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MINEROS, COMERCIANTTS
Y LABRADORES:

LAS RAICES DEL ESPIRI'IU


EMPRESARIAL EN ANTIOCUIA:
17 63.1810
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ANN TWINAM

MINEROS, COMERCIANTES Y LABRADORES


LAS RAICES DEL ESPIRITU EMPRESARIAL EN ANTIOQUIA
1763 - 1810

TRADUCC,.o{StF*r
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cECrLrAr*"t*ttffiffi\

BrBrorEGA
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UNION '&r
Este libro se publica Sracias al apoyo financiero dc CERVECERIA
S.A.
Promoción de la
Tradücido con la colaboración de la Fundaci'np.ata la
fi"*iid".i¿" y f. f."""togía del Banco de la República' Fondo Rotatorio de Publicaciones FAES

SED€ M T:,¡]T,LLIN
DEPTO. DH NIBLIOTECAS
Publicado originalmente en 1982 con el titulo:
MINERS, MERCHANTS AND FARMERS IN COLONIAL COLOMBIA,
bv Ann Twinam
Cbpyright O 1982 by The university of Texas hess
Al[righls reserved.

Fondo Rotatorio de Publicaciones FAES


Óó-tiilt¿ tdit-".ni1,J"i-éJ3i"*illo urib., René uribe Ferrer, Germán col-
menares. ¡Jano Manuel vJlrlrr4.
larallrlllo. -luarr lYr¿Ilucl
Darío l,ar"amilloiJuan Qspinq.
Editor: Fundacíón Antioqueñapara los Esiudios Sociales. IAES
Diseño: Alberto Sierra
l*lr.ro v h.cho .tt Colombia por L. Vieco y Cía. Ltda. Nfedellín
Priirted ai¡d made in Colombia
@ de la edición en español: Iondo Rotatorio de Publicaciones FAES
Frohibida la reprodticción total o parcial, por cualquier sistema de
presión y con 'cualquier finalidad iomercia-l o académica, incluidas
lecturas universita¡ias.

A Don Luis Ospina Yásquez


a Horacio Ramirez Gaviria, el "Mister".
Twinam, Ann
Sru vidas repreEentaron lo meior del modo de ser paisa'
Mineros, comerciantes y labradores : las raíces del
espíritu empresarial en Antioquia : 1763-1810 / Att
Twinam ; traducción Cecilia Inés l{estrepo de M. --
Medellín : Fondo Rotatorio de Publicaciones FAES,
1985 (Medellín : L. Vieco).
252 p. : il. -- (Biblioteca colombiana de ciencias
sociales ; v.6).
ISBN 84-89205-05-1
1. Antioquia - Historia - Siglo XVIII. 2. Minería
Antioquia.-
-tura Ántioquia. 3. Comercio - Antioquia. 4. Agricul-
- I. Restrepo de M., Cecilia Inés, .tr.
II. Fondo Rotatorio de Publiiaciones FAES. III. Títu- r
lo. (Serie).
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cDD 338.098 612
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CONTENIDO

L'r,
$

Presentación a la edición en español 11


Agradecimientos 13
Introducción 15
Interpretaciones previas sobre el espíritu ernpresarial 18
de los antioqueños
Algunos antecedentes geográficos e históricos JJ

I. EL SECTOR MINERO 43
Definicione t 47
Fuentes de información sobre la producción de oro 49
La producción de oro en Antioquia: 1670-1800 59
Disiribución de la producción minera 64
La élite minera 81

II. EL SECTOR COMERCIAL 89


Análisis de las fuentes de inforrnación 90
f,as importaciones antioqueñas: 1763-1810 93
La reforma monetaria 96
El consumo y las importaciones: 1763-1810 lll
La distribución del comercio 121
La élite comercial 139
tr- f¡

TII. EL SECTOR AGRICOLA 153


El uso de la tierra durante el período borbónico 155
La distribución de la tierra en el valle de Medellín 162
El sector agrícola y la acumulación de capital 168
Conclusión 177

IV. LA ELITE DE MEDELLIN 185


f
ta élite política 188
La ocupación y ta riqueza 192
Los proscritos acaudalados: el mestizaje y la 196
ilegitimidad
Nuestra Señora de la Candelaria; ofro camino 203
para llegar a la élite
Los peninsulares y la élite 208
La experiencia política v la movilidad' 213
Las generaciones y la élite 217

V. CONCLUSION 23r PRESENTACION A LA EDICION EN ESPAÑOL


BIBLIOGRAFIA 243
Hace ya quince años que, siendo una estudi'ante recién gra'
duada, me'auenturé por primera aez en el Valle de Aburró y allá
encontré mucho más que el tema para una tesis, o finalmente,
para un libro. La áspera belleza de Antioquia ejerce un encsnto
'perdurable; y la coirtiatid'ad de tantos antioqueños colombía-
1t
'nos
han heiho los años siguientes intelectualmente desafiantes
y personalmente satisfactorios.

Algunos me acctnsejaron, años atrás, no inuestigar un tema


antioqu"eño. Lln importante: hombre de letras me adairtió: 'i'No
estud,ies a Antioquia. A los antioqueños no les interesa para na-
d.a la historia, tan solo piensan en hacer dinero!". Cuando uisité
por primera uez los archiaos de Medellín y los encont.ré casi .ua'
'cíoi, pensé que podría estar en lo cierto' Pero estaba equíao-
cado.

En Iosúltimos años he regresado uarias ueces a Medellín y


ht: encontrado esoS mismos archíaos cada ae z más concurridos,
a mt:dida que los profesores uniuersitartós, sus alumnos, y otros
itutetstigad.áres hai piesto aI descubierto el regístro documental
i
r_
t2 Mineros, Comercüntcs y Labradores en Antioquia, 1763-1810
\

dc'l pasado de ,4ntíoquia. La profundidad y riqueza de estcts ar-


clúuos pucden ocupar proL,ccltosa?nente los mejores ésfuerzos de
muchas gcn(racilnes por renir.

La crcación de la Fundación .lnti<lquoia para los listutlios


Sociales,FAI:5, entidad editora de L'stt libro, s(ñalo otru e'tupa
en la ntaloría de edad dt, los estudi¡¡s histórícos e'n ,4ntioqu,ia.
F,IES ha surgido cotno un cenlro t'ital coordinador de los es-
tudios regionalcs en ,lntioquia y t'rt Colombia, al mismo lit'rttpo
qu( sirue como de'positaria de libros ), tnanuscritos mu\) r,aliost¡s
)' conro un lugar de r¿'unión ¡tara inacstigatl orcs. Para mí hu sitlt¡
ntut gratificante el.haber podido prcsenciar t partit'ipar ett estos
dcsarrollo s.

Siempre ht pcnsado qut el (om¿'nta?'io tle' Santayan"d qu('


dicc "^lquellos que no rccu(rdan el pasadt¡ estdn cottdetmtlos a
rcpctirlo", ers wyy, pt:sitnista. La historia put'dt' hu<:er olg'o más
qut, señalar los errores del pasado que dtbett euitursr:. Ella puede AGRADECIMIENTO
tambión indicar qué logros de'l pasado nter((en repetirse. Hay
mucho cn la hístoría de ,lntioquia: una historia rica, honrosa y Este libro ha pasad.o por muchas etapas. Mi asesor de tesis,
altíua, quc cualquicra put'de rlt's¿'ar entular. Esta libro ctttonces, n¡rnora M- Morr",' *"rrri mucho más que un simple agradeci'
puecle ser no solamcntc ec(rca del ¡tasado de Atúictquia, sitttL Sóto ét iabe cuanto tiempo dedicó a responder mis
^l""ri.
bresuntas y reaiscff mis m,anuscritos y sólo yosé cuán importan'
también acerca dc su presente y de su .[uturo.
i"i¡u"io"'su estírnulo y sus críticas. Quiero.recordar en p,imer Antío-
-

t;g;;; r'ul ospina vásquezrquíe,n me ayudó a conocer'a


Cincinnati. agost() de l984 oíio , a los antioquenás- Fiank Safford"y James Parsons me
Lr;níoron sus críticas detalladas y pertinentes' Los comenta'
rios d,e Emilia viotti d.a costa, Howard Lamar, zane Miller y
Germán Colmenarej'tumbién han aportado al trabajo. Mis hrues'
tilo.rion"t en Bogotá fueron enriquecidas p9' lls.-conuersacio'
nl", ,on Hermes Toaoi Pirrón, Ja'ime Jaramillo Uríbe' cl desapa'
,"rido Alaaro López Tord y Anthony McFarlane y en Medellín
con Hernán Escibar Esco'bar y Diego ursulq Loy\,
-y villegas.
jor"pn Tutchin, Anthony Maingot Charles Boxer también
'coniríbuyeron a este esfierzo. El personal del Archiuo Na'cional
y a, U Éíbhot"ro Luis"Angel Arango en Bogotá' me brindaron
ín seraicio síempre cortés y eficiente; en Medellín tengo una
Archiuo
d,eud.a especia.l ie gratitud' ion- el entonces Director del
IIistóricó d'e Antioquia, !osé Ignacio Rodríguez y con su secre-
.:

14 Mi¡e¡os, Comerchntes y Labradorcs en Anüoquia. 1763-1510

q,
¡
rl
tari¿ Carmelita González. Otro agradecirniento aa para eI perso-
n
¡ul del Concejo Munícipal y para el de la Biblioteca de la tlni
uersidad de Antioquia toaquín Londoño de la Asociación Co-
lornbiana de Míneros quien hüo los aneglos necesarios para mí
uisita a la Diuísión Pato de la Interrntional Mining Company,
donde el ingeniero Frnnndo Rico me erueñó sitíos y técntcas INTRODUCCION
mineros, tanta coloniales como modernas. La Fundación An-
tioqueña para los Estudios Socíales, FAES, creada por Luis Ospi-
naVósquez, proporcionó tanto el ambiente perfecto como el
personal ideal para colaborarme en las reuísiones finales, parttcu-
lannente su Dírector, tuan Manuel Ospína, su esposa Glorín y
su secretaria lúerced.es Arias. No solo \o, sino los lectores de
esta edición en español, deben wt agradecimiento especial a
Cecília Inés Restrepo. Ella ha trabajado arduamente y con rnu-
cho éxíto en esta traducción. IIay ntuchos otros c?tyos nonl,bres
no aparecen aquí, ellos saben quienes son y les agrad.ezco su
tiempo y su ayuda La financiación necesaria para mi ínaestiga-
ción fire posíble gracías alas ayudas del Yale Llniuersity's Council
on Latin American Studies, el Foreign Area Brodie l-ellowship
Program, el Uniuersíty of Cincinnatí's Renton K. Doctoral Fund,
eI Charles Phelps Taft Memorial Fund y la Comisión Fulbríght.
Mi esposo, Andy, fue siempre una fuente inagotable de fortaleza
y mis padres nunca dudaron que lo lograría En el centro de Medellín, a un costado de la Plazuela Nuti-
llara, se asienta La Gobernación, un edificio de estilo gótico a
luuá.o, grises que sirve como seáe al Gobierno Departamentall.
Fln uno á" ,tr-rrrrrros una pequeña placa de bronce proclama
,,Por Colombii los antioqueños podemos hacer
con resolución:
rnás". Camisetas sicodélicas en los almacenes del Cbntro anun-
cian ,,Medellín es amor", y en los bolsos se lee "Medellín e5
colombia". En un país con un Gobierno central, los.carteles ad-
quieren un tono biligerante y a vec-es secesionista: "Antioquia
i'ederal". Cerca a la Ñenida Oriental, recientemente construida,
un mural rePresenta el "Origen, vida y grandeza de una raza" '
Lo que la placa' la camiseta, el bolso, el cartel y el mural com-
p'rtén, ., iu .*pt.rión consciente del regionalismo.antioqueño'
iú., Colombia, conocida por sus regiones bien diferenciadas,
"., antioqueños, quienesie llaman a sí mismos paisas'pudie-
sólo los
,,r' nub., .rrg.tdruáo un poeta como Gregorio Gutiérrez Gonzá'
dc (lalibio.
I l.ll nombre oficial del eclificio de la gobcrnacií¡n es Palaci<¡
r,, Minetos, Comctcitntes y Labradores en Antioquia. I76J-Igl0 Introducción 17
-l
lez, que proclamaba alguna vez: "Yo no escribo español slno para la década de 1960 Medellín era el centro de una dinámica
antioqueño"2. i¡rdustria textil que incluía a Coltejer, la mayor fábrica de su gé-
rl.
i.i. ncro en Suramérica. En los últimos tiempos los medellinenses
h El reconocimiento, y no sólo por parte de los paisas, de la han invertido además en las industrias alimenticia,metalmecánica,
I reputación internacional de los antioqueños como impresarios, rnaquinaria de precisión y en otros productos propios de una
es un ingrediente importante de su regionalismo. Su mayor logro cconomía moderna y diversificadaa.
fue la industrialización a comienzos de este sigto, de su capiáI,.
*.
t' Medeüín, situada en un valle interiot y .tt..rráda ent¡e mtnta- Menos conocidas, más no por ello menos dramáticas, son
'ñas. En muchos sentidos Antioquia era una región poco apta las eüdencias más tempranas dei espíritu empresarial antioque-
paa que tal industrialización ocurriera ñ<¡. D¡rante el siglo XIX los antioqueños fueron inversionistas
¡rioneros en los negocios del café, tabaco, ganadería, bancá, co'
Las cordilleras Central y Occidental cruzan el Departamen- rncrcio internacional, colonización y minería de veta; además,
to, que c¿rrece además de ríos navegables, así que la mera geogra- sus antepasados de la época colonial habían suministrado una
fía ofreció obstáculos formidables aI establecimiento de las reáes parte muy considerable de las exportaciones de oro de la Nueva
de transporte y comunicaciones vitales para el desarrollo econó- Granada5.
mico. A pesar de e stas barreras, los inversionistas paisas ordenaron
traer maquinaria textil desde Inglaterra y la cargaron a lomo de t Mucho ha escrito y mucho se ha debatido sobre las razo-
se
mula para emprender el arriesgado viaje por los difíciles pasos a nes para que los antioqueños, ocultosy aislados entre las cadenas
través de las altas cordilleras. La combinación áe mulas iecalci- <le montañas, hubieran jugado un papel tan importante y especial
trantes, maquinaria estropeada y una quiebra bancaria en 1904 ',,i en la historia económica de Colombia. Los estudiosos no se
condenó al fracaso este primer esfuerzo, pero ya habían sido or- 4 -. ponen de acuerdo en su juicios respecto del origen, periodiza-
denadosotrostelareSqueentraronenproducciónen1906. ción, motivación y desarrollo del espíritu empresarial antioque-
Pa¡a l9l5 había 150 telares mecánicos en Medellín, y una déca- ño, ni tampoco sobre el significado de éste mirado en el con-
da más tarde su número había aumentado a 650. En 1945 los texto más amplio de la teoría del desarrollo económico.
arrtioqueños contribuyeron con el241o del valor total de la pro-
ducción industrial del país, a pesar de que el Departamento con-
tenía sólo el l49o del total de la población colombiana3. ya
ción son tomadas del censo, correspondiente a 1951, en el cual Antioquia apart-
Gregorio Gutiérrez González,Obras Qompletas (Medellín: Ediciones Acadén¡icas ce con l'570.197 habitantes, frente a los ll'548.172 de Colombia. Véase Ins-
de Antioquia, 1958), p. 410. Los antioqueños se deleitan componiendo lemas tituto (;eográfico Agustín C.odazzi, Monografía de Anti<tquia (Bogotií: I'll Inlsti-
y poesías acerca de sí mismos. Un esfuerzo reciente dice como sigue: tuto, 1969), p. 48; y Alvaro López Toro,Análísis Demográlico dt' los c¿'ttsos ctt'
Sabían ustedes que a Colámbia lombia,nos: 1951 y 1964 (Bogotá: Fldiciones flniversidad dc los Andcs, 1968), p.
la descubrió un italiano, p. ll.
la conquistaron los españoles,
la liberó un venezolano, + I nstituto (ieográfito Agustín Codazzi, Monogruf-ía, p. 7 6.
la explotaron los americanos,
la gobernaron los bogotanos, lr Véase Frank R. Saffor<l, "llmpresarios nacionales v extranjeros en Color¡rbia dt¡-
y la sostienen los antioqueños! rante el siglo XIX", en: Aspectos del sigló XIX tn Colombro (Medellín: lrdicio'
ncs Hombre Nuevo, 1977), 1:p,27'73 y Roger Brerv, íl Desarrollo económíco
Luis Ospina Vásquez, Industria y hotección en Colombi4 181&1930, Biblio- de Antiaquia desde la índependencia hasta 1920,,\rchivo de la lrconomía Na-
teca Colombiana de Ciencias Sociales, vol. I (Medellín: Fondo Rotatorio de Pu- cional, vol. 38 (Bogotá: Banco dc la República, 1977); I Ann'l'n'inam, "Miners,
bücaciones FAES, 1979); pp. 372-375, 422427. Los datos referentes al censo Me¡chants and Farmers: The Roots of Entrepreneurship in Antioquia: 1763"
indust¡ial de 1945 aparecen en ídem, cr¡adro No. 5. Lag est¿dísticas de pobla- 1810" (Tesis, Ph.D., Yale trniversit)', 1976).
-\
I 8 Mirtoos, (io.mrn'ianlts y Laltrad.orrs en Antioquia. I 763- I It0 Introduccíón l9

Interpretaciones previas sobre el espíritu empresarial nómico de América Latina, presumiblementc se encontraban
de los antioqueños sintetizados6.

Las tendencias intelectuales en los siglos XIX y XX han Everett E. Hagen surgió como la figura central entre los in-
modelado la mayoría de las indagaciones sobre el origen del es- vestigadores de la década de 1960 cuando dedicó un capítulo a
píritu empresarial antioqueño. En las décadas correspondientes Antioquia en su On tht' theorv oJ'sctcial ('hange: IIow l"cc'nomic
a 1960 y 1970, una abudante literatura en las ciencias sociales Groutth Begins. Sus sugestivas generalizaciones provocar'on nume-
retrató a los antioqueños como "diferentes" sicológica o étnica- .oru, ,"u..iones: Leonard Kasdan amplió los componentes étni-
mente. Desde 1930 a 1950 los mismos antioqueños desarrollaron cos de la interpretación de Hagen; y Frank Safford, Alvaro
teorías para dar cuenta de su papel como líderes industriales. A lÁpez Toro, William Paul McGreevey y otros rechazaron sus
comienzos de este siglo los paisas se defendieron de las acusacio- proposiciones. Luis H. Fajardo exploró la ética protestante de
nes racistas" de que su habilidad para los negocios provenía de su ios antioqueños y James L. Palme registró el papel particular
origen judío. Una evaluación crítica de'estas distintas teorías re- jugado por Antioquia en la política nacional en su Patterns of
vela tanto acerca de los supuestos de quienes los proponen, como Conflici in Colombía . En forma creciente el caso antioqueño
de los logros económicos de los antioqueños. Aún así, una revi- figuió durante las décadas de 1960 y 1970 en las formulaciones
sión de las interpretaciones existentes sobre esos logros ilustra teóricas de las ciencias sociales: David McClelland sobre el lo-
algo más que lo que se ha dicho anteriormente: tarnbién sugiere gro; Seymour Martin Lipset sobre el espíritu ernpresarial; Albert
prometedores caminos para futuras investigaciones. Éirschaman sobre el deiarrollo económico8 ' Puesto que la indus-
Ve r ,,\lbert C). Ilirschrnan, La estrategia del desarrollo econó¡nico (Nttlxico: l olr-
do de (lultura Irconómica, l96l) p. 187;.lorgc Balán; lIarlev L' Browningiand
Durante las décadas de 1960 y 1970 los científicos sociales Fllizabeth Jelin, Men h a Deueloping Socecü)'" Geographic and Social !¡lobilitt
norteamericanos miraron el mundo y descubrieron que la pros- in Monteiey, íIériro, Latin Ame¡ican Monoghaphs, No' 30 (Austin: tjnivcrsitv
of Texas Press, 1973), p. 47,.
peridad posterior a la Segunda Guerra Mundial, tanto para ven'
cedores como para vencidos; no se daba de igual marlera en los I.lverett ll. Ilagen, Il cambio social en Colombia: el factor hurnano en el desa'
nollo económi¿o (Bogotá: l.tliciones Tercer Mundo, 1963); Leonárd Kasdan'
contineñtes del Tercer Mundo. Buscando a la vez la causa y el ,,I¡amil). structure , Nligration and the F,ntreprencur", en: Entreprcnettrship arut
remedio de esta situación, los investigadores enfatizaron la im- Econorntc Deuelopment, etl. Peter Kilby (New York: !ree Prcss, l97l)'
pp'225-
econó-
portancia de las barreras históricas, sicológicas o culturales que, 2391 !rank R. Saiford, "significación áe los antioq,eños en el desa¡r.llo
en su opinión, habían retrasado no sólo la aparición de actitudes mico colombiano: un exa¡nen crítico de la tcsis de F,verett llagen",An'uarío Co-
IombianodeHistoriasocialyd'elaCultura3(1965):49,69;ídt:m',..I,)rnpresa.
"modernas" sino también de economías industrializadas. Figu' rios nacionales y extranjero.s", pp. 27-73; idcm, "Commerce and I'lnterprise
raban como tales impedimentos las actitudes "tradicionales" in Central Colombia: l82l-187d" (Tesis, Ph'D', Columbia Universitv' 1965)'
oo. 382-398: Alvaro López Toro, Migración y cambío social en Antioquia duratt'
en América Latin4 ya fuera que se manifestaran en la importan- diez y nueue'(Bogotá: t)diciones tlni'ersidad dc los Andes, 1970); \{i-
;;
cia que se le otorga a la riqueza proveniente de la propiedad de iiiÁ"l;iC[, económica de Colombia: 1845-1930 (B.g.tii:
ü"r rvI.órrrey, iliri'orio
la tierra, o en el poco prestigio que tienen las carreras científicas Edicione¡ Te¡ccr Mundo, 1975); Luis I{' I"ajardo, La moralídad protütante de
partamerlto
los antioq*ñor: esttuctura social y personalidad (Cali: Ldiciones De
o de negocios y la renuencia a invertir en la industria. Debido a de Socioügía, Universidad del Valle, 1966?); James L' Pat'ne' Puttcms
ol'Con'
que los antioqueños no presentan muchas de estas actitudes tra- ¡tXi;n Coiá^Ura (New Haven: Conn.: Yale Universitl'Press, 1968)'
dicionales, ellos, junto con otros pocos ejemplos de industriali- desa'
David C. McClelland, La socíed'ad arnbiciosa: factores.psicológ-icos^en^el
zaciín (tales como Sao Paulo en Brasil y Monterrey en México), Áiii itiaÁ*o Ediciones
G¡a¿¡a: Guadarrama, 1968)' pp' 681'683; sevmor¡r
emergieron como posibles "casos experimentales", donde aque' rnl, iipr.t,..Values, Education and Flntrcpreneurship" en: Elítts in Latin.4neri-
llos ingredientes inherentes y necesarios para el desarrollo eco- .o, .á. S"l*o,rr Nl. Lipset v Aldo Sotari (Ncrv Y'rrk;#[dgrrl {luiversit}p'Press'
ióozl, pp. 27'28; Ilirschmán, La cstratcsía del deffi$económito' 187 '
i

r
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMB¡A
ffi
tlcrlTl\ ñt DrDt tr\TC¡'iAc
20 Mhuros, Comercüntes y Lab¡adores en Antioquh. 1263_1g10 Intro.duccíén 2l
l
trialización antioqueña presumiblemente iba en contra del ¡r.r¡rcl en el desarrollo de la región o que la ausencia de la gran
modelo colombiano o latinoamericano, la mayoría de las expli- ¡rr,,¡ricdad territorial ha sido un factor decisivo de la historia
caciones enfatizaban lo singular, o ,'diferente" de la sicolofía, ¡r,rislr, la tesis de Hagen no sólo no logró proveer una prueba
cultura o historia paisa. , ,,rrvincente de lapérdidade status, sino que redujo una comple-
¡,r r calidad histórica a una simplificación absurda.
, La obra de Hagen proponía una interpretación tanto sicoT)
lógica como étnica para el espíritu empresarial paisa y propor- | I'or mplo,las élites tradicionale s de Cundinu-ur.uyVuli\
eje
cin-Á
cionó rr¡
un eo+lm,'l^
estímulo y - l^
" a la vez una l-^^^^^*^
base para *-.^L^^ -t^t^^ -^-:-
las-teorías I
Hagen, y cuya seguridad basada en la tieria y en]
muchas de ln()l)ucstas por
posteriores. Argumentaba que los antioqueños sufrieron de una i,, ,i,^.o de obra iñdígena les permitía répudiar a los antioque-i
"pérdida de status" que los impulsó al éiito empresarial. Segun rros, resultaron ser elañoraciones míticas. ia investigación cuida-\
,,personali-
{{agen, este tipo de pérdida de s'tatus había producido rlr¡sumente documentada de Germán Colrnenares sobre la con-
dades empresariales" en grupos tales comó los disidenies (Non- r¡uista y los comienzos de la Colonia en la Nueva Granada ha
conformísts) de la Iglesia Anglicana y los escoceses en Gran Bre- ,ir.rn<¡strado que la incertidumbre azolaba a los conquistadores
taña, _y los pequeños Samurai y los campesinos ricos del Japón. y :r hcrederos, quienes lucharon vanamente para aferrarse--a sus
La pérdida de status de los antioqueños, afirmaba Hagen, ténía ri,.rru, y se enfrentargn sin éxito a la disminución catastróficade
i sus orígene s en la historia local: cuando en el siglo X\III el sector lrr rnano de obra indígenalo. Es muy significativo que Hagen no
l\) minero sufrió una depresión y la mano de obra nativa escaseó, los ¡r<lt:lantara ejemplos concretos de "pérdida de status" entre los
\ '.J
paisas debieron dedicarse al trabajo manual. Sus iguales de las siglos XVI y XVtIt; su siguiente ejemplo, que €s d.e 1808,.está
\ provincias neogranadinas de Cundinamarca y Valle poseían vás-f , irlnto cincuenta años dentro de su período de "incubación"
I tas haciendas y más abundante mano de obra indígena y rechaza-,, rlcl cspíritu empresarial antioqueño, que como ya se dijo es de
l;
ban a los paisas que no se ajustaban a sus patrone s tradicionales de , ,1,,s siglos. Las investigaciones de Frank Safford mostraron que las
señorío y terratenencia. Desde mediados del siglo XVII hasta me-
f
ólitcs bogotanas del siglo XIX, lejos de menosprecial alos antio-
,J
diados del siglo XIX las élites de la Nueva Granada consideraron ai r¡trcños los admitían como posibles candidatos a alianzas matrimo-
los antioqu.eños "atrasados e conómicamente" e "inferiores social- ,iinl.r y por lo tanto como sus iguales desde el punto -de vista
mente)'. Estos doscientos años de rechazo fueron el período de s.,ciallí. ia tarea de probar una teoría comd la de la "pérdida
incubación de una alternativa: el sistema de valores antioqueños, <lc status" .orr.rp9náe a su proponente, Y en este caso Hagen
el cual proponía una imagen propia muy distintiva que promo-,, n() estuvo a la altura.
vía un comportamiento empresarial y que condujo ai é*i1o e.o- I
nómico paisae. La "pérdida de status" fue sólo un episodio en la búsqueda,
t:rnprendiáa en las décadas de 1960 y I970, delara'ison d'étre
Ciertos elementos de la teoría de Hagen dieron en el blan- ,lc ia personalidad empresarial de los antioqueños. Tomando-una
co; pero tomada como un todo, su interpretación enfrentó una ¡rista dada por los intelectuales paisas, quienes
habían señ-alado
severa crítica Aunque nadie podria negar que el desarrollo de ilcsde hacíá ya bastante tiempo la proliferación de apellidos de
la auto-imagen consciente de los antioqueños ha jugado algún origen vasco entre las familias locales, Hagen propuso- en el
rnismo ensayo la posibilidad de que los vascos pudieron formar
Véase lrve re tt 1,. Ilagen, On the theory of Social Change: How Economíc Grcuth l 0 (iermán colmenares, La pro|incia de Tunia en eI Nucuo Reír¿o de Granad,a: en-
Begins (Homewood, lll.: Dorsey Press, 1962), pp. 185-199, parasuteoríasobre sayo tle historia socíat, 1 539-1800 (Bogotá: Ediciones universidad de los Andes,
la pérdida de status; idem, El cambio saci¿l en Colombia, paia su aplicación al 1970), pp. 26,3r-4+.
caso de ,Antioquia. Pa¡a un juicio crítico de la teo¡ía de llagen, ver Twinam.,
"Miners, Merchants and Farmers", pp, 299-335. I I Safford, "Commerce and Enterprise", pp' 385, 388.
r
I
22
.l

Mineros, Co¡nercbntes y Labradores en Antioquü, 1763-IBl0 Introd,ucción 23


,,x

un núcleo empresarial que hubiera promovido el desarrollo eco. ción con el total de la poblaciónrs. Si los antioqueños con ape-
nómico antioqueño. Usando como base el directorio'telefónico llidos vascos conformaban un núcleo empresarial, aparecerían
de Medellín de 1957 Hagen calculó que el 159o de la población como un porcentaje mayor de la población del que realmente
de la ciudad era de ¿rncestro vasco. Comparó su hallazgo con una :
representaban (basándose en el directorio telefónico). Si los an-
lista detallada de los industriales de Medellín y encontró que del tioqueños de origen vasco no eran empresarios' estarían por lo
2úlo aI259o de éstos tenían apellidos vascos. Aunque admitió tanto sub-representados en el directorio. De ambas maneras el
las deficiencias metodológicas de esta prueba, Hagen argumentó porcentaje de vascos derivado del directorio telefónico no po-
que sus estadísticas eran de todas maneras impresionantes, pues- día compararse de manera confiable con el listado de industria'
to que mostraban que los antioqueños de sangre_vasca eran dos les antioqueños de origen vasco obtenido por Hagen. Otra
veces más numerosos entre los líderes empresariales que entre fuente, las Genealogías de Antioquín y de Caldas de Gabriel
la población totall2. En un ensayo subsiguiente Kasdan cuestio- Arango Mejía, que indica las provincias de origen de los ape-
nó el planteamiento de Hagen al suponer que españoles vascos llidoJ paisas mái típicos, mue¡tra que los vascos eran sólo el
eran necesariamente empresarios. En cambio, propuso que el 22"1o de los inmigrados a Antioquiaró. Siendo así, la cifra de
estímulo a la emigración de los hijos menores que se dió entre llagen, que indica que del 209o al 25?o de los empresarios
los vascos pudo muy bien haber desarrollado entre este grupo antioqueños era de origen vasco, demuestra que este grupo no
algunas de las cualidades básicas del empresarior3. El plantea- fue más empresarial dc lo que podría esperarse.
miento de Hagen y la respuesta de Kasdan desataron una verda-
dera vascomanía entre los estudiosos de Antioquiaien particular y La afirmación hecha por Leonard Kasdan de que los inmi-
del desarrollo económico en general. Estuvieran de acuerdo o no grantes vascos tenían un marcado potencial empresarial tiene
con Hagen y Kasdan, James Palme, Luis H. Fajardo, Albert algún soporte histórico en la compilación estadística sobre mi-
Hirschman y Peter Kilby se sintieron obligados a mencionar la gración española a América elaborada por Peter Boyd-Bowman.
relación v¿Bco-antioqueña, relación que también apareció en el Las estadísticas de Bowman muestran que entre 1520 y 1539-
debate entre Stanley Brandes, William Douglas y konard si bien apenas el 4.5olo del total de los colonos era vasco' estos
Kasdan acerca de los emigrantes vascos cemo empresariosla. constituian el 14o/o del total de comerciantes migrantes. En el
,tl período siguiente (1540-1559) los comerciantes vascos están
La teoría del origen vasco de los empresarios antioqueños ,\ iepresentados en forma proporcional a los colonos vascos (4.2olo
propuesta por Hagen sería válida sólo si el directorio tele fónico !" \' comerciantes, 4,4olo colonos); mientras que desde 1560 a 1579
A. igf Z piopot.ótara una muestra r.epresentativa de la pobla' r'li los comerciantes vascos forman un porcentaje ligeramente más
ción de la ciudad. Ya que en 1957 sólo el 20"/o de los habitan' alto que los migrantes vascos (b.2"1" comerciantes, 2.9o/o colonos).
tes de Medellín tenía teléfono, el directorio no podía ser una Una comparación de los porcentajes de emigrantes y de comer-
fuente apropiáda- Los medellinenses ricos o aquellos que tu- ciantes de otras regiones de España, sin embargo, muestra que
vieran algún negocio estaban sobre-representados, en compara- los vascos no detentaron el monopolio como empres'arios. Para
citar tan sólo un ejemplo, los com'erciantes de Andalucía tam-
r2 Hagen, EI carnbio social en Colombh, pp. 103-108.

l3 Kasdan, " Family Structure", pp. 228-233 l5 E. Libardo Ospina, Ilna uida, una lucho. una victoria: monografía histórica'de
las empresas y senicios ptiblicos de Antíoquia (Medellín: Empresas Públicas de'
l4 Payne, Patternsof Conflkt, p:97; Fajardo, La moralidad protestante, pp' 70' Medellín, 1966), p. 362, señala que Medellur tenía 35.052 teléfonos en 1957.
72; Hirschman, La estrutegia del desanollo económho, p, l87i Peter Kilby, La población del área. u¡bana del municipio en 1964 (fecha del censo más ce¡ca'
"Hunting the Heffalump", en:. Entrepreneurship and Economic Deuelopment, no) era de 717,865 habitantes (Instituto Agustín Codazzi Monografía, p. b0).
ed. Pctei Kilby (New York: Free Press, 197 I ) p. 2l ; Stanley H. Brandes, "On
Basque Migrati on" A merü an A nt hrop o Io gist 7 5 (197 3) : 300'302' 16 Twinam, "Miners, Merchants and Farmers", p' 328 irl
24 Mineros, Comerci¿ntas y Labradores en Antioquia. 1263-lgl0 Introd,ucción 25
,

bién representaban una proporción significativamente más alta tlr¡ con profunda seriedad o con un toque de ironía, la razatgs un
de emigrantes de su regiónr7. Desafortunadamente las estadísti- componente importante y aún vigente del sentido regiolalista
cas de Boyd-Bowman no llegan a los siglos XVII y XVIII, cuando
y <le la conciencia de sí mismo del antioqueño.
Antioquia recibió el grueso de su migración. Mi artículo sobre.
los vascos en Medellín a finales del período colonial muestra Antes de que apareciera este concepto de la raza hay casi
cómo este grupo no formaba un núcléo con una cultura o una rrn siglo en que los antioqueños fueron señalados por sus comPa-
Iengua distintivas y que su proporción de empresarios no era triotas y por extranjeros como una presencia forastera y judía
mayor que lo que indicaría su porcentaje de poblaciónrE. Así, cn Colombia. Aunque en el siglo XX los antioqueños han llega-
aunque Antioquia pudo haber recibido un porcentaje ligeramen- <lo a aceptar esa conexión judía como un cumplido' aunque algo
l
te más alto de inmigrantes vascos, no hay ninguna evidencia que torcido, en el pasado esto no fue más que un insulto múltiple.
respalde la teoría de que estos formaron un enclave empresa- : / lln Colombia, como en el resto de América Latina, el antise'
rial que promovió el desarrollo económico antioqueño. I nritismo fue modelado por la tradición y apoyado por falsos es-
tereotipos. La herencia religiosa señalaba a los judíos como trai-
Aunque no existe comprobación empírica pará las teorías <lores y asesinos de Cristo. Sumadq a esto está la historia del
sobre la "pérdida de status" o el "núcleo empresarial" vasco, prejuicio cultural español que proclamaba que el "honor y la
este tipo de acercamiento, que .enfatiza lo extraño, los aspectos ii-pi.ru de sangre" tto .tun-.otttpatibles con el ancestro' judío2o.
nolatinoameribanosdelahistoriaylaculturaantioqueñas, Ya para el siglo XIX los colombianos despreciaban a los judíos
tiene raíces que se extienden mucho más atrás de las conceptua- pues los consideraban desarraigados (el mito del Judío Erante)
lizaciones de la década de 1960. Durante más de un siglt los y av¿uos (Shylock), aunque reconocían que los judíos eran
paisas han luchado contra la acusación de que su iniciativa yiene . negociantes y empresarios astutos.
\: de su sangrg jgdía La respuesta antioqueñla éstos éargos fue el
I
j des¿itollo gradual (hasta su florecimiento en la década de 1940) éCómo fue posible entonces que los antioqueños, teniendo
de una auto-imagen agresivamente positiva: la raza. Una miríada la reputación de ser los católicos más devotos'y tradicionales de
de panfletos, ensayos y libros proclaman esta "herejía etnológi- Colombia, llegaran a ser acusados de descender de conversos' de
ca" que mezcla con eclecticismo la historia regional, la literatu- :quellos judíós españoles obligados a abtazar la religión católica
ra, la geografí4 la antropología" las leyendas populares, la socio- por la firrru durante los sigloi XV y XVI y que después habían
logía, la economía y la sicología, para argumentar que los antio- cmigrado a las colonias?2l Es admisible que algunos apellidos
queños son una raza especial, una cultura distinta y, pcisible-
mente, un pueblo superior en el contexto colombianol e . Acepta- sc E! pueblo antioqueño (Medellín: Universidad de Antioquia, 1942); lloracio
!ranco, "sinopsis de Antioquia", [Jniuersid'ad d'e Antíoquia l4 (1942-1943):
L7 Peter Boyd - Bowman, Pattems of Neu World (1493-
Spanish Emigration to the 183-196; Gabriel Arango Mejía, "Algo sobre los orígenes de los antioqueños",
1580), Council on International Studies, Special Studies, no. 34 (Buffalo: Sta- Repertorio Histórico 1'5 (Ene. 1942): 656-658;Cayetano Betancur, "A.utentici-
te University of New Yo¡k at Buffalo, 1973), pp. L7,24,25,44,47,48,72,74, dad y simulación, las virtudes y los vicios, Antioquia y Bogotá", Uniuersidad de
76,77. Antioquia l3 (1942): 343-377, Una expresión más reciente es Octavio Arizmen'
' di Posada, "Rasgos del pueblo antioqueño", Vínculo Shell 17 (1965): 5-8.
l8 Ann Twinam "De judío a vasco: rpitos étnicos y espíritu cmpresarial antioque-
ño" , Reaista de Extensión Cultural, Universidad Nacional, seccional de Medellín, 20 Américo Castto, The Structure of Spanish History (Princeton, NJ': Princeton
9-10 (1981): 105-118. Este artículo contiene, aunque elpresdda de otra mane- University Press, 1954), pp. 521-570.
ra, mucha de la info¡mación presentada aquí en lo que concierne a los temas de
lo judio, vasco y "La Raza". :lI Los antioqueños tienen la reputación de ser conservadores tanto en la vida polí'
tica como en l¿ familia¡. Ver Frank safford, "Basesof Political Alignement in
l9 James Parsons utiliza el término "herejía etnológica". La colonización antioque- !,arly Republican Spañish America", en New Approaches to Latin Ameñ¿an
ña en el occid.ente de Colombia, 2 ed,, Archivo de la Economía Nacional vol. 25 History, i¿. n¡"n"r¿ Graham y PeterH.Smith (Austin: Universityof TexasPress,
(Bogotá: Banco de la Repúbüca, l96l), p. 20. Para ejemplos de "La Raza" véa'- lg7 4), pp, 70-f f l. Véase también Fajardo La moralidd protestante, pp' 57-59'
63-65.
\
26 Minnos, Comelcbntes y Labradores en Anüoquia. 1765-Igl0 Introducción 27

antioqueños, como Correa y Santamaríq tuvieran un origen Su población es casi toda de origen judío, pues fue allí donde se
converso. Sin embargo, como lo demostrará el siguiente análisis, establecieron estos cuando fueron desalojados, y debido a la índole
heredada de esta raza los antioqueños han logrado que su Departa-
no fue la evidencia histórica la que produjo la relación judeo- mento sea el primero en finanias e industriás de iodo el país2?-
antioqueña" Sucedió más bien. que para lqs demás colombianos
I y para los extranjeros los antioqueños se veían y actuaban de Más o menos por el mismo tiempo, el bogotano Raimundo

\
manera diferente, de tal modo que esta diferencia se adecuaba a l{ivas especulaba en una revista histórica de Medellín que los
\,r, ' la idea que se tenía de lo que eran los judíos. Gracias a este pro- Santamaií4 una antigua, acaudalada y respetable familia antio-
\; ceso mental, el inocente colonizador antioqueño se convirtió en <¡ueña, eran descenclientes del Rabbi Salemon H-a Levi, quien
el "Judío Errante", o, lo que fue más usual, el negociante hábil liabía tomado ese apellido cristiano al convertirseta. Aún los an-
y el industrial activo de Medellín parecieron unos "Shylock". tioqueños, entre ellos Eduardo Zuleta, se preguntaban si este
rnito era verdad:
Por tanto, la relación judeo-antioqueña proporciona uri in- Un día al llegar a Bayona entró altren en que ibayohacia Madrid
dicador preciso de cuando los no-antioqueños empezaron a ver una señora de un parecido extraordinario a una amiga mía de Mede-
diferentes a éstos, de como esta diferencia se derivaba casi siem- llín. Como Ia señora notó mi sorpresa' me miró con atención y al
pre de las actividades de los paisas en el campo de los negocios, cabo de algunos minutos me dijo: "Creo que nosotros somos herma-
nos en reñgión, pues me parece que usted es israelita"' Díjele que
y de cuando la imagen del antioqueño se convirtió en la del em- había nacido en un pueblo de colombia cuyos,habitantes se creía
presario. Como lo indicará la siguiente indagación histórica que eran de origen judío, pero que nada había podido demostrarse
sobre los orígenes de esta leyenda, laligazín antioqueño-judio- de cierto a este respecto. "cuando usted regrese de Madrid, entre a
empresario antecedió por mucho tiempo a la evidencia más Bayona y visite el barrio judío que quizá puede interesarle"' Así lo
obvia del desarrollo económico paisa: la industrialización de Me- hice y cuál sería mi sorpresa cuando.noté la increíble semejanza de
estos judíos con los antioqueños y cuando supe.que m.uchos de ellos
dellín. Al rastrear el mito tendremos una guía de las etapas ini- tenían los mismos apellidos que hay en Antioquta ' ' '-"'
ciales de la evolución del espíritu empresarial antioqueño, tal y
como existió y como generalmente se percibía su existepcia. ,La expansión antioqueña hacia el cultivo dsl café y la cons-
trucción dé un ferrocarril que posibilitarala salida de la cosecha
Si bien muchos colombianos creen todavía que los antie r.lf'ctera hacia otros mercados, corresponden con las versiones
queños descienden de los judíos, fue en la década de 1920, cuan- judeo-paisa' En
¡rrt:vias de la década de 1890 sobre la relación
do las primeras fábricas de textiles de Medellín empezaban a I 1192, el novelista colombiano Jorge Isaacs escribió uh poema lla-
dibujar su novedosa silueta sobre el paisaje andino, que la rela- rrra{o ,,La Tierra de córdoba", título que hace referencia a uno
ción judeopaisa recibió la mayor publicidad22. Las noticias rlc los héroes antioqueños'de la independencia. En el poema
sobre la industrialización de Medellín llegaban lejos y según el lsiracs, él mismo de ancestro judío, se pregunta:
Dr. F. Miller, un visitante norteamericano en Colornbia, tal 'f Citado cn I.lmilir> Roblcdo, "1.)l strnitisrno atrtiot¡tretto", ot¡k¡ntl¡ia, ll' ¡'¿rl¿ 5¿-
industrialización se debía a los "judíos".de Antioquia. En un :f
nrunal (12 irrl., 1922)' P. 565'
informe de 1922 archivado en la International Health Board de
la Rockefeller Institution, Miller anotó que: Mstórictt 57 (tL¡l'
l'l . l{airntrn<lo Rivas, "l'.1 mensajero de la victoria" ' R(p(rtorio qu( rnvcstlgara la
1925): 137-138. L<¡s Santi¡¡naría c<¡nrisionaron a l{iras l)ara
ttstt rc retracló tlc su alir-
El Departamento de Antioquia, de mayor superficie y población acusaciírn y ti I.a.¡amitia Suttantaría (Bog<>tá' 1933)
y el más importante de Colombia, deriva su nombre de la población rrración previa.
de Antioquía, en Siria I-it.gralia r Tipografia Var-
,)1 lrduardo 7,ulcta, I,apeles tiejos y nueuos (("aracas,
gas, 1929), P. 26.
22 Parsons, La colonización antioqueña, pp.98-99,
28 Míneros, Comerchntes y Labradores en Antioquia. 1763-1810 Introducción 29
,

éDe qué raza desciendes, pueblo altivo, En 1851 Gregorio Gutiérrez González publicó "F'elipe", que
titán labrador? contiene los siguientes versos:
Su respuesta, queriendo ser encomiástica fue: de la judía. . . . Y en esa tierra encantadora habita. . '
larazainfame, de su Dios maldita.
Has repudiado la ominosa herencia Raza de mercaderes que esPecula.
del íbero cruel: con todo y sobre.todo, Raza imPia,
Ni la labor es suya ni suya la belleza por cuyas venas sin calor circula
que gala es de tus hijas y orgullo de Israelb. i"suttg.. vil de la nación judía;
y pesos sobre Pesos acumula
el precio de su honor, su m€rcancla'
La reputación de Isaacs como principal exponente de la y óomo sólo al interés se atiende,
literatura romántica del siglo XIX en Colombia garantizí la iodo se compra allí, todo se vende.
amplia difusión del poema en todo el país. Es mismo año, Doña Allí la esposa esclava del esPoso
, Soledad Acosta de Samper, la delegada colombiana a una confe- ni amor iecibe ni Placer disfruta,
y s"Jetl a su Padre Soodicioso
rencia para celebrar los cuatrocientos años del descubrimiento la hija inocente . . .
de Améric4 presentó un escrito en el que se afirmaba que los
antioqueños eran en realidad descendientes de una de las tribus Cuanclo preguntaron a Gutiérrez González por el. origen
perdidas de Israel2?. (le esta descripció"n tan poco lisonjera, relató el cuento, sin duda
zrlegórico p..ó ,rr.ly pertinente, de las desdichas de su amigo
El el período de 1860 a 1880 aparecen comentarios más Feüpe, ..r, bogotuno que visitó a Medellín, donde se enamoró
tempranos sobre el origen semítico de los antioqueños. Don profrrrau-ent! de una antioqueña llamada Rosa' Después de un
José María Vergara y Vergara anotaba en 1868, en su Hístor'ín in., d. conocidos, Felipe supo que había encontrado su verda-
de la Literatura, que el estado de Antioquia habíasido poblado rlero amor y pidió a su amigó poéta que transmitiera su petición
por una colonia de judíos. Lo confirmaba mostrando la seme- al padre de'dosa. Al oír que Felipe era "dado a la literatura", el
janza entre ciertos apellidos antioqueños y judíos, comentando puá." ..frrrecido lo rechiz; en el acto corno Pretendiente de la
la particular belleza "judía" de las mujeres paisas y señalando el rnano de su hija:
carácter "comercial" innato de sus habitantes. En 1875 Don . . . Estos hombres estudiososnovalen nada' " éEntiende usted?
José María Samper, en un artículo periodístico, se mofaba de iNada! serían incapaces de manejar dsscientos pesos, si por casuali-
que el gobernador de Antioquia fuese servido por'Judíos de la dad, pudieran ganarloss.
política". Cuando el geógrafo francés Elisée Reclus, quien había
vivido durante algrrnos años en Colombia, publicó su libro El medellinense anunció que su hija sería reservada para al-
L' Homme et La Terre, anotó la tradición que sostenía que An- guien que tuviese los medios pag mantenerla' Felipe dejó a
tioquia había sido poblada por judíos28 . üedellín y, según Gutiérrez González, en una casa abandonada
que miraba ¡ v¿te escribió los versos amargos ya citados' Aun-
Buscando una conexión aún más atnis es posible encontrar
referencias judeo-antioqueñas en las décadas de 1840 y 1850. citado en !)nrique otefo D'Costa, "El semitismo Antioqueño", Archiuo Histo' j|
rral (Manizales) 34 (Oct. 1924): 264. Véase tambiénJuan Botero Restrepo Doa
Cr"gorio d,e Antioquia (Medellín: Imprenta Municipal, 1977)' pp' 69-70' \¡
26 Citado en Robledo, "El semitipmo antioqueño", p. 569.
otero D'costa, ,,El semitismo antioqueño, p. 263, Véase también AntonioJosé
,.éQuién es el Felipe de Gutiérrez Gonz:Ález?" Archiuo hsitoriLl (Mani-
o1 Ibid, pp. 569-570. Restrepo,
zales\ 34 (Oct. tszl¡, 262-279, Probablemente la respuesta a esta pregunta s€a
28 Ibid., pp. 568-569. "Manuel Pombo".
f
r 30 lllincros, (:on.'r(idtttes 7, Labraclorrs en Antioquia. 1763-1g10 Introducción 3l

que. el poema relaciona directamente a los antioqueños con los go eterno que los llevaba a buscar compulsivamente más allá del
judíos, el origen de estos versos es la actitud iupfiestamente liorizonte, en un vano intento de reencontrar el paraíso que
mercenaria del padre de Rosa. habían perdido sus antepasados.
La década de 1840 corresponde a la expansión de las inver- Campo y Rivas afirmaba también que el plato típico antio-
sio-nes antioqueñas en los mercados nacionales, lo cual pudo queño, la mazamorra, reníaun origen sospechoso. Señalando su
haber despertado los celos de la competencia bogotana, tal vez ligcra semejanza con el cush cush, subrayaba que su mismo
no tan bien financiada. En 1844 El Día, tn periódico bogotano n,rmbre., mása de moros, eraun signo de su herencia cripto-judía.
bramaba: (loncluía que puesto que los antioqueños parecían judíos y ac-
iVes a esos solícitos y activos usureros, de rostro hebráico y co- tuaban como jüdíos, tég,r.am.nte eran judíos32-
razón empedernido, arnigos de su conveniencia y enemigos áe la
ajena, incapaces de complacer a nadie, ni aún a su mismi familia?
A p e sar d g- l"a,-" h ip"ótesis de - -Ca:npo'.y-. 3'ivas'.-no existe una
..

Pues reparádlos bien y apostad mil contra uno a que descienden cv i d c n c ia e mp í ric a que s u s t en t e Ia v i n c t tl a ci ó n. j u de o- ant i-o-q !¡ 9¡. 1.
por línea recta de los miembros de esa raza deicida que perseguidos l)urante décidas los inteiectuales antioqueños han refutado
por Felipe II, vinieron de poüzontes a América ocultando su nombre
verdadero y su origen, y t:iles cargos y han señalado que la migración de los judíos a las
cuyos descendientes son hoy el tormento
de cuantos individuos. . , 31. colonias españolas estaba prohibida y que ningún antioqueño
f'ue acusadó de judío ante la Inquisición de Cartagena. Gabriel
Arango Mejía pásó la mayor paite de su vida investigando los
Si bien esta diátriba no se refiere directamente a la conexión
judeo-antioqueña, la imagen que en ella se evoca es la de Shylock, <,rígenes de las familias antioqueñas y sus Genealogías de Antio'
el comerciante taimado.
quit y de Caldas probaron a quienes estaban dispuestos a con-
u"tt.étr. mediante datos históricos, que no había raz6n 1'ata
asociar a los antioqueños con los judíos33.
La primera asociación del antioqueño con el judío aparece
en los últimos años de la época colonial, cuando los antioqueños
Aunque esta yinculaciór, d. ,lo, antioqueños con los judí<is )
empezaron a colonizar otras tierras, más allá de sus ya poblado.s
valles, y cuando los comerciantes paisas extendieron sus opera-
no sea válida, la historiografía déItmito judío proporciona un i

interesante conocirñiento taiitó de la mentalidad de los acusa-


ciones por fuera de su provincia natal, lo cual atrajo hacia ellos
dores como de las acciones de los acusados. Aún no siendo
las miradas del resto de la nación. De hecho fue esta voluntaria
colonización del interior la que atrajo inicialmente la atención 32 Los pasajes pertinentes tomados dc la obra del Dr. Don Manuel Antonio del
del Dr. Don Manuel Antonio de Campo y Rivas, quien había C"mio y Riias, Compend.io historial sobre La fundacióny estad,o actual de Ia ciu-
dad 7e barwo y d.e h portentosa aparición y renoaación d.e l,a virgen que se ae-
nacido en el Valle. En su Compendio Hístoríal transformó al nera cofl et tl1io de Ñuestra Señora de I¿ Pobreza en eI convento de San Fran-
colono antioqueño en el Judío Errante. Los antioqueños de cisco di dícha ciudtd,, aparecen en Emilio Robledo, Bosqueio biogrófico
d'el se-

aquellos días, afirmaba, eran buscadores de nuevas tierras por- ñor oüor luan Antonio Mon y Velnrde, oisitad,.or de Antioquia, 1785-17'88, 2
vols. Archivo de la Economía Ñacional, Vol. l2 (Bogotá: Banco de la República'
que sus antepasados no habían logrado llegar a la Tierra Prome- 1954), p.566.
tida. Sus ancestros habían desoído el llamado de Moisés para
$3 Gabriel Arango Mejía, "Origen de la raza antioqueña", Boletín de Historia y An'
huir de la dominación egipcia, y sólo más tarde habían emigra- - -OOO-OfA.
Mariano Ospina Rodríguez, "Los is¡aelitas
tigüed.ade.s 5"(ene.-1é09¡:
do hacia Argelia, a España y finalmente a Antioquia. Sus des- y'ios antioque ños" , Bole:tín de Historia y Antigüedades 3 (Dic' f 905): 5l l -512;
cendientes del Nuevo Mundo eran hombres que sufrían el casti- ót.ro D'Costa, ("El semitismo antioqueño", P' 261) calculaba que de los 767
sentenciados por la Inquisición de Cartagena, 68 eran judíos' Ninguno de ellos
tenían apellidts antioqueños típicos' Gabriel Arango Mejía, Genealogías de^An
3l Citado en Flduardo 7,uleta, Papeles t:iejos u nuet,os, pp. t9-20. tioquia y de Caldas, i ed.,2 uol.' lMtdtllít: Imprenta Departamental' 1942\'
I
32 lúineros, Comerciantrs y Labradores en .Antíoquía. 1763-IBt0 Intn¡ducción 33

' judíos, los antioqueños sí debían de estar actuando de alguna se centra en Medellín y en como los recursos económicos mode-
manera diferente y con la suficiente regularidad como para atraer laron los valores y la composición de la élite local. Finalmente,
la atención de sus compatriotas y extranjeros. Tanto la natura- la conclusión establece una comparación de los antioqueños con
leza como el momento en quq aparecieron estas acusaciones su- otros casos semejantes en el siglo XVIII.
gieren que fue la iniciativa mostrada por los antioqueños, ya
fuera. en sus esfuerzos de colonización, su expansión comercial, Los antioqueños no aparecerán aquí como "diferentes" si-
el desarrollo de cultivos de exportación o la industrialización, la cológicamente nicomo"extraños" sino más bien como emigran-
que coincidió con los resurgimientos sucesivos del mito judío. tes españoles y sus descendientes, colocados en una tierra que
Los fqrasteros percibían esta iniciativa empresarial como atípica les ofrecía una vida segura y posibilidades para el futuro pero
y posiblemente no-colombiana y por esto colocaban a lós an- que al mismo tiempo excluía ciertas alternativas. La obra ya clá-
tioqueños el rótulo racista y esterbotipado de judíos. sica sobre Antioquiq la Colonización antioqueñp en el Occiden-
te de Colombía, d,e James Parsons ,perdura precisamente porque
Por esto mismo el mito judío ilustra mucho más que puntos Parsons reconoció este punto. Como geógrafo y como historia-
de referencia decisivos del desarrollo económico antioqueño. No dor se dió cuenta de que sería imposible entender a los antio-
sólo fecha las etapas del desarrollo del espíritu empresarial an- queños sin considerar la interrelación dinámica entre los paisas y
tioqueño sino que muestra como ha existido por mucho tiempo y su medio ambiente. Es allí, a aquellas montañas elevadas y valles
como estaba significativamente bien establecido aún antes de la recónditos, a donde debemos regresar, pues con otra geografía
industrialización de Medellín en el siglo XX. Para entender esta historia nunca hubiera tenido lugar. ..---. .

como industrializaron los antioqueños a Medellín puede estu-


diarse la estructura económica, política y social que prevalecta Algunos antecedentes geográficos e históricos
en Antioquia y Colombia en las primeras décadas de este siglo.
I
I
Para entender el por qué los antioqueños decidieron industriali- Subiendo graduaft4ente desde las tierras bajas tropicales
-t, l zar, es necesario estudiar el espíritu empresarial antioqueño en y hacia el norte, las cordilleras Central y Occidental se remontan
t:i)- los siglos anteriores. Este libro pretende llegar a entender parte para dominar el paisaje antioqueño y retorcer el terreno forman-
/ | .;, de este por qué. Para ello se centra en la Antioquia de las déca-
"r'\l do numerosos valles rodeados por faldas de un verde exhube-
das finales de la Colonia, cuando los esfuerzos comerciales paisas rante, característico de los Andes colombianos. Aunque las
I

se encontraba¡r todavía confinados dentro de los límites de la montañas sbparen a los antioqueños unos de otros y del mundo
Provincia. Los antioqueños que apar'ecen en este análisis serán los cxterior, ellas han hecho que la vida allí sea no sólo tolerable
primeros causantes del mito judío, por sus proyectos coloniza- sino maravillosamente agradable. A pesar de estar situada ape-
dores del período posterior a la independencia y por su expan- nas seis grados al norte del Ecuador, Medellín ha sido siempre
sión comercial iFue este grupo el transmisor de una tradición conocida como la "Ciudad de la Eterna Primavera". En su mon-
empresarial duradera? Si dstq fue así, équé hechos en la historia tañoso territorio de 62.150 kilómetros cuadrados, Antioquia
colonial antioqueña los prepáraron para cumplir tal papel? arlberga una rica variedad de climas y cosechas, desde el arroz,
el cacao, el algodón y el tabaco de las tierras bajas, siguiendo
Para responder a estos interrogantes los siguientes capítu- con el plátano y el café de las tierras templadas, hasta la papa
los investigarán las posibilidades y limitaciones inherentes a los <le las tierras altasr. El'maíz y los fríjoles, la dieta básica del an-
recursos naturales y humaños de Antioquia. En los capítulos tioqueño, crecen en todos los climas.
uno a tres se estudian las piedras angulares de la economía colo- 34 Instituto(ieográfico r\gustín (.oda¡.2.i, Mt¡nogra.fía, p. 46, Parsons ticne rrn gráli-
nial: la minería" el comercio y la agricultura; el capítulo cuatro co que muestra la relación entre la altitud y el tipo de rnaíz que sc crrltiva (/,a
colonización antioqueña, p. 49).
-\
34 Mhgros, Con¿erríattlcs y Lubradores tn tlntioquia. 1763-1810 Introducción 35

Aún hoy en dí4 es solamente en la cabina presurizada de 1510 y 1524. Lars leyendas de riquezas fabulosas en el interior,
un jet donde el paisa puede escapar conrpletarnente a la influen- afianziron la resolución de los españoles, y la tercera colonia,
cia de esas cadenas andinas que moldean su clima, su dieta y su San Sebastiárr de Buenaventura, fundada en 1535, se convirtió
modo de vivir. Volando aveinticinco mil pies de altura un avión en en el punto de partida de expediciones al interior de territorio
la ruta de Medellín a Bogotátoma menos de media hora, apenas desconocido. nn tfgO y nuevamente en 1537, las avanzadas de
el tiempo para que el pasajero consuma rrn tinto de exquisi Pedro de Heredia y Francisco Cbsar, se adentraron más y mas
to café colombiano. La misma jornada en bus dura entre diezy en la Provin cia y ai año siguiente el oidor Juan Badillo alcanzí
doce horas, sin contar las varadas. Si dos antioqueños salen del el río Cauca y dirigió 'sus pasos hacia el sur' para atravesar,el.te-
aeropuerto Olaya Herrera de Medellín y de la terminal de buses rritorio antioqueño completamente. Cuando su expedición
aI mismo tiempo, el primtro estará recibiendo su equipaje en el llegó a la reciéñ fundada ciudad de Cali, dos de las más fuertes
aeropuerto El Dorado de Bogotá, mientras que el segundo to- coirientes de la Conqsl5f¿ española, la del Caribe y la del Perú,
davía estará mira¡rdo la vista de Medellín desde la cima de una se encontraron y comenzaron un conflicto prolongado y san'
montaña cercana y tendrá todavía un largo dra de viaje por griento para dominar el nuevo territorio descubierto.
delante.
Amedida que la expedición de Badillo se abría camino
Aunque las montañas dominan el paisaje antioqueño, los hacia el sur, una avanzada del conquistador del Perú, Francisco
límites actuales del Departamento están delineados por los siste- Pizano, seguía hacia el norte. Sebastián de Belalcázar sometió
mas fluviales. Los ríos Magdalena y Atrato señalan los límites a los nativós en el reino de Quito y atravez'loslímites actuales
oriental y occidental de la región, la cual es atravesada en el cen- de Colombia para fundar las ciudades de Popayán y Cali' Sobre-
tro por el río Cauca. Todos estos ríos son navegables en algún vivientes de lá expedición de Badillo se unieron luego a uno de
punto aunque con cierto riesgo para el viajero y su carga.mento. los tenientes de Belalcázar, Jorge Robledo, para comenzar la
Los límites al norte del Departamento llegan hasta el Golfo de verdadera conquista de Antioquiá3s . Participando én la misión
Urabá y el mar Caribe; los del sur penetran al corazín de los exploratoria dé Badi¡o y en la conquista de Robledo estaba un
Andes colombianos. Las montañas y las tierras bajas del trópico joven español, llamado Pedro Cieza de León, quien pronto se
forma¡on un capullo protector en el cual pudieron madurar una .onuertiiía en el más importante cronista de las guerras civiles
sociedad y una economía regional Un elemento de ésta, el in- peruanas. Ya su pluma erá activa y los primeros caPítulos de su
dígena, ya estaba allí cuando a comienzos dcl siglo XVI Antio brónica det Peru proporcionan un recuento d¡- primera mano
quia recibió la primera oleada de conquistadores. del descubrimientó y ia conquista de Antioquia36.

La edición especial de cróníca Municipal (Medellín: Editorial Bedout, 1963)


es
Apenas nueve años después de que Cristobal Colón viera 35 y de la conquis-
por primera vez el Nuevo Mundo, una expedición española se una colección de documentos claves aierca del descubrimiento
tadeAntioquia.EntrelS4lylS6gAnti.oqu.iafueunagobernaciónoterritorio
abría camino a lo largo de la Costa del Caribe, el Golfo de Ura- y
de la Proviniia de Popayán bajo la jurisdicción del presidente de
la Audiencia
bá y la frontera norte de Antioquia. Aunque Rodrigo de Basti. de Quito. En 1569 eniioquia se convirtió en Provincia y fue trasladada a la

das, Juan de la Cosa y Vasco Núñez de Balboa no establecieron aut&dad del presidente y ü Audie.r.i" de Santafé de Bogotá. En 1739 las-presi-
fueton
áencias de euiio y de Saniafé de Bogotá y la capitaníaGeneral de Ca¡acas,
una colonia, sí encontraron la evidencia de oro y esto aseguró reunidas cñ canícter perman€nte para formar el Virreinato de la Nueva
Grana-
provincia de estc
que otros españoles los siguieran más tarde. Antioquia probaría ¿u, .o" Santafé como capital. Antioquia permaneció como una
no ser una conquista fácil. Los nativos de la costa eran decidida- Virreinato hasta la independencia.
mente inamistosos y sus flechas envenenadas acabaron con las 36 Pedro de Cieza de Le6n, La crónica d'el Peru'(Madtid Calpe' 1922)'pp'
30-63'
de Antio'
dos primeras avanzadas establecidas cerca del río Atrato en Véase además .Francisco Duque Betancur, Historia d.el Departamento
qulo, 2 ,a,.rev' (Medellín: f ¿ito¡¡ Albón-Interprint' 1968)' pp' 49'172'
"l

36 Min*os, Comerciantes y Labrad.ores en Anüoquia. 1763-1810 Introducción 57


(.,\

Ni la tierrani los nativos dieron la bienvenida a los conquis- trabajadores de los españoles. Como los indígenas antioqueños
tadores españoles. Los relatos de Cieza de León de las expedi- ,," ,. podían .o*purui, ni en número nj en nivelde civilización,
ciones de Badillo y Robledo están dominados por historias de .or, ,r, vecinos Intas del sur, su contribución a la historia de la
horror de la conquista Una lluvia perm¿urente empapaba a los Antioquia Colonial sería, por lo tanto, muy reducidaao'
soldados exhaustos y hambrientos, enormes raíces los hacían
tropezar y los enredaban, las subidas y bajadas por las montañas Aunque los conquistadores enfrentaron tremendos sufri-
amenazaban sus piemas y sus vidas, reptiles e insectos venenosos mientos fisicos, las récompens¿rs para los sobrevivientes eran
se agazapaban dispuestos a-atacarlos. Enfermarse o estar herido muy grandes. Laexpedición de Robledo nunca encontró el legen-
significaba ser dejado atrás, cubierto de malezas, para encontrar daÁo-Et Dorado, piro sí encontró sus propios hombres dorados
la muerte, solo, en la selva- Aquellos que seguían adelante se en- en la forma de nitivos con armaduras áureas4l. Los cemente-
frentaban a la perspectiva inmediata de más hambre y más es- rios indígenas no solamente fueron testimonio mudo de una
fuerzo, espoleados por el temor siempre presente al ataque indí- civilización rnás populosa existente antes de la conquista, sino
gena31 que también entregaron a manos españolas los elaborados arte-
factos de oro entJrrados con sus jefes' Cuando terminó el sa-
A medida que los españoles se adentraban en este territorio queo comenzó una explotación más metódica de los recursos
iban encontrando evidencias del canibalismo ritual que prevale- minerales de la Colonia.
cía a lo largo del río Cauca. Cieza de León anota que
Las décadas entre 1540 y 1670 forma¡r un período cohe-
"cuando descubrimos aquellas regiones [había] tanta cantidad de rente en la historia de Antioquia: la etapa de la minería de la con-
cabezas de indios a las puertas de las casas de los principales que quista. En aquellos años los dspañoles concentraron sus esfuer-
parecía que en cada una dellas había habido carnicería de hom-
'5aar',3E.' ,o, .tt la mina de veta de Buriticá y en las de aluvión de las tie-
rras bajas de los ríos cauca y Nechí. completaron pródigamente
Los horrorizados españoles respondieron con iguales atrocida- ,,r, gr.ipo, de trabajadores indígenas con cuadrillas de esclavos
des, hasta el punto que, como relata el mismo Cieza de León; traíJos-de la costa y acumularon una riqueza qu€ hizo de An-
cuando llegaron al Valle de Aburrá, sitio futuro de Medellín, tioquia una leyenda a través de las Indias Occidentales' Muy
pocos de estos españoles se quedaron' porque sus riquezas los
fue tanto el aborrecimiento que nos tomaron los naturales déI, que 'atraían a la üda *ár .or-opolita de santafé de Bogotá, o a un
ellos y
sus mujeres se ahorcaban de su cabellos o de los maures, de
los árboles,y aullando con gemidos lastim-e¡os tv
dejaban allí los
cuerpos y abajaban las ánimas a los infiernos.
Las estimacion€s acerca de la población indígena pre-colombina de Antioquia
u"ría. á" 100.000 a 600.000 habitantes. Para una discusión sobre estas cifras
Los indígenas que no cayeron víctimas de las armas de tan discrepantes, véase Jaime Jaramillo uribe, "La población indígena de co-
los españoles huyeron hacia las selvas del Chocó o sucumbieron a lombia en el momento de la conquista y sus transformaciones posteriores",
Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura no' 5 (1970)' pp' 65-140'
las enfermedades traídas por los conquistadores. Los nativos Para 1778 los indígenas de Antioquia constituían apenas el 4'4 por ciento
quc quedaron cstaban destinados a languidecer y morir como (2,034) de la población total de la Proüncia, frente al 27 '? por ciento (27'764)
itt fop.yá" y el g5'7 por ciento (31,531) en Cundinamarca (F'emando Gómcz
17 Cieza dc l.eón, I.a crónica del Perú, pp. 33. "Los censos en.Colombia antes de 1905", en: Compendio de estadísticas
históricas de Colombio, ed. Miguel Urrutia y Ma¡io Arrubla lBogoaí: Uniuersi'
38 Ibid., p. 41. dad Nacio¡ut de Colombb, 19701,p. l8\.

