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ŽIŽEK.
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ADOLFO LLOPIS IBAÑEZ, CRÍTICA DE LA CULTURA EN ADORNO Y ŽIŽEK.
ALGUNOS ASPECTOS
Abtract: En el trabajo trataré de explicar cómo los procesos que critica Adorno
en relación a la cultura de masas y la industria cultural tienen su continuidad en
la crítica que hace Žižek al respecto del sujeto posmoderno.
Palabras clave: Slavoj Žižek, Theodor W. Adorno, teoría crítica, teoría de la
ideología, marxismo hegeliano, cultura de masas.
1.MARXISMO HEGELIANO Y CONTRAILUSTRACIÓN. UNA INTRODUCCIÓN
Es muy probable que la función y el sentido de la filosofía varíen con los tiempos.
Incluso es posible que no haya hoy en día un lugar o un papel que la filosofía
pueda desempeñar en nuestras sociedades. Así pues un ejercicio académico en el
que se trate de dar cuenta de un a specto común en el pensamiento de dos filósofos
contemporáneos puede llegar a ser el colmo de la irrelevancia. Pero es más
probable que esto sólo sea así en el deseo de algunos.
“De Žižek se han publicado ya decenas de monografías y tres documentales, e internet está
literalmente saturado de co nferencias y debates en los que, ya sea en serbio, eslo veno, alemán,
francés, inglés o italiano, Žižek polemiza con políticos, escritores, filósofos y peri odistas: desde
Julian Assange, Stephen Sackur o Amy Goodman, hasta Tariq R amadan, Peter Sloterdijk, Bernard
Henry-Lévy, Samir Amin, o Alain Badiou.
No cabe duda de que la ir rupción y consoli dación de Žižek en el campo intelectual global es
profundamente anómala: partiendo de una relativa marginalida d, Žižek se afianza ahora en la
posición preeminente que ocuparon antes que él filósofos como Derrida, Rorty, Sloterdijk o
Habermas.”[1 ]
Concretamente, según Benjamin Day[2], Žižek irrumpió en la escena intelectual
en 1989 con El sublime objeto de la ideología[3], y desde entonces ha sido conocido
por su frenética y controvertida prosa, “escrita más rápido de lo que el resto de
nosotros puede leer”. Por s i todo esto fuera poco, hoy en día podemos incluso
encontrar al menos una revista académica enteramente dedicada al estudio de
este autor, la International Journal of Zizek Studies(http://zizekstudies.org/ ).
Pero como también señala Antón Fernández, la diferencia entre el esloveno y
algunos de estos otros pensadores es la mayoritariamente mala acogida académica
que ha recibido su pensamiento. La auténtica medida de su popularidad es
probablemente el hecho de que quiz ás sea el autor más criticado por la academia
actualmente. A qué se deba esta popularidad es un asunto enteramente diferente
y en el que no entraremos en el presente trabajo [4].
Se puede comenzar a aproximar las raíces teó ricas de Adorno y Žižek trazando la
noción de marxismo hegeliano. Por tal no entenderemos, como propone Carlos
Perez Soto, una combinación de historicismo absoluto con la lucha de clases como
clave secularizada del conflicto histórico [5], sino más bien la clásica y sencilla
distinción que se aplica, a partir de los escritos de Luckacs, a aquellas teorías de
inspiración marxista que retoman de Hegel el interés por el punto de vista de la
dialéctica entre los aspectos subjetivos y objetivos de la vida social, puesto que
se suele entender que fue a partir de esta transformación de donde surgió, como
reacción, el planteamiento teóric o de la primera generación de la escuela de
Frankfurt[6].
Según esta idea, tanto Adorno como Žižek partirían del supuesto fil osófico según
el cual hay que estar de acuerdo con la onceava tesis sobre Feuerbach de Marx.
Sin embargo, en ello habría que distanciarse de dos grandes errores
interpretativos en que el marxismo ortodoxo (sobre todo a partir de la Segunda
Internacional) ha incurrido:
De modo que, pese a que esto podría tornar inútil la acción política individual y
colectiva, en todo caso,
El distanciamiento con resp ecto a estos malentendidos pasaría en primer lugar por
recuperar la noción marxiana de praxis como algo que no vuelve a establecer la
dicotomía teoría/práctica, permitiendo entender incluso la teoría como una
actividad, y en segundo lugar por rechazar la i dea de que los factores subjetivos
no tienen influencia alguna en la determinación de la realidad social. Y
especialmente en esto último es donde entraría el apellidaje de su marxismo. En
definitiva, al dar importancia al factor subjetivo también se preten de responder
a otro peligro implícito en el marxismo ortodoxo, peligro que se ha entendido que
finalmente llevó al totalitarismo del así llamado “socialismo real” de la Unión
Soviética y a sus consiguientes atrocidades. Pero para explicar este movimiento
hay que dar un pequeño paso atrás y empezar a hacer distinciones entre los
planteamientos de Adorno y Žižek.
