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La benévola acogida que nuestros trabajos han y numerosos coolaboradores, de cuyas luces espe-
recibido del público, nos ha estimulado á empren- ramos las mas útiles é interesantes producciones.

der la continuación de esta miscelánea. A fin Digamos ya algo de nuestro plan.

de que el segundo tomo del Álbum adquiera so-


Como uno de los principales objetos que tuvi-
bre el primero una notoria superioridad, no perdo-
mos presentes al establecer el Álbum, fué el de
naremos esfuerzo, ni omitiremos trabajo por nues-
presentar un estímulo á esa juventud entusiasta
tra parte. Nos afanaremos por purgarlo de las
en que se cifra la esperanza de nuestro porvenir
faltas que hemos notado nosotros mismos, ó sobre
literario, no tuvimos embarazo en publicar va-
las que nos han llamado la atención las adverten-
rias composiciones, principalmente poéticas, que,
cias de nuestros amigos.
á pesar de tener incorrecciones, anunciaban ya
Toda obra, sea de la naturaleza que fuere, pre-
talentos de que se podria sacar gran provecho en
senta á los principios dificultades de toda espe-
lo futuro. Los resultados han correspondido á
cie, que el tiempo va poco á poco haciendo des-
nuestras esperanzas; en comprobación de lo cual,
aparecer. Esto ha sucedido también con el Ál-
nos contentaremos con hacer mención de un solo
bum: obstáculos de difícil superación impidieron
ejemplo. Compárense las primeras poesías del
el completo desarrollo de nuestras ideas; ven-
Sr. Bejarano, con la hermosísima titulada: "A
cidos hoy, nos han dejado el camino espedito pa- número 25
una niña," que hemos publicado en el
ra la realización de la empresa.
del tomo primero, de nuestro periódico, y dígase-
La redacción de este periódico literario ha si- nos si no se nota desde luego una gran diferencia
do considerablemente aumentada. De esta suer- entre unas y otra. Sin embargo, deseosos de no
te, repartidos los trabajos entre mayor número sacrificar completamente lo presente á lo venide-
de personas, no se resentirán de los defectos con- ro, trataremos de ser mas circunspectos en este
siguientes á la festinación, y tendrán un carác- punto, y solo insertaremos en nuestras columnas
ter de variedad, siempre agradable á los lectores. las producciones que sean, á nuestro juicio, mas
Contamos, ademas, con el ausilio de inteligentes dignas de ver la luz pública.
TOM. II.— I.
II INTRODUCCIÓN.

Con la esperanza de que aquellos de nuestros nas tolera la verdad, cuando se le presenta con

compatriotas, que sobresalen en conocimientos un lenguaje descarnado, seco, la ama y la venera


científicos ó artísticos, escribiesen algo sobre es- cuando se atavía con esos colores que tanto agra-
tos ramos, nos abstuvimos de apelar á obras es- dan á la imaginación.

trangeras, en que podiamos encontrar abundante Bajo el nombre de Estudios sociales, empren-
material. Pero reflecsionándolo mejor, hemos deremos la publicación de una serie de artículo»
cambiado de idea, porque en la imposibilidad de de carácter nuevo, y en los que, ora para criti-

hacer algo original en esa parte, no cabe duda en carlos, ora para disiparlos, ora para pintarlos,
que el mejor servicio que puede hacerse al públi- pasaremos revista á los vicios, á las preocupacio-

co, es el de tenerlo al corriente de los progresos nes, á los usos de nuestra sociedad.
que dia á dia se observan en los pueblos mas Las mejoras positivas, en sumas amplia acep-
adelantados en civilización; y á este objeto ten- ción, mal pudieran no entrar en el plan de una
derán nuestros esfuerzos. Tenemos ya al efec- miscelánea, cuyos redactores están convencidos
to, merced á la eficacia del editor, las obras mas de que nada debe anteponerse á la utilidad.
recientes de Europa, sobre ciencias y artes, y con El siglo en que vivimos, que si por algún lado
su ausilio entendemos que poco ó nada quedará peca, es por el del positivismo, ha hecho en esta
que desear. parte adelantamientos de primer orden: justo es,

En la publicación de las Flores animadas se- pues, que nos aprovechemos de las ventajas de
guiremos el plan que nos hemos propuesto. La sus tendencias mas pronunciadas, ya que lamen-
obra original, poco acomodada á las costumbres tamos sus inconvenientes.

y gustos mexicanos, ofrecerla escaso interés á los Los escritos sobre beneficencia pública, son de
lectores, que deben quedar mas complacidos con innegable utilidad. En este número comenza-
el cambio adoptado, en el que, 5 bien con nove- mos á tratar de esta materia, con un artículo so-

litas variadas, ó con historietas morales, ó con bre salas de asilo, y no dejaremos de hablar en
observaciones filosóficas; ó en fin, con cuadros de los siguientes, de un asunto de tanta importancia.
costumbres y poesías satíricas, llenamos la difí- También verán nuestros lectores hoy un artí-

cil tarea de escribir artículos alusivos á las her- culo sobre papas, cuyo cultivo seria de desearse
mosísimas estampas de la obra, que son una de que se estendiese mas en la república. Para es-

las pruebas mas inequívocas del talento creador te y los artículos subsecuentes de agricultura,
é inimitable de Grrandville. contamos con la eficaz cooperación de los seño-
Los estudios históricos, serán atendidos con res D. Benigno y D. Pió Bustamante, tan cono-
especial cuidado, así como la geografía y los via- cidos por su inteligencia en los diversos ramos
ges. Los sucesos acontecidos en diversas partes de la historia natural.
del mundo, y dignos por su importancia de que
Los cuadros de costumbres no quedarán olvi-
se reproduzca su recuerdo; las biografías de los
dados. Agradables por la soltura y fluidez del
hombres ilusti-es por sus ciencias, virtud ó heroís- escritos; interesantes por
estilo en que deben estar
mo, ocuparán algunas de las páginas del Álbum. las escenas en que cada
ser la pintura viva de
Escusado es decir que los acontecimientos de dia somos actores ó espectadores en nuestras ca-
México y los hechos de sus hijos,. obtendrán una sas, en nuestros negocios, en nuestras diversiones,
justa y merecida preferencia.
son aun menos apreciables por ese aspecto, que
Continuaremos los estudios morales, convenci-
por el de las provechosas lecciones que encierran
dos de la utilidad que prestan para el común de para corregir las malas costumbres y fomentar
los lectores, porque es un hecho tan antiguo las buenas, valiéndose del arma del ridículo, la
como indudable, que el corazón humano, que ape- mas terrible de cuantas puede usar un escritor.
INTRODUCCIÓN. 1 ir

El D. Quijote de Cervantes hizo una revolución relativo á la república. El ecsámen de su suelo,

en las ideas de la España; y á las críticas de de sus monumentos, de sus producciones; el carác-

Adisson, Jouy, Mrs. Trollop, Larra y Mesonero ter é índole de sus habitantes; la investigación

son deudoras las naciones de mas de una refor- científica de sus antigüedades; las noticias curio-

ma social. sas de su frontera, y otros diversos objetos, servi-

Para el desempeño del ramo de poesías, conta- rán para que sea conocida, no solo de los foraste-

mos con el ausilio de los .mexicanos ilustres, cu- ros, sino aun de los mexicanos, que tienen bien
ya fama está ya bien acreditada dentro y fuera escasas ideas del pais en que vieron la primera luz.

de la república, y con el de los jóvenes principian- En la rápida enumeración que hemos hecho

tes, en cuyo número es probable que se encuen- de los ramos que forman el vasto plan que nos
tren almas poéticas, tiernas, sublimes, que espre- proponemos seguir en este segundo tomo, no he-
sen con sentimiento y belleza, en las vibraciones mos tocado mas que los principales. Desde aho-
de las cuerdas de su lira, todos los afectos del ra protestamos que esos y los otros que no tenga-
corazón, todas las ilusiones de la fantasía. mos presentes en este momento, y sobre los que
En el Boletín bibliográfico haremos un ecsá- luego se ofrezca escribir, tendrán todo el inte-

men de las obras que merezcan, á nuestro juicio, rés que sean susceptibles de darle nuestros esca-

ser conocidas. Cuando algún libro nuevo apa- sos talentos, oyendo con docilidad los consejos

rece en el orbe literario, es un deber del escritor que se nos den. ¡Ojalá lográramos que la pu-

público darlo á conocer cuanto antes, para que blicación de esta miscelánea contribuyese, aunque
mas pronto se estudien y se propaguen las ideas fuera en muy pequeña parte, á formar una litera-
interesantes que encierra. tura verdaderamente nacional, capaz de rivalizar
Por de mas estarla repetir en este lugar que con el tiempo con las de las otras naciones, que
siempre antepondremos en todo, lo nacional á lo elevadas ya á una inmensa altura, nos presen-
estrangero; que nuestros estudios y nuestras ta- tan un modelo acabado que imitar, y un noble-
reas, mejor que de otra cosa, se ocuparán de lo ejemplo que seguir!
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v.

DONA MARÍA LE JESÚS MOCTE ZUMA


Aristóles en su Poética, hace una mención
espresa de los bailarines, cuyos movimientos

arreg'lados por la música, imitaban las pasio-

nes y las acciones de los hombi'es.

El baile á primera vista, parece el producto Los griegos introdujeron el baile en las repre-
de los caprichos y locuras de la especie humana. sentaciones escénicas; los hebreos en sus ceremo-
La muger modesta, el magistrado respetable, el nias religiosas. Moisés, después del paso del

grave y taciturno diplomático, la doncella cando- Mar Rojo, bailó. Las hijas de Silo, bailaban en

rosa, todos en alguna ocasión olvidan sus ocupa- la festividad del Tabernáculo, y David delante de
ciones y se dedican con un entusiasmo infinito á la Arca de la Alianza. Según Scalígero, los pri-
dar saltos y piruetas, presentando las actitudes meros obispos bailaban. En España, el baile
mas ridiculas, y perdiendo por un momento su era una parte esencial de algunos autos sacramen-
compostura y la gravedad de su carácter. Una tales.

vez que cualquiera persona ha comenzado á bai- Los egipcios en sus misteriosas iniciaciones

lar, su entusiasmo crece, olvida sus pesares, sus bailaban al derredor de sus altares, imitando el
negocios, su fortuna, todo, y no cesa sino cuando movimiento del universo.
sudorosa, cansada, desvanecida, cae sin respira- Platón en su República, opinaba que el legisla-

ción en un sofá. Una sala de baile es una reu- dor debia proteger y fomentar el baile, no como
nión de locos. una simple diversión, sino como un arte necesa-
Así se juzga el baile por algunos; pero ecsami- rio para dar gracia á los movimientos del cuerpo.
nándolo con criterio y filosofía, se vé que si es De los pueblos antiguos pasó el baile á los
una locura, es una locura muy antigua, y en la modernos, y las naciones inventaron bailes que

cual han caido los sabios griegos, los taciturnos podremos llamar nacionales, porque tienen cierta

ingleses, los caballerosos españoles, los profundos armctoía con el carácter de los pueblos.

alemanes, los belicosos franceses. (*) El baile Una curra bailando boleras, con un par de cas-

es un arte anterior al dramático, y sobre el tañuelas en la mano, es la Andalucía personifica-

cual los antiguos escribieron bastante, y los mo- da. Una contradanza representa fielmente el

dernos han escrito muy poco; pero en cambio, carácter inglés. En un walls está representada

han adelantado considerablemente en la parte toda la Alemania, con su poesía, con sus castillos

práctica.
góticos, con sus leyendas fantásticas. La zara-

banda personifica el carácter sociable y bullicio-

(*) La conta-adanza es nativa de Ing-laterra. Country- so de los franceses. Las mazurcas y las polkas,
danse, es decir: baile del pais. De estas dos palabras se
dan una idea de esos pueblos que viven entre las
ha formado una sola en español. El walls es originario
nieblas y el hielo, y cuya imaginación contrasta
^ de Alemania, y el ballet ó gran baile pantomímico de Fran-
á veces con la esterilidad de la naturaleza.
cia. Los españoles han inventado multitud de alegres
bailes, siendo el mas notable de todos, el de las boleras. Y no solo en los pueblos antiguos, y en las na-
DOÑA MARÍA DE JESÚS MOCTEZUMA.
ciones modernas encontramos el baile, sino en monía ha servido á los escultores y á los pinto-
tre los pueblos de la raza indígena y en los adua- res para sus obras. El fauno del Chivo es el mu-
res de los salvages. Los peruanos y los aztecas chacho alegre y robusto. El gladiador moribun-
tenían bailes muy semejantes á los egipcios, y for- do, la imagen del atleta, á quien la muerte quita
maban una parte de sus ceremonias religiosas. sus fuerzas. A medida que se acerca su última
Las tribus bárbaras bailan hoy al derredor de hora, sus miembros van perdiendo su dureza
y
la hoguera que debe consumir á sus víctimas; robustez; su fisonomía, las facciones enérgicas y
bailan antes dé partir para la guerra, y celebran marcadas. No está erguido ostentando la fuer-
sus triunfos con bailes; y para adorar al sol ó á za de sus músculos de fierro, sino caido en el

la luna, bailan en las primeras horas del dia, césped, con la cabeza inclinada, y apoyándose tra-
y
unen su regocijo al regocijo de los pájaros, de bajosamente en un brazo. Es la lucha magnífi-
y de las flores. ¡Cuánta poesía
los árboles tie- ca representada del poder de la vida, contra el
nen algunos bailes, particularmente los de los poder formidable de la muerte.
pueblos primitivos! La Niobe es la imagen del dolor. Al verla se
Daremos ahora una ligera idea de la parte teó- conoce que el sentimiento de su corazón se difun-
rica del baile. Puede dividirse en tres partes: día por todos los miembros de su cuerpo. El
movimiento de los pies; movimiento de las demás grupo de Laocon, es el hombre fuerte, combatido

partes del cuerpo; espresion de la fisonomía. por el dolor moral de ver perecer á sus hijos
Para el movimiento de los pies, se requiere fir- ahogados por la serpiente, y del dolor físico que
meza y agilidad para ejecutar lo que generalmen- le causaba el monstruo que la habia envuelto en-
te se conoce en español con el nombre de mudan- tre sus anillos de fierro.
zas; es decir, la diversidad
de pasos y movimien- La decencia pública no permite hoy que en el
tos, y que están subdivididas esaetamente, desig- teatro se presenten los actores casi desnudos, co-
nándose con diversos nombres, que varian según mo los atletas romanos, como las cortesanas grie-
la clasede escuela que se siga, y muchas veces gas, y como las bailarinas de la Siria; pero sin
conforme al capricho de los maestros; pero que embargo, con la clase de vestido que se acostum-
en sustancia son los mismos. bra, es muy posible que los que estudian con cui-
Para movimiento del cuerpo se requiere
el dado y procuran reunir la armonía entre el mo-
particularmente, que la persona que se dedique vimiento y la espresion de la fisonomía, saquen
al baile, sea de formas proporcionadas y regula- un inmenso partido, y logren encantar á los es-
res. No puede concebir una bailarina ni obe-
se pectadores.
sa como un tonel, ni delgada como un alambre. Habiendo hablado del baile en general, dire-
Para la espresion de la fisonomía es necesario mos algo del baile en México. No solamente
que la bailarina se posea de lo que baila. No hemos tenido como nuestros todos los bailes espa-
podria tolerarse á unas parejas bailando un jaleo ñoles, sino multitud de bailes, hijos esclusivos de
con las fisonomías tristes y compungidas. Estas México, y que se les llama generalmente sonecitos
tres partes deben tener entre sí una perfecta ar- del pais; escluidos, en verdad, absolutamente de
monía, y de ellas resulta naturalmente el encanto, los tertulias de gran tono, pero de mucho uso en-
la seducción mágica que ejerce en los sentidos el tre el pueblo. El mas notable de todos es el ja-
espectáculo del baile. rabe. Figuraos por un momento, una muger de
Cualquiera que desee adquirir una perfección tez rosada, de grandes ojos pardos, de cabello ne-
en el baile, y mucho mas si lo adopta por profe- gro, dividido en dos madejas, en forma de ondas,
sión, debe tener cuidado que al ejecutar un paso, que pasan por detras de y se reúnen
las orejas,
las partes de su cuerpo en vez de doblarse ó in- con una gruesa trenza, entrelazada de listones ro-
clinarse sin gracia á uno y otro lado, adquieran jos,y colocada al derredor del cerebro, como una
una posición bella, libre-, armoniosa. El cuerpo corona, y sostenida por el centro con una peineta
humano, compuesto en su mayor parte de la figu- de carey. Esta muger, cuando rie, enseña un par
ra cilindrica, la mas general, la mas bella, la mas de hileras de dientes blancos, fijados en unas en-
suave, por decirlo así, de la naturaleza, es capaz cías encarnadas y puras; cuando mira, sus ojos
de presentar las mas encantadoras posiciones. hablan y brillan con una luz como si tuviesen el
Si estas posiciones espresan los sentimientos, se- poder de despedir rayos. Esta muger, cuando
rán completos y acabados los cuadros. Esta ar- está alegre, hace graciosas rauequillas, y toda su
DOÑA MAEIA DE JESÚS MOCTEZUMA.
fisonomía fina, aterciopelada, formada de suaves en materia de baile, ni el público, ni los profeso-

contornos, se anima de una manera tan singular, res del arte se consideraron satisfechos con esas

que campeones y enamorados que la rodean,


los piezas aisladas. Fué menester que el baile fue-
no tienen el menor embarazo en reñir y matarse se una poesía muda, como dice Plutarco, y repre-
por ella.
sentase un asunto cuya acción se desenvolviese

El trage de esta rauger, es uno de los mas poé- en medio de los solos, de los padediis y de. Iros ter-

ticos del mundo. Una finísima camisa llena de cetos, y que en todos estos lances, no solo los pies

bordados, que deja traslucir su cutis y adivinar trabajaran, sino que los profesores pudiesen to-

fácilmente sus perfectas formas. Su garganta mar bellas y variadas y espresar con la
actitudes,

está llena de collares, de granates, de perlas fisonomía los sentimientos que les animaban. Fué

y de corales. Ciñe su cintura con una ban- este paso un grado de perfección para el arte, y
da nácar de burato con flecos de oro; y de la desde entonces el bailarín dejó de ser un salta-

cintura hasta un poco mas abajo de la pantor- dor ó un maromero, y pasó al rango de artista,

rilla, caen voluptuosamente unas enaguas de es decir, de los que recibiendo felices dotes de la

tela de seda roja, ó azul ó tornasolada, forman- naturaleza tienen que perfeccionarse á costa de

do graciosos pliegues. Un pié de niña, calzado un continuo estudio y de un penoso trabajo.


con un zapato blanco de raso, multitud de ena- El baile, que habia nacido espléndido y brillan-
guas interiores con encajes y bordados, y un re- te entre los griegos, decayó y fué trasformado y
bozo de seda, completan el atavío de una hija del envilecido muchas veces; pero volvió á renacer en

pueblo de México, de una china. Su compañe- Italia y recobró en Francia su antiguo esplendor.
ro es un hombre de tez bronceada, de cabello ne- En tiempo del cardenal de Richelieu (año de
gro, de ojos vivos é inteligentes, de espesas pati- 1641), se perfeccionó el baile pantomímico {ba-

llas. Un calzón abierto por los costados, y lleno llet],y hoy ha llegado á un grado tal, que se cree
de botones de plata, y una cotona, es decir una imposible que suba á mayor altura. Carlota Gris-
si, la Taglioni y la Corito, pueden tener apenas
especie de gabán de gamuza, lleno de figuras de
pero nunca superiores.
plata,y un jorongo colocado con gracia sobre el rivales;

hombro, es el trage de un ranchero. Durante la dominación española no recorda-


Muger y hombre, en cuanto oyen los acentos mos que se diera ningún baile grande; pero el

de la guitarra, comienzan á mover rápidamente año de 26 ecsistia ya un famoso Conservatorio


los pies al compás de la música; se acercan, se re- de baile, dirigido por D. Andrés Pautret, francés
tiran, se engañan, se entusiasman, baten con los de nacimiento, y ecselente maestro, á quien debe
pies el pavimento con rapidez, y por último, su México una notable mejora en el ramo. Muchas
entusiasmo y fatiga cesa con los últimos acentos personas recordarán todavía los grandes bailes
de los picarescos versos, y con los estrepitosos de Jason en Corinto y de Ossin y Obango. Aque-
aplausos de los circunstantes. En el jarabe, ven lla multitud de muchachas con trages de oro y

algunos barbarie, embrutecimiento, falta de edu- de plata; aquellos giros variados; aquellos grupos
cación; nosotros lo consideramos simplemente co- vistosos de ninfas y diosas, causaron un entu-

mo una costumbre nacional del pueblo de Mé- siasmo y los apasionados concurrentes de
infinito,

xico, porque es un absurdo creer que en los tra- esa época no tienen mas que cerrar los ojos para
ges y en cierta especie de bailes consiste el atra- volver á gozar de esa ilusión mágica. Entre estos
so y la falta de civilización de un pueblo. El grupos de niñas vestidas con cortas tunicelas res-
jaleo de Jerez está en la misma línea que el ja- plandecientes, tenemos que buscar á Doña María

rabe; loa trages de los aragoneses son muy seme- de Jesús Moctezuma, que hoy es un recuerdo vivo
jantes á los de nuestra gente del campo. La y animado de aquellos tiempos bienaventurados.
moda proscribe hoy un y mañana lo ensal-
baile, Chucha, á la que llamaremos así, investidos del
za. En este punto no hay mas que caprichos, privilegio que tienen los escritores para tratar

pero ninguna regla. con confianza á los artistas, nació en México.


Desde el establemiento del teatro en la capital A los seis años de edad entró en el Conservato-

de México, ecsiste el baile en las tablas, y la ma- rio, como se ha dicho, dirigía D. Andrés Pau-
que,

yor parte de las noches, el público de esa época tret. Era delgadita, de grandes y dulces ojos,
ha podido alabar las boleras, los jaleos, los pade- de una ligereza estraordinaria, y de unas disposi-
dús de la Gamborino y de Isabel Rendon; mas ciones tan felices, que muy pronto llamó la aten-
DOÑA MARÍA DE JESÚS MOCTEZUMA.
cion de su maestro, quien en menos de dos años Chucha, durante la ocupación de la capital por
la puso al corriente en los principales rudimen- los americanos, pasó al teatro de Gruanajuato,-
tos del arte. De edad de siete años ya bailaba donde lució estraordinariamente. Todos los mi-
en los grandes bailes, y era positivamente el en- neros encerrados en las cavernas de la tierra, sa-
canto del público, el que entusiasmado una oca- llanen las noches de teatro, á recrearse con la
sión áíl'ojó á la niña como premio de un so¿o, mul- mágica muchacha, que la tempestad de la guerra
titud de monedas de oro y de plata. Era la ma- habia arrojado en medio de sus montañas de
nera con que en esos tiempos menos mercantiles y plata y de oro.

positivos que los actuales, demostraba el público Restablecida la paz, la empresa del G-ran Tea-
su aprecio á los artistas. Su afición al baile y tro Nacional llamó á Chucha, ajustándola como
la acertada dirección que daban sus maestros á primera bailarina. El público, el antiguo públi-
sus buenas disposiciones, bicieron que adelanta- co, amigo leal de los actores, recibió á Chucha,
ra mucho, de manera que, en un baile titulado lleno de júbilo. Todas las manos palmoteaban,
''La, Paloma de amor'' hizo el papel principal, re- todas las bocas se abrían para elogiar á Chucha;
cibiendo justos y merecidos aplausos. El título todos los ojos la miraban con placer. El público
solo indica que este baile es en su argumento tenia razón. La edad, las emigraciones, los con-
poético. Chucha instintivamente comenzó á es- tratiempos, no parece sino que hablan servido pa-

tablecer la armonía entre los movimientos y la ra hacerla mas amable y mas seductora; y como
espresion de la fisonomía, y á comprender que el las flores que en cada Primavera se abren mas
arte no estaba reducido simplemente á los giros y mas lozanas, como los pájaros que solo
vistosas

de los pies. -El año de 1830, acabó el Conser- cambian de plumage para ostentar mas vistosos
vatorio de D. Andrés Pautret, y Chucha quedó colores, se presentó Chucha mas bella, con todos
en el Teatro Principal, único que ecsistia enton- los atractivos de una juventud lozana.
ces, reducida á hacer papelitos de niña en algu- No era la niña ligera, traviesa y delgadita de
nas comedias. los grandes bailes de Pautret, sino la joven de
formas elegantes y desarrolladas, de cuerpo airo-
Los actores son unas pobres aves. La revolu-
so, de pié pequeño. Solo se podía reconocer ala
ción, el capricho de un empresario, la envidia, la
jovenclta del Conservatorio, por sus grandes ojos,
versatilidad del público los arroja, los hace emi-
por Su fisonomía llena de amabilidad y de dulzu-
grar de un punto á otro, á. veces desaparecen me-
que entusiasmo
ra, por su ligera y suave sonrisa. En el arte del
ses enteros; así no es estraño el
baile, Chucha mas adelantada, la mas
es la Inte-
acabe, que los periódicos guarden silencio, y que ligente de todas las que se han dedicado á este
el nombre de un actor que era repetido con el elo-
ramo en México; y en cuanto á su figura, es una
gio quede cubierto con el\)lvido. El instinto de
de las mas hermosas y simpáticas que han pisa-
los pueblos es el instinto de los niños; solo aman
do las tablas.
á sus juguetes cuando los tienen delante.
Procurando adelantar y perfeccionarse todos
Chucha el año de ] 837 pasó á Puebla, donde los días en algunos bailes, ha logrado establecer
bailó con mucha y en el teatro de la
aceptación, perfectamente la armonía de los movimientos; de
Opera, cuando cantaba la linda Anaide Castellan, manera que, al mismo tiempo que ejecuta pasos
volvió á llamar la atención del público de Méxi- muy da á su cuerpo elegantes y primo-
difíciles,
co, que tenia por ella bastantes simpatías y que rosas posturas, y su fisonomía se anima y espresa
no necesitaba mas que su presencia para mani- con perfección, particularmente las sensaciones de
festárselas. Desde esa época ha figurado siem- la alegría. Entonces el público comprende ins-
pre en el teatro como primera bailarina. tintivamente la belleza del arte del baile, y aplau-

Siempre ha sido una necesidad para una em- de con entusiasmo.


presa de teatro el tener una compañía de baile Hay en Chucha una cosa notable, y es el repo-
añadida á la compañía de verso: pero hoy es una so en el baile. Es muy fácil confundir la gracia
ecsigencia imprescindible. El público no se pri- de las actitudes, la elegancia, el garbo y el entu-

vará hoy fácilmente, de disiparse de las tristes siasmo, con los movimientos lascivos y provocan-
impresiones que deja en elánimo un drama, con tes. Bien que el baile moderno, aunque volup-
unas retozonas boleras, con una tormentosa jota tuoso, no tenga el carácter libre que le han dado
ó con un delicioso jaleo. las bay aderas orientales, siempre es una gran re-
DOÑA MARÍA DE JESÚS MOCTEZUMA.
comendacion poseer el ingenio de no manchar el se de asuntos comerciales, ó escribir sobre asuntos

arte con la licencia. propios de los hombres; puede enseñar política,


Chucha baila boleras con mucha gracia y do- ó escribir sabiamente sobre las estrellas, ó regir

naire, y en el jaleo se le puede equivocar con una naciones; pero todas estas cosas las hacen siem-
hija de Andalucía; pero sobresale mucho en el pre las mugeres, como mugeres. Todas sus obras
y un padedú ensayado con
baile serio; espacio llevan la marca de su secso; de manera, que por

por Chucha y Antonio Castañeda, podria lucir en mas que se encubran, siempre se conoce que an-
cualquier teatro del mundo. En la ejecución es da en el asunto una mano femenina. La inteli-
firme, ligera, gallarda,y todas sus posiciones des- gencia del hombre grave, fuerte, emprendedora,
embarazadas y naturales. Tiene un gusto esqui- atrevida, violenta, generalmente correcta, dotada
sito en vestirse, y no economiza gasto alguno, á^ de juicio é ingenuidad, á menudo sabia, aunque
pesar del poco sueldo que disfruta. En un pa- no siempre agradable; mientras que la de la mu-
dedú serio, ha sacado un vestido igual al de ma- ger es elegante, modesta, suave, flecsible, pacífi-

dama MoQtplaisir, y en "la Cracoviana," igual al ca, tierna, insinuante, comunmente agradable, y
de Fanny Elsler. Continuamente dedicada al también profunda. La diferencia entre el hom-
estudio, á pesar de la falta de modelos que imi- bre y la muger, tanto en entendimiento como en
tar, procura agradar al público, presentándole bai- acción, se marca aún con mas esactitud y fuerza
les agradables y de cierta novedad: "La Vivande- por un autor americano.
ra," que últimamente bailó, es una composición El hombre es fuerte; la muger es bella. El
suya; fué estraordinariamente aplaudida. hombre es atrevido y confiado; la muger descon-
Chucha es de un carácter amable, aunque pa- fiada y tímida: El hombre es grande para obrar;
rece de pronto un poco frió y reservado. Tiene la muger para sufrir. El hombre brilla en lo
entre otras buenas cualidades, la muy recomen- público; la muger en lo privado. El hombre ha-
dable de ser muy amante á su familia, á la que bla para convencer; la muger para persuadir y
consagra todo el fruto de su trabajo. Durante agradar. El hombre tiene un corazón duro; sua-
su vida artística, ha recibido muchos lauros; pero ve y tierno la muger. El hombre aleja la mise-
su fortuna no ha mejorado, á pesar de su esacti- ria; la muger le alivia. El hombre tiene ciencia;
tud, de su empeño, y de los gastos considerables la muger gusto. El hombre tiene juicio; la mu-
que hacia para cumplir con sus contratas, y te- ger sensibilidad. El hombre es un ser de justicia;
ner por su parte contento al público. la muger un ángel de misericordia. Hay una
Si estas líneas pueden servirle de estímulo, no- diferencia inmensa entre ambos caracteres; y es
sotros se las consagramos como una prueba del evidente facilitar para los que los tienen, el cum-
aprecio que nos merecen sus esfuerzos, aconse- plimiento de deberes muy distintos en la vida.
jándole que no desmaye, que estudie continua- (Traducido del inglés para el Album.^
mente, para que acaso mas adelante adquiera con
el honroso título de su habilidad, una fortuna
con que ponerse al abrigo de la ingratitud, del ESPERANZA.
olvido y de la miseria, que suele acompañar á los
Fantástica beldad, dulce esperanza,
últimos momentos de la vida de un artista. RR. — Sol y antorcha constante de la vida,
A cuya luz, en ilusión perdida,
Nuestra eesistencia al porvenir se avanza;
DIFERENCIA ENTRE EL ENTENDIMIENTO A cuyo débil resplandor se alcanza,
A través de la bruma denegrida
SIL. IE®lS3Bmii ¥ ¡DI hA íiüJtüIE. Que ecshala la tormenta embravecida.
^tUi^ — Una mar mas allá, siempre en bonanza.
¿Qué es la vida sin tí? Ah! un desierto.
¡

El entendimiento déla muger es tan suscepti- Un páramo sin límites, inmundo.


ble de cultivo, como el del hombre; pero por mas En donde vaga el pensamiento incierto;
que se le cultive, jamas será semejante al de
Es de aflicción y de dolor profundo,
éste.
El solitario y espinoso huerto
Es un entendimiento femenino, y no puede cam-
Que vio en su pena al Salvador del mundo.
biar de secso. Puede adoptar los deberes del
hombre; puede formar planes de campaña, y man- E. Campero.
dar ejércitos, y ordenar batallas; puede encargar- (Escrito para el Álbum.)

TQM. II. — I.
--^^Í^M)'

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--^.^i=-;^>'tír>?.^Sas2*^<i^r5S2s^'¿^2,-=^~.=?^^.^--

El estudio de los vegetales, que por desgracia ria natural, ba hecho y hace tantos progresos en
se ha visto con tan "poco aprecio entre nosotros, estos últimos tiempos.
considerándolos como un simple objeto de diver-
sión, ó cuando mas, propio del médico ó del far- HISTOEIA.
macéutico, á quienes creen que Ibasta aprender La papa una planta de raiz alimenticia, que
es
los nombres de algunas plantas, para poderlas re- pertenece originariamente ala América del Sur^
cetar ó preparar, según ciertas fórmulas que
y parece haberse introducido á México, poco des-
se bailan en los autores; es sin embargo muy in- pués que- lo fueron las cereales del antiguo conti-
teresante bajo diversos aspectos, y afortunada- nente. El sabio barón de Humboldt, no se atre-
mente se va desarrollando, desde que se ba me- ve á decidir si las papas vinieron á México jun-
jorado la enseñanza, y ésta se ba estendido á ra- tamente con el árbol del Perú, (schimus molle)
mos que no abrazaba antes el curso de esta cien- y consiguientemente por la via del mar del Sur;
cia. Poco tiempo hace que ha comenzado este ó si los primeros conquistadores las trajeron de
nuevo cultivo; pero no dudamos que la semilla las montañas de la Nueva G-ranada; aunque noso-
que boy se esparee en el ávido y fértil terreno tros nos inclinamos á esto último, porque la tra-
de la juventud mexicana, produzca en lo sucesi- dición conserva aquí la memoria de un virey que
vo, las bellas flores y sazonados frutos que tan trajo de allá la semilla del árbol del Perú, y
fácilmente crecen en nuestros climas intertropi- nada dice de las papas, cuyo cultivo se supone
cales. mucho mas antiguo; pero de todos modos, lo cier-
Estas consideraciones nos han decidido á for- to es que no se conocían en el pais en tiempo del
mar algunos artículos, aunque sean tan compen- monarca Moctezuma, y hecho es tanto mas
este
diados como lo ecsige un periódico de la clase importante, cuanto que es uno de aquellos en que
del nuestro; pero que no obstante esto, pueda sa- la historia de las emigraciones de una planta, se
carse utilidad de los vegetales que describimos, liga á la historia de las emigraciones délos pue-
al mismo tiempo que se conozca la relación que blos, como lo espresa el mismo Humboldt.
estos tienen con otros ramos de que parecian muy La predilección que tienen ciertas tribus, por
separados, por el estado en que se hallaba la bo- el cultivo de ciertas plantas, indica muy frecuen-
tánica, y que como las otras partes de la histo- temente ya una identidad de razas, ya que ha ha-
LAS PAPAS.

bido antiguas comunicaciones entre hombres que 1587, de donde creen algunos que se propagó en
viven en climas muy y bajo esta rela-
diversos; el antiguo continente, es mucho mas probable
ción, los vegetales, así como los idiomas y los ras- que esto fuera de la España, como dice el doctor
gos de la fisonomía de las naciones, pueden lle- Pouchet en su Tratado de botánica aplicada, pues
gar á ser unos verdaderos monumentos históricos. en esa época estaban estendidas en la Península.
Las emigraciones considerables se verifican co- Es ya también común en el Japón, en la isla de
munmente deteniéndose nías ó menos tiempo en Java, y en Bengala, estendiéndose su cultivo des-
algunos puntos, sembrando allí las semillas que de la estremidad del África, al Labrador, á la Is-
se han recogido en otras partes; y levantada la landia y á la Laponia. Aquí se ve por otra par-
cosecha abandonan aquellos sitios y continúan te un ejemplo de la sabiduría del Criador de los
su viage: así es como los pueblos de la raza Mon- seres, que ha dado á las plantas mas interesantes
gola han pasado desde el muro que separa la Tar- al hombre, una resistencia que negó á menos las

taria, de la China, hasta el centro de la Europa: útiles; pues es ciertamente admirable cómo la pa-
así es como del Norte de la California y de las ori- pa, nacida en el ardiente clima del Ecuador, haya
llas del rio Gila, los pueblos americanos, refluye- descendido de allí hasta desafiar la temperatu-
ron hasta el hemisferio austral. Entre tanto, los ra de los helados terrenos del Norte.
pueblos pacíficos y agricultores que han sufrido
la invasión, reúnen y conservan con cuidado las DESCRIPCIÓN,
plantas alimenticias y los animales domésticos,
PRINCIPIOS CONSTITUTIVOS. ANÁLISIS.
que han acompañado á las tribus nómades en sus
lejanas eseursiones, y en tal caso, el cultivo de Syn. liSipapa conocida generalmente con es-
xva. pequeño número de vegetales de los que de- te nombre en los paises en que se habla el idio-

jaron los invasores, lo mismo que las palabras ma español, se designa no obstante en algunas
mezcladas á idiomas de un origen diverso, sirven partes con el impropio de patata mancliega: es el
para designar el camino por el cual una nación sólanum Utberosuní de Linneo; pom9ne de terre de
ha pasado de la estremidad de un continente á los franceses, potaetos de los Ingleses.
otro. Sin podernos estender mas sobre este pun- Las raices de esta planta, de la familia de las
to, lo espuesto basta para conocer las consecuen- Solanáceas, y de la Pentandria, Monoginia de
cias que pueden sacarse para la historia de nues- Lin., son largas, fibrosas, y llevan á distancias
tra especie, del estudio de la geografía de las gruesos tubérculos de diversas formas, comun-
plantas, cuyos principios fundamentales forman mente arredondados ú oblongos.
ya parte de nuestros cursos anuales; pero volva- El tallo es herbáceo, hueco, con muchos ra-
mos al objeto. mos alternos, é inerme.

Entre el gran número de producciones útiles Las hojas, son interpoladas, pelosas, apezona-
que han dado á conocer á los hombres las emi- das, con el pezón decurrente y de 5 á 7 pares
graciones de los pueblos y los viages de los nave- de hojuelas aovadas, que se estrechan por la base.
gantes, ninguna planta, después de las cereales, La inflorescencia, es en corimbos derechos ó li-

es decir, después de un tiempo inmemorial, ha te- geramente inclinados, y en la estremidad de los

nido mas influencia que la Papa en el bienestar ramos.


de la humanidad; pues su cultivo, según los cál- El cáliz es de una pieza, persistente y con cin-
culos de Sir John Sinclair, puede alimentar nue- co divisiones.
ve individuos por acre de tierra, ó sea un espa- La corola, en forma de rueda, con cinco lóbu-
cio de 6406 varas cuadradas mexicanas, lo que los,y plegada: las anteras connivenies^ ó arrimadas
equivale á una huerta de 80 varas por cada lado. entre sí, y que se abren en su estremidad por
De aquí puede deducirse la benéfica influencia medio de poi'os melíferos.
de esta planta, considerando los millones de ha- El fruto, es una baya de dos celdillas y con
bitantes que mantiene en la vasta ostensión que muchas simientes.
ha tomado en todo el mundo. Los españoles la Crece naturalmente en la república de Chile,
introdujeron en Europa el siglo XVI, llevándola en un valle inmediato á la ciudad de la Concep-
del Perú, donde era ya cultivada de tiempo inme- ción, de donde es originaria.
Florece en Julio y
merial; pues aunque el almirante "Walter Kaleigh Agosto, y las flores son de un blanco que tira al-
la hizo conducir á Inglaterra, de Virginia, en go á rojo.
8 LAS PAPAS.

Los principios constitutivos que Mr. Vauque- Octubre en que están maduras, y es el tiempo
lin lia señalado á los tubérculos de esta planta, en que se hacen las siembras de aquel. Cuandor
son el agua, almidón, parenquimia, albúmina, as- las plantas tienen ya cuatro ó cinco pulgadas fue-
paragina, una resina amarga y aromática, una ra de la tierra, debe darse una ligera escarda que,

materia animalizada particular y de color, citra- aflojando la tierra y arrimándola al pié de las

tos y fosfatos de potasa y de cal, y ácido cítrico matas, hace que las raices se sostengan y crezcan,

libre. teniendo un espacio mayor en que propagarse:


La fécula de las papas, de que se hablará des- bien pronto nacen otras yerbas perjudiciales, que
pués, dio á conocer á Berzelius por el análisis deben quitarse por medio de escardas sucesivas,
que de ella hizo, que su composición química es hasta que las plantas cubran toda la superficie
el hidrógeno, carbono y el ocsígeno; composi-
el del suelo.

ción idéntica á la de la azúcar, de que no difie- En los jardines, huertas ó terrenos de poca os-

re, sino por las proporciones de los elementos. tensión, todas estas operaciones pueden hacerse
por medio de la coa y el azadón, ó plantando por
el método llamado de estaca,^ haciendo agujeros ú
CULTIVO. hoyos de 10 pulgadas de hondo, y á distanciado
15 ó 16 pulgadas, para el objeto indicado antes, de
La papa crece en casi todos los terrenos; pero
convienen mejor son los ligeros, poco que tengan el espacio conveniente, procurando
los que le

húmedos y medianamente abonados; de aquí es que el terreno se mantenga flojo, y ecsento de


muy arenosas debe mezclárseles otras yei'bas que necesariamente quitan los ju-
que á las tierras

otra mas arcillosa ó fuerte, así como á esta, que gos á las matas de la papa. Se ponen en cada uno

es la mas común en nuestras labores, se la ha de de estos hoyos dos ó tres papas pequeñas, ú otros
aligerar con arena fina, agregando algún estiér- tantos pedacillos de una grande^ con tal que di-

col de paja larga. La tierra negTa que llamamos chos pedazos lleven, lo que los botánicos llaman
polvorilla^ produce unas matas muy robustas y iuriones, esto es, las pequeñas granulaciones que
grandes; pero los tubérculos que son el objeto del se advierten en el tubérculo, y de que algunas
cultivo, resultan muy pequeños, lo que proviene veces se ven ya salir las raicecillas que arroja la
de lo arcilloso de esta tierra, que apretándose yema contenida allí, capaz de producir una nue-

mucho con la humedad, no deja que se estiendan va planta: el hoyo se cubre hasta la mitad con
las raices, y los jugos se dirigen en su mayor par- parte de la tierra que se sacó de él, dejando la
te al tallo. demás para aporcar el pié de la planta, cuando
Escogido ó preparado el terreno á propósito, ya ha crecido, como ha dicho antes, practican-
se

y hecha la elección de las mejores papas para la do esta última operación dos veces, antes que el
siembra, si el cultivo ha de ser en grande, debe tallo haya tomado mucho desarrollo.

ararse y cruzarse la tierra con dos fierros, como Se cosecha la papa, desenterrando la mata con
llaman nuestros labradores, y después abrir el el mayor volumen de tierra posible y sacudién-
zureo de quince pulgadas de ancho, en que se dola y rompieníio el torron, se recogen los tubér-
van plantando las papas á distancia de diez pul- culos; esto se practica por medio de una azada

gadas unas de otras: el zureo inmediato viene cu- plana ú otro instrumento á propósito según las
briendo los tubérculos con la tierra que vierte; y costumbres de cada pais. Los productos en un
las matas, al nacer, quedan con el espacio suficien- terreno á propósito y bien cultivado, son por lo
te para su desarrollo; este modo de plantación común de 25 á 30 por 1, que varian según lo
es lo que en el pais se llama sembrar á rabo de mas ó menos favorable de la estación. La cose-
buey: debe después pasarse la rastra para empa- cha debe conservase en paragos secos, cstendien-

rejar la tierra y destruir las malas yerbas que do en ellos los tubérculos ó papas; pero en el ca-

han quedado en ella. so de tener necesidad de amontonarlas, deben cu-


La plantación puedo hacerse en las tierras que brirse los montones con paja, y tierra encima de
han servido para trigo, cebada, ú otras cereales, esta.
año sobre un
obteniéndose así dos cosechas en el
USOS DIVEKSOS.
mismo terreno, porque las papas, pueden sem-
brarse en Mayo, que es cuando se recoge el trigo, Bastante conocidos son los usos que se hacen
y cosecharse en fin de Septiembre ó principios de de las papas en el arte de la cocina, para déte-
LAS PAPAS.

nernos sobre ellos; pero como todos principian ta en alcohol, por la reacción que escita la leva-

generalmente por el cocimiento, hablaremos de dura.


éste. El mejor modo de cocer las papas es al va. La pasta de papa, amasada con un poco de ye-
por, encerrándolas en una caja redonda de hoja y dejándola de un espesor conveniente, da, se-
so,

de lata ó fierro delgado, cuyo fondo esté lleno de gún el Diccionario citado, una especie de lechada
agujeros, y poniendo esta en la boca de una olla que, puesta en las paredes, resiste mucho á la hu-
proporcionada, en que esté hirviendo el agua; es- medad y á las inflorescencias salinas; lo que cree-

to es económico para el uso diario, porque pue- mos seria muy útil en México para evitar el te-

de hacerse en la misma olla en que se cuece el quesquite que aparece en las paredes de los pi-
puchero: pero si no se tuviere la caja, se pondrán sos bajos. También puede hacerse esta mezcla

las papas dentro de la vasija que haya, con poca con creta ó deshecha en agua y colada, á que
tizar,

agua, y se procurará taparla bien, manteniendo pueden agregarse los ocres, carbón &c., usándo-
el fuego manso: en el caso de no poderse tapar la á brocha para pintar las paredes, y dándoles
perfectamente, entonces es necesario que el agua dos ó tres manos. Una de las mas útiles aplica-

cubra las papas. Si se desea obtener una pasta ciones de la papa, es la de impedir las incrusta-
suave, deben pelarsey molerse inmediatamente, ciones que forman en las calderas de vapor las
y cuando están aún calientes; pero si se han de aguas selenitosas, lo que trae la ventaja de retar-
servir enteras, se hace todo lo contrario, esto es, dar la alteración de las mismas calderas, y pre-
pasarlas en el instante á la agua mas fria que ha- venir las esplosiones, que no podian evitarse si-
ya, con lo que se forman interiormente cristaliza- no limpiándose frecuentemente. La invención
ciones trasparentes que provienen de la cuagula- fué llevada de Inglaterra á Francia por Mr. Cle-
cion del almidón. ment en 1821, y consiste en introducir en la cal-
Reducida la papa á pasta fina, como se ha di- dera antes de encender el fuego, trozos de papas
cho, puede mezclarse con harina de trigo, ponien- en proüorcion de 30 ó 40 libras para una máqui-
do un tercio á la mitad de ésta, de que resulta na de fuerza de 20 caballos, renovándolas cada
un pan económico en tiempo de escasez de aque- 15 dias ó un mes según las aguas estén mas ó
lla. Los alemanes de la clase pobre mezclan la menos cargadas de la sal calcárea.
pasta de papa á la mantequilla, moliendo las' pa- Por último, la harina de las papas, obtenida
pas con ella, y comiendo ésta mezclada con el pan, por la disecación de la pasta, se conserva mucho
como si fuera aquella sola. De la misma mane- tiempo, y ofrece las propiedades alimenticias que
ra se reúne al queso, lo que es de mucho uso en las diversas féculas amiláceas, conocidas con los

Sajonia, notándose que de este modo, el queso se nombres de tofioka^ mrow-o-oot fcc, pudiendo
hace de mas fácil digestión. De las papas se fa- hacerse de ella los mismos usos.
brica ya en Francia y otras partes, bastante Todas y otras varias que
estas aplicaciones,
aguardiente, por medio de diversas operaciones; omitimos por no alargar mas este artículo, y de
y aun la pasta de que hemos hablado, puede em- que tanto provecho sacan otros pueblos, deberían
ser útilísimas en nuestro pais, si se estendie-
plearse directamente en ello, valiéndose ya de la
ra el cultivo de la papa en los vastos terrenos que
cebada germinada, ya del ácido sulfúrico esten- tenemos, y no estuviera reducido solamente al
dido, cuyos procedimientos pueden verse en el poco consumo que se hace de ella en las mesas;
Diccionario Tecnológico, ó Nuevo Diccionario de y aun esto pocas veces, y como un manjar estraor-
dinario.
Artes y Oficios; no pudiendo nosotros estender-
nos aquí sobre esta industria, cuya teoría consis- Junio 19 de 1849.— P. B. R.
te en convertir la fécula en azúcar, y cambiar es- (Escrito para el Álbum.)
SLSlSiM=^

'<:¿j UBRIA

de lánguidos de formas redondas y femeni-


ojos,

nas. El de la barba de oro se despojó de sus


Eran las altas horas de la noclie; la luna, ocul- vestiduras, y se arrojó en un mullido lecho, y el
otro, asegurándose si estarla en su cintura un
ta por algunos nubarrones pálidos y sangrientos,
proyectaba unas sombras fantásticas en el palacio agudo y reluciente puñal, cuya punta ecsaminó
de Césares romanos: y penetrando por las ven-
los con el dedo, sé recostó en unos almohadones cer-
tanas, medio iluminaba las estatuas y las altas co- canos al lecho de su señor.

lumnas. Entonces parecía que todo aquel con- A pocos momentos los rumores del festín ha-

junto se animaba repentinamente, y la imagina- bían cesado, la luna se habia ocultado enteramen-
te, y el mas profundo silencio reinaba en el pa-
ción creia ver descender de sus pedestales á los
bustos de mármol de Césares y de los dioses,
los lacio, silencio interrumpido de vez en cuando por
el triste canto de las aves nocturnas y el crugido
y pasearse silenciosamente por aquellas galerías
magníficas de mármol y oro. Después la luna de sus alas membranosas. El señor_ dormía pro-
se ocultaba enteramente entre las nubes, fundamente, y el esclavo velaba, escuchando aten-
y todo
volvia á la oscuridad; pero en esos momentos se tamente el menor ruido, paseando su vista inquie-
escuchaban los rumores confusos de la orgía. ta por las profundidades de la alcoba, y ponien-

Ptisas, cantos, gritos de júbilo, retintín de vasos do la mano sobre el mango de su puñal.

que Dos horas pasaron así, al cabo de las cuales las


de oro y de plata; todos estos diversos ruidos,

son como la respiración de la orgía, llegaban con- cortinas del lecho se removieron, y el que dormia

fundidos, y su eco se perdia y apagaba lentamen- en él se medio incorporó.


te en las bóvedas de los salones desiertos y soli. — Sporus, ¿estás ahí? dijo.

tarios. —Velando á mi señor.

Dos hombres, con paso lento y vacilante, atra- — Muy bien: eres un fiel servidor. Mientras
vesaron los pórticos y las galerías, y se introdu- cumplas así, no tendrás derecho mas (pe á mi
jeron en una alcoba ricamente amueblada, ador- cariño.
nada con de escarlata y oro, ó
telas del Oriente, El esclavo se inclinó respetuosamente.

iluminadas por una lámpara, cuyo aceite ecsha- —Dicen que soy ¿no verdad, Sporus?
tirano, es

laba agradables perfumes. —Vos de lloma, y


sois el dios imperio no el

Uno de los hombres era de una estatura regu- tiene mas que obedecer á vuestra voluntad.
lar, de ojos azules, de tez muy blanca, y de bar- — ¿Soy entonces?
justiciero

ba y cabellos de oro: el otro era un joven pálido, Sporus se volvió á inclinar con respeto.
'^iñm\ñ^

CUMPLIDO Editor.
.

RUBRIA. 11

— Es verdad, es verdad: solo tú comprendes Sporus, que resista á la voluntad poderosa del

mi poder. Me acusan de tirano. ... lo sé. . . César, del señor del mundo, del rey de los reyes"?

pero soy solo justiciero, como Júpiter, que me ha — Esa muger está consagrada al culto de Ves-
dado el poder. Mis queridas aguzan el puñal ta, dijo Nerón.
contra mí. Los amigos me traicionan. Mis es- — ¡Es una sacerdotisa! esclamó Sporus.
posas me han burlado .... Es muy natural: con —Parece que te has alarmado.
*

una sola mirada he hecho caer sus cabezas. . . — La venganza de los dioses . murmuró
¡Ah! está bien hecho!.. Británicus me quería Sporus.
destronar, y — Oye, Nerón con voz concentrada, y
dijo
Nerón, que era el que hablaba, como habrá po- asiendo fuertemente de la mano al esclavo; no
dido conocerse por las últimas palabras, salió
hay dioses; todo es una fábula, una mentira; es-
precipitadamente de entre las cortinas de escar- tatuas de mármol que se han fabricado para en-
y poniendo una mano sobre el co-
lata del lecho; gañar al pueblo. Pasados algunos años, si Bo-
razón, mientras con la otra se mesia los cabellos, ma se compone de hombres tan supersticiosos,
recorrió la alcoba con pasos desiguales y precipi-
tan viles, tan degradados como hoy. Nerón ten-
tados, gritando:
'

drá un templo; la estatua de Nerón será adora-


— ¡Británicus! ¡Británicus! ¡Oh! tu maldita da, y tendrá para su culto mas sacerdotisas y mas
sombra mi sombra; me acompaña dia y noche;
es doncellas que las que hoy tiene Vesta.
se sienta á mi lado en el festin; combate en el —Es verdad, respondió Sporus, con un acento
circo; se acuesta en mi lecho .... mil veces que
de profunda convicción.
matarla de nuevo. Locusta, Lo-
vivieras, te
custa,
. .

dame venenos con que esterminar esta som-


.

— Esa muger, continuó Nerón, ha osado resis-

tir á mi voluntad. Este es un crimen que debe


bra, con que aniquilarla; dame el poder para su-
pagar con su cabeza, ó con su amor. Nada de lo
mergirla en las cavernas de Pluton, y te daré en
que hay debajo del cielo debe resistir á Nerón.
cambio mis tesoros, mis palacios, mis piedras pre-
ciosas, mi poder de semi-dios — ¿Y podré saber, señor, dijo Sporus, el nom-
bre de la sacerdotisa?
Al acabar de decir estas palabras, Nerón ten-
dió los brazos al aire, y se dejó caer en unos co- — Se llama Rubria, dijo Nerón: es la mas gen-

jines, como cansado del combate que acababa de til, mas hermosa de todas esas pobres palomas
la

sostener con su conciencia. encerradas en el templo. Su semblante es me-


Sporus tímidamente se acercó á Nerón, y ayu- lancólico; sus grandes ojos siempre están llenos
dándolo á levantarse lo condujo á su lecho. de lágrimas; su cabeza adornada con las rojas flo-

—Ni una palabra digas de lo que has oido, res de la berbena; su talle magestuoso. Es una
pues te costará la cabeza. reina que sentarla yo á mi lado en el trono de
Sporus, sin responder, bajó tristemente la vista. los Césares, si no fuese sacerdotisa.

— Hablemos de otra cosa, dijo Nerón, después Mientras Nerón, con la voz mas apasionada,
de un momento. habia hecho el elogio de Rubria, Sporus habia
—De todo aquello que dé placer á mi señor, tenido que apoyarse en una columna, y que caer
dijo el esclavo. al fin en un cojín, como si un golpe eléctrico le

—Bien, Sporus, bien: como tú eres mi único hubiese quitado las fuerzas,

amigo, te voy á confiar mi secreto. — ¿Has Nerón con


oido? dijo imperio.
Un ligero estremecimiento pasó por el cuerpo — en responder Sporus.
Sí, señor, se esforzó
del esclavo, porque un secreto de Nerón era igual —Pues mañana, mientras que convidados los
á una sentencia de muerte. beban y formen algazara, nosotros ire-
al festin

—Estas orgías, continuó Nerón; estas cortesa- mos disfrazados al templo, y robaremos á Rubria.
nas de Koma, que se empeñan en agradarme; es- Haz que nos acompañen dos ó tres de la guar-
ta multitud de bailarinas del Oriente, que rodean dia pretoriana. Si alguno resiste, la muerte. Si
mi mesa y ocupan mis salones, me cansan y me resisten muchos, la muerte. Si es necesario, in-*
fastidian .... Yo quiero otra muger; amo con cendiaré el templo; y si los obstáculos son mu-
delirio á otra. chos, reduciré á Roma á cenizas.
—Pero ¿quién puede ser esa muger, respondió Acabando de pronunciar estas palabras, Ne-
..

12 RÜBRIA.

ron cerró las colgaduras del lecho, y se durmió. muger, y paseado en las calles de Roma, sino un
Sporus, cabizbajo y silencioso salió del palacio. joven romano de buena familia, que primero por
curiosidad, después por gratitud, y en seguida por
miedo, servia á Nerón, y durante algún tiempo
II.
habia sido el de todas sus confianzas. Como se
habrá sospechado por la narración que ha prece-
Los primeros rayos de la aurora apenas teñian
dido, Sporus tenia relaciones amorosas con la ves-
con unas líneas blanquecinas -y ligeramente rosa-
tal Rubria, de quien Nerón estaba enamorado.
das el horizonte, y la naturaleza, como una joven
La vida de las vestales consagradas á mantener
recostada en un mullido y oloroso lecho, comen-
elfuego sagrado, era bastante recogida y austera;
zaba á despertar. Con ella se levantaban tam-
pero esto mismo hacia que muchas jóvenes se
bién los pájaros, los insectos y las flores.
abrasasen de deseos mundanos, y que entretuvie-
Sporus y Rubria estaban en un frondoso bos-
ran con mucho sigilo relaciones amorosas con al-
quecillo inmediato al templo de Yesta,
gún Los amores de Rubria y de Spo-
—Rubria mia, somos perdidos sin remedio: el
caballero.
rus comenzaron desde la niñez. Mientras que
César está decidido á quemar á Roma, si es po-
Sporus estaba en España, ciertas miras ambicio-
sible, para robarte del templo. ¿Por qué no me
sas de sus parientes, hicieron que Rubria entrara
hablas dicho nada?
templo de Vesta. Sporus volvió, entró
— Conozco tu carácter y amor que me el tie-
al

vicio de Nerón, y abrigado con el poder y el ter-


al ser-

nes, y temí. . .
ror que inspiraba, continuó secretamente sus amo-
— ¡Ah! yo perdono. ... no haya mas
te espli-
res. Algunos sospecharon el secreto; pero no se
caciones: pensemos en medios de los salvarnos.
atrevieron, por temor, á denunciar
—La fuga.
Si, pues, hemos llamado esclavo á Sporus,
al favorito.

— Sporus, después de
Imj)osible, dijo reflecsio-
lopor la estremada sumisión y obediencia con
es so-

nar; á donde quiera que vayamos, nos alcanzará


que servia á Nerón.
la cólera y el brazo del César. En el Egipto, en
Entre otras cualidades que sobresalían en el
la Judea, en las Gralias, en todas partes seremos
carácter del César, se notaba la suspicacia.
perseguidos.
—-jAh, y nuestro hijo, En el momento que vio salir á Sporus, cabiz-
nuestro hijo, también
bajo y abatido, cuando terminó la conversación,
perecerá! esclamó Rubria, arrojándose á los pies
en vez de dormir, se levantó del lecho, y disfra-
de Sporus. . .
zado siguió á Sporus, penetró con él al bosqueci-
—Levanta, Rubria. La idea que has
levanta,
11o, escuchó la conversación de los dos amantes,
dicho y no hay mas que un remedio.
es infernal
la última relación de Sporus. Estuvo tentado
— ¿Cuál? Sporus, habla
¿cuál? por pronto,
y
de traspasarlos con su puñal; pero se contuvo y
piedad.
volvió al palacio, donde se entregó efectivamente
—Asesinar respondió resueltamente
al César,
al sueño.
Sporus. Cuando se levantó era cerca del medio dia, ho-
— ¡Ah! Rubria, cubriéndose
dijo con el rostro
ra en que comenzaban ordinariamente sus esplén-
lasmanos; tú perecerás remedio. sin
didos banquetes.
—Pero y nuestro tú hijo se salvarán: adiós, Nerón lo recibió con la risa en los labios, le
Rubria: mañana nuestro destino se habrá cum- tendió la mano, v lo abrazó como de costumbre.
plido. —Hace mucho tiempo que no me presentas á
tu hijo, á ese niño tan hermoso, cuya madre mis-
teriosa nunca me has dado á conocer.
IIL
Sporus se alarmó con estas palabras; pero la

Sporus, para refrescar su frente y descargarla sonrisa de Nerón era tan franca, y su mirada tan
de tan funestos pensamientos, se dirigió á dar segura y tranquila, que la nube ligera que habia
unos paseos por las campiñas mas cercanas, y des- pasado por su mente, se disipó al momento.
pués se dirigió al Palacio del Oro, donde se rc- —Lo presentaré hoy, Sporus. dijo

co.stó en la alcoba que le tenia destinada el em- —Se sentará á mesa del
la festin.

perador. Sporus Bc inclinó en muestra de agradeci-


Sporus no era el que Nerón Labia vestido de miento.
RUBRIA. 13

—La hora del banquete se acerca; ve, pues, por ta muger, se puso pálido, y procuraba libertar su
tu liijo. cuello de los brazos de Locusta, como si lo estre-

Sporus salió, con el corazón un poco menos chasen dos serpientes.


oprimido, pensando que acaso pasarla el capricho Locusta sonrió maliciosamente al reconocer el

de Nerón, y él no se verla entonces en el caso de terror supersticioso que inspiraba á Nerón, y le

asesinarlo. dijo:

—Nerón, ven á mi laboratorio, y tendrás los


venenos.
IV. Nerón y Locusta entraron por la puertecilla
practicada en la columna, y que se cerró tras ellos.

Luego que salió Sporus, Nerón tocó un resor-


te, y de una columna salió una muger pálida, de

megillas hundidas, y de labios amoratados. Unas


sombras negras muy marcadas rodeaban sus ojos
pequeños y hundidos, en cuyo fondo se veia lucir
una chispa de vida, la única que parecía animar Ese dia. Nerón estuvo tan amable, tan alegre,

á aquel esqueleto, euvuelto en un manto de lana tan complaciente, como en el banquete en que en-
negro. Esta muger era Locusta. venenó á Británicus. Sporus se alarmó al prin-


Necesito ahora mismo unos venenos, le dijo cipio, porque y la cólera del César eran
la alegría

Nerón, que maten á un niño y á un hombre en igualmente temibles; pero se tranquilizó cuando
seis horas. le dijo:

—Es imposible, dijo secamente Locusta. — Sporus, dejaremos lo de Rubria para mas

^—¿Imposible? gritó Nerón, dando en la tierra adelante, pues hoy mismo parto para Ñapóles, en
con el pié. cuyo teatro voy á competir con un famoso can-
—Porque no tengo preparado.
lo tor que ha llegado.
— ¡Maldita emponzoñadora! dijo el César; te he Al acabarse la comida. Nerón se levantó de la
traído á mi palacio, te he dado torrentes de oro, mesa, despidió á los convidados, y dio orden á
te he conservado la vida, y á la hora que necesi- sus esclavos para que hicieran todos los prepara-
to un veneno, un fieltro, no lo tienes, no me lo tivos necesarios para un viage á Ñapóles. En
quieres dar entonces ...••• cuanto el sol se ocultó, y mientras que en el Pa-
— Amenazas, dijo, sonriendo irónicamente la lacio de Oro se hacían grandes preparativos, Ne-
envenenadora: ya sabes que no las temo, y que rón se vistió como acostumbraba hacerlo Sporus,
soy el único viviente en el mundo, que se atreve y se dirigió al bosquecillo. Rubria, apoyada en
á desafiar la cólera de Nerón. Recuerda que con un árbol, esperaba con ansia á su amante.
veneno no puedes matarme, porque tengo todos —¡Oh! gracias, gracias, diosa de la tierra, es-

los contravenenos posibles; con el puñal .... al clamó, en cuanto vio venir al que le pareció Spo-
ecshalar el último aliento, matarla yo á mi ase- rus. Te has salvado: ¿ha muerto ya el tirano, el
sino .... y ademas, el oráculo me defien- azote de Roma, el perseguidor de todos los ino-
de centes?
Neroír retrocedió un poco, y con voz mas dul- — Ha muerto, Rubria, dijo Nerón, descubrién-
ce continuó: dose.
—Vamos, Locusta, mis olvida palabras, y en- La sacerdotisa retrocedió, cubriéndose el ros-
tendámonos como siempre. tro con las manos.
—Hablad, disponed de vuestra
señor; esclava, — El hombre que ama como yo te amo á tí,

que no solamente os respeta, sino que os adora; todo lo perdona; dijo Nerón, con calma, y to-
y con sus dos ojitos negros y hundi-
al decir esto, mándola suavemente poí^la mano.
dos, que parecía que despedían llamas, miró á Ne- Rubria cayó de rodillas, y abrazó los pies de
rón, echó al cuello dos brazos descarnados y
y le Nerón.
amarillentos. ¿Te acuerdas, continuó, cuando yo — No estás bien ahí . levanta, Rubria; mis
era hermosa, y lozana, y fresca. . . ? Entonces brazos y mi seno es el lugar que te corresponde.
me amabas mucho .... Rubria, como impulsada por un resorte, se le-

Nerón, que no podia soportar la mirada de es- vantó, y se alejó de Nerón.


TOM. II, — I. 3
. —
14 EUBRIA.

—Rubria, no ahora mas


tienes alternativa que Ptubria quedó un momento sin vida, sin acción,
mi amor ó .
y luego, prorumpiendo en mil imprecaciones con-
—Perdón, señor. . . tra Nerón, corrió por el bosque, gritando á las
— Todo has
le sé ... á. faltado tus votos. sacerdotisas del templo, é invocando la venganza-
—Señor .... de los dioses.
— Sabes pena que
la tiene la vestal que que-
branta juramentos.
sus
—Es murmuró sollozando
falso, la muehaelia. VI.
—Ser enterrada Yo puedo
viva. libertarte de
ese cruel suplicio, y en cambio hacer que en mi Nerón marchó á Ñapóles, cantó en el tea-
se
Palacio del Oro vivas como una reina. ¿Me se- tro, venció á su antagonista, y volvió á Roma, car-
guirás? gado de coronas, precisamente el dia que se con-
Kubria rechazó la mano de líeron. ducia al lugar del suplicio á la vestal perjura.
— Tu marido y tu hijo no ecsisten ya: míralos. Era Rubria. Nerón asistió rodeado de ami-
Nerón tomó por la mano á Rubria, y levan- gos, y riendo y cantando, al espectáculo atroz de
tando el césped y los matorrales, descubrió dos sepultar viva á una de las mas lindas sacerdoti-
cadáveres. sas que habia en el templo de Yesta. Fl A,
— Esta es una justicia, dijo,y no una crueldad.
Sponis me quería matar, y yo me he defendido. (Escrito para el Álbum.)

Was a Georgian white and red,


Whitli great blue eyes» a lovely hand and arm,
And feet so small they scarce seemed made to tread,
But rather skim the eai-th

LoBD Byron. —Do7i Juan.

I. Donde crecen los nardos y jazmines,


La blanca rosa y el azul jacinto.
Ahí Damasco está, nido de amores.
Mecido entre los plácidos aromas
En en que yaces lisongero
el valle
De sus jardines de vistosas flores.
Entre arroyuelos de arenillas de ora.
Albergue de blanquísimas palomas; plátano al lado del palmero,
Crece el

Ciudad de los deleites encantada; Y al lado de la viña el sicómoro.

Joya la mas preciosa del Oriente;


Copia de mansión afortunada
la Esbeltos son tus altos minaretes.
Que el grande Alá pronosticó al creyente. Elegantes tus cúpulas y almenas,
Lúbricos los magníficos retretes
Soberbios son tus mágicos palacios
Donde anidan tus mágicas sirenas.
De mármoles y jaspes construidos.
Donde brillan záfiros y topacios
Ciudad de los portentos peregrina,
Entre el marfil y el ébano embutidos.
Todo el Oriente á tu capricho atento,
Deleitosos los huertos y jardines Realza mas tu magestad divina,
Que pueblan su magnífico recinto, Con sus dones de inmenso valimiento.
.

EL BAÑO DE UNA SULTANA. 15

Ofir te ofrece en abundancia el oro; Ella nació de un rayo de la aurora,


Tiro y Sidon la púrpura preciada, Que hirió el espejo de la fuente clara.
Y el Arabia E*eliz á tu decoro

El cinamomo y mirra delicada; Y Teflis fué su regalada cuna,

Y sus praderas su niñez guardaron,


El Líbano sus cedros colosales; Y á los fulgores de su blanca luna
La Judea sus negros terebintos; Sus primeros suspiros se ecshalaron.
El mar Rojo sus perlas y corales;
Sus diamantes Gralconda y sus jacintos. Ora afanosa en el jardin luciente,
Flores cortaba, de sin par frescura,
Sus jaspes y sus mái-moles Palmira; Para adornar su candorosa frente,
Sus ébanos la Etiopia abrasadora; Y verse luego en la corriente pura.
Sus chales delicados Cacbemira;
Sus blandas sedas la oriental Basora. Ora del bosque en la espesura hojosa
A la canción del ruiseñor soñaba,
La patria de los sátrapas altivos, O en pos de la voluble mariposa.

Sus regalados y mullidos lechos, Cual rápida gacela, se lanzaba.


Y sus alfombras de colores vivos,
Y el artesón de tus dorados techos, Así la sorprendieron los corsarios,
Cuyo comboy el Bosforo atraviesa,
Y tanta maravilla, y lujo tanto Y cruzaron los mares solitarios.

Que obedientes te dan tierras lejanas, De vuelta ya con su soberbia presa.


Ávida lo tributas al encanto
De tus mil odaliscas y sultanas. Es delicado, y muelle, y sibarita,

De Damasco el bajá; lindas mugeres


De tus sultanas de morena frente. Guarde en su harem, que á disfrutar le invita
De torneado cuello y labios rojos, La copa de oro de sus mil placeres.
De tez brillante, de mirada ardiente,
De mórbida cintura y negros ojos. Por eso astuto el mercader ostenta.
Ávido de oro, ante el Bajá, desnuda.
¿Qué puede compararse á sus hechizos. La bella virgen que el rubor presenta.
Si en muelles otomanas reclinadas. Más seductora en su vergüenza muda.
Sueltos los negros y profusos rizos,

Lánguidas de sus ojos las miradas. Y el Bajá la contempla, y se estremece, •

Y ardiente en ella su mirada clava;


Trémulo el labio, ardientes las megillas Oro sin fin al mercader ofrece,

Y palpitante el delicado seno. Y ase del brazo á su divina esclava.


Sueñan las ponderadas maravillas
De un paraíso de delicias lleno? Un amor ciego, irresistible, ardiente.

Como de incendio aselador la llama,


No son mugeres, no; la fantasía Brilló de pronto en su terrible frente,
Las contempla cual hadas vaporosas, Y ojos, y pecho y corazón le inflama.

Que al lisongero sonreir del día,

Dejan su lecho de jazmin y rosas, . .


—"Ven conmigo, la dice, maga hermosa,
"Que yo te adoro con amor inmenso;

Mas una entre ellas sin igual descuella. "Tú mi reina serás, serás mi diosa,
Cual palma esbelta, la divina Ismeina, "Y en tus altares arderá mi incienso.

Entre las bellas odaliscas, bella,


*
Y entre las reinas del serrallo, reina. "Blanca gacela, angelical paloma,
"Cándido lirio que halagó la brisa,

Hija de la Georgia encantadora. "Ese dolor que en tu semblante asoma,


La de mugeres de belleza rara. "Tórnese en blanda y celestial sonrisa.
16 EL BAÑO DE UNA SULTANA.

"El esplendor de tus divinos ojos, Da tu encanto á su lánguido suspiro,


"No ofusque melancólica tristeza: A su mirar, tu angelical dulzura,
"Mira á tu siervo ante tus pies de hinojos, Y de su cuerpo á la actitud divina.
"Levanta, ¡oh! tierna, la imperial cabeza. La seducción que embriaga, que fascina.

¡Dulce placer! es grato y misterioso


''Mas ¡ah! de tu pestaña está pendiente
El santuario en que el mortal te adora,
"Diáfana gota da ardoroso llanto;
"No tiene, Ismeina, el celebrado Oriente,
Como el lecho nupcial para el esposo,

"Perla preciosa de mayor encanto.


Como el sonar de la anhelada hora
En que se arroja el amador ansioso
'Por enjugarla, el imperial tesoro En brazos de la amante seductora,
"Al árabe rapaz entregarla; Que entre blandos halagos y caricias
"Vale un Edén el reprimido lloro, Le da á gustar suavísimas delicias.
"Que agita tu garganta, reina mia.
Huyen de allí las pálidas congojas
Que. dan tormento á los humanos seres.
"Cisne perdido en estrangera playa,
Si cual inquieto colibrí, las hojas
"Apoya en mí tus alas sin recelo,
De flor temprana, con tus alas hieres,
"Y alzará su cabeza el Himalaya
La ebúrnea frente, y las megillas rojas,
"Para admirar nuestro atrevido vuelo.
Y los labios de angélicas mugeres,
Cuyo seno palpita apresurado,
"No temas, no, que la sellada frente
Al contacto de tu hálito abrasado,
"Toque mi mano, de hermosura tanta;
"Asciende al trono, que mi labio ardiente, Dulce placer de la sultana mia.

"Besará el polvo de tu leve planta." Ven á anidar en el mullido seno;


Infunde en él la célica ambrosía
—"Tu esclava soy, si mi señor lo quiere; Que el mundo llama abrasador veneno;
"Groce el encanto que turbó su calma; Y el soberbio sultán de la Turquía,

"Mas quien compró mi libertad, no espere, El que al vibrar de su mirar sereno


"Que por él gima apasionada el alma." Hace humillar la frente á su vasallo,
Envidiará de su Bajá el serrallo.

Ismeina dijo, y su copioso llanto


Miradlo allí; la sala en que reposa,
Inundó sus megillas y su seno;
Es de mármol de Paros fabricada,
La oyó el Bajá, y en el revuelto manto,
.Y de su esbelta columnata airosa
Ocultó el rostro, de amargura lleno.
Se desprende la cúpula dorada.
Donde esparce su luz voluptuosa
La lámpara de Cazza perfumada,
IL Y el pavimento ostenta los matices.
De persianas,, alfombras y tapices.

Dulce placer, emanación del cielo,


Las celebradas lunas venecianas
Cuyo abundante manantial desciende Cubren el muro; el esplendor del dia
Del encantado paraíso al suelo. Apenas á través de las persianas
Tus blancas alas amoroso tiende, Penetrar logra en la mansión umbría;
Y á mí dirige el presuroso vuelo;
Al lado de las muelles otomanas
En fuego vivo el corazón enciende, Ostentan su frescura y gallardía
Plácidos cantos á mi labio inspira, Las flores de los trópicos ardientes,
y aplausos mil arrancará mi lira.
En vasos de alabastro relucientes.

Ven, del harem el plácido retiro Y el esquisito olor de sus aromas,


A perfumar con tu fragancia pura; Se mezcla á los perfumes placenteros,
Ven á vagar en voluptuoso giro, Do las preciadas orientales gomas.
En torno de la mágica hermosura; Que consumen los áureos pebeteros;
EL BAÑO DE VNA SULTANA. 17

Y cual la niebla á las alzadas lomas De la Georgiana el delicioso canto;

De los valles se eleva y los oteros, Cuanto en aquel recinto alienta y vive.
Así el blanco humo que ondulante sube, De tan divino y poderoso encanto
Lo envuelve todo en perfumada nube. El dulce influjo en su interior recibe,
Y tras el blanco y trasparente velo
Las bellas odaliscas, esparcidas, Del estasis divino, se ve un cielo.

Cual bandadas de cisnes en los lagos,

Al placer de su dueño apercibidas, Un cielo, cuya diosa, reclinada

De su dolor olvidan amagos: Entre sedas blandísimas se ostenta.

No hay patria ya, ni libertad perdidas. Bella como un Edén, y delicada


Que del placer astuto los bálagos, Cual corza que entre lirios se apacienta;
Y la ambiciónde distinción y gloria Serena, como el alba sonrosada

Turban su alma y ofuscan su memoria. Tras el negro furor de la tormenta,


Y orguUosas cual águila atrevida
Allí las Griegas de serena frente, Que entre las nubes altanera anida.
Y lánguido mirar apasionado.
Suelta la trenza de ébano luciente Tal aparece Israeina, en blando lecho,
Sobre la espalda de marfil nevado; Al lado del Baja, que ora la halaga.
El párpado caido suavemente. Ora llevado de feroz despecho
Como al recuerdo del gozar pasado; La sencillez de su candor amaga;
De susguzlas y cítaras sonoras, Y ora volviendo en sí, de amor deshecho.
Arrancan armonías seductoras. Del dulce amor que el corazón le embriaga;
Se reclina en su seno delicado.
Aquí las Georgianas celebradas. De tan terrible lucha fatigado.
Las de vivaces ojos de gacela,

Y mórbidas gargantas, destinadas Ismeina en tanto, el rostro distraído


A imitar á la alondra, que revela Vuelve á la alegre danza, que impaciente
Del alba las dulcísimas miradas,
Sigue su vista desde el áureo nido;
Cuando á la tierra presurosa vuela.
Y en su estasis divino, indiferente,
Aumentan de la estancia los encantos. Del Bajá al ruego, ni latir movido
Con sus acordes y divinos cantos. A compasión siquiera el pecho siente,
Cuando aquel se reclina en su regazo,
Y mas allá, cual corzas fugitivas Enlazándole el cuello con su brazo.
Que entre las selvas corren bulliciosas.
Entre danzas alegres y festivas,
Cual soberbio rosal, que su cabeza
Saltan las Gircasianas prodigiosas;
Mece al soplo del aura halagadora,
Ora lentas se mueven, ora vivas,
E insensible se muestra en su altiveza
Al agitar sus túnicas nivosas,
Al contacto de planta trepadora,
Muestran el breve pié y el cuerpo esbelto,
Que marchitar pretende su belleza.
Desnudo el pecho, y el cabello suelto.
Las ramas enlazándole traidora;
Así la seductora Georgiana
Ora unidas en plácidas cadenas,
En medio á su desden se muestra ufana.
No danzan, sino vuelan; tocando ora
Con leve planta el pavimento apenas,
Y cerca de la frente encantadora Es una maga, cual la humana mente
Enlazadas las manos de azucenas, De mas encanto y magestad ornada.
La mórbida cintura seductora Jamas soñara en su delirio ardiente;
Doblan en voluptuoso movimiento, Es una imagen ideal, creada
Cual débil junco que acaricia el viento. De cuanto hay bello en el divino Oriente;
Nada es igual, ni comparable nada
Suena apenas la música entre tanto; Con su hermosura y celestial desvío,
Como un eco lejano se percibe Ni el lujo y esplender de su atavío.
Í8 EL BAÑO DE UNA SULTANA.

Con finísimos paños enlazadas En el diván tendida muellemente.


Las mil trenzas que forma su cabello, Encendidos los mágicos colores.

Y de perlas preciosas adornadas Medio inclinada la soberbia frente,


Y de turquesas del azul mas bello, Adormidos los ojos seductores,
En la hermosa cabeza levantadas, Fresco y entreabierto el labio ardiente,

Dejando ver el delicado cuello, Donde liban sus gracias los amores.
Un turbante le forman caprichoso, Su mente se remonta con empeño
Rico en estremo, y á la par hermoso. A las vagas regiones del ensueño.
Lleva sobre el turbante una diadema Ni los revueltos giros de la danza
De y esmeraldas y topacios,
rubís, Ni de las guzlas los acordes sones,
Que deja ver, de misterioso lema NI el trino melancólico que lanza
El arabesco signo en sus espacios; La voz de la odalisca en su canciones,
Y de diamantes, como sacra emblema Nada á mover su corazón alcanza.
Lleva la media luna, que en palacios Que perdida en fantásticas regiones
Y minaretes y mezquitas brilla, Su fantasía, en voluptuoso vuelo.

Y ante la cual el musulmán se humilla. Otros climas contempla y otro cielo.

De blanco y verde y pálida violeta Mas de pronto ligera se estremece,


Es el vestido que con lazo estrecho
Como la garza acuática en su nido,
La virginal cintura le sujeta, Al tiempo que de pronto resplandece,
Cubriendo seno y el turgente pecho.
el
Anunciando del trueno el estallido;
Del chalí delicado de Damieta Los ojos abre, su pupila crece.
Es un jubón por las sultanas hecho, Late su corazón, de espanto herido,
Y recamado de oro, de la espalda. Que oye el suspiro que lanzara amargo,
Al volver el Bajá de su letargo.
Hasta la corta y primorosa falda.

De armiños y escarlata, el suntuoso La varonil cabeza éste levanta,

Manto revuelto en el diván mullido. No ya el rostro convulso y demudado.

Cuando se pone en pié desciende airoso, Ni al hablar agitada la garganta;

Pendiente de los hombros al descuido; No es ya el acento blando, enamorado.

Son las mangas del género precioso Lleno de ardor y de vehemencia tanta,
Que en la Persia magnífica es tejido, Que las rocas se habrían ablandado;

Y de valiosas margaritas flores, Sino la voz de la sombría calma


Forman en la orla mágicas labores. Que hizo nacer la agitación en su alma.

El ancho mameluco, que cerrado El brazo con que tierno y anhelante


Con laborcilla de oro peregrina Enlazaba su cuello, lo separa;
Es de seda rosada por un lado, En él se apoya, y dando á su semblante
Y por otro de blanca muselina; Una espresion de predominio rara;
Deja mirar desnudo, el delicado, "Ya supliqué como rendido amante,
Leve y pequeño pié, que se imagina, Dice, mirando á Ismeina, con voz clara,

Al verlo entre la seda regalada, "Y como vil esclavo me he humillado,


Blanca paloma en nardos reclinada. "Y tu gracia, y tu amor he mendigado.

Es una obra maestra de hermosura, "La pantera selvática y terrible,


De lujo, y de esplendor, y de elegancia; "Cuando su presa á devorar se apresta,
Es una tierna flor, que su frescura "Se muestra á sus lamentos mas sensible,
Conserva aún, y virginal fragancia. "Que tú á la voz de mi pasión funesta.
Que solo brilla candorosa y pura "Al ruego de mi amor indefinible,
En la encantada y misteriosa estancia, "Tú opones tu silencio por respuesta,
Y que respeto, adoración inspira "Y á mi llanto, y sollozos, y suspiros
Al que sus gracias embebido admira. "Solo das tú, de tu desden los tiros."
. J

EL BAÑO DE UNA SULTANA. 19

"Bastó ya de suspiro lastimero; El pesado deseo, y entre tanto


"Bastó de humillaciones y desdenes; Cesan las danzas y el alegre canto. '

"Sí, ya se torna el tímido cordero


"Al que un infierno de desden previenes, La virginal Ismeina, mas ligera
"En león atrevido y altanero, Que el ave amedrantada, que su nido
"Puesto que una alma de pantera tienes, Busca al huir de la tormenta fiera.
"Y el esclavo rendido, se convierte Desciende del diván aborrecido;
"En el señor y dueño de tu suerte. La tropa de odaliscas que la espera
La recibe en su centro, su sentido

"Apréstate á la hacha, débil caña, Un tanto se recobra, y magestuosa

"Que el mas ligero viento romperla, Ordena la salida presurosa.

"Teme, paloma, la implacable saña


"Del milano feroz, la guerra impía: El Bajá la contempla; su mirada
"Abandonada flor en tierra estraña, Aun lanza el fuego de su amor ardiente;
"Sirve al placer del dueño que te cria; Como fugaz y viva llamarada,
"Yen, esclava, á mis brazos, que impaciente Cruza una idea por su altiva frente;

"Está mi labio dehesar tu frente. Y se ausenta veloz, preocupada


Le sigue Ismeina, cuya inquieta mente
Y la fuerza salvage del delirio Penetró ya el designio, y de su daga
Dio al concluir á su terrible acento; El puño toca la resuelta maga.
Ismeina en tanto, como blanco lirio.
R. I. Alcaraz.
Que agita y mece en su furor el viento.
Sufre el dolor de sin igual martirio. (Concluirá.)
Presa inocente de terror violento,
Y pierde la color, y se estremece,
Y suda, y teme, y gime, y desfallece.
Un célebre literato ha dicho, que esta vida es

Mas al mirar que delirante intenta una comedia, y el mundo un teatro, en el que se
entra, se mira, y se sale; pero se le olvidó decir,
Entre sus brazos sujetarla, olvida
que en este teatro se paga por entrar, por estar
El agudo pesar que la atormenta;
Kecobra la energía de la vida, y por salir. —P. M.
Y cual cierva veloce que se ahuyenta
Al recibir del cazador la herida.
Retrocede, empuñando con despecho
Una daga que oculta entre su pecho.
EPIGRAMAS.
Esta del coche simón,
Es virtud particular,
Del alto minarete acento estraño
Pues si está parado corre,
Sale entonces solemne y misterioso;
Es una voz que anuncia que del baño
Y corre con solo andar.

Ha sonado la hora: silencioso

Bajá; juzgándola un engaño Dice Inés, que cumplirá


La oye el
Veinte años en Primavera,
De su imaginación, vuelve afanoso,
A su primer empeño, y en la lucha
Y dice bien, porque hará
Veinte años que los cumpliera.
Dos veces mas la voz tímida escucha.

Señores, yo pierdo el juicio;


Es la voz del Profeta, que convoca
¿Gril en frison y arrogante.
A la ablución en el Coran prescrita;
Con buenos tragos y guante,
Desiste, en fin, de su esperanza loca,
Al suelo del diván se precipita;
¿Pues cómo? —
Tiene su oficio.

Se inclina reverente, el polvo toca — ¿Y qué cosa — Elegante.es?

Con el trémulo labio, que aun agita ( Escritos para el Álbum.


<

LAS CONFKIENCIAS,
I^C^i:^ ^1, SILa S^r3 co;> S^ ^} C^> gc^s:^ Ska ,^^. lE^l ,^\^ i:0. 'CS' S S^S' li^

(continua.)

IV. V.

Nosotros también mentalmente nos colocába- Cuando el sol comenzaba á descender, dábamos
mos en algunas de las situaciones novelescas ó largos paseos por la y la recorríamos en to-
isla,

históricas que el poeta ó el filósofo nos acaban de dos sentidos. A menudo íbamos á la ciudad á
referir: nos formábamos un ideal de amante ó de comprar el pan ó las legumbres que faltaban en
ciudadano, de la vida privada ó de la pública; de el jardín de Andrea. De cuando en cuando tam-
la felicidad ó de la virtud. Nos complacíamos en bién traíamos un poco de tabaco, ese opio del
combinar esas grandes circunstancias, esos acasos marino, que lo anima en medio de los mares y
maravillosos del tiempo de las revoluciones, en lo consuela en tierra. Cuando la noche habia
que los hombres se revelan por su genio á la mul- caido, volvíamos á la casa, con las bolsas y las

titud,y son llamados como por su nombre á com- manos llenas de nuestros modestos regalos.
batir contra la tiraníay á salvar á los pueblos; A esas horas, la familia se reunía en el techo,

siendo en seguida ellos mismos víctimas de la ins- que en Ñapóles llaman el astrisco, para aguardar
tabilidady de la ingratitud de esos pueblos, y el sueño. Nada hay mas pintoresco en las hermo-
viéndose condenados á morir en el cadalso, sas noches de este clima, que las escenas del as-
teniendo por testigos el tiempo presente, que no trisco, á la luz de la luna.
sabe apreciarlos, y la posteridad que los vengará. En medio decampos, la casa baja y cuadra-
los
No habia un papel, por heroico que fuese, que da se asemeja á un pedestal antiguo que sostiene
no hubiera hallado nuestras almas al nivel de las grupos vivos y estatuas animadas. Todos los
situaciones. Preparábamonos para todo; y por si habitantes de la casa se suben sobre ella, y se
la fortuna no llegase á realizar un dia esas gran- mueven allí en diversas actitudes: la luz de la lu-
des pruebas, para las que desde tan temprano na ó los resplandores de la lámpara proyectan ó
nos disponíamos; desde entonces, también nos dibujan sobre el fondo azul del firmamento, los
vengábamos despreciándola. Encontrábamos en perfiles Vése allí á la anciana
de sus cuerpos.
nosotros mismos este consuelo de las almas fuer- madre hilar, al padre fumar en su pipa de barro
tes ... . ¡y si nuestra vida permanecía inútil, cocido, con mango de madera, á los jóvenes po-
oscura y vulgar, era la fortuna la qne nos habia nerse de codos sobre el borde, y cantar con tono
faltado, pero no nosotros quienes hablamos fal- prolongado unas canciones marinas ó campestres,
tado á la fortuna! cuyo acento lento y vibrador tiene algo de los va-
,

LAS CONFIDENCIAS. 21

gos gemidos del bosque azotado por las ondas, ó la belleza tuviesen necesidad de aturdirse hasta

de la vibración estridente de la cigarra al sol: y á el vértigo, y de embriagarse con los movimentos


las mucliachas, finalmente, con sus vestidos cor- hasta la locura.
tos, sus pies desnudos, sus sobrevestes verdes,

bordados de oro ó de seda, y sus largos cabellos


negros flotando sobre las^ espaldas, ó envueltos
VIL
en un pañuelo anudado sobre el cerebro, para
cuidarlos.
Mas frecuentemente hablábamos con nuestros
A menudo las jóvenes danzan en aquel lugar,
huéspedes de asuntos serios, hacíamoslos que nos
solas, ó con sus hermanas; la una tañe una gui-
contasen su vida, sus tradiciones, ó sus recuerdos
tarra; la otra eleva sobre su cabeza un pandero
de familia. Cada familia es una historia y aun un
de pergamino con campanillas de cobre. Estos
poema para quien sabe hojearla. Esta tenia tam- .

dos instrumentos, el uno armonioso y ligero, el


bien su nobleza, su riqueza, su prestigio, su lon-
otro monótono y sordo, forman un acorde mara-
tananza.
villoso, para escitar casi sin arte las dos notas
El abuelo de Andrea habia sido un negocian-
que alternativamente hacen vibrar el corazón del
te griego, de la isla Egina. Perseguido, por cau-
hombre; la tristeza, y la alegría. Durante las no-
sa de su religión, por el bajá de Atenas, habia
ches de estío se les oye sobre casi todos los te-
embarcado una noche á su muger, á sus hijas é
chos de las casas de la isla ó del campo que ro-
hijos y su fortuna, en uno de los navios que po-
dea á Ñapóles, y también en las barcas. Este
seía para el comercio. Habíase refugiado en Pró-
concierto aéreo, que «1 oido percibe donde quiera,
cida, donde tenia corresponsales, y cuya pobla-
tanto en la mar como en las montañas, se aseme-
ción era griega como él. Habia comprado allí
ja á los zumbidos de un insecto que el calor ha-
grandes bienes, de los que no quedaba otro res-
ce nacer y zumbar bajo aquel cielo azul. Ese po-
to que la pequeña alquería en que estábamos, y
bre insecto es el hombre, que canta por unos
el nombre de la familia grabado en algunas tum-
cuantos dias delante de Dios, su juventud y sus
bas en el cementerio de la ciudad. Las hijas ha-
amores, para callar luego en la eternidad. Ja-
bian muerto de religiosas en el monasterio de la
mas he podido escuchar esas notas vagas, arroja-
isla. Los hijos hablan perdido toda su fortuna en
das al aire desde lo alto de los astriscos, sin de-
las tempestades que hablan sepultado los navios.
tenerme un momento y sin sentir el corazón com-
La familia habia caido en decadencia, y cambiado
primido por un relámpago de alegría interior
hasta su hermoso nombre griego por el oscuro de
prócsimo á estallar, ó por un acceso de melanco-
un pescador de Prócida. "Cuando una casa se
lía superior á mis fuerzas.
desploma, se acaba por barrer hasta la última pie-
dra, nos decia Andrea. De cuanto mi abuelo po-
seía bajo del sol,no me queda nada mas que mis
VI. dos remos, la barca que me habéis devuelto, esta
cabana que no puede nutrir á sus dueños, y
Aun cuando la joven, á nuestro ruego, se le- la gracia de Dios."
vantaba modestamente á bailar la tarantella^ al

son de un tamboril que tocaba su hermano; y ar-


rebatada por el movimiento de torbellino de este
baile nacional, giraba sobre sí misma, con los bra- VIIL
zos graciosamente elevados, imitando con los de-
dos ruido de las castañuelas, La madre y la joven nos pedian que les dijé-
el y precipitando
los pasos de sus pies descalzos, como gotas de semos á nuestra vez, quiénes éramos, dónde que-
lluvia sobre el terrado; sí, aun entonces, había en daba nuestro qué hacían nuestras familias,
pais,

el ademan, en las actitudes, en el frenesí mismo si teníamos padre, madre, hermanos, hermanas,

de este delirio en acción, algo de serio y de tris- una casa, higueras, viñas; por qué lo hablamos
te, como si toda alegría no hubiese sido mas que dejado todo tan jóvenes, para ir á remar, a leer,

una demencia pasagera, y como si para gozar de á escribir, á formar castillos en el aire á la luz
un solo instante de ventura, la juventud y aun del sol, y á dormir sobre la tierra en el golfo de

TOM. II. — 11.


4
.

22 LAS CONFIDENCIAS.

Ñapóles. Por mas que decíamos, no podíamos bían leer, y que seguían las santas palabras del
nunca hacerlas comprender, que era para mirar sacerdote en sus devocionarios. Teníanos por
el cielo y el mar, para evaporar nuestra alma al muy pasábamos días enteros en
piadosos, porque
sol,para sentir fermentar nuestra juventud y re- balbutir palabras misteriosas; y lo único de que
coger impresiones, sentimientos, ideas que acaso se admiraba, era de que no nos hiciésemos sacer-
escribiríamos luego en versos, como los que veian dotes un seminario de Ñapóles,
ó ermitaños en
escritos en nuestros libros, ó como los que reci- ó en algún monasterio de las islas. Para desen-
tan los improvisadores de Ñapóles, los domin- gañarla, procuramos leer dos ó tres veces, tradu-
gos en la noche, á los marinos, en el muelle ó en ciéndolos en la lengua vulgar del pais, fragmen-
la Mergelina. tos de Póscolo, y algunos de los mejores trozos
— Queréis burlaros de mí, nos decía Grraziella, de nuestro Tácito.
poniéndose á reír. ¡Vosotros poetas! Pues yo no Pensábamos que esos suspiros patrióticos del
veo que tengáis el cabello erizado, ni los ojos fe- desterrado italiano, y esas grandes tragedias de
roces de los que llaman con ese nombre en los Roma imperial, harían una fuerte impresión en
muelles de la marina. ¡Vosotros poetas! y no nuestro sencillo auditorio; porque el pueblo tie-

sabéis tocar ni una nota en la guitarra. ¿Pues ne patriotismo en su instinto, heroísmo en sus
con qué habéis de acompañar las canciones que sentimientos, y pasiones en sus ojos. Lo que me-
hagáis? jor conserva son las grandes caídas y las muer-
Luego, meneaba la cabeza, haciendo una mue- tes sublimes. Pero pronto notábamos que esas
quíta con los labios, é impacientada de que no declamaciones y escenas, tan poderosas sobre no-
quisiéramos decirle la verdad. sotros, no producían efecto en aquellas almas
sencillas. El sentimiento de la libertad políti-

ca, ese lujo de espíritu de los hombres desocupa-


IX. dos, no llega hasta el corazón del pueblo.
Aquellos pobres pescadores no comprendían
por qué Ortiz se desesperaba y se mataba cuan-
A veces una indigna sospecha agobiaba su al-
do podía gozar de todos los verdaderos placeres
ma, y esparcía dudas y sombras de temor en sus
de la vida: pasearse sin tener que hacer nada;
miradas. Pero esto era de corta duración. Oía-
ver el sol, amar á su querida y rogar á Dios so-
mosle decir en voz baja á su abuela: "No, eso
bre las verdes y fértiles riberas del Brenta.
no es posible; no son refugiados arrojados de su
pais por una mala acción. Son demasiado jóve-
— ¿Por qué atormentarse así, decían, por ideas
que afectan al corazón? ¿Qué le importa que
nes, demasiado buenos y demasiado hermosos
sean los austríacos ó los franceses los que reinen
para conocer el mal."
Divertíámonos entonces en hacerles la relación
en Milán? Es un loco por apesadumbrarse tan-
to por semejantes cosas. . .
de algunas maldades bien siniestras, de que nos
declarábamos autores. El contraste de nuestras
Y no nos escuchaban mas.

frentes blancas y tranquilas, de nuestros ojos se-


renos, de nuestros labios animados por la' sonri-
sa, y de nuestros corazones francos y abiertos, con XI.
los crímenes fantásticos que suponíamos haber co-
metido, la hacían reír á carcajadas, lo mismo que En cuanto á Tácito, lo entendían menos toda-
á su hermano, y disipaban pronto toda sombra y vía.El imperio ó la república; aquellos hombres
toda probabilidad de sospecha. que se daban mutuamente la muerte, los unos
para reinar, los otros para no sobrevivir á la ser-
vidumbre; aquellos crímenes para alcanzar el tro-

no; aquellas virtudes para lograr la gloria; aque-


llas muertes para la posteridad, ninguna impre-
Graziella nos preguntaba á menudo qué leía- sión les causaban. Esas tempestades de la his-

mos todo el día en nuestros libros. Creía que toria estallaban muy lejos de sus cabezas para
eran oraciones, porque nunca habla visto libros que pudiesen afectarlos. Eran para ellos como
sino en iglesia, en las manos de los fieles que sa- los truenos lejanos que estallan sobre las monta-
.

LAS CONFIDENCIAS. 23

se habia subido al principio y acababa de poner


ñas,y que se escuchan sin inquietud porque no
amenazan incendiar la vela del pescador ni la ca- sin ruido su guitarra sobre el pavimento, colo-
sa del campesino. cando mano sobre las cuerdas, temeroso de que
la

Tácito no es popular mas que para los políticos el mismo viento las hiciera resonar: Graziella,
ó los filósofos: es el Platón de la historia. Su sen- que ordinariamente se colocaba á larga distancia,
sibilidad es muy refinada para el vulgo. se acercaba insensiblemente hacia mí, como si

Para comprenderlo, es preciso haber vivido en se hallara bajo el poder de una atracción oculta ^
medio de las tempestades de un puesto público, en el libro.

ó entre las misteriosas intrigas de los palacios. . . Sentada, y con la espalda apoyada en la pared
Quitad la libertad, la ambición y la gloriad sus del terrado, al pié del cual yo me hallaba tendi-
escenas, y ¿qué queda? Estos son los tres gran- do, por momentos se acercaba adonde yo estaba,
des actores de sus dramas. Pero estas tres pa- descansando en su mano derecha, que tenia en
siones son desconocidas al pueblo, porque son pa- tierra, en la actitud del gladiador herido. Gra-
siones del espíritu, y éste no conoce mas que las ziella con sus ojos abiertos, llenos de admiración,
del corazón. Lo advertíamos por la frialdad miraba ora al libro, ora á mis labios, de donde se
y la estrañeza que estos fragmentos causaban á deslizaban las palabras; finalmente, al vacío que
nuestro alrededor. habia entre el libro y mis labios, como si hubie-
Entonces procuramos una noche leer á Pablo ra querido sorprender con la vista al espíritu
y Virginia. Yo era quien traducía, al mismo que me lo interpretaba. Yo oía su respiración
tiempo de ir leyendo, porque estaba tan acostum- desigual interrumpirse ó precipitarse, según las
brado á leer aquel precioso libro, que por decirlo peripecias del drama, como el aliento agitado de
así, lo tenia grabado en el corazón. Familiari- quien sube una montaña y se detiene para respi-
zado, á causa de mi larga permanencia en Ita- rar de cuando en cuando. Antes que yo hubie-
lia, con el idioma, no me costaba trabajo hallar se llegado á la mitad de la historia la pobre ni-
las frases que se deslizaban de mis labios, como ña habia olvidado su reserva algo salvage para
si fuera mi idioma materno. conmigo. Yo sentía el calor de su respiración
Apenas habia comenzado esta lectura, cuando en mis manos: sus cabellos se rozaban sobre mi
las fisonomías de nuestro corto auditorio cambia- frente, y dos ó tres lágrimas ardientes calan de
ron, y tomaron una espresion de atención y de sus mejillas humedeciendo las páginas del libro
recogimiento, indicio seguro de emoción. muy cerx;a de mis dedos.
¡Hablamos encontrado, por fin, la cuerda que
vibra igualmente en el alma de todos los hom-
bres de todas las edades, y de todas las condicio-
nes; la cuerda sensible, la cuerda universal, la
XIIL
que encierra en un solo sonido la eterna verdad
del verdadero arte: la naturaleza, el amor, y Dios!
Escepto mi voz lenta y monótona, que tradu-
cía literalmente á los pescadores aquel poema
del corazón, no se oía ningún otro ruido que el
producido por sordo y lejano golpeteo de las
el
XIL ondas de la mar, que azotaban la costa allá abajo
á nuestros pies. Hasta este ruido estaba en ar-
No habia leido aún mas que unas cuantas pá- monía con como un presentimiento
la lectura: era
ginas,y ya viejos, jóvenes, muchachos, todos ha- del desenlace de la historia, que murmuraba en
blan cambiado de actitud. El pescador con el el aire desde el principio de la relación. A me-
codo sobre las rodillas y el oido inclinado hacia dida que ésta se adelantaba, parecía interesar
mi lado, se olvidaba de aspirar el humo de su mas y mas á nuestros sencillos oyentes. Cuan-
pipa. La anciana abuela, sentada frente á mí, do por casualidad titubeaba yo antes de encon-
tenia la barba apoyada sobre sus dos manos, con trar una espresion propia que correspondiera á la
el ademan de las pobres mugeres que escuchan la francesa del original, Graziella, que desde algunos
palabra de Dios, prosternadas en el templo. Bep- momentos antes tenia la lámpara cubierta con
po se habia apeado del muro del terrado, adonde SU delantal para resguardarla del viento, la acer-
24 LAS CONFIDENCIAS.

caba tanto en su impaciencia á las páginas, que Cuando llegué al pasage en que Virginia, lla-
casi las quemaba, como si liubiera creido que mada á Francia por su tia, siente que, por decir-
la luz del fuego debiera hacer perceptible á mis lo así, su corazón se destroza doblemente, por-
ojos el sentido intelectual del libro, y sacar de que padece por ella y por Pablo, y se esfuerza en
mis labios las palabras. Yo alejaba sonriendo consolar á éste, bajo la sombra de los cocoteros,
la mano que sostenía la lámpara, sin apartar la hablándole de su próxima vuelta y le señala el
vista de las páginas, y sentia mis dedos empapa- mar que va á separarlos, entonces cerré el libro,
dos en las lágrimas de la joven. y dejé la lectura para el siguiente dia.

BENEFICEííCIA PUBLICA.
«sa-

—^.i>-^H5>?.^^:o£S2^¿%í<S22^-¿'2^-Í:-;;-^—

Las salas de asilo ó escuelas para los niños de criaturas infelices que comenzaban á aprender
la primera edad, son establecimientos caritativos maquinalmente el vicio, ó que tal vez morían en
donde los niños de ambos secsos pueden ser ad- el desamparo, por la desidia o por las ocupacio-

mitidos, desde los dos hasta los seis ó siete años, nes de sus padres.
para recibir los cuidados de sobrevigilancia ma- La Inglaterra trasportó á su suelo esta crea-
ternal y primera educación, según la naturaleza ción bienhechora: pronto el espíritu de asociación

y ecsigencias de su edad. le comunicó impulso y perfección tan grande, que


La simple definición de tan útiles estableci- en 1826, los franceses mismos estudiaron en ella
mientos, nos dispensa de todo comentario sobre el modo de hacerla ¡florecer en Paris.
su importancia y utilidad; sin embargo, diremos Desde entonces, la Bélgica, la Alemania, la
alguna cosa acerca de su origen, de su objeto y Italia y los Estados-Unidos, compitieron en dar
organización, concluyendo con algunas indicacio- vuelo á las Salas de Asilo, fecundando los pen-
nes referentes á introducir en nuestro sucio, y samientos nobles de Cochin, Delassert, y otros
popularizar tan caritativa institución. que dedicaron sus inteligencias y sus plumas á
En el año de 1800, madama Pastorel tuvo en este servicio de la humanidad.
Francia la feliz inspiración do acojer con ternura Mr. Villemain consiguió últimamente la asig-
maternal á los niños que desde los dos hasta los nación de 300.000 francos para el fomento de las
seis años yacían en el abandono: proporcionóles Salas de Asilo, elevándolas así al primer rango
un alojamiento conveniente, dando refugio á las que deben ocupar entre los bienes populares.
SALAS DE ASILO. 25

El objeto de las Salas de Asilo, como hemos di- mo ningunos Para plantearlos, es necesa-
otros.

clio en un principio, es preparar á los niños, di- rio no aspirar de luego á luego á una perfección
rigiendo sus primeras impresiones á la instruc- completa.
ción primaria. En vano nos esforzaremos por estender en este
Esta sustitución maternal, para espresarnos lugar todas las teorías sobre la enseñanza de la
con la delicada ternura de Degerando, tiene por métodos que he con-
tierna niñez: de los diversos

objeto el cuidado del niño en su físico y en su sultado he deducido que ellos dependen en un
moral; quiere separarlo de esas reuniones de des- todo de la moralidad, talentos y aptitud de los
ordenada holganza y abandono en que entrega- directores.

dos á la vida animal, se crian glotones, enfermi- Ellos, empapándose en el espíritu de su misión,
zos, débiles, anticipan su malicia, y perecen por el deben evitar el hastío en los niños; deben pre-

descuido; quiere arrancarlos de las tabernas don- sentarles sus lecciones mas como una variación
de conducen sus padres, por hábito ó por no
los de sus juegos, que como una tarea; deben intro-
tener dónde, ni á quien dejarlos, y donde apren- ducir en sus solaces los ejercicios gimnásticos,

den los vicios mas asquerosos, anticipándose la acomodados á sus cortas fuerzas; deben acomo-
malicia y predisponiéndose para el vicio y para dar sus métodos al clima, á los recursos de las
el crimen. Quiere por último utilizar los brazos poblaciones, á la posición social de los niños y
de las madres de familia, esclavas de sus hijos, las aun á sus necesidades y caprichos.
cuales, viéndolos bien cuidados, se dedicarán al Se ha recomendado para este difícil encargo,
y
trabajo para alimentar á esos mismos hijos, con en mi entender con sobrada justicia, á las seño-
provecho de la moralidad pública y de sus pro- ras; en efecto, sus tareas mas son de una buena
pios intereses. madre de familia que de una preceptora.
La organización de las Salas de Asilo se aco- Las juntas ó sociedades para el fomento de las
moda por su naturaleza á la capacidad de todas Salas de Asilo, las han compuesto en muchos lu-
las fortunas, y puede producir sus benéficos efec- gares señoras, y en México seria esto tanto mas
tos respectivamente, desde la condición mas hu- realizable, cuanto que vemos el brillante esta-

milde, hasta la mas elevada. do en que se encuentra la Cuna, debido á la asis-

Inspirar á los niños, por medio de pláticas y tencia personal, á la eficacia y bondad del bello
oraciones orales, los sentimientos de amor á Dios secso.

y á sus semejantes, así como las mácsimas sa- También pudieran dedicarse los conventos de
pientísimas y sencillas del cristianismo; robus- ambos secsos: ya en algunos se han establecido
tecer sus cuerpecitos por medio de ejercicios ade- escuelas para niños y niñas, y con una ligera mo-
cuados á su edad, é iniciarlos lentamente, y en dificación, quedarían convertidos esos estableci-
medio de los mismos juegos, en diversas horas y mientos en casas de Asilo. Las personas que se
sin tarea, en los rudimentos de la primera ense- entregan á la vida contemplativa, son las mas
señanza; he aquí el objeto aparentemente insigni- propias para la enseñanza, así por su instrucción y
ficante, pero útilísimo, de las Salas de Asilo. buenos modales, como por el placer que alcanzan
Debe elegirse para esto un local amplio, sano en su trato social con los niños cuando su institu-
y bien ventilado; si fuere posible, contiguo á al- to religioso les veda otras relaciones. En este si-
gún jardin ó arbolado, donde puedan correr y ju- glo de irreligión no han perdido su influjo los
~

gar los niños en sus horas de recreo. vivos y dulces recuerdos de la infancia;
y tal vez
Unas cuantas bancas, algunos cartones de Lan- ellos solos son los que conservan para muchos
caster en las paredes, y un pizarrón, serian los hombres las creencias de nuestros padres, y en
útiles mas indispensables. esos recuerdos tendrían garantías y defensores
Pueden agregarse algunas pinturas de figuras los establecimientos monásticos, si lograsen im-
geométricas, de útiles de labranza, de animales y pregnar la sociedad de ciudadanos útiles é in-
de otros objetos que, por medio de esplicaciones fluentes que, á la sombra de un claustro hubiesen
breves y claras, inicien á los niños en los princi- desarrollado sus fuerzas físicas y sus facultades
pios de las ciencias. intelectuales.

De todas maneras estos asilos ccsigen cortísi- La mayor parte de los conventos poseen jardi-
mos costos, y se prestan á la caridad privada co- nes y locales amplios y ventilados, que pudieran
26 SALAS DE ASILO.

consagrar á tan santo objeto; ni faltan esos ele- feliz á su lado, llora, y se pierde, y perece, sin que
mentos en los curatos: resta solo que las autori- se sepa cómo.

dades superiores, eclesiática y política, tomen la Los hijos de las mugeres que se emplean en
iniciativa en la empresa, y faciliten los recursos las fábricas y talleres, quedan absolutamente
indispensables que, como hemos manifestado, se- abandonados á su suerte, por horas enteras, va-
rán poco costosos. Entendemos que el Ateneo, gando por las calles ó en las vecindades de las
la Academia de Letran, los colegios y otros insti- casas, ó dados á guardar, donde se enferman
y
tutos científicos y literarios, se prestarían con su- desmoralizan.
ma complacencia á estender los reglamentos y Cierto es que en
haciendas y entre los hi-
las

formar los métodos de enseñanza que se les pi- jos de los labradores en general los niños comien-
diesen para las Casas de Asilo. zan á ser útiles á sus padres desde muy tempra-
Por la naturaleza de ellas deben dividirse los na edad, y la privación de sus servicios, es un mo-
niños en dos secciones, una que comprenda á los tivo que los aleja de las escuelas. Pero esto no
niños de dos á tres años, y la otra desde los cua- habla con los niños á quienes nos referimos, que
tro á los siete. en los pueblos, aldeas ó rancherías, ó acompañan
La primera sección debe atenerse á un método á las madres ignorantes y de pésimas costumbres,
de vida en que no se le fatigue para nada, en que ó quedan encerrados en un cuarto ó jacal húme-

la ordenación de sus juegos y el ejemplo sean do, infecto, lleno de humo, y espuestos á toda cla-

su método y su maestro; algunos rezos, pláticas se de peligros.


orales, serán cuanto pueda hacerse en su bene- Aunque las ventajas de las Salas de Asilo son
ficio. tan palpables, es necesario, por espresarme así,

La segunda sección requiere otras atenciones, forzar á los padres de familia que tienen necesi-
que no detallamos porque, como antes se ha di- dad de á reconocer sus ventajas, y plantear
ellas,

cho, depende en gran parte de los encargados de algunas, aunque tengan imperfecciones en sus
los establecimientos. principios.

Algunos autores recomiendan la creación de Para lo primero nada mas eficaz en mi concep-
escuelas para profesoras, donde instruyéndose del to que escitar la caridad de los curas, de los vi-
carácter de la institución de que van á encargar- carios capitulares, y de los prelados de los con-
se, puedan producir mas benéficos frutos. Es- ventos, á fin de que franqueen los locales necesa-

tas podrían establecerse en las capitales de los y que en sus pláticas á los fieles hagan
rios,

Estados y en el Distrito, en la misma casa de la comprende á los padres de familia que es de sus
Cuna, donde, bajo la observación y vigilancia de mas sagrados deberes atender á la moralidad,
la junta de señoras, podrían aprender, sirviendo cuidado y educación de sus hijos, y que nada
de recomendación especial á las que cursaran es- es mas propio para conseguir este objeto, que las

ta escuela normal, el certificado de la misma jun- Salas de Asilo, haciendo que en las iglesias, como
ta, de aptitud y moralidad, que obtuviese la direc- están los cepillos de las ánimas y cofradías, pon-
tora. gan otros para socorro de los niños indigentes,
Si en todas partes se han considerado como porque la caridad es la primera de las virtudes, y
útilísimas las Salas de Asilo, entre nosotros se su ejercicio el primero de los deberes sociales de
deben mirar como indispensables. un cristiano.

Todos somos testigos de la indolencia bárba- Las juntas de beneficencia, para este objeto y
ra con que la clase ínfima trata á sus hijos. Dia otros de instrucción y caridad pública, debian
á dia presenciamos escenas que de puro repeti- impulsarlas los ayuntamientos, de acuerdo con los
das nos son indiferentes; pero que no por eso de- curas y las personas mas influentes de las pobla-
jan de ser salvages y repugnantes. ciones.

Las indias conducen á sus hijos á la espalda; En el mas miserable no puede faltar
lugarejo
los dejan en el mercado al lado de sus asnos, y una pieza amplia, cercana á una huerta ó arbole-
ellas se entregan á sus ocupaciones ó á sus vi- da; unos cuantos petates y una brocha ó carbón
cios. Como el de la bebida es el mas frecuente, para pintar unas letras en la pared, y desde este
suele suceder que la madre con todo y cria- estado humildísimo pueden elevarse las Salas de
tura quede tendida ebria en el suelo; y el niño in- Asilo, hasta el que guardan las infants schools de
J

ESPTirü)
SALAS DE ASILO. 27

Inglaterra, ó las escuelas conservadoras (éeoles ¡Feliz mil veces yo, si logro llamar la atención

gardiennes) de la Bélgica. de autoridades y de las personas caritativas,


las

Las Salas de Asilo se prestan para unir en ellas sobre una materia tan interesante! ¡Muy feliz si
los dos secsos, tanto para la vigilancia que deben bay uno que, inspirado por nuestras líneas, diga
tener, cuanto porque en la edad de los que con- á los niños con la ternura del Salvador del lauTX'
curren no es de temerse los inconvenientes que do:_iVi¿?los, venid á mí!
de.su mezcla resultan en otras escuelas. En las Guillermo Prieto.
que se funden en los conventos puede conciliarse
la separación de los secsos. (Escrito para el Álbum.)

^eippnppp^Tsinrir^'r^

UNA ESCELENTE EDUCACIÓN, hacia dia á dia mas eesígente, al estremo de ser
uno de aquellos caracteres nerviosos, ecsaltados,
Muchos de mis han conocido á Br¿-
lectores incomprensibles, que son el martirio de cuantos
gidita Espino, ¡hermosa muchacha! con su cuer- tienen la desdicha de tratarlos.
pecito pequeñuelo y lleno de agilidad y bizarría; Pasaron los caprichos de niña, y vinieron los
con su piececito que cabia en la palma de la ma- delirios de joven: la atormentaba su posición os-
no de un niño; tan viva, tan sagaz, tan querida
y cura; queria aire, vida de esplendor y juventud;
mimada de su señor padre (y que era un insur- las lisonjas de sus admiradores irritaban ese ins-
gente furibundo, que no sufria que nadie le gallea- tinto vehemente de agradar, y era víctima el in-
ra y que el que lo veia reir podia asegurar que feliz viejo que, ocultando á su misma hija su ver-

Labia puesto su pica en Flandes): oid su historia- dadei'a situación, la hacia aparecer en un rango
Como al principio hemos indicado, Brígida era muy superior á sus escasos é inseguros haberes.
hija única de un insurgente rígido, pero estraor- Cuando Brígida salia á la calle, deslumhraba
dinariamente amoroso y bueno con su hija. La de elegancia y de hermosura; el padre iba adjun-
circunstancia de ser ésta huérfana de madre, la to, con su capa color de pasa, su sombrero mayús-

hacia mas recomendable á los ojos de mi teniente culo y raido, su chaqueta militar, y su pantalón
coronel retirado^ que la llevaba á su lado por to- anuncio de lluvia; pero lleno de íntima satisfac-
das partes: á cierta edad tan bien sabia disputar ción,porque un padre vive y goza con la felici-
de federación y centralismo, como sobre la indo- dad de sus hijos.
lencia de los ministros de hacienda, como sobre A pesar de estos afanes y de esta consagración
algunos otros ramos que constituían su iniciación paternal, quehemos tratado de bosquejar, Brígi-
en los misterios de la vida que su señor padre da jamas estaba contenta: veia á otra mas elegan-
frecuentaba. temente Vestida que ella, y eso era bastante para
La conciencia que asistía á la joven, de que que su mal humor, se desarrollase: su padre se di-

con solo querer se hablan de cumplir sus meno- lataba, la encontraba llena de lágrimas, rehusan-
res gustos y sus caprichos mag estravagantes, la do comer, hundida en la desesperación. Perma-
28 EL ESPINO.

necia dias enteros sin dirigir á nadie la palabra; ra su mejora de fortuna concibió el anciano da-
era el azote de sus criados, y el tormento de sus do al demonio.
amigas, quienes, no obstante, la querían, por algu-
nas eminentes virtudes que la adornaban.
TAL, PAE,A CUAL.
Sus amores fueron otras tantas asonadas; no
eran amores; eran revueltas en toda forma, pri-
Fué el caso, que en la tertulilla que frecuenta-
mero afectuosa; después, llena de celos y furores;
ban D. Jacinto Espino (así se llamaba el insur-
eran diez dias de entredicho y uno de reconcilia-
gente) y su hija, habia un militarcito de estos
ción. Rompimiento de cartas, lágrimas, proyec-
de pelo en pecho, atrabiliario y suelto de lengua
tos de convento y amarguras sin cuento.
y coyunturas; era un tronera en la ostensión de la
El padre siempre amoroso, siempre sufrido, era
palabra, inquieto, alborotador, pendenciero,
la reserva de esta alma impetuosa, sensible y de- y que
ni en su boca habia crédito seguro, ni en sus ac-
lirante, que no encontraba medio de agradar á
ciones dejaba de haber motivo de censura ó re-
quien tanto amaba.
prensión.
—Hija de mi corazón, no estés triste; es for- Este- chico, con su desparpajo marcial, ponia
zoso que te distraigas. á Brígida de oro y azul; la trasladaba en carica-
— que meSí, distraiga; porque ya me ve us- tura,y se hacia rajas hablando de su genio y sus
ted con indiferencia. amores.
—No por es eso, hija, sino para que varíes de Llegó á oidos de Brígida la conducta poco ca-
objetos;para que estés contenta. ballerosa de Chucho Espolín, y ardió en deseo de
—Bien, porque ya sí; le peso á usted; porque venganza; pero el aturdido detractor se le desli-
quiere que me vaya de su lado, para que varíe de zaba de entre las manos, como una anguila, y re-
objeto, ¡pobre de mí! y lloraba que era de partir sultaba por otra parte, riendo de su impotente
el corazón. perseguidora. Un dengue, se lo pagaba con un
Los amantes se succedian, como ministros en desaire; una ironía, con un sarcasmo; una recon-
nuestra tierra: es decir, cada lunes y martes. vención, con una burla.
Los portazos de las vidrieras, los dengues de Este jueguecito, como suele suceder, dio por
balcón, y una que otra palabra furibunda, eran resultado para la Brígida una verdadera pasión,
primero todos los indicantes de la llama amoro- pero llena de celos, de impertinencias y de in-
sa; después, ya eran avisos al padre, su interven- quietudes. •
,

ción y el repetirse tercetos á cuales mas cómicos No dejó que le fuera en zaga Chucho, que se
y singulares. volvió amartelado, sí; pero suspicaz, celovso, an-
Es de advertir que el insurgente, que con tanta tuerpio como la misma Brígida.
repugnancia, y acaso vencido por los empeños res- ¿Por qué forma el destino estas alianzas para
petables de alguno de los novios, entraba en las mutuo tormento? ¿Por qué hay gentes que con-
primeras conferencias, era el primero que urgido vienen, profanando el amor, en hacer recíproca-
por su hija, tenia á poco tiempo que lanzar al re- mente su desdicha? Quédense estas observacio-
probado pretendiente, y darse en espectáculo por nes para los que escriben misterios del corazón y
causas siempre fútiles, y que él eternamente igno-
del alma, y sigamos.
raba.
¡Quién tuviera la fácil pluma del autor de la
Por otra parte, las escaseces del viejo desdi- Gratomáquia, para describir esta pasión, toda es-
chado, hacian á cada momento mas y mas crítica cándalo, toda ahullidos, toda insurgencia y re-
su posición; sus deudas crecían, las necesidades belión !

de la muchacha se redoblaban, y las cosas llegaron No so necesitaba mucho para que este estrepi-
á, un estremo de que no podían subsistir bajo el toso drama joco-sério llegase á los oidos de D.
pié de vida que tenían. Jacinto, que interrumpió su viagey entró en cam-
Así es que, atrepellando por todos los obstá- paña, ya con su hija, ya con su invasor, ya por
culos, se decidió á pretender la comandancia del fin, con los dos, dando tajos y reveses á diestra

resguardo de una aduana marítima, aunque un y á siniestra.


incidente de que voy á ocupar á mis lectores, es- Aquí era troya; celos la chica, escándalos el
tuvo á pique de trastornar los proyectos que pa- infrascrito, amagos el padre, retobos y guerra el
EL ESPINO. 29

mucliaclio. La casa ardia, la vecindad gozaba peñado de letrados ponzoñosos? ¿qué réplica de
todas las delicias de la murmui'acion, y los espec- acalorado meeting? ¿qué polémica de periódicos

táculos caseros, se sucedian en breves horas. de nuestros dias puede compararse ni de lejos
D. Jacinto estaba con en
y re-
el pié el estribo, con aquel amor de cantárida, en que se destro-
solvió dejar á su hija en un convento, pasando zaban los ecsaltados amadores?
por todos los trámites, desde la solicitud al señor De la desesperación y las vias de hecho, se re-

vicario, hasta los desmayos, las rabietas y furias currió á y supo darse Espolín tales ma-
la astucia,

de su hija. ñas, y supo dirigirse con tal tino, que la misma


Fuese con esto tranquilo D. Jacinto, á desem- mano del prelado, sin sospecharlo siquiera, con-
peñar el empleo que por fin habia conseguido, sin dujo á Brígida á las manos sacrilegas de Es-
que siquiera le pasase por las mientes esta senten- polín.
cia, encerrada en un título de comedia: Antes de verificar este desatornillado persona-

'''En queriendo la onuger, ha de ser:'' ge su bien calculado rapto, tomó las precauciones
siguientes:
Como ahora se usa decir, es forzosa una mira-
Primera: Sedujo á la criada de Doña Domin-
da retrospectiva, para poner á mis lectores al
ga, para que todo papel que esta escribiese se lo
corriente de los sucesos de esta tan cierta como
entregase, y todo paso que diera lo pusiera en su
verdadera historia.
conocimiento.
Antes de partir, el impertérrito D. Jacinto, de-
jó á Brigidita, como hemos dicho, en el convento; Segunda: Rumbo Oriente de esta hermosa ciu-

pero bajo la vigilancia de una anciana por demás dad, cercano al ex-templo de Loreto, hay una ca-

severa y circunspecta, llamada Doña Dominga suca, que en aquella época era refiigiitm pecato-
Verdolaga, especie de agente de policía paterna, rum y no habia ni ex-^aloma inocente^ ni falsea-

apostado fuera de los muros del convento. Pe- dor de moneda, ni reo prófugo, ni colegial perdu-

ro lo que va á sorprender á mis lectores, es, que lario, ni rufián en adversa fortuna, ni supuesto
aquellos escándalos y sinsabores, aquellas angus- mendigo, ni casada apóstata, ni revolucionario te-

riñas, aquella misma precaución conven- nebroso, que no conocierar y frecuentara: allí to-
tias y .

tual era tardía, porque la joven Brígida tenia mó una vivienda Espolín, con toda solemnidad,
sus razones para saberlo, y el público, á determi- y estendfó el círculo estenso de sus acreedores

nado tiempo,-por precisión debia tomar conoci- para hacerse de algunos jnuebles.
miento de lo que ya he indicado cuanto me es Tercera: Arregló en su casa las cosas, de ma-

permitido. nera que fueran poco notadas sus ausencias.


La entrada de Brígida al convento se anunció Cuarta: Realizó lo poco que tenia, invirtiendo

por actos á que estaba en estremo acostumbrada; gran suma en viandas esquisitas y algunos obse-
pronto cambió de sufridas nanitas; se reveló con- quios, para pasar aunque fuese por algunos dias

tra las reglas establecidas, y trajo el convento en una vida de personas decentes.

peso, como suele decirse. Sacristanes, porteras, Con mucho mejor pensado y dirigido
este plan,
mandaderos y' confesores todos andaban como sin que muchos de los que han costado mucha san-
brújula, merced al carácter diabólico de aquella gre, verificó (y aquí se anuda el trozado hilo de
2ebra indomable y metida por una trabacuenta mi narración), su escandaloso rapto Espolín.
en la casa del Señor. Aquella falsificación de la luna de miel, fué es-
Espolín se mostró digno émulo de su adorado tupenda, y la corte de los milagros se regocijó al
tormento: vivia en la iglesia: en ella establecía estremo con el advenimiento de un refuerzo tan
sus telégrafos de la manera mas desvergonzada digno y confortable.
del mundo: andaba á los trompis con los sacris- La previsión de Espolín, sobre la seducción de
tanes: á los padres capellanes los traia á mal vi- la criada de Doña Dominga surtió los mas bené-
vir, y no bastaban para contener á aquel par de ficos efectos, pues que la estafeta se trasladó al
furias, ni el ejemplo, ni súplicas, ni reconvencio- bolsillode Espolín, y la interceptación fué abso-
nes, ni poder ninguno. luta por mucho tiempo, haciendo, para alejar to-
Si tan amartelados y decididos estaban los da sospecha de fuga, que Brígida escribiese por
amantes, juzgando por las apariencias, la parte sí y á nombre de su tutora, á quien suponía de
epistolar ardia verdaderamente; ¿qué pleito em- vez en cuando enferma ú ocupada. A estas epís-
XOM. II.—II. 5
. .

30 EL ESPINO.

tolas solia acompañar algún escapulario, ó carta Seguía el no cenar, el reñir, el despertar de la
conventual, con lo que tenia al. padre completa- infeliz criatura; la riña y el infierno.
mente tranquilo. Otra jovencita vino á completar este cuadro,
Pero realmente, la vida de aquel matrimonio que aunque me empeño en describir con la su-
anticonstitucional, era malditísima; una niña ino- perficialidad posible, era horroroso, era la espia-

cente habia venido á ser testigo y víctima de la cion mas dura, mas inflecsible que se puede ima-
sempiterna contienda de los autores de sus dias. ginar.

El recinto de la viviendilla encubridora era


estrecho para resistir á las esplosiones frecuentes
de aquellas dos máquinas infernales; así es que CONCLUSIÓN,

en los celos y disputas, tomaba parte la vecindad,


los avenia el primer saltimbanqui que se presen- Pronto esta vida, el hastío del placer, la in-
taba, iniciándose en los misterios domésticos, ha- constancia genial de Espolin, dejó abandonada s
ciendo su posición aun mas desesperada. aquella joven, víctima de su mala educación y de

Unas veces uno, otras la otra, siempre eran su pésimo carácter.


insufribles sus tormentos; siempre se acibaraban Entonces se le alumbró repentinamente el abis-
aun esos goces efímeros que para otros suele te- mo en que se habia deslizado irreflecsiva; la mi-
ner el crimen. seria descarnada se asentó en su hogar; la mise-
que enflaquecía y enfermaba á sus y que
— ¿De dónde vienes?
ria, hijas,

—De ver consigo algo para mis


si hijos.
la envilecía y humillaba; entonces
miento sepultó su harpon en su pecho, y el desam-
el remordi-

— me engañarás:
Sí; de vienes tus diversiones,
paro le dejó ante su ojos un porvenir de llanto y
de mugeres, de tu
tus vienes prostitución; harto.
de desprecio para
—Me muero de hambre. ella, de miseria, de orfandad

— ¿Comerás por fingir. . .


y prostitución para sus hijas.

Resolvió servir; ¿pero á quién, cómo conseguir-


—Es ya na como.
cierto:
Por
— ¿No bienes de
lo dije? y tus francachelas, yo.
lo?

parte,
¿quién la admitirla con sus hijas?
¿cómo ir de puerta, en puerta, entre sus
otra

¡pobre de mi! lloraba,


— Consuélate. relaciones y sus antiguos amantes, pregonando su
— Me que me
dices porque come
consuele, te el
afrenta?
Primero, vergonzante, recurrió á las costuras;
remordimiento; porque eres culpable.
—Pues hija, está bien; llora.
después á los empeños .... después cerró los
en umbral de
—Es que me ves con indiferencia, que ya no
ojos, y puso la planta el la per-
dición.
me amas, que ya te arrepentiste.
Entre tanto Espolin habia marchado á la ori-
Esto era para volverse loco, para suicidarse.
lla del Bravo, y esta circunstancia, hizo que al
El chico, por su parte, venia y la encontraba fin D. Jacinto tuviese algunas noticias imperfec-
contenta. tas de la situación de su hija: ciego, frenético,

— ¡Hola, chica, qué feliz eres en mi ausencia! se abandonándolo todo, se dirigió á la capital, su-

conoce que tienes que te divierta mas que yo! Ya po al fin, ebrio de ira, el paradero de su hija, y se
se ve, un tonto que se mete en lo que yo ... dirigió á su habitación.

—Estaba contenta porque pensaba en que tú La hija todo lo ignoraba; salia á uno de los con-
venias alegre. vites con que la obsequiaban sus malas amistades,
— qué presentimiento! ¿No
Sí, porque seria te y en que estaba á punto de perderse; á su salida
oyera cantar el vecino?- presentaba ese contraste singular de otras muge-
— El vecino es sordo. res que se le parecen; es decir, ella en trage mag-
— ¡Infame! pero ve mover
es sordo, te la boca, nífico de baile, sus hijas en la mas triste des-

y eao es como darle á entender que le quieres ha- nudez.


blar. Salia, digo, por la plazuela, sembrada de árbo-
— No seas tonto. les, que está al frente del desnivelado templo de
— ¡Quite usted! Loreto; el padre la ve, y sin reflecsionar que su
—¿Conmigo desprecios? Ere» un pillo. conducta era en gran manera origen de aquellos
V
li.^o'íAe CAiT\rco\\^o.

^ <//x/r y
EL ESPINO. 31

males, se lanzó furioso sobre ella, pronto á des- de la cual la adjunta es copia, en que se represen-
pedazarla; ella y las niñas lanzaron gritos de es- tase el triste fin de Brígida, simbolizando al pa-
panto dre y al agente de policía que fué en aquel dia de
duelo á descubrir el paradero de Brígida, en los
En este momento la Encantadora de las flores dos podadores que en actitud espresiva y amena-
restituyó á la flor del Espino (que no era otra la zadora traza á los lados del grupo que va al frente
desdichada Brígida) á su primitivo ser, y para de este artíeulo, el talento inmortal de Grrandville.
que fuese para ella un recuerdo, y para que sir-
D, DE A.
viese de ejemplo á otras jóvenes caprichosas y
mal educadas, hizo que se grabase una estampa, (Escrito para el Álbum.)

•^9b^ ....^S^^^9h^^^<^QS^'cr^^.^<^^ -^^C^'

Los grandes hombres son hijos de los grandes ció en Nolay, y recibió de su padre los primeros
acontecimientos. En una nación en que reina rudimentos de su educación, que no podian ve.
el orden, en que la tranquilidad no se perturba, nirle de otra parte, supuesto el triste estado de

no hay lugar á que aparezcan esos genios distin- una familia compuesta de diez y ocho hijos. Ya
guidos á quienes no favorecen las' circunstancias: de alguna edad entró al colegio de Autun, don-
cuando, por el contrario, las sociedades pasan por de se dedicó, especialmente al estudio de las ma-
trastornos que cambian completamente su faz, temáticas, ciencia que debia serle tan útil después
salen á luz hombres eminentes, destinados por para la carrera militar ,
que abrazó , y á la
la Providencia para hacer efectiva la realización que profesaba una inclinación poco común. Sus
de una obra importante. progresos en este ramo, así como en otras cien-
Pero aun en eso se distingue de las demás la cias, y particularmente en fortificación, fueron
revolución francesa de 1789. Es probable que sobremanera notables. El elogio de Vauban
nunca vuelva á presentarse un conjunto igual de obra de Carnot, premiado por la academia de Di-
hombres ilustres por cuantos títulos pueden dar jon, y escrito con un talento notable, dio principio
derecho á la celebridad. Época escepcional fué á la reputaciondel joven autor.
aquella, en la que es inmensa la serie de hombres Estalló entre tanto la revolución, halagando los
distinguidos que se cuentan entre Mirabeau y ánimos con sus teorías seductoras, que prometían
Labedoyere; entre la apertura de los estados ge- en vez de un sistema vicioso é inadmisible, una
nerales y la derrota de Watérloo. era nueva de libertad, de progreso, de gloria.
Lázaro Nicolás Margarito Carnot, no es de los La juventud ardiente de la Francia es arrastra-
que ocupan un lugar de segundo orden en esa se- da por el torrente revolucionario, que no puede
rie numerosísima. El 13 de Mayo de 1753, na- resistir, y abraza con valor los principios de una
32 CARNOT.

reforma que debia conmover hasta sus cimientos te, entre las que la mas notable fué la de Houds-
á todas las naciones de la Europa. Carnot, que choote, que tantas pérdidas ocasionó al ejército

se distingue por la efervescencia de sus opiniones, del duque de York.

no tardó en ocupar uno de- esos puestos en que La convención caminaba á grandes pasos en
.es fácil darse á conocer. Sin embargo, enemigo el sendero de la revolución, desempeñando ya el
de no fué del número de los
las ecsageraciones, papel asombroso que le estaba reservado, de dar
que quisieron desde luego pasar de uno á otro al mundo el ejemplo de una asamblea que se apo-
de los estremos de la cuestión política que se di- dera de todos los poderes y dirige las operacio-
lucidaba. Decidido á sostener la constitución, nes de la guerra con esa actividad, con esa des-
empezó desde entonces á sustraerse de los esce- treza que casi es imposible encontrar mas que
sos que mancharon una revolución tan noble en en una sola cabeza bien organizada. Si en algu-
su origen y en sus tendencias. Ninguno de los na cosa es plausible la concentración del poder,

acontecimientos terribles de la época contó con es cabalmente en la dirección de una campaña;


la cooperación de Carnot: ni el 10 de Agosto, ni y la convención que diezmaba á la Francia bajo el

los sangrientos dias de Septiembre lo vieron figu- imperio de la guillotina, se eubria de gloria sos-

rar entre los que se descarriaban del buen cami- teniendo una lucha de gigante contra los solda-
no, para preparar la humillación interior del pais, dos de la coalición. "El ejército, ha dicho con
compensada á verdad por su grandeza en el
la mucha justicia el ilustre vizconde de Chatea-
esterior, gracias á las hazañas de los ejércitos que briand, refiriéndose al francés; el ejército puso
combatieron contra la formidable coalición eu- su espada en uno de los platillos de la balanza,
ropea. para que sirviese de contrapeso á la cuchilla re-
El verdadero teatro en que debian lucir los ta- volucionaria." Convengamos en la esactitud de
lentos de Carnot, era el de las operaciones milita- esta observación; pero hagamos á la estraordina-
res. Los reveló desde luego, en la misma asam- ria asamblea que gobernaba á la'república, par-
blea legislativa, y por tal motivo se le envió al tícipe, hasta cierto punto, del elogio que antecede.
ejército del Ehin, que le fué deudor de grandes Proclamada por Danton la comisión de salva-
mejoras. ción pública, de la que no quiso formar parte, po-
co tardó ésta en hacerse omnipotente, dominan-
Concluida la asamblea legislativa, sustituyóla
do á la convención, y siendo el verdadero y úni-
la convención, para la que también fué nombra-
co poder de la Francia. Poco después de esta-
do Carnot. Desplomado el trono, proclamada la
blecida, entró Carnot al seno de aquella comisión,
república, se procede al juicio del rey, y se decre-
destinada, según la elocuente frase de un histo-
ta su muerte. Carnot fué uno de los que vota-
riador moderno, "á cargar durante catorce me-
ron en este sentido; pero lejos de que lo anima-
ses con todos los peligros, todos los poderes, to-
ra el deseo de sangre, que se notaba en muchos
das las glorias y todas las maldiciones de la pos-
de los representantes, su sufragio no fué sino el
teridad."
penoso cumplimiento de un deber que miraba co-
No obstante, para ser justos con Carnot, debe-
mo sagrado. En esa época, como en tantas otras
mos decir que partícipe de los peligros, de los po-
de su vida, sin mas norte que su conciencia, sin
deres, y de las glorias, no lo ha sido de las mal-
otro consejo que su convicción, quiso posponerlo
diciones, porque en vez de prestarse á los actos
todo á sus obligaciones, y pronunció uno de los
crueles y sanguinarios de varios de sus compañe-
votos que hicieron caer la cabeza del desgracia-
ros, solo se ocupaba en unión de Roberto Lindet
do Luis XVI. Carnot tuvo bastante energía
y de Prieur (de la Cote-d'Or) en hacer grandes
para alabarse por esta lucha, después de la res-
servicios á su patria. ^Su habilidad en el ramo
tauración. El ejército de los Pirineos, al que
de guerra, que se le asignó en la distribución ge-
Carnot fué enviado por la convención, se encon-
neral de los pertenecientes á la administración
traba en el estado mas deplorable: merced á sus
pública, ha sido comprobada con actos tan impor-
cuidados, en poco tiempo varió enteramente de
tantes, que era una opinión muy cstondida la de
aspecto, y contó con los elementos necesarios pa-
que organizaba la victoria. "Tocó á Carnot, dice
ra adquirir triunfos du grande importada. Pos-
Lamartine, (*) la suprema dirección militar, los
teriormente cooperó también con eficacia Carnot
á las vctorias alcanzadas por el ejército del Nor- (*) Historia de los Girondinos.
CARNOT.

planes de campaña, la inspiración de los genera- el Austria lo puso en pugna con sus compañeros,
les, y corrección de sus desaciertos, la
la crítica que opinaban por la continuación de la guerra.
preparación de las victorias, y la reparación de Enemigo de de las ecsageraciones, se opuso á las
los descalabros. Carnot fué el numen armado que entonces descarriaban á la Francia del buen
de la Francia, que amparó las fronteras durante sendero. De aquí provino el que entonces se le

las convulsiones del corazón de ésta y el agota- acusara de que desertaba de la bandera bajo la
miento de sus venas. Prieur ausiliaba á Carnot que habia servido, de que abrazaba la causa de
en los pormenores. Quince horas dirias de tra- la contrarevolucion, de que se inclinaba al realis-

bajo, y la imaginación embebida en todos los ma- mo. El tiempo ha hecho justicia de semejantes
pas y posiciones de aquellas campañas, alentaban y reconocido el patriotismo con que
acusaciones,

y no podian rendir el genio organizador de Car- obraba en aquella época como siempre, Carnot,
net. Entraba en su gabinete, con la sangre fria enteramente consagrado á lo que creia que era
y el ardor de los campos de batalla: tenia ademas la salvación de su pais.

el don de los hombres apuntando con su mano La revolución del 18 Fructidor le arrebató por
los nombres, del porvenir; y Pichegru, Hoche, segunda vez el poder, haciéndolo víctima de una
Moreau, Jourdan, Desaix, Marecau, Bruñe, Bo- injusta proscripción. Obligado á emplear sobre
naparte y Kleber, fueron entretanto héroes futu- este acontecimiento un lenguaje fuerte y apasio-
ros, acierto de su discernimiento." nado, le hizo respirar, por decirlo así, el amor
Para salvar á la Francia de la crítica posición mas tierno á la Francia. "¡Oh Francia! decia,
en que entonces se encontraba, porque sitiado ¡ó patria mia! ¡ó gran pueblo, verdaderamente
Maubenge por el príncipe de Cobourg, bastaba grande! en tu suelo feliz tuve la dicha de nacer;

una victoria para llevarlo á Paris, se decidió no puedo dejar de pertenecerte sino dejando de
confiar á una batalla los destinos de la repúbli- ecsistir! Tú encierras todos los objetos de mi
ca. Ganóse por fortuna la acción de Wati- cariño: la obra que mis manos han contribuido
quies, en la que Carnot se distinguió, peleando á formar; el honrado anciano que me dio la vida;

al lado del general Jourdan. Posteriormente al- una familia sin mancha; amigos que conocen el
canzó éste la victoria de Fleurus, que lo ha inmor- fondo de mi corazón; que saben si una sola vez he
que tuvo también su parte Carnot, concebido otro pensamiento que el la ventura de
talizado, y en la

quien escribia á Saint- Just continuamente: "Una mis compatriotas, ni formrdo otros votos que los

victoria en el Sambre, ó la anarquía en Paris." de tu gloria inmortal."

Y en fin, mientras Carnot estuvo encargado de Los desaciertos del directorio llevaban á la re-
la dirección de la guerra, fué constante la serie pública á su perdición, que hubiera sido infalible,
de triunfos obtenidos por las armas francesas. á no haberlo derrocado la mano de Bonaparte,
El 9 Termidor echó por tierra el poder de Ro- para sustituir con un sistema firme el débil que
bespierre, é hizo caer á la famosa comisión de habia causado tantas desgracias. El general en
salud pública, llevando al cadalso á varios de gefe del ejército de Italia y de Egipto, sabedor de

sus miembros. Entonces dio Carnot una de las los desastres que agobiaban al pais que habia deja-
muestras mas reelevantes de la grandeza de su ca- do tan respetado, vuelve á su patria á hacerse
rácter. Por un rasgo poco común de audacia y dueño del poder por un acto de audacia, vitupe-
generosidad, quiso asociarse al destino de sus co- rable en estremo, si no lo hubiese justificado con

legas en el proceso que se les formó, aunque ma- un gobierno que llevó á la Francia en pocos años

nifestó alguna debilidad en la parte de su defen- al pináculo de la gloria, de la grandeza y del poder.

sa, relativa á las firmas puestas en todas las órde- La revolución del 18 Brumario, es el princi-
nes de la comisión. pio de una era, tan notable por los triunfos alcan-
La reputación que se habia ganado con su con- zados en el esterior, como por la organización in-

ducta, lo hizo acreedor á que la convención lo terior, que todo lomejora y lo engrandece. El nue-
nombrase miembro del directorio ejecutivo. El vo gobierno se inaugura con actos que merecen
papel que allí dejsempeñó fué el que correspon- la aprobación general, y entre los que se cuenta
día á sus gloriosos antecedentes. Encargóse de el que llama á los proscriptos de Fructidor al se-

nuevo de la dirección de los negocios militares, no de una patria que no han dejado de amar.
en la que desplegó grande habilidad. La paz con Carnot es uno de los favorecidos; pero el primer
34 -CARNOT.

cónsul que aprecia sus virtudes, que hace justicia cuya concesión era á la vez uno de los últimos

á sus talentos, no se contenta con levantarle el actos de respeto á la revolución de 89.

destierro: lo nombra primero inspector de revis- El estado de la Francia variaba notablemente:


tas, lo llama luego al ministerio de la guerra, pa- las tendencias de los ánimos eran cada dia mas
ra reemplazar al general Berthier, que iba á to- pronunciadas por el restablecimiento de la mo-
mar el mando de uno de los ejércitos de la repú- narquía. Los felices resultados del 18 Bruma-
blica. La reputación militar de que entonces rio hablan captado al general Bonaparte la esti-
disfrutaba Carnet era tan esclarecida por el re- mación de sus conciudadanos; y contando con el
cuerdo de las victorias obtenidas por la conven- apoyo de la opinión pública, era fácil sentarse en
ción en nombramiento hizo una
1793, que este el trono, manchado aún con la sangre de Luis
impresión profunda en los ejércitos de la nueva XVI, al hombre de genio, que en el esterior ha-
coalición, á pesar de que estaban convencidos de bia vencido á los ejércitos de la coalición, y do-
que Bonaparte, para vencer, no necesitaba del minado la discordia civil en el interior, después
ausilio de tal colaborador. de reorganizar todos los ramos de la administra-
Cuando Bonaparte formó el sabio plan de la ción pública. En aquella época memorable, en
campaña de 1800, en que pasó los Alpes con el que el servilismo y la gratitud se ofrecían de con-

ejército de reserva, Carnot fué un ausillar bas- suno al servicio de la ambición, era un rasgo de
tante útil. Tuvo la misión de ir al cuartel general valory de moralidad, de que pocos eran capaces,
de Moreau, que mandaba el ejército del Rhin, á defender las instituciones que amenazaban ruina,
impulsarlo á que cuanto antes pusiese por obra y oponerse á la elevación del que pronto iba á
su plan, ya que no habia tenido la comprensión ser omnipotente. Carnot dio ese raro ejemplo
ni la audacia necesarias para ejecutar el del pri- de virtud. Su voz fué la única que se levantó en
mer cónsul, cuya posibilidad
y escelencia se pro- el tribunado para rebatir la moción de su compa-
baron de una manera inequívoca en campañas ñero Curée; y al mérito de haberse singularizado
posteriores, Carnot desempeñó satisfactoriamen- con su oposición, agregó el no menos reelevante
te su comisión, después de lo cual, volvió á Pa- de haberla hecho, no con la furia de un demago-
rís á continuar en los trabajos de su ministerio. go que tiende á perturbar la tranquilidad públi-
Poco tiempo permaneció en él, pues tuvo que ca, sino con la firmeza de un ciudadano que, en
dejar la cartera, porque le faltó destreza para el desempeño de las funciones que le incumben,
agradar á Bonaparte. Sin embargo, al retirar- ni oye otra voz que la de su conciencia, ni tiene
se, no perdió la estimación que éste le profesaba, mas aspiraciones que las de su deber.

como lo prueba, el que, cuando se trató de reem- En el discurso que pronunció Carnot, se en-
plazar el quinto escluido del tribunado, á conse- cuentran trozos que respiran elocuencia y patrio-
cuencia de su imprudente é infundada oposición tismo: de entre ellos, solo copiaremos el siguien-
al gobierno, recayó en Carnot el nombramiento te párrafo,que es una tierna y magnífica despe-
de tribuno. Sabíase que no era favorable al go- dida á un tiempo pasado para siempre:
bierno; y con todo, no se vaciló en elogiarlo, por- "¿Conque la libertad fué mostrada al hombre
que, como dice el esclarecido historiador Thiers, para que nunca la pudiese gozar? ¿Eué ofreci-
"era un personage grave, universalmente res- da sin cesar á sus votos como un fruto, al que no
petado, cuya ocupación debia ser poco activa, y puede acercar la mano, sin ser herido de muer-
á quien la revolución no podia dejar abandonado, te? ... . No, yo no puedo consentir en mirar ese
sin una odiosa ingratitud. Este nombramiento bien, tan universalmente preferible á todos los
era, ademas, el último homenage á la libertad." otros, sin el que losdemás no son nada, como una
A consecuencia de la tenaz oposición que el tri- pura ilusión. Mi corazón me dice, que la liber-
bunado declaró al primer cónsul, se procedió por tan es posible, que su régimen es fácil, y mas es-
consejo del juicioso Cambaceres á la esclusion table que cualquier gobierno arbitrario ú oligár-
del quinto de aquella corporación; y en el núme- quico."
ro de los que entraron de nuevo, se incluyó á La oposición de Carnot no pasó de los límites
Carnot, pues aunque se sabia que no era afecto permitidos: repugnábale la elevación del primer
al gobierno, sus virtudes, sus conocimientos y sus cónsul al imperio; pero una vez declarada en es-
servicios lo hacian acreedor á aquella dignidad, te sentido la voluntad de la Francia, acatóla su-
CARNOT.

misamente, como Labia protestado hacerlo en su y fué encargado de la defensa de Amberes. Ni


mismo discurso. Tal es el carácter que distin- la seducción, ni los halagos, ni la fuerza, nada

gue buen ciudadano: cuando se trata de la dis-


al bastó á vencer su heroica firmeza: la prolongada
cusión de una ley, si la juzga contraria á los in- y tenaz resistencia agregó un nuevo lauro á la

tereses públicos, la combate con todas sus fuerzas; gloria que ya circundaba su nombre. Solo la
desde momento en que es adoptada, la obedece
el abdicación de Napoleón y el écsito desgraciado

y la respeta, como si estuviese persuadido de su de la campaña, pudieron decidirlo á entregar la

escelencia. plaza que se habia confiado á su valor, á sus co-

Durante todo el largo periodo de la prosperi- nocimientos y á su patriotismo.


dad del emperador. Carnet no volvió a figurar
Pero la constancia que desplegó en el cumpli-
en los negocios públicos. Salido del tribunado, miento de aquel deber, la serenidad con que ar-
retirado á la vida privada, consagróse á la edu- rostró los peligros, son el título que menos lo re-
cación de sus hijos y al estudio de las ciencias, comienda. El valor guerrero, sin negarle la ca-
para las que no fueron perdidos aquellos años de lificación de cualidad muy apreciable, suele en-
descanso. El instituto le debió la publicación
contrarse en el común de los hombres: la fideli-
de dos obras bastante estimadas; y á ruegos de dad en la desgracia es una virtud mas rara. La
Napoleón, publicó el "Tratado de la defensa de caida de Napoleón sirvió para mas corroborar la
obra clásica y mirada con su-
las plazas fuertes," verdad de que, es mas fácil afrontar los peligros
mo aprecio de todos los inteligentes. de una batalla, y despreciar las balas, que tener
Uno de los rasgos característicos de la época el valor moral necesario para no abandonar en el
del poder del emperador, fué que recordaba siem- infortunio al que era indignamente adulado en la
pre los servicios prestados á la patria, y sabia re^ prosperidad. He aquí, repetimos, la gloria mas
compensarlos regularmente con una magnificen- sólida de Carnot, El cotejo que se haga de su
cia regia En 23 de Agosto de 1809, señaló á conducta en el tribunado con la que observó en.
Carnot una pensión de 10.000 francos, pensión 1814, le es sebremanera honroso. El mismo que
que vino muy á tiempo, porque el hombre que tuvo la dignidad necesaria para oponerse al res-
habia sido uno de los que gobernaron la Francia tablecimiento de unas instituciones, que no le pa-
sin trabas ni cortapisas, el que hubiera podido recían á propósito para la felicidad de su pais;
atesorar mucho dinero, si hubiera tenido el vicio
el mismo que no habia temido malquistarse con el
de la avaricia, apenas contaba con lo muy nece-
coloso, declarándose en su contra, no vaciló uu
sario para su subsistencia. Posteriormente, en
momento en servirlo, cuando se trató de defen-
una conferencia tenida con Napoleón, este hizo a der la independencia déla patria. ¡Cuántos hu-
su antiguo ministro las mas generosas ofertas, bo, por el contrario, que mendigaron con vileza
usando al concluir de estas frases galantes:" Adiós,
los favores del poder, para abandonar luego al
señor Carnot: todo lo que queráis, como queráis, que hecho grandes, ricos y poderosos,
los habia
y cuanto queráis." (*) El ilustre republicano, y hacer una infame traición á su bienhechor y á
contento con la mediocridad de su fortuna, no
la Francia!
quiso pedir nada.
Las y los crímenes de la restauración,
faltas
Llegó por fin para la Eraneia la época de esos
sacaron á Napoleón de la isla de Elba, dejándo-
dolorosos desastres, que succedieron á los triun-
le espedito el camino de Paris: "el águila impe-
fos inauditos, mas propios de la epopeya que de
rial voló de campanario en campanario hasta las
la historia. Después de pasear el águila impe-
torres de Nuestra Señora." Puesto de nuevo á
rial por todas las capitales de la Europa, la Fran-
la cabeza del gobierno, nombró á Carnot para el
cia se vio obligada á defender sus propios hoga-
ministerio del interior. Carnot aceptó, solo por
res de la invasión estrangera. Los infortunios
el peligro en que se encontraba el pais, y por la
de la patria no hallaron insensible á Carnot, que
convicción de que todo era preferible á la humi-
se sintió animado del mismo espíritu de entusias-
llación de que dictase leyes el estrangero vence-
mo, que en los primeros dias de la revolución.
dor, escribiéndolas con la punta de la espada. Sin
Presentóse al emperador, ofrecióle sus servicios
embargo, ni un momento desmintió Carnot su
carácter. Habló siempre á Napoleón con reser-

(*) Tissot, de ia Academia ü'ancesa. va, pero sin temor: cumplió con su primera obliga*
36 CAKNOT.

cion, la de defender la independencia nacional, La virtud suele ser compañera de la desgra-


sin olvidar la segunda, la de abogar por la li- cia. Carnot mereció en premio de sus servicios,
bertad. ser comprendido en la lista de proscripción for-
Después del desastre de Waterloo, el empera- mada por los vencedores. Desterrado de Fran-
dor estaba indeciso sobre el partido que conven- cia, vagó por diversos paises estrangeros: en Po-
dría tomar. Al tratarse de la abdicación, Car- lonia, en Pwusia, en Prusia, fué tratado con gran-

not fué el único entre todos sus ministros, que des consideraciones, y se le hicieron brillantes
comprendió las funestas consecuencias de aquel ofertas, que no admitió, porque habia jurado no
acto, al que se opuso con toda energía, proponien- servir nunca mas que á su patria.
do que, lejos de dar á la patria ese golpe de muer- El 2 de Agosto de 1823, murió en Magdebur-
te, se una defensa desesperada hasta su-
hiciese go, dejando una de las reputaciones mas glorio-
sas, después de haber vivido en épocas turbu-
cumbir completamente. Como no hubo quien
lentas, en que casi ninguno salió limpio del fan-
adoptara su parecer, se resolvió la abdicación. go de las revoluciones. La asamblea francesa
Entonces Carnot, apoyando la cabeza en las dos de 1849, va á elevar un monumento á la memo-
manos, se puso á llorar amargamente. (*) ria de este gran ciudadano.

(*) Memorial de Santa Elena. (Escrito para el Álbum.)

—I—*^«—I —í-*^^— — í i-^-H^-l — S—«^^—í —€—^«-i— -i~*@*-i—


M JL íllilsdl

Será dulce al ave presa Es sentir la luz, la vida:

Soñar que tiende su vuelo, Lanzarse á su primer vuelo,


Que cruza rápido el cielo, La ave que apena en el suelo
Que la baña alegre el sol. Como reptil se arrastró.
Es dulce para el guerrero Es en arenal ingrato
De la victoria la palma, O ir que bulle de repente
Y es mas dulce para el alma Fresca y copiosa la fuente.
El primer sueño de amor. El primer sueño de amor.

Botón que se abre á la aurora, Es ver como Adán el mundo


LleQO de fresco rocío; Virgen, con su pompa y gala
Onda límpida del rio Que todo aromas ecshala;
Que entre flores se adurmió. Todo es placer y esplendor.
Celage que se reviste Cuando nuestra alma mecida
De oro y grana en las alturas, En una aura de ventura,
Sois las imágenes puras Gusta en íntima ternura
Del primer sjueño de amor. Del primer sueño de amor.

Perfume que ecshala el cáliz ¿Qué escuchas en ese sueño?


De la azucena galana, Es angélica armenia
Al soplar la brisa ufana, Que te dice: "Vida mia,
y á los cielos se elevó. Alma de mi corazón."
Mas blando que su dulzura, Y ese tan dulce y sentido.

Y mas que ella lisongera, Ese levísimo acento.


Es la sensación primera Es el ínfimo contento
Del primer sueño de amor. Del primer sueño de amor.
EL PRIMER SUEÑO DE AMOR. sr

Sí, que el alma se dilata, Que haces diáfano ese velo


Y vive con otra vida, De la celestial región;
Del mundo desconocida. Mundo que se le revela

De otro mundo superior. Un dia al mortal propicio.


Y ese no esplica el idioma Bajo el hermoso artificio

Que posee el mortal mezquino; Del primer sueño de amor.


Que es un misterio divino
Del primer sueño de amor. Todo es gloria: nuestra amada

De la luz amé el encanto. La circuyen las delicias:

Cuando alumbró su belleza; Son su voz y sus caricias

Del cielo amé la pureza, La vida del corazón.


Pasó, y tuvieron los campos
Que comparé á su candor.
Flores y aspecto risueño ....
Cuando perfume del viento
¡Ay! ¡triste es saber que es sueño
Fue su voz, que me decia:
"Yo velaré, vida mia. El primer sueño de amor!
Tu primer sueño de amor,"
Guillermo Prieto. ,

Alma en mi alma confundida,


Union ideal, de cielo. (Escrita para el Álbum.)

(ANOS 1768, 1770.)

Las Californias fueron sin duda para el go- ritorio, en poder de los americanos. En política
bierno español, un objeto de atención, pero no tan hemos cometido ciertamente muchos errores; pe-
grande como el que ponia en otras provincias; ro no todos son esclusivamente obra nuestra.
de manera que, mientras efectuaban sus conquis- Para probar lo que decimos, basta dar una
tas en otros paises, los poblaban, é introducían idea de la miserable espedicion enviada por el
con la religión católica, la agricultura y las artes, gobierno español año de 1768, y por la relación
el

las Californias estaban desiertas. De pronto no firmada por D. Miguel Constanzó, que tenemos
pueden percibirse en política estas faltas; pero el á la vista, se vendrá también en conocimiento del
discurso de los años trae el resultado, que algu- estado de las Californias hace setenta y nueve
nas veces es demasiado amargo. Mientras lo que años.
antes se llamaban Provincias de Nueva Vizcaya, Las dificultades, peligros y privaciones que
Nueva G-alicia, Nuevo Santander y Nuevo Reino sufrieron los antiguos españoles que esploraron
de León, está hoy poblado, aunque no tanto como la California, casi rayan en la esfera de lo imposi-
fuera de desearse, las Californias están desiertas. ble; pero estando de acuerdo todos los cronistas,
Ciertamente, si desde tiempos atrás se hubiese preciso es darlo por cierto.
tenido cuidado de organizar poblaciones respeta- Fernando Cortés, que era hombre activo, em-
bles, ó las Californias hubiesen formado una na- prendedor é incansable, tan luego como afianzó
ción que sirviera de muralla á la república, no medianamente su conquista en los lugares que
habria caido una parte y la mas fértil de ese ter- hoy conocemos por Estados de Veracruz, Pue-
TGM. II. — II. 6
38 ESPEDICION A CALIFORNIAS.

México, Jalisco y Morelia, envió una espe-


Ibla,
ge, y descubrió el puerto de San Diego, el de San

dicion para que, navegando por el mar del Sur, Francisco y el de Monterey, nombre análogo al
descubriera las tierras que se decian ser maravi- aspecto del puerto, que tiene un monte de pinos,

llosas. Esta espedicion se perdió. Cortés envió y en honor del virey que habia mandado la espe-

otra y corrió la misma suerte: entonces, lejos de dicion.

desanimarse, se decidió formar otra, y dirigirse El año de 1768, siendo virey el marques de
en persona al mar del Sur. Navegó por la cos- Croix, y visitador D. José de Gralvez, se envió

ta de Mazatlan; penetró mas adelante, y al mar otra espedicion , compuesta de los paquebotes
que separa la costa de Sonora y Sinaloa de la San Carlos y San Antonio, al mando de los pi-
baja California, le dio su nombre el conquistador lotos Juan Pérez y Vicente Vila. El visitador
Hoy se llama mar Rojo, mar de Galvez personalmente se dirigió al puerto de San
y descubridor.
Blas á preparar y dirigir la espedicion, cuyo prin-
Cortés, y golfo de California.

El año de 1542, el primer virey de México, cipal objeto era el de ocupar los puertos de San

D. Antonio de Mendoza, envió á un marino por- Diego y Monterey, estableciendo en ellos presi-

tugués, llamado Cabrillo, con los buques San Sal- dios y misiones.

vador y la Victoria, á hacer una nueva esplora- Galvez, deseoso de cumplir esactamente con
cion. Cabrillo, después de haber reconocido el las instrucciones del rey, no se limitó á permane-
golfo, costeó la península déla Baja California, y cer en San Blas, sino que se embarcó en la ba-

descubrió lo que hoy se llama propiamente Alta landra Sinaloa, con dirección á California, y des-
California, dándole al cabo Mendocino ese nom- pués de reconocer personalmente la isla Isabela,

bre, en honor del virey D. Antonio de Mendoza. las Marías y el puerto de Mazatlan, tomó tierra

El año de 1596, D. Gaspar de Zúñiga Aceve- en Cerralvo. Desde este punto Galvez dispuso

do, conde de Monterey y sesto virey de México, que se dirigiera por tierra una corta espedicion
mandó una espedicion á las órdenes del general con víveres, y fundó en ese tiempo un presidio
el cual descubrió el puerto llamado San Fernando. Los paquebotes San
Sebastian Vizcaíno,
conocido con el nombre de La Paz, en la Baja Carlos y San Antonio salieron del puerto de la

California. El escorbuto y otras enfermedades Paz, y con poca diferencia emplearon cuatro me-
ses en la navegación, llegando á San Diego con
afligieron á las tripulaciones: en un desembarco
las faltasde víveres y con las tripulaciones mal-
perecieron diez y nueve soldados á manos de los
indios; los víveres escaseaban, y uno de los bu-
tratadas y enfermas. La primera diligencia que
malos vientos, estaba en hicieron fué buscar agua. Encontráronse con
ques, á causa de los

un estado deplorable. Por estos accidentes re- una multitud de indios armados con arcos y fle-
chas, y aunque al principio huyeron los salvages,
gresó la espedicion sin haber llegado ni á la mi-
portugués Cabrillo. al fin lograron los descubridores que les indica-
tad del camino que recorrió el
ran por señas el lugar donde estaba el agua. "An-
En 1602, fué enviado de nuevo á las Califor-
duvieron cosa de tres leguas (dice Constanzó),
nias, por el mismo conde de Monterey, el general
hasta llegar á las orillas de un rio ceñido por
Sebastian Vizcaíno; y este viage dio mejores re-
Descubrió las islas de Mazatlan, el una y otra banda de una y álamos
ceja de sauces
sultados.
puerto de San Bernabé, la ensenada de San Cris-
muy frondosos; tendría su caja veinte varas de
Asunción, y otros puertos. Los na- ancho, y desaguaba en un estero que en pleamar
tóbal, la de la
podia recibir una lancha. Entre la arboleda ha-
vegantes españoles, cristianos á puño cerrado, no
bia variedad de arbustos y plantas odoríferas, co-
solo ponian á sus buques el nombre de algún
santo, sino que bautizaban, por decirlo así, sus mo el romerillo, la salvia, rosales de Castilla, y so-

bre todo, cantidad de parras, que á la sazón esta-


descubrimientos, poniéndoles á las tierras el nom-
ban en flor. El pais era de aspecto alegre, y las
bre del santo del dia en que desembarcaban y
tierras de las inmediaciones del rio parecieron de
tomaban posesión, plantando una cruz, en honra
escelcnte migajon, y capaces de producir toda es-
de Dios y en honor del rey. En la relación de
pecie de frutas. El rio bajaba de unas sierras muy
este segundo viage de Vizcaino, se refiere que
los descubridores encontraron sardinas de mas
altas, por una cañada espaciosa. A tiro de fusil, y
de una cuarta de largo, ballenas, leones, tigres, fuera del monte, se descubría un pueblo ó ranche-

oro, plata y perlas. Continuó Vizcaino su via- ría de los mismos gentiles que guiaban á los núes-
ESPEDICION A CALIFORNIAS. 39

iros, compuesto de varias enramadas y chozas, ocho años antes estuvo surta la escuadra del ge-
de figura piramidal, cubiertas de tierra. neral Vizcaíno, enviada por el conde de Monte-
"Los naturales son de buen talle, bien dispues- rey al descubrimiento de estas costas, de orden
tos y águiles; andan desnudos, sin mas ropa que del señor Don Felipe III. Hállase este puerto,
un ceñidor de pita, tejido en forma de red. Sus conforme se dijo, por treinta y
grados y cua-
seis

carcaces, que sujetan entre el ceñidor y el cuerpo, renta minutos de latitud septentrional, álacaida
son de piel de gato montes, coyote ó lobo. Son de de la sierra de Santa Lucía, de la parte del Nor-
genio altivo, atrevidos, codiciosos, burlones y ba- te de ella. Su principal abrigo es la Punta de
ladrones. Finos, tendida no de Nordeste Sudoeste, confor-
"Hay en la tierra venados, berrendos, muchas me la sitúa el piloto Cabrera Bueno, sino de Nor-
liebres, conejos, ardillas y ratas; abundan las oeste Sudeste; y de la banda del Nordeste de
tórtolas, codornices, calandrias, centzontlis, tor- ella, se halla el surgidero en que puede anclar
dos, cardenales, chupa-mirtos y toda clases de cualesquiera embarcación, por cuatro, seis, ocho,
aves de rapiña marítimas." brazadas, fondo de arena menuda, buen tenedero,
En 14 de Junio de 1769, después de dejar la según estuviere mas ó menos inmediata á tierra.
escolta suficiente en San Diego, á donde habia "La Punta de Pinos, que defiende el surgidero
llegado ya el refuerzo que venia por tierra, con- del Noroeste, está toda ceñida de piedras y de can-
tinuó la espedicion a Monterey. Entre los mi- tiles; pero después de las piedras, entra una her-
sioneros que quedaron en San Diego, debe men- mosa playa bordada de médanos. La vuelta
cionarse á Fray Junípero Serrá, que escribió del Este, girando luego al Nordeste y Norte,
bastante sobre Californias, y que ha servido de hasta un estero muy grande, con diferentes brazos,
guia á los escritores y viageros estrangeros. distante de la dicha playa mas de tres leguas: sigue

La espedicion atravesó terrenos hermosos mas después la costa volviendo al Noroeste y Oeste, de
tierra algo gruesa, vestida de arboleda acantilada
fértiles á medida que se adelantaban al Norte.
en partes hasta la punta de Año Nuevo, que muere
En todo el tránsito encontraron poblaciones pe-
queñas y pacíficas de indios que sallan á recibir- en la mar por treinta y siete grados y tres minutos

los con muestras de placer. Las casas de estos in-


de latitud, quedando el surgidero rodeado de la

dios eran de forma esférica, de cosa de veinte va-


tierra por todas partes, menos del N. Noroeste,
ras de diámetro, y vivian en cada una de ellas por donde únicamente carece de abrigo.

tres ó cuatro familias: como los salvages de San "La que registra esta inmensa bahía,
tierra

Diego, estaban estos enteramente desnudos; pero vista desde lámar, forma una agradable perspec-

en el invierno se cubrían con largas capas de nu- tiva; porque mirando para el Sur, se deja ver la

tria. Sus trastos eran de mimbres embreados por sierra de Santa Lucía, que despidiendo de sí unas
el interior, y labraban hermosas bateas y jicaras lomas, mas
baja* á proporción que se arriman á
embutidas de concha. la playa, coronadas sus cumbres de pinos, y cu-
Del canal de Santa Bárbara en adelante, los biertas de pastos, presentan un magnífico anfitea-
españoles no encontraron las tierras tan pobladas, tro, que se hace mas vistoso con el verdor de di-

ni á los indios tan industriosos; pero no obstan- ferentes cañadas que interrumpen el terreno,
y
te esto, siguieron su viage sin obstáculo hasta la causan admirable variedad y armonía á los ojos.
sierra de Santa Lucía, la cual pasaron con gran No tiene agua corriente este puerto; pero se halla
trabajo, llegando finalmente al puerto de Monte- la suficiente en una hondonada ó bajial al Sudes-
rey en Octubre de 1779. te del desembarcadero, que es donde principia la
De Monterey continuaron á San Francisco, y playa, en cuyo parage se pasa á seco un estero,
de este punto regresaron por falta de víveres, y que solamente en mareas vivas, y se in-
se llena

porque las enfermedades los hablan diezmado. terna bastante hacia el Este. Este bajial es
Oigamos la descripción del puerto de Monte- muy húmedo, y por tanto crece mucha yerba en
rey, que hizo el ingeniero D. Miguel Constanzó: él, y siempre mantiene verde; cavando pues en
se
"Llegaron todos á Monterey, los de tierra en cualquiera parte, y abriendo pozos, se hallará agua
veintitrés de Mayo; y el San Antonio en treinta dulce y buena, casi al pelo de la tierra; y será me-
y uno del dicho arrojó sus anclas en el mismo jor si se quiere practicar esta diligencia un poco
puerto y fondeadero, en donde ciento sesenta y mas adentro, en alguna cañadita de las mughas
40 ESPEDICION A CALIFORNIAS.

que allí vienen á desembocar, pues en ellas se des- cian, sin ecsigir ni siquiera pedir cosa alguna: su
cubrieron varios manantiales, aunque cortos, de buena índole ha dado á los reverendos padres mi-
escelente agua. sioneros, bien fundadas esperanzas de conquis-
"De la banda del Nordeste, y del Este, se es- tarlos brebemente á la fé de Cristo.
tiende el pais en hermosas llanuras, que terminan "Abunda en estas costas el pescado, no menos
en la Sierra con varias lagunitas; aunque las mas que en canal de Santa Bárbara, y puerto de
el

son de agua salobre, en algunas se cuaja mucha sal: San Diego; los ballenatos y lobos marinos son
el terreno en general es arenisco, pero hay mu- sin número, y con el tiempo podria tal vez facili-

chos bajiales de escelente migajon, y al Sur del tarse la pesca délos primeros en la misma bahía."
puerto, á distancia de dos leguas cortas, hay una Por último, los paquebotes regresaron á San
cañada espaciosa, por la cual baja el rio llamado Blas, con una parte de los espedicionarios; otros
del Carmelo, donde hay unos zacatales ó pajonales perecieron en el viage, y otros se quedaron en los
que cubren enteramente a un hombre á caballo, presidios y misiones.
prueba de la feracidad del terreno; sus produccio- Pero tanto en esta espedicion como en las ante-

nes son apreciables, porque hay nogales, avellanos riores, se obró con suma mezquindad y negligen-
y cerezos, como en Europa: zarzamora, rosales, cia; pues tanto las tropas, como los pobladores,

yerba buena, en todas partes. eran en un corto y reducido número, que se dis-
"En la sierra hay robles y encinos corpulentísi- minuía por las enfermedades y los peligros. Se
mos que producen buena bellota, pinos que crian puede asegurar que en el año de 1770 no llega-
pinas y piñones en abundancia, bosques de sabi- rían á cinco mil almas las que poblaban las Cali-
nos, de cipreses, y otros varios palos. fornias. Después de esa época, si bien el traba-
"Los naturales de Monterey viven en la sier- jo de los misioneros continuó con actividad, la po-
ra; los mas cercanos á la playa distan de ella co- blación no se aumentó sino muy poco, y aquellos
mo legua y media; bajan á veces y salen á pescar paises quedaron hasta la fecha actual con unas
en balsitas de enea; pero no debe ser la pesca su misiones muy pequeñas, con inmensos desiertos,
principal mantenimiento, y solo recurirrán á ella, y con los indios alzados que cesaron de recibir
cuando les ayudare poco la caza, que abunda mu- la influencia religiosa. Estos ligeros apuntes
cho en lo interior de la sierra; sobre todo, la del darán sin embargo idea de que tarde ó tempra-
berrendo y venado. Son estos serranos muy nu- no esos paises serian invadidos por la raza acti-
merosos, en estremo dóciles y mansos; nunca so- va y vigorosa que se estiende rápidamente por
lian venir á visitar á los españoles, sin llevarles los desiertos y bosques de la América. —M. P.
buen regalo de caza, que comunmente se compo-
nía de dos ó tres venados ó berrendos, que ofre- (Escrito para el Álbum.)

<#oinrsirs'Tíinrüir5''Q'TS'yrs'yQ'7íy^^

A LA BUFA. vS«

¡Salve, Bufa! Salud, gigante cerro, De paz y religión augusto asilo.


Matrona venerable Bufa, ¡yo te saludo!
Que la niñez de una ciudad vigila Y al verte tan magnífica y tan grande,
A sn lado asentada . De solemne sobre sobrecogido.
Salve, coloso, pedestal sagrado Siento mi corazón estremecido;
De modesta capilla. Siento débil el pié, y el labio mudo.
.

A LA BUFA. 41

Pequeño soy á tu gigante lado, ¡Piedad para mi patria,


Como el buque en el mar; como en el cielo Virgen, Virgen, piedad!
La águila audaz que altiva lo atraviesa;
Como un grano de arena en el desierto, Mírala herida, moribunda, ecsangüe,
Y allá en las pirámides de Egipto Juguete ¡guay! de bárbaros bandidos,
El miserable insecto que las huella. . . Presa infeliz de viles bandoleros.
Nada, nada soy yo. nada es el hombre,
. . . Madre burlada por nefandos hijos.
Grusano vil, que se estremece al trueno, Que la ultrajan y hieren y asesinan
Y huye á la tempestad .... Y rien en su desgracia,
Con la risa satánica, espantosa,
¡Salve, Bufa! Con que el salvage rie
Tu penacho magnífico de rocas Al apurar caliente
Rompe los senos de la negra nube, La sangre de su víctima inocente,
Y en humedeces tu cabeza,
ellos

Al rimbombar del encendido rayo. ¡Virgen, Virgen María!


Que estalla atronador sobre tu frente. Piedad para mi patria,

Agitando soberbia tu melena Piedad, por compasión! (*)


De aroniáticos mirtos ....
Zacatecas allá! Parece luego
¡Salve, Bufa! Que la mano de Dios lanzó al acaso,
Allá á tus pies nací; Entre los hondos senos
Mis inocentes dias De la áspera cañada.

Cuan rápidos volaron; Sin orden ni medida el caserío,

¡Qué pronto se perdieron Y agrupados los templos, y las torres,


Y en desventura su placer cambiaron! Y las casas soberbias, y las chozas.
Allá sobre tu falda Unas se ven sobre otras.

¡Cuántas veces de niño entusiasmado, En disforme conjunto,


Sin pena el corazón te contemblaba, Inmóviles, de piedra enormes masas.
Y al mirar tu magnífica grandeza. Como si un mar embravecido fuera
Lágrimas dulces de placer lloraba! Cuyas olas en casas

Ora lloro también; pero mi llanto La voz fuerte de Dios trocado hubiera,
Vierte un pesar secreto .... Una tristeza Y á las voces parece que agitada
De indecible amargor .... Un desaliento. La ciudad por horrendo terremoto.
Que en vano .¡ay Dios! sobrellorar intento. Se vio quizá. Que entonces de su base
Los edificios fueron arrancados,
Mi corazón, nadando en amargura, Y en medio á la violencia
Sin ilusiones ya, sin esperanza, Del huracán terrible, trastornados.

Solo mira á tu lado desventura.


Desventura no mas en lontananza. Bufa, tu vasto seno,
Lánguida y triste desfallece mi alma. Pacifico y sereno.
Entre y lobreguez perdida.
el silencio No abriga del volcan la abrasadora
Como desierta y solitaria palma Hirviente lava: no, jamas rugiendo
Por el ábrego recio sacudida. Se agitó en él de fuego el torbellino,

Ni humo tus rocas vomitaron nunca.


Zacatecas allá. .. . ¡Miradla abajo, Que la ciudad temiera:
Ante tí prosternada. Tranquila duerme á tu gigante lado,
Tu clemencia implorando, Siempre mirando al sol por la mañana
Virgen inmaculada! Brillar en tu penacho.
Virgen, madre de Dios; Cual joya refulgente
Tú que habitas un templo
Sobre estas rocas áridas, salvages, (*) Los yanhees invadiian la repúUica.
42 A LA BUFA.
Que y aurífera corona
la rica Y no pudo volar; y desprendida
Ornara de una reina; De la alta roca se estrelló en el suelo.
Siempre en la tarde al esconderse el astro

Altivo en Occidente,
¿Y qué es mi corazón? . . . Pálida llama
Sobre tu frente vacilar sus rayos
Que el dolor alimenta . Flor perdida
Y arder tus peñas rojas En el desierto estéril de la vida.
Cual brazas encendidas
Débil la llama estinguirá de un soplo
Por un fuego vivísimo teñidas.
El viento aselador;
Débil la flor confundirá en el polvo
Bufa, cerro gigante;
El frió del invierno; ¡pobre flor! >

Si al contemplar tu magestad un dia,


Dejó mi corazón de enternecerse,
Mis ojos de llorar y el alma mia
De elevarse hasta Dios, y engrandecerse
Adorando su santa Omnipotencia, Y tú. Bufa, siempre magestuosa,
Cieguen mis ojos; niegúeles el cielo Mirando estás los siglos sucederse,

El llanto de consuelo, Y mil generaciones


Y en áspero guijarro indiferente Viendo cambiarse en presuroso giro,

Trueque también mi corazón ardiente. Cual rápidas corrientes,


Tengo una sed de gloria que me inflama, Que raudas, impelidas
Tengo una sed de amor que me devora, Como en la mar los ríos,

Que acá en mi seno sin cesar derrama Sin poder contenerse.


Una gota de fuego abrasadora, Allá en la eternidad van á perderse.

¿Y qué es mi corazón?
Zacatecas. Julio 4 de 1847.
Pobre águila sin alas,
Que al ver el sol en ímpetu instintivo,
Quiso altanera levantarse al cielo, Mariano Amador Bejarano.

O-?^ ?^^2^^:?—-?^^vi^^>— j;:^ ?^ 7^ >^^2:£^^>-<0

Como la mayor parte de los nombres técnicos ya en la forma de líquido, ya en la de sólido, pro-

de las ciencias, el de la toxicologia está formado duce en un cuerpo viviente, ó el quebranto de la


de dos palabras griegas: tóxico^ veneno, y logos^ salud, ó la muerte.
discurso. Discurso sobre los venenos. La toxicologia enseña los medios (^ue deben
Veneno es, según los mejores autores, toda sus- ponerse en uso para distinguir y clasiñcar las sus-
tancia que, introducida de algunamanera al estó- tancias venenosas; determina la manera de cono
mago, ó aplicada estcriormcnte en pequeña dosis, cer la acción de esas sustancias sobre la economía
TOXICOLOGIA. 43

animal, é indica los remedios con que deben com- den darse sino ligeras nociones; pues generalmen-

batirse los funestos efectos que ejercen los vene- para saberlas y practicarlas media-
te las ciencias,

nos en canal digestivo y en la sangre; de suer-


el namente, requieren un largo y continuado estu-
te que, no solo se encierra esta ciencia á conocer dio. Sin embargo, en algunos artículos que de-

y componer conocer y compo-


los venenos, sino á mos sobre toxicologia, indicaremos la necesidad
ner los antídotos ó los remedios para destruir su de ser cautos en el uso de los vegetales y de los
efecto, y que se llaman contravenenos. alimentos, así como las causas que producen im-

Entiempos antiguos, los adivinos, las mágicas previstos y dolorosos accidentes.


y los astrólogos, eran los profesores de la toxico- Los mas célebres autores que han escrito sobre

logia, y á veces también nobles caballeros y da- la ciencia que nos ocupa, dividen los venenos en
mas dedicaban una parte de su vida á elaborar cuatro clases. — Yenenos irritantes, narcóticos,

venenos y á determinar su grado de actividad. narcótico-aeres, y sépticos.

Los venenos de Locusta en tiempo de Nerón, y Esplicarémos brevemente en qué consiste la di-

losde los Borgias particularmente, son de una lú- ferencia entre estas clases. Los venenos irritan-

gubre y funesta fama. El oir mentar solamente tes se llaman así, porque inflaman ó corroen los

la agua tofana^ hacia estremecer á mucbos italia- tegidos con los cuales se ponen en contacto. La
nos. Pero eu esos tiempos, los que poseían al- energía con que obran, según el modo y las dosis
gunos secretos de la química^ los que hablan ade- en que son aplicados. Varios de ellos inflaman
lantado asombrosamente en la toxicologia,no obra- fuertemente el canal digestivo, y causan síntomas
ban en lo general impulsados del amor á la cien- nerviosos; otros, y particularmente cuando son
cia, ó del noble deseo de hacer un bien á la huma- administrados en fuertes dosis, atacan el cerebro
nidad; sino, por el contrario, guiados del infernal ó la columna vertebral, y obran con la velocidad

espíritu de dominar á la multitud con el presti- del rayo.

gio de su ciencia, y de vender á los grandes á pe- La clase mas numerosa y esencial, es siii duda
so de oro sus venenos. la délos venenos irritantes. La forman, los áci-
En la época actual, el estudio de las ciencias dos, los álcalis, las sales metálicas, algunas de las
tiene por objeto casi esclusivo, el bien público: sustancias vegetales, las cantáridas y otros.

así, la física, la química, la botánica, y otras, han Los síntomas que producen los venenos irri-

hecho notables beneficios á la industria y á las tantes, debe suponerse que varian según las cir-
artes en general, y hombre en particular.
al cunstancias, personas y casos; pero en general,
La toxicologia es un estudio útilísimo, y que pueden reducirse á los siguientes: Sequedad de
forma, ó debe formar parte de la medicina. Los lengua y labios, ardor en la garganta, en los in-
venenos se hallan esparcidos en los vegetales, en testinos y en el vientre, atroces dolores en toda

los minerales, en los animales, en la misma atmós- la estension del canal digestivo, basca, vómitos
fera que respiramos, y en los alimentos que come- tenaces, dolorosos, y algunas veces sanguinolen-
mos: así, ¡cuántas muertes repentinas, cuántas tos; pulso acelerado, respiración trabajosa, frió
enfermedades violentas y raras no se ocasionan glacial en los pies, manos y rodillas, y calor in-
por un envenenamiento desconocido! Importa, tenso otras, especialmente en el estómago y cabe-
pues, mucho, conocer los síntomas, porque de es- za; sudor frió, descomposición súbita de las fac-

to resultará que el facultativo se cerciore de la ciones, pérdida de la vista, convulsiones y contor-


causa del mal, y ponga los medios que la misma siones terribles, y depravación de las facultades

ciencia indica para combatirlo. Ademas, los ve- intelectuales.

nenos administrados en ciertas dosis, mezclados Los venenos narcóticos, tienen ese nombre
con otras sustancias, y aplicados para combatir porque no inflaman ni corroen las partes con las
determinados accidentes, forman una larga serie cuales se ponen en contacto. Los síntomas que
de medicinas, cuyos efectos son sorprendentes y ocasionan son: pesadez horrible de cabeza, mo-
maravillosos. dorra, desvanecimientos, una especie de flojedad
Hemos esplicado en lo general, á qué está ó embriaguez, delirio furioso ó alegre, dolores li-

reducida la ciencia toxicológica: vamos á pasar á geros, al principio en el estómago, y después inso-
lo particular de ella. Nuestros lectores conoce- portables; movimientos convulsivos, debilidad es-

rán que en un artículo de un periódico no pue- tremada en los miembros, basca, pulso fuerte á
44 TOXICOLOGIA.

veces, y débil otras, y respiración un poco acelera- demás animales llamados generalmente ponzoño-
da. Pertenecen á esta clase de venenos, el opio, sos. Los síntomas generales son una debilidad
la morfina, el ácido prúsico, el cianuro, de potasa general, disolución de los humores, síncopes fre-

y otros. cuentes, sudor frió. Los síntomas que producen


Los venenos narcótico-acres, se distinguen de las picaduras de los animales ponzoñosos, son á
los anteriores, en que determinan á la vez la in- veces muy raros. Se han dado casos de que oca-
flamación y el narcotismo. Algunos autores di. sione en el paciente una repentina y furiosa locu-
fieren de esta opinión, por haber observado que ra; otros, risa continuada una y á veces una muer-

esta regla no es general y por estar clasificadas te pronta, acompañada de contorsiones y dolores

entre los venenos narcótico-acres, sustancias que insufribles. Ya hemos dado una idea general de
no causan siempre los mismos efectos. Los sín- la toxicologia. Lo escritopuede servir de pron-
tomas generales que se presentan son: agitación, to para dar á conocer á las personas afectadas
gritos agudos, movimientos convulsivos en los de la pésima idea del suicidio (aunque no es ma-
nervios de la cara y en las mandíbulas, dilatación nía muy estendida en México), los atroces sufri-
de las pupilas, dolores mas ó menos agudos, y bas- mientos á que se sujetan tomando un veneno, y
ca. El pulso unas veces se encuentra en el es- para hacer que se tengan precauciones al comer
tado natural, y otras muy lento. Pertenecen á hongos, pues muchos son venenosos, peregil que
esta clase de venenos, el eléboro negro, la bella- se confunde con la cicuta, almendras amargas, íi

dona, la digital, la cicuta, los hongos venenosos, otras sustancias.Aunque hemos indicado los
el gas para alumbrado, el vapor del carbón, &c. síntomas generales, no podemos hacer lo mismo
Los venenos sépticos provienen de la descom- con los antídotos ó contravenenos, porque varian
posición de los alimentos, de la putrefacción de
según la clase del veneno que se ha administrado;
pero en otros números, publicaremos algunos ar-
los cadáveres, de las emanaciones de los fangos y
tículos sobre las plantas venenosas y los anima-
albañales, déla mordida de la víboras, y de la pi- les ponzoñosos, señalando los remedios que de-
cadura de la tarántulas, alacranes, escorpiones
y ben emplearse para salvar á un enfermo. RR. —

•WV^^^@@^,9^/^A/v-AAA%e;^@./@@rB^W^AAA%e®@'@@3-%^^^

EPIGEAMAS.
©ft5
— ¿Con que te casas, Malpica, Y decian: nos desnudaron
Con una niña muy rica; Por atrevernos á ir solos.

Aunque coqueta y muy fea?


—Y qué importa que eso sea,
— Si ama usted sus intereses,
Dijo el doctor á Juanita,
Yo con sus cien mil doblones
Sangrarse sea lo primero.
Tendré lacayos, frisones,
Coches, vestidos, platea.
— ¿Pues qué me sangran dos veces?
— jCómo! —Usted con su visita,

A treinta soldados bolos, Y después con el barbero.

l)oce ladrones robaron; José González de la Torre.


MAS COMUNMENTE USADOS EN LA REPÚBLICA MEXICANA,
Y DE OTROS QUE NO SE USAN 5 NO SE CONOCEN EN EUROPA.

JB^ @aS
§®3

Uquares: mazeldes: canónigos: valeriana, (se- go al de la valeriana j^Aú, ó faiz del gato; denomi-

gún D. Juan Lejarza.) nación tomada de la semejanza de olor con el

Estas raices son de una planta silvestre, y que escremento de este animal, ó de la avidez con
nace principalmente en Michoacan, con particula- que este carnívoro busca y estrae de la tierra la
ridad en las inmediaciones de un pueblo, al que raiz de la valeriana, para jugar y recrearse con

por este motivo se le llamó Uqüareo, hoy Ucareo. ella.

Si esa planta es, como parece, una de las vale- No obstante la repugnancia que inspiran loa

rianas, yo no la lie visto descrita, ni me parece üqüares, se solicitan con empeño, y se comen con
poder referirse á la oficinal, á la valeriana phú, agrado por muchas personas en Morelia, Zamo-
.

á la de Dioscórides, ni á la céltica, como se verá ra, Toluca y otras poblaciones, siendo para algu-

por los caracteres que presenta la de nuestros nas gentes un manjar delicado.
tiqüares, y son los siguientes, que he podido ob- Quitada la película de la raiz cocida, se pre-

servar y fijar. senta la parenquimia amarilla naranjada, sucia,


"Raiz turmosa, cubierta de una película coriá- jugosa, tierna; y según dicen los que lo comen,
cea, de color castaño claro, ligeramente amarga, con un sabor algo dulce, produciendo en la boca
de un olor sui gemris, no fuerte ni repugnante una sensación de frescura. La película contiene

cuando está cruda; pero en las manos del que la un aceite volátil fétido, resina, materia estracti-

maneja, deja por largo rato un olor esactamen- va colorante; y en la pulpa de la raiz hay agua,
te comparable al que despide el hule ó goma elás- mucilago poco, azúcar, y alguna fécula.
tica. En el interior de la raiz hay unos filamen- Vulgarmente se tiene á los Uqüares por fres-
tos fibrosos centrales, parenquimia y tegido celu- cos (refrigerantes) virtud contraria á la de todas
lar blancoy abundante, y aquel de un sabor al- las valerianas; y el error popular mira á aquellos
go herbáceo. El tallo de la planta es cilindri- como medio profiláctico (preservativo) y aun cu-

co, fistuloso, lampiño, herbáceo, orquillado. Las rativo, de las irritaciones del hígado. A mi en-
hojas, opuestas, enteras, pinadas, lampiñas y tender, la película tiene en grado muy débil las
recortadas. Las florecitas pequeñas, de color virtudes de las valerianas; y los Uqüares cocidos
blanco rosado, distintas en panojitos; corola mo- y mondados, no sirven para cosa alguna: son ino-
nopétala, infundibuliforme, con cinco divisiones fensivos.
desiguales."
La cocción pone la película de la raiz casi ne-
G. Ubueña.
gra, y desenvuelve un olor fetidísimo, muy análo-
TOM. II. — III.
^yií

is' üF isi'ijiíí sBfflH BsBtSKwiHiiHi

« Que sea sabia como Rebeca. » — Oración de la Iglesia

en la ceremonia del matrimonio.

Al dejar Abraham la Caldea, para refugiarse tallo ilustre y fecundo, se hallan hoy esparcidos
en la fé de la palabra divina, hacia los paises que por toda la tierra.

formaron después la Judea, y donde su raza de- Nada sabemos acerca de los primeres años de
bía multiplicarse como las arenas de la mar y co- Rebeca. La vida pastoral formaba el honor de
mo las estrellas del cielo, llevó á sus parientes su familia, como el de todas las familias patriar-
mas cercanos.Su anciano padre Tharé, su mu- cales que vivian bajo despejado y brillan-
el cielo

ger Sara, su hermano Nachor, y su sobrino Loth te de las regiones orientales. Entonces todas las

lo siguieron. Residió mucho tiempo en Harán, ciu- clases indistintamente eran laboriosas, y los cria-

dad de la Mesopotamia. Tharé murió, y Nachor dos servian á los amos para ayudarles; pero no
fijó su residencia. Abraham entonces, continuó para evitarles el trabajo. Rebeca se dedicaba,
su camino, y llegó al valle que riega el Jordán, sin duda, á las ocupaciones propias de su edad
entre el Mar Muerto y el lago Tiberiades, y mas y de su secso, cuando fué pedida en matrimonio
tarde avanzó hacia el Mediodía, como si hubiese por su pariente Isaac. He aquí cómo el cielo
querido penetrar en Egipto. Todas estas re- le trazó el camino de su destino.
giones estaban habitadas por los cananeos, pue- Abraham, que era ya muy viejo, llamó un dia
blos idólatras y corrompidos. al mas antiguo de sus servidores, y le confió la
La numerosa posteridad de Nachor se fué per- misión delicada de que buscase una esposa para su
petuando entre las razas errantes que, arrojadas hijo Isaac. Heredero de una promesa que la hu-
las unas por las otras, pero llenas de gloria, pasa- manidad habia recibido desde su cuna, y deposi-
ban á su vez por las llanurasde la Caldea, y die- tario de la fé verdadera, no quiso alterar con una
ron por mucho tiempo leyes á la Asia entera. alianza con los cananeos la pureza de su sangre
Las huellas de su ecsistencia, y nombre ha-
.su y de su doctrina. Por esta causa hizo prometer
brían desaparecido bajo los pasos de tantos hom- á su servidor Eliecer que iria'á escoger la espo-
bres y el polvo de tantos siglos, si las Escrituras sa de Isaac en una familia caldea, donde Dios te-
consagrándoles un recuerdo, no las hubiesen pro- nia aún sus adoradores. Eliecer temió no po.
tegido contra el tiempo y el olvido. Nachor tu- der determinar á la joven avenir con él á la tier-

vo varios hijos. Bathuel, uno de ellos, fué el pa- ra de Canaan, y preguntó si en ese caso podría
dre de Kebeca, saludada con el nombre de abue- conducir a Isaac al pais de sus abuelos. Gruár-
la, por todos los judíos. Los rep nevos f\o oste dato bien, rr'sponrlió Abraham. El Señor Dios
REBECA. 47

del cielo que me ha sacado de la casa de mi pa- él mismo habia quizá inspirado, y concedió su
dre y del lugar de mi nacimiento, me ha di- protección. Al instante el viagero, vio una be-
cho: " Yo daré este país á tu raza" enviará su lla y graciosa joven que cargando en los hombros

ángel delante de tí y encontrarás una muger pa- un cántaro lleno de agua, regresaba á la ciudad.
ra mi hijo. Sin embargo, si ella rehusa seguirte, Era Rebeca, á cuyo encuentro se adelantó pidién-
tú seras relevado de tu juramento; pero en ese dole de beber. "Bebed," le respondió, é inmedia-
caso no conduzcas á mi hijo á ese pais. Elie- tamente apoyó el cántaro en su brazo á fin de
cier juró que ejecutarla todo lo que su amo que en efecto pudiese beber el viagero. En se-

le prescribía. guida añadió: "Voy á á


sacar agua de la fuente
El buen servidor se puso en camino, condu- fin de que puedan beber vuestros camellos." El

ciendo diez camellos, cargados de riquezas y de viagero contemplaba en silencio á la doncella, no


regalos destinados á la esposa de su joven señor. atreviéndose á creer todavía en el buen écsito de
Habia como doce dias de camino desde Ber- su viage.
sabé, adonde se encontraba entonces Abraham, Ofreció á Rebeca unos aretes y unos brazale-
hasta la ciudad de Harán en la Mesopotamia, don- tes de oro, preguntándole de quién era hija, y si
de habia dejado su familia, porque varios geógra- podia visitarla en la habitación de su padre. Se
fos colocan á Bersabé á muy poca distancia de sabe que la hospitalidad entre los orientales era
Gaza, y Harán es ciudad conocida en la historia de derecho común, y que todos se complacían tan-
profana con el nombre de C barres, y cerca de la to en darla como en recibirla. Rebeca contestó
cual el ejército de los Partos derrotó á las legio- que era hija de Bathuel, hijo de Nachor, y que
nes romanas y mató á Craso, su general. tenia en la casa de su padre espaciosos alojamien-
En fin, Eliecer llegó, quedándose fuera de la tos para los estrangeros. Eliecer dio gracias al
ciudad y haciendo que descansaran sus camellos. Señor, y Rebeca corrió á poner en conocimiento
Era la hora de la tarde, precisamente cuando de la madre lo que habia pasado.
lasmuchachas venían á sacar agua de la fuente,
Rebeca tenia un hermano nombrado Laban,
porque en estos tiempos de la juventud del mun-
el cual tan luego como escuchó lá narración de
do, la simplicidad de los gustos importaba un
su hermana y miró los brazaletes, corrió en bus-
honor en desempeñar ocupaciones que los pueblos
ca de Eliecer, que estaba aún cerca de la fuente.
han envilecido, haciéndolas á la vez indispensa-
Le ofreció amistosamente la hospitalidad y lo
bles. La hermosura y la opulencia no dispensa-
condujo á la casa. Descargáronse los camellos,
ban á las mugeres de los trabajos domésticos.
lelavaron los pies á Eliecer y á los que compo-
Varios siglos después de la era de los patriarcas,
nían su comitiva, y se sirvió en seguida la comi-
la Siria, la G-recia y la Sicilia, se regocijaban to-
da; pero el fiel servidor de Abraham dijo: "Yo
davía en la paz y en la serenidad de estas cos-
no tomaré un bocado hasta no haber dicho el ob-
tumbres, que no se encuentran hoy mas que en la
jeto de mi viage."
historia.

Eliecer estaba vivamente preocupado con su —Hablad, respondió la familia.

comisión, como sucede á todos los hombres hon- Entonces Eliecer dio á conocer el motivo de

rados cuando se imponen una obligación. Qui- su viage, y aseguró que habia prometido no bus-

so primeramente tratar con Dios se puso en car esposa para Isaac, sino entre los parientes
y
oración, con la grande confianza que los frecuen- de Abraham, esplicando al mismo tiempo el sig-
tes prodigios inspiraban entonces á las almas pu- no de que se habia valido para reconocer la vo-
ras sinceras, y él mismo determinó signo que luntad de Dios.
y el

tomarla por la espresion de la voluntad divina, Laban y Bathuel respondieron, Dios ha habla-
para fijarse en la elección. Deberla reconocer á do aquí, y nosotros no podemos contrariar su vo-
la esposa de Isaac en su benevolencia y en sus luntad. Tomad á Rebeca y conducidla para que
costumbres hospitalarias. Debería pedir agua, sea esposa de vuestro amo. A estas palabras,

y entre todas las muchachas de la ciudad la que ratificadas sin duda por la joven, el feliz emba-
respondiera: "bebed, y yo daré agua a vuestros jador postrándose en tierra dio gracias otra vez
camellos" deberla serla esposa de Isaac, á Dios. En seguida repartió entre la familia al-

Dios se complació mucho de esta confianza que gunas copas y vasijas de oro, dando á Rebeca ri-
48 BEBECA.

eos vestidos y alhajas como donas del casamien- pelo como si estuviese en la edad viril,
y por eso
to futuro. se le llamó Esaú. El segundo siguió inmediata-
Se celebró un espléndido festin para solemni- mente, teniendo con la mano el pié de su herma-
zar los esponsales, y Eliecer, Kebeca y su nodri- no, y al parecer disputándole la primogenitura.
za Débora, montaron en los camellos y partieron. Se le llamó Jacob, para significar de alguna ma-
A
los pocos dias se bailaron muy cerca de Ber- nera que habia querido suplantar á su hermano.
sabé. Esa tarde misma, Isaac que habia salido Cuando crecieron, tuvieron gustos opuestos.
á pasear por campo, divisó á Eliecer y á su
el Esaú prefería los trabajos del campo y las fati-
comitiva. Rebeca, por su parte, vio á Isaac, gas de la caza, mientras Jacob, de inclinaciones

y preguntándole á un criado quién era el que se apacibles, se quedaba al lado de su madre. Isaac
aprocsimaba se cubrió con un velo tan luego como amaba mas á Esaú, y Rebeca á Jacob.
se le respondió que era Isaac, el cvial recibió á Re- Un dia que Esaú vino del campo, muerto de
beca por esposa y la llevó á la misma tienda que
hambre y de fatiga, vio un plato de lentejas que
babia habitado Sara, y para demostrar sin duda
habia preparado Jacob, y quiso tomarlo; pero
que él creia encontrar en su esposa el amor que
oponiéndose su hermano, le prometió venderle su
le habia profesado su madre. Efectivamente, su
patrimonio y su derecho de primogenitura por el
y su duelo, que hablan durado tres años,
aflicción

fueron desapareciendo con el cariño que conci- plato de lentejas. Jacob consintió, y el herma-
bió por Rebeca. no después de haber comido el manjar salió á la
Isaac fué protegido de Dios, que aumentó sus puerta de su tienda, muy alegre, sin darle cuida-
ganados; pero faltaba una felicidad á su matrimo-
do lo que habia hecho.
nio, y era la de tener un hijo. Rogó á Dios que
En los últimos momentos de la vida de Isaac
le concediera esta merced, y á pocos meses Re-
bendijo á Jacob, y esto causó tanto celo á Esaú,
beca tenia dos niños en su vientre; pero estos ni-

ños, divididos antes de nacer, se hacian una guer- que prometió matarlo. Rebeca temerosa, envió
ra que despedazaban las entrañas de la joven. á Jacob á Mesopotamia, de donde no volvió si-

Inquieta y contristada consultó á Dios, el que le no después de veinte años, época en que habia
respondió que dos razas distintas y poderosas
calmado el resentimiento del hermano.
nacerían de ella,
y que el primogénito de sus
Rebeca murió poco después del regreso de Ja-
hijos seria sometido al mas joven.
Llegado el tiempo dio á luz dos hijos. El que cob, y fué enterrada en la cueva donde reposa-

primero salió al mundo estaba rojo y cubierto de ban los huesos de Sara y de Abraham.

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EL PEIMER BESO DE AMOE.


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Es hermosa, encantadora Era del crepúsculo hora;

De una muger la sonrisa, Brillante véspero ardía,

Y suave como la brisa En las selvas repetía

El acento de su voz: Sus cantos el ruiseñor.

Divina es una mirada, Las flores aromas daban;


Seductora una sonrisa. Murmuraba manso el rio;

Mas, ¿qué iguala á la delicia Allí nos unió, bien mió,

Del primer beso de amor?- Por vez primera el amor.


W. H. PRESCOTT,
EL PRIMER BESO DE AMOR. 49

Sentado estaba á tu lado, Dejé en tu labio de fuego,


Y en mis brazos te estrechaba, Mi primer beso de amor.
Tu corazón palpitaba
Cercano á mi corazón.
En ese instante divino
La luna alzaba en Oriente
Tus megillas se encendían.
Era tu mirar incierto, Su melancólica frente,
Y tu labio entreabierto
Y nuestra dicha envidió.
Gimieron de amor los bosques,
Brindaba el beso de amor.
Los ángeles sonrieron,
Que el deleite comprendieron
La languidez de tus ojos
Del primer beso de amor.
Mis sentidos embargaba;
El contacto me quemaba
De tu aliento abrasador. Querétaro, Abril 12 de 1848.

Me estremecí de deleite, n

Y hubo un momento en que ciego. Ramón I. Alcahaz.

-4^^-^ -^>-^^^-<%-y-^—^»-*^»-l—^^-1—-<l<-^^-4 — =l*-*^^^-°l—

GÜILLEKMO H. PEESCOTT.

Este ilustre historiador nació en Salem, ciu- hombres tienen, pues, tanta razón como el histo-

dad del Estado de Massachussetts, en la Améri- riador Prescott, para mostrarse orgullosos y sa-

ca del Norte, el 4 de Mayo de 1796. Su padre, tisfechos de su descendencia.


Gruillermo Prescott, que murió el año de 1844, A los doce años, Prescott, en unión de su fa-
de ochenta y dos años de edad, era un escelente milia, pasó á Boston, y allí fué puesto bajo la di-
abogado que ocupaba un lugar distinguido entre rección del reverendo doctor G-ardiner, que era
los que se consideraban como el ornamento del uno de los mas adelantados discípulos del céle-
foro americano. El sentimiento general del pú- bre doctor Parr, por quien fué guiado en la lec-
blico con su pérdida, y cuando hacia tiempo es- tura de los clásicos y griegos, profundi-
latinos

taba retirado de los negocios, dan la mas amplia zando este estudio mucho mas de lo que general-
prueba de lo que valia. mente se acostumbra en los seminarios. El año
Su abuelo era el general Gruillermo Prescott, de 1811 e©tró en la Universidad de Harward,
que mandaba las fuerzas americanas, situadas en donde continuó dando pruebas de su predilección
el reducto, en la memorable batalla de Banker por sus maestros, y por sus autores favoritos. Se
Hill, dada á los ingleses el 17 de Junio de 1775. dedicó poco á las matemáticas y á las ciencias
Con un puñado de milicianos indisciplinados de que siguen á este estudio. Particularmente en
la Nueva Inglaterra, rompió dos veces las filas el último periodo, empleaba en la lectura todos
de granaderos y de la infantería ligera ingle-
los sus ratos de ocio. En verdad, que considerando
sa, y los obligó á embarcarse en sus botes en gran los trabajos á que se dedicó después, no ha de
desorden y confusión. haber tenido motivo de arrepentirse de esta cons-
Su bizabuelo era un hombre muy distinguido, tancia. La facilidad y riqueza de su estilo ha
y fué electo agente de la provincia, en la corte sido originada sin duda de la feliz reunión del
de Inglaterra; pero a poco renunció el encargo, y talento y del estudio.
ué reemplazado por Edmundo Quincy. Pocos En 1814 salió de la Universidad, para dedi-
50 GUILLERMO H. PRESCOTT.

carse á la carrera del foro; pero quiso emplear un que pueda tocar la pluma de un historiador, y el

año entero en una lectura general. Había hecho mismo que escogió Prescott para levantar un
ya muchos progresos en el estudio de un curso precioso monumento, pues solo ecsistian dos obras
de historia, cuando se vio imposibilitado de con- incompletas y de escaso mérito. La una del
tinuar, á consecuencia de una inflamación en un abad Mignot, publicada en Paris en 1766, y
ojo, provenida sin duda de su mucha tenacidad la otra de Ruperto Becker, impresa en Praga en
en leer, particularmente de noche. Un acciden- 1790.
te en el colegio le habia privado con anterioridad Cuando Prescott se decidió á emprender este
de la vista del otro ojo, sin que se le notara daño trabajo, era ministro de los Estados-Unidos en
ó defecto esteriormente. Con el ojo que le quedó España señor Alejandro Everett, y por su in-
el
bueno hizo el estudio de que hemos hablado, y terposición consiguió cuantos documentos podia
esto contribuyó sin duda á precipitar el mal. Du- apetecer, así de las bibliotecas públicas, como de
rante toda su grave enfermedad, estuvo entera- las particulares; pero cuando llegaron á sus ma-
mente ciego; y aunque recobró la vista, quedó en nos estos tesoros de la literetura y de la historia,
un estado tal de debilidad, que se vio precisado su vista habia vuelto á padecer, y tuvo que valer-
á abandonar tanto los estudios de la abogacía se, para no perder el tiempo, de un lector, á quien
como los de la historia. enseñó á pronunciar el español. Surtióle efecto
En el Otoño de 1815 pasó á Europa, y viajó este medio; pero encontraba la dificultad de es-

por Inglaterra, Franela é Italia, regresando á cribir, pues era necesario que tomase diversos
Boston á cabo de dos años. Incansable en el es- apuntes y estractos, y esto no era posible lo eje-
tudio, quiso continuar el curso de historia que cutase el secretario. Procuróse en Londres un
habia emprendido; pero como al menor trabajo aparato por medio del cual se facilita el que los

volvían los síntomas inflamatorios de los ojos, tu- ciegos puedan y de esta manera podia
escribir,

vo que permanecer en inacción, medicinándose de en la oscuridad formar sus borradores, que copia-
la manera mas eficaz. El reposo y la ciencia pa- ba y ponia en limpio su secretario. En medio de
recieron al fin triunfar de la tenacidad del mal, y estas penas é inconvenientes, concluyó la Histo-

en el momento que estuvo aliviado, volvió á to- ria de Fernando é Isabel, la que tuvo un écsito
mar sus libros, dedicándose particularmente al brillante, pues ademas de los jauchos ejemplares
estudio de las lenguas y de la literatura conti- que se imprimieron en New-York, fué traducida
nental, ejercitando su pluma en algunos artícu- al español, al alemán y al italiano, y reimpresa en
los de crítica que se publicaban en la Revista Paris,
Norte-Americana. Una colección de treinta de No contento con estos laureles, emprendió otra
ha sido publicada recientemente, y
estos escritos, obra, de una magnitud acaso superior á la ante-

es notable por la facilidad, brillo y corrección del rior, y fué la de la Conquista de México, que fué
estilo. Los asuntos de estos artículos, son: Asilos traducida por el instruido joven Don Joaquín
para los ciegos, Caciquista de Chanada pw Irving^ Navarro, publicada en una hermosa edición por
Cervantes^ Moliere^ Literatura inglesa^ Wdlter el Sr. Cumplido, anotada por el ilustre anticuario

Scctt, ¿fc. Don Fernando Ramírez, é ilustrada con muchas


Diez años de trabjos preparatorios y una ma- estampas y grabados por Don Isidro Rafael Gon-
nifiesta y decidida inclinación, lo pusieron en ac- dra, conservador del Museo nacional.

titud de entrar con ventaja en el campo de la Incansable en el trabajo, á pesar de sus pade-
historia. cimientos, después de la obra de la Conquis-
La época que escogió para su primera apari- ta de México, que ha colocado su nombre en
ción entre los buenos historiadores, fué la de los el rango de los mejores historiadores, emprendió
soberanos bajo cuyos auspicios se descubrió un la publicación Conquista del Perú, y de la
de la

nuevo mundo. El periodo en que vivió Isabel cual publicamos en seguida una revisión, que nos
de Castilla, el cardenal Jiménez, el soldado Cór- ha sido remitida por un apreciable joven, bastan-
doba, el navegante Colon; en que fué aniquilado te versado en el estudio de la historia de los pue-
el imperio del os moros, establecida la inquisición, blos americanos.
desterrados los judíos y descubierta y coloniza- Actualmente Prescott se ocupa de escribir la
da la América, es el de mas importancia é ínteres Historia del Reinado de Felipe II, y para cuyo
GUILLERMO H. PRESCOTT. 51

trabajo tiene reunidos un gran número de manus- y animada. Pteside en Boston, en una casa
fica

critos sacados de las mejores bibliotecas públicas sencilla y hermosa, adornada con pinturas anti_
guas, con las armas, con los retratos de los con.
y particulares de España.
Prescott es de una fisonomía agradable, de un quistadores y héroes á quienes ha dado vida y
trato franco y sincero, de una conversación filosó- animación en sus escritos.

^^
^^ a^

REVISIÓN DE OBRAS.
M^r^jir^^SC^zM

POE W. H. PEESCOTT.—(New-York, 1847.)

"La época de las traducciones," dice un ilus- artificiales que imitar; pero tenian abierto el gran
tre escritor español, (1) es una de las que carac- libro de la naturaleza,y podian hojearlo á su an-
terizan la infancia literaria de los pueblos civili- tojo, sin temor de tropezar con otros que se em-

zados, y su frecuencia manifiesta que es común pleasen en la misma tarea. Todos los objetos
el ansia y sed de saber, que hierve la curiosidad tenian el brillo de la novedad: lo natural era

y que la ilustración va en aumento. Y en efec- siempre lo bello; las falsas teorías del arte aun no
to, el nacimiento ó restauración de las letras pue- hablan corrompido el gusto, y este era tan senci-
de fijarse para cualesquier nación en la época en llo, y los sentidos tan susceptibles de impresio-
que comenzó á conocerse el valor de los tesoros nes, que por llanos y simples que fuesen los ata-
que nos legó la antigüedad, y se acometió la em- víos con que se engalanasen los pensamientos,
presa de acomodarlos al propio idioma para que siempre eran agradables y cautivaban la mente
su coaocimiento se generalizara y todos pudie- de los lectores. Esa misma sencillez y naturali-
ran aprovecharse de ellos. Es muy natural, que dad forman quizá hasta hoy el atractivo princi-

la mente inculta del hombre aprenda primero á pal de los primeros clásicos, y les han alcanzado
conocer y apreciar las bellezas que se encuentran una duración y una fama, á que en vano aspira-
en obras agenas, antes de ponerse á imitarlas ó rían, por mas que hubiesen sido la gloria de su

á descubrir otras nuevas. siglo, si se hubieran escrito con arreglo á los


Las naciones que aparecieron primero en el principios de un gusto ya viciado.
gran teatro del mundo, si bien tropezaban con Con el trascurso de los tiempos fué creciendo
ciertos inconvenientes en la carrera de la ilustra- la dificultad de levantar un edificio nuevo sin
ciora, contaban también con otras ventajas que no tropezar con otro antiguo, porque dividido el gé-

logran las que, como la nuestra, han venido á nero humano en multitud de naciones diversas,
ocupar su lugar demasiado tarde. En aquellos no solo invadía los dominios de la imaginación
tiempos primitivos no habia maestros ni modelos cada generación nueva, sino que los individuos
de esta misma generación emprendían su entra-

(1) Clemencin: Elogio de Isabel la Católica, Ilust. da por distintos rumbos, según por ellos les guia-

XVI. ban su índole, su carácter, sus hábitos y sus cos-

* History of the Conquest of Perú, mtli a preliminary View of tlie civilization of the Incas. By WilUam H. Pres-
cott, Corresponding" Member of the French Institute: of the Royal Academy of History at Madrid, etc. In Uvo volumes.

—New-York: Haxper aiid Brothers, 82 ClifF Street. M.DCCC.XLVII.


52 HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ.

tumbres. Sucedía, sin embargo, muchas veces cumentos que cada dia saca á luz la incansable
que un individuo elegía para objeto de sus tra- laboriosidad del anticuario, ó la erudita curiosi-
bajos un asunto que convenia igualmente á los dad del bibliógrafo, nos permiten volver la vista

individuos de otra nación diversa, y en tal ca- otra vez y otra á los siglos pasados para llamar-
so en vez de emprender de nuevo la obra, era los de nuevo á juicio. Hay ademas tantos mo-
mas y mas breve aprovecharse de lo ya tra-
fácil dos de escribir la historia, que una misma época,
bajado, dándole tan solo aquella nueva forma que un mismo reinado, pueden ocupar al mismo tiem-
se requeria, es decir, vertiéndolo al lenguaje co- po la pluma de dos escritores diversos, que sin
mún del pueblo que se lo apropiaba, y de aquí la lastimar para nada la verdad histórica, pueden
necesidad y conveniencia de las traducciones. presentar los hombres y las cosas bajo un punto
Mas acaso en ningún pais llegó á tal punto la de vista muy diferente, y aun llegar á resultados
dificultad como en el nuestro, porque podemos opuestos, habiendo partido ambos desde un mis-
decir que para poder llegar algún dia ala origina- mo punto.
lidad, nos faltaba el campo de las traducciones en El abandono con que se ha visto todo lo rela-
que ensayar y robustecer nuestras fuerzas. Otras tivo á nuestra historia, hasta dejar perder lo mas
naciones de las que figuran en primera línea en precioso de sus materiales, ha hecho que todavía
el mundo civilizado, nacieron de pueblos bárba- esté por escribir la mayor parte de ella. Ningún
ros y en siglos de tinieblas: su idioma fué for- objeto mas digno de ocupar la pluma de un es-
mándose poco á poco, y cuando dieron los prime- critor de ingenio, que la historia de su propio pais,

ros pasos en la senda del saber y quisieron ir pro- ninguna hay que lemayor interés, ni él
ofrezca
bando sus fuerzas, hallaron un vastísimo campo por su parte podrá hacer mayor servicio á su pa-
para sus labores en las preciosas obras de la an- tria. ¡Ay del pueblo que confia su historia á
tigüedad, y en las de otras naciones contemporá- manos estrañas, porque jamas podrá esperar jus-
neas mas adelantadas que ellas. Pero nosotros ticia! Pero las indagaciones históricas son te-
hemos nacido en el siglo XIX, y nuestra madre nidas comunmente por áridas y enfadosas, y hay
fué la España, que nos legó su hermoso lenguaje, pocas personas que tengan vocación para dedi-
y con él todos los riquísimos tesoros de su litera- carse á ellas. Así
que en nuestro pais solo
es
tura, que hasta cierto punto podemos llamar nues- hemos visto dar á luz alguno que otro trabajo de
tra. Así pues, todo
hallamos hecho, y pare-
lo esta especie, los que, sea dicho en obsequio de
cía no quedarnos otro arbitrio que lanzarnos des- la verdad, cada dia logran mas aceptación en el

de luego á la invención; cosa no muy fácil en es- público,y procuran á sus autores, si no lucro, á
te siglo y en medio de tantas agitaciones; ó co- lo menos estímulos y aplausos, cuando antes no

menzar nuestra carrera por la versión de obras lograban ni uno ni otro. Este reducido núme-
publicadas en nuestros dias, que por lo mismo no ro de obras, aunque de mérito, no podia sin em-
podemos recibirlas ya vertidas por nuestros pa- bargo formar por sí solo la literatura de la nación,
dres; y con el asombroso movimiento literario sino que era preciso que otros escritores, que no
que hoy se nota en el mundo, bastábanos esto podían ó no querían remontar tan alto su vuelo,
para ocuparnos mucho tiempo y para lucir nues- se resolviesen á marchar por la acostumbrada
tro ingenio, tanto en la buena elección de las senda de traductores.
obras, como en la fidelidad y elegancia de las tra- Generalizado entre nosotros desde muy tem-
ducciones. prano estudio de la lengua francesa, y casi
el
La historia es acaso el único ramo de la litera- desconocido el de la inglesa y alemana, ha llega-
tura que, puede decirse que se conserva intacto do á ser hoy un ramo indispensable de la edu-
por mas que se trabaje en él. A pesar del asom- cación, y un joven flécente se avergonzarla de no
broso número de obras históricas que se han es- saber hablar, ó siquiera traducir el francés. En
crito en todas las lenguas,
y en todos los siglos, esto nada habría que reprender, sino mucho que
aun quedan numerosos huecos que llenar. La alabar, sí al mismo tiempo que nuestra juventud
marcha continua de los acontecimientos, que en se entregaba con tanto ardor al estudio de este
nuestros dias se atropellan con una rapidez es- idioma universal, no hubiese descuidado el de
pantosa, ensancba sin cesar los dominios de la his- otros, que sí no tan cstendidos ni tan agradables
toria contemporánea, y el hallazgo de nuevos do- como aquel, son por lo menos igualmente útiles,
HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ. 53

y abren al que los posee las puertas de otras li- Cualquiera que por lo que llevamos dicho se
teraturas tan ricas y tan apreciaWes como la figurase que tenemos en poco el oficio de traduc-
francesa. Hace algunos años que un maestro tor, nos haria sin duda un agravio. Traducir
de inglés apenas podía hallar en México un solo es muy fácil; pero traducir bien, no es dado á to-

discípulo: hoy, por fortuna, no sucede ya esto, y dos, porque dejando aparte lo difícil que es ha-
comienza á mirarse con mas atención un idioma llar siempre en el propio idioma voces que espre-
que se divide con el francés el imperio del mun- sen esactamente la misma idea que las voces cor-

do; pero elalemán yace en un olvido lamentable, respondientes del original, lo que hace necesario
de que confiamos saldrá algún dia para que co- el valerse á cada paso de rodeos, estos no reme-
mencemos á leer, no en malas traducciones fran- dian el mal, parque las mas veces la concisión y
cesas, sino en su lengua original ó en buenas tra- energía quedan sacrificadas á la esactitud y cla-

ducciones de mexicanos, esa multitud de obras, ridad, ó al contrario. Por otro lado, suele ser
en que no se sabe qué reluce mas, si la viveza do tan diverso el estilo de las diferentes naciones y
la imaginación, ó la paciencia y laboriosidad de tan distinto su modo de espresar los pensamien-
sus autores. tos, que el traductor se ve imposibilitado de se-

Por una consecuencia natural del favor que ha guir el original, y es preciso no solo que lo tra-

logrado entre nosotros la lengua francesa, la ma- duzca, sino que lo acomode al gusto particular

yor parte de las traducciones que han visto la de su nación, si ha de traducir las ideas y no las

luz pública han sido hechas de este idioma. Por palabras del autor. Son tantas, en fin, las difi-
otro lado, los editores y periodistas mas atentos cultades que rodean á un traductor que trata de
á su interés privado que al de la sociedad de que desempeñar fielmente su oficio, que el vencerlas
forman parte, han tratado de conseguir la pro- basta á nuestro juicio para que tenga derecho á
tección del público, ofreciéndole novelas y obras una buena parte de los laureles que recoja el au-
superficiales que lisongeen las pasiones y hala- tor mismo, y aquella deberá ser mayor si ha au-

guen los sentidos, sin comunicar ninguna instruc- mentado el mérito de la obra con eruditas notas,
ción sólida, y con perjuicio las mas veces de la apéndices y comentarios. Así vemos que hay
moralidad del lector: y he aquí como de estas dos nombres bien ilustres en la historia de la litera-
causas reunidas ha resultado, que después de ha- tura que solo se ven al frente de traducciones, y
ber elegido para cebarnos en ellas las produccio- estas han valido á veces á sus autores un lugar
nes de la literatura moderna, que quizá menos lo distinguido en las academias y corporaciones li-

merecían, hayamos luego escogido entre ellas las terarias. Puede llegar á tanto el mérito de una
peores para objeto de nuestros trabajos y para traducción, que sea preferible á la obra original
dar ocupación á nuestras escasas prensas. (2), verdad esto sucede raras veces,
aunque á la

Y si á lo menos fuesen buenas las traduccio- y como proviene generalmente de las notas y ob-
servaciones que el traductor añade, nosotros siem-
nes publicadas, solo estaríamos espuestos á ser
pre seremos de opinión, que todo el que pueda
reprendidos por la mala elección; pero si á una
acuda al original para leer la ohra^ á reserva de
elección desacertada se jigita una ejecución pési-
aprovecharse también de las adiciones délos tra-
ma, resulta el conjunto mas detestable que ima-
ductores.
ginarse pueda. De este mal no se han esca-
pado, ni aun algunas de las pocas traducciones
Mas como no es posible aprender todas las

de obras de mérito que hemos visto publicar en


lenguas, y hay infinitas personas que por sus ocu-
paciones, su edad ó escasez de fortuna no pueden
esta capital. Los que
han hecho no han re-
las
dedicarse á su estudio, las traducciones contarán
flecsionado quizá, que si en todo pais un mal tra-
ductor comete un crimen literario, en el nuestro siempre con un gran número de lectores. A fal-
lo agrava la circunstancia de que siendo tan di-
fíciles las ediciones,una vez publicada y vendi- (2) Solo citaremos la Historia de los Borlones de Es-
paña, escrita en ing-lés por Coxe, cuya traducción france-
da una mala traducción y engañado el público
sa por Muriel es preferible, en concepto de algunos, á la
con ella, es ya imposible que otro venga á sacar-
obra original. Si los señores Cortina y Hugalde hubie-
le de su engaño, presentándole la versión legíti-
sen concluido su traducción de la Historia de la literatti-
ma y verdadera, porque se espondria á no ven- ra española, por Bouterwek, no hay duda que seria mu-
der ni un solo ejemplar de ella, cho mas apreciable rj^ue el original alemán.
roM. II. — III.
.

54 HISTOKIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ.

ta de traducciones castellanas de las obras italia- ladas, débiles y espuestas á ser presa de la pri-

nas, inglesas y alemanas, tenemos las mas veces mera nación poderosa que quiera sojuzgarlas.
que conformarnos con leerlas en malas versiones En nosotros fué mas grave este error, por ser, á .

francesas, que precisamente tienen que sufrir una causa de nuestra posición geográfica, los prime-
segunda trasformacion, conforme vamos leyén- ros que debíamos resistir el choque de unos veci-
dolas; de manera que cuando llegan á nosotros nos fuertes, audaces y ambiciosos; mas preferimos
las producciones originales, vienen en tal estado, ligarnos con ellos, sin duda para que nos prote-
que ni el mismo autor las conociera (3). Muy giesen con su poder, sin acordarnos de la conoci-
útil seria, pues, que tuviésemos vertidas á nues- da fábula del Paseo de la olla de barro con la de
tra lengua con fidelidad y elegancia todas las hierro. Las consecuencias de aquel error ya las
obras de que se envanecen las demás naciones, y estamos palpando. Por consiguiente, considera-
cada paso que se dá para llegar á este fin, lo con- mos hoy como muy importante todo cuanto pue-
sideramos como un adelanto positivo, como un da contribuir á estrechar nuestra amistad con
trabajo digno de elogio, y como un título de glo- las otras repúblicas hispano-americanas; á dar-
ria para nuestro pais. nos á conocer su historia, sus leyes, sus produc-
Tales son las ideas que nos han ocurrido, y que ciones, y el carácter de sus habitantes: en suma,
solo apuntamos brevemente, porque carecemos cuanto tenga relación con ellas.

de espacio y de tiempo para ampliarlas, al saber Por mas que les hayan agitado y empobreci-
que va á publicarse en esta capital una traduc- do las discordias, el Perú conserva siempre su
ción de la Historia de la conquista del J^erii, es- antiguo renombre, y los tesoros qiTO derramó á
crita en inglés porW. H. Prescott, y publica- manos llenas en la empobrecida España, harán
da en Nueva- York el año de 1847. que jamas se borre de la memoria de los españo-
Es ciertamente satisfactorio el ver, que en me- les. Aquel era el primer vireinato de las inmen-
dip de esa multitud de escritores frivolos ó per- sas posesiones de la América: el de México, que
niciosos que se traducen y publican diariamente, podria haber contentado la ambición de un so-
haya todavía quién sepa dirigir sus miradas por berano, solo le servia de escala, y se consideraba
entre ese caos, para descubrir obras de mérito y como un ascenso el ser trasladado al Perú. La
sacarlas de la oscuridad de su lengua primitiva. historia de su conquista es lo mas grande que
La que vamos á ecsaminar tiene para nosotros presentan los gloriosos y sangrientos anales de
doble importancia, por ser salida de la misma los hechos de los españoles en el Nuevo-Mundo,
pluma que con tanto acierto escribió la Historia en valor, en constancia, en perfidia y en crueldad
de México, y por referirse á otra
la conquista ele Su imperio era el mas opulento y civilizado de
república que reconoce el mismo origen, profesa la laAmérica, y sus monarcas tenian á mengua el
misma religión, habla la misma lengua, y se go- deber su origen á nadie, que no fuese la divini-
bierna del mismo modo que la nuestra. dad misma.
Fué á la verdad desgracia, digna de lamen- Mas acerquémonos á la obra del Sr. Prescott,
tarse, que elevadas las colonias españolas al ran-
de que insensiblemente nos íbamos apartando, y
go de naciones independientes, no aprovechasen en ella hallaremos la mas propia y acabada pin-
esta circunstancia para estrechar en provecho tura de aquel imperio casi fabuloso, y de las inau-
mutuo las relaciones que ya les unian; antes apar- ditas hazañas del puñado de aventureros que le
tándose cada vez mas, han venido á quedar ais- borró de la lista de las naciones.
Dedica el autor el primer libro, de los cinco

A tanto ha llegado el abandono en este punto,


en que divide su obra, á presentarnos un cuadro
(.3) que
hay obras y dceumentos escritos oririinalvicnfe en castella- de la civilización de los Incas, para que, como él
no, que solo conocemos por sus traducciones francesas. mismo dice: "el lector se imponga del carácter y
Baste citar la preciosa colección de documentos inéditos condición de esta raza estraordinaria, antes de
relativos á la historia de America, publicada por Mr. Tcr- pasar á la historia de la conquista." Si el cua-
naux-Compans, en la que se hallan muellísimos papeles
de la famosa colección del historiógrafo Muñoz, que jamas
dro de la civilización mexicana que precede á la
han visto la luz pública en cíietellano, ni hay esperanza "Conquista de México," ha sido calificado por un
de que la vean. Por fortuna las traducciones son esce- juez competente do "el mas brillante, compacto
lentes.
y acabado sinopsis que el mejor ingenio pudiera
HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ. 55

formar de la historia antigua, para dar á conocer tribus que vinieron á poblar nuestro suelo: sabe-
el estado físico, intelectual y moral que guardaba mos, ó á lo menos creemos saber, los nombres de
la raza americana al tiempo de su descubrimien- sus reyes, y los acontecimientos mas notables de
to," no acertamos nosotros con otra calificación sus reinados, y aun poseemos dos Historias anti-
qae pueda convenir mejor al de la civilización guas de México., que merecen este nombre, escritas
peruana, que tenemos á la vista. En él ba reu- por dos sugetos contemporáneos que jamas se co-
nido su autor cuanto hay de precioso en las mu- nocieron ni trataron, y que sin embargo coinciden
chas obras que ha consultado para formarle, y si de un modo notable en los puntos capitales y en
bien se aprovecha con frecuencia de los trabajos no pocos pormenores.
de no
Grarcilazo, es esta la única fuente donde Mas en el Perú, todo lo que sus naturales al-
ha ido á beber sus noticias,como ha sucedido canzaron para suplir la falta de la escritura, fue-
generalmente á los que hasta aquí han tratado es- ron los famosos quipos., invención escelente, sin
te asunto, sino que con su acostumbrada diligen- duda alguna, en sus manos, para facilitar los cál-
cia ha desenterrado del polvo de los archivos va- culos aritméticos; pero de todo punto inútil en
rios manuscritos interesantes que arrojan nueva nuestro concepto, para perpetuar la memoria de
luz sobre aquellos oscuros tiempos, y le han pues- los acaecimientos. Perdida esta, ó conservada tan
to én estado de corregir, apoyado en buenas au- solo por la tradición, de nada servia que los eu-
toridades, muchos errores de Grarcilazo, á quien ropeos les revelasen las maravillas de la escritu-
ta.1 t'ez se ha dado demasiado crédito. (4) ra, porque esta era inútil para quien hada sabia
Las antigüedades del Perú, mas desgraciadas de los sucesos pasados, y por lo mismo nada ver-
aún que las de México, han quedado envueltas dadero podia comunicar á la posteridad. Los
en densas tinieblas, y solo se reducen á una ma- misioneros y conquistadores callaron, ó trataron
sa confusa de tradiciones, que los escritores mo- el asunto muy por encima, según los informes-
dernos se han afanado en vano por desenmara- verbales, mas ó, menos esactos, que recibieron, y
ñar. Los peruanos ignoraban absolutamente el solo Grarcilazo se presentó á desempeñar la ar-
arte divino de la escritura, y ni aun acertaron á dua tarea de revelar por completo á los europeos
suplir su falta por medio de geroglíficos, mas ó los misterios de la historia de su pais. En su
menos imperfectos, como hicieron los mexicanos. obra, destinada mas bien á corregir los yerros
Estos alo menos dejaron consignadas en sus ma- de los escritos españoles, reunió cuanto pudo re-
pas y pinturas, las fechas de los acontecimientos velarle la tradición de sus paisanos, y se remon-
mas notables, y los individuos de la generación tó hasta el origen del imperio. Mas en toda ella
que presenció la conquista, instruidos en el arte no se encuentra una sola fecha, ni una sola refe-
de descifrar estos símbolos, tan oscuros para no- rencia á un monumento histórico, porque no lo
sotros, cuando después adquirieron de sus con- habia; así pues, la obra de Garcilazo es tan pre-
quistadores el conocimiento de los caracteres eu- ciosa para conocer el estado físico, moral y polí-
ropeos, pudieron trasladar, con mas ó menos esac- tico de sus antepasados, como inútil para todo lo
titúd, el contenido de aquellas pinturas á las his- que respecta á la historia del pais antes de la
torias que escribieron, unos en su propia lengua, conquista.
y otros en la castellana. Sus trabajos, unidos á Medio siglo después vino Montesinos, y en sus
los que nos dejaron los primeros ministros evan- Memorias antiguas (5) nos refirió la historia de
gélicos, habrían formado un precioso cuerpo de los Incas, apoyado en tan buenas autoridades co-
documentos históricos de inestimable valor, si el mo Grarcilazo, ó mejores, sin coincidir con este,
zelo indiscreto, la falsa política, la codicia, y so- ni en número, ni en el orden, ni auu en
el los
bre todo mas punible descuido y abandono, no
el
nombres de los soberanos que rigieron aquel di-
lo hubiesen reducido á un miserable esqueleto, latado imperio. Ni uno ni otro escritor (lo di-
en donde solo á fuerza de fatiga y perseverancia remos francamente) merece la confianza del que
puede recogerse alguna noticia auténtica. Ape- busque en la historia algo mas que ficciones
gar de eso, conocemos aprocsimadamente las épo- agradables con que entretener sus horas de ocio;
cas de las pricipales emigraciones de las diversas los Incas, á pesar de su origen divino, su opu-
y

(4) Mr. Ternaux. (5) Colección de Ternaux, tomo 1 7.


56 HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ.

lencia, su poderío y sus hazañas, deberán sei" trasen á formar parte del imperio como amigos,
condenados á participar de la suerte de tantos y no como enemigos,
otroSj no nienoa dignos de fama, que, "El trato que daban á los piieblos conquista-
dos, no ofrece menor contraste, si se compara con
.... ebbero imperi el que acostumbraban darles los aztecas. Los
E densa Dotte é la memoria loro !
vasallos mexicanos se veian oprimidos de escesi-
vos tributos y de frecuentes levas; no se atendía
No es nuestro ánimo dar al lector una noticia para nada á su bienestar, y llegaba la opresión
circunstanciada de todo lo que contienen los cinco hasta donde alcanzaban á sufrirla las fuerzas del
capítulos en que el autor dividió este primer li- oprimido. Manteníanles sujetos y en continuo
bro, porque para ello seria necesario copiarle ca- temor con ha-
las fortalezas y guarniciones, y les
si á la letra. Baste decir, que dejando á un lado cian ver constantemente que no formaban una
las patrañas que afean la historia de la antigua parte integrante de la nación, sino que eran tan
América, en él se halla reunido cuanto se sabe solo un pu.eblo conquistado y sometido á su yu-
acerca de las leyes, costumbres, usos, religión y go. Los Incas, por el contrario, admitían des-
gobierno de los antiguos peruanos, depurado to- de luego á sus nuevos subditos á la participa-
do en el crisol de la mas severa crítica, y apoya- ción de todos los derechos de que gozaba el res-
do por numerosas citas y estractos de las autori- to de la nación, aunque les obligaban á confor-
dades originales. Las últimas páginas están des- marse con las leyes y usos antiguos del imperio;
tinadas á un breve paralelo entre los aztecas y vigilaban con una especie de paternal solicitud
los peruanos, y por tocarnos esto mas de cerca, sobre su bienestar y seguridad personal. Liga"
y para que el lector vaya formando idea del es- da de este modo aquella heterogénea población
tilo y lenguaje de nuestro autor, estractamos á por el común interés, estaba animada toda de un
continuación los párrafos mas notables. mismo espíritu de fidelidad que daba nueva fuer-
"Al practicar eesámen (el de la civiliza-
este za y estabilidad al imperio, á medida que iba en-
ción de los peruanos), no podemos menos de no- sanchando sus límites: no sucedía así con las tri-

tar la falta absoluta de semejanza entre estas ins- bus que sucesivamente iban sometiendo á su yugo
tituciones y las de los aztecas; es decir, las del los mexicanos, porque como solo se mantenían uni-
otro pueblo que en este continente americano das por la fuerza física, estaban dispuestas á se-

marchaba al frente de los demás en la senda de pararse tan pronto como esta fuerza llegase á fal-
la civilización, y cuya monarquía era tan notable tar. En la política de las dos naciones se ve el

en la parte septentrional, como la de los peruanos contraste del principio del temor, comparado con
lo era en la meridional. Ambos pueblos llega- el del avior.
ron á las elevadas llanuras de las cordilleras
y "No se parecían mas aquellos pueblos en los
entraron en la carrera de las conquistas, probable- principales puntos de su sistema religioso. To-
mente en épocas no muy distantes una de otra. das las divinidades del Panteón Azteca, partici-
Y es digno de notarse que las regiones altas de
paban mas ó menos del espíritu sanguinario del
las cordilleras hayan sido en laAmérica el lugar terrible Dios de la guerra, que las presidia, y su
escogido por la civilización, en uno y otro hemis- ridículo ceremonial terminaba casi siempre con
ferio. «
sacrificios humanos y banquetes de antropófagos.
'•Las dos naciónos siguieron en su carrera mi- Los ritos de los peruanos eran de naturaleza mas
litaruna política muy diversa. Los aztecas, inocente, pues se dirigian aun culto mas espiri-
animados de un inaudito espíritu de ferocidad, tual. La adoración de los cuerpos celestes es la
hacian una guerra de esterminio, scnaiando sus que mas se aprocsima á la del verdadero Dios,
triunfos con el sacrificio de millares de cautivos; porque al verlos marchar por sus lucientes órbi-
al paso que los Incas, aunque proseguían sus con- tas, parecen los emblemas mas apropiados de su
quistas con igual tenacidad, preferían adoptar beneficencia y poder.
una política mas .suave, sustituyendo la negocia- "Ambos pueblos manifestaron igual destreza
ción y la intriga á la violencia, y tratando á sus en las obras pequeñas de las artes mecánicas; pe-
adver.sar¡o.3 de manera que no quedasen privados ro en la construcción de grandes obras públicas^
de log medios de subsistir en lo venidero, y en- cominos, ncueductos. canales, &c, y cu la agricul-
HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ. 57

tura con todos sus pormenores, eran infinitamen- Almagro y Fernando de Luque. para hablar des-
te superiores los peruanos. Es estraño que los pués, del famoso contrato celebrado entre estos
dejasen tan atrás sus rivales, en sus esfuerzos pa- tres individuos para la conquista de las nuevas
ra cultivar el entendimiento, y sobre todo, en la tierras que aun estaban por descubrir. La ma-'
astronomía y en el arte de comunicar las ideas yor parte de este libro está ocupada con la rela-
por medio de caracteres visibles. Cuando conside- ción de los inauditos trabajos sufridos por los
ramos el mayor adelanto de los Incas, y les ve- aventureros españoles en los horrorosos pantanos
mos quedarse tan inferiores á sus rivales los az- y bosques de la costa, donde acosados por el ham-
tecas, en estos puntos, solo podemos esplicarlo re- bre, la fatiga, las enfermedades y los elementos,
flecsionando que, según todos los indicios, estos si alguna vez llegó á desmayar su ánimo, jamas
últimos debieron su ciencia á la raza que les pre- cedió el de su heroico capitán. Trece compañe-
cedió en aquel pais: raza misteriosa cuyo origen ros tan solo permanecieron fieles á su lado, cuan-

y cuyo paradero en vano se afana el historiador do se presentó á todos la ocasión de poner término
por averiguar; pero que pudo ser que, para liber- á sus miserias, y el espectáculo de aquellos cator-
tarse de sus feroces invasores, buscase un asilo ce hombres abandonados en una roca solitaria, en
en las regiones del centro de América, en donde medio del Océano, un buque que los sacara
sin
hallamos en los restos de magníficos edificios, los de allí, y persistiendo en llevar á cabo la conquis-
mas monumentos de la civilización indíge-
bellos ta de un poderoso imperio, no tiene paralelo en

na. A este pueblo mas culto es al que se aseme- la historia.

jaban mas los peruanod en su organización inte- Seria largo referir todos los cambios que sufrió
lectual y moral, y á él debieran ser comparados. la suerte de Pizarro en su largas y penosas corre-
Si hubiese continuado estendiéndose el imperio rías por aquellas ingratas costas, hasta que cercio-
de los Incas, al paso que iba <!uando ocurrió la rado de la ecsistencia de las regiones que busca,
invasión de los españoles, las dos naciones hubie- ba, pero desesperando de poder conseguir en las
ran en breve venido á las manos, ó acaso habrían colonias la protección que era indispensable para
llegado á ser amigas. emprender su conquista, resolvió presentarse per-
"Los mexicanos y los peruanos, tan diferentes sonalmente en la corte de España, á solicitar la
en el carácter de su civilización respectiva, igno- autorización necesaria para obrar por sí solo, sin
raban mutuamente su ecsistencia, según toda pro- depender para nada del gobernador de Panamá.
babilidad, y es estraño que durante la ecsisten- Desde el regreso de Pizarro á la América co-
cia paralela de sus imperios, ninguna de aquellas menzó verdaderamente la conquista del Perú;
semillas de las ciencias y las artes que pasan in- mas no nos detendremos á analizar el tercer li-
sensiblemente de unos pueblos á otros, se abrie- bro de la historia, porque comprende sucesos bas-
se camino á través del espacio que separaba las tante conocidos; y sin advertirlo nos vamos esce-
dos naciónos. Ellas son un ejemplo interesante diendo de los límites que al principio nos había-
de las diversas direcciones que puede tomar el mos fijado.
entendimiento hiimano para salir de las tinieblas naturales del Perú, cualquiera que
Como los
de la barbarie á la luz de la civilización." (6)
fuese la causa, no opusieron á sus invasores la re-
En el segundo libro quiso el autor darnos una sistencia que debia aguardarse de un pueblo be-
relación circunstanciada del descubrimiento del historia de su conquista no inspira, con
licoso, la
Perú, desde las primeras noticias que el ilustre
mucho, el mismo interés que la de México. En
descubridor del mar del Sur, Vasco Nuñez de hecho mas notable es la prisión
la del Perú, el
Balboa, tuvo de aquellas encantadas regiones,
de Atahuallpa; negro borrón de perfidia y cruel-
hasta la llegada de Francisco Pizarro á Tumbez.
dad que echaron aquellos aventureros sobre las
Al aparecer por primera vez en la eseena el fu- armas de su nación, y que agravaron con la cruel
turo conquistador del Perú, convenia darle á co-
muerte del infeliz monarca. El sitio del Cuzco
nocer á los que pronto van á escuchar la relación
es á la verdad muy honorífico al valor de aque-
de sus hazañas; y por eso el autor trazó en bre- llos naturales; pero el mal écsito de su insurrec-
ves líneas su biografía, así como las de Diego de ción, que en tan grave .peligro puso á los españo-
les, ha hecho que se les juzgue como se juzga
(6) Tomo I. P. 161. siempre á los que no logran realizar sus intentos.
.

58 HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ.


TT 1
Así pues, la parte mas interesante de la conquis- co Hernández Girón, que no pusiesen en peligro
ta del Perú no es la sujeción de los indígenas, el gobierno de la audiencia, y tres años de guer-
sino las sangrientas discordias que brotaron entre ras civiles, bien merecían el consagrarles un par
los mismos españoles, conviertiéndoles en verdu- de capítulos. Y eso era tanto mas necesario,
gos de sus propios hermanos. En ellas pereció cuanto que la relación de esos sucesos solo se ha-
la flor de los conquistadores: sucumbieron sus dos lla en obras antiguas, escasas, y de difícil adqui-
gefes: olvidóse, la antigua lealtad castellana, y el sición. (9)

imperio del Perú parecía tan perdido para la co- Quizá en esto se dejarla llevar algo nuestro au-
rona de Castilla, como antes de que se descubrie- tor del ejemplo de Robertson, quien igualmente

se. Al terminar la lectura del cuarto libro, en que termina su relación de la Conquista del Perú, con
el autor amontonó todos estos horrores, se sien- el regreso de Gasea; pero en la obra de este autor,
te el corazón oprimido, y se desea volver la vista la conquista de aquel pais solo es un episodio de
á escenas menos dolorosas. la Historia general que escribía, al paso que en
Mas la corte de España no podía ver con indi- la del Sr. Prescott es el objeto único y esclusivo.
ferencia la continuación de semejantes desórde- Pudo suceder también que se figurase que con eso
nes, é incapaz de reprimirlos por la fuerza, deter- destruía la unidad en el plan, de cuya conserva-
minó el echar mano de
blandura y lenidad.
la ción se muestra tan solícito, aunque á nosotros
Tuvo la fortuna de escoger para tan delicada co- nos parece que, en vez de perjudicarla, la hubiera
misión hombre mas á propósito, sin duda, para
al favorecido, no dejando á la espalda del lector nin-
desempeñarla, y el licenciado Pedro de la G-as- gún acontecimiento notable, y llevando hasta su
Perú, sin un soldado y sin dinero
ca, llegado al conclusión la historia de los Incas, ya que la ha-
alguno, unas veces castigando, y otras conven- bía tomado desde sus principios. (10)
ciendo y perdonando, sofocó la rebelión, pacificó En el rápido ecsámen que hemos hecho de la
el pais, organizó el gobierno, y regresó á España obra del señor Prescott, nos ha sido imposible
cargado de tesoros para la corona, y él tan pobre detenernos en todos aquellos pasages en que las
como cuando se embarcó en Sevilla. (7) opiniones del autor difieren de las nuestras, y
Con el regreso á España del presidente G-asca, ademas, ha contenido nuestra pluma la conside-
termina nuestro autor el quinto y último libro de ración de que probablemente nosotros seremos los
su Historia; y quédanos el sentimiento de que no equivocados. Así es que cerraremos este largo
continuase refiriendo los sucesos posteriores, has- artículo, con solo algunas reflecsiones generales.

ta la completa pacificación del vireinato y abdi- El señor Prescott tuvo la fortuna de escoger
cación del último vastago de los Incas. Apenas para sus trabajos un asunto muy poco tratado to-
habla en unas cuantas líneas de la tentativa he- davía. Robertson destinó el sesto libro de su
cha por los hermanos Contreras, para apoderarse Historia de América, á la conquista del Perú;
de los tesoros y de la persona de G-asca, al tiem- pero sobre ser por necesidad muy sucinto, solo
po de atravesar el istmo, y da por asegurada la bebió sus noticias en las fuentes mas comunes,
paz en el Perú, con las medidas tomadas por el según se infiere de las citas que se hallan al pié de
presidente Gasea. No fueron, sin embargo, tan sus páginas, en que no se hace mención de un so-
insignificantes las agitaciones qué siguieron á su lo manuscrito. El gobierno español jamas ha
partida, (8) especialmente la rebelión de Francis- cuidado de que la Conquista del Perú se es-

(9) El principal historiador de los sucesos del Perú,


(7) E.ste hombre estraordinario fué acaso el único de posteriores á la partida de Gasea, es Dieg'o Fernandez, lla-
los que figuraron en los sucesos del Perú, que no tei-minó mado el Palentino;y á pesar de haber hecho las mayores
sus diíis con una muerte violenta. hemos podido hallar en México un ejem-
diligencias, solo

plar de la segunda parte de su obra.

(8) "Con la muerte y destrucción de Gonzalo PizaiTo


y de sus capitanes y macse de camj»o, no quedó seg-uro de (10) Nos han informado que el traductor trata de lle-
levantamientos y alborotos aquel imperio llamado Perú; nar este hueco, aüadieado un Apéudtao que conteng'a la
antes con via^/ores escándalos, como lo dirá la historia." relación de estos sucesos. Celcbrariamos que así lo hio¡e_

Garcilazo: Comentarios Reales, (Córdoba, 1617.) Parte2. se, porque con este trabajo aumcntaria mucho el mérito de
Lib. ü. Cap, 1 la obra.
HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ. 59

universal aplauso entre los literatos de la Penín-


criba sobre documentos auténticos; <y parece que
sula. Para que los Estados-Unidos produjesen
toda la atención de sus cronistas se dirigia á la
historiadores, era preciso que estos acudieran á
de México, que escribieron Solis y Pulgar. No
buscar sus asuntos á j)aises estrangeros, porque
sabemos en qué habrá consistido este abandono,
considera aquel es un pueblo sin historia, que con la obra
que parecerá tanto mas notable, si se
de Bancroft, últimamente publicada, tiene lo bas-
que en la metrópoli se tenian aquellas provincias
Mate- tante para saber su origen; y así, nada era mas na.
por las mas importantes de la Amésrica.
tural que dedicar sus plumas á inmortalizar las
riales, los habia en abundancia, según ha venido
glorias de la nación que descubrió el Nuevo Mun-
á demostrarlo señor Prescott, y no faltaban, ni
el
do, en que ellos vieron la primera luz.
faltaron nunca en España ingenios capaces de
En todo el curso de la obra que essaminamos,
aprovecharse de ellos, como lo hizo el señor Quin-
se muestra el autor mas favorable á la raza indí-
tana en la Biografía de Pizarro, que escribió pa-
Esta, mas gena, que en la "Conquista de México," y parece
ra sus "Vidas de españoles célebres."
que su nuevo héroe no logró con él tanto favor
que una biografía, es un compendio de la Con-
como el afortunado Cortés. Reprueba á menu-
quista del Perú, escrito en vista de los mejores
documentos, con una imparcialidad y buena fé tan
do, y en términos no muy suaves, la conducta de
los conquistadores, aunque á la verdad, los esce-
poco comunes, y con tal pureza y elegancia en el
sos de estos fueron mayores en el Perú que en
lenguage y estilo, que cuando se comienza su lec-
México, y era preciso por lo mismo, que el histo-
tura, cuesta trabajo dejar el libro de las manos.
riador imparcial les tratase con mayor rigor. Sin
Por desgracia Pizarro sucumbió bajo el puñal del
duda-que considerada bajo el aspecto de la impar-
asesino, antes de ver asegurada su conquista, y el
cialidad, la "Conquista del Perú" es superior á
plan del señor Quintana le ecsigia levantar la plu-
la "Conquista de México," y ni aun se ha permi-
ma tan luego como su héroe desapareciese de la
conquistador del Pe- tido el autor con tanta frecuencia aquellas burlas
escena. Así lo hizo; y si el
ofensivas á la religión, que tanto lastiman nues-
rú hvxbiese vivido, como el de México, lo bastan-
tros oidos, aunque no se ha curado del todo de
te para ver los frutos de su conquista y la ingra-
este defecto. Reina, sin embargo, en toda la obra
titud de su soberano, la obra del señor Quintana
habria contribuido mucho á llenar este hueco que un espíritu de tolerancia, muy honorífico para el

se nota en la historia de la España. autor, quien está muy lejos de juzgar de los hom-

Cúpole también esta vez al señor Prescott la


bres y de las ideas del siglo XVI, con aquella ri-

dicula severidad de otros escritores protestantes^


gloria de llenarlo, y es de notar lo mucho que la
que solo descubren por todos lados superstición
historia de aquel pais debe á los escritores anglo-
El señor Prescott y fanatismo, y se empeñan en calificar los suce-
americanos de nuestros dias.
sos ocurridos hace trescientos años, con arreglo á
ha buscado en ella el asunto de las tres obras
que lleva publicadas, y el de la cuarta las ideas que hoy dominan, queriendo que todos
históricas
los hombres fuesen superiores á su siglo. Esta
en que trabaja actualmente. (11) Todo el mun-
clase de escritores se ha esmerado principalmente
do conoce y admira los escritos de Washington
Irving, el escritor mas popular de la América del
en desacreditar á los misioneros, pintándolos con

Norte, y sus principales obras, como son la "Vida los mas negros y nosotros no podemos re-
colores,
*
de Colon," la "Conquista de Granada," y los "Via- sistir al deseo de presentar á nuestros lectores la

ges de los compañeros de Colon," han merecido pintura que el señor Prescott hace de estos varo-
nes apostólicos.
"Los frailes de Santo Domingo, los de la Mer-
(11) Según nos han informado .se ocupa en la actuali-
ced, y otros misioneros se entregaron entonces
dad el señor Prescott en escribir la historia del reinado
de Felipe II, asunto á la verdad delicado; pero las cualida-
con gran zelo á la obra de la conversión .... No
des que ya ha desplegado en sus anteriores obras, nos ha- eran todos ellos como el obispo del Cuzco, (12) ni
cen confiar que saldrá airoso de su empeño. Ademas de
sus tres obras históricas, ha publicado el autor un grueso
volumen de sus obras sueltas, por las que se advierte que, (12) El señor Prescott no pierde ocasión de censurar al
si bien las indagaciones históricas son el objeto principal P. Valverde, y es preciso confesar que su conducta en los
de sus trabajos, ha recorrido también con fruto los amenos negocios del Perú, no fué á veces la que correspondía á un
campos de la literatvu"a. ministro de paz.
60 HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ.

tenían el corazón tan endurecido por el fanatis- grientos anales de las colonias españolas, se ali-

mo, que no dieran entrada á la compasión hacia via el corazón al reflecsionar,como es justo, que
los infelices indígenas. La mayor parte eran la misma nación que producía aquellos crueles
hombres de singular humildad, que seguían las conquistadores, enviaba también sus benéficos mi-
huellas de los conquistadores para ir sembrando sioneros, y difundía la luz de la civilización cris-

las semillasde la verdad, y con el zelo .mas des- tiana hasta las regiones mas distantes del Nuevo-
interesado se consagraban esclusivamente á la Mundo." (13)
propagación del Evangelio. Con sus trabajos Conocida es la esactitud del señor Prescott en
apostólicos dieron á conocer que eran verdaderos las citas, y su escrupulosidad en imponer á cada pa-
soldados de la cruz, y que na era un vano alarde so á sus lectores de las fuentes á donde ha ido á
el empeño tan decantado de plantar sus estandar- tomar sus noticias. Como la mayor parte de los
tes en el corazón de las naciones paganas. materiales de que se valió para la formación de
"Las conquistas de los españoles se distinguen la presente obra, se componía de manuscritos
muy honrosamente de las de otras naciones, por inéditos, ha multiplicado las citas de estos, y se
sus esfuerzos para convertir á los infieles. Los encuentran trozos de bastante estension al pié
puritanos, con igual zelo religioso, trabajaron de las páginas. Ha insertado
ademas por via de
comparativamente poco en la conversión del in- Apéndice y en su idioma original, otros estractos
dio; dándose, á lo que parece, por intentos con mas estensos, y aun documentos enteros. De es-
haber conseguido para sí propios el inapreciable tos manuscritos se han publicado después algu-
privilegio de adorar á Dios á su modo. Otros nos en la apreciable "Colección de documentos
aventureros que entraron en el Nuevo-Mundo, inéditos para la historia de España." Mientras cor-
hacian tan poco caso de la religión, que no debia rió la redacción de esta obra á cargo del ilustre
aguardarse que se afanasen mucho por esten- Navarrete, éste insertó en ella muchos documen-
derla entre los salvages. Pero los misioneros es- á la América; pero tan luego como
tos relativos

pañoles han mostrado siempre el mas vivo inte- faltó su nombre en el frontispicio del 6. '^ volu-

rés por el bien espiritual de los indígenas. Mer- men, no vuelve á encontrarse uno solo. (14) Su
ced á sus esfuerzos, se levantaron iglesias mag- muerte fué un golpe mortal para la historia de
níficas, se fundaron escuelas de primeras letras, las colonias españolas.

y no perdonaron medio alguno para difundir por La edición de la Conquista del Perú, es her-
todas partes el conocimiento de las verdades re- mosa y correcta, y va ademas adornada con
ligiosas. Penetraron solos en las regiones mas los retratos de Pizarro y de Grasca, un mapa del
remotas é inaccesibles, ó como el benéfico Las Perú, y facsímiles de dos firmas del conquistador.
Casas, en Cumaná, y los jesuítas en el Paraguay En suma, nada falta á la obra para hacerla
y las Californias, reunieron á sus discípulos in- digna de ocupar un lugar en las mejores biblio-
dios en poblaciones, reduciéndoles á vida civil. tecas, y si el mérito de la traducción que va á
En todos tiempos han estado prontos estos vale- publicarse corresponde, como lo deseamos, al del

rosos sacerdotes á alzar su voz contra las cruel- original, no dudamos recomendarla eficazmente
dades de los conquistadores, ó contra la avaricia á nuestros lectores.
no menos destructora delos colonos; y cuando sus México, Julio 1. ° de 1849.—i^ M
reclamos, como sucedía con frecuencia, nada po-
dían conseguir, no por eso dejaban de consolar (1.3) Tomo II. P. 7.
al afligido, enseñando al pobre indio á confor-
(14) Esta observación solo debe aplicarse á los once
marse con su suerte, é ilustrando su estraviada
tomos de esta obra que tenemos en nuestro ¡Doder: si se ha
inteligencia con la revelación de una vida futura publicado algún otro posteriormente, no lia llcg'íido á nues-
mas justificada y mas feliz. Al recorrer los san- tras manos.

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'm^^^s-

Pasad, nubes fantásticas, que tomáis en el in- ¿Ves cómo van cubriendo sus ne-
los árboles

vierno ya la figura de colosales serpiertes, ya la gros ramages de pequeñas y verdes hojuelas, có-
de altísimas montañas, ya la de monstruos espan- mo los tallos comienzan á brotar de la oscuridad

tosos. de la tierra, cómo las praderas se van cubriendo


Pasad, espesas neblinas que cubrís las copas de de una delicada alfombra? Es la vuelta de las
los árboles desnudos de hojas, y cubiertos de flores.

hielo. ¿Ves en el horizonte unas líneas negras que


Pasad, vientos silbadores, que hacéis estreme- ya se estienden, ya se acortan y avanzan rápida-
cer la choza del pastor. mente? Son las golondrinas que vienen de sus
Pasad, horribles tempestades del invierno, que lejanos viages á saludar la vuelta de las flores.
hacéis zozobrar la nave solitaria en medio del ¿Oyes los trinos del clarin de las selvas; escu-

Océano. chas los arrullos de las tórtolas, los tímidos gor-


Pasad, pasad breve, que Malvina, sentada jun- geos del canario zeloso, los acentos del cenzontle
to al fuego de la chimenea, se estremece con el enamorado? Las aves como tú, estaban tristes
silbido del viento, se oprime su corazón cuando con el invierno y con las nieblas, y saludan á la
por entre las vidrieras y cortinages ve un cielo vuelta de las flores.

sombrío y opaco, y suspira cuando contempla que Inclina tu vista al suelo, y encontrarás al in-
la neblina que reposa sobre los mustios prados secto de esmalte, con sus alitas de espuma, que
parece un velo fúnebre tendido sobre el yerto ca- lleno de vida trepa por los tallos para buscar su
dáver de una virgen. habitación en la corola de las flores. Escucha
Ven, Malvina mia; estrecha mi brazo con tu el zumbido de la diligente abeja que comienza á
blanca mano, y sonrie por la vuelta de las flores. hacer sus visitas á los nectarios de las flores, por-
¿Ves aquel pequeño espacio azul, que por en- que cuando las flores vuelven, los hombres y los
tre dos nubes rotas se percibe en el firmamento? animales se llenan de júbilo.
Dentro de pocos momentos tus ojos verán una Sigue, sigue conmigo, y después de pasar por
luz radiante; podrás contemplar diáfana y pura los bosques alegres y poblados de pájaros, por
la ancha bóveda celeste que cubre el mundo. Es los jardines llenos de botones prócsimos á abrir-

la vuelta de las flores. se, y por los prados cubiertos de céspicd, tus plan-

¿Sientes una brisa tibia y perfumada que jue- tas pisarán la menuda arena de las riberas de la
ga entre tus cabellos, y por intervalos acaricia y mar.
besa tus megillas? Es la vuelta dw las flores. Contempla el mar, Malvina mia, No cruje ir-^

TOM. n.— ixi. •


62 LA VUELTA DE LAS FLORES.

litado con la tempestad; no levanta sus olas co- turaleza y no quiere turbar con sns rugidos la

mo lasmontañas de una encrespada sierra; sus tranquila estación del amor y de las flores.

asuas no tienen un sombrío color. La palidez de tu rostro ha desaparecido; las


Contempla el mar, Malvina; quieto, tranquilo, sombras que formaban un círculo al derredor de
enviando suavemente á la playa las algas mari- tus ojos se han borrado; tus pupilas centellean

nas y las plateadas conchas. Sus aguas tienen la luz de la alegría; tu boca de carmin sonríe, y
nn verde hermoso, semejante al de las praderas tus manos buscan instintivamente los tallos para

y valles; la brisa levanta de su superficie suaves acariciar las rosas.

y blancos copos de espuma. La nave boga sere- Tú también, Malvina, eres como las flores: du-
na y tranquila, y el marinero canta alegres can- rante el invierno, sufres y te marchitas^ y la luz
ciones. Es porque las flores vuelven a la tierra, y las brisas te vuelven la vida, cuando vuelven
porque el mar toma parte en esta fiesta de la na- las flores.— M P.
AAA%e@@@@'^%w^ ^>^A/^6^@@^^'^^^^^^^^A%e@©y@@^^^^^

rts\

(LEÍDA EN EL PRIMER ANIVERSARIO DEL ESTABLECIMIENTO


DE LA SOCIBDAB LITERARIA DE PUEBLA.)

Como pierde la flor su lozanía Y sus dulces palabras escuchamos;

Y el cáliz dobla en el estivo Mayo, Nos late aún el corazón; cobarde

Si ardentísimo rayo No el ánimo remiso se amedrenta,


Desde el alto zenit el sol le envia; Que osado, al porvenir pidióle cuenta
Así de juventud en la mañana, Al ocultarse el sol la última tarde.
Por los pesares mustias y amarillas Para empresas difíciles y graves
Están nuestras megillas, Tenemos brio, y la paciencia sobra;

y profunda tristeza^ Luchando por vencer, aliento cobra


Hace inclinar al pecho la cabeza. Aun tímida muger. Nos importuna
Con ensueños preciosos, y nos brinda
Cuidados veladores Con bienes y placeres la fortuna.
Arrojan de los párpados el sueño; ¿Por qué tal desazón, penar tan largo?
Continuados dolores ¿Por qué el vivir, amargo
Combaten nuestro empeño Resentimos? ¿Por qué hinchados y rojos
De la dicha gozar, que desabrida Tenemos de llorar siempre los ojos?
Es la que antes fué sabrosa vida.
En soledad medrosa Lo comprendo. ¡Mirad! Fantasma leve
Parece que ecsistimos, y la mente Airosa en el espacio solevanta;

Labran el desconsuelo, Entre las nubes la cabeza mueve,


Dura la desconfianza, Y afirma en tierra la soberbia planta:
Como si airado el cielo Blanco vestido, cual de limpia nieve
Nos huDiera negado su esperanza. Le cubre en torno y le cobija, en tanto
Que de los anchos hombros se derriba
¿Por qué tanto penar? De los que amamos En luengos pliegues ol nudoso manto:
Las preciadas caricias recibitno.s Parte recoge de la estensa falda
.

A MI QUERIDO AMIGO EULALIO M. ORTEGA 63

Al diestro brazo, que en el aire tiende; Con la sangre de rojo;


En el siniestro prende Lecho estendido de vidriosa lava.

Coronas ricas de oro y esmeralda, Que el cutis quema y á los pies se clava;

Y en su alta mano vibran Rio abundoso, enmarañada breña,


Palmas vistosas de luciente gualda. Torrente bramador que se despeña
Como el vapor que del inmoble lago Entre la espesa bruma,
Se alza ligero al despuntar el dia, Y llena el cauce con su hirviente espums^

Las ropas son y el cuerpo, trasparentes; No nos detienen; pero al fin rendidos

Y en un bosquejo vago Mirando que al seguirla mas se aleja,

A su través se pinta, Del burlador engaño


La cumbre altiva del riscoso monte, Resentimos el daño,
Del lejano horizonte. Y brota al labio la doliente queja,
El campo, y la ciudad, con débil tinta. Que violento despecho
Del hondo arranca del llagado pecho. . .

Y siempre á nuestra vista está presente


La engañosa visión, y da codicia.
La apetecida aurora ¿Y así arrojados en la angosta senda.
De rojo y de morado la colora; En inacción fatal, desesperados.
El sol gigante, cuando mas se encumbra, Regando el suelo con inútil lloro.
En desusado resplandor la baña, Nos habremos de estar? Jamas! La vendaj

Y en Occidente el astro Que la vista ofuscada


Con sangrienta color la faz le alumbra: Tuvo en un tiempo, se cayó á pedazos,
De la redonda luna reverbera Se rompieron los lazos
Cuando en el cielo impera Que á la dulce ilusión nos retenia;
El coloso la luz amortiguada; Mas constancia y valor hay todavía.
Y por la noche asoma
¡Oh, jóvenes! Mentira
Por mas arriba el Cinturon bizarro,
La linda estrella del timón del Carro La gloria es, y la desprecia el sabio.
Que en los mares del Norte se desploma; Aunque con tosco labio
Y cuando bierven con fragor las nubes, La ensalza el vulgo, que lo falso admira.
Por tempestad asoladora juntas, Nada esperar debemos
Del huracán sañudo al soplo ondea Que de sus manos venga:
El manto desceñido, en las tinieblas Es descuido si acaso se desprende

A intervalos blanquea, Corona y palma, que un feliz sorprende.

Y rojizo vislumbre Pero no importa. Galardón precioso


Despide del relámpago á la lumbre.
Se encuentra en el trabajo fatigoso.
La verdad que se esparce por el mundo
Es la gloria. ¡La gloria! Fementida, Y del triste mortal el bien acrece
Con engañosa voz al hombre llama, Desterrando su angustia.
Honores le presenta.
Es recompensa que jamas perece,
Le ofrece galardón y eterna fama. Y agrada al corazón. La frente mustia
Pero miente la nérfida. Deseo
Alzad, y se destierro
Nos viene de seguirla, y se acrecienta, El agudo martirio;
Y emprendemos el áspero camino.
Que solo mientras dura,
Que la dulce esperanza nos alienta. No olvidéis nunca, que el brillante cirio
Arena movediza en que la planta Sirve á los hombres con su lumbre pura.
Se hunde y vacila; penetrante abrojo
Qae á la carne se aferra, y que se tiñe Manuel Orosgo y Berra.
!

-&8*-

-~^^á=-^V5^^J5SgS>%''^-€Í'o°2^-&-=2f-=fe~<;-^-

Flores son de la vida las niugereSj


Aromas de la vida sus amores;

Colores de la vida sus placeres;


Y Cual marchita el huracán las flores,
Marchita á las mugeres el amor.
La flor de los jardines arrancamos;
La muger del pensil de la inocencia;
Con su aroma y amor ños embriagamos,
Y al agotar voraces su ecsistencia,
— ¡Pobre muger! —decimos— ¡Pobre flor. . . .

Casimiro Collado.

dor; pero que sin cambiar la esencia, tampoco


pertenecen á la especie común, ni están sujetas
Apenas hay un escritorzuelo novel, un galán á sus leyes. Kepresentan entre las rosas el mis-
con humos de entendido, que no haya tenido la mo papel que entre las mugeres las indias güe-
idea de comparar á la niuger con la rosa: no es ras de Tochimilco, la Monja Alférez y otras; es-
preciso haber estudiado á la una ni á la otra; el cepciones puras que quebrantan el rigor de la
instinto asegura que la semejanza es perfecta, aun- ley solo por evitar la monotonía.
que nunca se haya descendido á la contemplación No: la flor que yo adoi'O, la flor simpática y lle-
de sus caracteres. ¿Iré, pues, á emprender el inú- na de poesía, la única hermosa y fragante, es la
til trabajo de probar en un análisis pormenoriza- rosa común, la que los criollos llamamos de Cas-
do y profundo la esactitud de la semejanza? No: tilla, porque nos la trajeron los castellanos con-
pero siento la necesidad de fijar mis impresiones quistadores; flor cosmo'polita que acompaña á la
cada día mas íntimas y numerosas: quiero poeti- muger, reproduciendo su imagen, desde los hie-
zar, filosofar con las flores, reinas de los jardines. de la Rusia hasta los trópicos. En todas
los . . .

partes, no necesita para crecer, siempre hermosa,


sinoun limpio arroyuelo en que mirarse, un sol
11. que la colore, un pedazo de tierra en que esten-
der suraiz.... Mugeres lindas y coquetas las
Nunca ha llamado mi atención la rosa de Jeri- hay en todas partes, en que el amor y la vanidad
có, la de Bengala, la amarilla Caprichos de las vivifica y las pule.
la naturaleza, variedades que hermosean el cua- Pero no debemos detenernos ante el rosalito
dro, manifestando la inagotable fuerza del Cria- mimado que la petimetra guarda en su tocador,
LAS ROSAS Y LAS MUGERES. 65

ni aüte el arbusto frondoso y recortado del jar- mismo modo que las Dorilas y las Filomenas han
dinero de corte, que especula con la esclavitud de quedado relegadas á los polvientos, in folio, de los
estos pobres seres, que no pudiendo huir, coque- poetas bucólicos, ó los traductores de la Biblia....
tean como las prisioneras de un serrallo, para en- Los efectos han sido los mismos: la rosa multipli-

gañar á su señor .... Aquí el artificio desperfec- ca sus galas con sus pétalos, á espensas de los es-
ciona las gracias naturales. No es preciso ir co- tambres que sirven para la generación; la muger
mo yo, todas las tardes á pasear entre los fron- sacrifica la salud y los deberes santos de la ma-
dosos y descuidados rosales de la Alameda de ternidad al placer de ostentarse mas hermosa, y
San Javier. parecerlo mas tiempo. ¿Será preciso decir tam-
A primera vista, solo se perciben rosas, muchas bién que las rosas tienen espinas y las mugeres
rosas, todas lindas, todas con el mismo color, con caprichos? ¿que á éstas las consume el amor, y el
igual forma, aspirando toda la luz y la alegría sol marchita á aquellas? . . . De una muger aman-
del cielo de Mayo; corre una brisa consoladora, te guardamos la memoria; de la rosa que nos dio,

impregnada todavía del calor halituoso de la sies- el esqueleto.

ta,y en esa brisa nos viene á embriagar el aroma Las rosas de la Primavera no tienen misma
la
que despiden; es la misma impresión que se tie- fisonomía que las del Otoño, por la misma razón
ne al entrar en un vasto salón de baile: solo se que las criollas no son iguales á las francesas, las
ven muchas mugeres, que en conjunto todas es- italianas á las rusas, las andaluzas á las alema-
tán bellas, frescas y galanas; todas con los ojos nas. Las primeras, colocadas sobre tallos mas
brillantes y las megillas encendidas de entusias- delicados y flecsibles, tienen mayor caprichosidad
mo; si sus ropas agitan con el baile la atmósfera formas; color mas brillante; aro-
y finura en las
del aposento, mil esencias delicadas y suaves des- ma mas activo; el sol las hace germinar pronto, y
piertan una esquisita sensualidad .... En unjar- pronto las marchita; por eso, llenas siempre de la
din, el perfume de la rosa; en una sala, el del pa- viveza y animación que márcala fisonomía de sus
choulí .... corolas, concentran su hermosura y su vida en las
¿Y quién dudará que como la rosa es la
así pocas horas que les concede la estación: las se-
reina de los jardines, la muger es la reina de las gundas, hijas de una vegetación tardía, pero ro-
cortes? El hombre distraído, aislado un momen- busta, se desarrollan mejor; ostentan menos deli-
to por la ambición ó el estudio, sueña riquezas, cadeza y variedad, pero mayor lozanía; su tinte
poderío, gloria; que no pase una muger y lo mire no es brillante, pero mas fresco, y su aroma mas
con sus ojos fascinadores; lo dejará todo por ella suave; abrigadas bajo la frondosidad septembral
si es preciso, y le sacrificará cuanto ha-alcanzado; de un sol benigno, y las mas veces nublado, pier-
la engalanará con los títulos que compró á fuer- de su vida la animación y entusiasmo de las
za de trabajo y soledad: así la humilde violeta, el otras; en cambio no sufren las violentas tempes-
esponjado lirio, la casta azucena, el arrogante tades de Mayo, y dan á sus amores y placeres el
clavel, la narcótica amapola, la voluble campani- colorido vago de la melancolía. Para un corazón
lla, vistas aisladamente, agradan; cada una tiene fatalista y ardiente, una criolla, una italiana de
su forma, su color, su aroma particulares; pero ojos negros y esbelta cintura, que revuela siem-
ante una rosa se apaga su brillo, se avergüenzan pre inquieta, ostentando sus galas, como lamari-.
y mueren. posa en un dia claro de Abril; que sacrifica al
El tiempo y la cultura nos dan rosas dobles: placer de una noche todo un porvenir de lágri-
las mugeres de hoy tienen mas encanto que las mas y desesperación, que es capaz de matar á su
primitivas pastoras con toda su sencillez y su amante en un rapto de zelos: para el alma senti-
perfección; la muger de Adán fué el tipo segura- da y tierna, wna alemana que saborea y hace sa-
mente, pero yo no gustarla de ella con sus pies borear los placeres íntimos del amor; que cuan-
polvosos y encallecidos, su pelo sin pomada, y su do ama, no juega como una niña; que cuando be-
seno tostado por la intemperie. La rosa primi- sa, no quema, sino refresca; que muere, en fin, llo-

tiva, con sus chicas hojitas sencillas, sus estam- rando junto á la sepultura de un ingrato. Con-
bres dorados y su tallo casi sin espinas, apenas cibo á las románticas paisanas de Schiller como
se encuentra en el herbario de un farmacéutico, las mugeres mas poéticas y espiritualmente posi-
ó arrinconada en el jardin de un botánico; del tivistas, al paso que las primorosas y risueñas
66 LAS ROSAS Y LAS MUGERES.

habitadoras de Europa y las zonas templadas de teria pura, despojada de la poesía que le prestan
América, me parecen los seres mas positiva- la cultura y refinamiento?
mente efímeros y vaporosos. . , . Con estas, ilu- En frente de ésta, forma el contraste un grupo,
siones y caprichos; con aquellas, sentimientos. verdadero ramo de cinco rosas, todas lindas y
fragantes; sin la regularidad monótona del- com-
pás están colocadas con tal armonía, que ningu-
na se hace sombra, ni se desfigura; se percibe cuál
III. está abierta de ayer, cuál nació esta mañana, cuál
acaba de brotar; pero la edad las sirve solo pa-
ra marcarlas; ninguna tiene que humillarse an-
Pasemos ahora un poco costeando los largos
valles de esmeralda, sembrados de rosas; la ele-
te las otras .... ni una mancha, ni un insecto

gante presumida, la altiva cortesana, la niña os-


empaña su superficie; las espinas tiernas de que
están armados sus tallos punzan, pero.no podrían
cura, la joven triste y sentimental, la vieja livia-
desgarrar sin quebrarse: todo es en ellas primor
na, la niña contrahecha raquítica, la descolorida
clorótica, la asquerosa pordiosera, la loca despil- y delicadeza. Yo he visto á esas hermanas agru-
farrada. ... es mentira que las rosas sean ima- padas en un brillante coche, todas primorosas y

gen solamente de la hermosura; faltarla la belleza delicadas, despidiendo luz y provocando amores
del contraste; no habria punto en que apollar la con la belleza ideal de sus semblantes, la gallar-

comparación; perderían sus encantos y atractivos día de sus cinturas, la muelle fleesibilidad que

á fuerza de monotonía y uniformidad; no serian prestan á sus maneras el lujo y la buena sociedad
rosas, no serian mugeres: que vengan aquí todas, en que viven.
desde la Venus Olímpica hasta la india hechice- Mas allá, resaltando sobre un follage espeso y
ra; desde la linda circaciana hasta la encanijada abundante, se ve una flor sin rival: á su derredor
groenlandesa. . . que vengan todas las mugeres no hay otra que distraiga la atención; es hermosa
del mundo, pobres 6 ricas, perfectas ó imperfec- y bien desarrollada; su lozanía y la suavidad de
tas; todas hallarán un retrato, una rosa con la su tinte armonizan con la ternura de sus pétalos;

propia fisonomía, con los mismos rasgos y carac- su corola abierta con desenvoltura descubre el co-
tereres de su organización y su genio. razón; su color no encendido pero fresco, y sus
Tamos paso á paso: Mirad, del estremo de un sombras suavísimas; una porción de hojas verdes
solo tronco erguido y robusto, nacen cinco, diez, la engalanan, y ella se mece ufana al paso que

veinte capullos bien entallados que, mas que un silenciosa, sobre un tallo flecsible, pero robusto....
j

ramo, forman un brodio sin regularidad ni armo- ¿Qué piensa esta flor lejos de las otras? . . . ¿quién

nía; los botones comprimidos no pueden abrirse; es? . . . ¿qué hace? ... Es la muger de treinta

las flores ya abiertas se estrujan, se dislocan, se años, joven tadavía, de seno abultado y cabello de
desfiguran por falta de espacio, y están descolo- seda, que se deja ver en su balcón, porque no tie-

ridas y marchitas; en medio de todas descuella ne un defecto que encubrir, ni esquiva el aplau-

un cáliz seco ya, deshojado y amarillento; es la so de los que la miran; se engalana, porque las

madre: entre los mil intersticios y hendiduras demás no la humillen; y no toma parte en sus

de esta mazorca, anida la araña, y los tallos están placeres frivolos y tumultuosos, por no gastar la
ensolvados de esos insectos verdiosos, langosta sensibilidad, ni esponer su hermosura á ser tos-

en miniatura, que con sus imperceptibles anteras tada por el sol brillante de la corte; quiere con-
servar sus encantos para el amante que recibe
y sus zancas grotescas, suben á pasearse por en-
cima de la corola. . . . ¿Quién no ve en este ramo en secreto, sin recelos ni envidia, con la dulce

la representación de una de esas familias debidas confianza de satisfacer todos sus deseos, y sin te.

á la fecundidad de una madre, pura carne, pura mer que una mirada indiscreta ó una palabra
tierra, que vegeta y deja vegetar á sus hijas en ofensiva turben las deliciosas noches que consa-
una casa estrecha, sin trato ni educación, sin sus gran en su ignorado retrete al dios de la volup-
comodidades ni Kmpieza, siempre solas y juntas, tuosidad y el misterio. . . . Así, la rosa que la
maleándose unas á otras, y dejando nacer al abri- retrata, cuando la luna se levanta silenciosa, y el

go de la soledad y descuido todos los ripios


el campo está solitario y tranquilo, se deja besar li-
y
defectos que hacen repugnante á una muger, ma- viana por el záfiro que viene á robarle su aroma.
LAS ROSAS Y LAS MUGERES. 67

mientras la adormece, meciéndola al impulso de que consume en su soledad .... ¿De quién se-
la

sus alas. . . . Cuando la aurora viene á disipar rá esta flor? del atrevido mozo que, sin temor
. . .

las sombras, á mostrarse hermosa y


ella vuelve de herirse la mano, desgarrando hojas y tron-
tranquila, sin dejar percibir en el sombrío de las chando tallos, la arranca á su pesar. Un galán
hojas ni su descompostura, los misteriosos place- ronda la calle; ella, al verlo, se pone como la escar-
res que goza en su aislamiento. lata; baja los ojos ruborizada, y se esconde. . . .

Al otro lado una rosita pequeña, perfectamen- se esconde, porque ya ha soñado un mundo nue-
te redondita y recortada, sin un pétalo disloca- vo de placeres y amor, y teme caer á su pesar en
do, ni una sombra fuerte, compuesta de hojas pe- los brazos del hombre que le promete la realiza-

queñas y encarrujadas, tiene una superficie uni- ción de sus ilusiones.

formemente desigual; el manojito dorado de sus De untronco viejo y grueso, tostado y partido
estambres resalta sobre el color encendido de la en astillas al estremo, erizado de espinas ganchu-
corola, derechita sobre un tallo inflecsible al im- das y negras, sin follage que cubra su desnudez,
pulso del viento. Es una flor no bella ni hermo- nace á poca altura del suelo, como por capricho
sa; simplemente bonita, pero bonita que sin re- de la naturaleza, un solo pimpollo tierno, cubier-
pugnar, no interesa; está bien dibujada, pero sin to de hojitas tersas y trasparentes, que lleva en el

maestría, gracia, ni soltura. ... Es la niña de estremo una sola flor, lozana cuanto hermoca, fres-
quince años, pequeña y gordita, de cabello suave, ca cuanto delicada; el tallo flecsible y delgado no
que cae en ondas sobre la frente, ojos chicos y podia sostener peso de su capullo robusto, y
el

brillantes, nariz triangular, boca abultada y las doblegándose, dejaba inclinar aquella flor hasta
megillas manchadas de rojo; talle corto y cuello el suelo, sin dejar percibir sus pétalos, desorde-
cilindrico: sabe que es bonita, porque se lo dicen, nados y como esparcidos, pintados de rojo los
pero no cuida de serlo; no es presumida, por fal- unos, de un blanco suavísimo los otros; sus estam-

ta de ambición; ni amorosa, por frivolidad; habla, bres despeinados, su fisonomía toda, en fin, ori-

uno sus ginal, hermosa por incomprensible, llena de armo-


y su acento no interesa; busca ojos, y so-
lo les encuéntrala ternura del esmalte. Un hom- nía en su mismo desorden. Una vez pasó el jar-

bre alto, flaco y descolorido, de polaca, levita ver- dinero, y para enderezar el tallo, prendió los de-

de y pantalón de dril con rodilleras, se casará licados pétalos de la rosa, á las duras espinas del

con ella, para maltratarla á los ocho dias; ella no tronco que le dio nacimiento; el tallito arqueado

será, sin embargo, desgraciada ni feliz; pero será hace la fuerza de un muelle; los frágiles pétalos

la ecsasperacion de su marido. se van desgarrando; un dia soplará el huracán, sa-


Como la perla bajo las algas marinas, vive aque- cudirá todo el ramage del jardin, y la rosa se des-
lla rosa ignorada, en una gruta que le forman los prenderá, dejando los colgajos de su corola entre
troncos y el ramage de las otras; entre las som- las espinas, como las entrañas de la víctima entre
bras de su aposento, no se percibe sino en color de las garras del tigre que la destrozó. ¡Pobre
piñón, su superficie tersa y unida: el záfiro sutil flor. . . . ! Mas marchita que ayer, volverá á caer
atraviesa escurriendo por entre los resquicios de hasta el suelo, y sus pétalos rotos, mas bien col-

las mil hojas que la cubren, y ella, ruborizada, re- gados que prendidos, al caer, darán compasión
pliega sus pétalos, formando una concavidad llena al que los mire .... Una
niña consentida y ca-
de sombras y misterio, en cuyo fondo debe haber prichosa; un tio débil é imprudente.

una miel perfumada.... porque las ambiciosas abe- Una flor hay por el otro lado, que debió ser
jas no han podido percibirla para ir á agotar mas hermosa: su corola es ancha, estendida, y de
aquel tesoro, que ella esconde por miedo de que la superficie suave: los pétalos, recargados ya sobre
estrujen robándola.... nunca ha visto el sol, y por las hojas del cáliz, parece que van á desprender-
eso no se levanta orgullosa buscando su luz. En se al mas ligero movimiento; están descoloridas
una calle ignorada, al través de una vidriera su- ya por el sol, aunque todavía se nota en alguna
cia, tras de una cortina levantada con precaución, de las hojitas rugosas del centro el color primiti-

he visto un rostro de ángel, una muger rodeada vo; los estambres negruzcos sobresalen del nivel
de todos los encantos del misterio y la oscuridad; de la corola, que parece abierta á propósito para
humilde, pudorosa y linda: bien deja percibir que dejarlos ver. . . . No es todavía una flor vieja
un pensamiento la anima y la engalana, el amor ni fea; pero un galán de buen gusto, no la coloca-
68 LAS ROSAS Y LAS MÜGERES.

ria en elramo 'que va á regalar á su querida. Es poeta reproducirse la imagen de la muger qu®
una cotorra^ este es> el nombre propio, hermosa adora. .? Cada estrella, son sus ojos; cada eco
. .

como el sol amarillo del horizonte vespertino, con que despierta el viento, el eco de su voz; no se ve
su seno turgente, sostenido por el corsé; con su sin embargo su semblante en cada una de las ro-
tez quebrada, llena de afeites; con su despejo y sas; una de todas, la mas linda, la única en el jar-

desenvoltura; con las impalpables estrias de su ca- din, nos hace suspirar y detenernos delante de
ra, y las invisibles venitas que pasan por su na- ella para contemplarla. . . . ¡Ah, maldito zela-
riz y su pecho, dándoles un tinte manchado y ro- dor . . . . ! No me dejará arrancarla: en mis ojos
jizo. .. . Amores de interés ó de conveniencia. ha visto mi
mi amor, y espantándome con
deseo,
Entre muchas flores diversas y variadas, zurge su espada, grande como la con que San Pedro
mas que todos un tallo muy espinoso, que solo desorejó á Maleo, me espía, me sigue sin descui-
sostiene ya los estambres enmarañados, negros, darse un momento .... lo mismo haria con todos,
tostados, quebradizos; por entre los harapos del porque ¿qué hombre hay tan insensible á los en-
cáliz pende un solo pétalo, una hoja retorcida, cantos de las flores, que llegue á un jardin sin
seca , amarilla ,
que flota y sucumbe cuando sentir el deseo de cortar una sola, de levantar la
el viento la sopla .... es el último diente de una que halló sucia y marchita, de arrancar al des-
vieja gigante, que silba cuando habla, y se aprie- cuido, y con indiferencia, una hoja con que ir ju-
ta la boca al estornudar, por no arrojar ese últi- gando entre los labios? Pero yo esperaré hasta
mo diente con el estornudo. el crepúsculo, hasta la noche, y al fin la arranca-
Semejantes á éste se ven otros mil grupos de ré ... . ¿Por qué tanto empeño? Porque es
troncos viejos, polvosos y cubiertos de telarañas, prohibido cortar las rosas, gorque el zelador tie-
que apenas sustentan ya media corola, ó un sim- ne una espada, porque la misma rosa, en fin, se
ple manojito de pétalos, ó dos solamente, ó están defiende con sus amenazantes espinas, y escita
ya huecos y vacíos, con las hojuelas del cáliz que- mas el deseo. Yo sabia que una vez en la Ala-
bradas y rojas.... son las viejas, muchas vie- meda, seria preciso arrancar una rosa, llevarla
y
jas, . Entre ellas suele encontrarse una
. . flor á embargo, no me previne. con el es-
ella; y sin
pálida y mal nacida sobre un tallo encorvado, con tuche de la cartera, para cortarla con unas tije-
los pétalos de un lado grandes, y los del otro que ras mas fácilmente. . . . ¡Oh! pero esto no ten-
apenas pudieron desarioUarse; ni es una flor trian-
dría ilusión: es preciso burlar la vigilancia del
gular, ni redonda, ni cuadrada. ... es una niña guarda, porque solo es sabroso el fruto prohibido;
corcobaday escuálida, una rosa raquítica, cerca de y esperar, porque el placer que tarda, es mas dul-
de contornos suaves y for-
la cual suele verse otra ce.... En medio de las sombras, con el cora-
mas delicadas, blaaca mas bien que pálida, sin zón palpitante de susto y regocijo, abriendo los
color fijo, tan vaga en su fisonomía como en su ojos para ver en la oscuridad por dónde llega el
^ color; se mece suavemente sobre su tallo flecsible, cerbero, estender la mano, desgarrársela; sangrar-
y procura esconderse bajo sus hojas verdes, para se los dedos con punzadas agudísimas, teniendo
evitar los rayos del sol, así como la niña cloróti- que reprimir los ayes
de dolor y las eselamacio-
ca, triste y enfermiza, reza para disipar los deli- nes de alegría; correr, mas bien que andar, chu-
rios de su abrasada imaginación. (*) pándose los dedos heridos, mientras se esconde
con la otra mano la flor robada, bajo las faldas de
la levita, temiendo á cada paso una sorpresa, tro-
IV. pezando sin ver el camino, creyendo que nos per-
siguen y van á matarnos; después, satisfecho el
¿Y la amante del poeta soñador é iluso, no tie-
capricho, cuando ya nos cansa y nos estorba en
ne aquí su retrato. . .% ¿En dónde no ve ua
.
la mano la rosa que nuestro calor ha marchitado,
arrojarla, ó irla deshojando por el camino, hasta
(*) Solo un retrato no he encontrado nunca: el de la dejar el esqueleto sin una hoja ni una espina, y
monja con hu hábito y su
que dice que es feliz, y
toca,
contemplarlo luego con desprecio ó ironía antes
cuando pasa por frente á una reja que da á la calle, suspira
tiene que persí^arse para disipar las tentaciones. — Yo de tirarlo . He aquí apurados todos los go-
y
pienso que la« monjas no entraron en el sistema de la crea- ces do una flor: lie aquí la efímera ecsistencia de
ción, puesto que no se halla su semejanza entre las rosas. una muger.
LAS ROSAS Y LAS MUGEEES. 69

llega después el frió de la reflecslon, la parda luz


V. del positivismo, y ¡cuántas veces, arrancándonos
de los brazos de una ramera, impregnados toda-
¡Pobres mugeres! .... siempre víctimas de los
vía, con el aliento de su boca corrompida, vamos
pobres hombres, que todo lo sacrifican por ellas.
á sentarnos al lado de una virgen, cuya misma
¡Pobres rosas! que también tienen sus seres que las
fragancia no le deja percibir nuestra corrupción,
profanan, las manchan, las marchitan las ei^veje-
y cuya virtud vencemos mas con astucia y tena-
cen sin amarlas, sin comprenderlas siquiera. Es
cidad, que á fuerza de sacrificios! ¡Pobre mu-
un sarcasmo .... Los mayates, esos animales
ger . . Cuando despierte de la embriaguez del
. . !

tenaces é inmundos, de superficie tornasolada, con


amor, apenas tendrá corazón para sentir su des-
sus patas rasposas y torcidas, su cara de másca-
dicha, y no podrá encubrir las manchas de su de-
ra, su trage ridículo, son los únicos poseedores de
bilidad ó imprudencia.
las reinas de los jardines.
¿Serian los mayates el símbolo de los hombres?
Diré simplemente lo que he y no haré to-
visto,

das las aplicaciones, por parcialidad: si una mu-


VL
ger escribiera este artículo, nos perderla.
Cuando el sol brilla con toda la fuerza del me- Fijad la atención en aquella rosa tan linda,
ridiano, los mayates revuelan inquietos sobre la» tan bien desarrollada, tan abierta; tiene ya las
rosas, sin pararse en ninguna, zumbando y me- manchas de ayer.... y hoy están meciéndose en su
ciéndolas con el batimiento de sus alas: tal vez al ancha corola dos, cinco mayates apiñados, que
pasar junto á una ya marchita, la azotan desde- reposan sin celos ni inquietud unos junto á
ñosamente, y una hoja mas se desprende del cáliz. otros .... Es una ramera.
Llega el crepúsculo, y comienza á correr la brisa La coqueta . ¿Quién no distingue á la co-
de la tarde; entonces cada animal de estos, dejan- queta en aquella otra flor? Entreabierta nada mas
do la inmundicia con que juegan todo el dia, vue- y llena de sinuosidades, que forman sus hojas des-
lan á buscar abrigo en el seno de una rosa, que unidas y encarrujadas, mil mayates vuelan á su
rondan, y acarician, y ecsaminan antes de posar derredor, ansiando hacerla su compañera por aquel
en ella. ¡Cuántas tardes, lleno de aquellas ideas dia; llega uno, y apenas pone los pies, vuelve á vo-
tiernasy romancescas que inspira la tranquilidad lar, sin haber hallado lugar cómodo donde fijarse;
melancólica del crepúsculo, he sentido en el co- se acerca otro á probar, y resbala hasta el suelo,
razón un dolor estraño al ver á las rosas ablegan- donde si cae boca arriba en vano forcejea por le-
do en su seno virginal á esos insectos asquerosos; vantarse, mientras ella, mecida por el aleteo de
y á fuer de romántico, me he gozado en espan- los otros, lo saluda riéndose: un tercero viene, y
tarlos con lapunta del bastón, mas bien que por desesperado vuelve á levantar el vuelo, zumban-
envidia, animado del zelo puro y acendrado que do mas recio; llegando, le disputan la posesión,
inspira una profanación! .... A la mañana si- y caen también haciendo giros y maromas: la no-
guiente se levantan los mayates del dulce lecho che, en fin, amenaza, y un mayate mas atrevido y
que los embriagó de placer, dejándolo manchado fuerte que todos, ó mas entusiasmado, dislocán-
con las heces del néctar que bebieron, dejando dose los pies, afianzándose cemo un náufi-ago á
seca y amarilla cada una de las hojas que tocaron. su tabla, á riesgo de caer á cada instante, desva-
Menos estrago habria hecho el hielo en estas ro- necido por el balanceo que produce la lucha, re-
sas que ya no aparecen hoy inmaculadas y fra- posa por fin dueño del campo: quién sabe si ren-
gantes como ayer. dido de cansancio ó descuidado en el triunfo
Así los hombres, llenos del fuego de la adoles- caerá después en medio de las tinieblas, cuando
cencia, entusiasmados por aquel vago sentimien- no pueda valerse.... ¡Ah, niñas coquetas! Dios me
to de amor, que todavía no tiene objeto ni carác- dé vida y salud para .... ¿para qué? les voy co-
ter, encuentran hermosas á todas las mugeres, va- brando miedo á mi pesar, y, cosa singular, con
cilan entre ellas, y corren de una á otra, dicien- mi miedo mi afición.
crece
do á todas palabras de ternura, inspirándoles sus La naturaleza, mas amiga de los contrastes que
querellas, arrullándolas con dulcísimos cantos, en un autor dramático, junto á esta rosa nos presen-
que se ecshala la necesidad de amar y ser amado: ta aquella otra que apenas es un botón muy lin-
TOM. II, — IV. io
! . .

70 LAS ROSAS Y LAS MUaERES.

do, no abierto todavía. ¡Maldito animal,... em- atormentar á los hombres, haciéndoles amar su
Ibutido á viva fuerza medio cuerpo, patalea y lu- martirio, martirio cujos dolores sienten ellas pri-

cha por ir apartando las hojas apretadas, hasta mero; sí, porque compadecen al hombre que las-
llegar al corazón, mientras la rosa, como rubori- timan, y lloran con él. . . . así como estas rosas
zada, se replega sobre sí misma; pero no tiene suspiran con el zéfiro al ver mi abandono, y pa-

y al fin el
fuerzas, mayate, como engastado en el rece que me abren sus cálices perfumados, ofre-

hueco que forma aquella flor virginal, dormirá ciéndome el bálsamo que esconden para curar las

en su estrecho aposento, hasta que el sol disipe llagas de mi desilusionado corazón, íPero
la embriaguez de aquel aroma reconcentrado.... quién me dice que en vez de miel no hallaré ací-

¡Pobre niña! .... el temor la hizo débil; tal vez bar? .... ¿no he descubierto tantas veces un co-

goza en la misma violencia; acaso sacrifica su pu- razón corrompido, y una doblez bajo el semblante
dor al placer del hombre de quien se oree amada. hermoso de los ángeles? ...
o
¿Recuerda usted, aquella rosa solitaria y mis-
teriosa, la del amante nocturno, la de rostro her- YIL
moso y miradas enternecidas? .... Un mayate
viene volando desde lejos, presuroso, y sin vacilar Un
rumor ligero hace despertar al poeta, que
ni temer, llega derecho á ella, que al sentir su duerme y sueña, paseando por entre las rosas; le-
contacto, se contrae como la sensitiva, para abri- vanta la cara, y una nube gruesa y oscura cubre
garlo en su seno. . . . ¡Vil animal. . . . tan feo y el horizonte; el sol está ya escondido; el viento

tan afortunado . . . . comienza á sacudir el ramage de la arboleda, le-

Un mayate de aspecto orgulloso, en ademan vantando nubes de polvo que hacen llorar los
altivo, como sobre un pedestal levantado á su ojos. El hombre se apresura á volver á su casa
gloria, se para sobre el regazo de una rosa de para ver desde tras la vidriera de su cuarto la
casta fisonomía y vagos contornos; voltea á todas gente que corre azorada, los muchachos que tro-
partes su cara abotagada, buscando con las mo- piezan, los ginetes que galopan; en fin, el agua
vibles anteras, si hay alguno otro á su derredor: que empieza á oirse caer sobre el techo en gotas
satisfecho hundecabeza entre las hojas, y duer-
la gruesas.... truenos, relámpagos, viento, lluvia. . .

me tranquilo .... La rosa vela entre tanto, y por es una tempestad; pero en cambio, mañana ama-
no despertarlo, reprime un ligero estremecimien- necerá la atmósfera mas limpia, el aire mas fres-

to ... . siente que por el tallo va subiendo á fa- campo mas risueño; será preciso levantarse
co, el

vor de las tinieblas uno de esos gusanos rastreros, temprano para ir á pasear á la Alameda entre
verdosos y estriados de negro; cuando llega al las rosas.

borde de la corola, se estira como un resorte has- ¿Qué se mira? Alegría y frescura; el césped mas
ta tocar los estambres, tropieza con el mayate y limpio, los árboles mas verdes, los pnjaros mas
se contrae violentamente, y escurriéndose por los bullidores, las rosas mas lindas que nunca; hoy
intersticios de las hojas, se introduce hasta el co- no debe haber tantas como ayer, que las deshojó
razón, que roe lentamente. Al siguiente dia el la tempestad; sin embargo, el sol alumbra impa-
mayate vuela confiado, abandonando á su consor- sible áque quedaron, y anima á
las las que bro-
te, desgarrada por los remordimientos. ... ¡El tarán para completar el número de las que mu-
matrimonio! rieron; ni unas ni otras pueden contarse, ni unas
Entre tanto, las demás rosas secas y deshoja- ni otras matarán al que las mire de pesar ó de
das contemplan este cuadro de aniraaciony mo- alegría.
vimiento, con la sardónica risa de la impotencia, Las rosas que quedaron están no marchitas,
ó la imposibilidad imbécil del cadáver. sino pálidas; se inclinan dolientemente sobre sus
¡Pobres mugercs!. . . nacida.s.... ¿para qué? . . tallos; aun conservan en sus cálices las lágrimas

Si las mugercs no fueran hermosas, ninguno ten- de la lluvia, y las doradas hebras de sus estam-
dría hijos; sin la prole, se estinguiria la raza hu- bres están unidas, apelmasadas todavía con la
mana.... ¡Eh! señor filó.sofo; ¿cree usted que humedad; pero el sol brillará con fuerza, evapo-

las raugeres no son sino instrumentos de placer? rará las lágrimas del semblante y del corazón, y
Y de dolor; no quiero hacerles ol agravio de ne- antes de morir, se levantarán otra vez altivas,
garles la mejor de sus cualidades; el talento de provocando con su aroma ú las mariposas travie-

LAS ROSAS Y LAS MUGERES. 71

sas. Mil capullos nuevos, á quienes la tempes- su peso la fué inclinando mas y mas, hasta hun-
tad solo sirvió para limpiar del polvo y los insec- dir la frente en el fango, que casi le sirve ya de
tos con que los cubría la aridez de la estación, se sepultura . . .
j
Ay! ¿por qué hemos bajado los ojos
van levantando orgullosos de su vigor, ufanos de al suelo? ... Su alfombra está bordada con los
su hermosura, j desdeñosos miran á la genera- despojos de las rosas que ayer deshojó el ven-
ción moribunda: por cortesía solamente dejan ro- dabal ....
dar una lágrima, y no la enjugan, por interesar ¿Y por qué estas hojas que huello con indife-
con su juventud pesarosa. ... tal vez una de es- rencia, me llenan el corazón de recuerdos y me-
tas flores tiernas, mas linda que ninguna,, resis- lancolía?. . . ¡Ah! estas hojas son ilusiones per-
:

tiócomo ella, los furores de la boi'rasca, que no didas .... los epitafios de un panteón.
pudo deshojarla, ni quitarle su hermosura; pero
cercana al suelo, la lluvia la salpicó de lodo; á Puebla, 1849. Fernando Orosco.

'á^íTSTTÍ-TrSTTS'Y^'e'TüTTre'líTÍTrFSXOTTnníTÍ'ü'^^

bibliografía.

i'l¡iiB>iiiiii EiBiiiMia &iB3>a3wM

POR MR. THIER8.

Acabamos de ver el tomo 8 f ,


llegado hace llas de Marengo, Austerliz, Jena, Friedland, &c.,
pocos dias á esta capital, de esa obra interesan- de su destierro en Santa Elena, y de otros pun-
tísima, una de las mas notables de la época ac- habrá muchísimos que no
tos de esta especie, sí
tual. Publicados y recibidos los tomos anterio- sepan acontecimientos de distinta naturaleza, pe-
res, cuando no ecsistia el Álbum, no tuvimos oca- ro tanto ó mas importantes que estos. Y no ha-
sión de hablar de su mérito en artículos biblio- blamos aquí de los relativos á su persona, sino de
gráficos, que de otra suerte no hubiéramos deja- los que corresponden al uso que hizo de su poder
do de escribir. Aprovecharemos, sin embargo, inmenso; saber por ejemplo, que tenia muy boni-
la oportunidad de acabar de recibir la continua- tas manos, que era de un olfato delicadísimo,
ción de esa historia, para hacer algunas ligeras que tomaba polvo sin cesar, son cosas que no pue-
observaciones. den tener un lugar adecuado, sino en ese género
Apenas habrá un hombre mas notable que Na- histórico llamado "Memorias," al que siempre ha
poleón, ni sucesos mas conocidos que los de la sido la Francia tan aficionada, y que se ha lleva-
época de su gobierno, ya como cónsul, ya como do en estos últimos tiempos á un estremo ecsa-
emperador. Con todo, hay que hacer una distin- gerado; pero estar instruido en todos los actos
ción en esta parte, y es la de que, si bien no se en- de su administración interior; conocer los princi-
contrará una sola persona de media instrucción, pios que lo guiaron en la distribución de los ter-
que no tenga noticia de su coronación, de sus bata- ritorios, al tratarse de las secularisaciones que
HISTORIA DEL CONSULADO Y DEL IMPERIO.

cambiaron la paz de la Alemania; penetrar las de José Bonaparte, como rey de España y de las
profundas combinaciones de su genio, cuando for- Indias.

mó en el campo de Bolonia esa espedicion que Aunque el interés de las materias que forman el
muchos tienen aún por una falsa amenaza, y que tomo 8 f no decae ni un momento, sostenido por
constituye no obstante el peligro mas terrible las nuevas noticias que se adquieren, hay sobre

que ha corrido la Inglaterra; asistir al desarrollo todos los demás un punto, oscuro en su esencia,
de esa ambición inmensa, que acabó por no sa- esplicado de mil maneras distintas por todos los
ciarse con nada, son hechos que pertenecen á la historiadores, cambiado enteramente por Mr.
historia propiamente dicha Thiers, y que, fundado en conjeturas, muy proba-
bles por cierto, pero que no llegan á convertirse
La obra de Mr. Thiers, es un cuadro magnífi- en certeza, es como seguro que no disipará las
co, en que se desarrollan punto por punto, con dudas de la posteridad.
una claridad, con una esactitud, con un estilo ad-
Ese punto á que nos referimos consiste en sa-
mirables, las diversas épocas del gobierno de ese ber cuándo resolvió Napoleón de una manera de-
hombre, cuyos hechos supondriamos forjados por finitiva destronar al rey de España, para acabar
la imaginación, si no fueran tan recientes, y que en todas partes de sustituir su dinastía á la de
mas que á la historia, parece que pertenecen á los Borbones. Pero no es esto todo: quedan por
la epopeya. La obra de Mr. Thiers no deja en conciliar otras dos dudas de bien difícil solución:
blanco un solo asunto, ora se trate de la descrip- la de la huida de los monarcas de España á Mé-
ción de esar. batallas en que nada vallan contra xico, colonia entonces de aquella metrópoli, y la
el talento la superioridad del número, ni la esce- de la esplicacion y esactitud de la carta escrita
lencia de las posiciones, ni el valor mas innegable; por Napoleón á Murat, en 29 de Marzo, y publi-
ora de las difíciles esplicaciones concernientes cada por primera vez por el conde de Las Casas
al arreglo de la hacienda; ora del sistema esta- Memorial de Santa Elena.
en el Mr. Thiers,
blecido para la educación pública; ora en fin, de
después de entrar en la relación histórica de sus
la formación de los códigos, de la construcción de
ímprobos trabajos en el ecsámen de los documen-
los caminos, de la apertura de los canales, de tan- tos auténticos y oficiales, ecsistentes en los archi-
tas mejoras positivas, que forman la parte mas
vos, cuya entrada se le franqueó; después de refe-
gloriosa de los actos de Napoleón. La Historia
propias observaciones y las congeturas en
rir sus
del Consulado y del Imperio llena cumplidamen-
que estuvo vagando durante años enteros, se fija
te el objeto que su autor se propuso seguir: no ne-
aunque aún un carácter de verdad his-
sin darle
cesita del ausilio de ninguna otra obra: basta por
tórica incontestable, en que el proyecto concebi-
para dar una idea completa y adecuada de
sí sola
do por Napoleón, consistió en obligar á la fami-
una grande época y de un grande hombre. lia real á disponerlo todo para huir de España,
El tomo 8 f , al que dedicaremos en lo parti- con el objeto de que dejase el trono vacante, y

cular algunas líneas, está dividido en tres libros, cuidar al mismo tiempo de que esa huida no lle-

titulados: '-Fontainebleau, Aranjuez, y Bayona." gase á tener verificativo, para impedir así la pér-

El primero se ocupa del sistema político seguido dida de las colonias, que habria sido inevitable
por Napoleón después de la paz de Tilsit, de las en caso de que el monarca hubiese llegado sano
medidas administrativas tomadas á su regreso á y salvo á sus posesiones de Ultramar.
Paris, de la reorganización de la marina, casi La carta escrita á Murat en 29 de Marzo, abre
destruida por el desastre de Trafalgar, de la ejecu- la puerta á las mas fundadas congeturas y sos-
ción vigorosa del sistema continental, de los ac- pechas. Única en su género, contradictoria con
tos financieros que tendian á nivelar los ingre- el gran número de todas las otras del emperador,
sos con los egresos, de los sucesos históricos de así anteriores como posteriores á esa, hace fluc-
la época, y del principio de la intervención del tuar el espíritu del historiador, que vacila natu-
emperador en los negocios do la España, En ralmente respecto de un suceso tan oscuro. El
los dos libros siguientes, aunque incidentalmcn- medio mas sencillo de salir de la dificultad era
te se tocan otras materias, se dedican casi ínte- declarar la carta apócrifa; pero este arbitrio es
gros á la continuación de los sucesos relativos á inadmisible, supuestas las fuertes razones que
esa misma intervención , hasta la proclamación convencen de que no pudo ser escrita mas que
HISTORIA DEL CONSULADO Y DEL IMPERIO. 73

por Napoleón. De ahí es que en el sentir de apenas de pasar, de acontecimientos que han si-
Thiersno cabe otra esplicaciou que la de que cons- do de una importancia tan desmesurada, que han
tante el emperador en su propósito, desde que lo cambiado el aspecto del mundo entero; si contan-
adoptó definitivamente, constante luego hasta el do con la ventaja de haber tenido entrada fran-
fin, después de puesta la referida carta, tuvo un ca en los archivos, consultado las Memorias y li-
momento de vacilación, ocasionado por circuns- bros mas interesantes de la época, hablado con los
tancias accidentales, y que pronto disipó el esac- personages eminentes, que fueron testigos y mu-
to conocimiento de los sucesos, que lo hizo vol- chas veces actores de los sucesos que se relatan,
ver á sus planes anteriores. toca aún muchas veces en lo imposible aclarar la
Libre el lector para acoger ó desechar la idea verdad de ciertos puntos dudosos; ¿qué no será
que concilla de esta suerte una notoria contradic- cuando se escribe la historia de los tiempos pasa-
ción, no puede menos de admirar el ingenio pro- dos, cuando no hay personas á quienes consultar,
fundo con que se ha dilucidado la materia. Aca- cuando no es fácil conseguir sino muy escasos
so la misma estraordinaria sagacidad del historia- documentos históricos, y cuando estos muy rara
dor habrá estraviado, y estraviado en su com-
le vez pueden merecer la calificación de fehacien-
pañía á un número considerable de personas. tes? Pero supuesto que no hay otro arbitrio,

Sea de esto lo que fuere, lo cierto del caso es que resignémonos con esto, por mas considerable que
en la imposibilidad de obtener datos mas feha- sea el número de los errores que admitimos co-

cientes, la opinión de Thiers conservará, ya que mo verdades incuestionables.


DO un carácter de seguridad absoluta, sí por lo Hagamos, para concluir, justicia á los talentos
menos el de una verosimilitud estraña á cual- de Mr. Thiers, así como al empeño con que ha im-
quiera otro dictamen. Y cuando las dudas históri- pendido un trabajo que bien es acreedor al nom-
cas son tan difíciles de disipar, que la verdad bre de inmenso. Para la resolución de un punto
quede siempre mas ó menos oscurecida, sin que oscuro, no ha vacilado en hacer un estudio en for-
se logre dejarla descubierta, es sin duda un re- ma de documentos, cuya lectura sola ecsige bas-
sultado bastante satisfactorio el de levantar, aun- tante tiempo, y luego ha consagrado una larga
que no sea mas que una punta del espeso velo que meditación al esclarecimiento de la verdad. Que
ocultaba los sucesos á los ojos de la posteridad. sirva esto, pues, de lección á los que quieran imi-
Pasemos á las demás reflecsiones á que da lu- tarlo; y que antes de emprender una tarea de la
gar el conocimiento de los pormenores en que que es tan difícil salir airoso, reflec&ionen que so-
acabamos de entrar. Desde luego llama la aten- lo un talento privilegiado, un estudio constante
ción la dificultad inmensa de escribir la historia y un trabajo sin descanso, harán que sean cono-
con una esactitud escrupulosa, y tan grande, que cidos en los siglos futuros el nombre y la obra
presente los hechos en su verdadero punto de del historiador.
vista.

(-f:^
Si tratándose de

v^^^SÍS^ f^
una época que acaba
=?^^Sí^^5>—
(Escrito para el Álbum.)

S£¿E^5í?-<0'

Ahora que el mundo á tu poder rendido Y un instante tan solo acá en mi pecho
jOh dulce noche! en eternal reposo ¿No habitará la paz? ¡Desventurado!
Yace gozando de apacible sueño ¡Ay! no, no habitará. . . . que yo naciera
Mi triste corazón, que sometido Y en mi triste nacer con lazo estrecho
Por siempre fuera á la implacable mano La mortal desventura á mí se uniera
Del hado rigoroso, Sin dejarme jamas .... Nunca abandones,
En continuo penar vela, y en vano ¡Oh noche! para mí triste y hermosa,
De la quietud común gozar pretende. El sueño en que yo esté. Siempre constante
Tu manto con su sombra tenebrosa
¿Y por siempre, ¡oh gran Dios! seré infelicc? Cúbrelo por favor; y no mas vean

74 A LA NOCHE.

Mis tristes ojos, de llorar cansados, Ni del volátil coro la armonía.


El rastro afable á la luciente aurora. Ni el dulce murmurar de alguna fuente;
Dispútenlo en buen hora Que en mi cruel tristeza, solamente
Los que dicliosos sean, Busco la soledad: y en tí la busco,
Que á mí no me recrean, ¡Oh noche silenciosa!
Al despuntar el dia. De un infeliz cual yo, madre piadosa Daza.
Ni el campo lleno de fragantes flores, ( Escrita para el Allnim.J

cQ^
ORGULLO Y VANIDAD. distinguieran. Semejante altivez, que pugna siem-
pre con la razón, era al menos compatible con las
ideas dominantes del, tiempo. En otras circuns-
tan<3Ías, tales pretensiones debian caer irremisi-
blemente bajo el dominio del ridículo.
El reinado de las preocupaciones es de muy lar- Increíble parecerá que en el aíío de gracia de
ga duración. Mientras ecsisten en toda su fuer- 1849, hubiese en la república mexicana, quien
za, ejercen en el corazón humano un imperio ab- conservase esos necios pensamientos aristocráti-
soluto, que nada alcanza á destruir. Llega lue- cos, después de destruida la distinción entre no-
go la época del desengaño: la razón demuestra bles y plebeyos, y cuando la gente ilustrada sabe
la torpeza, la injusticia de aquellas: todos las lla- que el hombre debe valer algo por sí mismo, y
man ya con el nombre que las pertenece; nadie no por nn nombre retumbante, que nada signifi-
se atreve á defenderlas en público; pero sin em- ca en realidad. Pero por mas que se diga, no
bargo, a pesar de que tienen en su contra la ra- cabe duda en que reinan aún las preocupaciones
zón y el convencimiento, conservan en ciertas al- de esa naturaleza, y en mas de una familia por
mas débiles un predominio intolerable, y reciben cierto.
un culto secreto, semejante al que se profesaba La de que vamos á ocuparnos, componía de se

en otro tiempo á las religiones perseguidas, cuyos dos casados, de edad avanzada, y una hija de
sectarios huian la luz del sol para practicar sus diez y nueve años. Don Melesio y Doña Catari-
misterios, en lugares ocultos, favorecidos por las na hablan vivido en la época del gobierno virei-
sombras de la noche. nal, del que eran acérrimos partidarios. Sin ha-
La historia que vamos á referir es una prueba ber recibido otra educación, que la muy mala que
de la triste verdad que acabamos de anunciar. se daba en aquellos benditos tiempos, conserva-
En de atraso y vanidad, el orgullo de
épocas ban mil resabios ridículos de lo pasado, constitu-
la nobleza no conoció límites. El que falto de yendo entrambos un verdadero anacronismo. Ba-
mérito propio, no tenia otra recomendación que jo la dirección de semejantes entes, ya se deja
la de haber debido á la ciega casualidad el favor suponer los principios que se ensenarían á la en-

de haber nacido en una cuna elevada, miraba con cantadora Guadalupe, de suerte que la pobre jo-
alto desprecio k los de condición superior, por ven, aunque dotada por la naturaleza de buenas
muy reelevantes que fuesen las cualidades que los cualidades, las había echado á perder todas con
"'^fle del

LQL,

CUMPLIDO Editor
LILA. 75

las rancias ideas que le habian imbuido los insen- ses, á fin de dar lugar á que se hiciesen todos los
satos autores de sus dias. preparativos, de los que se encargó Pachito Chis-
Las apariencias son por desgracia engañosas: porroteo, amigo íntimo de Manuel, poeta satírico
Dios, conociendo la debilidad humana, no quiso y audaz, de buenos sentimientos, pero capaz de
que el rostro fuese un velo trasparente, al través hacer trizas con sus epigramas al desgraciado que
del cual pudiesen verse las deformidades interio- caia entre sus uñas.
res del corazón. La hermosura de Gruadalupe Ocho nada mas para la celebra-
dias faltaban
era tan notable, tantos sus atractivos, tan seduc- ción del matrimonio. Ninguna nube habia opa-
toras sus gracias, que sin dificultad inspiró al cado aún la felicidad de los novios; pero tocaba
apreciable joven Manuel Altamira una ardiente ya á su término aquella breve ventura. Uno de
pasión, nacida del engaño, porque él jamas la hu- los amantes despreciados de Guadalupe se propu-

biera sentido, si hubiese conocido á fondo á la so saciar su odio en un rival preferido: por des-
joven á quien amaba. gracia tenia en sus manos un arbitrio seguro pa-

Manuel era en México una notabilidad. A ra conseguir sus fines. Escribiójun anóuimo á

los veintinueve años habia adquirido ya una repu- Don Melesio, en que le descubría lo que llamaba

tación, que no suele alcanzarse sino en el último un secreto de la mayor importancia. Apenas le-

tercio de la vida. En la tribuna nacional, su yó el viejo la carta, cuando se puso furioso: cor-
elocuencia le habia señalado un lugar distingui- rió al punto en busca de Doña Catarina, que se
do entre los primeros oradores. En su profesión llenó á su vez de indignación. Ambos prorum-
de médico, la ciencia lo respetaba como un orá- pieron en contra de Manuel en lasmas soeces
culo, la humanidad lo reverenciaba como á un injurias, proponiéndose desde aquel momento
bienhechor. En la literatura, su nombre habia romper el proyectado consorcio.
pasado los mares para dar testimonios honorífi- ¿Cuál era, pues, ese secreto terrible, que así lo

cos del ingenio mexicano. En la campaña con descomponía todo en un momento? ¿Qué cri-

losEstados-Unidos del Norte, su patriotismo lo men habia cometido el novio, que así alteraba á
habia llevado al combate entre las filas de los sus futuros padres, con su intempestiva revela-

guardias nacionales; y en una de las acciones del ción? ¡Lectores, estremeceos, horrorizaos, tem-

valle de México, habia caido atravesado de una blad! .... Manuel era hijo de un sastre.

bala enemiga, que lo puso en grave peligro de


muerte.
Tanto mérito, tantas recomendaciones, le ha- IL
blan grangeado altas consideraciones en la socie-
dad; Manuel estaba llamado á ocupar los prime- Las informaciones que se tomaron en el acto,
ros destinos de la república, y á hacer grandes no dejaron duda de la verdad de la delación;
servicios á su patria. Desde la época á que nos confirmóse plenamente que el desdichado aman-
referimos, dotado de grandes virtudes, rodeado te habia tenido por padre á un honrado artesa-
de una justa celebridad, dueño ya de una fortu- no. Supuestas las ideas de orgullo de que he-
na considerable, Manuel, lo repetimos, era una mos pintado dominada á la familia de Don Me-
notabilidad. lesio, ya se concebirá cuan profunda fué la im-
Tal era el novio que se presentaba a Guada- presión que hizo en el ánimo de todos tan funes-
lupe. La joven correspondió á su amor: los vie- to descubrinjiento. Padre, madre é hija no va-
jos padres, locos de contento con encontrar un cilaron ni un momento en despedir al novio, con
yerno tan famoso, á propósito para aumentar el cajas destempladas.
esplendor y el fausto, que constituían la ventura Ignorante de cuanto habia pasado, se presen-
de su vida, lo recibieron mas que con agasajo, tó al dia siguiente Manuel en la casa de su ado-
con bajezas y adulaciones. rado tormento. Al entrar en la sala, observó
A poco tiempo de entabladas aquellas relacio- que el bueno de Don Melesio no se paraba á dar-
nes, que prometían ser tan felices, se habló de ca- le lamano, y á acercarle él mismo la silla, como
samiento, idea que no encontró la mas ligera opo- tenia de costumbre, y que las señoras lo saluda-
sición. Convenidos en todo los novios y los pa- ban con notable frialdad. Pero no sabiendo que
dres, se fijó el consorcio para dentro de dos me- ecsistiera prevención alguna en su contra, hizo
.. . .

76 LILA

poco alto en aquella variación. Prevalido de la pestad: los dos viejos se hablan desgañitado, y
confianza que tenia en la casa, arrimó él mismo cayeron sin fuerzas sobre sus sillas. Manuel
una silla y se sentó al lado de Gruadalupe. Doña aprovechó el momento para hacer uso de la pa-
Catarina hizo un gesto de disgusto. labra:

— Toda mañana he andado,la Manuel, dijo —Desde este momento, dijo, acabarla todo en-
para definitivamente
arreglar de boda. lo la tre nosotros, si no quisiera llevar hasta el estre-

— Esa boda contestó Don Me-


es imposible, mo con que obro siempre, y que es
la delicadeza

lesio. propia de un caballero. He dado mi palabra de


— esclamó Manuel, como herido
¡Imposible! casarme; solo la hija de ustedes puede devolvér-
de un rayo. No entiendo á usted, señor: sin mela. Le he jurado ser suyo; solo ella puede
duda esto es una chanza. quitar su fuerza á este juramento. Señorita, es-

—No acostumbro chancearme con ciertas gen- pero la resolución de usted.

tecillas. Es en verdad una falta intolerable la de —Debia usted adivinarla, respondió Guadalu-
algunos entes redículos que, á guisa de caballe- pe. Opino lo mismo que papá y mamá: me pa-
ros de industria, asaltan una casa, teniendo buen rece lo mas indecoroso del mundo enlazarme con
cuidado de callar el nombre de sus padres, por- un hombre de baja estr acción, de una familia os-
que de otra suerte bien saben que no serian ad- cura, desconocida, sin antecedentes. Me da ca-
mitidos. La culpa la tiene esta corrompida so- lentura solo de pensar que en la culta sociedad
ciedad, que ha confundido á todas las clases, y me pondrían el apodo de Ha sastraP
no se avergüenza de admitir en su seno al que —Negocio concluido, dijo Manuel, tomando
la hecha de sabiondo y literato, aunque se igno- su sombrero. Hagan ustedes de cuenta que en
re su procedencia. la vida nos hemos Pero antes de separar-
visto.
— Antes de responder á esas injurias, deseo me, para siempre, agrego con una voz tan arro-
que usted se esplique, caballero. gante, que ni Don Melesio ni Doña Catarina se
—¡Oh! ha sido una infamia ocultarnos que es atrevieron á interrumpirlo de nuevo, debo decir
usted.... ¡Dios nos asista!.... el hijo de un á ustedes cuatro verdades que ecsige mi digni-
sastre. ¡Admitir yo por yerno al hijo de un sas- dad torpemente ultrajada. No me avergüenzo
tre!.... ¡Enlazar mi familia, conocida en toda de mi nacimiento; si mi padre era pobre, si era
la república, con la de un hombre de semejante un artesano, era trabajador, virtuoso, honrado:
estofa! . Primero mataba á mi hija. eso valemas que ser conde ó marques. En el
—Pero, dijo Manuel. . .
mundo no hay mas que una sola aristocracia que
—No hay pero que valga, interrumpió con no sea ridicula, la del talento: el hijo del sastre

acrimonia Doña Catarina. Están por demás las pertenece á esa aristocracia. El hijo del sastre,
esplicaciones. Usted quiere salir de la nada, ca- descendiente de una familia oscura^ tiene ya un
sándose con Guadalupita. ¡No faltaba mas! aun- nombre mas conocido que el de las familias de alto
que tuviera usted mas dinero que los dueños de rango, un nombre que pasará tal vez á la poste-
la mina de la Luz; aunque fuera usted un Cha- ridad, la que no tendrá la menor noticia del que
teaubriand: aunque subiera usted á presidente llevan las personas que desdeñan su alianza. El
de la república, no lo admitiría yo por yerno. hijo del sastre es popular no solo en México, si-

¡El hijo de un sastre! ¡Dios mió! .... solo esa pa- no en la naciones estrangeras: sabios de primer
labra me pone mala de los nervios. orden le escriben, y lo elogian y lo ensalzan, sin

A esto se siguió un diálogo de injurias de los que se los estorbe el nombre de su amigo
que el

dos consortes, que no dejaban meter baza al des- fuese desconocido todavía ayer. El hijo del sas-
graciado joven. tre es amigo de la humanidad: preguntad á los

— Embrollón. . . que ha curado de balde, proporcionándoles de su


—Farsante .... bolsa hasta las medicinas; preguntad á los que

—Plebeyo .... ha asistido con un esmero poco común: pregun-


— Embaucador. . . tad á los que ha sacado del sepulcro: esos sí sa-
.
— Intrigante. . . ben su nombre. El hijo del sastre ha tenido ya
.
— Ambicioso. . . . «Síc, &c., &c. la fortuna de prestar algunos servicios á su pa-

Al cabo de un cuarto de hora se aplacó la tem- tria: acaso esta le será deudora de otros mas im-
LILA. 77

portantes; y entonces, para su gloria, no impor- do el mundo lo tenia en tal concepto, un hom-
tará nada su origen, ni su procedencia. Y en bre de bien á carta cabal.

fin, si un monarca tuviese un hijo prostituido, vi- "El padre de usted, señor y dueño mío, dila-
cioso, infame, el hijo del sastre no se cambiarla pidó en una juventud borrascosa su rico mayo-
por el hijo del rey. razgo. Fué una desgracia que no perteneciese
Señor: beso á usted la mano. Señoras: á los á una familia oscura, porque así, á lo menos, sus
pies de ustedes. pecadillos, que á veces fueron pecadotes, no ha-
El joven salió de la casa, dejando á los viejos brían tenido tan escandalosa publicidad. Afor-

y la hija atónitos, estupefactos, pero firmes en su tunadamente para él, la guerra de independencia
resolución. Las ideas de orgullo estaban dema- le proporcionó arbitrios para hacerse de nuevo
siado arraigadas en aquellos corazones, para que caudal. En aquella época, en que mas de un rea-

les hiciesen mella las palabras del despreciado listay mas de un insurgente sacaron la tripa de
novio. mal año, el muy digno padre de usted pudo der-
Manuel habia afectado serenidad: su delicade- rochar en francachelas y orgías otros quinientos

za lo obligaba á encubrir su despecho; pero su mil pesos que robó (disimule usted el término)
corazón estaba despedazado, sus ilusiones desva- en nombre de Dios, del rey y de la inquisición.
necidas, su felicidad destruida. Entró con fie El padre de mi amigo heredó el oficio del suyo:
bre á su fcasa. fué sastre también; y aunque en vez de ser po-
IIL bre, como el tio Andrés, adquirió una mediana

Al siguiente dia de la escena que acabamos de fortuna á costa de su trabajo, tampoco ha habido
referir, recibió Don Melesio la siguiente carta de alma viviente que pusiera tacha en su conducta.
Pachito Chisporroteo. "Llegamos ya á lo mejor. Usted cree, señor
"Mi amigo Manuel me contó ayer el desaire Don Melesio, que nadie sabe sus manejos: desen-
que recibió de ustedes: como él es un santo, lo gáñese usted, nada hay oculto en este picaro mun-
toleró con moderación; pero yo, que estoy en mis do. Por artes del diablo he llegado á descubrir
glorias cuando puedo humillar el orgullo de los que, fuera de su matrimonio, ha tenido usted
fatuos, y que soy capaz de plantar una fresca al nada mas tres hijitos en otras tantas jóvenes
lucero del alba, no he de dejar las cosas en tal incautas, que se han dejado seducir por la hipo-
estado. Nada de circunspección: injuria por in- cresía do usted. Un célebre mágico, de los llega-
juria, que arda Troya y se lo lleve todo la trampa. dos últimamente á esta capital, me ha descubier^
"Usted, señor Don Melesio, que no tiene todo to, si bien con el mayor secreto, y casi ''sub sigi-
lo de Salomón, ha cometido la garrafal necedad llum confcssionis" que usted presta su dinero con
de comparar su familia ilustre^ antigua^ nnble^ con el moderado premio de un ocho ó diez por ciento.
la pobre y desvalida, desconocida y oscura de mi Y por último, los nigromantes del jacobinismo,
amigo. Admito la comparación: ecsaminemos de quienes tendrá usted noticia, me han hecho sa-

los antecedentes de una y otra, y veremos quién ber (mire usted no mas qué calumnia!) que en la
sale perdiendo. Solamente mé permitirá usted época de la invasión de los norte— americanos, es-
que no tome el cuento desde muy lejos, sino des- taba usted en correspondencia amistosa, y daba
de donde empiezan mis noticias. ciertos inocentes avisitos al general Scott. Te-
"El abuelo de usted, mi vanidoso señor, era niendo usted semejantes méritos, ya no me es-

un comerciante que se hizo en pocos años de me- panto de que no haya querido deshonrar su alta
dio millón de pesos Dios sabe cómo. Si fuera prosapia con el enlace de una familia oscura.
posible sacar ciertos espedientes de los archivos "La linda hija de usted es vanidosa, coqueta
del Tribunal del Consulado, conocerla el público criticona, altiva, necia. Es verdad que apenas
las proezas, no desconocidas á usted, de aquel su sabe leer; que cuando escribe, usa unas letrotas
ilustre progenitor. El abuelo de Manuel era un como de cartel, poniendo, v. g., "igo" por "hijo"
sastre muy pobre, tanto, tanto, que casi no tenia y "oU" por "hoy;" que repugna como oficios viles
que comer: el número de sus parroquianos era los de guisar y coser; pero en cambio anda todos
muy limitado. Vivia en una miserable casuca: los dias de corsé; sabe cuál es el trage y el peina-
casi todos los dias almorzaba, comia y cenaba so- do mas de moda, y casi ha aprendido de memo-
lo frijoles. Sin embargo, el tio Andrés era, y to- ria cuatro ó sois novelas. El novio que usted ha
TOM. II IV 11
.

78 LILA.

despreciado, está lleno de méritos: renuncio á


"Orgullo y Yanidad."
relatarlos, porque demasiado lo conoce usted.
"En resumidas cuentas: mi amigo Manuel se "Disimule usted que me haya estendido tanto,
he sacado la lotería con no emparentar, él, deseen- y mande á su afectísimo servidor Q. B. SS. MM.
diente de una familia oscura, oon la ilustre fami-
Francisco Chisporroteo."
lia de D. Melesio. Pero como el pobrecillo está
muy enamorado, y no sabe aun ni pizca de lo que Esta carta apenas hace un mes que fué escrita.
he relatado en esta carta, se aflige y se desespt- En el dia, Manuel empieza á olvidar la funesta
ra, y sabe Dios si sucumbirá al golpe terrible pasión que debió hacer la desgracia de su vida.
que ha recibido. Solo del descubrimiento de la Don Melesio y Doña Catarina no han abandona-
verdad espero su salvación. do sus costumbres. Gruadalupita continúa hacien-
"Si hubiera justicia en el mundo, sí nuestra do gran papel, y trae al retortero á mil jóvenes,
sociedad no estuviese en efecto corrompida, si el perdidos de amor por su hermosura. La estam-
dinero y las preocupaciones no fueran por des- pa adjunta la representa en el trage que tenia
gracia mas poderosos que la virtud y la razón, to- hace pocos dias en unujamaicaj que se verificó
do hombre decente escupiria á usted á la cara, y en San Ángel.
escribirla en su frente, y en la de su muger y su (Escrito para el Álbum.)
hija, estas significativas palabras:

ai 01
DE LA SEÑORITA
Ciñ rroi r'iíijiiiliiiiiijiijjpiif lii
(ii "' '^¡¡¡¡¡¡''''''¡1
¡|i!f'""i!!IÍ!Íii¡,iid ¡iiii liiipñ'üiitiiii '"iiii!!ii""i!ii"'iiiiP''"!¡iiiiii i!iijirí''ii¡iil 'iiiiii
!""""'i>i!i¡|

iÜ i

m liSil uuuiiiUi Lüimillllml CiulUiii: üiÜIÜil{!lii.¡üüÍÍ!lüll'ili¡inilll l,¡ lilllliit >!llillü:¡iillllliiiinP¡¡¡¡llll Lm llllün irnIllllllIñjiriüülilllllltl^lllliiuimulllIlHi''

¡C'est bientót pour mourir!


LAMARTINE.

L melancólica y bella cual un meteoro, veló sus en-


cantos en la oscuridad del sepulcro!
Paz era una niña para quien rayaba apenas la
aurora de la juventud: era su tez ligeramente ro- IL
sada, como las nubes que asisten al Ocaso del Quedó su familia sumergida en el dolor mas
Sol: bajo su pestaña celosa brillaba la mirada tí- profundo, porque despareció su encanto, la joya
mida, que refleja un alma inocente: su voz era mas querida del hogar. Ya la forma ligera de
apacible como el arrullo de la paloma. Paz no discurre por la enlutada alcoba, ni resue-
Era el encanto de sus padres, la delicia de sus na su voz bajo el techo paterno. Su piaño está
hermanos, la adoración de cuantos la conocieron, mudo; en vez de los cantos de alegría, óyense los
porque cuando encontramos ca la peregrinación gritos del dolor; en vez de las risas, las oracio-

de la vida un ser tan bello, tan inocente como nes.

esta niña, es preciso adorarlo. ¡Pobre rosa, que abrasó el Estío!

Pero la vida de los pájaros es corta: los mata Tocó la calentura su frente, y la cubrió de una
el rigor de una estación, ó la bala del cazador. palidez mortal: fué vano el vigor de la juventud
Deshójanso las flores á la brisa de la tarde: un para contrarestar su dolencia; ¡vanos los esfuer- i
su,spiro 80 evapora en el instante en que lo ecsha- zos de su familia para arrebatarla al sepulcro! El
laraos: el fuego fatuo brilla y se pierde en la lo- mundo llora una flor menos; el ciclo aumenta el

breguez del ciclo. ¡Paz, que tenia la voz de un número de sus úngeles.
ave y el cútia de la rosa .... Paz, como el suspiro Coronan su atuhud rosas blancas, emblema do

EN LA MUERTE DE LA SEÑORITA REYES. 79

su virginidad: al dejar para siempre la mansión el rumor de los valles se queja; llora con la lluvia
de sus padres, hundiéronla en la tierra al eco tris- que gotea sonora sobre el mármol que cubre sus

tísimo de los cantos del sacerdote, restos.

Duerme allí, flor malograda, delicia de la tier-


IIL
ra. Dios te llevó á esos montes, donde no bra-
Jamas se borrará de mi corazón el recuerdo man las tempestades ni el dia anochece.
de una tarde apacible de Enero, en que veía al Si conservas un recuerdo de tu tránsito por
Sol ponerse tras las montañas que circundan á este mundo de miserias ¡ay, Paz! ¿ruégale á Dios
Puebla. por los que vivimos aún!
Estaba Paz con su familia; allí estaba yo
allí J. M. ROA BARCENA.
con los amigos de mi corazón; recorrimos un her- Julio de 1849.
moso jardin, cuyo ambiente perfumaban las flores

que le sirven de alfombra: retratábase la estrella


de la tarde en los estanques sosegados, y el viento CONFRATERNIDAD.
de la noche comenzaba á agitar las copas de los
olivos. Cuando mis compañeros se apresuraron
—-^^-i-.^

á rendir á la belleza el homenage de su adniira- Las escuelas de Nueva-York y otras partes


eion, yo, lejos de mi suelo natal, casi desconoci- de Norte-América han entrado en relaciones
do, me atreví á presentar á esa niña una rosa con el superintendente general de las de Prusia,
menos pura que su alma. y en el año pasado le han propuesto cimentar
¡Pobre Paz! No imaginaba que esa rosa pudie- los vínculosde unión entre unas y otras. La
ra servir para tu guirnalda fúnebre! importancia de semejante paso es demasiado no-
toria, y se espresa con bastante claridad en los
lY.
siguientes párrafos de una carta, fecha 4 de Sep-
La juventud es semejante á un rio, que comien-
tiembre de 1848:
za su curso apacible por llanuras de flores: cuan-
"Si todas las naciones del mundo se unieran
to mas adelanta, sus orillas son mas áridas; su
para enviarse recíprocamente la luz de los co-
cauce mas quebrado, mas hondo: al ver un ave
nocimientos, esta confraternidad formai-ia una
que canta, ó una flor que se mece, quisiera dete-
muralla defensiva contra la invasión de sus dere-
ner el curso, canto y aspirar el aroma;
para oir el
chos; todas volverían la espada á la vaina, y ce-
pero su destino le lleva arrebatado hacia el mar.
sariíín las guerras. Cualquiera persona ilustra-
Avanzamos por la senda de la eesistencia, dejan-
da, y especialmente si es cristiana, conocerá las
do atrás la dicha efímera; llorando la pérdida de
inmensas ventajas de la adopción de estos prin-
los objetos de nuestro cariño. Cada aurora viene
cipios entre todos los pueblos del mundo.
á alumbrarnos un sepulcro mas; cada noche tien-
"Es claro, en efecto, que las escuelas, fomen-
de su velo por ocultar nuevas lágrimas.
tando en todas partes la propagación de las luces,
Yo anhelo la llegada del Otoño, que esparce
producirían una poderosa defensa, si no levanta-
sus tristezas por las ciudades y los bosques; que
ban una barrera inespugnable contra toda inva-
arrebata sus hojas al árbol, y viste con ellas la
sión hostil, y de este modo desaparecerían com-
pradera; que hace gemir sus vientos sobre el lago,
pletamente, ó por lo menos se disminuirían sus
y cubre la sierra con aplomadas nubes. El Oto-
gastos de navios, arsenales y útiles de guerra. Es
ño estará en armonía con mis pensamientos.
también claro, que ese mutuo ausilio servirla pa-
¡Dios mió! Tú que nos arrebataste una cria-
ra la mejora gradual y progresiva de todas las
tura tan buena, tan bella, calmarás el dolor de
escuelas. ¿Qué^ dificultades ni embarazos puede
sus padres; enjugarás el llanto de los que la co-
haber para asegurar este bien? Bastarla al efec-
nocieron!
to la anuencia de los padres y de los precep-
V. tores."
Allí está su sepulcro solitario, al abrigo de la
cruz. -^^í^
Pero la naturaleza no podrá permanecer in-

sensible á. su muerte: suspira con los vientos^ coa?


.

LAS CONFIDENCIAS,
5:í^CS:5SJ2. ,^v. l^a IP^ CS> SST Si C^ SSil^ 5:ia .^^ S^Q -^V rfÑj cqí r? %N? l^^

(continua.)

