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Comité Editorial
Dora Cardad * Gloria Careags * Maiy Goldsmiih • Graciela Hierro
Claudia Lucotti * Mercedes Pedrero * Greta Rivara • Marlha Judtth Sánchez.
María Luisa Tairés ■ Margarita Vclázquez
Gloria Careaga
Coordinadora del Comité Editorial
DR © 2001
Universidad Nacional Autónoma de México
Coordinación de Humanidades
Programa Universitario de Estudios de Género
Ciudad Universitaria, 045 JO México, D.F.
R, W. Connell
Sydney, enero de 2002
PREFACIO
Bob Opnmell
Sania Cruz, junio de 1994
PRIMERA PARTE
Conocimientos rivales
Las mujeres tampoco entienden que, para los hombres, el tener in
formación es una forma de jerarquía —las personas con más infor
mación tienen mayor jerarquía—... Según Longmoie, Ésta es la razón
por la cual los hombres preguntan con menor frecuencia a alguien
desconocido cómo Llegar a algún lugar Hacerlo seria admil ir que
son, de alguna forma, inferiores.
Arquetipo a identidad
13 RlHIí, 1967 [! 957]; Bieber, etal. 1962: para un ejemplo de la norma libación
como método curativo, véase Dolto, 1974,
14 Lewes, 1988.
28 EL CONOCIMIENTO V SUS PROBLEMAS
19 Beihal, 1985, Bly. Í990. y muchos más, tantos que no puedo mencionar
los a iodos.
10 Por ejemplo, Kaufman y Tiinmers, 1983, y K, Thompson. 1991-
30 EL CONOCIMIENTO Y SUS PROBLEMAS
ErLkson, 19^0.
LA C IF-NCIA DF I A MASC ULlNIDAD 31
:: Para la idenLídad de género nuclear, véase Sloller, 1968, 1976. Para el desa
rrollo in i'hiiLil. Tyson, 1986; para homosexualidad, Friedman, 1988; partí aplica
ciones antropológicas del término, véase Slollery Hendí. 1982. Para Ja invención
de lo i unisexual, véase King, 1981, y para una extraordinario estudio en la co
munidad. Bolín, 1988.
2' May, 198o. El trabajo de May sobre género {1980) enfatiza la fantasía, pe
El psicoanálisis radical
“ Rosentwr*. ¡982.
■40 F.L CONOCIMIENTO Y SCS PROBLEMAS
Historias
ejemplos de este tipo de trabajo han llegado más allá cíe las nor
mas que establecían las instituciones en las cuales se desarro
llaron.
Por ejemplo, Christine Heward, en Makinga ManofHim (Con
vertirlo en un hombre), rastrea el cambio y la diferencia en una
escuela privada inglesa. No sólo muestra cómo las prácticas es
colares de disciplina, vestido Jerarquías académicas V juegos de
equipo construyen mascuUnidades respetables, sino también de
qué maneta la institución responde a las estrategias de género y
clase de las familias de los niños. Ot ro ejemplo es el estudio que
hizo Míchael Grossbcrgsóbrela práctica del derecho en Estados
Unidos durante el siglo xix. Ahí se muestra cómo los márgenes
de la profesión se utilizaban en contra de las mujeres mientras
qvie su organización ¡mema (domo el "circuito* de audiencias
de los juzgados) sustentaba una versión particular de masculí-
nidad —y finalmente la transformó cuando, con el apogeo de las
firmas legales, la dinámica de género cambió y permitió la en
trada de las mujeres/5
La misma lógica puede aplicarse a instituciones mayores, co
mo los mercados laborales. La bibliografía sobre el rol masculi
no dio por sentado que una parte esencial de la masculi nielad era
proveer el sustento familiar. ¿De dónde vino esta conexión? Wal-
ly Scccombe mostró que esta suposición se había creado recien
te mente y que no se aceptaba de manera universal. Se produjo
en Gran Bretaña a mediados del siglo ni,\ cuando se realinearon
diversas fuerzas sociales. Tanto los capitalistas como los obre
ros tenían opiniones divididas al respecto. Las uniones gremia
les adoptaron poco a poco el concepto del salario de la "cabeza
de la familia o proveedor", a cambio de hacer divisiones entre los
obreros y las obreras, y entre quienes sabían el oficio y quienes
todavía no estaban entrenados.46 **
Para una investigación general, véase Rotundo, 1993; para estudios loca
**
les, Carnes yGriffen, 1990, Ropery Tosh, 1991 y, especialmente, Hcwand, 1988,
Gmssberg, 1990.
Seccombe, 1986 b'ste argumento sobre el carácter político del salario ta-
miliar se sustenta por estudios regionales detallados debidos a Mercal Fe, 1988,
sobre quienes ti abajaban en las minas australianas, y Rose, 1992, sobre quienes
trabajaban en los tejidos británicos.
LA CIENCIA DE LA MASCULINIDAD 51
• «¡ilding, 1991.
1 eliitljps, 1980, 1984. 1987.
52 EL CONOCIMIENTO Y SLS PROBLEMAS
49Mead. 1963 [1935]. Su teoría posterior sobre el género se volvió más con
servadora: Mead, 1950.
50 Herzfeld, 1985; p&ra un ejemplo de la discusión sobre el machísmo, véa
se Boltonr 1979.
LA CIENCIA DE LA MASCULINIDAD 55
cíón a otra entre los hombres para asegurar que la sociedad so
breviva. Un complejo sistema de historias y rituales (que inclu
ye el medio ambiente natural, el orden social de Zanibia y las
flautas sagradas que producen la música característica del cul
to a los hombres) sostiene dichas creencias.
Fue el componente sexual el que dio al trabajo etnográfico de
Herdt un carácter escandaloso. Presentó la imagen de una mascu-
ünidad violenta y agresiva que, aparentemente, era como la mas-
culinidad común exagerada de nuestra propia cultura, pero que
se basaba en relaciones homosexuales —que en nuestra cultu
ra, se piensa, producen afeminamiento—. Además, esta etnogra
fía contradice la fuerte suposición cultural (a menudo expresada
por la ciencia y la política) de que la homosexualidad sólo se
presenta en una pequeña minoría. En Zambia, casi todos los
hombres son homosexuales en cierta etapa de su vida. Herdt de
nominó este patrón como "homosexualidad hecha ritual" v rea
lizó investigaciones de prácticas similares en otras sociedades
melanesias.1’1
¿Qué tipo de ciencia se produce luego de estas investigacio
nes? Según el modelo positivista de ciencias sociales, parí iendo
de la colección de casos múltiples se intenta llegara generaliza
ciones interculturales y leyes que incluyan a toda la sociedad hu
mana. Éste es el proyecto de David Gilmore en Manhood itt the
Making {El proceso de la masculinidad), el intento más reciente
y ambiciosos por establecer lo que la ciencia antropológica enun
cia sobre la masculinidad*
Gilmore anotó correctamente que la antropología es una mina
de información sobre los hombres y la masculinidad. Con la ayu
da de una impresionante biblioteca, incluyó al mundo y sumó et
nografías de España, las Islas Truk, Brasil, Kenia. Papua Nueva
Guinea, Polinesia y Malasia, además de pequeñas porciones de
"Asia oriental y meridional", y de todas partes. Quería encontrar
fundamentos para hacer generalizaciones sobre la hombría* y
S1 Hcrdi, 1981. 1982, 1984. Modjeska (1990) cuestiona el alcance de la "ho
mosexualidad hecha rimar.
