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El Museo de Arte de Tigre Intendente Ricardo Ubieto (también conocido por su abreviatura "MAT" o
"Museo de Arte Tigre" simplemente), se encuentra en la localidad de Tigre, en la Provincia de Buenos
Aires, Argentina.
El Museo de Arte de Tigre Intendente Ricardo Ubieto se encuentra en la Av. Paseo Victorica 972, frente al Río
Luján.
Historia
El Tigre Hotel fue inaugurado hacia 1890, atrayendo a la clase alta porteña.
En el año 1909 se formó una sociedad con el fin de fundar un club que convocara a los habitantes del lugar
y fuera un espacio para la práctica de deportes y de esparcimiento, incluyendo al mismo tiempo de un casino
a la manera europea. En 1910 se aprobaron los estatutos y comenzó la construcción de la obra bajo la
dirección y proyecto de la firma Dubois y Paul Pater. El casino sería habilitado en 1927.
Sus principales financistas fueron en el momento de la construcción Ernesto Tornquist, Luis García y Emilio
Mitre (hermano del expresidente Bartolomé Mitre).
Tras la designación de Félix Armesto como presidente de la comisión, se decidió construir la sede del museo.
El lugar que se eligió fue el predio ubicado en Paseo Victorica junto al entonces edificio del Tigre Hotel.1
El edificio actual está al lado del Tigre Hotel, espacio donde se encuentra actualmente el consejo deliberante.
El edificio del Tigre Hotel se quemó en la década de 1930.
Fuente Wikipedia
MUSEO DE ARTE TIGRE
En 2006 el Museo de Arte Tigre (MAT) abrió sus puertas al público. Funciona en un edificio histórico del
delta, el ex Tigre Club, y posee una destacada colección de pintura argentina de los siglos diecinueve y veinte.
El MAT, desde su creación, es un importante atractivo cultural de la zona norte. Fundado por el intendente
Ricardo Ubieto (1933-2006), su criterio para formar la colección fue privilegiar la compra de obras que
mostraran el paisaje y las costumbres del Tigre y su Delta, denominado antaño como una “Venecia de
jardines”.
La particular geografía del Tigre y sus costumbres se recrean en obras de artistas que nos visitaron en el siglo
diecinueve, como el francés Juan León Pallière -un viajero que documentó la vida en las islas del Paraná y los
exóticos paisajes a sus ojos de extranjero. A comienzos del siglo veinte el muralista italiano Carlos Barberis,
afincado en la Argentina, pintó iglesias a la par que apacibles visiones del Delta. Otros artistas más
contemporáneos, como Horacio Butler, Jorge Larco y Fermín Eguía, que vivieron en el Tigre y lo pintaron,
forman parte del acervo junto a los maestros de otro río, el Riachuelo, los de la escuela de la Boca. Este
grupo, fuertemente influido por la inmigración italiana, está presente en el museo a través de las obras de
Víctor Cúnsolo, Eugenio Daneri, Fortunato Lacámera, Alfredo Lázzari, Marcos Tiglio, Miguel Diomede, Benito
Quinquela Martín y Miguel Carlos Victorica.
Otra sección de la colección del siglo diecinueve reúne acuarelas, óleos y litografías que son parte de las
primeras imágenes del arte rioplatense. Obras de Carlos Enrique Pellegrini, Juan León Pallière, Juan Mauricio
Rugendas y José Aguyari registran escenas urbanas y rurales desde la mirada romántica que busca lo
característico de cada lugar y su pintoresquismo. De los artistas argentinos que se formaron en Europa e
introdujeron la pintura académica y el modelo vivo, la llamada Generación del 80, el MAT posee notables
piezas de Eduardo Sívori, Ángel Della Valle, Antonio Alice y Graciano Mendilaharzu.
Del grupo Nexus (1905-1907), las obras de Fernando Fader, Cesáreo Bernaldo de Quirós, Carlos Ripamonte,
Pío Collivadino y Justo Lynch muestran cómo estos artistas, actuantes en los años previos a los festejos del
primer Centenario de la Revolución de Mayo, veían en el paisaje la evidencia y el carácter particular de la
identidad nacional. Del período entre la década del 20 y la actualidad, la colección reúne importantes
pinturas de Norah Borges, Valentín Thibon de Libian, Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni, Raúl Soldi, Juan
Carlos Castagnino, Carlos Alonso y Raquel Forner, entre otros.
