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EN LO PRINCIPAL: Hace observaciones al recurso de nulidad solicitando que este

sea rechazado.

OTROSÍ: Anuncia alegatos.

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ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE SAN MIGUEL.

JORGE IGNACIO GÁRATE BAIS, abogado habilitado, cédula de identidad Nº 15.666.304-2, en


representación de la querellada doña SANDRA MARIETTA QUINTEROS CONCHA, cédula de
identidad Nº 8.045.469-4, en autos por el delito de injurias, causa RUC: 181009190-5, Rol de
Ingreso N° 1339-2018 Reforma Procesal Penal, a S.S. Iltma, respetuosamente digo:

Que de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 382 Código Procesal Penal, vengo en señalar
observaciones al recurso interpuesto por la querellante solicitando que este sea enérgicamente
rechazado y que, en definitiva, se confirme la sentencia definitiva impugnada, por las razones
de hecho y derecho que paso a exponer:

I.- FALTA DE FUNDAMENTACIÓN.

El recurso de nulidad de la causal genérica del artículo 373 letra b) del Código Procesal Penal
es un recurso extraordinario, de derecho estricto y no constituye instancia; que fue concebido
por nuestro legislador justamente para reservarlo a aquellos casos en los que la aplicación de
derecho por parte del Tribunal –que ha conocido y fallado– lo ha realizado con tal desacierto o
yerro que el entendimiento de la norma en el sentido propuesto por la sentencia equivale a
torcer el sentido de la ley y de la voluntad general.

En el caso de marras, el sentenciador al fundamentar su decisión y entregar razones legales y


doctrinarias que le dan sustento deja de manifiesto cómo ha hecho aplicación del derecho y las
razones por la cual no estima acreditados los ilícitos imputados a mi defendida.

Por su parte, el corpus del recurso de nulidad interpuesto por mi distinguido contendor no
cumple siquiera con el mínimo deseable toda vez que los confusos argumentos que expone
(toda vez que no son claros respecto a la exigencia del tipo subjetivo del delito de injurias y así
como también escoge un camino intermedio a si corresponde o no a la tipicidad el animus
injuriandi) carecen de sustento doctrinario, jurisprudencial, o al menos alguna cita que pueda
iluminar tal interpretación legal.
Lo anterior no hace sino entender que la parte vencida hace un uso especialmente temerario
del recurso de nulidad, ya que como V.S.Iltma. podrá constatar, el basamento del recurso es
exclusivamente el mero agravio de haber sido vencido.

II.- YERRO EN LA CAUSAL INVOCADA.

El animus injuriandi o el elemento subjetivo del tipo de injurias o más claramente el dolo propio
de este tipo de delitos es cuestión privativa de los jueces de mérito y escapa a lo controlado
por el recurso de nulidad en la causal invocada, ya que al ser un recurso de derecho estricto los
hechos que sustentan la adecuación cuestionada resultan inamovibles.1

En el mismo sentido, dicho aspecto subjetivo, apreciable sólo mediante la inmediación propia
del juicio oral y la producción de la prueba en él y que el profesor Bustos ha definido como
"intencionalidad ofensiva de aislar al otro en su desarrollo o en socavar su posición en la
relación social"2 en el caso de marras no sólo no ha logrado ser acreditado por la prueba de
cargo, sino que u testigo de la misma acusadora particular es explícito en señalar que no estima
que la intención de la querellada hubiera sido dañar el honor.3

Por lo tanto, la valoración de la prueba, que en el presente caso no ha sido cuestionada por la
especial causal absoluta del artículo 374 del Código Procesal Penal, no puede ser revisada
desapegada de la valoración de la prueba realizada por el Tribunal Oral, ya que dicho aspecto
corresponde a un elemento del tipo que no puede ser modificado por una abstracción
dogmática destinada a darle sentido unívoco a los dichos proferidos por la Sra. Quinteros, toda
vez que no existen dichos que aisladamente puedan entenderse inequívocamente injuriosos. Al
respecto nuestra Excma. Corte Suprema es enérgica al señalar que "para apreciar el ánimo de
injuriar del inculpado, hay que tomar en cuenta no solamente la significación gramatical de las
palabras o frases que se suponen injuriosas, sino el propósito del que las pronuncia o escribe, la
ocasión en que se hace, la forma que emplea y hasta los antecedentes que han influido para
obrar así"4.