' Nota a la traducción: Tradujimos manhood como “hombría" y manlineSS
como “virilidad'’ intentando respetar las diferencias que Connell establece en-
ire el uso de términos en inglés. Con nmnliness. Connell sugiere algo más rela
cionado con lo físico, mientras que con manhood acentúa lo moral.
56 EL CONOCIMIENTO Y SUS PROBLEMAS
Siempre que existan batallas que luchar, guerras que ganar, picos
que escalar, trabajo duro por hacer, algunos de nosotros tendre
mos que "comportamos como hombres".
56
Para interacción y género, véase West y Zimmerman, 1987; para masculi-
nidadeSj Messner, 1992; Klein, 1993.
60 EL CONOCIM1EMT0 Y SUS PROBLEMAS
« Walkcr, 1988.
61Para la dialéctica escolar, véase Connell. J989; en él gimnasio, Klein. 1993.
LA CIENCIA DE LA MASCCI.INI DAD 63
(,J
Cockbum, 1983, pp. 1 7 1 - 1 7 2 , El trabajo que realiza después enfatiza el
carácter político del proceso: Cockbum. 1991 Respecto a las tundidoras, véan-
Comían, Luxton, Ubingstone y Secombc, 1993.
64 EL CONOCIMIENTO Y SUS PROBLEMAS
Conocimiento político
La verdadera mascuunidad
1
Kemper, 1990, p. 221 Para una crítica excelente a la lógica de los argu
mentos socíoblológicos, véase Rose, Kamin y l.cwontin, 1984, cap. 6.
LOS CUERPOS DE LOS HOMBRES 77
***
vr rk k
lJ< DiiiiüJtison, 1991, p 18 £n lo reloe ion ado con Sudáfrica, véa^e Naurass,
1992: sobre "clase nueva* y educación* Gouldner, 1979,
88 fcL CONOCIMIENTO Y SUS PROBLEMAS
Esto lo escribí hace diez años. Ahora, cuando casi llego a los
cincuenta, el cuerpo involucrado es un poco más calvo, bastan
te más inclinado, ocupa mucho menos espacio y es mucho más
difícil que se encuentre ert la calle en situaciones como la des
crita en la cita.
Los cuerpos de los hombres no son únicamente diversos y
cambiantes, sino que pueden ser muy obstinados. Se les propo
nen formas de participación en la vida social, y a menudo las re
chazan. A continuación presento dos ejemplos tomados de las
entrevistas realizadas para conocer historias de vida.
dt * *
**±
± -*
***
***
* * tfr
***
***
kkk
22 Kosílt, 1976.
LOS CIT KHOS Í)F. LOS HOMBRES 101
Definir la masculinídad
Tiger, 1969, p. 21 I Tíger llega incluso a sugerir que la guerra podría ser
pane de la “estética masculina", como manejar un amo de carreras a velocida
des muy altas,.. Vale la pena seguir leyendo; al igual que Blv. en /ron John, un
ejemplo sorprendente de las tontas ideas que pueden desprenderse al conside
rar a maseuiinidad, en su caso influenciadas por lo que C Wi iglil Mills alguna
vez llamo "realismo excéntrico” (cmókpol rtaUsm).
' Constan! inople, 1973, en lo que constituye ya un estudio clásico, mostró la
profundamente confusa lógica de las escalas \ur. El pesimismo etnográfico so-
106 EL CONOCIMIENTO V SUS PROBLEMAS
sobre la "primacía de la atribución del género”. Para conocer una brillan(e dis
cusión sobre las mujeres masculinas, véase Devor, 1989.
? Easihope, 1986; Brannon. 197ó.
108 F-1 CONOCIMIENTO Y SUS PROBLEMAS
“ Hollway, 1984.
a Franzway, et aLf 1989; Granty Tancred, 1992.
112 EL CONOCIMIENTO Y SLS PROBLEMAS
sexual no ñeñe nada que ver con la capacidad para matar. Los al
mirantes y generales defendieron el statu quo con una variedad
de motivos espurios. Sin embargo, la verdadera razón, que nun
ca admitieron, era la importancia cultural de una definición es
pecífica de masculinídad para mantener la frágil cohesión de
las fuerzas armadas modernas.
Gracias al trabajo que realizaron Juliet Mitchell y Gavie Rubín
en la década de los setenta nos ha quedado claro que el género es
una estructura internamente compleja, en la cual se superponen
diferentes lógicas. Este hecho tiene especial importancia en el
análisis de las masculinidades. Cada una de ellas, por ser una
configuración de la practica, se sitúa de forma simultánea en va
rias estructuras de relación, que podrían estar cursando diversas
trayectorias históricas. En consecuencia, la masculmidad, como
la feminidad, siempre está sujeta a contradicciones internas v
rupturas históricas.
Necesitamos un modelo para la estructura de género que ac
túe, por lo menos, en tres dimensiones, que distinga relaciones
de a) poder; b) producción y c) catexis (vínculos emocionales).
Aunque se trata de un modelo provisional es bastante útil para
reflexionar sobre la masculinidad.10
10 Mitchell, 1971; Rubín, 1975. E! modelo de tres partes puede vm-.se en Con-
neil. 1987.
LA ORGANIZACIÓN SOCIAL D-ii LA MASCU I.IIMIDAD 113
12 Gran parte deí mejor trabajo que se ha escrito sobre la política de la hete-
rosexualidad es de Canadá: Valverde, 1985; Buchbinder, ef ai, 1987. La aproxi
mación conceptual presentada aquí es de Connell y Dowsett, 1992.
LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LA MASCULINIDAD 115
11Entrevista a Ice-T en City oti a HUI Press (Santa Cruz, Cal.), 21 de enero de
1993: Hoch. 1979.