Así pues, la apropiación del psicoanálisis lacaniano le sirve a Žižek para llamar la
atención, en primer lugar, sobre el hecho de que:
“El “esencialismo” psicoanalítico es paradójico en la medida en que es precisamente el
psicoanál isis –al menos en la lectura que de él hace Lacan- el que expone la ruptura real con la
lógica esencialista. E s dec ir , el psico análisi s lac aniano da un paso decisivo más allá del habitual
antiesencialismo “posmarxis ta” al afirmar la i rreductibl e pluralida d de las luchas particulares. En
otras pal abra s, al demostrar cómo la articulación de estas luchas en una serie de equivalencias
depende siempre de la conti ngenci a radic al del proceso histórico-social, y nos permi te captar esta
pluralida d como una multitud de respuestas al mismo núcleo imposible -real.”[12 ]
Es decir, sobre el hecho de que mediante la lectura lacaniana del psicoanálisis
podemos alcanzar la idea de que cualquier teoría que trate de apresar el todo
está pasando por alto el radical antagonismo fundamental que existe entre
concepto y realidad, de modo que podemos abandonar la idea de una teoría total
que permita una solución radical y definitiva a todos los problemas a favor de una
praxis teórica orientada a articular un modo de vida que, aceptando que no hay
solución ni escape al problema fundamental, de lo que se trata es de “articular
un modus vivendi con ello”[13].
Pero en segundo lugar le permite también ir un poco más lejos en el planteamiento
del marxismo hegeliano, pues desde este punto de vista, la tesis de Žižek sería
que el primer posmarxista fue el propio Hegel, pues la dialéctica hegeliana no
consistiría desde esta perspectiva en el máximo intento de captar la totalidad de
lo real mediante la fuerza del pensamiento, sino más bien, de tratar de dar cuenta
de lo sucedido a partir del radical reconocimiento de la insolubilidad del
antagonismo fundamental. A continuación reproducimos un pasaje de El Sublime
objeto de la ideología que vale la pena considerar a este respecto:
“En el marxismo tradicional la revolución -solución mundial es la condic ión de la solución efectiva
de todos los problemas par ticulares, mientras que aquí, toda solución fructífera , provisional y
temporal, de un problema particular aca rrea un reconocimiento del radical estancamiento mundial,
de la impos ibili da d, de la a ceptación de un antagonismo fundamental.
Mi tesis (que desa rrollo en Le plus sublime des hystériques: Hegel passe, Paris, 19 88) es que el modelo
más consistente de este reconocimiento es la dialéctica hegeliana. Lejos de ser una historia de su
superación progresiva, la di aléctica es para Hegel una anotación sistemática del fracaso de todos
los intentos de este tipo. El “conocimiento absoluto” denota una posi ción subjetiva que finalmente
acepta la “contradi cción” como condición interna de toda identidad. En otras pala bras, la
“reconciliación” hegeliana no es una supera ción “ panlógica” de toda realidad en el Concepto, sino
una anuencia final con el hecho de que el Concept o es “no-todo” (par a us ar este término
lacaniano). En este sentido, podemos repetir la tesis de Hegel como el pr imer posm arxista: él fue
quien abrió el campo de una fisura “ suturada” después por el marxismo.”[14 ]
Este poner entre comillas la sutura que proporciona el marxismo declara
abiertamente la intención del f ilósofo esloveno de no ceder un ápice de terreno
al marxismo de su marxismo hegeliano.
Por lo demás, el encuadramiento de Žižek en coordenadas filosóficas próximas a
lo que hemos tratado de denominar marxismo hegeliano resulta ahora incluso más
fácil que el encuadramiento de Adorno, pues mientras este último se distancia
deliberadamente de la versión oficial de Hegel y hay por tanto que realizar un
esfuerzo hermenéutico que desentrañe sus objetivos y métodos para poder
redirigirlo a dichas coordenadas, el esloveno declara abiertamente su intención
de salvar a Hegel mediante Lacan como modo de contribuir a la teoría de la
ideología[15]. En general, por consiguiente, podemos considerar que pese a que
la base teórica de la que parten Adorno y Žižek es sustancialmente diferente, la
orientación y los supuestos últimos de sus filosofías son, por el contrario,
significativamente afines .
