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MEXICANO,
PUBLICADO
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Con la esperanza de que aquellos de nuestros nas tolera la verdad, cuando se le presenta con
trangeras, en que podiamos encontrar abundante Bajo el nombre de Estudios sociales, empren-
material. Pero reflecsionándolo mejor, hemos deremos la publicación de una serie de artículo»
cambiado de idea, porque en la imposibilidad de de carácter nuevo, y en los que, ora para criti-
hacer algo original en esa parte, no cabe duda en carlos, ora para disiparlos, ora para pintarlos,
que el mejor servicio que puede hacerse al públi- pasaremos revista á los vicios, á las preocupacio-
co, es el de tenerlo al corriente de los progresos nes, á los usos de nuestra sociedad.
que dia á dia se observan en los pueblos mas Las mejoras positivas, en sumas amplia acep-
adelantados en civilización; y á este objeto ten- ción, mal pudieran no entrar en el plan de una
derán nuestros esfuerzos. Tenemos ya al efec- miscelánea, cuyos redactores están convencidos
to, merced á la eficacia del editor, las obras mas de que nada debe anteponerse á la utilidad.
recientes de Europa, sobre ciencias y artes, y con El siglo en que vivimos, que si por algún lado
su ausilio entendemos que poco ó nada quedará peca, es por el del positivismo, ha hecho en esta
que desear. parte adelantamientos de primer orden: justo es,
En la publicación de las Flores animadas se- pues, que nos aprovechemos de las ventajas de
guiremos el plan que nos hemos propuesto. La sus tendencias mas pronunciadas, ya que lamen-
obra original, poco acomodada á las costumbres tamos sus inconvenientes.
y gustos mexicanos, ofrecerla escaso interés á los Los escritos sobre beneficencia pública, son de
lectores, que deben quedar mas complacidos con innegable utilidad. En este número comenza-
el cambio adoptado, en el que, 5 bien con nove- mos á tratar de esta materia, con un artículo so-
litas variadas, ó con historietas morales, ó con bre salas de asilo, y no dejaremos de hablar en
observaciones filosóficas; ó en fin, con cuadros de los siguientes, de un asunto de tanta importancia.
costumbres y poesías satíricas, llenamos la difí- También verán nuestros lectores hoy un artí-
cil tarea de escribir artículos alusivos á las her- culo sobre papas, cuyo cultivo seria de desearse
mosísimas estampas de la obra, que son una de que se estendiese mas en la república. Para es-
las pruebas mas inequívocas del talento creador te y los artículos subsecuentes de agricultura,
é inimitable de Grrandville. contamos con la eficaz cooperación de los seño-
Los estudios históricos, serán atendidos con res D. Benigno y D. Pió Bustamante, tan cono-
especial cuidado, así como la geografía y los via- cidos por su inteligencia en los diversos ramos
ges. Los sucesos acontecidos en diversas partes de la historia natural.
del mundo, y dignos por su importancia de que
Los cuadros de costumbres no quedarán olvi-
se reproduzca su recuerdo; las biografías de los
dados. Agradables por la soltura y fluidez del
hombres ilusti-es por sus ciencias, virtud ó heroís- escritos; interesantes por
estilo en que deben estar
mo, ocuparán algunas de las páginas del Álbum. las escenas en que cada
ser la pintura viva de
Escusado es decir que los acontecimientos de dia somos actores ó espectadores en nuestras ca-
México y los hechos de sus hijos,. obtendrán una sas, en nuestros negocios, en nuestras diversiones,
justa y merecida preferencia.
son aun menos apreciables por ese aspecto, que
Continuaremos los estudios morales, convenci-
por el de las provechosas lecciones que encierran
dos de la utilidad que prestan para el común de para corregir las malas costumbres y fomentar
los lectores, porque es un hecho tan antiguo las buenas, valiéndose del arma del ridículo, la
como indudable, que el corazón humano, que ape- mas terrible de cuantas puede usar un escritor.
INTRODUCCIÓN. 1 ir
en las ideas de la España; y á las críticas de de sus monumentos, de sus producciones; el carác-
Adisson, Jouy, Mrs. Trollop, Larra y Mesonero ter é índole de sus habitantes; la investigación
son deudoras las naciones de mas de una refor- científica de sus antigüedades; las noticias curio-
Para el desempeño del ramo de poesías, conta- rán para que sea conocida, no solo de los foraste-
mos con el ausilio de los .mexicanos ilustres, cu- ros, sino aun de los mexicanos, que tienen bien
ya fama está ya bien acreditada dentro y fuera escasas ideas del pais en que vieron la primera luz.
de la república, y con el de los jóvenes principian- En la rápida enumeración que hemos hecho
tes, en cuyo número es probable que se encuen- de los ramos que forman el vasto plan que nos
tren almas poéticas, tiernas, sublimes, que espre- proponemos seguir en este segundo tomo, no he-
sen con sentimiento y belleza, en las vibraciones mos tocado mas que los principales. Desde aho-
de las cuerdas de su lira, todos los afectos del ra protestamos que esos y los otros que no tenga-
corazón, todas las ilusiones de la fantasía. mos presentes en este momento, y sobre los que
En el Boletín bibliográfico haremos un ecsá- luego se ofrezca escribir, tendrán todo el inte-
men de las obras que merezcan, á nuestro juicio, rés que sean susceptibles de darle nuestros esca-
ser conocidas. Cuando algún libro nuevo apa- sos talentos, oyendo con docilidad los consejos
rece en el orbe literario, es un deber del escritor que se nos den. ¡Ojalá lográramos que la pu-
público darlo á conocer cuanto antes, para que blicación de esta miscelánea contribuyese, aunque
mas pronto se estudien y se propaguen las ideas fuera en muy pequeña parte, á formar una litera-
interesantes que encierra. tura verdaderamente nacional, capaz de rivalizar
Por de mas estarla repetir en este lugar que con el tiempo con las de las otras naciones, que
siempre antepondremos en todo, lo nacional á lo elevadas ya á una inmensa altura, nos presen-
estrangero; que nuestros estudios y nuestras ta- tan un modelo acabado que imitar, y un noble-
reas, mejor que de otra cosa, se ocuparán de lo ejemplo que seguir!
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El baile á primera vista, parece el producto Los griegos introdujeron el baile en las repre-
de los caprichos y locuras de la especie humana. sentaciones escénicas; los hebreos en sus ceremo-
La muger modesta, el magistrado respetable, el nias religiosas. Moisés, después del paso del
grave y taciturno diplomático, la doncella cando- Mar Rojo, bailó. Las hijas de Silo, bailaban en
rosa, todos en alguna ocasión olvidan sus ocupa- la festividad del Tabernáculo, y David delante de
ciones y se dedican con un entusiasmo infinito á la Arca de la Alianza. Según Scalígero, los pri-
dar saltos y piruetas, presentando las actitudes meros obispos bailaban. En España, el baile
mas ridiculas, y perdiendo por un momento su era una parte esencial de algunos autos sacramen-
compostura y la gravedad de su carácter. Una tales.
vez que cualquiera persona ha comenzado á bai- Los egipcios en sus misteriosas iniciaciones
lar, su entusiasmo crece, olvida sus pesares, sus bailaban al derredor de sus altares, imitando el
negocios, su fortuna, todo, y no cesa sino cuando movimiento del universo.
sudorosa, cansada, desvanecida, cae sin respira- Platón en su República, opinaba que el legisla-
ción en un sofá. Una sala de baile es una reu- dor debia proteger y fomentar el baile, no como
nión de locos. una simple diversión, sino como un arte necesa-
Así se juzga el baile por algunos; pero ecsami- rio para dar gracia á los movimientos del cuerpo.
nándolo con criterio y filosofía, se vé que si es De los pueblos antiguos pasó el baile á los
una locura, es una locura muy antigua, y en la modernos, y las naciones inventaron bailes que
cual han caido los sabios griegos, los taciturnos podremos llamar nacionales, porque tienen cierta
ingleses, los caballerosos españoles, los profundos armctoía con el carácter de los pueblos.
alemanes, los belicosos franceses. (*) El baile Una curra bailando boleras, con un par de cas-
cual los antiguos escribieron bastante, y los mo- da. Una contradanza representa fielmente el
dernos han escrito muy poco; pero en cambio, carácter inglés. En un walls está representada
han adelantado considerablemente en la parte toda la Alemania, con su poesía, con sus castillos
práctica.
góticos, con sus leyendas fantásticas. La zara-
(*) La conta-adanza es nativa de Ing-laterra. Country- so de los franceses. Las mazurcas y las polkas,
danse, es decir: baile del pais. De estas dos palabras se
dan una idea de esos pueblos que viven entre las
ha formado una sola en español. El walls es originario
nieblas y el hielo, y cuya imaginación contrasta
^ de Alemania, y el ballet ó gran baile pantomímico de Fran-
á veces con la esterilidad de la naturaleza.
cia. Los españoles han inventado multitud de alegres
bailes, siendo el mas notable de todos, el de las boleras. Y no solo en los pueblos antiguos, y en las na-
DOÑA MARÍA DE JESÚS MOCTEZUMA.
ciones modernas encontramos el baile, sino en monía ha servido á los escultores y á los pinto-
tre los pueblos de la raza indígena y en los adua- res para sus obras. El fauno del Chivo es el mu-
res de los salvages. Los peruanos y los aztecas chacho alegre y robusto. El gladiador moribun-
tenían bailes muy semejantes á los egipcios, y for- do, la imagen del atleta, á quien la muerte quita
maban una parte de sus ceremonias religiosas. sus fuerzas. A medida que se acerca su última
Las tribus bárbaras bailan hoy al derredor de hora, sus miembros van perdiendo su dureza
y
la hoguera que debe consumir á sus víctimas; robustez; su fisonomía, las facciones enérgicas y
bailan antes dé partir para la guerra, y celebran marcadas. No está erguido ostentando la fuer-
sus triunfos con bailes; y para adorar al sol ó á za de sus músculos de fierro, sino caido en el
la luna, bailan en las primeras horas del dia, césped, con la cabeza inclinada, y apoyándose tra-
y
unen su regocijo al regocijo de los pájaros, de bajosamente en un brazo. Es la lucha magnífi-
y de las flores. ¡Cuánta poesía
los árboles tie- ca representada del poder de la vida, contra el
nen algunos bailes, particularmente los de los poder formidable de la muerte.
pueblos primitivos! La Niobe es la imagen del dolor. Al verla se
Daremos ahora una ligera idea de la parte teó- conoce que el sentimiento de su corazón se difun-
rica del baile. Puede dividirse en tres partes: día por todos los miembros de su cuerpo. El
movimiento de los pies; movimiento de las demás grupo de Laocon, es el hombre fuerte, combatido
partes del cuerpo; espresion de la fisonomía. por el dolor moral de ver perecer á sus hijos
Para el movimiento de los pies, se requiere fir- ahogados por la serpiente, y del dolor físico que
meza y agilidad para ejecutar lo que generalmen- le causaba el monstruo que la habia envuelto en-
te se conoce en español con el nombre de mudan- tre sus anillos de fierro.
zas; es decir, la diversidad
de pasos y movimien- La decencia pública no permite hoy que en el
tos, y que están subdivididas esaetamente, desig- teatro se presenten los actores casi desnudos, co-
nándose con diversos nombres, que varian según mo los atletas romanos, como las cortesanas grie-
la clasede escuela que se siga, y muchas veces gas, y como las bailarinas de la Siria; pero sin
conforme al capricho de los maestros; pero que embargo, con la clase de vestido que se acostum-
en sustancia son los mismos. bra, es muy posible que los que estudian con cui-
Para movimiento del cuerpo se requiere
el dado y procuran reunir la armonía entre el mo-
particularmente, que la persona que se dedique vimiento y la espresion de la fisonomía, saquen
al baile, sea de formas proporcionadas y regula- un inmenso partido, y logren encantar á los es-
res. No puede concebir una bailarina ni obe-
se pectadores.
sa como un tonel, ni delgada como un alambre. Habiendo hablado del baile en general, dire-
Para la espresion de la fisonomía es necesario mos algo del baile en México. No solamente
que la bailarina se posea de lo que baila. No hemos tenido como nuestros todos los bailes espa-
podria tolerarse á unas parejas bailando un jaleo ñoles, sino multitud de bailes, hijos esclusivos de
con las fisonomías tristes y compungidas. Estas México, y que se les llama generalmente sonecitos
tres partes deben tener entre sí una perfecta ar- del pais; escluidos, en verdad, absolutamente de
monía, y de ellas resulta naturalmente el encanto, los tertulias de gran tono, pero de mucho uso en-
la seducción mágica que ejerce en los sentidos el tre el pueblo. El mas notable de todos es el ja-
espectáculo del baile. rabe. Figuraos por un momento, una muger de
Cualquiera que desee adquirir una perfección tez rosada, de grandes ojos pardos, de cabello ne-
en el baile, y mucho mas si lo adopta por profe- gro, dividido en dos madejas, en forma de ondas,
sión, debe tener cuidado que al ejecutar un paso, que pasan por detras de y se reúnen
las orejas,
las partes de su cuerpo en vez de doblarse ó in- con una gruesa trenza, entrelazada de listones ro-
clinarse sin gracia á uno y otro lado, adquieran jos,y colocada al derredor del cerebro, como una
una posición bella, libre-, armoniosa. El cuerpo corona, y sostenida por el centro con una peineta
humano, compuesto en su mayor parte de la figu- de carey. Esta muger, cuando rie, enseña un par
ra cilindrica, la mas general, la mas bella, la mas de hileras de dientes blancos, fijados en unas en-
suave, por decirlo así, de la naturaleza, es capaz cías encarnadas y puras; cuando mira, sus ojos
de presentar las mas encantadoras posiciones. hablan y brillan con una luz como si tuviesen el
Si estas posiciones espresan los sentimientos, se- poder de despedir rayos. Esta muger, cuando
rán completos y acabados los cuadros. Esta ar- está alegre, hace graciosas rauequillas, y toda su
DOÑA MAEIA DE JESÚS MOCTEZUMA.
fisonomía fina, aterciopelada, formada de suaves en materia de baile, ni el público, ni los profeso-
contornos, se anima de una manera tan singular, res del arte se consideraron satisfechos con esas
El trage de esta rauger, es uno de los mas poé- en medio de los solos, de los padediis y de. Iros ter-
ticos del mundo. Una finísima camisa llena de cetos, y que en todos estos lances, no solo los pies
bordados, que deja traslucir su cutis y adivinar trabajaran, sino que los profesores pudiesen to-
fácilmente sus perfectas formas. Su garganta mar bellas y variadas y espresar con la
actitudes,
está llena de collares, de granates, de perlas fisonomía los sentimientos que les animaban. Fué
y de corales. Ciñe su cintura con una ban- este paso un grado de perfección para el arte, y
da nácar de burato con flecos de oro; y de la desde entonces el bailarín dejó de ser un salta-
cintura hasta un poco mas abajo de la pantor- dor ó un maromero, y pasó al rango de artista,
rilla, caen voluptuosamente unas enaguas de es decir, de los que recibiendo felices dotes de la
tela de seda roja, ó azul ó tornasolada, forman- naturaleza tienen que perfeccionarse á costa de
pueblo de México, de una china. Su compañe- Italia y recobró en Francia su antiguo esplendor.
ro es un hombre de tez bronceada, de cabello ne- En tiempo del cardenal de Richelieu (año de
gro, de ojos vivos é inteligentes, de espesas pati- 1641), se perfeccionó el baile pantomímico {ba-
llas. Un calzón abierto por los costados, y lleno llet],y hoy ha llegado á un grado tal, que se cree
de botones de plata, y una cotona, es decir una imposible que suba á mayor altura. Carlota Gris-
si, la Taglioni y la Corito, pueden tener apenas
especie de gabán de gamuza, lleno de figuras de
pero nunca superiores.
plata,y un jorongo colocado con gracia sobre el rivales;
algunos barbarie, embrutecimiento, falta de edu- de plata; aquellos giros variados; aquellos grupos
cación; nosotros lo consideramos simplemente co- vistosos de ninfas y diosas, causaron un entu-
mo una costumbre nacional del pueblo de Mé- siasmo y los apasionados concurrentes de
infinito,
xico, porque es un absurdo creer que en los tra- esa época no tienen mas que cerrar los ojos para
ges y en cierta especie de bailes consiste el atra- volver á gozar de esa ilusión mágica. Entre estos
so y la falta de civilización de un pueblo. El grupos de niñas vestidas con cortas tunicelas res-
jaleo de Jerez está en la misma línea que el ja- plandecientes, tenemos que buscar á Doña María
rabe; loa trages de los aragoneses son muy seme- de Jesús Moctezuma, que hoy es un recuerdo vivo
jantes á los de nuestra gente del campo. La y animado de aquellos tiempos bienaventurados.
moda proscribe hoy un y mañana lo ensal-
baile, Chucha, á la que llamaremos así, investidos del
za. En este punto no hay mas que caprichos, privilegio que tienen los escritores para tratar
de México, ecsiste el baile en las tablas, y la ma- rio, como se ha dicho, dirigía D. Andrés Pau-
que,
yor parte de las noches, el público de esa época tret. Era delgadita, de grandes y dulces ojos,
ha podido alabar las boleras, los jaleos, los pade- de una ligereza estraordinaria, y de unas disposi-
dús de la Gamborino y de Isabel Rendon; mas ciones tan felices, que muy pronto llamó la aten-
DOÑA MARÍA DE JESÚS MOCTEZUMA.
cion de su maestro, quien en menos de dos años Chucha, durante la ocupación de la capital por
la puso al corriente en los principales rudimen- los americanos, pasó al teatro de Gruanajuato,-
tos del arte. De edad de siete años ya bailaba donde lució estraordinariamente. Todos los mi-
en los grandes bailes, y era positivamente el en- neros encerrados en las cavernas de la tierra, sa-
canto del público, el que entusiasmado una oca- llanen las noches de teatro, á recrearse con la
sión áíl'ojó á la niña como premio de un so¿o, mul- mágica muchacha, que la tempestad de la guerra
titud de monedas de oro y de plata. Era la ma- habia arrojado en medio de sus montañas de
nera con que en esos tiempos menos mercantiles y plata y de oro.
positivos que los actuales, demostraba el público Restablecida la paz, la empresa del G-ran Tea-
su aprecio á los artistas. Su afición al baile y tro Nacional llamó á Chucha, ajustándola como
la acertada dirección que daban sus maestros á primera bailarina. El público, el antiguo públi-
sus buenas disposiciones, bicieron que adelanta- co, amigo leal de los actores, recibió á Chucha,
ra mucho, de manera que, en un baile titulado lleno de júbilo. Todas las manos palmoteaban,
''La, Paloma de amor'' hizo el papel principal, re- todas las bocas se abrían para elogiar á Chucha;
cibiendo justos y merecidos aplausos. El título todos los ojos la miraban con placer. El público
solo indica que este baile es en su argumento tenia razón. La edad, las emigraciones, los con-
poético. Chucha instintivamente comenzó á es- tratiempos, no parece sino que hablan servido pa-
tablecer la armonía entre los movimientos y la ra hacerla mas amable y mas seductora; y como
espresion de la fisonomía, y á comprender que el las flores que en cada Primavera se abren mas
arte no estaba reducido simplemente á los giros y mas lozanas, como los pájaros que solo
vistosas
de los pies. -El año de 1830, acabó el Conser- cambian de plumage para ostentar mas vistosos
vatorio de D. Andrés Pautret, y Chucha quedó colores, se presentó Chucha mas bella, con todos
en el Teatro Principal, único que ecsistia enton- los atractivos de una juventud lozana.
ces, reducida á hacer papelitos de niña en algu- No era la niña ligera, traviesa y delgadita de
nas comedias. los grandes bailes de Pautret, sino la joven de
formas elegantes y desarrolladas, de cuerpo airo-
Los actores son unas pobres aves. La revolu-
so, de pié pequeño. Solo se podía reconocer ala
ción, el capricho de un empresario, la envidia, la
jovenclta del Conservatorio, por sus grandes ojos,
versatilidad del público los arroja, los hace emi-
por Su fisonomía llena de amabilidad y de dulzu-
grar de un punto á otro, á. veces desaparecen me-
que entusiasmo
ra, por su ligera y suave sonrisa. En el arte del
ses enteros; así no es estraño el
baile, Chucha mas adelantada, la mas
es la Inte-
acabe, que los periódicos guarden silencio, y que ligente de todas las que se han dedicado á este
el nombre de un actor que era repetido con el elo-
ramo en México; y en cuanto á su figura, es una
gio quede cubierto con el\)lvido. El instinto de
de las mas hermosas y simpáticas que han pisa-
los pueblos es el instinto de los niños; solo aman
do las tablas.
á sus juguetes cuando los tienen delante.
Procurando adelantar y perfeccionarse todos
Chucha el año de ] 837 pasó á Puebla, donde los días en algunos bailes, ha logrado establecer
bailó con mucha y en el teatro de la
aceptación, perfectamente la armonía de los movimientos; de
Opera, cuando cantaba la linda Anaide Castellan, manera que, al mismo tiempo que ejecuta pasos
volvió á llamar la atención del público de Méxi- muy da á su cuerpo elegantes y primo-
difíciles,
co, que tenia por ella bastantes simpatías y que rosas posturas, y su fisonomía se anima y espresa
no necesitaba mas que su presencia para mani- con perfección, particularmente las sensaciones de
festárselas. Desde esa época ha figurado siem- la alegría. Entonces el público comprende ins-
pre en el teatro como primera bailarina. tintivamente la belleza del arte del baile, y aplau-
vará hoy fácilmente, de disiparse de las tristes siasmo, con los movimientos lascivos y provocan-
impresiones que deja en elánimo un drama, con tes. Bien que el baile moderno, aunque volup-
unas retozonas boleras, con una tormentosa jota tuoso, no tenga el carácter libre que le han dado
ó con un delicioso jaleo. las bay aderas orientales, siempre es una gran re-
DOÑA MARÍA DE JESÚS MOCTEZUMA.
comendacion poseer el ingenio de no manchar el se de asuntos comerciales, ó escribir sobre asuntos
naire, y en el jaleo se le puede equivocar con una naciones; pero todas estas cosas las hacen siem-
hija de Andalucía; pero sobresale mucho en el pre las mugeres, como mugeres. Todas sus obras
y un padedú ensayado con
baile serio; espacio llevan la marca de su secso; de manera, que por
por Chucha y Antonio Castañeda, podria lucir en mas que se encubran, siempre se conoce que an-
cualquier teatro del mundo. En la ejecución es da en el asunto una mano femenina. La inteli-
firme, ligera, gallarda,y todas sus posiciones des- gencia del hombre grave, fuerte, emprendedora,
embarazadas y naturales. Tiene un gusto esqui- atrevida, violenta, generalmente correcta, dotada
sito en vestirse, y no economiza gasto alguno, á^ de juicio é ingenuidad, á menudo sabia, aunque
pesar del poco sueldo que disfruta. En un pa- no siempre agradable; mientras que la de la mu-
dedú serio, ha sacado un vestido igual al de ma- ger es elegante, modesta, suave, flecsible, pacífi-
dama MoQtplaisir, y en "la Cracoviana," igual al ca, tierna, insinuante, comunmente agradable, y
de Fanny Elsler. Continuamente dedicada al también profunda. La diferencia entre el hom-
estudio, á pesar de la falta de modelos que imi- bre y la muger, tanto en entendimiento como en
tar, procura agradar al público, presentándole bai- acción, se marca aún con mas esactitud y fuerza
les agradables y de cierta novedad: "La Vivande- por un autor americano.
ra," que últimamente bailó, es una composición El hombre es fuerte; la muger es bella. El
suya; fué estraordinariamente aplaudida. hombre es atrevido y confiado; la muger descon-
Chucha es de un carácter amable, aunque pa- fiada y tímida: El hombre es grande para obrar;
rece de pronto un poco frió y reservado. Tiene la muger para sufrir. El hombre brilla en lo
entre otras buenas cualidades, la muy recomen- público; la muger en lo privado. El hombre ha-
dable de ser muy amante á su familia, á la que bla para convencer; la muger para persuadir y
consagra todo el fruto de su trabajo. Durante agradar. El hombre tiene un corazón duro; sua-
su vida artística, ha recibido muchos lauros; pero ve y tierno la muger. El hombre aleja la mise-
su fortuna no ha mejorado, á pesar de su esacti- ria; la muger le alivia. El hombre tiene ciencia;
tud, de su empeño, y de los gastos considerables la muger gusto. El hombre tiene juicio; la mu-
que hacia para cumplir con sus contratas, y te- ger sensibilidad. El hombre es un ser de justicia;
ner por su parte contento al público. la muger un ángel de misericordia. Hay una
Si estas líneas pueden servirle de estímulo, no- diferencia inmensa entre ambos caracteres; y es
sotros se las consagramos como una prueba del evidente facilitar para los que los tienen, el cum-
aprecio que nos merecen sus esfuerzos, aconse- plimiento de deberes muy distintos en la vida.
jándole que no desmaye, que estudie continua- (Traducido del inglés para el Album.^
mente, para que acaso mas adelante adquiera con
el honroso título de su habilidad, una fortuna
con que ponerse al abrigo de la ingratitud, del ESPERANZA.
olvido y de la miseria, que suele acompañar á los
Fantástica beldad, dulce esperanza,
últimos momentos de la vida de un artista. RR. — Sol y antorcha constante de la vida,
A cuya luz, en ilusión perdida,
Nuestra eesistencia al porvenir se avanza;
DIFERENCIA ENTRE EL ENTENDIMIENTO A cuyo débil resplandor se alcanza,
A través de la bruma denegrida
SIL. IE®lS3Bmii ¥ ¡DI hA íiüJtüIE. Que ecshala la tormenta embravecida.
^tUi^ — Una mar mas allá, siempre en bonanza.
¿Qué es la vida sin tí? Ah! un desierto.
¡
TQM. II. — I.
--^^Í^M)'
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Ipñ
--^.^i=-;^>'tír>?.^Sas2*^<i^r5S2s^'¿^2,-=^~.=?^^.^--
El estudio de los vegetales, que por desgracia ria natural, ba hecho y hace tantos progresos en
se ha visto con tan "poco aprecio entre nosotros, estos últimos tiempos.
considerándolos como un simple objeto de diver-
sión, ó cuando mas, propio del médico ó del far- HISTOEIA.
macéutico, á quienes creen que Ibasta aprender La papa una planta de raiz alimenticia, que
es
los nombres de algunas plantas, para poderlas re- pertenece originariamente ala América del Sur^
cetar ó preparar, según ciertas fórmulas que
y parece haberse introducido á México, poco des-
se bailan en los autores; es sin embargo muy in- pués que- lo fueron las cereales del antiguo conti-
teresante bajo diversos aspectos, y afortunada- nente. El sabio barón de Humboldt, no se atre-
mente se va desarrollando, desde que se ba me- ve á decidir si las papas vinieron á México jun-
jorado la enseñanza, y ésta se ba estendido á ra- tamente con el árbol del Perú, (schimus molle)
mos que no abrazaba antes el curso de esta cien- y consiguientemente por la via del mar del Sur;
cia. Poco tiempo hace que ha comenzado este ó si los primeros conquistadores las trajeron de
nuevo cultivo; pero no dudamos que la semilla las montañas de la Nueva G-ranada; aunque noso-
que boy se esparee en el ávido y fértil terreno tros nos inclinamos á esto último, porque la tra-
de la juventud mexicana, produzca en lo sucesi- dición conserva aquí la memoria de un virey que
vo, las bellas flores y sazonados frutos que tan trajo de allá la semilla del árbol del Perú, y
fácilmente crecen en nuestros climas intertropi- nada dice de las papas, cuyo cultivo se supone
cales. mucho mas antiguo; pero de todos modos, lo cier-
Estas consideraciones nos han decidido á for- to es que no se conocían en el pais en tiempo del
mar algunos artículos, aunque sean tan compen- monarca Moctezuma, y hecho es tanto mas
este
diados como lo ecsige un periódico de la clase importante, cuanto que es uno de aquellos en que
del nuestro; pero que no obstante esto, pueda sa- la historia de las emigraciones de una planta, se
carse utilidad de los vegetales que describimos, liga á la historia de las emigraciones délos pue-
al mismo tiempo que se conozca la relación que blos, como lo espresa el mismo Humboldt.
estos tienen con otros ramos de que parecian muy La predilección que tienen ciertas tribus, por
separados, por el estado en que se hallaba la bo- el cultivo de ciertas plantas, indica muy frecuen-
tánica, y que como las otras partes de la histo- temente ya una identidad de razas, ya que ha ha-
LAS PAPAS.
bido antiguas comunicaciones entre hombres que 1587, de donde creen algunos que se propagó en
viven en climas muy y bajo esta rela-
diversos; el antiguo continente, es mucho mas probable
ción, los vegetales, así como los idiomas y los ras- que esto fuera de la España, como dice el doctor
gos de la fisonomía de las naciones, pueden lle- Pouchet en su Tratado de botánica aplicada, pues
gar á ser unos verdaderos monumentos históricos. en esa época estaban estendidas en la Península.
Las emigraciones considerables se verifican co- Es ya también común en el Japón, en la isla de
munmente deteniéndose nías ó menos tiempo en Java, y en Bengala, estendiéndose su cultivo des-
algunos puntos, sembrando allí las semillas que de la estremidad del África, al Labrador, á la Is-
se han recogido en otras partes; y levantada la landia y á la Laponia. Aquí se ve por otra par-
cosecha abandonan aquellos sitios y continúan te un ejemplo de la sabiduría del Criador de los
su viage: así es como los pueblos de la raza Mon- seres, que ha dado á las plantas mas interesantes
gola han pasado desde el muro que separa la Tar- al hombre, una resistencia que negó á menos las
taria, de la China, hasta el centro de la Europa: útiles; pues es ciertamente admirable cómo la pa-
así es como del Norte de la California y de las ori- pa, nacida en el ardiente clima del Ecuador, haya
llas del rio Gila, los pueblos americanos, refluye- descendido de allí hasta desafiar la temperatu-
ron hasta el hemisferio austral. Entre tanto, los ra de los helados terrenos del Norte.
pueblos pacíficos y agricultores que han sufrido
la invasión, reúnen y conservan con cuidado las DESCRIPCIÓN,
plantas alimenticias y los animales domésticos,
PRINCIPIOS CONSTITUTIVOS. ANÁLISIS.
que han acompañado á las tribus nómades en sus
lejanas eseursiones, y en tal caso, el cultivo de Syn. liSipapa conocida generalmente con es-
xva. pequeño número de vegetales de los que de- te nombre en los paises en que se habla el idio-
jaron los invasores, lo mismo que las palabras ma español, se designa no obstante en algunas
mezcladas á idiomas de un origen diverso, sirven partes con el impropio de patata mancliega: es el
para designar el camino por el cual una nación sólanum Utberosuní de Linneo; pom9ne de terre de
ha pasado de la estremidad de un continente á los franceses, potaetos de los Ingleses.
otro. Sin podernos estender mas sobre este pun- Las raices de esta planta, de la familia de las
to, lo espuesto basta para conocer las consecuen- Solanáceas, y de la Pentandria, Monoginia de
cias que pueden sacarse para la historia de nues- Lin., son largas, fibrosas, y llevan á distancias
tra especie, del estudio de la geografía de las gruesos tubérculos de diversas formas, comun-
plantas, cuyos principios fundamentales forman mente arredondados ú oblongos.
ya parte de nuestros cursos anuales; pero volva- El tallo es herbáceo, hueco, con muchos ra-
mos al objeto. mos alternos, é inerme.
Entre el gran número de producciones útiles Las hojas, son interpoladas, pelosas, apezona-
que han dado á conocer á los hombres las emi- das, con el pezón decurrente y de 5 á 7 pares
graciones de los pueblos y los viages de los nave- de hojuelas aovadas, que se estrechan por la base.
gantes, ninguna planta, después de las cereales, La inflorescencia, es en corimbos derechos ó li-
Los principios constitutivos que Mr. Vauque- Octubre en que están maduras, y es el tiempo
lin lia señalado á los tubérculos de esta planta, en que se hacen las siembras de aquel. Cuandor
son el agua, almidón, parenquimia, albúmina, as- las plantas tienen ya cuatro ó cinco pulgadas fue-
paragina, una resina amarga y aromática, una ra de la tierra, debe darse una ligera escarda que,
materia animalizada particular y de color, citra- aflojando la tierra y arrimándola al pié de las
tos y fosfatos de potasa y de cal, y ácido cítrico matas, hace que las raices se sostengan y crezcan,
ción idéntica á la de la azúcar, de que no difie- En los jardines, huertas ó terrenos de poca os-
re, sino por las proporciones de los elementos. tensión, todas estas operaciones pueden hacerse
por medio de la coa y el azadón, ó plantando por
el método llamado de estaca,^ haciendo agujeros ú
CULTIVO. hoyos de 10 pulgadas de hondo, y á distanciado
15 ó 16 pulgadas, para el objeto indicado antes, de
La papa crece en casi todos los terrenos; pero
convienen mejor son los ligeros, poco que tengan el espacio conveniente, procurando
los que le
otra mas arcillosa ó fuerte, así como á esta, que gos á las matas de la papa. Se ponen en cada uno
es la mas común en nuestras labores, se la ha de de estos hoyos dos ó tres papas pequeñas, ú otros
aligerar con arena fina, agregando algún estiér- tantos pedacillos de una grande^ con tal que di-
col de paja larga. La tierra negTa que llamamos chos pedazos lleven, lo que los botánicos llaman
polvorilla^ produce unas matas muy robustas y iuriones, esto es, las pequeñas granulaciones que
grandes; pero los tubérculos que son el objeto del se advierten en el tubérculo, y de que algunas
cultivo, resultan muy pequeños, lo que proviene veces se ven ya salir las raicecillas que arroja la
de lo arcilloso de esta tierra, que apretándose yema contenida allí, capaz de producir una nue-
mucho con la humedad, no deja que se estiendan va planta: el hoyo se cubre hasta la mitad con
las raices, y los jugos se dirigen en su mayor par- parte de la tierra que se sacó de él, dejando la
te al tallo. demás para aporcar el pié de la planta, cuando
Escogido ó preparado el terreno á propósito, ya ha crecido, como ha dicho antes, practican-
se
y hecha la elección de las mejores papas para la do esta última operación dos veces, antes que el
siembra, si el cultivo ha de ser en grande, debe tallo haya tomado mucho desarrollo.
ararse y cruzarse la tierra con dos fierros, como Se cosecha la papa, desenterrando la mata con
llaman nuestros labradores, y después abrir el el mayor volumen de tierra posible y sacudién-
zureo de quince pulgadas de ancho, en que se dola y rompieníio el torron, se recogen los tubér-
van plantando las papas á distancia de diez pul- culos; esto se practica por medio de una azada
gadas unas de otras: el zureo inmediato viene cu- plana ú otro instrumento á propósito según las
briendo los tubérculos con la tierra que vierte; y costumbres de cada pais. Los productos en un
las matas, al nacer, quedan con el espacio suficien- terreno á propósito y bien cultivado, son por lo
te para su desarrollo; este modo de plantación común de 25 á 30 por 1, que varian según lo
es lo que en el pais se llama sembrar á rabo de mas ó menos favorable de la estación. La cose-
buey: debe después pasarse la rastra para empa- cha debe conservase en paragos secos, cstendien-
rejar la tierra y destruir las malas yerbas que do en ellos los tubérculos ó papas; pero en el ca-
nernos sobre ellos; pero como todos principian ta en alcohol, por la reacción que escita la leva-
de lata ó fierro delgado, cuyo fondo esté lleno de gún el Diccionario citado, una especie de lechada
agujeros, y poniendo esta en la boca de una olla que, puesta en las paredes, resiste mucho á la hu-
proporcionada, en que esté hirviendo el agua; es- medad y á las inflorescencias salinas; lo que cree-
to es económico para el uso diario, porque pue- mos seria muy útil en México para evitar el te-
de hacerse en la misma olla en que se cuece el quesquite que aparece en las paredes de los pi-
puchero: pero si no se tuviere la caja, se pondrán sos bajos. También puede hacerse esta mezcla
las papas dentro de la vasija que haya, con poca con creta ó deshecha en agua y colada, á que
tizar,
agua, y se procurará taparla bien, manteniendo pueden agregarse los ocres, carbón &c., usándo-
el fuego manso: en el caso de no poderse tapar la á brocha para pintar las paredes, y dándoles
perfectamente, entonces es necesario que el agua dos ó tres manos. Una de las mas útiles aplica-
cubra las papas. Si se desea obtener una pasta ciones de la papa, es la de impedir las incrusta-
suave, deben pelarsey molerse inmediatamente, ciones que forman en las calderas de vapor las
y cuando están aún calientes; pero si se han de aguas selenitosas, lo que trae la ventaja de retar-
servir enteras, se hace todo lo contrario, esto es, dar la alteración de las mismas calderas, y pre-
pasarlas en el instante á la agua mas fria que ha- venir las esplosiones, que no podian evitarse si-
ya, con lo que se forman interiormente cristaliza- no limpiándose frecuentemente. La invención
ciones trasparentes que provienen de la cuagula- fué llevada de Inglaterra á Francia por Mr. Cle-
cion del almidón. ment en 1821, y consiste en introducir en la cal-
Reducida la papa á pasta fina, como se ha di- dera antes de encender el fuego, trozos de papas
cho, puede mezclarse con harina de trigo, ponien- en proüorcion de 30 ó 40 libras para una máqui-
do un tercio á la mitad de ésta, de que resulta na de fuerza de 20 caballos, renovándolas cada
un pan económico en tiempo de escasez de aque- 15 dias ó un mes según las aguas estén mas ó
lla. Los alemanes de la clase pobre mezclan la menos cargadas de la sal calcárea.
pasta de papa á la mantequilla, moliendo las' pa- Por último, la harina de las papas, obtenida
pas con ella, y comiendo ésta mezclada con el pan, por la disecación de la pasta, se conserva mucho
como si fuera aquella sola. De la misma mane- tiempo, y ofrece las propiedades alimenticias que
ra se reúne al queso, lo que es de mucho uso en las diversas féculas amiláceas, conocidas con los
Sajonia, notándose que de este modo, el queso se nombres de tofioka^ mrow-o-oot fcc, pudiendo
hace de mas fácil digestión. De las papas se fa- hacerse de ella los mismos usos.
brica ya en Francia y otras partes, bastante Todas y otras varias que
estas aplicaciones,
aguardiente, por medio de diversas operaciones; omitimos por no alargar mas este artículo, y de
y aun la pasta de que hemos hablado, puede em- que tanto provecho sacan otros pueblos, deberían
ser útilísimas en nuestro pais, si se estendie-
plearse directamente en ello, valiéndose ya de la
ra el cultivo de la papa en los vastos terrenos que
cebada germinada, ya del ácido sulfúrico esten- tenemos, y no estuviera reducido solamente al
dido, cuyos procedimientos pueden verse en el poco consumo que se hace de ella en las mesas;
Diccionario Tecnológico, ó Nuevo Diccionario de y aun esto pocas veces, y como un manjar estraor-
dinario.
Artes y Oficios; no pudiendo nosotros estender-
nos aquí sobre esta industria, cuya teoría consis- Junio 19 de 1849.— P. B. R.
te en convertir la fécula en azúcar, y cambiar es- (Escrito para el Álbum.)
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'<:¿j UBRIA
lumnas. Entonces parecía que todo aquel con- A pocos momentos los rumores del festín ha-
junto se animaba repentinamente, y la imagina- bían cesado, la luna se habia ocultado enteramen-
te, y el mas profundo silencio reinaba en el pa-
ción creia ver descender de sus pedestales á los
bustos de mármol de Césares y de los dioses,
los lacio, silencio interrumpido de vez en cuando por
el triste canto de las aves nocturnas y el crugido
y pasearse silenciosamente por aquellas galerías
magníficas de mármol y oro. Después la luna de sus alas membranosas. El señor_ dormía pro-
se ocultaba enteramente entre las nubes, fundamente, y el esclavo velaba, escuchando aten-
y todo
volvia á la oscuridad; pero en esos momentos se tamente el menor ruido, paseando su vista inquie-
escuchaban los rumores confusos de la orgía. ta por las profundidades de la alcoba, y ponien-
Ptisas, cantos, gritos de júbilo, retintín de vasos do la mano sobre el mango de su puñal.
son como la respiración de la orgía, llegaban con- cortinas del lecho se removieron, y el que dormia
Dos hombres, con paso lento y vacilante, atra- — Muy bien: eres un fiel servidor. Mientras
vesaron los pórticos y las galerías, y se introdu- cumplas así, no tendrás derecho mas (pe á mi
jeron en una alcoba ricamente amueblada, ador- cariño.
nada con de escarlata y oro, ó
telas del Oriente, El esclavo se inclinó respetuosamente.
iluminadas por una lámpara, cuyo aceite ecsha- —Dicen que soy ¿no verdad, Sporus?
tirano, es
Uno de los hombres era de una estatura regu- tiene mas que obedecer á vuestra voluntad.
lar, de ojos azules, de tez muy blanca, y de bar- — ¿Soy entonces?
justiciero
ba y cabellos de oro: el otro era un joven pálido, Sporus se volvió á inclinar con respeto.
'^iñm\ñ^
CUMPLIDO Editor.
.
RUBRIA. 11
— Es verdad, es verdad: solo tú comprendes Sporus, que resista á la voluntad poderosa del
mi poder. Me acusan de tirano. ... lo sé. . . César, del señor del mundo, del rey de los reyes"?
pero soy solo justiciero, como Júpiter, que me ha — Esa muger está consagrada al culto de Ves-
dado el poder. Mis queridas aguzan el puñal ta, dijo Nerón.
contra mí. Los amigos me traicionan. Mis es- — ¡Es una sacerdotisa! esclamó Sporus.
posas me han burlado .... Es muy natural: con —Parece que te has alarmado.
*
una sola mirada he hecho caer sus cabezas. . . — La venganza de los dioses . murmuró
¡Ah! está bien hecho!.. Británicus me quería Sporus.
destronar, y — Oye, Nerón con voz concentrada, y
dijo
Nerón, que era el que hablaba, como habrá po- asiendo fuertemente de la mano al esclavo; no
dido conocerse por las últimas palabras, salió
hay dioses; todo es una fábula, una mentira; es-
precipitadamente de entre las cortinas de escar- tatuas de mármol que se han fabricado para en-
y poniendo una mano sobre el co-
lata del lecho; gañar al pueblo. Pasados algunos años, si Bo-
razón, mientras con la otra se mesia los cabellos, ma se compone de hombres tan supersticiosos,
recorrió la alcoba con pasos desiguales y precipi-
tan viles, tan degradados como hoy. Nerón ten-
tados, gritando:
'
jines, como cansado del combate que acababa de til, mas hermosa de todas esas pobres palomas
la
—Ni una palabra digas de lo que has oido, res de la berbena; su talle magestuoso. Es una
pues te costará la cabeza. reina que sentarla yo á mi lado en el trono de
Sporus, sin responder, bajó tristemente la vista. los Césares, si no fuese sacerdotisa.
— Hablemos de otra cosa, dijo Nerón, después Mientras Nerón, con la voz mas apasionada,
de un momento. habia hecho el elogio de Rubria, Sporus habia
—De todo aquello que dé placer á mi señor, tenido que apoyarse en una columna, y que caer
dijo el esclavo. al fin en un cojín, como si un golpe eléctrico le
—Bien, Sporus, bien: como tú eres mi único hubiese quitado las fuerzas,
—Estas orgías, continuó Nerón; estas cortesa- mos disfrazados al templo, y robaremos á Rubria.
nas de Koma, que se empeñan en agradarme; es- Haz que nos acompañen dos ó tres de la guar-
ta multitud de bailarinas del Oriente, que rodean dia pretoriana. Si alguno resiste, la muerte. Si
mi mesa y ocupan mis salones, me cansan y me resisten muchos, la muerte. Si es necesario, in-*
fastidian .... Yo quiero otra muger; amo con cendiaré el templo; y si los obstáculos son mu-
delirio á otra. chos, reduciré á Roma á cenizas.
—Pero ¿quién puede ser esa muger, respondió Acabando de pronunciar estas palabras, Ne-
..
12 RÜBRIA.
ron cerró las colgaduras del lecho, y se durmió. muger, y paseado en las calles de Roma, sino un
Sporus, cabizbajo y silencioso salió del palacio. joven romano de buena familia, que primero por
curiosidad, después por gratitud, y en seguida por
miedo, servia á Nerón, y durante algún tiempo
II.
habia sido el de todas sus confianzas. Como se
habrá sospechado por la narración que ha prece-
Los primeros rayos de la aurora apenas teñian
dido, Sporus tenia relaciones amorosas con la ves-
con unas líneas blanquecinas -y ligeramente rosa-
tal Rubria, de quien Nerón estaba enamorado.
das el horizonte, y la naturaleza, como una joven
La vida de las vestales consagradas á mantener
recostada en un mullido y oloroso lecho, comen-
elfuego sagrado, era bastante recogida y austera;
zaba á despertar. Con ella se levantaban tam-
pero esto mismo hacia que muchas jóvenes se
bién los pájaros, los insectos y las flores.
abrasasen de deseos mundanos, y que entretuvie-
Sporus y Rubria estaban en un frondoso bos-
ran con mucho sigilo relaciones amorosas con al-
quecillo inmediato al templo de Yesta,
gún Los amores de Rubria y de Spo-
—Rubria mia, somos perdidos sin remedio: el
caballero.
rus comenzaron desde la niñez. Mientras que
César está decidido á quemar á Roma, si es po-
Sporus estaba en España, ciertas miras ambicio-
sible, para robarte del templo. ¿Por qué no me
sas de sus parientes, hicieron que Rubria entrara
hablas dicho nada?
templo de Vesta. Sporus volvió, entró
— Conozco tu carácter y amor que me el tie-
al
nes, y temí. . .
ror que inspiraba, continuó secretamente sus amo-
— ¡Ah! yo perdono. ... no haya mas
te espli-
res. Algunos sospecharon el secreto; pero no se
caciones: pensemos en medios de los salvarnos.
atrevieron, por temor, á denunciar
—La fuga.
Si, pues, hemos llamado esclavo á Sporus,
al favorito.
— Sporus, después de
Imj)osible, dijo reflecsio-
lopor la estremada sumisión y obediencia con
es so-
Sporus, para refrescar su frente y descargarla sonrisa de Nerón era tan franca, y su mirada tan
de tan funestos pensamientos, se dirigió á dar segura y tranquila, que la nube ligera que habia
unos paseos por las campiñas mas cercanas, y des- pasado por su mente, se disipó al momento.
pués se dirigió al Palacio del Oro, donde se rc- —Lo presentaré hoy, Sporus. dijo
co.stó en la alcoba que le tenia destinada el em- —Se sentará á mesa del
la festin.
—La hora del banquete se acerca; ve, pues, por ta muger, se puso pálido, y procuraba libertar su
tu liijo. cuello de los brazos de Locusta, como si lo estre-
asesinarlo. dijo:
á aquel esqueleto, euvuelto en un manto de lana tan complaciente, como en el banquete en que en-
negro. Esta muger era Locusta. venenó á Británicus. Sporus se alarmó al prin-
—
Necesito ahora mismo unos venenos, le dijo cipio, porque y la cólera del César eran
la alegría
Nerón, que maten á un niño y á un hombre en igualmente temibles; pero se tranquilizó cuando
seis horas. le dijo:
—Es imposible, dijo secamente Locusta. — Sporus, dejaremos lo de Rubria para mas
^—¿Imposible? gritó Nerón, dando en la tierra adelante, pues hoy mismo parto para Ñapóles, en
con el pié. cuyo teatro voy á competir con un famoso can-
—Porque no tengo preparado.
lo tor que ha llegado.
— ¡Maldita emponzoñadora! dijo el César; te he Al acabarse la comida. Nerón se levantó de la
traído á mi palacio, te he dado torrentes de oro, mesa, despidió á los convidados, y dio orden á
te he conservado la vida, y á la hora que necesi- sus esclavos para que hicieran todos los prepara-
to un veneno, un fieltro, no lo tienes, no me lo tivos necesarios para un viage á Ñapóles. En
quieres dar entonces ...••• cuanto el sol se ocultó, y mientras que en el Pa-
— Amenazas, dijo, sonriendo irónicamente la lacio de Oro se hacían grandes preparativos, Ne-
envenenadora: ya sabes que no las temo, y que rón se vistió como acostumbraba hacerlo Sporus,
soy el único viviente en el mundo, que se atreve y se dirigió al bosquecillo. Rubria, apoyada en
á desafiar la cólera de Nerón. Recuerda que con un árbol, esperaba con ansia á su amante.
veneno no puedes matarme, porque tengo todos —¡Oh! gracias, gracias, diosa de la tierra, es-
los contravenenos posibles; con el puñal .... al clamó, en cuanto vio venir al que le pareció Spo-
ecshalar el último aliento, matarla yo á mi ase- rus. Te has salvado: ¿ha muerto ya el tirano, el
sino .... y ademas, el oráculo me defien- azote de Roma, el perseguidor de todos los ino-
de centes?
Neroír retrocedió un poco, y con voz mas dul- — Ha muerto, Rubria, dijo Nerón, descubrién-
ce continuó: dose.
—Vamos, Locusta, mis olvida palabras, y en- La sacerdotisa retrocedió, cubriéndose el ros-
tendámonos como siempre. tro con las manos.
—Hablad, disponed de vuestra
señor; esclava, — El hombre que ama como yo te amo á tí,
que no solamente os respeta, sino que os adora; todo lo perdona; dijo Nerón, con calma, y to-
y con sus dos ojitos negros y hundi-
al decir esto, mándola suavemente poí^la mano.
dos, que parecía que despedían llamas, miró á Ne- Rubria cayó de rodillas, y abrazó los pies de
rón, echó al cuello dos brazos descarnados y
y le Nerón.
amarillentos. ¿Te acuerdas, continuó, cuando yo — No estás bien ahí . levanta, Rubria; mis
era hermosa, y lozana, y fresca. . . ? Entonces brazos y mi seno es el lugar que te corresponde.
me amabas mucho .... Rubria, como impulsada por un resorte, se le-
Mas una entre ellas sin igual descuella. "Tú mi reina serás, serás mi diosa,
Cual palma esbelta, la divina Ismeina, "Y en tus altares arderá mi incienso.
De los valles se eleva y los oteros, Cuanto en aquel recinto alienta y vive.
Así el blanco humo que ondulante sube, De tan divino y poderoso encanto
Lo envuelve todo en perfumada nube. El dulce influjo en su interior recibe,
Y tras el blanco y trasparente velo
Las bellas odaliscas, esparcidas, Del estasis divino, se ve un cielo.
Dejando ver el delicado cuello, Donde liban sus gracias los amores.
Un turbante le forman caprichoso, Su mente se remonta con empeño
Rico en estremo, y á la par hermoso. A las vagas regiones del ensueño.
Lleva sobre el turbante una diadema Ni los revueltos giros de la danza
De y esmeraldas y topacios,
rubís, Ni de las guzlas los acordes sones,
Que deja ver, de misterioso lema NI el trino melancólico que lanza
El arabesco signo en sus espacios; La voz de la odalisca en su canciones,
Y de diamantes, como sacra emblema Nada á mover su corazón alcanza.
Lleva la media luna, que en palacios Que perdida en fantásticas regiones
Y minaretes y mezquitas brilla, Su fantasía, en voluptuoso vuelo.
Son las mangas del género precioso Lleno de ardor y de vehemencia tanta,
Que en la Persia magnífica es tejido, Que las rocas se habrían ablandado;
Mas al mirar que delirante intenta una comedia, y el mundo un teatro, en el que se
entra, se mira, y se sale; pero se le olvidó decir,
Entre sus brazos sujetarla, olvida
que en este teatro se paga por entrar, por estar
El agudo pesar que la atormenta;
Kecobra la energía de la vida, y por salir. —P. M.
Y cual cierva veloce que se ahuyenta
Al recibir del cazador la herida.
Retrocede, empuñando con despecho
Una daga que oculta entre su pecho.
EPIGRAMAS.
Esta del coche simón,
Es virtud particular,
Del alto minarete acento estraño
Pues si está parado corre,
Sale entonces solemne y misterioso;
Es una voz que anuncia que del baño
Y corre con solo andar.
LAS CONFKIENCIAS,
I^C^i:^ ^1, SILa S^r3 co;> S^ ^} C^> gc^s:^ Ska ,^^. lE^l ,^\^ i:0. 'CS' S S^S' li^
(continua.)
IV. V.
Nosotros también mentalmente nos colocába- Cuando el sol comenzaba á descender, dábamos
mos en algunas de las situaciones novelescas ó largos paseos por la y la recorríamos en to-
isla,
históricas que el poeta ó el filósofo nos acaban de dos sentidos. A menudo íbamos á la ciudad á
referir: nos formábamos un ideal de amante ó de comprar el pan ó las legumbres que faltaban en
ciudadano, de la vida privada ó de la pública; de el jardín de Andrea. De cuando en cuando tam-
la felicidad ó de la virtud. Nos complacíamos en bién traíamos un poco de tabaco, ese opio del
combinar esas grandes circunstancias, esos acasos marino, que lo anima en medio de los mares y
maravillosos del tiempo de las revoluciones, en lo consuela en tierra. Cuando la noche habia
que los hombres se revelan por su genio á la mul- caido, volvíamos á la casa, con las bolsas y las
titud,y son llamados como por su nombre á com- manos llenas de nuestros modestos regalos.
batir contra la tiraníay á salvar á los pueblos; A esas horas, la familia se reunía en el techo,
siendo en seguida ellos mismos víctimas de la ins- que en Ñapóles llaman el astrisco, para aguardar
tabilidady de la ingratitud de esos pueblos, y el sueño. Nada hay mas pintoresco en las hermo-
viéndose condenados á morir en el cadalso, sas noches de este clima, que las escenas del as-
teniendo por testigos el tiempo presente, que no trisco, á la luz de la luna.
sabe apreciarlos, y la posteridad que los vengará. En medio decampos, la casa baja y cuadra-
los
No habia un papel, por heroico que fuese, que da se asemeja á un pedestal antiguo que sostiene
no hubiera hallado nuestras almas al nivel de las grupos vivos y estatuas animadas. Todos los
situaciones. Preparábamonos para todo; y por si habitantes de la casa se suben sobre ella, y se
la fortuna no llegase á realizar un dia esas gran- mueven allí en diversas actitudes: la luz de la lu-
des pruebas, para las que desde tan temprano na ó los resplandores de la lámpara proyectan ó
nos disponíamos; desde entonces, también nos dibujan sobre el fondo azul del firmamento, los
vengábamos despreciándola. Encontrábamos en perfiles Vése allí á la anciana
de sus cuerpos.
nosotros mismos este consuelo de las almas fuer- madre hilar, al padre fumar en su pipa de barro
tes ... . ¡y si nuestra vida permanecía inútil, cocido, con mango de madera, á los jóvenes po-
oscura y vulgar, era la fortuna la qne nos habia nerse de codos sobre el borde, y cantar con tono
faltado, pero no nosotros quienes hablamos fal- prolongado unas canciones marinas ó campestres,
tado á la fortuna! cuyo acento lento y vibrador tiene algo de los va-
,
LAS CONFIDENCIAS. 21
gos gemidos del bosque azotado por las ondas, ó la belleza tuviesen necesidad de aturdirse hasta
el ademan, en las actitudes, en el frenesí mismo si teníamos padre, madre, hermanos, hermanas,
de este delirio en acción, algo de serio y de tris- una casa, higueras, viñas; por qué lo hablamos
te, como si toda alegría no hubiese sido mas que dejado todo tan jóvenes, para ir á remar, a leer,
una demencia pasagera, y como si para gozar de á escribir, á formar castillos en el aire á la luz
un solo instante de ventura, la juventud y aun del sol, y á dormir sobre la tierra en el golfo de
22 LAS CONFIDENCIAS.
Ñapóles. Por mas que decíamos, no podíamos bían leer, y que seguían las santas palabras del
nunca hacerlas comprender, que era para mirar sacerdote en sus devocionarios. Teníanos por
el cielo y el mar, para evaporar nuestra alma al muy pasábamos días enteros en
piadosos, porque
sol,para sentir fermentar nuestra juventud y re- balbutir palabras misteriosas; y lo único de que
coger impresiones, sentimientos, ideas que acaso se admiraba, era de que no nos hiciésemos sacer-
escribiríamos luego en versos, como los que veian dotes un seminario de Ñapóles,
ó ermitaños en
escritos en nuestros libros, ó como los que reci- ó en algún monasterio de las islas. Para desen-
tan los improvisadores de Ñapóles, los domin- gañarla, procuramos leer dos ó tres veces, tradu-
gos en la noche, á los marinos, en el muelle ó en ciéndolos en la lengua vulgar del pais, fragmen-
la Mergelina. tos de Póscolo, y algunos de los mejores trozos
— Queréis burlaros de mí, nos decía Grraziella, de nuestro Tácito.
poniéndose á reír. ¡Vosotros poetas! Pues yo no Pensábamos que esos suspiros patrióticos del
veo que tengáis el cabello erizado, ni los ojos fe- desterrado italiano, y esas grandes tragedias de
roces de los que llaman con ese nombre en los Roma imperial, harían una fuerte impresión en
muelles de la marina. ¡Vosotros poetas! y no nuestro sencillo auditorio; porque el pueblo tie-
sabéis tocar ni una nota en la guitarra. ¿Pues ne patriotismo en su instinto, heroísmo en sus
con qué habéis de acompañar las canciones que sentimientos, y pasiones en sus ojos. Lo que me-
hagáis? jor conserva son las grandes caídas y las muer-
Luego, meneaba la cabeza, haciendo una mue- tes sublimes. Pero pronto notábamos que esas
quíta con los labios, é impacientada de que no declamaciones y escenas, tan poderosas sobre no-
quisiéramos decirle la verdad. sotros, no producían efecto en aquellas almas
sencillas. El sentimiento de la libertad políti-
mos todo el día en nuestros libros. Creía que toria estallaban muy lejos de sus cabezas para
eran oraciones, porque nunca habla visto libros que pudiesen afectarlos. Eran para ellos como
sino en iglesia, en las manos de los fieles que sa- los truenos lejanos que estallan sobre las monta-
.
LAS CONFIDENCIAS. 23
Tácito no es popular mas que para los políticos el mismo viento las hiciera resonar: Graziella,
ó los filósofos: es el Platón de la historia. Su sen- que ordinariamente se colocaba á larga distancia,
sibilidad es muy refinada para el vulgo. se acercaba insensiblemente hacia mí, como si
Para comprenderlo, es preciso haber vivido en se hallara bajo el poder de una atracción oculta ^
medio de las tempestades de un puesto público, en el libro.
ó entre las misteriosas intrigas de los palacios. . . Sentada, y con la espalda apoyada en la pared
Quitad la libertad, la ambición y la gloriad sus del terrado, al pié del cual yo me hallaba tendi-
escenas, y ¿qué queda? Estos son los tres gran- do, por momentos se acercaba adonde yo estaba,
des actores de sus dramas. Pero estas tres pa- descansando en su mano derecha, que tenia en
siones son desconocidas al pueblo, porque son pa- tierra, en la actitud del gladiador herido. Gra-
siones del espíritu, y éste no conoce mas que las ziella con sus ojos abiertos, llenos de admiración,
del corazón. Lo advertíamos por la frialdad miraba ora al libro, ora á mis labios, de donde se
y la estrañeza que estos fragmentos causaban á deslizaban las palabras; finalmente, al vacío que
nuestro alrededor. habia entre el libro y mis labios, como si hubie-
Entonces procuramos una noche leer á Pablo ra querido sorprender con la vista al espíritu
y Virginia. Yo era quien traducía, al mismo que me lo interpretaba. Yo oía su respiración
tiempo de ir leyendo, porque estaba tan acostum- desigual interrumpirse ó precipitarse, según las
brado á leer aquel precioso libro, que por decirlo peripecias del drama, como el aliento agitado de
así, lo tenia grabado en el corazón. Familiari- quien sube una montaña y se detiene para respi-
zado, á causa de mi larga permanencia en Ita- rar de cuando en cuando. Antes que yo hubie-
lia, con el idioma, no me costaba trabajo hallar se llegado á la mitad de la historia la pobre ni-
las frases que se deslizaban de mis labios, como ña habia olvidado su reserva algo salvage para
si fuera mi idioma materno. conmigo. Yo sentía el calor de su respiración
Apenas habia comenzado esta lectura, cuando en mis manos: sus cabellos se rozaban sobre mi
las fisonomías de nuestro corto auditorio cambia- frente, y dos ó tres lágrimas ardientes calan de
ron, y tomaron una espresion de atención y de sus mejillas humedeciendo las páginas del libro
recogimiento, indicio seguro de emoción. muy cerx;a de mis dedos.
¡Hablamos encontrado, por fin, la cuerda que
vibra igualmente en el alma de todos los hom-
bres de todas las edades, y de todas las condicio-
nes; la cuerda sensible, la cuerda universal, la
XIIL
que encierra en un solo sonido la eterna verdad
del verdadero arte: la naturaleza, el amor, y Dios!
Escepto mi voz lenta y monótona, que tradu-
cía literalmente á los pescadores aquel poema
del corazón, no se oía ningún otro ruido que el
producido por sordo y lejano golpeteo de las
el
XIL ondas de la mar, que azotaban la costa allá abajo
á nuestros pies. Hasta este ruido estaba en ar-
No habia leido aún mas que unas cuantas pá- monía con como un presentimiento
la lectura: era
ginas,y ya viejos, jóvenes, muchachos, todos ha- del desenlace de la historia, que murmuraba en
blan cambiado de actitud. El pescador con el el aire desde el principio de la relación. A me-
codo sobre las rodillas y el oido inclinado hacia dida que ésta se adelantaba, parecía interesar
mi lado, se olvidaba de aspirar el humo de su mas y mas á nuestros sencillos oyentes. Cuan-
pipa. La anciana abuela, sentada frente á mí, do por casualidad titubeaba yo antes de encon-
tenia la barba apoyada sobre sus dos manos, con trar una espresion propia que correspondiera á la
el ademan de las pobres mugeres que escuchan la francesa del original, Graziella, que desde algunos
palabra de Dios, prosternadas en el templo. Bep- momentos antes tenia la lámpara cubierta con
po se habia apeado del muro del terrado, adonde SU delantal para resguardarla del viento, la acer-
24 LAS CONFIDENCIAS.
caba tanto en su impaciencia á las páginas, que Cuando llegué al pasage en que Virginia, lla-
casi las quemaba, como si liubiera creido que mada á Francia por su tia, siente que, por decir-
la luz del fuego debiera hacer perceptible á mis lo así, su corazón se destroza doblemente, por-
ojos el sentido intelectual del libro, y sacar de que padece por ella y por Pablo, y se esfuerza en
mis labios las palabras. Yo alejaba sonriendo consolar á éste, bajo la sombra de los cocoteros,
la mano que sostenía la lámpara, sin apartar la hablándole de su próxima vuelta y le señala el
vista de las páginas, y sentia mis dedos empapa- mar que va á separarlos, entonces cerré el libro,
dos en las lágrimas de la joven. y dejé la lectura para el siguiente dia.
BENEFICEííCIA PUBLICA.
«sa-
—^.i>-^H5>?.^^:o£S2^¿%í<S22^-¿'2^-Í:-;;-^—
Las salas de asilo ó escuelas para los niños de criaturas infelices que comenzaban á aprender
la primera edad, son establecimientos caritativos maquinalmente el vicio, ó que tal vez morían en
donde los niños de ambos secsos pueden ser ad- el desamparo, por la desidia o por las ocupacio-
mitidos, desde los dos hasta los seis ó siete años, nes de sus padres.
para recibir los cuidados de sobrevigilancia ma- La Inglaterra trasportó á su suelo esta crea-
ternal y primera educación, según la naturaleza ción bienhechora: pronto el espíritu de asociación
El objeto de las Salas de Asilo, como hemos di- mo ningunos Para plantearlos, es necesa-
otros.
clio en un principio, es preparar á los niños, di- rio no aspirar de luego á luego á una perfección
rigiendo sus primeras impresiones á la instruc- completa.
ción primaria. En vano nos esforzaremos por estender en este
Esta sustitución maternal, para espresarnos lugar todas las teorías sobre la enseñanza de la
con la delicada ternura de Degerando, tiene por métodos que he con-
tierna niñez: de los diversos
objeto el cuidado del niño en su físico y en su sultado he deducido que ellos dependen en un
moral; quiere separarlo de esas reuniones de des- todo de la moralidad, talentos y aptitud de los
ordenada holganza y abandono en que entrega- directores.
dos á la vida animal, se crian glotones, enfermi- Ellos, empapándose en el espíritu de su misión,
zos, débiles, anticipan su malicia, y perecen por el deben evitar el hastío en los niños; deben pre-
descuido; quiere arrancarlos de las tabernas don- sentarles sus lecciones mas como una variación
de conducen sus padres, por hábito ó por no
los de sus juegos, que como una tarea; deben intro-
tener dónde, ni á quien dejarlos, y donde apren- ducir en sus solaces los ejercicios gimnásticos,
den los vicios mas asquerosos, anticipándose la acomodados á sus cortas fuerzas; deben acomo-
malicia y predisponiéndose para el vicio y para dar sus métodos al clima, á los recursos de las
el crimen. Quiere por último utilizar los brazos poblaciones, á la posición social de los niños y
de las madres de familia, esclavas de sus hijos, las aun á sus necesidades y caprichos.
cuales, viéndolos bien cuidados, se dedicarán al Se ha recomendado para este difícil encargo,
y
trabajo para alimentar á esos mismos hijos, con en mi entender con sobrada justicia, á las seño-
provecho de la moralidad pública y de sus pro- ras; en efecto, sus tareas mas son de una buena
pios intereses. madre de familia que de una preceptora.
La organización de las Salas de Asilo se aco- Las juntas ó sociedades para el fomento de las
moda por su naturaleza á la capacidad de todas Salas de Asilo, las han compuesto en muchos lu-
las fortunas, y puede producir sus benéficos efec- gares señoras, y en México seria esto tanto mas
tos respectivamente, desde la condición mas hu- realizable, cuanto que vemos el brillante esta-
Inspirar á los niños, por medio de pláticas y tencia personal, á la eficacia y bondad del bello
oraciones orales, los sentimientos de amor á Dios secso.
y á sus semejantes, así como las mácsimas sa- También pudieran dedicarse los conventos de
pientísimas y sencillas del cristianismo; robus- ambos secsos: ya en algunos se han establecido
tecer sus cuerpecitos por medio de ejercicios ade- escuelas para niños y niñas, y con una ligera mo-
cuados á su edad, é iniciarlos lentamente, y en dificación, quedarían convertidos esos estableci-
medio de los mismos juegos, en diversas horas y mientos en casas de Asilo. Las personas que se
sin tarea, en los rudimentos de la primera ense- entregan á la vida contemplativa, son las mas
señanza; he aquí el objeto aparentemente insigni- propias para la enseñanza, así por su instrucción y
ficante, pero útilísimo, de las Salas de Asilo. buenos modales, como por el placer que alcanzan
Debe elegirse para esto un local amplio, sano en su trato social con los niños cuando su institu-
y bien ventilado; si fuere posible, contiguo á al- to religioso les veda otras relaciones. En este si-
gún jardin ó arbolado, donde puedan correr y ju- glo de irreligión no han perdido su influjo los
~
gar los niños en sus horas de recreo. vivos y dulces recuerdos de la infancia;
y tal vez
Unas cuantas bancas, algunos cartones de Lan- ellos solos son los que conservan para muchos
caster en las paredes, y un pizarrón, serian los hombres las creencias de nuestros padres, y en
útiles mas indispensables. esos recuerdos tendrían garantías y defensores
Pueden agregarse algunas pinturas de figuras los establecimientos monásticos, si lograsen im-
geométricas, de útiles de labranza, de animales y pregnar la sociedad de ciudadanos útiles é in-
de otros objetos que, por medio de esplicaciones fluentes que, á la sombra de un claustro hubiesen
breves y claras, inicien á los niños en los princi- desarrollado sus fuerzas físicas y sus facultades
pios de las ciencias. intelectuales.
De todas maneras estos asilos ccsigen cortísi- La mayor parte de los conventos poseen jardi-
mos costos, y se prestan á la caridad privada co- nes y locales amplios y ventilados, que pudieran
26 SALAS DE ASILO.
consagrar á tan santo objeto; ni faltan esos ele- feliz á su lado, llora, y se pierde, y perece, sin que
mentos en los curatos: resta solo que las autori- se sepa cómo.
dades superiores, eclesiática y política, tomen la Los hijos de las mugeres que se emplean en
iniciativa en la empresa, y faciliten los recursos las fábricas y talleres, quedan absolutamente
indispensables que, como hemos manifestado, se- abandonados á su suerte, por horas enteras, va-
rán poco costosos. Entendemos que el Ateneo, gando por las calles ó en las vecindades de las
la Academia de Letran, los colegios y otros insti- casas, ó dados á guardar, donde se enferman
y
tutos científicos y literarios, se prestarían con su- desmoralizan.
ma complacencia á estender los reglamentos y Cierto es que en
haciendas y entre los hi-
las
formar los métodos de enseñanza que se les pi- jos de los labradores en general los niños comien-
diesen para las Casas de Asilo. zan á ser útiles á sus padres desde muy tempra-
Por la naturaleza de ellas deben dividirse los na edad, y la privación de sus servicios, es un mo-
niños en dos secciones, una que comprenda á los tivo que los aleja de las escuelas. Pero esto no
niños de dos á tres años, y la otra desde los cua- habla con los niños á quienes nos referimos, que
tro á los siete. en los pueblos, aldeas ó rancherías, ó acompañan
La primera sección debe atenerse á un método á las madres ignorantes y de pésimas costumbres,
de vida en que no se le fatigue para nada, en que ó quedan encerrados en un cuarto ó jacal húme-
la ordenación de sus juegos y el ejemplo sean do, infecto, lleno de humo, y espuestos á toda cla-
La segunda sección requiere otras atenciones, forzar á los padres de familia que tienen necesi-
que no detallamos porque, como antes se ha di- dad de á reconocer sus ventajas, y plantear
ellas,
cho, depende en gran parte de los encargados de algunas, aunque tengan imperfecciones en sus
los establecimientos. principios.
Algunos autores recomiendan la creación de Para lo primero nada mas eficaz en mi concep-
escuelas para profesoras, donde instruyéndose del to que escitar la caridad de los curas, de los vi-
carácter de la institución de que van á encargar- carios capitulares, y de los prelados de los con-
se, puedan producir mas benéficos frutos. Es- ventos, á fin de que franqueen los locales necesa-
tas podrían establecerse en las capitales de los y que en sus pláticas á los fieles hagan
rios,
Estados y en el Distrito, en la misma casa de la comprende á los padres de familia que es de sus
Cuna, donde, bajo la observación y vigilancia de mas sagrados deberes atender á la moralidad,
la junta de señoras, podrían aprender, sirviendo cuidado y educación de sus hijos, y que nada
de recomendación especial á las que cursaran es- es mas propio para conseguir este objeto, que las
ta escuela normal, el certificado de la misma jun- Salas de Asilo, haciendo que en las iglesias, como
ta, de aptitud y moralidad, que obtuviese la direc- están los cepillos de las ánimas y cofradías, pon-
tora. gan otros para socorro de los niños indigentes,
Si en todas partes se han considerado como porque la caridad es la primera de las virtudes, y
útilísimas las Salas de Asilo, entre nosotros se su ejercicio el primero de los deberes sociales de
deben mirar como indispensables. un cristiano.
Todos somos testigos de la indolencia bárba- Las juntas de beneficencia, para este objeto y
ra con que la clase ínfima trata á sus hijos. Dia otros de instrucción y caridad pública, debian
á dia presenciamos escenas que de puro repeti- impulsarlas los ayuntamientos, de acuerdo con los
das nos son indiferentes; pero que no por eso de- curas y las personas mas influentes de las pobla-
jan de ser salvages y repugnantes. ciones.
Las indias conducen á sus hijos á la espalda; En el mas miserable no puede faltar
lugarejo
los dejan en el mercado al lado de sus asnos, y una pieza amplia, cercana á una huerta ó arbole-
ellas se entregan á sus ocupaciones ó á sus vi- da; unos cuantos petates y una brocha ó carbón
cios. Como el de la bebida es el mas frecuente, para pintar unas letras en la pared, y desde este
suele suceder que la madre con todo y cria- estado humildísimo pueden elevarse las Salas de
tura quede tendida ebria en el suelo; y el niño in- Asilo, hasta el que guardan las infants schools de
J
ESPTirü)
SALAS DE ASILO. 27
Inglaterra, ó las escuelas conservadoras (éeoles ¡Feliz mil veces yo, si logro llamar la atención
Las Salas de Asilo se prestan para unir en ellas sobre una materia tan interesante! ¡Muy feliz si
los dos secsos, tanto para la vigilancia que deben bay uno que, inspirado por nuestras líneas, diga
tener, cuanto porque en la edad de los que con- á los niños con la ternura del Salvador del lauTX'
curren no es de temerse los inconvenientes que do:_iVi¿?los, venid á mí!
de.su mezcla resultan en otras escuelas. En las Guillermo Prieto.
que se funden en los conventos puede conciliarse
la separación de los secsos. (Escrito para el Álbum.)
^eippnppp^Tsinrir^'r^
UNA ESCELENTE EDUCACIÓN, hacia dia á dia mas eesígente, al estremo de ser
uno de aquellos caracteres nerviosos, ecsaltados,
Muchos de mis han conocido á Br¿-
lectores incomprensibles, que son el martirio de cuantos
gidita Espino, ¡hermosa muchacha! con su cuer- tienen la desdicha de tratarlos.
pecito pequeñuelo y lleno de agilidad y bizarría; Pasaron los caprichos de niña, y vinieron los
con su piececito que cabia en la palma de la ma- delirios de joven: la atormentaba su posición os-
no de un niño; tan viva, tan sagaz, tan querida
y cura; queria aire, vida de esplendor y juventud;
mimada de su señor padre (y que era un insur- las lisonjas de sus admiradores irritaban ese ins-
gente furibundo, que no sufria que nadie le gallea- tinto vehemente de agradar, y era víctima el in-
ra y que el que lo veia reir podia asegurar que feliz viejo que, ocultando á su misma hija su ver-
Labia puesto su pica en Flandes): oid su historia- dadei'a situación, la hacia aparecer en un rango
Como al principio hemos indicado, Brígida era muy superior á sus escasos é inseguros haberes.
hija única de un insurgente rígido, pero estraor- Cuando Brígida salia á la calle, deslumhraba
dinariamente amoroso y bueno con su hija. La de elegancia y de hermosura; el padre iba adjun-
circunstancia de ser ésta huérfana de madre, la to, con su capa color de pasa, su sombrero mayús-
hacia mas recomendable á los ojos de mi teniente culo y raido, su chaqueta militar, y su pantalón
coronel retirado^ que la llevaba á su lado por to- anuncio de lluvia; pero lleno de íntima satisfac-
das partes: á cierta edad tan bien sabia disputar ción,porque un padre vive y goza con la felici-
de federación y centralismo, como sobre la indo- dad de sus hijos.
lencia de los ministros de hacienda, como sobre A pesar de estos afanes y de esta consagración
algunos otros ramos que constituían su iniciación paternal, quehemos tratado de bosquejar, Brígi-
en los misterios de la vida que su señor padre da jamas estaba contenta: veia á otra mas elegan-
frecuentaba. temente Vestida que ella, y eso era bastante para
La conciencia que asistía á la joven, de que que su mal humor, se desarrollase: su padre se di-
con solo querer se hablan de cumplir sus meno- lataba, la encontraba llena de lágrimas, rehusan-
res gustos y sus caprichos mag estravagantes, la do comer, hundida en la desesperación. Perma-
28 EL ESPINO.
necia dias enteros sin dirigir á nadie la palabra; ra su mejora de fortuna concibió el anciano da-
era el azote de sus criados, y el tormento de sus do al demonio.
amigas, quienes, no obstante, la querían, por algu-
nas eminentes virtudes que la adornaban.
TAL, PAE,A CUAL.
Sus amores fueron otras tantas asonadas; no
eran amores; eran revueltas en toda forma, pri-
Fué el caso, que en la tertulilla que frecuenta-
mero afectuosa; después, llena de celos y furores;
ban D. Jacinto Espino (así se llamaba el insur-
eran diez dias de entredicho y uno de reconcilia-
gente) y su hija, habia un militarcito de estos
ción. Rompimiento de cartas, lágrimas, proyec-
de pelo en pecho, atrabiliario y suelto de lengua
tos de convento y amarguras sin cuento.
y coyunturas; era un tronera en la ostensión de la
El padre siempre amoroso, siempre sufrido, era
palabra, inquieto, alborotador, pendenciero,
la reserva de esta alma impetuosa, sensible y de- y que
ni en su boca habia crédito seguro, ni en sus ac-
lirante, que no encontraba medio de agradar á
ciones dejaba de haber motivo de censura ó re-
quien tanto amaba.
prensión.
—Hija de mi corazón, no estés triste; es for- Este- chico, con su desparpajo marcial, ponia
zoso que te distraigas. á Brígida de oro y azul; la trasladaba en carica-
— que meSí, distraiga; porque ya me ve us- tura,y se hacia rajas hablando de su genio y sus
ted con indiferencia. amores.
—No por es eso, hija, sino para que varíes de Llegó á oidos de Brígida la conducta poco ca-
objetos;para que estés contenta. ballerosa de Chucho Espolín, y ardió en deseo de
—Bien, porque ya sí; le peso á usted; porque venganza; pero el aturdido detractor se le desli-
quiere que me vaya de su lado, para que varíe de zaba de entre las manos, como una anguila, y re-
objeto, ¡pobre de mí! y lloraba que era de partir sultaba por otra parte, riendo de su impotente
el corazón. perseguidora. Un dengue, se lo pagaba con un
Los amantes se succedian, como ministros en desaire; una ironía, con un sarcasmo; una recon-
nuestra tierra: es decir, cada lunes y martes. vención, con una burla.
Los portazos de las vidrieras, los dengues de Este jueguecito, como suele suceder, dio por
balcón, y una que otra palabra furibunda, eran resultado para la Brígida una verdadera pasión,
primero todos los indicantes de la llama amoro- pero llena de celos, de impertinencias y de in-
sa; después, ya eran avisos al padre, su interven- quietudes. •
,
ción y el repetirse tercetos á cuales mas cómicos No dejó que le fuera en zaga Chucho, que se
y singulares. volvió amartelado, sí; pero suspicaz, celovso, an-
Es de advertir que el insurgente, que con tanta tuerpio como la misma Brígida.
repugnancia, y acaso vencido por los empeños res- ¿Por qué forma el destino estas alianzas para
petables de alguno de los novios, entraba en las mutuo tormento? ¿Por qué hay gentes que con-
primeras conferencias, era el primero que urgido vienen, profanando el amor, en hacer recíproca-
por su hija, tenia á poco tiempo que lanzar al re- mente su desdicha? Quédense estas observacio-
probado pretendiente, y darse en espectáculo por nes para los que escriben misterios del corazón y
causas siempre fútiles, y que él eternamente igno-
del alma, y sigamos.
raba.
¡Quién tuviera la fácil pluma del autor de la
Por otra parte, las escaseces del viejo desdi- Gratomáquia, para describir esta pasión, toda es-
chado, hacian á cada momento mas y mas crítica cándalo, toda ahullidos, toda insurgencia y re-
su posición; sus deudas crecían, las necesidades belión !
de la muchacha se redoblaban, y las cosas llegaron No so necesitaba mucho para que este estrepi-
á, un estremo de que no podían subsistir bajo el toso drama joco-sério llegase á los oidos de D.
pié de vida que tenían. Jacinto, que interrumpió su viagey entró en cam-
Así es que, atrepellando por todos los obstá- paña, ya con su hija, ya con su invasor, ya por
culos, se decidió á pretender la comandancia del fin, con los dos, dando tajos y reveses á diestra
mucliaclio. La casa ardia, la vecindad gozaba peñado de letrados ponzoñosos? ¿qué réplica de
todas las delicias de la murmui'acion, y los espec- acalorado meeting? ¿qué polémica de periódicos
táculos caseros, se sucedian en breves horas. de nuestros dias puede compararse ni de lejos
D. Jacinto estaba con en
y re-
el pié el estribo, con aquel amor de cantárida, en que se destro-
solvió dejar á su hija en un convento, pasando zaban los ecsaltados amadores?
por todos los trámites, desde la solicitud al señor De la desesperación y las vias de hecho, se re-
vicario, hasta los desmayos, las rabietas y furias currió á y supo darse Espolín tales ma-
la astucia,
'''En queriendo la onuger, ha de ser:'' ge su bien calculado rapto, tomó las precauciones
siguientes:
Como ahora se usa decir, es forzosa una mira-
Primera: Sedujo á la criada de Doña Domin-
da retrospectiva, para poner á mis lectores al
ga, para que todo papel que esta escribiese se lo
corriente de los sucesos de esta tan cierta como
entregase, y todo paso que diera lo pusiera en su
verdadera historia.
conocimiento.
Antes de partir, el impertérrito D. Jacinto, de-
jó á Brigidita, como hemos dicho, en el convento; Segunda: Rumbo Oriente de esta hermosa ciu-
pero bajo la vigilancia de una anciana por demás dad, cercano al ex-templo de Loreto, hay una ca-
severa y circunspecta, llamada Doña Dominga suca, que en aquella época era refiigiitm pecato-
Verdolaga, especie de agente de policía paterna, rum y no habia ni ex-^aloma inocente^ ni falsea-
apostado fuera de los muros del convento. Pe- dor de moneda, ni reo prófugo, ni colegial perdu-
ro lo que va á sorprender á mis lectores, es, que lario, ni rufián en adversa fortuna, ni supuesto
aquellos escándalos y sinsabores, aquellas angus- mendigo, ni casada apóstata, ni revolucionario te-
riñas, aquella misma precaución conven- nebroso, que no conocierar y frecuentara: allí to-
tias y .
tual era tardía, porque la joven Brígida tenia mó una vivienda Espolín, con toda solemnidad,
sus razones para saberlo, y el público, á determi- y estendfó el círculo estenso de sus acreedores
nado tiempo,-por precisión debia tomar conoci- para hacerse de algunos jnuebles.
miento de lo que ya he indicado cuanto me es Tercera: Arregló en su casa las cosas, de ma-
por actos á que estaba en estremo acostumbrada; gran suma en viandas esquisitas y algunos obse-
pronto cambió de sufridas nanitas; se reveló con- quios, para pasar aunque fuese por algunos dias
tra las reglas establecidas, y trajo el convento en una vida de personas decentes.
peso, como suele decirse. Sacristanes, porteras, Con mucho mejor pensado y dirigido
este plan,
mandaderos y' confesores todos andaban como sin que muchos de los que han costado mucha san-
brújula, merced al carácter diabólico de aquella gre, verificó (y aquí se anuda el trozado hilo de
2ebra indomable y metida por una trabacuenta mi narración), su escandaloso rapto Espolín.
en la casa del Señor. Aquella falsificación de la luna de miel, fué es-
Espolín se mostró digno émulo de su adorado tupenda, y la corte de los milagros se regocijó al
tormento: vivia en la iglesia: en ella establecía estremo con el advenimiento de un refuerzo tan
sus telégrafos de la manera mas desvergonzada digno y confortable.
del mundo: andaba á los trompis con los sacris- La previsión de Espolín, sobre la seducción de
tanes: á los padres capellanes los traia á mal vi- la criada de Doña Dominga surtió los mas bené-
vir, y no bastaban para contener á aquel par de ficos efectos, pues que la estafeta se trasladó al
furias, ni el ejemplo, ni súplicas, ni reconvencio- bolsillode Espolín, y la interceptación fué abso-
nes, ni poder ninguno. luta por mucho tiempo, haciendo, para alejar to-
Si tan amartelados y decididos estaban los da sospecha de fuga, que Brígida escribiese por
amantes, juzgando por las apariencias, la parte sí y á nombre de su tutora, á quien suponía de
epistolar ardia verdaderamente; ¿qué pleito em- vez en cuando enferma ú ocupada. A estas epís-
XOM. II.—II. 5
. .
30 EL ESPINO.
tolas solia acompañar algún escapulario, ó carta Seguía el no cenar, el reñir, el despertar de la
conventual, con lo que tenia al. padre completa- infeliz criatura; la riña y el infierno.
mente tranquilo. Otra jovencita vino á completar este cuadro,
Pero realmente, la vida de aquel matrimonio que aunque me empeño en describir con la su-
anticonstitucional, era malditísima; una niña ino- perficialidad posible, era horroroso, era la espia-
cente habia venido á ser testigo y víctima de la cion mas dura, mas inflecsible que se puede ima-
sempiterna contienda de los autores de sus dias. ginar.
— me engañarás:
Sí; de vienes tus diversiones,
paro le dejó ante su ojos un porvenir de llanto y
de mugeres, de tu
tus vienes prostitución; harto.
de desprecio para
—Me muero de hambre. ella, de miseria, de orfandad
parte,
¿quién la admitirla con sus hijas?
¿cómo ir de puerta, en puerta, entre sus
otra
— ¡Hola, chica, qué feliz eres en mi ausencia! se abandonándolo todo, se dirigió á la capital, su-
conoce que tienes que te divierta mas que yo! Ya po al fin, ebrio de ira, el paradero de su hija, y se
se ve, un tonto que se mete en lo que yo ... dirigió á su habitación.
—Estaba contenta porque pensaba en que tú La hija todo lo ignoraba; salia á uno de los con-
venias alegre. vites con que la obsequiaban sus malas amistades,
— qué presentimiento! ¿No
Sí, porque seria te y en que estaba á punto de perderse; á su salida
oyera cantar el vecino?- presentaba ese contraste singular de otras muge-
— El vecino es sordo. res que se le parecen; es decir, ella en trage mag-
— ¡Infame! pero ve mover
es sordo, te la boca, nífico de baile, sus hijas en la mas triste des-
^ <//x/r y
EL ESPINO. 31
males, se lanzó furioso sobre ella, pronto á des- de la cual la adjunta es copia, en que se represen-
pedazarla; ella y las niñas lanzaron gritos de es- tase el triste fin de Brígida, simbolizando al pa-
panto dre y al agente de policía que fué en aquel dia de
duelo á descubrir el paradero de Brígida, en los
En este momento la Encantadora de las flores dos podadores que en actitud espresiva y amena-
restituyó á la flor del Espino (que no era otra la zadora traza á los lados del grupo que va al frente
desdichada Brígida) á su primitivo ser, y para de este artíeulo, el talento inmortal de Grrandville.
que fuese para ella un recuerdo, y para que sir-
D, DE A.
viese de ejemplo á otras jóvenes caprichosas y
mal educadas, hizo que se grabase una estampa, (Escrito para el Álbum.)
Los grandes hombres son hijos de los grandes ció en Nolay, y recibió de su padre los primeros
acontecimientos. En una nación en que reina rudimentos de su educación, que no podian ve.
el orden, en que la tranquilidad no se perturba, nirle de otra parte, supuesto el triste estado de
no hay lugar á que aparezcan esos genios distin- una familia compuesta de diez y ocho hijos. Ya
guidos á quienes no favorecen las' circunstancias: de alguna edad entró al colegio de Autun, don-
cuando, por el contrario, las sociedades pasan por de se dedicó, especialmente al estudio de las ma-
trastornos que cambian completamente su faz, temáticas, ciencia que debia serle tan útil después
salen á luz hombres eminentes, destinados por para la carrera militar ,
que abrazó , y á la
la Providencia para hacer efectiva la realización que profesaba una inclinación poco común. Sus
de una obra importante. progresos en este ramo, así como en otras cien-
Pero aun en eso se distingue de las demás la cias, y particularmente en fortificación, fueron
revolución francesa de 1789. Es probable que sobremanera notables. El elogio de Vauban
nunca vuelva á presentarse un conjunto igual de obra de Carnot, premiado por la academia de Di-
hombres ilustres por cuantos títulos pueden dar jon, y escrito con un talento notable, dio principio
derecho á la celebridad. Época escepcional fué á la reputaciondel joven autor.
aquella, en la que es inmensa la serie de hombres Estalló entre tanto la revolución, halagando los
distinguidos que se cuentan entre Mirabeau y ánimos con sus teorías seductoras, que prometían
Labedoyere; entre la apertura de los estados ge- en vez de un sistema vicioso é inadmisible, una
nerales y la derrota de Watérloo. era nueva de libertad, de progreso, de gloria.
Lázaro Nicolás Margarito Carnot, no es de los La juventud ardiente de la Francia es arrastra-
que ocupan un lugar de segundo orden en esa se- da por el torrente revolucionario, que no puede
rie numerosísima. El 13 de Mayo de 1753, na- resistir, y abraza con valor los principios de una
32 CARNOT.
reforma que debia conmover hasta sus cimientos te, entre las que la mas notable fué la de Houds-
á todas las naciones de la Europa. Carnot, que choote, que tantas pérdidas ocasionó al ejército
no tardó en ocupar uno de- esos puestos en que La convención caminaba á grandes pasos en
.es fácil darse á conocer. Sin embargo, enemigo el sendero de la revolución, desempeñando ya el
de no fué del número de los
las ecsageraciones, papel asombroso que le estaba reservado, de dar
que quisieron desde luego pasar de uno á otro al mundo el ejemplo de una asamblea que se apo-
de los estremos de la cuestión política que se di- dera de todos los poderes y dirige las operacio-
lucidaba. Decidido á sostener la constitución, nes de la guerra con esa actividad, con esa des-
empezó desde entonces á sustraerse de los esce- treza que casi es imposible encontrar mas que
sos que mancharon una revolución tan noble en en una sola cabeza bien organizada. Si en algu-
su origen y en sus tendencias. Ninguno de los na cosa es plausible la concentración del poder,
los sangrientos dias de Septiembre lo vieron figu- imperio de la guillotina, se eubria de gloria sos-
rar entre los que se descarriaban del buen cami- teniendo una lucha de gigante contra los solda-
no, para preparar la humillación interior del pais, dos de la coalición. "El ejército, ha dicho con
compensada á verdad por su grandeza en el
la mucha justicia el ilustre vizconde de Chatea-
esterior, gracias á las hazañas de los ejércitos que briand, refiriéndose al francés; el ejército puso
combatieron contra la formidable coalición eu- su espada en uno de los platillos de la balanza,
ropea. para que sirviese de contrapeso á la cuchilla re-
El verdadero teatro en que debian lucir los ta- volucionaria." Convengamos en la esactitud de
lentos de Carnot, era el de las operaciones milita- esta observación; pero hagamos á la estraordina-
res. Los reveló desde luego, en la misma asam- ria asamblea que gobernaba á la'república, par-
blea legislativa, y por tal motivo se le envió al tícipe, hasta cierto punto, del elogio que antecede.
ejército del Ehin, que le fué deudor de grandes Proclamada por Danton la comisión de salva-
mejoras. ción pública, de la que no quiso formar parte, po-
co tardó ésta en hacerse omnipotente, dominan-
Concluida la asamblea legislativa, sustituyóla
do á la convención, y siendo el verdadero y úni-
la convención, para la que también fué nombra-
co poder de la Francia. Poco después de esta-
do Carnot. Desplomado el trono, proclamada la
blecida, entró Carnot al seno de aquella comisión,
república, se procede al juicio del rey, y se decre-
destinada, según la elocuente frase de un histo-
ta su muerte. Carnot fué uno de los que vota-
riador moderno, "á cargar durante catorce me-
ron en este sentido; pero lejos de que lo anima-
ses con todos los peligros, todos los poderes, to-
ra el deseo de sangre, que se notaba en muchos
das las glorias y todas las maldiciones de la pos-
de los representantes, su sufragio no fué sino el
teridad."
penoso cumplimiento de un deber que miraba co-
No obstante, para ser justos con Carnot, debe-
mo sagrado. En esa época, como en tantas otras
mos decir que partícipe de los peligros, de los po-
de su vida, sin mas norte que su conciencia, sin
deres, y de las glorias, no lo ha sido de las mal-
otro consejo que su convicción, quiso posponerlo
diciones, porque en vez de prestarse á los actos
todo á sus obligaciones, y pronunció uno de los
crueles y sanguinarios de varios de sus compañe-
votos que hicieron caer la cabeza del desgracia-
ros, solo se ocupaba en unión de Roberto Lindet
do Luis XVI. Carnot tuvo bastante energía
y de Prieur (de la Cote-d'Or) en hacer grandes
para alabarse por esta lucha, después de la res-
servicios á su patria. ^Su habilidad en el ramo
tauración. El ejército de los Pirineos, al que
de guerra, que se le asignó en la distribución ge-
Carnot fué enviado por la convención, se encon-
neral de los pertenecientes á la administración
traba en el estado mas deplorable: merced á sus
pública, ha sido comprobada con actos tan impor-
cuidados, en poco tiempo varió enteramente de
tantes, que era una opinión muy cstondida la de
aspecto, y contó con los elementos necesarios pa-
que organizaba la victoria. "Tocó á Carnot, dice
ra adquirir triunfos du grande importada. Pos-
Lamartine, (*) la suprema dirección militar, los
teriormente cooperó también con eficacia Carnot
á las vctorias alcanzadas por el ejército del Nor- (*) Historia de los Girondinos.
CARNOT.
planes de campaña, la inspiración de los genera- el Austria lo puso en pugna con sus compañeros,
les, y corrección de sus desaciertos, la
la crítica que opinaban por la continuación de la guerra.
preparación de las victorias, y la reparación de Enemigo de de las ecsageraciones, se opuso á las
los descalabros. Carnot fué el numen armado que entonces descarriaban á la Francia del buen
de la Francia, que amparó las fronteras durante sendero. De aquí provino el que entonces se le
las convulsiones del corazón de ésta y el agota- acusara de que desertaba de la bandera bajo la
miento de sus venas. Prieur ausiliaba á Carnot que habia servido, de que abrazaba la causa de
en los pormenores. Quince horas dirias de tra- la contrarevolucion, de que se inclinaba al realis-
bajo, y la imaginación embebida en todos los ma- mo. El tiempo ha hecho justicia de semejantes
pas y posiciones de aquellas campañas, alentaban y reconocido el patriotismo con que
acusaciones,
y no podian rendir el genio organizador de Car- obraba en aquella época como siempre, Carnot,
net. Entraba en su gabinete, con la sangre fria enteramente consagrado á lo que creia que era
y el ardor de los campos de batalla: tenia ademas la salvación de su pais.
el don de los hombres apuntando con su mano La revolución del 18 Fructidor le arrebató por
los nombres, del porvenir; y Pichegru, Hoche, segunda vez el poder, haciéndolo víctima de una
Moreau, Jourdan, Desaix, Marecau, Bruñe, Bo- injusta proscripción. Obligado á emplear sobre
naparte y Kleber, fueron entretanto héroes futu- este acontecimiento un lenguaje fuerte y apasio-
ros, acierto de su discernimiento." nado, le hizo respirar, por decirlo así, el amor
Para salvar á la Francia de la crítica posición mas tierno á la Francia. "¡Oh Francia! decia,
en que entonces se encontraba, porque sitiado ¡ó patria mia! ¡ó gran pueblo, verdaderamente
Maubenge por el príncipe de Cobourg, bastaba grande! en tu suelo feliz tuve la dicha de nacer;
una victoria para llevarlo á Paris, se decidió no puedo dejar de pertenecerte sino dejando de
confiar á una batalla los destinos de la repúbli- ecsistir! Tú encierras todos los objetos de mi
ca. Ganóse por fortuna la acción de Wati- cariño: la obra que mis manos han contribuido
quies, en la que Carnot se distinguió, peleando á formar; el honrado anciano que me dio la vida;
al lado del general Jourdan. Posteriormente al- una familia sin mancha; amigos que conocen el
canzó éste la victoria de Fleurus, que lo ha inmor- fondo de mi corazón; que saben si una sola vez he
que tuvo también su parte Carnot, concebido otro pensamiento que el la ventura de
talizado, y en la
quien escribia á Saint- Just continuamente: "Una mis compatriotas, ni formrdo otros votos que los
Y en fin, mientras Carnot estuvo encargado de Los desaciertos del directorio llevaban á la re-
la dirección de la guerra, fué constante la serie pública á su perdición, que hubiera sido infalible,
de triunfos obtenidos por las armas francesas. á no haberlo derrocado la mano de Bonaparte,
El 9 Termidor echó por tierra el poder de Ro- para sustituir con un sistema firme el débil que
bespierre, é hizo caer á la famosa comisión de habia causado tantas desgracias. El general en
salud pública, llevando al cadalso á varios de gefe del ejército de Italia y de Egipto, sabedor de
sus miembros. Entonces dio Carnot una de las los desastres que agobiaban al pais que habia deja-
muestras mas reelevantes de la grandeza de su ca- do tan respetado, vuelve á su patria á hacerse
rácter. Por un rasgo poco común de audacia y dueño del poder por un acto de audacia, vitupe-
generosidad, quiso asociarse al destino de sus co- rable en estremo, si no lo hubiese justificado con
legas en el proceso que se les formó, aunque ma- un gobierno que llevó á la Francia en pocos años
nifestó alguna debilidad en la parte de su defen- al pináculo de la gloria, de la grandeza y del poder.
sa, relativa á las firmas puestas en todas las órde- La revolución del 18 Brumario, es el princi-
nes de la comisión. pio de una era, tan notable por los triunfos alcan-
La reputación que se habia ganado con su con- zados en el esterior, como por la organización in-
ducta, lo hizo acreedor á que la convención lo terior, que todo lomejora y lo engrandece. El nue-
nombrase miembro del directorio ejecutivo. El vo gobierno se inaugura con actos que merecen
papel que allí dejsempeñó fué el que correspon- la aprobación general, y entre los que se cuenta
día á sus gloriosos antecedentes. Encargóse de el que llama á los proscriptos de Fructidor al se-
nuevo de la dirección de los negocios militares, no de una patria que no han dejado de amar.
en la que desplegó grande habilidad. La paz con Carnot es uno de los favorecidos; pero el primer
34 -CARNOT.
cónsul que aprecia sus virtudes, que hace justicia cuya concesión era á la vez uno de los últimos
ejército de reserva, Carnot fué un ausillar bas- suno al servicio de la ambición, era un rasgo de
tante útil. Tuvo la misión de ir al cuartel general valory de moralidad, de que pocos eran capaces,
de Moreau, que mandaba el ejército del Rhin, á defender las instituciones que amenazaban ruina,
impulsarlo á que cuanto antes pusiese por obra y oponerse á la elevación del que pronto iba á
su plan, ya que no habia tenido la comprensión ser omnipotente. Carnot dio ese raro ejemplo
ni la audacia necesarias para ejecutar el del pri- de virtud. Su voz fué la única que se levantó en
mer cónsul, cuya posibilidad
y escelencia se pro- el tribunado para rebatir la moción de su compa-
baron de una manera inequívoca en campañas ñero Curée; y al mérito de haberse singularizado
posteriores, Carnot desempeñó satisfactoriamen- con su oposición, agregó el no menos reelevante
te su comisión, después de lo cual, volvió á Pa- de haberla hecho, no con la furia de un demago-
rís á continuar en los trabajos de su ministerio. go que tiende á perturbar la tranquilidad públi-
Poco tiempo permaneció en él, pues tuvo que ca, sino con la firmeza de un ciudadano que, en
dejar la cartera, porque le faltó destreza para el desempeño de las funciones que le incumben,
agradar á Bonaparte. Sin embargo, al retirar- ni oye otra voz que la de su conciencia, ni tiene
se, no perdió la estimación que éste le profesaba, mas aspiraciones que las de su deber.
como lo prueba, el que, cuando se trató de reem- En el discurso que pronunció Carnot, se en-
plazar el quinto escluido del tribunado, á conse- cuentran trozos que respiran elocuencia y patrio-
cuencia de su imprudente é infundada oposición tismo: de entre ellos, solo copiaremos el siguien-
al gobierno, recayó en Carnot el nombramiento te párrafo,que es una tierna y magnífica despe-
de tribuno. Sabíase que no era favorable al go- dida á un tiempo pasado para siempre:
bierno; y con todo, no se vaciló en elogiarlo, por- "¿Conque la libertad fué mostrada al hombre
que, como dice el esclarecido historiador Thiers, para que nunca la pudiese gozar? ¿Eué ofreci-
"era un personage grave, universalmente res- da sin cesar á sus votos como un fruto, al que no
petado, cuya ocupación debia ser poco activa, y puede acercar la mano, sin ser herido de muer-
á quien la revolución no podia dejar abandonado, te? ... . No, yo no puedo consentir en mirar ese
sin una odiosa ingratitud. Este nombramiento bien, tan universalmente preferible á todos los
era, ademas, el último homenage á la libertad." otros, sin el que losdemás no son nada, como una
A consecuencia de la tenaz oposición que el tri- pura ilusión. Mi corazón me dice, que la liber-
bunado declaró al primer cónsul, se procedió por tan es posible, que su régimen es fácil, y mas es-
consejo del juicioso Cambaceres á la esclusion table que cualquier gobierno arbitrario ú oligár-
del quinto de aquella corporación; y en el núme- quico."
ro de los que entraron de nuevo, se incluyó á La oposición de Carnot no pasó de los límites
Carnot, pues aunque se sabia que no era afecto permitidos: repugnábale la elevación del primer
al gobierno, sus virtudes, sus conocimientos y sus cónsul al imperio; pero una vez declarada en es-
servicios lo hacian acreedor á aquella dignidad, te sentido la voluntad de la Francia, acatóla su-
CARNOT.
tereses públicos, la combate con todas sus fuerzas; gloria que ya circundaba su nombre. Solo la
desde momento en que es adoptada, la obedece
el abdicación de Napoleón y el écsito desgraciado
(*) Tissot, de ia Academia ü'ancesa. va, pero sin temor: cumplió con su primera obliga*
36 CAKNOT.
not fué el único entre todos sus ministros, que des consideraciones, y se le hicieron brillantes
comprendió las funestas consecuencias de aquel ofertas, que no admitió, porque habia jurado no
acto, al que se opuso con toda energía, proponien- servir nunca mas que á su patria.
do que, lejos de dar á la patria ese golpe de muer- El 2 de Agosto de 1823, murió en Magdebur-
te, se una defensa desesperada hasta su-
hiciese go, dejando una de las reputaciones mas glorio-
sas, después de haber vivido en épocas turbu-
cumbir completamente. Como no hubo quien
lentas, en que casi ninguno salió limpio del fan-
adoptara su parecer, se resolvió la abdicación. go de las revoluciones. La asamblea francesa
Entonces Carnot, apoyando la cabeza en las dos de 1849, va á elevar un monumento á la memo-
manos, se puso á llorar amargamente. (*) ria de este gran ciudadano.
Las Californias fueron sin duda para el go- ritorio, en poder de los americanos. En política
bierno español, un objeto de atención, pero no tan hemos cometido ciertamente muchos errores; pe-
grande como el que ponia en otras provincias; ro no todos son esclusivamente obra nuestra.
de manera que, mientras efectuaban sus conquis- Para probar lo que decimos, basta dar una
tas en otros paises, los poblaban, é introducían idea de la miserable espedicion enviada por el
con la religión católica, la agricultura y las artes, gobierno español año de 1768, y por la relación
el
las Californias estaban desiertas. De pronto no firmada por D. Miguel Constanzó, que tenemos
pueden percibirse en política estas faltas; pero el á la vista, se vendrá también en conocimiento del
discurso de los años trae el resultado, que algu- estado de las Californias hace setenta y nueve
nas veces es demasiado amargo. Mientras lo que años.
antes se llamaban Provincias de Nueva Vizcaya, Las dificultades, peligros y privaciones que
Nueva G-alicia, Nuevo Santander y Nuevo Reino sufrieron los antiguos españoles que esploraron
de León, está hoy poblado, aunque no tanto como la California, casi rayan en la esfera de lo imposi-
fuera de desearse, las Californias están desiertas. ble; pero estando de acuerdo todos los cronistas,
Ciertamente, si desde tiempos atrás se hubiese preciso es darlo por cierto.
tenido cuidado de organizar poblaciones respeta- Fernando Cortés, que era hombre activo, em-
bles, ó las Californias hubiesen formado una na- prendedor é incansable, tan luego como afianzó
ción que sirviera de muralla á la república, no medianamente su conquista en los lugares que
habria caido una parte y la mas fértil de ese ter- hoy conocemos por Estados de Veracruz, Pue-
TGM. II. — II. 6
38 ESPEDICION A CALIFORNIAS.
dicion para que, navegando por el mar del Sur, Francisco y el de Monterey, nombre análogo al
descubriera las tierras que se decian ser maravi- aspecto del puerto, que tiene un monte de pinos,
llosas. Esta espedicion se perdió. Cortés envió y en honor del virey que habia mandado la espe-
desanimarse, se decidió formar otra, y dirigirse El año de 1768, siendo virey el marques de
en persona al mar del Sur. Navegó por la cos- Croix, y visitador D. José de Gralvez, se envió
ta de Mazatlan; penetró mas adelante, y al mar otra espedicion , compuesta de los paquebotes
que separa la costa de Sonora y Sinaloa de la San Carlos y San Antonio, al mando de los pi-
baja California, le dio su nombre el conquistador lotos Juan Pérez y Vicente Vila. El visitador
Hoy se llama mar Rojo, mar de Galvez personalmente se dirigió al puerto de San
y descubridor.
Blas á preparar y dirigir la espedicion, cuyo prin-
Cortés, y golfo de California.
El año de 1542, el primer virey de México, cipal objeto era el de ocupar los puertos de San
D. Antonio de Mendoza, envió á un marino por- Diego y Monterey, estableciendo en ellos presi-
tugués, llamado Cabrillo, con los buques San Sal- dios y misiones.
vador y la Victoria, á hacer una nueva esplora- Galvez, deseoso de cumplir esactamente con
cion. Cabrillo, después de haber reconocido el las instrucciones del rey, no se limitó á permane-
golfo, costeó la península déla Baja California, y cer en San Blas, sino que se embarcó en la ba-
descubrió lo que hoy se llama propiamente Alta landra Sinaloa, con dirección á California, y des-
California, dándole al cabo Mendocino ese nom- pués de reconocer personalmente la isla Isabela,
bre, en honor del virey D. Antonio de Mendoza. las Marías y el puerto de Mazatlan, tomó tierra
El año de 1596, D. Gaspar de Zúñiga Aceve- en Cerralvo. Desde este punto Galvez dispuso
do, conde de Monterey y sesto virey de México, que se dirigiera por tierra una corta espedicion
mandó una espedicion á las órdenes del general con víveres, y fundó en ese tiempo un presidio
el cual descubrió el puerto llamado San Fernando. Los paquebotes San
Sebastian Vizcaíno,
conocido con el nombre de La Paz, en la Baja Carlos y San Antonio salieron del puerto de la
California. El escorbuto y otras enfermedades Paz, y con poca diferencia emplearon cuatro me-
ses en la navegación, llegando á San Diego con
afligieron á las tripulaciones: en un desembarco
las faltasde víveres y con las tripulaciones mal-
perecieron diez y nueve soldados á manos de los
indios; los víveres escaseaban, y uno de los bu-
tratadas y enfermas. La primera diligencia que
malos vientos, estaba en hicieron fué buscar agua. Encontráronse con
ques, á causa de los
un estado deplorable. Por estos accidentes re- una multitud de indios armados con arcos y fle-
chas, y aunque al principio huyeron los salvages,
gresó la espedicion sin haber llegado ni á la mi-
portugués Cabrillo. al fin lograron los descubridores que les indica-
tad del camino que recorrió el
ran por señas el lugar donde estaba el agua. "An-
En 1602, fué enviado de nuevo á las Califor-
duvieron cosa de tres leguas (dice Constanzó),
nias, por el mismo conde de Monterey, el general
hasta llegar á las orillas de un rio ceñido por
Sebastian Vizcaíno; y este viage dio mejores re-
Descubrió las islas de Mazatlan, el una y otra banda de una y álamos
ceja de sauces
sultados.
puerto de San Bernabé, la ensenada de San Cris-
muy frondosos; tendría su caja veinte varas de
Asunción, y otros puertos. Los na- ancho, y desaguaba en un estero que en pleamar
tóbal, la de la
podia recibir una lancha. Entre la arboleda ha-
vegantes españoles, cristianos á puño cerrado, no
bia variedad de arbustos y plantas odoríferas, co-
solo ponian á sus buques el nombre de algún
santo, sino que bautizaban, por decirlo así, sus mo el romerillo, la salvia, rosales de Castilla, y so-
oro, plata y perlas. Continuó Vizcaino su via- ría de los mismos gentiles que guiaban á los núes-
ESPEDICION A CALIFORNIAS. 39
iros, compuesto de varias enramadas y chozas, ocho años antes estuvo surta la escuadra del ge-
de figura piramidal, cubiertas de tierra. neral Vizcaíno, enviada por el conde de Monte-
"Los naturales son de buen talle, bien dispues- rey al descubrimiento de estas costas, de orden
tos y águiles; andan desnudos, sin mas ropa que del señor Don Felipe III. Hállase este puerto,
un ceñidor de pita, tejido en forma de red. Sus conforme se dijo, por treinta y
grados y cua-
seis
carcaces, que sujetan entre el ceñidor y el cuerpo, renta minutos de latitud septentrional, álacaida
son de piel de gato montes, coyote ó lobo. Son de de la sierra de Santa Lucía, de la parte del Nor-
genio altivo, atrevidos, codiciosos, burlones y ba- te de ella. Su principal abrigo es la Punta de
ladrones. Finos, tendida no de Nordeste Sudoeste, confor-
"Hay en la tierra venados, berrendos, muchas me la sitúa el piloto Cabrera Bueno, sino de Nor-
liebres, conejos, ardillas y ratas; abundan las oeste Sudeste; y de la banda del Nordeste de
tórtolas, codornices, calandrias, centzontlis, tor- ella, se halla el surgidero en que puede anclar
dos, cardenales, chupa-mirtos y toda clases de cualesquiera embarcación, por cuatro, seis, ocho,
aves de rapiña marítimas." brazadas, fondo de arena menuda, buen tenedero,
En 14 de Junio de 1769, después de dejar la según estuviere mas ó menos inmediata á tierra.
escolta suficiente en San Diego, á donde habia "La Punta de Pinos, que defiende el surgidero
llegado ya el refuerzo que venia por tierra, con- del Noroeste, está toda ceñida de piedras y de can-
tinuó la espedicion a Monterey. Entre los mi- tiles; pero después de las piedras, entra una her-
sioneros que quedaron en San Diego, debe men- mosa playa bordada de médanos. La vuelta
cionarse á Fray Junípero Serrá, que escribió del Este, girando luego al Nordeste y Norte,
bastante sobre Californias, y que ha servido de hasta un estero muy grande, con diferentes brazos,
guia á los escritores y viageros estrangeros. distante de la dicha playa mas de tres leguas: sigue
La espedicion atravesó terrenos hermosos mas después la costa volviendo al Noroeste y Oeste, de
tierra algo gruesa, vestida de arboleda acantilada
fértiles á medida que se adelantaban al Norte.
en partes hasta la punta de Año Nuevo, que muere
En todo el tránsito encontraron poblaciones pe-
queñas y pacíficas de indios que sallan á recibir- en la mar por treinta y siete grados y tres minutos
tres ó cuatro familias: como los salvages de San "La que registra esta inmensa bahía,
tierra
Diego, estaban estos enteramente desnudos; pero vista desde lámar, forma una agradable perspec-
en el invierno se cubrían con largas capas de nu- tiva; porque mirando para el Sur, se deja ver la
tria. Sus trastos eran de mimbres embreados por sierra de Santa Lucía, que despidiendo de sí unas
el interior, y labraban hermosas bateas y jicaras lomas, mas
baja* á proporción que se arriman á
embutidas de concha. la playa, coronadas sus cumbres de pinos, y cu-
Del canal de Santa Bárbara en adelante, los biertas de pastos, presentan un magnífico anfitea-
españoles no encontraron las tierras tan pobladas, tro, que se hace mas vistoso con el verdor de di-
ni á los indios tan industriosos; pero no obstan- ferentes cañadas que interrumpen el terreno,
y
te esto, siguieron su viage sin obstáculo hasta la causan admirable variedad y armonía á los ojos.
sierra de Santa Lucía, la cual pasaron con gran No tiene agua corriente este puerto; pero se halla
trabajo, llegando finalmente al puerto de Monte- la suficiente en una hondonada ó bajial al Sudes-
rey en Octubre de 1779. te del desembarcadero, que es donde principia la
De Monterey continuaron á San Francisco, y playa, en cuyo parage se pasa á seco un estero,
de este punto regresaron por falta de víveres, y que solamente en mareas vivas, y se in-
se llena
porque las enfermedades los hablan diezmado. terna bastante hacia el Este. Este bajial es
Oigamos la descripción del puerto de Monte- muy húmedo, y por tanto crece mucha yerba en
rey, que hizo el ingeniero D. Miguel Constanzó: él, y siempre mantiene verde; cavando pues en
se
"Llegaron todos á Monterey, los de tierra en cualquiera parte, y abriendo pozos, se hallará agua
veintitrés de Mayo; y el San Antonio en treinta dulce y buena, casi al pelo de la tierra; y será me-
y uno del dicho arrojó sus anclas en el mismo jor si se quiere practicar esta diligencia un poco
puerto y fondeadero, en donde ciento sesenta y mas adentro, en alguna cañadita de las mughas
40 ESPEDICION A CALIFORNIAS.
que allí vienen á desembocar, pues en ellas se des- cian, sin ecsigir ni siquiera pedir cosa alguna: su
cubrieron varios manantiales, aunque cortos, de buena índole ha dado á los reverendos padres mi-
escelente agua. sioneros, bien fundadas esperanzas de conquis-
"De la banda del Nordeste, y del Este, se es- tarlos brebemente á la fé de Cristo.
tiende el pais en hermosas llanuras, que terminan "Abunda en estas costas el pescado, no menos
en la Sierra con varias lagunitas; aunque las mas que en canal de Santa Bárbara, y puerto de
el
son de agua salobre, en algunas se cuaja mucha sal: San Diego; los ballenatos y lobos marinos son
el terreno en general es arenisco, pero hay mu- sin número, y con el tiempo podria tal vez facili-
chos bajiales de escelente migajon, y al Sur del tarse la pesca délos primeros en la misma bahía."
puerto, á distancia de dos leguas cortas, hay una Por último, los paquebotes regresaron á San
cañada espaciosa, por la cual baja el rio llamado Blas, con una parte de los espedicionarios; otros
del Carmelo, donde hay unos zacatales ó pajonales perecieron en el viage, y otros se quedaron en los
que cubren enteramente a un hombre á caballo, presidios y misiones.
prueba de la feracidad del terreno; sus produccio- Pero tanto en esta espedicion como en las ante-
nes son apreciables, porque hay nogales, avellanos riores, se obró con suma mezquindad y negligen-
y cerezos, como en Europa: zarzamora, rosales, cia; pues tanto las tropas, como los pobladores,
yerba buena, en todas partes. eran en un corto y reducido número, que se dis-
"En la sierra hay robles y encinos corpulentísi- minuía por las enfermedades y los peligros. Se
mos que producen buena bellota, pinos que crian puede asegurar que en el año de 1770 no llega-
pinas y piñones en abundancia, bosques de sabi- rían á cinco mil almas las que poblaban las Cali-
nos, de cipreses, y otros varios palos. fornias. Después de esa época, si bien el traba-
"Los naturales de Monterey viven en la sier- jo de los misioneros continuó con actividad, la po-
ra; los mas cercanos á la playa distan de ella co- blación no se aumentó sino muy poco, y aquellos
mo legua y media; bajan á veces y salen á pescar paises quedaron hasta la fecha actual con unas
en balsitas de enea; pero no debe ser la pesca su misiones muy pequeñas, con inmensos desiertos,
principal mantenimiento, y solo recurirrán á ella, y con los indios alzados que cesaron de recibir
cuando les ayudare poco la caza, que abunda mu- la influencia religiosa. Estos ligeros apuntes
cho en lo interior de la sierra; sobre todo, la del darán sin embargo idea de que tarde ó tempra-
berrendo y venado. Son estos serranos muy nu- no esos paises serian invadidos por la raza acti-
merosos, en estremo dóciles y mansos; nunca so- va y vigorosa que se estiende rápidamente por
lian venir á visitar á los españoles, sin llevarles los desiertos y bosques de la América. —M. P.
buen regalo de caza, que comunmente se compo-
nía de dos ó tres venados ó berrendos, que ofre- (Escrito para el Álbum.)
<#oinrsirs'Tíinrüir5''Q'TS'yrs'yQ'7íy^^
A LA BUFA. vS«
A LA BUFA. 41
Ora lloro también; pero mi llanto La voz fuerte de Dios trocado hubiera,
Vierte un pesar secreto .... Una tristeza Y á las voces parece que agitada
De indecible amargor .... Un desaliento. La ciudad por horrendo terremoto.
Que en vano .¡ay Dios! sobrellorar intento. Se vio quizá. Que entonces de su base
Los edificios fueron arrancados,
Mi corazón, nadando en amargura, Y en medio á la violencia
Sin ilusiones ya, sin esperanza, Del huracán terrible, trastornados.
Altivo en Occidente,
¿Y qué es mi corazón? . . . Pálida llama
Sobre tu frente vacilar sus rayos
Que el dolor alimenta . Flor perdida
Y arder tus peñas rojas En el desierto estéril de la vida.
Cual brazas encendidas
Débil la llama estinguirá de un soplo
Por un fuego vivísimo teñidas.
El viento aselador;
Débil la flor confundirá en el polvo
Bufa, cerro gigante;
El frió del invierno; ¡pobre flor! >
¿Y qué es mi corazón?
Zacatecas. Julio 4 de 1847.
Pobre águila sin alas,
Que al ver el sol en ímpetu instintivo,
Quiso altanera levantarse al cielo, Mariano Amador Bejarano.