14 Rose, 1992, especialmente el capítulo 6.
116 EL CONOCIMIENTO V SUS PROBLEMAS
Hegemonía
Subordinación
Complicidad
.1 larginación
5 Más de til II es: las historias se reunieron en Nueva Gales del Sur, la mayoría,
|H‘io no [odas en Sidney, 1985-1986, Algunas de estas historias no son parlo de
los grupos discutidos aquí. Las entrevistas duraron de dos a tres horas y se gra
baron. Los participantes sabían cuál era el objetivo de nuestra investigación; ex-
i llorar los cambios en la masculinidad y la vida de los hombres. Utilizamos un
I * n mato de "entrevista focalizada", con una agenda de temas definida, pero quien
realizaba la entrevista tenía la flexibilidad para introducir los temas y hacer las
i nvgunlas como mejor considerara. Eran tres personas las que entrevistaban: tina
mujer y dos hombres {yo era uno de dios, aunque fui quien realizó menor núme
ro de entrevistas). Lasgrabaciones se transcribieron completamente. Para pre
parar los estudios de caso utilicé tanto las transcripciones como las cintas, para
tener así una idea completa del significado y las emociones involucradas. Com
pleté 36 estudios de caso, cuya escritura me llevó hasta finales de 1988. Escribí los
i muro estudios de grupo, y algunos testos centrados en temas específicos entre
1989 y 1992. Para escribirlos tomé como ejemplo el trabajo de científicos y cien-
hl i cas sociales que utilizaron material de la historia de vida, como el de David
H asman, Faces in ihe Crowd (Rostros entre la multitud, 1952), pero también el
tic novelistas que escribieron sobre historias de vida, especialmente la maravi
llosa Group Porinuit vrii/i Lady (1973), de Heiitrich Boíl.
138 SOBRE LA DINÁMICA DE LA MASCULINIDAD
El grupo y el contemo
El trabajo abstracto
dos sus trabajos han durado poco, y sólo toma lo que puede. Su
esposa de fado, Usa, trabajó como telegrafista en un poblado,
pero Telecom automatizó el trabajo y la despidieron. Consiguió
empleo en una tienda. Después de tres meses, la actividad dis
minuyó y la despidieron otra vez.
El amigo de Jack, Anguila, intentó alejarse del trabajo abstrac
to y comenzó a aprender un oficio. Su primer patrón, después de
tres meses de prueba —en los cuales le pagaba muy poco—, des
pidió a todos los aprendices, con excepción de uno, que por cier
to no era Anguila. Volvió a empezar con otro patrón y esta \rez
conservó el trabajo. Después de tres años de trabajar ahí, la fir
ma tuvo que cerrar. Como no fue capaz de conseguir otro empleo
en las seis semanas que las reglas del oficio marcan como límite,
otra vez se quedó como al principio.
Situaciones como las anteriores no lo hacen a uno optimista
respecto a la economía. Jack Harley nunca ha tenido un trabajo
duradero ni cree que pueda conseguirlo. Espera vivir de la asis
tencia pública y conseguir un trabajo de vez en cuando. Para él,
el Comonwealth Employmcnt Service (Servicio de Empleo del
Estado) no sirve para nada, quienes trabajan ahí son "basura" y
no tienen el menor- interés en jóvenes sin habilidades. Es más fá
cil conseguir ayuda de la familia y los amigos.
La gente subsiste en el mercado laboral impersonal gracias a
que mueve sus relaciones personales. Los primeros dos trabajos
de Alan Rubín, como apuntamos, se debieron a sus relaciones.
Jack trabajó parala tía de su esposa como barman, y para el pa
dre de ella en un grupo familiar que viajaba alrededor del país
esquilando por contrato. Su propio padre lo llevó en un viaje en
motocicleta alrededor de Australia y le organizó un trabajo tem
poral como obrero en el distrito minero de Pilbara, Casi todas
las historias laborales del grupo muestran la importancia de las
relaciones personales, especialmente las familiares, al negociar
el mercado laboral.
Al margen de lo anterior, Jack desarrolló lo que suavemente
llamaremos un pragmatismo radical respecto a lo que represen
ta ganarse la vida. \o le importa en lo más mínimo si su esposa
puede obtener un mejor trabajo que el suyo. Con el mismo tono
de voz dice que, si puede conseguir un trabajo mientras le siguen
pagando lo que le toca por no tener empleo, lo hará utilizando
VIVE R ÁI'IDO Y MUERE JOVEN 145
La violencia y el Estado
Sin embargo, son pocas las veces que los pobres se pueden ha
cer pasar por ricos; además, el brazo coercitivo del Estado cas
tiga con fuerza a quien lo hace.
Sobre todo, estos jóvenes se enfrentaron al Estado en la f orma
de la escuela. La dinámica resultante es fundamental pata el res
to de sus vida y para el fracaso del sistema educativo público.
Para casi todos ellos, la escuela no es una experiencia que les dé
algún tipo de poder. La autoridad escolar es una potencia extra
ña por lo que comienzan a definir la masculinidad en su contra.
En ciertas circunstancias (por ejemplo el ataque a un maestro)
el enfrentamiento los lleva hasta la policía y los juzgados. En
otras circunstancias, abandonan la escuela o los "expulsan", si
guiendo el esquema que Linley Walker ya había documentado
respecto a las jóvenes de clase obrera, sin ningún tipo de califi
cación útil. El patrón es demasiado familiar en las escuelas que
se ocupan de los jóvenes en desventaja, como la escuela en Nue
va York estudiada por Michclle Fine.7
A Pat Vincent, debido a su violenta trayectoria escolar, lo ex
pulsaron de dos escuelas y terminó su educación a los diez años.
dosun mes, para ver cómo le íha y todo eso. Mientras tanto conocí
a esta otra con la que esloy ahora. Sólo para calentar la cama, me en
tiendes, ¿no?.,. Una semana antes de que fuera a Gamma, ésta me
dice que está embarazada. Me enfurecí. En fin... Me fui a Gamma y
no iba a regresar. Al fina! regiese v dos meses después terminé con
la de Gamma. De todas formas siempre esloy cerca por el niño.
¿Por qué las mujeres soportan este tipo de trato? Sin duda, el
sexo debe ser excitante y placentero. Sin embargo, probablemen
te la respuesta es que no tienen otra alternativa. Gavie Rubín
(obligatoiy heterosexuality) y Adrienne Rich (compulsorv hetero-
sexuality), llamaron "heterosexualidad obligatoria" a las presio
nes sociales y culturales que se imponen las mu jeres para hacerse
sexual mente disponibles a los hombres, sin importar lo que re
ciban. Lo que falla añadir es que, como puede verse en estas his
torias de vida, la heterosexual idad obligatoria también se aplica
a los hombres/
Y se aplica hasta el nivel en el cual se relacionan con sus pro
pios cuerpos. Mal Walton aprendió accidentalmente a mastur-
barse, y le gustó:
Después de eso descubrí los baños, el sexo era los baños. Vi lo que
estaba escrito en las paredes. Y exploré ese mundo. Me gustaba. Pe
ro cuando se acabó quise irme. No quise nunca quedarme toda la
noche.
Creo que las mujeres deberían tener los mismos derechos. Creo que
los tienen. Aun así todavía hay tipos con prejuicios que dicen que las
mujeres no pueden hacer esto, o lo otro. Creo que pueden hacerlo
mismo que nosotros.
158 S O B R E L A D I N Á M I C A D E L A M A S C U L 1M D A D
—En dos meses llegué tres veces al límite, sólo con speed. Estaba
hasta atrás. Perdí dos meses. No sabía si iba o venía,
—¿Lo disfrutaste?