2.LA MASA Y SU CULTURA (O NO)
Tomemos como ejemplo el fragmento de una entrevista televisada que se le
realizó a Adorno en la época de la guerra de Vietnam. En este fragmento de la
entrevista[16] se le pregunta a Adorno qué opina sobre la así llamada “canción
protesta” y, muy expeditivamente, este responde que le parece una estupidez. Su
explicación es relativamente sencilla. Lo que dice Adorno es que al cantar, en
formato de canción popular, una protesta contra las atrocidades de la guerra, lo
que se está haciendo es convertir dichas atrocidades en un producto de consumo,
con lo cual, la protesta no sólo no tiene un efecto po sitivo, pues al ser consumida
no conllevará una incitación real al cambio, sino que más bien puede tener un
efecto incluso negativo, a saber, el de convertir las cualidades atroces de la
guerra en algo con propiedades comerciales.Este sencillo ejemplo nos puede dar
pié para entrar a analizar un caso concreto en el que Adorno despliega sus
herramientas hermenéuticas y realiza una aplicación de su teoría crítica en un
ámbito cultural restringido, a saber, la música popular.
En su ensayo “Sobre la música popular”[17], Adorno despliega un análisis del
fenómeno de la música popular con un esquema fácilmente identificable. En
primer lugar, en la primera parte del ensayo titulada “El material musical”,
Adorno estudia las condiciones objetivas de producción de la música popular. Así
pues, señalando cual es la distinción real entre la música seria y la música
popular[18] establece que lo que define a la música popular, en contraposición a
la música seria es la estandarización estructural. Esta estandariza ción no es una
cuestión de complejidad o valor artístico, sino que se trata de que toda la música
popular se enmarca en un conjunto limitado de esquemas musicales sobre los que
se realizan un número limitado de variaciones. Lo importante de la
estandarización estructural es que este conjunto de convenciones queden siempre
como base reconocible y que las variaciones jueguen un papel de distinción pero
sean totalmente intercambiables unas con otras. En otras palabras, lo importante
es que en todas las cancion es la estructura sea siempre la misma, mientras que
las variaciones tienen que tratar de darle a cada canción un aire de diferencia.
Así la estandarización estructural apunta a dos objetivos simultáneamente:
convierte a la música popular en una especie de “música natural” que todo el
mundo puede consumir inmediatamente, y al mismo tiempo logra captar la
atención del público mediante la apariencia de novedad. En palabras de Adorno:
“The whole structure of popular music is standar diz ed, even where the attempt is made to
circumvent standardization. Standa rdization extends from the most general features to the most
specific ones […]
The details themselves are standardized no less than the form, and a whole terminology exists for
them such as break, blue chords, dirty notes. Thei r standa rdization, however, is somewhat
different from that of the framework. It is not overt like the latter but hidden behind a veneer of
individual “effects” whose prescriptions a re handled a s the experts’ secret, however open this
secret may be to musicians generally.”[19]
“Toda l a estructura de l a m úsica popular está estandari zada, incluso allí donde se i ntenta sortear
esta estandarización. La estandarizac ión se extiende desde las car acterísticas má s generales a las
más específic as.
Los detalles en sí mismos es tán tan estandariza dos como la forma, y existe toda una terminología
para ellos, como po r ejempl o el break, los blue chord s , las dirty notes. Su estandariza ción, no
obstante, es diferente a la del marco estructural. No e s manifiesta como la de este último sino
que está oculta tras un revestimiento de “efectos” indivi duales cuyas pres cripc iones son
mantenidas como el secreto de los expertos, por po c o oculto que este secreto resulte para los
músicos en general.”
En definitiva, A dorno analiza en esta primera parte las condiciones objetivas del
objeto que llama “música popular”, del mismo modo que cualquier marxista
analizaría una mercancía cualquiera: llamando la atención sobre el hecho de que
su valor viene determinado por las re laciones sociales que la han producido, se
elimina el factor ideológico que la mistifica y se explica por qué tiene el
funcionamiento social que tiene, que a su vez determina las ideas que de ella se
tiene en la sociedad analizada.
Sin embargo, Adorno no se detiene en este paso del análisis. En la segunda parte
de su ensayo, titulada “La presentación del material”, Adorno amplía el análisis
mostrando cómo se entremezclan los factores objetivos analizados con
determinados factores subjetivos (o supraestructu rales, si se quiere) que, al
tiempo que son necesarios para comprender profundamente el fenómeno, no se
pueden concebir como determinados por los factores objetivos anteriores.
Así pues, al analizar el modo de presentación del material musical, Adorno llama la
atención sobre el proceso de plugging que reina en el mercado de la música
popular. Este proceso consiste básicamente en la repetición incesante de fórmulas
y temas concretos de modo que los hábitos de escucha queden institucionalizados.