Este filé un golpe para el corazón de aquellas i


daba tanto ver correr sus hermosas lágrimas,
pobres gentes: Graziella se puso de rodillas de- que hubiera sido torpeza haber agotado su rau-
lante de mí, y luego delante de mi amigo, para dal en un dia. Por fin, Grraziella se retiró mur-
suplicarnos que acabáramos la historia; pero fué murando, y apagó su lampara con cólera.
en vano, pues quisimos prolongar el interés en
ella, y el encanto de la prueba para nosotros. La XVI.
joven, entonces, arrancó el libro de nuestras ma-
nos, ycomenzó á hojear como si á fuerza de
lo A otro dia, cuando la encontré bajo los em-
voluntad hubiera podido comprender los carac- parrados y quise hablarla, se volvió, como quien
teres; le habló, lo abrazó, y lo volvió á colocar quiere ocultar sus lágrimas, y rehusó responder-
respetuosamente sobre mis rodillas, juntando las me. Conocíase en sus ojos, rodeados de un cir-

manos y mirándome con ademan suplicativo. culo negro, en la palidez de sus mejillas, y en
Su fisonomía, tan serena, tan agradable, aun- una ligera y graciosa arruga que se habia forma-
que un poco severa de costumbre, habia tomado do en los ángulos de su boca, que la joven no
repentinamente de la pasión y del enterneci- habia dormido, y que su corazón estaba todavía
miento de aquella relación, algo de la animación, conmovido y lleno de los pesares imaginarios de
del desorden y de lo patético del drama; parecía la noche anterior. ¡Maravilloso poder de un li-

que una súbita revoluciom habia cambiado aquel bro, que obra sobre el corazón de una niña igno-
hermoso mármol en carne y lágrimas. La don- rante y de una familia sencilla, con toda la fuer-
cella sentia su alma, hasta entonces dormida, za de una realidad, y cuya lectura es un aconte-
despertarse en el alma de Virginia: parecíale ha- cimiento para la vida del corazón!
ber .-recado seis años en aquella media hora. Las Consistía en que de la misma manera que yo
tintas tempestuosas de la pasión jaspeaban su traducía el poema, éste había traducido la natu-

frente; el blanco azulado de sus ojos y sus meji- raleza, y en esos acontecimientos tan sencillos:
llas, era como una agua tranquila y abrigada, la cuna de estos dos niños, al pié de sus pobres
adonde el Sol, el viento y la sombra, hubieran ve- madres; sus amores inocentes; su cruel separa-
nido de pronto á luchar por la primera vez. No- ción; aquella vuelta, burlada por la muerte; el
sotros no podiamos cansarnos de contemplarla en naufragio y las dos tumbas, que no encierran
aquella actitud. Ella, que hasta entonces no nos mas que un corazón bajo los cocoteros, son cosas
habia inspirado mas que buen humor y alegría, ijuc todo el mundo siente y compi'cnde, desde
nos causaba entonces casi respeto. Fué en vano los que habitan un palacio, hasta los moradores
todo cuanto hizo para que continuáramos la lec- de la cabana de un pescador. Los poetas buscan
tura: nosotros no quisimos usar de nuestro po- muy lejos la inspiración, cuando ésta cosiste en
der mas que una sola ocasión; y luego, nos agra- el corazón, y cuando algunas notas muy senci-
LAS CONFIDENCIAS. 81

Has, tocadas piadosamente, y como por casuali- yo permanecimos solos, confundidos ante el in-

dad sobre ese instrumento templado por Dios menso poder de de la sencillez y del
la verdad,

mismo, bastan para hacer llorar á todo un siglo, sentimiento sobre todos los hombres, sobre todas
amor, lasedades y sobre todos los paises.
y para hacerse el autor tan popular como el
Acaso habia también otra emoción que conmo-
y tan simpático como el sentimiento. Lo subli-

me cansa; lo bello engaña; lo patético tan solo es vía el fondo de nuestro corazón: la encantadora

inefable en el arte: el que sabe enternecer, lo sa- imagen de Graziella, trasfigurada por sus lágri-

be todo; hay mas genio en una sola lágrima, que mas, é instruida del dolor por el amor, flotaba

en todos los museos y bibliotecas del universo. en nuestros ensueños, encarnando, por decirlo
árbol á quien se sacude así, la celeste creación de Virginia. Estos dos
El hombre es como el

para hacer caer sus frutos; no se rompe sin que nombi'es y estas dos niñas, mezclándose en er-

dejen de correr sus lágrimas. rantes apariciones, encantaron ó entristecieron


nuestro sueño agitado hasta la mañana siguiente.

XVII. En la noche de aquel dia y en las de los dos que


siguieron, fué necesario repetir ala joven la mis-
Todo el dia la casa estuvo triste, como si hu-
ma historia. ¡Cien veces lo habríamos hecho an-
biera acontecido una desgracia á la familia. No
tes que se hubiera cansado de escucharnos! Este
se reunieron sino para la comida; pero nadie ha-
es el carácter de las imaginaciones del Mediodía,
bló. Se separaban y volvian á encontrarse sin
meditabundas y profundas; no buscan la varie-
sonreirse. Veíase que G-raziella, como se dice
dad en la música ó en la poesía, porque éstas no
vulgarmente, no pensaba en lo que hacia, ya ocu-
son para ellas, por decirlo así, mas que temas so-
pándose en los trabajos de la casa ó del jardin:
bre los cuales cada una forma sus propios senti-
á menudo veia y era claro que de aquel
al Sol,
mientos: sin saciarse jamas, se alimentan, como
dia lao aguardaba mas que la noche.
el pueblo, durante siglos enteros, con la misma
Cuando ésta llegó, cuando todos ocupamos
relación, con el mismo acento. ¿Y la misma na-
nuestros lugares de costumbre en el astrisco, abrí
turaleza, esa música y esa poesía suprema, tiene
de nuevo mi libro, y la lectura se concluyó en
acaso mas de dos ó tres palabras, y otras tantas
medio de generales sollozos. El padre, la madre,
notas, siempre las mismas, y con las cuales en-
los niños, mi amigo y hasta yo, todos participá-
tristece ó alegra á los hombres desde el primero
bamos de la misma profunda emoción. El soni-
hasta el último suspiro?
do lento y grave de mi voz se amoldaba, á mi
pesar, á la tristeza de las aventuras y á la gra-
XIX.
vedad de las palabras, que parecian al fin de la
relación, venir desde lejos y caer desde lo alto Al salir el Sol del noveno dia, el viento del
en el alma, con el acento hueco de un pecho va- equinoccio cayó por y pocas horas después la
fin;

cío, en donde el corazón no late ya, y que no par- mar quedó serena y tranquila como en el Estío.
ticipa de las cosas de la tierra sino por medio de Las montañas mismas de la costa de Ñapóles, así
la tristeza de la religión y de los recuerdos. como aguas y el cielo, parecian
las flotar en un
fluido mas límpido y mas azul que el de los me-
XVIIL ses de los grandes calores, como si la mar, el fir-
Imposible nos fué pronunciar vanas palabras mamento y las montanas, hubieran sentido ya
después de la lectui'a. Grraziella permaneció in- ese primer soplo del invierno que cristaliza el
móvil y sin espresion, en la misma actitud en aire y lo hace brillar como el agua cuajada de
que se hallaba escuchando, como si lo hiciera to- los neveros. Las hojas amarillentas de la vid,
davía. El silencio, ese aplauso de las impresio- y las cenicientas de las higueras, comenzaban á
nes profundas y verdaderas, no fué interrumpi- desprenderse de los árboles y á cubrir sus tra-
do por nadie: cada uno respetaba en los demás mos: los racimos de uvas hablan sido cortados*
los mismos pensamientos de que se hallaba po- los higos secados al Sol sobre el astrisco^ hablan
seído. La lámpara, casi consumida, se iba apa- sido encerrados en canastos groseros, formados
gando insensiblemente, sin que ninguno de no- con yerbas marinas, trenzadas por las mugercs.
sotros alzara la mano para reanimarla: la familia La barca estaba dispuesta para hacerse á la mar,
se levantó, y se retiró furtivamente; mi amigo y y el marino se disponía á conducir sii f milia á
82 LAS CONFIDENCIAS.

la Mergellina. Se limpió perfectamente la casa que el lecho, los muebles de nuestros aposen-
y el techo; se cubrió el venero con una gran pie- tos y los vestidos de ciudad, nos parecían un lu-

dra para que las hojas secas ó las aguas de las jo molesto y teníamos esperanza de
fastidioso;

montañas no corrompieran la fuente: se sacó to- no usarlos sino muy pocos dias; pero al siguien-
do el aceite del pequeño pozo cavado en la roca, te, yendo al correo á buscar nuestras cartas atra-

y se guardó en jarras para que los niños las con- sadas, mi amigo recibió una de su madre, en que

dujeran hasta la orilla de la mar, por medio de llamaba sin tardanza á su hijo á Francia, para
un palo atravesado en las asas: se hizo un paque- que asistiera matrimonio de su hermana. El
al

te de todas las ropas, y se ató con las cuerdas; se cuñado de mi amigo debia venir á su encuentro
encendió por última vez la lámpara ante la ima- hasta Roma, y según las fechas, debia haber ya
gen abandonada en el hogar; se hizo á la Ma- llegado. No habia, pues, dilación: preciso era

donna una súplica postrera para poner bajo su partir.

protección la casa, la higuera, la vid y el terre- Yo habria debido irme con él; pero no sé qué
no que abandonaban sus dueños por muchos me- presentimiento ó deseo de- aislamiento y de aven-
ses ... Luego se cerró la puerta, se escondió taras me retenia. La vida de marino, la cabana
. y
la llave bajo unos pedruzeos, para que si el pes- del pescador, la imagen de Grraziella, tenian par-

cador iba por allí en el invierno, la encontrara y te en esta determinación, pero de un modo con-
pudiera visitar la casa. Por último, bajamos al fuso: acaso podian mas el vértigo de la libertad,
mar, y ayudamos á la pobre familia á embarcar el orgullo de bastarme á mí mismo á trescientas
el aceite, los paquetes y las frutas leguas de mi pais, y la pasión de lo vago y lo

desconocido, esa aérea perspectiva de las imagi-


LIBEO NOVENO. naciones jóvenes.
Mi amigo y yo nos separamos con harta ter-
nura: me prometió venir á reunirse conmigo tan
Nuestra vuelta á Ñapóles, costeando el fon- luego como hubiera cumplido con sus deberes
do del golfo de Baya y las rocas sinuosas del de hijo y hermano; me prestó cincuenta luises,
Pausilippo, fué una verdadera fiesta para la jo- para llenar el vacío que hablan hecho en mi bol-
ven, para los niños, para nosotros, yun triunfo sillo seis meses, partió.
y
para Andrea: entramos á la MargeÜina cantan-
do, cuando ya la noche habia cerrado. Los ami-
IIL
gos viejos y los vecinos del pescador no se can-
saban de admirar su nueva barca; todos le ayu- Aquella separación, la ausencia de aquel ami-
daron á descargarla y á sacarla á tierra. Como go, que era para mí lo que un hermano mayor
le hablamos prohibido decir á quién la debia, para un niño, me dejaron en un aislamiento, que
nadie reparó en nosotros. á cada hora se aumentaba, y en el cual me sen-

Después de haber colocado la embarcación so- tía hundir como en un abismo. Todas mis ideas,
bre la arena, y llevado los canastos de higos y mis sensaciones, mis palabras, que antes se eva-
de uvas á la cueva de Andrea, cerca del pavi- poraban cambiándolas con él, se estancaban en
mento de tres piezas bajas, habitadas por la abue- mi alma, se agriaban allí; y llenas de tristeza,

la, los niños chicos y Grraziella nos retiramos sin mi corazón como un peso que
volvían á caer sobre

que nadie nos viera. Atravesamos, no sin cier- no estaba en mi mano levantar. Aquel ruido

to dolor en el corazón, el tumulto de las populo- en que no encontraba una voz amiga, aquella

sas calles de Ñapóles, y nos encerramos en nues- multitud, entre la que no habia quien supiera

tro aposento,
mi nombre; aquel aposento, en que no habia una
mirada que luciera para mí; aquella vida de po-
IL sada, en donde está uno sin cesar rodeado do
Nuestro propósito era, después de algunos desconocidos; en donde se sienta silencioso á la
días de descanso en la ciudad, volver á empren- mesa, rodeado de hombres siempre nu,evos y
der la misma vida con el pescador, siempre que siempre indiferentes; aquellos libros, que han si-

la mar lo permitiera. Nos hablamos habitua- do leídos cien veces, y cuyos caracteres inmóviles
do tanto a la sencillez de aquellas costumbres os dicen constantemente la misma cosa; todo es-

y á la desnudez de la barca hacia tres meses, to, que me habia parecido tan delicioso en Roma
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de: ex-orador de la cámara de ios reineseoitantes de los Estados-Unidos
de ^Imén'ca: defensor de la independencia americana.
man
la, 1'
Congreso de los Estados-Unidos de America, Febrero 10 de 1S21.
que Mr. Clay presentó ¡a propofíicion siguiente, que fué admitida, por haber
to d. tenido II su favor hl vot US contraéis.
vivo in-
'
''Resuélvese: cine la cámara de los representantes participa en el
sas E.siados-Unidos siente por el suceso de las 2>ro-
ín-es que el pueblo de los
tro vinciasrspaTiolasdela .fméricadel Sw, que e.sián contendiendo para estable-
sosten-
rersu libertad é independencia, y que con arrtiilo á la Constitución
Estados- L'nidos siempre que tenida por convemen-
drán al presiiícnle de los
fe reconocer la soberanía é indepcnduicia de
cualquiera de las d ichas pro-
N lüúciaí."

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LAS CONFIDENCIAS. 83

y en Ñapóles, antes de nuestras escursiones y de noches enteras sin poder conciliar el sueño, y los
nuestra vida errante y vagabunda del Estío, me dias en mi lecho sin fuerza ni deseo de levantar-
parecía ahora una muerte lenta. Mi corazón es- me. El anciano pariente de-mi madre, el único
taba lleno de melancolía. que hubiera podido interesarse por mí, se habia
Durante algunos dias arrastré esa tristeza de ido á pasar muchos meses á treinta leguas de
calle en calle, de teatro en teatro, de lectura en Ñapóles, en los Abruzzos, adonde queria esta-
lectura, sin poder sacudirla, hasta que acabó por blecer algunas fábricas. Llamé a un médico,
vencerme; entonces caí enfermo de lo que lla- vino éste; me miró, tomóme el pulso, y se fué di-
man mal del pais: tenia la cabeza pesada, las ciendo que no tenia yo ninguna enfermedad. Es
piernas no podían sostenerme; estaba pálido y cierto que mal que yo tenia, era de esos para
el

desfallecido, y no comia nada. El silencio me no tiene remedio; estaba en-


los cuales su ciencia

entristecía, y el ruido me hacia mal; pasaba las fermo del alma

-4-^^ ^^-<^

La hombre político está llena de


carrera del nuó en Lexington, Estado de Kentucky. En
contrariedades: casi nunca los contemporáneos 1798 empezó la carrera política de Clay, y se dio
pueden juzgar con esactitud, y particularmente á conocer, escribiendo en los periódicos y hablan-
en los paises en que, siendo libre la prensa, el do en público, con motivo de la gradual emanci-
partido contrario ataca sin consideración, y á ve- pación de los esclavos, que se proponía en las
ces de una manera innoble, á todos los que no reformas de la constitución del Estado de Ken-
pertenecen á la misma comunidad ó secta polí- tucky. Mezclóse en otra cuestión interesante,
tica. Clay no ha sido ecsento de esa regla co- que se suscitó sobre la libertad de la prensa,
y
mún: diferentes ocasiones ha sido juzgado inesae- esto le dio grande popularidad. En 1803 fué
tamente por los periódicos, y calumniado de una electo miembro de la legislatura do su Estado,

manera villana; pero no obstante, el talento de y en 1803 senador en el congreso general, donde
que está dotado, la probidad y la prudencia que se dio á conocer por su tema favorito de prote-
acompañan á sus determinaciones, y sus ideas jer las mejoras materiales.
sanas y nobles, lo han colocado en el rango de En 1809 fué de nuevo electo senador por dos
los hombres ilustres contemporáneos. Clay, co- años, y entonces se distinguió por sus elocuen-
mo dice un elegante escritor inglés, es el arqui- tes discursos, apareciendo como el abogado
y pro-
tecto que hizo con sus manos el palacio que ha- tector de la industria nacional, que desde enton-
bita. Daremos una ligera idea de su carrera pú- ces se llamó sistema americano. Cuando con-
blica. cluyó su periodo en el sonado, fué electo miem.
Nació Henry Clay el 12 de Abril de 1777, en bro de la cámara de representantes, donde per-
Hanover, ciudad pequeña del Estado de Vii-gi- maneció hasta 1814, distinguiéndose en este
nia. Su padre era un hombre honrado, pero de tiempo por sus bien combinados proyectos de re-
muy escasa fortuna, y murió dejando á Clay ni- formas en la administración.
ño y sin recursos para su educación. Aprendió, En 1814, Clay fué nombrado uno de los comi-
pues, á leer y á escribir en una escuela gratuita, sionados para celebrar el tratado de Ghent, don-
y después pasó á la cancillería de Richmond á de se ajustaron con la Inglaterra las bases de
las órdenes de Mr. Tinsley. A
los diez y nueve todos los arreglos mercantiles, que después se
años comenzó el estudio del derecho, que conti- han ejecutado. Cuando regresó de Inglaterra,
. —
84 HENKY CLAY.
fué recibido con muclio entusiasmo por sus com- sa de México, y hacia una vigorosa oposición al
patriotas, y nombrado diputado, cuyo encargo gabinete, perdia un hijo, que murió en la batalla
ocupó hasta el año de 1825, en que el presidente de la Angostura. Si Clay hubiese sido elevado
Adams lo nombró secretario de Estado. á la silla presidencial en lugar de Polk, quizá ni

Entusiasta por la libertad, durante su minis- él habria perdido á su hijo, ni nosotros á Cali-

terio favoreció con su política la independencia fornias. La Providencia dispuso las cosas de
de las colonias americanas. Si á los hombres otra manera. RR.
ilustrados de las naciones europeas, dice un au-
tor contemporáneo, se les debe un laurel de glo- ACUÑACIÓN.
ria por haber favorecido la noble lucha que em-
Resumen acuñado en j^íciiíí) oro y cobre en la
de lo
prendieron las colonias españolas para emanci-
casa de moneda de México, en los ciento once
parse, Clay debe participar de esa gloria, porque
años que coiwprenden desiie el año de 1733
sus esfuerzos fueron tan grandes como los de
hasta 31 de Diciembre de 1843.
Jorge Canning, aunque tuvo la modestia de no
Plata 1.341.455,247 O 6
hacer alarde de ellos.
Oro 65.803,851 O O
Clay, después de haber desempeñado con acier-
Cobre • 5.333,564 3 3
to y con honor el encargo de secretario de Es-
tado, volvió al senado,donde continuó trabajan-
TOTAL . 1.412.592,662 3 9
do en objetos de utilidad pública, siendo uno de
los mas importantes el arreglo de la deuda pú-
blica, que condujo á un término satisfactorio.

La mayor parte de los presidentes le han ofreci- Paula Vigier, de Tolosa, era tan hermosa que
do una secretaría del despacho, ó nombrado para á efecto de que el público tolosano pudiese gozar
importantes misiones diplomáticas; pero él, per- del aspecto de aquella maravilla, el parlamento le

suadido acaso de que puede hacer mayor bien á ordenó, por un decreto célebre, que se presentase
su pais en el senado, ha renunciado todas estas en público lo menos dos veces á la semana.

dignidades.
Henry Clay pertenece al partido moderado. El Sena, respondió Napoleón á los diputados
Ha sido constante opositor de la administración del comercio del Havre, es una larga calle que
del presidente Polk, y en la grave cuestión de la hace una sola ciudad, de las tres de Paris, Euan
guerra, fué el defensor mas elocuente de México, Havre.
y el
el censor mas severo de los errores y de la am-
bición del gabinete demócrata. Tanto por los
El general Sueette, que mandaba la división de
servicios que prestó en su ministerio en favor de reserva situada en Corbeil, rehusó asociarse á la
la independencia, como por su decisión por Mé- defección del duque de llagusa y abandonar su
xico, su. nombre deberá ser siempre pronunciado Anunció su resolución á las tropas en
puesto.
con elogio entre nosotros, y unirse de una mane- una orden del dia, en que decia: "Los valientes
ra noble á los recuerdos desgraciados de nuestra
no desertan jamas: deben morir en su puesto."
historia.
Clay es de un esterior modesto, de unas cos-
tumbres sencillas; su trago, su habitación, sus PENSAMIENTOS.

modales, todo revela al verdadero republicano. La vida no es nunca agradable sino bajo un as-
Sus discursos son elocuentes, enérgicos, llenos de pecto. Semejante al globo en que giramos, nues-
ideas filosóficas, mas bien que de adornos y de tra rápida revolución es de un solo dia, y una
figuras. Cuando anuncia que va á hablar, tiene parte de ese dia no puede recibir la luz, sin que
•un auditorio de miles de personas. Dos veces la otra sea presa de las tinieblas.
ha sido candidato para la presidencia, cuyo pues-
to no ha ocupado, sin duda alguna, porque sus La paciencia es ol valor de la virtud.
contrario-s han sabido jugar la intriga en las elec- Lo que se graba en el corazón, pasa siempre á
ciones. la memoria.
Clay, al mismo tiempo que abogaba por la cau- {^Bernardina de Saint-Fierre.)
. —

M WmttWñmMmmm X5^<

(concluye.)
——gs*—
ni. Es la hora en que ligera
Salta inquieta la corza entre los montes,
Y á los valles desciende

De Damasco el serrallo suntuoso Del abundoso manantial en busca,


En hermosura y esplendor eclipsa, Para apagar la sed que la devora,
Cuantos alumbra de la Siria ardiente O en el revuelto arroyo

El sol esplendoroso: Templar del sol la llama abrasadora^


Sus salas elegantes, Las copas de los árboles, apenas
Sus misteriosos, lúbricos retretes, En movimiento lánguido se mecen,
De mosaicos brillantes Que las brisas serenas,
Sus patios y arabescas galerías, Al ardor de la siesta desfallecen,
Mil primores encierran y riquezas, Y sus alas plegando,

Que al par de sus bellezas Ni rizan ya las adormidas aguas;

El Occidente envidia en sus orgías. Ni hoja, ni flor, en su tranquilo vuelo.

Mas nada al gusto delicado iguala Pasan acariciando.


De sus jardines bellos, Las calles de cipreses verdinegros
Ni escede nada á la esplendente gala, Convidan al solaz con grata sombra,
Y al lujo sibarítico que ostentan Sobre la verde alfombra
Sus baños regalados, De violetas y gramas;
Donde apuró la Humana fantasía Y bajo los naranjos deliciosos,

Su fuerza creadora, Los limoneros, de estendidas ramas,


Y do tiernos y alados Los plátanos frondosos.
Revuelan los amores y las gracias Palmeras, sicómoros y granados.

Con plácida sonrisa encantadora. Que cubiertos de flor, allí se miran


El sueño de la virgen agitada En agradable confusión mezclados;
Por el genio potente. La vista allí recrea

De la ambición del brillo y de la gloria. La variedad de las pintadas flores,


No deja en la memoria, Que en los mil terraplenes caprichosos
Ni en la asombrada mente, Ostentan sus magníficos colores.

Una impresión mas viva; Los géneros mas ricos y preciosos,

Ni mayor seducción, ni mas encanto, De frescos, matizados tulipanes.

Que esos placeres mágicos, que vela Que en el soberbio Harem de los sultanes

El genio del Oriente con su manto, . . Cria el esmero, y el cuidado eleva

El sol, en la mitad de su carrera, Para la fiesta que su nombre lleva:

Ardientes rayos lanza: Allí crecen al lado

TOM. II, — IV.


18
.

86 EL BAÑO DE UNA SULTANA.

De las preciadas rosas, Se mira rodeada


Que gallardas y ufanas, y olorosas, De cuantas aves de brillante pluma
Son el mas grato don que los Abriles Tiene el Oriente en singular estima.
Hacen en el verano A la feraz naturaleza, el arte

De Oriente, á los magníficos pensiles. Allí escedió en primores;


Los mirtos y arrayanes. Que allí reunió en matices y colores,
Con pálidos jazmines enlazados, Y aromas y sonidos,
Y mosquetas de aromas regalados, Cuanto puede halagar la faatasía,

Bordan margen
la fresca Y servir al placer de los sentidos.

De los limpios y mansos arroyuelos,


Donde crecen el lirio y la azucena, Sobre base de pórfido y granito,
La amarga adelfa y el azul jacinto, Del baño el santuario se levanta,
Y la sagrada flor de la verbena. En medio de los mágicos jardines:
Allí el oido se deleita al grato Es como un templo, circular por fuera,
Arrullador murmurio de las fuentes, De blanquísimo mármol con columnas,
Que de tazas de mármoles y jaspes De yedras, madreselvas y jazmines,
Dejan salir sus rápidas corrientes. Y rosas enlazadas,
Después de haber brotado Y con cúpula esbelta, que del medio
De altos y caprichosos surtidores, Gallarda se desprende:
Y cascadas magníficas formado. Dos salas encantadas
Antes de ir á lamer con sus cristales Eorman el interior, donde cubiertos
Los pétalos y tallos de las flores. De oro y estuco los brillantes muros.
Los estanques inmensos que en su seno Muestran entre columnas mil paisages
Recogen luego las tranquilas aguas. De ardorosos desiertos,
En su fondo sereno O de valles oscuros,
La turba encierran de dorados peces, Y praderas amenas,
Que tímidos se ahuyentan Cortadas por colinas, y bañadas
Cuando los blancos cisnes, que se ostentan Do fuentes cristalinas y serenas.
Soberbios en sus márgenes, agitan De madera preciosa.
Sus y en gracioso
alas, Con telas de oro y seda recamados.
Movimiento, doblando el cuello hermoso, Son los sofás, cojines y almohadones,
Al quieto manantial se precipitan. Do lánguida reposa
Los árboles copados y las plantas Sus miembros delicados
Pueblan variadas aves, La divina sultana,
Cuyos gorgeos suaves, Que en los goces del baño y sus delicias,
O sentidos arrullos. Piensa desde el rayar de la mañana:
Se mezclan de las aguas La luz allí penetra
A los blandos y plácidos murmullos; Por vidrios de colores caprichosos,
Trinan los ruiseñores. En las altas ventanas colocados;
Cantan alegres los pintados mirlos, Y de árboles y fuentes.
los susurros

Y pendientes del néctar de las flores Los cantos armoniosos


Los colibrís inquietos. De los inquietos pájaros alados.
Agitan entre nardos y alhelíes Se escuchan á lo lejos.

Sus alas de esmeraldas y rubíes: Como eco blando, arrullado!", que lleva
La solitaria tórtola se queja El placer seductor entre sus alas,
Del sicómoro oscuro entre el follage, Y al cielo del ensueño el alma eleva.
Y en el suelo, en parvadas, se confunden En el precioso camarín del baño,
La negra urraca, y candida paloma, De mármol negro el pavimento estraño,
Mientras ostenta su imperial plumagc Contrasta con los ópalos que forman
Del paraiso el ave celebrada, La fuente peregrina.
Que del añosa cedro en la alta cima, Que de una concha la figura ostenta.
EL BAÑO DE UNA SULTANA. 87-

Y que de cuatro cisnes de alabastro De los copados árboles; mecidas


Sobre el ala tendida se sustenta: Por impulso ligero, é insensibles

Es el ara sagrada, que el deleite A los gratos placeres


Levantó en el Oriente á la hermosura, Y fiestas bulliciosas.
Doúde queman las gracias el incienso, Mas asemejan soberanas diosas,

Que á ella tributan como ofrenda pura. Que débiles mugeres.


Otras, en fin, tenaz melancolía
En semblante y actitud revelan:
el
Las preciosas maderas odoríferas
Es fija su mirada, y aun sombría;
En los ardientes, subterráneos hornos,
En lánguido abandono
Se han consumido ya; las perfumadas
Los brazos cuelgan sin vigor ni fuerza,
Y claras aguas, en hervor se agitan; Ni llorar osan, ni gemir; respiran
Y como leves nubes plateadas, Apenas con dolor, y allí se miran
En sutiles vapores se desprenden,
Como estatuas inmóviles, al borde
Que ligeros ascienden
Del fugaz arroyuelo,
A la elevada cúpula graciosa,
Que sus aguas conduce
Por donde salen, yá los cielos suben,
A otro masy estendido suelo.
libre
En delgada columna vagarosa.
De cuando en cuando toma
Es la hora en que á la entrada
Una flor de la orilla su alba mano;
Del jardin, aparece
Goza un instante de su blando aroma,
De hermosas odaliscas el cortejo,
Acércala á su labio soberano,
Cercando á la sultana favorita:
Y la entrega á la rápida corriente:
Del Sol, que en las alturas resplandece
Fija entonces en ella su mirada,
Al vivido reflejo,
Y la sigue impaciente
Lanzan sus luces bellas
Hasta salir á los vecinos prados:
Los rubíes, topacios y diamantes, Triste suspiro de su pecho arroja;
Que brillan en sus tragos y cabellos;
Y esta queja murmura: "jOh! ¡quién pudiera
Cual lucientes estrellas,
"A la libre pradera
Que coronan los cielos rutilantes "Cual tú volar!" y su mejilla moja
Con fúlgidos destellos. Una lágrima pura.
Las odaliscas el cortejo dejan,
Que se mezcla á las aguas del arroyo,
Y rápidas se alejan,
Y realza mas su pálida hermosura.
Y alegres se confunden y se pierden
En los revueltos giros

De los jardines, que testigos diarios, Ismeina en tanto, en los sofás mullidos.

Son de sus goces y placeres varios, Cansada se reclina;

O de su llanto y lánguidos suspiros. Absortos los sentidos,


Risueñas unas, sin sentir siquiera Pálida la mejilla purpurina.

De su dorada esclavitud los lazos. Rápido el movimiento.


Vuelan como brillantes mariposas; Del albo pecho en cuyo centro late

Y ora deshojan las altivas rosas. El corazón violento;

Ora huellan los lirios y los nardos, Aun del terror se agita entre las garras.

O coronan su frente de azucenas; Aun reprimida gime,


Y en las aguas serenar.. Y con mano convulsa
Humedeciendo la desnuda planta, El puño de oro de su daga oprime.
E inclinando graciosas la cabeza, La cercan sus hermosas bañadoras, ^

Su mirada se encanta Como astros que se eclipsan


Al ver en el cristal reproducida Ante el fulgor de la soberbia luna,

La imagen celestial de su belleza. Que del estenso cielo


Indiferentes otras, se adormecen Despliega sobre el mundo adormecido
En las blandas Jiamacas, suspendidas Su trasparente y argentado velo.

De las ramas flecsibles Solícitas deshacen el tocado,


88 EL BAÑO DE UNA SULTANA.

Obra maestra de primor y Injo, Y cubiertos de leve


Y desprenden el manto con cuidado,- Y finísimo vello,
T desciñen la túnica graciosa Como ese fruto que produce Persia,
y reemplazan las lanas y las seda» Sus miembros, tienen proporción y gracia,
Con la túnica lere Y la redonda morbidez del cuello

De blanquísimo lino' Elegante del cisne,


Que baja de la mórbida garganta Tienen sus formas; y su brazo hermoso^
Al pié gracioso y breve, Cándido y torneado,
Cuya desnuda planta Y fleesible, y ligero,
La calzan con sandalia primorosa Es mas bello que el brazo celebrado
De madera levísima de rosa .... De la Juno magnífica de Homero.
Sin resistir Ismeina, entre las manos Doblada una rodilla,
Se entrega de las bellas odaliscas; Tocando el fondo de la concha la otra,

Mas al sentir que presta bañadora Y las manos cruzadas sobre el pecho,
Va á separar la túnica del pecho, En actitud sencilla,
Y á descubrir el arma salvadora, La hermosa estatua del pudor parece;
En movimiento rápido se vuelve, Es la doncella tímida que halaga
Saca la daga que en el pecho oculta, El placer seductor con cuanto encanto
Ligera la sepulta Vierte el deleite de su dulce copa,
Del sofá entre los blandos almohadones;: Y en cuyo torno susurrando vaga
Y quietas, al volver, mostrar pretende Fascinador y misterioso cai\to,
Sus turbadas facciones Como el del ángel que cayó proscrito
Mas libre ya respira; De la región que engendra la mañana,
Los poros de su cuerpo se dilatan, Y que sedujo y arrastró al delito
De los vapores que do quier aspira La hermosa madre de la raza humana.
Al plácido contacto; Suelto en madejas de oro, sobre el cuello^
Y en la atmósfera tibia que la cerca, El profuso y finísimo cabello,
A resistir sus miembros se preparan, El pecho seductor, la blanca espalda
El aliento abrasado Deja mirar, como se ve la falda
Que ecshala de su seno De un collado cubierto de azucena»?
El baño perfumado Entre la lluvia de oro,
Miradla entrar en él; del ardoroso Que en su postrer mirada
Pavimento de mármol, le defiende Despide el sol que en el ocaso espira,

La sandalia la planta delicada: De inmensa magestad la faz velada.


Como de triunfo, á carro esplendoroso, Como el candido pétalo del lirio,
Así á la concha de ópalos asciende, Es la ancha y tersa frente
Y la veste delgada, Que la hija misma del Cefiso envidia,

De levísimo lino. La griega pensativa, é indolente.

Que aun cubria sus formas sin mancilla, Bajo los arcos de sus cejas brillan

Al suelo cae, y desnuda brilla Como zafiros entre blancas perlas,

La gracia de su cuerpo peregrino. Los garzos ojos, grandes y apacibles.

Venus, naciendo de la blanca espuma De miradas sensibles,

Del férvido Océano, Cuando eleva los párpados delgados;

De las Gracias y Amores rodeada. O frias, desdeñosas, distraídas,

No de encanto tan vivo y soberano, Cuando y los descubre apenas


los baja,

Apareció velada Por la crespa pestaña sombreados.


Como la virgen pura, El botón de una rosa, entreabierto,

Al separar el trasparente velo, Y en su seno cubierto


Que como nube en el azul del ciclo De gotas de rocío.
Velaba de sus formas la hermosura. Son sus labios y dientes; y la encía
Blancos como la nieve, Es una roja cinta de escarlata,
.

EL BAÑO DE UNA SULTANA. 89

Cuyos vivos colores Todo su que tiembla y se estremece,


ser,

Del granado la flor envidiaría. Y de deleite y de placer palpita ....


Toda ella es sin igual, hermosa y pura, Hundida así en desmayo deleitoso,
Como hija del Amor y de las Gracias, Y envuelta en rico manto, entre sus brazos
Al sonreír la aurora concebida: Las bellas bañadoras la conducen
La magia de su célica hermosura A la sala esplendente de reposo;
La aumenta el ala del pudor tendida Allí, en blandos cojines la recuestan,
Sobre su rostro, cual celage leve Y sus manos aprestan
Que su velo de rosa trasparente. A frotar amorosas
Sobre la faz risueña y soberana, Todos sus blandos miembros, con aceites
Tiende de la naciente Y con pastas suavísimas de rosas,
Y espléndida mañana. Que el sabio perfumó de los deleites.
Ella misma conjura
Por un momento la cargada nube Entre tanto, el Bajá, siempre agitado
De su tenaz dolor y su pavura; De violeQto deseo,
Y sus ojos bajando, Los patios y las salas recorría,
Y sus divinas formas repasando. De proyectos estraños ocupado;
En su propia belleza se complace: Ora intenta saltar por la ventana,
INÍomento de placer indefinible. Y sorprender la candida inocencia
En que sus gracias adivina y mira. De la altiva georgiana,
En que todo su encanto se revela Y hacer feroz á su candor violencia;
A la hermosura, á su primor sensible: Ora volver sumiso,
Ella misma se admira; Y volver á rendirse y á halagarla.
Con y con ardor la vida anhela,
ansia Hasta lograr con ruegos ablandarla.
Y orguUosa, desdeña la grandeza Hasta lograr respuesta á sus suspiros.
Y el brillo de los tronos y los reyes. Hasta embotar de su desden los tiros,
Que ella desde el altar de su belleza Y merecer de sus divinos ojos
Al mundo y á los hombres dicta leyes. .
Dulcísimas miradas,
Sus labios se despliegan levemente, Y con estrechos lazos,

Y una triste sonrisa en ellos vaga; Sus formas delicadas


Y un recuerdo de amor cruza la mente Sujetar amoroso entre sus brazos;
De desnuda y pudorosa maga:
la Mas de Ismeina le arredra la firmeza,
Recuerdo de otro tiempo y otro suelo. Y la inflecsible voluntad le espanta:

De amor y otra gloria;


otro Como un volean se agita su cabeza;
Recuerdo que atormenta su memoria Brillan sus ojos con siniestro fuego;
Y la hace padecer, cuando descubre Los pasos apresura, ardiente y ciego,
La gracia seductora que la cubre, Y en loco frenesí, cual león rabioso,
Y que guardaba su amoroso empeño Ruge al mirar que su poder se estrella
Para el bien adorado Contra el frágil escollo

Del corazón, para el perdido dueño. De uya y tímida doncella.


débil
El agua tibia y clara, Teme, y duda, y vacila ....
Mezclada con esencias olorosas. Mas de pronto se par^;
Empapa, ya sus miembros delicados; En el fondo de su ojo la pupila
Penetra por sus poros dilatados, Brilla como alumbrada de improviso.
Y el agua helada, que en ligera lluvia Por la luz repentina de una idea;
De cuando en cuando cae, Y al esclavo sumiso
Y su cabeza baña, Que de rodillas su mandato aguarda.
Y su espalda, y sus hombros, y su pecho, Habla al oido; el servidor se inclina,
Cambio constante en el placer atrae, Parte veloz, y vuelve apresurado.
Y en sensación estraña Conduciendo una taza primorosa,
De bienestar indefinible, agita Llena de una conserva deliciosa.
90 EL BAÑO DE UNA SULTANA.

De azahar perfumado, Como atacada de mortal desmayo.


y un pomo de cristal blanco y pequeño, La inclina sobre el hombro; la pupila
Cubierto de un licor como esmeralda, Pierde su brillo en los serenos ojos;

Hecho de adormideras y beleño. Es vaga, la mirada, é indecisa;


Unas gotas del líquido en la taza Los párpados se abaten,
Vierte el Bajá, y ordena Y en los labios la plácida sonrisa
Al esclavo de nuevo la salida; Se hiela, y la color desaparece,
Mientras él, la mirada mas serena, Y las arterias rápidas no laten,
Y menos agitado, Ni el corazón palpita, y se estremece;
En su albornoz se envuelve, y presuroso Y pálida, sin voz lii movimiento,
Las salas atraviesa; Parece una azucena, que en su tallo

Y del jardin, oculto por las plantas. Dobló del Sol el abrasado aliento.
Al baño se desliza^ cual serpiente Con inquietas miradas,
Presta á dañar su deseada presa. Y de inmenso terror sobrecogidas.
Miran las bañadoras las temidas
Ismeina, en las delicias del reposo, Y lúgubres señales

Ya su peligro olvida. De la muerte, en el rostro soberano


Y vuelve á sonreír á su ecsistencia, De Ismeina aparecer; llevan la mano
Que ya libre se juzga del amago ^ Al' seno en que la vida se alimenta.

De su implacable dueño; Y lo encuentran helado é insensible:

No teme ya de la feroz violencia Un grito lanzan de dolor terrible.

Que sucediera al desdeñado halago. Que en el salón fatídico se eleva;

El ciego ardor y el arrojado empeño. Y unas allí se quedan silenciosas,


De las graciosas bañadoras, unas Y se levantan otras presurosas
En ungirla con bálsamos preciosos A llevar al Bajá la fatal nueva;
Se ocupan con afán, mientras las otras Mas éste las contiene.

En tazas elegantes, Y abandonar á Ismeina las ordena;


Y copas de cristales primorosos. Y todas salen, de tristeza el rostro.
Con cucharillas de oro, De espanto y de terror el alma llena.

Y de coral y nácares brillantes,


La sirven los refrescos y conservas, Ávido el ojo del Bajá contempla
De azahares, limones y azamboas. A Ismeina en su letargo sumergida; ^

Que con su dulce embriagan. El momento espiando.


Y que el olfato con su aroma blando, : En que lo mas profundo
Y con su gusto, el paladar halagan. De su desmayo hundida.
G-usta apenas Ismeina los refrescos Al y lúbrico aposento
solitario

Que el olor delicioso i


Penetrar pueda y acercarse á ella.
Del azahar la incita, y la provoca; j
Seguro de su intento.
Su delicada boca, '
i

1
Ya el umbral va á salvar; mas se detiene,

Gusta la miel que aleve • Que un movimiento leve en las facciones


Preparó la traición para su daño. De Ismeina ha percibido:
y un narcótico bebe, |
La inmovilidad, en convulsiones
Víctima de la astucia y del engaño. Violentas se ha tornado;
Sus miembros, que del bálsamo y del agua. La blanca palidez se ha convertido
Al contacto suave. En color vivo, que por grados sube;

Mas ligeros estaban y flccsibles. Vuelve á sus miembros el calor y el fuego.

A sentirlos comienza entorpecidos; Y vuelven á agitarse


Se ofuscan bus sentidos; En violento y fatal desasosiego.

Los brazos sin vigor, como insensibles. El profundo letargo se convierte

Caen sobre el cojín que la sustenta; En fatigosa, horril:>lc pesa'dilla.

Su cabeza vacila: En que mira á su dueño aborrecido,


EL BAÑO DE UNA SULTANA. 91

Al señor implacable de su suerte, Con el manto sangriento;


Al tirano ofendido Se levanta impelida de su espanto,
De su altivo desden por los agravios, Y tiñe con su sangre el pavimento:
Entre sus brazos sujetarla ansioso, Huye de su verdugo,
Y tierno, y amoroso. Y á refugiarse al baño se encamina.
Querer tocar con sus impuros labios Desencajado el pálido semblante,
El suyo virginal y candoroso. Cárdenos ya los labios.
De un sudor copiosísimo se inunda Sin fuego la mirada,
Su alabastrina frente, Y de la muerte al estertor horrible

Y su labio circunda La garganta agitada.


Una encendida zona; Y al pasar el umbral, cual si mirara
Y está la bai'ba trémula, y el pecbo Al Bajá, dice: "Para ti el cadáver;
Con violencia palpita, "Mi alma para é]," y sin sentido cae.
Como la superficie de las aguas, Apenas ya respira;
Que rápida se agita Y al tocar con su frente
Al impulso del vórtice que brota Los blancos cisnes de la hermosa fuente,
De su profundo seno. Por la postrera vez gime, y espira.
Con fuerza tiende sus divinos bazos.
Cual si quisiera separar violenta
Su cuerpo aprisionado en fii^átes lazos, IV.
Y con la mano intenta Mudo y sombrío, la terrible escena
Alejar un objeto qu-e la oprime; Mira el Bajá con reprimido llanto;

Y en medio de esta luclia Desvanecióse el seductor encanto;


Respira inquieta y reprimida gime. Quedóle solo al corazón la pena.

Mas ya á la fuerza cede De angustia y de dolor el alma llena.

Su femenil debilidad; y entonces, Su misma acción contempla con espanto:


En medio de su sueño, Del cadáver separa el rojo manto,
Recuerda que ella piiede Y la víctima ve que le condena.

Burlar el ansia y el tenaz empeño Eija en ella su vista reverente,

De su verdugo injusto é insensato; Y contempla sus gracias sin mancilla,

Baja las manos y el cojín levanta; Y el fuego apaga de su amor ardiente.

Busca debajo de él la daga oculta, Ante la hurí celeste se arrodilla.

Y resuelta la empuña, _y con presteza. Un beso imprime en su marchita frente,

Elevando orgullosa la cabeza. Y una lágrima moja su mejilla.


En el candido pecbo la sepulta. Julio de 1849.
Ramón I. Alcaeaz.
El Bajá la miró; mas no tan presto
Fué en acudir á ella,

Cual lo fué en consumar el sacrificio UEMEDIO PARA REVEUDECEK. LAS FLORES.


El odio y el pudor de la doncella.
La mayor parte de las flores cortadas, se mar-
Al recibir de la mortal berida chitan kiego que han permanecido sus tallos
El fatal golpe, en sus sentidos vuelve;
mas de veinte y cuatro horas en el agua; pero
Vuelve un momento á contemplar la vida,
Y los ya moribundos ojos abre casi todas pueden conservarse mucho mas largo
La infeliz georgiana, tiempo, si se ponen en agua caliente en vez de
La tinta en sangre, virginal Ismeina, aguafria. Cuando comienzan á secarse, es nece-
La mas bella sultana. sario introducir la tercera parte de su tallo en
Que en el Harem se proclamó por reina;
agua hirviendo: cuando ésta se enfria, la flor se
Mas á su lado, del Bajá descubre
endereza y recobra su frescura; entonces se cor-
La terrible figura.
Templado ya el furor por la amargura. ta la parte del tallo que ha estado en la agua
Lanza un grito de horror; su jostro cubre hirviendo, y el resto se deja en agua fria.
^w

Una persona que lia vivido algún tiempo en autoridades y á los propietarios ilustrados, no du-

el Sur, nos ha facilitado un derrotero, que comien- dando que por su propio interés pensarán seria-

za desde el puerto de Acapulco, sigue al occiden- mente en el porvenir del Sur de México. En
te por la costa y sus cercanías, y termina en la cuanto al itinerario, repetimos que nos parece cu-

línea que divide á los Estados de México y Mo- rioso, juzgando que se podrán tomar de él varios

relia. Las noticias estadísticas y pormenores datos, que contribuyan á la formación de la esta-

sobre las costumbres de los habitantes, produccio- dística. —RE.


nes del suelo y demás que contiene, nos parecen
demasiado curiosas, y por esta razón lo copiamos DERROTERO.
íntegro. La lectura de estos apuntes, que de Salimos de Acapulco, y á las dos horas de ca-
ninguna manera estaban hechos para publicarse, mino llegamos al rancho del Tamarindo, de D.

revelan el estado de abandono en que se hallan


José Olivar, situado en tierras de los Galeanas, al

N. O. de la cabecera, entre el mar y la laguna de


unos terrenos tan fértiles, que podian ser una
Coyuca, circunstancia que lo hace demasiado agra-
fuente de riqueza para la nación, y la poca ó nin-
dable á la vista, así por el hermoso plano de su
guna civilización de los habitantes que hay espar- ostensión, como por la abundancia de agua dulce
cidos en esas amenas comarcas. Las medidas y salada de que está rodeado: tiene como veinte
familias, contando con el Ejido-viejo y el Cazade-
que deben tomarse, saltan á la vista. En primer
ro, que están en sus inmediaciones, que se ocu-
lugar, es necesario proveer de pastores celosos y pan en la pesca de escelente moharra, labor de al-
evangélicos á esos pueblos, entregados hoy al em-
godones, maiz y hortaliza, de que abastecen á Aca-
brutecimiento y á la barbarie. Después seria con- pulco. Dista cuatro leguas de dicho puerto.
veniente reunir á los dueños de esas haciendas, Boca de Coyuca. — La forma el rio de este nom-

formar una junta de colonización, y conducir á esos bre á distancia de ocho leguas al Poniente de
Acapulco: se mantiene cerrada la mayor parte
terrenos familias de raza blanca, que estuviesen
del año; pero en los primeros dias de su apertura,
protejidas tanto por los dueños de los mismos ter-
volumen do
es peligrosa, tanto por el gruesísimo
renos, como por la autoridad pública, apoyada agua (jue se echa al mar, como por la rapidez de
en una fuerza competente. De esta suerte el co- su corriente. Es abundantísimo en la pesca de
mercio se animarla, los criminales serian castiga- moharras, róbalos, pargos y otra multitud de
pescado, de que se puede estraer cuanto se quie-
dos, y el valor de las tierras iria aumentando cada
ra. "'
Hay cuatro casas y otras tantas familias, que
año, á medida que hubiese mas población y que
también siembran algodón, maiz y hortaliza.
esta población para sus mismos consumos las hi- —
Rancho del lieal. Dista diez leguas de la

ciese mas productivas. Boca de Coyuca, reguladas á dos por hora en bes-
Recomendamos estas Hjeras observaciones á las tia de paso regular. Es de la propiedad de
DISTKITO DE ACAPULCO. 93

los Craleanas, y en el intervalo del uno al otro cholea, es de 2.500 almas. Las cuatro quintas
punto, se encuentran otros ranchos, Carrizal, Bo- partes, de origen africano.
ca de Mita, Pozuelos y Magueyes, con una po- Atoyac. — Pueblo anecso al ayuntamiento de
blación como de ochenta almas. El camino es Técpam y curato de la mitra de Morelia, situado
sumamente agradable, á causa de la hermosa pía" á las orillas del rio de San Gerónimo, conocido
ya que forma el mar y la laguna, cuyo bordo es- con el nombre del Pueblo. Dista tres leguas al
tá siempre cubierto de espesa arboleda y palma- Norte de la hacienda y como veinte y cinco de
res de coquillo, que jamas se desnudan de su Acapulco. Su temperamento
menos cálido es
verde follage; siendo el último tan abundante, que el de San Gerónimo, en razón de estar mas
que si en aceite se quisiera trabajar, se podria pegado á la Sierra, y en parage mas alto. Hace
proveer una gran parte de la República de alum- pocos años que esta población se componía en su
brado y jabón, y suplir también la falta de mante- tercera parte de familias descendientes de gente
ca, pues su sabor es muy agradable al paladar. Del blanca; pero en el año de 30 se sublevaron una
palmito de este árbol se saca leche, miel, de re- noche los indígenas contra los de razón, matan-
galado gusto, y comiéndolo crudo, satisface la do á balazos á algunos hombres y mugeres, de
hambre sin fastidiar, ni hacer el menor daño á cuyas resultas huyeron los que quedaron para
la salud. otros puntos, abandonando sus casas; causa por
qué en el dia son todos naturales, cuyo principal
San Gerónimo. — Hacienda de labor de D. ejercicio son las siembras de maiz, algodón, caña
José María del Pilar Galeana: dista cuatro le- dulce, tabacos y hortalizas. Hay como setenta
guas del Real y como veinte y dos Nordeste de hombres armados, los cuales mantienen las armas
Acapulco. Está situado á la parte O. del her- en sus casas, bajo la dirección de un capitán, del
moso rio que tiene el mismo nombre: su tempe- mismo pueblo, y un alcalde conciliador, que solo
ramento es muy caliente desde las diez de la ma- manda los que no son soldados: su población es
ñana á las tres de la tarde, en cuyo tiempo en de 500 almas.
las estaciones de mas calor, que son de Mayo á Técpam — Cabecera del partido de Técpam, que
Agosto, sube el termómetro de Farenheit desde antiguamente fué de Zacatula, dista veinte y ocho
los 92 á 94 grados: las mañanas y las noches son leguas de la prefectura: está situado al Oeste de
muy agradables: produce maiz, algodón de la me- Acapulco, á la orilla oriental del rio de su nom-
jor calidad conocida en la República, arroz, frijol, bre, de temperamento como el de San Gerónimo:
chile, cocos, pinas y toda clase de hortaliza. La es curato secular de la mitra de Michoacan y
estraccion anual de algodones, de un año con asiento del ayuntamiento, del subprefecto, juez de
otro, puede ascender á 45 mil arrobas, que cam- letras,administrador de alcabalas y plana mayor
bian los habitantes por géneros, la mayor parte de del batallón guarda-costa de Zacatula, vacante á
fábricas europeas. Los habitantes en lo general la fecha, á quien suministra la primera y segunda
son muy dedicados al ejercicio de la labor y cria compañía: la primera, compuesta de los vecinos
de ganado vacuno y caballar, de que hay mucho, de razón, y la otra de los naturales. Esta se ha-
pero muy dominados del juego y la embriaguez; lla con la fuerza de 75 á 80 plazas con las armas

causa por qué se matan con frecuencia en tiem- en sus casas, y la otra casi destruida, por la emi-
po de cosechas. Las autoridades niilitares son gración que aquellos hicieron á diferentes pun-
de algún modo respetadas por ellos. La poli- tos, de resulta de la catástrofe del 15 de Sep-
cía, que solo consiste en un encargado de justicia, tiembre.
no les merece el menor aprecio, si no es cuando Se asegura generalmente que este pueblo fué
tienen alguna necesidad. Esta hacienda con el fundado por los aztecas á su paso para el pais
Arenal y las demás anecsas, abastece al batallón de Anáhuac: su primitivo idioma fué mexicano;
Activo de Zacatula, de la compañía de caballería pero en el dia lo han corrompido tanto, que ya
de que está dotado; pero en tiempo de revolución no se conoce. Se compone en su mayor parte
se me ha asegurado que se han puesto sobre las de naturales; pero hay porción de familias blan-
armas 500 hombres escojidos. Su total pobla- cas y el resto de origen africano. Su ejercicio
ción, inclusive los parajes del Arenal, Barrio-nue- es el de las siembras de algodones, maiz, tabaco
vo, el Humo, la Fuentecilla, Corral-Falso y Al- y hortaliza. La estraccion anual de un año con
TOM. II — VI
1r>
O
94 DISTRITO DE ACAPULCO.

otro sube á 8.000 arrobas del primer fruto, de dantísimo en maderas de construcción, cria de
los laboríos Tanexpa y Tetitan, que le son anee- ganado vacuno y caballar. El principal ejerci-

sos. Este pueblo era rico antes de la guerra cio de sus habitantes consiste en la siembra de
de independencia; pero habia sido saqueado va. algodones, cuya estraccion para la tierra-fria,
por unos y otros, como que por mucho
rias veces en un año con otro, puede subir á 12,000 arrobas.
tiempo fué el asiento de las tropas y teatro de Hay un alcalde conciliador y un comandante de
continuas convulsiones: en el dia se halla en la armas, en virtud de que dicha hacienda suminis-
mayor miseria. tra al batallón Activo de Zacatula la 3. '^
com-
A ejemplo de los indígenas del pueblo de Ato- pañía, que á la fecha es de 70 plazas; la mayor
yac, y adunado con ellos, se sublevó en Septiem. parte son de origen africano: el caserío es de
bre de 1835, contra los de razón, y asesinaron á palma redonda, y su población, con los demás
las once del dia 15 de dicho mes al primer alcalde ranchos que le son anecsos, llega á 2.000 almas.
que funcionaba de juez de letras, y al subprefecto PapciTvoa. —
Grande y cómoda ensenada para
al administrador de alcabalas; y podrían haber losbuques de mediano porte, algo desabrigada
sacrificado muchas mas víctimas, si no se hubieran por la parte del Sur, pero muy frecuentada por
fugado precipitadamente, abandonando sus inte- los pescadores de carey y teñidores de hilo de
reses los que debian serlo. Este acontecimiento caracol: su puerto es de alguna comodidad, y
de ecsecrable memoria para los anales de este abunda de maderas esquisitas y de construcción,
infeliz pueblo, y las circunstancias posteriores de siendo las mas comunes la caoba, cedro, roble y
tener las armas en su casa, ha desanimado á los ocote: dista seis leguas de la hacienda de San
jueces de tal manera, que no hay nno que no se Luis, diez y de Técpam y cuarenta y cuatro
seis

atemorice al administrar justicia; cosa por qué ni de la prefectura. La playa está desierta, pero á
hay sacerdote, ni las leyes son obedecidas sino corta distancia hay algunos ranchos de ganado,
en lo muy preciso. Sin embargo de todo, una cuya población es como de 20 habitantes.
pequeña guarnición de tropa que no fuera del país, GoyuquiUa. —Hacienda de labor de algodo-
y alguna energía en los funcionarios, seria sufi- nes, propiedad de D. Erancisco Galeana; está re-
ciente, á mi juicio, para poner término á tama- gada por el hermoso rio de Coyuquilla, cuyas

Sos males, en virtud de que los habitantes, á pe- aguas pueden pasar, sin contradicción, por las
sar de sus nulidades, son demasiado dóciles, en mejores de todo el rumbo: abunda como, Papa-
cuyo caso puede mejorarse con la mayor faci- noa, en escelentes maderas de construcción, pro-
lidad. pia para la cria de ganado y siembra de algodo-
La fertilidad de su suelo, las cuantiosas ran- nes; pero lamultitud de insectos, zancudos y ge-
cherías de que está rodeado; una hacienda de genes de que está poblada, la hacen inhabitable.
caña, yhermosa máquina de escarmenar, hi-
la Dista dos leguas de Papanoa, y no tiene mas que
lar y tejer, que está á las orillas de la población tres casas con tres familias.
en el borde del rio, á una distancia de un cuarto Juluchuca. —Propiedad de D. José Estévan
de legua, son recursos tan poderosos, que dentro Sólis, hacienda de labor, maiz, algodones y cria
de poco tiempo harán desaparecer su triste situa- de ganados: tiene algunas vetas de hierro: está
ción: su caserío es de paja y teja, y su población situada cerca de la embocadura del rio del mis-
es de 3.000 habitantes. mo nombre; abunda en buenas maderas de cons-
Ñusco. — Hacienda
de labor de algodones y trucción, rico pescado y coquillo de aceite: su
maiz, propiedad de la testamentaría del difunto temperamento es caliente, mal sano, y tan pla-
Ayala: dista cuatro leguas de la cabecera de gado de zancudo y gcgen, como Coyuquilla, de
Técpam, y treinta y dos de la prefectura; su ter- donde dista ocho leguas: su población, como de
reno es plano, con suficiente agua, y abun-
fértil, 20 almas.
dante de buenas maderas de construcción; pero Pctatlán. —
Pueblo, curato de la mitra de Mi-
le faltan brazos: su población es de 24 habitantes. choacan, á cuatro leguas de la hacienda de Julu-
San JjuÁs. — Gran hacienda de los Sobcraniz: chuca, veinte de la de San Luis, treinta de la ca-
dista diez leguas de la cabecera de Técpam y becera del partido, y cincuenta y ocho de la pre-
treinta y ocho de la del distrito. Está situada fectura: su suelo es fértilísimo en frutas, pesca-
á la orilla del hermoso rio de su nombre, y abun- dos, sal, cocos y toda clase de hortaliza: está si-
DISTRITO DE ACAPÜLCO. 95

tuado á las orillas del hermoso rio de su mismo los espesos bosques que lo rodean: tiene muy po-
nombre y á las faldas de la Sierra-Madre; su ca agua en tiempo de secas; y es fértilísimo en
temperamento es mas benigno que cualquiera corpulentos cedros y otras maderas de utilidad
otro de la costa del Sur: rodeado de la parte del y provecho: su población es de 160 almas.
mar de innumerables bosques cocoteros , , na- Sihuatanejo. — Puerto de mediana comodidad,
ranjas de china, mameyes y chícales, que no bas- sobre el Pacífico, á catorce leguas de Petatlán,
tan á consumir ni los ganados ni las gentes, se cuarenta y cuatro de la cabecera del partido,
y
puede asegurar que es el mas rico y fértil en to- setenta y dos de la prefectura: pueden fondear
das producciones, que cuantos se conocen en to- en su bahía buques de cualesquiera porte; pero
do el territorio. La laguna del Potosí, que se en la estación de aguas quedan desabrigados á
forma á la embocadura del rio, les produce pes- los sures, que son temibles, á escepcion de solo
ca y salinas, de que se saca cargamento para Mo- tres ó cuatro, que podrán resguardarse á la es-

relia y la tierra-caliente. Por la parte del Norte palda de un cerro de los que forman el canal de
es abundantísimo en maderas esquisitas de cons- la entrada. El fondeadero es limpio, y lleno de
trucción, entre las cuales se distinguen los ce- conchas de perla, de que se hace una buena pes-
dros, así por su escelente 'calidad y color, como ca todos los años. La mar es mansa, y ningún
por su altura. Subiendo mas arriba, hacia la obstáculo se presenta al desembarque de los car-
cima de la sierra, y á un dia de camino, se en- gamentos; pero en los efectos de luna en los me-
cuentran los minerales de Guadalupe, la Provi- ses de Abril y Mayo, en que la corriente empieza
dencia, Santa Ana, el Dulce Nombre de Jesús, el á cambiar al rumbo del Sur, se pica de manera,
Morro, las Animas y las Angustias. El princi- que son necesarias buenas amarras. Rodeado
pal ejercicio de sus habitantes es la siembra de por la parte de tierra de un estero de agua sala-
algodones y maiz, con que hacen un cambio con da, la potable se consigue con dificultad á cosa
los morelianos. Este pueblo fué quemado y ani- de media legua, y de un sabor desagradable al

quilado enteramente en la in«urrecion; y de po- paladar.


cos años á esta parte se ha comenzado á repo- A muy poca distancia de la playa se encuen-
ner y á hacerse de nuevo, sin que se encuentre tran cedros de estraordinaria magnitud, y ma-
entre los habitantes ni un solo indígena. Su po- deras de construcción de varias clases, de que se
blación es de 500; pero á pesar de esto, unido á han hecho dos remesas de consideración para Aea-
las otras rancherías que le son anecsas, da al ba- pulco, compuestas de tablazón, vigas y madera ro-
tallón de Zacatula la 4. "^
compañía, que en el lliza, para casas. Si este puerto se habilitase para
dia solo consta de 42 plazas. En el tercer vier- el comercio de cabotage, todas las producciones
nes de cuaresma ocurre gente de muchísimas de la tierra-caliente del Estado de Michoa-
partes á la romería de Jesús de las Tres Caldas, can, y parte del de México, se trasportarían á
con la advocación del Señor de Petatlán, que le Acapulco en el corto intervalo de veinticinco ó
produce algún dinero. treinta horas de navegación, en los tiempos de se-
San Gerónimo. —Hacienda de labor de maiz cas; y los géneros, frutos y efectos de aquel puer-
y algodones, á cuatro leguas de Petatlán, siguien- to serian llevados á Sihuatanejo, con solo la dife-

do la costa al Occidente: abunda en rancherías rencia de un dia ó dos mas de viage, y se ahorra-
de ganado vacuno y caballar, y escelentes made- rla la multitud de muías en que se hace este trá-
ras, de construcción: está situado á la orilla del fico, y que se mueren por falta de agua y pastos en
amenísimo rio de su mismo nombre, con una po- el camino real. No se encuentran en Sihuatane-
blación de 150 habitantes. jo ni casas ni habitantes en lo absoluto, si no son
Cuacoyol. —Haciendade labor de maiz y al- los pescadores; pero á la distancia de una legua
godones y crias de ganado, propiedad de los Ga- está el caserío de Agua de Correa, con una po-

leanas; dista seis leguas de la anterior, y diez de blación de cosa de 50 habitantes. Su tempera-
Petatlán: se estraen de este lugar como 3.000 mento es cálido, pero no mal sano.
arrobas de algodón anualmente; y su población Ixtapa. —Hacienda de ganado, siembra de maí-
se compone, en su mayor parte, de criminales y cesy algodones, con los hermosos placeres del
asesinos, que de varios puntos de la costa vienen Huichachal, de donde se saca gran cantidad de
á ocultar sus crímenes bajo la salvaguardia de perlas anualmente, y se pescan tortugas de carey;
96 DISTRITO DE ACAPULCO.

embocadura
está situada á la orilla y cerca de la de Colmeneros, de camino malísimo, en terreno
de su hermoso rio; disfruta un temperamento quebrado; muy abundante en pastos, ganado va-
como el de Sihuatanejo, de donde dista cinco le- cuno y caballar: su población es de 76 habitan-
guas, ó dos horas y media de camino: su princi- tes en doce casas de paja.
pal comercio consiste en lasal, que se saca de las Rosario. —Gran hacienda de ganado vacuno y
salinas de Apantla y de los cargamentos que se caballar, de D. José María Izazaga, en terreno
sacan de cocos, mameyes, plátanos y otras frutas plano, con abundancia de pastos y agua en la es-
que produce una huerta contigua. Su población tación lluviosa. Tiene una población de doscien-
es como de 100 habitantes, comando con la tos habitantes, entre mozos arrimados, que solo
Puerta y otros lugares que le son anecsos. se ocupan en la siembra de maiz, sin otro giro.
Llanos de Tomahuacán. — Grandes por su ca- Dista cinco leguas de Tepehuage, de camino que-
pacidad, y hermosísimos por la fertilidad de su brado.
suelo en pastos, aguas y huertas de plátano, de —
CuahuayoÜa. Ultimo pueblo del partido de
que es muy abundante: tiene una población de Técpam, y curato secular de la mitra de Michoa-
64 habitantes en nueve casas; situado á las fal- can: tiene un alcalde conciliador y algunas fami-

das de la Sierra-Madre y á media legua de la lias blancas: fué saqueado en la revolución de 810,
mar: su temperamento es sano y menos caliente y á la fecha comienza á reponerse de las antiguas

que los demás de que hemos hablado. Los habi- pérdidas: dista una legua de la hacienda del Ro-
tantes se ocupan en la cria de ganado vacuno y sario, ochenta y siete de la cabecera del partido
caballar, y en las siembras de algodón. Este es y ciento quince de la prefectura, al Norte de San-
el punto donde se divide el camino que va para tiago Zacatula. Su situación está entre cerros
Morelia, y el que va para Zacatula por el cami- áridos, que no producen mas que pastos, con muy
no de la playa. Es hacienda de Izazaga, y dista poca agua, de lo que proviene la miseria de sus
ocho leguas de la de Ixtapa, y ochenta y seis del habitantes, que no se ejercitan en otra cosa que
puerto de Acapulco. en la siembra del maiz, pero tan en pequeño, que
AchioÜan ó Chutla. — Camino para Morelia, apenas les basta para su subsistencia anual. La
ranchería de la pertenencia de Tomalhuacán, á multitud de ranchos y haciendas de que está ro-
cuatro leguas de Buen Camino, con 21 casas de deado, junto con otra porción de gente que viene
paja y 159 habitantes, que se ocupan en la labor de tierra caliente y de todo el rumbo de la costa,
de maiz y algodones, de que abastecen á la ar- hacen muy concurridas las dos ferias que se ha-
rierada de tierra-caliente. Su temperamento es cen en dicho pueblo; la primera el 28 de Agosto,
mal sano por su localidad, y el agua de mal sa- y la otra el 8 de Dipiembre, á las cuales se llevan
bor. Hay cedros y otras maderas de construc- harina, jabón, sal, tabaco, algodones, sillas de
ción. montar de Puruándiro, aguardiente, frutas y
Congregación de los Nuevos. En tierras de — otras producciones de que se hace el tráfico. Hay
Camotla y Tomalhuacán, de donde dista ocho dos cofradías con ranchos de ganado en tierras
leguas de Buen Camino, con dirección á Morelia. del mismo pueblo, los cuales serian muy ricos, si
Tiene 300 habitantes con los ranchos del Cóbano loscomandantes militares de este rumbo no hu-
y la Piedra, que le son anecsos, los cuales se ocu- bieran echado mano del ganado en las diferentes
pan de la cria de ganado y siembra de algodón convulsiones que han agitado el pais. Hay diez
y maiz. Hay un alcalde conciliador, sujeto al haciendas de ganado, cuatro trapiches y una mul-
ayuntamiento de Zacatula. titud considerable de ranchos, por lo que hace su-
Colmeneros. —Rancherías en tierras de los Bal- bir su población á 2.323 almas, cuya administra-
dovinos. á siete leguas de distancia de los Nue- ción espiritual está encomendada á un sacerdote
vos, de pésimo camino por tenerse que pasar anciano valetudinario, por cuya causa y la larga
veintidós veces un rio de consideración, pedre- distancia de unos parages á otros (es menester
goso y de corriente rápida: su población es de d<:cirlo con dolor) viven y mueren como anima-
1 1 7 habitantes, que se ocupan solo de la labor de les, sin recibir los socorros espirituales: acaso al-
maiz y cria de ganados. gunos no han visto jamas lo que es Misa; no sa-
Tejfchuage. —
Ranchería de la hacienda de San ben lo que es ser cristiano, por cuya causa se ma-
Vicente, en tierras de Izazagas, á ocho leguas tan por el mas leve preteslo.
— — —
DISTRITO DE ACAPULCO. 97

Según las noticias que me fueron suministra- guas á la hacienda de San Antonio, dos á la del
das por hombres fidedignos, este pueblo tenia ha- Platanillo, nueve a la del Naranjillo, en tierras
ce muchos años las tierras necesarias para el cul- de los mismos Izazagas, cuyos habitantes se ocu-
tivo de las semillas propias de su mantenimien- pan en la cria de ganados, siembra de maiz, ca-
to: en el dia se halla tan reducido, que apenas le ña dulce y otras semillas propias de su mante-
bastan para lo muy preciso. En 1771 el tenien- nimiento. Su población es de 359 habitantes, y
te del partido, D. Juan de Izazaga, les recogió el camino de uno á otro punto es sumamente

los títulos á varios propietarios, los de Zacatula quebrado. Del Naranjillo á la hacienda de Pa-
y Cuahuayutla, de que resultó que los herederos lo-Parado hay cuatro leguas de mal camino, en
de las escrituras despojaron á este infeliz pueblo tierrasde los Izazagas y de D. Lorenzo Campos:
de las mejores tierras. Una vista de ojos, prac- la ocupación de los vecinos de esta hacienda es

ticada por el juez de letras del partido, seria muy lasiembra de añil y maiz, y la total población
útil para poner coto á ambición de éstos y los
la como de 60 almas.
demás que desde Atoyac hasta Zacatula no de- Cofradía. — Hacienda de D. Manuel Cabre-
jan respirar á los pobres indígenas. Sigue la co- ra, hermosísima por lugar de su situación y
el

pia certificada del recibo de que se ha hecho men- abundancia de pastos, y mas hermosa por su cre-
ción, para conocimiento del superior gobierno. cido número de ganado vacuno y caballar. Dis-

"Sello tercero. —Un —Años de mil


real. sete-
ta dos leguas escasas de la del Palo-Parado, y
De
y uno. — En
su población es como de sesenta habitantes.
cientos setenta pueblo de Santiago
el
este punto al de la cabecera hay doce leguas de
Zacatula, en once dias del mes de Abril de sete-
buen camino, en cuyo tránsito están los ranchos
cientos setenta y uno; yo, D. Juan de Izazaga,
del Limón y el Pochote, con abundancia de ga-
teniente de este partido, en conformidad de lo
nado; fértiles en pastos y aguas, solo en la esta-
mandado por el Sr. juez privativo de tierras, D.
ción de ellas. Su población se incluirá en el
Diego Antonio Cornidez, digo: que recibí del Sr.
padrón de dicha cabecera.
D. Bartolomé Roldan y Huerta, comisario que
fué nombrado por su señoría de esta provincia
Zacatula (villa). — Cabecera de la antigua pro-
vincia de su nombre, curato de la mitra de Mi-
de Zacatula, los títulos que aquí diré. Los de
choacan, asiento del ayuntamiento constitucional,
Santiago Zacatula, los de José Benites de Ariza,
y de un comandante de tropa, respecto de que de
los de Nicolasa Gruzman, los de Alberto Gonzá-
su población y de la de los ranchos del contorno
lez, los de D. Nicolás Baldovinos, los de los na-
se forma la quinta compañía del batallón Gruar-
turales del pueblo de Cuahuayutla, y asimismo
da-Costa de su nombre, que á la fecha consta
la comisión que obtenía dicho comisario por di-
ta 90 plazas. Dista ochenta y dos leguas de la
cho señor juez privativo. Y para que conste, lo
cabecera del partido y ciento diez de la prefec-
firmé con los de mi asistencia. Juan de Izaza-
tura, la mayor parte de camino plano. Aunque
ga. — Asistencia. J. Manuel Gadea. — Asisten-
su fundación, según las noticias adquiridas, cuen-
cia. Isidro Antonio Alvarez.
ta la misma época que la del pueblo de Técpam,
"Es copia fielmente sacada de su original que
la insurrección pasada la redujo á tal estado de
me fué presentado, y devolví. Y para su cons-
miseria, que no cuenta un solo descendiente de
tancia, lo firmé en Cuahuayutla á 10 de Octubre
sus antiguos pobladores, por cuya causa los pre-
de 1836." sentes son todos de los que se dicen de razón, emi-
De Cuahuayutla al rio de la Balsa, que divide grados de varios puntos de la República, y la
el distrito por la parte del Norte con el Estado mayor parte de criminales, que agobiados del
de Michoacan, hay catorce leguas de mal cami- peso de sus crímenes y perseguidos de la justi-
no y buenos pastos; pero muy poca agua, en cu- cia, se han refugiado en dicho punto, como en

yo tránsito se encuentran los ranchos de Cara- un asilo seguro, á virtud del disimulo que las
coles, Anita, Paso de las Vacas y hacienda de autoridades les dispensan, las mas veces por el

la Balsa, cuyos habitantes se ocupan en la cria temor de ser asesinadas en los caminos, ó den-
de reses y siembra de maiz, y su número queda tro de sus mismas habitaciones, como frecuente-

ya incluso en la población de Cuahuayutla. De mente se ha esperimentado, por cuya causa se


este pueblo, volviendo á Zacatula, hay cuatro le- pasean sin el menor temor de ser aprenhendi-
98 DISTKITO DE ACAPÜLCO.

dos, armados del machete, belduque y armas de como los demás de la costa, pero no mal sano,
fuego, que le son inseparables. quizá porque está mas despejado que la ante-
Su principal ocupación es la siembra de mal- rior: sus habitantes, en todo semejantes á los de
eesy algodones; tabaco, frijol y otras semillas, Zacatula, se componen, á escepcion de pocos, de
que les producen los inmensos plantíos del uno foragidos de varios Estados, que substraídos de
y otro bordo del caudaloso rio del mismo nom- la persecución de la justicia, disfrutan de sosiego
bre, conocido vulgarmente por el de las Balsas, y viven impunes, de cuyas resultas se ha hecho la
á cuya orilla oriental está situado. Orilla, de pocos años, como el foco de todos los
Los Martínez y Campos, famüias criollas del vicios. Separados por tan larga distancia de la
referido pueblo, se han repartido todo el terreno cabecera del partido, aun mas de la del distrito,
de esta población, hasta el estremo de no dejar- y sin estafeta ni correo, las leyes no tienen ni vir-

le otroque aquel en que está situado, con solo tud ni eficacia para ser obedecidas. Puede ase-
un pedazo de tierra de labor en la isla que for- gurarse, siu' ecsageracion, que no hay un indivi-
man los dos brazos en que se divide el rio, cua- duo entre todos los que componen este crecido
tro leguas antes de su embocadura en el mar; y vecindario, á quien pueda encargarse la adminis-
aun este corto espacio no lo disfrutan los habi- tración de justicia, ni el cobro de las rentas, que
tantes, porque el ayuntamiento lo tiene arren- en tiempo de cosechas no dejarían de ser de con-
dado para sus fondos municipales; causa por qué sideración, á virtud de que los individuos, á pe-
tienen que arrendar tierras á sus mismos usurpa- sar de todas sus nulidades, son inclinados gene-

dores de las del pueblo. ralmente á la labor de los frutos que ya se han
Dos leguas mas abajo, siguiendo la orilla del indicado, causa por qué jamas esperimentan ham-
brazo izquierdo del citado rio, se encuentra la bre ni desnudez, y la estraccion anual de un año
hermosa ensenada de Petacalco, cuyas aguas son con otro puede calcularse de diez á doce mil ar-
mucho mas mansas que de Sihuatanejo, y tan
las robas del primer fruto, y de tres á cuatro del se-

dilatada y cómoda, que podrán caber mas de gundo. La administración espiritual de este ve-
500 buques de todo porte, pero enteramente des- cindario está encomendada al párroco de Cua-
abrigada á los vientos del Sur en la estación de huayutla, de quien he hablado antes; y como la
aguas. Las fragatas balleneras suelen hacer distancia de este puebloá la Orilla es de treinta
aguada en los esteros que se encuentran en la leguas de mal camino, se mueren la mayor parte
misma playa, que son permanentes en todas las sin confesión. Jamas han oido la palabra de
estaciones. Si se habilitase esta ensenada para el Dios en hay escuelas íi otros esta-
el pulpito; ni
comercio interior del pais, producirla los mis- blecimientos benéficos que puedan hacerlos va-
mo y aun mejores que el puerto de Si-
efectos riar de condición: así es que se matan con fre-
huatanejo, de donde dista doce á quince leguas cuencia por los mas frivolos protestos. La po-
por la mar, en razón de tener mas á la mano á blación de esta hacienda con los ranchos de San
los pueblos de Apacingan y los demás de la tier- Blas, Gruacamallas, la Laguna y otros, es de 875
ra fria, del Estado de Michoacan. habitantes, de entre los cuales se forma la ses-
La población de Zacatula, según el padrón ta y última compañía del batallón de Zacatula,
de 1834, solo sube á 221 habitantes en cuaren- que consta de 52 plazas, y ya quedan incluidos en
ta y ocho casas de paja; pero unido á las hacien- el padrón de Zacatula.

das de la Orilla, Acalpica, Sureña, Feliciano y Acalpica. — Hacienda de los Menocales, á siete
otras rancherías de que hablaré en seguida, lle- leguas de la Orilla: su terreno es vasto y en estre-
ga hasta 2.285. Su temperamento es caliente co- mo para las siembras de pinas, maiz y al-
fértil

mo el de Técpam y mal sano, á causa de que á godones; artículos que jamas se pierden; pero
propósito viven entre los montes para ocultar su temperamento es húmedo y mal sano, por cuyo
BUS maldades. motivo no tiene mas que 385 habitantes en casas
Orilla. — Hacienda de labor de algodones, ta- de zacate. Se asegura que la estraccion de algo-
baco y maiz en tierras de los Mcnocalcs, de Pazt- dones que se hace de este punto, puede llegar un
cuaro. Dista una legua de la cabecera, y está año con otro á ocho mil arrobas. Desde este pun-
situada á la orilla occidental del segundo brazo to á la orilla oriental del rio de Cachan, que divi-

del rio de las Balsas: su temperamento es cálido, de el distrito del Estado de Blichoacan, hay como
DISTRITO DE ACAPULCO. 99

treinta leguas de terreno quebrado, pedregoso é ciano; seis á la de Callas ó Salinas de Camotla,
y
inculto, sin mas habitantes que los de tres ó cua- ocho á Tomalhuacan, en cuyo intervalo á la pla-
tro familias de las rancherías de Gruagua; de ma- ya abundan los bracilares,pueden estraer
que se
nera que desde Acapulco hasta este punto hay un por Petacalco y otros puntos con la mayor facili-
espacio de tierra de 147 leguas, y como 14,330 dad. De este precioso árbol están acopiando
habitantes, sin contar el pueblo de Coyuca. cargamentos en la actualidad para dos ó tres bu-
De Zacatula, volviendo á tomar el camino déla ques; y de las salinas se hace una estraccion
cabecera del distrito, por la costa, hay veinte y anual para Morelia de 6.180 cargas, que producen
cuatro leguas á los llanos de Tomalhuacan, de los 206 pozos comprendidos en la capacidad de
donde me separé para ir á Cuahuayutla en la for- su terreno, á razón de treinta cargas por cada
ma siguiente: cinco leguas á la Congregación de uno, cuyo resultado, año con año, no baja de 10 á
Sureña; cinco á la hacienda ó ranchería de Feli- 12.000 pesos.

-eT^i^i^ir^^^T^zzir^i^i^zisi^ir^isi^^i^i^i^T^'^T^ "^

casear, las niñas no dejaban de arbitrar medios


Es un cuento y nada mas, lectores: no tiene decentes para atender á sus necesidades, y solían

pretensiones de novela; y sin embargo, yo fio en vender algunas obras curiosas de sus manos, ta-
que os ha de interesar: sin esto no lo escribirla les como palias, zapatos bordados y otras, pues
ciertamente: ademas, me encuentro algo dispues- tenian, como suele decirse, unas manos muy cu-
to para contar, cosa que no sucede siempre, por- riosas.

que estoy convencido que estas pobres hojas irán La hermosura de Lupe y de Lola eran pro-
á parar tarde ó temprano á las manos de verbiales, y apenas habia joven elegante que no
pero, ¿qué os importa? no os quiero fastidiar, va- las conociese y hubiese admirado estático sus
mos al cuento. perfecciones: esta belleza, que las hacia tan inte-
En México, en esta ciudad desgraciada en resantes y simpáticas, se unia en Lupe á un ta-
medio de sus tesoros,de su clima dulce y suave, lento claro y despejado, á una voz dulce y armo-
de su cielo siempre azul, siempre sereno, habita- niosa; pues quiero que sepáis que Lupe, aun no

ba una honrada familia, compuesta de tres muge- hace mucho tiempo, cantaba como un ángel, y
res: dos de ellas, jóvenes y hermosas, eran las hi- entonces, al menos, bailaba como una sílfide.
jas, las perlas gemelas que cubría una concha Pues bien, las dos jóvenes, las dos tan bellas,
protectora, la madre, fresca todavía, y aunque no era preciso que tuviesen muchos admiradores, de
muy joven, llena de atractivos y talento. Las esos que forman la. envidiable corte de una reina
niñas se llamaban Lupe y Lola; la madre, Te- de la hermosura, y á quienes el mundo llama
resa. Hablan vivido las tres hasta la muerte de amantes. Lupe, admiradora de lo bello, fijó su
Cabrera, si no con lujo, al menos con decencia y atención en un joven de gallarda presencia y de
sin necesitar de nadie; pero á la muerte del hon- modales finos; pero, por desgracia, no era todo
rado padre de familia, Cabrera, quedaron sin re- lo que necesitaba aquella alma noble é inteligen-

cursos, y gastando lo que éste les habia dejado. amante no supo comprender aquel co-
te: el feliz

Mas tarde, cuando ya el dinero comenzaba á es- razón inesperto, pero sensible, con que se le brin-
100 LAS DOS CAPUCHINAS.

daba, y algún tiempo después de comenzadas las cho esmero, y lo dedicó al comercio, para que tu-
relaciones, terminaron naturalmente j sin vio- viera un recurso en caso de que él muriese: efec-
lencia alguna. tivamente, poco tiempo después que Eduardo co-
menzó á tener sueldo, y á poderse mantener por
II. sí solo, el español, protector suyo, murió repenti-
namente, sin haberle dicho jamas el nombre de
La pobre familia contaba con una amiga, mu-
su padre, y sabiendo solo que era huérfano, y que
ger rica y de la antigua aristocracia, que solia
aquel hombre se habia encargado generosamente
hacer algunos regalos á las dos liermanas, á quie-
de su educación.
nes amaba con toda la ternura de una madre, y
por esta razón solian presentarse en las pocas ter-
IIL
tulias á que concurrían, á pesar de ser muy solici-

tadas, con bastante lujo y con un gusto esqixisito.


Nos desviábamos ya de los amores de Lupe; pe-
En una de estas reuniones, y después de haber ro habéis de saber, que al no
cómo, y por
fin, sé
cantado Lupe la hermosísima aria de Casia di-
uno de los mil arbitrios con que cuenta una vo-
va, fué cuando observó que Eduardo, un joven luntad firme y decidida, Eduardo logró visitar
de quien hablaremos después, la miraba con un
la casa de su amada; y cada luna que pasaba, era
interés particular, y sospechó, con la viveza que
testiga silenciosa de muchas escenas de felicidad
caractiza á las vírgenes ardientes del suelo de
para los dos amantes: algunas veces, envidiando
América, que tendría en él un nuevo amante: no su mutua fortuna, los vi sentados en los escalo-
se engañó, pues no habia terminado la tertulia,
nes de la cruz de piedra, que está cerca de la
sin que Eduardo le hubiese manifestado en sus
Catedral, repitiéndose, tal vez, las protestas de
miradas, en sus acciones, y por medio de esas
amor que esperaban los uniesen para siempre.
atenciones insinuantes de la urbanidad, el inte-
Los dos amantes hablan identificado su amor
rés que le inspiraba; y aunque por entonces no en una mata de la flor de Mastuerzo, que Eduar-
le dijo una palabra, pues acaso era la primera
do habia regalado á Lupe, y que las dos her-
ocasión que la veia, sin embargo, le indicó bas-
manas y él cultivaban con una solicitud parti-
tante la profunda impresión que habia hecho en
cular: muchas veces, con ocasión de la planta
su alma.
que cuidaban, libaron entusiastas la miel de la
Pasados algunos dias de inútil espectativa,
misma flor; y en aquel beso disimulado, acaso sus
Eduardo, desesperando de poder entrar á la ca-
corazones palpitaron con mas fuerza que al pro-
sa de su amada, y después de haberle hecho al-
nunciar las frases mas apasionadas: muchas de
gunas indicaciones mas al saludarla, le envió una
sus conversaciones amorosas habían sido al pié
carta, que no fué contestada; pero algún tiempo
de la mata, porque era donde con mas frecuen-
después, en otra reunión, tuvo oportunidad de
cia lograban estar solos: así es que la planta ha-
hablar con Lupe, y desde entonces los amantes
bia llegado á ser para ellos un objeto de ado-
cambiaron las protestas de su mutuo cariño. enmudecían aun teniendo libertad
ración, y casi
Eduardo, verdaderamente apasionado, seguia
de hablar, cuando no se hallaban en aquel sitio.
buscando una oportunidad para visitar la casa

de Lupe, pero en vano: no encontraba un pro- IV.


testo plausible, y era preciso sufrir: él, por otra
parte, era muy digno de ser correspondido en su Una de tantas noches que Eduardo pasaba
amor: el desgraciado era huérfano; no habia co- con la familia que habia elegido para hacerla su- m
nocido á sus padres; y sin embargo, los jóvenes ya, y en uno de esos ratos de espansion y de
le tomaban por modelo, admirando su fina edu- franqueza que tienen los corazones nobles, Eduar-
cación: poseía el francés
y el ingles; tiraba la es- do comenzó á relatar su historia; y cuando llegó
pada, y nadaba perfectamente; y la música, en la á hacer mención del nombre de su protector y
que tenia grandes conocimientos, era una cosa de que era huérfano, la madre hizo salir á las dos
que le hacia llamar la atención de todos, por hermanas de la pieza, para preguntarle algunas
BU voz de tenor bastante firme y melodiosa. circunstancias, pues creyó ver en él el fruto do
En los primeros años de su vida, un español, una falta que su marido le habia confesado an-
llamado D. Justo Carbaj.al, cuidó de él con mu- tes, y que por lo mismo estaba perdonada; efecti-
LAS DOS CAPUCHINAS. 101

vamente, de Eduardo y el nombre del


la relación nada á su familia; sin embargo, cuando ésta se
generoso español, que tan desinteresadamente determinó á irse á San Ángel, ecsigiendo de él
habia cuidado de su educación, hicieron conocer que la acompañase á pasar aquellos dias, que de-
á madre que aquel era el hijo de su marido, y
la bían ser terribles, fué preciso le dijese que de-
á Eduardo que dos hermanos no podian unirse seaba batirse, y que ésta era su obligación: en

con los estrechos vínculos del matrimonio .... vano sus hermanas y la madre le hicieron pa-
Aun no habia concluido esta interesante esce- tente la situación del pais, y la ninguna proba-

na, cuando las dos hermanas, entrando de impro- bilidad que tenia de triunfar la causa nacional;

viso, se precipitaron al cuello de Eduardo, aca- él á todo esto contestaba: "Soy mexicano, y mi
riciándole con mucha ternura. Vosotros estra- deber es morir en defensa de la patria; el cri-

ñais esto, porque aun no sabéis, lectores, y yo men de otros no justificarla mi falta." Por úl-

tengo la culpa, que Lola, la hermana menor, era timo, convencida la faimlia de que no haria cam-
una muchacha muy traviesa, muy viva y curio- biar á Eduardo en su resolución, le suplicó que

sa como todas las mugeres: ademas, la obedien- al menos, ya que tan decidió estaba, se confesase

cia no era su virtud favorita; así es que, cuando la antes de partir; y Eduardo contestó lleno de un-
madre hizo salir á las dos hermanas, Lola no le ción, y con aquella nobleza que solo es propia

replicó, pero se quedó oculta tras de la puerta; del virtuoso, "que conocía los deberes de un me-
motivo podéis contemplar ahora el xicano; pero que jamas habia olvidado los del
y por este
interesante cuadro de familia que formarían las hombre católico, y que tenia bastante energía
personas que ya conocéis. de alma para despreciar la burla de los jóvenes
Bespues de agotar las espresiones de cariño, libertiaos, que fundan todo su orgullo en la in-

primera impresión, Eduardo se mos- moralidad de sus costumbres."


y pasada la

tró muy satisfecho, porque aquella alma ardiente, La familia, cada vez mas satisfecha de encon-
pero noble y generosa, no necesitaba el amor de trar tan buenos sentimientos en el alma de aquel
una manera material: habia buscado un coraron joven, que ya le pertenecía, se retiró á San Án-
desinteresado y sencillo que comprendiese el su- gel llevando algún consuelo, pero aguardando

yo, y le habia encontrado: ansiaba por tener una con una inquietud horrible, y debemos confesar-
familia en cuya compañía hallase un alivio su lo, con cierto egoísmo, el écsito de la campaña y

orfandad, y ésta el cielo se la deparaba enton- la suerte de Eduardo que tanto la interesaba.
ces: el pobre joven ¿qué mas podia desear? Era Algunos dias hablan trascurrido ya sin que la
feliz, podia amar; estaba cierto de ser amado. familia hubiese tenido noticias de Eduardo, que
Cuando se despidió aquella noche, como mues- habia marchado con su cuerpo al Peñón: la an-
tra de su cariño dejó el relox, el prendedor y siedad en que se hallaba era horrible, y las ni-
todo lo que llevaba en poder de sus hermanas y ñas no hablaban de otra cosa sino de su herma-
de la madre, que desde aquel momento debia ser no: la campaña, entre tanto, casi se hallaba em-
la suya. Eduardo, respetando la memoria del peñada por el lado de Contreras, cuando logra-
autor de sus dias, y no queriendo que su con- ron ver á Eduardo que las venia á saludar, aca-
ducta fuese comentada por personas maldicien- so por la última vez: al despedirse, Lupe y Lola
tes, renunció á la satisfacción de dormir en la ca- enmudecieron sollozando, y Eduardo partió de-

sa de su nueva familia, y se retiró poco después jando desolada á su familia.


. de la hora acostumbrada, esperando que el tiem-
po y algunas confesiones hechas á sus amigos, VI.
harian que su conducta no hiciese recordar de
Era un dia de presagio funesto: el Sol encapo-
una manera desfavorable la memoria de su padre.
tado en el Oriente, no alumbraba sino con una
luz debilitada y triste: al toque del alba, la fami-
V.
lia toda, como impulsada por un solo resorte, se

Desgraciadamente para la familia que habia ga- levantó para ver el écsito de la acción que se ha-
nado un hombre, la invasión de los norte-ameri- bia empeñado á las tres de la tarde del dia ante-

canos se acercaba, y Eduardo pertenecía á la rior: subieron á la azotea de la casa en que habi-
oficialidad de la guardia nacional: dispuesto á taban, y desde allí presenciaron que después de
batirse, habia hecho sus preparativos sin decir algunos tiros de cañón, so empeñó el fuego de la

xoir. II. — v. 14
102 LAS DOS CAPUCHINAS.

fusilería de una manera horrible; y algunos mo- cargada de hilas y vendas, llegaba á la puerta
mentos después, nuestros soldados, dispersos y del convento con su hermana, dos infelices qui-

casi moribundos, huian y se internaban por las taban de sus hombros la parihuela en que con-
milpas y por los magueyales, poseídos de un ter- duelan á un herido cubierto con una sábana: Lo-
ror pánico, y probando en sus semblantes que la la levantó por curiosidad, y retrocedió espan-
la derrota estaba consumada; sin embargo, el co- tada Era él, Eduardo, que con voz des-
razón de las jóvenes, aunque contristado por la y moribunda ya, pedia algún ausilio: las
fallecida
pérdida nacional, no les decia nada; no sentían dos hermanas hicieron llamar á un padre; pero
ese dolor que avisa al corazón la procsimidad de cuando éste llegó, apenas le apretó la mano, y
una desgracia, y por lo mismo se hallaban tran- ecshaló el último suspiro.
quilas, en cuanto era dable á su posición triste Hay dolores en el alma de tal suerte ecsage-
y desconsoladora. rados, que nos mantienen en todo nuestro vigor,
En ese mismo dia, que era 20 de Agosto, á
el haciéndonos sufrir doblemente: muchas veces su-
launa de la tarde, se hallaban las dos hermanas cede que tenemos que cumplir algunas obligacio-
en la misma azotea, observando con un anteojo nes dolorosas, cuando solo quisiéramos entregar-
por el lado de Churubusco: entonces no estaban nos al sentimiento: en esta terrible situación se
con la frialdad que en la mañana; el corazón de hallaron las dos hermanas, teniendo que rezar
las dos se hallaba interesado sin saber por qué: las últimas plegarias delante de aquel cadáver,
no tenian certeza de que estuviese allí Eduardo; y que cumplir con los mas tristes oficios cuando
pero acaso se lo presumían: mientras duraba la se hallaban con el corazón despedazado ....
acción que se habia empeñado en aquel sitio, las

niñas conservaban alguna esperanza de que vi-


VIH
viese su hermano: tres veces el enemigo fué re-
chazado, y otras tantas hallaron en aquella cir-
Eduardo fué herido en Churubusco; y Lupe
cunstancia favorable, un bálsamo para mitigar su
y Lola, que por un compañero de él supieron el
duelo anticipado; pero cuando todas las fuerzas
lugar de la desgracia, hicieron poner allí una
norte-americanas cargaron reunidas; cuando de
cruz en memoria suya, á cuyo pié, pasado algún
pronto cesó el fuego, Lupe, como herida de un
tiempo, solian venir á rezar en compañía de
rayo, cayó sin sentido, creyendo indudablemente
aquella buena amiga, que acaso han olvidado ya
que su hermano habia muerto al consumarse
nuestros lectores, y de quien hemos dicho que
aquella nueva fatalidad de la suerte. Hay un
miraba á las dos como á sus hijas: ella las lleva-
instinto en los corazones nobles, que no se puede
ba en su coche, y algunas ocasiones las acompa-
esplicar, pero que no por eso es menos cierto, el
ñaba también en sus plegarias. Recordando Lu-
cual les advierte las desgracias prócsimas y las
pe que Eduardo habia cultivado con tanto esme-
crisis terribles de la vida: este instinto lo tuvo el
ro la planta del Mastuerzo, y que por otra parte,
corazón de la sensible Lupe; y en efecto, Eduar.
aquella flor habia simbolizado desde el principio
do se hallaba herido de muerte, por una bala
su amor, hizo poner muy cerca de la cruz al-
enemiga que le habia atravesado el pecho,
gunas matas de esta preciosa planta, como un
testimonio del puro amor que aun conservaba por
VII.
su hermano.
La familia toda, que se hallaba en estremo Habian trascurrido algunos meses después de
conmovida, no pudo dormir aquella noche de do- la muerte de Eduardo, cuando las dos hermanas,

lorosa memoria; Lupe, particularmente, sufria de- movidas de un sentimiento religiosamente ecsa-

masiado: la pobre niña aun conservaba en su co- gerado, pero espontáneo, resolvieron, colmando
razón restos de esc amor ecsagerado que hace la los deseos de su buena madre, ser capuchinas del

felicidad de los amantes. En el delirio de su Santuario de Guadalupe: en esta sublime resolu-


cariño, y temiendo alguna noticia funesta, hacia ción tenia una gran parte el amor fraternal, pues
mil promesas á los santos, y entre otras la de cu- Eduardo, por su voluntad manifestada de ante-
rar á los heridos que habian dispuesto se traje- mano, se encuentra sepultado en la villa de Gua-
sen al convento del Carmen. dalupe: ellas, por otra parto, no temian dejar
En efecto, la mañana siguiente, cuando Lupe, á su madre abandonada, porque una parienta ñ-
IMTyEiBZ©
LAS DOS CAPUCHINAS. 103

ea se debia encargar de ella, en caso de que las sente que la propagación se hace por acodos 6

jorencitas profesasen. nudos horizontales, y que debe regarse dicha plan-


Ahora me preguntaréis ¿no es cierto? la re- ta con moderación; aunque esto tiene su escep-

lación que puede tener la estampa con mi narra- cion en el Estío, en el cual con el riego se debe
tiva, y por dicha en ninguna otra cosa me es tan mitigar los rigores del Sol, pues la ecsageracion,
fácil como en á'sta satisfacer vuestra curiosidad. sea en el calor ó en el frió, le perjudica notable-

¿Veis esas dos jóvenes arrodilladas en una posi- mente, al menos en su belleza.

ción tan interesante al pié de la cruz? Pues son Pocas flores reúnen las circunstancias de ésta
Lupe y Lola, en el acto en que con mas fervor para adornar peñascos artificiales, por sus ramos
rezan por su hermano: las flores y las hojas que elegantes y por las corolas, que parecen despedir
las cubren, son caprichos del artista, que quiso ráfagas de fuego, lo cual les da un aspecto muy
simbolizar también de esta manera el amor de interesante: ademas, esta planta se recomienda
aquella familia inocente y desgraciada. muy particularmente por ser anti-escorbútica, y
José Gtonzalez de la Torre. porque florece hasta que los primeros yelos mar-
chitan su verdor, lo cual ciertamente no es co-
Julio 18 de 1949,
mún. Todas estas circunstancias reunidas, la be-
msi^m llezade su corola, la facilidad de su cultivo, y la
particularidad de sus nectarios, de que olvidá-
bamos hablar, nos hacen esperar que nuestras lec-

——«w*— toras, al considerarnos como abogados de tan pre-


ciosa flor, no se desentenderán de su cultivo; tan-
El Mastuerzo, Tropeolum maltes de Lineo, es
to mas, cuanto que con ella se puede preparar una
una octandria monoginia que anteriormente se muy
ensalada sabrosa, que hasta hoy no se ha
contaba en la familia de las gerániceas, y boy for-
ma el tipo de una nueva, á que se ha dado el
acostumbrado en México. — /. G.

título de familia de las Tropeoleas: de aquí es REMEDIO PARA LOS CALLOS.


que sabiendo los caracteres de este género, cono- Los callos provienen las mas veces del roce
ceremos los de la familia entera; estos son: cáliz del calzado. Cúbrase el callo con un pedacito
de una pieza y de color, con cinco lóbulos ó di- de cera alcanforada y afianzada con tafetán en-
visiones arredondadasy profundas: el lóbulo su- gomado. Este sencillo procedimiento disminu-
perior, prolongado por su base en forma de es- ye el dolor, y usado con frecuencia, destierra
polón hueco, tiene ademas cinco pétalos como los callos.
unidos al cáliz, y alternando con sus divisiones,
los dos superiores son sentados, y los tres infe- SIMPLE REMEDIO CONTRA EL REUMATISMO,
riores con uñuela; el fruto se compone de tres La col lombarda (choti rouge) ademas del uso
akenas ó semillas, unidas á la base del estilo, y que se hace de ella como legumbre, es muy esti-
surcadas por el esterior. mable por sus propiedades medicinales. Para cu-
Estas plantas son de tallos herbáceos, trepado- rar el reumatismo, se hierven algunas hojas has-
res y volubles, que se estienden mucho; sus hojas ta que se ablandan sus venas. Se les coloca una
son arredondadas, alternas y abroqueladas. sobre otra en el lugar que invade la enfermedad,
La bellísima y delicada flor del Mastuerzo es y después de repetirse el remedio algunas veces,
natural del Perú, en donde es perenne: tiene di- es probado que disminuyen ó desaparecen los do-
versos nombres, por los cuales es conocida en va- lores.
rios lugares: en Sevilla le llaman Espuela de ga-
lán; en Cádiz, Las llagas; en Francia, La Ca- REMEDIO CONTRA EL ENVENENAMIENTO POR EL
puchina; y en México, el Mastuerzo: cuál de ACIDO CARBÓNICO.
éstos sea el mas poético y el mas á propósito, á Lavar cuerpo con agua sedativa y hacerle
el

nosotros no nos toca decidir; pero sí diremos fricciones con pomada alcanforada en el pecho y
espalda. Hacer respirar al enfermo la agua se-
á nuestras lectoras el tiempo mejor para sem-
dativa; darle de beber algunas gotas en un vaso
que es desde Octubre hasta Marzo, y la
brarla,
de agua luego que el enfermo está en estado de
manera con que se debe cultivar: las semillas de- tragar, y rodearle el cuello y la cabeza con defen-
ben dejarse al aire libre, teniendo, ademas, pre- sivos de agua sedativa.
¡Ay, Mamá! ISfo sé qué hiciera Sus ojos negros brillaban^
Para averiguar quién era Si en los mios se fijaban,
Aqueljoven tan mirón • Con tiernísima espresion.
De la Misa, del Perdón. ¡Ay, Mamá! ^c.

Tras un pilar miré un bulta, Pálido era su semblante,


Y era él que estaba oculto
Y su porte era elegante,
Fijándome la atención.
Pero sin afectación.
¡Ay, Mamá! No sé ¿fC.
¡Ay, Mamá! Sfc

Bajé la vista al instante,


Mientras mas lo vi y me vio,
Y él se me puso delante,
Abandonando el rincón.
Mas sentí que se aumentó
¡Ay^ Mamá! Mi indefinible impresión,
ófc.
¡Ay, Mamá! 8fc.
Mientras salia la Misa
Volví á verlo, y su sonrisa En vano evitar queria
Me hizo olvidar la oración. Su mirada, que ejercía
¡Ay.¡ Mamá! Sfc.
En mí tal fascinación.
Salió el padre, y al altar ¡Ay, Mamá! Sfc.

Yo ya no pude mirar
Sin verlo áél. ¡Qué apuración! Aquel mirar me bañaba
¡Ay, Mamá! &fc.
Como luz, y dominaba
Mi voluntad y mi acción.
Fijos sus ojos en mí ¡Ay, Mamá! Sfc
Una y cien veces lo vi,
Sin querer, sin intención.
Ya no vi Misa, ni gente.
¡Ay^ Mamá! Sfc.
Solo su mirada ardiente,

Yo no sé lo que sentia,
Quemándome el corazón.

Que mi rostro se encendía ¡Ay, Mamá! S¡-c.

De rubor y de emoción.
¡Ay. Mamá! ¿fC. Y aquella mirada tierna,
Ptadiantc, perenne, eterna,
Quise rezar una vez, Brilla en mi imaginación.
Y cogí el libro al revés,
Y no hallé ni una oración. ¡Ay, Mamá! No sé que hiciera
¡Ay^ Mamá! ¿fc. Para averiguar qtiién era
El qv/i hirió mi corazón
Era largo su cabello,
En la Misa del Perdón.
Y le caía en el cuello

En graciosa undulación. México, Junio 10 de 1840.


¡Ay.¡ Mamá,! ¿¡-c. V.
TJn Joven de provec]io.=Los importantes.

=#=-
Mucho consigue en esta picara tierra el mo- Con este empaque, con esta facbada, ¿qué mas
zuelo lenguaraz y desembarazado de quien se dice se quiere? Tú serás un grande bombre; tú ba-
de niño: "Es una lumbre, es una avispa;" á quien rás fortuna, porque aquí se puede decir á boca
de joven se califica como d mismo dqnonio^ y á llena: ¡todo es farsa en este México!
quien una dama por toda reprensión amonesta, La tradición cuenta que Don Canuto era un
entre ofendida y clemente, con el 710 sea ttstecl lo- niño muy quieto, muy formalito. Eso de saltar,

co^ que tiene cierta significación particular. eso de armar bulla, eso de reir, quédese para la
gente ordinaria.
Pero en la parte sólida y productiva de la ec-

sistencia, un don realmente funesto de la na-


es Cierto es que bacia sus picardigüelas; ¿pero
turaleza, un carácter campecbano, una cara re- quién las babia de saber? ¿Quién babia de pen-
donda, una voz bullanguera: ¿cómo ocupar á ese sar nada malo de aquella criatura?
tronera? ¿Quién ba de acordarse de ese, que no En las tertulias Don Canuto dejaba la com-
tiene gota de juicio? Es imposible que asiente pañía de los jovenetes insustanciales, y cátenle
la cabeza! ¡Qué calavera! ustedes en compañía del señor contador, del se-
No así tú ¡ob Don Canuto Etiqueta! prez y ñor conde, de la señora marquesa, del E.. P.
bonor de la juventud: tú, á quien la sociedad en- guardián: bablaba poco, prodigaba toda clase de
salza, la vejez adula, sonríe la fortunay mira atenciones á los grandes, y á los infelices los des-
desde el nacer mi patria como su decoro y orna- conocía y los humillaba.
mento.
¡Eeliz yo mil veces, que tengo la gloria de ser
— ¡Qué jovencito tan formal! ¡Da gusto tra-
tarlo; es la misma finura!
tu biógrafo, que como Herscbell, be seguido en
¿En un café Don Canuto? Ni por pienso. ¿Bai-
su carrera á ese astro, desconocido basta abora!
lar Don Canuto? Eso seria un verdadero sacrile-
Mirad á Don Canuto: su nombre de luego á
gio. ¿Enamorar Don Canuto? ¡Jesús nos ampa-
luego anuncia á la imaginación un joven de seso,
re! Sobre que todos llenamos la boca con decir
una persona de respeto.
que es un muchachito decente.
Cari-largo, un tanto pálido; delgado y ergui-
do, aunque un si es no es inclinada la cabeza, co- Aislado, meditabundo, ensimismado, todos lo

mo quien tiene el bábito de la meditación; de


ven pasar con respeto. —Habló un dia con su
tiesura genial; se advirtió que pronunciaba la z
corbata blanca y paliacate doblado en el bolsi-
y la ¿Z, aunque fuese para decir zuidad y Calk-
llo, ni siguiendo la moda ni muy lejano de ella;
tano.
sombrero enorme, relox, anticuada cadena, y su
paraguas ó su bastón inseparable; toma polvo; es —¡Ob! no; Don Canuto es un literato.

corto de vista, pero no usa anteojos; babla quedo — ¡Ob! ¡qué bien corta el castellano!

y con pausa; mira al soslayo, y tiene una mirada — Abí tiene usted un joven de provecho.
que no se sabe si indica la desconfianza maliciosa Entonces se acercan á la pedirle su opinión
ó la tristeza. en todas materias; pero Don Canuto es hombre
.

106 DAGUERROTIPO SOCIAL.

de poquísimas palabras, como deben ser todos talentazo; ahí tienen ustedes un muchacho de
los sabios; por sus gestos se infieren sus juicios. provecho!
—¿Ye usted como con comedia?
hizo aquella Y él está persuadido de su importancia, por-
—Lo mismo me á mí, pésima.
pareció que al ver una dama, parece que
le dice: "No, tú

—La prueba que es la silbaron. no lograrás esta alhaja!" Al verse entre otros,
— ¿Ve usted qué ademan aquel cuando el dis- que se imagina sus rivales, parece que piensa en
curso? que vale mas que todos juntos.
— Todos mismo,
dijeron lo magnífico. Esta especie de jóvenes de provecho ó impor-
¡Qué asiento, qué buen juicio de Don Canuto! tantes, se dividen generalmente en dos ramas; es

jY está recien recibido de abogado! decir, ea místicos y en profanos.


A poco tiempo, el clero engalanaba con aquella El primero, que es el tipo mas neto y mas per-
perla forense el catálogo de su defensores. fecto, tiene una vida particular; cultiva la amis-
Entonces Don Canuto fué mas austero: ya tad forzada de varios señores sacerdotes; asiste
era cosa de dormir siesta y de hablar á solas, con á sus funciones; ameniza sus refrescos y sus chan-
el propósito de estar digustado de todo; pero so- zas;aprende sus sermones, y se pavonea el vier-
lo mostrándolo con una que otra sonrisa signi- nes santo con la llave del Sagrario. Este es el
ficativa. estirado concurrente á las canta-misas, á los mon-
— ¿Qué usted
lleva ahí? jíos; pertenece á la sociedad de San Vicente de
—Los Misterios de Paris. Paul; entra á ejercicios año por año en la Profesa,

— ijHum!! ¡novelas! y se congracia con los padres ancianos de una jo-


¿Oyeron? ¿Oyeron ustedes qué crítica de Don ven rica, que lo detesta, pero á quien él consigue
Canuto? Ha dejado patitieso á ese libertino, con el ausilio del confesor, deshaciéndose del ri-

que solo habla de Eugenio Süe y de Dumas, val aturdido, que se queda con un palmo de na-
— Señor Don Canuto, ¿qué le parece á usted riz; y en efecto, dicen todos: ¡Qué diferencia!
esta obrita? ¿Quién habia de preferir á ese otro romántico é
— Tenga amigo.
usted, impío? Colíganse las viejas: ¿y tienen ustedes,
—Humü ver .... sitos lectores mios, idea de esa alianza de harpías?
— ¡Este Don Canuto que hombre de im- sí es Ellas calumnian al novio tunante; ellas lo po-
portancia! nen en ridículo; ellas protejen al muchacho de-
— ¿Sabe usted negociaciones entabladas
las cente; ellas atizan los celos, se adjuntan, se incor-

con Ectado-Unidos? ....


los poran á la víctima, le interceptan al amante infe-

— ¡Ah, nuestros
ya! si políticos!. . . liz; le pintan al padre muriendo de la pesadum-
¡Qué hombre, qué hombre este Don Canuto! bre; lloran con la madre; consiguen un testimo-
¡Lo viera yo en un ministerio! nio del novio calavera, que habla en su contra, y
Don Canuto, como hemos dicho, no enamora un dia la niña es esposa de todo un hombre de
por dos razones: por el alto concepto que tiene bien. El joven importante se hace apoderado
de su propio merecimiento, y porque tiene hor- del suegro; sujeta sus gastos; lo tutorea; dizque
ror á todas las diversiones, pecados y deslices le presta; y al cabo, él es el amo, es el tirano do-

que traigan consigo cualquiera clase de lucro ó es- méstico, y se encontró al frente de una casa opu-
tipendio. Así es que en una tertulia se aleja, iio lenta y con una riquísima fortuna.
á hablar, no á discutir, sino á que lo vean de le- Pero no es mas que un rápido bosquejo
esto
jos: es un hombre que cree que es como las pers- del joven místico: demos una vuelta á la hoja,
pectivas, que solo á cierta distancia so perciben en y ocupémonos del profano; lograremos descri-
toda su belleza. birlo con solo contar la vida y los milagros de

Con sus costumbres de viejo, con sus rivctcs de mi querido Don Canuto, á quien me he propues-
avaro, pero con su aire gazmoño, los políticos di- I
to sacar con todos sus rasgos caractcríscos en es-

cen entre sí: "Ese, esc es mi liombrc." Los padres te daguerrotipo social.

de familia en voz baja esclaman al verlo pasar: Luego que se hubo conceptuado tan ventajosa-
"jcscelentc marido!" Los vejetes literatos á quie- mente, abrió su bufete; y eso de señor licencia-
nes adula, y las viejas á quienes mima, dicen, co- do por aquí, y señor licenciado por allí, que po-
mo á escusa.^, pero de modo que lo escuchen: "¡Qué j
pularizan las tarjetas doradas, dan cierto realce

DAGÜEKROTIPO SOCIAL. 107

y cierto aquello á una persona importante. Eso en contra de la mayoría con cierto aire, que de-
de decir muy grave un "señor compañero" á los cía: "yo solo tengo razón."El ministerio lo re-
mas encopetados personages, tiene también su husaba obstinado, porque aseguraba que el pais
no tenia remedio, y que nosotros necesitamos una
saly pimienta; eso, por último, de sembrar una
conversación con aquello, apelo, me desisto, y mano de hierro que nos ponga en juicio.

acuso rebeldía; es bien mostrenco esa chica, y Don Canuto es eminente político; es distingui-
me tienen en cnjiteusis un pariente, es de volver do literato; es abogado insigne; es el hombre de
un jovenzuelo, aunque ponga Aguirre con
loco á mas provecho que se conoce; y sin embargo, ¿qué
j y leyes con dos U altas como dos pinos. ha hecho D. Canuto? ¿Cuáles son sus escritos?
Don Canuto no tuvo, con lo que ya hemos di- Oh! ¡Aquella célebre defensa! Se la hizo su —
cho de amistad con personas formales, y con la maestro. —
¿De dónde se infiere que D. Canuto
dormida de siesta, y tomar polvo, ese doloroso es bueno para —
alguna cosa? Hombre: eso se co-
aprendizage de pleitos de indios, causas crimina- noce de á legua. —
¡Es tan circunspecto! Nadie —
les y paseos por y encrucijadas de
los juzgados le ha censurado sus obras! —
Pero ¿cómo se las han
la Diputación. Nada de eso; D. Canuto desde de censurar, si tales obras no ecsisten?

los primeros dias tuvo negocitos de su maestro y En lo social ya hemos dicho que tiene las pre-

un poder, que algunos dineros le producía. Su tensiones de un hombre honrado á toda prueba.
estupenda corbata, su bastón con puño de oro, sus — Es cierto que D. Donato Abadejo hace zanjas
maneras, y el andar siempre, ya con el libro de pidiendo justicia de cierto gatuperio de D. Ca-
Ortolan, ya con unos autos crecidísimos bajo el nuto; pero ¿quién se lo va á creer? V. está equi-
brazo, hacia que se le conceptuase el hombre mas vocado, amigo: ese caballero es incapaz de una
ocupado, y materialmente le llovían los negocios. mala acción. —Vea V., señor, que hizo perdedi-
Entonces era el comer como un procer, el ver la zas mis escrituras. Vea V. que se coligó con el
comedia en el palco de un millonario, el asistir Sr. Tal para no devolverme tales. V. delira, ca-

al paseo con esotro sabio indisplicente para con ballero. ¿Quién va á creer semejante manejo de
- todos y sabio con él; el estar al tanto de los secre- D. Canuto? —
Y no hay remedio, D. Donato ra-
tos de gabinete, y el mostrar marcadamente su bia, y perece, y pierde, á mas de su dinero, su cré-
desden á la plebe abogadil, entre la cual algunos dito, porque todos le creen calumniador infame.

descorteses le tuteaban; pero se abstenían de to- Los jueces le veneran, porque le adeudan algu-
da chanza y alusión á su vida de colegio. nos piquillüs; sus compañeros le respetan; los go-

Es de advertir, que D. Canuto era pobrísimo, bernantes le temen. Ay! ¡Ay de aquel que se

y su vida de formaba
colegio la colección mas di- atreva á pleitear con D. Canuto!
vertida de anécdotas, en que se confirmaba el tí- En lo privado, D. Canuto es una alhaja con la

tulo de la comedia de Calderón, de Hombre po- modesta presunción de que todo el mundo lo ena-
bre todo es trazas, j su parentela desgraciada é mora: su conducta es irreprensible aparentemen-
infeliz, sus hermanos truhanes y perdularios, eran te; y aunque objeto de desprecio de las niñas, es
sus cabriones, su fiebre, su pesadilla; á todos los el ídolo de las mamas, que lo miman, lo obsequian
habla abandonado, y apenas, donde no habla es- y lo traen materialmente en las palmas de las
pectadores, solía saludarlos con estremada frial- manos.
dad. Cierto es que hay en un escusado barrio un
No obstante este repertorio de preciosas cuali- chiquitín barrigoncito y medio desnudo, que di-
dades, la fama de D. Canuto crecía. ¿Se trataba ce que se llama Polonio Etiqueta, hijo de una
de un juzgado vacante? De fe que D. Canuto es- beldad de poca fortuna; pero ¿quién va á creer
taba en primer lugar. ¿De una elección de dipu- semejante impostura? Otros dicen que ven á
tado? D, Canuto era el primer nombrado. ¿De deshora á D. Canuto embozado en su capa en
una candidatura para un ministerio? Visto era pos de las beldades ambulantes; pero esto es sin
que D. Canuto era la esperanza de la patria. duda alguna una impostura de sus enemigos.
Y su juzgado lo despachaba un estudiantino De D. Canuto lo que son visibles son sus actos
infeliz, con cuyos trabajos se pavoneaba mi hom- de piedad, sus asistencias á los monjíos, á las

bre: en las cámaras hablaba pocas veces, aislán- concurrencias de buen tono; sus amistades con
dose con algún librejo de edición rara, y votando personas de distinción.
— . .

108 DAGUEREOTIPO SOCIAL.

Pero no obstante, demos un paso en la vida


interior del Sr. D. Canuto. Es apoderado de No es de tu voz el misterioso encanto,
Que se revela en dulce vibración.
cierto viejo marrullero y erguido, todo formali-
El que arrancó á mis ojos este llanto
dad y rigidez: al principio ganó el corazón de Que importuno interrumpe tu canción;
éste con su mónita, jugando malilla, hablando Que le arrancó el recuerdo de otros dias.
mal de los ojos, y leyéndole el Tiempo con cierto Que tu voz vino á despertar en mí.
énfasis y cierto entusiasmo, que no habia mas que En que esas mismas dulces armonías
Por vez primera en mi niñez oí.
pedir. El viejo, que es padre de una niña como
Al escuchar tu voz pienso que aun brilla
un lucero, lo hizo su apoderado: él manejó la co- De mi inocencia el estinguido Sol,
sa de manera que el vejete crédulo está en la dis- Que el puro cielo de mi edad sencilla
yuntiva de, ó darle la hija y el caudal por su vo- Iluminó con nítido arrebol.
Pienso que aun vivo en el hogar paterno,
luntad, ó quedarse sin una y sin otro y con la re-
Y olvidando un instante mi inquietud.
putación de ingrato y de canalla. Oigo el acento de mi padre tierno.
Ahí tienen ustedes á D. Canuto poderoso; ahí Nuncio de amor, de paz y de virtud.
de riqueza y de renombre, objeto
lo tienen lleno ¡Mi padre! el que en dulcísimas caricias,
de la admiración pública, y diciéndose general- Con los ojos hablaba al corazón
De mi feliz niñez esas delicias
mente cada vez que se le nombra: "Oh! ¡El Sr.
Hoy mi martirio mas horrible son!
J). Canuto es un hombre de provecho! Murió, y con él el Sol de mi eesistencia!
Este precioso género de im23or¿a7iteSj como ec- ¡Murió, y dejóme abandonado aquí,
sactamente los denominan ciertos amigos que yo De noche oscura espuesto á la inclemencia,
Sin quien cuidara en mi orfandad de mí! ...
tengo, fructifican en todos los rangos sociales, y Pienso en tu dulce acento haber oido
son dignos de la clasificación de un naturalista De mis hermanas la sonora voz ......
hábil. El importante médico es el que trata con ¡Ramas de un mismo tronco que han sufrido,
ordinaria altivez á las señoras. Pregunta: ¿quién Cual yo, el azote del destino atroz!

es el facultativo, ustedes, ó yo? No condescien- ¡Mis hermanas! mis solas compañeras


Que el llanto me ayudaran á enjugar.
de á ninguna de las súplicas del enfermo, y se
Que al recio impulso de sus penas fieras
convierte en el tirano de la casa mientras ejerce
Vertió mi pobre madre sin cesar.
su ministerio.
¡Mi madre! el postrer lazo que me liga
Si alguien tiene la avilantez de darle un tomin
menos de la cuota que él propio se valúa, aver-
A esta vida que arrastro baladí,

güenza á la casa que le hizo el pago, y publica sus


Y que hoy la suerte despiadada obliga
Su llanto á derramar lejos de mí.
visitas gratis con indecible petulancia.
Rotos cayeron los paternos lares
El importante 2y(í>'^'^''^^^ntario es el apoderado
Al impulso rabioso del turbión,
de todos los habitantes de su Estado; tutea al go-
bernador, á quien llena en secreto la cabeza de
Y al alma la alimentan los pesares,

adulaciones y de chismes, y protesta, á nombre de


Y la cruda amargura al corazón.
Por eso cuando entonas ese canto.
su Estado, porque las cosas no marchan como él
Mismo que un tiempo en mi niñez oí,
quiere. Manda con despotismo á los criados; di-
ce que son holgazanes los taquígrafos, y es el pri-
A mis ojos se agolpa amargo llanto,
Porque lloro las dichas que perdí.
mero en clamar que no somos para jtoüeros^ y
Porque miro á los puros resplandores
que allí solo se va á perder el tiempo, eso sí, aun-
De las blandas memorias de otra edad,
que no asista á una sola sesión: regatea hasta el
Mi aislamiento mas lúgubre, y mayores
último medio de las dietas, y pide con énfasis la
Las penas de mi tétrica orfandad.
palabra aun cuando no sea mas que para pedir
¡Huérfano! sí, ludibrio de las olas,
que un dictamen se imprima.
Desmantelado, incógnito bajel.
Pero el importante caricatura^ el mas chusco
En tempestuoso mar, que vaga á solas
y el mas cómico de todos los importantes, es aquel Al recio impulso de huracán cruel. . .

que no se sabe ni quién es, ni de dónde viene,


que tal vez pernocta en una viviendita interior,
Y tú, que cantas desdo el quieto nido
Con tan suave y melodiosa voz.
en una casa de vecindad, y sin embargo fuma ha-
Ojalá y nunca, como yo he sufrido,
bano, asiste al teatro y ve á todos con cierta su-
Las penas sufras de orfandad atroz.
perioridad y protección, que va por la calle como
Sé siempre el ave que su voz levanta
anunciando: "Yo valgo mucho, yo soy un perso-
Del dia á la naciente claridad;
nage de provecho."
No el descarriado pájaro que canta,
Ya pondré en lo sucesivo mi daguerrotipo al Cual yo, al bramar la ronca tempestad.
frente de otros entes originales, dignos de que se
Manusl Maqia na Montellano.
conserven sus retratos cu el Álbum. Fidel. Puebla, Julio de 1819.
LUÍS FEl,
>^^(

BIOGR/IFÍi ^JSm

j&^^3BE:"T^r" 3a:©:^E: :e:^®®s^ :^Er"_Eid^^..i^^i:'ía»ríaz:íj^i3^^jBE3a^«

Luis Felipe de Orleans, rey de los franceses, tan singular, un conocimiento tan profundo de los
es un monumento vivo de la instabilidad de las negocios, que mereció del primer hombre de Es-
cosas humanas; un genio estraordinario, de los tado de Inglaterra, Sir Roberto Peel, que lo ape-
que no solamente atraviesan toda una época, si- llidara El N'apoleo7i de la Paz. Cuando aun du-
no que la llecan con sus grandes talentos y con ran los prestigios de ese nombre, recuerdo de tan-
la gloria de su nombre. Nacido sobre las gra- tos portentos, el elogiono podria ser ni mas cum-
das de uno de los tronos mas poderosos del mun- plido ni mas lisonjero. Luis Felipe, en efecto,
do, pariente cercano del monarca, aristócrata adquirió un título indisputable á la celebridad,
por herencia y por interés, acogió con el entu- conteniendo á la revolución, de que era hechura,
siasmo de un corazón generoso las inspiraciones en sus justos límites, evitando la propaganda y
de la libertad; sirvió á su causa con decisión y la guerra en toda la Europa, sin menoscabar por

con brillo en los campos de batalla, no abando- esto la independencia y la respetabilidad de la


nándola hasta que los crímenes mas horrorosos Francia. Cuando desaparezcan los intereses del
la mancillaron y degradaron Precisado á correr momento y se amortigüen las pasiones políticas,
la suerte infeliz del emigrado, compartió con su se dispensará entera justicia al príncipe que acer-
familia sus ecsiguos recursos y sus dolores; y con- tó á reconciliar á los reyes con los principios
vencido de que la igualdad es una verdad prác- proclamados en 1830, causa no estraña do su
tica entre los desgraciados, se dedicó á la ense- preocupación y de su espanto. Luis Felipe ca-
ñanza de la juventud, para la cual era muy á yó; peroha eaido como esas elevadas montañas,
propósito, porque en los dias de su prosperidad que no ceden sino al impulso de una esplosiou

habia sabido enriquecer su inteligencia. Cuando omnipotente. Los males y desdichas sin cuento
por el cambio de sucesos y por la restaura-
los que ahora aquejan á toda la Europa, dan testi-

ción de los Borbones, regresó á su patria y vol- monio del mérito sobresaleinte del que por una
vió á obtener el rango de príncipe francés, fué larga serie de años enfrenó las tempestades y
fiel á sus principios liberales, asociándose á la cerró el abismo de la anarquía. Luis Felipe ha
parte escogida de la Francia, que ha juzgado com- muerto políticamente, mas después de haber des-
patibles los beneficios de la libertad, con los que empeñado su misión sobre la tierra, de haber
mantienen el buen orden en las sociedades. Ca- dejado altas lecciones á los que rigen los desti-
sado, desde el tiempo de su emigración, con una nos de los hombres.
princesa, modelo acabado de las virtudes domés- Luis Felipe José, duque de Chartres, después
ticas, educó á su familia con
mayor esmero, y el de Orleans, y conocido en los anales de la revo-
ella ha presentado largo tiempo ejemplos lauda- lución francesa con el fantástico nombre de Fe-
bles de religión y de moralidad. El torrente lipe Igualdad, fué el padre del rey de los fran-
de una nueva revolución lo subió al trono, y el ceses, y su madre, Luisa Adelaida de Borbon. Na-
mismo lo obligó á descender. Mas en los diez y ció Luis Felipe, el emigrado de Clarendon, el dia
ocho años de reinado manifestó una capacidad 6 de Octubre de 1773, en el Palacio Real (Pa-
TOM. II — V. 15
lio biografía de luis FELIPE.

laisRoyal) que había coBstruido para su habita- alhajas y tantas otras vagatelas de esta clase, y el

ción el célebre cardenal de Eichelieu, quien no furor de seguir los caprichos de la moda. Es
satisfecho con el ejercicio de la autoridad real, desinteresado, desprecia el fausto, y es en conse-

aspiraba al boato y á los honores del poder su- cuencia Hiny noble; posee, en fin, uü escelente

premo. corazón, y mientras mas avanza en edad, mas se


Se dio á Luis Felipe el título de duque de Ya- afirma en los sentimientos de una piedad ver-

lois, nombre de una dinastía que reinó en la dadera, en el amor déla modestia, de la castidad

Francia. La duquesa de Rochambeau fué su pri- y de la virtud." Como Madama de Genlis, con-
mera aya, y á los cinco años de edad se confió forme crecía en años Luis Felipe, ensanchaba el
su educación al caballero Bonnard, de bastantes círculo de sus estudios, logró perfeccionarlos, y
conocimientos en el arma de artillería, y muy que nada le faltara para sobresalir en las diver-
regular literato. El ilustre naturalista Buffon sas y caprichosas situaciones en que la suerte ha-

lo recomendó para este importante destino. bía de colocarlo.

Madamade G-enlis estaba encomendada de la A la muerte de su abuelo, heredó el ducado


educación de las hijas del duque de Chartres, y de Chartres, así como su padre el de Orleans.
cuando Luis Felipe cumplió ocho añoSj le encar- En 1787 lo acompañó en un viage á las aguas de
gó también la suya. El duque de Chartres, aun- Spa, y á su regreso vio por la primera vez en

que apreciaba las buenas circunstancias de Bon- Givet al regimiento de su título, del que era co-
nard, no lo consideró propio para la formación ronel propietario. En el año siguiente, en un
del espíritu de su joven hijo, porque en la épo- viage á Normandía, tuvo noticia de que en el

ca ya lucian los primeros relámpagos de la tor- monte de San Miguel se conservaba aun la lla-

menta, y era preciso eugrandecer la instrucción mada caja de hierro, en la cual encerró Luis XIV
de los príncipes, y elevarla á la altura de los acon- por 17 años aun gacetero holandés, por haber
tecimientos. Madama de G-enlis, cuyas obras escrito contra su reputación. Informado de que
andan en manos de todos, poseía una imagina- se mostraba á los transeúntes y de que todavía
ción fecunda y una instrucción estensa, que de- se aprisionaba en ella á los delincuentes incorre-

generaba en pedantismo; mas sus convicciones gibles, dispuso destruirla, y con el hacha en la

religiosas eran profundas, y aunque gustaba de mano lanzó el primer golpe sobre ese monumen-
la lectura y de la sociedad de los filósofos, sepa- to de la crueldad y de los furores del poder abso-
raba con discernimiento dañoso, y
lo útil de lo luto. A los espectadores asombrados les dija:

en realidad marchaba con las circunstancias sin "Eu vez de esta caja abominable, enseñareis á los

dojarse arrastrar por ellas. Su plan de educa- estrangeros el lugar en que estuvo, y esta vista,

ción fué el mismo que el peligroso Juan Santia- mucho mas agradable, los dispondrá mejor a la ge-
go Rousseau había trazado en su Emilio] pero nerosidad." Este rasgo es suficiente para descubrir
como acertó á refundirlo y á privarlo de las ec- las filantrópicas inclinaciones de su alma.
sageraciones en que tanto abundan los escritos No es de mi designio dilatarme en considera-
de uno de los hombres que mas desgracias han ciones sobre la revolución francesa, el mayor car
causado á las familias y á la sociedad entera, el taclismo que han presenciado los siglos^ ni menos
resultado fué feliz, y pudo ella gloriarse de que ecsaminar las causas que lo produjeron, los es^
su discípulo no ha desmentido en su dilatada critos, los hechos que lo preparon: sóbrame referir-

carrera las mácsimas, tanto morales como polí- me á la memoria de los sucesos, y recordar que el
ticas, que hubo de recomendarle. En el diario duque de Orleans, el ligero padre de Luis Felipe,
que ella misma escribía con observaciones acerca profesó las doctrinas mas ecsaltadas y prestó im-
de los adelantos de los príncipes, se encuentran pulso á las escenas mas horrorosas; y que. después
estos honrosos conceptos, hablándose de Luis de haber representado el odioso papel de verdu-
Felipe: "Yo diré al duque de Chartres que el go, se dio en espectáculo como víctima, sin escitar
carácter de su hijo, do un año á esta parte, ha la compasión, ni un recuor-
dejar en pos de sí

mejorado mucho; antes era bueno y ahora es ilus- do, ni arrancar en su desventura una sola lá-
trado y virtuoso: nada tiene de hi frivolidad de grima. Las opiniones, las tendencias del padre,
sus años; desdeña sinceramento las puerilidades sus comprcjiaisos y las persecuciones que sufrió
que ocupan á tantos jóvenes, el temo, el trage, las de la corte, ejercieron uaturalxueuto un poderoso
BIOGHAMA DE LUIS FELIPE. 111

influjo en la conducta del hijo. La juventud de dia nacional en el distrito de San Hoque; y ha-
Luis Felipe lo disponía también á recibirlas im- biendo notado que se asentaban todos los títulos
presiones del idelqgismo, y sin prever que en- de su nobleza, los borró, dejando no mas el de
traba en una senda cuyo término no podia alcan- dudada no francés.
zarse, se inscribió con entusiasmo en las bande- Como su liberalismo no era afectado y la gene-
ras revolucionarias. El movimiento agitaba muy ralidad del pueblo confiaba en sus intenciones,
de antemano todos los espíritus y todos los cora- se le esceptuaba del furioso encono con que eran*
zones; mas la nobleza, sea para no quedarse atrás, acusados los aristócratas; y hubo una ocasión en
sea para transigir con las ecsigencias de la época, que él y sus hermanos se libraron de los ataques
tomó la iniciativa, y el duque de, Orleans el pri- do las turbas con solo pronunciar su nombre.
mero entre todos. En 1787 protestó en la se- Atravesaba una aldea con ellos, á cuatro leguas
sión del parlamento, yen presencia del rey, con- de San Leu, á caballo, y habiéndoseles descu-
tra el registro de un impuesto y contra la pró- bierto, una multitud de furiosos armados con pa-
roga de la convocación de los Estados generales. los y picas los persiguió; mas como se alejaron á
Fué desterrado á Villers-Cotterets, y la temible todo escape, uno de ellos dijo: "Miserables: ha-
señal de insurrección fué dada. Como era de béis huido, pero caeréis al fin en nuestras manos."
esperar, esta ocurrencia le grangeó un crédito Entonces el duque de Chartres que escuchó estas
inmenso, y la corte, que ya participaba de las fu- voces insultantes, retrocedió, y mandó á pregun-
nestas vacilaciones del tímido carácter del rey, tarles el duque de Chartres.
motivo de su odio al
derogó una medida tan odiosa, transformando en Inmediatamente comenzaron á bendecirlo y á
gigante al que honró con la aureola del martirio. victorearlo. "Es un amigo verdadero del pueblo,
El duque, por su parte, no escuchando mas que esclamaron, y le serviremos de escolta en caso de
á sus resentimientos, y ambicioso del trono que que necesite de nuestro socorro."
se hundia, sacrificó en las aras de la divinidad El duque de Charost, uno de esos seres bené-
que se llama aura popular, sus creencias, sus ficos que suelen aparecer de tiempo en tiempo
tradiciones, su decoro, su virtud, y hasta esos sen- para enjugar las lágrimas de la humanidad, ha-
timientos de humanidad y compasión que abri-
bía fundado la sociedad filantrópica^ y entre los
gan los pechos mas humildes. En la reunión de colaboradores ilustres con que contó para la rea-
los Estados generales, el estado llano (tiers-etat) lización de una empresa tan provechosa, cuando
engreido con su poder y demasiado instruido de las pasiones desencadenaban y tomaban un
se
la debilidad de sus contrarios, pronunció la anu- giro atroz, fué uno el duque de Chartres, quien
lación de los privilegios de las clases; y el duque no omitió medio alguno, gasto ó diligencia, pa-
de Orleans, ala cabeza de cuarenta nobles, decla- ra el alivio de los desgraciados, que tanto se mul-
ró su hipócrita é interesada resignación: hipócri- tiplicaban.
ta é interesada, he dicho, porque la historia, tan Aunque estuvo en su arbitrio haber renunciado
severa é imparcial, al juzgar á los hombres nota- el mando del regimiento nüm. 14 de dragones,
bles,ha descorrido todos los velos, y los que pre- prefirió continuar en él, porque la carrera müitar
tendieron la fama de generosos, no son ya á nues- lisonjeaba su ambición de gloria, formaba
y se la
tros ojos mas que seres degradados, que no supie- ilusión, tan cruelmente desmentida, de que el
ron hacerse respetar en su infortunio. ejército, manteniendo su moralidad y disciplina,
Como Luis Felipe jamas ha desmentido su ad- bastaría para reprimir los desmanes de la demago-
hesión á la libertad racional y moderada, hay gia sublevada. Hallándose de guarnición su regi-
motivos para atribuirla á la convicción de un miento en Vendóme, salvó á dos eclesiásticos no
derecho y al sentimiento de un y habien-
deber; juramentados, á quienes acusaban de haber in-
do preferido entre los medios de servir á la re- sultado en el dia de Corpus al sacerdote revolu-
volución, el mas glorioso de todos, el de pelear en cionario que conducía al Sacramento en procesión,
los ejércitos, donde sehabia refugiado el honor de de ser asesinados, presentándose á la cabeza de
la Francia, merecedor es de una reputación sin ta- unos cuantos soldados; y la municipalidad le votó
cha. En 9 de Febrero de 1790, acompañado de una acción de gracias, á que se dio el nombre de
sus hermanos, el duque de Montpensier y el de corona cívica de Vendóme. El testimonio de esta ,

BeaujolaiSj se inscribió como soldado de la guar- honrosa recompensa ecsistía, pocos años ha, en po-
112 BIOGEAFIA DE LUIS FELIPE.

der de la reina Habiéndose ecsigido á


Amalia. de armas y escudarse con la emigración, que si
las

su regimiento el juramento legal, muchos oficiales no ponia á cubierto los intereses, salvaba al menos
dejaron sus empleos para no contrariar sus prin- las vidas; mas ninguna consideración tuvo mayor
cipios, y fiel Luis Felipe á los suyos, conservó la peso en su alma que la de evitar nuevos compro-
disciplina y evitó la disolución de su cuerpo. En misos á su indiscreto padre, juguete de todas las
1791 se le encomendó, como coronel mas antiguo, pasiones, el ridículo de la revolución y espuesto in-
el mando de la importante plaza de Valenciennes. cesantemente á ser devorado por ella. En la re-

Amenazada la Francia por la conjuración de to- solución de los que nadan perdían en el cambio
dos los reyes, ocurrió á las armas; y en medio de de cosas, ó que ganaban en él, como tantos hom-

tantos elementos de disolución, ecsaltar el espíri- bres miserables ganaron, el civismo era muy
tu marcial era como señalar un recurso generoso equívoco; pero en un príncipe la sumisión bajo
el nivel déla igualdad, y supuesta la ruina de tan-
y noble á los que rehusaban participar de la in-
mensa responsabilidad de la época, y que esta- tas esperanzas heredadas, era un acto heroico y
ban sin embargo ansiosos de servir á su patria. una consagración sin límites á la causa popular.

Habiéndose comprometido entre tanto la lucha La victoria inmortal de Jemmapes puso el sello

con Austria, Luis Felipe se distinguió desde lue- á su fama, y ha perpetuado su nombre en los fas-
go en 1792, en las acciones de Boussuy de Quara- tos de la república. La división del centro esta-

gnon á las órdenes del general Biron, del mismo ba á sus órdenes, y con ella libró al ejército de
que pagó después con su cabeza estas primicias de una completa derrota. Huian los regimientos

triunfo. En el empeííado lance de Quievrain, en en todas direcciones, y lleno de tanta ira como de
que se desbandaron las tropas, por haberse apode- tanto valor, los contuvo á la cabeza del batallón

rado de ellas ese terror pánico tan funesto en las de Mons, restableció la batalla, y el écsito de ella

batallas, logró reunirías y llevarlas otra vez á sus- importó nada menos que la conquista de toda la
filas, lo que le valió justamente el ascenso á ma- Bélgica.

riscal de campo. A la cabeza de una brigada de Inscrito Luis Felipe desde las primeras faces
caballería peleó con su acostumbrado denuedo de la revolución en el club bretón y después en el
bajo el mando del general Luckner, y contribuyó de los jacobinos para ensayar sus talentos de tri-

en gran manera á la toma de Courtrai. Fué pre- buno, que eran los mas apreciados en la época, me-
miado con el empleo de teniente general: grande recía la confianza de los ardientes republicanos, y
era sin duda, y muy reconocido su mérito, cuando su conducta posterior lo recomendaba mas y mas.
su fama se sobreponía á las preocupaciones tan Fué no obstante el blanco de los tiros de la en-
fuertes que dominaban en el espíritu público con- vidia; y como la suspicacia estaba al orden del
tra los llamados aristócratas. dia, se espiaban todas sus acciones aun en los mo-
Nombrado para el mando de la plaza de Stras- mentos mismos en que sus hechos reclamaban im-
burgo, no lo admitió, porque era una ocupación periosamente la gratitud nacional. La mayor
pasiva y de menor riesgo; y en el 20 de Septiembre desgracia de Luis Felipe era estar necesariamente
del mismo año acertó á ganar inmarcesibles lau- identificado con la suerte de un padre, que sin
reles en la batalla de Valmy, sosteniendo una po- inspirar seguridad á sus amigos y ni aun á sus
sición esencialísima contra todos los esfuerzos del cómplices, era temido y detestado por las innu-
enemigo. merables víctimas de una revolución tan desapia-
La fama de sus talentos militares decidió al dada en sus sacrificios. Poco después de la batí lia
gobierno á confiarle el mando en gefe de un cuer- de Jemmapes fué llamado Luis Felipe por su pa-
po de ejército que como reserva:
se organizaba dre á Paris á conducir á madama Adelaida, que
seductora era la propuesta para un joven que habia recibido una orden imperiosa de salir del
aun no cumplía sus veinte años; pero fué recha- territorio de la república, por considerársele co-
zada, porque Luis Felipe preferia los combates á mo emigrada. Se hallaba aun en Tournai, cuando
toda situación en que no se multiplicaban los pe- supo que los Borbones y sus parientes, sin escep-

ligros y no fuera pronta la gloria. cion alguna, hablan sido proscriptos. Fué su opi-
Derribado el trono y suplantado por una repú- nión que tanto el duque de Orleans como su fami-
blica. Luis Felipe pudo, como príncipe ligado por lia debían someterse á su cruel destino, contem-
sus juramentos á una monarquía, dejar el seryicio plándolo mas bien como un favor de la fortuna,
BIOaRAFIA DE LUIS FELIPE. 113

porque desbordada una vez la revolución, sus es- de que, arrastrado por una vil venganza, se ins-
tragos no podían conocer término alguno. Mas cribió en la odiosa lista de los traidores. Si se hu-
el duque, que estaba adherido á ella, como á una biera reducido á escapar de la muerte que le ame-
roca Prometeo, se engañó á sí mismo
el infeliz nazaba, y que acaso tenia merecida por sus inte-
con nuevas esperanzas; y habiendo obtenido la ligencias con los enemigos de su patria, encon-
derogación de un decreto, que no era mas que el trarla alguna indulgencia; mas el designio de en-
relámpago de la tempestad, se sometió al cadal- tregarles los restos del ejército, haber puesto en
so, en que mas tarde pagó sus crímenes y sus er- su poder á los comisionados de la Convención,
rores. Por lo que toca á Luis Felipe, volvió á son crímenes de los que no admiten escusa, y que
su puesto de honor, y se distinguió otra vez en manchan y pierden á un hombre para siempre.
el sitio de Maestricht, á las órdenes del general La fatalidad, que parcela arrastrar á Luis Felipe,
Miranda, promovedor celoso que fué, andando el lo obligó á seguir en su fuga á Dumouriez, por-
tiempo, de la independencia de Venezuela, su pa- que á la par estaba amenazada su cabeza, sin que
tria. En la batalla de Neerwindem, tan fatal por esto participara de su horrible defección.
para las armas francesas, mandaba en el centro, Como se habia divulgado que Dumouriez aspira-
hizo su retirada en el mejor orden; y en Tirlemont ba á restablecer la monarquía, colocando en el

evitó con su arrojo que la derrota fuera comple- trono al duque de Chartres, se apresuró á des-
ta.Acabaron aquí los laureles de Luis Felipe, y mentirlo; y como su atestado es el mas digno de
empezó su larga carrera de padecimientos. crédito, lo inserto literalmente:
Poco después de esa memorable batalla, escri-
bió Luis Felipe á su padre la siguiente carta:
''Francfort, Mayo 16 de 1793.
"Habiendo entendido que se hablan levanta-
'''Tournai 31 de Marzo. do algunas sospechas contra mis intenciones acer-
ca de una pretendida convención, que se supone
"Yo os he escrito, querido papá, desde Lovania
ecsistir entre mí y Felipe de Orleans, príncipe
el dia 21 . Este es el primer momento de que pue-
francés ; celoso de conservar la estimación de
do disponer después de la desgraciada batalla de
que diariamente recibo las mas honrosas prue-
Neerwindem. También os he escrito de Bruse-
bas, me apresuro a declarar que ignoro si ecsiste
las y de Enghien: ya veis que la falta no ha sido
realmente una facción de Orleans; que jamas he
mia; mas no se tiene idea de la prontitud con
tenido relaciones con el príncipe que se dice su
que las administraciones y la posta huyen. Diez
gefe, ó que sirve de pretesto, y que jamas lo he
dias me he pasado sin cartas ni papeles públicos:
estimado. En cuanto á sus hijos, ellos han ser-
en las oficinas, así como en todo, hay un desor-
vido perfectamente á su patria en los ejércitos
den asombroso.
que he mandado, sin manifestar jamas ambición.
"ilíz color de rosa ha clescqjarecido del todo, y Yo profeso una grande amistad al mayor, funda-
se ha cambiado en el negro mas profundo
da en el aprecio mas merecido. Estoy seguro
Observo que la Convención pierde completamen-
de que, lejos de aspirar á subir al trono de Fran-
te á la Francia con el olvido de todos los prin-
cia, huiria á lo último del mundo para no verse
cipios: yo veo encendida la guerra civil; que nu-
forzado á ello. Por lo demás, yo declaro que si
merosos ejércitos caen sobre nuestra patria, y
la ambición cegara al duque de Chartres, hasta
que no hay fuerzas que oponerles ¡En
el punto de aspirar á la corona, yo le profesarla
qué abismo se ha precipitado á la Francia!"
un odio eterno y el mismo desprecio que á su
padre."
El tinte melancólico de esta carta esplica so-
bradamente la lucha de afectos en un corazón Obsérvese que esto lo escribía Dumouriez
patriota, y que se le forzó á abandonar con su cuando ya estaba fuera de peligro, y que siendo
patria todos sus ensueños de gloria, todos los re- la espresion de una verdad, es honrosa para Luis

cuerdos de hazañas que empañaba la mas vil in- Felipe, quien buscando un asilo en el campo es-

gratitud. trangero, jamas pensó en ser su cooperador en la


El general Dumouriez, en las mismas memo- sumisión de la Francia. En el cuartel general de
rias con que pretendió justificarse á los ojos de los austríacos, establecido en Mons, no hizo mas
la posteridad, ha dejado inequívocos testimonios que pedir sus pasaportes; rechazando con digni-
114 biografía de luis FELIPE.

dad, aunque sin insulto, las propuestas del archi- dante del general Montesquieu. Como á su her-
duque Carlos para que admitiera un mando en mana se le brindó con un asilo en Hungría al lado
el ejército. Este es el rasgo mas eminente del de la princesa de Conti, ya pudo dejar un pais don-
carácter de Luis Felipe, j que en todas circuns- de lo asaltaban tantas inquietudes, y se dirigió á
tancias le grangeará la estimación pública, con Hamburgo, con el pensamiento de trasladarse álos
mejores títulos que á esos mal aconsejados prín- Estados-Unidos de América. De Hamburgo pa-
cipes que comprometieron la vida del rey y su fa- só al norte de Europa, visitando á Copenhague,
milia, sin haber logrado con sus hazañas caballe- Elseneur, la Suecia, la Noruega y la Loponia sue-
rescas arrancar el cetro de manos de la omnipo- ca hasta el cabo del Norte. Allí encontró y se
tente demagogia. mofó del verso latino del jactancioso poeta Beg-

En Suiza se unió con su hermana Mademoiselle nard, que viajaba por gusto y bajo la protección

de Orleans, y con su fielpreceptora y amiga de Carlos XI, rey de Suecia.

Madame de G-enlis. En Zurich y en Zerg encon-


Jlic tándem stetimus, nohis ubi clefuit orMs,
tró con las dificultades que naturalmente ofrecía
Nos detuvimos aquí, porque el mundo se acabó!
su posición social, porque para unos era sospe-
choso por su calidad de príncipe, y para otros Por Copenhague y Lubeck regresó á Hamburgo,
por sus opiniones republicanas. Presto se con- y se hallaba en Holstein, cuando su madre, la du-
venció de la dolorosa necesidad de separarse de quesa viuda de Orleans, le escribió una carta con
su amada hermana, y la dejó en el convento de fecha de Agosto de 1796, en que le avisaba que el
Santa Clara' de Bremgarten, por los consejos y directorio no consentía en endulzar la suerte de
buenos oficios de Mr. de Montesquieu. El mis- su familia, no se marchaba al nuevo mundo.
si él

mo le sugirió la idea de errar de montaña en La resolución no podia ser dudosa en un buen


montaña en espera de mas plácidos dias; y aun- hijo; y como son tan recomendables las afeccio-

que pobre, y viajando á pié, recorrió toda la nes de familia, que á veces sacrifican hombres mal
Suiza, ensanchando con oportunas investigacio- nacidos, copio con placcer lo mas esencial de la
Bes la esfera de sus ricos conocimientos. El ge- contestación que dio á su madre: "Cuando mi
neral Montesquieu le obtuvo una plaza de pre- tierna madre reciba esta carta, sus órdenes estarán
ceptor en el colegio de Reichenau, que sirvió ejecutadas y habré partido para América
con el pseudónimo de Mr. Chabaud-Latour, en- Ya veo que la felicidad no ha escapado de mí pa-
señando el francés, el ingles, las matemáticas, ra siempre, cuando se me proporcionan todavía
la geografia y la historia. ¡Alta lección para los medios para endulzar la suerte de una madre tan
príncipes, los aristócratas y los ricos, que engo- querida. . . . Me parece que sueño cuando imagi-
locinados con los favores de la delesnable fortu- no que dentro de poco abrazaré á mis hermanos y
na, descuidan del porvenir, y no se previenen con me reuniré á ellos . No es que yo me queje de
el cultivo del entendimiento, para las esquivas mi destino, porque bien comprendo que pudo ha-
mudanzas de la suerte! Encierra también un ber sido aun mas funesto. Aun no lo juzgaré des-
desisnio providencial el que los señores del mun- graciado, si después de haber recobrado á mis her-
do sean de vez en cuando arrastrados hasta el manos, llego á saber que la suerte de nuestra ama-
polvo que hollaron con calzado de oro, para que da madre es tan buena como merece serlo, y si aun
aprendan á respetar á la especie humana y se- puedo servir á mi patria, contribuyendo á su tran-
pan prácticamente que la igualdad es una condi- quilidad y consiguientemente á su dicha. Me ha cos-
ción de la naturaleza, y que su nivel no se rom- tado ella toda clase de sacrificios y mientras viva,
pe mas que por conveniencias sociales. no hay uno solo que no esté dispuesto á ofrecerle."
Luis Felipe se ganó el afecto de sus discípulos y Si es cierto que los hombres se retratan en sus

de todos los habitantes de Ptcichenau, que lo eli- escritos, especialmente en los confidenciales, es-

gieron su diputado á la asamblea de Coirc: allí lle- preciso convenir cu que Luis Felipe posee uno de
gó á su noticia la decapitación de su padre, á quien esos corazones honestos que abrigan siempre los

amaba con ternura, y pudo convencerse de que la sentimientos mas laudables. Acaso hubiera va-
revolución saturnal devoraba también en sus ban- cilado mi pluma al estampar elogios de Luis Fe-

quetea mayor de sus hijos. Con el nombre de


al lipe, cuando aun reinaba en la bella Francia y lo

Corby regresó á Bremgarten. dándose por ayu- circundaban ¿os brillantes rayos dd poder y del
BTOGKAFIA DE LUIS FELIPE. 115

oto; mas ahora,monarca abatido y sin esperanzas, tificados por la común desgracia, olvidados feliz-
digno es de que una pluma republicana lo ensal- mente de su divergencia de opiniones. Como su
ce por aquellos hechos que señalaron la vida de madre vivia retirada en Figueras, se embarcó
los Titos y de los Aurelios. Luis Felipe para la isla de Menorca con el obje-
to de trasladarse á España; y cuando esperaba
Se embarcó en Hamburgo 24 de Septiem- el
ver á la respetable autora de sus dias, se le reem-
bre de 1796, y en el 21 de Octubre arribó á
barcó para Inglaterra. Estraño parecerá que
Philadelphia, donde pocos meses después se le
reinando en España un Borbon, fuera tan inflec-
reunieron sus hermanos el duque de Montpensier
sible contra un pariente cercano; mas la política
y de Beaujolais. Luego que llegó, publicó, por
consejo de su buena madre, una manifestación
de los reyes no permite que se guarde siempre
de los principios de virtud y patriotismo que in- consideraciones á las relaciones de sangre. Un
valido habia ya postrado á esa noble nación ante
variablemente lo habian animado, para que ja-
mas se le confundiera en el desfavorable juicio el gobierno revolucionario de Francia.

que anatematizaba la conducta del pérfido Du- Habiéndose, en fin, decidido á residir en Twi-
mouriez. En los Estados-Unidos recibió la mas kenham, no se turbó la tranquilidad de que dis-

benévola acogida, y observó con cierta especie de frutaba, rodeado de la estimación pública, hasta

consuelo, que los republicanos mas sinceros, en- que murió inopinadamente su hermano el duque
tre ellos el inmortal Washington, lamentaban los de Montpensier de una afección de pecho. Co-
estravíos y los horrores de una revolución, dis- mo los pesares se succeden unos á otros, enfermó
traída de sus nobles ñnes por demagogos sedien- del mismo mal el de Beaujolais; y habiéndosele
tos de oro, de placer y de sangre. Se propuso sugerido por los facultativos la idea de que en

visitar detenidamente á un pais, donde veia rea- el clima ardiente de la isla de Malta podria sal-

lizados todos los beneficios de la libertad, que la varse, lo condujo violentamente, nada mas que
Francia apetecía y jamas disfrutaba, porque los para ser testigo de su fallecimiento.
buscaba por el camino de la licencia y del desen- Compadecido Fernando IV, rey de las dos Si-

freno. Pocos viageros han recorrido tanta es- cllias, de tantas desventuras, brindó á Luis Fe-
tension del territorio de los Estados-Unidos co- lipe su casa, su amistad y protección: halló mas;
mo Luis Felipe y sus hermanos, y pocos también la esperanza de unir su suerte con esa princesa
han estudiado con mayor filosofía las institucio- Amalia, honor de su secso, que tanto lustre dio
nes de ese pueblo singular, que jactándose de la á una corona con sus edificantes virtudes. An-
profesión de los principios mas humanos de la tes de celebrar su enlace, acompañó á España al
legislación y del derecho público, acoge, como príncipe Leopoldo, que sostenía ciertos derechos

Esparta, las prácticas absurdas de la esclavitud, á su corona: rechazada su pretensión por las su-

y como Roma, una amenaza perpetua de sus


es gestiones de la Inglaterra, se les obligó á aban-

vecinos. Los príncipes hereditarios suben al tro- donar las costas de España. Así también se

no sin escuela; la de Luis Felipe fué la de los frustraron las diversas tentativas de Luis Felipe
viages y la del infortunio. para obtener un mando de armas en aquella pe-

En Febrero de 1798 quiso pasar de Nueva- nínsula, sea por la política inglesa, sea por las

Orleans á la Habana, para fijar allí por algún inconsecuencias del gobierno nacional. El duque
tiempo su residencia; mas el gobierno español, de Orleans, como Borbon, no podia ser amigo
que habia concedido un á su madre en Bar-
asilo del emperador de los franceses; y como liberal,
celona, lo mandó confinar juntamente con sus no podia dejar de ser su enemigo: ¿á quién sor-
hermanos á Nueva-Orleans, con lo que no se prenderla que hubiera trabajado por una causa
conformaron, y partieron para Halifax, donde que juzgaba como la de la redención de la Fran-
fueron muy bien tratados por el duque de Kent, cia y de la Europa?
hijo de Jorge III. No se creyó, sin embargo, De Sicilia pasó á Menorca para conversar otra
autorizado para facilitarles el pasage á Inglaterra vez con su madre querida, escapada, como por
en un buque de la marina real, y tuvieron que milagro, del naufragio de su familia, respetable
volver á Nueva-York para embarcarse á Fal- no menos por sus infortunios, que por sus altas
mouth. Llegados á Londres, allí dieron un abra- virtudes; merecedora de la estimación pública,
za á algunos príncipes de la primera rama,, iden- tanto como su esposo del desprecio universal.
116 BIOGKAFIA DE LUIS FELIPE.

Regresado Luis Felipe á Palermo, se casó; y en tantos errores y el progreso de la opinión á


1810 nació, de tan feliz enlace, aquel duque de su favor; y cuando se penetró de ser llegada la
Orleans, tan popular en Francia, y cuya violenta oportunidad, confia á los mares la fortuna de
muerte derramó la amargura en el corazón de César, y desembarca en Cannes en busca de la
sus padres y de sus innumerables amigos. estrella de Marengo y de Austerlitz. A la vana y
Necesitado Luis Felipe á residir en la corte estúpida confianza de conducir al corso á Paris
de su suegro, no lo preservaron mas que su tacto metido en una jaula, sobrevino el desconcierto

y su prudencia de los compromisos en que fácil- mas completo, porque el águila, de campanario
mente podia envolverlo la política desconcertada en campanario, volaba ya hasta Paris. Luis Fe-

y semi—revolucionaria del gabinete siciliano, so- lipe, cediendo á los impulsos de su conciencia,
metido á la atrabiliaria influencia de la reina caballeroso, como siempre lo habia sido, se pre-

Carolina. El condenaba los desafueros del des- senta al anciano y suspicaz monarca, y le ofrece
potismo anárquico, tanto en los reyes como en su persona y la espada de Jemmapes. No era
las turbas;y viviendo como simple particular, sin tiempo de dudar, porque era el de temer, y Luis
mezclarse en los negocios, mantuvo intacta su in- XVIII acepta la consagración del duque, y le
dependencia y su crédito. encarga el mando militar del Norte. Reunido
Un buque ingles, llegado á Sicilia el 23 de allí al mariscal Mortier, se esfuerza, pero en va-
no, para contener el curse de los acontecimien-
Abril de 1814, condujo la lisonjera nueva de que
los Borbones eran llamados á reinar otra vez en
tos; y cuando la fuga del rey, y hasta la suya,
Francia, porque los desastres de la guerra ha- eran una necesidad, dejó al duque de Treviso la

bian obligado á sucumbir al hombre del des- siguiente carta, monumento de decencia y patrio-
Luis Felipe partió inme- tismo:
tino y de la gloria.

diatamente á saludar al rey de los bons mots, y á "Acabo, querido mariscal, de cederos todo el
dividir sus sentimientos entre el gozo de ver á mando, que hubiera sido muy feliz de participar
su patria amada, y entre la pena de tropezar con vos. . . . Yo parto para sepultarme en el re-
aquí y allá con los sepulcros de su padre, de sus tiro y en el olvido: no estando ya el rey en Fran-
deudos y amigos. Volvió á Palermo á conducir cia, no puedo transmitiros órdenes en su nombre,

á su familia; y aunque á su regreso no se le ne- y no me resta mas que desembarazaros de la obli-


garon las consideraciones debidas á un príncipe gación de cumplir con las instrucciones que os
de la sangre, distaron mucho de ser cordiales, habia dado, y recomendaros que hagáis todo lo
porque Luis XVIII ni olvidaba ni perdonaba que vuestro eseelente juicio y patriotismo os su-
que el duque de Orleans hubiera combatido en gieran como mas adecuado para los intereses de
las filas de la libertad y de la independencia. la Francia, y mas conforme con los deberes que
La declaración de S. Owen, á que se daba el tenéis que desempeñar. A Dios, mi querido ma-
carácter de un beneplácito del rey, no habia sido riscal:mi corazón se conmueve al escribir esta
mas que una transaciou momentánea entre lo palabra. Conservadme vuestra amistad en cual-
pasado y lo presente; un verdadero engaño para quiera lugar en que os coloque la fortuna, y con-
el pueblo, que no estaba dispuesto á renunciar tad para siempre con la mia."'
sus conquistas; un antecedente quimérico para ¿Quién no admira el buen sentido de esta carta,
marchar de nuevo hasta el poder absoluto; el pre- el reconocimiento de que entre los intereses de
liminar de una restauración tan completa como una nación, los hay superiores á los de un rey?
absurda. La influencia de los gabinetes estran- Luis Felipe ocupó segunda vez su casa de refu-
geros en los negocios de la Francia, hacia pesar gio de Twickenham, sufriendo el secuestro que
sobre ella la humillación del vencimiento; y co- el emperador impuso á sus bienes, y los efectos
mo se escluia ó perseguia á los hombres mas se- de las calumnias con que lo mortificaban los cor-
ñalados por sus servicios, al paso que se protejia tesanos fugitivos de Grantc.
abiertamente á los que favorecieron la causa del Eclipsada definitivamente en Watcrloo la es-
estrangcro, el disgusto fué general; un sacudi- trella del genio mas singular de los tiempos mo-
miento, inovitíible, á la primera señal que se die- dernos, Luis Felipe regresó á sor testigo de que
ra. Napoleón observaba con vista de águila, des- los hombres reaccionarios son incorregibles, á
de la vecina isla de Elva, la multiplicación de perder toda esperanza do salud para un pais quo
biografía de luis FELIPE. iir

era gobernado por un príncipe que no sabia per- lio de la espada no ofusca los ojos del pueblo
donar, por ministros de tan mezquinas pasiones, cuando se le despoja de sus derechos mas que-
por cortesanos aduladores, sin conciencia y sin ridos.

miras nobles para el porvenir. Retiróse de nue- El duque de Orleans nada tuvo de qué que-
vo á Twickenham, protestando así contra una jarse de Carlos X, y se guardaron consideracio-
política de sangre y esterminio; y basta que en nes recíprocas. Sirva esto de observación ó de
1817 fueron llamados á la administración hom- advertencia, para que no se atribuya á Luis Fe-
bres de ideas mas generosas y moderadas, no re- lipe cooperación ni participio en la gran catás-
gresó sin escrüpulo á Francia. trofe que los ministros acarrearon al desventura-

En los últimos años del reinado de Luis XVIII do anciano.


guardó Luis Felipe la prudente reserva que lo El duque de Orleans adelantaba en populari-
ponia á cubierto de sus desconfianzas, y vivió dad por el mismo motivo que rebajaba la del rey.
como retirado, protejiendo á las ciencias, que La Francia de 1830 no era la de 1750: las ideas,
fueron su recurso y siempre su delicia; á las ar- los intereses, todo habia cambiado por el imperio

tes que embellecen á una nación; á todos los ta- de los sucesos mas portentosos. Luis Felipe, em-
lentos distinguidos; á los amigos, en especial, del barcado en la nave de la revolución, bogaba con
progreso y contrarios á la licencia. sus hijos A el tiempo, y era consecuente á los principios que
dio una educación popular en un colegio del adoptó con ardor en los dias mas floridos de su
pueblo, manifestando con estos hechos que en su juventud. Nada mas natural que considerar-
alma no entraban las preocupaciones de su ran- lo como el mejor piloto en la tormenta mas de-
go ó de las clases privilegiadas. secha.
Por muerte de Luis XVIII subió al trono La libertad de imprenta era la conquista maa
Carlos X, sin prestigio alguno personal, sin los preciosa de la revolución y la garantía de todas
talentos que suplen la falta de antecedentes; sin las otras libertades, porque para que el despotis-

la educación que amolda á los soberanos con las mo enmudezca, preciso es que el pueblo pueda
circunstancias que los rodean. Carlos era un hablar; para que el poder se contenga en sus
príncipe de la época de Luis XIV, ó de otra avances sobre los derechos consagrados, indispen-
aun mas atrasada, porque al menos el gran rey table es que la opinión le salga al encuentro, y
numeraba entre sus cortesanos á los sabios y á su órgano es la prensa sin trabas. La Carta ha-
los literatos. La revolución era para Carlos mas bia consignado este derecho, y violarlo, era bar-
un crimen que una lección saludable; las ideas renar la ley fundamental del Estado. Creyeron
de progreso y de mejora, corrupción del entendi- los ministros que sofocando la imprenta, ahoga-

miento; las instituciones liberales, testimonio de ban el descontento, y se engañaron miserable-


las enfermedades, de la debilidad y de la cobar- mente: descontento hizo su esplosion, y vino
el

día de un rey. Su antecesor se plegaba por cál- abajo otra vez el trono mal consolidado de los
culo á las ecsigencias del momento. Carlos X Borbones.
jamas cedia, porque el fanatismo político, el fana- Las Ordenanzas de 26 de Julio de 1830, sus-

tismo religioso, los fanatismos todos reunidos, no critas por el ministerio Polignac, que suspendían
eran mas que la espresion de los reclamos de su la libertad de la prensa, disolvían la cámara de
conciencia. Carlos X era caballero y hombre diputados y destruían las leyes electorales, fue-
honrado á toda prueba; mas los consejeros que ron la última locura de la restauración. Desde
escogía para la corona, no eran los mas adecua- aquel dia comenzaron á aparecer grupos alar-

dos para separarlo de la senda de perdición, que mantes: en el 27 los periodistas liberales aconse-

tan de buena fe habia elegido. En un reinado tan jaron la resistencia y la revolución: ya después
vacío de acontecimientos, la toma de Argel fué se peleó en todas partes con entusiasmo, con fu-

el último reflejo de la gloria francesa; y hubiera ria, con encarnizamiento. Carlos X se mantuvo
dado alguna distracción ó tregua al descontento infleesible, y no cedió sino cuando la derrota de
público, si ministros impopulares y reaccionarios sus defensores lo privó de toda esperanza. La
no hubieran querido aprovecharse de la coyun- revolución de 1830, así como la de 1847, ha pre-
tura, para desvanecer hasta la última esperanza sentado un carácter bien singular. El movimien-
de libertad. Anduvieron errados, porque el bri- to fué imprevisto y síq anterior acuerdo: se co-

TOM. n VI. 16
118 BIOGKAFIÁ DE LUIS FELIPE.

menzó por pedir poco, y se acabó por tomarlo del interior, al duque de Broglie; y de instruc-
todo, cuando se observó que todo se podia. Esas ción pública, al profundo Mr. Guizot, su mas asi-
revoluciones, semejantes al rayo, alumbraron no duo coaperador, y á quien encontró en las gra-
mas para Los diputados mas eminen-
destruir. das del trono al subir y al bajar de él. Esta
tes de la oposición no sabian qué hacer ni cuál combinación de amigos y de enemigos de la re-
partido tomar; tan presto se ofrecían como me- volución de Julio, pero que estaban de acuerdo
diadores con Mr. G-uizot á la cabeza, tan presto en los principias conservadores, suministraba una
destituían á un rey y á una dinastía entera, sin garantía de firmeza y de estabilidad para lo fu-
la certidumbre de hallar con qué reemplazarla. turo, que no descontentaba mas que á los repu-
Ocurrióles entonces confiar la tenencia gene- blicanos, que por entonces no esplicaban una opi-
ral del reino alduque de Orleans, retirado en su nión robusta en el espíritu pública.

palacio de Neuilly, circunspecta para no desmen- Entretanto, Carlos X nombró también tenien-
tir su fidelidad al rey, ni para disgustar al pue- te general del reino á Luis Felipe, por su decla-
blo en los momentos de su omnipotente furor. ración dada en Eambouillet en 1. "^ de Agosto,
La comisión nombrada para invitarlo, le escribió y abdicó la corona en duque de Burdeos con
el

por no haberlo hallado en Paris. En un ómni- el nombre de Enrique V. Los periódicos anun-
bus se puso en camino para el palacio real, de su ciaran que el duque de Orleans habia mandado
propiedad, y se prestó para salvar á su pais de depositar el acta en la cámaxa de los Pares. Co-
la guerra civil y evitarle los males de la estran- locado Luis Felipe en las vías revolucionarias,
gera. En el 31 de Julio apareció en todas las de grado ó por fuerza, no solo no podia volver
calles de Paris la proclama que copio, del du- atrás, pero ni aun cometer la menor imprudencia.
que, como teniente general del reino: Las cámaras se reunieron bajo la influencia de
tan eesigentes circunstancias el dia 3 de Agosta,
"¡Habitantes de Paris! Los diputados de Fran- y Luis Felipe volvió á reproducir ese plan de
cia, reunidos en este momento en Paris, me han gobierno, que revelaba una convicción inaltera-
manifestado el deseo de que viniera á esta capi- ble. "En esta ausencia, les dijo, de todo poder
tal, para ejercer las funciones de teniente gene- público, el voto de mis conciudadanos se ha fija-

ral del reino. Yo no he vacilado de venir á par- do en mí; me han juzgado digno de concurrir
ticipar de vuestros peligros, y de colocarme en con ellos á la salvación de la patria; me han in-
medio de vuestra heroica población, para em- vitado á desempeñar las funciones de teniente
plear todos mis esfuerzos, á fin de preservaros general del reino. Su causa me ha parecido jus-
de las calamidades de la guerra civil y de la ta, el peligro inmenso. Yo he venida á colocar-
anarquía. Al entrar en la ciudad de Paris, he me entre este valeroso puebla, seguida de. mi fa-

tomado con orgullo los colores que habéis vuelto y llevando esos
milia, calores, que por la segun-
á adoptar, y que antes yo mismo habia llevado. da vez han señalada el triunfa de la libertad.
Las cámaras van á reunirse, y ellas consultarán Yo me he apresurado á venir, firmemente resuel-
los medios propios para afianzar el reinado de to á hacer cuanto las circunstancias ecsijan de
las leyes y el mantenimiento de los derechos de mí en la situación en que ellas me han colocado,
la nación: la Carta, en lo sucesivo, será una ver- para restablecer el imperio de las leyes, salvar á
dad:' la libertad amenazada, y volver imposible la re-
petición de estos males, asegurando para siem-
En esta pieza de estado, que no es mas que pre el poder de esa Carta, invocada después del
una paráfrasis del programa ostensible de la combate y aun después de la victoria
revolución que acababa de triunfar, dejaba ya Sí, señores, será grande y libre esta Francia que
entrever Luis Felipe el sistema administrativo me es tan querida; ella manifestará á la Europa
que habia de escoger y desarrollar, y á que ha que únicamente ocupada do su prosperidad inte-
sido tan consecuente en su gobierno. Nombró rior, así como de sus libertades, no quiere mas
ministro de hacienda al barón Luis, acreditado que la dicha y el reposo de sus vecinos."
en ese mismo destino en la época del imperio; de En el 6 de Agosto, la cámara de diputados,
justicia, al venerable Duport (de l'Eure); de guer- después de hacer cambios muy esenciales en la
ra, al mariscal Gerard; de marina, al almirante Carta, y de acusar á los ministros destituidos,
Pwigni; de negocios eatrangeros, á Mr. Bignon; declaró vacante el trono, y llamó para ocuparlo
biografía de luis FELIPE. 119

al duque de Orleans. No hay que pararse en reinar lo llamaban las tradiciones de familia y
íina revolución: las inedias medidas todo lo pier- sus instintos: sus servicios, sus talentos, su tacto
den. ¿Quién acusará de tímidos ó cobardes á de mundo, podrían prestar á la corona, colocada
los revolucionarios de 1830? sobre sus sienes, un nuevo brillo. La posteridad
El célebre banquero Mr. Laffite, vice-presi- no condenará á Luis Felipe por haberse sentado
dente de la cámara de diputados, leyó á Luis en el trono de Carlo-Magno y de Napoleón.
Felipe la acta constitucional, y éste contestó: Hasta ahora he sido minucioso, refiriendo
"Recibo con la emoción mas profunda la declara- anécdotas que dieran á conocer el carácter del
ción que me presentáis, y que considero como la individuo; mas tratándose ya del gran rey, arbi-
espresion de la voluntad nacional; es también tro en un largo periodo de los destinos de la
conforme con los principios políticos que he pro- Francia y de la Europa, debo escoger los rasgos
fesado en toda, mi vida. Lleno de loa recuerdos mas notables de su administración, para que so
que me habian hecho desear no ser destinado ja- perciba su fisonomía peculiar. Aunque obran
mas á subir al trono; ecsento de ambición, y acos- en mi poder suficientes datos para seguir paso á
tumbrado á la vida pacífica, que pasaba con mi paso á un reinado tan fecundo en acontecimien-
familia, no puedo ocultar los sentimientos que tos, esto seria ageno de un artículo biográfico,
ocupan mi corazón en semejante coyuntura; mas y del que no aspira á escribir la historia, empre-
hay uno que los domina á todos, y este es el sa de otros talentos y de otra oportunidad.
amor á mi patria: lo que ella me ecsige, lo conoz- Consideraré primero el sistema político de
co, y á todo me presto." Una multitud inmen- Luis Felipe, con relación á las otras potencias,
sa de ciudadanos obligó al nuevo rey, llamado de y después su sistema de gobierno adoptado para
las barricadas, á que se presentara, y el entusias- la Francia. No debe olvidarse que Luis Felipe
mo no conoció límites. Abrazándolo pública- no ha sido un ser ocioso (faineant), y que ha go-
mente el general La-Fayette, le dijo: ''Bastaiües bernado por sí mismo, por sus talentos, por su
y esta es la mejor de las
cosas httenas hemos hecho^ esperiencia: en los consejos ha habido una volun-
repúblicas^ La frase de La-Payette envolvía to- tad dominante é imperiosa, y ésta ha sido la
do el pensamiento de la revolución. Una monar- suya.
quía constitucional, con un príncipe liberal á la La revolución de Julio era justamente una
cabeza; ensanches á la libertad con trabas para amenaza y un grave motivo de alarma para to-
la licencia; progreso gradual
y concienzudo: este dos los príncipes de Europa. Cuando se veia
era todo el programa, y nunca se aplaudirá bas- que uno de los piieblos mas poderosos del mundo
tantemente á los hombres de principios conser- reasumía de repente su soberanía, arrojaba del
vadores, por la destreza con que se apoderaron solio á un monarca, elogia á otro, señalado por
de un movimiento que no habian creado, y que sus antecedentes y principios liberales; procla-

pudo haber precipitado á la nación en un abis- maba con entusiasmo doctrinas iguales á las que

mo. Así se esplica la violencia y aparente lige- cuarenta años atrás conmovieron y desquiciaron
reza con que procedió la cámara de diputados: al universo, la preocupación no podia ser mas ra-

tardar un dia mas, era imposible. Jamas se ha cional entre los que no admitían como fundamen-
resuelto un número mayor de problemas políti- to de derecho mas que al principio de legitimi-
cos en mas breve tiempo. dad. Como la Francia es propagandista por ca-

Por lo que respecta á Luis Felipe, en su reso- rácter, se temió que los tratados de 1815 fueran
lución obró con la mayor cordura, tanto con re- violados, y que desapareciera el equilibrio esta-

lación á los intereses públicos, como con referen- blecido por ellos, haciéndose la Francia con-
cia á los privados. La monarquía no era posi- quistadora, ó llevando á todas partes los gérme-
ble mas que en su persona, y la monarquía era nes de insurrección. Ardua empresa era la de
todavía una necesidad para la Francia. La mo- Luis Felipe: contener, á riesgo de su populari-
narquía, con no podia convenir mas
cortapizas, dad, las aspiraciones de sus compatriotas, tan ar-
que á un príncipe nuevo, que veia triunfar las dientes como francas; ecsigir de los príncipes
doctrinas que siempre habia profesado. La po- amenazados la conformidad, ó cuando menos, la
pularidad es un resorte esencial del gobierno, y tolerancia, hasta cierto punto humillante, de lo
él la gozaba muy antigua. Entre la proscrip- que era para un gran crimen, un atentado
ellos

ción y la corona para él no habia un medio. A contra el derecho público. No se ocultaron á


120 BIOaRAFIA DE LUIS FELIPE.

Luis Felipe de su situación, y su-


las dificultades y en perspectiva la dominación del mundo. No
po superarlas por la fuerza del genio, por esa pudiendo entregarse á estos ensueños de poder,
confianza de los hombres estraordinarios en sus el estado inquieto de la malhadada Polonia le
propios recursos. causaba una verdadera pesadilla. El general
El primer designio de Luis Felipe fué ganar- Athalin, enviado de Luis Felipe, recibió mala
se las simpatías de la Inglaterra, mal dispuesta acogida en San Petersburgo: sin mengua de la
para con los gobiernos de la rama primogénita, cortesía, no ocultó el emperador Nicolás su des-
ya por los recuerdos de la ocupación de España pecho,
en 1823, ya por la conquista de Argel, ya por la Fernando VII, rey de España, y el insignifi-
preferencia que constantemente dieron á los con- cante duque de Módena, se negaron á reconocer á
sejos de la Rusia. Los wigs consideraban que Luis Felipe: el primero, no tanto por obstinación
los sucesos de Francia eran favorables al interés de raza, cuanto porque no podian sostenerlo en
de la reforma; y los torys, en el poder entonces, su combatido trono sino los principios mas ecsa-
esperaban obtener concesiones, y subalternar á gerados de absolutismo: el segundo, para no caer
la Francia en el estado incierto y precario de en lo estremo del ridículo, tenia que apellidarse
tan reciente mudanza. Luis Felipe hizo partir archiduque de Austria.
á Londres al anciano príncipe Talleyrand, tan Luis Felipe habia cuidado de anticipar en sus
aristócrata en sus pensamientos como en sus ma- proclamas y en todos los actos públicos, la mode-
neras, alma del congreso áe Viena, demasiado ración de sus miras, y que su audacia lo autori-
conocido por sus opiniones monárquicas, sobrada zarla para encadenar á la misma revolución á la
garantía de las intenciones y miras del improvi- que debia todo su ¿Qué provecho resultaba
ser.

sado rey. No tardó el duque de "Wellington en á la Francia de promover una conflagración ge-
declarar oficialmente la conformidad del gabine- neral, y de mezclarse en los negocios y en el ré-

te de San James con lo acontecido, y en recono- gimen de otras naciones? ¿Cuáles eran, de pron-
cer á Luis Felipe. Talleyrand, con su astucia, to, sus recursos para emprender la libertad de

y el rey con sus confidencias, fundaron esa co- esos pueblos, que no se hablan unido antes mas
munidad de intereses, á que tan gustoso se pres- que para sojuzgarla? "La política sentimental,
tó el egoismo ingles. en opinión de un ilustrado estadista, es de to-

La Prusia, indiferente por la suerte de Carlos das las políticas la mas seductora acaso, mas sin
X, se contentó con prevenirse contra los efectos duda la mas falsay comprometedora, porque sa-
de la propaganda; y su actitud, aunque se pre- crifica los derechos, y se apoya en la arbitrarie-
sentaba como hostil, no lo era sino en el caso de dad." No consiste el mérito de Luis Felipe pre-
estar necesitada á repeler una agresión. cisamente en haber comprendido estas mácsimas
La Austria se habia descompuesto seriamente saludables, sino en haber empeñado su palabra
con el gabinete de Carlos X, por su parcialidad en medio de la efervescencia general de los espí-
en beneficio de la Rusia, en los negocios de ritus, de contener al generoso pueblo que lo ha-

Oriente; y con tal de que el nuevo rey no apoyara bia elevado, en los límites de la conveniencia y
á sus enemigos de Italia, donde hasta los nobles de la justicia. Muy distantes estaban los sobe-
se hablan iniciado en las ideas del carbonarismo, ranos de Europa ele presumir, ó de prever, que
se mostró dispuesta, no solamente á reconocerlo, el reden venido (parvenú), llegarla á darles un
sino hasta á apoyarlo, pareciéndole un mero ac- sólido apoyo, que enfrenarla con potente brazo
cidente político, que un príncipe mas bien que las aspiraciones de la demagogia, que mantendría
otro ocupara el trono de Francia. la paz del mundo, que arrastraría en su caida á
La Rusia, tan distante del teatro en que se todos los tronos, y seria la última esperanza de
operaba la temible revolución, se consideraba los principios conservadores. Ahora que las ilu-

mas y mas libre que las otras potencias


e-spedita siones roban á los ojos de la multitud la ciencia

para escoger un partido, y en los primeros mo- de la verdad, podrán olvidarse los distinguidos
mentos se manifestó indignada. No le faltó ra- merecimientos de Luis Felipe; mas el desengaño
zón, porque se hallaba á punto de concluir con vendrá, si que ya ha venido, y su nombre
no es

Carlos X un tratado, que le aseguraba una posi- se pronunciará con veneración y respeto.
ción formidable en los confines de Europa y Las potencias signatarias del tratado de Vie-
Asia; le ofrecía esperanzas sobre Constantinopla, na prestaron su adhesión, certificadas ya de las
BIOGKAFIA DE LUIS FELIPE. 121

honestas y pacíficas tendencias del rey; y las de inglesy una hija del rey de los franceses, se
segundo orden, imitaron este ejemplo de previ- apretaron mas los lazos entre ambas naciones:
sión y de cordura. las otras potencias se contentaron con que la
Luis Felipe concibió con grande acierto que Francia no ensanchara sus antiguos límites, y los
de la monarquía de Julio y la
la consolidación franceses, ese pueblo tan ávido de gloria, se con-
de un orden de cosas que suministraba tanto en- formó con que al rededor del grande astro vol-
sanche á las ideas liberales y á los derechos teara un nuevo satélite.

del pueblo, debia depender de la mas estrecha La desventurada Polonia, la misma que per-

alianza con Inglaterra, la que no podia escrupu- dió su nacionalidad por la imprevisiva política
lizar esa creación revolucionaria de reyes, si di- de un Borbon, la que nada adelantó con arrojar-
rigía una mirada reflecsiva á su propia historia. se en los brazos de Napoleón y con sacrificarse
La identidad de principios políticos, la semejan- por su gloria, voló á las armas, juzgando que po-
za de leyes fundamentales, la comunidad, sobre dria medirlas con el gigante del Norte, y que la
todo, de intereses, estrechaba naturalmente á las Francia repararla sus errores de otras épocas,
dos naciones; y la Inglaterra, tan poco conside- ausiliando poderosamente á su natural aliada.
rada por los príncipes de la primera rama res- La Francia envanecida con los triunfos de su
taurada, y casi escluida de la dirección de los propaganda, se hubiera comprometido en esa lu-

negocios continentales, acogió con sinceridad y cha tan seductora, si Luis Felipe no hubiera con-
hasta con entusiasmo un cambio tan ventajoso tenido con suma previsión unas tendencias que
de posición. Luis Felipe, durante su largo rei- justificaban tantos recuerdos y tantas convenien-
nado, basó sobre esta alianza su política, no sin cias. Repartida la Polonia entre Rusia, Aus-
contradicciones ni peligros en algunos puntos triay Prusia. estas potencias hubieran obrado de
en que se rozaban los intereses de las dos poten- consuno, y una guerra universal era la precisa
cias. Unidas Ja Francia y la Inglaterra, sirvie- consecuencia. ¿Estaba preparada la Francia pa-
ron de constante contrapeso á las ambiciosas pre- ra este evento? No ciertamente. El ejército no
tensiones de la Rusia, adquiriéndose así la ne- estaba completo, ni el régimen interior suficien-

cesaria, si no benévola, cooperación del Austria; temente consolidado. Obligado constantemente


y la Prusia, demasiado en contacto con la Fran- Luis Felipe á seguir una política de represión,
cia, toleraba lo que ecsistia, manteniéndose á la molestado mas que por las resistencias, por la
defensiva. superabundancia de vida, de acción y de ener-
No tardó en escucharse el eco del grito de gía del pueblo que gobernaba, no sin cierta omni-
Francia, en esa Bélgica, tan descontenta con su potencia, la que da el genio, salió airoso de la
incorporación á la Holanda, para formar el reino empresa de marchar y hacer marchar á los ne-
de los Paises Bajos, antemural de la Alemania, gocios por las vias de la prudencia. La Polo-
levantado por el congreso de Viena para conte- nia, en pelea tan desigual, sucumbió después de
ner á la Francia. Esta revolución vino á poner haberse dado una nueva página de honor; mas
á prueba los talentos
y la firmeza de Luis Feli- la Francia, prefiriendo su seguridad á los pres-
pe, porque se apoyaba en simpatías muy antiguas, tigios de la redención agena, manifestó que

y porque los belgas proclamaban abiertamente podia descansarse en su lealtad y en su buena fe.
su reincorporación á la Francia. Resistir abier- La suerte de Italia era otra piedra de escán-
tamente, habría despojado á Luis Felipe, de un dalo para la Francia. ¿Cómo olvidar el suelo
golpe, de toda su popularidad: protejer el movi- que tantos franceses empaparon con su sangre,
miento, era lo mismo que ponerse en guerra con y ese cielo de oro y azul, testigo de las grandes
las potencias continentales de Europa, violar hazañas del capitán de Marengo y de tantos otros
sus recientes compromisos, y desmentir sus pro- héroes inmortales? La Italia gemia bajo el pe-
testas. En tal conflicto, Luis Felipe, en perfec- sado yugo del Austria, y ansiaba porque la re-
to acuerdo con la Inglaterra y mas tarde con las volución de Julio la acogiera bajo sus alas. En
otras potencias signatarias, favoreció con un ejér- esa guerra de tradición tampoco podia empeñar-
cito la escicion de la Bélgica, creó una monar- se Luis Felipe, sin atraer sobre la Francia y so-

quía independiente, y supo rehusar la corona que bre la Europa las maldiciones de una contienda,
se ofreció á su hijo, el duque de Nemours. Sen- cuyo écsito no era posible prever. Fresca esta-
tados después en un mismo trono un príncipe ba la memoria de que Napoleón se arruinó por su
122 biografía de luis FELIPE.

inestinguible deseo de conquistas, así como Luis en su mismo territorio. Si Luis Felipe hubiera
XIV se hundió en el fango, por su tenaz é in- retrocedido, los Borbones hubieran restaurado
corregible espíritu guerrero. La ocupación de sus simpatías, y la Francia, puesta en ridículo, no
Ancona por una guarnición francesa, reveló al podría gloriarse de haber esterminado á un go-
mundo que Luis Felipe estaba alerta, y que si no bierno de bandidos, que imponía tributos á las
alentaba á los revolucionarios por miras en ver- naciones mas poderosas del globo.
dad laudables y generosas, tampoco consentía que Los negocios de Oriente estuvieron á punto
la Francia perdiera la influencia reguladora que de romper el equilibrio europeo, y de separar los

le pertenecía. intereses de Francia y de Inglaterra. Mahmoud,


Luis Felipe, que Labia sabido castigar los des- sultán de Constantinopla, hombre de espíritu y
afueros del monstruo coronado de Lisboa, que regenerador de su patria, habia encontrado un
redujo al rey Fernando de España á la necesi- rival de poderoso genio en el viejo Pacha de
dad de velar por la seguridad de su trono, sin Egipto, Mehemet Alí. No satisfecho éste con
mezclarse en la política de su temible vecino, fué la soberanía de su pais, aspiró á la de la Siria, y
el primero en tomar la iniciativa sobre el trata- su hijo Ibrahim condujo á sus tropas de triunfo
do de la cuádruple alianza que afirmó la corona en triunfo, hasta amenazar á Constantinopla.
de Portugal en las sienes de Doña María de la Las simpatías de la Francia eran del todo pro-
Gloria y la de España en las de Isabel II. A picias al moderno Moisés de Egipto, tanto por-

la alianza monarcas absolutos, era muy


de los que habia sido su directora en el desarrollo de
conveniente oponer la de las monarquías consti- una civilización asombrosa, como porque estaba
tucionales, haciendo que un principio contr ares- sometido por necesidad á su influencia. Mas en
tara á otro principio. En otras épocas, las ligas cambio de una perspectiva tan ventajosa y lison-
'Be formaban por intereses dinásticos; en la pre- jera, se ofrecía á la consideración el grave peli-

sente, un rey, que fué criatura de la revolución, gro de que Mahmoud, para no caer en manos de
afirmaba la ecsistencia de los pueblos libres. La su vasallo rebelde, se entregara á la Rusia, con-
cuádruple alianza, que tan sinceramente apechu- forme al tratado de Unkiar Skelessi, que ponia
gó la Inglaterra, sirvió de contrapeso en la ba- á su disposición el Bosforo y la autorizaba para
lanza política, cuyo fiel estuvo siempre en las ma- cerrar los Dardanelos. La Inglaterra y el Aus-
nos del soldado de Jemmapes. Luis Felipe fué tria no podian consentir la ruina del imperio de
en la península no solamente el regulador, sino la Media-Luna, antemural de esa misma Rusia,
elmoderador también, evitando las ecsageracio- y menos que ésta ocupara á la capital que el des-
nes de los partidos políticos. —
El rey de los fran- pecho de Mahmoud podia entregarle. En ver-
ceses recibió en herencia, mas que la conquista, dad que estos mismos eran los intereses esencia-

la guerra de Argel, emprendida á pesar de gran- les de la Francia; pero, ¿cómo contrariar á un
des celos de la Inglaterra, para redimir al Me- aliado vencedor, delante del cual huian los mejo-
diterráneo de la piratería, y para vengar á la ci- res generales del imperio turco? Las cámaras
vilización. La Inglaterra ecsigió como precio francesas, el ministerio, el pueblo, estaban divi-
de su adhesión á la monarquía de Julio, que se didos en opiniones acerca del partido que en tan
reconstruyera la regencia, y que la espedicion, empeñadas circunstancias convendría adoptar:
abandonando al pais, se limitara al castigo del las potencias amigas de la Francia no se acorda-
abanicazo del dey. Luis Felipe no se prestó á ban en miras; todos eran riesgos, todas dificulta-
semejante humillación, y tan distante estuvo de des para Luis Felipe. A él esclusivamcnte per-
ella, que se propuso establecer una colonia, es- tenece el honor de haber dado solución á proble-
tender la conquista y señalar un campo de guer- ma tan dificil, haciendo estipular para Mehemet
ra al ejército.Dentro y fuera de Francia tuvo Alí la soberanía hereditaria, aunque bajo cier-

que vencer grandes contradicciones, y las superó to feudo del Egipto y de la Siria, y obligando \
con ánimo resuelto, comprometiendo la vida de a los egipcios á que desistieran de la temeraria
BUS hijos, la sangre de los soldados, é incalcula- empresa de proseguir su marcha triunfal. Opri-
bles tesoros; mas antes de su caida pudo gozar- mido Mahmoud por la cólera y por la rabia, mu-
se en elcomplemento de su obra, en el venci- rió en tan críticos momentos; y á los consejos

miento del digno y heroico Abel-cl-Kader, y en de la Francia fué deudor su hijo Abdul Medjid
haber dictado leyes al emperador de Marruecos de un trono, que amigos y enemigos amenaza-
biografía de luis FELIPE. 123

ban. El Egipto ha mauteBÍdo una grande im- suntiva de la corona de España, hubiera podido
portancia bajo el gobierno enérgico de Mehemet crear graves compromisos para L ais Felipe, ó pa-
Alí; y aunque las enfermedades lo han impo- ra su dinastía, si no hubieran bajado del trono de
sibilitado para los negocios, y se ha hundido en Francia. Inglaterra se opuso fuertemente á que
temprano sepulcro su belicoso hijo Ibrahim, vi- Luis Felipe repitiera con el orgulloso Luis XIV:
virá su creación por mucho
tiempo, y también la " Ya vD hay 'Piriiveos?'' Solia separarse Luis Fe-
memoria del príncipe francés, que con tan con- lipede su política precavida y circunspecta por
sumada habilidad y prudencia combinó opuestos engrandecer á su familia, y un amor descompasa-
intereses, y ganó para la Francia un provechoso do á ella, no ha contribuido poco á precipitarlo.
aliado, La Suiza, en el negocio llamado de Conseil, por
Los Estados-Unidos, en todo el periodo de la el nombre de cierto espía que abrigaba la policía

restauración, no hablan dejado de reclamar una francesa, fué amenazada y mortificada por el mis-
considerable suma, como indemnización de los mo príncipe que recibía hospitalidad en Bremgar-
perjuicios causados á sus ciudadanos, á conse- ten y daba lecciones de idiomas en Reichenau.
cuencia de los decretos de secuestro espedidos ¿No se contará á la gratitud entre las virtudes
por Napoleón en Berlin y en Milán. El mismo de Luis Felipe?
Napoleón habia admitido en principio la indem- Como quiera que sea, juzgando por los resulta-

nización; pero los Borbones la resistieron tenaz- dos, el conjunto de su política no pudo ser mas
mente, estando acordes en este respecto todos acertado, pues que no solamente desvaneció laa

sus ministros. Creyó Luis Felipe que conven- prevenciones de casi todos los gabinetes, sino

dría dar una pronta resolución cuando los Es- que lo llegaron á contemplar como á su mas só-

tados-Unidos urgian imperiosamente, hasta el lido apoyo, como de la paz y de la guer-


al arbitro

estremo de haber amenazado con la guerra, el ra. Cada dia que pasa en Europa, cada revolu-
presidente Jackson, en términos insultantes. La ción ó disturbio que sobreviene después de su

Francia pagó 25 millones de francos, después de desaparición de la escena, aseguran nuevo crédito

ecsigir esplicaciones sobre el descomedido mani- á su elevada capacidad y realzan la estoica firme-
fiesto; y aun ahora es general la opinión de que za con que se sobreponía á los acontecimientos.

el menor sacrificio que hizo Luis Felipe en este Diez y ocho años de prosperidad, de grandeza
acuerdo, fué el de una suma considerable de di- y de gloria para la Francia responden de la sa-
nero, porque mayor fué el de dejarse imponer biduría con que Luis Felipe enderezó y gobernó

por un gobierno que sacaba su fuerza de su au- sus destinos. Su sistema favorito, el del justo

dacia. medio, bien comprendido, le facilitó que la nación


Naturalmente se presenta un contraste en la marchara constantemente por las vias del progre-

conducta que el rey de los franceses observó para so, sin avanzar hasta la anulación de ciertos prin-
con México, en una cuestión de ecsageradas in- cipios, que son como la basa de las sociedades y en
demnizaciones. Para con los Estados-Unidos los cuales se cifra su conservación. Los partidos,
se humilló la dignidad de la Francia, porque los que casi siempre hacen fracasar á los gobiernos
reconoció poderosos; en México se desplegó la representativos, transformándose en facciones pe-
fuerza contra la debilidad, en mengua de la jus- ligrosas, sirvieron alternativamente á las profun-

ticia. Nada podrá borrar esta negra mancha del das miras de Luis Felipe, quien empleaba elemen-
carácter de Luis Felipe, y por ella perdió aquí tos que le eran contrarios, como quien juega con
toda simpatía. Confieso que solamente el amor las Así que, según las ecsigencias
tempestades.
á la verdad, de que no puede separarse un escri- de cada momento, llamaba al poder á los hombres
tor concienzudo,puede obligarme á sofocar el pro- mas eminentes de todos los coloi'cs políticos,
y
fundo resentimiento que encierra mi pecho mexi- también los despedía luego que cambiaban las
cano, contra el hombre que arrancó el pabellón circunstancias, ó que se mostraban menos dóciles
nacional de las almenas de Ulúa. Ahora que á su voluntad ó á su pensamiento dominante.
Luis Felipe bebe en la copa de la amargura, se Así se esplica cómo Guizot, Mole, Broglie, Monta-
convencerá de que la justicia del Eterno pesa so- livet y otros de sus doctrinas, eran reemplazados
bre los grandes así como sobre los pequeños. aveces por Thiers, Odilon Barroty otros
Laffite,

El casamiento del duque de Montpensier con mas de la enseña popular. No podrá nunca ne-
la infanta Doña Luisa Fernanda, heredera pre- gai'se que el reinado de Luis Felipe fué el de la
124 BIOGKAFIA DE LUIS FELIPE.

inteligencia; que levantó á la aristocracia del ta- ta que sostuvo la administración de Luis Felipe,
lento; que á ninguno escluyó por sus anteceden- fué la que los socialistas promovieron, cubriendo
tes; que se le veia rodeado de las glorias de la á la miseria con el manto de la república. Hay
revolución y de las del imperio y de todas las en Francia, y hay en toda la Europa, masas in-
notabilidades contemporáneas. mensas de hombres, cuya primera necesidad es
La revolución que lo subió al trono, parecía que el pan, que nada ganan en los cambios políticos,
demandaba un sacrificio cruento; el de los minis- que buscan con ansia y que no lo en-
el trabajo

tros signatarios de lasOrdenanzas de Julio. Pri- cuentran; que sirven de instrumento á todas
mer compromiso y también el primer testimonio las facciones, y que se arman con la espada ó con
de la firmeza de Luis Felipe. Dejarlos sin castigo, el puñal, por una buena ó por una mala causa.
era lo mismo que controvertir la justicia del mo- Durante la revolución iniciada en 1789, el fana-
vimiento popular: llevarlos al cadalso, era dar un tismo político respondía de todos los desórdenes
carácter odioso y vengativo á la primera esce- de la época: en las recientes revoluciones, el ham-
na de una revolución sin mancha. ¿Qué hacer? bre es el motivo, el ideologismo el director, y los
Arrastrarlos ante los tribunales, guardarlos en pueblos la víctima. Luis Felipe, amenazado has-
Tina prisión y salvarles la vida. El nuevo rey fué ta en su vida en diferentes ocasiones, luchó con
bastante circunspecto para no dejarse arrebatar gran desventaja con ideas mas halagüeñas
las

por la oleada revolucionaria que lo conduela á un para la multitud, con hombres los mas resueltos,
mar de sangre. con la fiebre revolucionaria que corrompe las
La duquesa de Berry, madre del duque de Bur- fuentes de la vida social. Vivir trabajando, ó
deos, á quien los partidarios de la vieja rama sa- morir combatiendo, es la terrible consigna que la
ludaban con el nombre de Enrique V, penetró desesperación hace repetir de boca en boca; que
hasta Nantes, y desde allí trabajaba por sublevar socava los cimientos de la sociedad; que derriba
á con actividad prodigiosa y con ánimo
la Vendée, á todos los gobiernos; que amenaza á todas las
esforzado. Descubierta y aprehendida por la trai- instituciones; que conduce rápidamente á los

ción de un judío llamado Deutz, el gobierno le pueblos mas civilizados del mundo á un caos tan
guardó los miramientos debidos á su alto rango, tenebroso, que no podrá disiparse hasta que se
aunque no los que correspondían á su secso, por- escuche otra vez como en los primeros dias la
que se dejaron revelar secretos que el pudor cu- voz del Omnipotente. Luis Felipe cayó, porque
bría con un velo misterioso. Los intereses dinás- un hombre, por grande sea su genio, por enérgi-
ticos no son los que aconsejan las mayores consi- ca que sea su voluntad, no puede resistir á todos
deraciones. los elementos conjurados, á ese inmenso poder
El partido napoleonista no renunciaba ni á de destrucción que encierra la sociedad, así co-

sus ilusiones ni á sus recuerdos: ese partido in- mo la naturaleza.

vocaba á la gloria, la primera tentación del pue- Luis Felipe, en una ocasión solemne, en el dis-

blo francés: y aunque el hombre estraordinario curso pronunciado ante las cámaras francesas,

habia desaparecido, sus vastagos se proclamaban epilogó los beneficios de su gobierno, y copio lo

herederos de sus tradiciones y de su poder. Luis conducente, porque revela todos sus títulos á la

Felipe, para dar algún alimento á pasiones ge gratitud, á la estimación yá la gloria: "La Fran-
nerosas, hasta cierto punto, hizo conducir á Pa- cia está en posesión, decia, de los beneficios del

rís el cadáver del emperador; restauró sus mo- orden y do la paz. En todas partes los esfuer-

numentos; permitió que la fama, buril el pin- zos de la industria y del trabajo obtienen su re-
el y
cel eternizaran las proezas, los milagros del ge- compensa. La población, ocupada y tranquila,

nio que admirarán todos los siglos. Y ese mismo descansa en la estabilidad de nuestras institu-

Luis Felipe encerró en la fortaleza de Hara al ciones, en la fidelidad con que las guardo, y la

sobrino del héroe de Austerlitz, al mismo que seguridad pública sirve de gage á la prosperi-

por un nuevo capricho de la suerte lo ha reem- dad nacional. Garantizando todos los derechos,

protcjiendo todos los intereses, y por la equidad


y que hoy gobierna á la Francia con sus
plazado,
hombres y con su.s principios. Luis Felipe ja- y moderación de nuestra política, hemos obteni-
ma.s se dejó envilecer por los consejos de la de- do tan felices resultados. Para asegurar su du-
bilidad. ración, continuaremos con energía y paciencia el

La contienda mas obstinada y la mas espues- mismo sistema. Una vigilancia asidua es toda-
C'oiÍTíT)

I^JAÍFJÍCQS®
biografía de luis FELIPE. 125

vía necesaria; pasiones insensatas, culpables ma- sociedad, sin escenas-de sangre, sin esos crímenes
niobras se esfuerzan por subvertir el orden so- que deslustran á la mas pura, á la mas bella de
cial. Nosotros les opondremos vuestro leal con- todas las causas. Y si el género humano es al fin
curso, la firmeza de los magistrados, el valor y el llamado á los goces de la libertad, que ella con-
patriotismo de la guardia nacional y del ejército, solide para siempre el orden y el reposo, que es la

la sabiduría de la nación, ilustrada sobre el peli- primera de todas las aspiraciones y de todas las

gro de las ilusiones, que desearían propagar los ecsigencias.

que atacan á la libertad pretendiendo defender- He elogiado á Luis Felipe como hombre, co-

la, y así aseguraremos el orden constitucional y mo ciudadano y como rey. La imparcialidad


nuestros progresos en la civilización. Pondremos histórica demandaba de mí que no sacrificara á
un término á las revoluciones, y cumpliremos el mis íntimas convicciones republicanas la verdad
voto de la Francia." y la justicia. Pocos son los Aurelios y larga las
orden consti- lista de los Calígulas y Nerones. Por esto, los
La Francia quiso otra cosa, y el

Los hombres que respetaron á la virtud aun subidos


tucional desapareció. Sic erat in fatis. re-
en el trono, dignos son de que la generación pre-
publicanos del Nuevo-Mundo elevamos al cielo
sente los recomiende al juicio de la posteridad.
nuestros votos mas ardientes, para que ésa gene-
Julio 28 de 1849.
rosa nación consolide un gobierno republicano
sin violación de los principios tutelares de toda Jóse María Tornel y Mendivil.

xxmU hí @^$éíí

La común, tan sa-


historia de Narciso es tan apariencias. Pero creedme, lectores, su número
bida, tan popular, que puede asegurarse no hay es bien crecido; y si hay pocos, que á las claras

quien la ignore. Como sucede con todos aque- indiquen la superioridad que creen tener sobre
llos nombres que los idiomas han adoptado pa- los demás, hay muchos, muchísimos, por el con-

ra la espresion de ciertas ideas, el de ese ser trario, que, aunque se encubren con la capa de la

enamorado de sí mismo, se repite cada vez que modestia, y se ocultan diestramente bajo la ca-

se encuentra otro que se le parezca. Y así como reta del disimulo, obedecen allá en su interior á

á un hombre que desvaría en tratándose de cier- los impulsos de un amor propio ecsagerado. Y
to punto, se le dice Quijote; así como á un aman- no os figuréis tampoco que tal vicio solo se en-

te,de una ternura y caballerosidad á toda prue- cuentra en la mas hermosa mitad del género hu-

ba, se le llama Agapitos; así como á uno de esos mano, en las mugeres, que debieran ser mas pro-
entes afeminados y ridículos, que pertenecen al pensas á esa ridiculez vituperable: no, en esa
secso masculino por un yerro de la naturaleza, se parte caen en la culpa ellos y ellas: los dos sec-
les da el nombre de Macías, así también al que sos se sienten á porfia atacados del mismo mal,

no tiene otro ídolo que la vanidad, al que ena- y el mundo está lleno de Narcisos y Narcisas.
morado de sí mismo, se complace en admirarse y Ahora ecsaminándolo bien, preciso era que

preferirse á los demás, se le bautiza con justicia fuese así. La vanidad es la imagen de Proteo:
con el epíteto, no muy honroso á la verdad, de puede tomar mil formas, disfrazarse con infini-

Narciso. tos ropages. La imaginación misma apenas al-

Y por desgracia ¡cuántos Narcisos no hay en canza á seguirla en sus interminables trasforma-
el mundo! Si á primera vista no aparecen tan- ciones.

tos, es porque algunos, á lo menos, salvan las

TOM. II. — VI. 17


126 LA FUENTE DEL DESENGAÑO.

Echemos una rápida ojeada á algunos tipos, ecsistido en todos tiempos y naciones, desde
que confirmarán nuestras observaciones. Homero hasta Lamartine.
Preséntase en primer lugar aquel general jó- El pobre poetastro es un Narciso literario.
ren, presuntuoso, fanfarrón Sin estudios pre-
paratorios de ninguna especie, sin la capacidad Algo mas á lo lejos sevislunbra á.una dueña
natural que suele suplirlos, y que elevada á un quintañona, que se asemeja á una reliquia- viva
alto grado constituye el genio de los grandes ca- de los tiempos de Revillagigedo. Su edad no
pitanes, nuestro impávido guerrero, D. Pomposo la sabemos á punto fijo; pero no puede bajar de
Rompe-Filas, no ha hecho ninguna campaña en los sesenta á los cincuenta y cinco años. Famosa
que el buen écsito se haya debido á la sabiduría por su hermosura en la época de la guerra de la
de sus combinaciones. Derrotado las mas veces, independencia, era in diebus illisXa, reina de la&
vencedor unas cuantas, gracias á los caprichos de damas. Su reinado ¿ay! pasó como tantos otros
la veleidosa fortuna, en todas partes ha dado que parecian sentados en bases mas sólidas: su
pruebas el soi-clisant héroe de una proverbial trono efímero é instable sucumbió al impulso de
ineptitud. Pues bien, á pesar de todo, no da su los años, como los de las viejas monarquías al
brazo á torcer, y se tiene por una notabilidad embate de las pasiones populares. Pero la tris-
de primer orden. Alejandro, Anibal, César, el te matrona, que compara su suerte a la de Car-
Grran Federico, Napoleón, son á su lado niños los I, Luis XVI, Carlos X y Luis Felipe, no
de teta. pierde aun ea su destierro la esperanza de reco-
Ese general ¿quién lo duda? es un verdadero brar su desconocido imperio; y^en vano el espejo
Narciso. le amonesta con sus elocuentes lecciones, presen-
tándole el horripilante pié de gallo y las arru-
Mas allá aparece un infrascrito de larga mele- gas de su tez; en vano le anuncian su procsimi-
na, de barbas espesas y aborrascadas, como las dad á la tumba, la tos, las reumas, los temblores
de Sancho; de mirar torvo, de semblante pálido, y otros alifafes: ella persiste en creer en otra es-
de ojos hundidos y mejillas huesosas. ¿Quién es pecie de resurrección de Lázaro; y como los ju-
ese desgraciado, que parece salido de una tumba? díos la venida del Mesías, espera ella la pre-
Es un aspirante á trovador, un maniático que sentación del joven ardoroso que se ha de decla-
cree hacer versos, porque hace renglones des- rar su amante, para conducirla al ansiado templo
iguales: uno de esos poetas que llama de aluvión del Himeneo.
el festivo Bretón de los Herreros. Ese es el des- La ilusa anciana es conocida en el mundo por
venturado Aniceto Clarin. Sus hazañas son las Celedonia: su verdadero nombre es Narcisa.
siguientes: Ha compuesto millares de versos
con la fecundidad de Lope de Vega, y ni el mas
triste periódico quiere publicar una sola cuarteta
En el último término del cuadro que presenta-
mos al lector, se dibuja la figura de una román-
suya: en las tertulias, en los banquetes, en los
tica, personage anómalo, como ciertos viejecillos,
dias de campo, recita velis nolis sentidas ende-
que no han abandonado aun el calzón corto y
chas, picantes sátiras, ó composiciones festivas
la coleta, rinde aun tributo á una moda que ya
que duran una hora; y cuando al salir de su es-
pasó, sin dejar casi ningún recuerdo vivo de su
tasis, abre los ojos, se encuentra con que han
ecsistencia. Lucrecia hace el papel mas ridícu-
emigrado todos sus oyentes: tres piezas dramáti-
han sido desapiadada- lo en la sociedad. Su palidez estremada descu-
cas que ha dado al teatro,
bre de á legua la cascarilla, y no hay quien crea
mente silbadas. Pero ni por esas se aflige el au-
en un romanticismo á prueba de agua. Sus con-
tor: recuerda que
vulsiones, sus ataques de nervios, sus desmayos,
"Siempre al mérito
se estrellan en la fría incredulidad de los espec-
PersijTue la envidia iniin."
tadores. Si está triste, la burlan; si llora, pi'o-

Se recrea con pensamiento de que casi todos


el voca la risa de los demás; si se queja de que es
los grandes hombres han sido víctimas de mil desgraciada, le responden con una chufleta; si ha-
casualidades; se consuela, por último, con que si bla de su misión en este mundo, le dicen que es
entre sus contemporáneos no, en la posteridad la de ponerse en ridículo; si se queja de que no
al menos eclipsará la gloria de cuantos vates han la comprenden, no recibe otra respuesta que la
LA FUENTE DEL DESENGAÑO. i 27

de una insultante carcajada. Tales desengaños estamos en esa parte mas adelantados que los an-
ao bastan, sin embargo: superior su alma á tan y que entre nuestros modernos elegantes
tiguos,
repetidos chascos, apela al recurso del estoicis- hay quienes pueden apostárselas, en afeites y
mo y manoseadísimo impavidum ferient rui-
al presunción, á los mas peripuestos de otras épocas.
ncB. Por mas que los otros bagan y digan, su Dígalo si no Nachito Macasar, que es un mo-
convicción, profunda é inalterable, como si se delo en su género. Jovencito aun, sin pelo de
tratase de una verdad matemática, no le permite barba en la cara, bonito si los hay, con solo que
dudar de que llama mas que nadie la atención, se endosase un trage del secso con el que aspira,

de que todos están prendados de su gracia, de á identificarse, pasaría por una de las señoritas
que la sociedad entera la tiene como un modelo mas guapas de nuestra sociedad. Con todo, en
de ternura y sen-si-bi-li-dad. su trage de hombre, no deja de ser quien es,

Si entre los locos hay Narcisos, nadie puede porque salvando los límites del aseo y la limpie-
disputar á Lucrecia la preferencia al sobrenom- za, que nunca pueden recomendarse demasiado,

hve de Narcisa. ha tocado en el estremo de la afectación, que es-

tamos tentados de proclamar peor que el de la


dejadez.
Detengámonos aquí: como ya lo hemos dicho,
Nachito gasta siempre dos horas en el tocador;
son tantas las faces que presenta la vanidad, que
y como acostumbra vestirse varias veces al dia,
jamas terminaríamos si hubiésemos de seguirla
ha hallado el modo de enMlear con provecho el
paso á paso. Acabemos solo nuestros bosquejos tiempo que, como todo e^mundo sabe, es lo mas
con el de la vanidad mas insulsa de todas, al ha-
precioso que tenemos. Y si bien lo consideramos,
blar de la cual, bien pudiéramos poner, como tes-
no podemos tachar de tardo ni pacífico á Nachi-
to de predicador, aquellas sabias palabras del
to, porque no es tan sencillo, ni se hace así como
gran San Bernardo:
quiera, eso de arreglarse la esplendía, luenga y
"¡O vanitas vanitatum aceitosa cabellera ó melena, que termina en un
et omnia vanitas!" profuso riso circularj de meterse sus estrechas
botas, parecidas á las que tanto hacian rabiar al

bonazo de Don Frutos Calamocha; de calzarse


Entre todas las pequeneces que ensoberbecen
sin romperlos ni ensuciarlos los albos guantes de
el corazón del hombre, lleno de miseria, ninguna
cabritilla, de pintarse con cosmético la parte del
hay, carísimos oyentes, ó sea lectores, que parez-
rostro que queda entre la nariz y el labio supe-
ca mas despreciable á los ojos de la razón y del
rior, y sobre todo, de apretarse el famoso corsé
buen sentido, que la que estriba en una buena
para presentarse en público con una pulida cin-
figura, ó en la elegancia para vestir. El que á
tura.
lo menos funda su orgullo y vanidad en el ta-
Ya tenemos á Nachito en la calle. El salero
lento, las virtudes ó la ilustración, por infunda-
con que, á guisa de china, va echando mapoleo
das que sean sus pretensiones á esos dotes, no
de primer orden, lenombre de:
ha merecido el
abate tanto la dignidad humana, como el que la
"Dulces meneos." Si pasa por un balcón donde
degrada hasta el estremo de figurarse de mas
hay señoritas, aumenta sus contorsiones intole-
valor que los demás por ventajas insignificantes.
rables, aunque en compensación, cuando se en-
Por desgracia, el número de los vanidosos de esa
cuentra con un grupo de calaveras, procura an-
estofa es mas considerable que el de los de la
dar de distinta manera, por temor de que le den
otra.
villa; frase del idioma de los cócoras, que equi-
La afectación en el hombre, ó por mejor decir
vale en castellano á sumir el sombrero de un pu-
la afeminación, es un vicio intolerable. Y á ese
ñetazo.
paso vemos, no de ahora, sino de mucho tiempo
Pero, señor, ¿cómo tolera la policía laecsisten-
atrás, que no puede llamarse avis rara como el
cia de esos hermafroditas, que son un atentado
fénix, esa casta de seres anfibios, que eran desde
ambulante contra las buenas costumbres? No ,

en tiempo de Séneca
comprendemos este misterio; pero lo que sí pode-
"Coma et barba nítidos; mos asegurar, es, que si tales mozalvetes son vis-
de capsula totos."
tos con desprecio por la gente sensata, como és'

Preciso es confesar, aunque con dolor, quo no ta uo es de lo mas abundante, aquellos no en to-
128 LA FUENTE DEL DESENGAÑO.

das partes hacen un papel ridículo; y, nos atre- cia. Huyeron primero los que tenian remordi-
veremos á decirlo, por mas que en ello veamos un mientos, no tardando en imitarlos los que no que-
escándalo, una profanación, un horror, á mas de rían descubrir sus defectos ocultos.
un Nachito Macasar conocemos célebre por sus Rosita habia oído hablar de la dichosa fuente
conquistas amorosas. El hecho no tiene duda, desde su niñez, y le habia cobrado al principio
si bien hay que convenir en que, mugeres que se ese terror involuntario que infunde todo lo ma-
prendan de semejantes bichos, es necesario que ravilloso. Pero la curiosidad disipó poco á po-
tengan el gusto mas estragado del mundo. co sus temores: entráronle vivos deseos de hacer
la esperiencia, que á tantos habia servido ya de
Las hijas de Eva no se quedan atrás de los
doloroso desengaño; y avivólos su misma vani-
descendientes de Adán, en ese género de vani-
dad, porque la candorosa niña no se figuraba te-
dad de que últimamente hemos hablado; pero, lo
ner defecto alguno, y se vanagloriaba de salir ai-
repetimos, el bello secso tiene escusa hasta cierto rosa del lance, formando escepcion á la regla ge--
punto, cuando se ve que lo iguala, si no lo esce- neral. Ello es cierto que habría sido un triun-
de, el secso que se denomina feo. En una muger fo capaz de enorgullecer al mas modesto, el de
es disculpable la afectación; en un hombre es in- que la fuente no hiciera una de las suyas.
tolerable. Estos, pues, son los que deben sacar Llena, pues, de resolución, una hermosa maña-
mas provecho de la siguiente breve relación, á ñana del mes de Mayo se encaminó Rosita al si-
la que el lector puede llamar á su antojo histo- tio encantado. Penetró en el temible recinto;
ria, anécdota, cuento^Bejemplo. acercóse á la fuente, inclinóse para verse en
ella. . . .y al punto cerró los ojos profiriendo un
Vivia en un lugar, de cuyo nombre no quere- grito de espanto. No era para menos lo que aca-
mos acordarnos, una hermosa joven llamada Ro- baba de observar. Sin embargo, haciendo uso
sita. No habia en veinte leguas á la redonda de un último resto de valor, se arrodilló (véase
otra muger que pudiera competir con ella, ni en
la adjunta estampa); se apoyó en un banco de
.

la belleza de su rostro, ni en la delicadeza de césped; volvió á inclinarse, y percibió entonces


sus formas, ni en su elegancia para vestir. El en la apacible y cristalina linfa, no ya uno, sino
único mal que produjeron tales cualidades, á las
dos objetos á cual mas horroroso. Las imágenes
que debia mil agasajos, fué el de que la vanidad que presentaba el agua, en nada se parecían al
introdujera su ponzoña en aquel tierno corazón, angelical semblante, al airoso cuerpo, al seductor
dominándolo completamente. Rosita descuida- atractivo de la joven.
ba las faenas domésticas; despreciaba las venta-
La lección no fué perdida para Rosita, que des-
jas de la educación, y solo pensaba en que su
de aquel dia tuvo á raya un amor propio, que to-
hermoso semblante apareciera cada dia con nue-
caba ya en ecsagerado.
vos atractivos, y en que sus trages, variados
hasta lo infinito, llamasen la atención pública por
. Sin necesidad de ir hasta la Fuente del Des-
lo esquisito de de que se componían, y
las telas
engaño, todos tenemos en nuestra propia con-
la gracia con que los arreglaba á su seductor
ciencia un espejo igualmente franco, que por lo
cuerpo la habilidad de las modistas. común no nos es útil, porque cubre los ojos de
En ese lugar á que nos referimos, habia un si-
nuestro entendimiento una venda que se lla-
tio encantado con nombre de: "La Fuente del
el
ma vanidad. Si esa venda cayese, y fijásemos
Desengaño." Llamábase así, porque cuantos se la vista en aquel espejo, nos convenceríamos de
veian en sus aguas, contemplaban al punto re-
que muy á menudo sucede, como con Rosita, que
tratadas en su semblante sus imperfecciones y
bajo una corteza hermosa se oculta un interior
defectos morales. No solo descubría aquel des- ridículo, repugnante y deforme.
cortés espejo los que bien se conocían los curio- (Escrito para el Álbum.)
sos, sino aun aquellos que les ocultaba el amor
propio, Y como no es de lo mas agradable que PENSAMIENTO.
digamos, eso de tener que avergonzarse de sí La buena conciencia es una ficha de consuelo,
mismo, pronto se cobró tal terror á la fuente, que el tiempo, por mas hábil jugador que sea, no
que no habia ya quien quisiera hacer en sus cris- puede ganarnos.
talinas ondas una cipecie de ecaámea de concien- Mme. de Lambet-

Entre perfumes se duerme Admiración del pagano


Zelinda, la niña de oro, Y del proscrito sabino.
De los Califas tesoro, Objeto nuevo y divino
De los Muslimes hourí. A los ojos de un inñel.

Perla en su concha cerrada,


De allá del mar del Oriente, Cuando el korán inspiróse,
La niña de blanca frente. Si hubieras tú aparecido,

La gala de su jardin. Zelinda, tú hubieras sido


El prestigio de mi ley.
Por propagarla brillado
Un árabe al pié suspira No hubiera la ardiente espada.
De su espléndido retrete: Ni ahora reinara sellada
Es un valiente ginete, Con la sangre de Ismael.
De cien potros domador.
Y mientras duerme entre aromas Ni nuevos portentos
al cielo
Zelinda, la niña bella, Usar fuera preciso;
le
El árabe se cjuerella, Bella hourí del paraíso,
Y así la canta su amor: ¿Qué mas portento que tú?
¿Qué hiciera, dime, la Arabia
Al ver esos labios rojos?
Como las aguas del lago
¿Qué hiciera al mirar tus ojos?
Tranquila duermes, hermosa;
Reposa, niña, reposa.
¿Qué hiciera al mirarla tú?
Mientras te canto mi amor.
Escucha á un árabe errante,
De cien imperios la suerte
Que á tu reja se querella:
Pendiente está de tus ojos,
Yo soy valiente, tú bella;
Y de esos tus labios rojos •
Hijos somos del amor.
La suerte de tu amador. Conmigo ven al desierto;
Allí es dó se goza, allí

Yo soy valiente, y soy libre Bajo una palma, no aquí


Como el turbión desatado; En esa estrecha prisión.
El desierto me ha engendrado,
Y soy un creyente fiel. ¿Ni qué pierdes? Las riquezas,
En cien batallas blandiera El amor de los Califas,

Contra el cruzado mi alfanje, Flores, bañes y alcatifas,

Y de su altiva falange ¿Son algo sin libertad?


Marchitar supe el laurel. Ven con mingo, ven conmigo,
y Al desierto, niña de oro,
El árabe su tesoro
Y
del Oriente mil bellas Te aclamará y su deidad.
Deben su honor á mi acero,
Que si soy bravo guerrero, Allí seremos los reyes
También cumplido galán. De las arenas ardientes,
Yen mi apostura garboso, Y los vientos, obedientes
Talle erguido y altanero. Vasallos nuestros serán.
Como los ciervos ligero Nuestros bienes, una yegua,
Y de arrogante mirar. Y un alfanje, y una tienda:
Serás de un libre la prenda;
Seré tu esclavo, ¿qué mas?
Y tú, mi Zelinda, tú eres
Risueña ilusión de un poeta, P. LOZADA.
Inspiración del profeta. Puebla, Abril 23 de 1849.
El tesoro del harem. (Escritos para el Albiim.)
:

.^siSlSl^^c^ &DÍe^avl^lo 'W^iima^.^"^^

En tomo primero del Álbum tuvimos el


el des, os lo diré. Es una cierta cantidad de piedras

gusto de dar á conocer á nuestros lectores algu- colocadas las unas sobre las otras de una manera
nos trozos de una de las últimas obras de este mas ó menos caprichosa, mas ó menos fantástica,
distinguido escritor, y para nosotros acaso la y que todos los viajeros ven unos después de los
mas interesante, pues mucbas de nuestras cos- otros, conducidos por un cicerone que refiere á to-

tumbres son idénticas á las españolas. dos la misma historia, que ellos escriben á su vez
Ahora que nos han llegado los tres últimos to- de una manera uniforme ó diferente, con mas ó
mos, hemos escogido algunos fragmentos que nos menos belleza. ¡Felizmente hemos carecido no-
parecen estremadamente bellos, y que serán tan sotros de un cicerone!
bien acogidos por nuestros suscritores como la Las curiosidades de toda la ciudad, y que to-
descripción de la corrida de toros, á que asistió do el mundo ve, se componen del Alcázar, de la
Dumas en Madrid. Catedral y de la Casa de Pilato.
Si nuestro periódico tuviese alguna mas osten- Permitid, señora, que en veinticinco líneas os
sión,y no conociésemos la necesidad que hay de dé una idea general de la historia de Sevilla.
que cada número tenga la mayor variedad posi- Sevilla, en español, como vos lo sabéis, pero
ble, seguiríamos á Dumas en su espedicion por en latin, Hispalis, como probablemente no lo sa-
Granada y Córdoba; pero esto importarla la tra- béis, fué visitada hace cosa de dos mil años, por
"^
ducción casi íntegra de los tomos 3. "^
y 4. cuatro viageros, que en esa época se llamaban, y
nos contentaremos con tomar solo lo relativo á que aun se les nombra hoy, Strabon, Pomponio,
Sevilla, llamando la atención de nuestros lecto-^ Melé Plinio y Ptolomeo.
res sobre la bella y animada descripción que ha- Ya en tiempo de Strabon, Sevilla era una an-
ce Dumas de los bailes españoles. tigua ciudad, sobre cuyo origen se disputaba sin
Dumas está ya en Sevilla, y sajpen nuestros lec- saber positivamente á quién atribuir su funda-
tores escribe con sencillez y naturalidad todos ción.
los incidentes de su viage á una señora de París. Hasta año de 711 Sevilla obedeció á los
el
Su hijo Alejandro, que, como su padre, escribe ya reyes Godos. Vos sabéis la terrible historia de
novelas; Maquet el literato, Geraerd el pintor y Don Rodrigo y de la Cava, de la cual se po-
Desbaroles el cazador, lo acompañan siempre, y dria hacer una buena tragedia, si todavía se usa-
él no los olvida un instante en sus narraciones, ra hacer tragedias. Los moros tomaron h Sevi-
haciendo que el lector conciba tanta amistad por lla en 711, y el sultán de Córdoba nombró un
como si fuesen sus conocidos antiguos. Oi-
ellos
gobernador. En 1144 Sevilla, que como las ra-
gamos á Dumas. nas de la fábula, querían tener un rey, convirtió
Sevilla 1 2 de Noviembre.
á su gobernador en un rey. Por su parto, el
He empleado el dia en visitar las curiosida- sultán de Córdoba quiso dominar á Sevilla, lo
des de Sevilla, y voy á daros cuenta de mi escur- cual, visto por ésta, se insurreccionó; y uo que-
gion: riendo ser presa de Córdoba, dominó á Córdoba.
Si no sabéis lo que se entiende por curiosida- Las cosas estuvieron en tal estado hasta que
DE parís a CÁDIZ. 131

Fernando II, rey de Castilla y de León, habien- Este hombre es Don Pedro el Cruel, ó mas
do tomado á Córdoba y á Jaén en 1236, Sevilla bien dicho, Don Pedro el Justiciero.
se aprovechó de esta circunstancia para conver- Sevilla está llena aun de sus recuerdos, como
tirse en una república. Como lo veis, señora, Roma de los de Nerón. Un solo hombre podria
Sevilla habia probado de todo: colonia en tiempo disputarle la palma de la popularidad, y es Don
de los romanos, reino bajo el dominio de los Gro- Juan de Maraña.
dos, califato durante los sultanes de Córdoba, é
En la plaza se os enseñará el lugar donde el
alcalde mandó decapitar la estatua de Don Pe-
imperio bajo ííus propios sultanes: restábale es-

perimentar
dro. En el Alcázar se os mostrará el sitio don-
la república y gobernarse por sus pro-
pias leyes. Ignoro si Sevilla se gobernó bien ó
de Don Pedro mandó cortar la cabeza á Don
Fadrique; esa cabeza, que su perro, según di-
mal, y lo único que sé, es, que diez años después
cen los romances, arrastró por los luengos cabe-
de haberse convertido en república, Fernando II,
que pasaba por ella, la tomó al pasar.
llos, y delante de la cual retrocedieron todos los

cortesanos y el rey mismo.


Este acontecimiento fué el 23 de Noviembre
Los baños árabes, admirablemente conserva-
de 1248. Desde esta época Sevilla no ha de-
dos, y en los cuales la imaginación cree que aun
jado de formar parte de los Estados del rey de
nadan las sultanas, son los baños de Doña María
Castilla.
Padilla.
Es verdad que bajo el dominio de los reyes Los jardines están ordenados según el gusto
de Castilla no ha prosperado. Cuando, como he- antiguo francés, y llenos de fuentes, de rocas, de
mos tomó Fernando en 1248, salieron
dicho, la chorros de agua, que forman guirnaldas y dibu-
moros ó judíos, y se
trescientos mil individuos jos, y maravillosas flores, y copados naranjos.
retiraron á Granada y á la África. En 1526 La iglesia fué construida en el siglo XV. La
se contaban todavía ciento veintiocho mil habi- Giralda, de la cual se podia hacer un campana-
tantes. En fin, en el siglo XVII se ocupaban rio, determinó, sin duda, el lugar de su coloca-
solo en las manufacturas de seda ciento treinta ción.
mil personas de ambos secsos. La magnificencia de esta iglesia está reasumi-
La espulsion de los moros comenzó á causar la da en esta frase de su fundador:
despoblación de la ciudad, y la ruina de las ma- "Edifiquemos un monumento que haga creer
nufacturas las consumó. Hoy Sevilla conten- á la posteridad que estamos locos."

drá noventa y seis mil habitantes y once mil Ah! no tenemos nosotros concejos municipa-
ochocientas casas. les demasiado sabios para formar un programa

Pero Sevilla, con todo y esto, no es una ciu- semejante. Así, es probable que nunca tenga-
dad triste. Si se consume, se consume cantando; mos una Catedral como la de Sevilla.
y si va á la tumba, que se abre para las naciones Figuraos en la imaginación todo lo que los
como para las ciudades, y para las ciudades co- persas, los hindous, los árabes y los byzantinos
mo para los individuos, conduce ella misma ale- hayan podido edificar de mas elegante, de mas
gremente su propio funeral. fino,de mas atrevido, y todavía no tendréis una
De todas sus pasadas grandezas, Sevilla, como idea del conjunto que presenta el templo. Eu
lo hemos dicho, no conserva mas que tres monu- medio del coro se eleva una especie de palo de
mentos. navio,y buscáis en vano cuál es su objeto antes
El Alcázar, construido por los sultanes moros; de adivinar que este palo de navio es un cirio
la Catedral, construida por los reyes católicos; pascual. Pesa dos mil cincuenta libras. El can-
la casa de Pilato, edificada por un antecesor delero que lo soporta, parece el pedestal del edi-
probablemente de los duques de Medina-Celi. ficio; es de bronce, é igual al candelabro del tem-
Comencemos por el Alcázar. A Giran señor, plo de Jerusalem. Se queman en la Catedral
grande honor. anualmente veinte mil libras de cera, y veinte
El Alcázar de los reyes moros no ha conserva- mil de aceite: solo para las misas se gastan diez y
do ningún recuerdo morisco, porque un hombre, ocho mil setecientas cincuenta libras de vino. Es
penetrando por el umbral, ha fijado todos los menester considerar que la Catedral tiene ochen-
recuerdos del pasado y podria añadirse del por- ta altares, y en cada altar se dicen diariamente
venir. misas, es decir, sobre quinientas misas.
132 DE parís a CÁDIZ.

En verdad que en un lugar semejante no hay cancía que elaboran, son muy solicitadas de los
necesidad de ponerse de rodillas para humillarse contra-maestres, y casi nunca faltan á las corri-
delante del Señor. La obra sola del hombre ano- das de toros, donde se las ve del brazo de un mi-
nada al hombre. litar ó de un marino, fumando garbosamente un
Cuando se piensa que cada uno de estos alta- cigarro, que pasan á su amante después de haber
res tiene, por lo menos, un cuadro de Murillo, fumado la mitad de él.

de Yelazquez, de Zurbarán y de Alonso Cano, Al regresar al hotel, pasamos por el Hospicio


casi se ve uno tentado de dudar de la realidad En de este hospicio
de la Caridad. la iglesia
que ve.Olvidaba, señora, mencionar ochenta y están dos obras maestras de Murillo. Moisés,
tres ventanas con vidrios de colores, pintados por tocando la roca con su vara, y la multiplicación
Miguel Ángel, Rafael y qué sé yo qué otros. de los panes. Vos conocéis estos cuadros por los
Seria menester un año para ver la Catedral de grabados que tenemos en el museo; pero lo que
Sevilla de la manera que merece ser vista. vos no conocéis, son esos cuadros de Valdes, que
La casa de Pilatos es, como he dicho, un edi- se hallan en la misma iglesia. Toung, que ha
ficio particular. Una tradición popular refiere que escrito sus noches tristes, y Orcagna, este gran
esta casa fué construida bajo el mismo plan de pintor, poeta, que ha trazado en las paredes del
la que eesistia en Jerusalem, y á la cual fué lle- Campo Santo de Pisa el triunfo de la muerte,
vado Jesu-Cristo. En consecuencia, se enseña eran dos charlatanes en comparación de Juan
á ventana del Ecce-honio y el rin-
los viajeros la Yaldes.
cón donde cantó el famoso gallo, que tan terrible No intentaré daros á conocer los cuadros de
influencia tuvo en la fe dudosa de San Pedro. Juan Valdes. Tengo muy poca afición á todos esos
En ninguna parte habia visto tan bellas por- misterios de ultra-tumba que nos revela, y toda
celanas como las que tapizan las paredes de la esa numerosa generación de gusanos que tiene el
casa de Pilato. germen de la vida en nuestro pobre polvo huma-
En el número de las curiosidades de Sevilla, no,y que nacen después de nuestra muerte, es-
he olvidado hacer mención de la fábrica de taba- tán perfectamente en el lugar donde por lo re-
cos. Es un inmenso edificio, donde se manufac- galar, es decir, cubierto por seis pies de tierra,
turan las tres cuartas partes de puros y cigarros para que yo haga penetrar hasta ella el menor
que se consumen en España. Hay cincuenta y rayo de Sol.
tresempleados superiores; cincuenta y un subal- ¿Por quién fué fundada esta iglesia y este
ternos y mil trescientas jornaleras. convento?
Os he hablado de las lindas muchachas del Por Don Juan de Maraña: sí, señora, por Don
Manzanares, ocupadas en arrancar los 2>istilos Juan de Maraña, á quien conocéis, y á quien yo
del azafrán, que se presentan risueñas á los via- he trasladado á la puerta de San Martin (*). Vea-
jeros con sus ojos negros, sus dientes blancos y mos por qué motivo se hizo esta fundación.
sus dedos amax-illos; pues bien, el ruido que ha- Una noche salia Don Juan Mucha di-
cen, es nada en comparación del de la fábrica ficultad tendría por cierto para deciros de dón-
del tabaco. de salia; pero podréis figuraros que salia de un lu-
Imaginaos mil trescientas muchachas de diez gar muy malo, cuando encontró un entierro que
y seis á veinticinco años, riendo, charlando, fu- se dirigía á la iglesia de San Isidro.
mando como soldados viejos, y mascando tabaco Don Juan era muy
y sobre todo, cuan-
curioso,
como marineros. En efecto, la administración. do estaba borracho; y en esa noche Don Juan
ademas de los jornales, que suben á cinco ó seis habia querido comparar cabalmente los vinos de
reales diarios, les permite tomar tanto tabaco, Italia con los de España; y después de vacilar,
cuanto pueden fumarse mientras trabajan. declaró, bebiéndose de un sorbo la botella de
Comprendereis también que este oficio, ejerci- Chipre, que los vinos de la Grecia eran los mejo-
do por mil y quinientas muchachas, cria una es-
res. Don Juan, pues, cuya curiosidad estaba en
pecialidad en la población. Se dice las cigarre- esa noche ecsaltada, preguntó cómo se llamaba
ras de Sevilla, como se dice las manólas de Ma- en vida el pecador que conducian á la tumba.
drid, ó las grisetas de Paris.
Las cigarreras, merced á la facilidad que tie- (*) Dumae ha compuesto un drama fantástico titulado:

nen de embolsarse cada dia un poco de la mer- Don Juan de Maraña.


^^

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Lüo.^.. i? C.rimpliiü
DE PAEIS A CÁDIZ. 133

— Se llamaba el Sr. Don Juan de Maraña, le clinó el rostro en tierra. La mañana siguiente
respondieron. se le encontró desmayado en el pavimento de la
Comprendereis, señora, que la respuesta sor- iglesia.

prendió á nuestro hidalgo, que se creia realmen- Es verdad que Don Juan estaba acobardado
te vivo, y tenia para ello poderosas razones. No por una aventura que habia precedido á ésta.

se convenció, pues, de la respuesta, y detuvo el Una noche que venia por el barrio donde se
entierro. Era una cosa fácil, pues en Italia y en eleva la torre del Oro, y que se habia apagado su
España se enterraban, entonces como hoy, los cigarro, notó del otro lado del rio, muy ancho en
muertos con el rostro descubierto. una persona cuyo cigarro ardia y bri-
este lugar,
Los conductores obedecieron, y bajaron el llaba como una estrella cada vez que lo fumaba.
atahud al suelo. Don Juan se inclinó á ver la Don Juan, acostumbrado á que nadie resistiera
cara del cadáver, y se reconoció perfectamente. á sus caprichos, gritó al fumador, ordenándole
La cosa le disgustó. Don Juan vio en este que pasara el Gruadalquivir y le diera la lumbre.
acontecimiento un aviso del cielo, mas serio que Mas éste, sin tomarse ese trabajo, alargó el

ninguno de los que basta entonces babia recibido. ] brazo de una manera, que atravesando como
Siguió el entierro hasta la iglesia, la que encon- un puente el rio, ofreció á Don Juan su cigarro,
tró iluminada y monges de una palidez
llena de que olla á azufre.
estraña, que no hacian ningún ruido al andar, y Don Juan, á pesar de esto, no se estremeció,
que cantaban el Dies irae dies illa, con una voz sino que encendiendo su cigarro, continuó su
que nada tenia de humana. camino cantando una canción andaluza.
Don Juan comenzó á cantar con ellos, pero Este fumador era el diablo, que habia apostado
poco á poco su voz se detuvo en su garganta. con Pluton que infundirla miedo á Don Juan, y
Dobló una rodilla, después otra, y después in- que regresó al infierno furioso de haber perdido.

-e^^ ^^^
Antes de que llegara á México esta célebre bia ya sostenido con gloria el cargo de primera
cantatriz, ya se conocían algunos pormenores cantatriz en la corte británica, ejecutando con
de su vida. En el Siglo XIX se publicó una no- perfección las sublimes obras de Hayden, Mozart
ticia biográfica, de la cual, y á falta de otros da- y Beethoven. El estilo grave, clásico é impo-

tos mas recientes, tomaremos lo mas sustancial. nente de estos sublimes compositores, habia sido
Ana Bishop nació en Londres, y su educa- el objeto especial del estudio de Ana Bishop;

ción la recibió en la Academia de música, funda- pero en 1839 se dedicó esencialmente á practi-
da por el conda de Westmoreland. Sus parien- y en ese mismo año hizo
car la escuela, italiana,
tes, observando sus brillantes disposiciones natu- su primera aparición en Londres en un concierto
rales, la dedicaron al estudio del piano, bajo la dramático. Desde esa época hasta la presente,
dirección del profesor Moscfieles. Los progre- Auna Bishop ha viajado por la Europa y las
sos rápidos que hizo en el piano, confirmaron la Américas, dando conciertos y óperas en las prin-
idea que se habia concebido de sus escelentes dis- cipales ciudades, y recogiendo los lauros que to-

posiciones naturales; pero éstas se señalaban emi- do el mundo tributa al talento. Hemos visto

nentemente para el canto. El año de 1838 ha- una curiosa colección de los convites de las fun-

TOM. II VI. 18
Í34 ANA BISHOP.

ciones que lia dado en diversas ciudades durante animados; revelan pasión, fuego, vida, vigor y es-
diez años, y lo que de ella lian diclio los perió- presion infinita para el arte; su boca no es peque-

dicos. El ruso, el alemán, el ingles, el italiano, ña, pero franca; y al sonreír, enseña dos hileras

el polaco, el tártaro y el español, lian escogido sus de dientes parejos y blancos. Su cabello oscuro,
palabras mas sonoras, mas armoniosas y mas es- dividido en dos bandas lustrosas, engasta su fi-
presaras para elogiar la voz sonora, armoniosa y sonomía, y completa un conjunto de agradable
espresiva de Ana Bishop. Como la músisa es espresion, repartido en sus facciones. Ana no
el idioma del sentimiento, y este es idioma uni- es una virgen de Rafael; no es una creación de
versal, no es nada estraño que la noWeza orgu- Murillo; no es una belleza delicada y perecedera^
llosa de Europa, que la juventud guerrera de la sino la muger artista, que tiene en su fisonomía

Tartaria, y que la democracia republicana dé la marcado el ampr, el entusiasmo, los afectos que
América se hayan sentido unánimemente arre- producen en §u alma de Bellini y de
las notas

batadas de entusiasmo y admiración al escuchar Rosini. Una sola vez hemos tenido el gusto de
los dulcísimos acentos del canto de esa ave, que saludar á Ana Bishop. La encontramos de unái
tendiendo sus alas y atravesando los mares, se amabilidad y de una cortesanía perfecta. Habla
ha fijado por un momento 6 sobre las agujas de su idioma natal con estramada dulzura; el fran-
las catedrales góticas de Alemania, ó sobre las al- cés con claridady corrección; su conversación es
tas almenas de los palacios imperiales, 6 sobre animada, y sus modales amables y francos, sin
lasnevadas cordilleras del Nuevo-Mundo. Ana ser afectados ó estudiados. Viste con sencillez,
Bishop debe estar muy satisfecha de haber oido pero con gusto y elegancia, y si tiene orgullo ar-

repetir su nombre en todos los idiomas, de ha- tístico, no lo da á conocer.

ber escuchado vivas y bravos, ya en el idioma Ya que hemos hablado de su físico, hablare-

dulce y armonioso de Cervantes, ya en el lengua- mos de su voz. Nuestros lectores no encontra-


ge poético de G-oete. Durante diez años ha visto rán calificaciones tampoco compa-
científicas, ni

agruparse á su derredor á los rusos, á los aus- raciones con otras notabilidades de que ha go-
triacos, á los italianos, á los franceses, á los in- zado Mésiico. Nosotros juzgamos la música con
gleses, americanos y á los mexicanos; y la
á los el corazón; y vamos, por tanto, á referirnos a

juventud, la nobleza, la belleza misma de esos nuestros sentimientos.


paises, se han sentido arrebatadas de placer. Cinco conciertos ha dado hasta ahora en el
Ana ha escogido flores nacidas en todos los gran Teatro Nacional, Ana Bishop. El salón
climas del mundo, ya debajo de los invernáculos ha estado completamente lleno, menos en el últi-
de cristal, ya bajo del influjo del Sol brillante mo; los aplausos han sido estrepitosos, y al fin
y
de cada pieza se ha obligado á salir fuera del te-
del aire tibio y perfumado de las regiones me-
ridionales. lón á la hábil cantatriz, para darle un testimonio
En México, pais donde parece que eesisto público de cuánto es el aprecio que se hace por

adh érente é innato al carácter de la población el la buena sociedad de México de los talentos ar-
gusto por la música, y donde se cultiva por las tísticos. Los periódi-pos han espresado su opi-
señoritas con tan buen éesito, debia Ana Bishop, nión en términos favorables; y aunque se ha di-

por sus antecedentes y por su habilidad, llamar cho que sú voz está un tanto cansada, nosotros
la atención pública. Vamos, pues, en este artí- la hemos encontrado en muchas piezas, fresca,

culo, que dedicamos á nuestros amables suscri- sonora, armoniosa y con todo el prestigio nece-
tores foráneos, que acaso no verán en su vida á sario para conmover al corazón mas indiferente
Ana Bishop, a darles una ligera pero sencilla y i á las armonías musicales. Confesamos, sin em-
verídica idea de todo lo que nosotros hemos visto !¡
bargo, que si Ana ha adquirido en el tras-

y oido. curso de sus viages maestría y dominio en la es-


Ana Biflhop no es una de aquellas bellezas cena, debe haber disminuido algo aquella fuerza
blancas, inanimadas y tristes que suele producir y aquella completa frescura que siempre se nota
la Inglaterra, y que, corao los lirios de los bosques, en los primeros años en que una cantatriz ejerci-
parece que no tienen mas que un dia de vida; no: ta su habilidad. Ana se resolvió á poner en es-
por el contrario, es ."u tez fresca, limpia, tersa y cena la Norma, esa ópera cuyo argumento calca-
rosada; sus ojos son negros, estrcmadamcntc ne- do entre las agradables y poéticas mentiras de la
gros; no grandes, pero brillantes, alborotadores
4 fábula, y las verdades severas y terriUes de Ik
ANA BISHOP. 135

bistoria, ha sido uno de tos que han llamado tan- el uno es Pollion, procónsul de las Gallas, y el
to la atención del mundo, revestido, como lo está, otro Flavio, su confidente.
de las armonías, ya tiernas, ya terribles, ya apa- — ¿Por qué nos arriesgamos á penetrar hasta
sionadas del maestro Bellini. aquí? pregunta Flavio; Norma te ha dicho que
Nuestros lectores nos permitirán que sigamos los profanos encuentran la muerte en este bos-
la narración de Teófilo Gautier, y que creemos que.
poder aplicar con alguna esactitud á la represen- — Norma!
esclama Pollion espantado; no pro-
tación de Ana Bishop. nuncies ese nombre, que me desgarra el corazón,
Al levantarse el telón, el teatro representa un — ¿No nombre de tu amante, de madre
es el la

bosque druídico lleno de sombra y de terror. de tus hijos?

Gigantescas encinas contemporáneas del diluvio, —De amor no quedan mas que
ese cenizas.
elevan á las nubes sus nudosos troncos, mientras — Te habrás enamorado de pregunta á otra,

sus raices están hundidas en los barrancos del su vez Flavio asustado.
suelo. En medio se eleva la encina sagrada de — El de César
teniente ha enamorado de se

Irminsul, el coloso del bosque, y cuyos brazos se otra joven, de la sacerdotiza Adalgisa, de la cual

estienden caprichosa y fantásticamente, y presen- se cree amado.


tan alguna cosa parecida á la imagen de una di- Esta confesión
hace estremeciéndose, por-
la

vinidad implacable. Es un árbol sanguinario que teme justamente la cólera de Norma. Po-
y
feroz, que ha crecido en una tierra abonada con llion mide el abismo abierto ante sus pasos, pero
la sangre, y cuya savia contiene partículas hu- corre á él impulsado por una fuerza invisible.

manas. Da su sombra sobre la piedra druídica, Habia venido con la esperanza de encontrar á
donde sube la sacerdotiza para celebrar los ritos Adalgisa y hablarle; pero los sonidos del bronce
solemnes. sagrado anuncian que la luna acaba de brotar
A lo lejos brillan vagamente algunas luces. como la flor de plata del jardin azulado del cie-
Es de noche; se escuchan los acentos de una mar- lo; y la voz de los druidas, que acuden hacia la
cha religiosa, y se ven desfilar por el fondo las peña sagrada, obligan procónsul y á su com-
al

tropas de los galos, los adivinos y los sacerdotes. pañero á alejarse precipitadamente de este lugar
Oroveso, que es el gefe de estos últimos, ordena sagrado.
á sus fieles servidores que se dispersen por las Los soldados, los sacerdotes, los adivinos, in-

montañas vecinas para espiar el momento en que vaden bosque y rodean la piedra. Entonces
el

la luna nueva emblanquecerá el horizonte con su se presenta Norma en medio de sus sacerdotizas.

primera claridad. "Id, les dice, y aguardad el Marieta Albini ha dejado impresiones profun-
momento solemne en que resuene el bronce sa- das en el ánimo de los mexicanos. No hemos
grado. —
Vendrá Norma á recoger dé la encima podido concebir á Norma de otra manera que
el heno sagrado. —Vendrá, responde Oroveso; representada por una matrona de formas desar-
Norma mi hija la sacerdotiza, inspirada de
es rolladas y mórbidas, orgullosa con su dignidad,
Irminsul."— Los druidas piden en coro á su Dios altivay dominadora. Cuando la señorita Cosío
terrible infunda á la hermosa Sibila su aliento hizo á Norma, se estrañó á la Albini, y se estra-

profético. y les dé por su boca la orden de ester- ñó también cuando cantó Ana Bishop en un
minar á romanos, y de romper
los la tregua que concierto la aria Casta diva. Diremos dos pala-

proteje á sus odiosos enemigos. bras, y por supuesto sin entrar en una compara-
"¡Luna vengadora, apresúrate á brillar!" ción, sobre el mérito artístico délas que han can-
y si-

guiendo á Oroveso, se pierden en las profundida- tado la Norma. La que hoy puede ponerse como
des del bosque. tipo de la Norma, que es Julia Grisi, es mas
Todo el que ha visto la Norma, ha sentido el bien semejante á Chucha Cosío y á Ana Bishop,
mágico efecto de ese coro religioso, que es mas que no á la Albini; y por otra parte, según el

imponente cuando la propiedad de la maquina- asunto mismo lo indica, Norma era una muger
ria completa la ilusión. Sigamos, pues, el argu- joven, bella, aunque de pasiones fuertes y altivas.

mento. Ana Bishop aparece con un paso magestuoso,


Apenas el ruido de sus voces se va apagando con su corona de verbena en la cabeza y su hoz
.gradualmente , cuando dos hombres aparecen de oro en la mano. Su aspecto, su acccion, sus
misteriosamente embozados. Son dos romanos: pasos bien calculados, el movimiento pausado de
136 ANA BISHOP.
sus brazos, sus miradas, todo indica á la muger merosa y cortada que otras veces, la desempeñó
combatida por el dolor, por el deseo de vengan- bien y lució su voz sonora, fresca y juvenil, aun-
za, por los celos, por todas las pasiones mas ter- que le faltó acompañarla con el atavío de una
ribles. acción, que podremos llamar dramática, pues el
Sube, pues, á la piedra; levanta su brazo con mímica no nos parece muy adecuado.
epíteto de
un movimiento de inefable magestad, y corta á Como creemos que la narración habrá intere-
la planta parásita, que las jóvenes sacerdotizas sado á los lectores, particularmente á los que
recogen en unas costillas. » no han visto la Norma, continuaremos:
En ese momento se desgarran las nubes. Un El teatro representa la habitación de Norma,
rayo de luz ilumina las copas de los árboles, y la que deberla ser una casa de construcción grotes-
luna muestra la clara palidez de su rostro. En ca, y no un palacio con columnas corintias y mol-
este momento Norma canta hermosa aria que la duras doradas. La sacerdotiza, agitada, con una
comienza Casta diva, y en la cual parece que reu- tempestad en su corazón, entra y abraza convul-
nió Bellini toda la ternura y melancolía de su sivamente á sus hijos. Teme alguna perfidia,
alma. A cada nota parece que se oye suspirar alguna horrible maquinación, pues ya sabe que
la brisa nocturna entre las bojas húmedas de ro- su amante ha sido llamado á Ptoma. Queriendo
cío. Si las ideas de los colores pudiesen apli- cerciorarse, se decide á ir á buscar á Pollion; pe-
carse á los tonos, diriamos que esta aria tiene ro al salir, ientra Adalgisa temblorosa, con el
algo de un rosado suave, de un bellísimo azul ce- semblante pálido, preñado el pecho de suspiros,
leste. Los menos afectos á la música se han vis-
y de lágrimas sus ojos. Observando en los ojos
to forzados á aplaudir á Ana Bishop, y confesar de Norma una tierna conmiseración, Adalgisa le
que bay espresion y dulzura infinita en su can- describe los síntomas y los progresos de su amor
to, y mucha maestría en la ejecución dramática.
de la manera mas ingenua y mas ardiente.
Concluida la plegaria, Norma ordena que se —Pero, ¿quién es este hombre?
alejen todos. Antes hacen juramento de ester- —Es un romano.
minar á romanos, y principalmente al pro-
los
— ¡Un romano!
cónsul Pollion en el momento en que lo ordene — vedle
Sí, allí.
la divinidad. Pollion aparece á este tiempo en el umbral de
Adalgisa queda sola junto á la piedra sagra- la puerta.
da. Es allí donde vio á Pollion por la primera Norma, aterrada por esta terrible revelación,
vez,y una fuerza secreta y desconocida la obligó no se atreve á creer lo que escuchan sus oidos y
á frecuentar ese lugar. Se prosterna al pié del ven sus ojos. Adalgisa tiene necesidad de repe-
altar,y ruega á Irminsul que arranque de su co- tírselo.
razón un amor sacrilego é imposible. .. pero, .
— ¡Desgraciada, desgraciada! esclama la prO'
¿qué voz escucha? .... es Pollion. fetiza con un acento terrible.
— Aléjate! esclama la joven llena de terror; Todo el mundo conoce el efecto de este terce-
mi Dios me prohibe el escucharte. — Olvida á ese to, en que Norma, tomando del brazo á Pollion,
Dios sanguinario y celoso, Adalgisa, y ven con- le dice: ''amante sin corazón, padre sÍ7i entra-
migo á Roma, donde el amor tiene templos y la ñas.
dicha nos espera. Bellini en este trozo es acaso mas admirable
La joven sacerdotiza invoca los juramentos que en el de Casta diva. No se necesita ni en-
que ha pronunciado, la religión que la encadena, tender la letra, ni saber el argumento; basta oír
los recuerdos de la familia ¡Todo en la música para comprender lo que pasa entre
vano! Es el último grito de la virtud. aquellos tres pcrsonages, agitados por las mas
Pollion obtiene la promesa apetecida, y Adalgisa tempestuosas y horribles pasiones.
se resuelveá abandonar los antiguos bosques, Ana Bishop, con el hermoso talento artístico
donde ha crecido como una flor casta en la som- que posee, ha sabido comprender esta escena, y
bra y en el misterio. su fisonomía particularmente es en este momen-
En esta interesante escena, el público tampoco to muy interesante. Los conocedores del arte
puede dejar de recordar á la encantadora Passi; podrán en ésta y en otras escenas aplicar el es-

pero debemos decir, en obsequio de la justicia, calpelo de la crítica. Nosotros, repitiendo hu-
que aunque la señorita Mosquoixa estaba mas te- mildemente que somos enteramente iguorantca
ANA BISHOP. 137

en la música, no podemos juzgar mas que con el Esta és escena del dúo, que termina Si fin
la

corazón y el sentimiento. all ora, y que el público hizo repetir tres veces,
'

En el segundo acto, el teatro representa tam- arrebatado por la magia de las armonías de la
bién la habitación de Norma. Es de noche. En voz de Ana Bishop, que fué secundada con tan-
un ángulo duermen, en una pequeña cama, los ta esactitud por la señorita Mosqueira. Nues-
dos hijos de la sacerdotiza. ¡Pobres niños, t^||n- tros lectores nos permitirán observar que este
quilos en medio de estas tempestades, y soñando dúo, aun cuando suena muy bien á los oidos del
acaso con las flores, con los perfumes, con el Sol público, es defectuoso. La música deberla es-

y con el canto de los pájaros! presar la duda, la esperanza, el dolor, templado

Norma entra pálida, con una intención visi- solamente por un consuelo, y no la alegría ilimi-
blemente siniestra, pero revestida de esa impo- tada y la confianza absoluta, en un paso que á
nente belleza que comunica al semblante una ir- Norma deberla parecer muy aventurado.
revocable resolución. Como Psyché, tiene en la La acción se muda un instante á un lugar sal-

mano una lámpara y un puñal. No es un secre- vage del bosque, donde los hrenns ó principales

to que quiere penetrar: lo sabe todo, y el porve- gefes galos se reúnen y esperan la respuesta de
nir es mas sombrío que el presente. ¡Sus hijos la pitonisa. Este es un magnífico coro.
duermen, y al menos no verán la mano que los La decoración cambia por última vez, y repre-
hiere! Las desgraciadas criaturas no pueden vi- senta el templo de Irminsul: este Marte de los
vir, y Norma es cruel con ellos por ternura. En pueblos del Norte, este Dios sanguinario de la
las Gralias tendrán la muerte, en Roma la escla- montaña de Ehresbourg, que tenia pintada en
vitud. su coraza la figura de un oso, en su casco una
Esta escena es acaso la mas interesante del cola de Léon, y en su mano un látigo con pun-

drama: Bellini puso en boca de Norma unas no- tas de fierro para azotar el rostro de los venci-

tas tan apasionadas, tan dolorosas, que es impo- dos.

sible dar una idea de ellas. Ana Bishop en es- Norma, un poco tranquila con la promesa de
ta escena llegó á la sublimidad. Adalgisa, viene á esperarla; pero Clotilde le anun-
En el momento mismo de descargar el golpe cia que han sido inútiles sus lági-imas y sus rue-
fatal, Norma vacila, se turba, el puñal se le cae gos. Poseída de furor, esclama: "¡Que muera el
de las manos; sus entrañas de madre se conmue- traidor!" y se precipita hacia la estatua, y hace
ven. que ha concebido y cria-
¡Matar á sus hijos, resonar tres veces el bronce sagrado.
do; matarlos, cuando son la sonrisa de su triste- Inmediatamente se presentan en tropel los
za, el rayo de luz de sus noches sombrías! bardos, los sacerdotes y los guerreros.
En el momento en que
á herirlos, arroja el puñal,
se adelanta al lecho,
desolada, casi fuera
y va — ¿Cuáles son los decretos del Dios? pregunta
y Oroveso.
á llamar á Adalgisa.
de juicio, corre
— ¡Guerra, matanza, esterminio! ... respon-
—Escucha, le dice con una voz turbada; voy de Norma.
.

á morir, pero no puedo matar á mis hijos — ¡Gruerra, guerra! La Gaula tiene tantos
los confio á tí sírveles de una segunda ma-
. . . .
guerreros como encinas sus bosques. ¡Que la águi-
dre .... Llévalos con el que yo no me atrevo á la latina caiga de los cielos con las alas rotas, con
nombrar, y que sea tu esposo. las garras cortadas!
—El mi esposo? Jamas! responde Adal- .
¡Cuánta poesía hay en esta escena,
y qué bien
gisa. El cielo ha desatado mi juramento los acentos terribles de la música espresan los
es un juramento impío. sentimientos de la sacerdotiza y de los que la
En vano insiste Norma. La noble joven rehu- rodean!
sa aceptar el sacrificio de su rival; y guiada de — Tú no consumas el sacrificio; tú no designas
un movimiento de sublime generosidad, le pro- la víctima, dice Oroveso.
mete buscar en el campo de los romanos á Po- — Jamas ha le faltado sangre al altar de Ir-
llion, á quien supone alucinado un momento, pe- minsul, responde Norma con una calma ater-
ro no ingrato y criminal. radora.
— G-euerosa niña! esclama Norma abrazando Los cantos son interrumpidos por los gritos
á Adalgisa, cúmplase tu voluntad. de: profanación, sacrilegio. Un hombre ha sido
138 ANA BISHOP.

sorprendido en el asilo de las novicias; este hom- ber quedado con el corazón profundamente las-

bre es Pollion. timado.

—Estoy vengada! esclama Norma. Ana Bishop en estos momentos fué sublime:
arrebató la admiración, é hizo olvidar completa-
Oroveso irritado, levanta el puñal para herir
a1 romano, y le pregunta quién lo ha impelido á mente á Marieta Albini.
violar el asilo sagrado.
áal es la representación de la Norma, que el

de México ha vuelto á ver con mismo


—Mátame, pero no me preguntes. ico
interés, con el mismo entusiasmo, que
el

la primera
— eselama Norma; á mí me
Alejaos! toca cas-
vez. Ana Bishop fué en la noche de la Norma
tigarlo; y al tiempo de levantar la mano para he-
superior á todas las noches en que se ha presen-
rir á Pollion, vacila y se detiene, porque la pie-
tado en el teatro, y aun á lo que sus mismos admi-
dad desarma su brazo. radores creian.
— ¿Por qué te detienes? pregunta Oroveso. Algunas de las prevenciones que habia, des-
— Quiero interrogarlo; que se nos deje solos. aparecieron, porque el talento es como el Sol;

Cuando todos se retiran, Norma ofrece salvar á disipa las nieblas y resplandece, á pesar de los

Pollion si él le jura alejarse sin arrancar á Adal- nubarrones que se levantan de la superficie de
gisa de los altares. Pollion rehusa, porque prefie- las lagunas. Ana Bishop una notabi- es, pues,

re morir á salvar la vida á ese precio. lidad artística, que dejará en México recuerdos

— Tú no sabes á dónde puede conducirme mi profundos, como los ha dejado la Albini, la Cas-

furor. He levantado ya el puñal contra mis hi- tellan, la Passi y la Césari. En los conciertos

jos, y estoy pronta á matarlos. han llamado la Masna-


atención las piezas de
— Que tu odio recaiga sobre mí solo, esclama dierej Tancredo y Barbero de Sevilla, que han re-

Pollion, cuyos cabellos se erizan de espanto. Pe- velado el profundo estudio que Ana Bishop ha
ro la implacable Norma le responde que para sa- hecho en la música italiana, el dominio que tie-

tisfacerse, necesita, no una víctima, sino una he- ne en la escena, y un estilo esquisito y delicado
catombe; que los romanos serán matados á cen- en el canto.

tenares, y que Adalgisa, denunciada por ella co- Nos resta ahora decir dos palabras para con-

mo perjura, perecerá en las llamas. cluir. Hay machos que critican el entusiasmo
A estas últimas palabras Pollion cae de rodi- y aprecio con que se reciben á los artistas en
llas, y le suplica que perdone á una inocente. México. Si este es un defecto, es general hoy en
— Es tarde ya, dice Norma; quiero herirte en la mayor parte de los pueblos civilizados, ó que
el corazón de tu amante. Ministros, guerreros, están en la carrera de la civilización. ¿México es
sacerdotes, entrad. — Todos entran. frivolo porque se entusiasma con un artista? ¿Y
—Voy á entregar una nueva víctima á vuestra por qué no es frivola toda la Europa, que se ocu-
cólera. Una sacerdotiza perjura ha ultrajado á pó mucho tiempo de la Polka y de la Mazurca?
los diosesy traicionado á la patria. El mundo es así, y la música ha de tener siem-
—¿Dónde está? preguntan todos. Norma, an- pre un dominio poderoso en el corazón humano.
tes de responder, mira á Pollion, queda un mo- Los leones y los tigres venian sumisos á escu-
mento indicisa, y de repente responde: char las armonía,s de la lira de Orfeo. Los fero-

Soy yo, soy yo: preparad la hoguera. ces castellanos de la edad media se estasiaban

El coro responde asustado: con los cantos de los trovadores: la sociedad mo-

¡Norma es culpable! derna delira por la música de Ptosini, de Bellini
Oroveso queda anonadado con esta terrible re- y de Verdi.
velación. Nosotros, amantes de las artes, persuadidos
Pollion, arrepentido, siente encender en ese que el talento tiene por patria el mundo, y que
mismo momento la llama del amor en su corazón. donde quiera que se encuentre, se debe saludar
Norma pide pordon á su padre, y le recomien- con aprecio y respeto, hemos consagrado estas lí-
da á sus hijos. neas como un testimonio sincero que tributamos
El velo fúnebre cubre á lu infortunada y gene- al mérito artístico de Ana Bishop.
rosa sacerdotiza.
Agosto G de 1849.
Esta escena mas patética del drama. Be-
es la

llini, después de componer esa música, debió ha- M. Payno.


ep^
A. mi a,ini£'o I>. Cruillernio Prieto.

La luna, entre la sombra y el sosiego.

Sacó del mar sus formas ruborosas.


"La múger qué ine disté por com-
pañera, me dio del árbol y comí."
Pueblan peces el piélago, distintos,
El Génesis.
Y el ancha esfera voladoras aves;
La tierra árida era: la tiniebla Del bosque en los hojosos laberintos
Alzó la fiera sus acentos graves;
Sobre el abismo lóbrego rodaba:
El rugido del mar los aires puebla; Pero este mundo plácido, risueño,

Todo en sus negras ondas se anegaba. Que por el éter va, no tiene dueño.
¿Eué tu intento sacarlo del abismo,
Y de Dios el espíritu allá en tanto,
Por el espacio va, tendido el manto: Y el lustre dar que de tu mano cobra
Llega de Oriente á la región sombría; Solo por verlo y admirar tu obra,

El velo rasga de la noche impura, Cuando ¡Señor! te bastas á tí mismo?


Y, á su sonoro acento de dulzura,
En los brazos del alba nace el dia.
—A Adam mirad, por el Señor formado
A imagen suya: la espaciosa frente
El genio nos revela destinado
Brilló el cóncavo azul del firmamento,
La creación á dominar potente.
Y volviéndose Dios al océano,
Gruarda en su virgen alma la inocencia
Un lecho dióle de arenoso asiento, Que le acerca de Dios á la presencia:
Y lo enfrenó con poderosa mano; Ageno aun á los terrenos lazos.
Y vistiendo las áridas montañas Tiene para su dicha en su carrera,
De verde yerba, las flecsibles cañas
Tiene para domar pez, ave y fiera,
Dio á los. valles y el árbol arrogante: Paz en el corazón, fuerza en los brazos.
Dio aroma y voz á la impalpable brisa;
Ser á la flor que apareció indecisa; En tanto elevan su primer aroma
Ser de los astros al tropel brillante. Las y su cántico las aves:
flores

Del hondo valle á la empinada loma


Yenus, dudosa, al esconder la frente, Ora discurren céfiros suaves,
Fué de la luz el precursor divino, Ora se callan, y su voz los rios
Alzan, la selva atravesando umbríos,
Y brillando á la tarde en Occidente,
Kiego prestando, arroyos recogiendo.
Llamó á las sombras, y la noche vino.
Hundido el Sol, magnífica lumbrera El padre Adam, del bosque en la espesura
Sobre alfombra de espléndida verdura
Que de los siglos mide la carrera,
Duerme, arrullado por tan dulce estruenda
Sirio nació también, y temerosas
Se agruparon las Pléyades, y luego
——

140 ADAM.

¿Cómo pintaros la inocente esposa Sobre sus hombros débiles llevando


Por el Criador del mismo Adam formada? Robusta Cruz, el Redentor subia.

Yedla desnuda allí, suelta la undosa Sangre y sudor del rostro goteando.
Cabellera, del céfiro agitada;
Ya va á romperse la cadena impía
Con sus megillas de encendida rosa,
Que á los míseros pueblos aprisiona;
Sus formas de marfil, la frente alzada,
Luciendo está de redención el dia.
Breve y liviano el pié, mórbido el seno,

La voz quejosa y el mirar sereno. Tu amor al hombre su misión corona,


El justo enojo de los cielos calmas;
¿Yísteis el rayo de la luna en calma, Su canto el ángel del perdón ya entona.
Cruzando la estación azul del cielo,

O á su amarilla luz, la altiva palma En el oscuro Limbo están las almas

Que proyecta su sombra por el suelo? De verte deseosas: en la tierra

Su belleza es así: la abarca el alma; A tí levanta el infeliz sus palmas.

Querer pintarla es insensato anhelo: Brille la luz que la tiniebla aterra,


Ella en amor me inflama, ella me inspira, Y, el sacrificio al consumar, se asiente
Y, forma al darla, enmudeció mi lira.
La paz en las ruinas de la guerra!

No lejos della las manzanas rojas


Al suelo inclinan la vistosa rama, ¡Dios ha espirado!. . . .El Sol resplandeciente
Y la serpiente, oculta entre sus hojas. Ensangrentado ó lívido se esconde;
Con engañoso acento á sí la llama. Braman las olas de la mar hirviente.
"Dios te prohibe, dijo, receloso.
A su bramido el huracán responde;
El codiciable fruto misterioso El velo se rasgó del santuario;
Que de la ciencia el hondo arcano encierra; Huye la turba sin saber adonde:
Gústalo, y en poder á Dios igualas:
Treme la tierra, y el callado osario
Ye hacia su trono de tu orgullo en alas,
Dejan los muertos, y en silencio triste
¡Mudos te acatarán cielos y tierra!"
Lentamente caminan al Calvario.
— Grustó luego del fruto, desdichada, De tinieblas el mundo se reviste.
Y lo encontró de sinigual dulzura: Allá al pié de la cruz la Madre en tanto
Adam fijaba en ella su mirada Al Hijo muerto lagrimosa asiste.
Eva le ofrece la manzana impura:
Cercano oyóse lastimero llanto,
El toma en su mano:
la

Pesa el encanto de un placer liviano;


Y al viejo Adam arrodillado vieron,
El ánima transida de quebranto.
Pesa el goce falaz de aquel momento
Con la desdicha del linage humano. Hacia Cristo sus brazos se estendieron,

Con la ira de Dios, con cuanto pierde Y al contemplar la sangre que corria.
Yacila un punto, y la manzana muerde! Sus miembros, de pavor, se estremecieron.

Cárdeno el horizonte se cntreabria,


II.
Y, una tras otra, mil generaciones
Pero esperamos, según sus promesas, Allá asomar en confusión veía.
cielos nuevos y tierra nueva, en los
Con su larga cadena de aflicciones
que moiaa la justicia.
epístola II DE SAN PEDRO. Atravesaban todas, vomitando
Contra su mismo padre imprecaciones.
Siglos después se encaminó á la cumbre
La vista entonces á Jesús tornando,
Despoblada del Gólgota sombrío,
Que en la Cruz yace ensangrentado y frió.
Siguiendo á un reo, inmensa muchedumbre.
Hiérese el pecho en su dolor, clamando:
Se aprocsimaba el riguroso estío: — Piedad del pecador! Piedad, Dios mioü!

Las rocas inflamaba el Sol vibrando, José M. Eoa Barcena.


Y en el llano agostó la flor y el río. (Escrita para el Álbum.)
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Propias para las personas aficionadas á las plantas.

Becomendae. en la época actual el estudio de órganos, como son los accesorios y los inverná-

la botánica, seria desconocer el estado de la cien- culos.

cia, poniendo en duda la utilidad de sus nume- Primero. La raiz es aquella parte, que fijada

rosas aplicaciones y el mérito de tantos sabios en la tierra, trasmite al tallo los jugos necesarios

dedicados á su adelantamiento en el largo espa- para la nutrición, por medio de sus estremidades
cio de mas de veinte siglos. Así es que nos li- ó raicillas. En cualquiera posición en que se
mitaremos á decir, que nuestro objeto, al empren- coloque una semilla para hacerla germinar, la
der este ligero trabajo, no lia sido el de formar primer rudimento de la raiz, se diri-
raicilla^ ó

un tratado completo y estenso, sino antes por el ge hacia abajo para profundizar en la tierra, y la
contrario, reducir á pocas líneas, y del modo mas phimula, 6 primer rudimento del tallo, se condu-
claro, los principios muy necesarios para iniciarse ce en sentido opuesto, buscando el aire y los de-

en la ciencia, y por cuyo medio creemos que las mas elementos indispensables para la vegetación,
personas aficionadas, para quienes únicamente conservando ambas partes durante toda su vida
escribimos, llegarán fácilmente á distinguir los esta propensión mientras desempeñan sus respec-

vegetales por sus verdaderos caracteres, genera- tivas funciones.

lizándose así el gusto de un estudio tan útil co- Se llama que se desarrolla y mue-
raiz anual la

mo agradable, que es el fin á que aspiramos. re en el espacio de un año así como el resto de

La botánica es la ciencia que tiene por objeto la planta; bisanual, cuando dura dos años sin

el conocimiento de los vegetales, y su estudio perecer; trisanual, la que vive tres; y vivaz cuan-
comprende: primero, la glosologia, que nos ense- do dura mas de tres años aunque el tallo perez-

ña á conocer los órganos de las plantas por sus ca. En cuanto á su forma, la raiz puede ser sen-
propios nombres: segundo, la physiologia, que cilla, esto es, sin divisiones; ramosa, cuando se
divide en ramos; granulosa, está formada de
trata de las funciones de estos mismos órganos; si

y tercero, la taxonomia^ que sirve para clasificar granos pequeños ó desiguales, y tuberosa, la que
los vegetales según un método natural, ó por me- contiene hinchazones arrendondadas, á que se
dio de un sistema artificial. De estas partes, las ha dado nombre de tubérculos.
el

Segundo. El tallo es la parte de la planta que


mas y la taxonomía,
esenciales son la glosologia
de que vamos á tratar, aunque sucintamente, se eleva en sentido inverso de la raiz, como an-

Glosologia. El vegetal es un cuerpo organi- tes se indicó, y se divide, en ramos primarios, se-

zado y vivo, dotado de la facultad de reprodu- cundarios, terciarios, &c.; esto en ramos j!?ro-
es,

cirse, y que carece de movimiento voluntario. piamenie dichos, que son los primeros, y en rami-

Consta, por lo regular: primero, de la raiz; segun- llos,que sucesivamente nacen unos de otros. Se
do, del tallo; tercero, de las hojas; cuarto, de las distinguen muchas especies de tallos, á saber: el

flores; quinto, del fruto; y sesto, de algunos otros tronco, que es el tallo leñoso de los árboles comu-

TOM. II —VII. 19
142 NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA.

nes: el estipe ó tallo de los árboles monocotile- neralmente, sino que consiste en la presencia de
dones (*) (como el de los palmeros), el cual es los órganos reproductores, á los cuales se han
mas grueso en el centro ó hacia la estremidad dado losnombres de estambres y pistilos. Tiene,
que en la base, y termina en un ramillete de bo- por lo regular, dos cubiertas; pero cuando falta
juelas: en su superficie se ven las impresiones de alguna de ellas, se llama la flor incompleta; y si

las hojas que han caido. La caña, tallo sencillo faltan ambas, desnuda. En cuanto á los órganos
y áí-ticulado, propio de las plantas gramíneas: el reproductores, la que lleva solo estambres ú ór-
bohordo, especie de pedúnculo, sin hojas ni ramifi- ganos masculinos, se llamará flor mascidina: la
cación, que nace de la raiz, como en el lirio: en fin, que contega pistilos ú órganos femeninos única-
el tallo propiamente tal, que es diferente de los mente, se dirá femenina; y cuando se presenten
que hemos descrito, porque se ramifica desde su ambos, será flor hermafrodita. Las dos cubier-
base, disminuyendo de diámetro hacia su altura, tas son el cáliz y aunque no siempre se
la corola,

y lleva las hojas, las flores y los frutos. encuentran reunidas como dijimos antes. El lirio,
Tercero. Las hojas son órganos generalmente por ejemplo, no tiene mas que corola; y \d, mara-
planos y de color verde, que nacen en la raiz, en villa tiene ambas envolturas.
el tallo ó en los ramos. Se conocen muchas es- El cáliz es la cubierta esterior de la flor; se
pecies de ellas, como son las llamadas cotiledones, compone de una ó varias piezas de color general-
que se desarrollan durante la germinación, salien- mente verde, llamadas sép)alos ú hojuelas calici-
do enteramente formadas de la cubierta de la se- nales; presenta siempre las mismas formas que
milla, y diferenciándose por la forma de las otras la corola, y se describe del mismo modo.
hojas: generalmente, no hay mas que dos en los La corola es la segunda cubierta de la flor; es-
vegetales dicotiledones, como en e\ frijol, en las to es, la mas interior ó inmediata á los estam-
habas, &c.; y una sola en los monocotiledones, co- bres y pistilos. Se compone de una ó muchas
mo en el maiz, el trigo y el arroz. Después de piezas, que se llaman pétalos, y son de diversos
éstas se desarrollan las hojas primordiales, que colores. Cada pétalo consta de la umcela, que es
ordinariamente varian también de forma; y en la parte inferior y estrecha, mas ó menos alar-
seguida las características, que son las hojas co- gada, por la cual está adherida á la flor, y de
munes que pueblan los ramos, &c. una espansion llamada lámina, como la de las
Una hoja se compone de dos partes distintas: hojas.
de un piesecillo llamado vulgarmente rabo, y por Se dice que la corola es monojiétala, cuando es-

los botánicos pezón, y de una lámina ó espansion tá formada de una sola pieza como en la yedra,

plana y ancha, semejante á una membrana. Cuan- constando en este caso del tubo ó parte inferior;
do la hoja tiene pezón, se llama apezonada, y se- de garganta, que es la parte media, y de la su-
la

rá sentada cuando carezca de Las hojas son él. perior que es plana, y se llama livibo. La corola

seticillas cuando no presentan mas que una sola será polijjétala cuando se componga de muchos
lámina en un pezón, ó varias sentadas en la es- pétalos como en la rosa; y será regular, tanto una

tremidad de aquel; y compuesta, cuando habiendo como otra, cuando los pétalos de que se compon-
diversas láminas, están sostenidas por el pezón, ga, ó divisionesque presente, sean uniformes; é
llevando cada una de ellas su pezoncillo parti- irregular, cuando varíen en su figura y tamaño.

cular. Las principales formas de la corola monopétala


Es necesario no confundir las hojas comunes, son la tubulosa, cuando se prolonga desde su ba-
de que hemos hablado, con las estipulas, que son se formando un tubo ó cañoncito: campanulada,

una especie de hojuelas que nacen en la base del la que se ensancha desde la base: infundibulifar-
pezón de aquella.s; ni tampoco con las bracleas, me, cuando tiene la forma de embudo: hypocrate-
que también son otras hojuelas pequeñas que riforme, la que imita la figura de una antigua sal-

acompañan inmediatamente á las flores. villa: labiada, cuando se divide el liiñbo en dos

Cuarto. La fl/jr, que no partes,una superior levantada, y otra inferior


es para la ciencia la
parte mas vistosa de la planta, como se cree ge-
mas baja, comparándose entonces á dos labios,
como se ve en el unirlo, que es una salvia: hoqui-
(•) Cotiledones, cuerpos carnosos en el interior de la rasgada, cuando los labios están muy separados
semilla, que eo convierten eu cierta especie de hojaa, como ó abiertos, como en el romero; y enmascarada 6
se verá fidelaate. personada, cuando los dos labios están formados
NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA. 143

por una prolongación de la garganta, llamada semilla que está encerrada interiormente. Los
paladar, como en los ferritus. (Anthirrinum). frutos pueden ser sencillos, múltiplos ó compu£Stos;
La corola polipétala regular, puede ser crud- secos 6 carnosos; dxyecsentes ó indeyecsentes, según
forme^ como cuando esté formada de cuatro péta- que pertenezcan á una ó muchas flores: que cons-
los puestos en cruz; v. gr.: la alelia: rosacea, la ten de una sustancia seca ó abundante en jugo,
formada de cuatro ó cinco pétalos de uñuelas y que puedan ó no abrirse en la época de su ma-
cortas, como en la uña de gato: cariophylada^ la durez. Respecto del número de semillas, pueden
que se compone de cinco pétalos con las uñuelas tener una ó muchas, y se llamarán los primeros
muy largas; por ejemplo, la clavellina. En cuan- monospermos, y los segundos polyspermos.
to á la polipétala irregular, es papilonacea la que El receptáculo es la parte que sostiene los ór-
imita la forma de una mariposa, constando de un ganos de la flor y del fruto. Se estudia éste por
pétalo superior, llamado estandarte; dos lat-erales los caracteres que presenta en sm figura y super-
que se nombran alas, y uno ó dos inferiores que ficie; y es muy interesante este conocimiento pa-
forman lo que se llama quilla. En las orchideas ra la determinación de las plantas de la familia
la corola tiene cinco pétalos superiores, muy an- de las synanthereas, como el gigantón, la reina
gostos, llamados tiras,y uno inferior que lleva Margarita, &c., que son flores compuestas de
el nombre de delantal ó labelo. otras florecitas pequeñas que llevan las anteras
.
Todas las demás corolas, que no pueden refe- reunidas, y una sola semilla llamada ake'na,.
rirse á las que hemos indicado, se llaman anó- Se da el nombre de vilano á los pelos, pajillas
malas, como las del mastuerzo, la trinitaria, &c. ú otros apéndices que llevan las semillas, y les
Los órganos de la reproducción son de dos es- sirven, entre otros usos, para emigrar, ó sea tras-
pecies; esto es, los estambres, que son los hilitos portarse de un lugar á otro, como se observa muy
mas ó menos numerosos, que se notan al rededor bien en los llamados vulgarmente munditos, que
de otro hilito distinto, que siempre se halla en se forman en el diente de león. (Leontodón ta-
el centro de la flor, y á que se ha dado el nom- raxacum).
bre de pistilo. La infloresencia es la disposición con que están
Los estambres componen del hilito ó fila-
se las flores en el vegetal. Esta pueda ser sencilla
mento, que lleva en su estremidad una especie de como en los chinos; compuesta ó en racimo, como
cajita,de forma variable, llamada antera, que en la parra; en carimbo, como en el agapanto; en
contiene el polvo amarillento llamado polen; pero umbela, como en la zanahoria y otras.
suele á veces faltar el filamento, y entonces se Sesto. Los órganos accesorios son aquellos
dice que la antera es sentada. que se encuentran únicamente en algunos vege-
El pistilo tiene en su base un hinehamiento, tales, como los zarziüos ó agarraderas, las glán-
que es el ovario ó germen, y que se convierte en dulas ó vegiguillas, los pelos, la espina y la púa.
verdadero fruto. Sobre el ovario está el estilo ó El nectario es otro órgano accesorio, que regu-
filamento que lleva en su estremidad superior larmente contiene un jugo meloso; lo hay en for-

una corta dilatación, nombrada estigma, y éste ma de espolón, de cuernezuelo, de corona, de j!?¿ra-
también puede ser sentado, si falta el estilo: cel, &c. En X^fior de la pasión se observan casi
Ambosórganos sirven para la reproducción, y todos éstos, pues tiene zarzillos, glándulas, algo
ésta se efectúa por medio del polen. Cuando de pelo, y los nectarios en forma de coronas.
aquella se verifica entre individuos de especies Por último, los invernáculos ó conservatorios,
diversas, resulta lo que se llama una raza hybrida, son aquellas partes de la planta que encierran el
como sucede en el reino animal con los muletas. rudimento de yerba y fructificación, preser-
la
Se llaman plantas monoicas aquellas en que, es- vándola del yelo y demás daños esteriores. Se
tando separados los órganos de la reproducción distinguen cinco especies, que son: la yema, que
en distintas flores, pertenecen éstas á un mismo tiene la forma de botón, y se halla en los tallos,

individuo. Son dioicas las que los tienen en dos cerca del pezón de las hojas: el turion, que es
distintos pies; y polygamas cuaado hay flores una especie de yema subterránea en forma de
herm afroditas mezcladas con las unisecsuales. granulaciones, como se ve en la papa, el camote,
Quinto. Los frictos, que son los misnos ovarios &c.: el bulbo, compuesto unas veces de láminas ó
desarrollados, y llegados á su perfecta madurez, cascos, como la cebolla común; otras escamoso, co-
constan del pericarpio 6 parte esterior, y de la mo en la azuzena; también sólido, como en la
144 NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA.

de San Nicolás; j en fin, articulado, si se


estrella todo natural; y el otro de Carlos Linneo, k
el

compone de varias cebollitas como el xocoyol. que se ha dado el nombre de sistema artificial.
Los tubérculos son una especie de tallos cortos y Ambos tienen sus ventajas y sus inconvenientes,
carnosos, pertenecientes á algunas plantas viva- pues el primero, aunque considerado filosófica-
ces, y pueden ser sencillos, compuestos ó múlti mente, es superior al segundo, tiene el defecto de
píos: en fin, los bulbiÜos son otra especie de ye- ser muy dificultuoso para los principiantes; no
mas pequeñas, que nacen en diferentes partes de así el otro, esto es, el de Linneo, en que brilla la
la planta, y aun en la flor, pudiendo producir, si claridad, la sencillez
y la esactitud, siendo por lo
se separan, otro vegetal análogo al de su origen. mismo el mas fácil. En tal concepto, este es el que
Hemos concluido aquí la primera parte de vamos á esplicar.
nuestro trabajo, dando á conocer los órganos de Linneo dividió desde luego todos los vegetales
los vegetales por los nombres que tienen en la en dos grupos, atendiendo á los órganos repro-
ciencia; pero esto, que nos ministra ya caracteres ductores; llamando plantas criptogamas (bodas
suficientes para distinguirlos, nos servirla bien ocultas) á aquellas en que los estambres y pis-

poco si no estableciéramos un orden que, como el tilos no son visibles, así como phanerogamas^
hilo de Ariadne, nos guíe en el laberinto de la (bodas públicas) á las que presentan á la vista di-
inmensa variedad de plantas que nos presenta la chos órganos. Las phanerogamas pueden ser:

naturaleza, y este es el objeto de la clasificación primero, hermafroditas, estambres y pisti-


si los

á que se ha dado el nombre de los se hallan en una misma flor; y segundo, uni-
secsuales si los estambres están separados de los
pistilos en dos
flores distintas. Los dos grupos
TAXONOMÍA.
de que hemos hablado, forman las veinticuatro
Muchos son los métodos que desde el origen clases (*) de que consta el sistema, con la dife-

de la botánica se han inventado para clasificar rencia de que el primero constituye todo entero
los vegetales, á fin de facilitar su conocimiento; una sola, y el segundo las veintitrés clases res-

pero en la actualidad, dos son los que se siguen tantes, fundadas en el número, la inserción, pro-
mas generalmente: el uno es, el de familias natu- y situación de
porción, concesión los estambres,
rales de Antonio Lorenzo Jussieu, llamado mé- como vamos á esponer.

TABLA DEL SISTEMA.

'¿£\i)J. SIEIIAiriB®IDraAI

CLASES FUNDADAS SOLAMENTE EN EL NUMERO.


CLASES. ESTAMBRES. EJEMPLO.
1.^ Monandria Un solo estambre El coyol.
2." Diandria Dos La salvia.

3.' Triandria Tres V" El lirio del cam-

4." Tetrandia Cuatro La ambarina.


5.^ Pentandria Cinco El floripundio.
6.* Exandria Seis La
azuzena.
7.*Eptandria , Siete í El castaño de
(.
(_ Indias.
Indií
8.' Octandria Q^l^Q S La capa
^ capí de San
i. José.
(•) CloJies, grandes divisiones, fundadas en los caracteres que presentan los estambres, como número, propor-
^ el

ion, &c. Tanto éstas, como los órdenes, están formados de voces griegas.
NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA. 145

CLASES. ESTAMBRES. EJEMPLO.

Enneandria
9.^ Nueve El laurel.

10 Decandria Diez El clavel.


_ , , . ^ , T C La reseda de o-
11 Dodecandria De once a diez y nueve
^ lor &e.

CLASES EUNDADAS EN LA INSERCIÓN.

12 Icosandria Veinte estambres insertos en el cáliz.. La rosa.

13 Polyandria Mas de 20 insertos en el i^eceptáculo..^ ^^^.^^í^^-^^

CLASES FUNDADAS EN LA PROPORCIÓN.

14 Didynamia 4 estambres^ dos de ellos mayores. ... El torongíL


15 Tetradynamia 6 idem^ 4 de ellos mayores La alelia.

CLASES FUNDADAS EN LA CONEXIÓN.

16 Monadelphia . Estambres reunidos por los filamentos "^-¡^^


malva-rosa
en un cuerpo j
17 Diadelphia ídem reunidos por los filamentos en ^ El chícharo de
dos cuerpos ó hacecillos i olor. • • •

18 Polyadelphia ídem reunidos por los filamentos enS-^^ arañuela,


mas de dos nacecillos 3 • • •

19 Syg-enesia ídem cinco reunidos por las anteras... El g-ig-anton.

CLASES FUNDADAS EN LA SITUACIÓN.


"
20 Gynandria ídem adheridos al pistilo < '^-^^
P

FLORES UNISECSUALES.

21 Monoecia Masculinas y femeninas en un mismo ">-riT

pie S
22 Dioecia Masculinas y femeninas en dos pi^s 7 -oi

distmtos S
23 Polyg"amia Flores hermafroditas, mezcladas con"^-!- i-^,
unisecsuales 3 ^ "^

24 Criptog'amia Flores en que no se perciben los estam- 7 El liquen de Is-


bres y pistilos y landia.

Estas clases se dividen en diferentes órdenes (*), tomando en consideración^ ya


solamente el número de los pistilos^ ya atendiendo al modo con que están las
semillas^ ya a la forma del fruto^ ya al número y consideraciones de los estam-
bres^ como en las clases^ y ya^ en fin, seg'un la fertilidad ó esterilidad en las flo-
res compuestas^ como esponemos á continuación.

(*) Ordenes, subdivisiones de las clases, fundadas en el número de pistilos, colocación de las semillas y algunos
caracteres de los estambres, &c.
.. ..

146 NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA.

ORDENES DEL SISTEMA. culo tiene su cáliz particular ademas del común,

EN LAS _ TRECE PRIMERAS CLASES, POR SOLO EL que los abraza á todos.
NUMERO, como: 6 ? Monogamia. Cuando siendo flores senci-
llas hermafroditas presentan sus anteras unidas.
Monogynia.. . 1 pistilo ó estigma sentado.
Digynia
En las clases veinte, veintiunay veintidós, se
. 2 pistilos.
u toman los órdenes del número y consideracio-
Trigynia . 3
nes de los estambres.
Tetragynia . . . 4 iC

En la veintitrés se toman de la monoecia^ la


Pentagynia. . . 5 lí

u
dioecia, y se agrega la trioecia.
Hexagynia . . . 6
En la veinticuatro hay cuatro órdenes ó gru-
Heptaginia . . 7 11

pos, que son los heléchos (1), musgos (2), algas


Oetaginia . 8 (i

a (3)y hongos (4).


Enneaginia. . . 9
Las clases y órdenes que acabamos de esponer,
Decagynia . 10 t(

comprenden los géneros (5), y éstos las especies


Dodecagynia. . . 12 (C

(6) que encierran las variedades (7);


de aquí es,
Polygynia.. . . . muchos.
que por medio de estas subdivisiones, llegamos
EN LA CLASE CATORCE, POR EL MODO CON QUE al conocimiento de una planta cualquiera, no obs-

ESTÁN LAS SEMILLAS: tante la inmensa multitud de estos seres, pues

? G-ymnospermia. Semillas desnudas ó aire- basta que hallemos la clase y el orden á que per-
1

ñas, en el fondo del cáliz, comprende todas las


tenece, y notemos los demás caracteres que tie-
verdaderas labiadas. nen, como el tallo, los ramos, las
flores, &e., según

2? Angiospermia. Semillas cubiertas, ó en-


las espusimos en la glosologia, para que ocurrien-

Eeune personadas do á buscarlos en las obras en que están descri-


cerradas en una cápsula. las
tas las plantas, v. g.: la Práctica del caballero
de Tournefort.
Carlos Linneo, traducida por D. Antonio Pa-

EN LA CLASE QUINCE, POR LA FORMA DEL ERUTO: lait^ hallemos allí el de la que tenemos nombre
á la vista.
1 ? Siliculosa. Semillas encerradas en una si-
Los límites de este periódico no nos permiten
lícula, como la coclearia y el lepidio.
estendernos mas por ahora; pero en lo sucesivo
2? Silicuosa. Semillas en una silicua, como
daremos otros artículos relativos á las aplicacio-
la col.
nes de esta ciencia.
En las clasesy seis, diez y siete y diez
diez
Julio de 1849.—RR.
y ocho, por el número y consideraciones de los
estambres, tomando el nombre de las clases an-
(1) Fructificación en espig-as ó en el dorso de la fronde.
teriores; V. g.: una monadelphia que tenga cinco Fructificación en urnas pediceladas, sentadas
(2) y fre-
estambres, será monadelphia pentandria, &c. cuentemente cubiertas.

(3) Fructificación en forma de glóbulos ó de conos,


EN LA CLASE DIEZ Y NUEVE POR LA FERTILI- que se abren en cuatro ó mas ventallas (partes estei^ores
DAD O ESTERILIDAD DE LAS FLORES. de que se compone el fruto), que contienen un polvo fija-

do á filamentos frecuentemente elásticos.


1 ? Polygo.mia igual. Elósculos ó semi-flós-
(4) Plantas desprovistas de hojas, de consistencia cor-
culos hermafroditos, y por lo mismo igualmente
chosa ó tuberosa,, y cargada de un polvo adherido en los
fértiles.
mismos pliegues, poros ó tubos.
2 ? Polygamia supe-rjiíia. Flósculos del cen-
(5) Géneros, gnipos de especies que pertenecen á una
tro hermafroditos fértiles, y semi-flósculos de misma clase y á un mismo orden, diferenciándose entre sí
la circunferencia femeninos, también fértiles. por varios caracteres de la corola, de los estambres, del pi-
3 ? Polyga7nia ficstránea. Florecitas del cen- carpio, &c.

tro, ó flósculos hermafroditos; los de la circunfe- (G) Especies, grupos de plantas que pertenecen al mis-

rencia, neutros.
mo gónero, y que se diferencian por algunos caríictórRS,
principalmente de las liojas, de la iufloresencia, &c., y que
4 ? Túhjga/mia mceaaria. Flósculos del cen-
se reproducen constantemente con las mismas notas.
tro. ma.sculinos; los de la circunferencia, herma-
(7) Variedades, especies que varian accidentalmente
froditos fértiles.
algiinos de sus caracteres, como el color de la corola, si la
5 9 Polygamia segregada. Cuando cada flós- flor es doble ó sencilla, &c.
^usTO

¿íL ú'Uk.fKD B£ Lki¿ ÍUüí^W^


viíüu^^W^^^^^^^iIWWü^MiWyW^^Wx^u^^^^^W^^JWuv u u

RECUERDOS DE OTRA EDAD.


Erase una tertulia de aquellas que tienen á un El soñoliento paso doble, tocado por un sub-
joven oji-alegre como al pez en el agua. Figúre- teniente de milicia activa, era la música con que
se el lector, ó lectora, si aun le hierve la sangre se alegraban turbulentas cuadrillas, valses anima-
en las venas, una colección de ángeles, que no dos, y aun otros bailes, cuyos compases unas veces
eran otra cosa las beldades de que voy á hablar, completaba , el canto, y otras la rica fantasía de
con sus respectivos papas tolerantes y guapos; los actores.
con una directora de escena, esto es, ama de la Solia alternar con la infatigable guitarra, un
casa, confidente tierna, señora compasiva y alma piano de cola, en tan mal estado de servicio, que
grande para los negocios amatorios: si á esto se no se sabia cuando sonaba, si se oia lluvia ó mú-
añade una aptitud general para el baile, una fa- sica: participaban Sus acentos del hervor del cal-
cundia inagotable para amenizarlas distracciones, dero y del zumbido del moscón; pero así como
su mucho de música, su algo de juegos de cartas, y así, desempeñaba su misión sobre la tierra, no po-

su ten con ten en punto de gastos, ya se vendrá cas veces con gran mortificación de las amigas ín-
en conocimiento que aquella tertulia era el sueño timas de la casa. — En ella acertó á penetrar
de oro y el placer supremo de la ardiente juven- un ministro ¡friolera! y como gefe del gabinete,
tud que la frecuentaba. uno de los tertulianos menos útiles, pero sin du-
Como suele suceder con frecuencia, á los pocos da él mas afecto á la reunión. Transformóse és-

dias de comunicación, ya habia quien dijese mamá ta; brillaron en las noches subsecuentes mas lu-

á Da. Nemesia, que era la señora de la casa; no fal- ces; aumentóse la concurrencia; embelleciéronse

taba quien pidiese un vaso de agua para conocer los trages; se mandó templar el clave, y los do-

el genio y calidad de las criadas, ni quienes no mingos una música en forma animaba con sus
hubiesen elegido objetos deliciosos á que consa- alegres vibraciones la tertulia.
grar primero sus tímidos y después sus apasiona- Doña Nemesia introdujo momentáneamente
dos homenages. reformas, que seria fastidioso enumerar, pero que
La tertulia, al principio, por la escasez de fon- á poco convirtieron su casa en una reunión que
dos de los señores de la casa, se reduela á la con- podia llamarse sin escrúpulo de buen tono.
currencia diaria de cinco ó seis vecinos y otras Ardian de ira los antiguos tertulianos; y en
tantas hijas de Adam: tápalos de seda ó burato, vez de ellos, los perfumados lechuguinos, los vie-

tuniquillos de tarlatana ó de zaraza, levitas rai- jos jugadores al ecarte, las señoronas de alto cotur-
das y anticuados trenes; he aquí el estado ordi- no, vinieron á formar una atmósfera nueva y res-
nario de la tertulia, no obstante que Doña Ne- plandeciente, de lujo y de gracias, á mí señora
mesia habia figurado mucho, y tenia, como decia Doña Nemesia.
con petulante satisfacción, muy buenas relacio- Algunas jovenzuelas de la antigua tertulia,
nes. merced á sus ecsigencias y al orgullo desmedido
148 EL TKAFICO DE LAS FLORES.

de sus padres, lograron, á costa de sacrificios, po- Margarita, señora de los pensamientos de un
nerse á nivel de sus nuevas competidoras, entre estudiante de Derecho, estaba en sus glorias: vi-
ellas Eupertita A***, Elvira C***, Conchita va y pizpereta, alegre y consentida con su amála-
p*** y Margarita F***, cuarto criaturas como te, de alegrísimo carácter, de maneras aristócra-

cuatro diamamtes, y con quienes tenia bastante tas, vivia, gozaba, prodigaba insustancial sus
intimidad. gracias, y los rumores de sus diversos enlaces se
Era Rupertita el ídolo de un Don Tadeo del sucedían sin intermisión. Los padres de esta
Pimiento, jovenete español, de desembarazadas festiva dama impulsaban sus inclinaciones, se
maneras y franco carácter: le babia visto, le ha- formalizaba un compromiso, y ellos lo desbarata-
bla hablado de matrimonio; héchole balance de ban á la vista de un mejor pretendiente. Em-
su tienda de abarrote, y lanzado algunas indirec- peñábanse las contestaciones con éste; fijábase
tas á D. Silvestre, su padre in fieri que cesante, un dia y ella frustraba los planes por la
y sin esperanza sonreía al yerno; y hubiéramos presencia de un novio mas apuesto, mas rico. El
tenido un dia alegre, á no ser el cambio de deco- estudiante de Derecho era el que en todos los re-
raciones, que proporcionó á Don Silvestre el co- cesos reaparecía impertérrito, inmutable, en el
nocimiento y las atenciones de un viejo millona- campo del amor.
rio, que de buenas á primeras se dirigió á Ru- Con estos bellísimos antecedentes, la tertulia,
pertita, é hizo á la familia que aceptase su mag- en su parte secreta, era un contento: volaban las
nífico carruage para ir y venir á la tertulia. reputaciones desgarradas de en una en otra casa;
Elvira era la prometida del Lie. Matraca, abo- de las casas á los círculos de los cafés, á los cor-
gadillo bulle bulle: hacia la revista de periódicos rillos de los teatros; de éstos al palacio, á los sa-
en un Diario de oposición; hablaba de política, y lones de recreo de las cámaras; y Doña Nemesia,
habia sido dos veces elector, con lo cual se creia impasible, contenta con el pago de una parte de
á una pulgada de distancia de la silla curul. El lo mucho que se le debia, atizaba el incendio de
padre de esta hermosura habia quebrado en su co- chismes, desentendiéndose de los dimes y dire-
mercio, y por lo mismo pretendia un empleo en tes, y diciejido cada vez mas satisfecha: "Deje-
aduana marítima: el ministro amaba á Elvira: mos que se diviertan los muchachos."
cuando era un simple mortal, sufrió desprecios Muchos de mis lectores, sin duda ninguna, por
del padrey desdenes de la niña; pero las cosas activa ó por pasiva, han asistido á esa parte ínti-
cambiaban. El papá de Elvira habia hecho su ma de las tertulias; es decir, saben lo que pasa
solicitud; luego Elvira iba y venia del brazo de entre bastidores en una casa por el estilo de la
S. E .... y la oposición tronaba furibunda contra de Doña Nemesia. La sátira que se cogió al vue-
el ministro, que iba á precipitar al presidente por lo, la precipitación con que se salió tal mamá, los

lo mal dirigidas nuestras relaciones con Roma. ojos llorosos de tal joven; los celos del otro; la
Conchita, si parecía gozar tranquila las terne- calumnia de aquel, las esplicaciones sobre tal ja-

zas de su subteniente filarmónico, lo veia y lo queca; la Ave María!


un asunto que ocu-
es
amaba fiel, no obstante la perspectiva que venia á pa, que absorve á una señora como Doña Ne-
deslumhrarla tan repentinamente. El hijo recien mesia.
nacido de Marte era un tigre de uraño; rugia de El viejo millonario se le insinuaba con dádi-

celos; tenia eesigencias cada vez mas crueles; las vas; el ministro con hacerle justicia; el solterón

entrevistas secretas eran tempestuosas; las recon- con mimos, y los mil amantes de Margarita, con

ciliaciones divinas, y el estado ordinario era la todo género de afectuosas consideraciones y con-

fiebre, era la desesperación, era el martirio. Pe- fidencias.

ro la viejamadre de Conchita rondaba y asistía La gran fortuna de Doña Nemesia, en medio


anhelosa á un solterón propietario, á quien acer- de su comprometidísima posición, era una capa-

caba su Concha, y á quien le urdia, en el silencio cidad prodigiosa; capacidad tan sutil y tan rica

de su malicia, las sutiles hebras en que habría de en espedientes diplomáticos, como la del propio
enredarse un dia con todo y caudal. El hijo de Meternich.

Marte bramaba; Conchita protestaba su inocen- Entre Don Ilomobono Taleguera, que era el
cia; á las reconvenciones sucedían las lágrimas, nombre del millonario, y Pimiento, no vaciló un
las lágrimas, las jaquecas y los ataques ner instante; supo hacer aparecer al honrado tendero
y á
viosos reiterados. inmoral y déspota, mezquino y bilioso, en tanto

EL TRAFICO DE LAS FLOEES. 149

que embellecía con tal arte el porvenir que se le agobiaban á pedidos; y todos ¡qué singularidad!
esperaba á E-uperta con Don Homobono, que no acataban y llenaban de consideraciones á Doña
había mas qué pedir. A estos planes concurrían Nemesia, á quien suponían una señora inocente,
las otras mamas: las demás amigas se suponían en obsequiosa y dispuesta á divertir noble y honra-
Pimiento relaciones ilegítimas, dañadas inten- damente á sus tertulianos.
ciones, y se cubría, por decirlo así, de una atmós- La que hacia una que otra vez visible la tre-
fera á Ruperta en que no viese y respirase sino menda guerra intestina que abrasaba las entra-
para el millonario. ñas de la casa de Doña Nemesia, era Margarita,
Quedaba al triste Pimiento el recurso de to- que complaciente, nerviosa, y alentada por los
dos los perdidos, es decir, la satisfacción del bien consejos paternales, prorateaba sus afectos y ha-
obrar; pero, ¿qué vale esto, cuando se pone en cía populares las prendas de su amor.
subasta á una muchacha, y se ha de rematar por Tal tertuliano tenia dos rizos; el otro una cá-
fin al mejor postor? liga; otro un pañuelo; aquel una cigarrera; este
Nemesia, que hacia á Pimiento una guerra un anillo; el otro una trencita de pelo, y todos
atroz, se sabia conducir con tal gazmoñería, que cartas; pero tan sentidas, tan monas, que por sí

era la esperanza única del amante infeliz, y por solas hubieran bastado para no dejarle pizca de
ella no se atrevía á dejar la tertulia, que era su crédito.
infierno, que era donde se daba en espectáculo La calumba de chismes que había en su der-
ridículo. redor, era tremenda: sus padres quisieron poner
Por lo que respecta á Elvira, pocos trabajos un remedio, y resolvieron no ir á la tertulia; pe-
tenia Nemesia; el papá se encargaba de este ro Doña Nemesia se opuso, haciendo presente
corretage. que aquello iba á aumentar los rumores, y que
—Niña, señor desea que
el cantes. no convenia. Sin embargo, el rumor se esparce
—Yamos, desea
hija mía, lo el señor ministro. de que iban á poner en un convento á la niña,
— ¿Qué no da usted una vueltecita de wals? pero era en los momentos en que Don Homobo-
Aunque usted no sepa, Elvira lo llevará. no convidaba á sus contertulianos á su boda con
El abogadillo clamaba: "¡Qué inmoralidad! Rupertíta; boda que se iba á verificar en el campo.
jQué vicio! Yo sabré reclamar mis derechos: pero Dia mágico, dia espléndido! Las jóvenes pa-
sabido es que los señores de respeto tienen mil recían parvadas de blanquísimas palomas; los ca-
prerogativas." Doña Nemesia en el oído le brin- balleros estaban vestidos de lienzo; de los árbo-
daba dulce al ministro, y se retiraba á tomarlo á les pendían los gallardetes volubles, y en una
solas al comedor: el ministro adolecía de jaque- glorieta sobre un tablado, estaban las músicas de
ca, y Elvira le llevaba á la apartada asistencia cuerda y de viento. Los caballos agrupados, los
el pomito con agua de colonia. mozos en corrillos; los niños esparcidos en el
El abogadillo día á dia escribía: "¡Escándalos campo, entregados á los juegos yá la bulliciosa
—Artículo sobre que no
del ministerio! se com- algazara! Todo era contento; y los mil cuadros
ponían — ¡¡Abajo
las banquetas. el ministerio!! que se ofrecían á los ojos, reproducían la felici-
Sobre cambio de porque uno de
ministros, ellos dad en toda su gracia y circuida de todos sus he-
estaba distraidoP — Matraca
ftiuy era el ídolo de chizos.
ia oposición; pero los informes sobre la aptitud Bajo de una enramada sombría, y salpicada de
del viejo quebrado, llovían estraordínaríamente frescas vistosas flores, resbalaban
y tibios y vo-
favorables. luptuosos los rayos del Sol sobre el cristal y la
El oficíalíUo filarmónico veía de reojo al viejo plata de la magnífica mesa, preparada en aquel
y había propuesto en un corrillo que
solterón, le lugar donde debía servirse el banquete esplén-
diesen una villa por libertino; pero la mamá se dido.
quejó á Nemesia, y Nemesia puso al tanto al mi- como se ve, es un acontecimiento estu-
Este,
nistro de aquella iniquidad. Por otra parte, el pendo; un acontecimiento de esos que dejan un
hijo de Marte, desesperado y casi escluído de la recuerdo eterno en los anales de la vida de una
tertulia de Doña Nemesia, era quien formaba los muger: así es que ocho días antes del de la boda,
artículos de Matraca, y el ministro le profesaba se veían los cuchicheos; se consultaban los pre-
un odio profundo. Estos dos elementos se apoya- parativos, y el centro de aquel estraordinarío mo-
ban en Pimiento, á quien con diversos protestos vimiento era por fuerza Doña Nemesia.
TOM, II.— /II. 20
150 EL TRAFICO DE LAS FLORES.

Como hemos indicado, la naturaleza de los a- Nemesia como el pólipo, y empren-


se multiplicaba

contecimientos liabia formado dos partidos furi- día sus negociaciones mas ventajosas.
bundos, el de los favorecidos, el de los desprecia- Mientras Don Homobono ofrecía habilitar á ub
dos, que se hacian una guerra á muerte. Pimien- pariente pobre de Doña Nemesia, el oficialillo da-
to, al millonario; Matraca, al ministro; el oficial, al ba una cita de desafio al solterón; Matraca afila-
solterón. El estudiante de derecho, aquella es- ba las saetas mas mortíferas de su oposición tre-
pecie de diputado suplente, que reaparecía al la- menda, y el ministro prodigaba sus gracias; cos-
do de Margarita en" sus cortos intervalos de des- tando qué sé yo cuánto aquella boda á la desdi-
ocupación, era el solo que parecía indiferente á chada hacienda pública.
todo acontecimiento, y era opinión general que Apartado, y sin decir una sílaba, engullendo si-
aquel Don Panchito Mansedumbre mejor habria lencioso cuanto le venia á mano Don Panchito
hecho en abrirse una corona y servir á Dios co- Mansedumbre, parecía resignado con su suerte; di-
mo padre fernandino, que estar en el mundo tan rigiendo de vez en cuando miradas de indefini-
espuesto, no ya á las injurias, sino á la burla de ble significación á la bulliciosa Margarita.
sus despiadados prójimos. Llegó la hora de los brindis y de las bombas^
Pero esta variedad de incidentes que así se y al oficialillo desairado, como mas pobre, lo cre-
presentaban; estas esperanzas al desvanecer unas yeron poeta, y lo obligaban á que hiciera versos,
y al realizarse las otras; estos comprimidos celos, no sin dejar caer entre las instancias, sátiras que
estas iniciadas intrigas, iban á encontrar su pá- le llegaban al corazón.
bulo, su desarrollo y su teatro, en el dia de campo. El oficialillo tomó su lápiz, y después de un
Así fué en efecto: al principio todo fué risa breve rato gritó: "Copa en mano," y todos oyeroB
y contento, baile y placer; los ojos de Margarita con atención:
estaban un tanto llorosos; pero á poco el inmuta-
ble estudiante de derecho estaba á su lado cabiz- EL TRAFICO DE LAS FLORES.
bajo y mustio, recibiendo sus adoraciones. - Toda reunión es venduta
Doña Nemesia, entretanto, desplegaba los re- En que es rematan flore&
cursos de su complaciente imaginación, facultan- A los mejores postores,
do al desdeñado un encuentro, calmando las sos- Después de alguna disputa.
pechas de tal padre, ahuyentando los celos de tal La vendutera de amores
amante, poniendo los cimientos de un nuevo No mira á Pedro ni á Blas,
compromiso. Solo mira los dineros,
Un diálogo bastante animado en uno de los Y grita: ¿No hay quien dé mas?
estremos de la glorieta, fué como una nubécula Se remata, caballeros.

que eclipsó tanta felicidad. Eran el solterón


novio de Conchita con el oficialillo: éste, como es Ved entre el surtido vario
de suponer, perdió la partida, y se mostró impasi- Esta perfecta hermosura;
ble, yendo, sí, á conferenciar con Matraca, que es- Hacedle, por. Dios postura,
taba ardiendo de ver la pasión que por hervori- Vale que es rico el erario.
zar en unión de Elvira, le habia acometido en Un viejo loco se apura;
aquel dia. Estaba fraguando en su despecho el La alza empieza el de detras.
artículo mas furibundo de su periódico. La vieja ecsalta su brillo:
Mientras mas avanzaban las horas, mas crecia — Señores, ¿bajo el martillo?
laanimación íntima, prócsima á estallar; y cuan- Señores, ¿no hay quien dé mas?
do mas de punto estaban las pasiones, se anunció
con solemnidad que era llegada la hora de la Iba á seguir el oficialillo, cuando voló esacta-
mesa. mcnte entre sus dos cejas una torta de pan, lan-
Reinó la alegría, circularon los vasos y las co- zada por la vigorosa mano del solterón, que le hi-
pas con cerclidad, rebozando en riquísimos vinos; zo ver estrellas cuando todavía brillaba el Sol.

y cuando todos los ojos se advertían hechiceros, y — ¿Yo vendutera? gritaba Doña Nemesia, al-

cuando todos los labios reian voluptuosos, y todas zando las manos y entregándose á la descspera-

las cabezas parecían arder de entusiasmo, Doña 1


cion.
— .

DUDA Y ESPERANZA. Í5I

Llovían los silletazos y las cachetadas. Gran Pero no era la virgen de mis sueños;
parte de la concurrencia se retiró, diciendo que Era su imagen sola, mas sin vida;
aquello solo se veia entre gente ordinaria.
Era bella, es verdad, pero en sus ojos
¿Cómo contar los pormenores de aquella des-
La luz de la pasión no vi encendida.
comunal batalla? Hubo lloros y ataques de ner-
Nos separamos sin amor, sin odio;
vios, votos y claridades; hubo todo lo que es de
ordenanza; frustróse el baile se acabó la Yino entonces la duda descarnada,
fiesta.
Y el corazón sintióse moribundo,

Al rudo tacto de su mano helada.


A los ocho dias de esta catástrofe el oficialillo ¿Serán, me dije, falsas mis creencias?
marchaba con cualquiera pretesto para Acapulco.
¿Perseguiré no mas ensueños vagos.
Matraca habia sido nombrado diputado por su
Cual la niebla que se alza en la mañana,
valor civil. Pimiento, muy
cuando pa-
tranquilo,
saba el Rico-Home en su triunfo como para dar- De la argentada espuma de los lagos?
le en qué pensar, le decia desde el mostrador: ¿En dónde está la púdica hermosura,
"Chico, gracias; de buena me libraste." Que ha soñado la ardiente fantasía?
¿Y Margarita?. Oh! Margarita! ¿Lo cree-
¿Será como las formas que en la noche,
. . .

rán vdes? Fué robada atrozmente. ¿Por quién?


Delirante y medrosa el alma cria?
Por D. Panchito Mansedumbre en medio del plei-
to tremebundo: sus padres lloraban sin consuelo.
¿Será como las nubes vaporosas,

La fama de Doña Nemesia apareció en todo su Que huyen al soplo blando de los vientos?
esplendor; y los tertulianos desairados recordan- ¿Será como los ecos de una arpa,
do mandaron grabar
las coplas del subteniente, le
Que eleva melancólicos acentos?
una estampa, que es la que acompaña este artículo,
¿Ecsistirá en la mente, y nunca, nuncaj
que les recordasen sus descubiertas travesuras.
La he de ver á mi lado, pura, hermosa?
Fidel,
¿Jamas he de mirar su faz divina?

¿Nunca su voz escucharé armoniosa? , . .

Así pensaba el alma, ya marchita

Como la flor quemada en el Estío;

Pero fué tu presencia, niña amada.


—^:e-i-- Lo que á las flores es fresco el rocío.

Ni una sola ilusión, ni una flor sola; En tí la antorcha hallé de la esperanza,

En el camino estéril de la vida, Y aun sueño gloria y dicha: tu hermosura

Mis años van corriendo hora tras hora, Al moribundo corazón reanima,
Y la dicha no encuentro apetecida. Que aun espera por tí dias de ventura.

Sed de gloria he sentido, sed de fama; Eres la virgen que soñó la mente,

Y á pesar de mi llanto de amargura, Flor hermosa de amor, de sentimiento:


Me cubrirá la niebla del olvido, Mi ser, mi porvenir, todo lo diera

Y ni un nombre tendrá mi sepultura .... Por solouna palabra de tu acento.


Así será; ni un nombre en mi sepulcro. Feliz mil veces, si al oir mi canto,
¿A qué grabar el nombre de la nada? Que entonaré ante tí, puesto de hinojos,

¿Para qué conservar una memoria, Paga mi adoración y mi entusiasmo


En una tumba ignota, despreciada? .... Una mirada amante de tus ojos.

No he encontrado el amor; latiendo el pecho.

Lleno de agitación, vi una hermosura; Puebla 1.


=•
de Mayo de 1849.

Puse á sus pies mi ser, mi vida toda;


Ella aceptó mi ofrenda con dulzura.
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SEVILLA 11 de Noviembre. en Córdoba. Giraud y DesbaroUcs tenian vesti-


Es menester confesar, señora, que estamos com- dos hechos, nada menos que por José de Bátaro,
pletamente apasionados de Andalucía. No sali- el sastre mas de tono de Sevilla. Alejandro en
mos de la casa de los sastres y de los talabarte- un momento proporcionó chaqueta y sombre-
se

ros. Los jaeces de las muías y los botines de los ro: en cuanto á bandas, le sobraban, pues desde
curros nos parecen lo mejor del mundo. Madrid habia comenzado á hacer una colección.
En efecto, en Sevilla es donde se tacen los Saint Pris es un verdadero andaluz. Los demás
mas bonitos botines que yo haya visto: así, por lo compañeros, por medios que yo ignoro, hablan
que á mí toca, he mandado hacer seis pares, así conseguido chaquetas y sombreros de majos.
como un aparato completo para una muía con to- No me oís hablar mas que de chaquetas y som-
das sus mayas y cascabeles. Estoy seguro que breros, y con razón. En otro tiempo el trage
esta moda tendrá un completo écsito en Loog- completo era de rigor, y hoy nuestro feísimo pan-
champs, si llego á tiempo oportuno. talón y nuestras botas barnizadas^ que parece
Me he privado de la ropa, porque habiendo han dado la vuelta al mundo, han invadido á Se-
encontrado en Córdoba un sastre desterrado, que villa y conquistado su derecho de ciudadanía.
me contó la tierna historia de su destierro, como El trage nacional va desapareciendo. Primera-
consecuencia de ella le mandé hacer un trago mente los botines bordados han sido reemplaza-
completo de cazador cordobés. dos por las botas; después el calzón corto por el
Tengo alguna cosa en la cabeza que se aseme- pantalón. Hoy la moda de Sevilla es de ser
ja á una idea. Si habéis leido á Tristan Shandy, francés desde la suela del zapato á la cintura, y
sabréis que cada hombre tiene una idea. La mia, andaluz desde la cintura hasta la copa del som-
al menos según lo pretende Alejandro, es com- brero, lo que en suma es detestable. Los boti-

poner constantemente las habitaciones. Como nes y el calzón corto me parecen de toda necesi-
03 decia, he tenido la idea de hacer cortinas á dad, porque particularmente en estos objetos es-
ventanas y á las puertas de esas deliciosas man- tá cifrada toda la distinción del trage. El hom-
tas rayadas, en las cuales los andaluces se en- bre mas distinguido, con el sombi'ero, la chaqueta,
vuelven con una coquetería y una dicha de que ni el chaleco y la banda andaluza y el pantalón
ellos mismos tienen idea. francés, tiene el aspecto de un horrible cochero
Buison, y no os asombréis que á cada momen- del sitio.

to mencione su nombre, me condujo á la casa de La reunión se habia fijado á las nueve de la


un comerciante, y bajo sus auspicios hice mi com- noche en una especie de café, del cual se nos ha-
pra. bia dado el primer piso. Este primer piso se
Por la noche, como lo sabéis, teniamos baile. componía do una espaciosa sala pintada simple-

Buison nos advirtió que dariaraos mucho placer mente con cal, dividido el techo por una viga ma-
á nuestros huéspedes si adoptábamos esa noclie dre,y enladrillada. Cuatro quinqués humeantes
el trage nacional. Yo estaba prevenido, pues te- alumbraban. Un gitano con su guitarra en las
nia intacta toda la ropa que me hablan regalado rodillas, y un fragmento de puro en la boca,
DE parís a CÁDIZ. 153

componían toda la orquesta. Cuando llegué, la los saltos, ni la elevación mas ó menos considera-
sala del baile estaba llena y su aspecto triste, ble de las piernas, sino el conjunto de los movi-
Todos los jóvenes con sus chaquetas pardas ó ne- mientos, á la vez altivos y voluptuosos, provocan-
gras y sus sombreros redondos, hacían muy mal tes mas allá de toda ponderación, y á los cuales
efecto en las paredes blancas y á la pobre luz de es, sin embargo, imposible calificar de libres
y
los quinqués. poco decentes; es la música á cuyo compás se ha-
Pero menester decir que en medio de ellos
es cen estos movimientos, el canto acompañado de
se destacaban como tres puntos luminosos, como silbidos agudos; es el perfume del baile nacional,
tres estrellas brillantes en un cielo sombrío, las tal como los pueblos lo conciben antes de cono-
tres reinas de la tertulia. cer á los maestros de los bailes pantomímicos; es
Anita, Petra y Carmen. Sus basquinas de alguna oosa de embriagante en supremo grado
gaza blanca, sus corpinos negros ó azules bor- para los españoles, que gozan de estos bailes cin-
dados de plata, su peinado lleno de agujetas y de co ó seis veces cada año, y que lejos de fastidiar-
adornos brillantes, hacian un efecto maravilloso. los, los vuelven á ver siempre con un nuevo entu-
Conservaban sus mantos sobre sus hombros, siasmo.
y aguardaban el momento de bailar, acompañadas Juzgad, pues, del efecto que estos espectácu-
de sus madres, de sus hermanos y de los novios. los producen en los estrangeros.

Cuando á poco mas ó menos, todos los concur- Vi eii esta ocasión renovarse el fenómeno que
rentes habian llegado, se escucharon los primeros me habia asombrado en la plaza de toros. Se
acentos de la guitarra. Carmen se levantó sin es- escuchaban bravos, esclamaciones y gritos, co-
perar á que se le hiciera instancia; arrojó su man- mo jamas los habéis oido ni en nuestros mas
to á las manos de su madre, y se adelantó, calza- grandes acontecimientos. Cincuenta sombreros
da con unos pequeños y primorosos zapatos blan- rodaban á los pies de la bailarina en este estre-

cos, sobre el brutal enladrillado y en medio de cho espacio, y ella, con una destreza encantado-

un círculo que podia tener sola,mente ocho pies ra, como la Mignon de Groete, saltaba por en me-
de diámetro. Los primeros espectadores esta- dio de toda esta sombrerería sin maltratarla.

ban sentados, y los otros en pié, por el orden de Confieso que no comprendía nada de este en-

estaturas, de suerte que mientras unas cabezas es- tusiasmo, ni mucho menos la manera con que se

taban al nivel de la cintura de las bailarinas, las manifestaba. ¿Qué tenian que hacer todos es-
otras casi tocaban el techo. tos sombreros, que se le retiraban cuando Anita

Este baile de Carmen no era mas que el pro- se alejaba, y que se le volvían á echar cuando se

grama. La pobre niña era la mas joven y la acercaba, y en medio de los cuales la desdeñosa

menos fuerte de las tres, y se habia lanzado, co- maga pasaba tan ligeramente?
mo los glóbulos que sirven de correos antes de Este baile, señora, es encantador, porque no
la ascensión del areonauta. El entusiasmo fué, es el baile como nosotros lo entendemos, sino un

pues, moderado. poema entero. Nada hemas triste que


visto

las voces gritaron: nuestras bailarinas, que saltan con una fatiga vi-
Anita se levantó, y todas
sible, y cuyo fin es pretender alzar la pierna una
¡d ole^ el ole!

El ole, señora, es uno de los bailes que la cen- línea mas que la Taglioni ó Fanny Elssler; á pe-

sura española no permite que se baile en el tea- sar de esa sonrisa eterna, que parece prendida

tro. El oficio natural de todo censor, es el de con alfileres en los estremos de los labios, se adi-

cortar, de lo que pasa por su jurisdicción, todo vina, se siente su fatiga, porque nuestras bailari-

aquello que es positivamente bello y verdadera- nas bailan solamente con las piernas, ymuy ra-
mente original. ra vez con los brazos. En España es muy dife-
Felizmente estábamos en una casa particular, y rente. El baile es un placer para la misma bai-
escapábamos por tanto á las tijeras de los seño- larina: así, ella baila con todo el cuerpo. El seno,
res censores; felizmente Anita, Petra y Carmen, los brazos, los ojos, la boca y la cintura, todo
estas lindas aves de la noche, venian á nosotros acompaña y completa el movimiento de los pies.
con todas sus plumas, con todas sus alas. La bailarina española bate con los pies el pavi-
Y por cierto, señora, nada se puede reprochar mento; sacude orgullosameute su cabeza; se acer-
á este baile. No asusta á la púdica susceptibili- ca á cada hombre; se aleja, se vuelve á acercar,
dad de esos señores censores, ni las piruetas, ni encantándolo con el fluido magnético que brota
154 DE PAKIS A CÁDIZ.

á torrentes de su cuerpo, agitado por la pasión. Durante este tiempo, Petra se preparaba.
Entonces podéis comprender, señora, que estos Mientras mas breve se fijara la atención sobre

hombres, que sienten acercarse este efluvio vivo ella, mas corto deberla ser el reinado de su ri-

del placer, participan de la fiebre que agita á val. "¡El vito, el vito!" esclamaron muchas vo-
la bailarina, y á su vez tienen necesidad de ar- ces. Yo repetí el vito como todos, sin saber lo
rojar por los bravos, las eselamaciones y los aplau- que significaba.

sos, esta llama que los quema. Se habla de los Petra se adelantó en medio del círculo.
sueños que produce el opio, de las alucinaciones Ignoraba lo que era el vito, pero á los prime-
del hatchis. Nada de todo esto es comparable ros acentos de la guitarra, lo pude apreciar.
al delirio de cincuenta ó sesenta españoles, aplau- El un baile que comienza con el aban-
vito es
diendo á una bailarina en un café de Sevilla. dono de una muger que se fastidia, que se au-
Una de las figuras mas graciosas del ole, ó me- menta con la impaciencia de una muger que se
jor dicho, de todo el baile, era esta: irrita, y que redobla con el furor de una muger

Anita tenia un sombrero de un hombre en la que delira.

mano; este sombrero es del primer hombre que Este baile tiene alguna cosa de convulsivo, que
se presenta: el acto de aceptarlo no tiene impor- podría hacer creer que la bailarina, al acabar,

tancia alguna; y la bailarina lo aceptaba, como he cae muerta. Es indescribible, y ni pluma ni


la
dicho, del espectador que se hallaba mas cerca- el pincel pueden dar idea de él. La pluma no
no. Este sombrero, que es menester no confun- tiene color, y el pincel carece de movimiento.
dirlo con nuestros lustrosos sombreros de Des- Esos movimientos de cintura, esas inclinaciones
prez, se lo pone la bailarina en la cabeza de to- de la cabeza; esas miradas de llama, que no per-
das las maneras posibles: de lado, como un curro; tenecen mas que á estas hijas del Sol, que se lla-

echado para atrás, como los ingleses; sobre la man andaluzas, no pueden contarse ni pintarse.
frente, como los académicos. Hay ademas, que notar, y que apenas podrá creer-
Anita, pues, tenia un sombrero, y se lo ponia se en nuestros climas del Norte ó de Occidente,
de todas maneras. De vez en cuando se lo qui- y es que todos estos movimientos estraños, des-
taba, adelantándose hacia nosotros, como en ade- conocidos, incomprensibles para nosotros, son vo-
man de querérselo poner á alguno. Mas al pri- luptuosos sin ser un instante libertinos, como
mer movimiento del que parecía favorecido, Ani- una estatua griega está desnuda sin estar inde-
ta daba un giro sobre uno de sus pies, y de un cente.
, salto se encontraba al estremo opuesto, haciendo Petra debió quedar contenta. Su triunfo igua-
las mismas co'queterías con otro que, como su ló al de Anita, su rival. Todos los sombreros
antecesor, dcberia á su vez ser engañado. A ca- fueron arrojados á sus pies; pero ella, fiel á las
da engaño sucedían las risas, los aplausos, los bra- leyes de la hospitalidad, prefirió el mió.

vos, que parecian desplomar la sala. Es menester Petra saltó sobre él, y le pisó con sus peque-

decir que eran muy merecidos, porque jamas ma- ños pies hasta que tomó la forma de un fieltro

riposa, jamas abeja, jamas colibrí, al tocar las aplastado. Esta es la suprema galantería de la
flores del jardin. ha volado de rama en rama con bailarina española, y es lo que pudo hacer mas

mas agilidad y gracia que Anita. señalado en favor de un estrangero.


Como yo era el rey de la fiesta, señora, sobre Di las gracias á Petra de la mejor manera que
mi cabeza fué donde finalmente vino á colocar pude, repitiéndole que en mi vida no habla yo
el sombrero con grande mortificación mia: ¿qué visto muger mas salada que ella, y con esto pa-
podia yo hacer para mostrar mi agradecimiento reció tan satisfecha como yo habia estado de sus
á una bailariua, á quien no se le podia ni aun cumplimientos.
besar mano?
la
Hubo un instante de silencio, durante el cual
Anita recogió los aplausos y homenages de toda
REMEDIO
la sociedad. El elogio que mas le agradaba era CONTRA EL DOLOR DE CABEZA.
cuando entre los mil cumplimientos que se le
tributaban, se le decia que era muy salada. A mi Disolver en agua tres ó cuatro trocitos de áci-
vez le repetí esta frase, no encontrando otra ma- do éstrico. Esta bebida agradable tiene el sabor
nera mejor de felicitarla. de una limonada.
©i

¡Qué débil eres, discurso!

Sois ciegos, que guiáis á un ciego


Entre precipicios rudos:
¿Qué es el ser? ¿Es de sí propio
Enlazáis dificultades,
Origen, causa y producto? Y no desatáis el nudo.
¿Esfuerzo con que la nada,
En esta vida lanzado
Sale de su centro nulo?
Vago en laberinto oscuro,
Si carecía de ecsistencia,
Y con errores groseros.
¿Cómo á sí formarse pudo?
Solo, en las tinieblas lucho.
El ser y no ser á un tiempo
Sir los seres no nacieron
Arguye en sí mismo absurdo.
De sí propios, luego hay uno
Y si el esfuerzo no es mas
Necesario, de quien todos
Que del ser un atributo,
Su origen tfenen oculto:
¿Pudiera ecsistir, acaso,
Luego este Ser es increado.
De su sugeto desnudo?
Sin dependencia, absoluto.
¿Cómo pudiera ser causa
Anterior á todo tiempo.
Y también efecto suyo.
De quien el orbe es trasunto:
Cuando aquella es la primera,
Esencia, que en sus hechuras
Y este, por fuerza, segundo?
Luego los seres que forman Se copia con fiel dibujo;

el conjunto.
Idioma, que á nuestros ojos
Del universo
Habla con lenguage mudo.
Ni efectos son de sí mismos,
Ni la nada los produjo; Oh! tú, religión sagrada.
Que es ineficaz la nada Que en este abismo confuso

Para adquirir forma y bulto, Tu luz derramas, y al hombre


Ilustras con fuego puro!
Para erigirse en esencia
Y darse á sí propia impulso, Tú mi mente
revelas á

¿Pues de dónde este universo Verdades, que nunca supo


Toma su poder fecundo? En hondas cavilaciones.
La materia que lo forma, Hallar filósofo alguno.
¿De dónde su origen tuvo? Tú me enseñas, que hay un ser
En tantas dudas, perplejo Que hizo de la nada el mundo;
Me precipito sin rumbo. Que desplegó el firmamento,
¡Oh razón! ¡qué impotente eres! Y al Sol señaló su curso:
156 PENSAMIENTOS FILOSÓFICOS Y KFLIGIOSOS.

Que la luna silenciosa


IL
Puso por fanal noctuTno,
Y de luceros sin cuento
Sembró el espacio profundo:
un Dios de bondades lleno
Si
Que desde los altos cielos,
Sacó de la nada el mundo.
Inmóvil, en trono augusto,
Si la tierra y mar profundo
Ciñe de luces la aurora,
Ató con lazo de amor;
Cubre la nocbe de luto.
Si al hombre formó su mano.
Da á la Primavera flores,
Objeto de su ternura,
Nieves al Invierno crudo,
¿Por qué condenó su hechura
Espigas al rubio Estío,
A la impresión del dolor?
Y al pródigo Otoño frutos.
De verdes bosques corona Sufre el anciano postrado,
Los altos montes robustos; Grime el enfermo en su lecho.
A los turbulentos mares Pena en calabozo estrecho
Límite de arena puso. El prisionero infeliz.
Hace nacer los arroyos En vano la tierna madre
De los peñascales duros; Defiende al niño en sus brazos:
Cubre de césped los prados, La muerte rompe sus lazos,
Y el viejo tronco de musgo. Y la hunde en dolores mil.
Por él la tórtola amante
Canta con sentido arrullo; Si sopla la peste impura
Hambrienta la fiera ruge Inficionando la tierra,
Desde sus antros ocultos. Si brama airada la guerra,
Huelga en el mar la ballena. Si ruge el mar con furor;
Pace los campos el bruto. Si estalla el rayo, y los montes
Encuentra el ave alimento Tiemblan, vomitando fuego.
En los desiertos incultos. Sobre los mortales luego
En el Septentrión remoto Tiende su cetro el dolor.

Tiene al Aquilón recluso,


Que á su mandato obediente Cuando ama con mas cariño
Altera los mares turbios. El nuevo esposo á la esposa,
Sobre las alas del viento, Cuando lazada amorosa
Entre nublados oscuros. Los estrecha ante el altar;
Camina Dios en los cielos Cuando en el mar de la vida
Y es la tempestad su nuncio. Grozamos tranquila calma,
Si baja la vista airado. ¡Con qué recuerdos al alma
El suelo tiembla convulso. Viene el dolor á turbar!
Con su planta, si los toca,
Los montes convierte en humo. Mas ¡ah! que precipitada
¡Ob Señor, yo te confieso! La vida, sin resistencia,
En todas partes descubro Abreviara su ecsistencia,
Pruebas de tu ser sagrado: Si le faltara el temor;
Habla, que tu voz escucho. Y los deleites llenaran

A tí debo mi ecsistencia; Sus horas de culpa y tedio,


Tú animaste el polvo inmundo Si no se alzara por medio
De mi cuerpo, y le inspiraste Terrible y fuerte el dolor.
Tu aliento divino y puro.
La inmortalidad me has dado, El dolor es del pecado
Y vivir contigo junto. Recompensa merecida.
¡Oh mortal! ¡cuan elevados Pensión actual de la vida.

Son tus destinos au^rustos! Condición de nuestro ser;


PENSAMIENTOS FILOSÓFICOS Y EFLIGIOSOS. 157

Mas tambieo es nuestra guarda, Desde entonces ¡desdichado!


'
Contra las pasiones muro, (rime el hombre en tierra agena.
Y para el siglo futuro Arrastrando la cadena
Ocasión de merecer. De su mísero ecsistir.

Sus ojos nacen al llanto,

Y si el dolor no ecsistiera, Y sus labios al lamento;


'

Eomperia mano enemiga Es la vida su tormento,


El dulce lazo que liga Y su descanso morir. 1

A la humana sociedad:

Ni propiedad, ni familia. Mas ¡ah! que benigno el cielo.

Entre los hombres se hallara, En su consejo divino,


Y el amor abandonara Remedio al hombre previno
A la triste humanidad. Con que llamarlo á su amor:
Bajó incógnito á la tierra

Si el dolor dejara al mundo,


El Dios escelso humanado,
Fuera con él la justicia,
Para destruir al pecado,
Y en el soli© la malicia
Sujetándose al dolor.

Haria su acero blandir.


Alzara su faz odiosa
Duros clavos atormentan
Sus pies y manos divinas.
Desmasearada licencia,

Y quedara la inocencia
Su cabeza las espinas,

A padecer y gemir. Y su paladar la hiél.

Muere con dolor acerbo

hombre conservara Por salvar la tierra ingrata,


Si aun el

La inocencia primitiva. Y su agonía dilata

Si ardiera en su seno viva.


El deseo de padecer.
Sagrada llama de amor;
Y dio con su sangre al hombre
Si humilde hubiera guardado
Vida en el empíreo cierta;
La ley del Señor primera,
Le abrió su espléndida puerta,
Hoy infeliz no sintiera
Las heridas del dolor.
Y á su solio lo elevó:

Mas le dejó acá en la tierra


Esta sentencia esculpida:
¡Insensato! alzarse quiso,
Solo se ¿lega á la vida
Sin alas á las alturas,
Por la senda del dolor.
Y de las esencias puras
J. J. Pesado.
Los asientos escalar.