■—Sí, lo disfruté, todavía me gusta, pero ya no llego tan lejos como
antes.
—¿A qué se debe este cambio?
—Después de dos meses me di cuenta de cuánto había cambia
do. Me enojaba mucho. Si alguien decía lo que no debía decir me
enfurecía. Le pegaba a la gente y rompía las cosas en mi casa. Rom
pí las paredes a puñetazos, rompí las ventanas y otras cosas, así
que...
Oi rás trayectorias
—No pienso mucho en el futuro, Lomo las cosas día a día. Con suer
te, algún día seré un analista de sistemas. Si me va bien con el curso
y consigo empezar algo con él, podré trabajar como operador, pro-
gramador, y después como analista de sistemas. Mi futuro será eso.
a menos que muera antes de los cuarenta.
—¿De qué?
—No sé. Dicen "vive rápido y muere joven”, ¿no? Me encantan las
motos. Estaría en una hasta el día que muera. Moriría en una moto.
No voy a dejar de divertirme. Es una forma de vida, ¿no? Los rasta-
faris. Creo en esa religión.
Cer que se vean muy bonitas"). Quiere que el niño sea lo que el
no pudo ser. i ambién quiere dejarle lo que considera son sus co
nocimientos más valiosos, es decir:
10 Par ejemplo, como el que se define en el grupo que estudió Bolín, 1988.
VIVE RAPIDO Y MUERE JOVEN 169
El. DISTANCJAMIENTO
El movimiento ambientalista
Rl momento de la separación
Cambié mis códigos morales y las formas de hacer las cosas; y mis
actitudes sociales, la dieta, cosas asi. En lo posible, quisiera que los
cambios se den en las cosas que siento... Creo que es importante es
tar en contacto con mi cuerpo —gracias a la dieta y los ejercicios, el
aire libre—■; mi cuerpo debe decirme qué cosas hacer.
184 SOBRE [ . A D I N Á M I C A D E L A M A S C l L i N I D A D
—Siempre me fue más fácil relacionarme con mujeres que con hom
bres. No era cosa de decir, “bueno, me voy a relacionar con hombres”,
porque no era lo que pasaba. Así que significó un proceso en el cual
tenía que decidir pasar mi tiempo, aunque al principio el tiempo
que gastaba no me ia pasaba bien. Así he estado seis meses o un año.
Me ha ayudado a cambiar mucho, tengo más amistades con otros
hombres. Ahora la amistad que tengo con algunos de esos hombres
es más importante par a mí que la que tengo con mujeres.
IN LVt JNDO COMPLETAMENTE KUEVO 1 67
La ANIQUILACIÓN DE LA MASCULtNIDAD
4 Kristeva, 1984,
s Freud, 1961 [19301, pp. 65-68.
!90 SOBRE LA DINÁMICA DELA MASCULINIDAD
Nota a la traducción:eff'emitiist.
UN MUNDO COMPLETAMENTE NUEVO 193
Tal vez haya una razón por la cual Nigel no respondió al femi
nismo sintiéndose culpable. Su familia y su vida sexual durante
la adolescencia enmudecieron el tenia de la diferencia de géne
ro. Por lo tanto, cualquier contradicción en las identificaciones
de su personalidad sería más débil que las contradicciones de
los demás.
Más bien, ISfigel parece estar desconcertado respecto al femi
nismo, como si estuviera en una posición de desventaja. Reco
noció la inequidad de género y aceptó el principio de equidad de
género. Después fue más allá pat a revalorar el "lado femenino
de la vida". Pero no pudo hacer que esta respuesta se volviera un
proyecto habitable. Se sentía fuera de control ("que perdía el cen
tro"). o que estaba en peligro, por lo que evitó el riesgo que repre
sentaban Jas mu jeres feministas. La aniquilación de la estructura
involucrada en el proyecto del feminismo para los hombres (en
el cual se había comprometido desde antes que cualquiera de
los otros) pareció dejarlo a la deriva o fuera de lugar. No había
encontrado la forma de encauzarse a través de la identificación
con las mujeres o con los hombres feministas.
En resumen, el provecto de rehacer la masculinidad puede
configurarse emocional mente de diversas formas. Ninguna de
ellas parece resolverse bien o de forma particularmente estable.
Creo que esto se debe a que estos dilemas emocionales no se re
suelven sólo al nivel de la personalidad. Para conseguir llevar
más al lá la reconstrucción del género es necesario moverse a otro
terreno, en el cual sea posible aludir directamente las fuentes es
tructurales de !a contradicción emocional. Es necesario moverse
hacia la práctica colectiva.
i 94 SOBRE LA DINÁMICA DE T.A MASCULINIDAD
hombres- Dos son padres, otros creen que podrían serlo. Tres vie
nen del campo [uno del extranjero) y su migración a la ciudad
se relaciona con su incursión en las redes sociales gays. La ma
yoría proviene de contextos obreros y varios de ellos han ascen
dido en la escala social. Uno comenzó en el mundo privilegiado
y asistió a una escuela privada de Ja élite*
Había mucha presión sobre los jóvenes de 16 o 17 años que eran vír
genes. Y yo lo era. Siempre pensé que seria bueno conocer a la chi
ca correcta. Pero resultó ser un muchacho.
206 SO Bit U I A DINAMICA DE LA MASCULl NlBAD
son bastante planas, poro son bellas. Y me perdí tantas cosas. Es una
pena, una verdadera pena.
¡Fervor, frenesí] Hay que hacer todo lo que te has negado a hacer du
rante 25 años. Haz lo que quieres sexualmenLe. Y Le dedicas a ir a
fiestas, a bailar, a beber,
VI a mis amigos. Por ejemplo, a uno con el que fui a la escuela... Tie
ne 25 años,es padre de tres y está atrapado en una mima. Regresé a
verlo u él. Se me ocurrió regresara mi pueblo natal y ¡me quedé con
los ojos abiertos! Todos habían crecido, se habían casado, yo no. Ha
bían hecho "lo correcto", entre comillas.
1L Lynch. 1992.
216 SOBRh LA DINÁMICA DL L A MASCULINIDAD
Si eres un hombre, ¿por qué no actúas como uno? No eres una mu
jer así que no te portes como una de ellas. No hay que darle más
vueltas. Y respecto al cuero y todas esas cosas, no las entiendo. Es
lodo. Soy un gay muy normal.
Frente al cambio
Ésta es una de las cosas que más me obligó a venir l'a Sydney], po
der separarme de mi padre y mi madre, pensaren encontrarme a mí
mismo, lo que soy, lo que quiero y por qué hacía lo que hacía, poi
qué cambiaba, de qué me escondía.