Como la mayor parte de los nombres técnicos ya en la forma de líquido, ya en la de sólido, pro-
animal, é indica los remedios con que deben com- den darse sino ligeras nociones; pues generalmen-
batirse los funestos efectos que ejercen los vene- para saberlas y practicarlas media-
te las ciencias,
logia, y á veces también nobles caballeros y da- la ciencia que nos ocupa, dividen los venenos en
mas dedicaban una parte de su vida á elaborar cuatro clases. — Yenenos irritantes, narcóticos,
Los venenos de Locusta en tiempo de Nerón, y Esplicarémos brevemente en qué consiste la di-
losde los Borgias particularmente, son de una lú- ferencia entre estas clases. Los venenos irritan-
gubre y funesta fama. El oir mentar solamente tes se llaman así, porque inflaman ó corroen los
la agua tofana^ hacia estremecer á mucbos italia- tegidos con los cuales se ponen en contacto. La
nos. Pero eu esos tiempos, los que poseían al- energía con que obran, según el modo y las dosis
gunos secretos de la química^ los que hablan ade- en que son aplicados. Varios de ellos inflaman
lantado asombrosamente en la toxicologia,no obra- fuertemente el canal digestivo, y causan síntomas
ban en lo general impulsados del amor á la cien- nerviosos; otros, y particularmente cuando son
cia, ó del noble deseo de hacer un bien á la huma- administrados en fuertes dosis, atacan el cerebro
nidad; sino, por el contrario, guiados del infernal ó la columna vertebral, y obran con la velocidad
gio de su ciencia, y de vender á los grandes á pe- La clase mas numerosa y esencial, es siii duda
so de oro sus venenos. la délos venenos irritantes. La forman, los áci-
En la época actual, el estudio de las ciencias dos, los álcalis, las sales metálicas, algunas de las
tiene por objeto casi esclusivo, el bien público: sustancias vegetales, las cantáridas y otros.
así, la física, la química, la botánica, y otras, han Los síntomas que producen los venenos irri-
hecho notables beneficios á la industria y á las tantes, debe suponerse que varian según las cir-
artes en general, y hombre en particular.
al cunstancias, personas y casos; pero en general,
La toxicologia es un estudio útilísimo, y que pueden reducirse á los siguientes: Sequedad de
forma, ó debe formar parte de la medicina. Los lengua y labios, ardor en la garganta, en los in-
venenos se hallan esparcidos en los vegetales, en testinos y en el vientre, atroces dolores en toda
los minerales, en los animales, en la misma atmós- la estension del canal digestivo, basca, vómitos
fera que respiramos, y en los alimentos que come- tenaces, dolorosos, y algunas veces sanguinolen-
mos: así, ¡cuántas muertes repentinas, cuántas tos; pulso acelerado, respiración trabajosa, frió
enfermedades violentas y raras no se ocasionan glacial en los pies, manos y rodillas, y calor in-
por un envenenamiento desconocido! Importa, tenso otras, especialmente en el estómago y cabe-
pues, mucho, conocer los síntomas, porque de es- za; sudor frió, descomposición súbita de las fac-
nenos administrados en ciertas dosis, mezclados Los venenos narcóticos, tienen ese nombre
con otras sustancias, y aplicados para combatir porque no inflaman ni corroen las partes con las
determinados accidentes, forman una larga serie cuales se ponen en contacto. Los síntomas que
de medicinas, cuyos efectos son sorprendentes y ocasionan son: pesadez horrible de cabeza, mo-
maravillosos. dorra, desvanecimientos, una especie de flojedad
Hemos esplicado en lo general, á qué está ó embriaguez, delirio furioso ó alegre, dolores li-
reducida la ciencia toxicológica: vamos á pasar á geros, al principio en el estómago, y después inso-
lo particular de ella. Nuestros lectores conoce- portables; movimientos convulsivos, debilidad es-
rán que en un artículo de un periódico no pue- tremada en los miembros, basca, pulso fuerte á
44 TOXICOLOGIA.
veces, y débil otras, y respiración un poco acelera- demás animales llamados generalmente ponzoño-
da. Pertenecen á esta clase de venenos, el opio, sos. Los síntomas generales son una debilidad
la morfina, el ácido prúsico, el cianuro, de potasa general, disolución de los humores, síncopes fre-
esta regla no es general y por estar clasificadas te pronta, acompañada de contorsiones y dolores
entre los venenos narcótico-acres, sustancias que insufribles. Ya hemos dado una idea general de
no causan siempre los mismos efectos. Los sín- la toxicologia. Lo escritopuede servir de pron-
tomas generales que se presentan son: agitación, to para dar á conocer á las personas afectadas
gritos agudos, movimientos convulsivos en los de la pésima idea del suicidio (aunque no es ma-
nervios de la cara y en las mandíbulas, dilatación nía muy estendida en México), los atroces sufri-
de las pupilas, dolores mas ó menos agudos, y bas- mientos á que se sujetan tomando un veneno, y
ca. El pulso unas veces se encuentra en el es- para hacer que se tengan precauciones al comer
tado natural, y otras muy lento. Pertenecen á hongos, pues muchos son venenosos, peregil que
esta clase de venenos, el eléboro negro, la bella- se confunde con la cicuta, almendras amargas, íi
dona, la digital, la cicuta, los hongos venenosos, otras sustancias.Aunque hemos indicado los
el gas para alumbrado, el vapor del carbón, &c. síntomas generales, no podemos hacer lo mismo
Los venenos sépticos provienen de la descom- con los antídotos ó contravenenos, porque varian
posición de los alimentos, de la putrefacción de
según la clase del veneno que se ha administrado;
pero en otros números, publicaremos algunos ar-
los cadáveres, de las emanaciones de los fangos y
tículos sobre las plantas venenosas y los anima-
albañales, déla mordida de la víboras, y de la pi- les ponzoñosos, señalando los remedios que de-
cadura de la tarántulas, alacranes, escorpiones
y ben emplearse para salvar á un enfermo. RR. —
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EPIGEAMAS.
©ft5
— ¿Con que te casas, Malpica, Y decian: nos desnudaron
Con una niña muy rica; Por atrevernos á ir solos.
JB^ @aS
§®3
Uquares: mazeldes: canónigos: valeriana, (se- go al de la valeriana j^Aú, ó faiz del gato; denomi-
Estas raices son de una planta silvestre, y que escremento de este animal, ó de la avidez con
nace principalmente en Michoacan, con particula- que este carnívoro busca y estrae de la tierra la
ridad en las inmediaciones de un pueblo, al que raiz de la valeriana, para jugar y recrearse con
Si esa planta es, como parece, una de las vale- No obstante la repugnancia que inspiran loa
rianas, yo no la lie visto descrita, ni me parece üqüares, se solicitan con empeño, y se comen con
poder referirse á la oficinal, á la valeriana phú, agrado por muchas personas en Morelia, Zamo-
.
á la de Dioscórides, ni á la céltica, como se verá ra, Toluca y otras poblaciones, siendo para algu-
por los caracteres que presenta la de nuestros nas gentes un manjar delicado.
tiqüares, y son los siguientes, que he podido ob- Quitada la película de la raiz cocida, se pre-
cuando está cruda; pero en las manos del que la un aceite volátil fétido, resina, materia estracti-
maneja, deja por largo rato un olor esactamen- va colorante; y en la pulpa de la raiz hay agua,
te comparable al que despide el hule ó goma elás- mucilago poco, azúcar, y alguna fécula.
tica. En el interior de la raiz hay unos filamen- Vulgarmente se tiene á los Uqüares por fres-
tos fibrosos centrales, parenquimia y tegido celu- cos (refrigerantes) virtud contraria á la de todas
lar blancoy abundante, y aquel de un sabor al- las valerianas; y el error popular mira á aquellos
go herbáceo. El tallo de la planta es cilindri- como medio profiláctico (preservativo) y aun cu-
co, fistuloso, lampiño, herbáceo, orquillado. Las rativo, de las irritaciones del hígado. A mi en-
hojas, opuestas, enteras, pinadas, lampiñas y tender, la película tiene en grado muy débil las
recortadas. Las florecitas pequeñas, de color virtudes de las valerianas; y los Uqüares cocidos
blanco rosado, distintas en panojitos; corola mo- y mondados, no sirven para cosa alguna: son ino-
nopétala, infundibuliforme, con cinco divisiones fensivos.
desiguales."
La cocción pone la película de la raiz casi ne-
G. Ubueña.
gra, y desenvuelve un olor fetidísimo, muy análo-
TOM. II. — III.
^yií
Al dejar Abraham la Caldea, para refugiarse tallo ilustre y fecundo, se hallan hoy esparcidos
en la fé de la palabra divina, hacia los paises que por toda la tierra.
formaron después la Judea, y donde su raza de- Nada sabemos acerca de los primeres años de
bía multiplicarse como las arenas de la mar y co- Rebeca. La vida pastoral formaba el honor de
mo las estrellas del cielo, llevó á sus parientes su familia, como el de todas las familias patriar-
mas cercanos.Su anciano padre Tharé, su mu- cales que vivian bajo despejado y brillan-
el cielo
ger Sara, su hermano Nachor, y su sobrino Loth te de las regiones orientales. Entonces todas las
lo siguieron. Residió mucho tiempo en Harán, ciu- clases indistintamente eran laboriosas, y los cria-
dad de la Mesopotamia. Tharé murió, y Nachor dos servian á los amos para ayudarles; pero no
fijó su residencia. Abraham entonces, continuó para evitarles el trabajo. Rebeca se dedicaba,
su camino, y llegó al valle que riega el Jordán, sin duda, á las ocupaciones propias de su edad
entre el Mar Muerto y el lago Tiberiades, y mas y de su secso, cuando fué pedida en matrimonio
tarde avanzó hacia el Mediodía, como si hubiese por su pariente Isaac. He aquí cómo el cielo
querido penetrar en Egipto. Todas estas re- le trazó el camino de su destino.
giones estaban habitadas por los cananeos, pue- Abraham, que era ya muy viejo, llamó un dia
blos idólatras y corrompidos. al mas antiguo de sus servidores, y le confió la
La numerosa posteridad de Nachor se fué per- misión delicada de que buscase una esposa para su
petuando entre las razas errantes que, arrojadas hijo Isaac. Heredero de una promesa que la hu-
las unas por las otras, pero llenas de gloria, pasa- manidad habia recibido desde su cuna, y deposi-
ban á su vez por las llanurasde la Caldea, y die- tario de la fé verdadera, no quiso alterar con una
ron por mucho tiempo leyes á la Asia entera. alianza con los cananeos la pureza de su sangre
Las huellas de su ecsistencia, y nombre ha-
.su y de su doctrina. Por esta causa hizo prometer
brían desaparecido bajo los pasos de tantos hom- á su servidor Eliecer que iria'á escoger la espo-
bres y el polvo de tantos siglos, si las Escrituras sa de Isaac en una familia caldea, donde Dios te-
consagrándoles un recuerdo, no las hubiesen pro- nia aún sus adoradores. Eliecer temió no po.
tegido contra el tiempo y el olvido. Nachor tu- der determinar á la joven avenir con él á la tier-
vo varios hijos. Bathuel, uno de ellos, fué el pa- ra de Canaan, y preguntó si en ese caso podría
dre de Kebeca, saludada con el nombre de abue- conducir a Isaac al pais de sus abuelos. Gruár-
la, por todos los judíos. Los rep nevos f\o oste dato bien, rr'sponrlió Abraham. El Señor Dios
REBECA. 47
del cielo que me ha sacado de la casa de mi pa- él mismo habia quizá inspirado, y concedió su
dre y del lugar de mi nacimiento, me ha di- protección. Al instante el viagero, vio una be-
cho: " Yo daré este país á tu raza" enviará su lla y graciosa joven que cargando en los hombros
ángel delante de tí y encontrarás una muger pa- un cántaro lleno de agua, regresaba á la ciudad.
ra mi hijo. Sin embargo, si ella rehusa seguirte, Era Rebeca, á cuyo encuentro se adelantó pidién-
tú seras relevado de tu juramento; pero en ese dole de beber. "Bebed," le respondió, é inmedia-
caso no conduzcas á mi hijo á ese pais. Elie- tamente apoyó el cántaro en su brazo á fin de
cier juró que ejecutarla todo lo que su amo que en efecto pudiese beber el viagero. En se-
comisión, como sucede á todos los hombres hon- Entonces Eliecer dio á conocer el motivo de
rados cuando se imponen una obligación. Qui- su viage, y aseguró que habia prometido no bus-
so primeramente tratar con Dios se puso en car esposa para Isaac, sino entre los parientes
y
oración, con la grande confianza que los frecuen- de Abraham, esplicando al mismo tiempo el sig-
tes prodigios inspiraban entonces á las almas pu- no de que se habia valido para reconocer la vo-
ras sinceras, y él mismo determinó signo que luntad de Dios.
y el
tomarla por la espresion de la voluntad divina, Laban y Bathuel respondieron, Dios ha habla-
para fijarse en la elección. Deberla reconocer á do aquí, y nosotros no podemos contrariar su vo-
la esposa de Isaac en su benevolencia y en sus luntad. Tomad á Rebeca y conducidla para que
costumbres hospitalarias. Debería pedir agua, sea esposa de vuestro amo. A estas palabras,
y entre todas las muchachas de la ciudad la que ratificadas sin duda por la joven, el feliz emba-
respondiera: "bebed, y yo daré agua a vuestros jador postrándose en tierra dio gracias otra vez
camellos" deberla serla esposa de Isaac, á Dios. En seguida repartió entre la familia al-
Dios se complació mucho de esta confianza que gunas copas y vasijas de oro, dando á Rebeca ri-
48 BEBECA.
eos vestidos y alhajas como donas del casamien- pelo como si estuviese en la edad viril,
y por eso
to futuro. se le llamó Esaú. El segundo siguió inmediata-
Se celebró un espléndido festin para solemni- mente, teniendo con la mano el pié de su herma-
zar los esponsales, y Eliecer, Kebeca y su nodri- no, y al parecer disputándole la primogenitura.
za Débora, montaron en los camellos y partieron. Se le llamó Jacob, para significar de alguna ma-
A
los pocos dias se bailaron muy cerca de Ber- nera que habia querido suplantar á su hermano.
sabé. Esa tarde misma, Isaac que habia salido Cuando crecieron, tuvieron gustos opuestos.
á pasear por campo, divisó á Eliecer y á su
el Esaú prefería los trabajos del campo y las fati-
comitiva. Rebeca, por su parte, vio á Isaac, gas de la caza, mientras Jacob, de inclinaciones
y preguntándole á un criado quién era el que se apacibles, se quedaba al lado de su madre. Isaac
aprocsimaba se cubrió con un velo tan luego como amaba mas á Esaú, y Rebeca á Jacob.
se le respondió que era Isaac, el cvial recibió á Re- Un dia que Esaú vino del campo, muerto de
beca por esposa y la llevó á la misma tienda que
hambre y de fatiga, vio un plato de lentejas que
babia habitado Sara, y para demostrar sin duda
habia preparado Jacob, y quiso tomarlo; pero
que él creia encontrar en su esposa el amor que
oponiéndose su hermano, le prometió venderle su
le habia profesado su madre. Efectivamente, su
patrimonio y su derecho de primogenitura por el
y su duelo, que hablan durado tres años,
aflicción
fueron desapareciendo con el cariño que conci- plato de lentejas. Jacob consintió, y el herma-
bió por Rebeca. no después de haber comido el manjar salió á la
Isaac fué protegido de Dios, que aumentó sus puerta de su tienda, muy alegre, sin darle cuida-
ganados; pero faltaba una felicidad á su matrimo-
do lo que habia hecho.
nio, y era la de tener un hijo. Rogó á Dios que
En los últimos momentos de la vida de Isaac
le concediera esta merced, y á pocos meses Re-
bendijo á Jacob, y esto causó tanto celo á Esaú,
beca tenia dos niños en su vientre; pero estos ni-
ños, divididos antes de nacer, se hacian una guer- que prometió matarlo. Rebeca temerosa, envió
ra que despedazaban las entrañas de la joven. á Jacob á Mesopotamia, de donde no volvió si-
Inquieta y contristada consultó á Dios, el que le no después de veinte años, época en que habia
respondió que dos razas distintas y poderosas
calmado el resentimiento del hermano.
nacerían de ella,
y que el primogénito de sus
Rebeca murió poco después del regreso de Ja-
hijos seria sometido al mas joven.
Llegado el tiempo dio á luz dos hijos. El que cob, y fué enterrada en la cueva donde reposa-
primero salió al mundo estaba rojo y cubierto de ban los huesos de Sara y de Abraham.
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Me estremecí de deleite, n
GÜILLEKMO H. PEESCOTT.
Este ilustre historiador nació en Salem, ciu- hombres tienen, pues, tanta razón como el histo-
dad del Estado de Massachussetts, en la Améri- riador Prescott, para mostrarse orgullosos y sa-
taba retirado de los negocios, dan la mas amplia zando este estudio mucho mas de lo que general-
prueba de lo que valia. mente se acostumbra en los seminarios. El año
Su abuelo era el general Gruillermo Prescott, de 1811 e©tró en la Universidad de Harward,
que mandaba las fuerzas americanas, situadas en donde continuó dando pruebas de su predilección
el reducto, en la memorable batalla de Banker por sus maestros, y por sus autores favoritos. Se
Hill, dada á los ingleses el 17 de Junio de 1775. dedicó poco á las matemáticas y á las ciencias
Con un puñado de milicianos indisciplinados de que siguen á este estudio. Particularmente en
la Nueva Inglaterra, rompió dos veces las filas el último periodo, empleaba en la lectura todos
de granaderos y de la infantería ligera ingle-
los sus ratos de ocio. En verdad, que considerando
sa, y los obligó á embarcarse en sus botes en gran los trabajos á que se dedicó después, no ha de
desorden y confusión. haber tenido motivo de arrepentirse de esta cons-
Su bizabuelo era un hombre muy distinguido, tancia. La facilidad y riqueza de su estilo ha
y fué electo agente de la provincia, en la corte sido originada sin duda de la feliz reunión del
de Inglaterra; pero a poco renunció el encargo, y talento y del estudio.
ué reemplazado por Edmundo Quincy. Pocos En 1814 salió de la Universidad, para dedi-
50 GUILLERMO H. PRESCOTT.
carse á la carrera del foro; pero quiso emplear un que pueda tocar la pluma de un historiador, y el
año entero en una lectura general. Había hecho mismo que escogió Prescott para levantar un
ya muchos progresos en el estudio de un curso precioso monumento, pues solo ecsistian dos obras
de historia, cuando se vio imposibilitado de con- incompletas y de escaso mérito. La una del
tinuar, á consecuencia de una inflamación en un abad Mignot, publicada en Paris en 1766, y
ojo, provenida sin duda de su mucha tenacidad la otra de Ruperto Becker, impresa en Praga en
en leer, particularmente de noche. Un acciden- 1790.
te en el colegio le habia privado con anterioridad Cuando Prescott se decidió á emprender este
de la vista del otro ojo, sin que se le notara daño trabajo, era ministro de los Estados-Unidos en
ó defecto esteriormente. Con el ojo que le quedó España señor Alejandro Everett, y por su in-
el
bueno hizo el estudio de que hemos hablado, y terposición consiguió cuantos documentos podia
esto contribuyó sin duda á precipitar el mal. Du- apetecer, así de las bibliotecas públicas, como de
rante toda su grave enfermedad, estuvo entera- las particulares; pero cuando llegaron á sus ma-
mente ciego; y aunque recobró la vista, quedó en nos estos tesoros de la literetura y de la historia,
un estado tal de debilidad, que se vio precisado su vista habia vuelto á padecer, y tuvo que valer-
á abandonar tanto los estudios de la abogacía se, para no perder el tiempo, de un lector, á quien
como los de la historia. enseñó á pronunciar el español. Surtióle efecto
En el Otoño de 1815 pasó á Europa, y viajó este medio; pero encontraba la dificultad de es-
por Inglaterra, Franela é Italia, regresando á cribir, pues era necesario que tomase diversos
Boston á cabo de dos años. Incansable en el es- apuntes y estractos, y esto no era posible lo eje-
tudio, quiso continuar el curso de historia que cutase el secretario. Procuróse en Londres un
habia emprendido; pero como al menor trabajo aparato por medio del cual se facilita el que los
volvían los síntomas inflamatorios de los ojos, tu- ciegos puedan y de esta manera podia
escribir,
vo que permanecer en inacción, medicinándose de en la oscuridad formar sus borradores, que copia-
la manera mas eficaz. El reposo y la ciencia pa- ba y ponia en limpio su secretario. En medio de
recieron al fin triunfar de la tenacidad del mal, y estas penas é inconvenientes, concluyó la Histo-
en el momento que estuvo aliviado, volvió á to- ria de Fernando é Isabel, la que tuvo un écsito
mar sus libros, dedicándose particularmente al brillante, pues ademas de los jauchos ejemplares
estudio de las lenguas y de la literatura conti- que se imprimieron en New-York, fué traducida
nental, ejercitando su pluma en algunos artícu- al español, al alemán y al italiano, y reimpresa en
los de crítica que se publicaban en la Revista Paris,
Norte-Americana. Una colección de treinta de No contento con estos laureles, emprendió otra
ha sido publicada recientemente, y
estos escritos, obra, de una magnitud acaso superior á la ante-
es notable por la facilidad, brillo y corrección del rior, y fué la de la Conquista de México, que fué
estilo. Los asuntos de estos artículos, son: Asilos traducida por el instruido joven Don Joaquín
para los ciegos, Caciquista de Chanada pw Irving^ Navarro, publicada en una hermosa edición por
Cervantes^ Moliere^ Literatura inglesa^ Wdlter el Sr. Cumplido, anotada por el ilustre anticuario
titud de entrar con ventaja en el campo de la Incansable en el trabajo, á pesar de sus pade-
historia. cimientos, después de la obra de la Conquis-
La época que escogió para su primera apari- ta de México, que ha colocado su nombre en
ción entre los buenos historiadores, fué la de los el rango de los mejores historiadores, emprendió
soberanos bajo cuyos auspicios se descubrió un la publicación Conquista del Perú, y de la
de la
nuevo mundo. El periodo en que vivió Isabel cual publicamos en seguida una revisión, que nos
de Castilla, el cardenal Jiménez, el soldado Cór- ha sido remitida por un apreciable joven, bastan-
doba, el navegante Colon; en que fué aniquilado te versado en el estudio de la historia de los pue-
el imperio del os moros, establecida la inquisición, blos americanos.
desterrados los judíos y descubierta y coloniza- Actualmente Prescott se ocupa de escribir la
da la América, es el de mas importancia é ínteres Historia del Reinado de Felipe II, y para cuyo
GUILLERMO H. PRESCOTT. 51
trabajo tiene reunidos un gran número de manus- y animada. Pteside en Boston, en una casa
fica
critos sacados de las mejores bibliotecas públicas sencilla y hermosa, adornada con pinturas anti_
guas, con las armas, con los retratos de los con.
y particulares de España.
Prescott es de una fisonomía agradable, de un quistadores y héroes á quienes ha dado vida y
trato franco y sincero, de una conversación filosó- animación en sus escritos.
^^
^^ a^
REVISIÓN DE OBRAS.
M^r^jir^^SC^zM
"La época de las traducciones," dice un ilus- artificiales que imitar; pero tenian abierto el gran
tre escritor español, (1) es una de las que carac- libro de la naturaleza,y podian hojearlo á su an-
terizan la infancia literaria de los pueblos civili- tojo, sin temor de tropezar con otros que se em-
zados, y su frecuencia manifiesta que es común pleasen en la misma tarea. Todos los objetos
el ansia y sed de saber, que hierve la curiosidad tenian el brillo de la novedad: lo natural era
y que la ilustración va en aumento. Y en efec- siempre lo bello; las falsas teorías del arte aun no
to, el nacimiento ó restauración de las letras pue- hablan corrompido el gusto, y este era tan senci-
de fijarse para cualesquier nación en la época en llo, y los sentidos tan susceptibles de impresio-
que comenzó á conocerse el valor de los tesoros nes, que por llanos y simples que fuesen los ata-
que nos legó la antigüedad, y se acometió la em- víos con que se engalanasen los pensamientos,
presa de acomodarlos al propio idioma para que siempre eran agradables y cautivaban la mente
su coaocimiento se generalizara y todos pudie- de los lectores. Esa misma sencillez y naturali-
ran aprovecharse de ellos. Es muy natural, que dad forman quizá hasta hoy el atractivo princi-
la mente inculta del hombre aprenda primero á pal de los primeros clásicos, y les han alcanzado
conocer y apreciar las bellezas que se encuentran una duración y una fama, á que en vano aspira-
en obras agenas, antes de ponerse á imitarlas ó rían, por mas que hubiesen sido la gloria de su
logran las que, como la nuestra, han venido á nero humano en multitud de naciones diversas,
ocupar su lugar demasiado tarde. En aquellos no solo invadía los dominios de la imaginación
tiempos primitivos no habia maestros ni modelos cada generación nueva, sino que los individuos
de esta misma generación emprendían su entra-
(1) Clemencin: Elogio de Isabel la Católica, Ilust. da por distintos rumbos, según por ellos les guia-
* History of the Conquest of Perú, mtli a preliminary View of tlie civilization of the Incas. By WilUam H. Pres-
cott, Corresponding" Member of the French Institute: of the Royal Academy of History at Madrid, etc. In Uvo volumes.
tumbres. Sucedía, sin embargo, muchas veces cumentos que cada dia saca á luz la incansable
que un individuo elegía para objeto de sus tra- laboriosidad del anticuario, ó la erudita curiosi-
bajos un asunto que convenia igualmente á los dad del bibliógrafo, nos permiten volver la vista
individuos de otra nación diversa, y en tal ca- otra vez y otra á los siglos pasados para llamar-
so en vez de emprender de nuevo la obra, era los de nuevo á juicio. Hay ademas tantos mo-
mas y mas breve aprovecharse de lo ya tra-
fácil dos de escribir la historia, que una misma época,
bajado, dándole tan solo aquella nueva forma que un mismo reinado, pueden ocupar al mismo tiem-
se requeria, es decir, vertiéndolo al lenguaje co- po la pluma de dos escritores diversos, que sin
mún del pueblo que se lo apropiaba, y de aquí la lastimar para nada la verdad histórica, pueden
necesidad y conveniencia de las traducciones. presentar los hombres y las cosas bajo un punto
Mas acaso en ningún pais llegó á tal punto la de vista muy diferente, y aun llegar á resultados
dificultad como en el nuestro, porque podemos opuestos, habiendo partido ambos desde un mis-
decir que para poder llegar algún dia ala origina- mo punto.
lidad, nos faltaba el campo de las traducciones en El abandono con que se ha visto todo lo rela-
que ensayar y robustecer nuestras fuerzas. Otras tivo á nuestra historia, hasta dejar perder lo mas
naciones de las que figuran en primera línea en precioso de sus materiales, ha hecho que todavía
el mundo civilizado, nacieron de pueblos bárba- esté por escribir la mayor parte de ella. Ningún
ros y en siglos de tinieblas: su idioma fué for- objeto mas digno de ocupar la pluma de un es-
mándose poco á poco, y cuando dieron los prime- critor de ingenio, que la historia de su propio pais,
ros pasos en la senda del saber y quisieron ir pro- ninguna hay que lemayor interés, ni él
ofrezca
bando sus fuerzas, hallaron un vastísimo campo por su parte podrá hacer mayor servicio á su pa-
para sus labores en las preciosas obras de la an- tria. ¡Ay del pueblo que confia su historia á
tigüedad, y en las de otras naciones contemporá- manos estrañas, porque jamas podrá esperar jus-
neas mas adelantadas que ellas. Pero nosotros ticia! Pero las indagaciones históricas son te-
hemos nacido en el siglo XIX, y nuestra madre nidas comunmente por áridas y enfadosas, y hay
fué la España, que nos legó su hermoso lenguaje, pocas personas que tengan vocación para dedi-
y con él todos los riquísimos tesoros de su litera- carse á ellas. Así
que en nuestro pais solo
es
tura, que hasta cierto punto podemos llamar nues- hemos visto dar á luz alguno que otro trabajo de
tra. Así pues, todo
hallamos hecho, y pare-
lo esta especie, los que, sea dicho en obsequio de
cía no quedarnos otro arbitrio que lanzarnos des- la verdad, cada dia logran mas aceptación en el
de luego á la invención; cosa no muy fácil en es- público,y procuran á sus autores, si no lucro, á
te siglo y en medio de tantas agitaciones; ó co- lo menos estímulos y aplausos, cuando antes no
menzar nuestra carrera por la versión de obras lograban ni uno ni otro. Este reducido núme-
publicadas en nuestros dias, que por lo mismo no ro de obras, aunque de mérito, no podia sin em-
podemos recibirlas ya vertidas por nuestros pa- bargo formar por sí solo la literatura de la nación,
dres; y con el asombroso movimiento literario sino que era preciso que otros escritores, que no
que hoy se nota en el mundo, bastábanos esto podían ó no querían remontar tan alto su vuelo,
para ocuparnos mucho tiempo y para lucir nues- se resolviesen á marchar por la acostumbrada
tro ingenio, tanto en la buena elección de las senda de traductores.
obras, como en la fidelidad y elegancia de las tra- Generalizado entre nosotros desde muy tem-
ducciones. prano estudio de la lengua francesa, y casi
el
La historia es acaso el único ramo de la litera- desconocido el de la inglesa y alemana, ha llega-
tura que, puede decirse que se conserva intacto do á ser hoy un ramo indispensable de la edu-
por mas que se trabaje en él. A pesar del asom- cación, y un joven flécente se avergonzarla de no
broso número de obras históricas que se han es- saber hablar, ó siquiera traducir el francés. En
crito en todas las lenguas,
y en todos los siglos, esto nada habría que reprender, sino mucho que
aun quedan numerosos huecos que llenar. La alabar, sí al mismo tiempo que nuestra juventud
marcha continua de los acontecimientos, que en se entregaba con tanto ardor al estudio de este
nuestros dias se atropellan con una rapidez es- idioma universal, no hubiese descuidado el de
pantosa, ensancba sin cesar los dominios de la his- otros, que sí no tan cstendidos ni tan agradables
toria contemporánea, y el hallazgo de nuevos do- como aquel, son por lo menos igualmente útiles,
HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ. 53
y abren al que los posee las puertas de otras li- Cualquiera que por lo que llevamos dicho se
teraturas tan ricas y tan apreciaWes como la figurase que tenemos en poco el oficio de traduc-
francesa. Hace algunos años que un maestro tor, nos haria sin duda un agravio. Traducir
de inglés apenas podía hallar en México un solo es muy fácil; pero traducir bien, no es dado á to-
discípulo: hoy, por fortuna, no sucede ya esto, y dos, porque dejando aparte lo difícil que es ha-
comienza á mirarse con mas atención un idioma llar siempre en el propio idioma voces que espre-
que se divide con el francés el imperio del mun- sen esactamente la misma idea que las voces cor-
do; pero elalemán yace en un olvido lamentable, respondientes del original, lo que hace necesario
de que confiamos saldrá algún dia para que co- el valerse á cada paso de rodeos, estos no reme-
mencemos á leer, no en malas traducciones fran- dian el mal, parque las mas veces la concisión y
cesas, sino en su lengua original ó en buenas tra- energía quedan sacrificadas á la esactitud y cla-
ducciones de mexicanos, esa multitud de obras, ridad, ó al contrario. Por otro lado, suele ser
en que no se sabe qué reluce mas, si la viveza do tan diverso el estilo de las diferentes naciones y
la imaginación, ó la paciencia y laboriosidad de tan distinto su modo de espresar los pensamien-
sus autores. tos, que el traductor se ve imposibilitado de se-
Por una consecuencia natural del favor que ha guir el original, y es preciso no solo que lo tra-
logrado entre nosotros la lengua francesa, la ma- duzca, sino que lo acomode al gusto particular
yor parte de las traducciones que han visto la de su nación, si ha de traducir las ideas y no las
luz pública han sido hechas de este idioma. Por palabras del autor. Son tantas, en fin, las difi-
otro lado, los editores y periodistas mas atentos cultades que rodean á un traductor que trata de
á su interés privado que al de la sociedad de que desempeñar fielmente su oficio, que el vencerlas
forman parte, han tratado de conseguir la pro- basta á nuestro juicio para que tenga derecho á
tección del público, ofreciéndole novelas y obras una buena parte de los laureles que recoja el au-
superficiales que lisongeen las pasiones y hala- tor mismo, y aquella deberá ser mayor si ha au-
guen los sentidos, sin comunicar ninguna instruc- mentado el mérito de la obra con eruditas notas,
ción sólida, y con perjuicio las mas veces de la apéndices y comentarios. Así vemos que hay
moralidad del lector: y he aquí como de estas dos nombres bien ilustres en la historia de la litera-
causas reunidas ha resultado, que después de ha- tura que solo se ven al frente de traducciones, y
ber elegido para cebarnos en ellas las produccio- estas han valido á veces á sus autores un lugar
nes de la literatura moderna, que quizá menos lo distinguido en las academias y corporaciones li-
merecían, hayamos luego escogido entre ellas las terarias. Puede llegar á tanto el mérito de una
peores para objeto de nuestros trabajos y para traducción, que sea preferible á la obra original
dar ocupación á nuestras escasas prensas. (2), verdad esto sucede raras veces,
aunque á la
Y si á lo menos fuesen buenas las traduccio- y como proviene generalmente de las notas y ob-
servaciones que el traductor añade, nosotros siem-
nes publicadas, solo estaríamos espuestos á ser
pre seremos de opinión, que todo el que pueda
reprendidos por la mala elección; pero si á una
acuda al original para leer la ohra^ á reserva de
elección desacertada se jigita una ejecución pési-
aprovecharse también de las adiciones délos tra-
ma, resulta el conjunto mas detestable que ima-
ductores.
ginarse pueda. De este mal no se han esca-
pado, ni aun algunas de las pocas traducciones
Mas como no es posible aprender todas las
ta de traducciones castellanas de las obras italia- ladas, débiles y espuestas á ser presa de la pri-
nas, inglesas y alemanas, tenemos las mas veces mera nación poderosa que quiera sojuzgarlas.
que conformarnos con leerlas en malas versiones En nosotros fué mas grave este error, por ser, á .
francesas, que precisamente tienen que sufrir una causa de nuestra posición geográfica, los prime-
segunda trasformacion, conforme vamos leyén- ros que debíamos resistir el choque de unos veci-
dolas; de manera que cuando llegan á nosotros nos fuertes, audaces y ambiciosos; mas preferimos
las producciones originales, vienen en tal estado, ligarnos con ellos, sin duda para que nos prote-
que ni el mismo autor las conociera (3). Muy giesen con su poder, sin acordarnos de la conoci-
útil seria, pues, que tuviésemos vertidas á nues- da fábula del Paseo de la olla de barro con la de
tra lengua con fidelidad y elegancia todas las hierro. Las consecuencias de aquel error ya las
obras de que se envanecen las demás naciones, y estamos palpando. Por consiguiente, considera-
cada paso que se dá para llegar á este fin, lo con- mos hoy como muy importante todo cuanto pue-
sideramos como un adelanto positivo, como un da contribuir á estrechar nuestra amistad con
trabajo digno de elogio, y como un título de glo- las otras repúblicas hispano-americanas; á dar-
ria para nuestro pais. nos á conocer su historia, sus leyes, sus produc-
Tales son las ideas que nos han ocurrido, y que ciones, y el carácter de sus habitantes: en suma,
solo apuntamos brevemente, porque carecemos cuanto tenga relación con ellas.
de espacio y de tiempo para ampliarlas, al saber Por mas que les hayan agitado y empobreci-
que va á publicarse en esta capital una traduc- do las discordias, el Perú conserva siempre su
ción de la Historia de la conquista del J^erii, es- antiguo renombre, y los tesoros qiTO derramó á
crita en inglés porW. H. Prescott, y publica- manos llenas en la empobrecida España, harán
da en Nueva- York el año de 1847. que jamas se borre de la memoria de los españo-
Es ciertamente satisfactorio el ver, que en me- les. Aquel era el primer vireinato de las inmen-
dip de esa multitud de escritores frivolos ó per- sas posesiones de la América: el de México, que
niciosos que se traducen y publican diariamente, podria haber contentado la ambición de un so-
haya todavía quién sepa dirigir sus miradas por berano, solo le servia de escala, y se consideraba
entre ese caos, para descubrir obras de mérito y como un ascenso el ser trasladado al Perú. La
sacarlas de la oscuridad de su lengua primitiva. historia de su conquista es lo mas grande que
La que vamos á ecsaminar tiene para nosotros presentan los gloriosos y sangrientos anales de
doble importancia, por ser salida de la misma los hechos de los españoles en el Nuevo-Mundo,
pluma que con tanto acierto escribió la Historia en valor, en constancia, en perfidia y en crueldad
de México, y por referirse á otra
la conquista ele Su imperio era el mas opulento y civilizado de
república que reconoce el mismo origen, profesa la laAmérica, y sus monarcas tenian á mengua el
misma religión, habla la misma lengua, y se go- deber su origen á nadie, que no fuese la divini-
bierna del mismo modo que la nuestra. dad misma.
Fué á la verdad desgracia, digna de lamen- Mas acerquémonos á la obra del Sr. Prescott,
tarse, que elevadas las colonias españolas al ran-
de que insensiblemente nos íbamos apartando, y
go de naciones independientes, no aprovechasen en ella hallaremos la mas propia y acabada pin-
esta circunstancia para estrechar en provecho tura de aquel imperio casi fabuloso, y de las inau-
mutuo las relaciones que ya les unian; antes apar- ditas hazañas del puñado de aventureros que le
tándose cada vez mas, han venido á quedar ais- borró de la lista de las naciones.
Dedica el autor el primer libro, de los cinco
formar de la historia antigua, para dar á conocer tribus que vinieron á poblar nuestro suelo: sabe-
el estado físico, intelectual y moral que guardaba mos, ó á lo menos creemos saber, los nombres de
la raza americana al tiempo de su descubrimien- sus reyes, y los acontecimientos mas notables de
to," no acertamos nosotros con otra calificación sus reinados, y aun poseemos dos Historias anti-
qae pueda convenir mejor al de la civilización guas de México., que merecen este nombre, escritas
peruana, que tenemos á la vista. En él ba reu- por dos sugetos contemporáneos que jamas se co-
nido su autor cuanto hay de precioso en las mu- nocieron ni trataron, y que sin embargo coinciden
chas obras que ha consultado para formarle, y si de un modo notable en los puntos capitales y en
bien se aprovecha con frecuencia de los trabajos no pocos pormenores.
de no
Grarcilazo, es esta la única fuente donde Mas en el Perú, todo lo que sus naturales al-
ha ido á beber sus noticias,como ha sucedido canzaron para suplir la falta de la escritura, fue-
generalmente á los que hasta aquí han tratado es- ron los famosos quipos., invención escelente, sin
te asunto, sino que con su acostumbrada diligen- duda alguna, en sus manos, para facilitar los cál-
cia ha desenterrado del polvo de los archivos va- culos aritméticos; pero de todo punto inútil en
rios manuscritos interesantes que arrojan nueva nuestro concepto, para perpetuar la memoria de
luz sobre aquellos oscuros tiempos, y le han pues- los acaecimientos. Perdida esta, ó conservada tan
to én estado de corregir, apoyado en buenas au- solo por la tradición, de nada servia que los eu-
toridades, muchos errores de Grarcilazo, á quien ropeos les revelasen las maravillas de la escritu-
ta.1 t'ez se ha dado demasiado crédito. (4) ra, porque esta era inútil para quien hada sabia
Las antigüedades del Perú, mas desgraciadas de los sucesos pasados, y por lo mismo nada ver-
aún que las de México, han quedado envueltas dadero podia comunicar á la posteridad. Los
en densas tinieblas, y solo se reducen á una ma- misioneros y conquistadores callaron, ó trataron
sa confusa de tradiciones, que los escritores mo- el asunto muy por encima, según los informes-
dernos se han afanado en vano por desenmara- verbales, mas ó, menos esactos, que recibieron, y
ñar. Los peruanos ignoraban absolutamente el solo Grarcilazo se presentó á desempeñar la ar-
arte divino de la escritura, y ni aun acertaron á dua tarea de revelar por completo á los europeos
suplir su falta por medio de geroglíficos, mas ó los misterios de la historia de su pais. En su
menos imperfectos, como hicieron los mexicanos. obra, destinada mas bien á corregir los yerros
Estos alo menos dejaron consignadas en sus ma- de los escritos españoles, reunió cuanto pudo re-
pas y pinturas, las fechas de los acontecimientos velarle la tradición de sus paisanos, y se remon-
mas notables, y los individuos de la generación tó hasta el origen del imperio. Mas en toda ella
que presenció la conquista, instruidos en el arte no se encuentra una sola fecha, ni una sola refe-
de descifrar estos símbolos, tan oscuros para no- rencia á un monumento histórico, porque no lo
sotros, cuando después adquirieron de sus con- habia; así pues, la obra de Garcilazo es tan pre-
quistadores el conocimiento de los caracteres eu- ciosa para conocer el estado físico, moral y polí-
ropeos, pudieron trasladar, con mas ó menos esac- tico de sus antepasados, como inútil para todo lo
titúd, el contenido de aquellas pinturas á las his- que respecta á la historia del pais antes de la
torias que escribieron, unos en su propia lengua, conquista.
y otros en la castellana. Sus trabajos, unidos á Medio siglo después vino Montesinos, y en sus
los que nos dejaron los primeros ministros evan- Memorias antiguas (5) nos refirió la historia de
gélicos, habrían formado un precioso cuerpo de los Incas, apoyado en tan buenas autoridades co-
documentos históricos de inestimable valor, si el mo Grarcilazo, ó mejores, sin coincidir con este,
zelo indiscreto, la falsa política, la codicia, y so- ni en número, ni en el orden, ni auu en
el los
bre todo mas punible descuido y abandono, no
el
nombres de los soberanos que rigieron aquel di-
lo hubiesen reducido á un miserable esqueleto, latado imperio. Ni uno ni otro escritor (lo di-
en donde solo á fuerza de fatiga y perseverancia remos francamente) merece la confianza del que
puede recogerse alguna noticia auténtica. Ape- busque en la historia algo mas que ficciones
gar de eso, conocemos aprocsimadamente las épo- agradables con que entretener sus horas de ocio;
cas de las pricipales emigraciones de las diversas los Incas, á pesar de su origen divino, su opu-
y
lencia, su poderío y sus hazañas, deberán sei" trasen á formar parte del imperio como amigos,
condenados á participar de la suerte de tantos y no como enemigos,
otroSj no nienoa dignos de fama, que, "El trato que daban á los piieblos conquista-
dos, no ofrece menor contraste, si se compara con
.... ebbero imperi el que acostumbraban darles los aztecas. Los
E densa Dotte é la memoria loro !
vasallos mexicanos se veian oprimidos de escesi-
vos tributos y de frecuentes levas; no se atendía
No es nuestro ánimo dar al lector una noticia para nada á su bienestar, y llegaba la opresión
circunstanciada de todo lo que contienen los cinco hasta donde alcanzaban á sufrirla las fuerzas del
capítulos en que el autor dividió este primer li- oprimido. Manteníanles sujetos y en continuo
bro, porque para ello seria necesario copiarle ca- temor con ha-
las fortalezas y guarniciones, y les
si á la letra. Baste decir, que dejando á un lado cian ver constantemente que no formaban una
las patrañas que afean la historia de la antigua parte integrante de la nación, sino que eran tan
América, en él se halla reunido cuanto se sabe solo un pu.eblo conquistado y sometido á su yu-
acerca de las leyes, costumbres, usos, religión y go. Los Incas, por el contrario, admitían des-
gobierno de los antiguos peruanos, depurado to- de luego á sus nuevos subditos á la participa-
do en el crisol de la mas severa crítica, y apoya- ción de todos los derechos de que gozaba el res-
do por numerosas citas y estractos de las autori- to de la nación, aunque les obligaban á confor-
dades originales. Las últimas páginas están des- marse con las leyes y usos antiguos del imperio;
tinadas á un breve paralelo entre los aztecas y vigilaban con una especie de paternal solicitud
los peruanos, y por tocarnos esto mas de cerca, sobre su bienestar y seguridad personal. Liga"
y para que el lector vaya formando idea del es- da de este modo aquella heterogénea población
tilo y lenguaje de nuestro autor, estractamos á por el común interés, estaba animada toda de un
continuación los párrafos mas notables. mismo espíritu de fidelidad que daba nueva fuer-
"Al practicar eesámen (el de la civiliza-
este za y estabilidad al imperio, á medida que iba en-
ción de los peruanos), no podemos menos de no- sanchando sus límites: no sucedía así con las tri-
tar la falta absoluta de semejanza entre estas ins- bus que sucesivamente iban sometiendo á su yugo
tituciones y las de los aztecas; es decir, las del los mexicanos, porque como solo se mantenían uni-
otro pueblo que en este continente americano das por la fuerza física, estaban dispuestas á se-
marchaba al frente de los demás en la senda de pararse tan pronto como esta fuerza llegase á fal-
la civilización, y cuya monarquía era tan notable tar. En la política de las dos naciones se ve el
en la parte septentrional, como la de los peruanos contraste del principio del temor, comparado con
lo era en la meridional. Ambos pueblos llega- el del avior.
ron á las elevadas llanuras de las cordilleras
y "No se parecían mas aquellos pueblos en los
entraron en la carrera de las conquistas, probable- principales puntos de su sistema religioso. To-
mente en épocas no muy distantes una de otra. das las divinidades del Panteón Azteca, partici-
Y es digno de notarse que las regiones altas de
paban mas ó menos del espíritu sanguinario del
las cordilleras hayan sido en laAmérica el lugar terrible Dios de la guerra, que las presidia, y su
escogido por la civilización, en uno y otro hemis- ridículo ceremonial terminaba casi siempre con
ferio. «
sacrificios humanos y banquetes de antropófagos.
'•Las dos naciónos siguieron en su carrera mi- Los ritos de los peruanos eran de naturaleza mas
litaruna política muy diversa. Los aztecas, inocente, pues se dirigian aun culto mas espiri-
animados de un inaudito espíritu de ferocidad, tual. La adoración de los cuerpos celestes es la
hacian una guerra de esterminio, scnaiando sus que mas se aprocsima á la del verdadero Dios,
triunfos con el sacrificio de millares de cautivos; porque al verlos marchar por sus lucientes órbi-
al paso que los Incas, aunque proseguían sus con- tas, parecen los emblemas mas apropiados de su
quistas con igual tenacidad, preferían adoptar beneficencia y poder.
una política mas .suave, sustituyendo la negocia- "Ambos pueblos manifestaron igual destreza
ción y la intriga á la violencia, y tratando á sus en las obras pequeñas de las artes mecánicas; pe-
adver.sar¡o.3 de manera que no quedasen privados ro en la construcción de grandes obras públicas^
de log medios de subsistir en lo venidero, y en- cominos, ncueductos. canales, &c, y cu la agricul-
HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ. 57
tura con todos sus pormenores, eran infinitamen- Almagro y Fernando de Luque. para hablar des-
te superiores los peruanos. Es estraño que los pués, del famoso contrato celebrado entre estos
dejasen tan atrás sus rivales, en sus esfuerzos pa- tres individuos para la conquista de las nuevas
ra cultivar el entendimiento, y sobre todo, en la tierras que aun estaban por descubrir. La ma-'
astronomía y en el arte de comunicar las ideas yor parte de este libro está ocupada con la rela-
por medio de caracteres visibles. Cuando conside- ción de los inauditos trabajos sufridos por los
ramos el mayor adelanto de los Incas, y les ve- aventureros españoles en los horrorosos pantanos
mos quedarse tan inferiores á sus rivales los az- y bosques de la costa, donde acosados por el ham-
tecas, en estos puntos, solo podemos esplicarlo re- bre, la fatiga, las enfermedades y los elementos,
flecsionando que, según todos los indicios, estos si alguna vez llegó á desmayar su ánimo, jamas
últimos debieron su ciencia á la raza que les pre- cedió el de su heroico capitán. Trece compañe-
cedió en aquel pais: raza misteriosa cuyo origen ros tan solo permanecieron fieles á su lado, cuan-
y cuyo paradero en vano se afana el historiador do se presentó á todos la ocasión de poner término
por averiguar; pero que pudo ser que, para liber- á sus miserias, y el espectáculo de aquellos cator-
tarse de sus feroces invasores, buscase un asilo ce hombres abandonados en una roca solitaria, en
en las regiones del centro de América, en donde medio del Océano, un buque que los sacara
sin
hallamos en los restos de magníficos edificios, los de allí, y persistiendo en llevar á cabo la conquis-
mas monumentos de la civilización indíge-
bellos ta de un poderoso imperio, no tiene paralelo en
jaban mas los peruanod en su organización inte- Seria largo referir todos los cambios que sufrió
lectual y moral, y á él debieran ser comparados. la suerte de Pizarro en su largas y penosas corre-
Si hubiese continuado estendiéndose el imperio rías por aquellas ingratas costas, hasta que cercio-
de los Incas, al paso que iba <!uando ocurrió la rado de la ecsistencia de las regiones que busca,
invasión de los españoles, las dos naciones hubie- ba, pero desesperando de poder conseguir en las
ran en breve venido á las manos, ó acaso habrían colonias la protección que era indispensable para
llegado á ser amigas. emprender su conquista, resolvió presentarse per-
"Los mexicanos y los peruanos, tan diferentes sonalmente en la corte de España, á solicitar la
en el carácter de su civilización respectiva, igno- autorización necesaria para obrar por sí solo, sin
raban mutuamente su ecsistencia, según toda pro- depender para nada del gobernador de Panamá.
babilidad, y es estraño que durante la ecsisten- Desde el regreso de Pizarro á la América co-
cia paralela de sus imperios, ninguna de aquellas menzó verdaderamente la conquista del Perú;
semillas de las ciencias y las artes que pasan in- mas no nos detendremos á analizar el tercer li-
sensiblemente de unos pueblos á otros, se abrie- bro de la historia, porque comprende sucesos bas-
se camino á través del espacio que separaba las tante conocidos; y sin advertirlo nos vamos esce-
dos naciónos. Ellas son un ejemplo interesante diendo de los límites que al principio nos había-
de las diversas direcciones que puede tomar el mos fijado.
entendimiento hiimano para salir de las tinieblas naturales del Perú, cualquiera que
Como los
de la barbarie á la luz de la civilización." (6)
fuese la causa, no opusieron á sus invasores la re-
En el segundo libro quiso el autor darnos una sistencia que debia aguardarse de un pueblo be-
relación circunstanciada del descubrimiento del historia de su conquista no inspira, con
licoso, la
Perú, desde las primeras noticias que el ilustre
mucho, el mismo interés que la de México. En
descubridor del mar del Sur, Vasco Nuñez de hecho mas notable es la prisión
la del Perú, el
Balboa, tuvo de aquellas encantadas regiones,
de Atahuallpa; negro borrón de perfidia y cruel-
hasta la llegada de Francisco Pizarro á Tumbez.
dad que echaron aquellos aventureros sobre las
Al aparecer por primera vez en la eseena el fu- armas de su nación, y que agravaron con la cruel
turo conquistador del Perú, convenia darle á co-
muerte del infeliz monarca. El sitio del Cuzco
nocer á los que pronto van á escuchar la relación
es á la verdad muy honorífico al valor de aque-
de sus hazañas; y por eso el autor trazó en bre- llos naturales; pero el mal écsito de su insurrec-
ves líneas su biografía, así como las de Diego de ción, que en tan grave .peligro puso á los españo-
les, ha hecho que se les juzgue como se juzga
(6) Tomo I. P. 161. siempre á los que no logran realizar sus intentos.
.
imperio del Perú parecía tan perdido para la co- Quizá en esto se dejarla llevar algo nuestro au-
rona de Castilla, como antes de que se descubrie- tor del ejemplo de Robertson, quien igualmente
se. Al terminar la lectura del cuarto libro, en que termina su relación de la Conquista del Perú, con
el autor amontonó todos estos horrores, se sien- el regreso de Gasea; pero en la obra de este autor,
te el corazón oprimido, y se desea volver la vista la conquista de aquel pais solo es un episodio de
á escenas menos dolorosas. la Historia general que escribía, al paso que en
Mas la corte de España no podía ver con indi- la del Sr. Prescott es el objeto único y esclusivo.
ferencia la continuación de semejantes desórde- Pudo suceder también que se figurase que con eso
nes, é incapaz de reprimirlos por la fuerza, deter- destruía la unidad en el plan, de cuya conserva-
minó el echar mano de
blandura y lenidad.
la ción se muestra tan solícito, aunque á nosotros
Tuvo la fortuna de escoger para tan delicada co- nos parece que, en vez de perjudicarla, la hubiera
misión hombre mas á propósito, sin duda, para
al favorecido, no dejando á la espalda del lector nin-
desempeñarla, y el licenciado Pedro de la G-as- gún acontecimiento notable, y llevando hasta su
Perú, sin un soldado y sin dinero
ca, llegado al conclusión la historia de los Incas, ya que la ha-
alguno, unas veces castigando, y otras conven- bía tomado desde sus principios. (10)
ciendo y perdonando, sofocó la rebelión, pacificó En el rápido ecsámen que hemos hecho de la
el pais, organizó el gobierno, y regresó á España obra del señor Prescott, nos ha sido imposible
cargado de tesoros para la corona, y él tan pobre detenernos en todos aquellos pasages en que las
como cuando se embarcó en Sevilla. (7) opiniones del autor difieren de las nuestras, y
Con el regreso á España del presidente G-asca, ademas, ha contenido nuestra pluma la conside-
termina nuestro autor el quinto y último libro de ración de que probablemente nosotros seremos los
su Historia; y quédanos el sentimiento de que no equivocados. Así es que cerraremos este largo
continuase refiriendo los sucesos posteriores, has- artículo, con solo algunas reflecsiones generales.
ta la completa pacificación del vireinato y abdi- El señor Prescott tuvo la fortuna de escoger
cación del último vastago de los Incas. Apenas para sus trabajos un asunto muy poco tratado to-
habla en unas cuantas líneas de la tentativa he- davía. Robertson destinó el sesto libro de su
cha por los hermanos Contreras, para apoderarse Historia de América, á la conquista del Perú;
de los tesoros y de la persona de G-asca, al tiem- pero sobre ser por necesidad muy sucinto, solo
po de atravesar el istmo, y da por asegurada la bebió sus noticias en las fuentes mas comunes,
paz en el Perú, con las medidas tomadas por el según se infiere de las citas que se hallan al pié de
presidente Gasea. No fueron, sin embargo, tan sus páginas, en que no se hace mención de un so-
insignificantes las agitaciones qué siguieron á su lo manuscrito. El gobierno español jamas ha
partida, (8) especialmente la rebelión de Francis- cuidado de que la Conquista del Perú se es-
Garcilazo: Comentarios Reales, (Córdoba, 1617.) Parte2. se, porque con este trabajo aumcntaria mucho el mérito de
Lib. ü. Cap, 1 la obra.
HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ. 59
se nota en la historia de la España. autor, quien está muy lejos de juzgar de los hom-
Norte, y sus principales obras, como son la "Vida los mas negros y nosotros no podemos re-
colores,
*
de Colon," la "Conquista de Granada," y los "Via- sistir al deseo de presentar á nuestros lectores la
ges de los compañeros de Colon," han merecido pintura que el señor Prescott hace de estos varo-
nes apostólicos.
"Los frailes de Santo Domingo, los de la Mer-
(11) Según nos han informado .se ocupa en la actuali-
ced, y otros misioneros se entregaron entonces
dad el señor Prescott en escribir la historia del reinado
de Felipe II, asunto á la verdad delicado; pero las cualida-
con gran zelo á la obra de la conversión .... No
des que ya ha desplegado en sus anteriores obras, nos ha- eran todos ellos como el obispo del Cuzco, (12) ni
cen confiar que saldrá airoso de su empeño. Ademas de
sus tres obras históricas, ha publicado el autor un grueso
volumen de sus obras sueltas, por las que se advierte que, (12) El señor Prescott no pierde ocasión de censurar al
si bien las indagaciones históricas son el objeto principal P. Valverde, y es preciso confesar que su conducta en los
de sus trabajos, ha recorrido también con fruto los amenos negocios del Perú, no fué á veces la que correspondía á un
campos de la literatvu"a. ministro de paz.
60 HISTORIA DE LA CONQUISTA DEL PERÚ.
tenían el corazón tan endurecido por el fanatis- grientos anales de las colonias españolas, se ali-
mo, que no dieran entrada á la compasión hacia via el corazón al reflecsionar,como es justo, que
los infelices indígenas. La mayor parte eran la misma nación que producía aquellos crueles
hombres de singular humildad, que seguían las conquistadores, enviaba también sus benéficos mi-
huellas de los conquistadores para ir sembrando sioneros, y difundía la luz de la civilización cris-
las semillasde la verdad, y con el zelo .mas des- tiana hasta las regiones mas distantes del Nuevo-
interesado se consagraban esclusivamente á la Mundo." (13)
propagación del Evangelio. Con sus trabajos Conocida es la esactitud del señor Prescott en
apostólicos dieron á conocer que eran verdaderos las citas, y su escrupulosidad en imponer á cada pa-
soldados de la cruz, y que na era un vano alarde so á sus lectores de las fuentes á donde ha ido á
el empeño tan decantado de plantar sus estandar- tomar sus noticias. Como la mayor parte de los
tes en el corazón de las naciones paganas. materiales de que se valió para la formación de
"Las conquistas de los españoles se distinguen la presente obra, se componía de manuscritos
muy honrosamente de las de otras naciones, por inéditos, ha multiplicado las citas de estos, y se
sus esfuerzos para convertir á los infieles. Los encuentran trozos de bastante estension al pié
puritanos, con igual zelo religioso, trabajaron de las páginas. Ha insertado
ademas por via de
comparativamente poco en la conversión del in- Apéndice y en su idioma original, otros estractos
dio; dándose, á lo que parece, por intentos con mas estensos, y aun documentos enteros. De es-
haber conseguido para sí propios el inapreciable tos manuscritos se han publicado después algu-
privilegio de adorar á Dios á su modo. Otros nos en la apreciable "Colección de documentos
aventureros que entraron en el Nuevo-Mundo, inéditos para la historia de España." Mientras cor-
hacian tan poco caso de la religión, que no debia rió la redacción de esta obra á cargo del ilustre
aguardarse que se afanasen mucho por esten- Navarrete, éste insertó en ella muchos documen-
derla entre los salvages. Pero los misioneros es- á la América; pero tan luego como
tos relativos
pañoles han mostrado siempre el mas vivo inte- faltó su nombre en el frontispicio del 6. '^ volu-
rés por el bien espiritual de los indígenas. Mer- men, no vuelve á encontrarse uno solo. (14) Su
ced á sus esfuerzos, se levantaron iglesias mag- muerte fué un golpe mortal para la historia de
níficas, se fundaron escuelas de primeras letras, las colonias españolas.
y no perdonaron medio alguno para difundir por La edición de la Conquista del Perú, es her-
todas partes el conocimiento de las verdades re- mosa y correcta, y va ademas adornada con
ligiosas. Penetraron solos en las regiones mas los retratos de Pizarro y de Grasca, un mapa del
remotas é inaccesibles, ó como el benéfico Las Perú, y facsímiles de dos firmas del conquistador.
Casas, en Cumaná, y los jesuítas en el Paraguay En suma, nada falta á la obra para hacerla
y las Californias, reunieron á sus discípulos in- digna de ocupar un lugar en las mejores biblio-
dios en poblaciones, reduciéndoles á vida civil. tecas, y si el mérito de la traducción que va á
En todos tiempos han estado prontos estos vale- publicarse corresponde, como lo deseamos, al del
rosos sacerdotes á alzar su voz contra las cruel- original, no dudamos recomendarla eficazmente
dades de los conquistadores, ó contra la avaricia á nuestros lectores.
no menos destructora delos colonos; y cuando sus México, Julio 1. ° de 1849.—i^ M
reclamos, como sucedía con frecuencia, nada po-
dían conseguir, no por eso dejaban de consolar (1.3) Tomo II. P. 7.
al afligido, enseñando al pobre indio á confor-
(14) Esta observación solo debe aplicarse á los once
marse con su suerte, é ilustrando su estraviada
tomos de esta obra que tenemos en nuestro ¡Doder: si se ha
inteligencia con la revelación de una vida futura publicado algún otro posteriormente, no lia llcg'íido á nues-
mas justificada y mas feliz. Al recorrer los san- tras manos.
•<§-%^ r^|>
q;:jí
(^^IShls^ %5)
'm^^^s-
Pasad, nubes fantásticas, que tomáis en el in- ¿Ves cómo van cubriendo sus ne-
los árboles
vierno ya la figura de colosales serpiertes, ya la gros ramages de pequeñas y verdes hojuelas, có-
de altísimas montañas, ya la de monstruos espan- mo los tallos comienzan á brotar de la oscuridad
sombrío y opaco, y suspira cuando contempla que Inclina tu vista al suelo, y encontrarás al in-
la neblina que reposa sobre los mustios prados secto de esmalte, con sus alitas de espuma, que
parece un velo fúnebre tendido sobre el yerto ca- lleno de vida trepa por los tallos para buscar su
dáver de una virgen. habitación en la corola de las flores. Escucha
Ven, Malvina mia; estrecha mi brazo con tu el zumbido de la diligente abeja que comienza á
blanca mano, y sonrie por la vuelta de las flores. hacer sus visitas á los nectarios de las flores, por-
¿Ves aquel pequeño espacio azul, que por en- que cuando las flores vuelven, los hombres y los
tre dos nubes rotas se percibe en el firmamento? animales se llenan de júbilo.
Dentro de pocos momentos tus ojos verán una Sigue, sigue conmigo, y después de pasar por
luz radiante; podrás contemplar diáfana y pura los bosques alegres y poblados de pájaros, por
la ancha bóveda celeste que cubre el mundo. Es los jardines llenos de botones prócsimos á abrir-
la vuelta de las flores. se, y por los prados cubiertos de céspicd, tus plan-
¿Sientes una brisa tibia y perfumada que jue- tas pisarán la menuda arena de las riberas de la
ga entre tus cabellos, y por intervalos acaricia y mar.
besa tus megillas? Es la vuelta dw las flores. Contempla el mar, Malvina mia, No cruje ir-^
litado con la tempestad; no levanta sus olas co- turaleza y no quiere turbar con sns rugidos la
mo lasmontañas de una encrespada sierra; sus tranquila estación del amor y de las flores.
nas y las plateadas conchas. Sus aguas tienen la luz de la alegría; tu boca de carmin sonríe, y
nn verde hermoso, semejante al de las praderas tus manos buscan instintivamente los tallos para
y blancos copos de espuma. La nave boga sere- Tú también, Malvina, eres como las flores: du-
na y tranquila, y el marinero canta alegres can- rante el invierno, sufres y te marchitas^ y la luz
ciones. Es porque las flores vuelven a la tierra, y las brisas te vuelven la vida, cuando vuelven
porque el mar toma parte en esta fiesta de la na- las flores.— M P.
AAA%e@@@@'^%w^ ^>^A/^6^@@^^'^^^^^^^^A%e@©y@@^^^^^
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Coronas ricas de oro y esmeralda, Que el cutis quema y á los pies se clava;
Las ropas son y el cuerpo, trasparentes; No nos detienen; pero al fin rendidos
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-~^^á=-^V5^^J5SgS>%''^-€Í'o°2^-&-=2f-=fe~<;-^-
Casimiro Collado.
ni aüte el arbusto frondoso y recortado del jar- mismo modo que las Dorilas y las Filomenas han
dinero de corte, que especula con la esclavitud de quedado relegadas á los polvientos, in folio, de los
estos pobres seres, que no pudiendo huir, coque- poetas bucólicos, ó los traductores de la Biblia....
tean como las prisioneras de un serrallo, para en- Los efectos han sido los mismos: la rosa multipli-
gañar á su señor .... Aquí el artificio desperfec- ca sus galas con sus pétalos, á espensas de los es-
ciona las gracias naturales. No es preciso ir co- tambres que sirven para la generación; la muger
mo yo, todas las tardes á pasear entre los fron- sacrifica la salud y los deberes santos de la ma-
dosos y descuidados rosales de la Alameda de ternidad al placer de ostentarse mas hermosa, y
San Javier. parecerlo mas tiempo. ¿Será preciso decir tam-
A primera vista, solo se perciben rosas, muchas bién que las rosas tienen espinas y las mugeres
rosas, todas lindas, todas con el mismo color, con caprichos? ¿que á éstas las consume el amor, y el
igual forma, aspirando toda la luz y la alegría sol marchita á aquellas? . . . De una muger aman-
del cielo de Mayo; corre una brisa consoladora, te guardamos la memoria; de la rosa que nos dio,
ta,y en esa brisa nos viene á embriagar el aroma Las rosas de la Primavera no tienen misma
la
que despiden; es la misma impresión que se tie- fisonomía que las del Otoño, por la misma razón
ne al entrar en un vasto salón de baile: solo se que las criollas no son iguales á las francesas, las
ven muchas mugeres, que en conjunto todas es- italianas á las rusas, las andaluzas á las alema-
tán bellas, frescas y galanas; todas con los ojos nas. Las primeras, colocadas sobre tallos mas
brillantes y las megillas encendidas de entusias- delicados y flecsibles, tienen mayor caprichosidad
mo; si sus ropas agitan con el baile la atmósfera formas; color mas brillante; aro-
y finura en las
del aposento, mil esencias delicadas y suaves des- ma mas activo; el sol las hace germinar pronto, y
piertan una esquisita sensualidad .... En unjar- pronto las marchita; por eso, llenas siempre de la
din, el perfume de la rosa; en una sala, el del pa- viveza y animación que márcala fisonomía de sus
choulí .... corolas, concentran su hermosura y su vida en las
¿Y quién dudará que como la rosa es la
así pocas horas que les concede la estación: las se-
reina de los jardines, la muger es la reina de las gundas, hijas de una vegetación tardía, pero ro-
cortes? El hombre distraído, aislado un momen- busta, se desarrollan mejor; ostentan menos deli-
to por la ambición ó el estudio, sueña riquezas, cadeza y variedad, pero mayor lozanía; su tinte
poderío, gloria; que no pase una muger y lo mire no es brillante, pero mas fresco, y su aroma mas
con sus ojos fascinadores; lo dejará todo por ella suave; abrigadas bajo la frondosidad septembral
si es preciso, y le sacrificará cuanto ha-alcanzado; de un sol benigno, y las mas veces nublado, pier-
la engalanará con los títulos que compró á fuer- de su vida la animación y entusiasmo de las
za de trabajo y soledad: así la humilde violeta, el otras; en cambio no sufren las violentas tempes-
esponjado lirio, la casta azucena, el arrogante tades de Mayo, y dan á sus amores y placeres el
clavel, la narcótica amapola, la voluble campani- colorido vago de la melancolía. Para un corazón
lla, vistas aisladamente, agradan; cada una tiene fatalista y ardiente, una criolla, una italiana de
su forma, su color, su aroma particulares; pero ojos negros y esbelta cintura, que revuela siem-
ante una rosa se apaga su brillo, se avergüenzan pre inquieta, ostentando sus galas, como lamari-.
y mueren. posa en un dia claro de Abril; que sacrifica al
El tiempo y la cultura nos dan rosas dobles: placer de una noche todo un porvenir de lágri-
las mugeres de hoy tienen mas encanto que las mas y desesperación, que es capaz de matar á su
primitivas pastoras con toda su sencillez y su amante en un rapto de zelos: para el alma senti-
perfección; la muger de Adán fué el tipo segura- da y tierna, wna alemana que saborea y hace sa-
mente, pero yo no gustarla de ella con sus pies borear los placeres íntimos del amor; que cuan-
polvosos y encallecidos, su pelo sin pomada, y su do ama, no juega como una niña; que cuando be-
seno tostado por la intemperie. La rosa primi- sa, no quema, sino refresca; que muere, en fin, llo-
tiva, con sus chicas hojitas sencillas, sus estam- rando junto á la sepultura de un ingrato. Con-
bres dorados y su tallo casi sin espinas, apenas cibo á las románticas paisanas de Schiller como
se encuentra en el herbario de un farmacéutico, las mugeres mas poéticas y espiritualmente posi-
ó arrinconada en el jardin de un botánico; del tivistas, al paso que las primorosas y risueñas
66 LAS ROSAS Y LAS MUGERES.
habitadoras de Europa y las zonas templadas de teria pura, despojada de la poesía que le prestan
América, me parecen los seres mas positiva- la cultura y refinamiento?
mente efímeros y vaporosos. . , . Con estas, ilu- En frente de ésta, forma el contraste un grupo,
siones y caprichos; con aquellas, sentimientos. verdadero ramo de cinco rosas, todas lindas y
fragantes; sin la regularidad monótona del- com-
pás están colocadas con tal armonía, que ningu-
na se hace sombra, ni se desfigura; se percibe cuál
III. está abierta de ayer, cuál nació esta mañana, cuál
acaba de brotar; pero la edad las sirve solo pa-
ra marcarlas; ninguna tiene que humillarse an-
Pasemos ahora un poco costeando los largos
valles de esmeralda, sembrados de rosas; la ele-
te las otras .... ni una mancha, ni un insecto
gen solamente de la hermosura; faltarla la belleza delicadas, despidiendo luz y provocando amores
del contraste; no habria punto en que apollar la con la belleza ideal de sus semblantes, la gallar-
comparación; perderían sus encantos y atractivos día de sus cinturas, la muelle fleesibilidad que
á fuerza de monotonía y uniformidad; no serian prestan á sus maneras el lujo y la buena sociedad
rosas, no serian mugeres: que vengan aquí todas, en que viven.
desde la Venus Olímpica hasta la india hechice- Mas allá, resaltando sobre un follage espeso y
ra; desde la linda circaciana hasta la encanijada abundante, se ve una flor sin rival: á su derredor
groenlandesa. . . que vengan todas las mugeres no hay otra que distraiga la atención; es hermosa
del mundo, pobres 6 ricas, perfectas ó imperfec- y bien desarrollada; su lozanía y la suavidad de
tas; todas hallarán un retrato, una rosa con la su tinte armonizan con la ternura de sus pétalos;
propia fisonomía, con los mismos rasgos y carac- su corola abierta con desenvoltura descubre el co-
tereres de su organización y su genio. razón; su color no encendido pero fresco, y sus
Tamos paso á paso: Mirad, del estremo de un sombras suavísimas; una porción de hojas verdes
solo tronco erguido y robusto, nacen cinco, diez, la engalanan, y ella se mece ufana al paso que
veinte capullos bien entallados que, mas que un silenciosa, sobre un tallo flecsible, pero robusto....
j
ramo, forman un brodio sin regularidad ni armo- ¿Qué piensa esta flor lejos de las otras? . . . ¿quién
nía; los botones comprimidos no pueden abrirse; es? . . . ¿qué hace? ... Es la muger de treinta
las flores ya abiertas se estrujan, se dislocan, se años, joven tadavía, de seno abultado y cabello de
desfiguran por falta de espacio, y están descolo- seda, que se deja ver en su balcón, porque no tie-
ridas y marchitas; en medio de todas descuella ne un defecto que encubrir, ni esquiva el aplau-
un cáliz seco ya, deshojado y amarillento; es la so de los que la miran; se engalana, porque las
madre: entre los mil intersticios y hendiduras demás no la humillen; y no toma parte en sus
de esta mazorca, anida la araña, y los tallos están placeres frivolos y tumultuosos, por no gastar la
ensolvados de esos insectos verdiosos, langosta sensibilidad, ni esponer su hermosura á ser tos-
en miniatura, que con sus imperceptibles anteras tada por el sol brillante de la corte; quiere con-
servar sus encantos para el amante que recibe
y sus zancas grotescas, suben á pasearse por en-
cima de la corola. . . . ¿Quién no ve en este ramo en secreto, sin recelos ni envidia, con la dulce
la representación de una de esas familias debidas confianza de satisfacer todos sus deseos, y sin te.
á la fecundidad de una madre, pura carne, pura mer que una mirada indiscreta ó una palabra
tierra, que vegeta y deja vegetar á sus hijas en ofensiva turben las deliciosas noches que consa-
una casa estrecha, sin trato ni educación, sin sus gran en su ignorado retrete al dios de la volup-
comodidades ni Kmpieza, siempre solas y juntas, tuosidad y el misterio. . . . Así, la rosa que la
maleándose unas á otras, y dejando nacer al abri- retrata, cuando la luna se levanta silenciosa, y el
mientras la adormece, meciéndola al impulso de que consume en su soledad .... ¿De quién se-
la
sus alas. . . . Cuando la aurora viene á disipar rá esta flor? del atrevido mozo que, sin temor
. . .
Al otro lado una rosita pequeña, perfectamen- se esconde, porque ya ha soñado un mundo nue-
te redondita y recortada, sin un pétalo disloca- vo de placeres y amor, y teme caer á su pesar en
do, ni una sombra fuerte, compuesta de hojas pe- los brazos del hombre que le promete la realiza-
formemente desigual; el manojito dorado de sus De untronco viejo y grueso, tostado y partido
estambres resalta sobre el color encendido de la en astillas al estremo, erizado de espinas ganchu-
corola, derechita sobre un tallo inflecsible al im- das y negras, sin follage que cubra su desnudez,
pulso del viento. Es una flor no bella ni hermo- nace á poca altura del suelo, como por capricho
sa; simplemente bonita, pero bonita que sin re- de la naturaleza, un solo pimpollo tierno, cubier-
pugnar, no interesa; está bien dibujada, pero sin to de hojitas tersas y trasparentes, que lleva en el
maestría, gracia, ni soltura. ... Es la niña de estremo una sola flor, lozana cuanto hermoca, fres-
quince años, pequeña y gordita, de cabello suave, ca cuanto delicada; el tallo flecsible y delgado no
que cae en ondas sobre la frente, ojos chicos y podia sostener peso de su capullo robusto, y
el
brillantes, nariz triangular, boca abultada y las doblegándose, dejaba inclinar aquella flor hasta
megillas manchadas de rojo; talle corto y cuello el suelo, sin dejar percibir sus pétalos, desorde-
cilindrico: sabe que es bonita, porque se lo dicen, nados y como esparcidos, pintados de rojo los
pero no cuida de serlo; no es presumida, por fal- unos, de un blanco suavísimo los otros; sus estam-
ta de ambición; ni amorosa, por frivolidad; habla, bres despeinados, su fisonomía toda, en fin, ori-
bre alto, flaco y descolorido, de polaca, levita ver- dinero, y para enderezar el tallo, prendió los de-
de y pantalón de dril con rodilleras, se casará licados pétalos de la rosa, á las duras espinas del
con ella, para maltratarla á los ocho dias; ella no tronco que le dio nacimiento; el tallito arqueado
será, sin embargo, desgraciada ni feliz; pero será hace la fuerza de un muelle; los frágiles pétalos
las mil hojas que la cubren, y ella, ruborizada, re- gados que prendidos, al caer, darán compasión
pliega sus pétalos, formando una concavidad llena al que los mire .... Una
niña consentida y ca-
de sombras y misterio, en cuyo fondo debe haber prichosa; un tio débil é imprudente.
una miel perfumada.... porque las ambiciosas abe- Una flor hay por el otro lado, que debió ser
jas no han podido percibirla para ir á agotar mas hermosa: su corola es ancha, estendida, y de
aquel tesoro, que ella esconde por miedo de que la superficie suave: los pétalos, recargados ya sobre
estrujen robándola.... nunca ha visto el sol, y por las hojas del cáliz, parece que van á desprender-
eso no se levanta orgullosa buscando su luz. En se al mas ligero movimiento; están descoloridas
una calle ignorada, al través de una vidriera su- ya por el sol, aunque todavía se nota en alguna
cia, tras de una cortina levantada con precaución, de las hojitas rugosas del centro el color primiti-
he visto un rostro de ángel, una muger rodeada vo; los estambres negruzcos sobresalen del nivel
de todos los encantos del misterio y la oscuridad; de la corola, que parece abierta á propósito para
humilde, pudorosa y linda: bien deja percibir que dejarlos ver. . . . No es todavía una flor vieja
un pensamiento la anima y la engalana, el amor ni fea; pero un galán de buen gusto, no la coloca-
68 LAS ROSAS Y LAS MÜGERES.
ria en elramo 'que va á regalar á su querida. Es poeta reproducirse la imagen de la muger qu®
una cotorra^ este es> el nombre propio, hermosa adora. .? Cada estrella, son sus ojos; cada eco
. .
como el sol amarillo del horizonte vespertino, con que despierta el viento, el eco de su voz; no se ve
su seno turgente, sostenido por el corsé; con su sin embargo su semblante en cada una de las ro-
tez quebrada, llena de afeites; con su despejo y sas; una de todas, la mas linda, la única en el jar-
desenvoltura; con las impalpables estrias de su ca- din, nos hace suspirar y detenernos delante de
ra, y las invisibles venitas que pasan por su na- ella para contemplarla. . . . ¡Ah, maldito zela-
riz y su pecho, dándoles un tinte manchado y ro- dor . . . . ! No me dejará arrancarla: en mis ojos
jizo. .. . Amores de interés ó de conveniencia. ha visto mi
mi amor, y espantándome con
deseo,
Entre muchas flores diversas y variadas, zurge su espada, grande como la con que San Pedro
mas que todos un tallo muy espinoso, que solo desorejó á Maleo, me espía, me sigue sin descui-
sostiene ya los estambres enmarañados, negros, darse un momento .... lo mismo haria con todos,
tostados, quebradizos; por entre los harapos del porque ¿qué hombre hay tan insensible á los en-
cáliz pende un solo pétalo, una hoja retorcida, cantos de las flores, que llegue á un jardin sin
seca , amarilla ,
que flota y sucumbe cuando sentir el deseo de cortar una sola, de levantar la
el viento la sopla .... es el último diente de una que halló sucia y marchita, de arrancar al des-
vieja gigante, que silba cuando habla, y se aprie- cuido, y con indiferencia, una hoja con que ir ju-
ta la boca al estornudar, por no arrojar ese últi- gando entre los labios? Pero yo esperaré hasta
mo diente con el estornudo. el crepúsculo, hasta la noche, y al fin la arranca-
Semejantes á éste se ven otros mil grupos de ré ... . ¿Por qué tanto empeño? Porque es
troncos viejos, polvosos y cubiertos de telarañas, prohibido cortar las rosas, gorque el zelador tie-
que apenas sustentan ya media corola, ó un sim- ne una espada, porque la misma rosa, en fin, se
ple manojito de pétalos, ó dos solamente, ó están defiende con sus amenazantes espinas, y escita
ya huecos y vacíos, con las hojuelas del cáliz que- mas el deseo. Yo sabia que una vez en la Ala-
bradas y rojas.... son las viejas, muchas vie- meda, seria preciso arrancar una rosa, llevarla
y
jas, . Entre ellas suele encontrarse una
. . flor á embargo, no me previne. con el es-
ella; y sin
pálida y mal nacida sobre un tallo encorvado, con tuche de la cartera, para cortarla con unas tije-
los pétalos de un lado grandes, y los del otro que ras mas fácilmente. . . . ¡Oh! pero esto no ten-
apenas pudieron desarioUarse; ni es una flor trian-
dría ilusión: es preciso burlar la vigilancia del
gular, ni redonda, ni cuadrada. ... es una niña guarda, porque solo es sabroso el fruto prohibido;
corcobaday escuálida, una rosa raquítica, cerca de y esperar, porque el placer que tarda, es mas dul-
de contornos suaves y for-
la cual suele verse otra ce.... En medio de las sombras, con el cora-
mas delicadas, blaaca mas bien que pálida, sin zón palpitante de susto y regocijo, abriendo los
color fijo, tan vaga en su fisonomía como en su ojos para ver en la oscuridad por dónde llega el
^ color; se mece suavemente sobre su tallo flecsible, cerbero, estender la mano, desgarrársela; sangrar-
y procura esconderse bajo sus hojas verdes, para se los dedos con punzadas agudísimas, teniendo
evitar los rayos del sol, así como la niña cloróti- que reprimir los ayes
de dolor y las eselamacio-
ca, triste y enfermiza, reza para disipar los deli- nes de alegría; correr, mas bien que andar, chu-
rios de su abrasada imaginación. (*) pándose los dedos heridos, mientras se esconde
con la otra mano la flor robada, bajo las faldas de
la levita, temiendo á cada paso una sorpresa, tro-
IV. pezando sin ver el camino, creyendo que nos per-
siguen y van á matarnos; después, satisfecho el
¿Y la amante del poeta soñador é iluso, no tie-
capricho, cuando ya nos cansa y nos estorba en
ne aquí su retrato. . .% ¿En dónde no ve ua
.
la mano la rosa que nuestro calor ha marchitado,
arrojarla, ó irla deshojando por el camino, hasta
(*) Solo un retrato no he encontrado nunca: el de la dejar el esqueleto sin una hoja ni una espina, y
monja con hu hábito y su
que dice que es feliz, y
toca,
contemplarlo luego con desprecio ó ironía antes
cuando pasa por frente á una reja que da á la calle, suspira
tiene que persí^arse para disipar las tentaciones. — Yo de tirarlo . He aquí apurados todos los go-
y
pienso que la« monjas no entraron en el sistema de la crea- ces do una flor: lie aquí la efímera ecsistencia de
ción, puesto que no se halla su semejanza entre las rosas. una muger.
LAS ROSAS Y LAS MUGEEES. 69
do, no abierto todavía. ¡Maldito animal,... em- atormentar á los hombres, haciéndoles amar su
Ibutido á viva fuerza medio cuerpo, patalea y lu- martirio, martirio cujos dolores sienten ellas pri-
cha por ir apartando las hojas apretadas, hasta mero; sí, porque compadecen al hombre que las-
llegar al corazón, mientras la rosa, como rubori- timan, y lloran con él. . . . así como estas rosas
zada, se replega sobre sí misma; pero no tiene suspiran con el zéfiro al ver mi abandono, y pa-
y al fin el
fuerzas, mayate, como engastado en el rece que me abren sus cálices perfumados, ofre-
hueco que forma aquella flor virginal, dormirá ciéndome el bálsamo que esconden para curar las
en su estrecho aposento, hasta que el sol disipe llagas de mi desilusionado corazón, íPero
la embriaguez de aquel aroma reconcentrado.... quién me dice que en vez de miel no hallaré ací-
¡Pobre niña! .... el temor la hizo débil; tal vez bar? .... ¿no he descubierto tantas veces un co-
goza en la misma violencia; acaso sacrifica su pu- razón corrompido, y una doblez bajo el semblante
dor al placer del hombre de quien se oree amada. hermoso de los ángeles? ...
o
¿Recuerda usted, aquella rosa solitaria y mis-
teriosa, la del amante nocturno, la de rostro her- YIL
moso y miradas enternecidas? .... Un mayate
viene volando desde lejos, presuroso, y sin vacilar Un
rumor ligero hace despertar al poeta, que
ni temer, llega derecho á ella, que al sentir su duerme y sueña, paseando por entre las rosas; le-
contacto, se contrae como la sensitiva, para abri- vanta la cara, y una nube gruesa y oscura cubre
garlo en su seno. . . . ¡Vil animal. . . . tan feo y el horizonte; el sol está ya escondido; el viento
Un mayate de aspecto orgulloso, en ademan vantando nubes de polvo que hacen llorar los
altivo, como sobre un pedestal levantado á su ojos. El hombre se apresura á volver á su casa
gloria, se para sobre el regazo de una rosa de para ver desde tras la vidriera de su cuarto la
casta fisonomía y vagos contornos; voltea á todas gente que corre azorada, los muchachos que tro-
partes su cara abotagada, buscando con las mo- piezan, los ginetes que galopan; en fin, el agua
vibles anteras, si hay alguno otro á su derredor: que empieza á oirse caer sobre el techo en gotas
satisfecho hundecabeza entre las hojas, y duer-
la gruesas.... truenos, relámpagos, viento, lluvia. . .
me tranquilo .... La rosa vela entre tanto, y por es una tempestad; pero en cambio, mañana ama-
no despertarlo, reprime un ligero estremecimien- necerá la atmósfera mas limpia, el aire mas fres-
to ... . siente que por el tallo va subiendo á fa- campo mas risueño; será preciso levantarse
co, el
vor de las tinieblas uno de esos gusanos rastreros, temprano para ir á pasear á la Alameda entre
verdosos y estriados de negro; cuando llega al las rosas.
borde de la corola, se estira como un resorte has- ¿Qué se mira? Alegría y frescura; el césped mas
ta tocar los estambres, tropieza con el mayate y limpio, los árboles mas verdes, los pnjaros mas
se contrae violentamente, y escurriéndose por los bullidores, las rosas mas lindas que nunca; hoy
intersticios de las hojas, se introduce hasta el co- no debe haber tantas como ayer, que las deshojó
razón, que roe lentamente. Al siguiente dia el la tempestad; sin embargo, el sol alumbra impa-
mayate vuela confiado, abandonando á su consor- sible áque quedaron, y anima á
las las que bro-
te, desgarrada por los remordimientos. ... ¡El tarán para completar el número de las que mu-
matrimonio! rieron; ni unas ni otras pueden contarse, ni unas
Entre tanto, las demás rosas secas y deshoja- ni otras matarán al que las mire de pesar ó de
das contemplan este cuadro de aniraaciony mo- alegría.
vimiento, con la sardónica risa de la impotencia, Las rosas que quedaron están no marchitas,
ó la imposibilidad imbécil del cadáver. sino pálidas; se inclinan dolientemente sobre sus
¡Pobres mugercs!. . . nacida.s.... ¿para qué? . . tallos; aun conservan en sus cálices las lágrimas
Si las mugercs no fueran hermosas, ninguno ten- de la lluvia, y las doradas hebras de sus estam-
dría hijos; sin la prole, se estinguiria la raza hu- bres están unidas, apelmasadas todavía con la
mana.... ¡Eh! señor filó.sofo; ¿cree usted que humedad; pero el sol brillará con fuerza, evapo-
las raugeres no son sino instrumentos de placer? rará las lágrimas del semblante y del corazón, y
Y de dolor; no quiero hacerles ol agravio de ne- antes de morir, se levantarán otra vez altivas,
garles la mejor de sus cualidades; el talento de provocando con su aroma ú las mariposas travie-
—
LAS ROSAS Y LAS MUGERES. 71
sas. Mil capullos nuevos, á quienes la tempes- su peso la fué inclinando mas y mas, hasta hun-
tad solo sirvió para limpiar del polvo y los insec- dir la frente en el fango, que casi le sirve ya de
tos con que los cubría la aridez de la estación, se sepultura . . .
j
Ay! ¿por qué hemos bajado los ojos
van levantando orgullosos de su vigor, ufanos de al suelo? ... Su alfombra está bordada con los
su hermosura, j desdeñosos miran á la genera- despojos de las rosas que ayer deshojó el ven-
ción moribunda: por cortesía solamente dejan ro- dabal ....
dar una lágrima, y no la enjugan, por interesar ¿Y por qué estas hojas que huello con indife-
con su juventud pesarosa. ... tal vez una de es- rencia, me llenan el corazón de recuerdos y me-
tas flores tiernas, mas linda que ninguna,, resis- lancolía?. . . ¡Ah! estas hojas son ilusiones per-
:
tiócomo ella, los furores de la boi'rasca, que no didas .... los epitafios de un panteón.
pudo deshojarla, ni quitarle su hermosura; pero
cercana al suelo, la lluvia la salpicó de lodo; á Puebla, 1849. Fernando Orosco.
'á^íTSTTÍ-TrSTTS'Y^'e'TüTTre'líTÍTrFSXOTTnníTÍ'ü'^^
bibliografía.
cambiaron la paz de la Alemania; penetrar las de José Bonaparte, como rey de España y de las
profundas combinaciones de su genio, cuando for- Indias.
mó en el campo de Bolonia esa espedicion que Aunque el interés de las materias que forman el
muchos tienen aún por una falsa amenaza, y que tomo 8 f no decae ni un momento, sostenido por
constituye no obstante el peligro mas terrible las nuevas noticias que se adquieren, hay sobre
que ha corrido la Inglaterra; asistir al desarrollo todos los demás un punto, oscuro en su esencia,
de esa ambición inmensa, que acabó por no sa- esplicado de mil maneras distintas por todos los
ciarse con nada, son hechos que pertenecen á la historiadores, cambiado enteramente por Mr.
historia propiamente dicha Thiers, y que, fundado en conjeturas, muy proba-
bles por cierto, pero que no llegan á convertirse
La obra de Mr. Thiers, es un cuadro magnífi- en certeza, es como seguro que no disipará las
co, en que se desarrollan punto por punto, con dudas de la posteridad.
una claridad, con una esactitud, con un estilo ad-
Ese punto á que nos referimos consiste en sa-
mirables, las diversas épocas del gobierno de ese ber cuándo resolvió Napoleón de una manera de-
hombre, cuyos hechos supondriamos forjados por finitiva destronar al rey de España, para acabar
la imaginación, si no fueran tan recientes, y que en todas partes de sustituir su dinastía á la de
mas que á la historia, parece que pertenecen á los Borbones. Pero no es esto todo: quedan por
la epopeya. La obra de Mr. Thiers no deja en conciliar otras dos dudas de bien difícil solución:
blanco un solo asunto, ora se trate de la descrip- la de la huida de los monarcas de España á Mé-
ción de esar. batallas en que nada vallan contra xico, colonia entonces de aquella metrópoli, y la
el talento la superioridad del número, ni la esce- de la esplicacion y esactitud de la carta escrita
lencia de las posiciones, ni el valor mas innegable; por Napoleón á Murat, en 29 de Marzo, y publi-
ora de las difíciles esplicaciones concernientes cada por primera vez por el conde de Las Casas
al arreglo de la hacienda; ora del sistema esta- Memorial de Santa Elena.
en el Mr. Thiers,
blecido para la educación pública; ora en fin, de
después de entrar en la relación histórica de sus
la formación de los códigos, de la construcción de
ímprobos trabajos en el ecsámen de los documen-
los caminos, de la apertura de los canales, de tan- tos auténticos y oficiales, ecsistentes en los archi-
tas mejoras positivas, que forman la parte mas
vos, cuya entrada se le franqueó; después de refe-
gloriosa de los actos de Napoleón. La Historia
propias observaciones y las congeturas en
rir sus
del Consulado y del Imperio llena cumplidamen-
que estuvo vagando durante años enteros, se fija
te el objeto que su autor se propuso seguir: no ne-
aunque aún un carácter de verdad his-
sin darle
cesita del ausilio de ninguna otra obra: basta por
tórica incontestable, en que el proyecto concebi-
para dar una idea completa y adecuada de
sí sola
do por Napoleón, consistió en obligar á la fami-
una grande época y de un grande hombre. lia real á disponerlo todo para huir de España,
El tomo 8 f , al que dedicaremos en lo parti- con el objeto de que dejase el trono vacante, y
cular algunas líneas, está dividido en tres libros, cuidar al mismo tiempo de que esa huida no lle-
titulados: '-Fontainebleau, Aranjuez, y Bayona." gase á tener verificativo, para impedir así la pér-
El primero se ocupa del sistema político seguido dida de las colonias, que habria sido inevitable
por Napoleón después de la paz de Tilsit, de las en caso de que el monarca hubiese llegado sano
medidas administrativas tomadas á su regreso á y salvo á sus posesiones de Ultramar.
Paris, de la reorganización de la marina, casi La carta escrita á Murat en 29 de Marzo, abre
destruida por el desastre de Trafalgar, de la ejecu- la puerta á las mas fundadas congeturas y sos-
ción vigorosa del sistema continental, de los ac- pechas. Única en su género, contradictoria con
tos financieros que tendian á nivelar los ingre- el gran número de todas las otras del emperador,
sos con los egresos, de los sucesos históricos de así anteriores como posteriores á esa, hace fluc-
la época, y del principio de la intervención del tuar el espíritu del historiador, que vacila natu-
emperador en los negocios do la España, En ralmente respecto de un suceso tan oscuro. El
los dos libros siguientes, aunque incidentalmcn- medio mas sencillo de salir de la dificultad era
te se tocan otras materias, se dedican casi ínte- declarar la carta apócrifa; pero este arbitrio es
gros á la continuación de los sucesos relativos á inadmisible, supuestas las fuertes razones que
esa misma intervención , hasta la proclamación convencen de que no pudo ser escrita mas que
HISTORIA DEL CONSULADO Y DEL IMPERIO. 73
por Napoleón. De ahí es que en el sentir de apenas de pasar, de acontecimientos que han si-
Thiersno cabe otra esplicaciou que la de que cons- do de una importancia tan desmesurada, que han
tante el emperador en su propósito, desde que lo cambiado el aspecto del mundo entero; si contan-
adoptó definitivamente, constante luego hasta el do con la ventaja de haber tenido entrada fran-
fin, después de puesta la referida carta, tuvo un ca en los archivos, consultado las Memorias y li-
momento de vacilación, ocasionado por circuns- bros mas interesantes de la época, hablado con los
tancias accidentales, y que pronto disipó el esac- personages eminentes, que fueron testigos y mu-
to conocimiento de los sucesos, que lo hizo vol- chas veces actores de los sucesos que se relatan,
ver á sus planes anteriores. toca aún muchas veces en lo imposible aclarar la
Libre el lector para acoger ó desechar la idea verdad de ciertos puntos dudosos; ¿qué no será
que concilla de esta suerte una notoria contradic- cuando se escribe la historia de los tiempos pasa-
ción, no puede menos de admirar el ingenio pro- dos, cuando no hay personas á quienes consultar,
fundo con que se ha dilucidado la materia. Aca- cuando no es fácil conseguir sino muy escasos
so la misma estraordinaria sagacidad del historia- documentos históricos, y cuando estos muy rara
dor habrá estraviado, y estraviado en su com-
le vez pueden merecer la calificación de fehacien-
pañía á un número considerable de personas. tes? Pero supuesto que no hay otro arbitrio,
Sea de esto lo que fuere, lo cierto del caso es que resignémonos con esto, por mas considerable que
en la imposibilidad de obtener datos mas feha- sea el número de los errores que admitimos co-
(-f:^
Si tratándose de
v^^^SÍS^ f^
una época que acaba
=?^^Sí^^5>—
(Escrito para el Álbum.)
S£¿E^5í?-<0'
Ahora que el mundo á tu poder rendido Y un instante tan solo acá en mi pecho
jOh dulce noche! en eternal reposo ¿No habitará la paz? ¡Desventurado!
Yace gozando de apacible sueño ¡Ay! no, no habitará. . . . que yo naciera
Mi triste corazón, que sometido Y en mi triste nacer con lazo estrecho
Por siempre fuera á la implacable mano La mortal desventura á mí se uniera
Del hado rigoroso, Sin dejarme jamas .... Nunca abandones,
En continuo penar vela, y en vano ¡Oh noche! para mí triste y hermosa,
De la quietud común gozar pretende. El sueño en que yo esté. Siempre constante
Tu manto con su sombra tenebrosa
¿Y por siempre, ¡oh gran Dios! seré infelicc? Cúbrelo por favor; y no mas vean
—
74 A LA NOCHE.
cQ^
ORGULLO Y VANIDAD. distinguieran. Semejante altivez, que pugna siem-
pre con la razón, era al menos compatible con las
ideas dominantes del, tiempo. En otras circuns-
tan<3Ías, tales pretensiones debian caer irremisi-
blemente bajo el dominio del ridículo.
El reinado de las preocupaciones es de muy lar- Increíble parecerá que en el aíío de gracia de
ga duración. Mientras ecsisten en toda su fuer- 1849, hubiese en la república mexicana, quien
za, ejercen en el corazón humano un imperio ab- conservase esos necios pensamientos aristocráti-
soluto, que nada alcanza á destruir. Llega lue- cos, después de destruida la distinción entre no-
go la época del desengaño: la razón demuestra bles y plebeyos, y cuando la gente ilustrada sabe
la torpeza, la injusticia de aquellas: todos las lla- que el hombre debe valer algo por sí mismo, y
man ya con el nombre que las pertenece; nadie no por nn nombre retumbante, que nada signifi-
se atreve á defenderlas en público; pero sin em- ca en realidad. Pero por mas que se diga, no
bargo, a pesar de que tienen en su contra la ra- cabe duda en que reinan aún las preocupaciones
zón y el convencimiento, conservan en ciertas al- de esa naturaleza, y en mas de una familia por
mas débiles un predominio intolerable, y reciben cierto.
un culto secreto, semejante al que se profesaba La de que vamos á ocuparnos, componía de se
en otro tiempo á las religiones perseguidas, cuyos dos casados, de edad avanzada, y una hija de
sectarios huian la luz del sol para practicar sus diez y nueve años. Don Melesio y Doña Catari-
misterios, en lugares ocultos, favorecidos por las na hablan vivido en la época del gobierno virei-
sombras de la noche. nal, del que eran acérrimos partidarios. Sin ha-
La historia que vamos á referir es una prueba ber recibido otra educación, que la muy mala que
de la triste verdad que acabamos de anunciar. se daba en aquellos benditos tiempos, conserva-
En de atraso y vanidad, el orgullo de
épocas ban mil resabios ridículos de lo pasado, constitu-
la nobleza no conoció límites. El que falto de yendo entrambos un verdadero anacronismo. Ba-
mérito propio, no tenia otra recomendación que jo la dirección de semejantes entes, ya se deja
la de haber debido á la ciega casualidad el favor suponer los principios que se ensenarían á la en-
de haber nacido en una cuna elevada, miraba con cantadora Guadalupe, de suerte que la pobre jo-
alto desprecio k los de condición superior, por ven, aunque dotada por la naturaleza de buenas
muy reelevantes que fuesen las cualidades que los cualidades, las había echado á perder todas con
"'^fle del
LQL,
CUMPLIDO Editor
LILA. 75
las rancias ideas que le habian imbuido los insen- ses, á fin de dar lugar á que se hiciesen todos los
satos autores de sus dias. preparativos, de los que se encargó Pachito Chis-
Las apariencias son por desgracia engañosas: porroteo, amigo íntimo de Manuel, poeta satírico
Dios, conociendo la debilidad humana, no quiso y audaz, de buenos sentimientos, pero capaz de
que el rostro fuese un velo trasparente, al través hacer trizas con sus epigramas al desgraciado que
del cual pudiesen verse las deformidades interio- caia entre sus uñas.
res del corazón. La hermosura de Gruadalupe Ocho nada mas para la celebra-
dias faltaban
era tan notable, tantos sus atractivos, tan seduc- ción del matrimonio. Ninguna nube habia opa-
toras sus gracias, que sin dificultad inspiró al cado aún la felicidad de los novios; pero tocaba
apreciable joven Manuel Altamira una ardiente ya á su término aquella breve ventura. Uno de
pasión, nacida del engaño, porque él jamas la hu- los amantes despreciados de Guadalupe se propu-
biera sentido, si hubiese conocido á fondo á la so saciar su odio en un rival preferido: por des-
joven á quien amaba. gracia tenia en sus manos un arbitrio seguro pa-
Manuel era en México una notabilidad. A ra conseguir sus fines. Escribiójun anóuimo á
los veintinueve años habia adquirido ya una repu- Don Melesio, en que le descubría lo que llamaba
tación, que no suele alcanzarse sino en el último un secreto de la mayor importancia. Apenas le-
tercio de la vida. En la tribuna nacional, su yó el viejo la carta, cuando se puso furioso: cor-
elocuencia le habia señalado un lugar distingui- rió al punto en busca de Doña Catarina, que se
do entre los primeros oradores. En su profesión llenó á su vez de indignación. Ambos prorum-
de médico, la ciencia lo respetaba como un orá- pieron en contra de Manuel en lasmas soeces
culo, la humanidad lo reverenciaba como á un injurias, proponiéndose desde aquel momento
bienhechor. En la literatura, su nombre habia romper el proyectado consorcio.
pasado los mares para dar testimonios honorífi- ¿Cuál era, pues, ese secreto terrible, que así lo
cos del ingenio mexicano. En la campaña con descomponía todo en un momento? ¿Qué cri-
losEstados-Unidos del Norte, su patriotismo lo men habia cometido el novio, que así alteraba á
habia llevado al combate entre las filas de los sus futuros padres, con su intempestiva revela-
guardias nacionales; y en una de las acciones del ción? ¡Lectores, estremeceos, horrorizaos, tem-
valle de México, habia caido atravesado de una blad! .... Manuel era hijo de un sastre.
76 LILA
poco alto en aquella variación. Prevalido de la pestad: los dos viejos se hablan desgañitado, y
confianza que tenia en la casa, arrimó él mismo cayeron sin fuerzas sobre sus sillas. Manuel
una silla y se sentó al lado de Gruadalupe. Doña aprovechó el momento para hacer uso de la pa-
Catarina hizo un gesto de disgusto. labra:
— Toda mañana he andado,la Manuel, dijo —Desde este momento, dijo, acabarla todo en-
para definitivamente
arreglar de boda. lo la tre nosotros, si no quisiera llevar hasta el estre-
tecillas. Es en verdad una falta intolerable la de —Debia usted adivinarla, respondió Guadalu-
algunos entes redículos que, á guisa de caballe- pe. Opino lo mismo que papá y mamá: me pa-
ros de industria, asaltan una casa, teniendo buen rece lo mas indecoroso del mundo enlazarme con
cuidado de callar el nombre de sus padres, por- un hombre de baja estr acción, de una familia os-
que de otra suerte bien saben que no serian ad- cura, desconocida, sin antecedentes. Me da ca-
mitidos. La culpa la tiene esta corrompida so- lentura solo de pensar que en la culta sociedad
ciedad, que ha confundido á todas las clases, y me pondrían el apodo de Ha sastraP
no se avergüenza de admitir en su seno al que —Negocio concluido, dijo Manuel, tomando
la hecha de sabiondo y literato, aunque se igno- su sombrero. Hagan ustedes de cuenta que en
re su procedencia. la vida nos hemos Pero antes de separar-
visto.
— Antes de responder á esas injurias, deseo me, para siempre, agrego con una voz tan arro-
que usted se esplique, caballero. gante, que ni Don Melesio ni Doña Catarina se
—¡Oh! ha sido una infamia ocultarnos que es atrevieron á interrumpirlo de nuevo, debo decir
usted.... ¡Dios nos asista!.... el hijo de un á ustedes cuatro verdades que ecsige mi digni-
sastre. ¡Admitir yo por yerno al hijo de un sas- dad torpemente ultrajada. No me avergüenzo
tre!.... ¡Enlazar mi familia, conocida en toda de mi nacimiento; si mi padre era pobre, si era
la república, con la de un hombre de semejante un artesano, era trabajador, virtuoso, honrado:
estofa! . Primero mataba á mi hija. eso valemas que ser conde ó marques. En el
—Pero, dijo Manuel. . .
mundo no hay mas que una sola aristocracia que
—No hay pero que valga, interrumpió con no sea ridicula, la del talento: el hijo del sastre
acrimonia Doña Catarina. Están por demás las pertenece á esa aristocracia. El hijo del sastre,
esplicaciones. Usted quiere salir de la nada, ca- descendiente de una familia oscura^ tiene ya un
sándose con Guadalupita. ¡No faltaba mas! aun- nombre mas conocido que el de las familias de alto
que tuviera usted mas dinero que los dueños de rango, un nombre que pasará tal vez á la poste-
la mina de la Luz; aunque fuera usted un Cha- ridad, la que no tendrá la menor noticia del que
teaubriand: aunque subiera usted á presidente llevan las personas que desdeñan su alianza. El
de la república, no lo admitiría yo por yerno. hijo del sastre es popular no solo en México, si-
¡El hijo de un sastre! ¡Dios mió! .... solo esa pa- no en la naciones estrangeras: sabios de primer
labra me pone mala de los nervios. orden le escriben, y lo elogian y lo ensalzan, sin
A esto se siguió un diálogo de injurias de los que se los estorbe el nombre de su amigo
que el
dos consortes, que no dejaban meter baza al des- fuese desconocido todavía ayer. El hijo del sas-
graciado joven. tre es amigo de la humanidad: preguntad á los
Al cabo de un cuarto de hora se aplacó la tem- tria: acaso esta le será deudora de otros mas im-
LILA. 77
portantes; y entonces, para su gloria, no impor- do el mundo lo tenia en tal concepto, un hom-
tará nada su origen, ni su procedencia. Y en bre de bien á carta cabal.
fin, si un monarca tuviese un hijo prostituido, vi- "El padre de usted, señor y dueño mío, dila-
cioso, infame, el hijo del sastre no se cambiarla pidó en una juventud borrascosa su rico mayo-
por el hijo del rey. razgo. Fué una desgracia que no perteneciese
Señor: beso á usted la mano. Señoras: á los á una familia oscura, porque así, á lo menos, sus
pies de ustedes. pecadillos, que á veces fueron pecadotes, no ha-
El joven salió de la casa, dejando á los viejos brían tenido tan escandalosa publicidad. Afor-
y la hija atónitos, estupefactos, pero firmes en su tunadamente para él, la guerra de independencia
resolución. Las ideas de orgullo estaban dema- le proporcionó arbitrios para hacerse de nuevo
siado arraigadas en aquellos corazones, para que caudal. En aquella época, en que mas de un rea-
les hiciesen mella las palabras del despreciado listay mas de un insurgente sacaron la tripa de
novio. mal año, el muy digno padre de usted pudo der-
Manuel habia afectado serenidad: su delicade- rochar en francachelas y orgías otros quinientos
za lo obligaba á encubrir su despecho; pero su mil pesos que robó (disimule usted el término)
corazón estaba despedazado, sus ilusiones desva- en nombre de Dios, del rey y de la inquisición.
necidas, su felicidad destruida. Entró con fie El padre de mi amigo heredó el oficio del suyo:
bre á su fcasa. fué sastre también; y aunque en vez de ser po-
IIL bre, como el tio Andrés, adquirió una mediana
Al siguiente dia de la escena que acabamos de fortuna á costa de su trabajo, tampoco ha habido
referir, recibió Don Melesio la siguiente carta de alma viviente que pusiera tacha en su conducta.
Pachito Chisporroteo. "Llegamos ya á lo mejor. Usted cree, señor
"Mi amigo Manuel me contó ayer el desaire Don Melesio, que nadie sabe sus manejos: desen-
que recibió de ustedes: como él es un santo, lo gáñese usted, nada hay oculto en este picaro mun-
toleró con moderación; pero yo, que estoy en mis do. Por artes del diablo he llegado á descubrir
glorias cuando puedo humillar el orgullo de los que, fuera de su matrimonio, ha tenido usted
fatuos, y que soy capaz de plantar una fresca al nada mas tres hijitos en otras tantas jóvenes
lucero del alba, no he de dejar las cosas en tal incautas, que se han dejado seducir por la hipo-
estado. Nada de circunspección: injuria por in- cresía do usted. Un célebre mágico, de los llega-
juria, que arda Troya y se lo lleve todo la trampa. dos últimamente á esta capital, me ha descubier^
"Usted, señor Don Melesio, que no tiene todo to, si bien con el mayor secreto, y casi ''sub sigi-
lo de Salomón, ha cometido la garrafal necedad llum confcssionis" que usted presta su dinero con
de comparar su familia ilustre^ antigua^ nnble^ con el moderado premio de un ocho ó diez por ciento.
la pobre y desvalida, desconocida y oscura de mi Y por último, los nigromantes del jacobinismo,
amigo. Admito la comparación: ecsaminemos de quienes tendrá usted noticia, me han hecho sa-
los antecedentes de una y otra, y veremos quién ber (mire usted no mas qué calumnia!) que en la
sale perdiendo. Solamente mé permitirá usted época de la invasión de los norte— americanos, es-
que no tome el cuento desde muy lejos, sino des- taba usted en correspondencia amistosa, y daba
de donde empiezan mis noticias. ciertos inocentes avisitos al general Scott. Te-
"El abuelo de usted, mi vanidoso señor, era niendo usted semejantes méritos, ya no me es-
un comerciante que se hizo en pocos años de me- panto de que no haya querido deshonrar su alta
dio millón de pesos Dios sabe cómo. Si fuera prosapia con el enlace de una familia oscura.
posible sacar ciertos espedientes de los archivos "La linda hija de usted es vanidosa, coqueta
del Tribunal del Consulado, conocerla el público criticona, altiva, necia. Es verdad que apenas
las proezas, no desconocidas á usted, de aquel su sabe leer; que cuando escribe, usa unas letrotas
ilustre progenitor. El abuelo de Manuel era un como de cartel, poniendo, v. g., "igo" por "hijo"
sastre muy pobre, tanto, tanto, que casi no tenia y "oU" por "hoy;" que repugna como oficios viles
que comer: el número de sus parroquianos era los de guisar y coser; pero en cambio anda todos
muy limitado. Vivia en una miserable casuca: los dias de corsé; sabe cuál es el trage y el peina-
casi todos los dias almorzaba, comia y cenaba so- do mas de moda, y casi ha aprendido de memo-
lo frijoles. Sin embargo, el tio Andrés era, y to- ria cuatro ó sois novelas. El novio que usted ha
TOM. II IV 11
.
78 LILA.
ai 01
DE LA SEÑORITA
Ciñ rroi r'iíijiiiliiiiiijiijjpiif lii
(ii "' '^¡¡¡¡¡¡''''''¡1
¡|i!f'""i!!IÍ!Íii¡,iid ¡iiii liiipñ'üiitiiii '"iiii!!ii""i!ii"'iiiiP''"!¡iiiiii i!iijirí''ii¡iil 'iiiiii
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m liSil uuuiiiUi Lüimillllml CiulUiii: üiÜIÜil{!lii.¡üüÍÍ!lüll'ili¡inilll l,¡ lilllliit >!llillü:¡iillllliiiinP¡¡¡¡llll Lm llllün irnIllllllIñjiriüülilllllltl^lllliiuimulllIlHi''
Pero la vida de los pájaros es corta: los mata Tocó la calentura su frente, y la cubrió de una
el rigor de una estación, ó la bala del cazador. palidez mortal: fué vano el vigor de la juventud
Deshójanso las flores á la brisa de la tarde: un para contrarestar su dolencia; ¡vanos los esfuer- i
su,spiro 80 evapora en el instante en que lo ecsha- zos de su familia para arrebatarla al sepulcro! El
laraos: el fuego fatuo brilla y se pierde en la lo- mundo llora una flor menos; el ciclo aumenta el
breguez del ciclo. ¡Paz, que tenia la voz de un número de sus úngeles.
ave y el cútia de la rosa .... Paz, como el suspiro Coronan su atuhud rosas blancas, emblema do
—
EN LA MUERTE DE LA SEÑORITA REYES. 79
su virginidad: al dejar para siempre la mansión el rumor de los valles se queja; llora con la lluvia
de sus padres, hundiéronla en la tierra al eco tris- que gotea sonora sobre el mármol que cubre sus
LAS CONFIDENCIAS,
5:í^CS:5SJ2. ,^v. l^a IP^ CS> SST Si C^ SSil^ 5:ia .^^ S^Q -^V rfÑj cqí r? %N? l^^
(continua.)
manos y mirándome con ademan suplicativo. culo negro, en la palidez de sus mejillas, y en
Su fisonomía, tan serena, tan agradable, aun- una ligera y graciosa arruga que se habia forma-
que un poco severa de costumbre, habia tomado do en los ángulos de su boca, que la joven no
repentinamente de la pasión y del enterneci- habia dormido, y que su corazón estaba todavía
miento de aquella relación, algo de la animación, conmovido y lleno de los pesares imaginarios de
del desorden y de lo patético del drama; parecía la noche anterior. ¡Maravilloso poder de un li-
que una súbita revoluciom habia cambiado aquel bro, que obra sobre el corazón de una niña igno-
hermoso mármol en carne y lágrimas. La don- rante y de una familia sencilla, con toda la fuer-
cella sentia su alma, hasta entonces dormida, za de una realidad, y cuya lectura es un aconte-
despertarse en el alma de Virginia: parecíale ha- cimiento para la vida del corazón!
ber .-recado seis años en aquella media hora. Las Consistía en que de la misma manera que yo
tintas tempestuosas de la pasión jaspeaban su traducía el poema, éste había traducido la natu-
frente; el blanco azulado de sus ojos y sus meji- raleza, y en esos acontecimientos tan sencillos:
llas, era como una agua tranquila y abrigada, la cuna de estos dos niños, al pié de sus pobres
adonde el Sol, el viento y la sombra, hubieran ve- madres; sus amores inocentes; su cruel separa-
nido de pronto á luchar por la primera vez. No- ción; aquella vuelta, burlada por la muerte; el
sotros no podiamos cansarnos de contemplarla en naufragio y las dos tumbas, que no encierran
aquella actitud. Ella, que hasta entonces no nos mas que un corazón bajo los cocoteros, son cosas
habia inspirado mas que buen humor y alegría, ijuc todo el mundo siente y compi'cnde, desde
nos causaba entonces casi respeto. Fué en vano los que habitan un palacio, hasta los moradores
todo cuanto hizo para que continuáramos la lec- de la cabana de un pescador. Los poetas buscan
tura: nosotros no quisimos usar de nuestro po- muy lejos la inspiración, cuando ésta cosiste en
der mas que una sola ocasión; y luego, nos agra- el corazón, y cuando algunas notas muy senci-
LAS CONFIDENCIAS. 81
Has, tocadas piadosamente, y como por casuali- yo permanecimos solos, confundidos ante el in-
dad sobre ese instrumento templado por Dios menso poder de de la sencillez y del
la verdad,
mismo, bastan para hacer llorar á todo un siglo, sentimiento sobre todos los hombres, sobre todas
amor, lasedades y sobre todos los paises.
y para hacerse el autor tan popular como el
Acaso habia también otra emoción que conmo-
y tan simpático como el sentimiento. Lo subli-
me cansa; lo bello engaña; lo patético tan solo es vía el fondo de nuestro corazón: la encantadora
inefable en el arte: el que sabe enternecer, lo sa- imagen de Graziella, trasfigurada por sus lágri-
be todo; hay mas genio en una sola lágrima, que mas, é instruida del dolor por el amor, flotaba
en todos los museos y bibliotecas del universo. en nuestros ensueños, encarnando, por decirlo
árbol á quien se sacude así, la celeste creación de Virginia. Estos dos
El hombre es como el
para hacer caer sus frutos; no se rompe sin que nombi'es y estas dos niñas, mezclándose en er-
cío, en donde el corazón no late ya, y que no par- mar quedó serena y tranquila como en el Estío.
ticipa de las cosas de la tierra sino por medio de Las montañas mismas de la costa de Ñapóles, así
la tristeza de la religión y de los recuerdos. como aguas y el cielo, parecian
las flotar en un
fluido mas límpido y mas azul que el de los me-
XVIIL ses de los grandes calores, como si la mar, el fir-
Imposible nos fué pronunciar vanas palabras mamento y las montanas, hubieran sentido ya
después de la lectui'a. Grraziella permaneció in- ese primer soplo del invierno que cristaliza el
móvil y sin espresion, en la misma actitud en aire y lo hace brillar como el agua cuajada de
que se hallaba escuchando, como si lo hiciera to- los neveros. Las hojas amarillentas de la vid,
davía. El silencio, ese aplauso de las impresio- y las cenicientas de las higueras, comenzaban á
nes profundas y verdaderas, no fué interrumpi- desprenderse de los árboles y á cubrir sus tra-
do por nadie: cada uno respetaba en los demás mos: los racimos de uvas hablan sido cortados*
los mismos pensamientos de que se hallaba po- los higos secados al Sol sobre el astrisco^ hablan
seído. La lámpara, casi consumida, se iba apa- sido encerrados en canastos groseros, formados
gando insensiblemente, sin que ninguno de no- con yerbas marinas, trenzadas por las mugercs.
sotros alzara la mano para reanimarla: la familia La barca estaba dispuesta para hacerse á la mar,
se levantó, y se retiró furtivamente; mi amigo y y el marino se disponía á conducir sii f milia á
82 LAS CONFIDENCIAS.
la Mergellina. Se limpió perfectamente la casa que el lecho, los muebles de nuestros aposen-
y el techo; se cubrió el venero con una gran pie- tos y los vestidos de ciudad, nos parecían un lu-
dra para que las hojas secas ó las aguas de las jo molesto y teníamos esperanza de
fastidioso;
montañas no corrompieran la fuente: se sacó to- no usarlos sino muy pocos dias; pero al siguien-
do el aceite del pequeño pozo cavado en la roca, te, yendo al correo á buscar nuestras cartas atra-
y se guardó en jarras para que los niños las con- sadas, mi amigo recibió una de su madre, en que
dujeran hasta la orilla de la mar, por medio de llamaba sin tardanza á su hijo á Francia, para
un palo atravesado en las asas: se hizo un paque- que asistiera matrimonio de su hermana. El
al
te de todas las ropas, y se ató con las cuerdas; se cuñado de mi amigo debia venir á su encuentro
encendió por última vez la lámpara ante la ima- hasta Roma, y según las fechas, debia haber ya
gen abandonada en el hogar; se hizo á la Ma- llegado. No habia, pues, dilación: preciso era
protección la casa, la higuera, la vid y el terre- Yo habria debido irme con él; pero no sé qué
no que abandonaban sus dueños por muchos me- presentimiento ó deseo de- aislamiento y de aven-
ses ... Luego se cerró la puerta, se escondió taras me retenia. La vida de marino, la cabana
. y
la llave bajo unos pedruzeos, para que si el pes- del pescador, la imagen de Grraziella, tenian par-
cador iba por allí en el invierno, la encontrara y te en esta determinación, pero de un modo con-
pudiera visitar la casa. Por último, bajamos al fuso: acaso podian mas el vértigo de la libertad,
mar, y ayudamos á la pobre familia á embarcar el orgullo de bastarme á mí mismo á trescientas
el aceite, los paquetes y las frutas leguas de mi pais, y la pasión de lo vago y lo
Después de haber colocado la embarcación so- tía hundir como en un abismo. Todas mis ideas,
bre la arena, y llevado los canastos de higos y mis sensaciones, mis palabras, que antes se eva-
de uvas á la cueva de Andrea, cerca del pavi- poraban cambiándolas con él, se estancaban en
mento de tres piezas bajas, habitadas por la abue- mi alma, se agriaban allí; y llenas de tristeza,
la, los niños chicos y Grraziella nos retiramos sin mi corazón como un peso que
volvían á caer sobre
que nadie nos viera. Atravesamos, no sin cier- no estaba en mi mano levantar. Aquel ruido
to dolor en el corazón, el tumulto de las populo- en que no encontraba una voz amiga, aquella
sas calles de Ñapóles, y nos encerramos en nues- multitud, entre la que no habia quien supiera
tro aposento,
mi nombre; aquel aposento, en que no habia una
mirada que luciera para mí; aquella vida de po-
IL sada, en donde está uno sin cesar rodeado do
Nuestro propósito era, después de algunos desconocidos; en donde se sienta silencioso á la
días de descanso en la ciudad, volver á empren- mesa, rodeado de hombres siempre nu,evos y
der la misma vida con el pescador, siempre que siempre indiferentes; aquellos libros, que han si-
la mar lo permitiera. Nos hablamos habitua- do leídos cien veces, y cuyos caracteres inmóviles
do tanto a la sencillez de aquellas costumbres os dicen constantemente la misma cosa; todo es-
y á la desnudez de la barca hacia tres meses, to, que me habia parecido tan delicioso en Roma
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de ^Imén'ca: defensor de la independencia americana.
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Congreso de los Estados-Unidos de America, Febrero 10 de 1S21.
que Mr. Clay presentó ¡a propofíicion siguiente, que fué admitida, por haber
to d. tenido II su favor hl vot US contraéis.
vivo in-
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''Resuélvese: cine la cámara de los representantes participa en el
sas E.siados-Unidos siente por el suceso de las 2>ro-
ín-es que el pueblo de los
tro vinciasrspaTiolasdela .fméricadel Sw, que e.sián contendiendo para estable-
sosten-
rersu libertad é independencia, y que con arrtiilo á la Constitución
Estados- L'nidos siempre que tenida por convemen-
drán al presiiícnle de los
fe reconocer la soberanía é indepcnduicia de
cualquiera de las d ichas pro-
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LAS CONFIDENCIAS. 83
y en Ñapóles, antes de nuestras escursiones y de noches enteras sin poder conciliar el sueño, y los
nuestra vida errante y vagabunda del Estío, me dias en mi lecho sin fuerza ni deseo de levantar-
parecía ahora una muerte lenta. Mi corazón es- me. El anciano pariente de-mi madre, el único
taba lleno de melancolía. que hubiera podido interesarse por mí, se habia
Durante algunos dias arrastré esa tristeza de ido á pasar muchos meses á treinta leguas de
calle en calle, de teatro en teatro, de lectura en Ñapóles, en los Abruzzos, adonde queria esta-
lectura, sin poder sacudirla, hasta que acabó por blecer algunas fábricas. Llamé a un médico,
vencerme; entonces caí enfermo de lo que lla- vino éste; me miró, tomóme el pulso, y se fué di-
man mal del pais: tenia la cabeza pesada, las ciendo que no tenia yo ninguna enfermedad. Es
piernas no podían sostenerme; estaba pálido y cierto que mal que yo tenia, era de esos para
el
-4-^^ ^^-<^
manera villana; pero no obstante, el talento de y en 1803 senador en el congreso general, donde
que está dotado, la probidad y la prudencia que se dio á conocer por su tema favorito de prote-
acompañan á sus determinaciones, y sus ideas jer las mejoras materiales.
sanas y nobles, lo han colocado en el rango de En 1809 fué de nuevo electo senador por dos
los hombres ilustres contemporáneos. Clay, co- años, y entonces se distinguió por sus elocuen-
mo dice un elegante escritor inglés, es el arqui- tes discursos, apareciendo como el abogado
y pro-
tecto que hizo con sus manos el palacio que ha- tector de la industria nacional, que desde enton-
bita. Daremos una ligera idea de su carrera pú- ces se llamó sistema americano. Cuando con-
blica. cluyó su periodo en el sonado, fué electo miem.