59 Ibid., pp. 56-57 +t Cieza de Le6n, La crónica d'el Peni, p.60'


-1
1,,

t8 Mineros, Comerchntes y Labradores en Anüoqub. IZ63-1810 Introdu.cción 39

retiro honroso en su tierra natala2 . Pero sí dejaron un legado: no r'ír. Aunque los españoles habían construido un acueducto para
en una estructura económica o social perdurable, sino en los re- tlrcr agua directamente al cerro, no habían mejorado las habi-
cuerdos de aquel pasado que fue dorado, cuando los ríos corrían litl¡rdes mineras de los nativos. Estas técnicas no eran suficientes
con chicharrones de oro y los campos mineros de Santafé de ltirra superar los problemas creados por un quilate más bajo,
Antioqui4 Cáceres, Remedios y Za,ragoza. resonaban con las vcnas inaccesibles y socavones inundados. Desde el principio los
voces de los hombres que habían encontrado su propio El Dorado, r¡lineros habían hecho fuertes inversiones para reforzar la fuerza
lab<¡ral nativa Desde 1550 los esclal'os africanos estaban traba-
La ciudad de Antioquia, fundada por Robledo en 1541, en- .jlndo las minas de Buriticá y hacia 1583, dosciéntos españoles
camaba la voluntad esparlola de perdurar €n un clima malsano, controlaban una fuerza de trescientos negros y mil quinientos in-
con un siministro de agua y alimentación inadecuados, siempre <lígenasal A medida que las ganancias de las minas de Buriticádis-
y cuando pudieran estar cerca a una fuente de oro. Aquí la atrac- rninuían y que la población indígena mermaba' los españoles en-
ción era la mina de veta de Buriticá, localizada al noroeste de la contraron más y más difícil renovar sus cuadrillas de trabajado-
ciudad y que desde hacía mucho tiempo era trabajada por los rcs. A pesar de que la riqueza de Buriticá permaneció como una
nativos. Forzados por los conquistadores españoles, los mineros leyenda hasta muy avanzado el siglo XIX, y aunque algunos bus-
indígenas continuaban perforando las ricas venas de la montaña, cadores de oro encontraron ricos filones, Buriticá ya no era 9n'
llevando el mineral en bmto al río para seParar el oro. De acuer- 1620 un productor importante. En ese año los mineros de Buri-
do a Gonzalo Fernández de Oviedo y Yaldéz suministró ticá llevaron tan sólo dos mil pesos de oro a la Fundición46.
la mayoría del oro enviado a Cartagena durante los primeros
años de la Conquista'3. LaCorona, deseosa de recibir su parte de ,A medida que las fortunas de Buriticá se desvanecían, los
este tesoro estableció muy temprano una Casa de Fundición en mineros trasladaban sus operaciones a los aluviones del río
la ciudad de Antioquia. Hasta 1680 Buriticá todavía podía Cauca, contiguos a la ciudad de Antioquia. Desde los primeros
darle riqueza a su afortunado dueño, en este caso, el goberna- días de la Conquista los españoles sabían que los ríos de la Pro-
dor Don Antonio del Pino Villapadierna. Este funcionario guar- vincia corrían con oro, porque uno de los compañeros de expe-
daba su oro de Buriticá en bolas de una libra y parece que tenía dición de Cieza de trón había encontrado en él río Caucauna
tantas, que finalmente perdió la cuenta. Una esclava se encontró piedra literalmente recubierta de venas de oroa7. Hacia 1620
una de esas bolas barriendo el piso de tierra de la casa en que éstos aluviones habían reemplazado a Buriticá, ya que más de
había vivido el gobernador, y con su producto compró su liber- las dos terceras partes del oro que entraba a la Fundición prove-
tadaa. nía de sus orillasaE Los aluviones del Cauca, sin embargo' nunca
fueron tan productivos como Buriticá y hacia mediados del
La f.alta de una tecnología adecuada y de mano de obra siglo XVII se agotaron.

abundante y barata, finalmente acabaron con la mina de Buriti-


I;rancisco Guillén, ,.Me¡noria de los pueblos de la gobernación de Popayán y cos'
telaciones que hay en ellos y son los siguientes: Cartago, Arma, Antiochia, Cáce-
42 En cl capítulo 4, el cuadro 24 muestra que pocas famiüas de Medellín pueden scr
res, TaragoLa, Toro, Buga, Cali, Popayán, Almaguer' Pasto, Mariquita, Vitoria",
rart¡eadas más allá de la quinta o sexta generación.
Archiao Historiat (Manizales) I (may. l9l9):491-501.
43 Gonzalo ! cmández de Oüedo y Valdés, fI¡itoria general y natural de l¿s Indias, 46 Robert c, west, la minen'a de aluuión en colombia d.urantc elptríodo colonial
islas y tiena firme d,e mar océano, 1548, 4 vols. (Madrid: Re¿l Academia de His-
(Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1972)' p. 35.
toria, l85l),4:314.
47 Cieza de Le6n, La crónica del Peit, p.47.
44 Vicente Restrepo, Estudío sobre las Minas de oro y phta en Colombia, S ed.' Bi'
blioteca Colombiana de Ciencias Sociales, vol. 2 (Medellín: Fondo Rotatorio de 48 West, La minería de aluuión, P' 35.
Publicaciones FAES, 1979), p. 24,
40 Mineros, Comerchntes y Labradores en . ntioquio. 1763-1810 Introduccíi¡n 4l

Era natural que los españoles concentraran su atención pri- pues las zonas de minería de la época de la Conquista ya no pro'
mero en Buriticá, con su riqueza obvia y su fuente de mano de ducían riquezas fabulosas. Una respuesta a esta situación fue la
obra adyacente, y luego en los aluviones cercanos del río Cauca. reubicación interna de los recursos humanos y la reorganización
Hacia I576, sin embargo, nuevas expediciones estaban descu- de las estructuras sociales y económicas locales. Otra respuesta
b¡iendo todavía más zonas productivas. En ese año el goberna- llegó desde afuera, bajo la forma de una serie de complejas mc'
dor de Antioquia, Gaspar de Rodas, fundó la ciudad de Cáceres didas, inspiradas e impuestas desde el exterior y conocidas como
en el norte del río Cauca" Hacia 1583 Cáceres tenía ciento cin- la Reforma Boibónica.
cuenta esclavos trabajando en sus aluviones y para 1608 sunú-
mero se había duplicadoae. En 1685 los aluviones de Cáceres Los acontecimientos más importantes en la Antioquia del
estaban exhaustosso. siglo XVIII ya no se desarrollarían en los lejanos distritos mine'
ros del norte ni en los aluviones de las tierras bajas del Cauca.
Otra expedición de Rodas en 1581 fundó la ciudad de Za- Este siglo marcó la colonización de regiones que' aunque no ca'
ragoza que se convirtió en el centro del siguiente auge impor- recía¡r de oro, no podian compararse conZaragozani con Buri'
tante de la minería antioqueña. La riqueza del distrito de Guamo- ticá. El Valle del Aburrá, que pronto sería el sitio de la Villa de
có y los aluviones del río Nechí atrajeron mineros desde lugares Medellín, fue una de estas.
.' tan lejanos como la costa del Caribe y los aluviones de Panamá.
Este Valle había sido descubierto por la expedición de Ro'
t, i Entre 1602 y 1620 los aluviones de Zaragoza produjeron casi
bledo, pero la fertilidad obvia de su suelo y el clima templado
dos millones de pesos de oror. Aunque eran ricos, los aluviones
\ no habían sido un atractivo para los españole s que buscaban E/
de las tierras bajas del norte cobraron un alto número de vidas
Doradosa. Durante los primeros años del siglo XVII, el Valle
I' españolas y africanas. Cuando llegaba un extranjero aZaragoza
Itt los mineros se amontonaban alrededor del cura párroco y le pe-
había sido usado para pástizales por los vecinos de la capital co-
lonial de Antioquia. Atraídos por sus ventajas, algunos coloniza-
dían la ropa del recién llegado. Los mineros asumían que el dores se fueron a vivir en este nuevo sitio. Hacia 1675 el Valle
extranjero pronto moriría; y como la ropa era escasa, había tenía población suficiente para que al poblado se le otorgara el
que aprovechar todas las posibilidadess2. Hacia 1680 los días glo- título de Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellínss.
riosos de las minas de Zaragoza habían pasado debido, nueva- Medellín jugaría un papel crucial en el desarrollo posterior de la
mente, al agotamiento de los aluviones más ricos y a la dismi región, así como las ciudades de Rionegro y Marinilla, localiza-
nución de la fuerza de trabajos3. ,uáur .t lugares c€rcanos hacia el oriente. A pesar dr que la ciu'
dad de Antioquia (19.318 habitantes en 1788) continuó siendo
, 'A principios del siglo XVIII Antioquia enfrentó üna crisis, la capital política y sede del Gobernador, de los funcionarios fis-
cales^ y de lu Casa ie Fundición, fueron las ciudades de Medellín
49 Guillén, "Memoria de los pueblos",p' 494.
(16.750 habitantes en 1788), Rionegro y Marinilla (14.206 ha-
50 West, la rninería de alurión, P.36, bitantes entre las dos en 1788), las que se convirtieron en los
centros de un nueva forma de vida antioqueñ4 no divorciacla
5l Ibid., p. 37. Véase ademas Ernesto Flstarita, Monogra.fía de Zaragoza (Medellín:
llditorial Bedout, 1941). A menos qu€ se advierta otra cosa, las referencia subsi'
guientes a pesos se referirán a pesos de oro, el patrón monetario de Antioquia. 5+ Cit'za de Lt6n, La cr/tnica del Perú, p.56.
Oficialmente un peso de oro equivalía a dos pesos de plata, pero en la práctica
valía más dependiendo de la rcgión. 55 Para rrna colccción de documentos sobre la historia de los orígenes dc Medcllín,
véase Manuel Monsalve M., comp., Libro de actas del m. 1t. cat'do. v rexmtt¡. dt
52 Vicente Restrepo, Estudio sobre las minas, p.32. Ia.aitla de Medellín. 3 vols. (Mede llín: Imprenta Oficial, 1937-1940),t' Orónict
Municipal, 1966,
5J West, La minería de aluuión, P. 39.
42 Mineros, Co¡nerciantes y Labradores en Antioquiq 1763-1810

del oro que la rodeaba pero distante de los días de bonanza de


los principios de la Colonias6.

Sumadas a esta reestructpración interna de la vida antio-


queña estuvieron las reformas borbónicas: la manera como la Co-
¡e¡¿ española reorganizó y estrechó las relaciones entre la metró-
poli y las colonias. Ya que uno de los objetivos de la adminis- I. EL SECTOR MINERO
tración española era el de aumentar sus ingresos, la revitaliza-
ción de la economía minera de Antioquia y la canalización del
flujo creciente del oro en polvo hacia ia Madre patria se convir-
tieron en prioridades.

_ lot antioqueños experimentaron


las reformas borbónicas,
no sólo este espectro de
que abarcó todo el Imperio, sino que
también recibieron una dosis especialmente suminist rada i la
Provincia, en la persona de Juan Antonio Mon y Velarde. Envia-
do como Visitador (1782-1785); es decir, como administrador
con el mandato real de promulpr reformas, este Oidor fiuez
de la Real Audiencia de Santafé de Bogotá) promulgó .r., .uirp,,
de leyes locales. El y su contemporáneo, cbn quiá compartía
su modo de pensar, el gobernador de Antioquia Francir.o Silu.r-
tre (1775-1776; 1780-1785), fueron los símbolos visibles del Cuando Francisco Silvestre llegó a la provincia de Antio-
contrapunteo dinámico entre la reforma rmpuesta desde afuera r¡rriir en 1775 para tomar posesión de su cargo de gobernador,
y el cambio organizado desde el interior que moldearon a la An- rr¡ra de sus primeras preguntas a los funcionarios locales fue:
tioquia del siglo XVIII. ,i¡¡stedes saben cuántas minas hay en Antioquia? Su respuesta
Irrt' un tajante no. El tesorero real Don Andrés Pardo informó
;r su nuevo superior que tal información era imposible de obte-
rr<'r. I)espués de estudiar el escenario minero, el misrno Silvestre,
rcsrgnadamente, admitió que sólo podía hacer una vaga estima-
cii¡n del número de minas o, lo que era aún más importante, de
l¡r vt:rdadera producción de oro de Antioquial.

AIIN, limpleados Públicos de Antioquia, vol, 13, 1783, fols. 965-992. Esre do.
(iumento, "Silvestre !-rancisco, su nombramiento de gobernador de Antioquia y
tlc la superintendente de minas de dicha proüncia, real orden al respecto,',
proporciona información clave sobre la economía minera de Antioquia. Francis-
c<¡ Silvestre sirvió como gobernador interino de Antioquia entre 1775 y 1776 y
56 [.] censo de 1787 está enJosé Manuel Pérez Ayala,Antonio Caballero y Góngo- lue nombrado de nuevo entre 1782 y 1785. Para un resumen de su carrera véase
ra, oirrey y arzobispo d.e Santafé, 1723-1796 (Bogotá: Imprenta Municipal, .f osé María Restrepo Sáenz, Gobemadores de lntioquia, 1579-1819, 2 ed,,,
1951), p. 395. Biblioteca de Historia Nacional, vol. 7l (Bogotá: Banco de la República,lg44l,
¡tp.205-214.
#kls
t^-.
íur;,
44 Minetos, Comerciantes y Labradores en Anüoquia. 1763-IBIO
El sector mine¡o 45

La pregunta de Silvestrerra no sólo pertinente, sino, como


habría_ de comprobarlo la historia, de iespuesta pblémica. A Mon-y Velarde. No existe duda alguna de que este Visitador rO
pesar de que los investigadores se muestran de acu.rdo en que el metió a Antioquia a la serie de refoimas borbónicas que incluían
bienestar de la región se elevaba o decaía según el acceso áe los una legislación dirigida especialmente a la provincia, como por
colonizadores al oro, no se ponen de acuerdó en cuanto al volu- ejemplo la revisión del Código de Minerí4 la introducción de la
men, la distribución y la periodizaci6n de su producción. Tal moneda de platacomopatrón monetario, la expedición de medi-
discusión es de una importancia crucial purulu investigación das que estimulaban la competencia entre los comerciantes y la
sobre los orígenes del espíritu empresarial antioqueño, pues el expedición de una serie de ordenanzas que inyectaron nueva _

debate se centra en si la minería de la provincia pudo propor- vida a las instituciones municipales. Estos escritores enfatizan el
cionar recursos de capital suficientes para apoyar üna inicialiva éxito de las reformas de Mon y Velarde, las cuales, alegan ellos,
empresarial naciente. La historiogldíAdg,""gqta controversia pue- no sólo pusieron término a la depresión económica del período
de dividirse en tres escuelas. En primer lugar están aquellos que colonial, sino que crearon estructuras eficaces para el desarro-
caracterizan a Juan Antonio Mon y velarde .o*o ,,Regene- Ilo posterior a la independencia. Manuel Monsalve es apenas uno
"i
rador", como el promotor de un renacimiento provincial. Iiuego' de los historiadores que fechan el período "moderno" de la his-
estári aquellos que afirman que el p,eríqdl coionial fue de una toria de Antioquia "desde Mon y Velarde hasta el presente"3.
prolongada depresión económica.,Sn tercer lugar están aquellos
que postulan que existieron posibilidád"t puru rnu limitada acu- . ,' ''Los escritores de la seggnda escrictrinterpretan el desano-
mulación de capital por parte de las élites locales. Aunque estas llo económico en el períotlo de la Coloiiia, en particular el del
interpretaciones están basadas en las mismas fuentes primarias siglo XVIII, bajo otra perspectiva. Algunos, como Eduardo Zule-
ta, quien escribió a comienzos del siglo, o como Everett Hagen
-los informes de los virreyes,
-en gobernadores y colonizadores- las y Alvaro Lopez Toro en años más recientes, han propuesto que
ambigtiedades inherentes lós mismos doóumentos, combina-
das con la variable precisión que el investigador les concede, han Antioquia-se mantuvo en una situación de depresión económica
inspirado tal controversia2. a lo, largo del período coloniala. Estos investigadores no dan
rnucho crédito al retrato de Mon y Velarde corño Regenerador,
La primera escuela, que muestra a Juan Antonio Mon y ya seaporyue niegan que sus reformas tuvieran el efecto deseado,
;'lj^ o porque dudan gue cualquier funcionario, aún uno tan enér-
Velarde c cim o-regeterador, incluye historiadcres que escribieron
al comienzo de este siglo,tales como Tulio Ospina, Isidoro Villa,
'Manuel Monsalve M. y Emilio Robledo, así como otros investi- Ospina, "El Oidor", pp. 412-436; Isidoro Villa, "El Oidor Mon y Velarde",
gadores mas recientes, como son los casos deJames Parsons, Es- Rep*torio Históri¿o l5 (Ene. 1940): 384-392; Manuel llonsalve M., comp,,
Antioquia Económica y estadística Medellín: Imprenta Oficial, 1939), p. 86;
tanislao Zuleta y Roger Brew. Aunque las interpretaciones Emilio Robledo, Bosquejo biogrófico del señor Oidor Juan Antonio Mony Ve-
varían, en general estos escritores se muestran de ácuerdo en brde, uisitador de Antioquia, 1785-1788, 2 vols. Archivo de la Economía Nacio-
que el revivir económico de Antioquia data de las reformas de nal vol l2 (Bogotá: Banco de la República, 1954); James Parsons, Lá coloniza-
cíón antioqueña en eI occídente de Colombia, 2ed., Archivo de la Economía
Nacional, vol. 25 (Bogotá: Banco de la República, 1961); Estanislao Zuleta,
Para conocer puntos de vista negativos sobre la econom¡a antioqueña, véanse los Conferencias d,e historia" pp. 390-392; Robef Brew, El des¿rrollo¿conómtco d.e
comentarios de Don Antonio Manso y Maldonado ( I 729) y del gobernador Fran- Antioquia d.esd.e b independencia hasta 1920, Archivo de la Economía Nacio-
cisco Silvestre (tZAn) que aparecen en Estanislao Zuleta,Conferen¿ias d,e histo- nal, vol. 38 (Bogotí: Banco de la República, 1977), pp. 5l-55.
ria económüa colotnbi¿na (Medelhn: Editorial Tiempo Crítico, 1969), p.'65. El
Visitador Juan Antonio Mon y Velarde tenía opiniones encontradas: "Aquella 4. Eduardo Z\leta, Papeles uiejos y nuetsos (Caracas: litografía y tipografía Vargas,
provincia, la nrás atrasada del Reino, Ilegaría a ser algún día la más opulenta" 1929), pp. l6l-179; Everett Hag€n, El cambio socia,l en Colombia: elf,actor hu-
(Tulio Ospina, "El Oidor Mqn y Velarde, regenerador de Antioquia") , Reperto- mano en el demrollo económbo (Bogotár Ediciones TercerMundo, 1965);Al-
rio Histórico 2 (Sep. l9l8): 429. varo López Toto, Migración y cambio social en Antioquh d.ur¿nte el siglo diez
y nueae (Bogotá: Ediciones Universidad de los Andes, 197O),pp.2l-22.
q. :
46 Miteros, Comerchntes y Labradores en Antioquia. 176J-IBI0
El sector minero 47

g"o y capaz como Mon y Velarde, pudiera transformar la es-


tmctura social y económica de Antiociuia en sólo tres años de tesis de la depresión económica. Frank Safford, por ejemplo'
"visita" (üaje de inspección por parte de un Visitador, quien ,.1¿u lus opoitunidades económicas que se encontraban presen-
tenía deberes y poderes especiales relacionados con esta inspec- tes en la Antioquia del siglo XVIil, comparativu--1lJ-t-tuyottt
ciór,r). oue las del depirtamento de Santander en el sielo XIX' La pre-
.,'it -^ J."ciu del oroiiro a Antioquia rica en capital.y.porlo tantopro-
i,,' Otra rama de esta escuela
"át'
que minimiza los vínculos entre porcionó los recursos para inversiones en activldades no agnco-
éi desarrollo económico de la época colonial y el de la época de i*, i"f.t como el comercio. Safford no piensa que los insupera-informes
la República, está representada en la interpretación de William de la pobreza delaProvincia sean un obstáculo
Paul McGreeveys. McGreevey describe a lá Antioquia del siglo ;i;;;; su tesis, dado que la "pobreza pública" (esto. es' 19 q"'
".ér.u
co-
XVm como una víctima, no tant-o de la legislación local impues- i"t i"tut,.to, prrdi.ron haber párcibido como pobreza)podía
ta por Mon y Velarde, como dé las Cédulas Reales expedidas existir .or, .rrru élite dinámica y económicamente activa' Ospina
Vásquez señala que la dependencia casi absoluta de la
por los reformadores en Madrid. Aunque McGreevey reconoce Antio-
que la economía antioqueña, en particular el sector minero, quia^ Colonial en materia de recursos que Provenían de otras
pudo haber experimentado un considerable revivir durante los partes para suplir necesidades tales como los textiles' tuvo que
' años borbónicos, alega que los beneficios de tal aumento en la promover un comercio animado y por consiguiente una élite
que
producción no redundaron en favor de la población local, sino potencialmente empresarial. Estos autores sugieren €ntonces
proporcionado a un grupo
que fueron absorbidos por España a través de medidas más ia minería del siglo XVIII pudo haber
efectivas sobre los impuestos, particularmente sobre el impues- selecto de antioqueños el ruficiente capital líquido
pt* :1,:1:lt"
to al tabaco. Las reformas borbónicas privaron agí a los antio- .,t puttótt de iriversiones diversificadas y un comportamiento
queños de cualquier excedente de cupitat proveniente de la empresarial
minería que pudiera haberse invertido en actiüdades empresa-
Después de examinar estas interpretaciones en conflicto'
la
riales. McGreevey, como Hagen y L6pez Toro, diría que el pe-
ríodo formativo del desarrollo económico antioqueño se dio necesidaá de dar respuesta a la pregunta inicial de Silvestre

-. fl ttt" época posterior al período colonial. ,o¡r. número d. -irrusy la producción de oro de Antioquiael
'
ln "t XVIII, adquiere t"u tttttuu urgencia-. Sólo mediante
el siglo
¡;. 'Una tercera escuela, que incluye eJéiitores tales como Luis
I

análisis"de la estrucüra, la producción y la distribución


de.los
"x"Ospina Vásquez y Frank Safford, asume una posición interme- antioqueña,.podranJuz-
réditos de la minería entre la población
dia en este debate6. Este grupo se rnuestra reticente a aceptar in-
terpretaciones personalistas que atribuyan la recuperación eco-
gu;. 1"t límites y el potencial del esp,íritu t*ptttfl-tllos dife-lu
Eoo.u colonial. AlgunoJ comentarios ptéliminates sobre
nómica de la Provincia primordialmente a las reformas impulsa- de infor-
d"ds por Mon y Velarde; pero tampoco acepta sin crítica las som-
;¿'"*. ;ip"; ¡; ,r,iiu, y de mineros y sobre las fuentes para esta
mación hisponibles pueden ayudar a sentar las bases
brías descripciones de la pobreza de la región que sustentan la
discusión posterior.
5 .-William Paul Mc(-lreevey, Hístoria económica de Colombia: 1845-1930 (Bogotá:
Edicioncs Tercer Mundo, 1975), pp. 30-31,92.
. fkfiniciones
6 ' Luis Ospina Vásquez, Industria y Protección en Colombia, 1810-1930, Bibliote:
ca Colombiana de Ciencias Sociales, vol. I (Medellín: londo Rr¡tatorio de Pr¡-
La estructura del sector minero de Antioquia en e-l siglo
no
blicaciones FAES, 1979); Frank R. Safford, "Commerce and Enterprise in Cen- XVUils decir, el tipo de minas y de mineros' decircunscribía tam-
tral Colombia, l82l-1870" (Tesis, Ph.D., Coh¡mbia Univesity, 1965); ídem, ;¿il; .*t.rrriór, y .t lí-it. de la producción oro' sino
Dos téc-
"E,mpresarios nacionales y extranjeros en Colombia durante el siglo XIX", en:
Aspectos del siglo XIX en Colombia (Medellín: Ediciones flombre Nuevo,1977).
;;;; ;ü distribución entre productores y consumidores.
las tormas de ex-
nicas mineras diferentes' veta y aluvión,'fueron
lF'
{8 Mineros, Comercüntes y Lab¡adores en
Antiotjuh, 1763-lgIO !^ "1

i El sector mineto 49

tracción primordiares en ra Antioquia


coronial. La minería de
veta, caractenzadapor la construccó"
¿.-r""a"""., q* ^.ü"f; legislación minera antioqueña estabrecía una diferencia
^ \" entre aquellos dedicadoi ar trabajo de las minas. Los
la vena del metal precioso r.d;á;;revia L"T"l
-¿" a ra extrácción, una
inversión considerabl. .r, **o tür" y capital, pero también "mineros" eran personas que tenían acceso a una fuerza laboral
permitía una explotación más completa de cinco o más esclavos o trabajadores libres (cuadrilla) y los
del depósito. Aunque
"mazamorreros" poseían menos de cinco trabajüores o se áedi-
3n lipo de minería de veta burturrtJ*dimentario fue común en caban independientemente a las labores de minlría8.
Buriticá al comienzg del período de corrquist4
ya para el siglo
XVII esta veta había sido abandonudu. fi urrrárrciu.a..ri. La correlación entre el modo de extracción y la clasificación
de mineríar tipo
.QU€ erá más productiuo,-más monopolista y produ- como minero o mazarnorrero era casi exacta. Tanto la minería
cía más capital, fue uno ie los r".rát.r
*ir"áJ5iii""fdr!'"r.._ de veta como la de canalón requerían de una mano de obra de
taron tanto los límites topes de producción por lo menos cinco trabajadores y por esto los mineros monopo-
de oro .ri.i ,igto
XVIII como su distribución. lizaron estas técnicas. Aquellos que practicaban la forma más
primitiva de minería la de batea, eran exclusivamente ros m¿rza-
En el transcurso- del siglo XVIII las diferentes morreros, aunque se dieron algunos casos en los cuales los maza-
formas de
la técnica de minería..de aluvíón,.q". ;*;i";;f"
do en los cauces v orillas de los ,i"',
.ilr" á.p"rrr"_ morreros se unieron.Ilara operar minas de canalón. De aquí en
v aquel que se encontra- adelante el términoi'?'minero" se referirá a aquellos que óracti-
ba en las vetas ;"b;;;;;;;";;;d. ""ra mayor parte der c4!an_ las técnicas de véta y canalón, mientras qu. .o-o ,t^,*,*"
antioqueño. Algunas variedades de rá minerii oro
a.'"r"rl¿il^,ut", morreros" ; se designará a los que utilizaban exclusivamente
como la minería de canalón, requerían de ,
bateas para extraer el oro.
la inversión previa de
capital y mario de obra puru .*i.u., ;l o," i"'p"1""
que otras, como el mazamorreo, no la fr;'.",r",
requerían. Fuentes de información sobre la producción de oro

Mu.chas veces los mineros que ut'izaban


-. la exactitud
lón debían limpiar de. peñascos y r""ur-a cauce
la técnica de carfa-
superior der río,
Iu quepuede
.bemadores variar
de los informes de los virreyes y go_
enorrnemente, dependiendo de la'dife-
el agu.a pudiera ser canalizada en Ia dir;:;ió;'¿.r."a" rente interpretación y experiencia del infoimante, ra fuente fun-
l]r""9.r.
con tuerza suficientepara separar las arenas
auríferas d.lo, ,',uto damental para cualquier análisis cuidadoso de la producción de
riales no deseados. Estas labor., ."igiur,
,,i;";;;;rii.r"¡1. oro .en Antioquia la constituyen los registr.s de lá casa de Fun-
de tiempo y mano
de obra, por lo qir. g.rr.rutmente estos mi- dición localizada en la ciudad de Antióquia, en donde el oro en
neros erÍül propietarios de cuadrillas de esc."lavos. polvo sepurificaba, se fundía en barras y ie Je fijaba el impuesto.
Los _az"_or."_
ros, en camb.io, por ríos y arroyos buscando rocas o
-viajaban
agua quieta donde el pesaáo oro en'polvo
pudiera haberse depo_ blir¡teca colombiana de (liencias s'cialcs, vol.2 (Medellín: Fond<¿ Rotatorio de
sitado. Hundiendo ,.,i but.", ¿. mJ¿.ra en Publicacicrnes lr\ItS, 1979), pp. 201-218. Véase además Robert C. \Nt:sl, I.u mí_
las arenas u,rríi.rur, nería de aluutón en {)olombia durante el período coloníal (Bogotá: Lini'e¡siclacl
las hacían_ girar de tal. manera q". i"
i".rza centrífuga separara Nacional <le Colornbia, 1972),pp. a9-62.
el oro de la arena y el agua. De'estas Jás técnicas
de minería de
aluvión, fue la minería i. .u"¿i" i";;. permitió 8. AHA, Libros, vol. 492, no,237,1787.La cif ra de cinco trabaiarlr¡rcs data clcsrle
una exprota- las ordcnanzas mineras del gobernador (iaspar de R.das (Ib77-ib95), prornulga-
ción más extensiva delos depósitos J"l,i¿Jr-v p".lJil',i?", das por primera vez en 1584 y revisadas en 1587 y rsg7. Iistas leyei puedcn J.-
rendimientos mayores 7. contrarse en AHN, Minas de Antior{uia, vol. 7, 1789, fols. 961-978.

7 Pata una mayor información accrca de ras


técnicas utilizadas en ra mirr"ría, uéase
AHA, Minas, vol. 357, no. 6706, 1787, tabla del númer' mrnimo de miner's ¡rc-
Vicente R,estrcpo, Estudio ,oOr" t,,, iirÁ-á"'.i] cesarios para la técnica de canalón. AHA, Minas, vol. 3.61, no. 6750, 1790, da
y gUro en Colombia,5 ed., Bi- e.icmplos de ¡nazamorreros que trabajaban minas dc canalón.
7
ü0 Mlnatos, Comerchntes y Labrad,ores m Anüoquia. 1763-Ig10
rlCU$AD El srctor ¡ninero 5l
oú enantrtcnnr
''"
',
.' üqJof*r
Los libros de contabilidad de esta institución contienen los nom-
Desgraciadamente las rústicas estadísticas de la Fundición
\ bres y las ocupaciones de las personas que llevaban el oro allí, la
no representan la verdadera pr<_rducción de oro de Antioquia.
I Aún durantc la época de la C<¡lonia, la Corona reconocía l; im-
\ \, .' ., .,'metal en bruto venía de una mina de veta (oro de veta) o de una posibilidad de dictar una Iegislación quc canalizara la mayor par-
r¡' opetación de aluvión (oro corrido). En el Archivo Hiitórico de te de la producción de oro en polvo de las minas hacia la Fundi-
\/ Antioquia pernanecen noventa y siete listados anuales corres-
' pondientes a los 140 años que van de IG70 a 1810r0. ción. El mecanismo legal que se creó sc quedó c()rto. como lo
reconocieron amargamente los funcionarios de la Coronalr . Esti-
l0 Los siguientes documentos comprenden los libros de cuentas que existen de la mar.lo-que-los Registros de la Fundición medían o no, es explo-
{' Fundición. Todos ellos se encuentran en el AIIA y aparecen bajo el nombre de rar la brecha existente no sólo entre la producción v la fu;di-
"Libros" con la sola excepción de los correspondientes a 1802 y lg03 que se ción, sino también entre las regulaciones y la realidad.
enumeran separdamente al final.
AHA, vol 444,no.36,1670; vo\.444, no.45, l67l;vo|.444, no.49, 1672;vol.
444, no. 51, 1673; vol, 445, no. b2, 1674; vol. 446, no. b6, lG77 ; vol. 446, Desde el punto de vista de la corona, la Fundición existía
no. 67, 1679; vol. 446, no. 68, 1680; vol. 446, no. 68, l68l; vol. 442, no. 78, para extraer el quinto, que en la época borbónica era un impues-
1688; vol. 447, no. 79, 1690; vol. 447, no. 82, 1692; vol. 447, no, 82, 1692;
vol. 447, no. 109, 1696; vol. 447, no. l14, 1699; vol.448, no. 130, 1703; t9 de] tres por ciento sobre la producción minerat2. ya pira la
vol.448, no. 133, 1704; vol.448, no. 140, 1705; vol.44B, no. 157, l?06; década de I 690 se había establecido un cuerpo de leyes q,r. ..-
vol, 449, no. 133, 1707; vol. 449, no. 179, 1708; vol. 449, no. 188, l?09; gulaba la transferenc-ia-dq oro a la Fundición, el cuá continuó
vol. 449, no. 197, l7l0; vol. 449, no. 2O7, 17l l; vol. 450, no. 2l l, l7l2; vol. vigente hasta 1800lTfe;1qgql4cjq-n9t..-e-fg.Ir Ja-p claves de la legisla- ,.f,
450, no. 215, 1713; vol. 450, r.o. 225,1714 vol.450, no. 237, L7líi vol. 450,
no. 252, l716; vol. 451, no. 2b4, 17L71, vol. 451, no. 269, 1719; vol.45l, n<¡. ción sobre la fundición: una prohibía laexportación del oó en
282,1720; vol.452, no, 294, l72l; vol.452,no.301,1722;vot.4b2, no. 306, Polvo, la segunda ordenaba llevar el oro a la Fundición y la ter-
1723; vol. 452, no. 320, 17 24; vol. 453, no. 325, 17 25; vot,453, no. 329, 17 26; cera fijaba un impuesto a los comerciantes en lugar de exigir
vol. 453, no.'333, 1727 ; vol. 454, no, 348, 1730; vol. 4b4, no. 352, 1 731 ; vol.
454, no. 369, 1736; vol. 454, no. 371, 7737, vol. 455, no. 372, ITBZ' vot. contribuciones a los mazamorrerosl3 . La eficacia de estas leves
465, no. 382, 1740. vol. 455, no. 388, 1742;vot.4b5,no.390,1742;vol. 455, era, como podía esperarse, directamente prclporcional a la h;bi-
no. 394, 17 44; vol. 456, no. 397, 77 46; vol. 456, no. 40l, 17 47 ; vol. 4b7, no, Iidad de la Corona para hacerlas cumplir.
410, 1750; vol. 457, no. 416, 1753; vol. 457,no.420,1754;vo1.458, no.430,
1756; vol, 458, no. 436,1757; vol. 458, no, 439, I 758; vol.459, no. 449, 17b9;
vol. 459, no. 413, I 760; vol. 460, no. 462, 17 6l; vol. 460, no, 462, I 262; vol. II .\ún funcionarios coloniales talcs con¡r¡ cl gobcrn:rclor I.ranr:isco Silrr.strc, p.-
461, no. 48O, 17 64; vol. 461, no. 487, I 765; vol. 461, no. 491, 1766; vol. 462,
no. 493, 1767; vol. 462,no.506, 1769; vol.462, no. 517, 1770; vol,463,no, li1l ." tcla de juicio la validez de las estadísticas mineras. AHN, Emple.ados
Públicos de Antioquia, vol. I 3, I 783, fols. 96b-992.
519, 177l; vol. 463, no. 530, 1772; vo|.463, no. 546, L774; vol. 464, no. 559,
17 7 5; vol. 464, no. 567, 17 7 6; vol. 47 4, no. 568, 17 7 7 ; vot. 47 9, no. 54, 17 80 ; l 2 lil quint. habia sido rcbajado progresi'amrnte ci.sde un inÍpuest' dcl
vo|. 480, no, 8l, l78l; vol, 481, nó. 92. 1782;vol. 486, no. 126, 1783; v<¡1. 'cintt'por
ciento a un dicz por ciento, seis por cicnto, y l'inalmcnte il tr", p., cie^to
485, no. 155,1784; vol. 486, no. 173, 1785; voi.488, no, 205,1786;vol.497, q."
prevaleció después d,e 1771. Véasc Roblcdo, Bosqutjo biográfico, 2: 49t .\Iir-,
no..290, 1789; vol. 499, no. 309, l79l; vol.501, no. 340, 1792; vol.506,no. Consulados, vol. 3,1790-1297, fols. g}44gl.
405, I 793; vol. 508, no. 430, 1794; vol. 512, no. 493, 1795;vol. 514, no. 5l 3,
1796; vol. vol. 519,, no. 597, 1797;vol,624,no.651, 1799; vol. 524, 1806; l3 .{IIN, consulados, r<rl. 3, 1790-1 797, lols,304-49l. Hste d<¡curncnr<¡s cita las
vol, 470, no. 634, 1807; Fundición de Oro, vol, 634, no. 100, 78O2; Fund,ición Leles dc Inil.ias (I.ey primera, Libr..ctav., Título dicz) para dcmostrar quc los
de O¡o, vol,634, no, 10059, 1803.
mincros había sido obligad.s sicmprc a pagar cl quinto. tin dccre t() dc ra cr¡rona
Para información sobre producción de oro en otras regiones de la Nueva Grana- fe'chad¡¡ en septiembrc l, 1695, cstablecía una obrigaci<in similar para krs c.mer-
da, véase William F, Sharp, Forsaken but for Gotd: An Economic Study of Sta- ciantes de Antioquia. Para I 697 estas disposiciones h¿bían sido puestas en vigen-
aery and Mining in the Colombian Cftocó (Norman: University of Oklahoma cia (AIIA, Comcrci., vol.684, no. l09ll, lg03). Después ¿e iAOO l.,s cori.r_
Press, 1978); Jorge Orlando Melo, "Producción de oro y desanollo económico ciantes antioqueños sentran quc ya no estaban obligados a llelar su .rr¡ a la I;u-
en el siglo XVIII", h)n: Sobre hístoriaypolítha (Medelhn: Editorial La Carreta, dición debido a la rcforma monetaria de Mon y Vclaide. Véase Capítulo 2, ,.Las
1979); Germán Colmenarcs, Histori.a económica y social de Cotombia, 1537- importacioncs antioqueñas: 1763-1810". Las cifras de la casa de iundicidn son
1719, 3 ed. (Bogotá: F-ditorial La Carreta, 1978); Idem., Cali: Terratenientes, por lo tant. aún menos confiablrs dt'spués dc csa fecha y subestiman el'ercladc-
tnineros y comerciantes: siglo XVIII, 2 ed. (Bogotá: Carlos Valencia tiditores, ro valor rle las importaciones dc los comcrciantes.
l 980)
7
62 Minatos, Comercbntes y Labradores en Antioquia 1763-Ig10
El sector minero 53

Como el oro en polvo producto de las minas de canalón y inspectores de la Corona en cualquier momento para determinar
de la batea del mazamorrero €ra aceptado como mone'da corrien-
si se habían asentado sumas equivalentes en los registros de la
te fuera de Antioquia, la Corona prohibió su exportaciónla. Fundición. Cuando un minero llegaba a la Casa de Fundición se
Solamente después d-" puru, por la Fundición, donde .ru f.rrrdido,
identificaba a sí mismo como "minero", anotaba la localización
aquilatado y se le fijaba el impuesto, el oro podía ser moldea-
y el nombre de su mina y de este modo cumplía su obligaciíin.
do en barras sobre las cuales se colocaba el sello de la corona, E,n la práctica, como se lamentaba un funcionario de la corona,
antes de ser exportado- Aunque los funcionarios intentaron evi-
"es muy raro el número que lo satisface,'\7.
tar el contrabando de oro en polvo, era imposibre inspeccionar
aún a las personas que viajabÍrn por ros caminos principales, sin
La tentación que se le presentaba al minero de no llcvar su
contar con que los pasos ocultos entre las oro a la Fundición para que se le cobrara el impuesto, era supe-
-otriuñus-ofrecían
rutas convenientes para un comercio de contrabando de propor- rada tan sólo por la ridícula facilidad con que podía evadir esta
ciones imposibles de calcularls. obligación. Los títulos de minas eran desesperantemente con-
fusos, lo que no era sorprendente, dado que el Código Minero
También en el interior de Antioquia un porcentaje impor. de Antioquia, producto del esfuerzo del góbernador óaspar de
de_la producción anual de oro se .scapábu legalmentá de
_tante Rodas (1577-1595), no sólo era inadecuado para el siglo XVIII
la casa de Fundición. Hasta finales del período colotial las mo- y no había sido nunca aplicado con rigor por los funiionari<_rs,
nedas de_plata fueion escasas, y .ru .,rit.rmbre entre los paisas sino que les era totalmente desconocido a los mismos miner<¡sle.
extraer el oro de las minas para utilizarlo en sus transaciiones Cuando un minero antioqueño descubría oro, reclamaba los de-
diari¿s. Esta utilización de cantidades desconocidas de oro para rechos de explotación aguas arriba y aguas abajo del sitio del ha-
el consumo interno no permite establecer una correlación direc- llazgo,. incluyendo las orillas y el lccho del rio. Tales derechos
ta entre las cifras de la Fundición y la producción anualr6. cubrían enorrnes extensiones: Don Antonio Quintana tenía tí-
tulos sobre cinco ríos, que incluían un número significativo de
Los mineros antioqueños estaban obligados, por ley, a fun- arroyos portadores de oro de la Provincia, y Don Andrés Salga-
dir la totalidad del oro que extraían en h cása de i'undiáíón. nn do gastaba siete días para recorrer de un extremo a otro sus
teoría, los funcionarios de lacoronapodían identificar a los mi- minas tituladasre.
neros y localizar sus minas por medi,o de los títulos registrados.
IJna vez se expedía el títuló, los mineros estaban obligados a Aunque tales mineros podían monopolizar los títulos lcga-
llevar un registro de producci6n, libro de sacas, en donde se de- les sobre las minas, no controlab¿m la producción de oro. Como
tallaba su producción mensual, el cual podía ser revisado por los no podían explotar zonas tan extensas, subarrcndaban porcio-
t4 ACM, vr¡I,, no. l, 1675-1754. !.stc (l()cumento aparcce con fecha lTOl . Des_
pués dc .esa fecha los fu.cionari's dc la c<¡rona rccordaban periódica a inútil-
m-ente a los antioqucñ.s la prohibición ace rca dc la cx¡rortacirin dcl cn p'lvo. 17 lbid.
AHA, Documentos, vol. 562, no. 8905, 1776, donde se da cuenta'ro
fuerzos.
deestosei-
18 l',n 1782 funcionarios de la (lt¡rona señalaron quc las ordcna¡rzas rnilreras <le
I5 Francisco Silvestre infor¡na accrca del c'ntrabando en .\Irl-, Hmpleados Públi- R.das n<¡ cran utilizadas, jamás habían sido aprrbadas por alguna arrt.ridad más
cos de r\ntioquia, vol. 13, 1783, fols. 965-992; el Visitador.]uan Antonio Mon clevada 1'quc adcmás les faltaba "cicncia" (r\IIN, Visitas dr .\ntioquia, vol. 2,
_v Ve larde comenta el mismo asunt() e n AHN, Virreycs, vol. 6, i 7g 7, fot s.1+Z_Ct S. 1782, fols. 433-455). (lrrando l\lon v Vclardr. prcguntt! a los rninen¡s at:crca de
la Icgislaci<in dc ll¡das, la r'ay'ría jamás habían .írlo hablar d. clla (.\lI.\, Mi-
l6 AIIN, Miscelánca, vol. ll, 1785, fols, 49s-sgg. r,)sio no cra raro err ras regio.cs nas, vol.357, no.6706, I787).
productoras de oro en la Nuer¡¿ Granada, pues el chocó y Barbacoas sebasaban
tanrbién más en cl patrón monetario del oio en polvo que cn cl de plata. l9 .\[IN, !impleados Públict¡s dc Antioquia, r'ol. 13, 1783, li¡ls. 96fi-992.
á4 Miucros, Comercüntes y Labrad,ores en Antioquia. 1763-ISt0 El sector m¡nno 55 W'"

nes de éstas a otros mineros o mazamorreros2o. Puesto que este producción de un minero o de la suma de mineros de canalón23'
subarriend<¡ no era oficial, la Corona no podía identlficar el nú- tanto el número de mineros como el valor del oro producido
mero de mineros que trabajaban estas minas, ni localizarlos y están enormemente subestimados en las estadísticas de la Fun'
menos aún obligarlos a llevar registros de su producción o a dición, dada su evasión masiva por medios tales como el contra-
pagar el quinto2t. bando, los títulos confus.os, los registros de producción falsos
o imprecisos y la desviación de parte de la producción de los mi
Incluso los mineros con títulos legales podían hacer falsas neros hacia los registros de los comerciantes.
entradas en sus.registros de producción y llevar a la Fundición
sólo cantidades mínimas. Aún este pequeño esfuerzo fue innece- La tercera regulación importante fue la que nombró a los
sarin durantc la mayor parte del siglo XVIII, puesto que los fun- comerciantes de Antioquia como rescatantes o intermediarios en
cionarios de la C<lrona eran extiemadamente laxos para revisar el traslado del oro desde los campos mineros hacia la Casa de
estos libros. Cuando el gobernador Silvestre ordenó una revi- Fundición. En gran parte esta tarea recayó sobre los comercian-
sión en 1783, se encontró con que los mineros no recordaban tes porque no resultaba práctico cobrar directamente el impues-
cuando se habían revisado sus cuentas la última vez. Cuando Mon to á los-mazamofreros, ya que cstos no permanecían en el mis-
1' Velarde intentó una revisión similar en 1787, enc<¡ntró tan mo lugar, se encontraban dispersos por los distritos mineros de ¡
pocos registros actualizados que tuvo que fiarse de las declara- las tieiras altas y bajas, y no pos€ían títulos registrados sobre las ,I
'!
ciones juramentadas de l<¡s mineros acerca de su producción22. minas2a. Si bien la producción de un solo mazamorrero era pe-
queña (a un nivel de subsistencia), la producción total de éstos
Existía todar'ía <¡tra forma para que los mineros evitaran al liegó u' ser entre las dos terceras partes y las.cuatro quintas
menos su registro directo en la Fundición: muchos utilizaban el paites de la producción anual de oro en Antioquia, y bien mere- i

oro en polvo recién sacado de la mina para comprar mercancías a tíu gruuurr.r3. Co-o no resultaba práctico, ni tampoco interesa-
los comerciantes que negociaban en los distritos mineros. Cuando ba ila Corona que los mazamorreros abandonaran sus sitios de
este oro llegaba a la Casa de Fundición era registrado bajo el nom- trabajo para llevar el oro a la Fundición, la Corona se declaró
bre del comerciante y no del minero y este hecho proporciona
por lcl tanto una barrera más para calcular en forma realista la 23 AHN, Consulados, vol. 3, 1796, fols. 304'43L' $
24 Aunque teóricamente los mineros y los mazamorreros compctían por las zonas
mineras y por el oro en polvó, en la práctica los mineros no desafiaban los dere.
20 Para ascgtrrar su propi(, I'riulo, los mincros autorizaban a otros para quc explo- chos de los mazamorreros, aún en los lechos de las quebradas sobre los cuales
taran sus rcclanracioncs. si un cxtenso tramo del río pcrmanecia inexplotado, los mineros poseían Títutos. Había muchas corrientes de agua que no podían
csto abria la posibilidad para quc ()tr()s drsafiaran el monopolio dcl poscedor dei ser explotadas con la técnica de canalón y el mazamorreo ofrecía el único mé-
Títukr .riginal. Para ur¡ c.icrnpl. de un miner' otorgando tal autorización a un todo de extracción (AHA, Minas, vol. 357, no. 6706, 1787)' Cuandolos maza'
¡nazanl()rrer() ; postr'riormcntr dcfendiendo su Título frente a otrr.¡ demandan- mo¡reros trabajaban en cercanías de los mineros, La tradición señalaba que ncr
tc, vúsc AHA, Nfinas, 1rrl. 361, no. 6750, 1790. Silvcstrc dicc que algunos minc- debím acercarse muiho ni estorbar a las cuadrillas de esclavos de los mineros
ros a otros rl dcrecho a explotar sus Tí¡ulos (AIIN,l.)mpleaJos públicos (ACM, vol, 32, no. l, l78l)' Claro está que no existía una armonía perfecta,
'cn<lían
de Antioquia, rrrl. 13, 1783, fols. 965-gg2). particularmente si los mazamorreros robaban a los mineros o vendían aguardicn'
le a las cuad¡illas de esclavos (AHA, Minas, vol. 359, no' 6706' 1787).
2l lHli, I.inrplt'ados Púl¡licos dr .{rr¡i1¡q¡¡¿, vol. 13, 1783, fols. g65-992. Un 1783
cl (iobcrna<l<¡r Silvcstrc or<lcnír comparcccr a t<¡dos los mineros que no posc¡'an 25 El cálculo que hace Mon y Velarde de dos tercios aParcce en .{IIN, Virreyes, vo['
títukrs s.brc sus minas para q.c las rcgistraran oficialmentt',. sino pcrdciran strs 6,1787, fois, 743'813; el cálculo de cuatro quintos hecho porJosé Manucl Rc¡'
dcrccl¡t¡s dc propicdad (ACM, r'ol. 34, no. 15, l7S3). '
trepo aparece en "Ensayo sobre la geografía, producciones, industria y pobh'
ción de'la provincia de Antioquia en el Nuevo Reino de Granada", En: Semant
99 AHN, l.implrados Públic¡¡s dc ,\ntioquia, r,ol. 13, 1783, firls,965-992; AIIA, rio del Nuávo Reino de Granad'a, ed. FranciscoJosé de Caldas,3 vols' (180t'
llacicrrrla, wll.747 , no. I1990, 1787. l8l 0; reimpresión, Bogotá), I : 243-286,
56 Mincros, Come¡cin¡tes y Labradores en Anüoqub. 1763-1810 El sector tninero 57

satisfecha con un impuesto directo de dos pesos por año a los de Moüna era avaluado en mil pesos, el comerciante tenía que
\ mazamorreros y estableció un tributo indirecto sobre su pro- iirmar un registro y jurar que en tres años traería mil pesos en
ducción26. oro a la Fundición y pagaría el quinto sobre esa suma. Molina
entonces vendía las mercancías en su tienda y en las zonas mine-
El sistema así desarrollado cobraba el quinto indirectamen- ras, donde las cambiaba por oro. En el plazo de tres años Molina
te al gravar el oro que circulaba como moneda corriente en la cumplía con su obligación legal llevando los mil pesos.en oro en
Proüncia y que procedía en buena parte de las bateas de los ma- polvo ala Fundición, pagando el quinto, recibiendo oro en barras
zamoneros2l Puesto que mineros y mazamorreros tenían acceso y comenzando de nuevo este ciclo. .
al oro en polvo, esto creaba una demanda, tanto en los mercados
de las zonas urbanas como de los distritos mineros, de textiles, Había, claro está, 'muchas variantes de este ciclo. Los co-
metales y algunos artículos de lujo que debían importarse de merciantes antioqueños intercambiaban productos con Cartage-
fuera de la Provincia. Como los comerciantes antioqueños na, Santa Marta, Honda, Popayán, Quitoy Santafé de Bogotá. Se
tenían su sede en las zonas urb¿rnas y eran por consiguiente fáci- establecieron aduanas locales no sólo en Medellín, sino también
l* les de ubicar y controlar, la Corona los gravaba con el quinto del en las ciudades de Antioquia, Rionegro, Marinilla y Santa Rosa.
\ tl_qs
"p9{ ciento sobre el valor de sus importaciones. El sistema Algunos comerciantes viajaban personalmente a los puertos y
de impoitaciones y eipórtaciones funcionaba de la siguiente los centros de venta alpor mayor de la Nueva Granada, mientras
m¿ülera: un comerciante de Medellín, por ejemplo Mateo Molina, que otros enviab¿rn delegados. Dentro de Antioquia tenían tien-
llevaba oro en barras a Santafé de Bogotá y después de comprar das en los poblados para surtir a la población urbana y la de los
sus merc¿rncías se dirigía a la Casa de Aduanas, allí los funcio- alrededores; también iban personalmente o enviaban delegados a
narios de la Corona le expedían unaguía, o permiso, que enume- los distritos mineroq. Era muy raro que un comerciante llevara de
raba el total de cargas de su remesa y señalaba su destino final. unavez gran cantidadde o¡o ala Fundición,lospagos periódicos
Esta guía era el método con el que la Corona se aseguraba de eran la regla28. Sin embargo, dentro de todas estas variantes, la
que Molina no comerciara ilegalmente sino que vendiera sus legislación que establecía el sistema regulador de las guías, el
mercancías únicamente después de haberlas registrado en Mede- avalúo del registro de mercaderías en su ciudad-base antioque-
llín. En su viaje de regreso a Antioquia, Molina pasaba por ña y la obligación subsiguiente de llevar oro por valor de sus im-
puestos de control, por ejemplo en Nare, donde los funcionarios portaciones a la Fundición y pagar el quinto, permanecían
revisaban su guía para asegurarse de que el cargamento estuvie- constantes2l
ra intacto. Al llegar a Medellín, Molina depositaba sus mercan-
cías en la aduana" donde los oficiales de la Corona comparaban Como era de esperarse, los comerciantes fueron no menos
de nuevo la guía con Ia mercancía, abrían el cargamento y de- ingeniosos que los mineros para descubrir maneras de evitar la
terminaban el precio promedio de venta en la zona de Medellín, fundición Los contrabandistas eludían completamente el siste-
de las mercancías importadas. Si en este ejemplo el cargamento
28 Las rcgulaciones comerciales para el Virreinato de la Nueva Granada se encuen-
AHN, Virreyes, vol. 6, 1787, fols. 743-815. Un peón se demoraba dos días cami tran en AHA, Real Cédula, vol. 16, no. 536, 1780. La obligación del come¡cian-
nando desde el distrito minero de Santa Rosa hasta Medellín y un día más de tc de fundir cl valor de su registro de mercaderías, cs parte de la fórmula para
Medellín hasta la Fundición en Santafé de Antioquia, El alcalde juez pedáneo todos los documcntos dc fu¡dición. Véage adem¿ís el Capítulo 2, "Anfisis de
(del cual se habla¡á en el Capítulo 4) cobraba el impuesto al mazamorrero (AHA, l¡s fuentes dc información".
Libros, vol. 492, no.237 ,1787).
[,n la provincia de Popayán y en el rcsto dc la Nucva Granada. Véasc Peter Mar-
Mon y Velarde comenta esto en AHN, Real Hacienda, vol.53, l787,fols. 103- zalrl, "Creoles and gobcrnmcntr thc Cabildo of Popeyán", Híspaníc Amaica¡
148. Hí¡torical Rcúear 54 (Nov. 1974): O{6.
I

5E Mineros, Comqciantes y Labrad,ores en Antioquia. 1763_1g10 El sector minero 59

ma evitando los puestos de control, no registrándose en las ciu- la Provincia legalmente. Las sumas que los mineros llevaron a
' r, dud.r, viajando áirectamente a los distriios mineros y no lre- la Fundición son entonces, probab.lemente, una aproximación
,' vando el oro a la Fundición3o. Las mismas regramentaciones más cercana a su g4nancia que a su-yerdadera producción. Si ello
tenian vacios, pues si las mercancías de un comérciante tenían es así, las estadísticas de la Fundición no sólo identifican a los
un valor'de mil pesos en Medellín, podían venderse por más en mineros, sino que también proporcionan alguna indicación
los distritos mináros, y esta difereniia de valor ,ro ertabu sujeta sobre el capital excedente disponible para una élite minera33.
{ p"soydeJ quinto3t. A"í, aunque los comerciantes eran más vi-
lo tanto más vulnerables a t" ,.gut".iár, q,r. los
Il5: ]lor Las sumas que los comerciantes llevaron a la Fundición n<l
mlneros y mazamorreros, las cantidades de oro registradas por representan sus ganancias sino más bien el valor de su comercicr
lot comerciantes en la Fundición reflejan más aceriadamente el de importación. La demanda por sus mercancías, sin embargo,
t._/',, creclmiento del comercio de importación que el de la produc- dependía del acceso de la población antioqueña al oro, ya fuera
ción anual de oro.. directamente, como era el caso de los mineros y mazamorreros,
o indirectamente, a medida que las compras y los gastos de éstos
Si-aceptamos qu9 s9 evadró masivamente iban distribuyendo sus rendimientos auríferos entre los sectores
..
llevar el oro a la Fundición
la obligación de
y que
-no la legislación sobre ?sta obli- no mineros de la economía. De cualquier forma una alza o una
gación, aún en su estado idear, preténdió nunca imponer un baja en las contribuciones de los comerciantes a la Fundición
tributo sobre el tot¿l de la producción de oro de Antioquia, ipor proporciona un indicador amplio de las ca¡rtidades de capital dis-
qué entonces. analizar las cifras de la Casa de f,unáición? A ponible para la población, y como este capital se originaba en la
pesar de todas sus fallas, ras cifras agregadas de la Fundición minería, nos ofrece también una burda medida del estado de
proporcionan un cálculo burdo de los niveles de capital genera- aquella industria. Si se examinan las estadísticas de la Fundición
dos por el sector minero de Antioquia32. Aunque los mineros uti- con miras a determinar las tendencias amplias más que las cifras
üzab^an en primer lugar- su oro para .o-pru, artículos para precisas de la producción anual de oro, icuáles son los puntos
satisfacer sus necesidades personales, p-u reabastecer sus claves en la historia de la minería antioqueña de finales de la
' cuadrillas
_o
para adquirir algunos lujos, muy bien podían enton- Colonia que estas estadísticas señalan?
ces reflexionar seriamente sobre el traslado del oro restante a
la Fundición. Los mineros más importantes eran bien conocidos
por los funcionariot- g. 11 Corona y no podían escapar comple- producción de oro en Antioquia: 1670 -- 1800
tamente a su parte del quinto. Más aú', el oro fundiáo en bairas
podía ser almacenado más fácilmente o podía ser exportado de
El cuadro No. 1 registra las estadísticas de la Fundición dis-
ponibles para los años comprendidos entre 1670 y 1800, y el
30 AHN, Consulados, vol. 3, t790-1797, fols. 304431.
gráfico No. 1 ilustra estos mismos datos. Tanto el cuadro como el
3l AIIN, Empleados Públicos de Antioquia, 1783, vol. 13, fols. 96b-992, menci<¡na gáfico dejan muy en claro que la producción de oro en Antio-
que las mercancías de un comerciante podían estar registradas por mil pesos y quia, tal como aparece reflejada en la Fundición, experimentó
sin embargo vende¡se en los distritos mineros por mil quinientos. llstanáo obli-
gado el comerciante a fundir apenas los mil pesos.
33 l'uncionarios de [a Corona comentaban que el oro en polvo tiaído para p.gur.l
32 Francisco Silvest¡e calculó que la producción anual de mineros y mazamorreros . impuesto sobre la producción minera ". . . estaban precisamente reducidos a los
promediaba los 200.000 pesos de oro y que estos llevaban a la F-undición unos mineros y comerciantes, que puramente querían fundir por su gusto", !:sta
120.000 pesos de oro. Creía que cerca del cua¡enta por ciento de la producción afirmación parece ser una descripción más acertada de las contribucioncs dc
anual de oro de Antioquia no era llevado a la Fundición (AHN, Umpteados pú- lo¡ mineros a la Casa de F undición que de las de los comerciantcs (AIIN, ()onsu-
blicos de Antioquia, vol. I 3, I 783, fols. 965-992). lados, vol 3, 1790, fols. 304-431).
60 Mineros, Comerchntes y Labradores en Antioquh, IZ63-1g10 El sector mhtero 6l

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rÉ to to (o (o ro (o o) (o @ to ñ ñ ñ ñ ñ oEb
iHdHÉiÉÉiÉdd HÉÉi t!
" 62 Mineros, Comerci¿ntes y Labradoret en Antioqub.,lT6J-1gj0- El sector minoo 63

d-os períodos consecutivos y sostenidos de recuperación. Aunque El título de "Regenerador" ledebe ser retirado a Mon y Ve-
el período de 1670 a L749 se caracterizó,por intradas fluctuan- larde, al menos en lo que se refiere a cualquier ímpetu que él
tes en la casa de Fundición (entre 14.000 y +s.ooo pesos de oro hubiera podido dar a la recuperación minera de Antioquia,
por arlo), las décadas de 1750 a 1770 muestran una notable <;omo quiera que tres décadas antes de la llegada del visitador a
recuperación (fundición entre 22.000 y 113.000 pesos de oro), Antioquia se inició un aumento estable en la fundición. Las evi-
gy9 gejoró durante las décadas de fZgO y 1Z9b lffi.OOO <lencias demuestran que Mon y Velarde actuó más en respuesta
- ."-
3f4.000 pesos .de oro). La tendencia genéral prr.d" verse en" a un desariollo ya enirocesó, que Cómo üñ üeTdádero "Regeiiei'a,
forma más clara al- promediar y redondéar las .ifrur, pues si el <lor". En el caso de la-mineiía, por-Cjeifpló,'trató dé poner'
promedio anual de fundición en los años 1670-l 749 fuealrededor orden en el caos resultante de un período de doscientos años de
de 23.000.pesos, p{1 el período 1750-1779 má,s que se dupli_ actividad minera sin un código efectivo de minería Sin duda su
c-ó, llegando hasta 59.000 pesos; y luego se cuadruplicó hasta cxperiencia previa como oidor en la región de Guanajuato, I\,fé-
llegar a los 236.000 pesos durante el perlodo entre riao y tzss xico,'rica en minas de plata, facilitó el esfuerzo de Mon y Ve-
(véase cuadro No. 2). Por consiguiente, tanto las décadas de 1750 larde; aunque reconoció la estructura peculiar de la minería
como la de 1780 señalaron peiíodos de prosperidad del sector irntioqueña y recogió prudentemente descripciones detalladas de
minero. l;rs prácticas lócales. La sorprendente proliferación de técnicas
,¡rineras paisas complicó considerablernente su tarea y lo llevó a
Cuadro 2 l:rrnentarse:
. .pues al ver la variedad con que se me,informa sobre todos
PROMEDIOS DE FUNDICION asuntos, siendo enteramente contrario, unos de otros, me hallé tan
desconfiado que sobre nada me atrevía a hablar, ni resolver34.
de
No. No. de Total Promedlo Porcentaje de
Período Años Entradas Fundición Fundición crecimiento Finalmente Mon y Velarde completó el código, y contempo-
(pesos de oro) riineos suyos tan distinguidos como José Celestino Mutis y Juan
,fosé D'Elhúyar lo elogiaron como una importante contribu-
t670-t749 79 49 L,lol64 ,7 22,495 ciírn a la legislación minera3s. Sin embargo, los esfuerzos de Mon
L7 50-t7 79 29 22 1,309,436 59,52L 250 y, Velarde aparentemente fueron vanos, pues su código nunca
I 780-l 799 19 16 3,784,466 236,529 400 lrrt' puesto en práctica y finalmente desapareció. Si Mon y Velar-
FUENTE: Regiptros de Fundición, Archivo Histórico de Antioquia (lvtedellín) (AHA),
rlt' tuvo algún impacto sobre la segunda etapa del auge minero
1670-1807. Para referencias completas de años específicos, véase nota 10, tl<' Antioquiu -y de hecho las sumas más altas de la Fundición
Capítulo l. (crr 1792, L794 y 1796) fueron posteriores a su visita- fue indi- \i
lr'<:tamente, a través de medidas tales como la reforma.mone-
-'*
'.
rirria o la fundación de nuevos poblados.
La periodización de estas dos etapas de crecimiento (17b0-
1779; 1780-1799) proporciona algunas respuestas muy dicien- Si los cuadros y el gráfico con las cifras de fundición arro-
tes, no solo para la pregunta inicial del gobernador Francisco jrrn algunas dudas sobre las interpretaciones de aquellos que des-
Silvestre sobre la producción de oro, sino también para el debate
entre los que hacen una apología de Mon y Velarde, los que pro- AIIN, Minas de Antioquia, vol. 1, 1786, fols,830'833. tlno de los infortnes.sc
('ncuentra en AHA, Minás, vol. 357, no. 6706, 1787.
claman una prolongada depresión económica y los que se deci
den por una posición intermedia. 11 AIIN, Minas de Antioquia y Cundinamarca, vol. único, 1780, fols' 548'559.
64 Minetos, Comerci¿ntes y Labrodotes en Antioqub. 1763-IgI0
El sector r¿ine¡o 65

\ criben a Mon y Vela¡de como regenerador (Ospina, Vi[a, Mon-


salve, Robledo, Parsons y Brew), igualmente permiten d.escar- los aluviones estaban agotados y el clima malsano había cobra-
,.''. rlo un gran número de víctimas entre indígenas y negros. Las
" tg- la i¡rterpretación que describe la economía antioqueña del
.i\
,if'ras de la Fundición entre 1620 y 1623 promedian diez mil
siglo XVIII como en un estado de permanente depresión (Zule-
ta, Hagen, L6pez Toro). T as cifras de la Casa de Fundición seña- ¡rt'sos de oro y reflejan por lo tanto un punto bajo en esta "mi-
lan claramente que el sector clave de la Provincia, el minero, ge- n.'ría de la conquista"3l
neró casi diez veces más capital hacia finales que a comienzos
del_siglo XVIII. Tampoco se sostiene, como mosirará el siguiente A mediados del siglo XVII y continuando hasta finales del
análisis, la tesis más sutil de William P. McGreevey según1a cual sigrricnte, el sector minero de Antioquia evolucionó hacia una
los antioqueños fueron despojados por los impuesios áe la refor- nucva estructura. Los aluviones de las tierras altas el norte y del
ma borbónica de las ganancias.provenientes del aumento en la cortro de Antioquia, en Santa Rosay Rionegro respectivamente,
producción de oro, ya que las contribuciones de los comerciantes sc convirtieron en el foco de unanueva fase en la historia minera
a la Fundición muestran cómo aumentó dramáticamente el po-
rk' la Provincia: la fase "criolla" de la minería de aluvión. Los
te ncial de consumo de bienes importados por parte de la po6la-
rrssos más característicos de ésta incluían la virtual ausencia de
ción durante la segunda mitad del sigloXVIII. Aunqu. pur".. lrr rninería de veta, cl predominio del oro producido por los ma-
quedar reivindicado el escepticismo de la escuela'represéntada /ir¡norreros y las posibilidades restringidas de acumulación de
r rr¡rital para la élite de mineros..
por Safford y Ospina Vasquez, que asume una posic.ién interme-
dia entre las interpretaciones que sobrestiman a Mon y Velarde
y las que se lamentan de una situación de depresión económica La ausencia de la minería de veta, más productiva, con ma-
durante la Colonia, sólo un examen de la evolución y la estruc- 1'ort:s posibilidades de capitalización y con una estructurapoten-
t i;rlrrrcnte monopolist a, afectí seriamente el flujo de oro entre los
tura del sector minero de Antioquia en el siglo XVIII puede
determinar si efectivamente surgió el embrión de uni élite ¡rrr,<luctores de Antioquia. En la década de 1620 habían termina-
- rlo los días de bonanza para la veta de Buriticá. Los registros de
.. empresarial araíz de los dos períodos del auge minero. l¡r |trndición, que distinguen el oro proveniente de las minas de
vctrr cle las de aluvión, no muestran la entrada d'e oro de veta
lr,rst:r los años de 1800, cuando unos pocos mineros iniciaron,
Distribución de la producción minera
tírrrirlamente, explotaciones bajo esta forma de producción. Uno
rlt cslos innovadores fue Don Antonio Salazar, quien intentó
Lamineríaantioqueñade finales del período colonial se di- rcriistrar el título de un filón, Quiuná en 1797. Los funcionarios
ferencia de aquella de los años de la conquista en su localización, rlc l:r Corona tuvieron que recurrir a los archivos para buscar
técnicas y estn¡ctura Durante la fase de "minería de la conquis- r¡rsl lrrcci<¡nes
' ta", en el siglo XVI, los mineros de la Provincia se habían con-
i)orque no los había hasta ahora, después de los del cerro de Buriti-
'" centrado en el norte y en las tierras bajas cerca de Cáceres, Za- r'ri, doscientos años há, que er¿rn sólo de lo que hablan las leyes y
ragoza y Remedios o en las orillas de los ríos cercanos a Santafé ordenanzas 3?.
de Antioquia y Buriticá. Primero los indígenas y luego las cuadri
llas de esclavos habían excavado laveta de Buriticá o habían lava- Ni la ausencia de filones conocidos ni la falta de esfuerzos
do el o¡o de los aluyiones de los ríos Cauca y Nechí. Aunque los rrrr¡ri<licron a los antioqueños emprender la minería de veta. El
.eran
m¿vamorreros también trabajaban allí, los ricos propieta-
rios de cuadrillas los que dominaban la escena. Este auge-duró 'tr' W¡ st, /,¿ mínería de aluoión, p.35.
poco, pues ya a comienzos del siglo XVII tanto las vetas como
1i ,\llN, Minas dc r\ntioquia y Oundinamarca, vol. único, 1797, fols. 687-695.
66 Minercs, Comerciantes y Labradores en Antíoquia- 17611810 EI sector minerr¡ 67

conocimiento de las sum¿6 fabulosas arrancadas a laveta de Buri pesos que se han sacado sin más industria ni conocimiento de la pro-
ticá, seducía constÍrntemente a los dirigentes de la Provincia para fesión metáüca que las cortas luces que puede proporcionar una
práctíca ruda y grosera, sin principios; por consiguiente, son desco-
tratar de reabrir esta mina. En I776 el gobernador Silvestre y nocidas las máquinas para los desagües, no se sabe el arte de ademar,
seis medeüinenses formaron una compañíapara registrar de nue- no se entiende lo que es un socavón general y por decirlo todo en
vo los títulos y explotar este filón38. Al año siguiente Silvestre una palabra, sólo se han trabajado las minas de Buriticá yéndose a
anunció que su compañía tenía una inversión de capital de vein- pique, haciendo un pozo profundo hasta que el agua les impide ente-
te mil pesos y ochenta qsclavos3e. El optimismo del Gobemador ramente la labor*'.
duró poco. La compañíabuscó un minero experimentado en las
técnicas de vet4 pero cuando finalmente contrató uno, resultó Mon y Velarde añadía que no había en ese momento minas
ser ignorante e irresponsable. Las antiguas obras debieron ser de veta en operación en Antioquia y solicitaba que los dos ex-
reemplazadas, los túneles eran peligrosos y además el mal estado pertos que se encontraban supervisando la reapertura de las
del camino a la mina obstaculiiaba el transporte de las provisio- minas de plata de Mariquita fueran enviados también a Antio-
nes necesarias. Hacia 1784 Silvestre había desistido. Escribió quiaa3. Su pedido no obtuvo respuesta. La verdadera minería de
que había perdido una inversión personal de tres mil pesos en veta a una escala extensiva habría de esperar hasta después derr
la compañía y que no tenía esperanzas de recobrar su dineroao. 1820, cuando las minas de Frontino y Marmato fueron puesl
tas en operación*4.
Este intento de Silvestre indica que aunque existía capital
disponible, al menos en la suma de los veinte mil pesos, para in- La ausencia de minería de veta durante la fase "criolla" de
versiones en minería de veta" el conocimiento y la experiencia minería de aluvión fue decisiva' pues no sólo restringió el total
técnica para eüo estaban ausentes. El gobernador Silvestre y el de la producción de oro sino que también limitó el potencial de
visitador Mon y Velarde reconocieron estas limitaciones y lucha- acumulación de capital de las élites locales. Uno puedc percibir
ron vanamente para traer expertos a Antioquia. Silvestre escri- un matiz de desprecio o tal vez de desaliento sincero en el co-
bió a los funcionarios de la Corona en Lima, quienes remitie- mentario de Mon y Velarde:
"t,rt.
ron su caÍta a Cuzco y finalmente a Potosí. El experto en ... apenas hay minas en esta provincia después de bitn operados y
ñi minas Don Luis Laneret llegó en respuesta a estas solicitudes, con su corrcspondiente cuadrilla [que] produ.zca por tinco años
!-'lr y en una carta escrita desde Riorregro en 1784 describe su bús- continuos dos mil pcsos auualcs dc producto...-''
queda de minas de veta y sus planes para construir molinos que
N Como oidor de la Audiencia de Guadalajara, Mon y Velarde
separaran el oro de otros materialesal. A pesar de Laneret, las
se había familiarizado con las inversiones más fuertes y con las
técnicas de minería de veta en Antioquia permanecieron en un
ganancias más ricas, características de la minería de plata meji-
estado primitivo, como lo confirma Mon y Velarde:
cana. El análisis de la producción de una veta de Guanajuato, El
Acaso parecerá que es hipérbole o exageración el decir que todo Pabellón, demuestra la diferente magnitud de los potenciales
el Cerro de Buriticá está sembrado de vetas de oro, pero a nadie se
ha¡á difícil e increíble esta verdad sabiendo los muchos miles de de producción de Antioquia y México. Desde 1792 hasta 1804
la producción de El Pabellón promedió 77.800 marcos de plata
38 AllN, Miscelánea, vol. 134, 1777, fols, 594-614; AIIA, Hojas Sueltas, sin vol. o
42 Clitado cn Robltdo, Bosquejo biogrd.fico, 2: 3Ú5.
no.,1776.