Así es como se consigue por un lado que las estructuras estandarizadas de la
música popular se perciban por el oyente como naturales, y por otro que cualquier
tema que cumpla unos requisitos mínimos pueda ser vendido automáticamente o
incluso convertido en un éxito .
Estos requisitos mínimos son 1) mantener la estructura y 2) tener alguna
característica que la diferencie. Si un tema cumple estos requisitos mínimos
puedes ser vendido automáticamente, pues mantiene una estructura común con lo
ya conocido de modo que to dos lo reconocerán como “fácilmente escuchable”, y
por otro lado puede convertirse en un éxito, pues si tiene algún detalle que lo
diferencie del resto sus promotores pueden conseguir que el público lo recuerde.
Por otra parte, así como el material tiene q ue cumplir unos requisitos en orden a
ser susceptible de entrar en el industrial círculo de promoción y distribución,
también este círculo debe asumir unos modos de operación que contribuyan a
mantener y perpetuar la ilusión que se vende. En este caso Ador no habla
del Glamor, esto es, el aura de éxito del que se rodea todo el complejo de la
música popular en orden a atraer la atención de las masas. Este glamour acompaña
la producción y el consumo de música popular atrayendo la atención del público
con una promesa implícita de escape de sus aburridas y rutinarias vidas.
A este aura exitosa se le adosa lo que Adorno denomina como “baby talk”, o
lenguaje infantil. Este lenguaje, que es propio de las letras de las canciones tanto
como de la promoción y difusión radiofónica de ellas, contribuye a que el receptor
encuentre en la música popular el tipo de entretenimiento fácil que le ayuda a
olvidarse de las responsabilidades del adulto, y al mismo tiempo establece una
distancia entre el oyente y la industria de mod o que esta puede aparecer con la
autoridad de un adulto que enseña al infante cómo y con qué debe jugar y
divertirse.
“The plugging of songs is o nly a part of a mechanism and obta ins its pro per meaning within the
system as a whole. Basic to the system is the plugging of styles and pers onalities […] The less
inherent in the material are the characteristic s plugged by a pseudo-expert terminology, the more
are such auxiliary forces a s announcers and commentaries needed.
There is good reason to believe that this journalism partly belongs immediately to the plugging
mechanism, insofar as it de pends upon publishers, agencies, and name bands […] The journalists
speak with unbought voices. Once a certain level of economic backing for plu gging has been
reached, the plugging process transcends its own c auses and becomes an autonomous social
force.”[20]
“El plugging de canciones es sólo una parte de un mecani smo y obtiene su s ignificado pro pio dentro
del sistema como totalida d. Es básico pa ra el si stema que haya un plugging de estilos y
personalida des. Cuanto menos pro pias del material s ean las c aracterísti cas plug geadas por una
terminología pseudo-experta, más necesarias son fuerzas auxiliares tales como anunciantes y
comentaristas.
Hay buenas r azones par a creer que este periodi smo pertenece en parte inmediatamente al
mecanismo de plugging, en tanto que depende de discográficas, agencias y nombre s de bandas. El
periodismo habla con vo ces insoborna das. Una vez alc anzado c ierto respal do eco nómico par a el
plugging, el proceso trascie nde sus pro pias causa s y deviene una fuerza social autónoma.”
Pero ¿cómo funciona esta imposición a nivel individual? Es decir, ¿cómo esta
imposición social de la música popular como aquello inescapable que hay que
aceptar es finalmente reconocida y aceptada por los individuos que forman la
masa? Esta es la cuestión que aborda Adorno en la tercera parte de su ensayo,
titulada “Teoría del oyente”, y dedicada a analizar los factores subjetivos.
Adorno argumenta que en la música seria, para comprender una pieza nueva se
necesita el conocimiento del sistema en el que se basa (como el lenguaje ordinario
para entender un poema) pe ro que este reconocimiento de lo anterior en lo nuevo,
que sí es necesario para apreciar su novedad, no basta para captar su sentido. Sin
embargo, en la música popular, esta relación entre lo reconocido y lo nuevo se
rompe. En la música popular, según Ador no, el mero hecho de reconocer una
canción es fin que se persigue, y no un medio para permitir la novedad. De hecho,
una vez reconocido el tema, ya no hay nada más entre sus elementos de donde
pueda extraerse la novedad. Así en la música popular, el recono cimiento de un
tema nuevo, que se muestra en la capacidad que tiene un oyente para tararearlo
o silbarlo, se convierte en un mecanismo automático de entendimiento de lo
aparentemente nuevo.