Nació Henry Clay el 12 de Abril de 1777, en bro de la cámara de representantes, donde per-
Hanover, ciudad pequeña del Estado de Vii-gi- maneció hasta 1814, distinguiéndose en este
nia. Su padre era un hombre honrado, pero de tiempo por sus bien combinados proyectos de re-
muy escasa fortuna, y murió dejando á Clay ni- formas en la administración.
ño y sin recursos para su educación. Aprendió, En 1814, Clay fué nombrado uno de los comi-
pues, á leer y á escribir en una escuela gratuita, sionados para celebrar el tratado de Ghent, don-
y después pasó á la cancillería de Richmond á de se ajustaron con la Inglaterra las bases de
las órdenes de Mr. Tinsley. A
los diez y nueve todos los arreglos mercantiles, que después se
años comenzó el estudio del derecho, que conti- han ejecutado. Cuando regresó de Inglaterra,
. —
84 HENKY CLAY.
fué recibido con muclio entusiasmo por sus com- sa de México, y hacia una vigorosa oposición al
patriotas, y nombrado diputado, cuyo encargo gabinete, perdia un hijo, que murió en la batalla
ocupó hasta el año de 1825, en que el presidente de la Angostura. Si Clay hubiese sido elevado
Adams lo nombró secretario de Estado. á la silla presidencial en lugar de Polk, quizá ni
Entusiasta por la libertad, durante su minis- él habria perdido á su hijo, ni nosotros á Cali-
terio favoreció con su política la independencia fornias. La Providencia dispuso las cosas de
de las colonias americanas. Si á los hombres otra manera. RR.
ilustrados de las naciones europeas, dice un au-
tor contemporáneo, se les debe un laurel de glo- ACUÑACIÓN.
ria por haber favorecido la noble lucha que em-
Resumen acuñado en j^íciiíí) oro y cobre en la
de lo
prendieron las colonias españolas para emanci-
casa de moneda de México, en los ciento once
parse, Clay debe participar de esa gloria, porque
años que coiwprenden desiie el año de 1733
sus esfuerzos fueron tan grandes como los de
hasta 31 de Diciembre de 1843.
Jorge Canning, aunque tuvo la modestia de no
Plata 1.341.455,247 O 6
hacer alarde de ellos.
Oro 65.803,851 O O
Clay, después de haber desempeñado con acier-
Cobre • 5.333,564 3 3
to y con honor el encargo de secretario de Es-
tado, volvió al senado,donde continuó trabajan-
TOTAL . 1.412.592,662 3 9
do en objetos de utilidad pública, siendo uno de
los mas importantes el arreglo de la deuda pú-
blica, que condujo á un término satisfactorio.
La mayor parte de los presidentes le han ofreci- Paula Vigier, de Tolosa, era tan hermosa que
do una secretaría del despacho, ó nombrado para á efecto de que el público tolosano pudiese gozar
importantes misiones diplomáticas; pero él, per- del aspecto de aquella maravilla, el parlamento le
suadido acaso de que puede hacer mayor bien á ordenó, por un decreto célebre, que se presentase
su pais en el senado, ha renunciado todas estas en público lo menos dos veces á la semana.
dignidades.
Henry Clay pertenece al partido moderado. El Sena, respondió Napoleón á los diputados
Ha sido constante opositor de la administración del comercio del Havre, es una larga calle que
del presidente Polk, y en la grave cuestión de la hace una sola ciudad, de las tres de Paris, Euan
guerra, fué el defensor mas elocuente de México, Havre.
y el
el censor mas severo de los errores y de la am-
bición del gabinete demócrata. Tanto por los
El general Sueette, que mandaba la división de
servicios que prestó en su ministerio en favor de reserva situada en Corbeil, rehusó asociarse á la
la independencia, como por su decisión por Mé- defección del duque de llagusa y abandonar su
xico, su. nombre deberá ser siempre pronunciado Anunció su resolución á las tropas en
puesto.
con elogio entre nosotros, y unirse de una mane- una orden del dia, en que decia: "Los valientes
ra noble á los recuerdos desgraciados de nuestra
no desertan jamas: deben morir en su puesto."
historia.
Clay es de un esterior modesto, de unas cos-
tumbres sencillas; su trago, su habitación, sus PENSAMIENTOS.
modales, todo revela al verdadero republicano. La vida no es nunca agradable sino bajo un as-
Sus discursos son elocuentes, enérgicos, llenos de pecto. Semejante al globo en que giramos, nues-
ideas filosóficas, mas bien que de adornos y de tra rápida revolución es de un solo dia, y una
figuras. Cuando anuncia que va á hablar, tiene parte de ese dia no puede recibir la luz, sin que
•un auditorio de miles de personas. Dos veces la otra sea presa de las tinieblas.
ha sido candidato para la presidencia, cuyo pues-
to no ha ocupado, sin duda alguna, porque sus La paciencia es ol valor de la virtud.
contrario-s han sabido jugar la intriga en las elec- Lo que se graba en el corazón, pasa siempre á
ciones. la memoria.
Clay, al mismo tiempo que abogaba por la cau- {^Bernardina de Saint-Fierre.)
. —
M WmttWñmMmmm X5^<
(concluye.)
——gs*—
ni. Es la hora en que ligera
Salta inquieta la corza entre los montes,
Y á los valles desciende
Que esos placeres mágicos, que vela Que en el soberbio Harem de los sultanes
Bordan margen
la fresca Y servir al placer de los sentidos.
Sus alas de esmeraldas y rubíes: Como eco blando, arrullado!", que lleva
La solitaria tórtola se queja El placer seductor entre sus alas,
Del sicómoro oscuro entre el follage, Y al cielo del ensueño el alma eleva.
Y en el suelo, en parvadas, se confunden En el precioso camarín del baño,
La negra urraca, y candida paloma, De mármol negro el pavimento estraño,
Mientras ostenta su imperial plumagc Contrasta con los ópalos que forman
Del paraiso el ave celebrada, La fuente peregrina.
Que del añosa cedro en la alta cima, Que de una concha la figura ostenta.
EL BAÑO DE UNA SULTANA. 87-
De los jardines, que testigos diarios, Ismeina en tanto, en los sofás mullidos.
Ora huellan los lirios y los nardos, Aun del terror se agita entre las garras.
Mas al sentir que presta bañadora Y las manos cruzadas sobre el pecho,
Va á separar la túnica del pecho, En actitud sencilla,
Y á descubrir el arma salvadora, La hermosa estatua del pudor parece;
En movimiento rápido se vuelve, Es la doncella tímida que halaga
Saca la daga que en el pecho oculta, El placer seductor con cuanto encanto
Ligera la sepulta Vierte el deleite de su dulce copa,
Del sofá entre los blandos almohadones;: Y en cuyo torno susurrando vaga
Y quietas, al volver, mostrar pretende Fascinador y misterioso cai\to,
Sus turbadas facciones Como el del ángel que cayó proscrito
Mas libre ya respira; De la región que engendra la mañana,
Los poros de su cuerpo se dilatan, Y que sedujo y arrastró al delito
De los vapores que do quier aspira La hermosa madre de la raza humana.
Al plácido contacto; Suelto en madejas de oro, sobre el cuello^
Y en la atmósfera tibia que la cerca, El profuso y finísimo cabello,
A resistir sus miembros se preparan, El pecho seductor, la blanca espalda
El aliento abrasado Deja mirar, como se ve la falda
Que ecshala de su seno De un collado cubierto de azucena»?
El baño perfumado Entre la lluvia de oro,
Miradla entrar en él; del ardoroso Que en su postrer mirada
Pavimento de mármol, le defiende Despide el sol que en el ocaso espira,
Que aun cubria sus formas sin mancilla, Bajo los arcos de sus cejas brillan
Y del jardin, oculto por las plantas. Dobló del Sol el abrasado aliento.
Al baño se desliza^ cual serpiente Con inquietas miradas,
Presta á dañar su deseada presa. Y de inmenso terror sobrecogidas.
Miran las bañadoras las temidas
Ismeina, en las delicias del reposo, Y lúgubres señales
1
Ya el umbral va á salvar; mas se detiene,
Una persona que lia vivido algún tiempo en autoridades y á los propietarios ilustrados, no du-
el Sur, nos ha facilitado un derrotero, que comien- dando que por su propio interés pensarán seria-
za desde el puerto de Acapulco, sigue al occiden- mente en el porvenir del Sur de México. En
te por la costa y sus cercanías, y termina en la cuanto al itinerario, repetimos que nos parece cu-
línea que divide á los Estados de México y Mo- rioso, juzgando que se podrán tomar de él varios
relia. Las noticias estadísticas y pormenores datos, que contribuyan á la formación de la esta-
formar una junta de colonización, y conducir á esos bre á distancia de ocho leguas al Poniente de
Acapulco: se mantiene cerrada la mayor parte
terrenos familias de raza blanca, que estuviesen
del año; pero en los primeros dias de su apertura,
protejidas tanto por los dueños de los mismos ter-
volumen do
es peligrosa, tanto por el gruesísimo
renos, como por la autoridad pública, apoyada agua (jue se echa al mar, como por la rapidez de
en una fuerza competente. De esta suerte el co- su corriente. Es abundantísimo en la pesca de
mercio se animarla, los criminales serian castiga- moharras, róbalos, pargos y otra multitud de
pescado, de que se puede estraer cuanto se quie-
dos, y el valor de las tierras iria aumentando cada
ra. "'
Hay cuatro casas y otras tantas familias, que
año, á medida que hubiese mas población y que
también siembran algodón, maiz y hortaliza.
esta población para sus mismos consumos las hi- —
Rancho del lieal. Dista diez leguas de la
ciese mas productivas. Boca de Coyuca, reguladas á dos por hora en bes-
Recomendamos estas Hjeras observaciones á las tia de paso regular. Es de la propiedad de
DISTKITO DE ACAPULCO. 93
los Craleanas, y en el intervalo del uno al otro cholea, es de 2.500 almas. Las cuatro quintas
punto, se encuentran otros ranchos, Carrizal, Bo- partes, de origen africano.
ca de Mita, Pozuelos y Magueyes, con una po- Atoyac. — Pueblo anecso al ayuntamiento de
blación como de ochenta almas. El camino es Técpam y curato de la mitra de Morelia, situado
sumamente agradable, á causa de la hermosa pía" á las orillas del rio de San Gerónimo, conocido
ya que forma el mar y la laguna, cuyo bordo es- con el nombre del Pueblo. Dista tres leguas al
tá siempre cubierto de espesa arboleda y palma- Norte de la hacienda y como veinte y cinco de
res de coquillo, que jamas se desnudan de su Acapulco. Su temperamento
menos cálido es
verde follage; siendo el último tan abundante, que el de San Gerónimo, en razón de estar mas
que si en aceite se quisiera trabajar, se podria pegado á la Sierra, y en parage mas alto. Hace
proveer una gran parte de la República de alum- pocos años que esta población se componía en su
brado y jabón, y suplir también la falta de mante- tercera parte de familias descendientes de gente
ca, pues su sabor es muy agradable al paladar. Del blanca; pero en el año de 30 se sublevaron una
palmito de este árbol se saca leche, miel, de re- noche los indígenas contra los de razón, matan-
galado gusto, y comiéndolo crudo, satisface la do á balazos á algunos hombres y mugeres, de
hambre sin fastidiar, ni hacer el menor daño á cuyas resultas huyeron los que quedaron para
la salud. otros puntos, abandonando sus casas; causa por
qué en el dia son todos naturales, cuyo principal
San Gerónimo. — Hacienda de labor de D. ejercicio son las siembras de maiz, algodón, caña
José María del Pilar Galeana: dista cuatro le- dulce, tabacos y hortalizas. Hay como setenta
guas del Real y como veinte y dos Nordeste de hombres armados, los cuales mantienen las armas
Acapulco. Está situado á la parte O. del her- en sus casas, bajo la dirección de un capitán, del
moso rio que tiene el mismo nombre: su tempe- mismo pueblo, y un alcalde conciliador, que solo
ramento es muy caliente desde las diez de la ma- manda los que no son soldados: su población es
ñana á las tres de la tarde, en cuyo tiempo en de 500 almas.
las estaciones de mas calor, que son de Mayo á Técpam — Cabecera del partido de Técpam, que
Agosto, sube el termómetro de Farenheit desde antiguamente fué de Zacatula, dista veinte y ocho
los 92 á 94 grados: las mañanas y las noches son leguas de la prefectura: está situado al Oeste de
muy agradables: produce maiz, algodón de la me- Acapulco, á la orilla oriental del rio de su nom-
jor calidad conocida en la República, arroz, frijol, bre, de temperamento como el de San Gerónimo:
chile, cocos, pinas y toda clase de hortaliza. La es curato secular de la mitra de Michoacan y
estraccion anual de algodones, de un año con asiento del ayuntamiento, del subprefecto, juez de
otro, puede ascender á 45 mil arrobas, que cam- letras,administrador de alcabalas y plana mayor
bian los habitantes por géneros, la mayor parte de del batallón guarda-costa de Zacatula, vacante á
fábricas europeas. Los habitantes en lo general la fecha, á quien suministra la primera y segunda
son muy dedicados al ejercicio de la labor y cria compañía: la primera, compuesta de los vecinos
de ganado vacuno y caballar, de que hay mucho, de razón, y la otra de los naturales. Esta se ha-
pero muy dominados del juego y la embriaguez; lla con la fuerza de 75 á 80 plazas con las armas
causa por qué se matan con frecuencia en tiem- en sus casas, y la otra casi destruida, por la emi-
po de cosechas. Las autoridades niilitares son gración que aquellos hicieron á diferentes pun-
de algún modo respetadas por ellos. La poli- tos, de resulta de la catástrofe del 15 de Sep-
cía, que solo consiste en un encargado de justicia, tiembre.
no les merece el menor aprecio, si no es cuando Se asegura generalmente que este pueblo fué
tienen alguna necesidad. Esta hacienda con el fundado por los aztecas á su paso para el pais
Arenal y las demás anecsas, abastece al batallón de Anáhuac: su primitivo idioma fué mexicano;
Activo de Zacatula, de la compañía de caballería pero en el dia lo han corrompido tanto, que ya
de que está dotado; pero en tiempo de revolución no se conoce. Se compone en su mayor parte
se me ha asegurado que se han puesto sobre las de naturales; pero hay porción de familias blan-
armas 500 hombres escojidos. Su total pobla- cas y el resto de origen africano. Su ejercicio
ción, inclusive los parajes del Arenal, Barrio-nue- es el de las siembras de algodones, maiz, tabaco
vo, el Humo, la Fuentecilla, Corral-Falso y Al- y hortaliza. La estraccion anual de un año con
TOM. II — VI
1r>
O
94 DISTRITO DE ACAPULCO.
otro sube á 8.000 arrobas del primer fruto, de dantísimo en maderas de construcción, cria de
los laboríos Tanexpa y Tetitan, que le son anee- ganado vacuno y caballar. El principal ejerci-
sos. Este pueblo era rico antes de la guerra cio de sus habitantes consiste en la siembra de
de independencia; pero habia sido saqueado va. algodones, cuya estraccion para la tierra-fria,
por unos y otros, como que por mucho
rias veces en un año con otro, puede subir á 12,000 arrobas.
tiempo fué el asiento de las tropas y teatro de Hay un alcalde conciliador y un comandante de
continuas convulsiones: en el dia se halla en la armas, en virtud de que dicha hacienda suminis-
mayor miseria. tra al batallón Activo de Zacatula la 3. '^
com-
A ejemplo de los indígenas del pueblo de Ato- pañía, que á la fecha es de 70 plazas; la mayor
yac, y adunado con ellos, se sublevó en Septiem. parte son de origen africano: el caserío es de
bre de 1835, contra los de razón, y asesinaron á palma redonda, y su población, con los demás
las once del dia 15 de dicho mes al primer alcalde ranchos que le son anecsos, llega á 2.000 almas.
que funcionaba de juez de letras, y al subprefecto PapciTvoa. —
Grande y cómoda ensenada para
al administrador de alcabalas; y podrían haber losbuques de mediano porte, algo desabrigada
sacrificado muchas mas víctimas, si no se hubieran por la parte del Sur, pero muy frecuentada por
fugado precipitadamente, abandonando sus inte- los pescadores de carey y teñidores de hilo de
reses los que debian serlo. Este acontecimiento caracol: su puerto es de alguna comodidad, y
de ecsecrable memoria para los anales de este abunda de maderas esquisitas y de construcción,
infeliz pueblo, y las circunstancias posteriores de siendo las mas comunes la caoba, cedro, roble y
tener las armas en su casa, ha desanimado á los ocote: dista seis leguas de la hacienda de San
jueces de tal manera, que no hay nno que no se Luis, diez y de Técpam y cuarenta y cuatro
seis
atemorice al administrar justicia; cosa por qué ni de la prefectura. La playa está desierta, pero á
hay sacerdote, ni las leyes son obedecidas sino corta distancia hay algunos ranchos de ganado,
en lo muy preciso. Sin embargo de todo, una cuya población es como de 20 habitantes.
pequeña guarnición de tropa que no fuera del país, GoyuquiUa. —Hacienda de labor de algodo-
y alguna energía en los funcionarios, seria sufi- nes, propiedad de D. Erancisco Galeana; está re-
ciente, á mi juicio, para poner término á tama- gada por el hermoso rio de Coyuquilla, cuyas
Sos males, en virtud de que los habitantes, á pe- aguas pueden pasar, sin contradicción, por las
sar de sus nulidades, son demasiado dóciles, en mejores de todo el rumbo: abunda como, Papa-
cuyo caso puede mejorarse con la mayor faci- noa, en escelentes maderas de construcción, pro-
lidad. pia para la cria de ganado y siembra de algodo-
La fertilidad de su suelo, las cuantiosas ran- nes; pero lamultitud de insectos, zancudos y ge-
cherías de que está rodeado; una hacienda de genes de que está poblada, la hacen inhabitable.
caña, yhermosa máquina de escarmenar, hi-
la Dista dos leguas de Papanoa, y no tiene mas que
lar y tejer, que está á las orillas de la población tres casas con tres familias.
en el borde del rio, á una distancia de un cuarto Juluchuca. —Propiedad de D. José Estévan
de legua, son recursos tan poderosos, que dentro Sólis, hacienda de labor, maiz, algodones y cria
de poco tiempo harán desaparecer su triste situa- de ganados: tiene algunas vetas de hierro: está
ción: su caserío es de paja y teja, y su población situada cerca de la embocadura del rio del mis-
es de 3.000 habitantes. mo nombre; abunda en buenas maderas de cons-
Ñusco. — Hacienda
de labor de algodones y trucción, rico pescado y coquillo de aceite: su
maiz, propiedad de la testamentaría del difunto temperamento es caliente, mal sano, y tan pla-
Ayala: dista cuatro leguas de la cabecera de gado de zancudo y gcgen, como Coyuquilla, de
Técpam, y treinta y dos de la prefectura; su ter- donde dista ocho leguas: su población, como de
reno es plano, con suficiente agua, y abun-
fértil, 20 almas.
dante de buenas maderas de construcción; pero Pctatlán. —
Pueblo, curato de la mitra de Mi-
le faltan brazos: su población es de 24 habitantes. choacan, á cuatro leguas de la hacienda de Julu-
San JjuÁs. — Gran hacienda de los Sobcraniz: chuca, veinte de la de San Luis, treinta de la ca-
dista diez leguas de la cabecera de Técpam y becera del partido, y cincuenta y ocho de la pre-
treinta y ocho de la del distrito. Está situada fectura: su suelo es fértilísimo en frutas, pesca-
á la orilla del hermoso rio de su nombre, y abun- dos, sal, cocos y toda clase de hortaliza: está si-
DISTRITO DE ACAPÜLCO. 95
tuado á las orillas del hermoso rio de su mismo los espesos bosques que lo rodean: tiene muy po-
nombre y á las faldas de la Sierra-Madre; su ca agua en tiempo de secas; y es fértilísimo en
temperamento es mas benigno que cualquiera corpulentos cedros y otras maderas de utilidad
otro de la costa del Sur: rodeado de la parte del y provecho: su población es de 160 almas.
mar de innumerables bosques cocoteros , , na- Sihuatanejo. — Puerto de mediana comodidad,
ranjas de china, mameyes y chícales, que no bas- sobre el Pacífico, á catorce leguas de Petatlán,
tan á consumir ni los ganados ni las gentes, se cuarenta y cuatro de la cabecera del partido,
y
puede asegurar que es el mas rico y fértil en to- setenta y dos de la prefectura: pueden fondear
das producciones, que cuantos se conocen en to- en su bahía buques de cualesquiera porte; pero
do el territorio. La laguna del Potosí, que se en la estación de aguas quedan desabrigados á
forma á la embocadura del rio, les produce pes- los sures, que son temibles, á escepcion de solo
ca y salinas, de que se saca cargamento para Mo- tres ó cuatro, que podrán resguardarse á la es-
relia y la tierra-caliente. Por la parte del Norte palda de un cerro de los que forman el canal de
es abundantísimo en maderas esquisitas de cons- la entrada. El fondeadero es limpio, y lleno de
trucción, entre las cuales se distinguen los ce- conchas de perla, de que se hace una buena pes-
dros, así por su escelente 'calidad y color, como ca todos los años. La mar es mansa, y ningún
por su altura. Subiendo mas arriba, hacia la obstáculo se presenta al desembarque de los car-
cima de la sierra, y á un dia de camino, se en- gamentos; pero en los efectos de luna en los me-
cuentran los minerales de Guadalupe, la Provi- ses de Abril y Mayo, en que la corriente empieza
dencia, Santa Ana, el Dulce Nombre de Jesús, el á cambiar al rumbo del Sur, se pica de manera,
Morro, las Animas y las Angustias. El princi- que son necesarias buenas amarras. Rodeado
pal ejercicio de sus habitantes es la siembra de por la parte de tierra de un estero de agua sala-
algodones y maiz, con que hacen un cambio con da, la potable se consigue con dificultad á cosa
los morelianos. Este pueblo fué quemado y ani- de media legua, y de un sabor desagradable al
do la costa al Occidente: abunda en rancherías rencia de un dia ó dos mas de viage, y se ahorra-
de ganado vacuno y caballar, y escelentes made- rla la multitud de muías en que se hace este trá-
ras, de construcción: está situado á la orilla del fico, y que se mueren por falta de agua y pastos en
amenísimo rio de su mismo nombre, con una po- el camino real. No se encuentran en Sihuatane-
blación de 150 habitantes. jo ni casas ni habitantes en lo absoluto, si no son
Cuacoyol. —Haciendade labor de maiz y al- los pescadores; pero á la distancia de una legua
godones y crias de ganado, propiedad de los Ga- está el caserío de Agua de Correa, con una po-
leanas; dista seis leguas de la anterior, y diez de blación de cosa de 50 habitantes. Su tempera-
Petatlán: se estraen de este lugar como 3.000 mento es cálido, pero no mal sano.
arrobas de algodón anualmente; y su población Ixtapa. —Hacienda de ganado, siembra de maí-
se compone, en su mayor parte, de criminales y cesy algodones, con los hermosos placeres del
asesinos, que de varios puntos de la costa vienen Huichachal, de donde se saca gran cantidad de
á ocultar sus crímenes bajo la salvaguardia de perlas anualmente, y se pescan tortugas de carey;
96 DISTRITO DE ACAPULCO.
embocadura
está situada á la orilla y cerca de la de Colmeneros, de camino malísimo, en terreno
de su hermoso rio; disfruta un temperamento quebrado; muy abundante en pastos, ganado va-
como el de Sihuatanejo, de donde dista cinco le- cuno y caballar: su población es de 76 habitan-
guas, ó dos horas y media de camino: su princi- tes en doce casas de paja.
pal comercio consiste en lasal, que se saca de las Rosario. —Gran hacienda de ganado vacuno y
salinas de Apantla y de los cargamentos que se caballar, de D. José María Izazaga, en terreno
sacan de cocos, mameyes, plátanos y otras frutas plano, con abundancia de pastos y agua en la es-
que produce una huerta contigua. Su población tación lluviosa. Tiene una población de doscien-
es como de 100 habitantes, comando con la tos habitantes, entre mozos arrimados, que solo
Puerta y otros lugares que le son anecsos. se ocupan en la siembra de maiz, sin otro giro.
Llanos de Tomahuacán. — Grandes por su ca- Dista cinco leguas de Tepehuage, de camino que-
pacidad, y hermosísimos por la fertilidad de su brado.
suelo en pastos, aguas y huertas de plátano, de —
CuahuayoÜa. Ultimo pueblo del partido de
que es muy abundante: tiene una población de Técpam, y curato secular de la mitra de Michoa-
64 habitantes en nueve casas; situado á las fal- can: tiene un alcalde conciliador y algunas fami-
das de la Sierra-Madre y á media legua de la lias blancas: fué saqueado en la revolución de 810,
mar: su temperamento es sano y menos caliente y á la fecha comienza á reponerse de las antiguas
que los demás de que hemos hablado. Los habi- pérdidas: dista una legua de la hacienda del Ro-
tantes se ocupan en la cria de ganado vacuno y sario, ochenta y siete de la cabecera del partido
caballar, y en las siembras de algodón. Este es y ciento quince de la prefectura, al Norte de San-
el punto donde se divide el camino que va para tiago Zacatula. Su situación está entre cerros
Morelia, y el que va para Zacatula por el cami- áridos, que no producen mas que pastos, con muy
no de la playa. Es hacienda de Izazaga, y dista poca agua, de lo que proviene la miseria de sus
ocho leguas de la de Ixtapa, y ochenta y seis del habitantes, que no se ejercitan en otra cosa que
puerto de Acapulco. en la siembra del maiz, pero tan en pequeño, que
AchioÜan ó Chutla. — Camino para Morelia, apenas les basta para su subsistencia anual. La
ranchería de la pertenencia de Tomalhuacán, á multitud de ranchos y haciendas de que está ro-
cuatro leguas de Buen Camino, con 21 casas de deado, junto con otra porción de gente que viene
paja y 159 habitantes, que se ocupan en la labor de tierra caliente y de todo el rumbo de la costa,
de maiz y algodones, de que abastecen á la ar- hacen muy concurridas las dos ferias que se ha-
rierada de tierra-caliente. Su temperamento es cen en dicho pueblo; la primera el 28 de Agosto,
mal sano por su localidad, y el agua de mal sa- y la otra el 8 de Dipiembre, á las cuales se llevan
bor. Hay cedros y otras maderas de construc- harina, jabón, sal, tabaco, algodones, sillas de
ción. montar de Puruándiro, aguardiente, frutas y
Congregación de los Nuevos. En tierras de — otras producciones de que se hace el tráfico. Hay
Camotla y Tomalhuacán, de donde dista ocho dos cofradías con ranchos de ganado en tierras
leguas de Buen Camino, con dirección á Morelia. del mismo pueblo, los cuales serian muy ricos, si
Tiene 300 habitantes con los ranchos del Cóbano loscomandantes militares de este rumbo no hu-
y la Piedra, que le son anecsos, los cuales se ocu- bieran echado mano del ganado en las diferentes
pan de la cria de ganado y siembra de algodón convulsiones que han agitado el pais. Hay diez
y maiz. Hay un alcalde conciliador, sujeto al haciendas de ganado, cuatro trapiches y una mul-
ayuntamiento de Zacatula. titud considerable de ranchos, por lo que hace su-
Colmeneros. —Rancherías en tierras de los Bal- bir su población á 2.323 almas, cuya administra-
dovinos. á siete leguas de distancia de los Nue- ción espiritual está encomendada á un sacerdote
vos, de pésimo camino por tenerse que pasar anciano valetudinario, por cuya causa y la larga
veintidós veces un rio de consideración, pedre- distancia de unos parages á otros (es menester
goso y de corriente rápida: su población es de d<:cirlo con dolor) viven y mueren como anima-
1 1 7 habitantes, que se ocupan solo de la labor de les, sin recibir los socorros espirituales: acaso al-
maiz y cria de ganados. gunos no han visto jamas lo que es Misa; no sa-
Tejfchuage. —
Ranchería de la hacienda de San ben lo que es ser cristiano, por cuya causa se ma-
Vicente, en tierras de Izazagas, á ocho leguas tan por el mas leve preteslo.
— — —
DISTRITO DE ACAPULCO. 97
Según las noticias que me fueron suministra- guas á la hacienda de San Antonio, dos á la del
das por hombres fidedignos, este pueblo tenia ha- Platanillo, nueve a la del Naranjillo, en tierras
ce muchos años las tierras necesarias para el cul- de los mismos Izazagas, cuyos habitantes se ocu-
tivo de las semillas propias de su mantenimien- pan en la cria de ganados, siembra de maiz, ca-
to: en el dia se halla tan reducido, que apenas le ña dulce y otras semillas propias de su mante-
bastan para lo muy preciso. En 1771 el tenien- nimiento. Su población es de 359 habitantes, y
te del partido, D. Juan de Izazaga, les recogió el camino de uno á otro punto es sumamente
los títulos á varios propietarios, los de Zacatula quebrado. Del Naranjillo á la hacienda de Pa-
y Cuahuayutla, de que resultó que los herederos lo-Parado hay cuatro leguas de mal camino, en
de las escrituras despojaron á este infeliz pueblo tierrasde los Izazagas y de D. Lorenzo Campos:
de las mejores tierras. Una vista de ojos, prac- la ocupación de los vecinos de esta hacienda es
ticada por el juez de letras del partido, seria muy lasiembra de añil y maiz, y la total población
útil para poner coto á ambición de éstos y los
la como de 60 almas.
demás que desde Atoyac hasta Zacatula no de- Cofradía. — Hacienda de D. Manuel Cabre-
jan respirar á los pobres indígenas. Sigue la co- ra, hermosísima por lugar de su situación y
el
pia certificada del recibo de que se ha hecho men- abundancia de pastos, y mas hermosa por su cre-
ción, para conocimiento del superior gobierno. cido número de ganado vacuno y caballar. Dis-
yo tránsito se encuentran los ranchos de Cara- un asilo seguro, á virtud del disimulo que las
coles, Anita, Paso de las Vacas y hacienda de autoridades les dispensan, las mas veces por el
la Balsa, cuyos habitantes se ocupan en la cria temor de ser asesinadas en los caminos, ó den-
de reses y siembra de maiz, y su número queda tro de sus mismas habitaciones, como frecuente-
dos, armados del machete, belduque y armas de como los demás de la costa, pero no mal sano,
fuego, que le son inseparables. quizá porque está mas despejado que la ante-
Su principal ocupación es la siembra de mal- rior: sus habitantes, en todo semejantes á los de
eesy algodones; tabaco, frijol y otras semillas, Zacatula, se componen, á escepcion de pocos, de
que les producen los inmensos plantíos del uno foragidos de varios Estados, que substraídos de
y otro bordo del caudaloso rio del mismo nom- la persecución de la justicia, disfrutan de sosiego
bre, conocido vulgarmente por el de las Balsas, y viven impunes, de cuyas resultas se ha hecho la
á cuya orilla oriental está situado. Orilla, de pocos años, como el foco de todos los
Los Martínez y Campos, famüias criollas del vicios. Separados por tan larga distancia de la
referido pueblo, se han repartido todo el terreno cabecera del partido, aun mas de la del distrito,
de esta población, hasta el estremo de no dejar- y sin estafeta ni correo, las leyes no tienen ni vir-
le otroque aquel en que está situado, con solo tud ni eficacia para ser obedecidas. Puede ase-
un pedazo de tierra de labor en la isla que for- gurarse, siu' ecsageracion, que no hay un indivi-
man los dos brazos en que se divide el rio, cua- duo entre todos los que componen este crecido
tro leguas antes de su embocadura en el mar; y vecindario, á quien pueda encargarse la adminis-
aun este corto espacio no lo disfrutan los habi- tración de justicia, ni el cobro de las rentas, que
tantes, porque el ayuntamiento lo tiene arren- en tiempo de cosechas no dejarían de ser de con-
dado para sus fondos municipales; causa por qué sideración, á virtud de que los individuos, á pe-
tienen que arrendar tierras á sus mismos usurpa- sar de todas sus nulidades, son inclinados gene-
dores de las del pueblo. ralmente á la labor de los frutos que ya se han
Dos leguas mas abajo, siguiendo la orilla del indicado, causa por qué jamas esperimentan ham-
brazo izquierdo del citado rio, se encuentra la bre ni desnudez, y la estraccion anual de un año
hermosa ensenada de Petacalco, cuyas aguas son con otro puede calcularse de diez á doce mil ar-
mucho mas mansas que de Sihuatanejo, y tan
las robas del primer fruto, y de tres á cuatro del se-
dilatada y cómoda, que podrán caber mas de gundo. La administración espiritual de este ve-
500 buques de todo porte, pero enteramente des- cindario está encomendada al párroco de Cua-
abrigada á los vientos del Sur en la estación de huayutla, de quien he hablado antes; y como la
aguas. Las fragatas balleneras suelen hacer distancia de este puebloá la Orilla es de treinta
aguada en los esteros que se encuentran en la leguas de mal camino, se mueren la mayor parte
misma playa, que son permanentes en todas las sin confesión. Jamas han oido la palabra de
estaciones. Si se habilitase esta ensenada para el Dios en hay escuelas íi otros esta-
el pulpito; ni
comercio interior del pais, producirla los mis- blecimientos benéficos que puedan hacerlos va-
mo y aun mejores que el puerto de Si-
efectos riar de condición: así es que se matan con fre-
huatanejo, de donde dista doce á quince leguas cuencia por los mas frivolos protestos. La po-
por la mar, en razón de tener mas á la mano á blación de esta hacienda con los ranchos de San
los pueblos de Apacingan y los demás de la tier- Blas, Gruacamallas, la Laguna y otros, es de 875
ra fria, del Estado de Michoacan. habitantes, de entre los cuales se forma la ses-
La población de Zacatula, según el padrón ta y última compañía del batallón de Zacatula,
de 1834, solo sube á 221 habitantes en cuaren- que consta de 52 plazas, y ya quedan incluidos en
ta y ocho casas de paja; pero unido á las hacien- el padrón de Zacatula.
das de la Orilla, Acalpica, Sureña, Feliciano y Acalpica. — Hacienda de los Menocales, á siete
otras rancherías de que hablaré en seguida, lle- leguas de la Orilla: su terreno es vasto y en estre-
ga hasta 2.285. Su temperamento es caliente co- mo para las siembras de pinas, maiz y al-
fértil
mo el de Técpam y mal sano, á causa de que á godones; artículos que jamas se pierden; pero
propósito viven entre los montes para ocultar su temperamento es húmedo y mal sano, por cuyo
BUS maldades. motivo no tiene mas que 385 habitantes en casas
Orilla. — Hacienda de labor de algodones, ta- de zacate. Se asegura que la estraccion de algo-
baco y maiz en tierras de los Mcnocalcs, de Pazt- dones que se hace de este punto, puede llegar un
cuaro. Dista una legua de la cabecera, y está año con otro á ocho mil arrobas. Desde este pun-
situada á la orilla occidental del segundo brazo to á la orilla oriental del rio de Cachan, que divi-
del rio de las Balsas: su temperamento es cálido, de el distrito del Estado de Blichoacan, hay como
DISTRITO DE ACAPULCO. 99
treinta leguas de terreno quebrado, pedregoso é ciano; seis á la de Callas ó Salinas de Camotla,
y
inculto, sin mas habitantes que los de tres ó cua- ocho á Tomalhuacan, en cuyo intervalo á la pla-
tro familias de las rancherías de Gruagua; de ma- ya abundan los bracilares,pueden estraer
que se
nera que desde Acapulco hasta este punto hay un por Petacalco y otros puntos con la mayor facili-
espacio de tierra de 147 leguas, y como 14,330 dad. De este precioso árbol están acopiando
habitantes, sin contar el pueblo de Coyuca. cargamentos en la actualidad para dos ó tres bu-
De Zacatula, volviendo á tomar el camino déla ques; y de las salinas se hace una estraccion
cabecera del distrito, por la costa, hay veinte y anual para Morelia de 6.180 cargas, que producen
cuatro leguas á los llanos de Tomalhuacan, de los 206 pozos comprendidos en la capacidad de
donde me separé para ir á Cuahuayutla en la for- su terreno, á razón de treinta cargas por cada
ma siguiente: cinco leguas á la Congregación de uno, cuyo resultado, año con año, no baja de 10 á
Sureña; cinco á la hacienda ó ranchería de Feli- 12.000 pesos.
-eT^i^i^ir^^^T^zzir^i^i^zisi^ir^isi^^i^i^i^T^'^T^ "^
pretensiones de novela; y sin embargo, yo fio en vender algunas obras curiosas de sus manos, ta-
que os ha de interesar: sin esto no lo escribirla les como palias, zapatos bordados y otras, pues
ciertamente: ademas, me encuentro algo dispues- tenian, como suele decirse, unas manos muy cu-
to para contar, cosa que no sucede siempre, por- riosas.
que estoy convencido que estas pobres hojas irán La hermosura de Lupe y de Lola eran pro-
á parar tarde ó temprano á las manos de verbiales, y apenas habia joven elegante que no
pero, ¿qué os importa? no os quiero fastidiar, va- las conociese y hubiese admirado estático sus
mos al cuento. perfecciones: esta belleza, que las hacia tan inte-
En México, en esta ciudad desgraciada en resantes y simpáticas, se unia en Lupe á un ta-
medio de sus tesoros,de su clima dulce y suave, lento claro y despejado, á una voz dulce y armo-
de su cielo siempre azul, siempre sereno, habita- niosa; pues quiero que sepáis que Lupe, aun no
ba una honrada familia, compuesta de tres muge- hace mucho tiempo, cantaba como un ángel, y
res: dos de ellas, jóvenes y hermosas, eran las hi- entonces, al menos, bailaba como una sílfide.
jas, las perlas gemelas que cubría una concha Pues bien, las dos jóvenes, las dos tan bellas,
protectora, la madre, fresca todavía, y aunque no era preciso que tuviesen muchos admiradores, de
muy joven, llena de atractivos y talento. Las esos que forman la. envidiable corte de una reina
niñas se llamaban Lupe y Lola; la madre, Te- de la hermosura, y á quienes el mundo llama
resa. Hablan vivido las tres hasta la muerte de amantes. Lupe, admiradora de lo bello, fijó su
Cabrera, si no con lujo, al menos con decencia y atención en un joven de gallarda presencia y de
sin necesitar de nadie; pero á la muerte del hon- modales finos; pero, por desgracia, no era todo
rado padre de familia, Cabrera, quedaron sin re- lo que necesitaba aquella alma noble é inteligen-
cursos, y gastando lo que éste les habia dejado. amante no supo comprender aquel co-
te: el feliz
Mas tarde, cuando ya el dinero comenzaba á es- razón inesperto, pero sensible, con que se le brin-
100 LAS DOS CAPUCHINAS.
daba, y algún tiempo después de comenzadas las cho esmero, y lo dedicó al comercio, para que tu-
relaciones, terminaron naturalmente j sin vio- viera un recurso en caso de que él muriese: efec-
lencia alguna. tivamente, poco tiempo después que Eduardo co-
menzó á tener sueldo, y á poderse mantener por
II. sí solo, el español, protector suyo, murió repenti-
namente, sin haberle dicho jamas el nombre de
La pobre familia contaba con una amiga, mu-
su padre, y sabiendo solo que era huérfano, y que
ger rica y de la antigua aristocracia, que solia
aquel hombre se habia encargado generosamente
hacer algunos regalos á las dos liermanas, á quie-
de su educación.
nes amaba con toda la ternura de una madre, y
por esta razón solian presentarse en las pocas ter-
IIL
tulias á que concurrían, á pesar de ser muy solici-
con los estrechos vínculos del matrimonio .... vano sus hermanas y la madre le hicieron pa-
Aun no habia concluido esta interesante esce- tente la situación del pais, y la ninguna proba-
na, cuando las dos hermanas, entrando de impro- bilidad que tenia de triunfar la causa nacional;
viso, se precipitaron al cuello de Eduardo, aca- él á todo esto contestaba: "Soy mexicano, y mi
riciándole con mucha ternura. Vosotros estra- deber es morir en defensa de la patria; el cri-
ñais esto, porque aun no sabéis, lectores, y yo men de otros no justificarla mi falta." Por úl-
tengo la culpa, que Lola, la hermana menor, era timo, convencida la faimlia de que no haria cam-
una muchacha muy traviesa, muy viva y curio- biar á Eduardo en su resolución, le suplicó que
sa como todas las mugeres: ademas, la obedien- al menos, ya que tan decidió estaba, se confesase
cia no era su virtud favorita; así es que, cuando la antes de partir; y Eduardo contestó lleno de un-
madre hizo salir á las dos hermanas, Lola no le ción, y con aquella nobleza que solo es propia
replicó, pero se quedó oculta tras de la puerta; del virtuoso, "que conocía los deberes de un me-
motivo podéis contemplar ahora el xicano; pero que jamas habia olvidado los del
y por este
interesante cuadro de familia que formarían las hombre católico, y que tenia bastante energía
personas que ya conocéis. de alma para despreciar la burla de los jóvenes
Bespues de agotar las espresiones de cariño, libertiaos, que fundan todo su orgullo en la in-
tró muy satisfecho, porque aquella alma ardiente, La familia, cada vez mas satisfecha de encon-
pero noble y generosa, no necesitaba el amor de trar tan buenos sentimientos en el alma de aquel
una manera material: habia buscado un coraron joven, que ya le pertenecía, se retiró á San Án-
desinteresado y sencillo que comprendiese el su- gel llevando algún consuelo, pero aguardando
yo, y le habia encontrado: ansiaba por tener una con una inquietud horrible, y debemos confesar-
familia en cuya compañía hallase un alivio su lo, con cierto egoísmo, el écsito de la campaña y
orfandad, y ésta el cielo se la deparaba enton- la suerte de Eduardo que tanto la interesaba.
ces: el pobre joven ¿qué mas podia desear? Era Algunos dias hablan trascurrido ya sin que la
feliz, podia amar; estaba cierto de ser amado. familia hubiese tenido noticias de Eduardo, que
Cuando se despidió aquella noche, como mues- habia marchado con su cuerpo al Peñón: la an-
tra de su cariño dejó el relox, el prendedor y siedad en que se hallaba era horrible, y las ni-
todo lo que llevaba en poder de sus hermanas y ñas no hablaban de otra cosa sino de su herma-
de la madre, que desde aquel momento debia ser no: la campaña, entre tanto, casi se hallaba em-
la suya. Eduardo, respetando la memoria del peñada por el lado de Contreras, cuando logra-
autor de sus dias, y no queriendo que su con- ron ver á Eduardo que las venia á saludar, aca-
ducta fuese comentada por personas maldicien- so por la última vez: al despedirse, Lupe y Lola
tes, renunció á la satisfacción de dormir en la ca- enmudecieron sollozando, y Eduardo partió de-
Desgraciadamente para la familia que habia ga- levantó para ver el écsito de la acción que se ha-
nado un hombre, la invasión de los norte-ameri- bia empeñado á las tres de la tarde del dia ante-
canos se acercaba, y Eduardo pertenecía á la rior: subieron á la azotea de la casa en que habi-
oficialidad de la guardia nacional: dispuesto á taban, y desde allí presenciaron que después de
batirse, habia hecho sus preparativos sin decir algunos tiros de cañón, so empeñó el fuego de la
xoir. II. — v. 14
102 LAS DOS CAPUCHINAS.
fusilería de una manera horrible; y algunos mo- cargada de hilas y vendas, llegaba á la puerta
mentos después, nuestros soldados, dispersos y del convento con su hermana, dos infelices qui-
casi moribundos, huian y se internaban por las taban de sus hombros la parihuela en que con-
milpas y por los magueyales, poseídos de un ter- duelan á un herido cubierto con una sábana: Lo-
ror pánico, y probando en sus semblantes que la la levantó por curiosidad, y retrocedió espan-
la derrota estaba consumada; sin embargo, el co- tada Era él, Eduardo, que con voz des-
razón de las jóvenes, aunque contristado por la y moribunda ya, pedia algún ausilio: las
fallecida
pérdida nacional, no les decia nada; no sentían dos hermanas hicieron llamar á un padre; pero
ese dolor que avisa al corazón la procsimidad de cuando éste llegó, apenas le apretó la mano, y
una desgracia, y por lo mismo se hallaban tran- ecshaló el último suspiro.
quilas, en cuanto era dable á su posición triste Hay dolores en el alma de tal suerte ecsage-
y desconsoladora. rados, que nos mantienen en todo nuestro vigor,
En ese mismo dia, que era 20 de Agosto, á
el haciéndonos sufrir doblemente: muchas veces su-
launa de la tarde, se hallaban las dos hermanas cede que tenemos que cumplir algunas obligacio-
en la misma azotea, observando con un anteojo nes dolorosas, cuando solo quisiéramos entregar-
por el lado de Churubusco: entonces no estaban nos al sentimiento: en esta terrible situación se
con la frialdad que en la mañana; el corazón de hallaron las dos hermanas, teniendo que rezar
las dos se hallaba interesado sin saber por qué: las últimas plegarias delante de aquel cadáver,
no tenian certeza de que estuviese allí Eduardo; y que cumplir con los mas tristes oficios cuando
pero acaso se lo presumían: mientras duraba la se hallaban con el corazón despedazado ....
acción que se habia empeñado en aquel sitio, las
lorosa memoria; Lupe, particularmente, sufria de- movidas de un sentimiento religiosamente ecsa-
masiado: la pobre niña aun conservaba en su co- gerado, pero espontáneo, resolvieron, colmando
razón restos de esc amor ecsagerado que hace la los deseos de su buena madre, ser capuchinas del
ea se debia encargar de ella, en caso de que las sente que la propagación se hace por acodos 6
lación que puede tener la estampa con mi narra- cion en el Estío, en el cual con el riego se debe
tiva, y por dicha en ninguna otra cosa me es tan mitigar los rigores del Sol, pues la ecsageracion,
fácil como en á'sta satisfacer vuestra curiosidad. sea en el calor ó en el frió, le perjudica notable-
¿Veis esas dos jóvenes arrodilladas en una posi- mente, al menos en su belleza.
ción tan interesante al pié de la cruz? Pues son Pocas flores reúnen las circunstancias de ésta
Lupe y Lola, en el acto en que con mas fervor para adornar peñascos artificiales, por sus ramos
rezan por su hermano: las flores y las hojas que elegantes y por las corolas, que parecen despedir
las cubren, son caprichos del artista, que quiso ráfagas de fuego, lo cual les da un aspecto muy
simbolizar también de esta manera el amor de interesante: ademas, esta planta se recomienda
aquella familia inocente y desgraciada. muy particularmente por ser anti-escorbútica, y
José Gtonzalez de la Torre. porque florece hasta que los primeros yelos mar-
chitan su verdor, lo cual ciertamente no es co-
Julio 18 de 1949,
mún. Todas estas circunstancias reunidas, la be-
msi^m llezade su corola, la facilidad de su cultivo, y la
particularidad de sus nectarios, de que olvidá-
bamos hablar, nos hacen esperar que nuestras lec-
nosotros no nos toca decidir; pero sí diremos fricciones con pomada alcanforada en el pecho y
espalda. Hacer respirar al enfermo la agua se-
á nuestras lectoras el tiempo mejor para sem-
dativa; darle de beber algunas gotas en un vaso
que es desde Octubre hasta Marzo, y la
brarla,
de agua luego que el enfermo está en estado de
manera con que se debe cultivar: las semillas de- tragar, y rodearle el cuello y la cabeza con defen-
ben dejarse al aire libre, teniendo, ademas, pre- sivos de agua sedativa.
¡Ay, Mamá! ISfo sé qué hiciera Sus ojos negros brillaban^
Para averiguar quién era Si en los mios se fijaban,
Aqueljoven tan mirón • Con tiernísima espresion.
De la Misa, del Perdón. ¡Ay, Mamá! ^c.
Yo ya no pude mirar
Sin verlo áél. ¡Qué apuración! Aquel mirar me bañaba
¡Ay, Mamá! &fc.
Como luz, y dominaba
Mi voluntad y mi acción.
Fijos sus ojos en mí ¡Ay, Mamá! Sfc
Una y cien veces lo vi,
Sin querer, sin intención.
Ya no vi Misa, ni gente.
¡Ay^ Mamá! Sfc.
Solo su mirada ardiente,
Yo no sé lo que sentia,
Quemándome el corazón.
De rubor y de emoción.
¡Ay. Mamá! ¿fC. Y aquella mirada tierna,
Ptadiantc, perenne, eterna,
Quise rezar una vez, Brilla en mi imaginación.
Y cogí el libro al revés,
Y no hallé ni una oración. ¡Ay, Mamá! No sé que hiciera
¡Ay^ Mamá! ¿fc. Para averiguar qtiién era
El qv/i hirió mi corazón
Era largo su cabello,
En la Misa del Perdón.
Y le caía en el cuello
=#=-
Mucho consigue en esta picara tierra el mo- Con este empaque, con esta facbada, ¿qué mas
zuelo lenguaraz y desembarazado de quien se dice se quiere? Tú serás un grande bombre; tú ba-
de niño: "Es una lumbre, es una avispa;" á quien rás fortuna, porque aquí se puede decir á boca
de joven se califica como d mismo dqnonio^ y á llena: ¡todo es farsa en este México!
quien una dama por toda reprensión amonesta, La tradición cuenta que Don Canuto era un
entre ofendida y clemente, con el 710 sea ttstecl lo- niño muy quieto, muy formalito. Eso de saltar,
co^ que tiene cierta significación particular. eso de armar bulla, eso de reir, quédese para la
gente ordinaria.
Pero en la parte sólida y productiva de la ec-
corto de vista, pero no usa anteojos; babla quedo — ¡Ob! ¡qué bien corta el castellano!
y con pausa; mira al soslayo, y tiene una mirada — Abí tiene usted un joven de provecho.
que no se sabe si indica la desconfianza maliciosa Entonces se acercan á la pedirle su opinión
ó la tristeza. en todas materias; pero Don Canuto es hombre
.
de poquísimas palabras, como deben ser todos talentazo; ahí tienen ustedes un muchacho de
los sabios; por sus gestos se infieren sus juicios. provecho!
—¿Ye usted como con comedia?
hizo aquella Y él está persuadido de su importancia, por-
—Lo mismo me á mí, pésima.
pareció que al ver una dama, parece que
le dice: "No, tú
—La prueba que es la silbaron. no lograrás esta alhaja!" Al verse entre otros,
— ¿Ve usted qué ademan aquel cuando el dis- que se imagina sus rivales, parece que piensa en
curso? que vale mas que todos juntos.
— Todos mismo,
dijeron lo magnífico. Esta especie de jóvenes de provecho ó impor-
¡Qué asiento, qué buen juicio de Don Canuto! tantes, se dividen generalmente en dos ramas; es
que solo habla de Eugenio Süe y de Dumas, val aturdido, que se queda con un palmo de na-
— Señor Don Canuto, ¿qué le parece á usted riz; y en efecto, dicen todos: ¡Qué diferencia!
esta obrita? ¿Quién habia de preferir á ese otro romántico é
— Tenga amigo.
usted, impío? Colíganse las viejas: ¿y tienen ustedes,
—Humü ver .... sitos lectores mios, idea de esa alianza de harpías?
— ¡Este Don Canuto que hombre de im- sí es Ellas calumnian al novio tunante; ellas lo po-
portancia! nen en ridículo; ellas protejen al muchacho de-
— ¿Sabe usted negociaciones entabladas
las cente; ellas atizan los celos, se adjuntan, se incor-
— ¡Ah, nuestros
ya! si políticos!. . . liz; le pintan al padre muriendo de la pesadum-
¡Qué hombre, qué hombre este Don Canuto! bre; lloran con la madre; consiguen un testimo-
¡Lo viera yo en un ministerio! nio del novio calavera, que habla en su contra, y
Don Canuto, como hemos dicho, no enamora un dia la niña es esposa de todo un hombre de
por dos razones: por el alto concepto que tiene bien. El joven importante se hace apoderado
de su propio merecimiento, y porque tiene hor- del suegro; sujeta sus gastos; lo tutorea; dizque
ror á todas las diversiones, pecados y deslices le presta; y al cabo, él es el amo, es el tirano do-
que traigan consigo cualquiera clase de lucro ó es- méstico, y se encontró al frente de una casa opu-
tipendio. Así es que en una tertulia se aleja, iio lenta y con una riquísima fortuna.
á hablar, no á discutir, sino á que lo vean de le- Pero no es mas que un rápido bosquejo
esto
jos: es un hombre que cree que es como las pers- del joven místico: demos una vuelta á la hoja,
pectivas, que solo á cierta distancia so perciben en y ocupémonos del profano; lograremos descri-
toda su belleza. birlo con solo contar la vida y los milagros de
Con sus costumbres de viejo, con sus rivctcs de mi querido Don Canuto, á quien me he propues-
avaro, pero con su aire gazmoño, los políticos di- I
to sacar con todos sus rasgos caractcríscos en es-
cen entre sí: "Ese, esc es mi liombrc." Los padres te daguerrotipo social.
de familia en voz baja esclaman al verlo pasar: Luego que se hubo conceptuado tan ventajosa-
"jcscelentc marido!" Los vejetes literatos á quie- mente, abrió su bufete; y eso de señor licencia-
nes adula, y las viejas á quienes mima, dicen, co- do por aquí, y señor licenciado por allí, que po-
mo á escusa.^, pero de modo que lo escuchen: "¡Qué j
pularizan las tarjetas doradas, dan cierto realce
—
DAGÜEKROTIPO SOCIAL. 107
y cierto aquello á una persona importante. Eso en contra de la mayoría con cierto aire, que de-
de decir muy grave un "señor compañero" á los cía: "yo solo tengo razón."El ministerio lo re-
mas encopetados personages, tiene también su husaba obstinado, porque aseguraba que el pais
no tenia remedio, y que nosotros necesitamos una
saly pimienta; eso, por último, de sembrar una
conversación con aquello, apelo, me desisto, y mano de hierro que nos ponga en juicio.
acuso rebeldía; es bien mostrenco esa chica, y Don Canuto es eminente político; es distingui-
me tienen en cnjiteusis un pariente, es de volver do literato; es abogado insigne; es el hombre de
un jovenzuelo, aunque ponga Aguirre con
loco á mas provecho que se conoce; y sin embargo, ¿qué
j y leyes con dos U altas como dos pinos. ha hecho D. Canuto? ¿Cuáles son sus escritos?
Don Canuto no tuvo, con lo que ya hemos di- Oh! ¡Aquella célebre defensa! Se la hizo su —
cho de amistad con personas formales, y con la maestro. —
¿De dónde se infiere que D. Canuto
dormida de siesta, y tomar polvo, ese doloroso es bueno para —
alguna cosa? Hombre: eso se co-
aprendizage de pleitos de indios, causas crimina- noce de á legua. —
¡Es tan circunspecto! Nadie —
les y paseos por y encrucijadas de
los juzgados le ha censurado sus obras! —
Pero ¿cómo se las han
la Diputación. Nada de eso; D. Canuto desde de censurar, si tales obras no ecsisten?
los primeros dias tuvo negocitos de su maestro y En lo social ya hemos dicho que tiene las pre-
un poder, que algunos dineros le producía. Su tensiones de un hombre honrado á toda prueba.
estupenda corbata, su bastón con puño de oro, sus — Es cierto que D. Donato Abadejo hace zanjas
maneras, y el andar siempre, ya con el libro de pidiendo justicia de cierto gatuperio de D. Ca-
Ortolan, ya con unos autos crecidísimos bajo el nuto; pero ¿quién se lo va á creer? V. está equi-
brazo, hacia que se le conceptuase el hombre mas vocado, amigo: ese caballero es incapaz de una
ocupado, y materialmente le llovían los negocios. mala acción. —Vea V., señor, que hizo perdedi-
Entonces era el comer como un procer, el ver la zas mis escrituras. Vea V. que se coligó con el
comedia en el palco de un millonario, el asistir Sr. Tal para no devolverme tales. V. delira, ca-
al paseo con esotro sabio indisplicente para con ballero. ¿Quién va á creer semejante manejo de
- todos y sabio con él; el estar al tanto de los secre- D. Canuto? —
Y no hay remedio, D. Donato ra-
tos de gabinete, y el mostrar marcadamente su bia, y perece, y pierde, á mas de su dinero, su cré-
desden á la plebe abogadil, entre la cual algunos dito, porque todos le creen calumniador infame.
descorteses le tuteaban; pero se abstenían de to- Los jueces le veneran, porque le adeudan algu-
da chanza y alusión á su vida de colegio. nos piquillüs; sus compañeros le respetan; los go-
Es de advertir, que D. Canuto era pobrísimo, bernantes le temen. Ay! ¡Ay de aquel que se
y su vida de formaba
colegio la colección mas di- atreva á pleitear con D. Canuto!
vertida de anécdotas, en que se confirmaba el tí- En lo privado, D. Canuto es una alhaja con la
tulo de la comedia de Calderón, de Hombre po- modesta presunción de que todo el mundo lo ena-
bre todo es trazas, j su parentela desgraciada é mora: su conducta es irreprensible aparentemen-
infeliz, sus hermanos truhanes y perdularios, eran te; y aunque objeto de desprecio de las niñas, es
sus cabriones, su fiebre, su pesadilla; á todos los el ídolo de las mamas, que lo miman, lo obsequian
habla abandonado, y apenas, donde no habla es- y lo traen materialmente en las palmas de las
pectadores, solía saludarlos con estremada frial- manos.
dad. Cierto es que hay en un escusado barrio un
No obstante este repertorio de preciosas cuali- chiquitín barrigoncito y medio desnudo, que di-
dades, la fama de D. Canuto crecía. ¿Se trataba ce que se llama Polonio Etiqueta, hijo de una
de un juzgado vacante? De fe que D. Canuto es- beldad de poca fortuna; pero ¿quién va á creer
taba en primer lugar. ¿De una elección de dipu- semejante impostura? Otros dicen que ven á
tado? D, Canuto era el primer nombrado. ¿De deshora á D. Canuto embozado en su capa en
una candidatura para un ministerio? Visto era pos de las beldades ambulantes; pero esto es sin
que D. Canuto era la esperanza de la patria. duda alguna una impostura de sus enemigos.
Y su juzgado lo despachaba un estudiantino De D. Canuto lo que son visibles son sus actos
infeliz, con cuyos trabajos se pavoneaba mi hom- de piedad, sus asistencias á los monjíos, á las
bre: en las cámaras hablaba pocas veces, aislán- concurrencias de buen tono; sus amistades con
dose con algún librejo de edición rara, y votando personas de distinción.
— . .
BIOGR/IFÍi ^JSm
Luis Felipe de Orleans, rey de los franceses, tan singular, un conocimiento tan profundo de los
es un monumento vivo de la instabilidad de las negocios, que mereció del primer hombre de Es-
cosas humanas; un genio estraordinario, de los tado de Inglaterra, Sir Roberto Peel, que lo ape-
que no solamente atraviesan toda una época, si- llidara El N'apoleo7i de la Paz. Cuando aun du-
no que la llecan con sus grandes talentos y con ran los prestigios de ese nombre, recuerdo de tan-
la gloria de su nombre. Nacido sobre las gra- tos portentos, el elogiono podria ser ni mas cum-
das de uno de los tronos mas poderosos del mun- plido ni mas lisonjero. Luis Felipe, en efecto,
do, pariente cercano del monarca, aristócrata adquirió un título indisputable á la celebridad,
por herencia y por interés, acogió con el entu- conteniendo á la revolución, de que era hechura,
siasmo de un corazón generoso las inspiraciones en sus justos límites, evitando la propaganda y
de la libertad; sirvió á su causa con decisión y la guerra en toda la Europa, sin menoscabar por
habia sabido enriquecer su inteligencia. Cuando omnipotente. Los males y desdichas sin cuento
por el cambio de sucesos y por la restaura-
los que ahora aquejan á toda la Europa, dan testi-
ción de los Borbones, regresó á su patria y vol- monio del mérito sobresaleinte del que por una
vió á obtener el rango de príncipe francés, fué larga serie de años enfrenó las tempestades y
fiel á sus principios liberales, asociándose á la cerró el abismo de la anarquía. Luis Felipe ha
parte escogida de la Francia, que ha juzgado com- muerto políticamente, mas después de haber des-
patibles los beneficios de la libertad, con los que empeñado su misión sobre la tierra, de haber
mantienen el buen orden en las sociedades. Ca- dejado altas lecciones á los que rigen los desti-
sado, desde el tiempo de su emigración, con una nos de los hombres.
princesa, modelo acabado de las virtudes domés- Luis Felipe José, duque de Chartres, después
ticas, educó á su familia con
mayor esmero, y el de Orleans, y conocido en los anales de la revo-
ella ha presentado largo tiempo ejemplos lauda- lución francesa con el fantástico nombre de Fe-
bles de religión y de moralidad. El torrente lipe Igualdad, fué el padre del rey de los fran-
de una nueva revolución lo subió al trono, y el ceses, y su madre, Luisa Adelaida de Borbon. Na-
mismo lo obligó á descender. Mas en los diez y ció Luis Felipe, el emigrado de Clarendon, el dia
ocho años de reinado manifestó una capacidad 6 de Octubre de 1773, en el Palacio Real (Pa-
TOM. II — V. 15
lio biografía de luis FELIPE.
laisRoyal) que había coBstruido para su habita- alhajas y tantas otras vagatelas de esta clase, y el
ción el célebre cardenal de Eichelieu, quien no furor de seguir los caprichos de la moda. Es
satisfecho con el ejercicio de la autoridad real, desinteresado, desprecia el fausto, y es en conse-
aspiraba al boato y á los honores del poder su- cuencia Hiny noble; posee, en fin, uü escelente
lois, nombre de una dinastía que reinó en la dadera, en el amor déla modestia, de la castidad
Francia. La duquesa de Rochambeau fué su pri- y de la virtud." Como Madama de Genlis, con-
mera aya, y á los cinco años de edad se confió forme crecía en años Luis Felipe, ensanchaba el
su educación al caballero Bonnard, de bastantes círculo de sus estudios, logró perfeccionarlos, y
conocimientos en el arma de artillería, y muy que nada le faltara para sobresalir en las diver-
regular literato. El ilustre naturalista Buffon sas y caprichosas situaciones en que la suerte ha-
que apreciaba las buenas circunstancias de Bon- Givet al regimiento de su título, del que era co-
nard, no lo consideró propio para la formación ronel propietario. En el año siguiente, en un
del espíritu de su joven hijo, porque en la épo- viage á Normandía, tuvo noticia de que en el
ca ya lucian los primeros relámpagos de la tor- monte de San Miguel se conservaba aun la lla-
menta, y era preciso eugrandecer la instrucción mada caja de hierro, en la cual encerró Luis XIV
de los príncipes, y elevarla á la altura de los acon- por 17 años aun gacetero holandés, por haber
tecimientos. Madama de G-enlis, cuyas obras escrito contra su reputación. Informado de que
andan en manos de todos, poseía una imagina- se mostraba á los transeúntes y de que todavía
ción fecunda y una instrucción estensa, que de- se aprisionaba en ella á los delincuentes incorre-
generaba en pedantismo; mas sus convicciones gibles, dispuso destruirla, y con el hacha en la
religiosas eran profundas, y aunque gustaba de mano lanzó el primer golpe sobre ese monumen-
la lectura y de la sociedad de los filósofos, sepa- to de la crueldad y de los furores del poder abso-
raba con discernimiento dañoso, y
lo útil de lo luto. A los espectadores asombrados les dija:
en realidad marchaba con las circunstancias sin "Eu vez de esta caja abominable, enseñareis á los
dojarse arrastrar por ellas. Su plan de educa- estrangeros el lugar en que estuvo, y esta vista,
ción fué el mismo que el peligroso Juan Santia- mucho mas agradable, los dispondrá mejor a la ge-
go Rousseau había trazado en su Emilio] pero nerosidad." Este rasgo es suficiente para descubrir
como acertó á refundirlo y á privarlo de las ec- las filantrópicas inclinaciones de su alma.
sageraciones en que tanto abundan los escritos No es de mi designio dilatarme en considera-
de uno de los hombres que mas desgracias han ciones sobre la revolución francesa, el mayor car
causado á las familias y á la sociedad entera, el taclismo que han presenciado los siglos^ ni menos
resultado fué feliz, y pudo ella gloriarse de que ecsaminar las causas que lo produjeron, los es^
su discípulo no ha desmentido en su dilatada critos, los hechos que lo preparon: sóbrame referir-
carrera las mácsimas, tanto morales como polí- me á la memoria de los sucesos, y recordar que el
ticas, que hubo de recomendarle. En el diario duque de Orleans, el ligero padre de Luis Felipe,
que ella misma escribía con observaciones acerca profesó las doctrinas mas ecsaltadas y prestó im-
de los adelantos de los príncipes, se encuentran pulso á las escenas mas horrorosas; y que. después
estos honrosos conceptos, hablándose de Luis de haber representado el odioso papel de verdu-
Felipe: "Yo diré al duque de Chartres que el go, se dio en espectáculo como víctima, sin escitar
carácter de su hijo, do un año á esta parte, ha la compasión, ni un recuor-
dejar en pos de sí
mejorado mucho; antes era bueno y ahora es ilus- do, ni arrancar en su desventura una sola lá-
trado y virtuoso: nada tiene de hi frivolidad de grima. Las opiniones, las tendencias del padre,
sus años; desdeña sinceramento las puerilidades sus comprcjiaisos y las persecuciones que sufrió
que ocupan á tantos jóvenes, el temo, el trage, las de la corte, ejercieron uaturalxueuto un poderoso
BIOGHAMA DE LUIS FELIPE. 111
influjo en la conducta del hijo. La juventud de dia nacional en el distrito de San Hoque; y ha-
Luis Felipe lo disponía también á recibirlas im- biendo notado que se asentaban todos los títulos
presiones del idelqgismo, y sin prever que en- de su nobleza, los borró, dejando no mas el de
traba en una senda cuyo término no podia alcan- dudada no francés.
zarse, se inscribió con entusiasmo en las bande- Como su liberalismo no era afectado y la gene-
ras revolucionarias. El movimiento agitaba muy ralidad del pueblo confiaba en sus intenciones,
de antemano todos los espíritus y todos los cora- se le esceptuaba del furioso encono con que eran*
zones; mas la nobleza, sea para no quedarse atrás, acusados los aristócratas; y hubo una ocasión en
sea para transigir con las ecsigencias de la época, que él y sus hermanos se libraron de los ataques
tomó la iniciativa, y el duque de, Orleans el pri- do las turbas con solo pronunciar su nombre.
mero entre todos. En 1787 protestó en la se- Atravesaba una aldea con ellos, á cuatro leguas
sión del parlamento, yen presencia del rey, con- de San Leu, á caballo, y habiéndoseles descu-
tra el registro de un impuesto y contra la pró- bierto, una multitud de furiosos armados con pa-
roga de la convocación de los Estados generales. los y picas los persiguió; mas como se alejaron á
Fué desterrado á Villers-Cotterets, y la temible todo escape, uno de ellos dijo: "Miserables: ha-
señal de insurrección fué dada. Como era de béis huido, pero caeréis al fin en nuestras manos."
esperar, esta ocurrencia le grangeó un crédito Entonces el duque de Chartres que escuchó estas
inmenso, y la corte, que ya participaba de las fu- voces insultantes, retrocedió, y mandó á pregun-
nestas vacilaciones del tímido carácter del rey, tarles el duque de Chartres.
motivo de su odio al
derogó una medida tan odiosa, transformando en Inmediatamente comenzaron á bendecirlo y á
gigante al que honró con la aureola del martirio. victorearlo. "Es un amigo verdadero del pueblo,
El duque, por su parte, no escuchando mas que esclamaron, y le serviremos de escolta en caso de
á sus resentimientos, y ambicioso del trono que que necesite de nuestro socorro."
se hundia, sacrificó en las aras de la divinidad El duque de Charost, uno de esos seres bené-
que se llama aura popular, sus creencias, sus ficos que suelen aparecer de tiempo en tiempo
tradiciones, su decoro, su virtud, y hasta esos sen- para enjugar las lágrimas de la humanidad, ha-
timientos de humanidad y compasión que abri-
bía fundado la sociedad filantrópica^ y entre los
gan los pechos mas humildes. En la reunión de colaboradores ilustres con que contó para la rea-
los Estados generales, el estado llano (tiers-etat) lización de una empresa tan provechosa, cuando
engreido con su poder y demasiado instruido de las pasiones desencadenaban y tomaban un
se
la debilidad de sus contrarios, pronunció la anu- giro atroz, fué uno el duque de Chartres, quien
lación de los privilegios de las clases; y el duque no omitió medio alguno, gasto ó diligencia, pa-
de Orleans, ala cabeza de cuarenta nobles, decla- ra el alivio de los desgraciados, que tanto se mul-
ró su hipócrita é interesada resignación: hipócri- tiplicaban.
ta é interesada, he dicho, porque la historia, tan Aunque estuvo en su arbitrio haber renunciado
severa é imparcial, al juzgar á los hombres nota- el mando del regimiento nüm. 14 de dragones,
bles,ha descorrido todos los velos, y los que pre- prefirió continuar en él, porque la carrera müitar
tendieron la fama de generosos, no son ya á nues- lisonjeaba su ambición de gloria, formaba
y se la
tros ojos mas que seres degradados, que no supie- ilusión, tan cruelmente desmentida, de que el
ron hacerse respetar en su infortunio. ejército, manteniendo su moralidad y disciplina,
Como Luis Felipe jamas ha desmentido su ad- bastaría para reprimir los desmanes de la demago-
hesión á la libertad racional y moderada, hay gia sublevada. Hallándose de guarnición su regi-
motivos para atribuirla á la convicción de un miento en Vendóme, salvó á dos eclesiásticos no
derecho y al sentimiento de un y habien-
deber; juramentados, á quienes acusaban de haber in-
do preferido entre los medios de servir á la re- sultado en el dia de Corpus al sacerdote revolu-
volución, el mas glorioso de todos, el de pelear en cionario que conducía al Sacramento en procesión,
los ejércitos, donde sehabia refugiado el honor de de ser asesinados, presentándose á la cabeza de
la Francia, merecedor es de una reputación sin ta- unos cuantos soldados; y la municipalidad le votó
cha. En 9 de Febrero de 1790, acompañado de una acción de gracias, á que se dio el nombre de
sus hermanos, el duque de Montpensier y el de corona cívica de Vendóme. El testimonio de esta ,
BeaujolaiSj se inscribió como soldado de la guar- honrosa recompensa ecsistía, pocos años ha, en po-
112 BIOGEAFIA DE LUIS FELIPE.
su regimiento el juramento legal, muchos oficiales no ponia á cubierto los intereses, salvaba al menos
dejaron sus empleos para no contrariar sus prin- las vidas; mas ninguna consideración tuvo mayor
cipios, y fiel Luis Felipe á los suyos, conservó la peso en su alma que la de evitar nuevos compro-
disciplina y evitó la disolución de su cuerpo. En misos á su indiscreto padre, juguete de todas las
1791 se le encomendó, como coronel mas antiguo, pasiones, el ridículo de la revolución y espuesto in-
el mando de la importante plaza de Valenciennes. cesantemente á ser devorado por ella. En la re-
Amenazada la Francia por la conjuración de to- solución de los que nadan perdían en el cambio
dos los reyes, ocurrió á las armas; y en medio de de cosas, ó que ganaban en él, como tantos hom-
tantos elementos de disolución, ecsaltar el espíri- bres miserables ganaron, el civismo era muy
tu marcial era como señalar un recurso generoso equívoco; pero en un príncipe la sumisión bajo
el nivel déla igualdad, y supuesta la ruina de tan-
y noble á los que rehusaban participar de la in-
mensa responsabilidad de la época, y que esta- tas esperanzas heredadas, era un acto heroico y
ban sin embargo ansiosos de servir á su patria. una consagración sin límites á la causa popular.
Habiéndose comprometido entre tanto la lucha La victoria inmortal de Jemmapes puso el sello
con Austria, Luis Felipe se distinguió desde lue- á su fama, y ha perpetuado su nombre en los fas-
go en 1792, en las acciones de Boussuy de Quara- tos de la república. La división del centro esta-
gnon á las órdenes del general Biron, del mismo ba á sus órdenes, y con ella libró al ejército de
que pagó después con su cabeza estas primicias de una completa derrota. Huian los regimientos
triunfo. En el empeííado lance de Quievrain, en en todas direcciones, y lleno de tanta ira como de
que se desbandaron las tropas, por haberse apode- tanto valor, los contuvo á la cabeza del batallón
rado de ellas ese terror pánico tan funesto en las de Mons, restableció la batalla, y el écsito de ella
batallas, logró reunirías y llevarlas otra vez á sus- importó nada menos que la conquista de toda la
filas, lo que le valió justamente el ascenso á ma- Bélgica.
riscal de campo. A la cabeza de una brigada de Inscrito Luis Felipe desde las primeras faces
caballería peleó con su acostumbrado denuedo de la revolución en el club bretón y después en el
bajo el mando del general Luckner, y contribuyó de los jacobinos para ensayar sus talentos de tri-
en gran manera á la toma de Courtrai. Fué pre- buno, que eran los mas apreciados en la época, me-
miado con el empleo de teniente general: grande recía la confianza de los ardientes republicanos, y
era sin duda, y muy reconocido su mérito, cuando su conducta posterior lo recomendaba mas y mas.
su fama se sobreponía á las preocupaciones tan Fué no obstante el blanco de los tiros de la en-
fuertes que dominaban en el espíritu público con- vidia; y como la suspicacia estaba al orden del
tra los llamados aristócratas. dia, se espiaban todas sus acciones aun en los mo-
Nombrado para el mando de la plaza de Stras- mentos mismos en que sus hechos reclamaban im-
burgo, no lo admitió, porque era una ocupación periosamente la gratitud nacional. La mayor
pasiva y de menor riesgo; y en el 20 de Septiembre desgracia de Luis Felipe era estar necesariamente
del mismo año acertó á ganar inmarcesibles lau- identificado con la suerte de un padre, que sin
reles en la batalla de Valmy, sosteniendo una po- inspirar seguridad á sus amigos y ni aun á sus
sición esencialísima contra todos los esfuerzos del cómplices, era temido y detestado por las innu-
enemigo. merables víctimas de una revolución tan desapia-
La fama de sus talentos militares decidió al dada en sus sacrificios. Poco después de la batí lia
gobierno á confiarle el mando en gefe de un cuer- de Jemmapes fué llamado Luis Felipe por su pa-
po de ejército que como reserva:
se organizaba dre á Paris á conducir á madama Adelaida, que
seductora era la propuesta para un joven que habia recibido una orden imperiosa de salir del
aun no cumplía sus veinte años; pero fué recha- territorio de la república, por considerársele co-
zada, porque Luis Felipe preferia los combates á mo emigrada. Se hallaba aun en Tournai, cuando
toda situación en que no se multiplicaban los pe- supo que los Borbones y sus parientes, sin escep-
ligros y no fuera pronta la gloria. cion alguna, hablan sido proscriptos. Fué su opi-
Derribado el trono y suplantado por una repú- nión que tanto el duque de Orleans como su fami-
blica. Luis Felipe pudo, como príncipe ligado por lia debían someterse á su cruel destino, contem-
sus juramentos á una monarquía, dejar el seryicio plándolo mas bien como un favor de la fortuna,
BIOaRAFIA DE LUIS FELIPE. 113
porque desbordada una vez la revolución, sus es- de que, arrastrado por una vil venganza, se ins-
tragos no podían conocer término alguno. Mas cribió en la odiosa lista de los traidores. Si se hu-
el duque, que estaba adherido á ella, como á una biera reducido á escapar de la muerte que le ame-
roca Prometeo, se engañó á sí mismo
el infeliz nazaba, y que acaso tenia merecida por sus inte-
con nuevas esperanzas; y habiendo obtenido la ligencias con los enemigos de su patria, encon-
derogación de un decreto, que no era mas que el trarla alguna indulgencia; mas el designio de en-
relámpago de la tempestad, se sometió al cadal- tregarles los restos del ejército, haber puesto en
so, en que mas tarde pagó sus crímenes y sus er- su poder á los comisionados de la Convención,
rores. Por lo que toca á Luis Felipe, volvió á son crímenes de los que no admiten escusa, y que
su puesto de honor, y se distinguió otra vez en manchan y pierden á un hombre para siempre.
el sitio de Maestricht, á las órdenes del general La fatalidad, que parcela arrastrar á Luis Felipe,
Miranda, promovedor celoso que fué, andando el lo obligó á seguir en su fuga á Dumouriez, por-
tiempo, de la independencia de Venezuela, su pa- que á la par estaba amenazada su cabeza, sin que
tria. En la batalla de Neerwindem, tan fatal por esto participara de su horrible defección.
para las armas francesas, mandaba en el centro, Como se habia divulgado que Dumouriez aspira-
hizo su retirada en el mejor orden; y en Tirlemont ba á restablecer la monarquía, colocando en el
evitó con su arrojo que la derrota fuera comple- trono al duque de Chartres, se apresuró á des-
ta.Acabaron aquí los laureles de Luis Felipe, y mentirlo; y como su atestado es el mas digno de
empezó su larga carrera de padecimientos. crédito, lo inserto literalmente:
Poco después de esa memorable batalla, escri-
bió Luis Felipe á su padre la siguiente carta:
''Francfort, Mayo 16 de 1793.
"Habiendo entendido que se hablan levanta-
'''Tournai 31 de Marzo. do algunas sospechas contra mis intenciones acer-
ca de una pretendida convención, que se supone
"Yo os he escrito, querido papá, desde Lovania
ecsistir entre mí y Felipe de Orleans, príncipe
el dia 21 . Este es el primer momento de que pue-
francés ; celoso de conservar la estimación de
do disponer después de la desgraciada batalla de
que diariamente recibo las mas honrosas prue-
Neerwindem. También os he escrito de Bruse-
bas, me apresuro a declarar que ignoro si ecsiste
las y de Enghien: ya veis que la falta no ha sido
realmente una facción de Orleans; que jamas he
mia; mas no se tiene idea de la prontitud con
tenido relaciones con el príncipe que se dice su
que las administraciones y la posta huyen. Diez
gefe, ó que sirve de pretesto, y que jamas lo he
dias me he pasado sin cartas ni papeles públicos:
estimado. En cuanto á sus hijos, ellos han ser-
en las oficinas, así como en todo, hay un desor-
vido perfectamente á su patria en los ejércitos
den asombroso.
que he mandado, sin manifestar jamas ambición.
"ilíz color de rosa ha clescqjarecido del todo, y Yo profeso una grande amistad al mayor, funda-
se ha cambiado en el negro mas profundo
da en el aprecio mas merecido. Estoy seguro
Observo que la Convención pierde completamen-
de que, lejos de aspirar á subir al trono de Fran-
te á la Francia con el olvido de todos los prin-
cia, huiria á lo último del mundo para no verse
cipios: yo veo encendida la guerra civil; que nu-
forzado á ello. Por lo demás, yo declaro que si
merosos ejércitos caen sobre nuestra patria, y
la ambición cegara al duque de Chartres, hasta
que no hay fuerzas que oponerles ¡En
el punto de aspirar á la corona, yo le profesarla
qué abismo se ha precipitado á la Francia!"
un odio eterno y el mismo desprecio que á su
padre."
El tinte melancólico de esta carta esplica so-
bradamente la lucha de afectos en un corazón Obsérvese que esto lo escribía Dumouriez
patriota, y que se le forzó á abandonar con su cuando ya estaba fuera de peligro, y que siendo
patria todos sus ensueños de gloria, todos los re- la espresion de una verdad, es honrosa para Luis
cuerdos de hazañas que empañaba la mas vil in- Felipe, quien buscando un asilo en el campo es-
dad, aunque sin insulto, las propuestas del archi- dante del general Montesquieu. Como á su her-
duque Carlos para que admitiera un mando en mana se le brindó con un asilo en Hungría al lado
el ejército. Este es el rasgo mas eminente del de la princesa de Conti, ya pudo dejar un pais don-
carácter de Luis Felipe, j que en todas circuns- de lo asaltaban tantas inquietudes, y se dirigió á
tancias le grangeará la estimación pública, con Hamburgo, con el pensamiento de trasladarse álos
mejores títulos que á esos mal aconsejados prín- Estados-Unidos de América. De Hamburgo pa-
cipes que comprometieron la vida del rey y su fa- só al norte de Europa, visitando á Copenhague,
milia, sin haber logrado con sus hazañas caballe- Elseneur, la Suecia, la Noruega y la Loponia sue-
rescas arrancar el cetro de manos de la omnipo- ca hasta el cabo del Norte. Allí encontró y se
tente demagogia. mofó del verso latino del jactancioso poeta Beg-
En Suiza se unió con su hermana Mademoiselle nard, que viajaba por gusto y bajo la protección
que pobre, y viajando á pié, recorrió toda la nes de familia, que á veces sacrifican hombres mal
Suiza, ensanchando con oportunas investigacio- nacidos, copio con placcer lo mas esencial de la
Bes la esfera de sus ricos conocimientos. El ge- contestación que dio á su madre: "Cuando mi
neral Montesquieu le obtuvo una plaza de pre- tierna madre reciba esta carta, sus órdenes estarán
ceptor en el colegio de Reichenau, que sirvió ejecutadas y habré partido para América
con el pseudónimo de Mr. Chabaud-Latour, en- Ya veo que la felicidad no ha escapado de mí pa-
señando el francés, el ingles, las matemáticas, ra siempre, cuando se me proporcionan todavía
la geografia y la historia. ¡Alta lección para los medios para endulzar la suerte de una madre tan
príncipes, los aristócratas y los ricos, que engo- querida. . . . Me parece que sueño cuando imagi-
locinados con los favores de la delesnable fortu- no que dentro de poco abrazaré á mis hermanos y
na, descuidan del porvenir, y no se previenen con me reuniré á ellos . No es que yo me queje de
el cultivo del entendimiento, para las esquivas mi destino, porque bien comprendo que pudo ha-
mudanzas de la suerte! Encierra también un ber sido aun mas funesto. Aun no lo juzgaré des-
desisnio providencial el que los señores del mun- graciado, si después de haber recobrado á mis her-
do sean de vez en cuando arrastrados hasta el manos, llego á saber que la suerte de nuestra ama-
polvo que hollaron con calzado de oro, para que da madre es tan buena como merece serlo, y si aun
aprendan á respetar á la especie humana y se- puedo servir á mi patria, contribuyendo á su tran-
pan prácticamente que la igualdad es una condi- quilidad y consiguientemente á su dicha. Me ha cos-
ción de la naturaleza, y que su nivel no se rom- tado ella toda clase de sacrificios y mientras viva,
pe mas que por conveniencias sociales. no hay uno solo que no esté dispuesto á ofrecerle."
Luis Felipe se ganó el afecto de sus discípulos y Si es cierto que los hombres se retratan en sus
de todos los habitantes de Ptcichenau, que lo eli- escritos, especialmente en los confidenciales, es-
gieron su diputado á la asamblea de Coirc: allí lle- preciso convenir cu que Luis Felipe posee uno de
gó á su noticia la decapitación de su padre, á quien esos corazones honestos que abrigan siempre los
amaba con ternura, y pudo convencerse de que la sentimientos mas laudables. Acaso hubiera va-
revolución saturnal devoraba también en sus ban- cilado mi pluma al estampar elogios de Luis Fe-
Corby regresó á Bremgarten. dándose por ayu- circundaban ¿os brillantes rayos dd poder y del
BTOGKAFIA DE LUIS FELIPE. 115
oto; mas ahora,monarca abatido y sin esperanzas, tificados por la común desgracia, olvidados feliz-
digno es de que una pluma republicana lo ensal- mente de su divergencia de opiniones. Como su
ce por aquellos hechos que señalaron la vida de madre vivia retirada en Figueras, se embarcó
los Titos y de los Aurelios. Luis Felipe para la isla de Menorca con el obje-
to de trasladarse á España; y cuando esperaba
Se embarcó en Hamburgo 24 de Septiem- el
ver á la respetable autora de sus dias, se le reem-
bre de 1796, y en el 21 de Octubre arribó á
barcó para Inglaterra. Estraño parecerá que
Philadelphia, donde pocos meses después se le
reinando en España un Borbon, fuera tan inflec-
reunieron sus hermanos el duque de Montpensier
sible contra un pariente cercano; mas la política
y de Beaujolais. Luego que llegó, publicó, por
consejo de su buena madre, una manifestación
de los reyes no permite que se guarde siempre
de los principios de virtud y patriotismo que in- consideraciones á las relaciones de sangre. Un
valido habia ya postrado á esa noble nación ante
variablemente lo habian animado, para que ja-
mas se le confundiera en el desfavorable juicio el gobierno revolucionario de Francia.
que anatematizaba la conducta del pérfido Du- Habiéndose, en fin, decidido á residir en Twi-
mouriez. En los Estados-Unidos recibió la mas kenham, no se turbó la tranquilidad de que dis-
benévola acogida, y observó con cierta especie de frutaba, rodeado de la estimación pública, hasta
consuelo, que los republicanos mas sinceros, en- que murió inopinadamente su hermano el duque
tre ellos el inmortal Washington, lamentaban los de Montpensier de una afección de pecho. Co-
estravíos y los horrores de una revolución, dis- mo los pesares se succeden unos á otros, enfermó
traída de sus nobles ñnes por demagogos sedien- del mismo mal el de Beaujolais; y habiéndosele
tos de oro, de placer y de sangre. Se propuso sugerido por los facultativos la idea de que en
visitar detenidamente á un pais, donde veia rea- el clima ardiente de la isla de Malta podria sal-
lizados todos los beneficios de la libertad, que la varse, lo condujo violentamente, nada mas que
Francia apetecía y jamas disfrutaba, porque los para ser testigo de su fallecimiento.
buscaba por el camino de la licencia y del desen- Compadecido Fernando IV, rey de las dos Si-
freno. Pocos viageros han recorrido tanta es- cllias, de tantas desventuras, brindó á Luis Fe-
tension del territorio de los Estados-Unidos co- lipe su casa, su amistad y protección: halló mas;
mo Luis Felipe y sus hermanos, y pocos también la esperanza de unir su suerte con esa princesa
han estudiado con mayor filosofía las institucio- Amalia, honor de su secso, que tanto lustre dio
nes de ese pueblo singular, que jactándose de la á una corona con sus edificantes virtudes. An-
profesión de los principios mas humanos de la tes de celebrar su enlace, acompañó á España al
legislación y del derecho público, acoge, como príncipe Leopoldo, que sostenía ciertos derechos
Esparta, las prácticas absurdas de la esclavitud, á su corona: rechazada su pretensión por las su-
vecinos. Los príncipes hereditarios suben al tro- donar las costas de España. Así también se
no sin escuela; la de Luis Felipe fué la de los frustraron las diversas tentativas de Luis Felipe
viages y la del infortunio. para obtener un mando de armas en aquella pe-
En Febrero de 1798 quiso pasar de Nueva- nínsula, sea por la política inglesa, sea por las
Orleans á la Habana, para fijar allí por algún inconsecuencias del gobierno nacional. El duque
tiempo su residencia; mas el gobierno español, de Orleans, como Borbon, no podia ser amigo
que habia concedido un á su madre en Bar-
asilo del emperador de los franceses; y como liberal,
celona, lo mandó confinar juntamente con sus no podia dejar de ser su enemigo: ¿á quién sor-
hermanos á Nueva-Orleans, con lo que no se prenderla que hubiera trabajado por una causa
conformaron, y partieron para Halifax, donde que juzgaba como la de la redención de la Fran-
fueron muy bien tratados por el duque de Kent, cia y de la Europa?
hijo de Jorge III. No se creyó, sin embargo, De Sicilia pasó á Menorca para conversar otra
autorizado para facilitarles el pasage á Inglaterra vez con su madre querida, escapada, como por
en un buque de la marina real, y tuvieron que milagro, del naufragio de su familia, respetable
volver á Nueva-York para embarcarse á Fal- no menos por sus infortunios, que por sus altas
mouth. Llegados á Londres, allí dieron un abra- virtudes; merecedora de la estimación pública,
za á algunos príncipes de la primera rama,, iden- tanto como su esposo del desprecio universal.
116 BIOGKAFIA DE LUIS FELIPE.
y su prudencia de los compromisos en que fácil- mas completo, porque el águila, de campanario
mente podia envolverlo la política desconcertada en campanario, volaba ya hasta Paris. Luis Fe-
y semi—revolucionaria del gabinete siciliano, so- lipe, cediendo á los impulsos de su conciencia,
metido á la atrabiliaria influencia de la reina caballeroso, como siempre lo habia sido, se pre-
Carolina. El condenaba los desafueros del des- senta al anciano y suspicaz monarca, y le ofrece
potismo anárquico, tanto en los reyes como en su persona y la espada de Jemmapes. No era
las turbas;y viviendo como simple particular, sin tiempo de dudar, porque era el de temer, y Luis
mezclarse en los negocios, mantuvo intacta su in- XVIII acepta la consagración del duque, y le
dependencia y su crédito. encarga el mando militar del Norte. Reunido
Un buque ingles, llegado á Sicilia el 23 de allí al mariscal Mortier, se esfuerza, pero en va-
no, para contener el curse de los acontecimien-
Abril de 1814, condujo la lisonjera nueva de que
los Borbones eran llamados á reinar otra vez en
tos; y cuando la fuga del rey, y hasta la suya,
Francia, porque los desastres de la guerra ha- eran una necesidad, dejó al duque de Treviso la
bian obligado á sucumbir al hombre del des- siguiente carta, monumento de decencia y patrio-
Luis Felipe partió inme- tismo:
tino y de la gloria.
diatamente á saludar al rey de los bons mots, y á "Acabo, querido mariscal, de cederos todo el
dividir sus sentimientos entre el gozo de ver á mando, que hubiera sido muy feliz de participar
su patria amada, y entre la pena de tropezar con vos. . . . Yo parto para sepultarme en el re-
aquí y allá con los sepulcros de su padre, de sus tiro y en el olvido: no estando ya el rey en Fran-
deudos y amigos. Volvió á Palermo á conducir cia, no puedo transmitiros órdenes en su nombre,
era gobernado por un príncipe que no sabia per- lio de la espada no ofusca los ojos del pueblo
donar, por ministros de tan mezquinas pasiones, cuando se le despoja de sus derechos mas que-
por cortesanos aduladores, sin conciencia y sin ridos.
miras nobles para el porvenir. Retiróse de nue- El duque de Orleans nada tuvo de qué que-
vo á Twickenham, protestando así contra una jarse de Carlos X, y se guardaron consideracio-
política de sangre y esterminio; y basta que en nes recíprocas. Sirva esto de observación ó de
1817 fueron llamados á la administración hom- advertencia, para que no se atribuya á Luis Fe-
bres de ideas mas generosas y moderadas, no re- lipe cooperación ni participio en la gran catás-
gresó sin escrüpulo á Francia. trofe que los ministros acarrearon al desventura-
tes que embellecen á una nación; á todos los ta- de los sucesos mas portentosos. Luis Felipe, em-
lentos distinguidos; á los amigos, en especial, del barcado en la nave de la revolución, bogaba con
progreso y contrarios á la licencia. sus hijos A el tiempo, y era consecuente á los principios que
dio una educación popular en un colegio del adoptó con ardor en los dias mas floridos de su
pueblo, manifestando con estos hechos que en su juventud. Nada mas natural que considerar-
alma no entraban las preocupaciones de su ran- lo como el mejor piloto en la tormenta mas de-
go ó de las clases privilegiadas. secha.
Por muerte de Luis XVIII subió al trono La libertad de imprenta era la conquista maa
Carlos X, sin prestigio alguno personal, sin los preciosa de la revolución y la garantía de todas
talentos que suplen la falta de antecedentes; sin las otras libertades, porque para que el despotis-
la educación que amolda á los soberanos con las mo enmudezca, preciso es que el pueblo pueda
circunstancias que los rodean. Carlos era un hablar; para que el poder se contenga en sus
príncipe de la época de Luis XIV, ó de otra avances sobre los derechos consagrados, indispen-
aun mas atrasada, porque al menos el gran rey table es que la opinión le salga al encuentro, y
numeraba entre sus cortesanos á los sabios y á su órgano es la prensa sin trabas. La Carta ha-
los literatos. La revolución era para Carlos mas bia consignado este derecho, y violarlo, era bar-
un crimen que una lección saludable; las ideas renar la ley fundamental del Estado. Creyeron
de progreso y de mejora, corrupción del entendi- los ministros que sofocando la imprenta, ahoga-
día de un rey. Su antecesor se plegaba por cál- abajo otra vez el trono mal consolidado de los
culo á las ecsigencias del momento. Carlos X Borbones.
jamas cedia, porque el fanatismo político, el fana- Las Ordenanzas de 26 de Julio de 1830, sus-
tismo religioso, los fanatismos todos reunidos, no critas por el ministerio Polignac, que suspendían
eran mas que la espresion de los reclamos de su la libertad de la prensa, disolvían la cámara de
conciencia. Carlos X era caballero y hombre diputados y destruían las leyes electorales, fue-
honrado á toda prueba; mas los consejeros que ron la última locura de la restauración. Desde
escogía para la corona, no eran los mas adecua- aquel dia comenzaron á aparecer grupos alar-
dos para separarlo de la senda de perdición, que mantes: en el 27 los periodistas liberales aconse-
tan de buena fe habia elegido. En un reinado tan jaron la resistencia y la revolución: ya después
vacío de acontecimientos, la toma de Argel fué se peleó en todas partes con entusiasmo, con fu-
el último reflejo de la gloria francesa; y hubiera ria, con encarnizamiento. Carlos X se mantuvo
dado alguna distracción ó tregua al descontento infleesible, y no cedió sino cuando la derrota de
público, si ministros impopulares y reaccionarios sus defensores lo privó de toda esperanza. La
no hubieran querido aprovecharse de la coyun- revolución de 1830, así como la de 1847, ha pre-
tura, para desvanecer hasta la última esperanza sentado un carácter bien singular. El movimien-
de libertad. Anduvieron errados, porque el bri- to fué imprevisto y síq anterior acuerdo: se co-
TOM. n VI. 16
118 BIOGKAFIÁ DE LUIS FELIPE.
menzó por pedir poco, y se acabó por tomarlo del interior, al duque de Broglie; y de instruc-
todo, cuando se observó que todo se podia. Esas ción pública, al profundo Mr. Guizot, su mas asi-
revoluciones, semejantes al rayo, alumbraron no duo coaperador, y á quien encontró en las gra-
mas para Los diputados mas eminen-
destruir. das del trono al subir y al bajar de él. Esta
tes de la oposición no sabian qué hacer ni cuál combinación de amigos y de enemigos de la re-
partido tomar; tan presto se ofrecían como me- volución de Julio, pero que estaban de acuerdo
diadores con Mr. G-uizot á la cabeza, tan presto en los principias conservadores, suministraba una
destituían á un rey y á una dinastía entera, sin garantía de firmeza y de estabilidad para lo fu-
la certidumbre de hallar con qué reemplazarla. turo, que no descontentaba mas que á los repu-
Ocurrióles entonces confiar la tenencia gene- blicanos, que por entonces no esplicaban una opi-
ral del reino alduque de Orleans, retirado en su nión robusta en el espíritu pública.
palacio de Neuilly, circunspecta para no desmen- Entretanto, Carlos X nombró también tenien-
tir su fidelidad al rey, ni para disgustar al pue- te general del reino á Luis Felipe, por su decla-
blo en los momentos de su omnipotente furor. ración dada en Eambouillet en 1. "^ de Agosto,
La comisión nombrada para invitarlo, le escribió y abdicó la corona en duque de Burdeos con
el
por no haberlo hallado en Paris. En un ómni- el nombre de Enrique V. Los periódicos anun-
bus se puso en camino para el palacio real, de su ciaran que el duque de Orleans habia mandado
propiedad, y se prestó para salvar á su pais de depositar el acta en la cámaxa de los Pares. Co-
la guerra civil y evitarle los males de la estran- locado Luis Felipe en las vías revolucionarias,
gera. En el 31 de Julio apareció en todas las de grado ó por fuerza, no solo no podia volver
calles de Paris la proclama que copio, del du- atrás, pero ni aun cometer la menor imprudencia.
que, como teniente general del reino: Las cámaras se reunieron bajo la influencia de
tan eesigentes circunstancias el dia 3 de Agosta,
"¡Habitantes de Paris! Los diputados de Fran- y Luis Felipe volvió á reproducir ese plan de
cia, reunidos en este momento en Paris, me han gobierno, que revelaba una convicción inaltera-
manifestado el deseo de que viniera á esta capi- ble. "En esta ausencia, les dijo, de todo poder
tal, para ejercer las funciones de teniente gene- público, el voto de mis conciudadanos se ha fija-
ral del reino. Yo no he vacilado de venir á par- do en mí; me han juzgado digno de concurrir
ticipar de vuestros peligros, y de colocarme en con ellos á la salvación de la patria; me han in-
medio de vuestra heroica población, para em- vitado á desempeñar las funciones de teniente
plear todos mis esfuerzos, á fin de preservaros general del reino. Su causa me ha parecido jus-
de las calamidades de la guerra civil y de la ta, el peligro inmenso. Yo he venida á colocar-
anarquía. Al entrar en la ciudad de Paris, he me entre este valeroso puebla, seguida de. mi fa-
tomado con orgullo los colores que habéis vuelto y llevando esos
milia, calores, que por la segun-
á adoptar, y que antes yo mismo habia llevado. da vez han señalada el triunfa de la libertad.
Las cámaras van á reunirse, y ellas consultarán Yo me he apresurado á venir, firmemente resuel-
los medios propios para afianzar el reinado de to á hacer cuanto las circunstancias ecsijan de
las leyes y el mantenimiento de los derechos de mí en la situación en que ellas me han colocado,
la nación: la Carta, en lo sucesivo, será una ver- para restablecer el imperio de las leyes, salvar á
dad:' la libertad amenazada, y volver imposible la re-
petición de estos males, asegurando para siem-
En esta pieza de estado, que no es mas que pre el poder de esa Carta, invocada después del
una paráfrasis del programa ostensible de la combate y aun después de la victoria
revolución que acababa de triunfar, dejaba ya Sí, señores, será grande y libre esta Francia que
entrever Luis Felipe el sistema administrativo me es tan querida; ella manifestará á la Europa
que habia de escoger y desarrollar, y á que ha que únicamente ocupada do su prosperidad inte-
sido tan consecuente en su gobierno. Nombró rior, así como de sus libertades, no quiere mas
ministro de hacienda al barón Luis, acreditado que la dicha y el reposo de sus vecinos."
en ese mismo destino en la época del imperio; de En el 6 de Agosto, la cámara de diputados,
justicia, al venerable Duport (de l'Eure); de guer- después de hacer cambios muy esenciales en la
ra, al mariscal Gerard; de marina, al almirante Carta, y de acusar á los ministros destituidos,
Pwigni; de negocios eatrangeros, á Mr. Bignon; declaró vacante el trono, y llamó para ocuparlo
biografía de luis FELIPE. 119
al duque de Orleans. No hay que pararse en reinar lo llamaban las tradiciones de familia y
íina revolución: las inedias medidas todo lo pier- sus instintos: sus servicios, sus talentos, su tacto
den. ¿Quién acusará de tímidos ó cobardes á de mundo, podrían prestar á la corona, colocada
los revolucionarios de 1830? sobre sus sienes, un nuevo brillo. La posteridad
El célebre banquero Mr. Laffite, vice-presi- no condenará á Luis Felipe por haberse sentado
dente de la cámara de diputados, leyó á Luis en el trono de Carlo-Magno y de Napoleón.
Felipe la acta constitucional, y éste contestó: Hasta ahora he sido minucioso, refiriendo
"Recibo con la emoción mas profunda la declara- anécdotas que dieran á conocer el carácter del
ción que me presentáis, y que considero como la individuo; mas tratándose ya del gran rey, arbi-
espresion de la voluntad nacional; es también tro en un largo periodo de los destinos de la
conforme con los principios políticos que he pro- Francia y de la Europa, debo escoger los rasgos
fesado en toda, mi vida. Lleno de loa recuerdos mas notables de su administración, para que so
que me habian hecho desear no ser destinado ja- perciba su fisonomía peculiar. Aunque obran
mas á subir al trono; ecsento de ambición, y acos- en mi poder suficientes datos para seguir paso á
tumbrado á la vida pacífica, que pasaba con mi paso á un reinado tan fecundo en acontecimien-
familia, no puedo ocultar los sentimientos que tos, esto seria ageno de un artículo biográfico,
ocupan mi corazón en semejante coyuntura; mas y del que no aspira á escribir la historia, empre-
hay uno que los domina á todos, y este es el sa de otros talentos y de otra oportunidad.
amor á mi patria: lo que ella me ecsige, lo conoz- Consideraré primero el sistema político de
co, y á todo me presto." Una multitud inmen- Luis Felipe, con relación á las otras potencias,
sa de ciudadanos obligó al nuevo rey, llamado de y después su sistema de gobierno adoptado para
las barricadas, á que se presentara, y el entusias- la Francia. No debe olvidarse que Luis Felipe
mo no conoció límites. Abrazándolo pública- no ha sido un ser ocioso (faineant), y que ha go-
mente el general La-Fayette, le dijo: ''Bastaiües bernado por sí mismo, por sus talentos, por su
y esta es la mejor de las
cosas httenas hemos hecho^ esperiencia: en los consejos ha habido una volun-
repúblicas^ La frase de La-Payette envolvía to- tad dominante é imperiosa, y ésta ha sido la
do el pensamiento de la revolución. Una monar- suya.
quía constitucional, con un príncipe liberal á la La revolución de Julio era justamente una
cabeza; ensanches á la libertad con trabas para amenaza y un grave motivo de alarma para to-
la licencia; progreso gradual
y concienzudo: este dos los príncipes de Europa. Cuando se veia
era todo el programa, y nunca se aplaudirá bas- que uno de los piieblos mas poderosos del mundo
tantemente á los hombres de principios conser- reasumía de repente su soberanía, arrojaba del
vadores, por la destreza con que se apoderaron solio á un monarca, elogia á otro, señalado por
de un movimiento que no habian creado, y que sus antecedentes y principios liberales; procla-
pudo haber precipitado á la nación en un abis- maba con entusiasmo doctrinas iguales á las que
mo. Así se esplica la violencia y aparente lige- cuarenta años atrás conmovieron y desquiciaron
reza con que procedió la cámara de diputados: al universo, la preocupación no podia ser mas ra-
tardar un dia mas, era imposible. Jamas se ha cional entre los que no admitían como fundamen-
resuelto un número mayor de problemas políti- to de derecho mas que al principio de legitimi-
cos en mas breve tiempo. dad. Como la Francia es propagandista por ca-
Por lo que respecta á Luis Felipe, en su reso- rácter, se temió que los tratados de 1815 fueran
lución obró con la mayor cordura, tanto con re- violados, y que desapareciera el equilibrio esta-
lación á los intereses públicos, como con referen- blecido por ellos, haciéndose la Francia con-
cia á los privados. La monarquía no era posi- quistadora, ó llevando á todas partes los gérme-
ble mas que en su persona, y la monarquía era nes de insurrección. Ardua empresa era la de
todavía una necesidad para la Francia. La mo- Luis Felipe: contener, á riesgo de su populari-
narquía, con no podia convenir mas
cortapizas, dad, las aspiraciones de sus compatriotas, tan ar-
que á un príncipe nuevo, que veia triunfar las dientes como francas; ecsigir de los príncipes
doctrinas que siempre habia profesado. La po- amenazados la conformidad, ó cuando menos, la
pularidad es un resorte esencial del gobierno, y tolerancia, hasta cierto punto humillante, de lo
él la gozaba muy antigua. Entre la proscrip- que era para un gran crimen, un atentado
ellos
sado rey. No tardó el duque de "Wellington en á la Francia de promover una conflagración ge-
declarar oficialmente la conformidad del gabine- neral, y de mezclarse en los negocios y en el ré-
te de San James con lo acontecido, y en recono- gimen de otras naciones? ¿Cuáles eran, de pron-
cer á Luis Felipe. Talleyrand, con su astucia, to, sus recursos para emprender la libertad de
y el rey con sus confidencias, fundaron esa co- esos pueblos, que no se hablan unido antes mas
munidad de intereses, á que tan gustoso se pres- que para sojuzgarla? "La política sentimental,
tó el egoismo ingles. en opinión de un ilustrado estadista, es de to-
La Prusia, indiferente por la suerte de Carlos das las políticas la mas seductora acaso, mas sin
X, se contentó con prevenirse contra los efectos duda la mas falsay comprometedora, porque sa-
de la propaganda; y su actitud, aunque se pre- crifica los derechos, y se apoya en la arbitrarie-
sentaba como hostil, no lo era sino en el caso de dad." No consiste el mérito de Luis Felipe pre-
estar necesitada á repeler una agresión. cisamente en haber comprendido estas mácsimas
La Austria se habia descompuesto seriamente saludables, sino en haber empeñado su palabra
con el gabinete de Carlos X, por su parcialidad en medio de la efervescencia general de los espí-
en beneficio de la Rusia, en los negocios de ritus, de contener al generoso pueblo que lo ha-
Oriente; y con tal de que el nuevo rey no apoyara bia elevado, en los límites de la conveniencia y
á sus enemigos de Italia, donde hasta los nobles de la justicia. Muy distantes estaban los sobe-
se hablan iniciado en las ideas del carbonarismo, ranos de Europa ele presumir, ó de prever, que
se mostró dispuesta, no solamente á reconocerlo, el reden venido (parvenú), llegarla á darles un
sino hasta á apoyarlo, pareciéndole un mero ac- sólido apoyo, que enfrenarla con potente brazo
cidente político, que un príncipe mas bien que las aspiraciones de la demagogia, que mantendría
otro ocupara el trono de Francia. la paz del mundo, que arrastraría en su caida á
La Rusia, tan distante del teatro en que se todos los tronos, y seria la última esperanza de
operaba la temible revolución, se consideraba los principios conservadores. Ahora que las ilu-
para escoger un partido, y en los primeros mo- de la verdad, podrán olvidarse los distinguidos
mentos se manifestó indignada. No le faltó ra- merecimientos de Luis Felipe; mas el desengaño
zón, porque se hallaba á punto de concluir con vendrá, si que ya ha venido, y su nombre
no es
Carlos X un tratado, que le aseguraba una posi- se pronunciará con veneración y respeto.
ción formidable en los confines de Europa y Las potencias signatarias del tratado de Vie-
Asia; le ofrecía esperanzas sobre Constantinopla, na prestaron su adhesión, certificadas ya de las
BIOGKAFIA DE LUIS FELIPE. 121
honestas y pacíficas tendencias del rey; y las de inglesy una hija del rey de los franceses, se
segundo orden, imitaron este ejemplo de previ- apretaron mas los lazos entre ambas naciones:
sión y de cordura. las otras potencias se contentaron con que la
Luis Felipe concibió con grande acierto que Francia no ensanchara sus antiguos límites, y los
de la monarquía de Julio y la
la consolidación franceses, ese pueblo tan ávido de gloria, se con-
de un orden de cosas que suministraba tanto en- formó con que al rededor del grande astro vol-
sanche á las ideas liberales y á los derechos teara un nuevo satélite.
del pueblo, debia depender de la mas estrecha La desventurada Polonia, la misma que per-
alianza con Inglaterra, la que no podia escrupu- dió su nacionalidad por la imprevisiva política
lizar esa creación revolucionaria de reyes, si di- de un Borbon, la que nada adelantó con arrojar-
rigía una mirada reflecsiva á su propia historia. se en los brazos de Napoleón y con sacrificarse
La identidad de principios políticos, la semejan- por su gloria, voló á las armas, juzgando que po-
za de leyes fundamentales, la comunidad, sobre dria medirlas con el gigante del Norte, y que la
todo, de intereses, estrechaba naturalmente á las Francia repararla sus errores de otras épocas,
dos naciones; y la Inglaterra, tan poco conside- ausiliando poderosamente á su natural aliada.
rada por los príncipes de la primera rama res- La Francia envanecida con los triunfos de su
taurada, y casi escluida de la dirección de los propaganda, se hubiera comprometido en esa lu-
negocios continentales, acogió con sinceridad y cha tan seductora, si Luis Felipe no hubiera con-
hasta con entusiasmo un cambio tan ventajoso tenido con suma previsión unas tendencias que
de posición. Luis Felipe, durante su largo rei- justificaban tantos recuerdos y tantas convenien-
nado, basó sobre esta alianza su política, no sin cias. Repartida la Polonia entre Rusia, Aus-
contradicciones ni peligros en algunos puntos triay Prusia. estas potencias hubieran obrado de
en que se rozaban los intereses de las dos poten- consuno, y una guerra universal era la precisa
cias. Unidas Ja Francia y la Inglaterra, sirvie- consecuencia. ¿Estaba preparada la Francia pa-
ron de constante contrapeso á las ambiciosas pre- ra este evento? No ciertamente. El ejército no
tensiones de la Rusia, adquiriéndose así la ne- estaba completo, ni el régimen interior suficien-
y porque los belgas proclamaban abiertamente podia descansarse en su lealtad y en su buena fe.
su reincorporación á la Francia. Resistir abier- La suerte de Italia era otra piedra de escán-
tamente, habría despojado á Luis Felipe, de un dalo para la Francia. ¿Cómo olvidar el suelo
golpe, de toda su popularidad: protejer el movi- que tantos franceses empaparon con su sangre,
miento, era lo mismo que ponerse en guerra con y ese cielo de oro y azul, testigo de las grandes
las potencias continentales de Europa, violar hazañas del capitán de Marengo y de tantos otros
sus recientes compromisos, y desmentir sus pro- héroes inmortales? La Italia gemia bajo el pe-
testas. En tal conflicto, Luis Felipe, en perfec- sado yugo del Austria, y ansiaba porque la re-
to acuerdo con la Inglaterra y mas tarde con las volución de Julio la acogiera bajo sus alas. En
otras potencias signatarias, favoreció con un ejér- esa guerra de tradición tampoco podia empeñar-
cito la escicion de la Bélgica, creó una monar- se Luis Felipe, sin atraer sobre la Francia y so-
quía independiente, y supo rehusar la corona que bre la Europa las maldiciones de una contienda,
se ofreció á su hijo, el duque de Nemours. Sen- cuyo écsito no era posible prever. Fresca esta-
tados después en un mismo trono un príncipe ba la memoria de que Napoleón se arruinó por su
122 biografía de luis FELIPE.
inestinguible deseo de conquistas, así como Luis en su mismo territorio. Si Luis Felipe hubiera
XIV se hundió en el fango, por su tenaz é in- retrocedido, los Borbones hubieran restaurado
corregible espíritu guerrero. La ocupación de sus simpatías, y la Francia, puesta en ridículo, no
Ancona por una guarnición francesa, reveló al podría gloriarse de haber esterminado á un go-
mundo que Luis Felipe estaba alerta, y que si no bierno de bandidos, que imponía tributos á las
alentaba á los revolucionarios por miras en ver- naciones mas poderosas del globo.
dad laudables y generosas, tampoco consentía que Los negocios de Oriente estuvieron á punto
la Francia perdiera la influencia reguladora que de romper el equilibrio europeo, y de separar los
sente, un rey, que fué criatura de la revolución, gro de que Mahmoud, para no caer en manos de
afirmaba la ecsistencia de los pueblos libres. La su vasallo rebelde, se entregara á la Rusia, con-
cuádruple alianza, que tan sinceramente apechu- forme al tratado de Unkiar Skelessi, que ponia
gó la Inglaterra, sirvió de contrapeso en la ba- á su disposición el Bosforo y la autorizaba para
lanza política, cuyo fiel estuvo siempre en las ma- cerrar los Dardanelos. La Inglaterra y el Aus-
nos del soldado de Jemmapes. Luis Felipe fué tria no podian consentir la ruina del imperio de
en la península no solamente el regulador, sino la Media-Luna, antemural de esa misma Rusia,
elmoderador también, evitando las ecsageracio- y menos que ésta ocupara á la capital que el des-
nes de los partidos políticos. —
El rey de los fran- pecho de Mahmoud podia entregarle. En ver-
ceses recibió en herencia, mas que la conquista, dad que estos mismos eran los intereses esencia-
la guerra de Argel, emprendida á pesar de gran- les de la Francia; pero, ¿cómo contrariar á un
des celos de la Inglaterra, para redimir al Me- aliado vencedor, delante del cual huian los mejo-
diterráneo de la piratería, y para vengar á la ci- res generales del imperio turco? Las cámaras
vilización. La Inglaterra ecsigió como precio francesas, el ministerio, el pueblo, estaban divi-
de su adhesión á la monarquía de Julio, que se didos en opiniones acerca del partido que en tan
reconstruyera la regencia, y que la espedicion, empeñadas circunstancias convendría adoptar:
abandonando al pais, se limitara al castigo del las potencias amigas de la Francia no se acorda-
abanicazo del dey. Luis Felipe no se prestó á ban en miras; todos eran riesgos, todas dificulta-
semejante humillación, y tan distante estuvo de des para Luis Felipe. A él esclusivamcnte per-
ella, que se propuso establecer una colonia, es- tenece el honor de haber dado solución á proble-
tender la conquista y señalar un campo de guer- ma tan dificil, haciendo estipular para Mehemet
ra al ejército.Dentro y fuera de Francia tuvo Alí la soberanía hereditaria, aunque bajo cier-
que vencer grandes contradicciones, y las superó to feudo del Egipto y de la Siria, y obligando \
con ánimo resuelto, comprometiendo la vida de a los egipcios á que desistieran de la temeraria
BUS hijos, la sangre de los soldados, é incalcula- empresa de proseguir su marcha triunfal. Opri-
bles tesoros; mas antes de su caida pudo gozar- mido Mahmoud por la cólera y por la rabia, mu-
se en elcomplemento de su obra, en el venci- rió en tan críticos momentos; y á los consejos
miento del digno y heroico Abel-cl-Kader, y en de la Francia fué deudor su hijo Abdul Medjid
haber dictado leyes al emperador de Marruecos de un trono, que amigos y enemigos amenaza-
biografía de luis FELIPE. 123
ban. El Egipto ha mauteBÍdo una grande im- suntiva de la corona de España, hubiera podido
portancia bajo el gobierno enérgico de Mehemet crear graves compromisos para L ais Felipe, ó pa-
Alí; y aunque las enfermedades lo han impo- ra su dinastía, si no hubieran bajado del trono de
sibilitado para los negocios, y se ha hundido en Francia. Inglaterra se opuso fuertemente á que
temprano sepulcro su belicoso hijo Ibrahim, vi- Luis Felipe repitiera con el orgulloso Luis XIV:
virá su creación por mucho
tiempo, y también la " Ya vD hay 'Piriiveos?'' Solia separarse Luis Fe-
memoria del príncipe francés, que con tan con- lipede su política precavida y circunspecta por
sumada habilidad y prudencia combinó opuestos engrandecer á su familia, y un amor descompasa-
intereses, y ganó para la Francia un provechoso do á ella, no ha contribuido poco á precipitarlo.
aliado, La Suiza, en el negocio llamado de Conseil, por
Los Estados-Unidos, en todo el periodo de la el nombre de cierto espía que abrigaba la policía
restauración, no hablan dejado de reclamar una francesa, fué amenazada y mortificada por el mis-
considerable suma, como indemnización de los mo príncipe que recibía hospitalidad en Bremgar-
perjuicios causados á sus ciudadanos, á conse- ten y daba lecciones de idiomas en Reichenau.
cuencia de los decretos de secuestro espedidos ¿No se contará á la gratitud entre las virtudes
por Napoleón en Berlin y en Milán. El mismo de Luis Felipe?
Napoleón habia admitido en principio la indem- Como quiera que sea, juzgando por los resulta-
nización; pero los Borbones la resistieron tenaz- dos, el conjunto de su política no pudo ser mas
mente, estando acordes en este respecto todos acertado, pues que no solamente desvaneció laa
sus ministros. Creyó Luis Felipe que conven- prevenciones de casi todos los gabinetes, sino
dría dar una pronta resolución cuando los Es- que lo llegaron á contemplar como á su mas só-
estremo de haber amenazado con la guerra, el ra. Cada dia que pasa en Europa, cada revolu-
presidente Jackson, en términos insultantes. La ción ó disturbio que sobreviene después de su
Francia pagó 25 millones de francos, después de desaparición de la escena, aseguran nuevo crédito
ecsigir esplicaciones sobre el descomedido mani- á su elevada capacidad y realzan la estoica firme-
fiesto; y aun ahora es general la opinión de que za con que se sobreponía á los acontecimientos.
el menor sacrificio que hizo Luis Felipe en este Diez y ocho años de prosperidad, de grandeza
acuerdo, fué el de una suma considerable de di- y de gloria para la Francia responden de la sa-
nero, porque mayor fué el de dejarse imponer biduría con que Luis Felipe enderezó y gobernó
por un gobierno que sacaba su fuerza de su au- sus destinos. Su sistema favorito, el del justo
conducta que el rey de los franceses observó para so, sin avanzar hasta la anulación de ciertos prin-
con México, en una cuestión de ecsageradas in- cipios, que son como la basa de las sociedades y en
demnizaciones. Para con los Estados-Unidos los cuales se cifra su conservación. Los partidos,
se humilló la dignidad de la Francia, porque los que casi siempre hacen fracasar á los gobiernos
reconoció poderosos; en México se desplegó la representativos, transformándose en facciones pe-
fuerza contra la debilidad, en mengua de la jus- ligrosas, sirvieron alternativamente á las profun-
ticia. Nada podrá borrar esta negra mancha del das miras de Luis Felipe, quien empleaba elemen-
carácter de Luis Felipe, y por ella perdió aquí tos que le eran contrarios, como quien juega con
toda simpatía. Confieso que solamente el amor las Así que, según las ecsigencias
tempestades.
á la verdad, de que no puede separarse un escri- de cada momento, llamaba al poder á los hombres
tor concienzudo,puede obligarme á sofocar el pro- mas eminentes de todos los coloi'cs políticos,
y
fundo resentimiento que encierra mi pecho mexi- también los despedía luego que cambiaban las
cano, contra el hombre que arrancó el pabellón circunstancias, ó que se mostraban menos dóciles
nacional de las almenas de Ulúa. Ahora que á su voluntad ó á su pensamiento dominante.
