus
hermanos (Eteocles y Polínices) se dieran la muerte mutuamente, el rey Creonte decretó
un edicto en el que prohíbe el entierro del "traidor" Polinices mientras Eteocles es
sepultado con honores. Además, aquél que infrinja la prohibición será castigado de
muerte, sin embargo Antígona planea darle sepultura y requiere la ayuda de su hermana.
Ísmene se opone defendiendo el edicto del rey, argumenta el peligro que conllevaría
desobedecer y le recuerda las tragedias que cayeron sobre su familia: su padre Edipo, su
madre-esposa, sus hermanos... Luchar contra el poder es peligroso y en vano, solo les
queda obedecer lo ordenado por Creonte.
Antígona se enfurece, no solo piensa seguir con su plan sino prescindir de su hermana,
aunque le cueste su muerte. Ísmene asustada por la futura violación a la prohibición de
Creonte, intenta que su hermana recapacite, tranquilizarla pero ella está convencida y no
cesa de mostrarle su ira. Antígona ve a su hermana como una cobarde por permitir el
terrible destino de su hermano: le anticipa su odio y sostiene que no encuentra más
terrible ni riesgoso que morir de modo innoble, por lo que reafirma que violará el edicto
más allá de sus consecuencias. Ísmene la acusa de haber perdido el juicio y de ser, al
mismo tiempo, amiga indondicional de sus amigos.
Los conflictos que aparecen en la escena giran en torno a la ley: divina o de los hombres.
La ley escrita o la ley que va más allá, la que todos conocen pero nadie escribió.
El dilema sobre qué ley obedecer, que ley nos rige.

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Cumplir la ley de los hombres: en este caso "no enterrar", conlleva traicionar a nuestros
seres queridos, no hacer honor a nuestra sangre pero salvarnos de la muerte y la
tragedia.
Un dilema ético sería: cumplir la ley que el rey impone, aún implicando la deshonra de la
propia familia, o quebrantar el edicto, sosteniendo otras leyes como principios, aunque
cueste la muerte?
El tema del poder: ¿es posible enfrentarse al poder?, ¿cuál es el costo de dicha lucha?. El
poder de los hombres y el de los dioses.
Quebrar la ley, gritarlo, no esconderse. No solo hacer "justicia" sino que poner el cuerpo
en el enfrentamiento. El rol de la mujer: Antígona se enfrenta al poder establecido, va
contra sus leyes.

X) Resumen del texto de la profesora Dominguez: la singularidad en los códigos de


ética.

La ética concebida clasicamente como la ciencia que estudia los comportamientos


morales de los sujetos humanos, será la disciplina que recopila las acciones adquiridas
como hábitos, supuestamente universales, para extraer de allí reglas generales que
tendrán valor de éticas. Siendo así "la teoría del comportamiento moral de los hombres en
sociedad": un modo simbólico de reflexión sobre el fenómeno de moralidad que regula y
legaliza las relaciones.
La Deontología, es definida por Bentham como la ciencia de los deberes o la teoría de las
normas morales: teoría ética de los deberes relativos a una determinada actividad social,
comprendiendo al conjunto de reglas que un grupo establece para sí en función de una
concepción ética que es común. La dentología profesional será la sección de la ética
encargada de estudiar y compilar reglas, normas y deberes que rigen la buena conducta
en el ejercicio de las profesiones.
Ética y deontología, anteriormente definidas, coexisten en sintonía al ocuparse ambas de
las acciones de un grupo determinado. La distonía radica en que la deontología legisla lo
que se debe haber mientras que la ética reflexiona sobre el obrar humano, sobre los actos
de los sujetos que no pueden ser anticipados por la norma.
Los ideales terapéuticos del deber hacer, en sintonía con la deontología serán
suplementados por la emergencia de una singularidad en situación. Entonces: la ética se
presentaría como suplementaria de la deontología al producir un exceso respecto de las
totalizaciones. La deontología sería producto de la moral social. Sintetizando, podríamos
decir que hay un suplemento que no puede reducirse al saber general que supone la
deontología.
Luego, la autora continúa el texto definiendo la categoría de particular. Sitúa allí a los
usos, costumbres y valores que comparte un grupo determinado en un lapso histórico y
que es el universo de discurso compartido y consensuado. Llamará éticas a aquellas
singularidades que produzcan un quiebre respecto de ese universo de discurso. La
singularidad es lo que se sustrae al régimen de uno. Debe interpretarse como algo que
queda por fuera del universo, algo que no puede ser atrapado por él.