Quiso con mano atrevida


ANÉCDOTAS.
Quitar á Dios la diadema,
Robar su lumbre suprema, Fernando II admiraba un dia á un niño que
Berentin habia pintado llorando. Berentin no
Y como Dios imperar.
hizo mas que dar una pincelada, y el niño pare-
cía que reia; luego, con otra, hizo que quedara en
Por eso la ira divina
el primer estado.
Vengó de Dios el ultraje,
Y el desdichado linage
—Príncipe, le dijo el pintor, ya veis con qué
facilidad rien y lloran los niños.
De Adam á muerte entregó:

Hízole ver que su vida El mariscal de Crevecoeur tenia tanta antipa-


Seria de afán y miseria, tía á los ingleses, que solia decir:

Que su cuerpo era materia "Consentirla en pasar uno ó dos años en el in-
Presa infeliz del dolor» ferno, con tal que los arrojase de Calais."
XOM. II —VII. 21
(iijijljiiiií lüiijiñijii ¡Ü¡|. Un] ttiijIJI '""''iiiif ii|'''Íiiiii|''
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<5jr"v:^5:ta^c:s> a<^a

Hoy me mas temprano que de costum-


levanto azulado y cristalino, como las tranquilas vertien-
bre, porque mi sirviente me anuncia que la ma- tes que dan nacimiento á los rios de mi pais, aho-

ñana está muy fresca, clara y serena. Son cer- ra empieza á empañarse con las nubes, que acu-
ca de las seis, y salgo de mi aposento sin mas den y se apiñan en todo el horizonte. Hoy se-

objetoque respirar este aire suave y perfu- rá un dia nebuloso; por consiguiente triste, como
mado de que no se goza sino durante las prime- lo son éstos para mí. El sol y la tempestad co-

ras boras del dia. Estos son unos momentos de- munican á mi alma un temple de energía vigoro-
liciosos y saludables que nadie debiera desperdi- sa y ardiente, mientras que un dia nublado y
ciar, porque en la vida social, el noble como el apacible, languidece mi espíritu; me pone en
plebeyo, el rico como el pobre, el lozano y vigo- aquel estado de desaliento, á la vez que sensitivo
roso como el enfermizo y el débil, todos necesi- y delicado, que produce el opio en sus primeros
tan goces que hagan menos penosa su efímera efectos narcóticos.
ecsistencia, y sin embargo, casi todos desprecian Ya no y abandonado pa-
se ve en este poético
los placeres inocentesy benéficos por satisfacer seo, mas que una ú otra persona que lo cruza de
otros impuros y perniciosos, con tal que sean mas tránsito.

vivos. ¡Triste condición la que por todas par- Muy estraño se me hace, que la clase distin-
tes revela la humanidad! ¡Siempre por conseguir guida de México viva casi aislada, y huya de los
una dicha fugitiva y ficticia es el hombre la pre- lugares que pudieran en alguna manera contri-
sa del tormento! buir á estrechar las relaciones de la amistad, ese
Embebido en estas reflecsiones he llegado has- vínculo social que encadena, por decirlo así, y
ta la Alameda, mi paseo ordinario por mañana y hace menos penosa nuestra vida; y lo que mas es-
tarde. La recorro como de costumbre, en todas traño me parece todavía, es la razón que ecsista en
direcciones, lamentando el descuido y abandono I
México para que buen gusto y las ventajas
el

en que se halla. Son las nueve, y no he visto ; que trae la civilización no hayan penetrado mas
mas que dos ó tres familias de estrangeros, y uno :
que la primera capa de los hábitos y costumbres,
que otro joven del pais que han hecho lo mismo dejando intacto el fondo deforme de que adole-
y se retiran á pasos lentos, revelando en sus sem- cía la sociedad del siglo pasado. Todas las re-
blantes el tedio y el desaliento que produce un públicas hispano-americanas están, con poca di-
espectáculo sin vida ni movimiento. Sentado ferencia, en el mismo
han querido llegar al caso;
en la glorieta del centro, escribo estas líneas en nivel de las naciones civilizadas como á saltos,
mi cartera. Continuaré escribiendo, porque es- y han empezado por donde ellas acaban, imitan-
te silencio, interrumpido solo por el leve murmu- do el lujo, el brillo con que nos deslumhra el vie-
rio de las fuentes, y por una suave brisa que ju- jo mundo. Se ve en México, mas que en ninguna
guetea entre los fresnos, me están convidando h de las demás capitales hermanas, una esteriori-
hacerlo. Sentiré que la lluvia venga á cortar dad deslumbrante como en las primeras de Eu-
mis pensamientos. El cielo un momento antes. ropa; casas magnífica» y espléndidamente amue-
UN día de mis memorias de viaoe. 159

bladas. sirviendo solamente aquí para recibir una México, donde me he visto obligado á detenerme
visita de cumplimiento cada mes; carruages del tanto tiempo.
mejor gusto y de lujo, con hermosos caballos fri- Esto joven se llama J desciende de una
sones, destinados aquí solamente para disputarse de las primeras familias de la antigua aristocra-
primacía en una calzada, que recorren todas las cia: esta familia figura en las de primer rango ac-
tualmente, porque sus riquezas no han pasado á
tardes, á brincos y á saltos, envueltos en una nu-
be de polvo. Hablo solamente de los carruages manos de los usureros, que son los dueííos de la
y caballos, porque las hechiceras criaturas que mayor parte de las antiguas y colosales fortunas
encierran, con sus ricos j elegantes vestidos, no de México. Este joven no es una notabilidad,
se ven como una ecsalacion rápida y fugitiva
sino pero sí una capacidad poco común, y sobre todo,
al través de la constante nube de polvo y como conoce y distingue perfectamente las mejoras que
por un anteojo vuelto al revés: de ellas no se está clamando la sociedad mexicana.

puede decir mas; y así mismo es como se cono- Después de un recíproco saludo, me hizo tan

ce la muger, en cuyas manos coloca el hombre su vivas instancias para que le üianifestara mi car-

corazón y su porvenir durante su ecsistencia. La tera, que no he podido rehusarlo. La lectura de

infeliz muger está en el mismo caso, y por su- lo que me ocupaba hoy, le escitó la curiosidad de

puesto ella lleva siempre la peor parte, porque ver algunas páginas atrás, y no vacilé en consen-

para esta hermosa mitad no hay mas que amor: tir que las leyera. Ha aplaudido y reido con en-
para ella no hay mas; es toda su ecsistencia; y si tusiasmo "Mis amores en México." Luego, vol-
no como debe suceder en una ciega elec-
acierta, viéndose hacia mí, esclamó lleno de ecsaltacion:
ción, con el hombre á quien encomienda toda su "Escriba usted, amigo, escriba siempre de Méxi-
felicidad, adiós para siempre; nada hay ya en los co; esas son verdades que nadie le puede dispu-

efímeros goces de la vida que la haga olvidar esa tar: esos "Mis amores en México" son una lec-

felicidad perdida. Para el hombre no es así, ción, que el gobierno debiera decretar su apren-
gracias á la justicia que nos sabemos hacer, por dizage bajo pena de la vida al que no la supiera

la superioridad de nuestras fuerzas. Llenamos á la edad de 1 8 años: eso es un cuadro elocuente


el vacío que deja el amor, con las dignidades, las que representa la sociedad de México en 1849,
riquezas, la gloria; y si no hay ni unas ni otras, coa todos sus colores, todos sus matices; es Mé-
una impune infidelidad no relaja los juramentos xico político y social: yo estoy viendo á México
sagrados hechos al pié del altar en presencia de entero, como en un panorama que le comunica
Dios, y así se hace mas llevadera la cruz. ¡Dicho- vida y acción. Allí están todos sus edificios pú-
sos matrimonios por cierto! Todos, es ver- blicos, palacios, iglesias, teatros, paseos, casas de
dad, y en todas partes, tienen sus desventajas; beneficencia y particulares: todo lo veo tal como
pero en México deben ser la mayor parte un es, y como debia ser. Allá está la antigua aris-
germen de eternos disgustos domésticos, por la tocracia; aquí la moderna. Mas allá los comer-
sencilla razón de hacerse á ciegas. Una cita noc- ciantes, los nobles del nuevo cuño con fortunas
turna, ó bailando una Polka, no son, sin duda, improvisadas. Por un lado veo el noble sacerdo-
los momentos mas propios para tratarse y cono- cio que levanta sobre todos su erguida frente, or-

cerse á fondo; sin embargo, son los únicos con gulloso y colosal. Por otro un hormiguero de gen-
que cuenta el enamorado en México Sus- tes apiñadas, pero que se distinguen muy bien
pendo de escribir, porque viene hacia mí un jo- para saber que pertenecen á un ejército que col-

ven á quien conozco gó sus insignias militares, y busca por todos la-
dos los medios de subsistencia. Por una parte
He hablado con él dos horas: nunca he tenido veo esa clase media, movida por impulsos distin-
una conversación que me interese tanto durante tos en todas direcciones; ya por el clero, ya por
mi permanencia en México. Ya se ve, jha sido un partido, ya por otro, siempre en movimiento.
tan análoga á pensamientos que me ocupan!
los Por allá en lontananza, el soberano pueblo, como
Me propongo repetir en el mismo estilo, y con usted lo llama, en una abyección completa, mise-
sus mismas palabras, las particularidades que no- rable, estúpida, y pidiendo á gritos: "¡protección!"

tó este amigo al leer "Mis amores en México," y Y luego, mudando de tono mi entusiasta amigo,
las reflecsiones que le inspiraron. Algún dia me repitió: "¿Conque sus amores en México' ¡Valien-
han de servir para escribir algo en forma sobre te idea del mas bribón de los mordaces! ¿Con-
160 UN día de mis memokias de viage.
que vña y trataba usted diariamente á su hechi" tertulias se estimula el talentopor medio de en-
cera Beatriz, en una sala elegante y adornada tretenimientos instructivos? ¿.Co-nqne en cada ca-
sa se ve un álbum, ese libro que contiene las pro-
con el mejor gusto, en medio de una sociedad de
ducciones escogidas de los concurrentes? ¿ Con-
jóvenes de áinbos secsos, vestidos con igual gus- que la costumbre de asociarse con frecuencia, va
to, y con todos los onodahs y maneras que envi- desterrando el lujo, y por consiguiente disminu-
diarían las primeras tertulias de Paris? ¿Conque yendo los gastos superfinos, que han arruinado
en cada casa de México veia usted aquel vivo co- familias enteras? ¿Conque toda esta metamorfo-
sis ha sufrido México, y ahora se vive, se goza, se
lorido de finura y franqueza con que matiza al aprovecha iodo lo que se gastaba antes infructuo-
trato la civilización, y destierra las ceremonias hi- samente, y de lo que solo la vanidad se alimenta-
pócritas y secretos engaños de que adolecían aque- ba? ¡Yaya! ¡Yaya!" se interrumpió mi entusias-
llas antiguallas, solapadas con un fementido re- mado amigo, que no habia respirado durante esta
cato? ¿Conque ya no se ve en las tertulias de recapitulación que hizo de "Mis amores en Mé-
xico." Después de una ligera pausa, y soltando
México aquel espectáculo tan curioso para el es-
una carcajada de risa mal contenida, mirando
trangero, todas las señoras ocujjando una sala, por todos lados, prosiguió: "¿Conque en esta mis-
mientras no se baila, y los hombres en la antesala, ma Alameda, aquí mismo, veia usted mañana y
en los corrredares, esperando con mía ansiedad tarde mas de cien coches, y otras tantas fandlias
lyaseándose á pié en todas direcciones, hablando
mortal el Contradanza!" y acudir en
grito de: "/
y mezclando sus suaves perfumes con los aromas
tropel, disputándose á palmos el terreno, como una que despedían la madreselva, el jazmin, las rosas
señal de: '"jAl arma!" en un campamento? ¿Con- y otras infinitas flores, que disputaban la hermo-
que se acabó en México el medio de que se valían sura á las lindas mexicanas? ¿ Conque ya cada

los enamorados para comunicarse? ¿Ya no se cor-


coche da una vuelta por aquelloj triste calzada, y
vuelven aquí las familias á terminccr el p)Ciseo de
rompen los criados, ni se introducen furtivamen-
la tarde, á pié, en esta poética Alanneda,, cuidada
te, ni se dan citas nocturnas, faltando al decoro con el mayor esmero?''''
y á la moralidad, poniendo en ridículo el noble Estas y otras particularidades que omito por
orgullo de un padre que vela incesantemente por estar ya escritas, aunque sembradas en "Mis
amores en México," llamaron la atención de mi
la felicidad de su hija?
entusiasmadísimo amigo, quien con una penetra-
"¿Ya se desarrolla una pasión honrosa á la viva
ción y tino singular estuvo marcando durante
luz de los salones, con la finura qiie caracteriza la
nuestra conversación.
franqueza y buena fe? ¿Ahora ya se conocen á Al despedirse me ofreció_ un_ puro; y con una
. . -
^^
fondo los que han de unir su suerte para toda la risa llena de ironía, acordándose sin duda

vida, conocen también los f adres, que lian te- "ilíi visita al Teatro Nacional," me dijo: " ¿ Con-
y los
que hace SEIS años que el ilustre ayuntamiento
nido tiempo y ocasión para tratarlos de cerca?
yrohibió que se fumara en el Teatro? ¿Y usted
¿ Ya sabe tina madre, á quién encomienda la feli- mismo estaba anoche como una chimenea en su
cidad de una hija, de ese tesoro del corazón, que asiento, con un puro de media vara, haciendo
solo una madre sabe apreciar en su justo valor; estornudar y ahumando á todos los vecinos? ¡Ya-
ya! ¡Yaya! Amigo: ¡así va todo en México!"
de una hija que ha nutrido su seno entre caricias
El mismo joven ha venido á mi aposento esta
tiernas, ha enjugado su lloro con besos de recon-
tarde para pedirme copia de algunos fragmentos
vención, que ha sufrido y pasado por inmensos é de "Mis memorias de viage;" pero solamente le
inestimables sacrificios para verla un dia hermo- he concedido estas páginas, escritas hoy después
sa y llena de vida? ¿ Conque ya no hay en Mé- de nuestra entrevista, no pudiendo resistirme á
sus repetidas instancias; advirtiéndole que si tie-
xico casa, alguna, donde no se reciba á un joven
ne por objeto publicarlas, tal como las copio de mi
de educación, y se lehaga partícipe de una bri- memorándum, esponga que las da á luz solamen-
llante sociedad? ¿Conque ya todos los jóvenes te porque una pluma mas hábil de las muchas
piensan en las maneras do lucir y distinguirse que adornan la capital, se dedique á desarrollar
en una tertulia de respeto? ¿Ya no se ocupan so- algunas de estas ideas, que revelan las mejoras
que esta sociedad está clamando. ¿Quién, mejor,'
lamente de cautivar las miradas de las muclia-
entonces, que Fidel, podria llenar tan interesan-
chas, llevando un vestido de un lujo singular, te objeto, cuya l>icn cortada pluma ha pintado
que los mas no pueden sostener, y si sostienen es mil veces con admirable tino y maestría los cua-
á costa del sastre, del zapatero, ¿ce? ¿Conque ya dros de nuestras costumbres? A él, pues, es á
un joven pueble hacer valer sus gracias naturales,
quien toca consagrar sus tarcas literarias, ha-
su talento, sus virtudes, para liacerse estimar ciendo palpables los vicios de que adolece nues-
y
respetar de una sociedad íjue antes no podia ca- tra sociedad, y la imperiosa necesidad de reme-
lificarlo sino por apariencias? ¿ Conque ya en las
diarlos. — L. P.
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México, 1849. Imp, de I. Cumplido.


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[l^ntre las composiciones musicales de que se mundo, resultó que los mas afamados composito-
puede hacer recuerdo de muelios años á esta par- res se apresuraron á dar á luz Polka tras de Pol-
te, ninguna ha causado mas sensación que la ka. El mundo filarmónico está lleno de Polkas;

Polka. En los salones mas elegantes de Paris, pero acaso las mas brillantes, las que mas entu-
en las tertulias del Norte-América, en los bailes siasmo han causado, son las de Mr. Herz, de es-
de máscara de las Antillas, en las ciudades que te famoso pianista y compositor, que después de
en el Nuevo-Mundo se hallan edificadas en la haber llenado con su nombre y con sus armonías
mesa de la cordillera, en todas partes se ha bai- á las reuniones mas fashionables de Europa, ha
lado la Polka con entusiasmo, con furor. La venido á hacer una corta mansión entre nosotros.
Polka ha invadido todas las sociedades, todas las A los pocos dias de llegado, dedicó al Sr. Cum-
costumbres, todos los sistemas de gobierno, todos plido una composición que llamó La Polka del
los climaSj y á una misma hora probablemente se Siglo. Ya que, como hemos dicho, en cada pais
han encontrado haciendo piruetas los friolentos se encuentran muchas Polkas, nos complace que

rusos y los calurosos habaneros: los unos alaban- por la cortesanía y amabilidad de Mr. Herz, ten-
do la Polka como un remedio eficaz para promo- gamos una Polka, que podremos llamar nacional,
ver la transpiración, y los otros maldiciendo al y que lleva el nombre de uno de los mas anti-

clima, que no les permite bailar demasiado. So- guos periódicos de México. El Sr. Cumplido ha
cialistas, monarquistas, republicanos y modera- participado de este obsequio á las señoritas me-

dos, todos han sido amigos decididos de la Pol- xicanas, mandando repartir impresa esta música

ka; y hasta la misma Iglesia, que en otros tiem- en la primera tertulia musical de la Lonja, y cir-

pos lanzó sus rayos contra los que fumaban, en culándola ahora en el Álbum.
esta vez ha guardado silencio, y dejado progre- En uno de los números siguientes insertare-

sar á la Polka. Solo la medicina ha elevado su mos una estensa biografia de Mr. Herz, ilustrada

voz en algunas partes, y prohibido á las mucha- con un retrato, así como algunas otras composi-

chas que bailen lá^ka; y ya se supone que nunca ciones musicales, si tuviere la bondad de remitir-

han maldecido la^ijas de Eva con mas ganas á las. Creemos por aliora que las amables suseri-

la ciencia y á los científicos, como cuando la cien- toras del Álbum quedarán complacidas con la

cia se mezcla en asuntos en que domina la moda. Polka del Siglo.

De esta*manía de Polka que se apoderó del


(l^GYry-£^lyCr)rc>^^^
_^.cyi9£(p2)2

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^J^^^Ot^

LAS CONFIDENCIAS,
XM^c^is^ ,á^ i^fl spi c^ KST ^ es:) i^^im 5:La,^i.s2£i,^^.s:ii.'^^as3'imo

(continua.)

IV. añadió volviéndose, y buscando con la vista en el


aposento á mi compañero.
Sin embargo, al dia siguiente me sentí tan en-
fermo, que comencé á buscar en mi memoria de
—Ha respondí,
partido, y heme aquí solo y
desconocido en Ñapóles.
quién podria esperar algún socorro y algún con-
suelo, en caso de que ya no pudiera levantarme.
— ¿Ha partido? repitió la joven, ¡dejándoos así

imagen de enfermo y solitario! .... ¡No os amaba entonces!


Entonces la la pobre familia del pes-
Ay! si yo hubiera estado en su lugar, no os hu-
cador de la Mergellina, en medio de la cual vivia

aun con mis pensamientos, se presentó natural- biera dejado solo, no. . . . y sin embargo, yo no

mente á mi imaginación. Envié á un niño que soy vuestro hermano, ni os conozco sino desde el
dia de la tempestad!
me á buscar á Andrea, y á decirle que el
ser\T.a,

mas joven de los dos estrangeros estaba enfermo


V.
5;. deseaba verlo.
Cuando el niño llevó el recado, Andrea, acom-
Yo le esplique que no me sentia enfermo cuan-

pañado de Beppino, se hallaba en el mar, y la do mi amigo se marchó.

abuela se ocupaba en vender los peces en el bar- — Pero cómo? replicó vivamente Grraziella con

rio de Chiaja] Gí-raziella era la única que estaba


un acento de reconvención medio tierno, medio
en casa con sus bermanitos. Apenas tranquilo, ¿cómo no habéis pensado que teníais
se detuvo
otros amigos en la Mergellina?
para rogar á una vecina cuidara por un momen-
to de los niños, y lo necesario para ponerse sus —Ay! ya lo veo, añadió tristemente, después
mas nuevos vestidos de proscitana; en seguida de un momento de silencio, mirando sus mangas
echó á andar tras el niño, que le enseñó la calle y la parte inferior de su vestido; es porque noso-

donde se hallaba el viejo convento, y subió la es- tros somos unos .pobres, y os habríais avergonza-

calera delante de ella. do de hacernos entrar á esta hermosa casa.

Oí tocar suavemente á la puerta de mi apo- — Pero es igual, volvió á decir limpiándose los
sento, y luego ésta como impulsada por
se abrió ojos,que no habia cesado de tener clavados en
una mano invisible. Entonces se presentó á mi mi frente y mis brazos débiles y pálidos: aun
vista Graziella, quien no puco contener un gri- cuando se nos hubiera despreciado, siempre ha-
to al percibirme. Dio la joven algunos pasof?, bríamos venido
precipitándose hacia mi lecho, pero de pronLo se — Pobre Graziella, respondí yo sonriendo.
detuvo, con las manos entrelazadas y caldas so- Dios me libre del tenga vergüenza de
dia eu que tenga

bre su delantal y la cabeza inclinada sobre el los que me amen!


homVjro izquierdo como un emblema de la piedad. I
— Qué pálido está! dijo en voz baja. ¡Cómo
VI.

han bastado unos pocos dias para alterar de es- Entonces una silla
se sentó en al pié de mi le-

ta manera su rostro! ¿Y dónde está el otro? cho, y conversamos un momento. •


LAS CONFIDENCIAS. 163

El metal de su voz, la serenidad de sus mira- aposento; la silla de Grraziella vuelta todavía ha-
das, el abandono confiado y tranquilo de su pos- cia mi lecho, tal como ella la dejara y como si

tura, el candor de su fisonomía, el acento á la fuera á sentarse aun; la pequeña medalla colgada
vez contenido y quejoso de esas mugeres de las de mi cortina por medio de su cordón de seda
islas, que recuerda, como en el Oriente, el tono su- negra, y todos los restos, en fin, que denotaban la

miso del esclavo hasta en las palpitaciones mis- presencia y los cuidados de una muger que por
mas del amor; la memoria, finalmente, de los her- tanto tiempo me hablan faltado, mal despierto al
mosos dias pasados con ella en la cabana pastoril; principio me pareció que mi madre ó alguna de

aquellos soles de Próscida que me parecie^n aun mis hermanas habia entrado por la noche en mi
ver reverberar sobre su frente, sobre su cuerpo, cuarto. Fué necesario que abriera los ojos y co-

sobre sus pies en mi aposento melancólico menzara á llamar uno por uno todos mis pensa-
Todo esto, mientras la miraba y la escuchaba, me mientos, para que la figura de G-raziella se me
daba tantas fuerzas y me hacia esperimentar tal presentara tal como la habia visto el dia anterior. •
consuelo, que repentinamente me creí curado. El sol estaba tan puro, el reposo habia dado
Parecíame que tan luego como ella hubiera par- tantas fuerzas á mis miembros; la soledad de mi
tido, podria levantarme y andar; sin embargo, me habitación pesaba de un modo tan horrible sobre

sentia tan aliviado con su presencia, que prolon- mi alma; el deseo de oir de nuevo el sonido de

gaba la conversación cuanto era posible, y dete- una voz afectuosa y conocida; todo esto me agui-

nia á la joven con mil pretestos, por temor de joneaba tanto, que inmediatamente, débil, balbu-
que se fuese y con ella el bienestar que gozaba. ciente como estaba, me levanté. Comí el resto

Ella me sirvió una parte del dia sin temor, sin de las naranjas, subí en un carricol de alquiler,
reserva afectada, sin falso pudor, como una her- é instintivamente me hice conducir hacia la Mer-
mana que sirve á su hermano sin pensar si es gellina.

hombre. Fué á comprarme naranjas; y con sus


VIII.
lindos dientecitos mordia la corteza para que el
jugo cayera en mi vaso por la presión que efec- Tan luego como hube llegado á la casa baja de
tuaba con sus dedos en el fruto. En seguida Andrea, subí la escalera que conduce á la plata-

quitó de su cuello una pequeña medalla de plata forma encima de la bodega, sobre la cual se abrian

que pendia de un cordón negro y se ocultaba en los aposentos de la familia. En el astrisco en-

su seno, y la clavó con un alfiler en la cortina contró á G-raziella, á la abuela, al anciano pesca-
blanca de mi lecho: me aseguró que bien pronto dor, á Beppino y á los niños, que se disponían á
me hallarla curado por la virtud de la santa ima- salir en aquel mismo momento para ir á verme á

gen, y cuando el dia comenzaba á declinar, se fué casa, engalanados con sus mas bellos vestidos.

no sin volverse veinte veces de la puerta á mi le- Cada uno de ellos llevaba en un canasto, en un
cho para informarse de lo que podria desear aun, pañuelo ó en la mano algo de lo que aquellas po-
y para hacerme las mas vivas recomendaciones bres gentes hablan imaginado que seria mas agra-
de rezar con devoción ante la imagen antes de dable y sano para un enfermo: éste, un frasco de
dormirme. vino blanco con reflejos de oro de Ischia, tapa-
do, no con corcho, sino con romero y otras yer-
, Vil. bas aromáticas que perfumaban el vino; aquel,
higos secos; el otro, nísperos; los niños, naranjas...
Sea por;,,virtud de la imagen y de las oracio-
El corazón de Graziella habia animado á todos
nes que sin duda G-raziella le dirigirla; sea por la
los miembros de la familia.
influencia de la ternura é interés que habia sor-
prendido en las facciones de la doncella; sea por IX.
que la agradable distracción que me causó su
presencia y su conversación, hubiesen escitado el Al verme aparecer débil y pálido todavía, pe-
abandono enfermizo de todo mi ser, lo cierto es ro en pié y sonriendo con ellos, todos arrojaron
que apenas hubo ella salido de mi aposento, pude un grito. Graziella en su alegría dejó caer y
yo entregarme á un sueño tranquilo y reparador. rodar las naranjas que tenia en su delantal, y
El dia siguiente al despertar, mirando las cas- palmoteando como un chico, corrió hacia mí.
caras de naranja esparcidms por el suelo de mi — ¿No os deeia yo,, esclamó, que la imagen oa
164 LAS CONFIDENCIAS.

sanaría, si dormía una noche siquiera en vuestro que no podían dar cumplimiento á todos los pe-

lecho? ¿Os engañaba? didos de este objeto de lujo que se hacían de to-
Yo quise devolverle su medalla, y la saqué del da la Europa, aquel hombre había pensado en su
seno, adonde me la había puesto al salir. sobrina, y pocos días -antes había venido á apun-
—Besadla antes, me dijo la joven, y yo la be- tarla en la lista de sus oficialas. Le había traído
sé,y también sus dedos rosados que había alar- coral, losinstrumentos necesarios, y dádole las
gado para recobrarla. primeras lecciones de su oficio, bastante sencillo.
—Yo os la prestaré, sí volvéis á caer enfermo, Las demás obreras trabajaban en común en el

añadió colocando cordón en su cuello y desli-


el taller.

zando la medalla sobre su pecho; la imagen ser- G-raziella, que durante la continua y necesaria
virá para los dos. ausencia de la madre y del pescador, era la úni-
Nos sentamos entonces en el terrado á gozar ca guarda de los niños, ejercía su oficio en casa.
del sol de la mañana. Toda la familia estuvo Su tio, que no podía venir muy á menudo, hacia
tan gozosa como si hubiera reunídose con un her- algunos días que enviaba á casa de la doncella á
mano, con un hijo después dé un largo viage. El su hijo mayor, primo de G-raziella, joven de vein-
tiempo, que tan necesario es para la formación de te años, instruido, modesto, muy arreglado, ofi-

las amistades íntimas en las clases superiores, na- cial de los mejores, pero pobre de espíritu, ra-
da importa en las bajas: los corazones se abren quítico y algo contrahecho de cuerpo. Por la tar-
sin desconfianza, y se sondean inmediatamente, de, cuando se había cerrado la fábrica, venia á
porque no hay allí ínteres oculto bajo sus senti- eesaminar el trabajo de su prima, á instruirla en
mientos .... Mas amistad y parentesco de alma el manejo de los instrumentos, y á darle también
se forma en ocho días en medio, de los hombres las primeras lecciones de lectura, escritura y
de la naturaleza, que en diez años entre los de so- cuentas.
ciedad. Aquella familia y yo éramos ya casi pa- —Esperamos, me dijo la abuela en un momen-
rientes. to en que Graziella volvía la cabeza, que esto se-

En un momento nos informamos recíproca- rá en provecho de los dos, y que el maestro lle-

mente de todo lo que nos había acontecido bueno gará á ser el servidor de su novia.
ó malo desde que nos habíamos separado. La
pobre casa se hallaba bajo el signo de la felici-
ANÉCDOTAS.
dad: la barca había sido bendecida; las redes es-
Luís XIII, pocos días antes de su muerte, hi-
taban llenas de fortuna; jamas había sido tan
zo bautizar al delfin, que tenia entonces cuatro
abundante la pesca. La abuela no podía dar a-
años y medio. Después de la ceremonia, se llevó
basto á la venta de los peces en el pueblo, delan-
al chico regenerado al cuarto del rey, su padre,
te de su puerta; Beppino, fuerte y atrevido, valia
que estaba en cama.
lo que un marinero de veinte años, aunque no
nia mas que doce; Grazíella, finalmente, aprendía
te-
— ¿Cómo mío?
os llamáis ahora, hijo le pregun-
tó el monarca.
un oficio muy superior á la humilde profesión de
la familia. Su salario, bastante considerable ya
—Papá, me llamo Luis XIV.
para de una niña y que crecería mas
el trabajo
— Todavía mío, todavía
no, hijo no; pero tal

todavía con su talento, alcanzaría para alimentar


vez será muy pronto, si tal es la voluntad de
Dios.
y vestir á sus hermanítos, y para formarse ella
misma una dote para cuando estuviera en edad 6 Al famoso doctor Borden se le encontró una
le ocurriera pensar en el matrimonio.
mañana muerto en su cama. Cuando supo este
Estas eran las palabras de sus padres. Gra-
suceso la marquesa de ***, dijo:
ziella era coralera^ es decir, aprendía á trabajar
"La muerte le tenia tanto miedo, que no ha
en el coral. El comercio y la manufactura del hallado otro arbitrio para atraparlo, que el de co-
coral formaban entonces la principal fuente de la
gerlo dormido."
riqueza de las ciudades de Italia. —Uno de los tíos
de la joven, hermano de la madre que ella había Yolanda Bailly, viuda de Dionisio Capet, pro-
perdido, era director de la principal fábrica de curador del Chatolet, falleció en 1514, á la edad
coral de Ñapóles. Ilico para su estado,y al fren- de 88 años. Antes de su ínucrte, \iá«áS^95 des-
te de numerosos trabajadores de ambos secaos, cendientes suyos.
35X>^

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u- ii
llfl

^
CTna dé las ólbrás mas recomendables que lian el rio Jordán hasta el lago inmenso, que llamamos
salido de la fecunda pluma. del celebre Alejandro el Mediterráneo, y que los cananeos, en su igno-
Dumas, és, sin dispiíta, la
\ que lleva el título de: rancia, denominan el G-ran Mar, y del Norte al
"Grali'a j/- 'Francia." Áüiique Hácéyá algún tiem- Mediodía, desde el Monte Líbano hasta el tor-
po c[ue se .publicó, debe ser desconocida de la ma- rente del Besor, ó el rio de Egipto (*).
yor párté dé nuestros lectores^ por ño ser dé las Ahí es donde, separada del resto de los honi-
traducidas ál castellano, Entré diversos trozos bres, al Norte, por una cadena dé montañas; al
notables qué con tienen hay dos que nos parecen Este, por un río; al Sur, por uu torrente; al Le-
admirablemente y que pbi-tal motivo he- -escritos, vante, por el mar, y separada antes de que la au-
mos pensado traducir pa;ra él A11)um, él Prólogo daz empresa de Babel dé por resultado la confu*
y él Epílogo.' Él primero ío publicamos én esté sion de las lenguas, conservará aquella nación co-
número; el segundo saldrá en. uno de los prÓcsi- mo un tesoro, que dos siglos después irá á recla,-
mos. mar Abraham el idioma primitivo de los hijos
dé Dios, y las primeras tierras,' ocupadas por el
padre.de los hombres.

El eprto. espacio que nos hemos reservado. para Luego, cuando llega el dia de la dispersión dé
,,

fiste JPrólogo, no pos permite dirigirá los tiempos


los pueblos, cuando el mundo entero es dado á la

p,riiíii1uivos .mas, que una de esas njira,das rápidas,


descendencia de tres hombres, los hijos de" Cham
en que no se, vuelven hacia el Mediodía; dejan á su izquier-
se reconocen sino las masas, sin poder
disti;nguir,los pormenores.
da el Mar Rojo; atraviesan el Nilo, arriba de las
, -:r. • :;•.

, Si abrimos los .libros, hebreos, viejos archivos


siete embocaduras, por las que se precipita en el

del.n^undo iip;ciente, venios primera familia Mediterranep; y baio la dirección de Mesraim,


,á la
dividirse! en tres ramas, como su gefe, fundan, entre el gran desíei'to y el golfo
el, triángulo. infla-
mado que simboliza, á Dips, órdenes de sus ai'ábigp, el reinó de Egipto,, donde quinientos
yá las
años después Dsymandias edificará á Tébas y
gefes,.,de.positar.en. las tres, pa,,rtes del mundo coj
Úcoreo á Ménfis. Sus hijos, pueWÓs quémadó-s
pocidp, la semilla de los. pueblos futuros,,
por el Sol del África, se estenderán desde el es-
; PefQ-.aun; antes de ellos, para.fornjar.una na:
clon .aparte^ UA. núcleo primordial, trecho de Babelmandel }iasta. la Mauritania, ^i^
un pueblo pri-
Canaan, que se eleva el Atlas, y, des,de el itsmp de. Suez
mitivo^,, á,,qviien persigue la maldición de
Noé, hasta al cabo, de las Tempestades,, .dpnde mugeii
baja,, s.eguido .de sus o,nG.e hijos, de las nion-
^añaí^ de, la -Armenia,: las, pías reunidas del océano Atlaijtico'y, del niar
donde ,se habia. detenido el
a^ca- dp las Indias. • •!
, Atraviesa el, Jordán ,en sentido opuesto aJ .
:
:;- -.o j:;:^. '. ;

e», que, Iq ,p.as,ó. ;desp\ies . Por su parte, los deseendientes.de Sem se djir
,
. . Moisés, , y, no, s,e. detiene
áino en, 1?:iden.en,tr,€iS columnas, y carQ,i.nap hacia el Orieu:
Ig,,. tierra qu.e se llamó luego, Palestina, .a

cual k; (jarabanai proscrita da, el no,njbre. .de su te, guiados p.o^'.t,i;es.gefes difer^ntes,,c0mO|]ps t¡res
la. ,
,

gefe. Pronto. cada hermano m.anda a una familia;


bra;zps de ur)i4:io, qu.e.se al^j,an .djXPXSyP-^f § desd^

cada, familia.; ¡forma. :una tribu;, las- tribus reTOÍdas ^UPi^ígen. ;;.,.. „^, .,,;.-..:; aoí úh >.::UÚ>\lür.^^- u x, !

cpmpoueR Arfaxad, el mayor, va á^^up,dar á la, .izquierda


: l;l^• pueblO); y la raza de un. solo hom-;
hm.m.. esti^üde .del ..Orie:nte a} .Occidente, d^sdg (*) Hiatoria del pueblo (le .D¡,93. ,
.,^,

ToM. n. —VIH. "22


i ;
166 ESTUDIOS HISTOKICOS.

del golfo pérsico el reino de Caldea; reino privi- Luego, apresurando la obra misteriosa, se su-
legiado, cuyo pueblo tomará un dia el título de cederán:
pueblo de Dios, y verá nacer á Tharé, de quien En Grrecia, para instruir, Homero y Eurípides,

nacerá Abraham. los poetas; Licurgo y Solón, los legisladores; Pla-

Elam, el segundo hijo, atraviesa el Eufrates y tón y Sócrates, los filósofos; y el mundo entero
el Tigris, y va, del otro lado de una cordillera de estudiará sus obras, adoptará sus leyes, aceptará
montañas desconocidas, á levantar en su base el sus dogmas.
reino de los Elamitas, al cual sobrevivirá el re- En Roma, para conquistar, César, general y
cuerdo de una gran ciudad y de un grande hom- dictador; y su ejército pasará al través del mun-
bre: de Persépolis y de Ciro. do, como un rio inmenso en el que se precipita-
Asur, el tercer hijo, se detiene entre la Meso- rán, á guisa de torrentes, catorce naciones, for-
potamia y la Siria; edifica á Nínive, y echa los mando una sola corriente con todas sus aguas,
fundamentos del reino de los asirlos, en que Ne- un solo pueblo con todos sus pueblos, un solo
rod, el de treinta y
cazador, abrirá esa lista lenguage de todos sus idiomas, y no escapando de
cuatro reyes, que cerrará Sardanápalo. sus manos sino para ir á formar, entre las de Oc-
Entonces la posteridad de los tres hermanos se tavio Augusto, un solo imperio de todos sus im-
dispersará en ese jardin del mundo, que se llama perios.

Asia: atravesará selvas en que se recoge el sán- En fin, venidos los tiempos, en un rincón de la
dalo y la mirra; pasará rios que corren por un le- Judea nacerá hacia el Oriente, donde nace el
cho de coral y perlas, y encontrará minas de ru- dia, y se elevará sobre el horizonte romano, Cris-
bíes, topacios y diamantes, al echar los cimientos to, ese Sol de la civilización, cuyos rayos religio-
de esas ciudades maravillosas, que llamará Bag- sos separarán la edad antigua de la moderna, y
dad, Ispahan y Cachemira. cuya luz brilla tres siglos antes de iluminar á
En cuanto á los hijos de Jafet, caminarán á Constantino.
tierras desoladas al través de la atmósfera nebu- Pero como semejante imperio es demasiado vas-
losa del Occidente: se estenderán por la Europa; to para permanecer por mucho tiempo en equili-

se detendrán un instante en G-recia para fundar brio, bajo el cetro de un solo hombre, se escapa-
á Siciones y Argos, y en seguida se diseminarán rá de manos moribundas de Teodosio el Gran-
las

de la Nueva-Zembla al estrecho de Gribraltar, y de; se romperá en dos pedazos, é irá, rodando

del Mar Negro á las costas de Noruega, apode- por ambos lados del atahud, á formar, en los tro-
rándose de esa parte del mundo que los hebreos, nos de Arcadio y Honorio, el doble imperio cris-

poéticos en su ignorancia, han denominado las tiano de Oriente y Occidente.


islas de las naciones (*). Sin embargo, esos torrentes de naciones, que se
Luego, una vez poblado el mundo, Dios pen- hablan precipitado en el gran rio romano, hablan
sará instruirlo con las ciencias, iluminarlo con acarreado mas barro que agua pura: el imperio,
la religión, y para que ningún pueblo quede es- heredando la ciencia de los pueblos, habia here-
cluido de este doble beneficio, reunirá por la con- dado también sus vicios. La corrupción habia
quista á todas las naciones de la tierra entre los entrado en sus corazones, la prostitución en las
brazos del coloso romano. ciudades, la molicie en los campos: los hombres
Entonces, para preparar esa grande era del sudaban bajo el peso de capas tan ligeras, que el
cristianismo y de la civilización, se verá mil viento las levantaba. Las mugeres pasaban el dia
quinientos años antes, concurriendo á la realiza- en los baños, de que salían con un velo para en-
ción del pensamiento de Dios, partir al mismo trar en casas de perdición. Los soldados, sin co-
tiempo del Egipto, bajo la dirección de Cecrope, razas, acostados bajo pintadas tiendas, bebian en
una colonia de sabios, que fundará á Atenas, cu- copas mas pesadas que sus espadas. Todo se ha-
na de todas las ciencias; á las órdenes de Pela- bia hecho venal: conciencia de ciudadanos, favo-
gio, un ejército de soldados, cuyos hijos edificarán res de las esposas, servicios de los guerreros. Y
á Roma, símbolo de todas las conquistas; y bíijo una nación está bieu cerca de su ruina, cuando
las leyes de Moisés, un rebaño de esclavos, entre sus dioses lares son estatuas de oro.
los descendientes de los cuales nacerá el Cristo,
La moralreciente y pura del Evangelio no es-
tipo de toda igualdad. taba ya, pues, en armonía con aquel mundo gas-

(•) Historia del pueblo de Dios. tado y corrompido. La raza primitiva, conta-;
ESTUDIOS HISTÓRICOS. 167

teinada con el sacrilegio, habia sido destruida por Llévanle cinco mil libras en oro, treinta rail en
las aguas: la raza secundaria, contaminada con plata, cuatro mil túnicas de seda, tres mil pieles
la corrupción, debia purificarse con el hierro y y tres mil libras de pimienta. Los ro-
escarlatas,
con el fuego. manos, para rescatarse, hablan fundido la estatua
Entonces hé aquí que de repente, del fondo de de oro del Valor, que llamaban la virtud guer-
paises desconocidos, al Norte, al Oriente, al Me- rera.
diodia, se levantan, con gran ruido de armas, Viene en seguida Genzerico á la cabeza de los
hordas innumerables de bárbaros, que atraviesan vándalos, atravesando el África y dirigiéndose á
el mundo, unos á pié, otros á caballo, éstos en ca- Cartago, donde se han refugiado los restos de Ro-

mellos , aquellos en carros tirados por ciervos. ma; á Cartago la prostituida, en que los hombres
Los rios los acarrean en sus escudos, la mar los se coronan de flores, se visten como mugeres;
ll«va en barcas: ellos van empujando delante de y con la cabeza encubierta, cortesanas de nue-

sí las poblaciones con el hierro de la espada, co- va especie, detienen á los transeúntes para ofre-

mo el pastor los rebaños con la madera del caya- cerles sus monstruosos favores. Genzerico llega
delante de la ciudad, y mientras el ejército su-
do, y derrocan nación sobre nación, como si la

voz de Dios hubiese dicho: "Mezclaré los pueblos be á las murallas, el pueblo baja al circo. Por
del mundo, a la manera que el huracán mezcla el fuera, el ruido de las armas; por dentro, la alga-

polvo de la tierra, á fin de que con su choque las zara de los juegos: aquí, la voz de los cantores;

chispas de la fé cristiana se esparzan por todas allí, los lamentos de los moribundos; al pié de las

las partes del globo; tiempos y


á fin de que los murallas, las maldiciones de los que se resbalan

los recuerdos antiguos sean abolidos; á fin de que en la sangre y caen en la refriega; en las gradas

se hagan nuevas todas las cosas." del anfiteatro, h)s cantos de los músicos y los so-

Habrá, sin embargo, orden en la destrucción, nidos de las flautas que los acompañan. Por fin,

porque de ese caos saldrá un nuevo mundo. Ca- la ciudad es tomada, y Genzerico va en persona

da, uno tendrá su parte de devastación, porque á ordenar á los cuidadores que abran las puertas
del circo.
Dios ha marcado á cada uno la misión que debe
llenar, como el hacendado marca á los segadores
—A quién? le preguntan.

los campos que tendrán que segar.


—Al rey del mar y de la tierra, responde el

Viene primero Alarieo á la cabeza de los Go- vencedor.

dos, avanzando al través de la Italia, impelido por


Pero pronto siente la necesidad de llevar á
otras partes el hierro y el fuego. El bárbaro no
el soplo de Jehová, como un navio por el de la
tempestad. — Camina. —No es su voluntad lo que sabe qué pueblos cubren la superficie del globo,

lo lleva; hay un brazo que lo empuja. Camina. — y los quiere destruir. Dirígese al puerto, embar-

— En vano un monge se interpone en su camino, ca su ejército, es el último que entra en sus bu-
ques.
é intenta detenerlo. "Lo que me pides no está
en mi poder, le responde el bárbaro; algo me im- — ¿A dónde vamos, señor.'' dice el piloto.

pele á ir á derrocar á Roma." — Tres veces en- — Adonde Dios me lleve!

vuelve é. la ciudad entera con la ola de sus sol-


— A qué nación vamos á hacer la guerra?

dados; tres veces retrocede como una marea. Se — A que Dios quiere
la castigar.

le presentan embajadores á pedirle que levante Viene, por último, Atila, á quien su misión

el sitio: le dicen, para intimidarlo, que tendrá llama á las Gallas, cuyo campo, cada vez que se
que combatir con una muchedumbre tres veces detiene, cubre el espacio de tres ciudades comu-
mas numerosa que su ejército. nes; que hace velar á un rey cautivo en la tienda

—Tanto mejor, dice el segador de hombres; de cada uno de sus generales, y á uno de sus ge-
mientras la yerba es mas espesa, se siega con mas nerales en su tienda; que desdeñando los vasos
facilidad! de oro y plata de la Grecia, come carnes san-
Déjase, en fin, persuadir, y promete retirarse grientas en platos de madera. Avanza, y llena
si le dan todo el oro, toda la plata, todas las pe- con su ejército las llanuras del Danubio. Una
drerías, todos los esclavos bárbaros que se en- sierva le enseña el camino al través del Palus
cuentran en la ciudad. Meótides, y desaparece. Atila pasa como un tor-
— ¿Y qué quedará entonces á los habitantes? rente por el imperio oriental , dejando tras sí
—La vida, contesta Alarieo. á Leen II y á Zenon Isaúrico, sus tributarios;
- >:•

Í68- ESí UDios jarsf oKit^üs^

des,deñ.a,,4, ;Ilo]5na),;ya: atruínad^,; p,ar. iA^aj-ipiorf ,po- ;• citos;, óiiíando el bum o dé tantas; ciudades inceiOM.'

ng por- fin;¡el pié e.p, esa. itm'xp- qijiq es h,Qy; la^FvíHír diadas; se ;huba.- I remontado á los:;cielQs; ouandoí
ci^jj ^ola,meíitei:d.os.piudades,,,;Xx0^ y,, ,I?iafyis,: los (Valores, que ;se. elevaban; de. tantos campas deí
qyip^.a» e];i;pi]B;:,T9d^3.io3:di,^§la,.,saiagr¡e .eiimjwe; batalla hubieron caido sobre la tierra^ eon» ro<'
la .í^giT^j; tp^^s laSf íiO|Cj;i^3 el JAce^dip ,er\r.oj ePie>
, , eli cíiQífeóundádor; ouandoj en ; ^ni,; la; vista p>udoi dis-
cielo; los niños son colgados de los árboles poij' tinguir, alguna .cbsa'en.iíneddo-déiaquiei'inmeBSO[
el riendo.\ del^ lausloj^ j' abandonados wvos: Hilas caos^; distinguió I
pueblos jóvenes y ^renovados; !es-í:>
ates-dé .rapiña: lasjóVeiies :sbn arrojadas ál. .traV. treehándose al irededór de álguinbs anciaiibs,:-.qui© I
ves de los caminos, ¡y ijoá carros cargados pasan tenian. «n^iianái manó el Evaingelio y en otranilá:'
sobré eEasy los: viejos. son: áiadosfál citeEo de lo» 1
;
.) 'üO.mC
caballos, y los caballos aguijoneados ks arrebatan ', EsoSiancianbs -eran, los. padres derla IgksiariM J
consigoi- Quinientas ciudades quemadas: inarean .
'
. AqueUiOíS püeblps eran nuestros abuelos, com.dí :

el paso del rey de ios Hunos, poí el miindoj" el- loso hebri^oe ihabiaiar-sido; nuestros; antepasados^^-. >

desierto -se estiende- tras de ' él,': cómo ; gi faera su jfuenteá)'vis^aSji;ique' brotaban. 'puras de la ¡tierra»
tributat-io.'; ¡Ni la yerba crece, dice el esteríaina-i eai ú ilugar .mi&mor donde se ihabiam;. perdido- loa
dor,- por donde ba pasado; el caballo de' Atilaf
:
;

ríos corrompidas!;;: il-'-- :nú-x¡.> í>^:Ü\¡:m¡ '-.olCi v'i' Kí'-r

- -Todo- es estraordinario' en -estos' enviados deia i; > Eran¡;íloiS;:iF!ran]£oS' :('francesesi) ; ,i ilos ¡ÍBurgrn)
venganza celeste:, nacimiento, vidíi ;y. muerte. - ---
Hunda .(ibxii^i ñones,) y ios ;"W!esti-<3!iQdo3 ¡(vt^r
.

.Alarido, pronto:» eiEcbarcarse para la.^ Sicilifoy^ sigbdos); diffiidiéndose-.la iGlalia; los .Ost^G-.od{)iS-)
muere en Gosenza. Entonces susisoldado^coií
'
(ostrogodos)),! los. Longobardosi (lombardos^ ^jl
ayuda de una tropa deicautivos, desvían el -curso los 'Gépidos, espárei.éndoso- eu: Italia; los All-^ : ' ] •
-
í
I

del Busento; les hacen abrir una huesa para su :


Ins alanos los?; Yan-^Jíalls .(vándalosi) yi: I03-;
( )
, .
;

gefe en' medio: del cauce seco del .rio, y- arro-»: Suevos, apoderándose de ÍEspaña;

; i ; yi en r, fin j ílos
jan debajo del cuerpo, al rededor; del- cuerpo;, sok' Fictos, losriEseooesea.y losi AngloTsajoaetí,) dispjiT-
Iffe el. cuerpo^: oro, piedras preciosas, telas eSquit: téndose la GíanrrBretáña.;-; ;¥ en istédio; deiesaef'
sitas; luego, cuando la huesa está ya llenajívuél+- razas n!uevas-yibárbaras,):álgunasviesjas,coloniá$r
ven las aguas del Busento^á su cauce; el rió.pa«a deíFoiaanes, esparcidas aquí jy allí,; especies de-éof.
sobre la tumba; y en márgenes degüellan has- lumnas, plantadRS.por,la «ivilizftcion,; aaombra'daa[
las

ta el último de los esclavos que han servido parar de :quedaíieac pié entre la [barbarie^, ;y: en laSiiCjúe
lá obra funeral, á-fin de que; el misterio d>el se- estaban: ¡esqpitos iloí jíotnbres! :niédioí .bofíadjQS.d^'.
pulcro seaun secreto entre ellos y los muerljosir. >
los priíaeyos poseedores; del mundo-- '-;> ní.-.i-; [9
. Atil.a espira en los brazos de nueva esposa;
stí'
I
i i I,:,. 1 , 1 . =RWr
I-ldico; y los Hunosj con las puntas de sus espa-
daSj' -Be hacen, incisiones abajo^ de los ojos,, para .;;':; ¡ríic-i r;^ (1:; ipi::;;; i;;, :'• ''',:í:c^íí¡ í;;' (icrrr —
n^'-.'

no Uorar á su rey con lágrimas de mugeres, sino;

con sangre de hombres. : La flor de siM-cábialle-


tlPreron decía, :y: noísin jlustieia:: HPará"VÍfVÍii;en'>
ros gira todo el dia al rededor del cíoíerpó,. enco- pazcón tod^5> elmúhdo^;nb basta'masíqüe.ñíik me^r
nando cánticos guerreros; luego,' cuaüdo la- no- terse en ; los negocios' ágenos:' es
> > también ipreéiso-'-
che ha llegado, el cadáver, encerrado fenir^s en-los propioSiV: m;
déjarique losi ;demEas;^eim«tati' '.
<

atahudesj-el primero dé oro, el segundo de plata, ;;•; ':'.


'iii:i:V'.i vr:i' i o;\:J2j^-rH_: //;;/:(: ;i¡'; i:í;.;'o-:'Tr;;

el: tercero de hierro,: es depositado mistérioean i;T!i:i'^t ';)rr;» .ri'i->;^\''',-;i'r*r.': .í:'íi::¡ .r;'i'iii> ;)i :'i¡l;v l'>

mente en la tumba, sobre im lecho de banderas, .Up, pi.pitoí^^:,?^a;^ab^ ^ejanjtp, .de. ; Aplé^S ,^p,
armas y piedras preciosas; y á fia de qué nengu- que pintaba muy aprisa; í';Pipn,§p,pp)iQC.^,V,}pre37.
na codicia humana venga a profanar tantas ri- pondip. .éste, sei|ic^iUamepte,,., , ;
.•;,.,-.,., ; .;

..i „ ;;'!,---

quezas funerales, los sepultadores son precipitar, -.i,l,.• llU-j l;¿,\;.»i>. !)< 1:. ')•>, i-:i:;i: •-;;> ,;;;j-;;;7 .r;í >f;'i íil'">iíír

dos á la huesa, y enterrados, con el sepultado. 'iiinii'h.n'!:


, .

Así pasaron esos hombres que, instruidos dej ,,,Janfia^ Sp,4ai;á,.á ningji^^ satina una jpp^pues-
su. misioa por un instinto Balvagé,'SQ aüticiparoa ta„p^3 pipante. fiue la <lp ,Fopiter|qUp,^;t^.3.uj;pf,.
al juicio del mundo, intitvdándose a-sí mismosiel qV^p,
QpQ9si^jijÍQlo,;fué,fLjj.eusar^,9;%Jí^^]^de^eii|i^

martille del uaiverso ó el azote de Dios, i'.


de haberlo ultrajado en un foJletq. ,|¡,,¡,
u' "i i . ;
,. , ,;•, ,

Luego, cuando el viento hubo disipado el ppl-. •,-7r-I)e yeraíi? Ip dijp pl filóíJofpj,,j)ucQ,;^s Ija^^i-
vo (^ue habia levantado la marcha 4© tantos, ejér- mera noticia que t^P^p de ello, ,.,,,„'•;, ¡.,
.J__
, ' - >

###
\(^

• ' ''

¡Qué gmta es, amible Elisa, •


'.
í^ ?'
-Pcjirqué mi dtil'cé destino '
^^ - '^ í- '•-'- '-?-

En tus labios la sonrisa Es amarte con pasión,


celestial! vida mia.

m;' ¿Spráiqta-e. la; bienandaniza,.; -,•;,:


-:-.!:; rr [Cómo eleva-el pensamiento. ,-.':! !;•,. . .;:

::;;, ir ::
El aroma dé tu aliento.- ,yígor de mji juyentuid,:-; . > ,; : :•;:; nr

¡..;;.,trÍStemUfir%;. .;;[ í;,'; ^


;:(;, i;-:¡i
" '' '''"' '''-''''
"Y cóií 'éirá 'la' ésp'ei^áti^S, '

3I mió: tu presencia '-' O


' " ':' -'"Que bacé'-sóüar'mi l'aüd,''
;!¡j:

ÍDisipa de mi ecsistencia
el dolor. ,
;:' "-

í; ;''ii r;! •ir:"' (!ñ:i ü,);;i:';!.' '!; ,, :-i:"~''' \' i;; :.: ;
'-.

No, no acaben tus caricias,


Tu voz mi espíritu inquieta; • '' ?f'
Que vierten blando
'v;J;;:;.ii
Y -táü. soló'süy'-poelia
•'"'' '"' '^"'^'' — ¡o
'
7 .ci;¡vi;v(;í 'm;!' ''":
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<y^i'.::'.^
en mialma;
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.'ívr:::nrrjf;
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.

'>'>' .!Mr.;-i,v,i; r.^ .]:: <-.: :-;;::; :• -,; :. ^1; ;': :-:)-y --í-.í^-j
por tu amoí;' í''

.,,.;.;, ¡ ,,,,,, Qu.^ ; eliaSi ¡caucan. ,mÍ8 deliciaSj .


, . ; ( [ •, / ;
r

r V ¡Con cuánto gozo respira r ,


,:-, ;,•; j ;
:'í^.l}ev^an;,eíl) mi-faz ..:i :.:. í-, -.:;;í;;;-;;(ii;;^

Cada vez que amante mii'o',^ ;.,,..„ ,;.,.^,, \^;.y. '.>:.> ^.ú\x•^s.í^ Vi
" .^;;;^;;^(vdulceCalma.;;i; .:!;;,ir;í::-)

tu beldad!
-•iri;> Mil ^íríir; vr .i!|¡;:¡i; \-, ''y^W-lO "..."j Iv.' ''"''"'' '

ÍRTás i
áh ya escucb o trémulo
í .\ ,
'

'

;"";.' ^ím '

Eres mi fanal, mi guia, .'^ '


'"''
'''Bi'tierno adiós doliente
'

'
T '".'". .'

'-''^^^^'^—
.f;i;oj';iú El^ángerdel alaia;¡iüiay''" ue, en tus labios pendiente,
.';^T.:''-;-;'ii5ÉÍ'déidád.-i''''^'-^'i' '-' .-;:•,:-' .!• ^'"''."
''J)éb¿rá's"prónúneiár;
'
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.:[! 'K iiVi i. iipLí .!::> ií;':-'i^;i; .r:;-i{:;:;-:);: '


.)\\;^<^•^\- ri;,;;;-í \\> r;xii-f ':•-
'.:': ^'w:!' : r.;;';'í;¡:-':::f

. .
Y té amo c'o^ elcajifíor ,,.,,. ..-.-
.,,.;i
r.v^-ur^,ya,,Hii,i:o en.tu.párpadp • '
;, ,,. ; ,., -,-

.
:Que, la; tierna -ni?i4r|&^^ al. nyíjO ,,r, r.; •;,;>;,; ,,', •- ,,,•,'^^1^ S''^'^ *1^® P^9'^?^^J '"> :ú\'.'iur - .-m'.';^,

.^, ,., .... ^i; in¡i}estra,tu.pes^r. ;,. .^;--.^::,y: h 50)>


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Como el insecto' aíáííádO'í."''
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Ama el néctar delicád^ó '' :!•-'"' i'-'íiiNo pr<!)iatineies,:'ERsa, él triste' iauguíiíP


'''

;ii .©©luna GrBél:y:doíorosa ausencia,- -'^ -fi-h-r-o

^i;;;i
i;, i
'Qiie. emponzoña el'placer'de mi eesisteücia,,'
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i
Ab! tu nombre, |)eUia Elisa, .1, ;-.,,;; Queroba la quiettid al coraíoñ.- •'- ' i."((>;vi

- ; Hace mi- pecho -latir ... , , ,,,,

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''Máá'.'.':'.'Sies inevitable tu'^estiüól';^''''"'^
.I'i: v,r ''' '*'"'
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Y' at'sójjlo de'lévéi'briéá,
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-Te^dicé ¡ádios!'el labio balbuciente.
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);j]«ifo püédo iñas! qué nii 'abrasada frente' '

Grato se oye í-épetir !^^=


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Mtiátiá áé itióliíia al peéo del
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•írlriOVa fí'U ir' .<^rl«ir!--: ;i,r i^íT'"';-'. r.l i.';
México 13 de Junio de 1849.
aoc.P'OíW'?! ^^ ;n,oflabre.;dÍY.WO- .
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Es fuente de inspir^acioflii; ..i-ífüi'i^ :m; .'.;';ii.-">lii,í-:ui; V :.:'í ,; efBSüS .BaRRANCOv.'.'OÍCGíI


de. ,pi9;^I^ÍS-i, ;.,.:, ,: í - '),í;)í\.),- ^Ssorito-paraielÁlhutn.) -^ >
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HISTORIA FAMOSA
QUE

DEBERÁ LEERSE A LAS DOCE DE LA KOCHE.

En Europa las noches de invierno, particular- y el comenzar las historias, fué obra de un ins-
mente en los castillos y casas de campo, se reú- tante. Uno contó las infidelidades de su novia;
nen las familias al derredor de la chimenea, y el otro, las desgracias de su infancia; el de mas
cada uno de los concurrentes cuenta una historia allá, las aventuras de sus viages. Las horas pa-
ó una anécdota, ó una tradición popular, que si saban rápidamente, y apenas se acababa una his-
es escuchada por algún novelista, aparece dentro toria, cuando comenzaba otra. Un taquígrafo
de pocos dias en un volumen, adornada con gra- habria podido recoger anécdotas y episodios lle-

bados en madera, y bautizada con un título re- nos de interés.


tumbante. En México no hay invierno, y por —Pues Joaquín, yo soy hombre
señores, dijo
consecuencia no hay chimeneas: así, en invierno, que no duermo.
por lo menos, es imposible encontrar reuniones —Y por qué? preguntaron todos sorprendidos
semejantes á las de la sociedad europea; pero en de que Joaquín diera un giro tan estraño á la
cambio, hay aliares y posadas, y baihcitos caseros; conversación.
y si el escritor no puede sacar á luz una historia — El motivo muy es porque he
sencillo, dor-
romántica, sí le es posible trazar algunos diver- mido mucho.
tidos cuadros de costumbres. En México, ade- —Vamos! gritaron una
los jóvenes; historia,
mas, hay cuaresmas; y en esos cuarenta dias, una que queremos.
historia es lo
mientras en unas casas se reza el santo rosario, —Paciencia, Joaquín,
paciencia, dijo

y se lee el Año Cristiano, en otras se juega tre- —Bien, muy que nos cuente Joaquín
bien; la
sillo y malilla de campo, se toca el piano y se historiade sueños y de
sus sus desveladas.
bailan sus cuadrillas. Los solterones, acostumbra- — Eso iba yo á hacer cabalmente, pero. ... es
dos á concurrir al teatro, se reúnen en un café, gana, no dejan
si hablar.
en el cuarto de un hotel, ó en un club, y suelen — Silencio, silencio!
....
contar sus historias al derredor de una mesa, en —Primero la historia del sueño.

cuyo centro hay una gran ponchera, de la cual —Primero de la Debe


las desveladas.
mas ser
brotan llamas verdiosas y azuladas. divertida. Un hombre que duerme, es poco me-
Ya se ve que si no hay castillos ni chimeneas, nos que un muerto. Un hombre que todas las
se encuentra una suficiente compensación en el noches se desvela, puede inventar algo divertido,
aire embalsamado que suele penetrar por las vi- como por ejemplo, escalar un balcón, esperar una
drieras, y en la franqueza y jovialidad de las reu- misteriosa tapada. ... en fin.

niones, y en el grato calor que comunica al estó- — Pues caballeros, si no me dejan hablar, no
mago el ponche. contaré ni la historia de mi sueño, ni las aventu-
En tiempo de cuaresma, y en medio de una ras de mis desveladas; conque, buenas noches.
sociedad de jóvenes alegres y parlanchines, me — Silencio, silencio!
hallaba yo una noche. El encenderse el ponche — Ya escuchamos.
'ji'and-ville del CIl. GeoffrcfV ;

AOíQ)í^i]QPEí?A

CUMPllOD EcIlIu-'

HISTORIA FAMOSA. 171

—Un vaso de ponche para ponernos en paz. — No por continuó Joaquin con calma;
cierto,

— venga
Cabal, ponche. el nada hay singular raro tratándose de amor.
ni

El mas diestro de todos, el que en esos casos — ¿Y duró mucho


te esa pasión?
hacia el oficio de cocinero, revolvió el líquido in- — Mucho, mucho, mas de un mes; y no si ocur-
flamado de la ponchera, y distribuyó una buena reun desgraciado accidente, habria yo idolatrado
cantidad á los que alargaban la mano, y en la á Teófila toda mi vida.

mano tenian un vaso. —La historia del accidente queremos, escla-

Así que sorbieron algunos tragos, encendieron maron los oyentes. . . . Ya nos figuramos que ese
sus cigarrillos; tosieron, se acomodaron en los so- accidente consistiría en que se le ca,yeron los
faes y sillones como si faeseu á dormir, y guar- dientes, ó se le despintó el pelo, ó te estampó el

daron silencio. rostro en la casaca negra.


Joaquin comenzó: "Ningún muchacho fué, ni —Nada de eso; el accidente fué absolutamente
mas activo, ni mas travieso, ni mas fuerte que yo nervioso, y nada mas. Escuchen ustedes:
hasta los diez y seis años. Hice, pues, lo que to-
Dragón, joven, fogoso y emprendedor, como
dos, es decir, no aprendí ni á leer, ni á escribir yo era, lo único que me cansaba era' la monoto-
en la escuela, y en el colegio no pude pasar de nía de mis amores. Yo podia entrar dia y noche
mínimos. Como mis padres observaron tan bri- á la casa de Teófila, y repetirle que era linda co-
llantes disposiciones, resolvieron dedicarme á la mo Hebé; como Diana la ca-
esbelta y gallarda
carrera de las armas. Antes de diez y ocho años zadora; grave y magestuosa como Minerva; per-
ya yo era un dragón hecho y derecho, con mi fecta y seductora como la Venus de la concha.
vestido encarnado y azul, lleno de bordados de Yo tenia toda la mitología en la cabeza, y con
plata; con un caballo que hacia cabriolas cuando esto la encontraba yo semejanza á todos los dio-
pasaba delante de los balcones de las muchachas, ses. A veces la comparaba yo con el Dios Pan,
y con un sable, con el cual metia yo en los cafés con los Centauros, con los Cíclopes y con Vulca-
y en las calles cuanto ruido era posible. no. La Dobre niña quedaba contentísima del
— ¡Qué mi carrera y mi
diversa habria sido modo novelesco con que le espresaba yo mi pa-
suerte, si no me hubiera maldecido una vieja! sión, y á su vez me repetía que yo era su Vulca-
continuó Joaquin suspirando profundamente. no, su Cíclope, su Dios Pan.
—Una esclamaron
vieja! los oyentes. Pero decia yo quee sta vida monótona rae fasti-
— Una de mas de
vieja respon-
sesenta años, diaba, y para no fastidiarme, inventé otra manera
dió Joaquin. de ver á Teófila. Una noche, á las diez, me des-
— ¿Y qué que ver
tiene con eso la historia? pedí; pero en vez de irme á la calle, me metí por
— Friolera! alma de
si es el ó la historia, la la antesala hasta su recámara, y me oculté tras
historia misma. de las colgaduras.
—Pero que
es posible en creas esas consejas? Teófila cenó opíparamente como tenia de cos-

— Será que ustedes


lo camaradas;
quieran, pe- tumbre; y después de rezar sus devociones, se
ro me ha sido forzoso creer. metió, con una vela en la mano, muy tranquila, á
—Veamos la de maldición de
historia la la su alcoba, donde se creia perfectamente sola.

vieja. Apenas se acerca á abrir las colgaduras, cuando


— Pues, han de
señores, que joven
saber yo, frenético salto á sus brazos, llamándola con una
dragón, y enamorado, pi'onto encontré abrigo en- voz que tenia algo de sepulcral, mi Venus, mi
tre el bello secso. Una anciana rica y emprende- Vulcano; mi Cíclope. Teófila, asustada, cae en
dora se enamoró de mí y yo de ella. la alfombra sin conocimiento. Tomo un vaso de
—¿Tú enamorado de ella? agua, le rocío el rostro, le riego el pecho y el ce-
— Como un loco. Sus grandes narices, que te- rebro; y no bastando esta medicina, le aplico uu
nían el encendido color de una rosa de Bengala, pomo de álcali á las narices, le doy friegas de
su ojos pequeños como un frijol prietito; su cabe- aceite de almendras en los carrillos; en fin, agoto
llo teñido de un suavo castaño; su cara llena de el botiquin que estaba á un lado de la cama.
un polvo de haba, y su blanca dentadura, cons- Teófila era muger de mucha salud.
truida por Maguan, me encantaban, y todas las — Pero, y al fin, ¿qué sucedió?
noches soñaba yo con esos atractivos. —Bah! las medicinas, lejos de surtirle efecto,
— Es singular. le hicieron un daño horrible; de suerte, que le so-
a

172 HISTORIA'. E AMOS A.

brevino uBa convulsión tal, que sus manos pare- emprendió. .Un dia.ae me mandó de avanzada,
cian uno de esos tembeleques que las señoras se haciéndome mil recomendaciones y encargos, y
ponen en la cabeza. -- ... - .
-
manifestándoseme que de mí dependía el écsito
-
Era, como he dicho, un efecto absolutamente de la batalla. Joven, dragón y aspirante, acep!-
nervioso,-- .:.... ;;•-..:-,. té con mucho gusto la peligrosa comisión; y. en
Una hora duró este ataque; mas recobrada un efecto, fuíme atrevidamente á situar :á mi eam»-
poco mi deidad de Su accidenté, me dijo: "¡Quiera po; pero al llegar la noche, «e me representó de
Dios que por castiga délo que has hecho. conmi- nuevo la picara, muchacha arrojándome su. lluvia

go, te duermas en momentos mas.


los críticos de de adbrmideraSi Volví á ver á los insectos coa
tu vidal" . En verdad^ esta era una especie de su infernal farolito en la mano, y á sentir que
maldición, y por cierto, muy. estraña. Ecsigíle, una pesada carreta, tirada por seis yuntas de
como debia^ una esplicacion sobre estas misterio- bueyes, se oprocsimabáá despedazarme. Eü esta
sas palabras; pero ella me respondió, que era un vez la cosa era mas seria. Dos soldados, imitan-
secreto. de -concienciaj y que no lo revelarla. mas do á su hablan dormido, y en esto hábia
gefe, se
€[Ue .al. confesor. .: ... r .:,..'. ....:.• venido una partida- de heregeS rabiosos y ñoá
^ .Durante ocho. dias.insistLen mi pretensiaii, per destrozaba á sablazos.- Guando desperté, estaban
ro en vano. Este fué motivo para que yo desata^ ya cerca Ids Tiré del sable, y me pu-
enemigos.
ra. mis relaciones para siempre. se como un frenético á repartir mandobles; pero

amor y
J] i por-. Teófila se fué dismi-
la ilusión toda en- vano, mi partidafué completamente des-
nuyendo poco á poco; mas á medidu que esto .sur trozada, j/- yo eaí herido. Lar batalla se perdió
cedia, el sueño se: me. .aumentaba, y- ereo todavía indudablemente por mí,- y después de la herida
que he. sido víctima ; de un . sortilegio; .. JjQ mas Fui trasladado al castillo dé
siguió el proceso.
singular era,, que todos mis sueños eran, de sue- San Juan de Ulóa. El consejo de guerra se reu-
ño- XJnas noches- soñaba. que. me volvia uno: de y ¿)oruilade-aquellas rárezas,'el consejo de
nió,

ésos pintados animálej os, que forman sus nidos guerra me déclaíó reo de muerte. Algunos büer
en las calzadas de los caminos. De improviso se nos arfligos que yó ienia' en Veíacruz, que lo su-
osciirecia^ el cielo, y ¡veia que ^algunos -otros ani- pieron á tiempo, se propusieron libertarme. Gón-
males conduelan silenciosamente xin farolito,' certároíi- el que me dejase yó caer á. la
mar, y allí
cuyo resplandor observaba á una hermosa muger, ellos me recogerían en una barca. que deberia
que nos echaba una lluvia de adormideras, Sin cotiducirme á Alvárado. De allí tomarla yo la
querer iba yo cayendo adormecido en. unión de sierra como un salvage, y de la sierra iriá. . .. .'

mis compañeros, á la vez que se acercaba un car- qué sé yó dónde; pero, enfin,.tódc) era menos ma-
ruage, que con sus ruedas debia machucar nues- loque ser pasado por las armas.- La opéraeron
tras alas de esmalte. -La agonía :era tremenda, se fijó en la hora crítica de las doce de la noche;

púeS el peligro estaba cefca, y -no se pódiá evitar. Para no dorínirme, mé puse á pasear en -el pabe-
Despertaba yo sobresaltado, y cón el corazón com- llón, pero qué. .-. .de improviso sentíla lluvia de
primido! me felicitaba de no seí verdaderamente adormideras, y me quedé como uii muerto, soñan-
un pobi*e insecto, á quien reducé á fragmentos do que por haberme dormido' me sacaban á fusi-

h. rueda de nn- coche; Por éste estilo ei-au' mi&•


lar.... Veia yo á la tropa que se formaba^ qué
efeeñoí?; y yo mé vi tentado de'denunerar á Teó- cargaba los fusiles, que me apuntaba: t;odo-esto
fila áia policía. Juro, por- Dios, que si hubiese en una noche oscufa, y alumbrado por las maldi-'

yó' vivido en el tiempo de la Inquisición, la hago tas linternas -que ténian los insectos. Guando
--'•- •..;.•::•!• desperté, un sudor corría por mi frente, y
quemar por hechicera. frió

En ese tiempo se le antojó ál 'diablo, que es, ,


los primeros rayos de lá mañana penetraban por
como «e deja entendei*, el autoi* de todas las dia- las ventanas del' pabellón. La realidad me pa-
blura» del mundo, encender una guerra en las réelo mas espantosa que el sueño. Mis amigos
íVonteris. Mi regimiento Recibió orden de mar- habían fiiü duda, aguardado toda la noche en va-
'•

y yo' debia ser fusilado -alas doce del


y yo marché con mi re^irníentó.
|J:'--'J'-
cha, • noj día.-

Todos los diaa ifiC dorniia yo,' y sufriá fuertes Recorrí el pabellón, di golpes á las murallas coa
reprimendas del coronel, que «ra un hoinbrc de mi cabeza, brinqué, juré, hice géstd¿ espantosos.'
gfánh'igott'hófT'enda Voz: .; :
- El centinela y los oficiales de guardia ereyerou''

' LlegetíSaotí, 'pues, á la frontera, y la ^ampafíi ise- que había yo perdido el juicio. De injproviscreu-
— —
HISTORIA FAMOSA. 17

tré en tranquilidad; me recosté en mi catre, y me apagaremos lávela, nos saldremos de punti las,
y
dormí. cerraremos con tiento la puerta. Buenas noches.
A las doce, el estruendo de la artillería me El Bibliotecario.
despertó. Levánteme, creyendo que se me busca-
ba para matarme; pero ¡cuál fué mi sorpresa, cuan- BOTÁNICA.
do me encontré que todos brincaban, saltaban,
maldecían á los tiranos y victoreaban á la liber-
CAC OMITES.
tad! La esplicacion era muy fácil. Era un pro-
Tigridia pavonia: Cacomites: Jahuiques.
nunciamiento; el gobierno habia sido derrocado
Grénero de la familia de las irideas, aunque yo
en la capital, y ya es una cosa conocida que todo
entiendo que debia colocarse entre las liliáceas:
gobierno que cae, no puede menos de ser un ti-
originaria de México y llevada á Europa en 1785:
rano. Para mí el acontecimiento era verdade-
da unas flores bellísimas: el tallo es verde, des-
ramente feliz; nadie pensó ya en fusilarme ni en
nudo, de como cuarenta centímetros de altura,
detenerme; y el oficial, abrazándome, me dijo,
terminado por una spata verde, que abriéndose,
que ya todos éramos iguales, y qué sé yo cuántas
da paso á esas flores grandes, de color de escar-
cosas mas. Aproveché la ocasión para salvarme
lata,á veces acoletadas, y aun azules, según el
en el bote que mis solícitos amigos rae traian de
señor Don Melchor Ocampo me informó haber-
nuevo; y mi primer pensa;miento fué venir á Mé-
las visto: la corola está salpicada de otro color
xico y ahorcar á la infame Teófila, causa de to-
das mis desgracias. á manera de de tigre (tigridia) y con unas
piel

Llegué á México, conseguí mi perdón y un manchas semejantes á las que tienen las plumas
grado de capitán, y ya con este nuevo aliciente de los pavos (pavonia). Estas flores se abren co-

me decidí á cometer un viejicidio. mo á ocho de la mañana, y se marchitan y


las
cierran á las cuatro ó cinco de la tarde: ellas se
Teófila habia marchado á Querétaro , donde
tenia una hermana. Tomé un asiento en la dili-
componen de un tubo cilindrico, al que están ad-
heridos seis pétalos desiguales: los tres esteriores,
gencia, y el día fijado, lleno de frió, me dirigí al
callejón de Dolores. Eran las seis, y la diligencia
muy grandes y ovales, están matizados de car-

habia partido á las cinco. Me dormí, y perdí mi mesí, y salpicados como va dicho; los tres infe-

dinero y mi venganza, pues Teófila murió de re- riores plegados, ranj pequeños, están coloreados

sultas del ataque de nervios, llevándose á la tum- de la misma manera. Esta planta abunda mu-

ba el secreto de su maldición. cho en Morelia y sus alrededores, particular-

Falta, pues, lo mas singular de mi historia,


mente en una huerta llamada allí Quinta gran-
y
la segunda parte les ha de divertir estraordina- de^ donde en la estación del Estío forma con sus

riamente. lindas flores un vistoso tapeto.


. . . Todos dormidos!
pero calle. . . .

Esa es buena! Y yo hablando como un perico!..,. El hulho es de cascos (tuniccatus) como el de


j

Joaquín se acercó á cada uno de los oyentes, y la cebolla común, que no son sino hojas abortivas,
notó que dormían como unos inocentes siendo las esteriores negruzcas, secas y papirá-

—Bribones! esclamó. Probablemente desde ceas: impropiamente se tiene á estos bulbos por

que comencé, se han dormido En fin, yo iba .


raices, pues las plantas de este género tienen és-

á ser fusilado por dormilón, ¡qué mucho que ellos


tas abajo de aquellos. El bulbo del cacomite,
se priven de escuchar lo mas quitadas las capas corticales, contiene otras suce-
interesante de mi
vida! .... Los dejaré en paz. sivamente mas gruesas, blandas, pulposas, de un

Joaquín apagó las luces, salió de puntillas, blanco aperlado, de sabor dulcecillo, acastañado

cerró con tiento las puertas, y los dejó á todos dor- agradable aunque algo soso: los bulbos contienen

midos tan profundamente, como Garlos Xlt abundante fécula, un principio azucarado, gluten
se
dormia con la historia de Mazepa. vegetal, agua poca &c. Se comen cocidos, y no

Seguiríamos nosotros con la segunda parte de de otra manera, solos ó con leche: tiernos, y no
las aventuras del dormilón Joaquín, pero trasnochados, son alimento sano, gustoso, nutriti-
como
probablemente el lector habrá soltado vo, fácilmente digerible: su moderado uso no
el periódi-

co de las manos, y comenzará á roncar, haremos trae inconvenientes y ni aun despierta la sed.

lo que el famoso joven que hemos colocado como Deberla propagarse su cultivo.
héroe de nuestra historia, hizo con los amigos: G. Urueña.
TOM, II. VIII, 23
¡Cuan dulce tras de un día borrascoso Con la luz que se apaga lentamente
A nuestro hogar volver solo y tranquilo, Ya caminando el alma que la mira,
Y en un rincón del olvidado asilo Y con la última ráfaga en que espira,
En lecho humilde hallar dulce reposo! Adormecida queda blandamente.
La negra noche con su manto vela
La dormida ciudad; el viento corre
Yen, dulce sueño: del pesar que abrigo
Silbando en las comizas de la torre,

Y sin abrigo can ladra y se hiela.


el
Tú solo me darás grato consuelo;
Se quiebra, y silba y se introduce el viento
Tú eres la sola bendición del cielo.
Por la hendidura de la puerta rota,
Mi único bien, mi verdadero amigo.
Y la luz oscilante que alborota, Ven á mi lecho; siéntate amoroso:
Si quieres divertir la noche tarda.
De nuevas sombras llena el aposento.
Platica con el ángel de mi guarda,
Al través de los viejos paredones
Se oye rodar del grande la carroza,
Que vela, como tú, por mi reposo.

O la turba de mozos que alboroza


Y no quiero en festines, ni cantares,

Al salir de un festín con sus canciones. Ni espuma narcótica del vino


la

El imperio burlar de mi destino.


El cuerpo se abandona fatigado
A la muelle quietud de la pereza, Ni el olvido buscar de mis pesares.
Y nuestra mente á recordar empieza Los placeres corrompen y entristecen,
También tranquila el dia ya pasado. Y del hirviente vino á los vapores,

El altivo señor, que solo piensa, Al corazón se agolpan los dolores,


Para matar su tedio, en bacanales,
Y mas claros al alma se aparecen.
Vivir es padecer; y es vano empeño
Olvida del humilde los umbrales,
Darle consuelo al corazón herido:
Y á herirnos no vendrá con nueva ofensa.
Ni el astuto ladrón, que se acobarda
En la nada no mas se halla el olvido,

Aun antes de que el crimen acometa.


Y el olvido eres tú: ven, dulce sueño.
Sí, los ángeles mismos padecieron.
Atentará á la vida del poeta,
Que solo versos
Como padece el que al Criador adora.
y pesares guarda.
Cuando á Satán con furia abrasadora
Un rato de quietud, y ya están lejos
Contra el Dios de bondad a.lzado vieron.
Las historias de ayer y las del dia;
Ven, dulce sueño; arrúllame amoroso:
Confundidas las ve la fantasía,
Si temes solo estar y la luz tarda.
Quedándole no mas vagos reflejos.
Platica con el ángel de mi guarda.
Al corazón le queda la amargura
Que vela,como tú, por mi reposo.
Del pesar que sufrió, pero tan suave,
Ya no quiero pensar: es vano empeño
Tan blanda y melancólica, que aun cabe,
Curar, despierto, el corazón herido:
Pasado ya el d(jlür, cierta dulzura.
En la nada no mas se halla el olvido;
Los párpados cansados, entreabiertos,
Quedan apenas sin poder abrirse, Y la nada eres tú: ven, blando sueño.
Puebla, Mayo de 1849.
Y los miembros, cercanos á rendirse,
A clara sensación no están ya abiertos. Fernando Orosco.

^ ©1^ 1^ ^ 'ÉJiJí íj^f ííiB' «¡¿i!»

til IH

Exposición de retratos.=Enriqiüto Filigrana.

Sin ministros hábiles nos la vamos pasando; sin párvulo, y las pretensiones de un quimerista, de
policía estamos como unas pascuas; sin héroes nos un aturdido de lo mas chistoso.

vamos á componer tarde ó temprano; pero el dia En este momento en que coloco á su frente
que nos faltara un chisme teatral, el dia que se mi daguerrotipo, brilla en sus ojos la llama del
desterrasen de los grandes negocios los hombres genio; está haciendo las revelaciones de su vida

importantes, y sobre todo, déla sociedad los vete- íntima; está, pescador diestro, anudando sus redes
ranos de burnus, ese era el último dia de Méxi- maltratadas en la abundante pesca de deidades
co, ese dia no tenemos remedio. que caen diariamente para su gusto, y como fasci-

En esta infinita clasificación de calaveras ó ve- nadas con su indisputable superioridad.


teranos, en esta clasificación que ocupó el talento Oigámosle; no le perdamos una palabra, y así
profundo y filosófico de Fígaro, no está com- lo conoceréis perfectamente.
prendido el veterano de burnus. Mejor dicho, —"Como les decia, este cafre de Perico no me
aquella clasificación era escelente para su tiem- queria creer, y yo le dije: "Ya verás cómo revien-
po, porque los calaveras v; rian según el clima, y ta el viejo de cólera, y no puede chistarme una pa-
ios modifican las circunstancias. labra."
—Pero allí va, véanle ustedes. En efecto, vi á un señor formal, y me pidió
Andando en las puntas de los pies, con el pe- una cuadrilla á la chica. Al momento que empe-
cho inclinado hacia adelante, la cabeza erguida, zamos, puse mis baterías, y comenzó el tiroteo.
el pelo rizado y reluciente de pomada; sobre el ¿No me recibirá usted un papelito en que le diga
siniestro brazo doblado el albornoz. que mucho, y que haga mi felicidad.^
la quiero

Véanle ustedes con atención: cada, una de sus La chica callaba; pero ya saben ustedes quo
facciones tiene un atractivo. La mirada es lán- les gusta les digan; y luego me veia. No se can
guida, la boca sonrie, el pié tiene cierto conato de sen ustedes, todas las mugeres son unas ....
•polka. ¡Qué mono es! Galla usted? Bueno; eso es decir que sí. ¿No
El nudo de la corbata tiene una historia, el es verdad que sí? Diciendo y haciendo, avancé
bejuquillo del relox reluce en su pecho, los dijes una mano, y zafe. . . .apretatur Estaba co-
mil de su cadena polka se avienen con su delica- mo una escarlata. Yo dije para mi saco: "Ya
. . .

do apellido de Filigrana. eres mia." Al acabar la cuadrilla, noté que era


Hay un calavera borrascoso que se mezcla en moro al agua.
las intrigas, que ejerce cierta superioridad audaz En la casa hay tres hermanas, comri tres estre-
entre los hombres de mundo: este calavera tiene llas, y dije: "Aquí de nuestro sistema. Porrazo
y
su círculo particular: el mundo de nuestros ele- limpia. Vale que el vejete es un pobre diablo."
gantes es otro mundo, y aun en él hay diversos —Qué maldito!
matices. — Eso quesí es ser veterano!
Este Enriquito cultiva como ejercicio, como En un santiamén, del baile penetré en la casa.
arte liberal el amor: tiene las inocencias de un La primera que oyó mis ternezas fué la costureraj
. .

176 DAGUERROTIPO SOCIAL.

es decir, no un combate, en que yo so-


las oyó: era Já, já, já! ¡Cómo me paseaba delante de todas!
lia dar mis abrazos en cambio de empujones y ¡Cómo me devoraban con sus ojos! Yo decia entre
desprecios . Desprecios? ¡Si algo les gusta á mí: "No, hijas, no me pepenarán ustedes: yo soy
todas las mugeres, es un genio campechano
así.... libre; así os tengo bajo mi férula."
y atrevido! .... ¡Si con mi sistema no me queda — Esto que amigos: donde
es lo hay, está En-
una! Y si son casaditas .... todos debemos doblar
rique, la cerviz.
—Hombre! Hombre! ¡Quién tuviera tu aplo- — ¿Pero qué traza te das?
mo! Já, ja, ja. . . . Es mismo demonio!
el Muy sencilla.

¿Ya ves ala señorita H***? Oye mi conquista. Por regla general todas las mugeres rabian
Pues, señor, así, como así, me coloqué frente por casarse, ó cuando menos porque les digan
á su palco, y zas .... comienzan los telégrafos y que las quieren: en segundo lugar, todas las mu-
el tiroteo con mis anteojos. Ella fingia no ver, y el geres se burlan de los tímidos: así es que .... dos
marido estaba en ascuas. Yo dije: "Bien; mari- palabras, y está todo arreglado.
do y muger riñen, la chica es mia." Mira lo que me sucede con la muger de mi
Al momento empezaron, en voz baja, á decir- prirho Rufino el abogado: algunas noches que vie-
me: "Esa es una empresa temeraria." nen á la ópera, la llevo del brazo: voy platicando


-Pero empresa que tengo en el bolsillo. de íais locu'ras, ya la vez. . . .hijos, me apodero
—Cómo así? de la maneoita de la ehicuela: ella no chista;

— Esa señora me quiere, y ademas su marido pero hay una lucha interior en que repele mi
és un rufián y un. ... ínano, y dizque se incomoda. Hay veces que me
Yo seguia impertérrito tirándole besos con dice: No sea usted así. Rufino cree que alude á la
el estremo de mis 'dedos, y hablándole el lengua- conversación, y se muestra satisfecho de su mu-
ge de las flores; pero así, intrépido y con cierto ger. Yo, que estoy en antecedentes, conozco que
desparpajo. es alentai-me, y solo porque no he tenido tiempo,
Dícenme que el marido queria reconvenirme; no me hecho dueño de ese corazoncillo.
pero se habría puesto en ridículo; así se lo dijo Estas son las buenas conquistas, las que yo
un amigo juicioso: "¿No ve usted que deshonra- -apetezco:' hay otras que no las deseo, porque quie-

rá á su esposa?" ro que penen; esas que le suspiran auno, y le. co-


-
Yo mis adentros: "La cosa marcha;" y
dije. para quetean, y lo quieren á uno amortizar. Ay!
para comprometerla, conté que me habia obliga- todas esas no me lograrán. Já, já. já ¡Yo soy
do con su ternura, que le debia su honor. Já! já! muy vivo!"
já! Entonces su hermano mayor fué á mí, y Muy ligera idea pueden cobrar con lo dicho
me dijo: "Caballero, es necesario que tengamos mis lectores con respecto á mi Enriquito, que es
una esplicacion. — Como usted guste. —Mañana uno délos veteranos de mas nombradía y mas
espero á V. en casa. — Desafio! — Estaba como una fortuna entre sus apasionados admiradores.
aleluya. —Escribí á muchacha una carta: "Se-
la Es en su casa déspota y finchado; pide con im-
ñorita: Mañana su hermano de usted ó yo ha- perio cuánto necesita, y tiene subyugados á los
bremos sucumbido: voy á morir, pero estoy cierto tolerantes autores de sus dias. —Leer? —Una vez
de que usted me ama, y yo muero amándola." que otra alguna obrita de Paul de Kok. ¿Pen-
Fué mi mozo y le dio la misiva. —La mucha- sar en el pais? — ¿Cómo pensar, quien delira con
cha se asustó (como que te digo que se moria por París?
mí) y zaa, me.escribe: "Caballero, en nombre del En el paseo se cuelga desde su caballo al es-

cielo suspenda usted ese duelo, que me cubrirá tribo de un coche: habla de cosas indiferentes; pe-
de amargura, &c., &c., &c,, &c. ro vuelve diciendo que le dieron una cita miste-
Yo, sa?i.s/a90'i, dije al hermano: "No me bato, riosa.

porque soy amado, y tengo documeutos para pro- En una visita goza todos los piúvilegios de un
barlo." Con esto el hermano quedó tamañito, y nene aturdido, y esa impunidad lo lleva á conatos
yo comencé á ahuyentar á rais rivales contando la realmente criminales; pero ¿se batirá un padre de
aventura de la chica á mi modo, y dejándola sin un marido, con un niño? ¿Se espoue así
familia,

pizca de crédito. Entonces la emprendí con por un truhán el decoro de una hija, el honor de
las otras hermanas, hijas del viejo, y las juiífcé á una esposa? ....
todas en la tertulia de HoíttftciA., . . Dieo que en una casa comenzó sus relÉWioDe»
DAGUERROTIPO SOCIAL. irr

con la mamá, después con una hermana, luego Habéis visto su retrato.

con la otra, y de todas dice que tiene anillos y Beldades: en su cariño.


prendas, con lo cual realmente deshonra en la Entre sus juegos de niño
opinión á las que él llama sus víctimas. Destroza vuestro recato.
Véale usted en una tertulia, componiéndose el No os deslumbre su boato
pelo en una vidriera; arreglándose al paso la cor- Ni su gracia cortesana:
bata; hecho un Narciso frente al espejo, en que con Esa apariencia galana
cierto disimulo redondea el borde que forma su ri- Cubre afectos corrompidos.
zada cabellera, Véale usted con su sombrero en el ¡Ojo! padres y maridos.
brazo, su varita diagonal, paseándose al frente de Con Enrique Filigrana.
las damas, y como diciéndoles' "Penen, penen por FIDEL.
mí!" como él se esplica.
Cierto es que en realidad las señoras lo detes-
BOTÁNICA.
tan, lo ridiculizan, y ven en él á un muchacho
presuntuoso, despreciable y libertino. ¿Pero qué XICAMA.
remedio? ¿Se lo ocultan? Entonces lo atribuye á
Dolichium bulbossum: Catzotl: Jicama.
amor, y así lo publica. Se lo dicen? Entonces se
Esta planta, de la familia de las leguminosas,
imagina qu^ lo idolatran, y que son ardides de
tribu papillonaceas ó amariposadas, tiene una
una intensa pasión para cubrir las apariencias.
raiz crasa, globulosa ó esferoidal, con unapelí-
Pero venga usted acá, títere social, pimpollo
cula coriácea, fibrosa, gruesa, blanquecina, un po-
del pedantismo y flor y nata de esa aristocracia
que se nos quiere improvi-
co áspera por. de. fuera, lisa por dentro, y de un
del trapo y del agio,
sabor herbáceo. La raiz es blanquísima, jugosa,
sar aquí. ¿Cómo se atreve á mancillar el honor
fresca, dulcecilla, casante ó quebradiza al morder.
de nuestras señoras? ¿Cómo se presenta usted
Hernández dice (tom. 1.
"^
pág. 352 y 53): que
triunfante á hollar los mas sagrados títulos de ,

"lajicama es un grato nutrimento y de temperie


todas las sociedades? ¿Cómo siendo tan igno-
refrigerante, que estingue la sed y corrige el ca-
rante como vano, y tan vano como corrompido,
lor y sequedad de la lengua; que presta un opor-
quiere tisted pertenecer y se le admite en los cír-
tuno alimento á los, febricitantes, y que refrigera,
culos de la mas escogida sociedad?
humedece y alimenta." Esto me parece esacto.
Filigrana dirá que eso es envidia, que eso es
Según el ecsámen y estudio que he hecho de
detractar su mérito; se escurrirá como una angui-
esa planta, creo que su raiz contiene agua, azú-
la,y se sentará frente á su cartera, parodia de la
car cristalizable fécula no mucha
, mucílago, ,

urna del destino, en que cree encerrada la suerte


trazas, un principio aromático débil. Refrige-
de todas las mugeres.
rante, poco alible ó nutritiva, ligeramente. diuréti-
Así, colibrí inconstante, así mariposa fugaz,
ca, esta raiz no causa sino poco meteorismo (aven-
este retoño, será el ridículo de los matrimonios,
tamiento) en las personas predispuestas á él por
la bocina de descrédito de las doncellas, el zán-
el mal estado de las vias digestivas; lo que ya habia
gano vil deb hogar doméstico.
notado Hernández, pues jnzgó Jlatui gemrando
la
Otros veteranos recurren á una seducción sa-
aptain. Lajícamasecome siempre cruda, jamas co-
gaz: cautos é hipócritas, se avanzan y dan su gol-
cida. Para elevarle sudulcecillo soso, aunque grato,
pe en las tinieblas: esos son mas temibles; pero
con ellos se entiende una persona de resolución
algunos le echan gotas de jugo de limón. No en-
tra en ninguno de nuestros guisados, y tan solo
y pundonor.
se sirve en las ensaladas que se usan en Navidad.
¿Pero-qué hace usted con uno de estos barbilu-
cios, de melena y burnus, cuando todo el mundo
La jicama no debe darse á los diarreáticos, ni á
los que padQ7,can gastralgias ó enteralgias (dolo-
le diee: ¡Que haya usted tomado á pechos una
res nerviosos de estómago ó intestinos cólicos):
travesura de muchacho?
.nociva á los diabéticos; es útil á los calculosos,
Niñas, que soñáis, amores y á los que padezcan irritaciones en las vias uri-

En la juventud temprana: narias: es muy dañosa en tiempo de cólera asiá-


Nunca dispenséis favores tica.

A un Enrique Filigrana. Gr. ÜRtíEÑA.


Este célebre autor nació en Nueva-York el 3 A pesar del prodigioso écsito de la obra, Ir-
de Abril de 1783. De temprana edad aun, tuvo ving pasó muchos años, después de publicada, sin
la desgracia de perder á su padre, por cuyo mo- considerar la literatura como una profesión. Sus
tivo se encargaron de dirigir su educación sus únicos escritos en esa época fueron varias bio-
hermanos mayores. Los rápidos progresos del grafías, lamayor parte de los oficiales de la ar-
joven dieron pruebas satisfactorias de su capaci- mada. Por algún tiempo se dedicó al comercio,
dad, á pesar de que el estado de su salud deli- en que sus hermanos hablan adquirido ganancias
cada no le permitía tener una completa y esclu- de consideración. Cuando se rompió la guerra
siva consagración al estudio. con la Gran-Bretaña, ofreció sus servicios al go-

Poco tardó Irving, sin embargo, en dar los pri- bernador Tompkins, quien lo recibió de ayudan-
meros pasos en la carrera literaria, que estaba te. Empleado después por el general en gefe en
destinado á recorrer con tanto brillo. Sus pri- varias comisiones, desempeñólas todas satisfacto-
meros ensayos fueron una serie de cartas que pu- riamente, y ganó la reputación de buen oficial.
blicó nombre de Jonatan Oldstyle, en el
con el Era ya coronel, cuando la guerra entre las dos
Morning Chronicle^ en 1802. Pero su salud con- naciones puso término á su carrera militar.
tinuaba en un estado alarmante; amenazado de Para asuntos mercantiles volvió en 1815 á
una afección pulmonar, se resolvió el siguiente Inglaterra, donde solo contaba pasar dos años,
año que visitarla el Mediodía de la Europa. Es- de los que esperaba aprovecharse ventajosamente;
tuvo en efecto, no solo en Ñapóles y Ro-
Sicilia, pero la ruina de su casa cambió su porvenir, y
ma, sino también en Francia y en Inglaterra. tuvo que apelar á la literatura, que hasta entón-
Escribió el diario de su viage, y los que lo han j
ees únicamente le habia servido de distracción,
visto, le dan uno de los primeros lugares entre como á un recurso para su subsistencia. Y aun-
sus obras mas interesantes. que es cierto que causa pena que las desgracias
De vuelta en 1 806, escribió en unión de Mr. de la vida reduzcan á un hombre á tal estremo,
Paulding el Salmagiindi, miscelánea que llamó ni Washington Irving, ni sus lectores, sentirán
sobremanera la atención pública, y le dio una po- por cierto el conflicto que lo obligó á ser autor.
pularidad asombrosa por la belleza, gracia y po- La primera obra, hija de esta nueva resolución,
co común chiste del estilo. Después de la publi- fué el Sketch JBook, cuyo libro, como dice el
cación de algunos artículos sueltos de Irving, la mismo autor, participa de las fluctuaciones de sus
sociedad histórica de Nueva-York le sugirió la pensamientos y sentimientos, tratando unas veces
idea, que desde luego puso él en ejecución, de de las escenas que tiene á la vista, otras de asun-
escribir la historia de aquella ciudad. Dióla á tos enteramente imaginarios, y vagando otras, en
luz con el nombre de Diedrich Knickerbocker. ;
fin, con los recuerdos de su pais natal. Esta mis-

E.sperada con impaciencia desde antes de su apa- I


celánea, perfectamente recibida del público, ci-

rición, no bien fué conocida, cuando elevó sobre- mentó su reputación. Siguióla poco tiempo des-
manera la reputación de su autor. En efecto, pués otra obra descriptiva de su vida campes-
"Washington Irving desplegó todas las ricas ga- tre en Inglaterra, pintada con una delicadeza,
las de su imaginación en esa historia burlesca, una esactitud y un talento verdaderamente ad-
escrita con tanto talento y naturalidad, que mu- mirables. En
1824 dio á luz sus Tales of a Tra-
chas personas leian capítulos enteros antes de vdler (Cuentos de un viagero) no inferiores en
descubrir su verdadero carácter. ,
verdad á bus demás obras.
^^^Í^-U-L
WASHINaTON IKYINa. 179

Cuando el célebre Navarrete, cuya muerte fué de diez y siete años, volvió "Washington Irving
una pérdida irreparable para la historia de las á los Estados-Unidos. Las dulces emociones
antiguas colonias de la España, se ocupaba de que esperimenta el corazón al ver de nuevo la
estudios sobremanera intesantes sobre Colon, el patria, con que se ha soñado tantas veces en el

ministro de los Estados-Unidos en España pro- estrangero, fueron mas gratas todavía para nues-

puso á Washington Irving que pasara á Madrid tro viagero, por el recibimiento espléndido que
con el objeto de traducir al ingles aquella pre- tuvo, y que bien merece el nombre de distingui-

ciosa colección de documentos. Aceptada la in- do triunfo literario.

vitación, la residencia de Irving en la capital dei Después de una permanencia de pocas sema-
reino dio un carácter enteramente distinto á sus nas en Nueva-York, hizo un viage por el inte-

trabajos literarios. Con la adopción de tan úti- rior del pais, y emprendió en seguida, en unión

les materiales, y de otras colecciones así impre- de varios compañeros, visitar las regiones occi-
sas como manuscritas del famoso genoves, pudo dentales en que no ha penetrado aun la luz re-

emprender, con seguridad de buen écsito, la generadora de la civilización. A su vuelta pasó

historia del descubridor de un nuevo-mundo. El dos años, sin acordarse de la literatura, en la so-
principal mérito de esta obra consiste en la ani- ciedad de amigos que apreciaban sus relevantes
mación de sus pintorescas descripciones y en su cualidades, y lo consideraban como un hombre
escrupulosa esactitud. que daba honor á su patria. Compró una casa
La merecida aprobación que el escritor tuvo, aislada, en que vivia con la mayor tranquilidad,

así en América como en Europa, lo estimuló á apartado de las agitaciones y tempestades del
publicar en 1831 los "Viages y descubrimientos mundo. Allí pasaba el verano: en el invierno vol-
de compañeros de Colon," que pueden consi-
los vía á Nueva-York, en cuya ciudad recibía cada

derarse como la continuación de la "Vida y via- dia nuevos testimonios de aprecio y estimación.
ges" de aquel ilustre nevegante, y que ocupan Para bien de la literatura, salió Irving en

también un lugar muy distinguido en el aprecio 1835 del indisculpable ocio en que habia perdi-
público. dido tanto tiempo, y publicó un -'Viage á las
En las pesquisas que tuvo que hacer para ave- Praderas" [J. Tour ofthe Pairies], en que dio
riguar pormenores de la vida del gran almirante, una relación de sus espediciones en los terrenos

Irving fijó su atención en la grandeza novelesca de los indios durante el otoño de 1832. La
de la dominación de los moros en la península gracia y esactitud de sus descripciones, la hizo
española, y de los interesantes acontecimientos pronto una de las obras favoritas del público.
de la guerra que acabó con la espulsion de los Fué seguida en el mismo año de Abbotsford, ó la
mahometanos, y en la que también su héroe fué Abadia de Newstead, en que se encuentran no-
actor;y antes de publicar la historia últimamente ticias de sus visitas á aquellos lugares, venera-
mencionada, apareció su crónica de la ''-Conquis- bles por el recuerdo de los genios eminentes que
ta de Granada," en la que, encubriéndose con el los han inmortalizado. También dio á luz en-
nombre de un Fray Antonio Ayapida, autor tonces las "Leyendas de la conquista de Espa-
contemporáneo imaginario, presentó un cuadro ña," escritas desde la Alhambra, pero que con-
magnífico de aquella época interesante de la his- servaba inéditas.
toria española, combinando el poético entusias- En 1836 publicó: "Astoria, ó Anécdotas de
mo de los viejos castellanos con la mas seductora mas allá de las Montañas Pedregosas," obra cu-
sencillez y vivacidad. En la primavera de 1829, riosísima por el asunto de que se ocupa, para el
después de visitar las ruinas de ciudades y casti- cual habia recogido abundantes y preciosos ma-
llos, las asperezas y desfiladeros, que fueron tes- teriales.
tigos de las hazañas que hubo en la cruzada con- En relación frecuente con varias personas de

tra los moros, vivió varios meses en la Alham- carácter aventurero, que hablan emprendido es-
bra, donde ecsisten aun frescos los recuerdos de pediciones notables al centro del continente, ó
las Zaidas y Zelindas, de los Zegríes y Abencer- al Pacífico, y que le dieron noticias importantes,

rages;y allí escribió la serie de cuentos y leyen- datos fehacientes, le fué fácil escribir en 1837
das que publicó posteriormente con el nombre una nueva obra con el título de: "Las Monta-
de aquel encantado lugar. ñas Pedregosas, ó Escenas, Accidentes y Aven»
Por ultimo, en 1832, después de una ausencia turas en el Occidente."
180 WASHINGTON IRYING.

Ea 1839 y 1840 salieron nuevas publicacio- Mr. Chapman. Es de esperarse que no tarde-

nes del fecundo escritor, que forman una serie de mos en conocer esta obra. Se le ha invitado tam-
artículos sobre costumbres, tradiciones y viages. bién á que reúna en una sola colección todas las

En 1841 fué nombrado ministro plenipoten- que han salido de su incansable pluma. El nú-
ciario cerca de la corte de España. Sus anti- mero es muy considerable, si se incluyen, como

guos amigos y asociados lo recibieron perfecta- debe ser, los infinitos artículos sueltos que ha

mente á su paso por Londres y París, y en Ma- publicado durante medio siglo.

drid, donde residió cuatro años, renovó sus rela- Irving tiene un temperamento poético bastan-
ciones literarias con los célebres literatos, á quie- te marcado, y une á una peculiar sensibilibad

nes Labia conocido durante su residencia en para la belleza, en todas sus manifestaciones, una
aquella capital. Al verificarse la elección de Mr. inteligente observación de las locuras y ridicu-

Polk á la ¡presidencia de la república norte-ame- leces de la sociedad, las cuales tiene la destreza

ricana, pidió Irving volver á su pais; y como de presentar en el mas cómico y divertido punto
estaba vencido con bastante esceso el tiempo que de vista, sin faltar jamas al buen gusto ni á la

debia haber permanecido de ministro, no hubo delicadeza. Ejecuta con la mas perfecta habi-

dificultad en acceder á su solicitud. Volvió á lidad y tino la descripción de sucesos y caracte-

Nueva-York en resolvió pasar el resto res enteramente diversos. Así es que, el que no
1846, y
de sus dias en el seno de su familia, compuesta supiera que es autor de las útiles obras que ha

de unas hijas de su hermano, que lo aman y lo escrito sobre diversos asuntos de importancia,

veneran como á un padre. jamas se figuraría que habían salido de la misma


Se tiene noticia de que Washington Irving pluma.
acabó hace muchos años una laboriosa é impor- Su animado, pintoresco, y sobre todo,
estilo es

tante obra histórica sobre la "Vida é influencia poético, Escoge las palabras que emplea, y laa
de Mahoma," fundado en materiales encontrados colora con tan especial cuidado, que casi siempre
en la biblioteca del Escorial, de los que nadie producen de una acabada versificación.
el efecto

ha hecho y que fueron después destruidos


uso, Su principal defecto consiste en no ser de lo
por un accidente. Las trabas y dificultades que mas correcto: delicado en estremo fara otros
no han permitido dar á la prensa este manuscri- puntos, no lo es en la observancia de las reglas
to, nos han privado sin duda de la adquisición gramaticales; pero su sostenida gracia, su nota-
de uno de los mejores libros de la época. ble elegancia, su continua dulzura, sus delicadas
Para complemento de dos de y co-
las suyas, descripciones, lo proclaman uno de los príncipes

mo continuación de ambas, pensó Washington del idioma. Puede decirse en su elogio, que ha
Ii'ving escribir otra: las dos primeras son "La hecho cuanto ha emprendido, y que lo ha hecho
vida y viages de Colon," y "Los viages y descu- siempre bien.
brimientos de los compañeros del ilustre nave- Entre los escritores norte-americanos ocupa
gante;'' la tercera debió ser la "Historia de la uno de primeros lugares, y su reputación pue-
los

conquista de México." Pero desistió de su pro- de competir con la de unos, y es, con razón, su-
pósito, al saber que uno de sus mas justamente perior á la de otros. Pero el público de su pais
célebres compatriotas, Guillermo H. Prescott, se lo aprecia sobre todos: ni Franklin, ni Brown,
ocupaba del mismo asunto. Establecióse enton- ni Calhoun, ni Webster, ni Cooper, ni el mismo
ces entre los dos admirables historiadores una Prescott, le merecen igual estimación. Washing-
generosa competencia, queriendo cada cual dejar ton Irving es el mas popular de todos sus autores.

el trabajo al otro, cuyas luces y conocimientos


consideraba como superiores á los suyos. Por
ANÉCDOTA.
fin, las instancias de Irving obligaron á Prescott
—>*^^X^ ^^
á escribir esa historia, y el modo, digno de todo
eloüio. con que desempeñó su tarea, nada nos Luis XIV enseñaba á Boileau unos versos que

ha dejado que desear. Irving mismo no creemos habia compuesto, y acerca de los cuales le pre-

que lo hubiera hecho mejor. guntaba su opinión: "Señor, respondió Boileau,


Este traía también entre manos, cuando fué nada es imposible á V. M.: ha querido hacer

de nuevo llamado al servicio público, una "Vida unos versos detestables, y se ha salido con la

de Washington," que iba á ilustrar á todo costo suya."


íiit Ilüiüiiüiirrmiiijiiil^iü ¡i,.
i;í "' ||iiiiiini¡¡i||g
ll"""'RI| •'¡¡¡¡¡¡¡'''''''''1

Giwliiii tíiiilllllll¡¡i:ijill!lllliiiiiímll iil


II, I
'üilllil'' Imllillllíitliii ¡iiiüiillll

En todos tiempos la inquietud que todo hom- pertó mas vivamente el interés entre los roma-
bre tiene por su porvenir, ha comunicado cierto nos que cuando la discordia entre Pompeyo y
prestigio á los que han pretendido revelarlo. En César, porque nunca tampoco se habia impor-
todos tiempos también el deseo de especular so- tunado á los dioses con mayor número de con-
bre la credulidad, ha formado cierto comercio de sultas.

esa impostura. Si alguna vez uno de esos far- Con la corrupción de las costumbres, las creen-
santes ha acertado con sagacidad un pronóstico, cias supersticiosas tomaron un vuelo estraordina-
que sacó acaso por medio de inducciones, aun- rio; algunos aun creyeron formarse un escudo
que disimuladas, muy vulgares, la generalidad contra el cristianismo, cuyo progreso rápido les
ha gritado: "¡Milagro!" considerando al charla- espantaba.
tan en la esfera sublime de los seres sobrenatu- Luciano, autor del tiempo de Marco Aurelio,
rales. nos ha dado á conocer á Alejandro de Paflagonia,
Un espíritu débil ó poco ilustrado, una pasión que decia haber tomado por modelo á Anfíloco,
cualquiera, es fuente de esa curiosidad ansiosa á quien le profesaba en Sicilia gran veneración.
sobre el porvenir: los espíritus rectos, por el Respondía á todas las preguntas que se le di-

contrario, esperan con firmeza á la suerte, y no rigían en pliego cerrado, devolviéndolas sin que
sueñan en nada que pueda salir del orden na- pareciese haberse tocado el sello. Este juegue-
tural. cito, que las gentes que tienen que ver con la po-
Desde la mas remota antigüedad se ven entre licía, ejecutan con el mayor desembarazo desde
los caldeos adivinos, que interpretaban sus sue- su noviciado, parecía entonces maravilloso. Co-
ños y observaban el vuelo de las aves, así como mo todos los charlatanes de su especie, tenia su-
otros pretendidos pronósticos. mo cuidado en hacer sus respuestas capciosas y
Los hebreos admitían nueve especies de adivi- equívocas: él salla bien de todas sus empresas,
nación; hablan tomado todas estas supersticiones como que el público, después de algún tiempo,
del Egipto, de donde se difundieron entre los estaba dispuesto á recibir con respeto los absur-
griegos. dos mas ridículos.
Los etruscos la redujeron á mácsimas y re- Para aumentar el número de sus engaños, y
glas, y los romanos asociaron la adivinación al por consiguiente hacer negocio, dejaba ver una
gobierno. No obstante, los hombres superiores cabeza de serpiente al oido de ua compadre, con
de la república despreciaban estos medios, aun quien tenia intimidad. Este desgraciado, digno
cuando alguno los recomendase como útiles pa- por cierto de un castigo ejemplar, murió de una
ra contener al pueblo. Consultado Catón sobre edad muy avanzada, y considerado como un dios:
qué se anunciaba que roerían los calzados las ra- Marco Aurelio mismo, con toda su sabiduría, se
tas, respondían que nada tenia de particular, que contaba enel número de sus partidarios.

lo que seria sorprendente era que un borceguí Sobrevivieron los errores enunciados al paga-
se comiese á un ratón. nismo, se mezclaron al culto grosero de la media
Cicerón, que compuso un tratado espreso so- edad, y se complicaron con todas las tradiciones
bre la adivinación, en que no se creia, dice que del Norte.
jamas habia emprendido nada sin con-
la Grrecia El concilio de Estines, celebrado en 743, re-
sultar antes á los oráculos: que el fundador de dactó un catálogo de los usos prohibidos á los fie-
Koma era escelente agorero,
y que nunca se des- les, y marcó en él espresamente todo lo relativo
TOM. II, — VIII. 24
182 ADIVINOS.

al conocimiento de las cosas futuras. Sin em- Asiragaloviancia —arrojando al aire huesecillos,
bargo, el desarreglo en aquellos tiempos era tal, —por medio de
Astroviancia los astros.
que al lado de estas proliibiciones habia fingidos Bactromancia —con los bastones.
profetas y adivinos en las mismas gradas de las Bibliomancia—por pasages de
los la Biblia.
iglesias. Juan de Murs, doctor de la Sorbona, Bostricomancia—por inspección la de los ca-
ventajosamente conocido por sus felices innova- bellos.

ciones en la música, se hizo también famoso en- Botanomancia—por medio de las plantas.

tre sus contemporáneos por predicciones que se Brisomancia—por sueños tenidos durante
los la
leen en la crónica titulada: Gillis Li Miusis. siesta.

Luis XI hacia temblar á los mas poderosos va- Capnomancia—por giro humo del incienso.
el del
rones de su reino, y se ponia de rodillas delante Cataplromancia —por medio de espejos.
de un astrólogo. Cartomancia—por cartas.

.
Catarina de Médecis estaba preocupada sin Quiromancia—por la inspección de las rayas de
cesar por el mismo terror: durante este siglo la las manos.
falsa ciencia se hacia considerar en desquite del Cindmoscopia —por los movimientos espontáneos
descrédito que ya presentia: sin embargo, se ol- del cuerpo.
vida al sabio en Cornelio Agrippa para admirar Cleromancia—por dados.
al hombre de la cabala. Gruillermo Portel no es — sucesos
Cleroscopia ^por fortuitos,
tan reverenciado por su verdadero mérito como Craposcopia—por ecsámen
el del cráneo.
por el mérito oculto que se le suponía. Cornelio Cramomancia — con habas.
G-enma mezcla la astrología á la astronomía; Juan Dendromancia—por inspección de
la los árboles.
Tesmer trata de la quiromancia en forma. Mi- Gdoscopia — inspección de
^por la la risa.
guel Nostradamus es rodeado de homenages por Geomancia—por sombra proyectada
la en la
la corte, que se lisonjeaba de comprender sus tierra.
centurias incomprensibles. En fin, Escotillo, re- Gero7nancia — adivinación á los viejos.
tirado á los Paises Bajos, es el oráculo de Espa- Goeiia — espíritus infernales.
ña, y merece ser nombrado por Cervantes. No Giroma7icia — dando vueltas.
hay que reir de esto. Cagliostro no está lejos de Hemomancia —inspección de la sangre.
nosotros. Mad. le Normand no ha perdido todo Hepatoscojña —idem del
hígado.
su crédito, y nuestras aldeas están aun llenas de Horoscojña— dia
del nacimiento.
del
adivinos y hechiceros. ¿Qué hay en todo esto Hidatoscopia— de la lluvia.
de admirable? Se habla mucho del siglo xix en Hidromancia — déla agua.
los periódicos; pero el siglo xv ecsiste aun para Keranoscopia— observación del rayo.
una gran parte de la población europea, que no Lithomancia —con piedras.
marcha tan violento como los apóstoles del pro- Logarithmomancia— con números.
greso indefinido, y que no se les comprende ó no Meteoroscopia — por observación de
la me- los
se les quiere comprender. Terminaremos este ar- teoros.
tículo con una lista alfabética de las principales Metoposcopia—para inspección de
la la frente.
especies de adivinación tomada de M. Alnaye, en Myomancia—por medio de las ratas.
la edición de Ptabelais, que publicó hace poco Necromancia —por evocación de
la muertos los
tiempo. Nefelemancia —inspección de nubes. las
Aeromancia —por el aire. Onomancia — por de
libaciones vino.
Aigomancia — por medio de una cabra. Onesrocrida — de
interpretación los sueños.
Aleytromancia—por medio de un gallo. Onomantomancia—por nombre elque con- del
Aleuromancia—por medio de la harina. sultaba.
Anemoscopia— por rumbo de el los vientos. Oomancia— con huevos.
Antracomancia— por medio carbón. del Ofudinoscopia —por inspección de
la los ojos.

Antropoma/icia. — por inspección de


la las entra- Orithtnscopia— por vuelo do
el las aves.

ñas hombre.
del Parthcnoviancia — adivinación de las vírgenes.

Arilmomancia — por medio de números. PédomaTicia— por medio de los niños.

Aruspicina— inspección de entrañas las de las Prosapumarícia—por persona la que con- del
víctimas. sultaba.
ADIVINOS. 183

Ptarmoscopia —observando los estornudos. llenar los aeróstatos y para hacer los fósforos de

Piromancia por el fuego. gas.


Rabdomancia con varitas. En los laboratorios se dispone el aparato, y se

Rapsodomancia por los versos de los poetas. hace la operación de la manera siguiente: Se in-
Sesamancia —por las sombras. troducen en un frasco de dos embocaduras, de la
JEspovomancia—por las cenizas del hogar. capacidad de medio litro (*) (que puede pro-
Sticomanchia —por versos de
los los sjbilas. ducir cosa de diez litros de gas) sesenta gramas
Sticomancia—por elementos.
los de zinc en fragmentos; se añaden cosa de treinta
Tetrapodomancia —por cuadrúpedos.los gramas de agua. En una embocadura se coloca


Theolepsia por éxtasis ó iluminaciones. un tubo curvo, cuya estremidad debe entrar en
Tragoma7icia —por un pico. una cuba hidropneumática. En la otra emboca-
Tyroinancia —por medio del queso. dura se coloca un tubo derecho, de tres milíme-
Uramiscojña— por inspección
la del cielo. tros por lo menos de diámetro, que desciende

TJromancia—por inspección de la orina. hasta^l fondo del fraseo: en la parte superior de


este tubo se coloca un embudo, por donde se
Alejandro Baumgartem en su Enciclopedia fi-
echan en el fraseo pequeñas cantidades de ácido
losófica, impresa en Mandebourg en 1769, presen-
sulfúrico concentrado. Bajo la influencia de es-
ta una división científica de la adivinación y de te acido la agua se descompone con el zinc, que
sus diferentes ramas: de ella es de donde ha to- se apodera de su oxígeno: el óxido formado se
mado M. Aulnaye sin duda la mayor parte de une con el ácido sulfúrico para formar el sulfato
su anterior nomenclatura. de zinc, en tanto que el hidrógeno, puesto en li-
IIeiffem:bee,g, bertad, se separa, produciendo una especie de
(Traducido para el Álbum.) hervor ó efervescencia. Bien pronto este gas so-
brepuja á la presión de la columna de agua, y sa-
le arrojando el aire contenido en el aparato. En-
HIDRÓGENO. tonces se recoge, colocando un fraseo lleno de
agua con la abertura sobre el orificio del tubo.

Es uno de los cuerpos simples, esparcidos en El gas se desprende, y siendo mas ligero, des-

la naturaleza; forma uno de los elementos del aloja al agua, y así sucesivamente se llenan va-
agua, y de casi la totalidad de las sustancias ve- rios vasos. La teoría para formar el gas para
getalesy animales. llenar un globo, es la misma, aunque, como se de-

En estado de pureza, y sujeto á la presión


el ja entender, el aparato es mas estenso, y el zinc

mas fuerte y á la temperatura mas baja, el hidró- es sustituido por el fierro. Las proporciones mas
geno permanece constantemente gaseoso. Es el convenientes de los agentes químicos, para que
mas ligero de todos los cuerpos, cosa de catorce la reacción sea completa, son: fierro, 56 partes:
veces mas ligero que el aire. ácido sulfúrico concentrado, 100; agua, 400. El
No tiene ni color ni sabor, y cuando está muy residuo en este caso es diferente, pues se compo-
puro, es perfectamente inodoro é impropio para ne de una solución de sulfato de fierro ó capar-

la respiración, y su solubilidad en el agua es casi rosa verde.


nula.
El hidrógeno es fácilmente inflamable, y com- ANÉCDOTA.
binado con el oxígeno, forma el agua, la que se f-ae-h-

compone de dos volúmenes de hidrógeno y un vo- El poeta Malherbe comió un dia en casa del
lumen de oxígeno. arzobispo de Rouen, y apenas sé habia parado de
El hidrógeno se prepara por la descomposición la mesa, cuando se durmió. El prelado, que de-
de la agua, sea haciéndola pasar en vapor por tu- bía predicar, lo despierta, y lo invita á que vaya
bos de fierro enrojecido que se apoderan del á oir el sermón: —
"Muchas gracias, respondió
oxígeno formando el óxido de fierro, y dejando Malherbe; no lo necesito para seguir durmiendo."
libre al hidrógeno, ó bien por medio de la reac-

ción de un ácido sobre un metal fácilmente oxi- (*) A fin de ir acostumbrando á los lectores al sistema

dable. Siendo mas fácil y mas económico este decimal, no reducimos estas medidas á las usuales caste-
último medio, se emplea en los laboratorios para llanas.
v-_^^,2^^_^ --^T^^^rl__^::^^'^^r:_^J:=€7^^
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LAS CONFIDENCIAS,
l^C^ZM^i ,áEk5:^SS^<:^50'^l<:^ ÍS^S^ Sa^ii.^Eiaíái.SiSi'í^S'lSKS'S^e.

(cONTiNtTA.)

Xo una pequeña cantidad de peces fritos y frutas con-


To conocí que habla un pensamiento de or- servadas en la cueva, me hablan vuelto el apetito
gullo y de ambición para su nieta en el alma de y las fuerzas. Después de la comida, ayudé al pa-
la anciana; mas G-raziella ni aun lo sospechaba. dre á componer las mallas de una red vieja es-
La doncella me llevó de la mano á su recá- tendida sobre el astrisco.

mara para hacerme admirar las pequñas piezas Graziella, de la que oíamos el ruido compasado
de coral que ya habia torneado y pulido. Estas que formaba con el pie al mover la rueda de su
estaban cuidadosamente colocadas en cajitas lle- torno, el ronco sonido de la rueca de la abuela, y
nas de algodón puestas al pié de su cama: quiso la voz de los niños que jugaban con las naranjas
ademas tornear un pedazo delante de mí: yo daba sobre el suelo de la casa, formaban un melodioso
vueltas á la pequeña rueda del torno, en frente de acompañamiento á nuestro trabajo. De tiempo en
ella, mientras que con la mano presentaba la joven tiempo salla Grraziella á la ventana á sacudir sus
la rama roja del coral á la rueda circular, que la cabellos, y entonces nos cambiábamos una mirada,
roia rechinando. En seguida Grraziella redondea- una palabra amistosa, una sonrisa. Yo me sentía
ba y pulia estos pedazos teniéndolos con la pun- dichoso con todo el alma sin saber por qué. Habría
ta de sus deditos, que á veces se raspaban en la querido ser una de esas plantas de aloe enraiza-
rueda. das en las hendeduras del jardín, ó una de las la-

El polvo color de rosa cubría sus manos, y vo- gartijas que se calentaban al sol cerca de nosotros
lando algunas veces hasta su rostro, cubría sus me- en terrado, y que habitaban con la pobre fami-
el

gillas y sus labios de un ligero afeite, quo hacia a- lia entre los agujeros de las paredes.

parecer sus ojos mas azules y mas resplandecien-


tes. En
seguida se limpió riendo y sacudió sus
XI.
cabellos, cuyo polvo me cubrió á mi vez. Mas á medida que cala el dia, una nube do me-
— ¿No un hermoso estado para una hija
es este lancolía sombreaba, mi rostro: me entristecía al
de la mar como yo? Nosotros lo debemos todo á la pensar que era preciso volverme á mí aposento de
mar; desde la barca de mi abuelo y el pan que viajero. La primera que percibió el estado de mi
comemos, hasta estos collares y aquellos aretes con corazón fué Graziella, quien fué á decir algunas
que me adornaré tal vez algún dia, cuando haya palabras al oído de su abuela.
torneado bastante para otras mas ricas y mas —¿Y por qué nos abandonáis así? me dijo la
bellas que yo. anciana, como si hubiera hablado con uno de sus
La mañana se pasó así, en platicar, en hacer hijos. ¿No nos hallábamos tan bien juntos en
locuras, en trabajar, sin que me viniera la idea de Prócida? ¿No somos los mismos en Ñapóles? ....
irme: á medio dia participé de la comida de la fa- Tenéis el aire de un pajarillo que ha perdido su
milia. El Sol, el aire libre, el contento, la frugali- madre y quo vuela gritando al derredor de todos
dad de la comida, que no consistía mas que en pan, los nidos. Venid á habitar el nuestro, si lo encon-
.

LAS CONFIDENCIAS. 185

trais bastante bueno para un señor como vos. pino y pescador para comprar y conducir los
al

La casa no tiene mas que tres recámaras; pe- pocos muebles que me eran necesarios. Compré
ro Beppino duerme en la barca: la de los niños ser- unpequeño catre de una mesa de
fierro completo,

virá también á Grraziella, con tal de que de dia madera un pequeño


blanca, dos sillas de junco,
pueda trabajar en la que vos ocupareis. Aceptad brasero de cobre, en donde se queman en las no-
8u aposento, y aguardad aquí la vuelta de vues- ches de invierno, para calentarse, ramas de olivo:
tro amigo, porque un joven tan bueno, y triste mi maleta, que mandé traer de mi selda, contenia
como lo estáis, solo, en las calles de Ñapóles. . . el resto de lo que necesitaba. Yo no quería perder
da pena pensarlo. ni una noche de aquella vida dichosa, que iba á
El pescador, Beppino, los niños mismos, que a- gozar como rodeado de mi familia. Por la tarde
maban ya al estraogero, se regocijaban con la misma me acosté en mi nueva habitación, y no
idea de la buena anciana; todos insistieron viva- desperté sino hasta el dia siguiente con los gritos
mente para hacerme aceptar aquel ofrecimiento: de las golondrinas que se metían á la pieza por
solo Grraziella no dijo nada; pero aguardaba con un vidrio roto de la ventana, y con la voz de
ansiedad visible, que en vano trataba de aparen- Grraziella, que cantaba acompañando el ruido de
tar como una distracción involuntaria, mi res- su torno en la pieza inmediata.
puesta á las instancias de sus padres, y sacudía
su pié con un movimiento involuntario y convul-
XIII
sivo á todas las razones de discreción que oponia
yo para no aceptar. Abrí mi ventana, que daba hacia algunos pe-
Al fin levanté los .ojos hacia ella: vi que lo
queños jardines de los pescadores y sobre unas
blanco de sus ojos estaba mas húmedo y mas cuantas casitas blancas incrustadas entre las ro-
brillante que de ordinario, y que una por una es- cas del monte Pausilippo y en la playa de la
trujaba entre sus dedos las ramas de una planta Mergellina.
que se hallaba á su alcance en una maceta. Aquel Algunos grandes pedazos de roca habían ro-
gesto me convenció mas que todos los discursos: dado hasta estos jardines muy cerca de la casa:
acepté la comunidad de vida que se me ofrecía. gruesas higueras, que yacían medio quebradas
G-raziella palmoteo y saltó de alegría, corriendo bajo aquellas rocas, las envolvían con sus brazos
sin volver el rostro, hacia su aposento, como si hu- blancos y nudosos, cubriéndolas con sus hojas
biera querido cojerme la palabra sin darme tiem- largas é inmóviles. No se veía al lado de aque-
po para ratractarme. lla casa, en los jardines del pobre pueblo, mas
que algunos pozos coronados de una gran rueda,
XII.
que un asno hacia dar vueltas para regar las co-

Grraziella llamó á Beppino: en un instante en- nabos y las mezquinas hortali-


les raquíticas, los

tre su hermano y ella trasportaron á la recámara zas que se cultivan; unas cuantas mugeres que

de los niños su lecho, sus pobres muebles, su pe- sacaban lienzos sobre cuerdas tendidas de un ár-
queño espejo con marco de madera pintada, la bol á otro; algunos niños llorando ó jugando so-
lámpara de cobre, las dos ó tres imágenes de la bre los terrados de dos ó tres casuquillas blancas
Virgen, que pendían de las paredes clavadas con esparcidas en los jardines. Aquella vista tan limi-
alfileres, la mesa y el pequeño torno en que ella tada, tan pálida y vulgar de los arrabales de una
trabajaba el coral, Echaron agua en los vasos, y gran ciudad, me pareció deliciosa en compara-
arrojaron una poca con la palma de la mano en ción de las altas y sombrías fachadas, de las ca-
el suelo; limpiaron con esmero el polvo de coral lles oscuras y de la multitud bulliciosa del cuar-
del suelo y de los muebles, y colocaron sobre el tel que acababa de abandonar. Yo respiraba
borde de la ventana las dos plantas mas verdes ahora un aire vegetal, en vez del polvo, del humo,
y mas aromáticas de bálsamo y resedá que encon- del fuego de la atmósfera en que poco ha me
traron sobre el astrisco. No habrían prepardo ni ahogaba: oia los rebuznos de los jumentos, el can-
pulido con mas esmero la recámara nupcial, . si to de los gallos, el murmullo de las hojas, el ge-

Beppino hubiera traido aquella misma noche á su mido alternativo de la mar, en vez de ese eterno
novia á la casa de su padre. Yo los ayudaba rien- rodar de los coches, de los gritos agudos del pue-
do en esta faena. blo,y de ese ruido incesante, que no deja en las
Cuando todo estuvo listo, llevé conmigo á Bep- grandes ciudades ningún momento de descanso
186 LAS CONFIDENCIAS.

á los oídos, ni un momento de reposo al pen- monótona tranquilidad de nuestra vida. El vie-
samiento. jo y su nieto no se aventuraban á entrar en ple-
Imposible me era arrancarme del lecho, desde na mar á causa de los ventarrones frecuentes en
donde saboreaba con delicia los rayos del Sol, esta estación: se ocupaban únicamente en pescar
aquellos ruidos campestres, los vuelos de los pá- á lo largo de la costa, y su pescado, vendido en
jaros y ese reposo apenas alterado del pensamien- la marina por la madre, daba lo suficiente para
to: en seguida, mirando la desnudez de las pare- vivir sin necesidades.
des, lo vacío del aposento, la ausencia total de .. G-raziella se perfeccionaba en su arte; con la
los muebles, me regocijaba dentro de mí mismo, vida dulce y sedentaria que llevaba desde que ha-
pensando que en aquella pobre casa á lo menos bía comenzado á trabajar el coral, parece que cre-
era amado, y que no hay tapices, ni cortinas, ni cía y se embellecía cada dia mas. Su salario, que
ricos muebles que valgan lo que vale un poco de su tío le traía los domingos, le permitía no tan
cariño. Todo el oro del mundo no seria bastan- solo tener mas bien vestidos á sus hermanítos y
te para comprar un solo latido del corazón ó un enviarlos a la escuela, sino proporcionar á su
rayo de ternura en la mirada de los indiferentes. madre grande, y comprarse ella para sí también,
¡
Cuan dulcemente me arrullaban estos pensa- algunas ropas de uso mas ricas y mas elegantes,
mientos en medio de mi sueño: sentíame renacer propias de las mugeres de la isla; pañuelos de
á la salud, á la paz ! Beppino entró muchas ve- seda púrpura para prenderlos en forma de trián-
ces en mi aposento para saber si deseaba algo, y gulo sobre la cabeza, caídos sobre las espaldas; za-
me trajo á mi lecho pan y iTvas, que comí, arro- patos sin talón, bordados de lantejuelas de plata,
jando las migajas y los huesecillos á las golon- que no cubren mas que los dedos del pié; sobre-
drinas. vestes de seda listados de negro y verde; éstos, re-

Era cerca del medio dia: el Sol entraba con vestidos con galones en las costuras, flotan abier-
toda libertad al aposento, esparciendo su dulce tos sobre las mangas, y dejan percibir por delan-
calor de Otoño, cuando yo me levanté. Convine te la finura del talle y los contornos del cuello
con el pescador y su muger la cantidad de una adornado de collares; en fin, largos aretes cince-
corta pensión que yo daria mensualmente, como lados, cuyos hilos de oro se entrelazan á veces
alquiler de la pieza que habitaba, y para ayuda con el collar de perlas. Aun las mugeres mas
de los gastos comunes: era muy poco, pero aque- pobres de las usan estos vestidos y
islas griegas

llas buenas gentes creyeron que era mucho. Bas- adornos: ninguna miseria las obligaría á desha-
tante se conocía que lejos de querer ganar con- cerse de ellos. En los climas en donde el senti-

migo, se afligían porque su pobreza no les permi- miento de la belleza es mas vivo que bajo nues-
tía ofrecerme una hospitalidad mas digna, y que tro cielo, y en donde la vida no es mas que el

nada me hubiera costado. Se añadieron dos pa- amor, los adornos no son un lujo á los ojos de la
nes á los que se compraban todas las mañanas muger; son su primera, casi su única necesidad.

para la familia, un poco de pescado frito ó coci-


XV.
do para almuerzo, leche y frutas secas para la
el

noche, aceite para mi lámpara, y leña para que- Cuando el domingo ó los días de fiesta, Gra-
mar durante los días frios; esto fué todo. Algu- zíella, vestida de esta manera, salía de su aposen-

nos granos de cobre, pequeña moneda del pueblo to al terrado, con algunas flores de granada roja
de Ñapóles, bastaban diariamente para hacer mi ó de adelfa entre sus ebúrneos cabellos, á un lado
gasto. ¡Jamas he comprendido mejor cuan in- de la cabeza; cuando al oír el sonido de las cam-
dependiente del lujo es la felicidad, y cuántas panas de vecina capilla pasaba y repasaba de-
la

cosas se compran mejor con una moneda de co- lante de mi ventana, como un pavo que se canto-

bre, que con un bolsillo de oro, cuando se saben nea al Sol; cuando arrastraba lánguidamente sua
bu-scar donde Dios las ha ocultado! piesccítos, mirándoselos, aprisionados en babu-
chas esmaltadas, y luego alzaba la cabeza con
XIV. una ondulación habitual para hacer flotar el pa-
Así viví durante los últimos meses del Otoño ñuelo de seda que tenia prendido en ella, y cuan-
y los primeros del Invierno: el brillo y serenidad do conocía que yo la miraba, se ruborizaba un
de estos últimos en Ñápeles, los hace confundir poco, como si hubiera avergonzádose de ser tan
con los que les han precedido. Nada turbaba la bella Oh! había momentos en que el brillo
!

LAS CONFIDENCIAS. 187

de su hermosura me deslumhraba de tal modo, creado para madurar sus frutos. El hombre se
que creía verla por la primera vez, y en que mi atormenta hasta por lo que ha producido por
común familiaridad con ella se cambiaba en una fuera, de lo que le mortifica interiormente. Su pa-
especie de timidezy de encanto! labra escrita es como un espejo, de que él tiene

Mas era tan poco el deseo que tenia ella de necesidad para conocerse á sí mismo y para ase-
deslumbrar, y su instinto natural de adorno es- gurarse de que ecsiste. Mientras él no se ha vis-

taba tan exento de orgullo y coquetería, que in- to en sus obras, no se cree completamente vivo.
mediatamente que volvia de las santas ceremo- El espíritu, así como el cuerpo, tiene su pubertad.
nias", se apresuraba á despojarse de sus ricos ador- Yo me hallaba en esa edad en que el alma tie-
nos, y volvia á ponerse su sencillo vestido de tra- ne necesidad de alimentarse y multiplicarse por
po verde, ó de indiana listada de negro
y púr- medio de la palabra; pero, Como siempre sucede,
pura, y á ocultar sus pies en sus babuchas con el instinto se presentaba en mí antes que la fuer-
talón de madera blanca, que resonaban todo el za. momento en que habia escrito, es-
Desde el

dia sobre el terrado, como las de las esclavas del taba descontento de mi obra, y la arrojaba con
Oriente. desden. ¡
Cuántas ocasiones el viento ó las on-
Cuando sus jóvenes amigas no venian á bus- das del mar de Ñapóles se han llevado y sumer-
carla, ó su primo no la acompañaba á la iglesia, gido, por la mañana, los girones de mis ideas y
yo era quien la conduela, y la aguardaba sentado mis sentimientos escritos por noche y desgar- la
en las gradas del peristilo. A su salida oia con rados de dia, y que se han marchado lejos de mí
una especie de orgullo personal, como si ella hu- sin pena
biera sido mi hermana ó mi novia, los murmu-
llos de admiración que su linda figura escitaba XVI.
entre sus compañeras y entre los jóvenes mari- Algunas veces G-raziella, viéndome por mas
nos de las costas de la Mergellina; pero ella no tiempo encerrado y mas silencioso que lo de cos-
oia nada, y no viendo á nadie mas que á mí en- tumbre, entraba furtivamente á mi aposento, pa-
tre la multitud, me enviaba una sonrisa desde lo ra arrancarme de mis obstinadas lecturas ó de
alto de la primera grada; hacia su última señal mis ocupaciones. Se adelantaba sin ruido has-
de la cruz con sus dedos empapados en agua ben- ta detras de mi silla, y allí se levantaba sobre la
dita, y descendía modestamente con los ojos ba- punta de sus pies, para mirar sin comprenderlo,
jos, las gradas, á cuyo pié yo la esperaba. por encima de mis espaldas, lo que yo leia ó es-
Así era como los dias de fiesta la llevaba yo cribía: en seguida, por un movimiento súbito, me
poif la mañana y por la tarde á las iglesias, única quitaba el libro ó me arrebataba la pluma de los
y santa diversión que amaba y conocía. Pro-
ella dedos; y echaba á correr. Yo la perseguía sobre
curaba yo en esos dias, por mi parte, hacer que el terrado, y me enojaba un poco; ella se reía.
mi vestido se asemejara lo mas posible al de los Concluía yo perdonándola; pero ella siempre me
demás jóvenes marinos de la isla, á fin de que reñía gravemente, como habría podido hacerlo
mi presencia á nadie admirase, y se me tomara una madre.
por un hermano ó por un pariente de la doncella —
¿Qué es lo que tanto decía hoy á vuestros
á quien acompañaba. ojos ese libro? murmuraba la joven con una im-
Los demás dias G-raziella no salla. Lo que es paciencia medio sería y medio burlona. ¿Acaso
yo, poco á poco me habia vuelto á acostumbrar á esas líneas negras pintadas sobre ese viejo y or-
mi vida de estudio y solitaria, distraída solamen- dinario papel, no acabarán nunca de hablaros?
te por la dulce amistad de la joven, y por mi ¿Es que no sabéis bastantes historias para con-
adopción en su familia. Yo leia á los poetas y tárnoslas todos los domingos ó todas las noches
á los historiadores en todos los idiomas; escribía del año,como aquella que tanto me hizo llorar
algunas veces; otras ensayaba, ora en italiano, ora en Próscida? ¿Y para quién escribís toda no- la
en francés, espresar los primeros latidos de mi che esas larguísimas cartas, que arrojáis por la
corazón, que parecen sofocarlo, hasta que la pala- mañana á la mar? ¿No conocéis que con esto os
bra, desbordándose en prosa ó en verso, lo alivia. hacéis mal, y que os ponéis pálido y distraído
Parece que la palabra es la única predestina- cuando habéis leído ó escrito lai'go tiempo? ¿Aca-
ción delhombre y que ha sido creada para ma- so no es mas dulce hablar conmigo, que os miro,
durar pensamientos, así como el árbol ha sido que conversar los dias enteros con esas palabras,
,

188 LAS CONFIDENCIAS.

ó con esas sombras que no os escuchan? ¡Ay darse una vana definición de su felicidad. Bas-
Dios mió! ¿que no tenga yo tanto entendimiento tábame estar tranquilo, unido y dichoso, sin sa-
como esas hojas de papel? Yo os hablarla todo ber cómo ni por qué. La vida en común, el pen-
el dia; os diria todo lo que me preguntaseis, sí, samiento dividido entre los dos, aumentaba entre
y no tendríais necesidad de lastimaros los ojos, nosotros cada dia la dulce é inocente familiari-
ni de gastar todo el aceite de vuestra lámpara.. . dad con que nos tratábamos: tan pura Graziella
Entonces la joven me escondía mi libro y mis en su abandono," como tranquilo yJ«n mí indi-
plumas; me traia mi vestido y mi gorra de mari- ferencia.
no, y me forzaba á salir para distraerme.
Yo la obedecía murmurando, pero amándola LIBRO DÉCIMO.
como siempre.
CONTINUACIÓN DEL EPISODIO.
XVII. I.

^ Yo iba entonces á dar largos paseos por la vi- Después de cinco meses que hacia que habi-
lla, por el campo, sobre mas estos pa-
la ribera; taba con la familia bajo un mismo techo, que,

seos solitarios no eran tristes como los de los por decirlo formaba parte de sus pensamien-
así,

primeros dias de mi vuelta á Ñapóles, Gozaba tos, Graziella se habia acostumbrado tanto á mi-

solo, pero gozaba de un modo delicioso, de los rarme como inseparable de su corazón, que no se

espectáculos de la villa, de la costa, del cielo apercibía acaso del lugar que en él ocupaba.
y
de las aguas. El momentáneo sentimiento de Ella no tenia para conmigo ninguno de esos te-

mi soledad no me agobiaba; se recogía por el con- mores, reservas, ó esos sentimientos de pudor
trario en mí mismo, y concentraba las fuerzas de que se interponen entre las relaciones de una mu-
mi corazón y de mi en,tendimiento. Sabia que ha- chacha con un joven, y que á menudo hacen na-
bla miradas amigas que me seguían en medio de cer el amor de las mismas precauciones que se

la multitud ó entre aquellos desiertos; gentes que toman para precaverse de él. Ni ella conocía, ni
pensaban en mí y que á mi vuelta era aguarda- yo tampoco casi, que sus gracias de niña llegadas
do por corazones Ueuos de bondad y afección ha- al presente, con algunos soles, á todo su brillo y

cia mí. madurez precoz, hacian para ella un poder, un


No estaba yo como el pájaro que grita al re- motivo de admiración para demás, y para mí
los

dedor de todos los nidos, según la espresion de un peligro. Graziella ningún cuidado tomaba pa-
la anciana; me hallaba como el pájaro que se en- ra ocultar su belleza ó para neutralizarla á mis
seña á volar á larga distancia, pero que sabe el ojos. . . .Ella no pensaba en eso, como no piensa
camino de su nido. Toda la afección que tenia una hermana al lado de su hermano en si es her-
por mi amigo ausente, se habla concentrado en mosa ó fea; no ponia ni una flor de mas ó de me-
Graziella; pero este sentimiento tenia alguna co- nos en sus cabellos para mí; no calzaba mas á me-
sa de mas vivo, de mas inquieto, mas tierno que nudo sus lindísimos piesecitos cuando vestía por
el que me unia á mi amigo. Parecíame que el la mañana sobre el terrado al Sol á sus hermani-
uno lo debia á la costumbre, á las circunstancias; tos, ó cuando ayudaba á su madre grande á sa-

pero que el habla nacido de mí mismo y


otro cudir las hojas caldas en la noche anterior sobre
que lo habla adoptado por mi propia elección. el techo; á todas horas entraba en mi aposento,
Este sentimiento no era, empero, el del amor; siempre abierto, y se sentaba tan inocentemen-
yo no tenia ni la agitación, ni los celos, ni la te, como Beppino, sobre la silla que se halla al

preocupación de la pasión; era mas bien un re- pié de mi techo.


poso delicioso del corazón, que una fiebre, aun- Yo mismo me pasaba, los dias lluviosos, horas

que dulce, del alma y de los sentidos. Yo no pen- enteras solo con ella en el aposento, de un lado,
saba amar de otro modo ni ser amado mas: igno- en donde la joven dormia con sus hermanos, y
raba si ella era para mí un camarada, un amigo, donde trabajaba el coral. Yo la ayudaba riendo
una hermana ú otra cosa. . . .lo único que sabia y jugando en su oficio, que me iba enseñando:

era, que yo era dichoso cony ella conmigo. ella, menos instruido que ella, pero mas fuerte, yo lo-

Por lo demás, yo no deseaba ninguna otra cosa; graba desgastar mejor los trozos: de esta mane-
no estaba aun en aquella edad en que se analiza ra hacíamos doble obra, y en un día la niña ga-

uno á sí propio todo lo que esperiménta, para naba por dos.


Graíi-: Ci. Georñl'oy se.

CUMPLIDO Editor
/^víV-TT^ '

"^vvañp^gósgsj^

-e^^ ^9^

REFLECSIONES MORALES. liada ya por varios motivos, á los comentarios


ofensivos del público. Entre tanto, la posesión
Los grandes crímenes son vistos siempre con
habia hecho caer la venda de los ojos de Rodri-
horror, y escitan la animadversión pública. Pe-
habían caido una por una; y co-
go: sus ilusiones
ro la indignación sube de punto cuando quienes
mo sucede frecuentemente, aquellos vínculos que
los cometen pertenecen á la mas hermosa mitad
en un tiempo fueron su delicia, se hablan ya con-
del género humano, á ese secso, que olvida su mi-
vertido en un insufrible tormento: la muger que
sión de paz y de ventura, cuando no vacila en eje-
habia creido amar, le era ya aborrecible, y los
cutar los mas atroces delitos.
mismos favores que le habia concedido, solo ser-
Las pasiones de las mugeres, mas ardientes
vían para envilecerla á sus ojos.
que las de los hombres, no conocen límite algu-
Comenzaron á poco las riñas y turbulencias,
no cuando llegan á desarrollarse en toda su fuer-
escasas y débiles al principio, frecuentes y tor-
za. La venganza es la mas terrible: ella hizo co-
mentosas después. Desesperado R.odrigo con
meter el crimen de que vamos á hablar á nues-
aquella vida, buscó afanoso nuevos placeres, pre-
tros lectores, y cuya memoria se conserva aun
meditando ya un rompimiento completo, que le
fresca entre los que lo presenciaron.
devolviese los goces de su perdida libertad.

EL AMOR CULPABLE.
EL CASAMIENTO.
No siempre corresponde á la hermosura del
En una de las concurrencias á que asistía con
semblante Mugeres hay
la belleza del corazón.

que tienen un rostro de ángel, y una alma de de- frecuencia, conoció á una joven de un mérito tan
monio. A ese numero pertenecía Lucrecia, joven relevante, que desde luego le consagró su afecto,

viuda, llena de gracia, de talento, rica y podero- convertido pronto en un ardiente y verdadero

sa, que era pretendida de varios amantes. Lu- amor. No tardó en lograr la correspondencia
crecia, entre todos, dio la preferencia á Rodrigo, que solicitaba; y cada vez mas deseoso de poseer
que seducido por la hermosura de la joven, creyó aquel tesoro, pidió y obtuvo su mano, y lo dispu-

ver en una inclinación pasagera los síntomas de so todo para su casamiento.

un amor eterno. Algunos dias antes de que éste se verificara,


Como hemos indicado, las cualidades morales descubrió la abandonada amante la traición de
de la viuda estaban muy lejos de guardar conso- Rodrigo. En el acto quiso estallar; pero una
nancia con sus prendas físicas. Imperiosa y al- idea diabólica cruzó por su mente, y prefirió sa-
tiva, ningún obstáculo habia detenido nunca su ciar su venganza con la ejecución del proyecto

voluntad: para satisfacer las pasiones ardientes, que acababa de concebir. Sin embargo, por un
bajo cuyo dominio vivia, estaba pronta á come- resto de amor á Rodrigo, quiso hablarle para
ter, no solo ligerezas ó imprudencias, sino toda obligarlo á romper el proyectado consorcio. La
clase de crímenes. escena fué terrible: nada bastó para apartar de
Cediendo al afecto que le manifestaba Rodri- sus ideas al enamorado joven, que acabó propo-
go, no habia vacilado en contraer relaciones ilí- niendo á Lucrecia una separación eterna. Pero
citas con él, abandonando su reputación, manci- ella tomó de repente un aspecto serio, arrogau-

TOM. II. —IX. 25


190 LA ENVENENADORA.

te y feroz, y cerró la conferencia con estas pala- Amelia, que llevaba algunos dias de haberse le-

bras: vantado de la cama, acercó, como los demás, á sus


"Rodrigo: tú no me conoces todavía. Yo no labios el vaso, y apuró su contenido. Quejóse de
soy una niuger á quien se traiciona impunemen- que hacia dias que encontraba en aquel licor un
te: cumple en buena hora tus deseos: cásate con sabor acre y desagradable, que no era de espe-
mi rival: el momento de mi venganza llegará, y rarse por cierto de su bondad. Los convidados
entonces tú te acordarás de mí." convinieron en la esactitud de la observación; pe-
Verificóse á poco tiempo el matrimonio de Ro- ro Rodrigo, variando al punto de materia, hizo
drigo y Amelia. La felicidad sonrió por algún que se olvidara un accidente, que en aquel mo-
tiempo á los dos amantes: diez meses pasaron en- mento pasó por insignificante.
tre las delicias de la vida conyugal, sin que do- A las pocas horas de haberse levantado de la
lor alguno viniese á amargar su ecsistencia. Na- mesa, todos los convidados comenzaron á sentir-
da Labia vuelto á saberse de Lucrecia, que vivia se indispuestos: el mal se hizo tan grave, que fué
retirada de la sociedad y no salia casi para nada preciso apelar en el acto á los socorros de la me-
de su casa. Decíase que se habia vuelto devota. dicina; y los facultativos declararon que todos los
Rodrigo mismo creyó que, arrepentida de sus síntomas de la enfermedad anunciaban un enve-
culpas, habia buscado un refugio en esa sacro- nenamiento. Tratóse de averiguar la verdad del
santa religión cristiana, que perdona setenta ve- hecho; y después de las consiguientes indagacio-
ees siete veces, y echó en completo olvido las nes, se descubrió que el vino estaba envenenado
amenazas de aquella fiera. con cicuta. La prontitud con que se habia llama-
do á los médicos salvó la vida de los convidados,
que no hablan tomado mas que una pequeña can-
LA VENGANZA.
tidad de aquella mortífera bebida, y por la pri-
¿Qué hacia entre tanto ésta en su madriguera, mera vez; pero Amelia, que llevaba varios dias de
y cómo olvidaba por tanto tiempo la venganza tomarla, aunque en pequeñas dosis, no pudo re-
que habia prometido tomar, despiadada y san- sistir á su fatal acción, y falleció entre horribles
grienta.'' Lucrecia ni un momento habia dejado tormentos.
de recrearse con tan sabrosa idea; pero semejan-
te al tigre,que no se arroja sobre su presa, sino
EL JUICIO.
cuando está seguro de que no se la ha de esca-
par al dar el último salto, aguardó con la pacien- Los tribunales intervinieron en este negocio,
cia de un demonio, que el golpe que iba á dar para averiguar si el envenenamiento era obra de
fuera terrible é irreparable. la casualidad, ó resultado de algún infame delito.

Tenia cercada de espías la casa de Amelia: dos Las sospechas mas vehementes se aglomeraron
de sus criadas, en quienes mas confianza deposi- sobre la cabeza del infeliz Rodrigo, que apareció
taba ésta, vendían traidoramente sus secretos á á los ojos de todos como el asesino de su muger.
su enemiga. Por ellas sabia Lucrecia que cada Las circunstancias del caso lo comprometían so-
dia iba en aumento el amor de los. dos esposos: bremanera. Aquel vino de Oporto, que habia
por ellas, que Amelia habia dado á luz un niño, causado la muerte de Amelia, estaba bajo su in-

y que el nacimiento de aquel hijo habia estrecha- mediata y esclusiva inspección: nadie de su casa
do los vínculos del cariño conyugal. Entonces mas que él habia tocada nunca una botella. A
fué cuando la vengativa celosa se dispuso á em- ruegos suyos habia consentido su consorte en to-
ponzoñar la felicidad agena , devolviendo con mar todos los dias de aquel vino. En el ban-
usura los martirios que desgarraban su corazón. quete lo habia servido á todos, eseusándóse él
Era el dia del bautismo del hijo de Amelia. de bebcrlo, por mas instancias que se le hicieron,
Los parientes y amigos de la familia estaban con- con el protesto de que jamas acostumbraba to-
vidados á un opíparo convite: sentáronse todos mar, cuando habia pruebas de lo contrario. Por
á la mesa; y antes de que se sirviese el primer último, para dar la razón del interés que podia

plato, Rodrigo propuso un brindis, echando en haber tenido para cometer aquel homicidio, se
un esquisito vino do Üporto, que guar-
los vasos alegaba que era sobremanera ávido de dinero,
daba bajo de llave, y que jamas tocaba la mano que su muger habia heredado desde los primeros
de ningún criado. A invitación de su esposo, meses do su matrimonio el pingüe caudal de uno»
LA ENVENENADORA. 191

que habia oido su confesión, y que no debia aban-


parientes, y que Rodrigo ha'bia esperado tener
un hijo para que, heredándolo éste á la muerte donarlo hasta el último momento. Dócil á los

de su madre, pudiese aquel derrocharlo á su sa- consuelos del santo varón, y sinceramente arre-
tisfacción. pentido de sus culpas, Rodrigo no se habia mos-
El proceso se formaba violentamente, aumen- trado reacio mas que en un solo punto, el del

tándose sin cesar los cargos contra el presunto perdón que la Iglesia ecsige al penitente de to-

reo, cuya desgracia acabó de completar la repen- dos sus enemigos. El desgraciado recordaba aun
tina muerte de su hijo. A virtud de las sospe- con horror y con ira la infame venganza de Lu-
chas que se tenian, se mandó px'oceder á la au- crecia; y solo lo horrible del trance y la convic-

topsia del cadáver; y la opinión unánime de los ción de que: "No es perdonado el que á otro no
facultativos fué, que la criatura habia muerto en- perdona," pudieron ahogar en su alma la voz del
venenada como su madre. resentimiento. No todo habia acabado aun, sin

Este suceso acabó de engañar á los jueces, embargo; su virtud tenia que pasar todavía por
quienes se persuadieron de que Rodrigo, lison- las últimas y las mas terribles pruebas.

jeándose de salir absuelto, y temiendo que se le En el tránsito de la capilla al cadalso, Rodri-

quitase la administración de los bienes de su hi- go habia caminado con los ojos bajos, procuran-

jo, lo habia matado para heredarlo, como él ha- do concentrar todas sus ideas y afectos en la
bia heredado á Amelia. El error adquirió la dulce religión del cristiano. De repente, como
fuerza del convencimiento: en vano Rodrigo adu- obligado por una voluntad superior á la suya, co-

jo en su abono razones muy poderosas: en vano mo movido por un resorte, alzó los ojos y los di-
su defensor pronunció un brillante alegato, des- rigió á uno de los grupos que se hablan formado

vaneciendo todos los cargos: una sentencia terri- para verlo pasar. Al instante profirió un horri-

ble condenó al último suplicio al supuesto asesi- ble grito, porque acababa de conocer entre los es-

no, dando así un nuevo ejemplo de los errores á pectadores á Lucrecia, cuya hermosa fisonomía
que arrastra la falibilidad humana; falibilidad que habia tomado una espresion infernal. Pintábase
es uno de los argumentos mas incontestables con- en aquel rostro una alegría espantosa: las mira-
tra la pena de muerte. das de la envenenadora parecían decir al desven-
Preocupado Rodrigo con su dolor y su defen- turado que marchaba al suplicio:

sa, no habia vuelto á pensar en su implacable "Bien te aseguré que te acordarlas de mí."
enemiga; pero reflecsionando un dia cuál seria Rodrigo llegó al pié de la horca, desfallecido

la verdadera causa de la muerte repentina de los y sin fuerzas. El verdugo lo dispuso todo para

dos seres mas amados de su corazón, se acordó la ejecución, con que iban á acabar los tormentos

de la terrible amenaza de Lucrecia. Un rayo de del infeliz padre y esposo; pero todavía al espi-

luz penetró en su espíritu, que vio entonces con rar, el último ruido que llegó á sus oidos, fué una

•una claridad espantosa la mano de su antigua carcajada sonora, estridente y satánica; postrer
amante en aquellos horribles acontecimientos. acto de una venganza implacable! ....
Al juzgarse su causa en segunda instancia, reveló
á los jueces aquel secreto, que comprobaba su EL CASTIGO.
inocencia. Practicó el tribunal las averiguacio- ¿Sabéis, por ventura, lo que se hizo la envene-
nes y diligencias del caso; pero nada confirmó la nadora? Quince dias después de la ejecución de
culpabilidad de Lucrecia: el dicho del acusado, Rodrigo desapareció de repente, sin que desde
insuficiente para condenarla, se interpretó como entonces haya vuelto nadie á saber á punto fijo
el último y miserable efugio á que recurría en su paradero; pero es tradición muy vulgar la de
BU desesperación, y la sentencia de muerte fué que, ó murió súbitamente en expiación de sus
confirmada.
crímenes, ó arrastra en lugares desconocidos la
ecsistencia mas miserable, agitada de horribles é

LA EJECUCIÓN. incesantes remordimientos.

El dia de la ejecución llegó. La pobre víctima,


resignada al sacrificio que le imponían la ven- LA CICUTA.
ganza de una muger y el error de los tribunales, La leyenda de que hemos sacado la triste his-
salió para el suplicio, acompañado del sacerdote toria anterior, contiene una estampa, que también

192 LA ENVENENADORA.

reproducimos, y representa á Lucrecia ensayan- catálogo de las envenenadoras, al lado de Xan-


do en una noche sombría y tempestuosa, en un this de Tracia, Locusta de Komayla Brinvilliers
recóndito laboratorio, venenos de diversas clases. de Francia.
Habíase entregado sin descanso al estudio de la Cuando encontréis á vuestro paso una planta
mortífera, cuya flor es triste y siniestra como la
tosicologia,y aquella noche probaba en varios
animales el efecto de la cicuta. Todo el tiempo conciencia del culpable, y que busca para crecer

que tardó en ejercer su venganza, no tuvo mas los sitios mas oscuros y retirados, á la manera del

ocupación que ésta; y si el lugar en que pasaron criminal que va á perpetrar un delito, apresurad
estos sucesos, no fuera tan oscuro, la historia tan el paso y huid; esa planta es
poco sabida, el nombre de Lucrecia se hubiera LA CICUTA.
inscrito ya en el, por fortuna, demasiado corto (Escrito para el Álbum.)

H nm DI

DOMINGO POR LA MAÑANA.


De fé que os ha sucedido, lectores mios, hablar ron mi delicia en mundo. En fin, soy celoso,
el

alguna vez con uno de esos amantes apasionados soy parcial, soy hombre al agua, cuando se trata
y tenaces, que después de haberos hecho la po- de las cosas de mi tierra.
pular confidencia de su amor, vienen dia á dia á Esto dicho en descargo de mi conciencia, que
deciros. — Te dije que bailaba divinamente. ¡Si es género que no paga derechos, y en obsequio de
vieras qué talento! — Te dije hace poco que te- la verdad, artículo prohibido entre los que escri-
nia talento. ¡Si vieras qué desinteresada y com- ben de letra de molde; os contaré cómo acabo de
pasiva es! —Te dije que era muy desinteresada. ver á México la mañana de hoy que nada se ,

Oh! pues si la vieras qué graciosa, qué mona! pierde en escuchar la charla de un enamorado.
Suele algún imparcial apuntar un defecto.... Hacia una de esas maíianas nubladas, pero no
entonces amante se irrita, se ecsaspera y lucha
el con las nubes pesadas de la tempestad, ni la incó-
por arrancarnos una alabanza, un signo cualquie- moda bruma del invierno; una de esas mañanas
ra de aprobación á sus sentimientos. ¿Recordáis frescas y hermosas, que dejan gozar el sol sin que
esto, ó por lo menos, lo sospecháis, os lo figuráis? moleste, es el sol sin sus rayos, el sol apacible,
Pues ni mas ni menos me sucede con México, que espia tras de una nube casi trasparente, á la
esta capital que me engrandece con sus palacios, Primavera en toda su hermosura. Venga mi ca-
que me enamora con sus mil encantos, que me pa. A la alameda.
euloquece con sus beldades, y que rae interesa La lluvia de los dias anteriores tiene el suelo

con su misma indolencia y abandono. mas húmedo que de costumbre; pero en cambio,
La veo dia á dia, y me parece que yo le descu- respira aromas el ambiente, están abiertas las flo-

bro una gracia que no todos la conocen, que á mí res sobre sus tallos, los árboles conservan mil go-

se me revela con mas intimidad que á los otros; tas de lluvia que reverberan con la luz.

que forman parte de mi ccsistencia sus monu- La fuente del centro está de gala; brota el
mentos, que he visto elevar; sus árboles, que he agua, formando elevados chorros, abanicos capri'
visto nacer; sus tumbas, que encierran las reli- chosos, que recrean la vista y refrescan las fren-

quias de los que vivieron con mi sangre, y fue- tes y las almas.
DOMINGO POR LA MAÑANA. 193

Estaba el paseo mas concurrido que de cos- van en los semblantes el júbilo; en su mayor par-
tumbre; había sus matrimonios madrugadores, te se han acicalado y compuesto como para una

precedidos por cliicuelos con sus cachuchas de fiesta. De trecho en trecho se ve engrosar la

paja, sus gorrillos, sus mil fantásticos trajes, que avenida de gente; son las puertas de los templos,
hacen hoy tan hermosos á Los papas
los niños. son los cementerios, en donde forman valla los
abandonaban el camino, se introducían en uno de profanos para pasar deliciosas revistas a las hi-
los praditos que forman los cruceros de las ca- jas de Eva.

lles, y daban suelta á los chicos: allí los retozos, Ya se ve un matrimonio circunspecto y anti-

allí los coqueteos^ allí las risas, allí el venir uno cuado, con la señora de chai de seda y túnico al-
de aquellos querubincillos á buscar asilo en el to para dejar percibir la cáliga, el caballero de

seno maternal, del toro que lo perseguía. ¿No es frac, con crédito anterior á la independencia, apo-
cierto que esto es lindo, que esto encanta, que es- yado en un enorme paraguas, que abierto ahor-
to es mas grato para un padre que todos los pla- rar pudiera el techo á una plaza de gallos: va
ceres del mundo? con su prole. Los niños también visten de señores
Como aquel grupo, habia algunos otros, delan- formales, y tanto, que al verlos nadie puede con-
te de los cuales ya se detiene reflecsivo un an- tener la risa.
ciano, ya se escusa algún matrimonio reciente, Ya es un matrimonio novel, que cumple aun á
temiendo parecer demasiado ambicioso. dúo todos los deberes, y en el que el marido par-
No, no es para descrito con la nimiedad que ticipa al público, como los periodistas ingleses, la
ecsige poner una tras otra las letras, y desgranar posición interesante de su reina.
uno tras otro los pensamientos que forman la Ya es un grupo de ancianas armadas de nove-
descripción! Es de un pintor que abrazara el con- nas, Lavalles y rosarios, que se han congregado á
junto en una ojeada, las aguas saltando, los árbo- un rezo estraordinario en aquel dia.
les meciéndose, las flores brillando, los chicos Ya
son los lacayos y los criados, conduciendo
riendo y armando algazara, algunos ancianos re- canastos con zapatos para alistar á alguna dama
tirados en sus bancos solitarios, otros agrupados, desesperadamente detenida por esta causa.
hablando de política y de sus tiempos; varios es- Ya
atravesando embozados en sus capas, como
traogeros meditabundos aquí y allá; algunos cor- escusándose de la multitud bulliciosa, elegantes,
tejos llevando á remolque á la mamá enferma, en ítegligé, es decir, suelta la corbata, suprimido
para hallar gracia ante los ojos de la beldad gar- el chaleco, caido con descuido el pantalón, calza-
bosa y entendida que se apoya confiada en su si- dos con unas chinelas bordadas: van al baño; sa-
niestro brazo. len de paso para volverse á vestir.
Esto es en la parte interior de la Alameda: en Las modistas corren; los sastres en las puertas
la esterior . ¿Recuerdan ya las calzadas este- de sus talleres altercan, los peluqueros charlan,
riores? ¿No están ahora mirando la que va á los zapateros, esos sí, trabajan para olvidarse de
Corpus Cristi y conduce al Paseo? sus deberes al siguiente dia. Parecen ministros,
Por aquella calzada atraviesan á galope cama- según su pasión á las infracciones.

das de estrangeros á caballo, que se dirigen á Ta- Pero todo esto es á la vez: repican las campa-
cubaya, á San Cosme y á otros varios puntos de nas, se oyen de los tambores, y al
los redobles

los alrededores; transitan tan contentos, van tan mismo tiempo se ven á lo lejos las sombrillas de
elegantes, son sus caballos tan airosos, que entre las señoras: aturden los carruajes; se multiplican
ellos se pierden algunos ginetes ridiculísimos y los preparativos para las salidas fuera
de Méxi-
algunas caricaturas vivientes. ómnibus de San Ángel, de Tacubaya, de
co; los
Tiempo es de volver á la ciudad. La ciudad Guadalupe, de San Cosme; los coches con dos ti-
está vestida de contento; vuela de una en otra ros que conducen varias familias á Coyoacan,
torre el repique bullicioso de las campanas y el San Juanico, las fiestas alegrísimas de San Joa-
compasado llamar á misa. quín; los grupos de curiosos que ven las estam-
Las calles á primera vista aparecen con todos pas de junto al Correo, y ecsaminan las preciosas
los matices por los variadísimos colores de los chucherías de los almacenes de juguetes, pelu-
vestidos de la gente, que fluye en gran número querías, de las tiendas de modas.
por las banquetas, presentando dos hileras no in- En cada una de las casas de donde parte co-
terrumpidas en estremo agradables. Todos lle- che, se ven coronados los balcones con los chi-

194 DOMINGO POR LA MAÑANA.

eos impacientes que altercan, con las damas ber tas en sus intersticios, con sus lápices, sus plumas
llísimas que esperan, con las ancianas que riñen, de acero, sus botes de agua de colonia y macasar,
con los maridos que sufren, con los cortejos que sus armónicos: son carpinteros, con sus mesas;
gozan. son traperos con los despojos de nuestros estra-
¡Cuánta animación! El sol se ha despejado, la víos políticos, es decir, charreteras, uniformes do
luz es mas viva; parece que todos los edificios se oficinas &c., &c.,toda nuestra historia revoluciona-

animan, y que el aura va llevando perfumada las formada por los sastres que hacen de
ria en trapo,

pláticas de amor, las risas y el conteuto. D. Carlos Bustamante, y espendida por el tra-
En cada una de las esquinas hay curiosos le- pero que hace de editor responsable: son hojalate-
yendo boca del Portal y su frente ha
avisos; la ros, que llevan sus tinas: son cazadores, que aglo-
desaparecido bajo los colosales carteles, con figu- meran las jaulas de sus pájaros vistosos, que sil-
ras que representan las escenas de las comedias ban contentos: son jardineros, que trasportan
que se anuncian, las suertes de los maromeros, allí sus macetas con pomposa hortensia, encen-

las peleas de gaUos, las luchas de los hércules, las didas dalias y camelias de perfume suavísimo.
corridas de toros. ¡Es aquello intransitable! Allí, Es, por último, una hilera de repertorios de ju-
á la vista de la inmensa plaza, al frente de la her- guetes, que se perciben mas altos que las cabezas

mosa Catedral, circundado de un gentío, que todo apiñadas, al rededor de los cuales los niños con
lo invade, el mas indisplicente gozara. sus papas compacientes, ó con las criadas déspo-
Cercado por los cocheros, que importunan con regatean, altercan y prueban los tam-
tas, ó solos,

sus invitaciones, se atraviesa, se avanza, pasa uno bores, reconocen los pífanos, bailan los trompos,
bajo la fresca sombra de los frondosos árboles agitan las sonajas, y arman una algazara, que se
del atrio, y se coloca uno en el cementerio inun- confunde con el sonar de los armónicos, los ecos
dado por el flujo y reflujo de la gente que con- de las guitarras en venta, los gritos de los ven-
curre á las misas del Perdón. Desde allí se per- dedores, los sones de los tímpanos y el bullicio

ciben las tropas que han relevado las guardias, y general.


sobre todo, la plaza, que atraviesan en todas di- Ved ese matrimonio: son cinco chicos; agobiaa
recciones los devotos, el pueblo soberano, los co- á pedidos á los autores de sus dias; se agitan, se

cineros agobiados con sus provisiones, las recuas pierden entre la gente; la mamá, con el tápalo
de muías pulqueras, que surtirán á las mil derribado, atiende á todo; la víctima, es decir el
guaridas que tienen los vagos en esta deliciosa papá, está inmóvil con la consorte que lo llama,
ciudad. la proleque riñe y llora, y la carga de carritos,
¿Cómo trasladar los diálogos picarescos de los espadas y pífanos que ha de llevar él, porque á él
corrillos que están frente á las puertas de las se lo ha confiado el amor filial.

iglesias, cercanos á las Escalerillas, en continuo Paso á paso, detenido al frente de cada grupo,
comentario de cuantas ven, de sus piesecitos, de que forman los curiosos que ven las estampas, ó
su fortuna, de su crónica escandalosa; los lamen- los dedicados al ramo de robo de relojes, se logra
tos de dos cesantes, las iras políticas de dos ili-
después de un prolongado sudorífico salir de
mitados, el un padre de la patria,
aislamiento de aquel Portal, cuya diversión y concurrencia sub-
la gazmoñería de un mayordomo de monjas, la siste hasta cerca de las tres de la tarde; hora en
contrición cómica de un usurero, la importancia que presenta otra faz México, que algún dia, que-
de un portero de las oficinas de palacio? Es for- riendo Dios, y ayudado de la benevolencia de
zoso prescindir, y para no profanar el templo, sus lectores, les contará Fidel.
yendo en pos de esa subversiva china que acaba
de pasar, demos otro giro á nuestros pasos, y va-
moa al Portal.
ANÉCDOTAS.
¡El Portal! El Portal está positivamente in- Ducis decia á Champfort:
andablc: son descontentos, que esperan ávidos, á "La inutilidad del primer diluvio es lo que

las puertas de los cafés, á quien imponer una con- impide á Dios enviar el segundo."

tribución directa, ó la llegada de algún periódi-


co; son artesano.s, que van á hacer la esposlcion Oyendo Lulli cantar en una misa una de sus
ambulante de objetos preciosos; son mil varille- piezas do ópera, dijo devotamente: "Señor, os pi-.

ros, que se han instalado cu cada una de las puer- do pcrdo no la habia compuesto para vos."
.

dT-^SL^-r:::)

&o G^Cz. a& '¿¿(i G7¿enat'j, optenaa ae áiniftatLa.

¡Sacerdote del género humano! .... to al peñasco negro, que destilaba gotas de agua
¡Profeta de justicia y de caridad! .... cenagosa; desde que aquellas siete detestables
Yo te he visto llorar .... Sí, yo he visto tus sombras pusieron sus impías plantas sobre la efi-

lágrimas, y por eso vengo á llorar contigo. . . gie de Jesucristo, y prostituyeron su sagrada doc-
Hijo del hombre: ¿no lo ves? .... Alarga tu trina, cayó sobre la tierra la noche de horror y
salva el Atlántico, .... Es- vilipendio; noche de infierno, en que hubo llanto
vista,
y ¡mírale allí!

tá sentado en uno de los hancos de la izquierda; y crujir de dientes. Y "en aquella oscura noche
tiene de paso la misión de representar un pue- sucedió no sé qué, que no tiene nombre" .... Pe-
blo de la Europa, el representante de la posteri- ro Jesucristo nos prometió al Esjoíritu, y Dios
dad Un paleteau negro abriga su pecho, nos mandó al EsjnriUo sobre la tierra; y el Se-
su pecho de dolor: su fisonomía de concentración, ñor Dios nos suscitó un Profeta, que se levantó
su aire de melancolía, su mirada de profundidad de entre nosotros, pero que nosotros hemos des-
nos dan á conocer al vate del porvenir, al vate preciado. El nos ha hablado en el nombre de
desterrado, cuyo llanto nadie compadeció, por- Dios, y nosotros no le hemos dicho: Bendito sea el
que sus palabras no han sido comprendidas, que viene en el nombre del Señor. "No tenéis
"líanme preguntado: ¿Por qué lloráis? Y cuando sino un Padre, que es Dios, y un Señor, que es
lo he dicho, nadie ha llorado conmigo, poi'que no Jesucristo"
me entendían." El desterrado en todas partes
está solo .... sus labios sedientos buscan el ma- ¡Profeta de la ilustración!. . . . ¿Por qué estás
nantial del agua viva, que el mundo de nuestros triste? .... Consuélate un momento, que los tiem-
dias no posee aun: su frente rugosa es símbolo de pos llegaron ya. . .
.
—Hijo del hombre: sube á las
un 2yejisaminto; pensamiento que esplica el secre- alturas,y anuncia lo que ves. Veo allá en el Oc- —
to de su ecsistencia misteriosa: ese pensamiento cidente una muger blanca y hermosa, que vibra
es su nombre, es su definición. . . . Hijo del hom- una espada de fuego, como el ángel que puso
bre: ¿le conoces ya? Su aflicción ha llega- Dios á las puertas delEdén después que hubo ar-
do á tal punto, que sudó sangre por amor de los rojado al delincuente Adam, Hijo del hom- . . .

hombres, y con ese sudor de sangre escribió un li- bre: ¿qué ves todavía? Yeo salir del Oriente
bro, y ese libro lo venero yo. Teíiia sus deli- un reptil colosal, negro, horrible y ponzoñoso, que
cias en habitar con los hijos de los hombres. Y les con paso tardo y malseguro se avanza hacia el ca-
hablaba de las cosas del ciclo mino por donde viene la muger blanca, y se tien-
de al través del camino, para estorbar la marcha
Desde que aquellas sietesombras bebieron san- á la Beldad del Occidente —Hijo del hombre:
gre junto al trono de huesos en la sala enlutada; ¿qué ves aun? .... Veo á la muger y al monstruo,
desde que aquellas siete sovibras se reunieron jun- que se asechan y se acometen; los veo an-ojarse
196 EL REINO DE DIOS.

el uno al otro, y oigo un alarido que rasga las gel de la justicia y el del amor pelearán unidos
entrañas, un quejido continuado y penoso y una con los que se habrán amado para restablecer en-
voz moribunda, que clama: tre los hombres el reino de la justicia y del amor.
"Ampara ¡oh Dios! á la 'moderna idea; — Muchos perecerán en esta lucha, y su nom-
Líbrala ¡oh Dios! de la barbarie antigua. ..." bre quedará peremne en la tierra, como un rayo
Profeta de la ilustración! consuélate un momen- de lagloria de Dios. —Por esta razón, vosotros
to, que los tiempos llegaron ya. "Veo levantarse que padecéis, cobrad valor, fortificad vuestro cora-

tumultuosamente los pueblos, y los reyes tiem- zón, pues mañana sera el dia de la prueba, el dia
blan bajo sus diademas. La guerra, una guer- en que cada uno deberá sacrificar gustoso su vida
ra mortífera se ha encendido entre ellos" .... por sus hermanos, y con el dia siguiente amanece-
Se esta cumpliendo la profecía El primer tro- rá la libertad."
no ardió ya, y se convirtió en cenizas .... y es- Vate del porvenir: regocíjate, que el reino de
tas cenizas se amasíin en la noche de la intriga Dios ha llegado ya: tus palabras tienen eco en el
y
de la traición; pero esas cenizas amasadas dura- Oriente, en el Occidente, el Septentrión y el Me-
rán tres minutos, y al cuarto minuto ya no serán: diodia. La muger blanca del Occidente quebran-
el viento del huracán soplará en ellas, y nun- tará la cabeza del lagarto negro del Oriente, que
ca se reunirán.... Los pueblos del Occidente le estorbaen su marcha y pone de continuo ase-
están en combustión, y chocan con sus monarcas, chanzas á su carcañal. La carta del reino de la
y chocan con el monstruo de Oriente, que con pa- luz será defendida con la elocuencia, con la espa-
so cobardey tortuoso va á echarse sobre ellos, da, en la tribuna campo de muerte.
y en el

como una montaña se echa sobre un volcan, y nun- Y si los príncipes de este mundo, que son los
ca lo apagará, . . . Consuélate, hijo de la luz, que ministros de Satanás; si los fariseos hipócritas, si
los tiempos llegaron ya los escribas malvados, olvidaron ya las lecciones
— ¿Adonde vas, soldado? de Jesucristo, les haremos acordar de las catacum-
—Yoy á pelear por libertar de la tiranía del bas.
hombre, al pensamiento, la palabra y la concien- Pensador del siglo: salta de alegría; el oráculo
cia. de tu boca divina nos ha enseñado á ser libres.
— ¡Benditas sean tus armas, soldado! "Penetraos bien de cómo se hace hombre libre.
el

Hijo del hombre: sube de nuevo á las alturas, —La libertad ecsistírá entre vosotros, cuando
y anuncia lo que ves Veo una bandera de blan- os hayáis dicho en el fondo de vuestro corazón:
quísimo lino, que flamea al aire allá en las már- Queremos ser libres. — La libertad ecsistirá entre
genes de un hermoso rio.
— ¿Qué es lo que ves, hi- vosotros, cuando puestos al pié de la cruz en que
jo del hombre? Un trapo ensangrentado que cuel- murió Jesucristo por todos, hayáis jurado mo-
ga de un palo en los bordes de un rio. Las rir los unos por los otros."

aguas del rio llevan cadáveres de héroes: el palo Nosotros hemos dicho en el fondo de nuestro
parece un patíbulo, y el trapo, lleno de lodo y corazón:Queremos ser libres.
sangre, parece el testigo de una res hurtada que Nosotros hemos jurado junto á la cruz de Je-
se mata entre d cietw de un bosque sucristo morir los unos por los otros.
En verdad, en verdad os digo, que ha caido ¡Nosotros somos libres!
una mancha sobre el vaso j)urísiriio de bondad y Nosotros hemos jurado perecer nosotros he-
'predilección; pero ya un dedo generoso signó con mos jurado sobre las aras del Dios de los hombres^
esa mancha de horror las frentes que se debían del Dios de la justicia y de la libertad, morder el

signar, como la mano desconocida signó las siete polvo que bafió nuestra sangre, ó esterminar el
Sombras, que tiritaban junto al peñasco negro. reino délas tinieblas. . . . reino de Satanás, que
—Ya veo la posteridad, que ecsecra á los traido- es maldito, y de los ministros de Satanás, que
res y que les arroja polvo en la cara son también malditos.
". . . .¿Estás triste, pensador del siglo?. . . .Pues Perezca, sí, mil veces el reino de las tinieblas.
oid lo que me lian contado: "El pueblo podrá "Baja y vote á dormir con ios perjuros y con
verse vendido por algún Judas; pero esto no debe los tiranos."
arredrarle. — La libertad os como el reino de Dios; Hombres de la idea: sois perseguidos. Hijos
sufre violencia, y los violentos se la arrebatan. de la luz: sois perseguidos. El espíritu de las
— Se encenderá un combate sangriento, y el án- tinieblas os persigue. El puñal de la reacción
EL REINO DE DIOS. 197

nefanda está sediento de vuestra sangre; pero za se convertirá en alegría." Sí, los padres no se
resignaos; así está escrito en el libro de la vida despedirán ya de sus hijos al salir del mundo, ni
y de la verdad: "Lo que os pido es que os améis los hijos de sus padres, ni los amantes de sus a-

los unos á los otros. — Si el mundo os aborrebe, mantes, sin bendecir nombre de Dios. "¡Alá^
el

sabed que el mundo me ha aborrecido ámí antes bado sea Dios, que nos ha descubierto estos bie-
que á vosotros. — Si fueseis del mundo, el mundo nes antes de morir!"
amaría lo que le pertenece; pero como no sois del Hombres de la idea: saltad de alegría, que el

mundo, y yo os escogí en el mundo, por eso el reino de Dios ha comenzado ya


mundo os aborrece. —Acordaos de la palabra que Y hombre de caridad y de justicia, hom-
tú,
os lie dicho: que el servidor no es mas grande que bre de magostad, de respeto y de amor: yo te ve-
su maestro: si ellos me han perseguido, os perse- nero .... porque tú eres el pensador del siglo,

guiíán también á vosotros: si ellos han observado tú el apóstol de la verdad y el profeta de la ilus-
mi palabra, observarán también la vuestra." tración. ... tú el sacerdote del género humano!
¡Hombres de la idea! Sois perseguidos; pero — ¡Grloria, honor, salud y bendición á aquel que
consolaos: el estandarte de la, juve7itud de hoj lle- viene en el nombre del Señor!
va escritas estas palabras: "¡Viva el reino de la
luz; rencor de muerte á BelzebutV Las palabras que os he dicho, espíritu y vida
Consolaos, que vuestra tristeza no será eterna. son
*'En verdad, en verdad os digo, que llorareis y
México, Agosto de 1849.
ós lamentareis, y el mundo se regocijará. Vo-
sotros estaréis en la tristeza; pero vuestra triste- Fr-anciscg Rodríguez G-allaga.

f. J^is-a^^^-a '^n^te^í-iSif^^ *^^ -^-e^


'-ei-t^y^^.

-I—^^:í^®K^^>-4-

Si hay en el mundo un objeto generalmente de amor tiene ese papel encantador, que han he-
conocido, seguramente es el Barbero de Sevilla. cho tantas célebres cantatrices, sin que ninguna
La pieza de Beaumarchais ha hecho tal ruido, que haya alcanzado la perfección!
los nombres de Fígaro, Bartolo, Basilio, Resina El conde de Almaviva es también el tipo del

y Almaviva, son populares, son unos verdaderos gran señor: valiente y leal en el fondo, pero de-
tipos, tan generales y tan eternos, como los de la jándose arrastrar por la pasión, con la facilidad

comedia antigua. Fígaro, con su talento, por de- de los hombres acostumbrados á no encontrar
cirlo así, adornado como una chaquetilla andalu- obstáculos.
za, reasume felizmente el carácter de toda la pan- En cuanto á Basilio, se ha convertido este
dilla de criados bribones, que ponen su astucia al nombre en un epíteto, como el de Tartufo.
servicio de las pasiones de sus amos. Cuando se alza el telón, el teatro representa una
¡Qué tipo tan encantador el de Rosina! ¡Qué calle de Sevilla, no como es en realidad, sino co-
honradez, á pesar de todas las coqueterías de una mo estamos acostumbrados á pensar que seria.
muchachilla alegre! ¡Que perfume de juventud Parece que es la calle do la Sierpe, del lado en
y
TOM. II. —IX. 26
.

198 EL BARBERO DE SEVILLA.

que desemboca á la Catedral. Es un sitio her- que tiene un andar airoso, un bigote retorcido y
moso, que la luna embellece mas con algunas lí- la mano en la cintura.
neas de sombra y de luz: la brisa de la noche Frecuentemente Barbe-
al ver representar el

conduce los perfumes de los naranjos de los pa- ro de Sevilla, he tomado partido en favor de Bar-
tios, y los tocadores de guitarra encuentran algu- tolo y contra Almaviva, que no es mas que un
nas pilastras pequeñas, que parecen colocadas de galanteador; contra Fígaro, que merecía ser ahor-
intento, y donde apoyan el pié. cado, y contra Rosina misma, á pesar de su ado-
La casa de Bartolo está en una esquina, blan- rable aturdimiento de quince años, y el resuelto
queada con cal según el estilo árabe, cubierta de candor de una muchachilla comprometida en la
un techo de tejas, con todas las ventanas enreja- primera intriga.
das,y los miradores con vidrieras. Las ramas Pero después de todo, ¿la juventud no busca á
de un jazmin, plantado por Resina, medio salen la juventud? ¿Qué es la gratitud, la veneración y
por las mallas estrechas de la reja. En el rin- el respeto al lado del amor? Consuélate como
cón tiembla una lamparilla delante de una vir- puedas, pobre Bartolo, pues vamos á comenzar el
gen engastada en la pared. análisis de tu suplicio.

En esta especie de gabinete aéreo, ó jaula sus- ¿Quién es el que ronda por allí, con el sombre-
pendida en el edificio, propia para gozar de las ro hasta los ojos, cuidadosamente embozado en
corrientes de aire tan apetecidas en un clima ar- su capa, y con una linterna sorda en la mano? .

dientef Rosina aprovecha todas las horas que Dios mió, es Fiorello, criado del conde de Alma-
puede robar á la vigilancia de su tirano. Veis viva, que introduce á los músicos, á los trovado-

pasar al través de las rejas la punta de su piece- res, que cantan serenatas, á estos animales tan
cito, calzado con un zapato de raso blanco, y aca- justamente ecsecrados de los tutores, de los ma-
so descubrís también por entre su hasquiña bor- ridos y de los celosos de toda especie. El con-
dada, un tanto de su pierna fina y nerviosa: de cierto comienza. Almaviva con los ojos en el

tiempo en tiempo se escucha un zumbido que pro- balcón y la mano en el pecho, canta una de esas
duce su abanico al abrirse y cerrarse, parecido á canciones frivolas que en todos los paises, en to-
las alas de un pájaro, sorprendido en sus colo- dos tiempos y á todas las mugeres, aun á las de
quios amorosos. ¡Qué lindos ojos medio encu- mas talento, han parecido encantadoras
biertos con los párpados! ¡Qué olas tan abun- Sin embargo, amanece el dia, y Rosina no sale,

dantes de cabello negro! ¡Qué dientes tan peque- sinduda por no dar celos á la Aurora, porque
ños y bien alineados, relámpago blanco en medio suponer que nna sevillana, que oye desde el fon-
de la roja sonrisa! ¡Qué tez de ámbar y de sol! do de .su alcoba murmurar la serenata que se le
¡Cuánta razón tiene Bartolo de estar celoso! da al pié de sus balcones, no salga inmediata-
Confieso que Bartolo me agrada, y veo que to- mente de á pegar su linda cara á las
puntillas

do el mundo ha sido injusto con él. ¿Qué cosa mallas de la reja, y á pelar la pava con su novio,
hay mas juiciosa y razonable, que no dejarse ro- es no conocer á la España.

bar un tesoro semejante, y de vigilarlo con todo El conde se admira, y comenzaría á desespe-
el esmero posible? rarse si un hombre de su calidad pudiese dudar
Mas si es menester desconfiar de la virtud un instante de sí mi-smo. Despide á los míisi-
cuando su guarda consiste en unas rejas, podria cos, los cuales hacen un ruido enomne, como to-

darse sin temor la llave del balcón á Rosina. Las dos los músicos, cuando se les ruega que callen,
mugeres dirán que sí, y los hombres que no. Lo y se pasea por un pórtico frente de la casa, espe-
que no tiene duda es, que nada hay mas triste ni rando la hora en que Rosina se asoma al balcón,
mas miserable que amar y ser viejo, tener un co- ya para ver si han abierto, ó para
sus claveles se
razón de fuego, y los cabellos nevados. Todos observar si el amante desconocido se pasea por
esos pobres viejos, carceleros de las muchachas, ese lado;mas de repente en la frescura y en la
todos esos Gcrontes y Arnolfos, engañados, no calma de la mañana se escucha una canción so-

me han causado risa. No es por cierto muy di- nora, llena do volubilidad, parecida al canto de
vertido criar una pupila, rodeada de cuidados y la alondra. ... Es Fígaro que se presenta, Fígaro
de adoraciones, no tener en el mundo mas pensa- con su chaquetilla llena de botones, de agujetas,
miento que elde agradarla, y ver que la arreba- do borlitas y do pasamanería; su calzón blanco
ta el primer ocioso que pasa por la calle, solo por- de punto, su guitarra colgada en la espalda y su
EL BAEBERO DE SEVILLA. 199

Ijacía tan limpia y reluciente, que Don Quijote la precancion inútil, responde Rosina. Pero ¡qué
habria tomado por el yelmo de Mambrino. To- desgracia! Se me ha caido de la mano ba-

do el mundo conoce este admirable trozo de un jad á traerla.


e fecto tan irresistible, que pasando de boca en El conde ha comprendido que el papel que
boca, ha llegado hasta la Polinesia, donde los sal- Rosina ha dejado escapar de las manos, no con-
vages lo tararean al tiempo de confeccionar su de- tiene una sola palabra de la canción. No se ne-
sayuno en las conchas. cesita ser un brujo para adivinar esto. Fígaro
Fígaro es feliz como todo bribón: goza de una recoge papel y se lo da al conde.
el

tranquilidad de espíritu perfecta, y como está do- Bartolo baja, busca el papel, y no puede con-
tado de una conciencia elástica, practica con el cebir en las alas de qué viento ha volado la can-

mayor desembarazo una multitud de pequeños ción,y sube gruñendo y prometiendo tapar el
oficios peligrosos, pero lucrativos. Tiene mucho condenado balcón. Mientras Bartolo ha voltea-
placer, poco trabajo, y bastante dinero: ¿no es una do las espaldas, apresurémonos á leer el billete
verdadera dicha? —Rasura, sangra, peina, lleva de Rosina.
esquelitas, y reúne á los corazones jóvenes para "Vuestras multiplicadas atenciones han des-
que se entiendan. Fígaro aquí, Fígaro allú. pertado mi curiosidad. Mi tutor va á salir, y
Este es el grito que resuena en toda la ciudad. tan luego como se aleje, tratad de hacerme saber,
Quitad á Fígaro de Sevilla, y le quitareis la vi- por un medio ingenioso, vuestro nombre, vuestro
da y el movimiento: sin él no habria ni negocios estado y vuestras intenciones. No
puedo aso-
ni intrigas: ninguna de las dulces y amorosas car- marme al balcón sin la inseparable compañía

titas llegarla á su dirección. Fígaro sabe dón- de mi tirano; pero estad seguro que estoy dis-

de están los ojos negros, los ojos verdes, los ojos puesta á todo por tal d^ romper jnis cadenas."

azules; y si ve brillar el oro al través del tejido Hé aquí cómo por medio de las imprudencias,

de vuestra bolsa de seda, él tendrá modo de ha- de las vejaciones y de la mas odiosa vigilancia,
ceros entrar en conversación con ellos, á despe- se obliga á que una muchacha honrada y encan-

cho de padres feroces y de los barbados celo-


los tadora escriba al primer Lindoro que se pre-

sos, porque es mas astuto y mas maligno que el senta.

diablo, ó que una vieja, que es cuanto puede de- Se encontrará el medio, si no es por Almaviva,
cirse. A todas estas ventajas reúne la de no ser será por Fígaro. Conde y rico. — ¡Qué cosa tan
ahorcado, pues está perfectamente con todas las cómoda tener á todas horas pobres diablos de

autoridades. quien disponer, para que os ministren talento!



Eh! pardiez! Si no me engaño, es Fígaro, di- — Tenéis Fígaro.
dinero? dice
ce el conde. Estás muy delgado, muchacho. —-Es —A montones, responde conde. el

—Bribón! —
el trabajo, señor. — ¿Qué Grracias, Sr. — Entonces yo tendré una idea. Al pensar
haces en tú —Rasuro, —He
Sevilla? ¿y vos? visto en ese metal todopoderoso, mi cabeza se volcani-
en Prado una
el una de joven, flor belleza, la hi- za, hiervo, fermento, y mil medios se me presen-
ja de médico. —No
cierto su su es hija, es pupi- tan. Vestios de soldado.
la.—Tanto mejor. —La enamoro hace algún tiem- — De soldado? y para qué.?

po, con el nombre de Lindoro, un nombre ro- — Acaba de llegar un regimiento á la ciudad.
mántico, que encantará á todas las muchachas. —Justamente el coronel es mi amigo.
— ¡Magnífico! Soy el barbero, el botánico, el bo- — Conseguid una boleta de alojamiento, y ya
ticario, el albeitar, el hombre de todos los nego- quedáis introducido en la plaza. Nada es mas
cios de la casa, honrado Fígaro, y
responde el si fácil que esto. Yo sabré entretener al barbón,
vos tenéis dinero, todo irá bien. Pero chut, se mientras vos tendréis tiempo para deslizar en la
abre el balcón; retirémonos bajo de la portalería. oreja de Rosina las cuatro palabras que ella
Resina saca sus naricitas á la ventana, in- aguarda. Fingios borracho, porque casi nunca
quieta de no ver á su hermoso Lindoro. Barto- se desconfia de la sinceridad de los borrachos.
lo está detras de ella, sin poder comprender la Manos á la obra.
curiosidad matinal de la muchacha. — ¿Qué tenéis — ¿Pero dónde encontraré tu barbería? dice el
ahí, qué significa ese papel que está en vuestra conde, mirando que Fígaro se retira con el bol-
mano? sillo.

— La letra de una canción muy de moda, La —Mi barbería la conoce todo el mundo:
. .

200 EL, BAKBEKO DE SEVILLA.


Calle de Franco, los balcones de Rosina, no es otro sino el céle-

Número cinco, bre conde de Almaviva, recien llegado á Sevilla.


Cinco escalones, Es necesario parar el golpe; pero á la sordina,
De color blanco. ¿y por qué medio? Por alguna calumnia. En
esta escena hay un aire en que el compositor es-
Mientras que el conde se va á vestir, Fígaro cedió al autor, sin embargo que la letra es uno
llena de espuma de jabón las megillas de sus par- de los mas brillantes trozos que han caldo de una
roquianos. Trasladémonos á la alcoba de Rosi- pluma hvimana.
na, amueblada con un piano, una mesa de escri- — Todo esto está bueno; pero yo tengo un me-
bir y una reja que guarda cuidadosamente el bal- dio de evitar todo esto. Mañana me caso con la
cón. Está sola, con una carta en la mano, y can- muchacha.
ta la deliciosa cavatina una voce poco, fa, fresca — Que se me dé, dinero, dice Basilio, cuya
al principiocomo un botón de rosa que rasga su doctrina se asemeja á la de Fígaro, y yo me en-
verde corsé, después franca y confiada como la cargo de alejar á todos los enamorados.
juventud, y al fin caprichosa, insurgente, revolu- El imbécil y el bribón pasan á otra pieza,
cionaria y coqueta. Concluida la cavatina, va á — Ah! de esta manera te conjuras, canalla, dice
la mesa y firma la carta, Ha visto á Fígaro ha- Fígaro saliendo^ de su escondite. Tratemos de
blar en la plaza mas de una hora con el conde: hablar á Rosina mientras éstos están encerrados.
ellos,pues se conocen y se entienden. Fígaro Hela aquí cabalmente. Señorita: ¿sabéis que ma-
es un buen muchacho, servicial y amable: puede
ñaua sin falta seréis casada con vuestro amable
ser que sirva á nuestros amores. tutor? Está adentro, y se ocupa de redactar el
Cuando se habla del diablo, sa le ven, los cuer-, contrato.
nosj cuando se hfbla del lobo, se le ve la. cola, y — Señor Fígaro: os aseguro una cosa, y es que
cuando se habla de Fígaro, se le ve la redecilla. esa boda no se verificará; pero á propósito, ¿quién
En con ese paso ligero y furtivo,
efecto, entra era ese joven con quien hablabais en la plaza?
como los gatos, ó como intrigantes, que pisarían —Un primo mió, escelente muchacho, que ha
sobre huevos sin romperlos. venido aquí para acabar suS; estudios y hacer
—Buenos dias, señorita Rosina. ¿Qué hacéis? fortuna.
—Me fastidio. — Pues hará, responde Rosina.
la

— Querría deciros alguna cosa. — Tiene un y de defecto, es el estar enamora-


—Y yo también Chut .... los pasos de mi do como un loco.
tutor .... esperad un poco. ^
— Conocéis á la que ama?
En efecto, Bartolo entra tosiendo, escupiendo — Es, pequeña, graciosa, con unos ojos y UU;
gruñendo y regañando á su pupila, porque siem- cabello negro soberbios. La primera letra de su
pre habla con el tunante Fígaro. nombre es una R: se llama Ro. .Rosi. . . . .

— Estáis celoso de Fígaro, responde Rosina. —


Soy yo! eselama la muchacha, llena de ale-

Confieso que me gusta platicar con él, porque me gría. No me he engañado! . ''

divierte y me hace reir. con sus cuentos. '


— Vamos breve, qup el tiempo pasa. Escribid
— ¿Y qué significa ese dedo manchado, de dos líneas, dice el espedito barbero.
tinta? —No me atreveré jamas, dice Rosina sacando
— Me quemé dedo, y el lo metí en el tintero. un pa,pel curjiosamente doblado.
— Y qué habéis hecho del medio pliego de pa- — La carta estaba escrita! esclama admira-
pel que falta? do. .Qué bestia soy! ¡O mugeres! ¡O mugeres!
. .

— Un cucurucho de confites para Marcelina. La menos astuta de vosotras se semeja al diablo.


¿Estáis contento? Entregada la carta, y seguro el conde de Al-
—No, responde irritado el barbón. Vos me,
maviva de, lp</ voluntad de Rosina, no tarda en
queréis hacer creer mil consejas. poner en planta la estratagema sugerida por Fí-
Durante esta querella, llega Don Basilio, que garo. Disfrazado de soldado do caballería, se
es un personage largo, seco, bilioso, huesudo, presenta á la casa de Bartolo, describiendo zig-
amarillento, enfermo y venenoso de a.specto. zags, y haciendo los mas horribles gestos propios
Acaba de niurmurar á la oreja de Bartolo de un borracho. Ya pensareis qué recibimiento
que el galán desconocido que se pasea delante de le hace el malicioso viejo, que ea esta ocasión se
EL BAKBERO DE SEVILLA. 201

deja arrebatar de la cólera al ver invadida brus- da. La pupila de Bartolo ha reconocido á la
camente su casa por un soldadon. Resina, siem- primera mirada á su amante.
pre alerta, siempre despierta, atisbando con la Se acercan al clavicordio, y el conde ecsamina
vista y con la oreja, corre al ruido, y se informa la música que está encima.
de la causa de la algarabía. — ¿Qué vamos á cantar?

—Soy Lindoro, le dice el conde en voz baja. — El Rondo de Buranello.


—Prudencia, responde Rosina.
— Es muy Rosina.
viejo, dice
'

—Vaya este bolero.


—Dejad caer vuestro pañuelo sobre este bille- — Es el mismo qxie sé yo maullar como un ga-
te, continúa el conde, describiendo un ángulo de
to todas las noches debajo de la ventana. Es in-
los mas agudos, y fingiendo perder el centro de
soportable, dice Bartolo.
gravedad.
—Una barcarola veneciana.
Rosina recoge en efecto la carta con la habili- — Corriente.
dad de un diestro suertista, y la querella conti- Y el conde hace cantar á Rosina una delicio-
núa entre el conde y Bartolo, quien alega en va- sa melodía.
no para no recibirle, una esencion de alojar sol- La situación no hubiese podido prolongarse
dados. El conde no quiere escuchar estas razo- por mas tiempo; si Fígaro con su talento prodi-
asustar al viejo, saca á luz la espada
nes, y para gioso- no hubiese venido en ausilio. Persuade
y se pone á tirar de cuchilladas al aire, con lo
al pobre Bartolo que es dia señalado para rasu-
cual le hace d^r fuertes gritos. En fin, el escán-
rarse, y con el pretesto de buscar todo lo necesa-
dalo crece de tal manera, que la fuerza atmada rio, se apodera del manojo de llaves, separa la
interviene, y con gran pesar de Rosina y mucho de la reja del balcón, y con mij^pretestos risibles
gusto de Bartolo, van ya á conducir á la cárcel da á los enamorados tiempo para que se pongan
á Lindoro, cuando éste desviando á los alguaci- de acuerdo. Unas veces unta la espuma del ja-
les con Tin aire imperioso y altanero, da una car- bón en los ojos de Bartolo, y lo deja ciego por un
ta al Alcalde. Este, después de haber pasado momento, otras le pone la toalla delante de la
los ojos por ella,saluda respetuosamente, y hace cara, &c.
señal á sus gentes que dejen al soldado, quien A las doce de la noche Almaviva vendrá al
se retira en medio de un final lleno de volubili- pié del balcón provisto de una escala de cuerdas;

dad y de movimiento, como Rosini solo los ^sa- todo estará preparado, y los dos amantes se es-

bia hacer. caparán.


Aunque bastante tonto Don Bartolo, conoce ¡Oh contratiempo! — ¿No os acordáis de la ve-

que la escena del soldado borracho no ha sido la de cera amarilla, envuelta en un trapo negro;
mas que una farsa. El celo hace perspicaces aun de esa ave de mal agüero, de ese cuervo, de ese
á los barbones mas obtusos; pero su credulidad Basilio, en fin, que viene á dar con su presencia
va á ser espuesta á dura prueba. Lindoro, ó si os un mentís á la fábula del conde? Así, cuando
agrada mas, el conde de Almaviva, no tarda en entra, la admiración es general.
ví)lver disfrazado y con el nombre de Don Alfon- — ¡Qué pálido estáis!

so, pretendido discípulo de Basilio, y para reem- —Parecéis un muerto!


plazarlo en la lección de música, que éste tiene —Tenéis fiebre!

costumbre de dar á Rosina. —Marchaos á y á tomar una medicina.


acostar
Bartolo lo recibe agriamente, y tiene mucho Basilio, que está tan verde y tan enfermizouo-
trabajo en creer que Basilio está tan enfermo co- mo siempre, se asora dever el efecto que ha pro-
mo Alfonso pretende. Toma ya su bastón para ducido su semblante; pero un bolsillo que el con-
saliry cerciorarse del hecho con gran susto del de desliza entre las manos huesudas del misera-
conde, quien no encuentra otro medio de dete- ble, le ilumina
entendimiento; y conviniendo
el

nerle, sino darle una cartita de Rosina y fingirle efectivamente en que está muy malo, se retira á
esta prueba de confianza. Tranquilizado Bar- acostar.
tolo con esto, va á
recámara por Rosina, y le.
la Pero una palabra que ha cogido
el celoso al
permite tome lección con su nuevo maestro. Se vuelo, despierta todas sus sospechas, y pone en la
habla de de
los ojos El lince es miope
lince. puerta de la calle al fingido maestro de música
comparado aloso jos de una muchacha enamora- y á su acólito, llenándolos de dicterios. Ellos
202 EL BAEBEKO DE SEVILLA.

salen riéndose, porque estando sus medidas to- ciando el dote, el avaro tutor da su consenti-
madas, no tienen ya motivo para permanecer en miento.
la casa de su enemigo.
Bartolo manda llamar á Basilio, y le hace pre- Bosini tenia veinticuatro años cuando compu-
guntas. Basilio responde que él no conoce á Al- so el "Barbero de Sevilla."
fonso, y que ningún discípulo tiene que se llame Paesiello habia compuesto en Rusia una ópera
así. igual. En la ciudad eterna se creyó que Rosiai
—Entonces, Alfonsoeste emisario era del
habia cometido un sacrilegio.
conde.
La primera representación del "Barbero" en
. — O conde mismo, su
el prueba,bolsillo lo di-
en el teatro ArgentÍ7to de Roma, fué de tal ma-
ce aparte Don Basilio.
nera tempestuosa, que en la segunda Rosini no
—Pienso que que Alfonso me ha
el billete da-
se atrevió á tocar el piano; y fingiéndose malo,
do, no significa otra cosa sino un sacrificio que el
se fué á su casa, y se acostó esperando con ansie-
conde hizo á otra novia.
dad el resultado de la segunda prueba.
En efecto, la pobre muchacha, indignada de
Cosa de las doce de la noche escuchó un terri-
ver entre las sucias manos de Bartolo la cartita
ble ruido en la calle; vio brillar al través de laa
que tanto trabajo le habia costado escribir, con-
ventanas multitud de antorchas, y muchos pasos
siente en casarse con su tutor. — Es una especie se oyeron en la escalera El pobre maes-
de suicidio.
tro se metió temblando entre la ropa de la cama,
Basilio corre trasportado de alegría á buscar
creyendo que los romanos querían hacerle expiar
el notario.
el crimen de haber eclipsado la obra de Paesie-
Entretanto, da la hora de la cita. Almaviva
llo; pero no, la suerte habia cambiado: era una
y Eígaro trepan por la escalera, y aparecen en
ovación, una serenata que venian á dar á Rosini,
el balcón. Bosina, al principio, quiere gritar y
quien desde entonces fué saludado el maestro
acusar á Lindoro de haberla traicionado; pero
mas grande de Italia y del mundo.
éste cae á sus pies, se da á conocer y logra justi-
(Traducido por M. P.)
ficarse. Esto no es nada dificil para los jóvenes
y bien parecidos.
MÉTODO DE MARCAR. ROPA.
Bosina consiente en la fuga, y van á escalar el

"balcón cuando notan que la escala ha desapare- El método mas antiguo de marcar la ropa del
uso doméstico, consiste en dibujar las letras, y
cido. Al mismo tiempo se escuchan pasos en la
bordarlas después, con hilo de un color diferente
escalera. al del lienzo. Este medio puede ser fácilmente
— Quién es? sustituido con ventaja por una composición quí-
— acompañado
Basilio, del notario. mica que resiste á las legías mas fuertes. El
—Pardiez! van
las cosas bien.
método mas usual es el siguiente:
Se moja con un pincel la parte del lienzo que
— Señor aquí
notario: tenéis á los futuros es-
se quiere marcar, con un licor compuesto de una
posos, dice Fígaro señalando á Rosina y al con- parte de carbonato de sosa, una parte de goma
de: vos tenéis el contrato, escribid los nombres, arábiga y ocho ó 10 partes de agua. Se dejase-
Yo car, y después se pasa sobre el lienzo una plan-
y firmemos aprisa. soy testigo del señor, y
cha medio caliente, y en seguida se escriben con
Don Basilio de la señora.
una pluma las letras que se quieren, con una tin-
—¡Yo! ta compuesta de dos partes de nitrato de plata,
— Me rehusaréis esto servicio? dice el conde seis partes de agua destilada y una parte de go-
enseñando un anillo al codicioso. ma arábiga. Se deja secar en seguida el lienzo
— Pero yo no sé
al aire.

— A menos que prefiráis saltar por el balcón.

—No, de ninguna manera; prefiero firmar. ANÉCDOTA.


Bartolo, después de haber quitado la escala,
fué á traer tropa, y llega cabalmente al momen- Madame de Maintenon cuenta en una de sus
to de firmarse el cootrato. Quiere aprehender cartas, que algunos aldeanos le mandaban decir

á Fígaro y á Almaviva, á quien acusa de haber que estaban muy cuidadosos por su salud y la
asaltado su casa. El conde da á conocer su tí- del rey, á causa de la gran mortandad de las

tulo; y como ofrece casarse con Bosina renun- bestias.


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Eli IKVSCÍO.

I. III.

Lágrimas que abrasáis de mis megillas De mí con duro golpe dividida


El marchito verdor con curso ardiente, Al sepulcro bajaste, sola y yerta:
Desde hoy se perderá vuestra corriente Tu bella forma, inanimada y muerta,
De la ancha eternidad en las orillas. Yace en polvo y ceniza convertida.

En vano elevaré preces sencillas Tu alma, de los sentidos dividida,


Para volver á ver el bien ausente: Entre los brazos del Criador despierta:
¿Podrá dar vida mi gemir doliente Ora brillas allá con luz mas cierta
Del sepulcro á las sombras amarillas? En las nuevas regiones de la vida.

Pasaste ya las aguas del olvido; Mírame convertido en largo llanto.


Y yo en la tierra permanezco, donde Ciegos mis ojos, sin tu lumbre pura,
A llorarte quedé , dueño querido: Despedazado el pecho de quebranto;

El sitio toco, que tu cuerpo esconde. Y merezca contigo mi ternura


Clamo al mármol con grito dolorido, Un mismo asilo sobre el cielo santo,

¡Y á mi roneo clamor nadie responde! Y en la tierra una misma sepultura.

II. IV.

Prendas, en otro tiempo rocibidas Si pudieran las lágrimas que vierto.


De mí, con dulces lágrimas regadas, Detener para tí la postrer hora.
Con ósculos ardientes regaladas, No mirara tu amante que te adora,
Y con tristes presagios recogidas: Perdido su valor, su daño cierto.

Hoy en mi duelo recordáis unidas No vagara, mi bien, por un desierto


De un afecto infeliz glorias pasadas: Tan lejos de tu luz consoladora,
¿Dónde quedáis, memorias desdichadas? Ni arrebatado de onda rugidora
Caricias de mi bien, ¿dónde sois idas? Se hundiera en tempestoso mar incierto.

Prendas, que recordáis bienes y males. Escrito está, que al mundo en que moraste
Vuestra vista en tormento se convierte Jamas has de volver, prenda querida.
Con afectos del todo desiguales: Ni contigo la dicha que llevaste.

Valor tomáis de mudable suerte; la Murió mi gloria con tu hermosa vida;


Fuisteis antes de amor fieles señales. Y al dirigirte al cielo, me dejaste
Ora solo despojos de la muerte. Adiós, un largo adiós en tu partida.

(*) El año de 1841 ee imprimieron cuatro souetos de esta colección, que ahora se publica completa.
.

204 MEMORIAS FÚNEBRES.


EA S-ttJI»EICA W,-X EA A"aJSE]VClA.

V. VIH.
¿El adiós de tu tierna despedida, Cuando brillaba aquí tu luz divina.

Será perpetuo, Elisa, será eterno? Astro de amor, anuncio de consuelo,


¿No estrechará otro nudo sempiterno Era á mis ojos deleitoso el suelo,

Los lazos, que se unieron en la yida? Bella la flor, la fuente cristalina.

¿Ya nunca escucliaré tu voz querida, Mas hora que el Eterno te destina

Ni gozaré otra vez tu afecto tierno? A enriquecer con tu beldad el cielo.

¿Bajaré á las tinieblas del infierno, Mi alma se vuelve á tí, llena de anhelo,

Triunfando tú, de luces revestida? Ausente de su patria y peregrina.

Mi corazón rebosa de amargura, ¿Qué hay en la tierra ya que me detenga?


Y crecen sus combates sin guarismo, Si mereciere tu infeliz esposo,

Al recelar tu pérdida futura: Que de él tu corazón memoria tenga;

Enemigo de Dios y de mí mismo, Concédele á su espíritu afanoso


Perder también tu angélica hermosura, Llegar dó tu cariño le prevenga.

jQué tormento mayor en el abismo! Delicias puras é inmortal reposo.

El. COI&AZOST SíE§CÍJBIE»a:0. EE ]>ESEO.


VI. IX.
Desde que del empíreo que te admira Si te llegare a ver, criatura santa.

Pisaste las regiones superiores, Allá en la eternidad, libre de duelo,


¿Permitirás á mi amoroso anhelo
Y alumbrada de vivos resplandores,
Disciernes la verdad de la mentira: Seguir tus huellas y besar tu planta?

Tu penetrante vista observa y mira Entre el alado coro, que te canta

Mi insano corazón, lleno de horrores. Con acento inmortal, hija del cielo,

¡Qué indigno de tus candidos amores, ¿Consentirás que descorrido el velo,

Y de esa tu beldad por que suspira! Mi vista se deleite en gloria tanta?

Pero también has visto, dulce esposa, Privado de tu amor, pido á la muerte
Que alejado del tuyo, no hay quién sume Apresure sus términos fatales.

La serie de sus males dolorosa: Ya que de tí la vida me divierte.


Que siempre te amó fiel, y no presume Si me esquivas tus brazos inmortales

Mas que ofrecer á tu deidad hermosa (Puesto que indigno soy de merecerte)
El fuego abrasador que lo consume. Admítame tu templo en sus umbrales.

Eli SUEXO HE EA I>ICIIA. APOTEOSIS I>E EES§A.


VIL X.
Como sueño feliz, que el afligido Era la aurora ya, cuando dormido
Goza en el breve instante en que reposa, Una hermosa muger vi en el Oriente:

Así despareciste presurosa. Blancas rosas ornábanle la frente.


Llorada posesión del bien perdido. En rizos su cabello desprendido.

E-strella, que en el orbe oscurecido Sujetaba su candido vestido


Lanzaba un rayo de su luz hermosa, De oro fino y zafir zona luciente,

Por quien en esta tierra dolorosa Y de color de llama refulgente


Caminaba tu amante dirigido. Deslumhraba su manto descogido.

Triste del que por sendas estraviadaSj Verde palma llevaba por divisa:
Sembradas de malezas y de abrojos. Su rostro, lleno de inmortal decoro,
Dirige sin tus luces sus pisadas; A mí volvió COQ plácida sonrisa:
El cielo sustituye con enojos Víla,y reconocí, bañado en lloro,
A sus glorias brevísimas soííadas, Entro puros espíritus á Elisa,
El llanto indeficiente de sus ojos. Volando al inmortal, celeste coro.

MEMORIAS FÚNEBRES. 205

XI. XII.

Por la mano de Dios me fuiste dada No era digna de tí la tierra impura,

Como rico tesoro, en feliz dia; Y alzaste el vuelo á esa región lejana,

Mi juventud llenaste de alegría, Dó sublimando la belleza humana.


Dulce prenda de amor, nunca olvidada. Te revistes de gloria y lumbre pura.

Hoy que gozas, al cielo trasladada, Aparece mas clara tu hermosura


Del premio que tu vida merecía, Que el astro anunciador de la mañana,
¿Te esquivarás acaso, esposa mi a, Y moras como reina soberana
De quien fuiste en la tierra tan amada? En palacios de eseelsa arquitectura.

No, que tu escelso espíritu desciende Cuando de mi ecsisteneia dolorida,

Del alto empíreo con callado vuelo, Y de tantas desdichas que eslabono,
Y piadoso me asiste y me defiende. Quedare la cadena suspendida,

Siente mi corazón blando consuelo, Versos me inspirarás con nuevo tono,


Cuando pensando en tí, fácil entiende, Dignos de eternidad, llenos de vida,
Que es mi destierro aquí, mi patria el cielo. Que ofreceré rendido ante tu trono.
J. J. Pesado.

LAS CONFIDENCIAS,

(continua.)

Por la noche, al contrario, cuando los niños y cejas no se arrugaran con mal humor, y sus la-
la familia se hablan acostado, era ella quien se bios no le hiciesen una muequecita. Regular-
volvia el discípulo y yo el maestro. Le enseña- mente la hora consagrada á leer se pasaba para
ba á leer y escribir, haciéndola deletrear las pa- él en escoger los granos de coral, en dividir los
labras sobre mis libros,y teniéndole la mano pa- hilos de seda sobre la rueca de madera de la
ra enseñárselas á trazar. Su primo no podia ve- abuela, ó en componer las mallas de la red de
y yo era quien lo reemplazaba.
nir todos los dias, Beppino. Todo para él era bueno, con tal que
Sea que aquel joven contrahecho y cojo, no ins- al separarse, G-raziella le sonriese con complacen-
pirase á su prima bastante agrado y afecto, á pe- cia, y le dijese con voz dulce y agradable: Addio,
sar de la dulzura de su carácter y la paciencia y Adiós!
gravedad de sus costumbres; sea que ella se dis- II.

tragera mucho en sus lecciones, lo cierto es que Cuando la lección era conmigo, por el contra-
hacia con él muchos menos progresos que con- rio, era muy seria entonces, y se prolongaba re-
migo. La mitad de la hora de estudio se pasaba gularmente hasta que nuestros ojos estaban pe-
en burlar, en reir, en remedar al pedagogo; el po- sados de sueño. Conocíase en su cabeza inclina-
bre joven se sentia muy
tímido, y estaba muy da, en su cuello tendido, en la inmovilidad llena
enamorado de su discípula para regañarla: hacia de atención, de su postura y de su fisonomía, que
cuanto la doncella queria para que sus hermosas la pobre niña hacia cuantos esfuerzos le eran po-

TOM. 11, IX. 27


206 LAS CONFIDENCIAS.

sibles por lograr su objeto. Ella apoyaba su co- Esta paz de los sentimientos que se ignoran y
do sobre mi espalda para leer en el libro, sobre que se alimentan de sí mismos, habría durado
el cual mi dedo indicaba la palabra que debia años enteros, si no acontece una circunstancia
pronunciar: cuando escribía, yo sostenía sus de- que todo cambió, y que nos reveló la naturale-
lo

dos en mi mano para medio guiar su pluma. za de una amistad que nos bastaba para ser tan
Si ella cometía una falta, la regañaba yo con dichosos
"nn aire severo y enojado; la joven no respondía
una palabra, y solo se impacientaba consigo mis-
ma. Algunas ocasiones la veía prócsíma á llorar: Cecho (este era el nombre del primo de Gra-
endulzaba entonces mi voz, y la alentaba para continuaba viniendo con mas asiduidad á
ziella)

que comenzara de nuevo. Si por el contrario, pasar todas las tardes de invierno con la familia
había leído ó escrito bien, conocíase que ella bus- del marinero. Aunque la joven no le diese nin-

caba su recompensa en mi aplauso. Volvía en- guna señal de preferencia, y fuese el objeto de sus
tonces hacia mí, ruborizándose, y con la frente burlas y su juguete, era tan dulce, tan paciente
radiosa de orgullo y de triunfo, mas satisfecha y tan humilde ante ella, que ésta no podía menos
con el gusto que me proporcionaba, que con el de conmoverse con sus complacencias y sonreiría
triunfo que había adquirido. con bondad algunas veces. Esto era mucho pa-
Yo recompensaba leyéndola algunas pági-
la ra él, que era de esa naturaleza de corazones dé-
nas de Pablo y Virginia, obra que ella prefería biles, pero amantes, que conociéndose deshereda-
á todo, ó algunas hermosas estrofas del Taso, dos por la naturaleza de todas las cualidades que
cuando describe la vida campestre de los aldea- hacen que uno sea amado, se contentan con amar
nos, en cuya casa habita Herminia, ó cuando sin esperanza, como esclavos volun-
y se entregan

canta las quejas ó la desesperación de los dos ya que no á la felicidad de la


tarios al servicio,

amantes. muger á quien han consagrado su corazón. Esta


La música de estos versos hacia llorar y so- naturaleza de afecciones no serán ciertamente las
Bar á Grraziella largo tiempo, después de haber- mas nobles, pero sí son las que conmueven mas.
las leído yo. En ninguna parte halla un eco Se les tiene lástima, pero se les admira: amar pa-
mas sonoro y mas constante la poesía que en el ra ser amado, es propio del hombre; pero amar
corazón juvenil, á donde el amor está prócsimo á por solo amar, pertenece casi á la naturaleza de
nacer; la música es como el presentimiento de los ángeles.

todas las pasiones; mas tarde lo es como el re-


cuerdo y el duelo. De esta manera es como ella
hace llorar en las dos épocas de la vida. Cuan- Bajo las facciones las mas desgraciadas del po-

do jóvenes, de esperanza; cuando viejos, de pesar. bre Cecho, había alguna cosa de angélico en su
amor. Así, pues, lejos de estar humillado ó ce-
IIL loso por las familiaridades y preferencias de que
Las deliciosas familiaridades de estas dulces y á sus ojos era objeto por parte de G-raziella, me
largas conver-saciones, á la luz de la lámpara, al amaba, porque ella me amaba. En el corazón do
tibio calor que producía el brasero donde se que- su prima no ecsígia él un lugar único ó el prime-
maban á nuestros píes ramas de olivo, jamas nos ro, sino el segundo, el último; todo le bastaba.
conducían á otras intimidades ni hacia nacer en Para agradarla un momento, para obtener de ella
nuestro cerebro otras ideas que las de aquellos una mirada de contento, un gesto, una palabra
pasatiempos de niños; nos los habíamos prohibi- dulce, habría venido á buscarme hasta »1 fondo
do casi, yo con mi indiferencia casi glacial; ella de la Francia para conducirme junto á la que
por BU candor y su pureza. me preferia á él. También creo que me hubiera
De esta manera nos separábamos tan tranqui- odiado sí hubiera causado algún pesar á su prima.
los como nos haljíamos reunido, y un momento Su orgullo consistía en ella, así como su amor.
después de estos largos entretenimientos nos dor- Acaso frío en el interior, reflecsívo, sensato, me-
míamos bajo el mismo techo, á algunos pasos el tódico, tal como Dios y su miseria lo habían he-
uno del otro, como dos niños que han jugado jun- cho, él calculaba instintivamente que mi imperio
tos toda la tarde, y que no sueñan nada mas allá sobre las inclinaciones de su prima no sería eter-
de 8U8 sencillas diversiones. no; que alguna circunstancia, no sabía cual, pero
.

LAS CONFIDENCIAS, 207

inevitable, nos separaría; que yo era estrangero, Con mano temblorosa y distraída llevaba los pe-
de un pais lejano, de una condición y una fortu- dazos de pan á la boca, y hacia ademan de co-

na evidentemente incomparables con la de la hi- merlos, pero" no podía, y los arrojaba bajo la me-
ja de un marinero de Próscida; que un dia ú otro sa. Antes del fin de aquella comida silenciosa,

laamistad de su prima y yo se romperla tal co- se levantó de la mesa con el pretesto de ir á acos-
mo se habia formado; que ella, G-raziella, queda- tar á los niños; los llevó consigo á su recámara,
ría entonces para él, sola, abandonada, triste, pe- y se encerró allí sin despedirse ni de sus padres,
ro que esa misma desesperación enternecería su ni de mí ... '

corazón y se lo daría roto, pero completo. Aquel Cuando ella hubo salido, pregunté al padre y
papel de amigo y consolador era el único que él la madre cuál era la causa de la seriedad de sus
podía pretender. pensamientos y de la tristeza de su hija. Enton-
Sin embargo, su padre tenia otros pensamien- ces ellos me contaron que el padre de Cecho ha-

tos para él. bía venido á la casa aquel día, y habia pedido la
mano de Grazíella para su hijo; que aquel era nn
VI. bien y una fortuna muy grandes para la familia,

El padre, conociendo el amor de Cecho por su pues Cecho llegaría á ser hombre de grandes bie-

sobrina, venia á verla de tiempo en tiempo. Con- nes; que G-raziella, que era tan buena, se llevaría
movido por su belleza, por su talento; maravilla- consigo y educaría á sus dos hermanítos como á
do de los rápidos progresos que la joven hacía sus propios hijos; que de esta manera hasta los
en su oficio, en la lectura y en la escritura, y pen- pocos días que á ellos les quedaban, estaban ase-
sando, por otra parte, que la figura infeliz de Ce- gurados contra la miseria. Me dijeron también
cho no le permitiría jamas aspirar á otras cari- que habían consentido con mucho reconocimien-
cias que á por la conveniencia y á
las dictadas to en aquel matrimonio; que le habían hablado
las de la familia, habia resuelto casar á su hijo de él á Grazíella; mas ésta nada había respondí-
con su sobrina. Su fortuna, ya establecida y de- do por timidez y modestia de doncella, pero que
masiado considerable para un trabajador, le ha- su silencio y sus lágrimas eran efecto de su sor-
cían mirar su pretensión como un favor, al cual presa y emoción, cosa que duraría tanto, decían
Andrea, su muger y la doncella ni aun pensa- ellos, como dura una mosca sobre una flor. En
rían resistirse. Ya sea que hubiera hablado á fin, concluyeron diciéndome, que entre el padre
su Cecho, ya que le hubiera ocultado su pensa- de Cecho y ellos se habia convenido que se cele-
miento con el fin de causarle una sorpresa, re- brarían los esponsales después de las fiestas de
solvió esplicarse. Navidad.

VIII. VIIL
La víspera de la noche buena volví á la casa Todavía me hablaban ellos, y hacia rato que
mas tarde que lo de costumbre para ocupar mi yo no los escuchaba: jamas me habia dado cuen-
lugar en la mesa de la familia. Desde el primer ta á mí mismo de la clase de afección que me u-
momento percibí no sé qué frialdad y turbación nía á Grazíella; no sabia en verdad cómo la ama-
en la fisonomía evidentemente contraída de An- ba: sí era la confianza, amistad, amor, la costum-
drea y de su muger: levanté los ojos sobre Grra- bre de verla, ó todos que
estos sentimientos, los
zíella, y vi que ella había llorado. La alegría y componían mis relaciones para con ella; mas la
la serenidad eran de tal modo habituales en su idea de ser repentinamente cambiadas todas aque-
rostro, que aquella inusitada espresion de triste- llas dulces relaciones de vida y de corazón, que
za la cubría como un velo material; hubiérase di- se habían establecido y como cimentado á nuestro
cho que la sombra de sus pensamientos y de su pesar entre nosotros; la idea de que iban á qui-
corazón se había estendído sobre sus facciones. tnrmela para darla repentinamente á otro; que
— Yo me quedé mudo, petrificado, sin atrever- de mí hermana y compañera que era al presente,
me á preguntar á aquellas pobres gentes, ni ha- iban á hacer que se tornara para mí en estraña é
blar á Graziella, por temor de que el solo acento indiferente; pensar que ella no estaría mas allí;
de mi voz hiciera reventar su corazón, que pare- que ya no la vería á momento, que ya no
todo
cía contener apenas. oiría su dulcísima voz llamarme; que ya no volve-
Contra su costumbre, la niña no me miraba. rla á leer en sus ojos, en aquel rayo de luz, siem-
208 LAS CONFIDENCIAS.

pre levantado hacia mí. lleno de caricias y de ter- y silencio ... todo esto me hizo conocer por prime-

nura que iluminaba dulcemente mi corazón y me ra vez lo que era para mí la sociedad de aquella
recordaba á mi madre y mis hermanas.... [oh! ¡qué muchacha, y me hizo notar que amor ó amistad,
vacío, qué noche tan profunda me figuraba al re- el sentimiento que á ella me unia era mas fuerte
dedor de mí desde el momento que su marido se de lo que yoy que el encanto desconocido,
creia,

hubiera llevado á G-raziella á otra casa! Aquel a- hasta para mí mismo, de mi vida salvaje en Ña-
posento en donde ella ya no volverla á dor- póles, no era ni la mar, ni la barca, ni el aposento
mir; el mió, adonde no entrarla ya otra vez; aque- humilde de la casa, ni el pescador, ni su muger,
lla mesa junto á la cual en vano la buscaría mi ni Beppo, ni los niños; era un solo ser, el cual si
vista; aquel terrado sobre el cual no oiria mas por se desparecía, se llevaba consigo mis delicias to-
la mañana el ruido de sus piecesitos desnudos; das; Graziella lo era todo para mí: arrancádmela,
el acento de su voz al despertarme; aquellas igle- y ya no quedaba mas: yo así lo sentí. Aquel senti-
sias á las cuales no la acompañarla yo como otras miento hasta entonces confuso, y cuya eesisten-
ocasiones; aquella barca en la que su lugar iba á cia jamas me habia confesado, me causó tan re-
quedar vacío, y donde yo no hablaría mas que á pentina y vehemente impresión, que todo mi co-
los vientos y á las ondas; las imágenes tumul- razón se estremeció, y esperimenté algo de lo in-
tuosas de todas aquellas dulces costumbres de finito del amor, por lo infinito de la tristeza, en la

nuestra vida pasada, que se aglomeraban en mi que mi corazón se sentía completamente sumer-
pensamiento y que repentinamente se desvane- gido.
cían como para dejarme en un abismo de soledad ( Continuará.)

DE D

Attnque es una observación demasiado vulgar, trecho significado de la palabra, del hombre para
decir que la vida de los artistas es la que encier- quien el arte es una divinidad, á cuyas inmedia-
ra mas bellezas que ninguna otra, no podemos ciones nadie se acerca sino con la cabeza descu-
menos de repetirla aquí, añadiendo, sin embargo, bierta, las manos cruzadas y el corazón sobreco-
que la palabra artista ha sufrido una triste me- gido de respeto. La vida de semejante artista
tamorfosis desde el principio de este siglo, para es el Paraíso terrenal, la anticipación de la in-
el cual no podemos liallar epíteto mas significa- mortalidad que le está reservada, el séptimo cielo
tivo con que designarlo que el de revolucionario. de Mahoma, rodeado de sus voluptuosas huris.
Se conocen artistas peluqueros, artistas sastres., Tal es la vida de Enrique Herz, el creador
artistas airpinteros, y hasta artistas traperos. de la nueva escuela de música, que separándose
No nos ocuparemos de esta clase de artistas, de la órbita musical, pedantesca y enfadosa, se
ni de los qae, ofuscados por una fama efímera, ha lanzado á los floridos campos del romanticis-
confunden la luz sagrada del talento con la luz mo; y desflorando con sus armoniosas alas la vi-

que ilumina la última escena de una pantomima gorosa encina del clasicismo^ se columpia sobre
de Funámbulos. Vamos á tratar, en el mas es- la verde ruma do la melodía.

{*) DesííOSOH de formar una bio'.'iafia del célebre Eiiri()ue TIerz, p.ira dar una muestra de nuestro aprecio por .su
bello talento, profuramos tener á la mano loa dato» neceríurios; y habiéndono.s ministrado al^^unos el Hefior Ulmaii,
discípulo y aecretíirio del señor Herz, con ellos hemos foruiado este artículo, que esperamos sea leído con ínteres por
nuestros suscrítores.
Lilo^' k Ciimplido
biografía de herz. 209

Enrique Herz nació en Viena [Austria) en entregar la música copiada y recoger la nueva, ha-
1807, en la misma ciudad que oyó las primeras blaba algunas veces acerca del joven Enrique.
vibraciones de la lira de Mozart, de la gaita de Un Beethowen se hallaba de buen humor,
dia que
Hayder y del trueno de Beethowen. Su padre dijo á su copiante: —
"Pues bien, preséntame esa
fué un rico negociante, que gozaba de alta repu- octava maravillad —
El organista, que también
tación en la sociedad. Por la influencia que ejer- poseia profundos conocimientos en la música, y
ció en la futura grandeza de su hijo, le consagra- que solo se habia encargado de copiar, por tener
remos algunas líneas, cuya digresión se nos per- frecuente ocasión de acercarse al gran composi-
donará. tor, sin esperar ver repetida una oferta tan poco
El padre de Herz no lia tumba con
bajado á la adecuada al carácter moroso de Beethowen, se
otra gloria que la de haber tenido por hijo á En- apresuró á aceptarla; y al dia siguiente JEnrique
rique. Sin embargo, los que le conocieron de Herz se presentó con su profesor en el estudio
cerca, jamas dudaron que hubiera podido llegar de Beethowen con toda la indiferencia y desem-
á ser uno de los mas grandes hombres del siglo, barazo propias de un muchacho.
si se hubiese visto favorecido por las circunstan-
Desgraciadamente el acceso de buen humor de
cias y poseído la misma energía de carácter y
Beethowen de la tarde anterior, fué de corta du-
perseverancia en el trabajo que supo desarrollar
ración; y sin hacer aprecio de los visitadores,
en su hijo. Dotado de una previsión suspicaz,
continuó componiendo una sonata, y dirigiendo
poseia tal fuerza de raciocinio, que convencía el
de vez en cuando, de derecha á izquierda, mira-
escepticismo mas inveterado. A él se le debe la
das furiosas, según acostumbraba en los momen-
útilísima idea de asegures mutuos contra incen-
tos del ^Hnieno" como decia el célebre profesor
dios, de la cual individuos mas prácticos han sa-
Schindler. Entre tanto, el copiante desarrolló
bido sacar el mejor partido. El proyecto de fun-
su legajo de papeles de música copiada, y los co-
dir los cañones usados para labrar moneda de
locó en el piano. Beethowen, repasando la vis-
cobre, el cual tantos partidarios ha tenido du-
ta sobre lo que estaba escribiendo, desgraciada-
rante el imperio, fué sugerido por una memoria
mente advirtió un error, y enfurecido, desahogó
salida de su pluma. Por último, no ha habido
su cólera contra el pobre organista, diciéndole
muchas personas que, como él, hayan llegado tan-
mil improperios. El organista, por su parte, es-
tas veces mas allá de la mitad del buen camino
cuchaba con paciencia, lo cual aumentaba la irri-
que conduce á la fortuna, y sin poder alcanzarla,
tación del gran compositor. Entre .tanto, Enri-
hayan sufrido tantos reveses. Estos reveses, que
que se acercó al piano, cuya hermosura admira-
hubiera podido contrarestar con un poco de fir-
ba, y después de pulsar tímidamente las teclas
meza, le decidieron á renunciar á la idea de ha-
del instrumento, se puso á tocar el principal ono-
cer de Enrique un negociante, y prefirió sacrifi-
tivo de la sonata que Beethowen estaba compo-
carle en las aras de Terpsicore, según su dicho, lo
niendo: sorprendido éste, volvió la cabeza hacia
que en sencilla prosa quiere decir dedicarse á
Enrique, é hizo señas al organista, que quería
aprender la música, por la cual el joven Enri-
impedir el atrevimiento de su discípulo, para que
que demostraba un talento precoz, que causaba
lo dejase tocar. El joven, distraído con su re-
la admiración de todos los que eran capaces de
creo musical, no hizo caso de lo que pasaba á su
conocerlo.
Esta precocidad no ha hallado igual sino en
alrededor, y continuó la sonata, improvisando
el final que Beethowen no habia aun concluido.
Mozart. Su hermano mayor aprendía á tocar el
El gran compositor, que á pesar de su carácter
violincuando Enrique solo tenia chico años, y
áspero, poseia un fondo de bondad celeste, no
ni aun conocía una nota; y, sin embargo, le ayu-
pudiendo contenerse, se precipitó sobre él, y to-
daba en los pasages mas dificiles, guiándole en el
mándole en sus brazos, le colocó sobre el piano
piano. Con solo una vez que oyese cualquiera
y le colmó de caricias. Por último, le dijo que
melodía, la repetía con tanta claridad, que hacia
quería hablar con su padre, y que así le dijese
suponer en él estudios regulares, Comenzó á
que viniera á verle.
aprender las notas á la edad de seis años con el
organista de San José, que al mismo tiempo co- Al dia siguiente se presentó el padre de En-
piaba la música de Beethowen. En las visitas rique en la casa de Beethowen, por quien fué re-
que el organista hacia casi todos los dias para cibido con mucha cortesía. — Señor, le dijo: vues-
210 BIOGKAFIA DE HERZ.

tro hijo tiene un talento tan grande para la mú- su padre para seducirle á que fuese á vivir en
sica, que si lo cultiva, llegará á ser un dia gran Paris con su hijo; pero como el anciano titubease
compositor. Algunos me juzgan envidioso, por en responder, el emperador, dirigiéndose á En-
que no quiero alternar con esos que llaman com- rique, le dijo; — Tú quieres ir á Francia? — Sí, se-
'positores modernos^ que lisonjeando los oidos, aun cuando no sea mas que por la
ñor, contestó,
echan á perder la inteligencia musical, y corrom- dicha de ser subdito de tan ilustre monarca."
pen el gusto por la belleza clásica. Pero soy jus- Napoleón, que no era indiferente á la lisonja,
to, posteridad juzgará entre ellos y yo. Ya
y la le regaló un relox de oro, montado en diaman-
os be dicho que vuestro hijo posee talento, ó mas tes, y le envió a Paris, donde le colocó á sus es-
bien debiera decir, genio; pero procurad no des- pensas en el Conservatorio, que por primera vez
truir la frescura virginal de su imaginación con abria sus puertas á un estrangero.
vio. sistema de educación mecánica, que cuando Allí fué adonde Enrique Herz encontró toda
mas baria de él un buen tocador. Dejadle que su mayor satisfacción porque ambicionaba, y allí
estudie el diapasón todo el tiempo que quiera; tenia rivales. Tardó muy poco en ocupar el
pero no le deis mas que buena música para apren- puesto mas elevado, y dio el primer ejemplo de
der. Aquí tenéis algunas lecciones que anoche ser admitido á concurso un alumno á los pocos
he compuesto para él; dádselas para que las apren- meses de estudio.
da, y dentro de tres semanas podéis venir á vi- Los curiosos parisienses, para quienes el con-

sitarme otra vez." curso ó ecsámenes públicos siempre han sido un


Desde aquel momento el señor Herz consagró espectáculo, se disputaban los billetes de entrada

algunas horas del dia á la dirección de los estu- para el dia en que Herz debia presentarse á ec-

dios de su hijo;y su buen sentido suplió á la es- sámen. Ocho dias antes de éste principiaron á
periencia de que carecía. Los progresos que En- circular rumores- de que Herz se hallaba grave-

rique hacia, eran verdaderamente incomprensi- mente enfermo; y efectivamente, acometido de


bles, fama naciente del mlio prodigio, como
y la una fluesion de pecho, no pudo presentarse el
le llamaban, amenazaba oscurecer la del célebre señalado; pero tal fué la energía del joven Enri-

Hummel, que en aquella época era reputado co- que, que sin esperar á la convalecencia, se dedi-

mo el mejor pianista del mundo. Beethowen có al estudio de una pieza difícil que se le habia

continuó interesándose vivamente por el joven destinado; y presentándose resueltamente ante

Enrique; y como prueba incontestable del cariño una numerosa sociedad, ganó el primer premio
que le profesaba, baste saber que Beethowen, que en medio de los mas frenéticos aplausos. Desde
prefería vivir en la miseria á dar lecciones, de- este dia, aunque Herz no tenia mas que trece
dicó horas enteras á la enseñanza del tierno mú- AÑOS, llegó á ser el ¡ion de la sociedad parisien-

sico. se que le admiraba, tanto por su prodigioso ta-

En la época que Enrique Herz estudiaba las lento, como por su amable trato.
deliciosas inspiraciones de los grandes maestros. Satisfecho Herz de los elogios que le tributó
Napoleón derrotaba los ejércitos aliados de Ru- el público en su primera aparición en el mundo
sia y Austria, y tomaba por asalto á Viena. El filarmónico, su imaginación, como era natural es-
ejército invasor estableció su cuartel general en perar, comenzó á ecsaltarse, )'• la autoridad de su
Schonbrwn. el Yersalles del emperador de Aus- padre á hacérsele pesada. El célebre violinista
donde Napoleón daba sus soirees, cuya me-
tria, Lafont, amigo de Enrique Herz en la infancia,

moria se con.serva aun. Habiendo llegado á oi- y después compañero de sus viages, tenia un pa-
dos de éste la fama del precoz pianista, dio ór- dre estremadamente bueno y complaciente, que
denes para preparar un gran concierto, en el cual no le escaseaba ni la libertad ni el dinero, y de
Enrique tocó las composiciones de Beethowen, una y otra cosa gozaba ampliamente en unión de
de Mozart y de Steibelt con gran satisfacción del Enrique Herz, cuyo padre trató de separar á los

emperador. Napoleón, que ya habia adoptado el dos jóvenes. Estos sobornaban á los criados, bur-
gisteraa de despojar la Europa de todas sus ri- laban la vigilancia de sus parientes, y se salían
quezas artísticas para embellecer la Francia, re- las mas noches por los parages mas concurridos
solvió disponer de Enrique de la misma manera de Paris ú correr la luna, corno diriamos de los

que habia dispuesto de las galerías de pintura estudiantes de Salamanca. En una de estas es-

de Roma y de Florencia. Hizo proposiciones ií cursioncs nocturnas, en que solíanlos dos amigos
BIOGRAI'IA DE HERZ. 211

hacer mil calaveradas y travesuras, Herz rompió 11 á 12. — Lección de alemán ó de inglés.

accidentalmeüte un cristal de la vidriera de una 12 á 1. — Lección de piano con maestro. el

tienda. 1 2. — Comida y paseo en el jardin.

El propietario reclamó el pago. — Cuánto es."* 2 3. —Lección de piano maestro. sin


preguntó Lafont. 3 4. — Historia y geografía.
— Dos francos y medio. 4 5. — en
Ejercicio el violón.

— Pues ahí
bien, ustedtiene cinco, contestó el 5 6. — Ejercicio de natación en Estío, y
violinista arrojando sobre el mostrador-una pieza gimnástico en Invierno.
de plata. 6 7. — Descanso.
— No tengo cambio, y todas las tiendas están 7 8. — Estudios de Clementi y escalas.
cerradas, replicó el tendero, quien probablemen- 8 9. — Lectura divertida.
te queria abusar de la generosidad de Lafont, y A las nueve y tres cuartos precisamente se ha-
cogerse los cinco francos. bía de meter en la cama.
— Yo la cambiaré, interrumpió Herz, que co- Su padre, convencido de que no basta toda la
noció la maligna intención del tendero; y levan- vida para aprender perfectamente una cosa, le
tando un bastón que tenia en la mano, rompió permitía que tocara diariamente el violón con el

otro vidrio. objeto de que su mano izquierda se acostumbra-


— Ahora, según la cuenta de usted, está paga- ra á una elasticidad é independencia igual á la
do por completo, añadió Herz: dos vidrios á dos que tiene la mano derecha.
francos y medio, son cinco francos. A pesar de la rigidez de este método, Herz era
El ruido de estas aventurillas llegó á los oidos de un carácter tan amable y tan constante, que
del padre de Herz; y hombre muy severo, é in- ni una sola vez fué reprendido, ni por su maes-
teresado en que su hijono desperdiciase las bue- tro ni por su padre.
nas disposiciones que tenia para la música, trató Enrique Herz permaneció en Colonia sujeto á
de cortar radicalmente el mal, y se lo llevó á Co- este método hasta la edad de veinte años, en cu-
lonia (en Alemania) en donde, ademas de poner- ya época volvió á Paiús, no como el hijo pródi-
lo bajo la dirección del viejo Hunten, arregló la go, sino como el inteligente y hábil artista, que
distribución de sus estudios, sin permitir la me- habia adquirido, á fuerza de talento y de traba-
nor relajación de las reglas impuestas. jo, la supremacía entre los mas célebres pianis-

Como este artículo podrá ser leido por algunas tas. Dio su primer concierto en el salón del Con-
de las personas que se dedican á la música, da- servatorio, y sucesivamente otros en el teatro de
remos una copia de esta distribución diaria, es- la Grrande Opera; y escusado es decir que fué
crita de puño y letra del padre de Herz, y que aplaudido y elogiado universalmente. Contare-
éste conserva hasta el dia como una reliquia. mos una anécdota que, por decirlo así, pertene-
ce á la historia de la música.
DISTRIBUCIÓN Se hallaba Rosini en Paris, y por todais partes
CüOTiniANA DE LAS, OCUPACIONES DE ENRIQUE HERZ, oia elogiar el mérito de Herz. Quiso juzgar
QUE DEBERÁ LEVANTARSE Á LAS CINCO DE LA MA- por sí mismo, y no tardó en presentársele la oca-
CANA. CADA MINUTO QUE PASE DE LAS CINCO, LE sión, asistiendo á un concierto. Herz estimulado
. SERÁ DISMINUIDO DE SUS HORAS DE RECREO, Y AU- por la presencia de un juez inteligente, cuyo fa-
MENTADO EN LAS DE TRABAJO.
llo espera, se esmeró en ejecutar una pieza delan-
5 á 6. —Bañarse, tomar una tasa de
vestirse, te de Rosini, y lo hizo tan perfectamente, que
leche. los espectadores convinieron en que nunca habi£;.n
6 á 7. —Media hora de dedos, y
ejercicio oido cosa de tanto mérito.
media hora de escalas. Rosini lo escuchó hasta el fin, sin decir una
7 á 8. —Tocar estudios de Clementi y
los palabra. Herz acostumbrado á recibir aplausos,
de Cramer. se ofendió de este silencio, y dirigiéndose al cé-
8 á 9. — Lección de gramática, y ortografía lebre maestro, le preguntó si habia tenido la des-
escritura. gracia de no agradarle.
9 á 10. — Media hora para almuerzo, media
el —
Muy al contrario, le contestó fríamente Ro-
hora para paseo en el jar din. sini, es V. el mejor maestro del mundo; pero no
10 á 11. —Lección de armonía. tiene V. mano izquierda.
212 biografía de herz.

—Cómo? .... no tengo mano izquierda, con- cheles apostó á Herz que no podría pulsar tantas
testo Herz, vea V
y diciendo esto se sentó como él.

al piano, y comenzó á tocar con la mano izquier-


— Seria una locura que yo aceptase esa apues-

da notas dobles, quintetas, octavas y á ejecutar ta, porque tiene V. la mano dos veces mas gran-

de una manera asombrosa. de que la mia; pero yo le propondré á Y. otra


—Pues bien, repito lo que be dicbo, continuó cosa. Van diez botellas de Champaña á que
Eosini, no tiene V. mano izquierda, sino dos ma- con el dedo meñique de la mano derecha toco la
nos derechas. nota mas alta del piano, y con la izquierda, la úl-

Después de haber dado sus conciertos en el tima mas baja, pudiendo tocar á la vez la nota
teatro de la Opera Italiana, en los cuales Herz del medio?

tocaba algunos trozos sin mas acompañamiento —No quiero porque físicamente im-
apostar, es

que el de la orquesta, plan que después fué se- posible, y ganarla yo á V.


le

guido por List, pasó á Londres, donde su carrera —No del


es eso V. apostar no?
caso, ¿quiere ó

fué tan brillante como en Paris. En Londres — Y.


Si Moscheles algo
insiste, dijo picado,

dio cuatro conciertos por su cuenta; pero ba to- apostaré.

cado en todos los demás conciertos dados por los — Muy respondió Herz, y acercándose
bien,

célebres artistas, cuya entrada ba sido á precios al piano pulsó las notas mas lejanas con cada
enormes. Partió después para Escocia, Irlanda una de las manos y la del medio con la nariz.

y otras provincias de Inglaterra, pasando tres Moscheles se retiró mortificado de esta burla;
meses en Londres, tres en viages y regresando el pero no le quedaron ganas de volver á disputar
invierno á Paris (*). De esta manera ba trabajado con Herz.
catorce años, componiendo deliciosos trozos de Hallándose una ocasión Herz en Marsella, se
música, tocando admirablemente, y formando, por le presentó el alcalde de un pueblecillo cercano, a-

decirlo así, el encanto de todos los aficionados á compañado de una comisión compuesta de los prin-
la música. cipales vecinos. El alcalde suplicaba á Herz que
Se puede adivinar fácilmente que si Herz es- diera un concierto para destinar sus productos á

cribe sus memorias, ellan deben ser muy curiosas la compra de un órgano, de que caréela la iglesia.

é interesantes. Hay quien diga que esas memo- —


Con mucho gusto me prestaré al deseo de
rias, como las de Chateaubriand, serán de ultra Y, respondió Herz; pero ¿tienen ustedes un buen
tumba. En ese caso el público tendrá que espe- piano?

rar mucho tiempo, y quizá que leer con un pla- —Ni bueno ni malo, respondió el alcalde, pe-

cer mezclado de tristeza, algunas escenas impor- ro llevaremos uno de Marsella.


tantes de la vida de Herz. Mas puesto que sa- — Perfectamente. Cuenten Ydes. en ese ca-

no, jovenaun y robusto, está entre nosotros, no so conmigo. Dentro de ocho dias iré allá.
anticipemos lo que debe suceder después de su El dia Herz, y el alcalde, á la ca-
fijado llegó

muerte, y contentémonos con referir algunas otras beza de la misma comisión, salió á encontrarle.
anécdotas que nos han sido comunicadas. — Estamos desesperados, dijo el alcalde, pues
El célebre pianista Moscheles es conocido por será imposible que se verifique el concierto, por-

la estremada bondad de su carácter; pero tiene tres razones muy poderosas: la primera es por-

un defecto, que suele ser común á todos los artis- que no hay piano. . . .la segunda. ... y la ter-

tas, y es el de mirar con celo el triunfo de sus ri- cera.

vales. Es inútil decir que no miraba con muy —No se canse Y, interrumpió Herz: la prime-
buenos ojos á Herz, y aun cuando habia entre ra razón es bastante: en cuanto á las otras, os dis-

ellos cierta amistad, lo cierto es que no perdona- penso que me las digáis. -Herz saludó al alcalde,

ba la ocasión de mortificar á Herz. La mano de montó en el coclie y regresó á Marsella.


éste es pequeña, aunque tiene los dedos gran- Quince dias después se verificó el concierto, pa-

des, mientras la mano de Moscheles es de tal di- uno de sus mejores pianos,
ra el cual Ilcrz envió

mensión, que puede abarcar doce notas. Mos- temiendo que el alcalde volviese á hacer mérito
de las tres razones. El concierto fué brillante,

{•) En un concierto que Herz dio en Dublin, la orques- y el órgano que se compró con su producto, tie-

ta fué diri^da por el Sr. Chavez, que actualmente dirige ne una inscripción que recuerda la generosidad
la del gran teatro Nacional de México. del célebre artista.
biografía de heez. 213

La vida de Herz está llena de multitud de nes; ha tenido el orgullo de tener por discípulas
anécdotas mas ó menos curiosas, pero todas muy á cuatro personas, que después han llevado á su
interesantes cuando se trata de un hombre que, cabeza una corona, y á muchas damas de la alta
como él, ha adquirido una celebridad en el mundo. nobleza. Fué nombrado compositor y primer
Lo que liemos contado á nuestros lectores pianista de Luis XVIII, Carlos X y Luis Feli-
acerca de su vida, da apenas una idea muy im- pe, quien lo hizo caballero de la legión de honor.
perfecta de sus trabajos artísticos. Ademas de Es profesor del Conservatorio de Paris, y miem-
los seis ó siete años que vivió en Colonia sujeto bro de la Academia de Santa Cecilia, en virtud
al estricto método que hemos indicado, ¡cuántas de un diploma firmado por Su Santidad el Papa
vigilias, cuánto estudio, cuántas meditaciones no Grregorio, y es también socio de otras muchas
habrá costado á Herz el llegar á la altura glo- academias filarmónicas.
riosa en que hoy se encuentra! El público ve so- Sus composiciones y conciertos, dedicados á
lo el resultado, pero casi nunca puede valuar to- personages de la mas alta aristocracia,
le han va-

da la lucha que ha sido necesario sostener con la lido regalos de consideración. Cuando el pue-
materia para hacer triunfar el espíritu, el pensa- blo de Paris estaba todavía embriagado con la. re-

miento, el poder, la inspiración, mejor dicho, la volución de Julio, el gobierno trató de que se hi-
parte celeste que tiene el hombre aprisionada y ciesen magníficas funciones y brillantes espectá-
confundida entre la debilidad y la miseria de la culos, para distraer la atención del público, de-
' naturaleza humana. masiado concentrada en los asuntos revoluciona-
Herz no ha sido de aquellos hombres infortu- rios. Herz recibió el encargo de organizar un
nados como Shakespeare, Moliere ó Rousseau, concierto en el palacio municipah Entonces com-
que han tenido una ecsistencia muy inferior á su puso la Parisiefise, que tocó la orquesta con el
genio y á sus cualidades personales. La socie-
acompañamiento de un coro de mas de tres mil
dad moderna, mas civilizada, mas generosa, mas personas. Luis Felipe quedó tan complacido,
instruida, no permite que los poetas se mueran que envió á Herz al dia siguiente una caja de
de hambre en un hospital, que los escritores polvos con un cerco de brillantes, y cuyo valor
acaben sus dias en una casa de caridad, y que era de mas de cuatro mil pesos.
los músicos sean una especie de juglares de los Apropósito, una gran parte de los regalos que
señores feudales. A los poetas y á los escrito- ha recibido Herz, consisten en cajas de polvos
res los coloca en los ministerios, en la tribuna mas ó menos valiosas, de suerte que tiene una
y en la diplomacia, y á los músicos los cubre de colección magnífica, que rivaliza con la de La-
honores y de distinciones. Chateaubriand ha si- blache. que gasta la mitad de sus rentas anuales
do embajador; Lamartine ha gobernado unos dias en cajas de polvos. Lablache se toma media li-

la Francia; Victor Hugo es un miembro de la tri- bra diaria de rapé, mientras Herz le tiene una
buna; Bulwer era el embajador de Inglaterra en invencible repugnancia.
España. Y mundo. Méxi-
esto es general en el Herz es de una talla mas que mediana; de unas
co mismo, á pesar de que en muchas cosas es maneras muy corteses y afables; de una fisono-
singular no ha sido esceptuado de esta ten-
, mía muy simpática. Viste con sencillez, casi
dencia casi espontánea de las sociedades moder- siempre de negro, y en un ojal del frac tiene la
nas. cinta encarnada de la legión de honor; único dis-
Quintana es miembro del primer tribunal de tintivo que usa, á pesar de tener, como hemos di-
la república;Pesado ha ocupado un ministerio; cho, varias condecoraciones. Cuando toca el pia-
Lacunza es hoy primer ministro de Estado; y no,no hace movimientos ecsagerados con la cabe-
muchos jóvenes que hace años solian con mucha za y con los pies; y cuando dirige la orquesta,
timidez poner su nombre al pié de una oda ó de apenas lo hace con el movimiento de los ojos y
un soneto patriótico, ocupan un lugar muy pre- alguna inclinación de cabeza, con la cual marca
ferente en la tribuna. perfectamente el compás.
Herz ha recibido por sus méritos artísticos
y
'
Tanto la buena educación que ha recibido, co-
por sus cualidades privadas, las mas lisonjeras mo su trato íntimo con los escritores mas distin-
recompensas. En todas partes se le han tributa- guidos de la época, le han dado bastante conoci-
do los mas y sinceros entusiastas elogios; se le miento en la literatura y en la historia; pero te-
han conferido muchas y diversas condecoracio- niendo la verdadera modestia, la admirable sen-
TOM. II. —X. 28
2-14 Bio grafía de herz.

cillez de los que poseen un distinguido talento, de delicadeza, descubriéndole el uso que habia
no hace ostentación de sus estudios ni de sus hecho del producto de sus prendas.
triunfos, ni de las escenas de la vida, ni de sus En tal situación, con la esperanza un poco
composiciones; y mas bien posee la gracia de en- aventurada de hallar algo que la sacase del aprie-
tretener á sus amigos can lo que en francés se to, abrióun armaría, y su escudriñadora vista se
llama petite conversation, y que en español podría- fijó en un tema que había comenzado para hacer
mos decir que es charla familiar. Ya se sabe lo una composición: satisfecho con tan buen hallaz-
amable que es una persona que posee el talento go, díjole al postulante: "Volved mañana á la&
de agradar á sus amigos con este género de con- diez, y os daré mas de lo que habéis menester.'*
versación, y no tenemos por tanto que ecsagerar En efecto, al dia siguiente y á la hora indica-
el mérito de Herz. da, el artista compareció ante Enrique. "Tomad^

Todas las personas que lo han tratado con in-


amigo, dijo éste luego que le vio —no puedo da-
ros dinero, por razones que no pueden interesaros*
timidad, aseguran que es de un carácter estrema-
pero ved ahí una composición que he hecho: na
damente apacible, de suerte que muy rara oca-
duda me darían por ella 2,000 francos: disponed
sión se le ha visto colérico, y que posee una bon-
dad de corazón grande. Hemos referido la anéc-
de y guardaos para vos su producto, baja
ella,

la condición de que jamas lo divulgareis."


dota del concierto de Marsella, que prueba bas-
tante su desinterés. Contaremos otra que probará
Pasamos en silencio el nombre del artista,
por razones que deberán apreciarse; pero citare-
su beneficencia.
mos el de la composición, que era:"La Violeta."
El padre de Herz habia hecha su fortuna
El público ha oída tocar al mismo Herz en el
en diversas ocasioneg, y otras tantas la habia
Teatro Nacional esa primorosa composición de la
perdido; por manera que estas alternativas lo pu-
Violeta, que tiene una doble poesía, la del talen-
sieron en el caso de ser tan económico, que ya
toy la del corazón del artista. Cuando se reú-
rayaba en avaro, aunque es verdad que nada
nen las cualidades de talento, modestia, amabili-
perdonaba de cuanto pudiera contribuir al bien-
dad y nobleza de corazón, en un hombre, logra
y aun hacia grandes gastos para
estar de su hija,
hacerse estimar en todos l(>s países. Herz, á los
proporcionarle la mas esmerada educación; pero
pocos días de haber llegada á México, visitaba
rehusaba darle dinero: así es, que frecuentemente
ya á todas las familias principales, y tenia amis-
le sucedía á Enrique no tener en su bolsillo un
tad con toda la mas selecta juventud. Los que
solo real, á pesar de las enormes sumas que ga-
lo han tratado, han tenido ocasión de apreciarlo
naba con sus composiciones.
mas, á medida que ha pasada el tiempo. En es-
Uno de esos artistas que tienen elevado tas días ha sido el objeto de las conversaciones,
siempre su pensamiento á las regiones celestes, y sus conciertos el asunto que se ha considerada
ni piensan en la tierra, y se olvidan de proveer á de mas preferencia para los habitantes de la ca-
las necesidades de la vida, se presentó un dia pital de la república Mexicana. Hemos impues-
en el cuarto de Enrique, suplicándole le sacase to al lector de todo aquello que nos ha parecido
de la espantosa miseria en que se hallaba, me- mas notable de la vida del célebre pianista, del
diante un préstamo de cien francos. Desci^bióle rival de List. Pasaremos ahora á ocuparnos, aun-
el estado de privación en que vivia con su mu- que brevemente, de la música de piano desde su
ger y sus hijos; y concluyó diciendo que aun origen (*), y en otro artículo daremos una des-
cuando varias personas le hablan hecho ofreci- cripción de las tertulias filarmónicas y de los con-
mientos, no habia querido admitirlos, porque ciertos que ha dado Herz en México. La apari-
prefería ser deudor de uno de sus colegas. Nues- ción entre nosotros de esta celebridad europea,
tro pianista se encontraba cu una posición bas- ha de formar época; y para corresponder á la fina
tante apurada; habia ecsaminado bien sus bolsi- amistad con que nos ha honrado el artista, que-
llos, pero inútilmente, porque su padre tenia remos dejar consignados todos los pormenores en
e-special cuidado de conservarlos siempre vacíos. el único periódico literario que hoy se publica en

Era dueño de un buen relox y de algunas alhajas, México.


cuyo desprendimiento hubiera ayudado á su vo-
(*) Poco inteligentes en la música, nos hemos guiado,
luntad; pero corría el riesgo de atraerse las re- al e.scribir esta parte de la hiograíia de Ilerz, de algunos
prensiones de su padre, ó de cometer una falta apuntes que nos han dado acreditados profesores.
biografía de herz. 215

El piano ocupaba un lugar muy insignificante Se ha visto también que pocos años después
antes de Mozart, y ya en- época en que se co- de haberse clasificado el piano en el rango de
aocian célebres compositores de órgano, de vio- instrumento principal ó independiente, se han
lin y de otros instrumentos que figuraban en la introducido abusos, que aun cuando no han podi-
orquesta, apenas Labia maestro alguno que diri- do desvirtuar su importancia, una vez ya recono-
giese su atención al piano, destinado á ocupar cida, han amenazado servirse del piano para ha-
mas tarde un lugar tan preferente. Escribíase cer brillar la habilidad del tocador, en vez de
regularmente para instrumentos que con facili- hacer de él un órgano destinado á percibir la
dad se prestaban á la ejecución del músico, y la delicadeza de la idea, que restituida al gran nú-
iglesia abolió el címbalo como instrumento profa- mero de miembros que componen una orquesta,
no. La aspereza del sonido que resultaba de lo necesariamente ha de perder su homogeneidad;
defectuoso de su mecanismo, no permitía que se pero apareció Beetbowen con su profunda inspi-
hiciese una composición que pudiese considerar- ración, su implacable odio á la frivolidad y con
se perfecta. Se hacia uso del címbalo mas bien la poderosa persuacion de su palabra, de su plu-
como instrumento ausiliar para la composición, ma y de su lira. Con su talento estraordinario
que como instrumento aislado. opuso un dique insuperable á la avenida del tor-

Mozart fué el primero que sacó al piano de la rente, y entabló esa lucha encarnizada de la for-
oscuridad en que yacia. En la época en que el ma contra la materia, cuyo resultado fué la vic-
genio divino de este maestro comenzaba á divi- toria completa del principio bueno contra el ma-
sar la míísica rodeada de una aureola resplande- lo. La para él la parte esencial, y la
idea era
ciente, el mecanismo de los pianos mejoró mu- ejecución la consideraba solo como un comple-
cho en Alemania. Y aun cuando se hallaban mento. Como los antiguos escultores, presentaba
distantes en llegar á la perfección de las obras desnudas sus estatuas. De aquí resultaba, que
maestras que hoy salen de las fábricas de París el que quería trabajar, conseguía tocar con facili-

y de Viena, no podía ocultársele á un hombre dad las sonatas de Dussek y los rondas de Stei-
como Mozart, que desde su mas tierna infancia belt [que aun cuando hoy día se consideran tan
había manifestado su predilección al piano, el fáciles, en aquella época se reputaban como muy
partido que se podía sacar de un instrumento díficiles]; pero Beethowen ecsigia mas bien que
que pone desempeño de toda una orquesta al
el destreza en los dedos, una cabeza que compren-
alcance de un solo hombre. Los buenos resulta- diese la sencillez de su sublimidad y la sublimi-
dos que obtuvo en los conciertos que dio, hicie- dad de su sencillez.
ron desaparecer rápidamente la nota de desagra- Lo mismo que Homero, Shakespeare y Milton,
dable con que hasta entonces se había calificado Bethowen quedó como la roca en medio del
al piano; y el favor universal que gozaba Mozart océano, aislado é inaccesible: no teniendo nadie
se estendió también al instrumento, que sirvió de su atrevimiento, nadie lo imitó, y no pudo formar
órgano para espresar sus ideas sublimes. Dus- una escuela.
sek y Steibelt, sucesores de la celebridad de Mo- Hummel fué un músico bastante sabio y pro-
zart, siguieron por algún tiempo el camino que fundo para haber podido llegar al rango de los
éste les dejó trazado; pero después se apartaron compositores severos y clásicos; pero tuvo la des-
de la sencillez que formaba el mérito encantador gracia de hacer su entrada en el mundo musical,
de las composiciones de Mozart, y dieron menos cuando ya Beethowen ocupaba Despuésel trono.
importancia al desarrollo de la idea musical, por de algunas intrigas, que mas tarde degeneraron
hacer resaltarla fuerza en la ejecución. La for- en ataques y en contiendas, que ciertamente no
ma de sus sonatas imitaba á las de Mozart; pero han contribuido á la mas grande reputación ar-
como introducían pasages que no correspondían tística de Hummel, viendo éste la imposibilidad
á la naturaleza de la composición, y no poseyen- de derribar á su contrario, abandonó repentina-
do otro mérito que el de estar bien hechas y bri- mente el estilo severo que caracterizaba sus obras
llantes, hacíandelniano un instrumento depura anteriores, y escribió composiciones que produje-
ejecución mecánica, y eran los primeros en indi- ron efecto, pero que, como siempre, iban encubier-
car el camino estravíado que desgraciadamente tas bajo un sello particular de legitimidad, que
ha sido seguido por un grande número de sus recordaban los antecedentes del compositor. Co-
inmediatos sucesores. mo Beethowen, bajaba algunos escalones, pero
116 biografía de herz.

sin que por eso llegase jamas á ponerse al nivel pero se lo impidió la falta de unidad, que es la
del público. El cálculo de Hummel fué acerta- consecuencia necesaria de esta amalgama im-
do, pues que adquiría popularidad sin perder feu perfecta.
reputación de músico. Aparecía clásico, cuando queria ser románti-
Ries era liijo de un amigo de Beetliowen, por co,y romántico cuando escribía en estilo severo:
cuya razón recibió de éste algunas lecciones. El de manera que mas bien se hallaba en la posi-
célebre maestro, que aborrecía el dar lecciones, ción de un hombre que querieiulo llevarse bien con
liacia este sacrificio muy á pesar suyo, con tanto tocios.^ entabla 'una amistad superficial con algunos
mas motivo, cuanto que hallaba en el discípulo que pudieran llegar á ser sus Íntimos amigos., y
bastante talento, á pesar de que, como solia decir, solo consigue hacerse enemigo de todos. Se acer-
no era del material propio para formar un buen ca el momento en que ese sol, del cual solo se
artista. El transcurso del tiempo ba probado que percibe el primer rayo de la aurora, aparezca en
Beetbowen tenia razón. Ries poseia bastante ha- el horizonte con todo su esplendor, y llegue á su
bilidad, como lo demuestra su música sueca, y aun zenit á pasos gigantescos. Ese sol Enrique
es
cuando escribía correctamente, en vano se busca- Herz.¡ el padre y gefe de la música modeima ó ro-
ba en sus composiciones la inspiración, y bajo es- mántica, a quien consagraremos algunas líneas.
te concepto fué muy inferior á Hummel. Los rasgos característicos del primer periodo
Ries ha sido el último eslabón de la cadena de de la música han consistido en una ciencia pro-
]a antigua escuela, que ordinariamente se llama funda de la teoría, y en una severidad de estilo, sos-
clásica^ para distinguirla de la nueva escuela, co- tenida con un rigor inaudito. Si se nos permite la
nocida con el nombre de riioderna ó romántica. comparación, diremos, que esa época de absolutis-
Sin embargo, no por esta clasificación de escuelas mo formaba un término medio entre la tiranía de
ha de creerse que la moderna no cuente con mú- Codrus y el despotismo patriarcal. Las reglas es-
sicos clásicos, ó que la antigua solo produjo gran- tablecidas en contraposición, eran lo que ha sido
des maestros, porque ciertamente se engaña el
el Evangelio para los pueblos del mundo. No ad-
que así lo crea. Es verdad que de la escuela mitiéndose duda sobre la infalibilidad de su doc-
antigua han salido Hayden, Handel, Bach, Mo- trina, toda separación de un delito, y el
ella es
zart y Beethowen, que sin duda alguna merecen desprecio un sacrilegio. La razón se ha sobrepues-
el nombre de grandes maestros. Pero Dussek, to á la imaginación, y la filosofía á los absurdos
Steibelt, Ries y Hummel, que no son menos clá- del entendimiento y al pedantismo, al parecer
sicos, no pueden compararse con los tipos del ar- innato al carácter de los hombres. No queremos
te divino. La nueva escuela cuenta entre sus decir por esto que las obras maestras de Backs
notabilidades a Auber, Rosini, Weber, Mayer- mas
y de Handel sean pedantescas; nada está
beer, Bellini, Chapín, Paganini, Enrique Herz y distante que eso de la verdad; pero para conven-
otros muchos, que sin titubear son preferibles á cerse de que muchas de las obras de ese tiempo
Cimarosa y Eiorovanti, Tartini, Viotti, Steibelt eran frivolas y pedantes apelamos al revolu-
,

y Dussek. Pero entre estas dos eras, hay un pe- cionario de la música, al gran Beetbowen, que
queño vacío ocupado por Moscheles, que forma hacia sin descanso una encarnizada guerra á mul-
un eslabón que enlaza á ambas escuelas. titud de los que en su tiempo se llamaban músi-
Moscheles, por la posición que guarda, no per- cos y compositores. Les echaba en cara su es-

tenece ni á una ni á otra escuela, aun cuando po- tricto apego á la letra de las reglas, desentendién-
see cualidades de arabas Citaremos ahora al- dose del espíritu de ellas. Con esto, ellos mis-

guna de las que caracterizan estas dos épocas di- mos se pouian barreras indestructibles, y levan-
ferentes. Los conciertos, por ejemplo, nos re- taban obstáculos, que impedían el vuelo de la
cuerdan de Hummel, sus fantasías y algunas
los imaginación.
de sus variaciones, que en el acto dan una idea Fácil es percibir que por estas causas los com-
de lo que mas adelante se había de realizar. Pe- positores de la época á que nos referimos, no eran
ro estos dos géneros diferentes rara vez se en- comprendidos de la generalidad del pueblo, y que
cuentran reunidos en una misma obra, y si por por consecuencia la música no ejercía influencia
casualidad sucede, es de una manera que hace alguna en la educación general; influencia dema-
mas daño que favor á la composición. A no ser siado reconocida hoy. Se trataba, pues, de poner
asíj Moscheles se liallaria ú la cabeza de todos; la música al alcance del pueblo, de agradar ú la
biografía de herz. 217

generalidad de él, y de dar al compositor la li- ces que no se haya dedicado á componer óperas.
bertad debida, sin hacerlo descender de la altura Herz ha querido conservar la especialidad de su
á que lo elevara su genio, mejor dicho, de hacerlo carácter, y elevar cada vez mas su instrumento

pojDular, pero no frivolo. favorito; y ni los consejos de Rosini y otros maes-


Rosini habia tomado la iniciativa en el Barbe- tros, ni los amplios ofrecimientos de los directo-
ro de Sevilla y Tancredo; pero no era mas que res de los teatros, han podido determinarlo nun-
una reforma á medias. Estas óperas, en verdad, ca á salir de la senda que se ha trazado.
eran escuchadas de las muchas personas que con-
Otra de las cualidades que marcan también el

currían al teatro, y les daban preferencia á las


talento de Herz, es su prodigiosa fecundidad.
Después de haber compuesto las grandes varia-
de otros compositores; despertaban el entusias-
ciones con acompañamiento de orquesta, forman-
mo por la música y estimulaban á la juventud;
mundo puede concurrir á do con el piano un conjunto indivisible, como su-
pero como no todo el
cede en las de Otello, Norma, le Pre aux Oleres
y como composiciones del mérito del
las óperas,
y Gruillermo Tell, escribió cuatro conciertos, de
"Barbero," son el producto de una inspiración
los que el segundo es universalmente conocido
muy rara, era de temerse que el gusto musical,
que apenas nacia, muriese por falta de alimen- por el Rondo Suizo, y que dedicado al rey de
los franceses, le valió la condecoración de la le-
to; y de esto se reconoció la absoluta necesidad
gión de honor. Estos conciertos, cooservando
de sacar la música del y trasportarla del
teatro,
el color severo de los clásicos, están ecsentos de
foro al salón, y que, por decirlo así, de un músico
Herz fué la languidez y de la monotonía de que adolecen
activo se formase un auditorio pasivo.
las composiciones de los maestros que han prece-
el primero que reconoció esta necesidad, y por la

de Rosini, fué
dido á los reformadores de la música. Sus con-
semejanza de su talento con el fá-
ciertos están divididos en tres partes: cada una
cil para él, lo que habria sido imposible para
de ellas forma una obra individual, pero que con-
otros.
Débesele, pues, á Herz y á su riqueza de me- sideradas en conjunto, presentan la unidad mas
lodía, el haber popularizado la música de los sa- completa. Tomemos, por ejemplo, el segundo con-
lones. Mozart habia introducido el piano en los cierto. La impetuosidad del allegro ofrece el es-

palacios de la aristoci'acia; pero Herz hizo toda- pectáculo magestuoso de los elementos desenca-
vía un servicio mayor á la música, y fué el- abrir denados, y se hermana perfectamente con el ada-
al público las puertas del templo de Terpsícore, gio religioso, en el cual parecen escucharse los
y hacer que todos participaran fácilmente de los últimos gemidos de la tempestad, mezclados con
placeres de que hasta entonces habían gozado so- los armoniosos cantos de los pastores que dan
lamente los grandes señores. El piano se hizo gracias al Señor que ha libertado sus mieses de
un mueble indispensable entre y la aristocracia, la destrucción. La tercera parte es de una en-
poco á poco fué generalizándose, de suerte que cantadora simplicidad; tiene el sello áe una fiso-

hoy se encuentra en todas partes del mundo, y á nomía campestre y primitiva. Es un baile ale-
veces en lasmas humildes moradas. gre de las muchachas, que se regocijan cuando el

Las composiciones de Enrique Herz son justa- sol espira,y cuando les deja las lágrimas silen-
mente las mas populares que ecsisten, pues reúnen ciosas del rocío de la tarde. Analizando de esta
á una pureza de estilo, una melodía indefinible. manera las composiciones de Herz, es como se
El pensamiento principal está claramente mar- puede conocer el mérito del compositor, y las
cado y desenvuelto con una facilidad y perfec- esenciales reformas que ha ejecutado en la músi-
ción muy dificiles de encontrar en muchas de las ca,formando unas veces un idilio, otras un poe-
composiciones, que podremos llamar de salón. El ma épico, otras uua narración de los tiempos ca-
método de cada una de las piezas es muy origi- ballerescos, otras una bacanal italiana. Las va-
nal; se presenta cada momento bajo un nuevo riaciones de los Puritanos, de la Lucía, de los Hu-
punto de vista, y en cada una de estas faces se gonotes, son una muestra palpable de esta verdad.
aumenta la frescura y la melodía, derramada En cuanto á la ejecución de Herz, puede de-
con profusión aun en los mas insignificantes ron- cirse que tiene su manera propia, y que guarda
dos. Esto es lo que hace que Herz ocupe un lu- estrecha relación con el pensamiento filosófico de
gar preferente entre los compositores de música sus composiciones.- La gala de algunos músicos
para piano. Rosini le ha criticado algunas ve- consiste en pulsar las teclas con una fuerza que
.

218 BIOGEAFIA DE HERZ.— LA NOCHE.

degenera en tosquedad, hasta el grado de destro- Que es digno de elevarse hasta la altura,
zar el mejor piano: Herz, por el contrario, toca Que no está al polvo terrenal sujeta.
con suavidad, saboreando, por decirlo así, la ar- Entonces desde el fango donde habita
monía; comunicando vigor á los pensamientos Grande, con su entusiasmo y su esperanza,
valientes y atrevidos; dando mucha ternura á las Su vista perspicaz rápida alcanza
ideas melancólicas, y haciendo percibir l&s dul- Otra región oculta é infinita.

zuras de los pasages pintorescos, sin que en sus ¡Cómo su genio audaz las alas tiende,

manos pierdan nada de su vigor y de


las piezas Y las miserias de esta vida toca,
su energía. Podríamos compararlo á un hombre Y en su lugar otra ecsistencia evoca
acostumbrado á gustar esquisitos vinos, que en Que en el oscuro porvenir comprende!
vez de agotar de un sorbo una copa de champa- Ruines le parecen de los hombres
ña, saborea con espacio y moderación de cada uno Los afanes, las obras de sus manos,

de los muchos y deliciosos licores de que se ro- Los títulos de gloria de sus nombres
dea, sin perder ni su razón ni su ingenua alegría. Y su arrogancia y sus proyectos vanos.
La filosofía en la composición, la poesía der- Todo á la luz esplendorosa mira
ramada en el mecanismo, la unidad y la conse- De noble inspiración de su alma dueña,
cuencia en los pensamientos, y la delicadeza y Y de su fe celeste que le enseña
maestría en la ejecución, han hecho de Herz uno El divino ideal por quien suspira.
de los hombres mas célebres de la época en la En medio de tan dulce arrobamiento.
música del piano, y que su reputación le haya Su corazón se anima, se conmueve,
precedido en México doce ó catorce años antes Y á dirigir á Dios su pensamiento,
de que tuviésemos la fortuna de oirle tocar, en En respetuosa admiración le mueve
pianos fabricados por él mismo, sus deliciosas y A poner á su vista confiado
variadas composiciones. De gratitud y amor suave perfume.
Septiembre I.
'='
de 1849. Como el que ante sus aras se consume
Manuel Payno. De augusto templo en el altar sagrado.
¿Qué es lo que entonces el Creador revela

M mm. -l-Ȓ-
De

Y
su poder á la mejor hechura? ....
¿Cómo benigno su dolor consuela,
sus heridas amoroso cura? ....
Grato por cierto cuando el sol declina,
¿Cómo sus pensamientos santifica,
Y en Occidente su fulgor se apaga, Y al fuego ardiente de su amor la abrasa,
Es contemplar la niebla vespertina Y con su luz alumbra y vivifica
Que al viento en formas caprichosas vaga.
Su débil fe, su inteligencia escasa? ....
y respirar en noche, que serena Misterios son sublimes, son arcanos
Tendiendo va su misterioso velo.
De Dios, que nunca esplicará mi boca
El aura suave, de perfumes llena, Con acentos profanos.
De mi pais bajo el ardiente cielo. Sentirlos solo al corazón le toca;
Los sentirá si el mundanal ruido
Y ver brotar en el azul espacio
Deja, buscando soledad y calma,
La refulgente luna y las estrellas,
Y si á voz de Dios pone el oído,
la
Faros de bendición, lamparas bellas. Pues tiene Dios mil voces para el alma.
Que Dios enciende en su eternal palacio! Por eso grato cuando el sol declina
Grato observar que con su luz escasa Y cuando el brillo de su luz se apaga,
Templada apenas la tiniebla umbría, Es contemplar la niebla vespertina
Que al viento en formas caprichosas vaga.
Con el silencio y la quietud remplaza,
Y respirar en noche, que serena
La turbulenta agitación del día. Tendiendo va su misterioso velo.
El corazón con la nocturna calma, El aura suave, de perfumes llena,
Benigno alivio en sus dolores siente, De mi pais bajo el hermoso cielo:
Cuando aparece en el azul espacio
Y fresco soplo la abrasada frente
La luna, y aparecen las estrellas,
E ilusiones dulcísimas el alma. . ,
Faros de bendición, lámparas bellas,
pintonees en el pecho del poeta Que Dios enciende en su eternal palacio!
Nace un raudal de inspiración tan pura. Julio 12 de 1849.
Tqtm -z^pa^iM 2I9.

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(tníijuo |iif0f«« tic ittittcwCojirt m «í Seminíñís I>í ütinctk %i iíl^xico,

pronnnciaflo en el salón «le Actos del mismo Coleg-io, por sn profesor de Creolog-ia y Zoolog'ia,
X>. «Foaquiu "Velazqnez de lieon, el día 31 «le Mayo de 1S4:0.

Muy triste es, á la verdad, señores, el objeto que tomó siempre por este Seminario y por todo
que nos reunido en este lugar de luto y de
lia lo que tocaba á su adelanto, ilustración y mejo-
dolor, y muy sensible y difícil para mí desempe- ras, y por todo lo que llevaba el nombre mexi-
ñar á satisfacción de este colegio, á que tengo la cano.
honra de pertenecer, el encargo que ha querido La debida alabanza pública, signo resplande-
confiarme, de ser el órgano por quien va á emi- ciente del verdadero mérito, coloca al genio para
tir losprofundos sentimientos del mas acerbo pe- las ciencias, que acabamos de perder, entre esos
sar por la irreparable pérdida de su virtuoso, sa- meteoros luminosos, que con su luz vivificadora,
bio y distinguido profesor el señor Don Ande.es agradable y abundante, hacen descubrir lo que
Manuel del Kio, por cuyo descanso sufragamos. ocultaba la mas lamentable oscuridad, estendien-
No podré ciertamente hacer con propiedad
y do su iluminación hasta los objetos mas remotos.
esactitud la descripción completa y razonada de Señores: vosotros convendréis conmigo en que
las virtudes públicas de nuestro patriota verda- es elogio debido á la justicia, el titular genio pa-
dero; de las estimables circunstancias domésti- ra las ciencias al que ha sabido adelantarlas con
cas del buen esposo, padre y sincero amigo; del interesantes descubrimientos, y trazar á los alum-
estenso saber en las ciencias y la literatura de nos de este establecimiento y á los amigos y cul-
nuestro sabio maestro, ni dar á conocer en toda tivadores todos de la historia natural y de los co-
su estension aquel afecto, aquel resuelto interés nocimientos positivos, el camino mas directo y

(*) Por no estar concluido para hoy el retrato del señor Don Andrés del Rio, se publicará eu uno de los números
siguientes.
220 ELOGIO FÚNEBRE

transitable para llegar á una instrucción útil y Nacido en Madrid el señor Don Andrés Ma-
fructuosa. nuel del Rio ellO de Noviembre de 1765, á la
Voy, pues, á ver si puedo siquiera bosquejar edad de nueve años entró á estudiar latinidad
el trazo, y seguir la carrera de este precioso aero- en el colegio de San Isidro de la misma corte; y
lito, que tanto nos iluminó; pero que tan fugaz por sus precoces talentos concluyó en un año ese
nos ha parecido su ecsistencia, por larga que se estudio, y en el siguiente el del griego, dedican-
considere en la longevidad actual de nuestra es- do los cincos años subsecuentes al estudio de la
pecie. literatura y teología, y graduándose en ésta de
Todavía no se ponia la primera piedra del bachiller en la Universidad de Alcalá de Hena-
edificio en que nos hallamos, cuando ya liabia res, á la edad de quince años: á la de diez y seis
fructificado la escogida semilla que esparció nues- sostuvo, bajo la dirección del célebre Solano, el
tro distinguido sabio entre los mexicanos. En primer acto público de física esperimental que se
este mismo salón se encuentran dignos discípu- ha sustentado en España, destinándose después
los suyos, entre los profesores actuales de este á minas de Almadén, en las que hizo parti-
las
colegio, que comprueban mi aserto. El fin del cular estudio de las aplicaciones de la geometría
año de 1793, en que vino á México el señor del subterránea con la laboriosidad que acreditan
Rio, hace época en los anales de las ciencias na- las obras que escribió, en que ha demostrado el
turales, no solo entre nosotros, sino en todo el fruto de esos trabajos; y su aprovechamiento y
mundo científico, pues fué el principio de la era estraordinario talento, llamaron de tal manera la
en que estos importantes conocimientos, dando á atención del ministro Gardoqui, que fué elegido
conocer con propiedad nuestras riquezas y pro- y mandado por éste como pensionado á Francia,
ducciones minerales, los métodos teóricos y las Inglaterra y Alemania, para ensanchar sus cono-
aplicaciones prácticas, se pobló con hijos de la re- cimientos en las ciencias esactas y en las natura-
pública de las letras, dedicados á tan importan- les, con toda la estension deseable, adquiriendo
tes ramos especiales, esta parte del nuevo conti- los diversos idiomas que poseia.
nente, realizándose la idea y el laborioso empe- Permaneció en Paris cuatro años desde el de
ño con que fué promovida desde el año de 74 1783, estudiando allí química con Darcet; ana-
del mismo siglo, la erección de este Seminario de tomía, medicina é historia natural en sus tres
Minería, para que,' desterrado el empirismo en reinos,con otros distinguidos profesores: pasó
los trabajos de las minas y beneficio de los meta- después á Hungría y Sajonia, donde cursó con
les, que tantos males habia causado en estas ne- el célebre Werner, creador de la Gi-eognosia, esta
gociaciones, dominase la inteligencia que da el materia y la Orictognosia;
y continuó sus estudios
estudio de las ciencias, propias y ausiliares en una prácticos de geometría subterránea con Lempi,
buena educación minera. Es necesario confesar, así como de química y metalurgia con Ru-
los
en obsequio de la justicia, que el señor del Rio, pert, en la academia de Chemnitz, en la que fué
al echar los cimientos de esta útil educación en- condiscípulo del barón de Humboldt y de Don
tre nosotros, encontró con el apoyo de otro sabio, Luis Lidnert, distinguido médico y naturalista,
en el director de este colegio, el señor Don Faus- primer profesor de química que fué de este co-
to de Elhuyar, á quien habia conocido en Sajo- legio.
nia,y por cuyas sugestiones abrió el señor del En las minas de Freiberg practicó bastante el
Rio el primer curso de mineralogía dado en Mé- señor del Rio, así como en el beneficio de meta-
xico el año de 1794, pues el nombramiento que les; y el año de 1791 se dirigió á Inglaterra pa-
Labia traído era para catedrático de química. ra continuar su estudio de mineralogía y mine-
Pero antes de continuar bosquejando apenas ralurgia en Cornnawall, de aquel pais,y en Esco-
y buenos servicios del
los sobresalientes trabajos cia,mereciendo por su notoria instrucción y des-
distinguidísimo profesor de quien tratamos, per- pejado talento, el ser invitado por los ingleses
mitidme dar una rápida ojeada á su educación para la dirección de importantes negociaciones
literaria, pues desde sus primeros años de estu- de minas, que rehusó por iiabcr sido llamado de
dio, ya se justifica el merecido elogio, aunque Madrid para nombrarlo catedrático de química
triste y fúnebre hoy para nosotros, de que se hi- de este colegio, con cuyo carácter vino, como se
zo digno el ilustre mineralogista, y que me ha ha indicado, trayendo consigo los aparatos é ins-

tocado pronunciar en estos dolorosos momentos. trumentos necesarios para el laboratorio.


-

DEL SR. D. ANDRÉS DEL RIO. 22 i

Con tan honrosos pi-ecedentes, fácil era pre- En 1804 publicó el señor del Rio la traducción
ver toda la utilidad que prestarla á México una de las Tablas Mineralógicas de Karsten, con im-
capacidad enriquecida con tan buenos elementos, portantes notas, comparando los criaderos mine-
adquiridos en fuentes tan puras y abundantes; rales europeos con los de México.
pero nunca pudo preverse basta qué punto á un En 1827, el Nuevo sistema mineral, por Ber-
talento claro y ejercitado, y al conjunto tan va- eelius.

riado de vastos conocimientos, uniese nuestro En 1832, los Elementos de Orictognosia con
la sinonimia inglesa, alemana y francesa, para
inapreciable y finado maestro aquel acendrado
amor á México, que le hizo preferirlo á su patria uso de este Seminario; publicación que se hizo

misma, con el mayor entusiasmo y con ua des- en Filadelfia durante la residencia del autor en
aquella ciudad.
prendimiento justificado.
— ¿Adonde se dirige usted, del Rio? le pregun- En 1841 publicó su Manual de G-eologia.
En 1846, la parte preparatoria de Orictognosia,
taba en Burdeos la señora de Elbuyar, después
de consumada nuestra independencia. ¿Pues — y á fines del año précsimo pasado el suplemento

qué no sabe usted que México se ha hecho inde- de adiciones y correcciones á su Mineralogía, se-

pendiente? — Sí, señora; me vuelvo á mi patria, le gún los mas recientes adelantos de este ramo; úl-

contestó inmediatamente. Sucedía esto á su re- tima prueba del saber, amor á las ciencias y em-
greso de España, á cuyas cortes habia ido el año peño por los progresos de la instrucción pública
de 20 como diputado por México, y en las que en este Seminario, para cuya obra temia, con ra-

votó, con otros patriotas mexicanos, eu escaso zón, no le alcanzase la vida; y no obstante lo
número, por la independencia absoluta de esta avanzado de su edad, lo que padecía ya el órgano
parte de la América septentiúonaL de su vista y las dificultades para encontrar la
En esa misma época, antes de dejar á España, debida protección cuando se trata de publicar

se le brindó con su colocación en Almadén, y con cosas útiles en nuestra república, llevó á cabo

la dirección del famoso Museo de Madrid; pero este apreciable trabajo, que un amigo suyo quiso
todo lo rehusaba cuando se quería separarlo de fuese acompañado del retrato del autor, único

México, donde su esposa mexicana, sus inclina- que se ve en todas sus obras, entre las cuales no
ciones, sus amigos, sus discípulos y su gabinete he mencionado multitud de artículos de ciencias
mineralógico, lo ligaban tanto á este pais, como y literatura, publicados en el "Diario de Méxi-

podían ligar á un buen mexicano por nacimien- co,^' de que fué uno de los redactores en tiempo

to (*). Mas volvamos á sus trabajos científicos, del gobierno vlreinal,


y en nuestros periódicos
que tanto lo honran. desde que comenzaron á publicarse entre noso-

Apenas habia abierto el curso de Mineralogía tros después de realizada la independencia, coa
otros interesantes opúsculos.
en este Seminario, establecido provisionalmente
entonces en la calle del Hospicio de San Nicolás Y bien, señores, un hombre que da pruebas tan
de esta ciudad, el año, como
ha dicho, de 1794,
se
irrefragables de sabiduría, de amor á las ciencias
y de interés por la patria, ¿no creéis que se habia
cuando en el siguiente, 1795, publicó el primer
tomo de Orictogaosia para uso de los alumnos de hecho digno de que por ella se remunerasen sus
este colegio, segundo en 1805, y
publicando el
servicios, y de que su jubilación no se redujese

quedando inéditas sus obras sobre Teoría de ve- simplemente á la que merece un hombre que se
ha limitado á servir cierto número de años, cum-
tasy Arte de minas, que copiaban los discípulos
cuando llegaban á esa clase, y quedando también pliendo con su obligación? —Pues el "hecho es

inédita la Geometría subterránea de Lempi, que que el sabio entre nosotros ha muerto en la mi-

tradujo del algman en 1810, un tratado de Gris- seria, y que todavía se han tenido que sujetar á
talografia, traducido del mismo idioma, y otro de una rigorosa economía los gastos de su entierro,

Eilosofia. y los que debian erogarse para los sufragios de


la iglesia y de esta misma solemnidad, tan mere-
{*) Esta probada adhesión á México y su reconocido Es
cida por su ilustre y distinguida memoria.
mérito, hicieron que en la indiscreta é injusta espulsion
necesai'io hacer en esto honrosas escepciones,
de españoles en 1828, fuese puesto por el senado el señor
Don Andrés Manuel del Rio á la cabeza de la relación de
pues por su parte, los ilustrados ministros Don
esceptuados. Sin embargo, él, por su mucha delicadeza, Luis Gonzaga Cuevas y Don Luis de la Rosa,
salió para los Estados-Unidos. han acreditado siempre que conocen la civiliza

TOJí. II. —X. 29


222 ELOGIO FÚNEBRE

cion y el aprecio que debe hacerse de los hom- justísimamente apreciado D. Andrés, debo tam-
bres que la tienen y la procuran estender en es- bién hacer mención de la primera ferrería que
te desgraciado pais, y á quienes ha faltado el es- se planteó en México, en Cualcoman, Estado de

tímulo y protección que merecen en las naciones Michoacan, y que la revolución del año de 10 des-
que saben apreciar y recompensar el mérito. truyó, después de haber ido el Sr. del Rio á esta-
Disimulad, señores, este desahogo contra la ig- blecerla y hecho trabajos importantes en ese ra-
norancia y contra los que resisten el ensalce y mo, que á los que conocen todo lo precioso del
premio de la ilustración, sin la cual no hay bas- hierro en la industria minera, manufacturera y
tante discernimiento, no hay orden, ni decencia, de tantas artes útiles, saben todo ei incalculable
ni goces positivos y lícitos en la sociedad. provecho que habria sacado México á esta fecha,
Permitidme ahora que mencione algunos de en la esplotacion y beneficio de este metal, de
los descubrimientos que, unidos á los otros ante- aquellos abundantes criaderos; fuente de riqueza,
cedentes, justamente merecieron a nuestro queri- cuya industria, una de las muy útiles y produc-
do maestro reputación americana y europea
la tivas, ha sido de las que mas ha contribuido en
que logró adquirirse como sabio y como célebre Inglaterra para darle la prosperidad de que hoy
mineralogista. disfruta.
Desde el año de 1802 descubrió la plata azul También debo hacer mérito del que contrajo
de Catorce, cobre carbonato piatoso, que publi- nuestro mecánico y famoso mineralogista
físico,
có en el Diario de esta capital, con nombre
el al establecer la máquina de agua en la mina de
de cobre azul de espliego, de Catorce, dando su Moran, del Real del Monte, para la que ya en ac-
análisis. ción faltó después el agua, no obstante las indi-
El plomo pardo de Zimapan (plomb phospha- caciones de nuestro sabio al propietario de ella,
té) de todos los mineralogistas, fué descrito y pu-
de que el despojar á los terrenos de su arbolado
blicado su análisis por el señor del Kio en la
y demás vegetación, trae por consecuencia no so-
página 61 de las Tablas Mineralógicas de Kars-
de salubridad y pureza en el aire at-
lo la falta
ten, que, como se ha indicado, dio al público en mosférico, sino la escasez y el agotamiento dei
esta ciudad desde el año de 1804, y allí y en la
agua en sus vertientes.
relación en francés que puso en propia mano del Otras muchas comisiones científicas desempe-
Sr. Humboldt á su salida de aquí, manifestó en- ñó con aprecio y estimación general, interesán-
contrarse una sustancia nueva, que llamó enton- mas
dose en sus trabajos los sabios distinguidos
cesfancromo y eritrono, y que después de trein- la Europa.
ta años han reconocido los mineralogistas eu- En el año de 38, en la Sociedad Británica que
ropeos y bautizado con el nombre de banadio. tuvo su reunión anual en el New-Castle, y en la
Ko queda duda de que este descubrimiento per- que tuve el honor de ser introducido por el se-
tenece á nuestro perspicaz é inteligente maestro cretario de la Sociedad real Greográfica de Lon-
desde aquella época. dres, el Sr. Washington, y por el naturalista
En el mismo año de 1804 encontró y publicó
G-ray, uno de los directores del Museo Británi-
el análisis de la marganesa sulfúrea de-Ios mijes
co, me preguntaban con mucho ínteres por el Sr.
de Oajaca.
del Rio y por las obras de que se ocupaba, el cé-
En 1825 descubrió la liga natural de oro y
lebre Brwester, el químico Thomson, el Sr. Gre-
rhodio.
En 1827 el seleniuro de mercurio. encargándome
gori y otros sabios, le escribiese la

En 1833 ó 34 la Sociedad Filosófica de Fila- grata y aprcciable memoria que liacian de su

delfia publicó en su artículo "On thc Crystals ciencia y de sus recomendables cualidades, entre

developped on vermiculitc by hcat," el descubri- las cuales su franqueza, su natural ingenuidad, su

miento de los curiosos fenómenos observados por moderación como sabio; y su constante empeño
el Sr. del Rio en la Vermiculite; y ya estando por la introducción del gusto por las ciencias y
en la cama con esta enfermedad, primera que le por la difusión de las luces, haciendo guerra á
pu.so en ese estado en su larga y laboriosa vida, las preocupaciones, sobresalía en él especial-
mente.
y que desgraciadamente lo arrebató de entre no-
Botros para siempre, me dijo que sobre esta ma- Algunos rasgos de sus escritos lo caracterizan

teria habia escrito á Inglaterra. y dan á conocer: copiaré muy en cstracto algu-
Entre los trabajos metalúrgicos de nuestro nos do éstos.
DEL SR. D. ANDRÉS DEL RIO. 223

En una nota al fin del testo de su Manual de porcionado al noble objeto que me propongo,
Geología se espresa de esta manera: acreditará por lo menos que aspiro á manifestar,
"Antes de ver la luz pública este Manual, ya del único modo que me es dado, mi agradeci-
ha habido quien diga que no sirve para los mi- miento á los distinguidos favores con que me han
neros. En efecto, á los que vivieron y murie- honrado los mexicanos: mi solo mérito es ser
ron sin haber querido conocer nunca el terreno agradecido."
que pisaron por treinta, cuarenta ó mas años, En sus Elementos de Mineralogía de 1846; en
de nada les habria servido; pero el minero debe el último párrafo de su introducción, se espresa
conocer los terrenos, los criaderos, y cuando se así:

trata de vetas, sus formaciones, para comparar las "En 1832 se imprimió en Filadelfia la parte

de diversos paises, sobre todo si constan de mu- práctica de mi Mineralogía, es decir, catorce años
chas matrices á un tiempo. Así comparé yo hace, por lo que se debe llamar ya vieja, pues en
desde un principio la veta de Valenciana con las este tiempo se han descubierto muchísimos fósi-
de Ungría, y el tiempo ha mostrado que no me les nuevos, y se han analisado, se han suprimido
engañé, pues hasta la calcedonia y el antimonio otros reduciéndolos á sus verdaderos géneros,
y
gris de Ungría se hallan aquí; la primera en se han corregido muchísimos análisis antiguos.

Valenciana, y el segundo en Veta Grande en Za- En otro pais se hubieran hecho dos 6 tres edi-

catecas, que creo será de la misma formación. ciones nuevas por lo menos; pero aquí no es tan-
Esto puntualmente es aplicable á la plata, si al ta la afición por desgracia: digo por desgracia,

descubrir la Valenciana, hubiera sido la matriz porque estas ciencias industriales y las artes son
que faltase. las que constituyen la felicidad temporal de las

"La zeolita estriada ó desmina de Breithaupt naciones. Para remediarlo en parte, he forma-
en la mina de Rayas, á 336 varas de profundidad, do un suplemento de adiciones y correcciones á
y á selenio que han sentido los ciudada-
el olor la 2. ^ parte, cuya impresión seguirá á ésta in-

nos Robles al pasar por algunas fundiciones de mediatamente, si Dios me da salud como hasta
Cruanajuato, indican también la formación del aquí."
Harze, donde se crian zeolitaa y seleniuros; de Ya se hizo mérito de este trabajo que realizó
todo lo cual saco yo que la minería dista mucho el autor, y vio la lúa pública en el año prócsimo
de ser lotería simple, como se dice vulgarmente." anterior.
En sus Elementos de Orictognosia de 1832, Aquí se ve cómo todavía en la edad mas avan-
dice: zada, nuestro infatigable profesor seguia los ade-
"Esta es la ciencia, que con las matemáticas, lantos de las ciencias, para estar siempre á nivel
físicay química, se ha enseñado y se enseña en de los conocimientos actuales, acreditando lo que
el Colegio de Minería de Mésico: no obstante, dice en una de sus obras: "No soy yo de los que
era una especie de refrán en el gobierno virei- sienten tener que olvidar de viejos lo que apren-
nal y entre los antiguos mineros de rutina, que dieron de mozos," y en prueba de su moderación
cualquier barretero sabia mas que nosotros, bien á continuación dice: "Sin embargo, no quisiera
que solo la crónica escandalosa de medidas erra- haberme deslumhrado como el artista que hizo en
das en casi todos los minerales, demostrase lo Paris la primera lámpara de Rúmford, el cual
contrario: también se reian de Demócrito los Ab- tuvo que pasar la noche en el bosque llamado de
dcritas. No es el menor título de elogio del go- Bolonia, no pudiendo acertar con el camino de
bierno actual, el haber empleado á muchísimos su casa."
colegiales con mutuo provecho, y restituido al Esta serie no interrumpida de obras y traba-
Colegio honor que habia perdido injustamen-
el jos científicos del Sr. del Rio, desde la apertura
te. — Conocedor por esperiencia de la feliz dis- de este Seminario en el largo período de 55 años,
posición de la juventud mexicana para el estudio que puede decirse terminó con el artículo inser-
de estas ciencias, quiero en el último tercio de to en uno de los periódicos de esta capital, escri-
mi vida consagrarle el escaso producto de mis to con ciencia y crítica todavía el dia 10 del mes
afanes. Dichoso mil veces, si puedo algún dia prócsimo anterior, demuestra la suma laboriosi-
ser útil á un pais que he habitado treinta y cinco dad, aplicación y privilegiada disposición mental
años (hablaba en el de 32), recibiendo todo gó- del que con justo título fué nombrado miembro
aero de distinciones. Si el obsequio no es pro- corresponsal de la Real Academia de ciencias del
224 ELOGIO FÚNEBRE DEL SE. D. ANDRÉS DEL RIO.

Instituto de Francia, de la Sociedad "VVerneriana volencia, de generoso desprendimiento, de inge-


de Edimburgo, de la de medicina de Strasburgo, nuidad, de buena moral y de tantas virtudes que
de la Lineana de Leipsick, de la Real Económi- adornaban y hacían tan estimable su persona?
ca de Sajonia, de la Real Academia médica ma- Todavía me parece verlo salir de este Colegio,
tritense desde 1793, de la Sociedad Filosófica, luego que terminaba sus lecciones, con el libro
del Instituto de Washington, del Liceo de Histo- debajo del brazo, porque decía: qm el cargar cien-
riaNatural de Nueva-York, y de otras; habien- cia no deshonra, á nadie; y rodeado en la puerta
do sido presidente de la Sociedad Geológica de del establecimiento de infelices indigentes, partir
Filadelfia, socio del Instituto de ciencias en esta con su escaso sueldo, y volver á socorrer á
ellos

capital, del que formó los reglamentos en el tiem- los que ya lo esperaban á las puertas de su casa.

po que duró, y después miembro del Instituto de ¡Por qué fatalidad los hombres de cabeza y co-
Geografía, socio de número de la Academia de razón tan bien formados, no se perpetuarán en
medicina práctica de esta capital, miembro ho- las sociedades humanas! Ah! son muy sabios é
norario del consejo superior de salubridad, y úl- inescrutables los decretos de la Providencia, y
timamente de la comisión de Geografía y Esta- los hombres buenos, que dignamente han mere-
dística. cido, son llamados á recibir en premio la verda-
Todavía jubilado el Sr. del Rio, después de dera felicidad, ecsenta de los funestos efectos de
tantos años consagrados al cultivo de la inteli- las pasiones y de la ingratitud de los malos. Sí^
gencia y desarrollo de las facultades del espíritu virtuoso y sabio profesor nuestro: tú te has ceñi-
humano, demostró que se habia hecho digno de do el laurel inmarcesible de la gloria eterna; y tú
estos nombramientos honoríficos con que lo dis- no has muerto para nosotros, porque la memoria
tinguieron tantas sociedades sabias. del modelo de ciencia, de aplicación y de virtud
Hasta en su conversación se advertía lo mucho que nos has dejado, pasará de uno á otro bienio
que habia leído, y su gusto por la literatura re- en la escuela de minas que fundaste, y todos sus
saltaba en lo familiar que le eran los autores clá- alumnos vendrán á poner sobre el monumento de
sicos, sobre todo Horacio, de quien recitaba gran- tu digna memoria, con mas veneración y concien-
des y amenos trozos, acomodando con propiedad cia mas tranquila, las guirnaldas que los solda-
sus mácsímas y sentencias. dos del ejército de Italia, de la Rusia y del Egip-
La pasión por el estudio fué la única que lo to van á depositar al pié de la columna Van-
dominó, y que satisfizo con resultados tan prove- dome; porque tú fuiste el distinguido capitán de
chosos para el de las ciencias, contribuyendo á nuestra Escuela, su mas constante defensor; fuis-
saciar tan loables inclinaciones la salud robusta te buen matemático, buen físico, escelente quími-
que disfrutó toda su vida, pues solo en los últi-
co, célebre mineralogista, perfecto literato, sabio
mos dias de ésta se vio por primera vez en la ne- en el mundo, y ciudadano honrado y lleno de vir-
cesidad de quedar en la cama, cuando un desar- tudes públicas y privadas: por eso el Escmo. Sr,
reglo de estómago lo postró en ella, y fué acome- Ministro de Relaciones, las sociedades y corpo-
tido de un ligero ataque apoplético de que salvó,
raciones literarias y todos los buenos mexicanos,
habiéndose también logrado destruir por los so-
los vemos asociarse unánimemente al duelo del
corros de la medicina y la eficacia del profesor Director, los profesores, alumnos y dependientes
que lo asistía, la primera causa de sus graves pa- de este Colegio, al duelo de la República entera.
decimientos; mas faltándole ya la fuerza, y repi-
tiéndose el ataque al cerebro, terminó su laborio- ANÉCDOTA.
sa vida el día 23 de Marzo de 1840, á la edad de Un
pobre hombre, que no tenía lo de Salomón,
escribió un dia ú uno de sus amigos la carta si-
85 años, 4 meses, 13 días.
guiente:
¿Cuál será, pues, el profundo dolor de este in-
"Querido mío: líe olvidado en tu casa mi caja
fortunado Seminario, al perder una de las pri- de polvos; como sabes, es de oro: hazme favor de
meras notabilidades, no solo entre sus profesores, enviármela con el portador."
sino en la República entera, entre los sabios de En el momento de cerrar este billete, encon-
tró la caja, y entonces agregó este post-scrip-
todas las profesiones?
tum:
¿Cuál será esta aflicción, si á la notoria sabi-
"Como la acabo de hallar, no te tornea el tra-
duría de su célebre catedrático, se une el recuer- bajo de buscarla."
do de SU.S sentimientos de humanidad, de bene- Hecho lo cual, pegó la carta y la envió.
Crandvillc del Ch. Gcafftoj se

ttOMOí^TO ¥cJ](y)iF(](ó)[u]o[La,®

CUMPLIDO Editor
.

:l jacinto

-
'U
Esa palabra amor ha trastornado mis sentidos
¡Qué bella es la hora de la mañana, cuando los No sé qué siento; no lo puedo esplicar..." Y como
celages se doran, los montes se esmaltan, y las cansado, como agobiado de fatiga, quedaba exta-
pintadas aves saludan al sol dándole la bien-ve- siad© contemplando la corriente del rio, creyendo

nida! ¡Qué hermosas son en esta hora las llanu- ver salir de entre las aguas una diosa que le es-
ras que se dilatan, cuando la brisa matutina sa- plicase los pensamientos que le devoraban su ca-

cude las gotas del rocío! El pensamiento se di- beza.

vaga, el alma halla la tranquilidad, porque la El amor le habia trastornado, el amor le habia
naturaleza descubre todos sus tesoros. conducido á aquel sitio, porque lo que el alma
En esta hora de hermosura y de encanto, á presiente, es verdadero: el alma le decia que en

orillas de un arroyo, que se pierde entre las que- aquel sitio hallarla el fin de sus penas ó el des-

bradas piedras de una cercana colina, está sen- engaño de sus ilusiones; y se quedó en silencio

tado un joven sobre el florido césped que besa meditando.


las aguas del rio. Su frente pálida y rugada Ya habrán adivinado nuestros lectores, que
indica las huellas del pesar; y en sus hundidos nuestro joven es un poeta, cuya imaginación aca-
ojos se ve todavía la señal que está diciendo que lorada le trasporta á las regiones ideales que
ha derramado «muchas lágrimas. ¿Quién es, de forma su fantasía; pero también deben saber que
dónde viene, qué va á buscar á esa hora en el los acontecimientos hablan confirmado sus ensue-
encanto silencioso de los campos? Vuelve la vis- ños; y Florencio (este era el nombre del poeta),

ta, y nada encuentra; registra, y sus ojos no ha- supersticioso en materia de gloria y de felicidad,
llan el objeto que le desvela. . .
como lo son todos esos seres privilegiados, que
Después de un momento de silencio: "¡Qué preven su futuro destino por los acontecimien-
dulces son, decia, los pensamientos que inspira la tos que han agitado su vida pasada, leia, por de-
quietud de los campos! Yo que en mejores dias cirlo así, en el porvenir de su ecsistencia.
oia en este mismo sitio, en que tenia pensamien- Florencio habia salido esta mañana lleno de
tos de amor y de gloria, las voces de la inocen- mil ilusiones y de pensamientos risueños, pero
cia; yo que hallaba en el cielo un lenguaje que que le hacían porque su superstición pre-
llorai-,

me enseñaba á amar; que en la brisa escuchaba visora le hacia temer muchos acontecimientos fa-
un acento que repetía: "La vida es el amor," y yo tales.

que en el murmurio del agua oia el eco de alguna La noche anterior habia ido á pasear al jardin
deidad que me decia: "Solo amando serás feliz," de su casa, que estaba en campo, y que tenia el

lloro, lloro sin cesar, y no conozco la causa: en- por límite hacia un lado una reja de hierro, en
tonces no sabia lo que significaba esa voz, vaga que daba principio el jardin de otra casa conti-
palabra entonces para mí — ¡el amor! ¡el amor! gua á la suya, y que, aunque de mayor estension,
226 EL JACINTO Y EL JUNQUILLO.

no tenia las flores preciosas que él cultivaba, ni árboles, cerrada en cuadro, forma los límites de
el esmero que daba al suyo. Afecto por inclina- esa mansión; tres cenadores, puestos al acaso, sin

ción á la jardinería, y con su iuiaginacion de una distancia igual, y sin simetría, se hallaban
poeta, habia procurado colocar á las flores capri- cercados de una multitud de flores esquisitas y
cbosamente, según el lenguaje que en su entu- de arbustos, dejando paso unas callecillas en que
siasmo de joven concedía á aquellas preciosas están formados unos arcos, por los que se ve la
criaturas; de modo que en los arreates, alrededor yedra subir enlazada con la madre-selva, entrete-
de los árboles, al pié de las ventanas, habia for- jiéndose, como manifestando que el amor ha en-
mado composiciones poéticas, según el capriclio lazado á la amistad. En uno de los estremos del
de su acalorada fantasía. jardin, precisamente hacia el lado en que se ha-
Decíamos que habia salido la noche anterior á lla la reja, que limita el de Florencio, está un
pasear al jardin: la luna brillaba limpísima, por- cuarto cenador; pero por un capricho, sin duda
que en la tarde de ese dia una tempestad terrible del dueño de la casa, reunia á la sencillez cam-
habia purificado la atmósfera; una que otra nu- pestre la elegancia de la ciudad. Estaba forma-
becilla surcaba el azul del cielo, tan hermoso en do de cristales, y sombra de una cor-
recibía la
esas noches que siguen á una tempestad. Floren- pulenta higuera. Parecía uno de esos invernácu-
cio, al pasar por entre aquellas calles de primo- los, que en las ciudades del Norte nos presentan,
rosas y caprichosas figuras, iba cortando, como aun en el rigor del Invierno, las bellas produc-
por instinto, las flores que parecían presentárse- ciones de los países del Mediodía. Una ventana
le por una mano oculta,y formó un ramillete, era lo único que se distinguía desde el jardin de
compuesto de lilas comunes, de sensitiva, de zar- Florencio.
za-rosa, laurel franco y tulipán; y llegando junto Las flores mecían aun en sus hojas las gotas

á un sauce llorón, se sentó bajo de su sombra. del agua; y el aroma, que por todas partes se per-
Cualquiera que conozca el lenguaje de las flo- cibía, era fuerte, embriagante, de modo que Flo-
res, podrá formar una hermosa combinación, des- rencio se habia dormido debajo del sauz.
cifrando el ramillete que tenia en la mano nues- La noche caminaba con rapidez; y en esa hora,
tro joven. en que se evocan las fantasmas, seres misteriosos,
Florencio, deseoso de gloria, habia cortado un la Encantadora de las flores quiso visitar los jar-

ramo de laurel, emblema de ese vehemente de- dines del mundo, y llegó á los que hemos descri-
seo; él quería que esta gloria le fuese concedida to. Al presentarse la Encantadora, una brisa blan-
por la poesía, y las flores de zarza-rosa van á da, fresca, agradable, agita todas las plantas, y la
unirse al laurel; él ha sentido ese fuego que ani- Encantadora comenzó á interrogar á todas las

ma el corazón del hombre cuando se sienten los flores si estaban contentas con su suerte. El
impulsos del primer amor, y un ramo de lilas tranquilo Abedul, la amorosa Acacia, la recelosa
adorna su ramillete; pero es tímido; lleno de pu- Adelfa, le respondieron que nada apetecían. Lle-
dor, no se atreve á encontrarse con la vista de gó á Camelia, y se apresuró á decirle que no vi-
la
aquel ser que ha soñado; de aquel ser que busca niera á quererle dar vida, porque los aconteci-

y que no conoce, y al que quisiera declarar su mientos que tuvo en Europa, y particularmente
amor; y sin querer, sin pretenderlo ni pensarlo, en Venecia, le habían hecho aborrecer la vida de
ha cortado una flor de tulipán y un ramo de sen- los hombres; que aquí, en el jardin de Florencio,
sitiva; y como guiado por un secreto destino, ha estaba encantada de placer.
ido á sentarse bajo de un sauz llorón, emblema — Yo, decía la Camelia, yo he escuchado sus
do la melancolía cantos amorosos: aquí, bajo mi sombra, ha diri-
gido á su adorada tiernas endeclias; la ha com-
II.
parado conmigo, y él mismo, con sus manos, ha
Dejemos un momento al poeta Florencio, sen- arrimado á mi planta la tierra que me alimenta.
tado debajo del sauz, y pasemos al otro lado de Siguió á la Trinitaria, y ésta le dijo lo mismo,
la reja. Sabemos que ese jardiu era mas estenso; que estaba contenta; la Clemátide; en una pala-
pero carece del esmero y de la belleza que con bra, todas le hablaron muy bien de Florencio.
tanta gracia sabe dar una imaginación risueña á Pasó al lado opuesto, y algunas de aquellas flo-

todas sus concepciones. Sin embargo, no care- res estaban contentas; pero al llegar á la venta-
cía absolutamente de hermosura; una hilera de na del cenador de loa cristales, vio dos hermosas
. .

EL JACINTO Y EL JUNQUILLO. 227

plantas:una de Jacinto y otra de Junquillo, que dos juntas? ¿no hemos estado siempre unidas? .

eubian entrelazadas de modo que muchas flores dijo Narcisa.

de una se distinguían entre las ramas de la otra. — Jacinta: por eso me lastima tu
Sí, replicó

La Encantadora, que se sorprendió de aquel silencio, por me atormenta tu


eso tristeza.

enlace, preguntó con ternura: ¿Qué teméis, Lijas — Jacinta! .... Jacinta! yo amo como á , ... te

mias, que parece que os queréis sostener una con mí misma. .. .te adoro. .. .¿cómo darte un pe-
otra? — Ah! Encantadora, respondió el Junquillo. sar? Es mejor morir. Dile á la Encantadora que to
Tú sabes, le dijo llorando, que mi virtud consiste trasporte, y déjame aquí, donde poco viviré ....

en el deseo, y medida que me ha-


éste aumenta, á Yo amo á Florencio. . . .pero tú eres mi herma-
llo imposibilitada de conseguir mi objeto! El na, y yo te adoro. . . . Y llena de ternura, arrojó

dueño de esta casa es un viejo usurero, que nos el brazo sobre el cuello de Jacinta, mientras és-

ha abandonado; de tiempo en tiempo se conten- ta besó una lágrima que rodó por la megilla de
ta con vernos desdeñoso .... Tal vez, si tú no te Narcisa, y quedaron abrazadas en la ventana.
conmueves, moriremos. . Traspórtanos al jar- . . Entretanto, la brisa que soplaba desprendió u-
din de Florencio; él ama las flores yo deseo na rama de madre-selva, que iba subiendo por
vivamente estar en su jardin, bella Encantadora. el árbol bajo que estaba sentado Florencio, y ca-
el


Y yo, dijo el Jacinto con ternura, Encanta- yó sobre su cuello, de modo que quedó aprisionado
dora hermosa. Tú sabes la amabilidad que me ca- por los lazos del amor. Al sentir este peso, repen-
racteriza, y yo sufro mucho .... la vida quiero, tinamente despertó Florencio sobresaltado, y notó
la vida de los hombres: dame la vida por un día, que era ya muy tarde; se quitó del cuello la cade-
por una hora. . .solamente la vida.
. ¡Sí, la vi- . . na de madre-selva con mucho cuidado, y se vol-
da! osclamaron á un tiempo el Jacinto y el Jun- vió á su habitación lleno de mil ilusiones.
quillo, la vida. . . » Llegado que hubo á su habitación, procuró con-
Admirada quedó la Encantadora^ al ver aquel ciliar el sueño en la calma; pero su acalorada
deseo de las flores. . .y al cabo de algún tiempo, fantasía le presentaba á cada momento mil y mil
esclamó. . ."Tendréis la vida," y las dejó la En- imágenes risueñas, que se sucedían rápidamente.
cantadora. Aquellas criaturas que habia visto en aquel ce-

nador, que siempre habia observado solitario, le


III.
hablan trastornado los sentidos; no se podia con-
Mientras esto pasaba, Florencio, á quien he- vencer de que aquella visión fuese un sueño. No,
mos dejado sentado á sombra de un sauz, se
la se decia, las he visto, las he oido hablar, he mira-
habia dormido al contemplar aquella noche tan do sus facciones de arcángel. .Narcisa y Ja-
. .

pura, y en su sueño amoroso soñaba que se halla- cinta son seres reales. ¿De dónde me he for-
ba al otro lado de la reja, y que sin ser visto, de- mado estos nombres desconocidos? Sus quejas,
bajo de un emparrado contemplaba desde allí sus lágrimas, sus suspiros. . . . No, Narcisa y Ja-
dos hermosas jóvenes que estaban en la ventana cinta ecsisten ... .yo. las encontraré. Y de este
de aquel cenador de los cristales. El las con- modo se formaba Florencio sus realidades men-
templó tan puras, le parecían tan inocentes, que tirosas.
se quedó estasiado, y pudo en su arrobamiento Así que en medio de su ensueño oyó ó cre-
es,

oir que decia una de ellas: yó oir una voz clara que le decia: "En el arroyue-
— Yo le he visto mil y mil veces dirigir su lo,adonde vas á ver salir el sol, hallarás á la som-
vista á este sitio. . .suspirar. . .he oido sus acen- bra de unos jazmines el objeto de tus desvelos."
tos .... y aun ha llorado. Pobre poeta! .... su co- Este fué el motivo por el que concurrió, al rayar
razón se quema .... pero en su frente asoma la la aurora, al sitio en que le hemos visto al prin-
timidez .... sus miradas son significativas; pero cipio.
el rubor le impide decir su pensamiento. . . Nar- IV.
cisa: si tú supieras cómo le amo, si hubieras oido En esa misma noche
la Encantadora de las
como yo sus armoniosas cantilenas, .ah! pero na- flores, que habia estado oyendo al Jacinto y al
da rae respondes Narcisa: tú me ocultas al- Junquillo (*) sin que ellas lo notasen, cuando Flo-
gún secreto! .... dime: ¿tú también le amas? ....
(*) El Junquillo es una espeeio de Narciso, por lo que
ah! responde, Narcisa. . .
en una de nuestras jóvenes, le lliuiió Nar-
— Jacinta: yo te amo mucho: ¿no nacimos las
al convertirlo
cisa.

EL JACINTO Y EL JUNQUILLO.

rencio soñando creyó ver á Jacinta y á Narcisa, colocó; pero no pudo menos que llorar sobre esas

pensó trasportarlas al jardín de Florencio, va- inocentes criaturas, al reflecsionar que las había
liéndose del mismo poeta. Ciertamente habia engañado; derramó muchas lágrimas sobre ellas,

prometido la Encantadora darles la vida de los y voló la Encantadora. En tanto, ellas siguieron

liombres; pero reflecsionó que ese amor doble durmiendo.


ocasionaria resultados funestos, y esto era traer-
Jacinta y Narcisa se amaban
les la infelicidad.

en estremo, amaban estraordinariamente á Flo- La aurora comenzaba á asomar, y al sentir las


rencio; ¿y podrían oponerse á la pasión de los flores aquel rocío que la Encantadora había der-
celos? Florencio ya tenía las simpatías que le ramado sobre ellas, despertaron, y comenzaron á
produjera el sueño; ¿y estas criaturas tan bellas, abrir sus cálices hermosos; pero .... quedaron
tan inocentes ahora, permanecerían de la misma mudas. Miraron aquel sitio; lo desconocieron,
manera? ¿El amor de Florencio siempre seria se miraban mutuamente, pero no podían hablar.
inocente? ¿Las amaría á las dos con sencillez? Ab! No bien había Florencio distinguido el hermo-
esta lucha era tremenda, horrible .... acaso el fin
so lucero de la mañana, cuando se levantó, y antes
de la felicidad de los tres.
de visitar su jardín, como acostumbraba, atravesó
Así es, que la Encantadora se determinó á lle-
prontamente el espacio que habia de su casa al
varlas á la orilla del arroyo, adonde sabía que
arroyuelo, pero no distinguía aun bien los objetos,
debería concurrir Florencio. Por otra parte, el
motivo por el que se sentó sobre el césped á es-
poeta amaba las flores, las veria abandonadas, y perar la clarid,ad del dia, y apenas comenzó á
las llevaría á su jardín con entusiasmo. De es-
brillar la luz, se levantó prontamente; corre, á los
te modo cumplía de alguna manera con el deseo jazmines, y queda absorto al contemplar dos her-
de las flores.
mosas que allí habia: una ei-a<de Jacinto y otra
Mientras Florencio pensaba conciliar el sueño,
de Junquillo; estaban enlazadas, y su fantasía le
la Encantadora de las flores, cruzaba con rapidez
recordó las dos bellas criaturas del cenador de los
y ya estaba en un jardín de Asía, ya
los espacios,
cristales, y lleno de entusiasmo las tomó con mu-
en uno de Europa, y en todos los del mundo; y
cho cuidado para llevarlas á su jardin. Las flo-
se decidió por fin, á trasportar aquellas plantas al
res ya no volvieron á cerrarse después de tras-
arroyuelo en que hemos visto á Florencio medi-
plantadas, pero comenzaron á marchitarse poco
tando.
á poco.
El deseo, decía la Encantadora, que Junquillo
Algún tiempo después comenzaron á despren-
tiene por agradar á Florencio, se convertirá en
derse algunas flores de las plantas, y Florencio,
un amor vehemente, porque satisfecha una vez
lleno de temores, se ocupa solamente del cuida-
una pasión, el vacío aumenta, y jamas se satisface.
do esclusívo de estas plantas, para que en la vuel-
Jacinta con su amabilidad propia, no necesita ha-
ta de la estación se deleite con las hermosas flo-
cer ningún esfuerzo, y Florencio, amando á las
res del Jacinto y del Junquillo.
dos, no puede ser feliz. . . .no; el amor debe ser
México, Agosto de 1849.
uno solamente, y tal vez estas dos criaturas, que
casi sienten una misma ecsistencía, se aborrece- FuANcisco Granados Maldonado.
rán. .. .se procurarán todos los males posibles,
y . . . ¡quién sabe si terminarán su vida entre los ConserTacion tl«t líx uva. 4w^
pesares! la Itulia Septentrional, se cosecha la uva en tiempo
En
(leseca; se le quitan con cuidado todos los granos picados
Después de estas reflecsíones, rápidas como el
ó machucados, después se les coloca con precaución en dos
pensamiento, se presentó la Encantadora, y al ó tres capas dentro de una capa, separando cadíi, una de
la ca{)as con hojas de durazno. Hecho esto, se ponen las
momento las flores se llenaron de alegría; pero .

cajas sol)re unas vigías en una ]áeza hien ventilada y seca,


después de un momento, un sueño profundo les y así se conserva la uva en buen estado durante mucho
tiempo.
liizo cerrar sus cálices, y durmieron, porque la
Encantadora lo quiso. Esta con cuidado sacó
las raices del Jacinto y del Junquillo, procurando PenKamicnto.
que el aire no les diese, y en un momento las lle-
El despotismo, que da la facultad de liacer cuanto in-
vó á la orilla del rio debajo do los jazmines, co- funde el antojo, inspira muy á menudo á los que le sufren
mo lo habia dicho á Florencio en el sueño. Las el atrevimiento de arrojarse á todo. CJwpin.
.

o^t^5V-if=^m-^^c^>^o

Al insulso mozalvete, Y es capaz por un doblón


Que charla y miente á las claras, De vender al mismo Cristo,
Y por fungidor se mete Que andando siempre tan listo
En camisa de once varas; Lo hace siempre todo mal;
Al que burla de los viejos Al que, siendo proverbial
Y rie de los casados; Su talento y su entereza
Al que cuenta en los estrados Permite que la nobleza
Que corrido la culebra;
lia vaya á los bigotes.
-Se le
Al que enamora y requiebra Como médico discreto
Cuando apenas es un niño, Le receto
Y siendo barbilampiño Seis azotes.
Pretende tener bigotes;
Gomo médico discreto Al hipocriton de viejo,
Le receto -Que por tres maravedis
Seis azotes. Es capaz que á un infeliz,
Le quite vivo el pellejo;
Al marido abandonado Al que rezando devoto
Que sin ser pobre ni feo, Hincado junto á su moza,
Consiente su cirineo Á\ mirarla se alboroza
Que con la carga lo ayude; Mientras le apunta el rosario;
Y cuando á su honor no acude, Al que se mete al santuario
A todos la echa de hombron; A espiar por caridad
Que sabiendo que no son A alguna niña sin madre.
Sus hijos, los acaricia; Para servirle de padre;
Y huyendo de la milicia Al santurrón que prefiere
Usa tamaños bigotes; A la virtud el desprecio,
Como médico discreto Y no ve de puro necio
Le receto Que si aprieta las clavijas,
^is azotes. Al fin y al cabo las hijas
Le han de jugar los bigotes;
Al hijo de Marte orate, Como médico discreto
Decidor y botarate, Le receto
Que en mis tiempos pide rey, Seis azotes.
Y se burla de la ley
Siendo de la ley soldado; Y al
escritor atrevido
Al que luce muy^nchado. Que se mete á redactor,
Sus cruces y charreteras, Echándola de doctor,
Y en Helando la de veras De discreto y entendido;
Corre al monte como cabra; Para que no sea hablador
Al que vende su palabra Ni mas disparates diga,
Teniendo tantos bigotes; Como médico discreto
Como médico discreto Le receto
Le receto Mil y con mano enemiga . . ,

Seis azotes. Pero no; ¡Dios lo bendiga!


Que harto arriesga su coleto.
Al político intrigante
Puebla.
De nuestro bien tan amante.
Que pide federación, Fernando Orosco.

TOM. II. X. 30
j

LAS CONFEDENCIAS,
3:^<2E>5:^ ,áCi. 52a 5:p^ íS5 S3" ^í cs> 5:a>s^ 52a,ái.üa,á^5:sL"^:&>aK5'iiaí

@i0tf0 Scítiní, ^

(continua.)

IX. que me trazaron mis primeros pasos. Seguí Is


dilatada playa de Ñapóles, al lado de Resina, de
Entré en silencio en mi aposento, y me arrojé Pórtici y los pies del Vesubio. Tomé unos guias
vestido en el lecho: traté de leer, de escribir, en la Torre del Greco, y me acosté sobre una pie"
de pensar, de distraerme por cualquiera medio dra en la puerta de la ermita de San Salvador
que fuera capaz de dominar la penosa agitación en término donde concluye la naturaleza habita-
de que estaba poseído; pero todo fué en vano. Mi da y desde donde comienza la región del fuego.
agitación interior era tan fuerte, que no pude coor- Como el volcan estaba hacia algún tiempo en ebu-
dinar dos pensamientos, y que la fatiga de mis llición,y á cada momento lanzaba nubes de ceni-
fuerzas no pudo procurarme el sueño. Jamas zas y de piedras, que en el silencio de la noche
la imagen de G-raziella se me habia aparecido olamos rodar hasta cerca del terreno dé la er-
con mas obstinación, ni mas llena de' encantos: yo mita, mis guias no quisieron acompañarme mas
gozaba de ella como de una cosa que se ve todos lejos. . . .Yo subí solo; con muchos trabajos tre-
los dias y cuya dulzura no se siente sino perdién- pé el último cono, hundiéndome los pies y las ma-
dola. Su misma belleza nada habia sido para mí nos en una ceniza espesa y ardiente que se des-
sino hasta aquel dia: yo habia confundido la im- moronaba bajo el peso del hombre. El volcan
presión que sentia con los efectos de la amistad temblaba y tronaba por momentos: las piedras
que y la que su rostro espresaba
le profesaba, calcinadas y rojas todavía, llovían aquí y allá al-
para mí. Ignoraba que hubiera tanta admiración rededor de mí, apagándose en las cenizas. Na-
en mi afecto, y tampoco sospechaba que hubiese da fué capaz de detenerme: llegué hasta el últi-
la menor pasión en su ternura. mo bordo del cráter, y allí me senté. Vi enton-
No pude darme una cuenta clara de todo aque- ces al sol levantarse sobre el golfo, y sobre la ciu-

llo, ni aun en las penosas emociones de mi co- dad deslumbradora de Ñapóles, y estuve insensi-
razón durante aquella noche de insomnio. To- ble ante aquel espectáculo que tantos viajeros
do estaba confuso en mi dolor como en mis sensa- vienen á admirar desde muchas leguas de distan-
ciones. Me hallaba como un hombre aturdido con cia. Yo no buscaba en medio de aquel inmenso
un golpe repentino, que no sabe bien de donde océano de de mares, de costas y de edificios
luz,

Bufre, pero que sufre en todas partes. heridos por el sol, mas que un pequeño punto
Salté de mi lecho antes que ningún ruido se blanco en medio del verde sombrío de los árbo-
hiciese oir en la casa. Yo no sé qué instinto les, á la estremidad de la colina del Pausilippo,
me inpulsaba a alejarme durante algún tiempo, en donde creia distinguir la cabana de Andrea.
como si mi presencia liubicra debido turbar en El hombre tendría mucho que mirar y que abra-
esos momentos el santuario de aquella familia, zar en el espacio; la naturaleza entera no se com-
cuya suerte se trataba delante de un cstrangero. pone para él mas que de dos ó tres pensamientos
Salíme, advirtiéndole á Beppino que no volverla sensibles, á los cuales está unida toda su alma.
en algunos dias, y tomé al acaso la dirección Quitad de la vida el corazón que os ama, y ¿qué
LAS CONFIDENCIAS. 231

quedará? .... Lo mismo sucede con la naturale- las montañas. Teníanme por un pintor que es-
za. Borrad el sitio, la casa, que vuestros pensa- tudiaba los puntos de vista, porque de tiempo en
mientos buscan, ó que pobláis con vuestros recuer- tiempo escribía algunas notas en una pequeña
dos,y no restará mas que un vacío brillante, en el cartera de dibujo que mi amigo me habia dejado.
que vuestra mirada se sumergirá sin encontrar Yo como una alma errante, que vaga por el
era
fondo ni reposo. ¿Deberá uno admirarse, después medio del campo para gastar sus dias. Todo me
de hacer esta reflecsion, de que las mas sublimes faltaba, hasta yo á mí mismo.

escenas de la creación sean contempladas de un Ya no pude continuar así por mas tiempo.
modo tan diverso por los diferentes viajeros? Es Cuando hubieron pasado las fiestas de Noche-
que cada uno lleva consigo su punto de vista. Una buena, y también el dia primero del año, del que
nube sobre el alma encubre y descolora mas la los hombres han hecho una fiesta conocida para
tierra que una nube sobre el horizonte. El es- seducir y adular al tiempo con alegrías y coro-
pectáculo se halla en el espectador. Yo así lo nas, como si fuera un huésped severo á quien se

esperimenté. quisiera enternecer, entonces me apresuré á vol-


ver á Ñapóles. Entré de noche á la ciudad, y
X. me hallaba dominado por la indecisión, impacien-
tepor ver á Graziella, y temeroso de ir á saber
Yo lo veia todo, pero no miraba nada. En que ya no volverla á verla jamas. Veinte veces
vano descendí como un insensato, sosteniéndome me detuve: sentéme sobre el borde de todas las
de las puntas de las lavas enfriadas, hasta el fon- barcas conforme me iba acercando á la Mer-
do del cráter: en vano atravesé abismos profun- gellina.
dos, de donde se escapaban llamas y humo que Encontré á Beppino á algunos pasos de la casa
me quemaban y ahogaban: en vano contemplé del pescador, quien arrojó un grito de alegría al
los grandes campos de azufre y de sal cristaliza- verme, y me saltó al cuello como un hermano me-
da que se asemejaban á trozos de hielo, colorados nor; me llevó á su barca, y me contó lo que habia
por el resplandor del fuego: tan frió estuve ante pasado durante mi ausencia.
las escenas sublimes como ante el peligro. Mi Todo habia cambiado completamente. Grra-
alma estaba en otra parte, y en vano quería yo ziella no hacia mas que llorar desde que yo ha-
volverla á mí. bia partido: ya no se sentaba en la mesa á la ho-
Por la noche me volví á la ermita. Despedí ra de comer, ni trabajaba mas en el coral La po-
á mis guias, y á través de las viñas me dirigí á bre joven se pasaba los dias enteros encerrada en
Pompeya. Un dia entero pasé paseándome en su aposento, sin querer responder cuando se la
las calles desiertas de la ciudad hundida. Aque- llamaba, y todas las noches paseando sobre el ter.
lla tumba abierta después de dos mil años, y que rado. Decíase entre los vecinos que Graziella.
de nuevo ostentaba monu-
al sol sus calles, sus estaba loca ó que habia caido inamoraía. Pero
mentos, sus artes, me dejó tan insensible como el Beppino decia que él sabia bien que esto no era
Vesubio. La alma de aquellas cenizas ha sido verdad.
dispersada, hace tantos siglos, por el viento de Todo el mal muchacho, en
consistía, decia el
Dios, que ya nada me hablaba al corazón. Yo que querían casarla con Cecho^ y á ella no le agra-
hollaba bajo mis pies el polvo de aquellos hom- daba. Beppino todo lo habia oído y visto. El
bres, en las calles de lo que fué su ciudad, con padre de Cecho diariamente iba á pedir la res-
tanta indiferencia como los restos de los maris- puesta al pescador y á la abuela, y éstos no cesa-
cos arrojados por la mar á la playa. El tiempo ban de atormentar á Grraziella para que diese por
es un gran mar que se desborda, como el océano, fin su consentimiento. La doncella no quería
con nuestros restos. No puede llorarse por to- oír hablar de esto, y decia que antes se huiría á
dos: á cada hombre le han tocado sus dolores, á Genova. Esto, para el pueblo católico de Ña-
cada siglo su piedad: esto es bastante.
póles, esuna espresion equivalente á esta:
Al separarme de Pompeya me
boscosas gargantas de las montañas de Castella-
introduje en las —
Antes me haré renegado.
Es una amenaza peor que la del suicidio, por-
mare y de Jórrente. Allí viví algunos dias, yen- que es el suicidio eterno; es la muerte del al-
do de una aldea á otra, y haciéndome conducir ma.
por los cabreros á los sitios mas renombrados de ( Continuará.)
M
-^^^^^r- ^^:^'^k: ^7^#v ^:^M^
MA m MA m\.mk m ma ma nm .m jm. mi im ^im .
m im. íhk

DE LA HISTOEIA POLÍTICA Y LITERARIA


DE INGLATERRA,
DESDE JULIO CESAE HASTA JOEGE lY.