EL EDIFICIO Y SU HISTORIA.
El Museo de Arte Tigre ocupa actualmente lo que fue la antigua sede del Tigre Club. Inaugurado en 1912, su
objetivo fue fomentar la recreación social y deportiva con regatas y práctica del tenis entre sus principales
intereses. Hacia 1927, en la sala mayor de la planta baja se instaló un casino, que fue desmantelado en 1933,
cuando se prohibieron los juegos de azar en las cercanías de la capital.
El proyecto original del edificio estuvo a cargo de la firma francesa Dubois y Pater, los mismos arquitectos
que proyectaron el palacio familiar que actualmente es sede de la Embajada de Francia. Destacado ejemplo
de la arquitectura neoclásica de fin del siglo diecinueve, en sus espaciosos y decorados salones luce la
nobleza de los materiales elegidos: el hierro para los portones, el mármol de Carrara para las escaleras, el
roble de eslavonia para los pisos, bronces y dorados a la hoja para los detalles ornamentales. Grandes
orquestas y entusiastas bailarines colmaron sus salas y terrazas en lo que se llamó la Belle époque argentina.
En 1974 el intendente Néstor Pozzi expropió el edificio del Tigre Club que, en 1979, fue declarado de interés
histórico nacional por sus distintivos valores arquitectónicos. Años más tarde, en 1998, la Municipalidad de
Tigre comenzó su restauración para destinar el edificio a museo de arte.
La planta del edificio está compuesta por dos grandes salas centrales y otras más pequeñas a cada lado. La
sala del primer piso, originalmente salón de baile, tiene su techo oval abovedado y cubierto por una pintura
del español Julio Vila Prades que representa a un grupo de seres mitológicos –ninfas– tocando distintos
instrumentos. Una imponente araña de bronce y caireles de cristal corona la bóveda. En el extremo opuesto
del salón, una idílica pasarela alumbrada por farolas decorativas proyecta su elegante figura hacia la vera del
río Luján.
El Tigre Club fue un palacio de ensueño para la élite porteña, que disfrutaba allí del deporte y la recreación
social.
Fragmento del poema “Divagación”, del libro Prosas profanas y otros poemas (1896)
Ámame así, fatal cosmopolita,
universal, inmensa, única, sola
y todas; misteriosa y erudita:
ámame mar y nube, espuma y ola.
Sé mi reina de Saba, mi tesoro;
descansa en mis palacios solitarios.
Duerme. Yo encenderé los incensarios.
Y junto a mi unicornio cuerno de oro,
tendrán rosas y miel tus dromedarios.
Fuentes:
– Zenequelli, Lilia, “El Tigre Hotel y Tigre Club”, Museo de la Reconquista, Municipalidad de Tigre, Buenos
Aires, 1987.
– Ruiz Moreno, Silvina, “Tigre y las verdes Islas del Delta”, Camalote, Buenos Aires, 2004.
[1] Calzadilla, Santiago, Las beldades de mi tiempo, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1982.
Calzadilla fue militar de profesión, y se desempeñó a su vez como colaborador en distintos diarios. En 1856,
mandó a construir una lujosa casa veraniega ubicada en Tigre, llamada “la Quinta Calzadilla”. En el libro “Las
beldades de mi tiempo”, publicado en 1891, en un tono gracioso, Calzadilla retrata el estilo de vida de la
elite porteña, en particular las tertulias y otros eventos sociales.
2 Citado en Ruiz Moreno, Silvina, “Tigre y las verdes Islas del Delta”, Camalote, Buenos Aires, 2004. Pág. 108.
Fuente: Actualidad de Tigre
Historia del Tigre Hotel
Historia del Partido de Tigre – Parte XLII
El Tigre Hotel fue el reflejo de la opulencia y la frivolidad de la élite porteña de fines del siglo XIX. Tigre era
lugar de práctica de deportes náuticos, paraje de veraneo y de moda, y debía tener un hotel como centro de
reuniones y de eventos sociales. Ludovico Schaefer fue uno de los propietarios que dejó su marca en el Tigre
Hotel.
