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De ética económica a
economía ética
rrecto sin que las exigencias y necesidades del mundo de la vida pue-
dan influir en esa determinación instrumental. Esto exigiría una nue-
va economía "al servicio de la vida" según reza el subtítulo de la obra
principal de Ulrich (1997).
Ética económica integrativa es una reflexión crítica (Palazzo,
2000: 45) de la economía sobre la base de la realidad del mundo de la
vida y con la exigencia normativa del establecimiento de procesos co-
municativos que abran el sistema económico a las necesidades de la
praxis vital.
Ética económica significa según esta corriente, "la reflexión filo-
sófica sobre los fundamentos normativos de la socio-economía prácti-
ca" (Ulrich, 2000: 39). Donde socio-economía práctica se entiende co-
mo economía inserta en un contexto histórico de normas y valores so-
ciales de acuerdo a los cuales un actor económico tiene que "legitimar"
su búqueda de ventaja o provecho.
Ulrich (2001: 338) se aparta de la tesis de Smith, según la cual una li-
mitación de la competencia de mercado siempre daña el interés pú-
blico; dicha tesis no atendería a una política vital y sería en este sen-
tido economicista.
Para Ulrich (2001: 367) la determinación del marco de condicio-
nes dentro del cual funciona el mercado como "lugar de la moral" su-
pone un sentido moral del "ciudadano económico republicano" 13 para
que no signifique el mantenimiento de un status qua a favor de los más
poderosos dentro de la competencia. Una mayor sostenibilidad ecoló-
gica, humana, y social del mercado sólo se conseguiría a partir de un
sentido de renuncia presente en la moral individual del ciudadano re-
publicano. Con esto Ulrich se ubica totalmente contrapuesto a Ho-
mann para quien el marco de condiciones es el lugar de la moral, las
instituciones y no el sentido moral individual. Esto significaría la libe-
ración de toda responsabilidad moral de los individuos para colocarla
en el marco de reglas sociales, bajo la divisa "eficiencia en las acciones,
moral en las reglas", y el fracaso de una ética institucional sin moral lo
mismo que de una política económica democrática sin una fundamen-
tación ético-normativa de política deliberativa.
La teoría de la política económica democrática (neoliberalismo
y teoría económica contractual) supondría, pero sin poder sostenerlo,
el "primado de la ética política sobre la lógica del mercado". El lugar del
discurso ético institucional es la política deliberativa que supone la ra-
cionalidad de todo ciudadano, esto es la comunidad comunicacional.
Esta se puede pensar como una red de foros y lugares de debate donde
se delibera públicamente sobre la economía nacional, regional, local e
individual (empresarial) (Ulrich, 2001: 367s.).
La política vital regulativa se debe desarrollar por lo menos en
tres áreas: a) en el área de los derechos de los ciudadanos en el merca-
do, b) en las normas para el establecimiento de las cuentas y e) en las
normas para la limitación del mercado.
Entre los derechos personales de los participantes en el merca-
do se encuentran los derechos de propiedad, de empresa, de trabajo,
de consumo, y de arriendo. También se encuentran los derechos de
aquellos que no participan en ningún negocio pero que son afectados
por efectos externos y que pueden defenderse sólo a partir del reco-
De ética económica a economía ética 323
Por supuesto que para los autores como para cada uno es claro,
que la ética en la economía es una cosa seria y hasta peligrosa para la con-
vivencia humana, cuando las condiciones reales de las acciones diarias
no se adecúan a las ideas morales de sus actores. La teoría de juegos ofre-
cería el instrumentario necesario para estructurar las interacciones so-
ciales como interacción de intereses comunes e intereses en conflicto.
La idea de estructurar las interacciones económicas a través de
estructuras dilemáticas que siguen el paradigma de la teoría de juegos
del "modelo del detenido" ya está presente en Buchanan (1984: 38s.). El
dilema radica en que la búsqueda del interés propio individual supone
la colaboración para el logro de intereses recíprocos, en que el conflicto
de intereses surge de interacciones con intereses comunes. En una tal es-
tructura, la estrategia dominante es no colaborar, pues justamente el
que colabora está en peligro de que su aporte sea abusado por otros que
no colaboran y de este modo caer en la peor situación para él.