íSSSSSSSS^AJVw--

DOMINACIÓN ROMAriTA. germánicos precisaron á ios romanos á retirar


sus tropas de las provincias, para llevarlas al cen-
(Desde Julio César, hasta el año 427
tro de su imperio que estaba en peligro, y la In-
de Jesucristo.
glaterra, por razón de su lejanía, fué una de las
Las noticiasmas antiguas que tenemos sobre que abandonaron primero, en vista de lo cual los

las islas Británicas, las debemos á los historiado- Fictos y Scots volvieron á atacarla. En estas

res romanos. Julio César desembarcó en la Gran ocasión se encontraron los bretones reducidos á
Bretaña (1) (Britania) 55 años antes del naci- defenderse por sí solos; pero no encontrándose
miento de J. C, y sometió una gran parte del bastante fuertes y aguerridos para salir bien d&
pais,que se hallaba habitado por tribus bárbaras, tal empresa, llamaron á su socorro á los anglo-

descendientes de los celtas. En tiempo de los sajones, pueblo germánico del norte de la Ale-
emperadores, la dominación romana se estendió mania, y habitantes de las comarcas que forman
poco á poco en toda la Inglaterra propiamente hoy los ducados de Holstein y de Schelwig. Es-
dicha, á eseepcion del principado de Gales: esta tos bajaron á la Bretaña á las órdenes de los dos

dominación duró cuatro siglos. La Escocia nun- hermanos Hengist y IJorsa (hacia 449); y las
ca sucumbió, y los romanos so vieron obligados victorias que obtuvieron sobre los Fictos y Scots,
á construir una gran muralla para precaverse les grangearon el reconocimiento que los breto-
de las incursiones de Pidos (2) y de los
los nes les manifestaron, ofreciéndoles algunos esta-
Scots (3), que la habitaban mancomunados. Es- blecimientos en su pais. Fero las miras de los
ta muralla, situada en las fronteras de la Esco- sajones eran otras, pues se apresuraron á conver-
cia y las de Inglaterra, se llamó Muralla de los tirse en señores absolutos; mas oponiéndose á ello
Fictos. los bretones, se trabó entre ambos una encarni-
zada lucha, en la cual el triunfo se decidió por
DOAUNACION DE LOS SAJONES.
los sajones, y los naturales del pais se encontra-

(450 — 1066 de Jesucristo.) ron en la dura alternativa de sucumbir ó do re-


fugiarse en las inaccesibles montañas del princi-
Hacia el siglo V, las agresiones de los pueblos
pado de Gales. Los bretones hicieron en esta
Uamada así para distinguirla de la provincia de época una heroica resistencia, y en ella debemos
(1)
Francia del mismo nombre. — Nota del traductor. poner las hazañas del rey bretón Artur y las de
(2) Se llamaban así, á causa de que se pintaban el los otros caballeros de la mesa redonda, tan céle-

rostro. (N. del T.) bres en los poemas épicos, escritos posteriormen-
(.3) Escocesee. (X. del T.) te y fundados en las tradiciones populares.
BOSQUEJO DE LA HISTORIA DE INGLATERRA. 233

de Eduardo, tenia derechos legítimos á la corona,


HEPTAK.QUIA SAJONA. EN UN SOLO
SU REUNIÓN
REINO. DOMINACIÓN TRANSITORIA DE LOS DA- y ademas fué llamado por el voto de la nación,'

pero Guillermo., poderoso duque de Normandía,


NESES.' LLEGADA DE LOS NORMANDOS.
que ausilió y protegió á Eduardo durante la do-
Desde el siglo VI, la lengua, las costumbres y minación danesa, pretendía que éste en recono-
las instituciones de los anglo-sajones, fueron cimiento se la habia legado. Desembarcó en In-
reemplazando progresivamente alas de los breto-
glaterra con un ejército numeroso, y después de
nes en toda la estension de la Inglaterra, escep- muchas escaramuzas, la muerte de Haroldo, acae-
to en el principado de Gráles, venido á ser la mo- cida en la batalla de Hasthigs en 1066, lo dejó
rada de los antiguos dueños del pais. Los Sa- sin competidor, y Guillermo fué rey de Ingla-
jones no se reunieron desde un principio bajo terra.
un solo gobierno, pues el pais se dividió en siete
porciones ó reinos, á saber: Kent, Northumber- REYES NORMANDOS DESDE GUILLERMO EL CON-
land, East Anglia*, Mercia, Essex, Sussex y Wes- QUISTADOR. — (1066 — 1154.)

sex, que formaban la división llamada He-ptar- duques de Normandía


El advenimiento de los
quiob. Estos diferentes estados estuvieron cons- al trono de Inglaterra fué para los sajones el orí-
tantemente en guerra unos contra otros, hasta gen de vejaciones muy odiosas. Todo el pais se
que Egberto^ rey de Wessex, consiguió reunirlos dividió en 60.000 feudos, que se distribuyeron ví-

todos bajo su dominación, y en el siglo IX (ha-


nicamente entre los caballeros normandos. Tan
cia 827) el nuevo reino comprendía toda la par- injusto despojo y la estremada severidad con que
le meridional de la isla Británica, esceptuando el gobierno forzaba á los habitantes del pais á
el pais de Gales, y desde entonces se le dio á adoptar lengua y las instituciones normandas,
la
aquel el nombre distintivo de Anglia. Esta impulsaban á los sajones á insurreccionarse fre^
reunión y el establecimiento general del cristia- cuentemente, sin otro resultado que el de empeo-
nismo en toda la isla, verificado en esta época, rar su suerte. Pero cuando el despotismo del go-
fueron muy favorables á la civilización de los sa- bierno llegó á atacar al clero y á los mismos no-
jones; y sus progresos habrían sido mucho mas bles normandos, una parte de los miembros de
rápidos é importantes, si no hubieran tenido cons- estos dos cuerpos privilegiados hicieron causa co-
tantemente que defenderse de los ataques de los mún con pueblo oprimido, y los esfuerzos de
el
Tíormandos., pueblo de piratas, establecido en Di- unos y otros valieron á la nación inglesa la su-
namarca y en la parte de Francia llamada Nor- cesiva adquisición de los derechos y libertades
mandía, que hacia mediados del siglo IX comen- que hasta hoy forman la base y parte principal
zó á asolar las costas de Inglaterra. De dia en de su constitución. La descendencia masculina
dia eran mas atrevidas sus empresas, y se espar- de Guillermo., llamado el Conquistador., se estin-
cían en el interior del pais, á pesar de las victo- guió á principios del siglo XII en la persona de
rias que Alfredo el Chancle, rey civilizador (muer- Enrique I, tercer rey de esta casa (1135).
to en 900) obtuvo sobre ellos. A principios del
siglo XI, los sajones creyeron sacudir para siem- CASA DE LOS PLANTAGENETS.
pre su yugo, asesinando á todos los daneses esta- (1154—1400.)
blecidos en Inglaterra (1002). V&ro Sowerv^xej
A la muerte de Enrique I la corona de Ingla-
de Dinamarca y de Noruega, vino al instante á terra recayó en la familia francesa Plantagenet,
vengar la muerte de sus compatriotas; desembar-
a resulta del casamiento de la princesa Matilde.,
có en Inglaterra con nuevos ejércitos, la sometió,
hija del último rey, con GodofreAo Plantagenet^
y la abandonó luego á su hijo Canuto. La do-
duque de Maine y de Aujou. 'Enrique II, hijo
minación de los dañases no fué muy larga, por-
de Matilde y de Godofredo, subió al trono en
que después de la muerte de Canuto, Eduardo.,
1154, y fué el fundador de la nueva dinastía.
llamado el Confesor., príncipe sajón, regresó de
Reunió á la corona de Inglaterra las provincias
la Normandía, en donde se habia refugiado, y
francesas de Normandía, Bretaña, Anjou, Maine,
volvió á tomar posesión del trono; pero habien-
Turena, Guiena y Poitou, á lo que agregó la Ir-
do muerto sin hijos, se encendió de nuevo la guer-
landa, que conquistó fácilmente en 1 1 72. Pero
ra con motivo de la sucesión. Ilaroldo., cuñado
lejos de ser ventajosas á la Inglaterra estas vas-
* Ing-laterra oriental. (N. del T.) tas posesiones, no fueron sino la fuente de contí-
234 BOSQUEJO DE LA HISTORIA

nuas luchas, tan desastrosas para este país como reinado de Enrique III, hijo de Juan (1265), se
para la Francia. Así es que la época del reinado admitieron diputados que representaran á las
de la casa de Plantagenet, únicamente nos ofrece villas, en los estados, que entonces tomaron el
un cuadro de guerras
esteriores y turbulencias in- nombre de Parlamento. En los cien años si-
Hacia fines del siglo XII, Ricardo, lla-
teriores. guientes (de 1272 á 1373), bajo los reyes Eduar-
mado Corazón de León, hijo de Enrique II, em- do I, II y III, la conquista del pais de Gráles,
prendió, de acuerdo con Felipe Augusto, rey de la de la Escocia, y sobre todo, la continua guerra
Francia, una cruzada, cuyo mal écsito debe atri- con Francia, ayudaron poderosamente al desar-

buirse en gran parte á la envidia que se apoderó rollo del sistema constitucional inglés: el parla-

de estos dos príncipes. Cuando regresó Ricardo á mento, tan esencial al rey para el voto de las
Inglaterra, después de haber estado prisionero en cantidades necesarias para la guerra, adquirió el
los dominios del duque de Austria, de quien no derecho de tomar parte en la confección de las
obtuvo su libertad sino á peso de oro, tuvo que lu- leyes del pais,y obtuvo en gran parte la organi-
char con Juan, su hermano segundo, que en su zación que hasta hoy conserva. Eduardo I so-
ausencia se habia apoderado del trono. Pero metió el pais de Gráles y la Escocia, y el reinado
habiendo perecido Ricardo en Francia, sitiando de Eduardo III fué ilustre por las grandes vic-
el castillo de Chaló, Juan ciñó por segunda vez torias que obtuvo en Francia. Este rey y su
la corona, haciendo asesinar al legítimo herede- hijo Eduardo, llamado el PrÍ7icipe negro por el
ro de ella, que lo era su propio sobrino Arturo, color de su armadura, y no menos valiente que
duque de Bretaña. Algunas disensiones con el su padre, ganaron, entre otras, las célebres bata-
clero atrajeron sobre Juan una escomunion del llas de Crecy [en 1346] y la de Poitiers (en 1356):
papa Inocencio III, quien apoyado por el ejér- la primera puso á Calais en poder de los ingle-
cito del rey de Francia, iba á lanzar contra el ses, segunda fué hecho prisionero el rey
y en la

monarca inglés la sentencia de deposición, cuan- Juan. Al mismo tiempo la heroica esposa de
do éste convino, para volver á obtener el favor Eduardo III, Felipa de Hainaut, obtuvo una
del papa, enrenunciar su corona y ponerla en brillante victoria sobre los escoceses, cuyo rey,

manos del legado para volverla á recibir de éste David Bruce, también -fué hecho prisionero. Ba-
como feudo tributario de Roma, pagando anual- jo el propio reinado de Eduardo III se distin-
mente mil marcos. Indignados los barones por guió el célebre Juan Wiclef, que atacó enérgica-
tanta humillación y ademas irritados por el des- mente los abusos religiosos, los injustos privile-
potismo de Juan, que á cada instante violaba gios del clero, las usurpaciones del papa en el
las leyes del pais, le hicieron fuertes representa- poder secular, y que hizo la primera traducción
ciones apoyadas en la fuerza, por lo que Juan se de la Biblia al inglés. Este predicador fué víc-
vio obligado á ceder, firmando la célebre acta tima de sus esfuerzos: escomulgado y condena-
llamada Magna charla libertatum (the great do como herege no evitó el suplicio sino por
,

charter) de 1215 una de las leyes fundamenta- una muerte prematura (1387), y mas de cuatro
les de la constitución inglesa, por la cual se re- años después su cadáver fué ecshumado y que
servó el voto de los impuestos á los estados, es mado por orden del papa. A Eduardo III su-
decir, al clero y á la nobleza, y se concedieron cedió su nieto Ricardo II, hijo del Príncipe ne-
algunas libertades al estado llauo. gro, que habia muerto desde el año de 1376.
Muy pronto se arrepintió el rey de haber he- Dominado Ricardo por indignos favoritos, perdió
cho estas concesiones; pero sus esfuerzos y los de el afecto de la nación. Plnriqvx;, duque de Lan-

sus sucesores, para restablecer el antiguo absolu- cáster, su cercano pariente, se sublevó contra él,

tismo, no hicieron mas que redoblar la resisten- y la nobleza lo colocó en el trono (*).

cia de los estados del reino. A Juan se le dio


CASA DE LANCASTER. (1399 1460.)
el nombre de Sin tierra, con motivo del tiempo
que vivió en entredicho con el papa (*). Bajo el La casa de Lancáster dio sucesivamente á la

La opinión ma-s {general es, que este príncipe era


(•)
Inglaterra tres reyes de un mismo nombre. En-
llamado Juan Sin tierra, porque cuando murió su padre
Enrique II, no estaba investido de ning-un feudo, mien- (*) El importante período que signe hasta Ricardo
trasque «US hermanos Jvnrique, Ricardo y Godofredo te- I
III (que murió en 148.';), está representado por Shakes-
nian loa títulos de duques de Normandía, de Guiena y de i
peare, con los colores mas vivos y verdaderos, en una
Bretaña. (N. del T.) '
eerie de dramas históricos.
política y literaria de INGLATERRA. 235

riqíbc IV, -usurpador del trono de Ricardo, á hermano, Ricardo III, usurpó el trono después
quien asesinaron en su prisión, vio su reinado de haber mandado asesinar á sus dos sobrinos y
constantemente turbado por insurrecciones, sus- pupilos (t) (1483). En esta época solo ecsistian
citadas en su mayor parte por las intrigas de la ya miembros de las familias rivales y el rey;
dos-

casa de York, parienta también de la de Planta- dichos miembros eran: Isabel de York, hija de
genet, y que pretendia tener á la sucesión dere- Eduardo IV, y Enrique de Lancáster, apellidado
chos tan legítimos como los de la casa de Lan- Tudor, por ser éste el nombre de una de las ra-
cáster. Enrique V, rey caballeresco, hijo del mas de su familia. Este joven príncipe se habia
precedente, se distinguió por sus buenos sucesos refugiado en la Bretaña para escaparse de las
militares en Francia, donde era protegido por la persecuciones de Ricardo III; pero pronto vol-
reina Isabel de Babiera, muger de Carlos VI, vió á Inglaterra, en donde un poderoso partido
con cuya hija se casó, pero murió en 1421 sin le ayudó á tirar al mismo Ricardo, que por su
haber podido obtener ésta sucesión. Su hijo, En- despotismo y sus crueldades se habia atraído el
rique IV, á la edad de nueve meses, fué procla- odio público. Esta tentativa tuvo un resultado
mado, rey de Inglaterra y de Francia, En el satisfactorio, pues el príncipe ganó la batalla de
curso de su reinado, que duró treinta y nueve Bonsiüorth, en la cual murió su adversario. En
años, perdió la Inglaterra todas sus posesiones en elmismo campo de batalla fué coronado rey, ba-

Francia, á escepcion de Calais; y aun el mismo jo elnombre de Enrique VII, y su casamiento


Enriqíie, por su debilidad, varias veces fué der- con Isabel de York puso fin á la sangrienta lu-
ribado del trono, hasta que murió asesinado en cha, que tanto tiempo hacia debilitaba al reino,

la prisión en que lo habia hecho encerrar Ricar- así en el interior como en el esterior. Única-
do, príncipe de la casa de York, que hacia valer mente el parlamento habia ganado con estas
sus derechos como descendiente de Eduardo III. guerra?, pues la situación precaria de los reyes
habia aumentado su poder.
LUCHA ENTRE LAS' CASAS DE YORK Y DE LAN-
CASTER, LLAMADA "GUERRA DE LAS DOS RO- CASA DE LANCÁSTER. TUDOR. (1485 1603.)
SAS," LA BLANCA Y LA ENCARNADA. (1460
El reinado de Enrique VII fué turbado dos
1485.)
ocasiones por las tendencias de algunos preten-
Después déla destronizacion de Enrique VI, de
dientes, que decian descender de la familia
su adversario Ricardo, duque de York, fué nom- rey
York; pero se reconoció su impostura, y el
brado protector del reino, y estaba al punto de
castigó severamente á la parte de la nobleza que
ser reconocido como rey, á pesar de la resisten-
En-
le habia prestado su apoyo y sus socorros.
cia que oponían los partidarios de la dinastía que
rique VIII, hijo y sucesor de Enrique VII (de
acababa de caer; pero perdió la vida en una ba-
1509 á 1547), príncipe de un carácter apasiona-
talla, que empeñó contra ellos en 1460. Esta ba-
do y violento, ocasionó el cisma de la Inglaterra,
talla, tan funesta á Ricardo, tuvo, no obstante,
de donde nació la Iglesia ejñscopal. Al principio,
resultados ventajosos para su familia, pues su celoso partidario del papa, combatió con sus pro-
hijo fué proclamado en Londres rey de Ingla- pios escritos los principios de Lutero, lo que le
terra bajo el nombre de Eduardo IV. Empero valió el título de defensor de la fe, que el papa le
muy pronto se vio turbado este triunfo de la ca-
confirió como una recompensa, y que sus suceso-
sa de York. La de Lancáster no cesó de recla-
ros conservan aun. Estas buenas relaciones no
mar sus derechos, de donde se siguió una encar- fueron de larga duración. Irritado Enrique por
nizada lucha entre las dos familias: á esta guerra denegación del papa á autorizar su divorcio
la
se le llamó de la rosa encarnada (insignia que con Catalina de Aragón, infanta de España y
llevaban los partidarios de la casa de Lancáster) de Carlos V, se declaró supremo gefe de la
tia
y de la rosa blanca (insignia de los partidarios Iglesia anglicana, y persiguió con igual furor á
de la casa de York). Esta guerra cruel, que duró los partidarios del papa y á los verdaderos ami-
veinticinco años, hizo morir, ya en los campos de sos de una reforma eclesiástica. Su divorcio con
batalla, ya en el cadalso ó en las prisiones, á la Catalina se verificó en 1532, y su dama Ana Bo-
florde la nobleza inglesa; y casi todos los miem-
bros de ambas familias perecieron en tan san- Arg-umento de la tragedia de M. Casimiro Delavi'
(t)

grienta lucha. A la muerte de Eduardo IV, su g-ne, los Jiijos de Eduardo,


)

236 BOSQUEJO DE LA HISTORIA

hiui vino á ser su esposa; pero cuatro años des- do todos sus cuidados y solicitudes al desarrollo
pués la hizo condenar á muerte y ejecutar, con del comercio, de la industria y de la marina de
el pretesto de que le Labia sido infiel. Después su pais: secundó la reforma religiosa, y dio á la
de Ana Bolena, Enrique VIII tuvo sucesivamen- iglesia anglicana el reglamento que hasta hoy
te otras cuatro mugeres: Juana Seymour^ '6[ue conserva. Manteniendo este reglamento la ge-

murió al Eduardo VI, su-


dar á luz al príncipe rarquía episcopal y otras instituciones derivadas
cesor del rey;Ana^ princesa de Cleves, á quien del catolicismo, dividió á la nación en dos sectas:
repudió para tomar á Catalina Howard^ que la de los conformistas, que se adhirieron al re-

fué decapitada dos años después de su casamien- glamento, y la de los no conformistas, llamados
to, convencida de infidelidad; finalmente, Cata- también presbiterianos ó puritanos, porque que-
lina SatÍTíier, que tuvo la dicha de sobrevivir á rían purificar la religión cristiana de los abusos
este bárbaro rey. Eduardo VI, hijo de Juana del catolicismo, sustituyendo á la gerarquía epis-
Seymour, no tenia mas que nueve años cuando copal la de los presbíteros, que era la que tenia
sucedió á Enrique VIII (1547): durante su mi- la Iglesia primitiva al principio de la era cristia-

noridad, duque de Somercet, y Gram-


el regente, na. El sistema de tolerancia que adoptó la reina
wcr, arzobispo de Cantorbera, acabaron con mo- Isabel, impidió que bajo su reinado tomaran es-
deracioiFla obra del cambio religioso en Ingla- tas disensiones religiosas el carácter odioso y hos-
terra. til que tuvieron después. Tanto cuanto era el
Las frecuentes y casi continuas enfermedades gobierno de Isabel sabio y benéfico en el inte»
de que adolecía este joven rey, le hicieron prever rior, era hábil y enérgico en sus relaciones este-

•sumuerte prematura; y temiendo que el adve- riores. Felipe II, rey de España, y viudo de
nimiento de la princesa María (hija de Enrique María de Inglaterra, se había convertido en un
VIII y de su primera muger, Catalina de Ara- enemigo implacable del reinado de Isabel: deci-
gón) al trono, fuese perjudicial á la nueva Igle- dido á derribarla y á conquistar la Inglaterra,
sia anglicana, á causa de la conocida adhesión armó en 1588 uña flota formidable de 150 na-

de esta princesa á la religión católica, determi- vios, conocida en la historia con el nombre de la
naron á Eduardo á escluir de su sucesión á su grande armada (1), que envió contra este reino
hermana María, aunque era su legítima herede- con 50,000 hombres de tropa de desembarco.
ra, legando la corona á su parienta Juana Gray, Esta tentativa se frustró, á causa de una furiosa
joven princesa, dotada de la mas rara hermosu- tempestad que sufrió dicha flota en las costas es-

ra, y adornada con las mejores prendas morales. cocesas, y por efecto de las hábiles maniobras de
A la muerte de Eduardo, Juana Grray se vio, á las escuadras inglesa é irlandesa combinadas.
su pesar, proclamada por sus partidarios reina Diez años después la Inglaterra se vengó de este
de Inglaterra. Pero el legítimo derecho de Ma- ataque, apoderándose de Cádiz y- destruyendo
ría le arrancó la corona: la opinión pública se y las inmensas provisiones que se encon-
la flota
declaró en favor de esta última, y diez dias des- traban en el puerto de esta ciudad. Estas gran-
pués de la proclamación de Juana Grray, María des ventajas alentaron á la Inglaterra en sus
Bubió al trono sin esperimentar ninguna resis- empresas marítimas, y comenzó á poner en prác-
tencia formal. La conducta de esta princesa no tica ese vasto sistema de colonización, que debia
correspondió á las esperanzas de la nación; hizo procurarle tantasLas costas de la
riquezas.
morir Juana, y persiguió con inaudita cruel-
íi América septentrional desde Newfoundland (2)
dad á los partidarios de la innovación religiosa y el Labrador hasta la Virginia, fueron ocupadas
que se Labia verificado ya: todos estos actos, su por colonos; y aunque sus primeros ensayos se
casamiento con Felipe II, rey de España, y la malagraron por las muclias dificultades que en-
pérdida de Calais, última posesión de los ingle- contraron, el gobierno no cesó de alentar estas
ses en Francia, cscitaron contra ella la indigna- empresas con todos los medios de su poder. Otros
ción pública. Después de su muerte, su herma- dos hechos, cuya influencia fué inmensa, tuvieron
na Isahd, hija de Ana Bolena, segunda esposa también lugar bajo este reinado: el uno fué la

de Enrique VIII, la sucedió al trono. I]sta prin-


( 1 También es conocida por La Invencible, á causa
cesa no solamente reparó las faltas del reinado mucho an-
de íiíiIktIo dado los españoles este nombre aun
precedente, sino que fué la verdadera fundadora tes de que se liiciera á la vela. — (N. de T.)

(ic la potencia actual de la Inglaterra, dirigien- (2) 'J'erranova.— (N. de T.)


política y literaria de Inglaterra. 237

fundación de la Compañía de la India^ y el otro que aunque protestante solo de nombre, no osa-
el establecimiento en Inglaterra de muchos fa- ba declararse abiertamente por el catolicismo,
bricantes de los Paises-Bajos españoles, echados tramaron contra él y el Parlamento la horrible
de allí, á causa de sus creencias religiosas, por el conspiración de la fólvora, que felizmente se des-
duque de Alba, que gobernaba á nombre de Fe- cubrió antes de la esplosion (2). Al mismo tiem-
lipe II, reyde España; y la llegada de estos emi- po las reformas políticas, pedidas por unos y re-
grados dio un gran vuelo á la fabricación ingle- chazadas por otros, encendieron la discordia en
sa, en especial á la de las lanas. Así es que el el seno mismo del Parlamento, y hacian nacer
gobierno de Isabel fué, bajo todos aspectos, uno á los dos opuestos partidos de los torys y de los
de los mas brillantes y dichosos para la Gran- wighs; los primeros, adversarios, y los segundos,
Bretaña. El gran Shakespearej poeta dramático, partidarios de las reformas religiosas y políti-

y el famoso navegante Francisco Drake^ vivían cas (3). Carlos


y sucesor de Jacobo (1625),
I, hijo

bajo este reinado, cuya gloria habria sido mas pu- fué víctima de estas divisiones. Encontrando en
ra sin el suplicio de María Estuardo [parienta el Parlamento una constante oposición, reinó
y
de Isabel y reina de Escocia]; ¡acto de crueldad, colectó impuestos, durante once años, sin convo-

que vanamente se ha querido justificar pretes- carlo: esta conducta, que violaba la constitución,
y la severidad con que obraba para establecer por
tando motivos políticos, y pretendiendo que la

tranquilidad del reino y la conservación de la re- todas partes el predominio de la Iglesia angli-

ligión protestante, hacian su muerte necesaria! cana, suscitaron contra él numerosos adversarios,
Isabel cambiaba frecuentemente de favoritos: el principalmente en Escocia, donde la mayor parte
mas célebre, pero mas desgraciado,
también el eran puritanos. Así es que la Escocia fué la pri-
fué el conde de Essex, hombre arrogante, que mera en levantar el estandarte de la revolución;
se atrevió hasta á rebelarse contra su protectora; y Carlos I, no considerándose bastante fuerte
mas pagó este atrevimiento con su cabeza. La para conjurar por sí solo la tempestad, se decidió
reina, al condenarlo a muerte, cedia á nn primer á convocar al Parlamento; pero en éste domina-
impulso de indignación, del que muy pronto se ban también los puritanos, y mostró tal animo-
arrepintió. Una profunda melancolía se apoderó sidad contra el rey, que éste creyó deber recur-
de esta reina: hizo su testamento á favor del rey rir áarmas para defender su dignidad real.
las

de Escocia. Jacobo, hijo de María Estuardo, y El Parlamento le opuso un ejército, mandado por
murió en la desesperación, á la edad de seten- Cronwell y Fairfax. La Inglaterra fué devas-
ta años, después de haber pasado los diez últi- tada durante tres j,años por una encarnizada
mos dias de su vida acostada en el suelo, sin to- guerra civil, hasta que por fin se decidió el triun-

mar alimento y sin proferir ni una sola pala- fo por el Parlamento en la batalla de iVa-
bra [1]. seby (1645), y el rey, vencido, se refugió en Es-
cocía. Entregado por los escoceses mediante una
CASA DE LOS ESTUAE.DOS. [1603 1714.]
suma de 800.000 libras esterlinas, fué traspor-
Jacobo YI, rey de Escocia, sucesor designado
tado á Londres, donde el Parlamento lo mando
por Isabel, tomó la corona de Inglaterra bajo el
título de Jacobo I. Este acontecimiento, que se (2) Por una casualidad se descubrió esta conspiración,
anunciaba como ventajoso, á causa de la reunión una de las mas horrorosas que presenta la historia. Los con-
jurados habían minado el palacio del Parlamento y encer-
de la Inglaterra, la Escocia y la Irlanda, fué, no rado allí bastante cantidad de pólvora para j)render fueg'O

obstante, la fuente de grandes desgracias para cuando estuviese reunido el Parlamento y el rey con su
corte. Todo estaba pronto para la ejecución, cuando el
los tres reinos
y para la dinastía reinante. Bajo lord JNIonteagle, amigo de uno de los conjurados, recibió
el reinado de Jacobo I, príncipe débil, educado una carta anónima, en la que se le suplicaba no concurrie-
se al Parlamento, porque éste debía recibir un g-olpe terri-
con las doctrinas del absolutismo, partidario ble por una mano invisible: el lord enseñó la carta al. se-
y
secreto del antiguo culto, las disensiones reli- cretario de Estado, conde de Salisburí, quien la mostró al
rey. Jacobo sospechó al instante la trama, y en la mis-
giosas entre los católicos, los protestantes episco- ma noche mandó registrar el Parlamento. El complot fué
pales y los puritanos, tomaron un carácter muy descubierto, y los principales conspiradores, entre los cua-
les figuraba Enrique Harnet, rector de los jesuítas, fueron,
violento. Los jesuítas, descontentos del rey, decapitados. —
(N. del T.)
Los nombres de torys y de "^"iglis son apodos que
(3)
(1) Esijiró á los cuarenta y ciaco años de su reinado, recíprocamente se dieron los dos partidos: tory es el nom-
Ijre de los bandidos irlandeses, y wighs es el de ima ma-
con la reputación de soberu.ua hábil, poro uo de mu"-er
la cerveza que beben los pobres: este mismo apodo sirve
amable.
también para desíg-nar á la gente miserable.
TOM. II.—XI.
238 BOSQUEJO DE LA HISTORIA

juzgar por un tribunal especial, que lo condenó general Monk, llamó á Carlos II, que se había

á muerte. Carlos I subió al cadalso el 30 de refugiado en Francia; pero este príncipe, á quien
Enero de 1649, dando ejemplo de una noble re- la desgraciada muerte de su padre y la esperien-
signación. Después de su muerte, su hijo, Car- cia de su; propio destierro no habian enseñado na-
los II, reunió fuerzas considerables para defen- da, perdió en poco tiempo la estimación nacional
der sus derecbos de sucesión; pero fué batido por sus desórdenes, sus principios maquiavélicos y
por Cromwell, y se vio precisado á refugiarse en sus crueldades. A
pesar de la solemne promesa
Prancia para no sufrir la suerte de su padre. de una amnistía general, veugó la muerte de su
Los tres reinos tomaron entonces el título de padre con el suplicio de los que habian contri-
república, y fueron gobernados por el Parlamen- buido á y persiguió con un rigor increible
ella,

to, ó mas bien, por Cromwell, capitán general de á los puritanos, quienes no pudieron sustraerse
los ejércitos; y éstos lo nombraron protector de de tales persecuciones sino emigrando á la Amé-
Inglaterra, Escocia é Irlanda. Oliverio Crom- rica, en donde sembraron el futuro poder de los

iccU (4) nació en 1603 (5) de una familia noble: Estados-Unidos. Su hermano y sucesor, Jacobo
debió su elevación á cualidades muy raras y á II (1685), atrajo sobre sí, aun con mayor fuerza,
una habilidad prodigiosa. Primero se hizo no- la indignación pública, por sus esfuerzos mani-
table en el Parlamento como celoso wigh; des- fiestos para derribar la constitución del pais y
pués se distinguió como gefe de los ircdependien- restablecer la religión católica que él profesaba
tes, así se llamaban las tropas del Parlamento; con gran ostentación. Un choque con la nación
finalmente, la adhesión del ejército hacia su per- era inevitable. El hijo del rey, aunque muy ni-
sona lo sobrepuso al mismo Parlamento: éste le ño todavía, fué envuelto en la desgracia de su
manifestaba oposición, y él lo disolvió á mano padre. Todos los votos se dirigían hacia las dos
armado. Desde este momento Cromwell reinó hijas del rey, de las cuales, la mayor, María, se
como señor absoluto bajo el título de "protector." habia casado con Guillermo de Orange Etatou-
Su reinado fué uno de los mas ilustresy saluda- der, délosEstados generales holandeses; y la me-
bles para la Inglaterra. En el interior reanimó nor, Ana, con Jorge, príncipe danés. Gruillermo

el comercio y la industria, y en el esterior au- de Orange, acompañado de su esposa María, des-


mentó el poder del Estado por los buenos suce- embarcó en Inglaterra con tropas escogidas, y
sos de las guerras que sostuvo contra la España, subió al trono en 1688 hajo el nombre de Chii-
la Holanda y Francia, y por importantes con-
la llermo III: el rey Jacobo II se retiró á Francia
quistas en las Indias. Al principio de su reina- sin haber intentado oponer la menor resistencia.

do fué menospreciado y atacado por los sobera- El reinado de Guillermo III fué agitado por
nos estrangeros; pero él quiso hacerse respetar continuas guerras, suscitadas por la Francia, que
de ellos, y lo consiguió, hasta el punto de que se habia declarado protectora de la dinastía de-
cuando murió, casi todas las cortes hicieron due- caida,y sostenía á Jacobo en todas sus tentati-
lo como por un legítimo soberano. Después de vas para recobrar la corona. Guillermo y María
la muerte de Cromwell, acaecida en 1658 (6), su murieron sin hijos, y la princesa Ana, hermana
hijo Ricardo fué proclamado protector; pero no de María, les sucedió en 1702. Bajo su reinado
encontrándose ni con la capacidad ni con la am- tuvo todavía la Inglaterra que combatir contra
bición de su padre, abdicó voluntariamente al la España y la Holanda; el general
Francia, la
año siguiente (7). El Parlamento, por influjo del Malborough ilustró el nombre ingles con sus
victorias;y finalmente, se estipuló la paz en
(4) La vida de este hombre estraordinario es una de
las que se deben estudiar con mucha atención: desde su Utrech en 1713 de un modo ventajoso para la In-
infancia empieza á haber en ella casos muy raros: como glaterra, pues que tuvo por resultado el conside-
hombre público, Cronwell es de aquellos verdaderamente
grandes, y puede colocarse en la línea que ocupan Was-
rable aumento de posesiones inglesas, y la
las

hing'ton y lionaparte. —
(N. del T.)
Hay variedad con respecto al año de su nacimien-
adhesión de las potencias estrangeras á la acta
(.0)
del Parlamento de 1701, que cscluia do la suce-
to.— (N. del T.)
(6) El !•'} de Septiembre: Se refiere un caso muy sin- sión al trono á todos los miembros católicos de
g-ular, acaecido con su cadáver. Véase el JMumico Mcxi-
^, artículo "Cromwell."
la casa de los Estuardos. Un año después murió
cuTW, tomo 1. I

(7) Un
acto semejante se habia visto algiin tiempo la reina Ana sin haber tenido hijos; y el acta de
antes en la abdicación de Cristina de .Suecia: ambos obra- sucesión llamó á empuñar el cetro de la Gran-
ron seí^jramente á impulsos de un mismo sentimiento de
magnanimidad y heroiamo. (N, del T.) — Bretaña a Jorge, elector de Ilanover, de la casa
política y literaria de INGLATERRA. 239

de Brunsvrick, pariente protestante, mas cercano imperio, hasta la restauración de los Borbones

de la dinastía de los Estuardos. En 1706 la In- en 1815. Este continuo estado de guerra, que
glaterra y la Escocia se reunieron bajo un mismo aumentó á una enorme suma la deuda pública
Parlamento, inglesa, tuvo, no obstante, resultados de una ven-
taja inmensa para el pais: su poder se aumentó
CASA DE BRUNSWIG K-HANO VER. (1714 haSta en todos los mares; y en el interior la actividad
nuestros dias.) industrial y comercial tomó un desarrollo, siu

Bajo la dinastía de Brunswik-IIanover, la In- ejemplo hasta entonces. Desde 1815 la Ingla-

glaterra se elevó prontamente al alto grado de terra ha gozado constantemente de los beneficios

prosperidad y fuerza que la coloca en el rango de la paz: esta larga tranquilidad ha hecho revi-
de las primeras potencias del mundo. El mode- vir allí las importantes cuestiones de reforma de
rado sistema y la severa legalidad observada du- las antiguas instituciones. Jorge IV, hijo y su-
rante 116 años [de 1714 á 1830], por los cuatro cesor de Jbrge III, se mostró poco favorable á
reyes, Jorge III y IV, ha consolidado el
I, II, ellas; sin embargo, la ley de emancipación de los

orden y la tranquilidad en el interior, y favore- católicos, votada por el Parlamento en 1829, co-

cido el libre desarrollo de las fuerzas del Esta- menzó á abolir el estado de opresión de los cató-
do. Jorge I y su primer ministro, Roberto Wal- licos irlandeses. En 1830 Gruillermo IV sucedió
pole, fundadores de este sistema, lograron ganar á su hermano Jorge IV. Este príncipe, desde
el amor y la confianza de la nación para la nue- su advenimiento al trono, manifestó disposicio-
va dinastía. Jorge II, bijo y sucesor de Jor- nes favorables para las demás reformas que re-
ge I , encontró con estas buenas disposiciones clama la civilización del presente siglo: el bilí de

medios fáciles de contrarestar á las tentativas del reforma del Parlamento, votado en 1832, puso
príncipe pretendiente, Eduardo Estuardo, que fin á los lamentables abusos que plagaban la re-
desembarcó dos veces en Escocia, sostenido por presentación nacional.
la Francia. Las derrotas sufridas por este últi-
LENGUA Y LITERATURA.
mo lo obligaron muy
pronto á retirarse; y de
las victorias obtenid&s por el pabellón ingles so- La lengua primitiva de los habitantes de las
bre las escuadras francesas, resultó la conclusión islas británicas fué la gálica ó céltica ,
pero
de la paz de Aix la Chajoeüe en 1748, por la nunca sirvió para las ciencias ni para las letras:

cual la Francia reconoció formalmente á la di- las únicas producciones literarias de esta lengua
nastía de Brunswick. Hacia el fin del reinado son los cantos de los bardos, siendo los mas céle-
de Jorge II estalló una nueva guerra entre la bres de éstos los de Ossian, cuya antigüedad se
Francia y la Inglaterra, la que se prolongó todo remonta hasta los primeros siglos de la era cris-

elreinado de su nieto y sucesor, Jorge III, y no tiana. Bajo la dominación romana, los que aspi-
se terminó sino con el tratado de Paris en 1763: raban á tener alguna instrucción, aprendian la
también en esta ocasión salió ventajosa la In- lengua de los romanos. Después de la caida del
glaterra, pues vio aumentadas sus posesiones, imperio, los diversos pueblos que se establecieron
principalmente en las dos Indias. Doce años des- en Inglaterra, introdujeron en ella sus idiomas:
pués (1775) la guerra de independencia, empren- primero, los sajones, después los daneses, luego
dida por las colonias inglesas de la América del los normandos, hasta que por fin la influencia de
Norte, empeñó á la Inglaterra en una lucha, no la lengua francesa dio á la inglesa el carácter
solo con sus colonias, sino también con Francia, que actualmente tiene, y tal cual hoy se usa en
España y Holanda, que tomaron parte en favor casi toda la Inglaterra y en las llanuras de la
de aquellas. Por el tratado de Versalles de Escocia. La antigua lengua céltica se conserva
1783, la Inglaterra se vio obligada á reconocer todavía, aunque mas ó menos modificada, en las
la independencia délos Estados-Unidos de Amé- provincias de Gales y de Cornualla, en las mon-
pero se indemnizó de esta pérdida con nue-
ricíi; tañas (the higklaiid) de la Escocia y en las cam-
vas conquistas en las Indias Orientales. Desde piñas de Irlanda: el dialecto celta, usado en In-
1793 empeñó entre la Francia y la Inglaterra
se glaterra, se llama kimrick; el de Escocia, lengua
la lucha mas sangrienta, en la cual toda la Euro- gaelique, y el de Irlanda, lengua erse ó irique:
pa tuvo que tomar parte, y que se prolongó al estos dialectos difieren mucho entre sí.

través de las dos épocas de la república y del La lengua inglesa, propiamente dicha, hoy una
240 BOSQUEJO DE LA HISTORIA DE INGLATERRA.

de las mas cultivadas del mundo, no tuvo lugar Irving y Cooper.¡ que, aunque no son ingleses,
en las letras sino hasta el siglo XI Y, y la litera- son ciudadanos de los Estados-Unidos de Amé-
tura inglesa tuvo su edad de oro bajo el gobier- rica,

no de la reina Ana (de la casa de Estuard), á (Traducido para el Álbum.)

principios del siglo XVIII,


El primer célebre
poeta ingles fué Geoffrey Chaucer, que murió EL MARFIL.
-en 1400: en el siglo XVI, Edmundo Spenser se
Los dientes de los cuadrúpedos son de una
distinguió también como poeta, y el XVII fué
sustancia muy dura, y revestidos de un esmalte
ilustrado por el genio de Shalcespeare (muerto en
mas duro todavía. El elefante es sobre todos
1616) y por el de M'dion (muerto en 1674].
notable por la belleza del esmalte y la finura de
En el siglo XVIII la influencia de la litera-
la sustancia de que se componen sus colmillos,
tura francesa dio un nuevo carácter á la inglesa.
llamados defertsa, porque le sirven de arma con-
Driden, célebre poeta, abrió con buSn écsito la
tra sus enemigos. Estos colmillos están coloca-
nueva escuela: á Pope y Thom-
éste se siguieron
dos en la mandíbula superior, salen mas ó menos
son. Este último es autor del poema de las Esta-
para fuera, descendiendo hacia el suelo; son hue-
ciones. Yoiing publicó sus Lamentos ó noches. Los
cos solamente en su base, pero sólidos en lo do-
poetas mas ilustres del siglo son: Cowper, poe-
rnas. Esto es lo que se llama marfil, una mate-
ta lírico y didáctico; Wordsivotho, conocido por
ria blanca y densa,, que se emplea en las artes en
sus Baladas; el inmortal Lord Byron^ cuyo nom-
mil usos diferentes.
bre ha resonado en toda la Europa; Campbell.^
El elefante ,es un animal colosal, que habita
Southey., Cohridge, célebre en el género descrip-
los paises cálidos de la Asia y de la África. El
tivo; el irlandés Tomas Moore, genio de primer
que vive en las Indias, aunque de talla mas alta,
orden; en fin, Jorge Crabbe, acaso el mas popu-
tiene los colmillos muy pequeños. El elefante
lar de los modernos poetas ingleses, por la esac-
africano ministra al comercio casi todo el marfil
titud en sus descripciones de escenas de la vida
que se emplea en las artes. El elefante del Mala-
vulgar.
La prosa cuenta tantos autores célebres como bar tiene los colmillos de 4 piéa de largo, mien-

la poesía. Después de la lengua francesa, que tras el de Mosambique los tiene de diez pies. A
le ha servido de modelo, la inglesa es la que se
Dieppe principalmente es á donde llega todo el
espresa en prosa con mas precisión claridad,
marfil que se consume en Europa, y en esta ciu-
y
dad es donde se trabaja con la mayor perfección.
y no hay ninguna ciencia en el estudio de la
cual la literatura inglesa no haya mostrado obras El marfil se trabaja en torno, usándose del ace-

muy profundas. Nopudiendo mencionar aquí ro mas duro. Se hacen juegos de damas y de
autores que han ilustrado esta lengua, ajedres, mangos de cuchillo y otras mil cosas
todos los
nos limitaremos únicamente á citar á aquellos mas.

que mas han contribuido a formar el estilo, y cu- Los desperdicios del marfil sirven para hacer
yas obras han tenido mayor aceptación en In- cola fuerte,y para abonar la tierra. El negro
glaterra y en el resto de la Europa. Estos son: de marfd se hace calcinando, hasta que adquieren

en el siglo XVII, Bacoyi, el filósofo Hobbes, el el color rojo en vacijas cerradas, los restos del

orador Algernotí Sidncy: en el XVIII, en las


marfil. Se obtiene un color de un hermoso ne-
ciencias, el gran matemático Isaac Neioton, el fi-
gro: molido con agua, se emplea en pinturas fi-
lósofo Loche., el naturalista Ilurii'phry Davy^ el nas,

sabio Johnson; en historia, David Huvie, Ro-


y Gibbon; en política, Roberto Walpole,
Icrlson
Edmund Burhe^ Chatam^ Fox, Füt, S/teridan, TENSAMIENTOS.
&c.; en las bellas letras, principalmente en las Un capuchino decia que Dios habia hecho bien
obras de imaginación, Síeele, Addison, Swifí, Ri- en poner la muerte al fin de la vida, porque así
chardso/i, Fidding., íiLcrn/i (rnas conocido con el tenia uno tiempo para prepararse.
nombre de Yorik), SmollcL, (Joldsmilh; en fin,

recientemente, en XIX, WaUer Scolt y


el siglo Muchas personas se disculpan de no haber he-
8u feliz imitador Eduard JBulwer, y dos céle- cho alguna cosa, diciendo que se les olvidó. En
bres prosistas de la misma escuela Washington el olvido está la falta.
yt. Zpcl-^ ¿.'^ytM''*-^
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\í^u$ pHm^ k mwxh ^atbmn.


-^^^y^^t^^k^-^
El que suscribe, Editor de este periódico, está I yecto de continuar esta clase de impresiones; y
imprimiendo estas apreciables obras, que tanto se copia aquí á continuación para conocimiento

honran á la literatura nacional, y que tan bien de los lectores.

acogidas han sido del público. La edición saldrá México, Septiembre 7 de 1849.
bella, en buen papel, con buenos caracteres, cor- Ignacio Cumplido.
regida con esmero, y adornada con el retrato y
elfac-simik del autor. Se está tirando de ella
un número determinado de ejemplares, que se PRÓLOGO.
entregarán á las personas que gusten suscribirse -*í^^^
desde ahora con este objeto; en el despacho de La literatura de México ha seguido, como era
esta imprenta y en la librería del Siglo XIX, natural, la misma suerte que la literatura espa-
para esta capital, y con los corresponsales y en- ñola: sus primeros arranques prometieron mucho
cargados de la suscricion del Siglo, en los Esta- mas de lo que fué después. En los reinados de
dos. Las remesas no se harán por cuadernos, los Felipes II, III y IV, se la ve anunciarse bri-

en el correo, á fin de no esponerlos á que se llante y lozana. Cuando las prensas de Europa
maltraten ó se pierdan, sino que se remitirá la reproducían á porfía las obras inmortales de Grar-
obra completa á los corresponsales, quienes cui- cilaso, de Herrera, de Luis de León y de tantos
darán de entregarla á los suscritores. El Edi- otros poetas humanistas distinguidos; cuando en
tor, que ha dado pruebas al público de la esac- los teatros de Madrid resonaban con aplauso las
titud con que cumple sus compromisos, puede comedias de Lope, de Calderón y de Moreto;
anunciar á sus suscritores, que quedarán servidos cuando las Universidades de la madre-patria es-
con puntualidad, y satisfechos. El precio de la taban llenas de teólogos, de juristas y de polí-
obra será el de cuatro pesos, en un volumen en glotos, también en México se abrían escuelas pú-

cuarto, de mas de 400 páginas, encuadernado á blicas para enseñar las lenguas sabias y las cien-

la holandesa; y este precio se pagará al tiempo cias: los franciscanos daban á luz gramáticas
de recibirse la obra. griegas y hebreas para el uso de nuestros cole-
El Editor se propone dar á luz otras obras de gios (cosa hoy desconocida); reducían á formas
literatura nacional, cuya propiedad tiene, en la gramaticales los idiomas indígenas, y enseñaban
misma forma que la presente; empresa que no du- á los antiguos moradores de este suelo las artes
da sea del agrado del ilustrado pueblo mexicano, útiles. Se tírearon en un momento la agricultu-
que no puede menos que interesarse vivamente ra, la minería, la industria y el comercio. Los
en todo á su cultura, á sus adelantos
lo relativo primeros vircyes, hombres letrados y de grandes
intelectuales y á sus mejoras materiales. conocimientos, favorecen con empeño los estu-
Se ha puesto á la presente edición de las obras dios. Se escribe en los claustros la historia an-
de Calderón un Prólogo, en que se indica el pro- tigua de México: akunos de los mismos indíge-
242 OBRAS POÉTICAS DE CALDERÓN.

ñas se entregan con ardor á esos trabajos: el descoloridas de la aurora, quejas lánguidas entre
Dr. Heruandez forma una historia natural de pastores y pastoras, celos supuestos y tibias de-

estas nuevas regiones, y todo anuncia grandes claraciones, es lo que se halla por lo común en
esperanzas para lo venidero. Las bellas letras la poesía de aquel tiempo, con algunas escepcio-
corresponden á este movimiento. Martin Cortes nes.
llora la muerte de su padre, el conquistador, en En Manuel Na-
este estado apareció el P. Er.

un bien sentido epitafio, compuesto para colocar- varrete, dotado de una fecunda vena, de una al-

lo en su sepulcro. Bernardino Valbuena, natu- ma sensible, de una melancolía tierna, de una


ral de la Mancha, pero educado ea México, don- candida felicidad y de una .sencillez de espresion
de hizo sus estudios, escribe en ella sus principa- que enagena. Pocos han tenido tantas prendas
les obras. Diego Mejía traduce en las costas de de poetas como él; y si hubiera poseído otra edu-
Acapulco las Heroidas de Ovidio, poniéndolas cación literaria, disfrutado de mejores modelos,
en tercetos castellanos: D. Juan Ruiz de Alar- ó vivido en una sociedad mas culta, brillara en-
con enriquece el teatro español con sus bien tre los mas aventajados ingenios de la poesía cas-
ideadas y mejor escritas comedias; y Mateo Ale- tellana. El Padre Navarrete hará siempre épo-
mán, autor del Gruzman de Alfarache, viene á ca en Parnaso nuestro, ya se atienda á la ca-
el

dar aquí á luz sus últimos escritos. Otros ensa- lidad y mérito de sus versos, ya al tiempo en que

yos y otras obras debieron publicarse en aquella floreció, ya al influjo que ha ejercido en su patria.

época, que se perdieron acaso por la incuria y La poesía española, llena entonces de canciones

abandono de los tiempos posteriores. y anacreónticas, empezó á cansarse de ellas, y á


Con la decadencia de la monarquía decayeron tratar de asuntos mas elevados. Las maravillas de
la naturaleza, los combates interiores de una alma
las letras en España, y decayeron también en
America. A los trabajos históricos de Don An- que lucha á su solas entre las pasiones y el deber,
tonio de Solis, respondieron las indagaciones del las bellezas de las nobles artes, eran asuntos en

mismo género de Don Carlos de Sigüenza y Grón- que ejecitaba Melendez su elevado numen. Este
gora; y á sus postreros acentos poéticos, los ver- ejemplo halló aquí seguidores: empezáronse á ha-
sos de la célebre poetisa Sor Juana Inés de la cer imitaciones del Metastasio y otros poetas ita-

Cruz; muger insigne y verdaderamente porten- lianos; fueron leídos los inmortales autores france-
tosa, que á haber vivido en otra edad y en otro ses del siglo de Luis XIV, y se supo que ecsistian
teatro, habría llenado el mundo con su fama. en Inglaterra hombres tan grandes como Milton,
Cayó después la poesía en una postración ab- Pope y Young. La poesía inglesa, llena de fuer-

soluta. Se imprimían en España los insulsos za y de originalidad, empezó á ser conocida: las

equívocos del segundo Maestro León (harto dis- traducciones que de ella corrían, aunque lángui-
das á veces y difusas, todavía dejaban entrever
tinto del primero) y se celebraban y aplaudían
los estravagantes versos de Baltasar Gracian, al las preciosas dotes y altas cualidades que las

paso que en México no sallan á luz mas que mi- adornaban en su origen. El Young inspiró á
serables composiciones para celebrar las juras de nuestro Navarrete su bella entrada al Poema de
V laPurísima Concepción; y sus sentimentales Ra-
Felipe y Luis I.
Así permanecieron las letras hasta los reina- obra llena de afectos y de melancolía,
tos tristes^

dos de Carlos III y Carlos IV. El impulso dado será siempre digna de un lugar distinguido en el
en España por los ilustres escritores de aquella Parnaso mexicano.
época, se hizo sentir aquí. Melendez restauraba Con mayor caudal de conocimientos, con una
con lustre la poesía castellana, y las armoniosas lectura mas cstensa y un estudio mas prolijo de
vibraciones de su lira eran repetidas por los poe- los antiguos clásicos castellanos, empezó entonces
tas mexicanos. Llenos están los periódicos de á darse á conocer D. Francisco Manuel Sánchez
aquella época de imitaciones mas ó menos felices d'iTagle, humanista distinguido y poeta elevado,

de tan precioso modelo. Sin embargo, calcadas que á no mirar los versos como una mera distrac-
casi todas sobre el gusto pastoril, son en lo go- ción de asuntosmas serios, y á haber dado á esta
neral monótonas, y ofrecen poca variedad y poca dulce ocupación mas importancia, habria arreba-
animación. —
Son tímidas, y casi nunca presentan tado, como dceia líeredia, la lira do la mano al

aquellas imágenes viva.s, aquellas espresiones ar- divino Herrera, y cantado temas dignos del es-

dientes, hijas de una fuerte pasión. Tinturas tro sublime do que se hallaba poseído.
OBRAS POÉTICAS DE CALDERÓN. 243

La lucha de insurrección puso término á estos día,animando á su joven autor á seguir con lu-
preciosos trabajos. Callaron las Musas con el es- cimiento una carrera, para la cual mostraba tan
truendo de las armas, y no se habló mas que de grandes disposiciones.
proclamas, manifiestos, relaciones de batallas, y Bien conocidas son ya del público, y bastante
noticias, siempre siniestras, de atrocidades y des- prueba lo que valen, e'. aprecio con que han sido
órdenes, cometidos á la funesta sombra de la recibidas. Ellas andan en manos de toda clase

guerra. de personas; todas ks leen con placer, y son


Pasados estos azarosos dias, y conquistada la aprendidas de memoria y repetidas con gusto
independencia, prorumpió la poesía en nuevos por los aficionados á las bellas letras. Esta po-
acentos, abriendo á su vuelo una esfera mas es- pularidad es compañera inseparable del verda-
tensa que aquella en que habia girado hasta en- dero mérito.
tonces. Cantó Tagle en una oda solemne y mag- En efecto, lo hay ei las obras de Calderón. Se
nífica la entrada del Ejército Trigarante en esta notarán en ellas algunos defectos, algunos descui-
capital. Don Francisco Ortega empezó á poco dos, algunas incorreccfones; pero en cambio ¡cuán-
tiempo á dar á luz algunas de sus poesías, en ta poesía, cuánta dulaira, y á veces cuánto fue-

que se notaba un gusto puro, una lectura asidua go! Su locución es ckra, sus pensamientos esac-

de lengua castellana y un estudio constante


la tos, sus pasiones aobles, y siempre caballerescos

de los clásicos antiguos. Apareció el joven He- sus sentimientos. En ellos, como que se pinta ó
redia lleno de vida, de fuego y de entusiamo, revela la alma delautor. Así es, que al pasar la
educado en la escuela de D. Manuel José Quin- vista por sus págiías, se sienten movidos los afec-

tana, cuyas huellas seguia con desembarazo y re- tosy arrebatado e] corazón. Sus mismos descui-
solución. Dio á conocer algunas de sus esme- dos son hijos de sufacilidad; defecto común en los
radas y bellas composiciones D. Andrés Quinta- ingenios dotados de aquella rica prenda. El
na, maestro en el idioma, y en todas las prendas lector perdona losligeros defectos que hay en la
de una elocusion pura, castiza, propia y armonio- obra, en cambio di raudal de armonía que lo
sa. D. Manuel Eduardo Grorostiza publicó en suspende.
España sus estimables comedias, entre las que Para apreciar elmérito de Calderón, es me»
descuella la Indulgencia para todos, como una nester juzgarlo enjupais, en sus circunstancias
de las primeras del teatro español, ya por su ar- y en su tiempo. lacio en Gruadalajara en Julio
gumento, ya por su acabado desempeño. Desde de 1809, de famiia zacatecana, y concluyó sus
entonces data una nueva época para la poesía, estudios en aquellapiudad, en donde se recibió
en que se han dado á conocer muchos y diver- de abogado en I84). Desde muy pequeño se
sos escritores. A
esta pertenece ya D. Fernan- dio á conocer por ^ afición á la lectura, por su
do Calderón, natural de Guadalajara, y autor de natural viveza y lor sus felices disposiciones.
las poesías contenidas en este volumen. A los quince años ile edad componía versos líri-

Haria un verdadero servicio á la literatura cos, y escribió su primer ensayo dramático en


mexicana, el que reuniese en un cuerpo las pro- una comedia tituldla E-einaldo y Elina, que se
ducciones mas escogidas de nuestros poetas, des- representó el año <e 1827 en el teatro de Gua-
de la conquista hecha por los españoles hasta dalajara. Zadig Zdla ó
Conipusí después á —
nuestros dias. El Editor de la obra presenté la Esclava indiana— Armandina Los políticos —
piensa en esto; y si logra llevar al cabo su idea, del dia —
Ramiro, ande de Lucena Ifigenia — —
ya porque conozca ser ella del agrado del público, Hei'silia y Virginia, que fueron representadas
ya porque llegue á reunir los materiales necesa- por los años de 1827 á 1836 en los teatros de
rios, para desempeñarla de un modo digno del Zacatecas y Guadalajara.
pueblo á quien pertenece, entrará previamente Los sucesos políticos lo hicieron abandonar
en algunos pormenores acerca de nuestra histo- algunas veces, sus ocupaciones favoritas, y tro-
ria literaria, y hará sobre ella algunas reflecsio- car el silencio leí estudio privado por el estruen-
nes, que no están aquí mas que ligeramente do de las armas.
Alistado en las banderas de
apuntadas. Zacatecas, fué Hrido gravemente de la cabeza,
Las poesías de Calderón merecieron el apre- el año de 1835, encuentro con las tropas
e\ va.

cio general, desde que empezaron á aparecer en enemigas de aqué, Estado. este incidente A
los periódicos. Heredia laa analizaba y aplau- siguieron otros contatiempos. El año de 1837
244 OBEAS POÉTICAS DE CALDERÓN.

fué desterrado de dicha ciudad por sus opinio- es sencillo, los versos armoniosos, las escenas di-

nes políticas. Sus bienes de fortuna, que antes vertidas. Falta en ella un gran interés, como fal-
fueron de importancia, vinieron con estos tras- ta también en la que le sirvió de original. Por
tornos á menos. Se refugió en esta capital, otra parte, está un poco cargada de mejicanismoy
hasta que el Sr. Tornel, ministro de la guerra, ó sea de cierta propensión á defender los defec-
le permitió regresar con s^uridad á sus hoga- tos de nuestro pais. Bidíeulo es el carácter de
res, espresando que el genio no tenia enemigos^ y D. Carlos, que afecta imitar constantemente las
que los talentos debían respetarse jjor las revolucio- costumbres francesas y deprimir las del país; pe-
nes. Este rasgo era tanto mas generoso en el menos el de sus antagonistas.
ro no lo es á veces
ministro, cuanto que fué concedido espontánea- Calderón con mas edad habria conocido, que hay
mente en favor de una persona que le era hostil otros caracteres infinitamente mas viciosos que
hasta cierto punto, por su£ opiniones políticas. corregir en nuestra sociedad. Digno de crítica
La alma ingenua y noble di Calderón se mostró es un mozalvete, que por haber estado en París
agradecida á esta muestrí de aprecio, sin des- algunos dias, habla de todo sin entender de nada,
viarse por eso de sus priicipios políticos, que y dignos igualmente lo son los demás personages
conservó hasta el fin de su ñda Éstos eran los ridículos de la comedia; ¿pero qué cotejo guardan
de una libertad perfecta, hijc no solo de sus con tantos caracteres viciosos, en el gobierno, en
convicciones, sino de su franco y sencillo carác- la magistratura, en las oficinas, en las autorida-

ter, hermanado con orden y a moralidad. Ha-


el des de provincia, en los abogados romancistas de
bia quizá algo de ideal en est( sistema, pero de pueblo, en los escritores públicos, y en nuestra
aquel bello ideal que abrazar las almas entu- milicia, fuente inagotable de desgracias y de ri-

siastas antes que la esperiencii y los desengaños dículo?


vengan á borrar sus lisonjerasilusiones. Por otra parte, ciertos vicios, ciertos defectos
Su residencia en la capital ué útil á Calderón arraigados en nuestra nación, tales como la pere-
para perfeccionar su gusto enla literatura, estu- za, la presunción, el descuido, la empleomanía,
diar los buenos modelos, y ensultar á diversas ¿no son objetos dignos de ejercer la crítca del
personas instruidas, tanto sobe sus propias com- poeta satírico, y las amargas, pero provechosas,
posiciones, como sobre los pincipios generales burlas del dramático? La sociedad mexicana
de buen gusto. Su docilidad correspondía á su está pidiendo un Juvenal y un Aristófanes, que
ingenio. Concurria á la Acdemia de poesía y la retraten, que la satiricen y que la corrijan.

Bellas letras, fundada en el olegio de San Juan Calderón era mas á propósito para el drama
de Letran por el Sr. D. Jeé María Lacunza. elevado que para el satírico: su genio caballeres-
Esta reunión de personas deicadas á las letras, co se encontraba mejor y se hallaba como en su
ha contribuido no poco á y depurar
geieralizar centro, cuando pintaba príncipes, nobles, guerre-
el gusto de ellas en México. La Academia ha ros y caballeros, que cuando descendia á las es-

ejercido su crítica mas bien obre la locución de cenas comunes de la vida. ¡Qué animación en
las obras sometidas á su ecs^men, que sobre las los diálogos, qué fuego en los sentimientos, qué
demás cualidades que las coistituyen; pero aun facilidad en la versificación, no se dejan ver en
así ha prestado grandes serúcioa á la juventud el Torneo.¡ en Ana Bolena y en el Hermán!
estudiosa: si ella diera mas ¿stcnsion á sus tra- El Sr. Calderón murió 18 de Enero de
el

bajos, los haria mas útiles 7 de mayores conse- 1845 en la villa de Ojo-Caliento, á la edad de
cuencias. treinta y seis años. En sus últimos dias se mos-
Por este tiempo escribió Calderón, ó dio la úl- tró como siempre habia sido, es decir, filósofo y
tima mano á las obras dramáticas siguientes: A cristiano, resignado á las disposiciones de la Di-

ninguna de Las tres El Torneo Bohna — Ma — j

I
vina Providencia. Murió con todos los ausilios

Hermán^ ó la vuelta del Cruzado. La primera es de la religión, llorado de su familia, y sentido de


una comedia, escrita á imitacior de la Marcela, !
sus conocidos y de cuantas personas lo trataron.

de D. Manuel Bretón de los Hrrcros: tres mu- ,|


Tenia muclios amigos y ningún enemigo, porque
chachas, de caracteres ccsageratos, desagradan á su carácter ingenuo, franco y generoso, no era
un amante juicioso, así coniom la Marcela tros para tener enemistad con nadie. Amaba apasio-
amantes con defectos scmcjaAcs no merecen el nadamente á su esposa, y conservaba un tierno
amor de una viuda rica. E; plan do esta obra afecto ü sus deudos. Su muerte ha sido una per-
OBRAS POÉTICAS DE CALDERÓN.— LA SIESTA. 245

dida para la literatura mexicana, que aguardaba Mira, por su linda frente
de dia en día nuevas y mas acabadas obras de su Vagar el dorado rizo,
fácil pluma. Zacatecas tiene un título de ho- Que el soplo del aura mueve.
nor, por haber dado origen á un hijo tan ilustre, Una posesión tan alta,
dotado de las mas bellas prendas del entendi- ¿Quién es el que la merece?
miento y del corazón. Sus cenizas yacen en Basta que tu amor conozca
aquel suelo: séales la tierra leve. Su nombre, ca- Para que premiado quedes.
ro á los oidos mexicanos, dura y se dilata en los
Basta que Elisa no ignore
pueblos que hablan la hermosa lengua castellana:
Tus afectos reverentes,
nuestras prensas reproducen sus obras: el Editor
de la presente edición contribuye por su parte
Y que en su memoria ilustre
Alguna vez te recuerde.
á este objeto; y el que traza estas breves líneas sus ojos divinos
¡Oh, si
consagra en ellas un tributo de admiración y de
Hacia los tuyos volviese!
afecto á su ilustre amigo el Sr. D. Fernando
¡Ojos, que el alma arrebatan
Calderón.
Con mansedumbre celeste!
México, Julio 23 de 1849.
¡Ojos, que subyugan dulces
José Joaquín Pesado.
Los corazones rebeldes!
¡Ojos,que en llamas de amores
Todo cuanto ven convierten!
Tal vez entonces piadosa
(¡Oh delirio de la mente!)
ROMANCE. En su adorador mirara
Entre nublados y lluvias Lo que su hermosura puede.
Pasó el helado Diciembre. Mirara, como arrobado
Y nuestros campos visitan No hay momento que no piense
Las horas de Abril alegres. En sus nobles perfecciones,
Sobre el firmamento puro Y en sus dotes eminentes:
El alto Sol resplandece, Como las aguas fugaces
Y de su fuego las sombras Con tristes lágrimas crece,
A los ganados protejen. Y el aire que lo circunda
La Primaveragalana Con sus suspiros enciende.
Vida y esperanzas vierte; Tal vez se sucedería
Todos los seres se gozan. El cariño á los desdenes,
Menos yo, de Elisa ausente. Y en ella el amor triunfara
Del tormento que me causa De sus entrañas crueles.
Quizá descuidada duerme, ¡Vano imaginar de amante!
Llena de ilusiones dulces ¡Corazón, qué infeliz eres!
En sus floridos vergeles. Mentidas glorias te formas
Grozando la grata sombra, Y en imposibles te pierdes.
Que sobre la yerba ofrecen Elisa jamas ha amado.
Los frondosos naranjales, Ni de sus labios esperes
Y los erguidos cipreses. Palabras, que en tus oidos
Donde yedras y jazmines Llenas de esperanza suenen.
Formando frescos doseles, Si es tu destino el amarla,
Entre perfumes y flores A lo menos te consuele,
Del Sol la guardan corteses. Que si por ella suspiras,
Donde corriendo sonora JDichosamente padeces.
Por entre lirios la fuente, El Sol en su carro de oro
Copia su beldad dormida, Hacia el ocaso se vuelve,
Que muda deidad parece. Vertiendo púrpura y llamas
¡Amor, qué bella á mis ojos En los mares de Occidente.
Haces que su faz se muestre! El antiguo, sacro Rio,
(Cómo al mirar su hermosura Ceñido de juncos verdes,
Mi seno en fuego se enciende! Vuelca sus urnas de plata,
¿Dó vas, atrevido amante? Y sus raudales estiende.
Suspende el paso, detente. Corre de luz inundado,
No profanes atrevido Y al pié del monte eminente,
Ese misterioso albergue; Por ver la deidad que adoro
Si en él el amor se anida Rápido su curso tuerce.
Es el amor inocente; Los álamos de su orilla
El recato lo custodia, El viento sonoro mueve,
Y la virtud lo defiende. Y entre sus ecos de triunfo
Mira dormidos sus ojos; Mis tristes ayes se pierden. — Pesado.
TOM. Il.-ril. 32
LAS CONrn)ENCIAS
li^c^i:^ ,£^.i:kii:p^c^s::s^@ic^ i^^:^ ^:^<s^^:£i,^^ZM^'^^u.^S3-im^

(continua.)

Andrea y su muger, que adoraban á Graziella, reconvenciones por mi ausencia tan prolongada
se desesperaban al mismo tiempo de la tristeza Contáronme también sus penas y sus esperanzas;
y dolor de la niña, y de la pérdida de las esperan- respecto á Graziella.
zas que babian formado para su establecimiento. — Si hubierais estado aquí, me dijo Andrea^
La conjuraban por sus cabellos encanecidos; le vos á quien ella ama tanto, y á quien jamas dice
hablaban de su vejez, de su miseria, del porvenir no, nos habríais ayudado mucho. ¡Cuan felices
de los niños Entonces Graziella se enternecía somos en volveros á ver! Mañana es cuando se ce-

y recibía un poco mejor al pobre Cecho, que de lebran los esponsales: asistiréis á ellos; vuestra-
tiempo en tiempo venia á sentarse humildemente presencia nos ha traido siempre la felicidad.
por las tardes á la puerta del aposento de su pri- Yo sentí que un horrible calofrío recorría mi
ma, donde jugaba con los niños. El joven le da- cuerpo palabras de aquellas pobres gen-
al oir las

ba los buenos dias, y la decia adiós á través de la tes.Algo me anunciaba que su desgracia les ven-
puerta, pero era raro que ella le respondiera. dría de mí. Ansiaba y tenia miedo de ver á Gra-
Cecho se marchaba descontento, pero resignado, ziella. Yo hablaba
en voz alta á sus padres, y pa-
y volvia á otro dia siempre lo mismo. saba y volvia á pasar delante de su puerta, co-
—Mi hermana hace mal, decia Beppino. ¡Ce- mo quien no se atreve á llamar, pero desea ser
cho la ama tanto, y es tan bueno! ¡Seria con él oido
tan dichosa! En fin, añadió, ella se ha dejado Graziella permaneció, sin embargo, sorda, mu-
vencer esta tarde por las lágrimas de nuestros pa- da y no Entró á mi aposento, y me acos-
salió.

dres y por las de Cecho. Ha entreabierto un té: esa especie de calma ó de atonía, que produce

poco su puerta, ha tendido á este último su mano, en el alma agitada la cesación de la duda y la
le ha puesto un anillo en su dedo, y le ha prome- certidumbre de cualquier cosa que sea, aun la
tido que 86 dejaría tomar el dicho á otro dia. mi espíritu.
desgracia, se apoderó al fin de
¿Pero quién sabe si mañana tendrá un nuevo ca- Me dejé caer en mi lecho como un cuerpo
pricho? . ¡Ella, que era antes tan buena, tan muerto y sin movimiento. El cansancio de mis
complaciente, tan agradable!. . . ¡Dios mió, cuan- ideas,y la fatiga de mis miembros, me arrojaron
to ha cambiado!. ... ya no la reconoceríais .... primero en el campo de los sueños confusos, y
por último, en el anonadamiento del sueño.
XI.
XII.
Beppino se acostó en la barca, é instruido yo
por él de todo lo que liabia acontecido, entré en Dos ó tres veces me desperté á medias en la
la casa. noche. Era una de esas noches de invierno mas
Andrea y su muger se hallaban solos en el as- raras en los climas cálidos y á los bordes de la
trisco. Me recibieron con amistad y me hicieron mar, pero mas siniestras que en ninguna otra
. ,

LAS CONFIDENCIAS. 247

parte. Los relámpagos brillaban sin interrup- dos todavía, al oír que su hermana había parti-
ción á través de las hendiduras de las puertas do para siempre, mezclaban sus gritos á los ge-
de mi ventana, como los destellos de un ojo de midos de los ancianos, y corrían por toda la casa

fuego fijo en las paredes de mi aposento. El gritando: / Graziella! GrazieUaU . . . .


viento silbaba de un modo lamentable, ó gemia
como los ahullidos de un perro hambriento. Los XIIL
golpes gordos de una mar pesada sobre la arena
de la Mergellina, hacían resonar toda la ribera, El billete cayó de mis manos.
como si se diesen contra ella furiosos golpes con Al quererlo levantar, vi en el snelo, bajo mi
grandes peñascos. puerta, una flor de granado marchita, que el úl-

Mipuerta rechinaba y se estremecía al soplo timo domingo, había yo admirado en el tocado


del viento. Dos ó tres veces me pareció que de la joven, y la medallíta de devoción que lleva-
se abria y volvia á cerrarse por sí sola, y que en- ba siempre y que cuatro meses antes
al cuello,

tre los silbidos y los mugidos de la tempestad, había colgado en mi lecho durante mí enferme-
oia gritos y sollozos humanos ahogados. Hubo dad. Ya no dudé que mi puerta se había abier-
BU momento también en que creí percibir el so- to,y vuelto á cerrar durante la noche; que las
nido de algunas palabras, y mi nombre pronun- palabras y los sollozos sofocados que había yo
ciado por una voz afligida, como si pidiera so- creído oír, y que juzgaba ser un sonido producido
corro. Medio dormido me levanté sobre la ca- por el viento, eran los adioses y los sollozos de la
ma; mas nada oí ya: creí que la tempestad, la ca- pobre niña. Un lugar seco en el piso esterior
lentura y los sueños jugueteaban con mis senti- de mi aposento, en medio de las señales de la
dos, y volví á caer en el abatimiento. lluvia que manchaban todo el piso, manifestaba
A otro dia, por la mañana, la tempestad había que la joven se habia sentado allí mientras duró
desaparecido, y brillaba el sol mas puro que pue- la tempestad; que habia pasado su última hora
da imaginarse. Me despertaron entonces los ge- en quejarse y en llorar, reclinada ó arrodillada

midos verdaderos y los gritos de desesperación en esa piedra.


del pobre pescador y de su muger, que se lamen- Recogí la flor de granado y la medalla, y las
taban hincados en el quicio de la puerta de oculté en mi pecho.

Go-aziella. La pobre niña había huido durante En medio de su desesperación, las pobres gen-
ia noche anterior. Se había levantado y abra- tes se conmovían al verme llorar como ellos, y yo
zado á los niños, haciéndoles señal de callarse: hice cuanto pude por consolarlos. Se convino
había dejado sobre su lecho todos sus mas her- que sí volvían á hallar á su hija, no le hablarían
mosos vestidos, sus otra vez de Cecho. El pobre Cecho mismo, á
aretes, sus collares y el po-
co dinero que poseía. quien habia ido á llamar Beppino, fué el primero
El padre tenia en ia mano un pedazo de papel, en sacrificarse á la paz de la casa y á la vuelta de
humedecido con algunas gotas de agua, y que su prima. Y aunque estaba desesperado, se le
había sido encontrado en su lecho, clavado con conocía que era feliz con que su nombre estuviese
un alfiler. Había en él cinco ó seis líneas que pronunciado con ternura en el billete, y que halla-

el anciano me rogaba, casi de rodillas, que le- ba una especie de consuelo en los adioses mis-
yera. mos que causaban su desesperación.
Tomé no contenia mas que estas pa-
el papel: —
Pensó en mí, sin embargo, decía él, y se en-
labras, trazadas por una mano temblorosa por la jugaba las lágrimas. En un momento conveni-

mos en no descansar hasta no haber hallado el


fiebre, y que costaba trabajo leer:

"He prometido mucho una voz me dice rastro de la fugitiva.

que es mas de lo que puedo cumplir Beso El padre y Cecho salieron apresuradamente para
vuestros pies; perdonadme, padres míos; prefie- ir á tomar informes en los innumerables conven-

ro hacerme religiosa. Consolad á


Cccho y al tos de mugeres de la ciudad. Beppino y la abue-
Señor Yo rogaré á Dios por él y por los la corrieron á casa de todas las amiguítas de G-ra-
niños: dadle todo lo que tengo. . . .volved el ani- ziella, á las cuales supusieron que podían haber

llo á Cecho." sido confidentas de sus pensamientos y de su


Al oír leer estos renglones, toda la familia se huida.
deshizo de nuevo en llanto. Los niños, desnu- Yo, estrangoro, me encargué de visitar los ma-
248 LAS CONFIDENCIAS.

lecones, los puertos de Ñapóles y las puertas de Llegué á Puzzoles en menos de una hora.
la ciudad para interrogar á los guardas, á los ca- Corro al puerto; pago doble á dos remeros, para
pitanes de navio, á los marineros, con el objeto de determinarlos á llevarme á Próscida, á pesar de
saber quién babia visto á una joven proscitana lo fuerte del mar y de la proesimidad de la no-
de la ciudad y embarcarse esa mañana.
salir che. Echaron á bogar su barca; tomo un par
El tiempo se gastó en vanas investigaciones, y de remos, y doblamos con mil trabajos el cabo de
nos reunimos para darnos cuenta, consternados, Misena. Dos horas después abordaba yo á la
de nuestros trabajos, y consultarnos nuevamente. y subia solo, sin aliento y temblando, ert
isla,

Nadie, mas que los niños, tuvieron valor para co- medio de las tinieblas y con los golpes del vien-
mer un bocado de pan. Andrea y su muger se to de invierno, los escalones de la gran rambla
sentaron con el mayor desaliento en el umbral del que conduela á la cabana de Andrea.
aposento de Gí-raziella. Beppino y Cecho se vol-

vieron á vagar sin esperanza par las calles, y á XY.


recorrer las iglesias, que se vuelven á abrir por
en Ñapóles, para letanías
Si Graziella está en la isla, me decia yo á mí
las tardes las y las
mismo, debe de haber venido primeramente aquí,
bendiciones.
por ese instinto natural que lleva al pájaro á sn
XIY. nido y al niño hacia la casa de su padre: si no
Yo salí solo después está, algunas señales me indicarán que por aquí
de ellos, y tomé tristemen-
te y al acaso el camino que va á la gruta del Pau- ha pasado, y esas señales me guiarán. Si no en-
silippo. Pasé la gruta, y fui basta la orilla del cuentro ni aun señales, todo está perdido: las
mar, que baña la pequeña isla de Próscida. puertas de algún sepulcro viviente se habrán

Desde el borde del mar mis ojos se dirigieron cerrado para siempre tras de su juventud.

á Próscida, que se ve blanca desde allí como la Agitado por esta terrible duda, subi el último

concha de tortuga sobre las olas. escalón. Sabia yo en qué grieta de la roca ha-

Mi pensamiento se dirigió naturalmente á bla ocultado la anciana madre la llave de la ca-


aquella isla, recordando los dias de fiesta que sa al partir. Aparté la yedra, y meti la mano.
Labia pasado allí yo con G-raziella. Una inspi- Buscaba con los dos dedos á tientas la llave, y
ración parecía guiarme: me acordé de que la jo- me estremecía de miedo, pensando que sentirla

ven tenia en la isla una amiga casi de su edad, el fño de la llave, que no me dejarla esperanza

bija de uno de los pobres habitantes de las ca- alguna.

banas circunvecinas, y que usaba un vestido La llave no estaba. Lancé un grito de placer,
particular muy diferente del de sus compañe- y me entré con pasos silenciosos en el patio.
ras: recordé también que un dia que la pregunta- La puerta, las ventanas, todo estaba cerrado:
ba los motivos de aquella diferencia en sus vesti-- una débilísima luz que salla por debajo de la
dos, me contestó que era religiosa, aunque vivia puerta y que flotaba en las hojas de la higuera,
libremente en casa de sus padres en un estado revelaba que habla una lámpara encendida en
intermedio entre la clausura y la vida de fami- la habitación.

lia, y me enseñó la iglesia de su monasterio. ¿Quién habria podido encontrar la llave, abrir

De esta clase babia muchos en la isla, así como la puerta, encender la lámpara, si no era la hija

en Yschia y en las aldeas de los moradores de de la casa? Ya no dudé que Graziella estaba

Ñapóles. á dos pasos de mí, y caí de rodillas en la última

Entonces fué cuando se me ocunió la idea grada de la escalera para dar gracias al ángel
de que queriéndose consagrar á Dios Graziella, que me habla guiado hasta allí.

tal vez habria ido a confiar su pensamiento á

aquella amiga y pedirle que le abrie.se las puer- XVL


tas de su monasterio. Yo no quise detenerme
ni un momento para reflecsionar, é inmediata- Ningún ruido se percibía al rededor de la casa:
mente me puse en marcha á largos pasos por no obstante, puse el oido contra una rendija

el camino de Puzzoles, villa la mas cercana de que formaba la puerta en y me pareció


el suelo,

Próscida, y donde se encuentran regularmente oir el débil murmullo de una respiración y como

barcas. sollozos al fondo de la segunda pieza. Sacudí


. .

LAS CONFIDENCIAS. 249

ligeramente la puerta, como si el viento hubiera Su cabeza, que trataba de alzar, caia agobiada
sido el que la conmovía, á fin de llamar poco á por la debilidad sobre la paja, inclinada hacia

poco la atención de Graziella, y por temor de atrás, y como herida de un hachazo. Estaba pá-
que el sonido repentino de una voz que la llama- lida como una imagen de la agonía, escepto en
ba la matase. La respiración se contuvo. En- la parte prominente de sus megillas, hacia los
tonces llamé con voz suave á G-raziella, procu- pómulos, en donde se distinguían unas manchas
rando dar'á mi acento la espresion mas tranqui- de color rosa muy vivo. Su hermoso cutis esta-

la, mas llena de ternura que encontré en mi co- ba manchado con el rastro de las lágrimas, y con
razón. Un grito débil, ecsbalado desde el fondo el polvo que se le habia adherido. Su vestido

de la casa, fué la respuesta que obtuve. negro se confundía con el moreno color del suelo,
Yo llamé entonces con mas fuerza, conjurán- donde la joven estaba reclinada. Sus pies desnu-
dola á que abriera á su amigo, á su hermano, que dos, blancos como el mármol, descansaban sobre
venia solo, de noche, en raedio de la tempestad, la dura y húmeda piedra del pavimento: repen-
y guiado por su buen ángel á buscarla, á descu- tinos estremecimientos recorrían su cuerpo y ha-
brir su retiro, á arrancarla de la desesperación, cían castañetear sus dientes como si temblara de
á traerla el perdón de su familia, el suyo, y á frió. La mascada roja, que envolvía ordinaria-
volverla á sus deberes, á su felicidad, á su pobre mente las luengas trenzas de sus hermosos cabe-
abuela y á sus queridos hermanitos. llos, sehabia desatado y caia como un velo sobre
— ¡G-ran Dios! ¡El es!. . . .es mi nombre. . . su frente, casi hasta el borde de los ojos. Veíase
su voz eselamaba ella sordamente. que la joven se habia servido de aquel lienzo pa-
Yo la llamé con mas ternura Graziellina: le ra cubrir su rostro y sus lágrimas en medio de
di aquel nombre acariciador, que usaba para con las sombras, como un pensamiento del sudario
ella cuando jugábamos juntos. funeral, y que no lo habia levantado sino hasta
— Oh! él es, no hay duda! volvió á esclamar el momento en que, oyendo mi voz, se incorporó

la joven:no me engaño .... es él ... en su lecho para venir á abrirme.


Yo oí que se levantaba sobre las hojas secas, ( Continuará.)
que rechinaban á cada movimiento que se hacia;
conocí que daba un paso para venir á abrirme;
mas luego cayó de debilidad ó emoción, sin po-
PEIMEROS AFECTOS.
der ir mas adelante.

XVIL Peqtieña, y cojí madre y yo por guia


tu

Ya no dudé mas; di un golpe con mis espal- Veniste al bosque de mi huerto ameno;
das á la vieja puerta con toda la fuerza que me El aire de fragancia estaba lleno.
prestaban mi impaciencia y mi inquietud, y la El cielo claro, y apacible el dia.
cerradura cedió y se arrancó al esfuerzo, deján-
dome el paso abierto hacia el interior de la Por las floridas sendas discurría
casa. Dirigiendo tus huellas. En mi seno
La pequeña lámpara, encendida por G-faziella
Amor vertió dulcísimo veneno:
ante la Madonna, iluminaba la estancia con un
Como te vi, te di ¡ay! el alma mia.
leve resplandor. Me precipité al fondo de la se-
gunda pieza, en donde habia oido su voz y el rui-
Tú, en quien el cielo su beldad traslada,
do de su calda, y donde la creia desvanecida:
mas no lo
En tierna edad encanto á mi memoria,
estaba; su debilidad era la que no ha-
bia secundado su voluntad. La pobre joven ha- Y de mi lira inspiración sagrada;

bia caido sobre el haz de paja, que le servia de


lecho, allí juntaba las manos contemplándome.
No esquives, por humilde, esta victoria
y
Sus ojos, animados por la fiebre, abiertos por la Sobre una alma, que cifra enamorada
admiración, y llenos de una languidez indefini- En tí sus dichas y laurel de gloria.

ble, causada por el amor, brillaban inmóviles, co-


J. J. Pesado.
mo dos estrellas cuyos resplandores caen del cie-

lo, y parecen mirarse como á través del agua. -^^^^-<^


— .

UN

Ave que pasa cantando, Sueño de que se despierta


Fugaz perfume de flor, El hombre nara su daño,
Nube de hermoso esplendor Cuando airado el desengaño
Que está el aire descuajando. Azota su barca incierta:
Amor, te vas alejando ¿Quién á dirigirla acierta?
Presuroso de mi cielo: ¿Quién hará que no sucumba?
Deten un tanto tu vuelo, Ay! la tempestad retumba . . .

Que es el sol de mi ecsistencia, Ha desparecido el puerto;

Y no me deje tu ausencia Ye á su frente el mar desierto,

Sombra, lágrimas y bielo. Y ese mar será su tumba.

Circuida de esplendor. Así en los mares perdido


Entre ilusiones hermosas. De ese desamor estremo,
Por sendas de adelfa y rosas Soltando el inútil remo

De la mano del amor, Quedé de dolor rendido.


Yas juventud. No hay temor Por las olas combatido
Del porvenir; tu presente Yago al acaso mi leño,
Es la cristalina fuente, Y yo de mí sin ser dueño
Que refleja el cielo hermoso. Gocé de un estraño encanto,
Ya en tempestad, ya en reposo, O en el cansancio del llanto,
Con su sol indeficiente. O en las ficciones del sueño.

Amar! vivir un momento Era un hermoso pensil:

En una fruición intensa. Sus corrientes bulliciosas,

Que torna nuestra alma inmensa Y sus flores olorosas


Para un solo sentimiento. Y canoras aves mil.
Oír un vago concento Dulce era el aura sutil

Que desciende de la altura, Que entre las ramas jugaba


En la linfa que murmura Del fresno, en que me apoyaba.
De las aves en el trino, Cuya sombra me cubria,
En el acento divino Y 86 apartaba y volvia
De una adorada hermosura. Según que el aura soplaba.

(•) Continuación de las eatampaa de laa flores animadas, y poesía que nada tiene que ver con las tales flores ani-

madas. yota de los Rlt.


UN SUEÑO DE AMOR. 251

Las aguas van miarmurando, Oye mi canto de amores


Las flores gratas se mecen, Que con mi alma concebí;
Los pájaros aparecen Hermosa, desque te vi,
Entre las ramas saltando. Y que hoy perfuman las flores
Todo era tan dulce y blando Para llegar digno á tí.

De tan ideal poesía,


Que algo mi alma percibía. Vida de mi alma, y encanto
En desconocido idioma, De mis sueños de ventura,
De la flor en el aroma. Yen á mí doncella pura;
Del murmurio en la armonía. Me purificó mi llanto.

Que me endiose tu hermosura.

Frondosos troneos frutales


Ven á mí, dame tu abrigo.
Medio ocultan una estancia.
Sabré qué cosa es contento;
Que realza la elegancia
Estiéndeme un brazo amigo,
De un mirador de cristales.
Deidad de mi pensamiento,
Dentro en hileras iguales,
Hay de plantas un tesoro.
A quien venero y bendigo.
Del sitio gala y decoro,
Te hablaré tan blandamente,
Hay de naranjos un muro
En este sitio, á mis solas,
Con sus ojas verde oscuro,
Como besa la corriente
Y entre ellas sus pomas de oro.
Con sus delicadas olas
De esos jazmines la frente.

Allí fijé mi atención.


Pues no sé qué presentía Te hablaré con tal cariño

alma mia Cual madre que arrulla al niño,


Encontrar el

Subyugando el corazón. Y que ni á besar se atreve

Miré mas: no es ilusión; Su frente de blanco armiño


Cruza allí ¡feliz instante!
Con su labio casto y leve.
Un velo, una sombra errante,
Anticipa, vida mia,
Que versátil se ocultaba;
Y volvia, y se alejaba, A mi alma que gime, el cielo:

Ave de dulce armonía.


Leve, indecisa, flotante.
No emprendas, ingrata, el vuelo,

Que es tu ausencia mi agonía.


Eras tú, deidad amada,
Solo de mí conocida; Cual por el viento impelida

Perla en el mar escondida, Vino á mí, mi prenda amada,


Y de todos ignorada. Y me fijó una mirada
Eras á mí revelada Dulce, en deleite em^pada.
Con tu inefable belleza, Que era el cielo de la vida.

Con tu airosa gentileza,


Con tu misterioso idioma. En íntima comunión .

Con tu mirar de paloma Mudó el labio, el ojo atento;


Habló solo el sentimiento.
Y tu virginal pureza.
Habló solo el corazón;
Habló la íntima pasión
Hermosura encantadora, Su lenguaje celestial;
Tesoro de mi amor tierno. Murió el amor terrenal,
Hija la mas seductora Y lo reemplazó otro afecto
De las que formó el Eterno, Mas sublime, mas perfecto,
Mas hermosas que la aurora. Mas grande que era inmortal.
,

252 UN SUEÑO DE AMOR.—PENSAMIENTOS.

Yo viví con su ecsistencia La ignorancia de im pueblo, por envejecida qne sea, es

Y le trasmití la mia .... una superficie sin consistencia; cualquier preocupación que

La gocé, la percibía cae en desuso, la esti'emeee al caer; cualquiera idea nueva

Con la alma y la inteligencia. que aparece, lo agita tanto como una erupción volcánica.
Era una luz su presencia La instrucción en los pueblos pone en peligro los go-
Que en mi interior alumbraba; biernos absolutos: su ig-norancia, al contrario, pone en peli-
Era onda que refrescaba gro los gobiernos representativos; porque los debates par-
Mi corazón ulcerado, lamentarios, para revelar á las masas la estension de sus
Marchito casi, abrasado
derechos, no espera á que aquellas puedan ejercerlos con
Por la angustia en que luchaba.
discernimiento.

Luego que algún pueblo tiene algiin conocimiento de


Se acerca mas, y espresivo,
sus derechos, el único medio de gobernarlo es instruirlo.
Miro en mi torno: las flores
Es indispensable á todo gobierno representativo, que na-
Parecen hablar de amores
ce del derecho electoral, un vasto sistema de enseñanza
Con el zéfiro lascivo.
pública graduado, especial, profesional, que lleve la luz al
Todo aumenta el atractivo,
seno de la oscuridad de las masas, que fije todas las de-
Todo en el cielo es belleza;
Miro á su faz, su cabeza marcaciones arbiti-arias, que asigne á cada clase su sitio

Estaba triste, inclinada; y á cada hombre su lugar.

Y ¡ay! su angélica mirada Todo gobierno fundado sobre el doble principio de la

Era de mortal tristeza. igualdad de los derechos civiles y de la elección, será siem-

pre anárquico y vacilante: si un sistema de insti'uccion

Cual la planta se doblega que le sea propio no regenera el espíritu público, viciado
De lluvia con el esceso. por la rutina de los tiempos, no disipa el amontonamiento
Así mi alma cede al peso de las pretensiones que suscita el principio mal interpre-
De aquel placer que la anega.
tad de la igualdad civil, confundida con la igualdad so-
Tiembla mi amada, se allega,
cial, no establece la gerarquía de las inteligencias, no
Me abrasa su aliento ardiente,
abastece con un contingente de hombres ilustrados, para
Me alzo • y al besar su frente
la administración municipal, el jurado, derecho de
y el
Se desvanece el encanto.
elegir y ser elegido.
Dejándome solo el llanto
El que quiere consolidar el gobierno representativo,
De mi soledad doliente.
quiere la firmeza del régimen municipal; el que quiere el

régimen municipal, quiere la elección.


Sueño de que se despierta
El hombre para su daño. Pero en donde no se pone á los electores en la aptitud
Cuando airado el desengaño de que juzguen de la elección, ésta no ejerce su derecho;
Azota su barca incierta. la intriga usurpai-á su lugar: la centralización paraliza el

¿Quién á dirigirla acierta? régimen municipal, y aunque se esté bajo las fórmulas
¿Quién har^que no sucumba.'' parlamentai'ias, el monopolio y la ignorancia dictarán fre-
Ay! la tempestad retumba. . . cuentemente sus leyes.
Ha desparecido el puerto;
En ciertas clases embrutecidas, la intemperancia es un
Vi á mi frente el mar desierto,
esceso nacido de la privación; los mejores consejos no des-
Y ese mar será mi tumba.
truirán sus costumbres; para corregirlas es necesario
Guillermo Prieto. una buena administración municipal, y una buena ense-
ñanza elemental. La ignorancia pone en peligro la li-

bertad.
SOBRE LA INSTRUCCIÓN PUBLICA.
El carácter distintivo de la enseñanza elemental en un
A laa constituciones de los pueblos, lo mismo que á los pais representativo, debe ser inculcar un amor íntimo á
edificios, les es necesario un suelo firme y nivelado. las instituciones que rigen el pais y habituar á los educan-
La instrucción nivela laa inteligencias y presta un ter- dos al uso de la palabra.
reno firme á las ideas. (Traducido.)

(•>> ^9^»o. j^^^eu ^<99?ak r»'^^9a, ^^??su ^^990. «'«'^^^ rA9??n» <í»®^a, ^"^f^a. ^9*?b. A99?«k. ,-4099a^ ^999e. ^«®9gl .d^Sfcu ^

SOBRE LA

XI»

DISCUESO ESCEITO EN INGLES POR EL De. HUGO BLAIE.

Mas todo se haga con decencia y con orden.


JEjústola I de S. Pablo á los corintios, xiv, 40.

La como todo sistema regular y bien


religión, Providencia ha dispuesto que sea un requisito
dirigido, se compone de diversas partes, de las indispensable para la prosperidad en el mundo,
que cada una tiene su importancia particular y y da lugar á presumir que debe tener rela-
esto
contribuye á la perfección del todo. Hay en ella ción con el adelanto en las cosas espirituales.
algunas que son esenciales, y que por lo mis-
le Cuando vemos los negocios de un hombre envuel-
mo deben inculcai'se con frecuencia á los hom- tos en desorden, á causa de su negligencia y ma-
bres: tales son la fe y el arrepentimiento, el amor la conducta, sacamos naturalmente por conse-
de Dios y el del prójimo. Hay, sin embargo, cuencia que su ruina está prócsima, y podemos
otros hábitos y virtudes que, aunque no ocupan sospechar con justicia al mismo tiempo, que las
un lugar tan elevado, son indispensables para propias causas que de tal modo afectan su situa-
que aquellos adquieran y conserven, y por lo
se ción temporal, deben producir un nocivo efecto
mismo reclaman con justicia un lugar en las en sus intereses morales. El apóstol nos ense-
ecshortaciones religiosas. Entre estos últimos de- ña en este capítulo que: ^^Dios no es el autor de
be colocarse aquella atención al orden, al método la, covfusion.'''' Ama el orden, y en todas sus

y á la regularidad que el apóstol, según vemos obras se manifiesta. Pero ''donde hay confusión,
en el testo, nos encarga que conservemos en to- allí está toda obra mala (Sant. iii. 16)," que es
dos los negocios de la vida. Sea que le conside- su inmediata compañera. En la secuela de este
remos ó no, como un deber moral en sí mismo, discurso os señalaré aquellos ramos de conducta.,
espero haceros ver que es un requisito esencial en que es mas necesario el orden para la virtud,

para el esacto desempeño de casi todos nuestros y concluiré con manifestaros las grandes venta-
deberes, y que merece, considerándole bajo este jas que de él resultan. Permitidme que os re-
aspecto, mucha mas atención que la que comun- comiende orden en la dirección de vuestros ne-
mente se le presta cuando se le considera bajo el gocios, en la distribución de vuestro tiempo, en
punto de vista religioso. el manejo de vuestros bienes, en el arreglo de
Si estendemos la vista por el mundo, descubri- vuestras diversiones, orden, por último, en el
remos desde luego que una vida viciosa y liber- trato con los demás hombres. Así, todas las co-

una vida de confusión. De aquí


tina es siempre sas seharán en orden.
es natural inferir, que el orden es compañero 1. Conservad el orden en la dirección de
'^

de la religión, y que así como la negligencia en vuestros negocios mundanos. Todo hombre, en
este punto conduce al vicio, así la debida aten- cualquiera posición en que esté colocado, tiene al-
ción á él debe prestar ayuda á la virtud. La gunos negocios, ya sean domésticos., privados ó
TOM. ir. XI. 33

254 IMPORTANCIA DEL ORDEN.

públicos,á que debe atender sucesivamente, por- obras y glorifiquen á nuestro Padre celestial. Así
que todos tenemos deberes activos que desempe- nos haremos dignos de la herencia de los santos
ñar. Su primer cuidado debe ser el arreglar las en la gloria. Pero, ¿cómo podrán desempeñar
ocupaciones que correspondan á esta clase, de un estas diversas obligaciones, aquellas personas que
modo tal, que cada una tenga su lugar propio sin están siempre envueltas en esa precipitación y
tropezar con las demás; y que aquella que corres- perplejidad que el desorden ocasiona? Quisié-
ponde al mundo, no se mezcle con lo que debe- ramos tal vez bacer aquello que ecsige nuestra
mos á Dios. A proporción que los negocios au- posición y nuestro carácter; pero nos bailamos
mentan, se hace mas indispensable la conserva- imposibilitados para ello por la confusión en
ción del orden, aunque apenas bay una clase de que nos bemos dejado envolver. Lo que dejó de
vida, tan sencilla y uniforme, que no sufra al- bacerse en su debido tiempo, se nos atraviesa
go por el descuido en esta materia. Mas no ba- delante en momento inoportuno; nos abruma una
blo aquí del perjuicio que resienten los intereses multitud de negocios; muy diversas obligaciones
mundanos; quiero levantar vuestra atención á nos distraen, y esta distracción es unas veces la
intereses mas importantes, y baceros ver que el causa, y otras el pretesto de que las abandone-
manejo arreglado de vuestros negocios tempora- mos menos de que pospongamos las
todas, ó á lo
les, esuna parte muy principal de vuestro deber de mayor importancia á otras de no tan grave
como cristianos. interés.
Porque bay mucbas personas que no pueden De aquí viene que vemos en el mundo tantos
persuadirse de esta verdad, ba ecsistido siem- caracteres inconsecuentes, y tan frecuentes ejem-
pre entre los bombres una fuerte propensión á plos de bonradez parcial, apariencias de genero-
sej)arar la religión del comercio del mundo; y sidad sin justicia, bonor sin verdad, probidad
concediendo de buena voluntad algunos ratos de para con los bombres sin reverencia á Dios. El
retiroy devoción para consagrarlos á Dios, mi- que maneja sus negocios con método y regulari-
ran al mundo como su propiedad particular, ma- dad, va encontrando sus obligaciones en su debi-
nejando estos asuntos con entera separación de do lugar, y señala á cada una el puesto que le

los otros. Y aun llegan á imaginarse que por el corresponde. Pero donde no bay arreglo en la
bomenage que á veces rinden á la religión, que- conducta, no puede baber uniformidad en el ca-
dan en libertad de obrar en los negocios del rácter; piérdese la conecsion y arreglo natural de
mundo del modo que mas les agrade. ¡Cómo equi- nuestros deberes; y si acaso aparece la virtud, solo
vocan estos bombres el objeto del cristianismo! será como por arranques repentinos y pasageros.
La Providencia nos ba colocado en este mundo La conciencia podrá á veces poner en ejercicio
como en un gran campo de prueba. Las necesi- su autoridad, cuando nuestra situación le dé lu-
dades de nuestra naturaleza nos llaman á diferen- gar para ello; pero en otra^ circunstancias igual-
tes ocupaciones; mucbos lazos nos unen con la mente importantes, todos los sentimientos mora-
sociedad: de amigos y enemigos, de superiores é les serán sufocados por el tumulto de los nego-
inferiores, de vecinos é iguales, resultan necesi- cios del mundo. Un genio irritable acompaña
dades y aparecen obligaciones que circulan entre generalmente á las personas desarregladas. La
todas las clases. La Sabiduría Divina dispuso premura en que están siempre, y los embarazos
esta activa escena para que en ella pudiesen ejer- de que se bailan rodeados, mantienen sus espíri-
citarse todas las virtudes que forman el carácter tus en continua irritación. Tropezando siempre
del cristiano: la justicia, buena fe y veracidad en con dificultades, que son incapaces de vencer;
el trato mutuo; la debida fidelidad á cualquiera convencidos de la irregularidrd de su conducta,
confianza, y el esacto desempeno de lo que se pero avergonzándose de confesarlo, se ven empe-
nos encarga; el afecto bácia los amigos, el perdón ñados mucbas veces en mil lucbas secretas; y la
de los enemigos, la caridad desgraciado y
con el inquietud que sufren en su interior se desaboga
la atención á los intereses de nuestra familia. con frecuencia sobre los que les rodean, en acce-
Llenando sucesivamente estas obligaciones, es sos de mal bumor. De esto resulta que se ven obli-

como manifestamos que nuestra conducta es tal gados á ecbar mano de miserables recursos para
como corresponf.le al Ecangdio (le Jcsucrialo. Así calmar su desasosiego. Desesperando de poder
conseguirémog que nuestra luz brille delante de I
descubrir las causas que los han puesto en este cs-
los hombres ,
para que vean nuestras buenas !
tado, se abandonan k veces á una completa indo-
IMPORTANCIA DEL ORDEN. 255

lencia, ó se entregan á los escasos de la intempe- senta, para ayudarles á gastarlo. Es, pues, inú-
rancia j de los placeres desordenados, y por uno ó til esperar que aquellos que miran el tiempo cou
por otro medio agravan su delito y aceleran su tal indiferencia, conserven algún orden en su
ruina. — 2. ° Mas para que conservéis el orden en distribución. Pero por este fatal descuido, ¡cuán-
vuestros negocios, es preciso que atendáis á él en tos motivos de eterno sentimiento están acu-
la distribución de tiempo. Este debéis considerar- mulando! ¡En vano arrepentidos amargamen-
lo como sagrado depósito que Dios os ha confiado, te tratarán después de recobrar el tiempo que
y de que al fin deberéis dar cuenta, porque aho- así dejan pasar ahora en medio de la confu-
ra no sois mas que sus depositarios. La porción sión! Lo que dejó de hacerse en ocasión opor-
de él que se os ha concedido, se os ha dado en tuna, se presenta después para atormentarnos.
parte para que la ampiéis en los negocios de este La edad madura resiente las consecuencias de
mundo, y en parte para que atendáis á los del una juventud descuidada; y la vejez trabaja
venidero. Es, pues, preciso que ambos tengan oprimida del peso de una carga que no le cor-
el espacio que las corresponde. Que no se mez- responde. El moribundo observa con angus-
clen las horas destinadas á la hospitalidad y á tia que sus dias van á terminar, cuando apenas
la distracción con las dedicadas al desempeño comienza á prepararse para la eternidad. He
de vuestros negocios indispensables; pero que aquí los resultados de malgastar el tiempo, por
los negocios que llamáis indispensables no roben no conocer su valor. Todo está fuera de su lu-
el tiempo consagrado á Todas las
la devoción. gar en la vida de estas personas, porque nada
cosas tienen su tiempo^ y por sus espacios pasan puede hacerse bien, cuando no se hace en su de-
todas ellas debajo del cielo (Eclesiastés iii. 1.) Si bido tiempo.
dejais para mañana lo que debéis hacer hoy, Pero hombre arreglado en la distribución del
el

abrumáis el dia de mañana con una carga que suyo, escoge el método mas propio para escapar

no le pertenece. Colocáis un peso sobre las alas de estos diversos males, y puede decirse con esac-
del tiempo que le impide el conduciros sin tro- titud que redime su tiempo^ porque le prolonga

piezo. El que todas las mañanas distribuye las manejándolo acertadamente. Vive mucho en po-
ocupaciones del dia, y lleva al cabo su plan du- co tiempo; mas que otros en muy dilatado espacio.

dante todo el curso de él, conserva el hilo que le Vive para Dios y para su alma, y atiende junta-
guia en el laberinto de la vida mas ocupada, por- mente á los intereses lícitos de este mundo: de-
que esta arreglada distribución de su tiempo se-
tiene y aprovecha las horas conforme pasan; tien-

rá como un rayo de luz que le alumbrará en to- de la vista hacia lo pasado, y preveo para lo fu-

dos sus pasos. Mas donde no hay plan, donde turo. Es propio para cualquiera empresa útil, y
el empleo del tiempo depende únicamente del su memoria permanece. Mas para el hombre
curso de los sucesos, todo yace en un caos que desarreglado, estas horas pasan como una som-

no admite ni distribución ni ecsámen. bra. Sus dias y sus años, ó son vacíos de que
Para poner orden en la distribución del tiem- no conserva memoria, ó los encuentra llenos de
po, lo que primero se necesita es conocer todo su una y confusa de asuntos sin
serie tan irregular

valor. Considerad bien su importancia y la rapi- concluir, que aunque recuerda que ha estado ocu-
dez con que se desliza. En nada es mas inconse- pado, no puede esplicar en qué especie de nego-

cuente el común de los hombres que en el aprecio cios se empleó. De él se puede decir con mas
que hacen del tiempo; porque al paso que cuan- justicia que de ningún otro, que anduvo tras de

do le consideran como la medida de su mansión una sombra^ y que se perturbó en vano.


sobre la tierra, estiman altamente, y buscan
le 3. ^ Poned en orden el manejo de vuestros bie-

todos los medios posibles de prolongarlo; cuando nes. Cualesquiera que sean, cuidad que su admi-
le ven dividido en pequeñas porciones, parece co- nistración sea con método y economía, y ecsami-
mo que lo desprecian, y le malgastan con incon- nad de cuando en cuando vuestra situación, para
siderada profusión. Quejánse, de que la vida que podáis arreglar vuestros gastos, conforme
vuestras rentas aumenten ó disminuyan. Proveed
es corta, y juntamente desean que lleguen á su
fin sus diferentes periodos. Codiciando todo lo á lo necesario antes de permitiros lo superfino, y
demás, solo el tiempo desperdician; le conside- tratad de ser justo con todos los que con vos tra-
ran como una propiedad del perezoso,
y aprove- ten, antes de aspirar á ser elogiado por vuestra li-

chan con gusto cualquiera ocupación que se pre- beralidad. Ea una palabra, formaos un plan d? vi-
256 IMPORTANCIA DEL ORDEN.

da conforme lo permitan desahogadamente vues- No dudemos,- pues, que el orden, la frugalidad


tras circunstancias,y adherios á él, sin que os y la economía son necesarios para conservar to-
haga abandonarlo ninguna tentación para entre- das las virtudes públicas y privadas. Por hu-
garos á algún esceso impropio. mildes é insignificantes que parezcan á alguno es-
En el siglo en que vivimos ninguna adverten- tas cualidades, ellas son, sin embargo, el cimiento
cia es mas importante que ésta, por la inclinación y la base de la libertad, la independencia y el ver-
que prevalece en él, á una inconsiderada profu- dadero honor. El que tiene firmeza para arreglar
sión: cuando vemos á toda clase de hombres pre- sus negocios con método y regularidad, y man-
cipitarse con impetuosa vanidad sobre los que les tiene un sistema de vida conforme á sus circuns-
son superiores; competir con éstos en toda especie tancias, será siempre dueño de si mismo en cual-
de lujo y ostentación, sin buscar otra disculpa quiera situación en que se encuentre. No nece-
para justificar esta estravagancia que la costum- sita adular ni mentir, ni se ve precisado á con-
bre, y la supuesta necesidad de vivir del mismo sentir en una bajeza, ni á cometer un crimen; al
modo que que les rodean.
los Esta disposición paso que el que carece de la firmeza de carácter
de espíritu engendra desprecio hacia cualquier que la observancia de un método ecsige, será es-
método de vida sobria y arreglada, é impide toda clavo del mundo; no podrá desempeñar sus debe-
atención a los deberes y ocupaciones domésticas. res, ni con entereza como hombre, ni con fidelidad
Impele al hombre á empresas peligrosas y fantás- como cristiano. Desde el momento en que traspa-
ticas, y desgraciadamente reúne los dos estreñios samos la linea de la economía, y nos permitimos
de adquirir con avidez y rapacidad, y de mal-, un sistema de vida superior á nuestra fortuna,
gastar con profusión. ¿Podrá haber prosperidad entramos en una senda muy peligrosa, en que por
duradera en medio de tai desorden? Mientras todas partes nos rodean precipicios, y en donde
la confusión se introduce en sus negocios, y la cada paso que damos, puede conducirnos á des-
prodigalidad consume al mismo tiempo su patri- gracias ocultas hasta entonces, y á crímenes que
monio, se acerca la pobreza como un hombre ar- acabarán por consumar nuestra eterna perdición.
mado. Se estremece á la vista del mal que se 4. '^
Poned orden en vuestras diversiones; es
aprocsima, pero carece ya de fortaleza de espíritu decir, no les concedáis mayor lugar del que les
para repelerlo. Habituado á vivir continuamen- corresponde: tratad de mantenerlas en su debido
te en una sociedad y una serie de placeres des- límite, y mezcladlas con otros deberes mas serios
proporcionados á su condición, es incapaz de y negocios mas importantes de la vida.
sustraerse á de la costumbre, y se
la influencia Como no hemos sido formados para una suce-
precipita con los ojos abiertos en el abismo que sión continua de pensamientos serios, es preciso
tiene delante. La pobreza le hace depender mas buscar alivio á la fatiga, y no puede correr nues-
estrechamente de otros, y esta dependencia au- tra vida sin una mezcla proporcionada de dis-
menta la corrupción; porque la necesidad que le tracción y descanso. Una asidua y continua apli-

obligó primero á consentir en bajas complacen- cación gastarla muy pronto nuestras débiles fa-

cias, le conduce después al crimen, y lo que empe- cultades. Mas al mismo tiempo la propensión
zó por ostentación y estravagancia, acaba por in- al descanso, y al jilacer, tan general en todos los
famia y delito. He aquí las consecuencias del hombres, convierte la diversión en el mayor
desarreglo en los negocios del mundo. He aquí enemigo del orden, pues continuamente trata de
la senda por donde marchan continuamente el usurpar, de entrometerse, y de estender su impe-
pródigo y el disoluto. ¿A qué, sino á la falta de rio, introduciéndose en el lugar que deberían
orden, hemos de atribuir esas escenas de infortu- ocupar otros asuntos mas importantes, y de este
nio, que con tanta frecuencia cscitan nuestra com- modo trastorna y entorpece el curso natural de
pasión, de familias que vivieron en la abundancia las cosas. Una sola diversión frivola que se
reducidas á la miseria, y la triste viuda y el des- consiente fuera de su lugar, produce muchas
amparado huérfano, que se encuentran sin ami- veces perplejidad y confusión en una larga serie
gos, abandonados en medio del mundo? ¿lia ha- de negocios. Así, pues, aunque las distracciones
bido origen mas fecundo de esos crímenes atroces sean inocentes, requieren una constante vigilan-
que llenan de inquietud y terror la sociedad?
cia para mantenerlas en sus límites justos y de.
¿Quién arrastra al jugador al fraude, al ladrón
á la violencia, y coloca el puñal en la mano del bidos; mas las viciosas y desordenadas no deben
asesino? ser vigiladas, sino proscritas de toda sociedad
IMPOUTANCIA DEL OTIDE^. 257

Tbien ordenada. Tan luego como el hombre bus. cho mayor la opresión y tristeza que sienta, al
ca la felicidad en los garitos, en las orgías noc- paso que con una mezcla prudente de vida pú-
turnas y en las guaridas del vicio, se apodera de blicay privada, nos libertamos de los peligros
él la confusión como de una cosa que le perte- de ambas, y sacamos mayor partido de sus ven-
nece. Entonces es en vano esperar que haya tajas.

orden en su familia, ni en sus negocios, ni en la Al considerar los diversos ramos de conduc-


distribución de su tiempo. Echa en olvido los ta en que es esencial el orden, según he mani-

mas importantes deberes de la vida, y llega has- festado, debemos notar que tienen un enlace
ta á invertir el orden de la naturaleza, hacien-
mutuo, y dependen unos de otros. Si queremos
do del dia noche, y de la noche dia. El decoro, recoger algunos de los opimos frutos del orden,

mismo, todo lo huella es preciso que le conservemos asi en la distribu-


el honor, hasta el interés

con indiferencia. Cuando el desorden ha llega- ción de nuestro tiempo, como en el arreglo de

do á ya prócsimo á consumar su
tal punto, está
nuestros gastos; asi en las diversiones como en

obra, y podemos anunciar con toda certeza que la elección de nuestra sociedad, porque si con-

la ruina de esa persona está muy cercana. To- sentimos que el desorden se introduzca en algu-

do aquel que quiera escapar de tan pestilente nos de estos ramos principales, podemos estar

contagio, apresúrese á huir de su compañía. seguros de que no tardará en estenderse á los

5. ° Conservad el orden en el trato con los de- demás. En vano nos proponemos, por ejemplo,
más hombres, esto es, no os enredéis en una conti- ser arreglados en el manejo de nuestros negocios,
núa-sociedad de toda clase de personas, sino esco- si no lo somos en la distribución del tiempo, y
ged con prudencia y acierto aquellos con quienes es inútil pensar en arreglar nuestros gastos, si

queráis asociaros, y haced de modo que la socie- deseamos introducir el desorden en nuestras di-

dad y el retiro se sucedan alternativamente. Es versiones ó en nuestra sociedad, porque ya he-

imposible que haya orden en la vida del que no mos dado entonces entrada á un principio de
consagró algún tiempo al retiro y á la medita- desorden que trastornará nuestros planes y em-
ción. Nopodrá arreglar prudentemente sus ne- brollará lo que deseamos arreglar. Uniformi-

gocios temporales, ni atender como es debido dad es lo que el orden ecsige sobre todo. Si que-
á los espirituales: no vive para sí, ni para el reis que las cosas vayan con método y gobierno,
mundo. La continua disipación le hace ligero haced que todo^ según el testo dice, vaya con de-
é inconsiderado, é indefectiblemente adquiere cencia y con ói'deit.
aquel espíritu de desorden y confusión que tan- Debo también advertiros que tan necesario

to prevalece en el mundo. es el orden en los asuntos graves, como en los

No es bastante á preservaros de este mal el pequeños. No quiero decir con esto que debéis
que nuestras sociedades no se compongan de li- ocuparos en aquellas minuciosas atenciones que
bertinos y viciosos. Si os distraen de la aten- con tanta frecuencia llenan los espíritus frivo-
ción que debéis á vos mismo, y á vuestros asun- los, sino que os hago recordar que el desorden,
tos domésticos, y que conviene á todo hombre como cualquier otro vicio, suele empezar á des-
de juicio, trastornarán el orden y serán incom- arrollarse por principios muy insignificantes.
patibles con el deber. Lo que en sí mismo es Los que en asuntos pequeños ven el orden y el
inocente, si se lleva al esceso, degenera en cri- método con total abandono, están muy prócsi-
minal, y una sociedad inútil y frivola está muy mos á ir estendiendo poco á poco esta negligen-
cerca de pasar á corruptora. Uno de los pri- cia á otros deberes y negocios en que pasa á ser
meros fundamentos del orden, es aprender á ser criminal. La indolencia se apodera de todos los
feliz en el seno de su familia: en el retiro do- que no estudian el modo de precaverse de ella,

méstico es donde todo hombre sabio y virtuosa y solo ejercitándolos continuamente, ]3ueden ad-
encuentra su principal satisfacción, y en donde quirirse con solidez los hábitos de orden y pun-
forma los planes á que debe arreglar su carrera tualidad.
pública. El que no sabe ser feliz en su casa, Lo dicho basta para no dejar duda acerca de
no podrá serlo fuera mucho tiempo. La sociedad la importancia de este principio, para la conduc-
y compañía puede proporcionar un consuelo tem- ta moral y religiosa: vamos á concluir haciendo
poral á su espíritu desocupado; mas cuando se una breve reseña de las ventajas que resultan
vea precisado á entrar en si mismo, será mu- de s u observancia.
258 IMPORTANCIA DEL ORDEN.

Primeramente, sirve el orden para corregir darnos, poco á poco y por la esperiencia de sus
aquella negligencia que nos conduce á omitir el felices efectos,hallamos natural y agradable.
la

cumplimiento de algunas obligaciones, y la pre- Corrige esas irregularidades de humor y de mo-


mura y precipitación que nos hace desempe- dales,que llamamos caprichos^ y que son la se-
ñar oirás imperfectamente. Por su medio nues- ñal mas característica de un espíritu desorde-

tra atención se dirige á su debido objeto: mar- nado. Es el origen de la entereza en la con-
chamos por el camino recto que la Providencia ducta y de la consecuencia en el carácter. Es
ha señalado al hombre, en el que por todas par- el fundamento de toda la confianza que pone-

tes se van presentando los varios negocios de la mos en demás, y que en vano buscaremos en
los

vida. Dios y el hombre, el tiempo y la eterni- el desarreglado. Solamente podemos confiar en


dad, ocupan su lugar propio, se presentan suce- el que es regular y uniforme en su conducta,
sivamente á nuestra y empeñan nuestra
vista, que vive por principios y no por caprichos, y
atención, mientras que los que siguen una vida obra con arreglo á un plan, y no por impulsos
desordenada se hallan en breve metidos en un desordenados.
laberinto donde solo ven en derredor oscuridad, Las ventajas del orden de que hemos hablado
enredo. Las tortuosas sendas en que se fati- hasta aquí, pertenecen á la rectitud en la con-

gan, les separan del camino recto que conduce ducta. Veamos ahora cuan importantes son pa-

al verdadero fin del hombre; ocultan á su vista ra nuestra propia satisfacción y felicidad. Cier-

los objetos á que principalmente debieran aten- tamente en el orden es donde únicamente puede
der, manifiestan otros que solo sirven para hallarse la tranquilidad: es, pues, el origen de la
y les

distraerlos y estraviarlos. paz y esto es en la tierra el mayor de todos los


Ademas, por medio del orden y del método evi- bienes. El solo nombre de confusión indica tras-

táis la ociosidad, origen el mas fecundo de críme- torno y perjuicio. ¿Es posible que sea feliz un
nes y desgracias. Obrando bajo un plan con- hombre que no puede dirigir la vista al estado de
certado, y atendiendo á cada cosa en su lugar sus negocios ó al tenor de su conducta, sin des-
propio, tendréis un empleo inocente y útil para cubrir que todo está embrollado, que, ó siente

vuestro tiempo, y no os veréis nunca embarazado remordimientos por haber abandonado sus debe-
sobre el modo de disponer de vuestras horas pa- res, ó se fatiga en vano por alcanzar á hacer lo
ra llenar la vida agradablemente. En el curso de que antes debió haber hecho? Los que viven ar-
la vida humana hay dos estremos igualmente pe- regladamente, pueden ser comparados á los cuer-
ligrosos para la virtud: la multiplicidad de nego- pos celestes, que siguen un curso regular bajo le-

cios y la falta absoluta de ellos. El hombre ar- yes fijas, cuya influencia es benéfica, y que ejecu-
reglado se mantiene entre estos estremos, sin que tan pacificamente sus operaciones. El desarre-
nadie le perjudique. Tiene ocupaciones, pero su glado se asemeja á los agitados elementos infe-
peso no le oprime, mientras que el desarreglado, riores, que trastornan el curso de la naturaleza
recargando una parte de su tiempo, y dejando va- con sus irrupciones violentas y repentinas. Por
cía la otra, se encuentra unas veces abrumado de el mal manejo de sus negocios, el esceso en los

atenciones y otras anda ocioso, ó por falta de em- gastos, el desarreglo en las compañías y diversio-
pleo ó por duda de lo que hará. Estos períodos nes, están siempre originando molestias para ellos

de indolencia y ociosidad que abundan en su vi- mismos y para los demás. Se separan de su ca-
da, son los mas peligrosos. En ellos la imagina- mino para ir en pos de sus placeres, y en vez de
ción, inquieta y disgustada, se apodera de cual- ellos solo encuentran pesadumbres por todas par-

quiera cosa que la ocupe ó la divierta, y está mas tes. Como siempre están fuera de su lugar, tro-
espuesta que nunca á entregarse á todo vicio, ó piezan y chocan con los otros. Los desórdenes que
a incurrir en cualquier debilidad. ocasionan, nunca dejan de estenderse en derredor,
Por medio del orden moderamos también la y envolver á muchos en confusión y en apuros:
inconstancia y ligereza. El corazón humano es na- son por consiguiente origen de inquietudes y con-
turalmente voluble, aficionado cambio, y pro- al tiendas, de discordias y enemistades. Pero el or-

pende continuamente á separarse de la linea rec- den es el principio deá todos permite
la unión:
pro.seguir sus negocios sin perturbar á los demás:
ta de conducta. De aqui la necesidad de some-
es la cadena de oro que mantiene reunidas en
ternos a nosotros mismos al método y la su- paz y en amistad las sociedades de los hom-
jeción, que aunque al principio parezca incomo- bres.
IMPORTANCIA DEL ORDEN. 259

Por último, el hombre de orden tiene conce- tinieblas. El Hijo de Dios bajó á la tierra pa-
sión con todas las potestades y principios mas ra restablecer el orden entre las obras de Dios;
elevados del universo. Es el discípulo del Se- y su grande empresa quedará consumada con
ñor; va con él, y sigue sus huellas. Su carácter aquel orden perfecto que introducirá en el úl-
es conforme al espíritu que la religión respira, timo dia. En nueva tierra y en los nuevos
la,

porque en general, y la religión de


la religión cielos reinará eternamente un orden inalterable
Jesucristo en particular, pueden ser llamadas entre los espíritus de los justos hechos perfectos;

la gran disciplina del orden. Andar en el pe- y cualesquiera que sean los demás requisitos pre-

cado y andar fuera de orden, son palabras sinó- paratorios que se nos ecsijan para ser admiti-

nimas en la Escritura, y en el nombre de Nttes- dos en su sociedad, es cierto que nunca tendre-
tro Señor Jesucristo se nos manda que nos apar- mos parte en ella, si ahora no estudiamos el

temos de los que andan fuer a de orden. El rei- modo de hacer todo con decencia y con orden.
no de Satanás es el reino del desorden y de las (Traducido para el Albmn.)

—'^~" f^-^^^&?í -av^.^-..

-4-^^^®^^:^^^-!-

EL AGUA. que componen, y se convierten en minerales:


lo

Si la temperatura del globo estuviese constan- las partes estrañas que contienen, son ordinaria-

temente debajo de O, el agua seria una roca cris- mente las mismas que los terrenos que han atra-
talina ligeramente trasparente, vesado.
y de aspecto sim-
ple, que pasarla al estado de líquido por una tem- Llegadas á la superficie de la tierra, las aguas
peratura de + 1 ° y que entrarla en ebullición minerales pierden en todo ó en parte, las sustan-

poruña temperatura de 4- 100*^. En estado cias estrañas que tienen en disolución: las sus-

de vapor, el agua ocupa la parte inferior de la at- tancias gaseosas se evaporan, y las demás se pre-

mósfera; en el de nieve forma una corteza entre cipitan. La presión de los tubos conductores, y
el aire y el agua, y en el de líquido, envuelve el la elevación de la temperatura, contribuyen á sa-

núcleo sólido del globo. Como en la naturaleza turarlas mas de partes estrañas; y estas dos cau-

se encuentra en estos tres estados, y forma una sas dejan de obrar tan luego como las aguas es-

parte considerable de la masa terrestre, era nece- tán en libertad y en reposo, y deben aprocsimar-
sario mostrar su posición en el todo, se á la pureza natural; sin embargo, seria difícil
y sus diver-
sas posiciones en sus diversos estados. encontrar en contacto con la tierra una agua des-
Estando las tres cuartas partes de la superficie provista de toda especie de sal.

del globo cubiertas de agua, se puede ésta consi- En todos los paises montuosos, y aun en aque-
derar como una capa general atravesada en algu- llos en que no se encuentra el menor vestigio de
nos puntos por hinchazones del núcleo sólido. sustancia volcánica, como en los Alpes suizos, se

Se da á la capa acuosa el nombre de mar, ó de encuentran una porción de aguas termales, y


océano, y cuando las aguas están repartidas en acaso no es inútil notar, que las aguas calientes
la parte sólida, toman los nombres, de lagos, es-
están siempre mas fuertemente saturadas de sus-
tanques, fuentes, arroyos, riachuelos tancias minerales.
y rios.
Las aguas no se reducen á los simples elemen-
tos de su composición química sino en el instante DISTRIBUCIÓN DEL CALOR.

en que caen de la atmósfera, pues tan luego como A pesar de las numerosas esperiencias que se
se ponen en contacto con las partes sólidas del han hecho sobre el calor, las leyes de su distribu-
globo, se cargan de una porción de elementos ción en la superficie
los y en el interior del globo
260 ESTUDIOS GEOLÓGICOS.

Bo estáu bien conocidas todavía. Siendo el Sol cos en todas partes, se ha creido que en general
la fuente, ó si se quiere, la causa principal dsl ca- la elevación de un grado del termómetro corres-
lor atmosférico, se sigue de aquí que este calor ponde á 25 metros de profundidad.
debe ser diferente en cada hora del dia, en to- El calor no está mejor repartido en las aguas,

das las posiciones sometidas á las influencias de donde el fenómeno se presenta á la inversa de lo
los cuerpos terrestres, y sobre todo, en cada lati- que es en la tierra, es decir, que la temperatura
tud. La temperatura común bajo el Ecuador, baja á medida que se desciende hacia el fondo
es de-|-27o del termómetro centígrado, de + 26" de los mares.

bajo el grado 20 de latitud boreal, de + 12'^ ¿ ba-


PERTURBACIONES QUE TIENEN LUGAR EN LA SU-
jo el 45, y conserva una progresión irregular de
PERFICIE DEL GLOBO Y SUS AGENTES.
diminución hasta el polo. Esta diminución no
tiene la misma rapidez bajo todos los meridianos,
Los astros ejercen sobre la tierra una influen-
cia demostrada. La
atracción lunisolar, obran-
d© modo que si se pudiese trazar al rededor del
do sobre todo el globo, modifica su movimiento
globo una línea que pasase por todos los lugares anual, y desaloja momentáneamente y de una
que tuviesen una temperatura común de -f-
26", manera muy sensible las partes líquidas que la
esta línea, lejos de ser una paralela al Ecuador, rodean. No se duda ya que las mareas sean el
resultado de esta acción. Es muy probable tam-
seria una curva irregular, que ya se acercarla al
bién que el mismo movimiento se reproduzca con
Ecuador, ó ya se separaria de él, modificaciones sobre el fluido atmosférico.
La temperatura del hemisferio austral es in- Las aguas son sin contradicción el agente mas
ferior á la del hemisferio boreal, sin que se pue- activo de las perturbaciones que se. verifican en
la superficie del globo: ellas toman en la cima
da, en el estado actual de nuestros conocimien-
de las montañas tierras, pedernales y plantas que
tos, indicar la causa de esto.
llevan á las llanuras y hasta el fondo de los ma-
Elevándose sobre la superficie de la tierra, se res; sacan del seno de la tierra mioerales, que
encuentra aun una progresión decreciente en la abandonan en seguida; forman montanas de are-
temperatura] pero la ley de esto tampoco es co- na en el mar; cavan lechos, grietas y abismos;
nocida. y frecuentemente destruyen las montañas, cuyo
pié bañan.
El calor solar no se deja sentir mas allá de dos
El fuego, la luz y la electricidad son de gran-
ó tres metros de profundidad; pero si se concibe de importancia en la economía de los fenóme-
una costra del espesor de dos metros, tomada to- nos del globo terrestre, pero su modo de obrar
se escapa frecuentemente á nuestras miradas.
da alrededor del globo, es fácil comprender que
No obstante, el fuego, sea que venga de los aires,
esta porción de la tierra estará sujeta á una va-
sea que salga de las entrañas de la tierra, modi-
riación de temperatura, que dependerá de la po- fica mas ó menos todos los cuerpos que encuen-
sición del Sol, del estado del aire, de la dirección tra á su paso: los aereolitos y las lavas son sus
de los vientos, de la forma de los terrenos que lo principales productos. Los volcanes, que no
consideramos aqui sino como los resj)iraderos
rodean, de la naturaleza del suelo, de su calor, de
de incendios subterráneos, han dado á la tierra,
su superficie y de otras mil causas. Sin embargo según los sistemas del dia, los rasgos mas nota-
de que estas variaciones dejan de ser sensibles á bles de fisonomía, puesto que han producido las
tres metros de profundidad, la temperatura que montañas.
la tierra adquiere por efecto del movimiento anual El contacto de los agentes atmosféricos con
los minerales les hace esperimentar también cam-
de la esfera, se hace sentir á una profundidad
bios de color, de forma ó de estado.
mayor, y solo debajo de 30 metros se obtiene una Los temblores de tierra hacen frecuentemen-
temperatura invariable para todas las estaciones, te hundirse rocas, desaparecer islas y agotarse

temperatura que se aprocsima mucho á la media- fuentes.

Finalmente, se ha observado en
La vegetación cubre la tierra de plantas, de
na del lugar.
tierra vegetal, de turbas y de detritus; en fin,
estos últimos tiempos, que la masa sólida del glo- los mismos animales causan modificaciones sen-
bo no ofrece la misma temperatura en todas las sibles en la ffwma de la tierra. En los mares
profundidas. Después de las esperiencias hechas intertropicales hay montañas submarimas que
lian formadas por los zofitos, especies de
sido
en concavidades naturales, en las minas y en
las
animales que parecen ser un medio entre el
las foragcs [trdadros) de los pozos artesianos, se
reino animal y el vegetal, y los mad reporos, los
La creido reconocer que la temperatura del sue- corales y los mariscos de toda especie, son, pues,
lo se eleva á medida que desciende. Aunque también una fábrica viviente de montañas.
los resultados de las esperiencias no sean idénti-
LZthEh^oA Y flQ^ñ-B^E-m'UtWÍÚ
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ESCABIOSA

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"rfw^"- ^ to.

¿Quién es esa joven que se pasea y pen- triste De repente corre por la ciudad en que habita-
sativa por las sombrías calles de aquel hermoso ba la mas funesta noticia. El cólera acababa de
jardin? Es Amelia, condenada á la soledad por invadirla; y á los pocos dias la mitad de los ha-
una serie no interrumpida de desgracias. Bella co- bitantes tenia que deplorar los estragos de la ter-
mo las flores, que son la gala del pensil, apasionada rible epidemia. La familia de Amelia fué la que
como la sensitiva, que se afecta hasta de las mas mas padeció, cual si la hubiese marcado el dedo
ligeras impresiones, Amelia ha perdido ya la feli- de Dios, como la frente de Cain: en breves horas,
cidad de que disfrutaba hace poco; felicidad que sucediéndose unos á otros, como las desgracias
no ha durado mas que un dia, como la hermosu- de la vida, fallecieron en aquella casa los padres,
ra de la rosa, y que al siguiente se ha marchita- el marido y los hijos de Amelia. En medio de
do al tocarla el soplo del huracán. ¿De qué le su desesperación, hubiera ella querido sucumbir
sirve ahora ser joven todavía, ser todavía hermo- también; pero la muerte, llevando la crueldad
sa, tener bienes de fortuna, ser amada de cuantos hasta el estremo, burló sus deseos y la respetó.
la conocen, si su corazón seco ya y abatido, se ha Resignóse Amelia á vivir, para rogar al Eterno
cerrado para siempre á las emociones del placer? por el descanso de los que tanto habia amado, y
Sola, abandonada en mundo, dejadla que aca-
el llorar á todas horas sobre las tumbas que encer-
be su ecsistencia, llorando por la memoria de los raban sus restos.
que fueron toda su delicia. Si su dolor no hubiese sido tan profundo, fácil
Un mes hace apenas que Amelia, satisfecha de le habria sido hallar consuelos que lo hubieran
su suerte, nada tenia que desear. Casada con un disipado; perohay para las almas sensibles pe-
hombre que amaba, y de quien era amada tier- nas que duran tanto como la vida, llagas que la
namente, bendecía á Dios por haberle dado un mano del tiempo jamas logra cicatrizar. De ese
marido tan bueno. Dos hijos, fruto de aquel temple era el alma de Amelia: todo su vigor ha-
amor, la llenaban de placer; ¡tiernos niños, que bia sucumbido á los sucesivos golpes de que fué
crecían bajo el abrigo de su dulce madre,
y que víctima; y contento y la dicha, hablan
la paz, y el

entregados á las bellas ilusiones de la edad, no bajado al sepulcro con los objetos de su ternura.
conocían aun la vida mas que por el lado en que Desde entonces no conoció otros placeres que
la alumbra el sol esplendente de la felicidad! los de la melancolía. Vivia en la soledad: se pa-
Dos ancianos, objeto de las atenciones de todos, seaba con frecuencia en el jardin de su casa; abs-
que se velan cuidados por su hija con un empeño traíase del mundo para consagrarse al recuerdo
especial, que reian y jugaban con sus nietos, co- de sus dichas pasadas. Entonces padecía menos,
mo si fueran también niños, completaban el cua- porque, cuando volteando esas hojas del libro del
dro de aquella familia, modelo de virtudes, y dig- tiempo, que se llaman años de la vida, reprodu-
na de los goces que disfrutaba de la mas comple- cimos en nuestra memoria las escenas en que fi-

ta ventura terrenal. guran los seres que mas hemos amado, y que des-
TOM. II. —XII. v Si
11 — . í

262 ESCABIOSA Y FLOR DE MUERTO.

cansan ya en la huesa; pensai- en ellos, ver sus sus dos angelitos: aquella era la primera vez que
I

facciones, oír su voz, recordar sus pensamientos, salía á la y habia querido ir desde luego á
calle,

contemplar sus acciones, es casi liacer el milagro dar las gracias á su bienhechora. Guiada por la
de una resurrección. ¡Humillémonos ante Dios, intensidad de su agradecimiento, habló con esa

y démosle gracias por habernos concedido una elocuencia del corazón, que jamas podrá igualar
alma inmortal! Así, cuando la tumba lia roto eringejiio: dijo espresiones tan dulces, tan tier-

la cadena que liga á los humanos, ajgunos esla- nas, tan sentidas, que Amelia se conmovió; sus
bones unen todavía pasado y lo futuro, esas
lo ojos se llenaron de lágrimas. ¡Eran las primeras
dos eternidades, cuyos estremos tocan á la vida. que no derramaba de dolor!
Pronto un nuevo deber que se impuso Amelia, Después de una ligera conversación, se despi-

vino á ocupar su tiempo, y á distraerla algunas dió la viuda, llevándose á sus dos hijas, cuya vis-
veces de sus tétricos pensamientos. Dedicóse al ta avivaba los tristes recuerdos de Amelia. Esta
lamas tierna y sublime caridad. Si la
ejercicio de se quedó sola; y al reflecsíonar en el dulce con-

miseria atormentaba á los pobres, jamas salían suelo que acababa de sentir
desconsolados de la casa de la desgraciada joven. "Sí, se dijo á sí misma, me consagraré al ejer-

Si la muerte amenazaba los dias de los enfermos, cicio de la caridad. La virtud no es solo el cum-
siempre les facilitaba los recursos necesarios, sin plimiento del deber: sirve también para hacer dis-
escusar su asistencia personal. La población en- frutar ciertóB placeres desconocidos al corazón
tera la miraba como á una Providencia: su nom- llagado y muerto para la felicidad."
bre era venerado y bendecido; no habia quien no (Escrito para el Álbum.)
hiciera votos al cielo porque devolviese la felici-
dad perdida á aquella alma generosa.
Entre las familias que habia salvado Amelia, c oooooooo o
una pobre viuda, que habia que-
tina era de la de
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dado con dos hijas pequeñas. Atacada de una < o CO CO -H CO i^ O! VO
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aguda enfermedad, debió su salvación á la efica- I-?
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cia de Amelia. Hizo ésta que la asistiesen los H -^ r-4 1— I—
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mejores facultativos: no omitió gasto alguno en


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su obsequio; la cuidó afectuosamente hasta que <!
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entró en convalecencia; y no contenta aun con H O • ooooooooo o
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esto, le señaló una pensión considerable para o
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que pudiese vivir con descanso y educar con pq «^ O-^WtiOOOCOtDlOl---
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cómo pagar
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tantos beneficios: ignoraba que los


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pobres tienen también un caudal con que satis-
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facer sus deudas: el agradecimiento. <1

Era una hermosa tarde de primavera: el jardin


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de Amelia parcela un sitio encantado. Las fio-
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mecian lánguidas sobre sus tallos, suave-
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mente acariciadas por la brisa, cuyos favores' re- O fe < '-H r-l oí (>í cr>
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compensaban perfumándola con sus esquisitos O
aromas: el Sol, prócsimo á ocultarse,, despedia p
formaban cejages
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chosos, fantásticos. El horizonte parecía de fue-
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go en el Occidente. Pero Amelia, insensible á <i • • o 03

tantas bellezas, á tantos encantos, no veia nada o •


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de lo que la rodeaba: sentada bajo de un sauce Ti
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llorón, árbol qnc prefería á los demás, recordaba P juato. lajara. lupeyC

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los días demasiado fugaces, que habían pasado
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para no volver mas.
Sacóla de su éxtasis la llegada de tres pcrso- c)QP OOCi í«=i ct es:

Bas, que se dirigían á hablarla. Era la viuda con


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MIS PESARES.
¿Por qué á mi voz no presta su armonía ¡Mas que á mi vida! . . . , que si fuera dado
Hoy del amor la mágica esperanza; La suya reanimar con mi ecsistencia.
Y si quiero cantar, mi lira lanza La diera por mirar en mi presencia
Oritos solo de angustia y de agonía? Un instante al morir su rosero amado.
Porque la pena que oprimió constante Yo la daria, sí, porque viniera
Mi pobre corazón desde la infancia De mi madre á besar la triste frente,
Bobo á mis ilusiones su fragancia, Y á consolar su corazón doliente
Sin dar tregua al dolor un solo instante. Que mina del dolor la mano fiera.
O tú que de mis bárbaros pesares
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Porque sufre mi madre tanto, tanto.
Piadosa escuchas la. doliente historia: Que en medio de mi mísera impotencia
Consérvala, por Dios, en tu memoria, (jNo tengo mas!) le diera mi ecsistencia,
Consignada en mis lúgubres cantares! Por secar una gota de su llanto .......
Del mundo compasión no solicito;
Lo quiero á.mi dolor indiferente; Mas ni á las tumbas abren los gemidos
No borrará su aliento de mi frente Ni calman sacrificios los pesares ....
El signo de dolor que llevo escrito. Ni quejas, ni suspiros, ni cantares
De tu mano tan solo alivio espero; Penetran del Señor á los oidos.
Mas si lo niegas á mi afán esquiva. Por eso ya ni súplicas ni preces
Permite al menos que su nombre escriba Elevo á Dios en medio á mi abandono;
Sobre tu puerta el bardo pasagero. Qae con dolientes lágrimas su trono
Al mendigo que llega á tus umbrales, He regado ya en valde muchas veces.
Si beber no le dejas en tu copa, Que al que nació cual yo para el tormento,
Permite que con la orla de tu ropa Cuando el crudo pesar llega al estremo,
Enjugue de su llanto los raudales. Para evitar al labio ser blasfemo,
Es necesario ahogar el sentimiento
Veinte veces los yelos del invierno
Han coronado del volcan la frente.
Desde que mi alma levantó doliente Curada no, mas mitigada al meno
El ¡ay! primero en el hogar paterno. De tan acerbo mal la herida cruda.
Lágrimas de dolor mi pobre cuna Sentí en mi pecho la horrorosa duda
Kegaron entre amargos sinsabores: Verter tenaz su matador veneno.
Si la ornaron tal vez algunas flores Vistió, empero, mi ardiente fantasía
Cuando de ella salí, no hallé ninguna. Al triste mundo de vistosas galas,
Tranquilo, no el placer, la paz del alma Y del fénix ciñéndose las alas
Disfruté de mi vida en esa aurora Buscó un edén de amor el alma mia.
¡Oh, y cuánto diera en mi dolor ahora Mas no encontró con que atizar la llama
Por disfrutar su bienhechora calma! Que aquí en mi pecho en entusiasmo enciende.
Que rápida pasó, y llegó un dia ¿Por qué nadie en el mundo me comprende?
En que nublóse de mi vida el cielo; ¿Por qué ninguno como hermano me ama?
líusqué en mi llanto á mi dolor consuelo, Cansado de sufrir, el desaliento
Y en mis párpados lágrimas no habia. Del yerto corazón se apoderaba.
¡Que habia muerto mi padre! No has sabido Cuando en tí el agua que en su afán buscaba
Lo que es sin padre un hijo infortunado. . . Creyó- encontrar el pájaro sediento.
Es un templo sin Dios, que profanado ^ Yllegó desolado, y en tus rejas
Sacerdotes y altares ha perdido. Te cantó su cuita veladora,
Era muy niño aun; pero en mi pecho » Y alguna vez con interés, señora,
Hizo la pena tan profunda herida, Escuchaste benévola sus quejas
Que dejó mi ecsistencia carcomida,
Y sangre vierte aun á mi despecho. ¡Compasión para el pájaro sin nido!
¡Lo amaba en el alma! como se ama ¡Compasión para mí, que mi creencia
Cuando se tiene un corazón de niño, Fijé en tí como el Dios de mi ecsistencia! ....
Con la ardorosa fe, con el cariño ¡Compasión, sino amor, al menos pido!
Que eu el seno de Dios prendió su llama; Puebla, Julio 19 de 1849.—il£

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líASREDDIN HODJA.
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Los turcos tíenen'muclios bufones históricos, en- hablaros, — Sí lo sabemos, contestó el auditorio^

tre otros JBekri Musiafá, á quien el vino inspira esperando obligarlo á tomar la palabra por la
dichos agudísimos y satíricos; Teriaki, carica- diferencia de la respuesta. Pero el profesor, sin

tura del fumador que se embriaga con tabaco, andarse por las ramas, les dijo: —Puesto que lo

tombek y opio; Karague^iz y Hadji Haivath, los sabéis, no tengo necesidad de repetíroslo, y ac-
dos héroes inevitables del teatro musulmán, si to continuo se fué. La misma escena se repitió
tal nombre merecen unas miserables escenas de elaño siguiente, por tercera y última vez; y he-
sombras chinescas, que suelen ofrecer ratos de cha por Nasreddin la consabida pregunta, uno
distracción con ciertos chistes graciosos y popu- de los concurrentes, que habia tenido tiempo de
lares, pero que son por lo común tan viles y re- reflecsionar, respondió: — Algunos lo saben; otros
pugnantes, que su mas fiel traducción literal en lo ignoran. Por el pronto naj^a tuvo Nasred-
una lengua europea, seria ciertamente la sátira din que replicar, y se creyó perdido; pero al cabo
mas mordaz que pudiera imaginarse de las cos- de corto rato encontró con que salir de su apuro
tumbres mahometanas. el intrépido orador. — En tal caso, dijo, los que

El personage burlesco, cuyo carácter que- lo saben, pueden tomarse la molestia de referirlo
remos bosquejar aquí, por ser completamente á los que lo ignoran, y de esa suerte todos que-
desconocido entre nosotros, el célebre Nasred- darán satisfechos. Y se retiró magestuosamen-
din Hodja, no goza de menos reputación que los te mas orgulloso y no menos admirado que Ci-
que acabamos de nombrar; pero no es bebedor cerón, después de una de sus arengas.
como el primero, ni consumidor de opio como el Nasreddin Hodja era menos ingenioso con los
segundo, ni disoluto como los otros dos; es so- animales que con los hombres, y tenia mas faci-
lamente un pobre y modesto profesor (hodja) lidad para espresarse, que para hacer operaciones
cuyas costumbres son mas necias que corrom- matemáticas. Encargado una vez (es de supo-
pidas: lo que personifica su carácter es su ton- nerse que no en su calidad de profesor) de con-
tera natural y eeseuta de afectación, ó por me- ducir una manada de veinte burros á una al-

jor decir, la oportunidad de sus ocurrencias. dea bastante distante de Constautinopla, sudaba
Así lo manifiestan los ejemplos que siguen. Nasreddin sangre y agua para desempeñar de-
Debiendo un dia pronunciar un discurso en bidamente tan importante misión. Era de ver
presencia de un auditorio numeroso y escogido, cómo se afanaba el pobre hombre, ya corriendo
el profesor Nasreddin, antes de entrar en mate- tras del asno que huia á la derecha, atraído por
ria, preguntó á sus oyentes si sabian de qué les la tierna yerba que crece en las plazas píiblicas

iba á hablar. Ellos le respondieron sencilla- y aun en las calles de Stamboul; ya precipitán-
mente que no. — Pues bien, yo tampoco, dijo Nas- dose tras del que se escapaba á la izquierda para
reddin llorlja escapándose á toda prisa. Des- holgar un rato en el atrio de alguna mezquita,
pués de cierto tiempo, hallándose de nuevo de- donde pacian libremente unas cuantas vacas sin
lante de la misma reunión, comenzó Nasreddin cuidador, y caracoleaban y se revolcaban con
con el mismo ecsordio: — ¿Sabéis de qué voy á mas libertad aun otros animales. Por último,
BUFONES POPULARES. 265

fué tanto lo que se fatigó el bueno de Nasreddin jos estaba el profesor de creer que corría seme-
que, en cuando salió de la ciudad, trepó sobre jante riesgo, que despreció la advertencia que
uno de los cuadrúpedos puestos á su cuida- para librarlo de un fuerte golpe, le hizo un cari-

do, no sin haber tomado previamente la precau- tativo pasagero. Encaprichóse en continuar su
ción de asegurarse, por la centésima vez, de que tarea, y la desempeñó con tal maestría, que poco
ninguno de ellos se liabia estraviado. Al cabo tardó en caer al suelo con la rama, no sin grave
de un cuarto de hora de marcha comenzó de detrimento de sus costillas. Apenas volvió en
nuevo á hacer maquinalmente la cuenta de sus sí, su primer cuidado fué correr tras del cami-
asnos. ¡Cuál seria, pues, su admiración al no nante que le habia pronosticado lo que sucedió;
encontrar mas que diez y nueve! — Cuerno! Me y tomándole por un profeta, le dijo con el tono
falta uno, dijo echando pié á tierra, y esto no de un iluminado: "Vos, que todo lo sabéis, ma-
seria estraño si estuviésemos aun en la ciudad; nifestadme cuándo debo morir."
pero sí es muy sorprendente en el camino real. Nasreddin Hodja era contemporáneo de
¿Me abré dormido, ó estaré borracho? y mientras Timour-Lenk, ese azote de Dios del siglo XV,
así hablaba, seguia contando. diez siete que nuestros historiadores designan con el equi-
. . .
y
vocado nombre de Tamerlan. Cuando el con-
diez y ocho .... y nueve .... veinte .... eso
diez
es, cabales .... veinte .... ninguno falta, no:
quistador Mongol triunfó del sultán Bayaceto
Ilderin, en los llanos del Asia-Menor, nuestro
me habia equivocado. Vuelve á subir en su
bestia, y para mayor seguridad, hace otra vez
profesor, originario y habitante de este pais, re-
su cuenta, y resulta lo mismo que antes .... los
solvió ir, en su calidad de ulema, á ofrecer sus

burros no eran mas que diez y nueve. Apéase


respetos á los pies del vencedor. Nasreddin no
de nuevo, y enumera veinte. El atribulado pro-
queria presentarse con las manos vacías, porque
sabia que no se acostumbraba hacer esto en las
fesor no sabia á qué atribuir semejante fenóme-
no, y entendía que ei-a obra de un sortilegio. y como él no
visitas á los potentados asiáticos;

Al cabo de mas de veinte repeticiones de la era ricomas que de buenas intenciones, se halla-
producían siempre los ba en un terrible conflicto. No hallando, pues,
misma esperiencia, que
cosa mejor, se decidió por los dones de la natu-
dos mismos resultados inesplicables para Nas-
un anciano venerable, raleza, que son los que tienen mas valor intrín-
reddin, encontró éste á
al que sometió la dificultad, y que tuvo los ma-
seco, y al mismo tiempo los que menos cuestan al

mundo para hacerle entender comprador. Faltaba resolver de qué clase de


yores trabajos del
fruta se compondría el regalo; y decimos fruta,
que, en un caso no enumeraba mas que diez y
si
porque respecto de las flores, á mas del gravísi-
nueve, era porque no metía en cuenta si no á sí
mismo, á lo menos al burro que le servia de pa-
mo inconveniente de que ya habia pasado la es-

tación en que se dan, su olor nunca hubiera sido


lafrén.
Aunque la leña es barata en Turquía, Nasred- muy apreciable para un olfato acostumbrado al
din Hodja, que se preciaba de económico, iba en perfume de la sangre. Deseoso del acierto, va-
persona á cortarla á los bosques de las cercanías. cilaba Nasreddin entre las uvas, las sandías y
Fastidiado un dia de ver que de sus frecuentes los higos;y para no cometer una torpeza, llamó
viages no traía mas que unos cuantos leños de á consulta á su muger, que fué de parecer que
poca duración, se empeñó nuestro leñador de llevase por lomenos una gran bandeja llena de
nuevo cuño en echar abajo una magnífica rama, los admirables membrillos, amarillos como el oro,

mas gruesa por sí sola que muchos de los árboles que no se encuentran mas que en el Asia-Menor.
vecinos. Trepar al vetusto tronco, en que apo- A pesar de este sabio consejo, y quizá para pro-
yaba su base, colocarse sólidamente sobre la es- bar á su mitad que no necesitaba de sus adver-
presada rama horizontal, y comenzar á descargar que Nasreddin presentó á Timour-
tencias, lo

sobre ella vigorosos hachazos, fué para nuestro Lenk, fué un canasto de higos. El rayo de la
héroe obra de un instante. Lo único malo fué guerra recibió con agrado al humilde sabio;
y
que, á causa de la precipitación de la maniobra, aceptando su regalo, se dignó llevar un á Iiigo

no reparó Nasreddin en los peligros de su posi- su boca imperial. Difícil seria describir lo que

ción, pues estando sobre la misma rama que que- pasó entonces en el corazón del profesox*: en me-
ría cortar, es claro que debia venir abajo con nos de un segundo se dio á sí mismo el parabién
ella, en cuanto consiguiese su fin. Pero tan le- de haber resistido á la maligna influencia de un
266 BUFONES POPULARES.

ser taB estúpido como la muger, y se vio trasfor- en un terreno cuadrado, de bastante ostensión:
mado repentinamente en hombre mas rico del
el en un lado de esta cerca sin paredes, se eleva
universo, porque después del honor que Timonr- una vasta puerta de dos hojas, con un enorme
Lenk habia hecho á sus higos, no podia menos que candado de hierro, de suerte que sus cenizas
darle un diamante por cada uno de ellos. Desgra- burlonas descansan en un lugar, al que, para es-
ciadamente tenia tan mal sabor el primero en que tar cerrado por todas partes, no le faltan mas
clavó el diente el monarca, que arrebatado de ira, que las cuatro paredes.

lo arrojó desdeñosamente á la cabeza, llena aun


de ilusiones, de Nasreddin Hodja. Lo mismo PENSAMIENTOS.
hizo el gran conquistador con todos los demás
higos, que fueron á aplastarse uno tras otro en
el desfigurado rostro del pobre visitador, que, en Las madres comunmente se consuelan con que
medio de su infortunio, tuvo por una felicidad sus hijos serán el apoyo de su vejez; pero regu-

que al déspota le hubiera dado por tomar la cosa larmente sucede que se abrevia la carrera de sus
á la chanza. De vuelta en su casa, contó Nasred- dias, ó los hijos desertan de la casa materna.

din francamente á su muger el chasco que habia


llevado, y al acabar le dijo: "¿Ya ves qué sabia- La duración de la vida del hombre está en
mente hice en despreciar tu consejo? Si lo hubie- razón del tiempo en que se desarrollan sus facul-
se seguido, traeria ahora la cara hecha pedazos, tades.
porque, comparados con los higos, los membrillos
son duros como unas piedras." Los atenienses cuidaban tanto del estudio de
A consecuencia de una porción de aventuras la pronunciación, que ecsigian la pureza del
de este género, y de ocurrencias de esta natura- acento aun á las amas que criaban á sus hijos.
leza, ha legado Nasreddin su nombre á la poste-

ridad otomana, que probablemente no separará Un alma flecsible se adopta á todas las situa-
nunca su memoria de la del devastador de im-
ciones de la vida; soporta la buena ó mala fortu-
perios, que lo trató con tanto desprecio como á na con serenidad y entereza.
un rey vencido. Una de las causas que contri-
buirán mas eficazmente á hacerle partícipe de la
La moderación en los placeres y en las aficio-
inmortalidad de los grandes hombres, es, que ba-
nes, y cierta indiferencia filosófica en los acon-
jo esa ruda corteza, su estupidez aparente suele
tecimientos de la vida, prolongan la virilidad.
ocultar un juicio profundo, una crítica ilustrada
é instintos de filosofía. Por ejemplo, el ningún
caso que hace de la opinión de su muger, la cie-
Los cuernos en la edad primitiva fueron una se-

ga obstinación con que persevera en negarla la ñal de honor y de poder: Moisés los usaba. A
los caballeros antiguos se los ataban sus mugeres
razón que la esperiencia le ha dado, sus reflec-
en los cascos cuando iban á la guerra, pero se
siones morales sobre el secso femenino; todo esto
es una pintura satírica del desprecio con que mi- disgustaron de ellos, porque dieron ocasión á
ran los mu.salmanes á la mitad mas preciosa del burlas por la licencia de las mugeres de un ca-

género humano. Lo cierto es que los doctores ballero distinguido durante su ausencia.

de la ley han prohibido el libro en que se con-


gignaron la vida y hechos de Nasreddin, y sus JURAMENTO
preguntas y respuestas sobre todas las cosas, aun CON QUE SE CONSAGRABAN LoS JÓVENES ATENIENSES
sobre la vida futura, á la que da á veces el mis- A LA l'ATIMA EN EL ALTAD. DE AGLAUEA.

mo respetuoso trato que un filósofo del siglo "No deshonraré jamas la profesión de las ar-
XVIII. Por desgracia, os sumamente difícil la mas; jamas salvaré mi vida con una huida ver-
adquisición de esa obra. gonzosa; combatiré hasta la muerte por mi pa-
Se dice que la tumba de Nasreddin Hodja ec- tria; seré obediente á los magistrados, á las le-
BÍsteaun hoy en la Asia-Menor, cerca de la yes y á todo lo que está decidido por el consen-
ciudad de Angora, que lo vio nacer. En la for- timiento del pueblo. Si alguno viola ó intenta
ma que quiso dar a su .sepulcro, consistió su úl- destruir las leyes, lo denunciaré, y me opondré
timo capricho. Fué enterrado, Bcgun sus deseos, á él, solo ó en unión de todos."
.

bibliografía.
¿yiniü^^^^o

^sraar'sci&r:^?':^^: iMi^SES í^

S^l^.^A,£.

La no es solo el estudio de las leyes


filosofía en que estaban entonces G-recia y Asia. No hay
morales que deben asegurar la felicidad del indi- otra diferencia sino que el espectáculo ha cam-
viduo; es también la investigación de las leyes biado de lugar; ha aparecido de Oriente á Occi-
sociales que han de producir la prosperidad de dente: ios pueblos libres han hecho inmensos pro-
los pueblos, y entonces toma el nombre de polí- gresos, y se ha aumentado el punto luminoso del

tica. ¡Felices de nosotros si al apellidarla de es- globo.


te modo, no olvidáramos muchas veces hasta el Todo ha nacido en la Grecia. En el mismo
recuerdo de su origen primitivo! suelo recibieron los pueblos la libertad, la vida
Uno de los hechos mas maravillosos de los y la luz. '
Ya hemos advertido que allí nació tam-
tiempos antiguos es la aparición de la libertad bién la filosofía; observación incompleta, si no
sobre la tierra en los confines del Asia, es decir, añadiéramos ahora que había aparecido después
en medio de naciones esclavas, á la faz de los dés- de la libertad; y era necesario, porque la verdad
potas que las agobiaban con sus cadenas. Algu- no puede nacer sino entre los pueblos libres.
nas familias escapadas al despotismo universal, Al tratar estas materias, no podemos dejar de
se atrevieron á concebir una idea de la que el pa- notar un hecho bastante doloroso, y es, que des-
sado no les presentaba ningún ejemplo: estable- pués de tres mil años de ensayos legislativos y
cieron la libertad restringida por la ley, en vez de trabajos políticos, la ciencia total no está
de la obediencia sin límites á los caprichos de un mas adelantada de lo que lo estaba en su princi-
tirano. Día de gracia fué para la humanidad pio. Los pueblos han adelantado mas que los
aquel en que por primera vez se elevó una ciu- legisladores. Platón y Aristóteles, Solón y Li-
dad libre en el suelo dichoso de la Grecia. Abrió- curgo, no solo no han sido sobrepujados, pero ni
se entoncesun nuevo período en la historia del igualados en el conjunto de sus obras: los crea-

género humano. Dos sistemas políticos se pre- dores de la ciencia son todavía sus maestros y
sentaban dispuestos á combatir en la arena: por reguladores.
una parte el poder ilimitado que opera sobre Para convencerse de esta verdad, basta asentar
lasmasas como materia inerte, como sobre carne el problema que procuraron resolver los filósofos
inanimada; y por otra, la libertad gloriosa, que de la antigüedad.
lega al hombre como magnífico patrimonio, la "Formar una sociedad en que cada ciudadano
familia y la patria, es decir, el sentimiento que ocupe el lugar que le señala su inteligencia, y
produce á los héroes. Tales son los dos sistemas en que la virtud se halle siempre en el poder."
que con las modificaciones inevitables del tiem- Tratábase nada menos que de destruir los pri-
po,han dominado alternativamente en el mun- vilegios del nacimiento, estableciendo la aristo-
do, demanera que después de tres mil años nos cracia del saber y del talento.
hemos vuelto á encontrar en la misma posición Platón resuelve el problema, fundando una
268 PLATÓN.—ARISTÓTELES.

educación que organice la clasificación de las ra- ecsámen, desarrolla una sagacidad tan profun-
zas de oro, de plata y de bronce, que tenia cada da, que á veces se semeja mucho á perversi-
raza señalado su destino en su república. dad. Si Platón pinta la tiranía, es para ins-

Es necesario que lo digamos de una vez: los pirarnos el odio con que la mira. Sin detener-
legisladores modernos están muy lejos de haber se en las magnificencias y en los goces del poder,
resuelto el problema tomando á la clase financie- que tanto llaman la atención del vulgo, rasga el
ra (la raza de plata) por base de la elección. ¿Có- velo que oculta el corazón del tirano; nos descu-
mo la riqueza ba de ser la medida del patriotis- bre cómo lo roen la amargura, el miedo, la sacie-
mo y del mérito cuando, á semejanza de las bar- dad y el remordimiento, declarándonos que ese
pías de Homero, corrompe cuanto toca. Hemos hombre rodeado de esclavos y de verdugos, ese
materializado á la ley, como d' Alembert materia- hombre, ante el cual enmudece y se prosterna la

lizó la ciencia; de manera que cuando menos se tierra, es la mas miserable de las criaturas. Aris-
debia esperar, la gente acaudalada se encontró tóteles pinta también al tirano, pero para guiar-
en cumbre del edificio social, poco mas ó po-
la lo en la carrera del crimen, para someter su rei-

co menos como la farmacia en lo alto del árbol nado á principios que lo hagan durar. Maquia-
enciclopédico. velo no hizo mas que ampliar el libro 5. ° de la
Este triste resultado es consecuencia necesa- Política. Para moderar esta acusación, nos apre-
.ria del mal sistema que se ha seguido. Se ban suraremos á decir; que en la misma obra encon-
hecbo leyes antes de formar pueblos, es decir, an- tró Montesquieu la primera idea de su libro in-
tes de haberlos educado para que produzcan hom- mortal.
bres. No procedia así Platón: comienza crean- De manera que Aristóteles y Platón se hallan

do el pueblo que quiere gobernar; se encarga de siempre á la cabeza de las escuelas muy separa-
él, por decirlo así, desde su cuna; le abre estable- das. A la del primero pertenecen Maquiavelo,
cimientos de enseñanza, y su república no es mas Hobbes y Locke; á la del segundo. Cicerón,
que un tratado de educación nacional, íntimamen- Tomas Morns, Harrington, Penelon, Juan Jaco-
te convencido, como lo estaba, de que ella es la bo Kousseau, Filangieri, Bernardino de Saint-
base y la vida de las instituciones, que veia en Pierre, esos amigos verdaderos de la libertad y
sus sublimes ensayos para perfeccionar la huma- de la humanidad; porque es muy digno de notar-
nidad. Pero ¿de qué especie era la educación que se que todos los filósofos que han escrito para ha-
aconsejaba? ¿Era la enseñanza de las ciencias cernos libres y felices estimaban á los hombres
y
de las lenguas, de y de la retórica? No,
la lógica y creian en la virtud, mientras que los que se
mil veces no. Apoyos menos frágiles necesitaba el han hecho'profesores políticos del despotismo y
discípulo do Sócrates: queria solo el estudio de de la tiranía, solo teniau fe en el crimen y des-
lo bello, de lo bueno, de lo justo; en una palabra, preciaban la humanidad.
el amor de la verdad y de la virtud. Su único ob- Todos nuestros progresos políticos se reducen
jeto era desarrollar las inspiraciones mas no- á tres grandes hechos: la supresión de la escla-
mas generosas, de la humanidad; formar
bles, vitud, de ese elemento espantoso de los pueblos
hombres que fuesen verdaderamente dignos de su antiguos; la libertad de conciencia, conquista del
nombre; y sin embargo, el mundo insensato cons- último siglo, y el amor de la humanidad, que ha
tantemente insulta estas doctrinas con epítetos ensanchado el corazón de los hombres. En el
injuriosos, asegurando que son solo delirios é ilu- mundo de las edades pasadas habia ciudades ri-

siones platónicas. Al ver esto, no podemos me- vales, naciones enemigas; en el de nuestros días,
nos de reflocsionar con tristeza en la dificultad de todos somos semejantes; hay género humano:
encontrar un medio que haga á los hombres des- ecsiste el germen sublime de la fraternidad uni-
preciarse menos á sí mismos. versal. Esos, y nada mas, son los progresos do las
Después de haber hablado de Platón, es nece- naciones civilizadas desde hace dos mil años. De-
sario hablar siempre de Aristóteles. Este filó cimos naciones civilizadas, apresurándonos á ha-
Bofo escribió de política y no de educación. Su cer una escepeion bien triste, y que sin embargo
objeto no fué trazar el cuadro ideal de un go- no podemos callar en un libro cuyo objeto es se-
bierno pcrfeto, sino ecsarainar el espíritu de las ñalar el camino de la inteligencia y de la razón
leyes de todos los gobiernos libres ó despóticos, en el globo.
que se dividían entonces el globo; y al hacer tal Strabon refiere que en el mercado de Délos

PLATÓN.— ARISTÓTELES. 269

se vendían muchas veces hasta diez mil esclavos curre en la misma pena. Así es, que elhombre
en un solo dia, para el servicio de los ciudada- para poseer al hombre, se ha visto reducido á
nos romanos. Hoy esos mercados públicos de degradarlo, y á degradarse á sí mismo. Un cri-

almas humanas no ecsisten ya sino en algunos men arrastra siempre á otro crimen. "Seguid,
países bárbaros; pero los compradores, los po- seguid, les diría Bossuet con acento profético:

seedores de la mercancía, ecsisten todavía en los el que compra á un esclavo, comienza á asesinar-
países civilizados. Lo diremos de una vez: en se. Seguid, seguid: está abierto el camino de la
las playas fértiles del Nuevo-Mundo, á la doble sangre. Llegará un dia en que á los alaridos
luz del Evangelio y de la libertad, se encuentra de la revuelta, acompañados de los gemidos de
un pueblo cuya ley consagra el envilecimiento las víctimas, se nos aparezcan esos pueblos dan-
de una raza entera. Esa ley ha dicho al esclavo: zando rededor de las hogueras, y quemando
al

Te castigaré, si á tener inteligencia; y


te atreves vivos á los hombres, como las razas salvages, cu-
ha dicho al señor: Serás castigado, sí dejas que yas selvas han usurpado." ¡SegiTÍd, seguid: aun
tenga alma tu esclavo. Matarlo, matar á un hom- no está completa la fiesta; el festín de los Ca-
bre ó enseñarlo á leer, son dos crímenes iguales níbales!
á los ojos del legislador, y por los cuales se in-

M^
^

Noctem verterunt jn diem, et rursum post tenebras


spero lucem. Job. o. 17, v. 12.

IL

Al influjo fatal de los pesares Pasarán, pasarán de mi tormento


Que de mí vida ahogaron el encanto, Las afanosas horas.
Vertí en mi infancia doloroso llanto, Como las nubes que al soplar el viento
Alcé en mi juventud tristes cantares. Rápido disipó;

No mas que en el dolor hallé armonía,


Y borrarán tras sí de mis angustias
Las huellas mas ligeras,
Pues sí he gozado del placer escaso,
Al apurar las heces de su vaso Como en bello jardín las flores mustias

Mas amarga sentí la pena mía. Arranca diligente cuidador.

Hondo letargo mi cabeza ofusca,


Y á sacudirlo mí vigor no alcanza; Feliz al fin seré. Miradme: vago
Mas no apagó su antorcha la esperanza, En ligera barquilla
Y en ella el alma su consuelo busca. Sobre la faz de trasparente lago,
Y ora que ronca la tormenta brama Lejos del ronco mar.

Del porvenir en la región oscura, Sí vierais quien amante me acompaña,


Para no ver los males que me augura, La tomarais ilusos

Quiero atizar de mí ilusión la llama. Por ondina fantástica que baña


Su ebúrneo cuerpo en lagos de cristal.
Quiero dar vida á mi falaz deseo
Para aspirar su misterioso aroma.
Que si la dicha aun no su frente asoma, Es la tarde: la luz casi apagada
La espero siempre y mi esperanza creo. Del Sol en Occidente,
TOM. II.—XII. 55

270 ENSUEÑOS.

Se refleja en el agua sosegada, Un ser que anime mi abatido acento;


Triste, débil, fugaz; Que convierta en placeres mis pesares,
Mientras que entre ramages que en la orilla Que á la marchita flor dé su fragancia,
Los árboles enlazan, Y que los ayes que lancé en la infancia

El rojo disco de la luna brilla, Convierta del amor en los cantares.

Que apareciendo en el Oriente ya. Que entonces sentiré pasar los años
Como el que goza cuanto bien espera,
No llega aquí el tumulto de la yidaj Sin anhelar su pompa lisonjera,

Ni importuno interrumpe Y sin temer sus duros desengaños.


La voz del corazón que habla sentida
Puebla, Junio 14 de 1849.
Con otro corazón. >

que arrancan bramadores


Manuel María O. de Montellano.
Ni los vientos
Sus cetros á los reyes,
Estas guirnaldas moverá de flores,
Con que el cielo mi barca engalanó.
CONSEJOS.
—-«-M«^*-
Que aquí no es necesaria la riqueza, Juan de Médicis al morir, dijo las siguientes
Ni se teme el engaño; palabras á sus hijos, Cosme j Lorenzo:
Lauro mas puro ciñe mi cabeza,
"Creo haber vivido todo el tiempo que Dios
El lauro del amor
Ella su puro amor cantando á solas y la naturaleza me hablan fijado al nacer: mue-
Mi blando sueño arrulla, ro contento, pues que os dejo sanos, ricos y con
Al compás del murmurio de las olas tales prendas, que si seguís mi ejemplo, podréis
Que van acompañando su canción. vivir honrados en Florencia, y apreciados por
todos los ciudadanos. Otra razón me hace mo-
La vista hombres indiscreta
de los
rir contento, y es que nunca he ofendido á na-
Su puro amor de ángel.
die, haciendo, por el contrario, bien á todo el
Ni mi amor delirante de poeta,
A profanar vendrá. mundo, y por lo mismo os ruego que obréis del

Que yo robaré al viento su armonía mismo modo, si queréis vivir seguros. No toméis
Y su voz á las aves, del gobierno mas que lo que mandan las leyes y
T de la cadenciosa lira mia
los hombres, y de este modo no escitareis la en-
Las cuerdas mas sonoras vibrarán.
vidia, y no os espondreis á ningún peligro. Lo
Y si el mundo que agítase en la orilla que provoca el odio, es lo que el hombre se apro-

Mi voz á escuchar llega, pia, y no lo que se le da; siempre tendréis mas


Tal vez sobre mi trémula barquilla que los que, codiciando la parte agena, pierden
Arrojará un laurel.
la propia, y antes de perderla, viven en conti-
Laurel, que cuando llegue á la ribera
nuas zozobras. Por este medio, en la presente
Del cojin de la vida,
ciudad, en medio de tantos enemigos y discor-
Hecogerá mi amante compañera
Para enjugar sus lágrimas con él. dias, no solo he conservado, sino que he aumen-
tado todavía mi buena fama: si seguís mi ejem-
IIL plo, conservareis también y acrecentareis vues-

Amor el corazón, gloria la mente tra opinión; pero si obráis de otro modo, pensad

Del poeta infeliz solo ambiciona; que vuestra suerte no será mas dichosa que la
Quiere ceñir de mirto una corona, de aquellos que se han arruinado á si mismos y
Quie^íe un laurel para su pobre frente.
á sus casas."
Que este vacío que en el pecho siento,
Dó tienen las pasiones lucha horrenda, Semejantes consejos, puestos en práctica, for-

Quiero lo ocupe un ser que me comprenda, man la grandeza de las familias.


-e<8»-

EL CUEA DEL PUEBLO,


-==?)cDcüí)cDGpGXJpGp(í=-

El espíritu do partido, albsorviendo la aten- teligencia del libro 4. "^


de la Eneida, ó algún
ción de los escritores sobre determinados intere- pasage oscuro de Persio, mejor que abandonarse
ses, ha dejado casi en total abandono el fecundo á la inspiración de la naturaleza virgen y mag-
estudio de nuestras necesidades sociales; y si al- nífica que lo rodea. El científico se encierra en
guna vez el anhelo por los bienes positivos de su gabinete: el afecto á la economía política tra-
los pueblos, ha sido objeto de las consideracio- duce un escritor estrangero; y á las fugitivas co-
nes de la prensa, ha ocupado por desgracia un lumnas de los periódicos, se encomiendan las
lugar demasiado secundario. Todos los asuntos mas importantes cuestiones sociales.
que han tenido un roce directo ó indirecto con Contados son los que entre nosotros han escri-
el clero, se han procurado desquiciar, ó de facto to para el pueblo, y por desgracia no con la mis-
sehan desquiciado, para empeñarlos en la polé- ma felicidad: El Pensador, García de San Vi-
mica interminable que han acogido las distintas cente, el Conde de la Cortina y muy pocos otros.
banderías políticas. Entonces la declamación ha El Gran Martínez de la Rosa no ha desdeña-
usurpado su lugar al raciocinio, se ha prorum- do escribir su precioso Libro de los niños: los mas
pido en mutuas amenazas, se ha apelado á argu- distinguidos escritores ejercitaron sus plumas en.

mentos estraños á las cuestiones, y para la por- la colección útilísima de los catecismos de Aker-
ción pacífica se han convertido objetos , como man; y Cormenin, en sencillísimos diálogos, ha
los que vamos á tratar, en muy peligrosos, por espuesto las mas sabias doctrinas sobre las me-
no quererlos considerar sino dentro del círculo joras materiales y morales.
trazado por la mano de las ecsageraciones revo- Leyendo su interesante obra, nos ocurrió la
lucionarias. idea de escribir el presente artículo, no con el
Por otra parte y una conside-
la siguiente, es objeto de ostentar una erudición de que carece-
ración muy atendible: nuestros sabios, llenos aun mos; tampoco para que sirva de favorecer mi-
de preocupaciones, y participando á su manera ras políticas; únicamente con el interés de pro-
de la pésima educación de sus antepasados, como ducir algún dia un bien para nuestra sociedad.
que desdeñan como indignos los estudios que Esplicar todo lo que en el corazón humano
tienden á la vulgarización de los conocimientos tiene de vigoroso y de sublime el sentimiento de
humanos. El eminente político prefiere engol- la religión, es una tarea muy superior á nuestras
farse en una cuestión académica sobre el poder fuerzas; pero la simple enumeración de este pen-
electoral
y la soberanía del pueblo, á escribir samiento deja por fortuna entrever la importan-
una modesta pero útilísima cartilla, que pusiera cia de loque está adherido á ese sentimiento, y
al alcance de las masas sus obligaciones constitu- en consecuencia el poder que los ministros de la
cionales: el literato traduce odas de Horacio, religión ejercen de hecho sobre el pueblo, por
y
se esfuerza por agotar todos los intérpretes de mas que semejante sentimiento se considere muy
Virgilio para disertar horas enteras sobre la in- degenerado.
272 EL CUKA DEL PUEBLO.

Si esto es cierto, en medio de la vida turbu- ción: si aquellos hombres, dignos por mil títulos
lenta y disipada de las ciudades, en los campos del reconocimiento nacional, adolecían de algu-

y entre las humildes poblaciones, donde la con- nas preocupaciones, como advierte el Dr. Mora,
centración de los afectos es tan enérgica, aquel preocupaciones que después nos han sido funes-
dominio es casi totalmente esclusivo. En efecto, tas, mas que culpa de ellos, era culpa del siglo
la vida íntima de los aldeanos está llena de deli- en que vivían; y estos males no solo los discul-
cadas referencias á su cura y á su parroquia. La pan, sino que los consideran como inevitables
fuente bautismal de ésta recibió stis primeros los que ecsaminan con ojos filosóficos los aconte-
vajidos de niño: frente a los altares oraba con su cimientos.
madre; en sus gradas vio ruborizada de amor y La historia del movimiento intelectual en nues-
felicidad á la que dio vida á sus bijas: en la tor- tro suelo se puede registrar en las crónicas de
re de la iglesia, que domina campiñas y las
las las órdenes religiosas: ellas forman la apología
fértiles sementeras de los alrededores, ha oído, de los intrépidos misioneros, que sin mas armas
formulados por las campanas, los gozos y los pe- que su caridad y el símbolo de nuestra reden-
sares de su pueblo en el cementerio, que encier- ción penetraron á los mas recónditos desiertos.
ra los huesos de sus padres ó de un hijo querido; Allí se ve la figura severa y grandiosa de Fr.
desea que se le preparé el lecho de su último Margel de Jesús; allí se encuentra una literatu-
descanso. ra, que buscaba su inmediata aplicación en los
En sus confidencias mas íntimas, en sus rela- bienes positivos del pueblo; gramáticas en todos
ciones mas desapercibidas, en sus disturbios do- los idiomas de los indios; catecismos acomoda-
mésticos, ha intervenido el cura con preferencia dos á su capacidad y á su manera de espresarse:
á la autoridad política. En sus dias de júbilo las obras de Sahagun, las de Clavijero y de Alza-
la frente del párroco ha realzado su solemnidad. te; las de Sigüenza y de Gomara, han salido del
En el tránsito solemne de la muerte ha visto al seno de ese clero que supo ilustrarse, también le-

párroco reconciliarlo con su Dios, y ofrecerle á gando en los anales de la mas pura beneficencia
su nombre la eterna felicidad. casi todos los establecimientos que hoy posee-
Esto no es el resultado de la imaginación: ca- mos, y son el asilo del huérfano, el amparo del
da labrador sencillo se esplicará estos sentimien- pobre, el consuelo del enfermo y el alivio de todo
tos á su manera; pero nadie se atreverá á negar el que padece sin amparo en la tierra.
el poder estraordinario que pueden ejercer los El clero moderno de México ¿puede presen-
curas sobre los feligreses. tar títulos semejantes á la, veneración pública?
En los tiempos del sistema vireinal este fué No es de nuestro objeto enti-ar en esta mate-
el grande apoyo de aquel poder despótico, que ria, pero sí sirve para nuestro propósito recor-
usurpando sagaz sus prerogativas al poder de dar, á mas del sentimiento religioso, tan enérgi-

Koma, consolidó el poder temporal, é hizo del co en sí mismo, las razones por qué su prestigio
consejo de Indias el tribunal terrible de los des- creó tan hondas raices, á pesar del vaivén de los
tinos de las Américas. tiempos. 'En cada uno de los Estados ecsiste
Es necesario confesar que los primeros funda- uno de esos hombres consagrados por la grati-
dores de la religión en nuestro suelo, que fueron: tud pública: el Sr. Salas y Quiroga, el Sr. Alcal-
regulares, del orden de los menores, predicado- de,Palafox y Mendoza, y otros muchos, que in-
res y ermitaños calzados San Agustín, po-
de» dependientes de todo influjo, han perpetuado
seían, generalmente hablando, en el mas alto sus memorias queridas en la mas honrosa tradi-
grado las virtudes evangélicas y la ilustración; ción.
ellos difundían la fé con la energía de la palabra; Volviendo á los curas, ya hemos tratado de
ellos, ardiendo en entusiasmo sublime, se lanza- bosquejar su influjo; y para hacerlo mas palpa-
tan á y guarecían con su sombra á
los peligros, ble, basta recordar los dias recientes de nuestra
los miserables indígenas do las demasías de los independencia, y se verá la fe con que poblacio-
conquistadores; ellos introducían en los pueblos, nes enteras tributaban, su ecsistencía á las opi-
a la vez de la doctrina evangélica, el cultivo de niones de sus párrocos; sin la cooperación del cle-
útiles semillas, las mejoras en los trabajos agrí- ro, la independencia no habría podido verificarse
colas; daban á conocer plantas y animales útiles, sino á mucha costa, y con el trascurso de muchos
y arrojaban los primeros gérmenes de la educa- siglos.
EL CURA DEL PUEBLO. 273

Pues que no han podido


bien, este influjo, en poblaciones tranquilas, morigeradas y felices.
apreciar en toda su magnitud sino los que lo En un pueblecito de las inmediaciones de Mé-
han visto muy de cerca, ¿por qué ha permaneci- sico, que ardia en odios privados, ha llegado un
do infecundo en nuestra sociedad? ¿Por qué no cura: con el pretesto de tener música para la par-

se dirige de manera que se convierta en un ele- roquia. La fundado escoletas, ha establecido reu-
mento de mejoría social? niones. En los días festivos y en el solaz de los
No puede negarse que este sentimiento reli- trabajos de los labradores, se oian á poco tiempo
gioso es el mas dominante, que el amor á las ins- resonar alegres músicas; las familias se unieron,
tituciones está poco estendido, que la mayor par- desaparecieron los enconos: varios enlaces conso-
te de las cuestiones no se comprende, y que para lidaron aquella buena armonía; varias obras de
la gran resolución de los grandes problemas po- beneficencia y de ornato se emprendieron en co-
líticos se tropieza en una masa inmensa de po- mún, y la felicidad y la abundancia vinieron á

blación, que no tiene nada de común con el res- sembrar de laureles la senda que recorría aquel
to, que es, por decirlo así, heterogénea, si no ene- párroco venerable, ídolo de su pueblo.
miga; que no puede tener ni unidad la acción Esas multiplicadas escenas patriarcales, que
de las leyes, ni regularidad el poder público; tanto afirman los vínculos sociales, se reprodu-
pues, ¿qué remedio? Instruir esas clases, hacer cen dia á dia con los curas. En efecto, ¿cómo
que ingresen á la comunidad de intereses de la no amar tiernamente á aquel que atraviesa una
generalidad; fundirlos en nuestros hábitos, en peligrosa serranía en medio de la noche, y es-
nuestras necesidades, para que podamos llamar- puesto á todo género de sufrimientos, por llevar
nos nación. las palabras de consuelo y la bendición de Dios
Esta gran tarea debe ser obra del clero, unido al enfermo que yace en una humilde estera, lleno
estrechamente con el gobiei'no, no por medio de de dolores y de miseria?
reglas vagas, sino por una combinación adminis- Los señores obispos deberían establecer cole-
trativa, que produzca de luego á luego sus resul- gios especiales, ó al menos prescribir una ins-
tados. trucción especial para los curas; dotar comple-
Antiguamente ecsistia la gran ventaja para el tamente los curatos, haciendo que los de pobla-
clero y para la sociedad, que fuesen casi en su mas que em-
ciones aisladas, y en que se tuviera
totalidad los ministros del Señor individuos de prender tareas mas penosas, estuviesen mejor do-
familias de cierta representación social, de cierta tados; estableciendo cierto orden en sus traba-
educación; y si tal circunstancia en el orden me- jos, para que de acuerdo con las autoridades ci-
ramente político, ofrecia inconvenientes para el
y en juntas especiales de caridad, coadyu-
viles,
bien de los pueblos, era muy ventajoso, porque varan á los trabajos de instrucción pública, sa-
la ilustración de los párrocos y hasta sus mane- las de asilos, hospicios, casas de expósitos, ense-
ras, se reflejaban en sus feligreses. ñanza de ciegos, &c., &c.
Las funciones de los curas, aunque reducidas Que la predicación en su parte moral tuviera
á la administración de Sacramentos, inculcación por objeto las obligaciones del ciudadano para
de las verdades dé la fe y principios de moral, con ]a patria, su obligación de pagar contribu-
admiten grande latitud; pero para esto es indis- ciones, de servir en lá carrera de las armas, de
pensable el cuidado estricto del personal del obedecer las leyes y de respetar á las autori-
clero. dades.
Eligiendo personas de mundo y de capacidad Que establecieran frecuentes visitas los obis-
religiosa y civil, de buenas costumbres y de ca- pos, que corrigieran los abusos, que reprimieran
ridad acrisolada. á los viciosos y que celaran por el camplimiento
Reprimiendo severamente especulación, y la de este plan de mejora.
haciendo que la ingerencia de los párrocos sea Entonces el clero tendría el mas firme apoyo
nula en cuanto á partidos políticos. en sus vii'tudes y y el estado el mas
su utilidad,
Es increíble el buen efecto que producen pár-
eficazcooperador en sus empresas benéficas.
rocos como hemos conocido, y ecsisten todavía.
Guillermo Prieto.
Pueblos que han estado devorados por la dis-
cordia y la maledicencia, por la holgazanería y
LÍílQJL
la miseria, se han trasformado como por encanto
"^-^-"^á
eiS<>-(iiS<>?jfK>-£JkS<>-(y3<>^
o-©x^i-
im*

J]

El solo nombre de Constantinopla despierta garla, fueron inútiles, y se estrellaron en la deci-


mil ideas. Tan pronto penetramos á los serra- sión de los habitantes. Posteriormente se alia-

y nos paseamos, en unión de las sultanas, por


llos, ron con los romanos, prestándoles muy buenos
entre espesas arboledas y cristalinas fuentes, co- servicios, logrando en compensación el ser prote-

mo nos hallamos en la mezquita de Santa Sofía gidos por estos poderosos dominadores del mun-
escucliando la voz religiosa del Muezin, ó delan- do, y vivir en paz y en tranquilidad muchos años.
te de la tumba de Solimán y Bayaceto, ó en el Las guerras civiles de Roma envolvieron á By-
Castillo de las Siete Torres. Si nuestro pensa- zancio. En 193 tomó partido por Niger, gober-,
miento se remonta á otros tiempos, vemos á los nador de la Syria, y que se habia proclamado
emperadores romanos llenos de magestad y de emperador de Roma. Septimio Severo, afortu-
pompa; después á los emperadores griegos, do- nado y hábil capitán, triunfó de sus enemigos;
minando desde Constantinopla una parte consi- se dirigió en seguida á Byzancio y le puso sitio.

derable del mundo. Romanos y griegos desapa- Después de tres años de combates, la ciudad se
recen después, y la media luna reemplaza á las rindió por hambre, y Septimio Severo la entregó
águilas romanas y á la cruz griega. Repetimos al vandalismo de sus soldados: demolió las mu-
que el nombre solo de Constantinopla es una his- rallas, suprimió los privilegios, y la redujo á la
toria, un romance, un cuento oriental, ó mas bien esfera de un mísero poblacho. El historiador
dicho, todas estas cosas juntas. Dion echa en cara á Septimio Severo el ha-
Y pues que nuestra pluma ha escrito ya el ber destruido ese baluarte que detenia el paso de
nombre de Constantinopla, y la litografía ha tras- los bárbaros. Byzancio, de ciudad libre que
ladado la vista de uno de sus edificios, justo será era, volvió á caer bajo el dominio de los roma-
que para comenzar el pían que nos hemos pro- nos; pero esta dominación formó su esplendor.
puesto, de formar un artículo de cada una de Constantino el Grande, el que, precedido del lá-
las capitales de las naciones del mundo, demos baro triunfal, venció á sus enemigos, ganó bata-
una idea de Constantinopla. llasá los pueblos bárbaros, y destruyó los ídolos,
Su primer nombre fué Byzancio {Byzantiwni). restableciendo en el imperio la religión de Jesu-
Fué fundada por los griegos en época muy anti- cristo; fué el que trasladó la capital del imperio
gua. Esparta y Atenas se disputaron su pose- á la antigua Byzancio, destruida por Septimio
sión; pero sus habitantes no se inclinaron ni á Severo, y 2ü de Septiembre del año 329 puso
el

uno ni á otro partido, sino que se declararon in- los cimientos de la nueva ciudad, que fué dedi-
dependientes, y su puerto entró en el rango de cada al Dios de los mártires, según unos autores,
las primeras ciudades marítimas. Felipe de Ma- y según otros, á la Virgen. Lo cierto es, que
ccdonia la sitió sin écaito; y estay otras tcntivas en honor del emperador que acumuló en la nue-
que los gobiernos griegos hicieron para subyu- va ciudad cuanto tenian do mas rico y de mas
C/2

r
CONSTANTINOPLA.

precioso las provincias sujetas al imperio roma- griego, y en cada una de ellas se estableció un
no, se llamó Canstantinopla. Esta fundación imperio. Eu 1261 Miguel Paleólogo, empera-
marca también una época, y de la división
es la dor de Nicea, se apoderó de Constantinopla, y
del imperio. El de Occidente tuvo por capital con este hecho acabó el dominio de los cruzados,
á Roma; y de Oriente, llamado después im-
el y comenzó el de la dinastía de los Paleólogos.
perio griego, á Constantinopla. Desgraciada- Constantinopla se vio amagada de nuevo y sitia-
mente el esplendor de Constantinopla no fué da por los musulmanes; pero su ruina no se con-
siempre en aumento. Las discordias, las guerras sumó sino hasta el año de 14.53, en que se pre-

civiles, el lujo, los placeres y la molicie, corrom- sentó Mahomet II á la cabeza de 400.000 hom-
pieron á los habitantes de la primera ciudad del bres. Se cuenta por algunos historiadores que
Oriente, y tuvieron que sufrir las calamidades el sultán hizo construir un cañón de enormes

de todo pais que pervierte la pureza de sus cos- dimensiones, que vomitaba dia y noche sobre la
tumbres. ciudad torrentes de fuego, como si fuese un
La historia primitiva de lo que hoy es Kusia, volcan. El sitio de Constantinopla duró cincuen-
no es mas que la relación de las invasiones de ta y ocho dias, al cabo de los cuales la ciudad fué
los pueblos bárbaros y enérgicos del Norte con- tomada por asalto, y entregada á la ferocidad de
tra los pueblos mas civilizados, pero mas débiles los turcos, que saqueáronlos templos, profanaron
del Mediodía. Distraídos los pueblos del Norte los altares, violaron á las mugeres y dejaron
con sus querellas intestinas, alguna vez las olvi- las callesde la grandiosa ciudad cubiertas de
daban; se reunían en masas casi prodigiosas, y cadáveres. Este suceso es de los mas importan-
en el silencio de sus nieblas, durante aquellas tes del mundo. Desde la toma de Constantino-
noches sin y aquellos dias sin noche, prepa-
dia, pla data verdaderamente el establecimiento del
raban una espedicion que, como un torrente asa- poderoso imperio musulmán, que ecsiste hasta
lorador, todo lo derribaban, todo lo destruían, hoy, y que se conoce con el nombre de Sublime
y dejaban marcado su tránsito con el incendio y Puerta Otomana. Los turcos llaman á Constan-
con la sangre. tinopla Stmnboul [habitación de los fieles].

Frecuentemente Constantinopla era sorprendi- Ademas de todo el ínteres que tiene una ciu-
da en una orgía, ó en una discusión teológica, dad tan antigua, que ha sufrido tantos reveses
por esas bandadas de hombres robustos que cu-
y que ha dado abrigo á los romanos, á los grie-
brían el Bosforo con sus barcas, y las llanuras gos, á los cruzados, y finalmente, á los turcos,
con sus caballos indomables, y que después de embellecida por tantos grandes hombres, y ar-
saquear y destruir las provincias, no se retira,ban ruinada par tantos feroces capitanes, Constanti-
sino cuando la gran ciudad del Oriente les daba nopla es célebre, porque su historia está unida
montones de oro, é imploraba su clemencia. Se al recuerdo de hombres insignes. Entre sus pa-
iban unos bárbaros, pero no era sino para dar triarcas y obispos cuenta á San Juan Crisósto-
paso á otros. Así, á su vez, y en épocas no muy mo, la joya de la elocuencia cristiana; á San Gre-
distantes unas de otras, vinieron hasta el pié de gorio Nacianceno, tesoro de la sabiduría, y á
las murallas de la ciudad los Grodos, los Hunos, otros sabios filósofos del cristianismo.
los Persas, los Bvrlgaros, los Noogoridinos ó Ru- Rápidamente hemos dado una idea de los prin-
sos, los Tártaros y los Turcos. Yezid la sitió cipales sucesos históricos: veamos ahora su situa-
durante seis años. ción. Constantinopla se halla situada en un pro-
Estas incursiones de los bárbaros por una par- montorio triangular de de Romelia,
la provincia

te,y las creencias religiosas por otra, desperta- á los 41 °, O,' 12" de latitud Norte, y 28°, 59', 2"
ron el espíritu de los guerreros europeos, y for- de longitud Este, y separada de la Asia por un
maron la guerra llamada de las Cruzadas. Al canal. AI Sur está bañada por el mar de Már-
dirigirse esainmensa multitud de caballeros, de mara; y al Norte, un golfo del mismo canal, y
obispos y de príncipes armados para el Santo que los turcos llaman el Cuerno de Oro, forma
Sepulcro, tomaron á Constantinopla y establecie- uno de los mas amplios y seguros puertos del
ron lo que se llamó el imperio latino. Como los mundo. Se calcula que pueden fondear mil na-
cruzados pasaron en su mayor parte á Palestina, vios de alto bordo. La ciudad está fundada so-
no pudieron ni sojuzgar ni mantener en paz bre siete colinas, y cuenta ademas los barrios de
todas las provincias que formaban el imperio Pera, G-alata y Sentari. El primero de estos lu-
276 CONSTANTINOPLA.

gares está habitado por los embajadores y agen- riosísimos, donde se puede conocer todo el lujo de
tes diplomáticos de las potencias estrangeras; el la arquitectura árabe: los cafes, bazares y kanes
segundo, por comerciantes de todas las naciones; ó posadas, donde se alojan gratis todos los viage-

y el tercero es un vasto y hermoso cementerio, ros, son numerosos. El mercado, donde se ven-

donde se da sepultura á todos los turcos ricos y den mugeres, es uno de los espectáculos que maa
nobles. Nada es mas pintoresco que el espectá- sorprenden al estrangero, que encuentra circacia-
culo que se goza, desde la bahia. Se ven las cos- nas, griegas, turcas, judías, africanas, algunas de

tas del Asia y las de Europa, y resaltando en una belleza sorprendente; pero para que un es-
el fondo de las colinas la ciudad, llena de cúpu- trangero penetre á este mercado, necesita del
las, de minaretes y de torres griegas y moriscas, permiso de la autoridad pública.
que parecen brotar de las copas de los cipreses. Actualmente se gradúa la pablacion de Cons-
Pero este aspecto encantador desaparece en el tantinopla en "500,000 habitantes, aunque algu-
momento que se abandona el barco y se entra en nos geógrafos la hacen subir á 800,000. El clima
la ciudad. Las calles son estrechas, tortuosas, es agradable; pero el cambio de las estaciones

sin empedrado: la mayor parte de las casas son ocasiona anualmente una epidemia de fiebres,
de madera y de la mas pobre y mezquina apa- que se aumenta con la absoluta falta de policía
i'iencia. Sobre todo, lo que mas sorprende al de la ciudad. Esta plaga, unida á la de los tem-
viajero, es la absoluta soledad de las calles, don- blores de tierra y los incendios, hace que no au-
de los únicos seres vivientes que se ven, son los mente tanto la población.

perros y los cuervos, agrupados en los montones Constantinopla, como punto mercantil, es uno
de basura, y cuando mas, una que otra muger de los mejores del mundo. Se importa cobre,
sentada en un asno, y cubierta con un manto ne- fierro, acero, añil, cochinilla, café y azúcar de las
gro, que atraviesa las calles, y desaparece como Indias; granos, cristalería y otros artículos; y se
una fantasma por entre los estrechos y desiertos esporta oro, plata, diamantes y otras piedras pre-
callejones. El prisma de la ilusión se rompe ciosas. El comercio está principalmente en ma-
completamente: nada de esas sultanas encanta- nos de los judíos, de los armenios y de los grie-
doras, nada de esas esclavas de turbantes de se- gos. Bajo el aspecto mercantil, en Constantino-
da, nada de esos jardines de naranjos, donde en pla se goza de mas libertad que en muchas de
fuentes de mármol blanco murmuran las aguas las otras naciones civilizadas de la Europa; pero
cristalinas. Verdad es que nada de esto falta. en cuanto, al gobierno civil y religioso, es absolu-

Si se penetra en los vastos jardines del serrallo; tamente despótico é intolerante. — M. P,


si es posible introducirse en las habitaciones de
los turcos opulentos, se encontrarán las odalis-
cas, las fuentes de alabastro, las frondosas calza-
PENSAMIENTOS,
das de acacias y de laurel-rosa; pero estas mara-
villas de los placeres están enteramente ocultas Cuando una belleza manifiesta una habilidad,
á los ojos del estrangero. se le tributan aplausos mas con el corazón que
Sin embargo, si la ciudad en lo general pre- con demostraciones.
senta ese aspecto desconsolador, no carece de
cariosos y soberbios monumentos. El' templo El placer es el primer móvil de todo ser que
de Santa Sofía, fundado por Constantino y re- piensa.
construido por Justiniano, es uno de los monu-
mentos maravillosos de la arquitectura. Se ase- El sabio en la alternativa del bien y del mal,
gura que su costo pasó de seis millones de pe- ríe de los juegos de la fortuna.
SO.S. Hay ademas una columna llamada Serpen-
tina, por estar formada de tres serpientes; un La felicidad no consiste en los placeros ni en
obelisco de granito, ciento treinta baílos públi- la fortuna; esta en el buen uso de nuestras facul-
cos, el castillo de las Siete Torres y catorce mez- tades.
quitas imperiales , siendo las mas famosas la de
Mahomet II, Solimán I y Osman III, construi- Cromwcll temia tanto por su vida, que poseía
das en los puntos mas elevados de la ciudad. doce habitaciones para dormir, y nadie sabia ea
Las f lien tc3 públicas son también monumentos cu- cuál de ellas pasaba la noche.
con esa luz que solo distinguen los amantes, sien-

Ven, ángel de amor y de inocencia, ven! Ama- to latir mi pecho y me arrobo en éxtasis de amor
da mia: tú doras los ensueños de mi abrasada ju- y de ventura.
ventud, con pensamientos de gloria; y cuando te III.
miro, niña encantadora, siento bajar la inspira-
Amada mia! Si sintieras el pensamiento que
ción. ¿Qué tienes, criatura hermosa, que fascinas
destruye mi vida, me amaras todos los instantes
con tus miradas? Ven: tú eres mi consuelo; en
de tu eesistencia: tú alimentas las ilusiones de
medio de los dolores que me atormentan, tú eres
mi vida de poeta; por tí anhelo la gloria, por tí
mi único bien: si escucharas mis canciones ino-
deseo un porvenir ! Mi amor, niña adora-
centes y amorosas, cuando lejos de tí respiro,
da, es el amor intenso del poeta; ese amor único,
cuando sin ver tu frente sueño tu imagen
que apenas basta el espacio para contenerlo. ¿Qué
oh! me amarías, ¿no es verdad? Eres tan bella
es el mundo para limitar el entusiasmo de un
como la luna cuando se levanta del horizonte en-
corazón amoroso? ¿Qué son las penas que sufro,
tre celages de plata; tan pura como la azucena
si tus miradas inocentes me revelan un senti-
de los jardines, cuando mece al rocío de la ma-
miento ? No lo niegues; tú conoces la pa-
ñana. Dime, ¿qué no has comprendido en mis
sión que me devora; tú sueñas como yo, porque
miradas los pensamientos de mi alma?
¿Qué no
ya nuestras almas, aunque distantes se han
te indica mi semblante la~turbacion de mi cora-
revelado sus pensamientos; porque nuestros co-
zón? Cuando pasas junto á mí, palpita mi pecho;
razones han latido cuando nuestras miradas, al
mi espíritu se anima; pero mi labio enmudece,
encontrarse, nos han hecho comprender una
porque me arrobo en éxtasis de amor y de ven-
idea y entonces tú lo has visto:
tura.
me he arrobado en éxtasis de amor y de ventura.
II.

Asoma una sonrisa de amor en tus labios, án- IV.


gel de mis ensueños, pero con ese encanto que ¡Cuántas veces, muger encantadora, se han
indica tu virtud y tu pureza; y mírame con esas cruzado nuestras miradas de fuego, y nos hemos
tus miradas de gloria, de felicidad y de encanto! estremecido! ¿Por qué temblar, niña adorada?
Mírame, hermosa niña, y yo seré feliz; tú lo co- ¿Es delito el amor? Porque te amo, ¿has perdido
noces; y aunque ignoras que mi pecho late por tu candor y tu inocencia.-' te miro tan
No; yo
tí, niña pura, comprendes mis pensamientos, pura como tus (pensamientos, tan inocente como
porque nuestras almas se aman, y las almas que tus miradas de niña! Cuando te vi la vez pri-
se aman, se revelan, á pesar de todos los obstá- mera, estabas entre las flores, y las flores no se
culos; porque las almas se comprenden, sin que marchitaron, porque tu aliento no estaba em-
ellas muchas veces lo quieran Tú me ponzoñado, amada mia: tú pasas ahora entre jaz-
has visto en tus sueños, como yo te he visto en mines y rosas, y éstas no pierden su color y su
los mios, porque un mismo impulso nos anima; aroma, y aquellos no pierden su frescura. ¿Qué
-un pensamiento solo dirige nuestras determina- esperas, que no me miras con serena frente?
ciones; por eso, cuando tus ojos me ven, llenos ¿Por qué inclinas tus ojos con languidez cuando
TOM. II. —xn.
278 A MI AMADA.

mis miradas penetran hasta el fondo de tu cora- mi corazón palpitante; besaré tu frente, pudoro-

zón? No enmudezcas, porque aunque permanez- sa niña, para apagar mi sed, y luego muera! ....
yo leo tu corazón, yo conozco los
cas en silencio, ¿Qué mas, qué mas puede desear un corazón
sentimientos de tu alma. El amor! el amor es amante de la virtud y de la inocencia? ¿Te ru-
divino; el amor da inteligencia á mi corazón, y borizas? ¿Por qué? ¿No es puro nuestro ensueño?
aun me hace leer en
el porvenir. Y sin embar- Déjame besar tu frente, y moriré de amor. Sí,
go, hay un momento en que me arrobo en. éxta- déjame; ya conocí la luz, y ya te miro tan pura
sis de amor y de ventura. como la azucena del valle, como una virgen, co-
mo una criatura celestial. En este momento,
y.
amada niña, lloro de amor, y siento grande, in-
¿Qué lazos me ligan á tí? Hay momentos de menso, mi pensamiento, que se abatia. En este
pena que afligen á mi corazón, y no quiero verte instante he comprendido la grandeza de la felici-
por no revelarte mi dolor; pero una fuerza estra- dad, porque poseo un un bien inmenso, un
bien,
ña me atrae, y cuando pienso estar lejos de tí, bien único: tu amor, tu amor y tu hermosura,
alzo mi frente, y mis ojos encuentran tus mira- y tus virtudes, y tus gracias todas, que me arro-
das! ¿Qué lazos, pues, me ligan á tí? Ah! niña, ban en éxtasis de amor y de ventura.
niña adorada! respóndeme con una de esas mi-
radas amorosas respóndeme dime VIIL
que tu alma atrae á la mia con ese fuego de No dejes de mirarme, porque tu vista, que me
amor que te abrasa dime que ya no hay fascina, me alimenta, me hace vivir tú me
motivo de duda; que nos amamos, que aunque envias, en tu aliento, la gloria, el amor, la felici-
no quisiéramos, el alma lo mandaba y era preciso dad suprema! Amada, amada! y esesclamo,
obedecer, ¡Oh, Dios mió! jcuánto siente un cora- lo único que puedo pronunciar. Tu nombre y tu

zón amoroso! ¡Qué bellas ilusiones despierta el amor, este es mi lenguaje, esta mi espresion úni-
amor en nuestro espíritu! Amor! amor! tú haces ca! Todos los pesares de mi vida huyen cuando

que mi frente palpite; tú me embriagas con tu te contemplo: todas las ilusiones del porvenir se
encanto; tú me arrobas en éxtasis de amor y de me presentan cuando te miro sonreír míra-
ventura. me, y haz que en tus labios juegue una sonrisa
VI. de amor, de gloria porque siento bajar la
¿Pero seré feliz? Ah! la duda, la duda con su inspiración; y en mi entusiasta anhelo, niña pre-
pesada mano me oprime se hiela mi pensa- ciosa, solo puedo mirarte, porque me arrobo en
miento, y aun llego á desconocer la felicidad que éxtasis de amor y de ventura.
descubria con tu amor inocente! ¿Qué significa, Francisco Mariano Maldonado.
Dios mier, ese pensamiento funesto? ¿Qué revela (Escrito para el Álbum.)

ese augurio de pena y de fatalidad? La noche


me cubria, el sueño huia de mis ojos, y mi pen- PENSAMIENTOS.
samiento helado llegó á ser indiferente .y
Es tan poco lo que puede saber un hombre
luego dudo! Oh! y qué horrible es la duda,
comparando su instrucción con los conocimientos
qué horrible es amar y dudar: es dormir, pero
humanos, que no hay orgullo que pueda admi-
coa un sueño de espanto y de terror ¿Lo !

tirse.
creerás, niña, que llegara á dudar? Sí, dudé, du-
dé en la noche; pero brilló la aurora: corrí al
No
hay pobre de estos tiempos que no diga
campo, contemplé las flores, recordé tu pureza y que sus parientes han sido ricos, pero que el jue-
tu hermosura, y huyó de mí esc sueño terrífico; go los arruinó; ni rico improvisado que no pre-
comprendí la verdad, y la claridad me hizo co- gone que sus padres le dejaron un crecido patri-
Docer la luz: te amo, esclamé, amada mia; perdón, monio.
perdón; no dudo, te amo, te adoro y me ar-

robé en éxtasis de amor y de ventura. Los mas locos, son los viejos enamorados.

VII. Los hombres mas dañinos tienen siempre en


Yo conocí la luz: tuya es mi alma, tuya mi vi- los labios las palabras virtud, paciencia y re-

da; apresúrate a verme, apresúrate á estrechar ,


ligion.
.

^^^mm^í^^^^m^Mí^^^^^^'^Wí^cS?^'^

LAS COlNTEíENCIAS,
5;f=»cs?5:^ «á\ 5:k» 3^^ cs) ssr ^í cs) síeís:^ 2:La^x5E5ía«á^5^':ss»aKí5^«

(continua.)

XVIIÍ. lo tú en el mundo, ó Dios en el cielo! Este es el


voto que he hecho desde el primer dia en que he
Me arrojé de rodillas al lado del lecho de G-ra-
comprendido que mi corazón estaba enfermo por
aiella, y tomé sus dos manos heladas entre las
tí.... Bien conozco que no soy mas que una
mías; las llevé hacia mis labios para calentarlas
muchacha indigna de tocar tus pies hasta con el
con mi aliento, y algunas lágrimas mias cayeron
pensamiento: por eso jamas te he pedido que me
sobre ellas. Yo conocí en la tensión convulsiva
de sus dedos, que ella habia sentido aquella llu- amaras .... Nunca te preguntaré si me amas;
pero yo si te amo, te amo, te amo ....
via del corazón, y que me la agradecía. Quitéme
mi capote de marino, y lo eché sobre sus pies Y la doncella pareció concentrar toda su alma

desnudos, que envolví en los pliegues de la tela en aquellas tres palabras.

de lana.
—Y ahora, continuó, desprecíame, búrlate de

La joven me
dejaba hacer todo lo que queria, mí, pisotéame .... ríete de mi, si quieres, como
siguiendo tan solo con su vista todos mis movi- de una loca que en medio de sus harapos sueña

mientos con una espresion de delirante felicidad; que Entrégame al sarcasmo del
es reina. .. .

mundo. ... y yo misma les diré á todos. . Yo


mas sin poder ayudarse en nada, como un niño . .

que se deja enmantillar y mover en su cuna. lo amo. ... si, yo lo amo. ... y si vosotros hubie-

En seguida arrojé dos ó tres manojos de leña se- rais estado en mi lugar, habríais hecho como
yo. habríais muerto ó le amaríais!!
ca en el hogar de la primer pieza, á fin de calen- . . . .

tar el aire: le di fuego con la llama de la lámpa-


tierra al lado del lecho
XIX.
ra, y volví á sentarme en
de paja. Yo tenia los ojos bajos, no atreviéndome á le-
— ¡Qué bien me siento! me dijo la joven ha- vantarlos hacia ella, por temor de que mi mirada
blando muy bajo, con un tono dulce, igual y mo- le dijera mucho, ó muy poco, por tanto delirio.
nótono, como si su pecho hubiera perdido al mis- Sin embargo, á sus últimos acentos levanté mi
mo tiempo toda vibración y todo acento, y como frente apoyada en sus manos, y murmuré algunas
si no hubiera podido conservar mas que una nota palabras.
en ¡En vano he querido ocultarme este
su voz. Grraziella me puso un dedo sobre los labios.

secreto á mí misma en vano he querido ocul- — Galla! déjame decirlo todo: ahoi'a estoy con-

tártelo para siempre á tí . Podré morir pero


. . „
,
tenta: ya no tengo dudas; Dios se ha esplicado.
amar á otro que no seas tú, jamas!.... Han Escucha:
querido darme un novio, y tíi eres el novio de mi Ayer, cuando he huido de mi casa, después de
alma; tú el escogido de mi corazón!!.... Yo haber pasado toda noche llorando y combatien-
la

nunca me entregaré á otro sobre la tierra, por- do conmigo misma junto á tu puerta; cuando pu-
que en secreto me he entregado á tí! . . . . Túj so- de llegar aquí á pesar de la tempestad, habia crei-
280 LAS CONFIDENCIAS.

do no volverte á ver jamas en mi vida, y marcha- izquierda la mascada que le cubría la cabeza, y
ba como una muerta que por su pié fuera al tomando con la otra la larga trenza de sus cabe-
ataliud. Yo debia hacerme religiosa tan luego llos cortados y arrojados á su lado sobre ellecho,
como apareciera el dia: cuando llegué aquí de no- me los enseñó estendiéndolos.
che, y fui á llamar á la puerta del monasterio, —La Madonna ha hecho un milagro, esclamó
era muy tarde; la puerta estaba cerrada: no han lajoven con voz fuerte y llena de alegría. Ella
querido abrirme. Entonces me he vuelto aquí te ha enviado; yo iré á donde tú quieras. Mis
para pasar la noche y besar las paredes de la ca- cabellos son de ella: mi vida, tuya, tuya!
sa de mi padre antes de enterrarme en la casa de Yo me precipité sobre las trenzas de sus lindí-
Dios y en la tumba de mi corazón. Por medio de simos cabellos negros, que se me quedaroü en la
un niño he escrito á una amiga que venga á en- mano como una rama muerta arrancada de su
contrarme aquí. Tomé la llave, y escondí la lám- árbol: los cubrí de besos mudos, los estreché so-
para delante de la Madonna, y me he puesto de bre mi corazón, los regué con lágrimas, como si
rodillas ante ella para hacer un voto, el último, un aun fueran una parte de ella misma que ar-
voto de esperanza que raya en la desesperación...- rancara de la tumba. En seguida levantan-
porque tú sabrás, si algún dia llegas á amar, que do los ojos, vi su cabeza encantadora, que se
queda siempre una postrera chispa en el fondo alzaba despojada de su mas lindo adorno, pero
del corazón, en lo íntimo del alma, aun cuando se como engalanada y mas bella con su sacrificio,
cree que todo ha concluido. —"Santa protectora, resplandecer de amor y de alegría en medio de
hedicho á la Yírgen: envíame un signo de mi vo- los troncos desiguales de sus cabellos, mas bien
cación, para asegurarme de amor no me que el arrancados que cortados por las tijeras. Apa-
ciega^ y de que djy verdaderamente á Dios una recióseme como la estatua de la juventud, en
vida que no debe pertenecerle mas que á él so- la que las mismas mutilaciones revelan la gra-
lo! ... cia
.
y la belleza.
"Hé aquí mi última noche comenzada en me-
dio de los vivos .... nadie sabe donde la paso. XX.
Mañana tal vez vendrán á buscarme aquí cuando
ya no esté. Si es la amiga á quien he mandado Aquella profanación de sí misma, aquel suici-

que llega primero, será señal de que de-


dio de su belleza por amor á mí, me causaron tal
avisar, la
conmoción en el pecho, que todas mis fuerzas
bo cumplir mi designio, y la seguiré para siempre
al monasterio se acabaron, y caí á los pies de la doncella. Yo
"Pero si fuese él quien viniese antes que presentí en aquel momento lo que era amar, y
tomé por amor aquellos presentimientos.
ella! .... él quien viniese, guiado por mi ángel
á descubrirme y á detenerme al borde de mi
otra vida! .... oh! entonces será señal de que
XXL
no queréis que yo me consagre á vos, sino que ¡Ay! aquello no era amor, no era mas que su
debo volverme con él para amarlo por todo el sombra; pero yo era muy
niño y muy candoroso
resto de mis dias. aun, para no engañarme á mí mismo. Yo creí
"Haced que sea él, he añadido con toda mi al- que adoraba á Graziella, como merecían ser
ma. Haced este nuevo milagro, si así es tu vo- adorados por un amante tanta inocencia, tanta
luntad y la de Dios. Para que me concedáis lo belleza y tanto amor.
que os pido, os haré un don, el único que puedo Yo se lo dije así con ese acento sincero, que
hacer yo, que nada poseo: hé aquí mis cabellos, presta la emoción, y con esa pasión refrenada
mis pobres pero luengos cabellos, que él ama tan- producida por la soledad, la noche, la desespera-
to y que tan á menudo desata riendo para verlos ción, las lágrimas: ella lo creyó, porque tenia

flotar al viento sobre mis espaldas. Tomadlos; necesidad de creerlo para vivir, y había en su
yo 03 los doy: con mis propias manos voy á cor- corazón harto amor para cubrir la insuficiencia
tarlof, para probar así que no quiero reservarme de otros mil corazones.
nada, y que deseo que mi cabeza sufra de antema- La noche entera se pasó de esto modo, en la
no las tijeras que me herirían mañana separán- conversación confiada, candorosa y pura,
pero
dome del mundo." de dos seres que se descubren inocentemente su
Al concluir estas palabras, separó con su mano ternura, y que quisieran que la noche y el silencio
1

LAS CONFIDENCIAS. 281

fuesen eternos, para que ningún estraño viniera No me cansaba ni un momento de oir, de ge-
á interponerse entre sus bocas y sus corazones. mir y de estremecerme á veces. Bien que mi
Su piedad y mi tímida reserva, y el enterneci- corazón, muy ligero aun, y poco maduro por su
miento de nuestras almas, alejaba de nosotros juventud, no fuese harto fecundo ni estuviese
todo peligro. El velo de las lágrimas nos cu- dispuesto para producir por sí mismo tan ardien-
bria. Nada hay mas distante de la voluptuosidad tes, pero divinas emociones; ó bien por otras
que el enternecimiento. Abusar de semejante causas del momento, lo cierto es que las sensa-
intimidad, hubiera sido profanar dos almas. ciones que yo esperimentaba, me causaban un
gozo tan nuevo y tan delicioso, que sintiéndolas
XXII. creia esperimentarlas
Yo tenia las dos manos de Grraziella entre las Error! yo era el hielo y ella el fuego: reflejan-
mias, y las sentia ir tomando poco á poco calor y do sus rayos, yo creia producirlos; mas nada im-
vida. Ora iba á buscarle agua fresca para que portaba : aquella irradiación reflejada del uno
"bebiera en el hueco de mi mano, ó para enjugar al otro, parecía pertenecemos á los dos, y envol-
su frente y sus megillas; ora reanimaba el fuego vernos en la atmósfera de un mismo senti-
arrojando al hogar algunos troncos: en seguida miento.
venia á sentarme sobre la piedra que se halla-

ba al lado del haz de mirto sobre el que la don- ooooooooo o


cella apoyaba su cabeza, para oir, para oir sin M

OC^OO^COlOÍ^O
^IQOOUtiOOOGiO
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cansarme, las confidencias deliciosas de su amor; <
< ^ —icoo—Hinoi-^-^'O c6
cómo habia nacido éste en su pecho, á su pesar
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9 OOOO'-OOt^í-OÍO
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y bajo las apariencias de una pura y dulce amis- W í^: ^^ id aó


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tad de hermana; cómo la niña al principio se ha-


ooooooooo o
bia alarmado, mas luego se tranquilizó; de qué
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modo habia reconocido, por fin, me ama-
que
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ba; cuántas señales de secreta preferencia me O I— < O^
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habia dado á mi pesar
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tal dia que ella creia ha- m -«ÍCOOOOiOCDCNO 00
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berse engañado; cómo en tal otro habia creido J>^ 1Í2 !>^

percibir que yo correspondía su amor; las horas,


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los gestos, las sonrisas, las palabras contenidas y 02 < OOOOOOOOO O
al vuelo, las revelaciones ó las nubes involunta- ^
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rias de nuestros rostros durante aquellos seis
r, Pc^ -^COOO'^OÍCOOO
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meses: todo lo habia conservado su memoria; to- n
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do lo recordaba la joven, porque todo habia de- ii ^< <M o lO '^ oo c^

jado en su pecho profundas huellas, como las


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G-raziella me referia^ todas las misteriosas su-


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persticiones del sentimiento, que dan sentido O bO
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y precio á las mas insignificantes circunstan- o
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cias. La joven levantaba, por decirlo así, uno — ü n cS c3 c3 o 5!•«
§
2 tí tí finSnS.Si—
á uno todos los velos de su alma ante mí: ella
se me mostraba, como á Dios, en toda la desnu-
dez de su candor, de su niñez y de su abandono.
— No hay en toda la vida mas que un momento de PENSAMIENTOS.
esos en que el alma se vierte toda entera en otra El baile es uno de los grandes placeres en to-
con ese murmullo de los labios que no pueden dos los habitantes del globo; él es de todas las
edades y condiciones.
contener su amorosa espansion, y que acaban por
balbutir sonidos inarticulados y confusos, como El mundose compone actualmente de merca-
los besos de un niño que se duerme. deres; todo se compra y se vende.
.

Un estrangero ilustrado, que lia venido á ha- inscritos los literatos mas distinguidos de Méxi-

cer un viage á la República, nos ha mostrado co, y una abundante biblioteca. En cuanto á
unos fragmentos de su diario, y con mucho gus- doctores, propiamente tales, se me ha asegurado
to los traducimos é insertamos en las páginas que hay una carencia absoluta en la Universidad
del Álbum. Los teólogos, los canonistas, los sacerdotes del sa-
ber y de la inteligencia, han desaparecido, y los

Dia 16. —Anoche estuve en un magnífico edifi- actuales no han podido conservar la aristocracia

cio, situado en un costado de la plaza del Merca- ni la influencia política, y de vez en cuando apa-
En centro recen en las procesiones con unos capelos de raso
do, al que llaman la Universidad. el

una estatua colosal de bronce, obra


de colores, y unos bonetes llenos de borlitas y
del patio está
de Tolsa, y que representa al rey Carlos I mon- Y pasamanería. Nada habrá tan mezquino ni tan

tado á caballo. Habia ya leido las descripciones ridículo como estos pobres ancianos, vestidos de

que han hecho de esta obra maravillosa los viage- mogiganga, que ni escriben, ni hablan, ni influ-
yen, ni componen sino una parte muy pequeña
ros;y lejos de encontrarlas ecsageradas, creo que
han estado muy escasos en sus alabanzas. La de una sociedad nueva, y que quiere lanzarse en

vista del coloso de bronce me preocupó de tal la carrera de la civilización. Decididamente el


manera, que cuando quise entrar á un salón ta- claustro de los doctores está en un completo aba-
pizado de carmesí, adornado con trofeos de guer- timiento. Mas volvamos al asunto.

ra é iluminado brillantemente, la multitud lo Cerca de las diez me retiré de la Universidad


habia ya invadido. Los poetas y oradores mexi- sin haber podido ni aun asomar las narices á la
canos han hecho el gasto en la noche, recitando puerta. Dos ó tres ocasiones, que logré dividir
odas y arengas patrióticas. Confieso no haber esa multitud compacta, que se agrupaba en las
oido nada, y solo por los aplausos de la concur- puertas, fui detenido por el fusil y la bayoneta
rencia pude calcular que lo hablan hecho bien. de los pequeñitos soldados, que estaban encarga-
Es muy probable que los diarios describan esta dos, en mi juicio, de aumentar las molestias del

festividad, y copien las poesías y discursos, y público; y digo pequeñitos soldados, porque eran
entonces añadiré algunas tiras impresas á estas los jovencitos de la escuela militar.
notas, y nada dejaré de poner en conocimiento Saliendo de la Universidad, tomé por los por-
de mi querido conde, á quien recuerdo prometí tales. Nada hay mas vistoso que las portalerías
imponerlo de todo lo que pasara en este México, de México. Son unas amplias galerías frescas
que unos pintan como el paraíso terrenal, y otros y bien ventiladas, sostenidas por arquerías y
como un infierno. gruesas columnas de recinto. De dia están cu-
Tengo ánimo de repetir mi visita á la Univer- biertas de mercancías de todas clases; y de noche,
sidad, en un dia en que no haya función. Ade- iluminadas por grandes faroles, sirven de punto
mas de la estatua del buen rey Carlos, en la Uni- de reunión á los platicónos, y de lugar de paseo
ver.'íidad cosiste el Musco nacional, una pequeña á las damas que no frecuentan los espectáculos
galería de pinturas, donde podré juzgar del mé- públicos. El primer portal, que llaman de las

rito de algunos pintores mexicanos del siglo pa- Flores, porque durante el dia en cada uno do
sado; el Ateneo, quo es un instituto donde están los pilares hay un puesto do flores de papel y
EL 16 DE SEPTIEMBRE EN MÉXICO. 283

de trapo, que compran los indígenas, encontró en voz baja. El espectáculo no podia ser muy
una inmensa fonda, pollo y vegetales fritos, en- agradable para mí, tanto mas, cuanto que no te-
saladas, tamales, chicha, pulque, buñuelos, frutas: nia con quién hablar. Así, me dirigí al atrio de
en fin, todo lo mas apetitoso para el pueblo de la Catedral, y encontré mas animación y mas
allí

México, se encontraba allí; allí al aire libre. vida. La banqueta estaba llena de gente del
Sobre cada uno de estos manjares haré á usted, pueblo, que reia, platicaba alegremente, y se di-
querido conde, la esplicacion necesaria. Buñue- vertía con los cohetes que los muchachos tiraban
los, chicha, tamales, todo esto será griego para en la plaza. Cansado me retiraba á mi casa,
usted; pero como la cocina mexicana merece un cuando escuché el estruendo de la artillería. Co-
capítulo, prometo escribirlo después de haber mo en Europa nos cuentan que no pasan ocho
comido cada uno de y bebido to-
estos manjares, dias sin que haya un pronunciamiento en Mé-
das las bebidas que se usan en el pais. Acaso xico, de pronto creí que rae tocaba en suerte
esta esperiencia puede costar algo caro á mi es- ser testigo de una de estas farsas políticas; pero
tómago, acostumbrado á las papas, al beefsteak, mi amable vecina me impuso que el cura Hidalgo
al póter, al Borgoña; pero, en fin, los viageros de- proclamó independencia en la noche, y que
la

bemos pasar por todas las pruebas, por todos cada año, á la misma hora en que aconteció ese
los peligros posibles é imaginables. suceso, se hace una salva de artillería, y se repi-
La singular y estensa fonda de que acabo de can las campanas. En efecto, la salva fué acom-
hablar, no carecía de concurrentes: los unos, sen- pañada de infinitos cohetes y tiros de fusil y pis-

tados en las puertas de los almacenes; los otros, tola; campanas de las infinitas iglesias que
y las
al rededor de los pilares,, y los mas golosos agru- hay en México, comenzaron á dar sus voces al
pados á las mesas, saboreaban aquellos manjares viento de la manera mas alegre y mas festejosa
con un placer visible. Eran grupos de familia. del mundo. Me acosté satisfecho de mi paseo,
El padre ó el patriarca, envuelto en sa capa; la y campanas, y los cohetes, y las salvas de ar-
las

mamá con su chai de algodón [rebozo], y los tillería, en vez de molestarme, me arrullaron en

muchachos, desde la edad de diez y seis años elmullido y limpio lecho que debo á la finura y
hasta la de dos, devorando los tamales y los cho- hospitalidad de la señora C***.
rizos con mucho beneplácito de los dueños de Dia 16. — Son las siete. La señora que me
estas fondas errantes que, según me han dicho, ha acompañado á tomar el té, me dice que casi

se trasladan á todas las festividades populares, todos los años el cielo se opone á la festividad
ya civiles, ya religiosas. nacional, pues caen recios aguaceros. Hoy el

Del primer portal pasé al segundo. Este tiene cielo está brillante, puro, despejado; es un dia
otro aspecto. Es la Casa Municipal; así, en vez divino, que volverla locos de alegría á los ingle-

de fondas, habia algunos serenos con su capotes ses, si fuese posible que se levantasen por un mo-
grises y sus linternas en la mano; algunos sol- mento de las islas británicas esas cortinas de nie-
dados 'de policía de á caballo, y una especie de blas, y esos nubarrones del humo del carbón de
casilla ó pieza iluminada, en el piso bajo, donde, piedra. Un cielo tan diáfano, tan azul, tan ale-

según entiendo, reside ó el juez ó un escribano, gre, esuna festividad para un pais. No puede
ó algún agente de la policía que recibe á los haber tristeza cuando se vive en una naturaleza
ebrios y á los rateros que son aprehendidos. Na- semejante; y yo concibo bien, después de haber
da, pues, de singular presenta este portal, sino es vivido algunos dias en este suave clima, el fondo
laLonja del comercio, que tiene una entrada de del carácter del pueblo mexicano, confiado, sua-
una pobrísima apariencia, bien que por dentro ve, amigo de la novedad, pero poco enérgico pa-
tampoco está cual correspondía á las personas ra las empresas que conciben los pueblos que na-
que concurren. cen entre el frió y las neblinas.
El tercer portal presentaba un aspecto un po- En un momento hice mi y queriendo toillette;

co lúgubre. Las lámparas no son de lo mejor, estar á la moda del pais, y ponerme ropa del

y arrojan una luz incierta. En cada pilar habia pais, á pesar de tener los baúles llenos, mandé
un grupo de tres ó cuatro personas, la mayor hacer un vestido completo á uno de los mejores
parte envueltas en negras y luengas capas; en sastres. Es de un paño finísimo, y tan perfecta-
las puertas de los almacenes algunas personas mente construido como en Inglaterra. El due-
sentadas, cubiertas con las sombras, y hablando ño de la sastrería es un estrangero, y tiene el
284 EL 16 DE SEPTIEMBRE EN MÉXICO.

mérito singular de hacerse pagar á un precio Después de los niños de las escuelas venian
ecsliorbitante, pero la manufactura es absoluta- los jóvenes de los colegios de San G-regorio, San
mente mexicana Juan de Letran, San Ildefonso y Minería. Aun
Luego que estuve vestido, y que almorcé en se conserva en México la ridicula costumbre de
compañía de la señora C***, salí á la calle. Era que vistan algunos colegiales un trage medio
domingo y dia de la festividad nacional mas so- eclesiástico, y con cuyo costo se grava inútilmen-

lemne, pues era nada menos que el aniversario te á las familias de los jóvenes. Los colegia-
de la independencia. Este doble motivo tenia les de Minería tienen un sencillo uniforme azul,
las calles llenas de gente. y los de San G-regorio, que pertenecen en su ma-
Cosa de las once del mayor y las
dia, la plaza yor parte á la clase indígena, visten por lo co-

calles principales de Plateros y San Francisco mún de negro.


estaban llenas de una multitud ansiosa, que es- Después de los colegiales seguian las comuni-
peraba el paseo ó procesión cívica, que debia sa- dades religiosas. El aspecto desaseado y, grotes-
lir de palacio. Desde este punto hasta la Ala- co de algunos frailes, me llamó la atendion. Los
meda habia un toldo de lienzo, suspendido por carmelitas en lo general eran blancos, gruesos,
medio de unas cuerdas atadas á unas vigas, que colorados,de interesantes figuras, y traian á la
llaman vela, y que según se me ha dicho, se usa memoria los buenos tiempos en que los frailes
también para la solemne procesión del Corpus. tenian en sus conventos bien provistas despensas
La elegancia y aseo de las personas que en las y bodegas llenas de generosos vinos.
calles que he mencionado estaban asomadas á Cerrando esta procesión venia el presidente
los balcones y ventanas, formaban un contraste de la República, acompañado de los ministros
muy marcado con el trage desaseado de la gente y de algunos generales y oficiales, vestidos de
del pueblo en lo general. Recorrí varias veces, grande uniforme. —
El aspecto dol Sr. Herrera
y con no poco trabajo, la carrera de la procesión; es respetable. Revela un hombre de una per-
y como la Alameda estaba cerrada, fuéme for- fecta honradez, y de una simplicidad republica-
zoso el esperar en una puerta, unido á la multi- na admirable. En México, como en todos los
tud. paises donde la imprenta es libre, la autoridad
Presentáronse abriendo la marcha cinco bati- es el blanco á donde los partidos dirigen sus ti-
dores de caballería de la guardia nacional, vesti- ros; pero á pesar de esto la opinión general de
dos con propiedad y elegancia, y montados en la nación, sostiene al Sr. Herrera en el gobierno;
escelentes caballos: después seguian multitud de y su reputación, como hombre honrado, y ape-
niños y de niñas de las escuelas de beneficen- gado á la ley, está aun en el estrangero bien es-
cia. En verdad que esto era mas interesante
lo tablecida.
de la procesión. Nada es mas propio ni mas elo- La procesión era escoltada por los alumnos
cuente, cuando un pais celebra el aniversario de del colegio militar, por las compañías alemanas

su independencia, que presentar las muestras vi- y francesas y por multitud de cuerpos de guar-
vas de los adelantos de la educación. A pesar dia nacional y tropa de línea, perfectamente ar-
del continuo estado de revuelta en que ha estado mados y vestidos, y cuyo número llegarla á cin-
México, es innegable que la educación primaria co mil hombres.
ha adelantado. Actualmente hay en la capital Toda esta comitiva venia desde el Palacio na-
dos sociedades; una llamada Lancasteriana y cional, donde habia pasado ya el acto del besa-
otra Filantrópica: ambas protejen con empeño- manos, después de una solemne función de igle-

so esmero la instruccioQ primaria, gratuita, que sia. El besamanos consiste en las felicitaciones

es de esperarse progrese cada dia mas mas. La que todas autoridades y corporaciones hacen
la.«i

vista de estos niños aseados, pobremente vestidos, por medio de sus presidentes ó representantes,
con sus sombreros de palma, me recordó las tier- al gefesupremo del Estado, quien va contestan-
nas festividades que se hacen en Londres, y en do cada una en pocas palabras. Se deja enten-
las cuales los niños de las escuelas, precedidos der que todas son alusivas á los memorables su-

de los estandartes, y seguidos de sus directores cesos á que está consagrado el dia.

y maestros, pasean las calles de la metrópoli, Concluido este acto, el gobernador de Palacio,
atestiguando con bu sola presencia el cuidado que funge de maestro de ceremonias, ordena la
que el gobierno tiene por la educación pública. procesión, que se dirige á la Alameda.
EL 16 DE SEPTIEMBRE EN MÉXICO. 285

Luego que abrieron las puertas de este paseo, lo que puede ecsigirse á la guardia nacional. El
batallón Victoria, compuesto de los jóvenes del
y que hubo entrado la comitiva, la multitud se
precipitó atrepellándose, é invadiendo la calle de comercio, hace algún tiempo estaba en un estado
árboles que conduce á la fuente mayor. Yo floreciente: en un dia de formación ó de pro-
fui arrebatado por el torbellino, y de improvi- nunciamiento, contaba con mas de mil soldados,
so me halló en una amplia glorieta, sombreada y la discordia y los chismes lo han desorganiza-
por robustos fresnos, y llena de asientos, en los do enteramente. Se me hizo notar que no mar-
cuales estaban sentadas multitud de señoritas, chaban ni doscientos hombres, y en verdad que
vestidas con la mayor elegancia; algunas con el acaso eran los únicos mal vestidos. El egoísmo y el
encantador trage de la mantilla española, que va abandono é indolencia hacen muchos males en-
por grados desapareciendo en México. tre los mexicanos. Muchos de estos cuerpos se

En la fuente mayor se habia levantado un ta- manejaron, en la pasada guerra con los america-

blado, un una garita, qué' sé yo .... no he


trono, nos, con una decisión y patriotismo digno de
podido encontrar un nombre esacto para desig- ejemplo. El general Worth tuvo una prueba
nar esta pieza improvisada de arquitectura, del de esto en Churubusco, y el general Scott en el
mas pésimo gusto. Allí subió el orador, que era Molino del Rey. Estos hechos de armas prue-
en este año un senador, y pronunció un discurso, ban al observador imparcial que aun ecsiste en-
del cual solo pude entender una que otra pa- tre losmexicanos ese espíritu guerrero y belico-
labra, que, como las piezas literarias del dia so que los habia hecho respetables para sus ene-
y
Í6, espero ver impreso en los Diarios. Termina- migos. Pero como en otra vez tendré tiempo
do el discurso, la comitiva descendió de aquel para difundirme en consideraciones filosóficas,

monstruo de los adornos, y se disolvió. La guar- me permitirá usted, querido conde, que me re-

dia nacional tomó las calles de Santa Isabel, tire á comer en unión de mi buena vecina Mada-
Santa Clara Tacuba ,
y el Eelox,
Escalerillas ma C***. Harta necesidad tengo de tomar una
para formar lo que se llama columna de honor, poca de sombra, después de vagar debajo de este
es decir, que el presidente, desde el balcón, pasa Sol de fuego de las regiones tropicales.

una especie de revista á su fuerza armada, y ésta


le hace al desfilar los honores correspondientes.
RECETAS.
No perdí la oportunidad de ver reunida la fuer-
za de la capital. Ella, como he dicho, podria Ungüento para las grietas y erupciones

llegar á cinco mil hombres. Una parte, mas de la piel.


y la

considerable de esa fuerza, era de guardia nacio- Hiérvase tuétano de buey, y después cuélese
nal. Los mexicanos son muertos por los colores por un pedazo de muselina en una vasija vidria-
fuertes para vestir á su tropa: así es que uno da. Cuando esté frió, se frotará con este ungüen-
de los cuerpos tenia pantalón encarnado; otros, to la parte afectada.
uniforme azul celeste con solapas encarnadas;
otros, pantalones blancos. El gusto francés se Ungüento para estirioar los sabañones.

ha introducido enteramente en el vestido militar, Tómese una onza de caparrosa blanca, disuel-
y la guardia nacional francesa en México ha ta en media azumbre de agua, y apliqúese opor-
adoptado el uniforme de los cazadores de Áfri- tunamente á las partes afectadas. Esto estirpa-
ca. En cuanto á mí, sin condenar absolutamente rá últimamente los sabañones mas obstinados.
la moda de los colores fuertes en los uniformes Obsérvese que este remedio debe usarse antes
de la tropa, prefiero el azul oscuro, como mas que revienten; de otra manera seria perjudicial.
serio, mas durable, mas propio en una batalla,
para disminuir el horror de la sangre. Recorda- Modo de curar los callos.

ra usted que Napoleón, después de la batalla de Cuando los callos son pequeños, deben atacarse

Eylau, abolió el uso de los uniformes blancos, con estimulantes ó escaróticos, como la aplica-
ción del nitrate de plata (piedra infernal) sola-
amarillos ó azules claros, y los sustituyó con azul
mente con mojar el callo y tocai-lo con la punta
oscuro. del cáustico al acostarse. Antes de esto la piel
En la mayor parte de los cuerpos observé bue-
debe ablandarse con la inmersión en el agua
na disciplina en la formación, y un conocimiento caliente.
de la marcha y de la táctica, mas adelantado de
TOM. II. —XIII.
.?:

^,
íT» m>\ ''&** WíT'

Hé aqtií dos nombres que no se pueden pro- que la infusión del café tostado adquiere propie-
nunciar sin que sean acompañados de multitud dades nuevas, que no se le conocen en el estado
de ideas llenas de poesía. El té representa á natural. A pesar de los trabajos de un gran nú-
los chinos, el café á los turcos. ¿Quién al pedir mero de químicos, hay pocos datos ciertos sobre
una tasa de café, si tiene la imaginación un poco la verdadera composición del café, y estamos
viva, no
ha figurado alguna vez hallarse en
se muy distantes de saber á qué principios se atri-
medio de un harem, rodeado de odaliscas, de eu- buye su acción sobre la economía animal. Gassi-
nucos y de músicos, fumando una gran pipa de court ha encontrado en el café un musílago abun-
ámbar, y sorbiendo una tasa de balsámico café? dante, mucho ácido gálico, resina, aceite, esen-
¿Quién, cuando pide una tasa de té, ó vé esas cu- cial, albúmina y algún principio aromático volá-
riosas cajitas en que está guardado, no piensa en til. Cuando el café se tuesta, aparece un princi-
esas casas chinas, doradas y caladas, como si fue- pio nuevo, añadido á los que van referidos, y es
sen un juguetillo de marfil, en esos jardines de el tannin. Muy importante es sin duda el sa-

almivaradas naranjas, y en esas mugeres de cejas ber que tales principios se encuentran reunidos
y pelo estirados, y pies inverosímiles. La China en el grano; pero hasta ahora no se ha averigua-
y la Turquía, no cabe duda, son los dos países de do á cuál de ellos debe atribuirse la acción que
de las ilusiones, de los cuentos, de las
la poesía, ejerce sobre el cerebro. El café, ademas del gus-
lámparas encantadas y de las princesas invisi- to delicado y esquisíto que tiene, es apropósito
bles. La China y la Turquía están simboliza- para ayudar á la digestión. Tomado en abun-
das en estas dos bebidas, tan generalizadas hoy dancia y con frecuencia, quita el sueño y produ-
en la América y en la Europa: el té y el café. ce una ecsaltacion cerebral muy provechosa para
—Ya que la necesidad nos ha obligado á tratar los poetas y escritores. Voltaire y Buffon toma-
de puntos gastronómicos, haremos conocer su- ban mucho café,y es muy posible que el entu-
cintamente las propiedades del té y del café. siasmo y la armonía que se observa en los escri-
El café un árbol de la familia de las rubia-
es tos del célebre naturalista, sea debida al café.
cias, y forma una parte de la pentandria mono- Es evidente que varias páginas de los tratados
ginia de Lineo. Hay café de diversas especies, sobre el hombre^ el tigre^ el leun y el caballo^ han
pero la mejor y la mas propia para formar la in- sido escritas en un estado de ecsaltacion cere-
fusión, es el cojfea arcJAcci. En Arabia fué don- bral estraordinaria. El insomnio que causa el
de se encontró la primera planta de café, y á pe- café, no es de ninguna manera molesto. Las per-

sar de las modificaciones que los agricultores cepciones son claras, y no se esperimenta esa
han querido introducir en el cultivo, es general- agitación y ese malestar consiguiente á una in-

mente reconocido que el café de Moka es el digestión ó á otras causas. El uso inmoderado
mejor. del café puede, sin embargo, ser peligroso; pero
Una antigua tradición refiere que el café se tomado en dosis moderadas, es absolutamente
descubrió por un pastor, que ob.servó que cuando provechoso para todos los que se dedican á tra-
sus ovejas comian cierta planta, se volvían locas bajos intelectuales.
de alegría. El pastor recogió las semillas de la El como hemos dicho, es originario de
café,

planta; le ocurrió tostarlas y gustar su infusión. Arabia. Hacia fines del reinado de Luis XIV
Sea lo que fuere de esta anécdota, lo cierto es fué llevada á Fi ancla una planta de café de
G-x3Jid:7Ílle iel Ch. Geofiroy se.

¥E ¥ m^^

CUMPLIDO F.iiitor,
,

EL TE Y EL CAFE. 287

Moka, que se multiplicó en breve en el jardín multitud de negros recogiendo la cosecha, y gran-
del rey. El gobierno concibió el proyecto de des barcos esperando en la bahía el fruto precio-
trasladar á las Antillas esta planta. El caballe- so para trasportarlo á todo el mundo. Luisa,
ro Desclieux fué encargado de ejecutarlo, y par- menos ambiciosa, pensaba solo en pasar una vi-
tió de Nantes en un barco, donde se construyó da modesta y tranquila al lado de ... , El resul-
un invernáculo apropósito para que no se secara tado de estos pensamientos fué que el enlace
durante la navegación. Se refiere con este mo- quedó concertado entre los dos amantes, los cua-
tivo una historia tierna, que las lectoras del Ál- les desde ese momento se dedicaron con mas afa-
bum no dejarán de tener presente cada vez que noso empeño á cuidar la planta, que progresaba
tomen café. visiblemente.
En mismo barco en que Desclieux iba cui-
el Cerca de las Antillas asaltó al barco una tem-
dando su planta, habia tomado pasage una fami- pestad furiosa; último gemido de un huracán
lia que se trataba de establecer en una de las co- que habia destrozado Fué menester ali-
las islas.
lonias francesas. Esta familia se componía de gerar el buque, y comenzaron á echarse al mar ^

una respetable viuda, de un niño y de una niña los equipages, continuando con las barricas de
de diez y oclio años, que era un prodigio de her- agua. Pasada la tempestad, sobrevino una cal-
mosura y de virtud. Se llamaba Luisa. ma fatal, y fué necesario poner á ración de agua
En un buque, donde las alegrías y los peligros á y á los pasageros. Desclieux,
la tripulación
son comunes; en un buque, que es una habita- que habia prometido morir de sed, antes que de-
ción común, y puede ser una tumba común, las jar secar la planta, apenas tomaba unas gotaá de
amistades se estrechan fuertemente. Luisa y agua, demás empleaba en regar la planta,
y la la
Desclieux, á los cuatro dias de navegación, eran que se secaba con el calor de los trópicos. Luisa,
muy buenos amigos, y á los ocho se amaban tier- sin decirlo á nadie, hacia otro tanto. Esto, en
namente. Luisa prodigaba á la planta de café sus verdad, daba vida al café, pero la quitaba á los
cuidados con el amor que una madre nutre á su dos amantes que se morian de sed. Desclieux
hijo; la regaba, la sacaba al sol, la calentaba con y Luisa cayeron enfermos de una fuerte calen-
fuego artificial cuando la temperatura estaba fria. tura el dia mismo en que se acabó la última go-
Desclieux, por su parte, ocupaba todo su tiempo ta de agua. Planta de café, amantes, pasageros
en cuidar también á la planta, y observar los pro- y marineros, habrían muerto, si en la tarde una
gresos que hacia. De esta suerte la planta de brisa fresca no los hubiera empujado al puerto
café era el vehículo, el punto de contacto entre de San Pedro de la Martinica, donde dio fondo
los dos amantes, que observaban que á medida el buque.
que producía unas delicadas hojas, de un verde La planta de café se progagó en las Antillas,
hermoso, también crecía su amor. El buque fué los dos amantes se casaron
y y vivieron felices
en una oscura noche asaltado por un pirata de ricos. El amor, pues, dio vida á la planta
y la
Tunes. Toda la tripulación y pasageros tuvie- de café.
ron que combatir. Desclieux derribó de un ha- Ocioso nos parece el indicar la manera de ha-
chazo al pirata en el momento en que ponía el cer el café, pues la industria ha perfeccionado el
pié á bordo del buque francés. Luisa, entretan- método, hasta el grado que con los nuevos apa-
to, fuerte, valerosa, sin otra idea en medio del ratos que se venden en las mercerías de la capi-
conflicto, que agradar á su amante, se metió en tal, se logra no una infusión, sino una esencia
el invernáculo, y vigiló por la seguridad y la vida deliciosa. A los aficionados al café con leche,
de la tierna El pirata huyó, y
planta de café. les diremos, que el modo de obtenerlo delicioso,
cuando todo volvió á bordo á su estado normal es usar de leche hirviendo en vez de agua, y
y los marineros contaban sus hazañas, Luisa es- añadir después la leche necesaria, según el gusto
trechó la mano á su amante en recompensa de de cada uno. Al tomar una tasa de café, no po-
su valor, y Desclieux oprimió á su vez la mano drán menos los aficionados que agradecer profun-
de la muchacha para significarle su gratitud por damente á la tierna Luisa su heroico sacrificio, y
los cuidados que habia tenido con la planta de á nosotros el saludable consejo.
café. Pasada esta escena, se trató del porve- Desgraciadamente del té no podemos contar
nir que aguardaba á los pasageros en las colo- los mismos primores que del café, sino antes
nias. Desclieux creía ver espaciosos cafetales. bien usar de algunos nombres bárbaros, que ja-
288 EL TE Y EL CAFE.

mas podrán pronunciar los labios de nuestras


lectoras.
Té Bouy.
El té es un arbusto originario de la China y Té Camphou.
del Japón: se arrancan las hojitas, se medio tues- Té Souchon.
tan y se enrollan de una manera particular; y Té Paotchaon.
después de encerrarlo en unas cajitas de hoja de Té Pekao.
lata ó de plomo, caminan para todos los paises Té Souchay.
del globo. El té es mucho menos dañoso que aun el café,

El comercio divide el té en dos grandes sec- cuando setome con esceso. En dosis regulares,
ciones: té negro y té verde. En seguida ponemos y mezclado con una poca de leche, ayuda á la di-
la lista de los mas estimados. gestión y alimenta. En Europa, en vez de ato-
le que se usa en México, se les da á los enfer-

mos. Sirve también para criar á los niños, mez-


Té Hayswen Skine. clándolo con leche. Su uso es tan generalmente
Te Tonkai. estendido, quehoy puede asegurarse que no hay
Té Hyson. parte alguna del mundo que no se use. Entre
Té perla. los ingleses es costumbre convidar á las perso-

Té pólvora de canon. nas de estimación á tomar el té, y esto da moti-

Té Schulang. vo á reuniones familiares muy agradables. —RE..


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A Mil
"Timenti Domiüum bene erit in ex-
tretnis,etindiedefunctionis suae bene-
dicetur.' —
El que teme al Señor, le irá
bien en su último fin, y en el día de su
muerte será bendito.
(EccLEs. CAP. I. V. xni.)

¿También la virtud muere, Dios del justo? ¿Pero ¿Tu acento de ventura
callas?

¿Polvo se torna la elevada frente No hiere ya con su armonía mi oido?


Del ser que socorriera al indigente, ¿Qué no escuchas mi lánguido gemido.
Del ser que consolara la orfandad? Qué no atiendes ¡oh madre! á mi dolor?
¿Cómo pudiste en tu decreto augusto, No veo tu frente de inocencia pura,
Llevarte ¡oh Dios! la vida de mi alma? Blanca, cual de Jos campos la azucena,

¡Dame, Padre del huérfano, la calma, En que regué mis lágrimas de pena.
O llévame á tu escelsa eternidad! En que imprimí los besos de mi amor.

¡Cómo poder vivir entre los mares Yo soy tu hijo, que dormí en tu seno,
De este mundo infeliz, sin luz ni amparo! De gloria un tiempo sin sentir las penas:

Ya no distingo en mi naufragio el faro Es tu sangre la sangre de mis venas;

Que mi vida alumbraba con su luz. Yo te consagro mi doliente voz:


En vano me prosterno en los altares. Yo soy tu hijo, que de calma ageno.
Para invocar tu nombre, madre mia; Aun en la tumba con amor te adoro;
No ecsistes junto á mí; la tumba fría Madre, ruégale á Dios que acoja el lloro

Solo me enseña solitaria cruz! Que vierto en tu sepulcro, en mi dolor.



A MI MADEE. 289

Tú el ángel fuiste que en mi tierna infancia G-rito, clamando: ¡madre! ¡madre mia!
Mi bella cuna con amor mecia; Y anuda mi garganta la honda pena;
Tú el ángel que al altar me conduela, Llorar tan solo puedo; y á la arena
Para que alzara mi oración á Dios: Mis lágrimas descienden á mojar.
Cuando gocé la candida fragancia Llorar tan solo puedo: en mi agonía
De la niñez florida, tú en mi frente No hallo alivio campo solitario;
en el

Sellabas con tu labio dulcemente Corro á postrarme en medio del santuario.


Un beso al estrechar mi corazón. Para pedir consuelo á mi orfandad.

¿Tú fuiste aquella madre candorosa, Señor! Señor! sobre mi frente envia

Que mi sueño arrullara en sus rodillas. El consuelo á mi espíritu abatido:


Que regara mis pálidas megillas ¿No te mueve este lúgubre gemido
De placer con el llanto maternal? Que ecshala el corazón?

¿Tú madre cariñosa,


fuiste aquella
¿No recuerdas, Señor, terrible el dia

Que al prodigarme con amor abrazos, En que dejaste al mundo solitario,

Me alzabas, demandando entre tus brazos Y abandonada en medio del Calvario

Para mi labio el beso paternal? La tórtola de Sion?

¿Pero ya no me escuchas, y á mi llanto Ya mi dolor: como el tormento


sabes

No responden tus voces de armonía? Que tu Madre sintió cuando sombrío


¿Por qué volaste al cielo, madre mia, —
"¡Ten mi alma dijiste Padre mió!" —
Sin llevarme á tu lado á ver á Dios? Y espiraste en la cruz,

jAy, huérfano infeliz! en mi quebranto Así fué mi dolor: mi sentimiento


¿Quién enjuga mis lágrimas dolientes? Solo tú, Dios ¡de amor, lo comprendiste;

Madre, escucha mis cánticos fervientes; Envia ¡oh Dios! al corazón del triste

Madre, responde á mi doliente voz. Un rayo de tu luz!

¿No ves en la mañana silenciosa, Y tú, madre adorada, que en la tierra

»En medio de este valle de dolores, Fuiste un Dios en mi dicha, en mi amargura,

A tus hijos llorar entre las flores, .


^
Mis lágrimas acepta de ternura;
Con que riegan tu losa funeral.? Escucha mi oración.
¿A tu esposo no ves, amante esposa, Yo te invoco en la tumba que te encierra,

Cómo cercado de tus hijos gime. Para pedirte, madre de mi vida,

Porque el recuerdo de tu amor le oprime, Que al Eterno le ruegues condolida,


Y derrama su llanto conyugal? Que alivie mi aflicción.

Responde á mi dolor, madre de mi alma, Que en alas de la fé, brillante y pura,


Responde á mi dolor; mira en mi frente A tu lado me lleve á su presencia:
Las hondas rugas del pesar doliente, Quiere el alma dejar esta ecsistencia
Y en mis ojos las lágrimas brillar, Por la tuya inmortal.
¡Cómo poder vivir, cuando la calma Quiere vivir contigo en esa altura,
Huyó, dejando al corazón vacío! Donde la luz alumbra de la gloria,

¡Yo miro un porvenir triste, sombrío, Y abandonando del vivir la escoria


Un porvenir de angustia y de pesar! Gozar la eternidad.

Yo, al ver la luz de la apacible aurora, Madre: descansa en paz; '•'que quien adora
Corro á la orilla del tranquilo rio; Al Señor en la vida, en el instante
Yo mezclo entre las gotas del rocío De su muerte es bendito^'' y va triunfante
De su vista á gozar.
Mi llanto como ofrenda matinal.
Por tus hijos ante él ¡oh madre! implora;
Y al Dios que el Sol con sus fulgores dora.
Ruégale por tu amor nos dé el consuelo;
Allí elevo mi candida plegaria. Mira mi llanto que humedece el suelo;
Como ave de los bosques solitaria Envíame la paz.

Sus trinos alza á orillas del raudal. Francisco Granados Maldonado.


s7J(Kvf^ü^'^"~^^M?5^

LAS CONFKIENCIAS,

I. La religiosa, que en este momento acaba de en-


Así se pasó aquella noclie de invierno, que pa- trar, se puso á consolar á los actores de aquella es-

ra Graziella y para mí no tuvo mas duración que cena: levantó las trenzas cortadas de la frente de
la de un suspiro de amor: por eso cuando el dia Graziella, y las hizo tocar ala imagen de la Ma-
apareció, creimos que venia á interrumpir una donna; las envolvió en una mascada blanca, y las
palabra apenas comenzada. puso en el delantal de la abuela.
El Sol se hallaba ya muy alto sobre el horizon- — Guardadlas, le dijo, para enseñárselas de
te, cuando sus rayos penetraron por las rendijas tiempo en tiempo á Graziella, en su felicidad ó
de los postigos de la ventana cerrados, é hicieron en sus penas, y para hacerla recordar cuando per-
palidecer la llama de la lámpara. En el momento tenezca al que ama, que las primicias de su cora-
en que yo abria la puerta, percibí á toda la fami- zón deben pertenecer siempre á Dios, como las
lia del pescador, que subia, corriendo, la pen- primicias de su belleza le pertenecen en esta ca-
diente. bellera.

La joven religiosa de Próscida, amiga de G-ra- IL


ziella, á quien ésta habia confiado su designio de Por la tardónos volvimos todos juntos á Ña-
entrar en un monasterio, sospechando que esto póles.
fuera obra de algún rapto de desesperación, ha- El celo que yo habia desplegado para encon-
bia enviado en la misma noche á uno de sus her- trar y salvar á Graziella en esta circunstancia,
manos á Ñápeles, para advertir á los padres de habia redoblado el cariño de anciana y del
la
Graziella de la determinación de ésta. pescador por mí. Ninguno de los dos sospecha-
Informados de esta manera los ancianos del ha- ba la naturaleza de mi interés por la doncella, y
llaz<TO de su hija, llegaban apresurados, llenos de de la afección de ésta hacia mí. Atribulan toda
gozo y de arrepentimiento, para detenerla al bor- su repugnancia á la deformidad de Cecho\ pero
de de su desesperación, y para llevársela consigo esperaban vencer este aborrecimiento con el tiem-
libre y perdonada. po y con razones. Prometieron á Graziella no
La abuela se arrojó de rodillas cerca del lecho, volverla á instar para el casamiento, y el mismo
sosteniendo con sus brazos á los dos niños, que Cecho suplicó á su padre que no volviera á ha-
habia traido para enternecer á Graziella, cubrién- blar mas sobre el asunto. El por su parte, con
dose el cuerpo con ellos como un escudo contra su humildad, con su actitud y sus miradas pedia
los reproches de su nieta. Los niños se arroja- perdón á su prima por haber sido la causa de
ron llorando y gritando en los brazos de su her- sus penas.
mana. Al levantarse ésta para acariciarlos y a- La calma volvió á reinar en aquella casa.
brazar á su abuela, la mascada que cubria su ca-
III.
beza, cayó, y la dejó ver despojada de su cabellera,
A la vista de estos ultrajes á su belleza, cuyo Nada arrojaba una sombra sobre el rostro de
muy bien, todos se estre- Graziella ni sobre mi felicidad, á no ser el pensa-
sentido comprendieron
mecieron, y los sollozos volvieron á oirse. miento de que esta felicidad, tarde ó temprano,
LAS CONFIDENCIAS. 291

seria interrumpida por mi vuelta á mi pais. mes hubiera pasado, me volvería á su lado para
Cuando por casualidad se pronunciaba elnom- no separarme de ella casi jamas. Yo ponia la
bre de Francia, la pobre niña palidecía, como si incertidumbre de nuestro porvenir bajo la pro-
acabara de ver la fantasma de la muerte. tección de la Providencia y del amor. Dejaba á
Un dia, al entrar en mi aposento, encontré to- Grraziella mi bolsillo para que ayudara á sus an-
dos mis vestidos de ciudad hechos pedazos y di- cianos padres durante mi ausencia
seminados por el suelo. Cuando la carta estuvo cerrada, me acerqué á
—Perdóname, me dijo Grraziella arrojándose pasos quedos; me puse de rodillas sobre el quicio

de rodillas á mis pies y levantando su rostro de la puerta del aposento de la doncella; introdu-
trastornado. Yo soy quien ha causado ese es- je la carta, y contuve apenas un sollozo que me
trago .... Oh! no me riñas. . . . Todo lo que ahogaba.
me recuerda que un dia debes quitarte esos ves- Mi amigo pasó sus brazos debajo de los mios,
tidos de marino, me hace mucho mal: me parece me levantó y me llevó consigo. En este mo-
que tú te despojarás también de tu corazón de mento Grraziella, á quien sin duda aquel i'uido
hoy para tomar otro cuando vuelvas á usar los desusado habia alarmado, abrió su puerta: la lu-
vestidos de antes na iluminaba pobre niña reconoció
el terrado: la

Escepto estas pequeñas tempestades, que no á mi amigo. Vio mi maleta que un mozo lleva-
estallaban sino por el mismo esceso de ternura, ba sobre las espaldas tendió los brazos, lanzó

y que se apaciguaban bajo algunas lágrimas de un grito de terror, y cayó inanimada sobre el
nuestros ojos, tres meses trascurrieron en una fe- suelo.

licidad imaginaria, que el menor acaso podia des- Nos precipitamos sobre ella, y la llevamos sin
truir en un instante. Nuestro Edem era como conocimiento á su lecho.
un castillo de barajas alzado sobre una nube .... Toda la familia nos rodeó en pocos momentos.
Así fué como yo conocí el amor: por una lá- Echaron agua fria sobre el rostro á la doncella:

grima en los ojos de una niña. la llamaron por su nombre todas las voces que
le eran mas queridas; pero no volvió á la vida
IV. sino al acento de la mia.
Hacia los últimos dias del mes de Mayo lla- —Ya lo ves, me mi amigo: vive, ha re-
dijo
maron una noche violentamente a la puerta. cibido el golpe. Detenernos en mas largos adio-
Toda la familia dormia, y yo fui á abrir. ses, seria lacerar mas y mas la llaga con nue-
Era mi amigo Virieu. vos y mas terribles golpes.
— Vengo á buscarte, me dijo: traigo una carta Separó los dos brazos helados de la doncella,
de tu madre, á la que no podrás resistirte. He que rodeaban mi cuello, y me arrancó material-
pedido caballos para la media noche, y son ya las mente de la casa.
once. Partamos, ó si no, no lo harás nunca. Una hora después seguíamos el camino de Ko-
Tu madre morirá, y sabe que tu familia te hará ma en medio del silencio de la noche.
responsable de todas estas desgracias. Harto se
V.
ha sacrificado ella por tí; haz ahora un pequeño
sacrificio por ella. Yo te juro que volveré con- En la carta que habia escrito á Graziella, le

tigo á pasar el invierno y un año aquí. Pero es dejé un itinerario para que me dirigiera sus car-

preciso que por ahora te presentes en el seno de tas. La primera que de ella recibí, la encontré
tu familia, y obedezcas las órdenes de tu madre. en Milán, La niña me decia que estaba bue-
Yo sentí que la tierra faltaba de mis pies. na del cuerpo, pero muy enferma del corazón;
— Espérame aquí, le dije. pero que no obstante, confiaba en mi palabra, y

Volví á entrar en mi aposento, hice un bulto me aguardarla con seguridad hasta fines de No-
precipitadamente con mis vestidos, y escribí un viembre.

papel á Grraziella, en que le decia todo lo que Cuando llegué á León, encontré en él otra car-

puede decir de tierno un corazón sensible de ta que denotaba mas serenidad y mayor confian-
veinte años, haciéndole patente el caso en que me za. Dentro de la carta venían algunas hojas
hallaba y la obligación que tenia de obedecer el de flor de granado, del que crecía en una mace-
mandato de mi madre. Le juré, como me jura- ta de barro sobre el terrado, cerca de mí apo-
ba á mí lo mismo, que antes de que el cuarto sento, y del cual ella colocaba una flor sobre sus
592 LAS CONFIDENCIAS.

cabellos todos los domÍBgos. ¿Era para enviar- en el de los arbustos tiernos, en los que hasta la
me alguna cosa que la hubiera tocado? ¿Era savia no tiene fijeza!
acaso un tierno reproche disfrazado bajo algún El amor verdadero es el fruto maduro de la vi-
símbolo, para recordarme que habia sacrificado da. A los veinte años no se le conoce; se le imagi-
sus cabellos por mí? na. En la naturaleza vegetal, cuando el fruto se
Decíame G-raziella que tenia fiebre, y que el co- presenta, las hojas caen; tal vez no sucede así en
razón la hacia mal, pero que iba cada dia mejor; la naturaleza humana. ¡Cuántas veces he pensa-
que la habían enviado, para que cambiara de ai- do en esto desde que he comenzado á contar los
resy se restableciera completamente, á la casa de hilos de plata en mi cabellera! Me he echado en
una de sus primas, hermana de Cecho, situada cara no haber conocido entonces el precio de aque-
en Vomero, colina elevada y sana que domina a lla flor primera del amor .... Ay! yo no era mas
Ñapóles. que vanidad. ...
Pasaron cinco meses después sin que volviera Y la vanidad es el mas necio y el mas cruel de
á recibir ninguna carta de ella. los vicios, porque ella hace avergonzarse á uno de
Todos los dias pensaba en la hija del pescador, la felicidad ....
y según mis cálculos, yo debia partir para Italia VI.
á principios del prócsimo invierno. Sin embargo,
su imagen triste y encantadora se me aparecía á Una noche de los primeros dias de Noviem-
bre me entregaron, al volver de un baile, una
menudo, ora llenándome de pesar y de sentimien-
to por hallarme lejos de ella, ora como un tierno
carta y un paquete, que un viagero, que venia de
Ñapóles, habia traido para mí, y lo habia dejado
reproche.
Me hallaba yo en esa edad ingrata, en que la li-
en la posta al cambiar caballos en Mácon. El
gereza y el espíritu de imitación hacen á un joven
viagero desconocido me decia, que habia recibi-
do un encargo importante para mí de uno de
avergonzarse de sus mejores sentimientos; edad
cruel, en la que los mas bellos dones de Dios, el a-
sus amigos, director de una fábrica de coral de
Ñapóles, y creia cumplir su comisión recomen-
mor puro, las afecciones candorosas, caen sobre la
dándola á otro, porque las noticias que me traia
arena,y son arrastradas en flor por el viento del
mundo. Aquella maligna é irónica vanidad de
eran fúnebres y tristes, y no me queria ver.
Únicamente me rogaba que le enviara el recibo
mis amigos vencia muchas veces la ternura que
de lo contenido en el paquete á Paris.
ecsistia oculta, pero viva, en el fondo de mi cora-
zón.
Abrí temblando el dicho paquete. Contenia
No me habia atrevido á confesarles, sin aver- en la primera envoltura la última carta de Gra-
gonzarme y sin esponerme á sus sarcasmos, cuál ziella, en la que se leian estas palabras tan solo:

era el nombre y la condición del objeto que tanto "El doctor dice que moriré antes de tres dias.

echaba menos y cuya ausencia me llenaba de tris- Quiero decirte adiós antes de que las fuerzas

teza. Graziella no estaba olvidada en mi corazón, me abandonen. Oh! si tú estuvieras aquí, yo

mas sí cubierta con un velo: aquel


amor que lle- vivirla. Pero hágase la voluntad de Dios. Yo
naba de delicias mi pecho, humillaba mi orgullo te hablaré bien pronto, y para siempre, desde lo
social. Su recuerdo, que alimentaba en mí sola- alto del cielo. ¡Ama á mi alma! ella te acom-
mente en la soledad, me perseguía casi como un pañará toda la vida. Te dejo mis cabellos, cor-

remordimiento en medio del mundo. ¡Cuánto me tados por tí una noche. Conságralos á Dios
he avergonzado ahora, de haberme avergonzado en alguna capilla de tu pais, para que alguna co-
"
entonces! ¡Cuando uno solo de los rayos de ale- sa mia se halle cerca de ti
gría que lanzaban sus castos ojos, ó una de las lá- Anonadado quedé con su carta en las manos,
hasta la venida del nuevo dia. Hasta entonces
grimas que corrían de ellos, valia mucho mas que
fué cuando tuve valor para abrir la segunda en-
todas esas miradas, y esos gestos, y esas sonri- voltura. Toda su hermosa cabellera estaba allí,
sas á las cuales estaba yo dispuesto á sacrificar tal como se iiallaba la noche que me la enseñó

BU imagen! en la cabana: aun se veian en ella enredadas al-


Ah! hombre muy joven es incapaz de amar!
el
gunas liojas secas de las que habia en el lecho
donde Graziclla pasó aquella noche de dolor.
no sabe el precio de nada; no conoce la verdadera
Cumplí ar]ucl último voto como me lo habia
felicidad sino cuando la ha perdido ya. ¡Hay ordenado, y una sombra de su muerte se e.sten-
mas fuego en el corazón de la vieja encina, que dió desde ese dia sobre mi rostro y mi juventud.
H-oi^®^^H-

I. Con tu amor, ídolo mió,


Era una nache de dolor y llanto
De mi vida en la amargura,
Una gota de ventura
Cuando te contemplé por vez primera.
Vertiste en mi corazón.
¡Quién entonces, hermosa, nos dijera
Palabras no hay con que pinte
Que habríamos de amarnos hoy así!
La estension de mi cariño;
jQuién me dijera entonces, Zayda mia,
Mucho ama una madre al niño
Quién me dijera entonces, niña bella.
,

Pues mira, mas te amo yo.


Que hablas de ser la refulgente estrella
Que me guiase en el mar del ecsistir!
Tú para mí eres joh ZaydaS
Si es cierto que al nacer el hombre triste,
Lo que el aura vagarosa
Dios le señalaun ángel de consuelo, Para la fragante rosa,

Tú eres mi ángel, mi Zayda, acá en el Para el pintado clavel,'


suelo,
Tú eres mi ángel de paz y bendición. Lo que al árabe cansado

Bendito sea ¡oh niña! el dulce instante


En medio al desierto ardiente,

En que veniste á esta mansión de horrores, Es límpida clara fuente

A sembrar con tu amor de blancas flores Dó pueda apagar su sed:

Mi solitaria vida de aflicción.

Lo que es el llanto del cielo


Para la tierra sedienta;
Yo creia haber amado .... ¡me engañaba!
Lo que es la mar turbulenta
No era amor, no, no era ese sentimiento
Para el escamado pez;
Con su infierno, su gloria y su contento
Lo que mi corazón sintió hasta aquí;
Lo que es el bosque hojaroso

No eran de amor aquellas emociones


Para la dañina fiera:

Que me hicieron sentir otras hermosas: En mi Zayda hechicera,


fin.

Nunca el pecho á sus voces melodiosas Tú eres mi todo, mi Edem.


Como hoy latir lo siento, lo sentí.
IIL
II. En la embriaguez de báquicas orgías
Eres, mi Zayda, tan pura Entre ruido de vasos y cantares.
Como del nardo la esencia; Busquen otros consuelo á sus pesares,
Pintada está la inocencia Alivio á su aflicción:

En tu frente virginal. Que yo, mi Zayda, en tu amoroso seno,


Es de arcángel la sonrisa Iré á buscar á mi dolor olvido.

Que juega en tus labios rojos, Porque tan solo allí, mi ángel querido,
De arcángel tus claros ojos, Goza mi corazón.
De arcángel tu linda faz.

TGM. II. —XIII.


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Yoy á hablar del hombre mas soprendente de nómeno, dirigir los ojos á la civilización de la
la Iglesia latina, el que ilustró con mayor imagi- África después de la conquista romana, y sobre
nación la teología, el que introdujo mas elocuen- todo, en los primeros dias del cristianismo. Es
cia y mas sensibilidad en la escolástica; San necesario, ante todas cosas, no olvidar que el an-
Agustín. Dadle cualquiera otro siglo mas ci- tiguo territorio de esta república, que formaba u-
TÜizado, y jamas hombre alguno aparecerá do- na vasta comarca, era la en que se conservaba una
tado de un genio mas vasto y mas fácil. Meta- parte del pueblo, y algunos restos de las costum-
física, historia, antigüedades, ciencia de las cos- bres y de la lengua púnica, pero en la que el go-
tumbres, conocimiento de las artes, todo lo ha- bierno, los tribunales, los espectáculos y el lujo

bía abrazado San Agustín. se importaban de Eoma.


Con tanto desembarazo escribe sobre la músi- Cartago, reconstruido muchas veces por -los

ca, como sobre el libre albedrío; lo mismo es- romanos, era por la magnificencia y por la rique-
plica el fenómeno intelectual de la memoria, za una de las primeras ciudades del imperio, ri-
que razona sobre la decadencia del imperio ro- val de Antioquía y de Alejandría.
mano. Su y vigoroso ha ostentado
talento sutil Conservaba, bajo el poder del procónsul roma-
con frecuencia en los problemas místicos una no, libertades municipales y un senado ó consejo
fuerza de sagacidad, que bastarla sin duda para público, acatado en toda la provincia del África.
las mas vigorosas concepciones. El genio comercial de la antigua Cartago se en-
Su elocuencia, aunque adolece de afectación contraba en la colonia romana, fundada sobre
y de barbarie, es frecuentemente nueva y senci- sus ruinas. Dividía con el Egipto el privilegio

lla; su moral austera desagrada á los corrompi- de alimentar los mercados de la Italia: su puer-
dos casuistas, á quienes ha confundido Pascal. to, sus calles y sus edificios, eran la admiración
Sus obras, inmenso repertorio de la ciencia teo- de los estrangeros. Una de sus calles, que se
lógica, que ha conmovido tanto á la Europa, son llamaba la calle de Celeste, estaba llena de tem-
la imagen mas viva de la sociedad cristiana á fi- plos magníficos; otra, la de los Banqueros, rever-
nes del siglo IV. beraba con los mármoles y el oro. No descuida-
jQué era entonces aquel Cartago, trasformado ba las letras la nueva Cartago: tenia escuelas nu-

en colonia romana? ¿Eran Hyppona, Tagasto y merosas y célebres, en las que se enseñaba la elo-

Madaura, pucblecillos sin nombre, y de los que cuencia y la filosofía. Largos lienzos blancos,
ni aun ruinas quedan? ¿Sobre esa costa de Áfri- suspendidos de las puertas de estas escuelas,
ca, hoy tan bárbara, era donde floreció aquel anunciaban que bajo las fábulas de los poetas se
hombre elocuente é ingenioso, aquel atrevido me- ocultaban útiles verdades. Cartago, imitando
tafísico, que se semeja muclias veces á Platón, y á los romanos, tenia también sus teatros, en que
ha suministrado ideas al gran Bossuet? se representaban las obras mas bellas de la anti-
Es indispensable, para poder concebir este fe- gua lloma y las mejores imitaciones de la trage-
SAN AGUSTÍN. 295

d¡a griega. Las comedias que el africano Terenj llas á esta nueva
luz: había cismas y heregías en
cío, esclavo en Italia, habia hecho admirar de Tagasto y en Madaura; pero esta teología conten-
los romanos, eran ahora aplaudidas en su patria, ciosa no hacia mas que escitar la vivacidad na-
que se había vuelto romana por las costumbres y tural de los habitantes de aquellos climas. Esta
por el idioma. influencia servia mas para sutilizar los entendi-
Las imaginaciones de la África se apasionan mientos, que para la reforma de las costumbres.
por con sorprendente ardor y con un en-
las artes En Cartago la corrupción era espantosa, y aun
tusiasmo, menos ilustrado, pero tan vivo como el entre los cristianos los usos mas groseros desna-
de los pueblos de la Grrecia. En el segundo si-
turalizaban la pureza del culto. En las iglesias
glo, Cartago era llamado la Musa de la África.
y sobre las tumbas de los mártires se celebraban
Apiñábanse en tropel en la plaza pública, para bulliciosos festines, que solían mancharse con
escuchar un sofista ó un retórico célebre. Así es todos los escesos de la embriaguez: otras costum-
que, el ingenioso Apuleo disertaba ante el pue- bres bárbaras se conservaban en algunas ciuda-
blo de Cartago sobre las fábulas y la literatura des, y generalmente hablando, cierta especie de
de los griegos, y se envanecía con los aplausos ferocidad se mezclaba al cristianismo de aque-
de una ciudad tan estudiosa y tan sabia; llos habitantes.
Pronto el cristianismo hizo aparecer otra es- Con efecto, en parte alguna las disputas sobre
pecie de oradores en Cartago, que hablaban con el dogma y sobre algunos puntos de disciplina,^
mas gravedad y con mayor energía, de intereses fueron tan sangrientas como en África. La prin-
mas elevados; se les iba á escuchar en las caver- cipal secta era la de los donatistas, especie de
nas y entre las tumbas. El culto se convirtió rigoristas y de místicos sanguinarios, cuyas mác-
en público; fué perseguido, y cada día se tornaba simas y furores ofrecen mas de una relación con
en mas poderoso. las de los anabaptistas y la de los indepen-
"¿Qué barias, decia Tertuliano, al ver tantos dientes.
millares de hombres y mugeres de todas edades, Otras sectas, estrañas al cristianismo,
y pura-
de todos rangos, que presentan sus brazos á mente orientales, agitaban aun la turbulenta ima-
vuestras cadenas? ¿De cuántas hogueras y de ginación de los habitantes de la África. En par-
cuántos hierros no necesitarías? ¿Diezmaríais á te alguna la secta de los maniqueos que, salida
Cartago?" de los confines de la Persia, se había derramado
Tal fué el progreso de aquel entusiasmo, que casi en todas partes tras de las huellas del cris-
allí, como en todas partes, venció la crueldad de tianismo, tenia mas partidarios y mas hábiles
los gobernantes romanos con la multitud de las misioneros. Adoptaba en parte los dogmas del
víctimas. Cubrióse toda la provincia de África culto cristiano, falsificaba su gerarquía, y no era
de iglesias y de obispados. El número y la ri- raro encontrar en una pepueña ciudad de la pro-
queza de los cristianos se acrecentaba en las épo- vincia de África, un obispo católico, otro dona-
cas de tolerancia. El
y la fe se ecsaltaban
celo otro maniqueo, animando cada uno á
tista y el
en los días de persecución, y esta alternativa fa- sus sectarios, disputándose la fe de los pueblos
vorecía doblemente el vuelo del nuevo culto.
y distribuyendo símbolos y libros.
En medio del siglo III, en los tiempos de Ci- En medio de esta agitación de los espíritus,
priano, la Iglesia del África contaba mas de dos- en esta Babel de las opiniones humanas, entre
cientos obispados, que presidian en todas las ciu- este caos de pasiones religiosas, nació San Agus-
dades la sociedad cristiana, cada día mas nume- tín con una imaginación ardiente, ávida de cien-
rosa. Esta civilización, aunque de todo punto cia, de placeres y de amor. Su madre era cató-
eclesiástica, no dejaba de influir poderosamente lica ferviente; su padre, pagano ó indiferente;
sobre el espíritu de los pueblos. Una aldehuela, uno de sus deudos mas cercanos, donatista. La
antes medio salvage, una población retirada y ciudad de Tagasto, que fué su cuna, acababa de
vecina del desierto, recibía por medio del apos- pasar de la secta de Donato á la comunión de
tolado cristiano, el mismo símbolo, los mismos Roma.
libros y alguna cosa de la misma ciencia, en que Estudió primero en la ciudad de Madaura;
el cristianismo se apoyaba en Roma y en la después en Cartago, La elocuencia no le basta-

Grrecia. ba: tenia necesidad de creer, y buscaba la ver-


Hablando con verdad, se vcian algunas quere- dad; creyó verla desde luego eu la secta de loa
295 SAN AGUSTÍN.

maniqueos, cuya metafísica sutil y maravillosa li- sero bienestar, entonces aquellas que se despren-
sonjeaba su espíritu. Su madre, llena de horror den de esta turba rastrera aspiran por otro mun-
por esta secta, suplicaba á los obispos cristianos do mejor. El esplritualismo nace de la desespe-
que vieran y que lo convirtieran: uno de ellos
lo ración ó del disgusto; entonces, como la vida so-

le dijo estas hermosas palabras: "Id en paz, y cial,no ofrece de grande frecuentemente este
continuad rogando por él, porque es imposible ardor del genio privilegio de algunos hom-
,

que un hijo llorado con tantas lágrimas, perezca bres, se arrebata y se estravía en especulaciones
jamas." místicas. Son entusiastas sublimes del cielo, por-
Agustín volvió al lado de su madre en Tagas- que se encuentran con que no están dignamente
to, y enseñaba la retórica; pero el sentimiento ocupados en la tierra. Su alma, incapaz de inac-
que le causó la muerte de un amigo, lo alejó de ción, toma el infinito por carrera.
nuevo de esta ciudad, y regresó á Cartago, siem- Agustín mismo describe estas cosas con una
pre maestro de elocuencia, maniqueo poco con- vivacidad maravillosa. Después de algún tiempoy
vencido, y filósofo entregado á los placeres. Sus se encontraba mas agitado: frecuentaba la Iglesia
dudas religiosas se redoblaron en este tiempo cristiana, leia los libros de los apóstoles; repasaba
con las conferencias que tenia con un doctor en su pensamiento el ejemplo de Victorino, retó-
maniqueo. rico como él célebre, que bajo el reinado de Julia-
Es sabido cómo fastidiado de todo se dirigió no habia abandonado su escuela mas bien que su
á Roma y después á Milán, donde fué enviado fe. La vista de uno de sus compatriotas que le con-

por Simaco á enseñar la elecuencia; se sabe có- taba lo que habia visto de los solitarios del Egip-
mo fué conmovido por las palabras de San An- to, vino á dar el último golpe á su alma. Es ne-
tonio: se retiró á la soledad, y refugió en el cris- cesario oirlo á él mismo:
tianismo la dilatada inquietud de su corazón y "En esta lucha violenta del hombre interiory

de ¿Qué podia entonces ofrecer el


su espíritu. en este combate que presentaba atrevidamente á
mundo profano para retener un genio tal como mi corazón: con el rostro conmovido me dirigía
el de San Agustín? Todo en el orden civil es- á Alipo, y esclamaba: ¿En dónde estamos? ¿Qué
taba envilecido y degradado; la religión sola era quiere decir esto? ¿Qué acabas de escuchar? Los
libre y conquistadora. Agustín, retórico en Mi- ignorantes se apresuran, y conquistan el cielo; y
lán, habia tenido el privilegio de pronunciar el nosotros con nuestras ciencias, y sin corazón, ro-
panegírico del cónsul que entonces funcionaba. damos entre la carne y la sangre. Porque ellos
¡Cuan mezquina era esa tarea para su elocuencia! caminan primero, ¿hemos de avergonzarnos de se-
Por el contrario, el cristianismo alimentaba su guirlos? ¿No nos ruborizaremos mas de no te-
alma con especulaciones sublimes, le embriagaba ner el valor de ir tras ellos? Yo digo aun no sé
con este amor ideal que habia buscado hasta en qué cosas semejantes, y me lanzaba lejos de él,
los placeres de los sentidos, y le brindaba con el en ese movimiento impetuoso, en tanto que él
goce dulcísimo de reinar sobre las almas. callaba y me vela con sorpresa, porque no era
De los escritos de San Agustín, en el mas ori- mi voz misma voz de siempre. Mi rostro, mis
la
ginal de todos, es donde es indispensable buscar ojos, el acento de mi voz, espresaban mi alma mu-
parte de su vida, que no es otra cosa mas que la cho mas que mis palabras.
historia íntima de sus pasionesy de sus pensa- "Habia en nuestra habitación un jardincito
mientos. Hablamos de sus Confesiones. Se desfi- para nosotros, como la casa toda, porque su amo
gurarían, al reproducirse, aquellas pinturas tan no vivia en ella. La agitación de mi alma me
ingenuas y tan enérgicas de una alma ambiciosa, condujo hacia aquel lugar, donde nadie podia
amante, á la que el placer embriaga, y no satis- interrumpir aquel debate violento que yo habia
face: á la que fatiga la celebridad, agita el estu- coraenzado conmigo mismo, y del cual sabéis ¡oh
dio y persigue de continuouna esperanza fantás- Dios mió! que ignoraba yo el resultado.

tica de ventura y de verdad. Esta es la enfer- "Me estraviaba en aquel jardin, y Alipo me se-

medad de los hombres de genio, en los dias de guia paso á paso. Yo me habia creido solo con-
decrepitud social. Cuando ya no hay ni liber- migo mismo, y él estaba allí; ¿pero le hubiera si-
tad, ni patria, ni pasión por las artes; cuando las do dado abandonarme en medio de la aflicción
almas vulgares son fatigadas por la desgracia, ó en que me encontraba? Nos sentamos en el lu-

están sumergidas en el materialismo de un gro- gar mas lejano de la casa: yo me estremecí en


SAN AGUSTÍN. 297

mi alma, y me indignaba con la indignación mas me puse en pié, no viendo en todo sino la orden
violenta, contra mi lentitud de huir de esta vida del cielo, de que abriese un libro y leyese el pri-

nueva, en que yo estaba convenido con Dios, y mer capítulo que encontrara.
en la que todo mi ser me gritaba que entrase." "Ya habia yo oido decir que Antonio habia si-

Agustín pinta toda esta tragedia interior de do advertido por una lectura del Evangelio, á la
la alma con una profunda ingenuidad, muy rara cual recurrió casualmente, aplicando á sus cir-

en los tiempos antiguos. cunstancias las palabras que leia: "Ve, vende
En ninguna parte se ve mejor el carácter de cuanto posees; dáselo á los pobres, y tendrás un
reflecsion y de tristeza, que el culto cristiano tesoro en los cielos." Este oráculo ¡oh Dios mió!

desarrolla en el hombre. Parece que nunca se lo habia en instantes convertido á tí.

habia contado así la historia detallada del alma, "Así es que regresé con precipitación al lugar

sorprendiendo sus mas vagos deseos y sus mas en que estaba sentado Alipo, porque habia deja-
furtivas emociones. do allí el libro del apóstol cuando me levanté.

"Sin embargo, Alipo, sentado á mi lado, es- Lo tomé, lo abrí, y leí en silencio el primer ca-
peraba en silencio el fin de aquel movimiento pítulo en que cayeron mis ojos: "No viváis en

estraordinario. cuando una meditación


Pero los festines, en la embriaguez, los placeres y la

atenta sacó del fondo de mi corazón toda mi impudicia, en el celo y la riña, sino revestios
miseria, y la amontonó delante de mis ojos, sen- de Jesucristo, y no proveáis al cuerpo al agrado
tí levantarse en mí una tempestad, que rom- de vuestras sensualidades." No quise leer mas,
pió en una lluvia de lágrimas. Para dejarla ni tenia necesidad. Luego que acabé este pen-
desahogar libremente, me alejé de Alipo, por- samiento, como si una luz de seguridad se hubie-
que la soledad me parecía mas favorable á mi ra derramado de mi corazón, las nieblas de mis
ocupación de llorar; así es que me alejé á bastan- dudas desaparecieron. Entonces, señalando con el

te distancia para que su presencia no me fuese dedo, cerré el libro, y después hice que Alipo lo
importuna. Tal estaba yo entonces, y él lo com- viese.
))

prendió: yo habia dicho alguna cosa, y el sonido Este piadoso delirio, este éxtasis elocuente,

de mi voz parecía fatigado con el peso de mis lá- ¡cuánta energía comunicaba á la imaginación de
San Agustín á su fe nueva! Sin embargo, mos-
grimas: se levantó, y permaneció en el lugar en
que nos hablamos sentado, inmóvil de estupor. tró mucha calma para ejecutar su proyecto de

Entretanto, me arrojé á tierra, debajo de una abandonar el mundo. Aunque padeciendo mu-
higuera, y di libre rienda á mi llanto: mis lágri- cho del pecho, esperó á las vacaciones de la escue-

mas brotaban á torrentes de mis ojos, como una la de Milán; y habiendo advertido entonces á los
principales ciudadanos que le buscasen un suce-
ofrenda agradable para tí ¡oh Dios mió! y yo te

dirigía mil cosas,no con palabras sino con mis sor, se retiró á una casa de campo con su madre,
sentimientos. ¡Oh Señor! ¿Hasta cuándo se dila- su hijo natural Adeodato, dos amigos y dos de
tará tu enojo en contra mia? No te acuerdes, sus discípulos, de quienes quería vigilar los es-

no, de mis antiguas iniquidades (porque sentía tudios.

que aun me retenían) y dejé escapar estas


ellas La meditación, el paseo y las conversaciones

palabras, dignas de piedad. ¿Cuándo? ¿Qué dia? sobre filosofía religiosa, ocupaban á la pequeña
¿Mañana? ¿Pasado mañana? ¿Por qué no ahora? sociedad.

¿Por qué este instante no es el fin de mi ver- Agustín escribió mucho en este retiro, tenien-

güenza? do cuidado de la educación de sus discípulos.


"Decía para mí mismo estas cosas, y lloraba Su primera obra fué un tratado contra la secta
con amargura en la contrición de mi corazón. académica, cuyo escepticismo no convenia al es-
. Y hé aquí que oigo salir de una casa una voz, tado de su alma: escribió en seguida sobre la vida
como de un niño ó una joven que cantaba y
la dichosa, á la cual creia al fin haber llegado, y so-
repetía como un estribillo estas palabras: "To- bre el orden, es decir, la Providencia.
ma, lee; Cambiando sxibitamente de
toma, lee." Sus obras están en forma de diálogos; intro-
semblante, me puse á reñecsionar con la mayor duce en ellas, como interlocutores, ya á sus dos
atención si los niños en algunos de sus juegos amigos, ya á sus dos discípulos: los detalles es-
hacian uso de un refrán semejante, y no recordé tán llenos de encanto. Comienza algunas veces
haberlo oido jamas. Enjugué mis lágrimas, y la conversación en la sala de los baños; algunas
298 SAN AGUSTÍN.

veces, alumbrando un bello Sol de Invierno, en y se detuvo largo tiempo en Ptoma, donde escri-
un pradito vecino á la casa, interrumpiéndose bió un tratado de las costumbres de la Iglesia
para leer medio tomo de Virgilio; preocupación católica, y combatió á los maniqueos, de quienes
encantadora que San Agustín no se reprocliaba habia estudiado tanto tiempo las creencias.
aun. El vivo ardor de los dos jóvenes, la impe- La victoria de Teodosio sobre Mácsimo, ha-
tuosidad de su edad, que contrastaba con la gra- biendo pacificado todo el imperio, proporcionó á
vedad de sus estudios, los incidentes de la dis- Agustín coyuntura de volver á África; y des-
la

puta y los movimientos del amor propio, todo es- pués de algunos dias de mansión en Cartago, se
tá representado con una gracia infinita. retiró á Tagasto, su patria, á unas posesiones
Agustín llama á su madre á sus conversacio- que tenia allí; se entregó con sus amigos á la
nes, y cree notar en ella una rara capacidad pa- meditación de las escrituras y á la oración.
ra la filosofía: él mismo habla con mucha sutile- Agustín, aun en medio de sus contemplaciones
za sobre Dios, el alma y la verdad; pero todo lo religiosas, no aspiraba al sacerdocio; pero ha-
refire á la fe cristiana y á la mejora de las cos- biéndole conducido á Hyppona las circunstan-
tumbres. cias, el obispo de aquella ciudad, que griego de
"Dios, dice, no nos escuchará si no somos vir- nacimiento, tenia dificultad suma de espresarse
tuosos: así, pidamos á Dios, no riquezas ni hono- en lengua latina, resolvió ordenarle, á fin de que
res, ni ninguna de esas cosas perecederas, que ce- le diese algún socorro con su elocuencia.
den al mas leve obstáculo, sino los bienes del Ya se deja concebir cómo los escritos de San
alma que pueden hacernos buenos y dichosos; y Agustín, ya célebres en la Iglesia de Occidente,
para que tales bienes sean enunciados con ardor, deberían tener brillo a los ojos de los prosélitos
yo te encargo ¡oh madre mia! de las súplicas en cristianos, de una pequeña ciudad del África. El
que tengo mayor confianza; y tengo seguridad pueblo de Hyppona se apoderó de Agustín, á pe-
entonces de que Dios dispondrá mi alma de tal sar de su resistencia, y lo pidió como sacerdote.
suerte, que nada prefiera al descubrimiento de la El obispo Valero hizo que predicase en su igle-
verdad, y que no tenga otra voluntad ni otro sia en su mismo lugar, como Crisóstomo habia
pensamiento, ni otro amor." reemplazado á Flaviano en la iglesia de Antioco.
Otra obra de la misma época y de una forma Agustín hablaba con una emoción estraordinaria;
mas singular, son los Soliloquios^ en los cuales se enternecía hasta las lágrimas. Sus discursos,
Agustín conversa con la razón. Nunca se reunió animados con vivísimas imágenes, arrebataban
tan fina dialéctica á una sensibilidad mas medi- el espíritu de los africanos. Así es como él hizo
tabunda: el giro sutil de la imaginación africana abolir la costumbre de la celebración de festines
se mezcla á una especie de curiosidad ingenua. en las tumbas de los mártires, reteniendo por
"Yo quiero, San Agustín, saber de Dios y
dice sus palabras al pueblo en la iglesia el dia mismo
del alma;" y oye la razón que le responde: ¿No — en que se celebraba de ordinario esta fiesta li-
quieres saber mas? —
Muchas veces el genio del cenciosa.
filósofo africano arroja sus rayos de luz sobre Al mismo tiempo se ocupaba en educar algu-
estas grandes cuestiones,
y se percibe alguna co- nos jóvenes; dulcificaba la suerte de los esclavos,
sa de sublime en la manera con que prueba la y se comunicaba por cartas con las diversas so-

inmortalidad del alma por la naturaleza inmor- ciedades cristianas de la África.


tal de la verdad, de que nuestra alma es el juez Habiendo envejecido Valero, le hizo nombrar
y el santuario. su coadjutor con el título de obispo. Agustín
Tales eran las meditaciones de Agustín cuan- continuó dirigiendo al pueblo de Hyppona, pre-
do se preparaba al cristianismo: después de algu- dicando unión y la caridad, y dando en la
la vi-

nos meses de retiro en el campo, vino á Milán da que seguía, la prueba mas patente de su fe.

con su hijo y Alipo, y recibió con ellos el bautis- Hizo que se construyese en la ciudad un hospi-
mo de las manos de San Ambrosio. Resolvió cio para los estrangeros; estableció la costumbre
entonces volver á África, seguido de su madre y de dar cada año vestidos á los pobres; por últi-

de sus amigos. Fué á Ostia para embarcarse; mo, hizo vender una vez los vasos sagrados para
pero su madre cayó enferma, y murió al ca-
allí rescatar ¿i los cautivos.
bo de algunos dias: el dolor de Agustín fué cs- Abandonaba raras veces á Hyppona, y sola-
tremo. Kenunció do luego á luego á su viage, mente para ir á Cartago ó á Madaura, cuyos
SAN AGUSTÍN. 299

habitantes estaban en gran parte sometidos al el obispo célebre. Este era un grande espectá-
paganismo; pero desde su mod-esto asilo, Agustin culo; todo el pueblo asistía lleno de curiosidad.
dirigía sus miradas y sus trabajos á todo el mun- Algunos escribientes públicos llevaban apuntes
do cristiano. de y de las respuestas.
las objeciones
Nada puede dar idea de este ardiente aposto- Los maniqueos no eran mas que místicos ó
lado: predicación moral, libros de filosofía; contro- ilusos: se asbtenian en su dieta, pitagórica de to-
versias con los paganos, los sectarios y los doc- das las cosas que habían tenido vida. La mayor
tores de su comunión: él atendía á todo. parte de sus ensueños eran inocentes. Y aunque
Del fondo del Oriente, Grerónimo, de quien heridos por crueles edictos, por Teodosio y sus
él habia censurado algunas obras, le escribía: hijos, no se sabía que ellos por su parte hubieran
"No combate á un viejo que descansa,
forces al empleado represalias. Pero los donatistas, mas
y que hace mucho tiempo es veterano. Tú, que numerosos y de carácter mas violento, ensan-
eres joven, y que te encuentras colocado en la grentaban frecuentemente la África, en la que
silla episcopal, instruye á los pueblos, y enriquece su secta había nacido, como casi todas las sectas:
á Roma con las cosechas de la África. A mí me encierraba ésta en su seno dos partidos, los mo-
basta, al lado de un discípulo y de un lector, derados y los furiosos. Los primeros, que se
murmurar algunas palabras en la humilde celda componían de algunos padres ó ricos propieta-
de un claustro." rios, sostenían discusiones, escribían libros y
Agustin dio el ejemplo de esta vida monásti- trataban de eludir los edictos imperiales que les
ca, tan común en el Oriente. Pronto los con-
prohibía el derecho de testar, ó les inflingía las
ventos se multiplicaron en la provincia de Áfri- penas de la confiscación y del destierro.
ca; Cartago se llenó de ellos. En algunos de Los otros, á quienes se llamaba circonceJlions,
ellos los mongos vivian con el trabajo de sus casi todos aldeanos y pastores de Numídía y
manos, y seguían el precepto del apóstol. "El Mauritania, no tenían mas que un fanatismo fe-
que no quiere trabajar, no debe comer." Pero el roz, alimentado por los discursos de algunos pa-
mayor número permanecía ocioso, y alegaba para dres mas feroces que sus ignorantes sectarios.
ello estas otras palabras del Evangelio: "Ved En ciertas épocas abandonaban en tropel el lu-
cómo las aves del cielo no siembran, y las flores
gar de su residencia; vagaban por los campos;
de los campos no hilan."
devastaban las propiedades de la secta dominan-
Agustin combatió en un escrito esta piadosa
te,y muchas veces asesinaban á los sacerdotes
pereza, oponiéndoles la vida ruda y laboriosa del
católicos que caían en sus manos, creyéndose en-
episcopado; pintó con un enérgico desprecio la tonces visitados por el espíritu divino, y creyen-
holgazanería de los mongos mendigantes. "Van, do que tales iniquidades eran holocaustos agra-
decía él, con un talego, de provincia en provin- dables á Dios.
cia, sin hacer pié en lugar alguno. Llevan los El rigor de las leyes, y aun la crueldad de los
unos reliquias de santos, ó pretendidas reliquias soldados romanos, no podía nada sobre estos
á que dan valor. Otros llevan por toda habili- hombres, y los mataban sin conmoverlos, aumen-
tación su hábito y su profesión piadosa; otros, tando con estas víctimas el catálogo de sus san-
no teniendo embarazo alguno de mentir, dicen tos. Frecuentemente entre ellos, hombres y mu-
que van á lejanas tierras á visitar á sus parien- geres, se daban la muerte con el fierro, como pre-

tes; y todos piden, todos ecsigen que se les dé, cipitándose á obtener el martirio.

ya para subvenir á las necesidades de una pobre- Agustín pasó la mayor parte de su vida en
za que los hace tan ricos, ó en recompensa de combatir á los donatistas, y algunas veces invo-
una virtud que no es mas que hipocresía." có en su contra los edictos de los magistrados.
Pero los mas empeñados combates de San Quiso, sin embargo, que á nadie se impusiese la
Agustin, eran contra los maniqueos y contra los pena de muerte, aunque se comprendiese en esta
donatistas. En aquel siglo, en que todo el mun- gracia á los que habían derramado la sangre de
do deliraba con la teología, la ciudad de Hyppo- sus adversarios. Tal es el voto que consignó en
na, habitada por marineros indígenas, y por al- una carta al tribuno de la provincia; voto memo-
gunas familias romanas, se habia convertido en rable, que merecería ser inscrito en nuesta legis-

un anfiteatro escolástico, en que los doctores ma- lación moderna, tan pródiga aun de la pena de
niqueos se presentaban para entrar en liza con muerte.
300 SAN AGUSTÍN.

"Agustín, al tribuno Marcelino. —Muy augus- mismo objeto dirigia una carta no menos espre-
to señor y muy querido hijo. — Salud en Dios. siva al procónsul de África.
"Perdona, decia, á estos culpables; déjales con
"He sabido que los clérigos del partido dona- la vida tiempo para que se arrepientan de sus
tista, que la autoridad pública babia trasferido culpas." Sin embargo, el mismo hombre que
á vuestro tribunal, de la jurisdicción de Hyppo- escribió tan hermosas palabras en favor de los
na, han sido oidos por vuescelencia, y que la ma- culpables, aprobó los rigores empleados para con-
yor parte de ellos babia confesado el homicidio vertir á los donatistas pacíficos. Repetía en
que cometieron en el sacerdote católico Restitu- sus controversias y en sus cartas, que era bueno
to, y las heridas que infirieron á Inocente, tam- forzar á los hombres á que saliesen del error.
bién sacerdote católico, sacándole un ojo y cor- (Continuará.)
tándole un dedo. Pero ha producido en mi al-

ma gravísima inquietud, saber que V. E. quiere


castigarlos con todo el rigor de las leyes, hacién-
PENSAMIENTOS.
doles sufrir lo mismo que ellos han hecho.
"Invoco por medio de esta carta la fe que te-
El dia de la pobreza es el dia de los desenga-
neis en Jesucristo; y en nombre de su divina
ños. No hay personas que conozcan mejor al
misericordia, os conjuro para que no hagáis esto,
mundo ni tengan mas esperiencia que los pobres.
ni permitáis por ningún título que se haga.
Ya se concibe que es la ciencia mas cara.
"Aunque en efecto pudiésemos nosotros pare-
cer estraños á la muerte de estos hombres, que
El que haga un favor, tenga la seguridad de
que le han de pagar con una ingratitud. La ca-
están sometidos a vuestro juicio, no por nuestra
ridad, sin embargo, es la virtud menos egoísta,
acusación, sino por el aviso de aquellos á quienes
es comparable con el amor de una madre por sus
está confiado el cuidado de la paz pública, nos
hijos.
oponemos á que los sufrimientos de los servido-
res de Dios sean vengados según la ley del Ta-
El que sinceramente alaba una buena acción,
llón, ó con suplicios semejantes. Y esto no es
casi tiene parte en ella.
porque no queramos impedir que se quite á los
LAROCHEFOUCAULD.
culpables el medio de dañar, sino que desea-
mos que estos hombres sin perder la vida, y sin
Cuando mi amigo se ríe, por su boca debo sa-
ser mutilados de miembro alguno, sean por la so-
ber el motivo de su alegría: cuando llora, á mí
brevigilancia de las leyes, restituidos de su estra-
me toca averiguar la causa de su tristeza.
vío furioso á la calma del buen sentido, ó apa-
DESMAHIES.
ciguados de una energía maléfica, para ser em-
pleados en algún trabajo útil. Esto mismo se-
El amor propio de los necios disculpa el de
rá para ellos una condenación; ¿pero se vacilará
los que tienen talento, pero no lo justifica,
entre el beneficio y el castigo, cuando inutilizán-
LEVIS.
dose al culpable para el crimen, le deja ante sus
ojos el campo del arrepentimiento?Juez cristia-
Nada en la vidadebe ser estacionario, y el ar-
no! llena el deber de un padre tierno; en tu eno-
te se petrifica, cuando ya no varia.
jo contra el crimen recuerda que es para tí un MADAME DE STAEL.
deber ser favorable á la humanidad: castigando
los atentados de los pecadores, no ejerzas tú mis- La felicidad es como los relojes: los menos
mo la pasión de la venganza." complicados son los que menos se descomponen.
Agustín termina esta conmovedora carta, abo-
CIIAMFORT.
gando por el interés del cristianismo que nos re-

comienda tanto la dulzura. "Atestiguo que es- No hables de tu felicidad al que sea menos
to es útil y es saludable á la Iglesia católica, y feliz que tú.
para que no parezca que me quiero salir de mi riTAGORAS.
jurisdicción, lo atestiguo con la iglesia de Hyp-
pona. Si no quieres escuchar la súplica de un Dios es un ser cuyo centro está en todas par-
amigo, escucha el consejo do un obispo." Con el tes, y su circunferencia en ninguna.
.^^^^^-^^^^^-^^
c

L^\OÍ . ^fc V^UTCV^lÜO .


í/^wz-íig-;^

Al obsequiar á nuestros suscritores con el re- mismo tiempo que aprendía á construir violines,

trato de este joven y escelente violinista, quisié- se aficionaba á la música con el ejemplo irresis-

ramos formar un estenso artículo biográfico; pe- tible del primer violinista del mundo.
ro esto es imposible, atendida la corta edad del Observando Paganini el talento precoz del jo-
artista: haremos uso, sin embargo, de los datos ven Coenen, le aconsejó que se dedicara seria-
que b-emos podido adquirir, seguros de que den- mente al estudio del violin, y aun prometió dar-
tro de algunos años nuestro artículo servirá de le algunas lecciones; pero cuando esto iba á te-
base para que algo mas se escriba sobre un her- ner efecto, Paganini cayó gravemente enfermo,
moso talento, que no dudamos llegará á ser una y murió á poco tiempo.
México ha sido el teatro
notabilidad europea. Entonces, decidido el padre de Coenen á que
donde Goenen ha comenzado á vislumbrar la su hijo estudiase la música, lo puso bajo la direc-

y el porvenir que le están reservados. En


gloria ción de Beriot, otro célebre compositor y violinis-
México también es donde la litografía y la pren- ta, que si no reemplazó á Paganini enteramente,
sa han dado á conocer el mérito de Coenen. Le- ocupó dignamente su lugar entre las notabilida-

jos nosotros de esas ruines y miserables pasiones des filarmónicas. Coenen permaneció cinco años
que suelen devorar la vida de los artistas, nos al lado de Beriot, estudiando con un tesón y

apresuramos á rendirles el tributo que es debido constancia tal, que el maestro se manifestó muy
á su talento, dejando á otros la indagación de satisfecho. Tocó en algunos conciertos en Ho-
cosas que nada tienen que ver con el arte. Ma- landa, y fué nombrado director de una sociedad
dama Bishop, Herz y Coenen, sin necesidad de filarmónica; pero deseoso de viajar y de darse á
sugestiones de ningún género, han sido objeto conocer, abandonó su pais natal y se dirigió á
de nuestros hemos esceptuado al
artículos; y si Paris. Tuvo la desgracia de llegar casi al mis-

arpista Bochsa, es porque siendo hombre de un mo tiempo que estalló la revolución, y esta cir-
carácter raro y singular, se ha negado á obse- cunstancia le impidió organizar un concierto.
quiar las indicaciones que se le lian hecho para De Paris pasó á Londres, donde se hablan reu-
que diese algunos datos sobre su carrera artísti- nido, á causa de la misma revolución, los artistas
ca. No teniendo tampoco nosotros motivo para mas célebres. Coenen, aunque con la concien-
ser sus enemigos, no hemos querido referirnos cia de su mérito, no podia en la metrópoli ingle-
al Diccionario biográfico. —
Ocupémonos, pues, sa ponerse en competencia con tales notabilida-
un momento de Frantz-Coenen. des; y así. decidióse á pasar á Nueva-York,
Nació en Holanda, y es hijo de un célebre donde dio algunos conciertos é hizo amistad con
constructor de violines. Paganini concibió la Henry Herz, que á la sazón se hallaba también
idea de formar una estensa colección de violines, en Nueva-York. Ambos artistas se dirigieron
y en cada uno de sus viages recogía cuantos violi- á la República.
nes viejos encontraba, y los daba á limpiar y com- Coenen tendrá cosa de veintidós aTíos; es de
poner al padre de Coenen. Esta circunstancia una fisonomía amable, y parece estremadamente
estrechó la amistad de ambos; amistad que apro- modesto.
vechó en gran manera á nuestro joven, pues al Después de haber dado Herz dos conciertos,
TOM. II. -xui.
304 EESUMEN DE LA HISTORIA DE FRANCIA.
formidad de administración, destruyó las ene- el juramento de guardar la constitución, y se
mistades ó celos de las provincias; la abolición juzga que abdica si retracta este juramento, ó se
de diezmos y de los derechos feudales, tan
los pone á la cabeza del ejército contra la nación, ó
nocivos á la agricultura; la división de las pro- sale del reino sin autorización del cuerpo legis-
piedades del clero; la supresión de las maestrías, lativo. Jueces elegidos por cierto tiempo por el

gremios, cofradías, privilegios y trabas de toda pueblo, son investidos del poder judicial. El
especie, impuestas á la industria; la de la vena- cuerpo legislativo fija todos los años las contri-
lidad de los empleos y oficios; la institución de buciones públicas.
la guardia nacional; orden, la uniformidad y
el La segunda Asamblea Nacional , llamada
la sencillez introducidos en el sistema financiero Asamblea Legislativa, abrió sus sesiones el 1. "^
y en las leyes: tales, son en resumen, los princi- de Octubre de 1791. El 4, todos sus miembros
pales beneficios que hacen á la Asamblea Cons- prestaron el juramento individual de guardar la
tituyente acreedora al agradecimiento de la constitución sobre el testo mismo de ella, traida
Francia y de toda la humanidad. á la tribuna con toda pompa por el secretaria
Sus miembros mas distinguidos fueron: Mira- archivero, Camus. Desde su principio comienza
beau, Cázales, Manry, Barnave, Monnier, Ma- con nuevo ardor la lucha entre el antiguo y el
louet, Lally-Tolendal, Montesquieu, Tronchet, nuevo sistema, y las medidas que la asamblea
Target, Chapellier, Sieyés, Talleyrand-Perigord, adopta, se resienten de la oposición que encuen-
Grrégoirc, duques de Larochefoueauld, y de
los tra.Al hermano del rey, Monsieur (*) (después
Larochefoucauld-Siancourt, Boissy d Anglas, ' Luis XVIII), que en la época del viage de Va-
Lanjuiuais, Volney , Bergasse , Bailly, La- rennes habia logrado pasar las fronteras, se le

Fayette, &c. impone por un decreto de 28 de Octubre de


. Memorables acaecimientos señalaron el curso 1791, la obligación de volver á Francia dentro
de esta primera legislatura: la toma de la Basti- del término de dos meses, so pena de perder su
lla, el14 de Julio de 1789; la llegada del rey y derecho eventual á la regencia. El 7 de Octu-
de su familia á Paris, y la traslación del gobier- bre de 1792, firman la Austria y la Prusia, en
no á las Tullerías el 6 de Octubre del mismo Berlin, un tratado, al que la Rusia no tarda en
año; la federación general en el campo de Marte, adherirse, y que establece una alianza defensiva
el 14 de Julio de 1790; la partida de Paris de para comprimir las revueltas de la Francia. El
la familia real, y su arresto en Varennes el 21 9, una ley, votada casi por unanimidad, secues-
de Junio de 1790; en fin, la adopción de la cons- tra las propiedades de los emigrados. El 20 de
iititcioTb ¿e 1791, el 3 de Septiembre. Abril se declara la guerra á la Austria, y las
Según los términos de esta constitución, la hostilidades comienzan el 28. El 29 de Mayo
soberanía, una é indivisible, pertenece á la na- se declara la asamblea legislativa en sesión per-
ción que delega su ejercicio; el gobierno es re- manente, con la mira de renrimir los complots
presentativo y monárquico. Se instituyen las realistas. Una insurrección estalla en Paris el
asambleas primarias, que se componen de todos 20 de Junio. Los que la forman, después de des-
los ciudadanos activos, es decir, mayores de vein- filar por la sala de la Asamblea Legislativa, se
ticinco años,y que pagan una contribución di- dirigen al palacio de las Tullerías, que invaden,
recta de tres dias de trabajo: una imposición de y en el cual prorumpen, durante muchas horas,
un marco de plata (54 libras) basta para ser di- en las mas violentas imprecaciones. la prime- A
putado. Una sola cámara permanente de siete ra coalición continental, cuyo manifiesto publica
representantes por dos años, electos por los elec- el rey de Prusia, la asamblea responde con uu
tores nombrados en las asambleas primarias, for- decreto de 1 1 de Julio, que declara á la patria en
ma la parte esencial del poder legislativo; el rey, peligro;'y estas palabras, enviadas como la chis-
por medio del veto^ puede suspender durante pa eléctrica, á los 83 departamentos, precipitan
dos años los decretos de la asamblea. La reu- la partida de numerosos batallones de volunta-
nión de ésta se verifica todos los años el 1. ^ de rios. El 14 de Julio se celebra la segunda fe-
Mayo. El rey no tinno el derecho do disolverla deración del campo de Marte, ú la cual asisto el
ni de proponer las leyes. La monarquía es he-
reditaria: solo al rey pertenece el poder ejecuti- (•) Esta es la palabra con que se desif^na al herma-
vo; au persona es iuviolable y sagrada. Presta no uiayur de 1ü3 nacidos después que el rey.
,

KESUMEN DE LA HISTORIA DE FRANCIA. 305

llerman, obliga á los prusianos á retirarse,


rey, y pocos dias después, varias diputaciones y el

de confederados van á solicitar de la Asamblea mismo Asamblea Lefijislativa sus


dia termina la
Legislativa la suspensión del poder ejecutivo y trabajos. Los nuevos diputados, reunidos en las
la convocación de una Convención nacional. El Tullerías á las cinco y media de la tarde, en la
25, el duque de Brunswick, generalísimo de las sala preparada para la Convención, y en número

cortes aliadas de Austria y de Prusia, publica de 371, se constituyen Convención Nacional.


en Coblentz su célebre manifiesto, que escitó en La Asamblea Legislativa no duró mas que un
Francia una indignación general En él se leia: año, en el que espidió mas de mil doscientas le-
"Los guardias nacionales que combatan contra yes. Entre los miembros que tomaron una par-
las tropas de
dos cortes coaligadas, y sean co-
las te mas activa en su formación, se cuentan Bec-

gidos con las armas en la mano, serán castiga- quey, Bengnot, Carnot, Mateo Dumas, Estanis-
dos como rebeldes. A los habitantes que se atre- lao de Girardin, de Jancourt, Lemontey, Cerutti,
van á defenderse, se castigará al punto con todo Koch , Lacépéde , Lacnée, Cessac ,
Pastoret
el rigor del derecho de la guerra." Esta impru- Viennot, Vanblanc, Bazire, Brissot, Gensonné,
dente agresión acelera la pérdida de Luis XVI. Condorcet, Gruadet, Guy-Morreau, Vergniaud,
El 3 de Agosto, Petion, corregidor de Paris, lo Merlin de Thionville, Hérault de Sechelle, Fran-
acusa en la barra de la asamblea de que conspi- cisco de Nenfcháteau, &c.
ra contra el y pide la abolición de la
pueblo, La tercer asamblea, conocida con el nombre
monarquía. Se forma una comisión de insurrec- de Convención Nacional^ abrió sus sesiones el
ción, que prepara el ataque del palacio de las 21 de Septiembre de 1792. El mismo dia, á
Tullerías. A la mitad de la noche del 9 al 10', mocioa de CoUot d' Herbéis, decretó la aboli-
se difunde la alarma por todos los cuarteles de ción de la monarquía, y proclamó la república.
Paris. En cuanto amanece, avanza la muche- Los estrechos límites en que debemos con-
dumbre con artillería, é intenta penetrar en las tenernos, no nos permiten presentar aquí sino
Tullerías, cuyas avenidas están guardadas. El en compendio la serie de hechos que pasaron en
palacio es sitiado por todas partes y forzado. El el el 26
periodo que abraza su ecsistencia, hasta
rey se refugia con su familia en el seno de la de Octubre de 1795. Al proceso de Luis XVI,
Asamblea Nacional, mientras el pueblo pide su condenado á muerte el 17 de Enero de 1793 por
caida é inmola á los suizos. La asamblea decre- 361 votos de 714, y ejecutado el 21 á las diez y
ta el mismo dia la convocación de una Conven- veinte minutos de la mañana, en la plaza de la
ción nacional, la suspensión provisional del rey, Revolución, hoy de la Concordia, no tardó en se-
hasta que la Convención decida lo que deba ha- guir el establecimiento en Paris de un tribunal
cerse, y la reorganización del ministerio bajo el criminal, estraordinario y revolucionario, creado
nombre de Consejo Ejecutivo provisional. El 11 para juzgar á los conspiradores y á los contra—
convoca las asambleas primarias, destruye la revolucionarios (10 de Marzo); una comisión de
distinción entre los ciudadanos activos y los no defeqsa y seguridad generales, compuesta de 25
activos,y declara que para ser diputado no se miembros (28 de idem) y otra comisión de sa-
requieren mas condiciones que las de tener la lud pública, del seno de la Convención, formada
edad de 21 años, haber estado avecindado por de 9 individuos, y encargada de vigilar sobre la
espacio de un año en un departamento, y no ser conducta del poder ejecutivo (6 de Abril). El
sirviente doméstico. El 13, el rey y su familia 10 de Mayo, la Convención Nacional, abandonan-
son encerrados en el Temple. El 14, se ordena do la sala del Picadero, tuvo su primera sesión
la venta de los bienes de los emigrados, previ- en el palacio de las Tullerías. En la jornada del
niéndose que se efectúe en porciones pequeñas, 31 de Mayo, el partido de la Giroiida es derro-
para lograr que los habitantes de los campos sos- tado por el de la Montaña, á cuya cabeza figu-
tengan la revolución. La toma de Longwy y de ran Danton y Robespierre; y 32 miembros de la
Verdun, y la marcha del ejército prusiano sobre Convención son proscritos con los ministros Cla-
Paris, inflaman las pasiones populares;
y el 2 de viéres y Lebrun. Un decreto de 1 1 de Junio
Septiembre perecen muchos individuos asesina- declara á la república francesa una é indivisible.
dos en las cárceles de la capital, sin oposición El 27 de Junio se adopta la constitución llama-
de parte de las autoridades establecidas. El 20, da de 93 ó del año primero, que no se llegó á
la batalla de Valmy, ganada por el general Ive- poner en ejercicio. El 13 de Julio pereció Ma-
, -

506 KESUMEN DE LA HISTORIA DE FEANCIA.

rat á manos de Carlota Corday. El 6 de Octu- de vista lo que podia contribuir en lo venidero
bre se adoptó la era republicana; el 9, León ca- á- la grandeza y á la prosperidad del pais. Los
pitula después deun sitio de setenta dias; el 10,. principales establecimientos de que vamos á ha-
á consecuencia de un relato de Barreré,, se de- cer referencia, ecsisten casi todos en el dia.
claró al gobierno revolucionario basta la paz; el — Jardín de plantas de Paris y gabinete
1793.
16, la reina María Antonieta, condenada á muer- de con
historia natural, nombre de Museo (10
el
te por el tribunal revolucionario, es ajusticiada de Junio). — Instituto Nacional de música en Pa-
en la plaza de la Revolución; y el 6 de Noviem- ris (8de Noviembre). — Organización de la ins-
bre, el duque de Orleans es. conducido también trucción pública, y obligación impuesta á padres,
al suplicio. El 5 de Abril de 1794 Robespierre madres, tutores y curadores, de enviar á sus hi-^

envia al cadalso á Danton y á algunos de sus de primer grado (19


jos y pupilos á las escuelas
partidarios, designados con el nombre de Corde- de Diciembre).
leros: el mismo Robespierre cae en las jornadas — Conservatorio de
1794. y artes oficios en Pa-'
del 9 y 10 termidor (27 y 28 de Julio de 1734), ris (10 de Octubre). — Escuela normal, destina--

y perece en el patíbulo con sus secuaces. El 12 da á formar maestros y á uniformar la enseñanza''

germinal ( 1. ° de Abril de 1795) decreta la (30 Octubre). — Escuelas primarias y


de- jurado
Convención la deportación de Barreré, Collot de instrucción, encargado de escoger los profe-
d'Herbois, Billaud de Varennes y Vadier sores (17 de Noviembre). — Escuelas de navega-
miembros de antigua comisión de salud públi-
la ción y comercio marítimo (31 de Diciembre).
ca, y declara á Paris en estado de sitio. El 1.
° 1795. — Escuelas centrales para la enseñanza
de prerial siguiente (20 de Mayo), sus partida de las ciencias y artes en toda la ostensión de la
rios penetran en la sala de la Convención,
y pi- república (25 de Febrero). — Escuela para la en-

den á gritos descompasados jío.?», la libertad de señanza de las lenguas orientales, en la bibliote-
los patriotas y la constitución de 1793/ ün dipu- ca nacional (28 de Marzo). — Escuelas de econo-
tado, Ferrand, es asesinado en la sesión, y su. ca- mía rural y veterinaria, en Versalles y en León
beza paseada en la punta de una pica: á las do- (18 de Abril). — Escuelas de servicios públicos,
ce de la noche, las tropas de las secciones disper- conocidas con el nombre de E,scuela politécnica,
san á los alborotadores, y se desarma al arrabal de artillería, de ingenieros militares, de puentes-
de San Antonio. Declárase que hay lugar á la y calzadas, de minas, de geógrafos, de ingenieros'
formación de causa contra treinta miembros de de buques, de navegación, de marina (16 de
la Convención, que solicitan el restablecimiento Septiembre). — Instituto Nacional de ciencias y
del régimen del terror, y trece de ellos sufren la artes (25 de Octubre).
sentencia del tribunal. El 21 de Julio, los emi- Las designaciones empleadas por los partidos'

grados franceses, desembarcados en Quiberon, unos contra otros, se multiplicaron tanto en aque-
son derrotados por el general Hoche. El 13 ven- lla época, que creemos oportuno consignar aquí'
dimiarlo (4 de Octubre) se dirige contra la Con- su nomenclatura. En 1791, aristócratas, monar-
vención un nuevo pronunciamiento, el último en^ quistas, constitucionales, demócratas, hombres-;
que masas toman parte, y que es reprimido,
las del 14 de Julio, miembros del lado izquierdo,
gracias á las hábiles disposiciones del general del lado derecho, fuldenses, fayettistas, orleanis-

Bonaparte, segundo de Barras on aquella oca- tas, cordeleros, jacobinos. En 1792 y 93, minis-
sión. Durante estas convulsiones intestinas, se teriales, partidarios de la lista civil, caballeros

había continuado la guerra contra las potencias del puñal, hombres del 10 de Agosto, septem-
estrangeras con una actividad infatigable: el ge- bristas, girondinos j brissotistás , federalistas',-,

nio de Carnot, triunfando de toda clase de obs- hombres de Estado, hombres del 31 de Mayo,
táculos, había creado catorce ejércitosy organi- moderados, sospechosos, miembros del llano, za-
zado la victoria. pos del pantano, montañeses. En 1794j alarma-
A este sucinto resumen añadiremos únicamen- dores, compasivos (Apitoyers), envilccedoreSj
te la lista de las creaciones de utilidades gene- adormidores, emisarios de Pitty Cobourg, hebes-
rales, de que es deudora la Francia a la Conven- tistas, sans-culottes, maratistas, habitantes de
ción,y que atestiguan que, aun en medio de las la Crile, terroristas, degolladores, termidorianos,
circunstancias mas críticas en que se haya halla- patriotas de 1789.
do gobierno al¿^uno, ésta no perdió un instante La Convención Nacional habia terminado, o¥
BESUMEN DE LA HISTOKIA DE EEANCIA. 307

27 de Junio de 1793, la Constílucion Wamíiási de en el palacio Borbon. El 1. "^ de Noviembre,


93 ó del año primero, que quería sustituir á la de entre una lista de cincuenta candidatos, pre-
de 1791, y en la que Condorcet, su principal au- sentados por el Consejo de los Quinientos, para
tor, habia intentado introducir el elemento de- la elección de los cinco miembros que debian
mocrático. Se la habia enviado á los departa- componer el Directorio, el de los Ancianos nom-
mentos, sometiéndola á la aceptación de las asam- bró á Lareveillére Lepaux, Letourneur de la
bleas primarias (*), Según los términos en que Manche, Bewbell, Sieyés y Barras. Habiendo
estaba concebida, todo hombre nacido y residen- renunciado Sieyés, se escogió á Carnot en su lu-
te en Francia, de 21 años de edad, y que pagase gar, y el 5 se instaló el Directorio en el palacio
una contribución directa, equivalente al valor de Luxemburgo.
de tres dias de trabajo, era ciudadano francés y El gobierno Directorial, que fué en parte deu-
tenia derecha de votar ea ks asambleas prima- dor de la estabilidad que tuvo al principio, á las

rias. Cada una de éstas nombraba un elector. victorias del ejército de Italia, mandado por Bo-
"Para serio, se necesitaba tener veinticinco años naparte, general en gefe á los veintiséis años,

de edad, y pagar una contribución raiz (fonciére) tardó poco en ser el juguete de todos los parti-
-por valor de ciento cincuenta ó doscientos dias dos, y en verse obligado á echar mano del triste

:de trabajo, ségun las localidades. Habia una espediente de oponerlos entre sí para dominar-
•asamblea electoral por departamento. La legisla- los. Los dos Consejos tuvieron cuatro períodos
ción se confiaba á dos Consejos, llamados, uno de de sesiones: el primero comenzó el 28 de Octu-
los Quinientos, en virtud del número de sus bre de 1795; el segundo, el 20 de Mayo de 1797;
miembros; y el otro de los Ancianos, porque se periodo memorable por el golpe de estado del
-eomponia de los diputados de mas edad. El pri- 18 fructidor, año quinto (4 de Septiembre de

mero proponía y el segundo lasaeepta-


las leyes, .1797), á consecuencia del que fueron condena-
:ba. Ambos se renovaban por tercios todos los dos á la deportación los directoi'es Carnot y Bar-
años. El poder ejecutivo residía en cinco direc- thelemy, cincuenta y tres diputados, entre otros
tores nombrados por los Consejos. Barbé Marbois, Boissy d Anglas, Camilo Jor-
'

Una ley del 30 de Agosto, ó sea del 13 fructí- dán, Portalis, Enrique Lariviére, Frontón Du-

dor, prevenía que las asambleas electorales esco- condray, y los generales Pichegru, Villot, Ma-

-gerian por primera vez, precisamente del seno teo Dumas; el tercero, el 20 de Mayo de 1798

mismo de la Convención, los dos tercios de los (la espedicion de Egipto se embarcó en Tolón el

miembros que cada una de ellas debía dar al 19);y el cuarto, el 29 de Mayo de 1799.
Cuerpo Legislativo; los de la Convención se cons- El 22 de Agosto salió el general Bonaparte de
tituyeron el 26 de Octubre en cuerpo electoral Egipto, y el 9 de Octubre desembarcó en Saint

para completar las dos terceras partes de entre Raphan, cerca de Préjus (Var), y llegó á Paris
ellos, que debían tomar asiento en los consejos. _el 16. Su inesperado regreso escitó un entusias-

El 27, los electos, reunidos al otro tercio, com- mo universal, cuya manifestación fué el presagio

puesto de hombres nuevos, se declararon Cuer- de la prócsima caída del Directorio.


po Legislativo, para proceder á la división en El 9 de Noviembre de 1799 (18 brumarío del
dos Consejos, que tuvieron su primera sesión el año VIII) el Consejo de los Ancianos, después
28 de Octubre; el de los Ancianos en las Tulle- de oír á la comisión encargada de abrir dicta-
rías, en la sala de la Convención, y el de los Qui- men sobre la situación de Paris, espidió un de-
nientos en la del Picadero, que dejó el 10 de creto, que trasferia el Cuerpo Legislativo á Sau

Enero de 1798 para ir á continuar sus trabajos Cloud, encargaba al general Bonaparte de su eje-
cución,y ponia bajo su autoridad á las tropas.
(*) Pero e¿ 10 de Octubre siguiente se prorogd El dia siguiente se vei'ificó en San Cloud la se-
su observancia, ij se declaro que el gobierno seria sión del Consejo de los Quinientos, en la que se
revolucionario hasta la paz. El 22 de Agosto de presentó y fué amenazado el general Bonaparte.
1795 se adopto por la Convención, y se proclamo Animado éste por su hermano Luciano, presi-

eZ 23 de Septiembre, después de la aceptación casi dente de la Asamblea, hizo entrar en el salón á

unánime délas asambleas primarias, otra consti- un batallón de granaderos, que dispersó á los di-

tución que recibió la deriomi?iacion del año ter- putados. Así acabó el gobierno Directorial es-

,eero. tablecido por la constitución del año III. En la


308 RESUMEN DE LA HISTORIA BE FRANCIA.
noche se continuaron las sesiones de los dos Con- salientes, se reunieron para nombrar veintinue-
sejos por los diputados que
pudieron reunir, y se ve ciudadanos, que debian formar con. los dos
que aprobaban los sucesos del dia. Estos decre- últimos la mayoría del Senado Conservador. El
taron la abolición del Directorio, la esclusion de 25 entraron á ejercer sus funciones los cónsules
sesenta y dos miembros de los dos Consejos, y la y éste, el cual procedió á completar el número
institución de un gobierno provisional, compues- -de sus miembros, fijado en sesenta. El primer
to de tres cónsules: Sieyés,Roger Ducos y Bo- cónsul nombró á los que debían componer el
naparte. Los Consejos se prorogaron basta el 20 Consejo de Estado, dividido en cinco secciones.
de Febrero de 1800. Dos comisiones legislati- Por último, el 26 hizo el Senado los nombramien-
vas de veinticinco miembros, nombradas en cada tos de los trescientos miembros del Cuerpo Le-
Tino de los dos Consejos, debian reemplazarlos gislativo y de los ciento del Tribunado. Una
basta el establecimiento del nuevo gobierno. y otra corporación comenzaron á fungir el L®
La publicación de la constitución llamada del de Enero de 1800.
año VIII, se verificó el 24 de Diciembre de 1799. Un senado-consulto, orgánico de la constitución
Ella confiaba <3l gobierno á tres cónsules, nom- del año VIII, de 6 de Mayo de 1802, reeligió
brados por diez anos, é indefinidamente reelegi- á Napoleón Bonaparte primer cónsul de la re-
bles. Las leyes se proponian por el gobierno: pública por diez años, á mas de los otros diez
un Tribunado estaba encargado de discutirlas: fijados por la misma constitución. Otro, del 2
un Cuei-jjo Legisiaíivo, de una sola cámara, de- de Agosto de aquel año, le confirió el título

bía admitirlas ó desecharlas; y un Senado cuida- de primer cónsul vitalicio; el tercero, de 4 del
ba de su conservación. Este Senado era perma- mismo mes, introdujo nuevas modificaciones en
nente, y se componía de miembros electos de por la precitada constitución. Los colegios electora-
vida. Después de la primera formación de es- les elegían un miembro por cada 500 habitantes;

te cuerpo debian los cónsules presentar tres los departamentales, uno por cada 1000. Los
candidatos, para cada nombramiento, á los mis- electores eran vitalicios. Los colegios de distri-
mos senadores. El Tribunado se componía de to presentaban dos candidatos para las plazas
cien individuos de veinticinco años de edad, del Consejo general, y á dos ciudadanos para
que se renovaban por quintos todos los años, y que formasen la lista de los candidatos al cargo
eran indefinidamente reelegibles. El cuerpo le- de senadores. Los mismos
y los de- colegios,
gislativo constaba de trescientos miembros, en- partamentales, tenían derecho á nombrar cuatro
tresacados, como los candidatos del Tribunado, candidatos para el cuerpo legislativo. El segundo
de unas listas reducidas de notabilidades, entre y tercer cónsules eran también de por vida. Se
las que escogía el Senado. Los representantes reconocía al Consejo de Estado como autoridad
debian tener 30 años; eran indefinidamente read- constituida. Dividíanse los diputados del cuer-
misibles, y se renovaban, lo mismo que los tri- po legiblatívo en cinco seríes, que se renovaban
bunos, por quintos todos los años. Formaban sucesivamente. Su número era de 258. Los
la ley votando en escrutinio secreto, y sin que tribunos, de 1 00, se reducían á 50.

recayese la mas ligera discusión desuparte so- El 30 de Abril de 1804 se hizo en el Tribunado
bre los proyectos que se debatían en su presen- una moción, relativa á que se confiase el gobier-

cia por los oradores del Tribunado y del gobierno. no de la república á un emperador, y á que se

Su período de sesiones era anual, y duraba cua- declarase el imperio hereditario en la familia del
tro meses. Napoleón Bonaparte fué nombrado primer cónsul Napoleón Bonaparte. Adoptóse
primer cónstd; Cambacéres, ex-ministro de jus- esta proposición el 3 de Mayo por el Tribunado,
ticia, seguiulo, y Lebrun, ex-ministro del Con- y el 4 por elSenado, y el 18 comienza q\ gobierno
sejo de los Ancianos, tercero. Destinóse el pa- imjjerial. El 1. '^ do Diciembre presentó á Na-
lacio de las Tullerías para habitación de los poleón el Senado Conservador el plebiscito, que
cónsules; el de Luxemburgo, para el Senado Con- reconocía en su familia la herencia de la digni-
servador; el de los Quinientos (Palacio Borbon) dad imperial. El resultado de 60.000 registros,

para el Cuerpo Legislativo, y el Palacio Igual- abiertos en los 108 departamentos, había dado
dad (Palacio Real) para el Tribunado. El 24 por resultado 3,572.329 votos afirmativos, y 2.569
de Diciembre, Cambacéres y Lebrun, segundo y negativos. La coronación y consagración del
tercer cónsules, Sieycs y Ptoger-Ducos, cónsules emperador Napoleón y de su muger Josefina
RESUMEN DE LA HISTORIA DE FRANCIA. 309

Tascher de la Pagerie, viuda en primeras nup- tado por su comisión el 22 de Junio, que no lle-

cias del general Beauharnais, se celebraron el gó á recibir el carácter de ley.


2 de Diciembre en la iglesia de Nuestra Seño- Desde entonces diversas modificaciones se fue-
ra de Paris. El 19 de Agosto de 1807 un se- ron introduciendo sucesivamente en el sistema
nado-consulto orgánico suprimió el Tribunado, y electoral establecido por la Carta de 1814. En-
modificó al cuerpo legislativo. La discusión pre- tre las mas importantes se cuentan la del voto
via de las leyes, hecha anteriormente por el Tribu- doble, que fijando el número de diputados en
nado, debia estar en lo sucesivo á cargo de tres 430, creó colegios de distrito y de departamento
comisiones de legislación, administración y ha- (29 de Junio de 1820), y la que, á la renovación
cienda, escogidas en el seno de dicho cuerpo. quinquenal, sustituyó la septenal (16 de Junio
Para ser diputado se necesitaba tener 40 años de 1824).
cumplidos.
La organización mencionada subsistió bajo es-
te pié hasta 1814. El 6 de Abril de aquel año, MEDICINA DOMESTICA.
el senado, después de proclamar el 2 la caida de liECE'S'A.S I» ASIA a;]«JFX.A]?5:ACIO:S'ES.
de Napoleón, decretó una constitución que no se
llegó á poner en observancia. Promulgóse en Fomento de amapolas.
su lugar el 4 de Junio de 1814 la Carta cons- Macháquense cuatro onzas de cabezas de ama-
titvjcional, en la cual se conservó la institución polas secas, pónganse á hervir en seis cuartillos
de las cámaras; la de los pares y la de diputa- de agua, hasta que quede ésta reducida á un ter-
dos. El nombramiento de los pares correspon- cio. Este remedio sirve para las partes inflama-
día al rey; su número era ilimitado: tenian en- das, en que se sienten mas agudos dolores, y so-
trada en la cámara á los veinticinco años, y voz bre todo, en aquellas en que se ha manifestado
deliberativa solamente hasta los treinta. Los la supuración.
diputados se elegían por cinco años, de modo
que la cámara se renovase cada año por quintos. Fomentos refrigerantes.

Para ser diputado, se requería la edad de cua- Mézclense partes iguales de agua acetada de
renta años, y pagar una contribución directa de ammónia y tintura de alcanfor, y con esta com-
1000 francos. Los electores que concurrían al posición se baña la parte inflamada. También se
nombramiento de los diputados, no podían te- logra lo mismo con dos onzas de aguardiente rec-

ner derecho de votar hasta la edad de treinta y cinco de agua acetada de ammónia; y
tificado

años, y eso pagando una contribución directa de con una disolución de muriato de ammónia, cua-
300 francos. tro onzas de vinagre común y cien onzas de agua.
Al regreso de Napoleón á Paris, el 20 de Mar-
zo de 1815, se siguió la publicación del Acta Loción sedativa.
adicional á las constituciones del imperio, dada Media dracma de azúcar de plomo se disuelve

el 22 de Abril. Ella reconoció dos cámaras le- en cuatro onzas de vinagre destilado; se le aña-
gislativas, una de pares hereditarios, otra de re- de una onza de espíritu de vino común y un
presentantes elegidos por el pueblo, segundas cuartillo de agua. Se empapan lienzos en este
clases de elección. Los miembros de esta últi- líquido, y se aplican á la parte inflamada.
ma eran en número de 629; debían ser de edad
de 25 años, y se renovaban de derecho todos ellos Loción para lUceras cancerosas.
cada cinco años. En la asamblea, llamada del Mézclese onza y media de tintura de muriato
campo de Mayo, reunida en 1 ^ de Junio en el de hierro con siete de agua destilada, lávense
campo de Marzo, Cambacérés anunció que el A.c- con esta mezcla las úlceras.
ta Adicional habia sido aceptada por 1,300.000
votos,y desechada solamente por 4.206. Cataplasma de giste.

Después de la segunda abdicación de Napo- Mézclese bien una libra de harina de linaza,
león (22 de Junio de 1815) la cámara de repre- con un cuartillo de giste de ale. Póngase esta
sentantes quiso sustituir una constitución al Ac- cataplasma á un calor lento, hasta que tome cier-
ta Adicional. Los acontecimientos no le permi- to grado de fermentación, y es escelente para es-
tieron terminar la discusión del proyecto presen- timular y purificar las úlceras sucias.
TOM. II. —XLV, 40
imjp '^¡ipiÜ'''' 'fli'".
Wii ñ\ riiM¡
,
|||l¡|¡"'i!! ümiüi

m\ uliuaiüiiila ''lillllliliüüüil''^ lliiiuiii'. Ciii .iiii liitillllilíül

Julio se declaró á Lucía, hablándole pésima-


mente de su propia persona, y diciéndole coü
ENSUEÑOS DE AMOR.
una franqueza indescribible que lo peor que po-
La oscura historia en que voy á ocupar á mis día hacer era quererlo.
no ofrece aquel atractivo dramático que
lectores, Unas veces rendido y apasionado, otras insus-
producen los complicados incidentes, que tenien- tancial y casi desatento; otras juicioso y lleno
do suspensa y empeñada la atención, hacen que de generosidad, ya celoso como un árabe, ya
nos identifiquemos con los personages de que se indolente como empleado viejo, tenia absorta á la
habla, que participemos de sus penas y placeres, joven, que no sabia si despreciarlo profundamen-
y que nos convirtamos en espectadores interesa- te, ó adorarlo con frenesí. Lo que al principio
dos de los acontecimientos que pone delante de fué estrañeza, se convirtió en curiosidad; la cu-
nuestros ojos una pluma diestra. riosidad produjo el amor, y éste se arraigó en
Ní-da de eso: esta es la relación sencilla de un su alma con toda la energía de su orgullo, con
corazón que nació para el amor, y á quien ator- toda la avidez que de gozar tenia.
mentó el positivismo de la vida, que necesitaba No diré todas las faces que presentaron aque-
nutrirse de ilusiones, y halló desengaños. Es llos originales amores; unas veces escandalosos,
una historia casi vulgar, como la van á ver los otras fríos; ya se esponian á todas las borrascas
que tengan la indulgencia de acompañarme has- de los celos, ya gozaban de todas las delicias de
ta el fin. la calma.
Lucía de H*** era hija única de un escelente El abandono real en que se encontraba Lucía
letrado que, trabajando asiduamente en el soste- en el mismo seno de su familia, le proporcionaba

nimiento de su bufete, habia dejado el cuidado completa libertad para entregarse sin embozo á
de la casa mas bien á su hija, que apenas tenia todos los delirios de su corazón apasionado, y
quince años, que á su esposa, muger que daba las singularidades de su caprichoso amante la
casi esclusivamente su tiempo á su médico y á su educaron insensiblemente de un modo único, que
confesor. después le produjo sinsabores.
Las ínfulas de señora de la familia, las consi- Con el mayor desgaire del universo, y sin que
deraciones que todos dispensaban á aquella en- antecedieran preámbulos de ninguna especie, Ju-
tendida criatura, y su natural franco y afectuoso lio le dijo al licenciado que le diese á su hija en
en estremo, le grangcabaa tales admiradores y casamiento; y sin esperar respuesta, convidó á
tantas finezas, que se desarrollaba entre los mi- todos los amigos de la casa parala boda; pero le-

mos y la ternura, ecsaltándosc su sensibilidad y yendo dos ó tres días antes la maravillosa rela-
íju orgullo de una manera singular. ción de unas ruinas descubiertas por Chíapas,
Entre lus personas que galanteaban á Lucia j
se marchó sin decir á nadie nada, dejando en el

mas esprcsivamente, se distinguía Julio Peñaflor, ridículo mas completo á la familia toda.

joven vivo, despejado y lleno de mil estravagan- Los enojos y las reconvenciones fueron crue-
cias características, que lo hacían un tanto ro- lísimas; pero Julio, impertérrito, volvió tan ren-
mántico y digno de ocupar la insaciable curiosi- dido y tan caballeroso, que al fin el matrimonio
dad de algunas damas. se verificó sin saber ni los padres por qué acce-
G-ra.7idvill e del. Ch. Geoffi'ov se.

P^A^[K^"

CUMPLIDO Cdiior
LUCIA E*** SI

diaB, ni él por qué se empeñaba en aquella reso- confianza; le como á un consultor; le daba
leia

lución, que iba á influir tan decididamente en su lo que ganaba, como á un cajero; le contaba sus

suerte. asuntos como á un confidente. ¿Y cómo, se pre-

Lucia, como bemos dicbo antes, adoraba á Ju- guntaba ella, reprocharle que no me hable con
lio, babia poetizado sus mismas estravagancias; fuego, que no me acaricie con pasión, que deje

nimiedad de mas esquisita ternura, caer su mano entre las mias, como una mano de
y toda la la
la agotaba para bacerse amable á los ojos de mármol? ¡Qué no tenga que decirme nada, na-
aquel que era dueño de su corazón, da para mí sola, esto es, que suponga que se ocu-
Pero Julio, con sus ensueños de poeta, con pa en mí, que tanto le amo!
sus espediciones de anticuario, con sus aspiracio- Entonces venia el celo á emponzoñar todos
nes á la política y con su inconstancia genial, sus recuerdos; pero ¿de qué celarlo? Su vida
apenas sabia que se babia casado, y que tenia era tan pública. Cuando ella le reconvenía fre-

una muger que necesitaba de sus palabras afec- nética, él respondía con tal aplomo, que ni el

tuosas y de sus caricias. recurso de ese funesto despecho le quedaba. En-

Por otra parte, y esto es lo verdaderamente tonces ella, por su parte, fingía que se ocupaba
singular de aquel enlace, el fondo del carácter decididamente de cualquiera de los que la visi-

de Julio era una probidad acrisolada: así es que, taban; se adoi-naba intempestivamente; suponía

en cuanto á comodidades materiales, nada ape- estar inquieta; daba cierto carácter malicioso á
tecía Lucía: ricos trenes, buenas albajas, criados sus entradas y salidas;y entonces, precisamente,
numerosos, todo lo tenia; pero su corazón estaba Julio se mostraba mas satisfecho de que su mu-
buérfano, y sentia hondamente esa penosa sole- ger estuviese contenta, y que lo dejase en liber-
dad del alma, ese vacío que con nada se ocupa, tad, dando testimonios de lo que confiaba en

que nos devora en medio de las satisfacciones ella ¿Cómo traicionarle? —Llena de joyas,
aparentes, y que roe y consume nuestro corazón envuelta en sedas, viendo su hermosura en el es-
cuando tal vez nos envidian como felices los que pejo de su magnifico vestidor, se dejaba caer en

BO están interiorizados en nuestras penas. un sofá, llorando sin consuelo.

Y para Lucía, que embelleció en su mente es- Se pintan las grandes catástrofes de la vida
tos primeros dias del amor satisfecho, con todas con vivos colores; se suministran cuadros terri-

las galas de su imaginación, con todos los en- bles á la tragedia y á la filosofía, con las tempes-
cantos de su sensibilidad, con todos sus ensue- tades del corazón; y apenas se fija la atención en
ños de ternura ¡ah! para Lucía aquel era un ciertas nimiedades de la vida íntima, solo sabi-
tormento; desconocía que por fuerza la tenia de das de uno que pasan imperceptibles, y que son,
bacer sucumbir. sin embargo, el todo de nuestra ecsistencia.
Aquella mirada furtiva, aquel acento con que se
II.
pronuncia un nombre, aquella puerilidad de un
PENAS DOMESTICAS. rizo, de un obsequio, una florecíUa, un halago,
Quien hubiera mirado á aquella encantadora una nada, ¿no es cierto que á veces es nuestra
joven, en medio de las comodidades, objeto de felicidad, ó nuestra desdicha?
las lisonjas de la multitud, obsequiada como la ¡Pobre Lucía! Su tormento lo formaban el con-
bija deun letrado distinguido y de un joven lle- junto de estas mil pequeneces; era mas bien la
no de amabilidad y de talento, la habria creido ausencia de toda sensación; era sentir día y no-
sin duda alguna feliz. che, sobre su corazón apasionado, la mano de
¡Cuántas veces á sus solas se preguntaba la yelo de la indiferencia.
causa del desazón secreto que la consumía! y de- —Yo quiero el odio; yo me be regocijado mil
cía para sí: —
¿No es mi marido hombre de bien? veces, sabiendo que la persona mas querida me
¿No me tiene como una reina? No me cela; por veía con aborrecimiento. ¿Y sabéis por qué?
nada me importuna; su conducta es irreprocha- Porque el aborrecimiento es la última convulsión
ble! Pero ¡pobre de mí! no me ama! —y lloraba de una pasión. Pero la indiferencia es mas que
como la muger mas desventurada de la tierra. le muerte; es el olvido, es mas que el olvido, es
Jamas habla para ella una mirada, ni una cari- la nada; es como no ser, como no ecsistir para la
cia, ni una palabra afectuosa! Era un hombre persona amada.
que consideraba á su muger como un amigo de —Almas delicadas y sensibles! os deseo ánte^
,

312 LUCIA H***

que el sufrimiento de este mal, el celo con todos tales bajo el nombre de Lucía, volvió á darle
sus furores, hasta el remordimiento todo, antes cuenta de sus aventuras.
que esa indiferencia, que es como el instrumento — Hija mia! hija mia! — le dijo la Encantado-
insensible que nos hiere, que es un verdugo que ra — ¡Ay de aquellas, que creyendo huir de la
nos acaba sin odio y sin compasión, sin siquiera desgracia, se arrojan en los brazos del vicio!
enojo. F. A.
Pobre Lucía! Aquel martirio monótono y si-
lencioso, que hacia injusto á sus mismos ojos su
propio malestar y su llanto, terminó por hacer MEDICINA DOMESTICA.
su carácter imprudente, molesto, y entonces Ju- OTRAS RECETAS PARA INFLAMACIONES.
lio, sin percibir que él era la causa de aquella
degeneración en el carácter de su esposa amante,
Cataplasma fría y sedativa.
se ofendía de sus impertinencias, y los sinsabo-
Tómese de solución de azúcar de plomo drac-
res de todo género vinieron á molestarlo: pero á
molestarlo como nos molesta el ruido que nos
ma y media; dos onzas de espíritu de vino rec-

un sueño agra- tificado,un cuartillo de agua. En estos ingre-


turba, ó que no nos deja conciliar
dientes se empapa una corteza de pan, tierna, y
dable.
se forma la cataplasma que se aplica á la infla-
Entonces vinieron los reproches; entonces le
mación.
importunaba la dejadez y el desaliño de -Lucía;
entonces dejaba caer voces descompuestas; enca-
tam- Tara contusiones.
recía la felicidad de los otros, y era infeliz

bién. Inmediatamente, después del accidente, debe


ponerse la parte ofendida en agua caliente, y te-
Lucía, así aniquilada, consumida, así por sus
padecimientos intensos, enferma, y mas intrata-
nerla en ella mucho tiempo. Las sanguijuelas
son útilísimas en caso de presentarse fuerte infla-
ble que nunca, por causa de sus mismas enferme-
con rubor voy á decir mación.
dades lo sí,

con rubor, y sabe Dios que solo porque así lo ec-


Lucía Cataplasma para contusio7ies.
sií'e la verdad histórica, lo revelo . . .

bebía bebia para ahogar sus penas! Hágase una cataplasma común, con una buena
dosis de vinagre y un puñado de harina de lina-
¡Inmoral y reprobado recurso, que la hizo, no so-
za, unida á la miga ó á la harina de que se haga
lo odiosa, sino despreciable á los ojos de todos!
la cataplasma.
Entonces no fué indiferencia la de Julio, fué
hastío y asco el que le provocó su esposa. Sus fac-
Embroca para lo misino.
ciones se abotagaron, sus ojos se encendieron, su
Agítese en una redoma, hasta que se ponga
voz se puso ronca y disonante; habia dejado de
blanca como la leche, una mezcla de diez drac-
pertenecer al bello secso; era una harpía asque-
mas de aceite común, con dos de agua de ammó-
rosa que, espantada de considerarse en su sano
nia, y después se le añaden cuatro dracmas de
juicio, perpetuaba su embriaguez como para ale-
aceite de trementina.
jarse de sí misma.