Dado que toda la música popular tiene un mismo marco estructural, cualquier
tema nuevo produce en el oyente una sensación de recuerdo vago. Le es familiar
y fácilmente puede aprender a imitar sus elementos diferenciatorios. Merced a la
omnipresencia del plugging, ese tema particular puede llegar a ser identificado
por el oyente, que si también es capaz de ponerle una etiqueta (decir el nombre
de la canción, o el estilo al que pertenece, etcétera), se instituye en su
propietario obteniendo así la satisfacción de poseer lo que también todo el mundo
posee. Además, en este proceso de identificación y etiquetado, en que el oyente
se reconoce a sí mismo como propietario de la canción, se produce un efecto de
transferencia psicológica a la canción misma. La satisfacción que el oyente ha
obtenido merced a su capacidad de identific ación y apropiación es transferida al
objeto, la canción, como si fuera una de sus cualidades. Es decir, el oyente
convierte su apreciación de “me gusta” con respecto a la canción, en una
propiedad de esta: “esta canción es la hostia”. No obstante, este proceso de
reconocimiento sólo puede funcionar bajo el supuesto de que la canción sea un
éxito, por lo que el proceso de plugging tiene que haber convertido ya en éxito al
tema que entonces se reconocerá.
“The frame of mind to whic h popular music originally a ppealed, on whi ch it feeds, and which it
perpetually reinforces, is simultaneously one of di straction and inatten tion. Listeners are
distracted f rom the demands of reality by entertainment which does not de mand attention
either.”[21]
“El marco mental al que la música popular apeló originalmente, del que se alimenta, y que refuerza
perpetuamente es al mismo tiempo un marco de dis tracción y desatención. Los oyentes son
distraí dos de las exigencias de la reali dad por un entretenimiento que tampoco exige atención.”
Vemos así que la razón por la que todo el complejo de la música popular se
mantiene sobre la masa es el hecho de que toda su estructura encaja con las
necesidades más amplias del sistema social de la masa. Vemos también que todo
el complejo de la música popular se muestra como un mecanismo concreto de la
manipulación y el control de los individ uos enmarcado en un sistema social más
amplio. Llegados a este punto la pregunta que se hace Adorno es si toda la
pasividad que estamos presuponiendo en el individuo durante este análisis es tal
o si más bien el funcionamiento de la estandarización y el pl ugging requieren una
participación activa del individuo.
En primer lugar hay que señalar que el punto de partida del filósofo esloveno
coincide plenamente con las consecuencias que acabamos de sacar del análisis
adorniano del fenómeno de la música popular, a saber, la idea de que, llegado a
cierto punto en el proceso de desarrollo del capitalismo, la naturalización de las
conductas inducidas ideológicamente adquiere la dimensión de t odo un entramado
socialmente mantenido y reproducido en el nivel de la práctica (el conjunto de
agencias que impulsa a los sujetos a actuar del modo en que lo hacen) y que se
superpone al individuo con una fuerza irresistible (o al menos casi irresistible en
el planteamiento de Adorno).
Para entender esto podemos recu rrir de nuevo a la forma en que Antón Fernández
lo ilustra. En su libro sobre Žižek recoge el siguiente chiste que el esloveno usó
como ejemplo en un discurso que realizó ante el movimiento “Occupy Wall Street”
en octubre de 2011:
“Dejadme que os cuente un fantástico chiste antiguo de la época comunista. Envían a un obrero de
Alemania Oriental a trabaja r a S iberia. Sa be que sus car tas serán leídas por censores, de modo que
les dice a sus amigos: ‘Esta blezcamos un código. Si os l lega una carta escrita por m í en tinta azul,
lo que o s digo es verdad. Si está escrita en tinta roja, l o que o s digo es f also’. Despu és de un mes,
sus amigos rec iben la pri mera carta. Toda está es crita con tinta azul. Dice: ‘Aquí todo es
maravilloso. La s tienda s es tán llenas de buena comida . En los cines proyectan bu enas películas
occidentales. Los apartamentos son ampl ios y lujosos. Lo único que no puedes co mprar es tinta
roja’. Así es como vivimos. Tenemos todas las li bertades que deseamos. Pero no s falta l a tinta
roja: el lenguaj e para articular nuestra carencia de libertad. El modo en que nos enseñan a hablar
acerca de la li bertad, la gu erra contra el terror y demás, falsific a la l ibertad.” [ 2 7 ]
Si entendemos bien el chiste, lo que Žižek sugiere es que la tan famosa condición
posmoderna no consiste en que la ideología haya desaparecido merced a que la
crítica posmoderna haya sido capaz de denunciar el estatuto falaz de la crítica
ideológica y las grandes narraciones. Lo que ha ocurrido en realidad es que el
sistema ha resultado totalmente eficaz a la hora de reproducirse y borrar sus
huellas, es decir, ha logrado que la gente se comporte conforme a la i deología,
pero que no sea ya capaz de, pese a saber que lo hace, expresar su descontento,
disensión o siquiera la más mínima crítica. El crítico posmoderno sería en este
caso aquel que quiere hablar contra el sistema, pero que careciendo de la “tinta
roja” que le permita denunciar el engaño, no puede más que buscarle el tercer
pié al gato de la tinta azul. Eso sí, sabiendo que no hay ninguna esperanza de
encontrarlo.