Homann/Suchanek toman la definición de Rawls de sociedad-f
y se integran en la corriente económica contractual. La sociedad mo-
derna es altamente individual, unida no por metas sino por reglas, ca-
racterizada por la competencia e integrada no por valores sino integra-
da por instituciones, lo cual significa junto con el autocontrol a través
de los propios intereses -que es el único del cual el individuo no pue-
de escaparse (Homann, 2002: 252)- de acuerdo al cálculo de ventajas,
la preeminencia del Derecho -o equivalentes informales- (Homann,
1995: 7) sobre valores morales para la solución de conflictos. Son las
instituciones las que regulan el juego de intereses comunes y de intere-
ses en conflicto, las que actúan de tal modo que, los individuos siguien-
do sus intereses particulares actúan también inintencionalmente en
beneficio de la sociedad. Las personas deben darse a sí mismos y en
conjunto las reglas de juego de su vida en común, en vista a alcanzar
metas humanas, ese darse reglas es una institucionalización funcional
(Suchanek, 2001: 16ss.). La política tiene por tarea administrar las es-
tructuras dilemáticas con ayuda de las instituciones de tal manera que
cada individuo reciba resultados ventajosos (Homann, 2002: 100).
No siempre los actores invierten para la ventaja recíproca por-
que temen que su aporte no conduzca al resultado deseado. Las estruc-
turas dilemáticas presentan una situación en la que un actor puede su-
poner que su aporte para la realización del interés común puede ser
330 Luis Augusto Panchi Vasco
de juegos una definición de las reglas de juego (Homann, 1999a: 88). Las
instituciones constituyen "el lugar de la moral" (Suchanek, 2001: 50).
Las instituciones como "sistemas de reglas" son legítimas, en
sentido normativo, "cuando en comparación con otras reglas generan
resultados Pareto-superiores y por lo mismo en general son deseables
y factibles de acuerdo" (Homann, 1999a: 89). La legitimidad de las ins-
tituciones estaría según Homann en la factibilidad de acuerdo que és-
tas tienen según permitan una mejor situación de todos los afectados
por dichas reglas. Las acciones y/o negociaciones son legítimas en
cuanto siguen las reglas legítimas.
Si los interactuantes dentro de una sociedad han aceptado ate-
nerse a la institución del mercado y dentro de ella a la competencia, es-
to no se refiere a un acuerdo de acciones particulares dentro del mer-
cado sino se refiere al mercado mismo como marco de condiciones que
a la larga genera una mejor situación para los involucrados. "La idea es,
que la competencia por rendimientos puede por principio llegar hasta
la ruina de los competidores individuales y debe ser así y este postula-
do es factible de acuerdo porque trae beneficios recíprocos para todos"
(Homann, 1999a: 90).
Una moral económica en esta línea, se fundamenta en las insti-
tuciones que se tienen como "el lugar de la moral". Los valores mora-
les no resultan adecuados para fundamentar una moral, porque a) no
se puede renunciar siempre a seguir la motivación individual que pre-
senta la situación por mantener un valor cuando siempre se resulta
desventajado en una estructura dilemática; y b) cuando se ha erosio-
nado un valor, éste no puede ser restituido por simples llamados com-
minatorios o por exposición de ejemplos de conducta (Homann,
1999a: 92). No se le puede exigir a nadie que asuma pérdidas econó-
micas por mantener valores que los otros no mantienen, ni se puede
esperar que, dada la situación de desventaja de unos actores respecto
de otros, aquellos se comprometan a asumir pérdidas o reducir ganan-
cias económicas por el simple hecho de apelar a su buena voluntad.
332 Luis Augusto Panchi Vasco
9.2.3 Consenso
1) Ideal normativo.
2) Condiciones empíricas.
ideal moral (l). Se olvida sin embargo las limitaciones empíricas, pa-
ra las cuales se dirigen las recomendaciones que se ven como un pu-
ro comprormso.
Para evitar este error, la ética necesita no sólo una fundamen-
tación teórica, a través de la cual se pueda discutir abierta y racional-
mente las premisas normativas, sino que también necesita la adqui-
sición y desarrollo de conocimientos sobre las circunstancias empí-
ricas. Justamente para eso viene según Homann/Suchanek la econo-
mía en ayuda, pues para ellos "la economía se ocupa de la explica-
ción y conformación de las condiciones y consecuencias de interac-
ciones sobre la base de cálculos individuales de ventajas y desventa-
jas" (Homann/Suchanek, 2000: 395).
Otra forma típica de error es el error empírico (Suchanek, 2001:
25), en el cual se derivan recomendaciones normativas sin una suficien-
te fundamentación y exposición de la orientación ideal. No pocas veces
se emplean normas morales que no serán aceptadas por aquellos a quie-
nes se dirigen, y no se atienden a conflictos con otros valores e ideales.