Luis Felipe bebe en la copa de la amargura, se Así se esplica cómo Guizot, Mole, Broglie, Monta-
convencerá de que la justicia del Eterno pesa so- livet y otros de sus doctrinas, eran reemplazados
bre los grandes así como sobre los pequeños. aveces por Thiers, Odilon Barroty otros
Laffite,
El casamiento del duque de Montpensier con mas de la enseña popular. No podrá nunca ne-
la infanta Doña Luisa Fernanda, heredera pre- gai'se que el reinado de Luis Felipe fué el de la
124 BIOGKAFIA DE LUIS FELIPE.
inteligencia; que levantó á la aristocracia del ta- ta que sostuvo la administración de Luis Felipe,
lento; que á ninguno escluyó por sus anteceden- fué la que los socialistas promovieron, cubriendo
tes; que se le veia rodeado de las glorias de la á la miseria con el manto de la república. Hay
revolución y de las del imperio y de todas las en Francia, y hay en toda la Europa, masas in-
notabilidades contemporáneas. mensas de hombres, cuya primera necesidad es
La revolución que lo subió al trono, parecía que el pan, que nada ganan en los cambios políticos,
demandaba un sacrificio cruento; el de los minis- que buscan con ansia y que no lo en-
el trabajo
tros signatarios de lasOrdenanzas de Julio. Pri- cuentran; que sirven de instrumento á todas
mer compromiso y también el primer testimonio las facciones, y que se arman con la espada ó con
de la firmeza de Luis Felipe. Dejarlos sin castigo, el puñal, por una buena ó por una mala causa.
era lo mismo que controvertir la justicia del mo- Durante la revolución iniciada en 1789, el fana-
vimiento popular: llevarlos al cadalso, era dar un tismo político respondía de todos los desórdenes
carácter odioso y vengativo á la primera esce- de la época: en las recientes revoluciones, el ham-
na de una revolución sin mancha. ¿Qué hacer? bre es el motivo, el ideologismo el director, y los
Arrastrarlos ante los tribunales, guardarlos en pueblos la víctima. Luis Felipe, amenazado has-
Tina prisión y salvarles la vida. El nuevo rey fué ta en su vida en diferentes ocasiones, luchó con
bastante circunspecto para no dejarse arrebatar gran desventaja con ideas mas halagüeñas
las
por la oleada revolucionaria que lo conduela á un para la multitud, con hombres los mas resueltos,
mar de sangre. con la fiebre revolucionaria que corrompe las
La duquesa de Berry, madre del duque de Bur- fuentes de la vida social. Vivir trabajando, ó
deos, á quien los partidarios de la vieja rama sa- morir combatiendo, es la terrible consigna que la
ludaban con el nombre de Enrique V, penetró desesperación hace repetir de boca en boca; que
hasta Nantes, y desde allí trabajaba por sublevar socava los cimientos de la sociedad; que derriba
á con actividad prodigiosa y con ánimo
la Vendée, á todos los gobiernos; que amenaza á todas las
esforzado. Descubierta y aprehendida por la trai- instituciones; que conduce rápidamente á los
ción de un judío llamado Deutz, el gobierno le pueblos mas civilizados del mundo á un caos tan
guardó los miramientos debidos á su alto rango, tenebroso, que no podrá disiparse hasta que se
aunque no los que correspondían á su secso, por- escuche otra vez como en los primeros dias la
que se dejaron revelar secretos que el pudor cu- voz del Omnipotente. Luis Felipe cayó, porque
bría con un velo misterioso. Los intereses dinás- un hombre, por grande sea su genio, por enérgi-
ticos no son los que aconsejan las mayores consi- ca que sea su voluntad, no puede resistir á todos
deraciones. los elementos conjurados, á ese inmenso poder
El partido napoleonista no renunciaba ni á de destrucción que encierra la sociedad, así co-
vocaba á la gloria, la primera tentación del pue- Luis Felipe, en una ocasión solemne, en el dis-
blo francés: y aunque el hombre estraordinario curso pronunciado ante las cámaras francesas,
habia desaparecido, sus vastagos se proclamaban epilogó los beneficios de su gobierno, y copio lo
herederos de sus tradiciones y de su poder. Luis conducente, porque revela todos sus títulos á la
Felipe, para dar algún alimento á pasiones ge gratitud, á la estimación yá la gloria: "La Fran-
nerosas, hasta cierto punto, hizo conducir á Pa- cia está en posesión, decia, de los beneficios del
rís el cadáver del emperador; restauró sus mo- orden y do la paz. En todas partes los esfuer-
numentos; permitió que la fama, buril el pin- zos de la industria y del trabajo obtienen su re-
el y
cel eternizaran las proezas, los milagros del ge- compensa. La población, ocupada y tranquila,
nio que admirarán todos los siglos. Y ese mismo descansa en la estabilidad de nuestras institu-
Luis Felipe encerró en la fortaleza de Hara al ciones, en la fidelidad con que las guardo, y la
sobrino del héroe de Austerlitz, al mismo que seguridad pública sirve de gage á la prosperi-
por un nuevo capricho de la suerte lo ha reem- dad nacional. Garantizando todos los derechos,
La contienda mas obstinada y la mas espues- mismo sistema. Una vigilancia asidua es toda-
C'oiÍTíT)
I^JAÍFJÍCQS®
biografía de luis FELIPE. 125
vía necesaria; pasiones insensatas, culpables ma- sociedad, sin escenas-de sangre, sin esos crímenes
niobras se esfuerzan por subvertir el orden so- que deslustran á la mas pura, á la mas bella de
cial. Nosotros les opondremos vuestro leal con- todas las causas. Y si el género humano es al fin
curso, la firmeza de los magistrados, el valor y el llamado á los goces de la libertad, que ella con-
patriotismo de la guardia nacional y del ejército, solide para siempre el orden y el reposo, que es la
la sabiduría de la nación, ilustrada sobre el peli- primera de todas las aspiraciones y de todas las
que atacan á la libertad pretendiendo defender- He elogiado á Luis Felipe como hombre, co-
xxmU hí @^$éíí
quien la ignore. Como sucede con todos aque- indiquen la superioridad que creen tener sobre
llos nombres que los idiomas han adoptado pa- los demás, hay muchos, muchísimos, por el con-
ra la espresion de ciertas ideas, el de ese ser trario, que, aunque se encubren con la capa de la
enamorado de sí mismo, se repite cada vez que modestia, y se ocultan diestramente bajo la ca-
se encuentra otro que se le parezca. Y así como reta del disimulo, obedecen allá en su interior á
á un hombre que desvaría en tratándose de cier- los impulsos de un amor propio ecsagerado. Y
to punto, se le dice Quijote; así como á un aman- no os figuréis tampoco que tal vicio solo se en-
te,de una ternura y caballerosidad á toda prue- cuentra en la mas hermosa mitad del género hu-
ba, se le llama Agapitos; así como á uno de esos mano, en las mugeres, que debieran ser mas pro-
entes afeminados y ridículos, que pertenecen al pensas á esa ridiculez vituperable: no, en esa
secso masculino por un yerro de la naturaleza, se parte caen en la culpa ellos y ellas: los dos sec-
les da el nombre de Macías, así también al que sos se sienten á porfia atacados del mismo mal,
no tiene otro ídolo que la vanidad, al que ena- y el mundo está lleno de Narcisos y Narcisas.
morado de sí mismo, se complace en admirarse y Ahora ecsaminándolo bien, preciso era que
preferirse á los demás, se le bautiza con justicia fuese así. La vanidad es la imagen de Proteo:
con el epíteto, no muy honroso á la verdad, de puede tomar mil formas, disfrazarse con infini-
Y por desgracia ¡cuántos Narcisos no hay en canza á seguirla en sus interminables trasforma-
el mundo! Si á primera vista no aparecen tan- ciones.
Echemos una rápida ojeada á algunos tipos, ecsistido en todos tiempos y naciones, desde
que confirmarán nuestras observaciones. Homero hasta Lamartine.
Preséntase en primer lugar aquel general jó- El pobre poetastro es un Narciso literario.
ren, presuntuoso, fanfarrón Sin estudios pre-
paratorios de ninguna especie, sin la capacidad Algo mas á lo lejos sevislunbra á.una dueña
natural que suele suplirlos, y que elevada á un quintañona, que se asemeja á una reliquia- viva
alto grado constituye el genio de los grandes ca- de los tiempos de Revillagigedo. Su edad no
pitanes, nuestro impávido guerrero, D. Pomposo la sabemos á punto fijo; pero no puede bajar de
Rompe-Filas, no ha hecho ninguna campaña en los sesenta á los cincuenta y cinco años. Famosa
que el buen écsito se haya debido á la sabiduría por su hermosura en la época de la guerra de la
de sus combinaciones. Derrotado las mas veces, independencia, era in diebus illisXa, reina de la&
vencedor unas cuantas, gracias á los caprichos de damas. Su reinado ¿ay! pasó como tantos otros
la veleidosa fortuna, en todas partes ha dado que parecian sentados en bases mas sólidas: su
pruebas el soi-clisant héroe de una proverbial trono efímero é instable sucumbió al impulso de
ineptitud. Pues bien, á pesar de todo, no da su los años, como los de las viejas monarquías al
brazo á torcer, y se tiene por una notabilidad embate de las pasiones populares. Pero la tris-
de primer orden. Alejandro, Anibal, César, el te matrona, que compara su suerte a la de Car-
Grran Federico, Napoleón, son á su lado niños los I, Luis XVI, Carlos X y Luis Felipe, no
de teta. pierde aun ea su destierro la esperanza de reco-
Ese general ¿quién lo duda? es un verdadero brar su desconocido imperio; y^en vano el espejo
Narciso. le amonesta con sus elocuentes lecciones, presen-
tándole el horripilante pié de gallo y las arru-
Mas allá aparece un infrascrito de larga mele- gas de su tez; en vano le anuncian su procsimi-
na, de barbas espesas y aborrascadas, como las dad á la tumba, la tos, las reumas, los temblores
de Sancho; de mirar torvo, de semblante pálido, y otros alifafes: ella persiste en creer en otra es-
de ojos hundidos y mejillas huesosas. ¿Quién es pecie de resurrección de Lázaro; y como los ju-
ese desgraciado, que parece salido de una tumba? díos la venida del Mesías, espera ella la pre-
Es un aspirante á trovador, un maniático que sentación del joven ardoroso que se ha de decla-
cree hacer versos, porque hace renglones des- rar su amante, para conducirla al ansiado templo
iguales: uno de esos poetas que llama de aluvión del Himeneo.
el festivo Bretón de los Herreros. Ese es el des- La ilusa anciana es conocida en el mundo por
venturado Aniceto Clarin. Sus hazañas son las Celedonia: su verdadero nombre es Narcisa.
siguientes: Ha compuesto millares de versos
con la fecundidad de Lope de Vega, y ni el mas
triste periódico quiere publicar una sola cuarteta
En el último término del cuadro que presenta-
mos al lector, se dibuja la figura de una román-
suya: en las tertulias, en los banquetes, en los
tica, personage anómalo, como ciertos viejecillos,
dias de campo, recita velis nolis sentidas ende-
que no han abandonado aun el calzón corto y
chas, picantes sátiras, ó composiciones festivas
la coleta, rinde aun tributo á una moda que ya
que duran una hora; y cuando al salir de su es-
pasó, sin dejar casi ningún recuerdo vivo de su
tasis, abre los ojos, se encuentra con que han
ecsistencia. Lucrecia hace el papel mas ridícu-
emigrado todos sus oyentes: tres piezas dramáti-
han sido desapiadada- lo en la sociedad. Su palidez estremada descu-
cas que ha dado al teatro,
bre de á legua la cascarilla, y no hay quien crea
mente silbadas. Pero ni por esas se aflige el au-
en un romanticismo á prueba de agua. Sus con-
tor: recuerda que
vulsiones, sus ataques de nervios, sus desmayos,
"Siempre al mérito
se estrellan en la fría incredulidad de los espec-
PersijTue la envidia iniin."
tadores. Si está triste, la burlan; si llora, pi'o-
de una insultante carcajada. Tales desengaños estamos en esa parte mas adelantados que los an-
ao bastan, sin embargo: superior su alma á tan y que entre nuestros modernos elegantes
tiguos,
repetidos chascos, apela al recurso del estoicis- hay quienes pueden apostárselas, en afeites y
mo y manoseadísimo impavidum ferient rui-
al presunción, á los mas peripuestos de otras épocas.
ncB. Por mas que los otros bagan y digan, su Dígalo si no Nachito Macasar, que es un mo-
convicción, profunda é inalterable, como si se delo en su género. Jovencito aun, sin pelo de
tratase de una verdad matemática, no le permite barba en la cara, bonito si los hay, con solo que
dudar de que llama mas que nadie la atención, se endosase un trage del secso con el que aspira,
de que todos están prendados de su gracia, de á identificarse, pasaría por una de las señoritas
que la sociedad entera la tiene como un modelo mas guapas de nuestra sociedad. Con todo, en
de ternura y sen-si-bi-li-dad. su trage de hombre, no deja de ser quien es,
Si entre los locos hay Narcisos, nadie puede porque salvando los límites del aseo y la limpie-
disputar á Lucrecia la preferencia al sobrenom- za, que nunca pueden recomendarse demasiado,
en tiempo de Séneca
comprendemos este misterio; pero lo que sí pode-
"Coma et barba nítidos; mos asegurar, es, que si tales mozalvetes son vis-
de capsula totos."
tos con desprecio por la gente sensata, como és'
Preciso es confesar, aunque con dolor, quo no ta uo es de lo mas abundante, aquellos no en to-
128 LA FUENTE DEL DESENGAÑO.
das partes hacen un papel ridículo; y, nos atre- cia. Huyeron primero los que tenian remordi-
veremos á decirlo, por mas que en ello veamos un mientos, no tardando en imitarlos los que no que-
escándalo, una profanación, un horror, á mas de rían descubrir sus defectos ocultos.
un Nachito Macasar conocemos célebre por sus Rosita habia oído hablar de la dichosa fuente
conquistas amorosas. El hecho no tiene duda, desde su niñez, y le habia cobrado al principio
si bien hay que convenir en que, mugeres que se ese terror involuntario que infunde todo lo ma-
prendan de semejantes bichos, es necesario que ravilloso. Pero la curiosidad disipó poco á po-
tengan el gusto mas estragado del mundo. co sus temores: entráronle vivos deseos de hacer
la esperiencia, que á tantos habia servido ya de
Las hijas de Eva no se quedan atrás de los
doloroso desengaño; y avivólos su misma vani-
descendientes de Adán, en ese género de vani-
dad, porque la candorosa niña no se figuraba te-
dad de que últimamente hemos hablado; pero, lo
ner defecto alguno, y se vanagloriaba de salir ai-
repetimos, el bello secso tiene escusa hasta cierto rosa del lance, formando escepcion á la regla ge--
punto, cuando se ve que lo iguala, si no lo esce- neral. Ello es cierto que habría sido un triun-
de, el secso que se denomina feo. En una muger fo capaz de enorgullecer al mas modesto, el de
es disculpable la afectación; en un hombre es in- que la fuente no hiciera una de las suyas.
tolerable. Estos, pues, son los que deben sacar Llena, pues, de resolución, una hermosa maña-
mas provecho de la siguiente breve relación, á ñana del mes de Mayo se encaminó Rosita al si-
la que el lector puede llamar á su antojo histo- tio encantado. Penetró en el temible recinto;
ria, anécdota, cuento^Bejemplo. acercóse á la fuente, inclinóse para verse en
ella. . . .y al punto cerró los ojos profiriendo un
Vivia en un lugar, de cuyo nombre no quere- grito de espanto. No era para menos lo que aca-
mos acordarnos, una hermosa joven llamada Ro- baba de observar. Sin embargo, haciendo uso
sita. No habia en veinte leguas á la redonda de un último resto de valor, se arrodilló (véase
otra muger que pudiera competir con ella, ni en
la adjunta estampa); se apoyó en un banco de
.
gusto de dar á conocer á nuestros lectores algu- colocadas las unas sobre las otras de una manera
nos trozos de una de las últimas obras de este mas ó menos caprichosa, mas ó menos fantástica,
distinguido escritor, y para nosotros acaso la y que todos los viajeros ven unos después de los
mas interesante, pues mucbas de nuestras cos- otros, conducidos por un cicerone que refiere á to-
tumbres son idénticas á las españolas. dos la misma historia, que ellos escriben á su vez
Ahora que nos han llegado los tres últimos to- de una manera uniforme ó diferente, con mas ó
mos, hemos escogido algunos fragmentos que nos menos belleza. ¡Felizmente hemos carecido no-
parecen estremadamente bellos, y que serán tan sotros de un cicerone!
bien acogidos por nuestros suscritores como la Las curiosidades de toda la ciudad, y que to-
descripción de la corrida de toros, á que asistió do el mundo ve, se componen del Alcázar, de la
Dumas en Madrid. Catedral y de la Casa de Pilato.
Si nuestro periódico tuviese alguna mas osten- Permitid, señora, que en veinticinco líneas os
sión,y no conociésemos la necesidad que hay de dé una idea general de la historia de Sevilla.
que cada número tenga la mayor variedad posi- Sevilla, en español, como vos lo sabéis, pero
ble, seguiríamos á Dumas en su espedicion por en latin, Hispalis, como probablemente no lo sa-
Granada y Córdoba; pero esto importarla la tra- béis, fué visitada hace cosa de dos mil años, por
"^
ducción casi íntegra de los tomos 3. "^
y 4. cuatro viageros, que en esa época se llamaban, y
nos contentaremos con tomar solo lo relativo á que aun se les nombra hoy, Strabon, Pomponio,
Sevilla, llamando la atención de nuestros lecto-^ Melé Plinio y Ptolomeo.
res sobre la bella y animada descripción que ha- Ya en tiempo de Strabon, Sevilla era una an-
ce Dumas de los bailes españoles. tigua ciudad, sobre cuyo origen se disputaba sin
Dumas está ya en Sevilla, y sajpen nuestros lec- saber positivamente á quién atribuir su funda-
tores escribe con sencillez y naturalidad todos ción.
los incidentes de su viage á una señora de París. Hasta año de 711 Sevilla obedeció á los
el
Su hijo Alejandro, que, como su padre, escribe ya reyes Godos. Vos sabéis la terrible historia de
novelas; Maquet el literato, Geraerd el pintor y Don Rodrigo y de la Cava, de la cual se po-
Desbaroles el cazador, lo acompañan siempre, y dria hacer una buena tragedia, si todavía se usa-
él no los olvida un instante en sus narraciones, ra hacer tragedias. Los moros tomaron h Sevi-
haciendo que el lector conciba tanta amistad por lla en 711, y el sultán de Córdoba nombró un
como si fuesen sus conocidos antiguos. Oi-
ellos
gobernador. En 1144 Sevilla, que como las ra-
gamos á Dumas. nas de la fábula, querían tener un rey, convirtió
Sevilla 1 2 de Noviembre.
á su gobernador en un rey. Por su parto, el
He empleado el dia en visitar las curiosida- sultán de Córdoba quiso dominar á Sevilla, lo
des de Sevilla, y voy á daros cuenta de mi escur- cual, visto por ésta, se insurreccionó; y uo que-
gion: riendo ser presa de Córdoba, dominó á Córdoba.
Si no sabéis lo que se entiende por curiosida- Las cosas estuvieron en tal estado hasta que
DE parís a CÁDIZ. 131
Fernando II, rey de Castilla y de León, habien- Este hombre es Don Pedro el Cruel, ó mas
do tomado á Córdoba y á Jaén en 1236, Sevilla bien dicho, Don Pedro el Justiciero.
se aprovechó de esta circunstancia para conver- Sevilla está llena aun de sus recuerdos, como
tirse en una república. Como lo veis, señora, Roma de los de Nerón. Un solo hombre podria
Sevilla habia probado de todo: colonia en tiempo disputarle la palma de la popularidad, y es Don
de los romanos, reino bajo el dominio de los Gro- Juan de Maraña.
dos, califato durante los sultanes de Córdoba, é
En la plaza se os enseñará el lugar donde el
alcalde mandó decapitar la estatua de Don Pe-
imperio bajo ííus propios sultanes: restábale es-
perimentar
dro. En el Alcázar se os mostrará el sitio don-
la república y gobernarse por sus pro-
pias leyes. Ignoro si Sevilla se gobernó bien ó
de Don Pedro mandó cortar la cabeza á Don
Fadrique; esa cabeza, que su perro, según di-
mal, y lo único que sé, es, que diez años después
cen los romances, arrastró por los luengos cabe-
de haberse convertido en república, Fernando II,
que pasaba por ella, la tomó al pasar.
llos, y delante de la cual retrocedieron todos los
drá noventa y seis mil habitantes y once mil Ah! no tenemos nosotros concejos municipa-
ochocientas casas. les demasiado sabios para formar un programa
Pero Sevilla, con todo y esto, no es una ciu- semejante. Así, es probable que nunca tenga-
dad triste. Si se consume, se consume cantando; mos una Catedral como la de Sevilla.
y si va á la tumba, que se abre para las naciones Figuraos en la imaginación todo lo que los
como para las ciudades, y para las ciudades co- persas, los hindous, los árabes y los byzantinos
mo para los individuos, conduce ella misma ale- hayan podido edificar de mas elegante, de mas
gremente su propio funeral. fino,de mas atrevido, y todavía no tendréis una
De todas sus pasadas grandezas, Sevilla, como idea del conjunto que presenta el templo. Eu
lo hemos dicho, no conserva mas que tres monu- medio del coro se eleva una especie de palo de
mentos. navio,y buscáis en vano cuál es su objeto antes
El Alcázar, construido por los sultanes moros; de adivinar que este palo de navio es un cirio
la Catedral, construida por los reyes católicos; pascual. Pesa dos mil cincuenta libras. El can-
la casa de Pilato, edificada por un antecesor delero que lo soporta, parece el pedestal del edi-
probablemente de los duques de Medina-Celi. ficio; es de bronce, é igual al candelabro del tem-
Comencemos por el Alcázar. A Giran señor, plo de Jerusalem. Se queman en la Catedral
grande honor. anualmente veinte mil libras de cera, y veinte
El Alcázar de los reyes moros no ha conserva- mil de aceite: solo para las misas se gastan diez y
do ningún recuerdo morisco, porque un hombre, ocho mil setecientas cincuenta libras de vino. Es
penetrando por el umbral, ha fijado todos los menester considerar que la Catedral tiene ochen-
recuerdos del pasado y podria añadirse del por- ta altares, y en cada altar se dicen diariamente
venir. misas, es decir, sobre quinientas misas.
132 DE parís a CÁDIZ.
En verdad que en un lugar semejante no hay cancía que elaboran, son muy solicitadas de los
necesidad de ponerse de rodillas para humillarse contra-maestres, y casi nunca faltan á las corri-
delante del Señor. La obra sola del hombre ano- das de toros, donde se las ve del brazo de un mi-
nada al hombre. litar ó de un marino, fumando garbosamente un
Cuando se piensa que cada uno de estos alta- cigarro, que pasan á su amante después de haber
res tiene, por lo menos, un cuadro de Murillo, fumado la mitad de él.
.fí
Lüo.^.. i? C.rimpliiü
DE PAEIS A CÁDIZ. 133
— Se llamaba el Sr. Don Juan de Maraña, le clinó el rostro en tierra. La mañana siguiente
respondieron. se le encontró desmayado en el pavimento de la
Comprendereis, señora, que la respuesta sor- iglesia.
prendió á nuestro hidalgo, que se creia realmen- Es verdad que Don Juan estaba acobardado
te vivo, y tenia para ello poderosas razones. No por una aventura que habia precedido á ésta.
se convenció, pues, de la respuesta, y detuvo el Una noche que venia por el barrio donde se
entierro. Era una cosa fácil, pues en Italia y en eleva la torre del Oro, y que se habia apagado su
España se enterraban, entonces como hoy, los cigarro, notó del otro lado del rio, muy ancho en
muertos con el rostro descubierto. una persona cuyo cigarro ardia y bri-
este lugar,
Los conductores obedecieron, y bajaron el llaba como una estrella cada vez que lo fumaba.
atahud al suelo. Don Juan se inclinó á ver la Don Juan, acostumbrado á que nadie resistiera
cara del cadáver, y se reconoció perfectamente. á sus caprichos, gritó al fumador, ordenándole
La cosa le disgustó. Don Juan vio en este que pasara el Gruadalquivir y le diera la lumbre.
acontecimiento un aviso del cielo, mas serio que Mas éste, sin tomarse ese trabajo, alargó el
ninguno de los que basta entonces babia recibido. ] brazo de una manera, que atravesando como
Siguió el entierro hasta la iglesia, la que encon- un puente el rio, ofreció á Don Juan su cigarro,
tró iluminada y monges de una palidez
llena de que olla á azufre.
estraña, que no hacian ningún ruido al andar, y Don Juan, á pesar de esto, no se estremeció,
que cantaban el Dies irae dies illa, con una voz sino que encendiendo su cigarro, continuó su
que nada tenia de humana. camino cantando una canción andaluza.
Don Juan comenzó á cantar con ellos, pero Este fumador era el diablo, que habia apostado
poco á poco su voz se detuvo en su garganta. con Pluton que infundirla miedo á Don Juan, y
Dobló una rodilla, después otra, y después in- que regresó al infierno furioso de haber perdido.
-e^^ ^^^
Antes de que llegara á México esta célebre bia ya sostenido con gloria el cargo de primera
cantatriz, ya se conocían algunos pormenores cantatriz en la corte británica, ejecutando con
de su vida. En el Siglo XIX se publicó una no- perfección las sublimes obras de Hayden, Mozart
ticia biográfica, de la cual, y á falta de otros da- y Beethoven. El estilo grave, clásico é impo-
tos mas recientes, tomaremos lo mas sustancial. nente de estos sublimes compositores, habia sido
Ana Bishop nació en Londres, y su educa- el objeto especial del estudio de Ana Bishop;
ción la recibió en la Academia de música, funda- pero en 1839 se dedicó esencialmente á practi-
da por el conda de Westmoreland. Sus parien- y en ese mismo año hizo
car la escuela, italiana,
tes, observando sus brillantes disposiciones natu- su primera aparición en Londres en un concierto
rales, la dedicaron al estudio del piano, bajo la dramático. Desde esa época hasta la presente,
dirección del profesor Moscfieles. Los progre- Auna Bishop ha viajado por la Europa y las
sos rápidos que hizo en el piano, confirmaron la Américas, dando conciertos y óperas en las prin-
idea que se habia concebido de sus escelentes dis- cipales ciudades, y recogiendo los lauros que to-
posiciones naturales; pero éstas se señalaban emi- do el mundo tributa al talento. Hemos visto
nentemente para el canto. El año de 1838 ha- una curiosa colección de los convites de las fun-
TOM. II VI. 18
Í34 ANA BISHOP.
ciones que lia dado en diversas ciudades durante animados; revelan pasión, fuego, vida, vigor y es-
diez años, y lo que de ella lian diclio los perió- presion infinita para el arte; su boca no es peque-
dicos. El ruso, el alemán, el ingles, el italiano, ña, pero franca; y al sonreír, enseña dos hileras
el polaco, el tártaro y el español, lian escogido sus de dientes parejos y blancos. Su cabello oscuro,
palabras mas sonoras, mas armoniosas y mas es- dividido en dos bandas lustrosas, engasta su fi-
presaras para elogiar la voz sonora, armoniosa y sonomía, y completa un conjunto de agradable
espresiva de Ana Bishop. Como la músisa es espresion, repartido en sus facciones. Ana no
el idioma del sentimiento, y este es idioma uni- es una virgen de Rafael; no es una creación de
versal, no es nada estraño que la noWeza orgu- Murillo; no es una belleza delicada y perecedera^
llosa de Europa, que la juventud guerrera de la sino la muger artista, que tiene en su fisonomía
Tartaria, y que la democracia republicana dé la marcado el ampr, el entusiasmo, los afectos que
América se hayan sentido unánimemente arre- producen en §u alma de Bellini y de
las notas
batadas de entusiasmo y admiración al escuchar Rosini. Una sola vez hemos tenido el gusto de
los dulcísimos acentos del canto de esa ave, que saludar á Ana Bishop. La encontramos de unái
tendiendo sus alas y atravesando los mares, se amabilidad y de una cortesanía perfecta. Habla
ha fijado por un momento 6 sobre las agujas de su idioma natal con estramada dulzura; el fran-
las catedrales góticas de Alemania, ó sobre las al- cés con claridady corrección; su conversación es
tas almenas de los palacios imperiales, 6 sobre animada, y sus modales amables y francos, sin
lasnevadas cordilleras del Nuevo-Mundo. Ana ser afectados ó estudiados. Viste con sencillez,
Bishop debe estar muy satisfecha de haber oido pero con gusto y elegancia, y si tiene orgullo ar-
ber escuchado vivas y bravos, ya en el idioma Ya que hemos hablado de su físico, hablare-
agruparse á su derredor á los rusos, á los aus- raciones con otras notabilidades de que ha go-
triacos, á los italianos, á los franceses, á los in- zado Mésiico. Nosotros juzgamos la música con
gleses, americanos y á los mexicanos; y la
á los el corazón; y vamos, por tanto, á referirnos a
adh érente é innato al carácter de la población el la buena sociedad de México de los talentos ar-
gusto por la música, y donde se cultiva por las tísticos. Los periódi-pos han espresado su opi-
señoritas con tan buen éesito, debia Ana Bishop, nión en términos favorables; y aunque se ha di-
por sus antecedentes y por su habilidad, llamar cho que sú voz está un tanto cansada, nosotros
la atención pública. Vamos, pues, en este artí- la hemos encontrado en muchas piezas, fresca,
culo, que dedicamos á nuestros amables suscri- sonora, armoniosa y con todo el prestigio nece-
tores foráneos, que acaso no verán en su vida á sario para conmover al corazón mas indiferente
Ana Bishop, a darles una ligera pero sencilla y i á las armonías musicales. Confesamos, sin em-
verídica idea de todo lo que nosotros hemos visto !¡
bargo, que si Ana ha adquirido en el tras-
bistoria, ha sido uno de tos que han llamado tan- el uno es Pollion, procónsul de las Gallas, y el
to la atención del mundo, revestido, como lo está, otro Flavio, su confidente.
de las armonías, ya tiernas, ya terribles, ya apa- — ¿Por qué nos arriesgamos á penetrar hasta
sionadas del maestro Bellini. aquí? pregunta Flavio; Norma te ha dicho que
Nuestros lectores nos permitirán que sigamos los profanos encuentran la muerte en este bos-
la narración de Teófilo Gautier, y que creemos que.
poder aplicar con alguna esactitud á la represen- — Norma!
esclama Pollion espantado; no pro-
tación de Ana Bishop. nuncies ese nombre, que me desgarra el corazón,
Al levantarse el telón, el teatro representa un — ¿No nombre de tu amante, de madre
es el la
Gigantescas encinas contemporáneas del diluvio, —De amor no quedan mas que
ese cenizas.
elevan á las nubes sus nudosos troncos, mientras — Te habrás enamorado de pregunta á otra,
sus raices están hundidas en los barrancos del su vez Flavio asustado.
suelo. En medio se eleva la encina sagrada de — El de César
teniente ha enamorado de se
Irminsul, el coloso del bosque, y cuyos brazos se otra joven, de la sacerdotiza Adalgisa, de la cual
vinidad implacable. Es un árbol sanguinario que teme justamente la cólera de Norma. Po-
y
feroz, que ha crecido en una tierra abonada con llion mide el abismo abierto ante sus pasos, pero
la sangre, y cuya savia contiene partículas hu- corre á él impulsado por una fuerza invisible.
manas. Da su sombra sobre la piedra druídica, Habia venido con la esperanza de encontrar á
donde sube la sacerdotiza para celebrar los ritos Adalgisa y hablarle; pero los sonidos del bronce
solemnes. sagrado anuncian que la luna acaba de brotar
A lo lejos brillan vagamente algunas luces. como la flor de plata del jardin azulado del cie-
Es de noche; se escuchan los acentos de una mar- lo; y la voz de los druidas, que acuden hacia la
cha religiosa, y se ven desfilar por el fondo las peña sagrada, obligan procónsul y á su com-
al
tropas de los galos, los adivinos y los sacerdotes. pañero á alejarse precipitadamente de este lugar
Oroveso, que es el gefe de estos últimos, ordena sagrado.
á sus fieles servidores que se dispersen por las Los soldados, los sacerdotes, los adivinos, in-
montañas vecinas para espiar el momento en que vaden bosque y rodean la piedra. Entonces
el
la luna nueva emblanquecerá el horizonte con su se presenta Norma en medio de sus sacerdotizas.
primera claridad. "Id, les dice, y aguardad el Marieta Albini ha dejado impresiones profun-
momento solemne en que resuene el bronce sa- das en el ánimo de los mexicanos. No hemos
grado. —
Vendrá Norma á recoger dé la encima podido concebir á Norma de otra manera que
el heno sagrado. —Vendrá, responde Oroveso; representada por una matrona de formas desar-
Norma mi hija la sacerdotiza, inspirada de
es rolladas y mórbidas, orgullosa con su dignidad,
Irminsul."— Los druidas piden en coro á su Dios altivay dominadora. Cuando la señorita Cosío
terrible infunda á la hermosa Sibila su aliento hizo á Norma, se estrañó á la Albini, y se estra-
profético. y les dé por su boca la orden de ester- ñó también cuando cantó Ana Bishop en un
minar á romanos, y de romper
los la tregua que concierto la aria Casta diva. Diremos dos pala-
proteje á sus odiosos enemigos. bras, y por supuesto sin entrar en una compara-
"¡Luna vengadora, apresúrate á brillar!" ción, sobre el mérito artístico délas que han can-
y si-
guiendo á Oroveso, se pierden en las profundida- tado la Norma. La que hoy puede ponerse como
des del bosque. tipo de la Norma, que es Julia Grisi, es mas
Todo el que ha visto la Norma, ha sentido el bien semejante á Chucha Cosío y á Ana Bishop,
mágico efecto de ese coro religioso, que es mas que no á la Albini; y por otra parte, según el
imponente cuando la propiedad de la maquina- asunto mismo lo indica, Norma era una muger
ria completa la ilusión. Sigamos, pues, el argu- joven, bella, aunque de pasiones fuertes y altivas.
pero debemos decir, en obsequio de la justicia, calpelo de la crítica. Nosotros, repitiendo hu-
que aunque la señorita Mosquoixa estaba mas te- mildemente que somos enteramente iguorantca
ANA BISHOP. 137
en la música, no podemos juzgar mas que con el Esta és escena del dúo, que termina Si fin
la
corazón y el sentimiento. all ora, y que el público hizo repetir tres veces,
'
En el segundo acto, el teatro representa tam- arrebatado por la magia de las armonías de la
bién la habitación de Norma. Es de noche. En voz de Ana Bishop, que fué secundada con tan-
un ángulo duermen, en una pequeña cama, los ta esactitud por la señorita Mosqueira. Nues-
dos hijos de la sacerdotiza. ¡Pobres niños, t^||n- tros lectores nos permitirán observar que este
quilos en medio de estas tempestades, y soñando dúo, aun cuando suena muy bien á los oidos del
acaso con las flores, con los perfumes, con el Sol público, es defectuoso. La música deberla es-
Norma entra pálida, con una intención visi- solamente por un consuelo, y no la alegría ilimi-
blemente siniestra, pero revestida de esa impo- tada y la confianza absoluta, en un paso que á
nente belleza que comunica al semblante una ir- Norma deberla parecer muy aventurado.
revocable resolución. Como Psyché, tiene en la La acción se muda un instante á un lugar sal-
mano una lámpara y un puñal. No es un secre- vage del bosque, donde los hrenns ó principales
to que quiere penetrar: lo sabe todo, y el porve- gefes galos se reúnen y esperan la respuesta de
nir es mas sombrío que el presente. ¡Sus hijos la pitonisa. Este es un magnífico coro.
duermen, y al menos no verán la mano que los La decoración cambia por última vez, y repre-
hiere! Las desgraciadas criaturas no pueden vi- senta el templo de Irminsul: este Marte de los
vir, y Norma es cruel con ellos por ternura. En pueblos del Norte, este Dios sanguinario de la
las Gralias tendrán la muerte, en Roma la escla- montaña de Ehresbourg, que tenia pintada en
vitud. su coraza la figura de un oso, en su casco una
Esta escena es acaso la mas interesante del cola de Léon, y en su mano un látigo con pun-
drama: Bellini puso en boca de Norma unas no- tas de fierro para azotar el rostro de los venci-
sible dar una idea de ellas. Ana Bishop en es- Norma, un poco tranquila con la promesa de
ta escena llegó á la sublimidad. Adalgisa, viene á esperarla; pero Clotilde le anun-
En el momento mismo de descargar el golpe cia que han sido inútiles sus lági-imas y sus rue-
fatal, Norma vacila, se turba, el puñal se le cae gos. Poseída de furor, esclama: "¡Que muera el
de las manos; sus entrañas de madre se conmue- traidor!" y se precipita hacia la estatua, y hace
ven. que ha concebido y cria-
¡Matar á sus hijos, resonar tres veces el bronce sagrado.
do; matarlos, cuando son la sonrisa de su triste- Inmediatamente se presentan en tropel los
za, el rayo de luz de sus noches sombrías! bardos, los sacerdotes y los guerreros.
En el momento en que
á herirlos, arroja el puñal,
se adelanta al lecho,
desolada, casi fuera
y va — ¿Cuáles son los decretos del Dios? pregunta
y Oroveso.
á llamar á Adalgisa.
de juicio, corre
— ¡Guerra, matanza, esterminio! ... respon-
—Escucha, le dice con una voz turbada; voy de Norma.
.
á morir, pero no puedo matar á mis hijos — ¡Gruerra, guerra! La Gaula tiene tantos
los confio á tí sírveles de una segunda ma-
. . . .
guerreros como encinas sus bosques. ¡Que la águi-
dre .... Llévalos con el que yo no me atrevo á la latina caiga de los cielos con las alas rotas, con
nombrar, y que sea tu esposo. las garras cortadas!
—El mi esposo? Jamas! responde Adal- .
¡Cuánta poesía hay en esta escena,
y qué bien
gisa. El cielo ha desatado mi juramento los acentos terribles de la música espresan los
es un juramento impío. sentimientos de la sacerdotiza y de los que la
En vano insiste Norma. La noble joven rehu- rodean!
sa aceptar el sacrificio de su rival; y guiada de — Tú no consumas el sacrificio; tú no designas
un movimiento de sublime generosidad, le pro- la víctima, dice Oroveso.
mete buscar en el campo de los romanos á Po- — Jamas ha le faltado sangre al altar de Ir-
llion, á quien supone alucinado un momento, pe- minsul, responde Norma con una calma ater-
ro no ingrato y criminal. radora.
— G-euerosa niña! esclama Norma abrazando Los cantos son interrumpidos por los gritos
á Adalgisa, cúmplase tu voluntad. de: profanación, sacrilegio. Un hombre ha sido
138 ANA BISHOP.
sorprendido en el asilo de las novicias; este hom- ber quedado con el corazón profundamente las-
—Estoy vengada! esclama Norma. Ana Bishop en estos momentos fué sublime:
arrebató la admiración, é hizo olvidar completa-
Oroveso irritado, levanta el puñal para herir
a1 romano, y le pregunta quién lo ha impelido á mente á Marieta Albini.
violar el asilo sagrado.
áal es la representación de la Norma, que el
la primera
— eselama Norma; á mí me
Alejaos! toca cas-
vez. Ana Bishop fué en la noche de la Norma
tigarlo; y al tiempo de levantar la mano para he-
superior á todas las noches en que se ha presen-
rir á Pollion, vacila y se detiene, porque la pie-
tado en el teatro, y aun á lo que sus mismos admi-
dad desarma su brazo. radores creian.
— ¿Por qué te detienes? pregunta Oroveso. Algunas de las prevenciones que habia, des-
— Quiero interrogarlo; que se nos deje solos. aparecieron, porque el talento es como el Sol;
Cuando todos se retiran, Norma ofrece salvar á disipa las nieblas y resplandece, á pesar de los
Pollion si él le jura alejarse sin arrancar á Adal- nubarrones que se levantan de la superficie de
gisa de los altares. Pollion rehusa, porque prefie- las lagunas. Ana Bishop una notabi- es, pues,
re morir á salvar la vida á ese precio. lidad artística, que dejará en México recuerdos
— Tú no sabes á dónde puede conducirme mi profundos, como los ha dejado la Albini, la Cas-
furor. He levantado ya el puñal contra mis hi- tellan, la Passi y la Césari. En los conciertos
Pollion, cuyos cabellos se erizan de espanto. Pe- velado el profundo estudio que Ana Bishop ha
ro la implacable Norma le responde que para sa- hecho en la música italiana, el dominio que tie-
tisfacerse, necesita, no una víctima, sino una he- ne en la escena, y un estilo esquisito y delicado
catombe; que los romanos serán matados á cen- en el canto.
tenares, y que Adalgisa, denunciada por ella co- Nos resta ahora decir dos palabras para con-
mo perjura, perecerá en las llamas. cluir. Hay machos que critican el entusiasmo
A estas últimas palabras Pollion cae de rodi- y aprecio con que se reciben á los artistas en
llas, y le suplica que perdone á una inocente. México. Si este es un defecto, es general hoy en
— Es tarde ya, dice Norma; quiero herirte en la mayor parte de los pueblos civilizados, ó que
el corazón de tu amante. Ministros, guerreros, están en la carrera de la civilización. ¿México es
sacerdotes, entrad. — Todos entran. frivolo porque se entusiasma con un artista? ¿Y
—Voy á entregar una nueva víctima á vuestra por qué no es frivola toda la Europa, que se ocu-
cólera. Una sacerdotiza perjura ha ultrajado á pó mucho tiempo de la Polka y de la Mazurca?
los diosesy traicionado á la patria. El mundo es así, y la música ha de tener siem-
—¿Dónde está? preguntan todos. Norma, an- pre un dominio poderoso en el corazón humano.
tes de responder, mira á Pollion, queda un mo- Los leones y los tigres venian sumisos á escu-
mento indicisa, y de repente responde: char las armonía,s de la lira de Orfeo. Los fero-
—
Soy yo, soy yo: preparad la hoguera. ces castellanos de la edad media se estasiaban
El coro responde asustado: con los cantos de los trovadores: la sociedad mo-
—
¡Norma es culpable! derna delira por la música de Ptosini, de Bellini
Oroveso queda anonadado con esta terrible re- y de Verdi.
velación. Nosotros, amantes de las artes, persuadidos
Pollion, arrepentido, siente encender en ese que el talento tiene por patria el mundo, y que
mismo momento la llama del amor en su corazón. donde quiera que se encuentre, se debe saludar
Norma pide pordon á su padre, y le recomien- con aprecio y respeto, hemos consagrado estas lí-
da á sus hijos. neas como un testimonio sincero que tributamos
El velo fúnebre cubre á lu infortunada y gene- al mérito artístico de Ana Bishop.
rosa sacerdotiza.
Agosto G de 1849.
Esta escena mas patética del drama. Be-
es la
ep^
A. mi a,ini£'o I>. Cruillernio Prieto.
Todo en sus negras ondas se anegaba. Que por el éter va, no tiene dueño.
¿Eué tu intento sacarlo del abismo,
Y de Dios el espíritu allá en tanto,
Por el espacio va, tendido el manto: Y el lustre dar que de tu mano cobra
Llega de Oriente á la región sombría; Solo por verlo y admirar tu obra,
140 ADAM.
Yedla desnuda allí, suelta la undosa Sangre y sudor del rostro goteando.
Cabellera, del céfiro agitada;
Ya va á romperse la cadena impía
Con sus megillas de encendida rosa,
Que á los míseros pueblos aprisiona;
Sus formas de marfil, la frente alzada,
Luciendo está de redención el dia.
Breve y liviano el pié, mórbido el seno,
Con la ira de Dios, con cuanto pierde Y al contemplar la sangre que corria.
Yacila un punto, y la manzana muerde! Sus miembros, de pavor, se estremecieron.
E"m||iñ¡iiñí¡i¡f[iüjj, liinjjjjj
llllllllll lililí liiiiiiiiiiiüi:. '•«iiüii'iiiiiiiüP'
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l.,l
Becomendae. en la época actual el estudio de órganos, como son los accesorios y los inverná-
cia, poniendo en duda la utilidad de sus nume- Primero. La raiz es aquella parte, que fijada
rosas aplicaciones y el mérito de tantos sabios en la tierra, trasmite al tallo los jugos necesarios
dedicados á su adelantamiento en el largo espa- para la nutrición, por medio de sus estremidades
cio de mas de veinte siglos. Así es que nos li- ó raicillas. En cualquiera posición en que se
mitaremos á decir, que nuestro objeto, al empren- coloque una semilla para hacerla germinar, la
der este ligero trabajo, no lia sido el de formar primer rudimento de la raiz, se diri-
raicilla^ ó
un tratado completo y estenso, sino antes por el ge hacia abajo para profundizar en la tierra, y la
contrario, reducir á pocas líneas, y del modo mas phimula, 6 primer rudimento del tallo, se condu-
claro, los principios muy necesarios para iniciarse ce en sentido opuesto, buscando el aire y los de-
en la ciencia, y por cuyo medio creemos que las mas elementos indispensables para la vegetación,
personas aficionadas, para quienes únicamente conservando ambas partes durante toda su vida
escribimos, llegarán fácilmente á distinguir los esta propensión mientras desempeñan sus respec-
lizándose así el gusto de un estudio tan útil co- Se llama que se desarrolla y mue-
raiz anual la
mo agradable, que es el fin á que aspiramos. re en el espacio de un año así como el resto de
La botánica es la ciencia que tiene por objeto la planta; bisanual, cuando dura dos años sin
el conocimiento de los vegetales, y su estudio perecer; trisanual, la que vive tres; y vivaz cuan-
comprende: primero, la glosologia, que nos ense- do dura mas de tres años aunque el tallo perez-
ña á conocer los órganos de las plantas por sus ca. En cuanto á su forma, la raiz puede ser sen-
propios nombres: segundo, la physiologia, que cilla, esto es, sin divisiones; ramosa, cuando se
divide en ramos; granulosa, está formada de
trata de las funciones de estos mismos órganos; si
y tercero, la taxonomia^ que sirve para clasificar granos pequeños ó desiguales, y tuberosa, la que
los vegetales según un método natural, ó por me- contiene hinchazones arrendondadas, á que se
dio de un sistema artificial. De estas partes, las ha dado nombre de tubérculos.
el
zado y vivo, dotado de la facultad de reprodu- cundarios, terciarios, &c.; esto en ramos j!?ro-
es,
cirse, y que carece de movimiento voluntario. piamenie dichos, que son los primeros, y en rami-
Consta, por lo regular: primero, de la raiz; segun- llos,que sucesivamente nacen unos de otros. Se
do, del tallo; tercero, de las hojas; cuarto, de las distinguen muchas especies de tallos, á saber: el
flores; quinto, del fruto; y sesto, de algunos otros tronco, que es el tallo leñoso de los árboles comu-
TOM. II —VII. 19
142 NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA.
nes: el estipe ó tallo de los árboles monocotile- neralmente, sino que consiste en la presencia de
dones (*) (como el de los palmeros), el cual es los órganos reproductores, á los cuales se han
mas grueso en el centro ó hacia la estremidad dado losnombres de estambres y pistilos. Tiene,
que en la base, y termina en un ramillete de bo- por lo regular, dos cubiertas; pero cuando falta
juelas: en su superficie se ven las impresiones de alguna de ellas, se llama la flor incompleta; y si
las hojas que han caido. La caña, tallo sencillo faltan ambas, desnuda. En cuanto á los órganos
y áí-ticulado, propio de las plantas gramíneas: el reproductores, la que lleva solo estambres ú ór-
bohordo, especie de pedúnculo, sin hojas ni ramifi- ganos masculinos, se llamará flor mascidina: la
cación, que nace de la raiz, como en el lirio: en fin, que contega pistilos ú órganos femeninos única-
el tallo propiamente tal, que es diferente de los mente, se dirá femenina; y cuando se presenten
que hemos descrito, porque se ramifica desde su ambos, será flor hermafrodita. Las dos cubier-
base, disminuyendo de diámetro hacia su altura, tas son el cáliz y aunque no siempre se
la corola,
y lleva las hojas, las flores y los frutos. encuentran reunidas como dijimos antes. El lirio,
Tercero. Las hojas son órganos generalmente por ejemplo, no tiene mas que corola; y \d, mara-
planos y de color verde, que nacen en la raiz, en villa tiene ambas envolturas.
el tallo ó en los ramos. Se conocen muchas es- El cáliz es la cubierta esterior de la flor; se
pecies de ellas, como son las llamadas cotiledones, compone de una ó varias piezas de color general-
que se desarrollan durante la germinación, salien- mente verde, llamadas sép)alos ú hojuelas calici-
do enteramente formadas de la cubierta de la se- nales; presenta siempre las mismas formas que
milla, y diferenciándose por la forma de las otras la corola, y se describe del mismo modo.
hojas: generalmente, no hay mas que dos en los La corola es la segunda cubierta de la flor; es-
vegetales dicotiledones, como en e\ frijol, en las to es, la mas interior ó inmediata á los estam-
habas, &c.; y una sola en los monocotiledones, co- bres y pistilos. Se compone de una ó muchas
mo en el maiz, el trigo y el arroz. Después de piezas, que se llaman pétalos, y son de diversos
éstas se desarrollan las hojas primordiales, que colores. Cada pétalo consta de la umcela, que es
ordinariamente varian también de forma; y en la parte inferior y estrecha, mas ó menos alar-
seguida las características, que son las hojas co- gada, por la cual está adherida á la flor, y de
munes que pueblan los ramos, &c. una espansion llamada lámina, como la de las
Una hoja se compone de dos partes distintas: hojas.
de un piesecillo llamado vulgarmente rabo, y por Se dice que la corola es monojiétala, cuando es-
los botánicos pezón, y de una lámina ó espansion tá formada de una sola pieza como en la yedra,
plana y ancha, semejante á una membrana. Cuan- constando en este caso del tubo ó parte inferior;
do la hoja tiene pezón, se llama apezonada, y se- de garganta, que es la parte media, y de la su-
la
rá sentada cuando carezca de Las hojas son él. perior que es plana, y se llama livibo. La corola
seticillas cuando no presentan mas que una sola será polijjétala cuando se componga de muchos
lámina en un pezón, ó varias sentadas en la es- pétalos como en la rosa; y será regular, tanto una
tremidad de aquel; y compuesta, cuando habiendo como otra, cuando los pétalos de que se compon-
diversas láminas, están sostenidas por el pezón, ga, ó divisionesque presente, sean uniformes; é
llevando cada una de ellas su pezoncillo parti- irregular, cuando varíen en su figura y tamaño.
una especie de hojuelas que nacen en la base del la que se ensancha desde la base: infundibulifar-
pezón de aquella.s; ni tampoco con las bracleas, me, cuando tiene la forma de embudo: hypocrate-
que también son otras hojuelas pequeñas que riforme, la que imita la figura de una antigua sal-
acompañan inmediatamente á las flores. villa: labiada, cuando se divide el liiñbo en dos
por una prolongación de la garganta, llamada semilla que está encerrada interiormente. Los
paladar, como en los ferritus. (Anthirrinum). frutos pueden ser sencillos, múltiplos ó compu£Stos;
La corola polipétala regular, puede ser crud- secos 6 carnosos; dxyecsentes ó indeyecsentes, según
forme^ como cuando esté formada de cuatro péta- que pertenezcan á una ó muchas flores: que cons-
los puestos en cruz; v. gr.: la alelia: rosacea, la ten de una sustancia seca ó abundante en jugo,
formada de cuatro ó cinco pétalos de uñuelas y que puedan ó no abrirse en la época de su ma-
cortas, como en la uña de gato: cariophylada^ la durez. Respecto del número de semillas, pueden
que se compone de cinco pétalos con las uñuelas tener una ó muchas, y se llamarán los primeros
muy largas; por ejemplo, la clavellina. En cuan- monospermos, y los segundos polyspermos.
to á la polipétala irregular, es papilonacea la que El receptáculo es la parte que sostiene los ór-
imita la forma de una mariposa, constando de un ganos de la flor y del fruto. Se estudia éste por
pétalo superior, llamado estandarte; dos lat-erales los caracteres que presenta en sm figura y super-
que se nombran alas, y uno ó dos inferiores que ficie; y es muy interesante este conocimiento pa-
forman lo que se llama quilla. En las orchideas ra la determinación de las plantas de la familia
la corola tiene cinco pétalos superiores, muy an- de las synanthereas, como el gigantón, la reina
gostos, llamados tiras,y uno inferior que lleva Margarita, &c., que son flores compuestas de
el nombre de delantal ó labelo. otras florecitas pequeñas que llevan las anteras
.
Todas las demás corolas, que no pueden refe- reunidas, y una sola semilla llamada ake'na,.
rirse á las que hemos indicado, se llaman anó- Se da el nombre de vilano á los pelos, pajillas
malas, como las del mastuerzo, la trinitaria, &c. ú otros apéndices que llevan las semillas, y les
Los órganos de la reproducción son de dos es- sirven, entre otros usos, para emigrar, ó sea tras-
pecies; esto es, los estambres, que son los hilitos portarse de un lugar á otro, como se observa muy
mas ó menos numerosos, que se notan al rededor bien en los llamados vulgarmente munditos, que
de otro hilito distinto, que siempre se halla en se forman en el diente de león. (Leontodón ta-
el centro de la flor, y á que se ha dado el nom- raxacum).
bre de pistilo. La infloresencia es la disposición con que están
Los estambres componen del hilito ó fila-
se las flores en el vegetal. Esta pueda ser sencilla
mento, que lleva en su estremidad una especie de como en los chinos; compuesta ó en racimo, como
cajita,de forma variable, llamada antera, que en la parra; en carimbo, como en el agapanto; en
contiene el polvo amarillento llamado polen; pero umbela, como en la zanahoria y otras.
suele á veces faltar el filamento, y entonces se Sesto. Los órganos accesorios son aquellos
dice que la antera es sentada. que se encuentran únicamente en algunos vege-
El pistilo tiene en su base un hinehamiento, tales, como los zarziüos ó agarraderas, las glán-
que es el ovario ó germen, y que se convierte en dulas ó vegiguillas, los pelos, la espina y la púa.
verdadero fruto. Sobre el ovario está el estilo ó El nectario es otro órgano accesorio, que regu-
filamento que lleva en su estremidad superior larmente contiene un jugo meloso; lo hay en for-
una corta dilatación, nombrada estigma, y éste ma de espolón, de cuernezuelo, de corona, de j!?¿ra-
también puede ser sentado, si falta el estilo: cel, &c. En X^fior de la pasión se observan casi
Ambosórganos sirven para la reproducción, y todos éstos, pues tiene zarzillos, glándulas, algo
ésta se efectúa por medio del polen. Cuando de pelo, y los nectarios en forma de coronas.
aquella se verifica entre individuos de especies Por último, los invernáculos ó conservatorios,
diversas, resulta lo que se llama una raza hybrida, son aquellas partes de la planta que encierran el
como sucede en el reino animal con los muletas. rudimento de yerba y fructificación, preser-
la
Se llaman plantas monoicas aquellas en que, es- vándola del yelo y demás daños esteriores. Se
tando separados los órganos de la reproducción distinguen cinco especies, que son: la yema, que
en distintas flores, pertenecen éstas á un mismo tiene la forma de botón, y se halla en los tallos,
individuo. Son dioicas las que los tienen en dos cerca del pezón de las hojas: el turion, que es
distintos pies; y polygamas cuaado hay flores una especie de yema subterránea en forma de
herm afroditas mezcladas con las unisecsuales. granulaciones, como se ve en la papa, el camote,
Quinto. Los frictos, que son los misnos ovarios &c.: el bulbo, compuesto unas veces de láminas ó
desarrollados, y llegados á su perfecta madurez, cascos, como la cebolla común; otras escamoso, co-
constan del pericarpio 6 parte esterior, y de la mo en la azuzena; también sólido, como en la
144 NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA.
compone de varias cebollitas como el xocoyol. que se ha dado el nombre de sistema artificial.
Los tubérculos son una especie de tallos cortos y Ambos tienen sus ventajas y sus inconvenientes,
carnosos, pertenecientes á algunas plantas viva- pues el primero, aunque considerado filosófica-
ces, y pueden ser sencillos, compuestos ó múlti mente, es superior al segundo, tiene el defecto de
píos: en fin, los bulbiÜos son otra especie de ye- ser muy dificultuoso para los principiantes; no
mas pequeñas, que nacen en diferentes partes de así el otro, esto es, el de Linneo, en que brilla la
la planta, y aun en la flor, pudiendo producir, si claridad, la sencillez
y la esactitud, siendo por lo
se separan, otro vegetal análogo al de su origen. mismo el mas fácil. En tal concepto, este es el que
Hemos concluido aquí la primera parte de vamos á esplicar.
nuestro trabajo, dando á conocer los órganos de Linneo dividió desde luego todos los vegetales
los vegetales por los nombres que tienen en la en dos grupos, atendiendo á los órganos repro-
ciencia; pero esto, que nos ministra ya caracteres ductores; llamando plantas criptogamas (bodas
suficientes para distinguirlos, nos servirla bien ocultas) á aquellas en que los estambres y pis-
poco si no estableciéramos un orden que, como el tilos no son visibles, así como phanerogamas^
hilo de Ariadne, nos guíe en el laberinto de la (bodas públicas) á las que presentan á la vista di-
inmensa variedad de plantas que nos presenta la chos órganos. Las phanerogamas pueden ser:
á que se ha dado el nombre de los se hallan en una misma flor; y segundo, uni-
secsuales si los estambres están separados de los
pistilos en dos
flores distintas. Los dos grupos
TAXONOMÍA.
de que hemos hablado, forman las veinticuatro
Muchos son los métodos que desde el origen clases (*) de que consta el sistema, con la dife-
de la botánica se han inventado para clasificar rencia de que el primero constituye todo entero
los vegetales, á fin de facilitar su conocimiento; una sola, y el segundo las veintitrés clases res-
pero en la actualidad, dos son los que se siguen tantes, fundadas en el número, la inserción, pro-
mas generalmente: el uno es, el de familias natu- y situación de
porción, concesión los estambres,
rales de Antonio Lorenzo Jussieu, llamado mé- como vamos á esponer.
'¿£\i)J. SIEIIAiriB®IDraAI
ion, &c. Tanto éstas, como los órdenes, están formados de voces griegas.
NOCIONES ELEMENTALES DE BOTÁNICA. 145
Enneandria
9.^ Nueve El laurel.
FLORES UNISECSUALES.
pie S
22 Dioecia Masculinas y femeninas en dos pi^s 7 -oi
distmtos S
23 Polyg"amia Flores hermafroditas, mezcladas con"^-!- i-^,
unisecsuales 3 ^ "^
(*) Ordenes, subdivisiones de las clases, fundadas en el número de pistilos, colocación de las semillas y algunos
caracteres de los estambres, &c.
.. ..
ORDENES DEL SISTEMA. culo tiene su cáliz particular ademas del común,
EN LAS _ TRECE PRIMERAS CLASES, POR SOLO EL que los abraza á todos.
NUMERO, como: 6 ? Monogamia. Cuando siendo flores senci-
llas hermafroditas presentan sus anteras unidas.
Monogynia.. . 1 pistilo ó estigma sentado.
Digynia
En las clases veinte, veintiunay veintidós, se
. 2 pistilos.
u toman los órdenes del número y consideracio-
Trigynia . 3
nes de los estambres.
Tetragynia . . . 4 iC
u
dioecia, y se agrega la trioecia.
Hexagynia . . . 6
En la veinticuatro hay cuatro órdenes ó gru-
Heptaginia . . 7 11
? G-ymnospermia. Semillas desnudas ó aire- basta que hallemos la clase y el orden á que per-
1
EN LA CLASE QUINCE, POR LA FORMA DEL ERUTO: lait^ hallemos allí el de la que tenemos nombre
á la vista.
1 ? Siliculosa. Semillas encerradas en una si-
Los límites de este periódico no nos permiten
lícula, como la coclearia y el lepidio.
estendernos mas por ahora; pero en lo sucesivo
2? Silicuosa. Semillas en una silicua, como
daremos otros artículos relativos á las aplicacio-
la col.
nes de esta ciencia.
En las clasesy seis, diez y siete y diez
diez
Julio de 1849.—RR.
y ocho, por el número y consideraciones de los
estambres, tomando el nombre de las clases an-
(1) Fructificación en espig-as ó en el dorso de la fronde.
teriores; V. g.: una monadelphia que tenga cinco Fructificación en urnas pediceladas, sentadas
(2) y fre-
estambres, será monadelphia pentandria, &c. cuentemente cubiertas.
tro, ó flósculos hermafroditos; los de la circunfe- (G) Especies, grupos de plantas que pertenecen al mis-
rencia, neutros.
mo gónero, y que se diferencian por algunos caríictórRS,
principalmente de las liojas, de la iufloresencia, &c., y que
4 ? Túhjga/mia mceaaria. Flósculos del cen-
se reproducen constantemente con las mismas notas.
tro. ma.sculinos; los de la circunferencia, herma-
(7) Variedades, especies que varian accidentalmente
froditos fértiles.
algiinos de sus caracteres, como el color de la corola, si la
5 9 Polygamia segregada. Cuando cada flós- flor es doble ó sencilla, &c.
^usTO
su ten con ten en punto de gastos, ya se vendrá cas veces con gran mortificación de las amigas ín-
en conocimiento que aquella tertulia era el sueño timas de la casa. — En ella acertó á penetrar
de oro y el placer supremo de la ardiente juven- un ministro ¡friolera! y como gefe del gabinete,
tud que la frecuentaba. uno de los tertulianos menos útiles, pero sin du-
Como suele suceder con frecuencia, á los pocos da él mas afecto á la reunión. Transformóse és-
dias de comunicación, ya habia quien dijese mamá ta; brillaron en las noches subsecuentes mas lu-
á Da. Nemesia, que era la señora de la casa; no fal- ces; aumentóse la concurrencia; embelleciéronse
taba quien pidiese un vaso de agua para conocer los trages; se mandó templar el clave, y los do-
el genio y calidad de las criadas, ni quienes no mingos una música en forma animaba con sus
hubiesen elegido objetos deliciosos á que consa- alegres vibraciones la tertulia.
grar primero sus tímidos y después sus apasiona- Doña Nemesia introdujo momentáneamente
dos homenages. reformas, que seria fastidioso enumerar, pero que
La tertulia, al principio, por la escasez de fon- á poco convirtieron su casa en una reunión que
dos de los señores de la casa, se reduela á la con- podia llamarse sin escrúpulo de buen tono.
currencia diaria de cinco ó seis vecinos y otras Ardian de ira los antiguos tertulianos; y en
tantas hijas de Adam: tápalos de seda ó burato, vez de ellos, los perfumados lechuguinos, los vie-
tuniquillos de tarlatana ó de zaraza, levitas rai- jos jugadores al ecarte, las señoronas de alto cotur-
das y anticuados trenes; he aquí el estado ordi- no, vinieron á formar una atmósfera nueva y res-
nario de la tertulia, no obstante que Doña Ne- plandeciente, de lujo y de gracias, á mí señora
mesia habia figurado mucho, y tenia, como decia Doña Nemesia.
con petulante satisfacción, muy buenas relacio- Algunas jovenzuelas de la antigua tertulia,
nes. merced á sus ecsigencias y al orgullo desmedido
148 EL TKAFICO DE LAS FLORES.
de sus padres, lograron, á costa de sacrificios, po- Margarita, señora de los pensamientos de un
nerse á nivel de sus nuevas competidoras, entre estudiante de Derecho, estaba en sus glorias: vi-
ellas Eupertita A***, Elvira C***, Conchita va y pizpereta, alegre y consentida con su amála-
p*** y Margarita F***, cuarto criaturas como te, de alegrísimo carácter, de maneras aristócra-
cuatro diamamtes, y con quienes tenia bastante tas, vivia, gozaba, prodigaba insustancial sus
intimidad. gracias, y los rumores de sus diversos enlaces se
Era Rupertita el ídolo de un Don Tadeo del sucedían sin intermisión. Los padres de esta
Pimiento, jovenete español, de desembarazadas festiva dama impulsaban sus inclinaciones, se
maneras y franco carácter: le babia visto, le ha- formalizaba un compromiso, y ellos lo desbarata-
bla hablado de matrimonio; héchole balance de ban á la vista de un mejor pretendiente. Em-
su tienda de abarrote, y lanzado algunas indirec- peñábanse las contestaciones con éste; fijábase
tas á D. Silvestre, su padre in fieri que cesante, un dia y ella frustraba los planes por la
y sin esperanza sonreía al yerno; y hubiéramos presencia de un novio mas apuesto, mas rico. El
tenido un dia alegre, á no ser el cambio de deco- estudiante de Derecho era el que en todos los re-
raciones, que proporcionó á Don Silvestre el co- cesos reaparecía impertérrito, inmutable, en el
nocimiento y las atenciones de un viejo millona- campo del amor.
rio, que de buenas á primeras se dirigió á Ru- Con estos bellísimos antecedentes, la tertulia,
pertita, é hizo á la familia que aceptase su mag- en su parte secreta, era un contento: volaban las
nífico carruage para ir y venir á la tertulia. reputaciones desgarradas de en una en otra casa;
Elvira era la prometida del Lie. Matraca, abo- de las casas á los círculos de los cafés, á los cor-
gadillo bulle bulle: hacia la revista de periódicos rillos de los teatros; de éstos al palacio, á los sa-
en un Diario de oposición; hablaba de política, y lones de recreo de las cámaras; y Doña Nemesia,
habia sido dos veces elector, con lo cual se creia impasible, contenta con el pago de una parte de
á una pulgada de distancia de la silla curul. El lo mucho que se le debia, atizaba el incendio de
padre de esta hermosura habia quebrado en su co- chismes, desentendiéndose de los dimes y dire-
mercio, y por lo mismo pretendia un empleo en tes, y diciejido cada vez mas satisfecha: "Deje-
aduana marítima: el ministro amaba á Elvira: mos que se diviertan los muchachos."
cuando era un simple mortal, sufrió desprecios Muchos de mis lectores, sin duda ninguna, por
del padrey desdenes de la niña; pero las cosas activa ó por pasiva, han asistido á esa parte ínti-
cambiaban. El papá de Elvira habia hecho su ma de las tertulias; es decir, saben lo que pasa
solicitud; luego Elvira iba y venia del brazo de entre bastidores en una casa por el estilo de la
S. E .... y la oposición tronaba furibunda contra de Doña Nemesia. La sátira que se cogió al vue-
el ministro, que iba á precipitar al presidente por lo, la precipitación con que se salió tal mamá, los
lo mal dirigidas nuestras relaciones con Roma. ojos llorosos de tal joven; los celos del otro; la
Conchita, si parecía gozar tranquila las terne- calumnia de aquel, las esplicaciones sobre tal ja-
celos; tenia eesigencias cada vez mas crueles; las vas; el ministro con hacerle justicia; el solterón
entrevistas secretas eran tempestuosas; las recon- con mimos, y los mil amantes de Margarita, con
ciliaciones divinas, y el estado ordinario era la todo género de afectuosas consideraciones y con-
caba su Concha, y á quien le urdia, en el silencio cidad prodigiosa; capacidad tan sutil y tan rica
de su malicia, las sutiles hebras en que habría de en espedientes diplomáticos, como la del propio
enredarse un dia con todo y caudal. El hijo de Meternich.
Marte bramaba; Conchita protestaba su inocen- Entre Don Ilomobono Taleguera, que era el
cia; á las reconvenciones sucedían las lágrimas, nombre del millonario, y Pimiento, no vaciló un
las lágrimas, las jaquecas y los ataques ner instante; supo hacer aparecer al honrado tendero
y á
viosos reiterados. inmoral y déspota, mezquino y bilioso, en tanto
—
EL TRAFICO DE LAS FLOEES. 149
que embellecía con tal arte el porvenir que se le agobiaban á pedidos; y todos ¡qué singularidad!
esperaba á E-uperta con Don Homobono, que no acataban y llenaban de consideraciones á Doña
había mas qué pedir. A estos planes concurrían Nemesia, á quien suponían una señora inocente,
las otras mamas: las demás amigas se suponían en obsequiosa y dispuesta á divertir noble y honra-
Pimiento relaciones ilegítimas, dañadas inten- damente á sus tertulianos.
ciones, y se cubría, por decirlo así, de una atmós- La que hacia una que otra vez visible la tre-
fera á Ruperta en que no viese y respirase sino menda guerra intestina que abrasaba las entra-
para el millonario. ñas de la casa de Doña Nemesia, era Margarita,
Quedaba al triste Pimiento el recurso de to- que complaciente, nerviosa, y alentada por los
dos los perdidos, es decir, la satisfacción del bien consejos paternales, prorateaba sus afectos y ha-
obrar; pero, ¿qué vale esto, cuando se pone en cía populares las prendas de su amor.
subasta á una muchacha, y se ha de rematar por Tal tertuliano tenia dos rizos; el otro una cá-
fin al mejor postor? liga; otro un pañuelo; aquel una cigarrera; este
Nemesia, que hacia á Pimiento una guerra un anillo; el otro una trencita de pelo, y todos
atroz, se sabia conducir con tal gazmoñería, que cartas; pero tan sentidas, tan monas, que por sí
era la esperanza única del amante infeliz, y por solas hubieran bastado para no dejarle pizca de
ella no se atrevía á dejar la tertulia, que era su crédito.
infierno, que era donde se daba en espectáculo La calumba de chismes que había en su der-
ridículo. redor, era tremenda: sus padres quisieron poner
Por lo que respecta á Elvira, pocos trabajos un remedio, y resolvieron no ir á la tertulia; pe-
tenia Nemesia; el papá se encargaba de este ro Doña Nemesia se opuso, haciendo presente
corretage. que aquello iba á aumentar los rumores, y que
—Niña, señor desea que
el cantes. no convenia. Sin embargo, el rumor se esparce
—Yamos, desea
hija mía, lo el señor ministro. de que iban á poner en un convento á la niña,
— ¿Qué no da usted una vueltecita de wals? pero era en los momentos en que Don Homobo-
Aunque usted no sepa, Elvira lo llevará. no convidaba á sus contertulianos á su boda con
El abogadillo clamaba: "¡Qué inmoralidad! Rupertíta; boda que se iba á verificar en el campo.
jQué vicio! Yo sabré reclamar mis derechos: pero Dia mágico, dia espléndido! Las jóvenes pa-
sabido es que los señores de respeto tienen mil recían parvadas de blanquísimas palomas; los ca-
prerogativas." Doña Nemesia en el oído le brin- balleros estaban vestidos de lienzo; de los árbo-
daba dulce al ministro, y se retiraba á tomarlo á les pendían los gallardetes volubles, y en una
solas al comedor: el ministro adolecía de jaque- glorieta sobre un tablado, estaban las músicas de
ca, y Elvira le llevaba á la apartada asistencia cuerda y de viento. Los caballos agrupados, los
el pomito con agua de colonia. mozos en corrillos; los niños esparcidos en el
El abogadillo día á dia escribía: "¡Escándalos campo, entregados á los juegos yá la bulliciosa
—Artículo sobre que no
del ministerio! se com- algazara! Todo era contento; y los mil cuadros
ponían — ¡¡Abajo
las banquetas. el ministerio!! que se ofrecían á los ojos, reproducían la felici-
Sobre cambio de porque uno de
ministros, ellos dad en toda su gracia y circuida de todos sus he-
estaba distraidoP — Matraca
ftiuy era el ídolo de chizos.
ia oposición; pero los informes sobre la aptitud Bajo de una enramada sombría, y salpicada de
del viejo quebrado, llovían estraordínaríamente frescas vistosas flores, resbalaban
y tibios y vo-
favorables. luptuosos los rayos del Sol sobre el cristal y la
El oficíalíUo filarmónico veía de reojo al viejo plata de la magnífica mesa, preparada en aquel
y había propuesto en un corrillo que
solterón, le lugar donde debía servirse el banquete esplén-
diesen una villa por libertino; pero la mamá se dido.
quejó á Nemesia, y Nemesia puso al tanto al mi- como se ve, es un acontecimiento estu-
Este,
nistro de aquella iniquidad. Por otra parte, el pendo; un acontecimiento de esos que dejan un
hijo de Marte, desesperado y casi escluído de la recuerdo eterno en los anales de la vida de una
tertulia de Doña Nemesia, era quien formaba los muger: así es que ocho días antes del de la boda,
artículos de Matraca, y el ministro le profesaba se veían los cuchicheos; se consultaban los pre-
un odio profundo. Estos dos elementos se apoya- parativos, y el centro de aquel estraordinarío mo-
ban en Pimiento, á quien con diversos protestos vimiento era por fuerza Doña Nemesia.
TOM, II.— /II. 20
150 EL TRAFICO DE LAS FLORES.
contecimientos liabia formado dos partidos furi- día sus negociaciones mas ventajosas.
bundos, el de los favorecidos, el de los desprecia- Mientras Don Homobono ofrecía habilitar á ub
dos, que se hacian una guerra á muerte. Pimien- pariente pobre de Doña Nemesia, el oficialillo da-
to, al millonario; Matraca, al ministro; el oficial, al ba una cita de desafio al solterón; Matraca afila-
solterón. El estudiante de derecho, aquella es- ba las saetas mas mortíferas de su oposición tre-
pecie de diputado suplente, que reaparecía al la- menda, y el ministro prodigaba sus gracias; cos-
do de Margarita en" sus cortos intervalos de des- tando qué sé yo cuánto aquella boda á la desdi-
ocupación, era el solo que parecía indiferente á chada hacienda pública.
todo acontecimiento, y era opinión general que Apartado, y sin decir una sílaba, engullendo si-
aquel Don Panchito Mansedumbre mejor habria lencioso cuanto le venia á mano Don Panchito
hecho en abrirse una corona y servir á Dios co- Mansedumbre, parecía resignado con su suerte; di-
mo padre fernandino, que estar en el mundo tan rigiendo de vez en cuando miradas de indefini-
espuesto, no ya á las injurias, sino á la burla de ble significación á la bulliciosa Margarita.
sus despiadados prójimos. Llegó la hora de los brindis y de las bombas^
Pero esta variedad de incidentes que así se y al oficialillo desairado, como mas pobre, lo cre-
presentaban; estas esperanzas al desvanecer unas yeron poeta, y lo obligaban á que hiciera versos,
y al realizarse las otras; estos comprimidos celos, no sin dejar caer entre las instancias, sátiras que
estas iniciadas intrigas, iban á encontrar su pá- le llegaban al corazón.
bulo, su desarrollo y su teatro, en el dia de campo. El oficialillo tomó su lápiz, y después de un
Así fué en efecto: al principio todo fué risa breve rato gritó: "Copa en mano," y todos oyeroB
y contento, baile y placer; los ojos de Margarita con atención:
estaban un tanto llorosos; pero á poco el inmuta-
ble estudiante de derecho estaba á su lado cabiz- EL TRAFICO DE LAS FLORES.
bajo y mustio, recibiendo sus adoraciones. - Toda reunión es venduta
Doña Nemesia, entretanto, desplegaba los re- En que es rematan flore&
cursos de su complaciente imaginación, facultan- A los mejores postores,
do al desdeñado un encuentro, calmando las sos- Después de alguna disputa.
pechas de tal padre, ahuyentando los celos de tal La vendutera de amores
amante, poniendo los cimientos de un nuevo No mira á Pedro ni á Blas,
compromiso. Solo mira los dineros,
Un diálogo bastante animado en uno de los Y grita: ¿No hay quien dé mas?
estremos de la glorieta, fué como una nubécula Se remata, caballeros.
y cuando todos los ojos se advertían hechiceros, y — ¿Yo vendutera? gritaba Doña Nemesia, al-
cuando todos los labios reian voluptuosos, y todas zando las manos y entregándose á la descspera-
Llovían los silletazos y las cachetadas. Gran Pero no era la virgen de mis sueños;
parte de la concurrencia se retiró, diciendo que Era su imagen sola, mas sin vida;
aquello solo se veia entre gente ordinaria.
Era bella, es verdad, pero en sus ojos
¿Cómo contar los pormenores de aquella des-
La luz de la pasión no vi encendida.
comunal batalla? Hubo lloros y ataques de ner-
Nos separamos sin amor, sin odio;
vios, votos y claridades; hubo todo lo que es de
ordenanza; frustróse el baile se acabó la Yino entonces la duda descarnada,
fiesta.
Y el corazón sintióse moribundo,
La fama de Doña Nemesia apareció en todo su Que huyen al soplo blando de los vientos?
esplendor; y los tertulianos desairados recordan- ¿Será como los ecos de una arpa,
do mandaron grabar
las coplas del subteniente, le
Que eleva melancólicos acentos?
una estampa, que es la que acompaña este artículo,
¿Ecsistirá en la mente, y nunca, nuncaj
que les recordasen sus descubiertas travesuras.
La he de ver á mi lado, pura, hermosa?
Fidel,
¿Jamas he de mirar su faz divina?
Mis años van corriendo hora tras hora, Al moribundo corazón reanima,
Y la dicha no encuentro apetecida. Que aun espera por tí dias de ventura.
Sed de gloria he sentido, sed de fama; Eres la virgen que soñó la mente,
^aMMáSi^
^^JlSlSlf^oi. &DÍe^ayi^to ^/iim.a^.'^^píV'
-.-'vuif\p^<;;:
ros. Los jaeces de las muías y los botines de los ro: en cuanto á bandas, le sobraban, pues desde
curros nos parecen lo mejor del mundo. Madrid habia comenzado á hacer una colección.
En efecto, en Sevilla es donde se tacen los Saint Pris es un verdadero andaluz. Los demás
mas bonitos botines que yo haya visto: así, por lo compañeros, por medios que yo ignoro, hablan
que á mí toca, he mandado hacer seis pares, así conseguido chaquetas y sombreros de majos.
como un aparato completo para una muía con to- No me oís hablar mas que de chaquetas y som-
das sus mayas y cascabeles. Estoy seguro que breros, y con razón. En otro tiempo el trage
esta moda tendrá un completo écsito en Loog- completo era de rigor, y hoy nuestro feísimo pan-
champs, si llego á tiempo oportuno. talón y nuestras botas barnizadas^ que parece
Me he privado de la ropa, porque habiendo han dado la vuelta al mundo, han invadido á Se-
encontrado en Córdoba un sastre desterrado, que villa y conquistado su derecho de ciudadanía.
me contó la tierna historia de su destierro, como El trage nacional va desapareciendo. Primera-
consecuencia de ella le mandé hacer un trago mente los botines bordados han sido reemplaza-
completo de cazador cordobés. dos por las botas; después el calzón corto por el
Tengo alguna cosa en la cabeza que se aseme- pantalón. Hoy la moda de Sevilla es de ser
ja á una idea. Si habéis leido á Tristan Shandy, francés desde la suela del zapato á la cintura, y
sabréis que cada hombre tiene una idea. La mia, andaluz desde la cintura hasta la copa del som-
al menos según lo pretende Alejandro, es com- brero, lo que en suma es detestable. Los boti-
poner constantemente las habitaciones. Como nes y el calzón corto me parecen de toda necesi-
03 decia, he tenido la idea de hacer cortinas á dad, porque particularmente en estos objetos es-
ventanas y á las puertas de esas deliciosas man- tá cifrada toda la distinción del trage. El hom-
tas rayadas, en las cuales los andaluces se en- bre mas distinguido, con el sombi'ero, la chaqueta,
vuelven con una coquetería y una dicha de que ni el chaleco y la banda andaluza y el pantalón
ellos mismos tienen idea. francés, tiene el aspecto de un horrible cochero
Buison, y no os asombréis que á cada momen- del sitio.
Buison nos advirtió que dariaraos mucho placer mente con cal, dividido el techo por una viga ma-
á nuestros huéspedes si adoptábamos esa noclie dre,y enladrillada. Cuatro quinqués humeantes
el trage nacional. Yo estaba prevenido, pues te- alumbraban. Un gitano con su guitarra en las
nia intacta toda la ropa que me hablan regalado rodillas, y un fragmento de puro en la boca,
DE parís a CÁDIZ. 153
componían toda la orquesta. Cuando llegué, la los saltos, ni la elevación mas ó menos considera-
sala del baile estaba llena y su aspecto triste, ble de las piernas, sino el conjunto de los movi-
Todos los jóvenes con sus chaquetas pardas ó ne- mientos, á la vez altivos y voluptuosos, provocan-
gras y sus sombreros redondos, hacían muy mal tes mas allá de toda ponderación, y á los cuales
efecto en las paredes blancas y á la pobre luz de es, sin embargo, imposible calificar de libres
y
los quinqués. poco decentes; es la música á cuyo compás se ha-
Pero menester decir que en medio de ellos
es cen estos movimientos, el canto acompañado de
se destacaban como tres puntos luminosos, como silbidos agudos; es el perfume del baile nacional,
tres estrellas brillantes en un cielo sombrío, las tal como los pueblos lo conciben antes de cono-
tres reinas de la tertulia. cer á los maestros de los bailes pantomímicos; es
Anita, Petra y Carmen. Sus basquinas de alguna oosa de embriagante en supremo grado
gaza blanca, sus corpinos negros ó azules bor- para los españoles, que gozan de estos bailes cin-
dados de plata, su peinado lleno de agujetas y de co ó seis veces cada año, y que lejos de fastidiar-
adornos brillantes, hacian un efecto maravilloso. los, los vuelven á ver siempre con un nuevo entu-
Conservaban sus mantos sobre sus hombros, siasmo.
y aguardaban el momento de bailar, acompañadas Juzgad, pues, del efecto que estos espectácu-
de sus madres, de sus hermanos y de los novios. los producen en los estrangeros.
Cuando á poco mas ó menos, todos los concur- Vi eii esta ocasión renovarse el fenómeno que
rentes habian llegado, se escucharon los primeros me habia asombrado en la plaza de toros. Se
acentos de la guitarra. Carmen se levantó sin es- escuchaban bravos, esclamaciones y gritos, co-
perar á que se le hiciera instancia; arrojó su man- mo jamas los habéis oido ni en nuestros mas
to á las manos de su madre, y se adelantó, calza- grandes acontecimientos. Cincuenta sombreros
da con unos pequeños y primorosos zapatos blan- rodaban á los pies de la bailarina en este estre-
cos, sobre el brutal enladrillado y en medio de cho espacio, y ella, con una destreza encantado-
un círculo que podia tener sola,mente ocho pies ra, como la Mignon de Groete, saltaba por en me-
de diámetro. Los primeros espectadores esta- dio de toda esta sombrerería sin maltratarla.
ban sentados, y los otros en pié, por el orden de Confieso que no comprendía nada de este en-
estaturas, de suerte que mientras unas cabezas es- tusiasmo, ni mucho menos la manera con que se
taban al nivel de la cintura de las bailarinas, las manifestaba. ¿Qué tenian que hacer todos es-
otras casi tocaban el techo. tos sombreros, que se le retiraban cuando Anita
Este baile de Carmen no era mas que el pro- se alejaba, y que se le volvían á echar cuando se
grama. La pobre niña era la mas joven y la acercaba, y en medio de los cuales la desdeñosa
menos fuerte de las tres, y se habia lanzado, co- maga pasaba tan ligeramente?
mo los glóbulos que sirven de correos antes de Este baile, señora, es encantador, porque no
la ascensión del areonauta. El entusiasmo fué, es el baile como nosotros lo entendemos, sino un
las voces gritaron: nuestras bailarinas, que saltan con una fatiga vi-
Anita se levantó, y todas
sible, y cuyo fin es pretender alzar la pierna una
¡d ole^ el ole!
El ole, señora, es uno de los bailes que la cen- línea mas que la Taglioni ó Fanny Elssler; á pe-
sura española no permite que se baile en el tea- sar de esa sonrisa eterna, que parece prendida
tro. El oficio natural de todo censor, es el de con alfileres en los estremos de los labios, se adi-
cortar, de lo que pasa por su jurisdicción, todo vina, se siente su fatiga, porque nuestras bailari-
aquello que es positivamente bello y verdadera- nas bailan solamente con las piernas, ymuy ra-
mente original. ra vez con los brazos. En España es muy dife-
Felizmente estábamos en una casa particular, y rente. El baile es un placer para la misma bai-
escapábamos por tanto á las tijeras de los seño- larina: así, ella baila con todo el cuerpo. El seno,
res censores; felizmente Anita, Petra y Carmen, los brazos, los ojos, la boca y la cintura, todo
estas lindas aves de la noche, venian á nosotros acompaña y completa el movimiento de los pies.
con todas sus plumas, con todas sus alas. La bailarina española bate con los pies el pavi-
Y por cierto, señora, nada se puede reprochar mento; sacude orgullosameute su cabeza; se acer-
á este baile. No asusta á la púdica susceptibili- ca á cada hombre; se aleja, se vuelve á acercar,
dad de esos señores censores, ni las piruetas, ni encantándolo con el fluido magnético que brota
154 DE PAKIS A CÁDIZ.
á torrentes de su cuerpo, agitado por la pasión. Durante este tiempo, Petra se preparaba.
Entonces podéis comprender, señora, que estos Mientras mas breve se fijara la atención sobre
hombres, que sienten acercarse este efluvio vivo ella, mas corto deberla ser el reinado de su ri-
del placer, participan de la fiebre que agita á val. "¡El vito, el vito!" esclamaron muchas vo-
la bailarina, y á su vez tienen necesidad de ar- ces. Yo repetí el vito como todos, sin saber lo
rojar por los bravos, las eselamaciones y los aplau- que significaba.
sos, esta llama que los quema. Se habla de los Petra se adelantó en medio del círculo.
sueños que produce el opio, de las alucinaciones Ignoraba lo que era el vito, pero á los prime-
del hatchis. Nada de todo esto es comparable ros acentos de la guitarra, lo pude apreciar.
al delirio de cincuenta ó sesenta españoles, aplau- El un baile que comienza con el aban-
vito es
diendo á una bailarina en un café de Sevilla. dono de una muger que se fastidia, que se au-
Una de las figuras mas graciosas del ole, ó me- menta con la impaciencia de una muger que se
jor dicho, de todo el baile, era esta: irrita, y que redobla con el furor de una muger
mano; este sombrero es del primer hombre que Este baile tiene alguna cosa de convulsivo, que
se presenta: el acto de aceptarlo no tiene impor- podría hacer creer que la bailarina, al acabar,
echado para atrás, como los ingleses; sobre la man andaluzas, no pueden contarse ni pintarse.
frente, como los académicos. Hay ademas, que notar, y que apenas podrá creer-
Anita, pues, tenia un sombrero, y se lo ponia se en nuestros climas del Norte ó de Occidente,
de todas maneras. De vez en cuando se lo qui- y es que todos estos movimientos estraños, des-
taba, adelantándose hacia nosotros, como en ade- conocidos, incomprensibles para nosotros, son vo-
man de querérselo poner á alguno. Mas al pri- luptuosos sin ser un instante libertinos, como
mer movimiento del que parecía favorecido, Ani- una estatua griega está desnuda sin estar inde-
ta daba un giro sobre uno de sus pies, y de un cente.
, salto se encontraba al estremo opuesto, haciendo Petra debió quedar contenta. Su triunfo igua-
las mismas co'queterías con otro que, como su ló al de Anita, su rival. Todos los sombreros
antecesor, dcberia á su vez ser engañado. A ca- fueron arrojados á sus pies; pero ella, fiel á las
da engaño sucedían las risas, los aplausos, los bra- leyes de la hospitalidad, prefirió el mió.
vos, que parecian desplomar la sala. Es menester Petra saltó sobre él, y le pisó con sus peque-
decir que eran muy merecidos, porque jamas ma- ños pies hasta que tomó la forma de un fieltro
riposa, jamas abeja, jamas colibrí, al tocar las aplastado. Esta es la suprema galantería de la
flores del jardin. ha volado de rama en rama con bailarina española, y es lo que pudo hacer mas
el conjunto.
Idioma, que á nuestros ojos
Del universo
Habla con lenguage mudo.
Ni efectos son de sí mismos,
Ni la nada los produjo; Oh! tú, religión sagrada.
Que es ineficaz la nada Que en este abismo confuso
A la humana sociedad:
Y quedara la inocencia
Su cabeza las espinas,
Que su cuerpo era materia "Consentirla en pasar uno ó dos años en el in-
Presa infeliz del dolor» ferno, con tal que los arrojase de Calais."
XOM. II —VII. 21
(iijijljiiiií lüiijiñijii ¡Ü¡|. Un] ttiijIJI '""''iiiif ii|'''Íiiiii|''
,/ÍJÍ
"siiraainat^
<5jr"v:^5:ta^c:s> a<^a
ñana está muy fresca, clara y serena. Son cer- ra empieza á empañarse con las nubes, que acu-
ca de las seis, y salgo de mi aposento sin mas den y se apiñan en todo el horizonte. Hoy se-
objetoque respirar este aire suave y perfu- rá un dia nebuloso; por consiguiente triste, como
mado de que no se goza sino durante las prime- lo son éstos para mí. El sol y la tempestad co-
ras boras del dia. Estos son unos momentos de- munican á mi alma un temple de energía vigoro-
liciosos y saludables que nadie debiera desperdi- sa y ardiente, mientras que un dia nublado y
ciar, porque en la vida social, el noble como el apacible, languidece mi espíritu; me pone en
plebeyo, el rico como el pobre, el lozano y vigo- aquel estado de desaliento, á la vez que sensitivo
roso como el enfermizo y el débil, todos necesi- y delicado, que produce el opio en sus primeros
tan goces que hagan menos penosa su efímera efectos narcóticos.
ecsistencia, y sin embargo, casi todos desprecian Ya no y abandonado pa-
se ve en este poético
los placeres inocentesy benéficos por satisfacer seo, mas que una ú otra persona que lo cruza de
otros impuros y perniciosos, con tal que sean mas tránsito.
vivos. ¡Triste condición la que por todas par- Muy estraño se me hace, que la clase distin-
tes revela la humanidad! ¡Siempre por conseguir guida de México viva casi aislada, y huya de los
una dicha fugitiva y ficticia es el hombre la pre- lugares que pudieran en alguna manera contri-
sa del tormento! buir á estrechar las relaciones de la amistad, ese
Embebido en estas reflecsiones he llegado has- vínculo social que encadena, por decirlo así, y
ta la Alameda, mi paseo ordinario por mañana y hace menos penosa nuestra vida; y lo que mas es-
tarde. La recorro como de costumbre, en todas traño me parece todavía, es la razón que ecsista en
direcciones, lamentando el descuido y abandono I
México para que buen gusto y las ventajas
el
en que se halla. Son las nueve, y no he visto ; que trae la civilización no hayan penetrado mas
mas que dos ó tres familias de estrangeros, y uno :
que la primera capa de los hábitos y costumbres,
que otro joven del pais que han hecho lo mismo dejando intacto el fondo deforme de que adole-
y se retiran á pasos lentos, revelando en sus sem- cía la sociedad del siglo pasado. Todas las re-
blantes el tedio y el desaliento que produce un públicas hispano-americanas están, con poca di-
espectáculo sin vida ni movimiento. Sentado ferencia, en el mismo
han querido llegar al caso;
en la glorieta del centro, escribo estas líneas en nivel de las naciones civilizadas como á saltos,
mi cartera. Continuaré escribiendo, porque es- y han empezado por donde ellas acaban, imitan-
te silencio, interrumpido solo por el leve murmu- do el lujo, el brillo con que nos deslumhra el vie-
rio de las fuentes, y por una suave brisa que ju- jo mundo. Se ve en México, mas que en ninguna
guetea entre los fresnos, me están convidando h de las demás capitales hermanas, una esteriori-
hacerlo. Sentiré que la lluvia venga á cortar dad deslumbrante como en las primeras de Eu-
mis pensamientos. El cielo un momento antes. ropa; casas magnífica» y espléndidamente amue-
UN día de mis memorias de viaoe. 159
bladas. sirviendo solamente aquí para recibir una México, donde me he visto obligado á detenerme
visita de cumplimiento cada mes; carruages del tanto tiempo.
mejor gusto y de lujo, con hermosos caballos fri- Esto joven se llama J desciende de una
sones, destinados aquí solamente para disputarse de las primeras familias de la antigua aristocra-
primacía en una calzada, que recorren todas las cia: esta familia figura en las de primer rango ac-
tualmente, porque sus riquezas no han pasado á
tardes, á brincos y á saltos, envueltos en una nu-
be de polvo. Hablo solamente de los carruages manos de los usureros, que son los dueííos de la
y caballos, porque las hechiceras criaturas que mayor parte de las antiguas y colosales fortunas
encierran, con sus ricos j elegantes vestidos, no de México. Este joven no es una notabilidad,
se ven como una ecsalacion rápida y fugitiva
sino pero sí una capacidad poco común, y sobre todo,
al través de la constante nube de polvo y como conoce y distingue perfectamente las mejoras que
por un anteojo vuelto al revés: de ellas no se está clamando la sociedad mexicana.
puede decir mas; y así mismo es como se cono- Después de un recíproco saludo, me hizo tan
ce la muger, en cuyas manos coloca el hombre su vivas instancias para que le üianifestara mi car-
infeliz muger está en el mismo caso, y por su- lo que me ocupaba hoy, le escitó la curiosidad de
puesto ella lleva siempre la peor parte, porque ver algunas páginas atrás, y no vacilé en consen-
para esta hermosa mitad no hay mas que amor: tir que las leyera. Ha aplaudido y reido con en-
para ella no hay mas; es toda su ecsistencia; y si tusiasmo "Mis amores en México." Luego, vol-
no como debe suceder en una ciega elec-
acierta, viéndose hacia mí, esclamó lleno de ecsaltacion:
ción, con el hombre á quien encomienda toda su "Escriba usted, amigo, escriba siempre de Méxi-
felicidad, adiós para siempre; nada hay ya en los co; esas son verdades que nadie le puede dispu-
efímeros goces de la vida que la haga olvidar esa tar: esos "Mis amores en México" son una lec-
felicidad perdida. Para el hombre no es así, ción, que el gobierno debiera decretar su apren-
gracias á la justicia que nos sabemos hacer, por dizage bajo pena de la vida al que no la supiera
cerse á fondo; sin embargo, son los únicos con gulloso y colosal. Por otro un hormiguero de gen-
que cuenta el enamorado en México Sus- tes apiñadas, pero que se distinguen muy bien
pendo de escribir, porque viene hacia mí un jo- para saber que pertenecen á un ejército que col-
ven á quien conozco gó sus insignias militares, y busca por todos la-
dos los medios de subsistencia. Por una parte
He hablado con él dos horas: nunca he tenido veo esa clase media, movida por impulsos distin-
una conversación que me interese tanto durante tos en todas direcciones; ya por el clero, ya por
mi permanencia en México. Ya se ve, jha sido un partido, ya por otro, siempre en movimiento.
tan análoga á pensamientos que me ocupan!
los Por allá en lontananza, el soberano pueblo, como
Me propongo repetir en el mismo estilo, y con usted lo llama, en una abyección completa, mise-
sus mismas palabras, las particularidades que no- rable, estúpida, y pidiendo á gritos: "¡protección!"
tó este amigo al leer "Mis amores en México," y Y luego, mudando de tono mi entusiasta amigo,
las reflecsiones que le inspiraron. Algún dia me repitió: "¿Conque sus amores en México' ¡Valien-
han de servir para escribir algo en forma sobre te idea del mas bribón de los mordaces! ¿Con-
160 UN día de mis memokias de viage.
que vña y trataba usted diariamente á su hechi" tertulias se estimula el talentopor medio de en-
cera Beatriz, en una sala elegante y adornada tretenimientos instructivos? ¿.Co-nqne en cada ca-
sa se ve un álbum, ese libro que contiene las pro-
con el mejor gusto, en medio de una sociedad de
ducciones escogidas de los concurrentes? ¿ Con-
jóvenes de áinbos secsos, vestidos con igual gus- que la costumbre de asociarse con frecuencia, va
to, y con todos los onodahs y maneras que envi- desterrando el lujo, y por consiguiente disminu-
diarían las primeras tertulias de Paris? ¿Conque yendo los gastos superfinos, que han arruinado
en cada casa de México veia usted aquel vivo co- familias enteras? ¿Conque toda esta metamorfo-
sis ha sufrido México, y ahora se vive, se goza, se
lorido de finura y franqueza con que matiza al aprovecha iodo lo que se gastaba antes infructuo-
trato la civilización, y destierra las ceremonias hi- samente, y de lo que solo la vanidad se alimenta-
pócritas y secretos engaños de que adolecían aque- ba? ¡Yaya! ¡Yaya!" se interrumpió mi entusias-
llas antiguallas, solapadas con un fementido re- mado amigo, que no habia respirado durante esta
cato? ¿Conque ya no se ve en las tertulias de recapitulación que hizo de "Mis amores en Mé-
xico." Después de una ligera pausa, y soltando
México aquel espectáculo tan curioso para el es-
una carcajada de risa mal contenida, mirando
trangero, todas las señoras ocujjando una sala, por todos lados, prosiguió: "¿Conque en esta mis-
mientras no se baila, y los hombres en la antesala, ma Alameda, aquí mismo, veia usted mañana y
en los corrredares, esperando con mía ansiedad tarde mas de cien coches, y otras tantas fandlias
lyaseándose á pié en todas direcciones, hablando
mortal el Contradanza!" y acudir en
grito de: "/
y mezclando sus suaves perfumes con los aromas
tropel, disputándose á palmos el terreno, como una que despedían la madreselva, el jazmin, las rosas
señal de: '"jAl arma!" en un campamento? ¿Con- y otras infinitas flores, que disputaban la hermo-
que se acabó en México el medio de que se valían sura á las lindas mexicanas? ¿ Conque ya cada
vida, conocen también los f adres, que lian te- "ilíi visita al Teatro Nacional," me dijo: " ¿ Con-
y los
que hace SEIS años que el ilustre ayuntamiento
nido tiempo y ocasión para tratarlos de cerca?
yrohibió que se fumara en el Teatro? ¿Y usted
¿ Ya sabe tina madre, á quién encomienda la feli- mismo estaba anoche como una chimenea en su
cidad de una hija, de ese tesoro del corazón, que asiento, con un puro de media vara, haciendo
solo una madre sabe apreciar en su justo valor; estornudar y ahumando á todos los vecinos? ¡Ya-
ya! ¡Yaya! Amigo: ¡así va todo en México!"
de una hija que ha nutrido su seno entre caricias
El mismo joven ha venido á mi aposento esta
tiernas, ha enjugado su lloro con besos de recon-
tarde para pedirme copia de algunos fragmentos
vención, que ha sufrido y pasado por inmensos é de "Mis memorias de viage;" pero solamente le
inestimables sacrificios para verla un dia hermo- he concedido estas páginas, escritas hoy después
sa y llena de vida? ¿ Conque ya no hay en Mé- de nuestra entrevista, no pudiendo resistirme á
sus repetidas instancias; advirtiéndole que si tie-
xico casa, alguna, donde no se reciba á un joven
ne por objeto publicarlas, tal como las copio de mi
de educación, y se lehaga partícipe de una bri- memorándum, esponga que las da á luz solamen-
llante sociedad? ¿Conque ya todos los jóvenes te porque una pluma mas hábil de las muchas
piensan en las maneras do lucir y distinguirse que adornan la capital, se dedique á desarrollar
en una tertulia de respeto? ¿Ya no se ocupan so- algunas de estas ideas, que revelan las mejoras
que esta sociedad está clamando. ¿Quién, mejor,'
lamente de cautivar las miradas de las muclia-
entonces, que Fidel, podria llenar tan interesan-
chas, llevando un vestido de un lujo singular, te objeto, cuya l>icn cortada pluma ha pintado
que los mas no pueden sostener, y si sostienen es mil veces con admirable tino y maestría los cua-
á costa del sastre, del zapatero, ¿ce? ¿Conque ya dros de nuestras costumbres? A él, pues, es á
un joven pueble hacer valer sus gracias naturales,
quien toca consagrar sus tarcas literarias, ha-
su talento, sus virtudes, para liacerse estimar ciendo palpables los vicios de que adolece nues-
y
respetar de una sociedad íjue antes no podia ca- tra sociedad, y la imperiosa necesidad de reme-
lificarlo sino por apariencias? ¿ Conque ya en las
diarlos. — L. P.
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[l^ntre las composiciones musicales de que se mundo, resultó que los mas afamados composito-
puede hacer recuerdo de muelios años á esta par- res se apresuraron á dar á luz Polka tras de Pol-
te, ninguna ha causado mas sensación que la ka. El mundo filarmónico está lleno de Polkas;
Polka. En los salones mas elegantes de Paris, pero acaso las mas brillantes, las que mas entu-
en las tertulias del Norte-América, en los bailes siasmo han causado, son las de Mr. Herz, de es-
de máscara de las Antillas, en las ciudades que te famoso pianista y compositor, que después de
en el Nuevo-Mundo se hallan edificadas en la haber llenado con su nombre y con sus armonías
mesa de la cordillera, en todas partes se ha bai- á las reuniones mas fashionables de Europa, ha
lado la Polka con entusiasmo, con furor. La venido á hacer una corta mansión entre nosotros.
Polka ha invadido todas las sociedades, todas las A los pocos dias de llegado, dedicó al Sr. Cum-
costumbres, todos los sistemas de gobierno, todos plido una composición que llamó La Polka del
los climaSj y á una misma hora probablemente se Siglo. Ya que, como hemos dicho, en cada pais
han encontrado haciendo piruetas los friolentos se encuentran muchas Polkas, nos complace que
rusos y los calurosos habaneros: los unos alaban- por la cortesanía y amabilidad de Mr. Herz, ten-
do la Polka como un remedio eficaz para promo- gamos una Polka, que podremos llamar nacional,
ver la transpiración, y los otros maldiciendo al y que lleva el nombre de uno de los mas anti-
clima, que no les permite bailar demasiado. So- guos periódicos de México. El Sr. Cumplido ha
cialistas, monarquistas, republicanos y modera- participado de este obsequio á las señoritas me-
dos, todos han sido amigos decididos de la Pol- xicanas, mandando repartir impresa esta música
ka; y hasta la misma Iglesia, que en otros tiem- en la primera tertulia musical de la Lonja, y cir-
pos lanzó sus rayos contra los que fumaban, en culándola ahora en el Álbum.
esta vez ha guardado silencio, y dejado progre- En uno de los números siguientes insertare-
sar á la Polka. Solo la medicina ha elevado su mos una estensa biografia de Mr. Herz, ilustrada
voz en algunas partes, y prohibido á las mucha- con un retrato, así como algunas otras composi-
chas que bailen lá^ka; y ya se supone que nunca ciones musicales, si tuviere la bondad de remitir-
han maldecido la^ijas de Eva con mas ganas á las. Creemos por aliora que las amables suseri-
la ciencia y á los científicos, como cuando la cien- toras del Álbum quedarán complacidas con la
mi '?
^J^^^Ot^
LAS CONFIDENCIAS,
XM^c^is^ ,á^ i^fl spi c^ KST ^ es:) i^^im 5:La,^i.s2£i,^^.s:ii.'^^as3'imo
(continua.)
aun con mis pensamientos, se presentó natural- biera dejado solo, no. . . . y sin embargo, yo no
mente á mi imaginación. Envié á un niño que soy vuestro hermano, ni os conozco sino desde el
dia de la tempestad!
me á buscar á Andrea, y á decirle que el
ser\T.a,
abuela se ocupaba en vender los peces en el bar- — Pero cómo? replicó vivamente Grraziella con
donde se hallaba el viejo convento, y subió la es- tros somos unos .pobres, y os habríais avergonza-
Oí tocar suavemente á la puerta de mi apo- — Pero es igual, volvió á decir limpiándose los
sento, y luego ésta como impulsada por
se abrió ojos,que no habia cesado de tener clavados en
una mano invisible. Entonces se presentó á mi mi frente y mis brazos débiles y pálidos: aun
vista Graziella, quien no puco contener un gri- cuando se nos hubiera despreciado, siempre ha-
to al percibirme. Dio la joven algunos pasof?, bríamos venido
precipitándose hacia mi lecho, pero de pronLo se — Pobre Graziella, respondí yo sonriendo.
detuvo, con las manos entrelazadas y caldas so- Dios me libre del tenga vergüenza de
dia eu que tenga
han bastado unos pocos dias para alterar de es- Entonces una silla
se sentó en al pié de mi le-
El metal de su voz, la serenidad de sus mira- aposento; la silla de Grraziella vuelta todavía ha-
das, el abandono confiado y tranquilo de su pos- cia mi lecho, tal como ella la dejara y como si
tura, el candor de su fisonomía, el acento á la fuera á sentarse aun; la pequeña medalla colgada
vez contenido y quejoso de esas mugeres de las de mi cortina por medio de su cordón de seda
islas, que recuerda, como en el Oriente, el tono su- negra, y todos los restos, en fin, que denotaban la
miso del esclavo hasta en las palpitaciones mis- presencia y los cuidados de una muger que por
mas del amor; la memoria, finalmente, de los her- tanto tiempo me hablan faltado, mal despierto al
mosos dias pasados con ella en la cabana pastoril; principio me pareció que mi madre ó alguna de
aquellos soles de Próscida que me parecie^n aun mis hermanas habia entrado por la noche en mi
ver reverberar sobre su frente, sobre su cuerpo, cuarto. Fué necesario que abriera los ojos y co-
sobre sus pies en mi aposento melancólico menzara á llamar uno por uno todos mis pensa-
Todo esto, mientras la miraba y la escuchaba, me mientos, para que la figura de G-raziella se me
daba tantas fuerzas y me hacia esperimentar tal presentara tal como la habia visto el dia anterior. •
consuelo, que repentinamente me creí curado. El sol estaba tan puro, el reposo habia dado
Parecíame que tan luego como ella hubiera par- tantas fuerzas á mis miembros; la soledad de mi
tido, podria levantarme y andar; sin embargo, me habitación pesaba de un modo tan horrible sobre
sentia tan aliviado con su presencia, que prolon- mi alma; el deseo de oir de nuevo el sonido de
gaba la conversación cuanto era posible, y dete- una voz afectuosa y conocida; todo esto me agui-
nia á la joven con mil pretestos, por temor de joneaba tanto, que inmediatamente, débil, balbu-
que se fuese y con ella el bienestar que gozaba. ciente como estaba, me levanté. Comí el resto
Ella me sirvió una parte del dia sin temor, sin de las naranjas, subí en un carricol de alquiler,
reserva afectada, sin falso pudor, como una her- é instintivamente me hice conducir hacia la Mer-
mana que sirve á su hermano sin pensar si es gellina.
quitó de su cuello una pequeña medalla de plata forma encima de la bodega, sobre la cual se abrian
que pendia de un cordón negro y se ocultaba en los aposentos de la familia. En el astrisco en-
su seno, y la clavó con un alfiler en la cortina contró á G-raziella, á la abuela, al anciano pesca-
blanca de mi lecho: me aseguró que bien pronto dor, á Beppino y á los niños, que se disponían á
me hallarla curado por la virtud de la santa ima- salir en aquel mismo momento para ir á verme á
gen, y cuando el dia comenzaba á declinar, se fué casa, engalanados con sus mas bellos vestidos.
no sin volverse veinte veces de la puerta á mi le- Cada uno de ellos llevaba en un canasto, en un
cho para informarse de lo que podria desear aun, pañuelo ó en la mano algo de lo que aquellas po-
y para hacerme las mas vivas recomendaciones bres gentes hablan imaginado que seria mas agra-
de rezar con devoción ante la imagen antes de dable y sano para un enfermo: éste, un frasco de
dormirme. vino blanco con reflejos de oro de Ischia, tapa-
do, no con corcho, sino con romero y otras yer-
, Vil. bas aromáticas que perfumaban el vino; aquel,
higos secos; el otro, nísperos; los niños, naranjas...
Sea por;,,virtud de la imagen y de las oracio-
El corazón de Graziella habia animado á todos
nes que sin duda G-raziella le dirigirla; sea por la
los miembros de la familia.
influencia de la ternura é interés que habia sor-
prendido en las facciones de la doncella; sea por IX.
que la agradable distracción que me causó su
presencia y su conversación, hubiesen escitado el Al verme aparecer débil y pálido todavía, pe-
abandono enfermizo de todo mi ser, lo cierto es ro en pié y sonriendo con ellos, todos arrojaron
que apenas hubo ella salido de mi aposento, pude un grito. Graziella en su alegría dejó caer y
yo entregarme á un sueño tranquilo y reparador. rodar las naranjas que tenia en su delantal, y
El dia siguiente al despertar, mirando las cas- palmoteando como un chico, corrió hacia mí.
caras de naranja esparcidms por el suelo de mi — ¿No os deeia yo,, esclamó, que la imagen oa
164 LAS CONFIDENCIAS.
sanaría, si dormía una noche siquiera en vuestro que no podían dar cumplimiento á todos los pe-
lecho? ¿Os engañaba? didos de este objeto de lujo que se hacían de to-
Yo quise devolverle su medalla, y la saqué del da la Europa, aquel hombre había pensado en su
seno, adonde me la había puesto al salir. sobrina, y pocos días -antes había venido á apun-
—Besadla antes, me dijo la joven, y yo la be- tarla en la lista de sus oficialas. Le había traído
sé,y también sus dedos rosados que había alar- coral, losinstrumentos necesarios, y dádole las
gado para recobrarla. primeras lecciones de su oficio, bastante sencillo.
—Yo os la prestaré, sí volvéis á caer enfermo, Las demás obreras trabajaban en común en el
zando la medalla sobre su pecho; la imagen ser- G-raziella, que durante la continua y necesaria
virá para los dos. ausencia de la madre y del pescador, era la úni-
Nos sentamos entonces en el terrado á gozar ca guarda de los niños, ejercía su oficio en casa.
del sol de la mañana. Toda la familia estuvo Su tio, que no podía venir muy á menudo, hacia
tan gozosa como si hubiera reunídose con un her- algunos días que enviaba á casa de la doncella á
mano, con un hijo después dé un largo viage. El su hijo mayor, primo de G-raziella, joven de vein-
tiempo, que tan necesario es para la formación de te años, instruido, modesto, muy arreglado, ofi-
las amistades íntimas en las clases superiores, na- cial de los mejores, pero pobre de espíritu, ra-
da importa en las bajas: los corazones se abren quítico y algo contrahecho de cuerpo. Por la tar-
sin desconfianza, y se sondean inmediatamente, de, cuando se había cerrado la fábrica, venia á
porque no hay allí ínteres oculto bajo sus senti- eesaminar el trabajo de su prima, á instruirla en
mientos .... Mas amistad y parentesco de alma el manejo de los instrumentos, y á darle también
se forma en ocho días en medio, de los hombres las primeras lecciones de lectura, escritura y
de la naturaleza, que en diez años entre los de so- cuentas.
ciedad. Aquella familia y yo éramos ya casi pa- —Esperamos, me dijo la abuela en un momen-
rientes. to en que Graziella volvía la cabeza, que esto se-
En un momento nos informamos recíproca- rá en provecho de los dos, y que el maestro lle-
mente de todo lo que nos había acontecido bueno gará á ser el servidor de su novia.
ó malo desde que nos habíamos separado. La
pobre casa se hallaba bajo el signo de la felici-
ANÉCDOTAS.
dad: la barca había sido bendecida; las redes es-
Luís XIII, pocos días antes de su muerte, hi-
taban llenas de fortuna; jamas había sido tan
zo bautizar al delfin, que tenia entonces cuatro
abundante la pesca. La abuela no podía dar a-
años y medio. Después de la ceremonia, se llevó
basto á la venta de los peces en el pueblo, delan-
al chico regenerado al cuarto del rey, su padre,
te de su puerta; Beppino, fuerte y atrevido, valia
que estaba en cama.
lo que un marinero de veinte años, aunque no
nia mas que doce; Grazíella, finalmente, aprendía
te-
— ¿Cómo mío?
os llamáis ahora, hijo le pregun-
tó el monarca.
un oficio muy superior á la humilde profesión de
la familia. Su salario, bastante considerable ya
—Papá, me llamo Luis XIV.
para de una niña y que crecería mas
el trabajo
— Todavía mío, todavía
no, hijo no; pero tal
^
CTna dé las ólbrás mas recomendables que lian el rio Jordán hasta el lago inmenso, que llamamos
salido de la fecunda pluma. del celebre Alejandro el Mediterráneo, y que los cananeos, en su igno-
Dumas, és, sin dispiíta, la
\ que lleva el título de: rancia, denominan el G-ran Mar, y del Norte al
"Grali'a j/- 'Francia." Áüiique Hácéyá algún tiem- Mediodía, desde el Monte Líbano hasta el tor-
po c[ue se .publicó, debe ser desconocida de la ma- rente del Besor, ó el rio de Egipto (*).
yor párté dé nuestros lectores^ por ño ser dé las Ahí es donde, separada del resto de los honi-
traducidas ál castellano, Entré diversos trozos bres, al Norte, por una cadena dé montañas; al
notables qué con tienen hay dos que nos parecen Este, por un río; al Sur, por uu torrente; al Le-
admirablemente y que pbi-tal motivo he- -escritos, vante, por el mar, y separada antes de que la au-
mos pensado traducir pa;ra él A11)um, él Prólogo daz empresa de Babel dé por resultado la confu*
y él Epílogo.' Él primero ío publicamos én esté sion de las lenguas, conservará aquella nación co-
número; el segundo saldrá en. uno de los prÓcsi- mo un tesoro, que dos siglos después irá á recla,-
mos. mar Abraham el idioma primitivo de los hijos
dé Dios, y las primeras tierras,' ocupadas por el
padre.de los hombres.
El eprto. espacio que nos hemos reservado. para Luego, cuando llega el dia de la dispersión dé
,,
e», que, Iq ,p.as,ó. ;desp\ies . Por su parte, los deseendientes.de Sem se djir
,
. . Moisés, , y, no, s,e. detiene
áino en, 1?:iden.en,tr,€iS columnas, y carQ,i.nap hacia el Orieu:
Ig,,. tierra qu.e se llamó luego, Palestina, .a
cual k; (jarabanai proscrita da, el no,njbre. .de su te, guiados p.o^'.t,i;es.gefes difer^ntes,,c0mO|]ps t¡res
la. ,
,
cada, familia.; ¡forma. :una tribu;, las- tribus reTOÍdas ^UPi^ígen. ;;.,.. „^, .,,;.-..:; aoí úh >.::UÚ>\lür.^^- u x, !
del golfo pérsico el reino de Caldea; reino privi- Luego, apresurando la obra misteriosa, se su-
legiado, cuyo pueblo tomará un dia el título de cederán:
pueblo de Dios, y verá nacer á Tharé, de quien En Grrecia, para instruir, Homero y Eurípides,
Elam, el segundo hijo, atraviesa el Eufrates y tón y Sócrates, los filósofos; y el mundo entero
el Tigris, y va, del otro lado de una cordillera de estudiará sus obras, adoptará sus leyes, aceptará
montañas desconocidas, á levantar en su base el sus dogmas.
reino de los Elamitas, al cual sobrevivirá el re- En Roma, para conquistar, César, general y
cuerdo de una gran ciudad y de un grande hom- dictador; y su ejército pasará al través del mun-
bre: de Persépolis y de Ciro. do, como un rio inmenso en el que se precipita-
Asur, el tercer hijo, se detiene entre la Meso- rán, á guisa de torrentes, catorce naciones, for-
potamia y la Siria; edifica á Nínive, y echa los mando una sola corriente con todas sus aguas,
fundamentos del reino de los asirlos, en que Ne- un solo pueblo con todos sus pueblos, un solo
rod, el de treinta y
cazador, abrirá esa lista lenguage de todos sus idiomas, y no escapando de
cuatro reyes, que cerrará Sardanápalo. sus manos sino para ir á formar, entre las de Oc-
Entonces la posteridad de los tres hermanos se tavio Augusto, un solo imperio de todos sus im-
dispersará en ese jardin del mundo, que se llama perios.
Asia: atravesará selvas en que se recoge el sán- En fin, venidos los tiempos, en un rincón de la
dalo y la mirra; pasará rios que corren por un le- Judea nacerá hacia el Oriente, donde nace el
cho de coral y perlas, y encontrará minas de ru- dia, y se elevará sobre el horizonte romano, Cris-
bíes, topacios y diamantes, al echar los cimientos to, ese Sol de la civilización, cuyos rayos religio-
de esas ciudades maravillosas, que llamará Bag- sos separarán la edad antigua de la moderna, y
dad, Ispahan y Cachemira. cuya luz brilla tres siglos antes de iluminar á
En cuanto á los hijos de Jafet, caminarán á Constantino.
tierras desoladas al través de la atmósfera nebu- Pero como semejante imperio es demasiado vas-
losa del Occidente: se estenderán por la Europa; to para permanecer por mucho tiempo en equili-
se detendrán un instante en G-recia para fundar brio, bajo el cetro de un solo hombre, se escapa-
á Siciones y Argos, y en seguida se diseminarán rá de manos moribundas de Teodosio el Gran-
las
del Mar Negro á las costas de Noruega, apode- por ambos lados del atahud, á formar, en los tro-
rándose de esa parte del mundo que los hebreos, nos de Arcadio y Honorio, el doble imperio cris-
(•) Historia del pueblo de Dios. tado y corrompido. La raza primitiva, conta-;
ESTUDIOS HISTÓRICOS. 167
teinada con el sacrilegio, habia sido destruida por Llévanle cinco mil libras en oro, treinta rail en
las aguas: la raza secundaria, contaminada con plata, cuatro mil túnicas de seda, tres mil pieles
la corrupción, debia purificarse con el hierro y y tres mil libras de pimienta. Los ro-
escarlatas,
con el fuego. manos, para rescatarse, hablan fundido la estatua
Entonces hé aquí que de repente, del fondo de de oro del Valor, que llamaban la virtud guer-
paises desconocidos, al Norte, al Oriente, al Me- rera.
diodia, se levantan, con gran ruido de armas, Viene en seguida Genzerico á la cabeza de los
hordas innumerables de bárbaros, que atraviesan vándalos, atravesando el África y dirigiéndose á
el mundo, unos á pié, otros á caballo, éstos en ca- Cartago, donde se han refugiado los restos de Ro-
mellos , aquellos en carros tirados por ciervos. ma; á Cartago la prostituida, en que los hombres
Los rios los acarrean en sus escudos, la mar los se coronan de flores, se visten como mugeres;
ll«va en barcas: ellos van empujando delante de y con la cabeza encubierta, cortesanas de nue-
sí las poblaciones con el hierro de la espada, co- va especie, detienen á los transeúntes para ofre-
mo el pastor los rebaños con la madera del caya- cerles sus monstruosos favores. Genzerico llega
delante de la ciudad, y mientras el ejército su-
do, y derrocan nación sobre nación, como si la
voz de Dios hubiese dicho: "Mezclaré los pueblos be á las murallas, el pueblo baja al circo. Por
del mundo, a la manera que el huracán mezcla el fuera, el ruido de las armas; por dentro, la alga-
polvo de la tierra, á fin de que con su choque las zara de los juegos: aquí, la voz de los cantores;
chispas de la fé cristiana se esparzan por todas allí, los lamentos de los moribundos; al pié de las
los recuerdos antiguos sean abolidos; á fin de que en la sangre y caen en la refriega; en las gradas
se hagan nuevas todas las cosas." del anfiteatro, h)s cantos de los músicos y los so-
Habrá, sin embargo, orden en la destrucción, nidos de las flautas que los acompañan. Por fin,
porque de ese caos saldrá un nuevo mundo. Ca- la ciudad es tomada, y Genzerico va en persona
da, uno tendrá su parte de devastación, porque á ordenar á los cuidadores que abran las puertas
del circo.