Quedando de manifiesto así que no basta el sentido gramatical para apreciar la intención de
injuriar, sino que el propósito (en el presente caso informar a los asociados de una agrupación
gremial de la existencia de acoso sexual), el momento en (una asamblea gremial, en un punto
de la Tabla), la forma (a propósito de la consulta de la asamblea que requirió nombre del
supuesto acosador sexual), antecedentes (fue presentada en el juicio el testimonio de la
denunciante afectada, quien si bien no sirvió de fundamento para el fallo absolutorio, prestó

1
En ese mismo sentido Excma. C.S. al conocer de un recurso de casación en el fondo en fallo de 21 de junio
de 2006, en el considerando Cuarto. Ingreso Corte N° 420603, Cita Microiuris: RDJ17681, MJJ17681.
2
Politoff, Matus y Ramírez, Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial, pág. 640.
3
Considerando 6° del fallo impugnado, párrafo 8°.
4
Politoff, Matus y Ramírez, Op. Cit. Pág. 640. Fallo citado: SCS 02.11.1953 (RDJU 213). También
Considerandos 7°, 8° y 9° del fallo de la Iltma. C.A. de Concepción en la causa que fallo el recurso de nulidad
bajo el Rol 373-2012
declaración del acerca de la existencia acoso sexual y los detalles del mismo). También queda
de manifiesto que la apreciación del dolo es asunto de la valoración de la prueba que no se
puede impugnar bajo la causal invocada por la querellante, quedando así sin sustento alguno la
causal invocada.

III.- RAZONES DE LA INEXISTENCIA DEL ANIMUS DE INJURIAR.

El fallo impugnado hace un acabado análisis de la prueba para, finalmente, concluir que el
animus injuriandi en el caso de marras no existe y que bastante lejos están de la ausencia de
explicación satisfactoria que de manera tan desacertadamente extraña la persecutora
particular. Las razones son latamente expuestas por el Tribunal de Garantía en el considerando
6° del fallo en cuestión, en el que no sólo advierte que en el juicio no se produjo preuba en el
sentido de acreditar el dolo de injuriar, sino que hace presente además que la propia prueba de
cargo desestima la intención de deshonrar. También destaca el tratamiento primeramente
general al asunto del acoso sexual en los establecimientos de salud, para luego, a propósito de
la consulta de la explícita asamblea hacer entrega del nombre del facultativo que estaba siendo
acusado de dichas conductas.

Quedando establecido así el especial contexto en que los dichos fueron proferidos, que a juicio
del Tribunal son considerados como “el clásico caso en el que se requiere por vía informativa
un determinado antecedentes”, es decir, la información fue entregada a la asamblea por la
obligación que tienen los dirigentes sindicales a informar a los asociados.

Importante también es la inexistencia de prueba en el sentido de entender en qué medida o


grado el querellante se sintió ofendido, ya que estando judicialmente citado a la audiencia de
juicio, su inasistencia imposibilitó de dicho conocimiento al Tribunal.

IV.- NECESIDAD DE ACREDITACIÓN DE LAS IMPUTACIONES PROFERIDAS.

Llamativo y curioso es el entendimiento distorsionado que la querellante tiene del ejercicio de


la acción penal privada, ya que en la primera parte de su escrito señala que “cuando se
expresan imputaciones injuriosas (como si existieren per se tales expresiones), quien las
profiere debe dar explicación satisfactoria de su señalamiento o acreditar su veracidad”, es
decir, los principios del debido proceso y las garantías del imputado ceden ante el ejercicio de
la acción penal privada y la presunción de inocencia se transforma por el ejercicio de las
acciones del artículo 55 letra a) del Código Procesal Penal en la inversión de la carga de la
prueba para la defensa. Es decir, es el propio imputado quien debe probar su propia inocencia.

Más aún, el estándar para el querellante es la “veracidad” de las imputaciones… Cabe advertir
que una sociedad regida por normas tan inauditas como las expuestas por el querellante el
ejercicio periodístico, los usos informativos del lenguaje, la crítica política estarían vedados al
menos hasta tener una certeza de con el vigor de la cosa juzgada, lo que es absolutamente
inverósimil.
V.- COSTAS.

Para esta parte es necesario, en apartado, solicitar la más enérgica de las sanciones a las que
puede estar sometido el ejercicio infundado y temerario de la vía recursiva, toda vez que el
ejercicio realizado por mi contendor no sólo carece de fundamento jurídico y sustento
doctrinario y jurisprudencial, sino que corresponde a un exceso y una verdadera aventura
judicial, que ha significado en el juicio oral la alteración de el normal funcionamiento de un
centro público de atención de salud (todos los testigos aportados son funcionarios públicos) y
el mantenimiento artificial de la causa junto con la incerteza jurídica de mi representada
respecto a su situación procesal, atendido a la inexistencia de motivo para litigar.

POR LO TANTO,

y en consideración a lo expuesto y las normas contenidas en los artículos 373 letra b), 374, 380,
382 y 384 del Código Procesal Penal y 416 y siguientes del Código Penal

RUEGO A S.S. ILUSTRÍSIMA: Que rechace en todas sus partes el recurso deducido por la defensa,
declarando conforme a derecho la sentencia impugnadas, con ejemplificadoras costas.

OTROSÍ: Ruego tener por anunciados por V.S. Iltma, para todos los efectos legales que, en caso
de pronunciarse positivamente respecto de la admisibilidad del contendido recurso, vengo en
anunciar alegatos por 15 minutos contra éste.

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