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FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES, ECUADOR

DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA, HISTORIA Y HUMANIDADES


MAESTRÍA EN HISTORIA

CURSO: HISTORIA CULTURAL DE LOS ANDES

Nombre: Moreno Bueno Klever.


Fecha: 11-09-2018.

Reseña uno

La historia cultural, como un campo en el cual se inscriben tanto la Antropología como la


Historia así como el análisis de las prácticas sociales, es un espacio en el cual se pude
realizar interrogantes de diferentes índoles; tanto en un sentido focalizado: con en el caso
de una comunidad en particular (su vestimenta, alimentación o maneras de racionalización
del mundo); al igual que en una noción concreta en la cual las prácticas, a nivel social,
determinan una manera de vivir en el mundo y conocerlo.

A partir de este panorama de la historia cultural, me gustaría remitirme al texto de Peter


Burke: Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico y su capítulo siete
en el cual nos da un punto de orientación para analizar los estereotipos de los otros a través
de las imágenes, y como este fenómeno se puede dimensionar tanto en contraposición con
otras culturas así como en el interior de una misma sociedad para diferenciar lo que se
considera lo normal y lo enfermizo; del mismo modo tomara el texto de Roger Chartier: El
Mundo como representación. Ensayos de Historia Cultural el acápite dos de su primer
capítulo en el cual nos presenta al mundo como una “representación colectiva”
articulándose está a procedimientos de clasificación y distinción de grandes
conglomerados, lo cual crea una identidad. Estos dos textos me serán útiles para
responderme la pregunta de ¿Cómo se muestra al sujeto criminal como un estereotipo a
partir de una clasificación de la población?

Para iniciar, Burker señala la creación del Otro es una manera de racionalizar a un algo
desconocido “quizás resultara más ilustrativo hablar de las personas distintas de uno
mismo en plural y no convertirlas en una entidad indiferenciada”, es decir, que en este
proceso de pensar al Otro se emplean las herramientas cognoscitivas que se posee,
iniciando con una simple reflexión: “el Otro es el reflejo del yo” (Burker 2005, 155). Este
Otro se fabrica como un ente extraño a un yo y con valores contradictorios del cual se

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creen poseer; eso genera estereotipos, los cuales “pueden o no ser completamente falsos
pero a menudo exagera determinados elementos de la realidad y omite otros. El estereotipo
puede ser más o menos cruel, más o menos violento, pero, en cualquier caso, carece
necesariamente de matices” (Burker 2005, 158). Esto coloca al Otro estereotipado con una
mirada llena de prejuicios y a su vez sitúa una imagen mental de ciertas características que
lo diferencian de los demás.

En el mismo lineamiento Roger Chartier, aunque no habla de las imágenes como elementos
centrales en su análisis, resalta como las ideas racionalizadas de una época crean
mentalidades y esto lleva a tener presentes ideas referentes sobre ciertos modos de
entender el ámbito social y las personas que viven en él. Para esto nos propone tres
modalidades de relación para articular el concepto de mentalidad con el mundo social;
estas modalidades son:

en primer lugar, el trabajo de clasificación y de desglose que produce las


configuraciones intelectuales múltiples por las cuales la realidad esta
contradictoriamente construida por los distintos grupos que componen una sociedad;
en segundo, las practicas que tienden a hacer reconocer una identidad social, a exhibir
una manera propia de ser en el mundo, significar en forma simbólica un status y un
rango; tercero, las formas institucionalizadas y objetivadas gracias a las cuales los
“representantes” (instancias colectivas o individuos singulares) marcan en forma
visible y perpetuada la existencia del grupo, de la comunidad o de la clase (Chartier
1999,56-57).

Estos modos crean una “representación colectiva” la cual diferencia a los conjuntos
sociales los unos de los otros, y construye todo un aparataje mental de distinción;
colocando de esta manera a los grupos sociales en escalas y rangos que son identificables a
partir de su prácticas. A más de esto Chartier nos da a entender que las formas
institucionales marcan de una manera particular las características de los individuos y
colectivos, perpetuando por este medio una racionalización estereotipada de lo considerado
ajeno a un entorno familiar.