Dios ha marcado á cada uno la misión que debe
llenar, como el hacendado marca á los segadores
—A quién? le preguntan.
lo lleva; hay un brazo que lo empuja. Camina. — y los quiere destruir. Dirígese al puerto, embar-
— En vano un monge se interpone en su camino, ca su ejército, es el último que entra en sus bu-
ques.
é intenta detenerlo. "Lo que me pides no está
en mi poder, le responde el bárbaro; algo me im- — ¿A dónde vamos, señor.'' dice el piloto.
dados; tres veces retrocede como una marea. Se — A que Dios quiere
la castigar.
le presentan embajadores á pedirle que levante Viene, por último, Atila, á quien su misión
el sitio: le dicen, para intimidarlo, que tendrá llama á las Gallas, cuyo campo, cada vez que se
que combatir con una muchedumbre tres veces detiene, cubre el espacio de tres ciudades comu-
mas numerosa que su ejército. nes; que hace velar á un rey cautivo en la tienda
—Tanto mejor, dice el segador de hombres; de cada uno de sus generales, y á uno de sus ge-
mientras la yerba es mas espesa, se siega con mas nerales en su tienda; que desdeñando los vasos
facilidad! de oro y plata de la Grecia, come carnes san-
Déjase, en fin, persuadir, y promete retirarse grientas en platos de madera. Avanza, y llena
si le dan todo el oro, toda la plata, todas las pe- con su ejército las llanuras del Danubio. Una
drerías, todos los esclavos bárbaros que se en- sierva le enseña el camino al través del Palus
cuentran en la ciudad. Meótides, y desaparece. Atila pasa como un tor-
— ¿Y qué quedará entonces á los habitantes? rente por el imperio oriental , dejando tras sí
—La vida, contesta Alarieo. á Leen II y á Zenon Isaúrico, sus tributarios;
- >:•
des,deñ.a,,4, ;Ilo]5na),;ya: atruínad^,; p,ar. iA^aj-ipiorf ,po- ;• citos;, óiiíando el bum o dé tantas; ciudades inceiOM.'
ng por- fin;¡el pié e.p, esa. itm'xp- qijiq es h,Qy; la^FvíHír diadas; se ;huba.- I remontado á los:;cielQs; ouandoí
ci^jj ^ola,meíitei:d.os.piudades,,,;Xx0^ y,, ,I?iafyis,: los (Valores, que ;se. elevaban; de. tantos campas deí
qyip^.a» e];i;pi]B;:,T9d^3.io3:di,^§la,.,saiagr¡e .eiimjwe; batalla hubieron caido sobre la tierra^ eon» ro<'
la .í^giT^j; tp^^s laSf íiO|Cj;i^3 el JAce^dip ,er\r.oj ePie>
, , eli cíiQífeóundádor; ouandoj en ; ^ni,; la; vista p>udoi dis-
cielo; los niños son colgados de los árboles poij' tinguir, alguna .cbsa'en.iíneddo-déiaquiei'inmeBSO[
el riendo.\ del^ lausloj^ j' abandonados wvos: Hilas caos^; distinguió I
pueblos jóvenes y ^renovados; !es-í:>
ates-dé .rapiña: lasjóVeiies :sbn arrojadas ál. .traV. treehándose al irededór de álguinbs anciaiibs,:-.qui© I
ves de los caminos, ¡y ijoá carros cargados pasan tenian. «n^iianái manó el Evaingelio y en otranilá:'
sobré eEasy los: viejos. son: áiadosfál citeEo de lo» 1
;
.) 'üO.mC
caballos, y los caballos aguijoneados ks arrebatan ', EsoSiancianbs -eran, los. padres derla IgksiariM J
consigoi- Quinientas ciudades quemadas: inarean .
'
. AqueUiOíS püeblps eran nuestros abuelos, com.dí :
el paso del rey de ios Hunos, poí el miindoj" el- loso hebri^oe ihabiaiar-sido; nuestros; antepasados^^-. >
desierto -se estiende- tras de ' él,': cómo ; gi faera su jfuenteá)'vis^aSji;ique' brotaban. 'puras de la ¡tierra»
tributat-io.'; ¡Ni la yerba crece, dice el esteríaina-i eai ú ilugar .mi&mor donde se ihabiam;. perdido- loa
dor,- por donde ba pasado; el caballo de' Atilaf
:
;
- -Todo- es estraordinario' en -estos' enviados deia i; > Eran¡;íloiS;:iF!ran]£oS' :('francesesi) ; ,i ilos ¡ÍBurgrn)
venganza celeste:, nacimiento, vidíi ;y. muerte. - ---
Hunda .(ibxii^i ñones,) y ios ;"W!esti-<3!iQdo3 ¡(vt^r
.
.Alarido, pronto:» eiEcbarcarse para la.^ Sicilifoy^ sigbdos); diffiidiéndose-.la iGlalia; los .Ost^G-.od{)iS-)
muere en Gosenza. Entonces susisoldado^coií
'
(ostrogodos)),! los. Longobardosi (lombardos^ ^jl
ayuda de una tropa deicautivos, desvían el -curso los 'Gépidos, espárei.éndoso- eu: Italia; los All-^ : ' ] •
-
í
I
gefe en' medio: del cauce seco del .rio, y- arro-»: Suevos, apoderándose de ÍEspaña;
•
; i ; yi en r, fin j ílos
jan debajo del cuerpo, al rededor; del- cuerpo;, sok' Fictos, losriEseooesea.y losi AngloTsajoaetí,) dispjiT-
Iffe el. cuerpo^: oro, piedras preciosas, telas eSquit: téndose la GíanrrBretáña.;-; ;¥ en istédio; deiesaef'
sitas; luego, cuando la huesa está ya llenajívuél+- razas n!uevas-yibárbaras,):álgunasviesjas,coloniá$r
ven las aguas del Busento^á su cauce; el rió.pa«a deíFoiaanes, esparcidas aquí jy allí,; especies de-éof.
sobre la tumba; y en márgenes degüellan has- lumnas, plantadRS.por,la «ivilizftcion,; aaombra'daa[
las
ta el último de los esclavos que han servido parar de :quedaíieac pié entre la [barbarie^, ;y: en laSiiCjúe
lá obra funeral, á-fin de que; el misterio d>el se- estaban: ¡esqpitos iloí jíotnbres! :niédioí .bofíadjQS.d^'.
pulcro seaun secreto entre ellos y los muerljosir. >
los priíaeyos poseedores; del mundo-- '-;> ní.-.i-; [9
. Atil.a espira en los brazos de nueva esposa;
stí'
I
i i I,:,. 1 , 1 . =RWr
I-ldico; y los Hunosj con las puntas de sus espa-
daSj' -Be hacen, incisiones abajo^ de los ojos,, para .;;':; ¡ríic-i r;^ (1:; ipi::;;; i;;, :'• ''',:í:c^íí¡ í;;' (icrrr —
n^'-.'
el: tercero de hierro,: es depositado mistérioean i;T!i:i'^t ';)rr;» .ri'i->;^\''',-;i'r*r.': .í:'íi::¡ .r;'i'iii> ;)i :'i¡l;v l'>
mente en la tumba, sobre im lecho de banderas, .Up, pi.pitoí^^:,?^a;^ab^ ^ejanjtp, .de. ; Aplé^S ,^p,
armas y piedras preciosas; y á fia de qué nengu- que pintaba muy aprisa; í';Pipn,§p,pp)iQC.^,V,}pre37.
na codicia humana venga a profanar tantas ri- pondip. .éste, sei|ic^iUamepte,,., , ;
.•;,.,-.,., ; .;
..i „ ;;'!,---
quezas funerales, los sepultadores son precipitar, -.i,l,.• llU-j l;¿,\;.»i>. !)< 1:. ')•>, i-:i:;i: •-;;> ,;;;j-;;;7 .r;í >f;'i íil'">iíír
Así pasaron esos hombres que, instruidos dej ,,,Janfia^ Sp,4ai;á,.á ningji^^ satina una jpp^pues-
su. misioa por un instinto Balvagé,'SQ aüticiparoa ta„p^3 pipante. fiue la <lp ,Fopiter|qUp,^;t^.3.uj;pf,.
al juicio del mundo, intitvdándose a-sí mismosiel qV^p,
QpQ9si^jijÍQlo,;fué,fLjj.eusar^,9;%Jí^^]^de^eii|i^
Luego, cuando el viento hubo disipado el ppl-. •,-7r-I)e yeraíi? Ip dijp pl filóíJofpj,,j)ucQ,;^s Ija^^i-
vo (^ue habia levantado la marcha 4© tantos, ejér- mera noticia que t^P^p de ello, ,.,,,„'•;, ¡.,
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El aroma dé tu aliento.- ,yígor de mji juyentuid,:-; . > ,; : :•;:; nr
ÍDisipa de mi ecsistencia
el dolor. ,
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por tu amoí;' í''
Cada vez que amante mii'o',^ ;.,,..„ ,;.,.^,, \^;.y. '.>:.> ^.ú\x•^s.í^ Vi
" .^;;;^;;^(vdulceCalma.;;i; .:!;;,ir;í::-)
tu beldad!
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Ab! tu nombre, |)eUia Elisa, .1, ;-.,,;; Queroba la quiettid al coraíoñ.- •'- ' i."((>;vi
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Y' at'sójjlo de'lévéi'briéá,
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);j]«ifo püédo iñas! qué nii 'abrasada frente' '
.r-.o
HISTORIA FAMOSA
QUE
En Europa las noches de invierno, particular- y el comenzar las historias, fué obra de un ins-
mente en los castillos y casas de campo, se reú- tante. Uno contó las infidelidades de su novia;
nen las familias al derredor de la chimenea, y el otro, las desgracias de su infancia; el de mas
cada uno de los concurrentes cuenta una historia allá, las aventuras de sus viages. Las horas pa-
ó una anécdota, ó una tradición popular, que si saban rápidamente, y apenas se acababa una his-
es escuchada por algún novelista, aparece dentro toria, cuando comenzaba otra. Un taquígrafo
de pocos dias en un volumen, adornada con gra- habria podido recoger anécdotas y episodios lle-
y se lee el Año Cristiano, en otras se juega tre- —Bien, muy que nos cuente Joaquín
bien; la
sillo y malilla de campo, se toca el piano y se historiade sueños y de
sus sus desveladas.
bailan sus cuadrillas. Los solterones, acostumbra- — Eso iba yo á hacer cabalmente, pero. ... es
dos á concurrir al teatro, se reúnen en un café, gana, no dejan
si hablar.
en el cuarto de un hotel, ó en un club, y suelen — Silencio, silencio!
....
contar sus historias al derredor de una mesa, en —Primero la historia del sueño.
niones, y en el grato calor que comunica al estó- — Pues caballeros, si no me dejan hablar, no
mago el ponche. contaré ni la historia de mi sueño, ni las aventu-
En tiempo de cuaresma, y en medio de una ras de mis desveladas; conque, buenas noches.
sociedad de jóvenes alegres y parlanchines, me — Silencio, silencio!
hallaba yo una noche. El encenderse el ponche — Ya escuchamos.
'ji'and-ville del CIl. GeoffrcfV ;
AOíQ)í^i]QPEí?A
CUMPllOD EcIlIu-'
—
HISTORIA FAMOSA. 171
—Un vaso de ponche para ponernos en paz. — No por continuó Joaquin con calma;
cierto,
— venga
Cabal, ponche. el nada hay singular raro tratándose de amor.
ni
Así que sorbieron algunos tragos, encendieron maron los oyentes. . . . Ya nos figuramos que ese
sus cigarrillos; tosieron, se acomodaron en los so- accidente consistiría en que se le ca,yeron los
faes y sillones como si faeseu á dormir, y guar- dientes, ó se le despintó el pelo, ó te estampó el
brevino uBa convulsión tal, que sus manos pare- emprendió. .Un dia.ae me mandó de avanzada,
cian uno de esos tembeleques que las señoras se haciéndome mil recomendaciones y encargos, y
ponen en la cabeza. -- ... - .
-
manifestándoseme que de mí dependía el écsito
-
Era, como he dicho, un efecto absolutamente de la batalla. Joven, dragón y aspirante, acep!-
nervioso,-- .:.... ;;•-..:-,. té con mucho gusto la peligrosa comisión; y. en
Una hora duró este ataque; mas recobrada un efecto, fuíme atrevidamente á situar :á mi eam»-
poco mi deidad de Su accidenté, me dijo: "¡Quiera po; pero al llegar la noche, «e me representó de
Dios que por castiga délo que has hecho. conmi- nuevo la picara, muchacha arrojándome su. lluvia
ésos pintados animálej os, que forman sus nidos guerra me déclaíó reo de muerte. Algunos büer
en las calzadas de los caminos. De improviso se nos arfligos que yó ienia' en Veíacruz, que lo su-
osciirecia^ el cielo, y ¡veia que ^algunos -otros ani- pieron á tiempo, se propusieron libertarme. Gón-
males conduelan silenciosamente xin farolito,' certároíi- el que me dejase yó caer á. la
mar, y allí
cuyo resplandor observaba á una hermosa muger, ellos me recogerían en una barca. que deberia
que nos echaba una lluvia de adormideras, Sin cotiducirme á Alvárado. De allí tomarla yo la
querer iba yo cayendo adormecido en. unión de sierra como un salvage, y de la sierra iriá. . .. .'
mis compañeros, á la vez que se acercaba un car- qué sé yó dónde; pero, enfin,.tódc) era menos ma-
ruage, que con sus ruedas debia machucar nues- loque ser pasado por las armas.- La opéraeron
tras alas de esmalte. -La agonía :era tremenda, se fijó en la hora crítica de las doce de la noche;
púeS el peligro estaba cefca, y -no se pódiá evitar. Para no dorínirme, mé puse á pasear en -el pabe-
Despertaba yo sobresaltado, y cón el corazón com- llón, pero qué. .-. .de improviso sentíla lluvia de
primido! me felicitaba de no seí verdaderamente adormideras, y me quedé como uii muerto, soñan-
un pobi*e insecto, á quien reducé á fragmentos do que por haberme dormido' me sacaban á fusi-
yó' vivido en el tiempo de la Inquisición, la hago tas linternas -que ténian los insectos. Guando
--'•- •..;.•::•!• desperté, un sudor corría por mi frente, y
quemar por hechicera. frió
Todos los diaa ifiC dorniia yo,' y sufriá fuertes Recorrí el pabellón, di golpes á las murallas coa
reprimendas del coronel, que «ra un hoinbrc de mi cabeza, brinqué, juré, hice géstd¿ espantosos.'
gfánh'igott'hófT'enda Voz: .; :
- El centinela y los oficiales de guardia ereyerou''
' LlegetíSaotí, 'pues, á la frontera, y la ^ampafíi ise- que había yo perdido el juicio. De injproviscreu-
— —
HISTORIA FAMOSA. 17
tré en tranquilidad; me recosté en mi catre, y me apagaremos lávela, nos saldremos de punti las,
y
dormí. cerraremos con tiento la puerta. Buenas noches.
A las doce, el estruendo de la artillería me El Bibliotecario.
despertó. Levánteme, creyendo que se me busca-
ba para matarme; pero ¡cuál fué mi sorpresa, cuan- BOTÁNICA.
do me encontré que todos brincaban, saltaban,
maldecían á los tiranos y victoreaban á la liber-
CAC OMITES.
tad! La esplicacion era muy fácil. Era un pro-
Tigridia pavonia: Cacomites: Jahuiques.
nunciamiento; el gobierno habia sido derrocado
Grénero de la familia de las irideas, aunque yo
en la capital, y ya es una cosa conocida que todo
entiendo que debia colocarse entre las liliáceas:
gobierno que cae, no puede menos de ser un ti-
originaria de México y llevada á Europa en 1785:
rano. Para mí el acontecimiento era verdade-
da unas flores bellísimas: el tallo es verde, des-
ramente feliz; nadie pensó ya en fusilarme ni en
nudo, de como cuarenta centímetros de altura,
detenerme; y el oficial, abrazándome, me dijo,
terminado por una spata verde, que abriéndose,
que ya todos éramos iguales, y qué sé yo cuántas
da paso á esas flores grandes, de color de escar-
cosas mas. Aproveché la ocasión para salvarme
lata,á veces acoletadas, y aun azules, según el
en el bote que mis solícitos amigos rae traian de
señor Don Melchor Ocampo me informó haber-
nuevo; y mi primer pensa;miento fué venir á Mé-
las visto: la corola está salpicada de otro color
xico y ahorcar á la infame Teófila, causa de to-
das mis desgracias. á manera de de tigre (tigridia) y con unas
piel
Llegué á México, conseguí mi perdón y un manchas semejantes á las que tienen las plumas
grado de capitán, y ya con este nuevo aliciente de los pavos (pavonia). Estas flores se abren co-
habia partido á las cinco. Me dormí, y perdí mi mesí, y salpicados como va dicho; los tres infe-
dinero y mi venganza, pues Teófila murió de re- riores plegados, ranj pequeños, están coloreados
sultas del ataque de nervios, llevándose á la tum- de la misma manera. Esta planta abunda mu-
Joaquín se acercó á cada uno de los oyentes, y la cebolla común, que no son sino hojas abortivas,
notó que dormían como unos inocentes siendo las esteriores negruzcas, secas y papirá-
—Bribones! esclamó. Probablemente desde ceas: impropiamente se tiene á estos bulbos por
Joaquín apagó las luces, salió de puntillas, blanco aperlado, de sabor dulcecillo, acastañado
cerró con tiento las puertas, y los dejó á todos dor- agradable aunque algo soso: los bulbos contienen
midos tan profundamente, como Garlos Xlt abundante fécula, un principio azucarado, gluten
se
dormia con la historia de Mazepa. vegetal, agua poca &c. Se comen cocidos, y no
Seguiríamos nosotros con la segunda parte de de otra manera, solos ó con leche: tiernos, y no
las aventuras del dormilón Joaquín, pero trasnochados, son alimento sano, gustoso, nutriti-
como
probablemente el lector habrá soltado vo, fácilmente digerible: su moderado uso no
el periódi-
co de las manos, y comenzará á roncar, haremos trae inconvenientes y ni aun despierta la sed.
lo que el famoso joven que hemos colocado como Deberla propagarse su cultivo.
héroe de nuestra historia, hizo con los amigos: G. Urueña.
TOM, II. VIII, 23
¡Cuan dulce tras de un día borrascoso Con la luz que se apaga lentamente
A nuestro hogar volver solo y tranquilo, Ya caminando el alma que la mira,
Y en un rincón del olvidado asilo Y con la última ráfaga en que espira,
En lecho humilde hallar dulce reposo! Adormecida queda blandamente.
La negra noche con su manto vela
La dormida ciudad; el viento corre
Yen, dulce sueño: del pesar que abrigo
Silbando en las comizas de la torre,
til IH
Sin ministros hábiles nos la vamos pasando; sin párvulo, y las pretensiones de un quimerista, de
policía estamos como unas pascuas; sin héroes nos un aturdido de lo mas chistoso.
vamos á componer tarde ó temprano; pero el dia En este momento en que coloco á su frente
que nos faltara un chisme teatral, el dia que se mi daguerrotipo, brilla en sus ojos la llama del
desterrasen de los grandes negocios los hombres genio; está haciendo las revelaciones de su vida
importantes, y sobre todo, déla sociedad los vete- íntima; está, pescador diestro, anudando sus redes
ranos de burnus, ese era el último dia de Méxi- maltratadas en la abundante pesca de deidades
co, ese dia no tenemos remedio. que caen diariamente para su gusto, y como fasci-
Véanle ustedes con atención: cada, una de sus La chica callaba; pero ya saben ustedes quo
facciones tiene un atractivo. La mirada es lán- les gusta les digan; y luego me veia. No se can
guida, la boca sonrie, el pié tiene cierto conato de sen ustedes, todas las mugeres son unas ....
•polka. ¡Qué mono es! Galla usted? Bueno; eso es decir que sí. ¿No
El nudo de la corbata tiene una historia, el es verdad que sí? Diciendo y haciendo, avancé
bejuquillo del relox reluce en su pecho, los dijes una mano, y zafe. . . .apretatur Estaba co-
mil de su cadena polka se avienen con su delica- mo una escarlata. Yo dije para mi saco: "Ya
. . .
¿Ya ves ala señorita H***? Oye mi conquista. Por regla general todas las mugeres rabian
Pues, señor, así, como así, me coloqué frente por casarse, ó cuando menos porque les digan
á su palco, y zas .... comienzan los telégrafos y que las quieren: en segundo lugar, todas las mu-
el tiroteo con mis anteojos. Ella fingia no ver, y el geres se burlan de los tímidos: así es que .... dos
marido estaba en ascuas. Yo dije: "Bien; mari- palabras, y está todo arreglado.
do y muger riñen, la chica es mia." Mira lo que me sucede con la muger de mi
Al momento empezaron, en voz baja, á decir- prirho Rufino el abogado: algunas noches que vie-
me: "Esa es una empresa temeraria." nen á la ópera, la llevo del brazo: voy platicando
•
—
-Pero empresa que tengo en el bolsillo. de íais locu'ras, ya la vez. . . .hijos, me apodero
—Cómo así? de la maneoita de la ehicuela: ella no chista;
— Esa señora me quiere, y ademas su marido pero hay una lucha interior en que repele mi
és un rufián y un. ... ínano, y dizque se incomoda. Hay veces que me
Yo seguia impertérrito tirándole besos con dice: No sea usted así. Rufino cree que alude á la
el estremo de mis 'dedos, y hablándole el lengua- conversación, y se muestra satisfecho de su mu-
ge de las flores; pero así, intrépido y con cierto ger. Yo, que estoy en antecedentes, conozco que
desparpajo. es alentai-me, y solo porque no he tenido tiempo,
Dícenme que el marido queria reconvenirme; no me hecho dueño de ese corazoncillo.
pero se habría puesto en ridículo; así se lo dijo Estas son las buenas conquistas, las que yo
un amigo juicioso: "¿No ve usted que deshonra- -apetezco:' hay otras que no las deseo, porque quie-
cielo suspenda usted ese duelo, que me cubrirá tribo de un coche: habla de cosas indiferentes; pe-
de amargura, &c., &c., &c,, &c. ro vuelve diciendo que le dieron una cita miste-
Yo, sa?i.s/a90'i, dije al hermano: "No me bato, riosa.
porque soy amado, y tengo documeutos para pro- En una visita goza todos los piúvilegios de un
barlo." Con esto el hermano quedó tamañito, y nene aturdido, y esa impunidad lo lleva á conatos
yo comencé á ahuyentar á rais rivales contando la realmente criminales; pero ¿se batirá un padre de
aventura de la chica á mi modo, y dejándola sin un marido, con un niño? ¿Se espoue así
familia,
pizca de crédito. Entonces la emprendí con por un truhán el decoro de una hija, el honor de
las otras hermanas, hijas del viejo, y las juiífcé á una esposa? ....
todas en la tertulia de HoíttftciA., . . Dieo que en una casa comenzó sus relÉWioDe»
DAGUERROTIPO SOCIAL. irr
con la mamá, después con una hermana, luego Habéis visto su retrato.
Poco tardó Irving, sin embargo, en dar los pri- bernador Tompkins, quien lo recibió de ayudan-
meros pasos en la carrera literaria, que estaba te. Empleado después por el general en gefe en
destinado á recorrer con tanto brillo. Sus pri- varias comisiones, desempeñólas todas satisfacto-
meros ensayos fueron una serie de cartas que pu- riamente, y ganó la reputación de buen oficial.
blicó nombre de Jonatan Oldstyle, en el
con el Era ya coronel, cuando la guerra entre las dos
Morning Chronicle^ en 1802. Pero su salud con- naciones puso término á su carrera militar.
tinuaba en un estado alarmante; amenazado de Para asuntos mercantiles volvió en 1815 á
una afección pulmonar, se resolvió el siguiente Inglaterra, donde solo contaba pasar dos años,
año que visitarla el Mediodía de la Europa. Es- de los que esperaba aprovecharse ventajosamente;
tuvo en efecto, no solo en Ñapóles y Ro-
Sicilia, pero la ruina de su casa cambió su porvenir, y
ma, sino también en Francia y en Inglaterra. tuvo que apelar á la literatura, que hasta entón-
Escribió el diario de su viage, y los que lo han j
ees únicamente le habia servido de distracción,
visto, le dan uno de los primeros lugares entre como á un recurso para su subsistencia. Y aun-
sus obras mas interesantes. que es cierto que causa pena que las desgracias
De vuelta en 1 806, escribió en unión de Mr. de la vida reduzcan á un hombre á tal estremo,
Paulding el Salmagiindi, miscelánea que llamó ni Washington Irving, ni sus lectores, sentirán
sobremanera la atención pública, y le dio una po- por cierto el conflicto que lo obligó á ser autor.
pularidad asombrosa por la belleza, gracia y po- La primera obra, hija de esta nueva resolución,
co común chiste del estilo. Después de la publi- fué el Sketch JBook, cuyo libro, como dice el
cación de algunos artículos sueltos de Irving, la mismo autor, participa de las fluctuaciones de sus
sociedad histórica de Nueva-York le sugirió la pensamientos y sentimientos, tratando unas veces
idea, que desde luego puso él en ejecución, de de las escenas que tiene á la vista, otras de asun-
escribir la historia de aquella ciudad. Dióla á tos enteramente imaginarios, y vagando otras, en
luz con el nombre de Diedrich Knickerbocker. ;
fin, con los recuerdos de su pais natal. Esta mis-
rición, no bien fué conocida, cuando elevó sobre- mentó su reputación. Siguióla poco tiempo des-
manera la reputación de su autor. En efecto, pués otra obra descriptiva de su vida campes-
"Washington Irving desplegó todas las ricas ga- tre en Inglaterra, pintada con una delicadeza,
las de su imaginación en esa historia burlesca, una esactitud y un talento verdaderamente ad-
escrita con tanto talento y naturalidad, que mu- mirables. En
1824 dio á luz sus Tales of a Tra-
chas personas leian capítulos enteros antes de vdler (Cuentos de un viagero) no inferiores en
descubrir su verdadero carácter. ,
verdad á bus demás obras.
^^^Í^-U-L
WASHINaTON IKYINa. 179
Cuando el célebre Navarrete, cuya muerte fué de diez y siete años, volvió "Washington Irving
una pérdida irreparable para la historia de las á los Estados-Unidos. Las dulces emociones
antiguas colonias de la España, se ocupaba de que esperimenta el corazón al ver de nuevo la
estudios sobremanera intesantes sobre Colon, el patria, con que se ha soñado tantas veces en el
ministro de los Estados-Unidos en España pro- estrangero, fueron mas gratas todavía para nues-
puso á Washington Irving que pasara á Madrid tro viagero, por el recibimiento espléndido que
con el objeto de traducir al ingles aquella pre- tuvo, y que bien merece el nombre de distingui-
vitación, la residencia de Irving en la capital dei Después de una permanencia de pocas sema-
reino dio un carácter enteramente distinto á sus nas en Nueva-York, hizo un viage por el inte-
trabajos literarios. Con la adopción de tan úti- rior del pais, y emprendió en seguida, en unión
les materiales, y de otras colecciones así impre- de varios compañeros, visitar las regiones occi-
sas como manuscritas del famoso genoves, pudo dentales en que no ha penetrado aun la luz re-
historia del descubridor de un nuevo-mundo. El dos años, sin acordarse de la literatura, en la so-
principal mérito de esta obra consiste en la ani- ciedad de amigos que apreciaban sus relevantes
mación de sus pintorescas descripciones y en su cualidades, y lo consideraban como un hombre
escrupulosa esactitud. que daba honor á su patria. Compró una casa
La merecida aprobación que el escritor tuvo, aislada, en que vivia con la mayor tranquilidad,
así en América como en Europa, lo estimuló á apartado de las agitaciones y tempestades del
publicar en 1831 los "Viages y descubrimientos mundo. Allí pasaba el verano: en el invierno vol-
de compañeros de Colon," que pueden consi-
los vía á Nueva-York, en cuya ciudad recibía cada
derarse como la continuación de la "Vida y via- dia nuevos testimonios de aprecio y estimación.
ges" de aquel ilustre nevegante, y que ocupan Para bien de la literatura, salió Irving en
también un lugar muy distinguido en el aprecio 1835 del indisculpable ocio en que habia perdi-
público. dido tanto tiempo, y publicó un -'Viage á las
En las pesquisas que tuvo que hacer para ave- Praderas" [J. Tour ofthe Pairies], en que dio
riguar pormenores de la vida del gran almirante, una relación de sus espediciones en los terrenos
Irving fijó su atención en la grandeza novelesca de los indios durante el otoño de 1832. La
de la dominación de los moros en la península gracia y esactitud de sus descripciones, la hizo
española, y de los interesantes acontecimientos pronto una de las obras favoritas del público.
de la guerra que acabó con la espulsion de los Fué seguida en el mismo año de Abbotsford, ó la
mahometanos, y en la que también su héroe fué Abadia de Newstead, en que se encuentran no-
actor;y antes de publicar la historia últimamente ticias de sus visitas á aquellos lugares, venera-
mencionada, apareció su crónica de la ''-Conquis- bles por el recuerdo de los genios eminentes que
ta de Granada," en la que, encubriéndose con el los han inmortalizado. También dio á luz en-
nombre de un Fray Antonio Ayapida, autor tonces las "Leyendas de la conquista de Espa-
contemporáneo imaginario, presentó un cuadro ña," escritas desde la Alhambra, pero que con-
magnífico de aquella época interesante de la his- servaba inéditas.
toria española, combinando el poético entusias- En 1836 publicó: "Astoria, ó Anécdotas de
mo de los viejos castellanos con la mas seductora mas allá de las Montañas Pedregosas," obra cu-
sencillez y vivacidad. En la primavera de 1829, riosísima por el asunto de que se ocupa, para el
después de visitar las ruinas de ciudades y casti- cual habia recogido abundantes y preciosos ma-
llos, las asperezas y desfiladeros, que fueron tes- teriales.
tigos de las hazañas que hubo en la cruzada con- En relación frecuente con varias personas de
tra los moros, vivió varios meses en la Alham- carácter aventurero, que hablan emprendido es-
bra, donde ecsisten aun frescos los recuerdos de pediciones notables al centro del continente, ó
las Zaidas y Zelindas, de los Zegríes y Abencer- al Pacífico, y que le dieron noticias importantes,
rages;y allí escribió la serie de cuentos y leyen- datos fehacientes, le fué fácil escribir en 1837
das que publicó posteriormente con el nombre una nueva obra con el título de: "Las Monta-
de aquel encantado lugar. ñas Pedregosas, ó Escenas, Accidentes y Aven»
Por ultimo, en 1832, después de una ausencia turas en el Occidente."
180 WASHINGTON IRYING.
Ea 1839 y 1840 salieron nuevas publicacio- Mr. Chapman. Es de esperarse que no tarde-
nes del fecundo escritor, que forman una serie de mos en conocer esta obra. Se le ha invitado tam-
artículos sobre costumbres, tradiciones y viages. bién á que reúna en una sola colección todas las
En 1841 fué nombrado ministro plenipoten- que han salido de su incansable pluma. El nú-
ciario cerca de la corte de España. Sus anti- mero es muy considerable, si se incluyen, como
guos amigos y asociados lo recibieron perfecta- debe ser, los infinitos artículos sueltos que ha
mente á su paso por Londres y París, y en Ma- publicado durante medio siglo.
drid, donde residió cuatro años, renovó sus rela- Irving tiene un temperamento poético bastan-
ciones literarias con los célebres literatos, á quie- te marcado, y une á una peculiar sensibilibad
nes Labia conocido durante su residencia en para la belleza, en todas sus manifestaciones, una
aquella capital. Al verificarse la elección de Mr. inteligente observación de las locuras y ridicu-
Polk á la ¡presidencia de la república norte-ame- leces de la sociedad, las cuales tiene la destreza
ricana, pidió Irving volver á su pais; y como de presentar en el mas cómico y divertido punto
estaba vencido con bastante esceso el tiempo que de vista, sin faltar jamas al buen gusto ni á la
debia haber permanecido de ministro, no hubo delicadeza. Ejecuta con la mas perfecta habi-
Nueva-York en resolvió pasar el resto res enteramente diversos. Así es que, el que no
1846, y
de sus dias en el seno de su familia, compuesta supiera que es autor de las útiles obras que ha
de unas hijas de su hermano, que lo aman y lo escrito sobre diversos asuntos de importancia,
tante obra histórica sobre la "Vida é influencia poético, Escoge las palabras que emplea, y laa
de Mahoma," fundado en materiales encontrados colora con tan especial cuidado, que casi siempre
en la biblioteca del Escorial, de los que nadie producen de una acabada versificación.
el efecto
mo continuación de ambas, pensó Washington del idioma. Puede decirse en su elogio, que ha
Ii'ving escribir otra: las dos primeras son "La hecho cuanto ha emprendido, y que lo ha hecho
vida y viages de Colon," y "Los viages y descu- siempre bien.
brimientos de los compañeros del ilustre nave- Entre los escritores norte-americanos ocupa
gante;'' la tercera debió ser la "Historia de la uno de primeros lugares, y su reputación pue-
los
conquista de México." Pero desistió de su pro- de competir con la de unos, y es, con razón, su-
pósito, al saber que uno de sus mas justamente perior á la de otros. Pero el público de su pais
célebres compatriotas, Guillermo H. Prescott, se lo aprecia sobre todos: ni Franklin, ni Brown,
ocupaba del mismo asunto. Establecióse enton- ni Calhoun, ni Webster, ni Cooper, ni el mismo
ces entre los dos admirables historiadores una Prescott, le merecen igual estimación. Washing-
generosa competencia, queriendo cada cual dejar ton Irving es el mas popular de todos sus autores.
ha dejado que desear. Irving mismo no creemos habia compuesto, y acerca de los cuales le pre-
de nuevo llamado al servicio público, una "Vida unos versos detestables, y se ha salido con la
En todos tiempos la inquietud que todo hom- pertó mas vivamente el interés entre los roma-
bre tiene por su porvenir, ha comunicado cierto nos que cuando la discordia entre Pompeyo y
prestigio á los que han pretendido revelarlo. En César, porque nunca tampoco se habia impor-
todos tiempos también el deseo de especular so- tunado á los dioses con mayor número de con-
bre la credulidad, ha formado cierto comercio de sultas.
esa impostura. Si alguna vez uno de esos far- Con la corrupción de las costumbres, las creen-
santes ha acertado con sagacidad un pronóstico, cias supersticiosas tomaron un vuelo estraordina-
que sacó acaso por medio de inducciones, aun- rio; algunos aun creyeron formarse un escudo
que disimuladas, muy vulgares, la generalidad contra el cristianismo, cuyo progreso rápido les
ha gritado: "¡Milagro!" considerando al charla- espantaba.
tan en la esfera sublime de los seres sobrenatu- Luciano, autor del tiempo de Marco Aurelio,
rales. nos ha dado á conocer á Alejandro de Paflagonia,
Un espíritu débil ó poco ilustrado, una pasión que decia haber tomado por modelo á Anfíloco,
cualquiera, es fuente de esa curiosidad ansiosa á quien le profesaba en Sicilia gran veneración.
sobre el porvenir: los espíritus rectos, por el Respondía á todas las preguntas que se le di-
contrario, esperan con firmeza á la suerte, y no rigían en pliego cerrado, devolviéndolas sin que
sueñan en nada que pueda salir del orden na- pareciese haberse tocado el sello. Este juegue-
tural. cito, que las gentes que tienen que ver con la po-
Desde la mas remota antigüedad se ven entre licía, ejecutan con el mayor desembarazo desde
los caldeos adivinos, que interpretaban sus sue- su noviciado, parecía entonces maravilloso. Co-
ños y observaban el vuelo de las aves, así como mo todos los charlatanes de su especie, tenia su-
otros pretendidos pronósticos. mo cuidado en hacer sus respuestas capciosas y
Los hebreos admitían nueve especies de adivi- equívocas: él salla bien de todas sus empresas,
nación; hablan tomado todas estas supersticiones como que el público, después de algún tiempo,
del Egipto, de donde se difundieron entre los estaba dispuesto á recibir con respeto los absur-
griegos. dos mas ridículos.
Los etruscos la redujeron á mácsimas y re- Para aumentar el número de sus engaños, y
glas, y los romanos asociaron la adivinación al por consiguiente hacer negocio, dejaba ver una
gobierno. No obstante, los hombres superiores cabeza de serpiente al oido de ua compadre, con
de la república despreciaban estos medios, aun quien tenia intimidad. Este desgraciado, digno
cuando alguno los recomendase como útiles pa- por cierto de un castigo ejemplar, murió de una
ra contener al pueblo. Consultado Catón sobre edad muy avanzada, y considerado como un dios:
qué se anunciaba que roerían los calzados las ra- Marco Aurelio mismo, con toda su sabiduría, se
tas, respondían que nada tenia de particular, que contaba enel número de sus partidarios.
lo que seria sorprendente era que un borceguí Sobrevivieron los errores enunciados al paga-
se comiese á un ratón. nismo, se mezclaron al culto grosero de la media
Cicerón, que compuso un tratado espreso so- edad, y se complicaron con todas las tradiciones
bre la adivinación, en que no se creia, dice que del Norte.
jamas habia emprendido nada sin con-
la Grrecia El concilio de Estines, celebrado en 743, re-
sultar antes á los oráculos: que el fundador de dactó un catálogo de los usos prohibidos á los fie-
Koma era escelente agorero,
y que nunca se des- les, y marcó en él espresamente todo lo relativo
TOM. II, — VIII. 24
182 ADIVINOS.
al conocimiento de las cosas futuras. Sin em- Asiragaloviancia —arrojando al aire huesecillos,
bargo, el desarreglo en aquellos tiempos era tal, —por medio de
Astroviancia los astros.
que al lado de estas proliibiciones habia fingidos Bactromancia —con los bastones.
profetas y adivinos en las mismas gradas de las Bibliomancia—por pasages de
los la Biblia.
iglesias. Juan de Murs, doctor de la Sorbona, Bostricomancia—por inspección la de los ca-
ventajosamente conocido por sus felices innova- bellos.
ciones en la música, se hizo también famoso en- Botanomancia—por medio de las plantas.
tre sus contemporáneos por predicciones que se Brisomancia—por sueños tenidos durante
los la
leen en la crónica titulada: Gillis Li Miusis. siesta.
Luis XI hacia temblar á los mas poderosos va- Capnomancia—por giro humo del incienso.
el del
rones de su reino, y se ponia de rodillas delante Cataplromancia —por medio de espejos.
de un astrólogo. Cartomancia—por cartas.
.
Catarina de Médecis estaba preocupada sin Quiromancia—por la inspección de las rayas de
cesar por el mismo terror: durante este siglo la las manos.
falsa ciencia se hacia considerar en desquite del Cindmoscopia —por los movimientos espontáneos
descrédito que ya presentia: sin embargo, se ol- del cuerpo.
vida al sabio en Cornelio Agrippa para admirar Cleromancia—por dados.
al hombre de la cabala. Gruillermo Portel no es — sucesos
Cleroscopia ^por fortuitos,
tan reverenciado por su verdadero mérito como Craposcopia—por ecsámen
el del cráneo.
por el mérito oculto que se le suponía. Cornelio Cramomancia — con habas.
G-enma mezcla la astrología á la astronomía; Juan Dendromancia—por inspección de
la los árboles.
Tesmer trata de la quiromancia en forma. Mi- Gdoscopia — inspección de
^por la la risa.
guel Nostradamus es rodeado de homenages por Geomancia—por sombra proyectada
la en la
la corte, que se lisonjeaba de comprender sus tierra.
centurias incomprensibles. En fin, Escotillo, re- Gero7nancia — adivinación á los viejos.
tirado á los Paises Bajos, es el oráculo de Espa- Goeiia — espíritus infernales.
ña, y merece ser nombrado por Cervantes. No Giroma7icia — dando vueltas.
hay que reir de esto. Cagliostro no está lejos de Hemomancia —inspección de la sangre.
nosotros. Mad. le Normand no ha perdido todo Hepatoscojña —idem del
hígado.
su crédito, y nuestras aldeas están aun llenas de Horoscojña— dia
del nacimiento.
del
adivinos y hechiceros. ¿Qué hay en todo esto Hidatoscopia— de la lluvia.
de admirable? Se habla mucho del siglo xix en Hidromancia — déla agua.
los periódicos; pero el siglo xv ecsiste aun para Keranoscopia— observación del rayo.
una gran parte de la población europea, que no Lithomancia —con piedras.
marcha tan violento como los apóstoles del pro- Logarithmomancia— con números.
greso indefinido, y que no se les comprende ó no Meteoroscopia — por observación de
la me- los
se les quiere comprender. Terminaremos este ar- teoros.
tículo con una lista alfabética de las principales Metoposcopia—para inspección de
la la frente.
especies de adivinación tomada de M. Alnaye, en Myomancia—por medio de las ratas.
la edición de Ptabelais, que publicó hace poco Necromancia —por evocación de
la muertos los
tiempo. Nefelemancia —inspección de nubes. las
Aeromancia —por el aire. Onomancia — por de
libaciones vino.
Aigomancia — por medio de una cabra. Onesrocrida — de
interpretación los sueños.
Aleytromancia—por medio de un gallo. Onomantomancia—por nombre elque con- del
Aleuromancia—por medio de la harina. sultaba.
Anemoscopia— por rumbo de el los vientos. Oomancia— con huevos.
Antracomancia— por medio carbón. del Ofudinoscopia —por inspección de
la los ojos.
ñas hombre.
del Parthcnoviancia — adivinación de las vírgenes.
Aruspicina— inspección de entrañas las de las Prosapumarícia—por persona la que con- del
víctimas. sultaba.
ADIVINOS. 183
Ptarmoscopia —observando los estornudos. llenar los aeróstatos y para hacer los fósforos de
—
Piromancia por el fuego. gas.
—
Rabdomancia con varitas. En los laboratorios se dispone el aparato, y se
—
Rapsodomancia por los versos de los poetas. hace la operación de la manera siguiente: Se in-
Sesamancia —por las sombras. troducen en un frasco de dos embocaduras, de la
JEspovomancia—por las cenizas del hogar. capacidad de medio litro (*) (que puede pro-
Sticomanchia —por versos de
los los sjbilas. ducir cosa de diez litros de gas) sesenta gramas
Sticomancia—por elementos.
los de zinc en fragmentos; se añaden cosa de treinta
Tetrapodomancia —por cuadrúpedos.los gramas de agua. En una embocadura se coloca
—
Theolepsia por éxtasis ó iluminaciones. un tubo curvo, cuya estremidad debe entrar en
Tragoma7icia —por un pico. una cuba hidropneumática. En la otra emboca-
Tyroinancia —por medio del queso. dura se coloca un tubo derecho, de tres milíme-
Uramiscojña— por inspección
la del cielo. tros por lo menos de diámetro, que desciende
Es uno de los cuerpos simples, esparcidos en El gas se desprende, y siendo mas ligero, des-
la naturaleza; forma uno de los elementos del aloja al agua, y así sucesivamente se llenan va-
agua, y de casi la totalidad de las sustancias ve- rios vasos. La teoría para formar el gas para
getalesy animales. llenar un globo, es la misma, aunque, como se de-
mas fuerte y á la temperatura mas baja, el hidró- es sustituido por el fierro. Las proporciones mas
geno permanece constantemente gaseoso. Es el convenientes de los agentes químicos, para que
mas ligero de todos los cuerpos, cosa de catorce la reacción sea completa, son: fierro, 56 partes:
veces mas ligero que el aire. ácido sulfúrico concentrado, 100; agua, 400. El
No tiene ni color ni sabor, y cuando está muy residuo en este caso es diferente, pues se compo-
puro, es perfectamente inodoro é impropio para ne de una solución de sulfato de fierro ó capar-
compone de dos volúmenes de hidrógeno y un vo- El poeta Malherbe comió un dia en casa del
lumen de oxígeno. arzobispo de Rouen, y apenas sé habia parado de
El hidrógeno se prepara por la descomposición la mesa, cuando se durmió. El prelado, que de-
de la agua, sea haciéndola pasar en vapor por tu- bía predicar, lo despierta, y lo invita á que vaya
bos de fierro enrojecido que se apoderan del á oir el sermón: —
"Muchas gracias, respondió
oxígeno formando el óxido de fierro, y dejando Malherbe; no lo necesito para seguir durmiendo."
libre al hidrógeno, ó bien por medio de la reac-
ción de un ácido sobre un metal fácilmente oxi- (*) A fin de ir acostumbrando á los lectores al sistema
dable. Siendo mas fácil y mas económico este decimal, no reducimos estas medidas á las usuales caste-
último medio, se emplea en los laboratorios para llanas.
v-_^^,2^^_^ --^T^^^rl__^::^^'^^r:_^J:=€7^^
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--^^^^^¿^-- --^r^^^^^r^-- --^r^^^^:^-- -"^i^^f^^-^
LAS CONFIDENCIAS,
l^C^ZM^i ,áEk5:^SS^<:^50'^l<:^ ÍS^S^ Sa^ii.^Eiaíái.SiSi'í^S'lSKS'S^e.
(cONTiNtTA.)
mara para hacerme admirar las pequñas piezas Graziella, de la que oíamos el ruido compasado
de coral que ya habia torneado y pulido. Estas que formaba con el pie al mover la rueda de su
estaban cuidadosamente colocadas en cajitas lle- torno, el ronco sonido de la rueca de la abuela, y
nas de algodón puestas al pié de su cama: quiso la voz de los niños que jugaban con las naranjas
ademas tornear un pedazo delante de mí: yo daba sobre el suelo de la casa, formaban un melodioso
vueltas á la pequeña rueda del torno, en frente de acompañamiento á nuestro trabajo. De tiempo en
ella, mientras que con la mano presentaba la joven tiempo salla Grraziella á la ventana á sacudir sus
la rama roja del coral á la rueda circular, que la cabellos, y entonces nos cambiábamos una mirada,
roia rechinando. En seguida Grraziella redondea- una palabra amistosa, una sonrisa. Yo me sentía
ba y pulia estos pedazos teniéndolos con la pun- dichoso con todo el alma sin saber por qué. Habría
ta de sus deditos, que á veces se raspaban en la querido ser una de esas plantas de aloe enraiza-
rueda. das en las hendeduras del jardín, ó una de las la-
El polvo color de rosa cubría sus manos, y vo- gartijas que se calentaban al sol cerca de nosotros
lando algunas veces hasta su rostro, cubría sus me- en terrado, y que habitaban con la pobre fami-
el
gillas y sus labios de un ligero afeite, quo hacia a- lia entre los agujeros de las paredes.
trais bastante bueno para un señor como vos. pino y pescador para comprar y conducir los
al
La casa no tiene mas que tres recámaras; pe- pocos muebles que me eran necesarios. Compré
ro Beppino duerme en la barca: la de los niños ser- unpequeño catre de una mesa de
fierro completo,
tre su hermano y ella trasportaron á la recámara zas que se cultivan; unas cuantas mugeres que
de los niños su lecho, sus pobres muebles, su pe- sacaban lienzos sobre cuerdas tendidas de un ár-
queño espejo con marco de madera pintada, la bol á otro; algunos niños llorando ó jugando so-
lámpara de cobre, las dos ó tres imágenes de la bre los terrados de dos ó tres casuquillas blancas
Virgen, que pendían de las paredes clavadas con esparcidas en los jardines. Aquella vista tan limi-
alfileres, la mesa y el pequeño torno en que ella tada, tan pálida y vulgar de los arrabales de una
trabajaba el coral, Echaron agua en los vasos, y gran ciudad, me pareció deliciosa en compara-
arrojaron una poca con la palma de la mano en ción de las altas y sombrías fachadas, de las ca-
el suelo; limpiaron con esmero el polvo de coral lles oscuras y de la multitud bulliciosa del cuar-
del suelo y de los muebles, y colocaron sobre el tel que acababa de abandonar. Yo respiraba
borde de la ventana las dos plantas mas verdes ahora un aire vegetal, en vez del polvo, del humo,
y mas aromáticas de bálsamo y resedá que encon- del fuego de la atmósfera en que poco ha me
traron sobre el astrisco. No habrían prepardo ni ahogaba: oia los rebuznos de los jumentos, el can-
pulido con mas esmero la recámara nupcial, . si to de los gallos, el murmullo de las hojas, el ge-
Beppino hubiera traido aquella misma noche á su mido alternativo de la mar, en vez de ese eterno
novia á la casa de su padre. Yo los ayudaba rien- rodar de los coches, de los gritos agudos del pue-
do en esta faena. blo,y de ese ruido incesante, que no deja en las
Cuando todo estuvo listo, llevé conmigo á Bep- grandes ciudades ningún momento de descanso
186 LAS CONFIDENCIAS.
á los oídos, ni un momento de reposo al pen- monótona tranquilidad de nuestra vida. El vie-
samiento. jo y su nieto no se aventuraban á entrar en ple-
Imposible me era arrancarme del lecho, desde na mar á causa de los ventarrones frecuentes en
donde saboreaba con delicia los rayos del Sol, esta estación: se ocupaban únicamente en pescar
aquellos ruidos campestres, los vuelos de los pá- á lo largo de la costa, y su pescado, vendido en
jaros y ese reposo apenas alterado del pensamien- la marina por la madre, daba lo suficiente para
to: en seguida, mirando la desnudez de las pare- vivir sin necesidades.
des, lo vacío del aposento, la ausencia total de .. G-raziella se perfeccionaba en su arte; con la
los muebles, me regocijaba dentro de mí mismo, vida dulce y sedentaria que llevaba desde que ha-
pensando que en aquella pobre casa á lo menos bía comenzado á trabajar el coral, parece que cre-
era amado, y que no hay tapices, ni cortinas, ni cía y se embellecía cada dia mas. Su salario, que
ricos muebles que valgan lo que vale un poco de su tío le traía los domingos, le permitía no tan
cariño. Todo el oro del mundo no seria bastan- solo tener mas bien vestidos á sus hermanítos y
te para comprar un solo latido del corazón ó un enviarlos a la escuela, sino proporcionar á su
rayo de ternura en la mirada de los indiferentes. madre grande, y comprarse ella para sí también,
¡
Cuan dulcemente me arrullaban estos pensa- algunas ropas de uso mas ricas y mas elegantes,
mientos en medio de mi sueño: sentíame renacer propias de las mugeres de la isla; pañuelos de
á la salud, á la paz ! Beppino entró muchas ve- seda púrpura para prenderlos en forma de trián-
ces en mi aposento para saber si deseaba algo, y gulo sobre la cabeza, caídos sobre las espaldas; za-
me trajo á mi lecho pan y iTvas, que comí, arro- patos sin talón, bordados de lantejuelas de plata,
jando las migajas y los huesecillos á las golon- que no cubren mas que los dedos del pié; sobre-
drinas. vestes de seda listados de negro y verde; éstos, re-
Era cerca del medio dia: el Sol entraba con vestidos con galones en las costuras, flotan abier-
toda libertad al aposento, esparciendo su dulce tos sobre las mangas, y dejan percibir por delan-
calor de Otoño, cuando yo me levanté. Convine te la finura del talle y los contornos del cuello
con el pescador y su muger la cantidad de una adornado de collares; en fin, largos aretes cince-
corta pensión que yo daria mensualmente, como lados, cuyos hilos de oro se entrelazan á veces
alquiler de la pieza que habitaba, y para ayuda con el collar de perlas. Aun las mugeres mas
de los gastos comunes: era muy poco, pero aque- pobres de las usan estos vestidos y
islas griegas
llas buenas gentes creyeron que era mucho. Bas- adornos: ninguna miseria las obligaría á desha-
tante se conocía que lejos de querer ganar con- cerse de ellos. En los climas en donde el senti-
migo, se afligían porque su pobreza no les permi- miento de la belleza es mas vivo que bajo nues-
tía ofrecerme una hospitalidad mas digna, y que tro cielo, y en donde la vida no es mas que el
nada me hubiera costado. Se añadieron dos pa- amor, los adornos no son un lujo á los ojos de la
nes á los que se compraban todas las mañanas muger; son su primera, casi su única necesidad.
noche, aceite para mi lámpara, y leña para que- Cuando el domingo ó los días de fiesta, Gra-
mar durante los días frios; esto fué todo. Algu- zíella, vestida de esta manera, salía de su aposen-
nos granos de cobre, pequeña moneda del pueblo to al terrado, con algunas flores de granada roja
de Ñapóles, bastaban diariamente para hacer mi ó de adelfa entre sus ebúrneos cabellos, á un lado
gasto. ¡Jamas he comprendido mejor cuan in- de la cabeza; cuando al oír el sonido de las cam-
dependiente del lujo es la felicidad, y cuántas panas de vecina capilla pasaba y repasaba de-
la
cosas se compran mejor con una moneda de co- lante de mi ventana, como un pavo que se canto-
bre, que con un bolsillo de oro, cuando se saben nea al Sol; cuando arrastraba lánguidamente sua
bu-scar donde Dios las ha ocultado! piesccítos, mirándoselos, aprisionados en babu-
chas esmaltadas, y luego alzaba la cabeza con
XIV. una ondulación habitual para hacer flotar el pa-
Así viví durante los últimos meses del Otoño ñuelo de seda que tenia prendido en ella, y cuan-
y los primeros del Invierno: el brillo y serenidad do conocía que yo la miraba, se ruborizaba un
de estos últimos en Ñápeles, los hace confundir poco, como si hubiera avergonzádose de ser tan
con los que les han precedido. Nada turbaba la bella Oh! había momentos en que el brillo
!
de su hermosura me deslumhraba de tal modo, creado para madurar sus frutos. El hombre se
que creía verla por la primera vez, y en que mi atormenta hasta por lo que ha producido por
común familiaridad con ella se cambiaba en una fuera, de lo que le mortifica interiormente. Su pa-
especie de timidezy de encanto! labra escrita es como un espejo, de que él tiene
Mas era tan poco el deseo que tenia ella de necesidad para conocerse á sí mismo y para ase-
deslumbrar, y su instinto natural de adorno es- gurarse de que ecsiste. Mientras él no se ha vis-
taba tan exento de orgullo y coquetería, que in- to en sus obras, no se cree completamente vivo.
mediatamente que volvia de las santas ceremo- El espíritu, así como el cuerpo, tiene su pubertad.
nias", se apresuraba á despojarse de sus ricos ador- Yo me hallaba en esa edad en que el alma tie-
nos, y volvia á ponerse su sencillo vestido de tra- ne necesidad de alimentarse y multiplicarse por
po verde, ó de indiana listada de negro
y púr- medio de la palabra; pero, Como siempre sucede,
pura, y á ocultar sus pies en sus babuchas con el instinto se presentaba en mí antes que la fuer-
talón de madera blanca, que resonaban todo el za. momento en que habia escrito, es-
Desde el
dia sobre el terrado, como las de las esclavas del taba descontento de mi obra, y la arrojaba con
Oriente. desden. ¡
Cuántas ocasiones el viento ó las on-
Cuando sus jóvenes amigas no venian á bus- das del mar de Ñapóles se han llevado y sumer-
carla, ó su primo no la acompañaba á la iglesia, gido, por la mañana, los girones de mis ideas y
yo era quien la conduela, y la aguardaba sentado mis sentimientos escritos por noche y desgar- la
en las gradas del peristilo. A su salida oia con rados de dia, y que se han marchado lejos de mí
una especie de orgullo personal, como si ella hu- sin pena
biera sido mi hermana ó mi novia, los murmu-
llos de admiración que su linda figura escitaba XVI.
entre sus compañeras y entre los jóvenes mari- Algunas veces G-raziella, viéndome por mas
nos de las costas de la Mergellina; pero ella no tiempo encerrado y mas silencioso que lo de cos-
oia nada, y no viendo á nadie mas que á mí en- tumbre, entraba furtivamente á mi aposento, pa-
tre la multitud, me enviaba una sonrisa desde lo ra arrancarme de mis obstinadas lecturas ó de
alto de la primera grada; hacia su última señal mis ocupaciones. Se adelantaba sin ruido has-
de la cruz con sus dedos empapados en agua ben- ta detras de mi silla, y allí se levantaba sobre la
dita, y descendía modestamente con los ojos ba- punta de sus pies, para mirar sin comprenderlo,
jos, las gradas, á cuyo pié yo la esperaba. por encima de mis espaldas, lo que yo leia ó es-
Así era como los dias de fiesta la llevaba yo cribía: en seguida, por un movimiento súbito, me
poif la mañana y por la tarde á las iglesias, única quitaba el libro ó me arrebataba la pluma de los
y santa diversión que amaba y conocía. Pro-
ella dedos; y echaba á correr. Yo la perseguía sobre
curaba yo en esos dias, por mi parte, hacer que el terrado, y me enojaba un poco; ella se reía.
mi vestido se asemejara lo mas posible al de los Concluía yo perdonándola; pero ella siempre me
demás jóvenes marinos de la isla, á fin de que reñía gravemente, como habría podido hacerlo
mi presencia á nadie admirase, y se me tomara una madre.
por un hermano ó por un pariente de la doncella —
¿Qué es lo que tanto decía hoy á vuestros
á quien acompañaba. ojos ese libro? murmuraba la joven con una im-
Los demás dias G-raziella no salla. Lo que es paciencia medio sería y medio burlona. ¿Acaso
yo, poco á poco me habia vuelto á acostumbrar á esas líneas negras pintadas sobre ese viejo y or-
mi vida de estudio y solitaria, distraída solamen- dinario papel, no acabarán nunca de hablaros?
te por la dulce amistad de la joven, y por mi ¿Es que no sabéis bastantes historias para con-
adopción en su familia. Yo leia á los poetas y tárnoslas todos los domingos ó todas las noches
á los historiadores en todos los idiomas; escribía del año,como aquella que tanto me hizo llorar
algunas veces; otras ensayaba, ora en italiano, ora en Próscida? ¿Y para quién escribís toda no- la
en francés, espresar los primeros latidos de mi che esas larguísimas cartas, que arrojáis por la
corazón, que parecen sofocarlo, hasta que la pala- mañana á la mar? ¿No conocéis que con esto os
bra, desbordándose en prosa ó en verso, lo alivia. hacéis mal, y que os ponéis pálido y distraído
Parece que la palabra es la única predestina- cuando habéis leído ó escrito lai'go tiempo? ¿Aca-
ción delhombre y que ha sido creada para ma- so no es mas dulce hablar conmigo, que os miro,
durar pensamientos, así como el árbol ha sido que conversar los dias enteros con esas palabras,
,
ó con esas sombras que no os escuchan? ¡Ay darse una vana definición de su felicidad. Bas-
Dios mió! ¿que no tenga yo tanto entendimiento tábame estar tranquilo, unido y dichoso, sin sa-
como esas hojas de papel? Yo os hablarla todo ber cómo ni por qué. La vida en común, el pen-
el dia; os diria todo lo que me preguntaseis, sí, samiento dividido entre los dos, aumentaba entre
y no tendríais necesidad de lastimaros los ojos, nosotros cada dia la dulce é inocente familiari-
ni de gastar todo el aceite de vuestra lámpara.. . dad con que nos tratábamos: tan pura Graziella
Entonces la joven me escondía mi libro y mis en su abandono," como tranquilo yJ«n mí indi-
plumas; me traia mi vestido y mi gorra de mari- ferencia.
no, y me forzaba á salir para distraerme.
Yo la obedecía murmurando, pero amándola LIBRO DÉCIMO.
como siempre.
CONTINUACIÓN DEL EPISODIO.
XVII. I.
^ Yo iba entonces á dar largos paseos por la vi- Después de cinco meses que hacia que habi-
lla, por el campo, sobre mas estos pa-
la ribera; taba con la familia bajo un mismo techo, que,
seos solitarios no eran tristes como los de los por decirlo formaba parte de sus pensamien-
así,
primeros dias de mi vuelta á Ñapóles, Gozaba tos, Graziella se habia acostumbrado tanto á mi-
solo, pero gozaba de un modo delicioso, de los rarme como inseparable de su corazón, que no se
espectáculos de la villa, de la costa, del cielo apercibía acaso del lugar que en él ocupaba.
y
de las aguas. El momentáneo sentimiento de Ella no tenia para conmigo ninguno de esos te-
mi soledad no me agobiaba; se recogía por el con- mores, reservas, ó esos sentimientos de pudor
trario en mí mismo, y concentraba las fuerzas de que se interponen entre las relaciones de una mu-
mi corazón y de mi en,tendimiento. Sabia que ha- chacha con un joven, y que á menudo hacen na-
bla miradas amigas que me seguían en medio de cer el amor de las mismas precauciones que se
la multitud ó entre aquellos desiertos; gentes que toman para precaverse de él. Ni ella conocía, ni
pensaban en mí y que á mi vuelta era aguarda- yo tampoco casi, que sus gracias de niña llegadas
do por corazones Ueuos de bondad y afección ha- al presente, con algunos soles, á todo su brillo y
dedor de todos los nidos, según la espresion de un peligro. Graziella ningún cuidado tomaba pa-
la anciana; me hallaba como el pájaro que se en- ra ocultar su belleza ó para neutralizarla á mis
seña á volar á larga distancia, pero que sabe el ojos. . . .Ella no pensaba en eso, como no piensa
camino de su nido. Toda la afección que tenia una hermana al lado de su hermano en si es her-
por mi amigo ausente, se habla concentrado en mosa ó fea; no ponia ni una flor de mas ó de me-
Graziella; pero este sentimiento tenia alguna co- nos en sus cabellos para mí; no calzaba mas á me-
sa de mas vivo, de mas inquieto, mas tierno que nudo sus lindísimos piesecitos cuando vestía por
el que me unia á mi amigo. Parecíame que el la mañana sobre el terrado al Sol á sus hermani-
uno lo debia á la costumbre, á las circunstancias; tos, ó cuando ayudaba á su madre grande á sa-
que dulce, del alma y de los sentidos. Yo no pen- enteras solo con ella en el aposento, de un lado,
saba amar de otro modo ni ser amado mas: igno- en donde la joven dormia con sus hermanos, y
raba si ella era para mí un camarada, un amigo, donde trabajaba el coral. Yo la ayudaba riendo
una hermana ú otra cosa. . . .lo único que sabia y jugando en su oficio, que me iba enseñando:
era, que yo era dichoso cony ella conmigo. ella, menos instruido que ella, pero mas fuerte, yo lo-
Por lo demás, yo no deseaba ninguna otra cosa; graba desgastar mejor los trozos: de esta mane-
no estaba aun en aquella edad en que se analiza ra hacíamos doble obra, y en un día la niña ga-
CUMPLIDO Editor
/^víV-TT^ '
"^vvañp^gósgsj^
-e^^ ^9^
EL AMOR CULPABLE.
EL CASAMIENTO.
No siempre corresponde á la hermosura del
En una de las concurrencias á que asistía con
semblante Mugeres hay
la belleza del corazón.
que tienen un rostro de ángel, y una alma de de- frecuencia, conoció á una joven de un mérito tan
monio. A ese numero pertenecía Lucrecia, joven relevante, que desde luego le consagró su afecto,
viuda, llena de gracia, de talento, rica y podero- convertido pronto en un ardiente y verdadero
sa, que era pretendida de varios amantes. Lu- amor. No tardó en lograr la correspondencia
crecia, entre todos, dio la preferencia á Rodrigo, que solicitaba; y cada vez mas deseoso de poseer
que seducido por la hermosura de la joven, creyó aquel tesoro, pidió y obtuvo su mano, y lo dispu-
voluntad: para satisfacer las pasiones ardientes, que acababa de concebir. Sin embargo, por un
bajo cuyo dominio vivia, estaba pronta á come- resto de amor á Rodrigo, quiso hablarle para
ter, no solo ligerezas ó imprudencias, sino toda obligarlo á romper el proyectado consorcio. La
clase de crímenes. escena fué terrible: nada bastó para apartar de
Cediendo al afecto que le manifestaba Rodri- sus ideas al enamorado joven, que acabó propo-
go, no habia vacilado en contraer relaciones ilí- niendo á Lucrecia una separación eterna. Pero
citas con él, abandonando su reputación, manci- ella tomó de repente un aspecto serio, arrogau-
te y feroz, y cerró la conferencia con estas pala- Amelia, que llevaba algunos dias de haberse le-
Tenia cercada de espías la casa de Amelia: dos Las sospechas mas vehementes se aglomeraron
de sus criadas, en quienes mas confianza deposi- sobre la cabeza del infeliz Rodrigo, que apareció
taba ésta, vendían traidoramente sus secretos á á los ojos de todos como el asesino de su muger.
su enemiga. Por ellas sabia Lucrecia que cada Las circunstancias del caso lo comprometían so-
dia iba en aumento el amor de los. dos esposos: bremanera. Aquel vino de Oporto, que habia
por ellas, que Amelia habia dado á luz un niño, causado la muerte de Amelia, estaba bajo su in-
y que el nacimiento de aquel hijo habia estrecha- mediata y esclusiva inspección: nadie de su casa
do los vínculos del cariño conyugal. Entonces mas que él habia tocada nunca una botella. A
fué cuando la vengativa celosa se dispuso á em- ruegos suyos habia consentido su consorte en to-
ponzoñar la felicidad agena , devolviendo con mar todos los dias de aquel vino. En el ban-
usura los martirios que desgarraban su corazón. quete lo habia servido á todos, eseusándóse él
Era el dia del bautismo del hijo de Amelia. de bebcrlo, por mas instancias que se le hicieron,
Los parientes y amigos de la familia estaban con- con el protesto de que jamas acostumbraba to-
vidados á un opíparo convite: sentáronse todos mar, cuando habia pruebas de lo contrario. Por
á la mesa; y antes de que se sirviese el primer último, para dar la razón del interés que podia
plato, Rodrigo propuso un brindis, echando en haber tenido para cometer aquel homicidio, se
un esquisito vino do Üporto, que guar-
los vasos alegaba que era sobremanera ávido de dinero,
daba bajo de llave, y que jamas tocaba la mano que su muger habia heredado desde los primeros
de ningún criado. A invitación de su esposo, meses do su matrimonio el pingüe caudal de uno»
LA ENVENENADORA. 191
de su madre, pudiese aquel derrocharlo á su sa- consuelos del santo varón, y sinceramente arre-
tisfacción. pentido de sus culpas, Rodrigo no se habia mos-
El proceso se formaba violentamente, aumen- trado reacio mas que en un solo punto, el del
tándose sin cesar los cargos contra el presunto perdón que la Iglesia ecsige al penitente de to-
reo, cuya desgracia acabó de completar la repen- dos sus enemigos. El desgraciado recordaba aun
tina muerte de su hijo. A virtud de las sospe- con horror y con ira la infame venganza de Lu-
chas que se tenian, se mandó px'oceder á la au- crecia; y solo lo horrible del trance y la convic-
topsia del cadáver; y la opinión unánime de los ción de que: "No es perdonado el que á otro no
facultativos fué, que la criatura habia muerto en- perdona," pudieron ahogar en su alma la voz del
venenada como su madre. resentimiento. No todo habia acabado aun, sin
Este suceso acabó de engañar á los jueces, embargo; su virtud tenia que pasar todavía por
quienes se persuadieron de que Rodrigo, lison- las últimas y las mas terribles pruebas.
quitase la administración de los bienes de su hi- go habia caminado con los ojos bajos, procuran-
jo, lo habia matado para heredarlo, como él ha- do concentrar todas sus ideas y afectos en la
bia heredado á Amelia. El error adquirió la dulce religión del cristiano. De repente, como
fuerza del convencimiento: en vano Rodrigo adu- obligado por una voluntad superior á la suya, co-
jo en su abono razones muy poderosas: en vano mo movido por un resorte, alzó los ojos y los di-
su defensor pronunció un brillante alegato, des- rigió á uno de los grupos que se hablan formado
vaneciendo todos los cargos: una sentencia terri- para verlo pasar. Al instante profirió un horri-
ble condenó al último suplicio al supuesto asesi- ble grito, porque acababa de conocer entre los es-
no, dando así un nuevo ejemplo de los errores á pectadores á Lucrecia, cuya hermosa fisonomía
que arrastra la falibilidad humana; falibilidad que habia tomado una espresion infernal. Pintábase
es uno de los argumentos mas incontestables con- en aquel rostro una alegría espantosa: las mira-
tra la pena de muerte. das de la envenenadora parecían decir al desven-
Preocupado Rodrigo con su dolor y su defen- turado que marchaba al suplicio:
sa, no habia vuelto á pensar en su implacable "Bien te aseguré que te acordarlas de mí."
enemiga; pero reflecsionando un dia cuál seria Rodrigo llegó al pié de la horca, desfallecido
la verdadera causa de la muerte repentina de los y sin fuerzas. El verdugo lo dispuso todo para
dos seres mas amados de su corazón, se acordó la ejecución, con que iban á acabar los tormentos
de la terrible amenaza de Lucrecia. Un rayo de del infeliz padre y esposo; pero todavía al espi-
luz penetró en su espíritu, que vio entonces con rar, el último ruido que llegó á sus oidos, fué una
•una claridad espantosa la mano de su antigua carcajada sonora, estridente y satánica; postrer
amante en aquellos horribles acontecimientos. acto de una venganza implacable! ....
Al juzgarse su causa en segunda instancia, reveló
á los jueces aquel secreto, que comprobaba su EL CASTIGO.
inocencia. Practicó el tribunal las averiguacio- ¿Sabéis, por ventura, lo que se hizo la envene-
nes y diligencias del caso; pero nada confirmó la nadora? Quince dias después de la ejecución de
culpabilidad de Lucrecia: el dicho del acusado, Rodrigo desapareció de repente, sin que desde
insuficiente para condenarla, se interpretó como entonces haya vuelto nadie á saber á punto fijo
el último y miserable efugio á que recurría en su paradero; pero es tradición muy vulgar la de
BU desesperación, y la sentencia de muerte fué que, ó murió súbitamente en expiación de sus
confirmada.
crímenes, ó arrastra en lugares desconocidos la
ecsistencia mas miserable, agitada de horribles é
192 LA ENVENENADORA.
que tardó en ejercer su venganza, no tuvo mas los sitios mas oscuros y retirados, á la manera del
ocupación que ésta; y si el lugar en que pasaron criminal que va á perpetrar un delito, apresurad
estos sucesos, no fuera tan oscuro, la historia tan el paso y huid; esa planta es
poco sabida, el nombre de Lucrecia se hubiera LA CICUTA.
inscrito ya en el, por fortuna, demasiado corto (Escrito para el Álbum.)
H nm DI
alguna vez con uno de esos amantes apasionados soy parcial, soy hombre al agua, cuando se trata
y tenaces, que después de haberos hecho la po- de las cosas de mi tierra.
pular confidencia de su amor, vienen dia á dia á Esto dicho en descargo de mi conciencia, que
deciros. — Te dije que bailaba divinamente. ¡Si es género que no paga derechos, y en obsequio de
vieras qué talento! — Te dije hace poco que te- la verdad, artículo prohibido entre los que escri-
nia talento. ¡Si vieras qué desinteresada y com- ben de letra de molde; os contaré cómo acabo de
pasiva es! —Te dije que era muy desinteresada. ver á México la mañana de hoy que nada se ,
Oh! pues si la vieras qué graciosa, qué mona! pierde en escuchar la charla de un enamorado.
Suele algún imparcial apuntar un defecto.... Hacia una de esas maíianas nubladas, pero no
entonces amante se irrita, se ecsaspera y lucha
el con las nubes pesadas de la tempestad, ni la incó-
por arrancarnos una alabanza, un signo cualquie- moda bruma del invierno; una de esas mañanas
ra de aprobación á sus sentimientos. ¿Recordáis frescas y hermosas, que dejan gozar el sol sin que
esto, ó por lo menos, lo sospecháis, os lo figuráis? moleste, es el sol sin sus rayos, el sol apacible,
Pues ni mas ni menos me sucede con México, que espia tras de una nube casi trasparente, á la
esta capital que me engrandece con sus palacios, Primavera en toda su hermosura. Venga mi ca-
que me enamora con sus mil encantos, que me pa. A la alameda.
euloquece con sus beldades, y que rae interesa La lluvia de los dias anteriores tiene el suelo
con su misma indolencia y abandono. mas húmedo que de costumbre; pero en cambio,
La veo dia á dia, y me parece que yo le descu- respira aromas el ambiente, están abiertas las flo-
bro una gracia que no todos la conocen, que á mí res sobre sus tallos, los árboles conservan mil go-
se me revela con mas intimidad que á los otros; tas de lluvia que reverberan con la luz.
que forman parte de mi ccsistencia sus monu- La fuente del centro está de gala; brota el
mentos, que he visto elevar; sus árboles, que he agua, formando elevados chorros, abanicos capri'
visto nacer; sus tumbas, que encierran las reli- chosos, que recrean la vista y refrescan las fren-
quias de los que vivieron con mi sangre, y fue- tes y las almas.
DOMINGO POR LA MAÑANA. 193
Estaba el paseo mas concurrido que de cos- van en los semblantes el júbilo; en su mayor par-
tumbre; había sus matrimonios madrugadores, te se han acicalado y compuesto como para una
precedidos por cliicuelos con sus cachuchas de fiesta. De trecho en trecho se ve engrosar la
paja, sus gorrillos, sus mil fantásticos trajes, que avenida de gente; son las puertas de los templos,
hacen hoy tan hermosos á Los papas
los niños. son los cementerios, en donde forman valla los
abandonaban el camino, se introducían en uno de profanos para pasar deliciosas revistas a las hi-
los praditos que forman los cruceros de las ca- jas de Eva.
lles, y daban suelta á los chicos: allí los retozos, Ya se ve un matrimonio circunspecto y anti-
allí los coqueteos^ allí las risas, allí el venir uno cuado, con la señora de chai de seda y túnico al-
de aquellos querubincillos á buscar asilo en el to para dejar percibir la cáliga, el caballero de
seno maternal, del toro que lo perseguía. ¿No es frac, con crédito anterior á la independencia, apo-
cierto que esto es lindo, que esto encanta, que es- yado en un enorme paraguas, que abierto ahor-
to es mas grato para un padre que todos los pla- rar pudiera el techo á una plaza de gallos: va
ceres del mundo? con su prole. Los niños también visten de señores
Como aquel grupo, habia algunos otros, delan- formales, y tanto, que al verlos nadie puede con-
te de los cuales ya se detiene reflecsivo un an- tener la risa.
ciano, ya se escusa algún matrimonio reciente, Ya es un matrimonio novel, que cumple aun á
temiendo parecer demasiado ambicioso. dúo todos los deberes, y en el que el marido par-
No, no es para descrito con la nimiedad que ticipa al público, como los periodistas ingleses, la
ecsige poner una tras otra las letras, y desgranar posición interesante de su reina.
uno tras otro los pensamientos que forman la Ya es un grupo de ancianas armadas de nove-
descripción! Es de un pintor que abrazara el con- nas, Lavalles y rosarios, que se han congregado á
junto en una ojeada, las aguas saltando, los árbo- un rezo estraordinario en aquel dia.
les meciéndose, las flores brillando, los chicos Ya
son los lacayos y los criados, conduciendo
riendo y armando algazara, algunos ancianos re- canastos con zapatos para alistar á alguna dama
tirados en sus bancos solitarios, otros agrupados, desesperadamente detenida por esta causa.
hablando de política y de sus tiempos; varios es- Ya
atravesando embozados en sus capas, como
traogeros meditabundos aquí y allá; algunos cor- escusándose de la multitud bulliciosa, elegantes,
tejos llevando á remolque á la mamá enferma, en ítegligé, es decir, suelta la corbata, suprimido
para hallar gracia ante los ojos de la beldad gar- el chaleco, caido con descuido el pantalón, calza-
bosa y entendida que se apoya confiada en su si- dos con unas chinelas bordadas: van al baño; sa-
niestro brazo. len de paso para volverse á vestir.
Esto es en la parte interior de la Alameda: en Las modistas corren; los sastres en las puertas
la esterior . ¿Recuerdan ya las calzadas este- de sus talleres altercan, los peluqueros charlan,
riores? ¿No están ahora mirando la que va á los zapateros, esos sí, trabajan para olvidarse de
Corpus Cristi y conduce al Paseo? sus deberes al siguiente dia. Parecen ministros,
Por aquella calzada atraviesan á galope cama- según su pasión á las infracciones.
das de estrangeros á caballo, que se dirigen á Ta- Pero todo esto es á la vez: repican las campa-
cubaya, á San Cosme y á otros varios puntos de nas, se oyen de los tambores, y al
los redobles
los alrededores; transitan tan contentos, van tan mismo tiempo se ven á lo lejos las sombrillas de
elegantes, son sus caballos tan airosos, que entre las señoras: aturden los carruajes; se multiplican
ellos se pierden algunos ginetes ridiculísimos y los preparativos para las salidas fuera
de Méxi-
algunas caricaturas vivientes. ómnibus de San Ángel, de Tacubaya, de
co; los
Tiempo es de volver á la ciudad. La ciudad Guadalupe, de San Cosme; los coches con dos ti-
está vestida de contento; vuela de una en otra ros que conducen varias familias á Coyoacan,
torre el repique bullicioso de las campanas y el San Juanico, las fiestas alegrísimas de San Joa-
compasado llamar á misa. quín; los grupos de curiosos que ven las estam-
Las calles á primera vista aparecen con todos pas de junto al Correo, y ecsaminan las preciosas
los matices por los variadísimos colores de los chucherías de los almacenes de juguetes, pelu-
vestidos de la gente, que fluye en gran número querías, de las tiendas de modas.
por las banquetas, presentando dos hileras no in- En cada una de las casas de donde parte co-
terrumpidas en estremo agradables. Todos lle- che, se ven coronados los balcones con los chi-
—
eos impacientes que altercan, con las damas ber tas en sus intersticios, con sus lápices, sus plumas
llísimas que esperan, con las ancianas que riñen, de acero, sus botes de agua de colonia y macasar,
con los maridos que sufren, con los cortejos que sus armónicos: son carpinteros, con sus mesas;
gozan. son traperos con los despojos de nuestros estra-
¡Cuánta animación! El sol se ha despejado, la víos políticos, es decir, charreteras, uniformes do
luz es mas viva; parece que todos los edificios se oficinas &c., &c.,toda nuestra historia revoluciona-
animan, y que el aura va llevando perfumada las formada por los sastres que hacen de
ria en trapo,
pláticas de amor, las risas y el conteuto. D. Carlos Bustamante, y espendida por el tra-
En cada una de las esquinas hay curiosos le- pero que hace de editor responsable: son hojalate-
yendo boca del Portal y su frente ha
avisos; la ros, que llevan sus tinas: son cazadores, que aglo-
desaparecido bajo los colosales carteles, con figu- meran las jaulas de sus pájaros vistosos, que sil-
ras que representan las escenas de las comedias ban contentos: son jardineros, que trasportan
que se anuncian, las suertes de los maromeros, allí sus macetas con pomposa hortensia, encen-
las peleas de gaUos, las luchas de los hércules, las didas dalias y camelias de perfume suavísimo.
corridas de toros. ¡Es aquello intransitable! Allí, Es, por último, una hilera de repertorios de ju-
á la vista de la inmensa plaza, al frente de la her- guetes, que se perciben mas altos que las cabezas
mosa Catedral, circundado de un gentío, que todo apiñadas, al rededor de los cuales los niños con
lo invade, el mas indisplicente gozara. sus papas compacientes, ó con las criadas déspo-
Cercado por los cocheros, que importunan con regatean, altercan y prueban los tam-
tas, ó solos,
sus invitaciones, se atraviesa, se avanza, pasa uno bores, reconocen los pífanos, bailan los trompos,
bajo la fresca sombra de los frondosos árboles agitan las sonajas, y arman una algazara, que se
del atrio, y se coloca uno en el cementerio inun- confunde con el sonar de los armónicos, los ecos
dado por el flujo y reflujo de la gente que con- de las guitarras en venta, los gritos de los ven-
curre á las misas del Perdón. Desde allí se per- dedores, los sones de los tímpanos y el bullicio
cineros agobiados con sus provisiones, las recuas pierden entre la gente; la mamá, con el tápalo
de muías pulqueras, que surtirán á las mil derribado, atiende á todo; la víctima, es decir el
guaridas que tienen los vagos en esta deliciosa papá, está inmóvil con la consorte que lo llama,
ciudad. la proleque riñe y llora, y la carga de carritos,
¿Cómo trasladar los diálogos picarescos de los espadas y pífanos que ha de llevar él, porque á él
corrillos que están frente á las puertas de las se lo ha confiado el amor filial.
iglesias, cercanos á las Escalerillas, en continuo Paso á paso, detenido al frente de cada grupo,
comentario de cuantas ven, de sus piesecitos, de que forman los curiosos que ven las estampas, ó
su fortuna, de su crónica escandalosa; los lamen- los dedicados al ramo de robo de relojes, se logra
tos de dos cesantes, las iras políticas de dos ili-
después de un prolongado sudorífico salir de
mitados, el un padre de la patria,
aislamiento de aquel Portal, cuya diversión y concurrencia sub-
la gazmoñería de un mayordomo de monjas, la siste hasta cerca de las tres de la tarde; hora en
contrición cómica de un usurero, la importancia que presenta otra faz México, que algún dia, que-
de un portero de las oficinas de palacio? Es for- riendo Dios, y ayudado de la benevolencia de
zoso prescindir, y para no profanar el templo, sus lectores, les contará Fidel.
yendo en pos de esa subversiva china que acaba
de pasar, demos otro giro á nuestros pasos, y va-
moa al Portal.
ANÉCDOTAS.
¡El Portal! El Portal está positivamente in- Ducis decia á Champfort:
andablc: son descontentos, que esperan ávidos, á "La inutilidad del primer diluvio es lo que
las puertas de los cafés, á quien imponer una con- impide á Dios enviar el segundo."
ros, que se han instalado cu cada una de las puer- do pcrdo no la habia compuesto para vos."
.
dT-^SL^-r:::)
¡Sacerdote del género humano! .... to al peñasco negro, que destilaba gotas de agua
¡Profeta de justicia y de caridad! .... cenagosa; desde que aquellas siete detestables
Yo te he visto llorar .... Sí, yo he visto tus sombras pusieron sus impías plantas sobre la efi-
lágrimas, y por eso vengo á llorar contigo. . . gie de Jesucristo, y prostituyeron su sagrada doc-
Hijo del hombre: ¿no lo ves? .... Alarga tu trina, cayó sobre la tierra la noche de horror y
salva el Atlántico, .... Es- vilipendio; noche de infierno, en que hubo llanto
vista,
y ¡mírale allí!
tá sentado en uno de los hancos de la izquierda; y crujir de dientes. Y "en aquella oscura noche
tiene de paso la misión de representar un pue- sucedió no sé qué, que no tiene nombre" .... Pe-
blo de la Europa, el representante de la posteri- ro Jesucristo nos prometió al Esjoíritu, y Dios
dad Un paleteau negro abriga su pecho, nos mandó al EsjnriUo sobre la tierra; y el Se-
su pecho de dolor: su fisonomía de concentración, ñor Dios nos suscitó un Profeta, que se levantó
su aire de melancolía, su mirada de profundidad de entre nosotros, pero que nosotros hemos des-
nos dan á conocer al vate del porvenir, al vate preciado. El nos ha hablado en el nombre de
desterrado, cuyo llanto nadie compadeció, por- Dios, y nosotros no le hemos dicho: Bendito sea el
que sus palabras no han sido comprendidas, que viene en el nombre del Señor. "No tenéis
"líanme preguntado: ¿Por qué lloráis? Y cuando sino un Padre, que es Dios, y un Señor, que es
lo he dicho, nadie ha llorado conmigo, poi'que no Jesucristo"
me entendían." El desterrado en todas partes
está solo .... sus labios sedientos buscan el ma- ¡Profeta de la ilustración!. . . . ¿Por qué estás
nantial del agua viva, que el mundo de nuestros triste? .... Consuélate un momento, que los tiem-
dias no posee aun: su frente rugosa es símbolo de pos llegaron ya. . .
.
—Hijo del hombre: sube á las
un 2yejisaminto; pensamiento que esplica el secre- alturas,y anuncia lo que ves. Veo allá en el Oc- —
to de su ecsistencia misteriosa: ese pensamiento cidente una muger blanca y hermosa, que vibra
es su nombre, es su definición. . . . Hijo del hom- una espada de fuego, como el ángel que puso
bre: ¿le conoces ya? Su aflicción ha llega- Dios á las puertas delEdén después que hubo ar-
do á tal punto, que sudó sangre por amor de los rojado al delincuente Adam, Hijo del hom- . . .
hombres, y con ese sudor de sangre escribió un li- bre: ¿qué ves todavía? Yeo salir del Oriente
bro, y ese libro lo venero yo. Teíiia sus deli- un reptil colosal, negro, horrible y ponzoñoso, que
cias en habitar con los hijos de los hombres. Y les con paso tardo y malseguro se avanza hacia el ca-
hablaba de las cosas del ciclo mino por donde viene la muger blanca, y se tien-
de al través del camino, para estorbar la marcha
Desde que aquellas sietesombras bebieron san- á la Beldad del Occidente —Hijo del hombre:
gre junto al trono de huesos en la sala enlutada; ¿qué ves aun? .... Veo á la muger y al monstruo,
desde que aquellas siete sovibras se reunieron jun- que se asechan y se acometen; los veo an-ojarse
196 EL REINO DE DIOS.
el uno al otro, y oigo un alarido que rasga las gel de la justicia y el del amor pelearán unidos
entrañas, un quejido continuado y penoso y una con los que se habrán amado para restablecer en-
voz moribunda, que clama: tre los hombres el reino de la justicia y del amor.
"Ampara ¡oh Dios! á la 'moderna idea; — Muchos perecerán en esta lucha, y su nom-
Líbrala ¡oh Dios! de la barbarie antigua. ..." bre quedará peremne en la tierra, como un rayo
Profeta de la ilustración! consuélate un momen- de lagloria de Dios. —Por esta razón, vosotros
to, que los tiempos llegaron ya. "Veo levantarse que padecéis, cobrad valor, fortificad vuestro cora-
tumultuosamente los pueblos, y los reyes tiem- zón, pues mañana sera el dia de la prueba, el dia
blan bajo sus diademas. La guerra, una guer- en que cada uno deberá sacrificar gustoso su vida
ra mortífera se ha encendido entre ellos" .... por sus hermanos, y con el dia siguiente amanece-
Se esta cumpliendo la profecía El primer tro- rá la libertad."
no ardió ya, y se convirtió en cenizas .... y es- Vate del porvenir: regocíjate, que el reino de
tas cenizas se amasíin en la noche de la intriga Dios ha llegado ya: tus palabras tienen eco en el
y
de la traición; pero esas cenizas amasadas dura- Oriente, en el Occidente, el Septentrión y el Me-
rán tres minutos, y al cuarto minuto ya no serán: diodia. La muger blanca del Occidente quebran-
el viento del huracán soplará en ellas, y nun- tará la cabeza del lagarto negro del Oriente, que
ca se reunirán.... Los pueblos del Occidente le estorbaen su marcha y pone de continuo ase-
están en combustión, y chocan con sus monarcas, chanzas á su carcañal. La carta del reino de la
y chocan con el monstruo de Oriente, que con pa- luz será defendida con la elocuencia, con la espa-
so cobardey tortuoso va á echarse sobre ellos, da, en la tribuna campo de muerte.
y en el
como una montaña se echa sobre un volcan, y nun- Y si los príncipes de este mundo, que son los
ca lo apagará, . . . Consuélate, hijo de la luz, que ministros de Satanás; si los fariseos hipócritas, si
los tiempos llegaron ya los escribas malvados, olvidaron ya las lecciones
— ¿Adonde vas, soldado? de Jesucristo, les haremos acordar de las catacum-
—Yoy á pelear por libertar de la tiranía del bas.
hombre, al pensamiento, la palabra y la concien- Pensador del siglo: salta de alegría; el oráculo
cia. de tu boca divina nos ha enseñado á ser libres.
— ¡Benditas sean tus armas, soldado! "Penetraos bien de cómo se hace hombre libre.
el
Hijo del hombre: sube de nuevo á las alturas, —La libertad ecsistírá entre vosotros, cuando
y anuncia lo que ves Veo una bandera de blan- os hayáis dicho en el fondo de vuestro corazón:
quísimo lino, que flamea al aire allá en las már- Queremos ser libres. — La libertad ecsistirá entre
genes de un hermoso rio.
— ¿Qué es lo que ves, hi- vosotros, cuando puestos al pié de la cruz en que
jo del hombre? Un trapo ensangrentado que cuel- murió Jesucristo por todos, hayáis jurado mo-
ga de un palo en los bordes de un rio. Las rir los unos por los otros."
aguas del rio llevan cadáveres de héroes: el palo Nosotros hemos dicho en el fondo de nuestro
parece un patíbulo, y el trapo, lleno de lodo y corazón:Queremos ser libres.
sangre, parece el testigo de una res hurtada que Nosotros hemos jurado junto á la cruz de Je-
se mata entre d cietw de un bosque sucristo morir los unos por los otros.
En verdad, en verdad os digo, que ha caido ¡Nosotros somos libres!
una mancha sobre el vaso j)urísiriio de bondad y Nosotros hemos jurado perecer nosotros he-
'predilección; pero ya un dedo generoso signó con mos jurado sobre las aras del Dios de los hombres^
esa mancha de horror las frentes que se debían del Dios de la justicia y de la libertad, morder el
signar, como la mano desconocida signó las siete polvo que bafió nuestra sangre, ó esterminar el
Sombras, que tiritaban junto al peñasco negro. reino délas tinieblas. . . . reino de Satanás, que
—Ya veo la posteridad, que ecsecra á los traido- es maldito, y de los ministros de Satanás, que
res y que les arroja polvo en la cara son también malditos.
". . . .¿Estás triste, pensador del siglo?. . . .Pues Perezca, sí, mil veces el reino de las tinieblas.
oid lo que me lian contado: "El pueblo podrá "Baja y vote á dormir con ios perjuros y con
verse vendido por algún Judas; pero esto no debe los tiranos."
arredrarle. — La libertad os como el reino de Dios; Hombres de la idea: sois perseguidos. Hijos
sufre violencia, y los violentos se la arrebatan. de la luz: sois perseguidos. El espíritu de las
— Se encenderá un combate sangriento, y el án- tinieblas os persigue. El puñal de la reacción
EL REINO DE DIOS. 197
nefanda está sediento de vuestra sangre; pero za se convertirá en alegría." Sí, los padres no se
resignaos; así está escrito en el libro de la vida despedirán ya de sus hijos al salir del mundo, ni
y de la verdad: "Lo que os pido es que os améis los hijos de sus padres, ni los amantes de sus a-
los unos á los otros. — Si el mundo os aborrebe, mantes, sin bendecir nombre de Dios. "¡Alá^
el
sabed que el mundo me ha aborrecido ámí antes bado sea Dios, que nos ha descubierto estos bie-
que á vosotros. — Si fueseis del mundo, el mundo nes antes de morir!"
amaría lo que le pertenece; pero como no sois del Hombres de la idea: saltad de alegría, que el
guiíán también á vosotros: si ellos han observado tú el apóstol de la verdad y el profeta de la ilus-
mi palabra, observarán también la vuestra." tración. ... tú el sacerdote del género humano!
¡Hombres de la idea! Sois perseguidos; pero — ¡Grloria, honor, salud y bendición á aquel que
consolaos: el estandarte de la, juve7itud de hoj lle- viene en el nombre del Señor!
va escritas estas palabras: "¡Viva el reino de la
luz; rencor de muerte á BelzebutV Las palabras que os he dicho, espíritu y vida
Consolaos, que vuestra tristeza no será eterna. son
*'En verdad, en verdad os digo, que llorareis y
México, Agosto de 1849.
ós lamentareis, y el mundo se regocijará. Vo-
sotros estaréis en la tristeza; pero vuestra triste- Fr-anciscg Rodríguez G-allaga.
-I—^^:í^®K^^>-4-
Si hay en el mundo un objeto generalmente de amor tiene ese papel encantador, que han he-
conocido, seguramente es el Barbero de Sevilla. cho tantas célebres cantatrices, sin que ninguna
La pieza de Beaumarchais ha hecho tal ruido, que haya alcanzado la perfección!
los nombres de Fígaro, Bartolo, Basilio, Resina El conde de Almaviva es también el tipo del
y Almaviva, son populares, son unos verdaderos gran señor: valiente y leal en el fondo, pero de-
tipos, tan generales y tan eternos, como los de la jándose arrastrar por la pasión, con la facilidad
comedia antigua. Fígaro, con su talento, por de- de los hombres acostumbrados á no encontrar
cirlo así, adornado como una chaquetilla andalu- obstáculos.
za, reasume felizmente el carácter de toda la pan- En cuanto á Basilio, se ha convertido este
dilla de criados bribones, que ponen su astucia al nombre en un epíteto, como el de Tartufo.
servicio de las pasiones de sus amos. Cuando se alza el telón, el teatro representa una
¡Qué tipo tan encantador el de Rosina! ¡Qué calle de Sevilla, no como es en realidad, sino co-
honradez, á pesar de todas las coqueterías de una mo estamos acostumbrados á pensar que seria.
muchachilla alegre! ¡Que perfume de juventud Parece que es la calle do la Sierpe, del lado en
y
TOM. II. —IX. 26
.
que desemboca á la Catedral. Es un sitio her- que tiene un andar airoso, un bigote retorcido y
moso, que la luna embellece mas con algunas lí- la mano en la cintura.
neas de sombra y de luz: la brisa de la noche Frecuentemente Barbe-
al ver representar el
conduce los perfumes de los naranjos de los pa- ro de Sevilla, he tomado partido en favor de Bar-
tios, y los tocadores de guitarra encuentran algu- tolo y contra Almaviva, que no es mas que un
nas pilastras pequeñas, que parecen colocadas de galanteador; contra Fígaro, que merecía ser ahor-
intento, y donde apoyan el pié. cado, y contra Rosina misma, á pesar de su ado-
La casa de Bartolo está en una esquina, blan- rable aturdimiento de quince años, y el resuelto
queada con cal según el estilo árabe, cubierta de candor de una muchachilla comprometida en la
un techo de tejas, con todas las ventanas enreja- primera intriga.
das,y los miradores con vidrieras. Las ramas Pero después de todo, ¿la juventud no busca á
de un jazmin, plantado por Resina, medio salen la juventud? ¿Qué es la gratitud, la veneración y
por las mallas estrechas de la reja. En el rin- el respeto al lado del amor? Consuélate como
cón tiembla una lamparilla delante de una vir- puedas, pobre Bartolo, pues vamos á comenzar el
gen engastada en la pared. análisis de tu suplicio.
En esta especie de gabinete aéreo, ó jaula sus- ¿Quién es el que ronda por allí, con el sombre-
pendida en el edificio, propia para gozar de las ro hasta los ojos, cuidadosamente embozado en
corrientes de aire tan apetecidas en un clima ar- su capa, y con una linterna sorda en la mano? .
dientef Rosina aprovecha todas las horas que Dios mió, es Fiorello, criado del conde de Alma-
puede robar á la vigilancia de su tirano. Veis viva, que introduce á los músicos, á los trovado-
pasar al través de las rejas la punta de su piece- res, que cantan serenatas, á estos animales tan
cito, calzado con un zapato de raso blanco, y aca- justamente ecsecrados de los tutores, de los ma-
so descubrís también por entre su hasquiña bor- ridos y de los celosos de toda especie. El con-
dada, un tanto de su pierna fina y nerviosa: de cierto comienza. Almaviva con los ojos en el
tiempo en tiempo se escucha un zumbido que pro- balcón y la mano en el pecho, canta una de esas
duce su abanico al abrirse y cerrarse, parecido á canciones frivolas que en todos los paises, en to-
las alas de un pájaro, sorprendido en sus colo- dos tiempos y á todas las mugeres, aun á las de
quios amorosos. ¡Qué lindos ojos medio encu- mas talento, han parecido encantadoras
biertos con los párpados! ¡Qué olas tan abun- Sin embargo, amanece el dia, y Rosina no sale,
dantes de cabello negro! ¡Qué dientes tan peque- sinduda por no dar celos á la Aurora, porque
ños y bien alineados, relámpago blanco en medio suponer que nna sevillana, que oye desde el fon-
de la roja sonrisa! ¡Qué tez de ámbar y de sol! do de .su alcoba murmurar la serenata que se le
¡Cuánta razón tiene Bartolo de estar celoso! da al pié de sus balcones, no salga inmediata-
Confieso que Bartolo me agrada, y veo que to- mente de á pegar su linda cara á las
puntillas
do el mundo ha sido injusto con él. ¿Qué cosa mallas de la reja, y á pelar la pava con su novio,
hay mas juiciosa y razonable, que no dejarse ro- es no conocer á la España.
bar un tesoro semejante, y de vigilarlo con todo El conde se admira, y comenzaría á desespe-
el esmero posible? rarse si un hombre de su calidad pudiese dudar
Mas si es menester desconfiar de la virtud un instante de sí mi-smo. Despide á los míisi-
cuando su guarda consiste en unas rejas, podria cos, los cuales hacen un ruido enomne, como to-
darse sin temor la llave del balcón á Rosina. Las dos los músicos, cuando se les ruega que callen,
mugeres dirán que sí, y los hombres que no. Lo y se pasea por un pórtico frente de la casa, espe-
que no tiene duda es, que nada hay mas triste ni rando la hora en que Rosina se asoma al balcón,
mas miserable que amar y ser viejo, tener un co- ya para ver si han abierto, ó para
sus claveles se
razón de fuego, y los cabellos nevados. Todos observar si el amante desconocido se pasea por
esos pobres viejos, carceleros de las muchachas, ese lado;mas de repente en la frescura y en la
todos esos Gcrontes y Arnolfos, engañados, no calma de la mañana se escucha una canción so-
me han causado risa. No es por cierto muy di- nora, llena do volubilidad, parecida al canto de
vertido criar una pupila, rodeada de cuidados y la alondra. ... Es Fígaro que se presenta, Fígaro
de adoraciones, no tener en el mundo mas pensa- con su chaquetilla llena de botones, de agujetas,
miento que elde agradarla, y ver que la arreba- do borlitas y do pasamanería; su calzón blanco
ta el primer ocioso que pasa por la calle, solo por- de punto, su guitarra colgada en la espalda y su
EL BAEBERO DE SEVILLA. 199
Ijacía tan limpia y reluciente, que Don Quijote la precancion inútil, responde Rosina. Pero ¡qué
habria tomado por el yelmo de Mambrino. To- desgracia! Se me ha caido de la mano ba-
tranquilidad de espíritu perfecta, y como está do- Bartolo baja, busca el papel, y no puede con-
tado de una conciencia elástica, practica con el cebir en las alas de qué viento ha volado la can-
mayor desembarazo una multitud de pequeños ción,y sube gruñendo y prometiendo tapar el
oficios peligrosos, pero lucrativos. Tiene mucho condenado balcón. Mientras Bartolo ha voltea-
placer, poco trabajo, y bastante dinero: ¿no es una do las espaldas, apresurémonos á leer el billete
verdadera dicha? —Rasura, sangra, peina, lleva de Rosina.
esquelitas, y reúne á los corazones jóvenes para "Vuestras multiplicadas atenciones han des-
que se entiendan. Fígaro aquí, Fígaro allú. pertado mi curiosidad. Mi tutor va á salir, y
Este es el grito que resuena en toda la ciudad. tan luego como se aleje, tratad de hacerme saber,
Quitad á Fígaro de Sevilla, y le quitareis la vi- por un medio ingenioso, vuestro nombre, vuestro
da y el movimiento: sin él no habria ni negocios estado y vuestras intenciones. No
puedo aso-
ni intrigas: ninguna de las dulces y amorosas car- marme al balcón sin la inseparable compañía
titas llegarla á su dirección. Fígaro sabe dón- de mi tirano; pero estad seguro que estoy dis-
de están los ojos negros, los ojos verdes, los ojos puesta á todo por tal d^ romper jnis cadenas."
azules; y si ve brillar el oro al través del tejido Hé aquí cómo por medio de las imprudencias,
de vuestra bolsa de seda, él tendrá modo de ha- de las vejaciones y de la mas odiosa vigilancia,
ceros entrar en conversación con ellos, á despe- se obliga á que una muchacha honrada y encan-
diablo, ó que una vieja, que es cuanto puede de- Se encontrará el medio, si no es por Almaviva,
cirse. A todas estas ventajas reúne la de no ser será por Fígaro. Conde y rico. — ¡Qué cosa tan
ahorcado, pues está perfectamente con todas las cómoda tener á todas horas pobres diablos de
—Bribón! —
el trabajo, señor. — ¿Qué Grracias, Sr. — Entonces yo tendré una idea. Al pensar
haces en tú —Rasuro, —He
Sevilla? ¿y vos? visto en ese metal todopoderoso, mi cabeza se volcani-
en Prado una
el una de joven, flor belleza, la hi- za, hiervo, fermento, y mil medios se me presen-
ja de médico. —No
cierto su su es hija, es pupi- tan. Vestios de soldado.
la.—Tanto mejor. —La enamoro hace algún tiem- — De soldado? y para qué.?
po, con el nombre de Lindoro, un nombre ro- — Acaba de llegar un regimiento á la ciudad.
mántico, que encantará á todas las muchachas. —Justamente el coronel es mi amigo.
— ¡Magnífico! Soy el barbero, el botánico, el bo- — Conseguid una boleta de alojamiento, y ya
ticario, el albeitar, el hombre de todos los nego- quedáis introducido en la plaza. Nada es mas
cios de la casa, honrado Fígaro, y
responde el si fácil que esto. Yo sabré entretener al barbón,
vos tenéis dinero, todo irá bien. Pero chut, se mientras vos tendréis tiempo para deslizar en la
abre el balcón; retirémonos bajo de la portalería. oreja de Rosina las cuatro palabras que ella
Resina saca sus naricitas á la ventana, in- aguarda. Fingios borracho, porque casi nunca
quieta de no ver á su hermoso Lindoro. Barto- se desconfia de la sinceridad de los borrachos.
lo está detras de ella, sin poder comprender la Manos á la obra.
curiosidad matinal de la muchacha. — ¿Qué tenéis — ¿Pero dónde encontraré tu barbería? dice el
ahí, qué significa ese papel que está en vuestra conde, mirando que Fígaro se retira con el bol-
mano? sillo.
— La letra de una canción muy de moda, La —Mi barbería la conoce todo el mundo:
. .
Confieso que me gusta platicar con él, porque me gría. No me he engañado! . ''
deja arrebatar de la cólera al ver invadida brus- da. La pupila de Bartolo ha reconocido á la
camente su casa por un soldadon. Resina, siem- primera mirada á su amante.
pre alerta, siempre despierta, atisbando con la Se acercan al clavicordio, y el conde ecsamina
vista y con la oreja, corre al ruido, y se informa la música que está encima.
de la causa de la algarabía. — ¿Qué vamos á cantar?
dad y de movimiento, como Rosini solo los ^sa- todo estará preparado, y los dos amantes se es-
que la escena del soldado borracho no ha sido la de cera amarilla, envuelta en un trapo negro;
mas que una farsa. El celo hace perspicaces aun de esa ave de mal agüero, de ese cuervo, de ese
á los barbones mas obtusos; pero su credulidad Basilio, en fin, que viene á dar con su presencia
va á ser espuesta á dura prueba. Lindoro, ó si os un mentís á la fábula del conde? Así, cuando
agrada mas, el conde de Almaviva, no tarda en entra, la admiración es general.
ví)lver disfrazado y con el nombre de Don Alfon- — ¡Qué pálido estáis!
nerle, sino darle una cartita de Rosina y fingirle efectivamente en que está muy malo, se retira á
esta prueba de confianza. Tranquilizado Bar- acostar.
tolo con esto, va á
recámara por Rosina, y le.
la Pero una palabra que ha cogido
el celoso al
permite tome lección con su nuevo maestro. Se vuelo, despierta todas sus sospechas, y pone en la
habla de de
los ojos El lince es miope
lince. puerta de la calle al fingido maestro de música
comparado aloso jos de una muchacha enamora- y á su acólito, llenándolos de dicterios. Ellos
202 EL BAEBEKO DE SEVILLA.
salen riéndose, porque estando sus medidas to- ciando el dote, el avaro tutor da su consenti-
madas, no tienen ya motivo para permanecer en miento.
la casa de su enemigo.
Bartolo manda llamar á Basilio, y le hace pre- Bosini tenia veinticuatro años cuando compu-
guntas. Basilio responde que él no conoce á Al- so el "Barbero de Sevilla."
fonso, y que ningún discípulo tiene que se llame Paesiello habia compuesto en Rusia una ópera
así. igual. En la ciudad eterna se creyó que Rosiai
—Entonces, Alfonsoeste emisario era del
habia cometido un sacrilegio.
conde.
La primera representación del "Barbero" en
. — O conde mismo, su
el prueba,bolsillo lo di-
en el teatro ArgentÍ7to de Roma, fué de tal ma-
ce aparte Don Basilio.
nera tempestuosa, que en la segunda Rosini no
—Pienso que que Alfonso me ha
el billete da-
se atrevió á tocar el piano; y fingiéndose malo,
do, no significa otra cosa sino un sacrificio que el
se fué á su casa, y se acostó esperando con ansie-
conde hizo á otra novia.
dad el resultado de la segunda prueba.
En efecto, la pobre muchacha, indignada de
Cosa de las doce de la noche escuchó un terri-
ver entre las sucias manos de Bartolo la cartita
ble ruido en la calle; vio brillar al través de laa
que tanto trabajo le habia costado escribir, con-
ventanas multitud de antorchas, y muchos pasos
siente en casarse con su tutor. — Es una especie se oyeron en la escalera El pobre maes-
de suicidio.
tro se metió temblando entre la ropa de la cama,
Basilio corre trasportado de alegría á buscar
creyendo que los romanos querían hacerle expiar
el notario.
el crimen de haber eclipsado la obra de Paesie-
Entretanto, da la hora de la cita. Almaviva
llo; pero no, la suerte habia cambiado: era una
y Eígaro trepan por la escalera, y aparecen en
ovación, una serenata que venian á dar á Rosini,
el balcón. Bosina, al principio, quiere gritar y
quien desde entonces fué saludado el maestro
acusar á Lindoro de haberla traicionado; pero
mas grande de Italia y del mundo.
éste cae á sus pies, se da á conocer y logra justi-
(Traducido por M. P.)
ficarse. Esto no es nada dificil para los jóvenes
y bien parecidos.
MÉTODO DE MARCAR. ROPA.
Bosina consiente en la fuga, y van á escalar el
"balcón cuando notan que la escala ha desapare- El método mas antiguo de marcar la ropa del
uso doméstico, consiste en dibujar las letras, y
cido. Al mismo tiempo se escuchan pasos en la
bordarlas después, con hilo de un color diferente
escalera. al del lienzo. Este medio puede ser fácilmente
— Quién es? sustituido con ventaja por una composición quí-
— acompañado
Basilio, del notario. mica que resiste á las legías mas fuertes. El
—Pardiez! van
las cosas bien.
método mas usual es el siguiente:
Se moja con un pincel la parte del lienzo que
— Señor aquí
notario: tenéis á los futuros es-
se quiere marcar, con un licor compuesto de una
posos, dice Fígaro señalando á Rosina y al con- parte de carbonato de sosa, una parte de goma
de: vos tenéis el contrato, escribid los nombres, arábiga y ocho ó 10 partes de agua. Se dejase-
Yo car, y después se pasa sobre el lienzo una plan-
y firmemos aprisa. soy testigo del señor, y
cha medio caliente, y en seguida se escriben con
Don Basilio de la señora.
una pluma las letras que se quieren, con una tin-
—¡Yo! ta compuesta de dos partes de nitrato de plata,
— Me rehusaréis esto servicio? dice el conde seis partes de agua destilada y una parte de go-
enseñando un anillo al codicioso. ma arábiga. Se deja secar en seguida el lienzo
— Pero yo no sé
al aire.
á Fígaro y á Almaviva, á quien acusa de haber que estaban muy cuidadosos por su salud y la
asaltado su casa. El conde da á conocer su tí- del rey, á causa de la gran mortandad de las
Eli IKVSCÍO.
I. III.
II. IV.
Prendas, que recordáis bienes y males. Escrito está, que al mundo en que moraste
Vuestra vista en tormento se convierte Jamas has de volver, prenda querida.
Con afectos del todo desiguales: Ni contigo la dicha que llevaste.
(*) El año de 1841 ee imprimieron cuatro souetos de esta colección, que ahora se publica completa.
.
V. VIH.
¿El adiós de tu tierna despedida, Cuando brillaba aquí tu luz divina.
¿Ya nunca escucliaré tu voz querida, Mas hora que el Eterno te destina
¿Bajaré á las tinieblas del infierno, Mi alma se vuelve á tí, llena de anhelo,
Mi insano corazón, lleno de horrores. Con acento inmortal, hija del cielo,
Pero también has visto, dulce esposa, Privado de tu amor, pido á la muerte
Que alejado del tuyo, no hay quién sume Apresure sus términos fatales.
Mas que ofrecer á tu deidad hermosa (Puesto que indigno soy de merecerte)
El fuego abrasador que lo consume. Admítame tu templo en sus umbrales.
Triste del que por sendas estraviadaSj Verde palma llevaba por divisa:
Sembradas de malezas y de abrojos. Su rostro, lleno de inmortal decoro,
Dirige sin tus luces sus pisadas; A mí volvió COQ plácida sonrisa:
El cielo sustituye con enojos Víla,y reconocí, bañado en lloro,
A sus glorias brevísimas soííadas, Entro puros espíritus á Elisa,
El llanto indeficiente de sus ojos. Volando al inmortal, celeste coro.
—
XI. XII.
Como rico tesoro, en feliz dia; Y alzaste el vuelo á esa región lejana,
Del alto empíreo con callado vuelo, Y de tantas desdichas que eslabono,
Y piadoso me asiste y me defiende. Quedare la cadena suspendida,
LAS CONFIDENCIAS,
(continua.)
Por la noche, al contrario, cuando los niños y cejas no se arrugaran con mal humor, y sus la-
la familia se hablan acostado, era ella quien se bios no le hiciesen una muequecita. Regular-
volvia el discípulo y yo el maestro. Le enseña- mente la hora consagrada á leer se pasaba para
ba á leer y escribir, haciéndola deletrear las pa- él en escoger los granos de coral, en dividir los
labras sobre mis libros,y teniéndole la mano pa- hilos de seda sobre la rueca de madera de la
ra enseñárselas á trazar. Su primo no podia ve- abuela, ó en componer las mallas de la red de
y yo era quien lo reemplazaba.
nir todos los dias, Beppino. Todo para él era bueno, con tal que
Sea que aquel joven contrahecho y cojo, no ins- al separarse, G-raziella le sonriese con complacen-
pirase á su prima bastante agrado y afecto, á pe- cia, y le dijese con voz dulce y agradable: Addio,
sar de la dulzura de su carácter y la paciencia y Adiós!
gravedad de sus costumbres; sea que ella se dis- II.
tragera mucho en sus lecciones, lo cierto es que Cuando la lección era conmigo, por el contra-
hacia con él muchos menos progresos que con- rio, era muy seria entonces, y se prolongaba re-
migo. La mitad de la hora de estudio se pasaba gularmente hasta que nuestros ojos estaban pe-
en burlar, en reir, en remedar al pedagogo; el po- sados de sueño. Conocíase en su cabeza inclina-
bre joven se sentia muy
tímido, y estaba muy da, en su cuello tendido, en la inmovilidad llena
enamorado de su discípula para regañarla: hacia de atención, de su postura y de su fisonomía, que
cuanto la doncella queria para que sus hermosas la pobre niña hacia cuantos esfuerzos le eran po-
sibles por lograr su objeto. Ella apoyaba su co- Esta paz de los sentimientos que se ignoran y
do sobre mi espalda para leer en el libro, sobre que se alimentan de sí mismos, habría durado
el cual mi dedo indicaba la palabra que debia años enteros, si no acontece una circunstancia
pronunciar: cuando escribía, yo sostenía sus de- que todo cambió, y que nos reveló la naturale-
lo
dos en mi mano para medio guiar su pluma. za de una amistad que nos bastaba para ser tan
Si ella cometía una falta, la regañaba yo con dichosos
"nn aire severo y enojado; la joven no respondía
una palabra, y solo se impacientaba consigo mis-
ma. Algunas ocasiones la veía prócsíma á llorar: Cecho (este era el nombre del primo de Gra-
endulzaba entonces mi voz, y la alentaba para continuaba viniendo con mas asiduidad á
ziella)
que comenzara de nuevo. Si por el contrario, pasar todas las tardes de invierno con la familia
había leído ó escrito bien, conocíase que ella bus- del marinero. Aunque la joven no le diese nin-
caba su recompensa en mi aplauso. Volvía en- guna señal de preferencia, y fuese el objeto de sus
tonces hacia mí, ruborizándose, y con la frente burlas y su juguete, era tan dulce, tan paciente
radiosa de orgullo y de triunfo, mas satisfecha y tan humilde ante ella, que ésta no podía menos
con el gusto que me proporcionaba, que con el de conmoverse con sus complacencias y sonreiría
triunfo que había adquirido. con bondad algunas veces. Esto era mucho pa-
Yo recompensaba leyéndola algunas pági-
la ra él, que era de esa naturaleza de corazones dé-
nas de Pablo y Virginia, obra que ella prefería biles, pero amantes, que conociéndose deshereda-
á todo, ó algunas hermosas estrofas del Taso, dos por la naturaleza de todas las cualidades que
cuando describe la vida campestre de los aldea- hacen que uno sea amado, se contentan con amar
nos, en cuya casa habita Herminia, ó cuando sin esperanza, como esclavos volun-
y se entregan
do jóvenes, de esperanza; cuando viejos, de pesar. bre Cecho, había alguna cosa de angélico en su
amor. Así, pues, lejos de estar humillado ó ce-
IIL loso por las familiaridades y preferencias de que
Las deliciosas familiaridades de estas dulces y á sus ojos era objeto por parte de G-raziella, me
largas conver-saciones, á la luz de la lámpara, al amaba, porque ella me amaba. En el corazón do
tibio calor que producía el brasero donde se que- su prima no ecsígia él un lugar único ó el prime-
maban á nuestros píes ramas de olivo, jamas nos ro, sino el segundo, el último; todo le bastaba.
conducían á otras intimidades ni hacia nacer en Para agradarla un momento, para obtener de ella
nuestro cerebro otras ideas que las de aquellos una mirada de contento, un gesto, una palabra
pasatiempos de niños; nos los habíamos prohibi- dulce, habría venido á buscarme hasta »1 fondo
do casi, yo con mi indiferencia casi glacial; ella de la Francia para conducirme junto á la que
por BU candor y su pureza. me preferia á él. También creo que me hubiera
De esta manera nos separábamos tan tranqui- odiado sí hubiera causado algún pesar á su prima.
los como nos haljíamos reunido, y un momento Su orgullo consistía en ella, así como su amor.
después de estos largos entretenimientos nos dor- Acaso frío en el interior, reflecsívo, sensato, me-
míamos bajo el mismo techo, á algunos pasos el tódico, tal como Dios y su miseria lo habían he-
uno del otro, como dos niños que han jugado jun- cho, él calculaba instintivamente que mi imperio
tos toda la tarde, y que no sueñan nada mas allá sobre las inclinaciones de su prima no sería eter-
de 8U8 sencillas diversiones. no; que alguna circunstancia, no sabía cual, pero
.
inevitable, nos separaría; que yo era estrangero, Con mano temblorosa y distraída llevaba los pe-
de un pais lejano, de una condición y una fortu- dazos de pan á la boca, y hacia ademan de co-
na evidentemente incomparables con la de la hi- merlos, pero" no podía, y los arrojaba bajo la me-
ja de un marinero de Próscida; que un dia ú otro sa. Antes del fin de aquella comida silenciosa,
laamistad de su prima y yo se romperla tal co- se levantó de la mesa con el pretesto de ir á acos-
mo se habia formado; que ella, G-raziella, queda- tar á los niños; los llevó consigo á su recámara,
ría entonces para él, sola, abandonada, triste, pe- y se encerró allí sin despedirse ni de sus padres,
ro que esa misma desesperación enternecería su ni de mí ... '
corazón y se lo daría roto, pero completo. Aquel Cuando ella hubo salido, pregunté al padre y
papel de amigo y consolador era el único que él la madre cuál era la causa de la seriedad de sus
podía pretender. pensamientos y de la tristeza de su hija. Enton-
Sin embargo, su padre tenia otros pensamien- ces ellos me contaron que el padre de Cecho ha-
tos para él. bía venido á la casa aquel día, y habia pedido la
mano de Grazíella para su hijo; que aquel era nn
VI. bien y una fortuna muy grandes para la familia,
El padre, conociendo el amor de Cecho por su pues Cecho llegaría á ser hombre de grandes bie-
sobrina, venia á verla de tiempo en tiempo. Con- nes; que G-raziella, que era tan buena, se llevaría
movido por su belleza, por su talento; maravilla- consigo y educaría á sus dos hermanítos como á
do de los rápidos progresos que la joven hacía sus propios hijos; que de esta manera hasta los
en su oficio, en la lectura y en la escritura, y pen- pocos días que á ellos les quedaban, estaban ase-
sando, por otra parte, que la figura infeliz de Ce- gurados contra la miseria. Me dijeron también
cho no le permitiría jamas aspirar á otras cari- que habían consentido con mucho reconocimien-
cias que á por la conveniencia y á
las dictadas to en aquel matrimonio; que le habían hablado
las de la familia, habia resuelto casar á su hijo de él á Grazíella; mas ésta nada había respondí-
con su sobrina. Su fortuna, ya establecida y de- do por timidez y modestia de doncella, pero que
masiado considerable para un trabajador, le ha- su silencio y sus lágrimas eran efecto de su sor-
cían mirar su pretensión como un favor, al cual presa y emoción, cosa que duraría tanto, decían
Andrea, su muger y la doncella ni aun pensa- ellos, como dura una mosca sobre una flor. En
rían resistirse. Ya sea que hubiera hablado á fin, concluyeron diciéndome, que entre el padre
su Cecho, ya que le hubiera ocultado su pensa- de Cecho y ellos se habia convenido que se cele-
miento con el fin de causarle una sorpresa, re- brarían los esponsales después de las fiestas de
solvió esplicarse. Navidad.