“We can no longer, as we di d in the good old times, (if they were really good) oppos e the economy
and culture. They are so in tertwined not only through the commercialization of c ulture but also
the culturalization of the economy. Political analy sis t oday cannot bypa ss mass cu lture. For me,
the basic ideological attitudes are not found in big picture philosophical statements, but instead
in lifeworld practi ces – how do you behave, how do you r eact – which aren’t only reflected in mass
culture, but which are, up to a point, even generated in mass culture. Mass culture is the central
ideological battlefield today”[29 ]
“No podemos seguir oponiendo, como hacíamos en los buenos viejos tiempos, (si es que realmente
fueron buenos) la economía y la cultura. Están sumamente entretejidas, no sólo a través de la
comercialización de la cultura sino también de l a c ulturalización de la economía. El anális is
político no puede hoy obv ia r la cultura de masa s. Para mí, las actitudes ideológica s básic as no se
encuentran en las afirmaci ones filosóficas de perspec tiva general, sino por el c ontrario en las
práctic as de l a v ida coti dia na – como te compo rtas, co mo reacciona s – que no se r eflejan sólo en
la cultura de masas, que más bien son, hasta cierto punto, incluso generadas en la cultura de
masas. La cultura de masas es el campo de batalla central hoy en día.”
Permite en concreto que nos apercibamos de que, más allá de lo que critica Adorno
en el proceso de comercialización de la cultura, esto es, que dicho proceso hace
pasar por natural un tipo de entretenimiento que sirve sólo a los intereses de la
reproducción del sistema, lo que es re almente problemático y políticamente
criticable es el subsiguiente proceso que ha llevado a lo inverso, a la culturización
de la economía, esto es, el hecho de que todas las instancias económicas han
asimilado el modo cultural para hacerse pasar igualmente por naturales. Es por
esto que Žižek denuncia a los teóricos de la posmodernidad, que evangelizan el
final de la ideología, en su calidad de pacificadores sociales. Por eso es pertinente
aplicarles el comentario que Benjamin Day hace al respecto del resto
de pacificadores sociales:
We could take criti que of ‘ideological pac ification’ here literally, as the cr itique of ideological
pacifiers and their functions in ma intaining oppres sive s ocial and economic relation s. Just a s when
an infant is crying, because it is distraught over some lack or dis comfort – dirty di apers, hunger,
wanting attention, etc. – parents will sti ck a pacifier i n the infant’s mouth, a fetish that will so
engross the child’s attention that s/he will forget about those other ‘real’ needs or wants; like
the distraught infant, mass culture offers up certain pacifiers as compensation for social a ctors’
exploitation, subjugation, or marginalization in soci al l ife. “Yes,” we are told, “lif e is har d, but
that portion of your l ife in which you are o ppressed is not what is really important or fulfiling –
SUCK ON THIS INSTEAD.”[30 ]
“Podemos tomar aquí la crítica de la “pacificación ideológica” en sentido literal como la crítica
de los pac ifica dores i deológicos y sus funciones en el mantenimiento de las relaciones sociales y
económicas opresoras. Del mismo modo en que cuando un bebé llora por su descons uelo al respecto
de una falta o incomodida d – pañales sucios, hambre, n ecesidad de atención, etcétera – lo s pa dres
pondrán un pacific ador en la boca del bebé, un fetiche que atraerá tanto su atención que el niño
se olvidará de a quellas otra s necesidades o deseos “rea les”; al igual que con el be bé, la cultura
de masas ofrece ciertos pacifica dores como compensación por la explotación, dominación o
marginación que los agentes económicos imponen en la vida soci al. “Si” se nos di c e, “la vida es
dura, pero esa porc ión de v uestras vidas en la que sois oprimido s no es lo que realmente importa
o lo que os va a llenar – CHUPAD ESTO EN S U LUGAR.”