En vano eran las súplicas; en vano los lamen-


cuando Embroca comen.
tos de su infeliz madre, que la vela en-

tregada á los e.scesos de la embriaguez, lloraba En dos onzas de carbonate de ammónia se echa
la suficiente cantidad de vinagre para disolver-
amargamente levantando sus manos al cielo. ¡To-
las. Añádense inmediatamente cuartillo y me-
do era en vano! La infeliz se habia perdido para
dio de espíritu de vino común ó rectificado. Se
siempre, y la mataba el desprecio y la degrada-
agita la vasija en que se contiene.
ción. Así murió Lucía!! Julio apenas fijó la aten-

ción en su muerte
Para la vista débil.

La anterior relación la escuchó la Encantado- Deshágase una dracma de alumbre en la clara

ra de las flores, de boca de la Parra, cuando és- de un huevo, y todas las noches úntese con esta
ta, después de haber probado la vida de los mor- mistura las cejas y los parpados.
1A%

-^i^iss^^f^---

SitiiDioó íaiAtorLCOÓ D& iíC. vlLLcuiohiv, uiueu-ibt^o ?e íou cLcaDeíatO/ [^t-a.iiceáct'.

(concluye.)

Enpresencia de estas sectas cristianas, tiráni- el nombre propio que conviene á él mismo. En
cas ó perseguidas, el paganismo conservaba en el efecto, la palabra Dios es un nombre común á
África numerosos adoradores: Labia, á pesar de todos los cultos: así, pues, mientras que dirigi-
los edictos imperiales, templos, sacerdotes y sa- mos á las distintas partes de este gran Ser diver-
crificios. Algunos de estos ritos, marcados con sos homenages, le adoramos todo entero."
la barbarie púnica, le ligaban á los reciierdos an- Después de algunas otras reflecsiones, el filó-

teriores á la conquista romana, y se conservaban sofo de Madaura terminaba con estas palabras

en mucbas como
ciudades, un resto de indepen- no menos memorables: "Pero estoy demasiado
dencia y de patriotismo. Los paganos daban aun viejo para empeñarme en este combate, y me re-

á los cristianos nacionales el nombre de roma- fiero voluntariamente á la sentencia del poeta de
nos, y esto solo esplica la resistencia á un culto Mantua.
que parecia que les imponía el vencedor. ''Trahit sua quemque xoluptas. Sin embargo,
G-rosero y feroz este paganismo en la multi- no dudo, ilustre desertor de mi religión, que esta
tud, se hallaba píxrificado entre algunos hombres carta, si por casualidad cae en manos de los es-

instruidos, y las obras de San Agustin nos ofre- trangeros, no perezca por las llamas ó de cual-
cen, bajo este curioso aspecto, notables monumen- quiera otra manera: si así sucediere, se habrá
tos. Menos ocupados de los paganos que de los destruido un papel, y no mi doctrina, cuyo ori-

donatistas, hubo, sin embargo, discusiones fre- ginal subsistirá en todos los corazones religiosos.
cuentes con los primeros: los recibia á su mesa, "¡Ojalá te conserven aquellos dioses, por cuya
y el gusto por las ciencias acercaba á algunos de intercesión todos los mortales que habitamos la
estos hombres celosos por la filosofía griega y la tierra,honramos y adoramos bajo mil formas di-
erudición mitológica. versas, y en una discordante armonía al Padre
Las cartas de aquellos, conservadas entre su común de los dioses y de los mortales."
correspondencia, dan testimonio de lo que se aca- Al lado de esta filosofía religiosa del paganis-
ba de asentar. Un sabio gramático de Madaura, mo, se puede percibir en alguna manera la mis-
Máximo, le escribía para esplicar su paganismo, ticidad del mismo culto, en las confidencias de
y quejarse de que se prefiriesen oscuros mártires otro contemporáneo, al cual el obispo de Hyppo-
á los antiguos dioses del mundo. na habia pedido algunos detalles sobre su creen-
"Qae ecsiste, decia, un Dios soberano sin orí- cia, persuadido, como él decia, que cuando uno
gen ni posteriddd, que es como el Padre Omni- es hombre de bien, lo demás de la doctrina era
potente de la naturaleza, no hay persona bastan- muy fácil de encontrar.
te irracional, bastante ciega, para no reconocerlo Este pagano, que probablemente era pontífice
con certidumbre. Bien!! las virtudes de este Dios, de los dioses, le responde con una veneración un
derramadas en la obra de la creación, las invo- poco tímida, y espone su doctrina: remontándose
camos bajo nombres diversos, porque ignoramos hasta Orfeo y Trunegisto, consiste toda entera eu
314 SAN AGUSTÍN.

la consagración á Dios por la ecsaltacion y la pu- Le un rey mientras que el débil Honorio
dio
reza del alma. "Como yo me confieso, dice él, ocultaba en Eavena su púrpura imperial: por úl-
aun poco capaz de acercarme á la morada del timo, Alaríco, cansado de convertir á Eoma en
Soberano Bien, donde me llama mi sacerdocio, un juguete, la despedazó. ¡Cosa singular! Antes
á lo menos me ocupo con provecho, recogiendo de este último golpe, Roma casi se había conver-

provisiones para mi viage." Y esplica entonces tido en pagana: el miedo había pedido refugio á
que por la piedad, por pureza y la justicia, se
la los antiguos ídolos.

eleva uno, bajo la protección de los dioses secun- Las ceremonias perpetuadas en las leyes de
darios, bácia el Dios universal é innefable, cuyas Graciano y de Teodosío, habían reaparecido pú-
virtudes son lo que los cristianos llaman ángeles. blicamente. El prefecto de Pioma había llama-
"Por este sendero, continúa, es por donde, pu- do á los arúspíces toscanos, y el último de estos
rificado por los sacrificios las expiaciones anti- cónsules, vano simulacro de la antigua repúbli-
y
guas, se dirige el alma hasta Dios. En cuanto á ca, resucitó, por medio de otra parodia, las cere-
Cristo, Dios es material y espiritual de tu creen- monias augúrales el dia de su instalación. Este
cia, por el cual tú estás seguro de llegar hasta año mismo (410) Roma fué tomada por asalto y
su Padre soberano: ni oso, ni puedo espresar lo desolada por el asesinato y el pillage; no hubo
que pienso. Aquello que ignoro, me parece im- mas que en las iglesias cristianas.
asilo

posible definirlo." La manera con que resintieron esta calamidad


Pero el pueblo pagano no atendía nada á este todos los pueblos cristianos, es uno de los ras-
culto estático y racional. En la ciudad de Su- gos característicos de aquella época. Muchas
fecto, en Numidia, para vengar el derribamiento familias ilustres huyeron, llevando consigo á la
de una estatua de Hércules, fueron asesinados Asia y la África la relación y la imagen de este
sesenta cristianos por los habitantes. En Hyp- gran desastre.Pero el mundo, aquel mundo ro-
pona mismo los paganos atacaron la Iglesia cris- mano, compuesto de vencidos, oyó esta noticia
tiana, en un dia festivo: solo el apostolado de con una especie de júbilo. El genio cristiano,
Agustín pudo dulcificar un tanto estas costum- secundando el envejecido celo de las naciones,
bres feroces. Al mismo tiempo Agustín se opo- mostraba cierto triunfo de ver caer á la ciudad
nía al celo interesado de ciertos cristianos, ar- ebria con la sangre de los mártires.
dientes para destruir los templos, los ídolos y Se percibe este sentimiento al través de la
los bosques sagrados, con el objeto de recoger el elocuente piedad que espresa el obispo de Hyp-
botín. Predicabapaz con sus palabras y con
la pona en muchos discursos, pronunciados en la
su ejemplo; y en medio del combate de las sec- época de este desastre. Sin embargo, una gran-
tas, su virtud era venerada en toda la África. de recriminación se elevaba de parte de todos
Pero mientras que del uno al otro estremo los que no eran cristianos: reprochaban al cris-

del imperio, los espíritus se hallaban poseídos tianismo la última catástrofe del imperio, recor-
de esta manía religiosa; mientras que los discí- daban las antiguas gi'audezas de Roma bajo el
pulos de Cri-sóstomo eran perseguidos en la Grre- culto de los dioses. Agustín recibía en África
cia, los restos del arcanísmo agitaban la Galía y con mas generosa caridad las víctimas esca-
la

la Italia; los furores de los donatístas oprimidos padas del saqueo de Roma; quiso, y nos lo cuen-
ensangrentaban la África, y en todas partes, ta él mismo, contestar á todos estos reproches
jóvenes griegos y jóvenes romanos, permanecían con una grande obra de historia y de filosofía;
ociosamente sumergidos en la contemjDlacíon y la esta es La Ciudad de Dios, monumento curioso
súplica: del fondo del Norte acudían á caballo y de erudición y de genio vivo, paralelo de las dos
sobre los carros de guerra, hombres feroces, im- civilizaciones que precedieron á la media edad,

placables y encarnizados en destruir. Lanzaban y que murieron combatiéndose.


dtlante de sí un pueblo tímido. Convertidos sin Los infatigables trabajos de la ambición, las

humanizarse en su cristianismo grosero, inflama- conquistas, la gloria, son allí juzgadas por la ab-

do por el espíritu de secta, quemaban las ciuda- negación cristiana; es la oración fúnebre del im-
des y los templos; todo huía, todo perecía delan- perio romano, pronunciada en un claustro. Cuan-
te de ellos: estaban á ks puertas de liorna con do un viagero moderno se dirige á Roma, su
Alaríco á su cabeza. imaginación se sobrecoge por los grandes con-
Dos veces este gefe sitió á Koma sin tomarla. trastes de las cosas humanas. Vé procesiones de
SAN AGUSTÍN. 315

monges en el Foro; escucha piadosas salmodias fugos romanos, que hablan escapado de los desas-
en en que hablaron Cicerón y César;
los lugares tres de la Italia.

percibe, bajo la Roma nueva, llena de estrange-


Pero mientras que los doctores de África es-
ros y de ociosos, aquella potente y laboriosa Ro- taban profundamente ocupados con sas contro-

ma, de la que no quedan mas que ruinas y epi- versias, el imperio de Occidente, mutilado por

tafios pero en medio de una revolución tan la pérdida de Roma, cala en pedazos por todas
;

prodigiosa, entreveo, sin embargo, la grandeza


partes. Los Godos reinaban en la Grecia y la

de esta dominación espiritual, que fué ejercida mitad de la Italia. Los vándalos desolaban la
España; los franceses destruían las fronteras de
por la Roma pontificia, y que ha caido como la

primera.
las Gallas, y los Hunos se hablan puesto en mar-
cha para acabar lomismo á los pueblos civiliza-
Tal es casi el espectáculo que la obra de Agus-
dos que á los bárbaros.
tín hace pesar á nuestras miradas. Sin duda
La África no podía escapar de tan terribles
las señales de su tiempo se encuentran en una
azotes. El conde Bonifacio, gobernador de aque-
multitud de argumentos sutiles y místicas hipér-
lla provincia, y uno de los principales generales
boles; pero se siente allí aquel primer germen
del imperio, fué calumniado en la corte de Ra-
del cristianismo de que habla Bossuet: una ar-
vena, en que las sospechas y la intriga se aumen-
diente convicción anima toda la obra, y esta con-
taban á proporción de la debilidad. Este go-
vicción es la sentencia de muerte de la antigua
bernador romano, habiendo perdido á su muger,
sociedad. Pocos libros ecsisten en que se pue-
quiso hacerse monge, pero se arrepintió; y algún
dan descubrir mas detalles preciosos sobre las
tiempo después tomó en matrimonio á una nieta
costumbres y la filosofia de los antiguos; pero
de Gencerlco, rey de los vándalos establecidos
mas elevado objeto os sobrecoge: se mira esta
en España. Esta alianza aumentó el número
ciudad celeste, que la creencia de los pueblos
de los descontentos en la corte de Ravena, que
sustituía á los intereses de gloria y de patria; se
destituyó al conde Bonifacio; y habiendo rehu-
concibe entonces que el imperio debia perecer
sado someterse á aquel mandato, hicieron que se
cuando todo lo que quedaba de energía moral en
le declarase enemigo del imperio. El romano
el mundo cidlizado, se dirigia hacia estas piado-
ofendido, tomó las armas y apeló á los vándalos
sas contemplaciones, y cedia el universo a los
para defenderse. Estos bárbaros pasaron á la
bárbaros.
África, en la Primavera de 428, en bajeles que
En la misma época en que San Agustín co-
les prestó el gobierno romano. Tomaron pose-
menzaba esta vasta obra, era el oráculo de un sión de la Mauritania que éste les cedia; pero
gran concilio, convocado en Cartago, y donde
pronto, poco satisfechos de lo que poseían, deso-
los seiscientos obispos de la África se encontra-
laron los cantones vecinos, y amenazaron á la
ban divididos en igual número de cristianos y provincia entera, entonces floreciente.
de donatistas. Agustín, á la cabeza de los pri- Nada de mas curioso para la historia que el
meros, ofrecía, si era vencido en esta conferen- lenguaje de Agustín con este general romano,
cia, abandonar obispado, y prometía á sus ad-
el
que trataba de perder á su país por ambición y
versarlos, cualquiera que fuese el écsito, la con-
por ira. Se palpa allí el poder singular que el
servación de sus títulos y honores. Apenas sa- aun en hombres po-
espíritu religioso ejercía los
lla de este debate, cuando reúne todos sus esfuer- mas Agustín,
seídos de las pasiones violentas.
zos contra la heregía de Pelagio, singular monu- después de algunas fórmulas piadosas, trataba
mento de la sutileza humana; místico laberinto así la cruel apostasía del gobernador de la África.
del fatalismo y de la libertad, que se eleva re- "Acuérdate, le decía, quién fuiste mientras vi-
pentinamente entre las invasiones de los Grodos vió tu muger, de religiosa memoria; y en los pri-
y de los vándalos. Agustín, con el ardor de su meros días que sucedieron á su muerte, hasta qué
genio y de su fe, combatió bajo todas las formas
punto te desagradaban las vanidades del siglo y
la doctrina de Pelagio, que adoptó, aunque por
cuánto deseabas el servicio de Dios. Nosotros so-
solo momentos, el Pontífice romano.
mos testigos; nosotros, á quienes abriste enton-
Un concilio de África se reunió á su voz para ces tu alma y tus pensamientos, estábamos solos
proscribir esta doctrina nueva, que el monge in- contigo, yo y mi hermano Alipo, porque no pue-
gles, Pelagio, enseñaba en Jerusalem á los pró- do creer que las zozobras mundanas de que abo-
116 SAN AGUSTÍN.

ra estás agobiado, hayan tenido poder bastante Si has recibido del imperio romanó beneficios,

para borrar enteramente estas cosas de tu memo- aunque terrestres y perecederos, porque no pue-
ria: querías entonces alejarte de todos los nego- de dar sino de lo que posee, no le pagues con el

cios públicos para entregarte á un santo reposo, mal el bien. Si por el contrario, has recibido in-

y vivir con aquella vida con que los solitarios justos tratamientos, no le vuelvas el mal por el

se consagran á Dios. mal. ¿Cuál es verdadera de estas dos suposicio-


"¿Quién te ha desviado de aquel camino'? Re- nes? No lo ecsaminaré: no puedo juzgar, pero sí
cuerda que no fué mas que la reflecsion que hi- sé que le hablo á un cristiano, y le digo: no pa-
ciste por mi consejo, de que serias mas útil á la gues con el mal el bien, ni el mal con el mal."
Iglesia continuando en defenderla contra los aten- Estas ideas de perfección religiosa, solas, po-
tados de los bárbaros, y no tomando tú mismo derosas en aquella época, conmovieron el cora-
del mundo sino lo que fuese estrictamente nece- zón del general romano. Rompió su culpable
sario al sostenimiento de la vida, bajo el escudo alianza, se reconcilió con el emperador, y tomó
de una austera continencia, y defendido en medio las armas para combatir á los vándalos. La guer-
de las armas temporales, con las armas del espí- ra fué espantosa. Estos bárbaros, animados por
ritu, que son mas fuertes y mas seguras." un odio de secta, que servía de pretesto para sus
Después de haber recordado todas las ante- rapiñas y sus furores, destrozaron toda aquella
riores promesas, Agustín se ocupa con una saga- costa del África, poblada de ciudades comercian-
cidad maravillosa de la traición del gobernador. tes. Asesinaban á los sacerdotes yá las mugeres.
"¿Qué diré de la desolación de la África, de las Tres ciudades solamente escaparon á su feroci-
dtípredacioues de los bárbaros, mientras que tú dad: Cartago, Hyppona y Certa.
estás retenido por intereses de familias, y no En medio de este caos de miserias, Agustín
procuras en nada que se conjuren estos males? prodigaba sus ejemplos de valor y de caridad.
¿Quién habria supuesto, quién habria temido que Una de sus cartas da, mejor que todas las histo-
Bonifacio, conde de la corte y de la África, ocu- rias, idea de los males de la África. Se dirige
pando esta provincia con tanto poder y tan nu- á los sacerdotes que consultaban si les seria per-
meroso ejército, los bárbaros estarían tan engreí- mitido huir ó abandonar sus respectivas diócesis,
dos, avanzarían tan lejos, desolarían tan grande cuando se aprocsimara el enemigo. Su respuesta
espacio, y convertirían en desiertos los lugares es que ellos no deben retirarse sino con el pueblo,
mas habitados? ¿Quién no hubiera dicho, que ó después del pueblo. "Es necesario que se en-
cuando ejercieras tu poder de conde, no solamen- cuentren en aquel momento de supremo peligro,
te los bárbaros serian destruidos, sino que se en que la multitud se precipita en la Iglesia, los
convertirían en tributarios del poder romano? unos pidiendo el bautismo, los otros el Sacramen-
Y ahora ves hasta qué punto la esperanza de to de la penitencia, todos el consuelo y los socor-

los hombres se desmiente; y no tengo necesidad ros celestiales." Tal era la imagen de aquella so-

de hablarte mas, porque tú debes pensar con es- ciedad moribunda bajo el azote de los bái'baros.
te motivo mas de lo que yo puedo decirte." Agustín refuta en seguida la escusa egoísta de
Agustín combate el resentimiento que el ge- algunos sacerdotes, que decían que querían re-
neral romano tenia contra los ministros del im- servar sus servicios para el resto del pueblo.
perio. No opone á su cí3lera principios de de- "¿Por qué, dice, suponéis que en un peligro co-
ber político y de felicidad, sino únicamente el mún, bajo el fierro del enemigo todos los padres
perdón de las injurias, predicado por el Evange- perecerán y no los legos? Porque no queremos
lio. "No seas tentado, le dice, por uno de aque- creer que sobrevivirán algunos legos y algunos
llos azotes, con los cuales Dios hiere á los que padres que los ausilien; y no obstante, si ha de
quiere castigar. Piensa que reserva penas eter- sucitar un combate entre los ministros de Dios,
nas contra estos perversos, que emplea en pro- sobre quiénes deben irse y quiénes quedarse, á
ducir á los otros penas temporales. Vuelve hacia fin de que la Iglesia no quede enteramente de-
Dios, contempla á Cristo, que hace tanto bien en sierta, ó por la fuga ó por la muerte de sus mi-
cambio de tantos males como recibió. Cuantos nistros, lo que debe hacerse es que la suerte de-

quieren formar parte de su reino, aman á bus cida quiénes deben irse, y quiénes permanecer
enemigos, hacen bien á los mismos á quienes en sus puestos."
odian, y ruegan por loa mismos que los persiguen. Agustín tomó para sí el consejo de abnegación

SAN AGUSTÍN. 317

que daba. Rehusó abandonar á Hyppona sitia- sin ser sencillo, porque la barbarie de un pueblo
da por los bárbaros, y si encerró en aquella ciu- en decadencia, tiene mucho de sutil y de amane-
dad, en que el gobernador de la África, menos rado. Pero su alma es inagotable en emociones
dichoso contra los vándalos que lo que habla si- nuevas y penetrantes. Por esto es por lo que
do contra el imperio, vino á refugiarse con los arrebataba los corazones, por lo que hacia caer
despojos de sus tropas. las armas de las manos de los que tenían el áni-
Agustín, entonces de setenta y seis años, ocu- mo de despedazarse en una fiesta anual. Nin-
pado aun en controversias sobre la predestina- gún ningún método reina en sus discursos;
arte,
ción y la gracia, prodigaba sus cuidados á los difieren tanto de las bellas hornillas de Crisós-
combatientes y á los heridos, y los animaba con tomo, como las costumbres rudas de los mariuos
eu fe. Su nombre era venerado aun de los ván- de Hyppona diferian de las artes y del lujo d©
dalos. Estos bárbaros atacaron débilmente los Constan tinopla.
muros, defendidos por presencia del santo, y
la Cuando San Agustín habla en Cartago, su es-
poco después consagrados con su muerte; porque tilo es mas pomposo y mas florido; pero su poder
al tercer mes del sitio, agobiado de penas y de in- era siempre el mismo, es decii*, el que otorga al
quietudes, espiró con el corazón despedazado por orador cristiano el don de las lágrimas. Esta
ios males de su país, y con los ojos fijos en aque- tierna sensibilidad de alma, que comunica tanto
lla ciudad celeste, de la que habia escrito la ma- encanto á sus Confesiones, florece hasta entre su
ravillosa historia. espinosa Teología. Menos elevado, menos bri-
Al siguiente año Cartago fué tomada y arrui- llante que Basilio y Crisóstomo, tiene algo de
nada por Grencerico: esta segunda Iglesia orien- mas profundo; es menos elocuente, si se quiere,
tal, tan sabia y tan agitada, que se estén dia des- pero mas evangélico, porque ante todas cosas
de Cartago hasta el desierto, despareció para se dirige al corazón del hombre.
siempre! Agustín habia sido el último grande (Traducido y estractado para el Albutn.)
hombre del África, y la barbarie comenzó des-
pués de él.

Apenas hemos podido designar en este rápido


bosquejo la menor parte de sus obras. Nosotros — #8=3—
no podíamos recordar sino aquellos rasgos de
COLOR ROJO PARA LA MADERA.
elocuencia que hicieron parte de las acciones de
Se toma cal viva, se le echa agua, y el todo se
su vida, ó que ofrecen la imagen de su tiempo.
deja reposar durante una noche: se pasa después
En la inmensidad de sus escritos, en la variedad
esta agua por un lienzo, se le añade tina azumbre
de sus controversias, es donde debe admirarse
de agua y media onza de raspaduras de ma-
clara,
ese carácter de universalidad religiosa, reprodu-
dera de Brasil: en esta composición se mete la ma-
cido por Bossuet en los siglos modernos.
dera, se hace hervir todo, y la madera tomará un
En efecto, á pesar del mérito desigual de las
bello rojo; pero es menester que se haya mojado
obras, á pesar de todo lo que el orden del TV siglo,
antes con agua de alumbre.
ha mellado genio de Agustín, la vida y los tra-
el

bajos de Bossuet hacen comprender al obispo de


OTRO.
Hyppona. Con esta diferencia, que arrojado en
Se hace hervir en agua, madera de Brasil ma-
un siglo lleno de catástrofes y de desórdenes,
chacada muy menuda, hasta que el agua haya
Agustín tuvo necesidad de un carácter mas ac- adquirido un color hermoso; después de pasada
y mas la tintura por un lienzo, se dará una mano de
tivo atrevido, y que su imaginación enfu-
amarillo sobre la obra, con azafrán disuelto en
recida por tantos desastres, fué frecuentemente
agua: esta mano, estando seca, se harán otras
tan estravagante, como la de Bossuet es sublime.
muchas con la tintura de madera de Brasil, se-
A quince siglos de distancia, estos dos hom- gún el grado de color que se quiere tome lo que
bres han marcado con el sello de su genio dos tina, y estando seco, se bruñirá: después se le es-
grandes épocas de la humanidad. No se encuen- tiende barniz secante con la palma de la mano;
entonces se obtiene un rojo que tira á naranja-
tra en el obispo de Hyppona el hermoso lengua-
do. Si se apetece que el tinte sea mas oscuro, se
je ni las gracias elocuentes de la vida cristiana. dispondrá hervir la madera de Brasil en agua, eu
No habla para Antioquía ni para Cesárea; es mas que se habrá disuelto un poco de alumbre, ó eu
serio y mas inculto; frecuentemente 03 bárbaro agua de cal viva reposada.
TOM. II.—XIV, 4;
DE UN YIAGE A MÉXICO POR J***

H-"^^®E^

-SESS-

En la carta anterior dejé, mi querido conde, gigantescas proporciones. Sea lo que fuere, el
pendiente la descripción de la festividad del dia estrangero que por primera vez entra al Teatro
16, que terminó con fuegos artificiales en la pla- Nacional, recibe una agradable y positiva sorpre-
za mayor, y una función en el teatro, donde se sa, y cree encontrarse trasladado como por en-
representó una comedia titulada: Z7ri Diputado^ y canto á una de las mas antiguas y civilizadas
arreglada al teatro mexicano. No comprendo capitales de la Europa. La concurrencia cor-
mucho idioma español, ni mucho menos pue-
el responde al edificio. Los hombres que co acur-
do estar al alcance de las sales cómicas. Com- ren al patio, van por lo general vestidos de tra-
prendí simplemente que los pobres diputados go oscuro, y chaleco y guante blanco, y las seño-
no son muy favorecidos. Se me hizo notar por ras que ocupan los palcos se distinguen algunas
un personage que estaba junto á mi luneta, que por valor de los diamantes, perlas y piedras pre-
el
el usurero ó agiotista Stoch habia dicho al con- ciosas con que están adornadas; otras por la encan-
que se vanagloriaba de haber con-
cluir la pieza, tadora sencillez de sus tragos; otras por su sor-
seguido mas que Diógenes con su linterna; es prendente hermosura. El trage mas generalmente
decir, encontrar al hombre honrado: ergo, co- usado es el blanco, color de rosa ó amarillo suaves,
mo decíamos en el colegio, la comedia presen- y cualquiera de estos colores realza de una mane-
ta á la generalidad de los diputados corrompida ra notable en los relucientes y negros cabellos de
y perversa. El público no solo escuchó fríamen- las jóvenes, y da á sus facciones cierta tinta
te la comedia, sino que al fin de ella se escucha- romántica muy singular, muy escepcional, y que
ron algunos silbidos. A
propósito de teatro. El solamente puede parecerse á la que tienen las
edificio es lo que puede llamarse sin ecsagera- mugeres de raza francesa de la Nueva-Orleans.
cion magnífico, superior, sin disputa alguna, al Positivamente yo no estrañé el 16 de Septiem-
afamado teatro de Tacón en la Habana; superior bre, en el teatro de México, á los teatros de
á cualquier teatro de Estados-Unidos, y su-
los Drury-Lane en Londres, y el Park en Nueva-
perior á muchos teatros de Europa, que se creia York.
no podían ser mejorados. Está situado en una El haber concurrido al teatro, me proporcio-
calle llamada de Vergara. Se entra á él por nó la oportunidad de conocer á lo mas granado
un vestíbulo sostenido por gruesas
y elevadas de la sociedad mexicana. En el patio habia se-
columnas. Del vestíbulo, se pasa á un patio es- nadores, diputados, generales, abogados distin-
tenso, cubierto con un techo de cristales,
y de guidos, ricos comerciantes. Los palcos estaban
este patio se pasa al salón del espectáculo, todo mas
ocupados por las familias notables, y entro
de estuco y oro. El foro es inmenso, algún habia positivamente rostros de angélica
y si ellas
defecto puede ponerso al teatro, es el de tener
hermosura.
FRAGMENTOS DE UN VIAGE A MÉXICO. 319

La señorita P* .... las señoritas A* .... las fero albañal, que llaman caño, donde permane-
señoritas H* ... .las señoritas O* .... las señori- cen estacionados los residuos é inmundicias de la
tas S* . . . . las señoritas L* . . . . y otras muchas vecindad. Las plazas de los barrios están igual-
mas, cuyos nombres se me han olvidado, y que mente empedrado y un solo árbol: en
sucias, sin
espero rectificar y aprender de memoria, á pe- algu as partes hay fuentes de agua potable para
sar del inmenso trabajo que me cuesta pronun- el consumo de los vecinos, pero en otras es indis-

ciar los apellidos mexicanos. En ninguna reu- pensable traerla del estremo opuesto de la ciu-
nión del mundo se observa ni mas decencia ni dad. En varios lugares aun subsisten los cana-
mas compostura que en el teatro de México. Las les que habia desde el tiempo de los mexicanos;
señoras suelen platicar entre sí, en voz baja; pero estos canales están enselvados, y lejos de
loshombres del patio hacen lo mismo, y aplau- servir para la comodidad ó recreo de los habitan-
den ó silban con moderación; pero no hay esos tes, son el depósito de todas las suciedades. Lo
gritos descompasados, ese comer de naranjas y que llaman muladares, que son los tiraderos de
frutas,y esos empellones al entrar
y salir. Pa- basura, que recogen diariamente unos carros, son
rece que cada uno tiene empeño en guardarse unos lugares verdaderamente inmundos, y que
respeto á sí propio y á su vecino. Entre los deberían estar situados en lugares mas distan-
concurrentes al teatro habia varios alemanes, tes. El barrio de Santiago, sitio del merca-
franceses é ingleses, confundidos con los hijos do de los indios, y lugar favorito de la residen-
dei pais, y en la mejor amistad y armonía con cia de los nobles mexicanos, está hoy desierto;
ellos, lo cual me dio á conocer que se me habia y lo mas notable que ecsiste, es un convento, me-
dicho en Europa una solemne mentira, cuando dio arruinado, de franciscanos, que en parte está
se me aseguró que los estrangeros eran todavía hoy convertido en un presidio.
muy mal vistos en México. Para concluir esta
La parte de la ciudad, llamada la Ribera de
disertación sobre el teatro, diré: que solo noté
San Cosme, presenta un aspecto verdaderamen-
el defecto de que se fumase, lo cual ocasiona el
te diferente. Es una estensa y ancha calle, por
que las señoritas estén envueltas en una atmós-
cuyo centro pasa una arquería de piedra, que
fera densa y desagradable.
Yo juzgo, que la policía deberla
conduce el agua á la ciudad. Cada una de es-
prescribir
que no tas casas, y la mayor parte de la mas moderna y
se fumara en el teatro; pero creo que no
lo habrá hecho, por no chocar con una costum- primorosa arquitectura, tiene un parque lleno

bre tan antigua. de árboles y de flores. Por estos rumbos hay


Confieso, querido conde, que
yo, que ahora critico, hice jardines públicos con sus juegos de bolos, don-
como los demás: encen-
dí mi puro habano, y de se almuerza á la francesa, y se pasa un agra-
al través del humo estu-
ve contemplan do dable rato.
las lindas fisonomías de algu-
nas mexicanas. La fisonomía de la ciudad es como la de sa
He invertido el orden que quería seguir en población. La gente que concurre al teatro y la
esta carta; pero como no escribo estas notas sino que vive en los barrios, parece de dos razas dis-
para que mis amigos, dejaré simplemen-
las lean tintas, de dos paises lejanos uno del otro, de dos
te correr mi pluma. épocas también distintas. Un elegante joven-
El valle en que está situado México, es uno cito, que habita Tacubaya, la Ribera de San
de los mas estensos y hermosos valles del mun- Cosme ó las calles de Plateros, es un perfecto
do, y tendré ocasión de hablar de él, cuando ha- parisiense. Un habitante de los barrios de San
ga algunas escursiones al campo. Ahora me he Pablo ó la Palma, es un árabe de las cercanías
dedicado á recorrer la ciudad, y hablaré de ella. de Melilla.
Lo que llaman barrios 6 parroquias, presenta el Hay otro punto en México bastante singular
aspecto mas desagradable y desconsolador. y concurrido, y es el Puente de la Leña. No
Las casas son de pobre apariencia; algunas lejos del Palacio del gobierno termiaia el canal
pintadas con y cal, las otras
formadas de lo que que viene de Chalco, y tiene una estension, poco
llaman adove, que son unos cuadros gruesos de mas ó menos, de diez leguas. Es una especie de
tierra sin cocer. Las calles, aunque regulares, en La navegación se hace en menos de
puerto.
su mayor parte están todavía sin banquetas ni doce horas, en unas canoas impulsadas por re-
empedrado, y en medio de ellas hay un pestí- mos. En las mañanas, á cosa de las siete, se en-
320 FRAGMENTOS DE UN VIAGE A MÉXICO.

cuentra la acequia llena de canoas cargadas de duda por que predomina el color azul. La fa-
paja, cebada, maíz, azúcar, miel y verduras. chada de la casa del Conde del Yalle está ente-
La plaza mayor, formada de la magestuosa ramente cubierta de azulejos, lo mismo que al-
Catedral, el Palacio del gobierno y la portalería, gunas de las torres y cúpulas de las iglesias. El
de que ya he hablado, presenta por su estension hecho es, que los tales azulejos costaban mas ca-

y por los edificios que la rodean, el aspecto mas ros que los ladrillos encarnados, ó piedra común,
sorprendente y mas bello que pueda imaginarse. y que las casas construidas con azulejos tienen
Hace pocos años se plantaron unos arbolitos una vista tan elegante y tan pintoresca, que en
delante del atrio de la Catedral, y aunque es efecto parecen de porcelana. Estoy informado
verdad, que quitan un poco la vista á la hermo- que hace tiempo cayó en desuso esa moda, y
sa fachada, por otra parte, lo frondoso de sus que hoy se emplea en las construcciones el gra-
copas, de un verde brillante, le dan cierto aire de nito y el tezontle.

alegría, y con esto se ha formado ademas un La ciudad de México tiene varios paseos.

agradable paseo, muy concurrido en las noches La Alameda es un bosque de copados y frondo-
sos álamos y fresnos, con sus glorietas, sus fuen-
de luna. En el centro de la plaza se comenzó
á construir una columna á la Independencia, que tes de agua y sus bancas de piedra,
cristalina,

por cierto habria completado la magestuosa her- sombreadas por las ramas de los árboles. No
mosura de la plaza; pero este monumento hace puede la fantasía concebir sitio mas delicioso
mucho tiempo que está comenzado, que la Alameda, donde, sin embargo, se observa
y probable-
el abandono imperdonable de la municipalidad,
mente en muchos años no se concluirá, á causa
de la escasez de fondos del gobierno. á cuyo cuidado se halla este vergel encantador.

Al derredor de ese monumento se han plan- Los jardines deberían estar cubiertos de rosas,

tado recientemente algunos árboles. Cuando de dahalias, de jazmines y de otras flores vis-
crezcan, se formaráun nuevo paseo; pero se ha- tosas y aromáticas, y en su lugar hay, ó monto-

brá quitado completamente la hermosura de la nes de tierra, ó yerbas silvestres. Cada uno de
plaza mayor. los ayuntamientos que entra, después de acalo-
Las calles de México, casi en su totalidad, son radas disputas y multiplicadas intrigas electo-
muy regularmente anchas, empedradas y
rectas, rales, promete hacer un paraíso de la ciudad,
con banquetas de losa de uno y otro lado; cosa y el resultado es, que sale dejando las calles su-
que se estraña en la Habana y en muchas ciuda- cias y sin empedrar, la Alameda deteriorada, los

des de Europa y los Estados-Unidos. acueductos destrozados, y los faroles apagándose.

Las calles centrales de la ciudad están forma- Esto depende de que los mexicanos son mas
das, no de edificios, sino esactamente de pala- afectos á entretenerse de las cuestioncillas do-

cios. Algún viagero ha llamado á México la mésticas, que de las mejoras materiales.

ciudad de los palacios, y no ha carecido de ra- A poco que cada uno de los funcionarios cum-
zón. Todas las casas de la calle de Capuchinas, pliera con su deber, la ciudad deMoctezuma se-
Monterilla, el Ángel, D. Juan Manuel y Em- ria verdaderamente en belleza y pompa la reina

pedradillo, contienen sólidos y estensos edificios de las ciudades americanas. Unas calzadas de
de dos pisos, de grandes patios cuadrados sos- árboles desde las garitas hasta el centro, la des-

tenidos por arcos de bóveda. pesar délas re- A trucción de multitud de edificios arruinados que

voluciones, la capital deMéxico adelanta cada hay en los barrios, la limpia de los canales, el

dia mas. Hace cien años sus habitantes no empedrado y embanquetado de muchas calles, la

llegarían á 60 mil: hoy juzgo que pasarán de estirpacion de los albañales y tiraderos de ba-
200 mil. Todas las casas están ocupadas: en el sura, destruirían el efecto desagradable que pro-

barrio de San Cosme y por el rumbo de Belén y duce la vista de los barrios, harían la ciudad mas
la calle Ancha, hay multitud de casas' mas, ade- salubre, y poco á poco irían haciendo á los mis-

mas de las que se han formado también en las mos habitantes de la clase baja mas aseados y la-

cercanías de las garitas. Tenia yo los mas gran- boriosos.

des deseos de ver las casas de porcelana de Otro de los paseos es el llamado de Bucarell

líollanda que cita un viagero ingles, y mo encon- (nombre de uno de los vireyes). Son unas am-
plias calzadas de árboles. Por la del centro van
tré con que es una especie de ladrillo barnizado
que llaman azulejos, sin los carruages y las gentes de u caballo, y por
y pintado de colores,
FKAGMENTOS DE UN VIAGE A MÉXICO. 321

las de los costados la gente de á pié. La vista En la estación de la primavera, el paseo mas
que se goza en este paseo es de lo mas bella é concurrido es el de la Viga, situado por el barrio
interesante. De un costado está la ciudad con sus de San Pablo. De un lado está el .ancho ca-
mil torres, con sus mil cúpulas y miradores, y nal de Chalco, y de otro una calzada plana som-
del otro el castillo de Chapultepec, el pueblo de breada por corpulentos árboles. He visitado
Tacubaya, lomas de Santa Fe y
las las monta- este paseo, y en las mañanas he encontrado el
ñas elevadas cubiertas de árboles. De trecho canal cubierto de canoas cargadas de azúcar y
en trecho hay en estas calzadas sus asientos de de maiz, y de chalupas llenas de legumbres y
piedra y sus fuentes, y el paseo termina en la de flores. Este último tráfico lo hacen los indí-
garita de Belén y está cerrado por el acueducto genas de unos pequeños pueblos situados en la
ó arquería que se dirige á Chapultepec, divi- orilla del canal á cosa de dos millas del pa-
diendo la calzada de este nombre. Las señoras seo. Espero la primavera para hacer estas es-

mexicanas casi nunca acostumbran ir á los pa- cursiones, y daros cuenta esacta de cuanto vea..
seos á pié, y así en el de Bucareli no puede el Concluyo aquí la presente carta, y en la si-

estrangero observar á las lindas mexicanas; pe- guiente hablaré de todo lo que me falta que ver
ro sí llama su atención la multitud de carrua- en la ciudad. Por ahora os repito que México
ges, algunos miiy elegantes, tirados por sober- es un hermoso pais, y que pasando el riesgo del
bias muías ó por caballos frisones, conducidos vómito de Veracruz y el de los ladrones en el ca-
por cocheros vestidos de elegantes libreas. mino, se vive en una especie de paraíso, de don-
Después del paseo sigue otra calzada formada de no se desea salir jamas. Yo me admiro có-

de sauces corpulentos, que termina en un peque- mo México no tiene en esta fecha 500 mil habi-
ño pueblecito llamado de la Piedad, pero es tantes. Tiempo vendrá en que rivalice con Lon-
muy poco concurrido, y no sirve mas que de dres y Paris.
tránsito.

LAS CONFDDENCIAS,
í;1=»C2>£Ü vái. Sa £a^ <S5 SK^r ®í <S> 5:^£^ 5:£a *^i. S>£t «^X 1:12. <^i» S S2f 5^ =.

( Concluye.)

VII. desde aquellosl He amado


y he sido amado.
Doce años mas tarde volví á Ñapóles. En Otros rayos de belleza y ternura han iluminado
vano busqué sus huellas: no las hallé ni en la mi ruta sombría. Otras almas se han abierto á mí
Mergellina ni en Prócida. La pequeña caba- para revelarme en los corazones de las mugeres
na construida sobre la cresta de la isla, se habla los mas recónditos tesoros de hermosura, de san-
convertido en ruinas; no presentaba á la vista tidad, de pureza, que Dios haya concedido á cria-
mas que un montón de piedras grises, junto al turas humanas, á fin de hacernos comprender,
cual los cabrerizos reunían sus rebaños en tiem- presentir y desear el cielo. Mas nada ha podido
pos de lluvias. El tiempo lo borra todo con destruir la primera impresión de mi corazón.
presteza sobre la tierra; pero su poder no alcan- ¡Graziella, ángel de mi vida! Mientras mas he
za á hacer lo mismo con las huellas que un pri- vivido,mas me he ido acercando á tí con el pen-
mer amor deja en el corazón. samiento. Tu memoria es como aquellos fue-
¡Pobre Graziella! ¡Cuántos días han pasado gos de_la barca de tu padre, á quienes la distan-
322 LAS CONFIDENCIAS.

cia descubre del liumo que los rodea, y que bri- quejosas del golfo de Ñapóles. . . . y sin odiar-
llan mas y mas á medida que se alejan de noso- me á mí mismo! ....
tros Pero las almas perdonan desde lo alto del
Ignoro dónde descansan tus despojos morta- cielo! La suya me ha perdonado .... Perdo-
les, y también si hay alguno que te llore todavía nadme también vosotros. .. .porque he llorado
en tu mas tu verdadero sepulcro está en
pais; mucho!!. .....
mi alma. Aquí es donde te lias recogido y se-
pultado toda entera. Tu nombre jamas hiere en
vano mis oidos: adoro el idioma en que es pro-
PENSAMIENTOS.
nunciado. Hay siempre en el fondo de mi co-
Preguntado Tales cuál era la cosa mas fácü
razón una lágrima ardiente que filtra gota á go-
derrama en secreto sobre tu memo-
y cuál la mas dificil, respondió: La primera^
ta, y que se
aconsejar bien, y la segunda, conocerse á sí 'mismo.
ria para refrescarla en mi pecho! (1829)

Oyendo Demarato en cierta asamblea que se


VIII. murmuraba á un forastero que entró en ella, de
callar mucho, dijo: Si ese hojnbre fuera igno-
Un dia del año de 1830, habiendo entrado
rante, 710 supiera callar.
por la tarde en una iglesia de Paris, vi condu-
cir un atahud de una doncella, cubierto de un
lienzo blanco. Aquel fúnebre acompañamiento Movióse disputa sobre si seria mejor ser sim-
me recordó á G-raziella. Me oculté bajo la som- ple sublimado ó sabio abatido, á lo que respon-

bra de un pilar, y lloré mucho pensando en dió Jenofonte: Mas quiero dejar d mi hijo con

Procida. pobreza y sabiduría, que con riqueza y necedad;


Mis lágrimas se secaron; mas las nubes que forque el necio cae para no levantarse¡ y el sabio
hablan atravesado mi pensamiento durante aque- se levanta para no caer.

lla ceremonia sepulcral, no se desvanecieron.


Volvíme silencioso á mi aposento: hice un re- Catón decia que eran de mas utilidad los vi-

cuerdo de todos los sucesos que quedan consig- cios á los sabios, que al contrario, porque los de-

nados en este escrito, y con las lágrimas en los fectos del necio advierten al sabio, y de éste

ojos é hinchado el pecho de sollozos, escribí sin nunca toma algo aquel.

detenerme una poesía, que corre con el título de


El 2Jñr)ier pesar [Premier regret). Ella es la no- Dióle un descomedido un puntapié á Sócra-

ta, debilitada por veinte años de distancia, de tes, diciéndole: "Venga esa injuria." —"Bueno se-

un sentimiento que fué el primero que hizo ria, respondió, que porque un jumento me diera

palpitar mi corazón; pero en ella se conoce toda- una coz, yo le correspondiera con otra,"

vía la emoción de una fibra íntima, que ha sido


herida y que jamas se curará bien. Le preguntaron á Diógenes: ¿Qué tiempo se-
Las estrofas de esa poesía son como el bálsa- ria el mas á propósito para casarse? Respondió:

mo de una herida, el rocío de un corazón, el per- Cuando mozo es temprano, y cuando viejo, tarde.
fume de una voz sepulcral. En ellas no falta

mas que el nombre de Grraziella. ¡Yo lo baria Preguntado Mamerco cuál era el medio de
caber en un verso, si hubiera acá abajo un cristal conocer la fiel amistad, respondió: las adversi-

harto puro para encerrar esta lágrima, este re- dades.

cuerdo, ese nombre!


Veíase en lo antiguo en Eoma un suntuoso
sepulcro en que estaba grabada con letras do

¡Cuánto he llorado! como he querido


Así es oro esta inscripción: "Pasagero, suspende el pa-

expiar la dureza y la ingratitud de mi corazón so, y advierto el portentoso milagro que en-

de diez y nueve años! Jamas puedo recordar cierra esta pira: un marido y una muger que
estos versos, ni leer estas líneas, sin adorar esa no tienen discordias ni contiendas."
sin cesar me parece
fresca y pura imagen, que
percibir eu medio de las ondas trasparentes y
^""^-i^s^^tí

juiM MI mm.
m<^,^st{^^

o UA^l^iA JJjLi

Entre los personages mas distinguidos de la dos sus subditos, sin recursos, sin ejército, redu-
historia, pocos tay que lo sean tanto como la cido á tan triste situación, que por burla se le
ilustre jovenque libertó á su pais del yugo del da el nombre de Rey de Bourges, sin esperanza

estrangero, y á la que por tal motivo ha llamado de levantar su causa perdida, mira ya próesimo
Alejandro Dumas el Cristo de la Francia. La el instante en que la caida de las pocas plazas
realidad de su ecsistencia, la de los servicios im- que le quedan, acabará de consumar su ruina.
portantísimos que prestó, están fuera de toda Tan tristes así eran las circunstancias, cuando
duda: lo que parece incomprensible es la seguri- aparece de repente una heroína, que se dice ins-
dad profética con que hablaba ella de la misión pirada por Dios, que ofrece cosas portentosas é
que Dios le habia encomendado, y la realización indecibles, y que las realiza sin embargo. Esa
esactísima de todo lo que promete. En el siglo Juana de Arco era la pobre aldeana de Doure-
XIX, en esta época de duda, en que no es fácil my, era la Doncella, nombre que por escelencia
dar cabida á la creencia de semejante clase de le ha conservado la historia. Su vida, hasta en-
milagros, pocas personas son las que admitirían tonces, habia sido pastoril y sencilla: en lo suce-

por tales las hazañas de Juana de Arco. Se bus- sivo fué guerrera, heroica, y terminó con una
cará, pues, otra esplicacion de aquellos sucesos muerte que coronó las sienes de la ilustre virgen
asombrosos; pero ninguna será completamente con la corona del martirio.
satisfactoria. Juana nació la noche de la Epifanía del año
La historia de Juana es demasiado popular, de 1412; y como todo lo que tiene relación con
sobremanera conocida, para que nos detengamos su persona es misterioso, se cuenta que esa noche,
en su relato mas de lo regular: la limitaremos á como á las doce, una estrella se desprendió del
solo los puntos mas esenciales. cielo,y dejando á su tránsito una esplendorosa
El advenimiento de los Valois al trono de huella de luz, cayó sobre la casa de Jacobo, pa-
Francia, habia sido muy funesto para este pais. dre de la futura heroína. Otros prodigios acom-
Las pretensiones de los monarcas ingleses á la pañaron á ésta, marcando su nacimiento con di-

corona, de las que se les queria escluir, á virtud versas señales de predestinación.
de la famosa ley sálica, dieron lugar á guerras La primera visión que tuvo fué á los doce años,
sangrientas y dilatadas entre las dos naciones. el 17 de Agosto de 1424, dia de la batalla de
Hubo una época, lamas funesta que recuerdan Verneuil, una de las mas funestas de la época.
los anales de Francia, en que la causa de los Va- Continuaron después aquellas repitiéndose con
lois pereció desesperada. La locura de Carlos ñ-ecuencia: apareciéronsele diversas veces Santa
VII, las funestas divisiones intestinas de los gran- Catarina, Santa Margarita y el arcángel S. Mi-
des vasallos feudales, la conducta infame de Isa- guel, á decirla de parte de Dios que la habia desti-
bel de Baviera y otras causas, dieron por resul- nado para la salvación de la Francia, y á man-
tado que los ingleses penetrasen hasta el cora- darle que fuese á ver á Carlos VII para cum-
zón del reino, que Paris cayese en su poder, que plir con aquella sacrosanta y privilegiada misión.
se estableciesen sólidamente la dominación del Resistióse Juana por algún tiempo; pero al fin,
estrangero. Carlos VII, abandonado de casi to- llena de la fe mas sincera, emprendió la grande
324 JUANA DE ABCO.

obra que se le encomendaba. De quien primero Lleno el rey de alegría por el resultado de
quiso valerse para empezar á ejecutarla, fué del aquella tentativa, resolvió que la primera espedi-
capitán Roberto de Beaudricourt, uno de los po- cion en que se emplearla á Juana, seria la de li-

cos que defendian aun con las armas la causa de bertar á Orleans, ciudad que estaba entonces si-

su rey. Pero la incredulidad debia ser natural- tiada por los ingleses. Para ausiliarla, le mandó
mente uno de los principales obstáculos que en- un convoy, que se metió en ella sin dificultad, á
contrase la Doncella. Beaudricourt, engañado pesar de haberlo llevado por la ribera derecha
ya por otra muger, creyó habérselas con una del Loira, que estaba ocupada por los ingleses.
aventurera de la misma clase; y aunque en favor Juana entró en Orleans, donde su llegada bas-
de Juana obraba una antigua profecía, á que la tó para reanimar el valor de sus defensores. An-
daba asenso, sus esfuerzos con el capitán ha- tes de apelar á las armas, la Doncella se dirigió
brían sido inútiles, á no haberlo persuadido, ha- al rey de Inglaterra para que abandonase sus
ciéndole revelaciones de lo que acababa de pasar pretensiones sobre la corona de Francia; y des-
en una batalla; revelaciones cuya esactitud pron- pués de esta infructuosa tentativa, no vaciló ella,
to se conoció. Puso entonces á la joven al cui- joven tímida, y que jamas habia oido de cerca
dado de dos valientes caballeros: Juan de Nove- el estruendo de las armas, en combatir al frente

lompont y Bertrand de Ponlangy, y los tres to- de sus compatriotas, armada con una espada, que
maron el camino de Chisson, donde se encontra- la sacó de una capilla de la iglesia de Santa
ba el rey. Catarina de Tierbois, y del estandarte de guer-
La Doncella se empeñó en que el camino que ra que habia adoptado. Varios ataques se die-
se tomase fuese el mas corto, á pesar de que la ron entonces á los ingleses, en todos los cuales
mayor parte de él estaba en poder de los ene- Juana mostró un valor estraor diñarlo, saliendo
migos. Anduvo, pues, en unión de sus dos com- herida en uno de ellos; pero los triunfos de los
pañeros unas ciento cincuenta leguas, por entre sitiados, debidos á la heroína, como todos lo con-
los soldados ingleses y burguiñones, y llegó sin fesaron, alcanzaron el resultado que ésta se ha-
novedad al término de su viage. bia propuesto, y realizaron la primera parte de
Nuevas dificultades se presentaron para que lapromesa que habia hecho en nombre de Dios.
Carlos VII diese crédito á la estraña misión, pa- Los ingleses levantaron el sitio de Orleans, ha-
ra la que la joven se ereia predestinada. Pué ne- biéndole bastado nueve dias á su libertadora pa-
cesario que Juana, que jamas lo habia visto, lo ra esta obra de tanta importancia.
reconociese entre sus nobles, á pesar de ser otro Aunque Juana queria que en el acto se em-
quien se habia sentado en el trono; y aun esto prendiese la marcha sobre Rheims, para consa-
no bastó para acabar de convencerlo, pues no lo grar allí al rey, se decidió que primero se liber-
quedó completamente hasta que en una confe- tarían otras ciudades sobre el Loira, que esta-
rencia á solas le reveló tres peticiones que habia ban aun en poder de los ingleses. Se marchó
hecho el rey á Dios, y de las que nadie en el sobre la mas fuerte de todas, que era la de Jar-
mundo tenia conocimiento. A la fuerza de tales gean. Puesto el sitio, se emprendió el asalto

prodigios, era imposible resistir: desde entonces por consejo de la Doncella, á pesar de que la bre-

el rey creyó, y se dispuso á valerse, en beneficio cha estaba alta todavía: Juana fué la primera en
suyo y de su reino, del socorro inesperado que el peligro, y á ella se debió la toma de la plaza.
le deparaba la Providencia. No menos importante fué el triunfo que se
Pero fuéle aun preciso á la Doncella pasar por consiguió, venciendo á los ingleses en la batalla
otra prueba. Llcvúsela á Poitiers, donde resi- de Patay. Estas repetidas ventajas y las noti-
día el Parlamento, para que allí fuese ecsamina- cias de los prodigios de la enviada de Dios, que

da por los teólogos y doctores mas célebres de continuaba dando repetidas pruebas de adivina-
la época. Hícíéronse mil esfuerzos para hacer ción, cambiaron completamente el aspecto de los
caer h Juana en alguna contradicción, para ha- negocios públicos. Los franceses hablan reco-
llar en sus respuestas algún apoyo que pudiese brado la esperanza; veían acercarse un porvenir
servir para convencerla de falsedad ó de impos- lisonjero de gloria y de poder: ganaban las bata-
tura; pero la ignorante aldeana confundió á aque- llas, tomaban las plazas, entraban á otras sin re-

llos sabios maestros, y maravilló con sus pala- sistencia, volvían á ser los verdaderos señores
á cuantos la oyeron. del país. Los enemigos, por el contrario; des-
JUANA DE ARCO. 525

alentados hasta el estremo, veian marcliítarse los asaltos recibió una herida bastante grave, y
sus laureles,y que les arrebataba su conquista que por lo pronto aun se creyó mortal.
una heroína de veinte años. Los desastres de su ejército obligaron á Car-
Las instancias de Juana para que Carlos se los á levantar el sitio de Paris. Adoptó enton-
dirigiese á E-heims á efecto de hacer en aquella ces de nuevo el proyecto de ir reduciendo por
ciudad su consagración, lo decidieron por fin á fuerza las ciudades con que contaban aun los in-
acometer esta empresa, bien dificultosa por cier- gleses; y en la ejecución de este plan la Doncella
to, porque los paises que se tenían que atravesar, tomó por San Pedro-la-Montier, con-
asalto á
estaban llenos de enemigos. Sin embargo, era tándose ésta por una de las hazañas que mas fa-
tal la confianza que inspiraban ya los triunfos ma le han dado.
obtenidos, que no se dudó del buen écsito. Por fin, la hora de la desgracia, de esa desgra-
Carlos pasó por Auxern, ciudad adicta á los cia que ya le hablan pronosticado sus voces inte-
ingleses, y que pagó una contribución por tal de riores, llegó para la joven guerrera. El duque de
que el ejército siguiese adelante sin sitiarla; por Borgoña, al frente de un fuerte ejército, habia
San Florentino, que se sometió á su obediencia; puesto sitio á Compiegne, donde mandaba Grui-

por Troyes, donde habia una guarnición inglesa, llermo de Hauz. La Doncella, en cuanto tuvo esta
que fué derrotada en un encuentro, y á la que noticia, resolvió ir con el corto cuerpo de ejército
los habitantes obligaron á rendirse, vencidos por que mandaba, á ausiliar al gobernador, á quien
nuevos prodigios de Juana; por Chalons, que hizo dar el correspondiente aviso para que espe-
también volvió á la debida sumisión al rey; y por rase el refuerzo. Logró en efecto entrar en Com-
Sept-Saux, que hizo lo mismo en cuanto evacuó piegne, favorecida de la oscuridad; y al dia si-

la plaza, por temor, la guarnición enemiga, que guiente hizo una salida para atacar á los sitiado-
hubiera podido hacer resistencia. Así, conforme res. Al principio los desconcertó y los hizo re-
lo habia pronosticado la Doncella, se llegó con troceder; pero vueltos de nuevo á la carga, su es-
toda felicidad hasta las puertas de Rheims. cesivo número arrolló á los soldados de Juana.
Celebróse allí con toda pompa la consagración Esta sostuvo la retirada, haciendo huir siempre
del rey. Luego que la ceremonia hubo concluido, al enemigo á la vista de su estandarte; pero mien-
Juana se echó á sus pies, y le pidió que le per- tras lo perseguía, se alejó algo de la barrera por

mitiese retirarse de la corte y del ejército, una donde se entraba á la plaza, de la que se halló
vez que habia llenado su misión. En efecto, no cortada por el enemigo. Cargólos entonces para
habia ofrecido desde un principio mas que hacer abrirse paso, como lo consiguió: mas al llegar á
levantar el sitio de Orleans, y llevar á Carlos á encontró con que estaba cerrada; y
la barrera, se
Kheims para que fuese consagrado. Pero Carlos, á pesar de sus gritos, ninguno se presentó á
considerando cuánto necesitaba aun de los servi- abrirla. Aunque quiso retirarse entre el rio y
cios de la joven, y la gran falta que le harian su Compiegne, los sitiadores, al verse abandonados
persona y su reputación, no quiso acceder á su de los suyos, la atacaron por todas partes; y no
demanda. Cedió ella entonces á las instancias obstante sus prodigios de valor, la hicieron pri-
de su soberano; mas desde aquel punto la aban- sionera.

donaron la confianza y la seguridad de que antes De esa suerte, Q-uillermo de Hauz, goberna-
se habia sentido animada. dor de Compiegne, entregó á la ilustre heroína
Resuelta, sin embargo, á consagrar su vida á en manos de sus implacables enemigos.
la causa que habia salvado, dictó una carta para La Juana fué un suceso de grande
prisión de
el duque de Borgoña, recomendándole que hicie- importancia para los ingleses. Todos los enemi-
ra la paz con el rey de Francia, á quien acompa- gos de Francia se disputaron la presa. El vica-
ñó para la continuación
de la campaña. Después rio general de la fe la pidió para hacerla juzgar
de la rendición de algunas plazas, el ejército por la inquisición, tratándole de miserable he-
francés fué á poner sitio á la capital del reino. rey de Inglaterra quiso comprar
chicera, y el le
Juana, aunque sin la fe que la habia sostenido en la cantidad de diez mil libras, según un con-
en sus primeros combates, confirmó en los ata- venio que habia celebrado con el duque de Bor-
ques dados á Paris, la reputación que le habia goña; pero éste deseoso de salvar á la prisionera,
grangeado su valor cstraordinario. En uno de la hubiera entregado al rey de Francia, en caso
TOM. II. —XIV. 43
326 JUANA DE ARCO.

de que éste hubiese ofrecido un rescate igual ó cieron, constituyeron una defensa tan brillan-
superior. te en boca de una pobre aldeana que no sabia
Cuando la pobre joven quiso retirarse á su mas que el Ave María, que
JPadre Nuestro y la
pais, Carlos le prometió que si eaia en poder de no hubiera podido hacerla mejor el mas hábil abo-
BUS enemigos, venderla la mitad de sus reinos pa- gado.
ra rescatarla; y cuando llegó el caso de la prue-
La sentencia fué pronunciada; y no contentos
ba, ni ofreció rescate, ni envió siquiera un mensa-
aun con esto sus .verdugos, quisieron sujetarla al
gero. El ingrato monarca olvidaba en los bra-
tormento para que abjurase sti herejía. Por
-zos de Inés Sorel, que la mano de la aldeana de ,

fortuna para Juana, acababa de salir de una en-


Douremy era la que le habia puesto en la cabeza
fermedad que puso su vida en peligro; y el temor
la corona real.
de que sucumbiese, la libertó de aquel nuevo ac-
La ingratitud suele ser en efecto la recompen-
to de barbarie.
sa de los grandes servicios. Así lo probó Cris-
tóbal Colon, á quien debia Fernando el Católico Arrancáronla, sin embargo, con la mayor infa-

la adquisición de un nuevo mundo: así lo probó mia esa abjuración con que pretendían infamar- |
Hernán Cortes, que bizo á Carlos V tan podero- la, valiéndose de un miserable, llamado Loyse-

so, que "en sus dominios no se ponia el sol;" así leur, que se presentó á consolarla como ministro
lo probó Dupleix, cuyos servicios en la India fue- del Señor. Y luego, para llevarla á la muerte,

ron tan importantes, que si hubiesen sabido apro- se le acusó de desobediencia, porque habia vuel-
vecharse, no ejerciera hoy en ella la Inglaterra to á ponerse sus vestidos de hombre, á fin de de-
su omnímodo poder; así, en fin, lo han probado fenderse mejor de la brutalidad de tres de sus

tantos otros distinguidos personages, cuyas ha- carceleros. Sus pretendidos jueces la condena-

zañas se han olvidado en la hora de la adversidad. ron al suplicio del fuego.

La desgraciada Juana fué vendida al monarca El dia de la ejecución llegó. Un sacerdote


ingles, que dio por ella un rescate igual al de un oyó la confesión pura y sublime de la Doncella, y
rey ó príncipe real. Dispúsose al punto que se le administró el Sagrado Viático, después de lo

le formase causa, haciéndose que instruyese el cual se la llevó para el cadalso. Los guardias
proceso el obispo de Beauvais, Pedro Canchón, se apoderaron de ella, le pusieron en lá cabeza
por haber sido en su diócesis donde la Donce- una mitra, en que estaban escritas estas palabras:

lla cayó prisionera. Herética, Relajada, Apóstata é Idólatra, y le ar-

El temor de la suerte que le esperaba llenó á rastraron á la hoguera. El verdugo le ató al

ésta de terror: la guerrera habia desaparecido, poste que quedaba en el centro, y prendió fuego

solo quedaba la muger. Prefiriendo la muerte á á los cuatro costados, formados de resina y otras
caer en manos de los ingleses, pensó suicidarse; y materias combustibles. La llama se estendió rá-
aunque sus voces se lo prohibieron espresamente, pidamente: el espeso humo que levantaba, formó
se arrojó desde el tercer piso de la torre en que una cortina entre la mártir y los espectadores;
estaba encerrada, con la intención de matarse, ó pero mientras se la pudo distinguir, se la vio con

de escapar con la huida del peligro que tanto le los ojos alzados al cielo, y se oyó su voz que im-
aterrorizaba. Cuando hubiera debido despeda- ploraba el ausilio de Dios. Después se escuchó
zarse, no se hizo mal alguno: la patrulla de no- un horrible grito de agonía, al que sucedió el si-

che la encontró desmayada; pero sin lesión. lencio de la muerte.

Este suceso precipitó su pérdida, pues por no Yarios prodigios señalaron este fatal aconteci-
perder el rescato de su persona, se apresuró el miento: uno fué que el corazón de Juana quedó
señor de Luxemburgo (á quien pertenecía) á entero, intacto y lleno de sangre, á pesar de que el
consumar el contrato. El obispo de Beauvais verdugo le habia untado en el pecho aceite, azufre

se ocupó con lamayor actividad de reunií* el tri- y carbón: el otro, mas sorprendente todavía, fué el
bunal que debia juzgarla. Fué llevada á Roma, de un ingles, que por odio á la Doncella, le habia
y encerrada en una jaula de hierro, donde se le ultrajado y maldecido en su prisión, y que quiso
tenia cargada de cadenas, y espuesta como una llevar un leño á
hoguera en que se le quemó!
la

fiera á toda clase de ultrajes. Ese implacable nemigo declaró, que en el mo-
El proceso comenzó. Las respuestas de la mento en que Juana habia dicho: "¡Jesús!" ha-
ilustre guerrera á loa interrogatorios que le hi- bia visto salir una paloma del fuego y remontar-
JUANA DE ARCO. 527

y que tenia la certeza de que aquella


se al cielo, han formado varias y supuesto que la
hipótesis;
paloma era el alma de la mártir. de que la joven era una hechicera, no puede te-
El corazón fué entregado al cardenal de In- ner absolutamente cabida, quedan aquellas re-
glaterra; y las cenizas del cuerpo, mezcladas á ducidas á solo dos, de las que vamos á hablar.
las de la hoguera, arrojadas al viento. La primera consiste en considerar á la Don-
El dia de la ejecución, uno de los mas tristes cella como una muger tan ambiciosa como dies-
y solemnes de la historia de Francia, fué el 30 tra, tan ilustrada como valerosa, que quiso ele-

de Mayo de 1431. varse á una grande altura; y para realizar sus


La memoria de la Doncella lia sido tan reve- planes, se fingió inspirada por Dios y destinada
renciada como era debido, sin que se haya atre- para la salvación de su pais. La segunda estri-
vido á insultarla, haciendo á aquel ángel de ino- ba en tener á Juana por una joven ignorante,
cencia el principal personage de una novela de ilusa, fanática, aunque desinteresada y virtuosa,

prostitución, mas que un hombre célebre, Voltai- de quien una política hábil se valió para reme-
re, á quien Carlos Nadin ha calificado con tanta diar las desgracias públicas, representándola co-
esactitud, llamándolo el honor de su nación por mo enviada por la Providencia, y animada del
su genio, y su oprobio por el uso que frecuente- espíritu profetice, para alentar á los franceses y
mente hizo de él. atemorizar á sus enemigos.
Como indicamos al principio, el siglo en que Como quiera que sea, nosotros no trataremos
vivimos está tan dado á la incredulidad, que no de combatir la duda ni la incredulidad; respeta-
se admite la creencia de que Juana fuese verda- remos ese misterio, cuyo velo no puede ya levan-
deramente un instrumento enviado por Dios, á tar la mano de la historia, y nos contentaremos
pesar de que solo reconociendo su misión divi- con pedir á nuestros lectores el respeto y vene-
na,puede comprenderse y espliearse su historia. ración que todo corazón generoso concede á la
Pero como desechada aquella idea, era indispen- heroína de la FRANCIA.
sable buscar otras soluciones de la dificultad, se

—->JO<Jl|^^

LEYENDA MEXICANA.— 1811.

mi Qjíieiíx^o anvittO jiu,aiv ^Jbivtonio Vileíicou.

Un joven guerrero estaba.


LA DESPEDIDA. Lleva en el siniestro lado
En un pueblo de Jalisco La y temible espada
fiera
Que nobles títulos guarda, De acero pulido y terso
Y cuyo nombre pregona Y fábrica toledana.
Por todas partes la fama, A la copa del sombrero
Cave una ventana ogiva Sobresale aguda lanza,
De triste y modesta casa, Y en el arzón de la silla

Sobre un caballo animoso Un par de pistolas carga.


.

328 EL INSUHaENTE.

La rienda contiene al bruto, A Dios y á la Libertad.

Que impaciente se prepara El tirano que en el trono


A partir con su señor Inciensa vil cortesano,
Las glorias de la batalla. Sentirá el terrible encono
En los ojos del guerrero De un corazón mexicano.
Se ve brillando la llama,

— ¿Y si mueres? ....
Que alienta su pecbo altivo
' Norabuena,
De valor y de esperanza. Habrá mil que me reemplacen,
La vista fija un momento Y que esa horrible cadena
En la gótica ventana, Que nos lig'a despedacen.

Y acercándose impaciente, El valor y la esperanza


Da por seña una palmada. Inflaman mi pecho ardiente:

La antigua puerta rechina, Del combate y la venganza


Y asoma una joven dama, Espero la hora impaciente.
Tan bella como la luna Y á tus brazos, vida mia,
Entre celages de plata. Volverá tu tierno amante,
Deja entonces el caballo Rebosando de alegría
Y á la joven se adelanta, Su corazón palpitante.

Y tomándole una mano A tus pies pondré mi gloria,

Con sonora voz esclama: Y escribiré con mi acero


Tu bello nombre en la historia
fOb mi bella, mi María: De tu valiente guerrero ....
La pasión que me sofoca — ¡Mi nombre con sangre escrito

Deja imprima, vida mia. De mi padre idolatrado!

Mi boca sobre tu boca! Mil veces antes maldito


Sientan tus labios ardientes Y para siempre olvidado.
El fuego que abrasa mi alma; Mi padre sigue el pendón
Si tú, señora, lo sientes De los reyes de Castilla,
Vendrá á mi pecho la calma, Que nunca en su corazón
A la guerra presuroso Cupo desleal mancilla.
Voy en busca de la gloria: El rey es Dios en la tierra;
El beso mas amoroso Quien le ofende, á Dios ofende.
Quiero dejarte en memoria. Olvida, Alberto, esa guerra
Allí pretendoun laurel, Que un pueblo loco pretende.

Que arrancaré con mi espada, í^María! ¡cuánto te engaña


Para ceñirte con él La ciega preocupación!

Esa frente delicada. ¿Quién supo con sutil maña


De mi lanza, mi querida, Inducir tu corazón,
La flotante banderola Que el error engendró en él? ...
Verás á tus pies teñida ¡Ese error que tantos años
En negra sangre española. Nos esclavizó cruel
—Alberto, detente: Alberto, Cou tan pérfidos engaños!
Depon esa fiera saña: Mas ¡ay! se acerca el momento
Mas quisiera verte muerto De volver del vil letargo,
Que traidor al rey de España. Y el pueblo dará violento
— ¡Yo traidor! ¿á quién? al rey; Al déspota ejemplo amargo.
Y dime, ¿con qué derecho La nación de ánimo llena

Pretende imponer la ley Se agita toda: en pedazos

TJn vil tirano á mi pecho? Salta la férrea cadena

Mi fronte solo se humilla Que ató tres siglos sus brazo»;

A tu angélica beldad: Y al silbido de las balas

Solo doblo mi rodilla Y al estruendo del cañón,


.

EL INSÜÉGÉiSrTK 359

Tiende el águila sus alas ¡Muera España! le responden,


En el campo del león. ¡Muera España! ¡Yiva México!
Tú me amas, bella: ¿verdad,
Yírgen de la patria mia? .... IL
Y yo amo la Libertad EL COMBATE,
Como te amo á tí, María. No muy lejos de aquel pueblo
Por tu nombre, hermosa, juro, Donde pasó tal escena.
De mi patria por el sol. Hay entre otras tan floridas
Que mi pecho será un muro Una ancha y verde pradera,
Siempre al poder español. En que nacen sin cultivo
Mil florecillas diversas.

Esto dijo el insurgente, Que viven sin que ninguno


Cuando suena por señal G-oce su aroma y belleza;
En la montaña de en frente Donde corren á su grado
Bélico clarin marcial. Muchas fuentes que la riegan,
El corcel tasca la brida Sin que el hombre las demarque
Hiriendo altivo la tierra. El curso que seguir deban.
Dice Alberto: —Adiós, mi vida! Alegres y juguetonas
Gruerra á los tiranos, guerra! Derraman su linfa tersa
Y poniendo el labio ardiente Por donde mejor les place

En el rostro de María, Sin que nadie las contenga.

Le besa la hermosa frente Dando pasto al paj arillo,


Que rojo el pudor teñía, Que en sus aguas se refresca,
— Alberto, adiós: tuya soy. Y que en ínil amables trinos
Así me dejas. ... te vas. . . La hermosa estación celebra
—La patria me llama y voy, Y la dulce libertad
¿Pero olvidarte? .... ¡jamas! Que le dio naturaleza,
A cien pasos de aquel punto
Camino de la montaña Un bosque hojoso se eleva,
Sobre su firme trotero Donde mil gigantes pinos
Se ve un momento después Entre naranjos, moreras,
Yolar al joven intrépido. Y otros árboles distintos.
Allá lo aguardan valientes Llevan sus copas soberbias
Denodados compañeros, Hasta las nubes que el cielo
En cuyos pechos de bronce Con paso lento atraviesan.
Late un corazón de fuego.
Cuando llega, lo reciben Era una hermosa mañana
Con mil muestras de contento, Del mes de la primavera:
Saludándolo por gefe. El sol entre albos vapores
Por amigo y compañero. Parece que se despierta,
Entre todos se mira uno Y dejando el blanco lecho
Que mas que los otros, tierno Va á comenzar su carrera.
Lo abraza alegre, y lo estrecha Cuando en lo interno del bosque
Entre sus brazos de hierro. Se oye el son de una trompeta.
—Alberto, mi capitán .... Muchos ecos que hasta entonces
—Por me
Dios, Pedro.sofocas, Ningún hombre conociera.
— ¿Vio usted á buena moza? la Atronaron con sus voces
— Sí, la vi: cállate, necio. La pacífica floresta.

Camaradas, al combate: Los pájaros asorados


"
Que todo esté listo y presto; Volaron á muchas leguas,
Se aprocsima un escuadrón Y hasta las fuentes callaron
De mercenarios iberos. Su murmullante cadencia.
,

330 EL INSURaENTE.

Pocos minutos despvies, Para sorprender mejor,


Del bosque á salir empiezan Y cansar la resistencia
Cien ginetes bien armados De los bravos chinacates
De los pies á la cabeza, Que no sospechan,
la traición

Que al mando del bravo Alberto Y siendo en número igual


Se forman en la pradera. Siempre vencedores fueran.
Uno de ellos en su lanza
Lleva en la patriota enseña Aun resisten los valientes

De una imagen de la Virgen Que Alberto capitanea:

De Gruadalupe, este lema, Aun se mira entre la turba

Con letras rojas escrito


Flotar su airosa bandera, .

Entre dos águilas negras: Si bien hecha mil pedazos

" Qm mueran los gachuiñnus^ Y teñida en sangre negra;

O los chinacates oniteran.^^ Aun se oye la voz robusta

De repente otros cien hombres Del gefe que á la pelea


Asoman por parte opuesta A sus compañeros llama
Y apenas se ven, furiosos Y con mas vigor se empeña.

En el combate se empeñan, Crece el tumulto; las voces

Gritando unos; "¡Viva Hidalgo!" Ya se perciben apenas,

Los otros, "¡Viva Calleja!" Ya se pierden en un grito


Que el vecino monte atruena.
Envueltos en una nube
Que forma la polvareda, Mas ¡ay! pobres insurgentes!
Nada puede distinguirse Es vana su resistencia:
De la reñida contienda, Si ellos tienen el valor,

Porque pelean sin orden Los otros tienen la fuerza.

Mas iracundos que fieras: Ya se nota que los pocos

Solo se escuchan los golpes Que van quedando, flaquean

Y gritos de: "Viva ó muera;" A la multitud cobarde


Solo se percibe el brillo De enemigos que los cerca.

De aceros que centellean El grito de "Viva Hidalgo"


Que se agitan
y se pierden, A debilitarse empieza.

Entre aquella mole espesa Ya no se oye, todos gritan:

De gentes y de caballos. "Victoria," "Viva Calleja"


Que se separan, se acercan,
IIL
Y se chocan, y se oprimen,
Eli PRISIONERO.
Y se apartan y se estrechan.
El sol tocaba al ocaso.
Pero nuevos combatientes Cuando camino del pueblo
Se mira luego que llegan: Desciende una comitiva.
Su número formidable Que conduce prisioneros
A los dos bandos supera. Al capitán insurgente,
Que se encuentran empeñados Y otro tan leal guerrero
En la batalla sangrienta. Que no quiso abandonarlo
Apenas llegan, rabiosos Cuando supo estaba preso.
Toman parte en la pelea, Cuarenta hombres los custodian,
Y con el sable en la mano Porque menos tienen miedo,
Hacen la lucha mas cruenta. Que el capitán es valiente
¿De cuál partido serán? Y lleva íx su lado á Pedro.
Gritaban: "Viva Calleja." Atadas tienen las manos
Eran tropas cmboscada.s Por detras los prisioneros
Que traidoras se escondieran Con tan fuertes ligaduras
. . .

EL IÑSUEGENTE. 331

Que penetran hasta el hueso. El sendero en que caminas.


Montados van en dos machos, ¡Oh! y tal vez ¡pobre María!
La vista fija en el suelo; Asomada en tu ventana.
Cubierto de polvo el rostro, Presenciarás mi agonía
Lleno de heridas el cuerpo. En el cadalso mañana. . .

Después de pasada una hora — Mi capitán, es terrible


Del mas profundo silencio, Semejante pensamiento. . .

Con la voz mas amistosa —Para será ella insufrible


Dice el capitán á Pedro: Tan horroroso tormento.
—Bravo, amigo, te portaste — Pero me viene una idea:
Como valiente y guerrero; El capitán enemigo
Mas ¿por qué no te salvaste? Es su padre, y cuando vea
— ¿Estando usted prisionero? El llanto de su hija .

—Pero no ves que vida tu — Amigo,


Tanto á la patria le cuesta. Dice un soldado, ya basta
— Siendo de usted perdida,
la De tanta conversación.
Nada, capitán, vale ésta. —Maldita sea tu casta.
Mal nos trata nuestra suerte Dijo Pedro. ¡Maldición!
Este desgraciado dia. ...
El soldado enfurecido
Por mí no temo la muerte;
Su lanza clava en el pecho
Pero la pobre María
Del infeliz insurgente,
Cuando sepa que su amante
Que en quedó mu.erto.
el acto
Está preso si quizá
Las facciones de su amigo
Me va á ver agonizante
De furor se contrajeron,
En el cadalso ¿qué hará?
Y una lágrima en su rostro
¡Pobre nina! ya su pecho
Se vio correr en silencio.
La desgracia presentía
La soldadesca celebra
Cuando en inquietud deshecho
La acción de su compañero
Adiós, adiós, me decia.
Con mil dichos insultantes
¡Oh, pobre niña! yo fui
Quien labró tu desventura,
Y mil sarcasmos groseros.

Yo quien los lazos tendí Ya se divisa de cerca


A tu alma sencilla y pura. El caserío del pueblo:
¡María! ¿por qué me amaste?. . En las puertas y azoteas
¿Por qué de mi amor no huiste? Se agrupa un concurso inmenso,
¿Por qué mi voz escuchaste Ansioso de ver la entrada
Y á su acento respondiste? Del valiente prisionero.
¿No sabias, inocente. Que agobiado de tristeza

Que era yo un hombre precito; Lleva la barba en el pecho.

No viste impreso en mi frente Los ojos bajos y el alma


Con letras negras: "Maldito?" Presa de horrible tormento.
Las rosas cambié en abrojos, Así atraviesan las calles
En sangre teñí los lagos; En imponente silencio.
Sí, los miraron mis ojos. Que interrumpen las mugeres
Sí, las dio mi mano halagos. De la multitud diciendo:
Como ese árbol, cuya sombra ¡Qué lástima de muchacho.
Cuando cobija envenena, Tan lindo mozo! — Me alegro.
Así cuanto el labio nombra. Dice una vieja — duda
sin
Llenó de amargura y pena. Que este es hereje, porque esos
Tu porvenir he sembrado Que pelean contra el rey,
De punzadoras espinas; Son judíos y hechiceros.
De sangre, niña, he manchado Como dice el señor cura
332 EL INSURGENTE.

Que lo dice el Evangelio. De gozar el atractivo

— Qué hereje lia de sev, señora. Que el espectáculo triste


Si es aquel mocito Alberto . . . , ! De aquel bárbaro castigo,
Un grito se oyó terrible Siempre á los ojos sangrientos

En este mismo momento Del pueblo bajo ha tenido.


Salir por una ventana, - En el centro de la plaza
A cuya frente á ese tiempo
Por todo preparativo
Pasaba la comitiva
Se mira un enorme tronco,
Con el joven prisionero.
Y un hombre de aspecto altivo,
Cuando llegan á la cárcel, En cuyo esterior terrible,

Encierran al pobre Alberto Y mirar fiero y sombrío


En un calabozo oscuro; Se conoce desde luego
Le ponen grillos de bierro, Que es el de matar su oficio.

Y se destinan diez hombres Los brazos tiene cruzados

Que guarden seguro al reo. Sobre su pecho fornido,


Y la cabeza inclinada
Ya era de noche. El concurso Le da cierto aire maligno,
Poco á poco se ha disuelto: Semejante al de la hiena
En un grupo de mugeres Cuando su presa ha olido.
Aun se habla del prisionero. Una hacha puesta en el tronco
— ¡Pobre María! dice una,
Que el hombre ve de hito en hito
Si loque dicen es cierto.
Con una espresion mezclada
— ¿Pues que dicen? le preguntan.
De fiereza y de cariño,
— Que su novio era ese Alberto,
Es el único instrumento
Y que al pasar por su casa, Que requiere su ejex'cicio.
Dio la pobre un y luego
grito,
El pueblo lo mira todo
Se desmayó. — Quién le manda! Tan sereno y tan tranquilo.
La culpa se tiene de eso, Cual si solo se tratara
Enamorarse de un brujo De fiestas y regocijos.
— Cómo brujo? — Sí, hechicero. Cada uno quiere acercarse
Pues todos los insurgentes Por ver mejor el suplicio,
Tienen un pié en el infierno. Y se empujan unos á otros.
— Pobre muchacha! Y su padre? Se revuelven con ahinco.
— Su padre no entiende de eso: Agitándose en mil olas
Ya mañana muy temprano Gomo un mar enfurecido.
Se arreglará con su yerno. Los contiene con sus lanzas
— Si no es que esta misma noche Una cuadrilla de esbirros,
Se va por un agujero, Que se halla formada en cuadro
O el diablo para salvarlo
Al derredor del patíbulo.
Lo transforma en un murciélago.
—Yo ya comadre:
le digo,
Un murmullo de impaciencia
Se escucha en varios corrillos.
Desde aurora me
la vengo.
—Yo también, hasta mañana. Que se ven formados fuera

— mañana nos veremos.


Sí,
Del numeroso gentío.

IV.
— ¡Ah! comadre, qué anísia tengo:

Le digo que ni he dormido.


EL SUPLICIO. Pensando toda la noche
Apenas brilla la aurora Venir á ver el castigo.

Entre árboles matutinos. Me da lastima el mucLacljo,


Cuando se observa en el pueblo A pesar de que ya be dicho
Un numeroso gentío. Es hereje, y con mis manos
Que espera la hora impaciento Quemara yo esos judíos.
. .

EL INSURGENTE. 333

Pero este Alberto tan jóveu Conseguirá por su influjo

Y luego bien parecido, Otorgue el pueblo la gracia


Y aiiaante de la muebaclia De ese joven: por desgracia

Mas garrida que yo he visto, Lo creen hereje y brujo.


Da compasión, ¿es verdad? Pero espera, no desmayes:
Tal vez los malos amigos, Tu ardiente oración prosigue,
El diablo que lo tentó Que el llorar nada consigue
Con sus halagos malditos, Ni se hace nada con ayes.
Y estos jóvenes del dia
La joven arrodillada
Que la dan por atrevidos:
Todos la echan de insurgentes,
A los pies del Crucifijo
Siguió su triste plegaria
Hablan que da regocijo
Con el semblante afligido
De libertad, y que el rey
De lágrimas inundado;
Es como cualquier vecino.
Y el anciano pensativo
En otro corrillo se habla Salió de aquel aposento,
De que los guardas han visto Al anunciarle un esbirro
Sobre la prisión de Alberto Lo esperaba el señor cura
Esa noche un fuego lívido En otro cuarto contiguo.
De resplandor misterioso,
Y que oyeron el graznido — Señor Don Juan, dice el cura,

De un enorme tecolote^ Todo está ya preparado:


Que al parecer era el mismo El pueblo desesperado
Satanás, que vino á ver Con impaciencia murmura;
A su joven protejido. Se aguarda para el suplicio
Vuestra orden. Con labio tardo —
Mientras tanto que esto pasa Dice Don Juan: Y yo aguardo
En el lugar del patíbulo, Que vos me hagáis un servicio.
En una casa del pueblo,
De aspecto triste y sombrío,
— Caballero, cuanto ecsija
Vuestra bondad de mi parte . . o

Se ve una muger que llora •


— Los cumplimientos aparte,
Delante de un Crucifijo, Quiero que salvéis á mi hija.
Y un anciano alto y robusto —María? . . . , con mucho gusto.
En ademan pensativo, Luego que se entierro el muerto,
Que fijos tiene en la joven
Yo vendré . ¿tiene algún susto?
Sus ojos humedecidos. — Lo que que ama á Alberto.
tiene es
Ya se escuchan las campanas — jLo ama! Dios omnipontente,
Que con lúgubre sonido ¿Y cómo puedo salvarla?
Anuncian se acerca la hora — Conseguiréis libertarla
Del espantoso suplicio. Libertando insurgente. al
El anciano palidece — ¿Yo á un enemigo
librar
De terror sobrecogido: Del rey? .... pero no lo entiendo. . .

La triste joven lo mira, ¿Sabéis lo que estáis diciendo? ....


Dando un profundo suspiro.
— Sí, sé muy bien lo que digo.

— ¿Oyes, padre?. ... Ya se llega


.

— ¿Sabéis que si otros oyeran

El momento:
fatal triste
Eso que habéis pronunciado.
Ten piedad de mi tormento, En vez de un ajusticiado
O tu hija al verdugo entrega. Dos ajusticiados fueran?
— Aguarda aun, criatura. — Nunca fué traidor mi pecho
No acrecientes tu dolor: Al monarca ni á la ley;
Ten esperanza y valor. Pero en caso tan estrecho
Que tal vez el señor cura Mas amo á mi hija que al rey.

TOM, II. — XV.


..

334 EL INSURGENTE.

En ella tengo un recuerdo; A Don Juan, ganando el ánimo


La memoria de su madre: Del impaciente gentío,
Con ella todo lo pierdo .... Que ansioso de sangre pide

¡Tened compasión de un padre! Se le conduzca al suplicio,

En cien combates probada Y que junto con Alberto


Tengo mi leal nobleza: Se le dé el digno castigo. (*)
Por el rey mi vida es nada
Por él daré mi cabeza. El pobre Don Juan estaba
Pero mi hija es mi ventura, Cada vez mas afligido,
Mi bija es aun mas que mi vida, Contemplando á su triste hija
Es mas que el rey, mas querida Con ojos enternecidos.
Que el propio bonoi*, señor cura, Que aun continuaba llorando
Nunca abandoné cobarde A los pies del Cruciñjo,
Las banderas de Castilla; Cuando se escuchan á fuera
Pero mi bija ¡pobrecilla! El tropel y grandes gritos
Si puedo salvarla .... Del pueblo, que pide mueran
— Es tarde. Don Juan y Alberto reunidos»
—Yos, padre, por vuestro influjo
Podéis con discreta maña, Presuroso a la ventana
Decir al pueblo se engaña Se acerca Don Juan seguido
En juzgar á Alberto brujo. De la inocente María,
Hacedlo por compasión: Que casi perdido el juicio
Yed que con él mi bija espira; Ni escucha las amenazas
Decidle cualquier mentira; De aquel pueblo enfurecido.
Que miráis una visión,
Que os habla una voz del cielo, A ese tiempo se dirige
Y os encarga lo salvéis A la plaza del suplicio
Pero calláis? .... pero reís? ...... Una tropa, que conduce
Tenéis el alma de hielo. A Alberto para el patíbulo.
Pedid siquiera se aguarde Al pasar por la ventana
Un dia y ya veremos Donde María ha salido,
Si así salvarle podemos, Lo ve la joven, y cae
X a mi hija con él. . . Desmayada dando un grito.
— Es tarde.

Don Juan, la pasión os ciega; Aquella voz hirió el pecho


Tenéis alma muy sensible: De Alberto, que estremecido
Dadme la orden, la hora llega. Yolvió el rostro hacia la parte
— Salvad á mi hija. . . Donde salió. . .
. — "Yamos, hijo,
— Imposible! Dijo el cura que á su lado
— Oh! yo mando: que Alberto
lo Le señalaba el camino:
Quede ¿entendéis
libre, vos? Levantad lejos del mundo
—Pues en vez de un muerto
señor, Yuestro pensamiento; fijo
Tendremos entonces dos. Tenedlo en Dios, en el cielo.
— Señor responsable
cura, Que veréis luego, ahora mismo."
De mi indignación no salgo; — María! responde Alberto,
Sois un monstruo abominable: Cual si no lo hubiera oido.
¡Insurrección! ¡Yiva Ilidalgo!

El cura precipitado (*) Nadie ignora la parte (p£. el clero mexi-


cano tomó desde un 'jjrincipio en La gloriosa guer-
Se encamina hacia el patíbulo, ra de independencia; pero taviLien es sabido que
Y acusa como rebelde no fallaron entre él defensores acérrimos del go-
Ante el pueblo allí reunido. bierno español.
EL INSURaENTE. 335

V.
De aguerridos chinacates,
Ha llegado presurosa
LA HORA. A libertar á su gefe.
Impuestos de la derrota
Se escucha un murmullo sordo,
Que sufrieron los valientes
Las tristes campanas doblan; Que mandó con tanta gloria,
Alberto llega al suplicio, Decididos á salvarlo
La gente al redor se agolpa; De la muerte á toda costa.

El verdugo toma el hacha, ¡Viva Alberto! repitieron,

La manga en el brazo dobla,


Y con ansie-dad furiosa
Arremeten á la turba
Y hace seña á los esbirros Que á torrentes se desborda,
Que á la víctima dispongan. Dejando la plaza libre
Con una cuerda le amarran, A la banda triunfadora.
Le desnudan de sus ropas, Que proclama á grandes gritos:
"¡Independencia! ¡Victoria!"
Sin que él haga resistencia.
Alberto, luego que oyera
Sin que parezca lo nota. Aquella voz salvadora.
Lo aproesiman junto al tronco, Se levanta, hace un esfuerzo,
Y le mandan que se ponga Y saltan las cuerdas rotas

Tendido en tierra: obedece,


Que ataban sus manos. Vuelve,
Y la hacha asesina toma.
Y luego el cuello coloca
Que el verdugo sorprendido
Sobre el tronco, donde fieros Sin resistir le abandona:
Bruscamente le acomodan. La levanta con violencia,
En semejante actitud Triunfante, amenazadora,

Su cabellera lustrosa
Y al verdugo la cabeza
De un solo golpe le troncha.
Caia, barriendo el suelo.
En mil sortijadas ondas. Aquella cabeza horrible
Entonces, en las pestañas Dio una mirada espantosa;
Sus labios se contrajeron
Del pobre insurgente, asoma
Una lágrima brillante . — Por una convulsión bronca,
Y una saliva sangrienta
jPero una lágrima sola! Vino á asomar á su boca.

A alguna distancia luego Otra víctima buscaba


Un grupo de hombres se nota. Alberto encendido en cólera,
Que va arrastrando al cadalso Cuando una joven se acerca
Con furor otra persona: Y entre sus brazos se arroja.
Es la inocente María
Era Don Juan; su pobre hija Que después de tal congoja,
Le seguia como loca. Apenas resiste el júbilo
Bando inútiles clamores. En que su pecho rebosa,
Pidiendo a Dios la socorra, Temiendo falaz engaño:
Sueño que su mente forja
La ventura inesplicable
A este tiempo del reíos Que su alma sencilla goza,
Una campana sonora Cuando Alberto arrebatado
Daba las doce ... El gentío
. Un beso imprime en su boca,
Con mas violencia se agolpa Buscando en sus tiernos ojos
Al patíbulo, gritando
Una mirada ardorosa.

En mil voces: —"¡La hora! ¡la hora!"


En la torre de la iglesia
El cura junto al verdugo Una bandera tremola;
El Credo en voz alta entona, Tiene pintada la Virgen
Que el populacho repite De Gruadalupe, patrona
De los bravos insurgentes,
Con voz sonora y devota.
Y escrito con letras rojas
Entre dos águilas negras:
¡Yiva México! se escucha
"Independencia. — Victoria."

Al mismo instante .... una tropa Zacatecas, 1849. —M. A. Be jarano.


"==í)Q):DaXi)GPGPOX5^3=-

ne faut, pour étre sage, qii'un coeur pur;


II
et,pour étre heureux, qu'une simple eabane.
Basta un corazón puro para ser sabio, y una
cabana para ser dichoso.
Bernardino de Saint-Pierke.

Ko lejos de Chatenay, donde estuvo la cuna a torrentes la sangre mas inocente: se habia en-
de Yoltaire, y en las inmediaciones de Scaux, contrado en el campo de batalla, habia esperi-
donde se encuentra el sepulcro de Florian, se ele- mentado la horrible miseria de la emigración,
Taba entre colinas y bosques una pequeña y habia alcanzado grandes triunfos literarios, ha-
maltratada quinta, que debia ser el albergue y la bia conocido á los hombres mas distinguidos de
delicia de un sabio viagero, ilustre literato y la época, y hablado con Washington y con Bona-
profundo político, cuyo nombre, como los de parte; se habia presentado ante el Sumo Pontí-
aquellos, estaba destinado á pasar á las futuras fice como secretario de embajada, habia devuel-
generaciones. Este hombre era M. de Chateau- to al primer cónsul un título de ministro diplo-
briand. mático, echándole así en cara la mancha mas
Nacido en Comburgo, en cuyos bosques y ma- indeleble que cayera sobre el hombre mas gran-
torrales pasó sus px'imeros años, amaba el cam- de de tiempos modernos; y por último, habia
los
po y la soledad. Sus recuerdos de las solita- ejercido ya su influencia religiosa, se observaba
rias selvas de la América, de las fértiles campi- su influencia literaria, y se entreveía su influen-
ñas de la Italia, de las nevadas montañas de la cia política, cuando al volver de la Tierra San-
Suiza y de las colinas y valles de la Judea, lo ta en 1807, compró con el producto de sus vigi-
impulsaban también á concentrarse en sí mismo lias, un pequeño asilo en las inmediaciones de
y retirarse á un asilo análogo á su imaginación, Aulnay.
para dar á luz á los hijos de sus ensueños. Co- Era el Valle de los Lobos "una casa de jardi-

mo Bernardino de Saint-Pierre, prefería el cam- nero, medio escondida entre colinas cubiertas de
po á la ciudad, una casa situada en el pueblo y bosques. El terreno desigual y arenoso que de-
en ésta un bosquecillo apartado, á i\n adornado pendía de esta casa, no era mas que una huerta
salón. Bajo sus ventanas crecían, junto a los abandonada, al fin de la cual se eucontraba una
arboles de su país, las plantas cstrangeras; y des- barranca y un soto de castañas." (1) El nuevo

pués de los felices días de su primera infancia, dueño encerró en aquel pequeño espacio un in-
los que pasó menos atormentados fueron los que menso porvenir; embelleció sus muros con un
vivió en este dulce retiro. pórtico sostenido por dos columnas de mármol
una parte de la vida de
Ilabia trascurrido negro, y dos cariátides de mármol blanco. "Los
Chateaubriand: mas de una vez el mar lo había árboles que he plantado en este suelo, decia él

tenido entre sus ola.s, l)ab¡a pisado ya la tierra


mismo (2), van prosperando; pero son todavía
del Nuevo-Mundo, habla contemplado las tor- (i) Mémoires I)^ mitre- Tombc, iom. I.

mentas do la revolución francesa, y visto correr (2) Idcni Ídem idcm.


o

a-)
EL VALLE DE LOS LOBOS. 337

tan pequeños, que los cubro con mi sombra cuan- recuerdo del peregrino, del filósofo y del minis-
do me paseo delante de ellos. Algún día me volve- tro, jamas se borrará; menos se borrarán aun las
rán esa sombra, y protejerán mis cansados años, glorias del autor de Átala, del Grenio del Cris-
como yo he protejido su juventud tianismo, de los Mártires y de otras tantas pá-
Si alguna vez los Borbones vuelven á subir al ginas encantadoras, bellos presentes hechos á la
trono, yo no les pediré en recompensa de mi fi- humanidad.
delidad, sino que me den lo suficiente para reu- Chateaubriand, literato como Voltaire, políti-

nir á mi beredad la linea de bosques que la ro- co como Montesquieu, y cristiano como Saint-
dean .... Desde que vivo en este retiro, creo no- Pierre, vivirá siempre; su nombre figurará en
haber salido tres meses fuera de su recinto. Si los fastos de la historia, y el Valle de los Lobos
mis pinos, mis abetos, mis cedros y mis cipreses, encerrará un eterno recuerdo.
cumplen lo que prometen, el Valle de los Lobos Viagero: cuando recorras la patria de San
llegará á seruna verdadera Cartuja." Luis, de Bossuet, de Fenelon y de tantos otros
En aquel lugar que reemplazó M. de Chateau- hombres ilustres, ve al Valle de los Lobos, y de-
briand los campos paternales, pasó diez años de posita una flor, un suspiro, en el lugar donde por
su vida; pero ¿los árboles plantados por su pro- la vez primera resonaron los grandiosos pensa-
pia mano, le devolvieron, como esperaba, en su ve- mientos que brillan en Los Mártires.
jez, su sombra protectora? No, la movilidad de
(Escrito para el Álbum.)
los destinos humanos le obligó á abandonarlo.
Allí escribió las encantadoras páginas de los
PENSAMIENTOS.
Mártires; allí comenzó sus Memorias, esa cuen-
ta minuciosa y sincera que de su vida da á la
posteridad: en ellas dice, poseído de tierna me- Marco Aurelio decía: Mucho me compadecen
lancolía en 1817: "Estas serán las últimas líneas los pobres muy pobres, las viudas muy viudas,
que trace en mi retiro: es necesario que lo aban- los huérfanos muy huérfanos, los tristes muy
done, á pesar de estar lleno de esos árboles que tristes; pero mas que de todos me conduelo de los

cultivé; de esos que son como mis hijos, y que ya necios muy necios.
me ocultaban, y como que coronaban la abatida

cabeza de su padre. No volveré á ver esa mag- D. Alfonso, rey de Ñapóles, decía: qiie la cuer-

nolia que prometía sus flores á la tumba de Elo- da y prudente unión de los casados, constaba de

ridiana, ni el pino de Jerusalen, ni él cedro del que ella se fingiese á veces ciega y él á veces

Líbano, consagrados á la memoria de G-erónimo: sordo.

no volveré á ver el laurel de Grranada, el plátano


de Grrecia ni el fresno de la América, al pié de Díjole Tales á sus discípulos: ''Para mí lo

los cuales pinté á Blanca, canté á Cimodocea é projño es morir que vivir P Replicó entre ellos
hice nacer á Vellida Estos árboles nacieron un bachiller: ''¿Pues por qué no te mueres?" Res-
y crecieron con mis como las nin-
ilusiones, eran pondió el filósofo: "Porque es lo pi'opio.^''

fas de mis bosques. Pero van á pasar bajo el


dominio ageno! ¿Su nuevo dueño los amará co- Siendo virey del Perú el conde de Alva de
mo yo? Los dejará marchitarse; quizá los ar- Liste, le preguntó á un regidor de Lima: "Dí-
rancará del seno de la madre tierra: no debo game usted, ¿no me sacará de una duda que me
conservar nada en este mundo. Al despedirme confunde, sin poderla averiguar? ¿En qué se
de los bosques de Aulnay, quiero recordar la gastan, los grandes propíos que tiene esta ciu-
despedida con que en otra época me separé de dad?" El regidor respondió: "Señor, en los pro-
los bosques de Comburgo. ¡Todos mis dias no son en los propíos."
píos,
mas que despedidas!" .... y después (3): "De to-

do lo que he perdido, lo único que echo menos


Marco Catón decía, que cuatro acciones deja-
es el Valle de los Lobos; pero está escrito que
ban siempre arrepentimiento de ejecutarlas: fiar
nada debo conservar."
Sí, conservará para siempre su celebridad. El secreto á muger, hacer viage por mar pudiendo
hacerlo por tierra, orar en público y aconsejar
(o) Mémoires, ton. V. á tontos.
liftIVi
SOBRE LA REPÚBLICA MEXICAKA.

Diversas son las obras que los estrangeros que hermoso país; se juzga de una manera muy favo-
lian visitado á México han escrito; pero de ellas rable del carácter de los habitantes, y forma el
muy pocas son conocidas. La del Sr. Rivero, es- autor grandes cálculos y esperanzas para el por-
crita en español, lia sido reproducida en algunos venir. Desgraciadamente las revoluciones en que
periódicos; pero de las escritas en francés, ingles los partidos y ambiciones políticas han manteni-
y alemán, apenas se tiene noticia. Nada hay do el pais, han desvanecido en parte las ilusiones
que corrija mas las costumbres, que la crítica. que las naciones civilizadas se formaron cuando
Si ella es imparcial y razonada, hace conocer los la independencia nos proporcionó un lugar entre
defectos; si ella es injusta y parcial, estimula á ellas. Es tiempo aun de ser grandes y felices; y
los escritores á que la combatan y rectifiquen nosotros, aunque insignificantes, no solo lo de-
los hechos. Mas sea lo que fuere, y supuesto seamos, sino que procuramos contribuir en todo
que esos escritos corren en idiomas mas general- lo posible con nuestros escritos. Los lectores,
mente estendidos que el español, no hay ningún fijando su atención en lo que dicen los viageros,
motivo para que nosotros los ignoremos. De- podrán tener idea, en primer lugar, de los cam-
seando, pues, que, como hemos ofrecido, las co- bios que han sufrido costumbres y civiliza-
las
lumnas del Álbum contengan artículos relativos ción del pais, y después valuarán en su verdade-
á la Ptepública, nos hemos propuesto dar á cono- ro punto de vista las observaciones que hayan
cer las obras mas notables de los viageros ingle- hecho; y en todo caso, repetimos, no ignorarán lo
Besy franceses, alemanes ya forman-
é italianos, que en Europa se ha dicho y se dice de nosotros.
do un estracto de eUas, ya traduciendo lo mas no-
table,para evitar así la monotonía y fastidio en m,] i^^J
'^^,s©© \m ae^Sg
que caerla el periódico, si hubiésemos de inser-
POR M. BEULLOCH, CIUDADANO INGLES.
tar libros enteros. Las Confidencias de Lamar-
tine están ya concluyendo, y las continuaremos El autor hace una descripción bastante triste

por no dejar trunco este bellísimo escrito, y es- de Veracruz. El vómito negro, los zopilotes
tamos preparando artículos pintorescos que de- que andaban en las calles, la soledad de la ciu-
ben acompañar á la otra lámina litográfica, con dad, las malas posadas; todo esto junto lo hicie-
que obsequiaremos á nuestros suscritores luego ron juzgar desfavorablemente de nuestro primer
que terminen las Flores Animadas. Comenza- puerto y de una parte de su camino.
mos en este número con la obra de Mr. Beulloch, En Jalapa tuvo mejor posada; la belleza de la
ciudadano ingles que visitó á México en el año vegetación, la disposición pintoresca de la ciu-
de 1823, época en que caia el imperio del des- dad, lo comenzaron á reconciliar con México, y
graciado Iturbide, y la llepública era proclama- se espresa, en consecuencia, en términos bastante
da por el general Santa- Anna. La obra impre- lisonjeros.

sa en París el año de 1824, es decir, hace vein- Del camino de Jalapa á Puebla habla super-
ticinco años, está precedida de una introducción ficialmente, habiéndole llamado la atención el

escrita por Sir Jhon I3ycrley. Nada mas lison- aloe ó agave americana (maguey), del cual so

jero para los mexicanos que leer este escrito, en prometía hacer un estudio. Llega á Puebla en
que se hace una descripción geográfica de este Semana Santa, y se espresa en estos términos:
ESCRITOS SOBRE LA REPÚBLICA. 339

Zea Puebla de los Angeles. Calles. —


Casas. — — casi semejantes á las de esos tiempos. Los mis-
Einfedrado. —
Catedral. Iglesias. —
San Feli- — mos mismas diversiones usa-
dias de fiesta, las
pe Neri, ó casa de ejercicios religiosos. Poli- — das entre nosotros en los tiempos de Eduardo y
cía. —Manufacturas. Enrique, se encuentran aquí. Los ornamentos
Entramos á Puebla á las ocho de la noclie por góticos, de los cuales solo se ven en nuestras
el puente de San Francisco. De un lado se veía iglesias los restos degradados por el tiempo, apa-
un hermoso convento, y del otro la Alameda ó recen en los templos de Puebla, tan frescos y
paseo público. Atravesamos varias calles, y el tan nuevos como si hubiesen sido hechos la vís-
ruido de la multitud nos pareció estraordinario pera: tanto así es favorable el clima á la conser-
para una ciudad americana. Después de haber vación del dorado y las pinturas. Los candela-
atravesado la plaza mayor del mercado, llegamos bros, los candeleros, los balaustrados, las esta-
en pocos minutos á un comerciante,
la casa de tuas que hace largo tiempo desaparecieron en
donde nos alojó nuestro amigo Mr. Hall. Fuimos Inglaterra, están todavía en uso en esta ciudad;
tratados perfectamente. Se nos daba de comer y y los equipages de los gentiles-hom-
el trage

al estilo español: cinco platos en cada comida, y bres del campo, recuerdan á los de los conquis-
todo el trato de las personas que nos hospedaron, tadores de América. Se ven todavía las sillas
manifestaba que eran atentas, hospitalarias y de los caballos semejantes á la de Hernán Cor-
corteses. tes, y pesadas espuelas como las que usaba nues-
Al dia siguiente de nuestra llegada, comenza- tro rey Enrique VIL
mos nuestras correrías por los alderredores. Mi Las ciudad son rectas y anchas, y
calles de la
hijo escogió una altura al Sud— este de la ciudad se cruzan formando ángulos regulares, que divi-
(sobre la cual está edificada la hermosa Iglesia den la ciudad en estensos cuarteles. Están empe-
de nuestra Señora de Gruadalupe), á fin de to- dradas, ó mejor dicho, enlosadas de una manera
mar una vista de aquella. Después de la co- sóliday agradable a la vista. De cada lado de
mida, subimos á la torre de la Catedral, desde hay anchas banquetas, construidas con
la calle

donde se descubre una vista magnífica. Varias una notable perfección. Las casas son altas, la
de las principales montañas volcánicas son visi- mayor parte de ellas de tres pisos, con techos
bles, pero el Popocatepetl pierde mucho de su planos: algunas están cubiertas de ladrillos,

magestad. La pirámide de Cholula está á seis barnizados de diversos colores, y formando una
millas de distancia. Su base es mas ancha que especie de mosaico. Esto hace un buen efecto,
la de la principal pirámide de Egipto; pero esta y es totalmente diferente de lo que en este géne-
obra del hombre, comparada á las pirámides na- ro se ve en Europa. Otras casas están pintadas
turales, con sus cimas coronadas de nieves eter- al fresco, como las de Genova; y la mayor parte
nas, parece bien pequeña y miserable. La fati- tienen una balconería de fierro, elegantemente
ga que causa subir á esta torre, queda amplia- construida. Cada casa en lo interior, forma un
mente compensada por la vista de esta ciudad patio cuadrado, rodeado de galerías, cuyas ba-
hermosa y regular, fundada por los españoles en laustradas están cubiertas de vasos de porcela-
1533, y que contiene cosa de noventa mil habi- na, llenos de flores, que recrean la vista y espar-
tantes, cuya mayor parte son ricos y viven hon- cen un agradable aroma. Las piezas son espa-
radamente. Por
esplendor de las iglesias y
el ciosas, y sus paredes de cal y canto, propiamente

de otros edificios religiosos, y por la riqueza de pintadas al fresco; pero no he visto todavía una
sus dotaciones, Puebla debe ser colocada en el tapicería ni de papel, ni de lienzo. Los muebles
primer rango de las ciudades del mundo cris- no son elegantes, al menos para un ingles. Cada
tiano. Ella, en efecto, en nada cede á ninguna pieza está adornada de una figura de cera del
ciudad europea ó americana en la profusión de niño Jesús, de algún santo, de la Virgen de
los ornamentos, la riqueza de los vasos sagrados, Gruadalupe ó de un Cristo crucificado. Las pin-
las obras de gran precio que decoran el interior turas están colocadas en un marco de plata. Los
de los templos, y la pompa de las procesiones
y suelos son de ladrillo, á la moda de Francia, y
ceremonias del culto. Un anticuario encontrarla sin alfombras, que en efecto no son del todo ne-
grandes objetos de estudio, y podria creerse cesarias Las casas tienen en su
en este clima.
trasportado á la edad media, tanto por la forma mayor parte una fuente de agua potable en el
de los edificios, como por los usos y costumbres interior, y por medio de tubos de barro es con-
340 ESCRITOS SOBRE LA REPÚBLICA.

ducida á las piezas altas. La familia del propie- los mismos altares, algunos hay que merecen
tario habita ordinariamente los altos. En los ba- atención; pero las rejas y barandillas que impi-
jo están las tiendas, los almacenes y los escrito- den acercarse, y la poca luz que cae sobre ellos,

rios; y los entresuelos sirven para alojar á los permite solamente distinguir la magnificencia de
dependientes y criados. sus cuadros. Estábamos entonces en la Semana
La Puebla de los Angeles tiene sesenta igle- Santa. Acompañé por la noche á la señora y alSr.
sias, nueve conventos de hombres, trece de mu- Eúrlong á las tinieblas, y vi la escena mas esplén-
geres y veintitrés colegios, con cuya descripción dida que se haya jamas ofrecido á mis ojos. Segu-
podrían llenarse volúmenes enteros, sin que pu- ramente ninguna magnificencia real iguala á la
diera decirse todo lo que hay que decir. Jamas he que se desplega en este lugar. La Catedral con
visto otros mas suntuosos. Los edificios de este todos sus accesorios, iluminada por millares de ci-
género, de Milán, Genova y Roma son en verdad rios, cuya luz se refleja sobre el oro y la plata de
de mejor arquitectura; pero en cuanto á la rique- los blandones y candeleros del mas esquisito tra-
za de los adornos interiores, al precio de los or- bajo; el altar, cargado de vasos y platos,
y jarro-
namentos de los altares, y á la magnificencia de nes de plata macisa, que parecía acababa de sa-
las vestiduras de los sacerdotes, son muy supe- lir de las manos del artista; una multitud de sa-
riores las iglesias de Puebla y México. En una cerdotes oficiando, vestidos todos suntuosamente;
obra tal como con precipitación, y
ésta, escrita las banderolas gallardates, suspendidos en la
y
destinada á dar ideas generales, seria poco opor- bóveda, y una música solemne acompañada de un
tuno entrar en pormenores minuciosos sobre la coro, cantado con maestría y robustez
arquitectura y la historia de cada iglesia. el corazón mas insensible no habria podido per-
La Catedral, que forma uno de los costados de manecer indiferente á tal espectáculo, que y el
la plaza, es un vasto edificio poco adornado en el quiera saber todo el efecto que puede producir
esterior, pero cuyos ornamentos interiores son la pompa de las ceremonias religiosas, debe visi-
de una riqueza de que es imposible tener una tar á Puebla.
justa idea. La profusión de los dorados es tan- Mr. Fúriong (que es un gentil-hombre, deu-
ta,que destruye considerablemente su efecto. El do de mas respetables del condado de
las familias

centro de este templo está sobre todo tan cargado Vicklow, ejerce un empleo en la magistratura de
de decoraciones, que á primera vista no se pue- Puebla) nos condujo ala iglesia de San Felipe
de juzgar de su magnificencia. Neri, cerca de la Catedral, y uno de los^mayores
El mayor está colocado en el centro, y
altar edificios de la ciudad. La arquitectura interior
forma por sí mismo un templo soberbio, de un es buena, y los adornos bastante elegantes. Mas
trabajo esquisito y del mejor gusto. Un artista dejaré para otra vez su descripción, y me ocuparé
italiano lo ejecutó hace poco tiempo, conforme á de un edificio dependiente de la iglesia, y del
unos diseños remitidos de Ptoma, pero con mate- cual es superior el hermano del Sr. Fúriong.

riales del pais. Este edificio ocupa una gran Es un lugar de retiro religioso, nombrado Ca-
parte de la Catedral, y se eleva hasta la cúpula. sa espiritual de retiro^ y en la cual pueden reco-
Su único defecto es la dimensión un poco ecsa- gerse las personas de los dos secsos, que desean
gerada comparada con el edificio donde está co- escapar á los cuidados y á las distracciones del

locado, y ademas su estilo es demasiado moder- mundo, y prepararse en el silencio y la medita-


no para que esté en armonía con los objetos que ción á recibir los Sacramentos, y á llenar los de-
lo rodean. Está construido con los mas hermo- beres que impone la Iglesia católica. Sin erogar
sos mármoles y con las piedras mas preciosas que gasto alguno, pueden permanecer una semana en-
la Nueva-España pueda ministrar; su numero- tregados á la meditación. El edificio, construi-
sas y elegantes columnas con sus capiteles do do con este loable fin, está perfectamente dis-

oro bruñido, su magnífico altar do plata, cubier- puesto para arrancar del espíritu las ideas mun-
to de estatuas y de vasos, son de un efecto sin danas, y disponerlo á recibir las ins.piracioncs

i^ual. —He recorridotoda la Europa, y confieso divinas. Este establecimiento tiene rentas mas
que nada he visto que pueda comparársele. considerables que ninguna de las grandes insti-
Los altares laterales están llenos de estatuas tuciones de caridad de Europa. El monumento
y de ornamentos de todo género. Entre los nu- es magnífico, y mas vasto que algunos de los pala-

merosos cuadros quo están en las paredes y en cios de Inglaterra. Contieno dos divisiones, ca-
ESCEITOS SOBRE LA REPÚBLICA. 341

da una de ellas con un hermoso jardín, sobre el también habitaciones para los profesores. Es tan
cual caen las ventanas de los cuartos destinados estenso como el palacio de las Tullerías. Largas
á los penitentes. Cada uno tiene una pieza có- galerías lo atraviesan, y conducen á los departa-

moda, en un pequeño
la cual está y Crucifijo al- mentos consagrados á cada estudio. Las pare-
gunos otros emblemas religiosos; una cama de des de estas galerías, casi cubiertas de cuadros,
madera, una silla y una mesa. Conté setenta y dan todavía, á pesar del estado de degradación
una celdas numeradas, donde los penitentes pa- del edificio, una grande idea de la opulencia de
san todo su tiempo, escepto las horas do la co- este cuerpo, el mas ilustrado de todo el clero ca-
mida, que es en común, y las devociones y rezos tólico.

en la capilla. Las estensas galerías, donde pue- Las habitaciones de los padres en el tiempo
den pasearse, están ricamente adornadas de Cru- de la prosperidad de la institución, eran muy pa-
cifijos de oro y de plata, y su magnificencia for- recidas unas á otras. Consistían en dos piezas:
ma un contraste singular con la sencillez de las la una servia de biblioteca, y estaba provista de
sombrías celdas, donde el solitario permanece toda especie de libros científicos, de pequeñas co-
una gran parte del día y de la noche (*). Las lecciones de plantas, de minerales y de conchas;
celdas se ocupan doce veces en el año, y mas de y la otra, propia y cómodamente amueblada, ser-
mil personas aprovechan anualmante las venta- via de alcoba.
jas de tan piadosa fundación. Cada padre tenia bajo su dirección dos estu-
El reverendo M. Fúrlong, cuyo saber iguala diantes, que guardaban en su presencia un silen-

á su urbanidad, me dispensó mas delicadas las cio respetuoso, y estaban dispuestos á ejecutar
atenciones, y me ofreció el uso de la buena bi- sus órdenes. Estos jóvenes mostraban un gran
blioteca que poseia; pero en la cual no pude en- cariño á sus maestros, quienes á su vez les
contrar una sola descripción de la bella ciudad hablaban con una afección paternal. Esta ins-
en que estaba. titución era enteramente semejante á las de
Uno de los eclesiásticos de la casa nos condu- Roma.
jo á la biblioteca del obispo; estensa pieza, de Hemos visitado también la iglesia y monaste-
mas de doscientos pies de largo, cubierta de li- rio de San Agustín. El altar mayor es un edi-
bros, la mayor parte en español y latin, muy po- ficio cuadrado, construido de plata en mucha
cos en francés, y uno solo en ingles. El biblio- parte, y con estatuas de mármol del tamaño na-
tecario nos trataba con una cortesanía perfecta, tural. Se ve en que es vasta y bien
la sacristía,

no olvidándose de repetirnos la frase común de decorada, un cuadro de cuarenta píes. El mo-


que toda la biblioteca estaba á nuestra disposición. nasterio es espacioso, y solo contiene cosa de
Visitamos en seguida uno de los colegios, cer- veinte mongos, que disfrutan una renta de diez
ca de la biblioteca. Contiene un gran número mil pesos, pero en otros tiempos esta renta subía
de celdas, y muchos salones de estudio. Me re- á cíen mil pesos. Uno de los hermanos salió á
cordó á la Universidad de Oxford. recibirnos, y cuando supo que éramos británicos

La iglesia del Espíritu Santo, que perteneció (ingleses) lo cual para él quería decir que no
á los Jesuítas, es un magnífico edificio, cuya ar- éramos cristianos, una corta oración por
hizo

quitectura es de muy buen gusto, como la de la nuestra conversión, y sin duda para dar un paso
mayor parte de todos los edificios erigidos por á objeto tan laudable, nos esplicó con cuanta mi-
-esa Sociedad. Dos colegios estaban anecsos á nuciosidad le una serie de cuadros
fué posible,
esta iglesia antes de la estincion del orden. El de la vida de Santa Mónica y de su hijo San
primero contiene, no solo diversas escuelas, sino Agustín. En seguida nos condujo á su celda,
nos presentó á los jóvenes que estudiaban bajo
(*) Mr. BeuUoch, como hemos dicho, vino el su dirección, y nos díó á conocer los reglamentos
año de 1823 á la República., y en esa época el es- delcoñvento. Nunca he visto eclesiásticos mas
plendor y lujo de las iglesias era mucho tnayor humildes ni mas corteses con los estrangeros,
que aJiora, No se estrañe, pues, que parezcan ec- que los de la Puebla de los Angeles.
sagerarlas siís descripciones. Es digno de notar- Las ventanas del convento de San Agustín,
se el respeto con que el viagcro ingles habla de las como las de la mayor parte de los otros monaste-
ceremonias religiosas, lo que prueba evideniemenie rios, están cubiertas con una gran plancha de
su ilustración y filosofía. —MR. alabastro muy sólida y muy trasparente, que de
TOM. II. —XV. 44
342 ESCKITOS SOBRE LA REPÚBLICA.

ja penetrar una luz dulce y pura, muy semejante mas esquisito, y por sus cuadros, algunos de gran

á la de la luna en su mas vivo fulgor, y muy mérito.

propia de los lugares consagrados al estudio y á La


administración de Puebla está confiada á
la devoción. Las pilas bautismales y otros va- cuatro alcaldes y diez seis magistrados subalter-
sos sagrados, son, por lo común, hechos de una nos; los primeros corresponden, poco mas me-
ó
sola pieza de la misma piedra, que son las vidrie- nos, al maire, y los segundos á los aldermen de
ras de las ventanas. Se encuentra en una can- Londres. La policía es buena. En las plazas

tera, á poca distancia de la ciudad, y se traspor- se encuentran escelentes coches de alquiler, tira-

tan con muy pocos costos, inmensos trozos á Ye- dos por muías. El mercado es provisto por los
racruz, de donde seria fácil trasportarla á Ingla- indios, lo mismo que en Veracruz, y se encuen-
terra y Francia, en cuyos paises seria una mer- tra todo género de comestibles, escepto el pesca-

cancía de considerable valor. No conozco nin- do, que es raro, atendida la grande distancia de
guna materia mas conveniente para las ventanas la mar y las dificultades del camino. — El merca-
de las bibliotecas. do comienza al rayar el dia, y como en las otras
La iglesia y el monasterio de Santo Domingo, ciudades de México, es un espectáculo interesan-
lo mismo que el de San Agustín, es un edificio te para un estrangero, el ver la multitud de in-

sencillo en el esterior. El interior de la iglesia dios de diferentes tribus, estendiendo sus diver-

es espacioso. El altar mayor es también de pla- sas mercancías debajo de unos paraguas de pal-
ta, así como los adornos. Cerca del balaustrado ma (sombras). Las mugeres bien hechas, y ves-
están dos perros de plata, del tamaño natural. tidas con un trage singular, están rodeadas de

La sacristía, situada á la izquierda de la iglesia, sus hijos y de toda clase de legumbres de los
no es mas que un conjunto de esculturas dora- trópicos, traídas de las tierras calientes. Las
das y de pinturas al estilo confuso y bárbaro de aves, que son abundantes y baratas, ocupan un
nuestros antiguos monumentos. El tabernácu- lugar separado, y en otro lugar se venden los
lo, colocado en el centro, tiene treinta pies de manjares cocidos ó sazonados. Allí los indios
alto; esde plata, y oro y mármol. Las paredes encienden sus fuegos con carbón, y preparan las
del claustro están cubiertas de cuadros, que re- aves y las legumbres. Su cocina está sazo-
presentan varios milagros del santo patrono del nada comunmente con chile, ingrediente favori-

convento. to de los naturales. Se vende también una can-


Como estamos en jueves santo, dia muy nota- tidad inmensa de vajillas de barro. Nada es mas
ble en la Iglesia católica, nos dirigimos á la Ca- agradable que la manera con que las mugeres
tedral para asistir á una ceremonia, que se hace indias presentan como
refrescos aguas perfuma-
recordando el dia en que Jesús lavó los pies á das,y de los mas variados y brillantes colores.
sus discípulos. A pesar de la ausencia del obis- Una vacija, mas grande que todas las que pudie-
po, ordinariamente encargado de la parte princi- ran verse en Europa, de una tierra encarnada,
pal de esta ceremonia, todo pasó de la manera muy semejante á los vasos etruscos, está llena
acostumbrada. Después de cantarse diversos sal- de agua, y medio enterrada en la arena húme-
mos, doce pobres, llevado cada uno por un da. Plores de todas especies,
ri- y particularmente
co habitante de la ciudad, fueron conducidos an- amapolas, están entrelazando los vasos que tienen
te el sacerdote que debía desempeñar estas fun- las bebidas, el chocolate, el pulque y la nieve.

ciones, quien los recibió rodeado de su clero; se Las vendedoras, de un esterior decente y asea-
puso después de rodillas y les lavó sucesivamen- do, sirven por una friolera un vaso.
te los pies en una gran bandeja de plata. Todo El pan es de formas y calidades muy varia-
esto fué ejecutado con mucha pompa y devoción, das. El trigo de Puebla es tan bueno como el
y cada pobre regresó á su casa acompañado de mejor trigo de Europa, y todo lo que es necesa-
la persona que lo habia conducido á la iglesia, la rio para la vida, aun las cosas mas superfinas, se

un vestido nuevo, y com-


cual le habia regalado encuentran en este pais con esccpcion del pes-
prometídose ademas á mantenerlo durante un cado.

año. Puebla ha sido célebre por sus manufacturas


La pequeña iglesia de Santa Mónica mere- de telas ó paños ordinarios. Hemos visitado las
ce mención por la rií^ueza de su bóveda y de i fábricas de loza de barro y de vasos, y hemos vis-
las paredes, cubiertas de esculturas del trabajo to en la primera, piezas quo por su gusto son
ESCRITOS SOBRE LA REPÚBLICA. 343

muy semejantes á las de la CMna. Los hombres, ciudad; y la falta total de mugeres, hace á este
sentados en el suelo, se ocupaban en pintar el paseo muy poco interesante para un europeo.
esterior de los vasos. Las máquinas que sirven Como recibimos la noticia de que el empera-
para moler la piedra y tornear la losa, son muy dor habia abdicado el gobierno, y puéstolo en
imperfectas. Habiendo agradado mucho á los manos de los republicanos, nos decidimos á par-
fabricantes nuestra visita, nos esplicaron sin va- tir; y en efecto, lo hicimos en un coche, tomando
cilar todos sus procedimientos. Conocen cuan el rumbo de Cholula."
atrasados se hallan en este ramo respecto á Eu- Hemos dejado al viagero ingles en camino pa-

ropa; y nos dijeron que aun no hablan podido ra México, tocando en Cholula, pequeña pobla-
encontrar en México la tierra conveniente para ción llena de tradiciones y de recuerdos, y que
fabricar la porcelana fina (*); pero nada podrá ha de ser célebre en la historia mientras ecsis-

ser comparable á las vacijas encarnadas, tanto tan las famosas pirámides, y mientras los cronis-
por su dimensión como por la elegancia de sus tas conserven las interesantes memorias de los

formas. Todos los utensilios de cocina son de sucesos que pasaron en los tiempos sangrientos

barro, pues no se usan los de metal. Los pri- de Hernán Cortes. Oigamos á nuestro viagero.
meros son preferibles por mil razones, y son tan . "Llegamos á Cholula, habiendo caminado al
baratos, que con un par de escudos se puede ad- través de llanuras cubietras de trigo y de ma-

quirir una batería completa de cocina. gueyes. Esta ciudad antes de la conquista era

La manufactura del vidrio ha sido reciente-


una de las mas considerables del imperio mexi-

mente mejorada, y es probable que dentro de cano, y famosa por sus ídolos de religiosidad
y los ritos paganos que se celebraban. Su teoca-
poco tiempo se adoptarán las mismas máquinas
lli, ó templo, está compuesto de capas alterna-
que se usan en Europa. En las foi'mas y en el

color de los vasos pueden acercarse á algunas de das de arena, y de ladrillos cocidos con el sol,

nuestras manufacturas. que forma una gran pirámide dividida en tres


cuerpos ó plataformas; pero tiempo y los ve-
el
El jabón uno de los principales artículos de
es
getales que han crecido, le han dejado muy po-
comercio, y Puebla remite este efecto á los prin-
monumento se se-
co de la forma original, y este
cipales puntos de la Nueva-España. Se le da la
meja ahora á una pequeña montaña natural. El
forma de pájaros, de frutas, y de pescados, y de
camino real de Puebla está cortado por una par-
toda especie de animales. Las conservas, los biz-

cochos y las pastas, son escelentes, y se consumen


te Ipor el pirámide, y puede observarse desde él
su estructura interior. Algunos autores han su-
en gran cantidad en las mesas españolas. Se me
puesto que era un sepulcro, otros que era un
dijo que cuando la coronación del emperador
fuerte, y otros un monumento destinado al culto.
Iturbide, se sirvieron cosa de quinientas espe-
Subimos por una pendiente sin camino trasa-
cies diferentes de dulces.
do hasta una esplanada de cosa de ciento cua-
Los trenes magníficos de algunos habitantes renta pies, sobre la cual está construida una
de Puebla, prueban su opulencia. Se les ve re- iglesia de cosa de noventa pies de largo con dos
correr los paseos públicos y las calles, particu-
torres y una cúpula. Desde esta elevada plata-
larnaente en los dias festivos, en coches espléndi-
forma se descubre el mas delicioso paisage. La
dos, tirados por muías ricamente enjaezadas, y se-
ciudad de Cholula, su plaza mayor, ó plaza del
guidas por criados, vestidos con vistosas libreas;
mercado, llena de indios como podria estar en
pero la Alameda (f) no es digna de tan bella
tiempo de Cortés: sus jardines y sus numerosas
iglesias, se estendian á nuestros pies, y la vista
(*) Desde que Mr. Beulloch escribid este viage
encantada se perdia en las ricas llanuras, en las
á la fecha, la industria 2Joblana ha mejorado no- haciendas, en las iglesias y en las plantaciones de
tablemente. La loza que hoy se muy su-
fabrica, es magueyes y de trigo que tenian por límites las
perior á la qite se hacia el año de 1823. En Mé-
montañas azules, entre las cuales se elevaban los
xico está al establecerse, por Don B. Laurent, una
gigantescos volcanes de Orizava y Popocatepetl,
fábrica de loza fina, que será esactamente igual á coronados de nieve. Después de haber gozado
la inglesa.-^RR.
tan largo tiempo como nos fué posible de esta
(t) Hoy la Alameda de Puebla es uno de los escena encantadora, visitamos la iglesia, que en-
sitios mas pintorescos de la ciudad. contramos muy bien construida, en forma de
344 ESCRITOS SOBEE LA EEPUBLICA.

cruz y de iina notable propiedad. Los adornos aquí á todas las partes del mundo civilizado.
de los altares de plata ó dorados estaban cubier- Al cabo de algunos minutos estábamos dentro de
tos de flores naturales, en las que vimos muchos la ciudad. Todo lo que yo habia visto de mas her-

preciosos claveles. Eran las ofrendas inocentes moso, en cuanto á regularidad y estension de
de los buenos indios, que en este momento llena- calles y magnificencia de los monumentos, me

ban la iglesia, donde se celebraba la misa: su pareció nada, en comparación de lo que veia,
y
conducta decente y el fervor aparente de su pie- entonces me creí suficientemente recompensado
dad formaban un contraste coa las asambleas de mis trabajos y fatigas. Varias calles, perfec-

coquetas y tumultuosas de la mayor parte de las tamente rectas y planas, tienen mas de dos mi-
iglesias de Francia y de Italia. Delante de la llas, y terminan por la vista de las montañas que

iglesia de la pirámide, se elevan dos hermosos rodean el valle. La mayor parte de las casas son
cipreces de una dimensión que atestiguaba su de una altura igual (generalmente de dos pi.
antigüedad. Una cruz de piedra bien esculpida sos) bien decoradas y adornadas de balconerías
tenia la fecha de 1666, y en su pedestal habia de hierro muy
bien trabajado, pintado y dorado.
escrita una oración á la Virgen en español. Los techos son elevados, pues las habitaciones tie-
Con sentimiento bajamos de esta pirámide, nen por lo común sobre quince pies de altura.
cuya base es igual á la mayor de las pirámides Se entra al piso bajo por dobles puertas, con rejas
de Egipto. Notamos al acercarnos á la llanu- de bronce, que conducen al patio, al derredor del
ra dos masas separadas, construidas como la cual está la casa con una galería techada de ca-
gran pirámide, con ladrillos no cocidos de tier- da lado del cuadro que sirve para paseo sin la
ra arcillosa. La una, situada al Norte, habia si- molestia del sol ó de la lluvia. Los patios, lle-
do en parte cortada y destruida, y era imposible nos de árboles y de flores, son de un efecto muy
subir á ella. La otra estaba en mejor estado, y agradable. Los cuartos bajos son ocupados re-
me pareció haber sido un lugar fortificado con gularmente por el portero y demás criados: el

un foso y una muralla en la cima. Encontré entresuelo se alquila á personas de fortuna esca-
mezclados á la tierra y á osamentas humanas, sa, ó sirve para encerrar muebles ó efectos, y el

fragmentos de losa roja y trofeos de obsidiana, piso mas elevado, que es el principal, está habi-
consistiendo en lanzas, cuchillos y saetas de fle- tado por los dueños, y se sube á él por una mag-
chas de los antiguos mexicanos." nifica escalera de piedra. Nada está mejor cal-
El viagero continúa su marcha: Eio frió con- culado que estas magníficas habitaciones para
tenía solamente una casa, y Ayotla era todavía un clima donde apenas se conoce el
delicioso,

mas insignificante que hoy: así nada de particu- cambio de la temperatura, y donde reina, como
lar dice del resto del camino. Al entrar á la en la isla de Calipso, una primavera eterna.
capital recibe una impresión desagradable, por
el desaseo y abandono en que los ayuntamientos PENSAMIENTOS.
han tenido los suburbios de la capital; Beulloch al rico su misma abundancia le pro-
Así como
ge espresa así: porciona medios de aumentarla, así al pobre su
. "Nada en loa alderredores da idea de la ciu- misma escasez se los proporciona para aumentar
dad magnifica á donde se va á entrar. Todo es su miseria.

silencio, miseria y soledad. ¿Es posible, decia yo,


Decíale á un discreto marido, embravecida su
que estemos en México? ¿Para ver un lugar se-
muger: soy muy honrada^ soy muy honrada; j
mejante, he dejado mi patria, mi familia y todo
él respondía: hija mia, á Dois que te lo ^xigiie, que
lo que tengo de mas querido?
á mi cuenta no está el premiarlo si lo eres, sino el
Llegamos á las garitas: después de haber pa-
castigarlo dejas de
si lo ser.
sado delante de algunas compañías de tropas mal
vestidas y de miserable aspecto, entramos á los San Gerónimo refiere que en su tiempo hubo
barrios, que son fangosos y bajos, y cuyos habi- una muger en Roma que habia tenido 22 mari-
tantes están cubiertos de harapos ó solamente en- dos;y viuda del último, ajustó casamiento con
vueltos en una sábana de lana. Mi desconsuelo un hombre que habia tenido 20 mugeres. Mu-
era tal, que apenas podía yo creer que estábamos rió aquella, y la república mandó que en el en-
en la capital de la Nueva-España, este gran de- tierro fuese el viudo con una palma en la mano
pósito de loa metales preciosos, que refluyen de en señal de su victoria.
w¡ y*"'vj!'
PSH
mm

Todos conocen poco mas ó menos lo que es atrevido á llamar cara, están al zozobrar dos ojue-
una vieja en sus molestas especies y gradaciones. los, como dos chispas vivísimas que se revuelven
en sus órbitas con celeridad prodigiosa, y parece
La vieja abuela! Jesús nos acompañe! La vie-
que concentran enérgicos toda la ecsistencia de
ja suegra, característica de la comedia matrimo-
mi heroína.
nial, cruz de maridos, piedra de toque de bolsi-
Un cuello, que parece manga de camisa sin su-
llos, banco de paciencia de sufridos, harpía do-
jeto, por lo rugoso é inconsistente; un esmirria-
méstica, adivinizanza viviente, por afuera como
do cuerpo, un conjunto que no puede concebir la
pasa, y por dentro como momia! Con toda esta imaginación, que espantarla á un niño, seria un
espantable, atraviliaria y furibunda colección, he
un pintor como G-oya. y un verda-
hallazgo para
comparado á mi vecina, á esta fisoibomía que no
dero enigma para un naturalista, que no sabr-ia,
me atrevo á llamar femenil.
estoy cierto, en qué clase de animales colocarla.
Oh! no, señores; la cosa no es para esplicada
Añádase un peineton ligado eon un zorongo ro-
con palabras, es indispensable que mis lectores
un pañuelon de lana, unas babuchas y un
cillo,
la conozcan: ¿diré que es una vívora? ¿La llama- delicado purillo, que no diré muerde, sino que
ré bruja? ¿La compararé por lo odioso á un re-
comprime con los numerosos pliegues de sus la-
caudador de contribuciones? ....
bios; y así, todavía, lectores carísimos, tendríais,
Mas todavía es mas molesta que costura en si os la figuraseis, una idea remotísima de Doña
calcetín:mas mal intencionada que pica-pleitos Crisanta Cencerrillo.
de pueblo: mas parlanchína que oficial ilimitado. Pero lo que mas sorprende, lo que es positi-
Oh! socorro! socorro! Su imagen me desvela y vamente inconcebible, aturrullador, tremendo, es
me atosiga; tiemblo á cada letra que escribo, por- que cuando uno cree contemplar una especie de
que me parece que la percibe; cierro las puertas momia viviente, una naturaleza que se estingue,
cuidadoso, y quiero tapar las rendijas, porque me que se pulveriza momento á momento,
y un ser
parece que se cuela por ellas, y me sorprende en entonces se halla uno con un vigor, con una pre-
este inocente desahogo tengo apostado potencia intelectual, que le espanta y aturrulla.
un criado en la escalera, para que me avise quién Doña Crisanta, desde su balconcillo de mala
viene, porque está visto, la temo, y mejor me las muerte, es un telégrafo que tiene al barrio todo
querría haber con un jesuíta, que es cuanto hay en tiempo pacífico, es
al corriente de los sucesos:
que decir, que con mi vecina. el diario de los chismes; en épocas turbulentas,
Figuraos una viejecita, que parece un limpia- un boletín de noticias; para los casados es un vi-
dientes de lináloe, con mas arrugas que malas gía; para los chicos, un agente de azotainas fero-
mañas; frente deprimida, nariz en riña con la ces; para los solteros, un espía; para todos, un
barba, y una boca muy bella para comparada con ser que se multiplica, que por todas partes se
un puño cerrado, y muy pequeña para asemejar- introduce,y que habría dado Fouchet por ella
se con el frente de una cai-retela de médico mo- un tesoro, porque es por sí misma un ser que
derno: en aquel océano de arrugas, qae me he pertenece en cuerpo y alma á la policía.
546 MI TECINA.

Dia á dia se confiesa Doña Crisanta, y tiene mer, si en la otra se prepara un festejo, lo que se
sus dares y tomares con los capellanes del con- dicen marido y muger en una riña, y tantas, tan-
vento y con las monjitas, de quien es agente efi- tas minuciosidades, que si bien, no son para es-
cacísima. critas, sí son para sospechadas de mis lectores.
De regreso de la iglesia, viene de puerta en En su casa todos están en perpetuo acecho de
puerta recogiendo limosna para una misa de una las acciones de los demás.
alma que se halla en pecado mortal. Oigámosla —Vea usted, vea usted, señora; allí va Don
hablar. Fortunato.
— ¡Esa alma se pierde, vecino; una caridad! —No lo veas, que nada nos importa; irá el po-
—Señora: yo estoy alcanzado; pero tenga us- bre á estafar á su compadre, á título del proyec-
ted esa friolera. tito de las minas: ¡que yo creyera á semejante
—Hé! donde hé! lloran está el muerto: necesi- perillán!
dades las que pasa Doña Clarita, la del número —Hé! Doña Timotea! mira, mira, si va
5, que ayer empeñó sus cubiertos, pero fué para con los ojos llorosos; le habrá pegado ese cafre
un baile; ya se ve, quieren que las gallinas les de D. Donato, y se irá á refugiar con su mamá;
den huevos de oro. y está al salir de su cuidado: ¡pobrecita!

Pues yo creia .... —Ahí padre Pr
entra el
— Quite usted! caras vemos, corazones no 'co- — Qué Los
mortificación! Sres. sacerdotes de-
nocemos. Figúrese usted, que quieren estar en berían en su
estarse casa.
esto que se llama paquete y . . . . contente, len- — Chit .... ....
chit señor el juez
gua: como si no los hubiéramos conocido en casa de las lavanderitas bonitas; ahora le im-
vp Voy á servir á Dios á la casa de Don Honorato, pondrán al pobre marido otros cuatro meses de
á ver si quiere su divina Magestad que estén en cárcel .... Cállate, boca!!
paz esos casados. Esta es la vida de Doña Crisanta: si ve un
— ¿Pues que están mal? chico descarriado, no por corregirlo, sino por el
— Quite pobre
usted! si la de Conchita pasa placer de que le zurren, se dirige á sus padres, y
una vida de perros, de perros. Señor: lo tengo con voz compungida, pregunta: ¿no ha llegado
dicho: el juego acaba con las familias; son los di- Juanito? ....
neros del sacristán, que cantando se vienen y —No, señora.
cantando se van; y luego ese desprecio con que — Qué muchacho! pensé que lo mataban esos
trata á la pobrecita de Clarita, esperando en el léperos con quienes venia jugando.
balcón hasta las dos y las tres de la mañana que Llega muchacho, y arde Troya.
el

viene el otro .... ¡detente, lengua! que viene el — Doña Pepita: no le pregunto á usted por su
otro del burlóte. esposo, porque acabo de verlo en el estanquillo,
—Pobre de Doña Clarita! aquel de las buenas mozas: ¡qué señor, siempre
—Yo que
quisiera se hubiera hallado su me- chanceando! ....
dia naranja; por ejemplo, que se hubiera casado Pobre marido! á la noche tendrá celos, tendrá
con Doña Paulita esa sí sabe vivir: si el riña: ¡qué sé yo! todo por Doña Crisanta!
marido se va por un lado, para eso que ella se Pero no que todo es una ecsageracion,
se crea

sale por otro con su primo el capitán .... Dios ni una pintura caprichosa de la fantasía la de
me lo perdone. ¡Adiós, señores; Dios pagará á Doña Crisanta; es una actividad inconcebible pa-
ustedes su buena obra! ra el chisme y para el enredo. ¡Qué de amores
Y sigue Doña Crisanta su camino: ella sabe lo frustrados, qué de matrimonios revueltos, qué
que se come en todas las casas; los disgustos de de odios de vecinos! ¡Qué de riñas, qué de qui-
ellas y sus causas; las enfermedades públicas y meras no han nacido y nacen dia á dia de la
secretas de vecinos y vecinas; el estado de los imagen de esta maldecidísima bruja!
fondos de todos y cada uno; quiénes se divorcian,
quiénes van á casarse, por qué llora el de en fren- Quiero luchar como bueno
te, por qué ric el otro.
Contra la ira de un Calleja,
Entre las lanzas y el trueno
Sus criadas participan de este espíritu inda-
Sin arrugar una ceja;
gador, y en los ratos perdidos trepan á la azotea, Pero ¡quién está sereno
desde donde saben si en tal casa no hay qué co- Con mi vieja!!
del

(CLAVEL

CUMPLIDO Edit.

i
MI VECINA. 347

propagará, llenando de descrédito á los vergon-


Lechuza infernal, que espanta
zantes autores de sus dias. Es un periódico, pe-
Y que á cuantos ve moteja,
ro todo de párrafos.
Dios, que á la sierpe quebranta
Y que á esta bruja nos deja, — Sabéis, niña quebró tal comerciante:

Líbreme tu mano santa tómese esa, para pretender á fulana.

De la vieja! — ¿Qué dices? ¡qué lastima! —Ha salido con

una de tantas la Conchita, esabeati-

ta que parecia que no quebrarla un trasto.


Quien la viere pasar encorvada, menudeando
sus pacitos, escitando la piedad y la veneración Y tanto, tanto ¡Autoridades públicas,

pública, la creerá una santa. Se prohiben los pa- que os habéis instituido para hacer el bien, es-

peles subversivos, lanza su excomunión escanda- terminad á este demonio, que es mi cabrion, que

lizada la sociedad contra los seductores; y sin es mi sombra, que no me deja seguir, porque se

embargo, pasa impune, Vive contenta. No se cree me figura que me está expiando! ¿No es verdad

perjudicial á Doña Crisanta. que cual mas, cual menos, tiene su Doña Crisan-
Se trata de una nueva funesta, un padre muer- ta que lo martirice? ¿Cómo no la incluye la Igle-

to, un hermano herido. Doña Crisanta se encar- sia en la letanía, para decir: De Doña Crisanta
Cencerrillo, líbranos, Señor?
ga de propagar la noticia. Se trata de la biogra-
fía de un pequeñuelo anónimo, Doña Crisanta la Fidel.

UNA SOCIEDAD DESMORALIZADA. *


^-^^AAAT^SSSSSSSaiRan/^'-'-

Los que tienen algún conocimiento de la histo- desde la mas baja esfera hasta lo mas elevado de
ria, saben que en el siglo xviii llegó en Fran- la escala social. Nada de estraño tenia esto, por
cia á su colmo la corrupccion de las costum- cierto, en un pais en que una joven de malas
bres, La relajación cundió por todas las clases costumbres se convertía en favorita del monar-
de la sociedad, aunque no debe callarse que la ca, y disponía á su antojo de cuanto era de la

mas elevada fué la que mereció el primer lu- nación.


gar en esa lid de actos crapulosos é inmorales. Una de esas historias es la que vamos á refe-
Ningún vínculo se respetó, ningún principio fué rir, aunque en pocas palabras, y teniendo espe-
observado, el decoro llegó á ser una palabra sin cial cuidado de no decir una sola que sea con-
significación: el libertinage mas desenfrenado traria á la decencia ó al pudor.
marcó aquella época para siempre; y la lectura
LA SEDrcCION.
de las memorias de los contemporáneos revela
abusos y crímenes tan repugnantes, que
faltas, Hija de padres humildes y pobres, y huérfana
su simple relato mueve á indignación y produce en los primeros años de su vida, Camila Bremier
repugnancia. habia quedado sin mas recursos para sostener-
La regencia de Felipe de Orleans y el reinado se que los que se proporcionase con su trabajo.
de Luis XV, abundan, por consiguiente, en la Pero el trabajo de la muger es tan ingrato, que
historias de cortesanos, que subieron fácilmente por muy constante y asiduo que sea, apenas pro-
548 UNA DE TANTAS.
duc8 -un fruto muy limitado. Camila, que no que olvidando que "no es oro todo lo que re-

tenia muclia afición á la ecsisteocia que le lia- lumbra;" que "mas vale malo conocido, que bue-
bia tocado en suerte, suspiraba cada vez que se no por conocer," y mas también "pájaro en ma-
veia al espejo, y se decia á sí misma que una no que ciento volando," acabó por abandonar
joven tan bonita y dotada de tantos atractivos al que habia sacado de la miseria, y huyó
la el

como ella, no debia estar condenada á ganar su mejor dia con el inope mozalvete.
vida con un trabajo que se le hacia mas pesado Aquella nueva unión no podia menos de ser
todos los dias. efímera y poco duradera. La simple verdad de
Para quien se bailaba en esa predisposición que "sine Cerere et Baco friget Venus," no dejó
de ánimo, imposible era que no cayese pronto de serlo en esta ocasión: apenas se hablan disipa-
en las redes de los que tan frecuentemente abu- do las primeras ilusiones de un supuesto amor,
san de la inesperiencia de las jóvenes, aun cuan- cuando el joven reflecsionó que no tenia medios
do las defiendan la inocencia y la virtud. Un para mantener á su adjunta, y Camila por su
obeso comerciante, que babia hecho un buen ca- parte empezó á suspirar, recordando las como-
pital tras del mostrador, trato de seducir á la didades de que disfrutaba al lado de su grueso
incauta Camila; y aunque ni la edad ni la figura, comerciante. Mas como "cuando no tie- la cosa
ni otras circunstancias del pretendiente eran de ne remedio, olvidarla eslo mejor," y "á lo hecho
las mas á propósito para que obtuviese la victo- pecho," trató de ver para lo futuro, buscando el
ria, diósela, sin embargo, el interés, que no deja modo de inejorar su suerte, lo cual fué tanto mas
de ser quien es, para esto de ablandar corazo- preciso, cuanto que el joven poco tardó en desa-
nes duros y empedernidos. Aquello no era aun parecer, sin que Camila volviese á saber de su
lo que Camila ambicionaba; pero, en fin, entre paradero. Quedó, pues, reducida de nuevo á la
ser una pobre menestrala, sin fortuna ni espe- mayor pobreza, confirmando así que en este mun-
ranza de tenerla, y encontrarse de la noche á la do regularmente sucede que "en el pecado se
mañana dueña de los patacones del "Non Des- lleva la penitencia."
cripto," comerciante de abarrotes, se decidió por Por fortuna "el tiempo es buen amigo," y su
lo segundo, pensando que "mas vale algo que na- mano cicatriza hasta las heridas mas profundas;
da," en que "principio quieren las cosas," y en y cuando pronto se encuentra el remedio del
que "no se ganó Zamora en una hora." mal, éste no se hace ya tan duro, porque al fin
"los duelos con pan son buenos." Así aconte-
LOS SUCESORES.
ció con nuestra heroína: su hermosura aun no se
Una de las ventajas que su nueva posición
habia marchitado: su palmito debia proporcio-
ofrecía á Camila para el logro de sus ulterio-
narle todavía mas de un adorador. El tercer
res empresas, era la de que el cariño que la pro-
dueño de su ternura fué un noble caballero, que
fesaba su favorecedor, le proporcionaba ir con
se hallaba en la flor de la edad, y acababa de he-
frecuencia á los teatros, á los paseos y demás di- redar una bonita fortuna, algo disminuida en
versiones públicas. Para encontrar quien fijase parte por la mala cabeza de su padre, que mu-
la atenciónen sus gracias, tenia mas medios en- cho habia disipado en mas de una orgía: su hijo
tonces que cuando vivia en un sesto piso, y so- no le iba en zaga en su inclinación á placeres pe-
lo frecuentaba las calles mas retiradas de la ca-
caminosos, de manera que mejor que á nadie
pital Allí no podia hacer letra, porque nadie pudiera aplicársele lo de que "tal padre, tal hi-
ignora que ".santo que no es visto, no es adora- "de tal palo tal estilla," que hereda
jo," y "el lo
do," como dice el refrán. no lo hurta."
Sin embargo, algún tiempo pasó sin que se Merced á esa misma fogosa naturaleza, el nue-
realizasen los ambiciosos proyectos de la joven, vo galán no se conformaba con solo amor de
el

á la que no quedaba mas consuelo que seguir es- Camila, sino que cada dia le daba una rival.
perando, consoliAndo.se con aquello do que "mas
I
Y aunque el amor propio de la joven no era tan
vale tarde que nunca." Y como siempre sucede ecsagerado, que se diese por ofendida de talos
que "tanto va el cántaro
hasta que so
al agua, fruslerías, las frecuentes infidelidades del caba-
queda dentro," Cúmila halló por fin lo que busca- llerito producían riñas 6 incomodidades, que mul-
I

ba. Un noble de muy buena familia, pero de tiplicündose con el tiempo, los hicieron vivir al
. escasas proporciones, dio en perseguir á Camila, cabo en la mas escandalosa guerra civil. Y co-
UNA DE TANTAS. 349

mo es natural que "la soga se revienta simpre á la especie humana, fué á morir á un hospital,

por lo mas delgado;" en una de aquellas repeti- víctima de las mas agudas dolencias.
das contiendas Camila salió ecliada de la casa, El facultativo que la asistió, era muy aficiona-

porque sin andarse en chiquitas, levantó la mano do á y habia dado en


la botánica, el prurito de
para su contrincante; y como éste no estaba muy estar buscando semejanzas entre el carácter de

conforme en que "manos blancas no ofenden," los enfermos que caian en sus manos, y las plan-
plantó á la impertérrita guerrera de patitas en la tas y flores que cultivaba en su jardin. Cami-
calle. la le habia contado su historia; y haciendo uso
"Mañana será otro dia," dijo la desgraciada de sus aplicaciones cuotidianas, al punto la com-
con resignación: nada importan los chascos pesa- paró al Clavel, flor que se considera como el sím-
dos, con tal que no suceda conmigo que "cuando bolo del desden, y que tiene tanta fecundidad y
una puerta se cierre, doscientas se atranquen." variedad como Camila habia tenido amantes.
Púsose de nuevo en campaña, porque lanzada
en la fatal carrera á que la Labia precipitado su CONCLUSIÓN MORAL.
primer paso criminal, dificilillo era que se en- Y ahora que hemos acabado nuestra historia,
mendase: el que "hace un cesto, hará ciento." se nos preguntará tal vez qué objeto hemos te-
No la seguiremos paso á paso en su camino de nido al referirla? Responderemos que uno, y
perdición, porque tan descomunal empresa nos
muy sencillo. Para inspirar al corazón humano
llevarla demasiado lejos; y como somos hombres el amor á la virtud, mas que áridos preceptos
de palabra, y no olvidamos que hemos ofrecido á sirve el conocimiento de los males incalculables,
nuestros lectores una historia corta, lo cumpliré- que tarde ó temprano nos acarrean los vicios.
nios así al pié de la letra, siquiera para que nues- Escarmentar en cabeza agena es una gran ven-
tra relación bo peque por lo largo, como peca taja, porque así nos libramos provechosamente
por lo mala. Contentarémonos, pues, con hacer de escarmentar en la propia; así es que, ninguno
reminiscencia, por orden cronológico, de los su-
considerarla como una suerte digna de envidia
cesores de los tres primeros paladines de quie-
la de los criminales, si pudiera conocer con evi-
nes hemos hablado.
dencia lo caro que pagan siempre sus malda-
El cuarto fué un actor de fama; el quinto un des.
valiente general; el sesto un viejo asentista: el
La sabiduría de la Providencia ha sabido con-
séptimo un duque, de una de las principales fa- vertir en triaca el veneno. Hasta de esos su-
milias del reino: el octavo un ricacho de provin- cesos que al principio parecen incapaces de pro-
cia; y el noveno y último, un príncipe de la san-
ducir beneflcios á los hombres, saca lecciones sa-
gre.
ludables. Aprovechémoslas, pues, y digamos pa-
Este simple relato hará conocer que Camila ra concluir, que "no hay mal que por bien no
caminaba viento en popa, y que si hubiese tenido venga."
presente que "la precaución es madre de la se- (Escrito para el Álbum).

guridad," habria cuidado con empeño de "sa-


car el vientre de mal año," mientras le sopló la PENSAMIENTOS.
fortuna. Pero la incauta cortesana no habia pen- Preguntado Demóstenes por qué siendo hom-
sado en el porvenir: entregada á los goces de su bre de tan gallarda estatura, se habia casado con

vida disipada, olvidó que los años marchitan la muger pequeña de cuerpo, respondió: "Porque
hermosura, que la época de los amantes pasa; y siempre se ha de escoger del mal el menos."
así fué que al abrir un dia los ojos, se encontró
Reparando Demonax que un hombre vestido
sola, pobre, sin amparo en el mundo, y carecien-
de púrpura, se envanecía de aquel ornamento, le
do ya de la manera de proporcionarse los arbi-
dijo: "No te muestres presuntuoso de esa lana
trios, que varias veces la hablan salvado de la
que da trage y ensoberbece; advierte que an-
te
mendicidad. El castigo de Dios pesaba al fin
tes fué natural desperdicio de una oveja."
sobre aquella culpable mugei'.
Camila arrastró los últimos años de su mísera Siendo Platón muy anciano, y preguntado
ecsistencia entre el desprecio del mundo, las en- qué edad tenia, respondió: "Veinte años, que son
fermedades y la mendicidad. Después de haber losque he vivido con desengaño y conocimientos
agotado las heces de cuantas calamidades afligen de la caduquez del mundo."
TOM. n. XV. 45
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HISTORIA MTÜEAL
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Después del nombre de Buílon, naturalmente las armonías que la unen con los otros vegetales,

se presenta el de Bernardino de Saint-Pierre. cuáles con los animales, cuáles con el hombre.
Su obra es una deliciosa miscelánea de moral y El autor de los Estticlios parece ser el primero
de historia natural: es el estudio de la naturale- que descubrió estas relaciones. Según él,, todo
za en hombre, y el de la naturaleza en el uni-
el está ligado en la naturaleza: la creación es una
verso; ciencias que no debieran nunca separarse, inmensa y riquísima cadena, cuyos eslabones se
porque todo está ligado en la creación
y la inte- siguen ordinariamente, y sus estremidades llegan
ligencia humana; es el lazo que une la moral á de la tierra al cielo, de la planta al hombre, si-

Dios. Bernardino de Saint-Pierre no fué ni el guiendo la materia; del hombre á Dios, siguien-
historiador, ni el poeta, ni el nomenclador de do el pensamiento.
la naturaleza: fué solo su admirador; de modo En su meditación sublime va mirando cómo
que su punto de vista es siempre verdadero y re- nuestro globo gira sobre su eje, y cada mañana
ligioso: en la formación del globo, en la estruc- presenta al calor vivificante del Sol la superficie
tura del insecto y en la vida humana, encuentra que han refrescado las húmedas sombras de la

poder, previsión y bondad. Este pensamiento noche. Comienza de nuevo el suavísimo con-
es su antorcha; esta idea lo guia en medio de las cierto: la tibia brisa sopla blandamente; murmu-
tinieblas de la ciencia; y la fe ardiente que le ha- ra dulce el follage de los bosques; y la flor, ba-
ce adivinar el orden de la creación, se lo descubre. lanceándose en su tallo, ecshala su aromático in-
Solo ecsiste una ciencia, que es la de las leyes cienso: percíbese entonces una armonía univer-
de la naturaleza: la geometría, la física, la mine- sal de sonidos, de colores, de perfumes; en una

ralogía, la medicina, la moral, la metafísica, &c., palabra, mírase entonces la vida y el amor! Cada
no son mas que ramas, ó por mejor decir, ricos tres meses la escena cambia, sin perder nada de

trozos de esa ciencia universal, cuyo objeto es el su esplendidez: las estaciones se suceden unas
conocimiento de Dios y de sus obras. Cada sa- tras otras para derramar su benéfica influencia,
bio mira la verdad en el trozo que posee, y no en ambos hemisferios. La Primavera inclina el
piensa que para comprender esa verdad en toda nuestro hasta de Estío; y mas inme-
el solsticio

su plenitud, es necesario recurrir al manantial diato al fuego vivificador del Sol, aparece tapiza-
primitivo. Un botánico, por ejemplo, después do con alfombra de verdura y de flores; el abra-
de haber reconocido los caracteres y virtudes de sador Estío lo lleva al equinoccio, y madura las
una planta, y tan luego como la ha clasificado en miescs; tardío el Otoño, lo carga de sabrosos fru-
su herbáceo, cree conocer perfectamente su his- tos, y luego el Invierno lo cubre con un sudario
toria. Sin embargo, nada sabe de sus relaciones blanquísimo de nieve para darle algunos dias de
con el Sol, las aguas, los vientos, las llanuras, reposo. Pero entretanto, el astro rey continúa
las montañas, el globo; en fin, no sabe tampoco derramando sus beneficios, y en el hemisferio
SAINT-PIERRE. 351

opuesto repite ks maravillas que hemos visto pa- de zeidora, ó madre del trigo. En efecto, la na-

sar en el nuestro. En medio de esas gigantescas turaleza ha formado especies que pueden crecer
anuonías, Bernardino de Saint-Pierre descubre en todos los lugares del globo, desde el Ecuador
una infinidad de otras secundarias, encadenadas hasta las orillas del mar Glacial. Hay algunas
todas, concurriendo al gran ti-abajo de la na- que se dan en húmedos de los paises
los lugares

turaleza. Mira los vapores que el Sol levanta calientes, como el arroz del Asia; la hay para los

del seno del océano; las montañas en cuya cima lugares pantanosos de los paises frios, como una
se van amontonando; los vientos en cuyas alas clase de avena que se da naturalmente en las
van á refrescar las abrasadas grietas de la tierra; orillas de los rios de la América Septentrional,
los rios que se forman con ellos, y que surcan el y de la cual, según el P. Henuepin, muchas na-
globo, fertilizando su superficie, y vuelven otra ciones salvages hacen cada año abundantes cose-
vez á los mares para comenzar de nuevo su be- chas. Otras especies se producen también con
néfica carrera. Mide esas enormes corazas de mucha abundancia en los paises cálidos y secos,
hielo, fijadas en los polos y diseminadas en los como el maiz en el Brasil; en fin, la cebada cre-
montes de zona tórrida para refrescarla, y esos
la ce hasta los 62 ° de latitud en las rocas de Fin-
desiertos inmensos de arena, de donde salen las landia, en donde he visto cosechas tan hermosas
ardientes tempestades, que á su vez van á calen- como las de los campos de Palestina."
tarla. Luego, de este vasto conjunto que ma-
le Plutarco nos cuenta que Alejandro procuró ffa

nifiesta el orden y el poder, pasa á los pormeno- vano naturalizar la yedra en los campos de Ba-
res que le revelan la bondad. Estudia el curso bilonia. Aquella débil planta que queria sirviera
de de adorno á sus arcos triunfales, resistió á sus
las aguas, y primero que nadie, traza la geo-
grafía de los rios; reconoce los lugares del globo, manos guerreras. ¿Por qué no llevaba consigo
en que se dan los vegetales, y por primera vez un vegetal útil al hombre, el trigo, el arroz, la
fija la geografía de las plantas; observa las zonas avena, ó cualquiera otra especie de gramínea?
asignadas á todos los seres, y descubre la geo- Aquellas ¡llantas, que siguen a la humanidad al
grafía de los animales. Las páginas de los Estu- rededor del globo, se hubieran sometido á su po-
dios^ en que llama la atención de los sabios sobre der; y la yedra murió donde hubiera vivido la
estas ciencias nuevas, rebosan una emoción reli- sustanciosa planta que alimenta á los hombres.
giosa que enternece el alma y la ilumina; ese es Dios no habia cuidado de los caprichos de Ale-
el don del autor. Es necesario participar de su jandro, y solo habia pensado en satisfacer las ne-
entusiasmo, porque cuando encuentra las invenci- cesidades de la humanidad.
bles pruebas de la previsión de Dios, se llena do Bernardino de Saint-Pierre encuentra las

placer por el beneficio que de ellas resulta á la mismas deliciosas armonías en la distribución,

humanidad. .
geográfica de los animales; todos los que no son
En este libro admirable, el hombre aparece directamente útiles al hombre, y cuantos le son
siempre colocado en el centro de la creación. To- dañosos, están encerrados en puntos estrechos
do está sometido á su inteligencia, todo se ha- del globo. Tan luego como salen del clima en
lla ordenado para atender á sus necesidades; que nacieron, dejan de reproducirse, y las mas
de manera que cuando Bernardino de Saint- veces dejan también de vivir. Los animales do-
Pierre traza el cuadro geográfico de las plantas, mésticos, por el contrario; el caballo, el buey, el
distribuidas por zonas en el globo, nos hace notar asno, la oveja, la cabra, esos compañeros del
que en esa distribución no cuenta la familia de hombre, esos ausiliares indispensables de sus tra-

Jas gramíneas, porque la naturaleza la ha desti- bajos campestres, lo siguen en todos los climas.
nado para el alimento principal del hombre, y ha En todos los lugares en que ha plantado su tien-
querido que fuese cosmopolita como él. "No hay da, lo han seguido para labrar la tierra, para dar-
punto de la tierra, dice, en que no pueda crecer lesu leche, y abrigarlo con su lana. De manera
alguna especie de trigo. Homero, que habia es- que por una escepcion adorable, Dios abre todas
tudiado también la naturaleza, distingue á cada las regiones del mundo á la gramíneas, que ali-

pais por el vegetal que se da en él con mas per- mentan al género humano, y á los animales que
fección. Elogia á una isla por sus uvas, á otra sirven para cultivarlas, y que han de hacer la
por sus olivares, á otra por sus palmeros, &c.; mayor parte y lo mas pesado del trabajo del
pero distingue á la tierra con el epíteto general 1
hombre.
352 SAINT-PIERRE.— poesía.— COERECCION.

Tal es la obra de Bernardino de Saint-Pierre:


COEEECCIOJNT.
no es un libro científico, ni de elocuencia, ni de
poesía; y sin embargo, ha dado colores á los mas
grandes poetas, formas nuevas á los mas elocuen- En el artículo titulado: "Juana de Arco," que
tes prosadores, mas
y luces á los sabios natura- salió en el níimero anterior, se cometieron por
listas; en una palabra, es uno de esos libros ra- casualidad varias equivocaciones al imprimirse.
ros, que por sí solos forman una escuela. Como algunas de ellas son importantes, y pudie-
[Traducido.] ron inducir á errores históricos ó geográficos, ó
suponer en quien escribió el artículo una in-
disculpable ignorancia, nos ha parecido necesa-

ÍV1RGE(^, TEr\l PIEDAD DE IVll! rio rectificar las mas notables. Con las otras no
lo haremos, porque son de menos entidad y mas
fáciles de conocer.
AI. SK. 15. J". J". ff»ESJ
PAGS C»l.§ TLX1X §. lEsics:. XEASE.
A tí. Madre purísima del Ser omnipotente 3v3 l.'^ 33 Carlos VII Carlos VI
Que por salvar al hombre se hiciera hombre también, ce 2ci 10 Esa Era
Y en la cima del Gólgotha, de áspera cruz pendiente ce ce
11 Douremy Donremy
ce i6
16 corono orno
Muriera, siendo escarnio del pueblo de Salen:
324 l.« 10 la se
ií c*
17 Ponlangy Poulangy
Del que asentado tiene su trono de zafiro C. (C
18 Chisson Chinon
Sobre diáfanas nubes de nácar y carmin (G 2."* 18 la se
ii ce
Tras de ese bello cielo que enagenado admiro. 19 Tierbois Fierboi s

Cercado de querubes y de ángeles sin fin:


325 2. "*
16 de Hauz Flavy
ÍC (C
39 Ídem Ídem
326 I."" 28 Canchón Cauchon
A tí, dulce María, dirijo hoy congojado ti ce
47 Roma Rouen
Mi férvida plegaria, mi tímida oración; 327 1."* 11 Nadin Kodier
Escúchala piadosa, por tu Jesús amado,
Y sienta algún consuelo mi triste corazón.
PENSAMIENTOS.
Tú, Madre benignísima del encarnado Verbo, —— &8:§ ^

Del infeliz amparo, consuelo en la orfandad,


Dijéronle al rey D. Sebastian, cuando estaba
Endulza mis pesares; de mi dolor acerbo.
para hacer la jornada de África, que se veia un
De mis crueles penas, ten ¡oh Virgen! piedad.
cometa, y era mal anuncio. "Antes, respondió, le

Aun siendo tierno infante, siendo inocente niño. tengo por feliz pronóstico, pues me está gritando

Tu nombre melodioso mi labio balbutia. que acometa."


Pues mi madre amorosa, con maternal cariño.
Me enseñara á adorarte, dulcísima María. Alfonso, rey de Aragón, daba por prueba de

la inmortalidad del alma, la ruina que trac á los


Y quedó desde entonces en mi pecho grabado
Ese nombre querido, ese nombre de amor, cuerpos la continuación de los años, cuando
y en mi ecsistencia triste, nunca, nunca he olvidado al contrario cultiva y perfecciona los entendi-
A la Madre amantísima del que por mí murió. mientos.

Endulza, Madre Virgen, mis penas, mi quebranto;


Calma, tierna M^ría, mi bárbara aflicción; El emperador Antonio decia que la verdadera

Haz que ya mu megilias no moje amargo llanto, sabiduría, y laque mas deben estudiar los prínci-

Y sienta algún consuelo mi triste corazón. pes, consta de tres partes: Estar bien con Dios,
México. consigo mismo y con los hombres^ sufriéndoles, ha-
Emilio Rey. ciéndoles beneficios, y preparando los oidos para

atender agravios.
En el núm. 8 de esta miscelánea publicamos á que acabamos de dar término, y el plan de la
el Prólogo de la obra titulada: "G-alia y Fran- que vamos á comenzar.
cia,"y ofrecimos publicar el Epílogo: cumplimos La Galia conquistada por César, se convirtió,
toy nuestra promesa. El autor hace en el cuerpo en tiempo de Agusto, en provincia romana, don-
de la obra un análisis sucinto de la historia de de enviaban los emperadores un gobernador que
Francia, hasta la muerte del último de. los Ca- mandaba á unos prefectos; recibía directamen-

petos, de la rama directa: allí se detiene, porque te las órdenes de la república y las trasmitía á
los acontecimientos posteriores, desde las guer- sus agentes: la política adoptada generalmente

ras ocasionadas por la eselusion de las mugeres para los otros paises conquistados, lo habia sido
del trono hasta nuestros dias, corresponden a la también para la Galia. El gobierno era allí sua-
serie de obras que se propuso escribir con el nom- ve y paternal; y como la civilización halagaba á la
bre de "Escenas históricas," y de las que un gran barbarie con placeres, artes y goce.=í, que le eran

número ha visto ya la luz pública, desconocidos, no tuvo embarazo en amoldar á


las costumbres romanas, cual inteligente corrup-
EPILOGO. tora, los pueblos primitivos de la Galia. El Me-

Ahora la historia de esas guerras y desolacio- diodía sobre todo, cuyos ricos llanos tocaban á
nes, es la que vamos á referir circunstanciada- la Italia por los Alpes, cuya ribera bañaba el

mente, dando aquí fin á nuestro trabajo crono- mismo mar, cuyos habitantes respiraban un aire
lógico, porque la introducción que se acaba de perfumado, como el de Sorrento y Pestum, fué
leer, no es mas que una obra de fechas y de he- la provincia privilegiada: Narbo la Eomana se

chos, nacida solamente de las investigaciones del elevó cerca de Marsilia Iti Griega; Arles tuvo un
historiador, y en la que no tiene parte alguna anfiteatro, Nimes un circo, Antun una escuela,
la imaginación del poeta, á no ser que se conside- León templos: legiones indígenas, en las que ca-
ren como poesías las teorías religiosas que hemos da soldado se envanecía de tener el nombre de
espuesto, y la política que va á seguir. ciudadano romano, fueron levantadas en la Nar-
Nos hemos detenido en la muerte de Carlos bonesa, y se dirigieron atravesando la Galia, á
IV, porque con el advenimiento al trono de Fe- someter al imperio la Bretaíía, que el imperio
lipe de Valois,comienza una nueva era para la no podia someter, del mismo modo que egos ele-
Francia. La monarquía nacional ha llegado á su fantes domesticados, adiestrados por los reyes de
punto culminante, y va á descender poco á po- India, les ayudan á someter los elefantes sal-
co de las alturas feudales en que Hugo Capoto vages.
habia puesto los cimientos de su edificio, hasta A la dominación romana sucedió la conquis-
los llanos populares en que Luis Felipe, úllimo ta franka, la barbarie á la civilización: ya era
rey probable de esta raza^ levantó su tienda de tiempo; la corrupción que roia el corazón del
un dia. Permítasenos, pues, ya que hemos lle- imperio se estendia á sus miembros; la cuchilla
gado á cumbre de las montaiía, dirigir atrás y
la franka separó á la Galia del cuerpo romano,
y
adelante una última mirada, que se estenderá la salvó. Es un hecho notable el de que, la ci-

por un lado hasta la G-alia de César, y del otro vilización que conquista á la barbarie, la mate,
hasta la Francia de Napoleón. Esto será á la y que la barbarie que conquista á la civilización,

vez para nuestros lectores el resumen de la obra la fecunde.


354 ESTUDIOS HISTÓRICOS.

Los gefes frankos conservaron del gobierno El vencimiento de la dinastía de los Mere-
romano lo que pudieron adoptar á sus costum- wigs (Merowingios) por la de los Carolingioa,
bres, y principalmente á sus intereses: la domi- originó un vacío en la representación de esos
nación fué unitaria, como lo hemos dicho, en poderes: el conjunto de los gefes habia sosteni-
tiempo de Mere-wig (Meroveo) Hlode-wig (Cío- do á monarquía, y héchose rey en su lugar:
la

doveo). y dividida eu el de sus sucesores. creyó, pues, confundidas á arabas para siempre
La división del poder originó, como lo hemos en su solo poder, y olvidó que, bajo la hoz del
indicado también, la de la propiedad: en cuanto Segador, brota ya una nueva cosecha. Como no
el conjunto de los gafes poseyó, quiso tener un habia ya esa amalgamación de los intereses de
representante, como la monarquía tenia el suyo: los gefes, no habia ya tarapoco necesidad de un

ya hemos dicho cuál era el del pueblo (*). El representante de su casta: como esa casta estaba
cargo de mayordomo de palacio fué creado por confundida con la monarquía, no podia ya elegir
aquellos: siguió las mismas variaciones de pro- al rey. En consecuencia, el cargo de mayordo-
gresos que la monarquía, que estaba llamada á mo de palacio fué suprimido, y Karl-el-G-rande
reemplazar un dia: temporal en la época de Sig- (Carlomagno) tomó por divisa de su moneda: Ca-
hebert (Sigeberto) (f) y sus antecesores; fué vi- rolus, gratia Dei rex.

talicioen la dj Hlot-her (Clotario) y se hizo Así, con el entronizamiento de representante


por fin hereditario en la de Hlode-wig II (Clo- de los gefes, quedó destruido el principio electi-
doveo); sin embargo, lo mismo que la monarquía, vo que hace á los reyes.

reconocía el principio electivo. Reges ex no- Karl fué, pues, el primero y el último gefe
büitate, duces ex virtute sumunt Pero en cuan- omnipotente de la raza conquistadora, porque sus
to uno de los dos rivales lo quebrantó, la otra antecesores hablan tenido que luchar contra el
debia vengarlo al punto. conjunto de los gefes, y sus sucesores debían te-
Los reyes frankos no tenían, pues, como pu- ner que luchar contra el vasallage. En su triun-
diera creerse, un poder absoluto: ademas del ma- fo, por el contrario, nada se asemeja á una resis-

yordomo de palacio, colocado junto á ellos para tencia cualquiera de parte de una casta, cuya ca-
representar los derechos de los gefes, habia tara- beza, que apenas sale de tierra, huella bajo sus
bien consejos compuestos de los militares que de- sandalias: sus órdenes no son ni aprobadas ni
cidían con el rey (t) de los negocios de la nación; analizadas: las da, y son obedecidas; quiere leyes,

grandes revistas de tropas, fijadas regularmente y las capitulares suceden al código Teodosiano.
para los meses de Slarzo ó de Mayo, recibían no- Si quiere un ejército, lo levanta; si quiere una
ticia de las cosas tratadas en aquellas asambleas victoria, combate.
Necesitábase esa unidad de poder y de fuerza,
particulares; y esto se observó entre los conquis-
para que Karl pudiese cumplir con su misión, y
dores hasta el momento eu que el pueblo, repre-
llegar á su objeto: necesitábase que una misma in-
sentado por la Iglesia, se halló poseedor á su vez
teligencia hubiese levantado conforme á su plan
de una parte del territorio: entonces entraron
unitario, las murallas de ese vasto imperio, para
obispos á los consejos del rey; diputados ecle-
que en ellas viniese á estrellarse la barbarie, sin
siásticos fueron enviados á los campos de Mar-
hallar un solo lugar débil por donde pudiese in-
zo y de Mayo, y las tres órdenes de propietarios
troducirse; necesitábase, en fin, que el reinado de
se hallaron representadas: la monarquía, por el
Karl fuese dilatado, porque él solo podia acabar
rey; los gefe.s, por el mayordomo, y la Iglesia ó el
laobra inmensa que habia emprendido, y el rei-
pueblo por los obispos.
nado de Karl duró cuarenta y seis años.
(*) El clero.— N. del T. Eu su lugar hemos dicho bajo qué punto de
(t) El primer mayordomo de 'palacio^ de vista considerábamos la desmembración del im-
quien se hou:e mención, es Goggon, que fué envia- perio; los herederos de Karl hicieron en una es-

do á Atanajildo, fie jjarie de Sigeberío, para pe- cala mayor la misma división que habían heclio
dirle la mano de Brunehilde. los hijos de Merc-wig, y las mismas causas pro-

(I) Se supone que se hahlu de la nación con- dujeron los mismos resultados; es decir, la crea-

quisla'hra: j>or lo que hace á la conquistada, no se ción de una nueva corte señoril, nacida do las
trataha en lo absoluto de ocuparse de sus intere- cesiones de terrenos que los reyes Carolingios y
ses; era esclava. Mere-wiga se vieron obligados á hacer para su-
ESTUDIOS HISTOEICOS, 355

bir al trono, y en seguida para conservarse en él. Cuando se hubieron desarrollado los beneficios
Karl, escapándose del poder de los gefes frankos, que debia producir esta nueva era, es decir, cuan-
fué el pritnero que tomó por divisa de su moneda, do una lengua nueva y nacional, como la monar-
que solo élpodia hacer acmliar: Carolus gratia.Dei quía, habia sucedido á la lengua de la conquis-
rex. Los señores franceses, escapando á su rey ta; cuando las cruzadas abrieron al arte y á la
de la dominación franka, negaron que su princi- ciencia el camino del Oriente; cuando la bula de
pio viniese de la monarquía, como Karl habia Alejandro III, que declaraba á todo cristiano li-
negado que suyo viniese de la señoría, y dos-
el bre, dio por resultado la emancipación de los

cientos años después se arrogaron, no solo el de- siervos; cuando, en fin, Felipe el Hermoso, dan-
recho de acuñar moneda como emperadores, sino do el primer golpe á la monarquía feudal, la hu-
que también tomaron por divisa de ella ese gra- bo modificado con la creación de los tres esta-
tia-Dei de que la monarquía les habia dado el mentos, y el establecimiento del parlamento, lle-
ejemplo (*). gó el tiempo en que esa monarquía, que habia
Hemos dicho de qué manera se habia efectua- acabado au obra, cedió el lugar á otra, que tenia
do la escicion entre la monarquía franka y la que hacer la suya. Entonces apareció Felipe de
señoría francesa: hemos esplicado cómo los pro- Valois, dio el primer hachazo en el edificio de
pietarios territoriales hablan abrazado los inte- Hugo Capeto, y la cabeza de Clisson cayó.
reses del suelo contra los de la monarquía, aun- Tanneguy Duchátel heredó el hacha de Felipo
que reyes y señores fuesen de la misma raza: he- de Valois. Setenta años después que éste ha he-
mos entrado en pormenores bastante estensos rido, hiere aquel á su vez, y cae la cabeza de
acerca del nacimiento, lucha y victoria del parti- Juan de Borgoña.
do nacional, para no tener necesidad de presen- Luis XI halló, pues, al entrar al templo, ro-

tar aquí un nuevo cuadro de esa época de transi- tas ya dos de lascolumnas feudales que sostenían
ción, colocada entre la monarquía de la conquista su bóveda. Su misión era echar por tierra las
y la monarquía de la nación. demás. Cumplióla, y subido apenas al trono, le

Cuando Hugo Capeto subió al trono, ocupado puso por obra.


ya antes de por Eudes y Raoul, primeros re-
él Entonces no hubo en todas partes mas que
yes franceses introducidos en medio de los ger- ruinas feudales: los restos de las casas de Berry,
manos, halló la Francia territorial dividida entre de San Pol, de Nemours, de Borgoña, de Gruiena
siete grandes propietarios, que poseían, no ya por y de Anjou, sembraron por donde quiera el pa-
cesión ó tolerancia regia, á título de alodial ó de vimento del edificio monárquico, que sin duda se
feudos, sino por ¿a gracia de Dios. El edificio hubiera desplomado por falta de sustentáculo, si

monárquico que iba á elevar, debia, pues, ser el rey no hubiese sostenido la bóveda con una
bien diferente bajo muchos aspectos, del de Karl mano, mientras con otra echaba por tierra las

el G-rande ó Hlode-wig: la monarquía que reci- columnas.


bía, seasemejaba mucho mas á de la presidencia Por último, Luis XI queda solo, y su genio
una república aristocrática, que á la dictadura de reemplaza el aplomo con el equilibrio.

un imperio. Era el primero, pero ni siquiera el A él remonta la primera monarquía nacional

mas rico y poderoso entre sus iguales. La pri- absoluta. Pero legó el despotismo á sucesores

mera cosa que hizo en consecuencia el nuevo rey, demasiado débiles para continuarlo. Al gran va-

fué subir á doce el número de sus grandes vasa- sallage abatido por Luis XI, sucedió la gran se-

llos, introducir entre ellos pares eclesiásticos ñoría, en los reinados de Carlos VIII y Luis
para contar con el apoyo de la Iglesia; luego en XII; tanto que, cuando Francisco I subió al tro-
el sólido aplomo de estas doce fuertes columnas, no, asustado al ver oscilar la monarquía, que pe-

que representaban al poderoso vasallage, apoyó


acerca de la teoría que se va á desarrollar, no por-
la bóveda de la monarquía nacional (f).
que sea complicada, sino antes bien porq?ie es sen-

(*) En 865, Odón, hijo de Raimundo, fué cilla, y nada es vías dificil de creer que una cosa
el primero que dio tomando el título
este ejemplo, sencilla en que no se habia aun pensado. Por lo
de conde de Tolosa y de marques de Gotia por la demás, esta teoría esacta ó falsa, superficial ó pro-
gracia de Dios. funda, grave ó ridicula, nos pertenece completa-
(t) Llamamos la atención de nuestros lectores mente.
356 ESTUDIOS HISTÓRICOS.

dia sus apoyos primitivos, y no los encontraba duelos habían dejado en las venas de la no-
ya,que buscaba doce hombres de fierro, y no en- bleza (*).
contraba mas que doscientos de terciopelo, espe- Hacia 149 años que Luis XI habia muerto.
ró recobrar una fuerza igual multiplicando las Escusado es decir que la misión de estos dos
inferiores, y sustituyendo los grandes señores á hombres era la misma, y sabido es que Bichelieu

los grandes vasallos, inquietóse poco por el des- cumplió con la suya tan religiosamente como lo
censo de la bóveda al nivel de las nuevas colum- habia hecho Luis XI.
nas, con tal que ese descenso diese solidez al edi- Luis XIV halló, pues, el interior del edificio
ficio. En efecto, aunque los apoyos que acababa monárquico, no solamente desprovisto de las 200
de crear, fuesen en comparación de los antiguos, columnas que lo sostenían, sino también desemba-
mas débiles y menos elevados, no eran por eso razado de sus escombros: el trono estaba enclavado
menos sólidos, porque representaban siempre la con tanta firmeza en la Francia nivelada que, niño
propiedad, y su multiplicación misma estaba en como era, subió sus gradas sin tropezar; luego, al
armonía esaeta con la división territorial efec- llegar á su mayoría, se le presentó el camino del
tuada entre el reinado de Luis XI y el suyo (*). absolutismo, trazado por un pié tan gigantesco,
Francisco I fué, pues, el fundador de la mo- que le bastó al discípulo seguir la huella de su
narquía de los grandes señores, como Hugo Ca- maestro, sin temor de estraviarse. Necesaria
peto lo babia sido de la monarquía de los gran- habia sido esta preparación, porque Luis XIV
des vasallos. no tenia el genio del despotismo, sino íínicamen-
Después, cuando esta segunda era de la mo- te la educación de déspota.
narquía nacional, hubo producido sus frutos; Mas no por eso dejó de efectuar la obra á que
cuando la imprenta dio alguna estabilidad á las estaba destinado: hízose centro del reino, recogió
ciencias y á las letras renacientes; cuando Rabe- todos los resortes de la monarquía, y los tuvo tan
lais y Montaigne hicieron científica la lengua; tirantes por mucho tiempo, que bien pudo pre-
cuando las artes pusieron el pié en el suelo de ver, al morir, que se romperían entre las manos
Francia tras del Primatice y Leonardo de Vin- de sus sucesores.
ci; cuando Lutero en Alemania, Wicleff en In- Vino la regencia; esparció su estiércol por el
glaterra, Calvino en Francia, prepararon la re- reino, y la aristocracia salió de la tierra.
forma política con la religiosa; cuando la evacua- Al llegar Luis XV á su mayoría, se halló por
ción de Calais fijó nuestros limites militares, bor- consiguiente en la misma posición en que se ha-
rando del suelo francés la última huella de la bian encontrado Francisco I y Hugo Capeto.
conquista de Eduardo III; cuando la noche de La monarquía estaba por organizar: nada habia
San Bartolomé hizo bambolear en la sangre hu- en lugar de los grandes señores: nada tampoco
gonota á la religión y la monarquía, que estaban en el de los grandes vasallos: débiles y numero-
abrazadas, y produjo así un efecto contrario al sos vastagos ecsistian solamente dónde antes ha-
que esperaban; cuando, en fin, la ejecución de La bia troncos fuertes
y vigorosos. Fuéle, pues, pre-
Mole, el asesinato de los Guisas, el juicio de Bi- ciso bajarmas aun la bóveda monárquica, susti-
ron, anunciaron á los grandes señores que los tuir de nuevo el número á la fuerza; y en vez de
tiempos hablan llegado, y sonado la'^hora de su los doce grandes vasallos de Hugo Capeto, y de
destrucción, como se lo habían anunciado á los los doscientos grandes señores de Francisco I,
grandes vasallos de Clision y el asesi-
el suplicio
dar por sustentáculos á su edificio vacilante, los
nato de Juan de Borgoña; entonces apareció en cincuenta mil aristócratas de la regencia orlea-
el horizonte como un cometa rojo, Ptichelieu, ese
nista (t).
incansable segador, que debia agotar en el cadal-
so el resto de sangre que la guerra civil y los
(*) Richelieu entró al Consejo en 1624: sus
2nimeras ejecuciones datan de 1625 y 1626.

En nuestras crónicas, nos ocuparemos con (t) Llamamos la atenciojí de IdS lectores del
(•)
Álbum, acerca de la manera con qne Dumas va
cuidado y en todos sus pormenores, de la división
enlazando todos los sucesos de la historia de Fran-
de las propiedades, porque esta base ensanc/iarla por cia. En teoría podrá no ser esaeta; pero á lo me-
la revolución, es la que llegará á ser un dia el nos no puede negarse que es sobremanera ingenio-
único pedestal sólido de la libertad. sa.—{N. del T.)
ESTUDIOS HISTÓRICOS. 357

En cuando esta tercera era de la monar-


fin, vela por la ley del progreso, llámesela como se

quía nacional, hubo dado su frutos, frutos del la- la quiera llamar. Dios, Naturaleza ó Providen-
go y llenos de ceniza; cuan-
Asfáltites, podridos cia, dirigió la vista sobre nosotros, se asombró al
do los Dubois y los Law, las Pompadour y las ver viva y atrincherada, en medio de la Francia,
Dubarry, mataron el respeto debido á la monar- á esa aristocracia, que creia estinguida por la
quía; cuando los Voltaire y los Diderot, los Convención.
d Alembert y los Grrimm, abogaron la creencia
'
Al punto salió el sol de Julio, y, como el de
debida á la religión; la religión, esta nodriza de Josué, se detuvo tres dias en el cielo.

los pueblos, la monarquía, esta fundadora de las Entonces se verificó esa revolución milagrosa,

sociedades, manchadas aun con el contacto de que no alcanzó sino lo que debia alcanzar; revolu-
los hombres, se remontaron á Dios de quien eran ción que se creyó nueva, y que era hija de 93;

hijas. revolución que no duró mas que tres dias, porque


Su huida dejó sin defensa al trono de derecho no tenia mas que un resto de aristocracia que
divino; y en el intervalo de cuatro años, vio bri- abatir, y que desdeñándose de atacar á la mori-

llar Luis XVI en el Oriente las llamas de la bunda con la hacha ó con la esj)ada, se contentó

Bastilla, en el Occidente el hierro del cadalso. con declararla impotente con una ley y un de-
Entonces no fué ya un hombre quien vino á creto, como se hace con un viejo imbécil al que

destruir, porque un hombre hubiera sido insufi- se va á la mano en un consejo de familia.


ciente para la destrucción; fué una nación entera Ley de 10 de Diciembre de 1831, que abolió

y multiplicando los trabajado-


la que se levantó, la herencia del cargo de par.
res en proporción del trabajo, envió cuatrocien- Decreto de 16 de Diciembre de 1832, que de-
tos mandatarios para abatir la aristocracia, hija clara que cualquiera puede llamarse conde ó mar-
•de la gran señoría, nieta del gran vasallage. ques (*).

El 22 de Septiembre de 1792, la Convención Al dia siguiente al en que ambas cosas fueron,


Nacional tomó el hacha hereditaria. hechas, quedó i-edondeada la revolución de Julio,
Hacia 149 años que Richelieu habia muerto. porque la aristocracia estaba, si no muerta, á lo

¿No hay algo de maravillosamente providen- menos aherrojada: el partido puro de la cámara
cial en esta coincidencia de fechas? Richelieu de los pares, representado por los Fitz-James
viene 149 años después de Luis IX, y la Con- y los Chateaubriand, salió del palacio del Luxem-
vención Nacional 149 años después de Richelieu. burgo para no volver á mas, y con ellos, toda
él

Deshagamos aquí un error importante, en que influencia aristocrática desapareció del Estado
unos caen por ignorancia, y que otros acreditan para ceder el puesto á la influencia de la rica
de mala fé: 93 fué una revolución, pero no una propiedad.
república; habíase adoptado la palabra por odio Veamos cómo se estableció ésta.
á la monarquía, y no por la semejanza de la cosa. Luis Felipe se habia colocado cerca de la mo-
El hierro de la guillotina forma un triángulo: narquía agonizante, como un heredero á la cabe-

también con un triángulo se simboliza á Dios: cera del lecho de un moribundo. Apoderóse del
¿quién, sin embargo, se atreverá á decir que los testamento que el pueblo hubiera podido anular;
dos son una misma cosa? pero el pueblo comprendió, con su inteligencia
La reacción termidoriana salvó la vida á ese profunda, que le faltaba acabar con la última
resto de aristocracia,que iba á caer bajo la ma- forma monárquica, de la que Luis Felipe era re-
no de Eobespierre; el hacha que debia matarla,
no le hizo mas que una herida profunda, pero no (*) El art. 259 del código antiguo^ estaba
mortal: los Borbones la encontraron cuando en- concebido en estos términos: " Todo el que haya, lle-

traron en Francia en 1814; la vieja monarquía vado loúblicamente un trage, uniforme ó decm-a-
reconoció al punto á su viejo sosten: entonces le cion que no le pertenezcan^ ó que se haya atribui-
dio á guardar, en medio de la Francia, á la cá- do títulos reales, que no le hayan sido legalmen-
mara de los pares, esa última fortaleza del trono te conferidos, será castigado con ivna iJÚsion de
de derecho divino. seis meses á dos años.''' Oteando se verifico la re-
Así, la voluntad providencial se estrelló por visión del código.¡ las palabras escritas con letra
un momento, á consecuencia del accidente pre- redonda., fueron suprimidas como incompatibles
coz del 9 termidor; y cuando esta divinidad, que con nuestras costumbres.
TGM. II. —XVI. 46
358 ESTUDIOS HISTÓRICOS.

presentante: contentóse, en consecuencia, con Francisco I, con su toca con plumas, su ropi-
borrar en el escudo hereditario el gratia dei, y lla de seda, sus zapatos de terciopelo zajados, su
si no le sustituyó el gratia' pojjuli, fué porque espíritu elegantemente altivo, sus costumbres
estaba bien seguro de que jamas se acordaria el noblemente corrompidas, ¿no es el tipo perfecto

rey mas de ello, que en los momentos en que de los grandes señores?
mas afectase ignorarlo. En fin, Hugo Capeto, antecesor de todos ellos,

Entretanto, nuevos sustentáculos se hacian cubierto con su coraza de hierro, apoyado en su


aun indispensables para el nuevo edificio mo- espada de hierro, con sus costumbres de hierro,
nárquico. Los cincuenta mil aristócratas de Luis ¿no se nos presenta en pié, en el horizonte de la
XV no ecsistian ya: los doscientos grandes se- monarquía, como el tipo esacto de los grandes
ñores de Francia primero hablan caído: los doce vasallos?
grandes vasallos de Hugo Capeto dormían en Una cuestión, de la que no nos hemos ocupado
sus tumbas feudales; y en lugar de las castas antes por no interrumpir la serie de nuestras
destruidas, castas que no eran mas que el privi- pruebas, debe presentarse aquí naturalmenta al
legio de unos cuantos, se levantaban por todas espíritu de nuestros lectores.
partes la pi'opiedad y la industria, que son el de- "En este gran sistema de la decadencia mo-
recho de todos. Luis Felipe no tuvo ni aun qi^é nárquica que acabáis de presentarnos, ¿qué ha-
escoger entre las simpatías de nacimiento y las céis de Napoleón?
ecsigencias del momento; en lugar de los cin- Contestemos:
cuenta mil aristócratas de Luis XV, se valió de Tres hombres, á nuestro juicio, fueron esco-
los cien mil ricos propietarios é industriales de gidos desde la eternidad, en el pensamiento de
la restauración; y la bóveda monárquica cayó al Dios, para efectuar la obra de la regeneración:
nivel del pueblo por un nuevo descenso, el mas César, Karl-el Grrande y Napoleón.
bajo, el último de todos. César prepara el cristianismo.
Así, después de cada revolución que abate, vie- Karl-el Grrande la civilización.
ne la calma que reedifica; después de cada cose- Napoleón la libertad (*).
cha cortada, viene una tierra baldía, en que Hemos dicho cómo César habia preparado el
germina una cosecha nueva. Después del rei- cristianismo, reuniendo en los brazos conquista-
nado de Luis XI, ese terror de los grandes va- dores de Roma, catorce pueblos, sobre los que
sallos, vienen los reinados de Carlos VIII y se elevó el Cristo.
Luis XII, en que brotan los grandes señores. Hemos dicho cómo Karl-el Grrande habia pre-
Después de de Luis XIII, y Luis
los reinados parado la civilización, rompiendo contra las mu-
XIV, ese 93 de los grandes señores, viene la re- rallas de su vasto imperio, la inmigración de los
gencia, durante la cual sale de tierra la aristo- pueblos bárbaros.
cracia; en fin, después del reinado de la Comisión Vamos ahora a decir cómo ha preparado Na-
de salvación pública, que siega á los aristócratas, poleón la libertad.
viene la restauración, durante la cual aparece la Cuando Napoleón tomó la Francia el 18 bru-
fuerte propiedad. mario, conservaba ella aun la calentura de la
Y aquí es el momento de observar qué analo- guerra civil; y en uno de sus accesos, se habia
gía tan perfecta reina entre los reorganizadores arrojado tan adelante de los pueblos, que las
y la sociedad reorganizada: Luis Felipe, con su otras naciones no la seguían ya al paso: el equi-
traga tan conocido, que se ha llegado á hacer librio del progreso general se habia perdido por
proverbial, sus costumbres tan sencillas, que se el esceso del progreso individual: la Francia era
han convertido ca ejemplo, ¿uo es el tipo de la una loca de libertad, que en concepto de los re-
gran propiedad y de la grande industria? yes, era preciso encadenar para curar.
Luis XV, con gu vestido de terciopelo, cubier- Apareció Napoleón con su doble instinto de
y adornos, su chupa de seda, su
to de bordados despotismo y de guerrero, su doble naturaleza
espada de puño de acero y de nudo de listón, popular y aristocrática, atrás de las ideas de la
BUS costumbres corrompidas, su espíritu liberti-

no, su egoismo de lo presente y su indolencia (*) Toda idea nueva y atrevida parece al
para lo fiitliro, ¿no es el tipo completo de los princijÁo una paradoja. Déjesenos desarrollar
aristccratas.í la niícstra, y juzgúesela después.
.

ESTUDIOS HISTÓRICOS. 359

Francia, pero adelante de las de Europa; hom- tro poder; y cuando entramos en Moscou, Mos-
bre de resistencia para el interior, pero hombre cou está vacía, Moscou es presa de las llamas!
de progreso para el esterior. Entonces misión de Napoleón se cumple, y
la

Los reyes insensatos le hicieron la guerra! . . llega el momento de su caida; porque su caida
Entonces Napoleón tomó lo que habia de mas será ahora tan útil á la causa de la libertad, co-
puro, de mas inteligente, de mas progresivo en mo lo habia sido antes su elevación. El czar,
medio de la Francia, para formar ejércitos que tan prudente con el enemigo vencedor, será aca-
esparció por la Europa, y que á todas partes lle- so imprudente con el enemigo vencido: habia re-
varon la muerte á los reyes, y el soplo de vida á trocedido ante el conquistador; tal vez va á se-
los pueblos. Por donde quiera que pasó el espí- guir al fugitivo.
ritu de la Francia, la libertad dio en su segui- Dios retira, pues, su mano de Napoleón; y pa-

miento un paso gigantesco, arrojando al viento ra que la intervención celestial sea en esta vez

las revoluciones, como el trigo un sembrador. muy visible en las cosas humanas, no son ya
Napoleón cae en 1815; y tres años han pasado hombres los que combaten con hombres; el or-

apenas, cuando la cosecha que sembró está ya den de las estaciones es trasformado; la nieve y
en disposición de ser levantada. el frió llegan á marchas forzadas: los elementos

1818. — Los grandes ducados de Badén y Ba- son los que matan á un ejército.
viera, reclaman una constitución y la obtienen. Y hé aquí cómo acontecen las cosas previstas
1819. — Wurtemberg reclama una constitu- por la sabiduría: Paris no ha podido llevar su
ción, y la obtiene. civilización á Moscou; Moscou vendrá á pedirla
1820. —Revolución y constitución de las cor- á Paris: dos años después del incendio de su ca-

tes de España y Portugal. pital, Alejandro entrará en la nuestra.


1820. —
Revolución y constitución de Ñapóles Pero la permanencia será allí corta; sus solda-
y del Piamonte. dos han tocado apenas el suelo de Francia: nues-
1821. —Insurrección de griegos contra los la tro sol, que los debia iluminar, no ha hecho mas

Turquía. que deslumhrarlos.


1823. — Institución de estamentos en Prusia. Dios vuelve á llamar á su escogido; Napoleón
Por su misma situación topográfica, una sola aparece de nuevo; y el gladiador, bañado aun en
nación habia escapado de su influencia progre- la sangre de su última lucha, va, no á combatir,
siva: estaba demasiado distante de nosotros, pa- sino á presentar el cuello en Waterloo.
ra que pensásemos nunca en poner el pié en su Entonces Paris abre por segunda vez sus
territorio. Napoleón, á fuerza de fijar los ojos puertas al czar y á su ejército salvage; y esta
en ella, acabó por habituarse á esa distancia: pa- vez la ocupación detendrá tres años en las ori-

recióleprimero posible, y luego fácil salvarla; llas Sena á esos hombres del Volga y del
del
que haya un protesto, y conquistamos la Rusia del Don. Luego, imbuidos ya en ideas nuevas
como hemos conquistado la Italia, el Egipto, la y estrañas, balbutiendo los nombres conocidos
Alemania, la Austria y la España: el protesto de civilización y emancipación, volverán pesaro-
no se hace esperar; un buque ingles entra en no sos á su pais bárbaro, y ocho años después es-
séqué puerto del Báltico, con violación de las tallará en San Petersburgo una conspiración re-
promesas continentales, y al punto se declara la publicana.
guerra por Napoleón el Grande á su hermano Hojead el libro inmenso de lo pasado, y de-
Alejandro I, el czar de todas las Rusias. cidme en qué época habéis visto tantos sacudi-
A
primera vista parece que la previsión de mientos de tronos, y tantos reyes huyendo por
Dios se estrella en el instinto despótico de un los caminos reales. Consiste en que éstos ¡impru-
hombre. La Francia entra en la Rusia; pero la dentes! han enterrado vivo á su enemigo mal
libertad y la esclavitud no' tendrá ni el mas li- acabado, y en que el Encelados moderno agita al
gero contacto: ninguna semilla germinará en mundo á cada movimiento que hace en su tumba.
aquella tierra helada, porque delante de nues- Así, en el intervalo de novecientos años, vie-
tros ejércitos retrocederán, no solamente los ejér- nen como pruebas vivas de lo que hemos dicho,
citos contrarios, sino también las poblaciones á saber, que el genio es mas ciego á proporción
enemigas. Un pais desierto es el que invadimos: que es mjis grande.
una capital incendiada es la que caerá en nues- César, imgano^ preparando el cristianismo.
560 ESTUDIOS HISTÓRICOS.

Karl-el Grande, hárharo^ preparando la civi- pesar de cuanto han hecho valiéndose de su gran
lización. nombre los hombres pequeños que la gobiernan,
Napoleón, déspota^ preparando la libertad. no por eso ha perdido la Francia su lugar re-
¿No se ve uno tentado á creer, que se trata volucionario en la vanguardia de las naciones.
del mismo hombre que vuelve en épocas fijas, y Solo dos niños podian hacérselo perder y apar-
con nombres diferentes, para realizar un pensa- tarla de su camino, porque representaban dos
miento único? principios opuestos á su principio progresivo:
Y ahora la palabra del Cristo está á punto de Napoleón II y Enrique V.
cumplirse plenamente; los pueblos caminan con
Napoleón II representaba el principio del des-
paso igual á la libertad, los unos tras de los otros,
potismo.
es cierto, pero sin intervalo entre ellos (*); y á Enrique V, el principio de la legitimidad.
(*) Dd)e observarse que en esta inmensa mar- Dios estendió las dos manos, y los tocó en los
cha de los pueblos, los católicos progresan en to- dos estreñios de la Europa, al uno en el castillo
das 'partes: los irlandeses católicos sobre los ingle-
de Schoenbrunn; al otro en la cindadela de
ses protestantes: laBélgica católica sobre la Ho-
Blaye.
landa protestante: la Polonia católica sobre la
H'usia católica cismática: la Grecia católica cis Decidme el paradero que han tenido Enrique
mütica sobre la Turquía mahovietana; enfin, la V y Napoleón II?
FYancia católica sobre el mundo entero..

^^^^^^Is^'i^g^E^D^^

A MI QUERIDO AMIGO

ttmút} ttu.
9

¿Por qué llorar en hondo desconsuelo Una esperanza que enjugar pudiera
Sobre esta frágil máquina de tierra, Con blanda mano tu doliente llanto?
Cuando mente en su poder encierra
la Es imposible: la alma del poeta
La esperanza magnífica de un cielo? Vive solo a la luz de la esperanza;

¿Por qué yacer en funeral marasmo, Por mas allá del mundo avanza
ella

Cuando la imagen de la gloria inflama En alas del amor la mente inquieta.


El yerto y arder la llama
corazón, ¿Cómo sin esperar sufrir la vida?
Sentimos del amor y el entusiasmo? ¿Y cómo no esperar, cuando violenta
Esos cantos de amargo desaliento Sientes que tu alma generosa alienta
Que en tu lira preluíjiás tristemente, Volando en pos de una ilusión querida?

Ecos no son del corazón ardiente Si ingrata sociedad no te comprende


Que esta de gloria y de placer sediento. Y burla tu afanoso desconsuelo.
Hijos no son de inspiración sublime Alza, Fernando, tu mirada al cielo,

Que se debe del mundo en la armonía; Y de ella mas allá tu vuelo emprende.
Nacidos son á la influencia impía La creación inmensa ante tu vista
De este genio fatal que al mundo oprime. Desplegará sus pompas y sus galas,
¿Y es verdad, es verdad tanto quebranto; Y de puro entusiasmo yendo en alas
Es cierto que en tu alma ya no impera Nada hallarás que á tu poder resista.
.

A FERNANDO OROSCO Y BERRA. 361

En cada flor que sobre el suelo hollares. MEDICINA DOMESTICA.


En cada nube que recorra el cielo,

Hallarás armonías de consuelo Modo de curar los callos.


Que puedas remedar en tus cantares.
Piqúense en un mortero dos onzas de polvo
Y no esos tristes cantos que un fibra
de hojas de sabina, con media onza de cardenillo
Cuestan al corazón en cada verso,
y media onza de precipitado rojo, ú ócsido ní-
Cual vaso de límpido y terso
cristal
trico de mercurio; póngase un poco de este pol-
Que al quebrarse tal vez sonoro vibra.
vo en un trapo de lino, y apliqúese al callo al
No ese horrible y atroz ecepticismo
tiempo de acostarse.
Que no puede sufrir el alma herida. . .

La fe, la fe, es la alma de la vida,


En medio á tu dolor dices tú mismo. Solución para lo onismo.
Disuélvase una onza de muriate de ammónia
pulverizado (sal ammoniaca) en una cantidad su-
Flores tiene la vida en nuetro daño,
ficiente de espíritu rectificado. Apliqúese esta
Que ocultan en el cáliz su veneno,
mistura al callo todas las noches hasta que esté
Que vierten gota á gota en nuestro seno
completamente estirpado.
Dejando en cada gota un desengaño.
Mas si es verdad que al pecho martiriza
El crudo desengaño que lo hiere. Su curación cortándolos., 8fc.

Del poeta en el alma nunca muere Si el callo ha tomado mucho cuerpo, su cura-
La fe que nuestra mente fecundiza. ción cortándolo ó ligándolo, será muy propia; si
Yo, como tú, también he visto hundidos éste depende de un pequeño cuello, el último
En el lodo mis ídolos mas bellos, método es preferible al primero. Esto se hace
Y como tú también lloré sobre ellos atando una hebra de seda al rededor del callo,
y
Los sueños blandos de mi amor perdidos. al quitarla al otro dia, atando otra mas apretada,
Mas no murió mi fe, que aun aquí siento y siguiendo arf hasta que complentameute quede
Latir el corazón, que en voz secreta destruido. Cuando la base es gruesa, es necesa-

La misión nfie revela del poeta. rio cierta cautela al cortar el callo por el rede-
Que es consolar al mundo en su tormento. dor, por medio de un cuchillo bien afilado, ó una
Me dice que á su voz dan armonías navaja de afeitar: esto se hace recortándolo poco
Mientras que al corazón prestan consuelo á poco hasta que se haya sacado todo. En todos
La fe en Dios, la esperanza en ese cielo, los casos en que se corten los callos^ los pies se de-

Del que le es dado oir las melodías. ben laxar de antemano, para que en caso ele hacer
Y tú á cuya alma á Dios ornar la plugo una herida en el dedo.¡ no resulte un gran peligro
Con las alas del ángel, porque inmenso por falta de limpieza. Semejante descuido ha pro-
Quiere que le ofrezcas en su altar incienso. ducido varias veces alguna mortificación.
Sin que te agobie de la tierra el yugo:
¿Yacerás con la frente en polvo hundida.
Prevenciones., Sfc.
Sin levantarla nunca á ver siquiera.
Los callos podrán preservarse de la opresión
Si hallas á Dios tras la azulada esfera.
por medio de un emplasto adhesivo espreso, en
Si hay otra á mas de nuestra pobre vida? cuyo centro se debe hacer un hoyo para la re-
Levántala, Fernando, que si alcanza cepción de la parte prominente; esto, con la fre-
Tu corazón la imagen de ese cielo, cuente inmersión en el agua, y el recortarlos
oportunamente, ha sido muchas veces bastante
No llorarás en hondo desconsuelo
para curarlos, y siempre se ha opuesto á su in-
Muerta sobre la tierra tu esperanza.
Un modo eficaz de estii'parlos, es la
cremento.
aplicación de un pequeño vejigatorio, cuyo efec-
Puebla, Junio de 1849. to será generalmente arrancarlos de raiz. Cuan-
do se logre algún descanso, en las tareas parti-
M. M. O. DE M. culares de cada cual, este método es escelente;
apliqúese el vejigatorio, que no necesita esceder
el tamaño de un real de á veinte y un cuarto,
con manteca de puerco ó ungüente de cera.
los instrumentos de música. En cuanto á ves-
Yamos acontar á nuestras lectoras la historia tidos, figuraos que era uno de esos pueblos pri-
de uno de los vastagos de la nobleza mexicana. mitivos; y no penséis que su trage era como el

No penséis, amables niñas, que estos indios infe- de nuestros elegantes y diplomáticos, pero tam-
lices que veis agobiados bajo el peso de una car- poco como el de los miserables indios que hoy
ga de madera ó de lería, eran los indios del gran- habitan las orillas del canal de Chalco. Esta-
de y famoso emperador Moctezuma y del valien- ban vestidos los nobles entre los antiguos mexi-

te y heroico Gruaotimoc: son, en verdad, sus des- canos, con finísimas y blancas telas de lana,
cendientes; pero cuan mudados, cuan degrada- con vistosas plumas, y cuando sallan á la guerra,
dos por la abyección en que durante muchos llevaban unos escudos vistosos é impenetrables

años han estado. Los nobles de la gran familia á las flechas, y unos penachos de plumas de bri-

mexicana eran esforzados varones, de formas des- llantes colores. Nada seria mas poético que ver

arrolladas y atléticas, entregados á la caza, á la esas grandes falanges de guerreros precipitar-

guerra y á los ejercicios gimnásticos, que hoy apa- se en sus barquillas, y surcar las limpias aguas
recen importados recientemente de Europa, y en de los lagos, y los canales que atravesaban en
los cuales nuestros antepasados se ejercitaban con todas direcciones la opulenta México, que con

admirable destreza. Tratándose de mugeres, ha- mucha razón se ha llamado la Venecia de las
bríais encontrado doncellas soberbias, de tez mo- Américas.
rena, es verdad, pero masque la seda y el
fina
La historia, pues, de uno de estos nobles ca-
ciques es la que voy á referiros.
terciopelo. Los blancos dientes de las indias,
La conquista estaba casi terminada,, y los di-
sus pequeños pies y sus negros ojos son todavía
versos pueblos que habitaban estas tierras, some-
un testimonio de cuan seductores serian los
tidos los unos por el influjo de la religión, los
atractivos de las mugeres que rodeaban el tro-
otros por la fuerza de las armas. El Anahuac
no de los emperadores, y poblaban los harenes
se llamaba Nueva-España: en lugar de los nom-
de los grandes señores. Tratándose de religión,
bres significativos y poéticos que tenian las po-
era monstruosa y plagada de los mas absurdos
blaciones, se les había sustituido los nombres
ritos de la idolatría, pero no por eso dejaba de
godos y árabes, impuestos por los conquistado-
ser importante. 8i viajáis por Cholula y por
res. Los restos de la nobleza mexicana estaban
San Juan Teotihuacan, ved las soberbias pirá-
mides tan grandes como las de Egipto, que
dispersos y degradados, y en su lugar figuraban
rudos soldados castellanos.
ocupan un lugar en las siete maravillas del
D. Gastón de Peralta era virey, y con este
mundo.
título gobernaba la Nueva-España. En obse-
Tratándose de ciencias, pasad por la Catedral,
quio de la verdad, es menester decir que D.
y ved el famoso calendario: id al Museo, y ve- Gastón de Peralta era un cscclente hombre,
réis los mapas, las pinturas, los vasos sagrados, prudente, precavido, humano y de escelente ca-
Cli- &cofl>oy se.
Gxaoid-viUe del.

m i I

CUaPLÍDO
. ! .

EL ULTIMO CACIQUE. 363

pacidad, pero, como todo gobernante, era un poco to de fe para divertir al pueblo, y nuestro ínclito
inclinado al despotismo, y tenia momentos de un monarca quedará muy contento, y la Nueva-Es-
mal humor horrible. paña en tranquilidad por muchos años. Andad
D. Gastón de Peralta recibió dia un anónimo, con Dios, D. Gonzalo, y tened cuenta que vues-
en que se le denunciaba que los caciques que vi- tra cabeza me responde.
vían ocultos en las cercanías de México, estaban El virey volvió las espaldas, y el descendente
tratando de formar un levantamiento, que ten- de Gonzalo de Córdoba salió cabizbajo y con-
dría por objeto restablecer el trono de los Azte- fundido.
cas y degollar á todos los hijos del sol. El aire, y la necesidad de conservar intacta su
Cierta ó no tal denuncia, causó un trastorno cabeza sobre sus hombros, le hicieron recobrar to-
general en la biliosa organización del virey. To- da su energía.
có la campana, y dijo unas palabras en secreto —Voto á brios! esclamó. A caballo! á caballo! y
á un ugier que se presentó. por mi vida que traeré dentro de dos horas, no
A poco momento se abrió una puerta secreta á uno, sino una docena de caciques. Si los que-
del aposento en que estaba Peralta, y se presen- ma la inquisición, poco me importa, con tal de
tó el capitán encargado de la policía, que era un que yo conserve mi cabeza, en primer lugar; en
altivoy bien apuesto joven, llamado D. Gronzalo segundo, mi capitanía, y en tercero, mi hermosa
de Córdoba, y que, como todos los españoles, de- Doña Jimena.
cía que el gran capitán era su pariente. Doña Jimena era una india de una rara her-
— Sabéis lo que pasa? dijo el virey con tono mosura, que amaba con delirio al capitán de poli-
severo cía. Hernán Cortes tenia su Sra. Da. Marina, el
— No respondió
señor, el capitán inclinándose.
capitán de policía su Da. Jimena. Cada con-
— Pues un sois ignorante. quistador habla hallado la manera de vivir cómo-
—Señor. damente en el pais conquistado.
— un Sois indolente.
— Señor .... IL
— un mal
Sois servidor del rey. En un segundo el capitán Gonzalo llegó á su
— Señor. Señor. ... .. casa, y apenas se apeó del caballo, cuando con voz
— un Sois vasallo indigno. de trueno llamó al sargento.
—Señor, me insultáis sin merecerlo. — Sabéis lo que pasa, sargento?
—Heportaos, señor capitán; leed, y avergon- —No señor.
zaos. El virey arrojó sobre la mesa el anónimo. — Pues sois un ignorante, un indolente, un
D. Gonzalo tomó temblando, y leyó. .
lo .
mal servidor del rey, un vasallo indigno.
— Ved, continuó el virey, cómo estáis muy atra- — Señor señor.
sado de noticias. —Ea! Voto abrios! Callad, antes que os arran-
— Es que. . . . murmuró D. Gonzalo aterrado. que esa lengua.
—Es que si no descubrís dentro de cuatro ho- —^Pero no sé
ras esa conjuración, os mandaré procesar, y os —Pues yo sí lo sé
ahorcarán en la plaza mayor dentro de tres dias —Señor, me ultrajáis.
por traidor. — Callad, sargento. Hay una conspiración, y
— ¡Yo traidor, señor. . . .
vos no lo sabéis. Los caciques se juntan, y nos
— Vos, capitán, porque es público y notorio quieren degollar, y vos, entregado al ocio, no ha-
que los indios se entregan á los diabólicos ejer- céis mas que engordar y gastar en francachelas
cicios de la idolatría; porque es público que la y amoríos el sueldo que os da su magestad.
ciudad está llena de hechiceras; porque es público —
Pero
que los caciques viven sin que nadie los vigile en — Silencio! ¡Oh! Voto á bríos! Os mando fusi-
las cercanías de México. lar en el acto por insubordinado. Escuchad bien
—Yo haré que .... lo que voy á deciros. Es necesario, á toda costa,
— Lo que que tenéis hacer, es buscar un caci- quemar un cacique. Dentro de una hora me ha-
que, ó muchos caciques, y dentro de cuatro horas béis de traer uno, ó de lo contrario os mando for-
traerlo preso. Lo entregaremos á la inquisición. mar un consejo de guerra por traidor al rey, y
Esta lo juzgará por hechicero, tendremos uu au- dentro de dos dias seréis ahorcado en la plaza
— .

364 EL ULTIMO CACIQUE.

mayor Marchaos. — Don Gronzalo volvió — Que es necesario á toda costa un cacique:
las espaldas, y el sargento salió aterrorizado. montad á caballo en el acto, y dentro de tres ho-
El aire y el deseo de conservar su cabeza y su ras á lomas es necesario que traigáis un cacique,
sargentía recobró su energía. para entregarlo á las autoridades. El sargento
— ¡Con treinta legiones de diablos, esclamó, que abrió la puerta, y con voz de trueno dijo:

el trance es apurado! A caballo!


á caballo! y yo —Vuestra cabeza me responde ....
encontraré, no uno, sino diez caciques que cómo- —Dentro de horas tres aquí. estaré . .

damente puede mandar quemar la inquisición. Por un momento el cabo quedó anonadado; pe-
Al fin, todos esos son hijos de Satanás. ro el deseo de conservar su cabeza sobre sus hom-
bros y su autoridad de cabo, le hicieron despertar
IIL
de la especie de letargo en que habia caido por
El sargento se retorció el bigote, dio á su ros- la brusca andanada del sargento. Retorcióse el
tro el aire mas feroz que pudo, prendió las espue- bigote, tomó su vara, salió del cuerpo de guardia,
las al rocin, y en méuos de dos minutos llegó al
y con la vara en la mano entró en una galería
cuartel. donde dormían los soldados de su escuadra con
—Que venga cabo inmediatamente,
el gritó a-
una quietud profunda.
peándose del caballo. —Arriba, grandísimos borricos! gritó el cabo
— El cabo presuroso presentó ante su se sar- repartiendo varazos á diestro y siniestro.
gento, el cual lo tomó de un brazo, y se encerró Los soldados azorados se levantaron limpián-
con él en el cuerpo de guardia. dose los ojos, procurando huir instintivamente de
—Maldito imbécil, ¿no sabes lo que pasa? los varazos del cabo.
— Ni una palabra, mi sargento. —La ciudad está llena de herejes y de hechice-
—Pues eres un animal, un cangrejo, un burro ros, y vos los consentís, y bebéis con ellos en las
de cuatro pies. vinaterías y tabernas. Sois unos picaros traido-
—Mi sargento, yo nunca he. . . .
res, que haré os ahorquen en medio de la plaza.
— Calle el zopilote, que no sabe lo que debia — Pero .... murmuraron los soldados.
saber. — No hay mas pero que valga: corred á ensillar
—Mi sargento, es que yo no. . . .
los caballos, y vamos á buscar un cacique.
—¡Voto á treinta millones de legiones de dia- El cabo se colocó en la puerta de la cuadra, y
blos!¿Conque tenemos faltas de subordinación, y conforme salia un soldado, le aplicaba tres ó cua-
respostadas y miradas altaneras?. ... tro varazos en las espaldas.
—Yo no he pensado, mi sargento Los soldados en un momento ensillaron, dando
— Pues yo he peasado acusaros
sí ¡voto á Ju-
de mogicones y patadas á los caballos para des-
das! de insubordinado, de poco celoso, de imbé- quitarse qe los varazos del cabo.
cil, de mal servidor; en una palabra, de traidor á Cabo, soldados y caballos, llenos de brío y cox'a-
su sacra real magestad. ge, salieron en solicitud de un cacique á quien
— Mi sargento, eso es imposible, interrumpió el quemar.
cabo poniéndose pálido. IV.
—Voto á bríos!
• Tan posible es, que en cosa de Como habia de dirigir sus pasos la bélica tro-
diez horas se forma la sumaria, y mañana no os pa, los dirigió para el pueblo de Azcapotzalco,

fusilan en la plaza, sino <]ue. . . . acordándose que vivia un famoso cacique.


allí

— Qué cosa? se apresuró á preguntar el cabo. En efecto, en una amplia casa, con una inmensa
— Os ahorcan. huerta llena de árboles frutales, vivia un perso-
El cabo no pudo conteneríse, y cayó de rodi- nage llamado Cuautli. Era en secreto señor
y
llas, esclamando: ¿Qué he hecho yo para merecer cacique del pueblo. Los indios obedecían apa.
el último suplicio? renteracnte al alcalde español, pero en la realidad
— ¿Y os atrevéis á preguntarlo, miserable? con- no hacian mas que sujetarse á la voluntad del
tinuó el ¿Xo
sargento. veis la ciudad llena de bru- cacique. La familia de este gran señor, que se de-
¿No
jos y de hechicera.s? veis que se necesita ha- cia ser descendiente de Moctezuma, estaba redu-
cer un escarmiento? ¿No veis que es necesario ó cida á una hija grande, robusta y hermosa mu-
corridas de toros ó autos de fo? .... chacha, que se habia hecho una buena cristiana, y
—Y bien, que .... que era conocida con el nombre de Da. Jimcna.
EL ULTIMO CACIQUE. OOO
36

El cacique y su hija estaban sentados debajo uno de los mas celosos servidores del rey, y seréis

de una higuera en su huerta, almorzando con mu- recompensado. Entre tanto, dadme vuestros bra-
cha alegría los manjares nacionales, es decir, tor- zos.

tillas, chile, tamales y pukpe, cuando se presen- El capitán y el virey se abrazaron con la ter-
tó el cabo. nura de dos jóvenes que acaban de casarse.
—Daos preso, hijo de Satanás, gritó. La conspiración estaba ya descubierta, y todos
El cacique, sorprendido, no pudo responder; los personages que figuran en esta verídica histo-
pero Da. Jimena se interpuso entre el formida- ria llenos de alegría, escepto Da. Jimena, que llo-

ble cabo y su noble padre, y pidió esplicaciones. raba á lágrima viva, y el honrado Cuautli, que ha-

Vuestro padre está denunciado como hereje, bla sido encerrado en un oscuro calabozo de la

como hechicero, como un hijo de Satanás, y es ne- inquisición.

cesario conducirlo ante el tribunal del Santo Ofi-


VI.
cio.

—¡A la inquisición va mi padre, dijo la linda La suerte de Cuautli no podia ser dudosa. No
Da. Jimena! sabia el Ave María, ni el Credo, ni ninguna ora-

— Sin remedio, respondió el inflecsible cabo, y


ción de los cristianos, porque, como muchos de
haciendo una seña á los soldados que estaban cer- los de su raza, no habia querido prescindir de la
ca, éstos se apoderaron del cacique, lo amarraron aunque de bue-
religión idólatra de sus padres,

fuertemente con unas correas, se pusieron en ca- na voluntad habia consentido en la conversión
mino para México, y lo entregaron al Sto. Oficio. de su hija. La santa inquisición lo condenó á
vestir el sambenito, y á ser quemado después, y
arrojadas sus cenizas al viento.

—Señor sargento, dijo el cabo apeándose del Doña Jimena permaneció algunos dias encer-
caballo: el hereje ha caido ya; lo hemos entregado rada en su huerta, y entregada al mas amargo
al Santo Oficio. dolor. Su corazón le avisaba que una catástro-
—Dejad que os dé un abrazo, dijo el cabo lleno fe se acercaba, y se resolvió á salir de la inacción,
de Cabo y sargento se abrazaron estre-
alegría. y á poner en juego todos los recursos que le fue-
chamente. El sargento montó á caballo, y voló á sen posibles para libertar á su padre. Su pri-
la casa del capitán. mer impulso fué dirigirse á casa del capitán, el
—Buenas noticias! le dijo apeándose del ca- que, como hemos dicho, estaba perdidamente ena-

ballo. morado de la gallarda y apuesta india; pero co-


— Qué decís? nociendo cuan poco valia un simple capitán pa-
— Que hereje el está ya en poder del Santo ra el Santo Oficio, se dicidió á ver al virey. Ji-

Oficio. mena, por su belleza, era generalmente conocida.


—Bravo, sargento! Dejad que os dé un abrazo, El virey lahabia visto, y habia ardido de amor
esclamó el capitán saltando de alegría y arro- .por ella. Las lectoras sabrán, en primer lugar,
jándose al cuello del sargento. que los ancianos suelen ser mas susceptibles de
Sargento y capitán se abra:aron estreclamen- enamorarse que los jóvenes, y en segundo, que
te. En seguida Don Gronzalo montó á caballo, cuando un viejo se enamora, hace las mas gran-
y se dirigió á la habitación del virey, y fué intro- des locuras. El virey se habia contenido por
ducido á su presencia. respeto á su puesto; pasaba por ser hombre inta-
— Qué tenemos, señor capitán? virey dijo el chable en materias amorosas, pero estaba á pun-
con voz regañona. to de cometer una calaverada.
— Que conspiración la completamente está La ocasión, pues, no podia ser mas ¡jropicia.

destruida: el principal de los caciques, el mas te- Jimena logró una audiencia del virey,y afligida
mible de todos los hijos de Satanás, ha sido y llorosa, se echó á sus pies, y le pidió que salva-
aprehendido, merced á las activas providencias se á su padre. Cuando Jimena alzó el velo que
de V. E. y que yo he ejecutado. cubria su rostro, el ardiente viejecito quedó ató-
—Y que
bien, nito y admirado, conoció que habia cometido un
— Que caciqueel está ya entregado al Santo disparate en ordenar sin precaución alguna la
Oficio. prisión de un cacique; consoló á la bella mexica-
— Capitán, dijo el virey lleno de alegría, sois na, y pensó en los medios de salvar á la víctima.
lOM. II. —XVI. 47
566 EL ULTIMO CACIQUE.

Mandó buscar inmediatamente al capitán Gron- con el diablo, á vestir el sambenito, y á ser que-

zalo. mado vivo.

— Capitán, le dijo luego que lo vio entrar: ha- Jimena, por su parte, tenia notificado al virey

Tbeis errado el golpe: sois un imbécil, pues habéis de que en el mismo momento que comenzara su
prendido nada menos que al padre de Jimena. padre a sufrir el suplicio, ella se matarla á su
— ¡Al padre de Jimena! esclamó el capitán presencia. El virey cada dia estaba mas enamo-
aterrado. rado, y Jimena cada vez mas hermosa. El no-
—Al padre de Jimena, afirmó el virey. ble Don Gronzalo estaba enteramente olvidado

— Soy en efecto un imbécil, un alcornoque, gri- por la bella mexicana.


tó el capitán dándose un coscorrón en la cabeza. Llegado el dia del auto de fe, los reos salieron

Las amables lectoras recordarán que el noble con la solemnidad que se acostumbraba.
capitán Don Gronzalo estaba perdidamente ena- El virey, pálido, detras de una celosía, vela la

morado de la bella Da. Jimena. fúnebre é importante procesión.

El capitán, casi sin despedirse del virey, salió Jimena con una fisonomía impacible, y que
anunciaba su invariable resolución, estaba detras
y mandó llamar al sargento.
del Palacio,

Sois un caballo, un rinoceronte, sargento. del virey con un puñal en la mano.
Habéis prendido al padre de Jimena, y os ha de Se rezaron los Salmos por los inquisidores,
se ejecutaron mil ceremonias, se encendieron, fi-
costar muy caro esta torpeza.
El sargento fué puesto en el umbral de la nalmente, las hogueras, y al tiempo de que el

quien se retiró lleno de cacique iba á ser colocado al fuego, un rumor,


puerta por el capitán,

mal bumor á pensar en los medios de salvaí: al


como un bramido del mar, se escuchó entre los

cacique.
miles de espectadores que ocupaban las calles.

Como era natural, el sargento corrió frenético Da. Jimena, en vez de herirse, soltó el puñal, y
al cuartel.
abrazó estrechamente al virey.

— Sois la muía mas grande que ha parido ma- La esplieaeion de todo esto
El virey tenia dadas
es muy
las instrucciones á su ca-
sencilla.

dre. Habéis prendido al padre de la famosa


Da. Jimena, y os ha de costar muy caro vuestra
pitán de policía, para que en el momento de co-

torpeza.
menzar la ejecución del cacique, se suspendiera

El cabo apenas bajo el protesto de recibir importantes revelacio-


salió el sargento, cuando se
nes.
dirigió á la cuadra, y la encontró muy sucia, y
á los soldados durmiendo esparcidos por el suelo.
El pueblo furioso bramaba, y pedia que no se

—Grandísimos bribones! gritó repartiendo fu-


le quitase su diversión; pero un ugier salió al
balcón, dijo que por un milagro cacique se
riosos varazos: sois tan torpes y tan malos solda-
y el

habia convertido repentinamente, con lo cual se


dos, que habéis prendido al padre de Da. Jimena.
aquietó la multitud, y continuó tranquila miran-
Levantaos, y barred esta cuadra.
do el suplicio de los otros pobres diablos, cuyo
Los soldados sin comprender lo que el cabo
principal delito era acaso no tener hijas tan bo-
decia, procuraron escaparse de los palos y poner-
se á barrer.
nitas como Da. Jimena.

VIL YIII.
Entre tanto se hablan tocado estas variaciones A los quince dias grandes variaciones y suce-
en la escala militar, la inquisición con una activi- sos ocurrieron. El capitán D. Gonzalo salió pa-
dad espantosa seguia el proceso del infeliz caci- ra la Luisiana con una comisión muy importante,
que, y ni el virey ni el capitán hablan podido ni y el sargento y el cabo habian sido despachados
aun saber de la suerte que le estaba destinada á á continuar sus servicios a Manila.
su protejido: por fin, el d¡a menos pensado se le El cacique Cuautli se habia convertido tan do
dio parte al virey de que un auto de fe estaba veras, que su reputación era la de un santo. Ade-
dispuesto para el dia siguiente. El pueblo care- mas habia hecho revelaciones tan importantes pa-
cíade toros en esa época, y era menester darle ra la corona, que por esto y por ser pariente muy
algún espectáculo para que se entretuviera. en línea recta del bueno y magnánimo emperador
El virey vio espantado que Cuautli estaba con- Moctezuma II, el virey le habia concedido una
denado, por habérsele probado que tenia pacto fuerte pensión pagadera por el tesoro público.
EL ULTIMO CACIQUE. 367

Da. Jimena era una gran señora: vestía con Y en el abismo profundo
una elegancia estraordinaria; se presentaba cu- Se sepulten cielo y tierra.
Sed estraña me devora,
bierta de diamantes, y cada dia aparecía mas her-
Y me rompe las entrañas;
mosa á los ojos de la multitud. Yerá el mundo mis hazañas
Las crónicas no dicen si volvió ó no á ver al De venganza asoladora.
virtuoso viejecíto que estaba de virey: lo único De mi voz el ronco acento
que sí que éste se hallaba siempre ale-
afirman es,
Retumbarán las cavernas,
Y las bóvedas eternas
gre como una sonaja, y que todas las noches á las
Temblarán en su cimiento.
diez salia disfrazado de Palacio, á donde no re- ¡Soy Satán! ... yo fui del cielo
gresaba sino hasta las cuatro de la mañana. La estrella mas refulgente,
¡Maldición! hora mi frente
IX. Arrastro por el suelo.
vil
Fui fúlgido meteoro
El cacique continuó viviendo tranquilo en su
Lleno de luz rutilante.
huerta; pero como los hombres mas robustos y Fué mi trono de diamante,
mas fuertes tienen su fin, el cacique sintió prócsí- Ymi dosel era de oro.
mo el suyo. Sus vecinos y vecinas llamaron á Al tender mis rubias alas
un religioso franciscano.
Por el cielo de zafiro,
Suspendía el sol su giro
—Pensad en mío, Dios, hijo dijo el religioso
Para contemplar mis galas:
dirigiéndose al cacique. Amí voz la bella aurora
— Tu Dios no mío, respondió
es el el indio. Pudorosa sonreía,
El padre retrocedió espantado. A mi voz desparecía
—Que abran ventana. la
La tempestad bramadora.
Sobre un sol de fuego inmenso
Abrieron la ventana, y el sol brillaba todavía Puse soberbio la planta;
al ponerse. Adornaba mi garganta
—Que se me saque á la huerta. Un lucero puro, intenso.
Mil querubines volaban
El cacique fué trasportado á la huerta.
Al redor de mi grandeza;
Y mientras el padre buscaba en la habitación
Lucíferas, mi cabeza.
el pañuelo que había olvidado, el cacique moría Mil estrellas circundaban.
diciendo: Hijo del sol, sigo su curso, y me mar- Mi mano el curso marcaba
chito y muero cuando se oculta. De los astros briliadores,
Da. Jimena, desapareció del mundo sin saber
Y los rayos tronadores
Mi fuerte brazo lanzaba.
cómo. El virey se llenó de tristeza, y resolvió ¡Maldición! ... y en lontananza
marcharse á España. En el lugar en donde el Solo descubro un infierno. . .

cacique murió, se veía un enorme mirasol, que Fuego eterno. fuego eterno.
. . . .

¡Maldición! sin esperanza.


conocemos hoy con el nombre de gigantón, y
Gomo tú, Jehová, fui Dios,
otra flor amarilla y mas fina de la misma especie.
Fui. .¡cruel pensamiento!
.

Eran el cacique Cuautli y su hija Jimena. Tú venciste; oye mi acento:


(Escrito para el Álbum, por el Bibliotecario.) ¡Gruerra eterna entre los dos!
Mi poder es infinito;
Tú temblarás en tu trono,

MHMM MI Um. Y
De mi
sentirás el encono
corazón maldito. . .
."

Miguel apareció. . . su diestra pura


En nube de humo y fuego cabalgando,
De fuego empuña fulminante espada:
Subió Satán al trono del Eterno,
Y sus cárdenos labios desplegando, Era de oro pulido su armadura,
Clamó en acento que aterró al infierno: Y de un solo diamante su celada.
Satán al verlo, desplegó las alas,
"Fuego eterno! maldición!
Que abismo se reviente,
el
Y envuelto en un oscuro torbellino,

Y que retumbe en mi frente Dajó llorando las perdidas galas


El eco de su esplosion. De la morada de Jehová divino.
¡Fuego eterno! eterna guerra
. . .
Zacatecas, 1845.
Que inunde en sangre el mundo, M. A. Bejarano.
üiimüii
JSC^-JSSk.

EK PEAICFORT.

Pocas de las personas medianamente versadas imprenta hacen allí tan asombrosos progresos; pe-
en la literatura, no conocen al célebre escritor ro sí notaremos que la Alemania comenzó á figu-
alemán Groete. La mayor parte de los periódi- rar en materias literariasmas tarde que cualquie-
cos pintorescos, estrangeros y nacionales, han pu- ra de las naciones civilizadas de Europa. Habían
blicado algunos de sus rasgos biográficos, y los ya formado en España un teatro nacional, un tea-
jóvenes que en México se dedican al estudio de tro sin rival en el mundo, Lope de Vega, Calde-
las bellas letras, ban dado á conocer las obras rón y Morete. México había tenido su famoso poe-
de Groete, traduciendo algunas de sus composi- ta dramático, Ruiz de Alarcon; Francia babia te-
ciones escogidas. Aunque el idioma alemán es- nido un delicioso cómico. Moliere; un magnífico
tá muy poco estendido entre nosotros, bay en trágico, Juan Raeine; la Inglaterra había pro-
francés una escelente traducción, becba por el ducido á Sbakspeare, al poeta dramático origi-
barón Henrique Blaze, que no solamente poseia nal. Alemania no babia tenido en toda esa épo-
el alemán con perfección, sino que babia becbo ca un solo poeta dramático; Klopstock hizo su
un estudio profundo de la literatura alemana. Mesiada después del Paraíso perdido de Milton;
No como juzgamos, bastante co-
obstante ser, y aunque el estudiante que fué el cantor del
nocido Groete, creemos que no llevarán á mal Mesías, babia hecho las piezas dramáticas de
nuestros apreciables suscritores les demos una Salomón, la Muerte de Adán y el Rey David,
ligera idea de su vida. estaba todavía muy lejos la época en que la Ale-
Juan "Wolfgang Goete nació en Francfort bace mania pudiese decir que tenia un teatro nacio-
cien años, es decir, en Agosto de 1749, Su pa- nal. La literatura dramática es la que en todos
dre, el doctor Goete, era un abogado muy dis- los países del mundo se desarrolla con mas len-
tinguido; y lleno de cariño por su bijo, quiso de- titud. Las primeras ideas poéticas de un pueblo
dicarlo á la misma profesión. En Leipsick es- son las canciones populares; después viene el poe-

tudió derecbo, y en Strasbourgo recibió la borla ma, después la novela, y al último la obra mas
de doctor. Pero Goete babia nacido para la poe- díficíl del entendimiento humano: el drama. Por
sía, para las ciencias y para la literatura; y lejos eso decimos que fué una fortuna para la Alema-
de aprovechar y adelantar en los estudios foren- nia, que Goete abandonase la carrera del foro, y
ses, procuró olvidarlos enteramente, y esto fué se dedícase á la poesía.
una fortuna para Alemania, y especialmente para Goete era escelente botánico y bastante ins-
su país natal, porque nada habría adelantado con truido en las demás ciencias naturales, pero en
tener un abogado mas. y mucho habría perdido la literatura tocó todos los géneros.
6Í hubiese dejado de tener tan escelente escritor. En 1774 publicó Wertlier una novela llena de
Mucho se habla del grado de civilización y do fuego y de pasión, que dio á conocer á Goete co-
la inmensa gloria literariade Alemania. No- mo escelente escritor, y causó una verdadera re-
sotros no la negamo.s, particularmente en la épo- volución en la imaginación apasionada de la ju-
ca presente, en que las ciencias, la literatura y la ventud alemana. Bajo el punto do vista litera-
Esla>aa de Goe^e, euTraiicfoit.
ESTATUA DE GOETE. 369

rio, una obra de mucho mérito, pero no nos


es te materia, y ninguno le escedia en facilidad y
atreveriamos a recomendar su lectura á las jó- gracia para manejar la lengua alemana. Si es
venes. posible tener una idea del mérito de Goete, co-
I
La publicación de "Werther valió al poeta la mo escritor dramático, no sucede lo mismo como
amistad de Carlos Augusto, duque de Weimar. lírico. Los lectores podrán comprender, que
Este personage, afecto á la literatura, amigo de por bien traducidas que estén las poesías, deben
todos los poetas y escritores de su tiempo, hizo haber perdido mucho de su dulzura, de su armo-
á Groete consejero privado; y en 1779 hizo un nía, trasladadas de la rima alemana á la pobre
viage á Suiza con su protector, y otro á Italia prosa francesa.
en 1786. Pero la obra que ocupó casi toda la vida de
En la época en que estalló la revolución de Goete, fué su tragedia del Fausto. La primera
Francia, habia publicado las tragedias tituladas: parte la escribió por los años de 1807, y la se-
Goetz de Berlichingen, Clavijo, Steüa, Efigenia gunda hasta el año de 1829. La traducción del
en Taurida, Taso y Egmont.
el barón Henry Blaze, calificada de muy buena por
Schiller, que nació diez años después que Goe- losmas distinguidos literatos, forma un tomo de
te, y uno de los creadores de la escuela llamada mas de 500 páginas. Su representación en el
romántica, escribía los dramas titulados: Los la- teatro es imposible. Hay coros de ángeles, de
drones, María Stuart, Guillermo Tell, Don Car- de diablos y de sombras; y aunque por
serafines,
los, c^'c. Hé aquí la época en que la Alemania esto pueda parecer como el producto de vm cere-
tuvo un teatro nacional, es decir, cosa de dos- bro estraviado en la realidad, es el parto de un
cientos años después que México, España, Fran- ingenio de primera magnitud. Recordamos que
cia é Inglaterra. Con mucha razón los alemanes nuestro amigo Rodríguez, muy afecto al estudio
se acuerdan muy poco de la multitud de escelen- de los autores alemanes, dio una idea del Faus-
tes abogadosque han tenido, y no olvidan, ni ol- to en un periódico literario que redactaba. No-
vidarán nunca á los dos hombres singulares que sotros prometemos liacer un estudio de esta ori-
crearon su teatro. ginal producción, y dar una idea tan esacta de
Las piezas dramáticas de Groete y de Schiller, ella, como nos sea posible, pues merece ser cono-
como muchas de Calderón, de Lope, de Shaks- cida de todos los jóvenes que se dedican al estu-
peare, serian silbadas hoy si se representaran en dio de las bellas letras.
el teatro español; pero esta circunstancia, debida El Fausto completó la fama y la popularidad
á la diferencia de forma, y á la perfección que de Goete, de manera que á pesar de las críticas
los pueblos españoles ecsigen para las piezas dra- que le atrajo su conducta en la revolución, su
máticas, no les gusta su gran mérito literario, ni protector, el duque de Weimar, lo hizo ministro
elque sean unas fuentes inagotables donde van, de Estado. Goete, como poeta, es igual á los
por decirlo así, á beber la inspiración los poetas mejores poetas de Alemania; como prosista, su
modernos, imitando desgraciadamente las eesa- estilo esuna muestra de corrección y de elegan-
geraciones y defectos, sin poder comprender ni cia; como dramático, es uno de los padres del

la filosofía, ni el grandioso pensamiento que en- teatro alemán; y como bombre de Estado, sirvió
cierran muchas de esas composiciones. con lealtad á su protector, y prestó distinguidos
Mas volvamos á Groete, — En punto á novelas, servicios á su país. La mayor parte de su vida
ademas de Wertber, publicó á Wilhen Meister y fué tranquila y pacífica, y durante ella recibió
á Hermán y Dorotea. En ambas novelas se en- los honores y consideraciones que las naciones
cuentran escenas admirables por la misma senci- ilustradas tributan al talento. Napoleón, mien-
llez y naturalidad con que están escritas. tras residió en Erfurt, quiso ver al célebre escri-
Las ciencias merecieron también la atención tor, cuyo nombre llenaba la Alemania; tuvo con
del poeta, y publicó un Ensayo sobre la metamor- él una acalorada conversación, y concluyó por
fosis de las plantas, y una Teoría de los colores. quitarse de su casaca la insignia de la legión de
La primera obra es citada con mucbo elogio por honor, y colocarla sobre el pecho del poeta. Na-
Ptichard y otros botánicos. poleón, el grande hombre de los tiempos moder-
La poesía lírica fué una de las ocupaciones nos, fué el primero y nias grande admirador de
constantes de Goete. Sus amores, sus viages, los grandes hombres de su época. En su carre-
sus contemplaciones científicas, le daban bastan- ra gloriosa por la Europa, solo tropezó con un
370 ESTATUA DE GOETE.

orgullo mas grande que el suyo, y fué el orgullo tiene un lustre metálico, semejante al del estaño;

de Alfieri. pero se empaña y ennegrece espuesto á la at-


Groete murió tranquilamente el año de 1832, mósfera.
á ochenta y tres años de edad, con la gloria
los Es fácil distinguir la plata, en esta forma, de
de liaber sido uno de los primeros escritores de cualquiera otra sustancia metálica; cede á la na-
Alemania, y de haber sido contemporáneo de vaja, apareciendo un poco mas dura que el plo-
Federico, de Schiller, de Napoleón y de Alejan- mo; es maleable, y la mella el mas ligero golpe
dro. Sus cenizas reposan entre las de Schiller y de martillo; se funde con facilidad, formando un
las de su protector Carlos Augusto, duque de hermoso glóbulo blanco.
Weimar; tres tumbas, que forman otros tantos La plata roja, llamada así por su color rojizo,
monumentos de gloria para los alemanes, los que, es el mas hermoso de los minerales de este me-
no contentos con haber tributado á G-oete durante tal. Se presenta diseminada en varias formas, y
su vida; todos los honores y distinciones posibles, frecuentemente en cristales de seis costados me-
han querido honrar su memoria de una manera dio transparentes.
brillante. El año de 1845 se ha inaugurado en El muriato de plata tiene una consistencia se-

Francfort una estatua de Goete. El 22 de Oc- mejante al cuerno, y es tan blando, que lo puede
tubre, víspera de la ceremonia, se representó en mellar un clavo. Se funde con mucha facilidad
el teatro una de de Groete, y el 23
las tragedias aun á la llama de una vela. Es mineral riquísi-
una multitud inmensa, precedida de bandas de mo, aunque sin apariencia de sustancia metálica,
música, y á cuya cabeza iba el canciller Mullor, y da 70 por ciento.
se dirigió á una tribuna, levantada espresamente Los minerales de plata se hallan á veces com-
para esta ceremonia, donde tomaron asiento los binados con otros metales: los esperimentos si-

magistrados de la ciudad y el cuerpo diplomá- guientes los descubren con facilidad. Pónganse
tico. Después de cantar varias piezas, un con- algunas partículas de metal en un tubo de cris-

cejal hizo la formal declaración, de que la comi- tal,y échensele algunas gotas de ácido nítrico:
sión de suscritores regalaba á la ciudad la esta- póngase el todo á la llama, hasta que la sustan-
tua de Groete. Esta declaración fué llevada en cia metálica quede disuelta; diluyese en agua, y

procesión sobre un cojín de terciopelo, que car- se menea con un alambre de cobre. Si hay pla-
gaban cuatro jóvenes. La estatua estuvo, du- ta, el alambre se cubrirá de una sustancia fango-
rante esta ceremonia, cubierta con un velo; pero sa y oscura, que es plata metálica. Si se echa
concluida, fué descubierta, y entonces se escu- en la solución una gota de ácido muriático, ó un
charon estrepitosos aplausos. La estatua une la poco de sal común, la plata se precipita, forman-
nobleza á la sencillez; ella es al mismo tiempo do una nube espesa y blanca.
antigua y original. Así fué el carácter literario Si el mineral contiene cobre, como sucede mu-
de Goete, y así es como queria ser representado. chas veces, se conoce en el acto de la fusión, de-

¡Dichosos los paises que honran así la memoria jando una ligera costra sobre la plata, pero se

de sus grandes hombres! Es muy probable que quema, dando una llama verde, si el calor conti-


nunca les falten. M. Payno, núa. También se precipita de la solución por
(Escrito para el Álbum.) la inmersión de un alambre de hierro, al que
quedarán pegadas algunas partículas de cobre.
Si hay plomo en el mineral, y se echa en las

13n^.Bi!Lí)EIIi. ascuas, éstas se teñirán de amarillo. Otras com-


— -tr.i*^— binaciones, que son muy frecuentes, como azufre,

arsénico, antimonio y bismut, se evaporaron fá-


PLATA.
cilmente. Las dos primeras se perciben también
La plata virgen suele presentarse en fibras por el olor; el antimonio arde, y ccsala un humo
sutiles y ensortijadas, de color blanco, semejante espeso; el bismut deja un ócsido de un amarillo
al de y en las cavidades del cuarzo. Es-
la seda, claro.
tas fibras son flecsibles, y á veces las rodea una
sustancia negra y de la consistencia de la tierra. jlP_g5i QJL
También se hall» maciza en fuertes ramificaciones
ú hojas, introducidas en el spar. En este caso
^..-..^^^^-y ¡), JOSÉ JOAOÜÍN PESAÜO.V:^^

En un período de diez y ocho siglos aparecie- tronco sagrado de la familia de Julio; en ella,
.

ron en el mundo dos hombres estraordinarios, pues, están reunidas la magestad de los reyes,

grandes capitanes, oradores ilustres, estadistas señores de los hombres, y la magestad de los dio-
ses, señores de los reyes." César, para recomen-
profundos, criadores de imperios, inmortales por
BUS hechos, elevados por su genio y por la fortu-
darse, apelaba á una estraccion fabulosa; y Na-
na al mas grado de poder; abatidos después
alto poleón, mas filósofo, decia á su suegro el empera-

hasta la nada, sin que conservaran mas que la dor Francisco, que lo cumplimentaba en Dresde
fama de su nombre. El de uno era Cayo Julio por haber averiguado que era regia su prosapia:

César; el del otro, Napoleón Bonaparte. "Yo no doy importancia alguna á esos viejos per-

La maestra de las cosas, y juez seve-


historia,
gaminos; mi nobleza no data sino de Montenotte,
ó del 18 brumario; yo prefiero ser el fundador,
ro de los hombres, ha calificado ya los talentos,
las acciones, la vida entera de esos dos prodigios
mas bien que el descendiente de una raza ilustre;

de la naturaleza. ¿Cuál de ellos fué mayor, y yo quiero ser el Rodolfo de Hapsburg de mi fa-

mas digno de escitar la admiración? Hé aquí milia." Indudable es que Napoleón demostra-
una decisión dificil: en la balanza de la opinión ba superior elevación de alma, y una conciencia
los méritos se contraponen, y el juicio vacila. mas segura de su propia importancia, que César
César nació en Roma y Napoleón en Ajaccio, de una ascendencia de reyes y de esa
al gozarse

de la isla de Córcega. La Italia, tan fecunda en Venus poética, á quien dio la mitología por cu-
hombres grandes bajo las inspiraciones de la re- na á las ondas, y por madre á la espuma del
pública, no producía ya mas que poetas, músicos mar. Acaso se complacerla César en derivarse
de un origen tan turbulento como su carácter;
y artistas, cuando Napoleón se presentó á rivali-
zar con el vencedor de las Gralias. Si el Dante acaso el mas licencioso de los hombres debia re-

hubiera sido nuestro contemporáneo, no buscarla conocerse hijo de la mas desenfrenada de las

sus héroes en el infierno, ni el sublime Tasso en mugeres. Cierto es que Napoleón, representan-

la conquista de la desventurada Solima. Un hé- te de la mas enérgica y de la mas poderosa de


roe ftaliano era merecedor de una nueva Iliada. las revoluciones, de una revolución que proclamó

César y Napoleón eran nobles de origen. César como dogma á la igualdad absoluta, que derribó
pertenecía á la ilustre familia de Julio, y Napo- tronos y arruinó castillos, que descubrió la as-
león se hallaba emparentado con los soberanos querosa miseria de los nombres tradicionales, no
de Treviso y con los Mediéis. Mas César fun- podia sin inconsecuencia entretenerse en revol-
daba su vanidad en su nobleza, y Napoleón la ver las cenizas de sus mayores. El partido de
desdeñaba. Escribiendo César de sí mismo, asi César era el mismo que capitaneaba aquel Mario,
se esplicaba: "Nuestra casa desciende, por una tan enemigo de los grandes; y cuando obtuvo la

parte, de Anco de Venus, dictadura, no fué sino por el sufragio del pueblo.
Martio, y por la otra,
372 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.

jCómo es que así pretendía engalanarse con los el mando de los ejércitos, ni en el ejercicio de la
despojos de los reyes y de los dioses? magistratura,Vendia los reinos y la alianza de
La estatura de César era elevada; blanco su Roma; saqueaba los templos, y para agregar el
color, llena su cara, sus ojos negros, su nariz sarcasmo al sacrilegio, se gloriaba de ser el pro-
aguileña, la voz fuerte; su acción y su gesto, vi- tegido y heredero de los dioses. Sus amigos y
vos y graciosos. Napoleón, así como Alejandro, sus aduladores compartían con sus soldados los
era pequeño de cuerpo, y su cabeza algo gruesa: frutos de su rapacidad. Cuando sus tesoros se
su cara, muy delgada en su primera campaña de agotaban, promovía guerras civiles ó conquistas
Italiay en la de Egipto, se abultó después, con- lejanas para colmar sus arcas. César vestia con
servando siempre pálido el color; su nariz era magnificencia y afeminación, y aun sus soldados,
aguileña, sus ojos azules,y su mirada tan pene- terror de tantos pueblos, se perfumaban á imi-
trante como la del águila; su boca y sus dientes tación suya. ¡Conjunto monstruoso de todo lo
eran chicos, su fisonomía grave; pero cuando lo que hay de mas noble y de mas grande, y de to-
inspiraba un sentimiento de benevolencia, su do lo que ecsiste de mas miserable y de mas pe-
César y
gracia y su atractivo eran indefinibles. queño!
Napoleón encalvecieron en los últimos años de Napoleón, quien siempre respetó las dos altas

su afanosa vida. Uno y otro cubrieron sus cabe- cualidades de que se envanece el género humano,

zas con el laurel de cien victorias. el valor hombre y el pudor de la muger, ha


del

El temperamento de César era robusto y ca- dejado una fama pura, que no se han atrevido á

paz de todas las fatigas; mas trabajado por los manchar ni sus mas encarnizados enemigos. Acu-
vicios y sus dilatadas campañas, se desfallecía sado de algunas debilidades, si fueron ciertas,

con frecuencia, y no podia dormir. El cuerpo no fueron escandalosas. En el palacio y en el

de Napoleón era de bierro; no padecía enferme- vivaque hacia reinar á la decencia; su corte era

dad alguna; dormia con tanta tranquilidad en la un modelo de orden y de gusto: era demasiado

alcoba imperial, como sobre una tabla ó sobre la superior á sus compañeros de armas, para haber-

tierra en los campos de batalla. Para matarlo les tolerado la licencia de los campos. Irritábase

fué preciso entregarlo al clima devorador de la con las depredaciones de sus capitanes, y entre

de Santa Helena.
isla
otros, á los mar is cales Massena y Davoust, los de-

No sé si para disculpar las horribles costum- nostó severamente por los saqueos de Italia y de
bres de Cesar, podrá apelarse á la corrupción Hamburgo. Sus afanes se dirigían á enriquecer
del pueblo romano en aquella época; de ese pue- la Francia, y no á mismo; y aunque se le vio

blo, que no satisfecho con sus propios crímenes, cargar con los despojos de las artes, fué para em-
habia naturalizado los de todas las naciones que bellecer la capital de la nación vencedora. Duro
venció con la astucia ó con la espada. César, es este derecho, pero es el de la guerra: bastante

sin embargo, obtuvo la supremacía entre los li- progreso es de la civilización, que los prisioneros
cenciosos de su tiempo, considerando tal vez que no sean ya' atados al carro triunfal, y que no se
el escándalo era el medio mas seguro de ganarse prodiguen insultos á los vencidos.
popularidad. La historia, que con tanta vergüen- Una concepción profunda, actividad y energía
za de César, ha conservado el nombre de Nico- sin límites, una ambición desenfrenada, amor en-
medes, perpetúa memoria de sus ilícitos amo-
la tusiasta de la gloria, formaban el carácter distin-
res, en Roma, fuera de Roma, donde quiera que tivo de César.Historiadores antiguos y moder-
pudo abusar de su poder ó de sus atractivos. El nos hacen descollar entre sus virtudes á la cle-
sedujo á varias mugeres del primer rango, tales mencia; mas como la desmintió tantas veces, y
como Postumia, esposa de Servilio Sulpicio; a aun ejerció actos de crueldad sanguicaria, natu-
Lolia, esposa de Aulo Gavinio; á Tertulia, espo- ralmente ocurre que su generosidad era intere-
sa de Craso, y también á Mucia, muger de Pom- sada, y que se valia de ella en ciertas circuns-
peyo. Servilla, madre de Bruto, fué tan querida tancias, como de medio para alcanzar sus miras.

de él, que la obsequió con una perla del valor de El mismo orador, que tratándose en el senado
240,000 pesos. Entre sus favoritas se contaron de la conspiración de Catilina, de quien era cóm-
la reina Eunoe, esposa de Bogud, rey moro, y plice, recomendaba que hombres colocados en
los

esa Clcopatra, que lo puso al nivel de los hombres puestos eminentes, y revestidos de un gran po-
mas comunes. César no fué desinteresado, ni en der, eviten con cuidado las funestas sugestiones
PARALELO ENTEE CESAR Y^NAPOLEON. 373

del odio y de la vengauza, carga con la respon- ña recorría á caballo, y siempre al galope, las
líneas ocupadas por su ejército: andaba hasta
sabilidad de los asesinatos de L. César, de Festo
En guerra de Venecia conde- veinte leguas sin cansarse. Durante la noche
y de Afranio. la
nó á muerte al senado, y vendió al pueblo en dictaba sus proclamas, sus boletines, sus órdenes,

asta pública, como si fuera un rebaño. En la sus decretos. En las treguas de tantas guerras

invasión de los germanos entregó al degüello á trabajaba con sus ministros dia y noche; asistía

un entero; bajo los sables de su caba- á las sesiones del consejo de Estado y á las de
ejército y
llería perecieron lasmugeres, los niños y los an- la Academia; tomaba parte en la discusión de
cianos, calculándose en cuatrocientas mil las víc- los códigos; ecsaminaba los mas pequeños por-

timas que sucumbieron entre Rhin y el Men-


el menores de la administración; regenteaba las

sa. Dominados los conquistadores por un ardor medidas de y era hasta el sobrestante
la policía,

insaciable de poder y de conquista, el sacrificio de los monumentos de utilidad y de ornato, con


asusta; y cuando perdonan, es que enriqueció á la capital. Increíble parece que
de hombres no los

por una vana ostentación, y no por aquel impul- un hombre solo bastara para tantas cosas, en

so de piedad que honra siempre y ennoblece al


que era á la vez criador y ejecutor. Napoleón
corazón. Como después de haberse decidido los amó á la gloria hasta el delirio; no era tanto, siu
embargo, su apetito de nombre personal, que lo
destinos del mundo en la batalla de Pharsalia,
antepusiera á los intereses de la Francia, como
la mas villana traición arrojó la cabeza del gran
César pospuso constantemente á los suyos las
Pompeyo á los pies del afortunado César, las lá-
ventajas de Roma
que envilecía y degradaba.
grimas que lloró por y la consideración que
él,

dispensó á sus adictos, daban no mas testimonio


Mi ambición, esclamaba constantemente Napo-
león, es la de qice la Francia sea el pueblo mas
de su fuerza, porque, como decia el poeta Lucano,
que se había hecho temible
grande y feliz de la tierra. Si lo consiguió en
y^kno podia temer el (*).
el abuso de conquistas, algunas injustas; si la
Para concillarse el afecto popular, se atrevió, se-
Francia, al volver á encerrarse en sus límites de
gún la espresion de Plutarco, á sacar de los in-
1789 no se horrorizó con los lagos de sangre,
fiernos los trofeos se2Dultados con Mario, tiempo ha-
que fueron el precio de su gloria, confiésese que
bía,y no por otro motivo permitió levantar las
Napoleón la una altura á que no llegó
elevó á
estatuas de Pompeyo. ¿Era esto grandeza de al-
en los tiempos de Carlo-Magno, ni en los mejo-
ma? No: era la astucia que venia en apoyo del
atrevimiento del vencedor. res dias de Luis XIV. Es en vano buscar á la

César, que al encontrar en el templo de Hér- clemencia entre el séquito de los conquistadores
cules la estatua de Alejandro, suspiró, porque á de Para mi, ni César, á quien se atri-
la tierra.

su edad era mas dilatada la fama de su nombre buye, quizá con ecsageracion, la muerte de mas
lo tuvo presente para imitarlo en todas sus em- de un millón de hombres; ni Napoleón, acusado
presas. No será estraño, que precedido Napoleón de haber matado á la mitad de tan espantoso
por Alejandro y por el mismo César, los escogie- guarismo, se recomiendan por la virtud celestial,

ra por modelos, para desgracia harto lamentable que es el consuelo y la delicia de los hombres.
del género humano. Por lo que toca á las do- Recorriendo ávidamente los anales que perpe-

tes del genio, es tal la semejanza entre César túan los hechos de Napoleón, no se descubre
y
Napoleón, que los mas versados en la historia de otro acto de crueldad reflecsiva, mas que el ase-

todas las edades, no pueden comparar mas que sinato del duque de Enghien, crimen apenas ex-

al uno con el otro. —Napoleón, en el mando del piado con el largo martirio de Santa Helena. El
ejército y en de la república y
el absoluto espíritu de partido ha imputado á Napoleón la
,

del imperio, encerró en su cabeza combinaciones muerte de Pichegru, el conquistador de Holan-

tan estensas y tan esclusivas, que á cada paso se da, sin apariencia de razón. El general Moreau,
velan sorprendidos los generales mas afamados, quien si no se hubiera inscripto en la oscura lis-

los gabinetes, los diplomáticos, todos loshom- ta de los conspiradores hubiera sido como Pom-
bres pensadores del mundo. Su actividad era un peyo, digno rival del moderno César, fué dester-

prodigio de acción y de inteligencia. En la cam- rado á los Estados-Unidos cuando pudo ser sa-

y se le guardó esa vida que tan igno-


crificado,

(*) Meruitque tíineri. miniosamente perdió después sirviendo en las fi-


Non melueus. las enemigas de su patria. Napoleón jamas hu-
TOM. II. —XVI. 48
374 PAKALELO ENTRE CESAE Y NAPOLEÓN.

Mera inmolado á un rival, porque era confesarlo cibieran con placer un yugo que tanto habian
superior, y su alma era incapaz de las impresio- repugnado. Era preciso seguirlo paso á paso pa-

nes del temor que arrastran á los hombres mise- ra mas admirarle, para ensalzar esa rara inteli-

rables. El emperador era naturalmente afable gencia, que encadenó á sus pies el destino de su

y cariñoso: se mostraba reservado y severo para patria y el de tantas naciones. Cultivó muy tem-
con los generales y los ministros, al paso que era prano su talento oratorio, de que dio las prime-

bueno y ras muestras en la causa de Dolabela, elevándo-


accesible para el puebloy para los sol-

dados. Veintidós puñaladas terminaron la vida se, por el don de la palabra, al rango de orador
de César en el apogeo de su gloria, y no se halló, ilustre, que obtenían ya Cotta y Hortensio. Co-
como Napoleón, en circunstancias dolorosas, en mo Dolabela era de las hechuras de Sila, se au-

que tuvo que oponer á la venganza de los reyes sentó á Rodas, donde cultivó las letras y la elo-

la dignidad de un gran carácter en el mayor in- cuencia bajo la dirección de Apolonio, célebre

fortunio. Napoleón en sus campañas fué un hé- profesor griego- Asociado en Roma con Cice-
roe; en la Academia, un sabio; en el gobierno, rón, hizo pasar la ley Manilia por una arenga,
un portento; en la isla de Santa Helena, elevan- en que recabó también la vuelta del destierro de
do su frente sobre una roca, desafiando á los su cuñado L. Cinna y de otros partidarios de la

embates de la tiranía inglesa, un ser incompren- causa popular. El discurso que pronunció como
sible, que en los tiempos mitológicos hubiera sido senador, cuando se trató de imponer castigo á

saludado como Dios. Lentulo y á los demás cómplices de Catilina, ea


César era á la vez hombre de Estado, orador, un monumento de elocuencia, que merece paran-
historiador y poeta. A los diez y seis años de gonarse con el célebre de Marco Tulio Cicerón,
edad tomó la ropa
y casado con Cornelia,
viril; y que será apreciado en todo tiempo por las
hija de Cornelio Cinna, uno de los mayores ene- mácsimas indulgentes y humanas que recomien-
migos de Sila, incurrió en el desagrado del dic- da. Sus improvisaciones en el campo de batalla,

tador, por haberse resistido á romper su enlace. oportunas y vehementes, le fueron muy prove-
Su tio Mario, hombre de los primeros de la re- chosas en los momentos mas críticos, cuando pa-
pública, fué su maestro como soldado y como re- recia que la fortuna lo abandonaba. Cuando la
volucionario, formándose un heredero, que lo décima legión, su favorita entre todas, se suble-
adelantó en proezas militares y en turbulencias. vó en Campania, y marchaba sobre Roma, César
Por esto, cuando las vestales y los amigos de Si- le salió al encuentro y la volvió al orden con so-

la le instaban para que revocara su decreto de lo una palabra: "Marchaos, ciudadanos," les dijo;
proscripción, les dijo: "Consiento, porque lo que- y "Somos todavía soldados, y
ellos contestaron:

réis;mas tened presente que en César hay mas os seguiremos, César, hasta el fin del mundo."
de un Mario, y que el joven, cuya vida impe- Los Comentarios son la obra mas preciosa de Cé-
tráis, destruirá algún dia á esa nobleza que tan- sar, y que le dan una plaza distinguida entre los

to trabajo nos ha costado defender." La previsión historiadores mas notables. Ellos manifiestan
del dictador fué ampliamente justificada; y se lo que el arte de la guerra ofrecía en su época
vio que César, adulando al pueblo, y convirtién- de mayores adelantos, y con tal claridad y pre-
dolo en su instrumento, arruinó la influencia y cisión, que trasladan al lector al lugar de los
el poder de los grandes; obtuvo el sacerdocio, la acontecimientos, y lo vuelven, por decirlo así, su
dictadura temporal, la dictadura de por vida, el testigo. César no se limitó á describir el sitio

título de emperador, una silla de oro en el sena- de los encuentros y do las batallas, ni á referir
do, y un poder del que la diadema no era mas la organización y la disciplina de las tropas, el
que un inútil símbolo. En
todas sus campañas, y carácter y talento de los generales, sino que com-
especialmente en las de las Galias. que le valieron prendió en su admirable relación, las costumbres,
su nombradía, desplegó, no solamente talentos mi- los intereses, los recursos y hasta las pasiones
litares, sino también políticos, para dividir ú sus de los pueblos en que combatía. Cicerón decia,
enemigos, para ganarse aliados, para establecer que la brevedad pura y elegante es lo mas dulce
una administración regular en un pais entonces dfí la historia; y en la que escribió César
semi-bárbaro. En
guerra en que venció en
la acerca de su campaña en las Galias, es un mode-
España á los capitanes de Pompeyo, supo gran- lo de claridad y de sencillez. Con tanta rapidez
gearse las eimputías de loa habitantes, y que re- vcücia como escribía: no era otro el César litera-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 375

to que el César guerrero. Merecieron los comen- bres para hacerlos felices cuanto sea piosible? Na-
tarios elogios de Cicerón, y en nada rebajaron poleón presentó una memoria republicana, que su
su crédito las apasionadas diatribas de Polion. hermano Luis salvó de la destrucción á que la
César fué también autor de un tratado de Ana- habia condenado, porque ya eran otras sus opi-
Anti- Catón y de sus EphcméricUs, en
logía, del niones y sus intereses. En ella se encuentra la
que apuntaba diariamente cuanto le acontecía siguiente frase, que podria llamarse profética:
digno de memoria. Cicerón le atribuye una co- Los grandes hombres son como los meteoros.^ que bri-
lección de mácsiraas; Macrobio, un tratado sobre llan y se consumen para alumbrar á la tierra. ¿Y
el movimiento de los astros; Plinio, una obra so- fué otra la suerte de Napoleón mismo? En la

bre la astronomía y la astrología; y Suetonio, elocuencia militar careció de modelo, y probable-


unas memorias al senado en forma de cartas. En mente no tendrá imitador. Copiaré entre innu-
uno de sus viages á España escribió un poema, que merables proclamas que dirigió á sus ejércitos,
por fatalidad no se conserva. Asombroso es que las de la primera campaña de Italia y de Egip-
este romano singular perfeccionara sus varios ta- to, sorprendentes por su concisión, vehemencia
lentos, y aun mas todavía, que en medio de tan y oportunidad:
multiplicadas atenciones, se diera tiempo para "Soldados! Os habéis precipitado como un tor-

brillar en todos ellos. rente desde lo alto del Apenino! Habéis arrolla-
Volviendo á Napoleón, él, á los diez años de do y dispersado todo lo que se oponia á vuestra
edad, comenzó sus estudios en la escuela militar marcha. El Piamonte, libertado de la tiranía
de Brienne, donde se hizo notar por su aplica- austríaca, se ha entregado á sus sentimientos na-
ción y por sus progresos, especialmente en las y de amistad para con la Francia.
turales de paz
matemáticas. César se esmeró en el cultivo de Milán y el pabellón republicano flota
es vuestro,
la elocuencia, porque ella abría la puerta á las en toda la Lombardía. Los duques de Parma
dignidades en pueblo rey; y Napoleón, tan
el y de Módena no deben su ecsistencia política
propenso por genio al análisis y á la esactitud, mas que á vuestra generosidad.
debió preferir á las matemáticas, elemento esen- "El ejército que os amenazaba con tanto or-
cialen la ciencia de la guerra, como es ahora, y gullo, no encuentra barreras que lo defiendan de
medio seguro de acción en un hombre que jamas vuestro valoi\ El Pó, el Tesino y el Adda no
obraba sino por cálculo. Napoleón se dedicó al han podido deteneros un solo dia: esos baluartes
estudio de la historia de Grreeia y de Roma, é tan ponderados de la Italia, han sido insuficien-
invitaba á sus camaradas á que representaran los tes; vosotros los habéis superado con tanta rapi-
juegos olímpicos y las fiestas de las dos repúbli- dez como al Apenino.
cas. Domairon, su maestro de bellas letras, ha- "Tantos triunfos han llevado el júbilo al seno
blando de las composiciones de Napoleón, decía de han votado
la patria: vuestros representantes
que eran de granito quemado por el volcan. En una fiesta, dedicada á vuestras victorias, y que
el colegio militar de París, á donde pasó en deben celebrarse en todos los comunes de la re-
1784, continuó adelantando en su ramo favorito pública: allí, vuestros padres, vuestras madres,
de matemáticas, sobresaliendo igualmente en vuestras esposas, vuestras hermanas, vuestras
losde historia y de geografía. Leía con entu- amantes, se regocijan en vuestros triunfos, y se
siasmo á Arríano, historiador de Alejandro, á jactan con orgullo de perteneceros.
Polibío y á Plutarco. Fué constante admirador "Sí, soldados, habéis hecho mucho mas,
del poema de Ossian, cuyo estilo adoptó, porque ¿nada os resta que hacer? ¿Se dirá que hemos
es el de las concepciones ardientes pero no aprovecharnos de la vic-
y profundas. sabido vencer,
Para el arreglo de ese establecimiento, redactó toria? ¿Nos reprochará la posteridad haber en-
una memoria, en que recomendaba la disciplina, contrado á Capua en la Lombardía? No: yo os
el trabajo, la sobriedad y la economía, siendo es- veo correr ya á las armas; un cobarde reposo os
te el primer ensayo de su genio administrativo. fatiga; los dias que se pierden para la gloria, se
Mas adelante escribió unas cartas sobre la isla pierden para vuestra felicidad.Pues bien! par-
de Córcega, que se han perdido. La Academia tamos; aun tenemos que hacer marchas forzadas,
de Lyon propuso para el concurso esta impor- enemigos que someter, laureles que cor tai', inju-
tante cuestión: ¿ Cíoáles son los principios y las rias que vengar. ¡Que tiemblen los que han agu-
instituciones que se deben recomendar á los hoví' zado los puñales de la guerra civil en Francia,
376 PAEALELO ENTKE CESAR Y NAPOLEÓN.

los que asesinaron á nuestros ministros, los que era lo mismo que anticipar su inmortalidad, y
incendiaron á nuestros buques en Tolón! empeñarlo á emplear estraordinario esfuerzo. El
La hora de la venganza ha sonado. héroe de esta cruzada de la civilización dejaba
"Mas que se tranquilicen los pueblos: nosotros muy atrás á los de los tiempos caballerescos.
somos amigos de todos los pueblos, y especial- Notable es también la improvisación con que
mente de los descendientes de los Brutos, de los Napoleón aterrorizó al directorio al disolverlo en
Scipiones y de los grandes hombres que hemos el 18 brumario. "¿Qué habéis hecho de esta
tomado como modelo. Francia que os dejé tan brillante? Os dejé la
'•Kestablecer el Capitolio, y colocar con honor paz, y he encontrado la guerra. Os dejé victo-
las estatuas que lo hicieron célebre; despertar al rias,y he hallado derrotas. Os dejé los millones
pueblo romano, aletargado por tantos siglos de de Italia, y por todas partes no he visto mas que
esclavitud, no será otro el fruto de nuestras vic- leyes atentatorias y miseria. ¿Qué habéis hecho
torias; ellas formarán una época en la posteri- de cien mil franceses, todos mis conocidos, todos
dad; tendréis la gloria inmortal de haber cam- compañeros de mi gloria? Todos han muerto! ....
biado la faz de la parte mas bella de Europa. El Este estado de cosas no puede durar mas tiempo;
pueblo francés, libre, respetado del mundo en- antes de tres años nos conduoiria al despotismo.
tero, dará á la Europa una paz gloriosa, que la Ha llegado la época de que se vuelva á los de-
indemnizará de los sacrificios de toda especie fensores de la patria la confianza de que son tan
que sufre seis años hace; volveréis entonces á dignos. Si se diera crédito á algunos facciosos,
entrar en vuestros hogares, y vuestros conciuda- muy pronto seriamos declarados enemigos dt^ la
danos os señalarán diciendo: Este fué del ejérci- república, nosotros, que la hemos afirmado cou
to de Italia.''''
nuestros trabajos y con nuestro valor: no quere-
La una de las empresas guerreras,
historia de
mos ya reconocer por patriotas mas que á los va-
mas arriesgadas y mas prósperas del siglo XIX, lientes que han sido mutilados en servicio de la
sus motivos y sus consecuencias, las fatigas del república." Bonaparte, al pasar su Ruvicon,
soldado y sus recompensas, la cuestión política acreditó la misma energía que César cuando al
al lado de la militar, un orgullo contento y una
poner la planta sobre el lecho del rio, esclamó
esperanza medio satisfecha, todo se comprende,
en la presencia de cinco mil soldados: "ia suerte
todo se esplica en brevísimas líneas, cuyo efecto está echada; vamos á donde nos llaman voto de
el
era tan irresistible como la voz del trueno que la injusticico de oiuestros enemigos.
^^
los dioses y
los hijos de Israel escucharon en el Monte Sinai.
A la usurpación de uno y otro genio precedieron
Al acercarse Napoleón con su ejército al Cay-
esas palabras elocuentes, que arrebatan la imagi-
ro, aparecieron trescientos minaretes, bosques de nación y engendran al entusiasmo.
elevadas palmas, sobre uno de los rios mas creci- Como no es solamente poeta el que hace ver-
dos del mundo, y esas inmensas masas, que en sos,y de vez en cuando versos hace quien no es
forma de pirámides son todavía testimonio de la poeta, creo que tuvo razón Beranger al decir que
vanidad y de la grandeza de los soberanos de fué Napoleón el mejor poeta de los tiempos mo-
Egipto. Napoleón, que recorría las líneas de dernos. Bourrienne y la duquesa de Abrantes
sus tropas, señalando el horizonte con el dedo, nos han conservado la novela de Julio, improvi-
dijo: '-Soldados! habéis venido á estos paises pa- sada por Napoleón en un salón de las Tullerías,
ra arrancarlos de la barbarie; á conducir al mientras que se paseaba, y sin tomar la pluma.
Oriente la civilización; á sustraer á esta hermo- Sus boletines descubren en él las dotes del his-
sa parte del mundo del yugo de la Inglaterra. toriador, al menos las del historiador militar; y
Vamos á combatir: reflecsionad que de lo alto lástima es que en sus forzados ocios de Santa
de esas pirámides cuarenta siglos os contemplan." Helena no hubiera, como César, redactado sus
Los pensamientos de Napoleón debian ser tan Comentarios, y contentándose solo con dictar sus
gigantescos como las pirámides y su designio! admirables conceptos al conde de las Casas. Eu
Idea nueva y grandiosa fué la de señalar como ese diario, que pasará á la posteridad juntamen-
objeto de la espedicion, arrancar al Egipto del te con el nombre de Napoleón, obsérvase la uni-

seno de la barbarie y restituirle la civilización versalidad de sus conocimientos en las ciencias,


de que fué la cuna. Decirle á un ejército que un talento crítico sorprendente, y esa suprema-
sus proezas serian ensalzadas por cuarenta siglos, cía de razón que le valió el imperio del mundo.
PAEALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 377

César, como no tuvo antecesor que


capitán, de las desventajas de la posición, vencieron por
pudiera comparársele, y fué necesario qae tras- la firmeza de su valor. Los suizos se creyeron
currieran diez y ocho siglos para que naciera un perdidos y demandaron la paz, teniendo que la-
genio, que marchando como gigante y secundado mentar la muerte de mas de cien mil de sus com-
por los adelantos inmensos de la ciencia, pudie- patriotas, entre los que se contaban viejos, muge-
ra aventajarlo en gloria militar. No hay histo- res y niños.
riador que no hable de sus hazañas. Todavía Ariovisto ocupaba con sus alemanes una par-

se designan los reinos que sometió, los rios que te de las Gallas, y sabiendo César que avanzaba
atravesó, sus campos de triunfo, los zureos que á Bezanson, por la importancia de
se le anticipó,

abrió para sembrar en pueblos bárbaros la civili- este puesto. El fiero germano en desquite, se
colocó á tres leguas de su retaguardia, para cor-
zación romana. Una rápida ojeada sobre sus
tarle las comunicaciones y los convoyes, por los
quince principales campañas servirá á mi propó-
cuales recibía el ejército su subsistencia. César,
sito, y para venir al conocimiento del mérito sin-
gular del caudillo, que en Pharsalia y en Mun- que tanto y tan justamente confiaba en la supe-
da sepultó á la república y abrió los cimientos rioridad, en la táctica y disciplina de sus tropas,

del imperio. Por una rara coincidencia, la Bél- lo dejó establecerse sin molestarlo. Amenazan-
gica, la Francia, la Alemania, la Italia, la Espa- do continuamente el campo de Ariovisto, lo es-
ña y el Egipto, fueron el teatro de sus proezas, trechó á recibir en el campo una batalla. Al
así como de las de Napoleón. César invadió dos empeñarse la lucha, la victoria se inclinó á favor

veces á la Grran-Bretaña,y Napoleón no pudo de la ala derecha de Ariovisto; mas las hábiles
lograrlo. César dio batallas en el Asia, y Na-
_ maniobras de Craso, bastaron para derrotarlo y
poleón no consiguió abrirse hacia ella un ca- arrojarlo mas alia del Rhin.
mino. César, que en las anteriores campañas habia
Noticioso César, á quien se habia conferido el peleado con fuerzas estrangeras, tuvo que lidiar
gobierno de las G-alias, de que los helvéticos (los con los mismos habitantes de las Gallas, á que
suizos) abandonaban su pais para establecerse en pertenecía entonces la Bélgica. Recelosos los na-
ellas, voló inmediatamente á impedirlo, cortando turales de ella, de la ambición romana recien-
el puente de Ginebra. Como no contaba con otras temente coronada por el triunfo, armaron tres-
fuerzas que las de una legión, entretuvo al ene- cientos cuarenta y ocho mil hombres y desafia-
migo astutamente, á fin de impedir que pasase el ron el poder de César. Este, que tan profunda-
rio, y mandó levantar y un muro de diez seis mente habia observado el carácter de sus ene-
monte Jura.
pies de altura desde el lago hasta el migos, y conocía la heterogeneidad de los elemen-
César no tenia á su disposición mas que diez y tos que ponian en acción, adoptó por plan pre-
seismil hombres, y los suizos noventa y dos mil. ventivo, dividirlos entre sí, contraponer sus in-
Habiendo logrado detenerlos, se dirigió á Italia tereses, y batirlos en detal, á fin de que el escar-
á levantar dos nuevas legiones, y dispuso de tres miento de unos, acarreara y sumisión
el terror
mas situadas en Aquileya. Cuando volvió á las de otros. Habiendo establecido su campo sobre
G-alias, los suizos vadeaban ya
Saona y talaban el la orilla del rio Arine, que lo separaba de los
el Delfinado, Chalons y Autur. César marchó belgas, apoyado en un pantano y fortificados sus
con tal violencia, que sorprendió la retaguardia flancos, sacó todas sus ventajas de la impaciencia
del enemigo, y le tomó sus equipages. Compro- de los contrarios y de la temeridad con que se
metido en la persecución del grueso del ejército, resolvieron á pasar el rio. No podria ocultarse
su caballería, compuesta de cuatro mil caballos, á la previsión del gran capitán la oportunidad de
fué rechazada por el arrojo de quinientos caba- vencer al ejército belga, y después impedirle el
llos suizos. Después de este inesperado revés, paso del rio; lo persiguió en su fuga y lo hizo pe-
siguió á los suizos, sin comprometer acción, á dazos. Desembarazado así del grueso principal
tres leguas de respetuosa distancia. Los suizos del ejército, invadió y sometió á todos los confe-
lo atacaron al fin, y los obligó á retirarse á una derados; tomó á Soisson, al Beauvais, á Amiens.
altura separada por un cuarto de legua del cam- Mas entretanto, nuevos pueblos formaron nuevos
po de batalla. Los romanos fueron, sin embar- ejércitos,y aguardaron á César en las márgenes
go, envueltos por un cuerpo de catorce mil hom- del Sambra. Con la rapidez que le era tan ge-
bres; y á pesar de la superioridad del número y nial, marchó á buscarlos, y después de tres dias
378 PAKALELO ENTRE CESAR T NAPOLEÓN.

de camino, lialló que se guarecían en espesos bos- gado por un enemigo mas esperto á cambiar en-
ques para disputarle el vado del ancho rio. Se- teramente del sistema de guerra hasta entonces
gún su costumbre, se ocupaba de situar y forta- practicado.
lecer su campo, cuando el enemigo ansioso de En el año siguiente los pueblos de Berga y de
prevenirlo, deja de repente sus buques y lo ata- Zutfen, acosados por los suaves, vinieron á es-

ca de improviso. La infantería ligera y la caba- tablecerse sobre los márgenes del Rhin, y los ga-

llería romana fueron arrolladas, y tal fué la con- los, que aprovechaban toda oportunidad para for-

fusión y el desorden que la sorpresa introdujo, talecerse contra los romanos, los invitaron á fi-

que el ejército entero hubiera sido aniquila- jarse en sus comarcas. El prudente y avisado Cé-
do, si César no hubiera repuesto la batalla, em- sar concibió la estension del peligroso designio,

pleando dos legiones que mantenía de reserva, y y sin detenerse un momento, se dirigió á disper-
que animaron otra vez á los fugitivos. La tác- sar al nuevo enemigo. Este le pidió una tregua
tica de servirse de las reservas en momentos an- para poder organizar su resistencia, y violándo-
gustiados, mas de una vez valió á César, tanto la, de improviso dio sobre la caballería de César,

como después á Napoleón, el écsito en batallas y la puso en fuga. César, aunque indignado,
perdidas. Diestro en aprovechar el fruto de su mostró bastante calma para escuhar las escusas

importante victoria, recorrió y sometió todo el de los diputados que le habían pedido la tregua;

pais y aun algunos pueblos mas allá del Rhin. mas pagando una traición con otra, movió todo
Mientras que César por su astucia y por su va- su ejército, contra el campo de los bárbaros, y ha-
lor, y tambieu por su fortuna, conquistaba la paz biendo conseguido sorprenderlo, no puso límite
en la G-alia belga. Craso con sola una legión re- al furor y venganza de sus soldados, y la ma-
dujo á la Bretaña yá la Normandía, Mas es- tanza fué universal, sin que se escuchara una so-

tas dos provincias, humilladas por las condicio- la voz de misericordia. Arrojando luego un puen-

nes del vencedor, sublevaron contra la repüblica te sobre el Rhin, penetró en"Wesphalia,taló el pais

á todos los pueblos vecinos, á los del Bravante de Colonia, y precisó á los suaves á guarecerse

de Grüeldres y aun de la Gran Bretaña, César en sus bosques y malezas. No era su intento

se hallaba en la Iliria, cuando tuvo conocimien- conquistar la Alemania, y reprimida que fuéj

to de esta nueva conmoción, retrocedió á disponer una espedicion á la Gran


y previendo la clase

de guerra en que iba á verse comprometido, dis- Bretaña, culpable por haber ausiliado á los ene-

puso que á toda prisa se construyeran buques en migos de Roma, bastante fuerte para dejarla en
el rio Loire. Previno á Lavieno qite se situara libertad de operar sobre un flanco del ejército de
con su caballería en Tréveris, á Craso que inva- ocupación de las Gallas.
diera á Gruayana y á Sabino que con tres legio- Partió de noche para llegar de día, y disper-
nes atacara á los normandos; hizo avanzar su sando con sus galeras los buques con que defen-
dían sus costas los bretones, saltó ejército en
escuadra por el rio, y marchó personalmnnte á la el

cabeza del ejército principal. tierra, y aunque arrolló á sus enemigos, César
En espera de sus buques adelantó el sitio de reflecsionó que su flota tendría que guardarse
algunas poblaciones por la parte de tierra, pero en Calais de tormentas del invierno, y juzgó
las

sin gran fruto, poi'que el enemigo se evadía con prudente retroceder, mas bien que comprometer-
facilidad, y no se lograba estrechai'lo. Mas lue- se en la sumisión del pais, con tropas sin retira-
go que el joven Bruto llegó con su flota, se le re- da. Una sedición de su gente de mar, que sofo-
dujo á tai estreraidad, que se rindió h discre- có prontamente, le sirvió de lección para no con-
ción. César abusó de su victoria: los infelices fiar indiscretamente de la fortuna. Lucano ase-

vénetos recibieron uno de los castigos mas crue- gura, que conocido el valor de los bretones, aban-
lesy ejemplares que menciona la historia. Los donó la empresa por temor. Terrila qumiiis
bravau.sones variaron de táctica para seguir de- ostcndit, krs^a Britannis.
fendiéndose, porque tanto á ellos, como á los Como una espedicion tan infructuosa,
César, en
guayanenses, la csperiencia les había demostrado que apenas merece el nombre do reconocimiento
que tropas superiores en disciplina casi siempre no conservó alguna plaza ó puerto que pudiera
prevalecen en batallas generales. La campaña asegurarle la obediencia que los naturales de la
de Cra.so, digno teniente do César, en la Guaya- Gran-Bretaña le habian prometido, luego que so
na, mereceun especial estudio, porque se vio obli- alejó, tornaron á sublevarse. De todos los pue-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 379

Tblos que le ofrecieron rehenes, solamente dos los pués á los de Lieja y de Güeldres. Pasó y re-

enviaron, lo que no era mas que un nuevo insul- pasó el Rhin, ansioso de escarmentar á los sue-

to de los insulares.César comprendió que en vos, aliados naturales de sus enemigos; mas co-

cualquiera proyecto de sublevación da las Ga- mo ellos ocupaban esa misma selva negra, teatro
qae tan impacientemente sufrían el yugo ro-
lias, siglos después de la estrategia de Napoleón y de
mano, contarían con los bretones, preparados sus contrarios, abandonó su empresa para ir á
abiertamente para la guerra y de cuyas miras entregarse al saqueo á Lieja, donde habían sido
liostiles no podia dudarse. Tan presto como se degollados nueve mil de los suyos.
desembarazó de otras atenciones a que lo llama- La muerte de Claudio suscitó grandes turba-
ciones en Roma, y como César recelaba que su au-
ba su inquieta ambición, pensó seriamente en la
sencia fuera fatal á sus intereses, partió á sostener
sumisión de la Gran-Bretaña, y partió á ella con
su partido, mas con sus intrigas que con el presti-
mayor número de tropas y de buques y en esta-
gio de su gloria, y así espuso la suerte de las Ga-
ción mas favorable. La flota de César dispersó
refrenadas por su poder y por su talento.
llas,
á de los bretones, y el desembarco se efectuó
la
La primera operación de esta se- Resolvieron ellas no dejar escapar esta oportu-
sin dificultad.
gunda campaña, fué el paso del rio Támesis, eje- nidad de romper el ominoso yugo, y apelaron

enemigo huyó. Re- al recurso de las armas. Los pueblos de Char-


cutado felizmente, porque el

tempestad en tres saltaron los primeros á la arena, y se ensaya,


parados los estragos que hizo la

buques de César, avanzó sobre los estados ron con el asesinato de los romanos residentes en
los
del rey Casivelano, gefe de la confederación, y
Orleans. En el seno de Galias crecía uno de

habiendo atacado á sus tropas por dos flancos, esos héroes que se anuncian como salvadores de
se escaparon, dejando descubierta á la capital. las naciones, y la fuerza de las circunstancias lo

Perdida ésta, desalentados los pueblos, muchos presentó ventajosamente en escena. Este era el

de los cuales se sometieron, á Casivelano no que- joven Vercingentorix, natural de Auvernia, do-

dó otro arbitrio que rendirse, y constituirse tri- tado de genio y de valor, arbitro ya de un gran
butario de la república. partido. Este lo proclamó rey y general, siguién-
Regresado César á las Gallas, encontró que dose inmediatamente la sublevación de Seus, de
reinaba una gran carestía de víveres, y que es- Paris, de Evreux, del Poiton, de Quercj'^, de la
puestas a los rigores del hambre, no era pruden- Turena, de Perche, de Maine, del Limosin, de
te aglomerar tropasen algún punto, y las dis- Anjou, y de cuantos habitaban las costas del
tribuyó en diversos acantonamientos. Confió océano. Vercingentorix formó dos ejércitos, si-
el mando de una parte de ellas á Sabino y á tuando uno en Rouerga, y el otro en Berry.
el

Cotta, hombres sin actividad y sin energía: dejá- César no se aturdió con la nueva de una in-
ronse sorprender por Induciomaro, señor de Tré- surrección tan alarmante como general. Em-
veris, y aun L. Cicerón se vio cercado por sesen- pleando en sus preparativos aquella presteza que
ta mil galos. César voló á su socorro con siete le valia el écsito en todas sus campañas, reco-
mil hombres, únicos que pudo reunir: atrinche- gió las tropas nuevas en Italia, así como Na-
róse para manifestar miedo; evitó que su caballe- poleón los conscriptos después de la batalla de
ría se empeñara en escaramuzas, y mientras que Leipsic, y se propuso ganar por sorpresa á los
se daba las apariencias de sitiado, cargó sobre el galos, que se creían escudados por la estación del
enemigo, lo dispersó, y desordenó tan completa- invierno. Protestando César hacer levas y re-
mente, que recibió la paz y el perdón como un coger caballos, puso el ejército á las órdenes del
señalado favor. joven Bruto, mientras que atravesaba el Autun,
Reflecsionando César sobre su situación, alec- y andaba ochenta leguas, para impedir que el
cionado por las desgracias que alternaban con fuego se propagara, y para recoger á dos legiones
sus triunfos,y no pudiendo descansar en la fe que en Langres invernaban. Su regreso fué tan
tan frecu.entemente burlada por los galos, aumen- veloz como su partida: Vercingentorix, que ape-
tó sus fuerzas con diez y ocho mil hombres, ha- nas podia persuadirse de ello, emprendió con
ciéndolas subir á sesenta mil. Ya entonces pu- escasos medios el sitio de Moulins. Hé aquí á
do anticiparse á las maquinaciones de los galos, dos competidores, apoyado el uno en su ingenio,
y en el invierno sorprendió á los del pais de en años de victorias, en la disciplina y aven-
seis

Hainaut, en la primavera á los senonensea y des- tajada táctica de sus tropas, y sobre todo, en la
380 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.

confianza de su fortuna; y el otro, en sa valor, rencias hubo de abandonar sus conquistas de


en la nobleza de su causa, en el entusiasmo de Melun y de Paris.

los pueblos y en el amor del suelo natal, tan fe- Vercingentorix después de la sublevación
cundo en recursos y en prodigios. de Autun, y de la retirada del ejército roma-
La resolución de Vercingentorix Labia crea- no, tan desgraciado delante de los muros de
do para César grandes embarazos, porque si se Clermont, cerró paso de Italia y de la pro-
el
mantenía en inacción durante el invierno, todas vincia romana, aumentó sus fuerzas con quin-
las G-alias se sublevaban; si comenzaba las "ope- ce mil caballos, taló una gran parte del pais en
raciones, podian faltarle víveres, entorpecerse los que César era obedecido. Se retiraba éste ha-
caminos, rebaju'se considerablemente sus filas cia el Franco Condado para hallarse en disposi-
por los rigores del tiempo. ¿Qué hizo? Lo que ción de cubriry defender la provincia romana,
siempre: esponerlo todo para ganarlo todo. cuando Vercingentorix le sale al encuentro, em-
Para socorrer á sus aliados, emprendió el si- peña en un ataque brusco su caballería, y es der-
tio de varias plazas, que obligó á rendirse, y Or- rotada por la de los alemanes que conduela Cé-
leans fué incendiada. Vercingentorix despro- , sar. No desperdiciando éste el fruto de esta
visto de máquinas de guerra, y no versado en inesperada victoria, bate su retaguardia, y lo ha-
las operaciones de un sitio, nada adelantó en el ce encerrar en Alisa, situado en una loma, cer-
de Moulins, mientras que César viene h presen- cado de colinas y con una llanura al frente. Ver-
tarse delante de Bourges, ciudad en aquel tiem- cingentorix se fortificó en la parte del oriente, y
po muy poblada, y de grande importancia, Ver- César dividiendo sus tropas en veinte y tres cam-
cingentorix lo sigue; pero sin ausiliar á la plaza, pos, estableció su línea de circumbalacion. To-
se contenta con esperar á César en el campo; mas davía emprendió Vercingentorix otro nuevo es-
éste, sin tomar en cuenta la aparición del mas te- fuerzo con su caballería, sin lograr mejor écsito.
mible de sus enemigos, y aprovechando su incon- Convencido de que nada adelantarla con ella, la
cebible inacción, asalta á Bourges y la toma, pa- retiró á su pais, encerrándose en la ciudad con
sando á cuchillo á cuarenta mil de sus habitantes. ochenta mil hombres, sin considerar que era ella
El pensamiento conforme de los dos generales, muy populosa, y que no eran seguros los víveres
era no buscar una batalla decisiva, sino mas bien mas que para treinta dias. César hizo abrir al
esperarla. Vercingentorix, aunque no perdia las derredor del monte un foso de veinte pies de
huellas de César, cuidaba de fortificar siempre ancho y de profundidad; estendió sus lineas á
su campo; y César se movia de aquí para allí, co- una circunferencia de cinco leguas, y concluyó
mo si esquivara un encuentro con el grueso prin- esas obras portentosas que la ciencia moderna
cipal de las tropas de los galos, para arrebatar- parece haber olvidado. En todas las inmedia-
les sus fuertes, para cortar las comunicaciones ciones recogió víveres para un mes, á fin de pri-
de los pueblos alzados, para impedir que otros var á los sitiados de todo ausilio, y para que sus
participaran de la insurrección, para aislarla en el tropas no se vieran espuestas al hambre en un
terreno en que podia jugar sus fuerzas con ven- terreno todo enemigo. Doscientos cuarenta mil
taja. Los naturales de Autun fueron reprimi- hombres de infantería y ocho mil caballos, colec-
dos en sus primeras tentativas, y aun César in- tados entre todos los pueblos que abrazaron la
corporó sus tropas en las filas romanas; pero como causa de Vercingentorix, que era la de la liber-
su adhesión era forzada y sospechosa, las licen- tad de las Gallas, ocurrieron á su llamado, y cam-
ció, autorizándolas así para pronunciarse abier- paron á una corta distancia de los romanos. Co-
tamente como enemigas. La mala disposición mo se anticiparon al plazo señalado, aumentaron
de ellas impidió que Cé.sar ocupara á Clerniont, la penuria de víveres, colocando á los sitiados en
capital de la Auvernia, la que por esta razón la situación mas azarosa. César perfeccionó en-
ejercía notoria influencia en el resultado de la tretanto sus trabajos, y como no se ocultaba á
campaña. Después de que los soldados de Autun, tan diestro capitán la impericia de los enemi-
ya en abierta rebelión, sorprendieron a Nevcrs, gos que lo combatían, y su carencia de buenos
los víveres, la caja y hasta la remonta de la ca- generales, lejos de espantarse con el número, ci-
ballería de César, permitiéndose allí inauditas fró en él sus esperanzas de introducir la confu-
crueldades, marchó él díay noche en solicitud de y de ganar en un encuentro toda la campaña.
sión
Labieno, quien por las nuevas y desastrosas ocur- Una masa tan crecida de hombres no podia man-
PAKALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 381

tenerse en inacción, tanto porque componiéndose legiones y de diez mil caballos, aguerrido y de-

de gente indisciplinada, era preciso emplearla sin voto, resolvió usurpar el poder, invadir á Italia,

tardanza para que no se cansara, como porque la y arrojar á Pompeyo de ella. César no pasó el
escasez de subsistencias demandaba imperiosa- Rubicon mas que con cinco mil infantes y tres-
mente que no se perdiera tiempo. Resuelto Ver- cientos caballos: Pompeyo, que contaba con el

cingentorix á hostilizar á su enemigo, puso al favor del senado y con el amor del pueblo, podia

mando de Vergasilano una fuerza de cincuenta y oponerle dos de las mejores legiones, y una can-

cinco mil hombres, que tomaron los primeros tidad inmensa de reclutas. Le obedecían tam-
atrincheramientos del flanco mas débil, y llega- bién la Grecia, las provincias de Oriente, y dos

ron hasta el foso. El resto del ejército galo que ejércitos, situado el uno en España y el otro en

se acercaba á doscientos mil hombres, permane- África. César habia conocido el efecto infali-

ció sin moverse, cuando le era tan fácil haber ble de su empresa, y que su logro dependía de la
atacado toda la línea de circunvalación, y reducir actividad, de la sorpresa y de la energía que sa-
bia desplegar en las grandes ocasiones. Rimi-
á César al conflicto de pelear con desventaja, ó de
abandonar precipitadamente el sitio. Esa gran- ni, Arezzo, Pesaro y Ancona,íle abrieron las puer-

de insurrección carecía de alma. César, que ob- tas. El pretor Thermo abandonó á Ugubio, que
servaba con la mayor atención las faltas del ene- guardaba con con cinco cohortes. En Osimo los
migo y las fuerzas inferiores que empleaba, hizo habitantes espantados, arrojaron á la guarnición.

una salida, y cayendo sobre su retaguardia, lo pu- Los gladiadores, empleados en ia defensa de la
so en fuga. El ejército ausiliar se escapó todo campaña, huyeron; Domieio no pudo sostener á
sitiados, que indiscretamente volvie- Corfinium; todas las nuevas levas se unieron á
entero, y los
ron á encerrarse en Alisa, se rindieron, entre- César. Pompeyo, el senado y lo mas noble de

gando las armas, á Vercingentorix y á todos sus Roma buscaron su salvación en la Grecia, lle-

gefes. vando consigo las últimas esperanzas de la liber-

Para mí, esta campaña de las G-alias es la que tad de la república. César, sin perder un momen-
mas ilustró los talentos de César como político to, redujo á su obediencia toda la Italia, la Sici-

y como guerrero. Los obstáculos eran inmen- lia y la Cerdeña, ocupando los Pirineos con cin-
sos,y no pudieron ser vencidos mas que por un co legiones, para impedir que los tenientes de
genio. El sitio de Alisa, en el estado que en- Pompeyo en España intentaran una invasión
tonces tenian los conocimientos militares, es una sobre las Gallas. ¿Quién no observa la semejan-
obra maestra de arte, un prodigio de previsión za en el fin, en los medios, en los resultados, en
y cálculo. El orgullo de este célebre capitán ya los milagros atribuidos al genio con tanta razón,
no conoció y frecuentemente se jactaba
límites, entre el sublime pensamiento de César y el no me-
de que con sus legiones podía escalar hasta el nos sublime de Napoleón, cuando con un puña-
cielo. Los galos, no desalentados todavía, ape- do de soldados reconquistó en pocos dias él im-
laron al sistema de guerrillas, pero sin fruto. perio de la Francia? El 20 de Marzo de Napo-
'La política de César, su piedad para con los león era también digno de figurar en los fastos
vencidos, las oportunas alianzas que formó, con- de César.
-solidaron la paz de las G-alias, y pudo ir á gozar Afirmada su autoridad en y quietas las
Italia,

de su triunfo á Roma, y á ensanchar el camino Gallas, prefirió dirigirse á combatir en España


de su ambición; -á los tenientes de Pompeyo, mas bien que bus-

Por cuenta solamente de ella comprometió Cé- car á éste, sin embargo de su notoria y superior
sar la guerra civil mas desastrosa, sin apoyo aL importancia, por la que justamente daba á la
guno en la justicia, como él mismo confesaba en consideración de que era muy espuesto dejar
una carta que escribió á Ático. Luego que mu- enemigos á la espalda que pudieran sublevar de
rió una hija de César, la célebre Julia, que habia nuevo á las Galias y hasta penetrar en Italia
casado con Pompeyo, se rompieron los débiles durante su lejana ausencia. Los pasos de los
lazos que unian á estos dos ilustres rivales. Ya Pirineos, mal escogidos y peormente guardados,
no pensaron mas que en mismos, y la causa de
sí fueron forzados al primer esfuerzo de César, y
ia república fué subalternada á intereses mez- pudo presentarse ante Afranio que habia fortifi^
quinos. Engreído César con sus triunfos en las cado una escelente posición cerca de Lérida.
Gallas, y habiéndose formado un ejército de diez Como Afranio rehusó la batalla, César se retiró
TGM, II. —XYII. 49
382 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.

y atrincheró, y después de una inútil tentativa fuerza, tan desproporcionada para sus gigantescos
sobre una colina cercana de Lérida, estableció designios, porque si venia la buena estación, el
su campo en una llanura, entre los rios Cinca y enemigo le hubiera opuesto una flota superior, y
Segre, con dos puentes sobre ellos. Mas habien- él prefería los combates de tierra á los de mar.
do sobrevenido grandes avenidas que arrebata- Su pensamiento dominante era atacar á Pompe-
ron los puentes, César quedó repentinamente cor- yo en el Epiro, y pasó el estrecho sin que un so-
tado entre los dos rios, y los víveres se le escasea lo buque impidiera su desembarco. Increíble
ron, porque no podia recibir sus comboyes de las parece que un capitán avisado, como lo era Pom-
G-alias, ni forrajear sus tropas. En tal conflicto, peyo, se dejara sorprender otra vez, conociendo
discurrió dar al Segre una sangría para que se co- ya, por esperiencia bien costosa, el genio empren-
municara con otro rio, empleando en los trabajos dedor y arrojado de César. Orco se sublevó en
á sus legiones, no menos para ejercitarlas, que pa- su favor, lo mismo Erissa, y todo el Epiro siguió
ra evitar las probables consecuencias de una vi- su ejemplo. Pompeyo estaba en Macedonia, y
da ociosa. Obtenido el fruto de su ingeniosa reso- noticioso de los progresos de César, hizo marchar
lución y constancia, repuso el puente, y se deci- dia y noche á sus tropas para llegar á tiempo de
dió á comenzar con actividad la campaña. Los libertar á Dyrraehium. Como así prevenía los
pueblos inmediatos entregados al temor, buscaron intentos de César, éste campó cerca del Aspro pa-
su alianza; y Afranio abandonó, cuando menos ra cubrir á Erissa y allí esperar el resto de su
se pensaba, una posición tan ventajosa, y se enca- ejército que aun no llegaba de Italia, Pompeyo
minó á la Celtiberia, hoy Aragón, á defenderse campó á la otra orilla del Aspro, y se mantuvie-
detras del Ebro, donde los habitantes eran mas ron los dos rivales en observación.
decididos por la causa de Pompeyo. César lo Muchos meses tardó en aparecer el refuerzo
sigue sin tardanza, sorprende los desfiladeros de de César, lo que le causaba no pequeña impacien-
las montañas, lo detiene sobre la marcha, lo hos- cia. Ordenes tras órdenes mandaba á Mai-co An-
con su caballería, y lo hace encerrar en su
tiliza tonio, el después tan célebre triunviro, para su
antiguo campo. Reunidos alli Petreio y Afra- embarque, que dilataba, por temor de que sus bu-
nio, sin esperanzas de salvarse en Tarragona, y ques fueran tomados por la flota de Pompeyo, tan-
escasos de víveres, imploraron humildemente la superior en fuerza y número. Partió al fin;
y
clemencia del vencedor. César lo fué, por su aunque Pompeyo lo supo en tiempo, é hizo salir

astuciay por su actividad imponderable, no me- su escuadra al encuentro, los vientos le fueron
nos que por las faltas que, unas tras otras, come- y soplaron con la fortuna de César.
contrarios,
tieron los tenientes en quienes habia depositado Marco Antonio arribó sin embarazo, y fué abriga-
Pompeyo una perniciosa é infundada confianza. do en Alcssia, plaza enemiga, que le proporcionó
Un ejército que á las órdenes de Trevonio si- cuanto necesitaba
tiaba á Marsella, habia rendido á esta populosa Pompeyo, á la vez que César, fué instruido de
ciudad, cuyos esfuerzos tanto por mar como por la llegada de Marco Antonio, y deseando evitar
tierra, fueron enteramente infructuosos. Como que lo tomaran entre dos ejércitos, dejó su cam-
envió diputados á César para tratar de su entre- po para combatir aisladas á las cuatro legiones
ga, fué él en persona á recibir los buques, las má- de Antonio, fundando sus esperanzas en que sien-
quinas de guerra, el dinero y sus provistos alma- do mas corto su camino, podría alcanzarlo antes
cenes. Considerando César la antigüedad de es- que llegara César á darle ausilio. Mas los grie-

te emporio del comercio, lo conservó, dejando dos gos que militaban en su ejército lo traicionaron,
legiones de guarnición,y mandó que el resto se y avisando á Antonio su peligro, cortó el paso en
encaminara para Italia. No permaneciendo en que hubiera sido hecho pedazos. Pompeyo en-
Roma, á donde inmediatamente pasó, mas que los tonces se retiró á Arpagirium, en el Distrito do
dias muy precisos, se reunió en Brindis con do- Dyrraehium, y allí se atrincheró. César lo pre-

ce legiones y toda su caballería, que debian em- sentó inútilmente batalla, y tuvo que situarse en
barcarse. una colina no distanto del Aspro. Sucediéronse
En diez meses no se habia podido procurar los diferentes escaramuzas, en que la victoria se ga-
buques suficientes para todo el ejército: en los nó por Pompeyo; asaltó por un flanco débil el
adquiridos, no cabían mas que veinte mil hombres campo de César, y puso en fuga una parte de sus
y seiscientos caballos. Arrojóse al mar con esta tropas. César, apoyado repentinamente por Mar-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 383

co Antonio, logró evadirse, y después de largas te con fuerzas tan desproporcionadas á descubrir
correrías, unirse con las fuerzas de Domicio, en su estrella en el África, á probar uno de esos gol-
la Tesalia. Como Pompeyo lo buscaba con in- pes con que sembraba el terror para recoger lau-
cansable actividad, los dos ejércitos se juntaron reles. La violencia del viento dispersó sus galeras,
para dar esa graü batalla de Pharsalia. Pom- y llegó á Andrumeta con solo tres mil infantes y
peyo presentó noventa mil combatientes y Cé- ciento cincuenta caballos. En espera del resto de
sar cuarenta y cuatro mil: como el primero con- su espedicion y de nuevos refuerzos, se atrincheró
taba con número mayor de caballería, la gran lla- delante de la ciudad, sin que lo impidieran dos le-
nura en que se peleó, le daba sobre su contrario giones que daban su guarnición. En el momento
ventajas que no acertó á aprovechar. Pompeyo eñ que proyectaba embarcarse con un corto nú-
obró con inconcebible lentitud, al paso que César mero de soldados en solicitud de su escuadra,

atacándolo bruscamente, lo desordenó; y sirvién- apareció ésta inopinadamente, disipando los te-
dose de la tercera línea de reserva, arruinó para niores de un ejército, que en el seno del África
siempre el ejército, el poder y las esperanzas de podia temer ser envuelto y esterminado por
Pompeyo. César en la disposición de sus tropas, numerosas huestes, por la caballería númiday
en el conocimiento de los lugares, en el provecbo por una nación entera. Labieno y Petreio hicie-
que supo sacar de su triunfo, manifestó singula- ron inútiles tentativas para forzar sus atrinche-
res talentos. ramientos; mas habiéndolo sorprendido en cam-
Como en la guerra subsecuente del Egipto, po razo, harto glorioso fué para César no haber
César obraba por el capricho de pagar con un sido vencido en once horas de reñido combate.
reino los indignos favores de Cleopatra, mas que Luego que Scipion condujo nuevas fuerzas y
por otro motivo, se señaló por su valor nunca des- tomó el mando, la situación de César empeoró
mentido, bien que la batalla del Nilo, en que el notablemente, y solamente marchando y contra-
joven Tolomeo fué derrotado en una espaciosa marchando, prevaleciéndose de sus conocimien-
llanura, hubiera honrado á cualquiera grande ca- tos estratégicos, y apelando á los inmensos recur-
pitán. sos de su genio, pudo evitar su ruina antes de
César puso los pies en Ik Siria con mejor fortu- que se le incorporaran las tropas pedidas á Italia.
na que Napoleón, y no se detuvo en ella mas que Llegadas éstas, salió de repente de su aparente
para recibir el homenage de reyes, de príncipes y incertidumbre, y presentó batalla á Scipion. Des-
de gobernadores. De allí se dirigió a Tarso en pués de rehusarla éste en diferentes encuentros,
Cilicia, y atravesando la Capadocia, entró en el al fin la admitió á tres leguas de distancia de
Ponto. Pharnaces, que en vano procuró entrete- Tapso. César, volteando su posición, lo atacó
nerlo, tuvo que pelear; y habiendo escogido una por la retaguardia, á cuyo empuje las tropas ro-
fatal posición, la sesta legión sobró para estermi- manas no resistieron, y las de Juba, con este im-
narlo, siendo la conquista del Ponto resultado de bécil rey á su cabeza, se dispersaron en todas di-
una sola batalla. César abandonó á sus tropas los recciones. Catón, Petreio, Scipion y el mismo
tesoros del rey ^ y regresó á Italia, tomando el Juba se dieron la muerte, para no sufrir la hu-
camino de la G-alacia y de la Bithinia. millación dé decorar el triunfo del vencedor.
Vencido Pharnaces, faltaba aun la reconquista Utica y todas las ciudades se rindieron. los A
del África, donde bajo la protección del petulan- treinta y un dias después, César espantaba al
te rey Juba, se hablan reunido los partidarios de capitolio con su presencia.
Pompeyo, conducidos por Scipion, por Petreio y Los dos hijos de Pompeyo, herederos de tan
por ese Catón, llamado tan enfáticamente el últi- gran nombre y de su valor, se refugiaron en Es-
mo de los romanos. Los descontentos que toda- paña, y lograron sublevarla contra el partido de
vía Roma abrigaba, divulgaban con especial estu- César. Saberlo y éste, partir, todo fué uno. Si
dio que en aquella parte del mundo los enemigos Cneyo Pompeyo hubiera insistido en su primer
de César contaban con catorce legiones, con una designio de hacerle la guerra de montaña, en
numerosa caballería y con numerosos elefantes ar- apuro hubiera puesto al arrojado caudillo. Cam-
mados. César, para .disipar las esperanzas de sus pa no muy lejos de la ciudad de Sevilla en la lla-
contrarios, conociendo que en las guerras civiles nura de Munda: César desplega todas sus fuer-
una chispa basta para producir un incendio, em- zas, y obliga á su enemigo á pelear. Indecisa por
barca seis legiones y 200 caballos, y él mismo par- mucho tiempo la acción, prevalece al fin el valor
1

384 PAKALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.


de César y la esperieneia guerrera de sus solda- sobre las TuUerías, y Bonaparte á cañonazos loa
dos. La carnicería fué horrible, contándose á venció, persiguiéndolos hasta los escalones de la
Pompeyo entre los muertos. He aquí la última iglesia de San Roque. La decisión que manifes-
campaña de César, no menos brillante que todas tó en esta jornada de guerra civil, se recompensó
las otras. Nadie se le acercó con la espada en con el mando en gefe del ejército del interior,
y
la mano: el puñal de los cobardes lo hirió y mató lo preparó para el de Italia, donde obrando
en el apogeo de sus glorias. Los hombres versa- ya por cuenta de su genio y sin traba alguna, co-
dos en la ciencia de la guerra, y entre ellas el menzó esa carrera de prodigios, en que superó la
mismo Napoleón, han considerado como modelos ciencia de los tácticos mas espertos, y humilló

esas inmortales campañas de César, singularmen- las mas bien sentadas reputaciones.
te la de las Gallas, donde media las fuerzas con Cuando Napoleón fué nombrado general en
un pueblo constante y mas
valeroso; la en que, gefe del ejército de Italia, la república estaba
dichoso en esto que Napoleón, peleó con Pompe- en guerra con la Inglaterra, el Austria, la Ale-
yo, digno rival en crédito, en ciencia y en denue- mania, la Rusia, la Cerdeña, Ñapóles y con el
do. Mas ya es tiempo de observar y admirar Papa. El plan militar de Napoleón envolvía el
en el campo de guerra al capitán del siglo XIX. grandioso designio de obligar al rey de Cerdeña
Sabido es que en el sitio de Tolón comenzó la á separase de la alianza del Austria, y á ésta á
reputación militar de Bonaparte. Empleado en perder la Italia, lo que era un medio infalible
Italia como general de artillería, presentó un para obtener la paz. El pensamiento de Napo-
plan, que valió la ocupación de la colina de Ten- león fué maniobrar por su derecha, entrar en
da, que se volteara la posición de Saorgio, defen- Italia por elpunto en que los declives de los
dida por veinte mil piamonteses, que cayeran se- Apeninos los juntan con los Alpes, bajar á la
senta cañones en poder del ejército francés, que Lombardía, y batir á los austríacos y separar-
se municionara y proveyera de abundantes víve- los del Piamonte. Los ejércitos de Alemania, á
res. Propuso en seguida, que para ganar el Pia- las órdenes de Jourdan y de Moreau, debían to-

monte y para conquistar la línea del Po, se reu- mar la ofensiva y marchar al centro de Baviera
nieran los ejércitos de los Alpes y de Italia; mas por la Souavia y la Franconia. Bonaparte después
como esta medida suponía que uno de los genera- de vencer al rey de Cerdeña, avanzarla sobre el
les en gefe habia de dejar el mando, se estrelló Adige, y arrojaría de la península á los austría-
en las resistencias del orgullo, y tampoco mere- cos. Napoleón se presentó en el cuartel general
ció la aprobación de la Junta de salud pública. francés establecido en Niza, el dia 27 de- Marzo
En un nuevo arreglo, perdió Napoleón su mando de 1796. No encontró mas que treinta mil
en y aunque se le brindó con el de
la artillería, hombres disponibles, sin dinero, sin víveres, sin
una brigada en la Vendee, se disgustó y pidió su vestidos ni zapatos. El general enemigo Beau-
retiro. En él se hallaba cuando los reveses que lieu contaba con ochenta mil combatientes, dos-
sufrió Kellermann en Italia, y su anuncio de cientas piezas de cañón y material abundan-
que se veia obligado á abandonar á Genova, inspi- te. Sin embargo, el genio de Napoleón lo suplia
raron á la Junta de salud el deseo, que recomen- todo.
daba el conflicto, de consultar á Bonaparte, á Beaulieu mandaba el ejército austríaco, y al

quien agregó á la comisión topográfica. Las ins- romperse las hostilidades, se dirigió hacia Geno-
trucciones que redactó con admirable precisión y va. Su centro, puesto á las órdenes del general
talento y que adoptó gustosa la Convención, salva- Argenteau, es derrotado en Montenotte: las gar-

ron á Genova y bastaron para contener un enemi- gantas de Millcsimo son forzadas: el cuerpo es-

go que ya se creia triunfante. La Convención no cogido del general Pi'overa rinde en Cosseria las
tardó en ser combatida por las intrigas de los rea- armas. Concentrados los austríacos en Dego, son
listas y de todos los descontentos, y como do las de nuevo vencidos.
cuarenta y ocho secciones en que estaba dividido Desembarazado Bonaparte de los austríacos, y
Paris, treinta, por lo menos, er^-n hostiles, hubo dejando una fuerza para observarlos, marcha en
que apelar á Bonaparte, á qüictí se nombró según- busca de los piamonteses, y jjor una de sus mas
do en gcfe del ejército del interior, aunque Barras hábiles maniobras, voltea los Alpes, arrroja de su
verdaderamente no era mas que un gefe nominal. posición al general Collí, lo alcanza en Mondovi, ,

Eael 13 vendimiarlo, los insurgentes marcharon y lo hace pasar el Stura., En quince dias eataba
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PAKALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 385

Napoleón á diez leguas de Turin, capital de la prender su marcha del Tyrol con treinta mil
hombres de refuerzo, arrolló los puestos france-
Lombardía, El rey de Cerdeua firmó en Che-
ses, y el general Massena fué compelido á aban-
rasco un armisticio, y entregando á Coni, Ceva
hizo imposible otra defensa del Pia-
donar á Ptívoli. Wurmser cometió la falta de
y Tortona,
monte.
dividir sus fuerzas, y Napoleón, que acechaba
El general en gefe, sin detenerse, lleva sus cua- sus movimientos, clavó su artillería del sitio de

tro divisiones á Alejandría. Beaulieu, quehabia Mantua, y en cinco dias, por las acciones mas
repasado Po, es engañado por falsos movimien-
el heroicas y por las mas sabias maniobras, tomó al

tos de Bonaparte, y cuando vuelve por sí, se halla- enemigo setenta cañones, le causó una pérdida
ba aquel en Placencia. Allí, valiéndose de frági- de veinte mil hombres, y lo empujó otra vez
les embarcaciones, por falta de tren de puentes, hasta el Tyrol. Bonaparte se le acercó; derrotó

pasa el rio, y al advertirlo Beaulieu, destaca un al general Quasdanowich, y hubiera evitado que

cuerpo con el general Liptay, que es derrotado. Wurmser se refugiara en Mantua después de sus
Llega después, y tarde, en su ausilio, y fué á reveses, si Massena no hubiera equivocado el ca-

concentrar sus fuerzas cerca de Lodi, donde te- mino que se le tenia prescrito. Aun en el recinto

nia un puente sobre Adda. Bonaparte con sus


el de aquella ciudad dejó trofeos en poder de los
bravos granaderos y las divisiones de Massena y franceses,y vio que sus tropas se cercenaban
Angereau, llegó al puente que los austríacos no mas y mas. Pero el Austria, jamas desalentada
tuvieron tiempo de destruir. El general en gefe por sus desgracias, reforzó el cuerpo de ejército
formando una columna cerrada con sus granade- de Quasdanowich, y junto éste con el de Davi-
ros, la lanza sobre el puente, y recibida á metra- dowich, ascendió á cuarenta y cinco mil hom-
lla, vacila. Bonaparte se pone con sus generales á bres. El ejército francés, lejos de aumentarse,

la cabeza: á paso de carga atraviesa el puente; todo se disminuyó por las fiebres, mientras se ocupa-
lo arrolla,y dispersa los batallones del general ba del bloqueo de Mantua. Puesto á la cabeza
Sebottendorf, que fué á refugiarse en Crema, don- de aquellas tropas el general Alvinzi, á pesar

de estaba Beaulieu. de la destreza de sus movimientos y de la rapi-


Este anciano juzgó prudente retirarse a;l Mín- dez de sus marchas, recibió en Areola sangrien-
elo. Napoleón no lo persiguió, y fué á gozar de tos desengaños, en tres dias consecutivos. En
su triunfo en Milán, donde fué recibido con uni- el puente de aquel nombre acreditó Napoleón

versal aclamación. su sangre fria y su inconcebible valor, arreba-


Beaulieu apoyaba su izquierda en la fortaleza tando á los austríacos la victoria, por uno de esos
de Mantua; la derecha en Peschiera, y su centro hechos de armas casi sin ejemplo en la historia.

en Valleghio. Pareciéndole á Bonaprte muy es- Napoleón, cargado de trofeos y de fama, volvió
puesto atacar las dos alas, resolvió forzar el cen- á Verona. El barón de San Vicente, á nombre
tro. Sus granaderos, sin que les sirviera de obs- del Austria, pidió un armisticio: era su intento

táculo la destrucción de un arco del puente, atra- ganar tiempo entretanto enviaba nuevos refuer-
viesan el Mincio con el agua hasta
pecho, y el zos á su ejército del Tyrol, y tales miras no se
obligan á los enemigos á retirarse mas allá del escaparon de la penetración de Bonaparte. En
Adige y á cubrirse con la fortaleza de Mantua. efecto, Alvinzi no tardó en procurar desembar-
Napoleón regresó á Milán, dueño ya del Pia- car por el valle del Adige, reincidiendo en la fu-
monte y de la Lombardía. nesta falta de Wurmser, de dirigir sus columnas
En el poco tiempo en que las operaciones mi- por diferentes caminos, lo que daba á Napoleón
litares estuvieron suspensas, Bonaparte se creó la ventaja de encontrar las fuerzas diseminadas, y
nuevos intereses y nuevos amigos en Italia, y se- de ser mas fuerte que cada una de ellas. Bona-
paró de la coalición á todos esos pequeños prín- parte situó su campo en la llanura de Rívoli, á fin
cipes, que instigados por el Austria, se hablan de presentar acción al cuerpo principal de Al-
empeñado en una lucha desigual. Aquella po- vinzi, después de que cometió la imprudencia de
tencia se persuadió de que cambiando de gefes, su separar al general Provera con quince mil hom-
ejército mejorarla de fortuna, y reemplazó al ge- bres de buenas tropas. Aquel, después de san-
neral Beaulieu con el general Melas, mientras grientos combates, se retira, y Provera se rinde.
que llegaba el anciano Wurmser, que habla ga- Wurmser, encerrado en Mantua y reducido á la
nado á. los republicanos varias acciones. Al em- última estrcmidad, capitula. Una división des-
386 PAHALELO ENTRE GESAU Y NAPOLEÓN.

tacada á las órdenes de Víctor para amenazar á nia,de Malta y de Candía, convertían al mar
Eoma, vence en Senio y Ancona; avanza hasta Mediterráneo en un lago francés, así como César
Tolentino, é impone al Sumo Pontífice una paz quiso convertirlo en un lago romano. Bonaparte
que cercena sus estados, le arranea tesoros y ob- había concebido el bello designio de restablecer
jetos curiosos de las bellas artes. Cuatro ejérci- el canal de Sesostrís por medio del istmo de Suez,
tos sucumben; los generales mas acreditados se para que unidas las aguas del golfo de Siria con
liumillan ante el vencedor, y él lo es por sus sor- las del mar Rojo, se encontrara un camino di-
prendentes combinaciones, por una táctica nueva recto para el Asia meridional, lo que daría á la
que jamas se había escrito ni conocido. Termi- Francia el monopolio de uno de los comercios
nada campaña de Italia tan prósperamente,
la mas valiosos del mundo. En Tolón trabajó Na-
concibió Napoleón que era llegada la oportuni- poleón con una actividad sin límites, en la eje-
dad de llevar la guerra al corazón de la Austria, cución de su proyecto. El ejército de Oriente
para que el cercano peligro la ilustrara mejor con la fuerza de treinta y seis mil hombres, de
acerca de sus verdaderos intereses, y dejara de los cuales dos mil quinientos eran de caballería,
ser el alma de una coalición de que no sacaba y una escuadra de quinientas velas, estuvieron
fruto mas que la Inglaterra. La reunión de las listos en dos meses. En el día 19 de Mayo de
divisiones de los generales Bernadotte, Delmas 1798 la vanguardia de la escuadra se hizo á la
y Baraguay, le daba por la vez primera, la venta- Vela,y Napoleón montó en un hermoso üavío dé'
ja del número, y sus movimientos no podían me- ciento veinte cañones. El día era hermoso, el
nos que ser decisivos. En tal conflicto, el Aus- viento favorable; el entusiasmo del ejército ma-
tria le opone al archiduque Carlos, célebre por nifestaba que sabía él que navegaba con César y
sus victorias, y sin duda el general de mayores con su fortuna.
talentos, que en la brillante carrera de Napoleón Como de paso, y á fin de asegurar sus comu-
osó disputarle sus glorias. Las circunstancias lo nicaciones, ocupó Napoleón á la isla de Malta, á
precisaron á mantenerse á la defensiva, mientras la que defendían los caballeros de este nombre
que Napoleón, con todos los elementos de la con solo el prestigio de sus pasadas glorías. De
guerra, la emprendía con la actividad y energía allí, dejando competente guarnición, se dirigió,
que distinguían todas sus empresas. El ejército como César, á Alejandría, á. cuyo frente llegó el

francés avanzó en dos columnas, y no habiendo 30 de Junio, tres días después que el almirante

jDodido el archiduque defender los pasos, aun ingles, Nélson, se había presentado en solicitud
de la escuadra francesa. En la noche del °
apoyado en de Tyrol, empeña y
la revolución 1.

pierde varías acciones, que llevan á Napoleón á de Julio ganó la ciudad de Alejandría por capi-
veinte leguas de Viena. Poseída la corte de ter- tulación. Noticioso de que por una preocupación
ror, á invitación de Bonaparte mandó plenipo- vulgar, los destinos del país se hacían depender

tenciarios, que aceptaron un armisticio en Leo- de la posesión del Cayro, donde Mourad-Bey é

ben, á que siguió después el tratado de Campo- Ibrahin dominaban con grande influencia, marchó
formio. La posición del ejército francés, si bien para aquella populosa ciudad; sufriendo hambres,
no era muy sed y toda clase de penalidades el ejército que
brillante, sólida, y Napoleón, que sa-

bia sacrificar á sus grandes pensamieritos el de atravesaba el desierto. En Ramanieh y en Che-


una pequeña vanidad, perdonó al em-
satisfacer mamelucos intentaron resistir, y fue-
breissaj los

perador una humillación, para no aventurar los ron desalojados; no volvió á encontrarse em-
barazo, hasta que se descubrió entre Embabeh
resultados obtenidos ya por su genio, reduciendo
á una grande y poderosa nación al despecho. y las Pirámides á todo el ejército enemigo que
Vuelto á Francia Napoleón, y dando poco tiem- cubría al Cayro con sesenta mil hombres. El plaü
po á las frivolidades con que son obsequiados los que adoptó Napoleón fué el de atacar la pesada
vencedores, maduró su antiguo proyecto de herir artillería de los egipcios y los atrincheramien-
á la Inglaterra por el Egipto, de abrir un cami- tos de Embabeh, y encerrarlos entre los cuadros

no para la India y arrebatar al enemigo mas en- del ejército francos; mas habiéndolo previsto 5

carnizado de la república la principal colonia adivinado el avisado Mourad-Bey, embistió en

que aun le restaba, después de la emancipación su marcha á las columnas francesas con tal ím-
de los Eatados-Unidos. La ocupación del Egip- petu, que de pronto logró arrollarlas; pero hubo
la posesión de Córcega, de las islas de Jo- de ceder á la superior táctica y á la firmeza con
to y
PAEALELO ENTRE <:!ESAR Y NAPOLEÓN. 387

que resistían los cuadros; formacioa favorita de tes de que el ejército turco los aprovechara, y
Bonaparte, concluyendo por dispersarse, por huir partió con un pequeño ejército á la Siria. El
y abandonar su artillería. El ejército de Mou- fuerte El Arich, Gaza, Jafa y el antiguo Jopé
rad-Bey se arrojó al Nilo, y Napoleón quedó se rindieron, con sacrificios de muchas vidas en
dueño del Cayro á consecuencia de la inmortal la última ciudad. En el 18 de Marzo llegó el
victoria de las Pirámides. En el 25 de Julio ejército á San Juan de Acre; se abrió brecha, se

entró en el Cayro; y no deteniéndose mas que dieron asaltos infructuosos por la falta de arti-
unos cuantos dias para organizar la administra- llería de sitio y de material competente. Entre-
ción del país, se puso en movimiento para Sa- tanto, el ejército turco avanzó hasta el monte
lahich, á donde se habia replegado Ibrabim Bey. Tavor; y viéndose amenazado el general Klever,
Lo arrojó basta el desierto de Siria, mientras Napoleón fué al socorro de su teniente. Hacien-
que Klever ocupaba á Damieta, y el valiente do formar con sus tropas de refresco un trián-
Desaix contenia á Mourad-Bey en el alto Egip- gulo equilateral, con los cuadros de Klever, á
to. Cuando se creia seguro y completo el triunfo, quien ya fatigaba el enemigo, lo arrojó sobre la
la desobediencia del almirante Brueys, quien, caballería de Murat, convenientemente apostada,
contra las órdenes terminantes de Napoleón, y la derrota fué tan pronta como decisiva. Los
permaneció con su escuadra en la rada de Abou- turcos, que perdieron seis mil hombres, quinien-
kir, dio la victoria al almirante ingles Nelson. tos camellos é inmensas riquezas, se escaparon
El quedó aislado en Egipto con
ejército francés hacia Jordán, y no volvieron á molestar á los
el

municiones y recursos insuficientes, sin medios sitiadores. La peste que diezmaba el ejército,
de movilidad, y sin la esperanza de volver á su y una insurrección que promovió en Egipto un
patria, en el caso de que un revés imprevisto hi- fanático llamado El Modhy, obligó á Napoleón
ciera fracasar el objeto de la espedicion. Napo- á abandonar á San Juan de Acre, que recibía
león, con tanta previsión y actividad como el ca- frecuentes socorros por mar, y estaba defendido
pitán que quemó sus naves en nuestras costas, por un hábil ingeniero francés y por un general
proveyó á todas las necesidades, se buscó ami- ingles. Los sufrimientos del ejército en su re-
gos y ausilios en el pais, que gobernó con tanto tirada fueron inmensos, porque marchaba por el
tino y sabiduría. Entretanto, la Puerta, bajo desierto y conducía gran número de apestados y
la influencia de la Rusia y de la Inglaterra, de- heridos. Napoleón llegó al Cayro en el 14 de
claró la guerra á la Francia, no sin justificados Junio, reasumió las riendas del gobierno, y dic-
motivos; noticia que, difundida en todo el Egip- tó medidas severas para restablecer orden y el

to por emisarios enviados de Siria, produjo una la economía, que se habían perdido durante su
fermentación general y una insurrección en el ausencia.
Cayro. El gobernador Despuy y trescientos Los mamelucos, aunque derrotados, volvieron
franceses mas, fueron asesinados en el tumulto á aparecer en el bajo Egipto, avanzando Mourad-
popular: Napoleón, para castigarlo ejemplarmen- Bey hasta Grhiseh coa fuerzas insignificantes.
de semejantes re- Napoleón, conociendo la importancia que debe
te, y para evitar la repetición
vueltas, mandó que sus tropas, campadas en las darse á los movimientos populares, no despreció

inmediaciones del Cayro, penetraran en la ciu- éste, y salió en busca del general egipcio, con-
dad, donde fueron fusilados sin misericordia vertido ya en guerrillero. Cuando éste se lan-

cuantos se hallaron con las armas en la mano. zaba ya en el desierto, Marmont dio aviso de

La represión y castigo de esta sublevación acar- que .diez y ocho mil genízaros acababan de des-
reó la paz del bajo Egipto, al paso que en el al- embarcar en Aboukír bajo la protección de la
to las victorias de Desaix acabaron con el poder escuadra inglesa. Un momento no se detuvo Na-
de los mamelucos. poleón,y en tres dias ya reunía sus tropas en
El reposo del ejército no fué de larga dura- Ramaníeh. Los enemigos ocupaban la península
ción. Bonaparte supo que en Natolia se organi- de Aboukír, cubriéndose con dos líneas de atrin-
zaba un ejército turco, y que Djezzar pacha de cheramientos; y el centro, fuerte de diez mil hom-
San Juan de Acre, preparaba almacenes y co- bres, se situó en el pueblo. Napoleón, para ata-
lectaba las fuerzas de la Siria. Para desconcer- carlos,no pudo disponer mas que de seis mil
tar los proyectos del enemigo, consideró, con so- hombres, porque la división de Klever no llegó á
brada razón, que debía destruir esos ausilios an- tiempo; mas forzó los reductos después de una
388 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.
obstinada resistencia, y cayendo sobre los gení- ducir á un enemigo orgulloso, que habla humi-
zaros el valiente Murat con sus húsares, los des- llado á la Francia, tan presto como el genio y la
ordenó y acuchilló, obligando á unos á precipi- fortuna de Napoleón se trasladaron al Egipto.
tarse en el mar,y á los pocos que se salvaron, á Contando con los elementos que él habia sabido
encerrarse en el fuerte de Aboukir, que no tar- crearse, mandó reunir en Dijon, á las órdenes
dó en capitular. Al felicitar el general Klever de Berthier, un ejército de treinta y cinco mil
á Napoleón, por esta espléndida y decisiva vic- hombres, á la vez que otro ejército superior en
toria, esclamó: '-¡Sois, general, tan grande como fuerza marchaba por la Suiza: en Mayo se encon-
el mundo!" traba el ejército de reserva al pié de los Alpes; y
Tan gran suceso daba término á la conquista Napoleón, que habia salido ya de Paris, no tardó
de Egipto, y no restaba mas que administrarlo en dirigir por sí mismo las grandes operaciones
y colonizarlo, enviando cada año refuerzos que que se ilustraron con el nombre de campaña del
repararan las bajas que causara el clima. Los Piamonte. El paso del San Bernardo, del San
desastres de la Francia, los reveses de los ejérci- Gotardo y del Simplón, que emprendió para evi-
tos, que á las órdenes de Napoleón no sabian tar largos rodeos y la concentración de las fuer-
mas que triunfar, lo decidieron á reembarcarse zas cuádruples del general Melas, parecen em-
para Francia, dejando en su lugar al desgracia- presas milagrosas, que solamente pudo concebir
do Klever, de cuyos talentos , inteligencia y y rematar un genio tan audaz como el de Napo-
valor podian esperarse los mejores resultados león. No siendo posible en un escrito, que no
en el gobierno de la nueva colonia. En el 22 de es una historia, seguir las huellas del ejército
Agosto se embarcó, con su comitiva, en las fra- vencedor, me contentaré con mencionar los glo-
gatas Muiron y Carrera, á la vista de un cruce- riosos combates de Aosto, Chatillon, Ibrea, Suza,
ro ingles; y en el 9 de Octubre desembarcó en Bruneta, Chinsella, Novara, Turbigo y Bar, de
Frejns, siguiendo inmediatamente para Paris, Pavía, de Lodi, de Cremona, de Placencia, de
donde se le recibió con inmensas aclamaciones, Stradillay de Montebello, que precedieron á la
apellidándolo todos el salvador ansiado de la pa- importante y decisiva victoria de Marengo.
tria. La campaña de Egipto, que por el asesina- Los austríacos, en un consejo de guerra, cele-
to de Klever y la pusilanimidad del general Me- brado en Alejandría, acordaron, confiando en su
nou, vino á quedar sin efecto, perdiéndose los superioridad numérica, librar batalla al ejér-

esfuerzos heroicos de Napoleón y de su ejército, cito republicano; y para el efecto, el general Me-
aumentó siempre el crédito de su gloria; y cuan- las pasó el Bórmida por tres puentes que habia
do pasó también su Rubicon, observaron todos establecido de antemano. En el primer encuen-
que el gigante de las Pirámides llamaba á su tro la división de Grardanne tuvo que batirse en

patria para mayores destinos, y por una especie retirada y de replegarse hacia otra división, que
de fatalismo oriental se le sometieron, y le abre- por disposición de Victor se habia colocado en-
viaron la senda que, cubierta de laureles, lo con- tre Marengo y el Bórmida. Victor mismo fué
dujo al poder. derrotado en los momentos en que se presentó
Derribado el Directorio por su influencia, por Napoleón. Con ochocientos granaderos de su
sus crímenes y por sus faltas, que Napoleón apro- guardia repuso desde luego la acción; y emplean-
vechó tan diestramente, se colocó al frente del do su reserva, que mandaba Saint-Cyr, socorrió
gobierno de la Francia, con el modesto título de á Lannes, que luchaba desventajosamente con el

cónsul, para salvarla de la anarquía que era el centro de los austríacos. Viósc precisado á re-
mayor de los peligros, porque los acarreaba to- tirarse, y aun una parte de sus fuerzas huia ya,
dos. Su administración enérgica y regular res- cuando el general Desaix llegó en el momento
tableció la confianza y el orden interior; progre- que con tan acertado cálculo le habia señalado
saron comercio y la agricultura, demostrán-
el Napoleón; y tomando posición en la cabeza de
dose prácticamente que en una gran nación bas- San Julián, dio tiempo para que las divisiones
ta que haya un buen gobierno, para que las fuen- se reorganizaran y volvieran á la carga. Ella
tes de la riqueza tomen su curso natural. El ob- fué terrible, y aunque costó grandes pérdidas,
jeto favorito de Napoleón era afianzar en la paz numerándose entre ellas la del intrépido Desaix,

la prosperidad pública; mas esto no era posible también valió la victoria mas completa, envol-
por otro camino que el de las victorias, para re- viendo al enemigo, desordenándolo y empujando-
PAEALBLO ENTKE CESAR Y NAPOLEÓN. 389

lo hacia la caballería de Kellermann, que acabó en el 8, Murat venció en Wertingen; en el 9, el

de Los puestos del Bórmida fueron


destrozarlo. mariscal Soult entró en Augsburgo; en el mismo
ocupados por el general Bessieres; y cuando ya día, Ney pasó Danubio, y derroto al príncipe
el

no faltaba mas que perseguir los restos de un Fernando. Napoleón se unió en el 10 al cuerpo
ejército, antes tan altivo, Melas pidió un armis- del ejército de Marmont. En el 11 corto Soult
ticio, que le fué concedido. Tan brillante cam- en Lemberg comunicaciones del enemigo, y
las
paña, y las sucesivas victorias de Moreau en disperso un regimiento de caballería del prínci-
Hobenlinden, de Angereau y de Bruñe, dieron pe Fernando; y Duport cautivo mil quinientos
por resultado la paz de Luneville y de Amiens, hombres de una división que se abría paso. En
que dejaron respirar al continente, fatigado por el 13, Soult se apoderó de Meremingen; y Ney,

tantas guerras. en el 14, de la formidable posición de Elchin-


En año de 1801 se concluyó también un
el gen, defendida por diez y seis mil hombres y
tratado de paz entre Francia y Rusia. En 1802 cuarenta piezas de cañón. Napoleón dispuso el

fué electo Napoleón presidente de la república ataque de Ulm, donde se habia encerrado el vie-

italiana, cónsulpor diez años y después vitalicio jo general Mack. Tomados los campos atrinche-
de la francesa. En 1803 rompió la Inglaterra rados de Michelsberg y de la Tuilería, Mack se
la paz de Amiens, y Napoleón se preparó para espanta y capitula. Diez y nueve generales, cua-
las hostilidades. En el 4 de Mayo de 1804 es renta mil hombres, tres mil caballos y ochenta
proclamado emperador de los franceses, y lo con- piezas de cañón, cayeron en poder de los fran-
sagra en Diciembre el venerable Pontífice Pió ceses.