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La ley de un código que regula una situación cualquiera siempre será particular hasta la
sorpresiva irrupción de una singularidad. Esta, tendrá carácter de suplementaria.
En los códigos de ética, se encuentran materializados deberes y obligaciones que regulan
la práctica profesional. Es decir: el conocimiento alcanzado en ese ámbito hasta el
momento. Los códigos serían enunciados deontológicos de un determinado periodo
histórico. Son normas, reglas y valores que pautan en un universo restringido. Por ende,
la función del código quedaría planteada en el ámbito de la moral. Esta perspectiva
reduciría la clínica al cumplimiento de normas éticas prefijadas. El enfoque que se
propone es tratar a los códigos como "catálogos de singularidades decididas" y tomar en
cuenta al deseo del analista y la lectura que él haga de aquellos textos. Debe tomarse en
cuenta que la existencia de los códigos es producto del encuentro en praxis con una
singularidad y que la utilización en la práctica, dependerá de la relación que se
establezca con el texto.
Los códigos serán transmisores de algo de la experiencia que dio origen a sus sentencias
normativas pero no hay que omitir la dimensión del acto analítico. Resumiendo, es
importante que se admita la incompletud del universo aunque dicha apertura no aparezca
de antemano. No debe ser tomado como universal. Una singularidad será la apta para
abrir el universo, que suplementará el corpus de la codificación. Desde la posición del
analista, se debe tomar una posición en resguardo de la singularidad y por ende se leerá
el saber de los códigos como un eje ético de intervención. Se debe leer sosteniendo la
incompletud de saber para que se produzca un salto cualitativo al saber-hacer en acto.

XI) Resumen del texto de Maria Elena Dominguez: Addenda: el doble movimiento de la
ética contemporánea.

El texto comienza con la presentación del doble movimiento de la ética contemporánea


como el “modo de situar la dialéctica existente entre las categorías de lo particular y lo
universal-singular dentro del ámbito propio de la ética”. En este sentido, nos encontramos
con dos direcciones: una que va de la Intuición al Estado del Arte (universo de
conocimientos disponibles en materia de ética profesional) y otra que compete a la
singularidad en situación.
El primer movimiento corresponde con el “deber hacer” e incluye las normativas del
ejercicio profesional, lo que es esperable que el profesional haga en el ejercicio de su
práctica.Este primer movimiento precisa de un segundo movimiento que le permita
abarcar toda la dimensión de ética, que dé lugar al acto ético con la emergencia de la
singularidad. Es necesario notar que el segundo movimiento no tiene como objetivo leer la
singularidad situada en el primer movimiento, porque esta sólo es tal para la situación en
la que se produce su emergencia; y además, es importante situar el lugar del deseo del
analista en la intervención en acto, que permita pasar del hacer al lugar de la invención.
Luego, la autora propone considerar la creación de un nuevo movimiento que suplemente
a los otros dos, un tercer movimiento que permita la lectura de la singularidad en
situación, un movimiento que se produzca en acto, ya que la existencia de esa
singularidad sólo es posible a partir del acto.

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De esta manera, plantea la afirmación (la singularidad es homóloga al acto ético del
segundo movimiento), la negación (la singularidad no es homóloga al acto ético del
segundo movimiento) y la negación de la negación (una singularidad sólo lo es para la
situación en la que irrumpe si existe el trabajo subjetivo de lectura, producción y
nominación).Esta última instancia no implica volver a la afirmación descripta en un primer
momento, sino un avance respecto de las dos anteriores.
Teniendo en cuenta estos planteos, nos encontramos con que el lugar para la
singularidad en los códigos de ética depende de la relación establecida con el texto,que
se genera en el acto de lectura de estos. La incompletud del saber que portan nos lleva al
saber-hacer en acto, que tiene que ver con una respuesta soportada en el deseo.
Entonces, si el psicoanálisis es una posición ética soportada en la ética del deseo, es a
partir del deseo del analista que la singularidad se produce.
Para concluir, puede pensarse que el analista debe elegir el instrumento que le servirá en
su hacer (no sin desligarlo de su responsabilidad): proceder a un hacer obediente,
soportado en la identificación a algún ideal terapéutico, que tiene que ver con el discurso
del amo, con convertirse en instrumento de goce de un Otro completo; o seguir el camino
del saber-hacer, el saber hacer con el síntoma, que permita oír al sujeto más allá de la
identificación.

XII) Resumen del texto de Nacho Lewkowicz: "las singularidades codificadas".