Žižek nos diría que del mismo modo que un elemento cualquiera de la cultura de
masas, como por ejemplo una revista para mujeres, puede convertirse en un
fetiche que desvíe la atención y se convierta en el objeto compensatorio en la
vida de muchas (diciéndoles que lo realmente importante es estar delgada,
conseguir un novio, o tener relaciones sexuales plenas), así la teoría
“postmoderna” juega en la academia un importante papel pacificador. Lo
importante no es la opresión y la fatalidad de las condiciones socio -económicas.
Chupad la teoría Queer en su lugar.
El así llamado sujeto posmoderno no sería sino el mayor de los fetichismos teórico s.
4.LA TEORÍA CRÍTICA Y LA FORMA LACANIZADA DEL MARXISMO HEGELIANO
ESLOVENO
La pregunta que cabría hacerse ahora es pues la siguiente: ¿tiene realmente éxito
Žižek al dar el paso -más-allá que dice estar dando, y que le permite replantear la
cuestión revolucionaria o más bien se queda exactamente en el mismo lugar en el
que empieza? Lo que sí está claro es que, tenga éxito o no, el filósofo esloveno
no se amedrenta a la hora de repensar la cuestión de “qué tipo de sujeto puede
hacer frente con éxito a los sinsentidos producidos por la racionalizaci ón opresiva
y cómo puede llevar a cabo esa tarea.”[31]
[1] Antonio J. Antón Fernández, Slavoj Žiže k. Una intro ducción , editor ial Sequitur, Madri d, 2012.
Página 11.
[2] Benjamin Day, “From Frankfurt to Ljubljana: Critical theory from Adorno to Žižek”, en Studies
in Social and Poli tical Thought, número 9, enero de 2004.
[3] Publi cado originalmente en 1989 en inglés como The Sublime object of ideology , por la editori al
Verso de Londres. Aquí emplearemos la edic ión argentina de Siglo XXI editores, publica da en 2 003
como El sublime objeto de la ideología.
[4] No obstante, valga apun tar que a plicando el esquema de Adorno sobre la músi ca po pular, es
muy posible que la repetició n e insistencia de sus a pari c iones en los medios, en las que se le suele
presentar como un gran int electual actual o de tal mo do que esto se da por sentado, tengan algo
que ver aquí.
[5] Véase su Pro posición de u n marxismo hegeliano, editorial Arcis, Santiago de Chile, 2008.
[6] Por ejemplo George Ritzer en su Teoría sociológic a moderna (McGraw Hill, Madr id, 2002, página
167) hace esta afi rmación.
[7] Véase al respecto Sergi o Sevilla, “La hermenéutica materialista”, en Quadern s de filosofia y
ciència, número 35, 2005, pp. 79 a 91.
[8] En este punto es donde básicamente se separan, no obstante, el diagnóstico de Adorno y el que
realizan representantes de la segunda generación de la escuela de Frankfurt como Habermas. No
es pos ible entrar en detal le a este respecto en este trabajo, por que requerirí a otro trabajo
completo. Baste señalar que, al contrario de lo que sostiene Adorno, Habermas optaría por pensar
que la modernida d ha traído consigo bási camente todo tipo de mejoras y manjares soc iales. En
consecuencia, la crítica habermasiana se dirige a corregir los errores que se han dado en el proceso
de racionaliz ación de la so c iedad, que son lo s caus antes de los problemas actuales.
[9] T. W. Adorno, Actuali dad de la filosofía, Bar celona, Pa idós, 1991, p. 94, citado en S. Sevilla, “La
hermenéutica materialista”, op. cit. p. 87.
[10 ] De hecho, el ca pítulo dedica do a la Odisea en Dialéctica de la ilust ración se puede ver como
una exposición de la forma c ión del sujeto burgués en términos que lo equiparan a la formación del
super-ego en el individuo. Véase T.W. Ado rno y M. Horkheimer, “Excursus 1: O diseo o Mito e
Ilustración” en Dialéct ica de la Ilustración , editori al Trot ta, Madrid, 1 998, pp. 97-1 2 9.
[11 ] Slavoj Ž ižek, El sublime objeto de la ideología, ed. c i t. página 26.
[12 ] Ib ídem , página 2 7.
[13 ] Ib ídem .
[14 ] Ibí dem, página 29.
[15 ] Ibí dem, páginas 3 0 y 31 .
[16 ] Dis ponible en linea, por ejemplo en: http://www.youtube.c om/watch?v=Xd7Fhaji8ow [fecha de
acceso 05 /06/ 2013]
[17 ] T.W. Adorno, “On Popu lar Music”, Stu dies in Philosophy and Social Science , New York: Institute
of Social Research, 1941, IX, 17-48.