Se sentó y nos dijo: "¿Qué hice mal?" Fue la primera vez que habla
ba del asumo, en realidad fue la primera vez que presentó una acti
tud abierta frente a nosotros. "¿Qué he hecho mal? Evidentemente
no hice bien las cosas. Creí que con trabajar mucho y darles todo
tendrían lo que necesitaban". Mis hermanas y mi madre comenza
ron a acusarlo. Yo tuve que irme, porque conocía a mi papá y sabía
cómo se sentía. Lia un hombre orgulloso y no podía verlo así, hecho
pedazos. Y ellas soltaron todo: "Durante años te hemos dicho que
no queremos tu dinero, te queremos a ti". Al final lo entendió... y lo
único que dijo es que se sentía muy mal al respecto, que quería que
lo supiéramos, \o podíamos creerlo.
■ isicnciu con lo antenor, los tres hombres más jóvenes del grupo
entrevistado, Mark Richards, Dean Carrington y Alan Andrews,
son los que más valoran a las mujeres y los que trabajan más su
amistad con ellas.
Sin embargo, esta conciencia del cambio Liene pocos electos
políticos. El énfasis de la política de la liberación gay en la afir
mación de la identidad gay y la consolidación de las comunidades
: ays, como Dennis Aitman explica en el caso de Estados Unidos,
ha tenido un efecto contrario.14 Los hombres de nuestro grupo
no se sentían parte de un movimiento de reforma más amplio.
I lasta ahora, el compromiso que tienen con alguna práctica más
allá del vo es sólo con alguna de características terapéuticas, en
la que ayudan a que otros hombres alcancen provectos indivi
dualizados de reforma (los talleres de Gerry Lamonl, el centro
de sexualidad de Joñalhan Hampden).
La falta de conciencia política puede observarse en la postura
que el grupo tiene frente al feminismo. Normalmente expresan
cierto apoyo al movimiento, pero desaprueban a quienes van
"demasiado lejos":
Mo soporto a las man macha* que piensan que los hombres son una
mierda (Marte Richards).
Nunca he lenído ningún conflicto al respecto. No me gustan los
extremos en nada —la idea de liberarse y quemar los brassieres me
pone de malas. (Gordon Anderson)
u Al imán, 1982.
220 SOBRE LA D I N Á M I C A Dfc LA MASH I I N I D A D
liOSS
Semiótica de la mascurinielad: la creación de las imágenes comerciales de la maseulrnidad hegemónica se contradice: el placer narcisisla
que exhibe viola el código al cual se refiere. Estos anuncios muestran dos soluciones, A la izquierda, el poder prohibido y autocontenkfo
queda enfatizado por la multiplicación literal de las imágenes. A la derecha, se presenta una ligera burla al código, que ademas enfatiza la
artificia)idad de la imagen (Fuentes: anuncios encontrados en la revista de la línea Air Cañada y en el suplemento de anuncios
del Sydney Moming Herald, 1987)
El Eslado masculino: el ámbito público se define simbólicamente como un espacio
para la masenlinidad hegemónica; los espacios reales se encuentran ocupados por
hombres reales. La imagen presenta el momento de una sucesión patriarcal, del 20 de
enero de 1953. El antes general Dwigot Eisenhoweres nombrado presidenta de
lEslados Unidos; lo acompañan (entre otros hombres) Harry Trurran y Richard hilxon.
(Fuente: Associated Press Ltd. Londres)
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o PLESSEY
ComiixiiAgthe ftiturr-
Axailable now
La rnaaculinidad begemónica y ei
ejercito: imagen fantasiosa de un
soldado que aparece en un carte¡
de reclutamiento para la primera
guerra mundial. (Fuente: postal
publicada por Scheilmar* Inc.,
reproduciría de una colección
de carteles militares de Mechan,
Nueva York) APPLY HEAfíEST RECRUIUNC OFFICE
Jugando con los elementos dei género: día ;re Halloween en Haight Streel.
San Francisco. I as convenciones de la feminidad so combinan con cuerpos
masculinos de tal forma que el resultado es una burla a las diferencias derivadas
dol génoro. (Fuente: postal publicada por Tile Bowler Hat, San francisco}
Cada vt‘z es más fácil identificar la masen ÜiikIíkI loii Lis rasgos que
representan üt proceso por d cual el individuoinkmídivui las formas
de la razón técnica, ya que es la razón técnica misma la que loiis-
< i luye la forma principal de represión en la suciedad contempo
ránea.*
Construyendo la masculinidad
Creo que una mujer tiene más aptitudes físicas y psicológicas para
soportar los problemas y tribulaciones de cuidar un hogar, contro
larlo y cuidara una familia. En cambio, uii hombre puede no ser
más fuerte físicamente,.- pero... en general sí estará más ávido de tra
bajo, no Jigo que sea más ambicioso: y sentirá que tiene mayor res
ponsabilidad de traer el pan a la casa, pin ejemplo.
Jamás me aceptaron los del club de fútbol, debido a que eran del ti
po de los callados pero bravos - sin embargo, tenían una concien
cia muy fuerte de cómo te comportabas, de lo que decías sobre ti
mismo y lo que decías sobre otros—. Yo tenia afinidad por los que
no jugaban fútbol y siempre estaban pasados. Ingeniosos y satíri
cos, hablaban mal de los futbolistas y decían que tenían la cabeza
hueca. Asi que tampoco pertenecía al guipo, era alguien diferente.
Sin embargo, había otros como yo, que jugaban fútbol, que tampo
co tenían la cabeza hueca. Así que por lo menos había alguien por
quien sentía cierta afinidad.
Construyendo la racionalidad
4 Cockbum, 1985.
HOMBRES DE RAZÓN 235
Sabía que no quería dar clases, que no quería traba jar en una em
presa privada; sabía que no quería una profesión en el seivieio pu
blico en la cual a fuerzas tuviera que escalar puestos.
Lo IRRACIONAL
La última relación que tuve con una mujer fue asi. Entonces decidí
que, si Ja quiero, se lo voy a decir todo el tiempo. No esperaré un
mes, ni una semana, ni siquiera una hora, hay que decir loque pien
sas cuando lo piensas. Me siento mejor ai hacerlo... Creo que soy
mucho más honesto, y obtengo mejores respuestas. Por ser sincero,
HOMBRES DE RAZÓK 241
Supongo que ni principio era algo excitan Le, pero no duró mucho:
es que te hartas del asunto.
La razón y el cambio
Hago más labores que tradicionalmenle han sido consi deradas fe
meninas. Limpio, trabajo, cocino, lavo.
HISTORIA Y POLITICA
CAPÍTULO 8
LA HISTORIA DE LA MASCU UNIDAD
1 rara la razón, Ja masculla i dad vln filosofía cfcSsiCít, véase Seitlier, 1989, ca-
Iululo 2, Fl'omm, 1942, Inició el análisis de algunos de los lemas que presenta
mos aquí,
252 HISTORIA Y POLITICA
1 Fray Bartolomé de las Casas, 1992 [1552J. p. 31. Esto no quiere decir que
su crítica utilizara terminología derivada de la estructura del género; su lengua
je es el mismo de la evangelizactón católica y la moralidad política.