Este error resulta cuando, a partir de leyes históricas o naturales,
se deducen medidas o acciones -por ejemplo políticas- que no atien-
den el sustrato moral de las personas. En este error sería difícil una ar-
gumentación racional, porque la fundamentación normativa no es cla-
ra. De ahí que no se pueda discutir ni encontrar soluciones adecuadas
para los problemas sociales.
.. Racionalidad comunicativa
Democracia
/
Economía ética .--
/
Instituciones
Racionalidad ético-interpretativa
Ulrich (ibid.) distingue dos niveles entre los cuales se debe me-
diar, a saber: el de la problemática de la "racionalidad práctica para la
vida" y el de la problemática de la "racionalidad científica". Como la ra-
cionalidad científica se define autónoma sobre la base de un funda-
mento utilitarista normativo y la tarea de Ulrich es transformar ese
fundamento en uno ético-comunicativo a través de una mediación, en-
tonces en el punto de partida, los dos niveles permanecen extraños y
autónomos. No está claro en Ulrich cómo llevar a cabo esa mediación
ni parece que logre conciliar los dos órdenes diferentes del mundo de
la vida y de la ciencia.
La economía ética, por el contrario, a partir de la racionalidad
ético-interpretiva (origen en el encuentro incondicionado con el otro
en la comunicación) se resume en la asunción de un principio moral
primigéneo a la racionalidad (que manda la promoción de la vida en
uno mismo y en los demás) que se incorpora a la economía en una do-
ble dimensión: a) en la dimensión teórica como idea regulativa opera-
tiva que propone la conformación del consenso como contenido ético
de la economía y b) en la dimensión práctica como adecuación de la
producción teórica económica a la realidad del mundo de la vida a tra-
vés del consenso real de involucrados y afectados. De este modo la ra-
cionalidad instrumental de la economía adquiere un contenido ético
que norma la inclusión del consenso de involucrados y afectados, co-
mo una idea regulativa en la teoría yen la praxis como proceso de ade-
cuación de las recomendaciones teóricas al mundo de la vida.
El esquema de la figura 3 muestra el proceso mediático y funda-
mentador de una economía ética. Su fundamento está en la ética que
se despliega en una primera instancia como racionalidad comunicati-
va en orden al establecimiento de instituciones a través del consenso,
en el plano teórico bajo el estatus de idea regulativa y en el plano prác-
tico como democracia participativa y representativa. La economía éti-
ca tiene también un proceso de retroalimentación como racionalidad
ético-interpretativa, por el cual la producción teórica económica se in-
terpreta para su aplicación en el mundo de la vida, dicha interpretación
sólo acontece de modo ético por la participación de involucrados y
afectados que deliberan las recomendaciones normativas a las que de-
ciden atenerse. A continuación desarrollaré el esquema propuesto.
352 LuisAugusto Panchi Vasco
formal
trascendental
contingente
particular
condiciones reales de existencia
2. Ética del mundo cultural
~~--
de la vida práctica
comunicativa-dialógica
criterio: promoción de la vida
concresión: orden político
~
mediatizada
3. Economía ética situada
adec~ada al mundo de la vida
contmgente
por el contrario nos llevan más allá que las emociones y por el ejerci-
cio de la razón interpretativa les confieren sentido. Una moral que se
abre a la comunicación no sólo que reduce costos a nivel social sino
que desarrolla al individuo como ser en relación capaz de aprender, en-
tender al otro y entenderse a sí mismo, construyendo sentidos que le
permiten ubicarse en el mundo, identificar a los demás e identificarse
a sí mismo. En tanto las instituciones provienen del consenso, no hay
una contradicción entre moral individual y moral institucional, hay
una mutua complementación; sólo desde esta perspectiva comunicati-
va se rompe el error circular de querer fundamentar una ética del or-
den social en una ética individual y viceversa.
Desde una perspectiva de la ética como obrar correcto que bro-
ta del consenso social sobre la base de apertura dialógica al otro, no
existe contradicción entre lo moral y lo socialmente deseado o permi-
sible. El consenso sanciona la moralidad de los actos individuales y los
refrenda a través de reglas que surgen del reconocimiento dialógico de
las partes que buscan el consenso y elaboran las reglas a las que se su-
jetan. No son las instituciones o marco regulatorio de la economía el
lugar sistemático de la moral sino el consenso. Las insitituciones y ac-
ciones que brotan del consenso social ya son éticas. Una contraposi-
ción de una acción moral, entendida como moralmente buena, con lo
socialmente deseable sólo tiene lugar en la consideración teorética de
oposiciones ideales sin referencia a la formación de la acción moral-
mente buena. 35
Desde una visión de la moral por consenso, el punto básico está
en la consideración de las reglas que determinan el obrar moral. Esto
es la consideración de las condiciones institucionales bajo las cuales las
personas encuentran sus decisiones, así como la conformación de esas
condiciones en el sentido de promoción de una conducta socialmente
deseada. ¿Qué posibilidades tenemos de ordenar nuestra vida social
conjunta de modo que agentes con intereses particulares tengan bue-
nas razones para respetar los intereses de otros en la toma de sus deci-
siones? (Vanberg, 1997: 172).