[18 ] Po demos explicar esta distinción conforme lo hace Raúl Rodriguez Fernández en su nota al pie
del texto de Adorno, recogida en la obra colectiva La pol émica sobre la cultura de mas as en el período
de entreguerras (coordinador Raúl Rodriguez Fernández, Publicac iones de la Universidad de
Valencia, 201 2, página 217) :“Adorno utiliza música popu lar en el sentido que se daba y se da a ese
término en el mundo anglosajón, y que tiene obviamente poco que ver con el folcl ore y sí con la
música comercial e industri al, es decir, con la cultura de masas (y no la cultura popular en el
sentido que tiene en el mundo hispanohablante y en la europa continental).”
[19 ]T. W. Adorno, “On po pu lar Music”, ed. c it. página 1 8. Traducc ión nuestra.
[20 ] Ib ídem , página 3 1. Traducción nuestra.
[21 ] Ib ídem , página 3 7. Traducción nuestra.
[22] “bad citizenship, as inability to have fun, as highbrow insincerity, for what normal person can
set himself against such normal music?”. Ibídem , página 44. Tra ducción nuestra.
[23 ] “under certain cir cumstances it may be strong enough to get rid of the superimposed
influences which dog its every step.” Ibí dem, página 47.
[24 ] Adorno defiende esta tesis en su obra inaca ba da Aesthetic theory (traduci do al inglés por
Robert Hullot -Kentor, editorial Continuum, Londres, 1997). Véase por ejemplo el siguiente pasaje:
«No artwork, however, can be socially true that is not also true in-itself; conversely, social false
consciousness is equally incapa ble of becoming aesthetically authentic. Social and immanent
aspects of a rtworks do not c oincide, but neither do they diverge so completely as th e fetishism of
culture and praxis would like to believe. That whereby the truth content of artworks points beyond
their aesthetic complexion, which it does only by virtue of that aesthetic complexion, assures it
its soci al signific ance.» (pá gina 248)
[Ninguna obra de a rte, no o bstante, puede ser soci almente verdadera si no es también verdadera
en si misma. Del mism o modo, una conciencia social falsa es igualmente incapaz de tornarse
estéticamente auténtica. Los aspectos soci al e inmanente de las obr as de arte no c oinciden, pero
tampoco difieren tan compl etamente como al fetichismo de la cultura y la pr axis le gustaría creer.
El hecho de que a través de su contenido veritativo las obras de arte apunten más allá de su aspecto
estético, y de que lo hagan sólo en virtud de su as pecto estético, les asegura su sig nificado soci al]
(traducción nuestra).
[25 ] Sergio Sevilla, op. cit. página 91.
[26 ] Antonio J. Antón Fernández, op. c it. página 143. En apoyo de la tesis de Antón Fernández,
véase S. Žižek, El sublime objeto de la ideología, ed. c it. especialmente el capítulo 1 de la parte
primera “¿Cómo inventó Marx el síntoma?”.
[27 ] Ib ídem , páginas 50 a 51 .
[28 ] Victor Pár amo, “Slavoj Žižek. Una Introducción” reseña publicada en Revista de Libros de la
Torre del Virrey, Número 1, 2013/1, di sponible en r ed en la
dirección http://latorredelvirrey.org/rdl/?p=269 . Página s 7 a 8.
[29 ] Slavoj Žižek, ‘I am a F ighting Atheist: Interview with Slavoj Ž iž e k’ en Bad Su bjects , número
59, 2002, citado en Benjamin Day, op. cit. página 1 3. Tr aducción nuestra.
[30 ] Benjamin Day, op. ci t. página 13. Tra ducción nuestra.
[31 ] Sergio Sevilla, op. cit. página 91.
http://www.latorredelvirrey.es/critica-de-la-cultura-en-adorno-y-zizek/
La soledad de Europa
Slavoj Žižek
El mundo actual está repleto de sectarismos que el capitalismo liberal condena y
tolera al mismo tiempo. Según el filósofo esloveno Slavoj Žižek, el ascenso de los
populismos nacionalistas es síntoma de la principal enfermedad en nuestras
sociedades, el mal del otro Huntington, para el cual la única solución es un nuevo
universalismo
“Un think tank del gobierno ruso liderado por Vladimir Putin
desarrolló un plan para alterar las elecciones presidenciales
estadunidenses de 2016 a favor de Donald Trump y minar la
confianza que tienen los votantes del sistema electoral
estadunidense, le dijeron a Reuters tres oficiales actuales de
Estados Unidos y cuatro retirados”.2
https://cultura.nexos.com.mx/?author_name=slavoj-zizek