LA HISTORIA DB LA MASCt-LlÍÍIDAD 253
1 Para tacita de Franklin, véase Weber, Í976 [J 904-1905], p, 49, Para las ca
sas moity. Bray, 1982. capítulo 4. Sobre los cuerpos y ios géneros, Trumbach,
1991: sobre la identidad lija, Foucault. 1980b: y sobre la formación deí carteter
de géueru, Wollstonecraft, 1975 117923
J La vida del rey Enrique V, acto EEI, escena I. [Nota a la traducción: la versión
I h ir Luis Astrana Marín Tomo IL México, Aguiiar, 1991, Todas las citas en es pa
nul de Shakespeare fueron lomadas de esta edición], El discurso de Enrique se
■ si ratifica de acuerdo con las clases sociales; «la « la parte dirigida a la noble-
Asi que'noble aquí, normaltnenie corregido a "el más noble' . puede incluir
■ ierro ecode nobleza". Shakespeare, como Cervantes, lambiénera adeploade-
-,initor la ideología relacionada con el vaJon "¿Es que el honor puede reponer
una pierna? No, ¿o un brazo? No. El honor, ¿no liene, pues, ninguna habilidad
en cirugía? No ¿Es. pues, una cosa insensible? No. ¿Qué es el honor? Una pala
bra. ¿Qué es esa palabra de honor? Aire. ¡Un adomo costoso! ' [La vida, del Rey
trinque IV, parte 1, acto V, escena I], Para la historia de los cuáqueros, véase Ba-
Lun, 1986, capítulo 1.
256 HISTORIA Y POI (TICA
los oficiales del ejérci to y la marina, sino que ellos mismos reclu
taban a quienes llenarían sus filas* En la intersección de la par
ticipación directa en la violencia y la ética del honor familiar se
desarrolló la institución del duelo. La voluntad de enfrentar a un
oponente en un combate cara a cara, potencial mente letal, era
una prueba fundamental para la masculinidad aristócrata, Las
afrentas al honor provocaban estos combates.
Así podemos ver que la masculinidad de la aristocracia era en
fática y violenta. Sin embargo, entonces, el orden de género no se
encontraba tan fuertemente regulado como lo estaría después.
Por ejemplo, un caballero francés, el Caballero d’Eon, podía cam
biar del género f emenino al masculino sin que se le desacredita
ra socialmemte (aunque si fue objeto de la curiosidad de los demás
durante toda su vida). Las licencias en las relaciones sexuales,
especialmente con las mujeres de las clases bajas, eran un privi
legio del rango. Hasta cierto punto eran celebradas, por parle de
los "libertinos''. Al parecerías relaciones homosexuales definían
cada ve/ más a cieno tipo de hombres, aunque en los escritos
del Marqués de Sade éstas siguen siendo consideradas parle del
libertinaje en general.
La masculinidad aristócrata incluía la autoridad doméstica
sobre las mu jeres, a pesar de que ellas ocupaban un papel muy
importante al formar y mantenerla red de alianzas que unía a
la aristocracia —se trata de las estrategias tan cuidadosamente
desmenuzadas en las novelas de Jane Ansien.
La masculinidad aristócrata también suponía relaciones bru
tales con la fuerza laboral campesina, que seguía siendo la mayor
parte de la población. La frontera social estaba delimitada por
el código de honor, que no se aplicaba fuera de la aristocracia. El
control se ejercía gracias a desalojos, encarcelamientos, flagela
ciones. deportaciones y ejecuciones (en la horca). La aplicación
de esta violenta disciplina no estaba en las manos de profesiona
les especializados; la ejercía la administración local, desde el cam
po inglés y el estado esclavi sta de Vir ginia de George Washington.
hasta la nueva colonia de las Antípodas —en donde Samuel Mam-
den, el Pastor Flagelador, se hizo famoso como juez de pazh
L/VS TRANSFORMACIONES
dT.on, véase Rales, 1991; sobre el duelo, véase Rieman, 19B8. Para las relaciones
■ ntne los aristócratas y la tuerza laboral délas Antípodas, véase Conndl e Irving,
I '>')2, capítulo 2. Es curioso que el teórico más famoso del liberlinaje, miembro
■di ■ esta clase social, Lomara lo que ya era un punió de vis la anticuado sobre la
vidornia como una expresión del enLusiasmo generalizado por lo perverso, Sade,
l%ói;i7S5j.
258 HISTORIA V POl.n ¡CA
6 Nye, 1993.
LA HISTORIA DE LA MASCULÍNTDAD 259
l’heweleit, 19S7; para el desarrollo que tuyo por parte de la dirigencia nazi, véa
se, por ejemplo, Manvell y Fraenkel, 1960.
260 HISTORIA y POI-TTICA
9
Se trata de Bill Gates, dueño de una parte de Microsoft Corporation y con
una fortuna que la revísta Forhes (19 de octubre 1992) supone es de 6.3 billones
de dólares.
LA HISTORIA Dfc LA MASCL'LÍMDAD 261
Sobre el "cazador", véase MacKenzie, 1987. Marsh, 1990, apunta que estas iniá-
i'.enes pueden llegar a estar muy alejadas de la realidad de la vida metropolitana.
262 HISTORIA y POLÍTIC A
w
Blewett, ! 990, Para el salario familiar v la expulsión de las mujeres de la
industria, véase Seccombe, 1986; Cockbum, 1983.
LA HISTORIA I)E LA MASCULIMDAD 265
El momento presente
más rica de la población del mundo recibe el 83% del total de los
ingresos mundiales; la quinta parte más pobre recibe sólo el I A%*
(Los estudios realizados a nivel nacional muestran que la distri
bución de la riqueza es sustancialmente más inequitativa que la
distribución de tos ingresos),24
liste poder amplificado se aplica de diversas formas. Como
consumo de recursos (por ejemplo, petróleo v minerales del res
to del mundo), sostiene un nivel de comodidades materiales que
antes sólo tenia la aristocracia. Como inversión en tecnología,
ha eliminado casi toda la mano de obra de los procesos de pro
ducción en los países neos y. como apuntamos en d capítulo 1,
reestructurado las jerarquías ocu piac tonales. De esta forma, los
usos v placeres materiales de los cueipos masculinos han cam
biado dramáticamente.
Al mismo tiempo, la riqueza de los países metropolitanos
sostiene industrias de Servicios muy elaboradas. En ellas, los sig
nificados simbólicos de la masculinidad son complejos —especial
mente en los medios masivos, el deporte comercial y el transporte
(los curros veloces y los camiones pesados son vehículos de la
masculinidad en cualquier sentido). La riqueza y La tecnología
metropolitanas también sostienen a las fuerzas armadas mas-
culinizadas, que lian alcanzado una capacidad de destrucción
impresionante y que se utiliza periódicamente en contra de ene
migos del tercer mundo (Vietnam, Cainbova, Afganistán, Iraq).