VIII. VIIL
La víspera de la noche buena volví á la casa Todavía me hablaban ellos, y hacia rato que
mas tarde que lo de costumbre para ocupar mi yo no los escuchaba: jamas me habia dado cuen-
lugar en la mesa de la familia. Desde el primer ta á mí mismo de la clase de afección que me u-
momento percibí no sé qué frialdad y turbación nía á Grazíella; no sabia en verdad cómo la ama-
en la fisonomía evidentemente contraída de An- ba: sí era la confianza, amistad, amor, la costum-
drea y de su muger: levanté los ojos sobre Grra- bre de verla, ó todos que
estos sentimientos, los
zíella, y vi que ella había llorado. La alegría y componían mis relaciones para con ella; mas la
la serenidad eran de tal modo habituales en su idea de ser repentinamente cambiadas todas aque-
rostro, que aquella inusitada espresion de triste- llas dulces relaciones de vida y de corazón, que
za la cubría como un velo material; hubiérase di- se habían establecido y como cimentado á nuestro
cho que la sombra de sus pensamientos y de su pesar entre nosotros; la idea de que iban á qui-
corazón se había estendído sobre sus facciones. tnrmela para darla repentinamente á otro; que
— Yo me quedé mudo, petrificado, sin atrever- de mí hermana y compañera que era al presente,
me á preguntar á aquellas pobres gentes, ni ha- iban á hacer que se tornara para mí en estraña é
blar á Graziella, por temor de que el solo acento indiferente; pensar que ella no estaría mas allí;
de mi voz hiciera reventar su corazón, que pare- que ya no la vería á momento, que ya no
todo
cía contener apenas. oiría su dulcísima voz llamarme; que ya no volve-
Contra su costumbre, la niña no me miraba. rla á leer en sus ojos, en aquel rayo de luz, siem-
208 LAS CONFIDENCIAS.
pre levantado hacia mí. lleno de caricias y de ter- y silencio ... todo esto me hizo conocer por prime-
nura que iluminaba dulcemente mi corazón y me ra vez lo que era para mí la sociedad de aquella
recordaba á mi madre y mis hermanas.... [oh! ¡qué muchacha, y me hizo notar que amor ó amistad,
vacío, qué noche tan profunda me figuraba al re- el sentimiento que á ella me unia era mas fuerte
dedor de mí desde el momento que su marido se de lo que yoy que el encanto desconocido,
creia,
hubiera llevado á G-raziella á otra casa! Aquel a- hasta para mí mismo, de mi vida salvaje en Ña-
posento en donde ella ya no volverla á dor- póles, no era ni la mar, ni la barca, ni el aposento
mir; el mió, adonde no entrarla ya otra vez; aque- humilde de la casa, ni el pescador, ni su muger,
lla mesa junto á la cual en vano la buscaría mi ni Beppo, ni los niños; era un solo ser, el cual si
vista; aquel terrado sobre el cual no oiria mas por se desparecía, se llevaba consigo mis delicias to-
la mañana el ruido de sus piecesitos desnudos; das; Graziella lo era todo para mí: arrancádmela,
el acento de su voz al despertarme; aquellas igle- y ya no quedaba mas: yo así lo sentí. Aquel senti-
sias á las cuales no la acompañarla yo como otras miento hasta entonces confuso, y cuya eesisten-
ocasiones; aquella barca en la que su lugar iba á cia jamas me habia confesado, me causó tan re-
quedar vacío, y donde yo no hablaría mas que á pentina y vehemente impresión, que todo mi co-
los vientos y á las ondas; las imágenes tumul- razón se estremeció, y esperimenté algo de lo in-
tuosas de todas aquellas dulces costumbres de finito del amor, por lo infinito de la tristeza, en la
nuestra vida pasada, que se aglomeraban en mi que mi corazón se sentía completamente sumer-
pensamiento y que repentinamente se desvane- gido.
cían como para dejarme en un abismo de soledad ( Continuará.)
DE D
Attnque es una observación demasiado vulgar, trecho significado de la palabra, del hombre para
decir que la vida de los artistas es la que encier- quien el arte es una divinidad, á cuyas inmedia-
ra mas bellezas que ninguna otra, no podemos ciones nadie se acerca sino con la cabeza descu-
menos de repetirla aquí, añadiendo, sin embargo, bierta, las manos cruzadas y el corazón sobreco-
que la palabra artista ha sufrido una triste me- gido de respeto. La vida de semejante artista
tamorfosis desde el principio de este siglo, para es el Paraíso terrenal, la anticipación de la in-
el cual no podemos liallar epíteto mas significa- mortalidad que le está reservada, el séptimo cielo
tivo con que designarlo que el de revolucionario. de Mahoma, rodeado de sus voluptuosas huris.
Se conocen artistas peluqueros, artistas sastres., Tal es la vida de Enrique Herz, el creador
artistas airpinteros, y hasta artistas traperos. de la nueva escuela de música, que separándose
No nos ocuparemos de esta clase de artistas, de la órbita musical, pedantesca y enfadosa, se
ni de los qae, ofuscados por una fama efímera, ha lanzado á los floridos campos del romanticis-
confunden la luz sagrada del talento con la luz mo; y desflorando con sus armoniosas alas la vi-
que ilumina la última escena de una pantomima gorosa encina del clasicismo^ se columpia sobre
de Funámbulos. Vamos á tratar, en el mas es- la verde ruma do la melodía.
{*) DesííOSOH de formar una bio'.'iafia del célebre Eiiri()ue TIerz, p.ira dar una muestra de nuestro aprecio por .su
bello talento, profuramos tener á la mano loa dato» neceríurios; y habiéndono.s ministrado al^^unos el Hefior Ulmaii,
discípulo y aecretíirio del señor Herz, con ellos hemos foruiado este artículo, que esperamos sea leído con ínteres por
nuestros suscrítores.
Lilo^' k Ciimplido
biografía de herz. 209
Enrique Herz nació en Viena [Austria) en entregar la música copiada y recoger la nueva, ha-
1807, en la misma ciudad que oyó las primeras blaba algunas veces acerca del joven Enrique.
vibraciones de la lira de Mozart, de la gaita de Un Beethowen se hallaba de buen humor,
dia que
Hayder y del trueno de Beethowen. Su padre dijo á su copiante: —
"Pues bien, preséntame esa
fué un rico negociante, que gozaba de alta repu- octava maravillad —
El organista, que también
tación en la sociedad. Por la influencia que ejer- poseia profundos conocimientos en la música, y
ció en la futura grandeza de su hijo, le consagra- que solo se habia encargado de copiar, por tener
remos algunas líneas, cuya digresión se nos per- frecuente ocasión de acercarse al gran composi-
donará. tor, sin esperar ver repetida una oferta tan poco
El padre de Herz no lia tumba con
bajado á la adecuada al carácter moroso de Beethowen, se
otra gloria que la de haber tenido por hijo á En- apresuró á aceptarla; y al dia siguiente JEnrique
rique. Sin embargo, los que le conocieron de Herz se presentó con su profesor en el estudio
cerca, jamas dudaron que hubiera podido llegar de Beethowen con toda la indiferencia y desem-
á ser uno de los mas grandes hombres del siglo, barazo propias de un muchacho.
si se hubiese visto favorecido por las circunstan-
Desgraciadamente el acceso de buen humor de
cias y poseído la misma energía de carácter y
Beethowen de la tarde anterior, fué de corta du-
perseverancia en el trabajo que supo desarrollar
ración; y sin hacer aprecio de los visitadores,
en su hijo. Dotado de una previsión suspicaz,
continuó componiendo una sonata, y dirigiendo
poseia tal fuerza de raciocinio, que convencía el
de vez en cuando, de derecha á izquierda, mira-
escepticismo mas inveterado. A él se le debe la
das furiosas, según acostumbraba en los momen-
útilísima idea de asegures mutuos contra incen-
tos del ^Hnieno" como decia el célebre profesor
dios, de la cual individuos mas prácticos han sa-
Schindler. Entre tanto, el copiante desarrolló
bido sacar el mejor partido. El proyecto de fun-
su legajo de papeles de música copiada, y los co-
dir los cañones usados para labrar moneda de
locó en el piano. Beethowen, repasando la vis-
cobre, el cual tantos partidarios ha tenido du-
ta sobre lo que estaba escribiendo, desgraciada-
rante el imperio, fué sugerido por una memoria
mente advirtió un error, y enfurecido, desahogó
salida de su pluma. Por último, no ha habido
su cólera contra el pobre organista, diciéndole
muchas personas que, como él, hayan llegado tan-
mil improperios. El organista, por su parte, es-
tas veces mas allá de la mitad del buen camino
cuchaba con paciencia, lo cual aumentaba la irri-
que conduce á la fortuna, y sin poder alcanzarla,
tación del gran compositor. Entre .tanto, Enri-
hayan sufrido tantos reveses. Estos reveses, que
que se acercó al piano, cuya hermosura admira-
hubiera podido contrarestar con un poco de fir-
ba, y después de pulsar tímidamente las teclas
meza, le decidieron á renunciar á la idea de ha-
del instrumento, se puso á tocar el principal ono-
cer de Enrique un negociante, y prefirió sacrifi-
tivo de la sonata que Beethowen estaba compo-
carle en las aras de Terpsicore, según su dicho, lo
niendo: sorprendido éste, volvió la cabeza hacia
que en sencilla prosa quiere decir dedicarse á
Enrique, é hizo señas al organista, que quería
aprender la música, por la cual el joven Enri-
impedir el atrevimiento de su discípulo, para que
que demostraba un talento precoz, que causaba
lo dejase tocar. El joven, distraído con su re-
la admiración de todos los que eran capaces de
creo musical, no hizo caso de lo que pasaba á su
conocerlo.
Esta precocidad no ha hallado igual sino en
alrededor, y continuó la sonata, improvisando
el final que Beethowen no habia aun concluido.
Mozart. Su hermano mayor aprendía á tocar el
El gran compositor, que á pesar de su carácter
violincuando Enrique solo tenia chico años, y
áspero, poseia un fondo de bondad celeste, no
ni aun conocía una nota; y, sin embargo, le ayu-
pudiendo contenerse, se precipitó sobre él, y to-
daba en los pasages mas dificiles, guiándole en el
mándole en sus brazos, le colocó sobre el piano
piano. Con solo una vez que oyese cualquiera
y le colmó de caricias. Por último, le dijo que
melodía, la repetía con tanta claridad, que hacia
quería hablar con su padre, y que así le dijese
suponer en él estudios regulares, Comenzó á
que viniera á verle.
aprender las notas á la edad de seis años con el
organista de San José, que al mismo tiempo co- Al dia siguiente se presentó el padre de En-
piaba la música de Beethowen. En las visitas rique en la casa de Beethowen, por quien fué re-
que el organista hacia casi todos los dias para cibido con mucha cortesía. — Señor, le dijo: vues-
210 BIOGKAFIA DE HERZ.
tro hijo tiene un talento tan grande para la mú- su padre para seducirle á que fuese á vivir en
sica, que si lo cultiva, llegará á ser un dia gran Paris con su hijo; pero como el anciano titubease
compositor. Algunos me juzgan envidioso, por en responder, el emperador, dirigiéndose á En-
que no quiero alternar con esos que llaman com- rique, le dijo; — Tú quieres ir á Francia? — Sí, se-
'positores modernos^ que lisonjeando los oidos, aun cuando no sea mas que por la
ñor, contestó,
echan á perder la inteligencia musical, y corrom- dicha de ser subdito de tan ilustre monarca."
pen el gusto por la belleza clásica. Pero soy jus- Napoleón, que no era indiferente á la lisonja,
to, posteridad juzgará entre ellos y yo. Ya
y la le regaló un relox de oro, montado en diaman-
os be dicho que vuestro hijo posee talento, ó mas tes, y le envió a Paris, donde le colocó á sus es-
bien debiera decir, genio; pero procurad no des- pensas en el Conservatorio, que por primera vez
truir la frescura virginal de su imaginación con abria sus puertas á un estrangero.
vio. sistema de educación mecánica, que cuando Allí fué adonde Enrique Herz encontró toda
mas baria de él un buen tocador. Dejadle que su mayor satisfacción porque ambicionaba, y allí
estudie el diapasón todo el tiempo que quiera; tenia rivales. Tardó muy poco en ocupar el
pero no le deis mas que buena música para apren- puesto mas elevado, y dio el primer ejemplo de
der. Aquí tenéis algunas lecciones que anoche ser admitido á concurso un alumno á los pocos
he compuesto para él; dádselas para que las apren- meses de estudio.
da, y dentro de tres semanas podéis venir á vi- Los curiosos parisienses, para quienes el con-
algunas horas del dia á la dirección de los estu- para el dia en que Herz debia presentarse á ec-
dios de su hijo;y su buen sentido suplió á la es- sámen. Ocho dias antes de éste principiaron á
periencia de que carecía. Los progresos que En- circular rumores- de que Herz se hallaba grave-
Hummel, que en aquella época era reputado co- que, que sin esperar á la convalecencia, se dedi-
mo el mejor pianista del mundo. Beethowen có al estudio de una pieza difícil que se le habia
Enrique; y como prueba incontestable del cariño una numerosa sociedad, ganó el primer premio
que le profesaba, baste saber que Beethowen, que en medio de los mas frenéticos aplausos. Desde
prefería vivir en la miseria á dar lecciones, de- este dia, aunque Herz no tenia mas que trece
dicó horas enteras á la enseñanza del tierno mú- AÑOS, llegó á ser el ¡ion de la sociedad parisien-
En la época que Enrique Herz estudiaba las lento, como por su amable trato.
deliciosas inspiraciones de los grandes maestros. Satisfecho Herz de los elogios que le tributó
Napoleón derrotaba los ejércitos aliados de Ru- el público en su primera aparición en el mundo
sia y Austria, y tomaba por asalto á Viena. El filarmónico, su imaginación, como era natural es-
ejército invasor estableció su cuartel general en perar, comenzó á ecsaltarse, )'• la autoridad de su
Schonbrwn. el Yersalles del emperador de Aus- padre á hacérsele pesada. El célebre violinista
donde Napoleón daba sus soirees, cuya me-
tria, Lafont, amigo de Enrique Herz en la infancia,
moria se con.serva aun. Habiendo llegado á oi- y después compañero de sus viages, tenia un pa-
dos de éste la fama del precoz pianista, dio ór- dre estremadamente bueno y complaciente, que
denes para preparar un gran concierto, en el cual no le escaseaba ni la libertad ni el dinero, y de
Enrique tocó las composiciones de Beethowen, una y otra cosa gozaba ampliamente en unión de
de Mozart y de Steibelt con gran satisfacción del Enrique Herz, cuyo padre trató de separar á los
emperador. Napoleón, que ya habia adoptado el dos jóvenes. Estos sobornaban á los criados, bur-
gisteraa de despojar la Europa de todas sus ri- laban la vigilancia de sus parientes, y se salían
quezas artísticas para embellecer la Francia, re- las mas noches por los parages mas concurridos
solvió disponer de Enrique de la misma manera de Paris ú correr la luna, corno diriamos de los
que habia dispuesto de las galerías de pintura estudiantes de Salamanca. En una de estas es-
de Roma y de Florencia. Hizo proposiciones ií cursioncs nocturnas, en que solíanlos dos amigos
BIOGRAI'IA DE HERZ. 211
hacer mil calaveradas y travesuras, Herz rompió 11 á 12. — Lección de alemán ó de inglés.
— Pues ahí
bien, ustedtiene cinco, contestó el 5 6. — Ejercicio de natación en Estío, y
violinista arrojando sobre el mostrador-una pieza gimnástico en Invierno.
de plata. 6 7. — Descanso.
— No tengo cambio, y todas las tiendas están 7 8. — Estudios de Clementi y escalas.
cerradas, replicó el tendero, quien probablemen- 8 9. — Lectura divertida.
te queria abusar de la generosidad de Lafont, y A las nueve y tres cuartos precisamente se ha-
cogerse los cinco francos. bía de meter en la cama.
— Yo la cambiaré, interrumpió Herz, que co- Su padre, convencido de que no basta toda la
noció la maligna intención del tendero; y levan- vida para aprender perfectamente una cosa, le
tando un bastón que tenia en la mano, rompió permitía que tocara diariamente el violón con el
Como este artículo podrá ser leido por algunas tas. Dio su primer concierto en el salón del Con-
de las personas que se dedican á la música, da- servatorio, y sucesivamente otros en el teatro de
remos una copia de esta distribución diaria, es- la Grrande Opera; y escusado es decir que fué
crita de puño y letra del padre de Herz, y que aplaudido y elogiado universalmente. Contare-
éste conserva hasta el dia como una reliquia. mos una anécdota que, por decirlo así, pertene-
ce á la historia de la música.
DISTRIBUCIÓN Se hallaba Rosini en Paris, y por todais partes
CüOTiniANA DE LAS, OCUPACIONES DE ENRIQUE HERZ, oia elogiar el mérito de Herz. Quiso juzgar
QUE DEBERÁ LEVANTARSE Á LAS CINCO DE LA MA- por sí mismo, y no tardó en presentársele la oca-
CANA. CADA MINUTO QUE PASE DE LAS CINCO, LE sión, asistiendo á un concierto. Herz estimulado
. SERÁ DISMINUIDO DE SUS HORAS DE RECREO, Y AU- por la presencia de un juez inteligente, cuyo fa-
MENTADO EN LAS DE TRABAJO.
llo espera, se esmeró en ejecutar una pieza delan-
5 á 6. —Bañarse, tomar una tasa de
vestirse, te de Rosini, y lo hizo tan perfectamente, que
leche. los espectadores convinieron en que nunca habi£;.n
6 á 7. —Media hora de dedos, y
ejercicio oido cosa de tanto mérito.
media hora de escalas. Rosini lo escuchó hasta el fin, sin decir una
7 á 8. —Tocar estudios de Clementi y
los palabra. Herz acostumbrado á recibir aplausos,
de Cramer. se ofendió de este silencio, y dirigiéndose al cé-
8 á 9. — Lección de gramática, y ortografía lebre maestro, le preguntó si habia tenido la des-
escritura. gracia de no agradarle.
9 á 10. — Media hora para almuerzo, media
el —
Muy al contrario, le contestó fríamente Ro-
hora para paseo en el jar din. sini, es V. el mejor maestro del mundo; pero no
10 á 11. —Lección de armonía. tiene V. mano izquierda.
212 biografía de herz.
—Cómo? .... no tengo mano izquierda, con- cheles apostó á Herz que no podría pulsar tantas
testo Herz, vea V
y diciendo esto se sentó como él.
da notas dobles, quintetas, octavas y á ejecutar ta, porque tiene V. la mano dos veces mas gran-
Después de haber dado sus conciertos en el tima mas baja, pudiendo tocar á la vez la nota
teatro de la Opera Italiana, en los cuales Herz del medio?
tocaba algunos trozos sin mas acompañamiento —No quiero porque físicamente im-
apostar, es
cado en todos los demás conciertos dados por los — Muy respondió Herz, y acercándose
bien,
célebres artistas, cuya entrada ba sido á precios al piano pulsó las notas mas lejanas con cada
enormes. Partió después para Escocia, Irlanda una de las manos y la del medio con la nariz.
y otras provincias de Inglaterra, pasando tres Moscheles se retiró mortificado de esta burla;
meses en Londres, tres en viages y regresando el pero no le quedaron ganas de volver á disputar
invierno á Paris (*). De esta manera ba trabajado con Herz.
catorce años, componiendo deliciosos trozos de Hallándose una ocasión Herz en Marsella, se
música, tocando admirablemente, y formando, por le presentó el alcalde de un pueblecillo cercano, a-
decirlo así, el encanto de todos los aficionados á compañado de una comisión compuesta de los prin-
la música. cipales vecinos. El alcalde suplicaba á Herz que
Se puede adivinar fácilmente que si Herz es- diera un concierto para destinar sus productos á
cribe sus memorias, ellan deben ser muy curiosas la compra de un órgano, de que caréela la iglesia.
rar mucho tiempo, y quizá que leer con un pla- —Ni bueno ni malo, respondió el alcalde, pe-
no, jovenaun y robusto, está entre nosotros, no so conmigo. Dentro de ocho dias iré allá.
anticipemos lo que debe suceder después de su El dia Herz, y el alcalde, á la ca-
fijado llegó
muerte, y contentémonos con referir algunas otras beza de la misma comisión, salió á encontrarle.
anécdotas que nos han sido comunicadas. — Estamos desesperados, dijo el alcalde, pues
El célebre pianista Moscheles es conocido por será imposible que se verifique el concierto, por-
la estremada bondad de su carácter; pero tiene tres razones muy poderosas: la primera es por-
un defecto, que suele ser común á todos los artis- que no hay piano. . . .la segunda. ... y la ter-
vales. Es inútil decir que no miraba con muy —No se canse Y, interrumpió Herz: la prime-
buenos ojos á Herz, y aun cuando habia entre ra razón es bastante: en cuanto á las otras, os dis-
ellos cierta amistad, lo cierto es que no perdona- penso que me las digáis. -Herz saludó al alcalde,
des, mientras la mano de Moscheles es de tal di- uno de sus mejores pianos,
ra el cual Ilcrz envió
mensión, que puede abarcar doce notas. Mos- temiendo que el alcalde volviese á hacer mérito
de las tres razones. El concierto fué brillante,
{•) En un concierto que Herz dio en Dublin, la orques- y el órgano que se compró con su producto, tie-
ta fué diri^da por el Sr. Chavez, que actualmente dirige ne una inscripción que recuerda la generosidad
la del gran teatro Nacional de México. del célebre artista.
biografía de heez. 213
La vida de Herz está llena de multitud de nes; ha tenido el orgullo de tener por discípulas
anécdotas mas ó menos curiosas, pero todas muy á cuatro personas, que después han llevado á su
interesantes cuando se trata de un hombre que, cabeza una corona, y á muchas damas de la alta
como él, ha adquirido una celebridad en el mundo. nobleza. Fué nombrado compositor y primer
Lo que liemos contado á nuestros lectores pianista de Luis XVIII, Carlos X y Luis Feli-
acerca de su vida, da apenas una idea muy im- pe, quien lo hizo caballero de la legión de honor.
perfecta de sus trabajos artísticos. Ademas de Es profesor del Conservatorio de Paris, y miem-
los seis ó siete años que vivió en Colonia sujeto bro de la Academia de Santa Cecilia, en virtud
al estricto método que hemos indicado, ¡cuántas de un diploma firmado por Su Santidad el Papa
vigilias, cuánto estudio, cuántas meditaciones no Grregorio, y es también socio de otras muchas
habrá costado á Herz el llegar á la altura glo- academias filarmónicas.
riosa en que hoy se encuentra! El público ve so- Sus composiciones y conciertos, dedicados á
lo el resultado, pero casi nunca puede valuar to- personages de la mas alta aristocracia,
le han va-
da la lucha que ha sido necesario sostener con la lido regalos de consideración. Cuando el pue-
materia para hacer triunfar el espíritu, el pensa- blo de Paris estaba todavía embriagado con la. re-
miento, el poder, la inspiración, mejor dicho, la volución de Julio, el gobierno trató de que se hi-
parte celeste que tiene el hombre aprisionada y ciesen magníficas funciones y brillantes espectá-
confundida entre la debilidad y la miseria de la culos, para distraer la atención del público, de-
' naturaleza humana. masiado concentrada en los asuntos revoluciona-
Herz no ha sido de aquellos hombres infortu- rios. Herz recibió el encargo de organizar un
nados como Shakespeare, Moliere ó Rousseau, concierto en el palacio municipah Entonces com-
que han tenido una ecsistencia muy inferior á su puso la Parisiefise, que tocó la orquesta con el
genio y á sus cualidades personales. La socie-
acompañamiento de un coro de mas de tres mil
dad moderna, mas civilizada, mas generosa, mas personas. Luis Felipe quedó tan complacido,
instruida, no permite que los poetas se mueran que envió á Herz al dia siguiente una caja de
de hambre en un hospital, que los escritores polvos con un cerco de brillantes, y cuyo valor
acaben sus dias en una casa de caridad, y que era de mas de cuatro mil pesos.
los músicos sean una especie de juglares de los Apropósito, una gran parte de los regalos que
señores feudales. A los poetas y á los escrito- ha recibido Herz, consisten en cajas de polvos
res los coloca en los ministerios, en la tribuna mas ó menos valiosas, de suerte que tiene una
y en la diplomacia, y á los músicos los cubre de colección magnífica, que rivaliza con la de La-
honores y de distinciones. Chateaubriand ha si- blache. que gasta la mitad de sus rentas anuales
do embajador; Lamartine ha gobernado unos dias en cajas de polvos. Lablache se toma media li-
la Francia; Victor Hugo es un miembro de la tri- bra diaria de rapé, mientras Herz le tiene una
buna; Bulwer era el embajador de Inglaterra en invencible repugnancia.
España. Y mundo. Méxi-
esto es general en el Herz es de una talla mas que mediana; de unas
co mismo, á pesar de que en muchas cosas es maneras muy corteses y afables; de una fisono-
singular no ha sido esceptuado de esta ten-
, mía muy simpática. Viste con sencillez, casi
dencia casi espontánea de las sociedades moder- siempre de negro, y en un ojal del frac tiene la
nas. cinta encarnada de la legión de honor; único dis-
Quintana es miembro del primer tribunal de tintivo que usa, á pesar de tener, como hemos di-
la república;Pesado ha ocupado un ministerio; cho, varias condecoraciones. Cuando toca el pia-
Lacunza es hoy primer ministro de Estado; y no,no hace movimientos ecsagerados con la cabe-
muchos jóvenes que hace años solian con mucha za y con los pies; y cuando dirige la orquesta,
timidez poner su nombre al pié de una oda ó de apenas lo hace con el movimiento de los ojos y
un soneto patriótico, ocupan un lugar muy pre- alguna inclinación de cabeza, con la cual marca
ferente en la tribuna. perfectamente el compás.
Herz ha recibido por sus méritos artísticos
y
'
Tanto la buena educación que ha recibido, co-
por sus cualidades privadas, las mas lisonjeras mo su trato íntimo con los escritores mas distin-
recompensas. En todas partes se le han tributa- guidos de la época, le han dado bastante conoci-
do los mas y sinceros entusiastas elogios; se le miento en la literatura y en la historia; pero te-
han conferido muchas y diversas condecoracio- niendo la verdadera modestia, la admirable sen-
TOM. II. —X. 28
2-14 Bio grafía de herz.
cillez de los que poseen un distinguido talento, de delicadeza, descubriéndole el uso que habia
no hace ostentación de sus estudios ni de sus hecho del producto de sus prendas.
triunfos, ni de las escenas de la vida, ni de sus En tal situación, con la esperanza un poco
composiciones; y mas bien posee la gracia de en- aventurada de hallar algo que la sacase del aprie-
tretener á sus amigos can lo que en francés se to, abrióun armaría, y su escudriñadora vista se
llama petite conversation, y que en español podría- fijó en un tema que había comenzado para hacer
mos decir que es charla familiar. Ya se sabe lo una composición: satisfecho con tan buen hallaz-
amable que es una persona que posee el talento go, díjole al postulante: "Volved mañana á la&
de agradar á sus amigos con este género de con- diez, y os daré mas de lo que habéis menester.'*
versación, y no tenemos por tanto que ecsagerar En efecto, al dia siguiente y á la hora indica-
el mérito de Herz. da, el artista compareció ante Enrique. "Tomad^
El piano ocupaba un lugar muy insignificante Se ha visto también que pocos años después
antes de Mozart, y ya en- época en que se co- de haberse clasificado el piano en el rango de
aocian célebres compositores de órgano, de vio- instrumento principal ó independiente, se han
lin y de otros instrumentos que figuraban en la introducido abusos, que aun cuando no han podi-
orquesta, apenas Labia maestro alguno que diri- do desvirtuar su importancia, una vez ya recono-
giese su atención al piano, destinado á ocupar cida, han amenazado servirse del piano para ha-
mas tarde un lugar tan preferente. Escribíase cer brillar la habilidad del tocador, en vez de
regularmente para instrumentos que con facili- hacer de él un órgano destinado á percibir la
dad se prestaban á la ejecución del músico, y la delicadeza de la idea, que restituida al gran nú-
iglesia abolió el címbalo como instrumento profa- mero de miembros que componen una orquesta,
no. La aspereza del sonido que resultaba de lo necesariamente ha de perder su homogeneidad;
defectuoso de su mecanismo, no permitía que se pero apareció Beetbowen con su profunda inspi-
hiciese una composición que pudiese considerar- ración, su implacable odio á la frivolidad y con
se perfecta. Se hacia uso del címbalo mas bien la poderosa persuacion de su palabra, de su plu-
como instrumento ausiliar para la composición, ma y de su lira. Con su talento estraordinario
que como instrumento aislado. opuso un dique insuperable á la avenida del tor-
Mozart fué el primero que sacó al piano de la rente, y entabló esa lucha encarnizada de la for-
oscuridad en que yacia. En la época en que el ma contra la materia, cuyo resultado fué la vic-
genio divino de este maestro comenzaba á divi- toria completa del principio bueno contra el ma-
sar la míísica rodeada de una aureola resplande- lo. La para él la parte esencial, y la
idea era
ciente, el mecanismo de los pianos mejoró mu- ejecución la consideraba solo como un comple-
cho en Alemania. Y aun cuando se hallaban mento. Como los antiguos escultores, presentaba
distantes en llegar á la perfección de las obras desnudas sus estatuas. De aquí resultaba, que
maestras que hoy salen de las fábricas de París el que quería trabajar, conseguía tocar con facili-
y de Viena, no podía ocultársele á un hombre dad las sonatas de Dussek y los rondas de Stei-
como Mozart, que desde su mas tierna infancia belt [que aun cuando hoy día se consideran tan
había manifestado su predilección al piano, el fáciles, en aquella época se reputaban como muy
partido que se podía sacar de un instrumento díficiles]; pero Beethowen ecsigia mas bien que
que pone desempeño de toda una orquesta al
el destreza en los dedos, una cabeza que compren-
alcance de un solo hombre. Los buenos resulta- diese la sencillez de su sublimidad y la sublimi-
dos que obtuvo en los conciertos que dio, hicie- dad de su sencillez.
ron desaparecer rápidamente la nota de desagra- Lo mismo que Homero, Shakespeare y Milton,
dable con que hasta entonces se había calificado Bethowen quedó como la roca en medio del
al piano; y el favor universal que gozaba Mozart océano, aislado é inaccesible: no teniendo nadie
se estendió también al instrumento, que sirvió de su atrevimiento, nadie lo imitó, y no pudo formar
órgano para espresar sus ideas sublimes. Dus- una escuela.
sek y Steibelt, sucesores de la celebridad de Mo- Hummel fué un músico bastante sabio y pro-
zart, siguieron por algún tiempo el camino que fundo para haber podido llegar al rango de los
éste les dejó trazado; pero después se apartaron compositores severos y clásicos; pero tuvo la des-
de la sencillez que formaba el mérito encantador gracia de hacer su entrada en el mundo musical,
de las composiciones de Mozart, y dieron menos cuando ya Beethowen ocupaba Despuésel trono.
importancia al desarrollo de la idea musical, por de algunas intrigas, que mas tarde degeneraron
hacer resaltarla fuerza en la ejecución. La for- en ataques y en contiendas, que ciertamente no
ma de sus sonatas imitaba á las de Mozart; pero han contribuido á la mas grande reputación ar-
como introducían pasages que no correspondían tística de Hummel, viendo éste la imposibilidad
á la naturaleza de la composición, y no poseyen- de derribar á su contrario, abandonó repentina-
do otro mérito que el de estar bien hechas y bri- mente el estilo severo que caracterizaba sus obras
llantes, hacíandelniano un instrumento depura anteriores, y escribió composiciones que produje-
ejecución mecánica, y eran los primeros en indi- ron efecto, pero que, como siempre, iban encubier-
car el camino estravíado que desgraciadamente tas bajo un sello particular de legitimidad, que
ha sido seguido por un grande número de sus recordaban los antecedentes del compositor. Co-
inmediatos sucesores. mo Beethowen, bajaba algunos escalones, pero
116 biografía de herz.
sin que por eso llegase jamas á ponerse al nivel pero se lo impidió la falta de unidad, que es la
del público. El cálculo de Hummel fué acerta- consecuencia necesaria de esta amalgama im-
do, pues que adquiría popularidad sin perder feu perfecta.
reputación de músico. Aparecía clásico, cuando queria ser románti-
Ries era liijo de un amigo de Beetliowen, por co,y romántico cuando escribía en estilo severo:
cuya razón recibió de éste algunas lecciones. El de manera que mas bien se hallaba en la posi-
célebre maestro, que aborrecía el dar lecciones, ción de un hombre que querieiulo llevarse bien con
liacia este sacrificio muy á pesar suyo, con tanto tocios.^ entabla 'una amistad superficial con algunos
mas motivo, cuanto que hallaba en el discípulo que pudieran llegar á ser sus Íntimos amigos., y
bastante talento, á pesar de que, como solia decir, solo consigue hacerse enemigo de todos. Se acer-
no era del material propio para formar un buen ca el momento en que ese sol, del cual solo se
artista. El transcurso del tiempo ba probado que percibe el primer rayo de la aurora, aparezca en
Beetbowen tenia razón. Ries poseia bastante ha- el horizonte con todo su esplendor, y llegue á su
bilidad, como lo demuestra su música sueca, y aun zenit á pasos gigantescos. Ese sol Enrique
es
cuando escribía correctamente, en vano se busca- Herz.¡ el padre y gefe de la música modeima ó ro-
ba en sus composiciones la inspiración, y bajo es- mántica, a quien consagraremos algunas líneas.
te concepto fué muy inferior á Hummel. Los rasgos característicos del primer periodo
Ries ha sido el último eslabón de la cadena de de la música han consistido en una ciencia pro-
]a antigua escuela, que ordinariamente se llama funda de la teoría, y en una severidad de estilo, sos-
clásica^ para distinguirla de la nueva escuela, co- tenida con un rigor inaudito. Si se nos permite la
nocida con el nombre de riioderna ó romántica. comparación, diremos, que esa época de absolutis-
Sin embargo, no por esta clasificación de escuelas mo formaba un término medio entre la tiranía de
ha de creerse que la moderna no cuente con mú- Codrus y el despotismo patriarcal. Las reglas es-
sicos clásicos, ó que la antigua solo produjo gran- tablecidas en contraposición, eran lo que ha sido
des maestros, porque ciertamente se engaña el
el Evangelio para los pueblos del mundo. No ad-
que así lo crea. Es verdad que de la escuela mitiéndose duda sobre la infalibilidad de su doc-
antigua han salido Hayden, Handel, Bach, Mo- trina, toda separación de un delito, y el
ella es
zart y Beethowen, que sin duda alguna merecen desprecio un sacrilegio. La razón se ha sobrepues-
el nombre de grandes maestros. Pero Dussek, to á la imaginación, y la filosofía á los absurdos
Steibelt, Ries y Hummel, que no son menos clá- del entendimiento y al pedantismo, al parecer
sicos, no pueden compararse con los tipos del ar- innato al carácter de los hombres. No queremos
te divino. La nueva escuela cuenta entre sus decir por esto que las obras maestras de Backs
notabilidades a Auber, Rosini, Weber, Mayer- mas
y de Handel sean pedantescas; nada está
beer, Bellini, Chapín, Paganini, Enrique Herz y distante que eso de la verdad; pero para conven-
otros muchos, que sin titubear son preferibles á cerse de que muchas de las obras de ese tiempo
Cimarosa y Eiorovanti, Tartini, Viotti, Steibelt eran frivolas y pedantes apelamos al revolu-
,
y Dussek. Pero entre estas dos eras, hay un pe- cionario de la música, al gran Beetbowen, que
queño vacío ocupado por Moscheles, que forma hacia sin descanso una encarnizada guerra á mul-
un eslabón que enlaza á ambas escuelas. titud de los que en su tiempo se llamaban músi-
Moscheles, por la posición que guarda, no per- cos y compositores. Les echaba en cara su es-
tenece ni á una ni á otra escuela, aun cuando po- tricto apego á la letra de las reglas, desentendién-
see cualidades de arabas Citaremos ahora al- dose del espíritu de ellas. Con esto, ellos mis-
guna de las que caracterizan estas dos épocas di- mos se pouian barreras indestructibles, y levan-
ferentes. Los conciertos, por ejemplo, nos re- taban obstáculos, que impedían el vuelo de la
cuerdan de Hummel, sus fantasías y algunas
los imaginación.
de sus variaciones, que en el acto dan una idea Fácil es percibir que por estas causas los com-
de lo que mas adelante se había de realizar. Pe- positores de la época á que nos referimos, no eran
ro estos dos géneros diferentes rara vez se en- comprendidos de la generalidad del pueblo, y que
cuentran reunidos en una misma obra, y si por por consecuencia la música no ejercía influencia
casualidad sucede, es de una manera que hace alguna en la educación general; influencia dema-
mas daño que favor á la composición. A no ser siado reconocida hoy. Se trataba, pues, de poner
asíj Moscheles se liallaria ú la cabeza de todos; la música al alcance del pueblo, de agradar ú la
biografía de herz. 217
generalidad de él, y de dar al compositor la li- ces que no se haya dedicado á componer óperas.
bertad debida, sin hacerlo descender de la altura Herz ha querido conservar la especialidad de su
á que lo elevara su genio, mejor dicho, de hacerlo carácter, y elevar cada vez mas su instrumento
de Rosini, fué
dido á los reformadores de la música. Sus con-
semejanza de su talento con el fá-
ciertos están divididos en tres partes: cada una
cil para él, lo que habria sido imposible para
de ellas forma una obra individual, pero que con-
otros.
Débesele, pues, á Herz y á su riqueza de me- sideradas en conjunto, presentan la unidad mas
lodía, el haber popularizado la música de los sa- completa. Tomemos, por ejemplo, el segundo con-
lones. Mozart habia introducido el piano en los cierto. La impetuosidad del allegro ofrece el es-
palacios de la aristoci'acia; pero Herz hizo toda- pectáculo magestuoso de los elementos desenca-
vía un servicio mayor á la música, y fué el- abrir denados, y se hermana perfectamente con el ada-
al público las puertas del templo de Terpsícore, gio religioso, en el cual parecen escucharse los
y hacer que todos participaran fácilmente de los últimos gemidos de la tempestad, mezclados con
placeres de que hasta entonces habían gozado so- los armoniosos cantos de los pastores que dan
lamente los grandes señores. El piano se hizo gracias al Señor que ha libertado sus mieses de
un mueble indispensable entre y la aristocracia, la destrucción. La tercera parte es de una en-
poco á poco fué generalizándose, de suerte que cantadora simplicidad; tiene el sello áe una fiso-
hoy se encuentra en todas partes del mundo, y á nomía campestre y primitiva. Es un baile ale-
veces en lasmas humildes moradas. gre de las muchachas, que se regocijan cuando el
Las composiciones de Enrique Herz son justa- sol espira,y cuando les deja las lágrimas silen-
mente las mas populares que ecsisten, pues reúnen ciosas del rocío de la tarde. Analizando de esta
á una pureza de estilo, una melodía indefinible. manera las composiciones de Herz, es como se
El pensamiento principal está claramente mar- puede conocer el mérito del compositor, y las
cado y desenvuelto con una facilidad y perfec- esenciales reformas que ha ejecutado en la músi-
ción muy dificiles de encontrar en muchas de las ca,formando unas veces un idilio, otras un poe-
composiciones, que podremos llamar de salón. El ma épico, otras uua narración de los tiempos ca-
método de cada una de las piezas es muy origi- ballerescos, otras una bacanal italiana. Las va-
nal; se presenta cada momento bajo un nuevo riaciones de los Puritanos, de la Lucía, de los Hu-
punto de vista, y en cada una de estas faces se gonotes, son una muestra palpable de esta verdad.
aumenta la frescura y la melodía, derramada En cuanto á la ejecución de Herz, puede de-
con profusión aun en los mas insignificantes ron- cirse que tiene su manera propia, y que guarda
dos. Esto es lo que hace que Herz ocupe un lu- estrecha relación con el pensamiento filosófico de
gar preferente entre los compositores de música sus composiciones.- La gala de algunos músicos
para piano. Rosini le ha criticado algunas ve- consiste en pulsar las teclas con una fuerza que
.
degenera en tosquedad, hasta el grado de destro- Que es digno de elevarse hasta la altura,
zar el mejor piano: Herz, por el contrario, toca Que no está al polvo terrenal sujeta.
con suavidad, saboreando, por decirlo así, la ar- Entonces desde el fango donde habita
monía; comunicando vigor á los pensamientos Grande, con su entusiasmo y su esperanza,
valientes y atrevidos; dando mucha ternura á las Su vista perspicaz rápida alcanza
ideas melancólicas, y haciendo percibir l&s dul- Otra región oculta é infinita.
zuras de los pasages pintorescos, sin que en sus ¡Cómo su genio audaz las alas tiende,
de los muchos y deliciosos licores de que se ro- Los títulos de gloria de sus nombres
dea, sin perder ni su razón ni su ingenua alegría. Y su arrogancia y sus proyectos vanos.
La filosofía en la composición, la poesía der- Todo á la luz esplendorosa mira
ramada en el mecanismo, la unidad y la conse- De noble inspiración de su alma dueña,
cuencia en los pensamientos, y la delicadeza y Y de su fe celeste que le enseña
maestría en la ejecución, han hecho de Herz uno El divino ideal por quien suspira.
de los hombres mas célebres de la época en la En medio de tan dulce arrobamiento.
música del piano, y que su reputación le haya Su corazón se anima, se conmueve,
precedido en México doce ó catorce años antes Y á dirigir á Dios su pensamiento,
de que tuviésemos la fortuna de oirle tocar, en En respetuosa admiración le mueve
pianos fabricados por él mismo, sus deliciosas y A poner á su vista confiado
variadas composiciones. De gratitud y amor suave perfume.
Septiembre I.
'='
de 1849. Como el que ante sus aras se consume
Manuel Payno. De augusto templo en el altar sagrado.
¿Qué es lo que entonces el Creador revela
M mm. -l-Ȓ-
De
Y
su poder á la mejor hechura? ....
¿Cómo benigno su dolor consuela,
sus heridas amoroso cura? ....
Grato por cierto cuando el sol declina,
¿Cómo sus pensamientos santifica,
Y en Occidente su fulgor se apaga, Y al fuego ardiente de su amor la abrasa,
Es contemplar la niebla vespertina Y con su luz alumbra y vivifica
Que al viento en formas caprichosas vaga.
Su débil fe, su inteligencia escasa? ....
y respirar en noche, que serena Misterios son sublimes, son arcanos
Tendiendo va su misterioso velo.
De Dios, que nunca esplicará mi boca
El aura suave, de perfumes llena, Con acentos profanos.
De mi pais bajo el ardiente cielo. Sentirlos solo al corazón le toca;
Los sentirá si el mundanal ruido
Y ver brotar en el azul espacio
Deja, buscando soledad y calma,
La refulgente luna y las estrellas,
Y si á voz de Dios pone el oído,
la
Faros de bendición, lamparas bellas. Pues tiene Dios mil voces para el alma.
Que Dios enciende en su eternal palacio! Por eso grato cuando el sol declina
Grato observar que con su luz escasa Y cuando el brillo de su luz se apaga,
Templada apenas la tiniebla umbría, Es contemplar la niebla vespertina
Que al viento en formas caprichosas vaga.
Con el silencio y la quietud remplaza,
Y respirar en noche, que serena
La turbulenta agitación del día. Tendiendo va su misterioso velo.
El corazón con la nocturna calma, El aura suave, de perfumes llena,
Benigno alivio en sus dolores siente, De mi pais bajo el hermoso cielo:
Cuando aparece en el azul espacio
Y fresco soplo la abrasada frente
La luna, y aparecen las estrellas,
E ilusiones dulcísimas el alma. . ,
Faros de bendición, lámparas bellas,
pintonees en el pecho del poeta Que Dios enciende en su eternal palacio!
Nace un raudal de inspiración tan pura. Julio 12 de 1849.
Tqtm -z^pa^iM 2I9.
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pronnnciaflo en el salón «le Actos del mismo Coleg-io, por sn profesor de Creolog-ia y Zoolog'ia,
X>. «Foaquiu "Velazqnez de lieon, el día 31 «le Mayo de 1S4:0.
Muy triste es, á la verdad, señores, el objeto que tomó siempre por este Seminario y por todo
que nos reunido en este lugar de luto y de
lia lo que tocaba á su adelanto, ilustración y mejo-
dolor, y muy sensible y difícil para mí desempe- ras, y por todo lo que llevaba el nombre mexi-
ñar á satisfacción de este colegio, á que tengo la cano.
honra de pertenecer, el encargo que ha querido La debida alabanza pública, signo resplande-
confiarme, de ser el órgano por quien va á emi- ciente del verdadero mérito, coloca al genio para
tir losprofundos sentimientos del mas acerbo pe- las ciencias, que acabamos de perder, entre esos
sar por la irreparable pérdida de su virtuoso, sa- meteoros luminosos, que con su luz vivificadora,
bio y distinguido profesor el señor Don Ande.es agradable y abundante, hacen descubrir lo que
Manuel del Kio, por cuyo descanso sufragamos. ocultaba la mas lamentable oscuridad, estendien-
No podré ciertamente hacer con propiedad
y do su iluminación hasta los objetos mas remotos.
esactitud la descripción completa y razonada de Señores: vosotros convendréis conmigo en que
las virtudes públicas de nuestro patriota verda- es elogio debido á la justicia, el titular genio pa-
dero; de las estimables circunstancias domésti- ra las ciencias al que ha sabido adelantarlas con
cas del buen esposo, padre y sincero amigo; del interesantes descubrimientos, y trazar á los alum-
estenso saber en las ciencias y la literatura de nos de este establecimiento y á los amigos y cul-
nuestro sabio maestro, ni dar á conocer en toda tivadores todos de la historia natural y de los co-
su estension aquel afecto, aquel resuelto interés nocimientos positivos, el camino mas directo y
(*) Por no estar concluido para hoy el retrato del señor Don Andrés del Rio, se publicará eu uno de los números
siguientes.
220 ELOGIO FÚNEBRE
transitable para llegar á una instrucción útil y Nacido en Madrid el señor Don Andrés Ma-
fructuosa. nuel del Rio ellO de Noviembre de 1765, á la
Voy, pues, á ver si puedo siquiera bosquejar edad de nueve años entró á estudiar latinidad
el trazo, y seguir la carrera de este precioso aero- en el colegio de San Isidro de la misma corte; y
lito, que tanto nos iluminó; pero que tan fugaz por sus precoces talentos concluyó en un año ese
nos ha parecido su ecsistencia, por larga que se estudio, y en el siguiente el del griego, dedican-
considere en la longevidad actual de nuestra es- do los cincos años subsecuentes al estudio de la
pecie. literatura y teología, y graduándose en ésta de
Todavía no se ponia la primera piedra del bachiller en la Universidad de Alcalá de Hena-
edificio en que nos hallamos, cuando ya liabia res, á la edad de quince años: á la de diez y seis
fructificado la escogida semilla que esparció nues- sostuvo, bajo la dirección del célebre Solano, el
tro distinguido sabio entre los mexicanos. En primer acto público de física esperimental que se
este mismo salón se encuentran dignos discípu- ha sustentado en España, destinándose después
los suyos, entre los profesores actuales de este á minas de Almadén, en las que hizo parti-
las
colegio, que comprueban mi aserto. El fin del cular estudio de las aplicaciones de la geometría
año de 1793, en que vino á México el señor del subterránea con la laboriosidad que acreditan
Rio, hace época en los anales de las ciencias na- las obras que escribió, en que ha demostrado el
turales, no solo entre nosotros, sino en todo el fruto de esos trabajos; y su aprovechamiento y
mundo científico, pues fué el principio de la era estraordinario talento, llamaron de tal manera la
en que estos importantes conocimientos, dando á atención del ministro Gardoqui, que fué elegido
conocer con propiedad nuestras riquezas y pro- y mandado por éste como pensionado á Francia,
ducciones minerales, los métodos teóricos y las Inglaterra y Alemania, para ensanchar sus cono-
aplicaciones prácticas, se pobló con hijos de la re- cimientos en las ciencias esactas y en las natura-
pública de las letras, dedicados á tan importan- les, con toda la estension deseable, adquiriendo
tes ramos especiales, esta parte del nuevo conti- los diversos idiomas que poseia.
nente, realizándose la idea y el laborioso empe- Permaneció en Paris cuatro años desde el de
ño con que fué promovida desde el año de 74 1783, estudiando allí química con Darcet; ana-
del mismo siglo, la erección de este Seminario de tomía, medicina é historia natural en sus tres
Minería, para que,' desterrado el empirismo en reinos,con otros distinguidos profesores: pasó
los trabajos de las minas y beneficio de los meta- después á Hungría y Sajonia, donde cursó con
les, que tantos males habia causado en estas ne- el célebre Werner, creador de la Gi-eognosia, esta
gociaciones, dominase la inteligencia que da el materia y la Orictognosia;
y continuó sus estudios
estudio de las ciencias, propias y ausiliares en una prácticos de geometría subterránea con Lempi,
buena educación minera. Es necesario confesar, así como de química y metalurgia con Ru-
los
en obsequio de la justicia, que el señor del Rio, pert, en la academia de Chemnitz, en la que fué
al echar los cimientos de esta útil educación en- condiscípulo del barón de Humboldt y de Don
tre nosotros, encontró con el apoyo de otro sabio, Luis Lidnert, distinguido médico y naturalista,
en el director de este colegio, el señor Don Faus- primer profesor de química que fué de este co-
to de Elhuyar, á quien habia conocido en Sajo- legio.
nia,y por cuyas sugestiones abrió el señor del En las minas de Freiberg practicó bastante el
Rio el primer curso de mineralogía dado en Mé- señor del Rio, así como en el beneficio de meta-
xico el año de 1794, pues el nombramiento que les; y el año de 1791 se dirigió á Inglaterra pa-
Labia traído era para catedrático de química. ra continuar su estudio de mineralogía y mine-
Pero antes de continuar bosquejando apenas ralurgia en Cornnawall, de aquel pais,y en Esco-
y buenos servicios del
los sobresalientes trabajos cia,mereciendo por su notoria instrucción y des-
distinguidísimo profesor de quien tratamos, per- pejado talento, el ser invitado por los ingleses
mitidme dar una rápida ojeada á su educación para la dirección de importantes negociaciones
literaria, pues desde sus primeros años de estu- de minas, que rehusó por iiabcr sido llamado de
dio, ya se justifica el merecido elogio, aunque Madrid para nombrarlo catedrático de química
triste y fúnebre hoy para nosotros, de que se hi- de este colegio, con cuyo carácter vino, como se
zo digno el ilustre mineralogista, y que me ha ha indicado, trayendo consigo los aparatos é ins-
Con tan honrosos pi-ecedentes, fácil era pre- En 1804 publicó el señor del Rio la traducción
ver toda la utilidad que prestarla á México una de las Tablas Mineralógicas de Karsten, con im-
capacidad enriquecida con tan buenos elementos, portantes notas, comparando los criaderos mine-
adquiridos en fuentes tan puras y abundantes; rales europeos con los de México.
pero nunca pudo preverse basta qué punto á un En 1827, el Nuevo sistema mineral, por Ber-
talento claro y ejercitado, y al conjunto tan va- eelius.
riado de vastos conocimientos, uniese nuestro En 1832, los Elementos de Orictognosia con
la sinonimia inglesa, alemana y francesa, para
inapreciable y finado maestro aquel acendrado
amor á México, que le hizo preferirlo á su patria uso de este Seminario; publicación que se hizo
misma, con el mayor entusiasmo y con ua des- en Filadelfia durante la residencia del autor en
aquella ciudad.
prendimiento justificado.
— ¿Adonde se dirige usted, del Rio? le pregun- En 1841 publicó su Manual de G-eologia.
En 1846, la parte preparatoria de Orictognosia,
taba en Burdeos la señora de Elbuyar, después
de consumada nuestra independencia. ¿Pues — y á fines del año précsimo pasado el suplemento
qué no sabe usted que México se ha hecho inde- de adiciones y correcciones á su Mineralogía, se-
pendiente? — Sí, señora; me vuelvo á mi patria, le gún los mas recientes adelantos de este ramo; úl-
contestó inmediatamente. Sucedía esto á su re- tima prueba del saber, amor á las ciencias y em-
greso de España, á cuyas cortes habia ido el año peño por los progresos de la instrucción pública
de 20 como diputado por México, y en las que en este Seminario, para cuya obra temia, con ra-
votó, con otros patriotas mexicanos, eu escaso zón, no le alcanzase la vida; y no obstante lo
número, por la independencia absoluta de esta avanzado de su edad, lo que padecía ya el órgano
parte de la América septentiúonaL de su vista y las dificultades para encontrar la
En esa misma época, antes de dejar á España, debida protección cuando se trata de publicar
se le brindó con su colocación en Almadén, y con cosas útiles en nuestra república, llevó á cabo
la dirección del famoso Museo de Madrid; pero este apreciable trabajo, que un amigo suyo quiso
todo lo rehusaba cuando se quería separarlo de fuese acompañado del retrato del autor, único
México, donde su esposa mexicana, sus inclina- que se ve en todas sus obras, entre las cuales no
ciones, sus amigos, sus discípulos y su gabinete he mencionado multitud de artículos de ciencias
mineralógico, lo ligaban tanto á este pais, como y literatura, publicados en el "Diario de Méxi-
podían ligar á un buen mexicano por nacimien- co,^' de que fué uno de los redactores en tiempo
Apenas habia abierto el curso de Mineralogía tros después de realizada la independencia, coa
otros interesantes opúsculos.
en este Seminario, establecido provisionalmente
entonces en la calle del Hospicio de San Nicolás Y bien, señores, un hombre que da pruebas tan
de esta ciudad, el año, como
ha dicho, de 1794,
se
irrefragables de sabiduría, de amor á las ciencias
y de interés por la patria, ¿no creéis que se habia
cuando en el siguiente, 1795, publicó el primer
tomo de Orictogaosia para uso de los alumnos de hecho digno de que por ella se remunerasen sus
este colegio, segundo en 1805, y
publicando el
servicios, y de que su jubilación no se redujese
quedando inéditas sus obras sobre Teoría de ve- simplemente á la que merece un hombre que se
ha limitado á servir cierto número de años, cum-
tasy Arte de minas, que copiaban los discípulos
cuando llegaban á esa clase, y quedando también pliendo con su obligación? —Pues el "hecho es
inédita la Geometría subterránea de Lempi, que que el sabio entre nosotros ha muerto en la mi-
tradujo del algman en 1810, un tratado de Gris- seria, y que todavía se han tenido que sujetar á
talografia, traducido del mismo idioma, y otro de una rigorosa economía los gastos de su entierro,
cion y el aprecio que debe hacerse de los hom- justísimamente apreciado D. Andrés, debo tam-
bres que la tienen y la procuran estender en es- bién hacer mención de la primera ferrería que
te desgraciado pais, y á quienes ha faltado el es- se planteó en México, en Cualcoman, Estado de
tímulo y protección que merecen en las naciones Michoacan, y que la revolución del año de 10 des-
que saben apreciar y recompensar el mérito. truyó, después de haber ido el Sr. del Rio á esta-
Disimulad, señores, este desahogo contra la ig- blecerla y hecho trabajos importantes en ese ra-
norancia y contra los que resisten el ensalce y mo, que á los que conocen todo lo precioso del
premio de la ilustración, sin la cual no hay bas- hierro en la industria minera, manufacturera y
tante discernimiento, no hay orden, ni decencia, de tantas artes útiles, saben todo ei incalculable
ni goces positivos y lícitos en la sociedad. provecho que habria sacado México á esta fecha,
Permitidme ahora que mencione algunos de en la esplotacion y beneficio de este metal, de
los descubrimientos que, unidos á los otros ante- aquellos abundantes criaderos; fuente de riqueza,
cedentes, justamente merecieron a nuestro queri- cuya industria, una de las muy útiles y produc-
do maestro reputación americana y europea
la tivas, ha sido de las que mas ha contribuido en
que logró adquirirse como sabio y como célebre Inglaterra para darle la prosperidad de que hoy
mineralogista. disfruta.
Desde el año de 1802 descubrió la plata azul También debo hacer mérito del que contrajo
de Catorce, cobre carbonato piatoso, que publi- nuestro mecánico y famoso mineralogista
físico,
có en el Diario de esta capital, con nombre
el al establecer la máquina de agua en la mina de
de cobre azul de espliego, de Catorce, dando su Moran, del Real del Monte, para la que ya en ac-
análisis. ción faltó después el agua, no obstante las indi-
El plomo pardo de Zimapan (plomb phospha- caciones de nuestro sabio al propietario de ella,
té) de todos los mineralogistas, fué descrito y pu-
de que el despojar á los terrenos de su arbolado
blicado su análisis por el señor del Kio en la
y demás vegetación, trae por consecuencia no so-
página 61 de las Tablas Mineralógicas de Kars-
de salubridad y pureza en el aire at-
lo la falta
ten, que, como se ha indicado, dio al público en mosférico, sino la escasez y el agotamiento dei
esta ciudad desde el año de 1804, y allí y en la
agua en sus vertientes.
relación en francés que puso en propia mano del Otras muchas comisiones científicas desempe-
Sr. Humboldt á su salida de aquí, manifestó en- ñó con aprecio y estimación general, interesán-
contrarse una sustancia nueva, que llamó enton- mas
dose en sus trabajos los sabios distinguidos
cesfancromo y eritrono, y que después de trein- la Europa.
ta años han reconocido los mineralogistas eu- En el año de 38, en la Sociedad Británica que
ropeos y bautizado con el nombre de banadio. tuvo su reunión anual en el New-Castle, y en la
Ko queda duda de que este descubrimiento per- que tuve el honor de ser introducido por el se-
tenece á nuestro perspicaz é inteligente maestro cretario de la Sociedad real Greográfica de Lon-
desde aquella época. dres, el Sr. Washington, y por el naturalista
En el mismo año de 1804 encontró y publicó
G-ray, uno de los directores del Museo Británi-
el análisis de la marganesa sulfúrea de-Ios mijes
co, me preguntaban con mucho ínteres por el Sr.
de Oajaca.
del Rio y por las obras de que se ocupaba, el cé-
En 1825 descubrió la liga natural de oro y
lebre Brwester, el químico Thomson, el Sr. Gre-
rhodio.
En 1827 el seleniuro de mercurio. encargándome
gori y otros sabios, le escribiese la
delfia publicó en su artículo "On thc Crystals ciencia y de sus recomendables cualidades, entre
miento de los curiosos fenómenos observados por moderación como sabio; y su constante empeño
el Sr. del Rio en la Vermiculite; y ya estando por la introducción del gusto por las ciencias y
en la cama con esta enfermedad, primera que le por la difusión de las luces, haciendo guerra á
pu.so en ese estado en su larga y laboriosa vida, las preocupaciones, sobresalía en él especial-
mente.
y que desgraciadamente lo arrebató de entre no-
Botros para siempre, me dijo que sobre esta ma- Algunos rasgos de sus escritos lo caracterizan
teria habia escrito á Inglaterra. y dan á conocer: copiaré muy en cstracto algu-
Entre los trabajos metalúrgicos de nuestro nos do éstos.
DEL SR. D. ANDRÉS DEL RIO. 223
En una nota al fin del testo de su Manual de porcionado al noble objeto que me propongo,
Geología se espresa de esta manera: acreditará por lo menos que aspiro á manifestar,
"Antes de ver la luz pública este Manual, ya del único modo que me es dado, mi agradeci-
ha habido quien diga que no sirve para los mi- miento á los distinguidos favores con que me han
neros. En efecto, á los que vivieron y murie- honrado los mexicanos: mi solo mérito es ser
ron sin haber querido conocer nunca el terreno agradecido."
que pisaron por treinta, cuarenta ó mas años, En sus Elementos de Mineralogía de 1846; en
de nada les habria servido; pero el minero debe el último párrafo de su introducción, se espresa
conocer los terrenos, los criaderos, y cuando se así:
trata de vetas, sus formaciones, para comparar las "En 1832 se imprimió en Filadelfia la parte
de diversos paises, sobre todo si constan de mu- práctica de mi Mineralogía, es decir, catorce años
chas matrices á un tiempo. Así comparé yo hace, por lo que se debe llamar ya vieja, pues en
desde un principio la veta de Valenciana con las este tiempo se han descubierto muchísimos fósi-
de Ungría, y el tiempo ha mostrado que no me les nuevos, y se han analisado, se han suprimido
engañé, pues hasta la calcedonia y el antimonio otros reduciéndolos á sus verdaderos géneros,
y
gris de Ungría se hallan aquí; la primera en se han corregido muchísimos análisis antiguos.
Valenciana, y el segundo en Veta Grande en Za- En otro pais se hubieran hecho dos 6 tres edi-
catecas, que creo será de la misma formación. ciones nuevas por lo menos; pero aquí no es tan-
Esto puntualmente es aplicable á la plata, si al ta la afición por desgracia: digo por desgracia,
descubrir la Valenciana, hubiera sido la matriz porque estas ciencias industriales y las artes son
que faltase. las que constituyen la felicidad temporal de las
"La zeolita estriada ó desmina de Breithaupt naciones. Para remediarlo en parte, he forma-
en la mina de Rayas, á 336 varas de profundidad, do un suplemento de adiciones y correcciones á
y á selenio que han sentido los ciudada-
el olor la 2. ^ parte, cuya impresión seguirá á ésta in-
nos Robles al pasar por algunas fundiciones de mediatamente, si Dios me da salud como hasta
Cruanajuato, indican también la formación del aquí."
Harze, donde se crian zeolitaa y seleniuros; de Ya se hizo mérito de este trabajo que realizó
todo lo cual saco yo que la minería dista mucho el autor, y vio la lúa pública en el año prócsimo
de ser lotería simple, como se dice vulgarmente." anterior.
En sus Elementos de Orictognosia de 1832, Aquí se ve cómo todavía en la edad mas avan-
dice: zada, nuestro infatigable profesor seguia los ade-
"Esta es la ciencia, que con las matemáticas, lantos de las ciencias, para estar siempre á nivel
físicay química, se ha enseñado y se enseña en de los conocimientos actuales, acreditando lo que
el Colegio de Minería de Mésico: no obstante, dice en una de sus obras: "No soy yo de los que
era una especie de refrán en el gobierno virei- sienten tener que olvidar de viejos lo que apren-
nal y entre los antiguos mineros de rutina, que dieron de mozos," y en prueba de su moderación
cualquier barretero sabia mas que nosotros, bien á continuación dice: "Sin embargo, no quisiera
que solo la crónica escandalosa de medidas erra- haberme deslumhrado como el artista que hizo en
das en casi todos los minerales, demostrase lo Paris la primera lámpara de Rúmford, el cual
contrario: también se reian de Demócrito los Ab- tuvo que pasar la noche en el bosque llamado de
dcritas. No es el menor título de elogio del go- Bolonia, no pudiendo acertar con el camino de
bierno actual, el haber empleado á muchísimos su casa."
colegiales con mutuo provecho, y restituido al Esta serie no interrumpida de obras y traba-
Colegio honor que habia perdido injustamen-
el jos científicos del Sr. del Rio, desde la apertura
te. — Conocedor por esperiencia de la feliz dis- de este Seminario en el largo período de 55 años,
posición de la juventud mexicana para el estudio que puede decirse terminó con el artículo inser-
de estas ciencias, quiero en el último tercio de to en uno de los periódicos de esta capital, escri-
mi vida consagrarle el escaso producto de mis to con ciencia y crítica todavía el dia 10 del mes
afanes. Dichoso mil veces, si puedo algún dia prócsimo anterior, demuestra la suma laboriosi-
ser útil á un pais que he habitado treinta y cinco dad, aplicación y privilegiada disposición mental
años (hablaba en el de 32), recibiendo todo gó- del que con justo título fué nombrado miembro
aero de distinciones. Si el obsequio no es pro- corresponsal de la Real Academia de ciencias del
224 ELOGIO FÚNEBRE DEL SE. D. ANDRÉS DEL RIO.
capital, del que formó los reglamentos en el tiem- los que ya lo esperaban á las puertas de su casa.
po que duró, y después miembro del Instituto de ¡Por qué fatalidad los hombres de cabeza y co-
Geografía, socio de número de la Academia de razón tan bien formados, no se perpetuarán en
medicina práctica de esta capital, miembro ho- las sociedades humanas! Ah! son muy sabios é
norario del consejo superior de salubridad, y úl- inescrutables los decretos de la Providencia, y
timamente de la comisión de Geografía y Esta- los hombres buenos, que dignamente han mere-
dística. cido, son llamados á recibir en premio la verda-
Todavía jubilado el Sr. del Rio, después de dera felicidad, ecsenta de los funestos efectos de
tantos años consagrados al cultivo de la inteli- las pasiones y de la ingratitud de los malos. Sí^
gencia y desarrollo de las facultades del espíritu virtuoso y sabio profesor nuestro: tú te has ceñi-
humano, demostró que se habia hecho digno de do el laurel inmarcesible de la gloria eterna; y tú
estos nombramientos honoríficos con que lo dis- no has muerto para nosotros, porque la memoria
tinguieron tantas sociedades sabias. del modelo de ciencia, de aplicación y de virtud
Hasta en su conversación se advertía lo mucho que nos has dejado, pasará de uno á otro bienio
que habia leído, y su gusto por la literatura re- en la escuela de minas que fundaste, y todos sus
saltaba en lo familiar que le eran los autores clá- alumnos vendrán á poner sobre el monumento de
sicos, sobre todo Horacio, de quien recitaba gran- tu digna memoria, con mas veneración y concien-
des y amenos trozos, acomodando con propiedad cia mas tranquila, las guirnaldas que los solda-
sus mácsímas y sentencias. dos del ejército de Italia, de la Rusia y del Egip-
La pasión por el estudio fué la única que lo to van á depositar al pié de la columna Van-
dominó, y que satisfizo con resultados tan prove- dome; porque tú fuiste el distinguido capitán de
chosos para el de las ciencias, contribuyendo á nuestra Escuela, su mas constante defensor; fuis-
saciar tan loables inclinaciones la salud robusta te buen matemático, buen físico, escelente quími-
que disfrutó toda su vida, pues solo en los últi-
co, célebre mineralogista, perfecto literato, sabio
mos dias de ésta se vio por primera vez en la ne- en el mundo, y ciudadano honrado y lleno de vir-
cesidad de quedar en la cama, cuando un desar- tudes públicas y privadas: por eso el Escmo. Sr,
reglo de estómago lo postró en ella, y fué acome- Ministro de Relaciones, las sociedades y corpo-
tido de un ligero ataque apoplético de que salvó,
raciones literarias y todos los buenos mexicanos,
habiéndose también logrado destruir por los so-
los vemos asociarse unánimemente al duelo del
corros de la medicina y la eficacia del profesor Director, los profesores, alumnos y dependientes
que lo asistía, la primera causa de sus graves pa- de este Colegio, al duelo de la República entera.
decimientos; mas faltándole ya la fuerza, y repi-
tiéndose el ataque al cerebro, terminó su laborio- ANÉCDOTA.
sa vida el día 23 de Marzo de 1840, á la edad de Un
pobre hombre, que no tenía lo de Salomón,
escribió un dia ú uno de sus amigos la carta si-
85 años, 4 meses, 13 días.
guiente:
¿Cuál será, pues, el profundo dolor de este in-
"Querido mío: líe olvidado en tu casa mi caja
fortunado Seminario, al perder una de las pri- de polvos; como sabes, es de oro: hazme favor de
meras notabilidades, no solo entre sus profesores, enviármela con el portador."
sino en la República entera, entre los sabios de En el momento de cerrar este billete, encon-
tró la caja, y entonces agregó este post-scrip-
todas las profesiones?
tum:
¿Cuál será esta aflicción, si á la notoria sabi-
"Como la acabo de hallar, no te tornea el tra-
duría de su célebre catedrático, se une el recuer- bajo de buscarla."
do de SU.S sentimientos de humanidad, de bene- Hecho lo cual, pegó la carta y la envió.
Crandvillc del Ch. Gcafftoj se
ttOMOí^TO ¥cJ](y)iF(](ó)[u]o[La,®
CUMPLIDO Editor
.
:l jacinto
-
'U
Esa palabra amor ha trastornado mis sentidos
¡Qué bella es la hora de la mañana, cuando los No sé qué siento; no lo puedo esplicar..." Y como
celages se doran, los montes se esmaltan, y las cansado, como agobiado de fatiga, quedaba exta-
pintadas aves saludan al sol dándole la bien-ve- siad© contemplando la corriente del rio, creyendo
nida! ¡Qué hermosas son en esta hora las llanu- ver salir de entre las aguas una diosa que le es-
ras que se dilatan, cuando la brisa matutina sa- plicase los pensamientos que le devoraban su ca-
vaga, el alma halla la tranquilidad, porque la El amor le habia trastornado, el amor le habia
naturaleza descubre todos sus tesoros. conducido á aquel sitio, porque lo que el alma
En esta hora de hermosura y de encanto, á presiente, es verdadero: el alma le decia que en
orillas de un arroyo, que se pierde entre las que- aquel sitio hallarla el fin de sus penas ó el des-
bradas piedras de una cercana colina, está sen- engaño de sus ilusiones; y se quedó en silencio
ta, y nada encuentra; registra, y sus ojos no ha- supersticioso en materia de gloria y de felicidad,
llan el objeto que le desvela. . .
como lo son todos esos seres privilegiados, que
Después de un momento de silencio: "¡Qué preven su futuro destino por los acontecimien-
dulces son, decia, los pensamientos que inspira la tos que han agitado su vida pasada, leia, por de-
quietud de los campos! Yo que en mejores dias cirlo así, en el porvenir de su ecsistencia.
oia en este mismo sitio, en que tenia pensamien- Florencio habia salido esta mañana lleno de
tos de amor y de gloria, las voces de la inocen- mil ilusiones y de pensamientos risueños, pero
cia; yo que hallaba en el cielo un lenguaje que que le hacían porque su superstición pre-
llorai-,
me enseñaba á amar; que en la brisa escuchaba visora le hacia temer muchos acontecimientos fa-
un acento que repetía: "La vida es el amor," y yo tales.
que en el murmurio del agua oia el eco de alguna La noche anterior habia ido á pasear al jardin
deidad que me decia: "Solo amando serás feliz," de su casa, que estaba en campo, y que tenia el
lloro, lloro sin cesar, y no conozco la causa: en- por límite hacia un lado una reja de hierro, en
tonces no sabia lo que significaba esa voz, vaga que daba principio el jardin de otra casa conti-
palabra entonces para mí — ¡el amor! ¡el amor! gua á la suya, y que, aunque de mayor estension,
226 EL JACINTO Y EL JUNQUILLO.
no tenia las flores preciosas que él cultivaba, ni árboles, cerrada en cuadro, forma los límites de
el esmero que daba al suyo. Afecto por inclina- esa mansión; tres cenadores, puestos al acaso, sin
ción á la jardinería, y con su iuiaginacion de una distancia igual, y sin simetría, se hallaban
poeta, habia procurado colocar á las flores capri- cercados de una multitud de flores esquisitas y
cbosamente, según el lenguaje que en su entu- de arbustos, dejando paso unas callecillas en que
siasmo de joven concedía á aquellas preciosas están formados unos arcos, por los que se ve la
criaturas; de modo que en los arreates, alrededor yedra subir enlazada con la madre-selva, entrete-
de los árboles, al pié de las ventanas, habia for- jiéndose, como manifestando que el amor ha en-
mado composiciones poéticas, según el capriclio lazado á la amistad. En uno de los estremos del
de su acalorada fantasía. jardin, precisamente hacia el lado en que se ha-
Decíamos que habia salido la noche anterior á lla la reja, que limita el de Florencio, está un
pasear al jardin: la luna brillaba limpísima, por- cuarto cenador; pero por un capricho, sin duda
que en la tarde de ese dia una tempestad terrible del dueño de la casa, reunia á la sencillez cam-
habia purificado la atmósfera; una que otra nu- pestre la elegancia de la ciudad. Estaba forma-
becilla surcaba el azul del cielo, tan hermoso en do de cristales, y sombra de una cor-
recibía la
esas noches que siguen á una tempestad. Floren- pulenta higuera. Parecía uno de esos invernácu-
cio, al pasar por entre aquellas calles de primo- los, que en las ciudades del Norte nos presentan,
rosas y caprichosas figuras, iba cortando, como aun en el rigor del Invierno, las bellas produc-
por instinto, las flores que parecían presentárse- ciones de los países del Mediodía. Una ventana
le por una mano oculta,y formó un ramillete, era lo único que se distinguía desde el jardin de
compuesto de lilas comunes, de sensitiva, de zar- Florencio.
za-rosa, laurel franco y tulipán; y llegando junto Las flores mecían aun en sus hojas las gotas
á un sauce llorón, se sentó bajo de su sombra. del agua; y el aroma, que por todas partes se per-
Cualquiera que conozca el lenguaje de las flo- cibía, era fuerte, embriagante, de modo que Flo-
res, podrá formar una hermosa combinación, des- rencio se habia dormido debajo del sauz.
cifrando el ramillete que tenia en la mano nues- La noche caminaba con rapidez; y en esa hora,
tro joven. en que se evocan las fantasmas, seres misteriosos,
Florencio, deseoso de gloria, habia cortado un la Encantadora de las flores quiso visitar los jar-
ramo de laurel, emblema de ese vehemente de- dines del mundo, y llegó á los que hemos descri-
seo; él quería que esta gloria le fuese concedida to. Al presentarse la Encantadora, una brisa blan-
por la poesía, y las flores de zarza-rosa van á da, fresca, agradable, agita todas las plantas, y la
unirse al laurel; él ha sentido ese fuego que ani- Encantadora comenzó á interrogar á todas las
ma el corazón del hombre cuando se sienten los flores si estaban contentas con su suerte. El
impulsos del primer amor, y un ramo de lilas tranquilo Abedul, la amorosa Acacia, la recelosa
adorna su ramillete; pero es tímido; lleno de pu- Adelfa, le respondieron que nada apetecían. Lle-
dor, no se atreve á encontrarse con la vista de gó á Camelia, y se apresuró á decirle que no vi-
la
aquel ser que ha soñado; de aquel ser que busca niera á quererle dar vida, porque los aconteci-
y que no conoce, y al que quisiera declarar su mientos que tuvo en Europa, y particularmente
amor; y sin querer, sin pretenderlo ni pensarlo, en Venecia, le habían hecho aborrecer la vida de
ha cortado una flor de tulipán y un ramo de sen- los hombres; que aquí, en el jardin de Florencio,
sitiva; y como guiado por un secreto destino, ha estaba encantada de placer.
ido á sentarse bajo de un sauz llorón, emblema — Yo, decía la Camelia, yo he escuchado sus
do la melancolía cantos amorosos: aquí, bajo mi sombra, ha diri-
gido á su adorada tiernas endeclias; la ha com-
II.
parado conmigo, y él mismo, con sus manos, ha
Dejemos un momento al poeta Florencio, sen- arrimado á mi planta la tierra que me alimenta.
tado debajo del sauz, y pasemos al otro lado de Siguió á la Trinitaria, y ésta le dijo lo mismo,
la reja. Sabemos que ese jardiu era mas estenso; que estaba contenta; la Clemátide; en una pala-
pero carece del esmero y de la belleza que con bra, todas le hablaron muy bien de Florencio.
tanta gracia sabe dar una imaginación risueña á Pasó al lado opuesto, y algunas de aquellas flo-
todas sus concepciones. Sin embargo, no care- res estaban contentas; pero al llegar á la venta-
cía absolutamente de hermosura; una hilera de na del cenador de loa cristales, vio dos hermosas
. .
plantas:una de Jacinto y otra de Junquillo, que dos juntas? ¿no hemos estado siempre unidas? .
de una se distinguían entre las ramas de la otra. — Jacinta: por eso me lastima tu
Sí, replicó
enlace, preguntó con ternura: ¿Qué teméis, Lijas — Jacinta! .... Jacinta! yo amo como á , ... te
mias, que parece que os queréis sostener una con mí misma. .. .te adoro. .. .¿cómo darte un pe-
otra? — Ah! Encantadora, respondió el Junquillo. sar? Es mejor morir. Dile á la Encantadora que to
Tú sabes, le dijo llorando, que mi virtud consiste trasporte, y déjame aquí, donde poco viviré ....
dueño de esta casa es un viejo usurero, que nos el brazo sobre el cuello de Jacinta, mientras és-
ha abandonado; de tiempo en tiempo se conten- ta besó una lágrima que rodó por la megilla de
ta con vernos desdeñoso .... Tal vez, si tú no te Narcisa, y quedaron abrazadas en la ventana.
conmueves, moriremos. . Traspórtanos al jar- . . Entretanto, la brisa que soplaba desprendió u-
din de Florencio; él ama las flores yo deseo na rama de madre-selva, que iba subiendo por
vivamente estar en su jardin, bella Encantadora. el árbol bajo que estaba sentado Florencio, y ca-
el
—
Y yo, dijo el Jacinto con ternura, Encanta- yó sobre su cuello, de modo que quedó aprisionado
dora hermosa. Tú sabes la amabilidad que me ca- por los lazos del amor. Al sentir este peso, repen-
racteriza, y yo sufro mucho .... la vida quiero, tinamente despertó Florencio sobresaltado, y notó
la vida de los hombres: dame la vida por un día, que era ya muy tarde; se quitó del cuello la cade-
por una hora. . .solamente la vida.
. ¡Sí, la vi- . . na de madre-selva con mucho cuidado, y se vol-
da! osclamaron á un tiempo el Jacinto y el Jun- vió á su habitación lleno de mil ilusiones.
quillo, la vida. . . » Llegado que hubo á su habitación, procuró con-
Admirada quedó la Encantadora^ al ver aquel ciliar el sueño en la calma; pero su acalorada
deseo de las flores. . .y al cabo de algún tiempo, fantasía le presentaba á cada momento mil y mil
esclamó. . ."Tendréis la vida," y las dejó la En- imágenes risueñas, que se sucedían rápidamente.
cantadora. Aquellas criaturas que habia visto en aquel ce-
pura, y en su sueño amoroso soñaba que se halla- cinta son seres reales. ¿De dónde me he for-
ba al otro lado de la reja, y que sin ser visto, de- mado estos nombres desconocidos? Sus quejas,
bajo de un emparrado contemplaba desde allí sus lágrimas, sus suspiros. . . . No, Narcisa y Ja-
dos hermosas jóvenes que estaban en la ventana cinta ecsisten ... .yo. las encontraré. Y de este
de aquel cenador de los cristales. El las con- modo se formaba Florencio sus realidades men-
templó tan puras, le parecían tan inocentes, que tirosas.
se quedó estasiado, y pudo en su arrobamiento Así que en medio de su ensueño oyó ó cre-
es,
oir que decia una de ellas: yó oir una voz clara que le decia: "En el arroyue-
— Yo le he visto mil y mil veces dirigir su lo,adonde vas á ver salir el sol, hallarás á la som-
vista á este sitio. . .suspirar. . .he oido sus acen- bra de unos jazmines el objeto de tus desvelos."
tos .... y aun ha llorado. Pobre poeta! .... su co- Este fué el motivo por el que concurrió, al rayar
razón se quema .... pero en su frente asoma la la aurora, al sitio en que le hemos visto al prin-
timidez .... sus miradas son significativas; pero cipio.
el rubor le impide decir su pensamiento. . . Nar- IV.
cisa: si tú supieras cómo le amo, si hubieras oido En esa misma noche
la Encantadora de las
como yo sus armoniosas cantilenas, .ah! pero na- flores, que habia estado oyendo al Jacinto y al
da rae respondes Narcisa: tú me ocultas al- Junquillo (*) sin que ellas lo notasen, cuando Flo-
gún secreto! .... dime: ¿tú también le amas? ....
(*) El Junquillo es una espeeio de Narciso, por lo que
ah! responde, Narcisa. . .
en una de nuestras jóvenes, le lliuiió Nar-
— Jacinta: yo te amo mucho: ¿no nacimos las
al convertirlo
cisa.
—
EL JACINTO Y EL JUNQUILLO.
rencio soñando creyó ver á Jacinta y á Narcisa, colocó; pero no pudo menos que llorar sobre esas
pensó trasportarlas al jardín de Florencio, va- inocentes criaturas, al reflecsionar que las había
liéndose del mismo poeta. Ciertamente habia engañado; derramó muchas lágrimas sobre ellas,
prometido la Encantadora darles la vida de los y voló la Encantadora. En tanto, ellas siguieron
o^t^5V-if=^m-^^c^>^o
TOM. II. X. 30
j
LAS CONFEDENCIAS,
3:^<2E>5:^ ,áCi. 52a 5:p^ íS5 S3" ^í cs> 5:a>s^ 52a,ái.üa,á^5:sL"^:&>aK5'iiaí
@i0tf0 Scítiní, ^
(continua.)
llo, ni aun en las penosas emociones de mi co- dad deslumbradora de Ñapóles, y estuve insensi-
razón durante aquella noche de insomnio. To- ble ante aquel espectáculo que tantos viajeros
do estaba confuso en mi dolor como en mis sensa- vienen á admirar desde muchas leguas de distan-
ciones. Me hallaba como un hombre aturdido con cia. Yo no buscaba en medio de aquel inmenso
un golpe repentino, que no sabe bien de donde océano de de mares, de costas y de edificios
luz,
Bufre, pero que sufre en todas partes. heridos por el sol, mas que un pequeño punto
Salté de mi lecho antes que ningún ruido se blanco en medio del verde sombrío de los árbo-
hiciese oir en la casa. Yo no sé qué instinto les, á la estremidad de la colina del Pausilippo,
me inpulsaba a alejarme durante algún tiempo, en donde creia distinguir la cabana de Andrea.
como si mi presencia liubicra debido turbar en El hombre tendría mucho que mirar y que abra-
esos momentos el santuario de aquella familia, zar en el espacio; la naturaleza entera no se com-
cuya suerte se trataba delante de un cstrangero. pone para él mas que de dos ó tres pensamientos
Salíme, advirtiéndole á Beppino que no volverla sensibles, á los cuales está unida toda su alma.
en algunos dias, y tomé al acaso la dirección Quitad de la vida el corazón que os ama, y ¿qué
LAS CONFIDENCIAS. 231
quedará? .... Lo mismo sucede con la naturale- las montañas. Teníanme por un pintor que es-
za. Borrad el sitio, la casa, que vuestros pensa- tudiaba los puntos de vista, porque de tiempo en
mientos buscan, ó que pobláis con vuestros recuer- tiempo escribía algunas notas en una pequeña
dos,y no restará mas que un vacío brillante, en el cartera de dibujo que mi amigo me habia dejado.
que vuestra mirada se sumergirá sin encontrar Yo como una alma errante, que vaga por el
era
fondo ni reposo. ¿Deberá uno admirarse, después medio del campo para gastar sus dias. Todo me
de hacer esta reflecsion, de que las mas sublimes faltaba, hasta yo á mí mismo.
escenas de la creación sean contempladas de un Ya no pude continuar así por mas tiempo.
modo tan diverso por los diferentes viajeros? Es Cuando hubieron pasado las fiestas de Noche-
que cada uno lleva consigo su punto de vista. Una buena, y también el dia primero del año, del que
nube sobre el alma encubre y descolora mas la los hombres han hecho una fiesta conocida para
tierra que una nube sobre el horizonte. El es- seducir y adular al tiempo con alegrías y coro-
pectáculo se halla en el espectador. Yo así lo nas, como si fuera un huésped severo á quien se
íSSSSSSSS^AJVw--
las islas Británicas, las debemos á los historiado- Fictos y Scots volvieron á atacarla. En estas
res romanos. Julio César desembarcó en la Gran ocasión se encontraron los bretones reducidos á
Bretaña (1) (Britania) 55 años antes del naci- defenderse por sí solos; pero no encontrándose
miento de J. C, y sometió una gran parte del bastante fuertes y aguerridos para salir bien d&
pais,que se hallaba habitado por tribus bárbaras, tal empresa, llamaron á su socorro á los anglo-
descendientes de los celtas. En tiempo de los sajones, pueblo germánico del norte de la Ale-
emperadores, la dominación romana se estendió mania, y habitantes de las comarcas que forman
poco á poco en toda la Inglaterra propiamente hoy los ducados de Holstein y de Schelwig. Es-
dicha, á eseepcion del principado de Gales: esta tos bajaron á la Bretaña á las órdenes de los dos
dominación duró cuatro siglos. La Escocia nun- hermanos Hengist y IJorsa (hacia 449); y las
ca sucumbió, y los romanos so vieron obligados victorias que obtuvieron sobre los Fictos y Scots,
á construir una gran muralla para precaverse les grangearon el reconocimiento que los breto-
de las incursiones de Pidos (2) y de los
los nes les manifestaron, ofreciéndoles algunos esta-
Scots (3), que la habitaban mancomunados. Es- blecimientos en su pais. Fero las miras de los
ta muralla, situada en las fronteras de la Esco- sajones eran otras, pues se apresuraron á conver-
cia y las de Inglaterra, se llamó Muralla de los tirse en señores absolutos; mas oponiéndose á ello
Fictos. los bretones, se trabó entre ambos una encarni-
zada lucha, en la cual el triunfo se decidió por
DOAUNACION DE LOS SAJONES.
los sajones, y los naturales del pais se encontra-
rostro. (N. del T.) bres en los poemas épicos, escritos posteriormen-
(.3) Escocesee. (X. del T.) te y fundados en las tradiciones populares.
BOSQUEJO DE LA HISTORIA DE INGLATERRA. 233
nuas luchas, tan desastrosas para este país como reinado de Enrique III, hijo de Juan (1265), se
para la Francia. Así es que la época del reinado admitieron diputados que representaran á las
de la casa de Plantagenet, únicamente nos ofrece villas, en los estados, que entonces tomaron el
un cuadro de guerras
esteriores y turbulencias in- nombre de Parlamento. En los cien años si-
Hacia fines del siglo XII, Ricardo, lla-
teriores. guientes (de 1272 á 1373), bajo los reyes Eduar-
mado Corazón de León, hijo de Enrique II, em- do I, II y III, la conquista del pais de Gráles,
prendió, de acuerdo con Felipe Augusto, rey de la de la Escocia, y sobre todo, la continua guerra
Francia, una cruzada, cuyo mal écsito debe atri- con Francia, ayudaron poderosamente al desar-
buirse en gran parte á la envidia que se apoderó rollo del sistema constitucional inglés: el parla-
de estos dos príncipes. Cuando regresó Ricardo á mento, tan esencial al rey para el voto de las
Inglaterra, después de haber estado prisionero en cantidades necesarias para la guerra, adquirió el
los dominios del duque de Austria, de quien no derecho de tomar parte en la confección de las
obtuvo su libertad sino á peso de oro, tuvo que lu- leyes del pais,y obtuvo en gran parte la organi-
char con Juan, su hermano segundo, que en su zación que hasta hoy conserva. Eduardo I so-
ausencia se habia apoderado del trono. Pero metió el pais de Gráles y la Escocia, y el reinado
habiendo perecido Ricardo en Francia, sitiando de Eduardo III fué ilustre por las grandes vic-
el castillo de Chaló, Juan ciñó por segunda vez torias que obtuvo en Francia. Este rey y su
la corona, haciendo asesinar al legítimo herede- hijo Eduardo, llamado el PrÍ7icipe negro por el
ro de ella, que lo era su propio sobrino Arturo, color de su armadura, y no menos valiente que
duque de Bretaña. Algunas disensiones con el su padre, ganaron, entre otras, las célebres bata-
clero atrajeron sobre Juan una escomunion del llas de Crecy [en 1346] y la de Poitiers (en 1356):
papa Inocencio III, quien apoyado por el ejér- la primera puso á Calais en poder de los ingle-
cito del rey de Francia, iba á lanzar contra el ses, segunda fué hecho prisionero el rey
y en la
monarca inglés la sentencia de deposición, cuan- Juan. Al mismo tiempo la heroica esposa de
do éste convino, para volver á obtener el favor Eduardo III, Felipa de Hainaut, obtuvo una
del papa, enrenunciar su corona y ponerla en brillante victoria sobre los escoceses, cuyo rey,
manos del legado para volverla á recibir de éste David Bruce, también -fué hecho prisionero. Ba-
como feudo tributario de Roma, pagando anual- jo el propio reinado de Eduardo III se distin-
mente mil marcos. Indignados los barones por guió el célebre Juan Wiclef, que atacó enérgica-
tanta humillación y ademas irritados por el des- mente los abusos religiosos, los injustos privile-
potismo de Juan, que á cada instante violaba gios del clero, las usurpaciones del papa en el
las leyes del pais, le hicieron fuertes representa- poder secular, y que hizo la primera traducción
ciones apoyadas en la fuerza, por lo que Juan se de la Biblia al inglés. Este predicador fué víc-
vio obligado á ceder, firmando la célebre acta tima de sus esfuerzos: escomulgado y condena-
llamada Magna charla libertatum (the great do como herege no evitó el suplicio sino por
,
charter) de 1215 una de las leyes fundamenta- una muerte prematura (1387), y mas de cuatro
les de la constitución inglesa, por la cual se re- años después su cadáver fué ecshumado y que
servó el voto de los impuestos á los estados, es mado por orden del papa. A Eduardo III su-
decir, al clero y á la nobleza, y se concedieron cedió su nieto Ricardo II, hijo del Príncipe ne-
algunas libertades al estado llauo. gro, que habia muerto desde el año de 1376.
Muy pronto se arrepintió el rey de haber he- Dominado Ricardo por indignos favoritos, perdió
cho estas concesiones; pero sus esfuerzos y los de el afecto de la nación. Plnriqvx;, duque de Lan-
sus sucesores, para restablecer el antiguo absolu- cáster, su cercano pariente, se sublevó contra él,
tismo, no hicieron mas que redoblar la resisten- y la nobleza lo colocó en el trono (*).
riqíbc IV, -usurpador del trono de Ricardo, á hermano, Ricardo III, usurpó el trono después
quien asesinaron en su prisión, vio su reinado de haber mandado asesinar á sus dos sobrinos y
constantemente turbado por insurrecciones, sus- pupilos (t) (1483). En esta época solo ecsistian
citadas en su mayor parte por las intrigas de la ya miembros de las familias rivales y el rey;
dos-
casa de York, parienta también de la de Planta- dichos miembros eran: Isabel de York, hija de
genet, y que pretendia tener á la sucesión dere- Eduardo IV, y Enrique de Lancáster, apellidado
chos tan legítimos como los de la casa de Lan- Tudor, por ser éste el nombre de una de las ra-
cáster. Enrique V, rey caballeresco, hijo del mas de su familia. Este joven príncipe se habia
precedente, se distinguió por sus buenos sucesos refugiado en la Bretaña para escaparse de las
militares en Francia, donde era protegido por la persecuciones de Ricardo III; pero pronto vol-
reina Isabel de Babiera, muger de Carlos VI, vió á Inglaterra, en donde un poderoso partido
con cuya hija se casó, pero murió en 1421 sin le ayudó á tirar al mismo Ricardo, que por su
haber podido obtener ésta sucesión. Su hijo, En- despotismo y sus crueldades se habia atraído el
rique IV, á la edad de nueve meses, fué procla- odio público. Esta tentativa tuvo un resultado
mado, rey de Inglaterra y de Francia, En el satisfactorio, pues el príncipe ganó la batalla de
curso de su reinado, que duró treinta y nueve Bonsiüorth, en la cual murió su adversario. En
años, perdió la Inglaterra todas sus posesiones en elmismo campo de batalla fué coronado rey, ba-
la prisión en que lo habia hecho encerrar Ricar- así en el interior como en el esterior. Única-
do, príncipe de la casa de York, que hacia valer mente el parlamento habia ganado con estas
sus derechos como descendiente de Eduardo III. guerra?, pues la situación precaria de los reyes
habia aumentado su poder.
LUCHA ENTRE LAS' CASAS DE YORK Y DE LAN-
CASTER, LLAMADA "GUERRA DE LAS DOS RO- CASA DE LANCÁSTER. TUDOR. (1485 1603.)
SAS," LA BLANCA Y LA ENCARNADA. (1460
El reinado de Enrique VII fué turbado dos
1485.)
ocasiones por las tendencias de algunos preten-
Después déla destronizacion de Enrique VI, de
dientes, que decian descender de la familia
su adversario Ricardo, duque de York, fué nom- rey
York; pero se reconoció su impostura, y el
brado protector del reino, y estaba al punto de
castigó severamente á la parte de la nobleza que
ser reconocido como rey, á pesar de la resisten-
En-
le habia prestado su apoyo y sus socorros.
cia que oponían los partidarios de la dinastía que
rique VIII, hijo y sucesor de Enrique VII (de
acababa de caer; pero perdió la vida en una ba-
1509 á 1547), príncipe de un carácter apasiona-
talla, que empeñó contra ellos en 1460. Esta ba-
do y violento, ocasionó el cisma de la Inglaterra,
talla, tan funesta á Ricardo, tuvo, no obstante,
de donde nació la Iglesia ejñscopal. Al principio,
resultados ventajosos para su familia, pues su celoso partidario del papa, combatió con sus pro-
hijo fué proclamado en Londres rey de Ingla- pios escritos los principios de Lutero, lo que le
terra bajo el nombre de Eduardo IV. Empero valió el título de defensor de la fe, que el papa le
muy pronto se vio turbado este triunfo de la ca-
confirió como una recompensa, y que sus suceso-
sa de York. La de Lancáster no cesó de recla-
ros conservan aun. Estas buenas relaciones no
mar sus derechos, de donde se siguió una encar- fueron de larga duración. Irritado Enrique por
nizada lucha entre las dos familias: á esta guerra denegación del papa á autorizar su divorcio
la
se le llamó de la rosa encarnada (insignia que con Catalina de Aragón, infanta de España y
llevaban los partidarios de la casa de Lancáster) de Carlos V, se declaró supremo gefe de la
tia
y de la rosa blanca (insignia de los partidarios Iglesia anglicana, y persiguió con igual furor á
de la casa de York). Esta guerra cruel, que duró los partidarios del papa y á los verdaderos ami-
veinticinco años, hizo morir, ya en los campos de sos de una reforma eclesiástica. Su divorcio con
batalla, ya en el cadalso ó en las prisiones, á la Catalina se verificó en 1532, y su dama Ana Bo-
florde la nobleza inglesa; y casi todos los miem-
bros de ambas familias perecieron en tan san- Arg-umento de la tragedia de M. Casimiro Delavi'
(t)
hiui vino á ser su esposa; pero cuatro años des- do todos sus cuidados y solicitudes al desarrollo
pués la hizo condenar á muerte y ejecutar, con del comercio, de la industria y de la marina de
el pretesto de que le Labia sido infiel. Después su pais: secundó la reforma religiosa, y dio á la
de Ana Bolena, Enrique VIII tuvo sucesivamen- iglesia anglicana el reglamento que hasta hoy
te otras cuatro mugeres: Juana Seymour^ '6[ue conserva. Manteniendo este reglamento la ge-
fué decapitada dos años después de su casamien- glamento, y la de los no conformistas, llamados
to, convencida de infidelidad; finalmente, Cata- también presbiterianos ó puritanos, porque que-
lina SatÍTíier, que tuvo la dicha de sobrevivir á rían purificar la religión cristiana de los abusos
este bárbaro rey. Eduardo VI, hijo de Juana del catolicismo, sustituyendo á la gerarquía epis-
Seymour, no tenia mas que nueve años cuando copal la de los presbíteros, que era la que tenia
sucedió á Enrique VIII (1547): durante su mi- la Iglesia primitiva al principio de la era cristia-
•sumuerte prematura; y temiendo que el adve- riores. Felipe II, rey de España, y viudo de
nimiento de la princesa María (hija de Enrique María de Inglaterra, se había convertido en un
VIII y de su primera muger, Catalina de Ara- enemigo implacable del reinado de Isabel: deci-
gón) al trono, fuese perjudicial á la nueva Igle- dido á derribarla y á conquistar la Inglaterra,
sia anglicana, á causa de la conocida adhesión armó en 1588 uña flota formidable de 150 na-
de esta princesa á la religión católica, determi- vios, conocida en la historia con el nombre de la
naron á Eduardo á escluir de su sucesión á su grande armada (1), que envió contra este reino
hermana María, aunque era su legítima herede- con 50,000 hombres de tropa de desembarco.
ra, legando la corona á su parienta Juana Gray, Esta tentativa se frustró, á causa de una furiosa
joven princesa, dotada de la mas rara hermosu- tempestad que sufrió dicha flota en las costas es-
ra, y adornada con las mejores prendas morales. cocesas, y por efecto de las hábiles maniobras de
A la muerte de Eduardo, Juana Grray se vio, á las escuadras inglesa é irlandesa combinadas.
su pesar, proclamada por sus partidarios reina Diez años después la Inglaterra se vengó de este
de Inglaterra. Pero el legítimo derecho de Ma- ataque, apoderándose de Cádiz y- destruyendo
ría le arrancó la corona: la opinión pública se y las inmensas provisiones que se encon-
la flota
declaró en favor de esta última, y diez dias des- traban en el puerto de esta ciudad. Estas gran-
pués de la proclamación de Juana Grray, María des ventajas alentaron á la Inglaterra en sus
Bubió al trono sin esperimentar ninguna resis- empresas marítimas, y comenzó á poner en prác-
tencia formal. La conducta de esta princesa no tica ese vasto sistema de colonización, que debia
correspondió á las esperanzas de la nación; hizo procurarle tantasLas costas de la
riquezas.
morir Juana, y persiguió con inaudita cruel-
íi América septentrional desde Newfoundland (2)
dad á los partidarios de la innovación religiosa y el Labrador hasta la Virginia, fueron ocupadas
que se Labia verificado ya: todos estos actos, su por colonos; y aunque sus primeros ensayos se
casamiento con Felipe II, rey de España, y la malagraron por las muclias dificultades que en-
pérdida de Calais, última posesión de los ingle- contraron, el gobierno no cesó de alentar estas
ses en Francia, cscitaron contra ella la indigna- empresas con todos los medios de su poder. Otros
ción pública. Después de su muerte, su herma- dos hechos, cuya influencia fué inmensa, tuvieron
na Isahd, hija de Ana Bolena, segunda esposa también lugar bajo este reinado: el uno fué la
fundación de la Compañía de la India^ y el otro que aunque protestante solo de nombre, no osa-
el establecimiento en Inglaterra de muchos fa- ba declararse abiertamente por el catolicismo,
bricantes de los Paises-Bajos españoles, echados tramaron contra él y el Parlamento la horrible
de allí, á causa de sus creencias religiosas, por el conspiración de la fólvora, que felizmente se des-
duque de Alba, que gobernaba á nombre de Fe- cubrió antes de la esplosion (2). Al mismo tiem-
lipe II, reyde España; y la llegada de estos emi- po las reformas políticas, pedidas por unos y re-
grados dio un gran vuelo á la fabricación ingle- chazadas por otros, encendieron la discordia en
sa, en especial á la de las lanas. Así es que el el seno mismo del Parlamento, y hacian nacer
gobierno de Isabel fué, bajo todos aspectos, uno á los dos opuestos partidos de los torys y de los
de los mas brillantes y dichosos para la Gran- wighs; los primeros, adversarios, y los segundos,
Bretaña. El gran Shakespearej poeta dramático, partidarios de las reformas religiosas y políti-
bajo este reinado, cuya gloria habria sido mas pu- fué víctima de estas divisiones. Encontrando en
ra sin el suplicio de María Estuardo [parienta el Parlamento una constante oposición, reinó
y
de Isabel y reina de Escocia]; ¡acto de crueldad, colectó impuestos, durante once años, sin convo-
que vanamente se ha querido justificar pretes- carlo: esta conducta, que violaba la constitución,
y la severidad con que obraba para establecer por
tando motivos políticos, y pretendiendo que la
tranquilidad del reino y la conservación de la re- todas partes el predominio de la Iglesia angli-
ligión protestante, hacian su muerte necesaria! cana, suscitaron contra él numerosos adversarios,
Isabel cambiaba frecuentemente de favoritos: el principalmente en Escocia, donde la mayor parte
mas célebre, pero mas desgraciado,
también el eran puritanos. Así es que la Escocia fué la pri-
fué el conde de Essex, hombre arrogante, que mera en levantar el estandarte de la revolución;
se atrevió hasta á rebelarse contra su protectora; y Carlos I, no considerándose bastante fuerte
mas pagó este atrevimiento con su cabeza. La para conjurar por sí solo la tempestad, se decidió
reina, al condenarlo a muerte, cedia á nn primer á convocar al Parlamento; pero en éste domina-
impulso de indignación, del que muy pronto se ban también los puritanos, y mostró tal animo-
arrepintió. Una profunda melancolía se apoderó sidad contra el rey, que éste creyó deber recur-
de esta reina: hizo su testamento á favor del rey rir áarmas para defender su dignidad real.
las
de Escocia. Jacobo, hijo de María Estuardo, y El Parlamento le opuso un ejército, mandado por
murió en la desesperación, á la edad de seten- Cronwell y Fairfax. La Inglaterra fué devas-
ta años, después de haber pasado los diez últi- tada durante tres j,años por una encarnizada
mos dias de su vida acostada en el suelo, sin to- guerra civil, hasta que por fin se decidió el triun-
mar alimento y sin proferir ni una sola pala- fo por el Parlamento en la batalla de iVa-
bra [1]. seby (1645), y el rey, vencido, se refugió en Es-
cocía. Entregado por los escoceses mediante una
CASA DE LOS ESTUAE.DOS. [1603 1714.]
suma de 800.000 libras esterlinas, fué traspor-
Jacobo YI, rey de Escocia, sucesor designado
tado á Londres, donde el Parlamento lo mando
por Isabel, tomó la corona de Inglaterra bajo el
título de Jacobo I. Este acontecimiento, que se (2) Por una casualidad se descubrió esta conspiración,
anunciaba como ventajoso, á causa de la reunión una de las mas horrorosas que presenta la historia. Los con-
jurados habían minado el palacio del Parlamento y encer-
de la Inglaterra, la Escocia y la Irlanda, fué, no rado allí bastante cantidad de pólvora para j)render fueg'O
obstante, la fuente de grandes desgracias para cuando estuviese reunido el Parlamento y el rey con su
corte. Todo estaba pronto para la ejecución, cuando el
los tres reinos
y para la dinastía reinante. Bajo lord JNIonteagle, amigo de uno de los conjurados, recibió
el reinado de Jacobo I, príncipe débil, educado una carta anónima, en la que se le suplicaba no concurrie-
se al Parlamento, porque éste debía recibir un g-olpe terri-
con las doctrinas del absolutismo, partidario ble por una mano invisible: el lord enseñó la carta al. se-
y
secreto del antiguo culto, las disensiones reli- cretario de Estado, conde de Salisburí, quien la mostró al
rey. Jacobo sospechó al instante la trama, y en la mis-
giosas entre los católicos, los protestantes episco- ma noche mandó registrar el Parlamento. El complot fué
pales y los puritanos, tomaron un carácter muy descubierto, y los principales conspiradores, entre los cua-
les figuraba Enrique Harnet, rector de los jesuítas, fueron,
violento. Los jesuítas, descontentos del rey, decapitados. —
(N. del T.)
Los nombres de torys y de "^"iglis son apodos que
(3)
(1) Esijiró á los cuarenta y ciaco años de su reinado, recíprocamente se dieron los dos partidos: tory es el nom-
Ijre de los bandidos irlandeses, y wighs es el de ima ma-
con la reputación de soberu.ua hábil, poro uo de mu"-er
la cerveza que beben los pobres: este mismo apodo sirve
amable.
también para desíg-nar á la gente miserable.
TOM. II.—XI.
238 BOSQUEJO DE LA HISTORIA
juzgar por un tribunal especial, que lo condenó general Monk, llamó á Carlos II, que se había
á muerte. Carlos I subió al cadalso el 30 de refugiado en Francia; pero este príncipe, á quien
Enero de 1649, dando ejemplo de una noble re- la desgraciada muerte de su padre y la esperien-
signación. Después de su muerte, su hijo, Car- cia de su; propio destierro no habian enseñado na-
los II, reunió fuerzas considerables para defen- da, perdió en poco tiempo la estimación nacional
der sus derecbos de sucesión; pero fué batido por sus desórdenes, sus principios maquiavélicos y
por Cromwell, y se vio precisado á refugiarse en sus crueldades. A
pesar de la solemne promesa
Prancia para no sufrir la suerte de su padre. de una amnistía general, veugó la muerte de su
Los tres reinos tomaron entonces el título de padre con el suplicio de los que habian contri-
república, y fueron gobernados por el Parlamen- buido á y persiguió con un rigor increible
ella,
to, ó mas bien, por Cromwell, capitán general de á los puritanos, quienes no pudieron sustraerse
los ejércitos; y éstos lo nombraron protector de de tales persecuciones sino emigrando á la Amé-
Inglaterra, Escocia é Irlanda. Oliverio Crom- rica, en donde sembraron el futuro poder de los
iccU (4) nació en 1603 (5) de una familia noble: Estados-Unidos. Su hermano y sucesor, Jacobo
debió su elevación á cualidades muy raras y á II (1685), atrajo sobre sí, aun con mayor fuerza,
una habilidad prodigiosa. Primero se hizo no- la indignación pública, por sus esfuerzos mani-
table en el Parlamento como celoso wigh; des- fiestos para derribar la constitución del pais y
pués se distinguió como gefe de los ircdependien- restablecer la religión católica que él profesaba
tes, así se llamaban las tropas del Parlamento; con gran ostentación. Un choque con la nación
finalmente, la adhesión del ejército hacia su per- era inevitable. El hijo del rey, aunque muy ni-
sona lo sobrepuso al mismo Parlamento: éste le ño todavía, fué envuelto en la desgracia de su
manifestaba oposición, y él lo disolvió á mano padre. Todos los votos se dirigían hacia las dos
armado. Desde este momento Cromwell reinó hijas del rey, de las cuales, la mayor, María, se
como señor absoluto bajo el título de "protector." habia casado con Guillermo de Orange Etatou-
Su reinado fué uno de los mas ilustresy saluda- der, délosEstados generales holandeses; y la me-
bles para la Inglaterra. En el interior reanimó nor, Ana, con Jorge, príncipe danés. Gruillermo
do fué menospreciado y atacado por los sobera- El reinado de Guillermo III fué agitado por
nos estrangeros; pero él quiso hacerse respetar continuas guerras, suscitadas por la Francia, que
de ellos, y lo consiguió, hasta el punto de que se habia declarado protectora de la dinastía de-
cuando murió, casi todas las cortes hicieron due- caida,y sostenía á Jacobo en todas sus tentati-
lo como por un legítimo soberano. Después de vas para recobrar la corona. Guillermo y María
la muerte de Cromwell, acaecida en 1658 (6), su murieron sin hijos, y la princesa Ana, hermana
hijo Ricardo fué proclamado protector; pero no de María, les sucedió en 1702. Bajo su reinado
encontrándose ni con la capacidad ni con la am- tuvo todavía la Inglaterra que combatir contra
bición de su padre, abdicó voluntariamente al la España y la Holanda; el general
Francia, la
año siguiente (7). El Parlamento, por influjo del Malborough ilustró el nombre ingles con sus
victorias;y finalmente, se estipuló la paz en
(4) La vida de este hombre estraordinario es una de
las que se deben estudiar con mucha atención: desde su Utrech en 1713 de un modo ventajoso para la In-
infancia empieza á haber en ella casos muy raros: como glaterra, pues que tuvo por resultado el conside-
hombre público, Cronwell es de aquellos verdaderamente
grandes, y puede colocarse en la línea que ocupan Was-
rable aumento de posesiones inglesas, y la
las
hing'ton y lionaparte. —
(N. del T.)
Hay variedad con respecto al año de su nacimien-
adhesión de las potencias estrangeras á la acta
(.0)
del Parlamento de 1701, que cscluia do la suce-
to.— (N. del T.)
(6) El !•'} de Septiembre: Se refiere un caso muy sin- sión al trono á todos los miembros católicos de
g-ular, acaecido con su cadáver. Véase el JMumico Mcxi-
^, artículo "Cromwell."
la casa de los Estuardos. Un año después murió
cuTW, tomo 1. I
(7) Un
acto semejante se habia visto algiin tiempo la reina Ana sin haber tenido hijos; y el acta de
antes en la abdicación de Cristina de .Suecia: ambos obra- sucesión llamó á empuñar el cetro de la Gran-
ron seí^jramente á impulsos de un mismo sentimiento de
magnanimidad y heroiamo. (N, del T.) — Bretaña a Jorge, elector de Ilanover, de la casa
política y literaria de INGLATERRA. 239
de Brunsvrick, pariente protestante, mas cercano imperio, hasta la restauración de los Borbones
de la dinastía de los Estuardos. En 1706 la In- en 1815. Este continuo estado de guerra, que
glaterra y la Escocia se reunieron bajo un mismo aumentó á una enorme suma la deuda pública
Parlamento, inglesa, tuvo, no obstante, resultados de una ven-
taja inmensa para el pais: su poder se aumentó
CASA DE BRUNSWIG K-HANO VER. (1714 haSta en todos los mares; y en el interior la actividad
nuestros dias.) industrial y comercial tomó un desarrollo, siu
Bajo la dinastía de Brunswik-IIanover, la In- ejemplo hasta entonces. Desde 1815 la Ingla-
glaterra se elevó prontamente al alto grado de terra ha gozado constantemente de los beneficios
prosperidad y fuerza que la coloca en el rango de la paz: esta larga tranquilidad ha hecho revi-
de las primeras potencias del mundo. El mode- vir allí las importantes cuestiones de reforma de
rado sistema y la severa legalidad observada du- las antiguas instituciones. Jorge IV, hijo y su-
rante 116 años [de 1714 á 1830], por los cuatro cesor de Jbrge III, se mostró poco favorable á
reyes, Jorge III y IV, ha consolidado el
I, II, ellas; sin embargo, la ley de emancipación de los
orden y la tranquilidad en el interior, y favore- católicos, votada por el Parlamento en 1829, co-
cido el libre desarrollo de las fuerzas del Esta- menzó á abolir el estado de opresión de los cató-
do. Jorge I y su primer ministro, Roberto Wal- licos irlandeses. En 1830 Gruillermo IV sucedió
pole, fundadores de este sistema, lograron ganar á su hermano Jorge IV. Este príncipe, desde
el amor y la confianza de la nación para la nue- su advenimiento al trono, manifestó disposicio-
va dinastía. Jorge II, bijo y sucesor de Jor- nes favorables para las demás reformas que re-
ge I , encontró con estas buenas disposiciones clama la civilización del presente siglo: el bilí de
medios fáciles de contrarestar á las tentativas del reforma del Parlamento, votado en 1832, puso
príncipe pretendiente, Eduardo Estuardo, que fin á los lamentables abusos que plagaban la re-
desembarcó dos veces en Escocia, sostenido por presentación nacional.
la Francia. Las derrotas sufridas por este últi-
LENGUA Y LITERATURA.
mo lo obligaron muy
pronto á retirarse; y de
las victorias obtenid&s por el pabellón ingles so- La lengua primitiva de los habitantes de las
bre las escuadras francesas, resultó la conclusión islas británicas fué la gálica ó céltica ,
pero
de la paz de Aix la Chajoeüe en 1748, por la nunca sirvió para las ciencias ni para las letras:
cual la Francia reconoció formalmente á la di- las únicas producciones literarias de esta lengua
nastía de Brunswick. Hacia el fin del reinado son los cantos de los bardos, siendo los mas céle-
de Jorge II estalló una nueva guerra entre la bres de éstos los de Ossian, cuya antigüedad se
Francia y la Inglaterra, la que se prolongó todo remonta hasta los primeros siglos de la era cris-
elreinado de su nieto y sucesor, Jorge III, y no tiana. Bajo la dominación romana, los que aspi-
se terminó sino con el tratado de Paris en 1763: raban á tener alguna instrucción, aprendian la
también en esta ocasión salió ventajosa la In- lengua de los romanos. Después de la caida del
glaterra, pues vio aumentadas sus posesiones, imperio, los diversos pueblos que se establecieron
principalmente en las dos Indias. Doce años des- en Inglaterra, introdujeron en ella sus idiomas:
pués (1775) la guerra de independencia, empren- primero, los sajones, después los daneses, luego
dida por las colonias inglesas de la América del los normandos, hasta que por fin la influencia de
Norte, empeñó á la Inglaterra en una lucha, no la lengua francesa dio á la inglesa el carácter
solo con sus colonias, sino también con Francia, que actualmente tiene, y tal cual hoy se usa en
España y Holanda, que tomaron parte en favor casi toda la Inglaterra y en las llanuras de la
de aquellas. Por el tratado de Versalles de Escocia. La antigua lengua céltica se conserva
1783, la Inglaterra se vio obligada á reconocer todavía, aunque mas ó menos modificada, en las
la independencia délos Estados-Unidos de Amé- provincias de Gales y de Cornualla, en las mon-
pero se indemnizó de esta pérdida con nue-
ricíi; tañas (the higklaiid) de la Escocia y en las cam-
vas conquistas en las Indias Orientales. Desde piñas de Irlanda: el dialecto celta, usado en In-
1793 empeñó entre la Francia y la Inglaterra
se glaterra, se llama kimrick; el de Escocia, lengua
la lucha mas sangrienta, en la cual toda la Euro- gaelique, y el de Irlanda, lengua erse ó irique:
pa tuvo que tomar parte, y que se prolongó al estos dialectos difieren mucho entre sí.
través de las dos épocas de la república y del La lengua inglesa, propiamente dicha, hoy una
240 BOSQUEJO DE LA HISTORIA DE INGLATERRA.
de las mas cultivadas del mundo, no tuvo lugar Irving y Cooper.¡ que, aunque no son ingleses,
en las letras sino hasta el siglo XI Y, y la litera- son ciudadanos de los Estados-Unidos de Amé-
tura inglesa tuvo su edad de oro bajo el gobier- rica,
la poesía. Después de la lengua francesa, que tras el de Mosambique los tiene de diez pies. A
le ha servido de modelo, la inglesa es la que se
Dieppe principalmente es á donde llega todo el
espresa en prosa con mas precisión claridad,
marfil que se consume en Europa, y en esta ciu-
y
dad es donde se trabaja con la mayor perfección.
y no hay ninguna ciencia en el estudio de la
cual la literatura inglesa no haya mostrado obras El marfil se trabaja en torno, usándose del ace-
muy profundas. Nopudiendo mencionar aquí ro mas duro. Se hacen juegos de damas y de
autores que han ilustrado esta lengua, ajedres, mangos de cuchillo y otras mil cosas
todos los
nos limitaremos únicamente á citar á aquellos mas.
que mas han contribuido a formar el estilo, y cu- Los desperdicios del marfil sirven para hacer
yas obras han tenido mayor aceptación en In- cola fuerte,y para abonar la tierra. El negro
glaterra y en el resto de la Europa. Estos son: de marfd se hace calcinando, hasta que adquieren
en el siglo XVII, Bacoyi, el filósofo Hobbes, el el color rojo en vacijas cerradas, los restos del
acogidas han sido del público. La edición saldrá México, Septiembre 7 de 1849.
bella, en buen papel, con buenos caracteres, cor- Ignacio Cumplido.
regida con esmero, y adornada con el retrato y
elfac-simik del autor. Se está tirando de ella
un número determinado de ejemplares, que se PRÓLOGO.
entregarán á las personas que gusten suscribirse -*í^^^
desde ahora con este objeto; en el despacho de La literatura de México ha seguido, como era
esta imprenta y en la librería del Siglo XIX, natural, la misma suerte que la literatura espa-
para esta capital, y con los corresponsales y en- ñola: sus primeros arranques prometieron mucho
cargados de la suscricion del Siglo, en los Esta- mas de lo que fué después. En los reinados de
dos. Las remesas no se harán por cuadernos, los Felipes II, III y IV, se la ve anunciarse bri-
en el correo, á fin de no esponerlos á que se llante y lozana. Cuando las prensas de Europa
maltraten ó se pierdan, sino que se remitirá la reproducían á porfía las obras inmortales de Grar-
obra completa á los corresponsales, quienes cui- cilaso, de Herrera, de Luis de León y de tantos
darán de entregarla á los suscritores. El Edi- otros poetas humanistas distinguidos; cuando en
tor, que ha dado pruebas al público de la esac- los teatros de Madrid resonaban con aplauso las
titud con que cumple sus compromisos, puede comedias de Lope, de Calderón y de Moreto;
anunciar á sus suscritores, que quedarán servidos cuando las Universidades de la madre-patria es-
con puntualidad, y satisfechos. El precio de la taban llenas de teólogos, de juristas y de polí-
obra será el de cuatro pesos, en un volumen en glotos, también en México se abrían escuelas pú-
cuarto, de mas de 400 páginas, encuadernado á blicas para enseñar las lenguas sabias y las cien-
la holandesa; y este precio se pagará al tiempo cias: los franciscanos daban á luz gramáticas
de recibirse la obra. griegas y hebreas para el uso de nuestros cole-
El Editor se propone dar á luz otras obras de gios (cosa hoy desconocida); reducían á formas
literatura nacional, cuya propiedad tiene, en la gramaticales los idiomas indígenas, y enseñaban
misma forma que la presente; empresa que no du- á los antiguos moradores de este suelo las artes
da sea del agrado del ilustrado pueblo mexicano, útiles. Se tírearon en un momento la agricultu-
que no puede menos que interesarse vivamente ra, la minería, la industria y el comercio. Los
en todo á su cultura, á sus adelantos
lo relativo primeros vircyes, hombres letrados y de grandes
intelectuales y á sus mejoras materiales. conocimientos, favorecen con empeño los estu-
Se ha puesto á la presente edición de las obras dios. Se escribe en los claustros la historia an-
de Calderón un Prólogo, en que se indica el pro- tigua de México: akunos de los mismos indíge-
242 OBRAS POÉTICAS DE CALDERÓN.
ñas se entregan con ardor á esos trabajos: el descoloridas de la aurora, quejas lánguidas entre
Dr. Heruandez forma una historia natural de pastores y pastoras, celos supuestos y tibias de-
estas nuevas regiones, y todo anuncia grandes claraciones, es lo que se halla por lo común en
esperanzas para lo venidero. Las bellas letras la poesía de aquel tiempo, con algunas escepcio-
corresponden á este movimiento. Martin Cortes nes.
llora la muerte de su padre, el conquistador, en En Manuel Na-
este estado apareció el P. Er.
un bien sentido epitafio, compuesto para colocar- varrete, dotado de una fecunda vena, de una al-
dar aquí á luz sus últimos escritos. Otros ensa- lidad y mérito de sus versos, ya al tiempo en que
yos y otras obras debieron publicarse en aquella floreció, ya al influjo que ha ejercido en su patria.
época, que se perdieron acaso por la incuria y La poesía española, llena entonces de canciones
mismo género de Don Carlos de Sigüenza y Grón- que ejecitaba Melendez su elevado numen. Este
gora; y á sus postreros acentos poéticos, los ver- ejemplo halló aquí seguidores: empezáronse á ha-
sos de la célebre poetisa Sor Juana Inés de la cer imitaciones del Metastasio y otros poetas ita-
Cruz; muger insigne y verdaderamente porten- lianos; fueron leídos los inmortales autores france-
tosa, que á haber vivido en otra edad y en otro ses del siglo de Luis XIV, y se supo que ecsistian
teatro, habría llenado el mundo con su fama. en Inglaterra hombres tan grandes como Milton,
Cayó después la poesía en una postración ab- Pope y Young. La poesía inglesa, llena de fuer-
soluta. Se imprimían en España los insulsos za y de originalidad, empezó á ser conocida: las
equívocos del segundo Maestro León (harto dis- traducciones que de ella corrían, aunque lángui-
das á veces y difusas, todavía dejaban entrever
tinto del primero) y se celebraban y aplaudían
los estravagantes versos de Baltasar Gracian, al las preciosas dotes y altas cualidades que las
paso que en México no sallan á luz mas que mi- adornaban en su origen. El Young inspiró á
serables composiciones para celebrar las juras de nuestro Navarrete su bella entrada al Poema de
V laPurísima Concepción; y sus sentimentales Ra-
Felipe y Luis I.
Así permanecieron las letras hasta los reina- obra llena de afectos y de melancolía,
tos tristes^
dos de Carlos III y Carlos IV. El impulso dado será siempre digna de un lugar distinguido en el
en España por los ilustres escritores de aquella Parnaso mexicano.