La idea de la construcción del Tigre Hotel nació de un grupo de entusiastas remeros en febrero de 1870 en
la “Pulpería del Portugués” de Buenos Aires, según cuenta uno de ellos, Santiago Calzadilla, en una nota del
13 de febrero de 1870.
Se buscó el predio y se decidió por el área de confluencia del río Las Conchas (hoy, río de la Reconquista) con
el río Luján. El proyecto fue diseñado por el Ingeniero Emilio Mitre y financiado por este y por Ernesto
Tornsquist y Luis García. La construcción se inicia en 1873 y se inaugura el 12 de febrero de 1890.
El Tigre Hotel contaba con tres pisos, en su exterior tenía un imponente trabajo de madera y relleno en el
que sobresalía su coronamiento compuesto de un mirador y una torre. Tenía paneles tallados, grandes
espejos embutidos y grandes salones con suntuosa decoración. Había un ascensor, que era único en la zona,
y calefacción en todos los ambientes. Las habitaciones del hotel estaban bien orientadas y poseía una terraza
al frente a la que se accedía mediante una escalinata de mármol. En la planta baja, había un gran salón
comedor con capacidad para doscientas personas, un salón para damas y confitería y contaba con salones
de billar “smoking rooms”. Asimismo, había canchas de tenis, cricket, y pista de patinaje. Con el tiempo se
construyó un espacioso garage para los automóviles de los huéspedes.
En noviembre de 1892 se solicita al Intendente Don Agustín M. García permiso para organizar regatas los
días domingos y feriados con toda clase de embarcaciones. Más tarde, el 15 de noviembre de 1895 se pide
autorización para instalar un casino con juegos variados prometiendo ofrecer veladas con juegos de
artificios, orquesta permanente y otros atractivos a orillas del río Luján, pedido concedido en esa misma
fecha. Posteriormente se construyó un patio andaluz y luego un hermoso jardín de invierno como motivo de
atracción para los turistas.
A fines del siglo XIX, el Hotel pasa a tener nuevos dueños: Ludovico Schafer y E.E. Fischer, quienes realizaron
obras para lograr un mayor confort y una nueva decoración. En la temporada de 1895, los propietarios
brindan un gran almuerzo inaugural y el Hotel reabre sus puertas con un aspecto renovado. Entre las
novedades, se había eliminado el salón de la ruleta, juego que se habilitaría años más tarde en el Tigre Club.
Ludovico Schaefer
De origen alemán, Schaefer fue uno de los más reconocidos expertos en hotelería, destacándose en su
propio país y en Estados Unidos. En Argentina, se desempeñó en cargos en el restaurant “The Brunswicks”
de Bartolomé Mitre 387; durante los festejos del centenario de la patria, trabajó en “El Centenario” en la
Exposición Rural de Palermo; fue gerente del restaurant “Aw Keller” de Capital Federal y del “Hotel La
Delicia” de Adrogué, muy reconocido en aquella época. Fue propietario del “Hotel Royal” de Lavalle y Florida,
edificio construido por el arquitecto Pable Pater (el que construirá el Tigre Club), del “Royal Keller” de la calle
Corrientes 780 y del “Palais Glace” en la Recoleta, y en Tigre adquirió el Tigre Hotel. Admirado y alabado por
sus huéspedes, Schaefer falleció el 20 de noviembre de 1931, a los 64 años. Contó con la colaboración de su
sobrino, Armin Schaefer, quien lo secundó en el Tigre Hotel y también en otros establecimientos.
Fuente:
-Zenequelli, Lilia, “El Tigre Hotel y Tigre Club”, Museo de la Reconquista, Municipalidad de Tigre, Buenos
Aires, 1987.
-Ruiz Moreno, Silvina, “Tigre y las verdes Islas del Delta”, Camalote, Buenos Aires, 2004.
Fuente: ibid em.
DESDE AHORA, EL EDIFICIO DE 1912 SERÁ CONSIDERADO UNA CASA-MUSEO
La nueva directora, la historiadora del arte María José Herrera, anunció muestras sobre los siglos XIX y XX.