A más de esto, tanto el texto de Peter Burker como el texto de Roger Chantier, nos
permiten una comprensión de la historia cultural por mecanismos diferentes de análisis;
mientras que el texto de Burker nos muestra a las imágenes producidas en una época como
un forma de representación de la sociedad y lo que “las personas consideran en un
determinado momento y un determinado lugar «infrahumano» nos dice muchas cosas
acerca del modo en que ven la condición humana” (Burker 2005, 173); el texto de

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Chantier, a partir de los modos de la “representación colectiva”, nos da un herramienta para
racionalizar las imágenes mentales que se crean y fomentan por medio de la clasificación,
distinción e institucionalización de ciertas prácticas que señalan a conjuntos sociales y los
diferencian como los Otros, los no acorde a un Nosotros. Estas dos visiones se articulan en
un tejido que nos señalan las maneras como los Otros son catalogados a partir de miradas
hegemónicas de lo social; destinándoles lugares específicos así como estereotipos e
imágenes mentales de lo que son o deberían ser; como una manera de tenerlos presentes,
sean esto de una forma negativa o positiva.

Para respondernos a la pregunta inicial: ¿Cómo se muestra al sujeto criminal como un


estereotipo a partir de una clasificación de la población? A partir de estos textos, cabe
agregar una imagen que se publicó en el diario El Comercio en enero de 1938, con el título
de: “Los rateros que serán enviados a Galápagos”

En este artículo del diario El comercio, acompañado por una fotografía de los delincuentes,
se señala a más de 32 hombres, que por aquellas fechas del año de 1938 iban hacer
trasladados a una colonia penitenciaria en las islas Galápagos, con el propósito de sanear la
sociedad con esta medida. En el artículo se señala los nombres, edades, características
físicas y especialidad del delito de estos 32 hombres; los cuales se encuentra, después de
una clasificación entre los detenidos, en un “reservado” del Penal García Moreno. El actor

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el articulo al señalar las características físicas con rasgos Antropométricos de los
delincuentes, transmitió a la sociedad un conjunto de herramientas visuales para distinguir
a los delincuentes así como su modalidad del delito; estos sujetos criminales, que su edad
comprende entre 13 años a 40, se los mostró como una patología social a los cuales se los
debía de aislar por mantener sano el cuerpo de la sociedad. Para esto fueron clasificados
institucionalmente y apartados; proporcionándoles características únicas así como valores
y modos determinados en sus especialidades delictuosas, fijándose para esto en lo que
consideraron típico entre ellos (descripción morfológica del rostro, especialidad
delincuencial, entre otros) para reducirlos a una comunidad peligrosa y digna de ser
estudiada y apartada para que no perjudiquen el correcto funcionamiento de la sociedad.

Con esta imagen, así como el reportaje que acompaña a la misma, el articulista del diario,
al describir a los 32 hombres, muestra rasgos y delitos semejantes entre ellos, y un
estereotipo de características físicas para reconocer a los delincuentes en la cotidianidad.
Este señalamiento ya en si es la creación de Otro el cual debe de ser exiliado a un lugar
lejano por su prácticas sociales que han sido localizadas como perjudiciales para toda la
sociedad.

Esta clasificación, al igual que su caracterización, de los sujetos criminales refleja y crea
estereotipos de un conjunto de la población que comparte los mismos rasgos
antropométricos de los delincuentes, con esto se crearon imágenes tanto visuales como
mentales para identificar al Otro y mantenerlos a una distancia en la cual no pueda
contaminar al conjunto social.

Para finalizar me gustaría destacar que tanto la creación del Otro y la clasificación,
segmentación y aislamiento de ciertas secciones de la sociedad; ha creado una mirada
especializada destinada a proyectar los temores, así como las desconfianzas, que poseemos
de lo que consideramos apartado de nosotros.

Bibliografía:

4
Burke, Peter. 2005. Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico.
Barcelona: A&M Gráfic.

Chartier, Roger.1999. El Mundo como representación. Ensayos de Historia Cultural.


Barcelona: Gedisa.

El Comercio. 2 de enero de 1938.

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