época, se hizo sentir aquí. Melendez restauraba Con mayor caudal de conocimientos, con una
con lustre la poesía castellana, y las armoniosas lectura mas cstensa y un estudio mas prolijo de
vibraciones de su lira eran repetidas por los poe- los antiguos clásicos castellanos, empezó entonces
tas mexicanos. Llenos están los periódicos de á darse á conocer D. Francisco Manuel Sánchez
aquella época de imitaciones mas ó menos felices d'iTagle, humanista distinguido y poeta elevado,
de tan precioso modelo. Sin embargo, calcadas que á no mirar los versos como una mera distrac-
casi todas sobre el gusto pastoril, son en lo go- ción de asuntosmas serios, y á haber dado á esta
neral monótonas, y ofrecen poca variedad y poca dulce ocupación mas importancia, habria arreba-
animación. —
Son tímidas, y casi nunca presentan tado, como dceia líeredia, la lira do la mano al
aquellas imágenes viva.s, aquellas espresiones ar- divino Herrera, y cantado temas dignos del es-
dientes, hijas de una fuerte pasión. Tinturas tro sublime do que se hallaba poseído.
OBRAS POÉTICAS DE CALDERÓN. 243
La lucha de insurrección puso término á estos día,animando á su joven autor á seguir con lu-
preciosos trabajos. Callaron las Musas con el es- cimiento una carrera, para la cual mostraba tan
truendo de las armas, y no se habló mas que de grandes disposiciones.
proclamas, manifiestos, relaciones de batallas, y Bien conocidas son ya del público, y bastante
noticias, siempre siniestras, de atrocidades y des- prueba lo que valen, e'. aprecio con que han sido
órdenes, cometidos á la funesta sombra de la recibidas. Ellas andan en manos de toda clase
que se notaba un gusto puro, una lectura asidua go! Su locución es ckra, sus pensamientos esac-
de los clásicos antiguos. Apareció el joven He- sus sentimientos. En ellos, como que se pinta ó
redia lleno de vida, de fuego y de entusiamo, revela la alma delautor. Así es, que al pasar la
educado en la escuela de D. Manuel José Quin- vista por sus págiías, se sienten movidos los afec-
tana, cuyas huellas seguia con desembarazo y re- tosy arrebatado e] corazón. Sus mismos descui-
solución. Dio á conocer algunas de sus esme- dos son hijos de sufacilidad; defecto común en los
radas y bellas composiciones D. Andrés Quinta- ingenios dotados de aquella rica prenda. El
na, maestro en el idioma, y en todas las prendas lector perdona losligeros defectos que hay en la
de una elocusion pura, castiza, propia y armonio- obra, en cambio di raudal de armonía que lo
sa. D. Manuel Eduardo Grorostiza publicó en suspende.
España sus estimables comedias, entre las que Para apreciar elmérito de Calderón, es me»
descuella la Indulgencia para todos, como una nester juzgarlo enjupais, en sus circunstancias
de las primeras del teatro español, ya por su ar- y en su tiempo. lacio en Gruadalajara en Julio
gumento, ya por su acabado desempeño. Desde de 1809, de famiia zacatecana, y concluyó sus
entonces data una nueva época para la poesía, estudios en aquellapiudad, en donde se recibió
en que se han dado á conocer muchos y diver- de abogado en I84). Desde muy pequeño se
sos escritores. A
esta pertenece ya D. Fernan- dio á conocer por ^ afición á la lectura, por su
do Calderón, natural de Guadalajara, y autor de natural viveza y lor sus felices disposiciones.
las poesías contenidas en este volumen. A los quince años ile edad componía versos líri-
cio general, desde que empezaron á aparecer en enemigas de aqué, Estado. este incidente A
los periódicos. Heredia laa analizaba y aplau- siguieron otros contatiempos. El año de 1837
244 OBEAS POÉTICAS DE CALDERÓN.
fué desterrado de dicha ciudad por sus opinio- es sencillo, los versos armoniosos, las escenas di-
nes políticas. Sus bienes de fortuna, que antes vertidas. Falta en ella un gran interés, como fal-
fueron de importancia, vinieron con estos tras- ta también en la que le sirvió de original. Por
tornos á menos. Se refugió en esta capital, otra parte, está un poco cargada de mejicanismoy
hasta que el Sr. Tornel, ministro de la guerra, ó sea de cierta propensión á defender los defec-
le permitió regresar con s^uridad á sus hoga- tos de nuestro pais. Bidíeulo es el carácter de
res, espresando que el genio no tenia enemigos^ y D. Carlos, que afecta imitar constantemente las
que los talentos debían respetarse jjor las revolucio- costumbres francesas y deprimir las del país; pe-
nes. Este rasgo era tanto mas generoso en el menos el de sus antagonistas.
ro no lo es á veces
ministro, cuanto que fué concedido espontánea- Calderón con mas edad habria conocido, que hay
mente en favor de una persona que le era hostil otros caracteres infinitamente mas viciosos que
hasta cierto punto, por su£ opiniones políticas. corregir en nuestra sociedad. Digno de crítica
La alma ingenua y noble di Calderón se mostró es un mozalvete, que por haber estado en París
agradecida á esta muestrí de aprecio, sin des- algunos dias, habla de todo sin entender de nada,
viarse por eso de sus priicipios políticos, que y dignos igualmente lo son los demás personages
conservó hasta el fin de su ñda Éstos eran los ridículos de la comedia; ¿pero qué cotejo guardan
de una libertad perfecta, hijc no solo de sus con tantos caracteres viciosos, en el gobierno, en
convicciones, sino de su franco y sencillo carác- la magistratura, en las oficinas, en las autorida-
Bellas letras, fundada en el olegio de San Juan Calderón era mas á propósito para el drama
de Letran por el Sr. D. Jeé María Lacunza. elevado que para el satírico: su genio caballeres-
Esta reunión de personas deicadas á las letras, co se encontraba mejor y se hallaba como en su
ha contribuido no poco á y depurar
geieralizar centro, cuando pintaba príncipes, nobles, guerre-
el gusto de ellas en México. La Academia ha ros y caballeros, que cuando descendia á las es-
ejercido su crítica mas bien obre la locución de cenas comunes de la vida. ¡Qué animación en
las obras sometidas á su ecs^men, que sobre las los diálogos, qué fuego en los sentimientos, qué
demás cualidades que las coistituyen; pero aun facilidad en la versificación, no se dejan ver en
así ha prestado grandes serúcioa á la juventud el Torneo.¡ en Ana Bolena y en el Hermán!
estudiosa: si ella diera mas ¿stcnsion á sus tra- El Sr. Calderón murió 18 de Enero de
el
bajos, los haria mas útiles 7 de mayores conse- 1845 en la villa de Ojo-Caliento, á la edad de
cuencias. treinta y seis años. En sus últimos dias se mos-
Por este tiempo escribió Calderón, ó dio la úl- tró como siempre habia sido, es decir, filósofo y
tima mano á las obras dramáticas siguientes: A cristiano, resignado á las disposiciones de la Di-
—
ninguna de Las tres El Torneo Bohna — Ma — j
I
vina Providencia. Murió con todos los ausilios
dida para la literatura mexicana, que aguardaba Mira, por su linda frente
de dia en día nuevas y mas acabadas obras de su Vagar el dorado rizo,
fácil pluma. Zacatecas tiene un título de ho- Que el soplo del aura mueve.
nor, por haber dado origen á un hijo tan ilustre, Una posesión tan alta,
dotado de las mas bellas prendas del entendi- ¿Quién es el que la merece?
miento y del corazón. Sus cenizas yacen en Basta que tu amor conozca
aquel suelo: séales la tierra leve. Su nombre, ca- Para que premiado quedes.
ro á los oidos mexicanos, dura y se dilata en los
Basta que Elisa no ignore
pueblos que hablan la hermosa lengua castellana:
Tus afectos reverentes,
nuestras prensas reproducen sus obras: el Editor
de la presente edición contribuye por su parte
Y que en su memoria ilustre
Alguna vez te recuerde.
á este objeto; y el que traza estas breves líneas sus ojos divinos
¡Oh, si
consagra en ellas un tributo de admiración y de
Hacia los tuyos volviese!
afecto á su ilustre amigo el Sr. D. Fernando
¡Ojos, que el alma arrebatan
Calderón.
Con mansedumbre celeste!
México, Julio 23 de 1849.
¡Ojos, que subyugan dulces
José Joaquín Pesado.
Los corazones rebeldes!
¡Ojos,que en llamas de amores
Todo cuanto ven convierten!
Tal vez entonces piadosa
(¡Oh delirio de la mente!)
ROMANCE. En su adorador mirara
Entre nublados y lluvias Lo que su hermosura puede.
Pasó el helado Diciembre. Mirara, como arrobado
Y nuestros campos visitan No hay momento que no piense
Las horas de Abril alegres. En sus nobles perfecciones,
Sobre el firmamento puro Y en sus dotes eminentes:
El alto Sol resplandece, Como las aguas fugaces
Y de su fuego las sombras Con tristes lágrimas crece,
A los ganados protejen. Y el aire que lo circunda
La Primaveragalana Con sus suspiros enciende.
Vida y esperanzas vierte; Tal vez se sucedería
Todos los seres se gozan. El cariño á los desdenes,
Menos yo, de Elisa ausente. Y en ella el amor triunfara
Del tormento que me causa De sus entrañas crueles.
Quizá descuidada duerme, ¡Vano imaginar de amante!
Llena de ilusiones dulces ¡Corazón, qué infeliz eres!
En sus floridos vergeles. Mentidas glorias te formas
Grozando la grata sombra, Y en imposibles te pierdes.
Que sobre la yerba ofrecen Elisa jamas ha amado.
Los frondosos naranjales, Ni de sus labios esperes
Y los erguidos cipreses. Palabras, que en tus oidos
Donde yedras y jazmines Llenas de esperanza suenen.
Formando frescos doseles, Si es tu destino el amarla,
Entre perfumes y flores A lo menos te consuele,
Del Sol la guardan corteses. Que si por ella suspiras,
Donde corriendo sonora JDichosamente padeces.
Por entre lirios la fuente, El Sol en su carro de oro
Copia su beldad dormida, Hacia el ocaso se vuelve,
Que muda deidad parece. Vertiendo púrpura y llamas
¡Amor, qué bella á mis ojos En los mares de Occidente.
Haces que su faz se muestre! El antiguo, sacro Rio,
(Cómo al mirar su hermosura Ceñido de juncos verdes,
Mi seno en fuego se enciende! Vuelca sus urnas de plata,
¿Dó vas, atrevido amante? Y sus raudales estiende.
Suspende el paso, detente. Corre de luz inundado,
No profanes atrevido Y al pié del monte eminente,
Ese misterioso albergue; Por ver la deidad que adoro
Si en él el amor se anida Rápido su curso tuerce.
Es el amor inocente; Los álamos de su orilla
El recato lo custodia, El viento sonoro mueve,
Y la virtud lo defiende. Y entre sus ecos de triunfo
Mira dormidos sus ojos; Mis tristes ayes se pierden. — Pesado.
TOM. Il.-ril. 32
LAS CONrn)ENCIAS
li^c^i:^ ,£^.i:kii:p^c^s::s^@ic^ i^^:^ ^:^<s^^:£i,^^ZM^'^^u.^S3-im^
(continua.)
Andrea y su muger, que adoraban á Graziella, reconvenciones por mi ausencia tan prolongada
se desesperaban al mismo tiempo de la tristeza Contáronme también sus penas y sus esperanzas;
y dolor de la niña, y de la pérdida de las esperan- respecto á Graziella.
zas que babian formado para su establecimiento. — Si hubierais estado aquí, me dijo Andrea^
La conjuraban por sus cabellos encanecidos; le vos á quien ella ama tanto, y á quien jamas dice
hablaban de su vejez, de su miseria, del porvenir no, nos habríais ayudado mucho. ¡Cuan felices
de los niños Entonces Graziella se enternecía somos en volveros á ver! Mañana es cuando se ce-
y recibía un poco mejor al pobre Cecho, que de lebran los esponsales: asistiréis á ellos; vuestra-
tiempo en tiempo venia á sentarse humildemente presencia nos ha traido siempre la felicidad.
por las tardes á la puerta del aposento de su pri- Yo sentí que un horrible calofrío recorría mi
ma, donde jugaba con los niños. El joven le da- cuerpo palabras de aquellas pobres gen-
al oir las
ba los buenos dias, y la decia adiós á través de la tes.Algo me anunciaba que su desgracia les ven-
puerta, pero era raro que ella le respondiera. dría de mí. Ansiaba y tenia miedo de ver á Gra-
Cecho se marchaba descontento, pero resignado, ziella. Yo hablaba
en voz alta á sus padres, y pa-
y volvia á otro dia siempre lo mismo. saba y volvia á pasar delante de su puerta, co-
—Mi hermana hace mal, decia Beppino. ¡Ce- mo quien no se atreve á llamar, pero desea ser
cho la ama tanto, y es tan bueno! ¡Seria con él oido
tan dichosa! En fin, añadió, ella se ha dejado Graziella permaneció, sin embargo, sorda, mu-
vencer esta tarde por las lágrimas de nuestros pa- da y no Entró á mi aposento, y me acos-
salió.
dres y por las de Cecho. Ha entreabierto un té: esa especie de calma ó de atonía, que produce
poco su puerta, ha tendido á este último su mano, en el alma agitada la cesación de la duda y la
le ha puesto un anillo en su dedo, y le ha prome- certidumbre de cualquier cosa que sea, aun la
tido que 86 dejaría tomar el dicho á otro dia. mi espíritu.
desgracia, se apoderó al fin de
¿Pero quién sabe si mañana tendrá un nuevo ca- Me dejé caer en mi lecho como un cuerpo
pricho? . ¡Ella, que era antes tan buena, tan muerto y sin movimiento. El cansancio de mis
complaciente, tan agradable!. . . ¡Dios mió, cuan- ideas,y la fatiga de mis miembros, me arrojaron
to ha cambiado!. ... ya no la reconoceríais .... primero en el campo de los sueños confusos, y
por último, en el anonadamiento del sueño.
XI.
XII.
Beppino se acostó en la barca, é instruido yo
por él de todo lo que liabia acontecido, entré en Dos ó tres veces me desperté á medias en la
la casa. noche. Era una de esas noches de invierno mas
Andrea y su muger se hallaban solos en el as- raras en los climas cálidos y á los bordes de la
trisco. Me recibieron con amistad y me hicieron mar, pero mas siniestras que en ninguna otra
. ,
parte. Los relámpagos brillaban sin interrup- dos todavía, al oír que su hermana había parti-
ción á través de las hendiduras de las puertas do para siempre, mezclaban sus gritos á los ge-
de mi ventana, como los destellos de un ojo de midos de los ancianos, y corrían por toda la casa
tre los silbidos y los mugidos de la tempestad, había colgado en mi lecho durante mí enferme-
oia gritos y sollozos humanos ahogados. Hubo dad. Ya no dudé que mi puerta se había abier-
BU momento también en que creí percibir el so- to,y vuelto á cerrar durante la noche; que las
nido de algunas palabras, y mi nombre pronun- palabras y los sollozos sofocados que había yo
ciado por una voz afligida, como si pidiera so- creído oír, y que juzgaba ser un sonido producido
corro. Medio dormido me levanté sobre la ca- por el viento, eran los adioses y los sollozos de la
ma; mas nada oí ya: creí que la tempestad, la ca- pobre niña. Un lugar seco en el piso esterior
lentura y los sueños jugueteaban con mis senti- de mi aposento, en medio de las señales de la
dos, y volví á caer en el abatimiento. lluvia que manchaban todo el piso, manifestaba
A otro dia, por la mañana, la tempestad había que la joven se habia sentado allí mientras duró
desaparecido, y brillaba el sol mas puro que pue- la tempestad; que habia pasado su última hora
da imaginarse. Me despertaron entonces los ge- en quejarse y en llorar, reclinada ó arrodillada
Go-aziella. La pobre niña había huido durante En medio de su desesperación, las pobres gen-
ia noche anterior. Se había levantado y abra- tes se conmovían al verme llorar como ellos, y yo
zado á los niños, haciéndoles señal de callarse: hice cuanto pude por consolarlos. Se convino
había dejado sobre su lecho todos sus mas her- que sí volvían á hallar á su hija, no le hablarían
mosos vestidos, sus otra vez de Cecho. El pobre Cecho mismo, á
aretes, sus collares y el po-
co dinero que poseía. quien habia ido á llamar Beppino, fué el primero
El padre tenia en ia mano un pedazo de papel, en sacrificarse á la paz de la casa y á la vuelta de
humedecido con algunas gotas de agua, y que su prima. Y aunque estaba desesperado, se le
había sido encontrado en su lecho, clavado con conocía que era feliz con que su nombre estuviese
un alfiler. Había en él cinco ó seis líneas que pronunciado con ternura en el billete, y que halla-
el anciano me rogaba, casi de rodillas, que le- ba una especie de consuelo en los adioses mis-
yera. mos que causaban su desesperación.
Tomé no contenia mas que estas pa-
el papel: —
Pensó en mí, sin embargo, decía él, y se en-
labras, trazadas por una mano temblorosa por la jugaba las lágrimas. En un momento conveni-
que es mas de lo que puedo cumplir Beso El padre y Cecho salieron apresuradamente para
vuestros pies; perdonadme, padres míos; prefie- ir á tomar informes en los innumerables conven-
lecones, los puertos de Ñapóles y las puertas de Llegué á Puzzoles en menos de una hora.
la ciudad para interrogar á los guardas, á los ca- Corro al puerto; pago doble á dos remeros, para
pitanes de navio, á los marineros, con el objeto de determinarlos á llevarme á Próscida, á pesar de
saber quién babia visto á una joven proscitana lo fuerte del mar y de la proesimidad de la no-
de la ciudad y embarcarse esa mañana.
salir che. Echaron á bogar su barca; tomo un par
El tiempo se gastó en vanas investigaciones, y de remos, y doblamos con mil trabajos el cabo de
nos reunimos para darnos cuenta, consternados, Misena. Dos horas después abordaba yo á la
de nuestros trabajos, y consultarnos nuevamente. y subia solo, sin aliento y temblando, ert
isla,
Nadie, mas que los niños, tuvieron valor para co- medio de las tinieblas y con los golpes del vien-
mer un bocado de pan. Andrea y su muger se to de invierno, los escalones de la gran rambla
sentaron con el mayor desaliento en el umbral del que conduela á la cabana de Andrea.
aposento de Gí-raziella. Beppino y Cecho se vol-
Desde el borde del mar mis ojos se dirigieron cerrado para siempre tras de su juventud.
á Próscida, que se ve blanca desde allí como la Agitado por esta terrible duda, subi el último
concha de tortuga sobre las olas. escalón. Sabia yo en qué grieta de la roca ha-
ven tenia en la isla una amiga casi de su edad, el fño de la llave, que no me dejarla esperanza
banas circunvecinas, y que usaba un vestido La llave no estaba. Lancé un grito de placer,
particular muy diferente del de sus compañe- y me entré con pasos silenciosos en el patio.
ras: recordé también que un dia que la pregunta- La puerta, las ventanas, todo estaba cerrado:
ba los motivos de aquella diferencia en sus vesti-- una débilísima luz que salla por debajo de la
dos, me contestó que era religiosa, aunque vivia puerta y que flotaba en las hojas de la higuera,
libremente en casa de sus padres en un estado revelaba que habla una lámpara encendida en
intermedio entre la clausura y la vida de fami- la habitación.
lia, y me enseñó la iglesia de su monasterio. ¿Quién habria podido encontrar la llave, abrir
De esta clase babia muchos en la isla, así como la puerta, encender la lámpara, si no era la hija
en Yschia y en las aldeas de los moradores de de la casa? Ya no dudé que Graziella estaba
Entonces fué cuando se me ocunió la idea grada de la escalera para dar gracias al ángel
de que queriéndose consagrar á Dios Graziella, que me habla guiado hasta allí.
Próscida, y donde se encuentran regularmente oir el débil murmullo de una respiración y como
ligeramente la puerta, como si el viento hubiera Su cabeza, que trataba de alzar, caia agobiada
sido el que la conmovía, á fin de llamar poco á por la debilidad sobre la paja, inclinada hacia
poco la atención de Graziella, y por temor de atrás, y como herida de un hachazo. Estaba pá-
que el sonido repentino de una voz que la llama- lida como una imagen de la agonía, escepto en
ba la matase. La respiración se contuvo. En- la parte prominente de sus megillas, hacia los
tonces llamé con voz suave á G-raziella, procu- pómulos, en donde se distinguían unas manchas
rando dar'á mi acento la espresion mas tranqui- de color rosa muy vivo. Su hermoso cutis esta-
la, mas llena de ternura que encontré en mi co- ba manchado con el rastro de las lágrimas, y con
razón. Un grito débil, ecsbalado desde el fondo el polvo que se le habia adherido. Su vestido
de la casa, fué la respuesta que obtuve. negro se confundía con el moreno color del suelo,
Yo llamé entonces con mas fuerza, conjurán- donde la joven estaba reclinada. Sus pies desnu-
dola á que abriera á su amigo, á su hermano, que dos, blancos como el mármol, descansaban sobre
venia solo, de noche, en raedio de la tempestad, la dura y húmeda piedra del pavimento: repen-
y guiado por su buen ángel á buscarla, á descu- tinos estremecimientos recorrían su cuerpo y ha-
brir su retiro, á arrancarla de la desesperación, cían castañetear sus dientes como si temblara de
á traerla el perdón de su familia, el suyo, y á frió. La mascada roja, que envolvía ordinaria-
volverla á sus deberes, á su felicidad, á su pobre mente las luengas trenzas de sus hermosos cabe-
abuela y á sus queridos hermanitos. llos, sehabia desatado y caia como un velo sobre
— ¡G-ran Dios! ¡El es!. . . .es mi nombre. . . su frente, casi hasta el borde de los ojos. Veíase
su voz eselamaba ella sordamente. que la joven se habia servido de aquel lienzo pa-
Yo la llamé con mas ternura Graziellina: le ra cubrir su rostro y sus lágrimas en medio de
di aquel nombre acariciador, que usaba para con las sombras, como un pensamiento del sudario
ella cuando jugábamos juntos. funeral, y que no lo habia levantado sino hasta
— Oh! él es, no hay duda! volvió á esclamar el momento en que, oyendo mi voz, se incorporó
Ya no dudé mas; di un golpe con mis espal- Veniste al bosque de mi huerto ameno;
das á la vieja puerta con toda la fuerza que me El aire de fragancia estaba lleno.
prestaban mi impaciencia y mi inquietud, y la El cielo claro, y apacible el dia.
cerradura cedió y se arrancó al esfuerzo, deján-
dome el paso abierto hacia el interior de la Por las floridas sendas discurría
casa. Dirigiendo tus huellas. En mi seno
La pequeña lámpara, encendida por G-faziella
Amor vertió dulcísimo veneno:
ante la Madonna, iluminaba la estancia con un
Como te vi, te di ¡ay! el alma mia.
leve resplandor. Me precipité al fondo de la se-
gunda pieza, en donde habia oido su voz y el rui-
Tú, en quien el cielo su beldad traslada,
do de su calda, y donde la creia desvanecida:
mas no lo
En tierna edad encanto á mi memoria,
estaba; su debilidad era la que no ha-
bia secundado su voluntad. La pobre joven ha- Y de mi lira inspiración sagrada;
UN
(•) Continuación de las eatampaa de laa flores animadas, y poesía que nada tiene que ver con las tales flores ani-
Y le trasmití la mia .... una superficie sin consistencia; cualquier preocupación que
Con la alma y la inteligencia. que aparece, lo agita tanto como una erupción volcánica.
Era una luz su presencia La instrucción en los pueblos pone en peligro los go-
Que en mi interior alumbraba; biernos absolutos: su ig-norancia, al contrario, pone en peli-
Era onda que refrescaba gro los gobiernos representativos; porque los debates par-
Mi corazón ulcerado, lamentarios, para revelar á las masas la estension de sus
Marchito casi, abrasado
derechos, no espera á que aquellas puedan ejercerlos con
Por la angustia en que luchaba.
discernimiento.
Era de mortal tristeza. igualdad de los derechos civiles y de la elección, será siem-
Cual la planta se doblega que le sea propio no regenera el espíritu público, viciado
De lluvia con el esceso. por la rutina de los tiempos, no disipa el amontonamiento
Así mi alma cede al peso de las pretensiones que suscita el principio mal interpre-
De aquel placer que la anega.
tad de la igualdad civil, confundida con la igualdad so-
Tiembla mi amada, se allega,
cial, no establece la gerarquía de las inteligencias, no
Me abrasa su aliento ardiente,
abastece con un contingente de hombres ilustrados, para
Me alzo • y al besar su frente
la administración municipal, el jurado, derecho de
y el
Se desvanece el encanto.
elegir y ser elegido.
Dejándome solo el llanto
El que quiere consolidar el gobierno representativo,
De mi soledad doliente.
quiere la firmeza del régimen municipal; el que quiere el
¿Quién á dirigirla acierta? régimen municipal, y aunque se esté bajo las fórmulas
¿Quién har^que no sucumba.'' parlamentai'ias, el monopolio y la ignorancia dictarán fre-
Ay! la tempestad retumba. . . cuentemente sus leyes.
Ha desparecido el puerto;
En ciertas clases embrutecidas, la intemperancia es un
Vi á mi frente el mar desierto,
esceso nacido de la privación; los mejores consejos no des-
Y ese mar será mi tumba.
truirán sus costumbres; para corregirlas es necesario
Guillermo Prieto. una buena administración municipal, y una buena ense-
ñanza elemental. La ignorancia pone en peligro la li-
bertad.
SOBRE LA INSTRUCCIÓN PUBLICA.
El carácter distintivo de la enseñanza elemental en un
A laa constituciones de los pueblos, lo mismo que á los pais representativo, debe ser inculcar un amor íntimo á
edificios, les es necesario un suelo firme y nivelado. las instituciones que rigen el pais y habituar á los educan-
La instrucción nivela laa inteligencias y presta un ter- dos al uso de la palabra.
reno firme á las ideas. (Traducido.)
—
(•>> ^9^»o. j^^^eu ^<99?ak r»'^^9a, ^^??su ^^990. «'«'^^^ rA9??n» <í»®^a, ^"^f^a. ^9*?b. A99?«k. ,-4099a^ ^999e. ^«®9gl .d^Sfcu ^
SOBRE LA
XI»
y á la regularidad que el apóstol, según vemos obras se manifiesta. Pero ''donde hay confusión,
en el testo, nos encarga que conservemos en to- allí está toda obra mala (Sant. iii. 16)," que es
dos los negocios de la vida. Sea que le conside- su inmediata compañera. En la secuela de este
remos ó no, como un deber moral en sí mismo, discurso os señalaré aquellos ramos de conducta.,
espero haceros ver que es un requisito esencial en que es mas necesario el orden para la virtud,
para el esacto desempeño de casi todos nuestros y concluiré con manifestaros las grandes venta-
deberes, y que merece, considerándole bajo este jas que de él resultan. Permitidme que os re-
aspecto, mucha mas atención que la que comun- comiende orden en la dirección de vuestros ne-
mente se le presta cuando se le considera bajo el gocios, en la distribución de vuestro tiempo, en
punto de vista religioso. el manejo de vuestros bienes, en el arreglo de
Si estendemos la vista por el mundo, descubri- vuestras diversiones, orden, por último, en el
remos desde luego que una vida viciosa y liber- trato con los demás hombres. Así, todas las co-
de la religión, y que así como la negligencia en vuestros negocios mundanos. Todo hombre, en
este punto conduce al vicio, así la debida aten- cualquiera posición en que esté colocado, tiene al-
ción á él debe prestar ayuda á la virtud. La gunos negocios, ya sean domésticos., privados ó
TOM. ir. XI. 33
—
públicos,á que debe atender sucesivamente, por- obras y glorifiquen á nuestro Padre celestial. Así
que todos tenemos deberes activos que desempe- nos haremos dignos de la herencia de los santos
ñar. Su primer cuidado debe ser el arreglar las en la gloria. Pero, ¿cómo podrán desempeñar
ocupaciones que correspondan á esta clase, de un estas diversas obligaciones, aquellas personas que
modo tal, que cada una tenga su lugar propio sin están siempre envueltas en esa precipitación y
tropezar con las demás; y que aquella que corres- perplejidad que el desorden ocasiona? Quisié-
ponde al mundo, no se mezcle con lo que debe- ramos tal vez bacer aquello que ecsige nuestra
mos á Dios. A proporción que los negocios au- posición y nuestro carácter; pero nos bailamos
mentan, se hace mas indispensable la conserva- imposibilitados para ello por la confusión en
ción del orden, aunque apenas bay una clase de que nos bemos dejado envolver. Lo que dejó de
vida, tan sencilla y uniforme, que no sufra al- bacerse en su debido tiempo, se nos atraviesa
go por el descuido en esta materia. Mas no ba- delante en momento inoportuno; nos abruma una
blo aquí del perjuicio que resienten los intereses multitud de negocios; muy diversas obligaciones
mundanos; quiero levantar vuestra atención á nos distraen, y esta distracción es unas veces la
intereses mas importantes, y baceros ver que el causa, y otras el pretesto de que las abandone-
manejo arreglado de vuestros negocios tempora- mos menos de que pospongamos las
todas, ó á lo
les, esuna parte muy principal de vuestro deber de mayor importancia á otras de no tan grave
como cristianos. interés.
Porque bay mucbas personas que no pueden De aquí viene que vemos en el mundo tantos
persuadirse de esta verdad, ba ecsistido siem- caracteres inconsecuentes, y tan frecuentes ejem-
pre entre los bombres una fuerte propensión á plos de bonradez parcial, apariencias de genero-
sej)arar la religión del comercio del mundo; y sidad sin justicia, bonor sin verdad, probidad
concediendo de buena voluntad algunos ratos de para con los bombres sin reverencia á Dios. El
retiroy devoción para consagrarlos á Dios, mi- que maneja sus negocios con método y regulari-
ran al mundo como su propiedad particular, ma- dad, va encontrando sus obligaciones en su debi-
nejando estos asuntos con entera separación de do lugar, y señala á cada una el puesto que le
los otros. Y aun llegan á imaginarse que por el corresponde. Pero donde no bay arreglo en la
bomenage que á veces rinden á la religión, que- conducta, no puede baber uniformidad en el ca-
dan en libertad de obrar en los negocios del rácter; piérdese la conecsion y arreglo natural de
mundo del modo que mas les agrade. ¡Cómo equi- nuestros deberes; y si acaso aparece la virtud, solo
vocan estos bombres el objeto del cristianismo! será como por arranques repentinos y pasageros.
La Providencia nos ba colocado en este mundo La conciencia podrá á veces poner en ejercicio
como en un gran campo de prueba. Las necesi- su autoridad, cuando nuestra situación le dé lu-
dades de nuestra naturaleza nos llaman á diferen- gar para ello; pero en otra^ circunstancias igual-
tes ocupaciones; mucbos lazos nos unen con la mente importantes, todos los sentimientos mora-
sociedad: de amigos y enemigos, de superiores é les serán sufocados por el tumulto de los nego-
inferiores, de vecinos é iguales, resultan necesi- cios del mundo. Un genio irritable acompaña
dades y aparecen obligaciones que circulan entre generalmente á las personas desarregladas. La
todas las clases. La Sabiduría Divina dispuso premura en que están siempre, y los embarazos
esta activa escena para que en ella pudiesen ejer- de que se bailan rodeados, mantienen sus espíri-
citarse todas las virtudes que forman el carácter tus en continua irritación. Tropezando siempre
del cristiano: la justicia, buena fe y veracidad en con dificultades, que son incapaces de vencer;
el trato mutuo; la debida fidelidad á cualquiera convencidos de la irregularidrd de su conducta,
confianza, y el esacto desempeno de lo que se pero avergonzándose de confesarlo, se ven empe-
nos encarga; el afecto bácia los amigos, el perdón ñados mucbas veces en mil lucbas secretas; y la
de los enemigos, la caridad desgraciado y
con el inquietud que sufren en su interior se desaboga
la atención á los intereses de nuestra familia. con frecuencia sobre los que les rodean, en acce-
Llenando sucesivamente estas obligaciones, es sos de mal bumor. De esto resulta que se ven obli-
como manifestamos que nuestra conducta es tal gados á ecbar mano de miserables recursos para
como corresponf.le al Ecangdio (le Jcsucrialo. Así calmar su desasosiego. Desesperando de poder
conseguirémog que nuestra luz brille delante de I
descubrir las causas que los han puesto en este cs-
los hombres ,
para que vean nuestras buenas !
tado, se abandonan k veces á una completa indo-
IMPORTANCIA DEL ORDEN. 255
lencia, ó se entregan á los escasos de la intempe- senta, para ayudarles á gastarlo. Es, pues, inú-
rancia j de los placeres desordenados, y por uno ó til esperar que aquellos que miran el tiempo cou
por otro medio agravan su delito y aceleran su tal indiferencia, conserven algún orden en su
ruina. — 2. ° Mas para que conservéis el orden en distribución. Pero por este fatal descuido, ¡cuán-
vuestros negocios, es preciso que atendáis á él en tos motivos de eterno sentimiento están acu-
la distribución de tiempo. Este debéis considerar- mulando! ¡En vano arrepentidos amargamen-
lo como sagrado depósito que Dios os ha confiado, te tratarán después de recobrar el tiempo que
y de que al fin deberéis dar cuenta, porque aho- así dejan pasar ahora en medio de la confu-
ra no sois mas que sus depositarios. La porción sión! Lo que dejó de hacerse en ocasión opor-
de él que se os ha concedido, se os ha dado en tuna, se presenta después para atormentarnos.
parte para que la ampiéis en los negocios de este La edad madura resiente las consecuencias de
mundo, y en parte para que atendáis á los del una juventud descuidada; y la vejez trabaja
venidero. Es, pues, preciso que ambos tengan oprimida del peso de una carga que no le cor-
el espacio que las corresponde. Que no se mez- responde. El moribundo observa con angus-
clen las horas destinadas á la hospitalidad y á tia que sus dias van á terminar, cuando apenas
la distracción con las dedicadas al desempeño comienza á prepararse para la eternidad. He
de vuestros negocios indispensables; pero que aquí los resultados de malgastar el tiempo, por
los negocios que llamáis indispensables no roben no conocer su valor. Todo está fuera de su lu-
el tiempo consagrado á Todas las
la devoción. gar en la vida de estas personas, porque nada
cosas tienen su tiempo^ y por sus espacios pasan puede hacerse bien, cuando no se hace en su de-
todas ellas debajo del cielo (Eclesiastés iii. 1.) Si bido tiempo.
dejais para mañana lo que debéis hacer hoy, Pero hombre arreglado en la distribución del
el
abrumáis el dia de mañana con una carga que suyo, escoge el método mas propio para escapar
no le pertenece. Colocáis un peso sobre las alas de estos diversos males, y puede decirse con esac-
del tiempo que le impide el conduciros sin tro- titud que redime su tiempo^ porque le prolonga
piezo. El que todas las mañanas distribuye las manejándolo acertadamente. Vive mucho en po-
ocupaciones del dia, y lleva al cabo su plan du- co tiempo; mas que otros en muy dilatado espacio.
dante todo el curso de él, conserva el hilo que le Vive para Dios y para su alma, y atiende junta-
guia en el laberinto de la vida mas ocupada, por- mente á los intereses lícitos de este mundo: de-
que esta arreglada distribución de su tiempo se-
tiene y aprovecha las horas conforme pasan; tien-
rá como un rayo de luz que le alumbrará en to- de la vista hacia lo pasado, y preveo para lo fu-
dos sus pasos. Mas donde no hay plan, donde turo. Es propio para cualquiera empresa útil, y
el empleo del tiempo depende únicamente del su memoria permanece. Mas para el hombre
curso de los sucesos, todo yace en un caos que desarreglado, estas horas pasan como una som-
no admite ni distribución ni ecsámen. bra. Sus dias y sus años, ó son vacíos de que
Para poner orden en la distribución del tiem- no conserva memoria, ó los encuentra llenos de
po, lo que primero se necesita es conocer todo su una y confusa de asuntos sin
serie tan irregular
valor. Considerad bien su importancia y la rapi- concluir, que aunque recuerda que ha estado ocu-
dez con que se desliza. En nada es mas inconse- pado, no puede esplicar en qué especie de nego-
cuente el común de los hombres que en el aprecio cios se empleó. De él se puede decir con mas
que hacen del tiempo; porque al paso que cuan- justicia que de ningún otro, que anduvo tras de
todos los medios posibles de prolongarlo; cuando nes. Cualesquiera que sean, cuidad que su admi-
le ven dividido en pequeñas porciones, parece co- nistración sea con método y economía, y ecsami-
mo que lo desprecian, y le malgastan con incon- nad de cuando en cuando vuestra situación, para
siderada profusión. Quejánse, de que la vida que podáis arreglar vuestros gastos, conforme
vuestras rentas aumenten ó disminuyan. Proveed
es corta, y juntamente desean que lleguen á su
fin sus diferentes periodos. Codiciando todo lo á lo necesario antes de permitiros lo superfino, y
demás, solo el tiempo desperdician; le conside- tratad de ser justo con todos los que con vos tra-
ran como una propiedad del perezoso,
y aprove- ten, antes de aspirar á ser elogiado por vuestra li-
chan con gusto cualquiera ocupación que se pre- beralidad. Ea una palabra, formaos un plan d? vi-
256 IMPORTANCIA DEL ORDEN.
obligó primero á consentir en bajas complacen- cación gastarla muy pronto nuestras débiles fa-
cias, le conduce después al crimen, y lo que empe- cultades. Mas al mismo tiempo la propensión
zó por ostentación y estravagancia, acaba por in- al descanso, y al jilacer, tan general en todos los
famia y delito. He aquí las consecuencias del hombres, convierte la diversión en el mayor
desarreglo en los negocios del mundo. He aquí enemigo del orden, pues continuamente trata de
la senda por donde marchan continuamente el usurpar, de entrometerse, y de estender su impe-
pródigo y el disoluto. ¿A qué, sino á la falta de rio, introduciéndose en el lugar que deberían
orden, hemos de atribuir esas escenas de infortu- ocupar otros asuntos mas importantes, y de este
nio, que con tanta frecuencia cscitan nuestra com- modo trastorna y entorpece el curso natural de
pasión, de familias que vivieron en la abundancia las cosas. Una sola diversión frivola que se
reducidas á la miseria, y la triste viuda y el des- consiente fuera de su lugar, produce muchas
amparado huérfano, que se encuentran sin ami- veces perplejidad y confusión en una larga serie
gos, abandonados en medio del mundo? ¿lia ha- de negocios. Así, pues, aunque las distracciones
bido origen mas fecundo de esos crímenes atroces sean inocentes, requieren una constante vigilan-
que llenan de inquietud y terror la sociedad?
cia para mantenerlas en sus límites justos y de.
¿Quién arrastra al jugador al fraude, al ladrón
á la violencia, y coloca el puñal en la mano del bidos; mas las viciosas y desordenadas no deben
asesino? ser vigiladas, sino proscritas de toda sociedad
IMPOUTANCIA DEL OTIDE^. 257
Tbien ordenada. Tan luego como el hombre bus. cho mayor la opresión y tristeza que sienta, al
ca la felicidad en los garitos, en las orgías noc- paso que con una mezcla prudente de vida pú-
turnas y en las guaridas del vicio, se apodera de blicay privada, nos libertamos de los peligros
él la confusión como de una cosa que le perte- de ambas, y sacamos mayor partido de sus ven-
nece. Entonces es en vano esperar que haya tajas.
mas importantes deberes de la vida, y llega has- festado, debemos notar que tienen un enlace
ta á invertir el orden de la naturaleza, hacien-
mutuo, y dependen unos de otros. Si queremos
do del dia noche, y de la noche dia. El decoro, recoger algunos de los opimos frutos del orden,
con indiferencia. Cuando el desorden ha llega- ción de nuestro tiempo, como en el arreglo de
do á ya prócsimo á consumar su
tal punto, está
nuestros gastos; asi en las diversiones como en
obra, y podemos anunciar con toda certeza que la elección de nuestra sociedad, porque si con-
la ruina de esa persona está muy cercana. To- sentimos que el desorden se introduzca en algu-
do aquel que quiera escapar de tan pestilente nos de estos ramos principales, podemos estar
5. ° Conservad el orden en el trato con los de- demás. En vano nos proponemos, por ejemplo,
más hombres, esto es, no os enredéis en una conti- ser arreglados en el manejo de nuestros negocios,
núa-sociedad de toda clase de personas, sino esco- si no lo somos en la distribución del tiempo, y
ged con prudencia y acierto aquellos con quienes es inútil pensar en arreglar nuestros gastos, si
queráis asociaros, y haced de modo que la socie- deseamos introducir el desorden en nuestras di-
imposible que haya orden en la vida del que no mos dado entonces entrada á un principio de
consagró algún tiempo al retiro y á la medita- desorden que trastornará nuestros planes y em-
ción. Nopodrá arreglar prudentemente sus ne- brollará lo que deseamos arreglar. Uniformi-
gocios temporales, ni atender como es debido dad es lo que el orden ecsige sobre todo. Si que-
á los espirituales: no vive para sí, ni para el reis que las cosas vayan con método y gobierno,
mundo. La continua disipación le hace ligero haced que todo^ según el testo dice, vaya con de-
é inconsiderado, é indefectiblemente adquiere cencia y con ói'deit.
aquel espíritu de desorden y confusión que tan- Debo también advertiros que tan necesario
No es bastante á preservaros de este mal el pequeños. No quiero decir con esto que debéis
que nuestras sociedades no se compongan de li- ocuparos en aquellas minuciosas atenciones que
bertinos y viciosos. Si os distraen de la aten- con tanta frecuencia llenan los espíritus frivo-
ción que debéis á vos mismo, y á vuestros asun- los, sino que os hago recordar que el desorden,
tos domésticos, y que conviene á todo hombre como cualquier otro vicio, suele empezar á des-
de juicio, trastornarán el orden y serán incom- arrollarse por principios muy insignificantes.
patibles con el deber. Lo que en sí mismo es Los que en asuntos pequeños ven el orden y el
inocente, si se lleva al esceso, degenera en cri- método con total abandono, están muy prócsi-
minal, y una sociedad inútil y frivola está muy mos á ir estendiendo poco á poco esta negligen-
cerca de pasar á corruptora. Uno de los pri- cia á otros deberes y negocios en que pasa á ser
meros fundamentos del orden, es aprender á ser criminal. La indolencia se apodera de todos los
feliz en el seno de su familia: en el retiro do- que no estudian el modo de precaverse de ella,
méstico es donde todo hombre sabio y virtuosa y solo ejercitándolos continuamente, ]3ueden ad-
encuentra su principal satisfacción, y en donde quirirse con solidez los hábitos de orden y pun-
forma los planes á que debe arreglar su carrera tualidad.
pública. El que no sabe ser feliz en su casa, Lo dicho basta para no dejar duda acerca de
no podrá serlo fuera mucho tiempo. La sociedad la importancia de este principio, para la conduc-
y compañía puede proporcionar un consuelo tem- ta moral y religiosa: vamos á concluir haciendo
poral á su espíritu desocupado; mas cuando se una breve reseña de las ventajas que resultan
vea precisado á entrar en si mismo, será mu- de s u observancia.
258 IMPORTANCIA DEL ORDEN.
Primeramente, sirve el orden para corregir darnos, poco á poco y por la esperiencia de sus
aquella negligencia que nos conduce á omitir el felices efectos,hallamos natural y agradable.
la
tra atención se dirige á su debido objeto: mar- nado. Es el origen de la entereza en la con-
chamos por el camino recto que la Providencia ducta y de la consecuencia en el carácter. Es
ha señalado al hombre, en el que por todas par- el fundamento de toda la confianza que pone-
tes se van presentando los varios negocios de la mos en demás, y que en vano buscaremos en
los
gan, les separan del camino recto que conduce ducta. Veamos ahora cuan importantes son pa-
al verdadero fin del hombre; ocultan á su vista ra nuestra propia satisfacción y felicidad. Cier-
los objetos á que principalmente debieran aten- tamente en el orden es donde únicamente puede
der, manifiestan otros que solo sirven para hallarse la tranquilidad: es, pues, el origen de la
y les
táis la ociosidad, origen el mas fecundo de críme- torno y perjuicio. ¿Es posible que sea feliz un
nes y desgracias. Obrando bajo un plan con- hombre que no puede dirigir la vista al estado de
certado, y atendiendo á cada cosa en su lugar sus negocios ó al tenor de su conducta, sin des-
propio, tendréis un empleo inocente y útil para cubrir que todo está embrollado, que, ó siente
vuestro tiempo, y no os veréis nunca embarazado remordimientos por haber abandonado sus debe-
sobre el modo de disponer de vuestras horas pa- res, ó se fatiga en vano por alcanzar á hacer lo
ra llenar la vida agradablemente. En el curso de que antes debió haber hecho? Los que viven ar-
la vida humana hay dos estremos igualmente pe- regladamente, pueden ser comparados á los cuer-
ligrosos para la virtud: la multiplicidad de nego- pos celestes, que siguen un curso regular bajo le-
cios y la falta absoluta de ellos. El hombre ar- yes fijas, cuya influencia es benéfica, y que ejecu-
reglado se mantiene entre estos estremos, sin que tan pacificamente sus operaciones. El desarre-
nadie le perjudique. Tiene ocupaciones, pero su glado se asemeja á los agitados elementos infe-
peso no le oprime, mientras que el desarreglado, riores, que trastornan el curso de la naturaleza
recargando una parte de su tiempo, y dejando va- con sus irrupciones violentas y repentinas. Por
cía la otra, se encuentra unas veces abrumado de el mal manejo de sus negocios, el esceso en los
atenciones y otras anda ocioso, ó por falta de em- gastos, el desarreglo en las compañías y diversio-
pleo ó por duda de lo que hará. Estos períodos nes, están siempre originando molestias para ellos
de indolencia y ociosidad que abundan en su vi- mismos y para los demás. Se separan de su ca-
da, son los mas peligrosos. En ellos la imagina- mino para ir en pos de sus placeres, y en vez de
ción, inquieta y disgustada, se apodera de cual- ellos solo encuentran pesadumbres por todas par-
quiera cosa que la ocupe ó la divierta, y está mas tes. Como siempre están fuera de su lugar, tro-
espuesta que nunca á entregarse á todo vicio, ó piezan y chocan con los otros. Los desórdenes que
a incurrir en cualquier debilidad. ocasionan, nunca dejan de estenderse en derredor,
Por medio del orden moderamos también la y envolver á muchos en confusión y en apuros:
inconstancia y ligereza. El corazón humano es na- son por consiguiente origen de inquietudes y con-
turalmente voluble, aficionado cambio, y pro- al tiendas, de discordias y enemistades. Pero el or-
pende continuamente á separarse de la linea rec- den es el principio deá todos permite
la unión:
pro.seguir sus negocios sin perturbar á los demás:
ta de conducta. De aqui la necesidad de some-
es la cadena de oro que mantiene reunidas en
ternos a nosotros mismos al método y la su- paz y en amistad las sociedades de los hom-
jeción, que aunque al principio parezca incomo- bres.
IMPORTANCIA DEL ORDEN. 259
Por último, el hombre de orden tiene conce- tinieblas. El Hijo de Dios bajó á la tierra pa-
sión con todas las potestades y principios mas ra restablecer el orden entre las obras de Dios;
elevados del universo. Es el discípulo del Se- y su grande empresa quedará consumada con
ñor; va con él, y sigue sus huellas. Su carácter aquel orden perfecto que introducirá en el úl-
es conforme al espíritu que la religión respira, timo dia. En nueva tierra y en los nuevos
la,
la gran disciplina del orden. Andar en el pe- y cualesquiera que sean los demás requisitos pre-
cado y andar fuera de orden, son palabras sinó- paratorios que se nos ecsijan para ser admiti-
nimas en la Escritura, y en el nombre de Nttes- dos en su sociedad, es cierto que nunca tendre-
tro Señor Jesucristo se nos manda que nos apar- mos parte en ella, si ahora no estudiamos el
temos de los que andan fuer a de orden. El rei- modo de hacer todo con decencia y con orden.
no de Satanás es el reino del desorden y de las (Traducido para el Albmn.)
-4-^^^®^^:^^^-!-
Si la temperatura del globo estuviese constan- las partes estrañas que contienen, son ordinaria-
temente debajo de O, el agua seria una roca cris- mente las mismas que los terrenos que han atra-
talina ligeramente trasparente, vesado.
y de aspecto sim-
ple, que pasarla al estado de líquido por una tem- Llegadas á la superficie de la tierra, las aguas
peratura de + 1 ° y que entrarla en ebullición minerales pierden en todo ó en parte, las sustan-
poruña temperatura de 4- 100*^. En estado cias estrañas que tienen en disolución: las sus-
de vapor, el agua ocupa la parte inferior de la at- tancias gaseosas se evaporan, y las demás se pre-
mósfera; en el de nieve forma una corteza entre cipitan. La presión de los tubos conductores, y
el aire y el agua, y en el de líquido, envuelve el la elevación de la temperatura, contribuyen á sa-
núcleo sólido del globo. Como en la naturaleza turarlas mas de partes estrañas; y estas dos cau-
se encuentra en estos tres estados, y forma una sas dejan de obrar tan luego como las aguas es-
parte considerable de la masa terrestre, era nece- tán en libertad y en reposo, y deben aprocsimar-
sario mostrar su posición en el todo, se á la pureza natural; sin embargo, seria difícil
y sus diver-
sas posiciones en sus diversos estados. encontrar en contacto con la tierra una agua des-
Estando las tres cuartas partes de la superficie provista de toda especie de sal.
del globo cubiertas de agua, se puede ésta consi- En todos los paises montuosos, y aun en aque-
derar como una capa general atravesada en algu- llos en que no se encuentra el menor vestigio de
nos puntos por hinchazones del núcleo sólido. sustancia volcánica, como en los Alpes suizos, se
en que caen de la atmósfera, pues tan luego como A pesar de las numerosas esperiencias que se
se ponen en contacto con las partes sólidas del han hecho sobre el calor, las leyes de su distribu-
globo, se cargan de una porción de elementos ción en la superficie
los y en el interior del globo
260 ESTUDIOS GEOLÓGICOS.
Bo estáu bien conocidas todavía. Siendo el Sol cos en todas partes, se ha creido que en general
la fuente, ó si se quiere, la causa principal dsl ca- la elevación de un grado del termómetro corres-
lor atmosférico, se sigue de aquí que este calor ponde á 25 metros de profundidad.
debe ser diferente en cada hora del dia, en to- El calor no está mejor repartido en las aguas,
das las posiciones sometidas á las influencias de donde el fenómeno se presenta á la inversa de lo
los cuerpos terrestres, y sobre todo, en cada lati- que es en la tierra, es decir, que la temperatura
tud. La temperatura común bajo el Ecuador, baja á medida que se desciende hacia el fondo
es de-|-27o del termómetro centígrado, de + 26" de los mares.
Finalmente, se ha observado en
La vegetación cubre la tierra de plantas, de
na del lugar.
tierra vegetal, de turbas y de detritus; en fin,
estos últimos tiempos, que la masa sólida del glo- los mismos animales causan modificaciones sen-
bo no ofrece la misma temperatura en todas las sibles en la ffwma de la tierra. En los mares
profundidas. Después de las esperiencias hechas intertropicales hay montañas submarimas que
lian formadas por los zofitos, especies de
sido
en concavidades naturales, en las minas y en
las
animales que parecen ser un medio entre el
las foragcs [trdadros) de los pozos artesianos, se
reino animal y el vegetal, y los mad reporos, los
La creido reconocer que la temperatura del sue- corales y los mariscos de toda especie, son, pues,
lo se eleva á medida que desciende. Aunque también una fábrica viviente de montañas.
los resultados de las esperiencias no sean idénti-
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ESCABIOSA
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¿Quién es esa joven que se pasea y pen- triste De repente corre por la ciudad en que habita-
sativa por las sombrías calles de aquel hermoso ba la mas funesta noticia. El cólera acababa de
jardin? Es Amelia, condenada á la soledad por invadirla; y á los pocos dias la mitad de los ha-
una serie no interrumpida de desgracias. Bella co- bitantes tenia que deplorar los estragos de la ter-
mo las flores, que son la gala del pensil, apasionada rible epidemia. La familia de Amelia fué la que
como la sensitiva, que se afecta hasta de las mas mas padeció, cual si la hubiese marcado el dedo
ligeras impresiones, Amelia ha perdido ya la feli- de Dios, como la frente de Cain: en breves horas,
cidad de que disfrutaba hace poco; felicidad que sucediéndose unos á otros, como las desgracias
no ha durado mas que un dia, como la hermosu- de la vida, fallecieron en aquella casa los padres,
ra de la rosa, y que al siguiente se ha marchita- el marido y los hijos de Amelia. En medio de
do al tocarla el soplo del huracán. ¿De qué le su desesperación, hubiera ella querido sucumbir
sirve ahora ser joven todavía, ser todavía hermo- también; pero la muerte, llevando la crueldad
sa, tener bienes de fortuna, ser amada de cuantos hasta el estremo, burló sus deseos y la respetó.
la conocen, si su corazón seco ya y abatido, se ha Resignóse Amelia á vivir, para rogar al Eterno
cerrado para siempre á las emociones del placer? por el descanso de los que tanto habia amado, y
Sola, abandonada en mundo, dejadla que aca-
el llorar á todas horas sobre las tumbas que encer-
be su ecsistencia, llorando por la memoria de los raban sus restos.
que fueron toda su delicia. Si su dolor no hubiese sido tan profundo, fácil
Un mes hace apenas que Amelia, satisfecha de le habria sido hallar consuelos que lo hubieran
su suerte, nada tenia que desear. Casada con un disipado; perohay para las almas sensibles pe-
hombre que amaba, y de quien era amada tier- nas que duran tanto como la vida, llagas que la
namente, bendecía á Dios por haberle dado un mano del tiempo jamas logra cicatrizar. De ese
marido tan bueno. Dos hijos, fruto de aquel temple era el alma de Amelia: todo su vigor ha-
amor, la llenaban de placer; ¡tiernos niños, que bia sucumbido á los sucesivos golpes de que fué
crecían bajo el abrigo de su dulce madre,
y que víctima; y contento y la dicha, hablan
la paz, y el
entregados á las bellas ilusiones de la edad, no bajado al sepulcro con los objetos de su ternura.
conocían aun la vida mas que por el lado en que Desde entonces no conoció otros placeres que
la alumbra el sol esplendente de la felicidad! los de la melancolía. Vivia en la soledad: se pa-
Dos ancianos, objeto de las atenciones de todos, seaba con frecuencia en el jardin de su casa; abs-
que se velan cuidados por su hija con un empeño traíase del mundo para consagrarse al recuerdo
especial, que reian y jugaban con sus nietos, co- de sus dichas pasadas. Entonces padecía menos,
mo si fueran también niños, completaban el cua- porque, cuando volteando esas hojas del libro del
dro de aquella familia, modelo de virtudes, y dig- tiempo, que se llaman años de la vida, reprodu-
na de los goces que disfrutaba de la mas comple- cimos en nuestra memoria las escenas en que fi-
ta ventura terrenal. guran los seres que mas hemos amado, y que des-
TOM. II. —XII. v Si
11 — . í
cansan ya en la huesa; pensai- en ellos, ver sus sus dos angelitos: aquella era la primera vez que
I
facciones, oír su voz, recordar sus pensamientos, salía á la y habia querido ir desde luego á
calle,
contemplar sus acciones, es casi liacer el milagro dar las gracias á su bienhechora. Guiada por la
de una resurrección. ¡Humillémonos ante Dios, intensidad de su agradecimiento, habló con esa
y démosle gracias por habernos concedido una elocuencia del corazón, que jamas podrá igualar
alma inmortal! Así, cuando la tumba lia roto eringejiio: dijo espresiones tan dulces, tan tier-
la cadena que liga á los humanos, ajgunos esla- nas, tan sentidas, que Amelia se conmovió; sus
bones unen todavía pasado y lo futuro, esas
lo ojos se llenaron de lágrimas. ¡Eran las primeras
dos eternidades, cuyos estremos tocan á la vida. que no derramaba de dolor!
Pronto un nuevo deber que se impuso Amelia, Después de una ligera conversación, se despi-
vino á ocupar su tiempo, y á distraerla algunas dió la viuda, llevándose á sus dos hijas, cuya vis-
veces de sus tétricos pensamientos. Dedicóse al ta avivaba los tristes recuerdos de Amelia. Esta
lamas tierna y sublime caridad. Si la
ejercicio de se quedó sola; y al reflecsíonar en el dulce con-
miseria atormentaba á los pobres, jamas salían suelo que acababa de sentir
desconsolados de la casa de la desgraciada joven. "Sí, se dijo á sí misma, me consagraré al ejer-
Si la muerte amenazaba los dias de los enfermos, cicio de la caridad. La virtud no es solo el cum-
siempre les facilitaba los recursos necesarios, sin plimiento del deber: sirve también para hacer dis-
escusar su asistencia personal. La población en- frutar ciertóB placeres desconocidos al corazón
tera la miraba como á una Providencia: su nom- llagado y muerto para la felicidad."
bre era venerado y bendecido; no habia quien no (Escrito para el Álbum.)
hiciera votos al cielo porque devolviese la felici-
dad perdida á aquella alma generosa.
Entre las familias que habia salvado Amelia, c oooooooo o
una pobre viuda, que habia que-
tina era de la de
1
ooooooooo o
H o
o— olOOOOOOOJi-O
co co o? o — co ' -rt* ^^
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dado con dos hijas pequeñas. Atacada de una < o CO CO -H CO i^ O! VO
< co o c^ LO o oil-^O
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aguda enfermedad, debió su salvación á la efica- I-?
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cia de Amelia. Hizo ésta que la asistiesen los H -^ r-4 1— I—
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mente acariciadas por la brisa, cuyos favores' re- O fe < '-H r-l oí (>í cr>
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compensaban perfumándola con sus esquisitos O
aromas: el Sol, prócsimo á ocultarse,, despedia p
formaban cejages
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BUS últimos rayos, que capri-
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chosos, fantásticos. El horizonte parecía de fue-
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tí
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los días demasiado fugaces, que habían pasado
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para no volver mas.
Sacóla de su éxtasis la llegada de tres pcrso- c)QP OOCi í«=i ct es:
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Lcb Ocp lltüj, ^JJcXitttt*
MIS PESARES.
¿Por qué á mi voz no presta su armonía ¡Mas que á mi vida! . . . , que si fuera dado
Hoy del amor la mágica esperanza; La suya reanimar con mi ecsistencia.
Y si quiero cantar, mi lira lanza La diera por mirar en mi presencia
Oritos solo de angustia y de agonía? Un instante al morir su rosero amado.
Porque la pena que oprimió constante Yo la daria, sí, porque viniera
Mi pobre corazón desde la infancia De mi madre á besar la triste frente,
Bobo á mis ilusiones su fragancia, Y á consolar su corazón doliente
Sin dar tregua al dolor un solo instante. Que mina del dolor la mano fiera.
O tú que de mis bárbaros pesares
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Porque sufre mi madre tanto, tanto.
Piadosa escuchas la. doliente historia: Que en medio de mi mísera impotencia
Consérvala, por Dios, en tu memoria, (jNo tengo mas!) le diera mi ecsistencia,
Consignada en mis lúgubres cantares! Por secar una gota de su llanto .......
Del mundo compasión no solicito;
Lo quiero á.mi dolor indiferente; Mas ni á las tumbas abren los gemidos
No borrará su aliento de mi frente Ni calman sacrificios los pesares ....
El signo de dolor que llevo escrito. Ni quejas, ni suspiros, ni cantares
De tu mano tan solo alivio espero; Penetran del Señor á los oidos.
Mas si lo niegas á mi afán esquiva. Por eso ya ni súplicas ni preces
Permite al menos que su nombre escriba Elevo á Dios en medio á mi abandono;
Sobre tu puerta el bardo pasagero. Qae con dolientes lágrimas su trono
Al mendigo que llega á tus umbrales, He regado ya en valde muchas veces.
Si beber no le dejas en tu copa, Que al que nació cual yo para el tormento,
Permite que con la orla de tu ropa Cuando el crudo pesar llega al estremo,
Enjugue de su llanto los raudales. Para evitar al labio ser blasfemo,
Es necesario ahogar el sentimiento
Veinte veces los yelos del invierno
Han coronado del volcan la frente.
Desde que mi alma levantó doliente Curada no, mas mitigada al meno
El ¡ay! primero en el hogar paterno. De tan acerbo mal la herida cruda.
Lágrimas de dolor mi pobre cuna Sentí en mi pecho la horrorosa duda
Kegaron entre amargos sinsabores: Verter tenaz su matador veneno.
Si la ornaron tal vez algunas flores Vistió, empero, mi ardiente fantasía
Cuando de ella salí, no hallé ninguna. Al triste mundo de vistosas galas,
Tranquilo, no el placer, la paz del alma Y del fénix ciñéndose las alas
Disfruté de mi vida en esa aurora Buscó un edén de amor el alma mia.
¡Oh, y cuánto diera en mi dolor ahora Mas no encontró con que atizar la llama
Por disfrutar su bienhechora calma! Que aquí en mi pecho en entusiasmo enciende.
Que rápida pasó, y llegó un dia ¿Por qué nadie en el mundo me comprende?
En que nublóse de mi vida el cielo; ¿Por qué ninguno como hermano me ama?
líusqué en mi llanto á mi dolor consuelo, Cansado de sufrir, el desaliento
Y en mis párpados lágrimas no habia. Del yerto corazón se apoderaba.
¡Que habia muerto mi padre! No has sabido Cuando en tí el agua que en su afán buscaba
Lo que es sin padre un hijo infortunado. . . Creyó- encontrar el pájaro sediento.
Es un templo sin Dios, que profanado ^ Yllegó desolado, y en tus rejas
Sacerdotes y altares ha perdido. Te cantó su cuita veladora,
Era muy niño aun; pero en mi pecho » Y alguna vez con interés, señora,
Hizo la pena tan profunda herida, Escuchaste benévola sus quejas
Que dejó mi ecsistencia carcomida,
Y sangre vierte aun á mi despecho. ¡Compasión para el pájaro sin nido!
¡Lo amaba en el alma! como se ama ¡Compasión para mí, que mi creencia
Cuando se tiene un corazón de niño, Fijé en tí como el Dios de mi ecsistencia! ....
Con la ardorosa fe, con el cariño ¡Compasión, sino amor, al menos pido!
Que eu el seno de Dios prendió su llama; Puebla, Julio 19 de 1849.—il£
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líASREDDIN HODJA.
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Los turcos tíenen'muclios bufones históricos, en- hablaros, — Sí lo sabemos, contestó el auditorio^
tre otros JBekri Musiafá, á quien el vino inspira esperando obligarlo á tomar la palabra por la
dichos agudísimos y satíricos; Teriaki, carica- diferencia de la respuesta. Pero el profesor, sin
tura del fumador que se embriaga con tabaco, andarse por las ramas, les dijo: —Puesto que lo
tombek y opio; Karague^iz y Hadji Haivath, los sabéis, no tengo necesidad de repetíroslo, y ac-
dos héroes inevitables del teatro musulmán, si to continuo se fué. La misma escena se repitió
tal nombre merecen unas miserables escenas de elaño siguiente, por tercera y última vez; y he-
sombras chinescas, que suelen ofrecer ratos de cha por Nasreddin la consabida pregunta, uno
distracción con ciertos chistes graciosos y popu- de los concurrentes, que habia tenido tiempo de
lares, pero que son por lo común tan viles y re- reflecsionar, respondió: — Algunos lo saben; otros
pugnantes, que su mas fiel traducción literal en lo ignoran. Por el pronto naj^a tuvo Nasred-
una lengua europea, seria ciertamente la sátira din que replicar, y se creyó perdido; pero al cabo
mas mordaz que pudiera imaginarse de las cos- de corto rato encontró con que salir de su apuro
tumbres mahometanas. el intrépido orador. — En tal caso, dijo, los que
•
El personage burlesco, cuyo carácter que- lo saben, pueden tomarse la molestia de referirlo
remos bosquejar aquí, por ser completamente á los que lo ignoran, y de esa suerte todos que-
desconocido entre nosotros, el célebre Nasred- darán satisfechos. Y se retiró magestuosamen-
din Hodja, no goza de menos reputación que los te mas orgulloso y no menos admirado que Ci-
que acabamos de nombrar; pero no es bebedor cerón, después de una de sus arengas.
como el primero, ni consumidor de opio como el Nasreddin Hodja era menos ingenioso con los
segundo, ni disoluto como los otros dos; es so- animales que con los hombres, y tenia mas faci-
lamente un pobre y modesto profesor (hodja) lidad para espresarse, que para hacer operaciones
cuyas costumbres son mas necias que corrom- matemáticas. Encargado una vez (es de supo-
pidas: lo que personifica su carácter es su ton- nerse que no en su calidad de profesor) de con-
tera natural y eeseuta de afectación, ó por me- ducir una manada de veinte burros á una al-
jor decir, la oportunidad de sus ocurrencias. dea bastante distante de Constautinopla, sudaba
Así lo manifiestan los ejemplos que siguen. Nasreddin sangre y agua para desempeñar de-
Debiendo un dia pronunciar un discurso en bidamente tan importante misión. Era de ver
presencia de un auditorio numeroso y escogido, cómo se afanaba el pobre hombre, ya corriendo
el profesor Nasreddin, antes de entrar en mate- tras del asno que huia á la derecha, atraído por
ria, preguntó á sus oyentes si sabian de qué les la tierna yerba que crece en las plazas píiblicas
iba á hablar. Ellos le respondieron sencilla- y aun en las calles de Stamboul; ya precipitán-
mente que no. — Pues bien, yo tampoco, dijo Nas- dose tras del que se escapaba á la izquierda para
reddin llorlja escapándose á toda prisa. Des- holgar un rato en el atrio de alguna mezquita,
pués de cierto tiempo, hallándose de nuevo de- donde pacian libremente unas cuantas vacas sin
lante de la misma reunión, comenzó Nasreddin cuidador, y caracoleaban y se revolcaban con
con el mismo ecsordio: — ¿Sabéis de qué voy á mas libertad aun otros animales. Por último,
BUFONES POPULARES. 265
fué tanto lo que se fatigó el bueno de Nasreddin jos estaba el profesor de creer que corría seme-
que, en cuando salió de la ciudad, trepó sobre jante riesgo, que despreció la advertencia que
uno de los cuadrúpedos puestos á su cuida- para librarlo de un fuerte golpe, le hizo un cari-
do, no sin haber tomado previamente la precau- tativo pasagero. Encaprichóse en continuar su
ción de asegurarse, por la centésima vez, de que tarea, y la desempeñó con tal maestría, que poco
ninguno de ellos se liabia estraviado. Al cabo tardó en caer al suelo con la rama, no sin grave
de un cuarto de hora de marcha comenzó de detrimento de sus costillas. Apenas volvió en
nuevo á hacer maquinalmente la cuenta de sus sí, su primer cuidado fué correr tras del cami-
asnos. ¡Cuál seria, pues, su admiración al no nante que le habia pronosticado lo que sucedió;
encontrar mas que diez y nueve! — Cuerno! Me y tomándole por un profeta, le dijo con el tono
falta uno, dijo echando pié á tierra, y esto no de un iluminado: "Vos, que todo lo sabéis, ma-
seria estraño si estuviésemos aun en la ciudad; nifestadme cuándo debo morir."
pero sí es muy sorprendente en el camino real. Nasreddin Hodja era contemporáneo de
¿Me abré dormido, ó estaré borracho? y mientras Timour-Lenk, ese azote de Dios del siglo XV,
así hablaba, seguia contando. diez siete que nuestros historiadores designan con el equi-
. . .
y
vocado nombre de Tamerlan. Cuando el con-
diez y ocho .... y nueve .... veinte .... eso
diez
es, cabales .... veinte .... ninguno falta, no:
quistador Mongol triunfó del sultán Bayaceto
Ilderin, en los llanos del Asia-Menor, nuestro
me habia equivocado. Vuelve á subir en su
bestia, y para mayor seguridad, hace otra vez
profesor, originario y habitante de este pais, re-
su cuenta, y resulta lo mismo que antes .... los
solvió ir, en su calidad de ulema, á ofrecer sus
Al cabo de mas de veinte repeticiones de la era ricomas que de buenas intenciones, se halla-
producían siempre los ba en un terrible conflicto. No hallando, pues,
misma esperiencia, que
cosa mejor, se decidió por los dones de la natu-
dos mismos resultados inesplicables para Nas-
un anciano venerable, raleza, que son los que tienen mas valor intrín-
reddin, encontró éste á
al que sometió la dificultad, y que tuvo los ma-
seco, y al mismo tiempo los que menos cuestan al
mas gruesa por sí sola que muchos de los árboles que no se encuentran mas que en el Asia-Menor.
vecinos. Trepar al vetusto tronco, en que apo- A pesar de este sabio consejo, y quizá para pro-
yaba su base, colocarse sólidamente sobre la es- bar á su mitad que no necesitaba de sus adver-
presada rama horizontal, y comenzar á descargar que Nasreddin presentó á Timour-
tencias, lo
sobre ella vigorosos hachazos, fué para nuestro Lenk, fué un canasto de higos. El rayo de la
héroe obra de un instante. Lo único malo fué guerra recibió con agrado al humilde sabio;
y
que, á causa de la precipitación de la maniobra, aceptando su regalo, se dignó llevar un á Iiigo
no reparó Nasreddin en los peligros de su posi- su boca imperial. Difícil seria describir lo que
ción, pues estando sobre la misma rama que que- pasó entonces en el corazón del profesox*: en me-
ría cortar, es claro que debia venir abajo con nos de un segundo se dio á sí mismo el parabién
ella, en cuanto consiguiese su fin. Pero tan le- de haber resistido á la maligna influencia de un
266 BUFONES POPULARES.
ser taB estúpido como la muger, y se vio trasfor- en un terreno cuadrado, de bastante ostensión:
mado repentinamente en hombre mas rico del
el en un lado de esta cerca sin paredes, se eleva
universo, porque después del honor que Timonr- una vasta puerta de dos hojas, con un enorme
Lenk habia hecho á sus higos, no podia menos que candado de hierro, de suerte que sus cenizas
darle un diamante por cada uno de ellos. Desgra- burlonas descansan en un lugar, al que, para es-
ciadamente tenia tan mal sabor el primero en que tar cerrado por todas partes, no le faltan mas
clavó el diente el monarca, que arrebatado de ira, que las cuatro paredes.
que al déspota le hubiera dado por tomar la cosa larmente sucede que se abrevia la carrera de sus
á la chanza. De vuelta en su casa, contó Nasred- dias, ó los hijos desertan de la casa materna.
ridad otomana, que probablemente no separará Un alma flecsible se adopta á todas las situa-
nunca su memoria de la del devastador de im-
ciones de la vida; soporta la buena ó mala fortu-
perios, que lo trató con tanto desprecio como á na con serenidad y entereza.
un rey vencido. Una de las causas que contri-
buirán mas eficazmente á hacerle partícipe de la
La moderación en los placeres y en las aficio-
inmortalidad de los grandes hombres, es, que ba-
nes, y cierta indiferencia filosófica en los acon-
jo esa ruda corteza, su estupidez aparente suele
tecimientos de la vida, prolongan la virilidad.
ocultar un juicio profundo, una crítica ilustrada
é instintos de filosofía. Por ejemplo, el ningún
caso que hace de la opinión de su muger, la cie-
Los cuernos en la edad primitiva fueron una se-
ga obstinación con que persevera en negarla la ñal de honor y de poder: Moisés los usaba. A
los caballeros antiguos se los ataban sus mugeres
razón que la esperiencia le ha dado, sus reflec-
en los cascos cuando iban á la guerra, pero se
siones morales sobre el secso femenino; todo esto
es una pintura satírica del desprecio con que mi- disgustaron de ellos, porque dieron ocasión á
ran los mu.salmanes á la mitad mas preciosa del burlas por la licencia de las mugeres de un ca-
género humano. Lo cierto es que los doctores ballero distinguido durante su ausencia.
mo respetuoso trato que un filósofo del siglo "No deshonraré jamas la profesión de las ar-
XVIII. Por desgracia, os sumamente difícil la mas; jamas salvaré mi vida con una huida ver-
adquisición de esa obra. gonzosa; combatiré hasta la muerte por mi pa-
Se dice que la tumba de Nasreddin Hodja ec- tria; seré obediente á los magistrados, á las le-
BÍsteaun hoy en la Asia-Menor, cerca de la yes y á todo lo que está decidido por el consen-
ciudad de Angora, que lo vio nacer. En la for- timiento del pueblo. Si alguno viola ó intenta
ma que quiso dar a su .sepulcro, consistió su úl- destruir las leyes, lo denunciaré, y me opondré
timo capricho. Fué enterrado, Bcgun sus deseos, á él, solo ó en unión de todos."
.
bibliografía.
¿yiniü^^^^o
^sraar'sci&r:^?':^^: iMi^SES í^
S^l^.^A,£.
género humano. Dos sistemas políticos se pre- dores de la ciencia son todavía sus maestros y
sentaban dispuestos á combatir en la arena: por reguladores.
una parte el poder ilimitado que opera sobre Para convencerse de esta verdad, basta asentar
lasmasas como materia inerte, como sobre carne el problema que procuraron resolver los filósofos
inanimada; y por otra, la libertad gloriosa, que de la antigüedad.
lega al hombre como magnífico patrimonio, la "Formar una sociedad en que cada ciudadano
familia y la patria, es decir, el sentimiento que ocupe el lugar que le señala su inteligencia, y
produce á los héroes. Tales son los dos sistemas en que la virtud se halle siempre en el poder."
que con las modificaciones inevitables del tiem- Tratábase nada menos que de destruir los pri-
po,han dominado alternativamente en el mun- vilegios del nacimiento, estableciendo la aristo-
do, demanera que después de tres mil años nos cracia del saber y del talento.
hemos vuelto á encontrar en la misma posición Platón resuelve el problema, fundando una
268 PLATÓN.—ARISTÓTELES.
educación que organice la clasificación de las ra- ecsámen, desarrolla una sagacidad tan profun-
zas de oro, de plata y de bronce, que tenia cada da, que á veces se semeja mucho á perversi-
raza señalado su destino en su república. dad. Si Platón pinta la tiranía, es para ins-
Es necesario que lo digamos de una vez: los pirarnos el odio con que la mira. Sin detener-
legisladores modernos están muy lejos de haber se en las magnificencias y en los goces del poder,
resuelto el problema tomando á la clase financie- que tanto llaman la atención del vulgo, rasga el
ra (la raza de plata) por base de la elección. ¿Có- velo que oculta el corazón del tirano; nos descu-
mo la riqueza ba de ser la medida del patriotis- bre cómo lo roen la amargura, el miedo, la sacie-
mo y del mérito cuando, á semejanza de las bar- dad y el remordimiento, declarándonos que ese
pías de Homero, corrompe cuanto toca. Hemos hombre rodeado de esclavos y de verdugos, ese
materializado á la ley, como d' Alembert materia- hombre, ante el cual enmudece y se prosterna la
lizó la ciencia; de manera que cuando menos se tierra, es la mas miserable de las criaturas. Aris-
debia esperar, la gente acaudalada se encontró tóteles pinta también al tirano, pero para guiar-
en cumbre del edificio social, poco mas ó po-
la lo en la carrera del crimen, para someter su rei-
co menos como la farmacia en lo alto del árbol nado á principios que lo hagan durar. Maquia-
enciclopédico. velo no hizo mas que ampliar el libro 5. ° de la
Este triste resultado es consecuencia necesa- Política. Para moderar esta acusación, nos apre-
.ria del mal sistema que se ha seguido. Se ban suraremos á decir; que en la misma obra encon-
hecbo leyes antes de formar pueblos, es decir, an- tró Montesquieu la primera idea de su libro in-
tes de haberlos educado para que produzcan hom- mortal.
bres. No procedia así Platón: comienza crean- De manera que Aristóteles y Platón se hallan
do el pueblo que quiere gobernar; se encarga de siempre á la cabeza de las escuelas muy separa-
él, por decirlo así, desde su cuna; le abre estable- das. A la del primero pertenecen Maquiavelo,
cimientos de enseñanza, y su república no es mas Hobbes y Locke; á la del segundo. Cicerón,
que un tratado de educación nacional, íntimamen- Tomas Morns, Harrington, Penelon, Juan Jaco-
te convencido, como lo estaba, de que ella es la bo Kousseau, Filangieri, Bernardino de Saint-
base y la vida de las instituciones, que veia en Pierre, esos amigos verdaderos de la libertad y
sus sublimes ensayos para perfeccionar la huma- de la humanidad; porque es muy digno de notar-
nidad. Pero ¿de qué especie era la educación que se que todos los filósofos que han escrito para ha-
aconsejaba? ¿Era la enseñanza de las ciencias cernos libres y felices estimaban á los hombres
y
de las lenguas, de y de la retórica? No,
la lógica y creian en la virtud, mientras que los que se
mil veces no. Apoyos menos frágiles necesitaba el han hecho'profesores políticos del despotismo y
discípulo do Sócrates: queria solo el estudio de de la tiranía, solo teniau fe en el crimen y des-
lo bello, de lo bueno, de lo justo; en una palabra, preciaban la humanidad.
el amor de la verdad y de la virtud. Su único ob- Todos nuestros progresos políticos se reducen
jeto era desarrollar las inspiraciones mas no- á tres grandes hechos: la supresión de la escla-
mas generosas, de la humanidad; formar
bles, vitud, de ese elemento espantoso de los pueblos
hombres que fuesen verdaderamente dignos de su antiguos; la libertad de conciencia, conquista del
nombre; y sin embargo, el mundo insensato cons- último siglo, y el amor de la humanidad, que ha
tantemente insulta estas doctrinas con epítetos ensanchado el corazón de los hombres. En el
injuriosos, asegurando que son solo delirios é ilu- mundo de las edades pasadas habia ciudades ri-
siones platónicas. Al ver esto, no podemos me- vales, naciones enemigas; en el de nuestros días,
nos de reflocsionar con tristeza en la dificultad de todos somos semejantes; hay género humano:
encontrar un medio que haga á los hombres des- ecsiste el germen sublime de la fraternidad uni-
preciarse menos á sí mismos. versal. Esos, y nada mas, son los progresos do las
Después de haber hablado de Platón, es nece- naciones civilizadas desde hace dos mil años. De-
sario hablar siempre de Aristóteles. Este filó cimos naciones civilizadas, apresurándonos á ha-
Bofo escribió de política y no de educación. Su cer una escepeion bien triste, y que sin embargo
objeto no fué trazar el cuadro ideal de un go- no podemos callar en un libro cuyo objeto es se-
bierno pcrfeto, sino ecsarainar el espíritu de las ñalar el camino de la inteligencia y de la razón
leyes de todos los gobiernos libres ó despóticos, en el globo.
que se dividían entonces el globo; y al hacer tal Strabon refiere que en el mercado de Délos
—
se vendían muchas veces hasta diez mil esclavos curre en la misma pena. Así es, que elhombre
en un solo dia, para el servicio de los ciudada- para poseer al hombre, se ha visto reducido á
nos romanos. Hoy esos mercados públicos de degradarlo, y á degradarse á sí mismo. Un cri-
almas humanas no ecsisten ya sino en algunos men arrastra siempre á otro crimen. "Seguid,
países bárbaros; pero los compradores, los po- seguid, les diría Bossuet con acento profético:
seedores de la mercancía, ecsisten todavía en los el que compra á un esclavo, comienza á asesinar-
países civilizados. Lo diremos de una vez: en se. Seguid, seguid: está abierto el camino de la
las playas fértiles del Nuevo-Mundo, á la doble sangre. Llegará un dia en que á los alaridos
luz del Evangelio y de la libertad, se encuentra de la revuelta, acompañados de los gemidos de
un pueblo cuya ley consagra el envilecimiento las víctimas, se nos aparezcan esos pueblos dan-
de una raza entera. Esa ley ha dicho al esclavo: zando rededor de las hogueras, y quemando
al
M^
^
IL
270 ENSUEÑOS.
Que apareciendo en el Oriente ya. Que entonces sentiré pasar los años
Como el que goza cuanto bien espera,
No llega aquí el tumulto de la yidaj Sin anhelar su pompa lisonjera,
Que yo robaré al viento su armonía mismo modo, si queréis vivir seguros. No toméis
Y su voz á las aves, del gobierno mas que lo que mandan las leyes y
T de la cadenciosa lira mia
los hombres, y de este modo no escitareis la en-
Las cuerdas mas sonoras vibrarán.
vidia, y no os espondreis á ningún peligro. Lo
Y si el mundo que agítase en la orilla que provoca el odio, es lo que el hombre se apro-
Amor el corazón, gloria la mente tra opinión; pero si obráis de otro modo, pensad
Del poeta infeliz solo ambiciona; que vuestra suerte no será mas dichosa que la
Quiere ceñir de mirto una corona, de aquellos que se han arruinado á si mismos y
Quie^íe un laurel para su pobre frente.
á sus casas."
Que este vacío que en el pecho siento,
Dó tienen las pasiones lucha horrenda, Semejantes consejos, puestos en práctica, for-
mentos estraños á las cuestiones, y para la por- la colección útilísima de los catecismos de Aker-
ción pacífica se han convertido objetos , como man; y Cormenin, en sencillísimos diálogos, ha
los que vamos á tratar, en muy peligrosos, por espuesto las mas sabias doctrinas sobre las me-
no quererlos considerar sino dentro del círculo joras materiales y morales.
trazado por la mano de las ecsageraciones revo- Leyendo su interesante obra, nos ocurrió la
lucionarias. idea de escribir el presente artículo, no con el
Por otra parte y una conside-
la siguiente, es objeto de ostentar una erudición de que carece-
ración muy atendible: nuestros sabios, llenos aun mos; tampoco para que sirva de favorecer mi-
de preocupaciones, y participando á su manera ras políticas; únicamente con el interés de pro-
de la pésima educación de sus antepasados, como ducir algún dia un bien para nuestra sociedad.
que desdeñan como indignos los estudios que Esplicar todo lo que en el corazón humano
tienden á la vulgarización de los conocimientos tiene de vigoroso y de sublime el sentimiento de
humanos. El eminente político prefiere engol- la religión, es una tarea muy superior á nuestras
farse en una cuestión académica sobre el poder fuerzas; pero la simple enumeración de este pen-
electoral
y la soberanía del pueblo, á escribir samiento deja por fortuna entrever la importan-
una modesta pero útilísima cartilla, que pusiera cia de loque está adherido á ese sentimiento, y
al alcance de las masas sus obligaciones constitu- en consecuencia el poder que los ministros de la
cionales: el literato traduce odas de Horacio, religión ejercen de hecho sobre el pueblo, por
y
se esfuerza por agotar todos los intérpretes de mas que semejante sentimiento se considere muy
Virgilio para disertar horas enteras sobre la in- degenerado.
272 EL CUKA DEL PUEBLO.
Si esto es cierto, en medio de la vida turbu- ción: si aquellos hombres, dignos por mil títulos
lenta y disipada de las ciudades, en los campos del reconocimiento nacional, adolecían de algu-
y entre las humildes poblaciones, donde la con- nas preocupaciones, como advierte el Dr. Mora,
centración de los afectos es tan enérgica, aquel preocupaciones que después nos han sido funes-
dominio es casi totalmente esclusivo. En efecto, tas, mas que culpa de ellos, era culpa del siglo
la vida íntima de los aldeanos está llena de deli- en que vivían; y estos males no solo los discul-
cadas referencias á su cura y á su parroquia. La pan, sino que los consideran como inevitables
fuente bautismal de ésta recibió stis primeros los que ecsaminan con ojos filosóficos los aconte-
vajidos de niño: frente a los altares oraba con su cimientos.
madre; en sus gradas vio ruborizada de amor y La historia del movimiento intelectual en nues-
felicidad á la que dio vida á sus bijas: en la tor- tro suelo se puede registrar en las crónicas de
re de la iglesia, que domina campiñas y las
las las órdenes religiosas: ellas forman la apología
fértiles sementeras de los alrededores, ha oído, de los intrépidos misioneros, que sin mas armas
formulados por las campanas, los gozos y los pe- que su caridad y el símbolo de nuestra reden-
sares de su pueblo en el cementerio, que encier- ción penetraron á los mas recónditos desiertos.
ra los huesos de sus padres ó de un hijo querido; Allí se ve la figura severa y grandiosa de Fr.
desea que se le preparé el lecho de su último Margel de Jesús; allí se encuentra una literatu-
descanso. ra, que buscaba su inmediata aplicación en los
En sus confidencias mas íntimas, en sus rela- bienes positivos del pueblo; gramáticas en todos
ciones mas desapercibidas, en sus disturbios do- los idiomas de los indios; catecismos acomoda-
mésticos, ha intervenido el cura con preferencia dos á su capacidad y á su manera de espresarse:
á la autoridad política. En sus dias de júbilo las obras de Sahagun, las de Clavijero y de Alza-
la frente del párroco ha realzado su solemnidad. te; las de Sigüenza y de Gomara, han salido del
En el tránsito solemne de la muerte ha visto al seno de ese clero que supo ilustrarse, también le-
párroco reconciliarlo con su Dios, y ofrecerle á gando en los anales de la mas pura beneficencia
su nombre la eterna felicidad. casi todos los establecimientos que hoy posee-
Esto no es el resultado de la imaginación: ca- mos, y son el asilo del huérfano, el amparo del
da labrador sencillo se esplicará estos sentimien- pobre, el consuelo del enfermo y el alivio de todo
tos á su manera; pero nadie se atreverá á negar el que padece sin amparo en la tierra.
el poder estraordinario que pueden ejercer los El clero moderno de México ¿puede presen-
curas sobre los feligreses. tar títulos semejantes á la, veneración pública?
En los tiempos del sistema vireinal este fué No es de nuestro objeto enti-ar en esta mate-
el grande apoyo de aquel poder despótico, que ria, pero sí sirve para nuestro propósito recor-
usurpando sagaz sus prerogativas al poder de dar, á mas del sentimiento religioso, tan enérgi-
Koma, consolidó el poder temporal, é hizo del co en sí mismo, las razones por qué su prestigio
consejo de Indias el tribunal terrible de los des- creó tan hondas raices, á pesar del vaivén de los
tinos de las Américas. tiempos. 'En cada uno de los Estados ecsiste
Es necesario confesar que los primeros funda- uno de esos hombres consagrados por la grati-
dores de la religión en nuestro suelo, que fueron: tud pública: el Sr. Salas y Quiroga, el Sr. Alcal-
regulares, del orden de los menores, predicado- de,Palafox y Mendoza, y otros muchos, que in-
res y ermitaños calzados San Agustín, po-
de» dependientes de todo influjo, han perpetuado
seían, generalmente hablando, en el mas alto sus memorias queridas en la mas honrosa tradi-
grado las virtudes evangélicas y la ilustración; ción.
ellos difundían la fé con la energía de la palabra; Volviendo á los curas, ya hemos tratado de
ellos, ardiendo en entusiasmo sublime, se lanza- bosquejar su influjo; y para hacerlo mas palpa-
tan á y guarecían con su sombra á
los peligros, ble, basta recordar los dias recientes de nuestra
los miserables indígenas do las demasías de los independencia, y se verá la fe con que poblacio-
conquistadores; ellos introducían en los pueblos, nes enteras tributaban, su ecsistencía á las opi-
a la vez de la doctrina evangélica, el cultivo de niones de sus párrocos; sin la cooperación del cle-
útiles semillas, las mejoras en los trabajos agrí- ro, la independencia no habría podido verificarse
colas; daban á conocer plantas y animales útiles, sino á mucha costa, y con el trascurso de muchos
y arrojaban los primeros gérmenes de la educa- siglos.
EL CURA DEL PUEBLO. 273
se dirige de manera que se convierta en un ele- roquia. La fundado escoletas, ha establecido reu-
mento de mejoría social? niones. En los días festivos y en el solaz de los
No puede negarse que este sentimiento reli- trabajos de los labradores, se oian á poco tiempo
gioso es el mas dominante, que el amor á las ins- resonar alegres músicas; las familias se unieron,
tituciones está poco estendido, que la mayor par- desaparecieron los enconos: varios enlaces conso-
te de las cuestiones no se comprende, y que para lidaron aquella buena armonía; varias obras de
la gran resolución de los grandes problemas po- beneficencia y de ornato se emprendieron en co-
líticos se tropieza en una masa inmensa de po- mún, y la felicidad y la abundancia vinieron á
blación, que no tiene nada de común con el res- sembrar de laureles la senda que recorría aquel
to, que es, por decirlo así, heterogénea, si no ene- párroco venerable, ídolo de su pueblo.
miga; que no puede tener ni unidad la acción Esas multiplicadas escenas patriarcales, que
de las leyes, ni regularidad el poder público; tanto afirman los vínculos sociales, se reprodu-
pues, ¿qué remedio? Instruir esas clases, hacer cen dia á dia con los curas. En efecto, ¿cómo
que ingresen á la comunidad de intereses de la no amar tiernamente á aquel que atraviesa una
generalidad; fundirlos en nuestros hábitos, en peligrosa serranía en medio de la noche, y es-
nuestras necesidades, para que podamos llamar- puesto á todo género de sufrimientos, por llevar
nos nación. las palabras de consuelo y la bendición de Dios
Esta gran tarea debe ser obra del clero, unido al enfermo que yace en una humilde estera, lleno
estrechamente con el gobiei'no, no por medio de de dolores y de miseria?
reglas vagas, sino por una combinación adminis- Los señores obispos deberían establecer cole-
trativa, que produzca de luego á luego sus resul- gios especiales, ó al menos prescribir una ins-
tados. trucción especial para los curas; dotar comple-
Antiguamente ecsistia la gran ventaja para el tamente los curatos, haciendo que los de pobla-
clero y para la sociedad, que fuesen casi en su mas que em-
ciones aisladas, y en que se tuviera
totalidad los ministros del Señor individuos de prender tareas mas penosas, estuviesen mejor do-
familias de cierta representación social, de cierta tados; estableciendo cierto orden en sus traba-
educación; y si tal circunstancia en el orden me- jos, para que de acuerdo con las autoridades ci-
ramente político, ofrecia inconvenientes para el
y en juntas especiales de caridad, coadyu-
viles,
bien de los pueblos, era muy ventajoso, porque varan á los trabajos de instrucción pública, sa-
la ilustración de los párrocos y hasta sus mane- las de asilos, hospicios, casas de expósitos, ense-
ras, se reflejaban en sus feligreses. ñanza de ciegos, &c., &c.
Las funciones de los curas, aunque reducidas Que la predicación en su parte moral tuviera
á la administración de Sacramentos, inculcación por objeto las obligaciones del ciudadano para
de las verdades dé la fe y principios de moral, con ]a patria, su obligación de pagar contribu-
admiten grande latitud; pero para esto es indis- ciones, de servir en lá carrera de las armas, de
pensable el cuidado estricto del personal del obedecer las leyes y de respetar á las autori-
clero. dades.
Eligiendo personas de mundo y de capacidad Que establecieran frecuentes visitas los obis-
religiosa y civil, de buenas costumbres y de ca- pos, que corrigieran los abusos, que reprimieran
ridad acrisolada. á los viciosos y que celaran por el camplimiento
Reprimiendo severamente especulación, y la de este plan de mejora.
haciendo que la ingerencia de los párrocos sea Entonces el clero tendría el mas firme apoyo
nula en cuanto á partidos políticos. en sus vii'tudes y y el estado el mas
su utilidad,
Es increíble el buen efecto que producen pár-
eficazcooperador en sus empresas benéficas.
rocos como hemos conocido, y ecsisten todavía.
Guillermo Prieto.
Pueblos que han estado devorados por la dis-
cordia y la maledicencia, por la holgazanería y
LÍílQJL
la miseria, se han trasformado como por encanto
"^-^-"^á
eiS<>-(iiS<>?jfK>-£JkS<>-(y3<>^
o-©x^i-
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J]
mo nos hallamos en la mezquita de Santa Sofía gidos por estos poderosos dominadores del mun-
escucliando la voz religiosa del Muezin, ó delan- do, y vivir en paz y en tranquilidad muchos años.
te de la tumba de Solimán y Bayaceto, ó en el Las guerras civiles de Roma envolvieron á By-
Castillo de las Siete Torres. Si nuestro pensa- zancio. En 193 tomó partido por Niger, gober-,
miento se remonta á otros tiempos, vemos á los nador de la Syria, y que se habia proclamado
emperadores romanos llenos de magestad y de emperador de Roma. Septimio Severo, afortu-
pompa; después á los emperadores griegos, do- nado y hábil capitán, triunfó de sus enemigos;
minando desde Constantinopla una parte consi- se dirigió en seguida á Byzancio y le puso sitio.
derable del mundo. Romanos y griegos desapa- Después de tres años de combates, la ciudad se
recen después, y la media luna reemplaza á las rindió por hambre, y Septimio Severo la entregó
águilas romanas y á la cruz griega. Repetimos al vandalismo de sus soldados: demolió las mu-
que el nombre solo de Constantinopla es una his- rallas, suprimió los privilegios, y la redujo á la
toria, un romance, un cuento oriental, ó mas bien esfera de un mísero poblacho. El historiador
dicho, todas estas cosas juntas. Dion echa en cara á Septimio Severo el ha-
Y pues que nuestra pluma ha escrito ya el ber destruido ese baluarte que detenia el paso de
nombre de Constantinopla, y la litografía ha tras- los bárbaros. Byzancio, de ciudad libre que
ladado la vista de uno de sus edificios, justo será era, volvió á caer bajo el dominio de los roma-
que para comenzar el pían que nos hemos pro- nos; pero esta dominación formó su esplendor.
puesto, de formar un artículo de cada una de Constantino el Grande, el que, precedido del lá-
las capitales de las naciones del mundo, demos baro triunfal, venció á sus enemigos, ganó bata-
una idea de Constantinopla. llasá los pueblos bárbaros, y destruyó los ídolos,
Su primer nombre fué Byzancio {Byzantiwni). restableciendo en el imperio la religión de Jesu-
Fué fundada por los griegos en época muy anti- cristo; fué el que trasladó la capital del imperio
gua. Esparta y Atenas se disputaron su pose- á la antigua Byzancio, destruida por Septimio
sión; pero sus habitantes no se inclinaron ni á Severo, y 2ü de Septiembre del año 329 puso
el
uno ni á otro partido, sino que se declararon in- los cimientos de la nueva ciudad, que fué dedi-
dependientes, y su puerto entró en el rango de cada al Dios de los mártires, según unos autores,
las primeras ciudades marítimas. Felipe de Ma- y según otros, á la Virgen. Lo cierto es, que
ccdonia la sitió sin écaito; y estay otras tcntivas en honor del emperador que acumuló en la nue-
que los gobiernos griegos hicieron para subyu- va ciudad cuanto tenian do mas rico y de mas
C/2
r
CONSTANTINOPLA.
precioso las provincias sujetas al imperio roma- griego, y en cada una de ellas se estableció un
no, se llamó Canstantinopla. Esta fundación imperio. Eu 1261 Miguel Paleólogo, empera-
marca también una época, y de la división
es la dor de Nicea, se apoderó de Constantinopla, y
del imperio. El de Occidente tuvo por capital con este hecho acabó el dominio de los cruzados,
á Roma; y de Oriente, llamado después im-
el y comenzó el de la dinastía de los Paleólogos.
perio griego, á Constantinopla. Desgraciada- Constantinopla se vio amagada de nuevo y sitia-
mente el esplendor de Constantinopla no fué da por los musulmanes; pero su ruina no se con-
siempre en aumento. Las discordias, las guerras sumó sino hasta el año de 14.53, en que se pre-
civiles, el lujo, los placeres y la molicie, corrom- sentó Mahomet II á la cabeza de 400.000 hom-
pieron á los habitantes de la primera ciudad del bres. Se cuenta por algunos historiadores que
Oriente, y tuvieron que sufrir las calamidades el sultán hizo construir un cañón de enormes
de todo pais que pervierte la pureza de sus cos- dimensiones, que vomitaba dia y noche sobre la
tumbres. ciudad torrentes de fuego, como si fuese un
La historia primitiva de lo que hoy es Kusia, volcan. El sitio de Constantinopla duró cincuen-
no es mas que la relación de las invasiones de ta y ocho dias, al cabo de los cuales la ciudad fué
los pueblos bárbaros y enérgicos del Norte con- tomada por asalto, y entregada á la ferocidad de
tra los pueblos mas civilizados, pero mas débiles los turcos, que saqueáronlos templos, profanaron
del Mediodía. Distraídos los pueblos del Norte los altares, violaron á las mugeres y dejaron
con sus querellas intestinas, alguna vez las olvi- las callesde la grandiosa ciudad cubiertas de
daban; se reunían en masas casi prodigiosas, y cadáveres. Este suceso es de los mas importan-
en el silencio de sus nieblas, durante aquellas tes del mundo. Desde la toma de Constantino-
noches sin y aquellos dias sin noche, prepa-
dia, pla data verdaderamente el establecimiento del
raban una espedicion que, como un torrente asa- poderoso imperio musulmán, que ecsiste hasta
lorador, todo lo derribaban, todo lo destruían, hoy, y que se conoce con el nombre de Sublime
y dejaban marcado su tránsito con el incendio y Puerta Otomana. Los turcos llaman á Constan-
con la sangre. tinopla Stmnboul [habitación de los fieles].
Frecuentemente Constantinopla era sorprendi- Ademas de todo el ínteres que tiene una ciu-
da en una orgía, ó en una discusión teológica, dad tan antigua, que ha sufrido tantos reveses
por esas bandadas de hombres robustos que cu-
y que ha dado abrigo á los romanos, á los grie-
brían el Bosforo con sus barcas, y las llanuras gos, á los cruzados, y finalmente, á los turcos,
con sus caballos indomables, y que después de embellecida por tantos grandes hombres, y ar-
saquear y destruir las provincias, no se retira,ban ruinada par tantos feroces capitanes, Constanti-
sino cuando la gran ciudad del Oriente les daba nopla es célebre, porque su historia está unida
montones de oro, é imploraba su clemencia. Se al recuerdo de hombres insignes. Entre sus pa-
iban unos bárbaros, pero no era sino para dar triarcas y obispos cuenta á San Juan Crisósto-
paso á otros. Así, á su vez, y en épocas no muy mo, la joya de la elocuencia cristiana; á San Gre-
distantes unas de otras, vinieron hasta el pié de gorio Nacianceno, tesoro de la sabiduría, y á
las murallas de la ciudad los Grodos, los Hunos, otros sabios filósofos del cristianismo.
los Persas, los Bvrlgaros, los Noogoridinos ó Ru- Rápidamente hemos dado una idea de los prin-
sos, los Tártaros y los Turcos. Yezid la sitió cipales sucesos históricos: veamos ahora su situa-
durante seis años. ción. Constantinopla se halla situada en un pro-
Estas incursiones de los bárbaros por una par- montorio triangular de de Romelia,
la provincia
te,y las creencias religiosas por otra, desperta- á los 41 °, O,' 12" de latitud Norte, y 28°, 59', 2"
ron el espíritu de los guerreros europeos, y for- de longitud Este, y separada de la Asia por un
maron la guerra llamada de las Cruzadas. Al canal. AI Sur está bañada por el mar de Már-
dirigirse esainmensa multitud de caballeros, de mara; y al Norte, un golfo del mismo canal, y
obispos y de príncipes armados para el Santo que los turcos llaman el Cuerno de Oro, forma
Sepulcro, tomaron á Constantinopla y establecie- uno de los mas amplios y seguros puertos del
ron lo que se llamó el imperio latino. Como los mundo. Se calcula que pueden fondear mil na-
cruzados pasaron en su mayor parte á Palestina, vios de alto bordo. La ciudad está fundada so-
no pudieron ni sojuzgar ni mantener en paz bre siete colinas, y cuenta ademas los barrios de
todas las provincias que formaban el imperio Pera, G-alata y Sentari. El primero de estos lu-
276 CONSTANTINOPLA.
gares está habitado por los embajadores y agen- riosísimos, donde se puede conocer todo el lujo de
tes diplomáticos de las potencias estrangeras; el la arquitectura árabe: los cafes, bazares y kanes
segundo, por comerciantes de todas las naciones; ó posadas, donde se alojan gratis todos los viage-
y el tercero es un vasto y hermoso cementerio, ros, son numerosos. El mercado, donde se ven-
donde se da sepultura á todos los turcos ricos y den mugeres, es uno de los espectáculos que maa
nobles. Nada es mas pintoresco que el espectá- sorprenden al estrangero, que encuentra circacia-
culo que se goza, desde la bahia. Se ven las cos- nas, griegas, turcas, judías, africanas, algunas de
tas del Asia y las de Europa, y resaltando en una belleza sorprendente; pero para que un es-
el fondo de las colinas la ciudad, llena de cúpu- trangero penetre á este mercado, necesita del
las, de minaretes y de torres griegas y moriscas, permiso de la autoridad pública.
que parecen brotar de las copas de los cipreses. Actualmente se gradúa la pablacion de Cons-
Pero este aspecto encantador desaparece en el tantinopla en "500,000 habitantes, aunque algu-
momento que se abandona el barco y se entra en nos geógrafos la hacen subir á 800,000. El clima
la ciudad. Las calles son estrechas, tortuosas, es agradable; pero el cambio de las estaciones
sin empedrado: la mayor parte de las casas son ocasiona anualmente una epidemia de fiebres,
de madera y de la mas pobre y mezquina apa- que se aumenta con la absoluta falta de policía
i'iencia. Sobre todo, lo que mas sorprende al de la ciudad. Esta plaga, unida á la de los tem-
viajero, es la absoluta soledad de las calles, don- blores de tierra y los incendios, hace que no au-
de los únicos seres vivientes que se ven, son los mente tanto la población.
perros y los cuervos, agrupados en los montones Constantinopla, como punto mercantil, es uno
de basura, y cuando mas, una que otra muger de los mejores del mundo. Se importa cobre,
sentada en un asno, y cubierta con un manto ne- fierro, acero, añil, cochinilla, café y azúcar de las
gro, que atraviesa las calles, y desaparece como Indias; granos, cristalería y otros artículos; y se
una fantasma por entre los estrechos y desiertos esporta oro, plata, diamantes y otras piedras pre-
callejones. El prisma de la ilusión se rompe ciosas. El comercio está principalmente en ma-
completamente: nada de esas sultanas encanta- nos de los judíos, de los armenios y de los grie-
doras, nada de esas esclavas de turbantes de se- gos. Bajo el aspecto mercantil, en Constantino-
da, nada de esos jardines de naranjos, donde en pla se goza de mas libertad que en muchas de
fuentes de mármol blanco murmuran las aguas las otras naciones civilizadas de la Europa; pero
cristalinas. Verdad es que nada de esto falta. en cuanto, al gobierno civil y religioso, es absolu-
Ven, ángel de amor y de inocencia, ven! Ama- to latir mi pecho y me arrobo en éxtasis de amor
da mia: tú doras los ensueños de mi abrasada ju- y de ventura.
ventud, con pensamientos de gloria; y cuando te III.
miro, niña encantadora, siento bajar la inspira-
Amada mia! Si sintieras el pensamiento que
ción. ¿Qué tienes, criatura hermosa, que fascinas
destruye mi vida, me amaras todos los instantes
con tus miradas? Ven: tú eres mi consuelo; en
de tu eesistencia: tú alimentas las ilusiones de
medio de los dolores que me atormentan, tú eres
mi vida de poeta; por tí anhelo la gloria, por tí
mi único bien: si escucharas mis canciones ino-
deseo un porvenir ! Mi amor, niña adora-
centes y amorosas, cuando lejos de tí respiro,
da, es el amor intenso del poeta; ese amor único,
cuando sin ver tu frente sueño tu imagen
que apenas basta el espacio para contenerlo. ¿Qué
oh! me amarías, ¿no es verdad? Eres tan bella
es el mundo para limitar el entusiasmo de un
como la luna cuando se levanta del horizonte en-
corazón amoroso? ¿Qué son las penas que sufro,
tre celages de plata; tan pura como la azucena
si tus miradas inocentes me revelan un senti-
de los jardines, cuando mece al rocío de la ma-
miento ? No lo niegues; tú conoces la pa-
ñana. Dime, ¿qué no has comprendido en mis
sión que me devora; tú sueñas como yo, porque
miradas los pensamientos de mi alma?
¿Qué no
ya nuestras almas, aunque distantes se han
te indica mi semblante la~turbacion de mi cora-
revelado sus pensamientos; porque nuestros co-
zón? Cuando pasas junto á mí, palpita mi pecho;
razones han latido cuando nuestras miradas, al
mi espíritu se anima; pero mi labio enmudece,
encontrarse, nos han hecho comprender una
porque me arrobo en éxtasis de amor y de ven-
idea y entonces tú lo has visto:
tura.
me he arrobado en éxtasis de amor y de ventura.
II.
mis miradas penetran hasta el fondo de tu cora- mi corazón palpitante; besaré tu frente, pudoro-
zón? No enmudezcas, porque aunque permanez- sa niña, para apagar mi sed, y luego muera! ....
yo leo tu corazón, yo conozco los
cas en silencio, ¿Qué mas, qué mas puede desear un corazón
sentimientos de tu alma. El amor! el amor es amante de la virtud y de la inocencia? ¿Te ru-
divino; el amor da inteligencia á mi corazón, y borizas? ¿Por qué? ¿No es puro nuestro ensueño?
aun me hace leer en
el porvenir. Y sin embar- Déjame besar tu frente, y moriré de amor. Sí,
go, hay un momento en que me arrobo en. éxta- déjame; ya conocí la luz, y ya te miro tan pura
sis de amor y de ventura. como la azucena del valle, como una virgen, co-
mo una criatura celestial. En este momento,
y.
amada niña, lloro de amor, y siento grande, in-
¿Qué lazos me ligan á tí? Hay momentos de menso, mi pensamiento, que se abatia. En este
pena que afligen á mi corazón, y no quiero verte instante he comprendido la grandeza de la felici-
por no revelarte mi dolor; pero una fuerza estra- dad, porque poseo un un bien inmenso, un
bien,
ña me atrae, y cuando pienso estar lejos de tí, bien único: tu amor, tu amor y tu hermosura,
alzo mi frente, y mis ojos encuentran tus mira- y tus virtudes, y tus gracias todas, que me arro-
das! ¿Qué lazos, pues, me ligan á tí? Ah! niña, ban en éxtasis de amor y de ventura.
niña adorada! respóndeme con una de esas mi-
radas amorosas respóndeme dime VIIL
que tu alma atrae á la mia con ese fuego de No dejes de mirarme, porque tu vista, que me
amor que te abrasa dime que ya no hay fascina, me alimenta, me hace vivir tú me
motivo de duda; que nos amamos, que aunque envias, en tu aliento, la gloria, el amor, la felici-
no quisiéramos, el alma lo mandaba y era preciso dad suprema! Amada, amada! y esesclamo,
obedecer, ¡Oh, Dios mió! jcuánto siente un cora- lo único que puedo pronunciar. Tu nombre y tu
zón amoroso! ¡Qué bellas ilusiones despierta el amor, este es mi lenguaje, esta mi espresion úni-
amor en nuestro espíritu! Amor! amor! tú haces ca! Todos los pesares de mi vida huyen cuando
que mi frente palpite; tú me embriagas con tu te contemplo: todas las ilusiones del porvenir se
encanto; tú me arrobas en éxtasis de amor y de me presentan cuando te miro sonreír míra-
ventura. me, y haz que en tus labios juegue una sonrisa
VI. de amor, de gloria porque siento bajar la
¿Pero seré feliz? Ah! la duda, la duda con su inspiración; y en mi entusiasta anhelo, niña pre-
pesada mano me oprime se hiela mi pensa- ciosa, solo puedo mirarte, porque me arrobo en
miento, y aun llego á desconocer la felicidad que éxtasis de amor y de ventura.
descubria con tu amor inocente! ¿Qué significa, Francisco Mariano Maldonado.
Dios mier, ese pensamiento funesto? ¿Qué revela (Escrito para el Álbum.)
tirse.
creerás, niña, que llegara á dudar? Sí, dudé, du-
dé en la noche; pero brilló la aurora: corrí al
No
hay pobre de estos tiempos que no diga
campo, contemplé las flores, recordé tu pureza y que sus parientes han sido ricos, pero que el jue-
tu hermosura, y huyó de mí esc sueño terrífico; go los arruinó; ni rico improvisado que no pre-
comprendí la verdad, y la claridad me hizo co- gone que sus padres le dejaron un crecido patri-
Docer la luz: te amo, esclamé, amada mia; perdón, monio.
perdón; no dudo, te amo, te adoro y me ar-
robé en éxtasis de amor y de ventura. Los mas locos, son los viejos enamorados.
^^^mm^í^^^^m^Mí^^^^^^'^Wí^cS?^'^
LAS COlNTEíENCIAS,
5;f=»cs?5:^ «á\ 5:k» 3^^ cs) ssr ^í cs) síeís:^ 2:La^x5E5ía«á^5^':ss»aKí5^«
(continua.)
de lana.
—Y ahora, continuó, desprecíame, búrlate de
La joven me
dejaba hacer todo lo que queria, mí, pisotéame .... ríete de mi, si quieres, como
siguiendo tan solo con su vista todos mis movi- de una loca que en medio de sus harapos sueña
mientos con una espresion de delirante felicidad; que Entrégame al sarcasmo del
es reina. .. .
que se deja enmantillar y mover en su cuna. lo amo. ... si, yo lo amo. ... y si vosotros hubie-
En seguida arrojé dos ó tres manojos de leña se- rais estado en mi lugar, habríais hecho como
yo. habríais muerto ó le amaríais!!
ca en el hogar de la primer pieza, á fin de calen- . . . .
secreto á mí misma en vano he querido ocul- — Galla! déjame decirlo todo: ahoi'a estoy con-
nunca me entregaré á otro sobre la tierra, por- do conmigo misma junto á tu puerta; cuando pu-
que en secreto me he entregado á tí! . . . . Túj so- de llegar aquí á pesar de la tempestad, habia crei-
280 LAS CONFIDENCIAS.
do no volverte á ver jamas en mi vida, y marcha- izquierda la mascada que le cubría la cabeza, y
ba como una muerta que por su pié fuera al tomando con la otra la larga trenza de sus cabe-
ataliud. Yo debia hacerme religiosa tan luego llos cortados y arrojados á su lado sobre ellecho,
como apareciera el dia: cuando llegué aquí de no- me los enseñó estendiéndolos.
che, y fui á llamar á la puerta del monasterio, —La Madonna ha hecho un milagro, esclamó
era muy tarde; la puerta estaba cerrada: no han lajoven con voz fuerte y llena de alegría. Ella
querido abrirme. Entonces me he vuelto aquí te ha enviado; yo iré á donde tú quieras. Mis
para pasar la noche y besar las paredes de la ca- cabellos son de ella: mi vida, tuya, tuya!
sa de mi padre antes de enterrarme en la casa de Yo me precipité sobre las trenzas de sus lindí-
Dios y en la tumba de mi corazón. Por medio de simos cabellos negros, que se me quedaroü en la
un niño he escrito á una amiga que venga á en- mano como una rama muerta arrancada de su
contrarme aquí. Tomé la llave, y escondí la lám- árbol: los cubrí de besos mudos, los estreché so-
para delante de la Madonna, y me he puesto de bre mi corazón, los regué con lágrimas, como si
rodillas ante ella para hacer un voto, el último, un aun fueran una parte de ella misma que ar-
voto de esperanza que raya en la desesperación...- rancara de la tumba. En seguida levantan-
porque tú sabrás, si algún dia llegas á amar, que do los ojos, vi su cabeza encantadora, que se
queda siempre una postrera chispa en el fondo alzaba despojada de su mas lindo adorno, pero
del corazón, en lo íntimo del alma, aun cuando se como engalanada y mas bella con su sacrificio,
cree que todo ha concluido. —"Santa protectora, resplandecer de amor y de alegría en medio de
hedicho á la Yírgen: envíame un signo de mi vo- los troncos desiguales de sus cabellos, mas bien
cación, para asegurarme de amor no me que el arrancados que cortados por las tijeras. Apa-
ciega^ y de que djy verdaderamente á Dios una recióseme como la estatua de la juventud, en
vida que no debe pertenecerle mas que á él so- la que las mismas mutilaciones revelan la gra-
lo! ... cia
.
y la belleza.
"Hé aquí mi última noche comenzada en me-
dio de los vivos .... nadie sabe donde la paso. XX.
Mañana tal vez vendrán á buscarme aquí cuando
ya no esté. Si es la amiga á quien he mandado Aquella profanación de sí misma, aquel suici-
flotar al viento sobre mis espaldas. Tomadlos; necesidad de creerlo para vivir, y había en su
yo 03 los doy: con mis propias manos voy á cor- corazón harto amor para cubrir la insuficiencia
tarlof, para probar así que no quiero reservarme de otros mil corazones.
nada, y que deseo que mi cabeza sufra de antema- La noche entera se pasó de esto modo, en la
no las tijeras que me herirían mañana separán- conversación confiada, candorosa y pura,
pero
dome del mundo." de dos seres que se descubren inocentemente su
Al concluir estas palabras, separó con su mano ternura, y que quisieran que la noche y el silencio
1
fuesen eternos, para que ningún estraño viniera No me cansaba ni un momento de oir, de ge-
á interponerse entre sus bocas y sus corazones. mir y de estremecerme á veces. Bien que mi
Su piedad y mi tímida reserva, y el enterneci- corazón, muy ligero aun, y poco maduro por su
miento de nuestras almas, alejaba de nosotros juventud, no fuese harto fecundo ni estuviese
todo peligro. El velo de las lágrimas nos cu- dispuesto para producir por sí mismo tan ardien-
bria. Nada hay mas distante de la voluptuosidad tes, pero divinas emociones; ó bien por otras
que el enternecimiento. Abusar de semejante causas del momento, lo cierto es que las sensa-
intimidad, hubiera sido profanar dos almas. ciones que yo esperimentaba, me causaban un
gozo tan nuevo y tan delicioso, que sintiéndolas
XXII. creia esperimentarlas
Yo tenia las dos manos de Grraziella entre las Error! yo era el hielo y ella el fuego: reflejan-
mias, y las sentia ir tomando poco á poco calor y do sus rayos, yo creia producirlos; mas nada im-
vida. Ora iba á buscarle agua fresca para que portaba : aquella irradiación reflejada del uno
"bebiera en el hueco de mi mano, ó para enjugar al otro, parecía pertenecemos á los dos, y envol-
su frente y sus megillas; ora reanimaba el fuego vernos en la atmósfera de un mismo senti-
arrojando al hogar algunos troncos: en seguida miento.
venia á sentarme sobre la piedra que se halla-
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berse engañado; cómo en tal otro habia creido J>^ 1Í2 !>^
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deja la llama de un incendio por dó quiera que 9,
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XXIII. p Ó i
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Un estrangero ilustrado, que lia venido á ha- inscritos los literatos mas distinguidos de Méxi-
cer un viage á la República, nos ha mostrado co, y una abundante biblioteca. En cuanto á
unos fragmentos de su diario, y con mucho gus- doctores, propiamente tales, se me ha asegurado
to los traducimos é insertamos en las páginas que hay una carencia absoluta en la Universidad
del Álbum. Los teólogos, los canonistas, los sacerdotes del sa-
ber y de la inteligencia, han desaparecido, y los
Dia 16. —Anoche estuve en un magnífico edifi- actuales no han podido conservar la aristocracia
cio, situado en un costado de la plaza del Merca- ni la influencia política, y de vez en cuando apa-
En centro recen en las procesiones con unos capelos de raso
do, al que llaman la Universidad. el
tado á caballo. Habia ya leido las descripciones ridículo como estos pobres ancianos, vestidos de
que han hecho de esta obra maravillosa los viage- mogiganga, que ni escriben, ni hablan, ni influ-
yen, ni componen sino una parte muy pequeña
ros;y lejos de encontrarlas ecsageradas, creo que
han estado muy escasos en sus alabanzas. La de una sociedad nueva, y que quiere lanzarse en
festividad, y copien las poesías y discursos, y público; y digo pequeñitos soldados, porque eran
entonces añadiré algunas tiras impresas á estas los jovencitos de la escuela militar.
notas, y nada dejaré de poner en conocimiento Saliendo de la Universidad, tomé por los por-
de mi querido conde, á quien recuerdo prometí tales. Nada hay mas vistoso que las portalerías
imponerlo de todo lo que pasara en este México, de México. Son unas amplias galerías frescas
que unos pintan como el paraíso terrenal, y otros y bien ventiladas, sostenidas por arquerías y
como un infierno. gruesas columnas de recinto. De dia están cu-
Tengo ánimo de repetir mi visita á la Univer- biertas de mercancías de todas clases; y de noche,
sidad, en un dia en que no haya función. Ade- iluminadas por grandes faroles, sirven de punto
mas de la estatua del buen rey Carlos, en la Uni- de reunión á los platicónos, y de lugar de paseo
ver.'íidad cosiste el Musco nacional, una pequeña á las damas que no frecuentan los espectáculos
galería de pinturas, donde podré juzgar del mé- públicos. El primer portal, que llaman de las
rito de algunos pintores mexicanos del siglo pa- Flores, porque durante el dia en cada uno do
sado; el Ateneo, quo es un instituto donde están los pilares hay un puesto do flores de papel y
EL 16 DE SEPTIEMBRE EN MÉXICO. 283
de trapo, que compran los indígenas, encontró en voz baja. El espectáculo no podia ser muy
una inmensa fonda, pollo y vegetales fritos, en- agradable para mí, tanto mas, cuanto que no te-
saladas, tamales, chicha, pulque, buñuelos, frutas: nia con quién hablar. Así, me dirigí al atrio de
en fin, todo lo mas apetitoso para el pueblo de la Catedral, y encontré mas animación y mas
allí
México, se encontraba allí; allí al aire libre. vida. La banqueta estaba llena de gente del
Sobre cada uno de estos manjares haré á usted, pueblo, que reia, platicaba alegremente, y se di-
querido conde, la esplicacion necesaria. Buñue- vertía con los cohetes que los muchachos tiraban
los, chicha, tamales, todo esto será griego para en la plaza. Cansado me retiraba á mi casa,
usted; pero como la cocina mexicana merece un cuando escuché el estruendo de la artillería. Co-
capítulo, prometo escribirlo después de haber mo en Europa nos cuentan que no pasan ocho
comido cada uno de y bebido to-
estos manjares, dias sin que haya un pronunciamiento en Mé-
das las bebidas que se usan en el pais. Acaso xico, de pronto creí que rae tocaba en suerte
esta esperiencia puede costar algo caro á mi es- ser testigo de una de estas farsas políticas; pero
tómago, acostumbrado á las papas, al beefsteak, mi amable vecina me impuso que el cura Hidalgo
al póter, al Borgoña; pero, en fin, los viageros de- proclamó independencia en la noche, y que
la
bemos pasar por todas las pruebas, por todos cada año, á la misma hora en que aconteció ese
los peligros posibles é imaginables. suceso, se hace una salva de artillería, y se repi-
La singular y estensa fonda de que acabo de can las campanas. En efecto, la salva fué acom-
hablar, no carecía de concurrentes: los unos, sen- pañada de infinitos cohetes y tiros de fusil y pis-
tados en las puertas de los almacenes; los otros, tola; campanas de las infinitas iglesias que
y las
al rededor de los pilares,, y los mas golosos agru- hay en México, comenzaron á dar sus voces al
pados á las mesas, saboreaban aquellos manjares viento de la manera mas alegre y mas festejosa
con un placer visible. Eran grupos de familia. del mundo. Me acosté satisfecho de mi paseo,
El padre ó el patriarca, envuelto en sa capa; la y campanas, y los cohetes, y las salvas de ar-
las
mamá con su chai de algodón [rebozo], y los tillería, en vez de molestarme, me arrullaron en
muchachos, desde la edad de diez y seis años elmullido y limpio lecho que debo á la finura y
hasta la de dos, devorando los tamales y los cho- hospitalidad de la señora C***.
rizos con mucho beneplácito de los dueños de Dia 16. — Son las siete. La señora que me
estas fondas errantes que, según me han dicho, ha acompañado á tomar el té, me dice que casi
se trasladan á todas las festividades populares, todos los años el cielo se opone á la festividad
ya civiles, ya religiosas. nacional, pues caen recios aguaceros. Hoy el
Del primer portal pasé al segundo. Este tiene cielo está brillante, puro, despejado; es un dia
otro aspecto. Es la Casa Municipal; así, en vez divino, que volverla locos de alegría á los ingle-
de fondas, habia algunos serenos con su capotes ses, si fuese posible que se levantasen por un mo-
grises y sus linternas en la mano; algunos sol- mento de las islas británicas esas cortinas de nie-
dados 'de policía de á caballo, y una especie de blas, y esos nubarrones del humo del carbón de
casilla ó pieza iluminada, en el piso bajo, donde, piedra. Un cielo tan diáfano, tan azul, tan ale-
según entiendo, reside ó el juez ó un escribano, gre, esuna festividad para un pais. No puede
ó algún agente de la policía que recibe á los haber tristeza cuando se vive en una naturaleza
ebrios y á los rateros que son aprehendidos. Na- semejante; y yo concibo bien, después de haber
da, pues, de singular presenta este portal, sino es vivido algunos dias en este suave clima, el fondo
laLonja del comercio, que tiene una entrada de del carácter del pueblo mexicano, confiado, sua-
una pobrísima apariencia, bien que por dentro ve, amigo de la novedad, pero poco enérgico pa-
tampoco está cual correspondía á las personas ra las empresas que conciben los pueblos que na-
que concurren. cen entre el frió y las neblinas.