39 AHN, Miscelánea, vol. 134,1777, fols. 59+-614.


43 Ibid.

40 AHN, Visitas de Antioquia, vol.2, 1784, fols. 42O424.


44 Vicente RestrePo, Estudio sobre las minas, pp' 43-53' 80' 81.

45 AHN, Minas de Antioquia y Cundinamarca, vol único, 1787, fols. 548-559'


4l AHN, Minas de Antioquia y Cundinamarca, vol. único, 1783, fols. 2SE'268.
68 Mineros, Comerchntes y Labradores en Antioquia. 1763-Ig10 El secto¡ minero 69

por año, con el promedio mrás bajo en 1802: 16.629 marcos. la minería de canalón. Hacia finales de la época colonial existen
Convirtiendo los marcos a pesos de oro, vemos que el promedio solamente dos estimaciones de la relación producción minera-
anual de la producción de El Pabellón era más ó producción m.vamorrera: en 1786 Mon y Velarde calculó que
-.trór equiva-
lente a- 330.650 pesos de oro por año, con 70.699 pesos de oro los mazamorreros producían dos terceras partes del oro de An-
como la producción más bajaaó. Aún las mejores minas de alu_ tioquia, y en 1808José Manuel Restrepo les asignó cuatro quin-
vión de Antio-quia, gue promediaban 2.000 pesos de oro por tas partes de lp produccióna8.
año, son un páüdo reflejo en tal comparación.
Tales relaciones son muy sugestivas, dado que las fuentes
El análisis anterior no toma en cuenta diferencias importan- coloniales son unánimes al afirmar que los mazamorreros produ-
tes tales como el número de minas en operación, las inversiones cían a un nivel de subsistencia y que únicamente los mineros
iniciales, el número de inversionistas, loi costos de operación y que operaban minas de canalón generaban cantidades significa-
la consiguiente distribución de ganancias entre los asoiiados. sin tivas de capital. Estas estadísticas sugieren que los mineros de
embargo, uno no tiene más que mirar el escenario en el que los canalón en Antioquia no sólo no fueron capaces de beneficiar-
mineros de Guanajuato se movían para apreciar que sus contra- se y de consumir en un nivel igual al de'los mineros de veta,
partes antioqueños estaban en una situación muy inferior. No sino que no pudieron dominar, y mucho merios monopolizar, la
figuran, como sí lo hacen algunos mineros de Guanajuato, como producción de oro de la Provincia.
compradores de haciendas distantes y extensas, o óomo posee-
dores de títulos de nobleza recién adquiridos, o como refínados Los registros de la Fundición, que diferencian en sus asien-
consumidores en la capital virreinala?. Aunque la minería antio- tos el oro proveniente de los mineros del oro de los comercian-
queña creó capital, éste era de un orden y magnitud limitados. tes, confirman y señalan las etapas decisivas en esta transición '
Las restricciones sobre la producción total y la ganancia iridiü- del dominio de la producción por parte de los mineros al domi-
dual que resultaron de la ausencia de minería de veta no sólo nio por parte de los mazamorreros. Como lo demuestra el
dieron forma al sector minero de Antioquia sino que también Cuadro No. 3, durante los setenta años de fluctuación (1670-
5>!
.t moldearon su economía y su sociedad. 17 49),las cantidades de oro llevado a la Fundición no aumenta-
i
' -;*
."-- .- ron rápidamente: en 1670 los totales de la Fundición fueron
, "I;a segunda característica-lrnportante de la fase de la mi- 16.864 pesos de oro y aumentaron a 27.846 en i740. Sin em-
nería criolla fué la preponderancia del oro producido por los bargo las proporciones llevadas por los mineros y los comercian- l

mazamorreros sobre el oro producido mediante las técnicas de tes sí va.riaron dramáticamente, pues en 1670 la contribución
46 L* de El Pabellón provienen de Daüd A. Brading, Miners and Merchants de ambos grupos fue casi idéntica (47oto los mineros y 53"/o los
"tf*r México, 1763-1810 (Cambridge:
in Bourbon at the University press, l97l), comerciantes). Pero en 1740 los mineros totalizaron sólo el
p. I 81 . L,n la p. XIV Brading dá la conversión de la plata .o*o ,r' marcá igual a
8.5 pesos dc plata, Bn Antioquia la tasa oficial de iambio era de dos peslos de 15"/o de la Fundición y los comerciantes el 85o/o, o sea casi seis
plata por un peso de oro. por lo tanto, 77.800 ma¡cos de plata multiplicados por veces más.
8.5 equivalen a 661.300 pesos de plata, divididos por doi para convi.tir a pes.s
de oro equivalen a 330.650 pesos de oro; 16.62g pesos multiplicados por g.5 De 1750 a 1770las cifras de la Fundición se duplicaron
y divididos por dos equivalen a 70.669 pesos de oro. llstas son las tasas ofi"i"l., (27 .150 a 64.294 pesos), y en la década siguiente casi volvieron
de cambio y no reflejan el verdadero valor de una moneda en particular, el
cual
variaba de acue'rdo a la región. Estos cálculos sirven únicame"á p"..Jilp"..i"-
a duplicarse (64.294 a l!2.23L pesos), duplicándose.nueva-
na¡ una idea global de las diferentes escalas de producción de oro antioqueño y ment; entre j780 y 1801 (112.131 a 262.489 pesos). Este
de plata mejicana. Véase AIIA, Comercio, vol. 6g7,.no. 10965, lg06; AÉ¡, C.r- aumento dramático en la Fundición puede atribuirse casí exclu-
mercio, vol. 688, no. 10982, 1807.
48 AHN, Virreyes, vol, 6, 1787, fols, 743-813; José Manue!.!.estr€pot "Ensayo"
47 Brading, Miners and Merchants, pp. 296-299 pp.243-286. +SEh
#'.t:$
;¡. .'.($
í'4'E
7O Mineros, Comerc;antes y l.abradores en Antioquia. 1763-1g10 EI sectot minelo 7l

sivamente al aumento de los aportes de oro de los comerciantes,


. que contribuían con el 9f '/" del total de la Fundición. La ten-
{ dencia establecida en el período de 1670 a 1740 es así confir- z
' . mada y reforzada entre I 750 y 1801. Aunque las contribucio- o
o
o
a
nes de los mineros a la Fundición fluctúan enormemente, este O
sector muestra un crecimiento sostenido muy pequeño hasta o
t-l o
út, '\ 1780. Así que fueron los comerciantes los responsábles de los z
)t¡.
.;t, \l aumentos más importantes en las cantidades de oro llevadas a o
a
la Fundición. <l
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\ 4 o
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Cuadro 3 4 .o
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CANTIDADES FUNDIDAS l¡l
F o
:95
POR MINEROS Y COMERCIANTES EN PESOS DE, ORO zá< o cl
Cl '1,

Peso¡ )(J
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. Pesos Total ú 3g 5o.
Año de oro de oro pesos de Porcentajes Porcentajes .H .ÉR
¡g
,E
mineros comerciantes oro mineros comerciantes U/, .9 e.e
-C -\()
r*J @ .!l

1670 7,907 8,957 16,864 46.9 53.1 o:


Ets
1680 7,629 23,987 31,616 24.t 75.9
ú o gE
1690 ' 10,429 , ta ñ
úú
27,626 38,055 27 .4
I 703 t 3,7 5l 30,623 84,374 l0:9
7 2.6
89.1 ú oo
1710 8,437 o oc)
L2,479 20,916 40.3 59.7
z
L720 4,7t9 19,633 24,352 19.4 80.6 oo
1730 4,805 18,500 23,305 20.6 79.4
oo
o oq)
1740 4,044 23,902 27,846 t4.5 85.5 ir¡ o

L750 8,569 18,581 27,1ÚO 31.6 68.4 gB
1760 941 30,415 31,356 3.0 97.0 o
a
ol)
t770 314 63,980' 64,294 0.5 99.5 o
1780 6,437 5.7
1789'r l0,gl6
l80l* 26,689
L05,794
250,745
235,800
rL2,2SL
261 ,66
262,489
I 4.2
10.2
94.3
95.8
89.8 a
0
a
a trl
(n
o
FUENTE: Archivo Histórico de Antioquia (Medcllín) (AHA), Libros, vol. 444, no. 3
36, 1760; vol. 446, no. 68,1680; vo|.447, no.79, 1690; voI.448, no. 130, trr
1703; vol. 449, no. 197, l7l0; vol. 451, no. 282, 1720; vol.454, no. 348,
I 730; vol. 455, no. 982, I 740; vol. 457 , no.4l0, I 750; vol. 459, no. 41 3, oo0 oo
6i
ooa
I 760; vol. 462, no. 517 , l77Q; vol.479, no. 541, I 780; vol. 2497, no. 290,
I 780; vol. 524, no.65 l, l80l . afrlueore¡
* Se ha utilizado el ¿ño más cercano posible.
', 72 Mhrctos, Com¿¡ci¿¡tes y Labradores en Anüoqub. lZ63-IBIO EI sector minao 73

/"t
_ Estos datos implic¿m que, si como. lo sugerí anteriormente, próximo capítulo, consiste en investigar si las importaciones de
a, las contribuciones de los mineros a ra Fundición representan io, (poi volumen y calidad) estaban dirigidas más
--- probablemen-te su..p19.{gc-c-ión-Sobrante
o su ganarr.ra,'entonces "orrrrr.iintes
a satisfacer las dimandas crecientes de una élite (los mineros)
los años de bonánza pari los mineros de can.¿lón no comenza- que las de la población común (los mazamorreros).
- i rbn sino hasta la década de 1780. si la producción de la minería
, de canalón no se expandió sino después de 1780, entonces el El Cuadro No. 3 ilustracuatro tendencia, lu.orrtribución
aumento en las cifras de la Fundición que se inició en la década ""
de los mineros ala Fundición: un descenso en la fundición minera
de 1750 debió reflejar el aumento de la producción de los maza- desde 1690 hasta 1703; la nivelación de lafundición en un pro-
morreros. Puesto que éstos vivían a un nivel de subsistencia, su medio marcadamente más bajo entre 1710 y 1750;una declina-
oro habría sido rápidamente absorbido por la economía antio- ción aguda en la fundición en las décadas de 1760 y 1770; una
queña El alza dramática de las irnportaciones mercantiles no re- recupeiación en 1780, con aumentos so'stenidos después de esta
flejaría entonces la demanda de textiles, implementos de mine- fechá. Fuentes coloniales contemPoráneas sugieren que estas va-
ría y bienes de lujo, por parte de un número comparativamente riaciones en la fundición reflejaban condiciones locales adversas
. pequeño de mineros, sino la capacidad cada vez mayor de un 11700)- el asotamiento de los aluviones de las tierras bajas
Tn gun número de m¿v arnorreros y de sus proveedores para itlzo"a tl+io), el inicio del traslado a nuevos sitios mineros
ti - comprÍr mercancías esenciales. Las cifras de la Fundición sugier (r Zf o - 1770), y una nueva fase de minería de aluüón de tierras
, ren pues que la recuperación del sector minero de Antioquia! altas (1780- 1800).
4 ocurrió en dos etapas: primero los mazamorreros aumentaron y
,il 1' finalmente domina¡on la producción (1750), y sólo miis tarde El descenso que se dió en las cifras de la Fundición desde
!I los mineros de canalón entraron en auge (1780). 1690 hasta 1700 es particularmente sugestivo porque demuestra
' cuán sensiblemente la Fundición podía reflejar la verdadera pfo-
Lu teoría de que los mazamorreros, y no los mineros de {ucción. Un informe escrito en 1703 por el Procurador General
canalón, lideraron la recuperación y finalmente dominaron el
cle Antioquia, describe la lucha de los mineros de esta ciudad y
sector minero antioqueño en el siglo XVIII, enfrenta aún un
la de aquellos de los valles circundantes de Medellín y Rione-
obstáculo importante. Después de todo, también los mineros
groo'. Este representante de la Corona explica que estas zonas
utilizaban su oro en polvo para compra¡le a los comerciantes, y
por lo tanto es posible que la producción minera hubiera aumen- habían experimentado fracas<.rs repetidos en las cosechas debido
a las plagas de langostas, que los precios delmaíz habían subido
tado sustancialmente en el período previo a la década de 1780
<tc 5 a 6 pesos la fanega, y que los mineros enccrntraban muy di-
sin que dicho aumento se hubiera reflejado en las cifras de la
Fundición. Existen al menos dos líneas indirectas de indagación l'ícil aliméntar sus cuadrillas. EI Procuradorno vio ningún reme-
rlio inmediato a la desesperación de los mineros y afirmó-que las
para explora¡ hasta qué punto los mineros de canalón pudieron perspectivas para la coiecha de ese año eran oscuras s0. Aña-
ser responsables de los aumentos en las importaciones y én los
<lió que esta crisis parecía habcr dado un fuerte golpe alosmi-
totales de la Fundición correspondientes a los comerciantes en la ,,croJ, que aún no se habían recuperado de una epidemia que
década de 1750. Una de estas líneas, explorada en este capítulo,
había u¿.otado la Provincia la década anterior y en la que habían
es probar la certeza de las tendencias observadas en las contribu- rcsultado 2.000 hombres muertos, entre esclavos y libres.
ciones de los mineros a la Fundición, comparando las fluctuacio-
nes con otras descripciones de primera mano sobre las activida- 49 AIIA, Documentos, vol. 583, no. 9265, 1 703.
los precios pro'
des de la minería de canalón. 50 AHN, Historia Civil, vol. 9, 1700-1807, fols' 53--316' anota queentre uno y tres
medios de venta del maíz cn la década de 1800 fluctuaban
" La segunda línea de acercamiento,,que de 1703 eran altos' Hl Capítulo 3 con-
se discutirá en el -*Lt" qut los-precios
pesos la fanega, de
fluctuaciones cn los precios y cosechas'
iiene informición adicionaliobre las
' ' ¡'-4tt
t

74 M*etos, Comerchntes y Lab¡úo¡es en Antioquh. 1763'1810 El secto¡ lS


i
^;onk,

El descenso en las cifras de la Casa de Fundición entre 1690 y mente las dificultades temporales traídas por los fracasos de las
1700, reflejaba entonces una verdadera baja en la producción cosechas y las enfermedades, sino el problema más serio y de
minera. Tal vez la Fundición era particularmente sensible a este largo plazo causado por el agotamiento de los aluviones de oro'
cambio, dado que los minerQs que tenían minas de canalón jun- lll Procurador General anotaba:
to a la ciudad de Antioquia y estaban por lo tanto cerca de la ... todos se han labrado, y hoy se ocupan en relabrarlas' y como
la
Fundición; habrían tenido menos oportunidad de evadir los im- es tan corto el jornal pr.'ttt tott minas disfrutadas dos veces'
primera de los lndios naturales, y la segunda de los primeros
puestos. Cuando su producción y sus ganancias sufrían, la Fun- áueños de minas y estos se van relabrando"'""
dición refl ejaba estas dificultades.
El nivel bajo de la Fundición, especialmente desde 1720
La segunda y la tercera tendencias señaladas en la Fundición, hasta 1740, sin duda re fleja el repetido trabajo de los mineros
son la del bajo nivel de las contribuciones de los mineros entre en estos sitios de aluvión. Además, indica que el cambio hacia
L720 y L740, y la de los agudos descensos de las décadas de los aluviones de tierras altas aún no había comenzado, a pesar
1760 y 1770, tendencias que coinciden con el agotamiento de de que los mineros de la capital colonial de Antioquia no esta-
los aluviones de lai tierras bajas y con el traslado de los mineros ban sino a unos pocos días de camino de los nuevos descubri-
a las tierras altas de Santa Rosa y Rionegro. El cambio de los mientos auríferos de Santa Rosa.
sitios de minería fue gradual. Buriticá dejó de producir en 1590; ir''' 'l \,. '-:
los aluviones cercanos a la ciudad de Antioquia declinaron ha- Los documentos coioniales no explican por qué los mine'
cia 1620; los aluviones más al norte: Cáceres, Zaragoza y P.e' ros se demoraron para aprovechár los nuevos descubrimientos. Es
medios, continuaron entregando una producción limitada a lo claro, sin embargo, que trasladarse a las tierras altas implicaba
largo del período colonialsl. La transición de las minas de más que una simple mudanza de un sitio minero a otro, pues f,i
aluvión de las tierras bajas del Cauca y del norte hacia las tie- ..ur ,r...turias la reubicación de la población y la reestmctura- I
rras altas de Rionegro y Santa Rosa se inició con el descubri-
)

ción de las rutas de suministros. Durante la primera etapa de la tt


miento de estas minas en 1623 y 1638 respectivamente. minería antioqueña la población y los poblados de la Provinciá li
se habían conientrado en las zonas mineras del norte, en Cáce-
No fue sino hasta el siglo XVIII, sin'embargo' que los alu- res, Zaragoza y Remedios, y en la capital colonial de Antioquia'
viones de Rionegro y santa Rosa se convirtieron en la columna Estos lug:ares eran relativamente fáciles para surtir de provisio-.
vertebral de la producción antioqueña de oros2. Aunque estos ,r.r, pot{n. estaban'situados cerca alos ríos Cauca y Magdalena'
aluviones ofrecían el primer requisito necesario, arenas aurífe- Los iluviones de tierras altas, por el contrario, estaban localiza-
ras, tendrían que llenarse otras condiciones antes de que los mi- dos en la montañas poco pobladas y difíciles de abastecer. Tal
neros se trasladaran allá vez los mineros temían arriesgar sus cuadrillas hasta que las
nuevas poblaciones pudieran desarrollar un apoyo logístico para
El cambio de los aluviones d,e tierras bajas a los de tierras la nueva actividad minera.
altas no produjo una fiebre de o1o, al menos entre los mineros
de canalón, porqué este sectoi minero estaba reacio a ¡nudarse La'minería en las tierras altas de Antioquia planteaba pro-
de los sitios de aluvión de la época de la conquista. Aunque los blemas técnicos adicionales paralos mineros acostumbrados a los
aluviones de Antioquia estaban declinando desde 1620, el infor- aluviones de tierras bajas, porque los depósitos de Santa Rosa
me de lZ03 muestrá a los mineros tratando de remediar no sola- solamente podían ser trabajados en las épocas de lluvia, cuando

5l Véase la lntroducción'
63 AHA, Documentos, vol. 583, no' 9266, 1703'
52. Wcst, La minena de alwión, pp' 4O42'
,,1','.'¡--
I;l sectot minero 77
i ?6 Minaos, Comerciantes y Labradores en Antioqub, 1763-1810
?.
'

Medellín no era solamenfe una población agrícola, puesto


había agua disponible para lavar el oro54. Los mineros debieron
haberse preguntado si aquella actividad estacionaf justificaba
que los ríos que atravesaban el rralle cargaban arenas auríferas.
Esto había causado una conmoción mayor en 17 12 cuando un
una inversión, especialmente porque sus cuadrillas tendrían que
minero, Don Pedro de Maso, decidió explotar el río que era la
ser mantenidas todo el año.
fuente principal de agua de la Villa. Los indignados medellinen-
El poblamiento de los valles de la región central de Antio- ses, plagados de disentería, protestaron con ira y le ordenaron
quia (Medellín, Rionegro y Marinilla) disminuyó con el tiempo que desistierasT. Aunque Maso pudo ganarse la eterna enemistad
"' los riesgos asociados con la explotación de los depósitos de de sus vecinos, fue uno de los más afortunados buscadores de
tierras altas. Las nuevas ciudades podían servir de bases de apro- oro, ya que los aluviones vecinos a Medellín pronto,se agotaron.
visionamiento para una población minera muy dispersa; además Hacia el año de 1760 los mineros de Medellín habían ampliado
el clima templado y el suelo fértil podían proveer condiciones sa- sus horizontes y miraban fuera delValle, y al norte, hacia los alu-
. ludables a las famiüas de los miireros, así como también oportu- viones de tierras altas.
'i nidades para trabajar la tierra y la minería" El poblamiento del
'.1
/ de Medellín tipifica esta etapa intermedia en el paso hacia En 1761 un funcionario de Medellín le preguntó a los mi-
\.
i valle
los distritos de las tierras altas. neros de la Villa por sus aluviones y ellos le contaron que
muchos estaban comenzando a hacer minería en Santa Rosa.
A partir de 1650, la inmigración española a Antioquia se Uno de los testigos afirmó que se había unido a otros para com-
dirigió lejos de los distritos mineros del norte (Cáceres, Zaragoza) prar los derechos de una mina en Santa Rosa y que esperaba
y de la capital colonial hacia el valle de Medellínss. Allí, los comenzar a producir en un corto plazo. Otro minero, Don
recién llegados se juntaron con vecinos de la ciudad de Antió- Pedro José de Granada, observó que su aluvión en Riogrande
quia que habían estado utilizando las tierras del Valle comopasti- (en el área de Santa Rosa) había estado en producción únicamen'
zales y como lugar para cultivos de alimentos. En 1675 se le te hacía quince días y que sus ganancias eran muy buenas.
otorgó el título de Villa a Medellín y se estableció entonces un Todos los mineros mencionaron nombres de amigos que estaban
gobierno municipal (Cabildo), distinto del de la capital colo- interesados o que ya habían comenzado la min:ería en el nortes8.
nials6.
Un informe posterior proveniente del distrito minero de
Yolombó (localizado al este de Santa Rosa) confirma que las
54 Cuando .J, B. Boussingault visitó Antioquia en 1833 anotó que la carencia de operaciones mineras en el norte comenzaron hacia 1760 y 1770.
agua era todavía un problema en el distrito minero de Santa Rosa. Señalaba t¡ue
el único método usado por los mineros para obtener agua era hacer rogativas a Un cuestionario de 1783 preguntaba alos mineros cuándo habían
la imagen de San Antonio que se encontraba en la capilla de la Trinidad ("In- adquirido los derechos de sus minas. Uno de los mineros respon-
forme sobre las minas de Antioquia" Dyna lJun.l946l, p.2l). dióque su padre, Don Carlos de Gaviria, había adquirido el títu'
Casila mitad de las familias localizadas en Medellín quc aParecen en la obra lo en I 723. Las declaraciones de los mineros restantes constata'
de Gabriel Arango Mejía Genealogías de Antíoquia y de Caldas (2 ed., 2 vol. ban que sus títulos habían sido registrados durante las décadas
[Mea.ltín: Imprenta l)epartamental, 1942])Llegaron entre 1650 y 1750 (noven- ¿e t iOO y 17 7 }se. Estos informes confirman la hipótesis de que
ia y cuatro de doscientas seis familias). Para un examen completo véase mi "an-
tioqueño Entrepreneurship: the Myth and the Reality", en Proceedings '
itl AIIA, Minas, vol. 360, no. 67 46' 17 12'
from SULA Latin American Studies Conference,2 vol' (Buffalo, 1973)' 2: 184-
207. 58 AHN, Miscelánea, vol. 140, tzoi, fot. 1090-1122.

56 Para información sobre la fundación y primer pobtamiento de Medellín, véase


59 De estos siete Títulos, uno fue registrado cn 1760, dos en 1763, dos en 1771,
los documentos originales reimpresos en Crónica Municipal (Medellín) (Mar. uno en 1773, y uno en 1777 (AHA,Hojas Sueltas, sin Ft${g¡o.' 1783).
l e66)
#,,1.8
l$ ú1-.
;rwi,
UNIVqRS¡W
78 Mineros, Comqcbntes y Labradores en Antdoquia. 1763'1810 El sector minero 79

-ú la explotación extensiva de las tierras altas por mineros de cana- !-a escasez de fuerza de trabajo erlespecialmente agtrda en
lón, no comenzó sino en las décadas de 1760 y 177069. l,,s nu-Ñól difñito; rñineros. Hifóia tíA\' el Teniente dé Uede-
llín interrogaba a los mineros de su jurisdicción que tenían cua-
Aunque patezca sorprendente, no es extraño encontrar rlrillas en el área de Santa Rosa. Estos testigos respaldaban la
que estas dos décadas marcan el ptunto más bajo de la contribu- opinión de los de Zaxagoza: necesitaban más esclavos. Los mi
ción de los mineros a la Fundición. Esta disminución pudo ¡rcros de Medellín decían que el costo elevado de los esclavos
haber reflejado un descenso real en la producción, puesto que (cntre 225 y 250 pesos de oro por esclavo) y los términos tan
poner en operación una mina de canalón tomaba de uno a seis rígidos de venta eran el mayor obstáculo para la expansión de
años6r. A medida que los mineros se mudaban más lejos de la sus cuadrillas. Los mineros tenían que pagar una parte al com-
Fundición, respondían cada vez menos al requerimiento de fun- prar un esclavo y cancelar el resto en un período de uno a dos
dir su oro, especialmente porque los emisarios de la Corona años. Si el comprador no cumplía, perdía el primer pago y el
tenían poco conocimiento de la localizaciín y de las ganancias csclavo. Los mineros dudaban de sus posibilidades para cum-
de las minas nuevas. Aún cuando los aluviones comenzaron a plir estos contratos, ya que se demoraban al menosunaño para
producir, el capital excedente fue probablemente utilizado para cnseñarle al nuevo esclavo el trabajo de la mina, y esto podía
pagar las deudas que se habían acumulado en la preparación de la tomar arn más tiempo si el idioma era una barrer^ .A.ir,¡;-.,-'
mina o para aumentar la fuerza de trabajo. Por lo tanto, esta dis- los mineros reconocían que los aluvionrs .;17 4,,.,3 :':i . ')!' ,. ,:',. .:
minución en la fundición reflejaba al mismo tiempo una baja a rendía¡r una producción r¡,.¡t . -,.i:rit:, ,ii¡.i, lc'n¡i.ii: ,'..: ,, i : ,: '
corto plazo en la producción real de las minás y la utilización
del capital sobrante para ampliar las operaciones.
. ií]'

La escasez de mano deobra obstaculizó la explotación de


las minas de los depósitos de aluvión. Los informes de 1755 y
'' l:l:i
1761 muestran que todos los mineros deseaban aumentar sus r ::\1. j i

cuadrillas de esclavos, tanto en el número como en el tamaño de :': ..


i * *.696ó4.
las mismas, aunque se mostraban menos dispuestos a asumir los i"'..,' ..,: tic producción de los
costos correspondientes. En 1755, seis mineros de Zatagoza soli-
''. ,; ,. .t.. i i.':i i:., ;u!\za de trabajo, no aumentó en forma
citaron más esclavos para este lejano distrito del norte. Uno de .'.." '. t:u"ta I778.
los mineros estimaba que 625 esclavos más podían ser provecho-
samente ocupados; dos sugerían importar de 2.100 a 2.600 es- La década de 1780 señala los años más prósperos para la
rninería.antioqueña de- canalón. Ya poblados los vaües centrales,
clavos, mientras que otros tres solicitaban importaciones de )¡
establecidas las rutas de suministro, las minas de ras tierras altas
4.200,4.225 y 4.700 negros62.
en producción y las cuadrillas de esclavos trabajando a plena
capacidad, crecieron las ganancias de los mineros. De hecñb su
participación en la Fundición se cuadruplicó entre 1780 y 1g00.
60 santa Rosa no se conü¡tió en Villa hasta 1792, otro indicativo de que la migra-
ción hacia este distrito no ocurrió sino a mediados y fines del siglo XVIII (Fidel
Rodríguez M.,Monografía de Santa Rosa de Osos [Medellín: Imprenta Oficial, Las plagas, el agotamiento de los aluviones de las tierras
ts27l, p. 231.

6l AHA, Minas, vol, 357, no. 6706, 1787. 63. AHN,llliscelánea, vol. !40, 1761, fols. 1090-ll22.
62 AHA, Minas, vol. 362, no. 6759' 1755. 64 Vicente Restrepo, Estudio sobre las mitus, pp. 14, g6.
80 Minaos, Comercüntes y Labradotes en Antioquia, 1763-1810 El sector minero 9l ,
.

bajas, el desplazamiento hacia las tierras altas y la expansión de la naturaleza estacional de la minería en las tierras altas condujo
la producción, se reflejan fielmente en las cantidades de oro que a los mazamorreros a un estilo de vida dual: dura¡rte la estación
los mineros llevaban a la Fundición. Cabe anotar que el poten- lluviosa los mazamorreros recorrían las quebradas de Antioquia
cial de la producción minera parece haber disminuido sustancial- bucando oro; el resto del año atendían sus pequeñas parcelas en
mente por la tardanza en el desplazamiento a Santa- Rosa los valles de Medellín y Rionegro.
(1760 - 1770) y la aún más tardía expansión de las.cuadrillas
(f ZZO - 1780). Como ldó contribuciones de*lo¡ comerciantes a la Las estadísticas de la Fundición confirman entonces los es-
. hundiciónse quintuplicaron entre 1750y176,8
(las.mismas déca- timativos sobre la relación entre la producción de los mineros y
das en que loi mineros postergaron su desplazamiento- hacia el la de los mazamorreros y proporcionan una guía más precisa de
norte), fa suposición lógica es que los mazamorreros fueron la la tasa de recuperación de cada grupo. Tal análisis pone de relieve
punta de lanza del traslado hacia Santa Rosa y Rionegro y son las etapas decisivas en la evolución de la estructura minera de
io, ,.rporrtables de este dramático crecimiento de la producción Antioquia del siglo XVIII y particularmente demuestra cóm<¡
de oro en Antioquia (véase capítulo 2). las éliies mineras locales tuvieron un acceso tardío a una parte
relativamente pequeña de la producción anual de o4o. Aunque
Aunque lideraron el movimiento haciat las minas de las los mineros de Antioquia podían acumular capital, no lo podían
tierras altas y dominaron la producción de oro en eI siglo XVIII, hacer en la misma medida que sus contrapartes de I\{éjico: de
los mazamorreros permanecen como figuras vagas e indefinidas hecho la élite minera de Antioquia no pudo siquiera dominar
pocas e in- la producción dentro de la Provincia..
4n la historia minera de Antioquia, debido a que las
completas listas de estos mineros errantes no proveen una base La élite minera
sufiiiente para examinar su número65' como-l's bateas y los,ríos ..';. Auhque como grupo los mineros de Antioquia vieron su
á"rif.r", proliferaban a través de Antioquia, cualqulc'colono producción eclipsada por la de los mazamorreros, como indi-
era un mazamorrero potencial. Abastecida por una.constantc in' uidnor los propietarioi de las cuadrillas de esclavos conforma-
Antio-
migración y una alta tasa de natalidad, la población de ban la élite minera de la.Provincia y por lo tanto gozaban de un
q"t'" .*.i¿ significativamente en el siglo XVIII' Los censos dis-
que se dupli potencial mayor para acumülai'cápitdl-y-de un espacio más am-
ponibles muestran que el número de habitantes-más
,-p_lig para actividades empresaria.lcs. Cualquier examen de las ga-
có en los treinta #"t q"t van de 1778 hasta 1808'pasandode 'nánéias de los mindros debe tener en cuenta, necesariamente,
46.366 a I 10.662 habitantesó6 . los gestos de tiempo y capital que antecedían la'gratiticante
condu- etapa final: la separación del oro del lodo y de la arena.
De la misma manera como los recursos humanos
cíanaunaumento"rrtlttú*trodemazamorreros'lascondicio- En esencia, la técnica minera no variaba radicalmente de la
' práctica del mazamolrero, porque la meta final de ambos pro-
nesdevidaenlosnuevosdistritosminerosttambiénlohacían'
- Dues estos.buscaJ"t"r ¿. oro no arriesgaban ninguna.inversión ductores era una batea llena de oro. La pAyS¡r-$$er_gr5la_entre
;;;.;;il cuando se adentraban en los distritos de Rionegro
y m in e¡e ¡ y _Ia3_1T9 [e]9 Lgg _gI., p'i--é'o u ailñü" máñ?.
Santa Rosa. Ellos ft't.'o" la vanguardia de la expansión hacia los ob;; ;; ¿iñt G ómÉúneT ít Zr-op
" -.1 -
aratiari a;' más A;Éñ'u dus
al,.rrion.s de las tierras altas y, iomo en el caso
de los mineros' p revias a lp s"ep aiácíó; dbl _o..Lo de _lá áién-á" y-1érminale
-l-f *
ffit" .l-e-"nas list¿s sobre mazamorreros' véase AI{A' Minas'
vol' 352' no' 6324' yores cantidades del precioso metal. -
i;t;"' 6649' 17-9^3; Minas' vol'3b4' no' 6650'
1790; AHA, tli"u""u"J 'd;:IA'
1793, AHA, Minas, vol' 354, no' 6651' 1796' Para poner en funcionamiento una mina de canalón, el
minero primero tenía que encontrar un río o quebrada que lle-
66AnuarioEstadísttco(Medellín:ImprentaDepartamental'1888)'p'l0l'
,i 82 Mineros, Comerciantes y Labrad'ores en Antioquia 17691810
El sector mineró 83

r:ií¡n del oro va¡iaba de acuerdo al número de obstrucciones río


.,va¡a oro, lo que era probablemente la Parte más fácil de la ope-
lrriba, el ancho y profundidad del agua y su inclinación. Al eva-
\i'Jración, porque la mayoría de los ríos y quebradas antioqueños Itrar la factibilidad de explotar un río, estos factores eran tan
\ conteníán oro. Enseguida el minero tenía que canalizat el agua irnportantes como la real presencia del oro. En un informe de
J" d. ,ío hacia el lechá o hacia las orillas dJl mismo, utilizando 1787 un minero de Medellín, Don José Antonio de Gutiérrez,
Il/ f frrrru del agua para separar las arenas auríferas, más pesadas, de t'<¡mentaba que en la Provincia existían muchos ríos que no
/I otros materiales; finalmente usaba una batea para separar el oro
! de la arena. Aunque las técnicas básicas permanecieron iguales, ¡rodían ser explotados debido a las dificultades para prepárar la
,,peración de la mina6e. Entonces, cualquier evaluación de la ga-
su implementación estaba llena de dificultades.
¡r:rncia del minero debe tener en cuenta los pr gádos traba-
A menudo el agua era un obstáculo para las operaciones de .j,rs previos a la extracción del oro.
lavado. En las tierras bajas había demasiada agua y el minero
tenía que construir trinchos u obstáculos Para impedir su flujo. Aun cuando una mina estaba produciendo, llegaba el mo-
rrrento en que los trabajos se agotaban y el minero tenía que
En los distritos de tierra alta, como Santa Rosa, no había sufi'
r:ambiar su sitio o moverse a cauces inexplotados del mismo río.
ciente agua para trabajar todo el año con lo que los mineros
l'll libro de sacas de Don Francisco Angel de la Calle, que cubre
tenían que limitarse a seis meses de actividad.
I<rs años de 1748 a L752, muestra que ésta podía ser una transi-
I
Inclusive cuando el minero de tierra alta contaba con agua
<:ión costosa (véase Cuadro No. 4). Durante parte de este pe-
ríodo que va de rr.atzo del primer año a abril del segundo,
suficiente, tenía que canalizatla correctamente. Esto implicaba
su mina no estaba produciendo, aunque tenía que alimentar
la cq¡strucción de lo que los mine¡os antioqutños llamaban una
I
tungá, :una caída en el nivel del lecho del río que le daba una
y vestir a su cuadrilla. En estos cuatro años y medio el total
<le la producción de Angel de la Calle fue de 887 pesos, lo
fuei2b mayor a la corriente del agua. Para hacer una tonga a me-
<:ual, promediando los años productivos y no productivo's,
nudo era necesario desviar temporalmente las aguas por encima
da al dueño 197 pesos anuales de ingresos.
del sitio real de la mina. Con esta porción del lecho del río des-
tapada, la cuadrilla utilizaba picas y pólvora para romper obs' Las ganancias de un minero, entonces, no pueden medirse
táóulos tales como grandes piedras o afloramientos de roca. La sólo por las cantidades de oro que producía Los mineros tenían
limpieza de escombros río arriba era necesaria por una serie de que invertir tiempo y capital considerables en la preparación
rzvones: sigrrificaba que el oro depositado cerca de estas obs- previa a la explotación de sus minas. La misma técnica de las
trucciones, sería arrastrado finalmente hacia el sitio de la minat rninas de canalón significaba que a la postre, el lecho del río es-
le daba el minero un canal estable de agua para desviarla hacia taría exhausto y los mineros tendrían que moverse a otro sitio
el sitio de lavado y significaba que las piedras no podrían ser c invertir su capital una vez más. Más aún; en el distrito de Santa
axrastradas por la fuerza del agua sobre la tonga y hacia la mina Itosa, la principal fuente de producción aurífera de Antioquia \:,,'
y los minerosó7. <lurante el período borbónico, los mineros estaban limitados a "
Estos trabajos preliminares tomaban tiempo. Un minero scis meses de actividad por año. La minería de canalón era pues
rr¡ra fuente de ingresos precaria y riesgosa.
decía que a él le había tomado cuatro años empezar a producir,
'r"i' mientrás otro decía que había perdido seis años en tales prepa-
f-il rativosos. El tiempo transcurrido antes de la verdadera extrac- Ya que los registros de la Fundición proporcionan tanto
krs nombres de los mineros como las sumas que cada uno lleva-
ffi"tó"detal]adasobrelapreparacióndeunaminadecanalónapareceen l¡a, podemos intentar una aproximación del potencial de acumu-
' AHA,Minas,vol.357,no.6706,l787.
{;9 AHA, Minas, vol. 357 , no. 6706, 1787.
68 AHA, Minas, vol' 360, 67 46,1712;ACM, vol. 2, no, l, 17b7.
84 . Minetos, Cometcbntes y Labradores en Antioquia- 1763-1810 El sector minero 85

Cuadro 4 Cuadro 5

REGISTRO DE PRODUCCION DISTRIBUCION


DE UNA MINA ANTIOQUEÑA DE ALUVION DE LA CONTRIBUCION DE LOS MINEROS
A LA FUNDICION
Oro en Polvo lavado 1770- 1808
Año Mes
(Pesos de oro)

Pesos de oro Mineros


L748 Matzo 120
Agosto 130 llcvldos a la l'undición Número Porcentaje
Diciembre 98
I\lc¡rc¡s de 500 73 34,3
1749 Abril r42
103 to l a 1,000 44 20.7
Julio
Diciembre 107 1,001 a 5,000 69 32.4
r,,O0l a 10,000 15 7.0
I 750+
1751* rrris de 10,000 t2 5.b
t7 52 Abril 187
l,lll..NTFj,: Registros de Fündición,ArchivoHistóricodeAntioquia(Medellín) (AHA),
FUENTE: Archivo del Consejo Municipal (Medellín) (ACM), vol. 2, no. I,1752, entre 1770-1808, cn la nota 10, Capítulo 1.
* Mina en período de preparación, todavía sin producir. N',la: Anoté en fichas las cantidades que cada minero llevó cada año v las sumé para
r¡l¡l:ner los totales de fundición para cada individuo.

lación de capital de este sector. Desde 1770 hasta 1808, 213 mi-
neros antioqueños llevaron a la Fundición totales individuales La significación de estas sumas descansa tanto sobre su
que oscilaban entre 5 y 46.747 pesos de oro. De éstos, el vulor comparativo como sobre su valor intrínseco. Verdadera-
87ob no alca¡v6 a fundir más de 5.000 pesos de oro (véase rncnte, no sólo el total de las entradas de cada minero en la Fun-
Cuadro No. 5). rlición, sino también las cifras agregadas de la misma, adquieren
significado más que todo a través de comparaciones. Mirados a
El Cuadro No. 6 identifica los doce mine ros más ricos, muestra sus lrr luz de la producción anual mejicana o de las ganancias de los
totales individuales de fundición y calcula sus promedios anua- rnineros de Guanajuato, los antioqueños de la época colonial
, arccían de un signihcativo potencial de acumulación de capi-
les. Estas estadísticas indican que los mineros más productivos
promediaron de 519 a 2.859 pesos anuales en la Fundición, trrl;pero vistos alaluz de las tendencias históricas en Iaproduc-
,rr-", que, de acuerdo con el análisis previo' dan probablemente t ión de oro en Antioquia, los mineros gozaban de las mejo-
una visíón estimativa de sus ganancias' más bien que de su pro- r'('s oportunidades para acumular oro en polvo desde la época de
ducción. Tales promedios, relativamente modestos' no son sor' l.r conquista
prendentes dad-as la evasión masiva de la obligación de fundir y
iu de la minería del siglo XVI[, en la cua] los maza- El comparar los mineros de Antioquia con otros colónos
"rt-.trrta
morreros dominaban la producción y en la que las técnicas de <lc la Nueva Granada nos da otra perspectiva, pues había élites
explotación de la minería de canalón fijaban topes estrechos a las crr regiones no mineras que carecían hasta. del limitado acceso
ganancias de los mineros. ,lc los paisas al capital líquiilo.[Lo que sí queda claro es que-los
rnineros antioqueños se encuenTran en una posición intermedia
8 6 Mineros, Cometciantes y Labradores en Antio quia. I 7 63-1 8 I 0
\
I

t{ EI sector minero 87
. t,
I
o
rE^
<o errtre los mineros de plata de Méjico y los no mineros de la
bo <D(OóHdO)r(l,O¡NOc\ Nr¡cva Granada, pg9_sJe_nip_91.p¡.tgjyl.iente para fomentar las
Éd
.9-
¡O F- qO O O) d ¡O c) g! ce c\t ro
oOO)@O€r()rOclr¡or\6
vc rsio nes en c omeiiio- t ágli¿ulñA-ps-ro- iro h:istanre- qrq-.en - *'-*Á- *
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C\¡É I irr

93
trg{ o ¡r.lvo como páiá."qüa t;i'min¡iÑ:qe.-ret-i.ra¡arr"u.9y baqielá;-s:';* , ,' :
"-""''
Jlcvaran una vida muel!_q_g-rr-Me-dellí-n-p-.S-ant"afé".dS.I-oSs!á,-.. -:
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Como lo demuestran este capítulo y los siguientes sobre el
o r',rrnercio y la agncultura, fue el balance particular entre las
ú g9 d

o
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d? ¡rosibilidades y las limitacionesimpuestopor los recursos natura-
f¡i (o fr (g lcs y humanos existentes, el que moldeó el desarrollo antioque-
()! cO {. + (^o \O cq C! (.o cO
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a .F "-c rro. El oro era el recurso natural más importante de Antioquia,
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o PE v cntender cómon cuánto y quién lo extraía es fundamental para
a 6.=
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tu2 od crrtender a la Ahtioquia del siglo XVIII. Por este motivo, si el
r! 'l't:sorero Real Don Andrés Pardo hubiera sacado tiempo de sus
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qL) !o NOD¡-C\¡rC.¡d(cl¡ONrr
OOTOOOOOTOO¡OOO¡ -a tareas diarias para estudiar varios siglos de registros de Fundi-
oo. óa'-@€€6¡\6N@óN t iírn, es posible que hubiera encontrado más respuestas que las
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n:queridas a la pregunta simple hecha por el gobernador Silves-
(o i¿. c) l-d

t rc. Sin duda alguna Pardo podría haber informado a su nuevo r^


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- Eq srrperior que paxa el año de 1775 veíaa Antioquia muy adelan- "
tc en la primera etapa de recuperación después de las décadas de
-E << p -.q
<lcpresión (1670 y 17a0) que siguieron al auge de la minería de
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o
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UA =^ 'És lrr conquista Si Pardo hubiera sido perspicaz,podríahaber pro-
I
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lro F-OO(oO+6cO+O¡$É <E
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nosticado que los años posteriores a 1775 anunciaban una etapa
f¡l x-
,. {icqd)Ét-(OióNiic) !o ¿rún más próspera en la historia de la minería antioqueña. Es
crO F.6coc){¡$*OOaOroc\¡
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od
o!
O'¡ ño
¡O c<) cfl cO c\l C.t 6.¡ c\l ñ¡ i
.üÉdÉ*H¡ÉÉÉHH
H É 'ld ¡rrobable que Pardo no hubiese adivinado que para fines del siglo
O< F.l AA PO XVIII Antioquia produciría diez veces más oro que en sus inicios,
a ? ÉÉ como tampoco podría haber entendido cómo la misma estructu-
f¡¡ a.O

4 F nt de la minería antioqueña, dividida como se encontraba entre


€9 rrrineros y mazamorreros, modela¡ía no sólo el comercio y la
<ri
F áo rC
.O irgriculturq el consumo y bl mercadeo, sino también el modo de
z .Y rú vi<la paisa, su sociedad y sus valores. Es probable, sin embargo,
(J o o>á !6 t¡rrc él hubiera reconocido en los antioqueños de 1775 aquellas
gE,PE* €6 ÉÉ
q-^H;S r'¡u'acterísticas que llevaron a un observador posterior a expresar
.e I .9:Eü[b üF ó- !9
(
lu (':
* = * E E é 5 *E fi 5 'ús
bd
H Sus cualidades son mineras, sus defectos son de minería; en to'
I tiáÉ!.e e'É3Eal &= 9o
..
dos los flancos de su vida, presume encontrar nuevos filones para
explotar, seguro de encontiar al fin el oro de sus propósitosñ.
d

ii3É$$¡Éi$*3
. .¡q . -': i: .'-1 . -':
FA
to l)r., Francisco Cardona Santa, En: Historü de una ciudad - Pereira. Femando
a>oooaclaoooo rLz trribe ed, (Bogotá: Editorial Kelly, 1963), p.69.
II. EL SECTOR COMERCIAL

Rodeados por l:* montañas que encierran el valle, los habi-


tantes de Medellín llevaban una existencia aislada del mundo
cxterior. La llegada de las recuas de mulas brindaba una de las
pocas oportunidades de vislumbrar ese mundo. En un día de
cnero de 1795, el comerciante Don Mariano Pontón y su arrie-
ro, José Ignacio Rodríguez, hacen su entrada al Valle con una
polvorientá recua de uñas veinte mulast. Pontón se convierte
cn el centro de atención pues sabe quiénes se habían peleado en
la Audiencia de Santa Fe, cómo había sido recibida allí la últi-
rna solicitud del Cabildo de Medellín, que estaban usando las
rnujeres y cómo pintaban los negocios' Para Doña Rita Ochoa el
rcgreso de Pontón significaba que su prometido había culmina-
rt<, con éxito el primer viaje de compras a Santafé de Bogotá, v

La guía expedida a Pontón aparece en AHA, Libros, vol. 512, no. 480;"J795'
Las Iistas de arrie¡os que llevaban cargamentos para los comerciantes ese año, in-
r:luyendo el contrato de Mariano Pontón y Josef Ignacio I{odríguez' aparecen en
A[IA, Libros, vol. 512, no. 481, 1795' Para el mejor análisis del desarrollo eco-
nómico de la Nuev¿ Granada desde la perspectiva del Virreinato, véase Anthony
l\lacl'arlane, "Economic and political change in the Viceroyalty of New Grana-
da, with special reference to overseas trade, 1739-1810" (Tesis, Ph'D, Universi-
ty of London, 1977).
90 Minaos, Comerchntes y Labrado¡es en Antioqub, I76J-1810
El sector comncial 9l

que ya podían planear su matrimonio para el año siguiente2. El


regreso de Pontón era también la continuación del proceso que viajes realizadospor los comerciantes antioqueños de la época
había comenzado cuando el mazamorrero encontraba oro en coloniala. El üaje de Pontón a Santafé de Bogotá ilustra las ma-
polvo en su batea o la cuadrilla hallaba un depósito rico, pues neras como puede reconstruirse la historia '' comercial de
el oro que Pontón había exportado en barras marcadas con el Antioquia.
quinto, regresaba ahora convertido en cacao, paños, linos, telas
de algodón y ocasionalmente algunas botellas de vino o una La primera noticia sobre la presencia de Mariano Pontón
libra de seda- cn Santafé de Bogotá, aparece en un permiso aduanero expedi
<lo el 28 de noviembre de 1793. Esta guía describe las cuarenta
cargp.s de mercancías fabricadas localñrente que Pontón había
,*---€1" minería era el corazín de la economía antioqueña, el comprado a los mayoristas del Virreinato. En ella se afirmaba
lcomercio era su sangre. Pero sabemos poco sobre la organlza- r¡ue el destino final de Pontón eraMedellín, y se le prohibía a los
Lcfón del comercio
en el Virreinato, y aúñ menos sobre la éstruc-
luncionarios de la Corona obstaculizar su viaje a esta Villa, donde
tura del comercio interno de la Provincia. Esta evaluación de la I'ontón debía presentarla ante los funcionarios locales. Una guía
r€spuesta de los comerciantes antioqueños de la época colonial
posterior, fechada en diciembre de 1793, muestra a Pontón to-
I al aumento en la producción de oro y las reformas borbónicas .lavía en Santafé comprando más cargas de mercaderías; y
proporciona un enfoque regional del cual se ca¡ecía anterior-
I irpenas en septiembre de 1794 lo vemos camino de regreso, pues
mente; también arroja alguna luz sobre la contribución poten- ('n ese mes adquirió once cargas de cacao y una tercera guía ex-
cial del sector comercial aI desarrollo del empresariado local.
¡rcdida en Nare, uno de los puertos antioqueños sobre el río
ü

Ya que el comerciante medellinense Don Mariano Pontón es


I Magdalenal
parte legítima de la historia comercial de Antioquia, continuea.
mos con é1.
I
Para febrero de 1795 Pontón se encontraba de nuevo et-t
Mcdellín, donde, el 23 de ese mes, presentó las tres guías a los
I
11

r: r*,
r¡f iciales de la Aduana local. El teniente Don José An-tonio Pie' fi,:
Análisis de las fuentes de información 1

<lrahita anotó la información contenida en las guías en una co-


hrrnna de su copiador de cuentas; y en otra columna paralela, .!.
En noviembre de 1793 Don Mariano Pontón viajó de
¿rscntó los precios promedios de venta (medio precio) de cada
compras a Santafé de Bogotá. Desde su primera compra, una
¡¡rtículo en la región de Medellínó. Piedrahita calculó, porejem-
carga de matacandelas, los funcionarios de la aduana anotaron
sus mercaderías y controlaron su viaje de regreso a Medellín, 1rl<r, que los matacandelas de Pontón valían a uño y medio
donde el 23 de febrero de 1795 abrieron su cargamento y calcu- ¡rcsos la unidad. Algunos pares de medias,'al igual que algunos
rrriurteles, valían l0 tomines de oro (8 tomines = I peso de oro).
laron los- impuestos de sisa y de ventas que debía pagar3. Las
guías [o permisoJ de la Casa de Aduanas, los registros de mer- ;- l^, que regían la expedición de guías de la Casa de Aduanas pucdcn en-
"".-* en AHA, Real Cédula, vol. 16, no. 536' 1780.
contrarse
caderías y los registros de Fundición, vestigios de exigencias fis-
cales, son todavía hoy testigos del viaje de Pontón a Santafé ', AIIA, Libros, vol. 512. no' 480, 1795.
de Bogotá, de la misma manera que testimonio de los miles de tr enumera las instrucciones im-
AIIA, Real Flacienda, vol. 748, no. 12007, 1788,
partidas al teniente para calcular el precio promedio de venta. A los comercian-
2 Este matrimonio aparece en Gabriel Arango Mejía, Genealogías de Antioquia y i., no ,. les permitía ver est¿ evaluación detallada de sus mercancías, sino el cál'
d.e CaWas,2. ed,,2 vol. (Medellín: ImprentaDepartamcntal ,1942),2:196-197, r.ulo total del valor de sus importaciones. Puesto que los comerciantes no se que-
¡aban de esta práctica (y no eran tímidos para expresar su disgusto a
los funcio-
3 AHA, Libros, vol. 512, no. 480, 1795.. i¡arios de la Cárona), el precio promedio de wnta debía ser impuesto y común-
mcnte se aceptaba (AHA, Documentos Varios, vol' 593, no.9396' 1787)'
92 Mineros, Co¡nercüntes y Labradores en Antioquia. 1763-1g10 El sector comercial 93

Había cierto número de artículos estropeados en €l cargamen- vado el oro,suficiente para cancelar la obligación, sino además
to de Pontón, lo que sugiere que éste pudo haber sufridó akun un excedente de 960 pesos que también fue fundidoro.
\
accidente después de salir de santafé de Bogotá.
euizás argunas
de sus mulas resbalaron y cayeron a una de las traitioneraJq.,e- Las griías de aduanas, los registros de mercaderías y los do-
bradas en el c4trrjno_a_Medellín. Los libros de la aduana mues- cumentos de fundición no sólo registran las actividades de
i tran que@ año de 1795 rnarca el inicio de las importaciones de Pontón desde 1793 hasta 1796, sino que permiten también re-
'|
Pontón, asique-su fatra de experiencia pudo muy bien haber construir su carrera comercial, desde su primera importación
l¡ por valor de 1.992 pesos en 1795, hasta su última entrada en
contribuido a sus pérdidas. En iodo caso,-el tenienie Piedrahíta
fijó el valor de salvamento de las compras de noviembre de 1793 1808. En el transcurso de estos trece años, Pontón introdujo
en 1.500 pesos de oro, el del cargamento de diciembre en 72 doce recuas de mulas por un total de 37.250 pesos de oro. Con
pesos de oro y el del cacaco en 420 pesos, totalizando 1.992 cste ingreso, combinado con su salario como administrador de
pesos de oro7. correos, sc¡stenía a su esposa, Doña Rita, y a sus siete hijos; y
luego de la .muerte-de:ésta, a su segunda esposa y seis hijos más,
El funcionario de la aduana Piedrahita copió a continuación entre estost Doña Sixta,'[uien más tarde sería la esposa del pri-
en otro grupo de libros, los registros de mercaderías, una versión mer presidehte .de. Colornbia, General Francisco de Paula Santan-
condensada de la información contenida en las guías de aduana. derrl. Tanto para proveer estimativos sobre el valor, cantidad y
Una mirada a los registros de 1795 nos revela que el comercian- calidad de las importaciones antioqueñas en la época colonial,
te Pontón llegó a la Casa de Aduanas de Medellín el 23 de febre- como para dar una idea sobre las fortunas personales de sus co-
ro de ese año y presentó allí las guías expedidas en Santafé de merciantes, el siguiente recuento se basa en las guías de aduana,
Bogotá y Nare. Su cargamento consistía en cuarenta y una car- los registros de mercaderías y los documentos de fundiciónl2 .
gas de "efectos del reino", y diez y media cargas de cacao; el
valor total de sus importaciones se estimaba en 1.992 pesos de :
Las importaciones antioqueñas 1 763-1 81 0
oro8. En el registro, Pontón se comprometíaapagar el ilnpuesto
corriente de sisa y el impuesto sobre las ventas (alcabalá)e. Uas El valor de las importaciones en Antioquia en un año deter-
aún,,prometía llevar a la Fundición en el plazo de tres años una rninado puede calcularse indagando el valor de las mercancías
cantidad de oro equivalente al valor de sus mercancías y pagar el <lcclaradas en aquellas ciudades de la Provincia que contaban
quinto sobre esa suma. Poco más de un año después, en abril de con una Casa de Aduanas. Aunque tanto las guías dt aduana co'
1796, un representante de Pontón, Don José Fernando Urubu- ¡no los registros de mercaderías proporcionan estos totales, uti-
ru, llevó 280 pesos a la Fundición como parte del pago del regis- lizaré estos últimos por tener mayor alcance cronológico y geo-
tro del 23 de febrero de 1795, y al mes siguiente fundió 360 griifico.
pesos más. Parece ser que los negocios de Pontón prosperaron,
pues para noviembre de 1796 su representante no sólo había lle- Antes de 1763 la Casa de Aduanas de la ciudad capital,
I o ,\lIA, Libros, vol. 513, 1796, contiene las entradas a la !'undición de Pontón.
7 AHA, Libros, vol. 512, no.480, 1795.
I I Los datos biográficos fueron tomados de Gabriel Arango Mejía, Genealogías,
I AI{A, Libros, vol. 5l l, no.471,1795. 2:196-277, ACM, vol. 73, no. l, 1808, indica que Pontón era administrador dc
(:()rIcos.
9 La S¡i¿ era usualmentc un impuesto de menos del uno por crento que variaba
según el tipo dc importacioncs. La alcabaln cra un impuesto a las ventas del 2.25 l:l lrrli.¡rmación sobre el cont¡abando puede encontra.rse en AI{A, I)ocumentos, vol,
.1.ir3, no, 8778,1746; y en AHN, Alcabalas, vol. 8, 1778, fols, 485-619.
por ciento, y el quinto era un impuesto del t¡es por ciento ¡ la minería.
I
94 Minetos, Comqchntes y Labrudores en Anüoquia. 1763-1810 El sector comercial 95

Santa Fe de Antioquia, había servido a toda la Provincia. En Un gráfico del valor de las importaciones antioqueñas
ese año se abrieron aduanas en las poblaciones de Medellín desde 1730 hasta 1800 (Gráfico No.3) revela que los comerciantes
y Rionegro, en 1791 en Marinilla y finalmente en 1799 en San- antioqueños sacaron provecho del auge minero creado por los
ta Rosa. Hasta 1763 los registros de mercaderías de la ciudad de productores de oro. El registro del valor de las importaciones
Antioquia registran el total del comercio legal de la Provincia. de la Provincia sigue fielmente los altibajos en la producción
De 1763 a 1790 hay que sumar los totales de Antioquia, Mede- de oro y llega a quintuplicarse entre las décadas de 1760y 1800.
llín y Rionegro para lograr este mismo resultado. Para 1800, Como el presente y el futuro inmediato de la comunidad comer-
los registros de mercaderías de estas cinco ciudades son necesa- ciante de Antioquia en gran medida dependían del oro, cual-
rios para calcular el total del comercio legal de la Provincia. El quier evolución de una estmctura comercial más simple hacia
cuadro 7 muestra las importaciones anuales (en valor) de todas otra más especializada estaba determinada tanto por las necesi-
las ciudades antioqueñas entre 1733 y 1810, y establece, cuando dades de la minería como por las del comercio.
es posible, el ciílculó total del comercio legal de la Provincia.r3
1783;DocumentosVarios, vol.587, no.9315, 1784; vol' 485, no' 168' 1785;
rl- liffis de mercaderías que se encuentran en el Archivo Histórico rlc Antio-
vot. 482, no. 188, 1786; vot. 491, no. 222, 1787 ;vol. 494, no. 244' I 789; vol'
quia proporcionan Ia fuente más importante para anzliz,ar el comercio colonial
502, no. 348, 17 92; vol. 505, no. 395, 1 793; vol. 509, no. 447, 1794; vol' 6ll,
antioqueño. Usualmente apa¡ecen baio el encabezamiento "Libro formado clr no.47l,1795; vot. 516, no. 557,1796; vol. 520, no' 604, 1797; r'ol' 521,no'
Medetlín [o Aftioquia, Rionegro, Marinilla, Santa Rosa] rcfercntc a rcgistros dc 623, 1798; Documentos Varios, vol. 609, no. 9656, 1799;Comercio, vol' 681'
me¡caderías". Antcs de 1763 la de Santafé de Antioquia era la única (lasa dc no. 10863, 1800; Comercio, vol. 682, no. 10875, 1801; Conrercio, vol' 684,
Aduanas para toda la provinciá. Como los comerciantes de otras ciuda<ies antio- no. 10990, 1803; vol. 527,no' 695, 1804; Comcrcio, vol' 686, no' 10940' 1805;
queñas informaban dónde querían vender sus productos, es posible separar y cal-
Comercio, vol. 687, no. 10962, 1806;Comercio, voI.689, no. 10998,1807;Co-
cular los totales para estas otras poblacioncs. Rcgistros de mercadcrías anteriorcs
.a 1763, aparecen en AHA. Libros, vol. 453, no. 362, 1733; vol. 454, no. 370, mercio, vol.689, no.10999,1808; Come¡cic, vol.690, no' 11029' 1810'
Rionegro: AHA, vol 461, no. 490, 1766; vol. 462, no. 500, 1767; vol' 462'no'
1737. vol.455, no. 378, 1740; vol.455, no, 386,1742; vol.455, no. 389, 1743; 501, 1-768; vol. 462, no. 510, 1769; vol. 462,no" 514,1770; vol' 463, no' 527,
vol. 456, no. 392, 1744; vol,450, no. 410, 1750; v<>1. 457, no. 413, 1752;vol. 1 771; vol. 463, no. 537 , 1772; vot. 463, no. 543, I 773; vol. 464,
no' 549' L774;
459, no, 447, 1759;vol. 457,no. 456, 1760; vol. 459, no. 466, L762. vol. 464, no. 556, 177b;vo\.464, no.566, 1776; vol.475,no' 12,1777;vol'
Entre I 763 y 1790, los registros dc mgrcaderías de las ciudades de .'\ntioquia, 47 6, no. 23, 17 7 8; vol' 480, no. 78, I 781 ; vol. 481, no. 89, I 782; vol' 482, no'
Medellín y Rione¡go, abarcan el total de las importaciones a la Provincia. lln 143,1783i vol. 484, no. 150, 178't; vol.485, no' 165, 1785;.vol' 487, no' 189'
1 790 se creó una Casa dc .{duanas en Marinilla y en 1 799 otra en Santa Rosa'
I 786; vol, 491, no, 225,1787;vo|.494,no.245,1 788; vol' 497, no' 280' I 789;
Los siguientes documentos enumeran los registros de mercaderías disponibles vol. 500, no. 312, l79l;.vol. 502, no. 352, 1792; vol. 506, no. 400, 1793; vol'
para cada ciudad todos ellos reposan cn AHA. Siempre que estos documentos
509, no. 4b0, 1794;vol. 5l 2, no' 482, 1 795: vol' 5 16, no. 559, I 796;' vol. 520'
aparecen en la sección titulada "Libros", este título se omite, Si los registros se no. 606, 1797 ; vol. 521, no. 624, 1798 vol. 524, no. 647, 1799; Comercio,
encuentran en otra s-ccción difcrente del Archivo, sc da la referencia completa, vol.68l, no. 10859, 1800; Comercio, vol' 682, no' 10871, 1801;Comercio,
Antioqub AHA, vol. 462, no, 499, 1767; vol.462, no. 5ll, 1768;voI.462, no, vol. 684, no. 10905, 1802; vol. 527, no.696, 1804; CQmercio, vol' 686, no'
512, 1770; vol. 463, no. 522, I 771; Documentos Varios, vol. 570, no. 9042, 10944, 1805; Comercio, vol. 687, no. 10965, l8Q6; Comercio, vol' 688, no'
1772; Documentos Varios, vol.570, no.9043, 1773; vol.464, no. 552'1774; 10982, 1807; Comcrcio, vol' 698, no' 11010, i808; Comercio, vol' 690,no'
vol. 464, no. 562, 1776; vol. 475, no.9,1777t vol. 476, no. 19, I 778,vol' 477, l 1027, 1810.
no. 39, 1779; vol. 478, no. 33, I 780; vol. 480, no. 76, I 781; vol. 481, no.87,
Marinilla: AIIA, vol. 500, no. 313, l79l; vol. 502, no' 354' 1792; vol' 506'
1782; vol. 482, n<¡. 140, 1783; Documentos Varios, vol. 587, no. 9314,1784;
rro. 401, 1793; vol. 509, no. 45L,1794; vol. 512, no. 483' 1795; vol" 520, no'
vot. 485, no. 167, 1785; voI.489, no. 213, 1786; vol' 491, no'223,1787;vol.
606, I 797; Documentos Varios, vol. 609, no. 8659, 1799; Comercio, vol' 681,
502, no. 347 , 1792; vol. 505, no. 393, I 793; vol. 509, no. 446,1794; vol. 5l 1,
rro. 10861, 1800; Comcrcio, vol' 682, no. 10872, 1801; Comercio, vol' 684' no'
no. 47 2, I 795; vol. 5 I 6, no. 554, 1 796; vol. 52 l, no. 622, I 798 i Comerci<¡, vol.
10907, 1803; vo|.527, no' 700, 1804;Comercio, vol' 686, no' 10946,1805;
681, no. 10858' 1800; Comercio, vol' 682, no. 10880, l80l; Comercio, vol. (:omercio, vol.687, no' 10967, 1806; Comercio, vol' 688, no' 10983,1807;
686, no. 10963, 1806; Comercio, vol.688, no. 10981' 1807.
Oomercio, vol. 690' no. t 1030' 1810.
lf¿dcüínr ¡¡1¡, vol, 460, no. 469, I 7 63; vol. 461, no. 47 7, 1764; vol. 461, no.
tianta Rosa: AI{A, Documentos Varios, v9L609, no^' 99660, 1799; Comercio'
489, I 766; vol. 462, no' 503, 1768; vol. 462, no' 509' I 769 ; vol. 461, no. 5l 3, vol. 681, n". 10862, 1800; Comercio, vol' 682, no' 10872, l80l; Comerci<'r' vol'
1770; vol. 463, no. 523, 177l; vol.463, no. 523, 1772;vol,464, no' 542,1773;
684,no.10909,1803;vol'527'no'698,1804;Comercio'vol'686'no'10947'
vol. 464, no. 548, 17 7 4; vol. 4&1, no. 555, 17 7 5; vol. 464, no. 565, 1 776; vol. lll05; Comercio, vol' 687, no. 10968, 1806; Comercio, vol' 688, no' 10984'
47 5, no. lO, 17 7 7 ; vol. 47 6, r'o' 21, 17 7 8; vol, 47 7, no' 40, 17 79 ; vol. 478., no. I tl0 7 ; (lome rcio, vol. 689, no' I 1006' I 8l 0.
35, 1780; vol.480, no.75, l78l; vol. 481, no. 88,1782; vo|.482, no' l4l,
96 ilincros, Com¿¡cbntes y Labradores en Antioquh, 1263-1810 EI sector comercial 97

t,
( ' Los comerciantes les pisaban los talones a sus mejores
\ l'''clientes, GRAFICO No' 3
' los mineros. Antes de 1763 la capital colonial, Antio- IMPORTACIONES PROVINCIALES
r guia, situada en cercanías de Buriticá y de los placeres del río
. r \; Cauca, monopolizí las ventajas de ser la sede de la Casa de
Y CIFRAS DE FUNDICION
\¡1 ¡ Aduanas, pues servía como centro principal de distribución para aoo,000
) \ toda la Proüncia. Con el traslado de la actividad minera a las ¡00,oo0
[' I' tierras altas de Rionegro y Santa Rosa,las ciudades de Medellín to0,ooo
\ y Rionegro surgieron a mediados del siglo XVIII como localida-
r des más estratégicas para las actividades comerciales. El Gráfico I OO.000
No. 4 muestra tu ¿iuiii¿" del comercio entre estas ciudades, par-
'. I, lticularmente el traslado de los mercados de la zona occidental I O,OOO
c o,ooo
,r ff hacia la región central, así como el crecimiento de Medellín y
40,000
Rionegro a expensas de la capital colonial.
it.i I i
/ I I
En las polvorientas plazas de mercado de poblaciones ! 20,o00

como Medellín y Rionegro una complejamezcla de labradores- {


comerciantes, tratantes afincados en los distritos mineros y co- o,oo0
I
r

merciantes de larga distancia, bien conocidos en todo el Virreina- E,O00

to, se disputaban el oro en polvo y los compradores. Fue en 6,OOO

medio de estaprosperidad recién adquirida que los paisas enfren- 4,OOO


taron la crisis más cruel e irónic4 pues el mismo oro en polvo
que había creado su auge amenazaba ahora con desmoronarlo.
2,000
O al menos así lo juzgó el visitador Juan Antonio Mon y Velar-
de, cuya evaluación de la dolencia que padecía Antioquia y la
cura que prescribió, la reforma monetaria, no sólo marcaron el 1,000
punto más alto de la reforma borbónica local, sino que sentaron t 730 1740 1750 1760 1770 f780 1790 18OO'
las bases para la expansión comercial del período posterior a la Años
independencia. Registros de mercaderías
- Documentos de la Fundición