Por El Delta hay aires de renovación: el Museo de Arte de Tigre (MAT) tiene desde hace poco una nueva
directora. Se trata de la historiadora del arte María José Herrera, quien reemplazará a la arquitecta Diana
Saiegh, luego de un período –post-dirección de Saiegh– en el que el MAT quedó a la espera de la designación
de un director. Ahora, con Herrera a la cabeza, el museo toma impulso. ¿La primera modificación?
“Considerar a este lugar una casa-museo y no solamente un museo”, comenta Herrera. “La casa, como sitio
histórico y arquitectónico, es tan importante como la colección que alberga. Por eso también vamos a sacar
todas las paredes falsas y dejar a la vista las originales”. Herrera tiene razón: la bella construcción creada por
los franceses Luis Dubois y Pablo Pater en 1912, es histórica y representativa de esa clase alta porteña que
hace 100 años pasaba en El Tigre los fines de semana, dispersándose. El edificio funcionó como club de tenis,
golf y regatas, y más tarde, en 1927, como casino; fue desmantelado en 1933, cuando se prohibieron los
juegos de azar cerca de Buenos Aires. Recién se abrió como museo en 2006.
De toda la zona va a ocuparse Escenas del 1900, una exposición pensada para mayo que, según adelantó
Herrera, “contará la historia del lugar, del Tigre Hotel (que fue quemado) y del Tigre Club (donde ahora
funciona el MAT). También la de los diferentes clubes de remo, cada uno de ellos fundado por una
colectividad distinta: la suiza, la italiana, la inglesa… Esta primera muestra tendrá cuatro grandes obras,
comisionadas a los artistas Delia Cancela, Horacio Zabala, Jorge Gamarra y Norah Correas”.
“Este y todos los museos son lugares de encanto, abiertos a un tipo de receptividad y de sensaciones que
no ocurren en otros lugares. Quiero acentuar eso”, comenta sobre la idea de casa-museo la nueva directora,
quien fue jefa de investigaciones del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) por 17 años, y tuvo un breve
paso como directora artística del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), además de ser
la actual presidenta de la Asociación de Críticos de Arte de la Argentina.
Durante la reunión oficial que mantuvo hace unos días con la prensa y las autoridades, Herrera detalló, paso
a paso, las próximas exposiciones y el nuevo rumbo del MAT. Y desde el vamos el anuncio fue original, porque
la ceremonia –en la que estuvo el intendente de Tigre, Julio Zamora–, adoptó una nueva modalidad: para
acceder a ella, los invitados llegaron desde el microcentro de la ciudad de Buenos Aires hasta el centro de
Tigre por agua y no por tierra. Saliendo en un barco mediano desde Puerto Madero, recorriendo toda la orilla
de Buenos Aires y la del propio Delta, se veía cómo iba quedando atrás la masa de edificios grises,
confundiéndose con una espesa nube plomiza de smog; y también cómo el cielo azul y el aire limpio se iban
abriendo paso. Pasando San Fernando, la vegetación y las viejas carcasas de barcos antiguos comenzaban a
ser mayoría, al igual que los camalotes, que iban y venían, meciéndose. A punto de desembarcar en el
corazón de Tigre, el estrés de la ciudad había quedado olvidado y el edificio de estilo neoclásico del MAT nos
esperaba.
Una de las cosas más interesantes que se expondrán en Escenas del 1900, según se anticipó, serán viejas
películas mudas filmadas en El Tigre alrededor de 1915: mostrarán las formas sociales de la “nueva
modernidad”, la moda, el paisaje… La vida cotidiana de la zona. Otro de los núcleos de la exposición estará
destinado a las antiguas mujeres pintoras del Delta, hasta ahora dejadas fuera de la historia del arte oficial
(como la hermana del escritor Rafael Obligado, María Obligado de Soto y Caló). También se mostrarán
pinturas de géneros considerados “menores”, realizados por mujeres a fines del siglo XIX y principios del XX,
como las cartas de visitas y los menúes. La segunda muestra del año estará dedicada a los pintores del siglo
XIX de la Argentina, presentes en la colección del MAT. Y la tercera será un homenaje a los históricos acrílicos
Paolini, tan importantes para los artistas, cinéticos y pop locales.