VIL El año de 1805 nos vuelve al teatro de la Al siguiente día marchó Napoleón en busca
guerra por la tercera coalición que Austria y el del ejército ruso; y sabedor de que el príncipe

la Rusia formaron en Petersburgo contra la Fran- Fernando se fugaba, lo hizo perseguir por Murat,
cia por los consejos y subsidios de la Inglater- quien le quitó diez y ocho generales, diez y seis

ra, á la que Napoleón amenazaba incesantemen- mil hombres y cincuenta piezas de cañón. Los
te con un poderoso desembarco. ¡Con cuánta inmensos almacenes de Branau, á donde habia
rapidez be mencionado apenas acontecimientos avanzado el general ruso Kutnsoff con cuarenta

que muchos volúmenes no describirían compe- mil hombres, fueron tomados. Murat venció á
tentemente! Bragation en Amsteton. La Baviera quedo li-

El Austria y la Rusia acordaron que la pri- bre, y el Tyrol fué despejado. Los maríscales
mera obraría en Italia con ciento treinta mil Murat, Mortier y Lannes, pasaron el Danubio, é
hombres de infantería y con trece mil quinientos invadieron la Moravia. Napoleón también pasó
caballos; en el Tyrol, con cincuenta mil hom- el rio, y llevo su cuartel general á Bruun, donde
bres de infantería y con dos mil caballos; en preveía que tendría lugar una batalla decisiva.
Alemania, con noventa y cuatro mil infantes y El ejército de Italia, habiendo arrollado á los
veinticuatro mil quinientos caballos. El total austríacos en San Miguel, en Caldiero, en Cara-
era de doscientos setenta y cuatro mil infantes Albertíni y en Castel Franco, verificó su junción
y cuarenta mil caballos. La Rusia debía man- con el ejército del Tyrol en Klagenfurth, logran-
dar cíen mil hombres á Alemania, un ejército á do así pertenecer al ejército grande, que engro-
Ñapóles desde Corfú y otro á Suecia para apo- saba considerablemente. Aparentando temores
yar á Grustavo IV.Las otras potencias se de- Napoleón por la reunión de ochenta mil hom-
clararon neutrales. El ejército francés, que po- bres, á cuya cabeza se hallaba el emperador Ale-
día operar en Alemania, no constaba mas que de jandro, fingió retirarse para escoger su campo
ciento sesenta mil hombres; y el de Italia, que en una larga llanura, donde favorecido por las
mandaba Massena, de cincuenta mil. El ejército posiciones que formaban como el cuadro del cam-
francés pasó el Rhín al fin de Septiembre; el po, preveía que se estrellaría un ejército, guiado
emperador se separó de Francia el 1.
"^
de Oc- por un emperador entusiasta y por jóvenes ines-
tubre; quince días bastaron para empujar al ejér- pertos y presuntuosos. Pareció en efecto, que
cito austríaco hasta Ulm. El general Vandamme en la batalla llamada de Austerliz, aniversario
batió, al enemigo en Donawerth en el día 6; en de la consagración de Napoleón como empera-
el 7, el general Valther hace pedazos á los cora- dor, él habia prescrito al ejército ruso sus movi-
ceros austríacos que defendían el puente de Rain; mientos, que era conducido á donde podía ser

TOM. II. —XVI. 50


PAEALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.
rechazado, que buscaba las reservas para ser des- desconcertó, porque Napoleón, por una hábil ma-
pedazado, y que para retirarse escogía los pun- niobra, hizo voltear su derecha. En el 3 de Oc-
tos de mas difícil acceso. Napoleón habia vati- tubre presentó batalla con ciento cincuenta mil
cinado que era victoria de un dia. Sus resulta- hombres en CapellendorfiF y en Auerstaedt. A
dos fueron inmensos: los rusos perdieron cuaren- las dos de la tarde llegó el emperador á Jena,
y
ta y cinco mil hombres, doscientos cañones, cua- subió á un pequeño llano que ocupaba la van-
trocientos carros de trenes y cuarenta y cinco guardia del ejército francés. Los prusianos de-
banderas. Dos dias después de la batalla, y fu- fendían una posición inespugnable sobre la cal-

gados los restos del ejército ruso á la Polonia, zada de Jena á Weimar, juzgando que los fran-
el emperador de Austria pidió en persona á Na- cesesno podrían desembocar sobre la llanura.
poleón un armisticio. La paz de Presburgo fué Napoleón pensó de otra manera: en la noche hizo
la consecuencia,y grandes aumentos de territorio abrir un camino sobre la piedra viva, y subió su
en el Tyrol y en la Italia. Esta campaña es una artillería á la altura. El mariscal Davoust reci-
de las mas distinguidas por los raros conocimien- bió orden de marchar sobre Naumburgo para
tos estratégicos de Napoleón. sostener los desfiladeros de Rosen: el cuerpo del
La Prusia, durante esta guerra, y á pesar de mariscal Bernadotte fué destinado á desembo-
haberse comprometido á sostenerla, se mantuvo car por Dornburgo para coger al enemigo por la
en espectativa, por no haber completado sus pre- espalda: en el llano que los prusianos habian des-
parativos, y mas aun porque el curso de las vic- preciado, colocó la división de Lannes con la
torias de Napoleón fué tan rápido, que harto lo- guardia imperial, que formaba un batallón en
gró con aplacar el enojo del vencedor, á quien cuadro: el emperador pasó la noche al vivac con
no se habian podido ocultar sus miras decidida- estos valientes. Al romper el dia, todo el ejérci-
mente hostiles. En reservas y asechanzas dejó to se puso sobre la armas. La división Gazan se
trascurrir muchos meses del año de 1806, hasta apoyaba en tres filas sobre la izquierda de la lla-
que orgullosa con sus numerosos armamentos, nura; la de Suchet se apoyaba en la derecha; la
dirigió á Napoleón un ultimátum, en que le ecsi- guardia imperial ocupaba la cumbre del monte-
gia satisfacción por haber violado su territorio cilio en el centro, y para que las tropas pudie-
en última guerra, y que evacuara toda la Ale-
la ran desplegarse, se habian abierto caminos prac-
mania. Increíble parece tal presunción en la ticables en los valles inmediatos y de comunica-
Prusia, que habia dejado escapar la coyuntura ción con los pueblos vecinos.
favorable de unir sus ejércitos con los numerosos Los tiradores fueron los primeros que compro-
de Austria y Rusia, y que en ocasión menos pro- metieron la acción en medio de una espesa ne-
picia se lanzaba por sí sola á una lucha tan des- blina. La izquierda prusiana, con una fuerza de
ventajosa con un enemigo que se habia fortale- cincuenta mil hombres, habia marchado desde la
cido,que habia acrecido sus recursos y que con- víspera para apoderarse de los desfiladeros de
taba con soldados mas aguerridos y entusiasma- Naumburgo. Su centro y derecha con ochenta
dos por una serie prodigiosa de triunfos. mil hombres bajaron á la llanura de Jena, ocu-
Napoleón no se hizo esperar, y en el 6 de Oc- pada por el ejército francés. Durante tres horas
tubre habia establecido su cuartel general en los ejércitos no pudieron verse, y cuando apare-
Bamberg, con la fuerza de ciento ochenta mil ció el sol, las tropas enemigas se encontraban á

hombres. La del ejército prusiano era de dos- menos de tiro de cañón. La izquierda francesa,
cientos mil. El rey de Prusia se puso á la ca- apoyada en un pueblecito, estaba mandada por
beza de su ejército, acompañado de las viejas no- el mariscal Angereau. La guardia imperial la
tabilidades de Federico el Grande, recomenda- separaba del centro, á cuya cabeza se puso al in-

das por sus talentos y pericia en la guerra de trépido Lannes. La derecha obedecía al maris-
siete años. cal Soult, y Ney no contaba mas que con tres

Las hostilidades comenzaron por las ventajas mil hombres. Varios batallones, sin aguardar
obtenidas por los franceses en Saalburge, en las órdenes de Napoleón, comenzaron á batirle
Schleíz y en Gera. El principo Luis, primo del en la aldea de líollstcd; fueron sostenidos por
rey, encontró la muerte en Saalfcld, en los mo- Lannes. Soult atacó un bosque en la darecha,
mentos en que su caballería era arrollada por los y Angereau resistió el ata(|ue de la izquierda.

|iüsarc8 franceses. El plan del rey de Prusia se La bat^lí»' ^^ generalizo, y Napoleón, en acecho
PAKALÉLO ENTRE CESAE Y NAPOLEÓN. 391

de las circunstancias, mantenía, según su cos- tiraron precipitadamente en dirección de Koenis-

tumbre, que era asimismo la de César, una fuer- berg. Hasta el 3 de Febrero tomaron los ru-
te reserva, dirigida por él en persona. Granado sos posición detras de la villa de Eylau, resuel-
el bosque por Soult, Napoleón bizo avanzar to- tos á comprometer una acción general. En el

das sus tropas, que obligaron á retirarse á las mismo dia, por los heroicos esfuerzos de la divi-

prusianas, que Murat acabo de poner en fuga sión Legrand, fué ganada la villa; mas al si-

con sus dragones y coraceros. La infantería for- guiente, cogiendo los rusos desprevenidos á los

mó en cuadro; pero inútilmente, porque todo fué franceses y aun al mismo Napoleón, atacaron
arrollado y tomado. A
cinco leguas de distancia con tal energía y en número tan superior, que la
ganó el mariscal Davoust la batalla de Auers- victoria balanceo varias veces, y aun el empera-
taedt,no menos empeñada y aun mas sangrienta, dor al frente de un escuadrón tuvo que pelear

y á no baber sido por la lentitud de las maretas en el cementerio de la población. Cuando los

de Bernadotte, ni el rey, ni un soldado hubieran dos ejércitos se hablan ya destrozado, porque ja-
escapado. Los trofeos de las memorables bata- mas se midieron las armas con mayor encarniza-
llas de Jena y Auerstaedt, fueron cuarenta mil miento, ni con fortuna mas equivoca, la llegada de
prisioneros, sesenta banderas y trescientas piezas Ney y de Davoust, con cuerpos de refresco, pre-
de cañón. En muy pocos dias se sometieron to- cisó á los rusos á la retirada durante la noche.
das las plazas fuertes, y quedo conquistada toda Diez mil cadáveres, cinco mil caballos muertos,
la Prusia. La Silesia se rindió á Gerónimo Bo- cañones abandonados en formación, daban testi-

naparte, rey después de Vestphalia, y atora go- monio de la batalla mas sangrienta de las guerras
bernador de la casa de inválidos en Paris. del imperio. De ciento sesenta mil hombres que
De Berlin marchó Napoleón á Posen, donde pelearon de una y otra parte, los rusos perdieron
se concluyó un armisticio, que el rey de Prusia treinta mil, y veinte mil los franceses: éstos vol-
tuvo la insensatez de no ratificar, lisonjeándose vieron á Sus cuarteles de invierno, y los rusos re-
de que los sucesos cambiarian de aspecto con la pasaron el Prégel. Por grande que sea la gloria
aprocsimacion del ejército ruso. La generosa de un soldado, la humanidad la detesta, porque
Polonia, tanto tiempo esclava, recibió con los suyas son las lágrimas y las víctimas.
brazos abiertos al ejército francos, que penetró En el 4 de Junio del mismo año de 1807
hasta Varsovia. volvieron á comenzar las hostilidades, como si

Los rusos hablan roto el puente sobre el Vís- no fuera bastante la sangre derramada. Los
tula, lo que no sirvió, sin embargo, de obstácu- rusos atacaron de repente los puestos avanzados
lo á Davoust para pasar el rio y ocupar á Praga. de los franceses, y fueron escarmentados. Los
Ney atravesó también el Vístula en Thorn y rusos, cuyo designio era cubrirse con la impor-
Murat y Davoust el Bug, á viva
Los atrin- fuerza. tante plaza de Koenisberg, se batieron eri retira-
cheramientos de Czarnowa fueron tomados á los da,empeñándose combates costosísimas á entre-
rusos, y Ney batió al general Tolstoy. En veinte ambos ejércitos. Napoleón los alcanzó al fin, en
dias perdieron los rusos noventa piezas de arti- Friedland y Benigsen; se resolvió á admitir ba-
llería,un número considerable de carros y veinti- talla. El ala izquierda rusa fué atacada de fren-
cinco mil hombres. Evacuada por ellos la Polo- te y por un flaneo, con tal ímpetu, que se refu-
nia, estableció Napoleón su cuartel general en gió en la ciudad. Esta fué tomada por la bra-

Varsovia, é hizo tomar los de invierno á su ejér- va infantería francesa, quedando la calles obs-
cito fatigado, si bien victorioso, á lo largo del truidas por multitud de cadáveres. El ala dere-
Vístula. cha rusa, que mandaba el general Grortochacof,
Los dos ejércitos permanecieron en inacción no fué mas afortunada, y al pasar el rio, se aho-
cerca de un mes, hasta que en Diciembre los gó, ó fué acuchillada la mitad de su fuerza.
rusos tomaron enérgicamente la ofensiva. Ata- Veinte mil prisioneros, 17 mil muertos y 70 ca-
caron los cuarteles de Bernadotte, y éste, pre- ñones, fueron los trofeos de la jornada. En diez
venido por Napoleón, fingió retirarse hacia el dias, 60.000 mil rusos quedaron fuera de comba-
Vístula, para dar lugar á la concentración del te, ganaron los franceses 120 cañones, todos
ejército francés. Como el emperador salió al los almacenes y hospitales de su enemigo, y
encuentro de los rusos con la guardia imperial, 160.000 fusiles en Koenisberg, rendida al ma-
la reserva de caballería y tres divisiones, se re- riscal Soul. La paz era ya una necesidad para
592 PAEALELO ENTYE CESAR Y NAPOLEÓN.

la Prusia y la Rusia, y se firmó en Tilsit, des- llegada, porque á la vista del emperador todos
pués de una entrevista de los soberanos en el los generales vencían. Vencieron, pues, en Pfa-
Niemen. Lo que ese tratado ofreció de singu- ffenhoffen, en Thun y en Lamhut. Tomada Ra-
lar fué, que el emperador Alejandro tuvo su par- tisbona por el mariscal Lannes, la batalla de
te en los despojos de su aliado y liermano el Eckmuhl, dio al traste con la fama del archidu-
rey de Prusia. Los negocios de los reyes, están que Carlos, quien dejó en poder Napoleón 40
sujetos á reglas diversas de moralidad, que los banderas y 50.000 prisioneros. Su primera con-
de las familias en el orden común de la so- secuencia fué allanar el camino de Yiena, y el
ciedad. emperador volvió, como en 1806, á dictar sus
La
guerra de España en los años de 1808 y órdenes á las naciones y á los ejércitos desde el
1809, no es la que dejó mejores timbres en la re- palacio de Schoenbrunn, del dominio de los em-
putación militar de Napoleón, así como la ocu- peradores de Austria. Eugenio de Beauhar-
pación de la Península no es la mas alta prue- nais, hijo adoptivo de Napoleón, dio cuenta del
ba, ni de su moralidad, ni de sus talentos polí- archiduque Juan, y el ejército de Italia, dueñc
ticos. Las disensiones de alcoba de la familia ya por sus brillantes esfuerzos de la Carinthia^
reinante le prestaron ocasión para apropiarse de la Carniola y de la Styria, pudo bajar al
un trono que manchaban los crímenes de un va- Austria y reunirse al ejército grande.
lido; en lo que cometió un grave error, porque Entretanto, las fuerzas de los generales Hi-
empeñó sus tropas en desconocida lucha, con un 11er, archiduque Luis y archiduque Maximilia-
pueblo generoso, que defendía sus derechos, sus no, se reunieron al otro lado del rio y frente á
altares y sus reyes. la capital, al ejército del príncipe Carlos, pudien-
En Burdeos fué dónde Napoleón tuvo noticia do ademas disponer todavía de los recursos de la
del desastre de Bailen y de la capitulación de Cin- Bohemia, de Moeravia y de la Hungría. Na-
la

tra. Su despecho é indignación llagaron á su poleón, adivinando y previniendo los deseos de


colmo. Alguna vez, para rebajar su incontesta- sus enemigos, no quiso ya aguardar la llegada
ble superioridad militar, se ha pretendido atri- una batalla de-
del ejército de Italia para librar
buir á sus tenientes gran parte de sus hazañas, cisiva. Pasó inmediatamente á la isla de Lobau,

cuando es notorio que las faltas de éstos, su di- en que podia campar el ejército entero. Los aus-
visión y rivalidades, desgraciaron las campañas tríacos, creyendo comprometer la izquierda fran-

mas hábilmente concertadas. Sin vacilar un ins- cesa, la asaltaron con 200 piezas y mas de
tante, acordó colocarse á la cabeza de su ejército, 90.000 hombres, cuando alli no disponía Na-
esperando someter la insurrección con uno de poleón mas que de 35.000. La tentativa fué
sus acostumbrados milagros de táctica y de for- sin embargo, inútil y costosísima. Los ejércitos
tuna. En los primeros dias de Noviembre entró vivaquearon en la noche frente á frente.
en España. Las victorias de Burgos, de Espi. En el 22 de Mayo tuvo lugar la reñida bata-
nosa, de Santandei-, de Tudela y de Somosier- llade Essling y Gros Aspern. Napoleón logra-
ra, le abrieron paso hasta Madrid. Su orgullo ba ya hacer replegar al archiduque Carlos sobre
y su fama quedó mas la Península
satisfecha; su centro, cuando de repente ñiltaron á su ejér«
continuó defendiéndose, y mas de una pesadum- cito cartuchos y balas, y dispuso que se retirase

bre dio después al hombre que jugaba con los á sus posiciones. El archiduque habia mandado
destinos del mundo. arrojar al rio botes, troncos brulotes y liasta los

Napoleón observaba con inquietud desde Es- molinos situados sobre sus orillas, y llevados por
paña los preparativos de la Austria, que no su- la rápida corriente, rompieron los puentes que
fría con paciencia sus humillaciones. Las aten- comunicaban la izquierda francesa con la isla.

ciones de España y la necesidad de entretener En tan crítica situación, los austríacos comba-
un ejército para la defensa de Italia, reducia á tieron furiosamente al ejército francés; mas es-

100.000 hombres la fuerza efectiva del ejército te se mantuvo firme, y no fué desalojado. Trein-
francés, que escasamente se doblarla con las tro- ta horas duró la batalla, con pérdida inmensa

pas disponibles de los al¡ado.s. En el 12 de de una y otra parte, con la muy sensible para
Abril de 1809 supo que los austríacos hablan los franceses de los' generales Espagno y Saint-
invadido la Baviera, y al siguiente dia partió pa- Ililaire, y del ilustre mariscal duque de Monte-
ra el ejército. El enemigo no pudo dudar do su bello. Napoleón, encargando á Massona que
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 393

contuviera al arcliiduque, hizo que su ejército entre las cuales descuellan, por horrorosas y san-
repasara por medio de pontones que cons-
el rio grientas, las de Smolensko y la de Moscow.
truyó, y fortificó la isla de Lobau como puesto Mal secundado Napoleón en esta guerra, por sus

avanzado. generales, que cometieron grandes faltas, luchó


Habiendo verificado su incorporación el ejér- con ejércitos disciplinados, con un pueblo valero-
cito de Italia, establecidos los puentes, comple- so y fanático, con el clima, con los elementos,
tos los preparativos en un mes de trabajos. Na- con el destino, que- cansado de favorecerlo, cas-
poleón empeño á la vista de Viena la gran ba- tigó su osado intento. El incendio de la segun-
talla que lleva el nombre de Wagran, en que da capital del imperio ruso alumbró en su reti-
fué derrotado el ejército que tan gloriosamente rada al ejército francés; peleó éste hasta perecer,
mandaba el archiduque Carlos. Las grandes con la resignación del heroísmo; timbres añadió,
operaciones de éste, que con tanta habilidad pero estériles á la gloria de sus campañas. Na-
aprovechaba el terreno, se estrellaron en las dies- poleón, entre nieves y cadáveres marchó solo
tras maniobras preceptuadas por Napoleón, en hasta Paris á arrojarse otra vez en los brazos de
la impetuosidad francesa, y en la energía ó inte- la generosa nación, que no escuchaba ya el cán-
ligencia de los grandes generales reunidos bajo tico de la victoria, y que vestía luto por tantos
la influencia y dirección del gran capitán de los de sus hijos.
los tiempos modernos. Un armisticio, y después Como en la Francia hay espíritu nacional, le-

» la paz de Viena, coronaron tan bellos triunfos. jos de abatirse por este inmenso desastre, creció
El resto del año de 1809, el de 10 y el de 11, el entusiasmo al tamaño del peligro. La pri-
se emplearon en la consolidación del imperio, en mera atención del emperador, fué reforzar á los
enlazar á Napoleón con una hija del emperador bravos que contenían al enemigo en el Niemen,
vencido, en estipular alianzas con Austria y el el Vístula y el Oder. Tomando cuadros del
con la Prusia, en la sumisión casi completa del ejército de España, armando la tropa de mar, y

continente europeo. La Rusia, bastante fuerte llamando á los jóvenes conscriptos, reprodujo el

aun después del cataclismo que menoscabó la milagro de los mirmidones, y apareció su ejérci-
importancia de tantas naciones, y anuló la de to tan numeroso como si nada hubiera padecido.
otras, distante de la acción del coloso que lo ho- La situación de las cosas empeoró notablemente
llaba todo bajo sus pies, no podia sufrir que do- en año de 1813, porque sucesivamente fueron
el

minando la Francia sin contradicción en el me- traicionando á Napoleón todos sus aliados, y abrie-
diodía, amenazara al Norte y lo comprimiera ron paso al enemigo en las barreras que todavía
con sus duras leyes sobre el sistema comercial. lo detenían. A poca distancia del campo en que
Tal conducta, que Napoleón calificaba de un acto se dio la famosa batalla de Jena, se unió el ejér-

de insubordinación, y los preparativos del empe- cito improvisado con el resto de veteranos que
rador Alejandro, demasiado manifiestos porque conduela el príncipe Eugenio, con tanto denuedo
se practicaban en una grande escala, renovaron como inteligencia. Napoleón, á pesar de que
los estragos de la guerra, con muy diverso écsi- aun no se le habia incorporado la caballería, to-
to que en las anteriores. A ellas se preparó Na- mó la ofensiva, y marchó á Leipslck. Los jóve-
poleón con un ejército de 350 mil hombres de nes reclutas se distinguieron en los combates de
infantería y de 60 mil de caballería, con una Weissenfels y de Poserna, memorable el segun-
dotación de novecientas piezas de batalla. El do, por haber matado una bala al mariscal Bes-
ejército ruso constaba de 240 mil infantes y de sieres. En marcha el ejército para Leipsick, se
90 mil caballos, á que debia agregarse el ejérci- escuchó un espantoso cañoneo á la derecha, don-
to de Moldavia con 50 mil, sin los cuerpos y de Ney renovó las proezas de su probado valor.
aun divisiones de fuerza no calculada, que pro- Entre Kaye y Grros-Grorschen recibieron los alia-
ducirla el levantamiento en masa. Esta fué la dos un terrible escarmiento, nombre de
y con el

verdadera lucha de gigantes, y jamas se reunie- Lutsen, les gano Napoleón una batalla. Duran-
ron tan poderosos y tan terribles elementos de te ella [Leipsick fué tomado por Lauriston, y
destrucción como en la segunda campaña de Po- Dresde seis dias después.
lonias. Desde que NopoleOn pasó el Niemen en Los aliados hicieron alto á doce leguas de esta
25 de Junio de 1812, hasta su entrada triunfan- ciudad,y aprovechando 10 dias de que necesito
te en Moscow, so dieron veinte y cuatro batallas, Napoleón para concentrar sus fuerzas y comple-
394 PAEALELO ENTEE CESAR Y NAPOLEÓN.

tar sus preparativos, levantar reductos y atrin- ciones, y la inesperada traición de 12 mil sajo-
cheramientos con numerosa artillería. La iz- nes no les hubieran quitado los medios* de una

quierda de los aliados se apoyaba en las monta- probable resistencia. Napoleón no pudo dejar
ñas de Bohemia y la derecha en los lagos de de prevenir la retirada al Ehin, y todavía en Ha-
Malschwitz. El Sprea, que baña los muros de nau castigo á los 60 mil traidores de Wrede,
Bautzen, cerraba y defendia á una posición tan deudor á Napoleón de incontables beneficios, con
bien escogida. En el 21 de Mayo comenzó la una vergonzosa derrota.
batalla. Por la izquierda y retaguardia ataco Sensible es observar que la Francia tan po-

Ney, y Lauriston por el frente. Los rusos y derosa como magnánima, después de la desastro-

prusianos, entrando en confusión, desguarnecie- sa campaña de Rusia, mostró débil y desuni-


se

combate, hubieron da, cuando después de haber llevado la guerra á


ron sus alas, y generalizado el

de abandonar sus trincheras. El generalísimo Blu- todos los puntos del continente, al fin se velan

ches se retiro hacia Weissemberg con la mayor amenazados sus hogares, por un millón y doscien-
precipitación, a la vez que los rusos empujados tos mil hombres, de los cuales pasaron el Rhin

por los mariscales Oudiuott y Macdonald, dejaron seis cientos mil. El emperador, con una alma
el campo de batalla. tan activa como el fuego,y con un pecho de bron-
Los aliados, sorprendidos nuevamente por los pudo colectar mas
ce para resistir al infortunio, no
talentos y por la fortuna caprichosa de Napoleón, que 120,000 soldados para defenderse de masas
se apresuraron á pedir un armisticio, que necia- tan imponentes, quedando burladas sus patrióti-
mente les fué otorgado, por la interposición del cas esperanzas de que la población cooperara á se-
pérfido emperador Francisco. pultar en el suelo violado á sus audaces invasores.
El objeto de apelar á él no fué mas que el de Cansada la Francia de tantas guerras, desconfian-
ganar tiempo para que llegaran los refuerzos que do de los resultados, se dejó seducir por los que
estaban en camino y para combinar las traicio- no calculan en los lances críticos, sino acerca de
Bes que debian desbaratar todos los planes de los mezquinos intereses de su fortuna. El pueblo,
Napoleón, abrirle flancos en todas direcciones, si se esceptúa ala noble juventud de la capital, se
abrumarlo con las inmensas fuerzas que se acu- mantuvo indiferente y pasivo; pudiendo decirse,
mulaban por tautos medios. Todavía les gano no con mucho honor de la Francia, que la cam-
el emperador la batalla de Dresde, lo que pare- paña de 1814, una de las mas brillantes que re-
cerá asombroso, si se reflecsiona, que los aliados fiere la historia militar de todos los siglos, obra
contaban ya con un ejército de 800 mil comba- y gloria fué entera del emperador, y de ese ejérci-
tientes, después de la infame defección del em- to, tan fiel á sus tradiciones como á sus deberes.

perador de Austria. El inestinguible genio de Todos los hombres inteligentes, aun los enemi-
Napoleón y sus profundos conocimientos estraté- gos y parciales, están de acuerdo en que Napo-
gicos, valian mas que el número, superaban los ele- león, al sepultarse bajo los escombros de su for-
mentos contrarios, y todavía arrancaban á la for- tuna, mostró una firmeza, una audacia, una pre-
tuna sus últimos favores. Como si ella no respetara sencia de ánimo y un genio, superiores á todo
mas que su presencia, dio el triunfo á los aliados esfuerzo humano. Victorioso en todas las bata-
sobre Macdonald en la Silecia, sobre Oudinot en llas que mandaba en persona, cuando se hallaba

la Prusia, sobre Ney en Tuterborg y sobre Van- ausente, no lo secundaban, y acaso traicionaban
damme en Kulm, por haberse aventurado en el sus tenientes. La responsabilidad de lanérdida
profundo valle de Toeplitz. Tan infaustos acon- de Paris es toda de Marmont: esa responsabili-
tecimientos, que destruian de un golpe sus acer- dad es inmensa, porque si resiste un dia mas.
tadas y prudentes combinaciones, y la deserción Napoleón flanquea á los aliados; los arroja al Se-
del general bávaro Wrede con 60 mil hombres, na y los castiga para siempre. Brienne, Champ-
no le dejaron mas arbitrio que replegarse á Leip- Aubert, Montereau y Montmirail darán eterno
8Íck para concentrar sus fuerzas en mayor cerca- testimonio de lo que es capaz un gran soldado, es-
nía de la Francia. En los memorables dias, timulado por el honor y por el deseo de la salva-
1-5, 18 y 10 de Octubre, 123 mil franceses lu- ción de su patria.
charon heroicamente con 3.30 mil aliados, y hu- Ingrata para con Napoleón, cedió á las cir-

bieran prolongado sus esfuerzos hasta vencer ó cunstancias, y el mismo para quien estrechos
morir, si de repente no se concluyeran las muni- eran, como para Alejandro, los límites de la tier-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 395

ra, se conformó con la menguada soberanía de cortar su línea por el centro. El mariscal Ney
la isla de Elva, un punto en el mar, pequeña ca- habia recibido una orden perentoria de tomar la
sa de campo para el grande emperador de los posición de Quatre-Bras, en que se juntan los
franceses y rey de Italia. caminos que conducen á Brurelas, á fin de evi-
Restituido Luis XVIII al trono de sus mayo- tar que se unieran á los
los ingleses prusianos.
res, no satisfizo cumplidamente las esperanzas Mas pésimo estado de los caminos impidió
el

populares, y aunque moderado y prudente, fué que tan importante resolución se llevara al cabo.
derribado por las faltas de sus ministros, así co- En el 16 encontró Napoleón cerca de Pleurus,
mo Napoleón por las de sus mariscales. El ejér- el ejército prusiano, á cuya cabeza estaba jBlu-

cito que consolaba á la Francia con los recuerdos cher, con una fuerza de 100 mil hombres, que
de sus glorias, fué casi disuelto y despreciado: los daban el frente al rio Sambra.
emigrados, vengativos y fieros, inquietaron los Napoleón previno inmediatamente á Ney, que
ánimos: los sucesos de 26 años, hablan servido dejando solamente un destacamento en Quatre-
de todo menos de provechosa lección. ¿No era Bras, marchara sobre Bry para caer sobre la re-
un error imperdonable suponer que la marcha y taguardia del enemigo, confiando en que este mo-
el progreso del tiempo, no producen necesidades vimiento seria ejecutado con la precisión á que es-

y ecsigencias, que es preciso satisfacer? Tal taba acostumbrado: á las cuatro de la tarde empe-
error se cometió, como lo cometen siempre los ñó la batalla, y después de dos horas de resisten-
incorregibles reaccionarios, y él condujo á Napo- cia, los prusianos perdieron á Ligny y se pusieron
Marzo de 1815.
león otra vez á Paris, en el 20 de en retirada. Si Ney les hubiera cerrado el pa-
Las esperanzas que lisonjeaban al emperador so, en ese dia acaba el ejército prusiano. El
de que los aliados darian oido á sus promesas de mariscal no distaba mas que dos leguas, y por su
no turbar la paz del mundo, se desvanecieron lentitud, hasta ahora inconcebible, hizo perder la
poco tiempo después de su regreso. El congreso ocasión mas brillante de desconcertar á los alia-
reunido en Viena, y que no se ocupaba mas que dos, y vario la suerte de la campaña. Los ami-
de la partición de los despojos, acordó que las gos del Mariscal Ney lo disculpan con la necesi-
tropas aliadas se pusieran en movimiento para dad en que se vio de procurar desalojar á los in-
no dar tiempo á que Napoleón, ganándose la opi- gleses que ya ocupaban á Quatre-Bras; mas esta-
nión, se presentara otra vez grande, poderoso y ba obligado á atenerse á las últimas órdenes, que
terrible. debia suponer se hablan dictado con presencia de
A su vuelta no encontró mas que 80 mil hom- las circunstancias. Sin embargo, esta batalla,
bres armados, cuando la coalición mantenía en que pudo ser decisiva, costo á los prusianos 20
pié 800 mil. Su actividad prodigiosa y un tra- mil hombres y cuarenta piezas. Conseguido el
bajo diario de 16 horas, le bastaron para que en principal designio de Napoleón, que era el de se-
Junio ya contara con 400 mil. Mas en la fron- parar á los prusianos de los ingleses, encomendó
tera del Norte no podia disponer mas que de al nuevo mariscal Grrouchy que persiguiera tenaz-

120 mil, por las atenciones de la Yendee insur- mente á los primeros, mientras que él, incorpo-
reccionada recientemente; por las de las plazas rando sus fuerzas con las de Ney, batía á los se-

fuertes, y por las de las fronteras del mediodía gundos. La culpable morosidad de Grouchy
y del Este, que era indispensable cubrir. Se fué aun mas fatal que la de Ney, porque dejo
decidió, no obstante, á tomar la ofensiva, sin la espedito á Blucher para tomar parte en la bata-
menor demora, para coger á sus enemigos de im- lla de Waterloo y decidirla.
proviso. A las once de la mañana del 18 de Junio se
Dividido el ejército en tres cuerpos, Ney man- comprometió la acción contra el ejército ingles,
daba la izquierda, con 48 mil hombres y 1 16 pie- que mandaba Wellington, cerca del Monte San
zas de cañón; Grouchy con treinta y
la derecha, Juan, donde se unen los caminos de Nivella y
ocho mil y 112 bocas de fuego. En el centro, Charlerroi, para Bruselas. Como la izquierda
30 mil hombres y 134 cañones estaban á las ór- francesa ataco á la derecha de los ingleses, We-
denes inmediatas del emperador. llington la reforzó con sus mejores tropas. En
En el dia 15 de Junio el ejército paso la fron- ocho dias no habia cesado de llover, y la artille-
tera, y tomo á Charleroi. Los aliados se sor- ría de Ney se atasco; circunstancia que aj)rove-
prendieron por este movimiento, cuyo objeto era cho el enemigo para inutilizarle los trenes y ca-
396 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.

ballos. El mariscal tuvo que continuar su mar- ilustres difuntos, enzalsan sus talentos militares,

cha sin y sin las brillantes cargas que


artillería, porque sus proezas ocurrieron en una época remo-
dio la caballería, no Hubiera tomado á Haie-San- ta, cuando la ciencia de la guerra aun estaba en
ta. De repente se anuncia al emperador que mantillas. Puede reponerse, sin rebajar por es-
desembocaban tropas por San Lambert, y se lle- to su mérito, que el vencedor de las G-alias, en
na de gozo, j)orque consideraba que no podian ellas y en las mas de sus campañas, contendría
ser otras que las de G-roucliy. El emperador con masas indisciplinadas y sin la esperiencia de
apenas podía creer á sus propios ojos que le re- las legiones romanas.

velaban la llegada de los prusianos. Manda ata- Cuando á la vez peleó con sus compatriotas en
car, y ataca él mismo, á los ingleses con ardor las guerras civiles, ninguno de sus capitanes reu-
sin ejemplo; les mata 12 milhombres, y los pone nía las altas cualidades de César; ni el mismo
en fuga en dirección de Bruselas. Perdido esta- Pompeyo, mas desgraciado por sus faltas que por
ba todo para Wellington sin la aparición de Blu- los desdenes de la fortuna. Cierto es que en los
cher con su ejército y el de Bulow, y ellos apare- tiempos de Napoleón, mas funesto para la
el arte

cieron á pelear de refresco con un ejército fatiga- humanidad había alcanzado la mayor perfección;
do, cuyas pérdidas no eran ya pequeñas. Alen- mas los enemigos que venció en tantos encuen-
tados los ingleses con tan oportuno y poderoso tros y que al fin lo vencieron, no eran inferiores
ausilio, toman la ofensiva de la manera mas im- á los franceses en táctica, y especialmente los aus-
ponente, y hacen retroceder á los franceses can- tríacos y los prusianos habían pasado por la es-

sados por la fatiga de todo el dia. La guardia los cuela de la memorable guerra de los siete años.
socorre; pero llegan los prusianos y vencen en la G-enerales muy distinguidos en los fastos de la
llanura: cuando ella resistía con heroísmo forman- revolución francesa fueron derrotados mas de una
do sus terribles cuadros, la voz de sálvese el que vez, y se vio que algunos de ellos encontraron su
pueda, lanzada por un traidor, o por un cobarde, humillación en los campos en que Napoleón ha-
decidió la completa derrota del ejército francés. bía recogido laureles. No puede negarse que
La guardia siqw morir y no rendirse^ mereciendo Napoleón era hábilmente secundado por tenien-
con su general Cambronne, la gloria de los tres- tes de elevada y merecida reputación; pero éstos
cientos espartanos en los Thermópylas y un epi- obedecían á sus combinaciones, y en mas de una
tafio como el de Simonides. El emperador no ocasión, por separarse de ellas, comprometieron
deseaba mas que la muerte: lo retiraron por fuer- como sucedió en la in-
tristemente los resultados,
za del campo de batalla, y mal acordaron sus ami- fausta jornada de Waterloo y en muchas otras.
gos, porque la muerte gloriosa de Waterloo le Justamente se considera como eminente la capa-
hubiera ahorrado la afrenta y los martirios de cidad de Napoleón, por haber avasallado con su
Santa Helena. ¡Cómo pasan los favores de la genio á todas las notabilidades contemporáneas,
fortuna para con los hombres grandes! Preferi- las mismas que al obedecer su impulso, no se ade-
ble seria que jamas los elevara, si para subir
y lantaban ni á murmurarlo, mezquino desquite de
para caer, habían de dejar impresa su memoria los hombres subalternos.
con caracteres de fuego y de sangre. Estraño No colocaría la historia á César y á Napoleón
es que cuando se desvanecen como el humo los entre los hombres mas señalados en la cruerra

recuerdos del hombre justo, del amigo de la vir- si uno y otro no hubieran poseído los dotes
tud y de la humanidad, la historia escriba con su esenciales de un gran capitán. En actividad,
buril en mármoles y en bronces, nombres ilustres en constancia, en energía fueron sin duda igua-
en verdad, pero funestos. les. Se advierte, sin embargo, que César se pro-
Atrevimiento pareciera que afectando la supe- metía mas de la fortuna que de la prudencia, y
rioridad de la crítica, diera yo un lugar preferen- que empeñó lances que pudieron serle muy cos-
te á César ó á Napoleón, á alguno de estos dos tosos. Napoleón, por lo contrario, lo sometía
célebres caudillo.s. Pongo de intento ante los todo al cálculo, nada dejaba por proveer, ni en
ojos del lector los hechos como pasaron, para que el orden político, ni en Los triunfos
el militar.

los juzgue por sí mismo: y aun es sencilla mi re- de César se debieron en gran parte mas que ú
lación histórica, para no engalanar á los héroes sus combinaciones, á los caprichos de la fortuna;
con los atavíos de la imaginación. Los amigos y negando ella su apoyo á Napoleón, lo arrebató
de César, que cuentan también con algunos los mas do una victoria que aparecía indefectible.
PARALELO ENTEE CESAR Y NAPOLEÓN. 397

César equivocaba la audacia con el denuedo. Na- nales, daban o arrebataban los triunfos. Los he-
poleón no jugó la suerte de las batallas sino en chos militares de entrambos servirán siempre á
los conflictos supremos. los estudios de una carrera elevada, entre riesgos
La mácsima Napoleón era que en
favorita de
y peligros, al rango importante de las ciencias-
un punto dado conviene reunir el número "mayor El filósofo, sin negarse á admirar á hombres,
de fuerzas posibles; j practicándola, como se vio que se proclaman como el orgullo del género hu-
en la primera campaña de Italia, donde los aus- mano, lamenta lo costosos que han sido á la huma-
triacos tenian una triple superioridad numérica, nidad, y confiesa que si son raros, mejor es que
se presentó mas fuerte en la parte de la línea no aparezcan jamas. César, que desmoralizó tan-
que combatió, y arrollo á un enemigo, al que bas- to á la república en que habia nacido, con sus
taba desplegar sus fuerzas para envolverlo. En costumbres depravadas y con la frecuencia de
la colocación y uso de las reservas, los dos caudi- las guerras civiles, acabó por destruir la consti-
llos sobresalieron; y puestos á su cabeza, eran co- tución, sin gozar el fruto de su atentado,
y pre-
mo los arbitros de los combates. En reserva y parando esa larga serie de monstruos coronados,
en espera aventajaba Napoleón á César, quien que humillaron su nombre asociándolo á la dia-
se dejaba arrebatar por la impetuosidad de su ca-
dema. Napoleón, que lego á la posteridad mo-
rácter. Dado César á los festines, así como á to- numentos de su genio y también algunos benefi-
da clase de licencia, perdia tiempo inútilmente, cios, empapo en sangre el continente europeo,
cuando Napoleón se privaba basta del sueño y Do
y no cosechó laureles sino sobre sepulcros.
del descanso necesario para la vida. Napoleón go- quiera escuchaba los lamentos de las víctimas,
bernaba un imperio y muchos reinos desde su que son el único canto de las victorias. Hom-
vivac, al frente del enemigo, ocupándose hasta bres semejantes desquician y desorganizan á las
de los puntos mas insignificantes de la adminis- sociedades, como que el interés de uno solo pre-
tración. César gobernaba en Roma por medio valece sobre el de todos. Napoleón, que tanto
de su clientela, y le abandonaba el timón de los
apetecía el ensanche de su imperio, vio que la
negocios, mientras que él se dedicaba esclusiva- Francia se redujo á sus antiguos límites, y que
mente de las cercanas ecsigencias de la guerra. no solamente sus prodigiosos trabajos, sino hasta
Era despilfarrado en los gastos de un ejército, y los triunfos que
hablan precedido en la revo-
le
Napoleón económico sin ser mezquino. César vi- lución, se malograron en un instante. Por esto
vía con sus tropas sobre el pais, lo que le enagena-
será siempre mas ventajoso el orden común de
ba las afecciones de los pueblos, al paso que Na- las sociedades, con tal de que sea estable; mas
poleón regularizaba los impuestos y castigaba digno de cultivarse el talento pacífico del filóso-
ejemplarmente á los merodeadores. César aven- fo, que el estrepitoso del guerrero; mas acreedo-
turaba su vida como un simple soldado, y Napo- res á las bendiciones públicas los que resuelvan
león, sin buscar indiscretamente la muerte, no la
el único problema que á todos importa, la me-
temia ni escusaba en la colocación que escogía jora de las instituciones, la reforma de las cos-
como general en gefe. En la batalla de Eylau tumbres, los adelantos materiales, el progreso de
peleó en el cementerio de la iglesia al frente de las sociedades pormedio de una libertad bien en-
algunos batallones, porque la defensa fué necesa- tendida.
México, Octubre 12 de 1849.
ria; y entre tantos valientes, era su semblante
JosE María Tornel y Mendivil.
el mas sereno en el peligro. César adelantó mu-
cho la castrametación; y Bonaparte, sin empren-
der una revolución en la táctica, la mejoró en
todos sus ramos, y siempre ausilio al valor con
replica juiciosa.
los recursos de la ciencia. El arma de artillería
Encontrando un dia un cortesano á un anti-
adquirió la importancia de que hasta hoy disfru-
guo condiscípulo suyo, el cual ha.bia tenido que
ta, especialmente contra la caballería, desde que dejar su carrera de estudios, y aplicarse á un tra-
Napoleón se sirvió de ella para desordenar las bajo mecánico para ganar su subsistencia, y com-
masas, romper las líneas y determinar las derro- padecido de su suerte, le dijo: ¿Por qué no apren-
des á agradar, y entonces no te verás precisado
tas. César era muy adicto á la caballería, y con
á ganar el pan con el trabajo de tus manos?
razón, porque entonces eran desconocidas las ar-
¿Por qué, replicó el otro, no aprendes tú á traba-
mas de fuego; y las blancas, en combates perso- jar, y no tendrás necesidad de ser esclavo?

TOM. II. —XVI. 51


nif^í m

"S^
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m ^^^ ífe¥r^

A los acordes sones de mi lira Estos son los deseos de un amigo.

Quiero hoy unir mi entusiasmado acento, Que desde que te vio siempre te quiso:

Y cantar embriagado de contento Al lado de tu esposo, un paraíso


Tu himeneo feliz. Sea el mundo para tí.

Quiero de rosas, y azahar, y violas Y cuando en medio de tu dicha inmensa,

Una corona entrelazar fragante, Cuando en medio de dulces emociones


Y con ella tu sien, de amor radiante, Dirijas al Señor tus bendiciones,

Con mis manos ceñir. Acuérdate de mí.


México.
Flores y cantos te daré tan solo; Emilio Rey.
Flores, cantos no mas: ... al pobre vate,

Que solo tiene un corazón que late

A la voz de amistad. — .^frí^—


Solo con flores adornar le es dado Ayer dijo Doña Ignacia,
Esa frente, que pide una diadema, Y acaso fué con malicia,
Y donde brilla impreso el dulce lema: Que le hacia mucha gracia
'Amor, felicidad." El ministro de justicia.

Plegué al cielo sea así. Por siempre unida


Afirmando el almanaque
Al hombre que tu pecho conmoviera.
Pase tu vida, cual por la pradera Que una tempestad habria,

Arroyo do cristal. "Ya temo, esclamó Lucia,

No nubes de pesares importunas De mis nervios otro ataque."

Enturbien la pureza de sus días. Y su amante estrafalario

Siempre goces, y dicha, y alegrías. Dijo: "Evitarlo confiio.

Siempre ventura y paz. Porque es muy amigo mió


El que escribe el calendario."
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¡lid F.Hit.ni
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cia comprometedora de un niño impaciente que


quiere conseguir una gracia de los autores de sus
JtAS MAIiAS TEMTPACIOWES.
dias. "Dejadnos ir al mundo; veremos esos a-
Cuando las Margaritas, flores humildes, sin
mantes tan rendidos, esos festimes tan alegres,
brillo pompa, del vasto dominio de la En-
y sin
esa elegancia de la corte, esos mil hechizos de la
cantadora, oian las relaciones de sus compañeras
vida". ...
durante su milagrosa metamorfosis, un sentimien-
"Pobres niñas, decia la Encantadora, pobres
to vago las agitaba, mil deseos turbaban sus sue-
niñas: procuren, desechar las n alas tentaciones"
ños; y los mismos peligros y desgracias de sus
y se alejaba sonriendo sin darles una resolución
hermanas, se revestían á sus ojos de aquel encan-
definitiva.
to romancesco con que casi todas las mugeres en
sus primeros años barnizan los hechiceros deli- II.

rios de la juventud.
Lanzarse la mente á un mundo desconocido
de goces, forjarse esas fascinadoras novelas que Las tentaciones llegaron á convertirse con la

llevan en sí los gérmenes todos del placer, y tam- resistencia de la Encantadora, en deseos ardien-

bién todos los del remordimiento; soñar con el tísimos, en tentativas formales de insurrección, en

porvenir como el avaro con la esperanza de una verdaderas conspiraciones, que ponian enpeligro
fortuna espléndida, como el ambicioso con la rea- la tranquilidad del pacífico reino de Flora: des-
lización de sus planes, es anticiparse esos mismos pués de frustradas sus tentativas, caian en tan
goces, sin la dolorosa intervención del desengaño. doloroso abatimiento, que la Encantadora com-
Y es tan íntimo y tan vigoroso este sentimien- padecida, las alentaba con alguna esperanza; en-
to en el corazón, que no bastan los gritos de la tonces, como si la lluvia las vivificase, y como
esperiencia, que es inútil el consejo, que nada en si el sol de primavera las bañara, se agitaban

lo absoluto nos desvia de aquellos deseos que nos alegres, se hundían en turbulento meeting, y deli-

alucinan y*subyugan. raban con la ficción de los placeres de que creían


El amor únicamente nos muestra sus flores, la iban á disfrutar.
amistad sus sacrificios generosos; todas las pasio- Una vez permitió la Encantadora que- en me-
nes purificadas tienen el prestigio y los hechizos dio de su disputa animadísima, cobrasen todas
de la virtud repentinamente la forma humana; pero con la

Así es que, estas inespertas flores de que ha- condición de que no saliesen del estrecho recinto
blé al principio, al oir relatar aquellas declara- que ocupaban. Verificóse asi: se vieron conver-
ciones de amor, aquellos festines espléndidos, tidas en un coro de vírgenes seductoras, y atro-
aquella nube de cortejos que rodearon en la vi- nó el viento un grito de admiración, de entusias-
da á las hermosuras, ardian en deseos, se agru- mo y de sorpresa, como un nido de aves parleras
paban en tropel al rededor de la Encantadora, la con el primer albor de la mañana: todas habla-
agobiaban con sus súplicas, la colmaban de cari- ban y se interrumpían, retozonas, risueñas, in-
cias, y desvanecían sus objeciones con la ecsigen- sustanciales y festivas.
)

400 LAS MARaARITAS.

¿Quién no La visto alguna vez esas bandadas por allí. Este se quiere dar un tiro, el otro me
de doncellas juguetonas, asidas délas manos, que propone un rapto, ahora se finge llanto, á poco
corren en grupos, se dirigen miradas maliciosas, alegría, después desdenes: esa es una comedia
se inclinan para dejar deslizar un secreto que las eterna, lo mas bonito del mundo.
hace reir francas, ó que las ruboriza y complace? —No, qué feo! es mejor ser hipócrita; todos
¿Quién no ba espiado esos meetings femeniles, en confian, todos ensalzan la virtud por las nubes,
y
que la ironía y la caricatura dominan, en que se se pasa una vida cómoda. Puede una escribir
satiriza á los novios, se pone en ridículo á los al novio diciendo que se va á ecsaminar: lo ve
viejos enamorados, se parodia á los maridos cer- en y con un rosario grande y un devo-
la iglesia,
riles y se burla con finura á los papas tiranos? cionario de lujo, nadie la importuna, y se goza de
Así era nuestro meeting; pero ahora las entre- la vida. Se casa una, y. . . . no quiero escanda-
tenia y alborotaba pensar en el carácter que ca- lizar á vdes.
da una tendria en el mundo, en el papel que des- Todos estos ensueños se aplaudían con estré-
empeñaria en su tumultuosa escena. pito; pero en medio de tan festiva charla, la idea
— Yo, entrego á la lectura y me
decia una, me de no conocer los manejos de los hombres las en-

dedico a ser nerviosa: las nerviosas tienen mu- tristecía, y resolvieron aconsejarse de una Mar-
chos adoradores; todas ellas deben ser sensibles, garita retirada y penitente, que en otros tiempos

y para ser sensible es fuerza privarse á lo menos muy remotos habia gozado, en la metamorfosis á
cuatro veces al dia: las nerviosas con saber que ellas aspiraban, delicias mil, según referia
suspirar, lo tienen todo; y como para suspirar no la fama.

se necesita mucho talento, este es el mas fácil de Llamáronla en efecto. La melancólica y dig-
todos los papeles. na matrona ocupó el centro del meeting, y les
—No, no, replicaba la otra: ser nerviosa habló en estos ó semejantes términos.
prueba solo bien en épocas calamitosas, cuando
IIL
las pagas están atrasadas y los gobiernos persi-
guen á muchos, ó invade alguna plaga, las ciuda-

des; yo seré alegre; eso se aviene perfectamente "No os importunaré con un sermón, que aca-

con mi talle gordo y con mi tez escarlata: las ner- barla por fastidiaros, ó porque me burlaseis.

viosas cuando mejor salen, acaban por amantes "En edad en que os encontráis, los consejos
la

perpetuas de un coplero, de un abogado sin bu- que nos dicta la esperiencia á las que hemos go-
fete ó de un teniente ilimitado: seré alegre; reir zado, se interpretancomo los acentos de nuestro
de este, engañar al otro, admitir los obsequios despecho, porque ya no podemos disfrutar mas.
de aquel. Los fuereños me adorarán, los comer- Así es que, mas que consejos, escuchareis los
acsiomas de mi esperiencia. [ Viva atención.']
ciantes ricos dirán: ¡qué amable! y en mi vejez no
me faltará un anciano respetable que me haga La oradora con voz solemne, con la faz incli-

su prima hermana, su cuidadora ó la señora de nada, y como distraída con una fiorecilla que to-
su casa. mó en sus manos, continuó.
— ¡Ay! qué feo! No, yo seré literata, hablaré "No améis á los nenes^ porque con los sinsa-

de muchos autores, y tendré mi libro de memo- bores de amantes tendréis el ridículo de las no-

rias; todos dirán: ¡qué talentazo de muchacha! Y drizas: la que quiere á un niño, es foi*fe;oso que se

siendo bonita, á nadie le pareceré tonta. Una resigne á ser su muñeca. Un chiquitín de esos

literata no tiene que acicalarse con gran cuidado, enamorados, pocas veces deja su carácter de ni-

y está dispensada de saber guisar y coser, y tan- ño malcriado." {MurrnuUo


tos trabajos ruines que cuestan muchísimo dis- "No queráis á loa elegantes de poca fortuna,

gusto. esos que en los teatros son unos Adonis, y en las


— ¿Pues adivinen vdes. la profesión que mas casas de vecindad los niños. Tiempo les falta

me gusta á mí? para idear tretas con que apai-ecer decentes, por-
—Cuál? Cuál es? que os pospondrán á un bonito chaleco, y divi-
— Coqueta? dirán su amor con la primer chuchería que se
— ¡Jesús mil veces. . . . ! les presente.

— Sí un
señor, ricito á éste, un papclito al "Huid de de café y de los có-
los veteranos

otro, que haya una riña por aquí, una declaración coras de los espectáculos, porque para ellos el
LAS MARGAEITAS. 401

amor es la esplotacion de novedades, y vuestra "De los hipócritas y beatos, porque pueden
fama morirá entre las copas de un convite ó en volver caso do conciencia dejaros, aunque sea
un corrillo de aturdidos. {Silencio.) •llenas de oprobio, á la luna de Valencia.
"Detestad á los afeminados, á esos jovenetes "En fin, hijas mias, abrid el ojo: los maridos
llenos de pomadas y cadenitas, en símismados y escasean, los saltimbanquis embromadores so-

orgullosos; esos dirán que los seducís, que los bran: pensad en que el buen porte en la muger,
. forzáis; harán aparecer trocados los papeles, y se es una virtud y también la primera de todas las

jactarán de favores que os pondrán en ridículo; conveniencias.


tendréis una rival,y no un amante; al veros la "Se me olvidaba (mucha atención). En cuan-
gente, dirá: ¿quién enamora á quién? to á amigas y enemigas son unas arpías:
viejas,

"Huid de los políticos de profesión: ellos conjuradlas, aborrecedlas, procurad su estermi-


volverán conspiración vuestro amor: si son víc- nio; son la parte sobrante del linage humano,
timas, tendréis que mantenerlos; si héroes, os sa- una entidad que solo por equivocación no se ha
crificarán á su patria; si liberales frenéticos, pro- incluido entre los enemigos del alma. La mas
penden á la comunidad de Henes, esto es, á in- santa, la mejor .... es una bruja." {Risas.)
quietar á la ñiuger del prójimo; si monarquistas, Así terminó su arenga la esperta Margarita,
serán unos tiranos insufribles, y estaréis á la y quedaron las otras flores hundidas en un re-
merced del primer amigo mogigato, ó del primer flecsivo silencio.
jesuíta que los domine. {Murmullos repetidos.) IV.
"Aborreced con todo corazón á los viejos ver-
TW PASE© ff'OSS isiExrc®.
des, á esos anacronismos de lujuria que preten-
den robar sus prerogativas ala juventud, tomán- De este profundo anonadamiento sacó á aque-
dose libertades escandalosas. Aborreced, os re- llas beldades el acento maternal de la Encanta-

pito, á esos mites: si os aman por bien, vuestro dora, que suspendiendo sobre sus cabezas la va-

porvenir será de curanderas; si no, os dejarán ra mágica, les dio la vida de los mortales, y les

de desengaños y de asco esas momias,


al fin llenas concedió el permiso de pasar á gozar, como ellas
que no tienen mas fuego vital que el de las pa- decían en un lenguaje un tanto monarquista, los

siones inmundas {Pausa.^ placeres de la corte.

"Huid de los osos, es decir, de ésos que llevan


una selva de cabellos en vez de barba, y de los Eran los aciagos dias de la ocupación de la

que no se sabe dónde empieza la cabeza y acaba capital por las fuerzas americanas. Multitud de
la cara; familias hablan huido de la ciudad: otras fami-
"De los que hablan en tiple, ó de los valento- lias, temerosas de la brutal soldadesca que inva-
ijes de voz de fagot; día las calles, en medio de los escándalos de su
"De los que tienen por oficio la filarmonía, orgía continuada, permanecían encerradas en
porque las semi-fusas son mas insustanciales que sus casas. Y en las noches, en esas horribles
las coles; noches de aquella época, entre las lóbregas ti-

"De los elegantes rancheros.^ porque no os quer- nieblas que envolvían á México, entre las perdi-
rán enamorar sino amansar; das voces del altercado de una riña lejana, ó el

"De los estudiantes de medicina maniáticos, tropel de un enjambre de soldados que se retira-
porque errarán de fijo la curación de vuestro co- ban ebrios á sus cuarteles, se oian los acentos
razón; y son como los boticarios, afectos al quid irritantes de una música sensual, en algunas de
pro quo; las casas que los americanos tenían destinadas
"De que os quieren rematar y no
los ricachos, para sus bailes.
enamorar, que os compran y no os aman; Allí, bañados por la luz vivísima de los quin-
"De los jóvenes mezquinos, porque en sus eco- qués, con los estímulos de los licores y de la mú-
nomías entran las flaquezas, y les quitareis la sica, se entregaban los soldados victoriosos á to-
ilusión el dia que os atreváis á estar gordas; da clase de eseesos. A esos focos de prostitu-
"De todo bicho que baile por ostentación de ción asquerosa concurrían las mugeres del po-
bailarín,porque á mas de tener el talento en los pulacho, esas desgraciadas que tienen el triste
pies, os tratarán con la punta del y cuando pié; destino de servir de ejemplo de degradación y
les deis el pié, procurarán daros de mano; de escarmiento á su secso.
402 LAS MAEGAEITAS.

Estas indecentes mugares habían trocado su de deshonra y vergüenza el nombre de Marga-


pomposa enagua por el túnico aristócrata,' las ritas con que la memoria popular quiso eterni-
mas veces de seda; aparecían con sus chales y zar su descrédito.
gorro, y parodiaban en sus movimientos á las ¡Pobres jóvenes! Su historia es una misma,
damas. entraron inespertas en el mundo, las aturdieron

En aquel conjunto solía mirarse una que otra su ruido y sus encantos; creyeron en promesas
joven, que se conocía que forzaba sus inclinacio- pérfidas, tuvieron un sueño de placer, ¿y al des-
nes,y estaba en una sociedad que le repugnaba. pertar ?

¿La llevaba la seducción? ¿La arrojaba allí la La mendicidad, el hospital, la deshonra, el


mano de la miseria? desprecio y la muerte.
Estas jovencítas, con sus ojos negros y su cu- Esta es la demasiado cierta de las
historia
tis de piñón delicado, eran el objeto de los obse- Margaritas, historia que ojalá y no olviden mu-
y apoco se las veía lujosas del brazo de
quios, chas, y que con el objeto de que sea una prove-
un invasor, ocupando cierto lugar prominente. chosa lección moral, dedican á la juventud feme-
Una de ellas (ya sabemos su origen) tuvo la nil los cronistas de las Flores Animadas.
indiscreeioíi de decir su verdadero nombre, y Fidel.
desde entonces para todas ellas encerró un título

?&'«=

U m $í>fkW \tmih m ^b^atuímn^

I mim iiiL SKBM ifii

En primeros años de nuestra vida, y á fin


los ma un tanto cuanto enfática y bárbara á veces
de acostumbrarnos á que no demos entrada en de los romanos, se une lo sublime del sacrificio

nuestros tiernos corazones al egoismo y á la co- y de la abnegación del cristiano. Las páginas
bardía, se nos refieren rasgos heroicos, toma- de nuestros anales, redactadas repetidas veces
dos de como por ejemplo, la
la historia antigua, de distinta manera en el espacio que transcur-
acción de Mincio Scebola, que se quemó la ma- rirá desde nuestros dias hasta esa época re-
no derecha para castigarla de la equivocación en mota, abundarán en ejemplos ilustres, gran par-
que incurrió respecto de Porsena, el enemigo de te de los cuales acaso no nos ha sido aun revela-
su patria. La lejanía de los tiempos da mas da á nosotros mismos por nuestra historia pasa-
cuerpo á esos hechos, y los presenta con colori- da, porque cada dia vemos desenterrar recuerdos
dos mas brillantes á la imaginación. En los si- y memorias, de cuya ecsistencia no teniamos la
glos venidero.s, después de un inetrvalo que na- menor sospecha. En ese número conviene con-
die puede medir hoy, se citarán seguramente co- tar el rasgo siguiente, cristiano mas bien que
mo modelos á de otra época y de dis-
los niños pagano, y mas bien que romano francés, el cual
tinta civilización, ciertos acontecimientos de la se ha publicado últimamente en las Memorias

historia de Francia, en que, á la grandeza del al- de Mirabeau.


HEEOISMO EE UN SOLDADO. 403

Pasando revista mi abuelo (Juan Antonio de Lo toma en efecto, y al primer golpe, hace saltar
su mano izquierda.
Riqueti, marques de Mirabeau), vio á un solda-
"Ese era, añade Mirabeau,
el soldado que sos-
do que tenia mal puesto el fusil sobre el hombro, tenia con el muñón de su fusil."
la culata
é iba á reprenderlo, cuando el mayor le dijo á ¡Época notable es ciertamente aquella en que
media voz: "Señor, voy á deciros lo que hay en ni siquiera se supo conservar el nombre de se-
el particular." Continuaron su camino, y el ma- mejante hombi'e!
Hallábase — Ese cabo tiene mal puesto el fusil.
yor
el
le contó la anécdota que sigue.
regimiento en Sarrelouis, donde se habia re-
— Voy á deciros por qué.
Pasan adelante, y el mayor refiere el aconte-
novado la orden general, ecsistente hasta el dia, cimiento.
que prohibe á los soldados sacar la espada en las — La anécdota es en verdad curiosa. Favor —
plazas en que se encuentren de guarnición ó de que me hacéis, contestó sin duda el mayor.
paso, que impone á los contraventores la pena
y -es*-
de que se les corte la mano. Ese hombre que
acabamos de ver, halla batiéndose á dos camara-
das suyos, corre hacia donde están, y observan-
do que previene que nunca deben sepa-
la regla

rar dos espadas cruzadas sino por medio de otra, ORO.


saca la que portaba, se interpone entre los com- El oro se encuentra comunmente en los ter-
batientes, y les dice: Amigos, ¿qué estáis hacien- renos de aluvión, en pequeños granos ó partícu-
do? Llega la guardia, huyen los dos culpables, las. El que produce el Brasil en esta forma,
cabo (esta era la graduación del pacificador) monta á una gran cantidad anual, que constituye
y el
una parte muy considerable del que circula en
que no procura evadirse por la sencilla razón
Europa, convertido en moneda. El principal
de que de nada le acusa su conciencia, es cojido distrito de los que dan este rico producto, se lla-
con espada en mano y conducido al cuerpo de ma Minas Geraes, y en él no hay una sola esca-
guardia. Refiere el suceso tal cual ha pasado; vacion subterránea. Lo que allí se llama mina,
es lecho de un rio ó arroyo, ó algún punto mas
se reúne el consejo de guerra, en que se presen-
ó menos estenso de terreno arrastrado por las
ta el supuesto reo con firmeza, y repite la verdad.
aguas, y compuesto en general de guijarros de
Se le pregunta el nombre de los delincuentes, varias dimensiones.
y diciendo que se niega á denunciarlos, se le Esta circunstancia prueba que las partículas
amenaza con que se le impondrá la pena en que de oro han sido diseminadas en las montañas, de
las que, cuando las rocas se han descompuesto,
ha incurrido, aunque con buena intención. El
las aguas del cielo las han llevado á los puntos
respondió: Señores, conozco á los culpables, pe- También contribuye á fortificar esta opi-
bajos.
ro no los descubriré, porque si en ningún caso lo nión el hecho de encontrarse fragmentos de oro
hubiera hecho, menos lo haré ahora que sé que en jaspe y granito.
mi delación los sujetaría al castigo que me está Las partículas de este metal suelen ser tan es-
tremamente tenues, que nadan en el agua; y en
reservado. ¿Habria uno solo entre vosotros ca-
otros casos no se pueden separar del hierro con
paz de denunciar á su camarada? Ninguno: tam- que están unidas, sino es por medio del mercurio.
poco yo cometeré esa vileza; conservaré dos hom- En África el polvo de oro forma un ramo im-
bres al rey. Pocos soldados tienen seguridad de portantísimo de comercio. Se adultera con pi-
prestar semejante servicio. Castigadme, pues: he ritas, con cuyo color tiene tanta semejanza. El
método siguiente ofrece una prueba segura para
cometido la falta, justo es que sufra el castigo.
descubrir esta falsificación. Póngase un poco de
La única gracia que os pido es, que sea la mano oro en polvo en un tubo de cristal, ó en una tasa
izquierda la que se me corte, á fin de que no de barro, y derrámese sobre el polvo una canti-
quede yo imposibilitado para sacar la espada en dad proporcionada de ácido nítrico. El tubo ó
la tasa se aplican en seguida a la llama; si el pol-
lances mas honoríficos." El consejo se apegó
vo es oro puro, el líquido no mudará de color; si
tenazmente á la letra de la Ordenanza; el digno hay mezcla de cuerpo estraño, el ácido se pre-
soldado fué condenado, y dio gracias por el cam- senta turbio, verde, negro, y descarga bombillas
bio de mano que se le concedió. Llegado al tajo, de aire. Después que ha cesado la ebullición, el
dijo al verdugo: "He sufrido la humillación residuo se lava con agua, y se le vuelve á echar
y la
ácido, de lo que resulta la misma alteración, aun-
vergüenza: en eso consiste la pena; lo demás es
que no en tanto grado como al principio. Repí-
una orden del rey, que debe ser ejecutada por tese la operación, hasta que no se verifique ebul-
un soldado. Retírate, pues, y dame el cuchillo." llicion alguna, y el residuo es oro puro.
i!1|iii||nn5iii¡j jil«iüiiii¡|i;¡iiii ii'iiinii. r;iiiifii""iiiiiil¡ij
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""''I .ríl!!'"""i"ii"ll|||i|li
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I^:YESTIGACIOIí SOBRE LA CAUSA Y EFECTOS

WE ILsA ILIDr^ Y imULi <SÉ¡M^®m DJIIL §(DILo

El sol, centro de nuestro sistema, comunica la que se multiplican con las reflecsiones; de modo
luz y el calor á todos los planetas que se mueven que, cuanto mas se ecsamina, menos posible pa-

á su rededor; mide el tiempo, arregla las esta- rece el conciliar estos sistemas con la sencillez

ciones, y su acción que todo lo domina, se estien- y aquella sabia economía con que siempre obra
de mas allá de las esferas mas distantes. la naturaleza. La imaginación vuela y se cansa
¿Cuál es, pues, la naturaleza de ese astro in- inútilmente, sin hallar un solo punto de descan-
menso que todo lo fecunda, y que todo lo anima? so; no la tranquiliza la idea de no ver en el sol

¿Acaso es un fuego, que semejante al que hiere sino un océano inflamado, porque este fuego, su-

nuestros órganos en nuestros hogares, necesita, puesto tantas veces, y nunca probado, no puede

como él, de alimento, ó bien es diferente de to- concebirse cuando no se señala ni la causa que

dos los entes sujetos á las leyes de la naturaleza? le produce, ni la que le mantiene; finalmente,

¿Ecsiste y se mantiene por un milagro tan gran- porque el milagro, á que es preciso recurrir en
el último análisis, impone silencio á la razón sin
de como incomprensible?
ilustrarla.
¿Podemos suponerle, siguiendo al Plinio fran-
cés, un compuesto de materias vitrificables en el En medio de tantas incertidumbres, de tantas
estado de fusión, del que se separaron algunas dificultades, se presenta naturalmente otro or-
partes por el choque de un cometa, que arroja- den de cosas mas sencillas en su causa, mas gran-
das en el espacio, formaron la tierra y los demás des en sus efectos, mas conformes en todo al cur-
planetas de nuestro sistema? so de la naturaleza; pero, ¿cuánto se duda untes
Por ventura, ¿no es mas que el centro del flui- de esponerse á comunicar estas ideas? Fácil es
do Ígneo, y el receptáculo común de la luz y del advertir con qué displicencia deben recibirse las
calor? observaciones mas sencillas, cuando se dirigen á
¿Puede concebirse su densidad, esa fuerza que combatir una opinión tan antigua y general, á la
retiene á los planetas en su órbita, y determina que el tiempo y la costumbre han dado, si mo es
las curvas que describen á su rededor? ¿No im- lícito esplicarme en estos términos, toda la fuer-
plica con esta última hipótesis? za deuna verdad demostrada. Por otra parte,
Hé aquí con corta diferencia las primeras pre- ¿cómo podrá ponerse en duda lo que el gran
guntas que se hace uno á sí mismo, y las princi- Newton parece que estableció como principio?
pales dificultades que se presentan, cuando se Por sus cálculos se sabe, y aun se cree, que el
meditan un instante las causas posibles y los cometa de 1080 se hallaba en el mes de Diciem-
efectos ciertos de la acción del sol; dificultades bre tan inmediato al sol, que pudo contraer un
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 405

calor dos mil veces mas fuerte que el del fierro verdad: si en lugar de acercarme me aparto de
enrojecido. La opinión de u: hombre, cuya ce- ella, quedaré muy reconocido á las personas que
lebridad es tan grande como j ista, ¿no sirve de quieran tomarse el trabajo de manifestarme mi
resj^uesta á todas las objeciones que pudieran cstravío.
hacerse? La naturaleza obra siempre por medios senci-
Nadie conoce mejor que yo de qué autoridad llos; este principio es generalmente admitido de
debe ser el parecer de Newton, sobre uno de los casi todos. Con medios
fáciles, que siempre to-
puntos mas importantes de la física y de la as- ma de si misma, produce grandes efectos. Si en
tronomía, sobre un punto que sin la menor duda los diferentes sistemas en que se procuran espli-
es la fuente principal de todos los fenómenos car los fenómenos que nos rodean, no se halla
que pueden presentarse a nuestros sentidos. Sin este carácter de grandeza y de sencillez, se pue-
embargo, observaré que debia haber probado de asegurar que no se han adivinado sus se-
contra la opinión de Aristóteles, renovada por cretos.
Keplero, que los cometas no eran meras ecshala- Sentado este pi'ineipio, pongamos en la balan-
ciones, producidas por las atmósferas de diferen- za la causa y los efectos; comparemos la gran-
tes planetas de nuestro sistema. La idea del sol deza del sol, que calienta é ilumina, con la pe-
inflamado se presentaba naturalmente para de- quenez de los objetos sujetos á su doble acción.
mostrar que el calor era suficiente para disolver- Como aquí no se trata de un cálculo riguroso
los si no eran mas que simples meteoros. En- de ecuación, no compararé el diámetro, la. mag-
tonces no se pensaba que este astro pudiese ser nitud, la densidad de cada planeta, para deter-
otra cosa que un globo abrasado, y verosímil- minar su masa común, y ponerla en paralelo con
mente su plan no era ecsaminar en qué princi- la del sol. Estos resultados son conocidos, ó pue-
pios estaba fundada esta opinión antigua, pues den verse en todos los elementos de astronomía.
DO juzgó del caso el hacerlo. Añadiré que la Ademas, aunque números espresan con esac-
los

química aun no habia hecho en su tiempo los titud las diferencias de estension, cuando solo se
progresos que hoy honran al nuestro, y que sin trata de sujetarlas al cálculo, estos mismos nú-
estos progresos y las luces que esparce sobre un meros no presentan al entendimiento ninguna
gran número de fenómenos, ni podríamos espli- imagen verdadera cuando quiere abrazarlas y
carlos, ni concebirlos. Creo, pues, se me permi- compararlas. Nosotros no tenemos ni podemos
tirán algunas reflecsiones sobre una opinión que tener ninguna idea esacta de la estension; la óp-
mas bien era de los filósofos que le hablan pre- tica engaña nuestra vista, y muda los objetos de
cedido, que el resultado de sus meditaciones. comparación; y así nuestro horizonte sensible, el
Desde luego ecsaminaré, si permite el orden mayor espacio que puede abrazar nuestra vista,
de la física, que el sol sea un fuego parecido á por mas que se multiplique, jamas pintará á los
nuestro fuego ordinario; y después, si únicamen- ojos del alma imagen verdadera de su diáme-
la
te está formado por la materia de la luz y del tro; sin embargo, este diámetro es la medida co-
calor, como se piensa generalmente hoy en dia. mún de las magnitudes relativas de todos los
No es esto decir que las opiniones solo pueden cuerpos celestes; y aun cuando yo dijera que
dividirse entre estos dos sistemas. La hipótesis la del sol es á la de la tierra como 112 27/3^ es
de Mr. Buffon, sin embargo de que es muy inge- á 1, diria todo lo que puede decirse para el
niosa, se ha impugnado con demasiada energía cálculo, y casi nada para la imaginación.
para que lo hagamos segunda vez; pues si últi- Con todo, yo quisiera hablar en este momento
mamente no ha podido hallar amparo en su elo- á la imaginación; pero para darla á lo menos una
cuente panegirista en la academia de las cien- idea, y un punto en que pueda detenerse sin tra-
cias, no es verosímil que le queden muchos de- bajo, supondré, con el autor de una obra apre-
fensores, y yo solo he hablado de ella para reu- ciada, al sol colocado en el orbe de la tierra, y
nir con claridad las principales opiniones de los sus centros correspondientes en la misma línea
filósofos antiguos
y modernos. de dirección; en esta suposición el semi-diámC'
Después espondré mi opinión particular, pre- tro del sol, ó la mitad de su hemisferio, no solo
viniendo con anticipación que la abandono sin se estenderia hasta la luna y la cubrirla, sino
reserva alguna á toda la severidad de la crítica, que también la pasarla de 75,233 leguas.
siendo mi fin principal el dar un paso hacia la |
A este primer ensayo, que puede dar una idea
TOM. II. —XVIII. 5?
406 CAUSAS DEL CALOE DEL SOL.

de la inmensidad de este astro, añadiré que él Saturno al contrario, que se creia colocado en
solo es seiscientas veces mayor que todos los pla- la estremidad de nuestro sistema antes del des-
netas de nuestro sistema, con sus satélites; que cubrimiento de Herschel, parece condenado eter-
su magnitud, multiplicada por su densidad, da namente al invierno mas riguroso. Siendo su dis-

Tina masa que bastaria para foi'mar ochocientos tancia del sol diez veces mayor que la de la tier-

sistemas como el nuestro, compuesto cada uno ra de este mismo astro, si se le supone visto dea-
de siete planetas de la misma magnitud y densi- de Saturno, parecerá bajo de un ángulo cien ve-
dad que los que conocemos. En fin, para dar ces mas pequeño que el en que le vemos. Sien-
una idea todavía mas esacta, bajo de una rela- do siempre la luz y el calor en razón inversa del
ción mas fácil de abrazar, observaré que para cuadrado de la distancia, deben ambas ser igual-

formar un planeta como el sol, se necesitarla la mente en la superficie de Saturno, cien veces me-
materia de 364.412 planetas como la tierra. nores que en la superficie de la Tierra.
Claro está que mi ánimo no es oponerme á es- Luego no se puede concebir en ellos ninguno
tas relaciones de magnitud, ni á los cálculos que de nuestros fluidos en el estado de fluidez; el

las establecen: su esaetitud está probada cuanto Mercurio debe suponerse fijo, para no decir ma-
puede serlo; ¿pero cómo se ha de conciliar con la leable, y así, al paso que en el primero de los
sabia economía de la naturaleza, esta antorcha planetas inferiores un calor encendido inflama y
seiscientas veces mayor que los objetos que ilu- lo volatiliza todo, en Saturno un frió escesivo lo

mina, si esta masa que bastaria para formar mi- condensa y reduce al estado de hielo, y de tal

llares de mundos, queda inútil, para la vegeta- densidad que no puede llegar á ella la que pro-
ción y la vida? ducen nuestros inviernos.
No estenderé ahora estas reflecsiones para ec- ¿Qné podré decir después de esto de Herschel,
saminar con rapidez lo que resulta de la acción de ese nuevo planeta, mas remoto de Saturno,
del sol sobre los planetas. Acabamos de ver la que lo que éste dista del Sol? ¿Cómo se ha de
causa: consideremos los efectos. dar una idea del frió que en él se debe esperi-
Mercurio, sumergido siempre en los rayos so- mentar? Siendo su distancia media cerca de
lares, debe tener en su superficie, según el cálcu- veinte yeces tan grande como la de la Tierra, un
lo de Newton, un calor siete veces mayor que el observador que se supusiese en Herschel, vería el
que puede esperimentarse sobre la tierra en lo disco del sol cuatrocientas vecesmas pequeño de
mas fuerte de la canícula; y según las esperien- lo que le vemos; misma propor-
el calor, según la

cias que hizo con el termómetro, es de sentir que ción, debe ser en él cuatrocientas veces menor

este calor seria suficiente, no solo para reducir que sobre la tierra. Su dia mas brillante del ve-
los fluidos que reconocemos, al estado de vapor, rano, solo podría compararse á nuestro crepúscu-

sino también para abrasar todos los cuerpos que lo, á ese instante en que no puede decirse que ya
se hallan en su superficie. no es dia, ni que ya no es noche. Sin embargo,

Cuando se supusiese en su atmosfera bas- debo observar de paso, que sucede muy al con-

tante densidad y peso para impedir esta evapo- trario; que este nuevo planeta parece que se com-

ración, no se habria adelantado mucho mas: el place en confundir á los fisicos y astrónomos; y
agua, por ejemplo, no conservaria menos su gra- finalmente, en conservar á pesar de todos los cál-

do de calor suficiente para reducirla á vaporesj culos, un resplandor muy vivo, que ni dice pro-
bajo de una atmósfera que la comprimiera me- porción con su diámetro ni con su distancia.
nos, y este grado de calor seira muy superior al Volveré á este fenómeno incsplicablc en el siste-

de la agua hirviendo en la Tierra. ma actual; pero que muy lejos de perjudicar á


También será preciso suponer que la materia mi oniuion, es una consecuencia necesaria de él.

de que está formado Mercurio es de la naturale- Para abreviar no he hablado de los planetas
za del amianto, para concebir cómo puede resis- intermedios entre el mas inmediato y los mas
tir sin consumirse, á la acción continua de la di.stantcs del Sol. Siendo conocida su distancia
llanja. de este astro, comparándola con la de la Tierra,
lié aquí, pues, un planeta que es imposible puede juzgarse do su temperamento. Sin nece-
imaginar habitado, á no ser que sea por espíritus sidad de recurrir al cálculo, se ve fácilmente por
de fuego, por aquel pueblo de salamandras, que solo el concepto de las distancias relativas, que
salió del cerebro de los cabalistas. Venus debe tener un calor meno3 fuerte que el
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 4or

de Mercurio; pero muy superior al de la Tierra: por sí mismos, otros por frotación; el fósforo,
al paso que Júpiter, cinco veces mas distante que el pyruforo, cuando están en contacto con el aire

nosotros del Sol, tiene veinticinco veces menos dan la luz y el calor; si este contacto no se veri-
calor y luz. Esta diferencia es bastante consi- fica, sólo son cuerpos frios sin calor y sin luz.

derable para concebir con dificultad cómo po- El fluido eléctrico produce estos dos efectos en
drían los planetas vegetar en ella. el mayor grado, y puede considerarse en tres
Y así la Tierra y Marte, esos dos puntos casi estados diferentes: en estado de libertad, y se-
insensibles de nuestro sistema, serian solos el ob- gún está esparcido en la atmósfera y los cuer-
jeto de las predilecciones de la naturaleza; pero pos que nos rodean; en cuyo caso es diferente
en particular nosotros, baibitantes de la Francia, para la luz, el calor ó el frió, como lo es la ma-
felices por la oposición de la Tierra entre los pla- teria en general para el movimiento ó el descan-
netas, y por el lugar que ocupamos en esta mis- so. Si alguna causa le separa de este primer es-
ma Tierra, en un clima templado, con razón pu- tado, pasa al segundo y es luminoso, pero sin ca-
diéramos considerarnos por los entes mas favore- lor, porque ya agotó sus combinaciones con el
cidos del universo: no bay mundo alguno, ni pue- aire atmosférico, no causa sensación alguna de
blo que pueda gozar en el mismo grado, de tan- calor en la, mano, ni el menor movimiento en el
tos beneficios; y si la felicidad se aparta de nos- termómetro mas sensible; pero si se le presentan
otros, no debemos acusar de ello á los cielos. nuevas combinaciones, produce el calor y el fue-

Por esta comparación de las causas y de los go; así inflama el alcohol y el gas hidrógeno,
efectos, se puede ver ahora si se baila la menor causando detonación como la pólvora del canon;
proporción entre las unas y los otros. enciende algunas resinas, y si nuestras máqui-
La naturaleza al formar el Sol, parece que se nas menos débiles pudieran darle mayor inten-
agotó para ofrecer á nuestros ojos asombrados sidad, en nuestros gabinetes pudiéramos estender
cuanto podia crear de mas grande y magestuoso; su acción á todos los cuerpos combustibles.
y el único efecto que produce esta estraña pro- El gas hidrógeno que producen con abundancia
digalidad, se reduce en el sistema actual á dar un las lagunas, perjudicando poco al aire en razón
temperamento agradable a dos planetas, que son de su ligereza específica, se eleva á la región
menos que un átomo en el universo, al paso que superior de la atmósfera; el fluido eléctrico ha-
parece que se olvidaron en el espacio otros mun- lla entonces una combinación que no tenia en la
dos infinitamente mayores, abandonados á los superficie de la tierra, y de esta combinación na-
estremos opuestos del calor y del frió. cen los meteoros y el rayo. Sin embargo, este
¡Qué de reflecsiones no se presentan sobre una fluido no es el fuego; tampoco es la materia pura
destribueion tan desigual! Déjelas aparte para de la luz, ni del calor, que jamás puede llegar
ecsaminar en qué pruebas se funda la opinión tan hasta nosotros en este estado, que la constituye
antigua que supone al sol en estado de igni- principio simple y elemental; solo es una emana,
ción. cion de este principio, o si se quiere, este mis-
He
buscado estas pruebas con cuidado,
y mo principio, pero modificado en nuestra atmós-
cuanto be podido recoger se reduce á este racio- fera con combinaciones que le hacen ecsistir bajo
cinio: el fuego ordinario calienta é ilumina; el de que conocemos.
las relaciones
Sol produce á la vez estos dos efectos; luego no Lo mismo puede decirse del fósforo y del
podemos menos de mirarle como un verdadero pyróforo, pero con una diferencia que es preci-
fuego. so observar, porque sus combinaciones lejos de
No es difícil advertir que este silogismo no agotarse con el aire atmosférico, al contrario, so-
concluye, y en buena lógica puede negarse la lo comienzan con él; para el uno cuando está
consecuencia. Admitiéndole, seria preciso igual- seco y caliente; para el otro, cuando está hú-
mente admitir que es fuego todo lo que produce medo.
la; luz y el calor. Pero
naturaleza y el arte, la
la Y asi la materia de la luz y del calor es un
física y la química, ofrecen gran número de sus- principio simple y elemental. No le conocemos
tancias naturales, y combinaciones que producen en Sus modificaciones son muchas,
este estado.
unas la luz solo, otras la luz
y el calor, sin que de las cuales algunas no nos son desconocidas.
ninguna de estas sustancias sea fuego. Todos Sus efectos son diferentes, pues producen en el
los cuerpos idioeléctricos dan la luz, algunos mismo medio, unas veces la luz sola, y otras la
408 CAUSAS DEL CALOR DEL SOL.

luz y el calor: también les conocemos. Lo que Tierra dos veces grande como la distancia del
acabo de referir sirve á un tiempo de ejemplo y Sol, no una distancia tan gran-
es sensible sobre
de prueba. de. Un observador que se supusiera en una es-
He creido preciso el recordar estos principios, trella, y que quisiese medir el orden de la tierra,

porque me bailaré mucbas veces en el caso de cuyo diámetro es de sesenta y nueve millones de
deberlos aplicar. leguas, no le veria, para decirlo así, sino como
Estos ejemplos que Le escogido entre otros un punto, y el ángulo formado en el centro de
m.ucbos que bubiera podido citar, acreditan que la estrella seria tan pequeño, que los dos lados
la idea del calor y de la luz no está tan íntima- del triángulo parecerían confundirse sensible-
mente unida á la del fuego, que no pueda muy mente con una sola línea recta.
bien concebirse la una sin la otra; de donde se Sin embargo, para formar una idea se supone
sigue naturalmente que puede concebirse que el este ángulo de un segundo, aunque en la reali-

Sol produce la luz y el calor, con abstracción del dad sea mucbo menor, y de ello se infiere que la
fuego ordinario; y así ya puedo establecer estas estrella mas inmediata á nosotros, dista del sol
dos proposiciones: no está probado que el Sol sea doscientas y seis mil veces mas que la tierra, lo
fuego, y lo está en la física y química que puede que da cerca de siete millones de millones de le-

no serlo. guas.
Suponiendo por un instante todo lo contrario, Supuesta esta distancia, se bace otro cálculo
se podria preguntar cuál puede ser la causa que cuyo resultado voy á presentar.
le produce, y la que le alimenta. Se prueba y se demuestra que el espacio del
Creo baber observado ya por lo que bace á la cielo que se nos oculta por la Luna quedando es-
primera parte de esta cuestión, que no babia sido ta en oposición, podria contener 2467 sistemas
ecsaminada por ningún autor, á lo menos de los como el nuestro, dando por rayo á su órbita la
que yo conozco. Por lo que bace á la segunda, línea prolongada desde el centro del Sol basta
se supone que algunos cometas se pierden en el Herscbel, y á su diámetro mas de 1300 millones
Sol, y le sirven de alimento. de leguas. Si se quiere adelantar mas el cálcu-
Si no se ba olvidado la magnitud de este astro, lo, basta imaginarse cuántas veces seria preciso
será fácil advertir que aun cuando se precipita- multiplicar la Luna para cubrir toda la superficie
sen en este océano de fuego gran número de del cielo en uno y en otro bemisferio; y añadiendo
cometas, y todos los planetas de nuestro sistema, después otras tantas veces 2567, cuantas unida-
aun cuando se reprodujeran todos los dias para des se bayan bailado, se verá en el resultado con
precipitarse de nuevo, todavía no bastarían para el número de los soles posibles, el de los mila-
mantener este inmenso bogar. Por otra parte, gros que se bacen bacer tan inútilmente á la na-
nada de esto sucede: los planetas quedan en su turaleza.
órbita, y continúan su revolución; los planetas Ejercítese cuanto pueda sobre estos datos la
no se pierden en el Sol, la vuelta de los que se mas activa imaginación; pase mas allá de sus lí-

ban observado es periódica y regular, y las pri- mites; procure concebir la estension de las super-

meras observaciones de los caldeos, comparadas ficies de tantos millares de soles, de esas superfi-
con las de nuestros dias, no permiten pensar el cies encendidas, condenadas á la mas absoluta
que baya sufrido la menor alteración. Luego no negación de cuanto pueden presentar las voces
cosiste esta alternativa: o no admitir el fuego, ó de vegetación y de vida^ siempre le quedará otra
mirarle como el mayor de todos los milagros. cosa mucbo mas dificil; y no
es el conciliar esta

P.ra concebir toda su estension, y cuánto se ecsistcncia sobre esos globos infinitamente mayo-
multiplica, es preciso bacer algunas observacio- res, que todo el resto del universo con la Eterna

nes. Sabiduría, que seguramente no les formó para de-


La analogía no nos permite dudar de que jarles en ese estado de esterilidad y de muerte.
las estrellas sean otros tantos soles, centro de un He procurado reunir las principales dificulta-
sistema planetario como Su distan-
el nuestro. des de este primer sistema. Al que boy en dia
cia solo se conoce por aprocsimacion. La para- se inclinan mas, es aquel que ya no supone en el

laje anual, único medio de determinarla con ec- Sol un fuego real, y sí solo la materia do la luz y
Bactitud, casi es ninguna con respecto á las es- del calor.
trellas, es decir, quo el diámetro del orbe de la f
Esta opinión no se ha esplicado lo bastante
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 409

hasta nuestros diag, para que pueda comprender- 1800. — Institución de la fiesta de la Sma.
se el sentido que se le atribuye, y el sentido que Trinidad por S. León III, á pedimento de Car-
se la quiera dar; no se podria sostener si se en- io Magno.
tendiese que la masa total del Sol está formada 1261. —Urbano IV instituye la festividad de
de sola materia de la luz y del calor: en cuyo
la Corpus-Cristi: Clemente V escando en la silla

caso este astro solo seria, hablando propiamente, en 1311 vio su confirmación por el concilio Vie-
un gran meteoro; su densidad seria casi ninguna, nense.

por que nuestro sistema planetario no ecsistiria,


lo 1557. — El Colegio de Santa Cruz, por Car-
ni jamas hubiera eccistido. Si el Sol pudiera dejar los V.
de ser lo realmente, y se convirtiera de
que es 1557. — San Juan de Letran, por Felipe II
repente en lo que se le supone, en el mismo ins- 1600. — Congregación del
Salvador.
tante, no estando detenidos en su órbita los pla- 1698. — Casa de mugeres dementes.

netas, sino por una fuerza casi insensible, se esca- 1610. — Estrénase Imagen de
la Asunción, la

parian por la tangente; comenzarían á describir 1576. — Dedícase templo de Ntra.


el de Sra.
elipses; pero tan largas que conocidamente se los Remedios.
confundirían mas bien con la línea recta que con 1680. — Camarin de Ntra.
Id. el de Loreto.
Sra.

la parábola. Seguirían esta dirección por algu- 1553.'—Regina Coeli,

nos centenares de millares de leguas, hasta que 1585. — Convento de San G-erónimo,

acercándose á otro centro de gravedad, se verían 1694, — Comienzan á celebrarse honras á los
precisados á comenzar una nueva revolución en soldados.

una órbita mas ó menos circular. La tierra, cor- — Entran en México losmonges Benitos-
1590.
riendo, se acercarla insensiblemente á Júpiter, y 1541. — La Concepción, con de religiosas Sta.
al fin llegarla á ser su quinto satélite, por aque- Isabel de Salamanca.
lla ley siempre cierta en y muchísimas
lo físico, 1652. — La Universidad hace voto de defender
veces verdadera en lo moral, á saber: que el mas lapureza de Nuestra Señora,
fuerte siempre atrae al mas débil. La masa re- 1699. — Colegio Seminario,
lativa de estos dos planetas, seria la medida de 1524. —Provincia Santo Evangelio.
del
su distancia. Por lo que acabo de esponer, fácil 1581. — Tribunal del consulado.
es advertir, que esta opinión aislada y cual se 1230. — Confirmación de de Mer-
la religión la
presenta, lejos de disipar las dificultades, pre- ced.
senta otras nuevas que no se hallan en el primer 1531. — Oajaca,
sistema; pero me parece que encierra una verdad 1588. — Zacatecas.
importante, que procuraré aclarar cuando espli- 1604. — Convento de San Juan de Dios.
que mi opinión particular. (^Se concluirá.) 1610. — Convento de Señor San José,
1594. — Convento de Encarnación.
la
1425. — Se instituye bendición
la del cirio
W^M-BAU®mE¡ pas-
cual,

1526. —Archicofradía de nobleza. Es la pri-


mera y mas antigua
1580. — Convento de Jesús Maria. del reino, como consta del

1553. — La Universidad, en 25 de Enero,


auto del señor provisor, de 29 de Noviembre

1680. — El Papa Sergio I hace estensiva á


de 1601,
to-
—Provincia
.

da la Iglesia la festividad de la Purificación. 1533. del Santísimo Nombre de


Esta solemnidad se celebra en particular desde Jesús.

670, por el emperador Justiniano el Mayor. 1585. —La de San Alberto.


1571. — La inquisición. 1526. — La de Santiago,
— El convento de Santo Domingo,
1582. la 1724. — Corpus Cristi.

procesión Santo Entierro.


del 1598. — San Juan de Penitencia.
la

— Congregación de San Felipe


1659. Neri. 1601. — Santa Isabeh
1724.— Hospital de de Córdoba.
la Villa 1598. — San Lorenzo, por religiosas del de San
— Toma posesión Hospital de Lá-
1721. del S. Gerónimo,
zaro, la religión de San Juan de Dios. 1579.— Santa Clara.
..~xf. V;f \^, ^^ ^ '^ w

POR EL DOCTOR RUGO BLAIR,

Q/ou^te crtie- fcoaaá- taá' coá^aá- corubúlinticí^ al Imcíi ae Loí) iitátaí».

Y sabemos también que á los que aman á Dios, todas


las cosas les contribuyen al bien,. á aquellos que, seguo
su decreto, son llamados Santos.
Epístola de San Pablo á los Romanos, vni. 28.

Fué creencia favorita, entre los antiguos filó- fuente que rebosa, se dividen en mil claros arro-

sofos, que los que parecían desordenes en el mun- yuelos, que llenan la vida del hombre, de consue-

do, contribuían en último resultado al orden yá loy de regocijo. Por lo mismo merece que ecsa-
la perfección del universo; o en otras palabras, minemos con esmerada y particular considera-
que todas las cosas trabajaban de consuno para clon, tanto la ostensión del estímulo que nos ofre-
el bien general; mas ellos creían que á este bien ce el testo, como los fundamentos en que descan-
general debían sacrificarse con frecuencia los in- sa la seguridad que tenemos de su certeza.

tereses de los individuos. La revelación del Lo primero que debe llamar aquí nuestra aten-
Evangelio nos ba descubierto una perspectiva ción, es el carácter de aquellos á quienes este
mas elevada y mas consoladora; porque nos ase- estímulo se destina. Porque sin duda alguna no
gura, no solo de la directa tendencia de todas las se da á todos indistintamente, sino que se limita

cosas al orden general, sino de la completa feli- á los que aman á Dios, á aquellos que, según su

cidad de todos aquellos que aman y sirven al llamados Santos; es decir, á aquellos
decreto, so?i

Señor. Mientras que la Divinidad va conducien- que ha escogido para que vivan eternamente.
do, siempre el sistema general á su debida perfec- Pero porque no fuese á suceder que la última
ción, no necesita sacrificar de modo alguno el in- parte de esta descripción pareciera demasiado
terés de un solo justo para conseguir su fin, sino oscura y misteriosa para producir el efecto de-
que la vida de cada uno de ellos es al mismo seado, allí está la anterior para aclararla: los que
tiempo un sistema completo en sí mismo, en que aman á Dios.
todas las cosas se combinan del modo mas á pro- Hay en estas palabras cierta claridad satisfac-

pósito para proporcionarle la felicidad. "Sabe- toria en que podemos descansar. No necesita-
mos, dice el Apóstol en el testo, esto es, estamos mos decir: ¿quién subirá al cielo para que vuel-
seguros, no por raciocinios dudados, en que po- va á informarnos si nuestros nombres están es-

drían confundirse los mas sabios, sino por una critos en el libro de la vida? Bástanos dirigir
promesa divina, en que pueden descansar confia- una mirada ü nosotros mismos y al estado do
damente los mas sencillos, que todas las cosas ¿es nuestro corazón. La palabra está muy cerca de

contrVjuyen al bien, á los que aman á Dios, á ti, en tu boca y en tu corazón, para que la ejecu-
aquellos qii£, según su decreto, son llamados San- tes. (Dcut. XXX. 14.) Los que aman á Dios y
ios." ITé aquí el principal consuelo y estímulo los que, srgicn sus decretos, son UamoAos Santos, son
de la religión, que abraza implícitamente todas los mismos. El amor divino es el carácter sagrado
las promesas que se hacen á los justos en la Es- que distingue á aquellos que están señalados pa-
critura, y que á semejanza de una abundante ra el día de la redención. Mas no se ha do entender
DISCUESO DEL DOCTOR HUGO BLAIR. 411

que el amor divino significa solamente algunos tible con la mayor miseria? No: este ¿¿ew, al

arrebatos de afección pasagera , no; significa cual hace contribuir todas las cosas en favor de

aquel principio invariable de rectitud, que es el los que le aman, debe fundarse en la mejora y
origen de una vida pura y virtuosa. El mismo perfección de su naturaleza, en sabiduría, gracia

carácter de que aquí se trata, es el que en otros y virtud; en su bienestar, considerados como se-
lugares de la Escritura se describe por las pala- res racionales é inmortales, que les produzca una

bras temer y servir al Señor. Los que verdade- felicidad interior que permanezca con ellos para

ramente aman á Dios, son aquellos que aman é siempre. Mientras que nosotros solo pensamos
imitan la perfección divina; los que aman y obe- en la satisfacción momentánea, la Sabiduría Di-
decen las leyes divinas; los que aman y solicitan vina, consultando nuestra felicidad, provee para

la aprobación del cielo, como el grande objeto de todo el curso de nuestra ecsistencia, en el tiempo
su vida. — Conservando siempre á la vista esta y en la eternidad; liga lo presente con lo futuro,
aclaración importante, como una limitación in- y en sus benéficos decretos ordena para cada uno
dispensable de la benigna declaración del testo, de sus siervos aquello que en general es lo mejor.
procedamos á ecsaminar toda la ostensión del Mientras que al pecador dio aflicción y cuidado
estímulo que nos proporciona. superfluo para que acreciente y allegue, al hom-
Comencemos por considerar qué cosa es ese bre bueno en s% presencia dio Dios sabiduría, y
bien, al cual se dice que todas las cosas contribu- ciencia y alegría. (Ecclesiastes ii. 26.)
yen en favor del justo. Esta es una palabra sus- Eijado ya el sentido en que debe entenderse
ceptible de acepciones muy diversas. Porque ese bien, al que Dios hace que todas las cosas con-
muebag cosas pueden parecer buenas á unos, y tribuyan, pasemos á considerar todo lo que se
no así á otros; y aun mas: lo que en un tiempo encierra en la espresion de que iodas las cosas
nos pareció muy bueno, en otra ocasión estamos coniribu,yen á este bien. En general, comprende
muy distantes de considerarlo bajo el mismo as- todo lo que sobreviene á los justos en este mun-
pecto. Sin duda alguna, ese bien que Dios pro- do; el rango y la posición en que se hallen colo-
mete á sus siervos como una recompensa, debe cados; la mas mínima cosa que les acontezca des-
ser alguna cosa que no dependa de la fluctua- de el principio hasta el fin de su vida. Nada
ción de las ideas y de la opinión, y que no esté les sobreviene por mera casualidad; nada ocurre
sujeta a cambiar con los cambios de los tiempos. en vano o sin objeto espreso, sino que cada even-
Debe ser un bien de naturaleza fija y perma- to tiene su lugar propio y señalado, y forma un
nente, y que se conozca que lo es en todos los eslabón de la estensa cadena de las causas desti-
periodos y situaciones de nuestra ecsistencia. nadas á aumentar su bien y felicidad. Así como
Pero es evidente que estas circunstancias no se todos los rios del globo, por tortuoso que sea su
hallan en las ventajas esteriores del mundo: las curso y opuesta su dirección, vienen al fin á con-
riquezas, la fama y los honores. Estas á veces fundirse en el océano y contribuyen á aumentar
pueden desearse, y en ciertos casos podrán con- la masa de sus aguas, del mismo modo todos los
tentar á quien las posea;, pero dejando aparte la sucesos de la vida del justo, que nos parecen dis-
incertidumbre y brevedad de su duración, y su- cordantes, se han dispuesto para conservar en
poniéndolas permanentes, están muy lejos de general una tendencia fija á su bien, y para qué
producir siempre una satisfacción verdadera. conspiren y contribuyan á producirlo en último
Por el contrario, es un hecho averiguado y acce- resultado. ¡Qué idea tan noble y sublime no da
sible á la observación de todo el mundo, que un esto del supremo dominio de la Providencia, y
hombre puede poseer todas las ventajas esternas del cuidado con que vela sobre todos los justos!
de la fortuna, y llevar con todo eso una vida muy Descendiendo á un ecsámen mas prolijo de lo
miserable. Supongamos que la envidia, los zelos, que abraza la espresion usada en el testo, de to-
la sed de venganza ú otras "pasiones violentas, das las cosas, podemos ver, en primer lugar, que
perturban su espíritu, y que una conciencia cri- en ella se comprendo también la prosperidad
minal le acosa; es imposible decir que tal hom- mundana; porque no solo gozan de ella con fre-

bre posea realmente el bien. ¿Seria digno del cuencia los siervos de Dios, sino que muchas ve-
Ser Supremo haber lisonjeado á sus siervos
el ces su mismo mérito y virtud sirven para procu-
con la esperanza únicamente de un bien tan en- rársela. Pero esta no es una de aquellas cosas
gañoso, que en ciertos casos pudiera ser compa- buenas por naturaleza, hasta tanto que Dios la
412 DISCURSO DEL DOCTOR HUGO BLAIR.

hace servir para aquel objeto. ¡Cuántos hombres ritu de contricióny de arrepentimiento, que se
ha inficionado y destruido, fomentando el desar- nos representa como una causa de regocijo para
rollo de la licencia y de la estravagancia, é in- los ángeles del cielo. A aquel que obliga el furor
troduciendo en sus pechos las semillas de esas del hombre á alabarle^ no le falta la sabiduría y
malas pasiones, que al cabo dan el triste fruto poder para hacer que hasta las fragilidades de
del crimen! Dios protege la prosperidad de los sus siervos, en el estado imperfecto de la natura-
buenos contra semejantes escollos; estrae de olla leza humana, redunden al fin en su propia glo-
el veneno, y solo deja la parte saludable. De es- ria y en provecho de quien las padece.

te modo se convierte para ellos en un goce tran- Debemos aun hacer otra observación, y es que
quilo y útil de la vida, y les ofrece ocasiones de el testo dice, no solo que todas las cosas resultan
ejercer muchas virtudes, que de otro modo les buenas al fin, o que eventualmente sirven para el
fuera imposible poner en práctica. bien del justo, sino que contribuyen á él. Esta es-

Pero es probable que entre todas las cosas que presion tieneuna energía particular, quiere decir
contribuyen al bien^ tratóse de incluir particular- que todas las cosas han sido formadas por Dios,
mente los males de esta vida, como la cosa que de modo que se conviertan en causas activas de
menos podríamos esperar que fuese útil para felicidad para aquellos que le aman. Su infinita
aquel objeto. Es, sin embargo, indudable que la sabiduría da á las cosas menos apropiadas en sí
adversidad es una corrección que produce con mismas, una aptitud y habilidad para llenar sus
frecuencia efectos los mas saludables en la natu- grandes fines; las dispone y las prepara para que
raleza humana. En esta dura escuela se corrigen produzcan el efecto debido, y trasforma todos
los errores dominantes de la mente, se apaga y los males y peligros en instrumentos para labrar
modera la ligereza del espíritu, y se adquiere la dicha de sus siervos. Hay cierta causa activa,

aquella gravedad varonil que es el fundamento ó fuerza oculta, que siempre avanza, por la cual,
de la verdadera sabiduría. Por la tristeza del aunque nosotros no lo percibimos, todas las co-
semblante^ d corazón del que jycidece se hace, mejor; sas van marchando á un desenlace feliz. Del
se amaestra en la fortaleza de espíritu, aprende mismo modo que la operación de las causas na-
á ser mas humano con hombres, y adquiere
los turales, aunque oculta y lenta, no cesa un solo
hábitos de devoción y de resignación á los decre- instante ni deja de producir sus efectos; del mis-
tos del cielo. mo modo que la semilla que se sepulta en la tier-

Al mismo tiempo, como dice el apóstol San ra se desarrolla incesantemente, y aunque no


Pedro, solamente, si así conviene, se deja por al- hay ojo capaz de descubrir las huellas de sus
gún tiempo al justo en la amargura. Si es cierto adelantos, con todo, con su silencioso crecimien-
que todas las cosas contribuyen á su bien, se si- to, va madurando y rompiendo la tierra con sus
gue naturalmente que en la esencia de ellas no tallos; así en el mundo moral, gracias á la bondad

ha de haber severidad superflua ni molestia in- de la Providencia, hay un progreso oculto, pero
útil ó innecesaria. Sus aflicciones nunca les so- cierto, de de virtud y de santidad,
las semillas

brevienen sin causa, ni se les envian sin objeto que se encamina en final resultado á la perfec-
determinado. Jamas se permite que estas tem- ción. L21Z es nacida al Justo, según dice el Sal-

pestades se levanten, sino para disipar algunos mista en una bella metáfora, y á los rectos de co-

vapores nocivos y restablecer la salubridad en la razón alegría. (Salm. xcvii. 11.)

atmosfera moral. — Aquí se descubre, si nos es El testo no solo dice que todas las cosas obran
permitido hablar así, el maravilloso arte y destre- de esta manera, sino que contribuyen de acuerdo
za del Artífice Supremo, la inmensa profundidad al bien dando á entender que están dispues-
(*),
de Sabiduría Divina, que de las aflicciones y
la tas de modo que se reúnan y cooperen para con-
pesares sabe sacar los elementos de la paz y de seguir lo que en general es lo mejor. Soria difí-
la felicidad. Y no solo sirven para este objeto cil concebir de qué modo obra para el bien cada
la3 calamidades esteriores de los justos, sino que ¡
suceso, si se toma de por sí y aisladamente. De-
sus mismas flaquezas y errores, por la poderosa
influencia de la gracia de Dios, contribuyen á su (*) El autor en este párrafo insiste sobre el

bien en último resultado. Por ellas aprenden á significado de lajJdlcíbra tooether, que se halla en
conocer.se á sí mismos; se humillan al descubrir la versión inglesa de la Biblia, y no en las caste-

su propia debilidad, y se ejercitan en aquel espí- llanas de Scio y Amat. — T.



DISCURSO DEL DOCTOR HUGO BLAIR. 413

hen ecsaminarse en sus y consecuencias,


efectos todas las cosas en toda la estension del universo;

y considerarse en todas sus ramificaciones y re- ni se oculta á su vista el mas mínimo objeto, ni

laciones, como anillos tpe reunidos forman una la mas complicada multiplicidad de negocios le
estensa cadena. Acomodando en un todo uni- distrae, porque para la Suprema Inteligencia to-

forme los varios eventos que llenan la vida del das las cosas están presentes á la vez; y su aten-
bombre, arreglando en la sucesión mas acertada ción y sus desvelos alcanzan tan completamente

todas las ocurrencias de tan complicada escena, á los asuntos de todo hombre justo, como si no
y haciendo servir á su objeto las cosas que pare- hubiese otra cosa que gobernar.
cían mas opuestas y contrarias; tal es el modo Así como en la promesa del testo no hay cosa
con que Todopoderoso consigue llevar á cabo
el alguna que el poder y la sabiduría de Dios no
sus grandiosos planes en favor de aquellos que le puedan efectuar, del mismo modo no hay tampo-
afilan, de ¿os gue, según su decreto^ son llamados co nada que la bondad de Dios no nos dé moti-
.Santos. vo para creer que será cumplida. La bondad
He aquí el grande edificio de estímulo y de del Ser Supremo es muy diferente de la de los

esperanza, que el Evangelio de Jesucristo lia le- hombres: entre éstos, es un principio que á veces
vantado para consuelo de aquellos que aman y se pone en ejercicio, pero que siempre es limita-
sirven á Dios con sinceridad. Réstanos ahora do y sujeto á alteraciones y cambios: aunque en
ecsaminar cuáles son los cimientos sobre que alguna ocasión dispensen liberalmente sus bene-
descansa tan magestuosa fabrica. El apóstol ba- ficios, en otras la intervención de pasiones con-
tía, como vemos, en un tono de completa seguri- trarias hará que los suspendan; su benevolencia
dad. No dice, creemos ó esperamos, sino sabemos disminuye, y en su lugar vienen la indiferencia
que todas las cosas trabajan para bien de los jus- y el egoísmo. Pero en la naturaleza divina no
tos. — Consideremos: hay ningún principio que pueda producir cam-
I. En primer lugar, la demostración en apo- bio ni alteración en sus misericordiosos desig-

yo de esta creencia, que se saca de la perfección nios, una vez que los haya formado. Sin varia.
de la naturaleza divina. En general, que Dios CÍ071 o sombra de mudadiza, á los que una vez ha

es bueno para todos, y que su bondad se ejercita amado, los ama hasta el fin. Los dones y voca-
particularmente en favor de los justos; es un ción de Dios, son inmutables. (San Juan. xiii. 1.

principio de religión que nadie se atreverá á po- Rom. XI. 29.) Su bondad, pues, no es tan solo

ner en duda. Trátase únicamente de saber has- una efusión pasagera de beneficios, sino que es
ta dónde se estiende esta bondad, y si podemos invariable y permanente: le inclina, no solo á

concebir que se estienda á todo lo que el testo conceder algunas cosas buenas y detenerse en-
abraza. Debe confesarse que hay algo de sor- tonces, sino á llevar hasta el fin sus benévolos

prendente, y á primera vista casi increíble en la designios; á disponer en todos casos aquello que
aserción, de que en medio de la infinita combi- en lo general es mejor para sus siervos, ó según
nación de eventos que mantienen el orden gene- el testo dice, á hacer que todas las cosas les co7i-

ral del universo, nada acontezca que no conspire trihuyan al bien.

á aumentar la felicidad de cada justo, y que no Consideremos ahora qué resultarla si en el cur-

coadyuve á su interés privado del mismo modo so de los negocios humanos hubiese de sobreve-
que si su ecsistencia fuese por sí sola un sistema nir un solo acontecimiento, que no trajese un
completo. buen fin, que de un modo ó de otro no promovie-
Mas por asombroso que esto nos parezca, re- se el bien del justo. ¿Qué resultarla, sino que
flecsionemos primero, que no supone un esfuerzo en este caso el poder y la sabiduría de Dios no
superior al poder de aquel que es Todopoderoso, hablan alcanzado á producir su efecto, ó que la
o á la ciencia de aquel que es infinito en sabidu- bondad divina habla olvidado y abandonado al
ría. No intentemos medir las operaciones divinas virtuoso? Seria una blasfemia suponer que la
por las débiles facultades del hombre. Dios es naturaleza divina habla cambiado, ó que en su
la primera causa de todo lo que ecsiste y obra. gobierno del mundo habla algunos espacios va-
Todos los sucesos están continuamente en sus cies ó intervalos olvidados, en que consentía que
manos. Nada puede resistirse á sus designios, las riendas de la administración se le cayesen de
ni salirse de modo alguno fuera de sus planes. lasmanos, y que algún principio trastornase el
De una mirada descubre la marcha que siguen sistema general. Mas como semejantes suposi-
TOM. II. —^xvni. 53
414 DISCURSO DEL DOCTOR HUGO BLAIR.

ciones son absolutamente incompatibles con la mo las repetidas


seguridades de la misma cosa ha-
naturaleza de Dios en que creen los cristianos, cen mayor impresión en nuestro espíritu, se ha
resulta de la consideración de sus perfecciones servido Dios hacer este abundante acopio de ellas,
una evidencia cercana á la demostración en favor para confirmar la fe y la esperanza de sus siervos^
de la verdad de la doctrina contenida en el testo.
y no puede caber duda que las palabras claras
Mas para que esta evidencia no descanse tan y esplícitas de las promesas divinas han ejercido
Solo en nuestros raciocinios , consideremos en la mas consoladora influencia sobre muchos, que
seguida, hasta qué punto ba querido Dios descu- ni por raciocinios deducidos de las perfecciones
brirnos sus altos designios en la revelación del divinas, ni por inferencias sacadas de la doctrina
Evangelio. Nos bastará aquí el referirnos á de la redención, podrían haberse sostenido con
una señalada merced de su gobierno: la reden- tan buen écsito contra las peligrosas borrascas
ción del mundo por Jesucristo. De ella se saca de la vida. Por lo mismo, no se nos abandona
un argumento irresistible que emplea el Apóstol tan solo á nuestros discursos y deducciones, sino
pocos versículos después del testo, en apoyo de la que Dios mismo nos dice en términos espresos,
doctrina que estoy esplicando. El que á sicp?'opio que la piedad vale para todo; que el Señor Dios
Hijo iw perdonó, sino que lo entrego for nosotros; es ten sol y un escudo que da gracia y gloria.^ y
¿cómo no nos donó también con él todas las cosas? nadcb bueno niega á los que caminan en la justi-
¿Podremos en ningún caso desconfiar de aquel cia; que ningu7i mal sobreveródrá al Justo, porqué
que nos ba dado una tan señalada prueba de su guardián Señor que nunca dormita., y cu-
es el
amor? ¿Si no vacilo en bacernos tan inestimable ya mirada está siempre sobré los justos: que cuan-
presente, pensará en negarnos cualquiera otro be- do marchen al través de las aguas, él estará con
neficio? Habiendo becbo ya tanto, ¿dejará incom- ellos, y cuando vayan al través de los rios no se-
pleta su grande obra? La Escritura nos dice rán anegados; y por último que todas sus sevicias
que la muerte de Jesucristo satisfizo por el peca-
y verdad j^ara aquellos qv,e le te-
son misericordia
do: sus padecimientos fueron el castigo que nues- men y guardan sus mandamientos. Estas pro-
tras culpas merecían. De él se dice que fué he- mesas, y otras muchas dirigidas al mismo fin,
rido por nuestras trasgresiones y maltratado por que abundan en la Escritura , espresan clara,
nuestras iniquidades: y que llevó en su cuerpo mente una particular vigilancia del cielo sobre
nuestros pecados.^ sobre un madero. -De este mo- cada uno de los justos, y significan una interven-
do de considerar la redención se deduce natural- ción tan positiva de la Providencia, como si las
mente que habiendo comprado Jesucristo el per- leyes de la naturaleza se hubiesen suspendido
don de los pecados de sus siervos á costa de su por él y para él.
sangre, las aflicciones que ahora sufren no de- La opinión que algunos tienen de que la Pro^
ben considerarse propiamente como castigo.^, sino videncia de Dios no se estiende mas que á una
como correcciones enviadas para su bien. — Añá- superintendencia general de las leyes de la natu-
da.se á esto, que es cuidado especial de nuestro raleza, sin mezclarse en los asuntos particulares

Señor, en su actual estado de gloria, el arreglar de los individuos, es contraria á la razón y á la


todas las cosas para bien de su Iglesia: á este fin Escritura; porque entonces el gobierno del To-
emplea su poder: á esto se dirigen su intercesión y dopoderoso seria de todo punto vago é incierto,
su mediación, y ó bien estas resultan ineficaces en y no nos quedarla fundamento alguno para con-
ciertos casos, o si no es preciso convenir en que fiar en su protección. Entonces á la mayor par-
todas las cosas contribuyen al bien de todos los te de los negocios humanos se le permitiría ir
qtre le aman. La misma evidencia que tenemos en siempre fluctuando y siguiendo un curso even-
favor de estas verdades capitales sobre que des- tual, sin marchar ordenadamente hacia un fiu

cansa toda la fábrica del cristianismo, la tenemos determinado. La doctrina uniforme de los li-

también en apoyo del estímulo que el testo nos bros sagrado.s, es que nada sucede sin Dios en
ofrece. toda la estension del universo; que su mano siem-
Réstanos por último tomar en consideración
el pre está en actividad, y que su decreto ó su per-
las espresas y repetidas promesas que se hallan miso interviene en todas las cosas; que ninguna
en la E.scritura dirigidas al mismo objeto que las de ellas es demasiado grande ó pesada para que
del testo. Aunque este por sí solo podria pare- él la maneje, ni ninguna tan pequeña que no
cer suficiente para nuestro estímulo, con todo, co- merezca su inspección y ouidadoo Mientras que
DISCURSO DEL DOCTOR HUGO BLAIR. 415

va señalando al sol y á la luna su curso al través habéis representado? ¿No sucede, que en vez de
de los cielos, y al mismo tiempo que en este mun- eso se encuentran desvalidos y abandonados, vien-
do inferior rije los imperios y aquieta la furia de do prosperar el vicio en derredor suyo, y redu-
las aguas y el tumulto de los pueblos^ está vigilan- cidos á lamentar esperanzas fallidas y amargos
do también sobre el justo humilde que y le sirve pesares, sin recibir lamas mínima señal de las
le adora en la oscuridad de su cabana. Para es- favorable^ intenciones del cielo? ¿No han llega-
presar esta vigilancia de la Providencia del mo- do muchas veces á esclamar en estos casos: Don-
__do mas enérgico, nuestro Salvador mismo lia di- de está el Señor y dónde el cetro de la justicia
cho, que Dios tiene contados hasta los cabellos de y de la verdad? ¿Es cierto que Dios vé, y que
nuestra cabeza^ y que aunque se venden dos paja- hay sabiduría en el Altísimo? ¿O bien ha olvi-
rillos por un cuarto^ ningv/no de ellos cae sobre la dado ser benigno., y en su ira ha cerrado las puer-
tierra sin su voluntad. El consuelo que de aquí tas de sus misericordias?

se saca lo aplica en seguida á sus discípulos, di- En respuesta á semejantes objeciones, consi-
ciéndoles: No temáis., jí;íí.cs, que mejores sois vo- deremos cuánta razón hay para atribuir estas ló-

sotros que muchos pájaros. (S. Mateo X 31.) En bregas y temibles apariencias, á lo estrecho y li-
esta doctrina de una providencia espresa y par- mitado del espacio á que puede alcanzar nuestra
ticular, apoya aquella ecshortacion contra la so- vista en nuestro Los designios
actual estado.
licitud y ansiedad mundanas que tan bien se del Todopoderoso son inmensos: no solo com-
conforma con el asunto que estamos tratando: prenden todo el periodo de nuestra ecsistencia
nuestro Padre celestial sabe las cosas de que tenéis presente, sino que abrazan mundos desconocidos,
necesidad., y así no andéis cvAdoÁoso por el dia de y se avanzan á la eternidad. Es, pues, preciso,
mañana., sino biiscad primeramente el reino de que por ahora haya mucha oscuridad y misterio
Dios y su Justicia, y todas estas cosas os serán en la administración divina, y nosotros que solo
añadidas. (S. Mateo, 32, 33, 34.) vemos una mínima parte de un inmenso y com-
He manifestado ya sobre qué fundamentos plicado sistema, debemos ser jueces muy incom-
descansa nuestra firme creencia en la declaración petentes así de la tendencia de cada parte sepa-
que se nos hace en el testo, de que todas las co- rada, como del desenlace deltodo. No vemos mas
sas están dispuestas de modo que contribuyan al que el esterior de las cosas; nuestra vista vaga
Ibien de los justos. No es una promesa que ad- por la superficie, y ni aun en ella nos es permi-
mita esplicaciones ambiguas, ó que podríamos re- tido estendernos sino por un espacio muy limi-
traernos de interpretar ea toda su estension. Con- tado; pero bajo esta superficie hay resortes ocul-
fírmase en todos sus puntos por los raciocinios mas tos que una mano superior mueve y que van pro-
moderados que podemos formar sobre las perfec- duciendo acontecimientos, que no podíamos pro-
ciones de la divinidad; por el tenor general del mis- veer. Hay ruedas que se mueven en medio de
terio de la redención, y por las repetidas segurida- otras ruedas., según alcanzó á ver el profeta Eze-
des que hallamos de ello en los libros sagrados. quiel en una visión misteriosa. (Ezeq. X, 10.)
Sé muy
bien que la grande objeción que mu- Nosotros que medimos todas las cosas por la bre-
chos opondrán á todo lo que se ha dicho en este vedad de nuestra propia duración, estamos siem-
discurso, se funda en la aparente preponderancia
pre apresurando nuestros proyectos hacia su tér-
del mal y del desorden en el mundo. Esto, di- mino y nos desvivimos por llegar con rapidez al
rán, es tan evidente, que es incompatible con la
logro de nuestros deseos. No sucede así con Dios:
idea que nos habéis dado de un Ser Supremo, A sus ojos mil años son como un dia, y mientras
que atiende en todos los casos, á la felicidad
sus planes infinitamente sabios van continuamen-
de cada justo. Podría creerse que el estado ac-
te avanzando con paso firme, á nuestra impacien-
tual del mundo, tiene mas bien el aspecto de una
cia parece lenta su marcha. Aguardemos un po-
lucha entre los dos principios opuestos del bien
co, y estos planes se desarrollarán y se esplicarán
y del mal que se dividen su imperio, y que oca- por sí solos á su debido tiempo. Hé aquí el len-
sionan una mezcla de pocas cosas buenas con
guage que usa con nosotros: Lo que yo hago, tú
muchas malas. ¿Con cuánta frecuencia, dirán,
no lo sabes ahora; pero ¿o sabrás dcsjnces. (S.
ios hombres mas justos no conocen tal mejora
J. XIII, 7.)
gradual, ni tal tendencia en el curso general de Observaremos la analogía de la naturaleza,
y
las cosas, á promover sus intereses, según nos lo hallaremos que es mácsima general, tanto en el
416 DISCURSO DEL DOCTOE HUaO BLAIE.

mundo moral como en el físico, que ninguna co-


léÉ^m (iíi,ik(si[^^ mm i^^®^.
sa llega repentinamente á su perfección; que to-
-*«:^--
da mejora marcha con pasos mesurados, y que,
Tus ojos, mi Zayda bella,
con mucha frecuencia, por principios desagrada-
Como de Venus la estrella,
Wes y poco lisongeros llegan las cosas á una con- Despiden rayos de luz.
clusión favorable. Muchos ejemplos podria adu- Es mas dulce tu sonrisa
cir-, pero baste considerar la sucesión de las esta- Que la perfumada brisa
ciones. El que por primera vez viese la tierra
Que mece al verde abedul.

en el corazón del invierno envuelta en hielo,


inundada por torrentes de lluvia ó cubierta de
Tu megilla es mas hermosa.
Que la rosa
üieve, ¿imaginaria acaso que la naturaleza en es- Que naciera en Jericó.
te triste estado de entorpecimiento, estaba tra- Y en tu frente blanca y bella
bajando para su propia renovación en la prima- Aun su huella
vera? Sin embargo, la esperiencia nos enseña Hondo pesar no imprimió.

que estas vicisitudes del invierno son necesarias


Tu brillante, híimedo labio
para fertilizar la tierra, y que bajo las lluvias in- Le da agravio
vernales y la nieve yacen ocultas las semillas de Al encendido rubí;
las rosas que han de brotar en la primavera, de Y entre risas, los amores
los frutos que han de madurar en el verano, Seductores
y
Pijaron su nido allí.
del trigo y del vino que han de alegrar el cora-

zón del hombre en la época de la cosecha. Aca- Tu blanco, ebúrneo cuello,


so no nos gustan estos desagradables principios Aun mas bello
de la estación nos complaceria mas el
florida: Es que el del cisne cantor.

gozar siempre de una atmósfera clara y serena, Y tu cabeza de arcángel


Miguel-Ángel
sin una nube en el cielo y sin vernos privados
A sus Vírgenes la dio.
por un momento de los benéficos rayos del sol;
pero con todo, si en los climas que nos son mas Tu talle flecsible y suelto,

familiares, permaneciese la tierra constantemente


Es esbelto

á producir sus frutos, y


Como la palma gentil,
en tal estado, se negaria
O como el junco que crece
en medio de nuestras imaginarias escenas de be- Y se mece
lleza, los míseros habitantes perecerían de ham- Orillas del Tamesí.
bre por falta de alimento. Sometámonos por
Tu tez, mi Zayda divina,
lo mismo con humildad á la naturaleza y á la
Es mas fina,
Providencia. Figurémonos que esta vida, de cu-
Mas tersa que el raso es.
yos males tanto nos quejamos, es el invierno de Son tus manos nacaradas,
nuestra ecsistencia: entonces deben caer las llur Y rosadas;

vias y bramar los vientos en derredor. Pero


Son lindísimos tus pies.

buscando abrigo, como podemos hacerlo, en una


En fin, tu acento es mas suave
buena conciencia y en la fé y confianza en Dios, Que del ave
esperemos que llegue la primavera, porque una El dulcísimo trinar.
primavera, y primavera eterna, aguarda al pueblo O que de un harpa el concento,
de Dios. En los nuevos ciclos y la nueva tierra, O del viento
331andamente el susurrar.
ya no se levantarán mas tormentas, ni retorna-

rán las desagradables vicisitudes de las estacio- Tus celestiales hechizos

nes. Entonces se descubrirá cómo los pasados En he cantado,


esto dia

Bufrimientos han producido su debido efecto, có-


Y por de mi olvidado
tí,

Laúd, las cuerdas pulsé;


mo las tempestades de la vida han ayudado á Si no han vibrado tan dulces
producir una calma eterna, y por último, cómo Cual merece tu hermosura,
todas las rosas han contribuido al bien de los que Perdóname, niña pura,
aman á Dios, de aqueUos qtu; según su decreto Hermosa, perdóname.
son llamados sanios, México,
^^Tiadacido por J. G. I. para el Álbum.) Emilio Rey,
(glKlOígSíli^l®

CUMPLIDO Editor
Llamábase Josefa la mayor, é Isabel la me-

LA MUERTE DE UN PADRE DE FAMILIA.


nor. Un solo año era la diferencia que habla en-
tre sus edades. Hablan crecido juntas; habían
Eran las diez de la noclie del 8 de Octubre
tenido los mismos juegos, habían recibido la mis-
de 1848. Notábase un continuo movimiento en
ma educación. La ternura de su padre las ha-
tina de las casas principales de la calle de Cor-
bía confundido, dando solo muestras de prefe-
dobanes, en la ciudad de México: los criados sa-
rencia á alguna, cuando habia adelantado á su
lían y entraban precipitadamente: cuatro mé-
hermana en alguno de los ramos que les enseña-
dicos acreditados estaban reunidos en junta: al
ban, ó cuando habia sido la primera en pensar y
oscurecer se Labia llevado el Sagrado Viático
ejecutar una buena acción.
de la parroquia. Todos aquellos anuncios indica-
Pero aquella semejanza de educación, princi-
ban que la muerte amenazaba los dias de algún
pios y costumbres, no habia destruido la incom-
Habitante de aquella casa, y que se desesperaba
patibilidad de sus caracteres. Josefa era reflec-
de su salvación.
siva, Isabel ligera: Josefa meditaba antes lo que
Y así era en efecto. Atacado de una fuerte
Isabel no pensaba hasta después de haberlo eje-
pulmonía D. Diego del Palomar, estaba desahu-
cutado: laprudencia y la circunspección eran
ciado por los facultativos que lo asistían; y aun-
los rasgos mas notables del carácter de Josefa,
que se le aplicaban los últimos remedios de la
al paso que los del de Isabel consistían en la vi-
ciencia, era sin esperanza alguna de que produ-
vacidad y la precipitación. Si la primera con-
jesen buen efecto. Dos jóvenes hermosas y sen-
trariaba sus propias inclinaciones, la segunda se
sibles componían toda la familia del moribundo:
deleitaba en satisfacerlas; aunque incapaz de do-
con los ojos bañados en llanto, la faz macilenta,
blez y de maldad, no bien conocía que había he-
el cabello en desorden, agotadas ya sus fuerzas
cho algo malo, cuando quería repararlo con sin-
por el trabajo de ocho dias en que casi no hablan
cero arrepentimiento. Y á pesar del' contraste
dormido ni descansado para nada, no querían
de que hemos hablado, ambas eran buenas, am-
aun retirarse del cuarto en que su padre agoni-
bas virtuosas, y rivalizaban en sentimientos de
nizaba, y le prodigaban las mas tiernas caricias,
virtud y de generosidad. El mundo, sin embar-
al tiempo mismo de aplicarle remedios y me-
los

dicinas en cuya eficacia esperaban todavía. To-


go, debía respetar el juicio de la una, y hacer á
la otra víctima de su ligereza.
do fué en vano: el mal crecia por instantes; el
estertor no tardó en anunciar que la vida se es- IIL
capaba; y á las diez y media de la noche no era CONSECUENCIAS DE LA ORFANDAD.
ya mas que un cadáver, sobre el que lloraban Cuando llega á nuestros oídos la noticia de la
amargamente las dos desgraciadas huérfanas!!
muerte de un padre de familia, generalmente
II. no le damos toda la importancia que merece.
JOSEFA E ISABEL. Cremos que solo significa la desaparición de un
Hagamos que ambas sean conocidas de nues- hombre, sin considerar que ella deja comprome-
tros lectores. tidos las mas veces intereses de todas clases*
418 HISTOKIA DE DOS JÓVENES.

Acaso no son solas las personas con quienes lo tenciaron en todas instancias en su favor el plei-

ligaban los vínculos de la sangre las que quedan to entablado; y la sociedad, lejos de compadecer
en el desamparo y la miseria, sino que se lleva á las víctimas, se llenó de indignación por la in-
consigo á la tumba el sosiego de muchas familias. gratitud con que hablan recompensado los desve-
La suya por lo menos es siempre víctima de ca- los de un hombre, que les habia servido de un
lamidades originadas por la muerte de su sosten: segundo padre.
cuanto antes florecía y prosperaba, se marcliita
IV.
entonces y se seca, á la manera de esas flores á
que de repente aire el calor.
LA SEDUCCIÓN.
ias falta el y
D. Diego del Palomar habia reunido un capi- La fatal suerte que perseguía á las dos herma-
tal considerable en cuarenta años de honrosos y nas, las redujo á la mas completa miseria. Aque-
lucrativos trabajos. Así fué que, al reflecsionar llas pobres jóvenes, que hablan tenido siempre
en su lecho de muerte acerca del porvenir de sus una vida de comodidad y de regalo, que debie-
hijas, no le atormentó el desasosiego que debe ron contar con los placeres que proporciona el

sufrir el corazón de un desgraciado padre, cuan- dinero, se vieron obligadas ó buscar en el traba-
do sabe que no deja en pos de sí mas quepobre- jo un recurso para su subsistencia. La primera
isa y desolación. vez que se convencieron de la necesidad que te-
Lisongeóse con el pensamiento de que la rica nían de ponerse á servir, la humillación les pa-

herencia que dejaba á Josefa é Isabel, les haria reció tan grande, que estuvieron á punto de
pasar una vida dichosa. Se engañaba por cierto; adoptar un arbitrio desesperado. Reflecsionáron-
pero á lo menos moria con una ilusión que le lo luego mejor, y con resignación cristiana se re-
llenaba de consuelo. ¡Oh cuan horribles habrían solvieron á pasar por todas las penalidades á que
sido sus últimos momentos, si hubiese podido en- las condenaba su desgracia.
treve): la triste realidad que la mano de la Pro- Su situación era tan triste, que tuvieron por
videncia le ocultaba bondadosa entre los arcanos no poca fortuna haber hallado modo de colocar-
del porvenir! se las dos en una misma casa, donde esperaban
- Con de albacea y curador de las
el carácter hallar, si no las corñodidades y la satisfacción in-
menores, habia quedado encargado de la admi- compatibles con su estado, por lo menos tranqui-
nistración de los bienes un D. Rufino Torsal, lidad y descanso. ¡Esperanza engañosa! No ha-
amigo antiguo de y hombre que habia
la casa, blan salido de unos peligros, sino para entrar en
inspirado con su conducta la mas ciega confianza otros mayores: los ataques que hablan sufrido
al testador. Perverso hasta el estremo, habia hasta entonces, solo hablan sido contra su fortu-
sabido engañar completamente á D. Diego, con na: los siguientes iban á ser contra su honor.
lamas refinada hipocresía, pues pertenecía al La señora en cuya casa se habían acomodado,
número de esos seres escecrables que ocultan con era una buena vieja de unos sesenta años, que
la anariencia de la virtud toda clase de vicios, las habia admitido, á una en calidad de ama de
que aseguran con su reputación usurpada la llaves, y á otra de costurera. Ocupada en cu-
coQSumacion de crímenes que meditan, y que
los rarse de sus enfermedades, y en buscar distrac-
respetados en vida bajan al sepulcro manchados ciones propias de su edad, descuidaba cumplir
á los ojos de Dios, pero considerados aun en el con la obligación que se habia echado encima, de
mundo como modelos de perfección. ver por honor de dos jóvenes, una de diez y
el
Para no con la larga enumeración de
fastidiar
ocho y otra de diez y siete años, hermosas á por-
las intrigas que puso en juego el perverso Don fía, y llenas de atractivos y de gracias.

Ptufino, diremos en pocas palabras que se dio tan La señora tenia un hijo de veinte años, joven-
buena maña, que en poco mas de dos años logró cito de los del dia, vivaracho, disipado, calavera;

aparecer como el dueño de todo el caudal de sus de esos que creen que un frac bien hecho, un ca-
pupilas. Las desgraciadas jóvenes apelaron en- ballo soberbio y una charlatanería insustancial,
tonces á la generosidad de un diestro abogado valen mas que una instrucción sólida y una con-
que las defendiera, y no lo hallaron sordo á sus ducta ejemplar; de esos que lejos de tener á cri-
megos: pero su habilidad y sus esfuerzos fueron men cometer uno de esos actos que reprucban
infructuosos: estaban tan bien combinadas las las leyes, la religión y la moral, se vanaglorian
tramas del astuto albacea, que los tribunales sen- de sus mismos escesos, y cuentan como hazañas
HISTORIA DE DOS JÓVENES. 4í9

la traición hecha á un marido y la seducción de brían evitado la funesta desgracia, cuyo recuer-
una joven inocente é inesperta. do no se borraba un solo punto de su meraoriav
Pachito (así se llamaba nuestro joven) no bien A Josefa, joven y bella también, no le habian
vio admitidas en su casa á Josefa é Isabel, cuan- faltado tampoco perseguidores; pero aleccionada

do premeditó un plan infame contra la virtud por una parte con el triste ejemplo de su herma-
de la segunda, que era la que mas lo habia cau- na, y defendida por otra por su cordura y juicio
tivado con su hermosura. Viviendo juntos y sin geniales, no cayó en los lazos que le tendia el vi-

vigilancia de ninguna especie, fácil le era hallar cio,y conservó intactas su pureza y su virtud. '

mil ocasiones de poner en práctica su proyecto. Por lo qué hace á Isabel, su deshonra, su amor
Declaróse á Isabel, fingió tener todas las buenas despreciado por un seductor sin sentimiento al-

cualidades que le faltaban, hasta que logró su guno de nobleza, el vilipendio con que era trata-
correspondencia. La joven se entregó sin reser- da por cuantos tenian conocimiento de su desliz,

va á la vehemencia del primer amor; miró á su hicieron en su alma, dotada de una esquisita

amante como á un ser perfecto, soñó que habia sensibilidad, una de esas heridas que no se ciei*-
alcanzado la felicidad por que anhelaba. Era de- ran nunca. El pensamiento de su falta era una
masiado virtuosa, sin embargo, para acceder á idea que le atormentaba sin descanso: una pro-
una vileza: jamas manchó su candor el pensa- funda tristeza apoderó de su alma; y para
se di-

miento de un amor ilícito; pero deslumbrada por siparla, para borrar de su mente aquel roedor re-

la pasión, vendió su honor á una mentida pro- mordimiento que emponzoñaba su vida, se entre-
mesa de matrimonio; y al volver en sí, y reflec- gó á la bebida, porque cuando la fuerza de los li-

sionar en la falta que habia cometido, no vio ya cores espirituosos embargaba sus potencias, se
mas que el abismo abierto bajo sus pies. desvanecían los remordimientos, las penas, la rea-
lidad, y la ilusión evocaba de nuevo las seducto-
V. ras imágenes con que en dias mas dichosos ha-
EBRIEDAD. bia embellecido el porvenir la entusiasta imagi-
nación de la desgraciada!
Las relaciones de Francisco y de Isabel no po- Josefa se afanó por contrariar aquella inclina-
dían estar ocultas por mucho tiempo. Quien pri- ción naciente; pero Isabel se obstinó en no aban-
mero las descubrió fué Josefa, que no tuvo de donar lo que consideraba como
el único alivio de
ellas conocimiento oportuno, porque una de las su suerte: encenegóse cada dia mas y mas en ese
primeras recomendaciones que el joven calavera repugnante vicio, y á los pocos meses era ya una
hizo á su amante, fué la de que guardara con su ebria consuetudinaria. ¡Tal fué el hondo abismo
hermana una absoluta reserva. A su vez llego la
á que precipito á una joven, apreciable por sus
noticia de lo ocurrido á los oidos de la señora de virtudes y sus buenos sentimientos, el primer
la casa, quien lejos de esperimentar remordimien- paso en crimen! primer paso
el Sí, el es el que
tos por una desgracia en que tenia no pequeña constantemente debe evitarse; una vez dado, los
culpa, monto en cólera contra la desgraciada víc- demás son casi imposibles de contener.
tima de la seducción, la llamo coqueta, enreda-
La estampa adjunta representa una de esas es-
dora y bribona, la acusó de haber sido ella la cenas que se repiten dia á dia en la casa de las
que habia seducido á su hijo, con la ambiciosa jóvenes. Isabel, vestida como de gala, con el
mira de obligarlo á contraer un matrimonio des- rostroanimado por las placenteras ideas que le
y acabó por echar á las infelices jóvenes,
igual,
producen la embriaguez, rodeada de vinos y li-
que no habían hallado mas que la deshonra en cores de diversas clases, sigue apurándolos con
el asilo donde fueron á buscar amparo y protec- avidez. Josefa, vestida con sencillez, llena de la
ción. aflicción mas viva, contempla desde un rincón
Por algún tiempo volvieron Isabel y Josefa á los escesos á que se entrega su hermana; levanta
sufrir todos los trabajos de la miseria. Después los ojos al cielo, y pide á Dios que se compadez-
su suerte mejoró algo, porque un pariente rico, ca de aquella desventurada criatura.
que hasta entonces las habia visto con elmas al- Para ocultar su ignominia á los ojos de todos,
to desprecio, se compadeció de ellas al morir, Josefa se ha aislado del mundo entero. Nadie
y
les asignó una decente pensión vitalicia. Si aquel las visita ya; viven en una casa retirada y solita-
ausilio hubiera llegado mas oportunamente, ha- ria, en la que no son servidas sino por dos cria-
420 HISTOEIA DE DOS JOYENES.

das, calladas y fieles, que no han de publicar el char las pocas veces en que Isabel está en su jui-
descrédito de la familia; y si nosotros hemos co- cio para hacerla conocer sus errores, volverla
metido la indiscreción de revelar estos secretos, al camino, del bien, y apartarla de ese vicio de-
no ha sido sino después de variar los verdaderos gradante, que la envilece y la consume.
nombres de los que han figurado y figuran en es- Confiemos en que las ecshortaciones del digno
ta lamentable historia. ministro del Señor, surtirán el efecto deseado,

Cavilando acerca del remedio que pudiera ha- sacando del funestísimo estado en que se encuen-
llar para tantas desgracias, Josefa se ha decidi- trauna pobre joven, cuya felicidad ha sido el

do por á un sacerdote sabio y virtuoso,


fin a ver pasto de la maldad de dos hombres.

quien se ha encargado gustosamente de aprove- (Escrita para el Álbum.)

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Ninguna flor nos parece mas digna de llamar hojas para poderse formar una idea esacta de la
la atención que la Camelia. La belleza del ar- sorprendente hermosura de este arbusto.
busto, capaz por un cultivo bien dirigido, de com- En México pocas son las colecciones que ec-
petir en su forma con el naranjo con quien tiene sisten de esta planta: el subido valor de ellas y
mucha semejanza, el verde lustroso de sus hojas los pocos años que hace que empezaron á venir
que no siendo caedizas lo cubren en todas las es- de Europa, esplican esto suficientemente, y aun
taciones,y sobre todo, lo hermoso y variado de en el corto número de personas que las poseen,

sus grandes flores lo han de hacer indudable- muy pocas saben cultivarlas; así es que,, es muy
mente la pi'imera de las plantas de adorno. A es- raro llegar á ver las flores en toda su perfección.
to debe agregarse la época de su florescencia, pues Todos los ejemplares que ecsisten en México son
aunque las plantas robustas den flores en todos traídos de Europa o de los Estados-Unidos, es-
los meses del año, la estación en que son mas ceptuando algunos que han sido ingertados aquí
abundantes y hermosas es en el invierno. por D. Agustín Tonel, jardinero que tiene su es-

Difícil es poder espresar la hermosura de algu- tablecimiento en la calle de S. Juan de Letran.


nas de las flores sobre todo de las blancas ó de La Camelia se puede multiplicar por pies fran-
las matizadas de rojo y blanco: ninguna de las cos ó de estacas, por ingertos ó por semillas. Por
flores conocidas presenta un blanco tan puro co- estacas no se hace la multipricacion, porque los

mo el de la Camelia: la pintura no puede repro- arbustos necesitarían mucho tiempo para llegar
ducirlo y se necesita haber visto estas bellas flo- á dar flores: así es que por ingerto es como se
res resaltando mas con el verde lustroso de las multiplican todas las variedades de Camelia: su

(*) Sefíun se cree generalmente, esta planta, originaria del Japón, fué introdnciiia en Europa en 1739 por Jorge
Kíimel, por lo que tomó el nombre dfí Camelia. En un iirincipio se le colocó en la l'jiiiilia (1« las aurancieas. Mii-
bt-l, en IS13 la colocó en la familia de las ternsfremiaceas, en la que lioy ha quedado en compañía de los tliés, con
quien tiene mucha seiníjanza. Si'gim el sistema de Liimco, se le dehe coldcar en la clase :ruiiiadclíl,i y en el orden
polyandria; pero no en todas las flores están los es^tambres reunid' s en su base, en algunas están adherentes á la co-
rola formando varios cuerpos distintos; así es que podía colocársele también en la clase poiyadelfia. El género Ca-
melia se divide en varias especies, de las cuales, la que se cultiva por la belleza de sus flores, es la Camelia japóni-
ca de Linnéo, aunque la esfiecie llamada Reticul;iia fia flores aun mas grandes que la Japónica, pero no presenta la va-
riedad de coloridos ni la forma tan ¡lerfectadk: esta última.
fi.-

i2í*->

-^

LA CAMELIA

CAMELIA. 421

propagación de este modo rápida y se logra


es por lo común escogen una y la fecundan con
flor

así que dea flores algunos meses después de in- el polen de otra escogida también; de modo que

gertada la planta. de la mezcla de ambas, resulte una tercera, que


Eq México, fácil parecerá en vista de esto su debiendo participar de los caracteres de sus dos
propagación y estraño el alto precio de ellas; pe- padres se pueda desde antes suponer que dem
ro si se atiende á que para ingertarlas se necesi- salir una flor hertnosa. Cruzar dos variedades
tan patrones de la misma Camelia y que estos pa- es fácil, dos especies distintas es mas difícil, dos
trones es necesario traerlos de Europa ó para for- géneros es imposible, á no ser que sean muy se-

marlos aquí emplear dos o tres años cuando me- mejantes; de modo que mientras mas semejantes
nos, se comprenderá la carestía de estas plantas: son entre sí dos vegetales, mas fácil es su mutua
sin embargo, es de creerse, que si la afición por es- fecundación; y mientras mas diferentes, es mas
aumenta y por consiguiente su consumo,
tas flores difícil hasta llegar á ser imposible.
su precio llegará á bajar mucho. A las plantas obtenidas de la mezcla de dos

El modo con que se forman los patrones en especies se les ha llamado híbridas, algunas de
México, es tomar varias estacas, plantarlas reuni- éstas.son estériles, sobre todo cuando las plantas

das en macetas pequeñas, cubrirlas con un vaso que les han dado nacimiento diferían bastante
de vidrio y colocarlas en la estufa: después de al- entre sí. La fecundación artificial de las semi-
gunos meses, algunas de ellas han enraizado, es- llas no como pudiera imaginarse á
es tan fácil

tas se les saca, se les planta cada vlu& en una ma- primera vista; es necesario comunmente cortar
cetita separada, se les introduce de nuevo en la los estambres, antes que las anteras se hayan

estufa, y al cabo de uno ó dos arios, esto es, cuan- abierto, cubrir las flores desde que se abren, con
do tienen el vigor suficiente para servir de patro- un lienzo fino y trasparente, y tocar el pistilo

nes, se ingertan sobre ellas las variedades que con el polen de las anteras de la flor con que se
quieran propagarse: algunos meses después de he- quiere hacer la fecundación. Todo esto es ne-

clio el ingerto como ya dijimos, suele verse ya la cesario si se quiere obtener un resultado seguro,

planta con flores. Se prefiere ingertar los pies, y debe tenerse presente que el pistilo preflere

á plantarlos directamente, porque del primer mo- el polen de su propia especie para ser fecundado,
do mucho mas pronto que
se obtienen las flores y que una vez la fecundación verificada, ya no
del segundo, y regularmente mas dobles; esto no puede un nuevo polen tener acción alguna. En
es estraño, todas las personas dedicadas al culti- México no sé de ninguna nueva variedad de Ca-
vo de las plantas, saben que ingertándolas sobre melia obtenida artificialmente: en las dahalias que
sí mismas ó sobre patrones de especies ó de gé- es en las flores en que se han obtenido nuevas va-
neros con que tienen semejanza, se obtienen flo- riedades, el único método que se ha seguido es

res y frutos con mucha mayor rapidez. dejar asemillar las flores, esperando que el aire,

La propagación por semillas es muy lenta, los insectos, ú otros medios independientes del
pues para que un arbusto plantado de este modo arte, lleven el polen de unas flores á otras: se

llegue á dar flor, se necesitarían de ocho á diez siembran así las semillas y se espera la forma-

años. Los jardineros abrevian este tiempo in- ción de las flores para desechar las que no se
gertando la planta de semilla sobre un patrón ro- crean buenas, y cultivar aquellas, nuevas varie-
busto, luego que está un poco crecida, lo que su- dades que la casualidad ha producido.
cede comunmente á los dos ó tres años: á pesar La tierra en que deben cultivarse las Camelias,
de esto, la propagación por semilla se ha dejado es generalmente la tierra llamada ligera, esto es,

solamente para los casos en que se quieren obte- compuesta de restos de sustancias vegetales y de
ner nuevas variedades, siendo el colorido de las arena, con el objeto de que sea suelta, se deje
flores accidental,
y por consiguiente no tasmisi- penetrar fácilmente por las raices y conserve po-
ble con seguridad por medio de la semilla; así es co la humedad: cualquiera tierra que tenga estos
que, para conservar las variedades estimadas por requisitos, será buena para estas plantas. Por
BU belleza, se tiene que ocurrir á los otros me- lo común son cultivadas en macetas de barro, ó
dios de propagación. en cajas de madera; no se necesita introducirlas
La formación de las nuevas variedades no la en estufas durante el invierno, como so hace en
dejan generalmente los jardineros al acaso, toman- Europa, pues la Camelia solo padece cuando la
do las semillas de cualquiera Caip.elia, sino que temperatura está á cuatro grados O mas bajo O
XOJÍ. íí. XVIII. H
422 CAMELIA.

en el termómetro de Eeaumur: según ve esto, se muchos botones, se deben dejar pocos, arrancan-
que las Camelias podrían plantarse en México do todos los demás con el objeto de que las flo-
en plena tierra como la tierra de Méxi-
(1); pero res que lleguen á abrirse sean mas grandes y
co comunmente conserva mucho la humedad, pe- mas perfectas. A las Camelias se les puede dar
recerían, j creo haber oído decir que ya ha su- fácilmente la forma que se desee, ya quitando
cedido esto á algunas Camelias que se han plan- las ramas que nacen de la parte inferior, dándo-
tado en plena tierra. Con las que están planta- le á la copa la forma de un globo, como se hace
das en macetas, se debe tener cuidado de no co- en México comunmente con los naranjos, ó de
locarlas sobre el suelo de los jardines, pues las una pirámide, dirigiendo ramas por diversos
las
lombrices que se meten por la abertura que las medios en forma de abanico, &c.; pero para estas
macetas tienen en su fondo, endurecen la tierra, operaciones de podar ó recortar las ramas de los
no dejan enraizar á y la hacen perecer
la planta, arbustos, se debe preferir la época en que ya han
en breve tiempo. Las Camelias necesitan poco concluido los flores.
sol, y la mejor esposícion es al Oriente, recibien- Algunos cultivadores, temiendo la influencia
do los rayos del sol durante las primeras horas perniciosa que algunas veces suele ejercer esta
de la Cuanda esto no se pueda, se les
mañana. operación sobre la salud de estas plantas, las de-
deberá colocar de modo que otras plantas ú otros jan crecer á su voluntad; sin embargo, parece ra-
objetos las cubran de que les dé el sol mucho cional cortar las ramas que afeen notablemente
tiempo. La costumbre de mudarlas frecuente- la planta ó le sean nocivas, ya porque estén muy
mente de lugar les es nociva: debe regárseles po- mal nutridas y no puedan producir buenas flores,
co, solo cuando esté seca la tierra, y aumentar el o ya, por el contrario, porque estén de tal modo-
riego en el tiempo en que se están formando las viciadas que le quiten el jugo á las otras ramas,
flores. De cuando en cuando es bueno lavar ó impidiendo el desarrollo uniforme de la planta.
limpiar las hojas para destruir los insectos y qui- Las Camelias deben generalmente tenerse en ma-
tarles el polvo que les daña también, y les quita cetas pequeñas, mudarlas á otras mas gran-
solo
y
el lustre, que contribuye tanto á la belleza de su des cuando las raices ya no quepan, de modo que
follage. Cuando algunas ramas se carguen de salgan fuera de la maceta; de esta manera se evi-
ta el que la agua permanezca mucho tiempo em-
(1) El Sr. Pizarro tiene plantadas en plena tierra, en
el jardín de íU casa de San Fernando, tres Camelias, que papando como ya hemos di-
las raices, cosa que,
se encuentran en muy buen estado; pero para esto tomó cho, es muy dañosa, y ademas se obtienen así
la precaución de ahondar el suelo y llenarlo de tierra á mas flores, pues cuando las raices tienen mucho
propósito, con el objeto de que el agua no se quede en la
terreno en que desarrollarse, las plantas crecen
superficie y dañe á las raices. Rodeó también las Came-
mucho, pero dan pocas y lo contrario suce-
flores;
lias de otros arbustos, para que las cubrieran del sol y
del frió muy fuerte. Las Camelias del Sr. Pizarro solo
de cuando las raices se encuentran comprimidas.
tienen algunos meses de plantadas. Una de las cosas mas convenientes es, de cuan-
Respecto del frió, diré que, aunque es raro que la tem- do en cuando remover la tierra y aflojarla, sobre
peratura descienda en México hasta cuatro grados bajo O todo, cuando esté húmeda y apelmazada; sin es-
de Reaumur (5 del centígrado), esto ha sucedido ya: las
ta precaución se ve algunas veces ponerse las
Camelias comienzan á padecer á cuatro grados; pero co-
hojas y retoños amarillos ó negros, debilitarse y
munmente no perecen hasta dos ó tres grados mas ba-
jo 0; en e»to influye el tamaño de las plantas y la profun-
morir al fin. En estas circunstancias, removien-

didad de sus raices. En invierno la temperatura de la do la tierra para que se ponga floja y seca, y co-
tierra es mas elevada que la del aire que la cubre. En locando la planta en la sombra, se le ve recobrai*
Europa ha observado, que estando el aire á diez y ocho
se
su vigor y lozanía perdidos.
grados bajo O, á poco mas de media vara de profundidad
Uno de los defectos mayores que suelen en-
en la tierra, la temperatura no llegaba á 0; y á una de-
contrarse en algunas variedades dé Camelia, es la
terminada profundidad, que ahora no recuerdo, las va-

riaciones de temperatura entre el dia y la noche, y aun propensión que tienen los botones á secarse an-
entre el invieino y el verano, no producen cambio de tes de que pueda abrirse la flor. Hay variedades
ninguna clase: esto esplica hasta cierto punto, porqué la que, no dejando qué desear por la forma y colo-
profundidad íi que tienen sus raices los vegetales, influyo
rido do sus flores, pocas de éstas llegan á verso
en la diversidad de resistencia que oponen á la acción
abiertas. Los aficionados á las flores, antes do
del frío, y hacen conservar á la planta una temperatura !

mas elevada (joe la del aire por la ascensión de la savia


ad(^uirir una Camelia, deben a^vcriguar si en aque-
proveniente de las raices. lla variedad las flores so abren fácil y franca-
CAMELIA. 423

mente. Algunos creen que en las variedades vedad. La esperiencia ha probado que esta ha
que tienen los botones pardos ú oscuros, se en- sido una de las causas que han influido mas di-

cuentra este defecto, y no en las variedades en rectamente en los adelantos de la agricultura en


que las escamas que forma el cáliz de la flor, son Europa y en los Estados-Unidos; por este me-
verdes. dio se ha estimulado la formación de nuevas
Para probar el aprecio que se tace de la Ca- plantas, seha perfeccionado el cultivo de las ya
melia en Europa, sobre todo, de las nuevas varie- conocidas, se han mejorado las razas de los ani-

dades cuando tienen un mérito relevante, copia- males mas útiles; en fin, son inmensas las venta-
mos se
lo que en i'efiere los anales de la Socie- jas que se han sacado de estas instituciones.
dad Real de Agricultura y Botánica de G-ante, En México no falta mas que la voluntad para
relativa á ia nueva variedad de Camelia, llamada formar una sociedad de horticultura, que con
Queen Victoria. — "En 1839 M.
Luis Vercliafelt una contribución pequeñísima, pagada mensal-
compró de M. Presley en Bronnley en el conda- mente por sus socios, podria establecer las espo-
do de Kent por una suma de algunos miles de siciones y los premios que, cuando menos, nos
francos una nueva Camelia, á que los horticulto- harian conocer las inmensas riquezas vegetales
res hablan dado el nombre de la Reina de Ingla- que encierra nuestro suelo, y no seria necesario,
terra. Esta camelia fué reproducida en Gante, como vemos hoy tan frecuentemente, qué nues-
y puesta en suscricion en 1841. Diez acciones, tras plantas fuesen llevadas y admiradas en Eu-
componiéndose cada una de una planta de pié y ropa; única manera con que la solemos conocer,
medio de altura, al precio de doscientos cincuen- á lo menos por el nombre, alguna de las admira-
ta francos, formaron la suma de dos mil quinien- bles producciones de nuestro pais.
tos francos. Otras cien acciones, componiéndose Concluiré este artículo con dar una lista de
cada una de una planta de un pié de altura, al las variedades de Camelia que se hallan de venta
precio de ciento veinticinco francos, compusie- en el jardin de San Francisco, frente al Colegio
ron la suma de doce mil quinientos francos. En de San Juan de Letran. Pondré de letra bas-
Bélgica se tomaron sesenta suscriciones y las tardilla aquellas que el Buen Jardinero, publi-
restantes se repartieron en Ais-La-Chapelle, cado en Paris en 1849, recomienda como las
Francfort, Viena, Milán, Florencia, Ptoma, Paris, mejores,
Orleans, Londres, San Petersburgo, Moscou,
Dresde, Hamburgo, New-York, &e. Ademas, 1. '^
COLOR ROJO-CEREZA CLARO, OSCURO
ia planta madre fué revendida en Inglaterra al
Ó COLOR DE ROSA.
de veinte guineas, y vuelto á comprar de
pi'ecio

nuevo para Bélgica en seis mil francos. Final- La Favorita. Mahometo.


mente, el pié de Camelia Queen Victoria había Reiiculata. Washintord.
puesto en circulación, en diez y ocho meses, una Carolina. Violácea superba.
suma de veintiún mil seiscientos francos (3,977
Lefevriana. America7ia.
ps. 7 rs.), sin contar el producto de la primera
Tritínfans. Formosa.
venta del pié primitvo.
Publicar estos pormenores, es estimular á los Mthccjlora. MarcJiioness of Esceter.

amadores de Camelia para que intenten, por to- Almirante Nelson. Pictorurn, Roseum.
dos los esfuerzos posibles, la producción de nue- Gruthriana. Teutoniade Gruncmberg.
vas y bellas variedades. En las esposiciones de
Londres, la Camelia Queen, Victoria obtuvo el

honor de los primeros premios con el voto uná- 2. '^ BLANCO PURO.
nime de los jueces: ellos la consideraron como
una perfección de la especie." Alba Plena. Fimbriata.
Uno de mis mas vivos deseos es la formación Candidísima. Maidemblush.
de una sociedad horticultora en México que, co- Alba multiflora. Grunelhi.
mo uno de sus objetos, tuviera el de formar es-
Mirthifolia alba. Novilísima.
posiciones públicas de flores, frutos, legumbres,
dando premios á dueños de
Alba LoiidonTiensis.
&re., los los produc-
tos mas notables por su utilidad, belleza ó su no-
424 CAMELIA.

3. ° ROJO-CEREZA, MANCHADO Ó RAYADO El de Beatriz la del Dante

DE BLANCO. Y el de Leonor la del Taso,

Que si con mejor ventura


Tricolor de Siehold. Carsioelliana.
Donchelari. Colletii vera. Mas grandes que yo nacieron,

Negri. Perpetii vera. Nunca su pasión sintieron


Campo mólendini vera. Fulgen s plenísima. Tan ardiente ni tan pura.
Queen Victoria. Midábilis traversii.
Tal vez mañana mi lira
Verschaffelti. Conde de Paris.
Sea digna del mismo Apolo;
Mas lo deberé tan solo
4. ^ BLANCO, MANCHADO DE ROJO-CEREZA A tu amor, que es quien me inspira.
Ó DE COLOR DE ROSA. Fuente rica hallé en tu seno

Peregrina. Sivctii. De poesía y de ilusiones;


Imbricata alba. Villageoise. Desde hoy oirá mis canciones
King, Calijjso.
De placer el mundo lleno.
Alexina. Alba lineata nova.
Con ese fuego divino
Colvillii.
Que de tus ojos ecshalas.
La fior pintada que acompaña á este artículo,
Haces brotar nuevas galas
lia sido copiada de una planta, perteneciente á
la numerosa colección de Camelias del Sr. D. Y flores en mi camino.

Joaquín Flores: esta variedad llamada carswe- ¿Y habré aspirado en tus ojos
Uiana, es una de las mas estimadas hoy por la for- Esta pasión que me inflama,
ma perfecta de sus flores, y la facilidad con que
Para quemarme en su llama
se abren; el color de la flor es rosa vivo, con ra-
yas blancas.
Y morir lleno de enojos?
¿Diste pábulo á este ardor
Este artículo ha sido remitido hace cerca de
nn mes; pero las demoras innevitables para lito- Para embriagarme un momentOj
grafiar la flor, han retardado su publicación. Y verme morir sediento
México, Octubre 2 de 1829. Cabe la fuente de amor?

R, Lucio. Tú no sabes hasta donde

Puedes hacer mi ventura.

¡P(DIL-^(DIRñ Ii3M BMNAi Ni sabes cuánta ternura

Aquí en mi pecho se esconde.

Es una pasión^ tan loca


j\. . . . •
La que siente el alma mia,

No con ligero labio Que el porvenir trocaría


Digas que soy buen poeta, Por un beso de tu boca.
Que yo sé que eres discreta
¡Ay! perdí ya mi albedrío,
Y lo tomo por agravio.
Si hijo de mejor fortuna
Y esclavo dé mi pasión

Poeta hubiera nacido. Te pido tu corazón


Ya tu nombre hubiera ido Porque ya tienes el mío.
Aun mas allá de la Luna. Mas sí en mi pecho amoroso
Cuanto la creación abarca
No lo encuentras bien guardado,
Con tu nombre llevarías,

Y envidia le causarías
Vuélveme el que me has robado

A Laura la del Petrarca. Piobándome mí reposo.


Fuera de mérito escaso Puebla, Marzo 28 de 849.
Junto á tu ncmbre brillante, Feiinando Orozco.
-^ 1i^-»e5^ "^-mM %!S,-'&M ^^st"^ ^suM '%-@%^r ^-i'zM '^4

mi É®^iÍ l^^'^tl slt^^ll M^'S-il *«

m mtmm
- Con los repetidos ejemplos de maldad a que emplear en socorrer á sus semejantes lo super-
da lugar la depravación de nuestras costumbres, fino, sino que muchas veces se priva hasta de lo
forma un contraste tan notable como meritorio necesario. Tan cstremada generosidad bien me-
la práctica de esas dulces virtudes, que llenan rece los mas encarecidos elogios, y debe consi-
el corazón de las mas puras é inagotables satis- derarse como uno de esos rasgos sublimes, que
facciones. Jamas emponzoñado que
el deleite con justicia arrancan la admiración, porque re.
acompaña á los placeres del vicio, podrá compa- quieren una nobleza de sentimientos muy poco
rarse con los dulcísimos halagos de la virtud, en comunes para ser ejecutados. El padre, el ma-
que no hay cabida para el remordimiento. rido, el hijo, que se sacrifican por las personas
La beneficencia no solamente es provechosa á quienes la naturaleza les impone la obligación

para que recibe los ausilios de una mano ge-


el de amparar, son acredores á la alabanza; pero no
nerosa: tiene también reservados goces inmensos hacen en realidad otra cosa, que cumplir con un
para el que los pródiga. ¿Qué hay en el mundo sagrado deber. El benefactor que los imita, vale
que pueda inspirar mas contento, que el de ha- mil veces mas, porque sin estar obligado en ma-
ber sacado á una pobre familia de la aflicción y nera alguna á apurar sus esfuerzos, y buscar-
el desconsuelo, convirtiendo en lágrimas de jú- se trabajos y penalidades, no se detiene en estas
bilo las que vertirla de desesperación? E-ecibir consideraciones, y cumple con la misión que él
las protestas de gratitud de los menesterosos, mismo se ha impuesto, como si se tratara del
verse objeto de su ternura, de sus bendiciones, mas solemne de los deberes. Padre de los me-
pensar en la recompensa que recibiremos del Ser nesterosos, favorecedor del necesitado, es en la
que da á hombres benéficos ciento por uno,
los tierra la imagen mas semejante al Dios Omnipo-
es la dicha mas cumplida que se puede í^petecer. tente que engalanó su alma con las mas esplén-
¿Por qué hay tanto rico egoísta, que disipa en didas virtudes.
orgías y placeres peligrosos, la fortuna con que El mundo sin embargo, que debiera tributar
pudiera cimentar el bienestar de muchas fami- respeto y veneración á esos seres, muy distinta
lias? Sin duda porque estraños toda la vida á recompensa es la que suele dar. La ingratitud,
la beneficencia, no la comprenden, ni saben dis- que es el vicio mas repugnante del hombre civi-
frutarla; si probaran sus satisfacciones, su alma lizado, se encuentra mas á menudo de lo que se-
se abrirla á la caridad, aunque fuera no con- ria de desear. El que recibe de otro favores y be-
siderándole como el ejercicio de una virtud, sino neficios sin número, se muestra agradecido mien-
como el origen de suaves y deliciosas emocio- tras subsiste la necesidad de ser favorecido; mas
nes. cuando logra formarse una ccsistencia indepen-
El corazón bien formado no se contenta con diente, gracias á su bienhechor; cuando puede
426 ESTUDIOS MORALES.

ya desconocerlo y olvidarlo, sin temor de que su y convengamos en que por consideraciones idén-
desamparo lo deje sin apoyo, ni protección, en- ticas casi todas las virtudes son mas difíciles de

tonces se borran de su memoria todos los actos practicar y por lo mismo mas meritorias.
pasados, y mira como poco digna de aprecio la '
Y
luego, bien ecsaminada la cuestión, ni el

beneficencia á que en otra época debiera su que es benéfico por naturaleza, contrariará sus
salvación. El orgullo mismo se levanta para inclinaciones por temor á la ingratitud, ni aun
romper esa cadena de la gratitud, que acaba por en teoría seria justo dar demasiada importancia
repugnar como toda dependencia, por muy grata á semejante idea. Cuantos han hablado de la

que baja sido á los principios; y basta acaso el beneficencia han conocido en que beneficiado y
recuerdo de una palabra ofensiva, de una repren- benefactor deben seguir en todos casos dos ca-
sión merecida del bienbecbor, para que se juzgue minos diametralmente opuestos, el primero debe
que ba perdido su mérito, y que está libre el be- guardar una perpetua memoria del favor, y no
neficiado de la deuda que tanto le pesa. esperar, como ha dicho un hombre de corazón
El ingrato que así paga los favores recibidos, sensible, á que envejezca el beneficio: el segundo,
es ya un ente despreciable, que debiera ser re- debe olvidarlo en el momento mismo que lo hi-

pudiado por la sociedad. ¿Qué diremos, pues, zo. Si ambos truecan sus papeles, degradan su
de que no contentos con agradecer, y satisfa-
los propio carácter y pierden su mérito respectivo:
cer en alguna parte los beneficios, cuando se les el beneficiado, porque reporta la triste nota de

presenta la ocasión llevan la perversidad basta ingrato: el bienhechor, porque aparece interesado,
el estremo de volver mal por y se compla'
mal, y no parece ya que da, sino que vende sus ausi-

cen en vilipendiar, en escarnecer, en perjudicar lios.

á los que ban sacrificado en su obsequio? Se-


se Solo el que lleva la generosidad hasta el últi-

mejantes bombres, que también ecsisten por des- mo grado, es digno de toda consideración. Pe-
gracia, son unos verdaderos monstruos, y la fal- ro lo que á menudo sucede es, que al paso que
ta que cometen debe contarse en el número de llenan el mundo con su fama los hombres que
los mas punibles delitos, y ser castigada por las menos lo merecen, porque no son sino grandes
leyes de un pueblo que se precie de morigerado. criminales, pasan desconocidos los que ejercen la
Insistiendo en la comparación que antes bici- beneficencia, sin que jamás en su vida se les ha-
mos, diremos que, si el que así se condujera con gan las alabanzas debidas, ni se les encomie tam-
un padre por ejemplo, cometerla una acción mas poco después de su muerte. Las virtudes mo-
infame, porque los vínculos de la naturaleza son destas y humildes no tienen por lo regular re-
siempre los mas sagrados de todos; el que obre compensa alguna en la tierra.
de esa suerte con un bienbecbor, es poco menos ¿Qué importa esto sin embargo? ¿No basta esa
delincuente, puesto que si no es tan estricta es- satisfacción interior de que hablamos al princi-
ta obligación que quebranta, es sí mayor la in- pio, satisfacción que se renueva en la ejecución
gratitud por lo que ya bemos dicbo acerca de la de cada acto benéfico; que nadie puede arran-
generosidad de quien ampara á otro sin que á carnos, y que sirve á la vez de estímulo y de
'ello lo precise un imperioso deber. indemnización en cuantos beneficios se hacen?
jTriste condición de la bumanidad! Esa fal- ¿Para qué ir á buscar en otra parte, lo que tene-
ta de agradecimiento es naturalmente uno de mos dentro de nosotros mismos? Y si no nos
los retraentes mas poderosos que bay para que conformamos con solo eso, volvamos entonces los
se hagan beneficios con mas frecuencia, que no ojos al Ser Supremo, que no nos negará la mas
á todos en verdad les agrada sembrar en tierra amplia remuneración, porque una de sus perfec-
estéril é infecunda. Si el beneficiado correspon- ciones consiste en que si muchas veces deja el
diera constantemente, cual era de esperarse, se- delito sin castigo, á causa de haberlo borrado las
ria mayor el número de bienhechores, quienes lágrimas del arrepentimiento, jamás deja sin re-
verian así agradecidas siquiera sus acciones, y compensa las acciones que merecen premio.
que acaso no harían entonces mas que adelantar (Escrito para el Álbum.)
en una época ausilios de que tcndrian en otra
muy ju.sta compensación. Sin embargo, el acto
benéfico será en tal evento menos de agradecerse:
consolémonos por lo mismo con esta reflecsion,
ESPERANZA Y AMOR. 427

Yo
ESFERAMZA ^ AMOR. te vi, Lola adorada,
Te amé con célico ardor;
-gs«-
Te amé con pasión profunda
A LOLA. Y con ciega idolatría,

Cuando te vi, Lola bella,


Y ahora sueño, vida mia.

La vea primera en mi vida,


Con mi esperanza y mi amor.
Quedó mi alma sumergida
En pena y el dolor:
la Ya no hay para mí hermosura,
Agudo puñal mi pecho Ni hay encantos seductores.
Traspasó con furia impía Ni tiene el campo primores,
Mi corazón, y latia Ni aroma tiene la flor;
Entre esperanza y amor. Ni el aire que sopla grato
Y que el ambiente embalsama,
Basta á mitigar la llama
Te vi, Lola, y mi mente
Mil pensamientos ardieron
De mi esperanza y mi amor.

Que antes, Lola, no ecsistieron


En -mi tranquilo interior: Ni la dulce melodía
Disfrutaba de una calma Que la ave vierte canora
Dulce, puray apacible; Cuando aparece la aurora
Era mi pecho insensible Y el sol nace con fulgor.
A la esperanza y amor. Hace ya impresión en mi alma
Como en otro tiempo hacia;
Limitábase mi dicha Que hoy mi gusto, mi alegría,
A ver en naturaleza, Es mi esperanza y mi amor.
De su fecunda belleza
Inagotable esplendor: En vano busco el contento
Admiraba los colores En el aire y en las flores,

De la rosa y la azucena, En los tiernos ruiseñores

Porque mi alma estaba agena Y en el campo y su verdor:


De la esperanza y amor. En toda naturaleza
No encontraré la hermosura,
Era el campo mi delicia, Ni gozaré la ventura
Era el aire mi ventura, Que en mi esperanza y amor.
Y las flores, la hermosura
Que yo conocía mayor; Toda belleza del mundo
Del zenzontle la armonía Es para mi indiferente.
Era mi placer, mi encanto; La calma que dulcemente
La dulzura de su canto Grozara, me causa horror;

Fué mi esperanza y mi amor. Y no cambio, Lola bella,


El placer mas peregrino
Y el arroyo cristalino Por un suspiro divino,
Que á mis plantas serpeaba, ¡Ay! de esperanza y amor.
Y que mi faz retrataba
Sin lisonja ni favor. Tu dulce y triste mirada,
Era también un testigo Tu sonrisa encantadora,
De los gustos de mi vida. Y esa gracia seductora
En grato sueño adormida. Llena siempre de pudor,
Sin esperanza ni amor. No cambio, Lola querida,
Ni por el ma3'or tesoro;
Mas desperté de mi ensueño, Quiero mas el triste lloro

Y huyó mi dicha pasada, De mi ecsisteucia y amor.


428 ESPERANZA Y AMOR.—XOQUIXOQUIPAN.

Quiero solo la ventura En cuanto á los vegetales, hay notable varie-


De consagrarte mi vida,
dad, como son el xompantlel^ el aquicki, el palo
escrito^ el topilcoháhuiít^ eltlacalahúacal^ el cedro,
Y en mi ecsistencia rendida
el amarillo el jJ^silla^ d oUainel^ el rosa blcmca, Sfc.
Tributarte adoración: Los habitantes de este pueblo tienen por pa-
Y quiero en mi amor ardiente trona á la Virgen, cuya función la solemnizan en
Tener fe, tener confianza, lo posible el dia de la Asunción de Nuestra Se-
ñora, que la reverencian con esa advocación. Es-
Y que premies la esperanza
ta parroquia la sirve un religioso agustino, y es
De mi esperanza y mi amor. vicaría fija de Metztitlan. Anualmente hay una
Durango, Octubre de 1849. especie de feria, en donde se espende un número
considerable de efectos.
Antonio Prado.
La Imagen, según tradiciones, fué encontrada
en un cerro alNoroeste de la población, distan,te
media legua, en el que se encuentran varias par-
ticularidades, como son piedras de colores, tizar,

S(D(I),iuies.®(1),¥¡íipü: caparrosa &c. El cerro tiene un pocito, al que


dan el nombre de Agua Bendita; cuyo sabor es
agrio y muy semejante al de la Villa de Gruada-
lupe. Este tiene la configuración de una igle-
La población de Xoquixoquipan se baila al sia, y su vista es encantadora, por formar unas
Noroeste de Zacualtipan, á 45° de latitud,
los como torres de piedra caliza. Hay también otro
y
distante legua y tres cuartos, así como de Metz- cerro al Oriente, prócsimo á la parroquia, que le
íitlan al Sudeste, á los 35 de latitud y á las dos dan el nombre de Calvario, y en cuya cima tiene
tres cruces de muy grande tamaño. Se hallan
leguas y media. Tiene dos caminos para cual-
en él cosas antiguas, como son ídolos, caretas
quiera de estos dos pueblos. El primero, conoci- de mármol, &c.
do con el nombre de Olótlan, y el segundo con el Los habitantes todavía conservan las costum-
de Xoquiteno, ó el mismo pue-
que pasa por el bres de sus antepasados, así en el culto como en
su trato. Su clima es templado y sano, muy pro-
blo, que se considera el mas recto para una ú
ductivo en frutas y semillas. La mayor parte de
otra parte. Este conserva al Noroeste uu arroyo,
los habitantes son agricultores.
el que nombran Cbalchoapan, en cuya orilla bay El número de habitantes según los padrones
dos fábricas de aguardiente; hay otras vertientes, últimos de 847. contenia solo el casco 1210 sin
que se nombran el Sabina, los Aguacates, Xal- mencionar los pueblos pertenecientes á la vica-
ría, como son Nonoaltepelt, los Alumbres [ha-
teno, el Calicanto, &c.
cienda], Olótlan, que contiene los barrios de
El Sabina, conocido así por dos palos de un Xoquiteno, Texochuca, y Xotoltepelt, casi los mas
tamaño asombroso y muy antiguos, distantes de ocupados por indígenas. Xoquixoquipan con-
la vertiente 64 varas. Uno de éstos tiene 16 va- serva también un barrio, y la profesión de estos
es la fabricación de trastos, los que espenden en
ras de circunferencia y 60 de altura. Y el me-
número considerable y á precios ínfimos.
diano, aunque de igual tamaño, es menos grueso,
Estos, siguiendo las costumbres antiguas, en
pues solo tiene 8 varas; á éste se le erigió una los dias de Todos Santos hacen grandes sacrifi-
fuente de regular figura, costeada por el pueblo. cios por comprar cera, pan, fruta &c. con lo que
La vertiente de los Aguacates se llama así obsequian á los rezadores que en esa noche
se dejan ver en guarismos. Costumbre á la ver-
por unos hermosos árboles de dicha fruta, los
dad onerosa para esos infelices; pero tan cimen-
que sin duda influyen en conservar la agua muy tada, que este mismo orden guardan otros pue-
fresca. blos todavía mas cultos.
El de Xaltcno, distante un cuarto de legua, se Tienen frecuentes tertulias; consideran ese ac-
liace recomendable por su esquisita agua. Tiene to como el mas hermoso del mundo, se embele-
una hermosa fuente, de bonita figura, fabricada san en üir tocar la guitarra, y al son acompañan
el año de 843, que funcionó de juez el Sr. D. al tocador con su zapateo.
Eustaquio Yauez. Concurren á este lugar varias Obsequian á la concurrencia con aguardiente
señoritas á tomar baño.s, que se consideran muy
y pulque blanco compuesto de pilón, al que dan
provechosos para la salud. el nombre de tepache; esto es abundante por ser
El Ciilicanto, también do agua potable, no con- el clima propio para esta planta.
ficrva fuente HÍno unas piedras acomodadas en Concluiremos esta relación con decir que en
figura de ángulo. E.sta población tiene vetas de el baile de los indígenas, usan un tamboril, dos
pizarra, piedra litográfica, hierro, mármol, y aun violinos y una flauta. ¡Gloria verdaderamente sin
oro y plata, pues lo.s indígenas pagaban el tribu- i igual para ellos!
to á los vircycs con polvo de oro. I

Ignacio Barrios.
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^^iilliiiiíiíiiiiiiiiiilliiiiiilJiillLimíiiiííííiíkiiU^ ''lili¡í¡jíi¡i¡íÍl!i¡¡llilllliii[i¡í¡Li i;iilllllllüi!lllli>uiiiiiuiiiiiliii'''

IIíYESTIGACIO¥ SOBRE LA CAUSA Y EFECTOS

A ims Y DI m>®lE, BlSIta ©

(concluye.)

Yo creo que el Sol es esencialmente de la mis- bles de estos mismos cuerpos, ya sean sólidas, ya
ma naturaleza que los mundos que giran á su al- fluidas, y por mas sutiles que se imaginen. Lúe"
rededor. Así lo supuso Mr. BuíFon en su hipó- go la materia de la luz y del calor, esparcida en
tesis, y esta suposición no se ha impugnado has- el espacio, debe ser atraída hacia el centro co-
ta ahora. Los filósofos antiguos y modernos, que mún, en virtud y en la proporción de lo que es-
le creen en estado de ignición, dicen que el fon- cede la masa del Sol á la suya. Y así, yo no
do del disco es de la misma materia de que es- puedo formarme la idea de este astro, sin conce-
tán formados los planetas, esplicando las man- birle rodeado de aquel fluido que produce la luz¡
chas que en él se observan con las asperezas y y el calor, sea cual fuere su nombre.
prominencias de este sólido; añadiendo que apa- Este segundo punto todavía presenta menos
recen ó se ocultan á medida que el fuego de que dificultades qu.e el primero, siendo una conse-
le suponen rodeado, deja algunas de sus cimas cuencia directa de la ley general, á la que está
descubiertas, ó las oculta con sus llamas. Puede sujeto todo lo que es materia; las de Klepero son
añadirse que su densidad, menor que la de la á un tiempo la consecuencia necesaria de ella y
Tierra, pero mayor que
de Júpiter y Satui-no,
la su prueba.
prueba hasta demostrarlo que es un cuerpo só- Finalmente, soy de sentir que la materia de
lido. la luz y del calor, ni es el fuego, ni el calor, ni
Luego el un planeta que en nada se di-
Sol es la luz; que no produce estos efectos juntos ó se-
ferencia de los demás por su naturaleza, pero parados sino en cuanto la determinan á ellos di-
que en razón de mayor superioridad de su masa, ferentes causas.
es por necesidad el centro de gravedad de todos Este tercero y ultimo punto se funda en prin-
los cuerpos que le rodean. No seria fácil dispu- cipios incontrastables de la química, como lo he
tarme este primer punto, pues mi opinión con- comenzado á probar con los ejemplos citados
cuerda con todos los sistemas, y por otra parte arriba.
se funda en un hecho probado matemáticamente. Estas son las bases sencillas y tomadas de la
En segundo lugar, pienso con todos los físicos, misma naturaleza sobre que descansa mi opinión;
que la esfera de actividad de la atracción del Sol, quizá debiera decir la opinión mas general, pues
se estiende al infinito, no solo á todos los cuer- estos principios son admitidos por todos; y si al-
pos, sino también á todas las partes mas insensi- guna cosa ine pertenece con esclusion, no podrá
TOM. II, -XIX. 55
430 CAUSAS DEL CALOR DEL SOL.

ser otra que el atrevimiento que he tenido de tra- ve, que se siente, que se toca y que se oye, hi
tar un asunto tan importante y en un tiempo en riendo á la vez á todos nuestros sentidos; apenas
que todas las ideas dirigidas á objetos de un inte- cesa el movimiento cuando todo desaparece, y
rés mas grande y mas general, no dejan libertad al de repente se halla el observador en la oscuridad
entendimiento, ni tampoco aquella serenidad tan que antes le rodeaba.
necesaria para desempeñar con orden y claridad Este fenómeno es tan conocido hoy en dia, ha
un encargo tan arduo y dificil; pero si es supe- llegado á ser tan familiar á todo el mundo, que
rior á mis fuerzas, tendré á lo menos la satis- nadie fija en él su atención. Por lo que á mí
facción de haber abierto el camino á los que se hace, no solo me presenta la solución, sino tam-
hallen en mejor disposición que yo para cor- bién el compendio, para decirlo así, de todo lo
rerle. que obra en grande la sabia naturaleza.
Lo que acabo de decir se reduce, en pocas pa- Supuesto que nosotros, valiéndonos de medios
labras, á lo siguiente: débiles, podemos juntar bastante fluido eléctrico
Que el Sol es de la misma naturaleza, é infini- para producir efectos muy notables, los planetas
tamente mayor él solo que todos los planetas de deben, moviéndose sobre su eje, juntar una can-
nuestro sistema con todos sus satélites. tidad mas ó menos grande que el fluido ígneo,
Que la superioridad de su masa le constituye esparcido en el espacio, según sea la ostensión de
necesariamente el centro de gravedad de todos su superficie y la prontitud de su ecuador.
los cuerpos. Ellos son, como el Sol, el centro de gravedad
Que la materia de la luz y del calor, o en otros de todos los cuerpos que le rodean, pues detie-
términos, el fluido ígneo forma á su rededor una nen en su órbita á los satélites que les acompa-
inmensa atmósfera, en virtud de la ley general ñan, con esta sola diferencia, que su esfera de
de la atracción o de la gravedad. actividad proporcionada á su masa, no se estien-
Que este fluido no produce ni luz ni calor, á de tan lejos como la del Sol que las abraza á to-
no ser que á ello le determine alguna otra causa. das. Luego están rodeados como él del fluido
Ahora añado que la causa conocida mas gene- ígneo; luego tienen una luz que les es propia,
ralmente y la mas incontrastable, es el movi- con independencia de la que les envia la gran
miento. antorcha.
Si parase en el mismo instante el de todas las Atendido este principio, la Tierra podria te-
esferas, y dejasen de moverse los planetas sobre ner por misma una luz trescientas sesenta y

sí mismos y en su órbita, si el Sol quedase inmó- seis mil veces mas débil que la del Sol, compa-

vil en el centro de nuestro sistema, veríamos de- rando solo sus masas; pero si, como creo que de-
bilitarse la luz por grados, y acabar desapare- be hacerse, se atiende á la velocidad de las su-
ciendo enteramente. perficies en su ecuador, aun resultarla menos luz
Entre el débil resplandor de las estrellas que para la Tierra.
herian nuestros ojos en lugar de ese astro bri- Por débil que sea, se manifiesta de un modo
llante, al que no podemos fijar la vista, solo ad- bastante notable en las auroras boreales, fenó-
vertimos un cuerpo opaco, sin claridad, sin calor meno producido por ese fluido luminoso, dirigi-
absoluto, semejante en un todo á la Tierra. do al Norte por el movimiento de la Tierra so-

Es preciso observar una gran analogía entre bre su y que huye por sus polos. Para juz-
eje,

los efectos que resultarían de la cesación de to- gar del resplandor que despide, seria preciso ob-
do movimiento en nuestro sistema planetario, y servarlo bajo de latitudes mayores que las en
los que nos es fácil advertir todos los dias, y re- que nos hallamos, y acercarnos á los países sep-

petir á nuestro arbitrio valiéndonos de una má- tentrionales.

quina eléctrica; el globo que se empleaba antes, "Si la Tierra es horrible en estos climas (dice
todavía aclara mucho mas las relaciones. Mr. de Maupcrtuis en la relación de su viage por
Este globo, quieto enteramente en el gabinete la Laponia), el cielo presenta á los ojos los mas
de un físico, no presenta la menor apariencia de deliciosos espectáculos. Cuando comienzan las

luz, sin embargo de rodearle por todas partes el noches á ser oscuras, iluminan el cielo mil colo-
fluido eléctrico. Sí, en un tiempo seco y de no- res y figuras, que al parecer quieren recompen-
che, se le pone -en movimiento, al instante se for- sar á esta Tierra, acostumbrada á ser iluminada
ma á su rededor una atmósfera de luz, que so '

continuamente, do la ausencia del Sol que la


CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 431

abandona .... Su movimiento mas regular les aire, de modo qae en la superficie de la Tierra es
liace parecer á estandartes que se tremolasen en el mayor posible.

el aire;y el que observe los matices de su color, Esta teoría es en un todo conforme á la obser-

creerá que son otras tantas franjas de aquellos vación, pues se sabe que el calor disminuye á
tafetanes que llamamos de color de fuego . . . Fi- medida que nos acercamos á los lugares ele-

nalmente (añade después de haber descrito a la vados.

larga las diferentes formas con que se presentan Admitiendo al contrario, en el Sol aquel fue-
estos fuegos), cuando se ven estos fenómenos, no go, cuyos efectos calculó Newton para el «cometa

se puede estrañar que los que no les miran con de 1680, debiera ser el calor menos posible
el

ojos filosóficos, vean en ellos carros inflamados, en la superficie de la Tierra, y mayor en la cima
ejércitos que combaten y otros mil prodigios se- de los montes, pues siempre es en razón recípro-
mejantes." ca del cuadrado de la distancia. Pero todos sa-

Si la Tierra, á pesar de su pequenez, tiene por


ben que sucede muy al contrario, y los lugares

sí misma bastante fluido luminoso para producir de la Tierra mas inmediatos al Sol, están como

efectos tan asombrosos, claro está que siendo los los montes de la Suiza, condenados á un perpe-
planetas superiores infinitamente mas grandes, tuo invierno.

hau de tener mucha mas luz, pues ésta siempre Algunos creen responder á esta dificultad di-

es á proporción de la magnitud multiplicada por ciendo que en los montes elevados el aire está

su densidad. Esto supuesto, el resplandor de demasiado enrarecido, y por lo mismo no puede


Herschel, que tanto admira á los físicos, nada trasmitir el calor, sin atender á que esta espli-

tiene que deba admirar, por ser el efecto necesa- cacion singular, lejos de disolver la dificultad, la

rio de una causa muy sencilla. aumenta.


Si el calor solo puede llegar hasta nosotros
Hasta ahora solo he hablado de la luz; y si no
atravesando la atmósfera en toda su densidad,
queda probada mi opinión sobre la del Sol y de
¿qué se hace cuando atraviesa el espacio, ese me-
ios planetas, á lo menos puedo decir que es muy
dio tan sutil, ese medio que se llama 7io resisten-
probable por estar fundada en las leyes de la na-
te^ porque en efecto no presenta otra resistencia
turaleza, reconocidas mas universalmente en la
á los planetas que en él se mueven, que el abso-
atracción ó la gravitación de los cuerpos y el mo-
luto vacío? Luego es ninguno en todo el tiempo
vimiento.
que gasta en recorrer los 34 millones de leguas
Partiendo de estos datos, todo parece que acre-
que nos separan del Sol: ¿cuál es, pues, la causa
dita que el Sol, centro necesario de la luz, tam-
que puede reproducirle de repente á algunos
bién es la causa primera del calor.
centenares de toesas de la Tierra?
En efecto, la luz no es otra cosa que el fluido
No una combinación, por-
será seguramente
ígneo, sacado del estado libre en que se hallaba
que cuando la materia de la luz y del calor ha
en el y conducido por el movimiento al
espacio,
llegado al estado de fuego, ya las ha agotado to-
primer grado que le hace perceptible á nuestros
das y no puede foi'mar ninguna; el único efecto
sentidos. Al paso que afluye de todas las esfe-
que produce entonces es el calor, cuya intensi-
ras hacia el centro general de la gravedad, el
dad siempre es en razón inversa del cuadrado
Sol, dando vuelta sobre su eje, con una veloci-
de la distancia.
dad que hace que su ecuador recorra 1,048 toe-
Una de dos, ó el Sol esparce el calor en el es-
sas por segundo, le esparce sin cesar sobre los
pacio, ó este medio no es propio para propa-
mundos que le rodean.
garle.
En este primer estado obra simplemente co- En este último caso, siendo ninguno el calor
mo fluido luminoso sin ningún calor, porque atra- en todo el tiempo que emplea para atravesar el
vesando el medio no resistente, en que se mue- intervalo que nos separa del Sol, no puede re-
ven los planetas, no halla con qué combinarse; producirse en la superficie de la Tierra por me-
está solo, y siempre se encuentra á sí mismo, si dio alguno.
me puedo valer de esta espresion. Al contrario en el primero, debe ser mayor en
En el lugar preciso en que acaba nuestra lo alto de los montes que á su falda, porque si
atmósfera, comienzan sus combinaciones, y el ca- el medio no resistente, igual al vacío, no sirve
lor que de ellas resulta crece con densidad del de obstáculo para impedir el que llegue hasta
432 CAUSAS DEL CALOR DEL SOL.

nosotros, nuestro aire común, por enrarecido nado no se hallan mas que suposiciones sin prue-
que se le suponga en las alturas, jamas podria bas, y milagros sin necesidad.
disminuir su intensidad. Suponiendo esta con- Estos milagros, multiplicados hasta tal punto,
tinuación de calor, disminuyendo progresivamen- que no puede calcularlos la imaginación mas
te desde el Sol hasta la Tierra, resultarla un ecsaltada, lejos de producir efectos dignos de
efecto muy agradable; pero la naturaleza, á quien una causa tan grande, se oponen directamente al
se ha consultado muy poco en la formación de primer fin de la creación.
este sistema, no juzgó del caso favorecernos No es este, á la verdad, el curso
que sigue la
con él. naturaleza, tan sencilla y tan grande al mismo
Si ecsistiera esta continuación, no sabriamos tiempo; luego puede decirse con seguridad que
lo que es la nieve y las escarchas; los mismos po- no se han adivinado sus secretos.
los de la Tierra jamas estarían cubiertos de hie- Al contrario, en la opinión que acabo de espo-
lo, porque estarla rodeado de una atmósfera de ner, nada se supone, siendo todo una consecuen-
calor que igualmente escederia á todas las par- cia necesaria de las leyes mas constantes de la
tes de la superficie; no hay duda que los rayos naturaleza. No
acordaré estas leyes y los efec-
solares, cayendo mas perpendiculares sobre el tos que de ellas resultan; ya lo he hecho, y seria

ecuador, que sobre sus paralelos, ocasionarían en inútil repetirme; pero antes de acabar, haré toda-
ellos un calor mayor; pero también habria cons- vía una observación que omití, relativa á la luz
tantemente un temperamento muy suave, y muy del Sol, porque es demasiado importante para
distante del frió que se esperimenta. que yo la condene al silencio; me conducirá á al-

Esta Memoria, que ya ha crecido demasiado, gunas reflecsiones, con las que acabaré.
no me permite reunir las innumerables dificul- Observaré, pues, que el resplandor tan brillan-
tades que presenta este sistema, casi siempre con- te que advertimos en el Sol, se aumenta muchí-
trario á la observación y á la esperiencia. simo por un efecto de óptica. La distancia en
Por esta misma razón no puedo entrar en la que se halla de nosotros, reúne bajo de un án-
esplicacion de muchas menudencias necesarias gulo de 32 minutos, magnitud de su diámetro
para dar una idea del modo con que puede el aparente, los rayos esparcidos sobre una super-
fluido ígneo obrando únicamente como cuerpo ficie de cerca de 82,000 millones de leguas cua-
luminoso, combinarse con la atmósfera y produ- dradas. Esta estrema concentración de tantos
cir el calor. Todos los químicos modernos con- rayos liiminososos, hace que el Sol nos parezca
vienen en que no hay cosa mas dificil de espli- en un estado continuo de escintilacion, que no es
car en el estado actual de nuestros conocimien mas que una ilusión de óptica. Al acercarnos á
tos, confesando, sin embargo, que la luz y el ca- él, veríamos su disco mucho mayor, y mas tran-

lor se combinan muchas veces del mismo modo, quila su luz. En fin, si nos hallásemos en el

y dan los mismos resultados. Los ejemplos del mismo Sol, seria otro el punto de óptica, y muy
fósforo y del pyróforo que ya he citado, pueden diferente el efecto.
proporcionar el camino; pero mucho mejor lo El fluido ígneo de que está rodeado, y la luz

puede proporcionar el fluido eléctrico, cuya ac- que produce, no están adheridos á su superficie;

ción observada con cuidado, puede esplicar la forman una atmósfera inmensa, que se estiende

del fluido simple y elemental del que os una mo- hasta la Tierra; y esta atmósfera es de una dia-
dificación. Siguiendo los diferentes grados de fancidad, á la que nada se parece; sol^ es sensi-
sus combinaciones, y comparando los efectos que ble á nuestra vista, cuando un cuerpo interpues-
de ellas resultan con los que produce la natura- to entre ella y nosotros, detiene los rayos y los
leza, se observará una analogía, á la que sera di- refleja. Colocados en el Sol, no veríamos nin-
ficil no negarse. gún cuerpo bastante grande, ni bastante inme-

Esta comparación no puede hacerse en una diato de nosotros para despedir estos rayos en

Memoria cuya estén sion casi está determinada; masa, capaz de producir mucha luz; y sí este es,

espero hacerla en momentos mas tranquilos: plendor tan vivo, que rcalujcnte tiene el Sol vis
ahora solo he podido y he querido esplicar mi to desde la Tierra en que estamos colocados, so
simple concepto. convertirla en una luz muy suave, si estuviéra-
Este bosquejo, por imperfecto que sea su di- mos en el Sol.
bujo, manifiesta que en el sistema que he impug- Los planetas tienen, como él, una esfera de ac-
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 433

tividad proporcioDada á su masa; tienen una luz mo conjeturas los hechos que he establecido, to-

que les es propia, y Herschel lo prueba clara- davía creo que merecerla ser ecsaminado con
mente, como ya lo he observado. No siendo el cuidado; y si mis observaciones pueden obligar
calor sino el efecto que resulta de la combina- á personas mas instruidas que yo á que le medi-
ción del fluido ígneo en la superficie de los pla- ten, habré llenado el objeto que me propuse.
netas, luego tienen una luz y un calor indepen- [Diario e?iciclopédico.)
dientes de la que le envia el Sol.

Estos efectos son una consecuencia de la ley ANÉCDOTAS.


general; hacen desaparecer la suma despropor-
-^^3^H
ción que en el sistema actual es preciso admitir
entre el calor encendido de Mercurio, y el esce-
DIVERSOS RASGOS DE ALFONSO V.
DE ARAGÓN.
sivo frió de los planetas superiores.
Ignoro qué gradó de fé merecerán las pruebas Sabiendo Alfonso que algunos de sus síibditos,

que he dado en apoyo de una opinión tan nueva; á quienes habia hecho mucho bien, hablaban mal
pero séame aun permitido el reasumir las princi- de él, lejos de castigarlos se contentó con decir:
pales, para llamar al fin la atención sobre los "Es propiedad de los^reyes el criar ingratos, mas
puntos por donde podria impugnarse. no por eso me quitarán el ser benéfico y gene-
El Sol está necesariamente rodeado del fluido roso."

ígneo, y esto en virtud de la ley de la atracción.


Es preciso convenir en este punto, ó negar la La ciudad de Ñapóles habia determinado eri-

ley general. gir un monumento que recordase las grandes


El movimiento de las esferas y el del Sol, ha- hazañas de este rey. Ya estaba designada la
cen que este fluido pase del estado libre en que plaza donde ha de colocarse, y se trataba para
se halla en el espacio, al estado luminoso en que agrandarla de derribar la casa de un antiguo ofi-

se nos hace perceptible. La esperiencia parece cial con muchos servicios; mas el rey no quiso
que demuestra este segundo punto: pues si este consentir en ello, diciendo: "Quiero mejor pa-
fenómeno puede observarse todos los días en sarme sin ese vano monumento, que destruir la
nuestros gabinetes, ¿por qué con los mismos me- casa de un hombre que me ha servido bien."
dios no ha de producir la naturaleza los mismos
efectos? La luz boreal y sodiacal, producida por
Tierra, sirve de ejemplo Este soberano fué el héroe de su siglo; solo
el movimiento de la y
completa la prueba.
pensó en hacer felices. Andaba sin comitiva y á
La luz, combinándose, produce el calor. Este pié por las calles de su corte; y cuando se le re-

química, y no nos per-


presentaban los peligros á que se esponia, con-
punto está probado en la
testaba que un padre que pasea entre sus hijos
miten dudar de él el fluido eléctrico, el fósforo

en nada debe temer. Habiéndole traido uno de sus


y otros muchos que pudiera citar. Sí, el es-
tesoreros en cierta ocasión una suma de diez mil
tado actual de nuestros conocimientos, no nos es
ducados, un oficial que se hallaba presente, dijo
posible esplicar cómo se hace esta combinación;
en voz baja: "Para ser feliz no necesitaba yo si-
esto solo prueba que aun ignoramos muchas co-

sas; pero el hecho por qué aun no esté bastante- no esa suma." —'"Tú lo serás," respondió Alfon-

mente esplicado, no está menos averiguado. so que lo oyó; y al momento le hizo dar los diez
mil ducados. Este príncipe odiaba el baile, y de-
Admitidos estos principios, la naturaleza no
cía con bastante gracia que un danzarín no se
obra sino por sus propias leyes, y todo vuelve á
distingue de un loco sino en que la locura le du-
aquel orden tan sencillo de que jamas se aparta!
Estos estremos de calor y de frió entre los ra méüos tiempo.
planetas inferiores y los superiores, desaparecen
sensiblemente; y los soles, esos cuerpos tan gran-
Pasando con su ejército por delante de Ca-
pua, cierto hombre vino á él como furioso, y de-
des en comparación del resto del universo, ya no
teniéndole el caballo le llenó de desvergüenzas.
contradicen con su esterilidad el voto de la na-
Alfonso las oyó con paciencia, y cuando conoció
turaleza.
Aun cuando este nuevo sistema se fundase so- que el hombre se habia desahogado, continuó su
lo en probabilidades, aun cuando se mirasen co- camino sin responderle palabra.
,

ÜM M®fflEMTO

Wh W Wh Wm f^

¡Cómo es triste pensar en lo futuro, Y con mi aliento abrasador las flores


Cuando el tiempo pasado nos recuerda Sus marchitaban, y perdieron
tallos

Tristes momentos de pesar y llanto! Su aroma y su olor. Ansiaba en vano


Pasaron ya los mágicos ensueños, De una beldad á las hermosas plantas
De hermosa juventud y á la memoria Arrojar de laurel una corona;
Descienden los sublimes pensamientos, Solo tengo una lira, y no se escuchan
De ciencia y gloria y libertad augusta. Del poeta las férvidas canciones;

Entonces á la mente con grandeza Son vanos sus acentos; la ignorancia


Hala2;an las doradas ilusiones Nada vé, nada escucha, nada siente:
Del grato porvenir; y se oscurecen De Sion eleva el himno sacrosanto
De la pasada edad aquellos sueños, Que los cedros magníficos moviera.
En que perdido el pensamiento anhela No hay fé, no hay religión.... ignora el hombre
Solo gozar amor, y á la mirada Qué es eso que se eleva en los altares
Encantadora de beldad divina, Y entre nubes de incienso se bendice!
Pierde todo el poder de los sentidos, Quiere el poeta levantar el grito

Y olvida los arcanos de la ciencia De la ciencia inmortal con el acento


Y no anhela otra gloria que una risa, Que al gi'iego entusiasmaba en la pelea,

Una dulce mirada, un grato acento. . . Quiere animar al pueblo con las voces
jY se llama feliz! ¡Qué edad tan grata! Que el foro estremecieron del romano.
¡Qué bellas placenteras ilusiones ¿A donde el pueblo está? No ecsiste el pueblo.
Gozan hombres en su edad primera!
los ¿Y el poeta do va? Do quier que vuelve
¡Luego viene el amor! Tras la esperanza Su vista ansio.sa, cuando busca gloria.
Corrí mil veces al vibrar mi lira, Encuentra el fin; mil límites le cercan,
Lleno de ardor por alcanzar el lauro ¿Cómo poder el grato pensamiento
Que busca la beldad! Pero fué vana Gozar del porvenir? ¿Como una idea
Mi coütíoua ilusión: vi.siones mágicas Gozar en sus risueñas ilusiones?
Miraba mi abrasada fantasía, ¿La patria? Si no hay patria, es solo un nombro
Bellas como el sueno que animaba Vano que no comprende envilecido
A mi joven ardiente pensamiento. El hombre criminal; y todavía
Atravesé un camino do nacían Do quier se grita con acento ardiente,
Flores hcrmcsas de dulzura llenas, Virtud y sociedad y ciencia y gloria!
UN MOMENTO DE DESCANSO. 435

No conocen de amor el grato ensueño,

No conocen la fé: ¿cómo las voces


(capital de kusia.)
Poder oir el corazón ansioso

Que busca libertad, que gloria anhela


Y paz y religión? Sarcasmo horrible La Rusia es el imperio de mas entension que

Y vil adulación: dichoso el hombre se conoce en el mundo. Tiene posesiones en

cumbres Europa, en Asia y en América. Sus costas es-


Que de los montes en las altas
tan bañadas por el Océano glacial Ártico que
Adora solo á Dios en el silencio.
forma entre otros grandes golfos mar Blan- el
Debajo de los árboles altivos,
co, y el mar de Obi. Tiene ademas el mar Cas-

Que dora el Sol cuando de Oriente sube pio el Báltico, el Mar Negro y los mares de Ok-
,

Derramando la vida, y colorando hotsk. Los rios que corren por su territorio son
Volga, Dniéper, Petchora, los dos Dvi-
A la silvestre flor de la montaña. el el el

nas, el Niemen, el Don, el Kouban, el Newa y


Solo el trino del ave de los campos.
otros menores y comunes á varias partes de Eu-
Solo el murmurio del risueño rio.
ropa. La Rusia comprende una multitud de
Solo el arrullo de la dulce brisa pueblos diferentes entre los cuales domina la ra-
Acompañan su canto melodioso. za eslava. Se hablan en Rusia mas de treinta
Cuando aparece la apacible aurora lenguas diferentes. No hay mas desnu-
historia
da de interés hasta la época de Pedro el Gran-
Y cuando se hunde el Sol en Occidente,
de, que la de Rusia. El fundador de este gran
Y se eleva entre nubes plateadas
imperio, compuesto de elementos tan heterogé-
La dulce luz de la fulgente Luna.
neos y de pueblos tan diferentes, que ni se pue-
¡Oh! c5mo en medio del feliz desierto, den entender unos con otros, fué Rurik, un gefe
No vi la luz cuando sentí el impulso de los varegues, que no era otra cosa que un
De esta vida infeliz! No conociera pueblo bárbaro de piratas que habitaban las ori-

De las ricas ciudades opulentas llas del Báltico. Como Roma en los tiempos an-
tiguos, de un puñado de ladrones, se convirtió
Al hombre engañador, y no mirara
en un poderoso imperio, así la Rusia con un orí-
Al poderoso libertad clamando gen idéntico la hemos visto en nuestros dias en-
Cuando arroja la bárbara cadena, grandecerse y progresar hasta el grado de for-
A las manos del hombre que le inciensa. mar un gran peso en la balanza política de la
Yo no escuchara el himno religioso Europa.
Rusia después de su fundación sirvió de trán-
Cuando se alza el puñal del asesino
sito á las numerosas y diferentes tribus bárba-
G-ritando paz y fé: no contemplara ras que salían de entre las nieves del Norte, y
Leyes mentidas y mentidos reyes se dirigian á invadir el Mediodía de la Europa,
Que invocan la virtud, y no conocen Los rusos unas veces eran víctimas de estas

Qué cosa es sociedad: felia entonces, tribus, y otras se uniau con ellas. A su regre-
so muchos de los guerreros llenos de botin y de
A la orilla del manso y apacible
despojos fijaban sus cuarteles ó fundabnn pobla-
Rio que riega la feliz llanura
ciones en algún lugar cercano á la ciudad don-
Solo adorara un Dios. Y si la muerte de hablan establecido los subditos de Rurik su
Llegara á sorprenderme, la veria residencia. De esta manera se reunieron diver-
Cual término feliz de mi carrera sos pueblos que eran gobernados despóticamen-

En este mundo, en que do quier se mira te por gefes militares. Desorganizados en su go-
bierno interior, envueltos muchas veces en guer-
La maldición, el odio, el crimen fiero,
ras intestinas á pesar de sus costumbres guerre-
Ignorancia y maldad: feliz yo fuera!
ras, y de su carácter feroz, eran débiles. Vinie-
ErANCISCO GrüANADOS MaLDONADO. ron sobre los pueblos rusos otras hordas de bár-
(Escrito para el Álbum.) I
baros mas feroces y mas guerreros, y los domi-

436 SAN PETEESBURaO.

naron durante muclios años ejerciendo en los gunos de estos edificios son de mármol y de la

pueblos conquistados las mas atroces injusticias mas elegante arquitectura.


é inicuas vejaciones. Estos conquistadores fue- Los rusos pertenecen á la y tie- iglesia griega

ron los mongoles y los tártaros, que dominaron nen multitud de iglesias. Las notables son, la
la Rusia mas de ciento cincuenta años. de Nuestra Señora de Kasan, consagrada el año
de 1811, y construida por un modelo de San Pe-
La historia de Rusia propiamente empieza el
dro de Roma; la catedral de San Pedro y San
año 1686, con el reinado de Pedro I. En esta
Pablo, fundada por Pedro el Grrande en 1712,
época cambió enteramente la Rusia, o mas bien
es un edificio muy estenso, pero llama la aten-
dicho se formo el imperio, y entró á ocupar un
ción principalmente porque en él están los se-
lugar entre las potencias Europeas. Catarina II.
pulcros de todos los soberanos, desde su funda-
continuó la obra de Pedro I; ensanchó la Rusia
dor hasta el último de los que han ocupado el
conquistando la pequeña Tartaria, la Lituania,
trono, con escepcion de Pedro II, enterrado en
la Curlandia y el Cáucaso, y obteniendo la mi-
Moscou. El convento de San Alejandro Newski,
tad de la Polonia, y por estas adquisiciones de
al fin de la magnífica calle que tiene este nom-
territorio y por la introducción de las artes y de
bre, ocupa el tercer lugar entre las iglesias ru-
la civilización en las ciudades de mas importan-
sas. El mausoleo del Santo es de plata maciza.
eia, la Rusia se elevó á un grado de esplendor
La catedral de San Isaac, que es la mas moder-
que sorprendió á la Europa. Durante la ecsis-
na y una de las mas hermosas, no estaba aun
tencia de Napoleón, todos saben el importante
concluida en 1844. Por esa época había 58 tem-
papel que desempeñó la Rusia en esos aconteci-
plos, de los cuales 43 pertenecían á la iglesia
mientos estraordinarios y todos saben que si Na-
griega, 1 1 á católicos romanos y á protestantes,
poleón no fué vencido, la victoria de Eylau fué
y 4 á otras sectas.
la mas sangrienta, y la retirada de Moscou mas
La Rusia, en una parte considerable de la
funesta que una derrota. Alejandro I conquis-
Asia y de la América, se compone de pueblos
tó la Finlandia la Botnia y la Georgia. Nicolás I
ignorantes y bárbaros, y hasta raros en su confi-
actual emperador de las Rusias, las ha aumen-
guración física; pero en las ciudades principales
tado con la Armenia persiana, y sus ejércitos
ha cundido de una manera prodigiosa la civiliza-
victoriosos habrían marchado sobre Constantino-
pla á no haber intervenido las potencias
ción francesa. En la capital de que vamos ha-
Euro-
blando, sobre todo, hay establecimientos de ins-
peas.
trucción pública de primer orden. La Univer-
San Petersbourg, capital moderna del imperio
sidad, fundada en 1819, contiene 400 discípulos
ruso, es una de las mas grandes ciudades de la
y sobre 43 catedráticos. Ecsiste también la Aca-
Europa. Fué fundada en 1703 por Pedro el
demia médico-quirúrgica, fundada por Pedro el
Grrande, en la ribera del sur del rio Neva, que
Grrande; la Academia de gramática, la Escuela
desembarca en de Finlandia y en las islas
el golfo
normal, para instrucción de maestros, el Institu-
formadas por los brazos del mismo rio. En los
to oriental y Escuela de comercio y navega-
la
primeros dias de su fundación, la mayor parte de
ción. Hay también cuatro teatros, donde se re-
las casas eran de madera, pero un incendio que
presentan comedías en ruso, francés, alemán y
hubo año de 1737, destruyó algunos miles de
el
algunas veces inglés: la mayor parte de los acto-
edificios y facilitó el que pudiese disponer el go-
res son pagados por el gobierno. Los baños de
bierno que se construyesen las calles, cruzándose
vapor, y en seguida de agua fría, son muy usa-
unas á otras en ángulos rectos. La emperatriz
dos; así, en 1836 había cosa de 350 baños.
Isabel contribuyó mucho á hermosear la ciudad,
El clima es tan sucesivamente frío durante el
pero fué Catarina II la que dio á la metrópoli
invierno, que el Newa, que es un rio bastante an-
un grado increíble de esplendor.
cho y caudaloso, se hiela hasta el grado de que
Las son regulares y anchas, los edificios
calles
pasan coches y caballos por sobre el agua con-
de ladrillo estucados con cal ó yeso; pero hay al-
gelada. El frío dura casi nueve meses del año,
gunos de piedra y todavía muchos de madera. hace un calor escesivo. La
y en los tres restantes
Los edificios mas notables son, el Almirantazgo,
población actual de la capital es de 380 mil ha-
el Palacio de linvícrno, el palacio de Tauríba, la
bitantes. RR.
Academia de Bellas Artes y la Ciudadcla. Al-
LA ESPOSICION

Escuchad á los filósofos y á los hombres civi- triunfante y magestuosa por los cielos, ¿qué ha-
lizados de este siglo, y los oiréis declamar contra béis hecho para que vuestra vida, libre como el
la esclavitud de la Isla de Cuba y los Estados- viento, poética como la naturaleza que os crio, se
Unidos. Si mentáis á los pueblos orientales, in- vea limitada por el bárbaro capricho del hom-
mediatamente os dirán que son bárbaros porque bre? Melancólica yedra encontrarás acaso en
venden á las mugeres. los corredores de los ricos y en las gradas de la
Al atravesar por la estensa plaza mayor de esposicion un olmo en que enredar- tus zarcillos
México en de Muertos y de Todos Santos,
los dias para trepar orgullosa hasta la región de las nu.
me ha llamado la atención una inmensa payoda bes. Cándida azucena, emblema de la pureza,
formada con los restos del toldo que servia para ¿podrás aparecer tan poética y tan encantadora
la solemne procesión del Corpus. Allí se agol- en un jarrón de porcelana, como lo eres cuando
paba la gente formando oleadas como el mar, que se te encuentra en la hora del crepúsculo, medio
refluye sobre las playas. multitud y
Seguí á la oculta entre los árboles y matorrales, escuchando
me encontré con la esposicion y el mercado de atenta el susurro de la brisa, la corriente del ar-
las flores. I^unca he concurrido á un mercado royo y el silbido del zenzontle? Flores adora-
de flores sin esperimentar una profunda tristeza. das ¿adonde tenéis el rio trasparente en que ba-
Me parece que estoy en un bazar de esclavas de ñar vuestra frente de nácar y oro? ¿dónde los pin-
Constantinopla 6 del Cairo, Las esclavas son tados colibrís á quien alimentáis con la miel de
las flores. vuestros nectarios? ¿dónde la dorada y diligente
¡Como se puede comprender la filosofía del si- abeja que venga á rogaros le deis materiales pa-
glo XIX! ¡Cómo se puede esplicar el carácter ra formar su habitación? ¿dónde la lluvia fresca
humano! ¡
Ah! hombres filósofos, tenéis la virtud que sacude y baña vuestras corolas y fortifica y
en los labios, pero la hiél en el corazón. hace crecer vuestro tallo? ¡Ah! todo lo habéis
Lindas hijas de la naturaleza, pobres é inocen- perdido. La civilización os arrebata vuestra li-

tes, floresacostumbradas á crecer en medio de bertad; la civilización os arranca del suelo donde
los bosques umbríos, en el suave declive de las visteis laprimera luz y os obliga con el fuego,
montañas y en las frescas orillas de los torrentes, con la podadera, con el abono á que aparezcáis
¿por qué os veis aprisionadas en una estrecha y á los ojos del mundo gallardas y felices. ¡Cuan
miserable vasija de barro? Vosotras, acostum- tristes debéis estar sin embargo! ¡Cuan incó-
bradas á recibir en vuestro seno candido y
al modas y fastidiadas! Se comete con vosotras
.

diamantino rocío de la mañana, á gozar de las un crimen de lesa sensibilidad: ¿y á esto se llama
caricias y los besos del zéfiro, á ver nacer todos civilización y progreso?
los dias al esplendoroso sol, á recibir su calor vi- "Vuestros sufrimientos no terminan. Después
vificante y á seguirlo muchas voces en su marcha de privaros de la libertad, se os espone á la es-
tom:, II -XIX. 56
438 LA ESPOSICION Y VENTA DE LAS FLOEES.

pectacion pública; se os vende, se os infama has- dicen que su hija es pura como la azucena, me-

ta cambiaros vuestro poético nombre por una de lancólica como el lirio, blanca como la camelia

esas horribles y denominaciones nombres que ha alba plena. ... Al acercarse la joven, sonrie; sus

inventado la ciencia. ojos brillan como si fueran las gotas de roció de


Temblad, ya se acerca un botánico con un la mañana. No viene armada con la navaja flo-

gruesovo lumen de Linneo en una mano, y una ricidá del botánico, ni os va á maltratar ni á he-
formidable navaja en la otra. ¿Creéis que ese -rir; por el contrarioj sus dedos torneados y suaves,

hombre admira la suavidad de vuestros pétalos, os van á llenar de caricias. . . .Esa joven hermo-
el brillante colorido de ellos, la belleza de ese sa os comprará, os llevará á su casa, os tratará co-

polvillo de oro que tenéis en el centro? Nada mo una hermana, como una compañera. Si está

de eso: os ultraja con temeridad, os observa vues- celosa, os confiará sus penas; si esta triste, enju-

tros órganos, destroza á veces vuestras entrañas: gareis sus lágrimas; si platica con su amante, vos

donde todos ven hermosura y belleza, él vé mons- escuchareis sus dulces palabras de amor, y seréis

truosidades; y riéndose, se aleja satisfecho, di- el lazo que los una, el emblema, el intérprete de

ciendo que sois una Pentandria^ una Diandria sus mas ardientes sensaciones. . . . De noche, en

JS'Ionoginia^ que pertenecéis á la familia de las vez de sentir el cierzo del frió, estaréis en la alco-

Terebintáceas ó délas Labiadas ¡Oh! ¡quién os ba de la hermosa, entre las cortinas de brocado y
ha de conocer con esos horrendos nombres! de punto. En las mañanas abrirá el balcón, os

¡quién ha de sospechar, al oiros llamar así, que sacará á respirar el ambiente fresco, á recibir los
sois tan bellas. rayos vivificadores del sol. En la tarde limpiara

Esperad .... se acerca un comerciante, os ec- vuestras hojas, vertirá claras gotas de agua sobre

samina con el lente, hace un gesto de desprecio, vuestros tallos. ... ¡Oh! estos cuidados suaviza-

y después, por el flujo, por la monomanía de co- rán vuestra cautividad, y cuando la mano de lá

merciar, os compra. ... ¿Y dónde vais, pobre muerte os toque, moriréis en el blando seno de
flor? á vivir unos cuantos dias entre los tercios la hermosa que tanto os ha querido. . . . ¡Pobres
de pescado seco, entre botijas de aceite, y á mo- flores! ¡Qué pocas tenéis esa suerte! ¡Qué crue-
rir destrozada por el feroz gato del almacén. les son los hombres que os sujetan á la esclavi-
Mas se acerca un viejo enamorado. . . . ese os tud! ¡quéin humanos los botánicos que os destro-
comprará para hacer un obsequio á una bailari- zan! ¡qué bárbaras las autoridades que os ponen
na, á una prima donna di Cartelo. ¡Oh! vuestra á la espectacion pública!
suerte va á ser funesta. Apareceréis enlazada á ¡Pobres mugeres! También vosotras sufrís co-

los cabellos de la dama o prendida en su pecho, mo las flores; también sois desgraciadas; también

y 08 sofocareis con el calor de la.s luces, con el la sociedad y la civilización os tiranizan; también
humo de los cigarros, y acabada la noche, se os se os adorna y se os vende; también vosotras sois

arrojará en las tablas, y moriréis pisoteada por sacrificadas al capricho y á lá moda; también se-

los grotescos coristas, por los insolentes criados cas, marchitas y olvidadas, acabáis la vida. Las
de bastidores. flores son las mugeres que sufren en silencio.

En medio de tantas desgracias no os faltará Las mugeres son las flores que sufren llorando.
un rayo de consuelo. Ved una joven que se acer- iPobres flores! ¡Pobres mugeres! — M. Payno,
ca. Su talle es gallardo como el de las palmas, (Escrito para el Álbum.)

BU tez fina como vuestros petalos, su seno virgi-


nal como vuestros cálices. Cuando sus rail aman- QSiJU
tes entusiasmados la elogian, la comparan á vos-

otras; cuando sus padres, orgullosos, la alaban,


^^ ^Y^ ^sp f^p H^ ^Y^ <w w^ ^Y^ fy^ w^ ^^ ^5v/^ ^p

m^.: í^)
mi u$$áMi mi^o d ^^s^;^j^|0g^f Mní)í^íií)^.

g^M^^AaJ^J.

5Zo Brotar del pico de oro


Al pié de atrevidos cerros Del CuiíatOCÍi sonoro
Y de gigantes colinas Dulces endechas de amor.
Cuyas elevadas cumbres
El Sol fulgente ilumina, Contémplase allá á lo lejos
Se ostenta con abandono Del Sol puro á los reflejos
Cual oriental odalisca El TecOlllCO (*) brillar
Que entre flores y perfumes Como una faja argentada,
Lánguidamente dormita, Y la ciudad encantada
La perla de la Huasteca Serpenteando atravesar.
Huejutla la peregrina.

jOli! qué cuadro embelesante. Huejutla la encantadora,


Qué panorama brillante De la Huasteca feraz
Se descubre, al esteuder Flor preciosa,
La desde la loma.
vista, Ciudad que altiva atesora
Del Cafion, que altiva asoma Mil hermosas, á cual mas
Por nubes de rosicler. Candorosa.

De allí tus prados amenos Huríes de ese paraíso


De árboles frondosos llenos, Que pródiga formar quiso
Bella íliiejuíla, se ven; La natura.
Y de mil pintadas flores, Que del campo á lo sencillo
Que con sus suaves olores Unís las gracias y el brillo
Perfuman aquel Edén. De hermosura;

Vése al huisacIlC florido Jamas, jamas de mi inénte


El ramage bello, erguido, Vuestra memoria fulgente
Con gran pompa desplegar; Volará,
Y tamarindo vistoso
al
Que en mi corazón amante
Mecer su copa orgulloso Ese recuerdo constante
De la brisa al susurrar;
Vivirá.

Y cual botones dorados


Conservaré siempre pura
Con esmeraldas mezclados
jOh Huejutla! la ventura
Se contemplan relucir
Las hermosas frutas rojas,
De aquel tiempo deslizado
Bajo tu espléndido cielo,
Que por entre verdes hojas
Muestra el naranjo gentil.
En tu ecshuberante suelo
Perfumado.
Y se oye en los tamarindos México. Emilio Rey.
Y demás árboles lindos
De tu suelo encantador. (*) Rio que ati aviesa el pueblo.
RESORTES SECRETOS

DE LA HISTORIA.
-^^^^m^^^-^^
Si la historia se leyese sin el ecsámen debido, cuentes cambios, cae bajo otra tiranía sobrema-
cualquiera creerla que los grandes acontecimien- nera odiosa y difícil de soportar: la de los decem-
tos que en ella se refieren, provenían de causas viros. Apio Claudio ve á una joven hermosa, de

igualmente grandes. Pero bien lejos de que sea quien se enamora perdidamente. Deseoso de
así, las mas veces sucede que en motivos verda- poseerla, no se para en los medios de conseguir
deramente frivolos encontramos la esplicacion sus depravados fines: pónese de acuerdo con uno
de las guerras, de los tratados, de las divisiones de hombres que obedecen ciegamente su vo-
los

territoriales, de la adopción de tal ó cual políti- luntad, hace que la reclame como esclava suya,
ca. Las desgraciadas naciones, que suelen se^ y pronuncia como juez una sentencia inicua.
víctimas de las disposiciones de sus gobernantes, Virginio, el padre de la joven, no consiente que
están á mil leguas de comprender á qué misera- se lleve á efecto una farsa, que conduela á su hi-

bles caprichos les sacrifican sus destinos. ja á la deshonra: la mata, y corre al campamen-
Si fuéramos á referir todos los casos históri- to donde se hallaban reunidos sus compañeros de
cos con que pudiéramos comprobar nuestros aser- armas, para referirlos el hecho, presentando á su
tos, emprenderiamos una tarea ímproba, porque vista el puñal humeante con la sangre de Virgi-
son en verdad innumerables. Contentarémonos, nia. Esa sangre no fué perdida: ella, como la
pues, con recordar unos cuatro ó cinco, conforme de Lucrecia, vuelve á los romanos el don apre-
al escribir nos los vaya representando la memo- ciable de la libertad, como si esta, á semejanza de
ria. los feroces dioses de nuestros padres, solo otor.

Mucho tiempo llevaba Roma de vivir bajo la do- gase SUS' favores cuando se imploraban con la

minación de ios reyes, y al llegar á la época de sangre de las víctimas.


Tarquino, los vicios de este la hablan hecho ol- En uno de los confines del reino de Francia
vidar las virtudes, ya guerreras, ya políticas, ya se establece una colonia de aventureros, que mas
religiosas de sus antecesores. Pero el pueblo su- de una vez hablan llevado el terror y la desola-
fria y callaba, sin levantarse á reclamar sus de- ción hasta el recinto mismo de Paris. Uno de
rechos vilipendiados.. Ün joven libertino entra '

sus gcfes truecauna corona de duque por la mas


en casa de una noble matrona: la viola á pesar apetecida de rey: cambia su nombre de Guiller-
de su resistencia; no quiere sobrevivir á su
ella mo el Bastardo por el de Guillermo el Conquis-
deshonra, se mata, y Bruto, aprovechando aquel tador, y no tarda en ser mas poderoso que su se-
suceso, que sabe ha de conmover al pueblo, des- ñor feudal El rey de Francia lo injuria, bur-
trona al tirano y funda la república. La vio- lándose de una manera cruel de la desmesurada
lación de Lucrecia es lo que da lugar útan im- obesidad de aquel formidable adversario. Gui-
portantes acontecimientos. llermo jura tomar venganza de aquel ultrage; y
La misma naciou romana, en uno do sus fre- Guillermo era hombre que sabia cumplir sus ju-
RESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA. 441

ramentos. Un ohiste envuelve á dos naciones en de decir entonces con ta;nta arrogancia como ver-
guerras prolongadas y sangrientas. dad: "El Estado soy yo." Las Provincias-Uni-
Ocupa el trono de esa misma Francia el dé- das cometen la imprudencia de ofender su orgu-
bil rey Luis XIII, bajo cuyo nombre, quien ver- que se sobrepone á todo, y pagan cara su
llo, te-

daderamente manda con dominio despótico, es el meridad. La vanidad del déspota no queda sa-

célebre cardenal Richelieu. La reina de Francia, tisfecha sino con la completa humillación de la
Ana de Austria, conmueve el corazón del duque potencia que la ha provoc&do.
de Buckingham, elegante, disipado,' valiente, ca- Repetirüos que seria nunca acabar abrir el li-

balleroso, atrevido, quien sin tener ni con mucho bro de la historia para estraer de ahí todos los
los tamaños del cardenal francés, eje^rce en In- casos semejantes á los que acabamos de referir.
glaterra sobre el ánimo del rey un imperio mas Ya algunos autores de bien sentada reputación
absoluto aún, y dispone á su antojo de los recur- han tratado de sacar partido de esta misma ver-
sos y de la sangre del pueblo. Por una locura, dad, circunscribiendo al cuadro que se han tra-
mas propia de un caballero andante, que del gefe zado, la idea de presentar ios grandes efectos que
de un gobierno, compromete de nuevo en una suelen producir las causas mas pequeñas. Entre
guerra innecesaria á los dos pueblos que cami- otros lohan hecho así Eugenio Scribe y Alejan-
nan de la civilización del mundo, y
al frente cu- dro Dumas: el primero, en su drama titulado:
yas querellas parecen interminables é incompa- "El vaso de agua;" el otro, en una de sus más
tibles con la ecsistencia de ambos, ora proce- acreditadas novelas, la de los "Tres Mosque-
dan de motivos eminentemente frivolos, como en teros."

los casos que hemos referido, ora de causas que no Hagamos empero una observación, que no de-
han carecido de fundamento, para confiar su be echarse en olvido, para atenuar hasta donde
decisión á la fuerza de las armas. es justo, la importancia que hemos dado á causa-
En la época en que la voz de Lutero conmo- les sobremanera insignificantes. Verdad es que
vió la cátedra de S. Pedro, reinaba en Inglater- frecuentemente acontece que ellas son las qué
ra un rey depravado, cruel, irreligioso, dominado determinan los sucesos mas ruidosos é interesan-
completamente por los vicios. Enrique VIII tes; pero hay que advertir que acaso estos han
habia tomado, sin embargo, la defensa de la Igle- ido siendo preparados de antemano por otros
s-ia; y sus escritos contra el atrevido innovador le motivos, que no aparecen en momento de la
el

hablan renombre de Defensor de ella.


valido el realización de aquellos, y cuya ecsistencia noes
Casado con Catalina de Aragón, pone los ojos conocida sino de muy pocos. Para el común de
fen la hermosa Ana Bolena, á quien pretende sen- las gentes, que solo juzgan de lo que ven, todo
.

tar en su solio. Pide al afecto la anulación de su pasa desapercibido, menos la causa mas inmedia-
matrimonio, alegando causales que el Soberano ta del efecto que le produce; y aunque ella no
Pontífice no juzga legítimas: entonces, Enrique sea quizá la mas influente ni decisiva, es, sí, lá

toma por sí solo lo que no le quieren conceder; última, y esto basta para que sea la que aparezca
y la desgraciada Ana se sienta en aquel trono de en escena. Así Sucede siempre en el mundo con
que no tardará en ser arrojada, porque no es las cosas, y mas aún con las personas, para cuan-

en realidad mas que el primer escalón para su- to ocurre de próspero y adverso; y por un juicio
bir al cadalso. Y lo cierto del caso es que un tan falible como repetido, por lo regular se atri-
capricho de su monarca, hace que la Inglaterra buye el bien ó el mal que esperimentamos, no á
canibie de religión, que desconozca al gefe supre- aquel de quien irealmente provienen, sino á aquel
mo de la Iglesia, y se prepare para los tiempos otro en cuya época se verifica.
venideros calamidades sin número, hijas del mas A fuer de imparciales, hemos hecho la aclara-
-ciego fanatismo. ción anterior, que sirve para debilitar, pero no
Minado en Francia el poder de los grandes para destruir la influencia de aquellas pequeñas
señores desde la época de Luis XI, abatido tam- causas, que bien pudiéramos llamar los resortes

bién el del pueblo, no queda en pié mas que el secretos de la historia. La importancia de su
-de la monarquía, el cual no cesa de engi-andecer- conocimiento no puede en manera alguna desfi-

se hasta llegar al punto de que ya no solamente gurarse, porque solo el que desentraña un asun-
no tiene rival con quién combatir, sino que en to, y penetra lo que constituye un arcano para
parte alguna encuentra resistencia. El rey pue- los demás, puede decirse que ha aprendido cuan-
'

442 RESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA.

to podía saber. Por desgracia, la historia pro- 1611 — Durango. Fundación del convento de
piamente dicha, es la que menos á propósito sue- San Juan de Dios.
le ser para conocer á fondo los móviles secretos 161G. -Santa Teresa la Antigua.
que deciden de la suerte de los pueblos. O bien 1703. — Santa Nueva.
Tei'esa la

porque aquellos, por su misma naturaleza se 1690. — Parroquia de San Miguel.


ocultan "con facilidad, ó bien porque los historia- 840.— Instituyese la fiesta de Todos Santos
dores han creído inoportuno descender á ciertos por Grregorio IV.
pormenores, calificándolos malamente de poco 1563.— Colegio de Santos. Se le concede el
interesantes, lo cierto es que en sus escritos rara título de Mayor en 1700.
vez se encuentra esplicacion esacta de los acon- 1095. —-Se instituye por Urbano II la Conme-
tecimientos. : moración de los difuntos.

Hay otra especie de obras que reúnen al inte- 1599.—Provincia de San Diego.
rés de la historia el atractivo de la novela, y en 1537 — En México, Bula de cruzada. Se la

las que, como que se desciende á los pormenores concedió á España en 1509.

de la vida privada de los hombres en cuyas ma- 1657.— Congregación de San Francisco Ja-
nos está el gobierno de las naciones, se encuen- vier.

tran por lo regular esplicados los verdaderos mo- 1030.— Tuvo su principio
la',Orden de San-
tivos de sus acciones, que casi nunca aparecen tiago. Fué confirmada en 1175.

en Hablamos de las Memorias en que


lo público. 1565.—Provincia de San Pedro y San Pablo
se reproducen, como en un espejo fidelísimo, los de Michoacan.
sucesos de una época, con tal que los que escri- 1624.— de Octubre. — Colegio de Purísi-
5 la

ben no se aparten en lo sustancial de las reglas ma Concepción en Celaya.


Áe la mas estricta verdad. Allí aparecen los 1646. Congregación de la Purísima en San
hombres con todos sus vicios, con todas sus vir- Pedro y San Pablo.
tudes; tales, en una palabra, cuales los han he- 1577. — Congregación dé San Pedro.
cho la naturaleza, colocación 1600. — Convento de Santa Inés.
la y las pasiones.
Ecsaminarlos, pues, de ese modo, es 1618. — Colegio de San Ildefonso.
el mejor ca-
mino de conocerlos, según la opinión de Rous- 1656. —Fúndase en Gruatemala la religión de
seau, á la que nos adherimos en todas sus partes. los Belemitas: en 1674 se erige en compañía: en

Cuando los hombres obran á la vista de los que 1687 en congregación, y en 1710 en religión.
1726. —
Colegio de infantes,
están en observación de sus acciones, recurren
disimulo ó á la falsedad para aparecer grandes
al
1665.— Convento de Capuchinas por siete re-
ligiosas del de Toledo.
y virtuosos: solo en la vida íntima no se dirigen 1575.— Cofradía de Nuestra Señora de los Re-
mas que por los impulsos de su corazón; de ma- medios.
nera que de ellos bien pudiera decirse que con
— Convento de Santa Catarina de Sena.
1593.
lo
— Convento Espíritu Santo.
1634. del
su chiste acostumbrado ha dicho de las mugeres —Principio de Alameda,
1592. la
un festivo poeta español, á saber, que son unas — Fúndase Orden de San
1569. la Hipólito; se
en sesión pública, y otras en sesión secreta. erige en hermandad en 1585; en congregación
1604, y en religión en 1700.
(Se cohduira.)^
1548. — Colegio de Niñas.
1667. — ídem de San Buenaventura.
1654. — Colegio de San Raniou.
1589. — Archicofradía Santo Nombre de del
Jesús en San Agustín.
(CONCLIJYE.) — Cofradía de San Nepomuccno.
1724.

1636. — Convento de Bernardo, porS. religio-


— Convento de San Cosme y San Da-
1667.
mián.
sas de Regina. — Cofradía en Santo Domingo de Nues-
1538.
1573. —Ralvanera, fundó primero con
se el tra Señora Rosario.
del
título de Jesús de Penitencia.
la — Lídianse primeros
1529. los toros.

1606. — Hospicio de San Nicolá.s.


—Provincia de San Nicolao de Michoa-
1602.
can.
1661. —27 de Agosto.
-;

Miguel.
Congregación de San —Provincia de San Francisco de Zaca-
1606.
tecas.
DESCRIPCIÓN

DISIL VAIflKBAlí® Dü IE®Ilik


íiAia

Al pié de las colinas del "Vaticano pagano, Habia cercad el Circo un templo consagrado á
Nerón hizo construir un inmenso Circo, á donde Apolo, dios de la poesía, y una supersticiosa con-
el pueblo de la reina de las ciudades acudia á fianza r©«inia en él una multitud de idólatras que
satisfacer su pasión por aquellos espectáculos venian á consultar sus destinos. Las palabras
que componían la mitad de su ecsistencia. Pa- de los oráculos eran los vaticinios, [vaticinio] por-
nem et circenses, "pan y juegos de circo;" tal era que el vates 6 sacerdote del ídolo, agitado por la
el vil materialismo de ese pueblo degenerado, que obsesión divina, pregonizaba ó cantaba, [canebat']
se engreía con el título de pueblo rey! Alli, don- los decretos del destino. La colina misteriosa
de el príncipe de los apóstoles, San Pedro, fué pudo, pues, llamarse con propiedad Vatica7ium,
clavado en una cruz cabeza abajo, porque se Vaticano. Pero ¡oh juicios incomprensibles de
consideraba indigno de morir en la misma pos- Dios! Cercano estaba el dia en que el verdade-
tura que su divino Maestro, el año 106 de la ro vates pronunciase allí los verdaderos orácu-
era cristiana, uno de los sucesores de S. Pedro, los, que, mas inefables que los del dios de Delfos,
elPapa Anacleto, mandó edificar en aquel sitio debian ser recibidos por las naciones civilizadas
un modesto oratorio para depositar los restos del y cultas que componen el imperio católico. La
Príncipe de los apóstoles. colina debia, pues, conservar su nombre de Vati-
444 DESCRIPCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO.

cano, y en efecto lo conserva después de diez y tros lectores. El corto espacio de que podemos
oclio siglos. disponer nos obliga á compendiar la descripción
del antiguo templo Constantiniano.
El pequeño oratorio del Papa Anacleto se con-

servó, á pesar de la horrible persecución que du- Hacia once siglos que, mediante reparaciones
ró tres siglos. Cuando por fin, el glorioso Cons- y restauraciones parciales, la iglesia edificada por
tantino dio la paz á la Iglesia, le fué muy grato Silvestre I y el emperador Constantino, se con-
encontrar el sitio en que reposaban los restos del servaba en pié, pero amenazaba ruina. Nico-
grande apóstol. lás Y, preconizado Papa en 1445 fué primero el
que proyectó construirla de nuevo. Se demolió
La historia refiere á este respecto, un caso
desde luego un edificio pagano situado detras de
muy curioso. Habiendo Constantino accedido á
la tribuna ó santuario de S. Pedro, y sobre este
los deseos del papa San Silvestre, que queria edi-
terreno se edificó una grande y magestuosa tribu-
ficar una grande basílica sobre el sepulcro de
na, sin tocar por entonces el antiguo edificio. Ni-
San Pedro, resolvió presidir esta inauguración
colásno logró ver mas que algunos codos levanta-
religiosa. Sucedió estoen 319 ó 324. El empe-
dos de aquel suelo de escombros. Murió en 1447,
rador, revestido de las insignias reales, y acom-
pañado de su brillante corte, se dirigió al lugar
y se suspendieron los trabajos. Calixto III y
Pío II no se ocuparon de aquella obra dispen-
destinado á la consagración: se despojó de sus
diosa'. Pablo II, elevado al pontificado en 1464,
ornamentos imperiales, se quitó la corona, y pos-
trándose en tierra, derramó copiosas lágrimas;
continuó el plan de Nicolás Y y gastó mas de
cinco mil onzas de oro. Algunos otros Papas con-
después se levantó, cogió una azada y se puso á
tinuaron el embellecimiento de la antigua iglesia.
cavar el terreno en donde debian de echarse los
Estaba reservado al célebre pontífice Julio II,
cimientos; y tomando después una canasta sobre
dar una impulsión decisiva á aquel estraordina-
sus hombros, la retiró de la escavacion doce ve-
ces llena de tierra, en memoria de los doce após-
rio proyecto. Este Papa llamó á Roma á los mas
hábiles arquitectos y adoptó el plan de Lázaro
toles, y trazó en fin, sobre el suelo humedecido
Bramante, que proponía dar á la nueva basílica
con la sangre de tantos mártires, el lugar de la
la forma de una cruz griega de tres naves: el
nueva iglesia, la cual fué dedicada á Dios bajo la
frontispicio principal debía adornarse de dos tor-
invocación de San Pedro, el 18 de Noviembre
res; en el centro debía elevarse, sobre cuatro pila-
de 325. El cuerpo de este apóstol fué desenter-

rado y colocado por el Papa, en una grande ur-


res gigantescos,, juaa media naranja inmensa, cir-
cundada por tres hileras de columnas. El pon-
na de plata coronada con una cruz de oro maci-
tífice Julio II, á pesar de su avanzada edad, ba-
zo del peso de ciento cincuenta libras. La igle-

forma de una cruz jó, el 18 de Abril de 1506, á la profunda escava-


sia tenia la latina, y se em-
cion donde debía colocarse la primera piedra de
plearon en ella los materiales que se encontra-
ron entre las ruinas de los templos paganos. En uno de los cuatro pilares. Los trabajos fueron
esta vez continuados con tal ardor, que en po-
el punto céntrico del crucero se levantó un altar
co tiempo, estos cuatro colosos se elevaron hasta
rodeado de doce columnas elevadas, que se cree
pertenecieron al famoso templo de Salomón. El la cornisa destinada á sostener las cuatro arca-

contenia cinco naves, sosteni- das sobre las cuales Bramante queria apoyar la
cuerpo del edificio

das por cuatro hileras de columnas. La princi-


cúpula. La muerte
apoderó del Papa en 1513,
se

pal fachada tiene cinco puertas que correspon- y del arquitecto en 1514. La obra fué interrum-
pida.
den á las cinco naves; mas tarde se abrieron

otras en las estremidades laterales del crucero. La Providencia llamó al trono pontificio á
Muchos Papas, sucesores de San Silvestre, embe- Juan de Médicís, bajo el nombre de León X.
llecieron y enriquecieron á porfia este venerable Este papa, apasionado por las bellas artes, con-
santuario, en el cual fueron colocadas un consi- fió la continuación de la obra á tres ilustres ar-
derable número de reliquias de otros mártires. quitectos; San Gallo, Jaconde de Yerona, y Ra-
Lo3 diversos altares de esta basílica correspon- fael de Urbino; pero como el tesoro pontificio se
den por su magnificencia al altar mayor. Pero hallaba agotado, no podía administrar las sumas
comencemos cuanto antes la historia de la basí- necesarias. El Papa recurrió ala piedad de los
lica actual, que debe llamar la atención de nues- fieles y prometió indulgencias á loa que contri-
DESCRIPCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN DEDEO. 445

huyesen con dinero á esta magnífica empresa. lemnidades, adoptó de nuevo la cruz latina, y
La pluma se cae de las manos cuando se ve obli- quiso se prolongase mas de lo que permite su
gada á señalar, en esta ocasión, el nacimiento de forma natural. Es por demás decir que las cua-
una heregía que tantas lágrimas ha costado á la tro partes de la cruz griega son de igual longi-
humanidad, y cuyas terribles consecuencias se tud, mientras que la parte inferior de la cruz la-
palpan después de tres siglos. Un fogoso mon- tina es mucho mas larga.
ge, Martin Lutero, se puso á predicar contra el Una descripción detallada de tan suntuoso mo-
abuso de las indulgencias. Seguramente nada numento, podrá dar una idea de él á los lectores
era mejor, pues la Iglesia detesta los abusos; pe- que no conocen esta maravilla de la arquitectura
ro luego ataco las indulgencias mismas, y en es- católica.
to la lógica de Lutero fué evidentemente falsa. Una inmensa plaza de forma elíptica se pre-
Si hay hombres que se entregan con esceso á las senta desde luego á la vista. Dos galerías de
bebidas, ¿deberán por eso ser malditas y arran- medio círculo forman su circuito; cada una de
cadas las viñas? León X no podrá ser acusado estas galerías abiertas, tiene cuatro hileras de co-
de un zelo demasiado ardiente por la edificación lumnas que forman dos corredores cubiertos; el
de la basílica de San Pedro, ni considerado co- pasage de enmedio, mas ancho, es destinado para
mo promotor de esta triste escisión en el seno
y por consiguiente no tiene techo.
los carruages,
del cristianismo. Las columnas, de sesenta y un pies de altura,
La obra, embargo, se llevó adelante, y
sin el tienen un cornisamento sobre el cual hay dos-
plan de la cruz griega fué cambiado por el de la cientas once estatuas de once pies y medio de al-
cruz latina; pero Rafael ecshaló su último suspi- to. A derecha é izquierda hay dos fuentes, cu-
ro en 1 520, y Baltasar Peruzzi reemplazó al gran- yas aguas, elevándose á una altura prodigiosa,
de Apenas habia este puesto mano á la
artista. caen en forma de cascada en un pilón de granito
obra, cuando Leen X, joven todavía, murió en oriental,y después en otro pilón octógono, cuya
1521. Seria muy largo el contar los mil y tan- circunferencia es de ochenta y nueve pies.
tos incidentes que, durante muchos años, parali- El diámetro mas pequeño de esta plaza, en lo
zaron o modificaron la grande empresa. Dire- interior, tiene quinientos ochenta y ocho pies, y
mos solamente que por lo que respecta á la media el mas grande, setecientos treinta y ocho. A es-
naranja, el arquitecto Buonarotti, llamado por ta primera plaza sigue una segunda, que tiene
Pablo III y muy conocido bajo el nombre de la forma de un trapecio; su estension es de dos-
Miguel-Ángel, levantó el edificio hasta el tam- cientos noventa y seis pies de largo sobre tres-
bor que debia ser coronado por la cúpula. Tra- cientos sesenta y seis de ancho. Los dos lados
bajó también bajo el pontificado de los papas Ju- rectilíneos de la plaza, son la continuación de las
lio III, Marcial II y Paulo IV, y bajo el de es- galerías y van á unirse con la fachada principal
te último, el sublime artista pagó su tributo á la de la basílica.
muerte, después de haber dejado un modelo pa- Aquí principia el pórtico, elevado sobre vein-
ra la cúpula. Lo referido tuvo lugar en 1564. tidós escalones de tres piloneitos ó asientos. A
Omitamos algunas cosas para llegar al pontifica- los dos lados se elevan las estatuas de San Pedro
do de Sisto V. Bajo su reinado, Santiago de la y San Pablo, que Mino de Tiesola hizo por orden
Porte y Domingo Fontana, terminaron esta ad- del Papa Pió 11.
mirable obra. En 13 de Julio de 1588, ocho- En el punto mas alto del pórtico se descubre
cientos obreros comenzaron la prodigiosa cúpula, la fachada principal de la basílica, que tendrá
y el 14 de Mayo de 1590, se elevaba ya mages- unos ciento veinticuatro metros, ó sean trescien-
tuosamente en el aire, hasta la torrecilla que se tos setenta y dos pies. Su altura es de ciento
vé sobre la media naranja. cincuenta pies. Este frontispicio está formado
El cardenal Borghese, nombrado Papa en 1605 de columnas y pilares corintios, y sostienen un
bajo el nombre de Paulo V, viendo ya termina- arquitrabe con un friso y una cornisa. Sobre la
da la parte superior de la basílica, se ocupó de cornisa se levanta un ático, adornado de venta-
la construcción de la otra parte. Juzgando este nas. En sus dos estremidades debían elevarse
pontífice, que el plan de la cruz griega no repre- dos companarios, de los cuales uno estaba ya
sentaba un edificio capaz de contener la numero- construido; pero fué necesario, derribarlo porque
sa congregación de los fieles en las mayores so- ofuscaba la vista de la cúpula. Toda esta fa-
TOM. II. —XIX. 57
446 DESCRIPCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO.

cliada es de piedra de mármol. Se censura su halla la cruz sin tabernáculo. Cuando el Papa
poca altura proporcionalmente con la magnitud oficia en él, se coloca un séptimo candelabro, cu-
del edificio: sin embargo, el arquitecto, al cons- ya candela es mayor que lasdemás, y significa
truirla asi, tuvo por objeto dar á la media naran- la supremacía pontificia. El bronce del baldo-
ja una figura mas airosa y piramidal. quin que acabamos de describir, pesa mas de
Entremos al pórtico, que forma por sí solo un cien millares, y fué estraido del panteón. El do-
edificio tan espacioso, elegante é imponente, que rado y el trabajo de la obra asciende á la suma
á los ojos de mucbos ha podido muy bien pasar de ciento diez mil pesos. La basílica debe esta
por la misma basílica. En efecto, este vestíbu- bella obra al papa Urbano VII, muerto en 1644.
lo tiene cuatrocientos pies de largo sobre mas Mas allá del altar se estiende el brazo supe-
de sesenta de ancbo. Dificil seria describir las rior de la cruz. En el centro se ve y admira la
pinturas, estatuas y demás ornamentos de que se "cátedra de San Pedro," formada por una gran
ve enriquecido. Diremos únicamente que en ca- tribuna de bronce, en la cual se conserva el mis-
da una de las estremidades se hallan colocadas mo asiento de madera en que el príncipe de los
sobre un rico pedestal las estatuas ecuestres de apóstoles se sentaba. Esta tribuna está sosteni-
Constantino y Carlo-Magno; aquella á la dere- da por las estatuas colosales de cuatro principa-
cha y ésta á la izquierda. les doctores de la Iglesia: San Agustín y San
Cinco grandes puertas dan entrada al templo; Ambrosio por delante, y San Juan Crisóstd-
la del medio es de bronce. Sus bajo-relieves re- mo y San Atanasio por detras; las dos pri-
presentan la vida de San Pedro y los principa- meras por la Iglesia latina, y las segundas por la
les hechos del pontificado de Eugenio IV, que griega.
mandó ponerla. La quinta puerta de la dere- Si nos propusiéramos ahora recorrer esta in-
cha está tabicada, y solo se abre de veinticinco mensa basílica y describir todas las magnificen-
en veinticinco años para el jubileo. cias de los tres brazos del crucero de la nave
Por una de las tres restantes es por donde ge- principal y de sus dos colaterales, necesitaría-
ralmente se entra al templo; son conocidas bajo mos sino volúmenes enteros. Ocupémonos de
los nombres de los papas Paulo V, Urbano VIII la cúpula, bajo la cual está construido el al-
é Inocencio X. La nave principal tiene en ca- tar papal, y el suntuoso baldoquin de que ya
da lado cuatro grandes arcadas, sostenidas por hemos hablado. Esta cúpula descansa sobre las
enormes pilares, y cada uno presenta dos pilas- cuatro pilastras colosales, arriba mencionadas.
tras unidas. Entre pilastra y pilastra se han Cada una de estas cuatro pilastras tiene tres-
abierto dos nichos, uno sobre otro. En cada ni- cientos pies de circuito, y quinientos de cimien-
cho se halla colocada la estatua colosal de uno de to. Sobre las cuatro grandes arcadas que sostie-
Ordenes religiosas: la bóve-
los fundadores de las nen la cúpula, hay un magnífico entablamento,
da está adornada de florones de estuco dorado. sobre cuyo friso se leen en letras mosaicas las pa-
En centro del crucero, y bajo la estensa cú-
el labras siguientes: Tu est Petrus^ et siiper hanc
pula, se halla colocado el altar mayor papal. feiram (Rclificaho Ecclesiam oncam^ et tibi dabo
Cuando el soberano oficia en él, tiene el rostro claves regni cmlorum. Tá eres Pedro, y sobre es-

vuelto hacia la nave en que se encuentran las ta piedra edificaré mi Iglesia, y ie daré las llaves
cinco puertas, ó sea hacia el pueblo. Conviene del reino de los Los caracteres de esta
cielos.

observar que la basílica se estiende de Oriente á inscripción tienen siete pies de longitud, aunque
Occidente, y de este modo el Papa, cuando ce- solamente aparecen del tamaño de un pié. La
lebra, mira al Levante. Las principales iglesias cúpula es doble, y sus paredes tienen veinticua-
de Fioma tienen su eje en esta dirección. Este tro pies de ancho. Los pilares tienen la altura
altar así aislado, y al cual se sube por, siete gra- de ciento sesenta y ocho pies. Desde el pavi-
das, está coronado de un magnífico baldoquin, mento hasta lo alto de la cruz, tiene la media
sostenido por cuatro columnas. Toda la obra es naranja cuatrocientos veinticuatro pies: la torre-

de bronce dorado, y desde el cimiento de las co- cilla solo tiene cincuenta y cuatro, y la cruz
lumnas hasta la estrcmidad de la cruz, que do- veinte. La bola, que tiene siete pies de diáme-
mina baldoquin, se cuentan ciento treinta y
el tro, puede contener diez y seis personas; una es-

dos pies. La tarima del altar está adornada calera facilita la entrada á los curiosos. La ele-
de seis grandes candelabros, y en medio se vación total do esta media naranja equivale á
— — —

DESCRIPCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO. 447

dos torres como las de la catedral de Paris pues- ¡Eres hermosa! en tus serenos ojos

tas una sobre otra, y aun sobresaldría de veinti- Todas sus gracias derramó el encanto:
cuatro pies. Por verlos hoy en su abandono, ¡cuánto
Ademas de mencionada cúpula, la basílica
la Diera, oh bella, tu amante Trovador!

de San Pedro posee otras diez mas pequeñas, IIL


cuatro redondas y seis ovales. En tu semblante virginal de niña,

Terminemos por las dimensiones de la iglesia, El alba puso su color de rosa,

entera. La de San Pedro tiene seis-


basílica Y con sus tintas la tíniebla umbrosa
cientos pies de largo sobre cuatrocientos cuaren- Tus delgados cabellos sombreo.

ta de ancho por el crucero, de manera que la ca- Baña la luz de angélica pureza

tedral de Paris, por su longitud, cabe dentro de El terso cutis de tu frente bella:

lo de ancho la basílica del Vaticano. La na- Al desplegar sus resplandores ella.

ve principal tiene ochenta y seis pies de ancho y El alma se incendió del Trovador.
ciento cuarenta y cuatro de largo. IV.
Dulce es mirar tu perfumada boca,
La construcción total de este gigantesco edi-
Si en ella juega tu divina risa.
ficio, ha costado hasta ahora cerca de setenta y Como la nácar flor á quien la brisa
cinco millones de pesos. Sus delicadas hojas entreabrió.
La iglesia no tiene coro ni santuario. El ca- Es muy dulce escuchar tu voz sonora
pítulo celebra los divinos oficios en una grande Al preludiar el armonioso canto:
¡Ay! por oírlo en mi amargura, ¡cuánto
y soberbia capilla, que e(|uivale á una bella igle-
Diera, oh bella, tu amante Trovador!
sia. No se ven allí bancos ni sillas, y la vista
V.
puede cómodamente esplayarse sobre las ricas di- ¿Ves ese con sus blancas nubes?
cielo
visiones de mármol, que forman el pavimento, ¿Ves. ese sol brillante de topacio?
bajo del cual está el de la antigua iglesia de ¿Ves esos mundos de oro en el espacio?
Constantino, bajándose á ella por una escalera Pues mas hermosa te formó el Señor.
Tú eres, en el lugar donde naciste.
colocada frente del altar mayor. La bóveda de
Fresca azucena en su primer mañana,
este subterráneo tiene once pies de altura. Allí, Gloria de. la región Veracruzana^
bajo el altar papal, está el altar llamado de la Y orgullo de tu amante Trovador.
Confesión de San Pedro, en el cual se conservan VL
las insignes reliquias de los dos príncipes del Eres el ave de doradas plumas
apostolado, San Pedro y San Pablo.
Que en la arboleda de las selvas trina,
Y que al viagero, mágica fascina
Al esparcir su acento encantador.

LOS RECUERDOS Si al meditar en tu orfandad, vertieres,


Paloma hermosa, tu precioso llanto.
Por enjugarlo con sus manos, ¡cuánto
Diera, eh bellaj tu amante Trovador!

•^s^
VIL
Dicen que en las mansiones de
la gloria
Los arcángeles se aman con
pureza;
Si hoy alivio la ausencia con mi canto, Al contemplar tu candida belleza
Es pói-que tú la inspiración me diste;
De hinojos puesto, te ofrecí ese amor.
Es grato recordar tu dulce imagen,
Tú, que en las sendas de mi vida fuiste
Cuando con ella en mi soñar deliro;
El querubín de mi primer amor. Pero mas grato fuera sí un suspiro
No soy indiferente, AMADA mia. Consagraras, mi bien, al Trovadox-.
Pues que tu nombre y tu memoria adoro: VIIL
Mira: hoy, al par de su abundante lloro ¡Oh!mis penas tu memoria calma,
si
Es porque tú la inspiración me diste;
Sus recuerdos temanda el Trovador.
Tú, que en las sendas de mi vida fuiste
IL El querubín de mi primer amor.
Para alabarte como tú mereces,
¡Eres hermosa! cual visión divina
Del ángel era necesario el canto:
Pasaste por mi sueno delirante, Por obtenerlo en mí entusiasmo, ¡cuánto
O cual de Oriente ráfaga flotante Diera, AMADA, este humilde Trovador!
Que el rayo de la Luna ilumino. Orizaba, Abril 20 de 1§49. I. Avila Vázquez
— —

6) ^ 0^
c <^ cÉ^ cM¿) .(M¿) (^ c^ (^ c^ fe)'

ornitología. (*)

El conocimiento de las ayes, que es el objeto En esta persuasión, y contando con la oferta

de lá Ornitología, es un estudio que presenta de los señores redactores de este variado perió-
bastante interés bajo diversos aspectos. En efec- dico,daremos algunos artículos relativos á este
to, muchas de ellas nos ministran un alimento ramo, que creemos agradarán á los lectores, par-
sano j nutritivo, ya con su sabrosa carne cuando ticularmente si al interés general que hemos ma-
son adultas, ya con la de sus tiernos hijuelos, y nifestado ser propio de la ciencia, se une el par-
ya, en fin, aun antes de que éstos se hallen ente- ticular de que los objetos que se describen ten-
ramente formados, y puedan salir del cascaron gan alguna relación con nuestro pais. Tal es el

en que debian desarrollarse. Otras recrean nues- que ponemos á continuación, debido al favor del
tros oidos con su melodioso canto, muchas la vis- Sr. Conde de la Cortina, tan conocido por su
hermoso y va-
ta con los brillantes colores de su empeño en el adelanto de las ciencias útiles, y
riado plumage; y algunas sirven también para en que éstas se generalicen en el pais, quien con
aliviar nuestras dolencias. Las plumas de las la mejor voluntad nos ha franqueado el original

aves, sustituyendo á la cañita (calamus) que usa- para que se publique. La traducción del italia-

ron los antiguos, han sido el instrumentos mas no ha sido hecha por una señora mexicana, que,
á propósito para comunicar nuestros pensamien- en nuestro concepto, posee bien el idioma, y la
tos, facilitándonos la escritura: ellas han forma- estampa que se acompaña está arreglada entera-
do la paleta de colores naturales con que se mente á la descripción que hace el autor. B. B,
han ejecutado esos cuadros de mosaico, que tan
justamente admiramos; de ellas se forman los

muy cómodos colchones y cojines en que descan- >§aca«lo ele los Anales de Ciencia» naturale»
samos; y ellas, en fin, son el adorno mas elegan- de láolonia del iiies de Áíayo de 1^44.
te con cfue se presenta, así el intrépido guerrero —
«tí^-
en el combate, como la delicada dama en los fes- NUEVO GENERO DE FRINGILAGOS. (1)
tines.
Este nuevo género pertenece a aquellos frin-
La observación de los hábitos y costumbres de
gilagos que tienen tanta afinidad con las pyrrhu-
las aves, el grado de inteligencia ó instinto que
las (2), que deberá ser un pyrraulano para los
desplegan en la época de sus amores, las precau- que,
que quieren admitir esta subnfamilia; los
ciones que toman para formar sus nidos, y la
saben que las
ademas, conocen nuestros escritos,
crianza y educación de sus hijuelos, según las
verdaderas pyrrhulas están colocadas por noso-
diversas necesidades á que éstos han de estar su-
jetos con el tiempo, sooi ciertamente admirables, Esta es una tribu de pájaros bastante numerosa,
(1 )

y no pueden menos de interesar vivamente á los en la que se cuenta f-1 goiiiou. {Fringiüa doméstica de
que las conocen. Sin poder entrar aquí en los Linn Pyrgila de Cuvier.)
pormenores de todos estos puntos, que tantas re- (2) una especie de Loxia de Linnco se formó el
}>e
género i'yrihul'-i, que algunos autores admiten ya como
flecsioncs suministran, creemos que lo espuesto
tribu, y a que D. José de Yíiriez y Gerona, riaturalista es-
basta para probar que el estudio de la Ornitolo-
nombre de Jiuvrclos,tomado dul francés
pañol, da el
gía es uno de aquellos pocos que reúne en sí JJouvreuil, que corresponde al Pico-Cruzado. {Loxia cur-
mismo lo útil á lo agradable: ulile dulci. viroHlra de Linn.)

(* ) Tratido de \<-3 pájaros ó aves. Del griego ornithos pájaro, y lo¿oa tratado.
los
;io

se
'ra

er-

né-
de
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BUSTAMANTEA, kíúti^ dorada, OS'

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cior

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jet

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qu(
poi
fle(

baf
gía
mil

(
OBNITOLOaiA. 449

tros entre las loxias. Y sin decir otra cosa, véan- verdad, la escesiva delgadez de los pies y de los

se aquí los caracteres del género dedos, no resultase muy injurioso al que dirigió
los diseños.

BUSTAMANTEA BP. (*) De todos los otros géneros pyrrhulanos, se


distingue el presente por la primera remadora
Pico muy corto, robusto, lastante comprimido,
corta,ademas del pico comprimido. Y del sper-
con las mandíbulas iguales comisura casi y la
mophila, aunque tiene de común con él, no me-
recta; la maxilar ajanas mas larga, con la parte
nos el carácter del pico comprimido, que el de
superior planamente arredondada, y encorvada
las alas arredondadas, lo distingue la largura del
hacia la base. Alas gr andedlas, pero arredon-
tarso, bastante mayor que la del dedo medio, y
dadas, con la primera pluma de las remeras mu-
el tamaño y robustez del pólice. Como quiera
cho mas corta que todas; la tercera y la cuarta
que sea, este género, mucho mas que cualquiera
muy largas. Cola corta, pies robustos, con el tar-
otro, se acerca al spermophila, y acaso el uno y
so bastante mas largo; el dedo del medio algo del-
el otro deberán ser por fin reunidos; modifican-
gado, los laterales casi iguales y el ante/'ior mu-
do, sin embargo, en tal caso los caracteres asig-
cho mas robusto y mayor que todos los demás.
nados por Swaison á su género, y desechando
ese muy vago nombre, porque hace ya mucho
TYPO. BUSTAMANTEA DE CABEZA DORADA.
tiempo que se ha dado mas oportunamente á un
Con él dorso ó lomo, las alas y la cola aploma- género de los mamíferos. (*)
dos; megillas y todo el cuerpo, tanto por debajo El nombre que le hemos proscripto, es el del
como por los costados, de color rojizo acastañado; óptimo presidente de México, protector celosí-
frente y parte delantera de lá cabeza, color dé oro, simo de las ciencias, en memoria de la muy hon-
con plumas algo rígidas; la parte anterior', la nu- rosa visita que hizo á nuestroMuseo en el mo-
ca, d pico y los pies negros. mento en que describíamos el gracioso pajarito;
Habita en la provincia de Santa Fé de Bogo- y para darle una prueba de nuestra simpatía,
tá, en la Aoiérica meridional. .. .Ecsiste en el por su generosa conducta en todas sus operacio-
Museo Marqués Horacio Antenorio Peru-
del Sr. nes,y especialmente por el horror que siente de
sia, quien bondadosamente lo ofreció para des- que aun no sea bastantemente aborrecida la es-
cribirlo. clavitud de la raza africana.

La mas vecina á la de este pajarito,


especie 1.° de Junio de 1844.
que yo conozco entre las muchas obras que po- CaBLÓS L. BoíÍAPAIlTE,
seo, ó que be jíodido consultar, es la Loxia mi- príncipe de Canino.
nuta de Gmelin, dibujaba bace mucho tiempo en Septiembre de 1849.
la obra de Buffon, en sus láminas de color, plan-
(Traducido para el Albijni Mexicano por M. L. B.)
cha 319, figura 2. =*, donde á pesar de la poca
delicadeza del grabado, los caracteres sobre que
Insertamos á continuación el testo original
yo he apoyado mi género, están bien represen-
italiano para que se pueda juzgar de la esactir
tados, principalmente la robustez de los pies. No
tud de la traducción y de la autenticidad del
me admirarla de que otros varios fringilagos, de-
documento.
signados como pyrrhulas por Spix y por Tem-
mink, y considerados SpermojMlas por Swai-
"GENÜS NOVUM FRINGILLINARUM.
mi nuevo género, Questo nuovo genere appartiene a que Frin- '

son, perteneciesen á este si el


gillini tanto affini alie Pyrrhülce, che dovrá essere
suponer que fuese diamctralmente opuesta á la

(*) Se ha adoptado la terminación en ea para que no (*) Swaison ha propuesto el género spermojihila,
se confunda con un fósil llamado Bustamancia, descrito comprendiendo en él á los burrelos ó pyrrhulas de la

en el Tratado de Orictognosia del Sr. D. Andrés del Rio, América del Sur, principalmente la i?.v/í?*/a /a tóros-

página 291; ni con uña planta á que se ha dado el nom- tris, y la cinereola; pero no ha sido generalmente admi-
bre de Bustamantá, que se halla en el Prodromus de tido, á mas de que, como dice Canino, el nombre estaba
Mr. De-CandoUe, tomo 3. ° ,
página 85: ambos objetos ya mejor aplicado á ciertos mamíferos; esto es á las ar-
dedicados con anterioridad al difunto teniente coronel dillas de tierra, que son un medio entre las marmotaB
D. José María Bu¿tamante, nuestro compatriota. (arctomya) y las ardillas comunes (sciurus).
450 ornitología.

un Pirrulino appo coloro, cui piace ammettere altro accostasi alio Spermophila; e forse 1 ' uno
quella sottofamiglia. Clii per altro conosce i e r altro dovranno essere perfino reuniti, modi-
nostri scritti sa che le veré Pyrrhula, son da noi ficando pero in tal caso i caratteri assegnati al
poste fra i Loxini. E senza piú, eoco i caract- suo genere dallo Swainson, e rigettandone il
teri di esso genere. troppo vago nome, perché giá da gran tempo
alluogato piú opportunamente ad un genere di
BUSTAMANTIA, Bp. Mammiferi.
II nome che gli abbiam prescelto é quello dell'
Rostrum brevissimum, robusñcm, valde com-
ottimo Presidente del Messico, protettore zelan-
pressmn, mandibulis cequalibus, commissura sub-
tisissimo delle scienze, in rimembranza di una
reda; maxilla vix longiore, culmine plañe rotttn-
sua graziosissima visita al nostro museo nel mo-
dato, incurvo á basi. Alce grandiculoí sed rotun-
mento appunto che descrivevamo il grazioso uc-
datee, remige prima otmiium brevissima, iertia et
cellino, e per dargli una prova della nostra sim-
qiiarta longissimis. Cauda brevis. Pedes robusti,
patía per la generosa sua condotta in ogni opera-
tarso valde longim'e, digito Tnedio tenuiusculo, la-
zione, e specialmente per 1 orrore che senté di
teralibus subceqiuilibus, postico omnium longissimo, '

chi ancora non abborre abbastanza la schiavitú


robuslissimo.
de negri.
'

1 Griugno 1844.
Ti/jms.—BJJSTAUAl^TlA capitaurea, Bp.
GARLO L. BONAPARTE,
Dorso, alis, caxida plumbeís; genis, et tota carpo'
Principe di Canino."
re sultus lateribusque, rufo castaneis; fronte et

sincipite aureis, rigidule pluniatis; occipite, mu-


cha, rostro, pedibusque nigris. <íjAi5©M mi ¡©©I^WM.
Habitat in provincia Americae meridionalis
Sa-nia Fé de Bogotá Extat in museo dom: Ahora que se trata de establecer un museo de

marcliionis Horatii Antinorii Perusiae, qui des- historia natural" en la Habana, no creemos des-

cribendam, benigniter obtulit. nudo de interés para el común de nuestros lec-

La specie piu vicina a questo uccelleto cbe io tores el que les digamos la composición de que

eonosca tra le molte opere che posseggo, o che se valen los zoologistas para disecar y conservar
ho potuto consultare, Loxia minuta di Gme-
é la la piel de los animaléSj que es la siguiente:

lin, figurata giá é gran tempo da Buffon nelle Alcanfor 5 onzas.


sue tavole colorite, pl. 319 fig. 2. ove malgrado, Arsénico en polvo 2 libras.
la poca delicattezza dell ' intaglio, i caratteri, so-
Jabón blanco 2 libras.
pra i quali ho appoggiato ü mió genere, sonó ben
Sal de tártaro.. 12 onzas.
rappresentati. e principalmente la robustezza de'
Cal en polvo. 4 onzas. .[,

piedi. Né meraviglierei che vari altri Fringillini


figurati como Pyrrhvlce. dallo Spix, e dal Tem- Se corta el jabón en láminas delgadas y se po-
nerá fuego lento en una vasija con muy poca agua,
minck, e considerati Spermophil(B dallo Swainson,
appartenessero a questo mió nuovo genere, se i" que se remueve con una espátula de madera.'
le echa la cal y saí
supporre che fosse diametralmente opposta alia Cuando esté bien disuelto, se {

veritü 1 eccessiva sottigliezza d piedi, e delle


'
de tártaro.
'
Luego se quita del fuego y se le po-
|

dita rappresentate in quolle figure non riuscisse ne el arsénico, triturándose todo. Finalmente, se
|

disegni. le echa el alcanfor, reducido á polvo previamen-


troppo ingiurioso a chi nc diresse i

Da tutti gli altri generi Pirndini si distingue


j

te en un mortero. A merced de un poco de es-

presente per la prima remigante breve, oltre píritu de vino se da al todo la consistencia do
il j

il bccco compresso. Dallo Spermophila poi, che engrudo, y se guarda en botes vidriados.

ha comune con esso non raeno queste carattere Para usar el jabón arscnical, se disuelve en
del bccco compreso, che le ali rotondate, lo dis- agua fria la parte necesaria. La materia disuel-

tingue la lunghczza del tarso, assai maggiore di !


ta debe tener la consistencia de papilla. Se po-

quella del dito medio, e la grandezza del pollice. |


ne sobre el pomo un papel al que se le forma un

Checché ne sia, esso molto piú che a qualunque agujero para que pueda pasar el pincel.
Grandvillc dd. Ch Gcoffrcry 3C.

ÍE5^gO¥Qm

CUMPLIDO Editor
11 PRIiESi SEilTlVi

CUENTO.
Habia en una ciudad del reino de Persia un sultaban á los de los otros hermanos. Se oculta-
rico comerciante llamado Nagor, el cual tenia ban los caballos, se destrozaban los vestidos, sa-

seis hijos j una hija, ün dia los llamó á su pi'e- laban la comida, ensuciaban el agua, y cada uno
sencia y les dijo: "Hijos mios, sois ya grandes y de estos incidentes producia entre criados y
debéis pensar en vuestra suerte futura; os he lla- amos un semillero de disgustos, que terminaban
mado para consultar vuestra opinión sobre la car- en riñas violentas. El viejo Nagor notó muy
rera que deseáis tomar. Habladme con franque- pronto estos desórdenes, y no tuvo mas arbitrio
za, y os prometo emplear mis inmensas riquezas que llamar un viejo mágico que tenia gran repu-
en vuestro provecho." El primero que habló dijo: tación de sabio y que vivia retirado en una cue-
Padre mió, yo quiero ser príncipe: el segundo di- va de las montañas cercanas de la ciudad donde
jo otro tanto, y así todos, hasta que tocó su tur- habitaba Nagor,
no á la niña. — Padre mió, dijo, tomándole afec-
— Sabio anciano, le dijo este, luego que lo vio
tuosamente la mano, si yo fuese hombre, desearla llegar á su presencia. La discordia reina en mi
solamente ser como vos un comerciante honra- que me des un consejo.
casa, quiero
do con una numerosa familia á quien complacer
aunque querría que fuese menos orgullosa y fa-
— Cuenta tus hijos, le dijo el anciano, y des-
pués te responderé.
tua que lo que son mis pobres hermanos. Como Nagor llamó á sus hijos. Los varones estaban
soy muger, no deseo otra cosa mas que quedar-
completos; pero la niña Sensitiva habia desapa-
me en vuestra compañía y recibir vuestras cari- recido.
cias y bendiciones. — ¿Dónde está mi hija? grito el anciano, diri-
El padre, lleno de alegría, abrazó a su hija,
y giéndose á sus hijos.
despidió á los hijos, diciéndoles que oportuna- Estos, en vez de responderle, se arrojaron á
mente se ocuparia de su suerte. sus pies.
Desde este momento los hermanos, que habían — No busques á tu respondió hija, el mágico.
vivido en la mejor armonía, se declararon guer- —Pues ¿qué debo hacer?
ra á muerte y un odio mortal. La hija á quien — Supuesto que quieren
tus hijos ser prínci-
por. su escesiva delicadeza le llamaba el padre pes, despáchalos á que busquen unas princesas
Sensitiva, diariamente sufria los malos tratamien- con quien casarse, y si son buenos sus deseos se
tos y calumnias de los hermanos, y no hacia
las cumplirán.
mas que llorar en silencio por no disgustar á su El viejo Nagor, obedeciendo al mágico, guardó
padre. En cuanto á los hermanos, ya hemos di- su dolor paternal dentro del corazón y despachó
cho procuraban hostilizarse mutuamente por to- á sus hijos.
dos los medios imaginables. Cada uno tenia su A cada uno le dio un número de caballos, de
cohorte de criados y esclavos favoritos, que in- criados, de vestidos, de joyas y de dinero nece-
452 LA PRINCESA SENSITIVA.

gario para un largo viage, y se quedó solo en el lago del bosque. Luego que los hermanos vieron
suntuoso palacio que habitaba, entregado á la sumergir á su inocente hermana, se retiraron, co-

mas profunda melaucolía. mo hemos dicho, creyéndola ahogada. No fué


Digamos una palabra sobre la desaparición de así. Tan luego como las Ondinas sintieron que
Sensitiva. un cuerpo estraño venia á turbar el sosiego de
Los hermanos, divididos entre sí como hemos sus palacios de cristal, enviaron á las sirenas
y
dicho, tuvieron un momento de unión para per- los delfines. Estos se encontraron con el cuer-
der definitivamente á su hermana, á quien mas po de Sensitiva y en vez de castigarla ahogándo-
aborrecían por solo el motivo de que el padre la la, le desataron las ligaduras, y en sus hombros

prefería en su cariño. la llevaron dulcemente por las profundidades


Fingieron reconciliarse con ella, y la convida- del lago, hasta que tocaron las puertas de nieve
ron á un paseo. La muchacha, sencilla y confia- de los palacios de las Ondinas. Salieron estas
da, no tuvo inconveniente en acceder olvidándo- llena? de «olera; pero luego que vieron que era
se de pedirle permiso á su padre. Los herma- una niña tan hermosa, tuvieron compasión de
Bos la llevaron á un espeso bosque, en cuyo cen- ella, compasión que se aumentó luego que Sensi-

tro habia un pequeño lago muy profundo y allí tiva les refirió su desgracia y la traición de sus

la bajaron del caballo; le ataron los pies y las hermanos. Alojaron, pues, á Sensitiva en uno
manos y la arrojaron á la agua sin que ni las lá- de los mas brillantes salones, le dieron unos ves-
grimas, ni las súplicas de la infeliz ablandasen sus tidos trasparentes formados de menudas gotas
empedernidos corazones. de agua; hicieron que se soltara los cabellos, y ro-
Una vez cometido este horrendo crimen jura- dearon su cabeza de una aureola de delgadas y
ron no revelar el secreto so pena de muerte purpurinas nubes, y le dieron para su servicio á
y
volvieron á su casa trayendo sobre el caballo una las Náyades, á las Nereidas y á los Tritones.

muger con el mismo trage de su hermana á fin Sensitiva vivia enteramente feliz recorrien-
de que ni los criados, ni las gentes que los ha- do aquellos espaciosos y trasparentes palacios, y
blan visto sospechasen nada. disfrutando de todos los encantos, de todos los
Volvamos á los perversos hermanos. Cada uno placeres que tienen las ondinas en sus dominios
tomo un camino diverso en busca de aventuras. situados debajo de los mares y de los lagos.
El mayor llegó á un pueblo, se alojó en la casa Un dia Sensitiva, indiscreta como nuestra ma-
de un labrador, y mientras este dormia, le robó dre Eva, quiso salir otra vez á la tierra; subió por
á sus dos hijas. El otro incendió una casa; el el lago y sallo á sus orillas. Apenas sus plantas
otro jugó todo su dinero, en fin cada uno hizo tocaron la tierra, cuando el encanto se rompiió.
una mala y cada uno de ellos tocado por
acción, Sensitiva tuvo miedo de volverse á sumergir en
la varita del mágico de la cueva se convirtió en el lago, sintió la soledad y abandono, y se pu-
el

algún animal. El mayor tomó la forma de un per- so á llorar. Como la noche se adelantaba á gran
ro, el otro la de un burro, el otro la de un ele- prisa. Sensitiva se resolvió á alejarse de aquel
fante, y así los El mas pequeño tomó la
demás. lugar que le causaba hor^^yr, y buscar la habita-

forma de un gusano, y otro la de una tortuga. ción de su padre.


Todos quedaron sujetos á las mas horribles Echo á andar precipitadamente; pero como
penas. El perro fué al servicio de un pastor, y era joven y delicada, las fuerzas le faltaron y ca-
tenia que estarse al sol todo el dia, cuidando el yó desmayada en medio del monte. La noche —
ganado y sufriendo los palos de su amo^y las den- estaba muy oscura y comenzaba á llover.
telladas de los lobos. Sensitiva oyó el bramido cercano de unns leo-
El burro cayó en poder de un bárbaro arrie- nes; á poco sintió entre los m;i tórrales sus pasos;

ro; el elefante tenia que cargar una torre con sie- después sintió que su mejilla se abrasaba con la res-

te ú ocho personas, y que marchar á la caza de piración ardiente de las fieras. . . . entonces cre-
tigres. yó llegado el último instante de su vida, y per-
La tortuga vivía en una continua agonía, te- dió el conocimiento.
miendo machacada por el pié de un caballo
ser A la mañana siguiente entreabrió los ojos y so
ó de un elefante, y el gusano no podia evitar, las encontró en una cstensa y magnífica gruta. Sois
picaduras de loa gusanos mas pcqucñitos. leones estaban en ella; los unos dormían muy
Hemos dejado á Sensitiva en las aguas del tranquilos, y loa otros la miraban amorosamcn-
LA PRINCESA SENSITIVA. 453

brian concluido por abandonar á su señor, y á


y ya ponían la mano sobre ella, ya
te, lamian
suavemente su rostro, ya se paraban y hacían no ser porque el león cubierto de heridas, destro-
graciosas piruetas. Los leones estaban enamo- zada su lengua y su garganta por el puñal de
morados. sus enemigos, no tuvo fuerzas para continuar la
Sensitiva, anim-ada con esto, se levantó. Uno pelea. Vacilante y dejando un arroyo de san-
de los leones se inclinó, como invitándola á que gre, se dirigió á la gruta, y arrojando un quejido

montara. Sensitiva en efecto se sentó en las suave se echó á los pies de Sensitiva, que antes
espaldas robustas del león, y este con paso ma- que terminara esta sangrienta batalla se había
gestuoso la llevó por un bosque lleno de flores y desmayado.
de aromas hasta la orilla de un claro arroyuelo: Cuando nuestra heroína volvió en sí, se encon-
encontró Sensitiva las frutas mas deliciosas.
allí tró en una alcoba perfumada, iluminada por una

Aplacó la hambre y la sed, durmió debajo de lámpara de alabastro, y recostada en unos al-
unos naranjos un sueño y volviendo á
delicioso, mohadones de brocado y carmesí. Dos lindas
sentarse sobre el león, regresó por la tarde á la esclavas velaban su sueño. Apenas se había te-
gruta. Ocho días vivió Sensitiva en compañía nido tiempo al volver de su desmayo para ecsa-
de los leones enamorados, los cuales le guarda- minar el lugar donde se hallaba, cuando una
ron mas grandes consideraciones, de suerte
las puerta de ébano y de oro se abrió, y apareció
que la muchacha los encontró, con todo y ser un gallardo mancebo, en el cual reconoció Sensi-
unas fieras de la selva, mas tratables que sus pro- tiva al mismo que había sido atacado por el león.

pios hermanos. Una mañana Sensitiva escucho Sensitiva quiso arrodillarse ante su generoso
en bosque vocería, ladridos de perros, y el
el protector; pero éste, en vez de permitirlo, le ten-
marcial sonido de trompetas y otros instrumen- dió los brazos y la condujo á un diván donde am-
tos de guerra. bos se sentaron á contarse sus míítuas aventuras.
Los leones parece que, respondiendo á este Sensitiva, á instancias del joven, que era muy ca-
guerrero concierto, rugieron, haciendo estremecer balleroy cortés, habló primero y contó todo lo
á la tímida muchacha; despixes azotaron con la que ya sabe el lector.

cola sus hijares, afilaron sus uñas en las rocas,


y Maravillado estoy de vuestras aventuras, her-
dando terribles saltos, encrespando la melena y mosa niña, dijo el joven, cuando acabó de hablar
arrojando humo por las anchas narices, salieron Sensitiva. Las mías son muy cortas. Soy uu
de la cueva. Un león solo quedó en la puerta príncipe amado hasta la idolatría por mis subdi-
cuidando á Sensitiva, y paseando su mirada in- tos; poseo muchos tesoros, muchos caballos, mu-
quieta é indagadora por los árboles y ramages de chas piedras preciosas, muchas esclavas y escla-
la selva. Un cuarto de hora después el estré- vos; pero yo, señor y dueño de tantas cosas, es-

pito se aumentó, los rugidos de los leones ha- toy porque quiero ser esclavo y rendir mi
triste,

cían estremecer al monte, y los ladridos de los corazón á los píes de mi reina y señora. Esto
perros, los gritos de los hombres y la mezcla diciendo el príncipe, se arrodillo delante de Sen-
singular de varios clarines, producían una sensa- sitiva, tomándole las manos y declarándole que
ción difícil de describir. Una tropa de caballe- todo estaba ya dispuesto para que se casaran al
ros, montada en escelentes caballos salpicados de día siguiente. Sensitiva, que estaba verdadera-
sangre, se adelantaban á galope á la cueva. Ape- mente enamorada del valor, de la galantería, y
nas el león los observó, cuando rugió terriblemen- de la belleza del príncipe, aunque poniéndose al-

te y de un salto se lanzó sobre el caballero que go encarnada, lo levantó del suelo y lo recibió en
venia á la cabeza de la escolta y que era un sus brazos, jurándole un amor eterno.
apuesto y gallardo jóveu vestido de púrpura ná- Feliz casualidad, dijo el príncipe, lleno de ale-
car y verde con mallas de oro. gría. Una cacería de leones me ha proporciona-
Caballo y caballero fueron derribados al suelo do la muger mas amable y mas hermosa de la
por la fuerza prodigiosa del león; pero los sir- tierra.
vientes y soldados se lanzaron al instante sobre Al día siguiente so celebraron las bodas con
el animal. La lucha fué terrible, porque el león una magnificencia estraordinaria.
de cada salto derribaba un caballero, le destro- Sensitiva vivía muy feliz, y solo la molestaba
zaba garganta con sus dientes y volvia á hacer
la algunas tardes que salía al campo, un robusto
frente á los demás enemigos que, aterrados, ha- gusano que tocaba con las anteras sus vestidos
y
TOM, II. —XX. 58
— —
454 LA PRINCESA SENSITIVA.

la hacia estremecer involuntariamente. Si vol- sensaciones placenteras reunidas causan un bien-


vía la cara, se encontraba con una tortuga lle- estar,una ocupación tan suave y dulce, que no
na de vanidad que fumaba como una habanera. dejan tiempo para obrar á las ideas tristes, ni
Fastidiada Sensitiva con semejantes encuentros, aun á los dolores físicos muchas veces, si no tie-
rogo al genio bueno que la protegia, que la liberta- nen bastante intensidad.
ra de estos animalejos. — Toma esta varita, le dijo Por lo que antecede, se ve que no damos im-
el genio,y cuando tú hagas una acción buena, portancia á las desventajas insignificantes que
que debes hacer, toca á los animalejos, y serás pueda traer el tabaco cuando se usa fumado, pu-
completamente dichosa. diéndose asegurar, que en la isla de Cuba lo gas-
En la noche. Sensitiva rogó á su esposo que tan de esta manera ochenta personas de cada
enviara por su padre, y éste dispuso en el acto cienta. Pero vemos hoy en la Habana otro mo-
que saliera una gran comitiva á cumplir los de- do de usar, ó mejor dicho, de abusar de esa plan-
seos de su muger. Al dia siguiente, Sensitiva, ta divino. Hay, en efecto, un crecido número de
con su cabeza llena de flores y un luengo y tras- jóvenes del bello secso, entregadas sin conside-
parente velo, salió al campo y se encontró con el ración al feo vicio de mascar palitos de tabaco; y
tenaz gusano y con la vanidosa tortuga. Tocólos no se crea que hablamos de aquellas mugeres es-

con la varita, y al momento en vez de los animales tremadamente pobres, que en las épocas de la
que le daban miedo, vio á sus hermanos, que ba- escasez del tabaco, á principios de este siglo, su-
ñados en lágrimas y postrados á sus pies, le pe- plian el de fumar con los palillos que mascaban;
dian perdón. Sensitiva los perdonó sinceramente hablamos de muchas de la primera clase de la
y se retiraba al palacio de su marido. En el cami- sociedad, las cuales se ocupan á menudo, arru.i-

no encontró á un elefante y á un perro. Por dis- nando su salud, en una costumbre tan despre-
tracción los tocó con la varita, y al momento se ciable.

repitió la misma Así volvieron todos los


escena. No cabe la menor duda, en que algunas lo
hermanos á su forma natural. El padre llegó á mascan en el teatro, en el paseo y aun en la igle-
los dos dias, y lleno de bondad perdono á sus sia misma. Una de las noches pasadas, en el pro-

hijos, dieiéiidoles: "Bendecid, hijos raios, á la Pro- pio teatro, una señorita no podia ver con tran-
videncia: ella ha elevado á vuestra hermana, que quilidad una representación dramática, porque
era humilde, al rango de princesa; y sola y per- se habia olvidado llevar un ^;)tt/¿//o de tabaco; pe-

seguida ha sido protegida hasta por las mismas ro en medio de su ansiedad, pudo apercibir en
fieras. Vosotros, que erais soberbios, os castigó un palco, no muy distante del suyo, á una amiga
convirtiéndoos en reptiles y en animales domina- de aquellas que mascan, á la que envió aviso pa-
dos por el hombre. Sed virtuosos, y seréis fe- ra que la proveyera, y entonces consiguió la se-

lices." El Bibliotecario. renidad que la faltaba.

[Esciito pura el Álbum.] Y esto no es todo: hay varias de esas víctimas


de un estravío tan pernicioso; que ya no se con-
forman con los palillos simplemente, sino que apu-
PALILLOS DE TABACO. rando los medios de ese placer destructor, pro-
—-^^n+• curan despertar la sensibilidad embotada de las

Los venenos producen un efecto funesto y rá- encías, estregando con fuerza en lo interior de la

pido si obran en alta dosis, ó hacen sus estragos boca, por medio de un cepillo, los polvos de rapé
paulatinamente, si las cantidades tomadas son ó verdin, que hasta ahora no sirvieron mas que
cortas y repetidas con intervalos mas ó menos para sorber por la nariz. Hemos visto á una de
largos. Así sucede con el mercurio y sus prepa- ellas en las angustias de- un fuerte dolor de esto-
raciones, con el opio y sus compuestos, con el áci- mago con fiebre, que se consolaba poniendo el

do prúsico, el tabaco y las demás sustancias ve- primero do esos polvos con el cepillo, en contacto
neno.sas minerales ó vegetales. con las encías, frotándolas con tal violencia y
Acabamos de colocar al tabaco en la clase de precipitación, rjue parcela impulsada de un fre-

los venenos, y sin embargo es tenido por uno de nesí.

los medios de placer, porque agrada su sabor, Una desgracia es en verdad, que tal vicio se pro-
porque deleita al órgano del olfato, porque em- pague mas de lo que está entre las muchachas de
barga agradablemente al cerebro, y porque estas la Habana; porque es indudable el efecto nocivo
PALILLOS DE TABACO. 455

que resulta de la masticación de una sustancia, causar la muerte, como lo prueba el ejemplo de
cuyos principios constitutivos son acres é irri- Santeuil."

tantes, y no obran solamente en la boca, primera Es claro á todas luces, que el tabaco, cuando
parte en que desarrollan su acción, sino que co- es continuadamente masticado, obra como un ve-
mo se disuelven en la misma saliva que escitan neno, cuya dañosa acción se desenvuelve en la

de continuo, se tragan con ella de un modo ine- boca y en los órganos internos, despertando ma-
les prolongados y de consideración, que á la par
vitable,y van á producir en el estómago é intes-
tinos una irritación crónica acompañada de los de las angustias que ocasiona, desmejora necesa-
molestos y peligrosos síntomas que son comunes riamente el rostro, quitándole su natural colori-
á este género de afecciones. do y su animación; afea al propio tiempo las for-
Cuando se observa á una joven casi siempre mas mas hermosas, destruyendo la gordura que
delgada, con la piel mas o menos tinturada de lasredondeaba; y por último, si con oportunidad
un amarillo terroso, los ojos lánguidos, la boca no se corrige un estr ivío tan destructor, la mas
regularmente húmeda; quejarse de vahídos ó des- linda joven, la que podia desafiar á las enferme-

vanecimientos de cabeza, con propensión á pade- dades antes de empezar una costumbre tan per-
cer dolores en el estómago y por los alrededores judicial, es cierto que no morirá perentoriamen-
del ombligo; que está con frecuencia sin apetito te, con los síntomas de un activo envenenamien-
para y sujeta á evacuaciones ven-
los alimentos, to; pero arrastrará una ecsistencia miserable por
trales ya serosas, ya mucosas, y algunas veces los continuados achaques, hijos del tósigo que po-

con tenesmo; esa joven, se puede decir por 90 co á poco corroe sus entrañas, y para decirlo de

grados de probabilidad contra 10, que tiene el una vez, sucumbirá á los infalibles estragos de
mal hábito de mascar palitos de tabaco. una tisis por consunción.
Estos signos no son otra cosa que las señales
o síntomas de la escitacion de los tejidos de los AUMENTOS FERMENTADOS PARA CEBAS.
órganos sobre los cuales obran las sales veneno- —.^t^_
sas que componen la sustancia del tabaco. Vea-
Un escritor francés recomienda el uso de los
mos lo que está escrito sobre este particular en alimentos fermentados como cualidad mas nutri-
el artículo tabaco, del Dictionnaire abregé des
tiva, fundándose en esperimentos que hizo en la
Sciences medicales; traducido dice así: si penetra
ceba de puercos. De ellos resultó que éstos en-
en las vias digestivas, (el tabaco) determina có-
gordaron mas pronto alimentados con papas co-
licos violentos, deyecciones albinas abundantes,
cidas y fermentadas, que con igual sustancia en
algunas veces estraidas de sangre; ó bien una es-
su natural crudeza. Los tratantes de nuestro
crecion dolor osa de orina y sudores copiosos, y pais se resisten á comprar las cebas que se han
frecuentemente convulsiones, el coma y la apo- engordado con calabazas y raices de tuberosas, por
plegía. También Orfila, bastante digno de toda
suponer que su grosura es aparente: si cocidas y
fé, en su obra titulada: Socorros que se han de dar fermentadas esas sustancias aumentan su fuerza
á los envenenados, hablando del tabaco se espresa
nutritiva, mejorarla la calidad de los cerdos y
en los términos siguientes: "Es importante dar resultarían bienes de consideración: primero, me-
á conocer los efectos del tabaco, á fin de evitar
nos costo en los alimentos consumidos: segundo,
los peligros que pueda ocasionar. Se ha visto me-
menos tiempo empleado en la ceba: tercero,
manifestar embriaguez y vómitos en los niños,
nos cantidad de alimentos invertidos en su du-
solare cuyas cabezas se aplica un linimento pre-
ración.
parado con polvo de tabaco y manteca de vacas.
Lo mismo se verifica en ciertos casos por haber La envidia es el fuego que devora el alma de
lavado las partes que tienen sarna con agua en los artistas.
que haya hervido tabaco. También se asegura
que murió uno por haber tomado por las narices Los zelos devoran el corazón de los jóvenes.
una cantidad grande de tabaco en polvo. Todos
conocen, si los han observado con atención, los La avaricia los deseos devoran alma de los
y el
peligrosos efectos del tabaco puesto sobre las he- viejos.
ridas: introducido en el estómago, purga, hace
vomitar, da temblores, convulsiones, y aun puede Solo se halla la calma en la filosofía.
"-er ^o"

-í—-^SJ*®*^-^-

HIGIENE POPULAR.
*
Voy á hablar de una materia que casi desco- ción; entonces, aun el como á mí me
ignorante,

nozco; pero cuya importancia he visto con fre- sucede, se alienta para dirigir, no un reproche,

cuencia encarecida en todos los escritores que sino una súplica á los que pueden mejorar la si-

con tanto y noble zelo se han encargado de cui- tuación de los infelices.
dar el bien de sus semejantes. ¡Generosa tarea En la preciosa obra del Sr. Barón de Geran-
en que aparece engrandecido el escritor público do, al tratarse de popular y refiriéndo-
la higiene
en el verdadero desempeño de ese delicado sa- se muy particularmente á los artesanos y á todas
cerdocio de la civilización de que por desgracia los clases trabajadoras en lo general, va ocupán-
tanto se abusa! dose de una por una de las profesiones insalubres,
Puede asegurarse, sin vacilar, que en México con la caritativa diligencia que siempre emplea.
las ciencias médicas están á la cabeza de los ade-
La naturaleza de este artículo, escrito con el
lantos intelectuales, y admira ciertamente la po- objeto de promover la discusión sobre esta mate-
ca aplicación que estos adelantos tienen respecto ria, apenas me permitirá hacer algunas indicacio-
de la beneficencia pública. Los consejos de sa-
nes aplicadas á nuestro pais.
nidad no estienden su círculo ni ejercen la in-
En primer lugar, creo que en todo Estado en
fluencia que debieran; los charlatanes curande-
que hubiere el número competente de facultati-
ros^ mas funestos que las mas destructoras epide-
vos, deberían establecerse cuerpos de sanidad
mias, infestan desgraciadamente nuestras ciuda-
que se encargasen, entre sus otras atribuciones,
des y aldeas, y hasta hoy no ha llegado á mi no-
de la higiene pública, visitando las cárceles, los
ticia, que alguno de los médicos eminentes que
hospicios y hospitales, para indicar á la autoridad
poseemos, haya escrito sobre la higiene pública,
las mejoras que parecieran mas convenientes.
aplicada á las costumbres y á las necesidades na-
Debería escitarse á esas juntas á que escribie-
cionales.
sen algunos ^anuales sobre higiene o acomoda-
La humanidad se estremece cuando se recor-
sen á las necesidades locales los que han escrito
ren nuestros establecimientos públicos, las cár-
M. Saucerotte, Mad. Celnart, Orfila y algunos
celes presidios, los talleres, y aun fuera de Mé-
y
otros que pudieran servir de modelos.
xico, algunos lugares destinados á la educación.
Cuando se compara este doloroso vacío con la Es indispensable desterrar del centro de las
numerosa diligencia de los eminentes profesores poblaciones, los establecimientos de comercio que,
europeos, que no han querido que sean estériles como las curtidurías, casas de matanzas, fábricas
los tesoros de saber que poseen, que con una de fósforos y otros, perjudican notablemente;
magnanimidad angélica han participado al indi- quitar los muladares, esenciuhnentelos que están
gente y al enfermo de los bienes de la civiliza- á los vientos dominantes, y observar estrictamen-
BENEFICENCIA PUBLICA. 457

te otras disposiciones de policía que ya lia dicta- tes, lugar sin sol y hecho de adove, abrigadero

do la esperiencia. de animales y de aves de toda especie, como el

La obra de Garando, como dijimos al princi- arca de Noe.

pio de este artículo, llama debidamente la aten- Muchos de mis lectores habrán visto la horri-

ción sobre los artesanos cuya salud está mas es- ble destrucción de la embriaguez, las muertes de

puesta, á saber: Plomeros, herreros, panaderos, los niños, la anticipación de la vejez en los jóve-
cardadores de lana, canteros, pintores, fabrican- nes, el trato cruel y bárbaro de los padres con
tes de vidrio &c., &c.; citando á los médicos que los hijos á quienes tratan como esclavos, y tan-
han hecho estudios especiales para preservar la tos escesos que en las goteras de nuestras mas

salud de estos hombres, entre estos médicos re- populosas ciudades se perpetran con escándalo

fiere los nombres de Eammasini, Patissier, Adel- de la religión y de la humanidad.


man, Alois-Maier, el conde Berthold y otros. Las municipalidades, los curas, y esas juntas
Si entre nosotros, aun en las ciudades está tan de sanidad, establecidas y propagadas convenien-
desatendida la higiene, ¿qué deberá esperarse en temente, deben proveer á esos cuidados. Deben
los campos, en donde algunos tienen una ecsis- intervenir cada una según sus atribuciones en la

tencia semi-salvage? mejora de las casas que nuevamente se constru-


Al tratarse de este punto, no puede recordar- yan, en las pláticas de sana moral y de adelanto,
se sin profunda gratitud, la obra de M. Corme- de un modo perceptible á todas las inteligencias,
nin, titulada: "Conversaciones familiares sobre el de la vsobre-vigilancia para la conservación y
modo de mejorar la condición de los pueblos." desarrollo de las poblaciones.

En esta sencilla, pero recomendable obrita, se Para esto no pueden prescribirse reglas gene-
trata muy estensamente sobre la mejora de las rales; es obra, en su mayor parte, del zelo, de los
clases agricultoras, y da consejos que muy fácil- talentos y de las autoridades locales, que deben
mente se podrían reducir á la práctica. avenirse al clima, á la naturaleza de las ocupa-

Cierto es que alguno de los comentadores es- ciones o industria de sus habitantes, y hasta á
pañoles de aquel autor, ha opinado porque las sus costumbres y preocupaciones particulares.

suyas son bellas teorías practicables dentro de No quiero concluir este artículo sin estractar
doscientos ó trescientos años, porque suponen un el de la obra de Mr. Cormenin, titulado: "Medi-
grado de instrucción muy elevado, y como para cinas del momento," que pueden esplayar los in-

nulificar los raciocinios del escritor francés, cita y que copio con el deseo de populari-
teligentes,

la robustez y bien estar de algunos labradores zar esta obra y de hacer útil mi pequeño artí-

españoles que quebrantan las reglas de la higiene. culo.

Yo no he tenido ocasión de estudiar las eos-,

tumbres españolas; pero en lo poco que conozco


"francisco.
de México, sé decir, que la violación de esas le-
yes de la higiene hace á gran parte de nuestros la- "Los habitantes de las ciudades, maese Pedro,
bradores, enfermizos y raquíticos, y que sobre to- son menos desgraciados que nosotros los pobres
do, la raza indígena perece dia á dia, víctima de aldeanos, porque cuando caen enfermos ó se ven
sus vicios y del abandono en que vive. atacados de algún accidente repentino, tienen
Pocos mexicanos no habrán visto pueblos en- mas á la mano los socorros necesarios, y nunca
teros compuestos de reducidísimos jacales sin se encuentran lejos de algún remedio; pero en la
ventilación ninguna y en donde se aspira la at- mayor parte de nuestros lugares, cuando cual-
mosfera sofocante del humo de las pencas, del es- quier infeliz se pone malo ó se causa alguna he-
tiércol y de lajarilla: pocos dejarán de haber vis- rida, unas veces por ignorancia nada hace, y el
to la realidad de la horrible pintura que hace mal se empeora, y al fin no tiene remedio; y otras
Zavala de uno de esos cuartos sin respiradero al- por una ignorancia mas necia todavía, se cura á
guno, donde duermen revueltas personas de am- su manera con medicinas malas y contrarias.
bos secsos, al frente de sus dioses o penates, como "¿Qué es, pues, Maese Pedro, porque ya veis
él les llama. Aun en las rancherías fabricadas que nos importarla saberlo, qué es lo que debe-
al frente de las haciendas, bajo el cuidado é ins- mos hacer en los principales casos ó de acciden-
pección de los amos, se advierten estos males, el tes, en tanto que podemos lograr que venga el

establo junto al lugar en que duermen las gen- médico?"


458 BENEFICENCIA PUBLICA.

"mAESE PEDRO. ser lo primero, y deshacer el nudo,


y de aflojar

no descuidando de llamar inmediatamente al


"Tu deseo es laudable: pero no siendo yo fa-

que podré hacer, será analizar médico.


cultativo, lo único
"Para las asficsias por el vapor del carbón, del
en los términos mas sencillos é inteligentes los
moste, vinos ó de otros líquidos en fermentación,
consejos de la medicina popular."
de las tierras gredosas, ó por falta de aire respi-
"francisco. rable, es menester abrir las puertas y las venta-

"Los acepto, Maese Pedro: ¿qué es lo que de- nas, colocar á los asficsiados al aire libre, escitar-

be hacerse en un caso de asficsía?" los, frotarlos con un fuerte cepillo de cerda, ó


con algún lienzo empapado en agua fria o vina-

"maese PEDRO. gre, introduciendo el aire por las narices á la

"Hay varias clases de asficsias, que son la de boca, y darles, después que hayan vuelto en sí,

los recien nacidos, la de los ahogados, la de los algunas cucharadas de vino caliente con azúcar.

ahorcados, y ademas las causadas por el vapor "En cuanto á las asficsias por el calor, hay
del carbón, de las tierras gredosas, de los pozos que colocar al paciente en un parage fresco, des-
neo-ros. sumideros ó albañales, y las motivadas nudarle y administrarle una ayuda de agua sa-
por falta de aire respirable, por el frió ó por el lada.

calor. "Para los asficsiados por el frió, los mejores

"Afeamos, pues: si el recien nacido no respira socorros son los frotaciones con nieve o lienzos

por causa de debilidad y parece muerto, es nece- empapados en agua helada, que luego se susti-
sario desenvolverle inmediatamente, introducién- tuirá con otra nueva quebrantada, y después con

dole el aire en las narices ó en la boca por me- otra tibia, teniendo cuidado de no apvocsimarlos

dio de algunos soplos no violentos con esceso; al fuego sino por grados, de introducirles el aire

frotarle el cuerpo con un cepillo suave, ó con al- en los pulmones, de darles algunas fricciones
gún lienzo caliente, ó bien meterlo hasta los con un cepillo seco, y de administrarles también
hombros en un baño templado de agua y vino. alguna lavativa, como queda dicho.
"Si el niño padece convulsiones, el baño es lo "Si es solamente un miembro el que está hela-

esencial, y al mismo tiempo le será muy conve- do, sobre él nada mas deben darse las fricciones

niente, si hay posibilidad, un par de sanguijue- y los baños.

las tras de las orejas. "Debe tenerse mucho cuidado y perseverancia


"Los ahogados pueden ser vueltos á la vida en continuar estos remedios, porque su adminis-
aun después de haber permanecido bastante tiem- tración ha vuelto muchas veces la vida á las per-
Es necesario guardarse bien de sonas, ocho ó diez horas después del aconteci-
po en la agua.

tenerlos suspendidos por los pies; lo primero que miento.


debe hacerse, es, cortar con unas tijeras sus ves- "Para toda clase de envenenamientos, es menes-
tidos húmedos, acostarlos sobre el lado derecho ter inmediatamente provocar el vómito por me-

en una cama moderadamente templada, y con la dio del emético ó de 1» hipecacuana, pudiendo

cabeza un poco en alto; quitar después con el de- suplir estas dos cosas con un poco de aceite ó do

do las mumosidadcs y fango de que debe estar agua caliente.

llena su boca, colocando debajo de su nariz una "Para las mordedicras de víboras ó serpientes,
pajuela, é introduciendo el aire en sus pulmones debe apretarse con un lienzo, y por encima de la
por medio de un canuto delgado; hacerles tam- herida, la parte mordida, bañarla en agua y en-
bién cosquillas con una pluma en las narices volverla con una venda mojada, y si es posible
y los labios, dándoles fricciones con lana calien- cauterizar al momento la mordedura con un
te, empapada en aguardiente, o con cepillos se- hierro ardiendo.
cos; aplicarles ladrillos o botellas de agua, am- "Conviene también frotar la parte con aceite

bas cosas muy calientes, ó planchas o calentado- ó cualquiera clase de grasas bien calientes, apli-
res, y administrarles una ayuda de agua salada carla algunos trapos empapados en esas mismas
y tibia. sustancias, ochar en la Haga algunas gotas de ál-

"Los mismos socorros, poco roas ó menos, de- cali volátil, hacer beber al paciente mucha agua

ben prodigarse k los ahorcados, después de cor- de flor de saúco ó de naranjo, y provocar el su-

tar la cuerda, que, como se deja conocer, ha de dor.



BENEFICENCIA PUBLICA. 459

"Las picaduras de las abejas, tábanos y mos- en abundancia, necesitan un fuerte cabezal, colo-

quitos, se curan quitando primero el aguijón, la- cado sobre ellas, sostenido y sujeto con una
vando la herida y empapándola en agua fria, que venda.
será mejor que esté salada. "Para las magulladuras ó contusiones son ne-
"En caso de hidrofobia (mordedura de perro
cesarios cabezales de agua salada, ó de vinagre
rabioso), es necesario que sea cauterizada profun-
mordedura por medio de un hierro mezclado con doble cantidad de agua.
damente la

encendido. "Para las dislocaciones o relajaduras, si cau-

"En caso de quemadura, si el fuego ha pren- san grande dolor, son indispensables la quietud
dido en la ropa, es necesario no correr, sino tirar-
completa, muchas sanguijuelas, cabezales de agua
se inmediatamente á y revolcarse en ella,
tierra,
y vinagre, y un vendage fuerte sobre la parte
á fin de poderlo apagar; meter en seguida la par-
lastimada. Si el daño es ligero, basta con un ba-
te dañada en agua de cal ó de hielo, dejarla en
ella mucho tiempo, y envolverla después en un ño de agua fria dado en el momento; pero con la

poco de algodón. mas leve irritación que se note, es indispensable


"Para la hemorragia, si es de alguna arteria, no hacer uso del miembro dislocado.
es menester comprimir mucho la parte; si es de
"Las espinas, astillas ó cuerpos puntiagudos,
nariz, es preciso colocar al paciente al aire libre,
introducidos en la piel, deben estraer seinmedia-
aplicarle algunos cabezales de agua y vinagre
muslos y alrededor de la tamente, haciendo en ella una pequeña incisión;
sobre las sienes, en los
nariz;en caso de necesidad, introducir en ella pero si esto no fuese fácil, pueden aplicarse ca-

una especie de tapón de lienzo, empapado en vi- taplasmas de harina de linaza en la parte heri-
nagre puro, hacerle inclinar la cabeza hacia ade- da, cuyo tumor, si llegase á supurar, debe'abrirse
lante y levantar perpendicularmente los brazos:
en el instante que sea posible.
"A los atacados de apoplegía se les debe des-
"Las reumas de cerebro ó constipados, se cu-
nudar la cabeza, el cuello y el tronco del cuerpo,
levantándolos suavemente y colocándolos al aire ran respirando los vapores del agua de saúco ca-

libre, aplicándoles en seguida cabezales de agua liente ó de cualquiera otra clase de yerbas aro-
fria, vejigas llenas de hielo molido, fomentos ca- máticas, y cuidando de tener el cuerpo y los
lientes en las piernas, y sanguijuelas en el cuello
pies bien abrigados. En la convalescencia debe
y detras de las orejas, y dándoles, sobre todo,
comerse poco, no mezclar los alimentos y beber
una sangría en la mano, que á falta de facultati-
vo debe hacerse con un cortaplumas ó con cual- agua envinada.
quiera otro instrumento agudo é incisivo. "En fin, Francisco, no eches en olvido lo que
"Los cuerpos atravesados en la garganta, ó se vas a oir: es indudable que un sin número de
estraen, ó se impulsan para hacerlos descender.
enfermos perecen en las aldeas, á la salida de su
Se estraen (empleando para ello unas punzas y
enfermedad, esto es, en su convalescencia, por el
en su defecto los dedos) las agujas y alfileres, es-
esceso de alimentos, comidas irritantes con espe-
pinas, huesos, fragmentos de vidrio, pedazos de
corcho ó de madera, piedras y metales; se
tela, cie, &c., &c., bajo el protesto de que no mueran
se impulsan (por medio de una ballena ó una ce- de debilidad, lo cual renueva y aumenta la in-
rilla, o haciendo tragar al paciente una miga de tensidad del mal que acaba, con el enfermo, y
pan) el pan mismo, la carne, frutas,legumbres y
mas pronto aún con el eonvalesciente.
otras cosas parecidas. Si hay dificultad de es-
"Esto es, £,migo mió, lo que es posible hacer
traer los cuerpos que deben estraerse, deberán
impulsarse, porque antes que todo es la vida del en las aldeas y cabanas retiradas, antes de la lle-

paciente, sin embargo de que lo primero que de- gada del médico, el cual debe prescribir después
iae procurarse es el vómito con la introducción de los medios mas complicados que le sugiere el co-
una pluma en la garganta, y no olvidar las in-
nocimiento del arte que profesa." G. F.
yecciones en el ecsófago de aguas emolientes, co-
mo cebada, malvas y salvado.
"Las heridas, cuando de ellas corre la sangre
UNA PAM TODOS.

Los círculos de buen tono, como ahora se dice avasallados los corazones; era, propiamente ha-
de las reuniones de las personas mejor vestidas blando, la beldad á la moda.
y de mayor viso social, no se ocupaban de otra Una beldad á la moda es una de esas efíme-
cosa sino de la repentina aparición de un astro ras creaciones del aura popular, que se elevan
de hermosura deslumbradora. Era Paquita, de- demasiado alto para caer luego en el ridículo, en
liciosonombre, que tenia y posee el esquisito el desprecio, ó tal vez víctimas de la maledicen-
mérito de trascender á algo de allende de los cia y del escándalo.
mares. Paquita era hija de un millonario, que Una beldad á la moda es una de esas jóvenes
habia vivido oscuro y retirado en sus fincas de que se ven repentinamente objeto de todas las
campo, sin mas distracciones que sus afanosas miradas, de todas las atenciones, de todos los
tareas, ni mas objeto qu^í el de atesorar la inmen- obsequios, de quienes se imitan los mas imper-
sa fortuna que le abria, en la época á que me re- ceptibles movimientos, á quienes todos codician
fiero, las puertas de la elegante sociedad. para un baile, sin cuya presencia una reunión es
Paqiiita habia perdido á su madre en su niñez, fria y desabrida, y cuya fama es objeto de los co-
y habia vivido, como su padre, en el campo, res- mentarios y de los corrillos de cócoras.
petada, obsequiada nimiamente con todo el orgu- Una beldad á la moda, para un elegante tro-
llo de una condesa ó duquesa de los tiempos feu- nera, escomo el signo distintivo de su buen to-
dales, y con toda la mala educación de una ran- no, como un burnuz ó una polka, como un com-
chera. plemento de su equipo, como un frison para un
Habiendo venido á México Don Panfilo Car- quitrín, mala la comparación.
reta, retumbante nombre del Sr. padre de Pa- ¡Desgraciada la muchacha que en esa transito-
quita, sucedió, como acontece frecuentemente á ria época de favor, no tiene la cabeza muy firme
los ricos, que tuvo un círculo estenso de amigos y no se apoya en el buen juicio como en un bá-
íntimos que lo impulsaron, casi á su pesar, á que culo; su caida será como la de un ministro der-
entrara en la vía á que lo llamaba su riqueza. rotadoen las cámaras!
Tomó una casa acomodada á su rango, que un Paquita era, como antes hemos dicho, esa bel-
complaciente tapicero trasformo en un palacio; dad á moda; maestros de idiomas, de baile y
la
adquirió magníficos carruages, reformó su equi- de música, modistas y amigas, todo le formaba
po, que pecaba contra las reglas mas triviales de una nueva atmósfera, que tendía repentinamen-
la etiqueta, y á poco Don Panfilo, muy tieso y te á trasformar su ser; pero estas trasformacio-
muy orraado, un si es no es torpe en el desempe- nes no pueden ser repentinas; así es que Paqui-
ño del nuevo papel que iba á representar fuma- ta dejaba entrever, al través de su lujo, cierto

ba habano, asi-^tia á la Lonja, concurría al paseo dejo, ciertos modales, ciertos resabios de su des-
y escandalizaba en las noches el teatro con su cuidada educación.
sueño arrieril en medio de las deliciosas armo- Sus descuidos en el castellano, el desgenio y
nías de Bellini y Piossini, de los chistes de Bre- despego con que caia la manteleta en sus hom-
tón ó de los raptos apasionados de Dumas y bros, la torpeza que dejaba notar con el corsé y
Yictor Hugo. ios guantes, eran objeto do envenenados epigra-
Paquita era el objeto de todas las miradas; sus mas que se clavaban en su naciente reputación.
atavíos espléndidos, cierto aire de candor y com- Entre lo que mas cómicamente caracterizaba
postura, sobre todo, su belleza angélica, tenian á Paquita, era lo mortificante que le parecía
CK. GeoffroT se.
C-Tazi3:vdlle del^

©/^LO^

CUMPLIDO Editor.
UNA PARA TODOS. 461

Don Panfilo, recordando eternamente que Pa- cuando oia á su hija tartamudear tres ó cuatro

quita en la hacienda andaba de zapatones en su palabras en un chapurrado incapaz, que los adu-

primera edad, y con un túnico de indiana; sus ladores llamaban escelente francés, y traia el can-

eternos elogios de las muías y de la siembra, y dido padre el Chantreau como en triunfo, para

algunos modales que descubrían la grosera tela que recitase la niña aquello de le gouverneur dt

del autor de sus dias, la Virgiiúe: '-El que gobernaba á todas las vír-

Paquita comenzó por temer la presencia de su genes," (traducía Paquita) y otras cosas por ese

padre, después por importunarle, por serle in- estilo.

aguantable. El maestro de música hacia primores por su

Así es que sus afecciones se concentraron en parte, y Don Panfilo se hacia lenguas por los

sus amigas, y el afán de su vida fué el tono, la adelantos de su hija, y citaba, como prueba con-
divagación y los amores. cluyente, que cada quince dias tenia que mudar
Esta era la rica mina que iba á esplotar, por. encordadura al piano.

que, no obstante los defectillos de que adolecia Pero lo mas sobresaliente de todo esto, era la

nuestra beróina, tenia alrededor un círculo in- parte ecsótica, objeto único de los cuidados de

menso de adoradores, que la veian como á su Paquita, que no se ocupaba en nada mas prefe-

deidad, como á su encanto, como á la hermosa rentemente que en peinarse, en asearse y en dar-

dispensadora de la felicidad. se como en espectáculo en su magnífico sillón,

Elegantes derretidos y sumisos, jovenzuelos cubierta de flores, á la faz de sus novios, y tal

tímidos, copleros gemebundos, viejos avaros como se presenta en la estampa adjunta, que no
y
especuladores astutos, todos se disputaban el ho- me dejará mentir.

nor de merecer un signo cualquiera de, aproba- Sin embargo de este ruido y de este concurso

ción. de anaantes, Paquita en nadie se habia -fijado, á

Por su parte, la niña, que, por medio de un nadie amaba, y creia que era muy inocente eso

cambio tan repentino, se encontraba en un terre- de dar á todos esperanzas y que todos tuviesen

no de todo punto desconocido para ella, en lo


derecho á aparecer ante el público como sus cor-

que menos pensaba era en ser desdeñosa; sonreía tejos.

al corazón, recibía con afabilidad las coplas de El resultado de esta imprudencia fué fatal;

los poetas, consolaba á los tristes y halagaba con Paquita, siendo, como era, buena y virtuosa, per-

su franco carácter á los viejos agiotadores de dió por su poco. tacto esa virginidad de opinión,

amor, que no la dejaban respirar. ese perfume de castidad y de buen nombre que
Su popularidad, con ciertas puntas de ridículo, debe rodear á una niña; Paquita era una muger

se divulgó en instantes; verificóse en su casa una desconceptuada.

positiva invasión de gente cumplimentera y re- Objeto de escándalo en los anales de la cróni-
gocijada, y el pobre de Don Panfilo, dirigido ca escandalosa; motivo de risa y murmuración en
por otro ranchero casquivano, creia que todo eso las tertulias, y ejemplo triste de ridículo: Pa-
era buen tono y buena crianza, y cosas muy quita quedó convertida en una de esas mugeres,

puestas en orden. de quienes á veces con tanta injusticia como


No pasó mucho para que la casa de Paquita crueldad decimos: es una muger con quien bien
se volviera un hotel de holgazanes, en que se be- se puede uno divertir.
bía, se jugaba, se inventaban diversiones, se da- Pobre Paquita! tuvo que ocultar su vida in-
fortunada en su hacienda, y que espiar como
ban citas los filarmónicos, y se hacia cera
y pá-
crímenes algunos dias de imprudencia. Era una
bilo de la bien adquirida fortuna de Don Panfi-
hermosa flor sin aroma; la Dalia era su símbolo.
lo Carreta; pero el viejo quedaba embelesado El Bibliotecario.
TOM. II. —XX. 59

s^ds^

/^ ^^ f^ f^ í==i f^ ^

Hace muy pocos dias que se ha publicado nada, conforme á los caprichos de nuestra políti-

im tomo que contiene las poesías del Sr. D. ca. Entre estos dos estremos, su suerte no tiene
medio.
Manuel Carpió. Nos proponíamos hacer
Si está escrito que México, tal como es hoy,
im análisis de la obra; pero habiendo escrito
deje de ecsistir,
y que en él se pierda hasta la
el Sr. Pesado un prologo digno de llamar la hermosa lengua castellana, no por eso se desani-

atención pública, lo insertamos á continua- men los mexicanos dotados con el sagrado fuego
de la poesía; las obras suyas, que merezcan el ho-
ción, felicitando al Sr. Carpió por una publi-
nor de inmortaUdad, serán trasladadas á la
la
cación que afianzará la justa y merecida re-
antigua España, y conservadas allí con la ternu-
putación que como poeta ha disfrutado en ra ycuidado que merecen á una madre los úl-
el

la república. Editores del Álbum. timos despojos de un hijo desgraciado. ¡Tristes


y dolorosos pensamientos!
Es digno de notarse que el impulso dado en Entre los autores que mas se han distinguido
México á la literatura, en los pocos años que han en la presente époea, uno de ellos es el Sr. D.
mediado desde que se consumó la independencia Manuel Carpió, autor de estas poesías; muchas
hasta la fecha, haya sido en proporción mucho de ellas se han pubHcado anónimas en los perió-
mayor que el que recibió en todo el tiempo de la dicos literarios de esta capital, se han reprodu-
dominación española. Ya el célebre Heredia cido después en los Estados, y son leídas y aplau-
había notado este fenómeno, que se esplica muy didas por toda clase de personas. Se deseaba
bien con solo advertir, que la época mas impor- una impresión completa de todas, y yo, querien-
tante, y también mas larga, del gobierno colo- do hacer este servicio á mi patria, he vencido la
nial, coincidió con la decadencia de las letras y modestia del autor, obligándolo á prestar su con-
buen gusto de la madre patria. En la misma sentimiento para esta edición, que sale á luz bajo
España hay un gran vacío en esta parte, desde su nombre. El, ocupado en diversos asuntos, ya
su siglo de oro hasta el reinado de Carlos III, públicos, ya de su profesión, m*fe' ha dejado que
en que empezó el renacimiento de las letras. corra esclusivamente con ella. El público, pues,
Como quiera que sea, México ha ofrecido en me deudor de este bello presente, por
es el que
estos últimos años un movimiento literario, con espero merecer su gratitud.
BO pocos ensayos felices, llenos de esperanzas En un mérito que parece ma-
estas obras hay
para lo futuro; esperanzas que acaso se malogra- yor á proporción que mas se ecsarninan. La elec-
rán, ya descuido y superficialidad en que
por el ción de asuntos no puede ser mas digna; y el au-
desgraciadamente van cayendo los estudios, ya por ¡
tor, conociendo sus fuerzas, las ha dedicado á los
los riesgos que con las invasiones que nos amena- temas nobles y sublimes de la lieligion y de la
zan, es de temer corran también nuestra naciente Filo.sofía, sin desdeñar á veces los del amor, to-

literatura y hasta nuestro idioma. Los acentos ¡


cando este con sensibilidad y con decencia. Así
de la musa mexicana, ó son el anuncio de una ¡
es, que pueden ponerse sin riesgo en manos de to-

nueva era para su gloria, 6 los cantos fúnebres da clase de personas. La locución corresponde
de su muerte. Nuestra poosía será mucho ó será ¡
siempre á los asuntos, porque siendo unas veces
.

bibliografía. 463

florida, otras grandiosa, otras tierna, y á veces su- Al tocarlo las alas bulliciosas

blime, es siempre clara, limpia y elegante, sin tro- Del zéfiro campestre que pasaba.
piezos que la embaracen, ni oscuridades que la
Todo respira aquí gracia y frescura. Véase esta
desluzcan. No hay en todas estas composiciones
otra de un ejército á punto de acometer una ciu-
una que no sea clara y perceptible por sí mis-
sola
dad.
ma, sin necesidad de que el lector se fatigue en ha-
llar las concordancias de la oración ó el sentido
El intrépido ejército de Ciro
de la frase. El Sr. Carpió, familiarizado con los Está sobre las armas, impaciente
autores de mas fama, latinos, españoles, franceses Por tomar la ciudad; la infantería
é italianos, cuyas lenguas conoce, y dotado de Se conmueve y agita sordamente,
una buena lógica, sabe presentar sus pensamien- Cual negra tempestad que allá á lo lejos
tos y sus discursos con verdad, claridad y orden. Brama y rebrama en la montaña umbría:
Enriquecido ademas con multitud de conocimien- Ya se aprestan de Persia los ginetes;
tos, deja ver en sus obras un gran fondo de saber Sus fuertes armaduras centellean,
instrucción en filosofía, en astronomía, en
y de Y encima de los cóncavos almetes
historia natural, en geografía antigua y moderna, Altos plumages con el aire ondean.
en viages, en historia civil, en antigüedades, en Ya se escucha el crugir de los broqueles,
Sagrada Escritura &c. Cuando toca directa-
De la trompeta el bélico sonido,
mente ó por incidencia cualquiera de estas ma-
Y el bufar de los férvidos corceles,
terias, procede con seguridad y con firmeza, sin Y la grita de jóvenes bizarros,
ecsagerácion ni pretensiones, como quien las sabe
Y del sonante látigo el chasquido,
á fondo y está bien instruido en ellas. Y el rodar de las ruedas de los carros. . .

La estrechez de un prólogo no permite entrar


en un análisis de todas y cada una de estas pie- Nótese cómo describe el curso de un cometa:
zas; sin embargo, no será fuera de propósito ha-

cer notar, aunque muy de paso, una que otra de Cuando te acercas á la masa hirviente
las muchas bellezas en que abundan. Del sol inmenso, su calor activo
Si se trata de descripciones, ¿dónde se encon- Penetra abrasador tu vasta mole,
trarán otras mas acabadas que la del valle de Y quedas convertido en fuego vivo.
Sodoma, la del palacio y trono de Faraón, la del Sigues rodando, y tus flotantes llamas
festin de Baltasar, la del Monte de los Olivos, Resuenan espantosas en su giro,
la de la toma de Jerusalen por losromanos, y la Y lo que tocas al pasar, inflamas
magnífica de México? He aquí por muestra una
En la bóveda eterna de zafiro.

parte de la primera:
¿Quiere el poeta describir el Monte Sinai al

Erase un valle plácido y ameno dar Dios en él la ley de su pueblo? Lo hace de


esta manera;
Poblado de frondosos tamaiúndos,
De palmeras ruidosas y flotantes, El abrasado Sinai parecía
Y naranjos altísimos y lindos Altísima pirámide de lumbre:
Con blancas flores y hojas resonantes. Negros celajes vagan por su cumbre
Aguas limpias á par de bullidoras Como las olas de la mar sombría.
Le regaban, formándole lagunas Asustada retírase la gente
Do jugaban las aves nadadoras Del monte oscuro, que terrible humea:
Entre las junciasy dorados lotos, Solo Moisés, mientras la llama ondea,
Y las mojadas cañas silbadoras. Con el Señor conversa frente á frente.
En las verdes y fértiles orillas
De los puros arroyos, descollaban ¡Cómo contrastan estas animadas descripciones
Al lado de retamas amarillas. con las que siguen, en que se propuso el poeta
Entreabiertos, los húmedos botones describir escenas y producir efectos contrarios!

De rojos lirios y de frescas rosas,


Encanto de las bellas mariposas. En el Cavimo del Gó/gota, comienza así:

Allí el hojoso plátano sonaba. Melancólico el sol, con roja lumbre


464 bibliografía.

Entibiaba las aguas del Mar muerto; La iznnierdrr tocaba al Libio arenal.

Estaba ardiente el polvo del desierto, Volaba cubierto de espesa tiuiebla;

Y se abrasaba del Tabor la cumbre. Llevaba en la mano su acero sangriento;


Flotan en Siria láuguidas las palmas, Sus negros cabellos vagaban al viento;

Y en Jericó desmóyanse las rosas: Sus ojos brillaban con luz funeral.
Las boras pasan lentas y tediosas,
En Anunciación, pinta á Dios en su trono, y
la
Y están inquietas en Salen las almas. . , .

al arcángel Gabriel ante él, en estos hermosos

En la bella composición de La Virgen al pié versos:

de la Cruz, dice:
inmenso
Está sentado sobre el cielo

Lanzaba el sol su fuego á medio dia Dios, en su trono de oro y de diamantes;


Sobre las tristes rocas del Calvario:
Miles y miles de ángeles radiantes

El campo estaba ardiente y solitario, Le adoran entre el humo del incienso.

Y hoja niiiguna en su árbol se movia. A los pies del Señor, de cuando en cuando

Busca el leopardo en medio de arenales Él relámpago rojo culebrea;


Las tibias aguas del Jordán revuelto; El ra_yo reprimido centellea,
Busca las sombras el venado esbelto, Y el inauieto huracán se está agitando.

Entre los deshojados carrizales. El príncipe Gabriel se halla presente,


Con el vapor de la caliente arena Ángel gallardo de gentil decoro;
El cuello tuerce el espinoso cardo, Con ías alas blancas y reflejos de oro.

Y entre las grietas del peñasco pardo Rubios cabellos y apacible frente.

Sé marchita !a flor de lá verbeüa.


geria necesario estenderse mucho para notar
Martinez de la Bósa observa, con rázon, que todas las bellezas de estas poesías, así en la locu-
el que haya leido alguna vez la oda elegiaca de ción, como en las otras prendas que las adornan
Rioja á las Ruinas de la Italia, se acordará del y en las partes que las constituyen. Los sonetos
amarillo jaramago, siempre que vea algunas rui- son una verdadera galería de cuadros, que se
nas. Así también, el que habiendo leido estos miran y se vuelven á mirar siempre con nuevo
versos camine por lugares áridos, en la fuerza gusto.
del sol, no dejará de recordar ese cardo que tuer- A mas de la fuerza descriptiva, hay en algunos
ce su cuello esjñnoso con el vapor de la caliente una dulzura de dicción y una armonía en elver^
arena. so, que verdaderamente enagenan:
En las pinturas sobresale todavía mas: no hay
una de ellas que no pueda un pintor trasladar En el Edén pasaban dulces horas

á un lienzo con la mayor propiedad. Eva y Adán, en candida alegría,


Entre las flores de arboleda umbría,
He aquí á Faraón en su trono, lleno de ma- Al manso ruido de aguas bullidoras.
gostad: Los engaño con voces seductoras
Desde el manzano la culebra un dia.
Sentado el monarca glorioso de Egipto
¡Raza infeliz de Adán! hoy todavía.
En trono de nácar y de oro luciente,
Hoy el delito de tus padres lloras.
Augusta diadema le ciñe la frente,

Y adórnale el pecho radiante joyel;


Terminaré este prólogo con una breve noticia
Y lleva una zona bordada de estrellas;
del Sr. Carpió. Es natural de Cosamaloapam
Su túnica es blanca, de seda sonante; en el Estado de Veracruz, donde nació. Desde
Y el manto soberbio de grana brillante, muy niño pasó al de Puebla, en cuyo seminario
En ondas le baja cubriéndole el pié.
hizo con lucimiento sus estudios, dedicándose
después á la medicina, que ya hace tiempo ejerce
Yéase ahora el ángel esterminador.
en esta capital con acierto, sirviendo ademas la
Un ángel, en tanto, volcj como un rayo. cátedra de fisiología é higiene en el colegio mé-
De Siene hasta el Delta, temblando do enojo; dico. Como hombre de juicio recto, ha contra-
Con la ala derecha tocaba el Mar Rojo, riado siempre los sistemas ecsagerados en la cien-

BIELIOGnAFIA. 465

cia que profesa, y lo mismo ba hecho en política, decirlo así, los fundadores esos colosos de la li-

en que no sé ba estraviado con doctrinas anár- conocemos con los nombres de Ho-
teratura, qufe

quicas y quiméricas. Ha sido diputado de la mero y Virgilio.


legislatura de su Estado de VeraCruz, de la jun- Se acusa al Sr. Carpió, y a nue-stro modo de
ta departamental de México, del congreso gene- ver con mas razón, de monotonía en sus compo-
ral,y senador al mismo, dejando cada vez mas siciones, y de ser siempre el mismo en los diver-

afianzado su buen nombre, por la moderación de sos y acaso opuestos asuntos que ha tratado; y
sus principios, por la firmeza de su conducta, y sin embargo, esta falta, que no lo será solo por--

por la bondad de su carácter. Nunca se le na que nosotros la creemos tal, tiene lados muy vi-

visto ni de parte del poder cuando ha sido injus- gorosos para poderse defender, y aun tal vez ca-
to, ni dtí parte de la multitud cuando ha sido nonizar: en primer lugar, esa monotonía ó igual-

turbulenta. Se recomienda por su honradez per- dad en el concepto, eleva al Sr. Carpió al ran-
sonal, su religiosidad y sus buenas prendas, como go de autor en toda la ostensión de la palabra,
ciudadano, como padre de familia y como amigo; pues ella le da un estilo propio y peculiar, por el

y es de aquellas personas que, apreciadas por sus que siempre es conocido, y solo el escritor que ya
obras, lo son igualmente por su trato. Suspendo tiene marcada su manera de espresarse, puede

aquí pluma por no ofender sa modestia: sirva


la llamarse original; los demás, que solo imitan los
lo poco que he dicho de un testimonio á la ver- estilos, tendrán facilidad en la espresion, pero se
dad, y de ofrenda á la sincera amistad que le pro- les puede considerar mas bien como unos imita-
feso. José Joaquín Pesado. dores felices, que no como inventores, que es á
lo que con alguna limitación equivale la palabra
México, Octubre 6 de 1849.
autor. Estos imitadores felices, estos escritores

que en cada composición cambian de formas, po-


drán muy bien presentarse ante el mundo con
diferentes y variados tragos, pero de ninguno de
poesías del señor don MANUEL CARPID. ellos se atreverá sin duda á demandar la propie-
Al fin, gracias al Sr. Pesado, vemos reunidas dad una vez reclamada: el Sr. Carpió, mal ó
en un tomo las poesías de uno de nuestros mas bien, no parándonos en esto por ahora, tiene un
instruidos literatos: el Sr. Carpió, anticipándose trage propio, y cada una de sus maneras, son
á esos jóvenes , de quienes sucesivamente se única y esclusivamente suyas. Por otra parte, si

irán publicando las poesías, nos ha regalado con la escasez de moldes es un defecto, si ese amane-
una preciosa colección, que ciertamente formará ramiento de que tanto se habla, es una falta, con-
época en la literatura nacional: muchas de las sidérese que á veces un solo cuarteto, un solo
composiciones que contiene el tomo^ las conocen verso,y aun acaso una frase, han formado la re-
y saben de memoria los amantes de la literatura; putación de un hombre. ¿Quién se atreveria á
pero la mayor parte de modestia y
ellas, por la negar á Grarcilaso el título hermoso de poeta, á
timidez de su autor, se han publicado anónimas; que sin duda aspira en sus dulcísimos trabajos,
así es que se puede decir con verdad, que hasta con solo tener ante los ojos él encantador memo-
el dia el Sr. Carpió no ha podido ser juzgado en rial de la octava á Flérida? ¿Quién negarla el
sus inspiraciones sino por sus amigos y por las título de príncipe de los poetas al autor del
personas que le han tratado con alguna inti- nunca bien celebrado verso: Hostis hahet nmros,
midad. ruit alto á culmine Troya.
A pesar de esto, el juicio acerca de nuestro Pues bien, si algunos rasgos como estos han
poeta se ha dado mas de una vez, aunque sin valido á estos ingenios una reputación colosal,

haberlo estudiado, y se ha dado acaso por las ¿cómo al autor del soneto á Napoleón, que sin
personas que menos pudieran comprenderlo; se le duda es lo mejor del tomo, se le puede dejar de
acusa de rigorista en los preceptos, y de ser un conceder el lugar que solicita en nuestra pobre
escrupuloso Aristotélico, como si al hombre Se le y desgraciada literatura? El soneto del Sr. Car-
pudiera echar en cara él esacto cumplimiento de pió se puede colocar al lado de los mejores de la
sus deberes, y como si la escuela llamada román- poesía española, y acaso con el tiempo se le hará
tica hubiera en algún tiempo podido competir en la justiciaque merece, y que reclama por su be-
belleza con la escuela clásica, de que fueron, por lleza y perfección. El poeta de quien nos ocupa-

466 bibliografía.

anos no será muj variado en sus formas; pero diverso y distinto de todos los demás; y en él, co-
los moldes con que cuenta son ciertamente her- mo en los otros, nos muestra su talento el poeta,

mosos j enteramente suyos. pues muchos de ellos son proverbiales en Mésico,


El género en que mas sobresale, en nuestro con- y para probar nuestra verdad citaremos uno en-
cepto, el Sr. Carpió, es el descriptivo, y creemos tre los demás, que en general no le ceden en

que en esta línea no tiene rival; algunas veces concisión ni en energía; dice así:

aparece débil en el pensamiento, por la nimiedad Todo lo sabe Don Luis!


^on que describe; ¿pero qué importa este ligero Como que estuvo en Paris!
defecto, que pocas veces tiene y que muy rara Apenas se puede concebir que el autor de este
•se nota, si en cambio cada una de sus poesías feliz epigrama sea el mismo que escribió la be-
tiene tantos, tan completos y tan animados cua- llísima composición de la Concepción de María,
dros, que pudieran trasladarse al lienzo por un en que se leen versos comparables á los mas dul-
pintor? Y ciertamente, que si algunas pudieran ces de G-arcilazo, tales como aquellos en que di-
estar todas adornadas con grabados, son las del ce, hablando del corazón de María, que es blan-
religioso poeta de quien nos ocupamos. do y delicado
Con otros dotes cuenta también el Sr. Carpió:
Como el del tierno y apreciable niño
¿quién diria que sus versos no son sonoros y re- Que se alimenta de la blanca leche
dondos, que su dicción no es pura y elegante, Que le procura el maternal cariño.
que su fluidez no es armoniosa? ¿Quién no ve el Estas líneas, que son sin duda la espresion de
alma sublime del poeta en el Cantor del Popoca- los sentimientos que escita la lectura de unas
tepetl, y el generoso corazón del inspirado en las composiciones tan bellas, son el tributo que con-
composiciones á México, su patria? Al Sr. Car- sagra mi admiración al poeta, cuyos pasos envi-
pió, como acontece con los autores de otras épo- diarla seguir. — /. G.
cas menos corrompidas es preciso amarlo al
,
Noviembre 8 de 1 849.
leer sus composiciones, porque en ellas se revela
una alma sencilla y generosa; aunque en el gé-
^E-ÍIVEIZI»^ IfE ZEJflPOtiL,^.
nero amoroso no es en que mas sobresale: sin
el
•^8H-
embargo, en la composición del Turco, que es
Los célebres arcos de este punto, que comun-
muv hermosa, es notable un cuarteto bellísimo. mente se cree fué obra de los Jesuítas, son obra
Heno de sensibilidad y de ternura, que dice así: del V. P. Fr. Francisco Tembleque, religioso
de la estrecha observancia de Predicadores del
¿De qué me sirven los jacintos rojos,
Santo Evangelio. Dicho religioso, condolido de
que los vecinos de Otumba y Zempoala carecie-
El lirio azul y el loto de la fuente,
sen de agua potable, pues la que habia en los ja-
Si no los han de ver aquellos ojos, güelles, ni era suficiente ni limpia, por usarla
Si no han de coronar aquella frente? también los ganados y otros animales, determinó
traerla de nueve leguas de distancia, por una
atarjea de cal y canto, por cerros y barrancas;
Este cuarteto es tan fácil y tan fluido, que la
y aunque tuvo, como en toda empresa, muchas
primera vez que se lee, se graba en la memoria; contradicciones, emprendió la obra haciendo tres
prueba de su mérito incontestable. puentes en otras tantas bari-ancas. El primero
En resumen, podemos decir que á pesar de la con cuarenta y seis arcos, el segundo con trece,
escasez que muchos notan en sus formas, el Sr. y el último de solo uno de cuarenta y dos varas
dos tercias de alto, y veintitrés una tercia de
Carpió ha cultivado con singular tino y grandes
ventajas la poesía religiosa, como lo prueban las
ancho. —
De este arco, en cuya construcción se
emplearon cinco años, van después disminuyen-
hermosas composiciones de la Muerte del lledeu- do sesenta y siete arcos colaterales, conforme va
tor y la Virgen al pié de la Cruz: en clase do subiendo la barranca, hasta que vuelve al nivel
de la atarjea.
poesías descriptivas, son un modelo perfecto las
Es digno de notar, que el V. P. Tembleque
dos de México; de sus sonetos no se puede ha- no era arijuitecto, y sin embargo, la obra es per-
cer mayor elogio del que con suma justicia hace fecta y sólida, como lo comprueba su duración,
el Sr. Pesado en su Prólogo, diciendo que ellos que cumple 204 años en el prócsimo de 1850.
forman una galería de cuadros, que cada vez La obrn duró diez y siete años trabajándose, y
la atarjea corre quince leguas á causa de los ro-
se repasa con mayor gusto; por último, en el fin
deos que da. A. D.
de las poesías se leen los epigramas, género tan (Escrito para Álbum.
RESORTES SECRETOS

(concluye.)