La atención a los intereses de los otros junto con los propios in-
tereses implica la necesidad de establecer un marco de condiciones ins-
titucionales dentro del cual se premia y promueve el comportamiento
moral y se castiga o sanciona el inmoral, donde lo moral es lo social-
368 Luis Augusto Panchi Vasco
Notas
"Wirtschaftsethik"
2 Primera por ser la corriente que yo primero conocí a través de Scannone (I998)
Yque en la región de América Latina a alcanzado cierta divulgación.
3 Ulrich (* 1948) publica en 1986 su primera gran obra de ética económica Trans-
formation der okonornischen Vernunft a la que seguirá Integrative Wirtschaftset-
370 LuisAugusto Panchi Vasco
hik (1997). En 1987 ocupa la recién creada cátedra de ética económica en la Uni-
versidad de Sto Gallen (Suiza) para ciencias económicas y sociales. Ulrich (1986)
propone el programa del "giro pragmático comunicativo" de la racionalidad eco-
nómica; "el cálculo económico se efectúa en procesos de entendimiento social"
(Ulrich, 1987: contratapa).
4 Palazzo (2000: 21) ha llamado a esta interacción un "continuum ética-economía".
Ver aquí también las diferentes teorías de ética económica actualmente en discu-
sión tanto en Alemania como en U.S.A. expuestas en un estudio comparativo que
tiene por trasfondo la diferencia cultural (Palazzo, 2000: 25-188).
5 Homann ("1943) funda en 1990 en la Universidad Católica de Eichstatt-Ingols-
tadt la primera cátedra de Etica económica y empresarial en Alemania. Suchanek
ocupa provisionalmente (hasta cuando se escribe este texto) desde 1999 dicha cá-
tedra, al pasar Homann a la Universidad de Munich. Se podría hablar de una Éti-
ca económica según la escuela de Ingolstadt, donde se halla la Facultad de Econo-
mía.
6 Estos dos caracteres de la racionalidad se sucederían históricamente el uno al
otro, de modo que la protocultura (fase evolutiva de los homínidos) caracteriza-
da por el desarrollo de una prototécnica orientada a la cacería sería masculina, la
cultura arcaica con la institución de derechos y normas (de distribución de los
productos de la caza p.ej.) sería femenina, el período temprano de las culturas de-
sarrolladas, básicamente tecnológico, sería por lo tanto masculino, éste es un lar-
go período que se extiende hasta después de la segunda guerra mundial, por lo
menos, pero ya la revolución francesa ("liberté, egalité, fraternité") contendría
elementos femeninos que anuncian la preeminencia de la racionalidad comuni-
cativa, que en nuestro tiempo se impone según Ulrich (1993: 31ss.) con una ne-
cesidad cada vez mayor, como fruto de una dialéctica existencial.
7 "Systern und Lebenswelt"
8 Ver también U1rich (1999: 143).
9 Entre los autores citados por Ulrich con respecto a este punto destacan: Pocock
(1981), Michelman (1986), Sunstein (1988), Elster (1989).
10 Traduzco "Ordnungspolitik"como "política regulativa" antes que literalmente co-
mo "política del orden" -que en castellano no tiene tradición- por acercarse más
a su sentido de determinación de las reglas para la interacción social.
11 "Ordnungsethik" se podría traducir como "ética regulativa" pero toda ética es re-
gulativa en cuanto establece normas morales, por eso prefiero la traducción "éti-
ca institucional" que en la tradición alemana es sinónima de "Ordnungsethik": li-
teralmente "ética del orden" no tiene tradición ni sentido propio en castellano.
12 Ulrich (2001: 335) no es claro en determinar de qué "integración" se trata aquí en
concreto, él habla de una "integración del sistema económico en formas de la for-
mación de la voluntad ético-económica. A partir de la nota de página número 9 en
su texto, se puede concluir que se trata de una integración con el orden político.