Es evidente, se vienen vientos de cambio en el MAT. Ahora hay que esperar a que la nueva gestión inaugure
sus muestras. (Fuente: Diario Clarín 14-03-2014)
EL TIGRE CLUB
En 1909 se crea la sociedad para la instalación de un centro social; la sede, conforme al proyecto del
arquitecto francés Pablo Pater, en el Paseo Victorica 972.
Constaba de dos plantas, dos torrecillas, mirador octogonal y escalera de mármol.
Durante 1912 y 1913 se construye la terraza que se extiende desde el frente del edificio hasta el Río Luján,
sirviendo de palco para presenciar y ser punto de partida en más de una competencia de remo. Con los
beneficios de los juegos de azar se hicieron numerosas obras benéficas: una autobomba, becas, etc.
El edificio del Tigre Club es de estilo renacentista, con escaleras de mármol de Carrara, espejos venecianos y
columnas de base de bronce y la parte superior estucadas (masa de yeso y cola). El techo de su salón principal
está decorado con un fresco del artista español Julio Vila y Prades. Cuenta además con un arco que nace en
su entrada principal, cruza el Paseo Victorica y finaliza en una glorieta sobre la orilla del río Luján.
En 1912 se inauguró su casino, que funcionaba en la planta baja y que pronto se transformó en uno de los
principales centros de recreación del país.
El casino funcionaba de diciembre a marzo, y disponía de veinticinco mesas de ruleta y punto y banca (las
primeras del país). Fue cerrado el 6 de enero de 1933 por decisión judicial y pronto se abrió el Casino de Mar
del Plata.
En 1942 entró en decadencia y fue ocupado por Gendarmería Nacional. En 1976 pasó al Patrimonio
Municipal. En 1979 se declaró Monumento Histórico Nacional y hoy luego de varios años de trabajo, abrió
sus puertas como Museo de Arte, un sueño cumplido de quien fue un gran intendente en Tigre, Ricardo
Ubieto, y cuya comunidad honra su recuerdo bautizando al museo con su nombre
Al lado del Tigre Club funcionaba el Tigre Hotel, otro edificio de gran calidad arquitectónica. Mucha gente
suele confundirlos, aunque el Tigre Hotel fue demolido en 1942.
El grandioso pórtico del Tigre Club
El edificio consta de 2 plantas, en el edificio abundan columnas dóricas simples, semi columnas, pilastras,
arquerías, y motivos ornamentales de palmetas, guirnaldas de flores, hojas de laurel (emblema de la gloria)
y de encina (emblema de la fuerza).
Las esquinas del edificio se completan por 2 torres salientes desde el primer piso, semiredondas, que
rematan en una cúpula semibulbosa con un coronamiento de hierro y una aguja final, que se repite en el
mirador exagonal.
Como toda obra francesa y europea en general, el edificio cuenta con obras de arte dentro de su
construcción; son ejemplos de ello el marouflage del pintor español Julio Vila-Prades en la bóveda oval del
primer piso, en el que un grupo de ninfas interpretan melodías con sus diferentes instrumentos, o la
escultura de bronce burilado de la Fundición Fonderies Du Val Dósne de París.
En el año 1978 la Municipalidad de Tigre se hace cargo del edificio, declarado Monumento Histórico Nacional
en 1979.
En el año 1990 comienzan las obras de recuperación del edificio con el fin de albergar un museo de arte,
siendo el MAT el resultado final.
Fuente: accióntv.com.ar
Seguidamente, Ubieto comentó que “trabajar en la cultura era una obligación con el pueblo de Tigre.
Hubiera sido un crimen no conservar este edificio. Muchos me preguntaban para cuándo el museo, y siempre
había cosas más urgentes… como centros de salud, los polideportivos o escuelas. Y hoy con profunda
satisfacción, presentamos y habilitamos este centro”.