La reforma moneta¡ia -

Desde los días de la conquista el oro en polvo había servi-


do como la única moneda legal en Antioquia. Este hecho no era
de extrañar, pues otras regiones mineras de la Nueva Granada,
corno el Chocó y Barbacoas, tenían también un patrón moneta-
rio basado en. el oro en polvo. Sin embargo t para 1780 la mone-
da de plata había sido introducida en Barbacoas y únicamente
los antioqueños y chocoanos continuaban comerciando con oro
ti

jr 98 Minctos, Comaciantes y Lab¡ado¡es en Antioqub. I76J_lgIO EI sector comerci¿l 99

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100 Mkaos, Cometcilnt:es y Lab¡adores en Anüoqub. 1763-1810 sector comerciat l0l


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tO2 Mineros, Co¡nerciantes y Labrad.ores en Antioquü. 1763_1g10 El sector utmercial '- 103

en polvo en vez de monedas de platara. como er chocó Aunque tal destreza era de esperarse en un comerciante, cual-
era una
regió1 tropical escasamente poblida, los problemus r¡tricr antioqueño que comerciara con otro debía tener la misma
cr.udo, po,
una dependencia exclusiva dil oro no er¿rn muy agudos habilidad.
ya que
las transacciones eran comparativamente menores. No
ocurría
3i :" Antioquia,.donde-una
más que duplicado,
población siempre u.,r.r.rr,o ,.
"r, en tiZg u
La economía antioqueña basada en el oro en polvo obsta-
Plfl ¿e +O.OOO habiiantes ctrlizaba el desarrollo de los mercados locales porque este"me-
110.000_en 1808, por lo cual se requería de un medio
de cam_ t¿rl cra demasiado valioso para utilizarse en compras pequeñas.
bio más flexible y confiablers.
lin l78l Medellín alcanzaba una población de casi diez y seis
,' ^ I nril habitantes, y sin embargo la Villa no tenía ni una solapul-
' ', Los investigadcires modernos, que dan por supuesto er he-
¡toía (tienda miscelánea). Por consiguiente, los medellinenses
-z)',, .''.1 cho de la presencia de la moneda, pueden én.ortra,
imaginar la vida en una economía basada en el oro." p"il".
iifi.il a. que tenían alguna producción excedente de frutas, vegetales,
\¿ nf Irucvos o'pollos, deambulaban por la Villa buscando con quién
l¡' Libro de cuentas de Mateo Molina rinde un testimonio eiocuente intercambiar sus productos, pues la ausencia de monedas de
I
de las dificultades que debía enfrentar un comerciante de llaja denominación reducía estas transacciones al mero truequelT.
Medellín para llevar a cabo las transacciones más corrientes.
Molina.tenía que ser no sólo comerciante sino tamuién geóto- Aun aquellos con las mayores posibilidades de acceso al
I go, aquilatador y criminólogo extraord.inaire: ge6logo, poriue
tf

oro,proveniente de distritos como Hojas Anch^, erróri,h,rr,fi,i-


.l ()ro en polvo, los mineros, encontraban que éste los colocaba en
rrna situación de desventaja. El traslado a los aluviones de las tie-
ribí, San Pedro, Las Cruces, EspinJl o Santo Oomi"eo ío¿íu rras altas había significado que sus centros de abastecimiento se
varia¡ de quilatrs y por consiguientes de valor; uqrrituiu?o{ por_ t'ncontraban a varios días e incluso a semanas de distancia. Re-
9.". l-" pureza del oro podía fluctuar desde or'o Áuy Áilo'u oro nrrcntes por naturaleza a dejar sus trabajos, particularmente du'
lilpi" o hasta piezas precolombinas de oro finamá",. ,ruuu¡u-
' do, r':rntc la época más productiva, la estación lluviosa, los mineros
conocido como oro de sepultura de índios; criminólogf por- y ,nuru*órreros intercambiaban allí su oro por las mercancías
que a menudo bs compradores inescrupulosos mezclabai.l oro r¡rrc llevaban los tratantes. El mercado en las tierras altas era
con arena' de tal manera que el oro exfraído en ros distritos mi- rlominado por los vendedores; así,los mineros y mazamorreros se
neros con una impureza del g"b ó 4o/e, misteriosamente
-zb¿ era vt'ían forzados a aceptar los avalúos inferiores de su oro y a
adul terado y resultib a .o. i*p.rr.-, J ¡1{;; ;;;" t r"
a.i
", ¡xrgar precios altos por el cacao, los textiles y las herramientas.
t4 En AHA, Virreyes, vol. 6, 178?, fols. 743-813, Mon y Velarde comenta sobre l¿ sujr:tos que me son deudores cn csta Villa de N{edcllín 1' lugares adyace ntes, Mc-
introducción de la moneda de plata en Barbacoas. Este documento,..Informe <lt'llín, 1808" (de aquí en adclante aparecerá, como LAA, MS 159, 1808). La
del oidor y Alcalde de la corte de santafé Juan Antonio Mon y Veliarde como tlasificación de Molina sobre la calidad del oro y sobre su localización, apareccn
Visitador de la Proüncia de Antioquia rendido al Excmo. Antonio cabállero y ,'n LAA, MS 159, 1808, fols. 41, 42, 53,57, 68' 80. F)n Ai{N, Virreycs, iol. 6,
Góngora, ¡especto de las transacciones comerciales hechas en oro €n polvo y la I 787, fols. 473-813, Mon y Velarde da la cifra aproximada del siete al ocho por
necesidad de lleva¡ moneda acuñada a dicha proüncia", es la fuente más impor- (.icnto.
tante sob¡e la reforma monetaria.
I t (luando mon y Velarde ordenó quc se levantara un censo en 1788, Medcllín tt-
l5 En 1 778 la población de Antioquia era de 46.366 habitantes y, para lg0g, había ¡¡ía una población de 16.750 habitantes. Il,ste Censo ap:rccc enJosé Manuel Pé-
aumentado a 110.662 (Arutarío Estad,ístico [Medellín: Imprtnta Dcpartaáental, rrz. de Ayala,Antonio Caballero y Góngora, uiney y arzobispo de Santafé, 1723'
18881, p. l0l). 1796 (Bogotá: Imprenta Municipal, 1951), cuadro B, p. 395. Hubo intentos de
t stablccer tiendas en 1781, y lirancisco Silvestre abriír el primer mercado cubier-
l6 Quiero dar las gacias a Frank Safford por haber llamado mi atención sobrc cl to cn I 784. Antonio J. Gómez-, Monografía eclesüstica y ciuil de Medellín (Me'
übro de cuentas de Mateo Molina. Este se cncuentra en la Bibüoteca Luis Angel rlcllín: llditorial Bedout, l95l) p. 165. ACN'{' vol.37, no. 32,L786' inft¡rrna so'
Arango (LAA), en Bogotá, '.Libro borriente de cargo y data en quc costaron Ios lrrt: los medellinenses errando Por sus calles buscando ca¡nbiar sus product(ts,
l0l Mkqot Come¡chntes y Labradores en Antíoqaia, 1763-lBI0 El sector cotnerci¿l 105

Los mineros. generalmente compraban a crédit; y con esto per- No solamente mineros, mazamorreros y comerciantes sufrie-
dían aún más. De una u otra manera, la mayoría'de los mineros ron los efectos negativos de la economía del oro en polvo. Los
antioqueños estaban doblemente a merced de los comerciantes, h¿bitantes de los poblados, los jomaleros y los labradores no
puesto pagaban un precio inflado por las mercanCías que siempre tenía¡r accéso al oro en polvo y Por consiguiente tenían
-quc
compraban y recibían un valor disminuido por su oro en polvo. <lificultades para compra¡ las mercancías que necesitaban. En re-
Sie-ndo las quiebras un hecho común, tales iniercambios no presa- sumen, el potencial de importación de la Provincia estaba res-
giaban nada bueno para la futura expansión del secotor minerotl
tringido en- tanto se mantuviera encadenado a la producción de
()fO.
Pero los comerciantes no eran los villanos en esta situación,
ya que el patrón monetario del oro en polvo iba también en de- Las reformas de Mon y Velarde estaban encaminadas a eli-
trimento de sus intereses. Igual ciue los mineros, que compraban minar los efectos más nocivos de la maldición de Midas que so-
la el
mercacía a crédito, los comerciantes se encontraban en ¡rortaba Antioquia. Sus metas eran múltiples: .ree.mpla''ar
deuda con los vendedores mayoristas de Cartagena, Santafé de iratrón de oro en polvo tan variable y por.consiguiente facili-
Bogotá y Popayánte. Las dembras en el pago dE estas obligacio- i". las tra¡rsaccionei locales; estimular el crecimiento de los mer-
nes conllevaban el cobro de fuertes intereses, y tales demoras r:ados domésticos; aflojar los lazos de dominio económico de los
era la norrna, dado que los comerciantes otorgaban amplios pla- r.omerciantes sobre- los mazamolreros y mineros; aliviar las múl-
zos de pago a sus clientes. Los comerciantes enfrentaLan tam- riples cargas que se les imponían a los comerciantes; y estimular
bién la obligación de llevai a la Fundición, en un plazo no ma- lu e *pansón de los sectores minero y comercial'
yor de tres años, oro en polvo por el valor de sus importaciones,
y además debían pagar a la Corona el quinto correspondiente primera de estas metas era fáctlde alcanzar mediante la
ta
por esa suma Un mazamorrero podía cambiar fácilmente de introductión de la plata como patrón monetario. Mon y Velarde
lugar de lrabljo para evadir el pago, o era probable que una .¡r¿enó que las mónedas de plata fueran en adelante aceptadas
mina de aluvión no entrara a producir en el tiempo determinado ..r-o -árr.da legal en todas las transaccionestl' Para estimul¿r
y no fuera por lo tanto posible hacer cobros, peio el comercian- cl comercio locJestableció pulperías en las poblaciones.antio-
te no tenía ninguna opción: seguía estando en deuda con sus queñas y ordenó a los cabildos designar oficialmente un día para
I i., de manera que los residentes pudieran vender sus
i proveedores y con la Corona. La seguridad fina¡rciera y la seguri- r.'l -.r.udo,
dad familiar no eran el destino asegurado para los comerciañtes, ¡r roductos22.
como lo cantaba lúgubremente uno de ellos:
La reforma monetaria también cambió aquellos aspectos no-
Soy viejo y tengo visto el mundo, y cuantos ricos y mercaderes r.ivos que se daban en los intercambios comerciales entre mine-
de Mompox, y les he visto arrastrados, pidiendo ümosnas por cstag r()s, mazamorreros y comerciantes. Mon y Velarde propuso la
calles y con hijos ricos que no hacen caso de cllo¡-. ,.rcación de un nuevo grupo que compitiera con los comercian-
t(.s comorescatafites o colectores de oro en polvo. Estos nuevos
rr:scatant& de plata Viqjarían a los distritos mineros entregando
l8 Este problema ap¿¡rece descrito en AHN, Virreyes, vol, 6, 1787 , fols. 743-813; y
éstos monedá de platá a cambio de su oro23. Los mineros ten-
en AHA, Hacienda, íol. 7 47, no. 11988, f 787. '
ACIM, vol.48, no. 1791. El cabildo multaba a los comerciantes que no acePta'
l9 AHN, Virreyes, vol. 6, I 787, fols. 743-8f 3. Mon y Velarde anota-que ..todos de -
pendcn de los me¡caderes y éstos de sus agentes en Santafé, Cartagena, Mom- ban monedas de plata.
pox y Santa Marta".
AIIN, Virreyes, vol' 6, 1787, fols. 743-813.
20 AHA,Juicios Ciülcs, vol. 134, no. 3678, 1808.
2:l rbid.
lO6 Míne¡os, Comerc,iantes y Labradort:s en Antfuquia, 1763_IgI0 El sector cotnercbl 107

drían así la opción de vender a un gn¡po u otro y negociar su r ilrrr¡rctir muy bien con los rescatantes de plata.y con los comer-
9t9 -u "l mejor
precio. Tal reforma no podía f.,nciotrui sin una ,,,,,,t.', locatés. En verdad Mon y Velarde previó que en su rees-
legislación complementaria. Después deiodo, Ios mineros y ma- I r rrcl rtración de la comunidad mercantil los grandes
importadores
zamorreros cambiarían su oro en polvo por moneda de plata rt' r onvertirían en proveedores mayoristasáe este otro grupo de
únicamente si estaban seguros de qie los comerciu.,* r., u..p- r,r¡rcrciantes localis recientemente creado' Más aún' como era
oro en pofv-o haberlo
rtaría¡r esta moneda como pago de las mercancías que les com- ¡,,,,lr,,bi. que los mineros no tuviera¡r P.or
praran. Para lograr esto, il4Jn y Velarde abolió !t i-prr.rto 1,,'g,,r''iado'con los rescatantes de plata, Yot y Velarde aplacó'a
sobre las mercancías revendidas, eliminando así cualquiei fir.u- 1,,i,,,,*.rciantes liberándolos delu obligación más onerosa' la
lizaciín sobre la mercancía después de su primera venta. Esto lrrrr<lición del oro en pcilvo equivalente al valor de sus registros
estimuló la aparición de proveedores intermedios que no impor- ,1,' rncrcaderías.
taban mercancía de fuera de la Provincia, sino qrr. .o-pruban al
podían
por mayor a los comerciantes importadores de Medellin y Rio- tlste cambio era lógico' pues los comerciantes no
negro2l It,'r"roroalaFundición"sihabíanrecibidomonedasdeplataen
sus mercancías. Como la ley que prohibía
la-exporta-
r);rr() por-oro
vigente' los comerciantes es-
Inundando los distritos mineros con estos vendedores mi- I ;r} á" en polvo continuaba
noristas locales, Mon y Velarde buscaba reducir los costos de r"turn aún obligados a fundir el oro para poder exportarlo',Sin
suma especlrrca
las mercancías para losmineros. como estos negociantes no co- t'rrrbargo, ya no estaban obligados a.llevar una
merciaban por fuera de la Provincia, donde el intercambio de (.'t valir'del registro de sus m"ercancías), en un plazo determina-
oro en barras por mercancías colocaba a los comerciantes antio- rl., (tres años)27.
queños en términos ventajosos, podían aceptar las monedas de
de
plata de los mineros como pago por sus mercaderías2s. Sobre Mon y Velarde envió este paquetede reformas a Santafé
todo, Mon y Velarde pretendíareáucir el control de los grandes It,,goiá, dánde fue aprobado p"i el Virrey y la Audiencia en
comerciantes sobre los mineros y mazamorreros, rebaju, lo, aor-
cuando las monedas
tos de las mercancías en los distritos mineros y.r.urt.,.uos em- l,sta parte de la reforma monetaria debía entrar en vigcncia especificó
<lc plata circularan por lu trovintia' Sin embargo' Mon v Velardc no
pleos para los rescatantes de plata y los comerciantes locales. cxactamente cuanta plata debía ser introducida a la Provincia
para quc los co-
a la F undición el valor dc sus registros de merca-
-"..iÑ". dejaran de llcvar prolongada disputa entre los comerciantes' los funciona-
Aunque aparenteme nte el empuje de las reformas impuestas Jcrías. Esto llevó a una
E'n 1796 los Comercian'
_
por Mon y Velarde parecía ir en contra de los comerciantes im_ ;;r J; t Corona, y la Audienc"ia de Santaft de Bogotá' ob,ligacién de fundir,el valor
tes Antioqueños pidieron que se les relevara de la
Los fun-
portadores, fue precisamente este grupo el que apoyó con ma_ l la Real Audiencia. de Santafélaaceptó'
á" ,,-,, ,.gir,rt. de mercaderías,'.it¿ua
decisión de la
r:ionarios de la Corona .t iu de Antioquia vctaron
yor entusiasmo su programa26. Los comercianies rJdiéton cuenta ptto tt cumplo") y afirmaron que tal autorización reba-
Audiencia ("Obedez.co
de que no perderían su acceso al oro en polvo, ya que podían Jaría notablem"r,t. ...o.,do dt impueítos' El ltynt-" lt
f,i]-:t-ó,1",1:"^:*
iuJi.rr.iu y, en 1800,"l los comerciantes de.Medellín' furiosós con la clemora' dr'
rigieron a los comercian,., J"'ü p'oU"tio'tt un boicot' negándose a llev¿¡ más
de'La-
24 AIIA, Comercio, vol. 687, no. 10979, 1806; AHA, Comercio, vol.682, no. oro a la Fundición. AHN, consulados, vol 3, 1797, fols. 30443l.Ytuan sobre
representan
10978, 1806. t,n estc último documento, Mon y Velarde anota que los mismos ii"á. v Jor¿ Pablo deVillaet.al.de Consulado de Medellín muestra las re¿iccione s
comerciantes que.importaban mercancías a la Proüncia las vendían personal- la introducción de la ptata .n Ll inte¡cambio comercial",
mente en los distritos mineros, situación ésta que esperaba remediar. de Antioquia' frente.a la reforma monetaria a tra-
i;;ñ.t de los comeiciantes
ves de su solicitud .t. st¡ de'la obligación de fundir oro por el valor
Para información sobre tasas difcrcnciales de cambio, véase capítulo 2, .,Consu- '"ltu"dos finales de e,sta disputa pueden T8ltr.se
25 ;;,;; ."gt;;. áe mercuderías. Las etapas
vol' 2-5' fols'
mo e importaciones: 1763-1810". cn AHN, Alcabalas, vol. 15, iS0¡, f"h' 504-554; A^HN' Alcabalas'
ii-iil;'¡lrN, consulados, í, raoz, fols'.76e-8.aiffiH'4" comercio' vol'
""r no'
26 AHA, I{acienda, vol. 7 47, no, I 1988, I 787. 684, no. 10911, 1803; v AHA, Comecio, vol 684' gTryo'"'

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NAc'rol.]^!PE COLOMBIA
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lOt Mineros, Comerc'iantes y Labradorcs en Antioquia. 1763_lgI0 El sect'r comercial 109

1.78828. Aunque la implementación de este programa tomó ros había cambiado, pues ahora entregaban también las mercan-
más
tiempo, una evaluación de su reforma dos'déádas más tarde, r:ías en consignación a comerciantes locales32. El aumento de las
muestra qué se había logrado con ella. importaciones después de 1790 reflejaba posiblemente esta
r:ompetencia por los mercados urbanos y mineros entre los co-
la primera década del siglo XIX, Antioquia usaba un rnerciantes de larga distancia y los comerciantes locales, lo cual
doble patrón monet¿rio, pues la nioneda áe plata ya nulíu ,iao pudo haber llevado también a una rebaja en los precios' Esta
introducida a la Provincia aunque esta penetiación había parte del programa de Mon y Velarde tuvo por lo tanto éxito.
sido lenta. En 1796 sólo cuarenta mil p.ror, o sea el 5o/o del di
nero en circulación, eran en plata2e. A pesar de que la reforma Con respecto a la creación del grupo de rescatantes de
de Mon y Velarde había establecido la idea de que la plata era plata, los resultados difieren claramente de la intención original
un sustituto atractivo del oro, su programa de ninguná *ur.ru <lc Mon y Velarde. En efecto, surgió un gmpo de rescatantes de
completó la transición, puesto quelu p-lutu ,ro lregó á reemprazar ¡rlata, pero no a la hechura de Ia Real Hacienda, como lo había
completamente al oro en polvo sino hasta desp"ués de la Inde- soñado, sino a la de los comerciantes importadores de Antioquia.
pendencia.

Aunque las cantidades de moneda de plata disponibres eran


La reforma de Mon y Velarde volvió en contra de sí
se
-,
Iimitadas, la cantidad que circuló fue suficiente para promover
rrrisma al no haber en el Virreinato la cantidad suficiente de cir-
culante para inundar la Provincia con monedas de plata. En su
el desarrollo de mercados locales. Antes de la reformu d. Mo., del metal, Mon y
plan, que proponía una introducción gradual
y Velarde, Medellín no tenía pulperías, pero para 1790 ya exis- debían llevar estas monedas
Velardé indicaba que los rescatantes
tían veintiseis de ellas3o. La póblación lócal aceptó ávidámente
dc plata a los distritos mineros y allí negociar con los mazamo-
la moneda de plata y su entúsiasmo aseguró el éxito de la refor-
rreros y mineros cambiando paulatinamente la plata por oro en
ma de Mon y Velarde3r.
¡rolvo. Enseguida el rescatante llevaría el oro a la Casa de Fundi-
ción, donde sería fundido y luego enviado a la.Casa de Moneda
Los cambios introducidos por Mon y velarde en las rela- cn Santafé de Bogotá; allí se cambiaría a la tasa oficial de dos
ciones entre mineros, mazamorreros y coÁerciantes produjeron devuelta a la provin-
efectos complejos. Aunque alcanzaron parcialmente sus otietr- ¡lcsos de plata por uno de oro' y luego sería
ira la canti¿a¿ correspondiente en monedas de plata. El resca'
vos inmediatos, Ias implicaciones a largá plazo de esta refoima tante recogería entonces sus monedas de plata y comenzaría
fueron más profundas, particularmentá en el caso de dos sub- nucvamenté el ciclo33. Aunque este mecanismo se estableció,
reformas: la creación de una clase de comerciantes locales y la f'rrc reemplazado por otro sistema'
formación de un grupo de rescatantes de plata
Como los comerciantes importadores de Antioquia estaban
En 1806 los comerciantes de Medellín admitieron que su via.jando continuamente a las otras provincias, comenzaron a ex-
antigua práctica de vender personalmente en los distritor'-irr.- no sólo para comprar mercancías sino tam-
¡rortar oro en bafras
irii'n para cambiarlo por monedas de plata. Cuando los comer-
28 AHN, Alcabalas, vol. 25, 1809, fols. 7b-|12. r iirntes hacían esto, recibían más que la tasa oficial de cambio
29 AHA, Comercio, vol. 684, no. l09l l, 1g03,
rk' <los de plata por uno de oro, vigente para sus transacciones
30 ACM, vol 46, no. 55, I 790. 'r'¡t AIIA, (lomercio, vol. 687, no. 10978' 1806'
3l ACM, vol 52, no. 13, 1793. :13 l,)stc procedirniento se comenta en AIIN, Virreycs, vr¡I. 6, 1787, fols. 743-813'
ll| Mineros,.Comerci¿ntes y l.abradores en Anüoquia. 1763-Ig1O EI sector comercial III

privadasr. A continuación llevaban las monedas a Antioquia, vincial; los mercados locales se desarrollaron; los comerciantes
donde establecían contacto con personas interesadas en ser rér.u- importadores, los comerciantes locales y los rescatantes compe-
tantes y les prestaban la plata para que la pagaran más tarde tían entre sí por la venta de mercancías y la compra de oro en
con oro en polvo. Por este servicio los comerciintés importadores Ios distritos mineros. Los cuellos de botella existentes para el
recibían una comisión del 3o/o sobre el valor del intercambio <;r¡mercio provincial no habían sido eliminados, pero gracias a
plata-oro3s. Los comerciantes obtenía¡r así una doble ganancia: las reformas fueron ensanchados suficientemente como para no
primero, cuando camb.iaban el oro en barras por las monedas de cntrabar la expansión comercial futura.
plata y, de nuevo, cuando cambiaban las monedas por oro en
polvo. Suplantando a la Casa de Moneda como entidad cambia- En los albores de la Independencia los comerciantes antio-
riq-los-€ointtqiantes importadores de Antioquia se convirtieron <¡ueños estabán importando más mercancías y obteniendo mejo-
gn traficantes {e moneda, acumülando de esta manera ganancias r('s ganancias como resultado de sus múltiples papeles como
aficiciñaIes. u"nd.dotet minoristas en lazonaurbana, comerciantes mayoris-
i:i: t¿rs e n la Provincia y banqueros. En los años siguientes se abrirían
De todos los grupos que sintieron los efectos de la refor- lrucvas oportunidades: la suspensión del comercio con Q¡rito,
ma monetaria de Mon y Velarde (mineros, mazamorreros, co- ¡lcbido a su paso obligado por la ciudad de Pasto, en poder de
merciantes y habitantes de los poblados) no cabe duda alguna los re alistas, áumentaría temporalmente los mercados; el acceso
de que los más beneficiados fueron los comerciantes importádo- rlirccto a los puertos de Jamaica permitiría a los antioqueños es-
res. La creación de un grupo de comerciantes locales significaba t¡rrivar a los intermediarios de Cartagena; la colonizaciín antio-
que los grandes comerciantes podían aumentar sus existencias ,iucña hacia el sur y la fundación de nuevos poblados creatía
y ganancias gracias a sus ventas al por mayor y al detal. Si los .irra red coinercial más e xtensa3? . Los comerciantes antioqueños
minoristas no cumplían con el pago de las mercancías recibidas st' cncontraban en una posición que les permitía tomar ventaja de
en consignación, el mayorista cobraba intereses por mora. El t'stas oportunidades, puesto que el aumento en-la p.roducción.de
mantenía acceso al oro en polvo a través de los resiatantes y lo- ,,r',,, cámbinado con^las juicibsas reformas borbónicas, les había
graba comprar cón descuentos mercancías fuera de la Provincia, rlirrlo una base segura y lucrativa en la misma Provincia.
puesto que pagaba en oro. Lograba ganancias extras intercam-
El consumo y las importaciones: 1763-18f 0
biando oro en barras por monedas de plata y monedas de plata
por oro en polvo. Más aún, estaba libre de la obligación de llevar
I.)n el período co'mprendido entre L763 y 1810 los antio-
a la Fundición el valor en oro de su registro de mercaderías. r¡rrr'ños adquirieron. productos tales como metales' principal-
Las reformas monetarias de Mon y Velarde fueron impor- -'-iñ'" ." oro. Como el impuesto de "un peso" que pagaban anteriormentc
l¡.rbia sido de oro, el impuesto posterior de "un peso" de plata, de hecho redujo
tantes tanto por los resultados esperados como por los inespe- .¡ h rnitad los impuestos pagados por los antioqueños y recogidos por los funcio-
rados36 La moneda de plata circulaba ya en la economía pro- rr;rrir¡s de la Corona (dos pesos de plata equivaliendo un peso de oro)' Para infor'
r¡r.¡<:ión sobre el pleito que confirmó el derecho de los antioqueños a pagar en

34 AHN, Cabildos, vol. 3, 1797-1799, fols. 833-897, anota que los comerciantes ¡rl.rla, vi'ase ACI!í, vol, 73, no. l, 1808; ACM, vol.75, no: 7' 1809.
antioqueños recibían un quince por ciento como valor agregado, cuando nego. 'tt ,\llA, (lomercio, vol.885, no. 13785, 1827, contiene información sobre el co-
ciaban por fuera de la Provincia.
rrrrrr io quc se dió con el Valle del cauca en el período posterior a la Indepen-
,L r¡r'ia. Numerosas guías de la Casa de Aduanas, tales como r\HA, Comercio,
35 LAA, MS 159, 1808, fols. 23, 33, Mateo Molina anotó una comisión del tres v,rl. tl8fi, no, 13779,1812, y AFIA,Ilacienda, vol. 3302, sin no., 1823'1824' in-
por ciento sobre sus tratos con los rescatantes de plata.
,lrr!r:rr ¡nercancías importadas desde Jamaica' AHA, Documentos Varios, vol'
36 Un rcsultado inesperado fue que los antioqueños empez¿¡ron a pagar sus impues- lrl(t, rro. 9810, 1805, muestra a varios hijos actuando como representantes de
tos (por ejcmplo los impuestos sobre el tabaco y sobre el papel) en pesos de pla- rrrr ¡rldrcs que se dedicaban al comercio'
ll2 Mineros, Comercüntes y Labradores en Antioguü. 1763-1g10 El sector com,ercial I l3

mente hierro y acero, y alimentos y textiles, por un valor de embargo,


¡rago de su trabajo en las parcelas de la localidadao. Sin
5.971.913 pesos. Los metales provenían exclusivarnente de Es- :t medida que aumentaban las importaciones, los textiles perdie-
paña, el cacao de la Nueva Granada era el alimento más importa- ron mucho de este valor simbólico, puesto que estas mercancías
do y el comercio de textiles abarcaba los algodones del Socorro sc hicieron más disponibles.
y los paños de Quito, así como otros provenientes de España,
Inglaterra y otros países europeos. Antioquia recibió textiles desde tres centros de ventas al
l)or mayor, que al mismo tiempo servían como puertos interme-
Los mayoristas de textiles, tanto los vendedores del in- .liarios. Qartigena era el puerto de entrada para las mercancías
terior de la Nueva Granada como los de los puertos sobre el Ca- cspañolas y .ú.op.ut (especialmenle inglesas). Bogotá distribuía
ribe, buscabafi con avidez el oro en polvo proveniente de An- teius .reogianadinas, pirticularmente los algodones del Socorroa1'
tioquia; y como el aislamiento de la Provincia era un factor de l'opayánhercadeaba los textiles quiteños y los tejidos de Pasto.
discriminación que afectaba por igual a todos los importadores,
un ex¿unen de la cantidad y de la calidad de las importaciones Las importaciones de la Nueva Granada (especialmente del
antioqueñas narra una doble historia. En primer lugar Antioquia Socorro) o "efectos del Reino" como los llamaban los comer-
sirve no sólo como estudio de caso para calibrar la elasticidad del ciantes antioqueños, se dividían generalmente en piezas de tela
comercio con el Socorro y Quito frente a la competencia del y artículos manufacturadosa2. El rer.glón principal de este co-
comercio transatliintico, sino también para indicar el grado de rnercio, una tela d'e algodón llamada lienzo ordinarío, no faltaba
penetración que habían alcanzad,o los artículos importados en <:asi nunca en los inventarios de los mercaderes. Otras compras
Europa en un mercado suramedcano en el período inmediata- favoritas.eran piezas de algodón a rayas (manta listada) yJien-
mente anterior a la Indep.endencia. En segundo lugar, la predi- z9 basto (líenzo casero). Las manufacturas más solicitadas eran
lección de los antioqueños ya fuera por las telas más burdas de las frazadas ordinarias, las camisetas, las sobreca¡nas y las calze-
la Nueva. Granada, o bien por los damascos más exóticos y las tas.
; \. "''.,
sedas de ultramar, puede indicar si una élite más consumidora
I se desarrollcf como respu€sta al auge en la producción minera El equivalente quiteño más cercano a la lencería del Soco-
LJ o si fue otro patrón el que dominó. rro fue un textil muy parecido a la franela, conocido como ba-
yrta. Los mercaderes también importaban lienzo de Quito, lien-
A todo lo largo del período colonial los antioqueños mos- 'tt> azti. y un paño llamado jerga Antes de 1795 eran muy popu-
traron una marcada unción por la pieza de tela- Como no se pro- f rrres otrts dos textiles : lienz o de abrigo y
jerga de abrígo, compi-
ducían textiles localmente y estos se dernofaban meses para ticndo con el volumen de importaciones de la bayeta, pero des-'
prove-
.l llegar a las tiendas de los poblados desde lejanos centros de distri- ¡rués de esta fecha su popularidad decliné. Mercaderías
¿'. bución, la escasez hizo de ellos sustitutos aceptables del oro en
polvo. Cua¡rdo el gobernador Cayetano Vuelta Lorenzana '10 AHA, Documentos, vol. 565, no. 8948, 1769.
(1776-1782) perdió dinero en el juego, pagó su deuda en zara-
.l I Las guías y registros de mercaderías de los comerciantes antioqueños no señalan
za y muselina más bien que en dinero3l T,os antioqueños consi- que aquel artículo tan comúnmente importado, el. Iíenzo del
deraban un sacrificio mayor" dar ropas a los pobres que darles ".p.iífi.u-.ni. Sin embargo, los comerciantes de Santafé.de Bogotá
,rino, ,rníu de F;i Socorro.
(.;i
oro en polvo3e. Los jornaleros recibían piezas de tela como si reconocen que actuaban como distribuidores de los productos de El socorro
para la proüntia de Antioquia (AHN, consulados, vol. 4, 1806, fols.949-960).

38 AHA, Residencias, vol. 93, no. 2464, 1788. ,12 Lo que sigue se basa en el arrálisis de las guías que aparecen en: AHA' Libros'
uol. i85, ¡io. 168, 1785; AHA, Libros, vol. 512, no' 480, 1795; AIIA, Comcrcio,
39 AHN, Virreyes, vol. 6, 1787, fols. 743-8f 3. vol. 681, no. 10864, 1799-f800.
ll4 Minercs, Comercüntes y Labradores en intioquh. 1763-IS;0
EI sectot cometcbl I 15

nientes de Quito incluían capisayos y botas. A pesar de no ser


un producto estrictamente quiteño, cuando los antioqueños tc del Socorro, y que por medio tomín más podía comprar la
compraban productos en Popayán, incluían a menudo algunas lcla española y quiteña m€nos cara. En el rango de las merc¿ut-
ruanas de pasto. r'ías de precios medios comp€tían las importaciones españolas
y quiteñas, y los artículos de lujo, con la sola excepción de los
Las más variadas importaciones textiles pasaban por Carta- tcjidos de Quito, venían de España.
gena. No había un renglón básico de importaciones, como en
el caso del lienzo ordinario proveniente del Socorro, o de la ba- Comparando las importaciones de textiles a lo largo del
yeta de Quito. TaI vez su equivalente más cercano en Cartagena pcríodo, podemos observar que tuvo lugar una baia selectiva
eran las piezas de tafetán doblete y el lienzo de algodón (crea). cn los precios de los artículos más populares (Cuadro No. 9). Con-
Otros textiles muy solicitados eran telas estampadas (ruán legí- siderando que el lienzo ordinario de la Nueva Granada se vendía
timo), damascos (alemanesco) y otros artículos de lujo taies a un tomín la vara en 1785, con seis-octavos de tomín en 1795 se
como terciopelo y seda. Después de 1800 una tela inglesa, pare- habrían comprado igual cantidad, y siete octavos de tomín lo
cida a la zaraz4 era de importación corriente. Entre los produc- habrían hecho en 1800. La baja de precios de los textiles .neogra-
tos de importación manufacturados estaban los pañuelos y las nadinos se dió también en el mercado quiteño, con la excepción
medias. del lienzo de Quito y la bayeta de lujo, pues siete de nueve ar-
tículos rebajaron de precio. El precio de los textiles europeos
Una comparación ¿. lo, Registros de Mercaderías de un año no es fácil de calcular, ya que los comerciantes rara vez citaban
dado, en este caso 1785, muestra que Ia mayoría de los textiles el valor por vara, pues preferían estimar el valor unitario de la
manufacturados en la Nueva Granada, euito y Europa, fluctua- pieza, y las piezas podían contener un número variable de varas-
ban respectivamente de los más baratos a los más .ostoro, (Cua- Donde es posible calcular el número de éstas, tres de siete pro-
dro No. 8). Los más baratos eran los algodon"r n.ogtunudirro, ductos declinaron de precio, ttes permanecieron iguales y uno
y entre estos el lienzo ordinario, con un valor de un tomín por subió.
vara. Era la mejor compra de todas. Los seguían los textiles qui-
teños que oscilaban entre uno y medio y tres tomines por vara, Uno de los libros de contabilidad de Mateo Molina registra
excepto la jerga, que se vendía a cinco tomines la vara. Dos de el precio por vara cobrado a los clientes y confirma estas tenden-
los productos más populares importados de euito eran el lienzo cias en los Registros de Mercaderías: los textiles de la Nueva Gra-
de Quito y la bayeta, vendidos respectivamente a dos y tres to- nada eran los menos costosos, seguidos por los de Quito y luego
mines la vara. Las importaciones de Europa, vía Cartagena, iban,. los españoles y los ingleses (Cuadro No. 10). En vísperas de la
desde uno y medio a doce tomines la vara, con el laf.etán, la . Indepéndencia los géneros manufacturadcis del Socorro y de
importación más popular, a cinco tomines lavaraa3. por supues- Quitá podían más que competir con las importaciones de ultra-
to las variaciones en la calidad, lo atractivo del color y del diseño mar, al menos en referencia al plecigr-
o la competencia de otros artículos en las existencias del comer-
ciante, podían afectar el precio de un determinado corte de tela. El tejido defectuoso y la falta de control de calidad, más
Suponiendo que un cliente entrara a una tienda de Medellín bien que él precio, fueron la fallas fatales de los productores del
en 1785 para comprar alguna tela, es probable que encontrara Socorro. En 1806, cuando las guerras napoleónicas hicieron es-
que las más baratas venían de la Nueva Granada, principalmen- c¿Near los productos europeos' un comerciante observó qüe

+3 En promedio, una pieza de tela proveniente de la Nueva Granada, contenía 64 las fábricar dcl Socorro pudiendo tomar un incrcntento prodigioro
varas (AHN, Consulados, vol. 4, 1806, fols. 949-960). por la falta de ropae cn iiempo de guerra y aprovecharcc dc lo¡ al-
116 Mincros, Cometchntet y ltb¡adores en Antioquia. IZ63-1g10 EI sector come¡cial ll7

Cuadro 8 Cuadro 9
PRECIOS APROXIMADOS DE LOS TEXTILES
EN MEDELLIN, 1785 PRECTO PROMEDIO APROXIMADO DE IMPORTACIONES
EN MEDELLIN
Precio (Tomines por vara* o por artículo)
Descripción
(Tomines/Vara)* Origen
Precio
Lienzo ordinario I Nueva Granada Descripción Origen
Manta listada 1 318 Nueva Granada I 785 1795 1800
Lienzo casero I r12 Nueva Granada
Lienzo de abrigo 1 r12 Lienzo ordinario 1.0 0.7 0.8 Nueva Granada
Quito
Encajes de Barcelona¿ I r12 Españaá Manta listada L.4 1.0 1.0 Nueva Granada
Lienzo morcoteÍ , Nueva Granda Lienzo casero 1.5 1.0 1.0 Nueva Granada
Lienzo de Quito I Lienzo morcote ,4 1.5 Nueva Granada
Quito
Crea 2 España F rasada ordinaria 9.0¿ 6.04 4.0-6.04 Nueva Granada
Listados ordina¡ios 2 España Camisetas 4.04 2.7 2.7 Nueva Granada
Valenciano ordina¡io I Llz España Sobrecamas 16.0 8.0 ,?o Nueva Granada
Liezo facungaa I r12 Calzetas 2.0 0.8 Nueva Granada
Quito
Listado macena¿ 2 rlz Quito
Lienzo de abrigo 1.5 1.0 Quito
Bayeta 3 Lienzo de.Quito 2.0 2.3 , Quito
Quito
Jerga de abrigo 3 Bayeta 3.0 2.5 2.5 Quito
Quito
Ruán bramante 3 España Jcrga de Abrigo 3.0 2.0 Quito
Valqncianas Lienzo azul 3.0 2,5 2.5 Quito
3 España
Ruán florentc 3 rlz España Jerga 5.0 5.0 . 5.0 Quito
Angaripolas de barreya 4 España 36,04
Ruanas azules pastusas 49.04 Quito
Fula 4 España 40.04
Paño primero 4 Capisayos 9.04 6,74 9.04 Quito
España o E4
Alemanesco Pares de botas 4.04 3.04 Quito
4 España
Iincajes de Barcelona t,5 1.5 España - EuroPa
Jerga 5 Quito
Tafetán doblete c España Creas 2.0 0 España ¡ Europa
Anascote 6 España Ruán legítimo 3.5 l.u España - Europa
Sarazz 7 España Alemanesco 4.0 l.o España - Europa
'Iafetán doblete 5.0 4,0 4.0 España - Europa
Raro lino t2 España
Saraza 8.0 4.0 España - Európa
Damacino de seda 16 España
Raro lino 12.0 1.5 España - Europa
Lienzo azlul 3 España
I'UENTE: Archivo Histórico dc Antioquia (Medellín) (AHA)' Libros, vol. 485' no.
FUENTE: Archivo Histórico de Antioquia (Medellín) (AHA), Libros; vol. 48b,
168, 1785; AHA, Libros, vol. 512' no. 480, 1795; AHA' Comercio, vol.
no.168,1785.
681, no. 10864, 1799'1800.
Not¿: par¿ una comparación de los, prccios y la calidad de los textiles importados, | 8 tomines = I peso de oro; I vara = 33 pulgadas
véasc Peter Boyd-Bowman, "spanish and European textiles in Sixteenth-Century Mé-
¿ Por artículo.
xico", The Americas 29 (Enero 1973): 334-3ó8.
* 8 tomines : I peso de oro; I r¡ara :33 pulgadas.
¿ Indeterminado
á mercancía emba¡cada en puerto español pero no necesariamente manufacturada en
España.
llt Mi¡uros, Comercútntes y Lab¡zdores en Antbquh. 1763_IgtO
El sector comercbl I l9

godonee q:¡f tlo pueden scguir a Erpaña


[pcrol ctda
su estimación los géncros pór ru infirior üIiá;á. ---'pierdcn más
4{- día Cuadr<.¡ 10

Los comercinntes se decepcionaban más y más de las fábri- PRECIOS DF], ALGUNOS TEXTII,ES
cas del socorro, se encolerizaban cua¡rdo p"gáb-, er precio
to- EN EL LIBRO DE CUENTAS DE MATEO MOI,INA
tal y los impuestos de una pieza de ,.r.rrü .rrutro Juru, prru,
f
al desenrrollarla, descubrir iulr"r .t er tejido y una merrna en su (Tomines por vara*)
medida.

i
El descóntento con la producción local sin duda da cuenta
I )cscripción Precio Origen

de un ligero pero perceptible cambio haci¡ el consumo de las ma- l,icnzo ordinario 1.0 Nueva (iranada
/ nufacturas européas. Aún a mediados der siglo xvIII los antio- Nl¡nta listada 1.0 - 1.5 Nueva Granada
l,icnzo casero 1.5 Nueva Granada
y queños eran sólo comprador.r .rr loi p".riá,
""r"¿.r veintitiés cargÍrsa.rdecaribe l,iczo azul 1.5 - 2.0 Quito
(cuadro No. 11). En 1780, sin embargo, mulas llayeta 3.0 Quito
claramente designadas como "extranjeras" habían ántrado a la S,rraza 1.5 - 3.0 l)spaña¿
' casa de Aduanas de- Medellín y quinie años más tarde el triple llrctaña 3.0 España
V¡lcnciana 3.0 bspaña
de este número era lo usual. Aunque notoria, ra aparición deias 4.0 España
I rrla germania
importaciones europeas era apenÍrs una pequeña ola en la co_ li¡rl<!n 4.0 tlspaña
rriente comercial que reflejaba la avasaúadtra dominación de ( linga listada 4.0 Ispaña
las manufacturas del virreinito. I rrla guinea 5.0 [,spaña
()lrin de algodón 6.0 España
Mr¡rsclina de encaje 8.0 l,spaña
El comercio con euito era el más errático. períodos inacti- Icrciopelo de algodón 9.0 España
vos- (tales como 1760 ó 1780, cuando sólo 6 ó 10 cargas de
mulas entraron a Medellín) se entremezclaban con años áe bo- I I rt,,N'I'u: Biblioteca Luis Angel Arango (Bogotá) (LAA)' MS 159,J808.
nal:za, como 1770 y 179ú, cuando entre 100 y 105 cargas I
tl t¡r¡rrines = I peso de oro; I vara=83 pulgadas.
entraron a la Villa. ¿ l'rrcrto de origen español, pero no necesariamente una'manr¡factura española'

No obstante, era el burdo rienzo del socorro el que vestía a r¡rrc los antioqueños eran "guardosos y demasiado económicos".
la gran mayoría de los antioquerios. Los sorprendentes incre- Arrotuba que:
mento en el volumen de importación de la lencería más ba¡ata
(de 20 cargas p.or año en i74O a 360 en 1795) proporcionan l'.1 lujo y la moda tienen un imperio muy limitado porque la
;.
' una notoria evidencia de que el oro encontrado en las bateas de vanidid está reducida a querer ser gent€s de posición v calidad,
lrrnque el traje sea el mas antiguo y extraño: algunos españoles
ti , lqt rlazarnorreros o en las mlp-ps de canalón fue canalizado hacia (luc entran de nuevo y otros de los patricios que comercian con-
r ' el consumo p_o_r p"T. aét gruéso';th'fóbTieio¡-v¡i:porf-"¡_é .
Ios lugares de afuera o van a estudiar, suelen variar en los trajes
', d.-una élite. Hasta las gentes acomodadas de Antitquia^ie mos- r¡uc introduce el uso; pero se vuelven a pocos días a los,ProPios.
vivcn por lo geng-ral_9-o,1 sencillez".- " .
traban renuentes a cambiar sus vestidos populares por las nove-
l,l \ dades 1:-i:1.o1:*1t:o.io-1
\ más costosas del exterior. Esta ause.rci" de consumo visto- ,

y so llevó al gobernador silvestre ala'zar la injuriosa acusación de 1", I r.u¡cisco Silvestre "Relación que manifiesta el estado de la provincia de Antio'
r¡rrra cuando le entregó ¡ Don Cayetano Buelta Lorenzana. ..1776", Architto
44 rbid. !lntorial (Manizales) I (Jul. l9l9): 550-605.
l2O Mine¡os, Come¡ciantes y Labradores en Anüoquia. 1763-1810 El sector comercial l2l

Los Registros de Mercaderías no sólo confirman los co- granadina más que se sostuvo ante la arremetida de la competen-
mentarios de Silvestre sobré la moda en Antioquia, sino también ,:i,, de los prodüctos de ultramar. Un perfil de las importaciones
su descripción de la cocina local o, mejor, de la falta de ésta. irrr tioqueñás la muestra más inclinadas--hap-ia el consumo ¡na'sivo"*T
Tal vez anhelando otros platos, Silvestre se lamenta de que los ,¡rrc hacia lo qu-a1g3¡io'ya que hasta la élite de la Provincia opta- I
antioqueños "estén acostumbrados a viandas agrestes y grose- lin por el vestuarió'más simple en vez del más ostentoso prove- I

ras" y anotaba que eran t'viciosos en extremo en el chocolate rricnte del extranjero.
y el tabaco de humo que beben y fuman con demasía,46. Aun- ,,,1 ,' , -- . "

que el monopolio de la Corona sobre el tabaco significó que éste


no figurara en las importaciones de los comerciantes, los registros La distribución del comercio
de mercaderías muestran la apetencia de los antioqueños por el
chocolate, la cual sustentó un dinámico comercio de cacao que Los estudios recientes han proporcionado admirables des-
llegó a rivalizar en volumen, si bien no en valor, con las importa- <:ripciones de los negocios y del medio social de los más pode-
ciones de textiles. De 1740 a 1805 las importaciones de cacao ,.rr.r, .o*"rciantes de América Latina, como es el caso de los
se multiplicaron por diez, pasando de 19 a 243 cargas anua- grandes mayoristas de Buenos Aires o de Ciudad de México'
les. Pocas delicadezas importadas tentaban los paladares antio- iiricntras que muy poco se conoce sob.re sus clientes, los dis-
queños: pescado, azíucar y sal dan cuenta del resto del comercio tribuidores localei, o sobre la organización del comercio a nivel
_ interior de la provincia; y vino, jamones, aceite de oliva, vinagre rcgionala?. Puesto que los- re-gistros .de merca.derías d.e Antio-
X y especias componían el comparativamente magro inventario de q,riu p.r-iten rastreir a lo lar[á del tiempo la historia de las im-
las importaciones de España (ver Cuadro No. 1l). ¡r.rrtaciones'de cada comerciante, proporcionan por 1o tanto una
'ruru oportunidad para reconstruir la comunidad, mercantil.

.¡n Los metales, la tercera categoría de importaciones antio-


queñas, llegaban desde España a Cartagena en cantidades ade- TalcomolohicimosenelcasodeDonMarianoPontón'
cuadas para convertirlos en herramientas para la minería y la agri- cuyas expediciones comerciales iniciaron este caPítulo., podemos
cultura El hierro y el acero son los que aparecen más frecuente- utílizar üs registtos de mercaderías para rehacer las historias co-
mente en los registros de mercaderías, aunque el cobre trabaja- r¡rcrciales de iási 1.028 personas que importaron merc-anc-1a1P-9{
do, las navajas de afeitar y los utensilios de mesa componían valor de b.g71.9I3-pests de oro á Ántióquia dufánte el período
ocasionalmente algunas cargas (ver Cuadro No. l1). r',,rnprendido entre 1763 y 1810, y para reconstruir la estructu-
r" ¿!t comercio provincial. Tal r-econstrucción es artificial, por
't ,/ \.

Hubo pues c.ambios significativos, en el volumen pero no ct¡anto que ning;ún comerciante importó mercancías durante ñ'
I todos los años menciá"ui"tt.este lapso de tiempo cubre proba-
,, en Ia naturaleza de las importaciones antioqueñas duranie el pe-
l¡lcmente la totalidad de la vida comercial de algUnos comercian-
Ii ríodo borbónico. Desde la década de 1760 hasta la de 1800, los
tr.s así como el comienzo y el final de las carreras de otros. Tal
comerciantes antioqueños quintupliciuon el valor de sus importa- Ia
rur¿ilisis estático no puede destacar los cambios ocurridos en
ciones; Medellín y Rionegro surgieron como los principales cen-
(.structura comercial, pues la comunidad mercantil de la década
tros de distribución de mercancías para los distritos mineros. La
reforma de Mon y Velarde estimuló la competencia mercantil, rlt'1760 sin duda difiere de aquella de la década de 1780 y de la
simplificó los intercambios y permitió a los comerciantes la ob- rlc comienzos del siglo XIX. Aun así, tal reconstrucción permi-
tención de ganancias adicionales. Aunque los textiJes europeos .17. susan M. Socolow, "Economic Activities of the Porteño Merchants: The Vice-
ganaron presencia en el mercado de Antioquia, la lencería neo- rtgalPeriod" HispanicAmerícanHistoricalReviewss (Feb' 1975): 1-24;Louisr
..Merchants in seventeenth-century Me xico city: A prelimi-
scí¡ell Hoberman,
-a ,bid" IrayPortrait'',HíspanicAmericanHistoricalReuiew5T(Ago.1977):479.503'
122 Mineros, Comerciantes ), Labradores en Antioquia. lZ63-Ig10
El sector comercí¿l 123

te una consideración bastante precisa de algunos de los temas establecidos de la Provincia, quienes en un pleito ocurrido en
menos discutidos de la historia óomercial de iá época-de la-Colo
1769 en Medellín acusan a éstos de pasar por alto lás prácticas
nia' tales como los tipos de comerciantes en la comunidad im-
convencionales, pues vendían por fuera db los límites de la Villa,
portadora de una región; en qué grado los grupos de comercian_
hacían trampa con los impuestos y, lo que era peor, vendían
tes o los mercaderes individuareJ pudieron monopolizar er co-
más barato que sus competidores urbanos. Los acusados respon-
mercio, ya fuese dentro de los límites urbanos o áentro de los
provinciales; o hasta qgé punto los residentes locales, por opo-
dían que su penosa necesidad promovía tal multiplicidad de
ocupaclones:
sión forasteros, cóntrólarón el comercio dentro ae úsjurirái.-
ciones de los cabildos. Si bien es cierto que nos llaman mercaderes, somos también la-
bradores, puesto quc uno solo de estos oficios no bast¿ para mante-
ner a las familias numerosas que tenemos y resulta insuficiente. . .
, . Sin duda- alguna un cúmulo de experiencia, capital y pro_
pósitos separaba al más modesto de los mercaderes ¿e Árrtio- Las mercaderías [introducidas] son casi siempre una pequeña canti-
dad que compramos a crédito en la Villa de Honda, y muchas veces
quia -que registró tan sólo cincuenta y cinco pesos durante con la obligación [de pagar] un sobreprecio por el peligro de que se
esos años- de un comerciante de larga distancia cuyas importa- pierda o de que nos atras€mos en el pago. . . y toda esta volunta{
ciones sobrepasaron los cincuenta mil pesos. En térÁinos g...ru- este com€rcio y este crédito no es por ofra raz6n que la de ahorar
les los comerciantes de la Provincia
p..id.n caractertzarr. io-ot en el costo de vestir decentemente a nuestras familias.ag
"mercaderes", "tratantes" y "comerciantes", con estos últimos
I lf divididos en comerciantes de primero, de segundo y de tercer Aunque tales mercaderes figuran en este estudio, no
orden. pueden ser considerados comerciantes en el sentido estricto de
la palabra (tiempo completo y larga distancia).
Los 433 mercaderes se distinguen por el radio de accióri
restringido, las compras ocasionales y la adquisición de mer- Quizás no sólo los mercaderes sino también algunos tratan-
cancía para el consumo personal o para meriados especializa- tes figuran en el pleito de 1769, pues estos últimos son los más
dos. Las pequeñas sumas transadas por estos mercaderei no justi- <liversos y difíciles de clasificar. Los tratantes; a diferencia de
ficaban ni el costo ni el tiempo de viaje a lejanos centros los mercaderes, compraban más mercancías de las que podían
-uy"-
ristas tales como Cartagena o Santafé de Bogotá, así que estos t:onsumir personalmente. Algunos de estos tratarites eran exclusi-
antioqueños compraban sus mercancías invaiablemenie en ras vamente importadores de cacao; otros habían efectuado uno o
cercanías, en puertos sobre el río Magdalena tales como Honda <Lrs vi¿jss a algún centro mayorista; muchos habían hecho repe-
y Nareas. Muchos de estos compradoñs invertían en cacao, que tirlas excursiones a Honda o Nare. Dentro de esta categoría
a cuarentapesos la carga era la mercadería más barata importáda cstán algunos tratantes de tiempo completo que durante déca-
por los antioqueños, pero que por ser tan solicitada erá por lo rlrts contabiliza¡on un bajo volumen de importaciones, o perso-
tanto muy fácil de vender en el interior. otros mercaderes viaja- nrrs que en un corto período de tiempo hicieron grandes envíos.
ban hasta los puertos del Magdalena a comprar textiles para su
uso personal y para alguna que otra venta. Este hecho los ioloca- Para cuando un antioqueño había acumulado un total de
ba muchas veces en situaciones de conflicto con los comerciantes irn¡r<rrtaciones de más de diez mil pesos, probablemente era ya
rr¡r r:omerciante de larga distancia, poseía una tienda en algún
48 El registr, de rnercaderías de Medellín en lZg5, por ejemplo, muestra que los r <'ntr<) urbano y tenía contactos en los distritos mineros. Ex-
valores de las mercancías desantaféde Bogotá(396 i.Ag'q pesos). Ouito 1774
¿ 3.996.pesos), o Cartagena (1.b36 a 13.996 pesos) " estaban poli.i-u a.t
nivel de inversión de capitar dc los mercaderes antioqueños (arie, Libros, vor. 'l¡l AllA, Documentos, voI.565, no.8948, 1762, y AIIN, Real llacienda, vol. 35,
485, no. 168, 1785). I 761, fols. 338478, contienen inform¿ción sobre esta disputa.
124 Mineros, Comerchntes y Labtadores en Anüoqub. IZ63-1g10 El sectot comercial 125

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126 Mi¡t¿¡os, Comc¡cbntes y Labradores en Antioquia. IZ63-IL10
El sector comerci¿l 127

ceptg en la cantidad. de tiempo dedicado al comercio,


el valor el 36.4010 de las mercancías. Esa misma noche otro recinto
lrirrr
i1g31aci"nes hecias en el transcurso de la vida y,
claro 9l.l
ll^1 está, las distintas ganancias, no hay diferencias
estructura-r,
lrabría albergado a los 469 tratantes, que habrían sido excluidos
les en las operaciones de los comerciant.í a. p;i-e.,;.'g#;; ) rlc aquella otra reunión más selecta. Los 433 mercaderes esta-
tercer orden. Incluidos en estas tres categorías están i rían en sus casas, pues no habrían sido invitados a ninguna de
Z'ü*i"_ l¿u dos reunionesso.
gy-.ño:, que importaron el 69.4010 del tótal de las ,".r.u".iur.
Ellos forman la élite mercantil.
Otra perspectiva surge después de refinar aún más esta divi-
siírn de los comerciantes en diferentes tipos y de reducir nuestro
Cuadro 12 cnl'oque provincial a uno urbano (ver Cuadro No. 13). A pesar
rlc que la abrumadora mayoría de losantioqueños (el96o/o) de'
VALOR TOTAL DE LAS N,IERCADERIAS IMPORTADAS r:laraban sus mercancías en Sa¡rta Fe de Antioquia, Medellín o
1763 1810 Rionegro, existen diferencias sustanciales en las estructuras co-
rnerci¿rles de estas tres poblaciones. El acceso a los distritos mi-
(Pesos de Oro)
¡rcros y Ia proximidad a los puertos fluviales aparecen como fac-
t<¡res determinantes para que estas comunidades mercantiles
Valor de las cvolucionaran hacia estructuras comerciales de competencia o
Grupo
importaciones rlc monopolio.