La nación en que mas lia predominado la afi- De cualquier modo que sea, esa ecsuberancia
ción á las Memorias, es la Francia, y no de aho- de Memorias, si nos es lícito esplicarnos así, pre-

ra, sino desde tiempos bastante remotos. La co- senta entre algunos inconvenientes, ventajas de
lección que pudiera formarse de ese género de mucha consideración. Aun cuando no ecsistie-

obras históricas seria inmensa, si constara de ran obras históricas que nada dejan que desear,
cuantas se han escrito hasta la fecha. Pero no como por ejemplo, las dos de Thiers sobre la re-
cabe duda en que cuando esa afición ha llegado volución francesa hasta 18 brumario, y sobre
el

al último estremo, ha sido en el espacio trascur- el Consulado y el Imperio, imposible seria que
rido desde el principio de la revolución francesa se perdiese el conocimiento de los sucesos de esos

de 1709 hasta nuestros dias. La lista solo de las periodos. Tales accidentes eran posibles, cuan-
Memorias que se han escrito en esa época, llena- do estaban reducidos á muy pocos los autores que
rla de asombro por su tamaño desmesurado. se podian consultar, cuando no ecsistia mas que
Casi no ha habido un solo personage de los que uno que otro ejemplar manuscrito de sus obras,
mas ó menos directamente han tenido algún par- porque no se había descubierto el arte maravi-
ticipio en los sucesos de su pais, que no se haya lloso de la imprenta. Si hoy se destruyese una
creido obligado á escribir sus Memorias. Y por biblioteca, si desapareciesen en alguna parte cier-
un defecto, que no puede menos de provocar á tas obras, serian muy de reparar; y con-
fáciles

risa, muchos autores se han complacido en fasti- trayéndonos á las relativas á la historia de Fran-
diar á sus lectores con la minuciosa y prolija re- cia, su número es tan inmenso, tantos los ejem-
lación de su propia historia, sin perdonar á la plares que se han tirado de cada una de ellas,
paciencia de sus lectores, ni los incidentes mas que ha llegado á hacerse imposible su estincion.
inoportunos é insignificantes. Falta es esta de Todavía hoy lamentamos la pérdida irreparable
que no han sabido escapar, ó en que tal vez han de una parte de los escritos de Polibio y de Tito
incurrido mas á menudo que otros, hombres de Livio: todavía hoy consideramos como una cala-
una eminente capacidad intelectual, tales como midad de muy fatales consecuencias, y como uno
Chateaubriand y Lamartine. Tal vez en ello se de los actos de mas profunda barbarie, el incen-
oculta un sabio designio de la Providencia, que dio de la biblioteca de Alejandría. Ahora esta-
á fin de mostrarnos hasta donde llega la flaque- mos ya á cubierto de semejantes peligros.
za humana, ha precipitado á esos ingenios de Así, pues, lo repetimos, en cualquiera época,
primer orden en errores de que se libertan los por lejana que fuese, aun cuando hubiesen tras-
talentos secundarios. Esta compensación no es currido muchos siglos, el hombre do talento que
muy consoladora que digamos; pero es siempre quisiese escribir la historia de esa revolución, la
una compensación. primera de cuajatas ha habido en el mundo, no
468 RESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA.

tendría mas que hacer que rodearse de la colec- cuando mas nos afanamos ^or observar las reglas
ción de Memorias escritas por los contemporá- de laimparcialidad y de la justicia. Esto de-
neos, y buscar allí el traslado vivo de los hom- pende del modo con que se nos presentan las co-
bres y de las cosas. En ellas encontrarla, en sas: para el que gasta anteojos verdes, todos los

efecto, la esplicaclon de todos los acontecimien- objetos son de ese color; así como todo lo ve ama-
tos, la relación minuciosa de los hechos, aun de rillo el que padece de ictericia.

los menos importantes, la biografía de los perso- Sin embargo, los errores en que por tal moti-

nages mas distinguidos, y la pintura de sus ac- vo se incurre en las Memorias, son de poco mo-
ciones. Ese género de escritos conserva siem- mento. Lo que importa que los hechos que-
es

pre en su primitivo vigor las impresiones recibi- den consíguados, y que convengan en ellos los que
das por sus autoreSj y seconstituye.en eco de- sus los relatan: ahoray por lorque ha^,e-á su aprecia-

sentimientos, de sus ideas y de sus pasiones. ción, no es difícil rectificar los juicios equivoca-

Con tales antecedentes, nada se ignora de lo que , d.QS que s.e El historiador que saca de
forman. _

ha pasado; y el juicio crítico de la historia es los sucesos consecuencias falsas, puede alucinar

también fácil de formar, cuando se cuenta con á los que lo lean sin criterio ni capacidad: los de-
materiales tan abundantes como selectos. mas se aprovecharán de su lectura en lo que ten-
Incuestionable es por lo mismo la utilidad de ga de interesante, sin que los perjudique la ma-
las Memorias. Nosotros quisiéramos que el co- licia ó torpeza de las deducciones.
nocimiento de su importancia, decidiese á nues- Y ya que hemos tocado ese punto de la gran-
tros homl)res públicos, á los que tienen la clave de importancia que tiene la simple consignación
.de los sucesos, á los que por sus talentos y sus de ios hechos, injusto sería no decir ni una pala-
luces pueden formar juicios mas esactos de ellos, bra respecto de otra especie de publicaciones en
á que se dedicasen á la composición de obras de que se logra esa interesante ventaja. Hablamos
esa especie, adaptables á todos los estilos, y para de los periódicos. En los pei-iódicos se lleva un
las que no se necesita mas que la consignación diario, no solo de los sucesos graves, sino aun de
•de los acontecimientos, cuando están frescos, y poca entidad, y muchas veces hasta de chis-
ios de
no pueden haberse borrado aún de la memoria. mes y enredos: se dan á luz todos los documen-
De esa suerte, si en el momento no, por lo me- tos oficiales: se conserva viva la impresión que
nos dentro de algún tiempo se lograrla reunir un producen las cosas en el primer momento, impre-
acopio de materiales tal, que facilitarla sobrema- sión que es imposible resucitar cuajido se ha lle-

nera la formación de una historia nacional. Pe- gado á Con los periódicos, pues, su-
estinguir.

ro mientras dure la funesta apatía que constituye cede en esta parte lo mismo absolutamente que
uno de de nuestro carácter, y mer-
los defectos .con las Memorias: son un depósito en que se

ced á la cual hemos cometido en este y otros, pun- guardan en conjunto las ideas, las creencias, las

tos tantos errores y aberraciones, es evidente que preocupaciones, los deseos, los vicios, las virtu-
las únicas obras que, sin serlo, han de llevar el des de toda una época.
títulode historias, serán, ó cuentos ridículos y Do dos defectos es empero indispensable que
descripciones ecsageradas,. ó relaciones en que se resientan principalmente esos escritos: el pri-

una mano hostil desfigura los hechos á su antojo, mero, la confusión de las materias, que quedan
para sacar deducciones favorables al triunfo de en el mas completo desorden; el segundo, los er-
determinado partido. rores á que precipita á los periodistas el espíritu

Con la adopción de las Memorias, hui riamos de partido, que en nada es mas inñuente que en
de ambos escollos, y lograríamos que la verdad semejantes publicaciones. ¿Cuál es la contj^a
escapase del naufragio. E.sto no es decir que de esos dos males? Del primero, que el histo-

deba tenerse la necia creencia de suponer que los riador futuro, á costa de un trabnjo, ímprobo si

que escriben Memorias no .sean tan parciales co- se quiere, desentrañe lo que importe á su asunto
mo los historiadores. No; ellos también se afec- de entre tantos materiales: del segundo, que
tan k 3U modo de los sucesos políticos: ellos tam- prescinda do los juicios casi siempre falsos de los
bién procuran favorecer en sus escritos al parti- escritores de periódicos, quicijcs iio pueden menos
do á (jiie pertenecen; ellos también desfiguran de formarlos así, ó por la preocupación que los

los hechos, muchas veces sin quererlo, porque á domina, ó porque asi conviene á los intereses

menudo sucede que jjomoa parciales é injustos, que defienden. Por fortuna, sus errores no de-
RESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA. 469

ben ser de trascendencia: el espíritu de partido, abusos hallan sin dificultad cabida en nn libro,

según hemos insinuado ya, solo afecta á las


lo
en que se estrellan en la falta de antecedentes

consecuencias, y en manera alguna á los hechos. las mas sanas reglas del criterio. Y si por aca-

Contrarestada así la influencia de los dos in- aun en el evento de


so se descubre alguna falta,

convenientes de que hemos hablado, solo queda que sea sencilla, y menos aún si es grave, no se
en pié la utilidad innegable que presentan esas logrará desmentirla con buen écsito: casi nunca

colecciones de diarios, en que no se ha omitido se puede apelar á datos fehacientes para con-
ni uno solo de los sucesos mas marcados de su trariarla; no mas que oponer dicho
se hace, pues,

respectiva época. Y mejor prueba de lo que


la á dicho, aserción á aserción, y entre una y otra,

decimos, es la oscuridad completa ó casi comple- cada cual prefiere aquella que mas halaga sus

ta,que cubre con un velo, las mas veces eter- ideas.

no, acontecimientos que fueron de suma impor- La contraposición entre los dos casos que he-

tancia (*); sin remontarnos á tiempos lejanos, mos figurado, es palpable: mientras que en el pri-

sin buscar en paises estraños testimonios inequí- mero se tiene á manos llenas cuanto se necesita

vocos de nuestros conceptos, nos bastan ejemplos para el ecsámen concienzudo de una historia, en

recientes de cosas que nos atañen de bien cerca. el segundo todo escasea, ó falta completamente.

Escójase un periodo cualquiera de la historia


Ni una palabra mas hay que decir en abono de
los periódicos, considerados bajo el carácter de
del pais, perteneciente á la época en que ha ha-
muy grandes receptáculos inmensos de toda clase de apuntes,
bido periódicos, y se verá que, por
que sean el empeño y la habilidad de un escritor notas oficiales é inoficiales, y documentos de cuan-

para desfigurar los hechos, nada es mas sencillo tas especies son imaginables.

que conocer y manifestar sus errores, valiéndose Permítasenos aquí, en una ligerísima digre-

del testimonio de esos testigos incorruptibles, sión, hacer un merecido elogio de ese descubri-

que tienen siempre abiertas sus páginas para to- miento de Gruttemberg, que ha cambiado la faz

do el que quiere leei'las. Si el historiador hace delmundo. Lo que hemos dicho de la historia,
omisiones importantes, se pueden reparar; si di- puede decirse de todas las ciencias, de todos los
ce lo que no ha pasado, se puede desmentir; si conocimientos humanos. Si en el dia se conser-

abulta los acontecimientos, ó si por el contrario, van y se inejoran los pertenecientes á los tiem-

los rebaja demasiado, se pueden reducir á sus pos pasados, se debe principalmente á la impren-

justas proporciones: de todas maneras, en fin, ta, que por una parte ha impedido su pérdida,
hay posibilidad para corregir hasta los mas pe- mientras que por otra los ha difundido de una

queños errores. Los documentos, los datos, loa manera prodigiosa desde el palacio, del rico has-

antecedentes, ecsisten en abundancia: todo el ta la choza del pobre, desde el estudio del sabio

trabajo se reduce á recogerlos y emplearlos. hasta la mente del ignorante. Los niños de me-
Lo contrario precisamente acontece, cuando se diana instrucción saben hoy mas, por tal moti-

publica, V. gr., una historia de la guerra de la in- vo, que los ancianos mas instruidos é ilustrados

dependencia. Al historiador le es entonces per- de otros tiempos; y fijados con solidez los descu-

mitido presentar á mansalva los acontecimientos brimientos hechos, y los conocimientos subse-

que quiera y de la manera que quiera. Y si cuentes, queda abierta la puerta para llegar, por

cuando viven aún los que fueron actores, ó por el camino de las mejoras, hasta una perfección

lo menos testigos de ellos, la tarea es fácil, se


ideal.

convierte en facílima cuando han desaparecido Insensiblemente nos hemos ido apartando del

casi todos, cuando la historia se escribe para una punto principal que nos propusimos ecsaminar
nueva generación. ¿Cómo reparar entonces los
en este artículo, á saber, la grande importancia
errores, hijos de la ignorancia ó de la mala fé?
que causas muy pequeñas suelen tener en acon-

No hay fuentes primitivas á que recurrir para tecimientos de mucha magnitud. Pero como no
pesar en la balanza de la justicia la obra que se fué ese el único sobre el que queríamos hacer al-

trata de ecsaminar: todas las mentiras, todos los gunas observaciones, sino estender éstas á otras
concernientes á la misma historia, no hemos va-
(*) Cuando en la época de ellos no han ecsisíi- cilado en hacerlas. Volviendo ahora á nuestro
tido peñódicos^ y la facilidad con que en caso tema primitivo, insistiremos en recomendar de
contrario se averigua la verdad, rpif^yo á nuestros lectores, que no olviden el priu-
TOM. II. —XX. ^9
470 EESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA.

cipio que hemos asentado, y cuya aplicación no Tierno, cual son de un niño
dudamos que les será bastante útil en el estudio
Las primeras palabras
de obras históricas. Escudriñen bien los suce-
Que balbute en el seno
sos, y se asombrarán con frecuencia de ver de
De una madre adorada;
dónde dependen.
Suave, como el concento
Hagamos, para concluir, otra observación sobre
esta materia. La mano del Supremo Regulador De las cuerdas de un arpa.

de las sociedades se descubre á la mente del que Es su boca divina

la busca, aun en aquello en que mas se oculta: la Mas fresca y purpurada


historia no está esceptuada de la regla general. Que el botón de la rosa
Lo que casi siempre se atribuye, ora á la simple
Que se abre, cuando el alba
casualidad, ora á combinaciones puramente hu-
Con su luz indecisa
manas, reconoce un origen mas alto, se rige por
Prados y montes baña.
la intervención de aquel sin cuyo permisa ni una
hoja se mueve en el árbol. Y esto debe servir
Su aliento es el perfume

también para disminuir nuestra estrañeza de que Que del lirio se ecshala;

suele haber una desproporción tan inmensa en- Mas blanca que la nieve
tre las causas y los efectos: nada es difícil para Es su hermosa garganta;
el que todo lo dispone conforme á las reglas de
Mas gallardo su talle
su infalible sabiduría. No nos olvidemos, pues,
Que la flecsible palma,
nunca, de esta mácsima; y cuando veamos que
un grano de arena basta para volcar un carro,
A quien mecen las brisas

tengamos presente que la mano de la Provi- De la región Cubana.

dencia es la que ha echado aquel debajo de la

rueda. Divina criatura,


(Escrito para el Álbum.)
La de boca rosada,

La de gallardo talle,

La de hermosa garganta;

Conjunto primoroso
—t-»+^
De virtudes y gracias,
Pura cual de la noche
Que formas el encanto,
La dulce soberana.
La delicia de mi alma,
Es la virgen que adoro,
Ámame siempre, hermosa,
Es mi preciosa Zayda.
Como hasta ahora me amas,
En sus ojos azules
Y pasará mi vida
Que vivos rayos lanzan,
Cual la corriente mansa
Se pinta toda entera
Que al mar desciende undoso
La belleza de su alma.
Por la florida grama.
Su acento es á mi oido
México.
Mas dulce que las auras

Que en las sonoras selvas óínt/ea ^eu.


Mueven las verdes ramas;
En el capítulo anterior he hecho la descrip- casas con portalerías y donde hay multitud de
ción de algunas casas; pero varias de ellas son tiendas ó almacenes. En medií de la plaza se
tan alegres, tan dignas de la atención de los via- eleva una estatua ecuestre de Carlos IV, ejecuta-
geros, que aun no me doy por satisfecho y con- da en México por un artista llamado Tolsa, á fin
tinúo algunas líneas mas. del siglo último. Ella honra al talento de su
He visto algunas casas cubiertas con cuadros autor. Es sin duda la primera pieza de bronce
de porcelana (azulejo), formando dibujos elegan- que se hace en nuevo mundo, y no se habrian
el

tes. Esto produce un efecto sorprendente y en- desdeñado de confesarla como suya Miguel Án-
teramente diverso de lo que se ve en Europa. gel, Benvenuto Cellinió Juan de Bolonia.
Las paredes de las escaleras están á veces cu- El hermoso efecto de la plaza mayor disminu-

biertas de la misma materia, y la profusión de i

ye mucho por un edificio nombrado parlan, espe-


las molduras doradas contrastando con el azul y cie de bazar habitado principalmente por merca-
el blanco del azulejo, forman un conjunto magní- deres españoles El palacio ú hotel del go-
(*).

fico. Pienso que esta especie de adornos o de- bierno es un edificio verdaderamente magnífico,
coraciones ha sido imitada de los palacios mo- casi cuadrado, con una fachada de varios cientos

riscos de laEspaña y que fué introducida en la de pies. En el interior hay cuatro grandes
Puebla de los Angeles y México luego que las patios, en los que están distribuidas las oficinas,

minas comenzaron á producir los inmensos teso- los cuarteles, la casa de moneda, la cárcel y el

ros que han salido de las entrañas de la tierra jardín botánico.


del nuevo mundo. Esta ciudad solo presenta sin embargo una
Gracias á esta especie de decoración, la ciudad, sombra de su grandeza pasada. Se puede colo-

vista desde una elevación vecina, parece mas be- car el periodo de su mas alta prosperidad, un
lla que ninguna de las ciudades de la Europa, siglo después de las conquistas de Cortes. — Aho-
donde los techos irregulares y las negruzcas chi- ra el interior de las casas no está en armonía con
meneas son los objetos mas notables. Nunca he y prueba la pobreza de
la magnificencia esterior,

contemplado un lugar mas á propósito para los los Todos los muebles preciosos han
mexicanos.
cuadros de panorama, independientemente de lo desaparecido y no se ven ya en las calles esos
intrínseco- de su situación, en medio de un valle trenes de una riqueza estravagante (f) y el con-
inmenso, de lagos semejantes á pequeños mares junto de los habitantes comprendiéndose á los
y de montañas volcánicas coronadas de nieve. ciudadanos distinguidos, no recuerda el retrato
La plaza mayor es una de las mas hermosas que han hecho de México y sus habitantes los es-

que ecsisten. La Catedral, con el Sagi-ario ó Igle- critores del siglo 17.

sia Parroquial, ocupa el lado del Este; el magní-


fico palacio de los Vireyes forma el lado del nor- (*) El Parían fué destruido durante la admi-
te, y una secuela de hermosos edificios llenan el nistración provisional del general Santa- Anna.
lado del mediodía, encontrándose en medio de (t) La simple lectura de estas líneas demuestra

ellos el palacio construido por Hernán Cortes. la diferencia tan notable que hay entre la época

La parte de Oeste está formada por hermosas á que se refiere el víagero y la actual.
472 MÉXICO EN 1823.

Los templos y otros edificios religiosos no de sus ornamentos y la riqueza de los vasos sa-
ceden en esta ciudad, ya por su número, ya por grados, á todo lo que yo habia visto en este gé-
su riqueza á nada de lo que en este género se nero. Las procesiones de Ptoma y de otras ciu-
pueda ver en otra parte; pero después de lo que dades de Europa, parecen pobres y mezquinas
se ha dicho de los de Puebla, á los cuales se se- comparadas con las de la Catedral de México.
mejan mucho, parece ocioso hacer una minuciosa
En las iglesias mexicanas estas distinciones de
descripción.
bancas y de sillas, tan generales entre nosotros,
la catedral de México por su riqueza y es-
no ecsisten. Se ven arrodillados en un mismo
plendor goza justamente de mucho renombre.
pavimento los mas infelices indios y los mas
Está situada en la plaza mayor, según se asegura,
grandes personages del pais, dirigiendo juntos
en el mismo lugar donde estaba edificado el tem-
sus oraciones al Ser Eterno, delante de quien
plo ó Teocalli de los antiguos mexicanos, cuyos
son nada las vanidades del mundo. En las An-
ídolos, todos de piedra, eran de una dimen-
tillas los ricos propietarios son (o por lo menos
sión considerable y se dice que están enterrados
esto sucedía antes) precedidos, cuando van á la
en la plaza. La fachada de la catedral de Méxi-
iglesia, de muchos esclavos que conducen mag-
co es superior á la de la de Puebla. Al penetrar
níficos cojines. En México este lujo es descono-
al interior se me desvanecieron hasta cierto pun-
cido.
to las ilusiones que habia concebido. A pesar
El convento de Pranclscanos de México, es
de la estension del edificio y de la magnificencia
un inmenso establecimiento que goza de una ren-
de los adornos, las construcciones que tiene en el

centro impiden contemplar toda la estension de


ta de ochenta mil libras, provenida en su mayor
las naves. Como en Puebla, el altar mayor es
parte de limosnas. La iglesia es hermosa , lo
mismo que los claustros y patios, todos cubier-
muy grande, y á semejanza de las demás iglesias
tos de cuadros que representan los milagros de
de este cargado de toscos dorados y de
pais, está
la vida del fundador de la Orden. Estas pintu-
imperfectas esculturas y cuadros de poco ó nin-
ras ofrecen abundante material para el observa-
gún mérito. En las capillas adyacentes á la
dor, y los claustros son lugares en que se pasan
catedral se ten varios cuadros de un tamaño es-

traordinario, representando alegorías ú objetos


muy agradables momentos en las mañanas.

sagrados, y ecsaminados se encuentra algún méri- En mi primera visita me perdí en los pasillos
to en la composición, pero ninguno de ellos es de y corredores de este monasterio, y no pude en-
los famosos maestros españoles. contrar mi camino sino con el ausilio de uno de

El altar mayor y coro están rodeados de una esos buenos religiosos, que, notando mi conflicto,

"balaustrada macisa de metal fundido, que se dice se apresuró cortesmente á sacarme de él.

haber sido construida en China, conforme á los El convento de los Dominicos y su iglesia, son
modelos enviados de México. Las figuras que igualmente dignos de mención por la grandeza
adornan esta balaustrada son numerosas; pero de los monumentos y por la riqueza de la insti-
de un gusto y de una ejecución muy mediana. tución. Se encuentran también en él muchos
El metal de que están hechas, muy semejante al cuadros, estatuas y decoraciones de bastante mé-
latón, se considera que tiene cierto valor á causa rito. Después de la independencia, el gobierno
del oro que contiene. Se cuenta que un platero ha empleado el monasterio como prisión de esta-
de la ciudad ofreció hacer una balaustrada de do, y poco tiempo antes de mi llegada varios

plata del mismo peso, con tal do que en cambio miembros de las Cortes estaban encerrados en
Be le diese la que ecsiste. El servicio divino se celdas muy cómodas. Aunque el edificio sea
celebra en la Catedral con una imponente mag' muy y pueda alojar á miles de personas,
cstenso,
nificcncia. Desde que amanece, comienza á cele- es un lugar muy seguro de donde es imposible

brarse el Santo Sacrificio de la Misa, y continúa escapar. Se nos mostró en el patio enlosado que

así cada media hora hasta las doce, y esto sin precede á la iglesia, una larga piedra plana, con
contar la misa mayor y algunas otras accidenta- un ahugero en el centro, en que se fijaba el

les. En ninguna parte se desplega tanta pompa poste al cual eran atadas las víctimas de la In-

y tanto esplendor en las ceremonias religiosas. quisición antes de ser quemadas. Este tribunal
La procesión de esta Catedral á que yo asistí, estuvo en manos de los Dominicos, hasta que lo
escedia ÍDÜnitamente por bu orden, por la belleza abolió el emperador Iturbide en 1820.
MÉXICO EN 1823. 473

El palacio de la Inquisición está en frente son los pasatiempos que dominan en esta clase

del otro lado de la calle, y cerca de la plaza de de reuniones.

las ejecuciones. Las personas acusadas de algún El palacio del virey es un edificio imponente
crimen contra la Iglesia, eran encerradas en es- y mas grande que todos los de este género en
te lugar; yo, antes de mi llegada, habla oido Europa. Ocupa el lado meridional de la plaza
y
hablar de los horribles calabozos subterráneos, mayor, y contiene varias oficinas públicas: la cár-
eran encerrados los infelices reos; cel, la casa de moneda, el jardin botánico, la bi-
en los cuales

pero al visitar este edificio, tuve la prueba de la blioteca, &c. La biblioteca [archivo general]

ecsageracion de estas noticias, pues ni ecsiste encierra algunos manuscritos preciosos, entre los
cuales se cuenta la historia de México, hecha por
ningún subterráneo en México, ni puede ecsistir,
orden del gobierno, que consta de cuarenta vo-
pues cavando la tierra una ó dos varas, inmedia-
tamente brota la agua. Cuando yo hice cavar la lúmenes gruesos con un gran número de cartas
dibujos.
tierra para tomar una copia de la piedra de los sa- y
crificios, tenia necesidad de emplear bastante
gen- El palacio de Chapultepec, construido por el

El palacio de la Inquisición es virey Glalvez, está deliciosamente situado sobre


te en desaguar.

muy elegante, y por su apariencia no puede co- una colina pequeña, distante cosa de una legua
nocerse el objeto para que estaba dedicado. de la ciudad. Es un vasto edificio, cuya cons-
Profesa es todavía mas trucción ha costado sumas inmensas. Las perso-
El monasterio de la
nas mejor informadas aseguran que es mas bien
disno de atención para el estrangero. Su ele-
gante iglesia está decorada con un gusto mas una fortaleza y no un palacio. En la actualidad
está desocupado y medio destruido; pero su proc-
moderno que y todo está tan fresco y
las otras,

tan brillante como el dia en que se estreno. simidad á México hace que sea un lugar de re-

Cuando está iluminada con una cantidad inmen- creo muy agradable, y es, en efecto, visitado con
frecuencia, ya porque la calzada que conduce á
sa de cirios de cera, y adornada con ramilletes
candeleros de plata o dorados, produce un ad- él está trazada por uno de los mas encantadores
y
mirable efecto. No se debe omitir hacer una vi- puntos del valle, ya porque los jardines de que

sita á San Agustín y á algunas otras iglesias está rodeado son losmas hermosos que pueda la
y
conventos. La simple enumeración de sus be- imaginación figurarse. Medí algunos árboles

llezasy tesoros, escederia á los límites de esta con mis pasos y su circunferencia me pareció ser

obra. Las procesiones que he visto en México, de cosa de sesenta pies. Son de una altura pro-
eran mejor ordenadas y de mas grande efecto digiosa, y de su espeso follage penden esa espe-
que de Puebla, y parecían tener mas atracti-
las cie notable de lichen que se llama barba de Es-

vo para los habitantes. Una semana antes de la paña.

festividad, se comienzan á preparar las calles pa- Cosa de dos millas mas lejos, y muy cerca de

ra la festividad de la Catedral, y toda la línea Tacubaya, está el palacio del Arzobispo, cuyo

de su tránsito estaba cubierta con un lienzo de jardin merece la atención de los botánicos y pre-

tela (vela), para garantizar del sol á los concur- senta al mismo tiempo una curiosa muestra de

rentes. Jamas una ceremonia de este género me los jardines españoles.

ha parecido tan imponente. Principia y acaba Desde el mirador del palacio del Arzobispo se
con una descarga de artillería. El gran número goza de un maravilloso espectáculo, que precisa-

de dignatarios de la Iglesia, con vestiduras bor- mente llenará de sorpresa á todo viagero que por
dadas de oro y de plata; la cantidad de los or- primera vez lo contemple. La gran ciudad de
namentos y la riqueza de los vasos sagrados, México aparece como cubierta de un vapor de
y
todo esto aumentado con el efecto que produce oro; y las pequeñas poblaciones que la rodean,

el espectáculo de los magistrados y principales las montañas y las verdes colinas, completan un

personages de la ciudad, con trages de gala, y los cuadro armonioso y encantador, que no se can-
oficiales y tropas de artillería y caballería con san los ojos de ver, sin que después sea dado

brillantes uniformes, forman un conjunto abso- trasladar fielmente al papel las emociones que

lutamente nuevo y singular para un inglés. Las causa en la alma la contemplación de los bellos

fiestas de los alrededores de la capital constitu- paisages de la naturaleza.

yen las principales diversiones de la última cla-


se; y el juego, el baile y los combates de gallos,
I;¡ ¡jiiiiiji¡¡iüi¡ij|¡|j¡|, t\\i¡ /iiniiiiili

I """''lliiiiiii, . U iiiilliiniiiili I.

LííllilL llllllit IIÑÜIIIII '"iiuuuiiiilllli Üil lii üüilliiii üiiUillui

La lámina litografiada que acompaña á este del czar Nicolás, que es el actual soberano. Suce-
artículo, representa la plaza de San Isaac en San sivamente han ido cayendo varios pueblos bajo
Petersburgo. Aunque en el número anterior el dominio délos autócratas moscovitas: primero
hicimos algunas observaciones y dimos algunas los mas cercanos, después los que estaban mas
noticias, reía ivas á esta capital, no creemos in- lejos; y cuando cayó la Polonia, barrera que te-
oportuno volver á tratar aquí de ese imperio ru- nían interés en conservar todas las naciones
so, cuyo crecimiento importante hace que estén meridionales de Earopa, dique que contenia el

hoy fijas en él las miradas de todos. torrente que se desbordó; cuando la revolución
Hemos visto ya cuáles fueron los principios f -ancesa hizo conciliables pretensiones que hu-
de esa nación, y cuan tarde comenzó á figurar^ bieran debido ser enemigas eternas, el sol ilumi-
entre las otras potencias de Europa. Pero de no las bayonetas rusas en las fértiles campiñas
entonces acá, ha hecho en pocos años progresos de la Italia y sobre las agrestes crestas de los
asombrosos; y hoy ya, como un coloso que toca con Alpes. Massena, en Zurich, contuvo susa van-
sus manos el antiguo y el nuevo continente, ame- ees, que desde entonces hubieran podido ser muy
naza convertirse en dueña y dominadora del temibles.
mundo. Acaso una nueva irrupción de los bár- Después se levantó un guerrero, al que no pu-
baros del Norte producirá otra vez uno de esos dieron contener el Rhin, el Elba, el Oder, el

cataclismos que trastornan hasta sus cimientos Vístula, el Niemen, ni el Beresina, y cuyas águi-
á las sociedades establecidas. las triunfantes iluminó el incendio de Moscou.
No se ocultaron esos progresos, cubiertos en- Demasiado fuerte para ser vencido por los
tonces con el velo del porvenir, al hombre que hombres, por
de los elementos, y
lo fué el rigor
pudimos considerar como el primer civilizador tuvo que abandonar una empresa, cuyos resulta-
de la Rusia, á Pedro el Grande. Asombra ver dos eran inmensos. Si llevando adelante sus
los términos en que se espresó en su testamento, planes, Napoleón hubiera caminado de triunfo en
haciendo una verdadera profecía: "Yo encontré triunfo, obteniendo otros nuevos, desde la an-
á la llusia, dijo, como un riachuelo; la dejo como tigua capital de la llusia, hasta la nueva fun-
un rio: mis sucesores le harán un mar anchuro- dada por Pedro á las márgenes del Newa, y
BO, destinado á fertilizar á la Europa." Acaso dictado allí la ley al soberano, como la habia
solo la última parte será inesacta; acaso en vez dictado á los monarcas de Austria y de Prusia
de fertilizar, ese mar no hará mas que acabarlo en Viena y en Berlin, acaso habría variado el
todo, cubriendo con sus aguas cuanto se oponga porvenir del imperio moscovita, y tardado este
á su curso, y salvándose poco ó nada del naufra- medio siglo en reponerse del golpe.

gio. Dios, sin embargo, lo habia dispuesto de otro


En efecto, si observamos la historia do esa po- modo. Circunstancias cstraordioarias y cscep-
tencia, desde la época que hemos hablado, la cionales obligan al emperador de los franceses á
veremos dar pasos agigantados en el tiempo que emprender la desastrosa retirada de Moscou, pre-
media entre el reinado de Pedro el Grande y el cursora siniestra del completo abandono de la for-
o
c

s
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íiíí; .ías..
RUSIA. 475

tuna. La Europa coaligada se aprovechó del Francia, en Febrero de 1848, una tercera revolu-

dia de la desgracia: ejércitos numerosísimos ca- ción, que derroca gobierno de Luis Felipe, y
el

miüixn á vengar á Paris los ultrages de sus res- proclama la república. Y como en 1830, otras
pectivas capitales humilladas; y en vano Napo- naciones siguieron su ejemplo, es decir, la Bél-

león prodiga los prodigios de valor y de genio: gica, la Polonia y la Italia, también ahora no ha

su estrella se ha eclipsado, y pocos resplandores faltado quien lo siga. La Europa ha pasado en


le faltan para apagarse y estinguirse.
los dos últimos años por una conflagración gene-

Entre esos soldados que se acercan y ocupan ral; y aunque el incendio parece prócsimo á apa-

por fin la capital de la Francia, vienen unos hom- garse, quizá niievos combustibles lo fomentarán,

bres de la estremidad de la Europa, de barba dándole mayor violencia que antes.


larga y caballos ligeros, hijos de la barbarie, que Pero e e todos los pueblos, cuya lucha ha lla-

por laprimera vez contemplan las obras de la ci- mado en esta época la atención del mundo ente-

vilización. Su permanencia en pueblos y ciudades, ro, dos son los que con justicia la han fijado de

cuyos nombres no conocían siquiera, ha desperta- preferencia: los romanos y los húngaros. Eche-

do en ellos el deseo de repetir sus visitas. ¿Las mos una rápida ojeada sobre los importantes

repetirán en efecto? ¿Cuándo y cómo será? El por- acontecimientos de la historia de estos últimos

venir encierra ese secreto, que empieza no obs- dias, tan fecunda en lecciones de toda especie.
tante á aclararse ya. Acaso los hombres que Sublévanse los romanos contra el poder tem-
forman la generación ecsistente hoy sobre la poral del Sumo Pontífice, á quien obligan á huir

tierra, presenciarán que Paris vuelva á caer bajo de la ciudad eterna: constituyen su gobierno in-
el dominio moscovita, y que al recorrer la gran dependiente, y se disponen á sostener con las ar-
distancia que media entre esta ciudad y los de- mas en la mano, los derechos que han proclama-
siertos de los cosacos, las capitales europeas que do. Antes de que sus principios tengan tiempo
se encuentran al tránsito, los ven pasar, no ya de propagarse, cuatro naciones envian sus solda-
como en 1814, de aliados y amigos, sino como con- dos á apagar el fuego revolucionario: el Aus-
trarios y ensoberbecidos con las victorias. tria, laEspaña, Ñapóles y la Francia. La últi-
A la efímera restauración de la isla de la El- tima es la que interviene en la cuestión de una
ba, succedio la derrota de Waterloo: el vencido manera mas directa: sus tropas sitian á Roma:
fué á residir á una roca mortífera en medio de sus proyectiles van á destruir algunas de las
los mares: el señor de la Europa no fué ya mas obras de una ciudad que conserva tan vivos re-
que el cautivo de Santa Elena. Allí, en las lar- cuerdos de los tiempos antiguos.
gas horas de su prolongado cautiverio, conversa- Así, por una inconcebible inconsecuencia, el
ba con los amigos fieles que lo acompaííaron, cor- gobierno de un pueblo que acaba de proclamar la
ta parte de los que no lo abandonaron con la for- república, procura la destrucción de una repúbli-
tuna; y ora discurría sobre los sucesos pasados, ca hermana, y sostiene la causa de los tronos. Y
ora hablaba de los hechos presentes, ora hacia luego, cuando Roma ha caido en poder del ejérci-

observaciones sobre los arcanos de los tiempos to de Oudinot, reconoce al parecer su error el go-
futuros. bierno francés, indica que quiere variar su con-
Un dia le tocó en suerte á la Rusia. Napo- ducta, y anuncia de esa suerte el principio de una
león se espresó respecto de esta potencia, en los nueva lucha, mas desoladora sin comparación que
términos claros, precisos y luminosos con que la anterior, porque puede entablarse, no ya entre

acostumbraba tratar toda clase de asuntos; y al cuatro potencias fuertes contra una pequeña par.
tocar el punto del porvenir que le estaba reser- te de la Italia, sino entre naciones que abundan
vado, entro en consideraciones sobre el espíritu á porfía en elementos y en poder.
que dominaba en la Europa, sobre las tendencias, Como Roma sucumbió, también ha sucumbido
influjo é inconvenientes del principio democrá- la Hungría. Cuando esta se levantó, creyóse
tico,y acabó por proferir las siguientes palabras, que su insurrección era de poca importancia, que
á las que tal vez los acontecimientos darán el ca- bastarla para contenerla una parte pequeña de los
rácter de profecía: "Dentro de cincuenta años, inmensos recursos del imperio de Austria. La es-
la Europa será cosaca ó republicana." periencia no tardó en dar un costoso desengaño;
Mucho dicen, en efecto, acerca de su realiza- los húngaros hicieron mas aún de lo que debia
ción los sucesos de nuestros dias. Estalla en esperarse de los descendientes de aquellos hom-
476 RUSIA.

bres que, combatiendo en el siglo pasado en de- ticas con la segunda potencia, y debe haber reci-
fensa de la misma casa á que hoy han hecho la bido ya á esta fecha, la respuesta definitiva de
Nicolás, relativa al asunto de la estradicion, res-
guerra, casa que parecía entonces tocar á su rui-
puesta que se temía fuese una declaración de guer-
. na, pelearon con tanto denuedo por su rey Ma- ra. Grandes preparativos se hacen en Constan-
ría Teresa. tínopla y otros puntos del imperio turco; y la
La revolución húngara ha conmovido hasta sus Francia y la Inglaterra están dispuestas, al pare-
cer, á intervenir en la guerra de una manera di-
cimientos el trono imperial. Los ejércitos del
recta.
emperador sufrieron k los principios derrotas de
¡Dios haga que sea así! De lo contrario, es
consideración: sus vencedores, llenos de valor,
decir, si la Turquía queda aislada, abandonada á
guiados al combate por generales que han des- solo sus propios esfuerzos, el
término de la lucha
plegado en esta guerra talentos distinguidos, pu- no es seguramente dudoso: la capital del imperio
sieron en duda hasta la seguridad de la misma otomano caerá en poder de los ejércitos del au-
tócrata ruso.
Yiena. La contienda tomó proporciones gigan-
tescas, y el écsito fué dudoso por algún tiempo.
Y entonces, este acontecimiento cambiará la
faz de la Europa: sus consecuencias serán de una
Al ver los peligros de su situación, el empera- trascendencia inmensa. "El que reine en Cons-
dor austríaco solicitó el ausilio del autócrata de tantinopla será el verdadero soberano del mun-
las Rusias. Este, á quien al parecer no afecta- do," dijo también Pedro el G-rande.

ba la cuestión, conoció bien el sumo interés que Así, en dos épocas bien diversas, separadas
entre sí por el intervalo de mas de un siglo, dos
tenia en ella, por lo que no vaciló en aprontar, y hombres grandes han profetizado cuál llegaría á
de una manera eficacísima, los socorros que se le
ser la influencia siempre creciente de la Rusia.
pedían. Un número considerable de soldados "El que reine en Constantinopla, será el verdade-
marchó en contra de los húngaros, que tuvieron ro soberano del mundo," dijo e.\ primero. "Den-
que combatir con los ejércitos austro-rusos y tro de cincuenta años, la Eui^^t» será cosaca o
republicana," dijo el segundo Acaso de la com-
contra todo el poder de dos potencias de primer
binación de ambos resultados depende la solución
orden. de la cuestión; porque en efecto, si la Rusia lle-
El resultado ha sido el que era de esperarse gase á ser dueña de Constantinopla, sería muy
de una contienda tan desigual. Después de es- probable que la Europa llegase á ser cosaca.
fuerzos grandiosos, la resistencia de los húngaros Héaquí en pocas palabras esplicado el interés
inmenso que los pueblos de Europa, especialmen-
ha sido completamente vencida,
y todo anuncia
te los meridionales, tienen en oponerse á la com-
que no tardarán en volver á caer bajo el yugo de pleta ruina del imperio turco, sobre todo, si la
que quisieron libertarse. Al escribir estas lí- Rusia ha de tomarse la parte del león. ¿Pero
neas, las últimas noticias recibidas en México de cómo conseguir que sea efectiva y eficaz esa opo-
la guerra de Hungría, son las de que unos gene- sición? No hay mas que una sola manera posi-
de que la Francia y la Inglaterra se unan
ble: la
rales se han rendido con sus cuerpos de ejército;
sinceramente en esta contienda, y protejan á la
otros, con el dictador Kossuth, se han refugiado Turquía contra el czar moscovita.
en Turquía, y aun la fortaleza de Comorn, en Quizá lograrán arreglarse las diierencias pen-
que se había encerrado el valiente Klapka, se dientes entre varias naciones europeas: si así no
había rendido ya, después de una resistencia fuese, muypronto se emprenderá una lucha ge-
desesperada é infructuosa. El drama toca á su neral. La nueva
política que el gobierno francés
ha adoptado en los negocios de Roma, puede
desenlace: es como seguro que las primeras nue-
producir una guerra: la protección acordada en
vas que ahora recibamos, anuucinrán el comple- Turquía á los refugiados húngaros, puede pro-
to término de la contienda. ducir otra: las desavenencias enti-e la Prusía y
Vemo.s, pues, que por esta parte, la Rusia, pro- el Austria, pueden producir la tercera. Estas
originarían otras varías, siendo por ejemplo in-
tectora del Austria, ha aumentado considerable-
dudable que volverían á tomar las armas los ita-
mente su influencia, su poder, é impedido la pro-
lianos y los húngaros.
pagación de principios cuyo triunfo la encerra- No pues, improbable que no se dilate por mas
es,
ría para siempre en sus terrenos helados. Vol- tiempo solución de las mas graves cuestiones.
la

vamos ahora la vista á la Turquía. La suerte de las armas decidirá quién ha de go-

E.^ta potencia ha dado asilo á los gcfes hún- bernar en Constantinopla, para ser el verdadero
soberano del mundo; y torrentes de sangre deci-
garo?, refugiados en su territorio. Resistiéndo-
dirán sí la Europa ha de ser por fin cosaca ó re-
se á las reclamaciones del Austria y de la Rusia, publicana.
ha visto ya suspendidas sus rclacionea diplomá- (Escrito para e] Álbum )
Cb, Geoífrojr 3c.

[F[L(0)1 ÍD^ KlMí\lf^^J®

CUMPLIDO F.aitor.
Aquellas intempestivas declaraciones no cau-
saron impresión alguna en el ánimo de Refugio;
Hay en el mundo naturalezas escepcionales,
su corazón no habia hablado todavía. Pero, co-
que obran por reglas enteramente distintas que
mo era preciso, llegó por fin la edad de las pasio"
el común de las gentes. Aun los que mas de cer-
nes: el amor se le reveló con todo el atractivo de
ca las ecsaminan, no pueden comprenderlas; mas
que lo reviste la imaginación de la juventud; su
aun, frecuentemente sucede que ni ellas se com-
prenden á sí mismas. Tales naturalezas son, sin
alma, ardiente y generosi, apasionada y sublime,
no se basto á sí misma, que Dios ha formado á
embargo, raras; y si suelen parecerlo menos, con-
los humanos de tal manera, que á proporción que
siste en que muchas veces se confunden con'otras,
tienen una ternura mas delicada, necesitan mas
en que todo mentira y afectación.
es
un corazón amante en que derramarla. Si queda
La hqróina de esta verídica historia, pertene-
encerrada en el suyo, acaba por romperlo, por-
cía al número de las primeras. De ahí es que,
que necesita abrirse paso como la lava de un
guiada en las acciones de su vida, por los sen-
volcan.
timientos sinceros de su corazón, buscando como
La preciosa joven se convenció íntimamente,
realidad lo que no ecsiste sobre la tierra, sino en
luego que hizo un ecsámen concienzudo de sus
la imaginación, era del número de esos seres que
sentimientos, de que para aspirar á la dicha te-
no han nacido para ser felices.
nia que enlazarse con un hombre, que realizase
E-efugio acababa de cumplir veinticuatro años.
las ilusiones de su fantasía. Esperó que la Pro-
Hermosa y llena de gracia, su hermosura física
videncia se lo deparase: creia en su inesperien-
nada valia en comparación de su belleza moral;
cia que encontrarla muchos dignos de su cariño,
las mas sólidas virtudes la hacian muy aprecia-
ble á los ojos de todos. Dotada de una esquisita
y que tendría entre quiénes escoger. Después,
cuando los primeros desengaños empezaron á
sensibilidad, esto fué lo que constituyo la des-
abrirle los ojos, no juzgó tan fácil la consecución
gracia de su vida. Caso no muy raro por cierto,
de sus deseos: pero pensó aún en que era impo-
porque si en el cielo es otra la regla, en este pi-
sible que, al cabo de algún tiempo, no encontrase
caro mundo solemos con frecuencia ser víctimas
lo que buscaba. ¡Pobre niña! ¡inocente joven!
de nuestras buenas cualidades.
Ella ignoraba que ese tesoro era mas difícil aún
de ser hallado, que la piedra filosofal.
II.

III.
Desde la edad de trece años habia comenzado
Refugio á oir declaraciones de amor. La niñez Como ya hemos indicado, no escaseaban los
de nuestros dias es precoz; temprano se lanza á pretendientes á la blanca mano de Refugio. Colo-
las aventuras amatorias; y á cada paso vemos ni- cada ésta por su posición social en un rango dis-

ños que van todavía á la escuela, y que allá, co- tinguido, asistía con frecuencia á los bailes, á los
mo Dios les da á entender, ponen ya sus billeticos paseos, al teatro: trataba todos los dias con las

y entran en relaciones con párvulas, que,


tiernos, visitas que frecuentaban su casa. En constante
como vulgarmente se dice, no han salido aún del observación de los galanes que la rodeaban, á
cascaron. ninguno daba esperanzas que no queria hacer
*
TOM. II. —XXI. 61
478 LA JOVEN INCASABLE.

ilusorias: estaba decidida a no corresponder sino Palenque. De gallarda figura, de buena familia,
á aquel que se pareciese al retrato que llevaba de virtuosa educación, rico, honrado, trabajador,
en su corazón. parecía un escelente partido. A
poco de haber-
Pasaban entre tanto dias y días, y el original se presentado en casa de Refugio, logró captarse
no llegaba. Entre los pretendientes de Refugio, las simpatías de todos, que lo elogiaban á porfia,
tinos hacían alarde de constancia, y aunque in- haciendo grandes alabanzas de su persona delan-
fructuosamente, no quitaban el dedo del renglón: te de la joven. Esta, aunque poco lo había tra-
otros, al cabo de cierto tiempo, abandonaban el tado, habíale ya cobrado cierta afición; y al ver
campo, y eran sustituidos por nuevos adorado- como era querido de todoS, al reconocer varias
res, con quienes se repetían las mismas escenas. de sus buenas cualidades, sintió una emoción tan
La difícil niña los trataba á todos con amabili- agradable como desconocida. Resolvió, pues,
dad; pero sin pasar de ahí; y aunque hubo mas esperar solamente á tratarlo con alguna intimi-
<3~ •'^- ^ mas dedos que se jactaron, como se dad para no pegarse un chasco; pero consideran-
acostumbra en tales casos, de haber obtenido su do la prueba enteramente infructuosa.
correspondencia, aquello no era mas que una so- Como la casa estaba casi siempre llena de vi-

lemne mentira. sitas, principalmente á las horas en que iba


Ni era posible para una muger de ideas poco Anastasio, aguardó Refugio inútilmente por al-

comunes, caer con los mozalvetes que le hacían gún tiempo su declaración. Palenque no se la
la corte. Todos parecían cortados por una mis- hacía, ni tomaba casi parte en las conversaciones

ma tijera: todos tenían los mismos defectos. Fa- que se suscitaban; sus ojos solo so solían fijar

tuos, ignorantes, enemigos del trabajo, gastado- amorosos y lánguidos en los de Refugio. Atri-
res, incapaces de sentimientos profundos, no sa- buyó ésta á timidez aquel obstinado silencio, y
bían á quien dar la preferencia entre Refugio y buscó varias ocasiones de que lo rompiera.
su sastre; y tanto pensaban en ella, como en no Después de algunas conferencias sin testigos,

descomponerse los rizos, y en cuidar de que que- en que Anastasio hizo el papel mas ridículo del
dase bien puesto el nudo de la corbata. mundo, porque apenas profirió unas cuantas pa-
Cada día que pasaba, cada ilusión que perdía, labras, conoció al fin que ei-a tiempo de tomar
cada desengaño que llevaba, hacían en su alma un partido definitivo, y declaró su amor. Des-
una triste y dolorosa impresión. Sus padeci- lumbrada todavía Refugio con sus ilusiones, no
mientos morales, mas profundos cuanto eran mas vio en los términos embarazados é incoherentes
reservados, no le permitían gustar ni esa efímera aquella confesión, mas que una nueva prueba de
felicidad que procuran los placeres, el bullicio, cortedad y encogimiento, que el tiempo y la
las diversiones de la sociedad. En los teatros, confianza disiparían: mostróse, pues, benigna, y
en los saraos, en los días de campo, en las másca- dio esperanzas al desconcertado novio.
ras, en todas partes sentía la desventurada un Desde aquel día no se pasaba ya uno sin que
horrible vacío en su corazón. Euerza es repetir- fuese Palenque á ver á su amada, y cuando no
lo: solo el amor de un hombre, cual ella se lo ha- podía hablarla, le llevaba cartas, y ella no tenia
bía figurado, podía labrar su ventura. ya embarazo en recibirlas. Ese fué el escollo en

que naufragaron aquellos amores nacientes: las


conversaciones, y mas aún, las epístolas de Anas-
IV.
tasio, no tardaron en convencer á P^efugio en
Entre el número considerabilísimo de aman- que lo que hubía tomado por vergüenza, por falta
tes, que en el trascurso de algunos años persi- de trato, por temor nacido de la misma pasión, no
guieron á Refugio, solo tres lograron alucinarla era otra cosa que una profunda tontera. Sí, el
por un momento, haciéndole creer que había da- pobre joven era cerrado de mollera, como pocos:
do con lo que andaba buscando. Estas fueron íi cada paso se escapaban mil desatinos y de-
le
nuevas ilusiones, que tardaron mas ó menos en cia intolerables necedades: sus cartas podían pre-
disiparse, pero que siempre fueron á unirse con sentarse como un modelo de mal gusto, de faltas
tantas otras, marchitas y secas ya. de ortografía y de sentido. Seis no mas recibió
Refugio; á la séptima dijo claramente al jóveo
V. que estaba decidida á no continuar recibiendo
El primero d» c*oa tres novios fué Anastasio BU correspondencia, y que podía suspender su»
LA JOVEN INCASABLE 479

visitas, si las seguia haciendo con un fin intere- tal de que escribiese en algún periódico, político

sado. ó literario. Se jactaba de que no habia hombre


Kefugió trató con dureza al infeliz Anastasio que no solicitase su amistad, ni muger de cual-

Palenque, porque no podia ni pensar en que lle- quiera edad, clase y condición que fuera, que m
gase á ser su marido un hombre de tan limitada lo enamorase con empeño para obtener su prefe-
capacidad. La suya, bastante desarrollada, feliz- rencia.

mente cultivada, notable por mas de un título, Como es de suponerse, tampoco Refugio se es-

necesitaba que el ser con quien se uniera para capó de ser tratada como los demás. Ernesto
toda la vida, supiese comprenderla, apreciarla y le dio á entender claramente que debia darse

satisfacerla. por satisfecha de que la antepusiera á tantas


otras beldades, que estaban muertas por sus pe-

VL dazos; que su amor debia envanecer á la mas


pintada; que no todos los dias se pescaban gan-
El segundo de los tres amantes fué Ernesto gas de esa especie, haciendo caer á un joven de
del Rosal, tan semejante á Anastasio en buenas tan reelevantes prendas. En una palabra, no
cualidades, como distinto en capacidad intelec- perdonó medio para que la joven admitiese lo
tual. Lo que Palenque tenia de menguado, te- que él llamaba su superioridad; y ella, que poco
nia de hábil Rosal. Poeta castizo, tierno y fe- necesitaba, le dijo cuatro frescas, lo hizo ponerse
cundo, hombre de alguna instrucción, se espera- mas colorado que la grana, le dio una lección
ba que llegaria á ser una de las notabilidades de que hubiera podido serle |)rovechosa, á no ser
la época. Cualquiera joven hubiera recibido con ya incorregible su fatuidad.
agrado la confesión de su amor: cualquiera fami- Hubiera sido preciso en efecto una resignación
lia lo habria recibido con regocijo en su seno. especial para enlazarse con un hombre, que toda
Rosal se enamoró también de Refugio, y no la vida habria estado repitiendo á su muger que
escondió muchos dias aquel amor dentro de su le habia hecho un gran favor con enamorarla y
pecho. La joven, por su parte, se sintió viva- darle su nombre, y que se lo hacia también con
mente inclinada hacia él: en esa vez la fascina- sacarla en público, con llevarla del brazo, hasta
ción fué mas fuerte, y la cegó tanto, que estuvo con el acto mas insignificante de su parte. Refu-
á punto de caer. Con todo, las relaciones no gio tuvo razón en despreciar al fatuo.
llegaron á formalizarse, porque Ernesto tenia
sus defectos como todo y el mas
hijo de vecino,
VII.
notable acabó por eclipsar todo su deslumbrante
mérito. Hemos llegado ya al tercero y último de los
Ernesto era soberanamente fatuo: estaba ena- novios. Este era Donato Capistron, que no pe-
morado de sí mismo; se miraba con tanta estima- caba por necio ni por vanidoso, y era el justo
ción cuanto era el menosprecio que manifestaba medio entre sus dos antecesores. Pero lo que lo
-á. los Siempre estaba hablando de sus
demás. hacia verdaderamente apreciable, era la rigidez
poesías, de sus obras, de sus triunfos: aunque y esactitud con que cumplía sus obligaciones, ó
fuera de los cabellos, no perdia la ocasión de lo que él juzgaba como tales. Dos rasgos lo da-
traer á colación que este lo miraba con envidia, rán á conocer mejor que nuestras palabras.
que aquel lo llamaba el primer hombre del pais, Huérfano cuando era aún muy niño, quedó en
que el otro le plagiaba sus producciones, que el la miseria con su madre y dos hermanas jóvenes.

de mas allá le encargaba en secreto que le hicie- Dedicado al trabajo oportunamente, pronto co-
que adquiría reputación y fa-
se los trabajos con menzó á percibir el fruto, y desde la edad de on-
ma. Se suponía relacionado con todas las perso- ce años mantuvo á sus espensas á las tres. Ja-
nas poderosas y notables: ofrecía su protección, mas les faltó nada á su lado de cuanto podia
ineficaz las mas veces, á cuantos lo ocupaban: proporcionarles con lo poco que ganaba. Inver-
decia que no lo dejaban descansar, ni los minis- tíahasta el último medio con ese objeto; y por
tros que le rogaban con los puestos públicos de nada del mundo despilfarraba ni la cantidad
primera importancia, ni los impresores que se mas corta en gastos hechos fuera de su casa.
empeñaban en comprarle sus obras á cualquiera Entre las frecuentes faltas de algunas de las
precio, ó en señalarle el sueldo que quisiera, por administraciones que se han sucedido en el pais,
480 LA JOVEN INCASABLE.

una de las mas notables ha sido la de la prodi- agraciada en los dias de todo su esplendor, como
galidad y falta de juicio con que se han dado la rej)resenta la estampa que acompaña a este
los destinos públicos. Una vez el ministro favo- artículo, perdió poco á poco su frescura, su be-
rito quiso agraciar á Capistran, recomendado lleza, su animación, su salud, y se vio acometida
por un amigo á quien deseaba complacer, con un de una peligrosa enfermedad de consunción, que
destino de tres mil pesos. Por un raro ejemplo no tardó en llevarla al sepulcro.

de dignidad, el ' favorecido no quiso admitir: se ¡Pobre joven! pobre Refugio! Por haber naci-
contentó con dar las gracias, y fundó su negati- do dotada de cualidades escepcionales, pasó por
va en la razón de que siempre pesaría sobre su el mundo como un estrangero por una tierra in-
conciencia el remordimiento de haber usurpado bospitalaría, y pensando únicamente, como ese
un que no tenia derecho alguno, y del
puesto, al estrangero en su patria, en el cielo, que es la pa-
que habia privado al que legítimamente le per- tria de los desventurados.
tenecía. Si ecsaminamos á fondo las razones que tuvo
Refugio, sabedora de este y otros honrosísi- Refugio para no buscar en el matrimonio la fe-

mos antecedentes de Donato, que le hablan gran- licidad que anhelaba, no podremos menos de
geado una merecida fama de sólida virtud é in- confesar que fueron muy atendibles. La mayor
tachable probidad, se imaginó por tercera vez parte de sus amantes no merecían ni siquiera
que era amada del hombre que le convenia para que por un momento pensase en ellos la joven; y
marido. Donato era pobre, y seguia mantenien- por lo que hace á los tres únicos, dotados de al-

do á su familia; pero los bienes de Refugio eran gunas buenas cualidades, los defectos que las
demasiado cuantiosos, para que la detuviese esa ofuscaban, la retrajeron no sin justicia dé que-
consideración, y por otra parte, la riqtieza era lo rerlos. Tonto uno, fatuo otro, insensible el ter-
que menos buscaba en el que eligiera para con- cero, ninguno de los tres podía convenir á Re-
sorte. fugio, para la cual las dos primeras cualidades en
Otro inconveniente, de distinta naturaleza que un hombre eran entendimiento despejado y amo-
los anteriores, dio al traste con sus halagüeños roso corazón.
proyectos. Donato era en estremo frió, sin sen- Sin embargo, querer, como ella qu^eria, un
timientos, sin alma. La conveniencia y el deber amante de novela, én quien las virtudes todas
normaban su conducta, en la que las afecciones tocasen á lo sublime, sin que vicio alguno las em-
íntimas no tenían la menor intervención. Aun pañara, era un pensamiento El irrealizable.

en el hecho de sostener por tanto tiempo á su mundo no ha de ser distinto de como es; y si no
familia, lo cual podía atribuirse á generosidad, podemos admitir por absurda é inmoral la máe-
no habia habido mas que convicción de que cum- sima del que decía, que para ser feliz en él, se
plia con un deber. Donato era así en todas sus necesitaba tener buen estómago y mal corazón,
cosas:su corazón callaba siempre, y dejaba el por lo menos sí debemos procurar no pretender
campo libre al raciocinio y la reflecsion. una perfección absoluta, que jamas dejará de ser
¿Cómo podía amarlo Refugio? ¿Cómo entre- imaginaria.
garse por esposa á quien jamas había de decirle [Esciito pura el Albmn.]

las tiernas palabras de un amor entusiasta y ar-

diente?- ¿Cómo no horrorizarse al pensar, que


aquel libro de moral con figura humana, la halña
Un conde estaba apasionado de una hermosa

de estrechar en sus brazos con indiferencia, sin dama, y cuando le preguntaban por qué no se
que se acelerasen en lo mas mínimo los latidos casaba, decía: "y después de casado ¿dónde que-
de su frío é insensiVjlc corazón? réis que me vaya á pasar la noche?"

VIH
Alabanza en boca propia, os vituperio, dice un
Así llegó Refugio á los veinticuatro años.
adagio. ¿Quién es el que en este mundo no se
Abatida por tantos desengaños, sin hallar con
llena de vituperios?
qué satifacer el fuego interior que la devoraba,

BU físico y su moral padecieran un trastorno es-

pantoso. La seductora joven, tan linda y tan Los niños, los viejos y los locos, son iguales.
iiir!ii¡üiiii¡i¡i;iiii
Ulljl
[Ú]f iiiin'iiill
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lIlJiüiiiiKÜIlKüilllml üiil ij¡i;¡iil iil >:llill' liiilli ¡¡¡iLíullllllliirüíil ''iiiiisiiiiiP yii i lili

—^-^P'^^^^^é^r^^^^

NOTICIAS REÍiATIVAS AL COSTO DE LOS FEERO-CAMILES EN EL ESTMNGERO Y EN LA ISLA DE CÜBl,

-^-^^^M^^^^h-"^

Ni somos partidarios de los optimistas, para ya ha pasado como sentencia ejecutoriada; pero
los cuales todo marcha del mejor modo, ni nos puedo, según mi propósito, llamar la atención so-
aqueja el capricho de que algunos están tocados, bre la economía de nuestros proyectos que se las
hasta el estremo de considerarlo todo de un mo- ha sin desventaja con los mejor concebidos, si

do absolutamente diverso. Pocos signos, pocos bien es verdad que el de Puerto-Príncipe lleva
indicios damos los habitantes de Cuba de poseer en este particularla primacía, y valga nuestra

el espíritu vivificante, emprendedor j social que ingenua anterior confesión para que no compa-
arde en naciones y provincias mas adelantadas remos mas que el costo respectivo. A mi salida
en industria; pero dos farro-caoriles proyectados del Príncipe ya estaban comenzados los traba-
por sociedades anónimas no es cosa insignificante. jos.

Estamos lejos de dar al mundo el ejemplo de la Sin ser ingeniero civil, ni cosa que lo valga,
nación británica ,
que de 1824 á 25 contó 48 comprende cualquiera que las dificultades que la
compañías con un capital de 22.454,000 li- naturaleza ofrece no son idénticas en todas par-
bras esterlinas para la formación de caminos de tesy que no puede decirse de un modo positivo
hierro: sin embargo somos niños en asuntos de dado el precio de dos caminos, cuál es el mas
este linaje. Empero ya que hemos llamado la barato; pero hecha la comparación de ii7io con
atención de nuestros lectores hacia la construc- muchos otros, siempre dice algo en su pro que el
ción de los ferro-carriles, vamos á decirles algo resultado le sea ventajoso.
de la parte económica, ya que nada podemos es- Para comprobar este pensamiento basta que
cribir de la parte artística que no puedan leer busquemos los datos en un trabajo del Sr. D
en el Instructor de Londres y otras produccio- Francisco Arrillaga sobre el camino que intenta
nes análogas al alcance del común de los lecto- construir desde Veracruz hasta la ciudad de
res, que no están familiarizados con los términos México: trabajo que representa un numeroso cau-
facultativos, que, por lo que pueda importar la dal, útiles noticias para mi objeto. Como dicha
confesión, también se hallan fuera del círculo de Memoria ha impreso en México, y como ha
se
nuestros pobres conocimientos. circulado muy poco en esta ciudad aún, daremos
Para que este trabajo que nos proponemos tenga al fin de este artículo una corta idea del gio-an-
mayor interés para nuestros lectores, echaremos tesco proyecto que contiene.
una ojeada sobre lo que pasa en el estrangero, y Es necesario advertir que los resultados que
lostérminos que ofrezcan sus empresas servirán ofrece el cálculo del Sr. Arrillaga, respecto de los
de punto de comparación á las del pais en que caminos de demasiado lisongero: así es
la Isla, es
vivimos. que supone terminadas las 17 leguas del camino
Yo no entrai-é en detalles probando la utilidad de Grüines y cree que cada milla del proyecto de
de los ferro-carriles, porque es una verdad que Nuevitas solo asciende á 5,200 pesos, lo que da-
482 CAMINOS.

ria 15,600 por legua y esto produce una equivo- ingeniero Mr. Wrigt á 15.000 ps. la milla; y en-
cación de casi los dos tercios, como mas adelante tre ellas según la demostración hecha en la Ga-
rectificaremos con mejores instrucciones. Sin ceta de Puerto-Príncipe níjm. 75 del presente año,
embargo, como casi todos los demás precios que hay una diferencia notabilísima en los costos de
asigna á los caminos estrangeros los autoriza graduación, pues la 1.
'^
milla de la 1.
'^
división
con alguna y como hemos tenido proporción
cita, la hace ascender á 19,595 pesos, mientras la del
de evacuar algunas, como las que se apoyan en la níim. diez y medio solo llega á 2,000 pesos. La —
obra de Tredgold^ creemos que pueden servir de super-estructura á 7,512 pesos 6 reales milla. En
y verosímiles términos de comparación.
probables la propia Gaceta demuestra el citado ingeniero

Empezaremos por los Estados-Unidos. que el costo á que ascienden las 20 millas que
Los caminos de hierro de los Estados-Unidos ha contratado es el mismo de 320.000 pesos en
cubren y cruzan el terreno por todas partes: en que se ha obligado á hacerlas con las mayores
ningún pais hay mayor número. Habiendo de- garantías posibles, como lo acredita la escritura
signado ya el valor de la milla del ferro-carril del convenio publicada en nuestros periódicos.
principeño, veámosle en los diversos de la Union. Con respectocamino que ha de verificarse
al

La milla del camino de Baltimore á la ciudad de Cárdenas á Bemba, hemos visto que el costo
de Washington importó 41.666 pesos dos tercios, de la super-estructura según los tres sistemas pro-
á causa de lo desigual y cenagoso de algunos puestos por el ingeniero director, asciende en
La milla de camino de
puntos de su tránsito. cada milla:
Camdem á Amboy entre New-York y Filadelfia o á 12,406
Según el 1. ps.
costo 40.000 pesos, la de Alleguani Portage
Según el 2. o á 11,180 ,,
18,918, la de Charleston á Hamburg, de un solo
Según el 3.° á 10,558 „ 2 rs.
carril, 4,500 pesos.
Aunque los jornales de los Estados-Unidos
Por anuncio posterior, hecho por el secretario
sean poco mas ó menos iguales á los de la Isla,
D. Domingo del Monte, se hizo subir el total de
las materias de construcción son mucho mas ba-
costos de construcción según la propia división,
ratas, porque nosotros, ademas de comprar la ma-
á lo siguiente:
yor parte de ellas en los mercados estrangeros,
tenemos que pagar fletes, comisiones y derechos
Por el 1." método 22,574 ps., 2 rs.
de aduana de que están libres los que consumen
Por el 2.^ 21,447 „ 6
producciones del pais. Así, pues, el camino mas
Por el 3. ° 20,826 „
barato de los enumerados, solo importa 700 pe-
sos menos que el de Puerto-Principe en cada mi-
En las noticias publicadas no se esplica si en
lla, cuando los demás son incomparablemente números se incluyen los sueldos
estos de la bri-
mas caros.
gada de ingenieros.
Nótese lo mismo respecto de los ferro-carriles
No hablaremos del ya establecido ferro-carril
construidos en Inglaterra. Según dice Mr. Tred- junta de fomento^ porque so-
que ha costeado \ü.

gold y el Quaterly Riview, importa cada milla


bre ello no tenemos datos, y es evidente que el
5.000 libras. La milla de Liverpool á Manches-
Sr. Arrillaga estableció sus cálculos bajo el su-
ter importó 60.000 pesos; la de New-Castle á puesto de que estaban co'iicluidas las diez y siete
Carlisle. 3,900 libras esterlinas.
leguas. Pero tenemos á la vista los presupues-
El costo de los caminos de Francia demuestra
tos del Sr. Crúgcr, director de dicho camino, pa-
lo siguiente: De S. Etienne á León 200,000 pe-
ra el ramal de Batabanó, y también divide en
sos la legua; el de Ptuan importa 56.250 pesos.
tres los planes de siq^er-consiruccion, designando
En Bélgica se calcula en 50,000 pesos cada
á cada milla.
legua.
Después de lo que hemos estractado en cuanto Por el l.«r plan •
8,562 ps.

a numero3.de la Memoria delSr.de Arrillaga, Por el 2.° 17,380 „


debemos decir que el importe que asigna este Sr. Por el 3. <^
12,920 „
á la milla de camino de Puerto-Prícipe, es rela-
tiva á solo la super-estructura, pues con los de- El csprcsado ingeniero recomienda el primer
más costos se ha contratado por el mismo hábil plan por reunir las ventajas de la economía á la
— —
CAMINOS. 483

necesaria y conveniente solidez. — El costo total

de construcción es el siguiente por milla:


- . . i aH—
Apuntes cronolAg-icos para la Itistoria de la
Oeog-ratía, «iwe contienen las épocas de los
=> 29,099 ps. principales descuí!)rimientos, tanto terres-
Según ell.
tes como niaritimos, eonqnistas, viag-es, fan>
Según el 2. ° 36,599 „ ilación de ciudades, &c., «Scc.

Según el 3.°" 31,993 „


—-»«M^<
En consecuencia de todo lo que hemos dicho

sobre la construcción de nuestros ferrocarriles, el


— Los argonautas, primeros navegantes
1263.
del mundo, penetran en Ponto-Euxino. el
camino de Puerto-Príncipe es el que lleva las
—Fundación de Cartago por Dido. Ha-
850.
ventajas por el aspecto económico, y no creemos cia el mismo tiempo fundaron los fenicios á Ga-
que en la parte artística sea inferior á los de- des o Cádiz.

mas, porque en la materia, esperamos los resul-


550.— Anaximandro compone un Mapa-mundi.
500. — Hamílcar, general descubre
cartaginés,
tados, y solo hablamos de los números.
la Albion ó Inglaterra.
Cerraremos este artículo anunciando á nues- 445. — Época de Herodoto, que reunia los co-
tros lectores el proyecto gigantesco de construir nocimientos geográficos esparcidos entre algu-

un camino de hierro de Veracruz á México, en nas naciones.

que entiende el Sr. Arrillaga, para facilitar el


255. — Época de Eratostenes, famoso geógrafo
griego.
tránsito de 93 leguas, que según la dirección

que piensa darle, reducirá á 70 á lo mas. Según


128. —Hiparco primero que determinó
fué el
astronómicamente las latitudes y longititudes, y
los cálculos que forma, y con atención a lo bara-
que calculó la oblicuidad de la elípitica.
to de la mano de obra del pais, cree que solo

cueste 5.000,000 de pesos.


ISM^IPI^]!^ BU <3JIÍgl2í(OIl,S^^(Q).
El gobierno le ha concedido privilegio por 30 —El español Pompolio Mela, publicó por
15.

años, con varias condiciones, entre otras que sea primera vez una en
geografía latin.

doble la carrilera^ que se termine en 12 años, y — Época


29. de Estrabon, geógrafo griego de
mucha instrucción.
que se haga uso del privilegio á los 6 años á
mas tardar de su fecha. Contiene varios artícu-
—Siendo Tito emperador de Roma, fueron
79.
sepultadas en el olvido las ciudades de Hercula-
los el privilegio, de que podrán instruirse los cu-
no y Pompeya, de resultas de una erupción del
riosos en la Memoria del primer camirio de hier- Vesubio.
ro de la república mexicana^ que antes citamos. 174. — Pausanias publica la descripción de su

La empresa, si bien es de D. Francisco Arri- viage á Grecia.

llaga, debe establecerse por una sociedad que re-


—Publica Tolomeo su
211. sistema falso del
mundo.
sidirá en Londres, de accionistas por cupos des-
— Al
820. Almamoud
califa medir un hizo
de 100 pesos arriba. grado meridiano
del en Bagdad.
Hemos querido ocuparnos de esta materia por —
861.Descubren noruegos los de las islas

no desaprovechar la ocasión que se nos venia á Féroe.

la mano de comparar cosas de nuestra tierra con —Los mismos reconocen y toman posesión
870.

las mismas que pasan del estrangero: tenemos el de la Islandia.

gusto de presentar nuestros juveniles esfuerzos


— Época de Guido Ravene, geógrafo de
900.
celebridad en tiempo.
este
982. — Los
al lado de los trabajos de nuestros maestros, y
descubren
islandeses Groenlan- la
sin mengua. ¡Ojalá que los hábitos de comuni-
dia^y fundan en ella colonias.

dad corrieran parejas con la posibilidad, -^posi- — Época de Benjamín de Tudela,


1173. cele
bilidad cómoda de la ejecución! B. bre geógrafo y viagero.

LEY
Francisco tenia costumbre de retirarse á su
casa todas las noebes á una bora semejante; al
Era una de esas noelies lóbregas y lluviosas, en
salir de su tertulia, siempre traia la imaginación
que no brilla una estrella en medio de los cielos;
y mas de una ocasión le sucedió venir
ecsaltada,
noebes llenas de pavor, que contristan el ánimo.
bablando como un loco por las calles.
Habia caido al principio un aguacero demasia-
do fuerte; pero lejos de despejarse la atmósfera, La nocbe de que bablamos, pues, en nada se
mas y mas de nubes. diferenciaba de las demás, á no ser en que la ac-
se babia ido cargando Se-

rian las doce de la nocbe, y el viento frió y bú- titud del joven era meditabunda y preocupada.
Esto consistía en que se babia bablado en la ter-
medo anunciaba una nueva llovizna.

A estas boras siempre las calles de México es- tulia mucbo sobre amor, sobre esa pasión que

reina un silencio sepulcral, y las atrae el alma, y también sobre esa clase de aven-
tán desiertas;
turas sobrenaturales, que barian creer ecsisten
luces de los faroles comienzan á estinguirse.
Un joven atravesaba á aquellas boras por al- relaciones entre las almas de los que ban muerto
gunas calles para volverse á su casa. Salia de y las cosas de este mundo. Francisco fué el pri-
una tertulia de amigos y traia la cabeza aturdi- mero en reirse de eso que él llamó cuentos, y
mil ideas que bace nacer una conver- sostuvo que en esta vida nada bay sobrenatural,
da con las
y que se ecsaminasen esas ave aturas sorpren-
sación llena de variedad, de animación, de vida, si

entre jóvenes solos; el recuerdo de algunos lan- dentes, se las bailarla siempre una causa barto

ces las pinturas de amor enardecen la imagina- mezquina y común para despojarlas de su atrac-
tivo y misterio; pero que el bombre, por una ne-
ción y á veces bacen formar bermosos proyectos
que embellecen por una nocbe la soledad de un cesidad de su naturaleza, es inclinado á lo mara-

aposento. villoso, y por eso prefiere permanecer en el en-

Sin embargo, todas estas ideas se van estin- gaño á destruir el encanto que lo balaga. Todos
guiendo poco á poco, á medida que el frió re- convenían con sus ideas; mas contaron algunos

fresca nuestra frente, así como las luces de una casos raros, tan difíciles de esplicarse, que Fran-

ciudad se apagan sucesivamente conforme avan- cisco concluyó por ponerse serio.

za la nocbe. Cuando el joven se encontró solo en la calle,

Esto sucedía, con corta diferencia, todas las esperimentó el fenómeno que bemos señalado
oocbes al joven de quien bablamos, y que procu- mas arriba, con la diferencia, por esta ocasión,

raremos bacer conocer á nuestros lectores. de que las impresiones é ideas del momento, al
Francisco contarla veintidós años, y era de irseborrando sucesivamente, parece que iban á
bermosa presencia, tenia un corazón noble, pero engrosar dos ideas que se hallaban impresas en
fogoso y emprendedor; su talento era poco co- su cerebro de un modo muy profundo, lo mismo
mún: mas se bailaba en edad en que todas las que sucede en un cristal en donde se ban arrojado
pasiones apenas dcspcrtada.s, se desbordan como muchas gotas de agua; hay algunas gotas tan po-
la lava que el volcan arroja de su seno; en que el derosas, que absorvou á todas las domas, y for-
\'

corazón ccsagera todos los sentimientos, como un man un rio en miniatura.


terreno virgen que bace brotar con vicio las yer- Estas dos ideas las habrán conocido nuestros
bas, sean buenas 6 malas. lectores: la una tenia por objeto el amor; la otra,

LEYENDA. 485

esas aventuras misteriosas, á las que el vulgo da en el viento; esa música que habla al corazón que
el nombre de esjyanios. lo maneja; que hace elevar los ojos hacia el cie-

Al cabo de otros pocos momentos, por estraño lo, llenos de respeto; que anuncia la esperanza;

que esto parezca, ambas ideas se unieron .... que hace derramar lágrimas de ternura ....
Esta operación se efectúa generalmente en los Todo esto duró un instante. . . . luego el ór-

jóvenes, en quienes puede mas la imaginación gano sonó tan piano como un suspiro que muere.
que el entendimiento, sin duda á causa de que Francisco creyó que todo habia terminado, así
en esta edad, aquella se halla en todo su vigor, como se hablan borrado todas sus ideas, todas
mientras que éste aun no adquiere todo su des- sus impresiones, con solo uno de aquellos melo-
arrollo. diosos acentos, é iba á seguir su marcha, cuando
Nuestros lectores deben perdonarnos esta di- una voz femenil dominando el órgano fué eleván-
gresión, casi metafísica, mas nos ha parecido con- dose poco á poco; en seguida tomo un acento las-
veniente hacerla para dar á conocer el estado timero, parecía el acento de un ángel que llora
mental en que se hallaba el joven, á quien toma- á los pies del Eterno.
mos por héroe en el momento en que lo ponemos
Imposible nos seria describir el encanto de es-
en escena.
ta voz; Francisco en aquel momento figuróse una
II.
virgen, blanca como un lirio, hermosa como la
Como hemos dicho ya, el silencio era profun-
esperanza, arrodillada ante el altar, con la mira-
do; las calles estaban empapadas y la luz de los
da fija en el símbolo de la Redención y pidiendo
faroles era mortecina.
gracia al Salvador por los que en aquel momento
Francisco atravesó el atrio de la catedral, to-
marchitan ciegos su vida en los festines. . , . luego
mo por la calle del Seminario, y siguió derecho;
se imaginó aquella voz tan suave, como un ángel
sus pasos resonaban por las calles, formando eco,
de alas de zafiro meciéndose muellemente sobre
como si atravesase por una ciudad desierta.
las ondas del incienso
Todas las noches hacia el joven la misma ob-
¡Ah! inútil trabajo de su mente Era una
servación; pero nunca hasta aquella, se habia sen-
de esas voces que embriagan, que fascinan, que
tido poseído de un terror pueril, lo cual debe
atraen
atribuirse á la oscitación de su cerebro.
Francisco se habia adelantado línea por línea
Proseguía Francisco su marcha, sin atreverse,
para no perder ni una sola nota de aquella voz
sin embargo, á acelerar el paso, porque parecíale
que absorvia todas sus facultades, hasta la puer-
al joven que aquel eco, único ruido que interrum-
ta de la iglesia. . . . Allí no respiraba: sentíase
pía el silencio, se acercaba entonces á él como
envuelto en un círculo, como si esa voz tomando
una sombra que tratara de asirlo. ¡Tan cierto
cuerpo fuese un lazo que lo sujetaba. . . .

es que aun las almas mas fuertes tienen sus mo-


El joven, ebrio, apoyó su frente contra la puer-
mentos de debilidad!
ta. .. mas el postigo huyó de él: como si hubie-
.

Al llegar al convento de Santa Catalina de


ra obedecido á algún impulso se abrió sin ruido,
Sena, oyó Francisco una cosa tan estraña, que
sin velocidad
tomándolo por ilusión, se sacudió la frente y
acortó los pasos, sonriéndose consigo mismo. Entonces sintió Francisco en su rostro una
Pero ¡no era ilusión! conforme se acercaba á bocanada de ese aire espeso, glacial, impregnado
la puerta de la iglesia, percibía mas y mas claras del aroma de incienso que caracteriza á las

iglesias. Sintióse el joven rechazado por una


las vibraciones del órgano, y por entre
.
ellas el . .

acento de una voz dulce y argentina. fantasma invisible que al pasar le arrojara su há-

Francisco, estupefacto, acortó todavía mas el lito sobre la frente. . . . ¿Mas cómo resistir á la
paso; no acertaba á comprender qué seria aque- atracción magnética de aquel canto que entonces

llo, pues una función religiosa á tales horas no llegó á sus oidos mas claro, mas puro, aunque
podia ser. mas lejano?

Sin embargo, el sonido del órgano no cesaba, Obedeció el joven; dio un paso hacia dentro
y parecía pulsado por una mano maestra, pues de la iglesia, y el eco repitió con un acento estri-
sus acentos recorriendo sin transición casi todos dente desde el coro hasta la cúpula, el sonido de
loa tonos, tenían una suavidad, una dulzura infi- aquella pisada.
nita; era esa melodía celestial que parece vagar Toda el alma de Francisco estaba absorta en
lOM, u. xzi. 63
. . — «

486 LEYENDA.

sus oídos; las impresiones de los demás sentidos ILILiilí© ©MIL ©A^^BUm©
pasábanse desapercibidas. DE
Di5 dos pasos mas adentro. . . . pero á medida "laur :^E3 j^BE. :^E3 r35r'..í^a^ iBGa. «c» ^
que se adelantaba, el canto parecía desvanecerse

como una nube que se deshace en el viento. . . .


A este hermoso llano se le puso este nombre,
Entonces miró el joven á su alrededor. ... la á consecuencia de la admirable caza que hizo el
iglesia estaba á oscuras, y solo frente al altar ar- virey D. Antonio de Mendoza, en el año de
día una lámpara que con sus débiles y vacilantes 1540 entre Xilotepec y San Juan del Rio; ma-
reflejos hacia aparecer el recinto mas lóbrego, tando mas de seiscientos venados, de los que lla-

mas sombrío man berrendos, esta es la razón por qué á este


Volvióse rápidamente bacía atrás el joven, campo se le llamó del Cazadero. A. D. y A.
pero la puerta se había cerrado de nuevo sin rui- (Sacado de la grande obra de Torquemada, para el Álbum.]

do, tal como se abrió: la sacudió con violencia,


mas solo le respondió un sonido metálico, harto zotsc ®íia T^csr..asi_ ^^ r:^!7' 3SE3 3BBB. isi:

siniestro para reemplazar el canto, que se había DE RELIGIOSAS DOMINICAS

desvanecido. . . DE SANTA MARÍA DE GEACIA BE GUADALAJARA.


Francisco no fué dueño de sí: sintió que los

cabellos se le erizaban y que la frente se le cu- Este monasterio de religiosas, se íundó el año
bría de sudor, que sus quijadas se trababan. . .
de 15 88, á solicitud del Illmo. y Rmo. Sr. D.
Adelantóse, no obstante, con esfuerzo hacia el
Fr. Domingo Arzola, del Orden de predicadores,
altar. . . . sus ojos comenzaban a percibir los ob-
obispo de dicha ciudad, y á espensas del caballe-
jetos por entre las tinieblas. ... ro Hernán Gómez de la Peña, vecino de Compos-
Al pié del altar tropezó con un objeto; incli-
tela; vinieron de fundadoras tres religiosas del
nóse maquínalmente, y á la escasa luz de la lám- convento de Santa Catalina, de la ciudad de
para, que entonces se hallaba sobre él, percibió
Puebla. Antes de esta fundación, había en el

el cuerpo de una muger vestida de blanco mismo sitio en que hoy está el convento, un co-
Quiso rechazarlo, y su mano resbaló por un ros- legio de niñas, _que aun subsiste dentro del mo-
tro frío y húmedo como el mármol. Lanzó . . .
nasterio, á cargo de sus religiosas, con la deno-
un grito y se desmayó minación de San Juau de la Penitencia, funda-

do el año de 1571 por el Illmo. Venerable Sr.


Al día siguiente, Francisco fué hallado de ro- D. Francisco Gromez de Mendiola, obispo enton-
dillas junto á un confesonario; hiciéronle mil ces, y también á espensas del mencionado Her-
preguntas, de cómo estaba allí, mas su mirada nán Gómez de la Peña. En el año de 1594, sa-

vagarosa, el terror de su rostro y la aridez de su lieron de este convento de Santa María de Gra-
piel, dieron á conocer bien pronto que se hallaba cia, religiosas á fundar el de Santa Catalina de
enfermo. Su delirio reveló algo, pero no se halló
Valladolid, y en 1722, el de Jesús María de la
tal cadáver en la iglesia, y el órgano fué encon-
misma ciudad de Guadalajara.
trado en la misma disposición en que lo dejaron (Sacada de la Colección de apuntes d<il Sr. Daza, para el Álbum.)

el dia anterior. . .

Los grandes hombres para completar su fama,


Siete días después murió Francisco, habiendo necesitan que la calumnia y la envidia los dc-
recobrado de todas sus facultades y
el ejercicio turpe.
sentidos pocas horas antes de espirar.
Entonces nos refirió lo que hemos dicho, y por Un pisaverde, con sus puntas de filósofo, lla-

toda esplicacíon, con ademan inspirado, nos se- maba á la moda la locura universal que vive en
ñaló el cielo.— i'' M. C. el gran hospital de París.
Este es el nombre que se da á la eiencia que mente, sino con absoluta dependencia del en-
trata de los espíritus. De los tres á que se re- tendimiento. Lo que éste nos representa como
fiere, que son Dios, los Angeles y el Alma huma- bueno, la voluntad tiene precisamente que amar-
na, solo respecto del último haremos en este ar- lo; lo que nos representa como malo, la voluntad
tículo algunas observaciones. tieneprecisamente que aborrecerlo; y aunque
A ninguno puede ocultarse que encierra den- muchas veces nos sucede en este mundo que pre-
tro de sí mismo una cosa que piensa, que es lo ferimos lo malo á lo bueno, realizándose lo que
que se designa con el nombre de Alma. Distin- dice el conocidísimo verso del poeta:
ta de la materia, porque no le conviene ni una
sola de las propiedades de ésta, porque le convie- "Video meliora, proboque
nen, por el contrario, todas las que le son opues- Deteriora sequor"
tas, es preciso que sea espiritual, jja pequenez
del hombre no ha alcanzado aún, ni alcanzará no cabe duda en que esa aparente anomalía de-
nunca probablemente, á descubrir los misterios pende del modo con que vemos las cosas, enga-
que envuelve la creación del Alma, y aun lo que ñándonos acerca de su bondad, y no de que sufra
conocemos de su naturaleza proviene de sus ope- escepciones una regla que no las conoce.
raciones. Una de las cuestiones psicológicas de mas im-
Para la mejor esplicacion de éstas, a pesar de portancia, es la de la inmortalidad del alma, so-

que una cosa espiritual es realmente indivisible, bre la que ha habido, y hay todavía, tantos y tan
se ha convenido en reconocer en el Alma tres empeñados debates. Y sin embargo, esa inmor-
potencias distintas: la memoria, el entendimien- talidad es uno de los puntos acerca de los cua-

La primera nos sirve, así para


la voluntad. les debiera haber una plena certidumbre, porque
to, y
conservar y retener, como para recordar las ideas apenas habrá otro que reúna un número mayor y
que hemos tenido en otro tiempo; facultad precio- mas selecto de pruebas de toda clase. Los auto-
sa sin la que el hombre jamas saldría de la igno- res que se han ocupado de la metafísica, han cui-
rancia, como que siempre olvidaríamos hoy los co-
dado de aglomerar en sus obras cuantas pudie-
nocimientos adquiridos ayer. La segunda dirige
ran aducirse, é igualmente de contestar las obje-
nuestras operaciones, nos preserva del error, nos ciones hechas por los que impugnan el principio,

encamina al descubrimiento de la verdad. Cuan- entre las que, si algunas hay que alucinan por lo
do formamos idea de una cosa cualquiera, el en-
pronto, ninguna ecsiste en realidad que merezca

tendimiento percibe; cuando esa primera idea la el nombre de sólida.

comparamos con otra, para ver si convienen ó Una vez admitida la espiritualidad del Alma
6 discrepan, juzga; cuando de la comparación de el reconocimiento de su inmortalidad es una
esas dos ideas conocidas, resulta una tercera que consecuencia precisa. El espíritu no puede mo-
nos era antes desconocida, raciocina. La percep- rir. La
materia, corruptible y perecedera, tiene
ción, el juicio y el raciocinio, son por consiguien- que disolverse al cabo de cierto tiempo, en las
te las tres facultades, en que a semejanza del partes de que ha sido formada, mientras que el
Alma, se divide el entendimiento. La tercera ser espiritual, que carece de partes, no está suje-
nos mueve á amar ó á aborrecer, no ai-bitraria- to á la disolución. Loa absurdos á que condu-
488 metafísica.

ciria la admisión del principio opuesto, son tan el hombre, al despedirse de este mundo terrenal,
considerables, que ningún hombre ilustrado pue- y no habria en tal instante temor de ninguna
de pasar por ellos, sino que tiene forzosamente especie. La conciencia, empero, no lo consiente;
que reconocer la espiritualidad de ese ser que juez terrible del malvado, juez cuyo tribunal se
piensa en nuestro interior, y también su inmor- antepone de Dios, se muestra inflecsible y se-
al

talidad. El Alma es, pue?, tan inmortal como vero, demostrando la culpa, amenazando con el
los Angeles, tan inmortal como el mismo Dios, castigo.
del que se distingue, sin embargo, en que el El orgullo del hombre, como observamos antes,
Alma ha sido creada, y Dios es increado, y en es el que lo descarría con frecuencia, aun en

que por lo mismo, si ninguno de esos dos espíri- aquello en que mas directamente está afectada
tus tiene fin, el increado tampoco ha tenido prin- su felicidad. Solo conociendo toda la influencia
cipio. de esa pasión, puede comprenderse que sea posi-
La creencia de la inmortalidad del Alma se ha- ble trabajar con tanto empeño contra sí mismo,
lla diseminada en todos los pueblos de la tierra. y labrarse por sus propias manos la desventura,
Por las relaciones de los viageros consta que ni ¡Tal es, sin embargo, la ceguedad humana, que
aun en las naciones que han encontrado sumidas nos hace apartarnos de las reglas de la divina
en la ignorancia y barbarie, es desconocida esa sabiduría!
verdad, semejante en eso á la de la ecsisteneia de Hacemos esta dolorosa reflecsion, por lo que
Dios, que se ha visto igualmente difundida. Una hemos insinuado que sucede con los que combaten
conformidad tan absoluta no puede menos de la inmortalidad del Alma. Esa creencia es de
llenarnos de asombro; y como seria imposible de aun en el caso de que no hu-
tal naturaleza, que,

esplicar, suponiéndola provenida de causas inefi- biera numerosos y fuertes argumentos de su ver-
caces, es preciso convenir en que el Creador del dad, deberíamos admitirla mas bien que des-
hombre la ha grabado en los corazones de todos echarla. El pensamiento de que después de es-

y de cada uno. ta vida ha de liaber otra regida por leyes de to-


Y con todo, esa creencia que siempre hubiera do punto diversas, es eminentemente consolador.
debido respetarse y defenderse, de buena ó de Sin su admisión, la esperanza desaparecerla de
mala fé ha encontrado opositores, si bien noso- la tierra, y dejarla de confiarse en la justicia de
tros nos inclinamos á lo segundo. Hombres va- Dios.
nos con sus conocimientos superficiales, orgullo- ¿Qué es en efecto lo que pasa en el mundo?
sos con los aplausos de un vulgo, para el que es ¿Cuál es la suerte que, con poquísimas escepcio-
grande todo lo que no es común, no han vacila- nes, está enreservada al vicio y á la virtud?
él

do en pretender destruir por su raiz uno de los La esperiencia no puede engañarnos en esta par-
cimientos que constituyen la grandeza y la feli- te: basta tener ojos para ver, y corazón para sen-
cidad humanas. La mitología nos cuenta que tir, á fin de convencernos de que la regla gene-
los gigantes emprendieron guerra contra los dio- ral es que malo prospere y goce, en tanto que
el

ses, y trataron de escalar el cielo. Jjosfdósofos el bueno padece. En el mundo corrompido en


por escelencáa han hecho lo mismo que los gi- que habitamos, la riqueza, los honores, las dis-
gantes de la fábula: y lo mismo que ellos, han tinciones, los placeres y goces todos, que consti-
sido castigados de su audacia y de su necio or- tuyen esa efímera é insípida felicidad terrenal,

gullo. están casi esclusivamente reservados para los


Decíamos antes, que, en nuestro concepto, obra- que olvidan é infringen las reglas de la religión

ban de mala fé los que niegan la inmortalidad y de la moral. El que las observa es víctima de
del Alma, porque vemos que, cuando llega la ho- la maldad de los otros: trabajos y penas, dolores

ra de la muerte, cuando se acerca el momen- y sufrimientos son la parte que le tocó en suerte.
to de ir á responder de nuestras acciones ante Pues bien; para ver con resignación esa dis-
el Juez Supremo, el temor se apodera del que tribución desigual, para conformarse con las tris-
ha negado la ecsisteneia de una vida futura. Es- tes consecuencias del fiel cumplimiento de nues-
ta inconsecuencia monstruosa, es un argumento tros deberes, no hay otro recurso que el de pen-
íid hominem, que no admite contestación, porque sar en la vida futura. Allí se sabe que cada cual
en efecto, si con sinceridad se negase que el Al- recibirá según sus obras, la pena ó la recompen-
ELa es inmortal, se creerla que todo acababa para sa debidas, sin que el juez atienda á otra cosa
metafísica. 489

que á la naturaleza de las acciones. Y de esa po corresponde una afección distinta en el alma.

suerte, cuando veamos que el virtuoso es víctima Esto esplica los cambios á que está sujeto el

de las mayores desgracias, nos consolaremos con hombre en las diversas edades ó épocas de su
el pensamiento de que en el cielo será remune- vida. El y decadencia del cuerpo,
desarrollo

rado con usura de cuanto haya sufrido. E igual- están en perfecta consonancia, caminan á igual

mente cuando veamos que el vicioso disfruta sa- paso que el desarrollo y la decadencia de nues-

tisfacciones sin cuento, nos consolaremos con la tras facultades intelectuales.Cuando somos aún
esperanza de que llegará un dia en que no ob- niños, nuestra razón ha formado todavía;
no se

tendrá preferencias inmerecidas. Quitad del co- nuesti'os sentimientos duermen aún, o no han

razón humano la creencia de una segunda vida, adquirido un carácter de violencia. Llega la ju-

consecuencia necesaria de la inmortalidad del ventud, y con ella la efervescencia de las pasio-

Alma, no habrá ya lugar á reparación alguna nes. Tocamos al último punto de nuestro pro-
y
contra la injusta desigualdad de los bienes ter- greso físico, y nunca, como entonces, es mas no-
table nuestra capacidad intelectual. Se acerca
renales.
Ecsistiendo el Alma dentro del cuerpo, no po- la vejez, esa segunda infancia de la vida; y como
dría ejercer acción alguna, si no hubiese entre en la primera, volvemos á caer bajo el dominio

estas dos sustancias las relaciones mas íntimas de la insensatez.

y estrechas. Así sucede en efecto. Las acciones Mas aún: hasta la configuración de cada indi-

recíprocas del Alma sobre el cuerpo, y del cuer- viduo, hasta el clima del pais en que se vive,

po sobre el Alma, son demasiado palpables para hasta nuestro temperamento especial, influyen

que puedan negarse ó desconocerse. Los metafí- de una manera eficaz sobre nuestras acciones.
sicos mas ilustres han buscado naturalmente una Estas raras coincidencias, sujetas á la observa-

esplicacion satisfactoria del modo con que esto ción de hombres sabios, han acabado por dar na-
se verifica, sin que hasta ahora hayan consegui- cimiento á dos ciencias nuevas, que están aún

do su objeto. Diversos sistemas se han inventa- muy lejos de llegar á su desarrollo: la de la fiso-
do y defendido, casi todos absurdos, y ninguno nomía, en que tanto sobresalió Lavater; la de la
capaz de disipar las dudas que ocurren en su frenología, que reconoce por padre á Gall.

contra. La manera, pues, con que una sustancia Así, bastábale saber cuáles eran las facciones

enteramente espiritual obra sobre otra material, de un hombre, cuál la espresion de su rostro,
supuesta la imposibilidad de admitir el influjo cuáles las particularidades de su filiación, para

físico, es uno de los misterios que no han logrado que Lavater conociese sus sentimientos, sus vi-
aún aclarar los progresos de la ciencia. cios y sus virtudes. Así por la inversa: bastá-
Pero si la esplicacion del hecho está aún por bale saber cuáles hablan sido las acciones de un
hallar, el hecho mismo es indudable. Verdad es hombre, ora hubiesen sido dirigidas por la vir-
esta que comprueba en todos los hombres una tud, ora aconsejadas por el vicio, para que La-

esperiencia diaria. El estado, los movimientos vater reprodujera con esactitud sus facciones,
del cuerpo, corresponden siempre á los afectos, como sucedió con Mirabeau, cuyo retrato hizo

á los sentimientos del Alma y viceversa. Si es- sin conocerlo. Así también, bastábale al Dr.
tamos alegres, asoma la risa en nuestros labios; G-all reconocer las protuberancias y profundida-

si tristes, se desprende el llanto de nuestros ojos; des de un cráneo para pronosticar, cual inspira-
si nos arrebata la cólera, la sangre circula con do profeta, las inclinaciones de aquel, cuyo era,
mayor violencia; si nos domina el miedo, la pa- y si habia de seguir el bueno ó el malo de los
lidez aparece en nuestro rostro, el temblor se dos senderos en que se divide la vida. Así, por
apodera de nuestros miembros; á cada afección último, bastábale al mismo sabio por el contra-
del Alma, corresponde una variación en el cuer- rio, tener en su mano un cráneo, para adivinar
po. Si por el contrario, estamos cansados, senti- si el hombre á quien habia pertenecido, habia te-

mos cierta languidez; si una enfermedad nos nido tales ó cuales vicios ó virtudes.
postra y nos debilita, en pos de ella vienen los No pueden desconocerse los grandes progresos,
padecimientos morales; si por cualquier motivo las inmensas ventajas que se alcanzarían con esas

sufrimos un dolor físico, éste produce ó bien la nuevas ciencias, en caso de qae llegasen á un
cólera, ó bien la tristeza, ó bien algún otro sen- completo desarrollo. Entre otras, una de las mas
timiento; á cada una de las variaciones del cuer- notables seria la de poder dirigir con buen écsito
490 metafísica.

la educación de los hombres. Con el perfecto cono- de las acciones humanas, que las cosas no suceden
cimiento de sus cualidades buenas ó malas, cono- porque Dios las ha previsto, sino que las pro-
cimiento adc[uirido antes de que unas ú otras vee porque han de suceder, y que la propia con-
comiencen á obrar, nada seria mas fácil que fo- ciencia nos convence de que somos enteramente
mentar con empeño las primeras y contrariar libres para escoger de dos cosas una, decidiéndo-
con eficacia las segundas. Cuando se conoce el nos por lo que calificamos de mejor. Y la se-
mal, se hace sencilla la aplicación del remedio. gunda objeción la resuelve diciendo que, aun
Sin embargo, eso mismo daria lugar á una cuando no cupiera duda en que los hombres na-
cuestión metafísica, tan intrincada y difícil, co- cen sujetos á determinadas inclinaciones, estas
mo otra que se está repitiendo desde una remota nunca son tan poderosas que lo arrastren al an-
antigüedad: la de la presciencia de Dios. Ambas tojo de ellas y contra su propia voluntad, sino
afectan de una manera directa la libertad de la que únicamente cooperarán como un motivo mas
voluntad del hombre, y por consiguiente la na- para decidirlo á obrar en sentido determinado, y
turaleza de sus acciones. salvas siempre la libertad de las acciones, y su
Si Dios preveo lo futuro, lo que el hombre ha- consiguiente bondad o maldad.
ce no puede dejar de suceder, porque entonces Por satisfactorias que se consideren estas so-
se engañaría el Ser que es infalible; y si no pue- luciones, ellas no producirán nunca el convenci-
de dejar de suceder, ni el hombre es ya el libre miento que una verdad matemática.
arbitro de una acción necesaria y forzosa, ni hay (Escrito para el Álbum.)
de su parte mérito ni falta, ni es tampoco acree-
dor á recompensa ni a pena. Se asemeja enton-
ces á una máquina, á la que ponen en acción los
resortes que le imprimen el movimiento, y á los
Apuntes cronológ'icos para la liistoría «lo la
cuales no puede menos de obedecer.
Creog-raíia, Quc contienen las épocas «le los
En segundo lugar, si el hombre nace ya suje- principales tlescnliriusientos, tanto terres-
to á la influencia de determinadas inclinaciones, tres como marítimos, conquistas, Tiagres, fun«
de modo que, aun cuando quisiese, no podria va- dación de cindatles, &c., t&c.
riarlas, porque son inherentes á su naturaleza, el
««t^ —
anterior argumento se reproduce bajo un nuevo
aspecto. ¿Qué mérito contrae el hombre con ser
caritativo, generoso, leal, honrado, con tener to-
1295. — Marco Polo recorre la mayor parte del
das las virtudes imaginables, sinada pone de su Asia.
parte, si es como el árbol, que da buenos frutos, 1302. — El uso de la brújula, conocida por los
porque no puede dar otros? ¿Qué falta es impu-
chinos y árabes, se introduce en Europa.
table al hombre, por ser ladrón, asesino, incen-
diario, por tener todos los vicios imaginables, si
1345. — Descubrimiento de las Islas-Canarias.

nada pone de su parte, si es como esas sustan-


1406. —Ida de Rui González de Clavijo á Sa-

cias deque siempre y por necesidad se ha de


las marcanda, como embajador de España.
estraer veneno? 1420. —Descubrimiento de las islas de Made-
Y después de esto, si la sociedad premia á los ra y Puerto-Santo.
que ejercitan
cia,
las virtudes, la sociedad es

que debiera premiar también al


una
árbol que
ne-
1440. —
ídem del cabo Blanco en África, por

el portugués Nuuo Tristan.


da buenas peras, y á la tierra que produce bue-
nas patatas. Y la sociedad que castiga al que 1447. — El genovés Antonio Nolli descubre

practica los vicios, es una criminal que debiera el Senegal y cabo Verde.
castigar igualmente, al perro que muerde, al ra- 1450. — Descubrimiento de las Azores, por Gon-
tón que roe, á la palomilla que carcome, á la pul- zalo Bello.
ga que pica, y aun al árbol que nada produce, y
á las Fustancias de que se estrae el veneno.
1462. —Desembarco por primera vez en Gui-
nea de Pedro Cintra.
La metafísica no se da, sin embargo, por ven-
cida, y rebate esos argumentos. Al primero contes- 1471. — Pedro Escobar y Juan de Santarem
ta, que la previsión de Dios no coarta la libertad pasan la línea equinoccial. (S. C.)
lllli if il,

.m::^^^^ ':M^:^si'WJj:^L-x'ML^^r^<^z^:^^M.m>

[continua.]

l|0.0pi!al It %tB\\B.-—Mm\\t It '§\tbah

Visitamos el hospital de Jesús, acompañados del cuerpo era pequeño. Algunos de los dientes

del conde de Luchesse, tio del duque de Monte- habían caido durante la muerte.

leone, descendiente y heredero del gran Fernan- Un establecimiento nacional para ofrecer re-

do Cortés, por quien fué fundado y dotado el cursos temporales á las personas necesitadas, ha
Hospital de Jesús, así como la capilla, donde por sido fundado en México y subsiste bajo la pro-

su espresa voluntad reposan sus restos. La casa tección del gobierno. Esta institución ocupa un
es grande y forma un cuadro al derredor del pa- gran edificio en frente del convento de francis-
tio. Las recámaras de los enfermos son propias y canos. Me presentaron al director, que era un
bien ventiladas, así como bastante amplias las respetable eclesiástico, el cual tuvo la política de

habitaciones destinadas á los dependientes. En acompañarme á todos los departamentos de la


tina de las salas vimos algunos retratos de fami- casa, donde vi efectos de toda especie deposita-

lia, de los que uno representaba al famoso capi- dos como prendas del dinero anticipado. Una
tán con mismo estandarte bordado, bajo el
el gran sala muy segura estaba destinada para los
cual arrancó un inmenso imperio de las manos objetos mas preciosos. En otra habia bajillas

del desgraciado Moctezuma. Se nos mostró una completas de plata, amontonadas las unas sobre
caja maciza do caoba, curiosa, no solamente por las otras, vasos de plata, crucifijos, santos, cua-

estar hecha de una sola pieza, á pesar de ser muy dros, alhajas de muger, diamantes, perlas, rubíes
grande, sino por haber pertenecido al conquista- y esmeraldas de una rara belleza, todo esto era
dor de México. Una hermosa iglesia pertene- un testimonio evidente del actual estado de po-
ciente á este establecimiento, contiene un monu- breza y de la antigua opulencia del pais. Los
mento de su fundador, con una pomposa inscrip- efectos enviados permanecen hasta un término

ción que recuerda sus acciones. El monumento fijocomo prenda del pago de la suma prestada
está decorado con un busto de bronce muy bien con un corto interés. Si el pago no se efectúa,
ejecutado. la prenda se pone en venta particular, al precio

Se sacó de este túmulo un cofre reforzado con mas bajo posible, y si durante cierto tiempo no
'
cintas de fierro, se abrió este cofre y nos fué per- se vende, entonces se pone á la venta pública,
mitido tocar los huesos del que conquistó la Nue- rematándose al mejor postor. Todo
lo que pasa

va-España y la añadió á los dominios de Car- de la suma prestada, premio y gastos de venta,
los V. Ecsaminé atentamente el cráneo de este queda á disposición del propietario de la alhaja.
personage estraordinario, y nada noté que pudie- El establecimiento se abre todos los dias, y la
ra distinguirlo de un cráneo común. Por la vis- multitud que se agolpa atestigua la pobreza de
ta de esta reliquia, se podia deducir que el resto la masa del pueblo. Observamos que los depó-
492 VIAGE A MÉXICO EN 1823.

sitos de alhajas eran menos numerosos que los mia de Bellas Artes | ha concluido por efecto

otros, y nuestro conductor nos esplicó este hecho, de la revolución. No tiene ya ni director ni dis-

diciendo que los españoles que deseaban volver á cípulos. El edificio, los bronces y los yesos sub-
la madre patria convertian sus pesos en artícu- sisten; pero los fondos han desaparecido.
los mas portátiles, y que con menos peligro po- El barón de Humboldt, traza un cuadro muy
dían llevar consigo. Esto nos esplicó también, lisongero del estado de esta institución en la
por qué hablamos vendido las viejas onzas de oro época en que á México; pero si sus ob-
él visitó

á veintidós pesos, siendo solamente su valor in- servaciones son esactas, como deben creerse, vein-
trínseco el de diez y seis. El lector notará fá- teaños de insurrección y de guerras intestinas
cilmente, la diferencia que hay entre este esta- han producido un cambio muy deplorable. La
blecimiento y las tiendas de los usureros ingle- academia no cuenta un solo discípulo y su vene-
ses. En éstas, el desgraciado que necesita, tiene rable director vive todavía, pero casi ciego y en
que ser sacrificado por la avaricia mientras , la indigencia. No ecsiste en la ciudad un solo
en el establecimiento mexicano, el funcionario pintor de paisages ó de arquitectura, y los únicos
público que lo dirige no tiene ningún interés per- artistas que se encuentran copian cuadros para
sonal, lográndose ademas la ventaja de que no las iglesias y son todos de una lastimosa media-

sea un depósito público de las alhajas robadas. nía. La principal ocupación de los pintores, se
reduce á pintar coches ó camas. Las únicas
ESCUELA DE MINAS producciones modernas que pueden mencionarse
Academia de Bellas Artes. son de la metrópoli. Entre la multitud de cua-
dros que decoran las iglesias, los claustros y los
La Minería ó escuela de minas, es un estable-
conventos, he visto pocos cuyo valor escediera del
cimiento que data de algunos años. El edificio
que costaría su trasporte. Es muy posible que
en que está establecida, escede por sus dimensio-
se encuentren algunos de mérito, pero es dificil
nes y por la belleza de su arquitectura á todos
distinguirlos á causa de la mala luz á que es-
los que en Europa están destinados para el mis-
tán colocados, y es probable que permanezcan
mo objeto. Fué edificado á todo costo* y pro-
ignorados en la sagrada oscuridad de las capi-
visto abundantemente de todo lo necesario por
llas que decoran.**
los propietarios de minas y otros ricos habitan-
tes; pero esta noble estructura está condenada á
He visto las casas de los nobles en las cuales

no ser nunca concluida. Sus cimientos echados hay pocas pinturas dignas de atención. En el sa-
en el suelo húmedo del lago, se han vencido un lón del conde de Valencia se ve una colección de

poco, y sus elegantes columnas, visiblemente in-


paisages de Lorena y son mencionando algunos

clinadas, han dejado huecos horribles. Una par-


I io mis7no ha sucedido con la Academia de
te del monumento está arruinado, y es de temer-
San Carlos. Hoy está en un brillante estado,
se que dentro de poco tiempo la destrucción sea
con 2in alumbrado de gas, con escelentes directores,
total.f La situación de México [que en otro
Es-
y con tin método y orden dignos de elogio.
tiempo ocupaba el centro de un lago] habia sido
tos establecimientos prueban cjue la ilustración ha
escogida como una retirada segura, por un pe-
hecho progresos en México de algunos años á esta
queño número de indios, incapaces de resistir por
parte. — RR.
la fuerza de las armas, á sus poderosos vecinos. * El viagero inglés no es muy csacto al hablar
¡Qué lástima que en un lugar semejante se edi-
de las jñnturas. En las iglesias ccsisten, en efec-
ficara tan noble y hermosa capital! La Acade-
to, cuadros de mv/:ho mérito de la escuela mexica-
• El Colegio de Minería^ según se deduce de na. Cabrera, los hermanos Ibarras, Rodríguez
un dado por D. José de Eguia
inforíne el año .Juárez, Ccndcjas, Rodríguez Alconedo, Caro y
da 1818, cosió un millón y medio de pesos. —RR. otros artistas son deun mérito no común, y han
t Las predicciones del viagero inglés no se sido oncncionados con elogio por otros viageros, en-

realizaron fdizmente. El Colegio de Minería tre ellos el conde de Beltrami. E?i la actualidad
no solo se salvo de la ruina, sino qm se embelleció las bellas arteshan adelantado mucho. Mata,
de una manera nolaJjle. IToy es uno de los esta- Corral, Miranda y Hernández en México; Mo-
blecimienlos que nunca dejan de visitar los via- rales, Rodríguez ij Arríela en Puebla, forman, por

geros. —RR. decirlo así, la escuela moderna de pintura.


VIAGE A MÉXICO EN 1823. 493

buenos cuadros de la galería del Obispo de la Es débil lumbre que ofrece


El castísimo pudor
Puebla, los únicos buenos cuadros que se encuen-
Que en sus ojos resplandece?
tran en México de los antiguos maestros.
mis correrías por la ciudad he ecsaminado
En ¿Y qué si tienes valor,
Esplendidez y frescura,
las tiendas donde se venden muebles usados (al-
Lo debes á la ternura
monedas) para ver si encontraba algunas cosas Y cuidados de su amor?
dignas de remitir á Europa, y entre la multitud
de estatuas y cuadros que he visto, solo adquirí
Le debes el blando aliento
de su dulcísima boca,
una Adoración de los pastores, que parecía ser co-
O por ser la blanca toca
pia de Corregió y una Santa Familia, cuyo estilo De su virgen pensamiento.
se parecía al de Carlos Marato.
Mas no porque diga al fin
Me habia figurado que la acumulación de las Que has adquirido valia,
riquezas entre las manos de algunos individuos, Vuelvas á ser algún dia
producida por la esplotacion de las minas, habría Adorno de un serafín.
podido inducir á los ricos propietarios á adqui- Empero si te perdono
rir en Europa las producciones de los mejores Y disculpo tu osadía.
artistas; pero parece que esto no ha sucedido, ó Es porque el alma corono
que los españoles al retirarse á la metrópoli han Con recuerdos de alegría.
llevado todo lo mas precioso que ecsistia. Es porque tengo presente
Ningunas trazas he notado de la escultura en El bello arcángel del cielo,
mármol Los escultores en madera son muy nu- Que con su luz refulgente
merosos. Cada casa tiene por lo regular una Vierte en mi pecho consuelo.
Virgen vestida y alhajada magníficamente. El
arte de grabar en piedra es desconocido en Mé- Pues á fé que diviso
xico; pero los indios hacen obras muy curiosas Revestido en mi memoria,
de cera. Los modelos que yo he adquirido prue- Como bellísima historia
ban este aserto.Imitan también con una per- De encantado paraíso.
fección admirable los frutos y los vegetales. Mas si fortuna has tenido
Una señora de la Puebla de los Angeles eje- Por llegar á ese peinado,
cuta de una manera muy singular, grupos de fi- Yo también he conseguido.
guras de trapo, de los cuales he enviado varios Pues el pesar me has pintado
á Inglaterra. Su habilidad es tal, que solo me Con risueño colorido.
vio unos instantes, cuando por primera vez pasé
por la ciudad, y á mi regreso me sorprendí de Ven pecho, bello lirio,
al

encontrarme retratado con tal perfección, que fui Y corazón


al lado del

reconocido de todos mis amigos. Endulza mi cruel martirio


Para entonar mi canción.
Que ese lustre inmaculado
poesía española. De blanquísima corola.
—g€^ Me circunda con la aureola
:k^ 3ei^ 3ac 3b^£. iDBC et9 a>
De sublime inspiración.
Alivio da á mi tristeza.
Me vuelve otra vez la vida,
Bello lirio, que creciste Y el pensamiento convida
Con tu balsámico olor, A realizar su ilusión.
Y para orgullo naciste
Y rápido la recuerdo
Del laúd de un trovador.
La fulgidez de su frente,
¿Cómo pudiste llegar Y aquel sonreír inocente
A tan precioso tocado? Que llega hasta mí, de Dios:
¿A dónde subiste osado Es como blanda lazada
Tu perfume á derramar? Que anuda nuestras conciencias,
¿No sabes que es desmesura formando nuevas creencias
Unir esa simple esencia, De vivífico esplendor.
A la que en dulce inocencia Ven al pecho, bello lirio,
Ecshala aquella hermosura?
Y al lado del corazón,
¿No sabes que ese color Dale entusiasmo y delirio
Que tu cáliz embellece, A mi apenada canción.
TOM. II. —XXI. 63
mw pt $nf^ín*

-4-^KI^-»!-

La gloria de Shakspeare apareció en Francia peare, como si su propio teatro hubiera sido ame-
como un objeto de paradoja y de escándalo: ella nazado en lo mas mínimo por este renombre gi-

amenaza hoy el antiguo renombre de ntiestro gantesco. En la vida, en el siglo y en el genio


teatro. Esta revolución notable supone grandes de Shakspeare, es donde es necesario buscar sin
cambios en las opiniones y en las costumbres, y espíritu de sistema y sin prevenciones, la fuente

no se trata aquí solamente de una controversia de sus faltas estravagantes y su poderosa origi-

de literatura y de buen gusto, sino que despierta nalidad.

otras que están enlazadas con la historia de la William Shakspeare nació el 23 de Abril de
sociedad. No trataremos aquí de profundizar 1564, en Straford, condado de Warvich.
tales cuestiones; el estudio de las obras de un Muy poca cosa se sabe de sus primeros años,
hombre de genio es bastante fecundo por sí mis- y á pesar de las indagaciones minuciosas de la
mo. biografía, escitada por el interés de un nombre
Yoltaire sucesivamente llamó á Shakspeare tan distinguido, y por el amor propio nacional,
un gran poeta y un miserable farsante, un Ho- los ingleses casi todo lo que conocen de él son
mero y un poetastro. En su juventud, cuando sus obras. No se ha podido ni aun entre ellos
volvía de Inglaterra, manifestó su entusiasmo determinar esactamente si era católico ó protes-
por algunas escenas del tráfico inglés, citándo- tante, y se discute aún sobre si era cojo como el

las como novedades atrevidas que él introducía mas célebre de sus poetas líricos.
en Francia: cuarenta años después, prodigó mil Parece que Shakspeare era hijo mayor de una
sarcasmos a la barbarie de Shakspeare, escogien- familia, de diez niños. Su padre, comei'ciante
do a la Academia como una especie de santuario en lanas, desempeñó en Stratford algunos cargos
donde fulminaba sus anatemas. Yo no sé si es- públicos, husta que, sean las pérdidas en el

te cuerpo seria hoy propio para el mismo objeto, giro que manejaba, sea su adhesión al catolicis-
porpue las revoluciones del gusto penetran en mo, lo alejaron de todo cargo público. Algunas
estos cuerpos lo mismo que en el poúblico. otras tradiciones refieren que reunia á su comer-
Voltairc se engañaba cuando queria ofuscar el cio de lanas el de matancero, y que el joven
genio prodigioso de Shakspeare, y todas las citas Shakspeare, bruscamente llamado de las aulas,
fiarcásticas que amontona, nada prueban contra donde no lo podían sostener sus padres, fué em-
aquel entusiasmo de que el crítico mismo parti- pleado en los trabajos mas repugnantes de este
cipaba á su pesar. último ejercicio. Si damos crédito á un autor
No hablaré de La-IIarpc, que se ha encarniza- casi contemporáneo, cuando Shakspeare se en-
do contra los defectos y la reputación de Shaks- cargaba de matar un buey, procedía á la ejecu-
ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE. 495

cion con cierta pompa, y no dejaba de pronun- al parecer, en 1596, bajo el título de: The ¿yassio-
ciar «n discurso enfático en medio de los vecinos nate Pilgrim.

de la víctima. Estos diversos ensayos, así como los primeros


estudios de este gran poeta, prueban que no po-
Podrá, si se quiere, la curiosidad literaria bus-

car analogías entre estas arengas y su vocación drá sin injusticia suponérsele desprovisto de cul-
trágica; pero será preciso confesar, que semejan-
tura. Sin duda que Shakspeare, aunque en un

muy de las brillan- siglo tan erudito, ignoraba las lenguas antiguas;
tes premisas nos lanzan lejos

tes inspiraciones y del origen poético del teatro pero según parece, sabia y ademas en
el italiano,

su tiempo las traducciones hablan hecho pasar á


griego. En campos de Maratón y en las
los
la lengua inglesa casi todas las obras antiguas y
fiestas de Atenas Victoriosa, fué donde Esquilo
oyó el acento de las musas. gran número de obras modernas. La poesía in-
glesa no se encontraba en aquella época en esta-
Sea como fuere, de los primeros años de Sliaks-
do de indigencia ni de rudeza, sino que. comen-
peare se sabe que fué casado á los diez y ocbo
zaba por todas á ilustrarse y pulirse.
parte
con una muger de mayor edad que él que lo hizo á
Spencer, en la época de los primeros ensayos de
poco tiempo padre de tres niños, y que estos
Shakspeare, escribió un estenso poema en estilo
pormenores casi ningún lugar ocupan en su his-
sabio é ingenioso: algunas veces se nota en él
toria. Esta unión le obstruyó sin duda varios
cierta afectada elegancia; pei'O con todos sus de-
de los caminos de una vida llena de aventuras.
fectos, es siempre muy superior á la dicción gro-
Dos años después de su matrimonio, cazando Hasta
tesca de nuestro Rorsard. el viejo Chau-
de noche con algunos otros dependientes del
imitadar de Boeaccio y del Petrarca, no ve-
ser,
Santo del lugar, fué detenido por los guardas, y
mos algunos modelos dignos de imitarse.
habiéndose vengado de ellos con una balada satí-
Después del reinado de Enrique VIII, los ta-
rica, partió para Londres para evitar las perse-
lentos recibieron un impulso vigoroso: la imagi-
cuciones.
nación se enardeció, y la controversia derramó
Esta a,nécdota es el hecho mas patente de la en la nación toda la necesidad de las nuevas
vida de Shakspeare, porque él mismo la puso en ideas. La Biblia sola, popularizada por las ver-
escena; y el personage ridículo del juez Shallow, siones de los Puritanos aun inactivos, pero ya
queriendo obrar en el delito de caza, es un re- apasionados, la Biblia sola era una escuela de
cuerdo y una venganza de aquella persecución. poesía, llena de emociones y de imágenes, y reem-
Cuando llegó Shakspeare á Londres, ¿se vio plazó en la memoria del pueblo las leyendas
y
reducido á cuidar á la puerta del teatro los ca- las baladas de la edad mia. Los salmos de Da-
ballos de los concurrentes? ¿O desempeñó algún vid, traducidos en toscos versos, pero llenos de
destino subalterno en el propio teatro? Hé aquí fuego, eran el canto de guerra de la reforma,
y
lo que nos vemos precisados á ignorar, á pesar daban á que no habia sido hasta enton-
la poesía,

de los esfuerzos de los comentadores. Lo que ces mas que un pasatiempo subalterno en la ocio-
parece menos dudoso es, que en 1592, seis ó sie- sidad de los castillos y de la corte, alguna cosa
te años después de su llegada á Londres, era ya de entusiasta y de austera.
conocido y aun aplaudido como autor y como ac- Al mismo tiempo el estudio de las lenguas
tor dramático. Un libelo de la época encierra antiguas abria una fuente abundante de recuer-
contra él alusiones evidentes; amargura con y la dos y de imágenes, que se revestían de una espe-
que está escrito, anuncia la influencia de un celo cie de originalidad al desfigurarse por las nocio-
merecido. Sin embargo, prece que Shakspeare nes un tanto confusas que recibía de la multitud.
no se entregó de luego á luego, ó al menos no se Bajo el reinado de Isabel, la erudición griega
y
entregó únicamente á las tareas dramáticas. Al romana era el buen tono de la corte. Todos los
publicar en 1593 un poema de Venus y Adonis, autores clásicos se traducían; la misma reina pu-
dedicado á lord Southampton, Shakspeare llama so en verso el Hércules Furioso de Séneca, y es-
á esta obra el primogénito de su imaginación. ta versión, aunque poco notable, es bastante, sin
Este poemita parece una imitación del italiano, embargo, para esplicar el celo literario de los se-
por los aliños del estilo, la afectación de ingenio ñores de aquella corte. Se convertían en erudi-
y la profusión de imágenes. El mismo carácter tos, por halagar á la reina, como en otro tiempo
se advierte en una colección de sonetos que hizo,, se convertian en filósofos ó en devotos.
496 ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE.
Esta erudición de los ingenios cortesanos no han llamado á esta época la edad de oro de la
se comunicaba de todo punto al pueblo; pero al- poesía inglesa, se puede decir que la Inglaterra,
go se percibía en las fiestas y diversiones públi- saliendo de la barbarie, agitada en sus opiniones
cas. Era una mitología perpetua. Cuando vi- sin ser perturbada por la guerra, llena de imagi-
sitaba la reina á algún grande de su corte, era nación y de recuerdos, era entonces el campo
recibiday saludada por los dioses Penates: Mer- mejor preparado en que se podía elevar un gran
curio la conduela á las habitaciones interiores. poeta.
Todas las metamorfosis de Ovidio figuraban en En medio de los primeros- tesoros de la litera-
las reposterías de los convites. tura nacional, Shakspeare, inspirado por su ge-
En los paseos por la tarde, el lago del castilo nio maravilloso, formo con rapidez sus espresio-
se veia cubierto de Tritones y Nereidas, y los nes y su lenguaje. Este fué el primer mérito
pages se disfrazaban de ninfas. Cuando la reina que apareció en él y el rasgo característico que
cazaba en el parque á la salida del sol, se encon- al momento fijaron sus contemporáneos; se le co-
traba con Diana, que la saludaba como al modelo nocía por el nombre de El Poeta de la lengua de
de la pureza virginal. Si hacia una entrada so- miel, que
fué otorgado, y con que todas las li-
le

lemne á la ciudad de Norwich, el Amor aparecía teraturas nacientes condecoran á los que prime-
I
entre los municipales gravedosos, y le presenta- ro hacen sensible el encanto de la palabra y la
ba una flecha de oro que con la influencia de sus armonía del lenguaje.
encantos poderosos debia penetrar los mas em- Este genio de la espresion, que es, como hemos
pedernidos corazones: presente, dice un cronista, dicho, lo mas característico de la vida duradera
que su magestad, que rayaba entonces en los cua- de Shakspeare, no puede negarse que escitó vi-
renta, recibía con cierta coquetería graciosa. vamente el interés de su siglo. Como nuestro
Estas invenciones de los cortesanos, esta mi- Corneille creó la elocuencia, y fué poderoso por
tología oficial de los chambelanes y de los minis- medio de ella. Hé aquí el gran rasgo que hizo
tros, que eran á la vez lisonjeras para la reina y notables sus composiciones dramáticas en la mul-
divertidas para el pueblo, derramábanla costum- titud de todos los otros dramas igualmente des-
bre de las ficciones ingeniosas de la antigüedad, ordenados y bárbaros de que estaba llena la es-
y las hacia casi familiares á los ignorantes, como cena inglesa. Esta época, en efecto, no era nada
se ve en las mismas piezas que Shakspeare pare- estéril en composiciones dramáticas. Aunque la
ce que escribe únicamente para el pueblo. pompa esterior del espectáculo fuese muy grose-
Otras fuentes de imaginación se hallaban ra y muy imperfecta á las representaciones, se
abiertas; otros materiales poéticos estaban pre- agolpaba el público con pasión. El gusto por los
parados entre los restos de las tradiciones popu- espectáculos, estendido por Isabel y fomentado
lares y las supersticiones locales, que se conservan por la prosperidad pública bajo su reinado, mul-
en toda la Inglaterra. En la corte, la astrología; tiplicaba la necesidad de semejante diversión.
en las aldeas, los hechiceros, las hadas, los ge- Un hombre célebre de su corte, aquel que em-
nios, &c., eran una creencia aún viva y podero- pleó para que pronunciara la odiosa sentencia
sa. La imaginación, siempre melancólica de los de María Stuart, lord Porset, compuso é hizo
ingleses, retenia las fábulas del Norte como un representar en Londres una tragedia de Gorbo-
recuerdo nacional; á ellas se mezclaban por los due. Enmismo tiempo Marloe hizo que se
el

talentos mejor cultivados, las ficciones caballe- representase el Gran Tamerlan, los Asesinatos
rescas de laEuropa Meridional, y todas aquellas de Paris, y la historia trágica del Doctor Fausto.
relaciones maravillosas de las musas italianas, Es forzoso creer ademas que independiente-
que una multitud de tradiciones han hecho pa- mente de estas obras conocidas y publicadas, ha-
gar á la lengua inglesa. Así, por todas partes y bla en el repertorio de los teatros de aquella épo-
en todos sentidos, por la mezcla de las ideas en- ca ciertas piezas de muchas manos, frecuente-
tiguas y las estrangeras, por la crédula obstina- mente retocadas por los mismos cómicos. A este
ción de los recuerdos indígenas, por la erudición trabajo fué a lo que en sus principios se dedicó
reforma religiosa y
por el ingenio dramático de Shakspeare, y entre es-
y por la ignorancia, la

por las supersticioucs populares se formaban mil tas obras de pacotilla es necesario colocar mu-
perspectivas para la imaginación; y sin apelar chas piezas publicadas con su nombre, y bárba-
desde luego á la opinión de los escritores que ras como las suyas; pero bárbaras sin genio: tales
ENSAYO LITEKARIO SOBRE SHAKSPEARE. 497

son: Lord Cronwell, El Pródigo de Londres, Jacobo I se mostró tan favorable como Isabel
Pericles, &c. No se les encuentra comprendidas á Shakspeare. Acogió con placer las prediccio-

en la lista cronológica que el escrupuloso Malone nes lisonjeras á los Stuardos, que el poeta colo-
hizo de las piezas de Shakspeare, desde el año ca en medio de su terrible tragedia de Macbet;
de 1590, cuya fecha pone á Titus Aiidronicus. y como él se ocupaba de proteger el teatro por
Desde esta época Shakspeare residió constan- sí mismo, es decir, de hacerlo menos libre, quiso

temente en Londres, escepto algunos viages que confiar á Shakspeare el encargo nuevo de direc-

hizo á su ciudad natal. Daba cada año á luz tor de los cómicos de Blak-Friars; pero en esta

una ó dos piezas dramáticas, fuese tragedia, co- época fué cuando Shakspeare, teniendo apenas
media, drama pastoral, ó cualquiera otra cosa. cincuenta años, abandonó á Londres y se retiró
Es muy verosímil que su vida fuese la que podia á su ciudad natal.
ser, la de un cómico en las costumbres de aquel Gozaba hacia dos años una pobre fortuna, for-
tiempo, es decir, oscura y libre, desquitándose mada por su trabajo, cuando murió. Su testa-
con los placeres, de la falta de las considera- mento, que se ha publicado, y que tiene la fecha
ciones. de 1616, se hizo en estado de perfecta salud:
Sus contemporáneos siempre, sin darnos nin- Shakspeare, después de haber espresado senti-
guno de aquellos detalles preciosos, ninguna de mientos de piedad, dispone de diversos legados
aquellas anécdotas familiares, que con tanto afec- en favor de su hija Judit, de una hermana, de
to se leerían en la vida de Shakspeare, rinden una nieta, y en fin, de su muger, á la cual deja
homenage á su rectitud y bondad de alma. ' No su mejor lecho con todo y adornos.
se conservan sino poquísimos recuerdos de sus La reputación de Shakspeare se engrandeció
trabajos como actor. Se sabe que en Hamlet en los dos siglos que siguieron á su muerte, y
representaba el una manera espanto-
espectro de durante este periodo es cuando la admiración
sa. Desempeñaba otros muchos papeles del re- por su genio se ha convertido en una especie de
pertorio, y aun varios en una misma pieza, y no superstición nacional. Pero en su siglo mismo,
deja de tener hoy interés ver en esas listas de habia sido vivamente sentida y honrada con los
actores que se encuentran en las ediciones anti- mas brillantes testimonios de respeto y entusias-
guas de algunos dramas ingleses, el gran nom- mo. Ben Jonhson, su temido rival, le tributó
bre de Shakspeare figurar modestamente entre homenages en versos, en que lo compara á Es-
tantos nombres oscuros y al frente de una obra quilo, á Sófocles, á Eurípides, y en que esclama
olvidada también. con la misma admiración y casi el mismo én-
Tampoco queda detalle alguno de los favores fasis que los críticos ingleses de nuestro tiempo:

la protección que recibió de la corte. Se sabe " Triunfa mi querida Inglaterra; tú puedes mos-
y
solamente que Isabel admiraba su talento, y que " trar un hombre á quien todos los teatros de
gustaba singularmente de ver al bufón Falstaff " Europa rinden respeto. El no pertenece á un
en Enrique V, Parece á nuestra delicadeza mo- " siglo, sino á todos los siglos. La naturaleza
derna que la admiración de la severa Isabel po- " misma se enorgullece con sus pensamientos, y
dia haber hecho mejor elección, y que á aque- " se complace cuando se mira con el atavío, de
lla á quien Shakspeare reconocido llama la , " aquellos versos brillantes, tan ricos y de un ar-
Hermosa Vestal, sentada en el trono de Occiden- " te tan esquisito."

te, podia encontrar alguna otra cosa que elogiar Este entusiasmo se sostiene en casi toda la
en el mas grande pintor de las revoluciones de fuerza de Ben Jonhson, y termina por una espe-
Inglaterra. Lo que parece realmente meritorio cie de apoteosis á la estrella de Shakspeare colo-
por parte de esta princesa, es la dichosa liber- cada en los cielos para calentar para siempre el
tad de que goza Shakspeare para la elección de teatro con el fuego de sus rayos divinos.
sus asuntos. Bajo el poder absoluto de Isabel La misma admiración y aumenta
se trasmite
dispone á su antojo de los acontecimientos del rei- de dia en dia en Inglaterra, y aunque enme-
nado de Enrique VIII; pinta su tiranía con sim- dio del siglo XVII, los furores de la guerra
plicidad histórica, y pinta con los vivos colores las civil y las supersticiones puritanas proscribie-
virtudes y los derechos de Catarina de Aragón, ron las representaciones teatrales, interrumpien-
lanzada del trono y del lecho de Enrique VIII do, por decirlo así, esta tradición perpetua de
para dejar lugar á la misma madre de Isabel, una gloria adoptada por la Inglaterra, por todas
498 ENSAYO LITEEAKIO SOBKE .SHAKSPEARE.

partes se encuentran sus recuerdos. Milton los que deja imborrables señales y comunica la rea-
consigna en estos versos: lidad y la vida á sus mas estravagantes caprichos.
" Qué mi Shakspeare de
necesidad, dice, tiene ¿Estas observaciones autorizan á hablar del
" piedras amontonadas por el trabajo de un siglo, sistema dramático de Shakspeare, á ver este sis-
" que reciban sus cenizas venerables? ¿Qué ne- tema como justamente rival del teatro antiguo,
'•
cesidad tiene, de que sus santas reliquias sean y á citarlo en fin, como un modelo que merece
" sepultadas, bajo una pirámide cuya frente to- ser preferido? Yo no lo creo. Leyendo á
" que á los cielos? Hijo querido de la memoria, Shakspeare con la admiración mas atenta, me es
" grande heredero del renombre, ¿qué te impor- imposible reconocer ese pretendido sistema, esas
'•
tan estos débiles testimonios de recuerdo? Tú reglas de genio, que si se las hubiera impuesto,
" mismo en nuestra absorta admiración, te creas- lashabria seguido siempre y que habrían reem-
" te el mas durable de todos los moijumentos." plazado en él la bella simplicidad escogida por
Se ve por estos testimonios, y por muchos otros el dichoso instinto, de los primeros trágicos de
que seria fácil reunir, que el culto de Shakspeare la G-recia, y reducida á principios fijos por Aris-
aunque debilitado en el frivolo reinado de Car- tóteles. Separándonos de toda teoría ingeniosa,
los II, no ha sido en Inglaterra el fruto de una volvamos á los hechos. ¿Cómo encontró Shaks-
lenta teoría ni el cálculo tardío de la vanidad peare el teatro? ¿Cómo lo dejó? En su tiempo
nacional. Basta ademas estudiar el teatro de se creia á la tragedia, como la representación de
este hombre estraordinario para comprender la acontecimientos singulares ó terribles que se suc-
prodigiosa influencia que ejerce en la imagina- cedian, sin unidad ni de acción, ni de tiempo, ni
ción de sus compatriotas, y este mismo estudio de lugar.
hace distinguir las grandes bellezas que le han Las escenas chocarreras se mezclaban por una
grangeado la admiración de todos los pueblos. imitación de las costumbres del tiempo, lo mismo
La lista de las obras de Shakspeare encierra que en medio de la corte se mezclaba la presen-

treinta y seis, producidas en veinticinco años, cia del bufón del rey, á lasmas graves ceremo-
desde 1589 hasta 1614. No se ve en esto la fe- nias. Esta manera de concebir la tragedia, mas

cundidad prodigiosa y loca de un Calderón ó de cómoda para los autores, mas turbulenta y cliver-
un Lope de Vega, autores inagotables cuyos dra- tida para el público, fué observada por todos los

mas se encuentran por millares; es aun menos sin poetas trágicos de aquel tiempo. El sabio Ben
duda la facilidad estéril de nuestro poeta Hardy. Jonhson, que sabia el griego y el latin, tiene pre-

Aunque Shakspeare, según el testimonio de cisamente las mismas irregularidades que Shaks-
Ben Jonhson, escribía con una rapidez prodigio- peare; reproduce igualmente sobre el teatro los

sa y no tachaba jamas lo que habia escrito, se ve acontecimientos de muchos años; viaja de un


por el número limitado de sus composiciones que pais á otro; deja la escena desierta, ó la varía á
ellasno se amontonaban confusamente en su pen- cada instante; mezcla sublime y el ridículo, lo
el

samiento, y que no sallan de él sin reflecsion y patético y lo trivial, los versos y la prosa; tiene

sin esfuerzo. Las piezas de los poetas españo- el mismo sistema de Shakspeare, o mejor dicho,

les, esas piezas hechas en veinticuatro horas, co- ni el uno ni el otro tienen sistema; siguen el gus-
mo dice uno de ellos, parecen siempre improvisa- to de su tiempo, llenan cuadros conocidos; pero
ciones mas bien favorecidas por la riqueza del Shakspeare lleno de imaginación, de originalidad
idioma, que por el genio del poeta. Son en su y de elocuencia, lanza en sus cuadros bárbaros
y
mayor parte pomposas y vacias, estravagantes y vulgares,una multitud de rasgos nuevos y subli-
comunes. mes, como nuestro Moltiere, que recogiendo el
Las piezas de Shakspeare al contrario; reúnen cuento ridículo del Convidado de Piedra que
á la vez los accidentes repentinos del genio, los corría por todo Paris, lo tranforma, lo engrande-

relámpagos del entusiasmo y los caracteres pro- ce por la creación del papel de D. Juan, y ese
fundos de la meditación. admirable bosquejo de la liipocresía, os solo aven-
Todo el teatro español tiene el aire de un sue- tajado por él mismo en su Tartufo inmortal.

So fantástico cuyo desorden destruye el efecto, [Coníi?mará-]

y cuya confusión no deja huella alguna.


El teatro de Shakspeare, á pesar de sus defec- —2—<^|^--|=-
tos, es el trabajo de una imaginación vigorosa
zyi

rtj

>-
VIVA IftftIilA
DE SAN VICENTE DE PAUL, EN PAEIS.

La poblaciou aumenta todos los días en la ca- magnífico panorama de Paris. Deberán adornar
pital del mundo y á medida que au-
civilizado, este espacio las cuatro estatuas de los Evangelis-
menta, iaay necesidad de levantar nuevos edifi- tas,y en el centro la de San Vicente de Paul
cios públicos, ya para el culto, ya para la como- rodeado de los atributos de la caridad.
didad de sus habitantes. En uno de los barrios Penetremosal interior por la puerta princi-

mas solitarios de Paris, llamado Boneville, acaba pal. Cuatro hileras de columnas, distribuidas de
de levantarse una hermosa Iglesia, dedicada á dos en dos, de derecha á izquierda, dividen toda
San Vicente de Paul, y que está representada la estension del monumento en cinco partes. La
éü la lámina que se acompaña á este artículo. parte central forma la nave, y las dos divisiones
Haremos una breve descripción de ella, aprove* intermedias los laterales, y las últimas las capi-
¿haíldo la oportunidad para manifestar que Seria llas, que son ocho. Una disposición casi nueva
ínúy conveniente que en la república se edifica- y sin precedente en la arquitectura, produce á
Sen templos en aquellos lugares en que se care- la entrada un aspecto imponente. El altar ma-
ciese de ellos, en vez de gastar un lujo inmenso yor, colocado sobre un elegante basamento, pre-
en los que se hallan en las calles mas concurri- senta de cada lado tres columnas y una pilastra
das dé las ciudades principales. En Matamoros que sostiene un arco, y están coronadas por un
la únicay pequeña capilla que hay es propiedad frontón triangular que remata con un crucifijoj
de una señora; en Tampico, la Iglesia, hace po- la Virgen y San Juan. El altar representa el
cos años, era de zacate. En Victoria, el templo Calvario, trasformado en un arco triunfal. El
es simplemente una galería. La piedad de los bautisterio, la cátedra, las pilas de agua bendita
fieles, que tanto se manifiesta en México, debía en fin todo, todos los adornos y accesorios, son
estenderse á esos puntos, donde absolutamente del mas esquisito gusto. Si se añade á esto las
falta un lugar digno de la magestad divina. Mas pinturas que deben decorarlo, y que serán eje-
volvamos á San Vicente de Paul. La fachada cutadas por los mas inteligentes y famosos artis-
tiene treinta y siete metros de largo, y está pre- tas, el monumento será de primer orden, y ocu-
cedida de un pórtico de seis columnas del orden pará el primer rango, elevado entre las obras
jónico, colocadas al frente
y precedidas de tres modernas de este género. Se calcula que el va-
intercolumnios La puerta es de fierro fundido, y lor de los trabajos ejecutados y de los que fal-
tiene unos bajo-relieves representando las figu- tan, llegará á cuatro millones doscientos mil
ras de los apóstoles. francos.San Vicente de Paul será una de las
A los dos lados del pórtico se elevan dos tor- mas hermosas Iglesias, que formará el orgullo
res de cosa de cincuenta y cuatro metros de al- de ciudad de Paris, sin que por la pureza del
la
tura: la una destinada para campanario, y la otra estilo de la arquitectura, el buen gusto en los
para el relox. En las dos hay cuadrantes: uno adornos y la sencillez, unida á la magestad, ten-
de ellos marca las horas del dia, y otro los dias ga esa mezcla repugnante de lo antiguo y de lo
del mes. En medio de las dos torres hay una moderno, que se nota en otros monumentos reli-
especie de terraplén, desde donde se descubre el giosos de la antigua ciudad de Carlo-Magno.
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ESTMCTO

Dll CÓDI&O Crai BE


CON EESPECTO A LAS PROPIEDADES RURALES.

Art. 441. Cosas comunes son aquellas cuya '


Art. 448.Entiéndese por albeo de un rio, lo
propiedad no pertenece á ninguna persona en que ocupa en la mayor elevación de sus aguas co-
particular, y de quien pueden gozar todos según munmente, sin que mude la naturaleza de las ri-
el uso para que las ha destinado la naturaleza; beras por un desborde sobrenatural, dure el tiem-
tales son el aire, el agua corriente, la mar y sus po que durare.
riberas. Art. 501. Los acrecimientos que se forman
Art. 442. Entiéndese por ribera del mar el sucesiva y progresivamente en los fundos de las
espacio de tierra que cubren las aguas en su ma- orillas de un rio, se llaman terrenos de aluvión.
yor altura en tiempo de invierno. Del aluvión se aprovecha el propietario inme-
Art. 443. Del uso público de las riberas del
diato, ya sea el rio navegable ó no; pero á con-
mar resulta que cada cual puede fabricar en ellas
dición de dejar libre el camino ó espacio de ribe-
una cabana para abrigarse y arribar á ellas, ya
ra que pertenece al uso público.
para pescar ó ponerse á cubierto de las tempes-
Art. 502. Lo mismo sucede con los rebajos
tades, amarrar sus barcas y secar las redes &c., que forman el curso del agua trasportándolos in-
con tal que no cause ningún daño á los edificios
sensiblemente de una á la otra orilla: el propie-
ó monumentos que los vecinos de ellas hayan le-
tario de ]a ribera que crece, se aprovecha del
vantado.
aluvión, sin que pueda oponerse el de la opuesta,
Art. 444. Cosas públicas son aquellas cuya
ni reclamar su terreno perdido.
propiedad pertenece á un pueblo y cuyo uso es
Esto no tiene lugar con los que forma el mar.
permitido á todos los miembros de la nación.
Art. 503. Si el rio sea o no navegable, arras-
De ellasson los rios navegables, los puertos y ca-
tra por una creciente ú una porción
otro acaso
las, los caminos reales (grandes chemins) y el al-
considerable de terreno de un campo ribereño,
teo de los rios mientras están llenos de agua.
llevándolo á otro de mas abajo, ó al lado opuesto
De donde se deduce que es permitido pescar á
de la orilla, puede el propietario de la parte sus-
todos en los rios, puertos, radas y calas.
traída reclamar su propiedad, con tal que lo ha-
Art. 44G. El uso de las riberas de los rios
ga en un año ó después de este tiempo, siempre
navegables es del público; por consecuencia, cual-
que no haya tomado posesión de él el dueño del
quiera puede arribar á ellas con sus buques, atar
campo á que se unió.
cuerdas á los árboles que están en ellas y des-
Art. 504. Las islas ó terraplcnamientos que
cargar lo que quiera, secar sus redes y demás co-
se forman en el albco de los rios navegables, sin
sas semejantes.
estar unidas á las orillas, pertenecen al Estado
Sin embargo, la propiedad de los rios perte-
nece á los que tienen terrenos adyacentes. si no hay título ó prescripción en contrario.
ESTRACTO DEL CODiaO CIVIL DE LUISIANA. 501

Art. 505. Las islas ó terraplenamientos que del camino, sino conforme á los reglamentos
se forman en los rios no navegables, pertenecen de policía hechos para el efecto.

á de las riberas, y se dividen en-


los propietarios Art, 657. Las propiedades limitadas por agua
tré ellos según las reglas prescritas en los artí- corriente pueden servirse de ella para el regadío
culos siguientes: ú otros usos.

Art 156. Si la isla está en medio del rio, Si el agua atraviesa la heredad, ya mane en
pertenece á los propietarios de las riberas, cuyas ella ó bien venga de otros fundos, puede cortar
heredades están situadas en las orillas frente á su curso ó darle otro cauce, debiendo volver á la
frente de ellas. Si quieren dividirla, se hará en salida del fundo al primitivo curso.

dos partes por medio del y los propietarios rio, Art. 658. Todo propietario tiene el derecho
de cada lado se dividirán entre sí, luego cada de cerrar su propiedad.
una de las dos partes en proporción de la esten- Art. 659. Se puede obligar al vecino á la de-
sion ó linde de sus terrenos al rio frente á fren- limitación de las propiedades contiguas. Los
te de la isla. gastos de limitación se hacen por mitad.
Art. 507. Si por el contrario, estuviese for- Art. 683. En el campo se hacen las cercas ó
mada la isla enteramente de uno de los lados de cotos divisorios á espeusas de los colindantes,
la línea supuesta por medio del rio, pertenecerá siempre que las dos heredades estén en estado
solo á los del lado que esté, y se dividirá entre de cercarse, pues de no, el propietario de la que
ellos á proporción de la estension ó linde que no lo esté, está esento de contribuir para ello.
tengan sus heredades frente á frente de ella.
Art. 684. Todo coto que separe dos posesio-
Art. 508. Si se formase un aluvión en frente
nes rurales, se reputa divisorio, á menos que una
de varias propiedades, la división se hará entre
sola de ellas esté en estado de cercarse, ó que ha-
sus propietarios siguiendo la estension ó frente
ya documento en contrario.
del terreno que poseia cada cual á la formación
Art. 685. Todo foso ó zanja entre dos here-
del aluvión.
dades serán reputados divisorios si no hay cosa
Art. 509. Si un rio navegable ó no, forman- que pruebe en contra.
do un nuevo brazo, corta y abraza el campo de
Art. 686. El fo?o divisor debe conservarse
un propietario ribeño, haciéndolo isla, el propie-
por ambos colindantes.
tario conserva la propiedad de él.
Art. 695.Los propietarios cuyos fundos no
Art. 510. Si el rio navegable ó no. se forma
tienen salida, pueden reclamar el derecho de
.

un nuevo curso abandonando su antiguo álveo,


tránsito sobre los fundos vecinos para la esplota-
los propietarios de los fundos nuevamente ocupa-
cion de su heredad, pagando una indemnización
dos tomarán, con título de indemnización, el an-
proporcional al daño que puede ocasionar.
tiguo lecho abandonado, cada uno según la pro-

ha sido quitada. To-


Art. 696. No puede escojer el propietario del
porción de terreno que le
fundo sin salidael punto por donde quiera salir.
marán su antigua propiedad, si el rio vuelve á
El tránsito debe hacerse generalmente del lado
su álveo primitivo.
en que sea menos corta la distancia del fundo
Art. 546. El usufructuario goza del aumento
cerrado á camino público; como asimismo debe
del aluvión á los fundos de que es usufructuario;
hacerse por donde menos perjudique al que lo da.
pero no de las islas que se forman en un rio no
navegable frente á frente del fundo, que es de los Art. 697, No siempre debe el propietario por

propietarios, conforme se ha prescrito en el títu- cuyo fundo es m,as corto el tránsito, dar el cami-

lo de cosas ó bienes, y el primero no tiene nin- no, porque si la heredad del que pide la salida ha
gún derecho. sido cerrada por un cambio o división, el vende-

Art. 654. La parte de los fundos sobre que dor co-partícipe ú otro propietario de los fundos
se ejerce la servidumbre, no deja de pertenecer reservados sobre los que se verificaba antes el
al propietario del fundo; el que se sirve de ella tránsito, deben darlo al propietario del fundo

no tiene mas que el derecho de uso. Por cerrado gratuitamente, aun cuando hubiese sido
consiguiente, el terreno de los caminos públicos vendido el fundo con derechos de servidumbre.
no deja de pertenecer á los propietarios que lo Art. 698. No solo debe darse el tránsito al

han proporcionado, aunque el público use de él; propietario del fundo cerrado á sus esclavos y
pero estos tampoco pueden cambiar la situación obreros, sino también á sus animales, carruages,
TOM. II. — Xi'II. 64
502 ESTRACTO DEL CÓDIGO CIVIL DE LUISIANA.

instrumentos aratorios y todo lo necesario á la campos, no han sido divididos nunca, ó no se ha


esplotaeion de la heredad. fijado el límite común, ó se han perdido los lí-

Art. 699. Fijado ya el lugar por donde deba mites ó mojones puestos, cada colindante tiene
transitarse,no puede cambiarle aquel á quien se derecho á compeler al otro á la delim ación de
le concede: pero el que lo da puede mudarle de las respectivas propiedades. ,

uno á otro lado que le sea menos incómodo, Art. 820. La acción de deslindes se deriva "
con tal que al que pasa le sea igualmente fácil el del mismo principio que la de división. Así co-
tránsito. mo nadie está obligado de tener sus bienes indi-
Art. 700. Los caminos son de dos clases: los visos, tampoco puede estarlo á tener indecisa la
públicos y los particulares. línea que debe separar su heredad de la del i

Art. 701. Caminos públicos son aquellos que vecino,


sirven de caminos reales (grandes routes) y que Art. 821. El derecho de deslinde como el de
son cuidados y debidos generalmente por los pro- como en cual-
división es imprescriptible; pues así
pietarios limítrofes. quier tiempo hay lugar á salir del estado de so-
Art. 702. Caminos particulares son aquellos ciedad, hay también derecho á poder siempre qui-
abiertos solo para utilidad de algunos individuos, tar la confusión de los límites de dos heredades
para entrar y salir á su casa, ó el servicio de sus contiguas, y fijar sus límites sin adquirir, séase
tierras, ó para el uso esclusivo de algunas here-
mayor ó menor la parte que cada cual haya go-
dades.
zado eneste estado, nada por prescripción.
Art. 703. Todo el que por obligación de su
Art. 822. Se entiende por límites en gene-
título de propiedad de una finca deba dar cami-
ral, toda separación natural ó artificial que seña-
nó por la orilla de un rio, está obligado á dar
le los confines ó línea divisoria de dos heredades
otro si el rio destruyese el de la orilla.
contiguas. Por consiguiente pueden plantarse
Si acontece que el camino, sin que lo destruya
árboles ó hayas, cavar zanjas ó hacer un muro
el rio, fuese inundado ó intransitable por los de-
de cerca para deslindarse. Pero se entiende mas
terioros que puede haber hecho éste, está obliga-
comunmente por límites, las piedras ó mojones
do el propietario á dar camino por tierras lo mas
de madera labrados á escuadra clavados en tier-
inmediato al camino anterior, sin que pueda ecsi-
ra verticalmente en los confines de dos heredades.
gir ninguna indemnización por ello.
Art. 823. Tiene lugar el deslinde no solo en-
Art, 770. El propietario de la heredad á
tre dos propietarios vecinos, entre uno ysino
quien se debe una servidumbre por otra (sea de
varios cuando tienen heredades contiguas al mis-
tránsito, aguada, &c., &c.,) podrá ir con sus obre-
ros á ella para hacer las obras necesarias al uso
mo También cuando dos copropietarios
límite.
quieren dividir el fundo común de los dos.
de la servidumbre, depositar en ella los materia-
Art. 824. Cuando dos heredades las separa
lesy escombros necesarios, cuidando causar el
un camino público, ó el curso de algún arroyo
menos daño posible y desembarazar todo lo mas
menos que en acta de la concesión que les sirve de límite fijo, no habrá lugar por
pronto, á el

de la servidumbre se hubiese estipulado lo con-


esta parte á la acción del deslinde, á menos que
en cuyo caso se seguirá siempre su tenor.
no hayan mudado de situación uno ú otro.
trario,
Art. 771. Si se dividiere la propiedad á cu-
Art. 825. La acción de deslinde puede pe-
dirse, no solo por el propietario, sino por cual-
yo favor es la servidumbre, á cada división le
quiera que posea en calidad dé tal, sin que pue-
pertenece también el mismo derecho, sin que se
da ecsigirse la prueba del derecho de propiedad.
agrave el perjuicio del fundo sobre que se ejerce.
tratase del derecho de tran-
Art. 820. También puede pedirse por el usu-
Así es que si v. g. se
fructuario; pero solo podrá ser provisional el
sitar, todos los co-propietarios estánobligad os á
deslinde si el propietario no ha intervenido, en
pasar por el mismo sitio.
cuyo caso este podrá pedir otro deslinde al tér-

mino del usufructo.


TITULO V.
Art. 828. El deslinde, es decir, la colocación
De la medida y deslinrh de los terrenos.
de otros límites ó requerimiento de los antiguos
Art. 810. Cuando dos heredades ó fundos puede hacerse amistosamente siempre que sean
tontiguos, tanto en las ciudades como en los mayores los colindantes. Pero si alguno do ellos
ESTKACTO DEL CODIOO CIVIL DE LÜISIANA. 50ó

fuera menor ó estuviese imposibilitado de obrar Art. 335. Practicado el deslinde entre dos 6
por sí, el deslinde debe ser judicial. mas vecinos con todas las formalidades y sin que
Art. 829. Ya se haga el deslinde amigable ó haya habido oposición, no por esto quedarán pri-
judicialmente, deberá practicarse por un agri- vados del derecho de presentarse en justicia pa-
mensor juramentado, del estado, que levantará ra hacer rectificar la operación, si lo Qreen con-
un espediente de su operación en presencia de veniente á sus intereses; pero el deslinde he-

dos testigos llamados al efecto, que firmarán con cho así servirá provisionalmente hasta otra re-

él ó se mencionarán las causas por qué no hayan solución.

podido hacerlo. Art. 836. La acción de deslinde deberá ser

Art. 830. Cuando se llamare algún agrimen- puesta en el tribunal de la ubicación de los bie-

sor para señalar los límites entre uno y el colin- nes, cualquiera que' sea el domicilio del defensor

dante ó colindantes, deberá aquel dar aviso por ó defensores interesados.

escrito á los vecinos interesados en este deslinde, Art. 837. El nombramiento de agrimensor
para que presencien la operación si quisieren, de- pertenece al juez que conoce en la causa de lími-

signándoles dia y hora en que deba verificarlo. tes,y con la instrucción de estos podrá decidir
En el espediente que para ello se forma, deberán lo que crea justo, teniendo presentes los títulos de

constar estas citaciones y conservarán siempre dominio y planos que se le presentaren.


los agrimensores copia de sus operaciones, para Art. 838. La acción de deslinde intentada

dar copias de ellas cuando lo requieran las partes. contra varios co-propietarios de nn terreno, sub-

Art. 831. Silos colindantes llamados concur- sisteaun después de dividido entre ellos ó ven-
riesen al deslinde por sí, ó por sus representan- dido el fundo común, si la división o venta es
tes ó apoderados, les pedirá el agrimensor los tí- posterior á la acción intentada.

tulos de dominio respectivos, los que deberán Art. 839. En materia de límites debe estar-
dársele á la buena fé si los tienen á mano, para se á los antiguos títulos, á menos que no se

que con su inspección pueda determinar dónde apruebe haber sido después cambiados, o qne el
deban colocarse los límites. Si los colindantes teri'eno haya esperimentado aumentaciones ó di-

avisados rehusasen por ellos o sus personeros el minución por el cambio de sucesiones, por volun-
presentar sus títulos, el agrimensor mencionará tad de los propietarios ú otras cansas.
esta circunstancia en el espediente con las causas Art. 840. Cuando un propietario vende uno
que aleguen para ello, si es que las dan. de dos fundos que le pertenecían, y está litigiosa
Art. 832. En este caso último, el agrimensor la propiedad de alguna parte de él, deben con-

no podrá fijar los límites de aquel colindante, si- sultarse los límites que el vendedor ha asignado
no después de terminada su operación, conten- altiempo de la venta, sin hacer caso de los anti-
tándose solo con poner en la línea de límite al- guos límites de las dos posesiones, porque la de-
gunos piquetes provisionales. signación que ha hecho el vendedor de poseedo-

Art. 833. Si antes que el agrimensor haya res y colindantes forma nuevos límites entre los

acabado su operación ó plantado los mojones, hi- dos terrenos ó porciones por él vendidas.
cieren oposición los interesados en el deslinde, ó Art. 841. El deslinde debe hacerse por los

uno de ellos á la operación, deberá suspenderla títulos respectivos de las partes, y en defecto de
elagrimensor y compeler las partes á que un tri- ellos, la sola posesión debe servir de regla.

bunal decida sus respectivos derechos, haciendo Art. 842. Cuando las partes que representan

mención de la oposición en las diligencias y de en el deslinde muestren las concesiones primiti-

los motivos alegados por el opositor si algunos vas de sus tierras, ó prueben su fecha y conteni-

diere. do (en el caso de no hallarse la concesión) si se


Art. 834. Está prohibido á todo propietario encontrase menos terreno que la cantidad espre-

de tierras, hacer el deslinde con sus vecinos sin sada en estos diversos títulos, á aquel cuya con-
citarlos para presenciarlo; y si lo hiciere sin lle- cesión sea mas antigua deberá dársele la canti-

nar estas formalidades, la operación será nula y dad de terreno mencionada en su título, y las

no producirá efecto alguno contra los colindan- demás partes no tendrán acción mas que al es-

tes, quienes podrán dirigirse contra él, reclaman- cedente.

do losdaños y perjuicios que hayan podido su- Pero esta regla debe entenderse salvo el caso
frir con la medida. en que el que tenga el título mas antiguo, haya

504 ESTKACTO DEL CÓDIGO CIVIL DE LÜISIANA.

adquirido por prescripción La cantidad de terre- pida de treinta años de una porción de tierra,
no que se enuncia en su título. fuera de la que menciona su título deba dársele,
Art. 843. Cuando los colindantes de quien su vecino, aunque tenga título mas antiguo, solo
se trata deslindar los terrenos solo presenten tiene derecho al esceso.
simples títulos de venta ú otros actos translati- Art. 849. Si los linderos se han colocado en
vos de propiedad, sin poder justificar algunas virtud de un título común ó de diferentes títu-

concesiones anteriores, en este caso si ellos o sus y el agrimensor encargado de la operación,


los,

Tendedores han adquirido' la tierra de un propie- haya padecido error en la medida, siempre se es-
tario común, se dará la preferencia á aquel cuyo tá en el caso de enmendarse, á menos que el que
título sea de fecha mas antigua, á menos que se recibió por este deslinde mas cantidad de la qu&
le oponga una posesión suficiente para obrar le correspondía, no pueda hacer valer una pres-
prescripción, causando diferencia en la situación cripción de diez años entre presentes y veinte en-
de las partes. tre ausentes.

Art. 844. Cuando al conti-ario los vecinos Art. 850. Si alguno vende o enagena un ter-

entre los cuales se trata de hacer deslinde ó sus reno o una parte de él desde tal lindero á tal
promovedores tienen sus títulos de propiedad, la lindero, espresándola en la escritura, al que lo
anterioridad de la fecha de uno de dichos títulos adquiere le corresponde toda la tierra compren-
al otro, no da derecho de preferencia, á menos dida entre ellos, aunque obtenga por medio este
que no haya prescripción y debe terminarse se- mas terreno que la que esprese su título y aun
gún las reglas prescritas en los artículos si- cuando el esceso sea de la vigésima parte de la-

guientes: cantidad que se esprese en la escritura.


Art. 845. Si los títulos que representa un Art. 851. Si alguno se tomase la libertad de
vecino marcan la estén sion del terreno que les alterar o quitar los linderos puestos en virtud de
corresponde y los de otros no hacen mención de deslinde provisional ó definitivo, sin estar autori-
él, se dará al primero la cantidad de tierra que zado en debida forma por resultas de un juicio ú
csprese el título, y el segundo tomara la restan- orden judicial dada al efecto, estará sujeto á la
te: á menos que no tenga una prueba legal que acción de daños por parte del propietario y ade-
lo justifique ó la posesión en que haya estado de mas se le condenará á reponer los linderos en el
la estensiou de tierra de que deba gozar. estado en que estaban.
Art. 846. Si los títulos presentados no es- (Traducido.)

presan la cantidad de tierra que corresponde á


cada vecino, ó si las partes no pueden justificar-
modo debe hacerse CSi.5^C25C^¡-5S¿,^i.IP^acSi.o
lo de algún otro legal, el des-

linde de manera á que se reparta entre ellos el H-s:^^

terreno en igualdad. Apuntes croisolws°ico.s jiara. ist, liiüitoi'ia «le la


Art. 847. Si los títulos presentados arrojan t^eog-ratia, «jue conticneía las 4>i»ocas «1c los
mas ó menos porción que la que hay que deslin- pi-iucipalí«.t8 «1 CSC MÍ» rÍHii «ojitos, tanto tcrrcs»

deslinde repartiendo propor-


tr«>scoiiio nuai'ítiinos. con«)|ui!>itas, viagrcs, fan-
dar, debe hacerse el
dacion «le c'iu«la<lcs, &«;,, <íiíc.
cionalmente entre los interesados en la operación
Bien entendido -+-35^*"
el esceso ó falta que resulte.
que las reglas fijadas en este artículo y en el pre-
cedente, solo tienen lugar en tanto que no haya
ecsistido por parte de alguno de los vecinos una 1484. — Diego Camo reconoce el Congo en

posesión contraria susceptible de hacerle adqui- África.

rir por la prescripción aquello que haya poseído. 1486. —Bartolomé Diaz descubre la punta S.
Art. 848. Bien sea que los títulos presenta-
del África y le llama cabo de las Tormentas.
dos por los vecinos cuyas propiedades tratan de
deslindarse consistan en concesiones primitivas
1492. — ICl 3 de Agosto de este año, salió del

puerto de Palos (hoy Moguer) en Andalucía,


ó en otros actos en que se trasficre la propiedad,
si ec prueba que el tenedor de ellos mus moder- Cristóbal Colon, y el 1 1 de Octubre del mismo,

no en fecha, ha gozado de buena ó de mala fé por descubre la América ó Nuevo-Mundo.


eí ó por sus agentes una posesión no interrum- ( Continuará.)
°^o^u ^^(^^$^^^n^ pt ^^t. ^¡tütnm.

(continua.)

Tal es Sliatspeare; no tiene otro sistema que riosamente aun las cosas mas sencillas. Pero en
su ingenio; presenta á la vista del espectador un esto, sobre todo, es en lo que debe tenerse pre-
enlace de hechos mas ó menos distantes uno de sente el tiempo en que Shakspeare escribía, y la
otro; nada refiere, todo lo presenta en escena, mala educación que habia recibido de su siglo;

pues tal era la costumbre di sus contemporáneos: única cosa que estudió, porque ese siglo tan
Ben Jhonson, Marloe, Fletcher y Beaumond, no poético y tan favorable para la imaginación, con-

tenia nun arte mejor; pero á menudo se veía en servaba en parte la huella de la barbarie sutil y
ellos esa escesiva libertad que produce combina- afectada de los sabios de la edad media.
ciones vulgares, y casi siempre están desnudos En todos los paises de Europa, si se esceptúa
de elocuencia. Las escenas inesperadas y sin la Italia, el gusto era á la vez rudo y estragado,
enlace de Shakspeare presentan algo de terrible que la escolástica y la teología no eran lo mas á
y súbito: esos personages que se encuentran co- proposito para reformarlo. En la corte misma
mo por casualidad, dicen cosas que no pueden de Isabel campeaba ese pedantismo, cuya influen-
olvidarse; pasan, y su recuerdo subsiste; y en cia debia estenderse por toda la Inglaterra, y es
medio del desorden de la obra, es siempre pro- forzoso convenir, que cuando se leen los raros
funda la impresión que deja el poeta: solo Shaks- discursos que el rey Jacobo dirigía á su parla-
peare es siempre natural y verdadero. En ver- mento, causa menos asombro el lenguaje que
dad, si es fácil descubrir en esta tragedia fran- Shakspeare ha puesto en boca de sus héroes y
cesa algo postizo y poco natural, si se puede ta- sus reyes.
char á Gorneille ese aire de galantería que le Pero lo que debe admirarnos, es que su inge-
impuso su siglo, y que es tan estraño á los gran- nio ha hecho penetrar en ese caos tan vivos es-
des hombres, representados por el poeta como á su plendores; por lo demás, es difícil tener sobre es-
propio ingenio; si en Racine vemos sustituidas, te punto todo el entusiasmo de los críticos ingle-
á costumbres rudas y sencillas de la G-recia
las ses, que han dejado muy atrás la idolatría de los
heroica, la cortesanía y la pompa de la corte de comentadores de Hoüiero; se convierte á Shaks-
Luis XIV, ¡cuan fácil me seria notar en Shaks- peare en un hombre que sin saber nada lo habia
peare una impropiedad de costumbres y de len- creado todo, pues era un profundo metafísico, un
guaje, notable bajo otro aspecto! ¡Cuan estudia- moralista incomparable y el primero de los filó-
das son á veces sus metáforas, cuan oscura y va- sofos y de los poetas. Se han querido esplicar de
na su afectación! Ese hombre, que piensa y se la manera mas sutil todos los accidentes de su
fispresa con tanto vigor, sin cesar emplea alocu- fantasía poética, se han deificado sus faltas mas
ciones alambicadas y sutiles para enunciar labo- monstruosas, y se ha considerado aun la misma
505 ENSAYO LITEEAKIO SOBRE SHAKSPEAKE.

barbarie que su tiempo le comunicaba, como una Cuando un drama alemán toma del
Schiller en

invención de su ingenio. En el siglo pasado Romeo de Shakspeare la libre y viva imagen de


Jlionson, Miledy, Montaigu y lord Kuims, irrita- una pasión súbita y de una declaración de amor
dos por las irreverencias y sátiras de Voltaire, que comienza casi por un desenlace, falta á la
llevaron demasiado leios el esceso de su admira- verdad de las costumbres, aun mas que á las con-
cion, á menudo ingeniosa y verdadera. veniencias de nuestro teatro, pues imita á sangre
Críticos mas modernos hacen notar que esos fria un delirio de la imaginación italiana. Cuando
ilustres predecesores no conocieron el ideal poéti- Groethe, en un poema dramático lleno de las abs-

co realizado por Shakspeare; observan que Shlé- tracciones de nuestra época y que pinta esa sacie-
gel se aproesima á la verdad únicamente cuando dad de la vida y de la ciencia, ese fastidio ardien-
termínala enuraeracion de todas las maravillas te y vago, enfermedad de una civilización adelan-

reunidas en Sliakspeare, con estas pomposas pala- tada, se entretiene en copiar los cantos rudos y
bras: "El mundo de los espíritus y la naturaleza salvages de las hechiceras de Macbeth, comete una
" han puesto sus tesoros á sus pies: semidiós estravagancia en vez de hacer una pintura since-
" por su poder, profeta por la profundidad de sus ra y terrible.
" miras, espíritu sobrenatural por la estension de Pero si Shakspeare se considera aisladamente
" su sabiduría, superior á la humanidad, baja has- sin espíritu de imitación ni de sistema, si se mi-
" ta los mortales como si no conociese su superio- ra su genio como un acontecimiento estraordina-
"
" ridad, y es sincero é ingenuo como un niño. rio. ¡
Cuántos rasgos admirables Cuánta pa- !
¡

Pero el ingenio y la influencia de Shakspeare sión !


j
Cuánta poesía Cuánta elocuencia! G-e-
!
¡

no deben juzgarse ni por la sutileza mística del nio nuevo y fecundo; no lo ha creado todo, porque
literato alemán, ni por las chocarrerías, y sobre casi todas sus tragedias no son mas que las cró-

todo, por las traducciones de Voltaire. En la ver- nicas y los romances de aquel tiempo, divididas
sión tan. literal que hizo de Julio Cesar Miledy, en actos y escenas; pero ha puesto sobre ellas tm
Montaigu ha hecho notar numerosas inadverten- sello original: un cuento popular, una balada to-

cias y el olvido de grandes bellezas: ha combati- cadas por este genio poderoso se animan, se tras-
do el desden de Voltaire con la crítica juiciosa forman y convierten en creaciones inmortales.
de algunos defectos del teatro francés; pero co- Pintor enérgico de los caracteres, no siempre lo3
mo no podia negar las enormes y frias estrava- conserva con esactitud, porque sus personages con
gancia-s mezcladas en las piezas de Shakspeare, pocas escepciones, en cualquier pais que los colo-
'•
no olvidemos, que esas come-
se limita á decir, que, tienen siempre fisonomía inglesa, y para él el
" dias debian representarse en una miserable po- pueblo romano no es mas que el populacho de
" sada, ante una reunión iliterata, que apenas aca- Londres. Pero precisamente esta infidelidad á
"
" baba de salir de la barbarie. las costumbres locales de los diversos pueblos, es-

Todos los absurdos inverosímiles, todas las bu- ta preocupación por las costumbres inglesas es lo

fonadas que Shakspeare prodiga eran comunes al que lo hace tan querido para su pais. Nunca poe-
rudo teatro que teniamos en la misma época. ta alguno fué mas nacional que él. Shakspeare
Eran el sello del tiempo: ¿por qué, pues, se preten- es el genio inglés personificado en su tipo, orgullo-

de admirar hoy en Shakspeare esos defectos que so y libre en su rudeza, su profundidad y su me-
en todas partes yaceu sepultados en el olvido, y lancolía. El monólogo de Uamlet ¿no debia ser
que en el poeta ingles no lian sobrevivido sino inspirado en el pais do las tincblas y del spleenl

merced á los grandes rasgos de que van acompa- La negra ambición de Macbeth, aquella ambición
ñadas? Debemos, pues, aljuzgará Shakspeare, co- tan repentina y tan profunda, tan violenta y tan
menzar por condenar esa barbarie y esegu.sto es- reflecsiva ¿no es un cuadro hecho para aquel pue-
tragado de que abunda: quizá también deberemos blo en que el trono fué disputado durante mucho
guardarnos de formar 8Í.stemas aplicables á nues- tiempo por tantos crímenes y por tantas guerras?
tro tiempo con esos viejos monumentos del siglo ¡Cuíln poderoso prestigio debe haber adquirido

de Isabel.Si de nuestras costumbres actuales y aquel talento indígena al ocupar á su auditorio

del inf'cnio de algún gran poeta debiese sacarse de todos los recuerdos, de todas las antiguas cos-

aWuna nueva forma de tragedia, esta en nada se tumbres, de todas las preocupaciones del pais coa
parecería ciertamente á la tragedia de Shakspea- los nombres propios de los lugares y de los hom-
re como tampoco se parecería á la do Hacine. bres, Ricardo III, Enrique VI, Enrique VIIII
ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE. <- 507

Figurémonos un liomlbre de genio lanzado en la bitual; es un sacudimiento violento que despierta


época del primer desarrollo de nuestra lengua y y distrae á las almas fastidiadas de la elegancia

de nuestras artes, imprimiendo á todas sus pala- social. Estas emociones no se gastan; los mas re-
bras una energía salvage: ese hombre, si hubiera pugnantes cuadros mas y mas.
las escitan

reproducido sobre la escena con la libertad de No cercenéis de la tragedia de Hamlet el tra-


una acción sin límites y el calor de una tradición bajo ni las chanzas de los sepultureros, como tra-
aun reciente, las venganzas de Luis I, los críme- to de hacerlo Grarrikarntio, á esa terrible bufone-

nes del palacio de Carlos IX, la audacia de los ría: veréis al terror
y á la alegría pasar rápida-
Gruisas, los furores de la liga; que este poeta hu- mente sobre aquel inmenso auditorio. A la luz
biese nombrado nuestros gefes, nuestras faccio- deslumbradora, pero siniestra del gas que ilumi-
nes, nuestras ciudades, nuestros rios, nuestras na la sala; en medio de aquel lujo de adornos que
campiñas, no con las alusiones pasageras ni el ar- brilla en los palcos primeros, veréis las cabezas
monioso lenguage de Nerestan ni de Zaira, no con mas elegantes inclinarse ávidamente hacia aque-
los circumloquios enfáticos y la pompa moderna llos despojos fúnebres regados sobre la escena.
de los viejos franceses, desfigurados por Dube- La juventud y la hermosura contemplan con una
lloy, una franqueza ruda y simple, con
sino con insaciable curiosidad estas imágenes de destruc-
la espresion familiar del tiempo, nunca ennoble- ción y estos detalles inumerosos de la muerte;
cida, pero siempi-e animada por el genio del pin- después, las chanzas estravagantes que se mezclan

tor, semejantes piezas, si hubieran sido represen- al fuego de los personages, parece que de cuando
tadas ¿no habriau guardado una autoridad inmor- en cuando van á alÍA'iár á los espectadores del
talen nuestra literatura y un efecto omnipotente peso que los oprime; estruendosas carcajadas se
en nuestro teatro? y sin embargo, nosotros no te- oyen en todos los asientos. Atendiendo á este
nemos, como los ingleses, el gusto por nuestros espectáculo, las fisonomías mas frías sucesiva-
antiguos anales, el respeto por nuestras antiguas mente se entristecen ó se alegran, y se ve al hom-
costumbres, ni sobre todo, la vigorosa rudeza del bre de estado sonreír con los sarcasmos del se-

patriotismo insular. pulturero que trata de distinguir el cráneo de un


El teatro, ademas, es necesario no olvidarlo, no cortesano del de un bufón.
era en Inglaterra un placer continuo reservado Así Shakspeare, aun en la parte de sus obras
para los espíritus refinados y llenos de delicade- en que mas choca con las reglas del gusto, tiene
za: fué y ha permanecido popular. El marinero, para su nación un interés inesplicable. Suminis-
inglés de regreso de sus largos viajes, y en los in- tra á la imaginación inglesa placeres que no en-
tervalos de su vida aventurera venia á palmetear vejecen jamas; la agita, la avasalla, satisface este
las relaciones de Ótelo, contando sus peligros y gusto de singularidad de que se lisonjea la Ingla-
sus naufragios. En Inglaterra, donde la riqueza terra; distrae á los inglesescon los ingleses mis-
popular suministra al pueblo medios de comprar mos, es decir, de la sola cosa que tal vez pueden
sus placeres teatrales, como la Grrecia á sus libres estimar ó amar; pero aun separado Shakspeare de
ciudadanos, son los hombres del pueblo los que su pais natal, no pierde todo su poder. Uno de
llenan las lunetas de Covent-G-arden y de Drury- los rasgos característicos de un hombre de genio
Laue. Semejante auditorio es apasionado por los es, que las bellezas locales, que los toques indivi-
espectáculos estravagantes y variados que oñ'ecen duales de que llena sus obras, correspondan á al-
las tragedias de Shakspeare; siente con una fuer- gún tipo general y que trabajando para sus con-
za indecible aquellas palabras enérgicas, aquellas ciudadanos alhague á todo mundo. Puede ser
el

centellas de pasión que brotan del drama tumul- que sus obras mas nacionales lleguen á ser las
tuoso. Todo le agrada, todo corresponde á su na- mas Tales fueron las obras de los
cosmopolitas.
turaleza y le admira sin fastidiarlo. griegos, que no escribiendo mas que para ellos
En un sentido contrario esta misma represen- han sido leidas por todo el universo.
tación conmueve á la porción mas ilustrada de Educado en una civilización menos dichosa
y
los espectadores. Aquellas rudas imágenes, aque- menos poética, Shakspearse no ofrece en la mis-
llas pinturas espantosas y, por decirlo así, aquélla : ma proporción que los griegos esas bellezas uni-
desnudez trágica de Shakspeare, interesan á las versales que se trasmiten á todos los idiomas,
y
clases elevadas de Inglaterra por el contraste solo un inglés puede tener el pensamiento de co-
mismo que ofrecen con las dulzuras de la vida ha- locarlo al lado de Homero ó de Sófocles. No na-
608 ENSAYO LITERAEIO SOBRE SHAKSPEARE.

ció Sliakspeare bajo aquel hermoso clima; no pue- tan común en Shakspeare, es una cosa indiferente
de tener sus tintes de entusiasmo y poesía: el y que cuando este gran poeta confunde el lengua-
crin de la media edad lo cubre aún; su barbarie ge de las diversas condiciones, poniendo un borra-
tiene algo de la decadencia, ella es mas bien gó- cho en el trono y un bufón en el senado romano,
tica que joven é ingenua. A pesar de su ignoran- no hace sino seguir á la natui'aleza, desdeñando
cia, alguna cosa de la erudición del décimosesto las circunstancias esteriores, como el pintor, que
siglo parece pesar sobre él. No es aquella amable atento á reproducir una fisonomía, no cuida del
simplicidad del mundo
como dice en al-
naciente, trage de la persona á quien quiere retratar.
guna parte Fenelon hablando de Homero, es un Esta teoría ad hoc^ esta paradoja en la cual no
lenguage á la vez rudo y pulido, y se siente el tra- hubiera pensado ni mismo autor para discul-
el

bajo del talento humano recorriendo rápidamen- parse, no disminuye en nada este gran defecto
te los. resortes de aquella civilización moderna tan de su teatro, que se reproduce bajo todas las for-

diversa y tan complicada, que nacia recargada con mas. Es risible ver á un sabio crítico en el ec-

tantos recuerdos y con tantos obstáculos. Pero sámen de una pieza de Shakspeare, estasiarse an-
cuando Shakspeare toca á la espresion de los sen- te la feliz confusión del paganismo de las Sílfi-

timientos naturales, cuando no quiere ser ni pom- des y de las Amazonas de


antigua Grrecia. y la

poso ni sutil, cuando pinta al hombre, es necesa- de la media edad, mezcladas por el poeta en un
rio confesarlo, jamas la emoción ni la elocuencia mismo cuadro. Puede, aunque sea mas singular,
fueron mas sublimes. Sus personages trágicos, ver en el siglo décimo octavo á un poeta célebre
desde malvado y asqueroso Ruando III hasta
el imitar sabiamente y como de propósito, aquella
el meditabundo y fantástico Hamlet, son seres estravagante amalgama que no fué en Shakspea-
reales que viven en la imaginación, y cuya huella re mas que la casualidad de la ignorancia ó el
no se borra jamas. juego de un frivolo capricho. Elogiamos á los
Como todos los grandes maestros de la poe- hombres de genio por sus verdades y no por sus
sía, tiene igual facilidad para pintar lo que hay sistemas. Hallaremos, pues, que si Shakspeare
de mas y de mas gracioso. Este genio
terrible viola frecuentemente la verdad local y la histó-
rudoysalvage encuentra una delicadeza inaudita rica, si contamina casi todos sus cuadros con la
en la espresion de los caracteres de las mugeres. dureza uniforme de las costumbres de su tiempo,
Todas las galas poéticas vienen á su pincel; Ofe- espresa, sin embargo, con admirable energía las
lia, Catalina de Aragón, Julieta, Cordelia, Desdé- pasiones dominantes del corazón humano, el odio,
mona, Imogene, figuras encantadoras y variadas la ambición, los zelos, el amor de la vida, la pie-
con gracias inimitables y una fuerza ingenua que dad, la crueldad.
no se espera de la licencia de un siglo grosero, ni Agita con la misma valentía la parte supersti-

de la aspereza de aquel robusto genio. El gusto ciosa del alma. Como los primeros poetas grie-
de que está desprovisto frecuentemente es enton- gos, ha presentado el cuadro de los dolores físi-

ces suplido por un instinto delicado que le ha- cos y ha espuesto sobre la escena las angustias
ce adivinar aun lo que faltaba á la civilización de del sufrimiento, los harapos de la miseria y la úl-
su tiempo. Aun el carácter de la muger culpa- tima y mas espantcsa de las enfermedades hu-
ble lo ha sabido templar por algunos rasgos pedi- manas: la locura. Qué hay de mas trágico, en
dos á la observación de la naturaleza y dictados efecto, que esa muerte aparente del alma que de-
por los sentimientos mas dulces. Lady Macbeth, grada una noble criatura sin destruirla. Shaks-
tan cruel en su ambición y en sus proyectos, re- peare ha usado frecuentemente de ese medio de
trocede con espauto ante el espectáculo de san- terror, y por una combinación singular, ha repre-
gre: inspira y no tiene fuerza para
el a.sesinato sentado la locura fingida, tan repetidas veces,
verlo. Gertrudis, derramando flores sobre el cuer- como la locura misma: en fin, ha imaginado mez-
po de Ofelia, escita la ternura á pesar de su crimen. clar las dos en el personago estravagante de
Eata profunda verdad en los caracteres primi. de Ilamlet y reunir en el conjunto los relámpa-
tivos y estas tintas delicadas de la naturaleza y gos de la razón, los ardides de un estravío cal-
del eecso, tan fuertemente comprendidas por el culado y el involuntario desorden del espíritu.
poeta, justifican sin duda la admiración de los Si ha nombrado la locura naciendo de la des-
críticos ingleses; pero es necesario no convenir '
espcracion, si lia ligado esta imagen al mas agu-
con ellos en que el olvido de los colores locales, do de todos los dolores, la ingratitud de los hijos.
ENSAYO LITEKARIO SOBRE SHAKSPEARE. 50&

por un cálculo no menos profundo ha reproclia- dadora creación es la incomparable escena de


do el crimen de la locura, como si el alma se Antonio, levantando al pueblo romano por el ar-

enagenase por sí misma al paso que se hace cri- tificio de su lenguaje; son las emociones de la
minal. multitud para ese discurso, aquellas emociones
Los sueños terribles de Ricardo III, aquellos tributadas siempre de una manera tan fria, tan
sueños agitados de convulsiones y de remordi- trunca, tan tímida en nuestras piezas modernas,
mientos, el sueño mas espantoso aun de Lady y que allí son tan vivas y tan verdaderas, que ha-
Macbeth, ó mas bien, fenómeno de su vigilia
el cen parte del drama y lo conducen rápidamente
misteriosa, es tan sobrenatural como su crimen: á su desenlace.
todas esas invenciones son el sublime del horror La tragedia de Coriolano es igualmente verda-
trágico y muy superiores á las Eimenedes de dera y nacida también de Plutarco. El carácter
Esquilo. altanero del héroe, su orgullo de patricio y de
Se podria notar mas de un rasgo semejante en- guerrero, su disgusto de la insolencia popular, su
tre el poeta inglés y el viejo poeta griego á quien odio contra Roma, su amor á su madre, hacen de
330 conoció el primero y que también respetaba él uno de los personages mas dramáticos de la
muy poco las leyes severas de las unidades. historia.

La audacia poética es un carácter que no hie- Hay indignas bufonadas en la tragedia de An-
re menos en Shakspere que en Esquilo; tienen tonio y de Cleopatra. El carácter romano casi
ambos la misma incuria en las formas, la misma desaparece allí; pero el cinismo de una gloria en-
vivacidad, la misma intemperancia de metáforas de la prostitución y la pros-
vilecida, ese delirio

y de espresiones figuradas, el mismo fuego de peridad, ese fatalismo del vicio que se precipita
imaginación deslumbradora y sublime; pero las ciegamente á su pérdida, cobra cierta especie
incoherencias de una sociedad que apenas salia de grandeza á fuerza de verdad. Cleopatra, sin
de la barbarie, confunden sin cesar en Shakspea- duda, no es una princesa de nuestros teatros, co-
re la grosería con la grandeza, y se cae leyéndo- mo no lo es en la historia; pero es aquella Cleo-
lo desde las nubes hasta el fango. En las piezas patra de Plutarco, aquella prostituta del Orien-
de invenciones es donde el poeta emplea con pro- te, corriendo por las noches disfrazada en Ale-
fusión esa riqueza de colores que parece que le jandría, conducida á la casa de su amante sobre
es peculiar. las espaldas de un esclavo, loca de voluptuosidad
Sus piezas históricas son menos disparatadas, y de embriaguez, y que sabe morir con tanta mo-
mas simples, sobre todo, en los asuntos modernos; licie como atrevimiento.
porque cuando él pone en escena los sucesos de Las piezas históricas de Shakspeare sobre ob-
la antigüedad, desfigura frecuentemente los ca- jetos nacionales, son mas verdaderas aíín, porque
racteres nacionales y los individuales. nunca escritor alguno, como lo hemos dicho an-
El reproche que Fenelon hacia á nuestro tea- tes, se pareció mas a su pais. Puede ser que al-
tro, de haber dado demasiado énfasis á los roma- gunas de estas piezas no sean enteramente de
nos, deberla aplicarse mas propiamente al Julio Shakspeare, sino tan solo vivificadas por su ma-
César del poeta inglés-. César, tan simple por no poderosa, como aquellas celebradas pinturas
la elevación misma de su genio, siempre habla en que el maestro da sus toques brillantes y vi-
en esta tragedia un lenguage fastuoso y declama- gorosos enmedio del trabajo hecho por pinceles
torio. Pero en cambio ¡qué admirable verdad subalternos, no tomando por su cuenta sino el
en el papel de Bruto! Cómo aparece tal como movimiento y la vida.
lo describe Plutarco, el mas dulce de los hombres Así es que en la primera parte de Enrique YI,
en vida común, lanzándose por virtud á las*
la brilla la escena incomparable de Talbot y de su
revoluciones atrevidas y sangrientas. Antonio hijo, rehusando abandonarlos y queriendo morir
y Casio no son representados con rasgos menos unidos: escena tan simple como sublime en que
profundos y menos distintos. Yo me imagino la grandeza de los sentimientos, la vigorosa con-
que el genio de Plutarco había preocupado fuer- cisión del lenguaje se acercan y recuerdan los
temente á Shakspeare y le habia puesto ante los pasages mas bellos y mas puros de nuestro Cor-
ojos aquella realidad que para los tiempos moder- neille. Pero á esta escena en que la grandeza
nos tuvo Shakspeare mismo á su alrededor. consiste enteramente en la elevación de los sen-
Pero una cosa absolutamente nueva, una ver- timientos sucede una acción tan viva cuanto lo
TOM. 11,—xxn. 65
510 ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE.

permite la libertad del teatro ingles, y los acci- venenador, asesino, tirano, en medio del horror de
dentes variados de un comba,te, multiplican bajo los peligros que ha suscitado contra él, sufre ago-

todas las formas heroísmo del padre y del bijo,


el nías tan grandes como sus crímenes, es castigado
salvados desde luego el uno por el otro, separa- lentamente sobre la misma escena y muere como
dos y matados en fin, sobre el piismo campo de ha vivido, miserable y sin remordimientos. Así,
batalla. No, nada es superior á la vehemencia el cardenal "Wolsey á quien el espectador habla
y á la belleza patriótica de este espectáculo. El visto ministro orgulloso y omnipotente, cobarde
lector francés padece solamente cuando ve allí el pcrsiguidor de una reina virtuosa, después de ha-
carácter de Juana de Arco indignamente des- ber logrado el buen écsito de todos sus designios,
naturalizado por la preocupación brutal del poe- herido por la desgracia real, llaga incurable de
ta. Pero aun estas faltas hacen parte de la na- un ambicioso, muere tan lleno de dolor, que casi
cionalidad de Shakspeare y lo recomendaban es- escita la piedad. Así, Catalina de Aragón triun-
traordinariamente á sus contemporáneos. fante y respetada en medio de
las princesas de la
En la segunda parte de Enrique VI algunos después humillada por los encantos de una
corte,

rasgos de un orden, no menos elevado, se mezclan hermosa rival, reaparece á nuestros ojos cautiva
á la tumultuosa variedad del drama. Tal es la es- en un castillo solitario, consumida de tristeza, pe-
cena terrible en que el ambicioso cardenal Beau- ro valerosa y reina aún; y, cuando cercana á mo-
fort es visitado sobre su lecho de muerte por el rir sabe el fin cruel del cardenal Wolsey, dice
rey, cuya confianza ha burlado, y á cuyos subdi- palabras de paz á su memoria, y parece probar al
tos ha oprimido. El delirio del moribundo, su menos el gozo de poder perdonar al hombre que
espanto de la muerte, su silencio cuando el rey le ha hecho tantos males. Nuestras veinticua-
le pregunta si espera ser salvado, todo este cua- tro horas son demasiado cortas para encerrar to-
dro de desesperación y de condenación no perte- dos los dolores y todos los incidentes de la vida
nece mas que á Shakspeare. Otro mérito de es- humana.
ta obra, mérito desconocido y casi imposible so- En cuanto á las irregularidades de Shakspea-
bre nuestra escena, es la espresion de los movi- re, en la forma misma del estilo, ellas tienen tam-
mientos populares, es la imagen viva de un le- bién su ventaja y su efecto. En aquella mezcla de
vantamiento y de una sedición. Allí nada hay prosa y de verso, por estravagante que nos parez-
de poeta, se oyen las verdaderas palabras que ca, la intención del autor determina estos dos

agitan á la multitud, se reconoce al hombre que lenguajes conforme con las situaciones y según
se hace seguir por ella. el asunto que desempeña.
En estas piezas históricas Shakspeare consigue La escena deliciosa de Romeo y de Julieta, el

crear situaciones nuevas. Llena por medio de diálogo terrible entre Plamlet y su padre, tenian
la imaginación aquellos vacíos que deja la histo- necesidad del encanto y de la solemnidad del
ria, la mas y se ve lo que ella no refiere, pero
fiel; verso; no era necesario nadq. de esto para mos-
lo que debe haber sido verdad. Tal es el monó- trar á Macbeth platicando con los asesinos de
logo de Ricardo II en su prisión, los detalles de que se sirve. Grandes efectos teatrales se unen
aquella horrible lucha entre sus asesinos. Asi á esos pasages tan bruscos, á esos disparates
en la pieza absurda, y tan poco histórica de Juan tan inesperados. Las frias chocarrerías de loa
Sin Tierra, el amor maternal de Constanza está músicos en una sala vecina al lecho de muerte de
manifestado con una espresion sublime y la esce- Julieta, aquellos espectáculos de indiferencia y
na del joven Arturo, desarmando con sus súpli- de desesperación tan cercanos el uno del otro,

cas y con su dulzura al carcelero que le quiere dicen mas sobre la nada de la vida, que toda la
sacar los ojos, es de un patético tan nuevo y tan ^ompa uniforme de los dolores teatrales. En
verdadero, que ni la afectación del lenguaje, tan fin, aquel diálogo grosero de los dos centinelas a
familiar al poeta, puede alterarlo. media noche en un lugar desierto, la espresion vi-

Es necesario confesar que en los objetos histó- va de su espanto supersticioso, sus relaciones sin-
ricos, la ausencia de las unidades y la larga du- ceras y populares, predisponen el alma del espec-
ración del drama permiten contrastes de grande tador á apariciones de espectros y de fantasmas
efecto, y que es indispensable realzar con mas mas de lo que pudieran hacerlo todos los hechi-

fuerza y naturalidad todos los estremos de la zos do la poesía.


condición huiuauak Así as quQ, Ricardo III en- Emociones poderosas, contrastes inesperados,
ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE. 511

terrory patético llevados al esceso de bufonería esplica como un célebre entusiasta de Shaks-
mezclada al terror y que es como la risa sardóni- peare, acusa á nuestro Moliere de prosaico, por-

ca de un moribundo. Hé aquí los caracteres que demasiado verdadero, demasiado fiel imi-
es

del drama trágico de Shakspeare. Bajo estos tador de la vida humana. Como si copiar la na-
diversos puntos de vista, Macbetb, Romeo, el turaleza fuese lo mismo que el plagio de un ta-
Rey Lean, Ótelo, Hamlet, presentan bellezas lento mediocre.
muy semejantes. Es necesario conceder un in- Shakspeare no tiene en sus comedias el defec-
terés de diverso género á las obras romancescas. to de que hemos hablado: una complicación de

Tal es sobre todo Cymbelina, producto bastante incidentes estravagantes, una ecsasperacion, una
estravagante de un cuento de Bocacio y de un ca- caricatura casi continua, un diálogo brillante de
pítulo de las Crónicas de Caledonia, pero obra verba y de talento; pero donde al autor se vé
llena de movimiento y de encantos, donde la cla- mas frecuentemente que á los personages, hé
ridad mas luminosa reina en la intriga mas com- aquí el resorte activo de sus efectos cómicos por
plicada. En fin, ese interés es también el de la fantástica bufonería del lenguage. Por el ca-

otras piezas que son como las saturnales de aque- pricho de las invenciones, se creerla ver algu-
llaimaginación tan desornada y libre. Se admi- nas veces á nuestro célebe Rabelais haciendo
ra mucho en Inglaterra la pieza que ha agobia- comedias.
do mas á uno de nuestros críticos con el peso de La originalidad de Shakspeare se muestra
su soberbia razón. siempre en la variedad de sus piezas cómicas.
La tempestad parece á los ingleses una de las Simón de Atenas, es una de las que mas llaman
mas maravillosas ficciones de sus poetas, y no hay la atención, participa del fuego satíiico de Aris-
esa energía creadora, ni esa mezcla singularmen- tófanes y de la malignidad de Luciano. Un an-
te dichosa, y de fantástico y cómico en aquel per- tiguo crítico inglés dice, que las Comadres de
sbnage de Caliban, símbolo de todas las inclina- Windsor, son la sola pieza en que Shakspeare se
ciones bajas y groseras de la cobardía servil y de tomó el trabajo de concebir y ordenar un plan.
la abyección ávida y rastrera. Pero qué encanto Ha empleado el autor en esta comedia mucho
se encuentra en el contraste de Ariel, sílfide ama- juego, verba y alegría, y se ha acercado algo al
ble y ligera tanto cuanto es Caliban perverso y dichoso prosaísmo de Moliere, pintando con colo-
deforme. res espresivos, las preocupaciones, las costumbres,
El personage de Miranda pertenece á esa ga- y la realidad de la vida.

lería de retratos femeninos tan dichosamente tra- Ningún personage de las tragedias de Shakspea-
zados por Shakspeare; pero en este la inocencia re es mas admirado en Inglaterra, ni mas trágico
nativa alimentada en la soledad lo distingue y lo que Shylock en la comedia del Mercader de Ye-
embellece. necia.
A los ojos de los ingleses. Shakspeare no so- La sed inestinguible del oro, la crueldad ávida
menos en la comedia que en la tragedia.
bresale y baja, la intensidad de un odio e<3sacerbado por
Johnson cree sus chanzas y su alegría muy pre- los ultrajes están allí trazados con una incompa-
feribles á su genio trágico. Este último juicio es rable energía,y uno de esos caracteres de muger
mas que dudoso, y bajo ningún aspecto podemos tan grandiosos bajo la pluma de Shakspeare, deja
estar de acuerdo con él los estrangeros. Ya se penetrar en esta misma obra, en medio de una in-
sabe que nada se traduce con mas dificultad á triga romancesca, el encanto de la pasión. Las
otro idioma, que una frase peculiar. El vigor comedias de Shakspeare no tienen un objeto mo-
poderoso é íntimo del lenguage, los ímpetus ter- ral; entretienen la imaginación, pican la curiosi-
ribles y patéticos de la pasión, resuenan á lo le- dad, divierten, admiran; pero no son lecciones de
jos; pero el ridículo se evapora y la sátira pierde costumbres mas ó menos encubiertas. Alguna»
su fuerza o su gracia. Sin embargo, las come- podrían compararse al Anfitrión de Moliere; tie-

dias de Shakspeare, piezas de intriga mas bien nen gracia y giro libre y poético: estos son los ras-
que de costumbres, conservan casi siempre por eos característicos del Sueño de una noche de Es-
el asunto mismo, un carácter particular de ale- tío, pieza desigual pero encantadora, en que la
gría. Por lo demás, no hay allí verosimilitud; magia suministra al poeta un maravilloso, ale-
casi nunca se vé en ellas la intención de poner gre y agradable.
en escena la vida real, y esto lo decimos de paso, Shakspeare, que apesar de su originalidad ha
512 ENSAYO LITESAKIO SOBRE SHAKSPBARB.
tomado de todas partes los giros y las formas, imi- que ha tenido de entretener á toda
el privilegio

ta también las composiciones pastoriles italianas la Europa, Walter Seot, aunque él observa con
del siglo XVI; ha sabido muy agradablemente re- una fidelidad de anticuario las diferencias de los
presentar aquellas pastoras ideales, que la Amin- usos y costumbres que Shakspeare confundía fre-
ta del Tasso bizo de moda. cuentemente, debe ser considerado como de su
Su pieza^^intitulada: As youlike it, está llena de escuela; está alimentado por aquel genio; tiene por
versos encantadores y de descripciones ligeras y estudio ó por naturaleza algo de su alegría; igua-
graciosas. Moliere en la Princesa de Elide puede la algunas veces sus diálogos; en fin, se le parece

dar alguna idea de esa mezcla de pasión sin ver- en lo mas bello de la semejanza, en ese grande ar-
dad y de pinturas campestres no naturales. Es te de crear personages, de comunicarles vida y de
un género falso, aunque diestramente desempeña- multiplicar, por decirlo así, los seres del mundo

do por un hombre de talento. Sea como fuere, con marcas que no se borran y que un solo nom-
esas producciones tan diversas, esos esfuerzos de bre trae á la memoria.
imaginación tan variados dan testimonio de la He aquí el inmortal carácter que después de
riqueza del genio de Shakspeare. Ella no brilla dos siglos ilustra y engrandece el renombre de
menos en esa multitud de sentimientos, de ideas, Shakspeare. Mucho tiempo encerrado en su pais,
de miras, de observaciones de todo género, que desde hace medio siglo es un objeto de emulación
llenan indiferentemente todas sus obras, que se para los estrangeros; pero bajo este aspecto su in-
agolpan bajo su pluma y que se pueden estraer fluencia tiene menos fuerza y menos brillo. Co-
de sus composiciones mas infelices. piado por sistema ó tímidamente corregido, vale
Se han hecho colecciones de los pensamientos nada pai'a sus imitadores. Cuando se le repro-

de Shakspeare; se le ha citado con cualquier mo- duce con una afectación de irregularidad bárbara;
tivo y bajo diferentes formas; y un hombre que cuando su desorden es laboriosamente imitado por
tiene inclinaciones literarias no puede abrirlas sin esa literatura esperimental de la Alemania que su-
encontrar en ellas mil cosas que no se olvidan ja- cesivamente ha ensayado todos los géneros y ten-
mas. Del medio de aquel esceso de fuerzas, de tado algunas veces la barbarie, como último cál-
aquella espresion desmesurada que comunica fre- culo, Shakspeare inspira producciones frecuente-
cuentemente á los caracteres brotan chispas de mente frias y disparatadas, y la naturaleza de
tal naturaleza que hacen olvidar todas sus faltas- nuestro siglo se burla de aquella rudeza que fin-

No nos admiremos que en una nación altamente ge el poeta.

pensadora, sus obras sean como fondo y la fuen-


el Cuando aun bajo la mano del enérgico Ducis,
te de la literatura. Shakspeare es el Homero de se ha reducido á Shakspeare á nuestras propor-
los ingleses; todo lo ha comenzado entre ellos: su ciones clásicas y ligado con los grillos de nuestro
dicción vigorosa y pintoresca, su lenguaje rico de teatro, pierde con la libertad de su marcha todo
atrevidas imágenes, era el tesoro á que acudían lo que tiene de grande y de inesperado para la

los elegantes escritores del siglo de la reina Ana, imaginación. Los caracteres monstruosos que in-
Sus pinturas fuertes y familiares, su energía fre- venta no tienen lugar en que moverse. Su acción
cuentemente trivial, su imaginación escesiva y terrible, su desarrollo de pasiones no puede en-
sin freno han caracterizado hasta hoy la ambi- cerrarse en los límites de nuestras reglas. No tie-

ción de la literatura inglesa. Apesar de los nue- ne su fiereza, ni su audacia; conservan la cabeza
vos descubrimientos y la filosofía, el cambio de inmóvil con los innumerables hilos de' Gulliver.
las costumbres y el progreso de las luces, Shaks- No atéis á ese gigante; dejadle sus saltos atrevi-

peare subsiste en medio de la literatura de su dos y su libertad salvage. No inutilicéis ese árbol
pais, la anima y la sostiene, como en esta misma lleno de savia y de vigor; no cercenéis sus negras
Inglaterra las antiguas leyes y las antiguas for- y espesas ramas para reducir su tallo despojado
mas sostienen y vivifican la sociedad moderna. al modelo uniforme de los jardines de Versalles.

Cuando la originalidad ha dcsminuido, se recuer- A


los ingleses pertenece Shakspeare, y con los

da con mas admiración este viejo modelo tan fe- ingleses debe quedarse. Su poesía no está desti-

cundo y tan atrevido. La huella de sus ejemplos, ó, nada, como la de los griegos, á presentar como

si se quiere, cierta analogía natural con algunos de modelo á los otros pueblos las mas bellas formas
los rasgos de su genio, es visible en los escritores de la imaginación. No ofrécela belleza ideal con

mas célebres de Inglaterra: y aquel de entre ellos que los griegos ennoblecieron las artes y las obras
——
ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE. 513

literarias. Shakspeare parece haber sido forma-


do para gozar un renombre menos universal; pe-
ro la fortuna y el genio de sus compatriotas han
Apuntes ci-onológ-icoi« j»a.i*a. la. Iiistoria de la
estendido la esfera de su inmortalidad. La len-
Creog-rafia, que contienen las épocas «le los
gua inglesa se habla en la India y en toda la mi-
principales descubrimientos, tanto terres>
tad del nuevo mundo heredero de la Europa. Los
tres como marítimos, conquistas, viag-es, fun-
pueblos numerosos de los Estados-Unidos no tie-
otra literatura que los libros de la vieja In-
dación de cindatles, &:c,, «Scc.
nen
glaterra, ni otro teatro nacional que las piezas de
Shakspeare. Hacen ir á toda costa qlgun célebre
actor inglés para que represente en los teatros de
New- York los dramas del viejo poeta inglés, que 1493. — Martin Behain, natural de Nuremberg,
construye con arreglo á este descubrimiento el
deben poderosos en un pueblo libre, y
ser tan
primer globo que ecsiste y se conoce
artificial,
ellos escitan allí mas hondas conmociones que en

los teatros de Londres. El buen sentido demo- con el nombre de globo de Nuremberg. Segun- —
industriosos y tan do viage de Colon, en el que descubrió varias de
crático de estos-hombres tan
las Antillas, entre ellas Jamaica.
ocupados, se apodera con ardor de los pensamien-
tos fuertes, de las profundas sentencias en que 1497.— Vasco de Grama, dobla cabo de Bue- el

Shakspeare abunda; sus gigantescas imágenes li-


ña-Esperanza, 20 de Noviembre.
el

1498. — El primer europeo arriba á


bajel las
songean a los espíritus acostumbrados á los mas
magníficos espectáculos de la naturaleza y á la
Indias Vasco con su espedicion
orientales. lle-

inmensidad de bosques y rios del nuevo-mun-


los
ga á Calicut 22 de Mayo. — Tercer viage de
el

Su rudeza desigual, su grosera estravagan- Colon que descubre la Tierra-Firme, hoy Vene-
do.
cia no chocan á una sociedad que se forma de
zuela y Nueva-G-ranada, y la desembocadura del
que no conoce ni rio Orinoco.
tantos elementos diversos, la

aristocracia, ni las cortes, y que teniendo los cál- 1499. — Cabot descubre las costas del E. de

culos y las armas de la civilización, carece de su los Estados-Unidos y Terra-Nova.


etiqueta y elegancia.
1400.— Pedro Alvarez Cabral descubre el Bra-

Allí, lo mismo que en su tierra natal, Shakspea- sil, funda á Puerto-Seguro.

re es el mas popular de todos los escritores, es el 1401. — El español Bastidas concluye el des-

solo poeta de quien algunos versos se mezclan en cubrimiento de las costas de Tierra-Firme.

los graves discursos del Cortereal descubre el Labrador.


la siraj)le elocuencia y
senado de América. Es sobre todo por él, por lo — Colon
1502. da el cuarto viage á Tierra-

que este pueblo tan hábil en los goces materia- Firme.

déla sociedad, parece comunicarse con ese no- 1506. — La isla de Ceilan es descubierta por
les
Lorenzo Almeida; y la de Madagascar por Tris-
ble goce de las letras que descuida y que conoce
poco; pero cuando el genio de las artes despierte tan de Acuña.

en aquellos lugares de un aspecto tan poético, no 1508. — Juan Diaz de Solis, descubre á Yuca-

hay duda que la autoridad de Shakspeare y el tán. — Sigueira de Sumatra y Malaca.


las islas —
entusiasmo por sus ejemplos reinará sobre la nue- Sebastian de Ocampo, comisionado por Nicolás
de Ovando, bogea la isla de Cuba y reconoce el
va literatura: y aquel cómico del siglo de Isabel,

aquel autor reputado tan inculto que no habia puerto de Carenas, hoy la Habana.

recogido él mismo sus obras, forjadas para que se 1510. — Toma de Groa por los portugueses, man-
representasen en teatros oscuros y groseros, se- dados por Alfonso de Alburquerque. — Funda-
rá el gefe y el modelo de una escuela política que ción de la ciudad de Puerto-Rico.

hablará el idioma dominante en la mas florecien- — Abreu y Serrano descubren


1511. las islas

te mitad de un nuevo universo. Molucas.


1512. — Ponce de León descúbrela Florida.
(Se continuará.) Fundación de Baracoa, en esta isla, por D. Die-
go Velazquez,

( Contmuará.)
La ciudad moderna que lleva en la república los sacerdotes no podiau materialmente mover
de Gruatemala el nombre que encabeza este artí- sus brazos de cansancio.

culo, está fundada en el mismo lugar donde ec- Habiéndose dado una idea del origen históri-

&istió la antigua Xelabuh, cerca de Utatlan. Xe- co de esta población de la América Central, pa-

lahub, en lengua Quiche, significa "gobierno de semos á su rápida descripción.


los diez:" y en efecto, el gobierno consistía en La ciudad está situada en la falda de unas ma-
diez capitanes, cada uno de los cuales mandaba gestuosas montañas y muy cercana al volcan que
una fracción con cierto número de personas. La se ha mencionado. El aspecto que presenta en
población de la antigua ciudad escedia, según el conjunto, es muy agradable y pintoresco, y ecsa-

cronista Fuentes, de trescientos mil babitantes. minando sus pormenores el viagero, tiene el gus-

Cuando un famoso caudillo de los Quiches, lla- to de cerciorarse de que la ciudad de Quetzalte-

mado Tecum-Umam, fué derrotado por Pedro nango e&una de las mas bonitas poblaciones de
de Alvarado, que como saben todos los lectores, América.

fué el que hizo la conquista de Guatemala, los Las calles no son anchas ni todas rectas, pero
habitantes de la ciudad de que vamos hablando, están curiosamente empedradas, y la rara arqui-

la abandonaron completamente, retirándose á sus tectura de las casas le da un aspecto muy pinto-

antiguas fortalezas del volcan de Excansel y mon- resco. La plaza principal está toda empedrada

taña de Cekxak. Los españoles entraron, pues, y se forma de la Catedral, que es un edificio deco-

á una ciudad enteramente desierta. Según un ma- rado con muy buenas obras de arquitectura, de
nuscrito encontrado en el pueblo de San Andrés las casas consistoriales y de otros edificios con
Xecul, sus espías capturaron cuatro célebres ca- elegantes corredores y portalerías. En el cen-

ciques que se llamaban Calel-Kalcn, Ahpop- tro hay una fuente llena constantemente de agua
queham, Calelahan y Calelaboy. Difícilmente el cristalina. En la ciudad hay ademas ocho igle-

lector podrá retener eu la memoria estos nom- sias, y una capilla en uno de los suburbios de la

bres. Las crónicas de esos tiempos dicen, que ciudad, y llamada del Calvario. Los Viernes
estos caciques cayeron de rodillas ante Pedro de Santos sale una solemne procesión de la Catedral,

Alvarado, y que entretanto, un sacerdote les es- recorre varias calles y llega ya muy entrada la
plicaba la religión cristiana, la cual abrazaron noche á la capilla del Calvario.

inmediatamente y de muy buena voluntad. Dos La ciudad disfruta de un escelente clima, y á


de los caciques fueron detenidos como rehenes, sus alderre dores se cultivan las legumbres, los

y dos fueron enviados á las fortalezas, A poco cereales y diferentes clases de frutas, y contiene
tiempo volvieron con una multitud de indios dis- cerca de once rail habitantes.

puestos á recibir el bautismo, hasta el grado que (Escrito para el Álbum.)


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Ijüillllilliiil

-4—^i ^^^-4—

Pocas veces ha habido en los teatros de Méxi- rece sino que lo son cuantos concurren al tea-

co una animación semejante á la que se ha nota- tro. Nosotros tenemos el mal gusto de no estar
do en el Nacional en el presente año de 1849. muy entretenidos con funciones de esa especie,

Novedades poco comunes le han dado un interés á las que no nos agrada asistir mas que una vez;

que no volverá acaso á tener en el espacio de mu- sobre todo, si forman parte del espectáculo san-
chos años. El número de funciones estraordi- deces tan de marca mayor como las gracias y ha-

narias ha sido tan escesivo, que apenas ha estado bilidades del chistoso perro Pulquito. Sea esto

cerrado el teatro unas cuantas noches, á pesar dicho sin ofensa de sus cenizas venerandas y de

de no ser mas que veintidós las que correspon- su inmortal memoria.


den á cada abono. Por fin, salimos de manos de los prestigiado-

Muy largo seria y muy fastidioso hacer una res y mágicos, para caer bajo el dominio dulce,
recapitulación minuciosa y por orden cronológi- sublime y civilizador de la música. La escena
co de cuanto ha habido en la presente tempora- cambió para nosotros: se mudaron las decoracio-
da: nuestro propósito se reduce á hablar de lo nes, y comenzó un espectáculo tan divertido, co-

mas niarcado. mo hablan sido fastidiosos la mayor parte de los

Una especie de Doctor Bürba7-o se presentó en anteriores.

las tablas con un fenómeno non descrijJío, que Con toda la anticipación que se acostumbra en

no era otra cosa que un desgraciado hombre, de semejantes casos, se anunció con gran publicidad

esos já quienes la naturaleza hace nacer mons- la venida á México de la célebre cantante Ana
hombres inhumanamente des- Bishop y de su maestro el arpista Bochsa, ca-
truosos, y que los

tinan á servir de objeto de diversión. Sin em- ballero i&c, &c. Pasamos por alto los títulos,

bargo, la noche que apareció el non descripto, una por ser cosa de poca importancia para nosotros,
indignación general se apoderó de los ánimos de que queremos irnos en derechura al grano.

los espectadores, al ver la crueldad con que lo La primera función de la Bishop no dio en su
trataba el famoso doctor americano, que lo tenia, favor resultados muy satisfactorios. Su mérito
contra todas las leyes de la naturaleza y del pais, quedó considerado como problemático, depen-
en la mas dura esclavitud. El muy señor nues- diendo esto en parte, de que se le habia anuncia-
tro echó la cuenta sin la huéspeda,y por princi- do con tantos encomios como á la primera actriz
pio de cuentas tuvo que ir á dormir en la cárcel, del Universo; y una vez entre mil queda un pú-

donde lo dejaremos, porque el desenlace de este blico satisfecho, cuando los elogios han sido estre-

negocio no pertenece ya á la crónica teatral. madamente ecsagerados. La imaginación se pre-

A principios de la temporada tuvimos algu- viene de tal modo, que es casi imposible que la

nas funciones de suertes, en que lucieron su realidad corresponda á las esperanzas que se
habilidad Rossi, y el célebre prestigiador Mr, conciben. Esto sucedió con la hermosa Ana, y
Alexander. Las entradas no dejaron de ser pin- peor suerte corrió aún su digno y corpulento
gües, gracias á la afición dominante en el públi- maestro el caballero Bochsa.
co á las diversiones de muchachos, que no pa- En los conciertos siguientes se fué rectifican-
516 TEATEO.

do el concepto del público, acabando por genera- raba;y los que no pierden ocasión de divertirse,
lizarse la opinión de que, si la Bishop no era una aumentaron la comitiva que fué al encuentro de
cantante de primer orden, si su voz se resentía Herz.
un tanto cuanto de los estragos del tiempo, era, De tan favorables resultados eran de esperarse
sí, una actriz que dominaba el teatro, cuya gracia las mejores consecuencias desde su principio; pe-
y liabilidad eran innegables, y á quien su mérito ro el diablo, que no duerme, tiró de la manta y
poco común no podia menos de asegurar al fin por el pronto lo echó todo á rodar. Herz, que
un espléndido triunfo. La seductora Ana tuvo buscaba un gran salón en que dar sus primeros
cada dia mas partidarios; recibió en cada repre- conciertos, consiguió la Lonja, é inesperto é ig-

sentación nuevos y muy estrepitosos aplausos; y norante de nuestras costumbres, adoptó las ideas

si ha dejado entre nosotros los recuerdos mas que se le sugirieron, á virtud de las cuales se im-
gratos, muy lisongeros deben de ser los que ella provisaron unas funciones aristocráticas, que na-
conserve de los mexicanos, que la dieron mues- da dejaban que desear. Habia un comité de ele-

tras del aprecio y simpatías con que aquí se dis- gantes: habia previa censura, como si se tratase
tingue á los grandes artistas.' de una ley de imprenta, dada por los retrógados:

¿Y el caballero Bochsa? El caballero Bochsa el boleto para las cuatro funciones costaba una
fué el reverso de la medalla. Su crédito iba en onza por persona, como si aquí fuéramos todos lo-

menguante: su habilidad en el arpa, indisputa- res ó Rotschilds: en suma, todo se hizo como si

ble ciertamente, tenia pocos apreciadores; y por se hubiera dejado la dirección del negocio á car-

desgracia de su mérito artístico, circularon en el go de un enemigo de Herz, que no hubiese lleva-


público ciertos rumores desfavorables á su per- do mas mira que la de perjudicarlo.
sona, que acabaron de derrotarlo. Nosotros respe- La consecuencia fué la que en buena lógica
tamos sobremanera el sagrado de la vida priva- correspondía á tales premisas. Disgustado el pú-
da, para que nos entrometamos á hablar de la blico mexicano con las disparatadas ecsigeneias á
naturaleza de aquellas noticias: nos contentamos que se le quería sujetar, se abstuvo en su mayor
con notar y porque pertenece al nú-
el efecto, parte de concurrir á la Lonja, de suerte que, eñ
mero de los hechos públicos. La prevención con- los tres conciertos dados allí, el número de fami-
tra tomó cuerpo y llegó á anunciarse
el arpista lias que asistieron, fué sobremanera escaso. Y
de una manera alarmante. Bochsa obró enton- como se repartieron gratis muchos boletos, como
ces como un general hábil: convencido de que no hubo refrescos, como se hicieron otros gastos es-
podia alcanzar la victoria, emprendió una retira- traordinarios, lejos de haber ganancias, entende-
da oportuna, y se refugió en el asiento menos mos que no hubo sino pérdidas y desfalcos.
duro, y lo que valia mas aún, menos espuesto á Por fortuna, no era aún tarde para volver al

los ataques, de director de orquesta. En la úl- buen camino, y Herz, amaestrado por la esperien-
tima función de Ana Bishop, Bochsa entró de cia, dejó la Lonja y empezó á dar sus funciones

nuevo en batalla, no ya como artista, sino co- en el teatro. No tuvo por cierto motivo para arre-
mo compositor, dándonos la música del célebre pentirse de haber seguido esta conducta, porque
Ensayo, que escribió nuestro antiguo amigo D. cuanto habían sido perjudiciales sus funciones
Joaquin Patino. En esta nueva lucha salió Boch- anteriores, fueron productivas las del coliseo.

ea mejor parado, aunque tampoco obtuvo un Grandes entradas y et'trepitosos aplausos dieron
triunfo de gran consideración. pruebas de que el pianista habia encontrado en-
El público habia empezado entretanto á admi- tusiastas y admiradores de su habilidad.
rar á una nueva notabilidad europea, al célebre Sin embargo, al cabo de algunas funciones el
Enrique Hcrz. También su venida habia sido ínteres comenzaba á decaer, y era preciso que así
anunciada con anticipación y con elogios desme- sucediera. En Europa es muy Sencillo que una
surados, publicándose su biogiafia, como se ha- misma función un número muy conside-
se repita

bia hecho con las de la Bishop y de Bochsa, lia- rable de veces, aun cuando no sea de gran méri-
rnandoselc "el rey de los pianistas," y presen- to, porque la población es numerosa y aficionada

tando los títulos á que debía su celebridad. En I


álos espectáculos: el público se renueva todas las
México hizo una entrada triunfuL Los músi- noches. Entre nosotros, por el contrarío, es muy
cos salieron á recibirlo, para darle desde luego difícil que tal cosa suceda, porque unas mismas
un testimonio de la ansiedad con que se le espe- son siempre las personas que concurren al teatro,
TEATKO. 5ir

y ni puede divertirlas la repetición de las mis- dos y estrepitosos harán estremecer el edificio; y
mas funciones, por buenas que sean, ni los recur- cuando los artistas se ausenten de la República,
sos pecuniarios de todos alcanzan para la cons- no será sin que, como el marino de cierta come-

tante ecshibicion que ecsigen esos gastos estraor- dia, hayan ganado ''Honra y provecho."
dinarios. Permítasenos presentar enfrente de este alha-
Se tocaba, pues, á iina crisis; pero la aparición güeño cuadro, otro que Antes de
es algo triste.

de un nuevo y eminente artista, salvó la situa- la venida de las notabilidades europeas, de que
ción^ como se acostumbra decir ahora, en los ne- hemos hablado en los artículos anteriores, tocó

gocios relativos á la política. Ya se supone que en el teatro, en el tímjyano, instrumento perfec-


hablamos de Franz Coenen. cionado por él, nuestro compatriota D. Carlos
Con Franz Coenen habia sucedido precisamen- Rinaldi. No
pondremos nosotros á la altu-
lo

te lo contrario que con la Bishop y con Herz. ro del genio; pero sí afirmaremos que merecen

Antes de que estos se presentasen en escena, el alabanza y aplauso la habilidad con que ha ar-
público tenia ya noticia de cuanto le era con- reglado su tímpano y la ejecución de las piezas
cerniente; respecto de aquel: antes de oirlo por la que toca en él. Sin embargo, el desgraciado Ri-
primera vez, muy pocos eran los que sabian que naldi, no pudo dar en el teatro mas que una sola

ecsistia en el mundo. Se presentaba, pues, sin función, cuyos productos fueron bastante escasos.
antecedentes ni recomendaciones: ningún recuer- El público tiene caprichos inconcebibles: uno
do le habia ganado el favor de una parte de los de ellos, y acaso el mas nota,ble, es el de no con-
espectadores; ninguna grande esperanza le habia ceder siempre franca y noble protección á las no-
concitado la benevolencia de los demás: todos los tabilidades originarias de este suelo.
triunfos iba á conquistarlos con solo la fuerza de Durante la cuaresma del año que va á termi-
su talento. nar, es decir, antes de que comenzase el año có-
Pero ese talento era de primer orden. Franz mico, al que se da el nombre de temporada, tuvi-
Coenen no hizo mas que tocar una noche en su mos óperas italianas ejecutadas por artistas me-
violin, y al día siguiente era el favorito del pú- xicanos. Trabajaban entonces las señoritas Co-
blico mexicano. Si á Herz se le oía con admi- sío,Barrueta y Mosqueira, y los señores Flores
ración, á Franz Coenen se le escuchaba con entu- y Solares. Las primeras funciones fueron bas-
siasmo. Pocos artistas han de haber obtenido tante concurridas y productivas: después, aun-
un écsito mas pleno, mas satisfactorio. Contri- que sin dejar de hacer justicia al mérito respec-
buían á pi'oporcionarle las grandes ventajas que tivo de los cantantes, decayo el interés de sus re-
presenta sobre los demás instrumentos el violin, presentaciones.
cuando es tocado con perfección. Y sobre todo, Como en México hemos tenido compañías de
lo que principalmente agradó á los espectadores, ópera, buenas en lo general, y en las que han ve-
es esa esquisita sensibilidad que conmueve todas nido artistas sobresalientes, se necesita una habi-
las fibras del corazón, cual si las recorriera una lidad no común para agradar al público. El año
por una la mano del artista, al tocar las cuerdas entrante tendremos aquí, probablemente, una se-
del instrumento. lecta compañía, compuesta de partes, que han ci-

Coenen no satisfizo menos como compositor mentado ya su reputación.


que como violinista. Entre sus obras, la que En lo relativo al ramo de verso, nunca habia
obtuvo la preferencia, fué "El Ave en el árbol," llegado á reunirse un cuadro mas completo qué
que no sin razón puede llamarse un poema, en en esta vez. Cerrados los demás teatros, que
que el autor desplega las galas de uña dulce lian corrido por cuenta de la empresa, quedó el
y
bellísima poesía. Nacional sin competidor. La compañía se for-
Los dos artistas viajan ahora por el interior mó de los actores y actrices favoritas de los me-
de la República, donde añaden nuevos triunfos xicanos: la Cañete y la Peluífo, Mata, Vínolas,
á ya adquiridos; pero dentro de pocoü meses
los Fiíbre y Castro, eran las partes principales: en-
volveremos á tenerlos en esta capital; y entonces tre las de segundo orden, se contaban la García
á nombres de Herz y Coenen renacerá el en-
los y López (Dorotea), que pueden progresar mu-
la
tusiasmo de los filarmónicos. De nuevo volverá chísimo, sí cultivan con el estudio sus buenas
el teatro á no ser bastante amplio para contener disposiciones naturales. El resto de la compañía
á los espectadores: de nuevo ios aplausos repetí- era también á propósito para la ejecución de los
TOM. II. —XXII.
518 TEATRO.

papeles que debiaa corresponderles en el reparto nos en sus autores, disposiciones felicísimas para
concienzudo de las obras dramáticas puestas en la escena.

escena. Pero no nos divaguemos, y volvamos á la co-


media nueva que ha hecho nacer estas reflec-
El resultado, sin embargo, ha estado muy le-
siones.
jos de corresponder á las esperanzas que fluian
Se titula Valentina, y es original de D. José
de semejantes antecedentes. El mal ha consis-
Ignacio de Anievas. Como el plan que nos he-
tido principalmente en dos causas bien notorias,
mos formado en este artículo, no nos permite de-
de que nos vamos á ocupar.
tenernos en el ecsámen de una sola composición,
Celos y rivalidades inconciliables, han hecho
diremos en pocas palabras que, si la tal pieza
perder el fruto que debió sacarse del escelente
distaaún bastante de una perfección completa,
conjunto de la compaüía. Los cómicos se han
hace concebir ya por su mérito fundadas espe-
dividido en dos bandos para sostener cada cual
ranzas de quien ha sabido vencer grandes difi-
por su lado, los intereses opuestos que se han he-
cultades desde sus primeros ensayos. El estí-
cho la guerra: colocado entre aquellos, el público
mulo no ha faltado al Sr. Anievas: en el teatro
ha sido naturalmente la víctima. Al hacerse la
ha sido muy aplaudido; se le ha hecho salir á la
distribución de una pieza cualquiera, el encarga-
escena; y los juicios críticos de la prensa, han si-
do de esta importante tarea, no obraba con im-
do en lo general mas bien favorables que adver-
parcialidad: aunque fuese claro como la luz, que
sos y severos.
tal papel correspondía á determinada persona,
Para el ramo del baile, vinieron contratadas de
no se le daba si era de las que estaban filiadas
Esnaña por un comisionado de la empresa, las
en las banderas del enemigo. El deseo de mo-
señoritas Sánchez y D. Antonio Martínez. Ya
lestar quedaba complacido; pero el papel salia
en México estaba ajustada nuestra compatriota
mal desempeñado. Bastaba ya saber quién era
Df María de Jesús Moctezuma, siempre bien
el encargado de la dirección de una comedia, pa-
recibida del público; y partes de por medio com-
ra pronosticar qué actores hablan de trabajar y
pletaban el cuerpo coreográfico. Los partidos de
cuáles no. En resumidas cuentas, en vez de una
costumbre dividieron al público entre la anti-
sola compañía sobresaliente, se han tenidos dos
gua y las nuevas bailarinas. Al principio, estas
incompletas y malas.
llevaron la peor parte, pues fueron fríamente re-
Por otra parte, la temporada ha sido bien es- cibidas: después, han ido poco á poco ganando
casa de composiciones notables. Entre las pie- número de éstos es hoy basiante
partidarios; y el
zas españolas originales que se han estrenado, considerable. La guerra que se ha emprendido
ninguna ha llamado la atención del público de á consecuencia de esta división, no ha sido de
una manera especial. Otro tanto ha sucedido buena ley: los de cada bando no se han conten-
con las traducciones, gran parte de han
las cuales
tado con aplaudir á su bailarina predilecta, sino
sido perversas. Esceptuamos de ese número las que han ceceado y aun silbado á la otra, naciendo
del joven literato D. Carlos H. Serán, que los
de aquí disgustos y complicaciones originales,
concurrentes han sabido distinguir con justicia especialmente de bastidores adentro.
de las demás. Antes de pasar adelante, hablaremos de laa
Ya en estos últimos dias es cuando hemos te- comedias de magia, que bien merecen algunos
nido una novedad teatral de importancia. Se renglones aparte. El público, á pesar de toda su
trata de una cosa bastante rara, de una comedia, respelahiUdad^ de mérito á que no le guardamos
composición de un mexicano. La literatura dra- la consideración debida, por la preferencia que
mática está todavía en mantillas entre nosotros, otorga en su generalidad ¿i las dichosas comedias
y los ensayos que se han hecho en esta parte, no de magia sobre otra clase de funciones. Que so
han sido felices en su totalidad. Ademas, el pú- le dé Marta la Itomarantína, 6 la Pata de. Ca-
blico, caprichoso en demasía, no ha sabido apre- bra^ y es seguro que el teatro estará mas concur-
ciar con buen criterio, las obras de esa especie rido en la vigésima representación, que no la se-
/jue se han sometido á su juicio: indulgente en gunda de un drama interesante, ó de una buena
demasía con algunas, á las que ciertos buenos comedia, seria ó de costumbres, Y después do
dotes no hubieran debido salvar, ha sido severo esto, vaya vd. ú apelar al buen juicio del público.
en estremo con otras, que anunciaban por lo me- ¡Triste condición la del autor dramáticol Ese

TEATRO. 519

público es el que ha de pronunciar el fallo sobre 1516. El portugués Fernando Andrade des-

sus obras; y por cierto que su juez suele ser in- cubre las costas de la China.
competente las mas veces. —
1518. reconoce
Grrijalva de Méxi- las costas

Para concluir dignamente una temporada tan co. — Fundación de Panamá por D. Pedro Dávila.
fecunda en acontecimientos, se espera aquí den- — Conquista imperio mexicano por
1519. del

tro de niuy pocos dias la célebre compañía Mont- el valeroso español Hernán —Magallanes Cortés.

plaisir,que actualmente está trabajando en Ve- reconoce y pasa el estrecho de su nombre, entre
racruz, donde se ha detenido para dar algunas la Patagonia y la Tierra del Fuego.
funciones. Esa compañía viene precedida de una 1522. —
Vuelta de Sebastian del Cano, natu-
celebridad, que nadie hasta ahora ha puesto en ral de Guetaria, á S. Lúcar de Barrameda, del
duda: todos, por el contrario, convienen en los ma- viage que en compañía de Magallanes y Solis

yores elogios de las partes principales de que se (que murieron en la espedicion) dio alrededor

compone, y en especial Madama de Montplaisir: á del mundo; habia salido de Sevilla el 1. ^ de

quien se ha llamado hasta la rival de Fanny Esler, Agosto de 1519.


y del Coby, que parece ser un eminente gracio- — Publica Copérnico su opinión con
1524. res-

so. La pronta venida de esos bailarines á esta pecto mecanismo


al mundo. del
capital, nos hace esperar que acaso podremos 1525. — Gromez y descubren
Aillon, Nueva- la
hablar de ellos, después de haberlos visto, en uno Escocia ó Acadia.
de los siguientes números del Álbum.
pinta un tanto ó mas
— Conquista Perú, por Francisco Pi-
1525. del
La prócsima temporada zarro, natural de en Estremadura.
Trujillo,
rica que la que va á acabar. Volveremos á oir
— Saavedra descubre Nueva-G-uinea.
1528. la
de nuevo á la Bishop, á Herz, á Coenen: tendre- 1534. —Descubrimiento de por la California,
mos probablemente una buena compañía de ópe- Hernán —Fundación de Cartagena en
Cortés. la
ra; y aun cuando los ramos de baile y verso no Nueva-G-ranada, por D. Pedro de Heredia.
mejoren, sino que se encuentren bajo el mismo —Funda Pizarro á Lima. — Diego Alma-
1535.
pié en que hoy se hallan, el público podrá es-
gro penetra en Chile y rechazado pores los in-
tar muy bien servido con solo que cesen sus ri-
dios Araucanos. — Cartier reconoce Canadá. el
diculas rivalidades de bastidores, y que haya me- 1536. — Fundación de Popayan.
jor gusto para la elección de las piezas,
originales como traducidas.
tanto
—Quesada
1538. á Santa Fé de Bogo-
edifica

tá, en América Meridional


la
[Escrito pura ei Álbum,] 1541. — Orellana descubre curso A- el del rio
mazonas. — Antonio Faria Souza y Fernando
Méndez, reconocen el reino de Camboge, en la
CSi.I^C25C^MS2.^\.£P^a.í^ÍLo
Indo-China.
^^^ 1543. —El Mississipí es descubierto por Mos-
Apuntes cronológ-icos para la liistoria do la coso de Alvarado,

Creografia, que contienen las épocas de los


1553. —Descubren los ingleses el mar Blanco.
principales descu1>riiinientos, tanto terres- 1554. —Fundación de la ciudad de Gruanajua-
to en México.
tres como marítimos, confjinistas, Tiag-es, fun-
dación de ciudades, &:c., «Scc.
1556. — Steven Borrougt, descubre el estrecho
de Vaigat.
-«S^*
1567. —Mendaña Márquez de Mendoza, des-
cubre las islas de Salomón. —D. Diego de Losa-
15 IB. —Vasco Nuñez de Balboa atraviesa el
da funda á León de Caracas, capital de la repú-

itsmo de Panamá, y es blica de Venezuela.


el primer europeo que ve
el Océano Pacífico. 1578. — La Siberia fué conquistada por el co-
1515. — Juan Diaz de Solís descubre el rio de saco Yermak.
la Plata. —Pérez de la Rúa, reconoce las costas 1585. —John Davis descubre el estrecho de
del Perú.— Fundación de la ciudad de la Haba- su nombre.
na en la costa del S. de la isla de Cuba; y se
traslado al punto en que hoy dia se halla, en 15 19.
( Contimiará.)
"==^^^^^=—

Ün dia, las flores dispersas por el mundo se ba el compás con una varita de oro incrustada
reunieron como se reúnen las hermosas en uno de diamantes.
de esos primorosos jardines de Tacubaya. Los músicos tocaron una polka de Herz, un
Las ñores babian tenido sus diversas aventu- wals de Marzan, otro de Aguilar y las cuadrillas
ras. Una se babia encerrado en un frió claus- de Lucrecia y de la Lucía.
tro,' la otra babia sido engañada por un amante Después de bailar algunas cuadrillas y contra-
infiel, la otra babia sido berida, la otra babia te- danzas, las flores se sintieron fatigadas. Cómo
nido zelos ó envidia. es posible, se preguntaban unas á otras, que ha-
Las flores se contaron mutuamente sus aven- yamos encontrado placer en el baile. Campanilla
turas, lloraron, suspiraron, rieron como, unas lo- no comprendía por qué causa se babia apasiona-
cas. Eran todavía berraosas; sus perfumes ba- do tanto por los bailes de máscara. Todos estos
brian podido desvanecer á la cabeza mas fuerte, pasos, decia la azucena, no valen los dulces ba-
sus atractivos convidaban al amor, su amabilidad lancés que me imprime el zéfiro.

y sus gracias ppdriau cautivar los corazones mas Tiene razón, repitieron todas sus compañeras.
belados Vamos á suplicar á la Encantadora que ponga
Las flores resolvieron bacer un baile, para ce- fin á nuestra metamorfosis y nos vuelva á los
lebrar su reunión antes de volver á tora_ar su for- dulces abrazos del zéfiro.
ma primitiva. La Encantadora de las_ flores ba- La réitia Margarita presidia en este momento
bia mandado construir un salón magnífico; pero una rápida galopa, que le fué forzoso interrumpir
nos escusarémos de describirlo, puesto que las para reunirse á sus compañeras, que se adelanta-
flore.s no entraron en él. Prefirieron bailar al ban hacia la Encantadora.
aire libre. Al reconocer su antiguo asilo, al primer, senti-
Es verdad que el aire libre de los países de miento de alegría sucedió muy pronto el del
las Encantadoras, no se parece en nada al de temor y de la duda. ¿De qué manera las acoge-

nuestros climas. El cielo está tan cercano de la rla la Encantadora? Ninguna de ellas se atre-

tierra, que parece una bóveda tachonada de. es- vía á tocar la puerta del jardín.
trellas: el viento es tan cariñoso y tan ligero, que De repente la puerta se abrió y la Encanta-
una gasa invisible. Las flores,
se diria que era dora apareció.
ademas, creyeron que una vez que entraran en el Entrad, pobres bijas mias; venid á tomar cerca
salón, tendrian que acordarse de la tierra y con- de mí el lugar que nunca habríais debido dejar.
vidar á algunos profanos. El clarín de las selvas se paró sobre la espal-
Millares de luciérnagas y de cucullos volaban da de la maga. Vuela, gentil mensagero, dijo
por todas partes como una moviente iluminación. ésta, y condúceme á las pobres flores descarria-
Nada era mas curioso que el ver á estos gracio- das que no pueden encontrar el camino de la

sos insectos describir sobre la cabeza de las bai- patria.

larinas curvas luminosas. El pájaro agitó sus alas de Turquesa y tomo


La orquesta comenzó. Era enteramente com- su vuelo.
Durante todo jardín se abrió
el dia, la reja del
puesta de ruiseñores, de calandrias, de zenzontles
y so cerró mas de veinte J^as flores en-
veces.
y de gorriones, miembros todos del conservatorio traban por bandadas. En la noche, dos ó tres
de la Encantadora de la música. El clarín de perezosas faltaban solamente al llamamiento.
laa selvas era el maestro de la orquesta y marca- Todas se arrodillaron delante de la Encanta
">^-f'

~Rema Margarita

Lirio, Campánula, AH>ohol.


Campanilla Onsíra,
'
Espuela de Caiallero,

l^^flíLlI

CUMPLIDO Editor
— —
EL BAILE DE LAS FLOIIES. 521

dora, y no hubo una que no se aver-


sola de ellas, heroísmo. La fiesta, el torneo, la caballería, pro-
gonzara de las faltas que Labia cometido toman- ducían toda la gentileza italiana: aquella pronta
do la figura de muger. disposición de los varones á sacrificarse por las
La Encantadora no pensó de ninguna manera damas; aquella afición á empresas arriesgadas con
en vengarse de la ingratitud de las flores. el fin de salvar la inocencia, de una opresión po-

Cuaudo la frescura comenzó á descender del derosa; aquellas pruebas de Dios, invocadas en
cielo con las sombras, la Encantadora reunió en los juicios, eran, pues, las primeras palabras del
su palacio á todas las flores. Derecho Moderno que salia de la barbarie de
— Hijas mias, les dijo, podria ahora daros una una fuerza brutal. Boj^^ardo cantó el tiempo y
lección moral; pero no haré tal cosa, pues leo produjo el primer poema heroico de Italia. Dan-
en vuestros corazones el arrepentimiento, y él te invocó el infierno, el purgatorio y paraíso para
os dice todo lo que yo no podria decir. En lo de castigo de los güelfos y gibelinos de su época.
adelante os contentareis con ser flores. Si algu- Boyardo se elevo á mayor altura y cantó el na-
na de vosotras quiere de nuevo ser muger, no tie- cimiento, por decirlo así, de la Europa moderna:
ne mas que decirlo, y sus deseos serán cumpli- su Orlando enamorado^ es la Iliada de la edad
dos en el acto. media, son las batallas donde se ha fundado nues-
Si alguna vez habláis con las mugeres, decid- tra civilizaeion.
les que siempre que quieran salir de la esfera so- El sitio de París sucede al de Troya; Angéli-
cial en que viven, traspasando los límites de la ca está en lugar de Elena, los Kados y Magos
virtud, no tendrán otro fruto que la desgracia y en el de la Divinidad; la superstición y creencias
"los remordimientos. F
A. vulgares suceden á las fábulas mitológicas, y los
nombres de Mandricardo, Grradasso, Sacripante
y Agramante de los aldeanos de Scaudiano, á los
de Agamenón, Aquiles, Ayax, Ulises &c., &c.
Un siglo de erudición y sutileza platónica y
Resalta en fin, una mndanza de ideas y hechos
aristotélica habia sucedido al Dante: la bellísima
que representan otras impresiones, y que desde-
lengua italiana, realzada por este divino escritor
ñando lo estraño describe lo que es propio. De
á su último grado, habia decaído. Los prófugos
este modo el canto no es solo melodía, sino que
de Grrecia, estableciéndose en Italia, importaron
la dulzura que el alma esperimenta es superior,
en ella el amor á las antiguas doctrinas; y los ita-
llena de memorias y acontecimientos nacionales y
lianos, viviendo mas bien de memorias qu9 de es-
victorias gratas al corazón: es el reflejo de un ra-
peranzas, coincidian y con ellos participaban de
yo que estalló, es el relato de las proezas de nues-
igual fervor, sin fomentar en cierto modo á la li-
tros padres, y si puedo así decirlo, es el blasón
teratura propia. Aquel fervor, que así puede
poético de nuestra nobleza.
llamarse, que se dirigía al saber antiguo, hacia
Quedóse el poema en el noveno canto del li-
desenterrar y pagaba á carísimo precio antiguos
bro tercero, porque la muerte impidió su conclu-
códices; y emprendiéndose por su influencia, lar-
sión á Boyardo. La publicación de los prime-
guísimos y dispendiosos viages en pos de un ma-
ros libros aconteció en 1485, antecediendo el
nuscrito griego o latino. Embriagado el ingenio
de esta espansion literaria, se apoderaba de las
Margante del pulci. —
Boyardo no solo es poeta:
es gran poeta; pero la lengua corrompida ó aban-
reliquias de la ciencia antigua, y las presentaba
donada que entonces se usaba, contribuyó á que
de modelos á la juventud italiana. En el ínter
sus versos carezcan de número y elegancia con
la Verginella (*) que Dante, Petrarca y Bocacio
frecuencia: sin embargo, la variedad de los episo-
hablan empezado á educar amorosamente para
dios, la naturaleza de la frase nos hacen apacible
su gloria futura, yacia olvidada, y sus gracias
eran desatendidas por aquellos entendimientos y grata su lectucra. Muchos han intentado con
tinuar el poema, y solo Berni lo ha conseguido
conmovidos ardorosamente por otros objetos. No
se le dedicaba una sonrisa, cuando se levantaron

realizar. Boyardo, perfectamente instruido en la
lengua griega y latina, tradujo y compuso mu-
Policiano y Mateo María Boyardo: acompañaba
al primero la dulzura del Petrarca y la encanta-
chas obras en ellas. En italiano formó composi-
ciones varias en tercetos y sonetos, y una come-
dora belleza griega del Anacreonte; el segundo no
dia titulada Timone, la primera que vio Italia
atendió tanto á la gracia material, sino que en-
después del reuncimiento de los estudios, lo que
derezó su ingenio á un punto mas sublime. Dan-
también fué gloria suya. Era de nobilísima pro-
te habia creado el mundo italiano, y sobre él es-
sapia: pero no nos ocuparemos del hombre, sino
parció bellas luces: aquella luz, belleza del suelo
nativo, ó no la sufrieron, ó la despreciaron los
de su genio. La medalla que se acunó en su
honor el año de 1490, contenia su efigie, con
ingenios.
está inscripción: Mait. Mar. Bojardus, Ó. S.
La turba griega y latina, la mitología hizo bár-
baras todas las composiciones, y sin embargo en
MCCCCXC; y al reverso se veía á Vulcano
tal caos, en la edad media estaba el germen, el y Venus, y este mote:— Amor. Vinzif. Omnia, alu-
sivo á la fuerza del amor descrita por él en su
origen de nuestra grandeza. En aquella feudal
Orlando enorado. y causa de las empre-
üe todas Jas
lucha se hallaba la perfecta semejanza de nuestro

.,

sas de la edad media. Boyardo murió en 30 de


(*) Diminutivo de Virgen. '
~ Diciembre de 1494 en la ciudadela de Begio.
jhe*»®:®:hbb_ naskSLUB^a.». :s^j^í3"MLJ:EaL^D^i^®©€az:3SM:«

[continua.]

'^^^^4^^-^-

^taito. — Qllameíía. — ípaBco. — (Sljinampas»

México no mas que una sala para los es-


tiene al del mas insignificante de los teatros europeos
pectáculos Es un edificio bien construido y y los actores generalmente malos *.

de una dimensión considerable. Su forma inte- La sala está alumbrada por candeleros de bra-
rior es la de una Herradura de caballo que se es- zos que sostienen un
número de lámparas
cierto
trecha en el escenario, el cual es demasiado es- de vidrio y este alumbrado es mas agradable de
tenso para las representaciones. El anfiteatro o lo que era de esperarse. El teatro está abierto
lugar donde están los espectadores, consiste en todas las noches, y los domingos y dias festivos
cuatro órdenes de palcos que se arriendan, ó por hay dos representaciones. Estos dias la paga es
un mes una temporada. Cada palco está
ó por doble.- Sin embargo, este establecimiento producía
provisto de sillas mas ó menos lujosas según el tan poco que en esta misma época, que se anunció
gusto ó la fortuna de los propietarios. Si los asien- la clausara definitiva del teatro, y México iba á que-
tos estuviesen ocupados por una concurrencia es- dar privado de las diversiones dramáticas f. Poco
cogida el efecto seria imponente porque la ba-
laustrada del palco, apenas tiene un pié de eleva- * Los lectores de México podrán conocer fácil-
ción y por consiguiente se puede ver la concur- mente la diferencia tan notable que hay en el ramo
rencia perfectamente. El patio tiene tres divisio- de teatros. La orquesta es magnífica, las decora-
nes y en cada una se paga un precio diferente. Clones semejantes á las de los mejores teatros, el

Los asientos están separados por unos brazos y alumbrado espléndido y los actores en lo general
numerados *. Esta práctica, á pe.sar de lo cómoda muy buenos, sin tomar en cuenta la hermosura del
que es, seria difícilmente admitida en nuestros teatro, superior al famoso teatro de Tacón en la Ha-
teatros,donde reina la costumbre de que la gente bana. — i¿J¿.
esté aglomerada en los patios. Al Sr. Parish Robertson que hace poco tiem-
t
La orquesta de México es mediana, las decora- po estuvo en la capital, oimos decir que en una no-
eiones, los trages y la maquinaria son inferiores che de concierto en el Teatro Nacional ningún es-
trangero tendria que estrañar á la Europa. Las
* Vemos que en el teatro nunca ha existido señaras se 2Jresentan Jioy con hermosos trages blan-
esa diferencia dejrrecios en el patio á escepcion de cos y vestidas conforme á las últimas estampas de
la época en que este local se llamaba mosquete. Paris. Ninguna de ellas fuma, ni durante la re-

Entonces no, kfdña asientos, y por la baratura con- presentación, ni en los intermedios, y los hombres
curriala clase pobre, que veía en pié las represen- aparecen con elegantes trages y guante blanco. —
taciones. —RE.. RR.
VI AGE A MÉXICO EN 1823. 523

tengo que decir de la concurrencia, gracias al ricas campesinas, se encuentran allí esactamente;

cambio que lia sufrido esta ciudad, en otro tiempo los unos para cortejar, y las otras para ser corte-
tan opulenta y tan brillante. La décima parte de jadas. Los gentiles-hombres, tienen una comi-
la sala estaba vacía, y entre la concurrencia habia tiva de doce ó á lo menos de seis esclavos negros,

muy pocas señoras, y estas muy mal adornadas, vestidos con brillantes libreas encarnadas, llenas

con escepcion de una joven de gran distinción de galones de oro y de plata; con medias de se-
que tenia un paquete de plumas en la cabeza. Dos da sobre sus piernas negras, rosetas en los zapa-
ó tres chales de crespón de china, eran los úni- tos,y su espada al costado. Las señoritas tienen
cos artículos de tocad'or que no fuesen negros, en también su comitiva competente de doncellas co-
toda la sala. Con pocas escepciones los dos secsos lor de ébano, que con sus brillantes y blancos
se entregan durante el espectáculo ala cq^tumbre adornos, parecen, como dice el proverbio español,

favorita de fumar, aun en los palcos. Según Ad- vioscae sn leche. Hay otra diversión para las gen-

dison, lasmugeres que saben servirse de su aba. tes de á caballo y de coche, que se llama el Pa-
nico poseen un instrumento muy peligroso para seo, y es generalmente frecuentado los domingos
los corazones. Si esto es cierto, muy difícil es es- y dias festivos. Tiene como dos millas de largo,
capar á una belleza mexicana que se encuentra plantadas de una doble hilera de árboles. Mul-
doblemente armada con el abanico y el cigarro. titud de jóvenes bien montados y vestidos ele-

Mas de un héroe, después de haber afrontado los gantemente, desplegan con ventaja en este lugar
fuegos de Waterloo y de Trafalgar, huirla delan- su habilidad en montar pequeños, pero muy bo-
te de una hermosura que lanza torrentes de hu- nitos y briosos caballos, ün gran número de
mo por boca y por las narices, y que se muestra
la elegantes coches aparece en estas ocasiones; pero
en medio de una nube de verdadero tabaco de la no he visto entre todos ellos, mas que una sola

Habana. calesa abierta, y dos quitrines. La calzada ter-


La última vez que visité el teatro de México mina en un puente por donde pasa el canal de
me encontré con Mr. Luis Sultzen, agente de la Chalco. Los coches van lentamente uno tras
compañía del Rhin. Habia visitado esta ciudad otro, de suerte que no es posible ver sino á los

cuarenta años antes, durante el gobierno del vi- que pasan muy de cerca. Esta ridicula costum-
rey G-alvez, y el deplorable cambio que notó en el bre, impide que pueda admirarse la linda figura
teatro que habia visto lleno de espectadores mag- y los pequeños pies de las mexicanas.
níficamente vestidos, le causo una penosa impre- "Después de todo lo que se me habia dicho del
sión. En presencia del virey, estaba prohibido Paseo, fui menos sorprendido de lo que esperaba;
fumar; mas para no privar á los mexicanos largo pero el espectáculo de los indios que regresan en
tiempo de ese placer, se bajaba una cortina en los canoas por el canal de Chalco de sus pequeñas
entreactos, y entonces cada uno podia encender escursiones, me recompensó ampliamente. Du-
su cigarro. rante las hermosas tardes de la estación de se-
La Alameda o paseo público, situada al Nor- cas, los alrededores de México presentan una es-
te de la ciudad, no es digna, en mi concepto, cena de alegría y de movimiento difícil de en-
de compararse á los establecimientos que ya contrarse en otra parte. Cientos de canoas de
he citado. Consiste en calzadas enlosadas y diferentes tamaños, la mayor parte cubiertas con
adornadas de fuentes y de estatuas de muy mal un toldo y llenas de indios con la cabeza corona-
gusto. Los paseadores de á pié, generalmente da de flores, pasan en todas direcciones. Cada
no son muy brillantes, y los que se pasean en co- canoa tiene su músico, que sentado en la proa,
che apenas son vistos. toca la guitarra mientras que la concurrencia
El padre Tomás Gage describía como sigue la baila y canta, ó mejor dicho, hace las dos cosas á
Alameda, tal como la vio hace doscientos años. un tiempo. Este cuadro de inocente alegría, se
"Los galanes de la ciudad se muestran todos muestra difícilmente en las ferias campestres de
los años, losunos á caballo y el mayor número otros paises.
en coche, á cosa de las cuatro, en un lugar agra- "Acompañé al coronel Campbell, gentil-hom-
dable y sombreado por árboles, que se llama Ala- bre inglés que hacia algunos meses habitaba en
meda. Este lugar se parece un poco á Moor' México, á una pequeña escursion de caza en el
fields, y dos mil carrozas llenas de caballeros muy canal. Nuestra intención era visitar el lago de
peripuestos y galanes, de hermosas damas, y de '
Chalco; pero notamos, mirando los pocos progre^^
524 VIAGE A MÉXICO EN 1823.

sos que hacíamos, que seria necesario mas de un Aceptamos la comida del tendero, y en compen-
-dia para llegar. Así, nos vimos obligados á re- sación le regalamos una botella de vino de Made-
nunciar á nuestro proyecto. El canal está prac- ra. May satisfechos de nuestro paseo, visitando
ticado en medio de sabanas ó praderías inunda- las casas de. campo y pueblecítos de la orilla del
das, muy semejantes á las de las Antillas, donde canal, y admirando la destreza con que son diri.
la vegetación es siempre rica y abundante. Va- gídas las muchas chalupas y canoas que navegan
rios pueblos pequeños bordan las riberas, y en por estas aguas, regresamos á la ciudad, prome-
ellos vimos algunos indios ocupados en coger tor- tiendo estender en otra ocasión nuestras cscursio-
tugas. Tomamos tierra á un cuarto de legua de nes por estos sitios tan pintorescos."
una iglesia á la cual conducía un camino elevado.
Entramos en una aldea de indios por un puente
teclio con troncos de árboles, y nos encontramos
Este hermoso establecimiento ocupa uno de los
en medio de las casas, antes de que nadie hubiese patíos del palacio víreynal y aunque colocado en
notado nuestra presencia. Los primeros que nos medio de una gran ciudad poblada, las produc-
vieron fueron unos muchachos que arrojaron un ciones vegetales crecen con un vigor perfecto. El
estrangero encuentra allí un refugio delicioso
grito de espanto, y corrieron á esconderse. Una
contra los rayos de un sol ardiente, y el botánico
-alarma general se difundió, y todas las mugeres
ó el admirador de las bellezas naturales, un re-
aparecieron en las puertas, asustadas coa la vista galo tal que ninguna parte de la Nueva-España
de dos estrangeros. Mgunas preguntas amisto- puede ofrecerle. El jardín está ordenado al es-
sas, y algunas piezas do moneda dadas á los chi- tilo español, con calzadas llenas de uno y otro la-

euelos que se atrevían á acercarse, disiparon do de macetones de flores. Estas calzadas son
mas frescas por la cantidad de plantas enredade-
prontamente su miedo. Una india joven y bas-
ras que trepan por los árboles y que van á for-
tante bonita, á cuyo hijo le había yo dado una mar al centro un pabellón, debajo del cual hay
moneda, nos rogó que entrásemos á su casa, y una fuente llena de agua cristalina. De esta fuen-
notando que yo miraba con atención sus muebles, te parten pequeños arroyos, que corren á esparcir
la frescura á todas las partes de este pequeño pa-
se apresuró á esplicarnos el uso de cada cosa, y raíso, y á vivificar multitud de plantas descono-
obligó á sus otros hijos á que salieran de los rin- cidas para un europeo, que las ve desarrollarse
cones donde se habían escondido, y nos diesen la al aire libre en este clima de primavera eterna
y
mano en señal de amistad. ecshalar sus perfumes sin el socorro de la mano
del hombre. ¡Qué diferencia de su rico y brillan-
Este lugar estaba rodeado de chinampas, que
te aspecto con el de las plantas ecsóticas y ena-
66 han llamado por algunos jardhus flotantes.
nas de nuestros invernáculos!
El marido de esta mugér trabajada en uno de Las manzanas, las peras, los duraznos crecen al
estos jardines, y lo llamó para que nos lo ense- lado de los ahuacates y de los deliciosos zapotes.
ñara. Son islas artificiales de cosa de cincuenta El famoso árbol de las manítas, que en alto
grado ha eseítado la curiosidad y el ínteres de
ó sesenta tocsas de largo, y cuatro ó cinco de an-
los botánicos, crece con una grande perfección.
cho. Estas, separadas unas de las otras por ca-
He adquirido algunas imitaciones en eei*a de es-
nales ó acequias de la anchura de una ó dos va- tos frutos curiosos y de algunas especies de cac-
ras, y aglomerando la tierra de estos mismos ca- tus estraordinarias y todas indígenas de México

nales, están elevadas cosa de media vara del sue- que abundan en esto jardín.
Un número infinito de lindos pájaros frecuen-
lo. En cada una de estas pequeñas islas, hay un ta este sitio encantador, y como no son nunca
jardín lleno de hermosas y de buenas le-
flores molestados se muestran mansos en estremo. El
gumbres. El mercado do México en gran parte 3 de Abril vi el primer pc'tjdro mosca, que no ha-
está surtido do estas chinampas. Nos entretuvi- bía yo vuelto á ver desde mi partida de Jamaica.

mcs, con gran sorpresa de los naturales, tirando


Un mes después estos encantadores pajarillos vi-
nieron en gran cantidad, y sus deliciosas evolu-
al vuelo á algunos pájaros que volaban por los
ciones añadían un nuevo placer á los muchos que
jardines. so disfrutan en esto establecimiento. Me procu-
"Después de haber darlo una ojeada á la igle- ré semillas de los árboles y plantas mas notables

RÍa, volvimos á entrar en el pueblo, que tiene una de este jardin que se encontraben en flor en la
época en que lo visité. Estas semillas están aho-
casa de muy buena apariencia, y una tienda, cuyo
ra en una tierra inglesa y parecen prosperar ba-
dueño nos invitó con unos vasos de csceleute jo los cuidados de Mr. Tato, en el jardin botáni-
pulque, y como estaba muy fresco, no tenia el co de la calle de Sloano en Londres.
olor desagradable que repugna á los estrangeros. (Traí'ucidc.)
Ihñlk-ñÚñk

CUMPLIDO Editor
LOS PRIMEROS ENSUEÑOS.
-=l-*^|®«-l>-

¡Amor! inspiración confusa de la felicidad la muger el prólogo de su verdadera historia, son


de los arcángeles; tú, que en el albor de nues- la planteacion del problema de su felicidad, que
tra ecsistencia brillas como la mas bella de to- no se sabe cómo resolverá el destino. Son ¡ay!

das nuestras ilusiones, nos sonríes como la mas frecuentemente la pérfida senda de flores que las

cierta de todas nuestras esperanzas, tú, que en conduce al desengaño ó al remordimiento.


el ocaso de nuestra vida alumbras remoto como Al escribir la historia de la sensible Rosa, y
el mas hechicero de todos nuestros recuerdos; encontrarme al frente de ella sus primeros en-
guia mi pluma y vivifica mi influencia para reve- sueños de amor, me pareció que me acercaba á
lar tus misterios en el corazón de la mugei". una de esas hechiceras grutas que tienen á su
Puede la pluma del bardo de la naturaleza re- entrada árboles, tejiendo sus tallos y formándoles
producir la pompa magnífica con que se anuncia cortinages vistosísimos; fuentes de aguas vivas á
la aurora de los cielos; puede el pincel atrevido su pié, y aves sonoras revolando en su torno; des-
del artista hacer este espectáculo palpable á los pués, petrificaciones que reverberan con la luz, real-
ojos de los mortales, ¿pero á qué talento, por zando los hechizos de los palacios de cristal y de
privilegiado que sea, le es dado pintar los primeros oro. ¿Luego? las tinieblas, los abismos, sendas tor-
sentimientos del amor? Cuando á su risueño y tuosas y desconocidas que llevan á la muerte
deconocido anuncio despierta el alma , brotan Lo vi, y me estremecí: en esa sola historia creía
nuestras primeras ilusiones, ensaya su vuelo de leer el inecsorable destino de todas las mugeres,
águila nuestro pensamiento adormecido, se puri- yo las habia amado por educación y por ternura:
fican y estienden todas las facultades de que esta- su infortunio las embelleció á mis ojos. Preciosa
mos dotados, que nacemos á esa vida espiritual, mitad del linage humano: muger, si en el fondo
que como nos anticipa el conocimiento de ese de tu alma gime la desdicha como en las hondas
mundo superior en que los goces purísimos del al- tinieblas de un calabozo un reo, llegue á tí mi voz,
ma son inestinguibles y eternos. sigue esta historia; pero si eres feliz, si del amor
¡Amor! cuando en nuestro interior brotas y re- tan solo conoces la dulzura, pasa estas páginas,
verberas dulce y apacible, como la luna lleaa en cuida con diligencia tu ignorancia; sabe ¡oh mu-
las olas tranquilas del lago; cuando acrisolado ger! que en la vida muchas veces la ignorancia
de las afecciones terrestres tiendes á esa comu- es nada menos que la felicidad.
nicación íntima y sublime de las almas, entonces Rosa nació á la vida del gran mundo entre los
elidioma del mortal no puede seguirte; necesi- arrullos dulcísimos del amor maternal, la ala-
tamos engrandecernos sobre nosotros mismos pa- banza á su hermosura, la circuía como nubes

ra comprenderte; tenemos que recurrir á las va- blancas de incienso purísimo; sin dejar su túnica
gas é incompletas percepciones del espíritu para de virgen, percibía esas inquietudes, ese instinto
hacer que se te distinga como entre nubes. de aislamiento y de debilidad que hacen que la
Estos ensueños, que quiere y no puede siquiera muger busque un arrimo, todas las voces que lle-
indicar violentada la pluma impotente, por mas gaban á sus oidos iban vibrando con la delicada
que parezcan la invocación del mas
poeta, por armonía de la lisonja, y el baile irritante, y las
que el desengaño ridículo los presente como los miradas de fuego de sus adoradores, y sus pro-
delirios de una imaginación visionaria, son para testas, al parecer tiernas y sinceras, y las pintu'
TOM. II. —xxin. 67
526 LOS PRIMEKOS ENSUEÑOS.

ras del amor, poetizado por las otras jóvenes in- escusas de las mamas; aquellos secretos con las
cautas que la rodeaban, le producían esa alusión amigas, aquella lectura de cartas; riendo, comen-
divina, ese mundo de luz y de perfume de tan va- tando, burlas recíprocas
y alusiones picantes;
rias y encantadoras fases, que apenas en medio aquellas discusiones ocultas; el temor de que al-
de la' ventura osamos creer cierto, y que después, guno nos sorprenda; el ocultarse al menor ruido;
en medio de nuestras lágrimas, le llama nuestro el reírse de la ecsageracion de esta, de la aventu-
desengaño ensueño de amor. ra de aquella; los rail planes para conseguir un
fin Tal era Rosa, tales eran sus primeros afec-
II.

tos.
EL CIRCULO MÁGICO. Su nombre aparecía tras el velo de algún sono-
Algún viejo rastrero y corrompido, algún jo- ro seudónimo en los cantos de un trovador lison-
ven gastado, de esos que se anticipan á fuerza de jero, que apenas tartamudeaba una que otra re-
malicia y de vicios, la aridez y el desencanto de tumbante palabra en su presencia. Un filarmó-

la decrepitud, veian á Rosa y sonreían sarcásti- nico la aturdía con sus valses sensuales, y un mi-
cos á su inocencia, y como que preveían superve- litar se quería suicidar por cada desden, mientras
nir; pero ella, la niña crédula y sencilla, estaba en cierto viejo le hacia balance de sus riquezas dia,

el centro de ese círculo mágico que nos limita á dia, y le ponderaba los encantos de una vida re-
el horizonte como en un jardin para solo dejar galada con sabrosos manjares, largas fiestas
y
ver á nuestro rededor flores, y un cielo magní- quietud honesta; pero ¿quién mas apasionada
fico sobre nuestras cabezas. y rendido que Arturo? ¿quién resistía á la vibra-

Se'mejaba su círculo de amantes á esas perso- ción de su mirada, húmeda con las reprimidas
nas que en nuestra infancia se interesan por nues- lágrimas de la desesperación?

tro porveniry nos cuentan mil cosas bellísimas Vamos á decir quién era Arturo en otro capí-
con que nos entretienen y encantan, porque las tulo, que titularemos:
creemos. Quien rendido amante, le decia: Rosa,
III.
te adoraré, seré tu esclavo; tíi la señora y la rei-

na de tu casa; nos dirijirás á tu albedrío, los dias AMOR Y VENTURA.


serán de gozo; en las noches, dormirás sobre mi Era Arturo de S.>Víctor el hijo mimado de una
corazón. Quien, ecsagerado trovador, le encarecía casa que habla sido opulenta, y en la que recibió
BU infortunio y la llamaba al heroico sacrificio de esa educación caprichosa y contemplativa que ha-
los intereses terrenales por hacer la felicidad de ce por lo común la desdicha de los jóvenes.
quien le tenia consagrado un trono y un en altar En sus primeros años quiso seguir la carrera
su corazón. Ya era la queja sentida del amor des- de los estudios; pero á muy poco tiempo se fasti-
dichado, ya la súplica tímida del adolescente ru- dió y trocó la beca y el manteo por una charre-
boroso; ya la impetuosa pasión del joven entu- tera de teniente: seguirlo en todas sus trasforma-
siasta con las borrascas de los celos y el sol bellí- ciones seria imposible: pasó por muchas carreras,
simo de la reconciliación sentida. Ya la pintura y en cada una de ellas aprendió nuevas maldades,
apacible del campo, con sus goces domésticos, con hasta quedar convertido en una de esas langostas
su tranquilidad risueña, con la familia, que la sociales que se instalan en sesión permanente eu
bendecía como ella bendecía á los autores gene- los cafés, que son los alborotadores de los teatros,

rosos de sus dias. y que con el pasaporte de un frac elegante pene-


¿Recordáis, lectores, recordáis todos los encan- tran, sin saber cómo, en la buena sociedad: era
tos de este círculo mágico y toda su belleza, cuan- uno de esos jóvenes cuyo título de recomendación
do tenemos poder para salir de él y para solo gus- entre los suyos, es la fatal precocidad en el vicio,
tar sus dulzuras, evitando, si queremos, sus sinsa- el mayor ingenio para hacer ostentación de sus
bores ? ¿ R,ecordaÍ3 ingenuamente cuánto liaon- maldades, y poner en caricatura á un marido ó á
gea ser amado ? Recordáis cuántos atractivos, un respetable padre de familia.
cuántos hechizos tienen esas mil pequeneces que Si en lo moral tenia Arturo tan graves defec-
86 escaparían á lapluma mas larga, y que sin em- tos, su figura era gallardísima; su semblante lle-

bargo nosotros guardamos en nuestra memoria no de inteligencia y de belleza; su tratro ale-


como otras mil reliquias con que nos encantamos gre 6 insinuante al estremo: sabia como nadie
en la soledad de nuestros recuerdos ? Aquellas empeñar el orgullo de una muger, provocando una
.

LOS PRIMEROS ENSUEÑOS. 527

esplicaeion cualcpiera, mostrando indiferencia, que sacríligamente quieren llamar amor, como si

proporcionando una declaración borrascosa ó es- la comprendieran los que le cortan sus alas de
citando sus celos con su insustancialidad y aban- ángel para hundirlo entre todas las pasiones mez-
dono. quinas. Era ese amor cuyo fuego mancha en vez
Bosa, al fin, olvido cuanto la rodeaba para con- de acrisolar las almas, era el amor dependiente
sagrar su amor á Arturo, y éste, por su parte, ju- de y de las propensiones anímales del
la miseria

gando con el corazón virgen de aquella niña, apu- hombre; era amor sin alas.
el

ró todos los recursos de su seducción para crear- Arturo que habia hecho un poderoso sacrificio
se ese mundo ideal de poesía apasionada, que di- para preparar aquella inicua comedia, se vio pron-
cen constituye la ventura del amor. to asaltado por multitud de compromisos; las

Los padres de Rosa, alarmados con las preten- tiernas ecsigencias de Rosa se convirtieron para
siones del libertino Arturo, lo lanzaron de la ca- él en otros tantos motivos de fastidio, la casa le

sa, esto es, le hicieron víctima, y tomó un aspec- parecía una prisión, el amor satisfecho un tor-

to mas resuelto y peligroso aquella pasión. mento, interpretó los afectos de la tierna joven
Comenzó entonces una serie de seducciones á como fruto de su licencia de pudor, y el
y falta

las criadas, de entrevistas nocturnas, de citas mis- vil ¿lo crereis? tuvo la infamia de proponer á

teriosas, de todas esas escenas deliciosas, ¡ay! otros amigos que la enamorasen, trasjoasando la

pero que pocas veces dejan de recordarse sin re- deuda, grosera frase que recopila todas las afren-

mordimiento. tas, que es un dardo emponzoñado con el despre-


Entre tanto, la opinión de la desdichada Rosa, cio contra el honor de una muger.
.comentada por todos, desgarrada en los cafes por Estas tentativas eran vanas, los acreedores ur-
su villano amante, llegó á los oidos de su infeliz gían; los padres de la joven guardaron profundo
padre, que ardiendo en ira, resolvió sepultarla en silencio y la abandonaron á su suerte, Arturo veía
un convento. en todo esto la imposibilidad de desprenderse de
La joven recurrió á Arturo; éste la propuso aquella muger que le pesaba, que le ostigaba al
una fuga, y ella, incauta, la aceptó. . . estremo, y un infierno de riñas y sinsabores con-
IV. dujo á la desdichada á la desesperación.

EL AMOR SIN ALAS. La situación en que se veía Rosa y que algu-


nos de mis lectores comprenden sin duda daban
En una humildísima apariencia de
casita de
un carácter sombrío y terrible á su porvenir.
la Ribera de San Cosme, pero en el interior be-
¡Arturo tiránico y brutal presenciaba tanto infor-
lla,con su jardín y su fuente, sus amplias venta-
tunio!
nas hacia el campo y su arboleda deliciosa, ins-
Una tarde, mas afectuoso que de costumbre, vi-
talóArturo á su adorada con todas las comodi-
no en un coche por Rosa para ir de paseo á una
dades de una duquesa: un oficioso tapicero la com-
Quinta de las inmediaciones: jamas había estado
puso, con ricos muebles; criadas ad hoc servían á
Arturo mas tierno, mas apasionado: cuando vol-
Rosa; un piano lindísimo esperaba dócil á que su
vieron á la casa Arturo pretestó una ocupación
señora se solazase con él en sus horas de fastidio,
y dejándola en la puerta desapareció.
y sobre todo las mil finezas y las atenciones mul-
¿Cuál sería la sorpresa de Rosa, cuando encon-
tiplicadas de Arturo, hacían de la casita una man-
tró la casa absolutamente desamueblada, sin mas
sión encantadora de placer y delicias.
Luz hermosa de la felicidad, ¿por qué pasas
que una fiel criada que le participó, que Arturo

tan rápida á nuestra vista? ¿Por qué nos des- había mandado por todos y le había
los muebles,

lumhras pérfida, como la luz de los relámpagos, dejado una carta que puso en sus manos, que
para que no veamos el abismo inevitable en que decía:

tenemos de caer? Rosita:— "He enseñado á vd. el modo de ha-


¿Cómo pintar aquellas mil escenas de amor, cer fortuna, sí vd. es juiciosa sabrá convertir en
aquellos reiterados mimos, aquellas mil atencio- dinero las gracias que conmigo ha desperdiciado.
nes delicadas, tan solo perceptibles del que sabe Busque vd. otro mas admirador y menos voluble
amar? que su afectísimo Arturo.
Pero el amor que animaba á Arturo, no era el P. D. La casa está pagada por ocho días.
amor puro y sublime, aliento de las almas, emana- — Vale.
ción de Dios; era esa inclinación bastarda á la Pintar todo lo que siguió á esta escena, sería
528 LOS PRIMEKOS ENSUEÑOS.

paso á paso la vida de prostitución y de luto de — Tournefort recorre Europa y


1698. la el Asia.
Kosa, es cosa que se resiste á mi pluma. En los —Dampiers descubre
1700. las costas del O. de
primeros momentos salió al campo contiguo á la la Nueva-Holanda y Nueva-Bretaña.
la

casa á desahogar su dolor intenso, y en esos ins- — El danés Beering,


1728. de al servicio la Ru-
tantes la reprodujo el hábil pintor de las flores sia, reconoce el estrecho de su nombre.
animadas poniéndole por nombre zarza Rosa^ de 1730. — Época de los grandes geógrafos Cassi-
las flores con que se habia adornado en el paseo ni y Dellisle.
de la Quinta.
P Viage de D. Jorge Juan, D. Antonio
Rosa murió víctima de su credulidad, un ins- 1735 Olloa, Bouguer, Lacondamine y Grodin
J
tante de go?o lo pagó con muchos años de espia- 1745 j
al Perú para medir un grado del meri-

cion y miseria. Veces mil la vio Arturo desde 1 diano en el Ecuador.


su soberbio caballo, llevando á una niña de la ] 736. —Viage á la Laponia de Maupertuis, Le-
mano, era como una mendiga, Arturo la veía y monnier y Clairaut, con el objeto que los ante-
sonriendo indiferente solia decir. .. ¡
¡qué tonta! !!. ... riores.

El Bibliotecario. 1744. — El almirante ingles Anson, da una


vuelta alrededor del mundo.

<:m-'í^^:¿(^^^^^::ijs^u.^s^^
1749. — Adamson visita el Senegal. —Primer
establecimiento hecho en la Nueva-Escocia por
el gobierno ingles que mandó una colonia de 3.00O
J^linntes ci'ouolúg'icos para la. Iiistoria de la personas.

Creog'raiia, que coutienen las éiiocas de los 1753. —Viage de Calm á la América del N.
principales desculiriiuientos, tanto terres- 1757 ( Lord Byron da la vuelta al mundo y
tres como marítimos, conquistas, viag-es, fun- 1759 \ descubre varias islas.

dación de ciudades, &;c,, &c.


1760. — Conquista Canadá pordel los ingleses.
1762. — Capitulación de plaza de la la Habana
[cuyos gefes eran D. Juan de Prado y D. Gu-
tierre de Hevia], que fué ocupada por los ingle-
mando de Pacock y conde de Albemar-
1595. — Mendaña descubre las islas Marquesas
ses, al

le, el dia 13 de Agosto.


el

de Mendoza en la Polinesia.
1606. — Quiros descubre casi toda la Polinesia
1763. —Restauración de la misma ciudad, cu-
ya entrega hicieron los ingleses al conde de Ri-
del Sur.
1607. —Hudson hasta llega los 82 ® latitud N.
ela, con arreglo al tratado de paz de Versalles.

en Groenlandia. 1770. —Fundación de San Carlos de Monte-


1610. — Segundo viage del mismo, en el que rey en la Nueva-California.

descubrió el estrecho y bahía de su nombre, don- 1774. — El capitán Cook descubre la Nueva—
de pereció. Caledonia.
1616. — Bafl&n descubre la babía de su nombre. 1778. — El mismo descubre las islas de Sand-
— Jacob Lemaire pasa estrecho de su nombre
el wich.
y dobla cabo de Hornos.
el

1620. — Llegada de Jesuitas Japón, al


1781. — El Dr. ingles Herschell, descubre el
los quie-
planeta Urano.
nes establecen en él la reliírion cristiana.

1622. — Época del célebre geógrafo sueco An-


1782. — Forster viaja por las provincias del
Cabul y Corassan.
drés Bureus.
1642. — Abel Tasman halla Nueva-Celanda la
— El capitán francés La Perouse descu-
1788.
bre Mancha de
la Tartaria yla estrecho de su el
y otras Lslas.
nombre. — Viage de Volney ala Turquía
1680. — Tavernier, Thevenot y Chardin
Asiática.
visitan
el Indo.stan y Persia. — Descubrimiento de un
la 1790. — Establecimiento de en los ingleses la

cometa cuya revolución en 570 años, fué calcula- Nueva-Gales — Viage de Malcspina, que
del Sur.

do por Newton. descubre varias islas.

1686. —Loa españoles reconocen las islas Caro- 1791. —Los ingleses forman la colonia de Sier-
linas. ra-Leona, en África. (S. C.)

y\/^>CV,o

¡QUEJAS!
-=#=#1==^=-

¿Por qué te vi, muger, cuando en mis sueños Fué la visión lejana de un paisaje
La red de amor mis labios abrasaba, Que ai alma fascinada le parece,

Cuando ardiente mi pecho palpitaba O un arrebol que en el Oriente crece


Al impulso voraz de la pasión? Y presto oculta su flotante tul.

¿Por qué te amé, si desdeñosa un dia Fuiste mi amor, arcángel de ventura,


La llama ardiente de mi amor esquivas, Te idolatraba en mis ensueños de oro,
Y de sus goces y placer me privas, Y acaso triste, y apenado lloro
Cuando tengo abrasado el corazón? Mi ya perdido, delicioso bien.

Yo, en mis delirios, en mis sueños de oro Por tí mil veces, lleno de amargura
El querube te creí de mi ventura. Las cuerdas roncas del laúd pulsaba,
Porque, al mirar tu candida hermosura, Y sentidos cantares te elevaba
Te tributé sumiso adoración. Siéndome dulce su gemir también.

Miré tu faz angelical que adoro, Por ti á la luz de la brillante luna


T^eñida de carmin y blanda rosa, Bajo un pálido sauce me adormía,
Te vi tan pura, celestial y hermosa Allí mas pura que ella te veia
Que ante tus aras di mi corazón. Cercada de su lívido fulgor.

Te vi risueña, cual la blanca aurora De ese templo volaron una á una


Esas preciosas y tranquilas horas,
Que en el oriente asoma en la montaña,
Crei tal vez, que mi ilusión lejana Cuando oía tus palabras seductoras
La miraba gozoso ya ecsistir.
Ardiendo en entusiasmo del amor.

Cuando encantado en adorarte, hermosa.


Cándida virgen que mi pecho adora,
Miraba en ti reconcentrado el mundo.
Fascinado creí que mi destino
Tú el manantial de bienes tan fecundo,
Te arrojo de mi vida en el camino
¿Por qué tan pronto te agotaste ya?
A hacerme a los placeres revivir.
Pero ¡ay! también la llama que ardorosa
Pero ¡ay! fué una ilusión, falso celaje Mi destrozado corazón consume,
Que coloraba el sol en Occidente Le ha dejado cual rosa sin perfume,
Y al soplo de la brisa débilmente ¡Seco y marchito con el fuego está!
Despareció de la estension azul. Huatusco. R. G. P.
iSll©
jma:j^^:ss: j^^ním.

CmsósTOMo nació por los años de 344 en la Cuando la sociedad está dividida por una gran
ciudad de Antioquía. Fué educado en la ley lucha de opiniones, los trabajos comunes de la
cristiana por su madre; pero no por eso dejó de vida no tienen bastante importancia para ocupar
asistir á las lecciones oratorias de Libanio, que el activo ardor del talento, que no tarda en ser
habia sido amigo de Juliano, y que le sobrevivía llevado á uno ú otro de los bandos que se hacen
para celebrar su memoria. Crisóstomo ha con- la guerra. Crisóstomo se cansó pronto de plei-

tado que Libanio, sabiendo de su boca que su tear en el foro de Antioquía; la lectura de los li-

madre era viuda desde la edad de veinte años, y bros santos lo arrobó: el obispo de aquella ciu-
nunca habia querido pasar á segundas nupcias, dad se apresuró á enlazar á la sociedad cristiana

esclamó dirigiéndose á su auditorio idólatra: la esperanza de un talento tan distinguido. Cri-


"oh dioses de la Grrecia, qué mugeres se encuen- sóstomo recibió el bautismo de manos de aquel
tran entre los cristianos!" virtuoso prelado, y fué nombrado lector de su
Pronto concibió el sofista pagano la mas viva iglesia. Su alma ardiente estimó demasiado fá.
admiración por su joven discípulo; vio con inquie- cily demasiado débil esa preparación del sacer-
tud, pero sin celos, elevarse á su lado á aquel pe- docio. Un amigo cristiano, celoso como él, quiso
ligroso adversario de su culto; quizá esperaba aún arrastrarlo á un desierto de la Siria donde algu-
ganarlo para el paganismo con la virtud de esas nos solitarios practicaban la penitencia.

fábulas de Homero, que interpretaba elocuente- Así fué como Massillon, en el primer fervor de la
mente á sus discípulos. En la lucha prolongada fé dejó el descanso del^eminario por las austeri-
de las dos religiones, cada hombre de talento su- dades de la Trapa. Aquel proyecto no fué com-
perior era una conquista que ambos partidos tra- batido en el corazón de Crisóstomo mas que por
taban de arrebatarse recíprocamente. La admi- la resistencia y la aflicción de su madre. A él
ración y el cariño de Libanio no
le faltaron á mismo debe oírsele contar una escena tan tierna.
Crisóstomo después de los primeros años de su Jamas aventajó en elocuencia al lenguaje persua-

juventud. Se ha conservado una carta suya en sivoy amoroso de aquella piadosa muger, mas
que lo felicita por sus triunfos en el foro de An- madre aún que cristiana; y este ejemplo puede
tioquía. Violo muy poco después, aunque no dar idea de la lucha entre la religión y los senti-
con gusto seguramente, consagrando aquella elo- mientos naturales, que debian agitar á menudo
cuencia al culto cristiano. Libanio, en su fé pia- á las familias de la primitiva Iglesia Cuan-
dosa en las artes de la Grecia, consideraba el ge- do mi madre, dice el apóstol cristiano, supo mi
nio de su discípulo, como un don de las musas, resolución de retirarme á la soledad, me cojió de
que hubiera debido servir para defender la causa la mano, me
llamó á su cuarto, y haciéndome sen-
de los dioses y de la poesía. Mucho tiempo des- tar á su lado, en la misma cama en que me habia
pués este pensamiento lo hacia decir en su lecho dado á luz, se puso á llorar, y me dijo en segui-
mortuorio: "jAh! ¡yo hubiera dejado encomen- da cosas mas tristes aún que sus lágrimas. Na-
dada mi escuela á Crisóstomo, si los cristianos no da iguala cu la relación de Crisóstomo, á la sen-
nos lo hubiesen arrebatado con un sacrilegio!" cilla querella de aquella afligida madre. Después
SAN JUAN CKISOSTOMO. 531

de recordarle las penas, los trabajos, los peligros dos, como los últimos siglos del imperio, inspira
de una joven que queda viuda en medio del mun- á veces al hombre una fuerza dé que carece ya la
do, en la debilidad de la edad y de su secso: "Hi- sociedad. Pero en cambio, esa soledad se pobla-
jo mió, agrego, mi único consuelo entre tantas ba de fantasmas para las almas demasiado débi-
miserias, ba sido verte sin cesar y contemplar en les, ó demasiado ardientes. Los estasis, las ma-
tus facciones la imagen fiel de mi difunto mari- nías melancólicas, trasformadas en supuestas po-
do. Este consuelo comenzó desde tu infancia, sesiones, llenan la historia de aquella época; así
cuando no sabias aún hablar, época de la vida en es que, de esa ruda escuela del desierto, sallan
que los niños los placeres mas grandes á sus grandes hombres y locos.
padres. Tal era el juicio formado por los contemporá-
" Ahora no te pido mas que una sola gracia: no neos; y de ahí es que, entre los gentiles, y aun á
me hagas viuda por segunda vez; no renueves mi menudo entre los cristianos, hubiese quejas y cen-
pesar, que comenzaba á disiparse: espera á lo me- suras contra la vida solitaria. Se acusaba ese celo
nos el día de mi muerte, que quizá no estará de- inútil y feroz, que esquivaba las cargas de la so-
masiado lejos. Los jóvenes pueden esperar la ve- ciedad, y se consumía sin fruto. El joven Crisós-
jez; pero á mi edad no se espera mas que la muer- tomo, desde el fondo de la caverna en donde ha-
te. Cuando me hayas sepultado, y reunido mis bitaba, respondió á estas reconvenciones con un
cenizas á las de tu padre, emprende entonces lar- elocuente tratado. Pero discutir con los hombres
gos viages, pasa los mares que quieras; nadie te lo acei'ca de las ventajas de la soledad, era renun-
impedirá; pero mientras respire, soporta mi pre- ciarlas; el joven apóstol volvió á Antioquía, don-
sencia, y no te fastidies de vivir conmigo; no de entró á los grados inferiores del sacerdocio.
atraigas sobre tí la indignación de Dios, dándome Algunos años después, Flaviano, obispo de An-
tantos pesares, sin haber recibido ofensa de mi tioquía, lo consagró, y le cometió la instrucción
"
parte. del pueblo en esa ciudad sabia y voluptuosa, esa
¡Qué acento de dolor y de verdad! Es la sen- Atenas del Oriente.
cillez de Homero, ó mas bien la de la naturaleza. Según el uso de la primitiva iglesia, la predi-
La ley cristiana, que parecía contrariar los afec- cación era deber del obispo; pero cuando enveje-
tos del corazón, las revestía de cierta santidad y cía, ó carecía de talento, hacia hablar en su lugar
pureza mayor. Todo el secreto del corazón de á algún joven ministro del altar, porque la pala,
una madre se encierra en esa súplica tan humil- bra, en todos esos pueblos de origen griego, era el

de y tan viva, para que su hijo no se sacrifique, talismán del culto. Eran convertidos por sacer-
ni aun á la religión. dotes elocuentes, como hablan sido al principio
Crisóstomo no tuvo valor para afligir á su ma- gobernados por oradores, y entretenidos luego por
dre, y renunció al proyecto de un viaje lejano. sofistas. Así Crisóstomo se queja sin cesar de que

Pero á fin de escapar de las instancias de los cris- concurriera mas gente á oir sus discursos que pa-
tianos, que querían hacerlo obispo, no tardó en ra las oraciones públicas. No solamente los cris-

retirarse á la soledades cercanas á Antioquía, tianos, sino los judíos, los paganos, formaban agol-
" "
donde compuso el Tratado del Sacerdocio^ pándose parte de su auditorio. El interpretaba
obra llena de imaginación y de gravedad, en que la Escritura con esa imaginación, y esa incli-
"jiva

se disculpa de no haber aceptado el episcopado, nación á la alegría que tanto agrada á los Orien-
mostrando que conocía sus penosos deberes. Esen- tales. Esponia, con una elocuencia digna del Pór-
to de toda ambición, pasa muchos años, en esa tico y del Evangelio, los deberes de la moral: en
vida confortante, que debe agregar á las fuerzas fin, atacaba los vicios de que era teatro Antioquía.
del alma cuanto quita á las pasiones y debilida- Describía la vida muelle de los grandes, sus pa-
des de la naturaleza. laciosde cedro y de pórfiro, el fausto de sus gas-
Preséntase esta refleesion al entendimiento en tos para las carreras del circo, el lujo de las mu-
la historia de esa época del mundo, cuantas veces geres ricas que llenan las calles con su séquito de
vemos á hombres desconocidos ejercer de repen- eunucos y de esclavos; el orgullo de los filósofos,
te, en el pueblo y en la corte de los príncipes, que se paseaban con su capa, la barba larga y su
una maravillosa autoridad. Todos ellos iban del palo, bajo las vastas galerías de Antioquía.
desierto. La soledad es madre de los grandes La fama de su elocuencia se esparcía por todo
pensamientos; y en los tiempos viles y degrada- el Oriente; sofistas paganos iban de luengas tierras
532 SAN JUAN CRISOSTOMO.
" de todos los hombres, ha llegado á ser ahora
á escucharlo; y su genio servia de apoyo al poder
del cristianismo, que hallaba aún algunos obstá- " la mas amarga. Nuestros conciudadanos huyen
culos en los filósofos y literatos de Grecia. " del lugar de su nacimiento con el mismo hor-

Doce años llevaba Crisóstomo de desempeñar " ror con que se huye del suplicio, se apartan de
este apostolado, cuando una oportunidad notable " aquel como de
como de un abismo; se escapan
se presentó á su genio. En 387, la opulenta, la
" un incendio. Cuando el fuego devora una casa
voluptuosa Antioquía vio perturbada su tranqui-
" no solamente los que la , habitan se precipitan
lidad con una sedición ciega y pasegera, como
son que pueden estallar en un pueblo de
las
" fuera; se abandonan también las casas vecinas;

imaginación viva, y costumbres afeminadas. " se deja todo por salvar la vida. Así, mientras

Con motivo de una nueva contribución decre- " la colera del emperador pesa sobre esta ciudad
tada por el emperador, se maltrató á algunos de " como un fuego rápido, todos se precipitan y
sus oficiales, y se derribaron sus estatuas y las de " huyen abandonándola antes, que la llama lleve
la emperatriz. Pronto sucedió el temor á un mo-
" mas lejos sus estragos; se tiene por felicidad
tín sin plan y sin valor; y la desgraciada ciudad
emperador. " sobrevivir; y esa huida, sin embargo, no es esci-
esperaba en silencio la cólera del
" tada por le presencia deí enemigo. Este cauti-
Antioquía, cristiana hacia mucho tiempo, adic-
por su misma molicie oriental, " verlo no es consecuencia de un combate; sinha-
ta á la religión
Antioquía, la enemiga de Juliano, y el blanco de " ber visto al enemigo, somos prisioneros o fugi-

sus sarcasmos, debia al parecer obtener gracia á " tivos."


los ojos de Teodosio. Así es que el príncipe re-
Después de estas fuertes pinturas, Crisóstomo
nunció á su primer proyecto de quemarla, de ha-
reanima á sus oyentes con la confianza en Dios:
cer perecer en las llamas á los ciudadanos encer-
les habla dia por dia; cuenta en su compañía los
rados -en sus casas, y de pasar el arado por sobre
su territorio, porque tales eran los consejos que, momentos de la ausencia de Flaviano; se traspor-
se lehablan dado en el palacio. Contentóse con ta en idea ante el emperador, imagina, repite
someter la ciudad á la jurisdicion de dos envia-
cuanto se le puede decir para conmoverlo.
dos estraordiuarios, que llenaron los calabozos de
Entre tanto se multiplicaban los rigores de la
prisioneros, y multiplicaron las confiscaciones y
justicia imperial: los mas ricos ciudadanos eran
ios suplicios.
un pueblo entregado arrestados y azotados: mugeres de ilustre naci-
En este estupor de todo

sin defensa á los rigores y sospechas de una jus-


miento eran arrojadas de sus casas, privadas de

ticia despiadada, ¿de dónde recibirá


ausilio? ¿Có- sus bienes, y vagaban cerca de las cárceles para
mo se hará oir la voz de la humanidad? El ar- solicitar el perdón de sus padres o de sus hijos.
zobispo de Antioquía Flaviano, anciano venera-
El terror del pueblo recobró nuevas fuerzas, por-
ble ha partido para ir hasta el palacio de Teo-
Crisóstomo que Crisóstomo se habia alejado por unos cuan-
dosio á tratar de aplacar su cólera.
lugar del virtuoso prelado. tos dias.
ocupa en Antioquía el

Reúne al pueblo en el templo, lo consuela, lo rea- En las montañas cercanas á la ciudad vivian
nima, lo justifica. Tal es el objeto de una serie hace mucho tiempo unos ermitaños cristianos, que
de discursos sin ejemplo en laantigüedad, y que
en las austeridades de su desierto, parecían espiar
son á la vez un monumento de historia y de elo-
las delicias de Antioquía. Jamas las ricas campi-
cuencia. Nada, en efecto, puede hacernos com-
ñas de la Siria, y el cielo hermoso que las corona,
prender mejor el poder imperial, las costumbres
hacian descender de sus agrestes soledades.
de aquella época, y la influencia quo adquirió
la los

religión, afanándose en defender al pueblo. Es- La calamidad de Antioquía los atrae: preséntan-

cuchemos primero al orador, describiendo la cons- se en medio de la ciudad, rodean las cárceles, se

ternación de Antioquía. agolpan al rededor del pretorio: son los tribunos


"Esta ciudad ha quedado despoblada por el
del cristianismo.
':
temor y la desgracia. La patria, es decir, la

" cosa del mundo mas grata para los corazones ( Concluirá.)
SOBRE U IlLllIA BE U RELIGli EN U ADffleSMD.
-=l-*^§ l^^-<^

i6ciit4o- eí>cuto eu/ lk-cílcó hct eí ^Vi. cTtou-ao 'S/JlctLL.

Porque me escondió en su tabernáculo:


eacl dia. de los males me puso á cubier-
to en lo mas escondido de su taberná-
culo. En la piedra me ensalzó.
Salmo XXVI. — 5. 6.
\r\n/\f LíV\/\/\/wvyVWu\/ vwvvwwNirww

La vida del hombre lia sido siempre una mez- paciencia cuando ya está cerca, y la riqueza ha
cla de males y de bienes; un estado lleno de in- buscado con ansia todos los placeres que pueden
certidumbre y de vicisitudes, de ansiedad y de compensar ó disminuir las penas.

temores. En cualquier auditorio se encuentran Mientras la sabiduría del mundo está ocupada
muchos que pueden colocarse entre los desgracia- de este modo, la religión no ha cuidado menos
dos, y los demás ignoran cuándo les llegará la de asunto tan importante. En el testo nos habla
vez de reunirse con ellos, porque la prosperidad de un pabellón que Dios levanta para poner á cu-
en la tierra no es estable ni segura para nadie. bierto á sus siervos en el dia de los males; de un
Negros nubarrones pueden amontonarse muy lugar escondido de su tabernáculo, en el cual los
pronto sobre las cabezas de aquellos cuya vista introduce; de wa.^ piedra, sobre la cual les coloca;
se estiende ahora por el mas despejado horizonte, y en otro lugar nos dice de un escudo y un bro-
y tal vez, en medio de la engañosa calma deque al quel que pone delante de ellos para librarles del
presente disfrutan, se está ya formando la tem- de la noche y de la saeta que vuela en el dia.
tei'ror

pestad que debe descargar sobre ellos. "5'i el ¿Pero de qué especie son esos instrumentos de
" hovibre viviese muchos años, y en todos ellos se defensa que se nos representan como preparados
" alegrare, se debe acordar del tiempo tenebroso por Dios con tan solicita atención para aquellos
y
" de. los dias largos." (Eccles. XI. 8.) Por esto, que le temen? ¿Ha levantado algunas fortalezas
para un espíritu reflecsivo, ningún estudio debe inespugnables á la adversidad, para separar los
parecer mas importante que el de investigar el justos y virtuosos del resto de los hombres, y pre-
modo mas conveniente de prepararse para las servarles de los reveses comunes de la vida? No;
desgracias de la vida, de modo que pueda con- tan espuestos están á ellos como cualquier otro.
templarlas de lejos síq congoja, ó sufrirlas sin La defensa que se deriva de la religión, es abso-
abatimiento si llegaren á sobrevenir. En todos lutamente interior. El corazón, no la posición
los siglos, la ciencia del sabio, los tesoros del ri- esterna, es lo que ella anuncia que ha de guar-
co y el poder del magnate, se han empleado, ó para dar. Cuando el dia de los males llega, como lle-

defender su posición contra la venida de la adver- ga para todos, coloca á los justos bajo el ixibellon
sidad, ó para hacerse menos vulnerables á sus del Todopoderoso, proporcionándoles aquella paz
ataques. El poder ha tratado de alejarla; la fi- y seguridad que nacen de la creencia de la pro-
losofía ha estudiado el modo de vencerla con la tección divina. Les introduce en lo escondido da
TOM. II. —XXIII. 68
534 SOBRE LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN

su tabernáculo, abriéndoles manantiales de con- engaño les hiere y les ecsaspera: sensuales y afe-
suelo, desconocidos de los demás. Con esa forta- minados, no pueden aguantar la mas leve incomo-
leza de espíritu C[ue les infunde, les ensalza sobre didad; altivos y presuntuosos, la menor oposición
una podrán combatir con violencia
roca, la cual les es insufrible. Fomentando estas inclinacio-
las tempestades; pero jamas podrán conmoverla. nes tan poco convenientes á este estado de incer-
En este discurso trataré de manifestar hasta tidumbre, añaden una nueva dosis de amargura
qué punto los consuelos que provienen de la re- en el cáliz de la desgracia; adelgazan el filo de la
ligión merezcan los elevados títulos con que aquí cuchilla que está levantada para herirles. Estra-
se describen figuradamente. Con este objeto com- ños á todos los goces moderados de un espíritu
pararé la situación de los malos y de los buenos, rectoy puro; estraños á toda clase de placeré»
cuando ambos gimen bajo el peso de la adversi- que no vayan sazonados por el vicio 6 por la va-
dad, y haré, en seguida, las espiicaciones prácti- nidad, su situación en la adversidad debe ser in-
cas que dé el asunto de sí naturalmente. feliz en último grado. La salud y la felicidad
I. —La religión prepara el espíritu para resis- eran las dos columnas en que se apoyaban: des-
tir con fortaleza los mas fuertes combates de la truid una de ellas, y vendrá al suelo todo el edi-
adversidad, mientras que el vicio, por su natural de consuelo y de esperanza. Abatidos y des-
ficio

influencia en la constitución, propende á produ- amparados yacen por tierra obligados á unir su
cir abatimiento á los primeros y mas ligeros ata- voz con la del hombre de Efrain, y a esclamar
ques. Cuando los hombres del mundo están acre- cobardemente: ''Me habéis quitado mis dioses que
" (Jueces, XVIII. 24.)
centando su patrimonio y multiplicando sus re- me ¿y qué mas tengo?
hice,

laciones, se figuran que al mismo tiempo están Estas son las causas á que hemos de atribuir el
fortaleciéndose contra todas las vicisitudes posi- abatimiento de ánimo, genio irritable y la im-
el

bles de la vida. Dicen en su interior: "ikK mun- paciencia que acompañan generalmente la vejez
taña está muy firme, y no seré conmovido.''^ Pero 6 la adversidad de los viciosos.
se engañan tan miserablemente, que en vez de ¡Mas cuan diferente es el estado de un hom-
fortalecerse van debilitando el único apoyo con bre verdaderamente justo, en estasd ifíciles situa-

que cuentan, para cuando lleguen esas vicisitu- ciones de la vida! La religión ha ido preparan-
des. Su espíritu es el que ha de sostenerles en- do gradualmente su espíritu para todos los even-
tonces, y este espíritu lo están corrompiendo y tos de este estado de instabilidad; le ha dado á
enervando por sus inclinaciones sensuales. Ad- conocer la naturaleza de la verdadera felicidad,
heridos con afición desordenada á los placeres del y con tiempo le ha separado del escesivo amor
mundo, caen en dos graves y positivos escollos; se del mundo, descubriéndole su vanidad y levan-
privan de todo recurso que no provenga del mun- tando sus ideas á una esfera mas elevada. Co-
do, y aumentan su sensibilidad á todos los tiros mo las aflicciones no le cojen de improviso, no
que éste les dirija. pueden vencerle, porque en la incierta navega-
No cuentan con principios ni con un genio á ción de la vida se halla tan preparado para la
propósito para resistir los ataques de la adversi- calma como para la tempestad. Sabe que cuan-
dad. No conocen principios que les inclinen á do vino al fué con la condición de que no
mundo
dirigir la vista mas allá del curso ordinario
de había de gozar siempre de los objetos de sua
los y por
sucesos, lo mismo, cuando los infortu- afecciones; desengaño no le oprime cuan-
y así el
nios les rodean, la perspectiva debe ser por todas do ve, que lo mortal muere, que comienza á cam-
partes la mas desconsoladora. Sus crímenes les biar lo que es mudable, y que lo que ya sabia de
impiden esperar en la asistencia de un poder su- antemano que era transitorio, pasa y desaparece.
perior á su propia destreza, y de poner su con- Todos los principios que la religión enseña y
fianza en una guía mas segura que su propia sa- todos los hábitos que crea, son favorables á la
biduría. Y así como en sus principios no en- fortaleza de espíritu. Siempre se verá que lo
cuentran apoyo de ninguna especie, tampoco pue- que purifica el corazón, sirve también para forta-
den encontrar consuelo en una alma corrompida lecerle. En curso de una vida recta, sobria y
el

por la prosperidad. lían perdido aquella sobrie- piadosa, el justo adquiere un espíritu firmo y
dad de espíritu que hace que el sabio se halle dócil. Enseñado por la gracia divina á gozar con
bien en cualquiera situación. Deslumhrados lar- moderación de las ventajas del mundo, ni enva-

go tiempo por falsas esperanzas, cualquier des- necido por el buen écsito, ni enervado por la sen-
EN LA ADVERSIDAD. 535

sualidad, sufre los cambios que le sobrevienen drá sufrir el ver su carácter descubierto por pri-
sin abatirse deun modo indigno de un espíritu mera vez á su vista, bajo un aspecto tan humi-
varonil. Habituado á la templanza y á la suje- llante como el delito debe presentarlo precisa-
ción, aprende á tener firmeza y á ser señor de sí mente? El recuerdo de lo pasado es entonces
mismo, y acostumbra á dirigir la vista á aquella horrible. Presenta á sus ojos una vida desper-
Providencia suprema que dispone de los nego- diciada en vanidades y locuras, ó consumida en
cios humanos, no solo con reverencia, sino con maldades y en delitos: no ha desempeñado debi-
fé y con esperanza. damente ningún oficio, ni ha cumplido con nin-
La época de la prosperidad no fué para él tan gunos deberes materiales. Crímenes que en
solo un tiempo de alegría estéril, sino que supo un tiempo pudo paliar fácilmente, se levantan
sacar de ella mucho provecho. Cultivó su inte- ahora ante él en toda su na,tiva deformidad, A
ligencia y la adornó de instrucción útil, buenos todas las desgracias que le agobian, se agrega la
principios y disposiciones virtuosas. Estos re- convicción de su delito. Vé, ó se le figura que

cursos se conservan intactos cuando llegan los vé el brazo del Dios que ha ofendido, estendido
dias de la tribulación: le acompañan en la salud sobre él para castigarle. En un tiempo en que
y en la enfermedad; en la pobreza, como en me- el hombre necesita mas que nunca de consuelo,
dio de la abundancia: en sus horas tristes y soli- ¡cuan intolerable debe ser el peso de esta nueva
tarias, no menos que cuando se ve rodeado de carga que agrava el abatimiento producido por las
amigos en una sociedad agradable. El brillo de enfermedades, los desengaños ó la vejez! ¡Cuan
la prosperidad no le deslumhra, y saber etirarse á infeliz el estado del que se vé obligado á sufrir
la oscuridad sin afligirse escesivamente. Privado al mismo tiempo los remordimientos del crimen
de muchas ventajas del mundo, podrá verse obli- y las incomodidades de la desgracia! El espíritu
gado á reducirse á un círculo mas estrecho; pe- del hombre piiede sostener sus enfermedades; ¿pero
ro verá que en este círculo le quedan todavía quién puede sufrir un espíritu lastimado?
muchas satisfacciones. Sus placeres principales Muy al contrario, el que logra la dicha de con-
fueron siempre tranquilos, inocentes y modera- servar limpia su conciencia, goza, aun en las peo-
dos; y estos son sobre los que el mundo tiene res situaciones de la vida, de una quietud, una
menos poder. Aun conserva el completo domi- dignidad y una elevación de espíritu, que solo
nio de su espíritu, y como no debe al mundo to- son compatibles con la virtud. Mas el l^estimo-
dos sus goces, no puede éste privarle de todos, nio de una buena conciencia debe distinguirse
por violentos que sean sus ataques. siempre de ese presuntuoso alarde de inocencia
II. — Las reflecsiones sobre su conducta pasa- de que huye todo buen cristiano. Cuanto este es
da haces mas llevaderas á los justos las desgra- mejor, otro tanto es mas humilde y ve con mas cla-

cias de la vida, mientras que á los malos las agra- ridad sus fragilidades. Pero aunque confiesa que
yan considerablemente. Durante los periodos nada puede ecsigir de Dios por sus propios méri-
de alegría y de actividad, los pecadores eluden tos, puede sin embargo, confiar en que serán be-
en cierto modo los reclamos de su conciencia. nignamente aceptados por medio de Jesucristo,
Arrebatados por el torbellino de negocios y de según las promesas del Evangelio, y esperar que
placeres; ocupada su cabeza en idear proyectos, sus oraciones y sus limosnas hayan subido en me-
ó empeñados en llevarlos á cabo; deslumhrados moria delante de Dios. La piedad y virtud de su
por la esperanza, ó envanecidos con el buen écsi- vida pasada son como semillas que sembró duran-
l;©, rodean de una multitud de bagatelas, que
se te su estado próspero, cuyos frutos debe recoger
impiden la entrada de todo pensamiento serio. en el tiempo de la adversidad. Las riquezas, los
Pero el poder de la conciencia es demasiado placeres, y los amigos del mundo pueden haberse
grande para que se la mantenga siempre en si- hecho alas y volar; pero el provecho que sacó de
lencio. Hay en la vida del hombre un periodo estas ventajas mientras duraron, la moderación
señalado en que deberá comparecer ante su pro- con que gozó de ellas, las acciones de beneficen-
pia vista como un objeto real, y cuando este pe- cia que hizo ybuen ejemplo que dio á los de.
el

riodo llega ¡ay de aquel á quien consterna este mas, quédanle, aun cuando aquellas desaparezcan.
espectáculo! En las negras y solitarias horas de Recordando sus obras de virtud goza segunda
la desgracia,con un espíritu herido y llagado vez mentalmente de su prosperidad, y acaso este
por algún golpe reciente de la fortuna, ¿cómo po- segundo goce mental no es inferior al primero;
536 SOBRE LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN

porque llega en un tiempo mas crítico y en que Nunca, pues, creáis que los infortunios por sí
es mas necesario. Procúrale la gran satisfacción solos son la mayor desgracia que puede sobreve-

de haber sacado un placer duradero de lo que nir al hombre. Solo los criminales son completa-
era transitorio, y de haber fijado lo que era mente desdichados. Los recelos y la desconfian-
mudable por naturaleza. " Si mi carrera está za interior, las acusaciones y reconvenciones de
prócsima á concluir, me queda el consuelo de no su conciencia; el convencimiento de haberse atraí-
haberla recorrido sin fruto. He pehoAo huena ba- do por sí mismos,
males que ahora sufren, y la
los

talla^ he co7iservado ¡a fé. Mi espíritu no siente terrífica perspectiva de otros mayores que han de

carga alguna, ni el porvenir me aterroriza. He sobrevenir: he aquí los principales fundamentos


tratado de cumplir con mi deber y de agradar á de la miseria humana. Los malos no solo aguzan,
Dios. Dejo lo demás al cuidado del cielo. " Es- sino que envenenan los dardos de la aflicción, y
tas son las refleosiones que hacen Tiacer luz para añaden ponzoña á la herida, al paso que, cuando
el justo de entre las tmieblas; reflecsiones que ale. las desgracias asaltan á un hombre justo, no vie-

gran el solitario asilo de la pobreza virtuosa, y nen acompañadas de tan molestos ausiliares: las

acompañan al justo desgraciado en la oscuridad tempestades podrán agitar la superficie, pero co-
de la prisión ó en la amargura del destierro; que mo su espíritu está sano, hay en el interior una
disminuyen las quejas de la aflicción, aligeran firmeza que les impide penetrar mas profunda-
elpeso de la vejez, y procuran al desgraciado que mente. Las heridas que les haga el mundo, nunca
yace en el lecho del dolor un cordial de mas agra- serán incurables.
dable gusto y de virtud mas eficaz, que todos los III. — Los malos en el tiempo de la tribulación

que el mundo pudiera proporcionarle. no hallan un protector en quien confiar, al paso

Tended la vista por el mundo y hallaréis que \ que el justo se entrega con fé y con esperanza al
la opinión general de los hombres atestigua esta cuidado del cielo. Al espíritu humano, débil por
importante verdad: que el espíritu es superior á naturaleza, el peso de la adversida 1 hace sentir
la fortuna; que lo que pasa en el interior es de mu- i toda su fiaqueza. Abatido por desgracias que so-
cha mayor importancia que todo lo que pueda I
brepujan su fuerza, ya no encuentra ausilio en sí
acontecer en el esterior. Cuando un hombre se j
mismo. Dirijo por todos lados en derredor de sí
llega á ver en una situación tan difícil y apurada, una mirada ansiosa y escudriñadora, buscando al-
que llame la atención pública sobre su conducta, gún sitio que le preste abrigo ó algún poder su-
la primera pregunta que hacemos acerca de él, no perior al suyo que le proteja; y si Cuando se en-
es ¿
qué es lo que siente ? sino ¿ cómo sobrelleva cuentra de este modo abandonado del mundo no
este golpe? ¿está tranquilo? o bien: ¿parece inquie- puede hallar otra cosa en que apoyarse en lugar
to en su interior? Si creemos que se mantiene se- de él, su estado era completamente desesperado.
reno y firme, resignado á los decretos de la Pro- Ahora bien, ¿á dónde irán á buscar ayúdalos im-
videncia y descansado en la conviccio-n de su píos que se hallan en esta situación.^* Después de
integridad, le miramos desde entonces con mas luchar contra los asaltos de la fortuna adversa
estimación, y como que nos parecen menores sus hasta que sus fuerzas se agotan, se acogerían de
desgracias: mas bien le estimamos y le admira- muy buena voluntad al santuario de la religión.
mos, que le compadecemos. Recordemos lo que Pero este santuario no solo está cerrado para
los santos han padecido por no manchar su con- ellos, sino que ni aun pueden acercarse á él sin
ciencia, y con qué alegría lo han sobrellevado to- pavor. un protector á quien aco-
Allí en vez de
do, por otro lado, considerad las terribles con- jerse hallan tan solo un Juez á quien temer, y en
secuencias que se han seguido cuando la concien- los momentos en que les era mas necesaria su
cia y los infortunios estcriores se han reunido amistad, se ven reducidos á tratar de aplacar su
para reducir al criminal á la desespcracioH. ira. Si ellos se negaron citando él llamó, y no hi-

I
Cuántas veces por un solo revés de la fortuna, cieron caso cuando les tendió sus brazos, ¿cuánta
después de una prosperidad mal empleada, se han razón no tendrán para temer que ahora les aban-
precipitado ¡n.«ensataraente en ese abi.smo de don- done para qtie coman el fruto de sus caminos y
de nadie ha vuelto, y han buscado alivio á sus pa- sean llenos de sus propios designios; y que se ria de
decimientos espirituales que han llegado á ser in- su calamidad y se burle cuando su miedo llcguel
sufribles, en lo que mas repugna á la naturaleza, Pero de todas las ideas que puede abrigar el
como 63 la voluntaria privación do la vida? espíritu en el tiempo de lu tribulación, la mas con-
EN LA ADVERSIDAD. 537

soladora es la creencia de que se interesa en su gos del mundo les olviden, hay en el cielo un Dios

favor, aquel que gobierna el mundo. Todas las que se acuerda de ellos.Ese suspiro lanzado del
religiones han concedido al justo este consue- fondo de un afligido pecho que ningún oido hu-
lo en mas ó menos grado; pero estaba reservado mano es capaz de percibir, él lo escucha, y obser-
á la religión cristiana el llevarle á su mas alto va esa lágrima silenciosa que el mundo no ve caer,
punto. Porque el objeto espreso de esta revela- ó que desprecia.
ción es acomodarse á las circunstancias del hom- Estas ideas del Ser Supremo derraman el con-
bre bajo dos aspectos principales: como delincuen- suelo mas eficaz sobre todo corazón piadoso. Ellas
te á los ojos de Dios, y como en lucha continua presentan su gobierno bajo un aspecto tan suave
con los males de este mundo. Considerándole ba- y tan begnino, que dirigia en gran parte las nie-
jo el primero, le revela un Mediador y una espia- blas que envuelven nuestra vida. El hombre
cion: bajo el segundo, le promete el espíritu de justo obra con un vigor y sufre con una paciencia
gracia y de consuelo. Es un sistema completo de mas que de hpmanos, cuando se cree protegido
ausilio que se estiende de nuestros males espiri- por el Todopoderoso. Injuriado ú oprimido por
tuales á los temporales. La misma mano que ofre- el mundo, confia en un juez, que ha de vindicar
ce perdón al penitente y apoyo al frágil, infunde su causa; apela á un testigo que conoce su inte-
consuelo y esperanza al afligido. gridad, y se entrega á un amigo, que está segu-
Debéis notar muy particularmente que no hay ro no le ha de abandonar jamas. Cuando se vé
carácter que Dios tome con tanta frecuencia en fatigado de las penalidades de la vida, la devo-
la sagrada Escritura como el de Protector del des- ción le ofrece un pacífico asilo, donde se apaga el
valido. La compasión es el atributo de su natu- tumulto del mundo y se pierden sus cuidados
en
raleza que ha escogido para presentarlo bajo las un dichoso y en donde
olvido, los males cesan de
mas diversas formas, de modo que pudiera acomo- molestar, y reposan los de fuerzas cansadas. Ailí,
dartíe sugrandeza á nuestra debilidad y propor- su espíritu recobra su serenidad; se calma la agi-
cionarse un lenitivo á nuestros sufrimientos. El tación de las pasiones, y se derrama un delicioso
oye las oraciones de todos; pero se le representa bálsamo en todas las heridas de su alma. Ali-
escuchando con -psíTÚGnlsiV atención el grito del po- via su corazón, revelando á un amigo invisible
bre, y acogiendo la oración del desvalido. Grobierna sus pesares secretos, que nada ha de aprovechar
todas sus criaturas con justicia y sabiduría; pero el descubrirlos al mundo: ya no se vé solo y aban-
reserva para sí mismo de un modo especial el en- donado, porque cree que tiene á Dios presente
cargo de administrar justicia para el oprimido consigo, y que los consuelos que recibe vienen de

de protejer al e.strangero, de librar al que no tiene su Espíritu Santo. De aquel lugar secreto del
ayuda, de las manos de su opresor. Por la opresión Tabernáculo Divino, en que. el testo nos le pinta
del <pobre, y for los lloros del necesitado, tiie levan- resguardado, oye salir una voz que le dice: Llá-
taré, dice el Señor, para libertarles de sus mofado- mame en el dia de la tribulación, y yo te res-

res. El es el padre del huérfano y d juez de la ponderé: No temas, porque yo estoy contigo: No
viuda, en su santo tabernáculo. Levanta al que desmayes, que yo soy tu Dios. Y así como oye
está abatido: habita con el contrito y cura al de co- una voz que solo habla á los limpios de corazón,
razón llagado. Porque conoce nuestra hechura, asítambién vé una mano que los pecadores no
acuérdase que somos polvo. Si la sabiduría de su pueden descubrir: vé la mano de la Providencia
Providencia consideró necesario el reducir tantas dirigiendo todos los movimientos y resortes ocul-
de sus criaturas á un estado de aflicción, sin em- tos del universo, y con un impulso secreto, pero
bargo, se compadece de verlas en tal estado. No seguro, encaminando todos los sucesos para que
se desdeña de señalarse á sí propio como un re- contribuyan á la felicidad del justo. Esas aflic-
fugio para loa virtuosos y píos, ni de invitarles a ciones que los demás miran como mensageros de
que derramen ante él sus corazones en el tiempo la cólera del cielo, son para ellos instrumentos
de la tribulación. Las circunstancias que hacen de santificación y sabiduría. Donde aquellos no
á otros alejarse de ellos, le interesan á él mas en ven mas que los horrores de la tempestad que
su situación. El abandono y la mofa del mundo, les rodea, su ojo mas penetrante descubre el án-
de ningún modo les hacen aparecer despreciables gel que cabalga en el torbellino y dirige la tor-
á su vista. Por oscuros queno pueden esca-sean, menta. Hé aquí, el origen de una^ac; qiie guar-
parse de su mirada, y aun cuando todos sus ami- da espíritu
el y el corazón, y quo no se halla en

538 SOBRE LA INFLUENCIA DE LA RELIdlON

parte alguna, sino en el pabellón dd Toclopedoroso. bien distante, trabajamos y sufrimos durante to-
IV. —Los justos se consuelan en sus afliccio- do el curso de nuestra vida, y lo que n os pone
nes con la esperanza del cielo, mientras que los en actividad, ocupa nuestra atención y escita,

malos no solo se ven privados de esta esperanza, nuestra admiración, y no es tanto lo que al pre-
sino que se hallan rodeados de temores origina- sente somos cuanto aquello que deseamos ser mas
dos por la certeza de una vida futura. El alma adelante. Ahora pues, si es tal el poder de la
del hombre nunca puede despojarse enteramente esperanza, aun cuando su objeto no es ni muy im-

de toda inquietud acerca de su suerte venide- portante ni muy seguro, ¿qué resultados no ha-

ra. Aun para los que gozan de mayor prosperi- brá que esperar de cuando se dirija á un ob-
ella

dad hay horas en que la eternidad es un pensa- jeto tan magnífico como es una vida de felicidad

miento serio é imponente; por mas que estén ro- eterna? Si abi'igásemos esta esperanza con la

deados de placeres. Pero con mucha mas razón implícita fé que el dogma cristiano nos ecsige,
cuando estos placeres comienzan ^retirarse uno ella sola bastaria, no tan solo para aliviar, sino

tras otro: cuando de formas, y apa-


la vida varía para destruir todas las miserias humanas; borra-
race tenebrosa y sin atractivos, y cuando sus cam- rla los pesares; disiparla el descontento, y nos ha-
bios avisan al mas inconsiderado que, una cosa ría insensibles hasta á los mismos padecimientos
tan mudable bien pronto pasará del todo: enton- corporales.

ces es cuando acosa incesantemente al corazón Pero atendamos á la mezcla de fragilidad hu-
esta duda: de este mundo ¿á cuál otro pasaremos? mana; admitamos esas rebajas que nuestras im-
¡Cuan infeliz debe ser el hombre que, oprimido perfecciones nunca dejan de producir en los efec-

de la desgracia se vé envuelto en dudas sobre un tos de todo principio religioso; todavía hallare-

asunto que tan de cerca le toca; que lleno de sos- mos que en proporción al grado en que los justos

pechas y de ansiedades, al acercarse el terrible abriguen la esperanza del cielo, no solo permane-
límite que separa este mundo del otro, se estre- cerán tranquilos en medio de los sufrimientos,
mece al ver la negra perspectiva que tiene delan- sino que serán felices en comparación de los que

te: que desea ecsistirdespués de la muerte, y es- no gocen de semejante ausilio. Porque cierta-
ta ecsistencia le atemoriza: que se agarra de la mente, ¿qué cosa puede ocurrir en el curso de los
mas débil esperanza que la superstición puede negocios humanos que sea capaz de poner en con-
ofrecerle, y al mismo tiempo se estremece, recor- flicto,mucho menos de abatir completamente, el
dando sus crímenes pasados! espíritu de un hombre que mira todas las cosas

Pero gracias mil sean dadas al Dios que ha de este mundo desde una posición mas eleyada?

traído á luz Ioj vida y la imiiortalidad; que no El no es aquí abajo mas que un pasagero que ca-
solo las ha traido á luz, sino que las ha asegura- mina á otra región mas feliz, y sabe, con certeza,
que por desagradables que sean los accidentes de
do á y que por la muerte y la resurrec-
los justos;

ción de Jesucristo los ha engendrado á la alegre su viage, á cada jornada se va acercando mas y
esperunza de una herencia inmaculada y que no mas á la hora del descanso y de la felicidad.

se desvanece. Con razón se llama á la Esperanza Sufre, y vencerás; persevera, y saldrás triunfan-
en la Escritura, el áncora del alma tan firme como te; el tiempo de la prneba se apresura á su con-
constanle. La esperanza es para el alma, cuando clusión; tu mansión está preparada arriba, y tu
ge ve envuelta en la confusión del mundo, lo que descanso en el pueblo de Dios. Los desórdenes
el ancla para un buque en una noche tenebrosa, que el vicio ha introducido entre las obras del

pobre una costa desconocida y en medio de un oc- Señor, van en breve á terminar, y ya llega la ho-
céano agitado. En el peligro procura seguridad ra en que sean enjugadas todas las lágrimas de

y en medio de la agitación general ofrece un pun- los justos. — La plena seguridad de este feliz tér-

to fijo de descauso. Esta es sin duda la mayor mino de todas las molestias y vanidades de la vi-
de las ventajas que la religión nos proporciona, da, produce mayor efecto en un cristiano senci-

porque no hay mas que observar la poderosa in- llo é indocto, que el que pueden producir en el

fluencia que la esperanza tiene sobro el espíritu infiel mas ilustrado, todas las sutilezas de la fíJo-

del hombre. Es
consolador universal, y la que
el sofia. Estas pueden contentar el espíritu cuan-
mantiene niempre á los hombres en actividad, to se halle en su estado natural, y calmar el co-
porque siempre estamos tendiendo la vista á- lo razón si está ligeramente alterado; pero cuando

futuro. Animados por la esperanza de algún se encuentre lleno de amargura y profundamento


EN LA ADVERSIDAD. 539

lacerado, vea destituido de sus principales y


y se dir á ellacomo á una guía de la vida, antes de
mas apreciados goces, el único consuelo á o[ue en- abrazarla como un refugio contra el pesar. So-

tonces puede dar entrada, proviene de la espe- meteos á sus leyes y esperimentad su influencia
ranza de un mundo mejor, donde todos estos go- regeneradora, antes de atreveros á esperar sus
ces le serán restituidos, y en donde se reunirán consoladores efectos. Es preciso contar primero

todos los justos en presencia de su Criador. Ta- con el testimonio de una buena conciencia, y
les esperanzas destierran esa desesperación que aplacar á Dios por medio de Jesiicristo; de otro
abruma, y solo dejan una tranquila melancolía modo, cuando vengan las inu7idaciones, las llu-

que suaviza el corazón y nos hace con frecuencia vias caigan y soplen los vieTitos, echaréis de ver

mas benévolos y amables. que la casa á que contabais retiraros, resultará


De esta especie son los consuelos que la reli- ser la casa fu?idada sobre la arena, no sobre la,

gión ofrece á los justos. Con una educación pre- roca.

paratoria les ejercita en la fortaleza; les tranqui- Para guiarse entre los peligros y dificultades
liza con las reflecsiones de una buena conciencia; de la vida, solo se presentan al hombre dos siste-
les sostienecon la creencia del favor divino, y mas, uno de los cuales debe elegir irremisible-
cuando absolutamente les falta todo apoyo en la mente. Es el uno, el sistema de la sabiduría
tierra, les reanima con la esperanza de los cielos. mundana; el otro, el de la constante sujeción á la
De un Dios que de tal modo distingue á sus sier- conciencia. Quien elige el primero deja á un la-

vos, con estas ventajas, se dice con justicia que do todos y encomienda su conser-
los principios

les cubre con su pabellón en los dias malos. No vación á su propia destreza y habilidad. Apro-
solamente levanta para ellos una tienda en la so- vecha todas las ventajas que su conocimiento del
ledad, sino que en cierto modo cambia en derre- mundo le proporciona. No atiende á otra cosa
dor suyo el aspecto de la naturaleza. En el de- mas que á lo que considera su interés, y sin su-
sierto, para usar el bello lenguaje de las antiguas jetarse á las restricciones de la conciencia le lle-

profecías, e7i el desierto, en la tierra sedienta don- va adelante por todos los caminos que le prome-
de no se halla agua alguna, hace que broten fuen- ten un écsito feliz. La esperiencia demuestra
tes. En lugar del abrojo hace crecer el abeto, y el que este sistema, aunque elegido con demasiada
mirto brota donde antes crecia la zarza. En me- fi'ecuencia, es. ineficaz y engañoso, porque la des-

dio de la habitación d,e los dragones hace aparecer treza humana es un pobre adversario contra las
verdes prados, y mansas aguas fluyen en derredor violentas é imprevistas vicisitudes del mundo.
de su pueblo. Cuando estos torrentes crecen á toda su altura,
La aplicación que debe hacerse de estas ver- arrasan en un momento todas las barreras que la
dades, es tan clara como importante. Estudie- sabiduría mundana habia levantado para su de-
mos el modo de dirigir nuestra vida, de modo que fensa, é inunda del mismo modo al astuto y ma-
nos hagamos acreedores á recibir de la religión licioso que al sencillo. En el entre tanto las
tan divinos consuelos, de cuya realidad é impor- personas de esta especie se condenan á una vida
tancia es testigo todo el mundo. Porque apenas muy desasosegada.Pasan sus dias en una con-
se ven los hombres sobrecogidos de la adversi- tinua ansiedad; menor movi-
está atisbando el
dad, cuando se acogen á la religión. Esta ha si" miento, sobrecogiéndose á la mas pequeña alar-
do en todos los siglos el asilo universal que el ele- ma, y cambiando sus medidas á cada nueva ocur-
vado y el joven y el anciano, el grave
humilde, el rencia; y cuando la desgracia se apodera de ellos,

y el jovial han tratado de alcanzar tan luego co- á pesar de todas sus defensas, gimen bajo de ella
mo ven que es imposible hallar descanso en otra sin apoyo y sin esperanza.
parte, para el espíritu fatigado ó el corazón ado- El sistema que la religión recomienda en opo-
lorido. Pero entre esa multitud que se amonto- sición á este, como mas honroso en sí mismo,
y
na buscando alivio en la religión, ¡cuan pocos son mas seguro y eficaz, es cumplir con nuestro de-
losque tienen derecho á acercarse á esta sagra- ber á todo riesgo y dejar las consecuencias á
da fuente de consuelo! ¡Sobre cuan débiles fun- Dios. El que quiera seguir este plan, adopte pa-
damentos descansan sus esperanzas y pretensio- ra regla de su conducta esta mácsima del Salmis-
nes! En esa religión á que acuden los hombres ta: Confia en el Señor, y obra bien. (S. XXX VL
impulsados por la desgracia y el temor, ¡qué mez- 3.) A una constante integridad reúna una hu-
cla no se descubre de superstición! Debéis acu- milde confianza en Dios. Su apego al deber avi-

540 SOBKE LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN. &c.

ve su confianza religiosa, y esta confianza le ins-


pire fortaleza en el cumplimiento de sus deberes.
TRADUCCIÓN DE LA ODA XXX DE HORACIO.
Nunca conozca otra senda que la que guía direc-
tamente y sin rodeos. En los mas críticos mo-
mentos, cuando se disponga á obrar, jamas pre-
gunte otra cosa sino ¿cuál es el camino recto, jus- A MUILMSÍE^HIi
to y propio? ¿De qué modo me corresponde obrar
como hombre y como cristiano? Y así que su
conciencia resuelva estas cuestiones, entregue sus ifloracio escri1>iendo l>uenos versos,
caminos al Seuo?\ Proceda á cumplir con su de-
consig-uió eterna g-loria.
ber sin duda ni vacilación, bien convencido de
que aunque el mundo pueda hacerle desgracia-
do, nunca podrá obligarle á ser bajo, y confiando
Levanté un monumento mas perpetuo
en aquello que Dios y una buena conciencia le Que las estatuas de oro de los reyes:
obligan á obrar ó á sufrir, Dios y una buena con-
conciencia le asistirán. —
Principios como estos
Alto cual las Pirámides de Egipto,
son la mejor preparación para las vicisitudes que Que ni la lluvia destructora puede
han cabido en suerte á la humanidad. Ellos son
el escudo de la paz interior. El que piensa y
Aniquilar su espléndida hermosura
obra de este modo, solo estará espuesto á heridas
que la religión pueda curar. Sufrirá tal vez los Ni con' sus soplos Aquilón potente,
golpes de la adversidad; pero las heridas del co- Como tampoco puede de los años
razón le serán desconocidas.
Aniquilar la prolongada serie;
[Hacienda del Mayorazgo, Marzo 28 de 184S. —Tradu-
cido por J. G. I.]
Ni el curso de los tiempos fugitivo:

Cei.5:;^CS)C^j.^:ii^^x^jj352,^^^ Que DO todo del hombre morir debe:


-*«H- Así la fama y la memoria mia
Apuntes cronológ-icos pa.ra la. bistoria. «le la La muerte misma con temor respete.
Oeografia, «|ue contienen las épocas de los
principales «lescu1>i'imientos, tanto terres-
tres contó niaritiuios. conquistas, -viag-es, fun-
También con las futuras alabanzas

dación de ciodades, &c,, <&c. Mi nombre celebrado será siempre

- -« H U^ — Que el pontífice suba al Capitolio

Y una vestal en seguimiento lleve.

,-Qo í El ingles Vancouver y


el espaiíol Cua-

....g» <dra determinan las costas occidentales Aunque de hum.ilde nacimiento he sido,

( de la América septentrional. Mi nombre el mundo con placer celebre,


1795. ^ Mungo Park penetra en el interior del
Mientras los versos líricos de Colio
1797. ( África.
1798. —Brown visita el Cordofan y el Darfour En las latinas cítaras resuenen.
en África.
t-yaní Humbold y Bompland viajan por la
De Eolio por do corre con estruendo
icA,i < del S. y aumentan los conoci-
América
1804 j 'xT
El Aufido impetuoso, y resplandece
del mundo nuevo.
. ,
1 1 1
^ mientes geograticos
1801. — Descubrimiento del planeta Céres, por La poca agua que corre silenciosa
Piazzi.
1802. — Viage atrevido de Bragg, al polo bo- Del Dasino, rey de una nación agreste.
real, que remontó ha.sta los 87. ° lut. N.; es de-
cir, llegó á 00 leguas del polo. — El Dr. Oibers, Los sentimientos elevados toma
descubre k Palas.
1804. — Ilarding reconoce planeta Juno. el
A que tienes derecho, Mclpómene,
1807. — descubierto por Olbers.
V^esta os Y gustosa me ciñe una corona
1820. — Los norte-americanos establecen á ori-
De Apolo con los deíficos laureles.
llas del rio Mesurado en África, la colonia filan-
tiónica de Liberia, su capital Monrovia. Huatusco, Rafael G. Pacz.
1821 ^ La bahía del Príncipe Kegente es des-
1825. } cubierta por el capitán Parry,
1829. ^ Viage del capitán Koss, en el que des-
1833. ( cubrió el polo inagüético.
£) (^2^(¿rsQQ^&)^Sl^ e^s^^^sis e^^^^s^

PENSAMIENTOS DE LA SOLEDAD.

"Las grandes pasiones son solitarias,

f trasladarlas al desierto, no es mas


que restituirlas á su imperio.
Chateaubriand.

I. el canto melodioso de la niñez; era el canto de


los ángeles que velaban mi sueño, que acompa-
¡Como han pasado las horas de mi infancia!
ñaba mis juegos infantiles Pero hoy!...- hoy, que
Huyó, huyó mi edad de oro, y las delicias y la
lloro, no encuentro alivio en el campo, no me dan
inocencia de mi vida, huyeron rápidas sin dejar
gozo las mi llanto rueda hasta el suelo, por-
flores:
una huella de su ecsistencia en mi corazón. La
que no hay una mano que enjugue mis megillas,
juventud, la bella juventud me abrasa; ¿y qué va-
porque no tengo una madre!.... porque mi llanto
le el fuego de esta edad turbulenta? ¿Qué valen
es el llanto de la orfandad, y las lágrimas del
en esta época de amor y de
los delirios del alma,
huérfano son amargas, son ardientes, queman las
encanto? ¡Dios mió! ¿cómo poder vivir sin gozar
un instante de consuelo? Ya se perdieron los
megillas, secan las flores. Por eso huyo á la sole-

pensamientos de niño, que halagaron mi candida,


dad, y lanzo en el campo mis gritos de desgracia-
do, mis gritos de dolor; porque en la sociedad no
fantasía; ya no me halaga una flor como cuando
al sentir el beso maternal sentia aquellos pensa- hallo quien los escuche, no hallo un ser que me
mientos que siu comprender gozaba. diga palabras de consuelo. ¡Si lo encontrara!

Yo corria en la pradera, y la mariposa que re-


mis suspiros de dolor fueran menos dolientes, por-

voloteaba sobre mi cabeza era mi único encanto, que cuando el corazón siente alivio tiene un rato

jazmines eran mi mayor tesoro! de vida, de gloria, y siente una esperanza,..,!


y las rosas y los
¿Y para qué han pasado de dicha y
esas horas
III.
de felicidad? «¿Para qué descienden á mi memo-
ria esos recuerdos de los pasados dias? Cuánto, ¡Oh, si yo no pensara! Tal v«z no padeciera tan-
cuánto gocé, y cuánto sufro en la memoria de lo to; porque á lo menos viviera indiferente. ¿Para

que ya pasó! Amores de la infancia, amores de qué me diste el pensamiento. Padre mió? Para
la edad de oro, ¡cuánto dolor me dais, cuánta fe-
qué me hiciste feliz un dia? No conocer la luz,

licidad habéis perdido en el tiempo! ¡Oh! ¡si ha-


es tener una pena terrible; pero haber visto al
llara quien escuchara mis quejas, tendría un mo- sol y quedar ciego ¡oh. Dios mió! es una pena hor-
mento de paz, porque cuando el alma halla eco rible, es mas terrible que la misma muerte! Sen-

en otro corazón, tiene un rato de vida, de gloria, tir unas ideas.... y no poderlas comunicar.... com-

y siente una esperanza!.... prender un pensamient osin tener á quién deciila:


¡oye mi pensamiento! ¡Pensar con un pensaoiien-
II.
to inmenso cuando no se puede hacer conocer la
Entonces tenia una madre que enjugara mis grandeza del alma!.... Ah! Señor, Señor! haz que
i

lágrimas dolientes; entonces arrullaba mi sueño el mundo me comprenda un dia, un solo instan-
TOM. II.—XXIU.
542 PENSAMIENTOS DE LA SOLEDAD.

te,un mom''7>£o solo. ... se dilatará mi corazón VI


que se oprime, mi corazón que se consume con
¿Podrá mi corazón satisfacer este vacío, este
el mismo fuego que lo alimenta; y yo seré feliz,
vacío inmenso, profundo, insaciable? ¿Qué revé'
porque cuando alma halla eco en otro corazón?
el
lan estos pensamientos del alma? ¿Qué dicen estos
siente la vida, siente la gloria, y tiene una espe-
latidos del corazón? Siempre que oigo un acen-
ranza!.,..
to siempre que recuerdo una idea.. ..'mi imagi-
IV. nación se enciende, y.... ¡solo túme comprendes
Mientras el goce de las delicias y del encanto gran Dios! ¿Qué hacer en el mundo tumultuoso,
de la inocencia, enagena nuestros sentidos, ¡qué cuando en medio del bullicio de la sociedad, se

rápidas vuelan las horas! ¡Qué cortos son los ins- pierden mis gemidos de amor, de amor y de fe-
tantes de nuestra vida! ¡Qué bello es lo presen- licidad? Mientras mas siento los pesares de la
te! ¡Qué grato es el porvenir! Pero pasan las ho- juventud, mayor es el peso que agobia mi corazón
ras, huyen los dias, vuelan las noches, trascur- al recuerdo de mayor es la ansiedad
la infancia;

ren con rapidez los años, y la infancia se pierde que agita mi espíritu; mayor es el deseo de lle-
en la juventud. ¿Y qué siente el corazón? Ho- gar al fin. Por eso dejando el bullicio, huyo á
ras perdidas que habéis cruzado sobre mi frente la soledad, porque aquí vivo, aquí respira mi al-

tan rápidas como la luz de los relámpagos, ¿en ma, y se entrega libre, inmensa como es, á los

qué he pensado? ¿En qué he pensado, cuando al recuerdos de lo pasado, y aquí siente la vida, la

recuerdo de mi infancia conocí que ya era jo- gloi'ia, y tiene una esperanza!....

ven?.... Nada, nada he pensado, porque mi cora-


VII.
zón esta vacío, mi alma anhela una cosa.... pero
¿dónde encontrarla? ¿Quién me dará una luz? ¡Po- ¡Amor! ¡Anjor! Ha sido la voz que me hizo

bre joven, cómo te pierdes en tus ardientes pen- recordar mi infancia! ¡Amor, amor! ha sido el pen-

samientos! ¡Pobre joven, como te estravías en samiento que despertó en mi alma ¡deas que es-

medio de ese laberinto que te rodea!.... ¿Y cómo taban perdidas, ideas que yo no conocía: en mi

salir de él? un hombre que no ha-


Si ha habido infancia, el amor de una madre llenaba mi cora-
lla delirado: que venga á mí, tendré un consuelo zón, y ese amor era tierno, era grande y me ins-
y un guía, porque cuando el alma halla eco en piraba la dicha; hoy, el amor me estravía, pero

otro corazón, siente la vida, la gloria, y tiene una el amor con los encantos de la juventud; clamor

esperanza!.... ha despertado en mí un impulso, por él he senti-


do una fuerza irresistible, y es preciso seguir
V.
el camino único que tenemos delante. Porque, "

¿Qué indica ese anhelo incansable, ii'resistible, ¿quién se opone á los mandatos del alma? ¿Quién
poderoso, que me arrebata? ¿Qué indican esas di- detiene los impulsos del corazón? ¿Sabe el hom-
vagaciones en que rae pierdo, cuando busco eso bre disponer de sí cuando el amor le hiere? ¿Pue-
que no sé, eso que me destruye interiormente, eso de elhombre oponerse á ese instinto que Dios

que he de llegar á conseguir porque el alma me le dio? La voz del alma es el eco de un grito
lo anuncia? ¡Ah, si una voz respondiera á los eterno, y ¿como resistir? Aun aquí, en medio de
gritos de mi alma! ¡Ah, si en la soledad tuvieran la soledad, me persigue ese acento inmortal, esa
eco mis voces!.... Pero en vano huyo de la socie- voz de dulzura y de encanto que hace estremecer
dad, y busco en la soledad una brisa embalsama- al corazón de una manera indefinible, inefable!

da, siempre re.spiro una atmósfera que me opri- Y al seguir eso acento el hombre avanza, porque
me hasta aquí siento el influjo de ese impulso siente conseguir la vida, la gloria, y tiene una

poderoso que no me deja descansar, que no me esperanza!....

deja detener un momento.... ¿Pero qué, nunca ha-


VIIL
llaré el objeto que busco? ¿Nunca encontrará mi
alma consuelo? Sí, el alma ya lo ha previsto; sí, Gozar un dia: hé aquí la esperanza del cora-
yo seguiré incansable y encontraré el alivio; mi zón. Conseguir un fin, hé aquí los deseos podero-
voz será escuchada, y entonces viviré un dia, por- sos del alma. La soledad nos convida con su
que cuando el alma halla eco en otro corazón, ha- quietud, á divagar nuestros gratos pensamientos,
lla la vida, la gloria, y tiene una esperanza!.... nuestras amargas ideas, nuestras esperanzas da
——
PENSAMIENTOS DE LA SOLEDAD. 543

felicidad. ¡Ni una hoja se mueve, iñ un jilguero ciudades,.... porque allí, aun en medio del santua-
canta, ni la brisa agita blandamente las aguas rio, se oye la voz tumultuosa del mundo. .. Aquí
cristalinas del rio! ¡Nada turba el cilencio, nada Dios y hombre se hallan uno frente al otro; y
el

interrumpe la soledad! ¿Mas por qué vengo a allí, los hombres son intermediarios entre el hom-

interrumpir con mis quejas la paz de este asilo bre y Dios, y el corazón del hombre siempre abri-

de dicha? ¿Por qué dejo el tumulto del mundo ga veneno.... Aquí, todo me enseña un creadoi',

y llevo la desdicha hasta el campo solitario en todo me lo hace amar, adorarle.... Y mi alma que
que derramo mi llanto que seca el césped y la ver- se eleva entre el aroma de las flores silvestres

dura? Porque el campo desierto, porque la so- hasta mismo trono ' Dios, se comunica tal
el

ledad augusta, abriga solamente las grandes pa. como es, á su Hacedor Eterno, y al pedirle su
siones; porque el desierto es inmenso, y mi pasión amor y su piedad, tiene un rato de vida, tiene un
busca un espacio que la contenga: aquí lloraré sin momento de gloria, y goza de la. esperanza!...*
fin; pero después de derramar mis lágrimas de México, Noviembre de 1849. Francisco Gra-

amor, sentiré descanso, tal vez la vida, la gloria, nados Maldonado.


y tendré una esperanza!.... (Escrito para el Álbum.)

IX.