Si consideramos sólo estas circunstancias, no debe sorpren
demos encontrar entre los hombres de ios países ricos una con
dénela extendida del cambio en el orden del género. En todos los
grupos australianos que discutimos en la segunda parte del lihro
pudimos apreciarlo, en distintas formas. En otros países tam
bién es posible documentar este sentido de un cambio impor
tante. Tal vez lo más sorprendente sea el sentido de un cambio
incontrolable de la dislocación de las relaciones de género. Di
cho sentido se encuentra, también, muy extendido.-'
24 Para estos datos, véase el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas
1992.
?r
A pesar de tener cienos defectos como investigación. Hite (í 981) documen
ta por lo menos el lema; como lo hacen, aunque de otra forma, iodo el género de
libros sobre hombres que discutimos en e! capítulo 1 y la terapia de masculíní-
dad que veremos en el capítulo 9.
LA HISTORIA DE LA MASCLLIMDAD 271
La terapia de mascifunjdad
4 lista descripción se deriva en parte de tas entrevistas que discutí en los ca
pítulos 5 y 7, en parte del material publicado en Estados Unidos. La mayor ayu
da me la dio un empresario terapeuta entrevistado en el proyecto de historia de
vida; no lo cito porque lo identificaría como individuo.
* Goldberg. 1976: Ellis. 1976; Lvon, 1977; Solomon y Levy, 1982 (este libro
marca la conexión con la psiquiatría oficial, además del comienzo de la reac
ción); Silverberg, ¡98-4.
LA POLÍTICA DE LA MASCULINIDAD 279
El libro de Warren Farrell, Why Mert Are the UV/v Thex Are (Por
qué los hombres son como son), es partículármente punzante
porque Farrell escribió uno de los primeros libros sobre hom
bres, The Liberaied Man (Elhombre liberado), A principios de los
años setenta organizó una red de apoyo a hombres para míiw, la
organización feminista más grande de Estados Unidos. Ayudó
también a lormar varios grupos de conciencia para hombres e
impulsó manifestaciones públicas que apoyaron las causas fe
ministas. Criticó vigorosamente el "sistema de valores masculi
no" y la forma en la cual los hombres quedaban atrapados en el
rol masculino. En uno de sus primeros ensayos, Famdl no dudó
en llamara tos hombres “la clase dominante" que necesitaba re
nunciara su posición de privilegio.
Una década después las cosas habían cambiado mucho. Se
gún Farrell, se bahía prestado demasiada atención a la experien
cia de falta de poder de las mujeres y era hora de prestar atención
a la experiencia de falta de poder de los hombres. Como esto pa
recía contradecir los hechos que había notado a principios tic
los setenta, Farrell volvió a del inir el poder, pero ya no lo hacía
considerando el mundo público sino el mundo interior de las
emociones. Como los hombres no sentían que emocional mente
controlaran sus vidas, entonces calecían de poder Los hombres
no debían sentirse culpables de lo que estaba mal en el mundo,
ya que las mujeres tenían la misma culpa. Si las mujeres que
rían que los hombres cambiaran, entonces las mujeres debían
hacer que esto ocurriera cambiando las expectativas emociona
les de los hombres. Sin embargo, Farrell pensaba que esto no
ocurriría. En ese momento consideraba que las psicologías de
los hombres y de las mujeres eran muy distintas y que se revela-
ban en sus "fantasías primarias" (Para los hombres: sexo con
muchas mujeres bellas; para las mujeres: un hogar seguro).
(Desde que escribí este capítulo. Farrell publicó otro libro so
bre el teína, The Mxth of Male Power, El mito del poder masculino.
Repite estos mismos argumentos con mayor vehemencia, ataca
con más amargura al feminismo, pone más énf asis en la base bio
lógica de la diferencia sexual y un nuevo respeto por, ¿adivinen
quién?, Robert Blv y los rituales masculinos).
El libro de Hcrb GoJdberg The Inner Male (El varón interior),
también fue un retroceso respecto a otro que escribió en los años
LA POLÍTICA UE LA MASCIJUKIDAD 2S1
" Rowan, ! 987. Claro que hay gran variedad de posiciones entre los terapeu-
las. A menudo intentan liberar a la rciasculinidad, por ejemplo, Silverberg,
1984, quien también celebra la masculinidad. o de piano la mezclan ecléctica
mente, comoKeen, 1991.
286 HTSTOKIA Y POLÍTICA
La LIBERACIÓN gay
seo se vuelve edípico, esio es, cuando cae bajo el influjo de la fa
milia patriarcal. El deseo conectado ai ano es lo que queda del
mundo paranoico de la normalidad masculina, en el cual las mu
jeres son el único objeto sexual legítimo y los poseedores de falo
luchan entre sí para obtener poder y riquezas.
El psicoanálisis de Mario Midi no fue tan vanguardista como
d de Hocqucnghem, pero su doctrina de género, expuesta en Ho-
mosexuality and Liberation (La homosexualidad y la liberación),
es aún más contundente. La opresión que ejercen los hombres
heterosexuales sobre los hombres homosexuales, argumenta,
es una consecuencia directa de la represión de lo Femenino en los
hombres, al intentar reforzar la supremacía masculina. 1 j\ fuer
za de dicha represión genera violencia. \a\ homosexualidad de
los hombres necesariamente contiene la feminidad; cualquier
política radica! de la liberación gay debe aceptarlo. Entonces,
Mieli celebra a los queens, travestís, al brillo, humor y parodia
como partes esenciales de cierta política transformadora, David
Fémbuch, en The Sjiiral Path (La ruta espiral), menos impetuoso
pero más sistemático, presentó al sistema de género como base
de la situación délas mujeres y los hombres homosexuales. Para
[:embach, el objetivo de la política homosexual era necesaria
mente abolir el género mismo.17
Sin embatgo, este cueslionamiento radical al género no se con
virtió en la ruta principal que siguióla política o la vida de la co
munidad gay. No fueron los ilmgqueens, sino los "clones de Castro
Street", vestidos con jeans y camisetas, bigotes y pelo corto, quie
nes impusieron el estilo de las comunidades gays a finales de los
años setenta. La di versificación de escenarios sexuales enfatizó
el uso del cuero, del sadomasoquismoyel intercambio ludo. Co
mo algunos argumentaron, tal vez exista un elemento paiódico
en la adopción de estilos hipermasculinos por parle de los hom
bres gays. Sin embargo, es claro el desplazamiento cultural que
los alejaba de la feminidad.
Al mismo tiempo, se reconfiguró la política de la comunidad
gay. La alianza con el feminismo se debilitó cuando la rama libe
ral de este último ocupó un lugar en lo conveneionalmente esta
blecido y el feminismo radical se orientó hacia eí separatismo.
x Para el traje y los tacones, véase Midi, 1980, p, 197. Los asesinatos incluyen
ii uno de los primeros representantes elegidos, Harvey Milk, en San Francisco.