Mercaderes
55 - 1,000 Entre 1763 y 1810 los comerciantes de Antioquia,la capi-
Tratantes 1,001 - 10,000 tal colonial, importaron mercancías por valor de 752-79I pesos.
Comerciantes Comparando eitat cifras con los totales de Medellín y Rionegro
Primer orden 10,001 - 50,000 que iegan a casi 2.5 millones cada una (2.431.a29 y 2.434.233
Segundo orden 50,001 - 100,000 rlspectivamente) se ve cómo la ciudad de Antioquia se encon-
Tercer orden 100,001 y más traLa en un punto muerto' por fuera de las principales rutas de
comercio. El traslado de los placeres de Buriticá y del río Cauca,
FUENTE: Capítulo 2, nota l3 abastecidos por la Capital, hacia las minas de Rionegro y Santa
Rosa dejó a-los comeiciantes de la ciudad de Antioquia reduci-
dos úniáamente al mercado urbano, a algún comercio con el
Si en la colonial el bquivalente a6nl?-uru aJit\ Valle de San Andrés y a los mineros que persistían en trabajar
mercio actual-"qog"
hubiera ofrecido una cena .rr-Eoño¡-de-todos--i los aluviones agotadossr. Al aislamiento geográfico' pues San-
los antioqueños que importaron mercancías entre 1763 y 1g10,
los invitados se habrían distribuido de la manera siguiáte: en 50 La analogía sobre la "Cena" es una r€construcción estática y artificial que no su-
pone el Jinamismo cronológico. El "Total de bienes importados" no diferencia
la me.sa principal estarían los siete comerciantes aitioqueños ;ntre comerciantes que importaban cantidades modestas a lo largo de muchos
de. n¡imelordén, que representaban el l4.go/o
d.l to_ años y comerciantes que importaban cantidades ¡elativamente grandes en pe-
tal de la Provincia; en r¡n estrado un poco "o-.rlio ríodos cortos, Tampoco se consideran factores como los créditos a los comer-
-ár
mesa de los trece comerciantes de se-gundo orden,"q".
.rl"iL
"bu¡o t
r" ciantes. No obstante, esta reconstrucción proporciona un crudo retrato de la es-
tructura comercial de una provincia de la Nueva Granada durante el período
introducido el 18.2o/o d9 Ias importJciones antioqueñas "¡-i"
estos borbónico.
veinte privilegiados estarían frenie a una audienciá
por los ciento seis comerciantes de tercer orden, q"."o,,,p,r"r," 5l AHA, Juicios Civiles, vol. 134, no. 3678, 1808, describe los negocios de un cc.l.

i;po.ru_ -"r.iorrt. de la ciudad de Antioquia con la región de San Andrés'


128 Minaos, Cometciantes y Labradores en Antioquia. 1763-1g10
El sector comerchl 129

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Ito MJn¿¡os, Comcrciantes y L¿br¿do¡es en Antioquh. lZ63-Igl0 El secto¡ comercíal 13I., I
I
tafé,de Antioquia era el único centro urbano de importancia
si- tratantes y mercaderes en control de un escaso volumen de mer-
tuado en-la margen occidental del río Cauca, se sumaba ahora
el <:ancías, neutralizados por un pequeño número de comerciantes
estancamiento económico. ,]
dc la élite que controlabanuna gran cantidad de merca¡¡cías. Esta
cstructura mercantil era el resultado del volumen relativamente
La ciudad de Antioquia proporciona la aproximación más bajo de importaciones realizadas a la ciudad, de su restringida
cercana de-lo que la comunidid mercantil de ra provincia hubie- lunción como centro de distribución y d. su situación geigrá-{
ra sem-jado de haber sido despojada de ,, .or.*ió"--i".ru, I ica adversa.
prevalecían el monopolio y la f¿á de competencia. uno de los
comerciantes de primer orden de la ciudad d. Arrtioquia, Don
Si bien la ciudad de Antioquia se encontraba por fuera de
Berna¡do Martínez, registró el 20.3o/o de todas las mercancías lirs principales corrientes del comercio provincial, Rionegr.o se
importadas a la capital óolonial. su hijo, Don
Juan Esteban Mar- ,',,contraba, como la describía un poblaáor, en la "gargantá" de
tinez, y Dot Juan Pablo pérez d.e Rublas, eian los comercia¡r- lir Provinciasz. Su localización estratégica, sobre la ruta comer-
tes de segundo orden de- la ciudad (19.4o/o-def ."-.r.iáj.
Br,o, r ial de Nare, significaba que la mayoría de las recuas de mulas
tres junros da¡i cuenta de casi et +bo/o dÉ las merc;.;;;'i;;"r_
tadas. ¡rasaban por la ciudad o por sus cercanías en el camino hacia
cl interior.Rionegro también servía como punto de distribu-
r'ion de mercancías con destino a los sitios cercanos, así como
. Comparando con Rionegro o Medellín, donde los comer- también de las destinadas a los distritos mineros del norte (San-
rot térporrsables del'comerci" ,.gi;"A
ciantes del tercer o1de1.
lir Rosa).
en un 26-.60/0 y 47.8ob respectivamente, los comercianies de
tercer orden de santafé de Antioquia importaron tan r¿io .l Si consideramos como un grupo a los comerciantes del pri-
I7.9ob de las mercancías, tal vez
mineros. Los tratantes y los
ior lu falta de los mercados r¡rcr y segundo orden de Rionegro, vemos que ellos son respon-
-.r."á.r., de Antioquia, sin em_
bu:g:¿,abarcaban porcentajes mayores de su mercLa"
srrbles de la mayor parte de las importaciones hechas a la ciudad,
1ii.+"¡" igrral que sus colegas de la ciudad de Antioquja. Pero ellos no
Y_lO]g respe^ctivam."jg)-qy: l"r de.sus colegas de- Rioengro
--. - --' rrronopolizaban este comercio. Mientras que los tres mayores co-
(24.s7o y 3 sob) y de Medeil ín (25.7 ofi y 2.5"1;t. -
r¡rcrciantes de Antioquia importaron el 39'7o/o de las mercan-
, í;rs, los cuatro comerciantes de primer orden de Rionegro y los
Esta preeminencia de los comerciantes de menor rango r nrr:<r del segundo, importaron el 42,2olo del comercio de la ciu-
-
surgió como consecuencia lógica de los mercados restringidos y rl;rrl. Pcro el volumen del comercio de Rionegroera tres veces el
del control monopolista de estos por parte de unos po"orf co-o rl,' S¿urtafé de Antioquia, y por lo tanto estos nueve comercian'
la ciudad de Antioquia no teníá el potencial de importación trs tt:¡rían menos impacto sobre su mercado. Mientras que el
Antioquia, Don Bernardo
de Rionegro y Medellín, los trutantes y los mercaderes encon- r
'¡¡¡1'¡¡-i¿¡¡s más rico de la ciudad de
traban difícil competir con éxito, u,r-u.ri* sus existencias y con- l\l:rlt íncz, importó entre 1763 y 1810 mercancías por valor de
vertirse en comerciantes. Al mismo tiempo, el monopolio eierci- lIo.(i89 pesos de oro, o sea el 20.3o/o del total de su ciudad, su
do por las familias Martínez y pérez de Rublas mantenía altos los , ,,k'g¡ dc Rionegro, Don Diego María Sánchez Rendón, introdu-
precios y así incentivaba a los mercaderes a emprender el viaje frr un [rator valor en mercancías (154.522 pesos de oro) que
d-g.id1 y regreso a Honda, que duraba veintiseis áías, para hacer rr¡irrrf icaba tan sólo el 6.3o/o del comercio total' Y mientras que
allí .algunas :omp.raf personales y de algunos artículos para la l\l.rr tínt'z tenía que competir únicamente con dos comerciantes
venta al detal. Así, la distribución de loJ tipos de comer'ciantes rlrl scgurrdo orden (uno de ellos su propio hijo), Sánchez Ren-
en la ciudad de Antioquia era desigual, con un alto número de tll' \(il\t, vol.58, no.25, 1796.
, ;i{l

I i!} Mlnercs, Comercltntes y Lab¡adores m Antioquh-


1763-1g10 El sector comercial 133

dón tenía q_ue cgTpetir con otros ocho. Comparados Distintos factores pueden dar cuenta de tal semejanza. En
con sus
de Santafé áe Antioquia, los grandes .om.r.iant., la ciudad de Antioquia lz f.alta de competencia posiblemente
, ::t^._g-*
Kronegro, consrderados como grupo, tuüeron un ae
mayor impac_ rnotivó a.los pobladores a que efectuaran el viaje a Honda-para
to pero al mismo tiempo tuvierón menos oportunidades importar'mercancías de uso personal. En Rionegro, donde no
para lograr monopáüzur su mercado ,.gior,"t.
-- -- persona-
afes cxistía mucho monopolio por parte de una élite mercantil, este
f'actor pudo no habei sido-deciiivo. Más bien la misma cercanía .
- La presencia de un número significativo de comerciantes
de tercer orden redujo de Rionegro a Honda pudo haber estimulado las importaciones,
aún más el iominio de rás com.rciantes p.,.s u.ttlue los precios en Rionegro eran- bajos, estos eran el
rionegreros de primero y segundo orden. eurrq".
los comercia¡rtes de la ciudaá de Antioqui"
sálo siete de .lobl. o ei triple que los precios en Hondas3. Así pues, aunque
t;;;;n
orden, dan cuenta del 12.99o del comercio de la
al tercer un porcentaje comparable de pobladores de Santafé de Antio-
mien_ quiá y Rionágro comerciaban con los puertos del río Magdalena,
t-u: que treinta y cinco de éstos en Rionegro "i.r¿"¿, d'--'
manejaban ,tlg.aó|" pudieron hacerlo por distintos motivos.
'\j distritos
del comercio. sin d'da-.la proximidai d; il;;;o con ros
mineros estimuló el'desarrollo de estos comerciantes Los precios más bajos de las mercancías en Honda y el
I de larga distancia. riempo de viaje hasta ese puerto se equilibran cuando se consi-
<lcra el grupo de mercaderes cuya sede era Medellín. Compara-
Los tratantes de Rionegro controlaban una porción rla con Rion.gro $7 .2olo) y con Antioquia (47 .lolo), Medellín
menor
de su mercado^. que sus .ól.g* de la ciudad de Antioquia tcnía un rrLenor poicentajl á. p.!rorr", dédlcaáas al cámercio en- X
(24'9ob y 37.alo, respectivamEnte) ro q".;J;;rrir tre los anoJde fiazy
1810 (36'60/0)' Los mercaderes de Medellín
porque
la estructura mercantil d. Riorregró inci.ríu'rr.rú-.ro también controlaban un porcentaj'e ligeramente menor (2.501")
rerativa-
mente mayor de comerciantes dé larga distancia. Los tratantes, rlc las importaciones regionales' en comparación con sus colegas
que compraban sus mercaderías en Hónda, debíar¡
.\, nancias incluir las ga- <lc Rionégro (3.3o/o) y Santafé de Antioquia (5.0o/o). Esto
de por lo menos otro intermediario, al fü;; el preJio
¡rudo haber ocurrido porque' de las tres ciudades, Medellín era
\, i, 1._r:,"? de sus mercancías. Así, en un mercado cómpetido
el de Rronegro, estos tratantes no podían vender sus
co- i,r de mercado más competido. Medellín no teriía comerciantes
X,r \ To rle primer orden y aquellos del segundo controlaban solamente
/ ' \ cras tan baratas como lo hacían ros comerciantes de larga distan-
mercan_
cl i4olo del mercado áe la población, frente al42.2olo en Rione-
' cia que había¡r comprado al por mayor en los centros de abaste- gr<ro el 39.7olo en Santafé de Antioquia. El mayor comercian-
cimiento. Esta diferéncia no era tan crucial ." iá .i"iua rc de Medellín, Don Francisco Pisano, importó merbancías por
de An_
tioquia, donde el monoporio sobre el mercado p.r-1,1" cobrar 79.07 5 pesos' Pero controlaba tan sólo eI 3'3o/o del comercio de
precios más altos a los iomerciantes de rarga y'";; la región. Cua¡rdo comp¿u¿rmos la propo¡ción de Pisano en
distancia.
cl comercio de Medellín con las de sus equivalentes en Rionegro
Al estudiar los mercaderes de Rionegro y de santafé (6.3"/") y en la ciudad de Antioquia (20.39o) podemos v€r que
Antioquia que compraban mercan.í", pri*ir¿ía_."i. para de lr¡s comerciantes de Medellín tenían una menor influencia per'
uso personal.y para algunas ventas eventuales, surge otro
su
srnal sobre su mercado local. -i{. ._)..1.
X
pa_
trón. En términos de poicentajes de merca¿.t.r,iurl3, ciudades
son semejaates, pues er 470ro de los registros de mercaderías
de
A pesar de que el menor costo de las mercancías en Mede'
ambas ciudades ingluyen personas de eíta .utegorí;.
Los merca_ llín puáo haber debilitado el deseo de los medellinenses por
deres de santafé de Antióquia parecen haber sído relativamente irrr¡rortar merca¡rcías para su propio consumo' el tiempo de viaje
.
prósperos, pues contrálabán el 5o/o del t"t"f ¿.i.r-.r.i"
Tár
de su ciudad, frente al g.golo en Rionegro.
- __ - - .
¡)5 AIIN, tionsulados, vol. 3. 1796, fols. 304431.
i
134 Mi¡e¡os, Comercbntes y
f^ Labtdo¡es en Antioquh. tZ6J_IglO
El sector comerci¿l 135

hasta Hond" p,rg: ,"3biÍ1- haber


sido un obstácr¡lo que los
hiciera desistir. co-mo MederHn vincia, o personas que residían en ciudades fuera de la Provin-
Rionegro., er viaje deida
Jstau" á1";;;;i:j.qtr.
" "" duraba dos cia. Comó los registios de mercaderías indican si el importador
v rygr;r;" üonda días rnás.
Aunque las mercancías en Hánda.i* era una persona residente en la ciudad en la cual declaraba las
la ventajas del comercio .-"p;il;;esaron _¿, baratas, parece que mercancías, es posible intentar calcular el impacto de estos co-
.* más que el tiempo
viaje. Como ñld; merciantes forasteros en cada ciudad (ver Cuadro No. 14).
' 1li¡ionat.de con menos medeltinenses,
comparación los residentes de Rior"gro ; á;ñ;ia¿ en
't Antioquia, se hicieron mercaderes. ¿e
La cercanía de Rionegro a los puertos del río Magdalena la
convertía, lógicamente, en un atiactivo para los importadores
Los nueve comerciantes de segundo de fuera de la Provincia. Una cuarta parte del comercio registra-
orden de Mede'ín no
sólo eran incaoace-s de dominar ef ri.r.u¿o, do en Rionegro era realizado por forasteros. Aunque Medellín
como sus colegas de
Rionegro y de ta .-i:d"J;;
tar también una dura competencia
ffirüt: srno que debieron enfren- tenía una posición estraté$ca, cerca alos distritos mineros, el día
-;;;.';p.
poi parte de los comerciantes adicional de viaje desde Rionegro desanimaba a los forasteros
de tercer orden. n" para comerciar allí, pues estos podían reafizar sus mercancías
-u.airii"
del comercio de la V.illa, conrrotaba et 47.8olo
i;.1"f'2s.6%
l7.9olo en Santafé d. L;i,";;;. en Rionegro y un én Rionegro sin aumentar los costos del transporte y sin pérdida
Ai rgual que en Rionegro, Ia de tiempo. Por esto, sólo un 5.3olo de comercia¡rtes forasteros
presencia de los comerciant..
¿. t.r" declaraban mercancías en Medellín. La ciudad de Antioquia po-
ducir ra p"'ti.ifu.io" d;il';;;ü"r;:rJf:Lfi::ia para re-
seía un atractivo insignificante para los forasteros: menos del 1o/o
del comercio de la capital colonial era de este origen.
' :'| L3*?9-r9r,s:a*49s-gq;*i?l-!::gg
primer orden en Medellín Como lo muestra el Cuadro No. i5,la presencia de comer-
se coin'6ini;; ü
¡óJi¿i.,; ;ig'rruuia aé'eqüéIrós-eó¡iérciañr .
ciantes forasteros en Rionegro alteró la distribución de los grupos
tes de tercer ordll: pura préserrtar una
interesante paradoja. de comerciantes. Descontarldo los forasteros, puede verse cémo
Rionegro y Medeilín, ,rl, i_ioraaro.,
valor de 2.5 millones de ,.uaá mercancías por los comerciantes nativos se agrup¿lri más en las categorías de mer-
pesos'entri. |TQB y lgl0; además,
ambas ciudades eran centrós de distrib,r.iár, caderes y tratantes que lo que indican sus totales de importación,
mineros. Sin embargo hay dif.ru;;i;; ó";ilJ áii.i,o, con lo que aparecen subrepresentados en las categorías de co-
singificativas en sus es-
tructuras comercialesr pues en Rionegro mercianies. Lbs comerciantes residenciados en Rionegro ttnían
primero y del segundo oiden ,'u".¡uuuÍlamuyoríalos cornerciantes del entonces que contrarrestar una cierta pérdida de control del co-
taciones (42.2o1o), mientras q". á,' á;l;';;p"r- mercio loál con las ventajas vinculadas a su posición estratégica
rur.de[íi a-.q"i"J"; ¿.
estos eran los comerciantes d-e tercer como centro distribuidor cercano al río Magdalena; a diferencia
orden, g"i.;,., ñp;"*
ban el 47.Bob d,e Ias mercancías. de sus colegas de Medellín quienes mantenían el acceso a los
mercados -it.tot al tiempo que estaban protegidos de las irr-
No existen r¿Lzones
obvias para explicar por qué estas fluencias exteriores por sus montañas.
dades exhibían patrones tan divÉrgen,.r', ciu_
p.ro hay un factor que
no puede desecharse, al qr.. árnpo.o huy Aunque los medellinenses mantenían un mayor control
preeminencia excesiva-niy
qir.
local sobrá el comercio que los rionegreros, este solo hecho no
:s it i-p-to relativo de los no resi_
","r-gu', "rr"
.
dentes sobre el comercio puede explicar la compoiición diferenle de sus comunidades co-
¿. .u¿"'.ir¿"d. Estos io*r.ror^po-
dían.ser antioqueños con una ciudad base,
tal como Medellín, in.r.iales. euizás las tasas variables de crecimiento fueron un fac-
que importaban también mercancíu
átru, ciudades de la pro_ tor: el com-ercio de Rionegro despegó con la apertura de la ruta
" comercial a Nare, mientras que Medellín experimentó un creci-
IEG Mi¡aros, Comerciantes y Lab¡do¡es en Antbqub, 1763-Ig10 EI sector comercbl 137

.E
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E:.: o Cuadro 15
?'ü E cj
i ! o!,o
r 9! aooooooooooooooooooo COMERCIO EFECTUADO
z -e F¡g I OÉ*
o:qq POR RESIDENTES Y NO RESIDENTES
Fl S ; 6E¿ c\¡ 6¡ \r.
EN RIONEGRO Y MEDELLIN

t¡¡ (,
t763 - 1810
t¡¡
¿ 0 u3,l
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;Efl:
98ót oaooooooooooooooo6rd{.
(o TOTAL DE COMERCIANTES REGISTRANDO MERCADE,RIAS
EOC!
.i É.=
ct
É
i¡¡ O zá23 Porcentajc Valor total Porcentaje dcl y¿lor
ord Cantidad Númerode comerciantes me¡cancías de las mcrcancías
áE (Pesos de oro) comcrciantes del total (Pesos de oro) sobre el total
út rñ'6=
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cr) o 9
@O)9 O O 6t6 6t 6 (o O O O O O O
$rc'F-6 - O H O ¡o 6t RIONEGRO
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c/) ¡-
lc* EflE'E ¡\¡\
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(l)c<)¡O6O q.o- qúr menos de 10,000 367 89.3 686,118 28.2
F Hr$ÑÑ óH¡oOO) ñFi @cD 10,001 - 50,000 35 8.5 720,329 29.6
z< * É*¡ 50,001 - y más 9 2.2 L.027,786 42.2

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Total 4Lt 100.0 2,434,233 100.0
MED!,LLIN
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a F¿ r4.5 I,163,339
F'' O d É-i d) 10,001 - 50,000 56
o q xE r0 ¡o o o 6¡ c\¡c\¡C\¡C\¡O O O O c) Od É o c\¡¡o
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50,001 y más 9 2.3 582,669 24.0
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F gEA; N (O ¡¡) $ !ü $ Ñ) C\¡6¡É É i É c) t{. N O €
q o 50,001 y más 6 1.8 730,350 4l,l
& cO cq ¡o 100.0
H
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tt
.s rO c{ 6t
o
Total
ME,DELLIN
351 100.0 1,777,L79

¿ bo
o menos de 10,000 297 82.5 630,1 75 27.3
^0
FA €ú o.
d 10,001 - 50,000 54 15.0 1,098,890 " 47.5
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50,001 y más
Total 360
9
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2.5
00.0
582,669
2,3L1.,794
25.2
100.0

o
I E€gsá¡;Essüs3¡ sESg;-¡ " I UENTE: Capítulo 2, nota I 3; registros de mercaderías Rionegro y Medellín '
llt Minercs, Comerchntes y Lab¡adores en Anüoguía.
1763.1g10 El sector comercial 139

-nt::-,",j*,1:," y continuo. La diversidad de mercados pudo i¡rl evolucionó como proveedora de una vasta poblaciín maza-
:-, haber rntuído también estas estructuras comerciales
<

r¡¡()rrera que era difícil de encontrar y de abastecer. La misma


divergen-
tes: los tratantes de Mederín abastecían ráio r", iiu..r., *i r.structuri de la minería de la.Provincia creó las oportunidades
neros, sino también un valle densament_e "" poblado, lo que no l)irra que aquellos con un capital restringido pasaran de mercade-
ocurrió con los comerciantes de Rionegrosq. ' ----v' 'v ir''s dé medio tiempo a tratantes y a comerciantes de larga dis-
lancia.
El acceso a laf minas y
aI exterior determinó pues el volu-
men de importaciohes. en cada población de An;ioó;a,
.t grado La élite comercial
de control por part€ de ra élite y las posibilidades
áe iou'idad
para los menos capitalizados. u aislamiento
de i".i"¿"i de An-
a- tos campbs mineros y ; h ;;J.,t" Aunque los comerciantes de larga distancia pudieron tener
I::*^:ll_resryctg| p.ir,.
_ :j!3- j:l.comercio.de la p-roüncia permitió el monopoüo de las influencia variable, dependiendo de sus mercados domésticos,
rmportaoones por parte de unos pocos, desalentó ei
desarrollo Ios grandes comerciantes importadores de Antioquia formaban
gTupos de comerciantes del segúndo or¿."
estimu_ la élite. La atenta observación sobre los límites y magnitud de
-d"e V,
"J.-ar, La plo-
lé a los residentes a que- importarin para su uso personal. la ganancias de estos comerciantes, es de una gran importancia
ximidad de Rionegro a ros iuviones^de las tierri
pori ¡rara calibrar el potencial empresarial de las actividades comer-
"it"r]'r,,
ción estratégica sobre los caminos de herraduru,-p-#iri.ro'u .iul.r. Mientras que la mayor limitación de los comerciantes de
algunos comerciantes controlar, pero no monopolizar,
el comer_ larga distancia füe su alcance provincial, más bien que virreinal
cio regional; atrajeron forasteros a la ciudad o imperial, otras condiciones también afectaban las ganancias de
i tr;;.ron la
. formación de un grupo considerabre de meréaá.r"r.-l¡.¿.tti., un comerciante.
se bene fició de su cerca¡ría a ros aruviones
de ras ti.r"", Jta, y d.
su distancia de los puertos del río Mag.lrlena. e ¿ifere.rcia
de la
El comercio de larga dista¡rcia no era para los débiles, pues
ciuüd de Antioqui4 donde unos pocos comerciantes monopo_ considerable s riesgos y penalidades físicas acechaban a los antio-
lizaba¡r las importaciones, o de Rióengro, donde las
dominaban,
queños que transportaban mercancías desde los centros mayo-
en Medellín un grupo medio de comeiciantes locales se rlstas haiia la Provincia. Aunque-los comerciantes no siempre
lló como respuesta a las necesidades de una .o-,rrrid"ddesarro_ minera acompañaban personalmente estos cargamentos, la necesidad de
dispena La distribución de los gnrpos de comerciantes en la se leccionar las mercancías adecuadas y negociar términos favora-

ciudad de Antioquia es una que sugiere,lli..r rro bles de crédito, significaba que continuamente se encontraban
confirma' la regla-.unos pocos "*"."p"iór,
comerciant., .rr"lu .'upitul coro- viajando desde sus ciudades de residencia hacia Santafé de An-
nial controlaron las importaciones regionales, préir"*.r,t. tioquia, Popayán, Quito, Cartagena o Santafé de Bogotá'
porque la ciudad ya no abastecía los disiritos
negro' y particularmente en Medellín, una comunidad -irr.ros-nn Rio- El viaje de regreso a Antioquia no era ninguna excursión
comer-
agradable por las montañas, pues había que vadear ríos, atrave-
54 Manuel Monsalve M. (Antioquia económica y estadística
[MeaeUín: Imprenta ,i, p^or áifí.il.t, y había que proteger mulas y mercancías de
Oficial, p. 163) comenta que Ia apertura de un nuev'o caminohaciaJun_ de herra-
1?l9l
tas_ en I 790, ayudó el rápido crecimiento del comercio en
cualquier pérdida. Aun en buen tiempo los caminos
Rionegro, véase aae- lo anotaba un obser'
nÉs,--Antonio J. Duque ,.Nare, el mrís antiguo y el primer puJrto de Antio- clura eran peligrosos, siendo apenas' como
quiz", Repato¡io Histó¡ico l5 (Marzo LSZZ¡ ++A+ni. fa poiUaór, de
lo¡ Ca- vador, durbs senderos formados por la acción repetida de los
bildos áe Rionegro y Marinilla era de 14.206 habitantes en l7gg. Esta era una viaje podía convertirse
región geognífica mucho más grande que la jurisdicción der cabildo de Mede- cascos de las mulasss. En mal tiempo el
llín (16.750 habitantes), que limitaba il vnu. ¿. Aburrá (pérez ryuta, ¿nion¡o
Caballero y Góngora, Cued¡o B, pág. 39b).
55 AHN, Mejoras Materiales, vol' 17, 1808' fols. 971-1029.
{' '
110 Mine¡os, Comerchntes y Labradores en Antíogub. l76J_ILIO
)., t'/ El sector comercí¿I l4l
'1,"
/
pues tos ríos crecidos arrastraban mulas
::-:X
cancrÍrs f..:11111",
y argunas veces hasta a los mismos y mer_ tan difíciles actuaban como factor de selección para importar
comerciaftes.'como únicamente artículos esenciales. Los comerciantes de la ciudad
mínimo, hombres y bestias
." .i b ;;;
jan las carga;"56.
ilil uu-""lui,
; ;#;;ffiñ'.:T;:l;::iliT','f,*T de Antioquia se lamentaban de que resultaba imposible impor-
tar pescado salado para complementar la monótona dieta de
cerdo, fríjoles y plátanos que eran los principales alimentos de
dificultades de acceso a ta provincia todavía obstacuri-
Las- los residentes de la ciudad, No obstante estar situada cerca al
zan el a¡roll o arr tio qu eñ o., l,u .. rp,, C, .u col
des río Cauca, las rocas río abajo impedían la pesca cerca a la capi-
onial c ómb in ab* á Ia tal. El pescado salado comprado en el puerto del Espíritu San-
resignación fatalista frente u lu ritru.ii.,
tica de una solución ar problema. Aunque los
.o' t" búsqueda pragmá_ to costaba entre catorce y dieciseis pesos la carga, pero al aña-
cab'dos de santa- dirle los costos de transporte .terrestre y fluvial, se vendía por
fé de Antioquia, ¡r¿e¿Éllin y nion.gt'o sostenían
los caminos cuarenta pesos en la ciudad de Antioquiaól. Los comerciantes
d¡ sus respectrvas ¡.,rrrdr..rorrE ",, Io, funcionarios
9,.11r".
nrates lntentaron encontrar rutas más colo_ de Medellín enfrentaban los mismos obstáculos. Ellos calcula-
cortas y fáciles que con_ ban el precio de una carga de cacao en cuarenta y cinco Pesos,
duj93n de los puertos sobre el río Magdalena
y.velarde propuso una legislación quE aliviaraal interiorsE Mon unas carga de mercancías neogranadinas en sesenta. Sólo la
las condiciones última etapa del viaje , del puerto de Nare hasta Medellín, añadía
inhumanas que los cargueror, uqr..ilo, ;;;;;;;;'^il;-";""
las mercancías sobre sus espaldas doce pesos a este costo, y a esto había que sumar el valor del
por
la montañas5e. Francir"o ^Situ.rtñ-.,los tortuosos senderos de
q"i.r, _.:_ á.*riU. A
transporte de Nare a Honda, así como el de Honda a Santafé
punto de üsta de la administración colánial ,"Ui.. de Bogotí Los comerciantes se quejaban de que para el mo-
del transporte. Recordando su primer
.iprá¡i.-u mento en que las mercancías iban de Medellín a los campos mi-
u e",i"q"i",'dili.r,r.
admite que sintió "horror" y ,,temeridid,' "iu¡. cuando neros eran ya tan caras que muy pocos podían costea¡las62. Los
su carav,rna Cuadros Nos. 16 y 17 proporciona¡r detalles sobre tales costos
sorteaba los serpenteantes senderos de las
montañas. Admitió de transporte.
que sus temores disminuyeron en los viajes
siguientes,
Ios riesgos, costo_s y demáras en los uiuje,
po, Antioquia"rrq,r.
conti_ Los comerciantes no sólo tenían que luchar contra los difí'
nuab_an iguales. En efecto, Io que .r" ciles pasos en las montañas, las mulas recalcitrantes y las ende-
páaiu ,.r.u_¡iu¿o á.Lf"
simplemente soportarse6o. bles embarcaciones, sino que debían también aPostar una carrera
contra el tiempo. Aún en la estación más favorable el viaje desde
. Los altos costos del transporte de mercancías por
terrenos Santafé de Bogotá, Cartagena o Popayán, tomaba meses. Las
56 AHN, Mejoras Materiales, vol. lg, 1g00, fols. 469_546. fuertes lluvias y otras condicione s climáticas desfavorables
podían duplicar, o aun triplicar, la duración de la larga jornada.
57 cada año cl procurador general organizaba a ros vecinos
caminos de su jurisdicciói
para que repararan ros bespués dé su ilegada a Antioquia el comerciante debía prepa-
7ot. 44,no. 12, 1790; ÁUñ,.nr.:"r!" üi,.¡"_
!AqM,
lcs, vol. 12,1769, fols. g54-g68). rursé prra emprender otros recorridos, aunque más cortos, a los
58 AHN, Mcjonr
distriios mineros. Este tiempo transcurrido era el principal ex-
Matcriales,
_vol,-
lg, 1g00, fols. 469_546, contiene un proyecto poliador de las ganancias del comerciante, pues si la demora
para construir un camino desde Medellín hasta el puerto d€ Nare sobre el río
Magdalcna. éntre la compra inicial de las mercancías y el envío del oro en
barras como pago era mucha, los intereses por mora podían con-
59 AHA, Libros, vol, 466, no. 591, lTgg; AHA, Docum€ntos,
1788' Mon v velardc restringió. ros Jg";;;;
vol. 594, no,9406, sumir las ganancias.
celana y cristal quc ....r ,rruy f.ágil", pü *,
l"olpor,. de artícuros de por-
torrrfliiuao, por animales. 61. AHA, Reales Ordenes, vol. 19, no.575,1774.
60 Silrrcstrc, "Relación", p. 569.
62 AHA, Documentos Varios, vol. 558, no.8833' 1760.
UN¡VERSIDAD NACIONAL DE COLOMBI^
SEO€ IHEOELLIN
DEPTO. DE BIBLIOTECAS
142 Minqos, Comücbntes y Labrado¡es EI sector cotnrchl 143
en Antioquia- IZ63-Ig10
,rl

Cuadro 16 Cuadro l7
TIEMP.O Y COSTO APROXIMADOS
DE VIAJE I'II.]N'IPO Y COSTO APROXIMADOS DlI'TRANSPORTI]
DESDE MEDELLIN HASTA OfRAS
CIUDADES DE, CINCUENTA CARGAS F]NTRII
ANTTOQUEñAS Y NEOGRAñeni¡¡es
CARTAGI]NA Y HOIiDA
Trcmpo transcurrido Costo del viaje
Hombre Con mulas Hombre Con mulas
Destino caminando Tiempo Costos
cargadas caminando cargadas Gastos t()talcs
ltirrr:rario urrido
transc
Santafé de Antioouia 1-1.5 díast 2 días7 I pesolo 1.5 pesos lr
Rionegro I día2 , (:,rrtagena o Mahates 5 días 1.5 pcsos dc plata/ 75 Pesos de
Ntarinilla I día3 (r,rnoa) carga plata
Santa Rosa 2 díasa l\l,r h atcs 3 días ,25 pesos dc plata/ 4.5 Pesos de
1,5 tomines/
Valle de San Andrés (rk st anso, mulas rcntadas) carga para almacenar Plata
4 díass díar2
54 mulas/4 pesos 216 Pesos dc
Honda 1.5 pesos13 \l;rhates a Tenerife 2 días
I 0-l 2 días6
de ¡rlata Por rnula Plata
Juntas
Nare 8 pesos14
'l cncrifc 4 días .12 pesos de plata/ 6.0 Pcsos tle
Islitas I 2 iresosts (rlt's<:arga de mercancías carga para almacenar Plata
8
24 días por funciona
Popayán ¡,.rra revisión
25-30 díase 35 pesos16 rios de la Corona)
FUENTES: 'l'c¡rcrife a N{ornpox 5 días 2 pesos de Plata/ 1 00 Pesos de
t Histórico Nacional (Bogotá) (AHN), Real
Ilacienda, vol.46, fols.315_20, (r anoa) carga para almacenar Plata
ffi?r."r l\lornpox 5 días Almacenamiento, 12.5 Pesos de
? 1$, Real llacienda, vot.27 , fols. 400-72;
(r'anoa rentada' comPra 12.5 pesos de plata Plata
3 rbid.
rlc provisiones)
1 *llj\,Virreyes, vol.
5 lbid.
6, fols. 743-BtB, t7B7.
Mompox a Flonda 16 días canoa de 18 h.ombres I80 Pesos
(r'anoa) de plata
6 Archivo del Conseio Municipal (Ifedgl]ín) (eCU), vol. tS,no. 12, 1809.
Real Hacienda, vot. 2i,rorr. +OO_zll'--"',"
'fi¡nonel 14 pesos de
i AYN,
+H, i\tejoras plata
:9 ACM, Maferiales, vol. lg, fols.469-546, 1g00.
vol. 58, no. 2, 1796. l0 pesos de Plata/ 500 Pesos de
19 +Ill,
Real r¡ac.ig¡¿., vol.45, fors. 315-20, 1807. carga plata
:l12 1.fl, ReaI nfac.i6¡¿¿, vol.2l, fots. 400-72. Cargueros 28 Pesos de
Biblioteca Luis Angcl Arango (Bogotá) (rÁ¡), nrs 159, for. 26, r808 (8 tomines plata
oro = I peso de oro);. de
't'o'rAL 40 días I'136 Pesos
13 rbid- <le plata
l4 AHA, voI.466, no. 591, 1788.
l5 AHA, voI.558, no. g833, 1760. (l()sto promedio /carga : 22 pesos de Plata
l6 ACM, vol. 58, no. 2, 1796.
pnblacioncs nuc-
l tll'lNTFl: Antonio De La Torre Miranda, "Noticia individual de las
vamentefundadasenlaproünciadeCartagena",BoletínHistorial(Carta-
El caso de Don Vicente Restrepo ejemplifica muy y
eena), no. 45-46 (Enero'Febrcro 1919), pp' 490-512; no'
49-51 (cncro'
bien
ryYftt]" que perseguía a los comeiciantes antioqueños63. la mayo 1926)' PP. 606'628.
Nota: 2 pesos de plata: I pcso de oro.
1770 Restrepo viajó de Medellín a Cartagena, En
donie compró a
63 ACM, vol. 42, no. 19, 17g9, contiene el testamento.de
Restrepo y documentos
sobre este contr¿to.
144 Mineros, Comerci¿ntes y Labrad,ores en Anüoquia.
IZ63_1g10 El sector comerci4l 14.5

Don Manuel Díez mercancías por valor de 4.379 pesos.


En su y los mineros lograban pagar en este plazo, el comerciante tenía
c.ontrato Restrepo se comprometíaa pagar 2.000 p.ro, .r,
üu.r", aún que llevar su oro a santafé de Antioquiapara fundirlo y lue-
de oro en doce meses y ri suma restanti en un tiámpo
de dieciocho meses..
adicional go enviar su pago a Cartagena, usualmente por correo' pero
tiempo transcurrido desde tu .o_p." i
través de otros comerciantesó6. Dados estos reque-
hasta.el-pago -FJ algunas ueces
.final debía ,", d'. treinta meses. Se estipulaba un rimientos, es imposible que Restrepo hubiera cumplido el plazo
interés del 60/o en el caso de que Restrepo no pagara
tiempo establecido6a.
dentro del <le los doce meses y también hubiera sido difícil que lograra
¡ragar el total de esta suma en dos años y medio.
Desde un principio, Restrepo encontró dificultades
para El contrato con el comerciante de Cartagena era más one-
cumplir su contrato. Su primer p-ugo, qrr. se vencía en 1771,
demoró basta 1772. De ñecho, t*J.añtsdespuérd.
se r()so que los. acuerdos que Restrepo tenía que establecer con las
su.ornp.u, irutoridades coloniales, pues los comerciantes tenían un plazo
Restrepo estaba aún tratando de pagar esta suma.
Mientras
tanto Díez había muerto y los pagos'sáacía u,r, t.r_*o,'q'. rlc tres años para llevar á la Fundición el equivalente en oro del
había tomado las riendas d. r,rr rrJgo.ios. A su muerte, en valor registrado de sus mercancías. Los comerciantes antioque-
17g9, ri,rs a ménudo se lamentaban de que este plazo no era suficiente,
Restrepo debía ajun 1.228 pesos dé oro de la suma inici¿
más acumulado interer., pó. valor de 1.413 peso, d. | ua.- aunque los términos eran más indulgen,t€s que los del contrato
oro'. Así, rlt' Restrepo con su agente de Cartagenaó1
su compra inicial de 4.279 pesos tuvo.r, uulo, final de
5.g11
pesos por todos estos costos adicionales.
Las exigencias que los clientes imponían a los comerciántes
Es escasa la información adicional sobre los contratos irunque tol.t restringían necesariamente sus.ganancias- signifi
entre t.rrban que las e.rergías d1 los comerciantes debían extenderse más
los antioqueños y los comerciantes de Santafé ¿. g"g"1á,
gen-a y Popayán. El caso de Restrepo sugiere que
c"rt.- irllir {e la mera compfa y venta de mercancías. El vínculo entre
los co-merciantes cornerciante y deudor iba más allá que aqurl de carácter civil
antioq-ueños trabajaban en condicion.sá.sfuuorables en
cuanto a ¡rrt.<liante el cual el comprador se comprornetía a pagar las sumas
sus relaciones con los mayoristas. Tomemos en cuenta los
pro- r.st ipuladas en un período de tiempo específico. Tales contratos
blemas, de tiempo creados por el contrato de Restrepo, 'qrr.
requería un primer pago en .i trurrr.rr.ro de un uño y irrr¡ilicaban utta cottfiutrza mutua, pues el comerciante arriesgaba
ru iurr..lu_ quien intentaba
ción total en dos *:t U medio.- Restrepo debía ..pá.- y lu.gu, ¡,,,.it" de sus mercancías y capital con el cliente,
j,,,go, u tiempo. Al mismo tiempo, el cliente confiaba en que su
sus mercancías en Cartagena, hacer ei viaje de cincuenta y no las mer-
.{
días hasta Medellín, descirgar sus mercan.?ur, urr"glurl",
do, ,.,,i,rcrciant. i. propor.ionaría a él y a su familia sólo
V'"r¿._ r.i¡ncí¿rs de su ti.rrdu, sino también otros. servicios necesarios
narlas en su tienda y luego emprender Ia jornada?e dos Mateo
o tres l)rrrir su bienestar. Los libros de cuentas del comerciante
días hasta los distritot Allí debía e".""lrur.";p;;"-
-ir..or.
res para sus rlercancías y otorgarles plazos de seis meses r.inco días (fol. 37), dos meses (fols.24,65) o cuatro meses (fols.50,59). Algu'
a un n¡¡s vencimientos eran condicionales. En un contrato Molina requería el pago
glaspagaran.ono'o-enpoivo''.Sicorría.o','**. ..hasta que cuelgue la mina que estamos colSando y.si por algún evento no se
64 El comerciante ..,rlgare, in este caso nada me debe" (fol. 67). El suministro de mercancras tam-
de Medellín Don salvador Madrid comentaba que una
terés del seis por ciento habra_sido estabrecida por rzs
tasa de in- l,ií.n pudo haber sido una forma para que los comerciantes se conürtieran en so-
ordeninzas de Bilbtao y r:ios de aventuras mineras.
que esto era ro que se acostumbraba cobrar en
lá Nueva Granad¿ (acu, vot. zs,
no'. I' 1809). sin embargo, otro comerciante citaba que
er diez pJr i"- (rliAltA,Hacienda'vol.746,no'11973'1786;AHA,Hacienda'vol'746'no'
terés era lo corrienre (ACM, vol. 49, no. 35, t 79i). "i."t"I. r 1969,1786.
65 Estos períodos de tiempo aparecen asentados en los libros g,l7g1"l7g7'
de cuentas de Mateo
Molina, LAA, MS 159, 1808, Otras veces Molina daba períodos a" gru;i. ttl AtlA,RealCédula,vol.16,no.SZg,iZOl;AHN,Consulados,vol'
a. lols.304-431.
146 Min¿ros, Comerciantes y Labradores en Antioguh. comercial 147
1763-IgI0 El sector

Molina abundan en evidencias sobre los múltiples se tratara


papeles que Aunque es posible que en el caso 'le Rita Molina
representaba ' similares para
un comerciante de la élite de Medeilínód. rk' trna oariente, ilIateo Molina cumplía funciones
vivía en Santo
;;i';;t;""t. Ú"t de éstos, Don Félix Rendón'
Pues.to que muchospobladores eran mineros, i;;;ú;. Ctun¿o llegaba una cartaparapor Rendón al correo de
mazamorreros
o_comerciantes, y debían pasar largos períodos l\,lt'<lellin, Molina puguiu el valor de ésta sucliente' En otra
l.jo, ;;,;, iu_i_ medio peso de oro)
llas' comerciantes tares como Mateo Molina debían
asumir res- ,x'asión Molina.oUrí r.i, reales (8 reales-:
por €ncar-
ponsabilidades adicionales. Hijos, madres y esposas
llegaban don- i;;;;; .;a que había enviado de médicos" la carta
a Santafé de Bogotá
les so-
de Molina con cartas de sus paar.s o esposos y,
si su crédito era ,,,, de Rendón. Dirigida a una "junta
I' bueno, Molina les suministra^ba el dinero solicitado ii.:ri"i"-i".t l* ,itrt?*as que áescribía y decidir el tratamiento
en ra corres-
pondencia. Anastacio.Morales, desde yolombó, Una vez los médicos dictaminaron'
::
t-4o a Molina el préstamo de .tres escribi¿ solici_ ;;,,;;;;;; su e¡rfermedad' recogió la prescripcóny la,t¡ajo-hasta
i,i

tomines, Á.rro, J. Á.¿io ()tro comerciante amigo


peso' a su madre. Don Feripe Barrientos, un minero Mcrlellín. Molina pugdtu y se la remitió a Rendón' El cos-
pidió a Molina adelantar 25 pesos a su esposa. Cuando
ausente,
;;' ;i; l" carta y las
"ttfu
"medicinas pasaron a la cuenta de su cliente'
el comer_
cia¡rte de Medellín Don Manuer santamaiía se encontrubu
f,..ru de mer-
' '{' de la población, envió a su hijo con una carta de
crédito a la Molina era Pues no sólo transportador y vendedor
en
tienda de Mo.lina y el joven santámaría recibió r"t so+ p.roJ
sori- ,,,n.íu, y uroulrruaor de oro, sino iambién banqu.ero' ¡adle
;rtts:ncia, promotor, cartero y despachador de
citados. Molina anotaba estos préstamos en la corumna fórmulas'. Estas
de débi- de tiempo
tos de sus libros, junto con los dineros que se le adeudaban ,.'-.,.rrutilidades aácionales iequeií* gasto. ex-tra
por "tt colonial
compras regulares. Cuando su cliente regresaba
a Medellín paga_ ;::;t;;;í." u *á.i"" considerarse como el equivalente clientes segura-
ría el total de la cuenta parece ,., q.,J no se cobraba nada por ir.. iu p'"uri.iau¿ v de las relaciones públicas. Los
para
estos servicios, aunque se presume que si un cliente
," uir*uUu evaluaban la buena voluntad de los comerciantes
en su pago, se cobraba algún interés. "t,'.,.'
irlt'ntificase con sus intereses como un factor decisivo
en su elec-

cirin de quién se ocuparía de sus negocios'


Molina se anticipaba de manera imaginativa a Ios intereses
Había muchas otras limitaciones al tiempo y a las
ganan-
de sus clientes. un medellinense que se encontraba
ausente envió que pagar impuestos. tales
a su hijo a la Villa para comprui f.í¡ol., y cerdos. Como estos r.i¿rs del comerciante. Estos tenían
artículos .ro se v..rdían en la tienda á. Máirru, e ,t. pr.rtá
.i ai- ,,,rno el de ventas, la sisa y el 3o/o sobre laproducción.minera'
nero.al muchacho para que los comprara en otra parte. 'l'r'nían que mafitener una tienda en un cenito de distribución'
Un co_ que contra-
merciante medellinense escribió pidiendo a Molina que pasara ,,,n los costos que esto imP-licaba' Tenían además lograban ga-
una deuda por é1. Molina lo hizo y la anotó en sus tiUrár. ' " de todo'
i,,,. qrri.o"obrará lus deudas6e' Pero a pesar
rr irtlcias.
- Algunas veces Molina prestaba favores personales a sus
clientes. cuando murió el espbso de Rita Molina, el comerciante Si varios comerciantes de Boyacá, Santander y Antioquia
en una tienda de
T:gló el funeral, pagó al saóerdote, compró i*¡""".r;';;* l¡r¡bieran hecho su entrada al mismq tiempo
el difunto e inició los trámites legares para "" ( lirrtagena puru .o-p.u, *ttt*tíl* t-l duéRo seguramente hu-
.obrur sus deudas. cartagene-
Los costos drl traje, el funeral y .i pupÉt sellado ,. arroturor,
.r, iri.",,?t"rrdido primeio al antioqueño' El comerciante
la cuenta de la viuda. negpciar con su colega antioqueño'
r,, tlcbía estar ansioso Por
\
68 del diez P\ ciento a lor
Los^sigu_ientes ejemplos se encuentran en LAA, MS l59, lg0g, fols. g4,6g, 26, t,¡r ltrid., fol. 36a muestra que Molina pagaba una comisión
34, 92, 7 4. r t¡lcctores de deudas' t',.
l4g Mineros, Comerciantes y Labradores en A.ntioquia,
1763-1g10 El sector comercial 149

t!
pu€s este podía pagarle en barras
de - cirin sobre esto es limitada: un residente comentaba que las mer-
ji:lli:i;
.

s o r a m en t e p o d
i an p asarre en m one
d;rl:
las ventajas .o-piru"tiuT q;;'-r;;i4u' I,illt'f, :fi
,.rrncías de Cartagena multiplicaban cien veces el valor cuando se
para los antioqueños vcnclían en Antioquia y otro sugeríaque el valor de las mercan-
por el hecho de comerciu, ton oro. r'ías de Honda se iriplicaba desde este puerto hasta el interiorT3.
Lo, comerciantes de Mede-
llín atestiguaban que recibían un descuento
pagaban las mercancías con ororo. del l5o/o cuando
óualquiera q;.-hdi;.a sido Si bien los costos del transporte eran un factor importante
esta diferencia es c.raro qu€ aunque r¡rrc afectaba el costo final de las mercancías, sin duda una parte
lu ,uru oficial de cambio del
oro a plata era de uno a dos, un cornerciante rl<' la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta
comprar más mercancras por quinientos podía
pesos "*i"q"'J""
de oro que lo que ,'ur la ganancia del comerciante. Los comerciantes antioqueños
otro de Santander o Boj.acá podía compr.ar t;rrnbién sacaron ganancias de la reforma monetaria de Mon y
plata, aunque tal diferer,.iu no i";;;; con mil pcsos de
;"";;r:r";;;;.T;s. Vclarde. El libro de cuentas de Mateo Molina contiene numero-
y Velarde calculaba que los irrt.r.r:., Mon
qre los comerciantes antio_ s:rs referencias a sus transacciones con los rescatantes de plata,
queños pagaban a sus proveedores t¡rrc le representaban comisiones del Sulo'o. En un análisis deta-
mayoristas más que compen_
saban cualquier ventaja inicial. O. li;rrl. de los factores que obstaculizaban así como de aquellos
fr..t
ra que los comercianies antioqueños o., señalaba, cuando quie_
.utt"iuüun ri , i"rf*r", g" t¡rrr: fomentaban las ganancias de los comerciantes, Mon y Ve-
nancias, consideraban er descuento
ábtenid" pr. r;ic-.., .r.o l,rrde concluía que los comerciantes antioqueños lograban ga-
como un equivalente de'ros intereses de un ZEolo a un 30o/o sobre sus importaciones de mer-
que seguramente tendrían
que pagar?r. 'rr.cias
.,,lrr'íast5.

El tiempo transcurrido Ya que análisis previos han localizado a los veinte comer-
,las mercancías desde Ia compra inicial y el pago de
era Ia variabre clave. Los comerciantes
santafe- r.iirntes más importu.rl.r, el Cuadro No. 18 utiliza la cifra seña-
reños seña]aban, por ejemplo, que este período del 30o/o, para calcular de manera apro-
lrrtla por Mon y Velarde'anuales.
.ru _rr.ho ..rá,
corto en su región que en Antioquia: ,i,r',odo sus ganancias Estas cifras sugieren que.la ga-
La escasez de moneda hace allí miis rrrncia *.rui calculada para los veinte mayores comerciantes r'\..V
gcnio y costumbre
tarclas las negociacioncs
1.el ;rrrtioqueños fluctúa entre 490 y 3.565 pesos de oro. considera-
.de esas gentes han i.,t..rau.iJil].".a;.,"
comprar y vender siempre a" ,1,,, c,'r-o grupo, los comerciantes parecen ser ligeramente más
a largos plazos que no es tan gcncral cn
Mientras que las ganan-
¡rr'írsperos {ue'los mineros antioqueños.
esta capital donde se realizan rnás pr<_,nto
f
", ".g"..1r.i;".,i.t,. , ¡,,r; unualei de los mineros fluctúan entre 519 y 2'859 pesos de
Los comerciantes ()r'(), con un promedio de 847 pesos (ver Cuadro No'6), las de
-antioqueños por consiguiente podían
perder tanto como ganaban
- poder de compra lu .orri.ontación ent.. l,,s c<rmerciunt.r, que iban de ios 490 a los 3'565, tenían un
"r,..ti
de"l oro v l" "I._uyo. minero'
üura carga de los intereses. ¡,r.,rnedio de 1.262 pesos. Como en el caso del sector
i,rl,'s cifras son más útiles cuando se colocan en un contexto'
Otro aliado de las ganancias de los comerciantes lo , ,,rrr¡riilativo.
consti-
tuía la diferencia entre eiprecio de las mercancías
en los centros , '| Los datos de (lartagena son tomados de AHN, Virreycs' vol' 6' 1787' fols' 743-
mayoristas y su precio fiñal de venta en Antioquia.
I,u i.fo.rnu- .
tJl3. I.ascif¡asdeHondaseencuentranenAllN,Consulados,vol'3, 1790-1797'
l.¡Is.304-431.
70. AHN, Cabildos, vol. 3, 1797 -1799, fols. g33_8g7.

7l AIfN, l.AA, MS 159, 1808, fols.23,3la; también AHN, Consulados, vol' 3' 1790-
Virreyes, vol. 6, l7gZ, fols. Z4Z_Blg. I 797, lols. 304-431'
72 AIIN, Alcabalas, vol. I5, 1g03, fols. 504_554. .\llN, Virreyes, vóI. 6, 1787, fols. 743-813.
lúO Mkc¡os, Comerchttes y Labrdores en Anüoquh. 1763-1g10
w
FACUTYAD
r
D€ AROU|TECnJñA El lector cotnercial l5l

cn
..€ P
3¡EUOTECA

o x Epr Los comerciantes antioqueños, cómo los mineros' encontra-


z, 5 63 S
l¡l () 5.r8
*$5$I$xFg*$r3$snpq€* ban límites a su potencial de acumulación de capital. Estos co-
D (iA merciantes estaban limitados por la demanda dcl mercado pro-
c/ üncial. Mientras que un comerciante antioqueño atendía un
F mercado potencial de 46.366 consumidores en 1778, sus colegas
o
z en Cartagena, Santafé de Bogotá o Popayán podían ser vendedo-
res mayoristas para los 762.946 habitantes del Virrcinato; es
o "99
8.9
(\'úC)
0
decir, para un mercado diecisiete veces mayor que el de los
É¡l a t- (O d (O {. É N + * 9 gO (O rO ¡_ d $ € O
oS! * o-
c! o¡ ^o oó ó 99 @
ñ S 99 c9 9.: _ñ
o. *ri \ qi ñ i ñ+ü ¿;-ññ bñ
F{ paisas?6. Las ganancias de estos comerciantes de los centr()s ma-
z =r6
9oO 9 :
* - --oI 1 n q
"{
N $ ¡o * - $ oo $ x'ic.ir:
yoristas eran sin duda proporcionales a sus inventarios. Aunque
C LAO ".iñr;
ü
& ¡b.E 3 = = faltan datos precisos sobre los mayoristas de la Nueva Granda,
É¡¡ cl estudio de Susan Socolow sobre los comerciantes de Buenos
¿ Aires proporciona alguna información acerca de las diferencias
()O cntre un comerciante virreinal y uno provincial.
C)
v) s3b IñÑEE$gñssFgss$:Sst3
Y.-A,o-o-\o-,o-\\y o:y. qdt"ü {Q-
"'i"i o
f¡l dñv
6F3 En un examen de un grupo representativo de nov€nta co-
o ts ñ.3 $g$EI$S3ssPP33Es3asñ merciarrtes porteños (1778 1795), Socolow calcula que "la ma-
oo .5- yoría de los comerciantes mayoristas porteños estaban dedica-
¿ dos usualmente a transacciones entre 5.001 y 20.000 pesos
[plata]"?7. Dividendo estas cifras por dos, para pasar de pesos
¡i

tr
2 o gAEqESHHHHgFS$sRHHHs de plata a pesos de oro, se ve como las transacciones corrientes
U
r r rr rn de los comerciantes de Buenos Aires fluctuaban entre 2.500 y
I: If rrlrr TTo óT ó+; ;:.
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b 10.000 pesos de oro. Una mirada al Cuadro No. l8 muestra como
el promldio anual de importaciones de los veinte m'ayores comer-
:lol o
ciantes antioqueños fluctúa entre 1.636 y 11.886 pesos de oro.
Esta diferencia no tiene que ser muy analizada. En una sola
al transacción un comerciante de Buenos Aires manejaba una suma
gÉ g3 gE gI
Ál equivalente al total de importaciones de un comerciante antio-
sgá5gsg¡
fl H

.E
E,oinSo .E
É E EE queño de la élite durante todo el año.

sl eía g ;.9 ü E
ó Estos datos sobre el potencial de acumulación de capital
úl de la élite comercial de Antioquia confirman de manera análoga
?l
?l
[li:;i;u-g? isiE *T N
76 llstas son cifras ajustadas para la población de la Nueva Granada entre 1776-
1778, que excluyen la proüncia de Quito y calculan solamente la población

UI
zl
U

g*ii3s'ÉtfÉ*¿:;¿-r5f r!
CJ
.o*pr"ndidu dentro de los límites actuales de Colombia (lernando Gómez,
"Loi censos en Colombia antes de 1905" en: Compendio de estadísticas históri-
<l
zl cos de Col.ombü, Miguel Urrutia y Ma¡io Anubla eds. etc., Bogotá: Unive¡sidad
$g5 EggE s ¡ gggEgeÁ? g¡
! 14
o F
,F z Nacional de Colombia, f970), P' 18.
ót o
(J ci a ci ci ci Éi ci ci ci ci ci ci ci Éi Éi ¡ ¡ S ¡ ¡
l¡¡
lr 77 Socolow, "Economic Activities", pp. l'24.
152 Min¿ros, Co¡nochntes y Labradores en Antioquü. 1763-lgl0

las ponclusione¡ siln¡1¿res expresadas previamente


sobre er sector
mlnero' L'"-anibos casos el período borbónico llevó
a una ex-
pansión significativa der vorurnen de la producción
de oro y de
las importaciones. sin embargo, ni una ?iril. *i".."
J"á ¿rir.
comercial lograron dominar lá producción de o.o "i
o .i .o-.r.io
en la Provincia. Los,mineros teiían que hacer frente
u lo, ,i"rgo,
(
t
y las restricciones de las técnicas de aruvión y p;"J;.i." III. EL SECTOR AGRICOLA
ru
mayoría del oro de Antioquia. El comercio era "; iguir-""t.
goso) pues los comerciantes tenían que compa.ti,
ri.r-
lo, mercados
con los comerciantes más pequeños yiuchar ptt pugui
a los mayoristas del virriinato. c"í''puruaos
,"t á."¿*
con élites en otras
regiones más favorecidas
-Guanajuatá o Buenos Air;;;;;.;._
plo- los min-eros y comerciantes"antioqueños disfrutaron dÉ gu-
,lancip muy limitadas. comparados con otras érites ri" ;;u t ."-
lll".^:: q:ográfica,favorabli o sin acceso ata riqueza minera,
ros antroquenos sobresalen. Las estructuras de los
sectores co_
mercial y minero de Antioquia gestaron u"u ,itru.ián
ciente, más no demasiado".'Los"mineros y comerciantes
¿.;t;ñ
locales
eran capaces de acumular ciertas cantidades de
capitJ, p.ro lo,
riesgos_ y restricciones relacionados con
tu prorp..i;;;:;"",
{.."tr.F importaciones de mercancías promovieron también
la
diversificación y Ia inversión continuada. Las actividades de los visitadores proporcionan un notable
(.()ntraste con el funcionamiento habitual de la burocracia espa-
rirla, pues ellos no eran administradores permanentes, sino más
lricn füncionarios extraordinarios, los vigilantes de la buena mar-
r.ha del sistema colonial. iEstaba involucrado acaso algún virrey
,.¡r venalidades mayores de las que podían tolerarse? éSe estaba
¿rrruinando alguna brovinciapot cuuJa de la depresión? éSe debía
(.l e cruar algúi cambio importante en la política de la Corona? Al
en tioría y algunai veces en la práctíca el visitador, envia-
'rcnos
rl, por el Consejo dé tndias o por la correspondiente Audiencia,
sc tiasladaba a lá región afectada, temporalmente asumía el con-
trol ejercido por loJ funcionarios regulares y-uttlizaba su autori-
,l:rd súperiot putu poner en orden los asuntosl'

En 1784 los antioqueños murmuraban y rezongaban, y los


luncionarios de la Corona esperaban alarmados, pues habían llega'
I Una prcsentación de las funciones de l<¡s visitadorcs pucde encontrarsc en c.
llariig, Tha Spanish Empire in America (Neu'York: Harc.urt, Brace and World,
I 963), pp. I 38-l 46.
.]
!54Mineros,CometciantesyLabrcdoresenAntioqub.1763-181a
El sector agrícoln 155

d.o. noticias de gue


un
si hubieran ;fo; quevisitador venía d<
ba tal misión, seguramente Juan L;;;;
Jiff;T:ii:o:..*S;:Íl: una residencia o revisión sobre las actuaciones del visitador Mon
y Velardes. Dos de los hechos que produjeron esta medida fue-
se habrían sentido más
pues su repuración .r1.yu recelosos, ron la confiscación hecha por Mon y Velarde de algunas propie-
energlco y controvertido. d. ;;-ilr,rionario independiente,
lu
Cuana. .J"1r" en la Audiencia des privadas y el haberse embarcado en una campaña de reforma
sus protestas contra las de agraria y urbana.
.9:,i!fl"¡":f. rel
vi-sit ad o; G átve z ia!
ían l"i_ i""a
Mientras estuvo ." la eudi;i;; i'#:ff;t#::lli":il :l Es comprensible que la Audiencia de Santafé se mostrara
Velarde h ab ía juzsado s"jir,"r¿ de Bogotá, Mon y
u ro, . lü Jr" renuente en aprobar tal programa. Rodeados por la élite terrate-
cron de los Comuñ.."ro. i# .r,.uu. zar on raRevoru -
si_J;;; niente de Cundinamarcq que con toda certeza hubiera reaccio-
pues una visita protocolaria. tradición, esra no sería nado contra cualquier amenaza sobre su propiedad, los jueces
esperaban sin duda la protesta y talvez la rebelión de los hacen'
Desde l7g5 hasta li dados antioqueños. Sin embargo, apartede las protestas de aque-
c¡itica+_re examina a fondo,
o da, íit¿Y::1v¡ta1{e
z Iw¡¡r_rr"¡l_]LreguacasLto.d4s-las
¡.+-resutacasi
gula casi* Irorra" llos afectados directamente por las confiscaciones, los antioque-
facetas de la rriJ,-;;;^^,:::=i,(,rcro,
i' la Lv¡¡u(¡cra aoecuada de_lgr-
r4 conducri - -*--;::---v.:q\¡¡4' udesde ños prominentes apoyaron entusiastamente la redistribución
los
ros venin^o
vecinói -_u,ljdl.Ttiggr¡eña,
e-
"¿J."i¿a
has-ta Ia legislaciJ.r--i.r.ru jl::.1t::t-de las iglesias de la tierra. Una de las características distintivas de la élite an-
v Ia refor,,"
y.la reforma on.turiu. T;-.;;;i.L:
;;'"t:"^t::l:
en Ia ru tiná d. lo s rrr r,"i - un a.'r'al co nm oci ón
Iocales y:i"lt' tioqueña era su ambivalencia respecto al valor y el prestigio
tinada a Dro¡trr.i, d.los .oion;;;ür'J.r-
",T::1i::
*:Xi':#:*Tl"'^*l::i!:!p:"ü:;fi ::,i""'"."jff ??lj;:: otorgados a la posesión de la tierra. Este capítulo explora esta
actitud, que surgió como consecuencia de las posibilidades y res-
:i':#:'f :l?:J*,*:l'.'::?:;;:":f"ilü"irJü,'i'ill,ii::::
ffiy::.:¿i":",.j::,*":""i.' .j , il ;: ilf¿:JJlJJ,l.,.j:
tricciones de la agricultura de la Provincia.
preceden -j.lqi?i
il:::l.x'.'.':i:l*,:::i..:,¡":;ii;;;'*.';'"::TH.T,",:i;
tes, designaron ¿ rir.¿ "riililno El uso de la tierra durante,el período borbónico
para efectuar
2 Losanüoqucños,se o de que tenían que $-jgd" lo largo del período colonial la geografía y los re-
'r"' a'-i"c""?;l.u':.':o.i: cursoi liumanos impusieron restricciones al potencial agrícola

¡iffi Hiithtf
.xtr de Antioquia. Aunque los valles tropica-les y templados de la
*?':;,:'^,ffi fl ,'1;ffi Provincia producían en abundancia maí2, fríjoles, caña de azu-
3 David A Bradir8, Miturs atd
.ut, yú.u,-plátanos y arroz, tales alimentos éstaban destinados'
Me¡chants in Bourbon Mexico, únicamente a Ios paladares antioqueños6, .,iLas mismas montañas
bridge: ¿¡ the University prcss, 1263_lg10 (Cam-
l97l),,". in:ii. y ríos no navegables que hacían tan costosa la empresa de tráns1
4 La revolución de los (
portar mercancías a la Provincia, impedían el envío de grandes")
,l/#rr volúrnenes de productos al mundo exteriorl-
Información sobre esta residencia puede encontrarsc cn !)mili<¡ llobledo, Bos.
quejo biográfico d,el señor oidor Juan Antonio Mon y Itelarde, uisitador de An-
tioquia, 1785 1788,2 vol,, Archivo de la L,conomía Nacional, vol. l2 (Bogotá:
Banco de la República, 1954\,2: 25-38. Véase además, AIIN,I\{iscelánca, vol.
22, 17 89, fols. 808-903.
6 ACM, vol. 35, no. 4, 1785.
,gsoj.p",";í;:;:i;"í::wir^;{,:í"1::f
11"3ff :*J*imH'#l:, 7 AHN, Mejoras Materiales, vol. 17,1778, fols. 971-1029, afirma que ". . .no cstárr
:#i:á;:';T;;;??silru",i;*Tilil1i''¿ j-,,,,.'*¿.in-,.;ffi,::;i.. los caminos transitables en todo ella [h Provincia] por suyo motivo era suma-
mente difícil y costosa la conducción de víveres y herramicntas prcsiso uno i
otra para su fomento. ..".
ló6 lúlnctos, Comcrcbntes y Labndores e¡ Anüoqub. IZ6J-1L10
El sector agrícola 157

Abundaban los planes p:rra promover la agricultura


de ex- rrranda, cuyo valor excedía en mucho el de los productos ag¡íco-.
portación. Muchos dc estos ástabán dirigidos ;,.;;;lJoc"i-
las y cuyo volumen físico se adecuaba a los problemas del trans-
el Chocó,. productor de oro, puesto que" se encontraba en poti.. Én tanto que las minas estuvieran produciendo_y los ali'
,1.".r..,
las trerrasl¡ajas donde eran difíciles los cultivos de
sicos de:U*1 templado, tales corao maízy t
alimentos bá_ inentos fueran suficientes para el consumo de la Provincia,
gobernador de Antioquia, Cayetano Buelá Lór."r"rru i¡"f.r. n"-1-liA A l)ocos incentivos exi¡tían para el desarrollo de las exportaciones
taba acerca de las venlajas que ambas provincias podíarr i;g.-
;;;."_ igrícolas, cuando las del metal resultaban tan ventajosas.'"
con tal comercio:
No solo la presencia de las montañas sino también la ausen-
Esta provincia consigue la venta de sus frutos,
de qrre carece ra del
cia de una *atto de obra baratamoldearon las actitudes y prác-
Chocó pues no estos salida, para otra alguna del reyno, ticas de los antioqueños en lo que concierne a la tenencia y uso
-teniéndo
ha ocasionado el que estos naturales mirasen con
,iucha á.riai" y de la tierra. Las instituciones caractérísticas de la época de la
poca atención. el.,fomento de la agricultura, ,i"
terreno muy fertil en maises y dulces... todo genero
;;;;;g" á. ,., conquista y de la colonia -la encomienda, el repartimiento y el
y. legumbrés produce con mucha abundancia" y
¿. ño.iuliro, concertaje- no encontraron fácil asiento en la Provincia. A
circunstancia me "o, de lospi..iru
_persuade es causa de mucha desidia "rtu veci-
pesar de que los españoles dividieroninicialmente en encomien-
nos, porque consiguiendo éstos lo preciso, a costa
á.-r""loo.o das a los nativos, la respuesta de los seiscientos mil indígenas fue
trabajo no s€ exmeran en er benefiáio a. r"r r"u"..., cscapar hacia la espesura , en el caso de ser forzados a trabajar
r¡rn pero si dichos frutos lograsen la venta, como "o*l¿i¡i.-
en el Chocó...8.
lo conseguirán en lis minas, desatender a sus amos españoles muriqndo en nú-
mero sin precedenteslo. La alta tasa de mortalidad entre los in-
dígenas dédicados al trabajo en las minas persuadió a los españo-
La meta de Buelta Lorennanade proporcionar una salida les"de que por su propio interés se requería el reemplazo de los
para los productos antioqueños tuvo un éxito limitado. A pesar
nativos poi los africanos, más costosos, pero más durables. A
de que Urrao, situado en el occidente de Antioquia, manten?a un
medida que los españoles, centrados en este sólo objetivo' en-
comercio espoúdico con el chocó, las zonás de producción
viaban a sus negros por más y más oro, los pocos indígenas que
agrí9oJa más importantes, localizadas al oriente der ríá caucl .ro
quedaban se convirtieron en un factor sin importancia en la
ecuación antioqueña, según la cual m-ina * negro : riquelS-'
participaban en estas transaccionese. Las dificultades para man-
tener un camino en buenas condiciones hacia el chocó, parti-
crrla¡mente durante la estación de lluvias, impedían el desarro- Sin duda esto explica por qué Mon y Velarde, un crítico
llo de un volumen considerable de comercio. severo de casi todas las facetas de la üda antioqueña, encontra-
ra poc¿rs fallas al revisar el desarrollo de las relaciones hispano-
.
A pesar- de que Buelta Lorenzana trabajó con empeño, ni indígenas en los siglos XVII y XVIII. En la-época de Mon y Ve-
él ni otros administradores de la corona lográron despojar a'los larde los indígenas constituían menos el 60/o (3.498) de la po-
antioqueños de su "apatía,' frente a las exfortaciones agrícotas blación total de la Provincia (59.318) y aunque se encontraban
9n parti,gular y frente a la agricultura en géneral. La act'ítud de concentrados en siete "pueblos de indios", casi todos hablaban
los criollos tenía una lógicfpropiaí'Antióquia contaba con un español, concurrían a los días de mercado en los poblados crio-
pt"d""," d. exportación, el oro, q.r. go""b" de una amplia de_ tlos y se unían a los colonos en tareas anuales tales como la
8 lbid. l0 Véase la introducción "Algunos anteced€ntes geográficos e históricos"' Dcfini'
dos dá la manera más simple, encomienda era la división de los indios en grupos
9 rEn urr¿o los residentes tenían quc usar "cargueros" como bestias de carga, po¡- que debían pagar tributos; repartimiento era el que dividía a los indios en glupos
que las mulas no podían afronrar los difíciles caminos at chocó (nHN, Ériiair- quc debían pagar en trabajo; y concertaje asentaba a los indp¡*como trabajado-
ticas y Censos, voI.343, no. 653g, lg0g), haciendas.
res sujetos a las
trft
s l.N
' u¡iygRsrpAD-llttmp' coLoMBrA
158 lúinercq Comercüntes y Labrúo¡es en
Antioqub. IZ63_1g10
El sector agrícola 159

reparación de caminosrr. Los comentarios


de un vecino de sope-
trán, un pueblo de indios,.r:1.¡"i-"1 libres en su trabajo como lo han sido siempre en esta Provincia"ls'
de
mezcla racial al que se había [ejado: cSrado "rimitu.iariy a. La imposibilidad de los indígenas para adaptarse como trabajado-
"Pues los que quedan nominados lo son por rcs dependientes, su reducido número y la temprana decisión de
su origen y matrícu_
la y no por su c¿iaa4 atento .a;;;" y enlace los españoles de comprar esclavos africanos suavizaron así las re-
que ha habidorl
laciones entre conquistadores y conquistados,,y llevaron a una
Mon y Velarde
señalaba con cierta sorpresa que Ios situación tal que en el siglo XVIII los nativos no eran trabajado-
queños no habían privado a estos a¡tio_ res dependientes en los establecimientos agrícolas criollos.
indígenas d. priJii.gi",
rrogativas, como había sido costumbre'en iOr.-
todas partes:
' Ot u reserva potencial de mano de obra agrícola -los mes-
"E¡ constante que han disfrutado y disfrutan en esta provincia tizos, mulatos y libertos- igualmente escapó de la servidumbre
de tienas fértiles-y, abr¡ndantes, qrr. ,ro hun
sido molestados muchos cscrituradaló. Las montañas y valles inexplorados de Antioquia
años hace con algún_servicio personal; que no fr"r, ofrecían una existencia independiente para cualquiera que se
mientos en minas, obrajes, .árrdo".iá.. de t"rr¡Jo ,.0*-
pensiones que con cierta moderación permite"
bastimentos ni otras aventurara a aceptar el reto de la frontera. Existían miles de
1", lrt";; ú;."r"*," arroyos que llevaüan oro y que podían ser explirtados con el más'
han pagado en especie d¡ oro, ;á"
las tasas
moderadas según las mayár",
-;i t sus tributos conforme con
primitivo de los instrumentos: la batea. Así, las selvas de la Pro-
de sus estableci-
mientos13. "o_oddades vincia y sus recursos minerales prclporcionaban válvulas de esca-
¡re y opciones diferentes a la vida de hacienda para los antioque-
y velarde concluía que la situación ramentabre de los ños que no pertenecían a la élite. " ,.
indígenas en Antioquia se debía a ra'lindife..n"iu'; ,
á.G .ipu-
ñ.oles, "pues no [eri posibre] atribuirse
su decadencia a ra opre- Puesto que'ni los recursos naturales ni los recursos huma-
sión o excesivo trabajtt+ . ora..,á;i;;
;";;;r.r;" nos permitíart el desarrollo de una agricultura de exportación ni
#d5;l_
na estimular a tos indígen¿.' para semb;
.'fu y;;F;il;;;;;;,r'i,,.- de un sistema de haclendas basado en el trabajo de peones, el
""r oero con el mándato a. q".í.,fÉ;l;;;;;i;;;;;'r., poblamiento de las tierras agrícolas antioqueñas evolucionó si-
guiendo otros modelos. La agricultura jugó un papel secundario
lI Una cifra der 4.4o/o_de pobración indígena (2.0s4) c'n la economía de la Provincia porque los oios de los colonizal
1778, que muestra que Antioquia t.rriu,rrr'üt¿ üene der censo ¿e rzTo- dores antioqueños habían estado puestos siempre más en las
nando Gómez ..Los censos en Colombia de 46.366 habitantes (Fer_
Estadísticas Históricas de
antes de tgOi;;, n"r-ó"ii"kL ¿" rninas que en la tierra., A medida que minas y mazamorreros se
-Colombía, li4i!".1_ür.",i. y Mariá nrr,rUu
tá: universictacl Nacional a"_c^".1"-u,a.lüló1, trasladaban de Buriticá y de los aluviones de las tierras bajas,
gena había aumentado al b.9olo, o l'l.h.il;;di;il;:i¿l","r,._
p. "ár.l!"s"-
cxplotados durante los siglos XVI y XVII; hacia las minas que
3.49é"f,uU¡or,,"r, ., ."r.o"iüIá, __
tal de 59.318 (pérez Ayalz,AnnÁ;o C¿bot¿"-
Robledo, Bosquejo biográfíco, 2:26b1, Los l,
Cóng_o, c¡ladro B. p. 395,
'poblados
rodeaban el templado valle de Medellín, a mediados y finales del
calizados dentro de la jurisdicción a. ior indígenas estaban Io
cuúil¿o, ¿., n¿.T.Ii" ili *r*-
siglo XVII, y más tarde, durante el siglo XVIII, hacia los place-
lla), Santafé de Antioquia (Buriticá, S"p.tr¿rr,-JuUurrulu.g"), res de las tierras altas de Santa Rosa y Rionegro, trajeron consi-
Pereira, Sabaretas). EI censo de lg0g ta;bién;;umera V n¡ü.ñtp?U,
Cañasgordas, corno sujeta al Cabildo de
la población indígena de go no sólo sus bateas y cuadrillas de esclavos, sino también semi-
cas y Censos, vol. 343, no. 653g, lg0g),
SantafJ de Rntioquia t¡,¡l¡, ari"iirri_
llas y arados. Sin emba{go, se encontraron con que las abundan-
12 AHA, Flstadísticas y Censos, vol. 343, no. 653g, lg0g. 15. Ibid., 2: 288.