Singularidades Codificadas
Existe una aparente contradicción entre dos puntos: por un lado, los esquemas formales
en los que aparecen las categorías Universal-Singular-Particular, a partir de las cuales
circunscribir lo específico de las situaciones éticas; por el otro, ligado a la transmisión de
los contenidos concretos, la codificación propia de los distintos colegios de ética
profesional.
El primer espacio, el de las categorías formales, sanciona como éticas una serie de
situaciones, para dejar de lado como pertenecientes al campo de la moral de los bienes,
entre otros. Otro tipo de situaciones condenadas como moral en el primer trayecto, es el
que se presenta en el campo de los códigos de la ética profesional.
El eje simbólico que conecta un universal con un singular es el eje formal privilegiado para
pensar las situaciones éticas. Respecto de la lectura del código, no interesa aquí el
contenido dogmático del reglamento, sino el esclarecimiento de los vistos y los
considerandos que están trabajando en las cláusulas del código.
Hay tres momentos en cualquier legislación:
 Los vistos, en los que se diagnostica una situación en la que aparece un punto de
inconsistencia.
 Los considerandos, en los que se enuncia el eje, el valor, a partir del cual se intenta
intervenir sobre la situación.
 La resolución, en la que se arbitra una medida para modificar la situación descripta
en los vistos, en la dirección señalada por los considerandos.

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Los considerandos implícitos en la perspectiva están siempre orientados por el eje de lo
simbólico. El fundamento implícito de cualquier normativa, es el despliegue o la
suplementación simbólica.
La noción misma de código se tiene a condenar como penosamente moral. La confusión
sobre la noción de código se halla en la diferencia de dos modos de totalización: una
modalidad es fáctica, es decir, todo lo hasta aquí acontecido. La otra modalidad es
necesaria que determina proactivamente lo que podrá ocurrir. La codificación de los
posibles, bajo la modalidad de lo necesario, refiere a una totalidad ya clausurada.
Código moral se refiere a todas las situaciones posibles. Distinto es el catálogo de las
singularidades decididas, de las experiencias en las cuales, a partir de puntos
problemáticos, se ha orientado el curso del devenir en determinada línea y que ha sido
adoptada como caso patrón según una casuística. La casuística es la colección de las
situaciones en las que los principios han sido puestos en cuestión y han sido decididos e
interpretados en función de una práctica.
El código moral como totalización de los posibles, se corresponde con la casuística de la
ley. Mientras que las situaciones en que el principio ha vacilado y ha sido decidido, se
corresponde con las situaciones problemáticas, con las singularidades éticas. Es un
universal que vale como tal en conexión con la singularidad que ha sido decidida, y no en
conexión con los posibles totalizados a los cuales imaginariamente podría referir un gesto
moral.
El Códex es el cuerpo historial de las singularidades decididas. Es el estado actual de las
singularidades decididas. Admite nuevas suplementaciones, e incluye en el modo de ser
tratado la dimensión de alteración. Sólo una nueva singularidad lo va a abrir, y va a ir a
anotarse como singularidad que, una vez decidida, suplementa el corpus de la
codificación.
La organización misma de los códigos, si fuera constitucional, cada una de esas
singularidades decididas establece la norma para que una nueva prescripción, surgida de
otra singularidad decidida, sea admitida en el seno del corpus. Se trata de un estado
actual de singularidades históricamente decididas que, en la medida en que se
componen, esas singularidades decididas, sólo admite términos que alteren, afinen,
suplementen, critiquen o acoten los principios hasta allí establecidos como prescripciones
por las singularidades ya decididas.
El Códex tiene una apertura esencial, no se trata de leer los códigos como totalizaciones
morales que incluyen toda experiencia posible, sino más finamente como transmisión de
una experiencia, y por lo tanto como condición de posibilidad de la experiencia. Es una
transmisión de la singularidad problemática decidida en una prescripción, y no como
principio capaz de cubrir la totalidad de las situaciones.
Haciendo referencia al caso de las leyes atenienses del siglo V, la cota de la asamblea
indica una soberanía de la ley y por lo tanto una configuración constitucional de las leyes.
Tras la codificación iniciada en el 404, no puede haber ley que vaya más allá de la ley
establecida. Una nueva ley puede resolver complementariamente algunas lagunas, pero
no suplementar en los puntos de inconsistencia y por lo tanto alterar el resto de lo dado.
Nuestros esquemas temporales tienden a pensar en términos de continuidad o de ruptura.
Llamamos continuidad a la serie de términos que despliega la cualidad puesta en un

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término originario. Por otro lado, llamamos ruptura a la irrupción de un término
heterogéneo, sin sitio en la serie abierta por el término originario. El término heterogéneo
es considerado a su vez como originante de otra serie, divergente respecto de la anterior.
La tradición proporciona un conjunto de experiencias, de singularidades decididas, cuyo
valor para la actual circunstancia no es de saber a priori probado sino, en principio, de
recurso para pensar.
La transmisión de los códigos es la transmisión en acto de un modo de relación entre los
códigos y las circunstancias.

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