296 HISTORIA V POI.ÍTTCA
La política de salida
SuAkcsrr*ne, La tempestad
[Trini, de Luis Asuana Marín]
La conciencia histórica
s Walzer, 1983.
310 HISTORIA Y POLÍTICA
8 Midi, 1980: Chapias, 1986. En Connell, 1987, capitula 13, esboce el marco
conceptual de esta estrategia.
316 HISTORIA Y POLÍTICA
lismo y ei esnobismo literario), véase Jardine y Smith, 1987; y (mucho más res
petuoso hacia sus lectores y lectoras) Heam y Morgan, 1990.
LA PRÁCTICA V LA UTOPÍA 3(9
La educación
A pesar de que las escuelas son un espacio muy rico para estudiar
la reproducción de las masculinidad (desde Leaming to Labour
hasta Gender Play), y aunque la mayoría de la gente que hace in
vestigación sobre la masculinidad esté en la industria educativa
(como académicos y estudiantes), es sorprendente que se haya
discutido tan poco sobre el papel de la educación en la transfor
mación de la masculinidad. Las discusiones sobre "el género y
la educación" se concentran sobre todo en la educación de las ni
ñas y en cuestiones de feminidad. Algún debate se ha dado sobre
la introducción de los "estudios de hombres" en las universida
des estadounidenses. Claro que existe cierta bibliografía sobre
la educación de los niños si pensamos en el doctor Amold, pero
hay muy poca discusión que se base en la investigación sobre la
masculinidad, acerca de la educación de los niños en los sistemas
Las expectativas
Una cosa es definir una estrategia política y otra muy distinta lle
varla a la práctica. Debemos considerar los medios. En los inicios
de la liberación de los hombres, ios activistas podían sentirse
como parte de un oleaje que llevaría al cambio histórico. La ola
se rompió y no dejó ningún medio en la playa para conseguir ma-
15 Frank, 19y3,p.56,
LA PRÁCTICA Y LA UTOPÍA 325
poli toma fuerza del proceso que convierte en producto a las mas-
cutinidades ejemplares, como en el caso de las estrellas depor
tivas. y de la forma en la cual la política del cabildeo sobre las
armas y los medios comerciales se coluden para celebrar la vio
lencia. F-l interés de los hombres en el patriarcado también se
sostiene por la forma en que las mujeres se involucran con éste,
como puede verse en el apego a las religiones patriarcales, en
ios relatos de Jas novelas rosas, en la forma en la cual refuerzan la
diferencia/dominación en las vidas infantiles; todo esto sin men
cionar el activismo de las mujeres en contra del derecho al abor
to y la homosexualidad.
Sin embargo, este interés, por muy formidable que parezca,
presenta fisuras debido a las complejidades de la construcción
social de Ja masculinidad que rastreamos en este libro. Existen
diferencias y tensiones entre las masculinidadea begemónicas
y las cómplices; oposiciones entre la masculinidad hegcmónicay
las mascuUnidades marginadas y subordinadas. Cada una de es
tas configuraciones tic la práctica se divide internamente, y no
sólo por las distintas capas que constituyen la personalidad se
gún el psicoanálisis, sino también por las contradicciones deriva
das del género al nivel de la personalidad. La forma en la cual se
realizan en la vida social varía, como hemos visto una y otra vez,
según [a interacción del género con la clase social, las relaciones
raciales y las fuer/as de la globalización. (La global i/ación , al con
trario de lo que la mayoría de las teorías metropolitanas del cam
bio cultural sostiene, construye situaciones muy distintas en Ja
metrópoli y la periferia).
Entonces, el interés de los hombres en el patriarcado no actúa
como una fue iza unificada en la estructura homogénea. Al reco
nocer esto podremos ir más allá del pensamiento estratégico uni
dimensional que fluyó de modelos anteriores del patriarcado^
En el contexto de la amplia deslegitimación del patriarcado, los
intereses relaciónales de los hombres en la riqueza de las mujeres
y las niñas podrían desplazar los intereses, específicos al géne
ro. de los mismos hombres en la supremacía. Cierta sensibilidad
heterosexual, sin homofohía, podría tomar forma; así, las alian-
” Y que, debemos mencionarlo, sigue presente en algunas versiones de! fe
minismo—por ejemplo, MacKinnon, 1989—, Compárese con Walby, 1989* y Ni-
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BIBLIOGRAFÍA 347
Prefacio a la traducción....................................................
NO
Prefacio..............................................................................
PRIMERA PARTE
El conocimiento y sus problemas
oo©
Capítulo 3. La organización social de la masculinidad ..
m o*
Definirla masculinidad............................................................
— El género como una estructura de la práctica social ...
Las relaciones entre las masculinidades: hegemonía, su
— <N
in <n
bordinación, complicidad, marginación...........................
Dinámica histórica, violencia y tendencias a la crisis ..
Segunda parte
Cuatro estudios sobre la dinámica
DH IA MASCULINIDAD
ro
fO
Introducción...............................................................................
i
ro
Os
Capítulo 4. Vive rápido y muere joven ......................................
El grupo y el contexto............................................................... 140
El trabajo abstracto.................................................................. 142
La violencia y el Estado............................................................ 146
La heterosexual idad obligatoria para los hombres............... 151
La masculinidad como una práctica colectiva........................ 154
La masculinidad que protesta.................................................. 158
Otras trayectorias...................................................................... 161
Masculinidades divergentes y política de género................... 164
QÜ OJ OO O' ~
Capitulo 5. Un mundo completamente nuevo...........................
V0000000vjsj*sjvj
El momento del compromiso..................... ..„..........................
El distanciamiento.....................................................................
El movimiento ambientalista............................................. ,.....
Encuentros con el feminismo ........................ ..........................
El momento de la separación...................................................
La aniquilación de la masculinidad ..... ..................................
El momento del desafío. .... ......................................................
vO O W VD Ul NJ ^
THRGERA parte
Historia y política
<N 04 ÍN
LO LO
o r- t-
del orden de género moderno
Las transformaciones ........................ ....................................
El momento présenle .............................................
fN tN íN <N«N;
r~ r» co crvcrv-
LO r- LO — o
de la masculinidad............. ..................................................
La terapia de masculinidad ..........................
El cabildeo sobre posesión y utilización de armas:
en defensa de la masculinidad hegemónica.......................
La liberación gay............................................................ .........
La política de salida......................................................................... *
Bibliografía 329
Mascirfnndades,
editado por el Programa Universitario
de Estudios de Género de la unam,
se terminó de imprimir en junio de 2003
en los tulleres de Grupo Edición» &.A. de C.V.,
Xochicalco ó 19, colonia Vérli/ Narvai k\
03600» México, D.F.
Para su composición se usaron tipos
de la familia New Aster.
Se tiraron 1 000 ejemplares.
Masculinidades I
R. W. Connell
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