De ética económica a economía ética 371
13 "Republikanischer Wirtschaftsbürgersinn"
14 Cf. Cap. 5, en especial 5.7.
15 Homann distingue entre ética y moral en la misma línea que se ha hecho en este
trabajo, esto es, la ética como el estudio metódico de la moral entendida como
costumbres y usos prácticos valorativos de sociedades concretas. Ética es la teoría
de la moral. Pero Homann distingue también dos tipos de economía. La una es
la economía teórica ("Okonomik"), esto es la reflexión científica sobre las inte-
racciones económicas. La otra es la economía práctica ("Okonomie") que se re-
fiere a las transacciones económicas concretas (Homann, 1988: 216).
16 Koslowski (2001: 9ss.) critica la metáfora del juego aplicada a la economía como
inadecuada a partir de tres factores: a) cada juego define exactamente las parti-
das y el modo cómo se realizan; b) los criterios de lo permitido en el juego y la
definición de quién gana y quién pierde son claros; c) los juegos terminan des-
pués de un corto tiempo y comienzan de nuevo con los mismos chances para los
participantes.
17 Cf.8.1.
18 Cf. 7.2 y 8.4.
19 "Rahrnenbedingungen"
20 Esta es una interpretación de Homann diferente a la concepción Pareto-superior
como el estado de equilibrio donde no es factible la mejor posición de uno sin
que otro empeore, d. 8.3.
21 Homann/Suchanek (2000: 133) escriben "recomendaciones de conformación"
(de la realidad) en lugar de "recomendaciones normativas".
22 Ver Herms (2002: 143ss.) donde él representa la tesis de un "señorío" o poder de
parte de aquellos que formulan las normas y que buscan la obligación moral de
los destinatarios de dichas normas. Sobre tal dominación de unos sobre otros, y
la asimilación de las normas por éstos últimos, ya porque responda a sus intere-
ses ya porque no tengan otra alternativa que obedecer dichas normas en las que
fueron educados, se basaria toda moral social. En la posición de una ética dialó-
gica interpretativa, no se busca ni se parte de una dominación sino de una sime-
tría de dialogantes sobre la base del reconocimiento mutuo.
23 Cf.4.1.
24 Cf.5.5.
25 Ver Suchanek (2003).
26 "Vernunftbegründung und Vorteilsbegründung",
27 Cf.4.6.
28 "Hic invenio: cogitatio est; haec sola a me divelli nequit. Ego sum, ego existo"
(Descartes, 1983: 27,2", Med., Iín. 7-9).
372 Luis Augusto Panchi Vasco
29 Cf. cap 5.
30 Homann (1980: 3) afirma la primacía prescriptiva del esquema medios-fines so-
bre su empleo explicativo. Una explicación con ayuda de este esquema es eficien-
te sólo cuando el actuar a explicarse sigue prescriptivamente, esto es previamen-
te, ese esquema. Prescripción implica ya una valoración ética.
31 Para una visión de la racionalidad dialógica práctica como consenso en el diag-
nóstico participativo comunitario d. Panchi Vasco (1999).
32 "Die soziale Ordnung muss so gestaltet sein, dass gesellschaftlich erwünchste Re-
sultate anreizkompatibel- und unerwünschte anreizinkompatibel- sind"
33 "Der systematische -nicht einzige- Ort der Moral in der modernen Marktwirs-
chaft ist die Rahmenordnung''
34 "Der Mensch schafft sich somit nicht nur aktiv interne Normen als Individualet-
hik, sondem er intemalisiert auch passiv gewisse geselIschaftliche Normen als
Moral".
35 Vanberg (1997: 171) establece dentro de un actuar determinado por motivacio-
nes una oposición contradictoria entre moral e interés propio por un lado, y por
otro, dentro del modo (cualidad) de actuar, una oposición entre actuar social-
mente no deseado y actuar socialmente deseado. Al cruzar teóricamente estas ca-
tegorías encuentra junto a las posibilidades de 1) un actuar moral y socialmente
deseado (conforme a la norma social), 2) un actuar bajo interés propio y social-
mente indeseado (inconforrne a la norma), también la posibilidad de 3) un ac-
tuar basado en el interés propio y socialmente deseado (pongo por ejemplo el ca-
so de la competencia en el mercado) y 4) otro actuar moral pero socialmente in-
deseado (no tengo ejemplo para este caso, supongo es el caso de una doble moral
social, donde se predica una virtud moral pero la estructura social la impide).
Desde una ética dialógica y del consenso, un actuar moral, que implica el recono-
cimiento social del consenso, es imposible que sea a la vez socialmente indeseado,
todo actuar moral es socialmente deseado. Del mismo modo se ha manifestado
ya que no hay oposición entre interés propio y moralidad; el actuar moral respe-
ta el interés propio y lo promociona dentro de las condiciones del acuerdo social.