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Cierto día papá Kid fue el árbitro de una carrera de bicicletas en La Oroya, dos hermanitos fueron
los competidores, uno de ellos competía con su bicicleta y el más pequeño con su triciclo. Papá
Kid dio todas las instrucciones a los dos bravos competidores, señaló el punto de partida y de
llegada, señaló también el lugar por donde debían cruzar y regresar. A la cuenta regresiva de
5,..4,..3,..2,..1,…0 partieron a toda velocidad ambos niños, el más pequeño iba adelante, cruzaron
el punto de regreso, seguía ganando el más chiquitito y Papá Kid en la meta con su chompa en
alto alentaba en voz alta a los dos niños, el más pequeñito a dos metros de cruzar la meta levantó
ambos bracitos en señal de triunfo gritando ¡Yé, yé, yé……cuando de pronto el triciclo
intempestivamente dio dos vueltas de campana y el pequeñín quedó en el pavimento quejándose
de dolor, tuvimos que suspender la competencia por el accidente del pequeñín.
La verdad te cuento, que estuve apenado por el niño, pero también me vencía la risa y tuve que
contenerme como pude para alentar al niño diciéndole palabritas como …….peores cosas pasan
en la vida Llushi…..ya no llores Llushi…..calla Llushi. Ya ves Llushi, nunca se debe cantar victoria
antes de lograr un objetivo, o sea antes de cruzar la meta.