l3 Robledo, Bosquejo biográfico, 2:257. l6 La población mestiza, mrrlata y ne¡ga libre de Antioquia eta de 27 -535 habitar¡-
tes (59.4olo) en 1778, y de 36.914 (62.20lol en 1788 (Miguel Urrutia y Ma'
14 lbid. rio Arrubla, eds., Compettdio d,e Estadísticas híttóricds d'e Colombia, p. l9i
Pérez Ayala,Antonio Caballero y Góngora, cuadro B, p. 395.
16O Min¿¡os, Cometchntes y L¿b¡ado¡es
et Antbqtth. 176rlg10 El sector agrícola l6l

tes cosechas de los valles cálidos y templados no podían ser


--_--- del distrito minero, muchos de sus habita¡rtes trabajaban
igualadas en las tierras ' ¿.í¡n
"lt"r. l.inas de canalón o se dedicaban al mazamorfeo¡i Taa agricultu_
uno de los resultados der movimiento lir por consiguiente, se reducía ala necesaria para el consurno
cia las minas de Rionegr" y a;;; de ra población ha- rkrméstico y ocupaba un lugar secundario, después de la gana-
sistema comerciat inteino ;'';
ioru r,r. el crecimiento de ün rlt'ría y la minería
;;l;,
joles, plátano, caña de arú.ar-;;;;; .*";;;;., l. ;if", rri_
producidos en los valles Algunos partidos de Rionegro y de Marinilla estaban loca-
más cálidos de santaré ¿e etrtiá*Jt
Medetín, se enviaban á lizados en valles más templados y fértiles. Cocorná-.(partido de
-¡las regiones de clim_a más frío *ri" l,r"ri"tü ü;ñlr*.u
Rosa. Un informe de 1808 ;";;;;;;. Marinilla), a 1.300 metros de altura, produCi; rÁaíz y fríjoles
manera detatíada la pro_
duccíón agrícola de cada piilát'-""rubdivisión ¡rara el consumo local y glpo,rtaba además cañ4 de azicar, plá-
muestra las contribuciones de cada á.i*.Juiiao y , tanos y cacao a las poblaciones de tierra más fría. Los partidos
provincialll á;;;r;;."ñi"
región q!¡rrru qc csll ,.a , <lc San Carlos (Marinilla" 973 metros) y Santa Bárbara (Rione-
gro, 1.650 metros) podían tal vez producir algunos excedentes
El patrón propio.de la agricultura de las <lc alimentos, pero las ricas ganancias de las minas desalentaban
terizaba a las .iurisdicciones ¿JVfuri"il-i" tierras artas ca¡ac- toda actividad agrícola que no fuera la de subsistencia.,
Ios seis partidos de Marin'la.rt"¡*
y Rionegro. Cuatro de
r-itrados en las tierras menos
fér¡iles de la montañE a una ¿t"ru Los partidos bajo la jurisdicción del Cabildo de Santafé de
J" -ás de 1900 metros (Mari Antioquia variaban entre los 500 y los 2.43b metros de altura.
nillan 2.O41 metros; peñ"I, t.gzl
met;;;;;;;;;:;:;;3 .,,.- Una agricultura típica de las tierras altas, semejznte a la de Rio-
2.10,7 metros_)¡ Como estas regiones producíah
i .i",:l_E1larmeu
uucamente una cosecha de fríjoles o negro y Marinilla, caracterizaba a las cosechas del asentamiento
rnaíz"I d;,l.;; Ltil"r., situado a mayor alturao San Pedro (2.435 metros). Aunque los
tenían que comprementar sus piopias
cosechas con la i*oor,#L'
de aümentos pioducidos en i"; indígenas de los poblados de Cañasgordas (1.496 metros) y
patrón prevarecía ."_lg; l¿iii"r, rrf." rir- Iluriticá (1.650 metros) podrían haber exportado algunos exce-
(1.906.metros), San ;;ñ;il;"ó;-;.
""il;r;át ó""..0'.r¿"" tlentes de maíz y fríjoles, su dedicación a la minería y su desdén
metros). En el valle de ."t"_.*; l2i';"rros)
it
Rionegr" ufg";";^;KJO"*,
y Sonsón (Z.b4b
¡ror la agricultura limitaron sus cosechas al consumo local. Los
cantidades Iimitadas d.e maíz y fri¡"f2, Oril;;r; habitantes de Urrao (1.885 metros), en el lejano occidente de
f ara la exportación. Antioquia, hubieran'podido también cosecha¡ excedentes de
Las laderas quebradas, maíz y fríjoles, pero la lejanía de los distritos mintros y de los
lípicas de los partidós de Rionegro ccntros urbanos hacían muy costoso el transporte de grandes
Ll|il:tt#;:lflT::3.ecuádas para el pu'...o q,,. p*Ii"""i- volúmenes.f Los labradores de los alrededores de Santafé de An-
abastecíani;;;#?:'iilñi:T?"ilf tiquia (572 iñétros), los de San Jerónimo (755 metros) y espe-
que recorrían el camino principaíque
:T*?":i:'*:i.,'*:.: <;ialmente los cultivadores indígenas y mestizos de Sopetrán
llevaba a.r f""ii";;;\-. (754 metros) eran los agricultores más importantes de esta.jurii-
hacia el interior' como éstos partiáos
se encontraban en el cora- dicción. Sopetrán era una región particularmente fértil: los ve-

17 AHA, Estadísticas v esn5q5, vol. 343, no.
653g, 160g, proporciona más de cien
páginas de análisis der¡rla¿á ¿. lu p.áár*lá,
de la proüncia (..Expe_
como_ otros prbductos típicos dé las fierras- bájas: arroz, caña
.' dieirte formado por orden del .xcetÉrrtrcm" "sdcola
,"io. vr-.y der reino sobre ias pro- d,e azicar, plátanos y cacao. I
. ducciones del Cantón de Antioquia
v ¿. ," ¡"r"¿lcción,,). Mon y Velarde tam-
, una corta descripciá" .r,'n-"¡1.a" Bosguejo La tierra más fértil de la Provincia era el Valle del Aburrá,
!;?U¿;:o*"iona , biográfícó, 2:
que formaba los límites legales del Cabildo de Medellín. Un ha-
162 Minetos, Comncbntés y Labradores en
Antioquia. I 763-1g10 EI sectorbgrícola I 63

bitante comparaba poéticamente a Mede'ín


con una madre: Viajando de una finca a otra los visitantes atravesaban.
". . . se puede llamar. madre,
-y que es Me-dellín,
abundancia sus necesidades ésta abastece con lrucrtas y parcelas cuidadosamente cultivadas, con exhuberante \',,.¡',
i;r i; ilao .l
vj1ci.a"1]' Los. agricultores de esta r.giá"
níás resto de ra pro_ rrrití2, fríjoles, caña de azicar y el infaltable plátano. Algunas
exportaban grandes can-
tidades demaíz,frrjoles, cañá de ur|urury ¡xrrcelas eran más grandes que otras, algunas más fértiles. A pri-
panela hacl Rion.gro, ruera vista los viajeros habrían pensado que toda la tierra estaba
S_anta Rosa y los demás distritos
;ir"ror. La mejor tierra del r t¡ltivada. Un grupo ordenado de casas e iglesias señalaba el nú-
Valleerata que rodeaba a ta Vilta (t.4.g;.r-;t;i;,
(1.580 metros) . Itagtii-(1.b46 metros).
p"r.ia", r:lco urbano del Valle: la Villa de Medellín. En un sentido Mede-
.9:,lY*_"Oo
veclnos con parcelas en las zonas Aun los llín aparecía apenas como la continuación del campo mismo,
ñr.rro, productivas,delüalle, pues la mayoría de las casas ostentaban pequeñas huertas y las
tales como Barbosa y San-Crist¿¡"f,-."fti,
uAui-Á,ui" y fri:"f* t ierras que rodeaban los límites de la ciudad estaban intensamen-
para venderlos en el mercado de Ia
Villa. tc cultivadas. Aunque es muy probable que hubiera pocas gen-
ll
Así pues, dos.patrones- de producción agrícola tcs en las calles, la población del Valle se acercabaalos 17.000
distinguían Irabitantes20
' glo
1I"-fiigquia de finares det sigio xüiu y de comienzos
der si-
XIX' En las tierras altas los ñabit'¿nt.s producían
algun
y fríjoles para el consumo Iocal pero áu¡ár, _uy";i;;"riu".iu maíz Si dejamos a un lado las impresiones,y recurrimos a las sim-
ala cría de ganado y a lamineríadel oro. l,as ples estadísticas derivadas del censo casa a casa del valle de Me-
valles templados producían abunáorri., tierras bajas y los dellín, efectuado en 1787, obtendremos una imagen más clara
cosechas de"maíz y de la tenencia y uso de la tierra Este censo enumera los nombres
fríjoles, así como caña de
clima cálido. -¡;";; f*;as y otros productos de de los residentes en cada partido, registra la cantidad de tierra
que poseían en el VaIIe, describe lo que cultivaban, calcula lo que
producían y señala el tipo de mano de obra que utiüzaban (pro-
- I"la que
.la de corrientemente
provincia
se aceptaba que Ia riquezaagríco- pietario, libre, esclavo). Los datos del censo para dos partidos,
se cenrraba
del.capítulo anarizaesta jurisdicción
"r,
.i vuu. i. M.;"irí;.iur"r,o Otrabanda, situada al frente de la Villa y al otro lado del río y
y er desarrollo de su élite una de las zonas más fértiles, y San Cristóbal, a una hora a caballo
agrícola.
desde Medellín y una de las zonas menos productivas, forman l¿...*.
base del siguiente análisis2r.',Puesto que los antioqueños utiliza-
La distribución de Ia tierra en el valle de Medellín ban diversas medidas de tierra tales como la cuadra (1.7 acres), ,,,
la fanega (1.6 acres), el almud (0.5 acres). y la cuartilla (0.25 '
iQué hubieran- visto los viajeros ar entrar
vaile de Mede-
llín a finales del sigro xvIII? u" t".J.ilinense ardescribía acres), así como otras denominaciones menos precisas, como
así los por ejemplo jardín, estas medidas se han convertido a los equiva- , .
alrededores: ,
lentes en acres (ver Cuadro No. l9).*
. , . se hallan tan poblados de casas y sementeras que
forman los ane- Este censo indica que 178 de los 246 habitantes de Otra-
xos y capital una continuada ciudad de más de
u"'¿iu á. banda, es decir, el 72.4o1o, poseían alguna tierra. El tamaño de
comienza en el curato de Barbosa y acaba en los "urni;;;".
19. términos de Envi_
gado las propiedades variaba enonnemente: desde un décimo de acre,
l8 ACM, v<¡I. 69. no. 17, 1g04. Los medellinenscs también 20 Pérez Ayala,Antonio Caballero y Góngora, cuadro B, p. 395.
criaban ganaio para su-
ministrr¡ de carne, mantequillaj.qger.r- V.,ur.
'--: --- ÁCM, vol. 43, nr:. 27, l7g9; ACM,
"" 2l
vol. 39, rro. 10. l ZgZ. ACM, vol, 4l , no. 34, I 788 (Otrabanda). ACM, vol. 38, no. 2, 17 87 (San Cris-
tóbal). ACM, vol. 41, no. 33, 1788, discute la diferente fertilidad de los suelos. \
l9 ,\CM, vol.69. no,17, 1g04.
* Nota del traductor: acrc : O.4047 hectáreas :4.047 metros cu¡d¡ados.
164 Minaos, Comercútntes y Labrdores en El sector agrícoln
Anüoquia. 1Z6J-IgI0 165

()
gp3 c\l i{ F- rO c\¡
d
-a
.o difícilmente el espacio suficiente para una-.casa y una huerta,
F Fs $F-Oo!ó
hasta 81.6 acres. Aproximadamente el 600/o de los vecinos de
i ct d6¡Écf)
É Q
Otrabanda poseían menos de 6 acres; el total de sus propiedades
d
rt) correspondía al 37.2ob de las tierras enumeradas en el censo. La
,¡ r
,l a tierra restante estaba repartida entre 23 agricultores (S.3o/s de
4 r
o o!{
ca
€ los vecinos) quienes poseían el 62.80/0 de la tierra en cl partido.
^F
v F
U)
d'dC
ÉQE
c-{qtqn NOrOO¡
c\¡
o Así en Otrabanda 153 vecinos poseían parcelas de menos de
6¡OlO¡o(o NÉcoO¡
a d 9t3
O
(o co <ñ
ó 6 acres, 16 cultivaban pequeñol predios de 6 a 20 acres y7 ocu-
o paban fincas de 20 a 80 acres.
U
^) z Oro .d o
z ü)
¿
(J San Cristóbal, el partido menos fértil, muestra un patrón
U) 0
de distribución de la tierra que difiere ligeramente. El tamaño de
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ct N$cañr{. NN$ !
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los predios variaba de medio acre a un cuarto de legua; y aunque
c\l .d.g\¡ÉÉ
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la mayoría de los vecinos poseían alguna tierra, su porcentaje
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.ru ,rrlto, que el de Otrabánda. El hecho de que la mayoría
6 de los vecinós de San Cristóbal tuviera.propiedades por tue-ra-del
4 qo
r partido, cosa que no ocurría en Otrabanda" se debía probable-
^i€
i4a
o)/a* HN $ mente a que lás cosechas obtenidas en San Cristóbal eran más
Eü3 \q\9no?e
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pequeñas, por lo que los vecinos se veían-obligados a cultivar


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HJ rOC\¡€OtcO$¡c,
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tttis p"r."ias en las montañas de los alrededores. La ausencia de
X .¡!o I "'d propiádades por encima de veinte acres puede reflejar también la
¡ d: I
pobreza de lbs suelos que no resistían el cultivo en.gran escala'
¡ri ¿ V" ,." que se tratara de tierras fértiles (Otrabanda) o- 1o. (San
z o3 O
Cristóbaí),: una característica de la agricultura'en Medellín era
F< '93
¡a 3
QqqÉtü@c-.¡ oocoto o¡ la división en pequeñas propiedades, en oposición al monopolio
-l ú o -'á 99td.üñ.i*' dñ¡; de la tiena por unos Pocos.
F i3
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s C.l Cr¡ * r- c\¡ ó !
0
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i

z 'd El censo de 1787 no sólo muestra el tamaño de las propie-


dades, sino que proporciona información sobre el uso de la tierra.
U
p
€r Sin excepcién,1os propietarios declaraban que utilizaban tod4
(orü6)o(o!üco
o al menbs parte de su parcela para el cultivo. Los propietarios '
pa ao ¿,
C\t€ó (O
@róóÉ F-(.o $
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É6¡ de lotes pequeños sembraban huertas, pero los propretanos mas
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a c) grandes producían para su consumo personal y Para los mercar
áo, ,rrburros y los distritos mineros. Ñg.lttut u.."t t. dejaba par-: i
(t'r ''.'
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9 te de la tierra en pastos, pero comúnmente el Valle se considera-l
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oc) :- o 4 a ba demasiado féitil puri propósito, por lo que se dejabani.'
7a Jd)toO'c'¡if:í
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como pastizales las laderas cercanas.
9¡ :
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ó< 3q.":--a€ O
F Los censos de Otrabanday San Cristóbal revelan tres grupos
,'.xco
CÉci(,ooroo
0^r.(, '9?.b.5
r<>F(rFi z.
señalados dentro del Valle. En la base estaban los habitantes que
¿-¿ --H
E
no poseían tierra. Tales habitantes no eran necesariamente indi-
166 Minetos, Comerchntesy Labrado¡es dt intloqu*,. IZ63-IL10 El sector agrícola 167
\r. - ,ri-:. '. "-".''
.,:¿jgentes-pues algunas.veces podían tenái
mayores riquez:rs que Ios
- ;'"-pb.queños propietarios. En san cristzbal informe los habitantes de Medellín declaraban unánimemente
calculada de sus habitantes iba de cero ú;.ñ;l;,
rTriq.r.r" r¡uc Don Nicolás de ochoa era el agricultor más irnportante del
a-ocho mil pesos. El joma_
¡ lero Josef María Montoya no tña tie.ra üdle. Los testigos afirma¡r que Ochoa cultivaba 11 fanegas,
i vacas, tres caballos y tres mulas y
pero';;;;r; cuatro 17.6 acres, de la-s mejores tierias y producía una cosecha anual
cientos pesos2l "a.ntuu"'* ,ri"J" en dos- rlc maíz ae f f O fanegas2l Todos estos grandes agricultores utili
¿uban mano de obra esclava en sus operaciones'
Los artesanos conformaban otro grupo dentro de la
cate_
goría
9e Jbs
iré propietarios de tierras. A"unqu. t. a.Ji.aban a El caso de ochoa indudablemente es sorprendente' ya que
ra agncurtura, segurarnente obtenían ingresos""de
sus habilida_ sr: aparta del patrón normal de tenencia de tierra' Por lo que
des profesionales. Los
4l_c_ia_nos, las rriudis ."" frii or, iol peones ,. infiere de su testamento se ve que concentró sus propie-
que no poseían biene.s *uéb1., y los'vagabu"d;i:;;l;á;;;; <lades en el Valle. Esto era raro' pues los testamentos de mede'
categoría de no propietarios de iierras. llinenses prominentes indican que éstos tendían a poseer la
t:onsabida casa con solar en la Villa y alguna tierra en el Valle' y
Los medellinenses que cultivaban predios de 1.5 t.l resto de sus propiedades dispersas por la Provincia. Por ejem-
a 6 acres
_fglnaban
el grupo mas amplio de propietarios de ti.*u, .r, .t
¡rlo, Don Félix^Jaiamillo poseía una casa
y un lote en Mede'
valle y normalmente las curtivubar, áilos'mismos. T"rr;-; itírr, ,rrru finca en el Hatiflo y tierras en otras dos localidades
ño como la fertilidad de la propiedad servían tama-
como indicadores fueia del Valle. Las propiedades de Don Rafael Fonnegrl estaban
de riqu.ea23. Si la tierra.era fértii, un agricultor
q";;iñ;ra esta clistribuidas en cinco lócaüdades, las de Don Ignacio Uribe en
cantidad de tierra podía ser parciar olotarmenie seis. La casa y la parcela de Don Vicente Restrepo estab¿n en
autosuficente.
un medellinense anotaba q,r. .n un buen año Ia cosecha obteni l:,"tig"á", peó el iesto de sus tierras estaban en Don Matías'
da en tres almudes de tierrá (r.5 acres) p"di;J;;...'i.rr..ru- crruriu.ur,'Yarumal, Santa Rosa y Riogrande, localidades fuera
mente a su familia, otro atestiguaba qü. ,,, lote de la jurisdicción del Cabildo de Medellín27'
de .rrr" furr.gu
(1.6 ac.res) le permitía también"ser autosuficienter.
utilizando
esos cálculos com,o guía, tenemos que aproximadamente
d¿0ób Tal diversificación era lógica, puesto que las mejores tie-
de los propietarioJ de tierras en^ otrab";d-t-il;-óristóu¿ rras del Valte del Aburrá eran comparativamente costosas
y ha-
erafi autosuficientes y que los restant.r .o*pr.-entaban bitualmente erán dedicadas a la agricultura' Los pastizales para
su
producción con compras in Medellín. ' g";"a" y las mulas resultaban más baratos en las laderas de los
"i
Aria.a"rá y en los valles menos fértiles. Los medellinenses
Existían, claro esti! algunos agricultores en el Valle en otros lugares'
__. de
dellín que er¡h exportadorá .orrri*rt.s de arime.,,or"l -E,Me- lue vivían en el Vatle pero trabajaban minas
,r'
22 ACM, vol.4l, no. 33, 1288.
26 AIIN,Ilistoria Civiil, vol. 9, 1799-1807, fols' 53-316'
23 ACM, vol' 62, no' 25,1799. Los rabradores dividían ras
tierras der Valle en tres 27 I¿ información acerca de las propiedades de Ochoa puede encontrarse en AHN'
categorías de acuerdo con.ra cantidad que se produjera Véase además' Mar-
en un armuá (medio Tcstamentarias de Antioquia, vot. tO, tgOZ, fols' 941'966'
acre). Un almund, que producía de 5 a 6' fanegás, se iendía
po, Zip"ror; ¿" O O.ft"., Don Lucai de'Ochoa, gran progeniior de los Ochoas de Antíoquia
co'
7 fanegas valía 30 pesos; y de l0 a 15 fanegas,
50 p.ror. " ""firo
n óodot. (Medeilín: Granamérica, 1963)' Los otros testamentos se locaüzanlll'
AHN, Testamentarias de Antioquia' vol'
24 rbid.
;;-rE"¿,';;;izli* ¡.tamitlo, de An-
iigg,'folr. 132'47 3;Doctor Don Rafael Fonnegra' AHN, TestamentariasMortuo'
;.q"i", a, IAOO. fols. 177-178; Doctor Don lgnacio Uribe' AHA'
25' AHN, Historia ciüI, vor. 9, 1799-1g07, fors. 53-3r6, proveen información sobre
catorce exportadores. En lg0g er censo anota que
áiz,'"o.-éiro, 1800; Don Vicente Restrepo' AcM, vol' 40' no' l0'
tñr]-ü. "oL
haúía ciento ái.r-g.uni.r.ur_ 1788; ACM, vol. 42,no. 19' 1789'
tivadores dentro del valle(AHA,Estadísticasycensos,vor.
B4B,no,653g,rg0g).
I
l,
168 Minaos, Comercíantes y Labradores en Antioquü. 1263-IglO ,) (, , r' l' ' EI sector agrícola I 69

fre.cuentemente poseían y cultivaban parcelas cercanas a sus dores"2E Desde 1775 hasta la Independencia, el Cabildo, domina-
sitios de trabajo. do por los inte¡eses de mineros y comerciantes, desafió con
óxitt esta medida y, durante los años de escasez, fijó los precios
Generaliza¡rdo para el Valle de Medellín, a partir de los clel srano. El conflicto entre los agricultores y el Cabildo de Me-
datos sobre la tenencia y el uso de la tierra en otratanda y san dellí"n le"hiro agudo'y arroja *.,.hu luz acerca del papel de los
cristóbal, se ve cómo las propiedades eran intensamente curtiva- productores agrícolas en el Valle de Medellín'
das y se distribuían ampliaménte entre la pobración. La mayoría
de los habitantes era total o parcialmenie autosuficiente en Id- Las cosechas de 1799 estuvieron pordebajo delpromedio, y
producción de víveres. La "ériti agrícola" existente no pudo dci: la escasez resultante hizo subir los precios del grano. cuando el
piryr la propiedad y el uso de la t-ierra ni tampoco los mercados Cabildo actuó para regularlos, dos bandos surgieron' El primer
locales. Más bien, individt¡os que poseían gran cantidad de tierra defendía la causa
Supo, encabezido poiDon Nicolás d-e-Ochoa,
diseminaban sus propiedades poi toda la- provincia. Dada esta á. io, labradores, mientras que Don ManuelJaramillo rePresen-
estructura, es apenas qatgr4.encp¡trar, como lo sugiere la sec_.- taba el bando de los mineroi. El conflicto se intensificó debido
ción siguiente, que los labradóres otupaban apenas lJtercera po- a la enemistad personal entre estos dos hombres. Así lo declara
sición dentro de la sociedad, por"debajo dé ros mineros y."-- un testigo:
merciantes, en su capacidad para acumular capitar, poder iocal ' .....deestaenemistadfuedesdequeseofrecieronlistaenesta
y prestigio dentro del Valle. Villa que fue llamado Don Nicolás de Ochoa a la par Don Manuel Ja-
pública-
ramillo .,rr" b"t dJr" .tѿ el referido Ochoa a Jaramillo
ment€ que él fuera humilde vasallo del rey nuestfo señor para servir-
EI sector agrícola y la acumulación de capital le de voluntario con la p€rsona armada' . ' y que no se apuntaba en
la bandera de Jaramillo porque más honrado quedaba en la ba¡rdera
del mulato Tomás Beltrán"29.
Aunque es probable que los antioqueños se dedicaran tan_
to a la minería como a la agricultura, dado el carácter estacio-
nal y complementario de estas actividades, había ocasiones en Este terrible insulto personal encendió aún más el conflic-
las cuales chocaban los intereses económicos del sector agrícola toeconómicoyambosbandosagruparonsus.partidariosydi-
y de.l minerorllos labradores, claro está, deseaban los rñejores vidieron la población en dos facciones en guerra'
"geg* pará su productos; Ios mineros amenazaban con suspen-
Tanto Ochoa como Jaramillo suscribieron peticiones para
,trder la producción si los costos de alimentación de sus .r.ud.illu,
J se hacían muy elevados;los comerciante$_que dependían deloro, uu"rigrr; si el Cabildo pod"ía fijar losprecios delgrano' De acuer-
;; ;; el procedimiáto ettá¡lecido, cada bando escribió un
, apoyaban a los mineros. Un examen de algtrnos de los con- la Provincia y
i.rfot*. qrr. f.." presentado a los funcionarios de
flictos entre l-abradoies,'comerciantes y minerós, ilustra la impo-
{ tencia del Vineinato. Estos documentos hacían a los testigos
preguntas
i de la fracción agrícola para imponer sus intereses soLre
los de los otros sectores.
23Lacolecciónmásampliadedocumentossobrcelenfrc¡rtamientoentrelabrado.
AIIN' Ilisto'
res mineros puede enfontrarse e¡r dos voluminosos documentos:
y
Uno de estos conflictos entre los intereses agrarios y mine- ,i" óiuil,vot. é, tzgg-1807, fols. 53-316, titulados "sobre comercio
de granos
, ro-comerciales se hizo patente en 177b. En ese año una Cédula entre varios pueblos ¿" it p'oui"ti" de Antioquia y la fijación
de su precio"' y
,\fr,. RguI prohibió a los cabildos fijar los precios de losg¡p¡¡-gs, pero ACM, vol. 62, no.25, i799' "'qt"ot por cl babildo 1'los cosccheros sobre la
I" taza de maíses".
't ' -tal medida fue rechaz ada de inmediaü por el Cabiláo di üiao
llín. Los alcaldes afirmaban que tal ley traería ,.-ry notable
i.:-
y los cosecheros sobre la taza
29 ACM, vol. 62, no. 25, lTgg, "Autos por el Cabildo
perjuicio a los pobres y ricos de ésta región, que no son labra- de maíses".
170 Mineros, Com*cíantes y L¿bradores en Anüoquia. I76J_ILI0 El sector ogrícolt l7l

cuya respuesta se insinuaba, y las respuestas servían para susten- sultaba atractiva- El desmonte de tierras que no habían sido cul-
tar la justeza de las pretension€s de cadá facción. Aunque obvia- tivadas era costoso y también peligroso, pues el labrador tenía
mente tendenciosos, los documentos reflejan claramente las que enfrentarse con serpientes y fieias. Aun en el caso de lograr
diferencias entre las facciones agrícola y minéra superar las dificultades dstás tifrr-áñTó'ploducían sino una cose'
cha por año, comparada con las dos que eran norinales en el
La petición de Nicolás de Ochoa fue firmada por muchos Valle.: La ganancia se reducía aún más porque el agricultor tenía
agricultores del valle, que argumentaban que el cabiláo no debía que cdbtear el transporte de sus cosechas. desde las montañas
regular el precio de venta del maí2. Aunque admitían que su hasta Medellín. Los labradores concluían diciendo que su posi-
precio se había duplicado (ahora se vendía a cuatro tomines ción era ya lo suficientemente precaria sin la interferencia adi-
. [medio peso de oro] en vez de los uno o dos tomines por almud, cional del Cabildo.
' qr. era lo usual), alegaban que dicho aumento era justificado.
Exponían que las dificultadei particulares de los rabiadores del Los agricultores planteaban otros argumentos contra la in-
valle necesitaban miramiento y no interferencia; que la interven- tervención del Cabildo. En efecto, sugerían que debía permi-
ción del cabildo era contraria a los procesos natürales del mer- tirse el libre curso de las leyes de la oferta y la demanda. Aunque
cado; y que- el Cabildo estaba favoreciendo, injustamente, a un los precios actuales (1799) del maíz eran altos, alegaban que se
grupo económico, el de los mineros, en detrimento de los la- compensaban con los de otros años de cosechas abundantes y
bradores. precios bajos.

Los labradores describían en términos sombríos la situa- Era apenas justo, ar¡¡umentaban los testigos, que cada ciclo
ción de la agricultura en el Valle: se encontraban a merced de transcurriera sin interferencias. Cuando el maíz se había vendi-
las"'plagas que periódicamente asolaban los cultivos; se hallaban do por un tomín la fanega tan barato que no pagaba recogerlo,
en una siiuación cadave z más apretada, pues las tierras del Valle, el Cabildo no había inervenido para ayudar a los agricultores.
que habían sido cultivadas por muchas generaciones, estaban ya iA qué venía entonces el interés actual del Cabildo por los
, muy agotadas y estaban produciendo cosech4s cadavez menores. precios de los productos?
. Aunque había una baja producción, el costo de preparar la :

tierra y recoger las cosechas se elevaba continuamente y limitaba Continuando su aiegato, los agricultores atacaban a los co-
las ganancias. iñerciantes. Los testigos los acusaban de comprar barato y ven-
der caro. Los aumentos reciente.s en los precios del aóero y el hie:
Estos problemas no podían ser fácilmente resueltos ya que rro, met4es ne-cesario$ par4 la9 h.e1¡a.4g!e¡-rt4s. agicolas, eran un
las tierras más fértiles del Valle estaban cultivadas y sus precios ejemplo de la codicia de los comerciantes. Y siri*éñitraüo*el
continuaban subiendg.l l.os agricultores comentaban que en el Cabildo no había intervenido cuando los precios de estos-artícu'
transcurso de sus vidas el precio de una fanega (1.6 acres) había los subieron. De hecho, acusaba Ochoa,
,. pasado de treinta a cien pesos. Este aumento de precio hacía el Procurador General [Miguel Naranjo] que casi fue el primero
imposible pÍra ellos la compra de tierras adicipnales en el Valle, que levantó el precio de fierro a reparar metiendo su voz más {
en el caso de que las hubi¡a3o.
( l ,i t ajena el que subamos el [precio] del maí2, cuando se hace preciso

. Los agricultores continuaban con su exposición: la alterna-


su!i¡Io,, no solo Para compra¡ nuestras herramientas, sino también
para conseguir algún barato retazo de
!1pa,
que la venden suma- fl
r ' ,tiva de cultiva¡ las laderas y los valles circundantes tampoco re- mente cara para abrigar nuestras carnes...' . il
r,lil'

r "'-30t-- .\ri
rbid. 31 Ibid
172 Mineros, Comerchntes y Labradores en Antioqub. I76L-lgl0 El sector agrícola 173

Los labradores se- anticiparon y rechaz aron el arzumento


de que la venta de artícuros_no agrícoras no p"á1"--*pLrr" los labradores acerca de los costos de siembra y sus ganancias.
.con la de alimentos básicos-.Los te-stigos atirma¡un q.r. iJ, lto, Segun el bando de Ja{nillo, los agricultores podían lograr ga-
precios del maíz no añadiríar, ,r.rru', privaciones nancias vendiendo el riáíz a un tomín el almud, aunque el pre-
a los pobres, cio normal de venta era.de dos tomines el almud3a.
puesto que los fríjoles, er cacao y er azicar se seguían
ueridi.ndo
a los mrsmos precios y podían sustituir al maíz.l
.'\ Los mineros defendían a los comerciantes y alegaban que
Finalmente, Ios agricultores culpaban al Cabilio,L. .*,u, los altos costos de las mercancías importadas no podían equipa-
dirigido por y paxa los intereses de los mineros: rarse con las alzas en los productos agrícolas. Las causas eran di-
. . . los cabildantes son minero¡ lo mismo que el asesor Don
ferentes: las importaciones era¡r más caras debido a la escasez y
nacio Uribe y todos los demás que han conspirq4o y conspiran Ig- las pérdidas producidas por la.guerra en Europa, mientras que la
a que
subsista la tasa que ha puesto al precio aA iii..\a. crisis agrícola se originaba por la codicia de los productores lo-
' cales. Los mineros amenazaban con cerTar sus minas si los agri-
La facción miner4 encabezada por Jaramino, cuestionó cultores continuaban cobrando precios tan altos. Si el maíz se
en primer lugar la varidez de ra solicit"a qú. conteiía las peti- vendía por más de dos tomines el almud, los mineros calculaban \--
ciones de los labradores. euizás en el afán d. .orr.g,ri, pu.tiau- que los costos de alimentar a sus cuadrillas excederían al rendi- ,i
rios parasupetición, ochoihabía suscrito vecinos qü sabían miento de las minas. Este argr.rmento estaba, sin duda, dirigido a i

lier y por lo tanto no comprendían el documentá. La "Jfacción impresionar a los funcionarios de la Corona, cuyo interés pri-
minera buscó estas-personas y las sobornó o lus p.rsrraáiá-pura mordial era aumentar la producción de oro de la región. Este
que se retractaran de sus firmas. Los mineros argumentaban que razonamiento también atraía a los comerciantes, cuya prosperi
los que apoyaban la petición eran agricultores ie subsistencia y dad estaba ligada con la producción de oro.
por lo'tanto no estaban afectados p"or el precio ¿.t
,. mercado y no_tenían -url ." .t
por consiguiente ningún interés ,.¡ .r, .t
r/'
La regulación de los precios del maíz por parte del Cabildo
desenlace de la disputa Tales acusacionei, claro está,
consti- de Medellín era uno de esos pocos asuntos que dividían a Ia
tuían los.intentos de la facción minera por quebrantar lo que élite del poblado en facciones económicas, pues los habitantes
parecía ser un bloque unido-de agricultores. usualmenle se dedicaban simultáneamente a la minería'y'ala
agricultura, o al comercio y la agricultura, o bien a las tres acti-
Los mineros fueron más allá en su inten to y lanzaron ata- vidades3s. iEn este conflicto surgen también indicios sobre esta
ques personales contra Ochoa y dos o tres de sus colegas, señalán_ flexibilidad y diversidad de ocupaciones. Los mineros señalaban
dolos- como culpables de los artos precios del maí2. juru,'itto que el punto de equilibrio de sus operaciones dependía de que
acusaba: el maíz se vendiera hasta dos tomines la fanega. Afirmaban que
si el precio se elevaba, retirarían sus cuadrillas de los campos mi-
los frutos y lo que la motiva es que los cosecheros se conspiran, aun neros y cultivarían sus propias parcelas situadas en el Valle, ya
desde antes de cosecharlos,_anuniiando pérdidas de ellos. ..l;;;;"r-
dan en los trorer,.rercrvando^la v€nta para los meses de abril y ir"yo
en que el pueblo siente ya su faltasl 34 Ibid. El precio del maíz variaba durante el año. Inmediatamente después de la
recolección, en junio., jqlio y agosto, el maíz se vendía por doce tomines una fa'
Los mineros cuestionaron también los cálculos hechos por nega; luego subía a diez y ocho y finalmente se elevaba hasta veinticuatro tomi-
nes, justo antes de la próxima cosecha (8 tomines = I peso de oro)'
32 Ibid-
35 Véase Capítulo 4, "La cicupación y la riqucza", sobre las multiples ocupaciones
33 Ibid. de los miembros del Cabildo de Medellín.
171 Min¿¡os, Comerciantes y Labradores en Anüoquia.
1763-ILI0 El sector agrlcola 175

que la agricultura sería más rentabre que la minería36. Segura-


mente tal afirmación no era un comeñtario irónico contá ros grano del Valle y colocó'guardias en los caminos para detener
agricultores sino más bien el reflejo de una situación económica la salida de alimentos3l
real. una de las características dá la minería antioqueña.r" l"
doble residencia de mineros y mzlzamorreros, quienes tenían Pa¡a burlar esta intervención del Cabildo, los intermedia-
parcelas en el valle y alternaban Ia agricurtura con la minería rios se idearon la mafiera de sacar provecho de la escasez. Como
la exportación del maíz estaba prohibida y su precio por arroba
en los campos de Santa Rosa, Rionegr; Titiribí.
/
' ' l' i'- cstabi controlado, los intermediarios se dedicaron .al negocio
.1 ', , r"',¡ r''{' "-'' de hacer arepas. Estos intermediarios causaron una pequeña crisis
Ambas peticiones fueron enviadas a ros funcionarios del
virreinato y de la Provincia. En este caso la disputa t.rminó sin en Medettín-cuando sus arep¿rs de inferior tamaño (tres onzas
yn triultg oficial pala de las partes. Sin embargo, en el
contra las siete onzas corrienles) y mayor precio, aparecieron en
fondo, había triunfado lafn^guna. las callesao.
facción minero.comerciante qü. io,,,i
naba el C*-il{", ya gge la misma demora .n la respu.sta de las
altas autoridades significó que el cabildo pudo controlar los p.e- El cabildo enfrentó con altura este nuevo desafío y encon-
\l cios durante ese año de escasez. tró una solución ingeniosa al problema. Los cabildantes compra-
\ ron maíz a precios- controlados y lo entregaron a un[mujer y
dos esclavas Para que Prepararan arepas de tamaño corriente y
- En 1807 surgió otra crisis cuando ra cosecha en er Valle se
redujo a sólo seis mil fanegas3?. De nuevo el cabildo pro..áió u las vendieran a pricios razonables. Desde mediados de mayo
regular los-precios. El procurador general convocó a los alcardes hasta la primera cosecha en julio, los miembros del Cabildo se
jueces pedáneos, los ftrncionarios aiargo de cada turnaron en la supellsign de la preparación y venta de arepas'
partido á"",r"
de la jurisdicción del.cabildor y les Jrdenó ..r"'ior-r. de que
ningún labrador estuviera vendiendo el maíz por más de cuatro Aunque este incidente tiene sus asPectos cómicos, también
tomines la ar¡oba (veinticinco libras). Un productor, Don muestra cüramente la firme determinación del Cabildo de con-
Manuel Londoño, desafió abiertamente al cabildo fijaido el L"lut"f"t precios del maíz y mantener bajos-los costos de los ali-
precio de su cosecha en seis tomines ra arroba; inició un pleito mentos. Éste programa fue popular entre los habitantes de la
"claro
contra el Cabil-do, alegpndo que no tenía autoridad para .árrtro- Vifi" / U."efiéó, está, loi int.t.t"s inmediatos de los mi-
la¡ los precios3l .r.ros urí como las ganancias indirectas de los comerciantes'

iQué resultados tuvo la demanda de Londoño' todavía


pendien-te,queponíaenteladejuiciolaautoridaddelCabildo
!ry ¡{;tencias del grano para venderlas por fuera del área de oara reeular los precios? La Audiencia de Bogotá, forzada a
ele-
Medellín. Rápidamente el cabildo prohibió la exportación.de de manera in-
h, .",i. tolerar el control de precios
por
efectuado
parte de un cabildo' o con-
y
f,ependiente sin autorizaciór
36 AIIN' Ilistoria ciüI, vol. g,
deirarlo y po; consiguiente ocasionar alzas en los precios y una
1799-1807, fors. 53-3r6. Los mineros amenazaban
l',. . o,r. deja venida a dos tomines el almud, siendo minero, J.:r*.i i"b-.]¿. prohibir
las-_1ina¡ por el mayor costo y cogiera el del labores de las tláas p". 39 Siempre que había una escasez de alimentos los cabildos trataban de
utilidad".
f..uyo; lo ,uiida á" gr^no, de sus jurisdicciones. El cabildo dc Medellín hizo esto en
1799 y 180i, de igual mairera actuó el Cabildo de Rionegro (AIIN, Ilistoria
37 ACM, vol. 71, no, l, 1807. Ciüt'uol'g,tzsg"laoz,fols.53.316).E,lCabildodelaCiudaddeAntioquia
dictó una orden similar en 1783 (AHA, Documentos, vol. 588, no. 9335' 1783)'
38 Ibid.; también ACM, vol. 73, no.4, lg0g.
40 ACM, vol. 72, no. I, 1807.
I76 Mincros, Comerchntes y Labradores en Antioquia, 1763_1g10
El sector agrícola 177
\

{\ r
disminución en_ Ia producción minera, optó por la autoridad y
, <lentro de la jurisdicción. Los mineros eran apenas uno de los
(, no por el oro. La Audiencia falló en favór di Londoño y ame- grupos que poseían tierras dentro del Valle y que podían pasar
naz6 al cabildo con.una murta de quinient"r p.*t J i"!ir,i;
sus cuadrillas de la minería a la agricultura en el caso de que el
en
-controlar los preciosar. Awr así, áesde el mtmento de la ex- t'osto del grano se elevara por encima de lo normal. Pero lo que es
pedición de la Cédul-? Rgul en IZlb, mediante la crrJ se prohi_
rnás importante: las élites minera y comercial dominaban el Ca-
bía a los Cabildos tij,g tolgrecios áel grano, hasta la irráep.r,_ l¡ildo de Medellín, vieron que los precios bajos les beneficiaban
dencia, el Cabildo de Medellin contraviná esta norma. y se prepararon a desafiar tanto los intereses de los labradores
-. ,- ,

locales como alos funcionarios coloniales de más alto rango para


El conflicto asumió patrones predecibres. Dura¡rte ras crisis lograr estos precios.
agrícolas el cabildo controlaba ileghmente los precios del grano
y lidiaba los pleitos legales que instauraban lós furiosos iubra- Dadas estas circunstancias es posible comprender por qué
dores, que tenían que apelai a la Audiencia de santafé ¿. -n"- l:r élite antioqueña tenía actitudes ambivalentes hacia la adqui-
S:t¡ p1.l que hiciera justicia. Mientras se tramitaba tal apelación, sir:ión de tierras. Como lo confesó Mon y Velarde, la posesión
el cabildo regulaba los precios, y cuando la Audienciu fuuubu rlc tierras rara vez fue la ocupación más productiva o prestigiosa
su contra el cabildo cedía. Para entonces, la escasez temporal "., crr la Antioquia borbónica.'
' - "

había pasado y ya no había necesidad de control. Los asrintos


se mantenían en suspenso hasta la próxima escasez de granos,
cuando se volvía a actuar la misma is.en{/D, esta manEra, los Conclusión
mineros y comerciantes que dominaban el cabildo de uedélín
coútrolaron para su_ propio benefiqio ros precios agrícoras a Este capítulo termina donde comenzó: con la reforma
todo lo largo del período borbónico)' ' ,,. ;rgraria de Mon y Velarde. Aunque sus medidas parecían audaces
1' hasta peligrosas a los Oidores de Santafé de Bogotá, los acon-
Las condiciones que llevaron u ü'lormución o manteni- lccirnientos subsecuentes comprobaron que sus actos no sólo sir-
miento de una poderosa élite agrícola no estuvieron por lo tanto la élite antioqueña sinb.que también
vt('r()n a los rntereses de
presente s en Antioquia o, al menos, en el Valle mái fértil de la Irrt'ron consistentes con las metas de los reformadores bor-
Proüncia: Medellín.'Los agricultores no producían productos Irri tt i<:os.
de exportación que pudieran mejorar su pttencial de ganancia,
,.
ni la agricultura era una profesión de prestigio, pues no Si los antioqueños hubieran dado particul4r importancia a
JaryR_oco
existía la abundancia de mano de obru r...ruri" p-i.í á.rurro_ l,r tit'rra, bien fuera como fuente de riqueza o de prestigio, las
llo de un sistema de haciendas sustentado por ei trabajo de los rr¡rlo¡riaciones de propiedades privadas hechas por Mon y Ve'
peones. l,rrrlr' ¡rodrían haber causado las rebeliones tan temidas por los
I trrlo¡'t:s de Santafé de Bogotá42. Por el contrario,la élite antio-
Las poblaciones urbanas y los centros mineros sí crearon la rlnr'lrir rccibió con beneplácito su propuesta de establecer asen-
demanda de los excedentes de las cosechas de los grandes culti- l.lrricrrtos agro-mineros fuera de los valles, ya que reconocía
vadores. Pero también aquí las ganancias eran rimitádas. una éli- r¡rrr' í'sta era una respuesta válida a la creciente crisis dentro
te agrícola no podía monopolizar la produc ct6n, ya que una po_ rlrl scctor agrícola.
blación de pequeños labradores oiupaba áreas' considerables | ' i\l.rr y Vclarde estaba muy nrolesto dc quc su acción hubicra causado tal con-
tr,,\'r'rsia y, mu1, ¡¿¡,o de veracidad, anotó que "esto es muy alejado dc mi tem-
l,r r.un(:uto como de mi caráctcr". ("Mon yVelarde, regencrador de Antioquia",
4l ACM, vol. 73, no. 4, 1808. il,'r,itta Murzicípdl lM.dcllín] I [Nlarzo 19421¿ 28-29).
l7t Minctos, Comercbntes y Labradores en Antioquh. IZ6J_lgI0 El sector agrícol.a 179

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En este análisis sobre el uso de la tierra en el Valle de Me- Mon y Vela¡de tuvo, inclusive, palabras conciliatorias para
dellín han aparecido ya indicios de esta incipiente crisis agríco- aquellos piopietarios cuya tierra sería confiscada. Señaló que la
la- Pa¡a la década de 1780 la mayor parte de las tierras disponi tierra sin coionizar no valía nada, mientras que una población
bles estaba cultivada, sus precios se estaban duplicando situada dentro de sus límites aumentaría su val<¡r46. l)urantc su
triplicando- y el tamaño reducido de la mayoría de las parce-
-y aún gobiemo se fundaron cuatro de estos asentamicnt<>s: Carolina,
las desestimulaba ulteriores divisiones por parte de la generación San Carlos, San Luis de Góngora (Yarumal) y San Ant<¡ni<¡ del
siguientea3. Este uso intensivo de la tiérra dió origen á una musa Infante (Don Matías)41
creciente de vagabundos que no poseían tierras y de vecinos que
no cultivaban lo suficiente como para ser autosuficientes. Mon Aunque la política colonizadora de Mon y Velardc cra ('s-
y Velarde señalaba. que : pecífica pára las condiciones prevalecientes en Antioquia a li¡ta-
. . . pues están tan estrechas las gentes que varios de los habitan- ies del sigto XVtIt, se ajustaba también a la política gencr.l <lc
tes apenas tienen (con ser en el campo) las ca¡as y cocinas sin tener la reforma borbónica. El interés de la Corona por reorgalr¡z¿tr,
tierra adonde poder sembra¡ siquiera una huerta y si tienen. . . cs la simpüficar y controlar, expresado en los proglamas adnri¡listrir-
tierra inútil que no produce aún la semilla tivos, económicos y sociales emanados desde Madrid, sc cx¡trcsit-
Los censos de Otrabanda y San Cristóbal en 1787.mues- ba también en la planificación urbana. La población quc sr
tran también esta tendencia, aunque no hasta el punto que señala había dispersado durante los siglos XVII y XVIII debía co¡ttrell'
Mon y Velarde. Si se suman los porcentajes de no propietarios trarse ahóra en poblados, de tal, manera que la autoridad civil y
de tierras y los de aquellos que cultivaban menos del mínimo religiosa pudierá ser mantenida. En Antioquia Mon y Vela¡tle
necesario de 1.5 acres para ser autosuficientes,"se tiene que el ¡usió no sólo reubicar la población concentrada en lo¡ valle¡,
54.4qa de los vecinos de Otrabanda y el 50.2"b de los dé San sino también reunir en nuevos poblados a los mazamorrerot qur'
Cristóbal padecían la situación descrita por Mon y Velarde. El se encontraban dispersosos. Á,rtq.te una comParación de rt¡
se propuso aliviar esta situación estableciendo nuevas poblacio- programa con los áe otros reformadores borbónicos nrudtr$
nes agro-mineras en tierras sin colonizaras. ura complementaridad de metas, revela también algunas- dife ren'
cias sorprendentes en las respuestas de los colonos afeCtAdOl,
Aunque pudiera parecer paradójico, el traslado de la pobla-
ción excedente de los valles sirvió para mejorar el potencial de En todas las colonias, los administradores borbónicor ln'
las élites mineras, comerciales y agrícolas. Los mineros recibieron yectaban nueva vida a las redes urbanas existentes e iniClub¡n
con beneplácito el ímpetu dado a la exploración, descubrimien- Lrru ,r,r.uu era de fundación de pueblos. En la década dc 1770
to y colonizaciín de nuevos sitios mineros que estaba implí el teniente Don Antonio De La Tbrre Miranda cruzó la proVinell
cito en €ste programa. Los comerciantes se dieron cuenta de que de Cartagena, reestableciendo cuarenta y tres pueblos.y fundtn'
el desarrollo de nuevas y prósperas poblaciones incrementaría la do veintldós más. En Chile, los esfuerzos conjuntos rle lor prc'
\_ demanda por sus mercancías importadas. Como los labradores sidentes Antonio Guill y Gonzaga (1766) y O'Higgins (1791)lo'
más prósperos dependían más bien de trabajadores esclavos Que
de libres, no perdieron mano de obra con esta nueva ubicación, 46 "Mon y Velarde ", p. 29.
sino que ganaron clientes adicionales para sus productos.
47 R<rbledo, B osqueio biográfic o, 2 : 327'330.
43 Véase Capítulo 3, "El sector agrícola y la acumulación de capital"
48 Esto fue particularmente cierto en el caso de la fundación d1 S¡n Antrnl6 d:l
44 ACM, vol. 37, no. I I, 1786. Infante, hoy Don Matías. Vóase Claudio Marcos, Monogalía ful afit/r$ie *
Don Matias (Medellín: Imprenta Departamental, 1952)' p' á6'
45 ACM, vol. 35, no. 4, 1785.
It0 Minaos, Comerciantes y Labrddores en Antioquia,. IZ6J-1g10 El sectot agúcola f 8l

Sraron sesenta nuevos asentamientos para finales del siglo xvIII. buscaban revttalizar las redes urbanas establecidas durante la
El Marqués de Sobremonte, intendente de Córdoba, fi¡ndé diez ópoca de la conquista
y-ocho pueblos en el noroeste de la Argentina entre los años de
1783 y 1787, y la Real Hacienda de BuinosAires reclutó volun- Si bien la confiscación de propiedades y la fundación de
tarios para la colonización de la patagonia. En Uruguay, y aun nuevos pueblos realizada por Mon y Velarde no eran únicas, la
en Cub4 se desarrollaron programal similur., u,rñq.rá Á.rro, rcacción de la élite antioqueña si fue atípica. En Argentina los
ambiciososal colonos protestaron Por la fundación de nuevos pueblos Porque
temían qn" .ttot aJentamientos disminuirían el poder de los
No es un accidente que la política urbana borbónica encon- Cabildos y desplazarían la mano de obra atraída por la adjudi-
trara su mejor expresión en los confines menos habitados del cación de'tierris.en estas nuevas lqcalidadessl. En Antioquia,
ilRgrioa Las regiones indígenas tales como el centro de México, sólo los terratenientes directamente afectados por las confisca-
el alto Perú o colombia central tenían redes urbanas muy desa- ciones expresaron su desacuerdo frente al plan de colo¡rización.
rrolladas antes de la conquista española, las cuales, .or, álgrlrru, Más aún, cuando terminó la visita de Mon y Velarde los antio-
modificaciones, fueron adoptadas por los conquistadores. No queños éontinuaron con la política de "pueblos nuevos"sl. La
fue este el caso de Antioquia o cubá, en donde lis altas tasas de áisposición de las élites locales para adjudicar tierras situadas
mortalidad de los nativos menos ciülizados habían dejado a los lejás de los valles ya poblados y pÍIra estimular tal colonización,
españoles trna frontera sin colonizar. En chile y Argéntina los se puede observar mejor en la legislación dictada durante la
indígenas resistieron la dominación española hasia múy entrado Pairia Bobas2.',
el siglo XIX y las nuevas poblaciones que se fundaron allí eran
no sólo asentamientos sino fortalezas. A medida que los refor- La Patria Boba fue el período intermedio entre la declara-
madores borbónicos fundaban nuevos pueblos en lai regiones sin ción criolla de independencia en 1810 y la reconquista temporal
colonizar, colocados en posiciones'estratégicas a lo lar"go de las de la Nueva Granada por las fuerzas españolas en 1812' Este
rutas comerciales como baluartes contra los ataques de indíge- período ha sido llamado así porque las élites de la Nueva Grana-
n¿rs y como centros de abastecimiento para los campos mineros, da pasaban la mayor parte de su tiempo peleándose unos con
otrás en lugar de unirse para promover una legislación construc-
49 Pa¡a información sobre la fundabión de pueblos en la provincia dc Cartagena,
tiva o parJ afrontar la am.naza real de las fuerzas españolass3.
véase Don Antonio de la Torre Miranda, "Noticia in¿lüduat de las poblaciones Antioquia también sufrió estas disputas' En un momento dado
nuev¿mente fundadas en la provincia de cartagena...", Boletín Historial (cartage- Medellín amenaz6 con separarse de la Provincia si lá Villa no era
na), nos.4546(Ene,-Feb.l9l9),pp. 490-512 y nos,49-51 (Ene.-May.l926),pp.
606-628. Véase además, Eduardo Gutiérrez de Piñeres, "Población de la proviñ-
cia de Cartagena áe Indias en año de 7772",Boletín Historial(Cartagena) 3 (Sep.
50 Robinson y Thomas, "New Towns", p. 1 7'
l9l 7): l-12. La planificación urbana de Chile aparece resumida en Gabriel Guar-
d,a, La ciudad chilena en el siglo XVIII (Buenos Aires: Centro Editor de América
5l Iniciativas privadas, por ejemplo, ayudaron al crecimiento de Barbosa. Este es-
Latina, 1968), Especialmente pp.49-71. Daüd J. Robinson y Teresa Thoma, fuerzo aparece descrito en ACI\{, vol. 74, no. 14' 1808.
"New Towns in Eighteenth - century Northwest Argentina", Joumal of Latin
American Studies 6 (May. 1974): l-33, da información sobre una región del Vi- 52 En un sentido la política de colonización de Mon y Velarde no era más que la
rreinato de la Plata, y Jorge Comadrán Ruí2, Euolución demográfica Argentína institucionalización de la práctica de la élite de tener tierras en varias localidades
d,urante el períod.o hispano, 1535-1810 (Buenos Aires: Editorial Universitaria
dentro de la Provincia. Los habitantes más ricos de la élite también obtuvieron
de Buenos Aires, 1969), pp. 77 -114, describe las fundaciones de pueblos en Pa- terrenos dentro de las nuevas localidades. Para una descripción de csta tenden-
tagonia y Uruguay. El ímpetu tras la "nueva población" cubana de Jaruco, sc cia, véase ACM, vol' 70, no' 9, 1805'
analiza en Eugenio Serralbo Aguareles, "La fundación de Jaruqo en Cuba y los
primeros condes de ese título",,4nuario d.e Estudios Americanos 8 (l95ll: 443- oba", ft epertorio Histórico I (.f ul' 1905 ) : 24 '
5J Alejandro Barrientos, "La Pat¡ia B 1

501. 247.
182 Minetos, Comercüntes y Labradores en Antioquia. 1763-IEI0 El sectoragrícoh l8g

designada como capitalsa. Pero en conj'nto la élite antioqueña peculiar papel que desempeñaban la agricultura y la tenencia
apareció más unida gue la de otras regiones de la Nueva Giana- de la tierra en el medio antioqueño. Aunque la mayor parte de
dass. Una reforma agraria promovida por el prócer de la Indepen- los miembros de la élite antioqueña eran propietarios de tierra,
dencia.y estadistaJosé Manu.el Restrepo, i.. rrru de las piezas no veían la adquisición ádicional de ésta como necesana para
legislativas más brilla¡rtes del período áe la patria Boba si bien mantener zu prestigio o su bienestar económicos?.
11^rÍg"q"ista española signilicó que esta ley fuera aprobada
(1812) pero nunca pu€sta en práttica, ilustia muy bien los Esto era lógico, dado que los terratenientes de la Provincia
punto-s_ de vista de la élite aniioqueña sobre la ténencia de no gozaban de mercados de exportación, amplio potencial de
tierras6. ventas locales, mano de obra barata, acceso a tierras fértiles
o halagadoras ganancias. A diferencia de otras regiones de Améri-
Rsta ley, la equivalente antioqueña de la ley de coloniza- ca Latina como el Valle Central de México, Guanajuato, Popa-
ción de Estados Unidos (Homestead Act), proponía adjudicar yán o Arequipa" el prestigio y el poder en Antioquia no se otor-
tierras a aquellos dispuestos a desmontar y'eslabiec..r. .ri un te- gaban necesariamente a quienes eran dueños de tierrass. Más
rritorio virgen. Los términos eran generosos. un posible corono, bien, la peculiar presencia y ausencia de recursos humanos y na-
sin tierras o sin las suficientes para sosten.t a rú familia, nece- turaIescreóunmedioqueestimulaba¿losantioqueñosaman-
sitaba solamente hacer una solicitud a los funcionarios encarga- tenerlaliquidezdesuscapitalesyhuirdelavidaenlashacien-
dos de distribuirlas. Se le daba un hacha, una escopeta, dos cer- das. Aquellos que continuaron invirtiendo con éxito y cuyas fa-
dos, tres gallinas y semillas de maíz y fríjol. Estos iostos debían milias retuvieron tales hábitos empresariales continuaron deten-
ser pagados en el término de cinco años. A los colonos se les en- tando las posiciones más elevadas en la economía y la sociedad t
tregaba un plan en el cual se detallaba cuándo tenían que sem- locales, corno lo mostrará el capítulo siguiente. I

brar la primera cosecha (primer año), construir una casi (s.g.,.t-


do año) habitar la casa y aumentar el terreno cultivado (t"i.",
año). No podían vender la tierra hasta no tener un título legal
sobre ella, que no se otorgaba sino después de cinco años. De
esta manera la élite antioqueña esperaba expandir la producción
agrícol4 impulsar el descubrimiento de nuevas minas, crear
nuevos me¡cados y aliviar la presión del exceso de población en
Ios valles.

Tanto la política de "pueblos nuevos" impulsada por Mon 17 La élite antioqueña también hizo dinero organizando compañías de coloniza-
ción. Para un ejemplo, véase José F, López, Historia de Aranzazu (Medellín:
y Velarde, como la ley de reforma agraria de 18l'2, subrayan el Editorial Bedout, 1960), quien comenta sobre esta colonización "no la generosi'
dad sino el negocio fue el mayor incentivo" (p. I 7).

54. ACM, vol.77,no. 1, 1811;ACM, vol. 78 bis., no. 4, l8ll. Parael prestigio relacionado con la posesión de tierras en el Valle Ccntral dc
México, véase Louisa Schell Hoberman, "Merchants in Seventeenth - Century
55 Roberto Botero Saldarriaga (Ceneral José de Córdoba, 17gg-1g29) [Medellín: Mexico City: A Preliminary Portrait, "Hispanic Ameican Historical Reaiew 67
Bedout, 19701, p, 26) comenta sobre la naturaleza menos frívola'd'e la patria (Aso. 1977): 482-499; para Guanajuato, véase Brading, Miners and Merchontt,
Boba en Antio<¡uia. p. 2I9; para Popayán, véase Peter Marzahl, "Creoles and government: the (hbll' *i
rm
do of Popayán", Hispanic American Historical Review 54 (Nov. 1974)1 0{lr
56 AHA, Documentos Varios, vo|,824, no. 13014, 1812. La ley de reforma agraria 6ól-652; y para Arequipa, véaseJohn Frederick Wibel, "The Evolution of ¡ lll'
y colonización se titula "Proyecto de ley transmitido por el poder legislativo gional Empire and Pcruvian Nation: Arequipa, 1780-1845" (Tcsir, Ph.D., llttn' ti
sobre tierras realengas y baldías el cual se discutió en ambas cámaras". ford University, 1975), pp. 136, 196.
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V I
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IV. LA ELITE DE MEDELLIN

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f¡¡ un día cualquiera de 1g10 el¡ comerciante Mateo Molinal
6rQ por
salió de atrás del mostrador de su tienda y paseó su mirada
z¿ las animadas calles de Medellín. como hombre rico, cuyos nego-
per-
{r¡ cios lo colocaban en contacto diario con el público, conocía

'i il\
muchos de los que pasaban
Rl l-¡
sonalmente y sin duda charlaba con
>F¡ po, ,t p,r.riu. Es posible que- viera a María, sir esposa y quien
Fl hacer
Fl ituUu¡uUu a su lado en la tiénda, marchar apresurada para d

-l ulg"* diligencia. Ahí pasaba el funcionario de la Corona' Don f¡t

suegro y 'f,
Aitonio pledrahita, su cliente habitual; allí estaba su
coleg4 el también Francisco González. De seguro
6 comercia¡rte $

\s
le
Molina cha¡la con su compadre, Don Gerónimo Artiaga' que s'.t
promete enviar a su esclavo, Josef Antonio, a recoger algunas
io*ptut. Molina reconoce' si 6ien no habla con ellos, a muchos
/E de lás hijos de sus clientes' Pues frecuentemente sus padres los
. / o. envían án recados a la tienda. Conoce también multitudes de
mulaticos y mulaticas, esclavos y libres, que regularmente reco'
Er/ gen las órdlnes de sus amos Y amasl'

,ut/ . . <' fficuentasdeMateoMolir¡a,LAA,MS159,l808,provecin[ormrclónl


sobre el papel de su esposa y sobre los clientes.que frecuentaban l" jitn4i:.bl
datos del censo son tomados de José Manuel Pérez 'A'yala' Antonio
Góngor;
C!:'¿llJtlo!
u;nry orroiif,iái s""n¡¿' tlz3',179-6 (Bogotá: Imprcntr upJllp¡lr

[. l95l). p. lgSt ¿nuoii'Értoa|rtto' 1íf.aellín: Imprenta Depart¡mcn,¡lr


lllllr
It6 Mttu¡os, Coma?cicl,tes y Lab¡adores en Antbquia. 1763-IEIO
f-.
La élite de Medellín 787

Si bien su éxito en los negocios significaba que Molina co- cientos cinco medellinenses que forman el grupo de posibles
.,-_nocía medelJinenses de todos los colores y rangos, no hay duda miembros de la élite. Todos los medellinenses que llevaban oro
de que su*,lituación personal comoicomercianie rico, pero de a la Fundición, importaban mercancías a la Provincia y sewían
I' origen ilégltimo; lo hácía más sensible que la mayoría al'os mati- como funcionarios públicos, se incluyen en esta lista de ocho-
ces de posición y rango dentro de la sociedad local. Instintiva: cientos cinco. Los censos y genealogías proporcionan informa-
mente Molina sabía'lquién era quién" y más precisamente quién ción adicional sobre estos vecinos, muchos de los cuales apare-
pertenecía y quién no á la élite de la Villa. presionándoló un cen en más de una de las fuentes consultadas. Un perfil del ve-
poco, es probable que pudiera explicar dónde se trazaban las cino Don Carlos Gaviria, por ejemplo, muestra que éste prestó
líneas de aceptación y rechazo, quiénes y por qué las trazaban. sus servicios como Procurador General del Cabildo de Medellín
Pero sin Molina como comentarista conocedor, el descubrimien- en 1792. Fue minero, pues llevó 4.459 pesos de oro ala Fundi-
to de tal información deberá basarse en el arte más difícil y ción y registró un título en 1783. El censo efectuado en 1787
menos exacto de la reconstrucción histórica. en el partido de Otrabanda señala que poseía una casa, 150
reses, 80 yeguas, 6 cabras, bienes muebles por valor de 200
pesos, una mina en el distrito de Santa Rosa y 18 esclavos, y quq
/ Este capítulo explora quiénes de los J.6.750 habitantes del
su riqueza podía calcularse en 8.000 pesos. Otro vecino, Don
Valle en 1788, o de los 30.982 medellinenses en 1808. perrene-
-cían
' a las diicretas élites locales basadas en la riqueza" oficio, na- Patricio Correa, sirvió en el cargo de alcalde juez pedáneo en el
iiiniento, poder o statuq, y la congruencia de la pertenenciá de partido de Envigado'en 1792. Posiblemente no fue ni minero ni
una de estas categorías a !l 9tra. Bt¡sca determinar aquellas ca- comerciante, pues no aparece en tales registros. El censo de Envi
racterísticas que los medellineneses parecían valorar, premiar gado en 1787 indica que poseía un lote de terreno y que calcu-
con status e imitar. Una comparación de la importancia relativa laba su valor en 400 pesos. Aunque nuestro comerciante Mateo
de criterios comoposición en el Cabildq,,ocupaciónr,.riqueza,y Molina, un comerciante de la élite (58.263 pesos en mercancías
-r,nacimiento, puede mostrar lo que un ñredellinensé'tenía riue importadas) pero jamás funcionario del Cabildo, podía haber
hacer o ser p¿rra ocupar la categoríamás alta en la sociedad loóal. sabido con certeza lo que esta información acerca de Don Carlos
Gaviria, o Don Patricio Correa, o acerca de sí mismo significaba
'' La identificación;de la composición y los valores de la élite de con respecto de su lugar dentro de la jerarquía económica y
Medellín, muestran no sólo io q,r. la sociedad distinguía y hon-
social de Medellín, este capítulo debérá apoyarse en los perfiles
raba, sino que puede también demostra¡ si dentro def sistema de
<lc los ochocientos cinco de la lista para poder llegar a conclusio-
valore¡ de la élite estaban incluidas variables que estimularan ac-
ncs semejantes2.
titudes y comportamientos empresariales. si estas variables se
encuentran, el notable florecimiento de= ta empresa antioqueña
l)(:safortunadamente hay pocos testamentos de medellinenses que proporcionan
en-años posteriores pudo tener sus raíces profundas en el pásado información amplia sobre sus bienes (véase Capítulo 3, nota 27 , para algunos tes'
"colonial. tamentos). Los testamentos que se conscrvan en Ias notarías no son informati-
v()s, puesto que los mineros o comerciantes antioqueños remitían a los albaceas
r sus últimos libros de cuenias pam 9gg¡:5/el estado de sus bienes. Una completa
La reconstrucción de la élite de Medellín se basa en los re- n'fcrencia de a¡chivos sobre re$stros de !'undición, aparece en el Capítulo l,
gistros de la Fundición, los títulos de minas, registros de merca- rrota 10. Títulos de minas se encuentran enJosé María MesaJaramillo,Mínas de
derías, censos casa a casa, archivos del Cabildó y una genealo- .'lutioquia: catálogode las que se han titulado en 161 años, desde 1739 hnsta 1900
(Mcdcllín, 1906), pp, 5-515: Capítulo 2, nota 13, contiene referencias comple-
gía de la Provincia que ha suministrado los apelidos dle ocho- lirs p:rra los registros de mercaderías. El Capítulo 3, nota 21, documenta los cen-
\r)s (:asa a casa, Aunque los cuarenta y cinco volúmenes de los archivos del Cabil'
p. I 10. Algunas partes de este capítulo han apztrecido como ..Enterprise and Eli rkr rk: I 770 a 1810, han sido utilizados en esta investigación, las minutas de reu-
tes in Eighteenth - Ccntury Mcdellín", Hispanic American Historical Retiew 59 ¡ri,rr¡cs semanales están contenidas en los siguientes volúmenes y documentos del
(Ago, 1979): 444-475, c1979, Duke University Press, Durham,NorthCaroüna. ,\( iM: vol. 31, no. l, 1780; vol. 32, no, l, l 78l; vol. 34, no. l, 1 782-1783; vol,
ItE MJaaot, Comcschntes y Lebrado¡es en Antioquh. 1763-1610 La élite de Medellín 189