Informó que en el MAT, los vecinos de Tigre podrán ingresar gratis y aquellos que no viven en el municipio,
deberán pagar la entrada, “no nos olvidemos que fuimos los vecinos de Tigre los que nos sacrificamos y
ahorramos peso sobre peso para realizar esto”, recordó Ubieto. Dijo luego que “debemos nivelar para
arriba. Yo como ciudadano argentino, quiero un Mueso de Arte y no quiero San Vicente. Todos podemos
poner nuestro granito de arena para construir la Argentina que todos esperamos: un país pujante, con
fuerza, que cambia sus formas, que cambia su modo económico, que necesita que todos colaboremos. Es
muy importante que nuestras escuelas aprendan arte y conozcan a los artistas que hicieron la verdadera
historia de nuestro país. Y aquí tenemos representada parte de esa historia”, aseguró Ubieto muy
emocionado y con lágrimas en los ojos.
Un párrafo aparte a la hora de los agradecimientos: “a la gente de la Municipalidad, ya que ellos ejecutan y
yo simplemente dirijo”. También destacó al personal de la Secretaría de Obras Públicas y Servicios
Municipales, a las encargadas del Museo y a quienes lo asesoraron para comprar las obras. Por último, dedicó
un párrafo especial al periodismo: “al de los grandes diarios y al periodismo local. Siempre nos preguntaron
y nos alentaron para saber cuándo se inauguraba”.
Para concluir, Ubieto cerró su discurso con una frase repetida durante todos estos años, “quiero hacer de
Tigre la ciudad más importante de la Provincia de Buenos Aires, y necesito que entre todos me ayuden
porque lo vamos a hacer”. En ese instante, se quebró su voz, aparecieron lágrimas en sus ojos y una emoción
generalizada e invasión de aplausos en toda la sala.
A partir del domingo 29 de octubre, el MAT quedó habilitado para ser visitado de miércoles a viernes de 9 a
19 hs. y sábados, domingos y feriados de 12 a 19 hs. Los vecinos del Partido de Tigre ingresan en forma
gratuita con la presentación de su DNI, donde conste su domicilio dentro del partido, y es de $ 5 la entrada
para aquellos visitantes que no pertenezcan a Tigre.
La propuesta es mostrar al visitante obras pertenecientes a la historia de nuestro país, en una estructura
temática que abarcan la figura humana, paisajes y naturalezas muertas. A su vez se destacan obras que hacen
referencia a la vida en el puerto, símbolo de trabajo y transformaciones y obras propias de Tigre.
El interior
El palier o hall de entrada cuenta con dos grandes atracciones: la escalera de mármol de Carrara con
pasamanos de bronce a través de la cual puede accederse al piso superior, y la escultura de bronce burilado
de la fundición francesa Fonderies Du Val, de gran prestigio en el siglo XIX. Dicha fundición tenía en Buenos
Aires la representación en la Herrería Artística Motteau, utilizada tanto por arquitectos como decoradores.
En el gran salón abovedado, actual Sala Puerto, se ubica una araña de bronce con caireles de cristal de roca,
importada especialmente de Francia. Según la tradición oral, una semejante a ésta se encontraba en aquellos
años en el Museo del Louvre. Tal vez un admirador deslumbrado la comparó con una que contempló en el
antiguo museo.
Circundando la alta bóveda, resalta una pintura sobre seda natural ejecutada por Julio Vila-Prades, pintor
español discípulo de Joaquín Sorolla que se trasladó a América. En ella puede observarse un conjunto de
musas interpretando melodías en diferentes instrumentos en un fondo cubierto de nubes y flores. Muchos
interpretan esta obra como una alegoría a la música, aseverando que es en realidad una sola musa en
distintas posiciones. También se ha asociado a la mujer retratada con Santa Cecilia, patrona de la música
según la religión cristiana. El domo fue restaurado durante la recuperación actual del edificio por el
arquitecto especialista Marcelo Magadan, con la técnica del marouflage.
Es importante destacar que las columnas del Tigre Club estaban pintadas con marmolina, que ya no se
consigue, así que se ha tratado de encontrar los tonos más parecidos para reponer artesanalmente los
faltantes de las veinte columnas de los salones. Los pisos, originalmente de roble de Eslavonia, fueron
repuestos con la madera de barriles de una bodega mendocina, acondicionándolos para dicha reposición.
Fuente: actualidadtigresanfernado.com- 26-10-2009