¡Qué bello es el hombre! ¡Qué hermosa es la

naturaleza! La soledad me lo revela, porque aquí -&5$g-

el mas grande pensamiento se fecunda, y el hom-


bre no puede menos que observar contemplativo Coán bello es contemplarte

el augusto misterio de la soledad! Las horas i


Oh
seductora Viga!
Cuando entre mil celagea
de la infancia, las horas de la juventud, las horas
De púrpura encendida,
de la dicha y la gloria, y las horas del infortunio; Camina al Occidente
todo, todo á la vez recuerda la memoria del hom- El astro rey del dia.
bre que desea el consuelo de la soledad. Yo Cuando por la onda pura
siempre en el silencio lloraré, porque las lágri-
De tu acequia tranquila.
Resbala suavemente ,

mas del infortunio deben derramarse en la sole-


Ligera cancilla,
dad; porque los hombres se burlan del que llora, Al impulso del remo
porque ignoran el consuelo que el llanto del soli- De la florera india

tario derrama sobre su corazón! Sí, lejos deesa Que se dirige alegre

orgía mundanal, lejos de esos mentidos placeres,


A la Cllinanipa linda
Do se oculta entre flores
se goza de la dicha; la naturaleza es mas hermo- El Jacal donde habita.
sa en la soledad, y sin los atavíos del mundo se Cuando en coro armonioso,
presenta tan pura como y el hombre que en-
es; Pintadas avecillas
tonces llora, tiene consuelo, porque halla la vida,
Meciéndose en los álamos
Que bordan tus orillas.
la gloria, y tiene una esperanza!,...
Dan al fugace viento
Dulcísimas cantigas.
X.
Cuando cubre los montes
Aquí, entre las sombras del campo solitario, La pálida neblina.
quisiera yo acabar mis dias; el canto de las aves Cual con diáfano velo
Su beldad peregrina
seriami cántico de muerte, como ahora es el can-
Encubre pudorosa
to que me adormece con su blanda armonía: el
Una virgen sencilla.
murmurio del agua mansa que arrulla el sueño
del desgraciado, me procurarla el último apaci- Es bellísimo entonces
ble sueño! ¡Qué grata entonces me seria la muer- El contemplarte ¡Oh Viga!
te! Ese tránsito de la ecsistencia á la vida, no
Y al admirar la mente
Tan mágica armonía,
me parecería tan terrible, porque entonces oiría Lánzase el pensamiento
el grito de Dios, lleno de dulzura, lleno de amor, A otra región divina,
no como tal vez lo eiré lleno solo de esperanza! Y olvídanse un instante
Las penas de la vida.
Sí, augusta soledad, tu silencio me ha enseñado á
orar con mas fervor quo en los templos de las México. Emilio Rey.
fe^x^^fe-^^

atzaaa5 cj,iie tab-tatoKi' evi/ ^^hn.vla, to5> u\9oma\\Cii¡,

W-
Entee los insignes monumentoa de utilidad Es Nebrija tanto mas digno de crédito, cuanto
pública que erigieron en España los romanos, consta por documentos antiguos, á que se refiere
merecen acaso el primer lugar las calzadas ó ar- Ambrosio Morales, que poco antes de emprender
recifes, en que dieron testimonio de su cultura é Marco Craso aquel arrecife, había proyectado
ilustración y de los planes benéficos de su go- Tiberio Craso labrar y reedificar los de Italia,
y
bierno. De estas obras suyas qaeda memoria, señalarlos con mármoles é inscripciones, cuyo
así en la tradición de padres á Hijos, como en ejemplo es verosímil imitase el otro cónsul eu
inscripciones de columnas o mármoles. España, Por otra parte, que este camino le ha-
El mas notable de estos caminos es el llama- llase ya hecho Augusto César, y que procuró re-
do de la Plata^ que iba desde Salamanca a Ma- pararle, consta de una columna de mármol que
rida. El sabio Antonio de Nebrija dice haberle se halló en él con una inscripción, que traducida
emprendido el cónsul Marco Craso, alegando en al castellano, decia así: El emperador Augusto
apoyo de ello-muclias columnas escritas que ec- César, teniendo la décima vez éljpoderlo de tribuno
sistian en él, las cuales asegura baber leido. Y del fuehlo, y el de capitán general la octava, y te-

aunque Mariana dice baber sonado Nebrija lo niendo el duodécimo consulado, habiendo pacifica-
que él queria. cuando escribió esto, la notoria do el orbe por mar y tierra, y cerrado el templo de
probidad de este historiador hace digno su testi- Jano, y reformado la repiiblica del pueblo romano
monio de ser preferido al juicio de Mariana, con leyes escelentes y constituciones santísimas; es-
cuyo apoyo es el haberse perdido aquellos már- tendió y 2Ti'osigui6 el camino que los cónsules pa-
moles. Si valiese e.sta facilidad de desmentir sados comenzaron, muy mas concho y mas largo,
testigos oculares, de muchos historiadores graves hasta la isla de Cádiz: porque aquel camino esta-
y fidedignos pudiéramos decir que soñaron, cuan- ba ya roto, destruido y no continuado.
do refieren cosas que ha hecho desaparecer la in- Por otra columna que se halló en este camino,
juria del tiempo. Por esta regla, deberiamos ne- consta que le mandó reparar mas adelante el
gar lo que dice Aristóteles del camino que hizo emperador Tilo, hijo de Vespiisia?io, la quinta
Hércules desde Italia por los Celtas, Galos y vez que tuvo poderío de tribuno del pueblo, y
el

Celtíberos, en el cual tenian tanta seguridad los la octava que fué cónsul. En otra piedra estaba
caminantes naturales, y aun los griegos ,
que escrito que César Augiisto Domiciano Vespasia'
cualquier daño ó hurto que padecían, era satis- no, hijo de Vespasiano, la quinta vez que tuvo el

fecho al punto por los vecinos del pueblo mas poderío de tribuno. Eu otra, que este mismo
cercano. Porque este camino desapareció hasta príncipe sojuzgador do Alemania, pontífice mac-
el punto de ignorarse el sitio donde estaba. Otro simo, mandó acabar este camino, que por muerto
tanto sucede con el que dice Orlelio haber hecho de su padre, y maldad de los arrendadores ó
el mismo Hércules junto al lago Averno. asentistas, había cesado: u los cuales mandó cas-
LITERATURA Y BELLAS LETRAS. 545

tigar severamente, privándolos de poder obtener !


dó labrar la calzada que allí habia, mandando
ningún cargo público. Lo que acabó de aquel colocar este mármol á una milla do Pisuerga:
camino, fueron 88 millas. Mas adelante le refor- en la otra se dice haber hecho aquel camino á
mó Trajano, igualmente que otros de España, mil pasos del rio Pisuerga.
en cuyos mármoles se halla su nombre. En una Por otra columna que alega Morales, consta
columna que se descubrió en este camino junto que siendo cónsules Tito Victorino y Ga7/o Sem-
á Mérida, estaba escrito que le hizo reparar el 2')ronio, se labró y cubrió de piedra el camino que
emperador Flavlo Constantinn por espacio de hay desde Mérida hasta la provincia de los Are-
114 millas. Por otras que se han desenterrado nates en la Lusitania.
en varias épocas, consta que le mandaron adere- En el octavo consulado de Augusto César, fué
zar también Yalentiniano y Valente. abierto y emp'^drado un magnífico arrecife desde
Otro camino refiere Morahs haberse labrado Córdoba hasta Astigui (Ecija) el cual se esten-

desde la antigua ciudad de Augustobriga, que dio luego hasta el mar Océano, como consta de
hoy es Aldea Moro, y seguia por junto á Nu-
del en una columna de már-
la inscripción esculpida

mancia. En una peña que se rompió no lejos mol cárdeno, que se conservaba en el claustro
de la villa de Vinuesa para allanar el paso, apa- del convento de San Francisco de Córdoba. Di-
reció una inscripción latina, cuya traducción es: ce que aquella columna se levantó en el octavo
Sste camino imperial hizo Lucio Lucrecio Denso, consulado de Augusto, y que desde Gruadalqui-
uno de los dos que tuviero7i cargo de labrarle. vir y el templo augusto de Jano hasta el mar
Este camino le adelantó por espacio de 10 mi- Océano, se contaban 121 millas.
llas el emperador Trajano, siendo segunda vez Otra calzada romana de Andalucía pasaba por
cónsul: habia en su remate una columna de que junto á Guadalimar y Cazlona, con dirección
liace mención Morales, igualmente que de otras á Córdoba, de la cual solo ?e han hallado trozos
de aquel arrecife en que se atribuye su construc- y ruinas, mas no inscripciones por donde pueda
ción á Trajano. También mandó reparar este saberse quién la hizo.
príncipe la calzada que empezaba en Alcalá de Yestigios quedan también de otra que iba des-
Henares, como consta de. dos columnas de que de Cartagena á la antigua Libisosa, que se cree
hace mención el mismo historiador. ser Lezuza.
Otro utilísiíuo arrecife hitíieron los romanos Si este uso de labrar arrecifes lo tomaron los

en la entrada de León á Gralicia, por la montaña romanos de los cartagineses, como creen Estra-
que llaman los Codos de Ladoco ó Laroco, como bon y San Isidoro, verosímil es que hallasen ar-

suelen pi'onunciar aquellos naturales Está la ruinados en España algunos de los que en ella
peña tajada por espacio de una legua, en parages fabricaron aquellos pobladores; y que este ejem-
tieiie de hondo mas de diez estados, y porque va plo los estimulase á labrar, así estos que he di-
dondo vueltas con ángulos, los llaman los codos, cho, como otros de que no queda memoria. Lás-
añadiendo el nombre antiguo del monte. En tima es que el gobierno de España hubiese deja-
lina parte de esta peña se lee la dedicación con do pasar tantos siglos sin imitar en esto á sus
estas palabras, loví ladico. Atribuyese con ra- antiguos conquistadores. Mayor lástima que
zón esta obra al emperador Adriano, como cons- después de la conquista de las Américas, no hu-
ta de varias inscripciones halladas junto al puen- biese destinado siquiera anualmente á estas obras
te del rio llamado Vividei. de pública utilidad una pequeña parte de los rios
De romana hace memoria Mora-
otra calzada de oro y plata que le llegaban de aquellas minas.
les, por donde se entraba desde lo llano de León ¿No vieron aquellos conquistadores, no describie-
á las Asturias de Oviedo, como consta de la de- ron los historiadores los cuatro célebres arreci-
dicación que hicieron de ella en una piedra que fes que desde la plaza principal del Cuzco sallan
en tiempo de aquel historiador estaba en el puer- á cruzar las provincias de aquel vasto imperio?
to que llaman de Candanedo, antiguamente mon- ¿Las calzadas intermedias que facilitaban el co-
te Candamio. La inscripción es: loví candamio. mercio interior de unos pueblos con otros? Otro
Junto á Herrera, villa de tierra de Campos, tanto puede decirse de las calzadas que iban des-
se conservaban pocos años ha, dos columnas, en de Bí'golá á Subia, Chia, Tenjo, y otros puntos
una do las cuales so decia que Tiberio César, hijo de la Nueva-Grranada, y de las labradas en va-
de Augusto César, y nieto de Julio César, man- rios distritos de México.
546 LITERATURA Y BELLAS LETRAS.

En manos de todos han andado siglos enteros Al rededor de este templete habia una gran mul-
estas descripciones hechas por Ovalle, por Grar- titud de piedras labradas de varios tamaños, que

cía,por Zarate, por Solórzano, por Piedrahita, y se conoce no haberse llegado á colocar en otro
otros historiadores y geógrafos nuestros; pero edificio, para que debian estar preparadas, y del
¡cuan poco se ha dejado estimular de tan dignos cual solo ecsistian los pórticos.
ejemplos aquella metrópoli! Mas gloriosa fuera Al Poniente de estas ruinas se hallaron otras
la memoria de Felipe V, si hubiera destinado á de no menos antigüedad: siendo admirable que
labrar arrecifes los inmensos tesoros que para su fuesen de una sola piedra muchas portadas gran-
recreo enterró en las montañas de San Ildefon- des que se conservaban íntegras, con sus quicios,
so. Por fortuna despertó aquella corte de este umbrales y portaletes. De algunas de las pie-
letargo en el reinado del ilustrado Carlos III. dras que sallan de estas portadas, dice Pedro de
Cieza en su crónica del Perú, que tenían treinta
pies de largo, y de ancho quince y mas, y de fren^
RELIQUIAS BE EDIFICIOS ANTIGUOS
te seis. El P. Acosta dice que midió una de es-
EN AMBAS AMERICAS.
tas piedras de Tiaguanaco^ la que tenia treinta y
Entre los grandes y suntuosos edificios que ocho pies de largo, diez y ocho de ancho, y seis
ecsistian en Nueva España á la entrada de los
de grueso. Y añade que las hay mucho mayo-
res en la muralla y fortaleza del Cuzco. El eru-
españoles, se halló en Yucatán uno de muchas
dito Dominicano Fr. Gregorio Grarcia, dice ha-
torres de piedra de sillería, con gradas y capillas berle asegurado el Inca Garcilaso, y haber sabi-
cubiertas demadera y paja, donde con buen orden do también por relación de otros, que en esta
fortaleza del Cuzco hay piedras, que para sacar-
estaban colocados muchos ídolos. De otrosseme-
las de la cantera y llevai'las al sitio donde están,
jautes hallados en Tabisco. Teotihuacan y otras
se emplearon mas de cuatro mil indios; y la que
partes, hacen memoria Torquemada y Herrera. W^miirovL piedra cansada., que esta fuera del edi-
En los Zendales, que es sitio perteneciente á ficio, la condujeron diez mil indios arrastrando

la provincia de Chiajja^ se han conservado hasta con fuertes maromas.


nuestros dias figuras gigantescas de hombres ar-
No eran muy inferiores en el tamaño otras
piedras que se hallaron en el Cuzco, donde estu-
mados, grabadas en piedra, de los cuales asegu-
vo la casa real de los Incas, j el templo del Sol,
raban los indios al tiempo de la conquista, que que después fué capilla mayor del convento de
eran gente muy diferente de ellos, mas corpulen- Santo Domingo. En Tambo y las que después
ta y de mayor ingenio. sirvieron de ventas en el camino real del Perú
comenzando desde Pasto, en lengua Quichua lla-
Junto á Guammiga, ciudad del Perú, en la
man Tambos, se han conservado piezas enteras y
ribera del rio Vinaque^ se conservan ruinas de destrozadas de estremadas labores, unidas sin
edificios que indican ser de muy remota antigüe- mezcla y con tal artificio, que en muchas partes
dad. Consérvase por tradición entre aquellos apenas pueden rastrearse las junturas. No estra-
naturales, que los labraron gentes barbudas
ñará el tamaño de estas piedras, el que supiere
y
las dimensiones de las que se han hallado en los
blancas como ellos, que fueron á aquellas tierras
soberbios edificios de Tébas y otras ciudades de
mucho tiempo antes que los Incas. Que no sean Egipto: ó lo que dice Fiavio Josefo de las ({ue se
obras de estos príncipes, lo denota su figura cua- coíocaron en algunas torres de Jerusalen, que
drada, y no cuadrilonga, que es como edificaban tenían treinta codos de largo, diez de ancho y
cinco de alto. Porque si por codo entiende el
ellos.
humano ó usual, de pié y medio, cada piedra de
También opinan los indios ser anterior á los
estas tenia de largo cuarenta y cinco pies, quin-
Incas otro suntuoso palacio ó castillo de Tiagiia- ce de ancho, y siete y medio de alto. Si habla
naco, de que se conserva íntegro un pedazo de de codos geométricos, de los que tiene seis cada
muralla, muy bien labrada. Entre las ruinas de uno de los usuales, tenia cada piedra de largo dos-
cientos y setenta pies, noventa de ancho, y de alto
esta fábrica se hallan piedras muy gastadas y
cuarenta y cinco.
carcomidas, y de ellas muchas de estraordinaria Lo que aparece por las ruinas de estos edifi-
magnitud, y algunas en forma de cuerpos huma- cios americanos, y otras do ([ue hacen memoria

nos, que al parecer fueron ídolos. Juntq al mu- los historiadores y viiigeros de aquellas regiones,
es que, siendo anteriores á la época en que rei-
ro hay varios huecos y concavidades subterrá-
naron los Incas en el Perú, y en México la últi-
neas, y algo apartado de él, un pequeño temple-
ma d¡naí<tía de sus monarcas, fueron labrados
te ó capilla con un grande ídolo, junto al cual por naciones cultas y de grande ingenio y valor.
decían haberse hallado cierta cantidad de oro.
CiARIBALDl,

General tTi Cieíe 4el ejercrto ieia República Romana


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La fama suele ser tan veleidosa como la fortu- por y fáciles de ser despedazados por un ene-
sí,

na. Unas veces no se alcanza sino después de migo estrangero, hacíase imposible ese gran pen-
muchos años de esfuerzos y de grandes acciones: samiento de la unidad italiana, que bastaria para
otras es suficiente para obtenerla el espacio de inmortalizar al que lo concibió, aun cuando no
unos cuantos meses. Los hombres que se inmor- tuviese otros títulos de gloria. Y así sucedía

talizan en épocas de revolución, pertenecen casi que, al cabo de un periodo mas ó menos largo,
siempre á la segunda clase, porque la magnitud caian las repúblicas que se hablan levantado á
de los acontecimientos en que figuran, no tarda mayor altura. Tal fué la suerte de Florencia, la
en elevarlos hasta donde los ha de llevar su gran- patria de los Médicis; de Piza, la de la torre in-
deza de alma. clinada; de Genova, la de los palacios de mármol;
Así ha sucedido en estos dias en Europa, tea- de Venecia, la reina del Adriático.
tro de grandes revoluciones. Personages que Desde que el rey de Francia Carlos VIIT,
ayer eran desconocidos en su mayor parte, dis- mas aventurero que monarca, atravesó los Alpes
frutan ya hoy de una reputación inmortal. En para emprender en una ligera y célebre espedi-
ese número se cuentan, entre otros, los gefes hún- cion la conquista del reino de Ñapóles, la Italia
garos y polacos, Kossuth, Bem, Dembinski, G-eor. fué constantemente el terreno que los estrange-
gey y Klapka, y los italianos Mazzini, Avezza- ros escogieron por campo de batalla. Los empe-
na y G-aribaldi. Al publicar en nuestro número radores de Alemania, que llevaban ya siglos de
pasado el retrato de este célebre general, ofreci- estar en lucha abierta con ios papas, encontraron

mos decir algo acerca de su persona; pero como menos competidores. La casa de Francia y la
pertenece á esos revolucionarios esclarecidos que la de Austria, mandaron sus ejércitos á comba-

en breve tiempo han cimentado su fama, mejor tir á Italia, para decidir con las armas pretensio-
que dar algunas noticias incoherentes, insustan- nes recíprocas. ¡Desgraciada condición la de un
ciales y poco satisfactorias de su vida, nos parece pueblo, victima á la vez de los escesos de las tro-

presentar un pequeño cuadro de los sucesos en pas de todas las potencias beligerantes, y cuyo
que aparece su figura como una de las mas pro- porvenir todo se reduela á tener por dueña y so-
minentes. berana á la que fuera vencedora!
La Italia, ese pais clásico de la antigüedad, Bajo el dominio de la Repíjblica francesa, se
llevaba algunos siglos de ser considerado como establecieron en el suelo italiano otras varias de
un pais degenerado. Esa tierra del Lacio, patria efímera duración. Al advenimiento al trono del
de tantos varones famosos por las ciencias, por general Bonaparte, la Italia fué constituida tam-
las virtudes y por las guerras, esa Roma que lle- bién en reino; y hasta la caida del grande hombre,
gó á mundo, cuyas águilas triun-
ser la señora del los italianos ilustraron sus armas en esas campañas
fadoras daban la ley desde el Ebro hasta el Eu- que, mas que á la historia, parecen pertenecer á
frates, no conservaba mas que los tristes recuer- la epopeya. Al verificarse la restauración de
dos de un esplendor pasado. Dividida la Italia los Borbones, volvieron á remacharse los anti-
en mil Estados pequeños, débiles cada uno de guos grillos que aprisionaban á la Italia.
548 aARIBALDI.

La revolución francesa de 1830, tan fecunda menzó á obrar, desplegando desde los principios,
en esperanzas como pobre en resultados para los audacia, actividad y Jalento. Pero pronto los
otros pueblos que la aclamaron como la aurora sucesos le revelaron su debilidad intrínseca: por
de una nueva era, tuvo un eco del otro lado de motivos muy diversos, formando para esa empre-
los Alpes; pero abandonados á sus propios es- sa un todo compuesto de las partes mas hetero-
fuerzos, los italianos no pudieron oponer mas que géneas, cuatro ejércitos amenazaron con una in-
una ligera resistencia: el soplo del despotismo vasión formidable á la naciente República romal
apagó fácilmente la efímera llama de la libertad. na: españoles y napolitanos, franceses y austría-
De esa suerte se ha ido consumando la degra- cos; amigos del progreso y partidarios del retro-
dación de la Italia, á pesar de sus gloriosas ten- ceso; monarquistas y republicanos; ciudadanos

tativas, constantemente impotentes. Ni Roma que tenían interés en la conservación del nuevo
misma se libró de participar de la ruina general Estado, y subditos que debian esforzarse por ani-
de la nación; pero Koma, al menos, habia susti- quilarlo, todos de consuno se prepararon para
tuido una grandeza á otra grandeza; y si no era apagar aquella chispa de libertad. Roma, sin
ya la conquistadora del mundo conocido en los sin embargo, no se dejó intimidar: al anuncio del
dias de su mayor esplendor, era aún la capital peligro, 236 municipalidades pertenecientes á
del mundo cristiano. los Estados romanos, renovaron sus seguridades
Semejante en muchos puntos la revolución de de sincera adhesión a la República, y declararon
Francia de 1848 á la de 1830, pinta hasta ahora á nombre de las poblaciones, que la ecsistencia
en tener resultados muy parecidos también. Tam- de ella, y la cesación del poder temporal, forma-
bién ahora, como entonces, han sucumbido ante rían en lo sucesivo la doble condición de su ecsis-
el poder del mas fuerte. Ese germen, que ha tencia.
brotado ya dos veces del suelo con tanto vigor, Para defenderse contra los agresores, se formó
acabará por echar raices y fructificar, eso no tie- un ejército que pronto contó 14.000 combatien-
ne duda; pero sabe Dios cuánto tiempo tardará tes sobre las armas. Formábanlo en su mayor
todavía esa época feliz, cuántas revoluciones ha- parte romanos, aunque también habia nativos de
brá aún que emprender infructuosamente, y los Lombardía, de Toscana y de otros varios puntos
torrentes de sangre con que será preciso regar de la Italia, que veian con fundamento en aque-
ese suelo en que tanta se ha derramado ya. lla cuestión, no la lucha de un Estado amigo, si-

Cuando Pió IX ascendió al pontificado, llenó no el principio de la realización del gran pensa-
al mundo de admiración por sus virtudes y por miento de la nacionalidad italiana. Con razón,
sus principios liberales, tan opuestos á los de sus pues, se ha quejado Mazzini de que la destruc-
antecesores. ¿Por qué el gran sacerdote de Cris- ción de esa obra importante, sea debida al sobri-
to no ha seguido hasta el fin ese camino que le no del hombre que decia en Santa Elena: "La
concitaba las simpatías, el amor y el respeto del unidad de costumbres, de lenguage y de literatu-
mundo? Dejémonos de comentarios sobre mate- ra, prueban que la Italia está destinada á no

rias delicadas, y continuemos nuestra reseña. formar mas que un solo pais."
Al estallar en Roma la revolución que dio la Así, pues, gobierno, pueblo, guardia nacional

muerte ministro Rossi y obligó al Papa á re-


al y ejército, se unieron estrechamente para defen-
fugiarse en Gaeta, la comisión que dejó S. S. der contra las bayonetas estrangeras las institu-
nombrada para encargarse del gobierno, rehusó ciones que se habian dado. Un ejército francés,

entrar al desempeño de sus funciones: dos dipu- mandado por el general Oudinot, puso sitio á la

taciones enviadas succesivaracnte á Pió TX para ciudad eterna; y cuando sus valientes soldados
que volviese á Roma, nada consiguieron. En se apoderaron de ella, fué después de reñidos y

este estado acéfalo, del que no podia resultar mas sangrientos combates, en que los romanos hicie-
que la anarquía, se adoptaron como medidas sal- ron cuanto podia esperarse de un pueblo que
vadoras, la cesación del poder temporal y el ea- combate por su independencia y por su libertad.
tablecimiento de la República. Esto fué obra Cuando un pueblo so distingue en la defensa
de la asamblea que se denominó constituyente. de una causa cualquiera, de la manera que loa ro-
Instalado en consecuencia el poder ejecutivo, manos lo han hecho, el mejor elogio que puede
que encomendó primero á una comisión, y
se hacerse de un individuo, es decir que él ha sido

después á un triunviratOj el nuevo gobierno co- uno de los que han estado á su cabeza en los mo«
aARIBALDI. 549

mentos del peligro. He aquí lo que ha sucedido que rigió el primero los destinos públicos, no hu-
con G-aribaldi: general en gefe del ejército de Ro- bo una sola condenación á muerte por delitos po-
ma, ha tomado pS.rte en todas sus fatigas; ya en líticos, ni un solo destierro procedente de la mis-

espediciones fuera de la ciudad, ya en el recinto ma causa, ni un solo tribunal escepcional esta-


mismo de sus murallas, Garibaldi ha dado tales blecido con ese objeto, ni un solo diario suspen-

pruebas de sagacidad y de valor, que aun hoy que dido por orden del gobierno, ni un solo decreto
pertenece ya al núu}ero de los vencidos, su nom- que coartase la libertad de la prensa. A la or-

bre es citado con igual respeto, por los soldados ganización del segundo han acompañado por el
que han' combatido á sus órdenes, y por los ene- contrario grandes escesos. Las cárceles se han
migos, de quienes se hizo temer en mas de un en- llenado: castigos de toda ckse se han impuesto;
cuentro. aun las ejecuciones capitales no han sido escasas:
Cuando Roma sucumbió, habia aún en Italia los gefes de la revolución andan proscriptos, bus-

otra ciudad que se defendía heroicamente contra cando refugio en el suelo estrangero: la libertad
sus enemigos: Venecia resistía, en ün sitio que se de la prensa ha acabado: la individual y la polí-

ha hecho memorable, á las tropas austríacas, man- tica han desaparecido. La influencia siniestra
dadas por el viejo general Radetzky. G-aribaldi del Austria se ha sobrepuesto á la bondad del
logró penetrar en !a ciudad sitiada para comba- corazón de Pió IX; y por eso aun la amnistía
tir al lado de sus defensores, á quienes acompañó que ha otorgado, casi no comprende mas que á
hasta la última estremidad; y si en toda la esten- los que no la necesitan.

sion de la Italia el terror de las armas de los ven- ¿Cuál es, pues, el porvenir que está reservado
cedores no hubiera alcanzado una pacificación de á Roma, á la Italia entera? Por lo pronto, nada
vencimiento y de debilidad; si en algún punto de halagüeño aparece: lo presente no hace concebir
.ese territorio quedase aún algún vestigio de la grandes esperanzas de lo futuro. Nunca está
lucha que emprendió el inmortal rey Carlos Al- una causa mas abatida, que cuando acaba de ma-
berto, allí estarla Graribaldi para prodigar en nue- lograrse una tentativa hecha para defenderla. El
vos combates la generosa sangre que corre por sus vencimiento de Carlos Alberto en Novara, el de
venas. Roma, y el de V^enecia, anuncian á la península
Espatriado hoy, vagando de lugar en lugar, sin italiana un largo periodo de nueva esclavitud, mas
patria y sin fortuna, su porvenir es brillante to- ominosa aún, mas cruel que la vieja á que quiso
davía. Se le ha ofrecido ya el mando del ejérci- poner término. Compadezcamos á esos pueblos
to de Montevideo, que se asegura está dispuesto sobre los que pesa hace tanto tiempo la mano de
á aceptar; pero de todos modos, á no ser que una hierro de la fatalidad.
muerte prematura corte el hilo de sus dias, ó que Pero no hay que desconsolarse por eso: en la
los sucesos quaÉ)burran sean tan insignificantes vida de las naciones, los años son los dias ^ de su
que ninguna ilustración pueda nombre crecer, el ecsistencia. Que trascurran algunos mas; y aca-
.de Garibaldi volverá á sonar en el mundo como so un nuevo esfuerzo, mas simultáneo, mejor com-
el de uno de los personages de quienes es amiga binado, menos combatido y atacado, harán por
la celebridad. fin, que no formen mas que una sola nación to-

Y en tanto que el general del ejército romano dos los pequeños Estados en que hoy se halla
come en la actualidad el pan amargo de los pros- dividida esa península, tan privilegiada por su
criptos, la ciudad que defendió con tanto ardi- clima, por su belleza, por su música, y por sus
miento, sufre todas las humillaciones, todas las recuerdos eternos.
calamidades, que son consecuencia natural del confiamos en la realización de esa
Sí, nosotros
vencimiento. Las reacciones son espantosas en
profecía, que Alejandro Dumas ha puesto. en una
toda restauración: la que acaba de verificarse en
oda bellísima, en boca de un cantor romano: nos-
Roma no ha desmentido en esta parte tantos
ejemplos de esta verdad, como hay consignados en otros confiamos en que el porvenir oculta en su
la historia. seno un dia que la libertad vendrá á repetir á
El contraste que ha formado la conducta ob- la Italia las palabras que Cristo dijo á Láza-
servada por el gobierno provisional, respecto de
ro en su ¡sepulcro:— "LEVÁNTATE."
la seguida por la comisión de los cardenales, ha
sido sobremanera notable. En loa cinco meses [Escrito para el Álbum.]

TOil. II. —XXIV. Ó


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(«I&AIIÍ raUCAISO 'BiJE JBAJaE-A.ílElStA.HÍTA.0

A cosa de una legua de Bade, en medio de los Dios nos dará lo que nos falte, porque yo tam-
bosques y sobre el declive de una colina, desde bién antes de hablaros, esperimentaba una viva
donde se descubre á Strasburgo y al Rhin, que inquietud. No tenemos ya la fuerza de cultivar
corre como una serpiente de plata entre las coli- nuestro jardin, los socorros que recibimos son in-
nas y prados, se halla un antiguo convento. Un suficientes. Solo nuestro altar de la Virgen, es-

ermitaño construyo en este lugar una celda y tá limpio, adornado de flores é iluminado como
una capilla el año de 1411. Numerosos discípu- antes.

los vinieron poco después á reunirse al anciano, — Es verdad, respondió el mas joven, recemos,

y algunas personas caritatiavas proporcionaron hermano. La oración, como ha dicho San Juan
los medios de estender las habitaciones
y cons- Crisóstomo, es el elemento del alma: sin ella, el

truir un convento. El ermitaño murió en 1451, alma no tiene vida.


y el margrave Jacobo regaló esta abadía á los Los dos padres se arrodillaron y comenzaron
franciscanos. La liberalidad de los Sueciores la á rezar.
engrandecieron y añadieron nuevos dominios. Los ayunos, la fatiga y las n|¿vaciones de todo
En estos últimos años solo hablan quedado dos género, acabaron de destruir Hfttoca salud que
religiosos: El uno agobiado de vejez y los dos quedaba á los padres. El mas anciano estaba
de pobreza. La limosna que colectaban bastaba en cama hacia mucho tiempo: el otro se arrastra-
apenas para mantenerlos y costear el cirio que ba lentamente á pedir limosna á las aldeas veci-
constantemente ardia delante de la Virgen. nas, y lo poco que juntaba lo daba á su desgra-
Una vez que el que podia salir, regresó mas fati- ciado compañero, asegurándole que se quedaba
gado que de costumbre, el enfermo le dijo: cíTn su parte.

Hermano, me parecéis hoy muy abatido, En una de esas noches de otoño, tristes, som-
¿qué tenéis? Me entristecéis. ¿Qué seria de brías y lluviosas, un limosnero de los alderrcdo-

vos si el Señor me llamara á la otra vida? res "de Stairabach acaba de recorrer algunas al-

— No sé, hermano; pero de poco tiempo á esta deas y de llenar dos grandes alforjas. Habién-
parte pasa algo de siniestro en mí, y temo que dosele hecho tarde, se dirigió al monasterio don-
me suceda una desgracia. de se propuso pasar una noche de reposo y do
— Sed mas fuerte, hermano. Dios no abando- quietud, como sucedía antiguamente en los mo-
na jamás á los suyos. nasterios.
— No es la fuerza lo que me falta, respondió Llegado delante de una pequeña puerta late-

el mas joven de los franciscaoos, sino la resig- ral de esta abadía, otra vez tan floreciente y tan
nación. rica, observó que la puerta estaba solamente en-

— Pues bien, oremos juntos, y os aseguro que ^


trecerrada, la empujó con el pió, y entró en un
.

LOS FRANCISCANOS DE FREMEESBERG-. 551

patio lleno de escombros y áe ruinas. La clari- dos pobres criaturas poseían: dijo en alta voz el
dad del cielo le permitió observar detrás del co- Oficio de Difuntos, mientras el otro recitaba los

ro, dos recámarare todavía habitables y que otra responsos al pié del lecho.
vez hablan servido de sacristía, Entrando á la Cuando terminaron, el anciano como si hubie-
primera pieza, vio una lámpara que alumbraba se recibido una inspiración, levantó los ojos y los

lentamente este lugar y escuchó el coloquio si- fijó en la imagen de la Virgen que iluminaba

guiente. en este momento un rayo de luz.


— ¿Hermano, dormís? dijo la voz de un hom- — Hijo mió, hé aquí el vestido de que habla
bre anciano. San Agustín, ved el ropage de la inmortalidad
—No, rezaba: respon'dió el hermano, porque, de que seremos revestidos en el cielo.

os lo digo, alguna desgracia me amenaza. En Al mismo instante el viejo relox de la abadía


esta voz habia alguna cosa juvenil y doliente que dio doce campanadas. Bendigamos á Dios, hijo
causaba piedad. mió, y dadme vuestra mano

Hermano, dijo el viejo:, tened confianza en
la ProvidAcia. Veo muy prócsimo el fin de En una hermosa mañana de otoño el guarda
nuestra miseria. bosque fué conducido por sus perros que perse-
— Dios lo quiera, dijo el mas joven, y algunas guían un halcón á las cercanías del monasterio.

lágrimas se escaparon de sus ojos y cayeron en El sol estaba alto y el calor convidaba al re-

sus manos enclavijadas. poso.


—Escuchad, hermano, y tened valor: una vi- — ¡Pardiez! dijo el guarda-bosque, limpiándose
sión santa acaba de iluminarme. He visto en la frente, estoy tentado á refrescarme un poco en
sueños que por la intercesión de la Santa Virgen este convento. Se dice que hay monges que son
María, Dios nos concedía una gracia que no pue- ricos como los reyes. Estoy seguro que tendrán
do revelar. algunas-botellas. Como el guarda bosque en-
— j Ah ! hermano, respondió el desgraciado contró las puertas abiertas entró buscando á los
franciscano. Temo que y ya que es
os engañéis, monges y al vino añejo. Llegado que hubo á
menester confesarlo, hace tres dias que una violen- una especie de oratorio contiguo á una recámara
ta calentura me devora. — Si os dejo solo, ¿quién donde estaban dos camas, donde ni los perros ha-
tendrá cuidado de vos? blan querido acostarse, vio un viejo de rodillas
El acento del joven franciscano estaba lleno cuyos ojos húmedos y cuyas manos enclavijadas
de tristeza y de bondad. anunciaban un profundo dolor. Este pobre se
— No tengáis temor. Dios se encargará de levantó cuando el guarda-bosque se acercaba y
mi suerte, respondió el viejo con confianza. desapareció en breve entre los montuosos sen-
— ¡Ah! ser||^enester que os lo confiese. Voy deros.
á morir. — Es singular, dijo el guarda-bosque; este po-
— No, hermano mió, pues que Dios os ilumina,
bre no parece muy contento de los monges, y sin
es menester confesaros lo que yo no queria reve-
embargo, sus alforjas están llenas, y diciendo es-
laros. A las doce de esta noche deberéis morir.
Son las once, recemos. to entró en la segunda recámara. Allí se encon-

Los dos oraron en silencio. Poco antes de las tró arrodillados dos monges en el altar de la Vir-
doce, el joven esclamó: gen. Sos ojos estaban vueltos hacia el cielo, sus
—Dios sea bendito, hermano; pero vos. . .

bocas sonreían. Los dos se daban la mano, la otra


El anciano esclamó con una voz fuerte y so-
estaba colocada en su corazón.
lemne.
— Habéis podido pensar que mi alegría habría — Es singular la manera como rezan estos mon-
sido completa si os hubiese dejado partir solo. ges, volvió á decir el montero. Se adelantó pa-
Bendigamos á Dios, pues que ninguno de los dos ra hablarles ....
verá al otro muerto.
Estaban muertos.
—Dios sea bendito, esclamó el joven fran-
ciscano.
Un momento después, el enfermo se levantó
JiSj^.
sin dificultad, encendió el último cirio que las
=^^'' ^& '& '^

E LOS AUTOS SACRAMENT

Cuando el emperador Sigismundo, después de Si auctore se Germanice schola luserit


una larga ausencia que liizo del Concilio Constan- Grcecanicis et Roinuleis lusibus.
ciense, se restituyó á aquella ciudad á 27 de Ene- Alábale también por ello Sebastian Brandf,
ro de 1417, así por el ansia con que fué deseado, en la dedicatoria al obispo de Wormes, que puso
como por el éesito de los planes que habian dado al frente de este drama; donde dice:
motivo a su ausencia, fué recibido de los padres Accipe, Vangionu7n prcesid venerande.^ Joannis
del concilio, y de los embajadores, y de todas las Capnionis nostri cómica dulciloqui:
clases y órdenes del estado, con estraordinarias Quo (Luce Germanos comoidia prisca revisit,
muestras de regocijo y de gratitud. Señaláron-
Et meruit soccis Rhenus inire novis.
se entre todos, los obispos ingleses, obsequiándo-
El erudito Vonder Radt., en su Historia del
lo con un nuevo espectáculo, ó por lo menos, no
Concilio Coüstanciense(tít. IVpág. 1089, 1091.)
visto en Alemania basta entonces. Y fué una
queriendo no defraudar de esta gloria á los ale-
comedia sagrada, que en España se llama Auto
manes ni á los ingleses, dice que los ingleses in-
Sacramental, preparada para que se representase
trodujeron en Alemania las representaciones dra-
á presencia del emperador el domingo 31 de Ene" máticas, y Reuchlin fué el primero que introdujo
ro, sobre el Nacimiento del Salvador^ la Adoración
en ellas el lenguaje del Parnaso.
de los Magos y el Martirio de los inocentes. Para
Ingeniosa es esta conciliación. Mas nosotros,
que estuviesen mas diestros los actores, dispusie.
sin intentar que sean despojadsft estas dos nacio-
ron que algunos dias antes ensayasen la repre-
podemos
nes de la gloria que por ello les^abc,
sentación de este drama á presencia de los ma- XIV,
asegurar que ya en el siglo esto es, cien
gistrados de la ciudad y de otras muchas perso-
años antes del Concilio Constanciense, se habia
nas distinguidas. Este hecho, anterior á la épo-
introducido en España esta especie de represen-
ca en que vivió Jican Revchlin^ conocido también
taciones sagradas, así en los templos, como fuera
por el nombre de Capiion (*), prueba la equivo-
de en sus atrios y en otros pai'ages públi-
ellos,
cación de los que á este célebre crítico y juris-
cos. Las primeras escenas de esta clase fueron
consulto atribuyen la invención de esta especie
las de la pasión del Salvador, de lo cual quedan
de dramas. Alegan para ello la comedia que mu-
aun vestigios en las representaciones, parte
compuso en versos latinos, y se representó el año das, parte habladas de la sentencia de Pilato, del
de 1497 en Ileildelberg, en la casa del obispo de
descendimiento, del encuentro de la Virgen con
Wormes. En el prólogo de esta comedia parece
su santísimo Hijo en la calle de Amargura, &c.,
atribuirse 'Rev.chlin el haber introducido en Ale'
que se conservan en algunos pueblos. En la ca-
mania las representaciones cómicas. Dice así:
pilla mayor de la catedral de Valencia se repre-
Opiat poeta placeré pavx:is versihus;
sentaba el dia do Pentecostés la -^venida del Es-
Sat ess". adej)f,um gloricp. arbitratus est,
píritu Santo, y un año bajó tanto fuego, que re-

(*) Rcuchil en alemán y Capnio en latin es dujo á cenizas el altar mayor. Esta tragedia pu-
el humo. j
so ün á aquel drama llamado RUlomela.
OmaEN DE LOS AUTOS SACKAMENTALES. 553

A otras muchas de estas invenciones dio lugar notables con las figuras ó geroglífieos escogidos
de la fiesta del Corpus, en cual para designarlas. Sirva de muestra el hombre
la institución la.
que pintaron con sombrero y sayo rojo en el sig-
Se representaban al vivo varios pasages del Viejo
no de caña que con-ia entonces, para señalar el
Testamento, alusivos á la institución de la Euca- año en que ocuparon su tierra los españoles. Tam-
ristía. Señaláronse en esto Toledo y Valencia, bién escribían con imágenes y geroglífieos los par-
En esta ciudad se conservan aún las representa- lamentos y arengas de los embajadores y orado-
res, y los cantares de sus poetas,^ de cuyo uso que-
ciones de la creación del mundo, de la oaida de
dan aún vestigios en algunas de aquellas nacio-
Adán, y otras que se hacen en la antigua lengua
nes. Para quejarse un indio de un español, de
lemosin, antes de salir la procesión del Corpus, quien se creía agraviado, era común entre ellos
en unos carros triunfales antiquísimos, que lla- pintar un español y un indio, denotando en la
actitud de las figuras el agravio que se le hizo, y
man rocas. El gusto de esta especie de dramas
con esto iba al virey, ó á la audiencia, ó al corre-
llegó á muy alto grado en el siglo XVII. A él
gidor á quejarse. A
este modo, cuando se redu-
se debe la multitud de Autos Sacramentales que elan á vivir en pueblos abrazando la religión cris-
compusieron Calderón de la Barca y otros poe- tiana, soüan pintar el sí??ibo!o de la fé y las ora-
tas de aquel tiempo. Representábanse primero ciones del padre nuestro y ave María^ con imáge-

dramas en templo; desterráronse de nes y alusiones muy ingeniosas, En la confesión


estos el él,
general para denotar las palabras. Yo pecador me
viendo que en ello se esponia á muclias profana-
conjieso, pintaban un indio hincado de rodillas á
ciones el lugar sagrado; mas adelante se creyó los pies de un religioso. Para espresar las pala-
que era ageno del decoro de la religión, represen- bras, A
Dios todo poderoso, formaban tres rostros
tar sus misterios en un teatro profano, y se pro- coronados: Y
á la gloriosa Virgen María un
dibujo de Nuestra Señora, de medio cuerpo, con
hibieron de todo punto. Las únicas reliquias que
un niño: Ya
San Pedro y San Fablo.¡ dos ca-
quedan en España de esta antiquísima costumbre, bezas con coronas, y unas llaves y una espada.
son los dramas de las Rocas de Valencia, y el de A este modo, dice el docto Fr. Gregorio García,
la Asunción de nuestra Señora, que se representa, haber visto escrita la confesión por algunos in-
dios, supliendo con caracteres lo que no podían
en antiguo lemosin, la víspera y el dia de esta
espresar con imágenes.
festividad, en el suntuoso templo de Santa María
De los indios del Perú dice también, que por
de la villa de Elche: espectáculo por una parte
este mismo mandamientos del
estilo escribían los
grandioso, y por otra ridículo, que se han empe- Decálogo, añadiendo en cada uno de ellos cinco
ñado en abolir algunos obispos celosos, pero sin cifras queles recordasen su quebrantamiento.

fruto. Acaso se lograrla esto, si á los mandatos Lo mas ordinario en las naciones de la América
Meridional era usar de cpápos, que son registros
precediese la instrucción. El contraveneno de la
de ramales con nudos grandes y pequeños de va-
superstición y de la preocupación, no es la vara
rios colores,con cuya diversidad espresaban cuan-
del poder y de la autoridad, sino la instrucción to pueden decir los libros de historias, leyes, go-
sólida en la buena doctrina. biernos municipales, ceremonias, tratados de co-
mercio, cuentas de negocios privados; en suma,
todo lo necesario para el régimen y para los usos
de la sociedad. Cada guipo era un manojo de
USO DE GEROGLIFICOS EN AMBAS ABIERICAS. ramales que servia de libro para un género de
cosas: en cada manojo de estos habia innumera-
bles nudos y nudillos, é hilos gruesos y delgados,
A varias conjeturas sobre el origen de los in- blancos, rojos, verdes y azules, y de tantas me-
dios ha dado ocasión el uso.que hacian de imá- dias tintas que, así como nosotros, dice Solórza-

genes y geroglífieos, y otros .signos para sus ca- no, de veinticuatro letras combinándolas en di-
versas maneras, sacamos un sin número de voca-
lendarios, y para perpetuar en la posteridad he-
blos, así ellos de sus nudos é hilos y colores for-
chos ó sucesos memorables. Las cosas que te- maban la significación de infinitas cosas.
man figura las ponian los de Nueva-España con Como con este género de escritura del Perú no
sus propias imágenes; las que no tenian imagen tienen analogía los geroglífieos usados, así por
propia, las designaban con caracteres demostrati- los antiguos egipcios y cartagineses, como por loa
pueblos asiáticos, y menos aún los que conservan
vos de sus mas notables propiedades. Para me-
los chinos y japones, esta originalidad ha dado
moria del tiempo de algún suceso, pintaban unas ocasión á vainas conjetui'as sobre los primitivos
ruedas, cada una de las cuales comprendía un si- pobladores de aquella vastísima región: cuestión
glo,que eran cincuenta y dos años: y al lado de . que no es fácil decidir demostrativamente.
estas ruedas, iban pintando por orden las cosas —— «H-
mirn^ m
- La especie humana pasa en su vida por tres un número inmenso de "Flo-
nión, á que asistió
«stados ó condiciones diferentes: el primero, el de res Animadas,
" y después de una discusión de

la inocencia, en que el hálito del vicio no ha las mas luminosas y filosofías, quedó resuelto

manchado aún la pureza del corazón: el segundo? que se emprenderla la marcha para el palacio de
el de las pasiones, que es también el de las faltas, la Encantadora, con el objeto de implorar de su
porque entonces la violencia de los sentimientos bondad, que á un nuevo toque de su vara se ve-
se sobrepone á los consejos de la razón, y á los rificase otra trasformacion, volviendo las flores á
preceptos de la religión y de la moral: el tercero su primitivo estado.
y último, el del arrepentimiento, en el cual el al- El entusiasmo con que se adoptó esta resolu-
ma, después de haber probado los amargos frutos ción fué tan estremado, que en el acto se quiso
del desengaño, solo halla hastío en lo que antes ponerlo en ejecución, recordando que el refrán
le ofreciagrandes placeres, y busca en la repara- dice: "El llanto sobre el difunto." Púsose, pues,
ción de los estravios el consuelo porque tanto en camino la comitiva, por senderos desconocidos
anhela. para los verdaderos mortales, y en los cuales guia-
Las flores, con cuya historia hemos ocupado ba á las Flores un instinto maravilloso. Des-
tanto á nuestros lectores, pasaron también por pués de una peregrinación larga y fastidiosa, se
esas metamorfosis. Cuando les ocurrió la diabó- llegó á la vista del suelo natal, que se deseaba
lica idea de convertirse en animales racionales, como los israelitas la tierra de promisión; y allí,
soñaron goces incomparables, asemejándose al ni- se dilató desde luego el corazón de los viajeros,
ño que desprecia los puros placeres de su edad porque el cielo era siempre azul, el aire siempre
por aspirar á otros, que no valen acaso tanto como balsámico, el sol siempre radiante, y porque ja-
aquellos. Después, cuando fueron revestidas de mas cesaba ni el suave murmurio de las fuentes
la carne humana, á consecuencia de la mágica y riachuelos, ni los dulces trinos de las canoras
virtud de la encantadora, sufrieron todos los pesa- aves, ni la apacible tranquilidad que reinaba en
res, todas lus angustias, todos los martirios á que la naturaleza entera, antes de la caida del primer

•está sujeto el hombre sobre la tierra: apuraron hombre. ¿Cómo, dijeron entonces las Flores á
Tiasta las heces la copa de delicias emponzoñadas; una voz, cómo hemos podido abandonar este Pa-
j- al disiparse aquella embriaguez facticia, no ha- raíso terrestre, por esa mansión de penas y sinsa-

llaron en el fondo de su corazón mas que un es- bores, que nos pintaba tan bella la fantasía, y en
pantoso vacio, mas difícil de llenar que el tonel que tan duras lecciones nos ha dado la adversi-
de las Danaides. Entonces vino el arrepenti- dad?
miento, que cundió con mas velocidad que el có- Ved á esos seres fugitivos formando una dila-
lera morbo, por aquella familia, que no tenia de la tada y vistosa procesión, acercándose al árbol,
especiehumana mas que la forma esterior, A bajo cuya sombra los espera sentada la Encanta-
moción de los mas di.sgustados del mundo y sus dora. Al divisar su rostro severo, mas de un co-

vanidades, se congregó un meeting, para el que, razón tembló, mas de un semblante se puso páli-
á semejanza de la csposicion que trata de hacerse do, temiendo, no tanto una cruel reprimenda,
ahora en Londres, se convocaron concurrentes del cuanto una negativa relativa á su solicitud. Pe-
universo entero. Celebróse en efecto aquella reu- ro como ya el peligro no podia evitarse, no que-
Cli. GeofíroT se.

EmEmm be las FLeiREi


>
EL REGRESO DE LAS FLORES. 555

dó mas remedio que afrontarlo; por lo que, la envidiemos su ventura, y regocijémonos con la
mas arriscada de la comparsa, dio tres pasos al esperanza de que una vida mil veces mas apete-
frente, recomendó el silencio mas profundo á sus cible nos espera á nosotros, si al despojarnos de
compañeras, y en un elocuente y sentido discur- esta carne terrenal, hemos purificado también
60 refirió la historia del tránsito de las Flores nuestras culpas en las aras del arrepentimiento.
por el mundo de los hombres y la resolución que (Escrito para el Álbum.)
hablan tomado, y acabó suplicando á la Encan-
tadora que no les negase la gracia que encareci-
damente le pedian, de que las volviese al estado INDIOS DESBAEBADOS.
que hablan dejado por locura.
La Encantadora contestó:
"Hijas mias, habéis sido demasiado culpables: Aunque en el Perú son desbarbados los indios

habéis cometido todas las faltas que os anuncié por lo común, tuvieran pocas ó muchas barbas, á
desde el primer momento de vuestra trasforma- no ser en opinión de ellos afrenta. Y así procu-
cion. Ahora, semejantes al hijo pródigo, volvéis
ran quitárselas muchos de ellos, y arrancárselas
á vuestros hogares, cuando la esperiencia ha con-
de raiz con unas pinzas que traen algunos, atadas
firmado lo que oísteis de mi boca. En^^^el primer
á los cordones ó toquillas de los sombreros, ó en
arrebato de mi indignación por vuestros estra-
víos, habia pensado castigaros severamente, lo las coronas de lana rollizas llamadas pillu^ que
cual era fácil de lograr con solo dejaros en el es- usaban los de Quito: ó en aros de dos ó tres de-
tado á que habláis querido pasar, porque estaba dos de ancho, como los usan los Ambocas, Caña-
convencida de que en el pecado llevaríais la pe-
res y Paltas: ó en los largos cíngulos llamados
nitencia. Pero la prueba de sabiduría que ha-
llautu, con que se ciñen los del Cuzco. En vien-
béis dado, me ha enternecido, y doblega mi seve-
do, pues, ó descubriendo algún pelo en la barba,
ridad. Puesto que conocéis y lamentáis vuestros
errores, puesto que queréis repararlos de la ma- por medio de una piedra reluciente que suelen
nera posible, accedo á vuestra petición, advirtién- traer en vez de espejo, echan mano de las pinzas
doos únicamente para teneros á raya, que si vuel-
atadas, sacan de de suerte que, á no ser
y lo raiz;
ve á haber entre vosotras síntomas de rebelión,
algún indio ladino que anda en trage europeo,
en el acto os devuelvo la forma humana, sin que
os quede ni la mas remota esperanza de recobrar casi todos los demás están sin barbas.

la natural por segunda vez. ¡Y ojalá que esta Bien es verdad, dice Fr. Gregorio Garcia, que
lección llegara á conocimiento de los hombres, en un pueblo de indios que está en Paita, puerto
para que os imitaran en el proposito de corregir- del Perú, echó de ver que son los indios barba-
se de sus aberraciones, teniendo presente que to-
dos, aunque no mucho. Y preguntando yo á los
das las culpas las lava el arrepentimiento!"
Dijo; punto desaparecieron de aquel ter-
viejos, como traían ellos barbas, y los demás del
y al

reno encantado todos los hombres y mugeres que Perú no, me respondieron: que como fueron ellos

lo cubrían un momento antes, apiñados al rede- los primeros que vieron á los españoles que en-
dor de la Pero en cambio, en todos los
maga. traron en el Perú, y velan que traían barbas, les
lugares que habia vacíos en aquel inmenso jar-
mando su señor y cacique que entonces tenían,
dín, aparecieron repentinamente multitud de ár-
trajesen todos barbas como los españoles, á quie-
boles, arbustos, plantas y flores de todas clases.
La vista se regocijaba con aquella infinita varie- nes por entonces tuvieron por gente mas que hom-
dad de colores y matices, que superaban á cuan- bres y divina, y tenían por honra parecerles en
to puede idear la imaginación. El olfato goza- las barbas. . . .Pero los demás indios. ... no so-
ba á su vez con los suavísimos y delicados per- en
lo no los quisieron imitar el vestido y traje,
fumes, que embriagaban los sentidos, producien-
pero aun en lo natural, que es tener los hombres
do una soñolencia en que aparecían unas tras
otras seductoras imágenes de bienandanza y feli- barbas. En Nueva-España se precian los indios

cidad. de tener barbas, aunque tampoco las traían antes


Tal es la suerte que hoy disfrutan las flores; de su conquista.
— .

'^^^^si3 eis^^^sis"

-i-*4>-^

mi eíytimaaG auxtao eC ^t. SD. ^níEEetiuo 'Wticto*

I. fombra cubria el pavimento y evitaba el ruido de


¡Triste y lúgubre es siempre el aposento de las pisadas; en una de las paredes laterales habia
un enfermo! Parece que se respira en él la atmós- dos ventanas anchas y grandes, que daban hacia
fera fría y húmeda de una iglesia; parece que el un primoroso jardin, iluminado á aquellas horas
silencio de las tumbas pesa sobre corazón y
el por los rayos pálidos y apacibles de la luna;
comprime sus latidos. Nada importa que el apo- empero estas ventanas estaban interiormente cu-
sento sea lujoso: podría decirse que el dolor es biertas con dobles cortinas azulesy blancas: en
como una nube que empaña el brillo del oro; y elestremo mas lejano del aposento, sobre una
además, ante esos muebles y esos adornos que mesa de mármol, frente á un rico espejo, habia
el hombre ha inventado para su comodidad, la un quinqué encendido, que á través de su bomba
enfermedad adquiere un aspecto mas sombrío de cristal deslustrado, recubierta con una masca-
por el contraste! .... da de gaza verde, derramaba una débil claridad,
Hé aquí lo que sucedía á principios de 1847, que aumentaba la melancolía del lugar. No lejos
en una de las mas
y elegantes casas del
bellas del quinqué, sobre otra mesa pequeña estaba la

barrio de San Cosme, á donde vamos á ser es- imágtín de la Virgen Dolorosa, esa inseparable
pectadores de uno de esos dramas de familia, compañera de todos los que padecen; esa estrella
terribles, pero que pasan y quedan desconocidos, de consuelo á la cual todos vuelven sus ojos en
porque no tienen mas testigos que los mismos in- las horas de angustia. . .

teresados. Por último, en el centro de la pieza y frente


Serian las diez de la noche, y en una de las á las ventanas, se veia una cama pequeña con las
piezas de dicha casa, se hallaban reunidas tres colgaduras recogidas.
personas, Fumcrgidas en ese silencio, que anuncia Sobre la cama descansaba un hombre, y su res-

la gravedad del enfermo á (juicn se cuida, ó la piración áspera y desigual, era lo único que iu-
profundidad de las meditaciones a que se entre- terrumpia el silencio. De este hombre &0I0 se

gan los que velan. percibía una parte del pecho por entre la abertu-
La pieza era de bastante estension, pero aun- ra de la camisa, y el rostro; todo lo demás esta-

que estaba adornada con esmero, tenia ese aire ba cubierto con la ropa de la cama. . . . Parecía
de solemnidad peculiar de las piezas grandes, que dormido; pero como si se hallase agobiado por
impone tanto á la imagiriacion: una tupida al- un sueño terrible, su pecho se elevaba con vio-

(•) Esta novela pcrtenecíí á la colcrriori, que, coa el título de llora» «le 'JTriiitcza, está escribiendo nuestro
amigo D. Florencio M. del Caatillo. — RR.

¡HASTA EL CIELO! K^l


OOk

lencia y se señalaban distintamente todas ous encanto irresistible; criaturas formadas para el
costillas. El rostro no participaba de esta agi- amor, pero para ese amor lleno al mismo tiempo
tación, y, por el contrario, con su inmovilidad y de idealismo, de voluptuosidad y de delicias, que
con la palidez verdosa y desagradable que lo cu- absorve el alma, que estravia la razón, que hace
bría, se le hubiera tomado por el de un cadáver; concebir el deseo de agotar la vida en una hora,
sus mejillas estaban hundidas *y llena de arru- instante de felicidad indescriptible! .... Era
gas la frente; al rededor de sus ojos, que á causa una de esas mugeres que necesitan de las impre-
de la estenuacion del rostro parecían de un tama- siones,como la tierra sedienta necesita de la llu-
ño estraordinario, se distinguía un círculo oscu- via,como las plantas necesitan del calor del sol;
ro, su nariz estaba afilada y trasparente y bajo pero cuya alma no empaña ni la mas ligera nube...
sus labios secos se percibía la punta de los dien- Sin embargo, la postura que conservaba aque-
tes amarillos y deslustrados por la calentura. lla:muger, junto á la cama, era tan llena de ino-

Asemejábase aquel rostro al de un anciano acha- cencia, de abandono, de gracia }'' sencillez, que,

coso; mas ecsamiuándolo con atención, se cono- sin mirarla el rostro, sin sentir el relámpago
cía que el enfermo era un joven, pero uno de eléctrico de su mirada, con su vestido blanco pa-
esos jóvenes que han destruido su salud, su vida, recía una niña que jugueteaba junto á la cama
en los escesos y que envejecen á los veinticinco de su madre.
años. En efecto, en aquel hombre que apenas La otra persona que se hallaba en la estancia,
contaba veintisiete, todo anunciaba una de esas era un joven que permíanacia en actitud medi-
muertes tempranas y terribles que son el fruto tabunda, á la. derecha del enfermo. Tenia la

del libertinage; todo en él estaba niarchito á es- cabeza inclinada sobre pecho y los brazos cru-
el

cepcion de su mirada, en la que brillaba todavía zados sobre los muslos; apenas se veía una parte
la vida y la juventud, como si allí se reuniesen de su frente, blanca como la azucena, y su cabe-
todas sus fuerzas antes de estínguirse, como se- llera fina y rizada, que caía hacíalos lados en
reune toda la llama en la punta de la lámpara desorden; todo revelaba en él una hermosura no-
y
brilla un momento antes de volar hacia el cielo..., ble y varonil.
¡Mirada llena de poder, de espresiou, de en- En esta posición pasarian media hora; media
canto,como la vida cuando se va á abandonar! hora eterna, porque el tiempo es muy lento en su
Mirada en la cual se revelaba toda una alma lle- marcha cuando se acompaña con el silencio y el
na de fuego y de energía. ¡Lástima y triz-. . . dolor. Al fin el enfermo se movió y clavó su
teza causaba ver aquel joven inclinado hacia la mirada en la joven que tenia al lado.

tumba, como la planta que no tiene jugo de que — ¡Pobre Dolores! le dijo con una voz áspera,
alimentarse, cuando debiera alzar su frente or- pero en la que se conocía el sentimiento; ¡pobro
gullosa! Dolores, cuánto te hago pad.ecer! ....
A ambos lados del enfermo velaban dos per- Un sollozo interrumpió sus palabras, pero su
sonas; un hombre una muger. vista no se separaba del rostro de la joven; era
Esta última estaba ari'odillada sobre el suelo una mirada elocuente que decía lo que los labios

junto á la cama y tenia entre sus manos la iz- nunca podrán espresar ...

quierda del enfermo, estrechándola contra su — ¡Perdóname, continuó, pero soy tan egoísta
corazón como si quisiera comunicarle su propia que no quisiera separarme de tí.... Cuando estás
vida. lejos, no sé lo que siento; es como si me arranca-
Era una muchacha de diez y ocho años; de ran el alma.... porque tú eres mi alma.... porque
estatura mediana, delgada de cintura, pero de tú reanimas con la luz de tus ojos, la llama de
formas llenas y torneadas; de piel suave y deli- mi vida que se estingue.... ¡Pobre niña!.... ¡yo ta
cada como el pétalo de la rosa, color apiñonado, compadezco!.... ¡tan joven, tan linda ¿verse unida
labios un poco gruesos, pero rojos, húmedos, enr á mí?....á mí qu€ ya no soy ni sombra de lo que
treabiertos, escitantes. ... sus ojos eran negros era?.... á mí á quién Dios castiga de un modo tan

como el terciopelo y su frente ancha, tersa y tra,n- terrible?.... Pero, ¡si supieras cuánto te amo!....

quíla como un lago. Su cabello era negro, con Volvió á interrumpirse el enfermo, agobiado
visos azulados y reluciente como el plumage de por la amargura de aquellos pensamientos, y sus
un cuervo. . . . Era una de esas jóvenes por cu- palabras era lo único que se oía.
yas venas circula fuego; mugeres dotadas de un -
—Veto á descansar, dijo al cabo de un rato
TOM. II. —XXIV. 71
558 ¡HASTA EL CIELOí

con voz mas tranquila; vé á dormir niña de mi esbelta y graciosa, un talento despejado, imagina-
alma.... Si te desvelas esta noche también, maña- ción vivísima, y alma llena de energía; cualidades
na estarás pálida y tus ojos no brillarán como todas, que dirigidas con tino, conducen al bien;
aliora.... ¡Vamos, añadió, procurando sonreírse, pero que cuando se abandonan á sí solas y se tuer-
ya sabes que yo vivo en tus ojos, no quieras acor- ce su inclinación, les sucede lo que á los aceites
tar mi vida marchitándolos... esenciales, se arrancian y aumentan el mal, ó lo
Y tú lo mismo, Manuel, hermano mió! dijo que á los caballos cuando los conduce un ginete
volviéndose del otro lado, hacia el joven pensati- torpe.
\
vo; vé á dormir.... me siento aliviado, y dormiré El padre de Antonio tenia ese horrar instinti-

también.... vo hacia la instrucción, que caracterizaba á los


—No tengo ganas de dormir, respondió Ma- comerciantes españoles del siglo pasado; queria
nuel con voz levantando su rostro y diri-
triste, que su primogénito siguiese la can-era del comer-
giendo su mirada dulce é inteligente hacia su cio, en la cual él habia hecho una fortuna consi-
hermano. derable, y Antonio durante sus primeros años, no
—-Hace algún tiempo que te veo triste, Ma- aprendió mas que á leer, á escribir mal, á contar
nuel..., ¿qué tienes?.... ¿por qué no me cuentas tus muy bien, á rezar y á bajar los ojos delante de
pesares? ¿No sabes que te amo como a un hijo?..:. su padre. Tal vez esta educación se hubiera es-
Pero ¡vaya!.... Si es por mí, no te aflijas.... Dios tendido á otros ramos de primera necesidad; pero
es clemente, y me dará la salud..,. los sucesos políticos de aquella época lo impi-
Después de esto, el enfermo atrajo hacia sí, dieron.
eon un ademan de amor inefable, á su esposa y El padre de Antonio ni por sus creencias, ni
á su hermano; los rodeó eon sus brazos y los es. por su instrucción podia mirar con simpatías la
trecho sobre su corazón.... las megillas de los tres emancipación de América. Creía firmemente que
se tocaron; el enfermo dejó caer su cabeza sobre éste era un crimen por el cual los mexicanos to-
la almohada, sonriendo, pero Dolores se separó dos iban á recibir del cielo un castigo terrible, y
ruborizada, y Manuel mas meditabundo fué á atribula tantos desórdenes á la mala educación
tenderse sobre un sofá. que recibían los jóvenes; á esa instrucción, á esa
A pocos momentos salió Dolores de la estan- libertad tan fuera de propósito que se les daba.
cia, después de haber disminuido la luz del quin- Ecsaltado con estas reflecsiones que creía jus-
qué, tas, conmovido por los sucesos contemporáneos y
deseando preservar á sil familia del contagio, el
II.
comerciante se aisló entre las paredes de su casa,
Para que nuestros lectores puedan apreciar los abandonó y adoptó para Antonio un
los negocios
sucesos de esta historia, nos es preciso volver los método de educación enteramente conforme con
ojos hacia tras; pero seremos breves en esta re- sus mezquinas ideas y prcocnpacionos.
vista. Antonio no fué nunca h la escuela; no tuvo
Antonio era uno de esos jóvenes á quienes pier- amigos; no trató con nadie, á escepcion de su pa-
de una educación demasiado severa; mariposas dre, que para hacerlo humilde, según, decia, apa-
que permanecen mucho tiempo encerradas, y que rentaba para con una rudeza y severidad es-
él

cuando salen á la luz, el primer rayo las des- traordinarias. Así, pues, para Antonio no hubo
lumhra. esa edad florida en que los niños gozando su li-

Era un comerciante español, de aque-


hijo de bertad, rien, juegan, charlan Desde muy chico,
llos que llegaban á México en tiempo del gobier- por el contrario, fué silencioso, tímido, hipócrita.
no vireinal, y que traían de su pais todas las Pasaba el dia entero leyendo el Electo y Dcside.
preocupaciones de la gente baja, sin poseer ningu- rio, ó haciendo cuentas; las ünicas personas con
na de sus virtudes, ni la mas ligera instrucción. quienes a veces hablaba, oran las criadas, que le
Harto conocido es el carácrer de esta clase de contaban cuentos espantosos de brujas y muertos;
hombres, de los que, como un recuerdo de nues- estaba acostumbrado á no dirigirle nunca la pa-
tra esclavitud,quedan aún algunos vastagos, para labra á las personas de respeto; sus paseos se re-
que sea necesario hacer una descripción niinu- duelan á todos los domingos á la Iglesia, y par
ir

cio.aa. ra él no habia mas mundo que su casa


Antonio recibió del cielo en dote una figura En esta ignorancia profunda, en este aisla-
¡HASTA EL CIELO. 559

miento terrible pasaron sus primeros años; esa ña moreníta, cuya boca parecía unboton'de rosa,
época en que el hombre se forma, en que re- apenas abierto por el beso del aura matinal, y no
cibe las primeras impresiones que se graban de amarla?
un modo indeleble en su alma, que la modelan, Antonio la amó
como amaba á su berma-
tanto
por decirlo así. nito, y el día en que Dolores, que éste era su
nom-
Antonio habia llegado á los quince años, era bre, se separó de su casa fué, uno de los mas tris-

un joven esbelto y bien formado por fiu figura, tes de su vida.


pero respecto á su carácter, á sus ideas é inclina- Este acontecimiento tan sencillo tuvo para él

ciones, no era mas que un niño, A esa edad, una influencia muy grande. Desde entonces An-
cuando la imaginación se despierta ya en los hom- tonio se puso pensativo; presintió que algo le fal-
bres, cuando el horizonte de la vidaempieza á co- taba; olvidó sus juguetes; se miraba en los espe-
lorarse con los primeros destellos del amor, An- jos ¿pero qué hacer? La cubierta que lo en-
tonio se ocupaba todavía en arrullar á su herma- volvía era de hierro, y el aire apenas llegaba á
nito Manuel, que contaba seis años, en reñir con sus pulmones
él por los juguetes, y cuando estaba mas serio, en El recuerdo de Dolores no se apartó ni un mo-
cantar una misa. mento de su imaginación; aquella criatura tuvo
Nadie visitaba su casa; las vidrieras de la sala para él el encanto del primer pensamiento de
permanecían semanas enteras y aún meses sin amor; la amó como se ama la montaña que nos
abrirse, y he aquí que Antonio no conocía de la índica de lejos las costas de nuestra patria fué
mas hermosa mitad del género humano sino las como el rocío que reanima á la planta prócsima
viejas que servían en su casa. á morir
Imposible le era al comerciante conocer los pe- Antonio sintió que poco á poco se despertaba
ligros á que esponia á su hijo con aquella clase en su corazón un vago deseo de amor, que por
de educación: nacido en un pais y montaño- fvio grados tomaba color y cuerpo como los primeros
so, acostumbrado desde niño, su alma
al trabajo rayos de la aurora. El respeto, el terror que te-
apática no podia comprender esos caracteres de |
nia á su padre le impidieron siempre amarlo; pe-
fuego, esas imaginaciones eesaltadas, que podrán ro su corazón, que necesitaba un objeto, que lo
ser comprimidas hasta cierto punto, mas nunca buscaba, como busca el ciego la luz, consagró to-
ahogadas, y que el diaque estallen se precipita- dos sus sentimientos al único ser que tenía á su
rán como la lava,escondida bajo el hielo de los alcance. amó desde entonces á
Antonio, pues,
volcanes, que todo lo abrasa, todo lo destruye á Manuel como una madre ama á su primer hijo,
su paso! como una doncella al primero que pronuncia á
No obstante esta severidad, á los diez y seis sus oídos las palabras dulcísimas del amor!
años hubo en la vida de Antonio un suceso nota- Mientras estos cambios se efectuaban lenta-
ble, del cual conservó eterno recuerdo. mente trascurrieron [algunos años, hasta que la
Una anciana achacosa y habladora, pero de un muerte, esa infatigable segadora, cambió en un
corazón escelente, parlen ta lejana de su padre, momento el aspecto de las cosas.
fué á vivir en su casa por un mes á causa de la Antonio estaba procsimo á cumplir veinte años,
muerte de su hija. Esta anciana llevó consigo á cuando su padre enfermó de muerte ....
su nietecita, niña á la sazón de seis años, viva, Desde que las primeras revoluciones ensangren-
graciosa, juguetona, que reía y hablaba de suma- taron nuestro suelo, y mas especialmente desde
má, como hacen loa niños, sin saber que al per- la espulsion de los españoles, de la cual, casi por
derla habia perdido el mayor tesoro! milagro escapó el padre de Antonio, se habia
Antonio le cobró un cariño estraordinario á vuelto avaro; ocultó sus riquezas y se fingió po-
aquella niña, porque era lo primero que sus ojos bre, de manera, que su lecho de muerte estuvo
veíainde un mundo que no conocía y que apenas y nadie vino con el interés de ser nom-
solitario
sospechaba en sus primeros pensamientos de jo- brado albacea ó tutor de sus hijos.
ven, que fecundados por la edad, pugnaban por Antonio sintió á su padre, tanto mas, cuanto
romper la corteza de ignorancia que los sujetaba, que de repente se encontraba sin un apoyo al cual
como Sucede con algunas semillas á las que el estaba acostumbrado; mas la fuente de sus lágri-
tiempo hace germinar sin necesidad de la tierra. mas se agotó; borróse su dolor, porque todo pasa
Ademas ¿cómo era posible mirar á aquella ni- en el mundo, y el joven sonrió al verse dueño de
. . .

560 ¡HASTA EL CIELO!

sus acciones y poseedor de una riqueza, que á ginación adquirió vuelo y su voluntad no conoció
sus ojos inespertos pareció un tesoro fabuloso é obstáculo, ayudada del oro que derramaba.
inagotable. Salió el joven de un estremo y fué á caer en
Sin embargo, los primeros dias de esta libertad el otro.

fueron mas bien amargos y dolorosos para Anto- Al principio, sus amigos lo arrastraron; luego,
nio, que dulces y agradables. Se encontraba en- él mismo necesitó del ruido; de las sensaciones
teramente aislado en el mundo; no sabia ni salu- que lo hacian vivir.

dar; se ruborizaba ante cualquiera muger; trope- Como joven que despertaba á la vida sediento,
zaba con todos los muebles, estaba encogido, fue- apuro la copa del placer hasta las heces. Sin
ra de su elemento. una mediana instrucción que le sirviera de freno,
Mas esto duró lo que tarda un águila en abrir sin ninguna esperiencia, no supo detenerse en los
sus alas para lanzarse hacia el espacio. Antonio límites prescritos por la razón.
no habia sido hecho para la oscuridad; ademas, Amó á las mugeres de quienes se veía rodea-
como era ricoy gastaba á manos llenas un dine- do; pero su amor fué tan efímero como las gra-
ro que no le habia costado trabajo adquirir, bien cias que lo provocaron. La luz purísima y eter-
pronto tuvo mas amigos y directores que los que na de las estrellas, no se percibe nunca á través
hubiera sido de desear; su buena figura cooperó del rojizo resplandor de las bujías.
mucho también á su buen écsito en la sociedad. La sangre hervia en sus venas; su corazón se
Empero Antonio aun en medio de los triunfos ecsaltaba fácilmente, y los atractivos lúbricos de
y placeres quecomenzaban á fascinarlo, no se
las bellezas que lo circundaban lo precipitaron.
olvidó de su hermano Manuel; tan cierto así es
Probó la manzana y fué tan intenso el placer que
que los primeros sentimientos no se borran jamas.
esperimentó, que abusó. . .

Rodeólo de maestros, fué para un padre amo- el


En cinco anos, Antonio habia recorrido un es-
roso y complaciente, y esperimentó un vivo pla-
pacio inmenso: enteramente entregado al bullicio
cer cuando vio que Manuel correspondía á sus
no tuvo ni un momento para reflecsionar; sin ce-
esperanzas.
sar escitado por las pasiones y los festines, no re-
¡Pobre Antonio, qué feliz hubiera sido á poder-
sintió su debilidad; entregado á los bailes, á las
se detener al borde del precipicio, adonde se in-
diversiones nocturnas, nunca pudo mirar en un
clinaba! Mas no fué suya la culpa, sino de la
espejo, á la luz clara del dia, los estragos que los
educación que le dieron; el caballo que se ha te-
escesos hablan hecho en su rostro. . .

nido mucho tiempo sujeto, cuando llega á romper


sus lazos, se desboca.
En aquellos cinco años, Antonio habia consu-

Las primeras emociones que Antonio esperi- mido su vida; semejante á una lámpara á la cual

se hubiera echado todo el aceite, habia brillado


mentó en medio de ese mundo, cuya belleza nun-
un instante, pero no tenia ya con que alimentar-
ca se habia podido imaginar, fueron demasiado
vehementes; lo embriagaron por decirlo asi. La se mas. Era una flor marchita con el contacto

música lo hacia llorar unas veces, delirar otras;


de unos labios ardientes. . .

las mugeres lo arrobaban con sus encantos; cual- Hay sucesos que parecen providenciales. Una
quiera conversación lo entusiasmaba; creia sin- noche, brillaba la luna con todo su esplendor;
ceras todas las promesas; verdaderas y fieles to- Antonio encontró en las cadenas á una lindísima
das las palabras de amor: ¡pobre joven candoro- muchacha, morena, voluptuosa en todos sus mo-
so! Cfeia á todos los hombres leales como él; á vimientos, acompañada de una anciana.
todas la,3 mugeres ángeles, como el tipo que se Desde que Antonio la percibió sintió que su
habia formado en su cerebro. ... y por las no- corazón latia con violencia; poro, hombre gastado
ches, cuando volvía á su casa, el sueño huia de por los escesos, sin creencias, juzgo que aquella
sus párpados ante loa recuerdos dulcísimos que joven seria alguna de esas desgraciadas, que ven-
se agolpaban á su corazón; lloraba de felicidad y den su cuerpo y marchitan su corazón, para com-
levantaba los ojos hacia el cielo por haberlo he- prar un pan! .... Se adelanto para mirar su ros-
cho tan venturoso! tro; mas tan grande como habia sido su alucina-
Entonces ee despertaron sucesivamente en su micnlo al percibir por detras su paso incitante,
pecho todos los deseos, todas las pa.siones que la sus formas lionas de suavidad, que prometían mil
ignorancia habia tenido adormecidas. Su ima- placeres, tanta así fué su admiración al contem-
. —

HASTA EL CIELO! 361

piar la frente de la niña, llena de inocencia, su se convierte en flor, como el gusano que se torna
mirada pura y candorosa como la de la tórtola. mariposa.
Antonio permaneció por algunos momentos Antonio subió á la casa de Dolores; era una
pensativo: aquel rostro despertaba en su memo- pieza pobre, pero aseada. Se dio á conocer, y co-
ria un recuerdo vago y lejano, como un celage mo aquellas mugeres no conocían la desconfianza,
perdido en el espacio. —
Por la primera vez des- ni el vicio, le recibieron con agrado y cariño, co-
pués de la muerte de su padre, Antonio volvió su mo á un miembro de la familia.
vista Inicia atrás y esperimentó esa especie de Antonio frecuentó sus visitas, y cada vez se ar-
tristeza y consuelo que causan siempre los recuer- repentía mas de haberse dejado arrastrar por el

dos de nuestra infancia. vértigo del mundo.


A través de la nube de que se hallaba rodeado, Dio gracias al cielo porque Dolores se habia
percibió á lo lejos el rostro encantador de aque- conservado pura, como la gota de rocío que duer-
lla niña Dolores, de la cual no habia vuelto á me en el seno de la flor, y se convenció de que
acordarse en medio de las fiestas. el alma de aquella niña, era una de esas emana-
Yo no sabré esplicar cómo sucedió; pero lo cier- ciones purísimas del espíritu del Señor, deposita-
to es que nuestro joven en aquel momento cono- das en un cuerpo hecho por el enemigo de toda
ció que todos los placeres que tan encantado le te- castidad, para vencer su arrogancia. ¡Criaturas
nían, no habian hecho otra cosa que surcar su fren- que, si no estuvieran dotadas.de tanta virtud, ar-

te y derramar hiél en su corazón. rastrarían consigo al abismo, el alma de mil


Siguió de lejos á Dolores y á su abuela, y cuan- hombres!
do las vio entrar en una pobre casa de la calle de Un año se pasó de esta manera; Antonio se ha-

Necatitlán., se volvió á la suya. bia trasformado completamente, si bien no siem-


Aquella noche no y á la mañana siguien-
salió, pre podia dominar sus pasiones acostumbradas á
te hizo saber á todos sus amigos admirados, que desbordarse; y Dolores lo amaba con todo el ca-
iban á pregmitar si se hallaba enfermo, que se riño de un hermano.
ausentaba de México por algún tiempo. Entonces se enfermó la anciana y Antonio le

A las diez del dia Antonio se miró á un espe- pidió la mano, de su nieta.

joy retrocedió espantado; no era ya ni la sombra Ocho dias mas tarde, se verificó el casamiento,
de lo que habia sido; su juventud estaba perdi- y después de una vida oscura y llena
la abuela,

da. .. . de virtudes, entregó su alma al Señor, eterno re-


En
seguida sé vistió sencillamente, y lleno de munerador de los justos.

emoción, como un joven escolar, se dirigió hacia Hasta aquí la fortuna habia sonreído á Anto-
la pobre habitación de Nécatitlán. Deseaba sa- nio, como suele lucir á veces por entre dos nubes
ber si Dolores se habia conservado pura é inocen- tempestuosas un rayo de luna
te, ó si también á ella la habia arrastrado la fuer- Pero no era dueño de detenerse en la pendiente
za de la juventud. .. por donde una vez se habia precipitado. Su mis-
Entonces conoció que amaba á aquella niña, ma salud resintió la falta de aquella escitacion
pero con un amor muy distinto de los que hasta que sostenía sus fuerzas en los dias anteriores; á
entonces habia esperimentado; con un amor que poco de haberse casado comenzó á enfermarse;
absorvia todas sus facultades; que lo hacia des- las fuerzas le iban faltando por grados, mas no
confiar como un niño; que lo hacia celoso como perdia la esperanza de restablecerse.
una doncella. ...
En cuando
este estado, se paseaba por el jardin
Conoció que entre los años tranquilos de su ni- de su casa, apoyado en el brazo de Dolores, pa-
ñez y el momento presente, habia pasado una de recía un emblema de la debilidad, sostenida por
esas noches de orgía que marchitan el rostro la religión.
y
turban el espíritu. . . . mas el aura de la mañana La
enfei'medad hizo rápidos progresos, y á los
refrescaba sus sentidos.
seis meses de casado Antonio se encontró clava-
Volveremos á decirlo: tan cinto asi es que las do en su cama, imposibilitado hasta de los meno-
primeras impresiones no se borran jamas, uno de
y que res movimientos, presa de esos males ter-
cuando parecen adormecidas es, porque germinan ribles y asquerosos, provenidos del libertinage; en
y se trasforman en el silencio, como el botón que un estado en que, lejos de causar amor y compa-

562 ¡HASTA EL CIELO!

sion, solo producía asco y horror. ¡Terrible cas- :aií]BC3SEii^^3si^D»zs^&-:s^./^^L.^sa.,m


tigo de sus estravíos!
-«8§-
Durante los primei'os dias de esta enfermedad,
Antonio padeció lo que no puede decirse. Su hu- ¡Oh si nyese siquiera el canto mió
La que causa mi ilustre desvarío!
mor se agrió, volvióse áspero, irascible, perdió Pesado.

la esperanza, y su vida se convirtió en un tormen- En los sueños te vi de mi memoria,


to horroroso. Sin embargo, las promesas de la Como un hermoso serafín divino,
religión y las dulces palabras de Dolores, que con Como una blanca aparición de gloria,
una abnegación, digna de todo elogio, se consa- Que brillante cruzó por mi camino.
gró á cuidar á su marido, si no fueran suficientes La realidad de mi ilusión de amores
para encadenar el torrente de sus pasiones, acos-
En el mundo tú fuiste, dueño mió;
Por eso al ver tus ojos seductores
tumbradas á no tener dique, a lo menos pudieron Te adoré con ardiente desvario.
prestarle algún tanto de paciencia Era en mil penas celestial consuelo
Mas no era este el verdadero martirio de An- Mirar tu faz encantadora y bella.
Cual navegante que en el ancho cielo
tonio, sino el amor y los celos. Amaba á Dolores
Ve desde el mar la salvadora estrella.
con pasión, con delirio, y lo único que sentia en Era tu pura y apacible
vista
sus males, era llegar á convertirse para aquella El dulce encanto de mi amarga vida;
muger en un objeto repugnante; esta duda lo ator- La luz de la esperanza apetecible,
mentaba sin cesar, no lo dejaba ni en sueños Hoy nube de mi mal perdida.
tras la

Como todos los libertinos que se casan, era zelo-


Y amé, muger, con amor santo;
3'0 te
Porque era casta mi pasión sencilla;
so, pero su amor, su situación y sus vehementes Porque era puro tu divino encanto
pasiones, hablan hecho qiie este defecto adquirie- Como el lucero que en la tarde brilla.
ra un vuelo enorme en su corazón. Antonio te- ¿Por qué me vieron tus serenos ojos,
nia zelos de todo el mundo; del médico que lo
Y me abrasaron con su blando fuego;
Si de una suerte adversa á los enojos
asistía; de los amigos que lo visitaban; del mismo Abandonado me dejaron luego?
viento que movia las hojas del jardin No queria ¿Por qué si palpitaste de ternura,
nunca separarse ni un instante de Dolores, y los Cuando rendido ante tus pies me viste,
mas punzadores pensamientos desgarraban su Hoy al mirar mi negra desventura
En tí ni un resto de cariño ecsiste?
alma
¿Por qué si amores, con tus labios bellos
Al cabo de algún tiempo mas, el mal de Anto- Me dijiste al oir los ruegos mios,
nio hizo tales progresos, que los médicos declara- A mis palabras ardorosas ellos.
ron que todos los recursos de la ciencia humana, Hoy en silencio permanecen frios? ....
¡Oh, si volviese el tiempo delicioso
eran ya insuficientes para salvarlo de la muerte.
En que aliviaba mis pesares tristes,
Entonces toda su casa tomó ese aspecto lúgu- Solo al mirar tu cuerpo magestuoso,
bre y silencioso que ya hemos notado. — Manuel Vagando en los jardines donde ecsistes!
salió del colegio en que hacia sus estudios para ¡Oh, si me contemplara como el dia,
abogado, y vino á pasar con su hermano, al cual En que al abrirse las nacientes flores,
Entre tus brazos mórbidos dormia
amaba como á un padre, esos últimos dias de tris-
El sueño celestial de mis amores!
teza, que son como el crepúsculo que sepárala vi- ¡Oh. si lograra que ese Dios divino
da déla muerte A mi fortuna tu fortuna uniera!
Parece que á medida que se acercaba la últi- Por seguir á tu lado mi camino,
¡Cuantos tesoros de la tierra diera!
ma hora de Antonio, se concentraban sus afec-
Mas ¡ay! que es vano mi clamor cansado,
ciones: nunca como entonces, amó tanto a Dolo Pues solo queda al corazón herido,
res; nunca tuvo tanto cariño á su hermano; nun- Tristes recuerdos de un ayer pasado,
ca tampoco fué tan dulce y tan religioso como en Tristes memorias de su bien perdido!

aquellos momentos es que la vida huía delan- Tú á quien vi en el delirio de mi encanto


Pura, como la brisa que puspira
te de 8US0J08, como esas nubccillas que el viento
Oye ios ecos dt;l s-'iitido canto
Be lleva, y su alma presentía ya la procsimidad de Que tu beldad idolatrada inspira.
otro mundo Que yo te ofreceré mi último aliento.
{^Continuará.) Cuando mo envuelva do la muerte el velo,
Como el perfume que la flor da al viento
Al inclinar sus petalos al suelo.
Orizaba, Agosto 30 de 1849.— Z A. y V.

-^--4^M^^^^^^

Con su rostro de arcángel radiante A una hermosa ensalcé, que solo ecsiste

De mi eesistencia por la oscura orilla Como sueño en mi ardiente fantasía;


Pasó como vapor puro y flotante, Y también se escuchó mi canto triste

O ecshalacion que en la tiniebla brilla. Allá en el fondo de una tumba fria.

Su diadema de mágicos colores No la avaricia desvelóme ciego.


La blanca luz del alba despedía: Ni el rango de los grandes, esplendente;
Rica labor de relumbrantes flores Mas si turbé mi juvenil sosiego

En su regio vestido se veia. Por un laurel para adornar mi frente.

Cruzaban los fulgores de sus ojos ¿Qué me importaba que ese mundo vano
De sus pestañas por la sombra leve: Me mirara con risa ó con sarcasmo,
Vertia perfumes de sus labios rojos, Si de Dios hasta el trono soberano
Y eran sus manos de alabastro o nieve. La inspiración me alzó y el entusiasmo?

Su talle esbelto de fingida diosa Como el águila vuela magestuosa


Era al moverse cual ligera nube. A las regiones de la eterna lumbre.
Que bebe los aromas de la rosa, Mi mente en sueños intentó orgullosa

Y con las brisas de la noche sube. , . . De la inmortalidad tocar la cumbre.


Tocóla el viento matinal sonoro, ¡Empeño inútil! ¡mi ilusión fugace
Y al desplegar su manto de diamantes, Huyó como la efímera esperanza!
¡G-LORIA! miré con caracteres de oro ¡Cual niebla que en los vientos se deshace
Escrito entre sus ráfagas brillantes. Y en nada se convierte en lontananza!
Víla y seguí con ciego desvarío Empero mi alma otra esperanza tiene:

De esa visión la imperceptible huella, Si al acabar la vida transitoria


Porque soñaba el pensamiento mió La virtud en sus brazos la sostiene,
Al fascinarme los encantos de ella. Yerá efectiva su ilusión de Gloria.

Latió mi corazón, sentí ese fuego

Que ideas sublimes á la mente inspira, Orizaba, Marzo 24 de 1849.

Y en mi retiro solitario, luego Ignacio Avila Vázquez.


Pulsé las cuerdas de mi tierna lira.
mí ^Éñ%Mi)wj^ mi-
UiuuIluLÜiiü'IjíLi

LOS NATUHALBS DE LA ISLA ATLÁNTICA.

Los sabios españoles Gomara, * y Agustín Za- La inmensa estension de esta isla, que llegaba
rate t y otros, tienen por cierto que los primeros á estar contigua á las de Barvolento, hizo tener
pobladores de las Américas fueron los moradores por verosímil á los dichos escritores que pudie-
de la isla AiJantlis, de que habla Platón, dicien- ron pasar á ellas los habitadores de la Atlántida,
do que pasaron primero á las islas de Barlovento y de esotras á las dos Américas. Tanto mas,
procsimas á ella y luego á Tierra Firme de Amé- cuanto asegura Platón que aquellos isleños te-

rica, y de aquí al Perú y á Nueva-España. Es- nían gran copia de naves, y aun puertos natura-
to ha dado ocasión á varias contiendas literarias, les ó hechos á mano para su construcción y con-

no solo acerca de la verdad de este hecho, sino servación.

aun sobre la eesistencia de aquella isla. Para El erudito dominicano Fr. Gregorio García *
proceder con claridad, copiaré ante todas cosas alega como conjetura favorable á esta opinión,
las palabras de Platón en el Timéo. Introduce que en lengua mexicana el agua es llamada ati^

á Cridas hablando con Sócrates, con Timéo. filó- cuya palabra cree verosímil se haya conservado
sofo pitagórico, el que escribió de la naturaleza de anegada; y también Atla7itona (la mu-
la isla

y alma del mundo t J ^ Hermógenes, todos tres ger que resplandece en el agua), y el pueblo de
atenienses. Y refiriéndose Cridas á lo que ha- Atlancatepec en Atlacamani, que significa tempes-
bia oido á su abuelo: '-Tiénese por cierto, dice, y tuoso, como llamaban á la diosa de las aguas en
se sabe por tradición, que vuestra ciudad en tiem- su primer mes, que correspondía á Febrero, cu-
pos pasados hizo frente á un sin número de ene- yo nombre era Atlacalmalco; en Allati, el dardo:
migos, que saliendo del mar Atlántico se habian en Adámico, convento junta: en Ailacholoayan,
apoderado de casi toda la Europa y Asia. Por- pueblo: en Atlapatzin, nombre propio: en Alia-
que entonces aquel estrecho (de Gibraltar) era cuihuacayan, y en otros que refiere y esplica Tor-
navegable, teniendo á la boca y casi á la puerta quemada f. Aun al reino de donde esperaban
de las columnas de Hércules que vosotros soléis que habia de volver á reiuar Quetzalcoatl, le

llamar, una isla de tanta grandeza, que dicen ha- llamaban TlapaUari, situándole hacia donde di-

ber sido mayor que África y Asia juntas: desde ce Platón estaba la isla Ailáritica, que es bien
la cual habla trato y comercio á otras islas; y de mas el
singular conjetura de esta opinión; y aun
estas islas á la Tierra Firme y continente que que creyesen Moctezuma y su corte, que Hernán
estaba frontero de ellas, cerca del verdadero mar. Cortee era QiÁclzalcoatl. A los dioses de la agua,
Y aquel mar pudo decirse verdadero mar, y aque- que eran tres, llamaban los mismos idólatras Tía-
Tierra Firme y continente."
lla tierra verdaderri loe, Mallacucye^ y Xicacall. En suma, quien su-
Hasta aquí son palabras de Cridas.
• Garúa, Origen de los indios, lib.
Greg.
* Gomara, Jllst. de Indias, P. Ipág. 120. IV, cap. VIII. ^ II
t Záratt, Hist. Pcruan. Proem. ad leclorem. t Torqueniada Monarq. Ind. lib. VIIL cap,
+ Voss. Grapx. lib. I caf. 12. ^ y \^ y lib. XIII cap. II
SI POBLARON LAS AMERICAS &c. 565

piere la lengua mexicana, o la oyese hablar, o in- creian los musulmanes tener ceñida la tierra por
dagase curiosamente sus voces y espresiones com- fuera de las montañas (2); sentencia de que no
puestas de estas dos letras 1 1 muda y líquida, disiente Strahon, á pesar de la facilidad que le
como las palabras Atlántico y Atlántica^ y obser- nota Horn en desechar las opiniones de los anti-
varse que esta es una como divisa propia de guos.
aquel idioma, no tendrá acaso por inverosímiles Los que creen fabulosa la descripción de aque-
las conjeturas que por aquí forman á favor de lla isla, por haber supuesto Platón que era ma-
esta opinión los que la defienden. Tales son atle- yor que Asia y África juntas, no consideran el
cacolan^ atlixco^ tlatelloli, tlatellulco^ anhuitan, atraso que tenian en aquella era los conocimien-
etla, miet¿a?z, izcoatl^ y otras innumerables. tos geográficos del globo. Para lo cual es de sa-
Volviendo á la ecsistencia de la isla Atlántica^ ber que, dividiéndose el Asia en dos. Mayor y

es de advertir que así Orígenes y Proclo y al- Menor, de ambas ignoró Platón muchas tierras y
gún otro de los antiguos que tuvieron por fábu- provincias que no se hablan aún descubierto, ó
la la descripción de Platón, como los que poste- de que los griegos no tenian noticia. Y aun mu-
riormente los siguieron, fueron sólidamente im- cho tiempo después Pomponio Mela, al dividir la

pugnados por Crantor^ MarsÜio, Físino y Plati- tierra de que en su tiempo se tenia noticia, dejó
no, intérpretes de aquel gran filósofo; y después muchos huecos en el Asia, no por olvido, sino por
de ellos por el español Juan Serrano, que á prin- ignorar la ecsistencia de muchos paises. Porque
cipios del siglo XVII, hizo una versión de las de la Tartaria pasa á la Scitia oriental, y dejan-
obras de aquel filosofo, ilustrándolas con erudi- do en claro un espacio inmenso, solo hace men-
tos comentarios. Muévense á esto por tres razo- ción de la Sérica, donde se cree haberse inventa-
nes: primera, por donde quiera que Platón finge do la seda, y no de Gilolo, llamado por Ptolomeo
alguna cosa, suele llamarla fábula: y cuando en Caiígara, ni de las islas Mayor y Menor de Ja-
el diálogo de Timeo va á hablar de la Atlántida, ba, omitiendo á Trafohana^ que luego se llamó
dice: oye, Sócrates, una historia maravillosa, pero Sumatra, la isla mas rica del mundo, en el mar
llena de verdad:
y en el diálogo Atlántico repite Indico. Dejóse también á Malaca y al reino de
lomismo mas estensamente. Segunda, porque Siam y al de Berma y al de Bengala y Seiclali
en ambos lugares dice á quien lo oyó, esto es, y Calicut, siguiendo por el mar de Persia. Y
Cridas á su abuelo Cridas, y éste á Solón su pues Poviponio Mela, siendo tan insigne geógra-
tio; y éste, que la dejó escrita, refiere haberla sa- fo, se dejo reinos y terrenos tan grandes y opu-
bido de los Saites, sacerdotes egipcios á cuyo car- lentos en el continente de Asia, no es maravilla
go estaban los anales é historias antiguas, los cua- que tampoco tuviese de ellos noticia Platón, y
les, como dicen 3Ietastenes y A?iio, eran una es- por lo mismo que creyese de mucho menor ám-
pecie de notarios encargados de escribir los suce- bito lo que entonces llamaban Asia.
sos de su tiempo, de que daban fé, costumbre re- Aun era, si cabe, menos conocida en aquel
cibida también entre los caldeos. Por esta cau- tiempo la anchura del África; porque hablando
sa, así Beroso, sacerdote caldeo, como Mandón, de ella Filostrato [3], dice que detras del monte
sacerdote egipcio, son tenidos por de grande au- Ahila habitaban los Gétulos y los Tingas, gentes
toridad en todo lo que refieren como testigos. fieras y y después de asegurar que á los
crueles;
Tercera, no es creíble que Platón pusiese en boca que navegan por el Océano se es,tiende noventa
de Cridas tantas particularidades notables como estados hasta el rio Salece: "desde allí, prosigue,
habia en aquella isla, para significar con ellas co- no es fácil conjeturar lo que se estiende: porque
sas alegóricas, que allífueran mentiras y fábulas, después de este rio es impenetrable el África, no
cosa agena de la autoridad de Platón, ni menos hallándose ya en ella hombres algunos." El es-

para proponer enigmas, como pretende Giralda. tar por aquella parte desierta el África, lo atri-
Fuera de esto, Marsilio Filicio (1), refiriéndose bulan equivocadamente algunos al escesivo calor;

á Proclo, alega ciertas historias de los etiopes, como Claudiano, por ejemplo, que decia (4):

escritas por Marcelo,donde se refiere lo mismo


que habia dicho aquel filósofo de la isla Atlántida. (2) Horn. De Origin. Americ. lib. II, cap. Q.
Herbelot Biblioth. Orient. j^ág. 230 385.
Y aun opinan algunos ser esta la isla Seca que Philostrat. in Vita Apol lib. V, cap. 1.
(3)
(4) Claudium. lib. II, in Ruff. F, Alderete,
(1) Mars. Ficin. Argum. in Critiam. lib. III, cap. 6.
Toir, II. —XXIV. 72
566 SI POBLAEON LAS AMERICAS &c.

Instar anhelantis Lybia. qua tórrida semper quísimo de los Atlántides, tuvieron años desde
Solibus, hicmano nescit mansuescere cidtu. un mes hasta cuatro: los de Arcadia formaron su
Esto es: año de tres meses: los íberos de cuatro: los de
" Cual la sedienta Libia, Caria de seis. Los italianos Lavinios estendie-
Que de los soles siempre retostada, ron el año á trece meses de á 28 dias, que for-

No puede ser de hombres cultivada. " maba la suma de 364, tiempo en que suponían
Otros á la multitud de serpientes, de que dice hacer su órbita romanos antes que
el sol. De los

Lucano (1) tuviesen este nombre por no haberse fundado


.... Tot monstra ferentem aún Roma, no consta por qué computo se gober-

Gentibus allatumdederat serpe/itibus orbem. naban, hasta que les dio Rómulo el año de diez
Esto es: meses. A éstos añadió dos Numa Pompilio, que
"De innumerables monstruos habitada completaban el número de 354 ó 355 dias, adop-

Esta parte del orbe, á las serpientes tado por muchas naciones, hasta que Julio César
Se diera por morada, lo hizo de 365 y un cuarto, que son seis horas, y
"
Negándose á las gentes. de él le recibieron los demás pueblos. De los
De Etiopia dice también Fdostrato que se es- Caldeos, dice Xenofonte, que para las ciencias
tendia á la parte no conocida de la Libia, y que usaban del año lunar, que era un mes; y para los
fenecía en el mar: por cuya causa algunos uo tu- usos civiles del año solar. Parece, pues, eviden-
vieron al África por parte del globo: Salustio (2) te que los nueve mil años de que habla Platón
la agregó á la Europa, Yarron (3) al Asia. Aun fueron lunares y no solares; que son unos sete-
Strabon tuvo de ella tan inesacta noticia, que ase- cientos y cincuenta años con algunos dias menos.
gura haberla conquistado toda los cartagine- Esta cuenta del año lunar, dice Xenofonte haber-
ses (4), siendo cierto que en su tiempo se ignora- la aprendido los griegos de los egipcios. Por
ba la topografía interior de este inmenso pais, el donde Platón, como griego, acomodándose á las
curso de sus caudalosos rios Niger y otros, que costumbres y al lenguage de su pais, usó del cóm-
ge han ido descubriendo en los siglos posteriores. puto de los años lunares, siendo notable que esta
En nuestros días, los heroicos esfuerzos del céle- práctica se halle observada desdn tiempo inme-
bre viagero Mr. Park y Belzoni abrieron el paso morial por algunas naciones de indios.
á los recientes descubrimientos y felices progre- Objetan algunos contra la ecsistencia de la

sos del capitán Claperion y otros intrépidos via- Atlántica, el que en el mar donde se supone ha-
geros ingleses, que van á resolver, y sin duda re- ber estado, ecsisten hoy dia la que llaman de la
solverán en breve, este gran problema. Madera, las Canarias y las de los Azores. Mas
Aun parece mas fuerte argumento contra la de esta razón saca un nuevo argumento su con-
ecsistencia de la isla Atíántida el decir Platón trario el erudito Fr. Gregorio García [5], di-

por boca de Cricias.^ que nueve mil años antes ciendo que estas islas y otras esparcidas por el
que escribiese la historia de ella sucedió la guer- Océano, acreditan el terreno de la Atlántica, las
ra entre sus príncipes y los atenienses. Y antes cuales, como rocas que no pudieron desquiciar los

escribió en el 2'imco que después de esta guerra embates de loa vientos y la penetración de la

•pereció la isla. Parece desatinado este cómputo, agua, se conservaron íntegras, pereciendo y hun-

no habiendo pasado tantos años desde la creación diéndose lo que no tenia tanta firmeza. Lo cual

hasta nuestro siglo. Puede empero removerse se confirma con los volcanes de Azores y las
las

esta dificultad con solo tener presente los diver Canarias y otros, que parece imposible que en tan
B03 años con que midieron el tiempo los antiguos. corto terreno abortasen tan escesiva cantidad de

Los egipcios, por cjcmpio, cuyos añoa supone piedras, fuego, lava y cenizas; siendo verosímil
que en sus cercanías ecsistan aún trozos enormes
Dionoro Siculo haber adoptado Uranio, rey anti-
de la isla sumergida. Y así juzga que son parte
de ella las tres islas y algunas otras (jue también
(1) Lvcan. Pharsal. lib. IV.
debieron de (juedar y se anegaron después, como
(2) Stdiist. in Jvgurih. U. Barthius Adver- lo indica Floriau Docampo. Y cierto, admira la
sar, Lili. XI, cap. 25. multitud de islas grandes y pequeñas que hay en
(3) Vtírro de Reruslica, cap. 2, el do Ling el mar Océano, así en el que llaman del Sur, co-

Lat Wj. i mo en el del Norte. {^(Joncluirá.)

(4) Sol/rzan. De juru Indicar. /¿¿. /, ca-p. 1. (5) Greg. García loe. laúd cap. 15.
,

Iridios barbaros de la fronlcra


-4-^'/^^-^

Soberano del desierto, guerrero poderoso, rei- Desciende rápidamente, atraviesa los bosques
na sobre la naturaleza y la domina con su esfuer- espesísimos, las cañadas y las sendas mas esca-
zo. Un sol abrasador reverbera su altiva frente: brosas, y helo al fin en la llanura.
sus plantas se estampan sobre las rocas j sus mi- Erguido sobre su caballo, que sujeta entre sus
radas se estienden por el inmenso círculo de las piernas con el mas airoso aplomo y gallardía, no-
soledades. Allí, los espesos bosques de verdes tante su larga cabellera al soplo de los vientos,
arboledas, las estendidas llanuras, las colinas on- tendido su brazo, que blande su poderosa lanza,
dulosas: aquí el torrente, el despeñadero, la ele- recorre en instantes el estendido llano. Brilla
vada cumbre; y mas allá, al derredor, la lejana en sus ojos el orgullo de su alma: la conciencia
cinta de serranías azules confundiéndose en el de su poder alumbra su fisonoroía. En el aire

horizonte con el azul hermoso de los cielos. Hé que surca bebe un placer indefinible y sus mus-
aquí un mundo y un hombre, un imperio y un los se sacuden á cada momento como vigorizados

soberano. por una nueva fuerza.


Uuna débil luz comienza á aparecer en el ¡
Ay de la víctima que encueta tre en su camino!
Oriente, como un velo de gasa se estiende por el Un alarido de muerte interrumpirá el silencio
cielo, y muere la noche en el Occidente. Algu- del desierto, una saeta envenenada atravesará
nos celages rojos que se descubren sobre el perfil los aires y un lago de sangre cubrirá el verde
de las montañas se encienden por grados, hasta musgo de los campos.
tomar un color de fuego. El sol va á saltar so- Muchas leguas ha dejado atrás: la cumbre de
bre el horizonte. donde partió en la mañana se vé allá á sus es-

El salvage ha abandonado su lecho de piedra, paldas azul y blanquísima: la línea blanca que
ha empuñado sus armas que estaban á su lado y divisó apenas en el horizonte es abora una co-

ha saltado sobre su caballo que pacía á su der- lumna de humo denso que se eleva verticalmente

redor. A paso lento se dirige á la procsima hasta los cielos.

cumbre: se detiene en lo mas alto de la mesa y El sol ha recorrido mas de la mitad de su car<

estiende sus miradas hasta los confines del de- rera, y al descender sobre las montañas tras de

sierto. En ese momento su atlética figura se di- las cuales va á ocultarse, parece que se despoja
buja gigantesca en el disco de fuego que ha apa- de sus rayos abrasadores. El viento sopla con
recido á sus espaldas. lúgubre zumbido, y azotando los campos llega
Después de que su vista ha vagado errante en allá á las poblaciones de los labradores como

un círculo inmenso, se fija por fiii en un punto nuncio patético de la desgracia. El salvage ha
en el cual como una linea blanca se eleva una llegado al pié de la columna de humo que sale
columna de humo que se pierde entre las nubes. de una pequeña lumbrada depositada en el fon-
Esa es su guia, su faro que le marca el rumbo do de un hoyo profundo. Ecsamina los alrede-
de su marcha. dores y bien pronto descubre una piedra puesta
568 EL SALVAGR

sobre otra. La dirección de la longitud de la' dico que llena de terror á los habitantes dti

primera, le marca la dirección que debe seguir Norte.

para reunirse á sus compañeros de armas. Al- En los lugares vecinos á los campos donde los

gunas huellas estampadas en aquel sitio le indi- salvages han pasado una parte de la noche, ha
can que otros de los suyos le hablan precedido en aparecido aquel astro con un brillo funesto. Pa-
acudir al lugar de la cita y ya hablan marchado. rece llevar una mancha de sangre en medio de su
El desierto es un Océano: los astros son las disco. El soplo del viento parece ser el acento

únicas guias seguras para atravesarlo: el salva ge lejano del infortunio. Caen una á una las hojas

es un piloto esperimentado. de los árboles, como caen uno á uno los hombres
Después de una marcha dilatada, cuando ya en el abismo de la eternidad. — El campesino ha
por el horizonte tan solo se descubren unas rayas abandonado su lecho lleno de inquietud. En di-

de fuego convergentes hacia el sol oculto allá en versos puntos se escuchan los tristísimos ahuUi-

los mares, el salvage percibe sobre las alturas de dos del perro, y el aire que corre es frió como el

trecho en trecho unas sombras negras que se hielo de la muerte.


mueven y desaparecen al descender la pendiente ¡Horribles escenas de desolación y de espanto!
de, las colinas. Un rumor sordo, producido por ¡Desgraciados lugares, teatros de la guerra mas
el tropel de los caballos y algún sonoro relinchi- asoladora! ¡Los bárbaros! ¡los bárbaros! es el

do se escucha en el fondo del bajío. Allí está grito que saluda al nuevo dia, — Son ellos, son sus

la partida de guerreros reunida para la campaña: manos ensangrentadas las que vienen á desgarrar
allí se incorpora á ella, aquel cuyos pasos he- nuevas víctimas. ¡Ay de la madre infortunada
mos seguido, y cuya llegada la saludan los demás que ve levantar por los aires al hijo de su amor,

con horribles alaridos. y azotar contra las rocas sus delicados miembros,
Cerca del arroyuelo que atraviesa el bajío hay cálidos aún de los besos que ella le imprimiera!

varias lumbradas delante de las cuales va á de- ¡Ay del esposo cuya última mirada se fija en su
positar cada uno de los salvages que llegan, las esposa ultrajada! ¡Ay de tantos infelices que
cabelleras de sus víctimas. Ha venido la no- mueren hechos pedazos, y revolcándose en su
che y ha comenzado el bárbaro festin. Es una sangre en las convulsiones de la agonía, ven las
danza infernal, en la que en medio de las llamas llamas del incendio que devora su heredad des-
se miran los cuerpos desnudos de los salvages, que truida!

saltan descompasadamente al derredor de sus Nuestro guerrero, con sus ojos inyectados de
trofeos ensangrentados, al son de un canto hor- sangre, agitado y sudoroso, contempla un instan-

rible, monótono y confuso. La sangre humana te á su derredor el horrible espectáculo de sus

pirve de alfombra á aquella horrenda orgía, en la crueldades. Con su nervudo brazo tiene asida

que se cometen las eseesos mas inauditos. una hermosa joven, única piesa que ha procura-
Algunas horas de silencio trascurren después, do del botin. Bien pronto la levanta con su es-

durante el reposo de la feroz falange. La oscu- fuerzo atlético, la coloca sobre su caballo y se lan-

ridad de la noche la envuelve con sus tinieblas; za con ella al desierto. ... ¡Al desierto, donde

pero por fin, aparece la luna, y al primer rayo el salvage reina como el primer hombro en el Pa-
de su brillo melancólico aquella masa de hombres raíso!

se pone en movimiento. México, Diciembre 11 de 1849.


La luna, que reinando en el cielo es como una (Escrito para el Álbum.)
promesa de paz para la tierra, cuya luz suave al

derramarse sobre el mundo, derrama también en


el alma un consuelo indefinible, es un signo fatí-
mm
ENSAYO HISTÓRICO

DEDICADO AL SE. D. JOSÉ MAEIA TORNEL,

por Diego lloare?.

Nada como el hombre, y de


era la naturaleza, razón se puede inferir del origen de la primera
su formación y desarrollo, como del nacimiento y sociedad, porque lo cierto se encuentra sepultado
propagación de la especie humana, se formaron las en las primeras edades, cuyas sombras se han per-
sociedades. Su ecsistencia fué desconocida en los dido en la noche de los tiempos.
primeros siglos del mundo; mientras- que el que la Ya tenemos al hombre sobre la tierra: su mi-
habia de dar á conocer permaneció igual á los sión es grande, su dominio se estiende hasta las
demás animales. SI espíritu de la Divinidad, generaciones futuras. Sus primeros a-delantos
que fué puesto en el hombre desde el momento en han sido como las leyes de la naturaleza, las ba-
que salió de las manos del Eterno, debia un dia, ses sobre las cuales se han levantado todos los
como la luz, dar á conocer todos los objetos déla descubrimientos. Las ventajas de las palabras
naturaleza; á sacar como otro Dios, de las entra- hicieron acercar á los primeros hombres para es-
ñas de la tierra, los encantos de la sabiduría que presar sus sentimientos; la invención de los ge-
la creó, buscando una fácil comunicación para roglíficos, para empezar á distinguir los distin-
dar á conocer lo que sentía; tener el profundo tos objetos que mas procsimamente los rodeaban;
convencimiento que debia de vivir por la natura- la lectura dio origen á la facilidad de imponerse
leza misma, conservando el físico que le prestaba de las concepciones estrañas que grababa la escri-
la ecsistencia, aun á costa de las vidas de los de- tura; la filosofía, como base fundamental de todo
mas animales; y llamar junto á sí á todos los seres, lo creado; y la ciencia de gobernar, con la que se
que hallándose animados por el mismo espíritu, afirma la ecsistencia de las sociedades, su vida
sintiendo los mismos impulsos, y estando alum- presente y su posteridad en los dias futuros. Este
brados de una misma luz, se reuniesen para su es, pues, el dominio del hombre; sus disposiciones
propia seguridad y conservación. De este modo inmortales como el espíritu de donde emanan, y
se formaron las primeras sociedades, cuya ecsis- que es el principio de la verdadera felicidad.
tencia no se conoció sino hasta que, hallándose el Meditando un momento sobre la utilidad de la
hombre separado de los demás animales y junto filosofía, no se encuentra el cabo de sus ventajas,
con los de su especie, convinieron en darle á aque- porque conservando en sí todo lo creado, cuantos
lla reunión el nombre de sociedad, tanto para que descubrimientos se han hecho y se harán, están
los hombres se acercasen á sus semejantes, cuan- fundados en ella. Y esta cadena de efectos ha-
to para distinguirla de las bandadas de los demás rán conocer las causas que los producen, el prin-
animales, y formar una madre común capaz de que
cipio y retrocediendo una escala
las originó;
abrigarle en su desgracia: esto es lo que por la de época en época, iremos conociendo los puli-
570 ENSAYO HISTOKICO DE FILANGIERI.
mentos que han tenido las obras hijas de las medi- bo. Mas ese genio que imitase á su Señor, de-
taciones de los primeros filósofos. Así, unas con- bía estar muy en contacto con él, debia de tener
secuencias producen otras, y esta sucesión, que aquel acierto de su sabiduría; aquel profundo co-
está bajo la observación del pensamiento, va ade- nocimiento de la humanidad que iba á poner ba-
lantando á medida que el hombre apura mas sus jo las órdenes que le dictara; debia de ser otro
facultades. Nada hay nuevo; todo está fundado Moisés, intérprete de la voluntad de Dios, que
sobre principios que si no han sido conocidos por abriera el camino por el cual debian entrar todos
la tradición, almenos ya pe han concebido por los pueblos para afianzar su bienestar.
loshombres; y aun los descubrimientos no son Para formar una obra de legislación, fácil de
mas de un conjunto de cosas conocidas, presenta- acomodar á ella todos los pueblos, capaz de abra-
das bajo otra forma. Y aunque las ventajas que zar leyes á propósito á sus distintas tierras, cli-

hoy gozamos, no las disfrutaron nuestros prime- mas, costumbres, religión y gobierno, se necesita-
ros filósofos, esto no obstante, en nada demerita ba un genio cuyas concepciones fuesen superiores
su trabajo, ni el de los sabios de nuestra época; á cuantas se hablan presentado desde los prime-
los unos por inventores, y los otros porque han ros siglos de nuestra vida,y que comprendiera á
llevado los conocimientos hasta un grado de per- la humanidad en todas sus necesidades para po-
fección suma, todos han sido hijos de la filosofía, der ser un diestro guia en el camino por el que

y todos gozarán una gloria inmarcesible. la iba á conducir. Ese genio fué el de Filangie-
Habiendo observado el manantial de bienes que ri. Lo arduo de la empresa, nunca entibió los
tenemos de los conocimientos filosóficos, hasta ardientes deseos que abrigaba su corazón de po-
aquí no hemos observado mas de la naturaleza der ser á la humanidad; y mientras su espí-
útil

aplicada á las comodidades de la vida; pero aun ritu luchaba incesantemente con las dificultades

hay ciencia mas sublime, que es la que trata de para abrir el camino de la felicidad á todas las
los derechos del hombre, ó lo que es lo mismo, la generaciones, estas, ocultas en el seno de lo futu-
que hace que la razón se amplié ó se restrinja ba- ro, le preparaban el lugar que hoy ocupa ea el tem-
jo cierto aspecto. Esta es la ciencia del derechoj plo de la inmortalidad.
grabada en el corazón del hombre, la fuente en la El dia 18 de Agosto de 1752, fué el nacimien-
que se acrisolan todos nuestros sentimientos; el to de Cayetano Filangieri, de César, príncipe de
manantial fecundo de donde manan nuestras ins- Arianielo, y Mariana Montalvo, de los duques de
piraciones: el principal agente de nuestra felici- Fraguito. Fué el hijo tercero, y le destinaron sus
dad, porque nada podemos hacer con buen écsito, padres á servir al estado en la carrera militar, eu
si no está conforme con las leyes que Dios puso la cual entró á laedad de cinco años, y en 1759
en nuestro corazón, y á las que viven subordina- se hallaba condecorado con el grado de alférez

das nuestras facultades. Esta es la ciencia admi- del regimiento de Sanmio; pero no empezó á ser-

rable que ha conducido al hombre por el camino vir hasta el año de 1766.
de la felicidad, que aplicada alas naciones, ha di- Pasaron los primeros años de su edad, en los
vidido á los continentes, ha hecho reunir á los cuales se iba á encallar por una educación vul-
hombres, formar los pueblos, las sociedades y los gar, el sublime ingenio de que estaba dotado, y
imperios. La ciencia de la legislación no es otra que la casualidad presentó á su maestro, cuando
cosa que elmismo derecho natural aplicado á las habia perdido el camino do una cuestión de ma-
naciones que gozan como el hombre de todas las temáticas, que sostenía contra su hermano. El
prerogativas. ingeniero discípulo, sin conocer el terreno, con-
Pero no solo al Supremo Legislador estaba re- duce á su maestro al punto de la cuestión, y has-
servado escribir sobre la razón del hombre, las le- ta entonces conoció las brillantes facultades de
yes por las cuales se habia de guiar, sino que tam- que estaba adornado, y que le ecsigian uua edu-
bién al ser que le fué concedido un destello de su cación mas que esmerada. Desde este punto em-
sabiduría, le permitió hacer y dictar las leyes á piezan los primeros pasos del caballero Filangie-
las cuales se habían de sujetar las disposiciones ri, los que me parece en vano trazar, porque las al-

de los monarcas para hacer grandes á sus pueblos, mas cuyos sentimientos son elevados, se levantan
para que siendo obedientes se afirmase la ecsisten- á sí mismas á una esfera de ilusiones que les basta
cia de los gobiernos,
y de aquí naciera la felicidad para vivir; si aman á la sociedad, es por su utili-
y prosperidad de las naciones que pueblan el glo- dad física y moral, no por los placeros desorde-
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERT. 571

nados que moran en ella: su anhelo es reposar en na y advierte que la moral las condujo á su

el seno de la filosofía, á la cual solícitas se diri- apogeo.

gen, y cuando despiertan del seno de sus ilusio-


Grrandes é incomparables fueron las medita-

nes, se ven en los primeros lugares que ocupan los


ciones á que se entregaba el joven Filangieri á

seres humanos.
la edad de 19 años. Su pensamiento caminó has-
ta el origen del mundo, y al retroceder vino re-
El caballero Filangieri, á la edad de 17 años, sen-
tía su alma agitada por grandes deseos, y conside-
cogiendo las mácsimas que prestaron vida á los

rando que la carrera militar no daria lleno á ellos, pueblo.s para formar una obra de educación pú-
de las ciencias, para blica y privada, porque en unión de esta, veía
la abandonó, y buscó el asilo

que adornasen su espíritu. Ve la cadena de las todos los conocimientos que conducen al bien las

verdades, empieza á investigar sus relaciones, y indicaciones de los hombres. Mas no consiguien-

que sobre ellas se levanta el entendimiento hu- do el logro de sus deseos, el material que habia

mano á cuyo estudio deseaba entregarse; recorre reunido, le sirvió después para consagrarle un

los caminos de la sabiduría, y en ellos encuentra monumento á la sabiduría, obra de un ingenio

los monumentos griegos y romanos, objetos que


inmortal.

con una fuente, tenian en su construcción los re- El año de 1774 fué interrumpida por un cor-

cuerdos de grandes conocimientos. La lengua de to tiempo la tranquilidad de sus estudios, porque

Homero y de Demostenes, vinieron á ser los ins- deseando su familia, verlo coronado con los lau-

trumentos con que se abria paso por donde que- reles del honor, quiso que se dedicase á la carre-

na, considerando el estudio de la historia como ra del foro. Ya los juzgados se hallaban en aquel

de luz que bastaba para alumbrar la in-


el disco
tiempo alumbrados por la luz de la civilización,

mensa esfera que puede formar el pensamiento. la barbarie habia huido y la justicia empezaba á

No se contentaba con la gloria militar que em- estender sus dominios por el cumplimiento de las

briagaba los sentidos de los ambiciosos, sino que leyes.

su espíritu insaciable desde el seno de sus padres, En este estado se hallaba el foro cuando apa-
se empeñaba en vencer las dificultades que impe- reció en él el caballero Filangieri, y á poco tiem-
marcha á sus grandes planes. En una edad
dia la po aparece también la ley sobre que se motiva-

temprana como se encontraba, no se deslumhró sen las causas, ley que agitó los talentos de nues-
con los halagos de la juventud, sino que firme en tro joven para que publicase sus primeros ensa-

sus resoluciones, se dedicaba á estudiar la vida yos. La


simpatía con que la acogió, y la utili-
de todos los pueblos; llegando á formar por sus dad que veía resultaba á la sociedad de su prác-
hechos, las leyes para conocer las inclinaciones tica, le animó no solo á tributarla un elogio me-
del hombre; y cuando la edad de las pasiones le recido, sino á demostrar su conveniencia, como
impelía al centro de los placeres, él buscó el repo- lo hizo en la obra que publicó, titulada: Refiec-
so de las ciencias para encontrar la verdad. sioiits 'políticas sobre la última hy del soberano^
El continuo estudio, unido á los cálculos de relativa á la administración de justicia. Apare-
una razón despejada como la que tenia Filangie- ce un destello del ingenio de Filangieri, preconi-

ri, le hizo adquirir el hábito de meditar; y en zando lo que seria cuando los años le hubiesen
sus investigaciones, encuentra en la moral, la po- vigorizado, y aquella pequeña obrita, después de

y la legislación, el manantial de la felici-


lítica, haber llevado el eco de la verdadera filosofía al
dad de los hombres y de las naciones, eligiéndo- foro, recibe las alabanzas de los mas ilustres li-

las como únicas para su estudio. Se remonta á teratos.


los siglos cuya historia tenia en sus manos; ob- Los grandes ingenios parece nada avanzan en
serva las costumbres de los pueblos; ve á los hom- sus primeros pasos; insensiblemente recorren la
bres á quienes pertenecían, y los compara coa cadena que forman todos los seres, y mientras
los que ocupaban su anhelo; visita sus sociedades estos siguen su curso, aquellos ([ue han leido lar-

y ecsamina la base sobre que se levantaron, ad- go tiempo en el libro de la naturaleza, se prepa-
mira á los hombres que las inventaron, y aqui ran para elevarse y absorver como nuevos soles
detiene su espíritu, para ecsaminar las leyes de la admiración universal. Los grandes hombres
aquellos y ensayarlas en su pensamiento para que son los intérpretes de todo lo creado porque con
modificadas aplicarlas en su época; contémplalos sus conocimientos entran á observar el seno mas
pasos que todas las naciones dieron desde su cu- profundo; y no amando las mas veces los hono-
572 ENSAYO LITEEAEIO DE riLANGMEEI.

res sociales, se dedican á buscar otra esfera ele- de una moral pura, se hallaba en medio de las

vada donde habitar, una gloria mas esclarecida, tinieblas de la ignorancia: había reuniones de
un título mas inmortal. Tales eran los deseos hombres que llamaban sociedades; pero solo el
del joven Filangieri, destinado por el Criador á nombre tenían, porque las leyes que podían sos-
ser el intérprete de la razón, á publicar los he- tenerlas se consideraban como nulas: por último,
cbos de la virtud, y á engrandecer la moral: nun- solo el crimen imperaba, y moral y sus virtu-
la

ca latió su corazón al oir los elogios que prodi- des, abatidas, lloraban las desgracias de los que
gaban sus amigos: su único anhelo era servir á las despreciaban. Hasta aquí llegó el pensamien-
la humanidad; su satisfacción consolarla; y es- to de Filangieri, y les promete llenarlas de su
tos nobles impulsos le obligaron á dejar la carre- antiguo esplendor, mostrarlas al mundo, y demos-
ra del foro para volver al seno de sus pasadas trar el provecho que las sociedades gozarían si

meditaciones. les consultaban en todas sus operaciones. For-


Desde allí empieza á observar otra vez el mun- ma la grande resolución de restablecer sobre sus
do; vé colocado en la cadena de los seres socia. fundamentos inalterables los derechos de la na-

les á los necios que viven en la holganza y en turaleza, viciados por las instituciones antiguas,
y
los placeres, y como miserables, los compadece; completamente corrompidos por las modernas;
seguían después, los honrados artistas cuyas ma- despertar á los hombres del sueño de la ignoran-

nos sostienen la pompa del rico, á las plantas de cia;empezarlos á educar dándoles para funda-
éste,y reclama la justicia, y se queda admirado mento de su alma, la pureza de las verdades: y
de ver á los hombres que decantando su sabidu- ponerlos en el camino de la felicidad siempre que
ría corrían en pos de los honores. En todo ponia siguieran sus consejos hijos de una compasión
su pensamiento joven Filangieri, y mientras
el humana.
mas descubría, mas sentia inflamarse en su alma ¿Y qué empresa podia igualar á la que desa-

el deseo de remediar los males de la humapidad; fiaba Filangieri? Corrompidas las leyes de la

pero, ¿qué medio adoptar? ¿Qué plan podia for- naturaleza, todos sus efectos debían de ser difor-

mar cuando la esfera de sus conocimientos se ha- mes; las costumbres desmoralizadas de los hom-
llaba limitada? Sus fuerzas eran débiles para bros iban formando la mala raíz de las genera-
abrir el camino por el cual debia de seguir el ciones futuras; ¿y qué se podia esperar para la

mundo Pero la voluntad, que cuan-


su marcha. vida moral del mundo, si no se limpiaban las fuen-

do quiere vence los mayores obstáculos, unida á tes de donde dimana? Pero como grande era
la sensibilidad de que se halla dotada el alma de la empresa, era dificil conseguir su logro; porque
Filangieri, le hace fijar la atención sobre las le- establecida la felicidad de las naciones por las

yes que sostienen el orden social; los deberes que buenas costumbres de hombres, y estas ema-
los

el hombre tiene para con este; y siéndole grato nadas por los pensamientos, una vez corrompidos,
su estudio llenaba en parte sus deseos, siendo se necesitaba apurar la razón para enseñarles los
bien conocido que las almas generosas mas se in- límites que tienen prescritos; poniéndoles por un
teresan en buscar un remedio general para pu- lado la utilidad de su observación, y por otro,
blicarlo, que no su bien particular. Observa el — ademas del castigo, advertirles los males que ten-
cuerpo de la legislación por el cual se guiaban drían en lo futuro. Pero borrar de las almas de
los gobiernos de Europa, y se sorprende de con- los hombres las malas inclinaciones que los vi-

siderar, que una parte del globo que se tenia por cios dejan en ella, es obra esclusíva del Criador,
mas culta, se guiase por un monstruo que podia no obstante la razón que nos advierte que nues-
destruir aquellos imperios; por un tirano que opri- tros males son el resultado de nuestros vicios las
miendo la virtud y favoreciendo al crimen, pri- mas veces no basta abstenernos. Este convenci-
vaba á los hombres de sus derechos mas inviola- miento íntimo que tenia Filangieri podia haber-
bles, y los trataba como unos salvages; por un le desmayado, mas siempre sus sentimientos lo

vértigo que desatando dia á dia los lazos sociales, animaban, y mas, cuando esperaba que una vez
podría fácilmente precipitar al abismo toda la puesta la verdad al conocimiento de todos los
máquina del Las leyes estaban funda-
mundo. hombres no deberían despreciarlo. Esta era la

das en el capricho de los que mandaban, y el única esperanza que le animaba porque no se le

hombre caminaba en el crimen sin conocerlo; su ocultaba el desprecio con que la multitud trata-
razón, aunque d¡.spue.staá recibir las impresiones ría sus obras; contemplaba que el monarca, lo
ENSAYO HISTÓRICO DE EILANaiERI. 573

odiaría, porque era el profeta que se proponía tenían sobre pueblo, porque veía que la felici-
el

publicar la verdad, porque su mano iba á colocar dad del monarca prodigaba beneficios aun á las
el faro de la ilustración para que los hombres le clases mas ínfimas: por un lado se le presentaba
mirasen, y se empeñaba á ilustrar con sus cono- la ambición, queriendo destruir el trono imperial;
cimientos la razón, que hasta entonces se había se- del otro, la miseria del género humano, que ha-
parado del camino que la naturaleza les tiene bita desde el elevado alcázar hasta la mas recón-
trazado. dita choza del pastor; descubre la distancia que
Para conseguir su objeto, toca los primeros es- separa á éste del rey, y en ella ve suspendida la
labones de la ecsístencía de las cosas; se remonta injusticia, que oprimiendo al uno, favorece al otro,
á los senos mas ocultos de la razón; y la filosofía, que publicando las debilidades del primero, ador-

compañera de sus tareas, le advierte que tome por na y muchas veces oculta las del segundo: obser-
fundamento de sus trabajos las mácsimas que los va el teatro en que pasaba su vida, y cada uno de
primeros sabios legaron á la posteridad. Se pro- los objetos que tenia ante su vista le llamaba á

puso apoyar la legislación en el enlace de la teo- profundas reflecsiones.


ría y la ciencia; escribir para todas las generacio- Los trabajos que diariamente desempeñaba, no
nes; acomodar las leyes á la debilidad del género eran suficientes para llenar su pensamiento, y en
humano, poniendo de este modo un dique á los medio de tan graves asuntos, completamente en-
abusos; formar un cuerpo de legislación aplicable tregado al esacto cumplimiento de sus deberes,
á todas las sociedades, para que conservándose su quién hubiera creído que estos mismos le propor-
ecsistencia particular, permaneciese el sistema uni- cionaban un material el mas abundante para su
versal. Todos los planes de Filangieri anuncia- obra. Aunque vivía en el centro de los negocios,

ban su sabiduría: todos sus hechos atestiguaban desde donde la gloria podría llevarlo á la poste-
su profundo pensar; y la conformidad de sus inten- ridad, nada le inquietaba; su espíritu, empeñado
ciones con el bien de la humanidad, patentizaban en conocer el corazón de los hombres por medio
el ínteres tan noble con que se empeñaba en so- de la luz de la razón, se difundía en sus investi-
correrla; no pasaba su vida en buscar el camino gaciones, ya fuese cuando la luz del día le ha-

de .la gloria; no deseaba unir su nombre ala vida llaba rodeado de aquellos objetos que llamaban
del mundo; no anhelaba mas de hallar una fuente su atención, ó bien cuando á la sombra de la no-
que surtiese á los mas pequeños conductos del che, representándoselos, los sometía á una rigu-
cuerpo del mundo social. rosa observación, sin mas testigos que la imagen
Mientras que Filangieri se engolfaba en el mar de una Divinidad superior á todo lo creado.

de sus meditaciones, y fatigaba su espíritu en Ya estamos muy cerca de la época en que Fi-
buscar los medios para llenar el cuerpo de sus langieri va á recoger el fruto de sus afanes: los
planes, sucedió que su tio M, Serafín Filangieri, consejos de la filosofía y los conocimientos que ha-
pasase del arzobispado de Palermo al de Ñapo- bía dado á su alma, leaniman á escribir sus pro-
Íes, desde cuyo lugar le dirigió sus instancias pa- fundas concepciones; á empezar á formar la base
Ta que entrase al servicio de la corte. El apre- del colosal edificio que tenia que levantar, y dar
cio sin igual que profesaba á su tio por las rele- á la sociedad las primeras leyes á que debia de
vantes virtudes que le adornaban, le hizo acceder sujetarse para afirmar su ecsistencia. En efecto,
á sus instancias y entrar al servicio del estado en el año de 1780, aparecen los dos primeros to-
en 1777, en calidad de mayordomo de semana de mos de la Ciencia de, la Legislación, obra del ilus-
su magostad y de su gentil-hombre de cámara, tre Filangieri, donde se veía el provecho de sus
al mismo tiempo que se dio á reconocer como ofi- continuas meditaciones; los nobles sentimientos
cial del real cuerpo de Voluntarios de Marina? de su alma hacia la humanidad; el ingenio atre-
en el cual se hallaba la mayor parte de la noble- vido que no temiendo las supersticiones de los an-
za que rodeaba mas de cerca al príncipe. tiguos, rasgó el velo de la ignorancia que tantos
Estas distinciones colocaron á Filangieri en siglos respetaron; el origen de una fuente que da-
un aunque no muy agradable con sus ideas,
lugar, ría vida á las generaciones que ecsistiesen hasta
sí á propósito para hallar nuevos descubrimien- el fin del mundo. Contenían aquellos dos volú-
tos: ^ encuentra al pié del trono y en el centro menes, primero y segundo de la obra,
los libros
de la sociedad; por una parte, veíalas virtudes del la que estaba dividida en siete: en el primero se
soberano; por otra, la influencia tan poderosa que propuso esponer las reglas generales de la eíen-
TOM. II. —XXIV. 73
574 ENSAYO HISTÓRICO DE FILANaiERI.
cia legislativa: en el segundo, discurrir acerca de bres mas instruidos, apareció la censura manifes-
las leyes políticas y económicas: en el tercero, tra- tando los sentimientos innobles de unos cuantos
tar dé las leyes criminales: en el cuarto, es- que dejándose arrastrar de la envidia,
literatos,

plicar la parte de la legislación que es relativa á nunca consultaban sus hechos á la razón, sino á
la educación, á costumbres y á la instrucción
las sus deseos. Consiguientemente, las voces que
pública: en el quinto, hablar de las leyes concer- difamaban al autor de la Ciencia de la Legislar
nientes ala religión: en el sesto, de las .que se re- cion, morian en el momento que nacian, y nunca
fieren á la propiedad; y eü el último, de lasque pudieron derribar el buen juicio que el monarca
tienen por objeto la patria potestad y el buen or- llegó á tener de aquella, confiriéndole al autor
den de las familias: en todos campeaba la eesis como prueba del singular mérito de que lo veía
tencia del orden social, la fuerza de la moral y de adornado, la encomienda de la R. O. Constanti-
la razón: y se encontraban encadenadas las leyes niana, llamada de San Antonio de Graeta.
que, ayudando á los hombres y á las sociedades, Considerando Eilangieri el buen écsito que
prometían aumentar el principio de la común con- hablan tenido en Europa los primeros tomos de
servación. su obra, y calculando los efectos que producirían
Si es inviolable la ecsistencia de los buenos al propagarse por todo el mundo, séntia animado

conceptos de los hombres, y se veneran las mác- su espíritu, sus reflecsiones aumentadas y dis-
simas de los primeros sabios, veamos la aparición puestas á continuar el trabajo que habia empe-
de un nuevo orden social reducido á un peque- zado; y aunque tenia que seguir mas de cerca los
ño círculo de leyes que se presento ante las na- pasos del soberano, desempeñando los servicios
ciones del mundo. La culta Europa, es la pri- de militar y mayordomo, sin embargo, se propuso
mera que observa á aquel cuerpo de la legisla- escribir el tercer tomo perteneciente á la legisla-
ción, y la que deseosa que se elogiase y se cono- ción criminal. El lugar en que se encontraba
ciese el gran ingenio que lo inventó, hace que se no le impedia sus continuas meditaciones, por-
propague por toda la tierra; y todas las naciones que mientras ocioso podia esperar el resultado de
uniformes elogiasen al autor: mientras que los sus disposiciones, se entregaba á la contempla-
hombres cuyas miras hacia la humanidad hablan ción de las sublimes ideas que de momento en
sido las mismas que estendia Filangieri, se hu- momento se presentaban á su imaginación para
millan ante las producciones de este ingenio, que conducirle al camino donde encontraba lo que
oculto en el seno de la filosofía, luchó con las cos- deseaba. Sus ocupaciones le tenian precisado á
tumbres de los hombres para reformarlas: y aco- vivir junto al eje de todas las revoluciones socia-
modándolas en los límites naturales, le propor- les; pero su pensamiento, distante de allí, se re-
ciona un ausilio á la humanidad y á la verdad, montaba á los primeros siglos de la historia, 6
que ambas gemian entre las naciones sin ser aten- bien á observar el cuerpo de las instituciones mo-
didas. Su obra estaba llena de la luz de la sa- dernas, viendo que por las pasiones de las cua-
biduría; de aquella curiosidad que conduce á les somos víctimas, se llegaban á corromper. Si
nuestros pensamientos á lo mas oculto de la in- traía su pensamiento al centro de los objetos que
vestigación; de aquel atractivo ó simpatía que cau- le rodeaban, se perdía en las sendas del misterio
tivaaun aquellas almas cuyo espíritu se queda al que encerraba cada uno de los personages que
borde de la comprensión. Los errores que opri- tenia cerca de él, siendo admirables las ventajas
mían las facultades de los hombres hablan des- que de este modo obtenía en sus profundas re-
aparecido: los reemplazaban las imágenes de las flecsiones.

verdades resplandecientes, que llamaban á su con- En 1782, murió su tio el arzobispo, á quien
templación á los mas ilustres literatos de Euro- estaba intimamente unido, no solo por el vincula
pa. La sabiduría lo escogió para que sacase de de sangre, sino porque la gratitud le hacia ver
las costumbres de los hombres, los tesoros inas en aquel señor, la imagen de la benevolencia y

precio.so8 que á otros mil les habia negado, reser- del respeto. El soberano, que velaba todos sus
rándole la diadema inmarcesible que solo podía y premiar su
pasos, para distraerlo de su pesar,

ceñir la frente de un reformador del sistema ci- mérito, le nombró prior de San Antonio de Sar-.
vilizado, por las naciones que le elogiaran. no, que era también encomienda de la R. O

No obstante la uniformidad con que la opi- Constan tiniaüa, la cual habia disfrutado anterior-
nión pública correspondió al parecer de los hom- mente el difunto eu tio.
ENSAYO HISTOKICO DE FILANGIERI. 575

Las almas sublimes nunca se humillan á los que en su libro quinto dice se deben establecer
males; si se entristecen un momento, vuelven lue- en las costumbres de ellos, los disj^one hasta ei
go á su constante serenidad, y ven en ellos los estremo de delatar ante la congre¿ tcion del ín-
resultados de nuestras debilidades, que bastan al- dice, la obra de la Ciencia do la Legislación, para
gunas veces para corregir nuestros errores. Así, que se decretara su prohibición, c-vao lo hizo en
.
el grave peso de un dolor como el que acababa el año de 1784. Aparece el decre^^^o y tanta CO'
de esperimentar Filangieri, no contuvo los impul- mo fué la satisfacción con que lo vieron los que lo
sos de su alma hacia la humanidad; y ya que deseaban, era la tranquilidad que r,compañaba á
deseara verlos puestos en práctica, ó que la gra- Filangieri, pues veía que su obra estaba escrita
titud hacia el soberano le precisase á publicar con el verdad y de la razón; qus
lenguage de la
los adelantos de sus nuevos trabajos, se decidió á no tenia otro objeto mas de dar conocimiento ,á
dar á luz en año de 1783 los tomos tercero y
el los que la leyeran; demostrar el camino de la vir-
cuarto de su obra, pertenecientes á la reforma de tud; poner á los hombres al alcance de sus debe-
la legislación criminal, que de tanto tiempo atrás res y cómo debian cumplirlos; y por ultimo, ma-
permanecía viciada, para que de este modo los nifestar que los hombres son igurLs cuando son
tribunales cesaran de oprimir con sus errores á igualmente cultos y virtuosos.
los infelices, atendiesenmejor sus causas, y el im- Entretanto los pensamientos que siguen el or-
perio de la justicia se consolidase en todas las den natural se ven despreciadospor una parte muy
sociedades. pequeña de la sociedad, se encuenóran rodeados
La aparición de aquellos dos volúmenes en de los elogios universales. Así pasaba con la
Europa, afirman el buen concepto que los sabios obra de Filangieri; mientras que eu la Italia reso-
hablan formado de Filangieri, y le consideran naba el eco de su prohibición, reciUa mil encomios
muy capaz de desempeñar la misión que se habia en todas las demás mundo, y mas los
partes, del

propuesto. Su comercio sublime con las ciencias que la sociedad económica de Berna le tributa-
le proporcionarlacada dia nuevas luces, y estas ba después de haber consultado el parecer del sa-
acabarían de formar el cuerpo de la legislación bio Isehanuer, á quien se le encomendó para su
á que las naciones deberían consultar para hacer ecsámen, diciendo éste que se debia colocar aque-
la felicidad de los pueblos. lla composición política, entre las primeras de su
Pero como eran benéficos á la humanidad los clase. La ilustre sociedad que tauto trabajó pa-
pensamientos de Filangieri, se creía podrían lle- ra las generaciones futuras, y que ?preció en su
gar á ser perjudiciales á la nobleza, que amante de verdadero mérito la Ciencia de la Legiüacion^
las preocupadas distinciones, de las familias; ado- dispuso que su autor fuese miembro honorario
rando las riquezas y enorgullecida con sus títulos, de aquella corporación, remitiéndole el diploma
le miran como su implacable enemigo, por las ideas en 14 de Abril de 1784, acompañado de una car-
espuestas en el tomo tercero contra la jurisdic- ta del secretario, en la cual le manifiesta que los
ción de los varones y vicios del sistema feudal, elogios que se le habían tributado á su obra, no
ademas que todos los nobles se hallaban resenti- eran sino el eco de la voz publica.
dos porque en el tomo segundo habla de la facul- Por grandes que fueran los esfuerzos que hi-

tad de enagenar los fondos y la destrucción de cieran los romanos para destruir el mérito que
los mayorazgos. Fué en efecto herir á la rique- la opinión pública había consagrado á Filangie-
za, que se consideraba con los elementos necesa- ri, nunca llegarían á conseguirlo; antes al contra-
rios para levantar á mansalva las mas groseras ria, si hubo un dia que refiecsionaran, debieron

calumnias, como en efecto sucedió poco después quedarse avergonzados de ver que las naciones
apoyándose en la superstición, para que conde- apreciaban al hijo predilecto de la Italia, que ellos
nase la obra, se estinguiera la luz que debia alum- consideraban como un enemigo implacable.
brar á los hombres en sus investigaciones, y se Entretanto, Filangieri habia tomado por espo-
odiara el ingenio que se atx'evió á señalar el ca- sa desde el año de 1783 á D. ^ Carolina Fren-
mino que debian seguir los hechos gratos á Dios del,noble húngara y aya de la infanta, hija se-
y á la sociedad. gunda de su magestad. Había sido enviada aque-
El parecer que espone el caballero Filangieri lla señora en 1780 á la corte de Ñápeles, con es-

en el libro segundo sobre la abolición de las ri- te objeto, por la emperatriz María Teresa, madre
quezas de algunos eclesiásticos, y las reformas soberana de eterna memoria. Mucho tiempo el
576 ENSAYO LITERARIO DE FILANGIIERI.

alma sensible de Filangieri resistió los impulsos gieri. La gloria, que acababa de poner sobre su
de la naturaleza; pero llegó el dia en que obede- frente un laurel inmarcesible que la Europa le
ciéndolos se entregase al goce de una pasión vir- acababa de enviar, no le deslumhró, ni los hala-
tuosa y permitida en el matrimonio. gos del orgullo pudieron conquistar su corazón.
El que es buen hijo pasa á ser padre escelen- Su carácter era fií'me é invariable; sus sentimien-
te. Ya tenemos á Filangieri en el seno conyu- tos, nacidos de un convencimiento profundo de
gal, y al lado del objeto de todo su encanto. La la vanidad del mundo, e,ran sólidos, y siempre los
vida privada, que tanto llamo su atención, podia empleaba en bien de la humanidad; su trato dul-
en estos momentos observarla mejor; está en el ce y acomodado á las distintas circunstancias; y
asilo sagrado en el que, como él decia, se debian su conversación amena é instructiva, traia las
venerar á los padres de familia; donde la mirada mas veces las luces que debian alumbrar las cues-
del legislador no podia entrar; donde solo los tiones que se promovían en el círculo de sus
consortes se consuelan en sus aflicciones, se ani- amigos.
man en la adversidad y se aman en la virtud. El A pesar de su sabiduría, nunca se vio un rayo
Logar doméstico tenia mil encantos para el alma de ostentación que viniera á ofuscar su frente.
sublime que apenas lo habia concebido, y bailán- Compadecido de todos los hombros, siempre los
dose en la presencia de ella, solo faltaba gozarlos. consideraba iguales á él; á los ignorantes que veia
En efecto, pronto llega á ser padre de familia no conocian la verdad, procuraba manifestársela
el que antes de serlo se atrevió á señalar el ca- para sacarlos de su abyección y darles á conocer
mino que debian de seguir los consortes; empie- los tesoros que encierra todo lo creado; á los sa-

za á poner en práctica todo aquello que fué por bios que llenos de falsas doctrinas quieren mil
largo tiempo el objeto de profundas meditacio- veces disputar con osadía aun con el mismo Dios,
nes,y en lo cual encontraba apoyada la felicidad procuraba con su prudencia y principios desper-
doméstica y la general de la sociedad. Sus pen- tarlos de ese sueño de ilusiones en que se enca-
samientos sobre la educación de los hijos eran lla el alma; á los hombres que lejos de las ciuda-
demasiados y no faltaba mas que
sólidos, .tener des viven oprimidos por la miseria, llenos de tra-
un objeto que alumbrar con las luces que tenia. bajos penosos, plagados de los resultados de una
Su hijo primogénito vino á ser el objeto que bus- vida descuidada, procuraba aliviarlos alumbran-
caba; sus tareas las consagró como buen padre, do las disposiciones del soberano; y que por últi-
y el fruto de sus esfuerzos vendría su patria a, mo, dirigía con sus consejos á la mayor parte de
disfrutar algún dia. los que en aquel entonces tenian depositado el

Pero nunca bastaba a aquella alma virtuosa el poder en sus manos.


conocimiento de sus deberes como padre y como Un poder tan bondadoso, amigo tan fiel y va-
esposo; sino que se consideraba con la obligación sallo tan benéfico, vivia rodeado de satisfacciones
precisa de cumplir con los deberes de hermano, que solo su corazón abrigaba y su razón procura-
de amigo y de ciudadano. En ningún momento ba estrechar entre sí. Nunca se oia de los la-
de su vida, y aun cuando sus tareas fuesen dis- bios de Filangieri una alabanza que manifestara
pendiosas, jamas se olvidaba de que tenia un her- la bondad de su corazón, porque si bien los he-
mano á quien socorrer, un amigo á quien aconse- chos la presentaban, no queria ratificarla con sus
jar, y una patria por la cual debia elevar sus ple- palabras, Su modestia sin afectación, era la prue-

garias al Dios de los justos. ¡Cuántas familias ba mas grande de su virtud, pues no teniendo
en el seno de la indigencia hubieran perecido, si mas placer que hacer bien á sus semejantes, y
no hubieran encontrado al genio personificado ocultarlo ante los ojos de los demás, se mortifica-
de la virtud! ¡Cuántos jóvenes, esperanza de la ba cuando en su presencia se proferia un enco-
Italia, no se hubieran quedado sepultados en el mio á sus talentos. Mil veces fué Filangieri el
olvido, 8Í no hubieran encontrado al padre adop- único objeto de los viageros que visitaban la Ita-
tivo á quien adoraban! Y sin aventurarse, pue- lia, y cuando le anunciaban la visita de algún
de decirse, que los pasos que dio la Italia en el desconocido, llenándose de aquel rubor que mues-
camino de la gloria y de la civilización en aque- tra la virtud cuando se elogia, casi se rehusaba
llos tiempos, casi fueron por sus pensamientos. á acceder á que le conociesen como fuente inago-
Los hechos probaban la virtud acrisolada que table de las luces que emanaba la Ciencia de la
se hallaba unida al gran genio que poseía Filan- Legislación, y otros mil hechos que se leian sobro
ENSAYO LITERARIO DE FILANaiERI. 577

la frente del hijo distinguido de la Italia. Mas obras debian de ser ciertas, profundas, fundadas
esta resistencia la vencia su razón; no por el de- en principios generales, que se acomodasen á to-
seo ardiente de ir á recibir un nuevo encomio dos los hombres, y llenas de amor á la humani-
ante las personas que, como él decia, se dignaban dad, á la que conocía muy á fondo, y para la que
conocerle; sino siempre noble en sus pensamien- procuraba alcanzar del Eterno todo su remedio.
tos, se presentaba ante aquel desconocido, ya por La religión solo nos manda acomodar nuestras
sacar alguna nueva verdad de aquel corazón, por- acciones á ciertos preceptos que nos dicta la ra-
que vivia convencido de que todos los hombres zón para nuestro bien y conservación como los
son capaces de algo bueno; ya por ensayar sus demás. En esto la fundaba Filangieri, porque
principios y corregirlos según los hechos se lo todo su anhelo lo ponia en conquistar un medio
fueran advirtiendo; ya por tener una idea del mas sencillo por el cual acercar la felicidad al

cambio de las costumbres en cada pais; ó ya, en pobre, contener los abusos de los ricos, y oponer
fin, para con pocas palabras, si posible fuese, ma- un dique á las arbitrariedades de los monarcas
nifestar cómo se perfecciona el pensamiento in- que oprimen á sus subditos. Tan grandiosos
culto, y alumbrar mas aquel que en su presen- afanes, no podian ser sino emanados de un cora-
cia se dejaba ver capaz de recibir sus luces, para zón verdaderamente religioso, que sacrificando
trasmitirlas á los que, como quien le visitaba, no su descanso por la felicidad de los hombres, solo
tenian la ocasión de tratarlo. Tan noble así esperaba la recompensa que recibe el justo al pa-
era su alma. No veia mas que el interés del es- sar á la eternidad.
píritu, sin que le disipai-an los intereses materia- La sensibilidad del corazón de Filangieri, uni-
les, único objeto de las almas mezquinas, que em- da al pleno conocimiento que tenia de cada uno
bruteciendo su alma, la hacen presa del oro, se de los que le rodeaban, hacia nacer en una to- él

sacrifican á él y solo viven para hoy, sin pensar lerancia admirable. Con bastante empeño pro-
en que desquiciada la base en que descansan, de- curaba, si no derribar las creencias de los impíos,
ben perecer como las halagüeñas ilusiones que al menos ponerles un dique que las contuviese
embriagan sus sentidos. en pequeño círculo en que nacian; y cuando
el

Mas á Filangieri solo espantaba la grandeza veia que el alma, estraviada por las pasiones, se
del Omnipotente, y de consiguiente, su virtud encallaba en los crímenes, solo rogaba al Eterno
debia ser ejemplar. No era aquella virtud efí' por ellas, pues tenia el convencimiento que solo
mera que mil veces ecsigen las circunstancias pa- Dios puede cambiar los pensamientos, corregir
ra conservarse en el mundo; sino aquella virtud las acciones y salvar al alma de la miseria y de
hija única del Eterno, que baja á habitar en los la abyección.

corazones, porque el alma se eleva á solicitarle El nuevo estado en que se hallaba, no hizo va-
ante su trono. El que conoce la verdad se acer- riar sus intenciones: siempre firmes y acomoda-
ca á Dios, que es la primera de ellas; y el que la das á los preceptos de la virtud, le proporciona-
abriga en su corazón, tiene en sí la semilla fe- ban las satisfacciones que deseaba, y de las que
cunda de la cual emana la felicidad. El alma de también gozaba una esposa fiel y virtuosa que
Filangieri, entregada á recorrer la cadena de todos obedecía aun sus simples indicaciones. Este es-

los principios conocidos de todas las ciencias, tado de felicidad sirvió para inflamar el deseo que
llegaba ante el augusto misterio que dio origen tenia Filangieri de separarse del servicio de la
á ellos. De este modo adquirió el conocimiento y retirarse á la soledad. Se sentia viva-
corte,
de los sublimes preceptos de la religión. Los que mente impelido por aquel deseo; pero se conside-
ésta nos enseña los tenemos grabados en nuestro raba desagradecido si se separaba del lado del
corazón; los límites que abrazan nos los marean soberano, á quien debia su felicidad. Entran
nuestras facultades. en pugna sus deseos con la gratitud, y vencen
Bastaba que Filangieri abrigase la verdad en aquellos, porque veia que el fin que le llevaba á
su corazón, para que la religión tuviese su culto la soledad, era el de buscar nuevas verdades, y el
sagrado. Elevado continuamente su espíritu en modo como debia difundirlas, demostrarlas á los
la meditación del enlace de unas causas con hombres para su y sembrar el afecto hacia
bien,
otras, con qué ardor no adorarla á la primera de la humanidad, que consideraba que seria mas útil
ellas! ¡Cómo procurarla seguir los principios que que tener su persona al pié del trono.
la luz divina le presentaba! De este modo sus Pero dejar la fuente de donde había adquirido
578 ENSAYO LITEKARIO DE FILANGIERI.

tantos conocimientos, el foco de sus observacio- leyes pertenecientes á la religión, á las que habia
nes ? Sin embargo, necesitaba de tranquili- destinado el libro quinto de su obra; pero fre-
dad para continuar la construcción del edificio cuentes quebrantos que tuvo en su salud, le im-
que liabiaempezado, y para el efecto solicitó des- pidieron continuar trabajando casi al fin de su
de el verano de 1783 una licencia del soberano gloriosa empresa.

para separarse de los servicios militar y de la No puede haber sociedad sin educación; nación
corte, y habiéndola obtenido, pasó á vivir á una sin gobierno; ni gobierno sin virtudes, Todos los
casa de campo de la ciudad de Cava, distante de hombres, para unirse en sociedad, es preciso ten-
Ñapóles cerca de 25 millas. gan algunos conocimientos, lo que no se consigue
Hallándose Filangieri en medio de la soledad; sino por los principios que nos llevan al conoci-

viendo cumplidos sus deseos; considerando el es- miento de nuestros derechos, y nos los da la edu-
tado de su felicidad, y rodeado de las circunstan- cación. La representación nacional la forma su
cias que deseaba, solo faltaba que escribiera sus constitución, diferente á las demás sociedades,
nuevas concepciones para concluir la obra cuyo ñn que es que constituye su gobierno; y éste no se
lo

le llevaba á aquel lugar. Solicita con empeño afir- puede afianzar sin las virtudes, pues mal puede
mar las verdades que sirven de base á la educa- llamarse gobierno una constitución viciada y se-

ción, tanto pública como privada; probar que de parada del orden natural. La influencia de la
su cultivo nacen las buenas costumbres, y reunir educación en una sociedad, se deja ver desde el

el material que necesitaba para el libro cuarto de momento mismo en que esta madre de los hom-
su obra. En efecto, reunidas sus meditaciones, bres les prodiga sus conocimientos, la memoria los
observadas en su fondo, y coordinadas por su in- conserva, el juicio los compara, y el ingenio los
genio, aparecen en 1785 en tres volúmenes, los trasforma. De este modo todos los pueblos van
cuales componían el libro cuarto de su obra, alcanzando su perfección; pero esto no es bastan-
y
que trataba de la educación, costumbres é instruc- te si la constitución de aquel pais no protege las
ción pública. Aparecen estos monumentos con- fuentes de las riquezas, que son la industria y el

sagrados á la sabiduría, fuentes inagotables de comercio. Hé aquí la necesidad de la virtud en


conocimiento, y manantiales de vida para las na- los hombres que depositan los poderes; su alma
ciones: cada uno demuestra su enlace y su utili- generosa debe vigilar á todos y cada uno de los
dad: la educación forma las buenas costumbres, y hijos que viven bajo su protección, y á medida
el resultado de ambas, la felicidad de los hom- de las circunstancias, serán los bienes que puedan
bres: la instrucción pública favorece á todas las prodigarles. En los imperios, el monarca debe
clases de la sociedad, y es la primera que dice Fi- de vivir en el corazón de los vasallos, como ellos

langieri á los gobiernos, fomenten. Ya todo el viven pensando en su seuor. La inmortalidad


mundo social tiene establecidas sus leyes, traza- de los príncipes se forma por los bienes que
dos sus límites, demostrada su utilidad, tanto co- hacen á sus pueblos, reproduciéndose esta se-

mún como particular: los hombres se encuentran milla admirablemente. — Pero si es necesaria la
á las puertas de un nuevo camino; las naciones virtud en los monarcas, lo es mas en los gobier-
una norma á que acomodarse para hacerse feli- nos republicanos, en que estando el poder mas di-

ces: el caballero Filangieri presenta á todas las vidido, y por consiguiente mas sujeto á las distin-
generaciones el bien que pueden gozar en el mun- tas deliberaciones de los hombres que lo poseen,

do, siguen sus consejos; y por último, presenta


si se puede estraviar con mas facilidad, porque se

á los habitantes de todo el globo, una nueva épo encuentra comunmente con hombres que se ele-
ca que comienza desde la publicación de su obra. van al poder, solo para llegar á ser la afrenta de
Pero faltaba que tratar acerca de las leyes de su pais. Mas si al contrario, se eleva el hombre
la religión, que naciendo con el corazón del hom- sobre los demás por su mérito y virtudes, y
bre, engrandece sus acciones; afirma sus resolu- es capaz de cautivar con sus convicciones á las
ciones; fomenta la piedad; edifica los cimientos so- voluntades de los que le escuchan, mucho ten-
ciales; y apoya la ecsistencia de las eociedaclcs. drá que esperar aquel pais, de un hijo que puesto
¿Y qué hacer para establecerlas, cuando la supers- por la Providencia sobre sus hermanos para con-
tición las habia corrompido? Ya en el plan de ducirlos, cuujple con su misión. Este genio dis-

Filangieri se hallaban vencidas las dificultades i tinguido que muy raras veces se encuentra unido
que se podian presentar cuando apareciesen las '

á una moral acrisolada, buscan los soberanos para


ENSAYO LITERAEIO DE FILANGIERI. 579

engrandecerse como el faro mas luminoso que los Así, aunque la sociedad de Ñapóles se hallaba
guie por la senda de su felicidad. en buen orden cuando apareció en ella Filangie-

No ocultándose al soberano de Ñapóles los ta- ri, sin embargo, necesitaban sus leyes algunas re-
lentos de Filangieri, el genio á propósito que le formas sin las cuales no podria llegar á su en-
podia darlos consejos que él necesitaba, y poner grandecimiento. Para conseguirlas buscó un mo-
en su mano los medios de llevar a Ñapóles por do de vencer las dificultades que impidiesen sus
el sendero de la grandeza y prosperidad; piensa planes;una ciencia por medio de la cual pudiese
arrancarlo del seno de la soledad en que se halla- conservar y aumentar las riquezas del erario; unir
ba, y traerlo al centro de la corte, donde se ha- las voluntades de los ciudadanos para que se afir-

cían casi necesarias sus luces. En efecto, en 23 mara la ecsistencia del trono, y demostrar al con-
de Mayo de 1787, le nombró consejero de hacien- sejo la necesidad que habia de fomentar la indus-

da dé Ñapóles, con lo que consiguió su objeto. tria y los talentos para alcanzar la felicidad del
Siempre engolfado Filangieri en sus medita- pais. Un círculo de dificultades tenia á la vista,
ciones, estaba muy distante de que el monarca se y solo se consolaba con hallarse en un lugar des-
ocupase de él, y cuando mas contento vivia en el de donde podia atender á la clase mas infeliz de
seno dé sus satisfacciones domésticas, recibió el los hombres, por quienes solo se interesan las al-

nombramiento de consejero de hacienda que su mas generosas.


magestad tuvo á bien conferirle. Desde este ins- Ya los pensamientos de Filangieri hablan te-

tante la gratitud le hace sacrificar todo cuanto nido aprobación; se habia conocido su utilidad, y
era mas grato á suí^ ojos, por venir al llamamien- se encontraba en el lugar mas á propósito para

to que se le hizo; y dejando la soledad, pasa al cen- pedir se pusiesen en práctica para el provecho de
tro del cual huia, porque los honores le haciaú ad- sus conciudadanos. En efecto, en el silencio de
mirar. Su presentación en el consejo le atrajo la noche disponía sus planes para presentarlos al

nuevas simpatías, y mas cuando todos esperaban dia siguiente al consejo, y cuando aparecían en
que en ese entonces debia de poner en practica él, se presentaban llenos de aquella persuasión
las leyes de economía política que con tanto tino hija de los verdaderos afectos de un corazón que
habia concebido, y corregir los vicios que la am. se interesa por el bien común: todo el consejo
bicion de las almas mezquinas habia introducido. unia su parecer al del caballero Filangieri,
y sus
Dos son los principios por los cuales ecsiste la verdades servían de fundamento á cualesquiera
sociedad; él primero es la ilustración; el segundo ley que se quisiese formar; su elocuencia bastaba
es el orden con que están distribuidas las rique- á satisfacer cualquiera duda, y ese dominio que
zas: fundándose el uno en el pensamiento, y á su tenia sobre todos aquellos á quienes se les habia
desarrollo se debe su establecimiento, y el otro confiado la hacienda pública, prometía á la Italia
en el terreno del pais, en su industria y comer- un porvenir de prosperidad.
cio, dependiendo su conservación de las leyes Pero, ¿qué dura la dicha en este mundo? un
económicas. Para establecerlos, bastará fomen- momento, y las vicisitudes de la vida de los hom-
y formar le-
tar laá tiernas facultades del niño, bres pasan á la de las naciones. Así el risueño
yes económicas, que puedan aumentar las rique- porvenir que debían dar á la Italia los sublimes
zas del pais, la industria y el comercio, y esto conocimientos de Filangieri, se eclipso; y á una
formará la comodidad de los ciudadanos, su feli- escena de gusto sucedió la de tristeza, que causó
cidad y el progreso de las sociedades. Sin du- la falta de salud del hijo predilecto de Ñápeles.
da: veamos el cuadro que nos presenta el desar- El continuo estudio á que se había entregado
rollo del pensamiento humano; en él encontramos desde sus primeros años, empezó á debilitar el
la cadena que forman los descubrimientos, apo- vigor de su naturaleza, que se habia desvastado
yados en la sabiduría de los primeros hombres por la pérdida del equilibrio que hay entre los
que reemplazaron con sus mácsimas, las creencias ói'ganos que están dispuestos á recibir las impre-
de la ignorancia: ecsaminemos los preceptos á siones que nos causan los objetos estemos, con
que los acomodaron, y ellos demuestran sus ven- los que en el estómago reciben los alimentos para
tajas. Pero aquellos preceptos que la ilustración su nutrimento y descomposición. Este es el re-
nos presenta, son susceptibles de algunas altera- sultado que produce á la parte física el cultivo
ciones, y es preciso hacerlas
por la conservación de nuestro espíritu; y el que conociendo los hom-
y engrandecimiento de las sociedades. br;es sensatos, no basta para retraerlos de sus afa-
580 ENSAYO LITERARIO DE FILANaiERL

nosas tareas. Aunque Filangieri sentía los efec- plir con los deberes de su religión, y su alma, lle-
tos de sus profundas meditaciones, esto no obs- na de aquella paz que da la virtud á los que la

tante, no abandonó la pasión decidida que tenia veneran, se encontraba dispuesta á unirse al
de ser útil á la humanidad con las luces que po- que le dio su ecsistencía. Pero poco después vol-
dia recoger y sembrar en cada una de las pági- vió el mal con mas fuerza; los ataques convulsi-
nas que escribía. vos hicieron que sus facultades volviesen al pri-
Continuos dolores de estómago que padecía mer estado de adormecimiento, y ni el amor con-
desde 1781, fueron los que dieron principio á sus yugal que rodeaba su lecho, ni las demostraciones
enfermedades; á medida que avanzaba el tiempo, de mas fina amistad, fueron suficientes para
la

su naturaleza desfallecía, y aunque su espíritu variar un momento á aquel penoso estado en que
siempre vivía entregado á sus goces, los terribles se encontraba, el fiel esposo, caro amigo, padre
cólicos que desde que estaba en Cava le empeza- de humanidad é hijo querido de la sabiduría-
la

ron á amagar, le postraron hasta el estremo de Permaneció con aquella sensibilidad que desde
abandonar su trabajo. Pero tan pronto como se su principio le causó la enfermedad, hasta la no.
hallaba restablecido, volvía al seno del cual solo che siguiente al lunes 21 de Julio, en la que en-
los males físicos podían separarlo; porque ni los tregó su espíritu al Criador, no cumpliendo los
consejos de sus íntimos amigos, ni las tiernas sú- 36 de su edad.
plicas de su amante esposa, llegaban á conseguir- ¿Quién puede comprender los arcanos de la
lo. Todo lo sacrificaba al bien de sus semejantes^ Divinidad? ¿quién puede prever sus mandatos?
porque así lo creyó hasta el último momento de Nos admiramos de la muerte prematura de un
su vida. amigo, y descuidados, no queremos creer que nos
Repentinamente se nvxbló la alegría que brilla- sigue en todos los pasos de la vida.
ba en el rostro de Filaugieri; su alma ya tenia La muerte del caballero Fílangieri cubrió de
aquella tristura que tienen las almas sensibles y á toda la Europa; todos sus
luto á la Italia
cuando empiezan á presentir su partida para la conciudadanos lamentaban su pérdida, en todas
mansión de Divinidad, y este motivo, mas que
la las clases de la sociedad se vieron los dolorosos
un mal parto que tuvo su esposa en 1788 y la en- efectos de su muerte. El infeliz lloraba la pér-

fermedad de su hijo, le abatió sobre manera. Con dida de su padre bondadoso; el monarca la de un
el objeto de respirar mas puro y de que
un aire subdito virtuoso, que debía haber hecho con sus
su hijo pasase su convalesoencia con mas gusto, conocimientos la felicidad de su patria. Aquel
procuró trasladarse á Vico Ecuense. profundo sentimiento que tenia el soberano, era
¿Pero quién le había de decir que aquel lugar, una prueba mas del esclarecido mérito de Fílan-
al que solícito partió en pos de ausilíos para con- gieri. A todos los que le rodeaban les decía:

servar su ecsístencía, había de presenciar su muer- " Que había perdido Ñapóles el grande hombre
te? Así, pues, desde que llegó, no encontró el " que había comprendido cuáles eran las verdade-
descanso apetecido; sino que minando su natura- " ras obligaciones de un gobierno, y que hubieran
leza el mal que tanto tiempo ha adolecía, se acer- " llevado aquel imperio al lugar en que se halla-
caba el momento en que su físico abandonase el " ban colocados los primeros del mundo."
espíritu que le había prestado su ecsistencía. Pero no contento el monarca con publicar los

A pocos días de vivir en aquel delicioso lugar, sentimientos de su alma, verdaderos elogios que
le acometió una terrible afección iliaca, á la que honrarán la memoria de Filangieri, quiso con

siguió una calentura pútrida, que desde sus pri- mano protectora beneficiar á su familia, señalán-
meros accesos manifestó todo lo que había de te- dole una pensión anual, y encargándose también
mer. Todos los socorros de la medicina eran de dar una educación brillante á los hijos de tan
inútiles, porque ya su naturaleza no podía resistir ilustre vasallo, cuyo cadáver fué sepultado en la

aquella enfermedad. Un acometimiento letár- iglesia Catedral de Vico Ecuense, el cual quedó
gico había ocupado sus facultades intelectuales cubierto con una sencilla lápida llena de grandes
desde el viernes 18 de Julio. Por un acaso de recuerdos.
los que en semejantes lances son tan provechosos, ¡Oh átomo de tierra que ve-
Filangieri! cada
volvieron á su orden las facultades de Filangieri, mos en el mundo, os la imagen de la nada; todo-
vio sereno el estado en que se hallaba, apro- desaparece pocos momentos después de que nace.
vechó los últimos momcntob de bu vida en cum- Aquella lapida que cubre tus restos, no la habrá
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANaiERI. 581

respetado la mano del tiempo, tal vez ya habrán riquezas, por las distinciones que habia entre es-
desaparecido los signos que representaba tu me- tos, y por último, por la potestad sacerdotal que
moria; pero no se han olvidado los preceptos que tenia tanta influencia sobre la voluntad de casi
tu divina elocuencia dejó para que se grabai*an todos los ciudadanos, aun de los paises mas cultos.

en los corazones de los hombres; pasarán de ge- Después pasaba á tratar de los verdaderos
neración en generación, y su mérito se aumenta- principios por los cuales pueden fijarse los lími-
rá mientras sean mas conocidos. Mas veamos tes sobre el sacerdocio y el imperio (1): y aquí
ios tesoros que dejo á la posteridad, y contem- se proponía mostrar la nulidad del principio del
plemos cada uno de sus manuscritos, vehículos cual partían los defensores de dos partidos opues-
que llevarán hasta el fin del mundo sus sublimes tos, deduciendo derecho del hecho, y tratar de
el

pensamientos. las abusivas pretensiones de unos y otros, de las


Lo primero que tendremos á nuestra vista, es revoluciones del derecho eclesiástico, de la auto-
el tomo 8 ? de la Ciencia de la Legislación, el ridad de los concilios, y de su superioridad so-
cual estaba concluido, y comprende la primera bre los papas; de la falibilidad de éstos últimos;
parte del libro quinto, cuyo objeto eran todas las de la libertad de las diversas Iglesias; de los re-
leyes pertenecientes á la religión. Hacia poco quisitos que debían concurrir en las leyes ecle-
tiempo que habia concluido el 8 ° tomo y se pre- para que tuviesen vigor, y de los verda-
siástica,s,

paraba á escribir el 9 ° coa el cual daria fin á la


, deros principios de donde debe deducirse el de-
Ciencia Legislativa que pertenece á la religión. recho de los soberanos en lo que concierne al de-
Todos los planes que Filangieri formó en su obra, recho de la Iglesia.
los consideraba apoyados sobre ella, y así era De estos objetos debía pasar al modo con que
preciso distinguirla; y encontrando en el cristia- la legislación debe hacer uso de estos principios,
nismo todo lo que deseaba, se dedicó á un estudio para precaver los indicados estremos (2), y cau-
profundo de los Sagrados Códigos de las obras de sas por las cuales se introducen (3): manifestan-
los primeros padres de la Iglesia, para hablar do, ademas, que de la ignorancia nace la supers-
€on aquella solidez que le era característica. To- tición, y de la creencia superficial, el ateísmo:
do estaba preparado para formar tomo 9 ? de
y por último, de la inmoderada ambición de algu-
el

la Ciencia de la Legislación; las grandes concep- nos clérigos. Después pasaba á demostrar toda
ciones de su autor, ya estaban encadenadas, apo- la influencia que tiene un sistema legislativo pa-
yadas, y en el mejor orden para presentarse á la ra impedir se introduzcan aquellos principios (4),
luz pública; pero las infaustas circunstancias que
y cuáles son los medios que deben oponerse para
hemos visto rodearon á Filangieri en los últimos conservar aquella parte de la religión, la mas ne-
dias de su vida, le impidieron llenar el plan que cesaria á la vida del hombre valiéndose para
(5);
tenia formado, como se verá por el índice que se esto de analizar los remedios mas á propósito, y
encontró entre sus escritos, y que presenta el nú- discurrir, ante todas cosas, de las leyes relativas á
mero de capítulos de que habia de constar aquel la ecsistencia de los gefes y demás individuos
(6)
tomo, así como también las materias que en él se del sacerdocio (7): en seguida, de las relativas á
proponía tratar. su ecsistencia de la jurisdicción
(8), al ejercicio
Se proponía primeramente recorrer todas las eclesiástica al de las funciones eclesiásti-
(9),
falsas religiones, demostrar sus inconvenientes, y cas [10], al del culto público [11], y en fin de la
advertir los medios de precaverlos (1). Después tolerancia religiosa [12].
intentaba hablar (2) de las ventajas inestimables
Ya vemos formado el monumento inmortal
del cristianismo, de los estremos pernicio-
y (3) consagrado á la sabiduría: todo el cuerpo de la
sos de la superstición, de la irreligión, de los cua-
Ciencia de la Legislación, imagen de una divini-
les sedebe estar distante; y aquí, después de pre. dad protectora, fuente inagotable de bienes para
sentar la historia de los males que la superstición
la humanidad, y que basta para conservar y, au-
y la irreligon han causado en el cristianismo, in- mentar el terreno de todos los países del mundo,
tentaba hablar de los males producidos por la
mezcla del gobierno espiritual con el temporal, —(1) Cap. 6.— (2) 8.— (3) Cap. 9.—
Cap.
por la ignorancia de algunos sacerdotes, por sus (4) Cap. 10.— (.5) Cap. 11.— (6) Cap. 12.—
(7) Cap. 13.— (8) Cap. 14.— (9) Cap. 15.—
(1) Caps. 1, 2, 3, 4.— (2) C.if. 5.— (3) Cap. 6. (10) Cap. 16.— (11) Cap. 17.— (12) Cap. 18.
TOM. II. —Xxiv. 74
582 ENSAYO HISTÓRICO DE FILANaiERI.
las virtudes en 1"" costumbres de los pueblos, y segunda. Supóngase que en el momento no se
la prosperidad en ^^-dos los gobiernos; ¡ojalá y llegasen á ver los resultados; pero de ningún mo-
que todos los q-v; están encargados de dirigir los do puede probar esto que la Ciencia de Ix Legis-
destinos de los hombres, oyeran la dulce voz con lación era difícil- de sistemarse, ni que sus efectos
qiié les habla el autor de la Ciencia de la Legisla- serian casi superfinos. Sométase á prueba cual-
don, siguieran sus verdaderos consejos, que no se quiera de sus principios; calcúlense sus resultados,
.dejaran arrastrar de sus pasiones; que jamas dic- y se tendrán algunos de los medios por los cua-
taran leyes por su capricho y conveniencia; y que les se consigue el beneficio común. Este es el es-

por último, vieran á toda luz, qiie el verdadero píritu de la Ciencia de la Legislación, el cual de-
bien consiste en gozar de la satisfacción que deja be acompañar á todos los legisladores; y una vez
en el alma un beneficio común. Entonces, todos poseídos de él, buscarán la fuente de donde na-
los gobiernos serian felices, y no caminarían co- cen todos los bienes de la sociedad.
mo hoy al abismo, por la ciega ambición de que- Pero aquella obra admirable para todo el mun-
rer hacer su bien particular barrenando los sa- do; aquel monumento, objeto de las meditaciones
grados deberes de su obligación. de Filangieri, no bastó para llenar su pensamien-
Pero volvamos á observar las partes que com- to, que del ecsámen de un cuerpo pasaba á bus-
ponen el cuerpo de la Ciencia de la Legislación. car la esencia que le había creado, y se difundía
Está apoyada sobre algunos principios genera- hasta lo infinito. Como es el pensamiento son sus
les, de los cuales parten todas las verdades cuyo deseos. Las almas sublimes se llegan á elevar á
conjunto forma una antorcha luminosa. Parece las regiones mas maravillosas, y buscan entre
que su autor se propuso seguir en todo la marcha aquellos cuerpos brillantes que sostienen el altar
de la naturaleza: ecsamina un principio, observa del Omnipotente, un destello de la Divinidad.
sus resultados, y de éstos pasa a observar otros Mas en vano, toda la sabiduría del hombre no al-

para ir formando la cadena del orden social. To- canza á comprender un objeto, y cuando un es-

do lo sujeta á la unidad de la teoría y de la cien- tudio profundo le ha dado algunos conocimientos,


cia,y aun otras verdades que han sido descubier- le trae también un sin número de dudas. El al-

tas de muchos siglos atrás, se presentan con un ma atrevida de Filangieri no se detiene á la pre-
carácter interesante, cautivan la voluntad de los sencia de aquellas; y buscando los medios de co-
que las leen, y como que conmueven al alma, se nocerlas, se dedicó á escrilDir la Nueva ciencia de
graban con una rapidez admirable. las ciencias, deseando que por ella se instruyera
Cada espresion con que se hallan escritos los á los individuos de la segunda clase del pueblo;
sentimientos de Filangieri, está llena de una viva y discurriendo sobre la materia que trataba de
elocuencia; son los acentos de una dulce armonía estender en su obra, decía: "Todas las verdades
con que se manifiestan las almas sublimes; son los " tienen entre sí un enlace, y esta cadena, inter-
verdaderos afectos que abrigaba el corazón sen- " rumpída frecuentemente á los ojos de los hom-
sible de aquel joven ilustre. Muchas veces deja- " bres, es tan continuada en la suprema inteligen-
ba á un lado las figuras retóricas que podian ha- " cía de la Divinidad, que todo el saber de esta
ber presentado su obra con mas esplendor, por " se reduce á un principio único é indivisible, del
presentar las verdades tan puras como las conce- " cual son consecuencias mas ó menos remotas, to-

bía. Tenia el convencimiento de que lo bello lu- " das las demás verdades; y añadió que si pudiése-

ce sin el adorno; de que los verdaderos sentimien- '•


mos descubrir todas las demás verdades, podria-
" mos descubrir esta cadena y llegar á este prínci-
tos no necesitan trage para presentarse ante la so-

ciedad, y que para cautivar el alma, solo se nece- " pío. Entonces dependería toda ciencia de un solo
" principio, y los principios de las diversas cien-
sita un lenguaje que espresaudo ideas profundas,

Bca dulce. " cías serian unas consecuencias mas inmediatas


Algunas reformas que ecsigia la Ciencia de la " de aquel principio único é indivisible, en que es-

Legislación para sistemarse, se consideraban difí- " tarían comprendidas todas ellas." En esta obra

ciles de establecerse, porque prevenían la correc- se proponía recorrer todos los objetos que están
ción de los abusos y la creación de nuevas cos- al alcance de nuestro entendimiento; observar el

tumbres. Basta el cuidado del legislador para enlace que tienen unos con otros; sacar doctrinas
renccr todos inoonveniontcs de la primera y
los generales de las particulares; y ya que el pensa-
tratar de educar á lo3 hombres para conseguir la miento humano no puede llegar al conocimiento
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERL 583

de aquella verdad, causa de las causas y él motor " gran paso que presenta al entendimiento hu-
principal de lo creado, el caballero Filaügieri se " mano."
proponía llevar nuestro espíritu al sumo grado de "Miremos, pues, las ciencias, como las mira la

su perfección, penetrando el fondo de las verda- "Divinidad. Elevémonos sobre ellas para con-
des mas metafísicas para sacarlas al conocimien- " templarlas, ecsaminarlas juzgarlas. Lo que
y
to de todos los hombres. No bastaba á su inge- " ahora tiene un solo aspecto, tendrá entonces
nio poner bajo su dominio todo lo creado, sino " muchos. Lo que ahora se mira por un solo
que quiso también guiar al espíritu que nos vivi- " lado, se mirará entonces por todos. Veremos
fica, ante la presencia de la causa primordial; ele- " de arriba abajo el vértice de estas grandes ma-
" sas, y convertiremos, cuanto mas nos
varlo á su verdadero ser, y que derramase todas sea posi-
las luces de que es capaz como infinito. " ble, este archipiélago de islas en una cordillera."
Al proponerse tratar de la ciencia de las cien- El pensamiento que se atreve á llegar á la
cias, ó lo que es lo mismo, la Nueva ciencia de las presencia de quien lo creó, no desdeña penetrar
t.i'¿«<;¿ÉJ!s,yaIiabia acometido su grandiosa empresa; por la barrera que han levantado los siglos; sacar

ya su pensamiento habia alimentado el germen de del polvo las generaciones, animar á los hombres,
sus inspiraciones; gozaba de sus resultados; veia formar las sociedades y darle vida á los tronos.

sus buenos efectos, la influencia que tendría sobre Así pensó hacerlo el inmortal Flangieri, porque
todos los descubrimientos; la luz con que alum- se proponía escribir la Cieiicia universal 'pc-Tenne^

braría á los hombres en todas sus empresas, y la en la que debia inmortalizar á todos los hombres,
felicidad qjie resultarla á la sociedad por la ad- á todas las sociedades é imperics; cuanto hubie-
quisición de aquella obra. Pero por desgracia se pasado en el mundo desde su creación, y aun
solo se quedaron los frutos de esta obra, en la mas, asegurar de la solidez de sus principios,
imaginación del autor; únicamente se encontra- cuál seria el porvenir de las generaciones futuras.
ron los apuntes de los libros que debia consultar Esta grandiosa empresa se proponía al tratar de
para hacerla, y un fragmento de la introducción la historia universal perenne, porque habiendo
que debia dar principio á obra tan profunda. recorrido las distintas generaciones, sus costum-
Aunque los fragmentos que se encontraron en- bres, su religión y gobiernOj no hizo otra cosa que
tre sus manuscritos, y las luces que estos despi- estudiar los distintos caracteres de los hombres,
den sea demasiado débiles; con todo, debemos la influencia de sus costumbres y su religión so-
observarlos, y del principio sacar la consecuencia bre la sociedad, y de aquí colegia las leyes para
de lo que seria el todo con respecto á aquella par- cada una de las diversas sociedades, que estas
te que observamos, o el foco de la luz del cual templaran ó activaran el espíritu de los hombres,
apenas podemos percibir un destello. Todas es- los acomodaran á ciertos usos, haciendo de aquí
tas razones me obligan á trascribir aquellos pen- las costumbres peculiares á cada nación según
samientos llenos de sabiduría con que se velan su clima y religión. De este 'modo iba demos-
las concepciones de Filangieri, y que darían prin- trando la influencia de las generaciones pasadas
cipio á la Nueva ciencia de las ciencias. "¿Qué es sobre las venideras, y de aquí nacería el remedio
" lo que sabemos (dice),
y qué es lo que podemos Aq tantos errores como han sepultado á muchos
" saber? ¿Por qué parte son inmobles los lími- imperios en el olvido.
" tes de las ciencias? ¿Por qué parte pueden en- Al proponerse pintar Filangieri los distintos
" tenderse? ¿Cuál es su imperfección necesaria, caracteres de los distintos hombres, .sus costum-
" y cuál quede repararse? ¿Cuáles son los vacíos bres, su religión y sus leyes políticas, no tenia
" que interrumpen la gran cadena de las verda- .otro objeto que sacar del polvo las buenas accio-
" des, y entre estos cuáles
pueden llenarse, y cua- nes que en aquellos tiempos pudieron formar la
''
les serán eternos? ¿Hasta qué punto le es per- base do las sociedades, el apoyo de los pueblos,
" mitido al hombre limitar el número de los prin- de la religión y de los gobiernos. De este nio-
" cipios, ó lo que es lo mismo, hasta qué punto do, sin duda, se tendría un código útilísimo de
" le es permitido aprocsimarse á aquella verdad preceptos y cuerpo de doctrinas que viniera á
" única de que proceden todas las demás, y cuáles corregir los vicios á los cuales han estado las mas
" son los obstáculos insuperables que le impidie- veces sujetos los qu.e tienen el poder en las ma-
" ran siempre llegar á ella? Hé aquí los ob- nos, y se podría decir que una historia universal
" jetos de la Nueva ciencia de las ciencias, y el como la que se proponía escribir el inmortal na-
1

584 ENSAYO HISTÓRICO DE FILANaiEEI

politano, hubiera dado un manantial de bienes Los esti'angeros que amantes de su patria qui-
inagotables. sieron que las luces de aquella ciencia se derra-
Bien se podrá decir que las doctrinas del si- masen en su pais, se apresuraron á traducirla á
glo XIII y XIV
no serán aplicables á los siglos su distinto idioma. El primero que manifestó
venideros; pero partiendo de que la verdad es su afecto acerca de esto, fué M. liafisses, que es-
inmortal, siempre que cualquier hombre la llame, cribió á Filangieri en22 de Marzo de 1787 en-
en cualquier estado ó condición, pobre ó rico, viándole en seguida una copia que no fué de su
ignorante ó sabio, siempre ha de dar por resul- aprobación. Emprendió después otra con mas
tado el bien, aunque se quiera ocultar. En aque- feliz écsito M, Duval Orgie, abogado y pensionis-
llos tiempos en que la guerra era para los go- ta del rey en Noquent-le-Retron: envió algu-
biernos lo que hoy la paz para los pueblos mo- nos cuadernos de ellas al caballero Filangieri,
dernos, todos los hombres eran guerreros, su y le pidió algunas aclaraciones con fecha 22 de
constitución se los ordenaba, su comodidad así Mayo de 1785. Pero la mejor de todas las tra-

lo ecsigia, y no se pensaba en la paz sino como ducciones, y la que quizá hizo estinguir los de-
un recurso muy necesario. Por consiguiente, las seos que habia de hacerlas, fué la de Mr. Grallois,
leyes que protegian el arte de la guerra, no son abogado en el parlamento de Paris, de la cual se

aplicables á nuestros dias; pero esto no quita que publicaron los dos primeros tomos en 1786. Un
teniendo viva la historia universal de todos los breve, pero elocuente prólogo, contenia en pocas
pueblos que ha habido en este mundo desde su palabras todos los mayores encomios que se po-
ecsistencia nos fuese del todo inútil, puesto que, dían hacer á aquella obra, y la justa y merecida
si observamos que las naciones que han vivido reputación que gozaba en toda la Italia, "don-
es porque se ha conservado mas la moral, dise- " de la ciencia (dice) derechos y obligacio-
los

minaremos sus preceptos para llevar á las gene- " nes de los hombres se cultivan con mas ardor,
raciones presentes á su engrandecimiento. "
y quizá con mejor écsito que en ningún pais
Este era el objeto de Filangieri, que llevan- " de la tierra."
do por norte la verdad y el bien de la humani- En Alemania hay dos traducciones de esta
dad, aunque no lograra cuanto concebía, se es- obra, la primera fué en Zurich por el Sr. C. R.
tendia en sus meditaciones hasta donde puede Zinch é impresa en Altdorf, en 1784; precede á
alcanzar el pensamiento. Sus concepciones mani- esta traducción un prólogo del Sr. F. C. Sieben-
festaban su grande ingenio, y aun cuando de pe- kees, profesor público de derecho, en que se da
queños principios sacara un sin número de con- cixenta de las varias ediciones italianas de esta
secuencias, esto probaba que el entendimiento obra, que se sucedieron rápidamente por la gran-
humano en los pasos mas avanzados deja atrás de acogida que tuvo en aquel lugar; así como tam-
un sin número de verdades, que todavía no co- bién demuestra el Sr. Siebenkees, la necesidad
cemos y que aun se quedarán sepultadas sin sa- que tenia el suelo alemán que de se trasportase
lir á luz. allí, procurando también demostrar la diferencia

No obstante que mis deseos ardientes en nada de objetos entre Montesquieu y Filangieri, y que
pueden aumentar la gloria de Filangieri. me con- las mas bellas consecuencias del primero las ,

formo en que mis pensamientos avasallasen sus consideraba refutadas por el segundo con bas-
hechos y los encomios que ha recibido de todo el tante maestría.
mundo y por los mas célebres escritores. Ilés- La otra de las traducciones que casi al mismo
tanos únicamente observar los medios por los tiempo se presentó en Italia, fué la del Sr. Gus-
cuales se propago con tanta violencia la Ciencia terman, y se publicó en Viena en 784. Pare- ]

de la Legislación y las traducciones que de ella cía en vano citar lo que dice este célebre traduc-
fie hicieron. tor en su prólogo, si el autor no fuese conducido
Desde 1780 hasta 1788, se hicieron tres edi- al trono de la gloria por otro camino y acompa-
ciones napolitanas, otras tantas en Venecia (1), ñado de inmensos elogios. "No creo, dice, ofen-
dos en Florencia (2), una en Milán (3) y otra " der la sombra de Montesquieu, llamando á Fi-

en Catania (4). " langieri el Montesquieu de Italia. Añade que


Imprenta de Juan Vico. — (2) //«p. de An-
" estos dos autores han meditado sobro la histo-

tonio
( )

Bcmucci y C^ — (3 j Imj). de Calazzi. — " ria de los antiguos con aquel genio observador

(i) Imj). de liissica. " que es propio del filósofo y del político. Am-
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERI. 585

" bos á dos tienen un conocimiento perfecto de dio para salvar á los hombres de la miseria y de
" la historiade las naciones presentes y pasadas, la ignorancia. Así es que, desde que se presen.
taron los dos primeros volúmenes de la Ciencia
" y de sus constituciones, y juzgan de ellas como
" grandes filósofos, cada uno según las relaciones de la Legislación en Europa, fué solicitada la
" del asunto que tratan. La diferencia que hay amistad del autor por la multitud de hombres
" entre estos dos grandes hombres, es que Mon- en cuyos corazones hablan encontrado eco sus
" tesquieu no observa progresión alguna en las verdades, aprobación sus principios y aplauso
" demostraciones y en las consecuencias, sino su ingenio sublime.
" que pasa por alto las ideas intermedias, y de Entre los primeros célebres escritores que es-

" consiguiente dice en gran parte aforismos, o cribieron á Filangieri, encontramos al Sr. conde
" como las llama el mismo Filangieri, gracias epi- Carli, y al Sr. conde Berri, tan afamados canonis-
" gramáticas. Este último, al contrario, propo- tas, y cuyos escritos sobre esta parte de la le-
" ne los acsiomas para cada objeto principal de gislación han sido aplaudidos (a). Después al
" la legislación, y después de establecer y fijar abate Isidoro Bianehi, bien conocido en la repú-
" sus ideas, las presenta con claridad, deduce las blica literaria por varias producciones filosófi-

" consecuencias de su aplicación á los acsiomas, cas (b): al ilustre Sr. Cremarri, profesor de ju-
" y formando de ellas nuevos acsiomas subordina- risprudencia criminal en la Universidad de Pa-
" dos, saca de estos nuevas consecuencias. Hace ris, y autor de grandes obras sobre esta mate-
" ver por medio de una progresión distinta de ria (c): al célebre Clemente Silibiato, profesor en
" un objeto á otro, la relación y concesión que Padua de bellas letras griegas y latinas (d): al
" tienen los objetos aislados: en una palabra, Sr, senador Juan Ventura Spannechi, ministro
" procede metódicamente, y así facilita infinito del senado de Milán, cuya fama es bien conoci-
" el estudio de esta misma ciencia á los que se da, y quien consiguió una íntima corresponden-
" dedican á ella. No sacrifica al ídolo de nues- cia epistolar con el caballero Filangieri (e): al

" tros tiempos, que es el de declamar en vez de doctísimo francés Boullenois de Blezzi (/): al
" raciocinar. Es verdad que declama también conde Julio Tomitano, culto literato de Vene-
" alguna vez; pero lo hace solamente después de cia (g): al sabio consejero de Iverdun, M, de
" haber demostrado é ikxstrado bastante, por me- Bertrand Qi): al mayor Veizz, de Berna: al doc-

" dio de principios, la materia de que trata. En- tísimo M. de Pastoret, autor de obras célebres
" tónces es cuando inflama el corazón para dar sobre la historia de los mas insignes legislado-
" algún descanso al entendimiento y prepararle res: al célebre dinamarqués Federico Miniter (i):

" á lo que sigue." al doctísimo Borum de Viena (;'): y al insigne

Ecsiste aún otra traducción hecha en Bladrid Franklin, libertador de la América, quien ha-
en 1787 por D. Jaime Rubio, abogado de los biendo pasado á Paris y habiendo visto los pri-
reales consejos, aunque no con buen écsito. Otra meros tomos de la Ciencia de la Legislación, le
hecha en Filadelfia en 1799, y la última impresa escribió muchas cartas, donde le tributaba mil

en Paris (1) en 1835, la mejor que hasta ahora elogios á su singular ingenio (k): y cuando envió
se ha conocido, é ilustrada con unos comentarios al soberano de Ñapóles el tomo de las constitu-

de Benjamín Constant, los cuales al aclarar al- ciones de los Nuevos Estados Confederados, en-
gunas doctrinas realzan mas el mérito del autor vió un ejemplar particularmente al caballero Fi-
langieri.
napolitano.
Puestas las obras de Filangieri Esta pequeña lista de hombres célebres por sus
al alcance de
todos los hombres del mundo, era fuerza que em- virtudes y talentos, realza mas el mérito del in-

pezase á recibir el tributo de todos los sabios, signe napolitano, la estimación que hicieron de

que esparcidos sobre la tierra, no anhelan mas sus obras los hombres mas instruidos, y el cari-

que tener un medio de conocerse para manifes- ño que le mostraban desde las mas remotas par-

tarse unos á los otros las sensaciones que les tes de Europa. Todos los hombres sabios soli-

causan las buenas acciones en beneficio de la hu- citaban su amistad, y los viageros ver su presen-

manidad, de las virtudes, y aun el


el ejercicio cia y recibir de sus propios labios las mas puras
sacrificio de la propia vida por conseguir un me- mácsimas. Pocos de los que viajaban por la
Italia, salieron de allí sin conocer á Filangieri;
(l) Imprenta de Mosquet y Cf y se puede asegurar, que de todos los que llega-
686 ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERL
ban á visitarle, no hubo uno que no hubiera sa- cepciones desde tu edad juvenil se presentaron
lido con el corazón enternecido, lleno de amor seductoras é interesantes en la república de las
bácia aquel joven, y desde aquel momento le de- letras. Pocos hombres dejaron de tributarte en-
dicaba el mas sincero afecto de amistad. comios desde el momento en que se levantó el as-
Mas todas estas acciones, pruebas inmortales tro benéfico de la Ciencia de la Legislación; su
que honrarán la memoria del hijo distinguido de luz penetrante mas que la del sol, alumbra el en-

la Italia, vinieron á brillar mas después de su tendimiento humano; las mácsimas que encierra,
muerte (/). Este doloroso momento eclipsó la conmueven y arrancan una alaban-
los corazones
aurora de felicidad que estaba empezando á bri- za al insigne nombre que las concibiera.
llar en el horizonte de los Estados Pontificios: Si los nobles de la Italia, hubo un dia que le-
cubrióse de luto la Europa; hizo perder su tran- vantaran su voz para maldecir tu nombre, mil ve-
quilidad a los sabios; trajo el llanto á los napo- ces se quedaron avergonzados al oir el eco de los
litanos, porque unos hablan perdido su padre, aplausos que por todo el mundo se le tributaban
otros su amigo, y todos el apoyo mas firme para al Montesquieu de la Italia (?i). Su difamación
alcanzar su felicidad. El corazón menos sensi- vivirá para su afrenta, y realce del ilustre mérito
ble hubiera sentido tan temprana pérdida; y el de la Ciencia de la Legislación. Cuando un al-
dolor que inflama los corazones, dio origen á los tar le consagraron las naciones, un culto cada uno
elogios que regaron flores sobre la tumba de Fi- de los hombre» que leia sus páginas, nada podia
langieri (w^): elogios que como una semilla fe- tributarle el corazón de un mexicano que no pue-
cunda germinó en el corazón de los napolitanos, de arrancar á la gloria de su trono para poner en
y cuya memoria vivirá con los siglos. él á su autor; pero recibe ¡oh Filangieri! la fe ar-
El alma de un Tomasi solo ha sido suficiente diente de mis palabras, el cúmulo de pensamien-
para desempeñar la misión que se propuso; sus tos que realzan tu memoria; y la inefable inten-
conocimientos le prestaron mil ausilios que acom- ción de ponerte digno como eres de un mérito es-
pañan triunfantes en su carrera á Filangieri; su clarecido ante las generaciones que haya hasta el
elocuencia lo avasalla hasta la tumba, y sus subli- dia señalado para la destrucción del orbe. Hoy
mes pensamientos lo presentan lleno de mérito que las sociedades se conmueven; que los pueblos
ante la eternidad. Lejos yo de ser el intérprete están contra sus soberanos; que sobre las ruinas
de la virtud, de y de la elocuencia, no
la filosofía de los tronos se forman las repúblicas, ruega al
puedo mas de ir á poner una flor en el tabernácu- Eterno por los habitantes de esta mansión de lu-

lo que las naciones han levantado á la memoria toy de desgracia, y que estableciéndose la paz
del hijo de la sabiduría. entre todos los pueblos, lleguen á ser feliees to-
¡Oh ilustre Filangieri! yo te envío mis votos das las naciones de la tierra.
á la mansión á la cual te rodea la luz purísima,
mansión del Eterno. Solo tus palabras han con- •*8^
movido mi corazón, tus pensamientos han encan-
tado mi imaginación, y tus preceptos han enrique- MíDfAS..
cido mi espíritu. Tu sabiduría solo puede ha-
ber sido una inspiración divina, concedida á tu (a) El conde presidente Carli, después de ha-
pensamiento para bien de los hombres; fecundi- ber leído los tomos 1. '^ y 2. ^^ de la Ciencia de

zada en tu alma para provecho de las naciones; la Legislación, escribió á un amigo suyo: "La
" obra de la Legislación lleva consigo el sello
y publicada por tu ingenio, para la felicidad de i

todas las generaciones hasta el fin del mundo- " de una obra clásica. Confieso que no he leido
l>esde tu infancia fuiste el hijo querido de la fi-
" hasta ahora ningún libro que pueda comparúr-
losofía: el ídolo de tus padres: la esperanzado to- " sele en hi verdad de los principios, en el enca-

dos ]o8 hombres: desde niño llegaron á reclamar " denamicnto de las cosas, en la esactitud de la

ta.s facultades la atención de tus maestros, los con- " observación, en la utilidad de los preceptos y
sejos de tus padres y el aprecio de cuantos te ro- " de las consecuencias que de ellos dimanan. A'ná-
deaban. La fiebre de las pasiones no te priva do " dase ú esto la elegancia y fuerza del estilo y de
los sentidos; tu imaginación ardiente vivia en " las espresione.s, la libertad filosófica y la preci-
lo

presente, en lo pasado y en lo futuro; tus conoci- " sion necesarias en obras de tal naturaleza. A pri-
mientos Be acreditaban por tus hechos, y tus con- " mera vista creí tuviese alguna analogía con la
'

ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERI. 587

" obra de Mr. Smith, intitulada: Prindjpios de la " pueblos? No solo resplandece en toda ella ei
" Legislación Universal; pero después lie visto " espíritu analítico y el entendimiento univer-
" cuáQ superior es á esta, y cuánto mas útil es la " sal y comprensor, sino también el corazón be-
" obra de Filangieri. Esta será apreciada y es- " neficentísimo, que escita en cuantos la leen un
" timada por todo mundo: y yo no hago mas
el " movimiento tácito é irresistible de aprobación
" que unir mi voto al que ya tiene por cousenti- " y de justo afecto. Dios le conceda larga y fe-
" miento universal." " liz vida, no solo para que concluya esta obra

El conde Pedro Berri le escribió con fecha de " importantísima, sino para que enriquezca nues-
29 de Agosto de 1780, que al abrir por primera " tra edad y nuestra Italia, con otras que la vin-

vez el libro, habia dudado si seria tan vasta la em" " diquen de la injusta imputación de que ha ve-
presa que con dificultad pudiese el autor seguir " nido á menos, y aun se ha esterilizado su anti-
tan inmensa carrera. " Pero en la página 52 del " gua fecundidad."
" tomo 1. '^
, he oido, dice, la voz de Hércules que (e) El presidente Spannochi, en compañía de
" ha resonado en mi corazón, y ha desaparecido otros muchos literatos italianos que se hallaban
" todo género de duda. Al paso que me he in- en Milán, llenos todos de un entusiasmo filosófi-
" temado con ansia en esta interesante lectura, co á favor del caballero Filangieri, encargó á un
" he conocido mas que se engrandecían las ideas, pintor joven que pasaba á Ñapóles, que hiciese
" verdades primordiales posaban apoya
y que las el retrato de este ilustre filósofo, y suplicó á Fi-
" das luminosamente en hechos de una vasta eru langieri en varias cartas, que venciese su modes-
" dicion: quisiera poder espresar la veneración que tia para que se realizase aquel deseo amistoso.
" me han inspirado sus luces sublimes, aun mas el No pudo negarse Filangieri á las instancias de
" uso noble hace en benefi- un amigo de tanto mérito. Se hizo el retrato y
y generoso que de ellas
" ció de la sociedad humana. fué enviado á Milán. Entre las cartas escritas
(b) El abate Bianchi le escribía desde Cremo- por varios hombres ilustres al caballero Filangie-
na, á 5 de Mayo de 1781: "En este pais ha llega- ri.hay una muy atenta, que le dirigió en 4 de
" do hasta el entusiasmo la estimación que se hace Julio de 1781, el Sr. José María Colle, venecia-
" de vd. y de su digno trabajo." no de sumo ingenio y no menor cultura, que es-

(c) El Sr. Cremarri le manifiesta en una ele- tuvo mucho tiempo en Ñapóles, y contrajo gran-
gante carta de 21 de Junio de 1781, los mas vi- de amistad con da cuenta de un ale-
él, en que le

vos sentimientos de aprecio, y le envia los dos pri- gre banquete de muchos amigos admiradores su-
meros tomos de su obra natural, y la disertación yos, con que se celebró la llegada de aquel retra-
del Sr. Nase, su digno discípulo, sobre los indi- toá Milán, y del disgusto de todos, y especial-
cios y su recto uso en los procesos. mente del senador Spanocehi, que tanto habia
(d) Hé aquí cómo escribe á un amigo suyo instado para proporcionarse esta complacencia,
después de haber leido los dos primeros tomos de por haberle hallado muy distante de parecerse al
la Ciencia de la Legislación: "Aseguro á vd. que original, sobre lo que fué necesario estar al juicio
" muy pocos libros me han causado en toda mi del mismo Sr. Colle, y de los abates Bianchi, Vee-
" vida, tanto entusiasmo como estos dos tomos. chi, que le hablan conocido personalmente en
" He encontrado en ellos muchas ideas origina- Ñapóles.
" les, y las que no lo son, modificadas y escritas En carta de 23 de Diciembre de 1784,
(/) y
*'
originalmente. Es del todo nuevo el contesto? otras sucesivas, le pidió éste con mucha instancia
" el orden y la combinación; de forma, que los noticias históricas de su vida, para formar de
" demás que escribieron de estas cosas, parecen ellas un artículo en la continuación del insigne
" hoy albañiles y canteros; paladión de
y él solo, el y vastísimo Diccionario histórico de los escritores
" tan vasto y bien construido edificio. Esta es de Italia, comenzando por el célebre conde Maz-
" una obra que hará época en nuestro siglo, tan zuchelli, en cuya continuación, dice en esta carta
" fecundo en escritos efímeros, como estéril en el Sr. conde Tonnitato, estaba trabajando mucho
" producciones útiles y apreciables. ¿Y quién tiempo habia un escelente discípulo del mismo
" puede menos de admirar en ella la claridad su" Mazzuchelli, y habiendo preparado hasta enton-
" ma, la discusión sensata, la oportuna elocuen- ces las noticias de cerca de 80.000 escritores, iba
'' cia, la discreta circunspección, el ardiente celo á empezar muy pronto su publicación. El ca-

i de la gloria de los soberanos y del bien de los ballero Filangieri se negó por mucho tiempo á
588 ENSAYO HISTOEICO DE FILANGIERI.

enviar semejantes noticias; pero al fin, hizo que " que sus subditos sean mejores y mas felices!
la estudiase un amigo
y dejó satisfechos los
suyo, " Entre la multitud inmensa de sabios que se han
deseos del conde Tomitano. Estas mismas no- " ilustrado en Italia en los diversos ramos del
ticias sirvieron después para la compilación del " derecho y de como simples conspi-
la política,

articulo Filangieri, puesto por nuestro diligentí- " radores ó intérpretes, no hay ninguno á quien
simo Sr. Griustiniani, en el tomo 2 ? de sus Me- " haya ocurrido mirar la legislación como el asun-
morias Históricas de los escritores forenses del " to de una ciencia que era necesario hallar, crear

año de 1787. " y enseñar. Esta gloria estaba reservada para


reino de Ñapóles, publicadas el

(g) El Sr. BouUenois, de Blezü, le escribió '•


vos. Ha sido pura, porque elevándoos sobre
" las preocupaciones del nacimiento, de la nación
desde Roma, con fecha de 8 de Abril de 1783:
" Que en la lectura de la Ciencia de la Legisla- " y de la religión, os habéis atrevido á sacrificar-
" cion, le habia ocurido una idea que no podia " lo todo con valor á la verdad, que debe ser úni-

" ocultarla, esto es, que Moisés, inspirado por la " camente respetada por el filosofo."

" Divinidad nos dejó el alfa de todas las obras Este virtuoso y doctísimo joven, es autor
(¿)

" que tratan de la Legislación, y el caballero Fi- de varias obi'as llenas de la mas vasta é interesan-
" lancieri, inspirado en su obra por el amor de te filología. Trabó grande amistad con el caba-
" la humanidad, que le sugirió la generosa reso- llero Filangieri, cuando estuvo en Ñapóles en
" lucion de emprenderla, ofrece al mundo una 1786, ademas de varias cartas elegantísimas que
" producción, que cuando llegue a estar conclui- le escribió, me una desde Copenhague,
dirigió
" da completará una materia tan necesaria, y po- con fecha de 30 de Agosto de 1788, en que espre-
'•
drá ser la ornega del alfabeto legislativo." saba con los términos mas apasionados el vivo do-

(h) Hé aquí cómo escribió este anciano é ilus- lor que le habia causado su muerte prematura.

tre literato, al profesor Felice, devolviéndole


el to- Después escribió un brevísimo elogio de él, lleno
mo 3 ° de la Ciencia de la Legislación: "Restitu- de sentimiento y de profunda veneración en las

yo á vd. el tercer tomo de la escelente obra del dos últimas páginas del prólogo de sus Memorias

caballero Filangieri. Este libro deberla ser el Sicilianas, de las cuales ha publicado ya el pri-

manual de los príncipes y de sus ministros, y mer tomo.


de todos los legisladores. Deberla es- ('/) Escribió este grande hombre en 1784 á la
la 2uia

tar traducido en todas las lenguas, para


servir muger "Asegurad á
del caballero Filangieri:

á todos los pueblos. ¡Qué edificio! todas las " vuestro respetable esposo de mi mas distingui-
" da estimación, la cual nopuede negársele por
partes sabiamente ordenadas, forman una ar-
" ningún hombre ilustrado Vd. debe estar muy
monía que muestra la estension de las miras
Yo quisiera tener toda- " contenta, porque posee el único hombre que con
del sabio arquitecto.
si no fue- " razón disputa á Montesquieu el puesto entre
vía ojos para traducirle al francés; y
Ñapóles, no para " los mas sabios legisladores."
se tan viejo, desearia volver á
allí la historia natural de aquel her- (/;) El ]¡)r. Frauklin la escribió en 1 1 de Ene-
estudiar
pais, sino para ver á aquel grande hom- ro de 1783 desde París, manifestándole su sin-
moso
el homenage de mi alta esti- gular admiración y la de todos aquellos literatos
bre,y presentarle
mación, de mi admiración y respeto. La obra franceses, en vista de los primeros tomos de la
un ingenio Ciencia de la Legislación; y mostró gran de-
de Montesquieu, es la producción de
le el

frecuentemente inesacto, que camina sin orden, seo que tenia de ver prontamente sus trabajos so-

con una sola apariencia de método. Esta es bre las leyes criminales. "No hay cosa, (añadió),
y
la de un vasto ingenio, que tiene el valor de de-
" que tenga en mi juicio mas necesidad de refor-
fuerza, con orden y " ma que esta. Están por todas partes en tan
cirlo todo con claridad, con
" gran desorden, y se ponen en ejecución con tal
con precisión."
escribió posteriormente al mis- " injusticia, que muchas veces he estado ineliua-
lié aquí como
Filangieri, con fecha de 30 deMarzo de 1784: " do á creer que era menos malo que no ccsistie-
mo
'•
Hombre ilu.stre, filósofo respetable, amigo de los
" sen en el mundo semejantes leyes, y que el cas-
« hombres, ¡ojalá gocéis de la sola recompensa " tigo de las injurias se abandonase al rescnti-

" di^'na de vuestro noble corazón, esto es, la de " miento privado." Continuó después escribién-
dole de cuando en cuando, y aun desdo Filadel.
'•
ver que los reyes y las repúblicas adoptan vucs-
" tros principios, y corrigen sus leyes, para hacer fia no ha dejado hasta estos últimos tiempos do
.

ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERL 589

dirigirle cartas muy atentas para informarse del por nuestro virtuoso conciudadano y profundo fi.
estado de su salud y de sus trabajos literarios, y lósofo D. Francisco Mario Pagano, abogado y real

para pedirle mas y mas ejemplares de su obra in- profesor de derecho criminal, uno de los caros é
mortal que maravillaba é instruía á aquellos ciu- íntimos amigos del caballero Filangieri, é impre-
dadanos libres. so por Raimondi, en 8. ° : una epístola en versos
(/) El aprecio (dice el célebre Zimmerman en sueltos, que me dirigió nuestro cultísimo poeta y
su libro sobre el orgullo nacional, capítulo XIII) filósofo D. Antonio Yeroeades, también carísimo
el aprecio que se hacia de los que se distinguían amigo del difunto, intitulada la Gloria del Sabio,
por su talento y virtudes, produjo una multitud impresa por el mismo Raimondi, en 8. ^ y una ,

de hombres insignes entre los griegos y romanos. composición prosaica elocuentísima, llena de los
Atenas habia situado en el Cerámico las estatuas mas preciosos rasgos de sensibilidad y amistad, del
de sus mas ilustres ciudadanos. La G-recia toda clarísimo Dr. D. Domingo Cirilo, profesor públi-
ofrecía á la vista semejantes monumentos. La co de medicina en nuestra Universidad, y célebre
reputación de aquellos ciudadanos inspiraba á los médico de nuestros dias, igualmente grande ami-
que amaban la gloria, el deseo de imitarlos. Pa- go de Filangieri; producción que se desea con an-
recía que se abrían los sepulcros, y volvían á la sia, y se espera que su digno autor no tardará en
tierra las sombras de los muertos para enseñar á publicarla.

la juventud en la lengua de los dioses el camino Serian también dignos de la luz pública uu
de lo bello, de lo noble y de lo grande; y debia
breve pero docto elogio escrito por el abogado D.
ciertamente inflamarse en amor de gloria, cuando
Jacinto Bellitta; una elegante prosa del jóveu
en algunas ceremonias solemnes volvía la vista á
las imágenes de sus mayores. Jamas llega una abogado D. Vicente Marulle, de la casa de Asco-

nación con tanto ardor al amor de las ciencias, de li, y varias poesías compuestas en tan funesta oca-
la virtud, como cuando considera con noble orgu- sión por muchos autores, entre los cuales se han
llo los grandes ejemplos de aquellos que se han
distinguido particularmente los caballeros D. Jo-
distinguido en su seno. Así que no solo está obli-
sé Paglinca y D. José Spiriti, el abogado D. Fran-
gado todo pueblo á amar á los hombres que le han
cisco Santangelo, el profesor público de Matemá-
ilustrado, sino que debe también honrar sus imá-
genes y celebrar su memoria. De este modo ar- ticas de la ciudad de Salerno, D. Genaro Fiori,

derán todos los corazones en deseo de igualarlos, y los dos jóvenes de grandes esperanzas D. Ale-
(m) En Vico Ecuense celebró las ecsequias jandro Petrucci y D, Mateo Galdi.
aquel reverendo cabildo el dia 24 de Julio de Diego Alvarez.
1788, antes de dar sepultura al cadáver, y recitó
en ellas una breve oración fúnebre el canónigo
D. Vicente Stiano. ,(DMIi^(D,
El dignísimo monseñor Tajuri, obispo de Ca- txi»'
va, que admiró las virtudes del caballero Eilan-
Eva aparece en el Edén ameno,
gieri durante el tiempo que residió en aquella ciu-
De manos del Eterno producida,
dad, quiso celebrar con la mayor pompa posible
De candida inocencia revestida.
en su Iglesia Catedral las ecsequias de aquel gran-
Blondos los rizos, palpitante el seno.
de hombre, el dia 26 de Agosto de 1788. Se re-
Respira el aire, de fragancia lleno,
citócon este motivo un elocuente y digno elogio
En blando lecho de jazmín dormida,
fúnebre por el doctísimo D. Nicolás Carlucci,
y Se esconde el sol: de estrellas circuida
uno de los mas íntimos amigos del difunto, cuyo
Brilla la luna con fulgor sereno.
elogio,juntamente con las legantes inscripciones
Satán, bajo la sombra de una palma
del canónigo D. Bernardo Grallairdi, fué luego
Contempla con envidia á la hermosura
publicado por Pedro Perger, y mereció univer-
Que en Adán sueña, enamorada su alma.
sal aplauso,
(n) De estas se han impreso algunas, y otras Al cielo dijo: humillaré tu hechura;

han ofrecido manuscritas á Guerra sin fin tendrás en vez de calma. .


se la admiración de
pocos. Haré mención de las principales. Un Y retembló el Calvario de pavura.

episodio en elegantísimos versos sueltos, escrito José Sebastian Segura.


TOM. II. —XXV. 75
iMiás

Mi EÍAiroiEAILffi© IDU tt.A MILA ATILAHf ESA '¿£^0

(concluye.)

'--v>^^^i^§'^<?^^^^^

A veinte leguas de Panamá están las llamadas qtie tenian ricas minas de plata, usaban siempre
de las Perlas, que son muchas, aunque pequeñas del cobre, así para sus armas, como para instru-

y muy unidas. Las Molucas forman una especie mentos de cortar y labrar, Y así, en los grandes
de calles en el mar; se lee en los anales de los edificios que hubo en el Perú, de que se conser-

chinos que eran continente de Malaca, y las se- van aún algunos enteros y otros deteriorados, la-
paró el Océano tragándose la tierra intermedia. braban las piedras con hachuelas de cobre, y á
A la opinión de los que suponen haber pasado falta de estas, con instrumentos afilados de pie-
á poblar las Américas, los naturales de la isla dra muy dura y y de que hay muchas
sólida,
Atlántica, da gran peso la conformidad de cier- canteras en la América meridional, y aun en
tas prácticasy leyes de aquellos isleños de que Nueva-España. Cuarto, era costumbre de los
habla Platón, con las que tenían los indios, espe- naturales de aquella isla, tener dentro del. alcá-

cialmente los del Perú, antes de la conquista. zar la casa real, y en medio de ella el templo de
Pondré algunos ejemplos. Primero, era ley fun- Neptuno y Cliton, cercado con una faja de oro
damental de aquella isla, que al rey difunto le de dos pies y medio de ancho. De los reyes del
sucediese en el trono su primogénito. Lo mismo Perú, dice Glarcilaso (*), que tenian junto á la
se observaba en el Perú. Porque, aunque aque- casa real el templo del Sol, al cual adoraban co-
llos reyes tenian muchas mugeres, heredaba el mo divinidad, y este templo estaba cercado de
reino el primogénito de la muger legítima, que upa cinta de oro, como se vio en el que tenian
llamaban Pivicuarme. Por esta causa se tuvo en el Cuzco, que después fué capilla mayor de la,

por rey legítimo del Perú á Huáscar Inga^ que iglesia de Santo Domingo. Quinto, tenian aque-
era legítimo, y por tirano á AtaMialpa Inga. llos isleños en su templo estatuas de oro de sus
Segundo, era costumbre en aquella isla, que cada dioses, y ademas, otras de personas particulares;
ciudad tuviese un depósito común de lo necesa- y fuera de él, imágenes de oro de las mugeres de

rio para sus moradores. A la letra observaban los reyes y de los descendientes de su familia.
esto los peruanos, en cuyas ciudades habia tro- Habia en también imágenes grandes y dones
él

ges generales de maiz y de otras vituallas, y de- que habían presentado á los ídolos, así los reyes,
pósitos de vestidos; teníanlos también cnlos^awi- como los subditos de aquel imperio. En el Perú
¿05, que eran alojamiento de la tropa junto á los se usaba erigir estatuas á y á otras per-
los reyes

caminos, y hoy sirven de ventas para los pasagc- sonas, que se tenian en la misma veneración que
ro3. Tercero, los de la isla usaban mucho del la- á los originales; y cada linagc, que llamaban aillu,
ten; fuera del oro, lo preferian á los otros meta- tenia ídolos y estatuas de sus Ingas y reyes. Do
les. Esta costumbre la tenian los indica, espe- estos ídolos se hallaron un sinnúmero en el Cüz-
cialmente los de la i.sla española, llamando al la-

tón íurey, que significa ciclo. Los del Perú, aun- (*) Garcil. lib. III, cap. 20 y dg.
SI POBLARON LAS AMERICAS &c. 591

co y en su comarca; en el templo del Sol que ha- de que están rodeados; en no ser soberbios, ni
bla en su capital, liabia estatuas de todos los In- ambiciosos, ni altivos, sino amigos de la llaneza

gas. Septo, los que vivían en las llanuras de la y trato humilde, de lo cual hablan largamente

isla Atlántica, tenian este orden para la guerra: G-arcilaso, Herrera, Torquemada y otros histo-
cada parte de la gente de esta región elegia un riadores.

capitán: otro tanto hacian los de la serranía,


con la diferencia que el número de estas tropas

era indeterminado, y el de los llanos fijo. Estos


soldados estaban repartidos en sus regiones y
provincias con proporción al número de sus cau- Del cultivo de la batata, conocida también en al-
dillos. Semejante á esta era la costumbre obser-
gunas partes con el nombre de camote.
vada en el Perú, de repartir la tierra por centu-
rias, cada una de las cuales era mandada por un La tierra que los anglo-americanos destinan
para batata, no debe ser fuerte, ni gredosa, ni
centurión que llamaban pachac. Estos estaban
mando de los milenarios, llamados hua- barrosa, ni arcillosa: es por lo común ligera, mez-
bajo el
canca, que tenian á su cargo mil hombres: y és-
clada con arena. Rozan la tierra, la cruzan con
dos rejas con arado sin orejeras, y con otras dos
tos á las órdenes del hunu, que era caudillo de
diez mil. Por este estilo habia en todo el Perú con el arado de vertedera, del mismo modo que
se dijo para sembrar el maiz. Después, con el
familiasy repartimientos que llamaban aillu: cu-
arado de vertedera, de tres en tres pies hacen
ya costumbre se estendió á la Nueva-Granada,
lomos 5 cavallones que tengan un pié á menos
á Nueva-España y á la isla Española. Séptimo,
cada cinco ó seis años se congregaban los diez de ancho en su base: en el lomo con un azadon-

reyes de la isla Atlántica á determinar lo nece-


cito, hacen hoyos á la distancia de un pié ó pié
y medio, ponen un pedazo de batata ó una bata-
sario para la república, y para ecsaminar los crí-
ta pequeña, y la cubren con dos pulgadas de tier-
menes y juzgar á los delincuentes según las le-

yes de Neptuno, que todos ellos guardaban. Una ra. Comunmente siembran las batatas desde
que instituyó en Perú Pachacuti mitad de Marzo a principios de Abril. Cuando
de las leyes el
los tallos tienen doce ó quince pulgadas; ahuecan
Inga, era que el último dia de cada año, saliese
los cavallones, arriman tierra al rededor de las
el rey á la plaza acompañado de sus mugeres y
domésticos, é igualmente todos los señores de la
plantas, y nada mas se requiere para que las

ciudad; de los cuales estando ya juntos, señalaba


plantas se crien con lozanía y den una abundan-
el rey cuatro, los cuales puestos en cierto parage
te cosecha. Por Mayo plantan otro pedazo de
batatas de las ramas o tallos de las plantas que
de la plaza, fuesen jueces de los delitos cometidos
en aquel año, á los cuales informaban otros doce sembraron por Marzo o Abril. Teniendo la tier-

ra preparada, y con los lomos ó cavallones he-


señores designados para ello de antemano. Oc-
chos según se ha dicho, cuando los tallos ó las
tavo, el imperio de los reyes de la Atlántica era
ramas de las batatas están algo crecidos, como
arbitrario, á no ser cuando hubiese de ser juzga- de dos á tres pies de largo, solo esperan á que
do alguno de la casa real. Entre los indios por llueva ó que el tiempo esté para llover. Cortan
punto general no habia mas ley que la voluntad los tallos mas crecidos y los plantan de dos mo-
dos. Primero: tienden el tallo á lo largo del
del cacique ó curaca, aunque algunas naciones de
lomo y lo cubren con dos pulgadas de tierra, de-
ellos segobernaban por leyes ó costumbres. No- jándose fuera tres ó cuatro pulgadas de la parte
veno, en la Atlántica era general el uso de los superior del tallo. Segundo: enrollan el tallo al
baños. Éralo entre los indios con tanta barba- rededor de los dedos de la mano izquierda, así
ridad, que algunos se mataban con ellos dice enrollado lo entierran en hoyitos á pié y medio
de distancia, lo cubren con dos o tres pulgadas
Herrera (f). Décimo, los de la isla sacrificaban
de tierra dejándole fuera tres ó cuatro pulgadas
un toro, y le quemaban. Los indios del Perú de la parte superior del tallo. Pasado un mes
sacrificaban al Sol un carnero
y luega le raso, y medio, arriman tierra al rededor de la planta
quemaban con una camiseta encarnada. Undé- y ahuecan la tierra de los lomos, y nada tnas se
requiere para que las plantas se crien con loza-
cimo, convienen ademas los indios con aquellos
nía. Las batatas criadas de tallo ó rama no se
isleños, en ser menospreciadores de las riquezas
hacen tan grandes; pero son mas sabrosas, se
guardan mejor en el invierno y son las mejores
(t) Herrera Dec. 11^ lib. IV. cap. 8. para sembrar al año siguiente.
. ,

luniiiiij ;, nii |pii>ri¡iii||ip Í'jiiwn¡ijjii¡¡jjüil iiü


¡iiiif™""ii!i
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y lllUuiuiiilllIu'' üiil
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iiiiiüüiüiiD IiüiüuIIIiilMI üillll ¡iiilaiilllliü iinilll

Pensé una vez que el amor Pero 3Í está tan escaso


Nacido era en el Parnaso, Que hace mis cuentas ilusas,
Y díjeme, pues al caso, Que le den casa las musas
Me convierto en Trovador. Allá en el monte Parnaso."
Díjele á Lesbia mi amor,
Pero por S. Juan bendito
Y quise pagar sus besos
¿No ba de vivir un coplero. ? . . .

Con cinco idilios impresos;


No hay duda, veré á un librero
Mas me dijo: vida mia,
Y me comprará lo escrito.
Buena está la poesía,
En dos por tres me habilito
Mas si fueran cinco pesos. ,
.
De odas y madrigales,
Pedí un panadero
fiado á Llego alegre á los umbrales:
Que era muy mi conocido, — ¿Imprime vd. poesias?
En estilo el mas florido — Veré. — Originales, mias. . .

Poético y zalamero. — Sí las compro: veinte reales.


Y me dijo: caballero,
Vamos, ¿de qué se alimenta
Hace vd. versos brillantes;
Quien piensa solo en la gloria?
Pero nos los comerciantes
¿O la futura memoria
Jugamos á riquirran,
Es puchero que sustenta?
Piden pan y no les dan:
El que mas dineros cuenta.
Apronte vd. y cuanto antes.
Ese vive mas honrado;
Mandóme en una ocasión El que paga de contado
A cobrarme mi casero; Bebe vino y come pan.
Yo buen coplero,
estaba, cual Buenas misas me dirán
Escribiendo una canción. Si muero poeta laureado.
Trabucando la intención
Viva, viva de ilusiones
Cierro el papel que escribia,
El que la gloria persiga:
Lo mando, y al otro dia
Mas el que tenga barriga
Cuando lo esperaba menos,
Busque pan y no canciones.
Me manda con dos serenoB Canten, canten, maricones,
Un papel que así dccia: Si cantando hallan consuelo;
"No canciones le pcdi Que mientras en su desvelo
Al mandarle ayer mi esquela, Vdcs. con lento paso
Que para envolver canela Quieren subir al Parnaso,
Harto papel tengo aquí: Yo pienso subirme al Cielo.
La renta quiero, eso sí,

Y eso es lo que me hace al caso; Fernaniío Orosco.


.

GrandriEe del. CK. Geofír<y se.

I^VIU

CUMPLIDO Editor
L
^f-*^^S#f?)C^^|—

I. llevar su pañuelo á la frente para limpiarse el


sudor, levantó la cabeza y vio al Alelí.
En cima de una antigua torre creeia un Ale-
la
¡Oh! esclamó, aquí está un Alelí que me con-
lí, un prisionero lo veia desde su ventana. Era
viene. Mi vecino y antagonista el botánico Ni-
su alegría, su consuelo, su única esperanza. Lo
colás, no tiene uno tan bonito en su colección:
amaba, como se ama á una muger. El Alelí era
tratemos de apoderarnos de él; pero, ¿como ha-
para el prisionero, el sol, el aire, la libertad. El
cerlo?
le sonreíadesde lo alto de la almena, y balancea-
ba graciosamente sus pecpeños tallos, y se incli-
El castillo era muy elevado, é imposible esca-
larlo. El botánico miró á su derredor, y vio
naba sobre la negra muralla como para darle la
que la torrecilla poco elevada tocaba á una espe-
mano.
cie de plata-forma, y de allí á la almena habla
En la noche, si escuchaba rugir la tempestad,
poca distancia. Comenzó su asencion, á pesar
mugir el viento y caer la lluvia, temblaba por su
del mucho calor, alentado con la esperanza de
Alelí. Su primer cuidado en la mañana, después
jugar una buena pasada á su vecino Nicolás.
de haber rezado sa oración, era mirar hacia don-
de estaba su querida flor.
III.
El Alelí habia ya olvidado la tempestad: sacu-
día sus hojas mojadas, como un pájaro sacude El prisionero contemplaba su Alelí con una
sus alas. En un abrir y cerrar de ojos concluía especie de estasis mudo, que solo se esperimen-
su tocador, y al mirar el sol, tomaba cierto aire ta cuandose contempla á una muger que se ama.
de coquetería. Derepente vio una sombra dibujarse en la
II. muralla y un hombre aparecer sobre la plata-
forma y que se adelantaba atrcvidamante hacia
Algunas ocasiones el Alelí llevaba algunos donde estaba el Alelí. Por la caja de hoja de
amigos al pobre prisionero. Ya era una maripo- lata, conoció que era un botánico.
sa que venia á volar cerca de las rejas, después Cuando estuvo cerca de la planta, procuró ar-
de haber hecho su visita á la flor; ya una abeja rancarla.
que zumbaba alegremente; ya un pájaro de los — Detente,desgraciado, si tienes un corazón
campos que, fatigado de volar, se detenia á des- sensible, si lasdesgracias de tus semejantes te
cansar en las ramas del Alelí. conmueven, respeta esa flor. Ella me consuela
Cuando llegaba el invierno, el prisionero no y me sostiene la vida.
tenia amigo Algunas veces veia pasar las golon- —
Hé aquí un pobre loco, dijo el botánico, á
drinas delante de su prisión. ¡Ah! decia enton- quien han hecho muy bien de encerrar.
ces: ]¿iS golondrinas están ya de vuelta, y el Ale- —
Infame, contestó el prisionero, Dios te cas-
lí no volverá mas. El me ha olvidado como to- tigará.
dos! , .pero á los primeros rayos del sol de
, . El viejo estaba en pié sobre la plata-forma: las
Mayo, una hermosa mañana, al despertar el pri- raices del Alelí estaban fuera déla almena. un A
sionero, se encontraba con el saludo del Alelí, violento esfuerzo del homfere, la planta cedió; pe-
que se balanceaba en lo alto de la almena. Pronto ro no fué sola, sino que arrastró al atrevido en su
volvían los amigos del prisionero, la mariposa, la cáida.
abeja, y el pequeño pájaro de los campos, El hombre no se mató, sino que lastimado gra-
Habia en el valle un hombre que pasaba todo vemente, fué necesario llevarlo á su casa, donde
el dia en los campos, con un gran bote de hoja le amputaron las dos piernas.
de lata, que cargaba en las espaldas, que por la Muchos han querido ver en esta sencilla his-
noche llevaba lleno de yerbas y de flores á su toria del botánico, la aventura de un viejo envi-
casa. dioso y calavera que, al intentar robarse una jo-
Creia amar las porque era botánico, por-
flores, ven virtuosa, que era el único consuelo de un
que las clasificaba por tamaño, por secso, por fa- prisionero, cayo de un balcón abajo.
milias, porque les daba nombres latinos el infame! Cada edad Los viejos
tiene sus fases propias.
Un dia que estaba fatigado de sus correrías, calaveras que andan seduciendo jóvenes y esca-
nuestro hombre se detuvo al pié del viejo casti- lando casas, tienen siempre un fatal desengaño.
llo donde estaba el prisionero. Al tiempo de (Traducido de la obra délas Flores Animadas.)
f"V2N

REYISION DE OBMS.

Hemos visto por una casualidad traducida al La reunión de estas familias aisladas compone

español la obra de Mr. Cormenin, titulada: " Con- la sociedad. Esta puede subsistir acaso de otro
modo, pero entonces será como una escepcion,
versaciones familiares sobre el modo de mejorar la
no como una regla.
condición de los pueblos,^^ de que algunas veces
Todo pais grande que para su constitución so-
hemos ocupado á nuestros lectores en varios ar- no se cuida del elemento individual,
cial y que
tículos sobre beneficencia pública, refiriéndonos no reconoce la ecsistencia de la familia, caerá
al original francés. Ahora esta obrita preciosa precisamente en la anarquía.

ha mejorado en mucho con la traducción y co- En una palabra, no hay sociedad sin familia.

mentarios del célebre abogado D. Ramón Azcu-


Francisco. — Ciertamente; pero otra necesidad
no menos imperiosa para la familia es la vida, y
tia, que ha tratado de aclimatar en España un
muchas veces no se sabe qué hacer para vivir.
trabajo tan benéfico. Esta circunstancia, por la Maese Pedro. — Es necesario, Francisco, unir
analogía de nuestras costumbres con los españo- el trato libre y amistoso á la comunidad; es decir,

les, hacen muy recomendables los dos tomitos de que una familia preste y comunique á las demás
sus fuerzas.
que se compone el escrito de Cormenin, y de los
cuales daremos una muestra en una de las con-
Francisco. — Esto es: como se regimentan los

soldados para formar un ejército, ó como se jun-


versaciones tituladas: tan los albañiles para construir un edificio, ó co-
jL»ociaciones po8i1>lcs en las aldeas. mo se unen, en fin, los manufactureros para tra-
Maese Pedro. — El espíritu de asociación y bajar el hilo, el algodón, la tela y demás géneros.
el espíritu de familia se han dividido entre sí el Maese Pedro. — Precisamente; ¿y por qué, pues,
mundo. La Providencia ha colocado estos dos los aldeanos no han de hacer otro tanto? La
instintos en el corazón del hombre. estremada división de las propiedades comienza á
AmVjos á dos, empleados según el objeto que producir en mas de un parage los mismos incon-
cada cual puede esperar, concurren á formar el venientes que su ecsagerada concentración, sino
bien particular y el bien social. que en lugar de ser un paisano como antes, el

Las familias, por una especie de pensamiento siervo de un señor lo es en el dia de la miseria,
invencible, y para obedecer los secretos designios yugo á la verdad no menos pesado é insufrible.
de la Providencia, que ha querido de mas en mas Aunque sin feudalismo que sacudir, y sin diez-
poblar el mundo, se separan del tronco común, mos que pagar, no le queda sin embargo mas quo
se desprenden como las frutas de un racimo, se lo que entonces tenia: el llanto y la esperanza.
esparce y se establece por separado. Francisco. —Todo ello, según comprendo, mae-
El marido, la muger y los hijos, componen la se Pedro, consiste en no dejar que se debiliten
familia en toda su perfección; y esta es la asocia- las fuerzas, que es precisamente el mal de que
ciónmas natural. Una casa propia para vivir y adolecen las campifías. ¿Y cómo hacer para no
un campo para labrar, estos son sus únicos de- perderlas y aumentarlas?
seos. Maese Pedro. — L>iscurramo3 , Francisco, y
REVISIÓN DE OBRAS. 595

veamos entre los dos de justificar la verdad de pierna, ó le sucede cualquiera otra desgracia se-
mal. mejante, ya tienes perdida una familia.
Harto sabes que no hay en las campiñas ni Todo trabajador, por fuerza ó de buen grado
hospitales para los enfermos y achacosos, ni me- no debia holgar fuera de aquellos dias necesarios
dios gratuitos para los pobres, ni limosnas pro- de reposo.
ductivas en dinero, sino algunas veces en especie, Hé aquí, pues, la oportunidad y los prodigios,
ni sociedades de socorros mutuos, ni nada, en fin, de la asociación. ¿Por qué seis, ocho ó diez tra-
que tenga relación con la beneficencia. bajadores sanos y robustos, padres é hijos, desde
Aquella mácsima fatal de que primero yo, des- la edad de diez y ocho á sesenta años, no hablan

pués yo y siempre yo, es decir, el mas estúpido de juntarse y convenirse para ciertos y determi-
egoísmo, llega en ellas hasta lo infinito; y embru- nados casos?
tecido y atontado el aldeano por su propia mise- Te citaré unos cuantos. El de una enferme-
ria, mira siempre con dura y sombría indiferen- dad grave, ó el de la imposibilidad y suspensión
cia la miseria de los demás, creyendo en la fata- del trabajo, por accidente fortuito ó temporal.

lidad de su suerte y en la de los otros, sin que Para labranza y siembra de algunos estada-
la

jamas le ocurra la idea de hacer alguna cosa pa- les en común de cáñamo, legumbres, &c.
ra poderla mejorar. Para toda clase de abonos de tierra; para la

De todos los sentimientos morales, la benevo-


siega y recolección; para el trasporte de los ce-

lencia, este tierno, amoroso y delicado sentimien-


reales; para el cultivo de las viñas y su vendimia
to que sale del corazón
con todos los demás trabajos que les correspon-
y se estiende
y se dilata
den, y para la siembra de patatas y otros géneros.
sobre los demás, sin el mezquino interés de la
recompensa, es seguramente el mas ignorado en Para la limpia de las zanjas de cada heredad
las campiñas. ¿No es verdad, Francisco? á tantos pies por cada socio.

Francisco. — Sí, Maese Pedro; así es, á no du-


Para la construcción ó reparación de algún

darlo.
canal de riego que pudiese servir á los diez cam-


Maese Pedro. Pues si es así, y en ello hay un
pos asociados.
Para la trilla de los granos de todas clases.
mal grave, preciso es remediarlo. En los paises
Una hora de trabajo después de concluidas las
en que las tierras están muy divididas, el aldea-
operaciones diarias, ofrecerla á los diez socios
no,mitad propietario y mitad manufacturero, ó
diez horas mas á su favor, diez horas bien em-
simplemente arrendatario y trabajador á jornal,
pleadas por cierto, y las cuales hoy se desperdi-
puede conseguir grandes ventajas con la asocia-
cian en el ocio.
ción.
Si uno de los asociados hubiera recibido á es-
Es un hecho notorio que todas las tierras en, tajo alguna obra urgente y cayese enfermo, sus
pequeño, aunque trabajadas en cierto modo, es- nueve compañeros podrían hacer en un solo dia
tán por lo regular menos cultivadas que las gran- ciento ochenta pies de labor, si él había de haber
des posesiones, dando, como es consiguiente, me- hecho solo veinte, ó bien noventa en medio dia;
nos fruto. La labor que los arrendadores en
y hasta con un poco de esfuerzo y la ayuda de
grande ó en pequeño hacen en sus propios cam-
Dios, no les seria difieil á los nueve cumplir todo
pos es por lo común descuidada, pobre y fuera de
el trabajo de los diez.
sazón, á cuyas tres circunstancias puede agregar-
Del mismo modo las mugeres de las campiñas
se la de carestía, á causa de las eventualidades,
debían asociarse para la venta de leche, manteca,
de de venta de los géneros, ó de
la falta la esca-
huevos, legumbres y demás artículos que podrían
sez de concurrencia de los labradores.
llevar por turno de dos en dos á los pueblos in-
A duras penas la recolección da la semilla y mediatos, dando después cuenta á las demás, que
los gastos, y por consiguiente nada de ganancias. de este modo podrían permanecer en sus casas
El arado y demás labores de los jardines para trabajando y ganando los jornales que ahora
lasiembra de cáñamo, patatas, legumbres y otros pierden, y economizando el uso de sus vestidos
productos de igual género, indemnizan alguna y calzado.
cosa al trabajador; pero
si por casualidad se ve Reunidos de este modo se servirían mutua-
acometido de una fiebre lenta ó aguda, si por mente en la custodia de sus hijos, caso de ausen-
cualquier accidente se rompe un brazo ó una cia ó enfermedad, en el lavado de la ropa, en el
596 REVISIÓN DE OBEAS.

cultivo de legumbres, recolección de lino, cáña- Cuando una idea es útil, tarde ó temprano pre-
mo y otras ocupaciones semejantes. valece.
Las madres asociarían también á sus bijas de
una misma edad para algún objeto determinado?
como por ejemplo, para el cuidado y conducción OBSEÍRVACIONES.
de las vacas y ovejas, para coger leña, ó para
El espíritu de asociación no ha penetrado en
otras faenas parecidas, estando siempre al cuida-
los lugares, ¿por qué? La contestación á esta pre-
do y bajo la vigilancia de una de las madres.
gunta puede encontrarse en las observaciones a
Las asociadas podrían ir también depositando
los capítulos precedentes. No ha penetrado en
en un fondo común, primeras materias y uten-
las
ellos el espíritu de asociación, porque tampoco la
silios de un cierto precio para ocuparse indus-
civilización ha penetrado; porque no hay en ellos
trialmente durante las largas nocbes del invierno,
juicio para temer el porvenir, ni talento para pre-
y proporcionarse alguna pequeña ganancia. servarse de los males futuros; ni aun los presen-
¿A qué trabajo, según los tiempos, las produc-
tes se remedian en esos sitios donde solo se apren-
ciones, los lugares y los usos, no se puede aplicar
de en la vida la manera de ganar un jornal, á to-
el genio fecundo, vario, emprendedor y produc- das luces insuficiente para atender á las obliga-
tivo de la asociación?
ciones de una casa y al sustento de una familia.
De este modo quedan á cada familia su habi-
Lo hemos dicho antes, y lo repetimos aquí: los
tación separada, su independencia propia y sobe- habitantes de las aldeas no forman parte de la
rana, su religión, sus lares, sus íntimas alegrías,
sociedad, ó por mejor decir, si contribuyen á sos-
sus caprichos, su pudor y sus secretos, con la in-
tenerla; no participan de sus beneficios. ¡Injus-
mensa ventaja al mismo tiempo, de que en lugar
ticia atroz, digna de los tiempos en que el feuda-
de contar con dos brazos nada mas, puede contar
lismo inéerponia una gran distancia entre los se-
con veinte, y de que en vez de los recursos y la
ñores y los vasallos! Pero injusticia inconcebi-
seguridad de una sola casa, tiene los de otras nue-
ble en estos tiempos niveladores de las categorías
ve, que son tanto ó mas que hermanas. Las aso-
sociales.
ciaciones, en fin, son fuertes contra las enferme-
dades, contra la falta de trabajo la viudez, con-
En ninguna parte hay mas miseria que en las
y
aldeas, y sin embargo ni la protección del gobier-
tra la injuria de los tiempos, y contra la miseria
desesperación, á quienes pueden oponer diez no, ni los ausilios de la caridad privada llegan á
y la

fuerzas en lusar de una. ellas; como si en su límite hubiera un antemu-

Ademas, ¡cuánta moralidad se encierra en ral que estorbara el paso á todo lo que es benéfi-

ellas! ¡cuánto aumento del bienestar en el pre-


co y filantrópico. Las aldeas suelen contribuir
sente! ¡cuánta tranquilidad del alma para al sostenimiento de los hospitales, y sin embargo
el por-
venir! ¡cuánta estimación de sí mismo y de los
sus enfermos mueren quizá por falta de cuidado
estraños! ¡cuántas prendas de benevolencia mu- y asistencia. Las aldeas contribuyen al sosten

tua, de saludable y contagioso ejemplo, de buena de los hospicios, y sin embargo, sus huérfanos va-

disciplina, de fidelidad
gan mendigando de un lado á otro un pedazo de
y voluntaria y de paz in-

terior en todo el pueblo!


pan que llevar á la boca. Las aldeas, en fin, pa-

Fraticiscn. — Vuestras observaciones, maese Pe- gan sus contribuciones haciendo sacrificios que

dro, que ciertamente están fundadas en la misma no se saben estimar; y sin embargo, no participan

naturaleza del hombre, en hechos ecsaminados. y nunca de los beneficios que suele producir el em-
en cálcalos positivos; todas vuestras proposicio- pleo que hace el gobierno de sus capitales. Viven

nes, que yo apruebo, serian de una ejecución cs-


allí los hombres por milagro, y mueren sin mas
me parece que ha de ausilios que los de la religión, dejando tras de sí
tremadamente fácil: pero
la miseria y la mendicidad. Con esto ya no se es-
pasar mucho tiempo antes de que se pueda ilus-
trañará que en esas aldeas vivan las gentes age -
trar la recelosa ignorancia de los aldeanos y ven-
ñas á todo movimiento de progreso intelectual, y
cer en este punto su egoísmo.
Maese Peflro. — No importa, amigo mió. El por consiguiente al espíritu de asociación que so
dssarrolla.
tiempo, que es mucho para los individuos, seres

pa.sageros y mortales, no es nada cuando se trata Pero en ladesas cas ¿pueden alimentarse las
de las naciones, que no perecen jamas. asociaciones de socorros mutuos? En ninguna
REVISIÓN DE OBRAS. 597

parte mejor, por la sencilla razón de que sus ha- asociación entre los aldeanos, teniendo estos la
bitantes viven como en familia; por la sencilla ra- correspondiente educación, podria propagarse ese
zón de que no habiendo en ellos diferencia de mismo espíritu pormedio de la benevolencia y la
clases, pueden todos sin escepcion ninguna aso- caridad. Veamos, pues, de qué clase de asocia-
ciarse para socorrerse mutuamente. Veamos aho- ción son susceptibles las aldeas.
ra los obstáculos que á ello se pueden oponer, y En algunas capitales se han creado asociacio-
la manera de vencerlos. nes en que los aldeanos propietarios pueden muy
Hay egoísmo, se dice, en los aldeanos; ¿pero bien inscribirse: tales son las que tienen por ob-
quién se atreve á suponer que ese mismo egoísmo jeto asegurar las tierras contra el granizo y con-
no es un elemento favorable al espíritu de asocia- tra cualquiei-a daño que provenga de la atmósfe-
ción? Si hubiera de presentarse al aldeano la ra; pero, que nosotros sepamos, no hay propieta-
idea de que la asociación tiene por objeto ausiliar rios en los pueblos, que hayan querido asegurarse
á nuestros semejantes necesitados, no seria estra- de una calamidad bien frecuente por desgracia.
ño que su egoísmo le indujera á negar su coope- Así sucede que una piedra asóla sus campos,
si

ración á la realización de ese pensamiento; pero si un rayo quema su cosecha, ó si una inundación
cuando puede presentársele la idea lisongera de les priva de sus terrenos, no les queda otra cosa
que la asociación redunda en utilidad propia, su que ojos para llorar su ruina y su miseria, y la
egoísmo no puede menos de inducirle á abrazar miseria y la ruina de sus hijos. Hé aquí, pues,
con toda su voluntad el pensamiento de socorros por dónde los pueblos debian empezar: por librar-
mutuos. se de tantas contingencias como á todas horas
No creen los aldeanos, es verdad, en la posibi- amenazan á su industria, ¿Qué es de un pueblo
lidad de mejorar su suerte; pero esto consiste en que ve desaparecer en un momento toda su ri-

que no han visto nada, en que para ellos es un queza, los ahorros del tiempo pasado, los recursos
mal irremediable el no comer el dia en que no se presentes y las esperanzas del porvenir, represen-
puede trabajar; pero hágaseles ver lo contra- tado todo en las espigas que, debiendo llenar sus
rio, quíteseles la venda que cubre los ojos de paneras, le han sido arrebatadas por un huracán?
su imaginación, y ellos mudarán de parecer: que Su mal es irremediable: los ausilios que el gobier-
si hay algo que se hace comprender con pocas no suele prestar en estos casos son insuficientes
insinuaciones, es lo que nos interesa, lo que fo- para devolverle su antigua prosperidad. En los
menta nuestro bienestar; y precisamente á esto ejemplos frecuentes que tenemos de semejantes
tienden las asociaciones de que vamos hablando. calamidades, pueden encontrar los propietarios
Esto, prescindiendo de que hay medios, no ya de los pueblos la convicción de lo necesario que
para mover el egoísmo de los aldeanos, sino para es pensar en esas asociaciones que nos preservan
eseitar en ellos sentimientos generosos: esos me- de males futuros.
dios están encerrados en una buena educación. Tampoco vemos inconveniente en que aseguren
Si hoy se habla á los aldeanos de benevolencia
y sus casas de los incendios. Aunque por lo regu-
caridad, de la obligación en que todos estamos de lar valen poco, para ellos tienen un valor igual al
socorrer al desvalido, puede suceder que no com" que para los poderosos; y puesto
los palacios tienen

prendan semejante lenguage; pero nada de estra- que en esta como en todas las asociaciones de se-
ño hay aquí: ellos nacieron pobres y miserables, guros, cada uno pone en proporción á lo que tie-

nadie les ha sacado de la indigencia: ellos se han ne, quiere decir que valiendo poco las casas, poco
visto siempre cubiertos de harapos, nadie ha cu- seria lo que sus dueños tendrían que anticipar.
bierto su desnudez; habladles de socorrer á otros, Hasta podrían asegurar su ganado y las con-
y naturalmente tienen que preguntar: ¿por qué ducciones que de cualquiera especie tuvieran que
no me socorren á mí? hacer de un punto á otro, porque hay también
Esta es la naturaleza del hombre: la benevo- en esto mil contingencias, de las que cada una de
lencia se adquiere con la educación; la educación por sí es capaz de arruinar á un labrador. Estas
que necesitan los aldeanos, la ma era y el tiem- asociaciones claro es que tienen que reducirse á
po de dársela, lo hemos dicho ya en observacio- los labradores propietarios y á'los que llevan en
nes á los capítulos precedentes. arriendo las tierras que cultivan, porque el que na,-
De esto se deduce que si al presente por me- da siembra por su cuenta ni tiene ganado para la
dio del egoísmo puede propagarse el espíritu de
labranza, no está espuesto á ver asoladas sus tier-
TOM. II, —XXVI. 76
598 EEVISION DE OBRAS.

ras ni á perder su ganado. Es, pues, preciso que o menos un jornal. El único inconveniente que
hablemos de otras asociaciones en que pueda te- vemos en esta asociación, es el de la posibilidad
ner parte la clase jornalera, que entre las muchas de que muchos jornaleros á la vez, por efecto de
contingencias de que se ve de continuo amenaza- la temporada, se queden sin trabajo; pues enton-
no tener qué comer el dia menos
da, está la de ces, como los fondos de la asociación tienen que

pensado; j esta supone en verdad mucho mas que ser siempre reducidos, concluirían en el momen-
las otras. to en que fueran considerables las atenciones-
Si no hemos de suponer instruidos á los jorna- No es esto decir que deba renunciarse al pensa-
leros de la campiña, ya hemos dicho la manera de
miento de la asociación; es decir que sus regla-
propagar entre ellos el espíritu de asociación; aho-
ra, si los hemos de suponer educados, no hay mas
mentos tienen que ser muy bien meditados para

sino poner desde luego en planta esas asociacio- que la asociación pueda sostenerse.

nes que aseguran su suerte y su porvenir. No hay una contingencia parecida en la aso-
Yéamos antes de todo, lo que necesita el jor- ciación para asistir y dar jornal á un enfermo,
nalero, en la inteligencia de que si tiene propie-
para socorrer á un anciano, ó a las viudas y á
dad, debe acudir, para asegurarla, á las asocia-
los huérfanos, por la razón sencilla de que no
ciones de los labradores propietarios, porque en
los otros casos vamos á considei'arlos como sim- hay épocas dadas, ordinariamente hablando, en
ples jornaleros y nada mas. Un jornalero nece- que los enfermos se aumenten, en que los hom-
sita, en primer lugar, que no le falte el jornal bres se hagan viejos, y en que la viudez y la or-
diario; si cae enfermo, ademas de la asistencia
fandad sean el estado normal de las familias; por
para él, necesita algún recurso para su familia;
consiguiente, para remediar las necesidades del
cuando llega á viejo y se imposibilita para el tra-
enfermo, del anciano, de la viuda y del huérfano,
bajo, necesita un socorro que pueda suplir el jor-
nal que antes ganaba; y en fin, cuando muere, su son mucho mas seguras esas asociaciones.

viuda y sus hijos necesitan de un ausilio estraño Pero lo son mas todavía aquellas en que no se
si quedan en disposición de no poder trabajar. pone dinero, sino trabajo personal; aquellas en
¿Podrán, pues, crearse asociaciones entre los jor-
que, como dice muy bien el autor en el capítulo
naleros para remediar todas estas necesidades po-
precedente, los socios, trabajando una hora mas
sibles?

Una sociedad de ausilios mutuos entre jorna- de lo ordinario, suplen el trabajo de todo el dia

leros, no se halla en disposición de proporcionar de un socio imposibilitado de trabajar. Para


jornal al que no tenga dónde ganarlo; porque el nosotros merecen esas asociaciones especial reco-
jornal lo dan los que necesitan brazos para la-
mendación, como esas otras entre mugeres, que
brar sus fincas. 5-'a sean propias, ya sean arrenda-
en el mismo artículo se esplican; en la inteligen-
das; y las asociaciones no tienen fincas que la-

una asociación de jorna- cia de que pueden estenderse á toda clase de tra-
brar; por consiguiente,
leros no puede hacer otra cosa, sino dar de sus bajo, siempre que pueda ofrecer al jornalero al-

fondos el jornal al individuo que no tenga traba- guna utilidad.


jo. Esto en los pueblos no puede ofrecer ningún El pensamiento está indicado; la manera de
inconveniente, porque sabiéndose con facilidad
llevarlo á cabo también: solo falta lo material de
quién busca trabajo y quién no lo encuentra, el
la ejecución, que si depende de los particulares
dar el jornal al que se halla en este último caso
no puede de ningún modo fomentar la ociosidad
en cuyo favor se han inventado las asociaciones,

y la holgazanería; ademas de que las personas el gobierno no debe ser, como ya hemos dicho,

encargadas de dirigir la asociación, sabrán si el estraño á ella, si es que quiere moralizar al pue-
jornalero á quien falta trabajo podia dedicarse á blo y asegurar la suerte el porvenir de las cla-
y
otra ocupación que le diera un resultado idénti-
ses menesterosas, cuyas necesidades vienen hoy
co al de su ocupación ordinaria: decimos esto,
h pesar sobre los establecimientos de beneficen-
porque en muchos pueblos cuando un jornalero
no trabaja para otro, trae del monte una carga i
cia, ó sobre los particulares que miran con hor-
de leña, que vendida le produce sobre poco mas ror el espectáculo de la miseria.
.

(2j^=^^=si3 &^^^^Sl^ ej^-

mvm.

-^>-4'>-^

No canto de la vida la belleza, Oscuro, pobre, mísero, sin nombre. . .

Ni de los héroes la falaz victoria; A los placeres de la vida muerto.

No ambiciono comprar una memoria


De vanidad y de fútil grandeza. Mas que sabe llorar de un triste hermano
La desventura que su pecho agita;
No canto de la vida la dulzura, Sabe buscar palabras con que invita
Ni del festin la bác[uica algazara; A abandonar el padecer insano.

Para cantar mi musa no se ampara


Del alcázar fingido de ventura. Religión, puro amor son mi tesoro;

Una alma ardiente de ternura henchida;

No prostituyo mi bisoña lira Un corazón marchito ya, sin vida;

Encomiando los vicios del malvado, Mas que aun puede verter amargo lloro.

Con sarcasmo infernal del desgraciado

Que en la miseria del dolor suspira. Como vosotros desgraciado he sido;

Como vosotros desgraciado soy;

No, no, mil veces no; mi canto es triste No sé de dónde vengo, á dónde voy.
Cual de la tórtola el sentido acento; Si encontrará un solo eco mi gemido.
Es el producto del feroz tormento
Todavía joven, mi ecsistencia pesa
Que á todas horas en mi pecho cosiste.
Como una carga insoportable y dura;
. Es amargo cual hiél, sin que respire Mi patrimonio es sola la amargura
El ambiente feliz de la esperanza. Que mi alma con rigor triste atraviesa.

Del amor no celebro la confianza


Misántropo, de todos olvidado,
Que en los amantes la ventura inspire.
A nadie importa mi infelice suerte;

Venid, los que lloráis desventurados Mi vida solo es continuada muerte;


Sin ilusiones que abrigar el alma; Mi porvenir es el sepulcro helado.
Venid, los que buscáis la dulce calma,
Sin ilusiones ni segura via.
De vuestros semejantes olvidados.
Me avanzo de la vida en la carrera,

Venid, aquí hallareis un pecho abierto Abandonado de mi suerte fiera

A vuestras desventuras; hay un hombre A la crueldad constantemente impía.


. .

600 MI GENIO.

Cual buho, del sol me cansa la vislumbre; El corazón sensible, aislado llora

Busco la soledad, huyo el bullicio; Las penas que en su pecho se fermentan;

Me entrego á saborear de mi suplicio Sus lágrimas amargas no revientan.


La insoportable amarga pesadumbre. Ni la estrangera compasión implora.

Yenid, almas de fuego, que en el llanto


El solo triste, alegre en la apariencia,

Pasáis las largas horas sin abrigo; Su risa es un sarcasmo, un anatema;

En mí hallareis un amoroso amigo, Un fuego aselador que lento quema

A' vosotras dirijo el tierno canto.


La insoportable y mísera ecsistencia.

Las ilusiones que en la blanda cuna


¿Mi canto?... dije mal, que no es mi acento
Velan del niño la rosada frente,
Dulce, cadente, alegre ó armonioso;
Disipadas se miran prontamente
Es un vagido triste y vagaroso.
Por una inecsorable, cruel fortuna.
Verdadera espresion de mi tormento.

Anciano en el principio de sus años,


No es el susurro que en las blandas flores
Inclina hacia la tierra su cabeza;
El suave ambiente con placer suspira;
En su pecho se encuentra la tibieza
No es el eco lejano de la lira
Que producen los negros desengaños.
Que pulsaran felices trovadores.

y agitado de vividas pasiones,


No son las voces del dichoso amante En medio de una vida aborrecida,
Que á la belleza para siempre jura Una cosa tan solo le es querida.
Un porvenir de dicha y de ventura, La tumba, cabo de sus aflicciones.
Objeto digno de pasión constante.
Allí entre el polvo de autes animado

Yo no acierto á decir: "la vida es bella; Humilla triste el pensamiento altivo;

"Es dulce amar, es dulce ver las flores; Allí termina el mísero incentivo

"Es dulce ver los tibios resplandores Que en horas de locura habia abrigado.

"De la luciente vespertina estrella."


Allí acaba el placer por la creatura

No; la ecsistencia es triste, fastidiosa; Que paga su aficipn con un desprecio,

Es ilusión, locura. ... es un misterio Y huyen las ilusiones que cual necio
Creyera en otro tiempo su ventura.
De la aflicción del alma es el imperio
. .

Fugaz lumbrera de una noche umbrosa.


¡Ese es mi genio!... Amar entre las rosas

Si hay un verano alegre y perfumado, Que crecen en el triste cementerio;

Hay un invierno triste y aterrido;


Amar del corazón en el misterio.

Si ecsiste la sonrisa, hay un gemido Acosado de penas fastidiosas.

Ma.s profundo, mas negro y prolongado.


Creer, esperar, cantar en la agonía;

¿Encontrará un solo eco mi gemido? . .

Si hay placeres que brinda un amor puro,


Hay zelos que desgarran nuestra vida;
No lo sé: y á los hombrea solo pido

Si ecsiste la amistad, se ve perdida


No perturben mi fiel misantropía.

Por la correspondencia do un perjuro. Guadalajara, Noviembre 15 de 1849. — /. M. V.


ñ^
^^^a^mm^^

PUEDE SEE COMPARADO AL TALOR ENTRE LOS HOMBRES.

El pudor en las mngeres es lo que el valor en una virtud muda y tranquila. Cierto es que el
los hombres. Estas dos virtudes tienen la cir- valor que busca el peligro, no es el valor bueno
cunstancia do distinguir á los hombres y á las ni meritorio; basta que lo espere sin estremecer-
mugeres, de los hombres y de las mugeres ordina- se; pero siempre es mas ruidoso de lo que con-
rias, haciendo que sus corazones sean superiores viene que sea la virtud de las mugeres.
á los peligros y a las humanas debilidades, y
procurándoles un triunfo continuo.
El valor impide que los hombres teman un A las cualidades físicas que la naturaleza ha
peligro presente, bien sea por la esperanza de la dado á la inugcr para escitar al hombre á unirse

gloria ó bien por las leyes del deber. á ha agregado dos cualidades morales, que,
ella,

El pudor comunica á las mugeres modestia, aunque opuestas por sus efectos, contribuyen
reserva y estremada amabilidad, al paso que las igualmente á dar valor á las primeras; estas cua-

hace amar y respetar. lidades son el pudor y la coquetería, que son co-
La pureza del corazón, la nobleza de los sen- mo dos resortes que obran en sentido contrario.
timientos, la fuerza del espíritu, es lo que hace El uno trata de infundir deseos que la otra re-
que las mugeres prefieran á la vanagloria de las pulsa para comunicarles mayor actividad, como
conquistas que les prometen sus atractivos, la so- algunas gotas de agua redoblan la de la llama;
lida gloria de haber vivido como si careciesen de el uno, con alicientes artificiosos, empeña el com-
ellos. Sus encantos las adornan tanto mas, cuan- bate que la otra trata de prolongar para que la
to que lejos de prodigarlos, parece que ellas mis- victoria sea mas dulce y mas honrosa la derrota.

mas los ignoran. La coquetería solicita lo que pudor rehusa, y


el

El valor es también una grandeza de alma, el infalible efecto de estos dos medios combina-
una fuerza de espíritu, que reprime los movi- dos, es aumentar, por un lado, el precio del obje-
mientos del temor, muy naturales cuando espone to que se niega, y por el otro el ardor del que lo
uno la vida, y que prefiere los trabajos peligro- solicita. Es cierto también que los deseos, con-
sos al reposo y á la inacción. Tales son los de- tenidos durante algún tiempo por el obstáculo
fensores de la patria. que les opone el pudor, llegan á un grado de sa-
Con razón se ha dicho: las mugeres de que zón mas conveniente para producir su efecto, y
menos se habla, son las mas estimables; y yo que cierto retardo contribuye á preparar los ma-
agrego: con tal que este silencio dimane de su re- teriales que la naturaleza debe emplear en la
serva y no de su oscuridad. producción de un nuevo ser. Por eso dijo Mon-
El valor se acredita con pruebas esclarecidas, tesquieu con razón, que entregarse al libortinage,

y procura entrar en acción; el pudor se constri- siempre funesto á la población, no es, según las
ñe para mantenerse. El valor obra, el pudor es leyes de la naturaleza, sino violarlas; y bien sa-
602 EL PUDOR ENTRE LAS MUGERES.

l)ido es el motivo que tuvo Licurgo para querer que de velo al interés y al orgullo, la coquetería
que los hombres viesen á las mugeres oculta- será estremada y el pudor nulo.
mente.
El pudor, en un como el hom-
ser inteligente
n® se recnjiera.
bre, no solo produce el efecto de una resistencia
física, sino también le infunde la idea de una
No depende de las jóvenes el ser bellas; él úni-

virtud, y la estimación que lo acompaña es en-


co rasgo de belleza que está en su mano tener, y
tonces un nuevo lazo que vigoriza todos los otros. que no siempre tienen, es el pudor, y de todos los
El disimulo, no lo niego, se halla en las onu- rasgos de la belleza es el que se pierde con ma-
geres al lado de esta virtud; pero los que decla- yor facilidad.

man contra el carácter disimulado de las 9)iuge- La muger que nunca ha amado se muestra tan
no saben lo que quieren; porque querer que vergonzosa de su primera debilidad, que quisie-
res,

mugeres no sean disimuladas, es pedir una ra poder ocultarla á sí misma; la segunda solo qui-
las
cosa imposible y aun peligrosa; tan cierto así es
siera ocultarla á los otros, y la tercera ya no se

que nuestros vicios no son á menudo mas que ocupa de ocultarla á ninguno. Así como la ju-

Esta amable vergüenza ventud, el pudor perdido no se recupera. Las onu-


virtudes ecsageradas!
muger, de cierta desconfian- geres que han llegado á perderlo, fingen otro afec-
dimana quizá en la
to, que se espanta y escama con mas facilidad que
za de su propio mérito, y del temor de mostrarse
mismos deseos de que ella es obje- el natural.
inferior á los
to. Sea cual fuere la naturaleza de este senti-
miento, se asemeja mucho á la complacencia cuan-
Los griegos habían hecho del pudor una divi-
do cede. nidad. Según Hesiodo, el pudor dejó la tierra
La coquetería es otro sentimiento natural, pe- acompañado de Nemesis, indignado de los vicios
ro opuesto al pudor: es un deseo vago de agra-
y de la corrupción de los hombres, y por esta ra-
dar y de cautivar la atención de todos los hom- zón se le representa con alas.
bres, sin fijarse en ninguno. Este sentimiento
Su tez, clara y brillante, deleita los ojos y en-
es tan interesante al secso, que nada puede bor- canta el corazón; la dulzura de sus modestas mi-
rarlo, y por eso La Rochefoucauld dijo que las
radas conmueven el alma y la sorprenden sin dar-
^iu°-eres tienen menos dominio sobre su coquetería
le tiempo de ponerse en defensa. Los interpre-
que sobre su pasio?i.
tadores de antigüedades le dan, como á la pureza,
Parece que la coquetería dimana de aquel ca- un lirio por atributo. Una rosa, cuyo encarnado
rácter móvil que nace de la estremada sensibili- suave representa muy bien el del pudor, le con-
dad de los órganos de la muger, como el pudor vendría mejor. La modestia de su actitud y el
dimana sin duda, que se deriva de su debilidad. velo blanco que lo cubre en parte, servirán tam-
La perfección de la muger ecsige que ella sea bién á caracterizarlo.
precisamente cerno Virgilio pinta á Galatea, co-
queta y tímida, y que estos dos sentimientos se
JPEKTSAMLIEWTOf* SOKBtE Eli PUnO».
contrapesen y contengan uno por otro dentro de El pudor es, sin duda, uno de los mayores en-

ciertos límites; cuando uno adquiere mucha fuer- cantos de la belleza; pero no es mas de un ornato
el otro afloja «n la misma proporción. La co- en la primera juventud, y solo merece el nombre
za
quetería continuamente es agitada por las peli de virtud, cuando por fortuna, en vez de dismi-

grosas sugestioaes de la variedad, cuyo carácter nuir con los años, se conserva ó crece con ellos.

pudor El pudor y la ingenuidad de una mugcr^ mue-


toma tarde ó temprano, mientras el solo

privaciones, debe á la ven mucho mas que los repugnantes dengues de


se alimenta de penosas
ciertas mugereSy que buscando el arte de agradar,,
larfavencer á éste é invadir al fin sus derechos.
y debe ser, mas común en solo hallan el secreto de hacerse despreciar.
Esta depravación es,

todos los lugares en donde las multiplicadas oca- La mas indispensable de las virtudes de las
el ejemplo, las tentaciones mugeres^y la que les procura mas crédito entre
siones, la rivalidad,
continuamente la los hombres, es el pudor: esta amable virtud in-
del amor propio, despiertan
fluye tanto en las facciones, el airo, el espíritu
coquetería y la cscitan á libertarse de una y
suje-

pudor. En aque- el carácter, que todo nos choca cuando ella falta.
ción importuna sacrificando el

en doade el amor casi no sirve mas Cuando las mugeres han llegado á renunciar á es-
llos lagares
EL PUDOR ENTRE LAS MUGERES. 603

ta sujeción, que es el primer mérito de su secso, seducciones de una muger ligera y coqueta, y qua
no hay esceso de que no sean capaces. la mas fuerte de las tentaciones sea la que nos

invita al crimen con los atractivos de la virtud?


El pudor es una ciudadela, en donde vive se-
Las jóvenes, por pudor, niegan con la boca lo'
gura la castidad de las mugeres.
que en el fondo de su corazón quisieran que se:
El velo del pudor oculta mas encantos de los les obligase á tomar por fuerza.
que pudiera ofrecer la mas hermosa desnudez.
Preguntóse á un filósofo qué color convenia-
La violación del pudor deja suponer que las
mejor al rostro de las mugeres^ y respondió: el del.
mugeres han abandonado todas las virtudes.
pudor.

El pudor es la virtud que menos puede imitar El pudor fué siempre la primera de las gra-
el vicio, aunque lo intenta á menudo. cias.
El pudor es la gracia afectuosa que pueda em-
Cuando Isabel, hermana de Luis XIV, iba en
bellecer á una muger; es una señal segura de la
la fatal carreta que la conducía al suplicio, su pa-
inocencia y de la virtud.
ñoleta se desprendió de su cuello: espuesta en tal
El pudor es una vergüenza juiciosa y honesta, estado á las miradas de la multitud, dirigió al
un sentimiento de aversión por las cosas que pue- verdugo estas memorables palabras: "En nombre
den acarrear alguna infamia. del pudor, levantad ese pañuelo y cubrid mi
El pudor sienta muy bien a las jóvenes, y el seno."

color que esparce sobre el rostro, ha sido llama- (Traducido para el Álbum.)

do el bermellón de la virtud.

Un pudor algo espantadizo y huraño, asienta PLEGARIA A MAEIA.


bien á las mugeres.

Una muger á quien solo queda un resto de pu-


A tí. Señora poderosa y santa,
Desfallecida el alma y sin aliento
dor, no opone mas que débiles esfuerzos en su de-
Dirige su plegaria, á tí levanta
fensa.
Su doloroso acento.
Una joven púdica, debe ignorar todo lo tocante
Si en negra tempestad vuelves los ojos,
al amor.
El cielo al punto muéstrase sereno,
Es necesario que el pudor sea delicado; el des-
El piélago refrena sus enojos,
orden interior pasa del corazón á la boca, y lue-
Calla el rugiente trueno.
go vienen los discursos desarreglados. Las, .pa-
El fiero Querubín, que un tiempo pudo
siones, aun las mas vivas, necesitan del pudor pa-
Los cielos escalar, tú lo encadenas:
ra mostrarse bajo una forma seductora.
Del pueblo religioso eres escudo,
Se dice que cuando Júpiter formó las pasiones, Y de' valor lo llenas.
señaló á cada una su morada, y se olvidó del pu-
¿Quién eleva á tu trono su querella,
dor, y cuando este se presentó, no sabiendo en
Que socorro no encuentre en tí, María?
dónde colocarlo, le permitió que se mezclase con
Eres astro de luz, del mar estrella,
las otras pasiones, y desde entonces no se ha se-
Que á la salud nos guia.-
parado de ellas; es amigo de la verdad, y descu-
bre la mentira cuando esta la ataca; está ligado Eres prenda feliz, arca de alianza.

y unido particularmente con el amor, siempre va Del triste pecador dulce consuelo.
en su compañía, y á menudo lo anuncia y lo des- Anuncio de paz y
la la esperanza;

cubre; en fin, el amor pierde sus encantos luego Eres puerta del cielo.

que se mira sin el pudor.


En sombras y dolor vago perdido,
Las jóvenes deben tener, tratándose de las A mi ausilio, Señora, ven apriesa:
ciencias, un pudor casi tan delicado como el que Contra mí el enemigo enfurecido
deben manifestar á vista de los vicios. De maquinar no cesa.

¿Como es posible que el pudor haga en nues- Ten de mí compasión en aquella hora
tros sentidos una impresión mas peligrosa que las Cuando próesimo el término á la vida,
604 PLEGARIA A MARÍA.

El alma desdichada gime y llora G-uarda de sus alcázares la entrada


Pensando en la partida. Ejército triunfante
Laureada la sien, la diestra armada,
Un lugar tenebroso se le espera:
Vestida de diamante.
De pecados y errores cuenta larga:
Castigo que las penas ecsaspera: Al viento ondean, en torres y en almenas,

De Dios ausencia amarga. Banderas y pendones.


Que ven de gozo y de respeto llenas
¡Ah! que tu llanto, ante la cruz vertido,
Del cielo las regiones.
No sea inútil ¡oh Madre de piedades!
Bálsamo sea del corazón herido, Allí la castidad candida y pura
Y limpie mis maldades. Sus pabellones alza,
Y la inocente y maternal ternura.
Unida á Dios se ensalza.
MARÍA EN EL CIELO. Cuando en favor del hombre se levanta,

Donde el empíreo candido y sereno Mas bella que la aurora,

Mas sublime se encumbra, La que á' toda criatura se adelanta,

Y el trono del Cordero, siempre lleno Y el universo adora.

De claridad relumbra:
Vístela el claro sol de luz radiosa
Do selvas inmortales y estendidas, Sin mancha ó sombra alguna;
Tejidas de esmeralda. Ciñen estrellas su cabeza hermosa;
De flores de carmin se ven vestidas; Calza sus pies la luna.
De púrpura y de gualda:
Arco el iris le forma de colores
Variados, peregrinos;
Do al soplo de las auras bulliciosas,

En praderas amenas.
El aire llueve inmarcesibles flores
Ante sus pies divinos.
Se mecen los claveles y las rosas,

Y blancas azucenas.
Entre nubes de olores la circundan
Espíritus alados,
Do la tórtola arrulla, y la paloma
Que del cielo los ámbitos inundan
Canta en el bosque denso,
Con cánticos sagrados.
Difundiendo á los vientos grato aroma
El nardo y el incienso:
Y llénanse los cielos de luz pura.

Do se estienden las fuentes


Los vientos de alegría.
y los rios
Y lagos trasparentes. Las moradas eternas de hermosura,
Que retratan los árboles sombríos, Sus coros de armonía.
Y torres eminentes: La tierra la proclama su abogada.
Los cielos poderosa,
Do la celeste Sion, que allí aparece
Brillando en sus espacios,
Y la inefable Trinidad sagrada
Hija, Madre y Esposa.
Se ostenta misteriosa, y resplandece
Con muros de topacios; Cuando interpone por el mundo ciego
De crímenes culpado,
Ciudad, en cuyas plazas y confines
Ante elSeaor su poderoso ruego.
Resuena dulce canto,
Quita el rayo á su mano.
Y alaban sin cesar los serafines
De Dios el nombre santo:
No hay lengua inteligible en que no suene
De María el dulce nombre:
Alli tiene su asiento fioborano
La madre de clemencia, Ella el imperio de los ciclos tiene,

A quien colma do dones por su mano Y es la madre del hombre.


La suma Omnipotencia.
l>i\oí ie Cumplido-
A^^ tPv^^

D. JUAN rodríguez PUEBLA.

Desde que comenzó nuestro pe'riódico, tuvi- menesteroso, que casi no tenia con que subvenir
mos el propósito de publicar en uno de sus nú- á los gastos de su educación, había de ser des-
meros un artículo biográfico, consagrado á la me- pués uno de los hombres mas eminentes por su
moria del Sr. D. Juan Rodríguez Puebla. Aun- ciencia y por su ilustración, uno de esos hombres
que por conocimiento y amistad que con él
el á quienes la instrucción pública había de deber
nos ligaron durante su vida, teníamos muélaos tantos beneficios, que solo pudiera pagarlos el
datos y noticias relativas á su persona, diferimos agradecimiento de la posteridad? ¿Quién había
la publicación de su biografía, para aumentar de decir que aquel colegio de San Gregorio, en
aquellos; y boy, por no ser posible mas demora, que estaba la enseñanza bajo el pié mas deplora-
nos conformamos con los pocos que hemos podi- ble, había de llegar á ser un día el establecimien-
do recoger, to de mas fama, entre los de su clase, de la re-

D. Juan Rodríguez Puebla nació el 24 de No- pública mexicana?


viembre de 1798, de padres pobres, pero de bue- Rodríguez Puebla entró de alumno esterno á
nas costumbres, que le infundieron desde sus San Ildefonso, para aprender filosofía, luego que
mas tiernos años sólidas principios de virtud salió de San Gregorio. Pronto se distinguió por
y
de moralidad. La falta de recursos de su fami- sus talentos y por su aplicación, en términos que
lia hubiera podido servir de óbice para que una sus catedráticos influyeron, sin pretensión algu-
buena educación fecundara sus escelentes dispo- na de su parte, para que se le concediera una de
siciones naturales; pero su padrino, el presbíte- las becas que en esa época se llamaban reales.

ro D. Cristóbal Rodríguez, le proporcionó los En Enero de 1814 concluyó el curso de artes, é


ausilios necesarios para comenzar sus estudios. inmediatamente comenzó el de la teología, que
El hombre de capacidad elevada, la demuestra acabó en 1817. En ese año emprendió el de la
regularmente desde niño: sus primeros pasos in- jurisprudencia, que terminó también á su debido
dican ya el porvenir que le está reservado. Así tiempo. Escusado es decir que en todas esas
sucedió con Rodríguez. Eu edad sobremanera cátedras, díó nuevas pruebas del talento poco
temprana, adquirió una instrucción perfecta en común de que lo había dotado la naturaleza.
las primeras letras. Comenzó luego el estudio Para la práctica de la profesión que había es-
de la gramática latina, bajo la dirección del pa- cogido, eligió el bufete del Sr. Líe. D. José María
dre D. Manuel Mejía. Para cursar las clases Jáuregui, uno de los letrados que disfrutaban de
de filosofía, paso al colegio de San Grregorio, del mas concepto en la capital. A su lado adquirió
que tuvo que retirarse, porque se hallaba en el los conocimientos necesarios para presentarse á
mas completo estado de abandono. ¿Quién ha- ecsámen de abogado, como lo verificó el año de
bía de decir entonces, que aquel niño pobre 1824, recibiendo con aplauso ese honroso título.
y
TOM. II. xxvi. — 77
606 EL SR. Lie. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA.

En 1820 escribió un opúsculo con el título de lo que adquiría á obras que le harán eterno ho-
"El Indio Constitucional," en que resaltaban á la nor. Si hubiese querido enriquecerse, mil oca-
vez, así las juiciosas observaciones de un enten- siones le sobraron de conseguirlo, sin mengua
dimiento ilustrado, como las muestras de un pa- del pundonor ni de la delicadeza; pero su alma
triotismo á toda prueba. Preciso era que con era demasiado elevada para entregarse al amor
tales antecedentes no tardase en ser llamado á del oro, y murió pobre como había vivido, aun-
la vida pública, en que debia distinguirse de tan- que sin carecer de las verdaderas comodidades
tas maneras. Fué nombrado diputado para el que hacen agradable la vida.
segundo congreso constituyente; j aunque renun- Apartemos ahora los ojos de su carrera políti-
ció por no tener los años prevenidos por la ley. ca, para fijarlos en otra faz de su vida, mas bri-
pues no contaba entonces mas que veinticuatro llante aún y mas gloriosa: véamoslo dedicado á
no cumplidos, era ya tan elevado el concepto que la enseñanza de la juventud, con un esmero, con
disfrutaba, que el colegio electoral dispuso que un afán, con un acierto, que bien le merecen el'
se le dispensara la edad, para que desempeñase nombre del Rollin mexicano. Si los hombres
el cargo. como Rodríguez Puebla no fueran tan escasos,
Desde entonces llovieron sobre Rodríguez cons- que apenas nace uno de tarde en tarde, bastaría
tantemente los testimoniosmas inequívocos del que los que se le pareciesen estuvieran al frente
aprecio de sus conciudadanos. Llamado con de los establecimientos de enseñanza, para que
frecuencia á los primeros puestos públicos, su in- fuesen mil veces mas notables de lo que hoy lo
fluencia creció dia por dia. Cuantas administra- son, los progresos verdaderamente asombrosos
ciones se han sucedido en el pais, reconocían su que hemos hecho en ese ramo, desde la conse-
importancia; y ora profesasen sus ideas y lo tu- cución de la independencia.
viesen por amigo; ora se rigiesen por las contra- En el año de 1826 promovió Rodríguez que se
rias, ó lo llamaban en su ausilio ó lo temian; pe- hiciera una visita al colegio de S. Grregorio
y a
ro lo consideraban siempre como uno de esos sus fondos, y fueron nombrados para practicarla
hombres, cuya opinión, cuya conducta influyen él mismo, el Dr. D. Luciano Castoreña, D. Pedro
directamente en los negocios públicos. Ixtolinque Patino, y el general D. Francisca
En 1826 fué á Durango de ministro de la se- Moctezuma, sirviéndoles de secretario D. José
gunda sala del supremo tribunal de justicia de María Tornel. Todo lo ecsaminaron, inclusas
aquel Estado. Un año duró no mas en el ejer- las fincas rústicas y urbanas del colegio, datando
cicio de sus funciones: al siguiente volvió á Mé- de esta visita cuanto bien se hizo después, y la
xico con facultades estraordinarias, para desem- inmediata mejoi'a de condición de los pobres
peñar una comisión del gobierno durangueño, indios alumnos que, según la enérgica espresion
cuyo resultado fué de lo mas satisfactorio que se de uno de los visitadores, eran tratados coma
podía apetecer. En nombrado se-
esa época ealió pa'ros.
nador por el Estado de México, aunque no llego Nuestro D. Juan fué nombrado rector de S.
á entrar á la cámara. Grregorio en el año de 1829,
y en verdad que no
Volvió á ser diputado en los años de 33, 42 y hubiera podido hacerse elección mas acertada.
48: senador en 44. En el de 38 entró á la se- Encontró el colegio en el mismo estado, con cor-
cretaría de justicia, formando parte del famoso ta diferíencía, que cuando 18 años antes habia
ministerio de los tres días, cuyo papel, aunque entrado en él á hacer sus estudios; pero compren-
corto, fué de bastante importancia. dió desde luego que bastaba que un hombre de
Patriota verdadero, su nombre no está unido mérito estuviese á su frente para que variase su
á de los que han promovido esas continuas y
los aspecto de todo punto, y se propuso desde luego
horribles diecordiaíj que han llevado al pais á su acometer esa empresa en que hubiera sucumbido
aniquilamiento. Poco amigo de llamar la aten- un ánimo menos esforzado y menos tenaz. Obras
ción, complacíase en vivir en el retiro, del que como la que él emprendió, no se terminan en un
lo .sacaba el empeño de los que lo elevaban á los momento: son hijas del tiempo, caminan con len-
puestos públicos para que brillase en ellos. Mo- titud, tienen que ir venciendo uno por uno los
derado en BUS deseos, modesto en sus hábitos, obstáculos innumerables que á cada paso se les
enemigo del fau-stoy del lujo, se contentaba con presentan. Diez y nueve anos estuvo Rodríguez
poco para vivir, consagrando la mayor parto de encargado de la dirección de S. Gregorio; todo
EL SE. LIO. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA. 607

ese largo periodo necesitó para ir planteando las bres mas ilustres por su ciencia y por su virtud.
diversas reformas y mejoras de que el colegio le Por último, en las funciones anuales de los actos
es deudor; y cuando aconteció su muerte, le fal- de las diversas clases, impuso á los catedráticos la
taba mucho aun para realizar los vastos planes obligación de dedicar sus discursos á la memoria
que habia concebido, y cuyo desarrollo habria de los varones ilustres de todas épocas. Tenia
acabado de colocarlo en el lugar que le corres- razón en verdad, porque hemos dicho que quería
pondia. ¿Por qué es tan corta la vida de esos infundir á los alumnos sentimientos de gratitud;
hombres, cuyos dias se cuentan por los servicios y los que han contribuido con sus obras y con
que prestan á la humanidad? Se necesita toda sus escritos á la mejora del género humano, son
la fuerza del sentimiento religioso para acatar dignos de un perpetuo agradecimiento. El sa-
sumisos esos decretos de la Providencia, que no bio y el virtuoso son cosmopolitas; y así como
es dado comprender á la fragilidad humana. todos participan de sus beneficios, todos deben
La idea del rector de S. Gregorio fué desde un dar pruebas de que no es el olvido la recompensa
principio, como muchas veces se lo oimos decir al de tantos afanes.
mismo, introducir paulatinamente las mejoras en La enseñanza secundaria ha tenido que hacer
que pensaba. Estaba convencido de que, cuando en México grandes esfuerzos para romper las
todo se quiere hacer á la vez, nada se hace en trabas que la sujetaban, y ponerse á la altura

efecto: se alucina á los incautos, y se gana á ve- correspondiente á la época en que vivimos, y á
ces una fama usurpada; pero no se prestan posi- las circunstancias del pais. Rodríguez fué uno
tivos servicios, que son los que únicamente mere- de los principales autores de esa reforma. Mien-
cen el agradecimiento público. La observancia tras en otros establecimientos se estudiaban to-
de ese plan dio los mas prósperos resultados, davía por autores que escribieron ahora dos si-

pues á pesar de que, como ya insinuamos, le faltó glos, ciencias como las matemáticas y la física,
mucho para su conclusión, basta para conocer su cuyos progresos diarios son tales, que ya hoy es

grandeza, recordar lo que San Gregorio fué en viejo lo que se escribía ayer, en S. Gregorio se es-
sus dias de esplendor y de gloria. tudiaba por autores modernos y de bien sentada
Recorramos con la brevedad que ecsige un ar- reputación. Mientras en otros establecimientos
tículo de la naturaleza del que escribimos, los se estudiaba con solo los libros, física esperimen-
principales títulos que hacen á Rodríguez Pue- tal, en S. Gregorio se empezaba á formar un ga-
bla acreedor á que sea venerada su memoria. binete en que habia ya los instrumentos mas pre-
La gratitud es una de las principales virtudes. cisos y las máquinas mas usuales. A ese paso
El que no agradece los beneficios que recibe es se adelantaba en todas las demás cátedras, en
un ser desnaturalizado, del que nada bueno se las cuales aprendían los alumnos la geografía, el
puede esperar. Rodríguez, que lo conocía así, derecho de gentes, el patrio, los idiomas francés
se esforzaba por fortificar en el ánimo de sus é inglés y otros ramos de los que sirven para
educandos, ese dulce sentimiento de la gratitud, constituiruna educación perfecta. Cuando es-
que infunde la misma naturaleza, pero que es co- tando en el ministerio J). Manuel Baranda se
mo todas, susceptible de perfección. Para ele- publicó el nuevo plan de estudios, en que se pres-
varlo y engrandecerlo. Rodríguez adoptó varios cribe la enseñanza de muchas materias que no se
arbitrios. Levantó en el patio de la entrada del aprendían antes en los colegios, S. Gregorio casi
colegio,una pirámide á la memoria de D. Juan no tuvo que hacer variación alguna, porque se
Chavarría, fundador del establecimiento, y la encontraba ya bajo el pié que designaba la ley.

cercó con vistosos ai-riates y gran número de Para el fomento de la literatura, estableció su
macetas, en que cultivaba él mismo con espe- rector una academia, á que concurrieran los
cial cuidado, las plantas y flores mas raras y es- alumnos de las clases mas elevadas, y en la que
quisitas. En uno de los patios del colegio chico, hacían sus primeros ensayos de retórica, elocuen-
erigió columna á la memoria del
también u-na ciay poesía, presentando sus composiciones, para
venerable Fr. Bartolomé de las Casas, colocando que allí fuesen ecsaminadas. El talento y el li-
en la parte superior de aquella el busto del vir- mado gusto de D. Juan Rodríguez, servían no
tuoso sacerdote, que consagró su vida entera á la poco, para corregir los defectos mas notables de
defensa de los indios. Inscribió además Rodríguez aquellas disertaciones; y algún día, cuando un
en el patio de la pirámide los nombres de los hom- joven de San Gregorio de los de esa época, cau-
608 EL SR. Lie. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA.

tive la atención de una asamblea en la tribuna; indicado los pasos que dio el director del colegio
cuando entusiasme á su auditorio con los inspi- de San Gregorio para los progresos de la ense-
rados sones de su orador y
lira, el el poeta no ñanza; pero nos falta decir que su esmero no se
olvidarán á quien son deudores en mucha parte limitaba á la introducción de nuevas materias de
de la consecusion de tan apetecidos lauros. conocida utilidad, ni á la buena elección de au-
El ilustre rector estableció además en su co- tores, sino que se estendia á conseguir de los jó-

legio, otra academia de catedráticos, dedicada á venes la dedicación al estudio, por cuantos arbi-
la dilucidación de varias materias, pero consagra- trios le sugería la esperiencia. Para los estu"
da especialmente al estudio de las antigüedades diantes que sobresalían en sus cátedras, tenia
del pais.Opimos frutos dio á veces esa junta, siempre elogios, premios, recompensas de toda
cuyos miembros se esforzaban, así en conseguir clase, asícomo para los desaplicados humillacio-
objetos curiosos que hubieran podido figurar en nes y castigos. También acostumbraba visitar
cualquier museo, como en estudiar y trabajar con con frecuencia las cátedras, para juzgar por sí

empeño en sus composiciones. Si vieran la luz mismo del estado de adelanto de los cursantes,
pública muchas de las que se leyeron, no duda- cuya capacidad é instrucción ponia á prueba con
mos que se prestarla un importante servicio, de preguntas de tal naturaleza, que requerían viveza
grande utilidad para nuestros escasos anticuarios. para ser debidamente contestadas. Y ó bien el
Seria una injusticia no hacer una mención espe- temor de una dura reprimenda delante de los
cial de los discursos del digno catedrático Lie. D. compañeros, ó bien la esperanza de un encomio^
Faustino Galicia, á quien su profunda versación hicieron con frecuencia que, cuando se calculaba
en el idioma mexicano presentaba facilidades
,
que el rector se presentarla, el estudioso procura-
de que carecían los demás, para derramar alguna mejor prevenido, y
se ir el flojo saliese de su la-

luz sobre varios puntos envueltos en la oscuri- mentable abandono.


dad de los tiempos. Rígido hasta el estremo en cuanto atañía á la
Otra creación de D. Juan Rodríguez, fué la moralidad de los educandos, nunca era mas se-
de las dos academias de música, instrumental y vero que cuando se trataba de castigar faltas
vocal. Bajo la dirección de hábiles profesores, contra las buenas costumbres. Imposible es que
ha habido alumnos que han llegado á sobresalir en un establecimiento donde vive un número in-
en el difícil arte de tocar algún instrumento. menso de personas, dejen de cometerse á cada
El pensamiento que los dedicaba á semejante es- paso faltas de todo género; no hay todavía un
tudio, era profundo como todos los de su autor. solo ejemplo, ni llegará á haberlo nunca, de que
Por una parte, proporcionaba un nuevo arbitrio sea inmaculada toda una corporación. Mas ya
con que subvenir en épocas calamitosas á las ne- que el mal no puede me-
evitarse, preciso es á lo

cesidades de la vida, muy distante en esto de imi- nos no descuidar el remedio, y Rodriguez Pue-
tar la conducta deuna gran mayoría de nuestros bla sabia aplicarlo con la oportunidad y tino que
padres de familia, que se desdeñan de que sus se requieren para que sea eficaz. Recatábanse,
hijos aprendan un oficio, creyendo deshonrarlos, pues, mucho de ser cogidos infraganti, los que se
por considerarlos mecánicos, vilesy bajos; como entregaban á vicios punibles, porque sabian que
sipudiera haber deshonor mas que en lo que es en ningún motivo los ecsimiria del castigo.

8Í esencialmente inmoral. La segunda conside- Para el ejercicio de su autoridad en esta par-


ración que animaba á Rodriguez, era la de que te, favorecía sobremanera al rector, la destreza
loa músicos que formaba, tendrían siempre una verdaderamente estraordinaria con que averigua-
recreación que los apartarla del vicio muchas ve- ba, cuando qucria, casi cuanto hacían ciertos co-
ces, evitando los peligros de la ociosidad. Cono- legiales dentro y fuera del establecimiento. Al
cia la influencia dulce y consoladora que ejerce llamarlos á fin do que sus consejos les sirviesen
ia inÚ8Íca en el corazón del hombre, ora llenán- para corregirse, les revelaba las faltas que hablan
dolo de entusiasmo y regocijo, ora conmoviendo cometido; y lo hacia con tal precisión, con datos
las fibras de la sensibilidad. Los prodigios que tan seguros, con pruebas tan inequívocas, que se
la fábula nos cuenta como debidos á la lira de necesitaba gran descaro para insistir en la nega-
Orfeo y de Apolo, tienen un sentido real y prác- tiva, á que regularmente apelaban al principio
tico, orno todo lo concernionte á la ingeniosa los culpables para su defensa. Al salir de la
mitología de los antiguos. Someramente hemos presencia de aquel juez tan bien informado, se
EL SR. Lie. D. JUAN BODRIGUEZ PUEBLA. 609

admiraban los mas y cavilaban en vano por saber ni faltas de respeto á los superiores. Los alum-
cómo liabia descubierto lo que ellos suponian ig- nos internos y estemos rara vez salaban cátedra-
norado de todos. ó faltaban á alguna de sus obligaciones en el ra-

La ciencia y la instrucción se opacan, cuando mo de estudio. Los mismos catedráticos se ha-

faltan en quienes las poseen, las cualidades nece- blan abstenido de no cumplir con las suyas, aun

sarias para presentarse con decencia y finura en cuando no hubiesen estado dotados, como lo es,
la sociedad en que están destinados á vivir. taban, de pundonor y delicadeza. Cuando el ge-
Por tal principio se infundían á los colegiales de fe de un establecimiento da buen ejemplo y sabe

S. G-regorio, desde su entrada, ideas y hábitos de hacerse respetar, todos los demás, del primero al

urbanidad. Cualquiera persona de fuera, que último, son también de lo mas esactos, así como
entrara al colegio, quedaba complacida de las cuando la cabeza flaquea, todo se vuelve confu-

atenciones que se le dispensaban, lejos de faltar- sión y desorden.

le con las soeces groserías á que son tan propensos Hay en México un vicio sobremanera genera-
los jóvenes reunidos, cuando no tienen buena di- lizado, el de la falta de puntualidad. Se ha he-
rección. Principalmente en las funciones públicas, cho costumbre ocurrir á una cita una ó dos horas
daba gusto observar el silencio, la dignidad, la después de aquella en que se da, y no hacer nun-
compostura de todos los colegiales: jamas salia de ca en su debido tiempo lo que se ofrece. Para
entre á pesar de ser tantos, ni una risotada,
ellos, los que saben que ese tiempo es una cosa precio-
ni un grito. Por lo común se abstenían hasta de sa, que malgastamos, porque no calculamos lo
hablar. Cuando alguna vez lo verificaban, era en que vale, tal práctica tiene todos los caracteres
voz baja y á hurtadillas, de suerte que aquello no de viciosa; y no es perdido por consiguiente el
era ni notado; y si por casualidad el rector lo ob- trabajo que se emplea en no dejar que la contraiga
servaba, bastaba una mirada, una seña suya para la juventud. De esa suerte obraba Rodríguez
que todo volviese al orden. Puebla, haciendo consistir la enseñanza de la
No
era Rodríguez poco cuidadoso con el aseo, puntualidad, en los hechos que valen siempre mas
que recomendaba con sus palabras, y mas aún con que las lecciones teóricas. En S. Gregorio se
su ejemplo: jamas le pudo tachar nadie la me- hacia todo á la hora que se habia fijado; en las
nor falta en este punto. Convencido estaba de funciones públicas no se esperaba á nadie, y con
las grandes ventajas, de la necesidad imprescin- frecuencia sucedió que comenzaran con solo los
dible de esa cualidad, que no falta quien cometa alumnos, por no haber llegado de fuera persona
la torpeza de colocar entre las secundarias. Las alguna, ni aun de aquellas cuya presencia podia
ideas se rectifican sin cesar en ese punto, consi- considerarse como necesaria para el acto.

derándose á un hombre desaseado como sin una D. Juan Rodríguez Puebla era no solamente
de las buenas prendas de educación. La limpie- respetado, sino también temido por los colegiales,
za, enemiga de y afeminaciones, hará
los afeites sin escepcion alguna. Su inflecsibilidad y su en-
que el que la tenga sea siempre bien recibido en tereza producían ese temor. Aun los alumnos
sociedad, á diferencia del que incurre en el de- mas que galleaban en presencia de otros
díscolos,

fecto que le es opuesto. Para que el aseo sea superiores, en la suya no se atrevían á echarla
visto con toda preferencia, ha habido el inconve- de guapos. Sus órdenes eran pronta y esacta-
niente de que ha prevalecido la idea falsa de que mente obedecidas; sus reprimendas se escucha-
todos los hombres grandes son dejados, y mu- ban casi siempre en silencio y con los ojos bajos;
chos, cuya pequenez causa lástima, se han creido el solo anuncio de su llegada bastaba para conte-

iguales á aquellos con solo abjurar de la limpieza. ner cualquier desorden.


Así los cortesanos de Alejandro Magno lo imita- Los enemigos del rector le han hecho, por la
ban, inclinando á un lado la cabeza; y en eso era conducta severa, y á veces dura que observaba
en lo único que se le parecían. con sus subordinados, el cargo de que era déspo-
En el Colegio de S. Gregorio, en vez de agita- ta y tirano. Las contestaciones abundan para
ción y alborotos, en vez de gritos y rebeliones de satisfacer esa odiosa inculpación: indicaremos
colegiales, reinaban el orden y la tranquilidad. algunas.
No se velan las paredes manchadas con inscrip- Jamás fué Rodríguez severo con los esactos y
ciones y pinturas obscenas ni desvergonzadas; no pundonorosos. Al que cumplía con sus obliga-
se interrumpían las distribuciones con maldades nes en la cátedra y fuera de ella, no le prodiga-
610 EL SK. Lie. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA.

ba sino elogios y recompensas. No aplicaba cas- puesto el 12 de Agosto del mismo año. Aquel
tigo á los que no cometían faltas; y sí á los dís- fué un dia de regocijo para San Gregorio, porque
colos, á los viciosos, á los desaplicados, los saje- sus alumnos volvían á vivir bajo la vigilancia de

taba al régimen duro, pero necesario de la cor- un director, de un amigo, de un padre. Y no


rección, esto, en vez de vituperio, merece eviden- queriendo que fuese pasagera aquella solemnidad,
temente alabanza. sin sugestiones estrañas, sin mas influencia que
Por otra parte, nosotros ni siquiera compren- la del reconocimiento, se instituyó un aniversa-
demos cómo puede observarse el orden en un es- rio, en memoria de un suceso tan fausto para el
tablecimiento, en una corporación cualquiera, y establecimiento. Cada año se celebraba en San
principalmente si se compone de niños, incapaces Gregorio el 12 de Agosto, con obsequios, comi-
en su mayor parte de reflecsion, si el gefe no ins- das recreaciones y regocijos de toda especie.
pira el saludable temor que bace acatar y obede- Catedráticos y alumnos competían á porfía en
cer sus mandatos. Hablamos aquí no de un te- agasajar al rector, en cuyo honor habia brindis,
mor servil, siempre despreciable, sino de ese otro discursos y poesías análogas á la celebridad.

temor, que sabe humanarse con el respeto y con Ahora bien: ¿podian hacerse estas demostra-
la estimación. Tratándose, una perso-
pues, de ciones de afecto tan inequívocas, en honor de
na que está al frente de una casa de estudios, no una persona aborrecible y despreciable? Si Ro-
se da medio entre que sirva de juguete y diver- dríguez hubiera sido considerado como un tira-
sión á sus inferiores, ó los contenga y encamine no y como un déspota, no habria inspirado otros
por buen sendero, dándose á respetar y á temer. sentimientos que los del odio y la venganza, no
En el momento que se sufre un castigo, ó se los de la gratitud y el amor. Cuando un déspo-
soporta una humillación, natural es que la cólera ta sale de un establecimiento ¿es un dia de due-
amor propio escarnecido, apaguen
escitada, que el lo aquel en que quedan libres de su detestable
la voz de la razón y hagan ver un tirano en el yugo los que lo sufrían? Cuando vuelve á su se-

que es en realidad un amigo. Pero así que pa- no ¿es un dia de placer y de contento el en que
san los años, que la reflecsion viene, que se pal- de nuevo se entroniza su tiranía? No, no era
pan las consecuencias de las cosas; lo que antes sino un amigo leal, un protector generoso, el que
era motivo de odio, se convierte en título de hacia derramar á sus educandos llanto de des-
agradecimiento. Se conoce que los castigos im- consuelo á su salida, llanto de regocijo á su vuelta.
puestos redundan en provecho propio, y que una Al saberse en el colegio la enfermedad que lle-
corrección á tiempo sirve para no caer en el pre- vo al rector á la tumba, se observo desde luego
cipicio, al que poco le faltaba para llegar. Entre el interés que se tenia por el pronto restableci-
los colegiales gregorianos, que han llorado la ir- miento del enfermo. Durante los dias de la gra-

reparable pérdida de su digno rector, acaso los vedad, mil testimonios de afecto hubo de parte
que mas castigos recibieron de su mano, son los de los colegiales. Y luego, así que la muerte
que mas lo han sentido. hubo cortado los dias de una vida preciosa, los
Hasta aquí nos hemos valido del raciocinio gregorianos lloraban, como se llora un padre, por
para desvanecer una inculpación dirigida á la el digno gefe que hablan perdido. Hoy todavía
memoria de un grande hombre: llamaremos aho- deploran su fallecimiento, y lo deplorarán mien-
ra en nuestro ausilio; para completar la prueba, tras recuerden las funestas consecuencias que ha

á loa sucesos que le robustecen, eligiendo solo tenido. No debemos pasar en silencio que, du-
dos, entre los innumerables que nos seria fácil rante los nueve dias del duelo, reino en el cole-

citar. gio la mas profunda tristeza; y lo que es mas no-


El rector de San Gregorio fué suspenso de sus table todavía, ningún colegial cometió la mas li-
funciones el IG de Mayo de 1839, por la admi- gera falta, ninguno se hizo acreedor al menor
nistración que regia entonces los destinos del castigo. ¡Provechoso fruto de la enseñanza que
país. YA colegio entero consideró como una des- hablan recibido de su rector! Aquel orden, aque-
gracia su separación, de la que fueron consecuen- lla compostura, aquel cumplimiento de todas sus
cia inmediata varios desórdenes, que no hablan obligaciones, comprobaban que no habia sido per-
ocurrido durante su permanencia. Larucntáha- dido el tiempo empleado cu inspirarles buenos
se cada vez mas la ausencia de Rodríguez Pue sentimientos.
bla, cuando afortunadamente volvió á ocupar su A mas de los beneficios que brevemente hemos
EL SE. Lie. D. LUÁN RODRÍGUEZ PUEBLA. 611

indicado, el colegio de S. Gregorio le es deudor mente á los que consideraba dignos de ser pa-
á Rodríguez de otros muchos, que seria difícil trocinados por una mano amiga. Y
como las
virtudes son modestas, como no buscan su re-
recordar y enumerar en su conjunto. Aquí no
compensa en una estéril ostentación , cuidaba
recordaremos mas que el de la escelente biblio- Rodríguez escrupulosamente de encubrir sus be-
teca que reunió, gracias á su constancia, y que á neficios, como lo hacen otros con sus maldades.
poco de formada, contenia ya obras del mayor De muchos casos hemos sabido, sin hablar de los
mérito. Entre los planes que dejó sin concluir, que nos tocan personalmente, en que hasta al ca-
bo de bastante tiempo, y por otros conductos, se
pero cuya idea sola fué un servicio, debe contar-
sabían los favores mas ó menos importantes que
se el de la conversión de la iglesia nueva de Lo- había prestado.
reto, en un magnífico general, obra que se ba lle-
Los jóvenes estudiantes que sobresalían entre
vado á efecto con acierto, en tiempo de su sucesor. sus compañeros, eran objeto de la particular pre-
Hay, sin embargo, dos servicios de tanta im- dilección del rector. Favorecíales de cuantas
portancia, entre los prestados por el rector al maneras es posible imaginar. Llenávalos de elo-
gios, haciéndoles gustar esa dulce satisfacción de
colegio, que merecen una especial recomendación.
recibir entre los iguales aplausos de un superior.
En 1835 pidió al gobierno del general Barragan
Concedíales en los premios el que habían mereci-
que se cediera al establecimiento un cuartel de do por sus adelantos ó por su conducta; premio
caballería, que es ahora colegio chico, y al gene- que el que lo obtiene, no cambiaría por nada en el
ral Tornel, celoso protector de la instrucción pú- mundo. Si les faltaba dinero para sus libros,
blica, pertenece la gloria de haber accedido á la
para sus actos, él se los proporcionaba. Luego
que estaban ya para terminar su carrera, les da-
petición, como ministro de la guerra, á pesar de
ba cátedras que servir, haciendo de esta manera
disentir entonces de Rodríguez en opiniones po- que desde entonces contaran con los recursos ne-
líticas. cesarios para una vida honesta é independiente.
El segundo servicio de grande interés, presta- Y en una palabra, no perdía ocasión de servirles,
así dentro como fuera del colegio. Qué mucho
do por el último, fué el siguiente. En el año
es que le vivan agradecidos, que conserven en el
de 44 se trató de quitar á S. Gregorio los bienes corazón, como en un santuario, su amor y su me-
pertenecientes al Monte-pio viejo. El peligro moria.
era inminente, pues de haberse realizado aquel
Para el alma verdaderamente patriota de D,
proyecto, es indudable que el establecimiento ha- Juan Rodríguez Puebla, la invasión de los norte-
bría acabado por falta de fondos. Para parar el americanos fué una espantosa calamidad. De-
golpe, valióse Rodríguez Puebla de su influencia seaba con ansia el triunfo de México, el abati-
miento de sus enemigos. Cuando estos avanza-
con las personas que componían entonces el go-
ron de Puebla sobre esta capital, los alumnos del
bierno, de quienes logró que hiciesen donación
colegio de S. Gregorio, que pertenecían á esa ju-
de los referidos bienes al colegio. Tributamos ventud dorada que tomó las armas y espuso su
a aquellos dignos funcionarios el justo homena- vida con valor, marcharon al Peñón en unión de
ge de alabanza que merecen por tan plausible sus compañeros de Guardia Nacional. Estando
ya allí, el rector mandó llamar á uno de sus ofi-
acto; pero no rebajemos por eso el honor que de- de
ciales, catedrático de S. Gregorio, cuya boca
be darse al que promovió ese rasgo de beneficen- sabemos esta anécdota, y se puso á hablarle so-
eia tan útil á la instrucción pública bre los acontecimientos del dia, que absorvian la
Digamos una palabra de las virtudes domésti- atención de todos.
cas del hombre á cuyo recuerdo dedicamos estas ¡Dolorosa y sublime conferencia! El rector se
sentía entonces animado del mayor entusiasmo,
líneas. Para su familia toda, mas que un hijo,
porque habia concebido esperanzas de que nues-
mas que un hermano, fué un verdadero padre. Bien sabido
tras armas alcanzarían la victoria.
Consagrado á ella desde sus tiernos años, le pres- es que el plan adoptado por el general Santa-
tó cuantos servicios ecsígen esos sagrados víncu- Anna, plan que aun ahora nos parece acertado,
los,que no siempre son tan respetados como de- fué el de que cuando los enemigos atacaran uno

bieran. El amor de Rodríguez á su madre era de los puntos fortificados, el general Valencia,
con el ejército del Norte, y el general Alvarez,
una de las cualidades que mas lo distinguían;
y con la división de caballería que mandaba, caye-
acaso tuvo una parte muy directa en su muerte ran sobre ellos por flanco y retaguardia. La es-
la de aquella señora, acaecida poco tiempo antes. peranza que Rodríguez Puebla concibió, y que
La generosidad de D. Juan era á toda prue- podremos llamar la última de su vida, lo rejuve-
necía, lo alentaba, lo llenaba del mas puro rego-
ba: grande también su beneficencia. Complacía-
cijo. ¡Cuántos como él se vieron igualmente en-
se en hacer bien á cuantos podia,
y principal- gañados! ¡Cuántos soñaron que serian dias de
612 EL. SR. Lie. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA.

triunfo y bienandanza, los que no lo fueron sino pié del segundo retrato, puso esta inscripción,
de infortunio y de humillación! tan sencilla como verdadera y esacta.
México cayó en poder de los invasores, y Ro-
dríguez hizo el sacrificio de permanecer al frente
EL INSIGNE RESTAURADOR
del establecimiento que dirigía. Para nada DEL NACIONAL COLEGIO DE S. GREGORIO,
se separo del colegio, al que prestó el nuevo ser-
vicio de ponerlo á cubierto de los peligros que lo EL HOMBRE QUE POR SÍ SOLO
amenazaban, y que tanto perjudicaron á otros de
SE ELEVÓ DE LA NADA,
la capital. Consiguió una salvaguardia, en la
que se imponía severas penas al que atentase con- A LOS PRIMEROS PUESTOS
tra él, y así logró que no sufriera daños que le
hubieran ocasionado considerables atrasos. DE LA SOCIEDAD,
Durante esa época funesta de la invasión, es-
DON JUAN rodríguez PUEBLA.
tableció otra cátedra nueva, la de gimnasia, no
obstante los graves obstáculos que tuvo que ven- Teniendo todos esos retratos, y bajo
á la vista

cer, á consecuencia de las aciagas circunstancias. una de las personas que trataron
la dirección de
Al emprender estos trabajos, tenia también que á Rodríguez mas de cerca, un hábil artista formó
el que acompaña á este artículo,
luchar con el abatimiento que dominaba su espí y que eá, en
ritu, y que había echado ya raices tan profundas, concepto de cuantos le han visto, el mas pareci-
que desde entonces se imprimió en su fisonomía do de todos. Ese retrato es la viva imagen de
esa melancolía profunda que se nota en el retrato Rodriguez, en los últimos dias de su
tal cual era

colocado al frente de este artículo. vida, cuando pesar que le infundían las des-
el

Y ya que hemos hablado de ese retrato, dire- gracias públicas, entristeció su semblante, y lo
mos cómo se hizo, porque ello pertenece también hizo aparecer de mas edad de la que en realidad
á la vida de D. Juan Rodriguez, como que es un tenia.

nuevo comprobante del amor y agradecimiento Después de una enfermedad dolorosa, el rector
que sabia inspirar á sus educandos. de San Gregorio falleció en esta capital el 31 de
Ecsistia en San Gregorio un joven de modesta Octubre de 1848, fecha que no olvidarán sus deu-
condición, llamado D. Domingo Nájera, á quien dos, sus amigos y protegidos. Su alma voló á
el Sr. Rodriguez consideraba por su aplicación, recibir de manos del Eterno, la palma destinada
por su honradez y por las felices disposiciones á los bienhechores de la humanidad.
que manifestó para el dibujo, procurando con México y la república entera, consideraron su
particular esmero, que hiciera algunos progresos fallecimiento como una calamidad pública. Las
en ese ramo de educación. Este mismo joven, ecsequias que se celebraron en su obsequio, pu-
llevado de su cariño, apenas se encontró algo ade- sieron de manifiesto el aprecio con que era visto
lantado, cuando consagró uno de los primeros en- de todas las clases de la sociedad. En otras de
sayos de su pincel, á trazar las facciones de su su especie, habrá habido, si se quiere, mas pom-
protector, en una miniatura que hizo sin conoci- pa, mas solemnidad: en ninguna ha habido mas
miento de nadie, y ocultándose del mismo Sr. sentimiento, ni una tristeza mas profunda. El
Rodriguez, quien por un sentimiento de modes- dolor mas acerbo estaba retratado en los sem-
tia, á pesar de las repetidas instancias de su fa-
blantes de cuantos hablaron á nombre de los es-
milia, se habia negado á que quedara su imagen tablecimientos y corporaciones de la capital; su
perpetuada en otra parte que no fuera en el" co- acento conmovido penetraba el corazón.
razón de los que con ternura llamaba y eran sus El soberano Congreso quiso asociarse al senti-
hijos. El ensayo á que nos referimos, tenia al- miento público. Espidió un decreto, solicitado
gunas incorrecciones. por Gobierno, concediendo al hijo del difunto
el

El acreditado pintor Hernández, hizo también rector una débil, pero sincera muestra del agra-
después de su muerte, un retrato de D. Juan Ro- decimiento que la nación debia, al mas ilustre de
dríguez, como testimonio del agradecimiento que los protectores de la instrucción pública entre

le debia, por los favores que le había dispensado. nosotros.


Un artista vació su busto, haciendo después el La vida del Sr. Lio. D. Juan Rodriguez Pue-
que ecsiste en el nuevo general de San Gre- bla, es una de las que mas deben estudiarse: una
rrorio. También el director del instituto literario vez comprendida bien, prestará grandes servi-
cios, ofreciendo un brillante ejemplo que seguir.
del Estado de Mé.xico. ha dedicado en estos últimos
dias una función solemne, á la colocación en aquel Sublimes lecciones de virtud, de moralidad y
establecimiento, del busto del rector de San Gre- de orden, pueden sacarse de la conducta de ese
L'orio. Por último, el mismo joven Nájera, hombre, cuando con mas ampliación, con mayor
se dedicó á la pintura al oleo, con el esclusivo acopio de datos y por mejor pluma, se escriba su
objeto de volver á hacer el retrato de su bienhe- biografía. Nosotros estamos muy hijos de creer
chor. Esta obra fué su primor ensayo, y ya se que la hemos formado en estos ligeros apuntes,
finp'^>ne por lo mismo, que no podía menos de sa- que consagramos á su memoria, como una Immil-
lir imperfecta, sin que esto disminuya el mérito
de ofrenda do nuestro agradecimiento.
contraído por ese apreciable gregoriano, quien al México, Diciembre 25 de 1849. —
J. I.
El Señor canónigo TRONCOSO,
(aePueUa.)
&^^^=Sl^ gjs^^^is ei2^-(

APUNTES parí LA BIOGRAFÍA

UDHIL Om» ]LIÍ(BM(DII^®0 CTIEA

Nació en Veracruz el día 12 de Mayo del año firma del responsable. Mas como esta era su-
de 1779. Fueron sus padres I). Adrián Félix .
puesta, no encontrándose la persona, se procedió
Troncoso j B ^ Ana María Bueno. Era to- contra el editor y redactor de la Abeja, reducién-
davía muy joven cuando pasó al colegio de dolos á prisión en el convento de religiosos Do-

Tehuacán, en donde estudió la gramática latina minicos, y después en la casa de su morada bajo
y retorica en el corto espacio de diez y ocho me- de fian?a. Dada cuenta al virey por el Sr. go-
ses. En 1793 vino á la ciudad de Puebla á cur- bernador de Puebla, D. Ciríaco Llano, aquel con-
sar filosofía en el seminario Palafoxiano. Re- testó que se le redujera á prisión imponiéndole
cibió en la Universidad de esta ciudad el grado ciertos castigos.
de bachiler en artes, que fué en el año de 1795, Mas como el Sr. Llano conocía muy bien el
y continuó sus estudios mayores en el Seminario carácter del Sr. Troncoso, é igualmente por las
por los años de
1795 a 1803, y por el año de fuertes contestaciones y amenazas que habían
1804 se recibió de abogado. Desde esta fecha mediado ya sobre el particular, se persuadió que
hasta 1820, en que el Sr. Troncoso comenzó á ninguna clase de castigo seria suficiente para ha-
publicar en la ciudad de Puebla su memorable cer callar al autor de la Abeja; contesto al virey
Abe/a 'Tobiana nada se sabe de dicho señor.
{*), que solo habia dos caminos que tomar; ó reducir
En 30 de Noviembre del referido año de 20 sa- á prisión perpetua en el castillo de San Juan de
lió á luz el referido periódico de la Abeja. El Ulúa al Sr. Troncoso, ó darle un curato fuera de
If de Marzo de 1821, publicó el Sr. Troncoso esta ciudad, y esto último fué la medida que se
en su citada Abeja el Plan de Iguala, y amaneció tomó, mandándolo á Molcajac en el mismo mes
fijado en las esquinas de la ciudad de Puebla. de Marzo de 1821.
La alarma que ocasionó la publicación de di- A pesar de que dicho curato de Molcajac se le

cho plan, bien puede considerarse cuál seria; bas- dio para alejarlo de Puebla y evitar quizá el que
que sabida que fué por la autori-
te solo decir, siguiese escribiendo su Abeja, hizo todo lo con-
dad competente, pasaron por orden de ésta á la trarioy mandaba sus números á su hermano D.
imprenta del Sr. Troncoso para que entregase la José María: visto esto por el gobernador Llano,
mandó prenderle; pero avisado por verdaderos y
(*) La Abeja fué el primer periódico que se fieles amigos, se puso en salvo pasando á esta
imprimió en Puebla. capital.
TOM. II. —XXVl. 78
614 APUNTES PAEA LA BIOaPtAFIA

En 21 de Abril de 1821, se formó un espe- ciudadanos pacíficos, Ecsámen imparcial de la


diente contra el Sr. Troncoso, firmado por D. resf tiesta que la suprema junta provincial de Go-
Ciríaco de Llano, á nombre del cuerpo de oficia- bierno dio á las cinco representaciones de los Ame-
les del regimiento de infantería de Estremadura, ricanos en que pedian se aumentasen el nilviero de
por el papel que escribió titulado: Pascuas á un sus diputados suplentes, D3rechos y obligaciones
Militar. Se ha buscado dicho espediente, mas del ciudadano, Carta al Sr. D. Manuel Sán-
no se encuentra de él mas que unas cuantas fo- chez de Tagle, Mi Emperador Francis-
carta al
jas, y por consiguiente nada se puede sacaí*. co, Fábulas de Juan' Nepomuceno Troncoso, A
Otro tanto sucede con un espediente igual- los Americanos amantes de la justicia y del orden
mente formado contra el Sr. Troncoso, por una les habla Juan Nepomuceno Troncoso. De estos
cantidad que se dijo habia recibido del Sr. Itur- impresos se encuentran uno que otro como papel
bide para comprar una imprenta en los Estados- viejo.
Unidos, y se acompaña á este artículo copia de Sus traducciones fueron: Cartas que escribió
la contestación que sobre dicho asunto dio el Sr. á una célebre Polonesa después de muerta; El
Troncoso al provisor de esta ciudad. Mai'ques de Caracciolo, traducidas al castellano
Aislado en su casa el Sr. Troncoso, no pudien- por N. E. de esta traducción conservó el
J.
do contener su genio, se dedicó á escribir mu- prólogo del autor y traductor. Napoleón en
chos opúsculos originales que se perdieron cuan. Santa Elena, El funeral de Arabet, Dictamen
do el Sr. Troncoso pasó de Puebla á Tlacotepec de la Junta de Teólogos de Friburgo sobre el va-

en donde acabo sus días, pues cuando se ocurrió lor de los. Sacramentos, administrados por los
á su casa se encontró abierta, y su bufete, que es- sacerdotes juramentados de la Francia. — Lásti-
taba lleno de manuscritos, se encontró igualmen. ma es que la mayor parte de estos escritos, no se
te vacío. Se tiene noticia cierta que escribió la- hayan conservado, porque sin duda contribuirían
historia de México desde el grito del 16 de Sep- á esclarecer muchos puntos de nuestra historia.
tiembre hasta la consumación de la independen En contentación al oficio de V. S. de 7 del pre-
cia; mas no quiso que dicha historia viese la luz sente, en que me trascribe un auto del Sr. Juez
pública hasta después de su muerte. de Distrito proveído en un espediente formado
Así mismo escribió una disertación sobre las para cobrarme 2.500 pesos, que el Sr. Iturbide
prisiones y destierros que se hacen por órdenes mandó entregar por mí mano al Sr. Duran, de-
reservadas, artículo de las facultades estraordi- bo decir.
narias concedidas al presidente de la República- Que hasta el día no habia tenido noticia del
mexicana por el congreso general, y del que usan espediente que se dice formado contra mí, ni
todavía los tribunales eclesiásticos. menos me ninguna obligación respecto
creía con
Pietirado el Sr. Troncoso al citado pueblo de del gobierno, con quien jamás he tratado ni de
Tlacotepec murió el 29 de Diciembre del año de imprenta ni de otra cosa alguna. Y por tanto,
1830: poseia el francés, traducía el inglés y e^ ignorando qué trámites se hayan seguido, qué
italiano, y sabia bar-tante del griego. documentos le hayan agregado &c., y siendo muy
El mismo mes de Diciembre en que muri ó, le probable que el mismo tribunal
sea juez y parte
fué concedida por el congreso general una pen" en la demanda, debo dar á V. S., como á mi juez
sion de cien pc^os mensales, cuya pensión no pu- inmediato, un entero conocimiento del hecho.
do recibir por haber muerto antes que se cumplie- A una simple pregunta que rae hizo el Sr.

se el primer mea. Iturbide — ¿de quién nos facilitará una imprenta?


Los escritos delSr. Troncoso que se imprimie- —respondí — el Sr. Duran, á quien V. S. (según
ron en ebta ciudad, fueron la Ahija Poblana^ se me dice) envía al Norte, la puede comprar y
Pascuas á un mil iiar, Dar
van dando, Peor
rjve traer con prontitud — —
y su costo una imprenta
es lo rftt.o rjuc lo descocido, Impugnación al 'pape'' regular se compra allí con 2.000 pesos — pues so

titulado Lotería de 32 m'dloncs de pesos^ Qué cosa le entregarán á vd.


son los FrancTtiasones^ Carta al pensador mexica- Duran estaba presente á este diálogo. Duran
cano, Mi carta al Pueblo, Avisos al Pueblo, Apo' recibió (y por mi mano) mayores cantidades, y
logia del 'manifiesto del Sr. Agar, Carla de un Darán pidió la orden para que el Sr. D. Carlos
Gallego á un ToriJÁo, Carta al autor de un ma- García entregara los 2.500pesos, pues que yo para
nijksto puÁilicado con el titulo de ''A los sensatos nada volví Duran hizo que
y al obispado; y por fin
DEL SR. LIO. CURA D. JUAN NEPOMUCENO TRONCOSO. 615

de mi bolsillo le acabalara la urgencia ele su via- justicias y atropellamientos? Solo á Dios, y á Dios
ge, de lo que basta el dia se me debe parte, por solamente lo bice.

las dificultades que ponia el Sr. García con sus Desde entonces basta la fecha del oficio de

respuestas de — no bay dinero. V. S., creo que han corrido cinco años, y en tan

Saludado el Sr. Iturbide como Emperador en dilatado tiempo, no se me ba bablado ni de co-

la ciudad de Puebla, aun antes de que se tomara bro ni de espediente. En el año pasado murió
México, me vi en la necesidad de bablarle como el capitán Lorenzana ó Lorenzani: el mes de Fe-
bombre de bien, y jurada desde entonces mi pér- brero de este año, murió Martínez Priede. Es-
dida, sufrí y sufro basta el dia una viva perse- tos individuos fueron los que me dieron relacio-

cución, no solo del ministro Herrera, sino aun de nes con Duran, y los que podrían dar noticias

otros superiores que no debo nombrar. que yo ignoro. No puedo comprender el moti-

Como resultado de las contestaciones que ba- vo dé tanta dilación en el espediente, y la causa

bia tenido conmigo el Sr. Iturbide, después de que ahora los impele á proseguir sus trámites

baber preso en México á los señores Bravo y Vic- con tanta actividad,
toria, se me llama con disimulo á la ciudad de Todo esto, señor px-ovisor, hace un bello con-
Puebla, y se me pone en Santo Domingo con traste con lo que voy á esponer: esposicion que
centinela de vista. Ademas del espediente que juzgo muy necesaria, aunque á primera vista se

se me formaba por enemigo del Emperador, crea sin ninguna relación con el reclamo que se

se me preguntaba por el tribunal eclesiástico si me hace.

babia venido la imprenta, sí tenia en mi poder el Representé al Supremo Poder Ejecutivo, so-

dinero, &c., y por conducto del ministro Herre- bre el pago de mas de 14.000 pesos que contribuí
ra, se me pedian las contestaciones y conoci- para la independencia, sin contar los peligros y
mientos sobre Duran con la inversión que se ba- gastos que me ocasionó haber publicado la Abeja

bia becbo el dinero. No puedo acordarme de lo Poblana, y de lo que no tuve la mas pequeña uti-

que respondí en aquel; entonces rodeado de tan- lidad: presenté por documentos, los recibos de
tas amarguras al Sr. provisor Posada; pero sí cuatro generales, y basta la fecha, nada se me ba
tengo presente, que al ministro Herrera remití querido contestar.
tres cartas de D. Manuel Martínez Priede, y dos Representé al ministro de hacienda por 4.000

de Duran que me facilitó el mismo Priede: ad- pesos que en tabacos ministré al Sr. Matamoros
virtiéndole al ministro que estrañaba esos trámi- para la toma de Oajaca: se me pidieron docu-

tes con un bombre á quien se tenia en estrecha mentos, envié hasta el romaneage de los tercios,

prisión, y que puesto en libertad, daria los docu- y basta la fecha no be podido conseguir una con-
mentos que tuviera para mi entero descargo. testación.

La respuesta de esta contestación, fué enviar Representé al Supremo Gobierno, que el úni-

al cura de Tepeji con dos militares que catearon co capital que contaba, después de muchos servi-

mi curato y registraron cuantos papeles tenia; cios, para mis alimentos, era mí patrimonio, títu-

puesto ya en libertad después de cinco meses de los de Orden; que esta cantidad, de 6;000 pe-
prisión, bailé de menos entre mis papeles, todas sos, estaba en una casa de Veracruz, y que se ha-

las cartas de Darán y de Martínez Priede, toda bía arruinado casi toda, con las bombas que de
la correspondencia que yo babia tenido con el San Juan de Ulúa envió Lemaur para los des-

Sr. Iturbide, la del Dr. Mier y dos cartas que graciados que con nuestras ruinas habíamos de

guardaba con un pequeño paquete del Sr. O'Do- levantar los tronos que iban á ocupar otros; has-

nojú. ¿A quién podia yo entonces representar ta el dia no bice ver que mis enfermedades me
mis agravios? ¿A quién quejarme de tamañas in- obligan á renunciar un pobre beneficio que sigo
616 APUNTES PARA LA BIOGRAFÍA &c.

administrando por no tener de otro modo un miento de dicho espediente, ni menos de quién
pan que me quité de la boca por los demás ame- es el que pide contra mí; y finalmente, que no
ricanos;y por toda respuesta, se me ha dicho tengo ningún documento que presentar, ni suge-

(año y cuatro meses ha) que mi memorial está tos que señalar para dar conocimiento de Duran.
en la junta de premios. ¡Qué diferencia de tan- Permítame V. S, que añada que la reunión
tos sacrificios, tantos cargos! -
o espero que sal' de la magistratura y de las funciones judieiarias,

drá de allí, después que yo haya entrado en el no puede convenir con los principios de una bue-

sepulcro. na administración de justicia: que los deberes de


Por lo espuesto, me parece que ha de conocer magistrado y de juez, son muy distintos y no
Y. S., que yo no contraje ninguna obligación con pueden confundirse: que combinado esto con lo
la hacienda pública, y mucho menos con la del que sufrí en el cateo de mis papeles, y el silen-

Estado de Puebla, que entonces no ecsistia: que cio que se guardó hasta después de haber muerto
Duran tenia mas íntimas relaciones con el Sr. los dos individuos que influyeron en este asunto,
Iturbide y con el ministro Herrera; que Duran, son motivos que deberán tenerse presentes para
como otros muchos, se fué á Nueva Orleans, des- cualquiera providencia que se tome. Sin embar-
de donde están haciendo sus comercios, y desde go, el señor juez de distrito dictaminará como le

donde no temieron caer bajo las ruinas del impe- parezca; el presbítero Juan Nepomueeno Tronco-
rio de Iturbide; que Duran habia venido y se so ha cumplido con hacer una esposicion senci-

habia vuelto á ir mil ocasiones, sin necesidad de lla y cierta sobre lo que se le pregunta.

verme á mí, de quien dobia desconfiar como ene- Dios &c. Mayo 12 de 1827.

migo del emperador: que tampoco tengo conoci-


I

CcN la publicación de este número, termina el periódico literario al cual liemos con-
sagrado durante un año nuestras tareas. Dos razones nos han obligado á ello: la primera

y principal, el no hacer muy costosa la obra para las personas que quieran adquirirla ya
encuadernada, y la segunda haberse concluido las Flores Animadas.
A pesar de hallarse el público ocupado en la política, la acogida que el Álbum ha ha-
llado ha sido demasiado satisfactoria. Tanto el Editor como los que han tenido el gusto de
dedicarse á su redacción, aprovechan esta oportunidad para manifestar su gratitud á to-

dos los Sres. suscritores de esta capital y de los Estados, así como á los Sres. corresponsa-

les, cuya eficacia y esactitud ha contribuido tan eficazmente á difundir su lectura aun en
las mas lejanas y cortas poblaciones.

Los Redactores llaman con este motivo la atención del público en cuanto á la cons-
tante esactitud que ha observado el Editor, en todas las publicaciones que ha empren-
dido, ni una sola de ellas ha quedado trunca, y la escrupulosidad ha llegado hasta el gra-
do de que durante todo el tiempo que ha estado repartiéndose el Álbum, se ha hecho en la

hora prefijada, y sin faltar á ninguna de las condiciones ofrecidas á los Sres. suscritores.

Estos hechos son demasiado favorables para emprender ese género de periódicos literarios

que ecsigen mayores costos y mas constante dedicación que los que tratan de política, y
que sacan su material de las diarias ocurrencias públicas.

No porqvie termina el Álbum, cesan nuestras tareas literarias. Por el contrario, de


acuerdo con las personas mas- ilustradas é inteligentes en las ciencias y en la literatura, es-

tamos preparando los materiales para dar á luz una Revista semanaria ó mensual, que
pueda dar honor á la República, no si se quiere por el mérito de nuestros trabajos, que sin
modestia confesamos que no es ninguno, sino por la buena elección de los materiales, y
por la inteligencia y conocimientos de las personas que hemos escogido para que nos ausi-
lien, de suerte que reunidos estos elementos á todos los que el Editor pondrá de su parte,
es de esperarse que elnuevo periódico sea perfectamente acogido, tanto mas cuanto que
no debiendo tratar nada de política, no reportará las odiosidades que son consiguientes.
Oportunamente pondremos en conocimiento de nuestros suscritores el dia en que debe
comenzar la nueva publicación literaria, cuyo primer número remitiremos á todos los sus-

critores del Álbum, como una muestra de la nueva publicación. —Los Redactores.
. 1

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O .r?^"ó^

índice alfabético
I5E XiAS M:ATEI6IAS

iinmis II tiJt tm

A. D.

Págs. Págs.
Acuñación, págs. S5, 262, 281 Diferencia entre el entendimiento del hombre y
Anécdotas, págs. 84, 157, 164, 168, 180 IS:-!, 194, de la muger
202, 2-24, 397, 433 y 480. Distrito de Acapulco 92
Ana Bishop 133 Daguerrotipo social, pags. 105 y 175.
Adivinos 181 De Paris á Cádiz por Dumas, 130 y 152.
A mi amada 277 D. ** Crisanta Cenccrrillo .345

Arquería de Zempoala 466 Discurso de Blair 410


Agricultura • 59 J Descripción de la Basílica de San Pedro en Roma. 443

B. E.
Bioo-rafia de D. =* María de Jesús Moctezuza. . . 1 El Espino (flor animada.) 27
Botánica.— Las papas 6 Espedicion á Californias , 37
Beneficencia pública. — Salas de asilo 24 Estudios morales. — Las rosas y las mugeres 64
BioCTafia de Guillermo H. Prescott 49 En muerte de
la la señorita D. " Paz Reyes 79
.Bí6/iogra/ia.— Historia del consulado y del impe- El mastuerzo , 103
rio, por M. Thiers 71 El tráfico de las flores (flor.) 147
Botánica. —Cacomitps 173 Estudios históricos 165
Biograña de Enrique Herz 208 El reino de Dios...., 195
Bosquejo de la Historia política y literaria de In- Elogio fúnebre del Sr. D. Andrés del Rio 219
glaterra 232 El Jacinto y el Junquillo 225
Bibliografía de D. Fernando Calderón 24 Estudios geológicos , 259
Bufones populares 264 Escabiosa y flor de Muerto 2G1
Bibliografía política 267 Esludios sociales 271
ídem Historia natural 310 El I6de Septiembre en México, 2S2
Beneficencia.— Higiene 456 ElThéyelCafé 286
Bibliografia, —
Poesías de Carpió 462 El valle de los Lobos 336
Escritos sobre la república mexicana 338
C.
Estudios históricos 353
Carnot 3' Epigramas 398
Confraternidad 79 Estrado del Código civil de la Luisiana 500
Consejos 270 El baile de las flores 520
Capitales del inundo. — Constantinopla 274 El regreso de las flores 554
Ciencias, pág3. 404 y 429 El salvage 567
Camelia 420 Ensayo histórico de Filangieri 569
Canünoa 481 El Alelí, (flor) 593
. , .

índice.

Págs. N.
Estudios morales 425 Págs.
Ensayo literario sobre Shakspeare, 494 y 505. Nociones elementales de Botánica 141
Nueva iglesia de San Vicente de Paul en Paris, .. 499
F.

Fases del centro de México 192 O.


Franz Coenen 301
Ornitología 448
Fragmentos de un viage á México por J 318
Origen de los autos Sacramentales 552
Fundaciones en México, 409 y 442.

G. P.

Geografía, págs. 483, 490, 504, 513, 519. 528 y 540. Pensamientos sueltos, págs. 19, 84, 128, 228, 240,
Garibaldi 547 252, 266, 276, 278, 281, 300, 322, 337, 344, 349,
352,455,486,-541.
H.
Paralelo entre César y Napoleón 371
Historia de la Conquista del Perú 51 Palillos de Tabaco 454
Henry Clay 83
Historia famosa (flor) ] 70 Q.
Hyd rógeno 180
Quetzaltenango 514
Historia de dos jóvenes (flor) 417
¡Hasta el cielo! 556
R.
^%

I.
Rubria (flor animada) 90
Introducción I. Raices 4,5

Inauguración de la estatua de Goethe en Francfort 368 Rebeca 46


Indios desbarbados 555 Recetas 91, 103, 202, 228, 285, 309, 312, 317, 361,
450, 455.
J.
Resumen de la Historia de Francia 302
Juana de Arco 323 Rasgo de heroísmo 402
Jarcii botánico 524 Resortes secretos de la historia 440, 467.

Las contidenciís por Alfotiso Lamartine, págs. Rusia 473


20, 80, 102, 184, 205, 230, 246, 279, 290, 321. Revisión de obras 594

L. S.

La vuelta de las flores , 81


Sobre la importancia del orden 253
Lila (flor animadH) ., 74 San Agustín 094, 313.
Las dos capuchinas (flor animada) 99 San Petersburgo 435
Luis Felipe, rey de los Franceses, 109 San Juan Crisóstomo 530
La Fuente del desengaño (flor) 125 Sobre la influencia de la religión 533
La polca del siglo XIX 161 Si poblaron las Américas los naturales de la isla
La envenenadora (flor) 189 Alántida 564, 590. •

Las bellezas de la ópera 197


Lucia H*** (flor) 310
Las Margaritas 399
Teosicologia 42
La esposicion y venta de las flores 437
La Sensitiva (flor) 451 Teatro 5t5
La joven incasable - 477
U.
Leyenda 484
Los primeros ensueños 525 Un día de mis memorias de viage 158
Literatura y bellas artes 544 Una de tantas [flor]. 347
Los franciscanos del convento de Fremesberg... 550 Ultimo Cacique [flor] 362

LL. Una para todos (flor) 460


Uso de geroglíñcos en ambas Américas 553
Llano del Cazadero 486
V. W.
M,
Washington Irving, •
178
Mineralogía 370, 403.
México en 1823: 471, 491, 522.
X.
Monasterio de Sta. Maria de Gracia de Guadalajara. 486
Metafísica •
4H7 Xícama 177
Mateo M. BoUardo 521 Xoquixoquipan 428
.

índice.

poesías. ESTAMPAS Y MÚSICA.


PJgs- Págs'
Esperanza. —Soneto de D. F. Campero. 5 Doña María de Jesús Moctezuma, retrato 1
£1 baño de una Sultana, de D. Ramón I. Alcaraz. 14 La Verbena, flor animada 10
Epigramas, 19 44 El Espino, flor animada 25
El primer sueño de amor, de D. Guillermo Prieto. 37 Carnet, retrato 31
La Bufa 40 Prescott, retrato 49
El primer beso de amor, de ]). R. Alcaraz 49 La vuelta de las flores. 61
Poesía lei Ja en la Sociedad Literaria de Puebla, por Lila, flor animada 74
D. Manuel Orosco 62 Henry Clay 83
A la noche, por D. M. Daza 73 Las Capuchinas, flor 103
El baño de una Sultana, por D. Ramón I. Alcaraz Luis Felipe , 109
[concluye] 85 Narciso, flor 125
Letrilla de V 104 Ana Bishop 133
A***, deD. Manuel M. de Montellano ^... JOS El tráfico de las flores 147
El árabe, de D. J. Lozada 129 La polka del Siglo 161
Adam, de Roa Uárcena 139 Adormidera, flor 170
Du;la y esperanza 151 V/ashington Irving. 178
Pensamientos religiosos, de D. Joaquín Pesado. ., 155 La Cicuta, flor , 189
A Soledad, de Jesús Barranco 169 Herz, Enrique. 20S
Al sueño, de J. Orosco 174 D. Andrés del Rio 219
Memorias fúnebres, de Pesado 203 El Jacinto, flor 225
La noche 218 D. F. Calderón 241
Azotes, de F Orosco 229 Escabiosa, flor 261
La cuesta, de Pesado 245 Constantinopla 274
Primeros afectos, de id 249 El the y el café 286
Un sueño de amor, de Guillermo Prieto 250 Franz Coenen 30l
Mis pesares, de M 2G3 Parra, flor 310
Ensueños de M. M., O. de Montellano 269 Juana de Arco 323
A mi madre, de Granados 288 El Valle de los Lobos 336
A Zaida, de Emilio Rey. 293 El clavel 347
El Insurgente, de A. Bejarano 327 Girasol 362
Virgen, ten piedad de mí, de Emilio Rey 352 Goethe 368
A D. Fernando Orosco, de M. M. O. de M 360 César y Napoleón 384
Amenazas de Satán, Por A. Bejarano 367 Las Margaritas 399
Flores de Himeneo, de Rey ....: 398 Chícharo 417
Las gracias de Ziyda, de E. Rey 416 Camella 420
Pólvora en sah'as, de F. Orosco 424 Bustarnante 448
Esperanza y Arnor, de Antonio Prado 427 Sensitiva, flor 451
Ua momento de descanso, de Granados 434 Dalia, flor 460
Huejutla, de Emilio Rey 439 S. Isaac en S. Petersburgo ".
474
Los Recuerdos, de Ignacio Avila Vázquez 427 Flor de Naranjo 477
Anacreóntica, de Rey 470 Iglesia de S. Vicente de Paul ; .; 499
El lirio 493 Quetzaltenango _, 514
Quej 13 de R. G, P .... ,'529 El baile de las flores 520
Oda XIII de Horacio 540 Zarza Rosa 525
La Viga, de Emilio R^y r)43 Garibaldi /'.:-547

Memorias, de I. A. y V 56-2 Regreso de las flores 554


La visión de gloria, de Ignacio Avila y Vázquez, . 503 Indios bárbaros de la frontera 567
Soneto, de Srbasl ian Segura. ^ .-,89 El Alelí 593
Décimas jocosas, de Orosco 592 D, Juan lío()rig!i(Z Puebla 605

EL ÁLBUM MEXICANO.
En Siglo XIX, callo de Plateros riúm. 1, se hallan fie venta los dos to-
la librería del
mos de que consta esta interes.intc publicación literaria, al precio de nueve pesos cada uno
en una hermosa pasta á la holandesa. Los señores corresponsales de los domas puntos
feúra de la capital, están encargados de su venta, al precio de diez pesos cada tomo.
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