, dellín no era la capital colonial, los cargos en el Cabildo n.o coll-


talénte potítica I
ducían a una rela;ión cerc¿rna y y-qtdoq con el gobemador y
los administradorel fiscales. Paia finalés d'el siglo XVIII el Vallé
Numerosos estudios sobre las élites coloniales en la Améri-
del Aburrá, que cónitituía la jurisdicción del Cabildo, estaba en
ca Latina han demostrado que la identificación de los funciona-
su mayor pafte en manos privadas. Por consiguiente, con la ex'
rios po.-líticosi proporciona un atajo hacia la identificación de cepción dé las rentas de ejidos, los funcionarios del Cabildo
,." otras élites, por ejemplo de aquellas basadas en la riqueza o en
ejércían una influencia insignificante sobre el uso y la -tenencia
la cuna3. En Medellín esto era más óierto que en otios lugares, de la tierra. El Cabildo sí controlaba los precios de alimentos
porque la ¡ausencia de otros grypgl de posición elevada produjo
tales como arepas, fríjoles y maíz en los tiempos de escasez,
un élite nótablemente homogénear A pesar de que los miembros aunque esta pterrogativa era recusada por el gobernador y la
del clero ilocal eran, como dá costumLre, miembros influyentes Audiencia. Géneralmente el Cabildo de Medellín se limitaba a ta'
de Iá'soüiedad no existían funcionarios eclesiásticos de muy reas domésticas dentro de su jurisdiccióna.
alto rango: la Provincia no tuvo un obispo hasta después'de la
",. Independencia No había nobles con título en Medellín, ni tam- l
el status era la principal recompensa del servicio pil-
poco existía un establecimiento educativo de prestigio. Con la -blico,.no
-.*-Qo*qi sorprende que muchas veces los vecinos no desempeña-
expulsión de los Jesuítal de la cíudad de Antioqtiiá, los jóvenes ran con J{usto estos cargos. Mas bien, una vez analizado el pres-
' normalmente asistían al Colegio de San Bartolomé en Santafé tigio del iargo en mención, decidían si tal servicio incrementaría
de Bogotá. T.os funcionarios de la Corona no er¿ul numerosos. su posición y'qomparabql elto con las responsabilidadjs y gas_193
Aunqul la Villa contaba con un Teniente del Cabildo, ofi.inut ..de-l .c4rgo. El nombramiénto como regidor, la eleccién para un
de administración de correos y recolección de impuestos y, cuigo atuul o la designación como alcalde juez pedáneo, provo-
justo antes de la Independencia, con una Fundición, la mayo- cabán reacciones diferentes gn los ciudadanos, reacciones que
ría de los funcionarios de la Corona residían, junto con el go- proporcionan un indicio acerca de la percepción de su propio
bemador, en la capital colonial, la ciudad de Antioquia. itutut dentro de la comunidad y de la evaluación de su rango
'" -' " dentro de la jerarquía local por parte de sus iguales.
El aislamiento de Medellín puede explicar por qué existían f
tan pocos incentivos, distintos del acrecentamiento del .status I
-.^El mayor prestigio pertenecía .if.t t.giá"i.t-,¡9".
obtenían
lgca], para que un vecino ocup¿ra.gn _cqlgg púb_llggi.Como Me- | dichocárgo"mediahtehom5i.-añiéñ-to'delf e'!¡-'Détentabancargos
38, no. l, 1784; vol' 35, no' l, 1785; vol. 37, no. l, 1786; vol. 38, no. I' 1787; p..-*.rr-t.s en el Cabildq¡'votaban por los funcionarios de elec-
vol. 38, no. l, 1788; vol. 43, no. l, 1789; vol. 46, no. 58, 1790; vol. 48, no. 1,
1791; vol. 50, no. l, 1792; vol. 55 no. l, 1794; vol. E7 , no. 1795; vol. 58, ción anual y ocupaban lop puestos de honor en las ceremonias
. no. l, 1796; vol. 60, no. l, 1797; vol. 62, no, l, 1789;vol 62,no. l, 1799;vol. locales. Sin émbaigo, para'cüando un medellinense había adqui-
64, no..4, 1800; vol. 66, no. l, l80l;vol. 68, no. 1803; vol 69, no' l, 1804;vol. rido los prerrequiiitoi para el cargo -experiencia política y ri-
70, no. I 1805;vol 71, no. l, 1806;vol.72,no.l, l80l;vol.73,no. l'' 1808;
vol. 7 5, no. I , I 809; vol. 76, no. I l8l 0.
queza), encontraba ya muy pocos incentivos-para fsteJerviq¡
'
I¿s minutaE del Cabildo para 1793 y 1802 faltan. Véase además Gabriel Arango pu.r, como lo comentaba qlo de- los postulado--s,fel c-argo t
'añadiría
Mejía, Genealagías de Antioquia y Caldas, 2 ed,,2 vols. (Medellín: ImPrenta De- nada a su "honor",\ sino que 1ería uná pesada ca
"bcEpTaü'ar-
partamcntal, 1942). Aunque estoi medellinenses'finaltinéñte
3 David A Brading, Miners atd Merclunts in Bourbon Mexico, 1763'1810 (Cam' hacían a regañadientes, como Don Manuel Jaramillo, que solict-
bridge: at the Univcnity Prers, l97 l ), pp. 303'328; Petcr Marzahl, "Crcoles and
Gov€rnmcnt: The Cabildo of Popayán", Hispanic Amaicon Historkal Reaiew
4 Franklin W. Knigth, .,Origins of Wealth and the Sugar Rcfolution in Cuba", i!lü-
..Thc Evolution ofa Rcgional panic American H;ttoritol Reaiew 57 (M1v- 1977): 238, discute ciertas ventajar
54 (Nov. 1974): 636, 656;John Frederick Wibel
iinanciera¡ vinculadas a los cargos en él Cabildo de La Habana, que no re debrn
Empire and Peruvian Nation: Arequipa, 1780-1845" (Tesis, Ph.D., Stanford en Medellín.
Unircnity, 1975), p. 195.
190 Mineros, Comercbntes y Labradores en Antioquh. 1763-IgI0 La élite de Medellín l9l

taba tolerancia para su 'rmal hígado"; o Don Nicolás de Ochoa, juramentados, estos miembros del Cabildo cumplieron sus labo-
que refunfuñaba diciendo que élerayii corregidor; o de manera res con toda responsabilidad. Porejemplo, miembros que debían
descortés, como Don Antonio Adriano Gómez, que insistía en asistir a reuniones semanales lo hacían fielmente ; y el alcalde
que su mina recibiera prioridad en su apretado horario de traba- primero, el alcalde segundo y el procurador general gobernaban
jos. Ula vez en el cargo, los regidores ie tomaban el cuidado de
eficazmente la Villa durante su año en el cargo?.
ostentar su status. a través de confrontaciones con el gobernador
o la audencia, la elección de otios medellinenses p*a cargos Aunque los medellinenses podían ambicionar una posición
anuales en el Cabildo o haciendo uso de los sitios reiervados en más alta, eran selectivos en el precio que pagaban por e.lla, según
las ceremonias cívicas y religiosas, 1''evadían otras responsabilida- se ve en las actitudes frente al oficio de alcalde juez pedáneo, que
des que los ocupaban más tiempo, como por ejemplo la asisten- no era un cargo del Cabildo.'El alcalde juez pedáneo erala cabeza
cia a las reuniones semanales del Cabildo. El regidor Don Miguel de autoridad en los partidos dependientes del Cabildo de Mede-
Carrasquilla resume esta actitud cuando, en 1790, hizo su entra- llín, era nominado por sus predecesores y confirmado por el Ca-
da a la iglesia y fue a tomar el asiento reservado a su cargo, aun- bildo y el gobernador. Recogía lob impuestos locales, dirigía a
que no había participado en ninguna reunión del Cabildo en el los vecinos en la tarea anual de limpieza y reparación de caminos,
último año, Al encontra¡lo ocupado por otro, Carrasquilla de- capturaba contrabandistas, elaboraba las listas de impuestos para
mandó al Cabildo y llamó al gobernador par¿r que lo confirmara los mazamorreros y levantaba el censo anualE . Los medellinenses
como uno de los regidores más prestigiosos del Cabildo6. hacían gala de mucho ingenio para evadir este c¿ugo, padeciendo,
o al menos así lo alegaban, de un número sospechosamente e leva-
Contrastando con las actitudes de los regidores están las de do de piernas rotas, malos hígados y peores riñones. Un candidato
los funcionarios del!Cabildo nombrados para períodos de un renuente encontró, para su consternación, que aunque era pa-
año: el alcaldeprimero y el alcalde segundo,encargados de inter- dre de once hijos no tenía los seis varones.requeridos para ob-
pretar y hacer cumplir las órdenes del rey y del virrey; el procura- tener la dispensa real de servir en tal cargoe. El Cabildo no tole-
dor general, defensor de los demandantes locales; el procurador raba más disculpas y ordenó, a él y a otros de los nombrados,
de menores, custodio,de los inte reses de los huérfanos; y los dos comparecer y prestar juramento.
alcaldes de la Santa Hermandad, guardianes de la ley y el orden
sn la jurisdicción del Cabildo. Estos cargos deben de haber con- U;; vez en sus .cargos, los alcaldes jueces pedáneos se la-
ferido status, pues en Ios años que van de 1780 a 1810 ningún mentaban amargamente del poco prestigio de su profesión y ale-
medellinense hombrado pam ellos se rehusó a aceptar y, una vez gaban que sus vecinos y hasta el mismo Cabildo les otorgaban
Al menos el registro de asistencia del Cabildo muestra a los alcaldes y al procu-
Un vecino anotaba: ". . . los que se eligeri por regidores ya no tiencn honor al- rador general como los más activos.
guno en este empleo, pues siempre son de aquellas familias condecoradas con los
honores públicos; así ninguna cosa añade a su lust¡e el que de indiüduos sean re- En 1780 había siete sub-á¡eas o partidos en lajurisdicción del Cabildo de Mede-
gidores internos. Po¡ otra cosa estos empleos son una pesada carga para los veci- llín (Copacabana, Hatoviejo, Pedregal-San Qristóbal, Otrabanda, Envigado, Ita-
nos que no reporta utilidad alguna. . ." (ACM, T.74, no.24, 1808; ACM, vol. guí, Quebrada Aniba). Paral808 se habían creado tres partidos adicionales
40, no.2,1788). (Aguacatal, Guaca, Iguanacita) y había sido asigrrado un funcionario especial
para el vecindario de San Benito (ACM, vol. 31,no. l,1780;ACM,vol.73,no.
ACM, vol. 46, no. 58, I 790. En 1787 el visit¿dor Mon y Velarde estaba tan eno- I , I 808 ). Los alcaldes jueces pedáneos actuaban como jueces eú pleitos crimina-
jado con la desdeñosa actitud de los regidores con sus cargos que despidió a algu-
les y civiles dentro de sús jurisdicciones (RCM, vol, 43, no.44,ll89; ACM, vol.
nos y nombró un nuevo grupo, los cuales e¡an confirmados por el gobernador, 48,no.25,1791; ACM, vol. 62, no.20, 1799; ACM, vol. 64, no. 2, 1800).
la Audiencia y el Virrey. Exceptuando los reemplazos debidos a muerte o enfer-
medad, este grupo permaneció en el cargo hasta 1808, cuando los regidores pasa- Algunas de las excusas más ingeniosas se encuentran en ACMdXfil. 3I , no. I , I 780,
ron a ser funcionarios de elección anual por votación del Cabildo saliente (ACM, ACM, vol. 43, no.32,1789; ACM, vol, 57, no. 8, 1795;;üffifrrol,59, no.34,
vol. 41, no. 28, 1788; ACM, vol. 73, no. I, 1808). I 796; ACM, vol. 65, no. 13, 1800. 't,; t" ft
";;qü:
!¡lY-enslono HrcroNn\ n'Os cot-ou
, .. rlrpr- ¡ q
192 Minercs, Comcrcbntes y Labradores en Antioquia" 176&1810 La élite de Medellín lg3

Jpoco respeto. Un episodio particularnente iritante ocurrió 9o P9.$i


8.9
'un día de 1799 en que el CaLildo ordenó a estos funcionarios o ooo o o o o
que comparecieran, y no les ofreció siquiera asiento y los recri- É (o !ü€QO r N i
o o E8
E ¡O
@ oo0¡00 (.o !tr N N
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minó en "duros términos" por su negligencia en el cumplimien- fr! o q,
to de sus deberesl,. No obstante estedéscontento, uqrr.ilo, qr.,. p<:.:>,o
desempeñaban el cargo de alcalde juez pedáneo, invariáblemente z
Fl 2t o ooo .o o o o
,* citaban este servicio cuando solicitaban favores o clamaban justi- ¡
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'lo o
a c'e
o ooo o o o o
. *l cia, pues tal cargo los señalaba como hombres honorables y res- L¡ ocr
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'\. ! ponsables y los distinguía de aquellos miles de medellinenses [¡] o


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no alcanzaron nunca ni esta posición, el más bajo de los z ,íz
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cargos públicos. l¡l
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$ cO d) O) ¡O
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Los medellinenses no ambicionaban pues necesariamente L¡
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. estos-óarÉó¡: Lá percepción de uir ciudadáno sobre su propio
Éa z +c\¡6q oo \o c.l N
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| :prestigio dentro de la comunidad y sobre,si su posición se vería
; o no mejorada por el cargo público y por los deberes inherentes O O!
6 a éste, determinaba su actitud frente aI desempeño de cualquier
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,i cargo. Algunos, como los rEgidores, veían sus nombramientos
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., ' como otra confirmación,de su prestigio. Otros, los funcionarios c\¡ Orc Q
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i ,] elegidos anualmenté-,imejorab_anr su posición con el sewicio pú- o) O

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blico. Los alcaldes jueces fiediíneos con alguna ambición podían cd ,-l a cJ -:
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utiliza¡ su cargo .t-o p.taunoipuru ur.""rrder a una ptsición lr\JF- üz
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dentro del Cabildo; aquellos sin ambición veían este cargo como
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una piedra de molino atada alrededor de sus cuellos. z =a
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La ocupación y la riqueza
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Entre 1780 y 1810, 183 medelünenses aceptaron cargos a o
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en el Cabildo, ya fuera en calidad de regidores (35) o de fun-
cionarios de elección anual (148). La comparación entre estos
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funcionarios y losiñíñéits y conierCrántes;revela la influencia U co rü

preponderante de estos dos sectores económicos. EI Cuadro


No. 20 muestra que de los 35 regidores medellinenses,4 (1lo/e)
eran mineros, 16 (a6o/o) eran comerciantes, 10 (29o/o) eran
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activos en ambas ocupaciones y 5 (14o/e) probablemenfileran E.E¡"r: Ét'¡
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l0 ACM, vol. 62, no. 13, 1799.
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ar f¡¡ ts in F5
194 Mineros, Comercüntes y Labradores en Antioquia. 1763-IgI0 a élite de Med,ellk 195

Este patrón se repite al examinar las profesiones de los fun- medio de 5.529 pesos de oro en polvo, casi el doble de la canti-
cionarios de elección anual, quienes por tener una mayor movi- dad que llevaron los procuradores generales (2.929 pesos). Los
lidad que los funcionarios con períodos de servicio alcaldes primeros qu.e €ran comerciantes importaron un prome-
-'á" lurg.rr,
merecen una atención especial. 36 (24olo) de los funcionarios en dio de 11.307 pesos en mercancías, una suma cinco veces mayor
esos cargos anuales eran mineros, 37 (25"1") eran comerciantes, que el promedio de importación de los comerciantes que fueron
33 (22olo) estaban dedicados a ambas ocupaciones y 42 (29"1") procuradores generales. Tal correlación sugiere que los funciona-
estaban dedicados a otras ocupaciones, priryordialmente a la rffis del Cabildo de Medellín eran agudamente concientes de la
agriculturarr. Considerados_como grupg, los i¡iineros y comer- riqueza de un posible candidato cuando votaban por él para un
ciantesi dan cuenta dél 71o/o aé ti?Uié póiitici elegidá en Me- determinado cargo en el Cabildo.
dellín.
Cuadro 21
\:-
r#%.
-Los mineros y comerciantes no sólo ocupaban la mayoiía
l, de.las posiciones del Cabildo, sino que servían en las {r.rág ples;j 1

CORRELACION ENTRE LA PERTENENCIA


L¡órvr4r. Aunque uLup4udr
\. tigiosas. ^qrryuL
el Tlofo
ocupaban cil de todos
r /o Lts los L¿IBUS
Lu(luD rus cargos crgBt
elegibles AL CABILDO Y LA RIQUEZA
'en el Cabildo, el 84o/o de los alcaldes primeros, el 93o/o de los (Pesos de Oro)
alcaldes segundo y el 88o/o de los procuradores generales eran
mineros o comerciantes o ambas cosas a lavez. Estas dos ocupa-
ciones estaban representadas proporcionalmente en el cargo Mineroa ComercianteÓ
.de procurador de menores: 670lo eran mineros y/o comercian- Cargo Rango Prómedio Rango Promedio
tes, en comparación con el Tlolo de los mineros y comerciantes
elegidos para el Cabildo. Los mineros y comerciantes estaban Alcalde primero 2,083 5 ,529 240-38,578 11,307
1 ,120- 1
mucho menos representados en el cargo de menor posición del Alcalde segundo 243-t3,Ot6 9,554 80-54,646 2r,238
Cabildo, el de alcalde de la Santa Herma¡rdad (47olo milreros o hocurador general 486- 4,459 2,929 1,751
78r-- 1,890
com,erciantes).ljEFta evidencia sugiere qrr. .rrurrdo los medelli- Procurador de menores 1,872c L,872 6,540 6,640
' \ nenses se reünian para elegir funcionaiios del Cabildo, la ocu- Alcalde de la
'.\ ,] pación de cada persona jugaba un papel primordial para deter- Santa Hermandad 222-1,7 95 825 109-r6,605 3,691
' ,1 ,J -ilq si era elegible o no, así como el status del cargo que
'lPodnaocuPar.
I'UENTE; Capítulo 4, nota 2.
',,,,
t\
\ 1 La riqueza"'corolario natural del oficio, afectaba también
los mineros a la Fundición.
¿ Pesos de

á Valo¡ declar¿do de mercancías importadas.


la categoría de un medellinense en el Cabildo. Indicadores eco-
c Aquí aparece una sola entrada porque aquellos medellinenses que ocupaban este
nómicos tales como los Registros de Fundición y de Mercaderías cargo usualmente Culminaban su servicio púbüco en un c¿!r8o más elevado del Ca'
muestran que los promedios calculados de minería y de comer- bildo.
cio de los medellinenses que sirvieron como alcaldes primeros, el
cargo por elección más alto del Cabildo, eran mayores que los Elgradod.g-o-t¡glesión-entreJas-elitelpalítj-a3s.y.-"económi'
promedios de medellinenses en cargos inferiores, tales como el de -Jer
cas pu¿il¿ deline¿do- eon. mayor precisió"n delqg¡.ri¡¡gndo
Procurador General. Como lo muestra el Cuadro No. 21,los alcal-
cuántos de los medellinenses que alcanzaban los promedios eco-
des primeros que eran mineros llevaron a la Fundición un pro-
nómicos de los funcionarios elegidos de más alto rango, es decir,
ll Una reüsión de los censos sugiere ciertamente este patrón. de los alcaldes primeros, fueron o no nombrados para cargos en
!b,?l

196 Minqos, Co¡nerciantes y Labradores en Antioquia. 1763-1810 La élite de Medellín 197

el Cabildo. De los 67 mineros medellinenses que llevaban oro La familia Muñoz de Rojas proporciona un interesante
a la Fundición, sólo 14 alcanzaban el promedio de 5.529 pesos t. oiorgaba alariqueza, raza
ejemplo sobre el{status relativo qu.
que corresponde a los alcaldes primeros, y sólo 38 de los 270 y nacimiento, dado que una de sus ramas sufría el estigma de
comerciantes de la ciudad importaban más de 11.307 pesos en la mezcla racial y la otra el de la ilegitimidad. El Grafico No. 5
mercancías. Puesto que estos 14 mineros dan cuenta del 650/o es un cuadro genealógico abreviado en el que aparecen los miem-
del oro medellinense que entraba en la Fundición y estos 38 co- bros de la familia que figuraron en numerosos pleitos registra-
merciantes importaban el 640/o de las mercancías a la región, dos en Medellín en las décadas de 1780 y 1790.
podían por lo tanto pertenecer cómodamen'te a cualquier élite
económica. Don Francisco Muñoz de Rojas, el fundador de la familia,
provenía originalmente de Mariquita. Se estableció en Medellín
De los catorce principales mineros de la ciudad, siete fue- a fines del siglo XVII, antes de su erección en Villa. Los hijos y
ron funcionarios del Cabildo. Seis de los restantes no eran elegi- los nietos de sus dos hijos son los que aparecen involucrados en
bles, pues eran clérigos. Con excepción de uno, la élite minera la controversia de la década de 1780r3.
elegible corría paralela con la élite política: de los treinta y ocho
comerciantes que importaban mercancías por valor de 11.307 Uno de los pleitos se originó porque Don Nicolás Jarami-
pesos o más, veintitrés eran miembros del Cabildo. De los quince llo, Procurador General del Cabildo de Medellín, rehusó dirigirse
restantes seis eran comerciantes viajeros y dos eran funcionarios a'$ntonio Muñoz,con el tratamiento de "Don"l4. Ya para fines
de la Coronat'. Ninguna raz6n explica la ausencia del Cabildo de dJt sigto XVIII ei sigñifiiado original de "Don", e, á.cir "ú.1(
cuatro de los siete iestantes. Los otros tres comerciantes (Anto- Origen Noble", se había hecho un tanto difuso, de tal manera
nio Muñó2, Mateo Molina y Francisco González) así como el que .cualquier va¡ón blanco de origen legítimo esperaba ser salu:
otro minero (Josef Muñoz), quienes no ocupalon cargosr tenía dado con este tratamiento honorífico13. Como los medellinenses
impedimentos particulares, pues eran ilegítimos o mestizob,Por eran escnrpulosamente consistentes en su uso de este título, no
-
lo .t-1¡to, en término, g..r.iul.r, lg coJrg-spo_nd.n.ie-entre li ri,- sólo en el papel sino en el contacto personal, la omisión de Jara-
qiéza y los cargos púb-liCos-érá cási exacta. millo al dirigirse a Muñoz era más que un insulto personal; lleva-
¡
ba consigo lu u rrruru de que otroi pudieran seguir su ejemplo:
i

y perjudicar irremediablemente el prestigio y la posición social,r


' de Muñoz en Medellín. Aunque Muñoz no pisaba un terreno
Los proscritos acaudalados: El mestizaje y la ilegitimidad muy firme, tomó la ofensiva y demandó a Jaramillo, con la es-
petanza de que un concepto legal favorable le restituyera el
Estos cuatro medellinenses que reunían los criterios econó- ambicionado tratamiento.
micos para pertenecer al Cabildo, pero a quienes_se les negaxsq.
esas posrcrones por ser ilegítimos o mestizos".--ño éran parias) En su respuesta a la demanda, Jaramillo justificaba su omi-
en la iociedad loóal. Un examen de las historias déJosefyAñió-
sión del "Don" con el argumento de que la madre de Antonio
nio-Muñoz, Mateo Molina y Francisco González, demostrará
l3 Arango Mejía, Genealogías,2: l0l-104.
cómo la riqueza adquirida podía salvar tales obstáculos.
T4 ACM, vol, 38, no. 6, 1787, incluye este pleito.
12 Don José Mariano Pontón e¡a. el administrador de co¡reos y Don Antonio Valle
l5 Para un comentario sobre el uso del "Don" durante el siglo XVI, véase.fames
el de rentas (ACM, vol. 73, no. l, 1808; Arango Mejía, Genealogías,2t 456)'
Lockhart, Spanish Peru: A Colonial Society. (Madison: University of Wisconsin
Los mercaderes "itinerantes" no figuran como vecinos de Medellín o bien intro-
Press, 1968), pp. 35'40.
ducían unas pocas remesas de consideración a la Villa en un período corto.
lgt l¡ll¡e¡ot, Comaciantes y l¿b¡odores en Antioquh. IZ6rIgI0 La éIíte de Medell'ín 199

RAFICO No. 5 y
Muñoz había sido ilegítima además mestiza. Aunque había
contraído matrimonio con Don Ignacio Muñoz, los hijos de esta
Cuadro Genealógico abreviado de la Familia Muñoz. unión, incluyendo a Antonio , provenían de sangre mezclada-
Lo interesante de este caso es que ni siquiera Antonio Muñoz
cue stionaba la validez de la afirmación de Jaramillo, que proba'
Francisco Muñciz de Rojas blemenié era ciertaro. En lugar de eso, Muñoz defendía su honor
con un ataque personal .onlraJaramillo.:Alegaba que los mede-,
llinenses lo habían considéradó siempre
-én
como un "Donf y seña-'
laba lá liñ¡ióitái{cia dé-éslt-iffiiló lá ¡oói¿¡fa?lótal. Sus argu-
mentos se apoyaban menos én los"méritos particulares de su caso
D. Pedro D. Francisco (si era o no mestizo) que en el hecho de que había sido tratado
como "Don" por sus colegas de negocios y sus iguales de sociedad.

Muñoz siguió este plan de acción Por numerosas rÍrzones.


D.Ignacio- Melchora Truxillo En primer h+gar era deseable arrojar dudas sobre los m_g!-!yoq dg
D. Gabriel
(htju ilegítima de ;aramitto purá iniéiái la dispüta Esto éra fácil de lograr, pues un
padre espanol y h..-ut*o áe Jaramillo estaba involucrado en otro pleito con
madre mestiza) Muñoz por derechos de propiedad. Muñoz podía por lo tanto
probar que existía animadv-ersiórl.entre las dos familias y argüír
(ue Jaramillo lo había iirsult¿do por rencor y por el deseo de
obtener alguna ventaja para su familia.
D. Joaquín - D. D. Tomás - D. José, - D. Nicolás - D. Antonio "' La segunda defensa de Muñoz sostenía que los medellinen-
ses y otros por fuerade la Provincia lo habían tratado ,siemprd
FUENTE: Gabriel Arango Mqiía, Gcnealogías dc Anüoquia y Caldas, 2 ed., 2 vols. como si fuqql !lanco,, Afirmaba que una prueba cierta de la pu-
(Medellín 1942\,2: r0l - 104. rczá de sr¡ sangre era la de que sus hermanos, Don Josef y Don
pedános en Sa¡rta Rosa y
'y sido alcaldes jueces
Nicolás, habían
Sopetrán, Nicolas también había sido álCalde de la Santa
Hermandad. Otro hermano, D.D. Tomás, era sacerdot. y-hebj¡
recibido su título en la Universidad en Santafé de Bogotá. El
mismo Antonio había sido alférez en la fiesta de Nuestra Señora
de la Candelaria y las "gentes de baja esfera" no tenían este car-
go. Todos estos honores, continuaba diciendo, confirmaban su
posiciór{de "Don". ,.

16 Arango Mejía, Genealogías,2: 102. Los testigos afirmaban la validez de la asew-


r"ciói ae.¡Lamillo, y la familia de la mad¡c de Don Antonio era Taborda, apclli-
¿o i"¿ig"iu típico. bon Antonio no aparece en la genealogía de Arango Mcjía,
p"ro ,rr-.tt,.,-iración de los nombres y ocupaciones de sus hermanos, pcrmitc
colocarlo dentro de la genealogía de la familia Muños.
*flq,rü*}
200 Minerot, Co merciantes y Labndores en. Antb quh..l 7 63-1 g 1 0
,.;^:.|:,51;ou-""
f4BLTOGCA

0 Muñoz se describía a sí mismo como ciudadano leat y pmbién a la fami-


como miembro que contribuía al bienestar de la sociedad.-El
de Jaramillo estimuló que otros despreciaran
lia. Cua¡rdo la legitimidád de Don Gabriel fue puesta en tela de
y sus hermanos eran comerciantes así como propietarios de juicio, el resultado fue substancialmente diferente. La controver-
minas, y sus impuestos (el impuesto sobre las ventas y el impues- sia surgió cua¡rdo el teniente Don Pedro Elefalde dejó de dirigir-
to del tred por ciento sobre la producción minera) contribuíán se a Gábriel con el ambicionado "Don". Muñoz consiguió un
aI bienestar general del Reino.'Concluía que privarlo del título abogado y trat6 de obligar al funcionario a que le mostrara el
debido respetols.
ff*i#."#i':l';"Hffi :L:?T:f i,y:3;lll:;ft*n',?I'.,;
pañada y no sería tratado con honor por sus compatriotas. Sus Las evidencias sugieren que probablemente Don Gabriel
negocios sufrirían, puesto que maritenía tratos con muchos co- Muñoz era ilegítimo. Lós testigos declararon que su padre, Don
.\ .; merciantes por fuera de la Villa y laconfianzaen sureputación I Francisco, había sostenido una relación con una destacada mujer
y honradez disminuiría en el caso de no ser un cle la villa, Doña catalina casafús, y gue Gabriel era el resultado
I i., esos argumentos concluyó la primera etapa de este"Don".
Con
pleito. En de esta uniónle. Su madre era viuda y su padre también' Como
este punto Mon y Velarde intervino en el casoy ordenó aJara- Don Francisco se encontraba ya comprometido formalmente
millo que dejara de difamar a Muñoz y se continuara dirigiendci con otra meilellinense, no hubo matrimonio y Don Gabriel nació
a él como "Don", al menos hasta que se definiera legalmente por fuera del sagrado vínculo.' Don Francisco reconoció a
el caso. A pesar de que Jaramillo prometió obedecer, continuó Gabriel como su hijo, le dió su apellido y lo crió en el seno de
omitiendo el deseado título y Antonio Muñoz continúo plei- su familia.
teandó17.
Don Gabriel Muñoz, tal como lo hizo su sobrino Don An-
La documentación sobre ese caso está angustiosamente tonio, planeó su defensa basándola menos en los hechos legales
incompleta y no muestra si finalmente Muñoz ganó el caso. No ¿.1 ."tá que en'iel argumento de q99la sociedad medellinense
loi
obstante la decisión legal, la,sociedad de Illedellín lo juzgó cul. bbnáo y legítimo-l Proporcionó evidencia de su
pable. Ni é1, ni su hermano Don Josef, ocup¿ron nrrnéu unu po- "..páU"tmo
i"-giai-iaua, tales como el hecho de que había ocupado el,cargo
sición en el Cabildo, a pesar del hecho de que ambos eran clara- .tJ ut.ul¿. juez pedáneo en su jurisücción y en el lt:h9 de.que
mente miembros de la.élite económica de Medellín. Sus tota- había sido"alférez en la fiesta áe Nuestra Señora de la Candela-
les en minería y comercio sobrepasaban fácilmente los prome- ria. Cuestionaba por qué Elefalde continuaba negándole el títu-
dios (5.500 Fundición; 11:000 registros de mercaderías) de los Ir¡ de "Don", cuando tales cargos eran prueba clara-de que la ';
funcionarios por elección de más alto rango, los alcaldes prime- sociedad lo consideraba digno i. .rt" trátamiento. Elefaláe
tr-'1''
¡rlicó astutamente que él eá después
ros. Josef Muñoz fundía 7.203 pesos e importaba 6.956 pesos de todo, un recién llegado
en mercaderías y Antonio Muñoz, llevaba 700 pesos a la Casa de ¡¡ Medellín y que como no conocía personalmente a Gabriel
Fundición y registraba mercancías en la aduana por valor de, t¡,,Ror, t. ttuUiu limitado a seguir el ejemplo de otros.medelli
¡l('nses. No se había dirigido M"ño" con el tratamiento
de
31.139 pesos. AI menos en el caso de estos.
3f.139 estos do--st-.pa,r_e".c,-e-q!¡g-d€j
do-s
"
ser sabido que -ün médéflinénió-éil m.átizo, su
9rp mgstizg, Ju riqueza noli, no il,r., "rro porque deseara iñjuriarlo, sino porque teníael ejemplo '-l¡'.
pódía comprarle la entrada a la élité ptrlíyi9u- : '. _ "; " - "----T rlc <¡tros que ño lo hacía"20. Muñoz replicó que é1, sin conocer , ,

18 ACM, vol. 38, no.7,1787. I 'l


El pleito Muñoz-Jaramillo descubrió aún otros "esqueletos "
lf t 2: 104, también señala la ilegitimidad dc Mu-
en el escapúate" de la familia Muñoz, pues el cuestionamiento lbi<I. Arangó Mejía, Genselogías,
. ñoz.

lTtt Toda esta información


l
se encuentra en ACM, vol. 38, no. 6, 1787. 'l(l ACM, vol. 38, no. 7, 1787.
i' ! I
2OZ Minaos, Comerchntes y Labradores en Antbquía. 1763-Igl0 La élite de Medeüín 203

nada acerca de los orígen€s de Elefalde, se dirigía siempre a él mó este comienzo modesto en un negocio más que respetable,
como'"Dor", pues Elefalde era teniente y poilo tantb debía como lo indica el hecho de que de 1793 a 1808 importó mer-
ser merecedor de ese título. El, Gabriel Muñoz, había sido al- cancías por valor de 58.263 pesos, suma que lo coloca como el
calde juez pedáneo y por lo consiguiente Elefalde debería, por séptimo importador de Medellín (ver Cuadro No. f 8). A pesar
la misma raz6n, dirigirse a él como "Don". Sobre esta base Ele- de su riqueza, el origen ilegítimo de Moüna significó que sus co-
falde perdió el pleito y debió pagÍr sus costos así como los per- legas no lo eligieran para un puesto en el Cabildo, ni tarnpoco su
juicios. Quizás paxa mayor seguridad,lDon Gabriel Muñoz ob- éxito financiero le permitió conseguir una esposa proveniente de
tuvo en L792 una: Céduki de Gracias a Sacar que lo reconocía la élite. Significativamente, Molina contrajo matrimonio con la
I
como legítimo y ordenaba se le dieran todas ias prerrogativas hija de Francisco González, el otro comerciante de origen ile-
'de un hijosdalgo2¡. gítimo2'.
En este caso, el cuestionamiento referente a la legitimidad
de Gabriel Muñoz no fue un,impedimento para que ocup¡rse
Si bien la ilegitimidad de Molina evitó su acceso a los
puestos políticos. Como comerciante déstacado (30.722 pesos) cargos públicos y su matrimonio con alguien de una familia de
y minero igualmente productivo (13.016 pesos), Muñoz com- primer orden, la sociedad local otorgaba ciertas compensacio-
plcmentó su posición en la élite económica sirvigndo como al- nes a alguien con tal riqueza. Las desventajas atribuidas a la ile-
calde segundo en el Cabildo de Medellín en 1810. I gitimidad no se extendieron a la hija de Molina; Teresa, quien se
casó con el hijo de Don Juan Carrasquilla, regidor del Cabildo y
Este ejemplo sugiere que la ilegitlrlida{.grp.un obstáculo comerciante con importaciones por más de 54.914 pesos a la
menú grave que el mestizaje para obtener ent¡ada á lá éiite po- Provincia2s.
líticaisin embargo, había otros medellinenses ilegítimos que no :r
tuvierón la suerte de Don'Gabriel Muñoz. Otros dos comercian- L" sociedad de Medellín, por lo tantojno condenaba total-
tes de la élite, Francisco Gonzalez y Mateo Molina, importaban ,,
lmente al ostracismo a sus miembros ilegítimos, o al menos no lo
mercancías por valor de más de once mil pesos, lo que los colo-
ihacía si eran ricos. Un comerciante próspero corpo lVlateo Moüna
caba dentro de la élite de comerciantes de Medellín, pero no 'podía pro,rnover la aceptación social de sus h.ifgs. Si un ilegítimo )!
sirvieron nunca en el Cabildo. , como Don Gabriel Muñoz era ?ecdnocido por su padre, y ade-
.Mateo Molina, como hijo ilegítimo de Don Francisco Ro- más poseía fortuna propia" podría inclusive alcanzar el anhela-
dríguez de Zeq pertenecía, aunque del lado equivocado de las do "Don" y también un lugar en el Cabildo.
sábanas, a una de las familias más importantes de la Villa. Su
ihermano medio era Don Francisco Antonio Zea, prícer de la
Independencia2l Nuestra Señora dc la Candel¡ria:
Como Molina no tomó el apellido de la familia, es probable Otro camino para llegar a la élite
qu9 lu paqr_e. no lo hubiera lreconocido públicamente; aunque
quizás recibió su respaldo financiero pará las primerai e*pedi- Si bien los medellinenses prósperos que no eran "Dones"
ciones como tratante en los distritos mineros2l Molina transfor- no podían servir en el Cabildo, podían re l.zar su prestigio y po-
,l A..,tC. M" jía, Cenealogíos, 2: 104.
sición social en la Villa porrotros medios.fDe la misma manera
que los cargos de alcalde juez pcdáneo y áe alcalde de la Santa
22 lbid.,2:560.
24 Arango Mejía, Genealogías, l:401,
23 Véase Estanislao Gómez Barrientos, "Ojeada al Centena¡io episcopal de la ciu-
dad de Antioqtia", Antioquia Hístórica, nos 27.31 (Ene. 1929), p. 548, sobre 25 lbid.. I : 17 6-177 .
los comienzos de la carrera de Molina,
.1!
201 Mlneros, Comerchntes y Labrudores en Antioquit. 176?1810 La élite d¿ Mcdcll(¡. 20ü *

He rma¡rdad permitían la movilidad entre la sub-élite y la élite, así pagar la celebración sino que no podían supervisar adecuada'
también el iargo deJ alférez de la fiesta de Nuestra Señora del t táte sus cuad¡illas durante los preliminares de la fiesta No so'
la Candelaria Ñavizaba las barreras de raza y nacimientolfuí' lamente el alférez, sino también sus familiares cercanos y leja'
como un funcionario de la Santa Hermanda{ era de nacimiento nos trabajaban para preparar los bizcochos especiales, acumular
incuestionable pero no necesariamente de gran fortuna, el el tabaco y el águardiente suficientes pal.a distribuirlos liberal-
tlférez de la Candelaria tenía dinero pero no necesariamente era mente entie blancos, negros y mestiios, esclavos y libres, y
un ttDontt. atender una comida para el Cabildo y un almuerzo para el
clero visitante. A lo largo de estos preparativos los alféreces
IAunque había muchas fiestas a lo largo del año, cada una vivían asaltados por el temor de ser considerados tacaños, ya
que la excelencia de los fuegos artificiales y la cantidad de al_cohol
dirigida por un alférez,la fiesta de Nuestra Señora de la Cande-
laria, en honor de la patrona de la Villa de Medellín, era la más ctnsumido serían recordadas y cemparadas con las de celebra-
prestigiosa26. Celebrada en el mes de febrero, no era solamente
cionesanteriores2s.¡ .';
un día de fiesta sino mas bien una semana de fiestas. El Alférez
Estos preparativos pueden parecer excesivos' De hecho
de la Candelaria se elegía con un año de anticipación. Al princi
pio un grupo de ,funcionarios permanentes hacia las seleccionnes, Mon y Velaide-decía que jamás había visto un caso en eI cual la
fiesta hubiera asurn-ido proporciones tan grandiosas. Presentó una
pero a partir de 11800 cualquier medellinense que hubiera sidq
Legislación para reducir los costos de la fiesta y para inyectarle
: alf&ez podía votari En la década de 1780 los comités nombra- .rri torro más religioso que bacanal2e. Algunos me'lrllinenses
ban un alférez, pero yaen lade 1800 dos ciudadanos compartían
los honores y responsabilidades del cargo2l'
aplaudieron su intento, pero la mayoría lo ignoró y la parran-
dá de febrero continuó en la misma escala.
¡ Los alféreces debían ser acaudalados, puesto que debía¡r
I Como era de esperarse, cuando un residente era nombrado
planear, organizar y, lo que es más importante' costear una cele'
bración de ocho días. Los preparativos se iniciaban con un año a¡fére), ru ,.u..iót .iu u-bígrru' Pues tal desembolso podía-con''
de antelaciór¡ cuando los patrocinadores viajaban a los poblados
vertirse en una pesada cargal-Un residente calculaba que la fiesta
cercanos para extender las invitaciones a la festividad. Era nece-
le había costadt quinientós pesos de oro; otro ofreció trescien-
sa¡io un viaje a Cartagena para adquirir provisiones que, según se
tos pesos para lfinánciar la mitad de la celebración3o' A lo largo.
del períodt borbónico los electores experimentaban una dificul-
aco¡tumbraba, incluían frutas, vinos y fuegos artificiales impor-
tados de España Para los comerciantes esto no resultaba una
tad creciente en persuadir. a los residentes Para que asumieran
estos gastos. Una treta favorita del comité consistía en nombrar
tarea onerosao puesto que sus negocios podían combinarse con
a alg'i medellinense que se encontrara por fuera de la Villa. La
los preparativos de la fiesta Los mineros' por el contrario, esperanza era que a su regreso se sintiera, demasiado comprometi-
perdíal por punta y punta, ya que no solamente tenían que áá p#i"ftrrrurr. y así"se viera obligado a dar la fiesta3r'tEl co-

26 Ot¡a fiesta medellinense era la de los Santos Reyes. El ultimo come¡ciante no 28 Descripciones sobre los preparativos para la fiesta de La Candelaria pueden en-
residente en Mcdellín quc ent¡a¡a a la Villa a finales de diciembre, tenía que contrarse en AHN, Miscelánea, vol.27,1792, fols. 1054-1068; ACM, vol. t7,
pagar csta fiesta dcl 6 de cnero (ACM, vol. 62, no. l, 1799). Otras ciudades de no. 20, 1786; ACM, vol. 41, no. 20, 1788.
l¡ Proüncia tcnían gus propias frertas. Para una dcscripción dc las celebracione¡ 90
anuales en la ciudad de Antioquia, véase José María Ma¡tínez Prado, "Las fies- ACM, vol. 41, no. 20' 1788.
t tas", Antioquia Histórico, nos. l2-16 (Abr.-Nov, 1925), Pp, ll6-119, l6l-165,
if 220-223. 30 ACM, vol. 32, no. 6, I l8l ; ACM, vol. 7l , no. I 1806.
'
27 ACM, vol. 64, no. 5, 1800 3l ACM, vol 34, no. 13, 1782-1783,
Jil
t

206Mineto¡CometchntesyLabradoresenAntioquia.1763.1810 /l I
La élite d.e Medellín 2O7
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mité sin duda fomentaba la superstición de que la mala suerte para pertenecer a la élite polític.4 podían mejorar su status asu- i¡
caería sobre aquellos que se neg¿uan a servir de alférei)Estale- miendo los costos de esta fiesta.'rEste era uno de los pocos m.- 'J
yenda data de la década de L740, cuando un candidato'rechazó - dios existentes para que las ¡nujcreq brillaran con luz propia.tBár- '
el llamado del comité. A los pocos días su ganadolnfermó y su bara Posada, por ejemplo,'como heredera de una mina, sirvió
hijo se quemó con pólvora32. de alférez3s. Mestizos prósperos o ilegítimos, como Antonio
Muñoz, Mateo Molina o Francisco González.tán no-btadós y
/ En todo caso, la cclebración era una fuente de abundantes aceptaban con gusto el cargo de alférez36 . Como estos hombres
pleitos\en la medida en que los medellinenses trataban de evadir no podían realzar su status a través del servicio púbüco, debían
el nombramiento o en que el comité de electores señalaba con sentirse particularmente gratificados por su importante aunque
dedo acusador a los residentes que rehusaban este '!rivileg!o"33. temporal papel de\.ciudadanos eméritosf Al inicio de la fiesta el
Las variadas reacciones de los nominados hacen de este cargo Cabildo se dirigía a la cása del alférez .ó-o rrru señal de respeto
indicador sensible del status de una persona en la Villa.,1 y en el curso de ella el alférez recibía dignatarios civiles y religio-
\un sos. En las misas que honraban la ocasión el alférez se sentaba
La mayoría de los medellinenses elegidos alféreces exhi- con el Cabildo en un lugar destacado de la iglesia Las fiestas
bían una actitud muy semejante a la de aquellos nombrados-regi- futuras serían comparadas con las pasadas. En el caso de Mateo
dores. Esto es, si ellstatüs de uii residente glq segqraú el nombñ- Molina, la única oportunidad en que no entraba ala casadel Ca-
miento de alferez significaba únicamentC gasio ecoirómico y de bildo como peticionario, era cuando, como un igual de los de-
tiemqo y por lo tanto debía ser evitado o aceptado con resigná- más alféreces, regrstraba su voto para el futuro alférez de La
Candela¡ia3?.
_ción.tSin embargo, para los recién llegados, o para aquellos no
muy seqrTos de su statusj tal nombramiento se aceptaba con
prestezal Don Luis Girardot soqprendió al comité cuando se I t u fiesta de Nuestra Señora de La Ca¡rdelaria no era en-
ófreció como voluntario para celebrar la fiesta. Girardot era un tonces solamente una ceremonia religiosa en honor a la patrona
"í' ex-soldado fra¡rcés convertido en comerciantes que había llegado de la ciudu4 únicamente una váIvula de escape
I a Medellín en 1786. Ya para 1788 había resuelto quedarse, "! l?Tpq.o
de la ruülqdiaria"i El cargo de alférez de La Ca¡rdelaria propor.
\ había comprado una propiedad rural y, con tod.araz6n veía en cionaba flexibilidad a la sociedad medellinense; Para aquellos
it il su ofrecimiento de ese año un método rápido para congraciarse con fortuna pero de status incierto por el sexo, nacimii¡1to o
, ,i 'con la élite en el poder. El comité aceptó agradecido su humilde color, el desempeño en el cargo de alférez les brindaba el presti-..
\' petición, pues el primer candidato había rechazado el nombra- gio que se les negaba por otros medios. ¡
i
miento y estaban buscando desesperadamente otro31
35 Doña Bárbara findmente legó esta mina a su sobrino. Esto es descrito porJ. B.
' , I ?uru ser más precisos, los medellinenses con fortunas, he-
/ "rl"redadas ,
Boursingault, "Memorias", Archiuo Historhl, (Manizales) I (septiembre, l919):
o adquiridas, pero no del origen, razao nexo necesarios i 66. La minera más famosa de Antioquia era Doña Bárbara Caballero y Alzate,
quien registró títulos sobre una mina de aluüón en l8l7 y sobre una de ve-
ta en 1825. Su vida fue nowlada por el escritor costumbrista antioqueño To-
32 Na¡rado por el ProbíteroJesús Mejía, La Ca¡deh¡ia de McdcUln, p.6. más Carrasquilla en La Marquesa d.e Yolo¡nbó, Véase "Linderos de las-minas de
la marquesa de Yolombó", Coomunicipios, no.4 (Ago. l96l), pp. 456-457.
33 ACM, vol, 4l, no. 20, I 788; ACM, vol. 4l , no. 26, I 788.
AntonioMuñoz en 1787 (ACM, vol. 38, no.7,17871; Francisco Gonzdlez en
,4 ACM, vol. 38, no. l, 1787. Los antecedentes de Girardot apa¡eccncnJosé M. 1805 (ACM, vol. 70, no. l, 1805); Mateo Molina en 1808 (ACM, vol. 73, no. l,
M¿sa Jaramiüo, "El padre y la casa de Girardot", Repeflo¡io Histórico f (Ago. l 808).
l9l3): 514-52f. Don Luis era el padre de Don Atanasio Girardot, uno deJos hé-
roes antioqueños de la Independencia. 37 ACM, vol. 75, no. I, 1809.
nq

20t i$turót, Com;crciantes y l¿bradores en Antioqab. 1763-1g10 La élite de Medellín 209

Los peninsulares y la élite --f,os españoles también se dedicaron a la minería: Doce de


los veintisiete llevaban oro a la Fundición, si bien sus totales
Aunque algunos medellinenses se encontraban con qtle su (que fluctuaban entre 222 pesos y 3.826 pesos) no los coloca-
nacimiento (ilegítimo o mestizo) estorbaba su integración a la ban entre los más ricos de la comunidad minera. Al igual que
élite de la Villa, otros, los peninsulares, es decir los nacidos en los criollos, los peninsulares de Medellín'diversificaron sus in-
Frp"ia, probablemente.srbenéficiaba¡r de esta cercanía con la versiones. Los registros de mercaderías y los totales de fundición
Madre Patria. Las genealogías, los registros de fundición y mer- sugieren que la inclusión de los peninsulares en la élite política
caderías y los archivos del Cabildo illentifica¡r veintisiete de tales se derivaba tanto de sul ocupación\ y su riquez4 como de un sta-
españoles involucrados en actividades de la Villa entre 1780 y tus.asignado
I 81036 . d,Acaso se beneficiaban de manera especial estos veintisie-
te por ser españoles de nacimiento? , Los inmigrantes nacidos en España encontraban fácilme¡te
f
esposas antioqueñas, lo cual los ataba aún más a la élite locali La
.-..'-*lt os españoles que emigraban aMedellín eranusualmente in- desclipción que hace David Brading de los peninsulares de Gua-
i;i corporados a la élite política. De los veintisiete, diecinueve-eran najuato como "raptores de sabinas" de criollas prominentes es
' miembros del Cabildo y dos ocupaban cargos de alcaldes jueces igualmente válida para Medellín31 Veinticuatro de los veintisiete
.' pedáneos. Los seis españoles restantes incluían dos funcionarios españoles se casaron con medellinenses; catorce de estos forma-
administrativos, dos que ya se habían re tirado de la vida política ron alianzas con familias criollas, y diez se casaron con criollas
y dos acerca de los cuales no fue posible encontrar información. de la primera generación o. con hijas de peninsularesao. De los
I
'- El setenta por ciento de los inmigrantes nacidos en España perte- restantes, un español regresó a la Madre Patria y el otro trajo
-t
,. l
' necía entonces a la élite política Otra señal de status es el.. csposa desde Cartagena. No se encontró información sobre el
hecho de que;ocupaban io, principales del Cabildci.f' tercero" Esta alta tasa de matrimonios con medellinenses indica
',¡' "rrgo,que sirvieron en él Cabildo-
DiecisCis de lol'iliécinueve españoles la determinación de los españoles de asentarse permanentemente
eran regidores, alcaldes primeros o alcaldes segundos y ningún y convertirse en ciudadanos de Medellín.
:"'. - peninsular era nombrado en el cargo inferior, de la sub-élite, de -
t alcalde de la Santa Hermandad. Parece ser que los españoles de Medellín se adaptaban a
los criterios de ocupación y riqueza de la élite local y se mostra-
-:T.;os peninsulares ban ansiosos por asimilarlos. No era tanto su nacimiento como
.-r éxito en la esfera
encontraron también
dconómica Veinticinco de los 'veintisiete eran comerciantes, su éxito económico lo que promoVía su'aóéiitaóióri ¿nlá éIite
atraídos por la localización de Medellín como centro de distri- social. Si bien estó eé ñotable, nó es sorprendente después de que
bución de merca¡rcías. Mientras que los totales de los registros 511 Bnding, Miners and Merchants, p. 306.
de los peninsulares fluctuaban entre 322 peros y 49.787 pesos
(con 21.354 pesos como media), quince de los veintisiete impor- 40 tltilizando Las Genealogíat de Arango Mejía, fue posible encontrar las esposas
taban rruís de los 11.000 pesos señalado¡ como límite para de los españoles y luego, cruzando referencias, determinar la generación de las
f amilias de éstas. Los veintisiete inmigrantes peninsulares eran: DonJuan Bautis'
p€rtenecer a la élite comercial. ta Barrene che , Don Domingo Bermúdez, Don Juan Jose f Callexas, Don Juan Ca'
rrasquilla, Don Angel Choren, Don Juan Antonio Madrid, Don Vicente M¿rro'
quín, Don Miguel Naranjo, Don Francisco Pisano, DonJuan Crisóstomo Puche,
Don Joaquín Sañudo, Don Pedro Manuel Rodríguez, f)'on Josef Antonio Soto,
38 I¡¡ fecha¡ de llegada de todo¡ lo¡ fund¡dc.e¡ dc f¡milia qr.r ap.¡cccn en Aran. I)on Carlos Vegal, Don Jod Antonio Valle, Don Juan Francisco Rodrígucz
go Mejía, Gmealogías, fueron corelacioaado¡ con los rcgirtror dc Fundición y Obcse, Don Manuel Santamaría, Don Antonio Adriano Gómez, Don Manuel
de me¡caderías p¡ü:r s€p¿¡¡ar a los erpañolce qr¡€ Gn¡n mincrol, comerciantes y l.'onn€gra, Don Francisco Ramos, Don José Mariaca, Don Raf¡el Narrarro, f)'on
además rrccinos de Mcdellín. José Pasos, Don Pedro Robledo, DonJosé María Zulaiba¡, Don Francisco Qui'
jano, y Don Antonio Quintana.
?10 Mhrctos, Come¡chntes y Labradores en Antioguia. 176&IEIO
La élite de Medellín 2ll

todo- un proceso de auto-selección diferenciaba a aquello¡ La proporción cambiante de españoles en el Cabildo de


españoles con la iniciativa y la ambiéión para abandoiiar su Medellín plantea preguntas acerca de su posible control de las
patria y viajar a América
clecciones del Cabildo por medio de votación en bloque y sobre
las razones de la disminución de la influencia española en el Ca-
Aunque considerados como individuos ros inminrantes na-
cidos-en Esparla ocupaban los cargos más artos dentrJde la élite bildo. Una mirada a los registros de votación del Cabildo de Me-
política y económica de Medellín-, considerados como * dellín muestra que la elección realizada en enero para nombrar
Sr"p" funcionarios anuales era usualmente una formalidad en la cual
con, intereses semejantes ra¡amente actuaron en conjunto,"v ha
Ios miembros permanentes y salientes del Cabildo ostensible-
hecho perdieron influencia entre 17g0 y rgr0.Elcuidro ñ". zz
mente elegían una nueva lista de candidatos (la verdade ra esco-
(en intervalgl
-muestra {e- tres arloc) la composición de peninsu- gencia se había hecho en una conferencia privada ante de ene-
lares y criollos del cabildo de Medellín. Entre r7g0 y izge to, ro)41. Sin embargo, al menos nueve veces en el período compren-
peninsulares domiúaron el cabildo, no por'haber si¡tl elegidos
dido entre 1780 y 1810, este conclave privado fracasó sin alcan- ,
parl cTgos anuales, sino porque cinco de los seis regidorás de zar la unanimidad referente a los posibles candidatos de ese '\
Medellín eran españoles. para rzgg el balance se habíJinclinado 'añoa2. Cuando el Cabildo no se ponía de acuerdo, la reunión de \
a favor de los criollos, ar¡nque los peninsulares eran todávía una enero se convertía en una verdadera elección, con los miembros
minoría respetable. En años postlriores los peninsulares rara- emitiendo sus votos separadamente por los candidatos de su pre-
mente prestaron servicios en el Cabildo. ferencia Como el secretario del Cabildo anotaba el voto de cada
Cuadro 22
."i.r"til¡i es posible ver si los peninsulares votaban en bloqué]
en estos casos.
PROPORCION DE PENINSULARES Y CRIOLLOS
Al menos en una ocasión, en 1780, los españoles utilizaron
EN EL CABILDO DE MEDELLIN su mayería en el Cabildo pará elegir su propia lista de candida-
tos. En aquel año las líneas de votación fueron claras pues los
No. de No. de Origen cinco miembros españoles votaron por un bloque de candidatos
Año Peninsulares Criollos Desconocido Total (que incluía a un peninsular) y los tres miembros criollos favo-
recieron otro grupo (todos criollos). Aun en esta elección los
1 780 6 4 peninsulares no trabajaron para excluir a los criollos, puesto qu€
0 l0
I 783
I 786
5 4 0-' 9 cuatro de los cinco miembros del nuevo Cabildo eran nativos.
c 3 I
l 789 5
9 Más bien,ilos españoles y los criollos se combinaron en gfupgq
7 0 t2
t792 4 9 0 18
diferentes p-r él.gir facciones al Cabildd Las siete elecciones
1795 3 I
4 t4 disputadas no muestran una clara división entfé iiéñinSu1áfeS y'
I 798 3 6 3 r2 criollos, ni .en los vótos emitidos;ni en los candidatos elegidos;'
I 801 0 8 2 10
I 804 0 7 , 9 4l ACM, vol. 70, no. l, 1805. Aquel año los miembros del Cabiláo nUii"ron "t..-
I 807 ciones comentando que ellos no habían sido capaces de llegar a una decisión
0 6 I 7
unánime en su reunión sobre posibles miembros.
1810 I 1l 0 I2
Total 32 72 13 tt7 42 Aquellos años etan 1780, 1790, 1794, 1795, 1976, 1797,1800, 1805, 1810.
(ACM, vol. 31, no, l, 1780; ACM, vol.46, no' 58, 1790; ACM, vol,55, no. l,
FUENTE: Minutas del cabildo de Mcdelín, c¡pítu¡o 4, nota 2; Gabriel I 794; ACM, vol, 57, no. 1, I 795; ACM, vol' 58, no. l, I 796; ACM, vol' 60, no'
Arango Me-
Gabricl Arango Meiía, Cenealogías de Anüoquü y d; Coáas,2 ed.,-Z vo¡s. I, 1797; ACM, vol. 64, no. 4, 1800; ACM, vol. 70, no. l, 1805; ACM, vol. 76,
(Mcdc[ín : Imprenta Departamental, lg42), no. I, l8l0).
't'..,

212 Minaos, Comerchntes y Labradores en Antíoquia. 1763-1810 La éIite de Med.ellín 213

De una manera genercl, era el criterio personal lo que dividía a lrros de la élite políticq,la tendencia que predominó a todo lo
los electores. largo del período borbónico fue la de eliminarlos como grupoi
con algún poder de voto en el Cabildo.
'
Obedeciendo o no a un plan,ilamayoría de españoles en
el Cabildo de Medellín duró poco, probablemente por una
orden de la Corona En 1787 Mon y Velarde, enfurecido por el La experiencia política y la movilidad
ausentismo de los regidores, los destituyó en conjunto;. y las
vacantes que resultaron abrieron el camino para que los ciiollos Si bien la ocupación, la riqueza y el nacimiento jugaban
asumieran estos cargosa3. ?ara 1789 los peninsulares habían per- ¡rapeles importantes para la incorporación de los medellinenses
dido la mayoría en el Cabildo, y como la Audiencia de Santafé cn la élite política, rel deseo o la voluntad de un habitante por
de Bogotá aprobaba este cambio, los funcionarios de la Corona I)restar sül sérvicios podían también promover una movilidad
efectivamente habían sancionado el paso al control por parte ir.rlíüca limitada. Un estudio sobre laslarreras públicas de algu-
de los criollos. Aunque la política borbónica pudo haber llevado nos medellinenses indica que había rytas por las cuales los ciu-
a la pérdida de cargos de los criollos en las audiencias, en Mede- rladanos entraban al servicio público yiascendían desde los calgo_-q-''
llín el período entre 1763 y 1810 presenció el logro de{ una rlc menor categoría hacia ótros más altos en el Cabildo.iLos me-
firme mayoría por los criollosaa. rlcllinenses podían ser elegidos directamente Para los cargos más
irnportantes en el Cabildo, tales como los de alcalde primero o
En la década que precedió a la Independencia, los criollos llcalde segundo, o bien podían primero prestar servicio en car-
de Medellín no eligiero4 muchos españoles para el Cabildo, pues g<rs más bajos, y luego, en una especie de cursus horyerum,,ascerr'
en 1801, 1804 y 1807 ningún español prestó servicio en este rlcr hasta los más altos cargos por elección; o tarnbién ldt candi-
'r organismo. Es probable que hubiera menos peninsulanes para rlatos podían prestar servicios primero como alcalde juez pedá-
elegir, ya que los problemas en Europb disminuyeron la émigra- nco y luego ocupar algún cargo en el Cabildo.
,, ción española hacia las colonias, o al menos hacia Antioquia.
La década anterior a la Independelcia también corresponde a El cuadro No. 23 resume las experiencias políticas de mede-
una' creciente beligerencia contra el dominio español, lo cual llirrcnses que ocuparon los tres cargos por elección más altos del
pudo haber perjudióado la movilidad política de los peninsulares. (lll¡ildo y^muestra que el 48o/o de iot ál.uld.s primeros' el 58o/o
Los criollos de Medellín, por ejemplo, lideraban los cabildos de rlc los alcaldes segundos y el 38o/o de los procuradores generales
Antioquia en una serie de pleitos contra los impuestos de la Co- l¡;rbía desempeñado cargos inferiores con anterioridad a su elec-
rona y al mismo tiempo mantenía¡r una contienda con el gober- , iírn para estos puestos. Los alcaldes y procuradores generales
nadoras. Así, aqpque generalmente los peninsulares eran miem- rcst¿rntes podían haber tenido o no una experiencia previa, ya
43 ACM, vol.4l, no. 28, 1788. r¡rrt' sin duda algunos habían desempeñado cargos a¡rtes de la fe-
,lrrr <lc corte, 1780. El cargo del alcalde juez pedáneo no opera'
44 Para información sobre la proporción de c¡iollos a peninsulares en la burocracia
española, véase Mark A. Burkholder, "From Creole to Peninsular: TheTransfor-
lr,r r:omo escalón, pues menos del 10o/q de los medellinenses lo-
mation of the Audiencia of Lima", Hispanic Ameican Hitorical Reuiew 52
(Feb. 1972): 395-415; Leon G. Campbell, A Colonial Establishment: Creole l)o- r icrto grado de tensión al respecto. En ese año los jóvcnes de Medellín decidie-
mination of the Audiencia of Lima during the Late Eighteentb Century", Hispa- ¡orr cfectuar una mascarada el día de la fiesta de los Santos Inocentes. Sin em-
nic Amerícan Historícal Reaiew 52 (Feb. 1972): 1-25.
l,¿rgo, su programa estaba muy lejos de ser inocente. Su püce de résistance de'
l,¡'a ser la representación del secuestro de Fernando VII por Napoleón, con el
45 ACM, vol, 73 no. l, 1808; ACM, vol.75, no. 7, 1809. Documentos oficiales ta- lr¡rrio de San Benito transformado para representar la prisión de Bayona. l,os
les cono los archivos del C¿bildo no arrojan mucha luz acerca de un deseo cre- r¡ricmbros del Cabildo inte¡vinie¡on fápidamente para sugerir otros temas (ACM,
cicnte de independencia. Un incidentc ocr¡rrido en 1809 sugiere quc existíaun vol. 75, no. lf,1809).
\
214 Min*os, Comerchntes y Labradores en Antioquia. 1763-lg10 I.a élite d.e Medellín 215

graron ocupÍrr posiciones más elevadas por medio


de su desem- Estas estadísticas indican que se daban tres patrone^s--g-e.n-e-
peno en este cargo, que no pertenecía al Cabildo.
rales de moülidad hacia y clentro-d€l--uabrtcla-,
mouudad hacra dentro-dcl--Cah.ildo-. lln
En pnmer
primer lugar
cxistía el patrón de la,elección directa para el Cabildo sin expe.
Cuadro 23
riencia previa: un pocó más de la mitad de los miembros del Ca-
bildo eian elegidos sin que tuvieran experiencia política.,'En sá-
MOVILIDAD HACIA Y DENTRO gundo lugar,lñabía un patrón-de moüliúad interna deltro del
DEL CABILDO DE MEDELLIN Cabildo.,Este patrón aparece al exarninar las-carteras pó$e-rióÉ!
r780 - 1810 cle los procuradores de meriórés./ Puesto que un 75o/o de estos
l'uncionarios no tqnían experienóia política previa, quizás este
oficio servía comdrprimer peldaño en el cursus honorum antio-
No.
total
queño. Esto parece factible, ya que diez (55o/o) de los procura-
de
personas E xperiencia
dores de menores pasaron a cargos más elevados. De los tres me-
que han preüa dellinenses que habían prestado servicio en posiciones inferiores
ocupado Alcalde juez del Cabildo y que después fueron procuradores de menores, to-
Cargo el cargo Cabildo pedáneo Ninguno dos pasaron a cargos superiores. Esto no es cierto para los tres
que habían sido alcaldes jueces pedáneos y luego fueron procu-
Alcalde primero 25 l2 (48.006) I 4.006) l2 (48.006) radores de menoresr pu€S ninguno de ellos escaló posiciones más
Alcalde segundo 26 15 (58.006) , 8.006) e (35.006) altas. Por consiguiente, para aquellos sin experiencia o que ha-
Procurador general 26 l0 (3e.oo6) I +.oob) 15 (58.006) bían ocupado un cargo de menor posición en el Cabildo' el car-
Procurador de menores 24 3 (13.006) J 13.006) l8 (75.006) go de procurador de menores servía de primer o segundo esca-
Alcalde de la Santa
Hermandad 47 o ( 0.006) 2a gT.oob) lón en un patrón de ascenso dentro del Cabildo. El tercer pa-
trón de movilidad, el paso delun cargo no perteneciente al Ca-
bildo, como el de alcalde juez pedáneo, a un cargo de categoría
FUENTE: Minutas del cabildo de Medellín l7g0-lgl0, véase capítulo 4, nota
2. inferior en el Cabildo, como por ejemplo procurador de meno-
rcs o alcalde de la Santa Hermandad, era un paso finalj sin movi-
De Ia evaluación de las expedencias políticas previas del lidad posterior. Ninguno de los veinte medellinenses que actua-
procurador de menores y de los alcaldes de ia santa Hermandad, ron primero como alcaldes jueces pedáneos y luego ocuparon el
surgen algunas diferencias sugestivas. Los medellinenses que se cargo de alcalde de la Santa Hermandad , alcanzí después cargos
convertían en procuradores áe menores eran los funcionarios rnás elevados. Esto los diferencia de los veintisiete medellinenses
con menor expriencia: 7bof6 no había ocupado antes ninguna r¡rrc fueron nombrados directamente alcaldes de la Santa Her-
posición en el cabildo. El desempeño der cárgo de alcaldeluez rrrandad y que no habían sido antes alcaldes jueces pedáneos, ya
pedáneo tampoco servía de ayuda para pro;over el *.áro, (lrrc nueve de estos últimos alcanzaron cargos de mayor prestigio
dado que sólo tres medellinenses (f ao/o) lograron avanzar por rlt'ntro del Cabildo.
esta ruta. Este patrón difiere del de los alcaldes de la santa Éer-
mandad. como este era el cargo más baio del cabildo. es lósico Los hechos sugieren que las ocupaciones económicas de los
que ningún alcalde de la santá Hermanáad hubiera actuado'a¡r- .¡k'¿ldes jueces pedáneos obstaculizaban su movilidad política.
t,'s en calqos más elevados del Cabildo. Sin embargo, un so{pren_ l',r¡tre los medellinenses que escalaron posiciones, ocho de los
dente 43o/q de los alcaldes de la santa Hermandad-habían u.t,.u- ¡rror:uradores de menores y siete de los alcaldes de la Santa Her-
do antes como alcaldes jueces pedáneos. rr¡;ul<lad eran mineros o comerciantes. Si bien los censos casa a
E

216 Mlneros, Comercbntes y Labradores en Antíoquia. 1763-1g10


La élite de Medeüín 217
-
casa muestran que los alcaldes jueces pedáneos eran algunas
mente debían alcanzar más de los 5.529 pesos promedio en la mi-
veces hombres con irredios económicor, ,^ü de losiegis-
".rr.n.ia nería o de los 11.307 pesos promedio en comercio requeridos
tros de la Fundición y de mercaderías los señala co-o ftabruáo- para alcanzar el cargo de 4lcaldes primeros. Estos requisitos los
res más bien que como mineros o comerciantes. La vinculación
diferenciaban de la sub-éli1{,la cual, por definición política, ocu-
de los alcaldes jueces pedáneos a las faenas del campo era lógica,
paba los cargos aeiAc¿aeJ jtleces pidáneos o de alcaldes de la
ya que sus deberes tenían lugar por fuera de los límites dl la
Santa Hermandad-yr por definición económica, no cumplía los
ciudad; lo mismo que ocurría .ott lot funcionarios der cabildo
requisitos de Ios 5.529 u 11.307 pesos en promedio.
que bervíarr de alcaldes de la Santa Hermandada6.
Estas señales de identificación de la élite de Medellín son
Dentro de la estructura política de Medellín se daban tanto particularmente interesantes, puesto que los miembros del Cabil-
la flexibilidad como la discriminación.'Aquellos que no alcanza- do, de manera consciente o inconsciente,,elegían a quienes de-
ban un cierto nivel basado en la o.,lp'ución o la riqueza, podían m os traranf fl é xibilidail en'Su s ocup aciorie s{ n _o.].e 9 t_qy i e ran atad os
aspirar al menos a los cargos inferiores del Cabildo, siempre y únicamente a la tierr_1¡l alcanzarair niveles de-riqueza ya defini-
cuando estuvieran dispuestos a servir en los partidos. dos. iRefléjáltañesfds ¿riierios un.siiterna airtioqueRo de valo-
res que recompensaba las inversiones continuadas y por consi-
_ --
Así, dos grupos discretos, pero superpuestos, componían ggiente estimulaba un comportamiento empresarial? Un medio
la élite política y económica de Medellín. El primero de estos para comprobar e sto sería averiguar si un criollo de la quinta o
incluía a aquellos individuos que pasaban diiectamente, o a sexta generación reunía los mismos patrones que otro medelli-
través de un cursus honoium, a Ios cargos más elevados. Aunque nense de la primera o segunda generación.
eran propietarios dé tierras, t,.r o.upuliones principales eran la
minería y el comercio. El segundo grupo estaba conformado
por aquellos que prestaban servicio como alcaldes jueces pedá- [,as generaciones y la élite
neos, con un acceso limitado a los cargos inferiores del Cabildo
y con intereses económicos primordiales en Ia agricultura. Este Los ochocientos cinco medellinenses que hemos tomado
último grupo puede denominarse más acertadamente como una como base s€ agrupari en ochenta apellidos. Localizando a un
sub-élite. medellinense en esta base y luego ubicándolo en las Genealogías
de Antíoquia y de Caldas de Gabriel Arango Mejía fue posibie
El agregar criterios económicos provenientes de los regis- elaborar un cuadro que lleva de esta persona hasta el fundador
tros de Fundición v de mercaderías permite establecer una dis- de la familia, así como contabilizar el número de generaciones
tinción más precrsá entre una,¿liteji una sub-élite. Las familias intermedias y por consiguiente determinar cuál de las generacio-
pertenecientes a la élite de Medellín debían reunir los siguientes nes de una familia en particular estuvo activa durante el período
criterios: políticamente debían ser miembros del Cabildo que comprendido entre 1780 y 1810. A menudo más de una genera-
ocuparan cargos por encima de Santa ción de la familia fue notable durante el período en mención.
fa $51gandad; gcgnó-afgg-
ñ=Giffito del cargo de la sanra Hermandad hacía énfa¡is en los deberes rura-
Entre las generaciones activas se juzgó como dominante la que
les: "Vigilando y revisando los campos y dejándolos libres de ladrones y vagos" contuviera el mayor número de miembros o la dedicada a la
(ACM, vol. 39, no. 20, I 782-1 783). A pcsar de que los vecinos nombrados cómo actividad que abarcara el mayor número de años.
¿lcaldes jueces pedáneos prestaban servicio dentro de sus partidos; la localiza-
ción de la casa de un candidato no influía mucho en el hecho de que fuera o no
elegido para un cargo en el Cabildo, puesto que la mayoría de los medellinenses Los cuadros genealógicos elaborados no incluyen todos los
se encontraban a cinco minutos de distancia (Otrabanda) de laplaza central, o a miembros de la familia, sino sólo aquellos sobre los cuales fue
una hora (San Cristóbal).
218 Mineros, Comerchntes y Labrad.ores en Antioquia. 1763-1810

posible encontr¿r alguna información de índole política o eco- ción para el propósito de esté análisis. Están clasificado¡ como
nómica. Puesto que los años finales del siglo XVIII marcaron pertenecientes a la élite más bien que a la sub-élite por el heehe
una nueva oleada de colonización antioqueña".'3ólo el hecho de de que Don Carlos Gaviria había sido procurador ¡¡encrnl. El
locaüzar al menos una referencia sobre algún individuo permite mismo procedimiento se siguió para categorizar a cada unn do
afirmar que éste vivía aún en la jurisdicción del Cabildo de Me- las ochenta familias medellinenses que aparecen en la lista b¿lc,
dellína?. En estos cuadros aparecen el frmdador de la familia
y los antepasados directos de cada medellinenses que ostentó El Cuadro No. 24 muestra que de las ochenra famili¿s cle Me.
algún cargo público, importó mercancías a la región, llevó oro a dellín económica y políticamente activas entre, I 780 y l8t 0, {in.
la Fundición o cuyo nombre aparece en los censos. Luego se cuenta y cinco, es decir el 690/o, tiene al menos un miembriTdn
aplicaron los criterios para la "élite" y la "sub-élite", Si al la categoría de la élite. Esto puede considerarse como el porcen.
menos uno de los miembros de la familia reunía los criterios taje promedio de todas las familias de la élite de Medellín quo
que lo incluían en la categoría de élite, se colocó toda la familia aparecen en la lista base. El Cuadro No. 25 muestra cómo e¡te
en esta categoría porcentaje se compara con un detalle general de toda¡ l¡r
familias analizadas.
La familia Gaviria sirve como ejemplo de este análisis. Hay
ocho individuos de apellido Gaviria en la lista base de ochocien- Si un medellinense era miembro de la primera, segundl
tas cinco personas. Arango Mejía muestra que el primer Gaviria tercera generación de su familia en Antioquia, es muy
de Antioquia, Don Carlos, llegó a Medellín en 1675. Uno de sus que perteneciera a la élite; ya que el porcentaje de familia¡,
hijos, también llamado Carlos, fue a su vez el padre de otro tenecientes a ésta entre aquellas cuyos fundadores eraL$
Carlos, diferenciado de su padre y de su abuelo por su matroní- hijos o nietos de españoles, era mucho mayor (84ob,
mico, es decirporel apellido de su madre. Este tercer Don Carlos 80o/o, respectivamente) que el de las familias
fue procurador general del Cabildo en 1792, fue minero (4.459 consideradas como un todo (80 familias en total, 55 en la éllüH
pesos en la Fundición) y es el habitante de Otrabanda que figura 69o/o; 25 en la subélite: ¡f o/o). Puesto que las familias de lr pt'
en Ia introducción de este capítulo. Este Carlos Gaviria junto mera y de la tercera geneación estaban no sólo por.n"ima'dü
con sus hermanos, Don Mig¡rel y Don Rafael, representan la ter- promedio sino que eran igualmente eficaces para colocar ü¡l ',

cera g€neración de su familia en la lista base. Un hüo y algunos miembros en la élite, y como las familias de la segunda gcn0.
de los sobrinos de Don Carlos (cuarta generación de la familia ración no se guedaban atrás, parece que las familias de seguirdl '
Gaviria) aparecen también entre los ochocientos cinco. No obs- y tercera generación en Medellín demostraron algún poder do,
tante, no solamente la actividad económica de la cuarta genera- permanencia dentro de la élite local.
ción fue menos amplia, sino que la mayoría de sus miembros I

no ocuparon ningún cargo público sino hasta después de 1810. Las lgeneraciones cuarta a séptima'eStán menos representa.
Este es un indicio claro de que fue la tercera generación y no la <las en la;comparación con el promedio de todas las familias que
cuarta la dominante durante el período 1780 a 1810. Los Gavi- tienen al menos un miembro dentro de la élite. Sólo.el 44old d,e
rias aparecen entonces como una familia en la tercera genera- las familias de la cuarta generación o r7 5lolode las de la quinta
ticnen miembros en la élite, mientras que la sexta y séptima ge-
47 Para un análisis de la colonización antioqueña, véaseJamcs Parsons, I'a coloni:a-
ción antioqueña en eI occidente de Colornbia,2 ed., Archivo de la l,cono¡nía rrt'ración se encuentran divididas, con una familia de la sexta ge'
Nacional, vol. 25 (Bogotá: Banco dela Rcpública, 196l);Alr¿ro LópezToro,Mi' rrt'ración en la élite y üna de la séptima en la sub-élite.
gración y cambio social en Antioquia durañte el siglo diez y nueoe (Bogotá: Edi'
ciones LTnivcrsidad de los Andes, 1970) ; y Keith H. (ihristie' "Antioqueño Colo-
nization in Westem Colombia: A Reappraisal", Hispanic Ame;can Historitl Re'
uí¿u 58 (May. 1978): 260 - 283.
\
220 iúinaos, Comercüntes y l¿brad,ores en Antioquia. 1763-lg10 La éEte de Mcdellln 221

Cuadro No. 24 Continuación Cuadro No. 24


FAMILIAS DE MEDELLIN EN I.A ELITE Y LA SUB-ELITE
No. de
Familias de la personas en Familias de No. de
No. de (lcneración Elite la lista base la Sub-élite pef,sonas
Familias de la personas en Familias de No. de
Generación Eüte la lista base la Sub-élite personat ,

Barreneche I Obregón I
7 Velásquez t4 Bermúdez I Quijano I
6 Alvarez del Pino Carrasquilla 6 Quintana I
5 Arango t2 Correa 6 Choren 1
lsaza 16 Mesa 4 Lalinde t
-99 Montoya Marroquín I
Jaramillo L2
Restrepo 26 Pasos 1
Betancur 4 Pizano 2
Calle 5 Chavarriaga I Puche 1
Gutiérrez ()
D Córdoba Ramos 5
Pérez de Rivero 9 Echeverría 4 Ramos
Piedrahita 4 Echeverri 3 Robledo
Saldarriaga 6 Molina 5 Rodríguez Obeso
Sierra 6 Tamayo I Sañudo
Uribe L7 Vásquez , Vegal
Yéliz i27 Villegas 4 Zulaibar
Yepes 2
Barrientos 8 Díaz 6 Total de Familias Total de Familias de
Cadavid t0 González 4 de la Elite 55 (6906) la sub-élite 25 (3106)
Enriquez I Moreno 3
Escobar 4 Ortega ,
Estrada 6 f¡lIl,lNTE : Capítulo 4, nota 2.
Gallón 4
Gaviria 8
Muños 4
Ochoa 7
Un análisis de las familias d. lu\i,rurtu generación'en Mede-
Palacio 7 llín sugiere algunas razones para explicar el papel comp¡uativa-
Posada 8 r¡)cnte opu.o de este gruPo. Estas familias habían llegado a Me-
Puerta
Tirado
1
5
rlcllín yi Antioquia entre 1655 y 1705, durante ciertos Perío-
Truxillo 6 rlos crüciales en ia historia de la Villa y de la ProvinciaaE. Estas
Villa 10 rlócadas fueron testigos del poblamiento del Va]le de l\4edellín,
Zea , $r¡ crección en Villa (1675) y la parcelación de las tierras férti-
Callexas 4 Botero , lcs que siguió a la fundación del Cabildo. Posiblemente una
, razóñ por la cual la cuarta generación medellinense' activa entre
,I
Fascio Lince García
Fonegra 4 Jiménez '2 1780 t 1810, tuvo tantos alcaldes jueces pedáneos y miembros
Gómez 3 Mariaca
Madrid 6 ,llt Arango Mejía señala las fech¡s de llegada y las de evcntos importantes en las vi-
Mora , ,las de,los fundadores de familias. Por ejemplo, registra que Don Baltasar Tama-
Naranjo 3 yo (cuyos descendientes Pertenecían ya a la cuarta gencración en I 780-1 8l 0) cs-
Santamaría 6 cribió su testamento en Mcdellín en 1672 (Genealogías,2: 368)' y Martín Cha'
Soto 5
varriaga cont¡ajo matrimonio en Medellin en 1668 (Ibid., l: 213).
Vasco Alvarado I
..\
?20 lúlnctos, Co rnercd¿¡ntes y Labrado¡es en Antio quia. I 7 63-I g I 0 La élite de Medellfn 221

Cuadro No. 24 Continuación Cuadro No. 24


FAMILIAS DE MEDELLIN EN I.A ELITE Y LA SUB.ELITE
No. de
Familias de la personas en Familias dc N<¡. de
No. de Generación Elite la lista base la Sub-élite personas
Familias de la pefsonns en Familias de No. de
Generación Elite la lista base la Sub-élite personas
Barreneche I Obregón t
1
Velásquez 14 Bermúdez 1 Quijano ,
6 Alvarez del Pino Carrasquilla 6 Quintana I
5 Arango 12 Correa 6 Choren I
lsaza r6 Mesa 4 Lalinde I
'9t
Jaramillo Montoya T2 Marroquín I
Restrepo 26 Pasos I
Betancur 4 Pizano 2
Calle c Chavarriaga t Puche I
Gutiérrez 5 Córdoba t Ramos 5
Pérez de Rivero 9 Echeverría 4 Ramos
Piedrahita 4 Echeverri 5 Robledo
Saldarriaga 6 Molina 5 Rodríguez Obeso
Sierra 6 Tamayo I Sañudo
Uribe L7 Vásquez t Vegal
Yéliz 127 Villegas 4 Zulaibar
Yepes 2
Barrientos 8 Díaz 6 Total de Familias Total de Familias de
Cadaüd 10, González 4 de la Elite 55 (6906) la sub-élite 25 (3106)
Enriquez 1 Moreno 3
Escobar 4 Ortega 2
Estrada 6 FUE,NTE: Capítulo 4, nota 2.
Gallón 4
Gaviria 8
Muños 4
Ochoa 7
Un análisis de las familias d. la\puurtu generación,en Mede-
Palacio 7 llín sugiere algunas razones para exp'licar el papel comparativa-
Posada 8 mente opaco de este grupo. Estas familias habían llegado a Me-
Puerta I dellín y a Antioquia entre 1655 y 1705, durante ciertos perío-
Tirado 5
Truxillo 6 dos cruciales en la historia de la Villa y de la Proünciaa8. Estas
Villa 10 décadas fueron testigos del poblamiento del Valle de I\{edellín,
Zea 2
su erección en Villa (1675) y la parcelación de las tierras férti-
Callexas 4 Botero , les que siguió a la fundación del Cabildo. Posiblemente una
Fascio Lince I García raz6n por la cual la cuarta generación medellinense' activa entre
Fonegra 4 Jiménez ,
,1 1780 y 1810, tuvo tantos alcaldes jueces pedáneos y miembros
Gómez s Mariaca I
Madrid 6
48 Arango Mejía señala las fech¿s de llcgada y las de eventos imPortantes en las vr-
Mora 2
das de los fundadores de familias. Por ejemplo, registra que Don Baltasar Tama-
Naranjo 3
yo (cuyos descendientes pertenecían ya a la cuarta generación en I 780-1 8l 0) cs-
Santamaría 6
cribió su testamento en Medcllín en 1672 (Genealogías,2: 368), y Martín Cha'
Soto 5
varriaga contrajo matrimonio en Medellín en I 668 (Ibid., I : 2 1 3) '
Vasco Alvarado I
222 Minercg Óomercbntes y Labradorcs en Antbquia. 1263-lg10 La élite de Med.ellín 223

Cuadro 25 Si bien es cierto que los medellinenses pertenecientes a


las generaciones cuarta a séptima no tuvieron tantoéxito como
CLASIFICACION DE LAS FAN,IILIAS DE MEDELI,IN los que llegaron posteriormente, al menos la mitad de estas
POR G[,NERACION f'amilias respondieron a las cambiantes oportunidades econó-
micas características del siglo XVIII. Una mirada sobre una
familia representativa de la quinta generación, los .faramillos,
No. de Familias No. de t'amilias denota que la respuesta de las familias antioqueñas más antiguas
en la categoria porcentaje en la categoría Porcentaje fue de catácter selectivo. Aunque esta familia reunía los requi-
Generación de élite del total de Subélite del total sitos para pertenecer a la élite, existe un Patrón distintivo de
Primera* 16
gmpos de la élite y la sub-élite dentro de las ramas de la familia,
84.O 3 16.0
Segunda l0 patrón que se repite en otras familias antioqueñas.
71.0 4 29.0
Tercera r6 80.0 4 20.0
Cuarta Los Jaramillos eran ya antioqueños de la tercera genera-
8 44.0 l0 56.0
ción cuando Medellín se convirtió en Villa, y Don Alonso, nieto
Quinta 4 57.0 3 43.0
Sexta I
del fundador de la familia, fue su primer alcaldeae. Sus hijos,
100.0 0 0.0
Séptima
presumiblemente herederos de los tierras recibidas a la erección
0 0.0 I 100.0 de la Villa, encabezaron luego las tres rarnas de la familia.
FUENTE: Gabriel Arango Mejía, Genealogías de Antioqub y d,e Caldas, 2 ed.,
Z
vols. (Medellín: Imprenta Departamental, lg42); Capítulo 4, nota 2. Para 1810 los Jaramillos pertenecientes a la primera rama
* EI número de- peninsulares que ap¡¡rece aquí no corresponde
con el número que fi-
exhibían todas las características de la sub-elite de Medellín. De
gura en el análisis especial de este grupo, porque este iuadro localiza la generacióir los diez Jaramillos que fue posible localizar pertenecientes a esta
más actila en cada familia. En algunos casos los hijos de peninsulares erai más acti- rama, nueve fueron alcaldes jueces pedáneos y ninguno había
vos, así que la familia aparece como una familia de la segunda generación.
prestado servicio en el Cabildo.

de la Sa¡rta Hermandad, sea que sus La actividad económica de esta primera rama es igualmen-
antecesores se habían
instalado en una base rural. te insignificante. Cuatro de estos Jaramillos importaron mercan'
cías a la Provincia, pero sus totales (302 pesos, 191 pesos, 695
Una circunstancia en cierta manera semejante explica por pesos y 400 pesos) sugieren que la mayoría de estos bienes
que menos medellinenses de la cu¿rrta generación apareCen como eran para el consumo familiar. En esta rama hubo un minero
miembros de las élites comercial y minera Los fundadores de que llevó 400 pesos a la Fundición.
estas familias había llegado al valle de Medellín en las décadas
' Los cuatro
más negras de la minería antioqueña Ya a finales del siglo XVII Jaramillos de la segunda rama no mejoraron las
las minas de veta de Buriticá y los placeres de los ríos-Cauca y actividades económicas y políticas de la primera. Un miembro
Nechí, que habían sido la columna vertebral de la minería de la fue alcalde juez pedáneo y otro prestó servicio en el Cabildo
época de la conquista, se hallaban agotados. La transición a los después de 1810. En la esfera económica la segunda rama
aluviones de las tierras altas en Sa¡rta Rosay Rionegro.-núcleo incluía cuatro mineros (dos con títulos sobre minas y otros dos
de la producción de oro en el siglo XVIII- no había ocurrido que llevaron, respectivamente, 1.613 y 2.581 pesos a la Fundi-
todavía Estos antepasados posiblemente vieron la agricultura y ción), y un comerciante (con importaciones por valor de 1.447
la ganadería como empresas económicamente más viables. 49 Arango Mejía, Genealogías, l: 466-468, contiene la genealogía de los Jaramillos.
221 tvline¡os, Comercbntes y Labradores en
Antioquh. IZ63-1g10
La él,ite de Mcdallh llt

pesos)' Los bajos tot¿les de ros registros


de Fundición y merca-
defías iunto con lq fol+o,t- ^^+:-.:--¡^-¡ - Cuadro 26
' ^ r .r
rama como pertenecientes a la
sub-élite de Medellín. LA FAMILIA RI]STREPO
1780 1810
Es la tercera:ama de Jaramillos la que coloca
a la familia
en la élite de Medellín,..u p."ru, d. q;;l^;tras
dos ,*ur-iluyu.,
exhibido las característicis correspondi."t.r u tu Rama Rama
,*:áiri.. * Rarnu
los ochos miembros,de esta ,u-u qir. estaban activos entre 17g0 I 2 I
y 1810, cuatro sirvieron en et ca'bilao, tendiendo a ocupar los
cargos más elevados: dos fueron alcaláes pri;;;r, Número de individuos localizados l6
calde segundo y otro fue miembro de la s'*i"
;;Ti" ¿-
H.r-""¿"á. r," Número de individuos con cargos
también los intereses de la fa_ili" en el Cabildo por encima de la
::::^."_l1T11efleja
nerr4 pero con un éxito bastante mayor. Los cuatro niineroslli ü mi_ Santa Hermandad. 0 0 6
de Número de funcionarios de la San-
esta rama llevaron^respectivamente a la Fundi.ia"- ii.osg, I
6..508., 5.007 y 1.120 pesos. Así pues, dos de
ta Hermandad. 0 ,1
ellos reúnen los Número de alcáldes .iueces pedá-
criterios para incluirlos en ra érite. AI menos dos de neos. 0 5 l)
los Jara-
millos fueron comerciantes e importaron 36.102 Número de comerciantes 1 2 3
en mercancías. Esta rama, según todos los indicadár.r
v 3.076Jesos
989
..áía-i- Totales registrados (pesos de oro) I.608 1.029
cos, colocó más miembros .r, la élite de Medellí". 4.775 7.616
El ó.ruaro
No. 26 resume el desempeño de otra familia de la quintu 2.588
ración, los Restrepos,la iuar muestra
*.r.-
pu*a.r rir"ii;'"- "'
"" Número de mineros I t
El estudio de las historias genealógicas de las familias de Totales de Fundición . T* T'*
Medellín sugiere que aquellos quá perteñecían a ra érite ttáui"" 8.769
uegado a esta posición por diferentes caminos. Los
descendien_
tes en las generaciones ¿uarta a séptima, pertenecían Número de mineros/comerciantes 0 I t
probable_
mente a las ramas de,lostrlfos segunáones'd-e las
familias. posible- Totales de F undición (pesos de oro) 0 13.330 4.456
sus abuelos y bisabuelos eian los hijos meno;;;l;; 'fotales registrados (pesos de oro) 0 1.801 17 .7 82
f,:"*,.
bran-heredado las propiedades familiares en una época áurante"á'n"_la Número de miembros en la élite 0 1 6
cual la tierra del valle de Medelín era ra herencia Número de miembros en la sub-élite I 8 l0
más codicia-
da debido a la crisis de la mineríay ercomercio. Estas ramas
de
segundones se beneficiaron der hecúo de que susantepasadoshu-
bieran dependido poco de la tierra y continuaron con actiüdades FUENTE: Gabriel Arango Mejía, C:enealogías de Antíoquia y de Cald'as,2'.ed', 2
de comercio y minería cuando términó la depresián..""J-i- vols. (lr4edellí-n: Imprenta Departamental, 1942\, 2 : 236'27 6, Capítulo 4,
ca de fin¿les del siglo xvII, las ramas segundonas a. .rtu, nota 2,
lias criollas se encontraban en.una mejoi posición, gru.iu, u
iu-i- T* : Título de mina registrado, pcro no s€ encontraron totales'
experienciar para tomar ventaja del airge-comercial"y, minero.
,,
Este- grupo se unió entonces j medellininses de
l" pril;;;;;:
gunda y tercera generaciones cuyos antepasados tra¡ían sido
"\
226 Mineros, Cornerchntes y Labradores en Antioquia, 1763_lg10
t' i La éIite de Medellín 227

atraídos selecti'amente a Antioquia ppr las posibilidades mitad de los hijos que pudieron ser ubicados siguieron la activi-
eco-
nómicas de la región. Los descerrdi..rt.. de la primeru, ,.e,.,r¿u dad de sus padres, laborando las minas o importando mercan-
y tercera generaciones continuaron con Ias inversio.., .,.Irr..u, { cías a la Proüncia.
y,co.merciales y permanecieron en las élites políticas y
eco_
nomlcas. Un estudio detallado de estas cifras descubre otros patro-
nes. Los hijos de los mineros de Medellín tendía¡r menos a dedi-
Si bien una descripción detailada der cambio de ocupación t carse al comercio o ala minería: tan sólo el 53olo se dedicó a
de generación en generación debe esperar una investigacián más tales actividades, frente al 640lo de los hijos de los comerciantes
profunda, los datos existentes permiten alguna exploiación pre_ y al72olo de aquellos cuyos padres se dedicaban tanto a la mi-
liminar. A menudo dos generaiiones de una misma familia de nería como al comercio. Esta última cifra sugiere que mientras
Medellín fueron política o ecoíó-icamente activas entre l7g0 más empresario,era el padre, como parecen demostrarlo sus dos
y 1810. Es claro que no es posible utilizar en sí mismos los tota- ocupacrones, mas espíritu empresarial mostraba su hijo.
les de Fundición o de registro de mercaderías como guía para
la
inclusión en la élite,económica, puesto que, por ejemflo, un hijo Esta afirmación se confirma al centrar la atención sobre los
podía estar iniciando su carrera al final de .it" pário'ao de tiem- mineros y comerciantes más ricos de Medellín. Utilizando como
po.- Las sumas que llevara a la Fundición o el vaior de sus impor_ base la cifras ya conocidas de 5.529 pesos para los mineros y
taciones no tendrían relación con el potencial de actividaá de 11.307 pesos para los comerciantes (véase Cuadro No. 21) es
toda su vida. Aún así, la mención en los registros de Funclición posible separar combinaciones de padres e hijos en las cuales el
o de mercaderías de un hijo es un indici<, de padre pertenecía a la élite económica, y enseguida determinar
estaba siguiendo
la ocupación de su padie, lo cual puede {ue señalar en tZrminos si sus hijos demostraban una tendencia mayor a continuar en
generales una transferencia de ocupaclón. las ocupaciones de sus padres.

- Un primer paso para determinarla continuidad ocupacional


de generacón en generación es utilizar los cuadros g..t.ulógi.o,
Debido a que había un gran número de sacerdotes que per-
tenecían a la éliie minera, se encontró tan solo una combinación
para identificar aquellos medellinenses que eran miniror, .o"-.r- padre e hijo en la cual el padre había llevado más de 5.529 pesos
ciantes o ambas cosas y que además tenían hijos posibres de ubi- á la Fundiciónso. En esta familia un hijo se hizo minero y el otro
c-ar. Estos hijos fueron incluidos en los cuadros por s..r activida- no. Cuando el padre pertenecía a la élite comercial de Me dellín,
des mineras o comerciales o porque sirvieron .tr ll cubildo como claramente los hijos seguían los pasos del padre. Los siete padres
alcaldes jueces pedáneos. El siguiente análisis asume que si un comerciantes de Medellín que importaban más de 11.307 pesos
hijo era considerado como suficientemente t.rporrru^bl. pur" tenían un total de diecisiete hijos ubicables. Trece de ellos, es
ocupar un cargo político, era también lo suficientémente máyo, decir el 7 7ob, se dedicaron al comercio o a la minería, o a am'
paJa ser minero o comerciante. Dondequiera que aparece un bos. Los padres comerciantes con promedios de importación
padre minero o comerciante, el cuadro indica.rrál.s dé sus hijos
siguieron su ocupación y cuáles no. 50 El cuadro 6 muestra que cuatro de los doce mineros más ricos de Antioquia,
eran sacerdotes (D.D. Ignacio Gutiérres, D.D. Sancho Londoño, D.D. Juan Sal-
v¿dor de Villa, y D.D. Manuel Londoño). Parece que esto era bastante común
Tal como lo muestra el Cuadro ¡s. 27, había cincuenta y en la Nueva Granada, a pesar de haber sido prohibido por una Cédula Real en
un padres dedicados a la minería, el comercio o a.ambas activi- 1727, Según L. Osorio C., los sacerdotes utilizaban las ganancias de sus minas
dades, y un total de ciento veintidós hijos que aparecen también para mantener a parientes y a huérfunos, pagar la educación de jóvenes promete-
dores y en otras obras caritativas ("Prohibición de los reyes españoles a los ecle-
en esta lista base. Setenta y nueve de estos hijos, o sea el 650/o, siásticos sobre propiedad y beneficio de minas", BoletínHistórico del Valle, no'
eran también mineros, comerciantes o ambas cos¿rs, Más de la 3l (Jun. 1936), pp. 322-328.
tfll
22E Mineros, Comerciantes y Labradores en Antioquia.
IZ63-lg10 La élite d.e Medellln 229

Cuadro 27 nuaban en la actividad de sus padres, existían una mayor ten-


dencia a hacerlo entre los hijos de la élite comercial.
CONTINUIDAD OCUPACIONAL EN MEDE,LLIN
1780 _ 1810 Esta tendencia se hace más evidente en el caso de los hijos
cuyos padres eran al mis¡no tiempo mineros y comerciantes. Ha-
bía siete padres con promedios de Fundición y de registro de
Subélite Elite mercaderías por encima de los 5.529 u 11.307 pesos. Estos siete
Total
padres tenían veinte hijos ubicables; y diecisel, es decir el 80o/o
Padre (minero)
8
de ellos continuaron en la minería y el comercio o en ambos,
Hijo 9
lo que es un porcentaje mayor que el de los hijos de los mineros-
Minero
4 I c comercianteJ que no pertenecían ala élite económica pues sólo
Comerciante
Ambos
<,
0 I el 63o/q de los hijos de éstos continu¿ron en las actividades de
No se encontró ocupación
5 0 3 sus padres. Así, los padres más ricos y emprendedores tenían el
Total de hiios
8 I 9 mayor número de hijos dedicados al comercio y la minería.
of, de t7 I l9
hi¡os"mineios, comerciantes o ambos
53.0 50.0 53.0
Padre (comerciante) Un--mierhbro típico de la élite de Medellín sería un varón
18
Hijo 25 bJgpc.ode nacimiento legítimo; miembro del Cabildg, ya fuera
Minero
r2 6 18
minero, comerciante o las dos cosas; y tambiéh terrateniente.
Comerciante
Ambos
.12 19 Su ocupación como minero o comerciante aceleraría su elec-
No se encontró ocupación
4 0 4 ción al Cabildo y su movilidad dentro de é1. Mientras mayor
Total de Hijos
19 4 23 fuera su riqueza, más altos serían los cargos a los cq¿lgq podría
"6 de hijos mineros, comerciantes o ambos
47 t7 64 aspirar. Es muy posible que fuera español, medellinense de la
60.0 7 7.0 64.0
Padre (minero y comerciante) segunda o tercera generación o que perteneciera a la rama se-
Hijo
l0 7 t7 gundona de una familia más antigua. Sus hijos rñostrarían una
Minero marcada tendencia a seguirlo a los campos mine ros o a la tienda, y
Comerciante
6 4 l0
4 11 15 entre más exitosa su propia carrera, mayor sería la probabilidad
Ambgs t
No se encontró ocupación I 3 de que ellos continuaran en su actividad. Sentados estos criterios
Total de Hiios
7 4 ll podemos preguntarnos si los medelünenses mostraban un com-
of, de hi¡os 19 20
minerás, comerciantes o ambos 63.0
39 portamiento altamente empresarial en el período de finales de
80.0 72.O
la Colonia.
TOTALES: pad¡es 5l; Hijos lZ2; o[ de hi;os mirreros, comerciantes o
am-
bos 650[
Como mínimo, tal perfil muestra que las élites de Medellín
FUENTE: Gabriei Arango Mejí4 Genealogías de
Antioquia y de Cald.as,2 ed.,
- -', -'
2 vols.
eran el honesto reflejo y la respuesta racional a las posibilidades
(Medelín : Imprentá Departam;nht, i é+Zj;
cupiíur o +, not" i. y limitaciones de su entorno colonial. El capítulo final, que pro-
porciona un enfoque comparativo, da una mirada sobre la eco-
nomía y la sociedad paisa del siglo XVIIL tanto de adentro
menores de 11.307 pesos tenían veintiocho hijos dedicados hacia afuera como de afuera hacia adentro' Para determinar si
a
tr",u a las dos ocupaciones, o sea el 600/o. porio ta"to, hay algun compdrtamiento notablemente empresarial ligado con
si bien
mas ",
de la mitad de los hijos de todos los comerciantes la herencia colonial de Antioquia.
eonti-
Iilr 3!il
I

i
,i

V. CONCLUSION

Cualquier juicio concerniente a las características distinti-


vas atribuidas a la economía o sociedad antioqueñas del siglo
XVIII lleva con él la presunción de que existen norrnas o tipos
discernibles fácilmente utilizables como medidas de compara-
ción. Pero este no es el caso. Por el contrario, una oleada de
monografías durante la última década ha borrado los conve-
nientes aunque engañososestereotipos y en cambio ha enfatizado
la particularidad de cada medio regional, social y económico.

Sin embargo, dentro de tendencias tan diversas se mueven


algunas corrientes comunes. Para establecer comparaciones me
he basado en la descripción de los comerciantes de Ciudad de Mé-
.jico en el siglo XVIII hecha por Louisa Hoberman; en la discu-
sión sobre sus contrapartes de Popayán de Peter Marzahl;la ex-
posición de Rae Flory y David G. Smith sobre los comerciantes
de Bahía (Brasil) en el siglo XVII; la reconstrucción que hace
.f ohn Wibel de la Arequipa (Perú) del siglo XVI[; la de Franklin
Knight sobre Cuba en el mismo siglo; y la exposición de David
Brading sobre Guanajuato (Méjico)t .

I Louisa Schell Hoberman, "Merchants in Seventeenth Century Mexico City: A


Preliminary Portrait, "Hispanic American Historical Ret¡iew 57 (Ago. 1977):
+79-503; Peter Marzahl, "Creoles and Governmcnt: of Popayán"

uNrVEF.SnAD NACTONAL DE COLOMB|A


r-
292 ' Mineros, Conerchntesy Labradores en Antiaquia IZ63-IA(,0 Conclusión 233

Aunque el potencial de recursos humanos y naturales varía Al mismo tiempo existía una tendencia contrarrestante, en
mucho, las élites de Ciudad de Méjico, popayán, Bahía, Arequi- último término antiempresarial. Las regiones diferían una de
., pa, Cuba y G¡¡.1n1,jgato compartían con las antioqueñas la bús- otra en el status y los incentivos otorgados por cada sociedad
-*-*-i queda de status y ñQueáa",un avalúo pragmático del potencial iocal a este espíritu empresarial, más bien que en la verdadera
económico de su región y la resolución de explotar ias opor- presencia de empresarios. Un análisis de la congruencia entre las
tunidades existentes hasta el máximo. élites económicas y políticas y entre las ocupaciones de los que
se encontraban en un proceso de ascenso social y las de los ya
Puesto que las economías regionales eran subdesarrollad.as, bien establecidos, revelaun movimiento que se aleja de la liquidez
cíclicas y no especializadas, los colonos aprendieron muy pron- de capitales y de la flexibilidad de inversión hacia un interés ma-
to las virtudes de la diversificaóióru En el siglo XVII los comer- yoritario y estático por la tierra. Si bien esta tendencia variaba
ciantes de Ciudad aé n4éjico no se contentaron con el dominio de región a región, parece que la meta final de muchos empresa-
sobre el comercio del Atlántico: invertían en las sedas traídas rios era la de cesar y desistir de hábitos "empresariales".
por el Galeón de Manila, en plantaciones de caña de azucar y
de trigo o en títulos de minas. Sus colegas de Popayán controla- Los comerciantes eran ejemplos empresariales muy visibles
ban el comercio en el sur de la Nueva Granada, enviaban a sus debido a ta liquidez de su cápitiles y a su propensión a inver-
cuadrillas de esclavos a busca¡ oro en el Chocó y se disputaban siones múltiples. Eran también particularminté susceptibles a
encomiendas. Sus iguales de Bahía invertían en trapiches, ga- las presiones sociales que desanimaban la actividad comercial
nados, tabaco y esclavos. En Arequipa los grandes propietariros continuada, una vez habían amasadouna buena fortuna. Existía,
de tierras no sólo producían licores finos, sino que algunos co- por ejemplo, un prejuicio en contra de que los comerciantes
merciaban con la Costa y la Sierra y además se dedicaban a la detentaran cargos cíücos de alto rango. Louisa Hoberman seña-
minería. Los terratenientes cubanos cultivaban tabaco, caña de la que los comerciantes de Ciudad de Méjico "sentíanel deseo'
azíca4 eran tratantes de esclavos y comerciaban con una ,'creati- de abandonar el comercio prefiriendo la propiedad de la tierra y
vidad extraordinaria". Las grandes familias mexicanas como los la obtención de cargos públicos". Esto condujo a una "falta de
Fagoagas no se mostraban renuentes en dedicarse al comercio, a congruencia entre el Consulado y el Cabildo" ya que el precio de
i la minerí a o a la agricultura2. El e mpresario no era un personaje admisión a este último iba acompañado de una renuncia a la
t extraño en la escena latinoamericana, sino un componente participación en el primero3. En Popayán los "comerciantes de
i esencial de ella" larga distancia" eran excluídos de cargos en el Cabildo. Peter
Marzahl narra el paso de los mercaderes del cornercio a la tenen-
Híspanic American Historical Reaiew 54 (Nov. 1974): 636-656; Rae !lory and cia de tierras: "ningún hijo de un comerciarite afortunado seguía
Daüd Grant Smith, "Bahian Merchants and Planters in the Seventeenth and Ea¡-
ly llighteenth Centuries",Ifrspaníc American Historical Reviews bg (Nov. lgZg): los pasos de su padre. Triunfar en el comercio significaba aban-
571-594; John Wibel, "The E,volution of a Regional Empirc and Peruvian Na. donarlo"a. En Bahía la presencia del q'Comerciante dueño de tie-
tion: {rgquip¿, 1780-1845" (Tesis, Ph,D., Stantord University, l97b); Franklin rras" o del comerciante "plantador" señala la misma transferen-
W. Knight, Origins of Walth and the Sugar Revolution inCuba,',Hispanic Amr
rican Historicai Reaiew 57 (May. 1977): 232-253; David A. Brading, Miners and
cia de intereses primariamente comerciales hacia aquellos basa-
Llerchants in Bourbon Mexico, 1763-1810 (Cambridge: At the Llniversity Press, clos en la tierra- Aquí también aunque los comerciantes tenían
leTl). acceso a cargos elevados en el Cabildo, esto era de orden muy
Fll comentario sobre la extraordinaria creatiüdad es tomado de Knight, ..Origins"
limitado: entre 1660 y 1739 un promedio de apenas el 18o/o
p. 249. \léase además Hoberman, "Merchants", pp. 399,493; Marzahl,.'Creoles'l
pp. 647-648; l-lory y Smith, "Bahian Merchants", p. 579; Wibel, "Evolution", Hoberman, "Merchants", pp, 483, 499
p. 196; Knight, "Origins", pp. 245-249; Brading, Miners and Merchonts, pp,
t73-t82. Marzahl, "C'reoles", pp. 648, 651-652.
,r
294 Mincros, Comerciantes y Labradores en Antbqub. 1763-lglO Conaluión tllt

de los funciona¡ios elegidos eran comerciantess. En el perú, Arequipq donde exportaciones de origen agrícola (azúcer y li-
aunque el comercio podía suministrar la riqueza necesaria patá cores) gran de la mayor impo,rtanciao el acceso al{tierru pcrm¡I.
que un arequipeño se conürtiera en terrateniente, un cri,ollo neció como el camino más seguro para una opulencia pcrmsncrr1
"tenía que abandonar el status que gozaba en la élite por naci- Ite. Lot riesgos e incertidumbres relacionados con ia mlnerl¡i
miento para iniciar una carrera como pequeño comerc-iante" y 'en las vetas de plata de Guanajuato o en los aluvioncc rurffe rr¡;
aún, en el caso de triunfar, "tan sólo unós pocos comerciantes cerc¿rnos a Popayán, hacían más atractivas las ganancial me¡r¡t¡
mayoristas llegaban a gozar de una riqueza considerable y de un espectaculares, pero rnás estables, de la ganadería o de la agri.
status sin restricciones en lb élite". Es significativo que ningún cultura.
arequipeño identificado como comerciante no ocupaiá nuncá el
r,ango de regidor.. En el siglo )il/III en cuba, antes dela revorución Aunque David Brading y John Wibel señalan accrtrdtmctt'
del azicar, el comercio era el camino más seguro hacia un enri- te que el movimiento de las fortunas mineras mejicanar y de lnr
quecimiento rápido. Aún así, la élite cubana invertía también en fortunas cornerciales pemanas hacia las tierras llevó (debidt¡ a ln¡
ti-e-rras_ pues éstas eran "una meta socialmente deseable y una pa- demandas de los multiples herederos, las concesiones a h¡ lglelirr
tente indicación de riqueza"?.Aunque el cabildo de Guanajuáto y las reducidas ganancias) a la dispersión de las fortunal, ntt ltl'
----esta$a compuesto en todos sus niveles por mineros y comeician- vieron en cuenta las alternativas abiertas a las élites localete, Aun"
,,"' 1es, "las fortunas habidas en la mineria y el comeicio se inver- que la riqueza basada en las tierras era vulnerable, lo era men(tt
\ tían en tierras"s. F.'
que las operaciones mineras o que las empresas comercialcr rqjc.
tas a los manejos de numerosos herederoq a menudo incornpe"
.,r ;*- -----
Era entonces usual para las élites comerciales y mineras ca- tentes. O tal como ha señalado Franklin Ifuight en cl crro dc
"/ Cuba antes de la etapa del azúcar, donde las tierrar tcnfrrr
./' nálizar una buena proporción de sus ganancias en propiedades
rurales y suspender las actividades mismas que habían forjado menor valor intrínseco, al menos tales inversiones cafl¿üirrbrn
sus fortunas. No sería muy exagerado afirmar que Ia may-oría el capital excedente hacia un área en la cual no est¡ba lqjcto n
las depreciaciones monetarias, a pérdidas por los ataqucr dc
,d. las posesiones de aquellos_en proceso d{ ascenio sociak. .rr-'
, J rcontraban representadas en el comercio y la minerí4f mientras piratas o a recolecciones de impuestos obligatorios por p¡rtc de
i \ que la de los recién llegados y los ya establecidos estaban en la la Coronalo,
¿ I' "
i tierra. ,

r El movimiento hacia la tierra puede'verse entonce¡ comrt


Esta canalizaciín de capitales provenientes de la minería una respuesta positiva y racional a la incertidumbre del mcdk¡
\ colonial. La conyersión de capitales en propiedades no sólt¡ $rfu
I
y el comerciohacia las propiedades en tierras, y no hacia inver-
siones alternativas, no refleja necesariamente una preferencia an- hr';i;¡s': óJjll fsino q".,p?.*l-.T:",.' posponía, asi.fucr.r por
'I I ün9 o Oqt gql gtl:i la didpér si6n' de'las""fortr.mas-fam il iüe¡,
i
tiempresarial por parte de las élites locales. Razones económicas 9nes,
I
de peso, especialmente el deseo comprensible de mantener los
\ egtj, o¡ familiares, impulsaron tales recolocaciones. En Bahíay en
Puesto que la propensión inmediata de r", ail, ¿.h;ii¡l,n
I XVII y XVIil a transferir sus activos de la minería y el comfr=
5 Flory y Smith, "Bahian Merchants", pp. 582-591 . cio a la propiedad de tierras pudo haberse derivado de sl¡lidril
instintos de negocios, el impacto final de tal flujo de capital fue
6 Wibel, "Evolution", p. 136.

7 Knight, "Origins", p. 139. 9 lbid. pp.212-219.

8 Brading, Minen and Merchants, p.219. l0 Knisht, "Orisins", p.241.


r 286 Míneros, Comerciantes y Labradores en
\
, Antioquh. 1763-Ig10 Conclusión 237

antiempresarial. lEsto creó una realidad social en la cual las éli- ocupaciones en el predominio que los mineros y comerciantes
tes ya establecidas, con la mayor parte de su capital atado a pro- tenían sobre el cargo de regidor y en su idéntico dominio sobre
piedades, no tenían acceso a capital excedente para inversiónes los cargos más prestigiosos de elección anual (véase Cuadro
nuevas y variadas. Adicionalmente esto condonaba la norma No. 20). También fueron notables las acciones de los miembros
social que{ enfatizaba el prestigio y er alto status conferido a la del Cabildo de Medellín, quienes, mineros y comerciantes ellos
propiedad de tierras, como opuesto a otros propósitos econó- mismos, estaban prestos a elegir para un cargo político a algún
I mrcos. I compatriota prometedor, para ¿rsegurar así su movilidad den-
tro de ese cue{po, o a elegirlo alférez (véase Cuadro No. 23). La
En la práctica" más que en la teoría, la adhesión a tal reali- relegación de los medellinenses con mayoría de intereses en la
dad y norma social variaba de región a región, dependiendo de tierra a los cargos inferiores del Cabido (CuadroNo.20)o a car-
' Ios recursos naturales y humanóJlocares. si guhiu y Arequipa, gos en los partidosr 1l su movilidad política restringida, sugieren
dfe los terratenientees claramente dominaban y discriminaban gu9 los agricultores erari reconocidos sólo de mala gana y ado-
a'los com.rciantes, se encuentran en un extremo de la escala, 'lecíán de un status comparativamente bajo.
con Popayán_no muy atrás, las élites de Guanajuato y especial_
mente de cuba" en el otro extremo, exhihí¡rn úna mayoi flexi- En Medellín la ausencia de intereses en la minería y en el
r^ -. .. bilida¿ Los antioqueños estaba";rd ;il;j;i comercio era Io que caracterizaba a la sub-élite, como lo demues-
^;-::-'*- tra el patrón de actividad económica de las distintas generacio-
nes y r¿rmas de las familias (véase el Cuadro No. 26 y el Cuadro
- Ta¡rto con respecto a su composición como a sus valores, la
élite de Medellín en el siglo XVIII no se alejaba mucho de una No. 26). Así, tanto la realidad social como las normas sustenta-
norrna latinoamericana, pero se acercaba más al extremo de la ban un medio que estimulaba a los hijos para seguir a sus padres
escala en el que se encontraba Cuba.tEito era así aún cuando los en el negocio de la minería o del comercio y a mantener así la
yedgllilgn-ses*alguna_s veces otorgaban menor respeto a la rique- posición de sus familias dentro de la élite de la Villa.
pa adquiiida fiue las élites de otros lügares. Ilegítimos o mestizos
bomo Mateo MolinE Francisco González o Antonio Muñoz Esta propensión medellinense a rehuir la propiedad de la
bien pudieron haber serüdo en el Cabildo de Guanajuato, para tierra prefiriendo la mina o la tienda y a otorgar un alto presti-
citar tan.sólo un ejemplo, siempre y cuando sus bienei fueran su- gio social a mineros y comerciantes por encima de los terrate-
ficientesrr. En la atmosfera párroquiana de Medellín, este tipo nientes era, como lo eran las tendencias opuestas en Bahía y
de movilidad social resultaba imposible. No obstante; y a diferen- Arequipa, por ejemplo, una respuesta directa y racional al po-
9ia {el patrón de flujo capitales en Ciudad de Mejico, popayán, tencial y a las limitaciones del ambiente de cada región. En Mede-
\r
!4i", Arequipa y Guanajuato -y más cercano al patrón de la
Cuba pre-azucarera- las élites antioqueñas manifeslaban un in-
llín la composición y los valores de la élite local eran el reflejo
'\ i lógico de los desarrollos claves de la historia económica de An-
!i ,¡
terés mínimo en canalizar hacia la adquisición de tierras la ma- tioquia en la época colonial.
t \ rj yor parte de sus ganancias del comercio y la minería. Este tipo
.l de transferencia significaba en.Antioquia una movilidad haiia Tal como lo han mostrado capítulos anteriores, el período
!" :

alajo, más bien que hacia arriba, pues en Medellín eran los
L borbónico marcó una revitalizaciín del sector minero antioque-
'.' r
ri

t ¿1 I mlneros y comerciantes, y no los terratenientes, quienes forma- ño. La producción de oro se duplicó entre 1750 y 1779 según
, "r\ ban una camarilla resguardada en la cúspide de las pirámides parece en los registros de Fundición, y se cuadruplicó entre
,l \ económica y social. Podemos ver el alto siatus conferiáo a estas 1780 y 1800. En las décadas anteriores a la Independencia, los
l\
\
tffiiñi antioqueños extraían más oro que en cualquier otro período
\ ers and, Merchants, p. zto.
J 238
t\
Mineros, Comerciantes y Labrad,ores en
Antioquia. 1763-1g10 Cottclusión 239

La minería daba a los antioqueños acceso


f t!,"
1,.r^1:,11,.:lgyista
lrqutdo p¿üa rus economías, doméstica b d. .*portu_ La éltte comercial antioqueña no sólo fue incapaz de mo-
l.:,uptrl
cton, y tes proporcionaba-así unai ventaja financiera nopolizar las importaciones de la Provincia, sino que se encon-
aquella de otros neogranadinos de-regiones donde
,"p"^ri"iJ tró ella misma a merced de los precios o las tasas de inteíes fi-
¡,ía 9ro,
"" ,é prü,fr
Sin embargo, at mismo ti.*p;l;;r,;;r;;;jJ_ir,¿= jadas por los vendedores mayoristas del Virreinato. Por esto
crrora cle aruvión señalaba límites máximos a ra fueron incapaces de utilizar su potencial como proveedores de
'a oro de la
de provincia y rbligub;;;"; producción oro para expandirse por fuera de los mercados provinciales' De
ampria distribución der
fla .r+ entre.los productorer. Lo, antioqueños no nuevo, aunque los comerciantes paisas gozaron de tasas de cam-
se dedicaron a
mrnerla de vetq y aunque los mineros de canalón bio más favorables que las de sus colegas neogranadinos de re-
con cuadri_ giones no mineras, su limitación a los mercados regionales:'signi-
llas de esclavos formaban una érite potenciar, los
mazamorreros ficó que su volumen y ganancias se comparaban desfavorable-
producían entre las, dos terceras y las cuatro
quintas partes de la
producción arrual de oro de Aniioquia. La técnica mente en relación con comerciantes mayoristas de otros lugares,
áel ca¡ralón como por ejemplo Santafé de Bogotá o Buenos Aires.
no sólo limitaba la cantidad q.r. ..r, minero
9: "r9 podía extraer,
sino que proporcionaba dividendos' erráticor, ¿.U'iao ut;i;;p"
para_ preparar la mina antes de entrar Los límites existentes sobre el potencial de acumulación de
1i:f-t"1,.^._lt_*: en
raclon' a la necesidad de reubica¡ los sitios de exprotación, ope- capital en la minería y en ql comercio y los riesgos inherentes
y i ra significaron que las élites paisas, al igual que las de otros luga-
naturaleza estacionar de ra minería de las tierras
altas. pJ,'esto, res, trataran de incrementar sus ganancias y reducir los riesgos
antioque ños gozaban de algunas ventajas por
:111t:._!r, ser una a través de múltiples inversiones. Una tercera parte de las tres
regton procluctora de oro, ni su producción anual
ni su potencial posiciones más altas del Cabildo de Medellín era detentada por
de acumulación de capital p.r.á" igualarse con
el de otros cen- residentes dedicados a la minería y al comercio. No obstante, y
tros mineros de América, como poiejemplo Cuurru¡.ruto. -- '
a diferencia de las élites en muchas regiones, los antioquéños en'
La estructura y las tendencias del sector minero contraron muchos menos incentivos para colocar sus ganancias y
de Antio-
quia en cl siglo XVIII afectaban también tu o.gurrlru.i¿"'u transformar gran parte de su capital en propiedades.
potencial impo-rtador de los comerciantes de la prürin.iu a
en r€spuesta a7a mayor disponibilidad del l'"i.".r, Habíanumerosas.Iazon-e,s.paraestaf alta-de--entusia-sq-o-I-9J
de-la demanda, aumentarór, sus importaciones a lair,.J.Á.rrto
metal y ul la tierra: el teirénó montañas,o de Aryloquia no-per¡iltqF."-
provincia.
El barequeo del oro colocaba este metal, q;.-;;Jl;;;;;;;'."_ portación de grandes volúmenes' de atimeiitoi; lá d¿manAá ágri-
rriente en Antioquia, directamente en manos de toh local no era muy grande debido a la óoncentración de po:
los mazarnorre- blación en los valles y en pequeñas fincas autosuficientes;Ioi
ros, se dispersaron, junto con los mineros de canalón,
,quienes.
por los distritos de las tierras altas. Esta distribución precios de los'alimentos veñdiáot en los distritos minéiós edtá:
y de capital creó mercados que no podían-r; ;;;"";;f;;1", ***l¡." Lan sometidos a la regulación impuesta por la,coalición minero-
por unas cuantas familias. Entre 176Z y 1g10, veint. comerciante en el Cabildoiy tampoco tra¡ía diSponible mano-i[é
.ómerciurr_ obra barata debido a la escasa población indígena existeltc y a
tes una tercera parte del valor
-importaron dé lu, i_portu.iorr., la opción que tenía la población libre de dedicarse aI mazamgrre-o.
arrtioqueñas (l'974.050 pesos), un grupo considerable
importó otro rercio 1Z,tlt.AZá.p.rorl¡, y SOZ.' r.rto
de 106 Una diversificación ;;"¡;;;;.igí" quela mayor parte de la éli-'
pesos), para el comercio minorista y .i'.o.rrrr-o fi;Sii.OZS te de Medellín adquiriera una parcela familiar dentro del Valle,
do*istico iuéu_ tierras para el pastbreo por fuéra de é1, y propiedacles.cerca.de
se Cuadro No. 13).
las minas. pero durante 1l siglo XVIII en Antioquia la inversión
de ganancias o de capital en tierras traía mínimas ventajas eco-
t5
Míneros, Comerchntes y Labradores en Antioquia. I763-lg10 Conclusión 241

nómicas o sociales. antioqueños tampoco podían comprar


,Los
haciendas en otros lugares, rista para el Valle del Cauca y enviaba a sus hijos nativos a colo-
ya que la imposibiid;J á. la élite nizar y a los hijos de los comerciantes a establecer compañías
para monopolizar la producción de oro oi", importaciones
res- filiales en la capitalra.
tringí.al su potencial de acurnulación de á;inversión
a los límites de la proüncia. si bien aquelos""pi.J;
.r, uíu" de ascenso Los antioqueños ampliaron el alcance de sus actividades
social en Bahía, Arequipa o Ciudad de Mé¡ico, poJlan ambicio_
coloniales de comercio y minería, y utilizaron sus ganancias,
nar haciendas azucareras, viñedos o ranchls, movidos tanto
por siempre en aumento, pÍua diversificar aún más sus inversiones.
el deseo de prestigio como por un poco de se'guriaaá..o.ró-i.u,
Aquellos con excedentes de capital establecieron sucursales en
lor ¿ntioqueños se encontraban .r, ..rr" situación más cercana a Santafé de Bogotá; negociaron el empréstito inglés de 1824;
la de las élites de la cuba pre-azucarera, las cuales invertían
en en la década de 1840 controlaron la producción de tabaco en
1ie1as apenas como una ptsibilidad más dentro de un abanico Ambalema. Durante la década de 1880 los antioqueños se em-
de inversiones. Es significativo qüe Frankrin Knight, en
rle-los patrones de iñversión deias élites cuban;,;;;i;;.ra
su estudio barcaron en la producción de café, y comenzaron la construc-
mo_ ción de su proplo ferrocarril, el Ferrocarril de Antioquials. En
vido a comentar sobre el continuo espíritu .-p;;r;;J á.*ortru_
la primera década de 1900 los antioqueños importaron maquina-
do p,or las familias firmemente estaÉlecidasrr.'Esl;;áliri, ,obr.
ria textil e inicia¡on la industrializaciín de Medellín. A pesar
Ias éütes antioqueñas ha mostrado que no sóro las familias
en vía de que esta última inversión iba a transfornar su economía y
de ascenso, sino también.las ya estiblecidas, su posi- su sociedad más allá de toda expectativa,la decisión de industria-
ción por medio de inversiones continuad* á"-uttt.nJun
U*i.r.rfu y.rr.f lizar se ajusta al patrón de la consistente y prolongada activi-
comercio. Manteniendo lariquidez dé Jü"cápitalj mantenían ,

su dad empresarial antioqueña. -':i'|


potencial empresarial -...--! ri

Fueron losilímites potenciales existentes dentro a" ,ül,l


y
A medida que los hijos y nietos de la élite mede[inense der ambiente colonial los qgé flrzaronz los-antioqueños.a seguirel
.,{., ligt",TVIII se hacían adultos, enfrentaban retos y ofoa.rr,iau_ camino empresarial, y-lno hs difeiéniiaS"étni¿as ó*eültüfales,. i.
tl des del todo diferentes a las que debieron .t"*uir.r, *t.p*u- ni la pérdida de status hi lu sangre iudiá o.vai-c-t,J-á-Cóntiñü:'l'
dos. En alianza.con ra- tecnol,ogía y capital extranjeros
ción de las inversiones antioquenl .l r"t ffi;üi y XX sugief i
también de modo notablementl eficaz éilos mismos"= lo, -peromine- re que para finales del período de la Colonia este "modo de es-
ros antioqueños pasaron a explotar minas de veta y expandieron tar", o adaptación a una realidad económica específica, se había
la producción de oro13. Los iomerciantes antioqueños rechaza- transformado en un "modo de ser", o modo de vida, que tras-
t-otj,, papel de intermediarios de los comercianies de santafé ccndía ahora las condiciones históricas que lo habían creadoló.
de Bogotá y de Cartagena. En lugar de ello fueron directa-
mente a los mercados abastecedoresl fletaron buques aJamatca,
y finalmente las firmas más prósperas abrieron sucuisales en l4 AIIA, Comercio, vol. 885, no. 13785, 1827, contiene información sobre el co-
mercio con el Valle del Cauca en el período posterior a la Independencia. Nume-
Europa. la¡-1 la_década de 1820 tos.qnpf_.ig+-!9¡.g1iogueños no rosas guías de aduana, tales como AHA, Comercio, vol. 885, no. 13779, l8l2 y
depend ían y a aélcaliitat -Eüó*¿i¿6;;f AHA, Hacienda, vol. 3302, sin no., 1823-1824, detallan importaciones de mer-
ir..d?: io;' io, min.ü;: cancias de.famaica. AHA, Documentos Varios, vol.6l9, no. 9810, 1805, mues-
neraba más comercio, y Medell?n operabu tra algunos hijos actuando como representantes de sus padres corncrcianies.
12 Knight, "Origins", p. 249.
"o*o ".rrtro-*.yo_
l5 Saf ford, "Empresarios nacionales", pp. 52 l -523.
l3 Frank safford, "Empresarios nacionales y extranjeros en colombia
durante er l(; Luis Ospina Vásquez, Industria y protección en Colombia, 1810-1930, Bibliote-
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bre Nuevo,1977).
blicaciones FAE,S, 1979),p.342 habla de un "modo de ser" antioqueño.
2+2 Mine¡os, Comerciantes y Labrdoies en Antbqub. 1763-1810

Los antioqueños confiaron en el abrigo de sus montañas, en


y en los demrís recursos naturales,
sus quebradas llenas de oro
pero también mantuüeron sus ojos abiertos a cualquier oportu-
nidad de sacar provecho de condiciones económicas cambiantes,
Aunque los paisas de los siglos XIX y XX no tenían ya que tra-
bajar con las restricciones propias de su experiencia colonial, el
mantenimiento de su propia tradición "consewadora" los llevó
a sobresalir no sólo como mineros y comerciantes, sino como
colonizadores, banqueros, cultivadores de tabaco, constructores BIBLIOGRAF!A
de ferrocarriles, productores de caf.é, y como los iúdustriales de
Colombia.

Mucho se ha escrito acerca de la herencia colonial y sus


efectos nocivos sobre las economías y las sociedades contempo-
níneas de América Latina. La historia de los antioqueños pro-
porciona un caso en el cual, debido allaislamient" Slgglé-!.# V
a la abundancia y ausencia de ciertoqrecursos naturalesy huma=
n<xi laperencia colonia| demostró sei una fuerza positiva.

Archivos
Archivo Histórico Nacional, Bogotá, (AHN)
Archivo Histórico de Antioquia' Medellín, (AHA)
Archivo del Concejo Municipal, Medellín, (ACM)
Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá, (LAA)

Fuentes Primarias
La mayor parte de las fuentes primarias utilizadas en esta investiga'
ción vienen de tres archivos: Archivo Histórico Nacional (AHN), Archivo
Histórico de Antioquia (AHA), y Archivo del concejo Municipal (ACM).
Los documentos especíiicos pueden localizarse por medio de las refe'
rencias que aparecen en las nótas y que contienen la abreviatura del ar'
chino, tu t pertinente de éste, el número del documento o folio'
".ión que los funcionarios de la época colonial frecuentemen'
y el áno. puesto
íe citaban la totalidad o partes de correspondencia relacionada tlentro de
que aparece
*1688" ciertamente Conten'
un documento, una referencia
drá información sobre ese año, pero puede incluir también documentos
á. tnot o aún de siglos anteriores. Siempre que se cita un documento de
importancia excepciónal, se incluye en la. nota un índice descriptivo de su
contenido. A continuación se hace una breve descripción de la organiza'
ción de los archivos consultados.

, ..",f!
241 Mineros, Comercbntes y Labrado¡es en Antbqub. l76J-lgIO Bibliografía 246
.

ARCHTVO HTSTORTCO NACTONAL (AHN)


BIBLIOTECA LUIS ANGEL ARANGO
I¡calizado en la Biblioteca Nacional en Bogotá, contiene información
Situada en Bogotá y conocida principalmente por su colección de fuen-
primaria desde la conquista hasta los tiempos modernos. La sección
co- tes secundarias, tales como folletos, publicaciones periódicas y libros, aun'
nespoldiente a la época colonial cuenta yaion un índice. Todas las fuen-
que también posee un selecto número de manuscritos que incluyen el Li'
tes del Archivo Histórico Nacional citadas en esta investigación vienen
de bro de cuentai de Mateo Molina' Cuenta con servicio de fotocopia'
la sección c-olonia, que se encuentra organizada por temaluotu,n.n, uno y
número de folio. Para encontrar un documento particular, en primer lugar
Fuentes Secundarias
debe conocerse el tema, por ejemplo "virreyes" ó "Arcabaias,',
u ,orrtinua-
ción se debe localizar el volumen bajo este iema, digamos volumen (tomo) La mejor colección de fuentes secundarias sobre Antioquia se encuen-
6, y finalmente locaüzar lapágna ó número de folio dentro de ese volu- tTa en la ÉTSTTOTECR CENTRAL DE LA UNIVERSIDAD DE ANTIO.
QUIA en Medellín, que tiene un catálogo separado de libros
men. Este Archivo es especialmente rico en correspondencia entre los vi publicados
rreyes y la Audiencia en Santafé de Bogotá y los gobernadores, funciona- por antioqueños o sobre Antioquia y que incluye algunas ediciones raras
rios fiscales y cabildos de Antioquia. H Aróhivo iambién proporciona el y curiosas. La sección de publicaciones periódicas incluye las revistas his'
servicio de microfilmación. ióti."r locales (Repertorio Históico, Medellín; Antioqui.a Histórica, An'
tioquia), así como <¡tros títulos importantes (Colombia, Revista semanal,
ARCHTVO HTSTORTCO DE ANTTOQUTA (AHA) Meáeilín; Archivo Historial, Manizales). Esta colección es mejor que la
existente en la Biblioteca Nacional o en la Biblioteca Luis Angel Arango
Situado en la Biblioteca Pública piloto de Medellín. Los volúmenes en
porque es más completa y accesible. Hay una fotocopiadora en el edificio*.
este archivo están numerados consecutivamente desde el período colonial
hasta la Independencia, y la catalogación e indización del período Repu-
blicano se encuentran muy avanzadas. para encontrar un doiumento espe- I¿ Fundación Antioqueña para los Estudios sociales (FAES), Mede-
cífico solamente es necesario saber el número del volumen y del documen- llín tiene también una colección especializada en material sobre Antio'
to. Los volúmenes se encuentran también ordenados por temas, tales como quia, así como instalaciones para la investigación y consulta y presta ade-
('Minas" más servicio de fotocoPia.
o "Real cédula". Estas referencias han sidqincluidas en las notas
para proporcionar alguna indicación sobre la materia en el archivo, pero no
son esenciales para locaüzar los documentos. Este archivo proporcionó in- Libros, artículos y tesis
formación adicional sobre comunicaciones entre virreyes, Audiencias,
Gobernadores y cabildos, y fue una fuente particularmente útil sobre la Anuario Estadí stico. Medellín : Imprenta Departamental, I 888'
economía de la Provincia (registros de fundición y registros de mercade- Arango Mejía, Gabriel. "Algo sobre orígenes de los antioqueños" ' Reper'
rías). Este archivo tiene servicio de fotocopias y los investigadores pueden torio Histórico l5 (Enero 1942):297'304.
solicitar permiso para microfilmar. Genealogtas de Antioquia y de Caldas. 2 ed'2 vol. Medellín: Im'
prenta
^ Depart amental, 19 42.
ARCHTVO DEL CONCEJO MUNTCTPAL (ACM)
"Origen de la raza antioquefla". Boleln de Historia y Antigile'
Situado en la antesala del salón de reuniones del Concejo Municipal de dades 5 (Enero 1909): 65G658.
Medellín. Los archivos del Concejo Municipal están numerados por año, Arciniegas, Germán. Los Comuneros. Medellín: Editorial Bedout, 1973.
con algunos años que ocupan más de un volumen. Al comienzo de cada vo- BaHn, Íorge; Harley L. Browning; and Elizabeth lelin' Men in a Develo'
lumen hay un índice rudimentario. Esta fuente incluye algo más que las ping lociety; Geographic and Social Mobility in Monterrey, México'
minutas de las reuniones del cabildo (que generalmente son el documento ' l¿tln American Monographs, no. 30. Austin: University of Texas
número I de cada año), pues también contiene documentos de apoyo ta- Press, 1973.
les como la correspondencia entre el Cabildo y los Virreyes, Gobeinádores Barbier, Jacques A' "Elites and cadres in Bourbon chile"' Ilispanic Ame
y vecinos de la localidad, acciones del Cabildo frente a asuntos locales y rican Historical Review 52 (Agosto 1972): 416435.
censos. No se presta servicio de microfilmación pero sí se encuentra una Barrientos, Alejandro. "La Patria Boba". Repertoio Histórico I (Julio
fotocopiadora en el edificio. l9O5\:241-247.
* Nota dcl traductor: Desafortunadamente esta colección desapareció como tal
aProximadamentc en 1980.
216 Minc¡ot, Comercbntes y Labradores en Antíoquia.
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Litografía y Tipografía
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zuleta, Estanislao' Conferencias de historia económica
corombiana. Me-
dellín; Editorial Tiempo Crítico, 1969.

F,
ISBN

El objetivo fundamental det F atorio


de Publicaciones es la edición de una."Gi&up.?
' manente con el nombre de
"Biblioteca Colombiana
de Ciencias Sociales", dirigida a satisfacer las ne-
cesidades de inforrpación de los estudiosos de la
r.ealidad social del $aís, y a divulgar con la mayor,
amplitud los trabajos realizados en este campo.
Así, la colección estará conformada por reimpresio-
nes de obras importantes de di lícil acceso, pbr edi-
ciones de trabajos de investigadores colombianos
contemporáneoá y por traducciones de estudios so-
, bre el país, realizados por investigadores extranje-

' ros, hayan sido éstos publicados o no en su lengua


original.
Fuera de esta colécción se propone el Fondo di-
vulgar algunos materiales teóricos útiles a los inves- ,

: tigadores en ciencias sociales y elaborar una co-


lección, de apariciórr periódica de documenros de
r; trabajo, para inve stigadores, con el fin'de recoger
, y facilitar'la consulla de documentos, conferencias,
, artículos, índiies, r:ompil_4ciones estadísticas, e ig.
' formes de progréso de irivestigaciones en e.laborár-
clon.

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FAES
biblioteca colombiana de ciencias
242 Mineros, Comerciantes y Labrado¡es en Antioquü. 1163-Ig10
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Los antioqueños confiaron en el abrigo de sus montañas, en I

sus quebradas llenas de oro y en los démás recursos natuáer,


r

pero también mantuvieron sus ojos abiertos a cualquier oportu.


nidad de.sacar provecho de condiciones económicas cambüntes,
lo-s paisas de los siglos XIX y XX no tenían ya que tra-
lTq".
bajar con las restricciones propias de su experiencia éolonial, el
mantenimiento de su propia tradición "conservadora" los llevó
a sobresalir no sólo como mineros y comerciantes, sino como
colonizadores, banqueros, cultivadores de tabaco, cónstructores
BIBLIOGRAFIA
{e jenogarriles, productores de café, y como los industriales de
Colombia.

Mucho se ha escrito acerca de la herencia colonial y sus


efectos nocivos sobr_e las economías y las sociedades contempo-
úneas sL de ru¡rL¡rL4
América r)avrtta,. La r¡tsLUIIa
Latina. .La historia (IC
de los antioqueños pfo-
fOS ¿fnttoquenos
en el cual, debido atlaistamientg g'.-"etéfi"# V
lil"t?1-111 :^"
a la abundancia y ausencia de cierto{ rehrrsos naturil.r]r- n"-*rq
nffi lafrerencia colonia| démostró sei una frierza positivá.

Archivos
Archivo Histórico Nacional, Bogotá, (AHN)
Archivo Histórico de Antioquia, Medellín, (AHA)
Archivo del Concejo Municipal, Medellín, (ACM)
Biblioteca Luis Angel Arango, Bogotá, (LAA)

Fuentes Primarias
la mayor parte de las fuentes primarias utilizadas en esta investiga'
ción vienen de tres archivos: Archivo Histórico Nacional (AHN), Archivo
tlistórico de Antioquia (AHA), y Archivo del Concejo Municipal (ACM).
[-os documentos específicos pueden localizarse por medio de las refe-
rencias que aparecen en las notas y que contienen la abreviatura del ar'
chivo, la sección pertinente de éste, el número del documento o folio,
y el año. Puesto que los funcionarios de la época colonial frecuentemen-
te citaban la totalidad o partes de correspondencia relacionada dentro de
un documento, una referencia que aparece "1688" ciertamente conten'
drá información sobre ese año, pero puede incluir también documentos
dc años o aún de siglos anteriores. Siempre que se cita un documento de
irnportancia excepcional, se incluye en la nota un índice descriptivo de su
contenido. A continuación se hace una breve descripción de la organiza'
ción de los archivos consultados.

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