El tercer portal presentaba un aspecto un po- En un momento hice mi y queriendo toillette;
co lúgubre. Las lámparas no son de lo mejor, estar á la moda del pais, y ponerme ropa del
y arrojan una luz incierta. En cada pilar habia pais, á pesar de tener los baúles llenos, mandé
un grupo de tres ó cuatro personas, la mayor hacer un vestido completo á uno de los mejores
parte envueltas en negras y luengas capas; en sastres. Es de un paño finísimo, y tan perfecta-
las puertas de los almacenes algunas personas mente construido como en Inglaterra. El due-
sentadas, cubiertas con las sombras, y hablando ño de la sastrería es un estrangero, y tiene el
284 EL 16 DE SEPTIEMBRE EN MÉXICO.
mérito singular de hacerse pagar á un precio Después de los niños de las escuelas venian
ecsliorbitante, pero la manufactura es absoluta- los jóvenes de los colegios de San G-regorio, San
mente mexicana Juan de Letran, San Ildefonso y Minería. Aun
Luego que estuve vestido, y que almorcé en se conserva en México la ridicula costumbre de
compañía de la señora C***, salí á la calle. Era que vistan algunos colegiales un trage medio
domingo y dia de la festividad nacional mas so- eclesiástico, y con cuyo costo se grava inútilmen-
lemne, pues era nada menos que el aniversario te á las familias de los jóvenes. Los colegia-
de la independencia. Este doble motivo tenia les de Minería tienen un sencillo uniforme azul,
las calles llenas de gente. y los de San G-regorio, que pertenecen en su ma-
Cosa de las once del mayor y las
dia, la plaza yor parte á la clase indígena, visten por lo co-
su independencia, que presentar las muestras vi- y francesas y por multitud de cuerpos de guar-
vas de los adelantos de la educación. A pesar dia nacional y tropa de línea, perfectamente ar-
del continuo estado de revuelta en que ha estado mados y vestidos, y cuyo número llegarla á cin-
México, es innegable que la educación primaria co mil hombres.
ha adelantado. Actualmente hay en la capital Toda esta comitiva venia desde el Palacio na-
dos sociedades; una llamada Lancasteriana y cional, donde habia pasado ya el acto del besa-
otra Filantrópica: ambas protejen con empeño- manos, después de una solemne función de igle-
so esmero la instruccioQ primaria, gratuita, que sia. El besamanos consiste en las felicitaciones
es de esperarse progrese cada dia mas mas. La que todas autoridades y corporaciones hacen
la.«i
vista de estos niños aseados, pobremente vestidos, por medio de sus presidentes ó representantes,
con sus sombreros de palma, me recordó las tier- al gefesupremo del Estado, quien va contestan-
nas festividades que se hacen en Londres, y en do cada una en pocas palabras. Se deja enten-
las cuales los niños de las escuelas, precedidos der que todas son alusivas á los memorables su-
de los estandartes, y seguidos de sus directores cesos á que está consagrado el dia.
y maestros, pasean las calles de la metrópoli, Concluido este acto, el gobernador de Palacio,
atestiguando con bu sola presencia el cuidado que funge de maestro de ceremonias, ordena la
que el gobierno tiene por la educación pública. procesión, que se dirige á la Alameda.
EL 16 DE SEPTIEMBRE EN MÉXICO. 285
Luego que abrieron las puertas de este paseo, lo que puede ecsigirse á la guardia nacional. El
batallón Victoria, compuesto de los jóvenes del
y que hubo entrado la comitiva, la multitud se
precipitó atrepellándose, é invadiendo la calle de comercio, hace algún tiempo estaba en un estado
árboles que conduce á la fuente mayor. Yo floreciente: en un dia de formación ó de pro-
fui arrebatado por el torbellino, y de improvi- nunciamiento, contaba con mas de mil soldados,
so me halló en una amplia glorieta, sombreada y la discordia y los chismes lo han desorganiza-
por robustos fresnos, y llena de asientos, en los do enteramente. Se me hizo notar que no mar-
cuales estaban sentadas multitud de señoritas, chaban ni doscientos hombres, y en verdad que
vestidas con la mayor elegancia; algunas con el acaso eran los únicos mal vestidos. El egoísmo y el
encantador trage de la mantilla española, que va abandono é indolencia hacen muchos males en-
por grados desapareciendo en México. tre los mexicanos. Muchos de estos cuerpos se
En la fuente mayor se habia levantado un ta- manejaron, en la pasada guerra con los america-
monstruo de los adornos, y se disolvió. La guar- me permitirá usted, querido conde, que me re-
dia nacional tomó las calles de Santa Isabel, tire á comer en unión de mi buena vecina Mada-
Santa Clara Tacuba ,
y el Eelox,
Escalerillas ma C***. Harta necesidad tengo de tomar una
para formar lo que se llama columna de honor, poca de sombra, después de vagar debajo de este
es decir, que el presidente, desde el balcón, pasa Sol de fuego de las regiones tropicales.
considerable de esa fuerza, era de guardia nacio- Hiérvase tuétano de buey, y después cuélese
nal. Los mexicanos son muertos por los colores por un pedazo de muselina en una vasija vidria-
fuertes para vestir á su tropa: así es que uno da. Cuando esté frió, se frotará con este ungüen-
de los cuerpos tenia pantalón encarnado; otros, to la parte afectada.
uniforme azul celeste con solapas encarnadas;
otros, pantalones blancos. El gusto francés se Ungüento para estirioar los sabañones.
ha introducido enteramente en el vestido militar, Tómese una onza de caparrosa blanca, disuel-
y la guardia nacional francesa en México ha ta en media azumbre de agua, y apliqúese opor-
adoptado el uniforme de los cazadores de Áfri- tunamente á las partes afectadas. Esto estirpa-
ca. En cuanto á mí, sin condenar absolutamente rá últimamente los sabañones mas obstinados.
la moda de los colores fuertes en los uniformes Obsérvese que este remedio debe usarse antes
de la tropa, prefiero el azul oscuro, como mas que revienten; de otra manera seria perjudicial.
serio, mas durable, mas propio en una batalla,
para disminuir el horror de la sangre. Recorda- Modo de curar los callos.
ra usted que Napoleón, después de la batalla de Cuando los callos son pequeños, deben atacarse
Eylau, abolió el uso de los uniformes blancos, con estimulantes ó escaróticos, como la aplica-
ción del nitrate de plata (piedra infernal) sola-
amarillos ó azules claros, y los sustituyó con azul
mente con mojar el callo y tocai-lo con la punta
oscuro. del cáustico al acostarse. Antes de esto la piel
En la mayor parte de los cuerpos observé bue-
debe ablandarse con la inmersión en el agua
na disciplina en la formación, y un conocimiento caliente.
de la marcha y de la táctica, mas adelantado de
TOM. II. —XIII.
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Hé aqtií dos nombres que no se pueden pro- que la infusión del café tostado adquiere propie-
nunciar sin que sean acompañados de multitud dades nuevas, que no se le conocen en el estado
de ideas llenas de poesía. El té representa á natural. A pesar de los trabajos de un gran nú-
los chinos, el café á los turcos. ¿Quién al pedir mero de químicos, hay pocos datos ciertos sobre
una tasa de café, si tiene la imaginación un poco la verdadera composición del café, y estamos
viva, no
ha figurado alguna vez hallarse en
se muy distantes de saber á qué principios se atri-
medio de un harem, rodeado de odaliscas, de eu- buye su acción sobre la economía animal. Gassi-
nucos y de músicos, fumando una gran pipa de court ha encontrado en el café un musílago abun-
ámbar, y sorbiendo una tasa de balsámico café? dante, mucho ácido gálico, resina, aceite, esen-
¿Quién, cuando pide una tasa de té, ó vé esas cu- cial, albúmina y algún principio aromático volá-
riosas cajitas en que está guardado, no piensa en til. Cuando el café se tuesta, aparece un princi-
esas casas chinas, doradas y caladas, como si fue- pio nuevo, añadido á los que van referidos, y es
sen un juguetillo de marfil, en esos jardines de el tannin. Muy importante es sin duda el sa-
almivaradas naranjas, y en esas mugeres de cejas ber que tales principios se encuentran reunidos
y pelo estirados, y pies inverosímiles. La China en el grano; pero hasta ahora no se ha averigua-
y la Turquía, no cabe duda, son los dos países de do á cuál de ellos debe atribuirse la acción que
de las ilusiones, de los cuentos, de las
la poesía, ejerce sobre el cerebro. El café, ademas del gus-
lámparas encantadas y de las princesas invisi- to delicado y esquisíto que tiene, es apropósito
bles. La China y la Turquía están simboliza- para ayudar á la digestión. Tomado en abun-
das en estas dos bebidas, tan generalizadas hoy dancia y con frecuencia, quita el sueño y produ-
en la América y en la Europa: el té y el café. ce una ecsaltacion cerebral muy provechosa para
—Ya que la necesidad nos ha obligado á tratar los poetas y escritores. Voltaire y Buffon toma-
de puntos gastronómicos, haremos conocer su- ban mucho café,y es muy posible que el entu-
cintamente las propiedades del té y del café. siasmo y la armonía que se observa en los escri-
El café un árbol de la familia de las rubia-
es tos del célebre naturalista, sea debida al café.
cias, y forma una parte de la pentandria mono- Es evidente que varias páginas de los tratados
ginia de Lineo. Hay café de diversas especies, sobre el hombre^ el tigre^ el leun y el caballo^ han
pero la mejor y la mas propia para formar la in- sido escritas en un estado de ecsaltacion cere-
fusión, es el cojfea arcJAcci. En Arabia fué don- bral estraordinaria. El insomnio que causa el
de se encontró la primera planta de café, y á pe- café, no es de ninguna manera molesto. Las per-
sar de las modificaciones que los agricultores cepciones son claras, y no se esperimenta esa
han querido introducir en el cultivo, es general- agitación y ese malestar consiguiente á una in-
mente reconocido que el café de Moka es el digestión ó á otras causas. El uso inmoderado
mejor. del café puede, sin embargo, ser peligroso; pero
Una antigua tradición refiere que el café se tomado en dosis moderadas, es absolutamente
descubrió por un pastor, que ob.servó que cuando provechoso para todos los que se dedican á tra-
sus ovejas comian cierta planta, se volvían locas bajos intelectuales.
de alegría. El pastor recogió las semillas de la El como hemos dicho, es originario de
café,
planta; le ocurrió tostarlas y gustar su infusión. Arabia. Hacia fines del reinado de Luis XIV
Sea lo que fuere de esta anécdota, lo cierto es fué llevada á Fi ancla una planta de café de
G-x3Jid:7Ílle iel Ch. Geofiroy se.
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CUMPLIDO F.iiitor,
,
EL TE Y EL CAFE. 287
Moka, que se multiplicó en breve en el jardín multitud de negros recogiendo la cosecha, y gran-
del rey. El gobierno concibió el proyecto de des barcos esperando en la bahía el fruto precio-
trasladar á las Antillas esta planta. El caballe- so para trasportarlo á todo el mundo. Luisa,
ro Desclieux fué encargado de ejecutarlo, y par- menos ambiciosa, pensaba solo en pasar una vi-
tió de Nantes en un barco, donde se construyó da modesta y tranquila al lado de ... , El resul-
un invernáculo apropósito para que no se secara tado de estos pensamientos fué que el enlace
durante la navegación. Se refiere con este mo- quedó concertado entre los dos amantes, los cua-
tivo una historia tierna, que las lectoras del Ál- les desde ese momento se dedicaron con mas afa-
bum no dejarán de tener presente cada vez que noso empeño á cuidar la planta, que progresaba
tomen café. visiblemente.
En mismo barco en que Desclieux iba cui-
el Cerca de las Antillas asaltó al barco una tem-
dando su planta, habia tomado pasage una fami- pestad furiosa; último gemido de un huracán
lia que se trataba de establecer en una de las co- que habia destrozado Fué menester ali-
las islas.
lonias francesas. Esta familia se componía de gerar el buque, y comenzaron á echarse al mar ^
una respetable viuda, de un niño y de una niña los equipages, continuando con las barricas de
de diez y oclio años, que era un prodigio de her- agua. Pasada la tempestad, sobrevino una cal-
mosura y de virtud. Se llamaba Luisa. ma fatal, y fué necesario poner á ración de agua
En un buque, donde las alegrías y los peligros á y á los pasageros. Desclieux,
la tripulación
son comunes; en un buque, que es una habita- que habia prometido morir de sed, antes que de-
ción común, y puede ser una tumba común, las jar secar la planta, apenas tomaba unas gotaá de
amistades se estrechan fuertemente. Luisa y agua, demás empleaba en regar la planta,
y la la
Desclieux, á los cuatro dias de navegación, eran que se secaba con el calor de los trópicos. Luisa,
muy buenos amigos, y á los ocho se amaban tier- sin decirlo á nadie, hacia otro tanto. Esto, en
namente. Luisa prodigaba á la planta de café sus verdad, daba vida al café, pero la quitaba á los
cuidados con el amor que una madre nutre á su dos amantes que se morian de sed. Desclieux
hijo; la regaba, la sacaba al sol, la calentaba con y Luisa cayeron enfermos de una fuerte calen-
fuego artificial cuando la temperatura estaba fria. tura el dia mismo en que se acabó la última go-
Desclieux, por su parte, ocupaba todo su tiempo ta de agua. Planta de café, amantes, pasageros
en cuidar también á la planta, y observar los pro- y marineros, habrían muerto, si en la tarde una
gresos que hacia. De esta suerte la planta de brisa fresca no los hubiera empujado al puerto
café era el vehículo, el punto de contacto entre de San Pedro de la Martinica, donde dio fondo
los dos amantes, que observaban que á medida el buque.
que producía unas delicadas hojas, de un verde La planta de café se progagó en las Antillas,
hermoso, también crecía su amor. El buque fué los dos amantes se casaron
y y vivieron felices
en una oscura noche asaltado por un pirata de ricos. El amor, pues, dio vida á la planta
y la
Tunes. Toda la tripulación y pasageros tuvie- de café.
ron que combatir. Desclieux derribó de un ha- Ocioso nos parece el indicar la manera de ha-
chazo al pirata en el momento en que ponía el cer el café, pues la industria ha perfeccionado el
pié á bordo del buque francés. Luisa, entretan- método, hasta el grado que con los nuevos apa-
to, fuerte, valerosa, sin otra idea en medio del ratos que se venden en las mercerías de la capi-
conflicto, que agradar á su amante, se metió en tal, se logra no una infusión, sino una esencia
el invernáculo, y vigiló por la seguridad y la vida deliciosa. A los aficionados al café con leche,
de la tierna El pirata huyó, y
planta de café. les diremos, que el modo de obtenerlo delicioso,
cuando todo volvió á bordo á su estado normal es usar de leche hirviendo en vez de agua, y
y los marineros contaban sus hazañas, Luisa es- añadir después la leche necesaria, según el gusto
trechó la mano á su amante en recompensa de de cada uno. Al tomar una tasa de café, no po-
su valor, y Desclieux oprimió á su vez la mano drán menos los aficionados que agradecer profun-
de la muchacha para significarle su gratitud por damente á la tierna Luisa su heroico sacrificio, y
los cuidados que habia tenido con la planta de á nosotros el saludable consejo.
café. Pasada esta escena, se trató del porve- Desgraciadamente del té no podemos contar
nir que aguardaba á los pasageros en las colo- los mismos primores que del café, sino antes
nias. Desclieux creía ver espaciosos cafetales. bien usar de algunos nombres bárbaros, que ja-
288 EL TE Y EL CAFE.
El comercio divide el té en dos grandes sec- cuando setome con esceso. En dosis regulares,
ciones: té negro y té verde. En seguida ponemos y mezclado con una poca de leche, ayuda á la di-
la lista de los mas estimados. gestión y alimenta. En Europa, en vez de ato-
le que se usa en México, se les da á los enfer-
-^^^^¿3----^^^^^:^--^^^*^^--^^^^^^''^^^^:^--^:^^^^^
A Mil
"Timenti Domiüum bene erit in ex-
tretnis,etindiedefunctionis suae bene-
dicetur.' —
El que teme al Señor, le irá
bien en su último fin, y en el día de su
muerte será bendito.
(EccLEs. CAP. I. V. xni.)
¿También la virtud muere, Dios del justo? ¿Pero ¿Tu acento de ventura
callas?
¡Dame, Padre del huérfano, la calma, En que regué mis lágrimas de pena.
O llévame á tu escelsa eternidad! En que imprimí los besos de mi amor.
¡Cómo poder vivir entre los mares Yo soy tu hijo, que dormí en tu seno,
De este mundo infeliz, sin luz ni amparo! De gloria un tiempo sin sentir las penas:
Tú el ángel fuiste que en mi tierna infancia G-rito, clamando: ¡madre! ¡madre mia!
Mi bella cuna con amor mecia; Y anuda mi garganta la honda pena;
Tú el ángel que al altar me conduela, Llorar tan solo puedo; y á la arena
Para que alzara mi oración á Dios: Mis lágrimas descienden á mojar.
Cuando gocé la candida fragancia Llorar tan solo puedo: en mi agonía
De la niñez florida, tú en mi frente No hallo alivio campo solitario;
en el
¿Tú fuiste aquella madre candorosa, Señor! Señor! sobre mi frente envia
Madre, escucha mis cánticos fervientes; Envia ¡oh Dios! al corazón del triste
Yo, al ver la luz de la apacible aurora, Madre: descansa en paz; '•'que quien adora
Corro á la orilla del tranquilo rio; Al Señor en la vida, en el instante
Yo mezclo entre las gotas del rocío De su muerte es bendito^'' y va triunfante
De su vista á gozar.
Mi llanto como ofrenda matinal.
Por tus hijos ante él ¡oh madre! implora;
Y al Dios que el Sol con sus fulgores dora.
Ruégale por tu amor nos dé el consuelo;
Allí elevo mi candida plegaria. Mira mi llanto que humedece el suelo;
Como ave de los bosques solitaria Envíame la paz.
LAS CONFKIENCIAS,
ra Graziella y para mí no tuvo mas duración que cena: levantó las trenzas cortadas de la frente de
la de un suspiro de amor: por eso cuando el dia Graziella, y las hizo tocar ala imagen de la Ma-
apareció, creimos que venia á interrumpir una donna; las envolvió en una mascada blanca, y las
palabra apenas comenzada. puso en el delantal de la abuela.
El Sol se hallaba ya muy alto sobre el horizon- — Guardadlas, le dijo, para enseñárselas de
te, cuando sus rayos penetraron por las rendijas tiempo en tiempo á Graziella, en su felicidad ó
de los postigos de la ventana cerrados, é hicieron en sus penas, y para hacerla recordar cuando per-
palidecer la llama de la lámpara. En el momento tenezca al que ama, que las primicias de su cora-
en que yo abria la puerta, percibí á toda la fami- zón deben pertenecer siempre á Dios, como las
lia del pescador, que subia, corriendo, la pen- primicias de su belleza le pertenecen en esta ca-
diente. bellera.
seria interrumpida por mi vuelta á mi pais. mes hubiera pasado, me volvería á su lado para
Cuando por casualidad se pronunciaba elnom- no separarme de ella casi jamas. Yo ponia la
bre de Francia, la pobre niña palidecía, como si incertidumbre de nuestro porvenir bajo la pro-
acabara de ver la fantasma de la muerte. tección de la Providencia y del amor. Dejaba á
Un dia, al entrar en mi aposento, encontré to- Grraziella mi bolsillo para que ayudara á sus an-
dos mis vestidos de ciudad hechos pedazos y di- cianos padres durante mi ausencia
seminados por el suelo. Cuando la carta estuvo cerrada, me acerqué á
—Perdóname, me dijo Grraziella arrojándose pasos quedos; me puse de rodillas sobre el quicio
de rodillas á mis pies y levantando su rostro de la puerta del aposento de la doncella; introdu-
trastornado. Yo soy quien ha causado ese es- je la carta, y contuve apenas un sollozo que me
trago .... Oh! no me riñas. . . . Todo lo que ahogaba.
me recuerda que un dia debes quitarte esos ves- Mi amigo pasó sus brazos debajo de los mios,
tidos de marino, me hace mucho mal: me parece me levantó y me llevó consigo. En este mo-
que tú te despojarás también de tu corazón de mento Grraziella, á quien sin duda aquel i'uido
hoy para tomar otro cuando vuelvas á usar los desusado habia alarmado, abrió su puerta: la lu-
vestidos de antes na iluminaba pobre niña reconoció
el terrado: la
Escepto estas pequeñas tempestades, que no á mi amigo. Vio mi maleta que un mozo lleva-
estallaban sino por el mismo esceso de ternura, ba sobre las espaldas tendió los brazos, lanzó
y que se apaciguaban bajo algunas lágrimas de un grito de terror, y cayó inanimada sobre el
nuestros ojos, tres meses trascurrieron en una fe- suelo.
licidad imaginaria, que el menor acaso podia des- Nos precipitamos sobre ella, y la llevamos sin
truir en un instante. Nuestro Edem era como conocimiento á su lecho.
un castillo de barajas alzado sobre una nube .... Toda la familia nos rodeó en pocos momentos.
Así fué como yo conocí el amor: por una lá- Echaron agua fria sobre el rostro á la doncella:
grima en los ojos de una niña. la llamaron por su nombre todas las voces que
le eran mas queridas; pero no volvió á la vida
IV. sino al acento de la mia.
Hacia los últimos dias del mes de Mayo lla- —Ya lo ves, me mi amigo: vive, ha re-
dijo
maron una noche violentamente a la puerta. cibido el golpe. Detenernos en mas largos adio-
Toda la familia dormia, y yo fui á abrir. ses, seria lacerar mas y mas la llaga con nue-
Era mi amigo Virieu. vos y mas terribles golpes.
— Vengo á buscarte, me dijo: traigo una carta Separó los dos brazos helados de la doncella,
de tu madre, á la que no podrás resistirte. He que rodeaban mi cuello, y me arrancó material-
pedido caballos para la media noche, y son ya las mente de la casa.
once. Partamos, ó si no, no lo harás nunca. Una hora después seguíamos el camino de Ko-
Tu madre morirá, y sabe que tu familia te hará ma en medio del silencio de la noche.
responsable de todas estas desgracias. Harto se
V.
ha sacrificado ella por tí; haz ahora un pequeño
sacrificio por ella. Yo te juro que volveré con- En la carta que habia escrito á Graziella, le
tigo á pasar el invierno y un año aquí. Pero es dejé un itinerario para que me dirigiera sus car-
preciso que por ahora te presentes en el seno de tas. La primera que de ella recibí, la encontré
tu familia, y obedezcas las órdenes de tu madre. en Milán, La niña me decia que estaba bue-
Yo sentí que la tierra faltaba de mis pies. na del cuerpo, pero muy enferma del corazón;
— Espérame aquí, le dije. pero que no obstante, confiaba en mi palabra, y
Volví á entrar en mi aposento, hice un bulto me aguardarla con seguridad hasta fines de No-
precipitadamente con mis vestidos, y escribí un viembre.
papel á Grraziella, en que le decia todo lo que Cuando llegué á León, encontré en él otra car-
puede decir de tierno un corazón sensible de ta que denotaba mas serenidad y mayor confian-
veinte años, haciéndole patente el caso en que me za. Dentro de la carta venían algunas hojas
hallaba y la obligación que tenia de obedecer el de flor de granado, del que crecía en una mace-
mandato de mi madre. Le juré, como me jura- ta de barro sobre el terrado, cerca de mí apo-
ba á mí lo mismo, que antes de que el cuarto sento, y del cual ella colocaba una flor sobre sus
592 LAS CONFIDENCIAS.
cabellos todos los domÍBgos. ¿Era para enviar- en el de los arbustos tiernos, en los que hasta la
me alguna cosa que la hubiera tocado? ¿Era savia no tiene fijeza!
acaso un tierno reproche disfrazado bajo algún El amor verdadero es el fruto maduro de la vi-
símbolo, para recordarme que habia sacrificado da. A los veinte años no se le conoce; se le imagi-
sus cabellos por mí? na. En la naturaleza vegetal, cuando el fruto se
Decíame G-raziella que tenia fiebre, y que el co- presenta, las hojas caen; tal vez no sucede así en
razón la hacia mal, pero que iba cada dia mejor; la naturaleza humana. ¡Cuántas veces he pensa-
que la habían enviado, para que cambiara de ai- do en esto desde que he comenzado á contar los
resy se restableciera completamente, á la casa de hilos de plata en mi cabellera! Me he echado en
una de sus primas, hermana de Cecho, situada cara no haber conocido entonces el precio de aque-
en Vomero, colina elevada y sana que domina a lla flor primera del amor .... Ay! yo no era mas
Ñapóles. que vanidad. ...
Pasaron cinco meses después sin que volviera Y la vanidad es el mas necio y el mas cruel de
á recibir ninguna carta de ella. los vicios, porque ella hace avergonzarse á uno de
Todos los dias pensaba en la hija del pescador, la felicidad ....
y según mis cálculos, yo debia partir para Italia VI.
á principios del prócsimo invierno. Sin embargo,
su imagen triste y encantadora se me aparecía á Una noche de los primeros dias de Noviem-
bre me entregaron, al volver de un baile, una
menudo, ora llenándome de pesar y de sentimien-
to por hallarme lejos de ella, ora como un tierno
carta y un paquete, que un viagero, que venia de
Ñapóles, habia traido para mí, y lo habia dejado
reproche.
Me hallaba yo en esa edad ingrata, en que la li-
en la posta al cambiar caballos en Mácon. El
gereza y el espíritu de imitación hacen á un joven
viagero desconocido me decia, que habia recibi-
do un encargo importante para mí de uno de
avergonzarse de sus mejores sentimientos; edad
cruel, en la que los mas bellos dones de Dios, el a-
sus amigos, director de una fábrica de coral de
Ñapóles, y creia cumplir su comisión recomen-
mor puro, las afecciones candorosas, caen sobre la
dándola á otro, porque las noticias que me traia
arena,y son arrastradas en flor por el viento del
mundo. Aquella maligna é irónica vanidad de
eran fúnebres y tristes, y no me queria ver.
Únicamente me rogaba que le enviara el recibo
mis amigos vencia muchas veces la ternura que
de lo contenido en el paquete á Paris.
ecsistia oculta, pero viva, en el fondo de mi cora-
zón.
Abrí temblando el dicho paquete. Contenia
No me habia atrevido á confesarles, sin aver- en la primera envoltura la última carta de Gra-
gonzarme y sin esponerme á sus sarcasmos, cuál ziella, en la que se leian estas palabras tan solo:
era el nombre y la condición del objeto que tanto "El doctor dice que moriré antes de tres dias.
echaba menos y cuya ausencia me llenaba de tris- Quiero decirte adiós antes de que las fuerzas
remordimiento en medio del mundo. ¡Cuánto me tados por tí una noche. Conságralos á Dios
he avergonzado ahora, de haberme avergonzado en alguna capilla de tu pais, para que alguna co-
"
entonces! ¡Cuando uno solo de los rayos de ale- sa mia se halle cerca de ti
gría que lanzaban sus castos ojos, ó una de las lá- Anonadado quedé con su carta en las manos,
hasta la venida del nuevo dia. Hasta entonces
grimas que corrían de ellos, valia mucho mas que
fué cuando tuve valor para abrir la segunda en-
todas esas miradas, y esos gestos, y esas sonri- voltura. Toda su hermosa cabellera estaba allí,
sas á las cuales estaba yo dispuesto á sacrificar tal como se iiallaba la noche que me la enseñó
Que juega en tus labios rojos, Porque tan solo allí, mi ángel querido,
De arcángel tus claros ojos, Goza mi corazón.
De arcángel tu linda faz.
«Sf%.'^r.^^e;^_5V¿;:¿0,
Yoy á hablar del hombre mas soprendente de nómeno, dirigir los ojos á la civilización de la
la Iglesia latina, el que ilustró con mayor imagi- África después de la conquista romana, y sobre
nación la teología, el que introdujo mas elocuen- todo, en los primeros dias del cristianismo. Es
cia y mas sensibilidad en la escolástica; San necesario, ante todas cosas, no olvidar que el an-
Agustín. Dadle cualquiera otro siglo mas ci- tiguo territorio de esta república, que formaba u-
TÜizado, y jamas hombre alguno aparecerá do- na vasta comarca, era la en que se conservaba una
tado de un genio mas vasto y mas fácil. Meta- parte del pueblo, y algunos restos de las costum-
física, historia, antigüedades, ciencia de las cos- bres y de la lengua púnica, pero en la que el go-
tumbres, conocimiento de las artes, todo lo ha- bierno, los tribunales, los espectáculos y el lujo
ca, como sobre el libre albedrío; lo mismo es- romanos, era por la magnificencia y por la rique-
plica el fenómeno intelectual de la memoria, za una de las primeras ciudades del imperio, ri-
que razona sobre la decadencia del imperio ro- val de Antioquía y de Alejandría.
mano. Su y vigoroso ha ostentado
talento sutil Conservaba, bajo el poder del procónsul roma-
con frecuencia en los problemas místicos una no, libertades municipales y un senado ó consejo
fuerza de sagacidad, que bastarla sin duda para público, acatado en toda la provincia del África.
las mas vigorosas concepciones. El genio comercial de la antigua Cartago se en-
Su elocuencia, aunque adolece de afectación contraba en la colonia romana, fundada sobre
y de barbarie, es frecuentemente nueva y senci- sus ruinas. Dividía con el Egipto el privilegio
lla; su moral austera desagrada á los corrompi- de alimentar los mercados de la Italia: su puer-
dos casuistas, á quienes ha confundido Pascal. to, sus calles y sus edificios, eran la admiración
Sus obras, inmenso repertorio de la ciencia teo- de los estrangeros. Una de sus calles, que se
lógica, que ha conmovido tanto á la Europa, son llamaba la calle de Celeste, estaba llena de tem-
la imagen mas viva de la sociedad cristiana á fi- plos magníficos; otra, la de los Banqueros, rever-
nes del siglo IV. beraba con los mármoles y el oro. No descuida-
jQué era entonces aquel Cartago, trasformado ba las letras la nueva Cartago: tenia escuelas nu-
en colonia romana? ¿Eran Hyppona, Tagasto y merosas y célebres, en las que se enseñaba la elo-
Madaura, pucblecillos sin nombre, y de los que cuencia y la filosofía. Largos lienzos blancos,
ni aun ruinas quedan? ¿Sobre esa costa de Áfri- suspendidos de las puertas de estas escuelas,
ca, hoy tan bárbara, era donde floreció aquel anunciaban que bajo las fábulas de los poetas se
hombre elocuente é ingenioso, aquel atrevido me- ocultaban útiles verdades. Cartago, imitando
tafísico, que se semeja muclias veces á Platón, y á los romanos, tenia también sus teatros, en que
ha suministrado ideas al gran Bossuet? se representaban las obras mas bellas de la anti-
Es indispensable, para poder concebir este fe- gua lloma y las mejores imitaciones de la trage-
SAN AGUSTÍN. 295
d¡a griega. Las comedias que el africano Terenj llas á esta nueva
luz: había cismas y heregías en
cío, esclavo en Italia, habia hecho admirar de Tagasto y en Madaura; pero esta teología conten-
los romanos, eran ahora aplaudidas en su patria, ciosa no hacia mas que escitar la vivacidad na-
que se había vuelto romana por las costumbres y tural de los habitantes de aquellos climas. Esta
por el idioma. influencia servia mas para sutilizar los entendi-
Las imaginaciones de la África se apasionan mientos, que para la reforma de las costumbres.
por con sorprendente ardor y con un en-
las artes En Cartago la corrupción era espantosa, y aun
tusiasmo, menos ilustrado, pero tan vivo como el entre los cristianos los usos mas groseros desna-
de los pueblos de la Grrecia. En el segundo si-
turalizaban la pureza del culto. En las iglesias
glo, Cartago era llamado la Musa de la África.
y sobre las tumbas de los mártires se celebraban
Apiñábanse en tropel en la plaza pública, para bulliciosos festines, que solían mancharse con
escuchar un sofista ó un retórico célebre. Así es todos los escesos de la embriaguez: otras costum-
que, el ingenioso Apuleo disertaba ante el pue- bres bárbaras se conservaban en algunas ciuda-
blo de Cartago sobre las fábulas y la literatura des, y generalmente hablando, cierta especie de
de los griegos, y se envanecía con los aplausos ferocidad se mezclaba al cristianismo de aque-
de una ciudad tan estudiosa y tan sabia; llos habitantes.
Pronto el cristianismo hizo aparecer otra es- Con efecto, en parte alguna las disputas sobre
pecie de oradores en Cartago, que hablaban con el dogma y sobre algunos puntos de disciplina,^
mas gravedad y con mayor energía, de intereses fueron tan sangrientas como en África. La prin-
mas elevados; se les iba á escuchar en las caver- cipal secta era la de los donatistas, especie de
nas y entre las tumbas. El culto se convirtió rigoristas y de místicos sanguinarios, cuyas mác-
en público; fué perseguido, y cada día se tornaba simas y furores ofrecen mas de una relación con
en mas poderoso. las de los anabaptistas y la de los indepen-
"¿Qué barias, decia Tertuliano, al ver tantos dientes.
millares de hombres y mugeres de todas edades, Otras sectas, estrañas al cristianismo,
y pura-
de todos rangos, que presentan sus brazos á mente orientales, agitaban aun la turbulenta ima-
vuestras cadenas? ¿De cuántas hogueras y de ginación de los habitantes de la África. En par-
cuántos hierros no necesitarías? ¿Diezmaríais á te alguna la secta de los maniqueos que, salida
Cartago?" de los confines de la Persia, se había derramado
Tal fué el progreso de aquel entusiasmo, que casi en todas partes tras de las huellas del cris-
allí, como en todas partes, venció la crueldad de tianismo, tenia mas partidarios y mas hábiles
los gobernantes romanos con la multitud de las misioneros. Adoptaba en parte los dogmas del
víctimas. Cubrióse toda la provincia de África culto cristiano, falsificaba su gerarquía, y no era
de iglesias y de obispados. El número y la ri- raro encontrar en una pepueña ciudad de la pro-
queza de los cristianos se acrecentaba en las épo- vincia de África, un obispo católico, otro dona-
cas de tolerancia. El
y la fe se ecsaltaban
celo otro maniqueo, animando cada uno á
tista y el
en los días de persecución, y esta alternativa fa- sus sectarios, disputándose la fe de los pueblos
vorecía doblemente el vuelo del nuevo culto.
y distribuyendo símbolos y libros.
En medio del siglo III, en los tiempos de Ci- En medio de esta agitación de los espíritus,
priano, la Iglesia del África contaba mas de dos- en esta Babel de las opiniones humanas, entre
cientos obispados, que presidian en todas las ciu- este caos de pasiones religiosas, nació San Agus-
dades la sociedad cristiana, cada día mas nume- tín con una imaginación ardiente, ávida de cien-
rosa. Esta civilización, aunque de todo punto cia, de placeres y de amor. Su madre era cató-
eclesiástica, no dejaba de influir poderosamente lica ferviente; su padre, pagano ó indiferente;
sobre el espíritu de los pueblos. Una aldehuela, uno de sus deudos mas cercanos, donatista. La
antes medio salvage, una población retirada y ciudad de Tagasto, que fué su cuna, acababa de
vecina del desierto, recibía por medio del apos- pasar de la secta de Donato á la comunión de
tolado cristiano, el mismo símbolo, los mismos Roma.
libros y alguna cosa de la misma ciencia, en que Estudió primero en la ciudad de Madaura;
el cristianismo se apoyaba en Roma y en la después en Cartago, La elocuencia no le basta-
maniqueos, cuya metafísica sutil y maravillosa li- sero bienestar, entonces aquellas que se despren-
sonjeaba su espíritu. Su madre, llena de horror den de esta turba rastrera aspiran por otro mun-
por esta secta, suplicaba á los obispos cristianos do mejor. El esplritualismo nace de la desespe-
que vieran y que lo convirtieran: uno de ellos
lo ración ó del disgusto; entonces, como la vida so-
le dijo estas hermosas palabras: "Id en paz, y cial,no ofrece de grande frecuentemente este
continuad rogando por él, porque es imposible ardor del genio privilegio de algunos hom-
,
que un hijo llorado con tantas lágrimas, perezca bres, se arrebata y se estravía en especulaciones
jamas." místicas. Son entusiastas sublimes del cielo, por-
Agustín volvió al lado de su madre en Tagas- que se encuentran con que no están dignamente
to, y enseñaba la retórica; pero el sentimiento ocupados en la tierra. Su alma, incapaz de inac-
que le causó la muerte de un amigo, lo alejó de ción, toma el infinito por carrera.
nuevo de esta ciudad, y regresó á Cartago, siem- Agustín mismo describe estas cosas con una
pre maestro de elocuencia, maniqueo poco con- vivacidad maravillosa. Después de algún tiempoy
vencido, y filósofo entregado á los placeres. Sus se encontraba mas agitado: frecuentaba la Iglesia
dudas religiosas se redoblaron en este tiempo cristiana, leia los libros de los apóstoles; repasaba
con las conferencias que tenia con un doctor en su pensamiento el ejemplo de Victorino, retó-
maniqueo. rico como él célebre, que bajo el reinado de Julia-
Es sabido cómo fastidiado de todo se dirigió no habia abandonado su escuela mas bien que su
á Roma y después á Milán, donde fué enviado fe. La vista de uno de sus compatriotas que le con-
por Simaco á enseñar la elecuencia; se sabe có- taba lo que habia visto de los solitarios del Egip-
mo fué conmovido por las palabras de San An- to, vino á dar el último golpe á su alma. Es ne-
tonio: se retiró á la soledad, y refugió en el cris- cesario oirlo á él mismo:
tianismo la dilatada inquietud de su corazón y "En esta lucha violenta del hombre interiory
tica de ventura y de verdad. Esta es la enfer- "Me estraviaba en aquel jardin, y Alipo me se-
medad de los hombres de genio, en los dias de guia paso á paso. Yo me habia creido solo con-
decrepitud social. Cuando ya no hay ni liber- migo mismo, y él estaba allí; ¿pero le hubiera si-
tad, ni patria, ni pasión por las artes; cuando las do dado abandonarme en medio de la aflicción
almas vulgares son fatigadas por la desgracia, ó en que me encontraba? Nos sentamos en el lu-
mi alma, y me indignaba con la indignación mas me puse en pié, no viendo en todo sino la orden
violenta, contra mi lentitud de huir de esta vida del cielo, de que abriese un libro y leyese el pri-
nueva, en que yo estaba convenido con Dios, y mer capítulo que encontrara.
en la que todo mi ser me gritaba que entrase." "Ya habia yo oido decir que Antonio habia si-
Agustín pinta toda esta tragedia interior de do advertido por una lectura del Evangelio, á la
la alma con una profunda ingenuidad, muy rara cual recurrió casualmente, aplicando á sus cir-
en los tiempos antiguos. cunstancias las palabras que leia: "Ve, vende
En ninguna parte se ve mejor el carácter de cuanto posees; dáselo á los pobres, y tendrás un
reflecsion y de tristeza, que el culto cristiano tesoro en los cielos." Este oráculo ¡oh Dios mió!
habia contado así la historia detallada del alma, "Así es que regresé con precipitación al lugar
sorprendiendo sus mas vagos deseos y sus mas en que estaba sentado Alipo, porque habia deja-
furtivas emociones. do allí el libro del apóstol cuando me levanté.
"Sin embargo, Alipo, sentado á mi lado, es- Lo tomé, lo abrí, y leí en silencio el primer ca-
peraba en silencio el fin de aquel movimiento pítulo en que cayeron mis ojos: "No viváis en
atenta sacó del fondo de mi corazón toda mi impudicia, en el celo y la riña, sino revestios
miseria, y la amontonó delante de mis ojos, sen- de Jesucristo, y no proveáis al cuerpo al agrado
tí levantarse en mí una tempestad, que rom- de vuestras sensualidades." No quise leer mas,
pió en una lluvia de lágrimas. Para dejarla ni tenia necesidad. Luego que acabé este pen-
desahogar libremente, me alejé de Alipo, por- samiento, como si una luz de seguridad se hubie-
que la soledad me parecía mas favorable á mi ra derramado de mi corazón, las nieblas de mis
ocupación de llorar; así es que me alejé á bastan- dudas desaparecieron. Entonces, señalando con el
te distancia para que su presencia no me fuese dedo, cerré el libro, y después hice que Alipo lo
importuna. Tal estaba yo entonces, y él lo com- viese.
))
prendió: yo habia dicho alguna cosa, y el sonido Este piadoso delirio, este éxtasis elocuente,
de mi voz parecía fatigado con el peso de mis lá- ¡cuánta energía comunicaba á la imaginación de
San Agustín á su fe nueva! Sin embargo, mos-
grimas: se levantó, y permaneció en el lugar en
que nos hablamos sentado, inmóvil de estupor. tró mucha calma para ejecutar su proyecto de
Entretanto, me arrojé á tierra, debajo de una abandonar el mundo. Aunque padeciendo mu-
higuera, y di libre rienda á mi llanto: mis lágri- cho del pecho, esperó á las vacaciones de la escue-
mas brotaban á torrentes de mis ojos, como una la de Milán; y habiendo advertido entonces á los
principales ciudadanos que le buscasen un suce-
ofrenda agradable para tí ¡oh Dios mió! y yo te
dirigía mil cosas,no con palabras sino con mis sor, se retiró á una casa de campo con su madre,
sentimientos. ¡Oh Señor! ¿Hasta cuándo se dila- su hijo natural Adeodato, dos amigos y dos de
tará tu enojo en contra mia? No te acuerdes, sus discípulos, de quienes quería vigilar los es-
palabras, dignas de piedad. ¿Cuándo? ¿Qué dia? sobre filosofía religiosa, ocupaban á la pequeña
¿Mañana? ¿Pasado mañana? ¿Por qué no ahora? sociedad.
¿Por qué este instante no es el fin de mi ver- Agustín escribió mucho en este retiro, tenien-
veces, alumbrando un bello Sol de Invierno, en y se detuvo largo tiempo en Ptoma, donde escri-
un pradito vecino á la casa, interrumpiéndose bió un tratado de las costumbres de la Iglesia
para leer medio tomo de Virgilio; preocupación católica, y combatió á los maniqueos, de quienes
encantadora que San Agustín no se reprocliaba habia estudiado tanto tiempo las creencias.
aun. El vivo ardor de los dos jóvenes, la impe- La victoria de Teodosio sobre Mácsimo, ha-
tuosidad de su edad, que contrastaba con la gra- biendo pacificado todo el imperio, proporcionó á
vedad de sus estudios, los incidentes de la dis- Agustín coyuntura de volver á África; y des-
la
puta y los movimientos del amor propio, todo es- pués de algunos dias de mansión en Cartago, se
tá representado con una gracia infinita. retiró á Tagasto, su patria, á unas posesiones
Agustín llama á su madre á sus conversacio- que tenia allí; se entregó con sus amigos á la
nes, y cree notar en ella una rara capacidad pa- meditación de las escrituras y á la oración.
ra la filosofía: él mismo habla con mucha sutile- Agustín, aun en medio de sus contemplaciones
za sobre Dios, el alma y la verdad; pero todo lo religiosas, no aspiraba al sacerdocio; pero ha-
refire á la fe cristiana y á la mejora de las cos- biéndole conducido á Hyppona las circunstan-
tumbres. cias, el obispo de aquella ciudad, que griego de
"Dios, dice, no nos escuchará si no somos vir- nacimiento, tenia dificultad suma de espresarse
tuosos: así, pidamos á Dios, no riquezas ni hono- en lengua latina, resolvió ordenarle, á fin de que
res, ni ninguna de esas cosas perecederas, que ce- le diese algún socorro con su elocuencia.
den al mas leve obstáculo, sino los bienes del Ya se deja concebir cómo los escritos de San
alma que pueden hacernos buenos y dichosos; y Agustín, ya célebres en la Iglesia de Occidente,
para que tales bienes sean enunciados con ardor, deberían tener brillo a los ojos de los prosélitos
yo te encargo ¡oh madre mia! de las súplicas en cristianos, de una pequeña ciudad del África. El
que tengo mayor confianza; y tengo seguridad pueblo de Hyppona se apoderó de Agustín, á pe-
entonces de que Dios dispondrá mi alma de tal sar de su resistencia, y lo pidió como sacerdote.
suerte, que nada prefiera al descubrimiento de la El obispo Valero hizo que predicase en su igle-
verdad, y que no tenga otra voluntad ni otro sia en su mismo lugar, como Crisóstomo habia
pensamiento, ni otro amor." reemplazado á Flaviano en la iglesia de Antioco.
Otra obra de la misma época y de una forma Agustín hablaba con una emoción estraordinaria;
mas singular, son los Soliloquios^ en los cuales se enternecía hasta las lágrimas. Sus discursos,
Agustín conversa con la razón. Nunca se reunió animados con vivísimas imágenes, arrebataban
tan fina dialéctica á una sensibilidad mas medi- el espíritu de los africanos. Así es como él hizo
tabunda: el giro sutil de la imaginación africana abolir la costumbre de la celebración de festines
se mezcla á una especie de curiosidad ingenua. en las tumbas de los mártires, reteniendo por
"Yo quiero, San Agustín, saber de Dios y
dice sus palabras al pueblo en la iglesia el dia mismo
del alma;" y oye la razón que le responde: ¿No — en que se celebraba de ordinario esta fiesta li-
quieres saber mas? —
Muchas veces el genio del cenciosa.
filósofo africano arroja sus rayos de luz sobre Al mismo tiempo se ocupaba en educar algu-
estas grandes cuestiones,
y se percibe alguna co- nos jóvenes; dulcificaba la suerte de los esclavos,
sa de sublime en la manera con que prueba la y se comunicaba por cartas con las diversas so-
nos meses de retiro en el campo, vino á Milán da que seguía, la prueba mas patente de su fe.
con su hijo y Alipo, y recibió con ellos el bautis- Hizo que se construyese en la ciudad un hospi-
mo de las manos de San Ambrosio. Resolvió cio para los estrangeros; estableció la costumbre
entonces volver á África, seguido de su madre y de dar cada año vestidos á los pobres; por últi-
de sus amigos. Fué á Ostia para embarcarse; mo, hizo vender una vez los vasos sagrados para
pero su madre cayó enferma, y murió al ca-
allí rescatar ¿i los cautivos.
bo de algunos dias: el dolor de Agustín fué cs- Abandonaba raras veces á Hyppona, y sola-
tremo. Kenunció do luego á luego á su viage, mente para ir á Cartago ó á Madaura, cuyos
SAN AGUSTÍN. 299
habitantes estaban en gran parte sometidos al el obispo célebre. Este era un grande espectá-
paganismo; pero desde su mod-esto asilo, Agustin culo; todo el pueblo asistía lleno de curiosidad.
dirigía sus miradas y sus trabajos á todo el mun- Algunos escribientes públicos llevaban apuntes
do cristiano. de y de las respuestas.
las objeciones
Nada puede dar idea de este ardiente aposto- Los maniqueos no eran mas que místicos ó
lado: predicación moral, libros de filosofía; contro- ilusos: se asbtenian en su dieta, pitagórica de to-
versias con los paganos, los sectarios y los doc- das las cosas que habían tenido vida. La mayor
tores de su comunión: él atendía á todo. parte de sus ensueños eran inocentes. Y aunque
Del fondo del Oriente, Grerónimo, de quien heridos por crueles edictos, por Teodosio y sus
él habia censurado algunas obras, le escribía: hijos, no se sabía que ellos por su parte hubieran
"No combate á un viejo que descansa,
forces al empleado represalias. Pero los donatistas, mas
y que hace mucho tiempo es veterano. Tú, que numerosos y de carácter mas violento, ensan-
eres joven, y que te encuentras colocado en la grentaban frecuentemente la África, en la que
silla episcopal, instruye á los pueblos, y enriquece su secta había nacido, como casi todas las sectas:
á Roma con las cosechas de la África. A mí me encierraba ésta en su seno dos partidos, los mo-
basta, al lado de un discípulo y de un lector, derados y los furiosos. Los primeros, que se
murmurar algunas palabras en la humilde celda componían de algunos padres ó ricos propieta-
de un claustro." rios, sostenían discusiones, escribían libros y
Agustin dio el ejemplo de esta vida monásti- trataban de eludir los edictos imperiales que les
ca, tan común en el Oriente. Pronto los con-
prohibía el derecho de testar, ó les inflingía las
ventos se multiplicaron en la provincia de Áfri- penas de la confiscación y del destierro.
ca; Cartago se llenó de ellos. En algunos de Los otros, á quienes se llamaba circonceJlions,
ellos los mongos vivian con el trabajo de sus casi todos aldeanos y pastores de Numídía y
manos, y seguían el precepto del apóstol. "El Mauritania, no tenían mas que un fanatismo fe-
que no quiere trabajar, no debe comer." Pero el roz, alimentado por los discursos de algunos pa-
mayor número permanecía ocioso, y alegaba para dres mas feroces que sus ignorantes sectarios.
ello estas otras palabras del Evangelio: "Ved En ciertas épocas abandonaban en tropel el lu-
cómo las aves del cielo no siembran, y las flores
gar de su residencia; vagaban por los campos;
de los campos no hilan."
devastaban las propiedades de la secta dominan-
Agustin combatió en un escrito esta piadosa
te,y muchas veces asesinaban á los sacerdotes
pereza, oponiéndoles la vida ruda y laboriosa del
católicos que caían en sus manos, creyéndose en-
episcopado; pintó con un enérgico desprecio la tonces visitados por el espíritu divino, y creyen-
holgazanería de los mongos mendigantes. "Van, do que tales iniquidades eran holocaustos agra-
decía él, con un talego, de provincia en provin- dables á Dios.
cia, sin hacer pié en lugar alguno. Llevan los El rigor de las leyes, y aun la crueldad de los
unos reliquias de santos, ó pretendidas reliquias soldados romanos, no podía nada sobre estos
á que dan valor. Otros llevan por toda habili- hombres, y los mataban sin conmoverlos, aumen-
tación su hábito y su profesión piadosa; otros, tando con estas víctimas el catálogo de sus san-
no teniendo embarazo alguno de mentir, dicen tos. Frecuentemente entre ellos, hombres y mu-
que van á lejanas tierras á visitar á sus parien- geres, se daban la muerte con el fierro, como pre-
tes; y todos piden, todos ecsigen que se les dé, cipitándose á obtener el martirio.
ya para subvenir á las necesidades de una pobre- Agustín pasó la mayor parte de su vida en
za que los hace tan ricos, ó en recompensa de combatir á los donatistas, y algunas veces invo-
una virtud que no es mas que hipocresía." có en su contra los edictos de los magistrados.
Pero los mas empeñados combates de San Quiso, sin embargo, que á nadie se impusiese la
Agustin, eran contra los maniqueos y contra los pena de muerte, aunque se comprendiese en esta
donatistas. En aquel siglo, en que todo el mun- gracia á los que habían derramado la sangre de
do deliraba con la teología, la ciudad de Hyppo- sus adversarios. Tal es el voto que consignó en
na, habitada por marineros indígenas, y por al- una carta al tribuno de la provincia; voto memo-
gunas familias romanas, se habia convertido en rable, que merecería ser inscrito en nuesta legis-
un anfiteatro escolástico, en que los doctores ma- lación moderna, tan pródiga aun de la pena de
niqueos se presentaban para entrar en liza con muerte.
300 SAN AGUSTÍN.
"Agustín, al tribuno Marcelino. —Muy augus- mismo objeto dirigia una carta no menos espre-
to señor y muy querido hijo. — Salud en Dios. siva al procónsul de África.
"Perdona, decia, á estos culpables; déjales con
"He sabido que los clérigos del partido dona- la vida tiempo para que se arrepientan de sus
tista, que la autoridad pública babia trasferido culpas." Sin embargo, el mismo hombre que
á vuestro tribunal, de la jurisdicción de Hyppo- escribió tan hermosas palabras en favor de los
na, han sido oidos por vuescelencia, y que la ma- culpables, aprobó los rigores empleados para con-
yor parte de ellos babia confesado el homicidio vertir á los donatistas pacíficos. Repetía en
que cometieron en el sacerdote católico Restitu- sus controversias y en sus cartas, que era bueno
to, y las heridas que infirieron á Inocente, tam- forzar á los hombres á que saliesen del error.
bién sacerdote católico, sacándole un ojo y cor- (Continuará.)
tándole un dedo. Pero ha producido en mi al-
comienda tanto la dulzura. "Atestiguo que es- No hables de tu felicidad al que sea menos
to es útil y es saludable á la Iglesia católica, y feliz que tú.
para que no parezca que me quiero salir de mi riTAGORAS.
jurisdicción, lo atestiguo con la iglesia de Hyp-
pona. Si no quieres escuchar la súplica de un Dios es un ser cuyo centro está en todas par-
amigo, escucha el consejo do un obispo." Con el tes, y su circunferencia en ninguna.
.^^^^^-^^^^^-^^
c
Al obsequiar á nuestros suscritores con el re- mismo tiempo que aprendía á construir violines,
trato de este joven y escelente violinista, quisié- se aficionaba á la música con el ejemplo irresis-
ramos formar un estenso artículo biográfico; pe- tible del primer violinista del mundo.
ro esto es imposible, atendida la corta edad del Observando Paganini el talento precoz del jo-
artista: haremos uso, sin embargo, de los datos ven Coenen, le aconsejó que se dedicara seria-
que b-emos podido adquirir, seguros de que den- mente al estudio del violin, y aun prometió dar-
tro de algunos años nuestro artículo servirá de le algunas lecciones; pero cuando esto iba á te-
base para que algo mas se escriba sobre un her- ner efecto, Paganini cayó gravemente enfermo,
moso talento, que no dudamos llegará á ser una y murió á poco tiempo.
México ha sido el teatro
notabilidad europea. Entonces, decidido el padre de Coenen á que
donde Goenen ha comenzado á vislumbrar la su hijo estudiase la música, lo puso bajo la direc-
jos nosotros de esas ruines y miserables pasiones des filarmónicas. Coenen permaneció cinco años
que suelen devorar la vida de los artistas, nos al lado de Beriot, estudiando con un tesón y
apresuramos á rendirles el tributo que es debido constancia tal, que el maestro se manifestó muy
á su talento, dejando á otros la indagación de satisfecho. Tocó en algunos conciertos en Ho-
cosas que nada tienen que ver con el arte. Ma- landa, y fué nombrado director de una sociedad
dama Bishop, Herz y Coenen, sin necesidad de filarmónica; pero deseoso de viajar y de darse á
sugestiones de ningún género, han sido objeto conocer, abandonó su pais natal y se dirigió á
de nuestros hemos esceptuado al
artículos; y si Paris. Tuvo la desgracia de llegar casi al mis-
arpista Bochsa, es porque siendo hombre de un mo tiempo que estalló la revolución, y esta cir-
carácter raro y singular, se ha negado á obse- cunstancia le impidió organizar un concierto.
quiar las indicaciones que se le lian hecho para De Paris pasó á Londres, donde se hablan reu-
que diese algunos datos sobre su carrera artísti- nido, á causa de la misma revolución, los artistas
ca. No teniendo tampoco nosotros motivo para mas célebres. Coenen, aunque con la concien-
ser sus enemigos, no hemos querido referirnos cia de su mérito, no podia en la metrópoli ingle-
al Diccionario biográfico. —
Ocupémonos, pues, sa ponerse en competencia con tales notabilida-
un momento de Frantz-Coenen. des; y así. decidióse á pasar á Nueva-York,
Nació en Holanda, y es hijo de un célebre donde dio algunos conciertos é hizo amistad con
constructor de violines. Paganini concibió la Henry Herz, que á la sazón se hallaba también
idea de formar una estensa colección de violines, en Nueva-York. Ambos artistas se dirigieron
y en cada uno de sus viages recogía cuantos violi- á la República.
nes viejos encontraba, y los daba á limpiar y com- Coenen tendrá cosa de veintidós aTíos; es de
poner al padre de Coenen. Esta circunstancia una fisonomía amable, y parece estremadamente
estrechó la amistad de ambos; amistad que apro- modesto.
vechó en gran manera á nuestro joven, pues al Después de haber dado Herz dos conciertos,
TOM. II. -xui.
304 EESUMEN DE LA HISTORIA DE FRANCIA.
formidad de administración, destruyó las ene- el juramento de guardar la constitución, y se
mistades ó celos de las provincias; la abolición juzga que abdica si retracta este juramento, ó se
de diezmos y de los derechos feudales, tan
los pone á la cabeza del ejército contra la nación, ó
nocivos á la agricultura; la división de las pro- sale del reino sin autorización del cuerpo legis-
piedades del clero; la supresión de las maestrías, lativo. Jueces elegidos por cierto tiempo por el
gremios, cofradías, privilegios y trabas de toda pueblo, son investidos del poder judicial. El
especie, impuestas á la industria; la de la vena- cuerpo legislativo fija todos los años las contri-
lidad de los empleos y oficios; la institución de buciones públicas.
la guardia nacional; orden, la uniformidad y
el La segunda Asamblea Nacional , llamada
la sencillez introducidos en el sistema financiero Asamblea Legislativa, abrió sus sesiones el 1. "^
y en las leyes: tales, son en resumen, los princi- de Octubre de 1791. El 4, todos sus miembros
pales beneficios que hacen á la Asamblea Cons- prestaron el juramento individual de guardar la
tituyente acreedora al agradecimiento de la constitución sobre el testo mismo de ella, traida
Francia y de toda la humanidad. á la tribuna con toda pompa por el secretaria
Sus miembros mas distinguidos fueron: Mira- archivero, Camus. Desde su principio comienza
beau, Cázales, Manry, Barnave, Monnier, Ma- con nuevo ardor la lucha entre el antiguo y el
louet, Lally-Tolendal, Montesquieu, Tronchet, nuevo sistema, y las medidas que la asamblea
Target, Chapellier, Sieyés, Talleyrand-Perigord, adopta, se resienten de la oposición que encuen-
Grrégoirc, duques de Larochefoueauld, y de
los tra.Al hermano del rey, Monsieur (*) (después
Larochefoucauld-Siancourt, Boissy d Anglas, ' Luis XVIII), que en la época del viage de Va-
Lanjuiuais, Volney , Bergasse , Bailly, La- rennes habia logrado pasar las fronteras, se le
gidos con las armas en la mano, serán castiga- quey, Bengnot, Carnot, Mateo Dumas, Estanis-
dos como rebeldes. A los habitantes que se atre- lao de Girardin, de Jancourt, Lemontey, Cerutti,
van á defenderse, se castigará al punto con todo Koch , Lacépéde , Lacnée, Cessac ,
Pastoret
el rigor del derecho de la guerra." Esta impru- Viennot, Vanblanc, Bazire, Brissot, Gensonné,
dente agresión acelera la pérdida de Luis XVI. Condorcet, Gruadet, Guy-Morreau, Vergniaud,
El 3 de Agosto, Petion, corregidor de Paris, lo Merlin de Thionville, Hérault de Sechelle, Fran-
acusa en la barra de la asamblea de que conspi- cisco de Nenfcháteau, &c.
ra contra el y pide la abolición de la
pueblo, La tercer asamblea, conocida con el nombre
monarquía. Se forma una comisión de insurrec- de Convención Nacional^ abrió sus sesiones el
ción, que prepara el ataque del palacio de las 21 de Septiembre de 1792. El mismo dia, á
Tullerías. A la mitad de la noche del 9 al 10', mocioa de CoUot d' Herbéis, decretó la aboli-
se difunde la alarma por todos los cuarteles de ción de la monarquía, y proclamó la república.
Paris. En cuanto amanece, avanza la muche- Los estrechos límites en que debemos con-
dumbre con artillería, é intenta penetrar en las tenernos, no nos permiten presentar aquí sino
Tullerías, cuyas avenidas están guardadas. El en compendio la serie de hechos que pasaron en
palacio es sitiado por todas partes y forzado. El el el 26
periodo que abraza su ecsistencia, hasta
rey se refugia con su familia en el seno de la de Octubre de 1795. Al proceso de Luis XVI,
Asamblea Nacional, mientras el pueblo pide su condenado á muerte el 17 de Enero de 1793 por
caida é inmola á los suizos. La asamblea decre- 361 votos de 714, y ejecutado el 21 á las diez y
ta el mismo dia la convocación de una Conven- veinte minutos de la mañana, en la plaza de la
ción nacional, la suspensión provisional del rey, Revolución, hoy de la Concordia, no tardó en se-
hasta que la Convención decida lo que deba ha- guir el establecimiento en Paris de un tribunal
cerse, y la reorganización del ministerio bajo el criminal, estraordinario y revolucionario, creado
nombre de Consejo Ejecutivo provisional. El 11 para juzgar á los conspiradores y á los contra—
convoca las asambleas primarias, destruye la revolucionarios (10 de Marzo); una comisión de
distinción entre los ciudadanos activos y los no defeqsa y seguridad generales, compuesta de 25
activos,y declara que para ser diputado no se miembros (28 de idem) y otra comisión de sa-
requieren mas condiciones que las de tener la lud pública, del seno de la Convención, formada
edad de 21 años, haber estado avecindado por de 9 individuos, y encargada de vigilar sobre la
espacio de un año en un departamento, y no ser conducta del poder ejecutivo (6 de Abril). El
sirviente doméstico. El 13, el rey y su familia 10 de Mayo, la Convención Nacional, abandonan-
son encerrados en el Temple. El 14, se ordena do la sala del Picadero, tuvo su primera sesión
la venta de los bienes de los emigrados, previ- en el palacio de las Tullerías. En la jornada del
niéndose que se efectúe en porciones pequeñas, 31 de Mayo, el partido de la Giroiida es derro-
para lograr que los habitantes de los campos sos- tado por el de la Montaña, á cuya cabeza figu-
tengan la revolución. La toma de Longwy y de ran Danton y Robespierre; y 32 miembros de la
Verdun, y la marcha del ejército prusiano sobre Convención son proscritos con los ministros Cla-
Paris, inflaman las pasiones populares;
y el 2 de viéres y Lebrun. Un decreto de 1 1 de Junio
Septiembre perecen muchos individuos asesina- declara á la república francesa una é indivisible.
dos en las cárceles de la capital, sin oposición El 27 de Junio se adopta la constitución llama-
de parte de las autoridades establecidas. El 20, da de 93 ó del año primero, que no se llegó á
la batalla de Valmy, ganada por el general Ive- poner en ejercicio. El 13 de Julio pereció Ma-
, -
rat á manos de Carlota Corday. El 6 de Octu- de vista lo que podia contribuir en lo venidero
bre se adoptó la era republicana; el 9, León ca- á- la grandeza y á la prosperidad del pais. Los
pitula después deun sitio de setenta dias; el 10,. principales establecimientos de que vamos á ha-
á consecuencia de un relato de Barreré,, se de- cer referencia, ecsisten casi todos en el dia.
claró al gobierno revolucionario basta la paz; el — Jardín de plantas de Paris y gabinete
1793.
16, la reina María Antonieta, condenada á muer- de con
historia natural, nombre de Museo (10
el
te por el tribunal revolucionario, es ajusticiada de Junio). — Instituto Nacional de música en Pa-
en la plaza de la Revolución; y el 6 de Noviem- ris (8de Noviembre). — Organización de la ins-
bre, el duque de Orleans es. conducido también trucción pública, y obligación impuesta á padres,
al suplicio. El 5 de Abril de 1794 Robespierre madres, tutores y curadores, de enviar á sus hi-^
den á gritos descompasados jío.?», la libertad de señanza de las lenguas orientales, en la bibliote-
los patriotas y la constitución de 1793/ ün dipu- ca nacional (28 de Marzo). — Escuelas de econo-
tado, Ferrand, es asesinado en la sesión, y su. ca- mía rural y veterinaria, en Versalles y en León
beza paseada en la punta de una pica: á las do- (18 de Abril). — Escuelas de servicios públicos,
ce de la noche, las tropas de las secciones disper- conocidas con el nombre de E,scuela politécnica,
san á los alborotadores, y se desarma al arrabal de artillería, de ingenieros militares, de puentes-
de San Antonio. Declárase que hay lugar á la y calzadas, de minas, de geógrafos, de ingenieros'
formación de causa contra treinta miembros de de buques, de navegación, de marina (16 de
la Convención, que solicitan el restablecimiento Septiembre). — Instituto Nacional de ciencias y
del régimen del terror, y trece de ellos sufren la artes (25 de Octubre).
sentencia del tribunal. El 21 de Julio, los emi- Las designaciones empleadas por los partidos'
grados franceses, desembarcados en Quiberon, unos contra otros, se multiplicaron tanto en aque-
son derrotados por el general Hoche. El 13 ven- lla época, que creemos oportuno consignar aquí'
dimiarlo (4 de Octubre) se dirige contra la Con- su nomenclatura. En 1791, aristócratas, monar-
vención un nuevo pronunciamiento, el último en^ quistas, constitucionales, demócratas, hombres-;
que masas toman parte, y que es reprimido,
las del 14 de Julio, miembros del lado izquierdo,
gracias á las hábiles disposiciones del general del lado derecho, fuldenses, fayettistas, orleanis-
Bonaparte, segundo de Barras on aquella oca- tas, cordeleros, jacobinos. En 1792 y 93, minis-
sión. Durante estas convulsiones intestinas, se teriales, partidarios de la lista civil, caballeros
había continuado la guerra contra las potencias del puñal, hombres del 10 de Agosto, septem-
estrangeras con una actividad infatigable: el ge- bristas, girondinos j brissotistás , federalistas',-,
nio de Carnot, triunfando de toda clase de obs- hombres de Estado, hombres del 31 de Mayo,
táculos, había creado catorce ejércitosy organi- moderados, sospechosos, miembros del llano, za-
zado la victoria. pos del pantano, montañeses. En 1794j alarma-
A este sucinto resumen añadiremos únicamen- dores, compasivos (Apitoyers), envilccedoreSj
te la lista de las creaciones de utilidades gene- adormidores, emisarios de Pitty Cobourg, hebes-
rales, de que es deudora la Francia a la Conven- tistas, sans-culottes, maratistas, habitantes de
ción,y que atestiguan que, aun en medio de las la Crile, terroristas, degolladores, termidorianos,
circunstancias mas críticas en que se haya halla- patriotas de 1789.
do gobierno al¿^uno, ésta no perdió un instante La Convención Nacional habia terminado, o¥
BESUMEN DE LA HISTOKIA DE EEANCIA. 307
rias. Cada una de éstas nombraba un elector. victorias del ejército de Italia, mandado por Bo-
"Para serio, se necesitaba tener veinticinco años naparte, general en gefe á los veintiséis años,
de edad, y pagar una contribución raiz (fonciére) tardó poco en ser el juguete de todos los parti-
-por valor de ciento cincuenta ó doscientos dias dos, y en verse obligado á echar mano del triste
:de trabajo, ségun las localidades. Habia una espediente de oponerlos entre sí para dominar-
•asamblea electoral por departamento. La legisla- los. Los dos Consejos tuvieron cuatro períodos
ción se confiaba á dos Consejos, llamados, uno de de sesiones: el primero comenzó el 28 de Octu-
los Quinientos, en virtud del número de sus bre de 1795; el segundo, el 20 de Mayo de 1797;
miembros; y el otro de los Ancianos, porque se periodo memorable por el golpe de estado del
-eomponia de los diputados de mas edad. El pri- 18 fructidor, año quinto (4 de Septiembre de
Una ley del 30 de Agosto, ó sea del 13 fructí- dán, Portalis, Enrique Lariviére, Frontón Du-
dor, prevenía que las asambleas electorales esco- condray, y los generales Pichegru, Villot, Ma-
-gerian por primera vez, precisamente del seno teo Dumas; el tercero, el 20 de Mayo de 1798
mismo de la Convención, los dos tercios de los (la espedicion de Egipto se embarcó en Tolón el
miembros que cada una de ellas debía dar al 19);y el cuarto, el 29 de Mayo de 1799.
Cuerpo Legislativo; los de la Convención se cons- El 22 de Agosto salió el general Bonaparte de
tituyeron el 26 de Octubre en cuerpo electoral Egipto, y el 9 de Octubre desembarcó en Saint
para completar las dos terceras partes de entre Raphan, cerca de Préjus (Var), y llegó á Paris
ellos, que debían tomar asiento en los consejos. _el 16. Su inesperado regreso escitó un entusias-
El 27, los electos, reunidos al otro tercio, com- mo universal, cuya manifestación fué el presagio
Enero de 1798 para ir á continuar sus trabajos Cloud, encargaba al general Bonaparte de su eje-
cución,y ponia bajo su autoridad á las tropas.
(*) Pero e¿ 10 de Octubre siguiente se prorogd El dia siguiente se vei'ificó en San Cloud la se-
su observancia, ij se declaro que el gobierno seria sión del Consejo de los Quinientos, en la que se
revolucionario hasta la paz. El 22 de Agosto de presentó y fué amenazado el general Bonaparte.
1795 se adopto por la Convención, y se proclamo Animado éste por su hermano Luciano, presi-
unánime délas asambleas primarias, otra consti- un batallón de granaderos, que dispersó á los di-
tución que recibió la deriomi?iacion del año ter- putados. Así acabó el gobierno Directorial es-
bía admitirlas ó desecharlas; y un Senado cuida- de primer cónsul vitalicio; el tercero, de 4 del
ba de su conservación. Este Senado era perma- mismo mes, introdujo nuevas modificaciones en
nente, y se componía de miembros electos de por la precitada constitución. Los colegios electora-
vida. Después de la primera formación de es- les elegían un miembro por cada 500 habitantes;
te cuerpo debian los cónsules presentar tres los departamentales, uno por cada 1000. Los
candidatos, para cada nombramiento, á los mis- electores eran vitalicios. Los colegios de distri-
mos senadores. El Tribunado se componía de to presentaban dos candidatos para las plazas
cien individuos de veinticinco años de edad, del Consejo general, y á dos ciudadanos para
que se renovaban por quintos todos los años, y que formasen la lista de los candidatos al cargo
eran indefinidamente reelegibles. El cuerpo le- de senadores. Los mismos
y los de- colegios,
gislativo constaba de trescientos miembros, en- partamentales, tenían derecho á nombrar cuatro
tresacados, como los candidatos del Tribunado, candidatos para el cuerpo legislativo. El segundo
de unas listas reducidas de notabilidades, entre y tercer cónsules eran también de por vida. Se
las que escogía el Senado. Los representantes reconocía al Consejo de Estado como autoridad
debian tener 30 años; eran indefinidamente read- constituida. Dividíanse los diputados del cuer-
misibles, y se renovaban, lo mismo que los tri- po legiblatívo en cinco seríes, que se renovaban
bunos, por quintos todos los años. Formaban sucesivamente. Su número era de 258. Los
la ley votando en escrutinio secreto, y sin que tribunos, de 1 00, se reducían á 50.
recayese la mas ligera discusión desuparte so- El 30 de Abril de 1804 se hizo en el Tribunado
bre los proyectos que se debatían en su presen- una moción, relativa á que se confiase el gobier-
cia por los oradores del Tribunado y del gobierno. no de la república á un emperador, y á que se
Su período de sesiones era anual, y duraba cua- declarase el imperio hereditario en la familia del
tro meses. Napoleón Bonaparte fué nombrado primer cónsul Napoleón Bonaparte. Adoptóse
primer cónstd; Cambacéres, ex-ministro de jus- esta proposición el 3 de Mayo por el Tribunado,
ticia, seguiulo, y Lebrun, ex-ministro del Con- y el 4 por elSenado, y el 18 comienza q\ gobierno
sejo de los Ancianos, tercero. Destinóse el pa- imjjerial. El 1. '^ do Diciembre presentó á Na-
lacio de las Tullerías para habitación de los poleón el Senado Conservador el plebiscito, que
cónsules; el de Luxemburgo, para el Senado Con- reconocía en su familia la herencia de la digni-
servador; el de los Quinientos (Palacio Borbon) dad imperial. El resultado de 60.000 registros,
para el Cuerpo Legislativo, y el Palacio Igual- abiertos en los 108 departamentos, había dado
dad (Palacio Real) para el Tribunado. El 24 por resultado 3,572.329 votos afirmativos, y 2.569
de Diciembre, Cambacéres y Lebrun, segundo y negativos. La coronación y consagración del
tercer cónsules, Sieycs y Ptoger-Ducos, cónsules emperador Napoleón y de su muger Josefina
RESUMEN DE LA HISTORIA DE FRANCIA. 309
Tascher de la Pagerie, viuda en primeras nup- tado por su comisión el 22 de Junio, que no lle-
Para ser diputado, se requería la edad de cua- Mézclense partes iguales de agua acetada de
renta años, y pagar una contribución directa de ammónia y tintura de alcanfor, y con esta com-
1000 francos. Los electores que concurrían al posición se baña la parte inflamada. También se
nombramiento de los diputados, no podían te- logra lo mismo con dos onzas de aguardiente rec-
ner derecho de votar hasta la edad de treinta y cinco de agua acetada de ammónia; y
tificado
años, y eso pagando una contribución directa de con una disolución de muriato de ammónia, cua-
300 francos. tro onzas de vinagre común y cien onzas de agua.
Al regreso de Napoleón á Paris, el 20 de Mar-
zo de 1815, se siguió la publicación del Acta Loción sedativa.
adicional á las constituciones del imperio, dada Media dracma de azúcar de plomo se disuelve
el 22 de Abril. Ella reconoció dos cámaras le- en cuatro onzas de vinagre destilado; se le aña-
gislativas, una de pares hereditarios, otra de re- de una onza de espíritu de vino común y un
presentantes elegidos por el pueblo, segundas cuartillo de agua. Se empapan lienzos en este
clases de elección. Los miembros de esta últi- líquido, y se aplican á la parte inflamada.
ma eran en número de 629; debían ser de edad
de 25 años, y se renovaban de derecho todos ellos Loción para lUceras cancerosas.
cada cinco años. En la asamblea, llamada del Mézclese onza y media de tintura de muriato
campo de Mayo, reunida en 1 ^ de Junio en el de hierro con siete de agua destilada, lávense
campo de Marzo, Cambacérés anunció que el A.c- con esta mezcla las úlceras.
ta Adicional habia sido aceptada por 1,300.000
votos,y desechada solamente por 4.206. Cataplasma de giste.
Después de la segunda abdicación de Napo- Mézclese bien una libra de harina de linaza,
león (22 de Junio de 1815) la cámara de repre- con un cuartillo de giste de ale. Póngase esta
sentantes quiso sustituir una constitución al Ac- cataplasma á un calor lento, hasta que tome cier-
ta Adicional. Los acontecimientos no le permi- to grado de fermentación, y es escelente para es-
tieron terminar la discusión del proyecto presen- timular y purificar las úlceras sucias.
TOM. II. —XLV, 40
imjp '^¡ipiÜ'''' 'fli'".
Wii ñ\ riiM¡
,
|||l¡|¡"'i!! ümiüi
nimiento de su bufete, habia dejado el cuidado completa libertad para entregarse sin embozo á
de la casa mas bien á su hija, que apenas tenia todos los delirios de su corazón apasionado, y
quince años, que á su esposa, muger que daba las singularidades de su caprichoso amante la
casi esclusivamente su tiempo á su médico y á su educaron insensiblemente de un modo único, que
confesor. después le produjo sinsabores.
Las ínfulas de señora de la familia, las consi- Con el mayor desgaire del universo, y sin que
deraciones que todos dispensaban á aquella en- antecedieran preámbulos de ninguna especie, Ju-
tendida criatura, y su natural franco y afectuoso lio le dijo al licenciado que le diese á su hija en
en estremo, le grangcabaa tales admiradores y casamiento; y sin esperar respuesta, convidó á
tantas finezas, que se desarrollaba entre los mi- todos los amigos de la casa parala boda; pero le-
mos y la ternura, ecsaltándosc su sensibilidad y yendo dos ó tres días antes la maravillosa rela-
íju orgullo de una manera singular. ción de unas ruinas descubiertas por Chíapas,
Entre lus personas que galanteaban á Lucia j
se marchó sin decir á nadie nada, dejando en el
mas esprcsivamente, se distinguía Julio Peñaflor, ridículo mas completo á la familia toda.
joven vivo, despejado y lleno de mil estravagan- Los enojos y las reconvenciones fueron crue-
cias características, que lo hacían un tanto ro- lísimas; pero Julio, impertérrito, volvió tan ren-
mántico y digno de ocupar la insaciable curiosi- dido y tan caballeroso, que al fin el matrimonio
dad de algunas damas. se verificó sin saber ni los padres por qué acce-
G-ra.7idvill e del. Ch. Geoffi'ov se.
P^A^[K^"
CUMPLIDO Cdiior
LUCIA E*** SI
diaB, ni él por qué se empeñaba en aquella reso- confianza; le como á un consultor; le daba
leia
lución, que iba á influir tan decididamente en su lo que ganaba, como á un cajero; le contaba sus
Lucia, como bemos dicbo antes, adoraba á Ju- guntaba ella, reprocharle que no me hable con
lio, babia poetizado sus mismas estravagancias; fuego, que no me acaricie con pasión, que deje
nimiedad de mas esquisita ternura, caer su mano entre las mias, como una mano de
y toda la la
la agotaba para bacerse amable á los ojos de mármol? ¡Qué no tenga que decirme nada, na-
aquel que era dueño de su corazón, da para mí sola, esto es, que suponga que se ocu-
Pero Julio, con sus ensueños de poeta, con pa en mí, que tanto le amo!
sus espediciones de anticuario, con sus aspiracio- Entonces venia el celo á emponzoñar todos
nes á la política y con su inconstancia genial, sus recuerdos; pero ¿de qué celarlo? Su vida
apenas sabia que se babia casado, y que tenia era tan pública. Cuando ella le reconvenía fre-
una muger que necesitaba de sus palabras afec- nética, él respondía con tal aplomo, que ni el
Por otra parte, y esto es lo verdaderamente tonces ella, por su parte, fingía que se ocupaba
singular de aquel enlace, el fondo del carácter decididamente de cualquiera de los que la visi-
de Julio era una probidad acrisolada: así es que, taban; se adoi-naba intempestivamente; suponía
en cuanto á comodidades materiales, nada ape- estar inquieta; daba cierto carácter malicioso á
tecía Lucía: ricos trenes, buenas albajas, criados sus entradas y salidas;y entonces, precisamente,
numerosos, todo lo tenia; pero su corazón estaba Julio se mostraba mas satisfecho de que su mu-
buérfano, y sentia hondamente esa penosa sole- ger estuviese contenta, y que lo dejase en liber-
dad del alma, ese vacío que con nada se ocupa, tad, dando testimonios de lo que confiaba en
que nos devora en medio de las satisfacciones ella ¿Cómo traicionarle? —Llena de joyas,
aparentes, y que roe y consume nuestro corazón envuelta en sedas, viendo su hermosura en el es-
cuando tal vez nos envidian como felices los que pejo de su magnifico vestidor, se dejaba caer en
Y para Lucía, que embelleció en su mente es- Se pintan las grandes catástrofes de la vida
tos primeros dias del amor satisfecho, con todas con vivos colores; se suministran cuadros terri-
las galas de su imaginación, con todos los en- bles á la tragedia y á la filosofía, con las tempes-
cantos de su sensibilidad, con todos sus ensue- tades del corazón; y apenas se fija la atención en
ños de ternura ¡ah! para Lucía aquel era un ciertas nimiedades de la vida íntima, solo sabi-
tormento; desconocía que por fuerza la tenia de das de uno que pasan imperceptibles, y que son,
bacer sucumbir. sin embargo, el todo de nuestra ecsistencia.
Aquella mirada furtiva, aquel acento con que se
II.
pronuncia un nombre, aquella puerilidad de un
PENAS DOMESTICAS. rizo, de un obsequio, una florecíUa, un halago,
Quien hubiera mirado á aquella encantadora una nada, ¿no es cierto que á veces es nuestra
joven, en medio de las comodidades, objeto de felicidad, ó nuestra desdicha?
las lisonjas de la multitud, obsequiada como la ¡Pobre Lucía! Su tormento lo formaban el con-
bija deun letrado distinguido y de un joven lle- junto de estas mil pequeneces; era mas bien la
no de amabilidad y de talento, la habria creido ausencia de toda sensación; era sentir día y no-
sin duda alguna feliz. che, sobre su corazón apasionado, la mano de
¡Cuántas veces á sus solas se preguntaba la yelo de la indiferencia.
causa del desazón secreto que la consumía! y de- —Yo quiero el odio; yo me be regocijado mil
cía para sí: —
¿No es mi marido hombre de bien? veces, sabiendo que la persona mas querida me
¿No me tiene como una reina? No me cela; por veía con aborrecimiento. ¿Y sabéis por qué?
nada me importuna; su conducta es irreprocha- Porque el aborrecimiento es la última convulsión
ble! Pero ¡pobre de mí! no me ama! —y lloraba de una pasión. Pero la indiferencia es mas que
como la muger mas desventurada de la tierra. le muerte; es el olvido, es mas que el olvido, es
Jamas habla para ella una mirada, ni una cari- la nada; es como no ser, como no ecsistir para la
cia, ni una palabra afectuosa! Era un hombre persona amada.
que consideraba á su muger como un amigo de —Almas delicadas y sensibles! os deseo ánte^
,
que el sufrimiento de este mal, el celo con todos tales bajo el nombre de Lucía, volvió á darle
sus furores, hasta el remordimiento todo, antes cuenta de sus aventuras.
que esa indiferencia, que es como el instrumento — Hija mia! hija mia! — le dijo la Encantado-
insensible que nos hiere, que es un verdugo que ra — ¡Ay de aquellas, que creyendo huir de la
nos acaba sin odio y sin compasión, sin siquiera desgracia, se arrojan en los brazos del vicio!
enojo. F. A.
Pobre Lucía! Aquel martirio monótono y si-
lencioso, que hacia injusto á sus mismos ojos su
propio malestar y su llanto, terminó por hacer MEDICINA DOMESTICA.
su carácter imprudente, molesto, y entonces Ju- OTRAS RECETAS PARA INFLAMACIONES.
lio, sin percibir que él era la causa de aquella
degeneración en el carácter de su esposa amante,
Cataplasma fría y sedativa.
se ofendía de sus impertinencias, y los sinsabo-
Tómese de solución de azúcar de plomo drac-
res de todo género vinieron á molestarlo: pero á
molestarlo como nos molesta el ruido que nos
ma y media; dos onzas de espíritu de vino rec-
bebía bebia para ahogar sus penas! Hágase una cataplasma común, con una buena
dosis de vinagre y un puñado de harina de lina-
¡Inmoral y reprobado recurso, que la hizo, no so-
za, unida á la miga ó á la harina de que se haga
lo odiosa, sino despreciable á los ojos de todos!
la cataplasma.
Entonces no fué indiferencia la de Julio, fué
hastío y asco el que le provocó su esposa. Sus fac-
Embroca para lo misino.
ciones se abotagaron, sus ojos se encendieron, su
Agítese en una redoma, hasta que se ponga
voz se puso ronca y disonante; habia dejado de
blanca como la leche, una mezcla de diez drac-
pertenecer al bello secso; era una harpía asque-
mas de aceite común, con dos de agua de ammó-
rosa que, espantada de considerarse en su sano
nia, y después se le añaden cuatro dracmas de
juicio, perpetuaba su embriaguez como para ale-
aceite de trementina.
jarse de sí misma.
tregada á los e.scesos de la embriaguez, lloraba En dos onzas de carbonate de ammónia se echa
la suficiente cantidad de vinagre para disolver-
amargamente levantando sus manos al cielo. ¡To-
las. Añádense inmediatamente cuartillo y me-
do era en vano! La infeliz se habia perdido para
dio de espíritu de vino común ó rectificado. Se
siempre, y la mataba el desprecio y la degrada-
agita la vasija en que se contiene.
ción. Así murió Lucía!! Julio apenas fijó la aten-
ción en su muerte
Para la vista débil.
ra de las flores, de boca de la Parra, cuando és- de un huevo, y todas las noches úntese con esta
ta, después de haber probado la vida de los mor- mistura las cejas y los parpados.
1A%
-^i^iss^^f^---
(concluye.)
Enpresencia de estas sectas cristianas, tiráni- el nombre propio que conviene á él mismo. En
cas ó perseguidas, el paganismo conservaba en el efecto, la palabra Dios es un nombre común á
África numerosos adoradores: Labia, á pesar de todos los cultos: así, pues, mientras que dirigi-
los edictos imperiales, templos, sacerdotes y sa- mos á las distintas partes de este gran Ser diver-
crificios. Algunos de estos ritos, marcados con sos homenages, le adoramos todo entero."
la barbarie púnica, le ligaban á los reciierdos an- Después de algunas otras reflecsiones, el filó-
teriores á la conquista romana, y se conservaban sofo de Madaura terminaba con estas palabras
en mucbas como
ciudades, un resto de indepen- no menos memorables: "Pero estoy demasiado
dencia y de patriotismo. Los paganos daban aun viejo para empeñarme en este combate, y me re-
á los cristianos nacionales el nombre de roma- fiero voluntariamente á la sentencia del poeta de
nos, y esto solo esplica la resistencia á un culto Mantua.
que parecia que les imponía el vencedor. ''Trahit sua quemque xoluptas. Sin embargo,
G-rosero y feroz este paganismo en la multi- no dudo, ilustre desertor de mi religión, que esta
tud, se hallaba píxrificado entre algunos hombres carta, si por casualidad cae en manos de los es-
instruidos, y las obras de San Agustin nos ofre- trangeros, no perezca por las llamas ó de cual-
cen, bajo este curioso aspecto, notables monumen- quiera otra manera: si así sucediere, se habrá
tos. Menos ocupados de los paganos que de los destruido un papel, y no mi doctrina, cuyo ori-
donatistas, hubo, sin embargo, discusiones fre- ginal subsistirá en todos los corazones religiosos.
cuentes con los primeros: los recibia á su mesa, "¡Ojalá te conserven aquellos dioses, por cuya
y el gusto por las ciencias acercaba á algunos de intercesión todos los mortales que habitamos la
estos hombres celosos por la filosofía griega y la tierra,honramos y adoramos bajo mil formas di-
erudición mitológica. versas, y en una discordante armonía al Padre
Las cartas de aquellos, conservadas entre su común de los dioses y de los mortales."
correspondencia, dan testimonio de lo que se aca- Al lado de esta filosofía religiosa del paganis-
ba de asentar. Un sabio gramático de Madaura, mo, se puede percibir en alguna manera la mis-
Máximo, le escribía para esplicar su paganismo, ticidad del mismo culto, en las confidencias de
y quejarse de que se prefiriesen oscuros mártires otro contemporáneo, al cual el obispo de Hyppo-
á los antiguos dioses del mundo. na habia pedido algunos detalles sobre su creen-
"Qae ecsiste, decia, un Dios soberano sin orí- cia, persuadido, como él decia, que cuando uno
gen ni posteriddd, que es como el Padre Omni- es hombre de bien, lo demás de la doctrina era
potente de la naturaleza, no hay persona bastan- muy fácil de encontrar.
te irracional, bastante ciega, para no reconocerlo Este pagano, que probablemente era pontífice
con certidumbre. Bien!! las virtudes de este Dios, de los dioses, le responde con una veneración un
derramadas en la obra de la creación, las invo- poco tímida, y espone su doctrina: remontándose
camos bajo nombres diversos, porque ignoramos hasta Orfeo y Trunegisto, consiste toda entera eu
314 SAN AGUSTÍN.
la consagración á Dios por la ecsaltacion y la pu- Le un rey mientras que el débil Honorio
dio
reza del alma. "Como yo me confieso, dice él, ocultaba en Eavena su púrpura imperial: por úl-
aun poco capaz de acercarme á la morada del timo, Alaríco, cansado de convertir á Eoma en
Soberano Bien, donde me llama mi sacerdocio, un juguete, la despedazó. ¡Cosa singular! Antes
á lo menos me ocupo con provecho, recogiendo de este último golpe, Roma casi se había conver-
provisiones para mi viage." Y esplica entonces tido en pagana: el miedo había pedido refugio á
que por la piedad, por pureza y la justicia, se
la los antiguos ídolos.
eleva uno, bajo la protección de los dioses secun- Las ceremonias perpetuadas en las leyes de
darios, bácia el Dios universal é innefable, cuyas Graciano y de Teodosío, habían reaparecido pú-
virtudes son lo que los cristianos llaman ángeles. blicamente. El prefecto de Pioma había llama-
"Por este sendero, continúa, es por donde, pu- do á los arúspíces toscanos, y el último de estos
rificado por los sacrificios las expiaciones anti- cónsules, vano simulacro de la antigua repúbli-
y
guas, se dirige el alma hasta Dios. En cuanto á ca, resucitó, por medio de otra parodia, las cere-
Cristo, Dios es material y espiritual de tu creen- monias augúrales el dia de su instalación. Este
cia, por el cual tú estás seguro de llegar hasta año mismo (410) Roma fué tomada por asalto y
su Padre soberano: ni oso, ni puedo espresar lo desolada por el asesinato y el pillage; no hubo
que pienso. Aquello que ignoro, me parece im- mas que en las iglesias cristianas.
asilo
del imperio, los espíritus se hallaban poseídos tianismo la última catástrofe del imperio, recor-
de esta manía religiosa; mientras que los discí- daban las antiguas gi'audezas de Roma bajo el
pulos de Cri-sóstomo eran perseguidos en la Grre- culto de los dioses. Agustín recibía en África
cia, los restos del arcanísmo agitaban la Galía y con mas generosa caridad las víctimas esca-
la
la Italia; los furores de los donatístas oprimidos padas del saqueo de Roma; quiso, y nos lo cuen-
ensangrentaban la África, y en todas partes, ta él mismo, contestar á todos estos reproches
jóvenes griegos y jóvenes romanos, permanecían con una grande obra de historia y de filosofía;
ociosamente sumergidos en la contemjDlacíon y la esta es La Ciudad de Dios, monumento curioso
súplica: del fondo del Norte acudían á caballo y de erudición y de genio vivo, paralelo de las dos
sobre los carros de guerra, hombres feroces, im- civilizaciones que precedieron á la media edad,
humanizarse en su cristianismo grosero, inflama- conquistas, la gloria, son allí juzgadas por la ab-
do por el espíritu de secta, quemaban las ciuda- negación cristiana; es la oración fúnebre del im-
des y los templos; todo huía, todo perecía delan- perio romano, pronunciada en un claustro. Cuan-
te de ellos: estaban á ks puertas de liorna con do un viagero moderno se dirige á Roma, su
Alaríco á su cabeza. imaginación se sobrecoge por los grandes con-
Dos veces este gefe sitió á Koma sin tomarla. trastes de las cosas humanas. Vé procesiones de
SAN AGUSTÍN. 315
monges en el Foro; escucha piadosas salmodias fugos romanos, que hablan escapado de los desas-
en en que hablaron Cicerón y César;
los lugares tres de la Italia.
ma, de la que no quedan mas que ruinas y epi- versias, el imperio de Occidente, mutilado por
tafios pero en medio de una revolución tan la pérdida de Roma, cala en pedazos por todas
;
de esta dominación espiritual, que fué ejercida mitad de la Italia. Los vándalos desolaban la
España; los franceses destruían las fronteras de
por la Roma pontificia, y que ha caido como la
primera.
las Gallas, y los Hunos se hablan puesto en mar-
cha para acabar lomismo á los pueblos civiliza-
Tal es casi el espectáculo que la obra de Agus-
dos que á los bárbaros.
tín hace pesar á nuestras miradas. Sin duda
La África no podía escapar de tan terribles
las señales de su tiempo se encuentran en una
azotes. El conde Bonifacio, gobernador de aque-
multitud de argumentos sutiles y místicas hipér-
lla provincia, y uno de los principales generales
boles; pero se siente allí aquel primer germen
del imperio, fué calumniado en la corte de Ra-
del cristianismo de que habla Bossuet: una ar-
vena, en que las sospechas y la intriga se aumen-
diente convicción anima toda la obra, y esta con-
taban á proporción de la debilidad. Este go-
vicción es la sentencia de muerte de la antigua
bernador romano, habiendo perdido á su muger,
sociedad. Pocos libros ecsisten en que se pue-
quiso hacerse monge, pero se arrepintió; y algún
dan descubrir mas detalles preciosos sobre las
tiempo después tomó en matrimonio á una nieta
costumbres y la filosofia de los antiguos; pero
de Gencerlco, rey de los vándalos establecidos
mas elevado objeto os sobrecoge: se mira esta
en España. Esta alianza aumentó el número
ciudad celeste, que la creencia de los pueblos
de los descontentos en la corte de Ravena, que
sustituía á los intereses de gloria y de patria; se
destituyó al conde Bonifacio; y habiendo rehu-
concibe entonces que el imperio debia perecer
sado someterse á aquel mandato, hicieron que se
cuando todo lo que quedaba de energía moral en
le declarase enemigo del imperio. El romano
el mundo cidlizado, se dirigia hacia estas piado-
ofendido, tomó las armas y apeló á los vándalos
sas contemplaciones, y cedia el universo a los
para defenderse. Estos bárbaros pasaron á la
bárbaros.
África, en la Primavera de 428, en bajeles que
En la misma época en que San Agustín co-
les prestó el gobierno romano. Tomaron pose-
menzaba esta vasta obra, era el oráculo de un sión de la Mauritania que éste les cedia; pero
gran concilio, convocado en Cartago, y donde
pronto, poco satisfechos de lo que poseían, deso-
los seiscientos obispos de la África se encontra-
laron los cantones vecinos, y amenazaron á la
ban divididos en igual número de cristianos y provincia entera, entonces floreciente.
de donatistas. Agustín, á la cabeza de los pri- Nada de mas curioso para la historia que el
meros, ofrecía, si era vencido en esta conferen- lenguaje de Agustín con este general romano,
cia, abandonar obispado, y prometía á sus ad-
el
que trataba de perder á su país por ambición y
versarlos, cualquiera que fuese el écsito, la con-
por ira. Se palpa allí el poder singular que el
servación de sus títulos y honores. Apenas sa- aun en hombres po-
espíritu religioso ejercía los
lla de este debate, cuando reúne todos sus esfuer- mas Agustín,
seídos de las pasiones violentas.
zos contra la heregía de Pelagio, singular monu- después de algunas fórmulas piadosas, trataba
mento de la sutileza humana; místico laberinto así la cruel apostasía del gobernador de la África.
del fatalismo y de la libertad, que se eleva re- "Acuérdate, le decía, quién fuiste mientras vi-
pentinamente entre las invasiones de los Grodos vió tu muger, de religiosa memoria; y en los pri-
y de los vándalos. Agustín, con el ardor de su meros días que sucedieron á su muerte, hasta qué
genio y de su fe, combatió bajo todas las formas
punto te desagradaban las vanidades del siglo y
la doctrina de Pelagio, que adoptó, aunque por
cuánto deseabas el servicio de Dios. Nosotros so-
solo momentos, el Pontífice romano.
mos testigos; nosotros, á quienes abriste enton-
Un concilio de África se reunió á su voz para ces tu alma y tus pensamientos, estábamos solos
proscribir esta doctrina nueva, que el monge in- contigo, yo y mi hermano Alipo, porque no pue-
gles, Pelagio, enseñaba en Jerusalem á los pró- do creer que las zozobras mundanas de que abo-
116 SAN AGUSTÍN.
ra estás agobiado, hayan tenido poder bastante Si has recibido del imperio romanó beneficios,
para borrar enteramente estas cosas de tu memo- aunque terrestres y perecederos, porque no pue-
ria: querías entonces alejarte de todos los nego- de dar sino de lo que posee, no le pagues con el
cios públicos para entregarte á un santo reposo, mal el bien. Si por el contrario, has recibido in-
y vivir con aquella vida con que los solitarios justos tratamientos, no le vuelvas el mal por el
los hombres se desmiente; y no tengo necesidad ros celestiales." Tal era la imagen de aquella so-
de hablarte mas, porque tú debes pensar con es- ciedad moribunda bajo el azote de los bái'baros.
te motivo mas de lo que yo puedo decirte." Agustín refuta en seguida la escusa egoísta de
Agustín combate el resentimiento que el ge- algunos sacerdotes, que decían que querían re-
neral romano tenia contra los ministros del im- servar sus servicios para el resto del pueblo.
perio. No opone á su cí3lera principios de de- "¿Por qué, dice, suponéis que en un peligro co-
ber político y de felicidad, sino únicamente el mún, bajo el fierro del enemigo todos los padres
perdón de las injurias, predicado por el Evange- perecerán y no los legos? Porque no queremos
lio. "No seas tentado, le dice, por uno de aque- creer que sobrevivirán algunos legos y algunos
llos azotes, con los cuales Dios hiere á los que padres que los ausilien; y no obstante, si ha de
quiere castigar. Piensa que reserva penas eter- sucitar un combate entre los ministros de Dios,
nas contra estos perversos, que emplea en pro- sobre quiénes deben irse y quiénes quedarse, á
ducir á los otros penas temporales. Vuelve hacia fin de que la Iglesia no quede enteramente de-
Dios, contempla á Cristo, que hace tanto bien en sierta, ó por la fuga ó por la muerte de sus mi-
cambio de tantos males como recibió. Cuantos nistros, lo que debe hacerse es que la suerte de-
quieren formar parte de su reino, aman á bus cida quiénes deben irse, y quiénes permanecer
enemigos, hacen bien á los mismos á quienes en sus puestos."
odian, y ruegan por loa mismos que los persiguen. Agustín tomó para sí el consejo de abnegación
—
que daba. Rehusó abandonar á Hyppona sitia- sin ser sencillo, porque la barbarie de un pueblo
da por los bárbaros, y si encerró en aquella ciu- en decadencia, tiene mucho de sutil y de amane-
dad, en que el gobernador de la África, menos rado. Pero su alma es inagotable en emociones
dichoso contra los vándalos que lo que habla si- nuevas y penetrantes. Por esto es por lo que
do contra el imperio, vino á refugiarse con los arrebataba los corazones, por lo que hacia caer
despojos de sus tropas. las armas de las manos de los que tenían el áni-
Agustín, entonces de setenta y seis años, ocu- mo de despedazarse en una fiesta anual. Nin-
pado aun en controversias sobre la predestina- gún ningún método reina en sus discursos;
arte,
ción y la gracia, prodigaba sus cuidados á los difieren tanto de las bellas hornillas de Crisós-
combatientes y á los heridos, y los animaba con tomo, como las costumbres rudas de los mariuos
eu fe. Su nombre era venerado aun de los ván- de Hyppona diferian de las artes y del lujo d©
dalos. Estos bárbaros atacaron débilmente los Constan tinopla.
muros, defendidos por presencia del santo, y
la Cuando San Agustín habla en Cartago, su es-
poco después consagrados con su muerte; porque tilo es mas pomposo y mas florido; pero su poder
al tercer mes del sitio, agobiado de penas y de in- era siempre el mismo, es decii*, el que otorga al
quietudes, espiró con el corazón despedazado por orador cristiano el don de las lágrimas. Esta
ios males de su país, y con los ojos fijos en aque- tierna sensibilidad de alma, que comunica tanto
lla ciudad celeste, de la que habia escrito la ma- encanto á sus Confesiones, florece hasta entre su
ravillosa historia. espinosa Teología. Menos elevado, menos bri-
Al siguiente año Cartago fué tomada y arrui- llante que Basilio y Crisóstomo, tiene algo de
nada por Grencerico: esta segunda Iglesia orien- mas profundo; es menos elocuente, si se quiere,
tal, tan sabia y tan agitada, que se estén dia des- pero mas evangélico, porque ante todas cosas
de Cartago hasta el desierto, despareció para se dirige al corazón del hombre.
siempre! Agustín habia sido el último grande (Traducido y estractado para el Albutn.)
hombre del África, y la barbarie comenzó des-
pués de él.
H-"^^®E^
-SESS-
En la carta anterior dejé, mi querido conde, gigantescas proporciones. Sea lo que fuere, el
pendiente la descripción de la festividad del dia estrangero que por primera vez entra al Teatro
16, que terminó con fuegos artificiales en la pla- Nacional, recibe una agradable y positiva sorpre-
za mayor, y una función en el teatro, donde se sa, y cree encontrarse trasladado como por en-
representó una comedia titulada: Z7ri Diputado^ y canto á una de las mas antiguas y civilizadas
arreglada al teatro mexicano. No comprendo capitales de la Europa. La concurrencia cor-
mucho idioma español, ni mucho menos pue-
el responde al edificio. Los hombres que co acur-
do estar al alcance de las sales cómicas. Com- ren al patio, van por lo general vestidos de tra-
prendí simplemente que los pobres diputados go oscuro, y chaleco y guante blanco, y las seño-
no son muy favorecidos. Se me hizo notar por ras que ocupan los palcos se distinguen algunas
un personage que estaba junto á mi luneta, que por valor de los diamantes, perlas y piedras pre-
el
el usurero ó agiotista Stoch habia dicho al con- ciosas con que están adornadas; otras por la encan-
que se vanagloriaba de haber con-
cluir la pieza, tadora sencillez de sus tragos; otras por su sor-
seguido mas que Diógenes con su linterna; es prendente hermosura. El trage mas generalmente
decir, encontrar al hombre honrado: ergo, co- usado es el blanco, color de rosa ó amarillo suaves,
mo decíamos en el colegio, la comedia presen- y cualquiera de estos colores realza de una mane-
ta á la generalidad de los diputados corrompida ra notable en los relucientes y negros cabellos de
y perversa. El público no solo escuchó fríamen- las jóvenes, y da á sus facciones cierta tinta
te la comedia, sino que al fin de ella se escucha- romántica muy singular, muy escepcional, y que
ron algunos silbidos. A
propósito de teatro. El solamente puede parecerse á la que tienen las
edificio es lo que puede llamarse sin ecsagera- mugeres de raza francesa de la Nueva-Orleans.
cion magnífico, superior, sin disputa alguna, al Positivamente yo no estrañé el 16 de Septiem-
afamado teatro de Tacón en la Habana; superior bre, en el teatro de México, á los teatros de
á cualquier teatro de Estados-Unidos, y su-
los Drury-Lane en Londres, y el Park en Nueva-
perior á muchos teatros de Europa, que se creia York.
no podían ser mejorados. Está situado en una El haber concurrido al teatro, me proporcio-
calle llamada de Vergara. Se entra á él por nó la oportunidad de conocer á lo mas granado
un vestíbulo sostenido por gruesas
y elevadas de la sociedad mexicana. En el patio habia se-
columnas. Del vestíbulo, se pasa á un patio es- nadores, diputados, generales, abogados distin-
tenso, cubierto con un techo de cristales,
y de guidos, ricos comerciantes. Los palcos estaban
este patio se pasa al salón del espectáculo, todo mas
ocupados por las familias notables, y entro
de estuco y oro. El foro es inmenso, algún habia positivamente rostros de angélica
y si ellas
defecto puede ponerso al teatro, es el de tener
hermosura.
FRAGMENTOS DE UN VIAGE A MÉXICO. 319
La señorita P* .... las señoritas A* .... las fero albañal, que llaman caño, donde permane-
señoritas H* ... .las señoritas O* .... las señori- cen estacionados los residuos é inmundicias de la
tas S* . . . . las señoritas L* . . . . y otras muchas vecindad. Las plazas de los barrios están igual-
mas, cuyos nombres se me han olvidado, y que mente empedrado y un solo árbol: en
sucias, sin
espero rectificar y aprender de memoria, á pe- algu as partes hay fuentes de agua potable para
sar del inmenso trabajo que me cuesta pronun- el consumo de los vecinos, pero en otras es indis-
ciar los apellidos mexicanos. En ninguna reu- pensable traerla del estremo opuesto de la ciu-
nión del mundo se observa ni mas decencia ni dad. En varios lugares aun subsisten los cana-
mas compostura que en el teatro de México. Las les que habia desde el tiempo de los mexicanos;
señoras suelen platicar entre sí, en voz baja; pero estos canales están enselvados, y lejos de
loshombres del patio hacen lo mismo, y aplau- servir para la comodidad ó recreo de los habitan-
den ó silban con moderación; pero no hay esos tes, son el depósito de todas las suciedades. Lo
gritos descompasados, ese comer de naranjas y que llaman muladares, que son los tiraderos de
frutas,y esos empellones al entrar
y salir. Pa- basura, que recogen diariamente unos carros, son
rece que cada uno tiene empeño en guardarse unos lugares verdaderamente inmundos, y que
respeto á sí propio y á su vecino. Entre los deberían estar situados en lugares mas distan-
concurrentes al teatro habia varios alemanes, tes. El barrio de Santiago, sitio del merca-
franceses é ingleses, confundidos con los hijos do de los indios, y lugar favorito de la residen-
dei pais, y en la mejor amistad y armonía con cia de los nobles mexicanos, está hoy desierto;
ellos, lo cual me dio á conocer que se me habia y lo mas notable que ecsiste, es un convento, me-
dicho en Europa una solemne mentira, cuando dio arruinado, de franciscanos, que en parte está
se me aseguró que los estrangeros eran todavía hoy convertido en un presidio.
muy mal vistos en México. Para concluir esta
La parte de la ciudad, llamada la Ribera de
disertación sobre el teatro, diré: que solo noté
San Cosme, presenta un aspecto verdaderamen-
el defecto de que se fumase, lo cual ocasiona el
te diferente. Es una estensa y ancha calle, por
que las señoritas estén envueltas en una atmós-
cuyo centro pasa una arquería de piedra, que
fera densa y desagradable.
Yo juzgo, que la policía deberla
conduce el agua á la ciudad. Cada una de es-
prescribir
que no tas casas, y la mayor parte de la mas moderna y
se fumara en el teatro; pero creo que no
lo habrá hecho, por no chocar con una costum- primorosa arquitectura, tiene un parque lleno
cuentra la acequia llena de canoas cargadas de duda por que predomina el color azul. La fa-
paja, cebada, maíz, azúcar, miel y verduras. chada de la casa del Conde del Yalle está ente-
La plaza mayor, formada de la magestuosa ramente cubierta de azulejos, lo mismo que al-
Catedral, el Palacio del gobierno y la portalería, gunas de las torres y cúpulas de las iglesias. El
de que ya he hablado, presenta por su estension hecho es, que los tales azulejos costaban mas ca-
y por los edificios que la rodean, el aspecto mas ros que los ladrillos encarnados, ó piedra común,
sorprendente y mas bello que pueda imaginarse. y que las casas construidas con azulejos tienen
Hace pocos años se plantaron unos arbolitos una vista tan elegante y tan pintoresca, que en
delante del atrio de la Catedral, y aunque es efecto parecen de porcelana. Estoy informado
verdad, que quitan un poco la vista á la hermo- que hace tiempo cayó en desuso esa moda, y
sa fachada, por otra parte, lo frondoso de sus que hoy se emplea en las construcciones el gra-
copas, de un verde brillante, le dan cierto aire de nito y el tezontle.
alegría, y con esto se ha formado ademas un La ciudad de México tiene varios paseos.
agradable paseo, muy concurrido en las noches La Alameda es un bosque de copados y frondo-
sos álamos y fresnos, con sus glorietas, sus fuen-
de luna. En el centro de la plaza se comenzó
á construir una columna á la Independencia, que tes de agua y sus bancas de piedra,
cristalina,
por cierto habria completado la magestuosa her- sombreadas por las ramas de los árboles. No
mosura de la plaza; pero este monumento hace puede la fantasía concebir sitio mas delicioso
mucho tiempo que está comenzado, que la Alameda, donde, sin embargo, se observa
y probable-
el abandono imperdonable de la municipalidad,
mente en muchos años no se concluirá, á causa
de la escasez de fondos del gobierno. á cuyo cuidado se halla este vergel encantador.
Al derredor de ese monumento se han plan- Los jardines deberían estar cubiertos de rosas,
tado recientemente algunos árboles. Cuando de dahalias, de jazmines y de otras flores vis-
crezcan, se formaráun nuevo paseo; pero se ha- tosas y aromáticas, y en su lugar hay, ó monto-
brá quitado completamente la hermosura de la nes de tierra, ó yerbas silvestres. Cada uno de
plaza mayor. los ayuntamientos que entra, después de acalo-
Las calles de México, casi en su totalidad, son radas disputas y multiplicadas intrigas electo-
muy regularmente anchas, empedradas y
rectas, rales, promete hacer un paraíso de la ciudad,
con banquetas de losa de uno y otro lado; cosa y el resultado es, que sale dejando las calles su-
que se estraña en la Habana y en muchas ciuda- cias y sin empedrar, la Alameda deteriorada, los
Las calles centrales de la ciudad están forma- Esto depende de que los mexicanos son mas
das, no de edificios, sino esactamente de pala- afectos á entretenerse de las cuestioncillas do-
cios. Algún viagero ha llamado á México la mésticas, que de las mejoras materiales.
ciudad de los palacios, y no ha carecido de ra- A poco que cada uno de los funcionarios cum-
zón. Todas las casas de la calle de Capuchinas, pliera con su deber, la ciudad deMoctezuma se-
Monterilla, el Ángel, D. Juan Manuel y Em- ria verdaderamente en belleza y pompa la reina
pedradillo, contienen sólidos y estensos edificios de las ciudades americanas. Unas calzadas de
de dos pisos, de grandes patios cuadrados sos- árboles desde las garitas hasta el centro, la des-
tenidos por arcos de bóveda. pesar délas re- A trucción de multitud de edificios arruinados que
voluciones, la capital deMéxico adelanta cada hay en los barrios, la limpia de los canales, el
dia mas. Hace cien años sus habitantes no empedrado y embanquetado de muchas calles, la
llegarían á 60 mil: hoy juzgo que pasarán de estirpacion de los albañales y tiraderos de ba-
200 mil. Todas las casas están ocupadas: en el sura, destruirían el efecto desagradable que pro-
barrio de San Cosme y por el rumbo de Belén y duce la vista de los barrios, harían la ciudad mas
la calle Ancha, hay multitud de casas' mas, ade- salubre, y poco á poco irían haciendo á los mis-
mas de las que se han formado también en las mos habitantes de la clase baja mas aseados y la-
des deseos de ver las casas de porcelana de Otro de los paseos es el llamado de Bucarell
líollanda que cita un viagero ingles, y mo encon- (nombre de uno de los vireyes). Son unas am-
plias calzadas de árboles. Por la del centro van
tré con que es una especie de ladrillo barnizado
que llaman azulejos, sin los carruages y las gentes de u caballo, y por
y pintado de colores,
FKAGMENTOS DE UN VIAGE A MÉXICO. 321
las de los costados la gente de á pié. La vista En la estación de la primavera, el paseo mas
que se goza en este paseo es de lo mas bella é concurrido es el de la Viga, situado por el barrio
interesante. De un costado está la ciudad con sus de San Pablo. De un lado está el .ancho ca-
mil torres, con sus mil cúpulas y miradores, y nal de Chalco, y de otro una calzada plana som-
del otro el castillo de Chapultepec, el pueblo de breada por corpulentos árboles. He visitado
Tacubaya, lomas de Santa Fe y
las las monta- este paseo, y en las mañanas he encontrado el
ñas elevadas cubiertas de árboles. De trecho canal cubierto de canoas cargadas de azúcar y
en trecho hay en estas calzadas sus asientos de de maiz, y de chalupas llenas de legumbres y
piedra y sus fuentes, y el paseo termina en la de flores. Este último tráfico lo hacen los indí-
garita de Belén y está cerrado por el acueducto genas de unos pequeños pueblos situados en la
ó arquería que se dirige á Chapultepec, divi- orilla del canal á cosa de dos millas del pa-
diendo la calzada de este nombre. Las señoras seo. Espero la primavera para hacer estas es-
mexicanas casi nunca acostumbran ir á los pa- cursiones, y daros cuenta esacta de cuanto vea..
seos á pié, y así en el de Bucareli no puede el Concluyo aquí la presente carta, y en la si-
estrangero observar á las lindas mexicanas; pe- guiente hablaré de todo lo que me falta que ver
ro sí llama su atención la multitud de carrua- en la ciudad. Por ahora os repito que México
ges, algunos miiy elegantes, tirados por sober- es un hermoso pais, y que pasando el riesgo del
bias muías ó por caballos frisones, conducidos vómito de Veracruz y el de los ladrones en el ca-
por cocheros vestidos de elegantes libreas. mino, se vive en una especie de paraíso, de don-
Después del paseo sigue otra calzada formada de no se desea salir jamas. Yo me admiro có-
de sauces corpulentos, que termina en un peque- mo México no tiene en esta fecha 500 mil habi-
ño pueblecito llamado de la Piedad, pero es tantes. Tiempo vendrá en que rivalice con Lon-
muy poco concurrido, y no sirve mas que de dres y Paris.
tránsito.
LAS CONFDDENCIAS,
í;1=»C2>£Ü vái. Sa £a^ <S5 SK^r ®í <S> 5:^£^ 5:£a *^i. S>£t «^X 1:12. <^i» S S2f 5^ =.
( Concluye.)
cia descubre del liumo que los rodea, y que bri- quejosas del golfo de Ñapóles. . . . y sin odiar-
llan mas y mas á medida que se alejan de noso- me á mí mismo! ....
tros Pero las almas perdonan desde lo alto del
Ignoro dónde descansan tus despojos morta- cielo! La suya me ha perdonado .... Perdo-
les, y también si hay alguno que te llore todavía nadme también vosotros. .. .porque he llorado
en tu mas tu verdadero sepulcro está en
pais; mucho!!. .....
mi alma. Aquí es donde te lias recogido y se-
pultado toda entera. Tu nombre jamas hiere en
vano mis oidos: adoro el idioma en que es pro-
PENSAMIENTOS.
nunciado. Hay siempre en el fondo de mi co-
Preguntado Tales cuál era la cosa mas fácü
razón una lágrima ardiente que filtra gota á go-
derrama en secreto sobre tu memo-
y cuál la mas dificil, respondió: La primera^
ta, y que se
aconsejar bien, y la segunda, conocerse á sí 'mismo.
ria para refrescarla en mi pecho! (1829)
bra de un pilar, y lloré mucho pensando en dió Jenofonte: Mas quiero dejar d mi hijo con
cuerdo de todos los sucesos que quedan consig- cios á los sabios, que al contrario, porque los de-
nados en este escrito, y con las lágrimas en los fectos del necio advierten al sabio, y de éste
ojos é hinchado el pecho de sollozos, escribí sin nunca toma algo aquel.
ta, debilitada por veinte años de distancia, de tes, diciéndole: "Venga esa injuria." —"Bueno se-
un sentimiento que fué el primero que hizo ria, respondió, que porque un jumento me diera
palpitar mi corazón; pero en ella se conoce toda- una coz, yo le correspondiera con otra,"
mo de una herida, el rocío de un corazón, el per- Cuando mozo es temprano, y cuando viejo, tarde.
fume de una voz sepulcral. En ellas no falta
mas que el nombre de Grraziella. ¡Yo lo baria Preguntado Mamerco cuál era el medio de
caber en un verso, si hubiera acá abajo un cristal conocer la fiel amistad, respondió: las adversi-
expiar la dureza y la ingratitud de mi corazón so, y advierto el portentoso milagro que en-
de diez y nueve años! Jamas puedo recordar cierra esta pira: un marido y una muger que
estos versos, ni leer estas líneas, sin adorar esa no tienen discordias ni contiendas."
sin cesar me parece
fresca y pura imagen, que
percibir eu medio de las ondas trasparentes y
^""^-i^s^^tí
juiM MI mm.
m<^,^st{^^
o UA^l^iA JJjLi
Entre los personages mas distinguidos de la dos sus subditos, sin recursos, sin ejército, redu-
historia, pocos tay que lo sean tanto como la cido á tan triste situación, que por burla se le
ilustre jovenque libertó á su pais del yugo del da el nombre de Rey de Bourges, sin esperanza
estrangero, y á la que por tal motivo ha llamado de levantar su causa perdida, mira ya próesimo
Alejandro Dumas el Cristo de la Francia. La el instante en que la caida de las pocas plazas
realidad de su ecsistencia, la de los servicios im- que le quedan, acabará de consumar su ruina.
portantísimos que prestó, están fuera de toda Tan tristes así eran las circunstancias, cuando
duda: lo que parece incomprensible es la seguri- aparece de repente una heroína, que se dice ins-
dad profética con que hablaba ella de la misión pirada por Dios, que ofrece cosas portentosas é
que Dios le habia encomendado, y la realización indecibles, y que las realiza sin embargo. Esa
esactísima de todo lo que promete. En el siglo Juana de Arco era la pobre aldeana de Doure-
XIX, en esta época de duda, en que no es fácil my, era la Doncella, nombre que por escelencia
dar cabida á la creencia de semejante clase de le ha conservado la historia. Su vida, hasta en-
milagros, pocas personas son las que admitirían tonces, habia sido pastoril y sencilla: en lo suce-
por tales las hazañas de Juana de Arco. Se bus- sivo fué guerrera, heroica, y terminó con una
cará, pues, otra esplicacion de aquellos sucesos muerte que coronó las sienes de la ilustre virgen
asombrosos; pero ninguna será completamente con la corona del martirio.
satisfactoria. Juana nació la noche de la Epifanía del año
La historia de Juana es demasiado popular, de 1412; y como todo lo que tiene relación con
sobremanera conocida, para que nos detengamos su persona es misterioso, se cuenta que esa noche,
en su relato mas de lo regular: la limitaremos á como á las doce, una estrella se desprendió del
solo los puntos mas esenciales. cielo,y dejando á su tránsito una esplendorosa
El advenimiento de los Valois al trono de huella de luz, cayó sobre la casa de Jacobo, pa-
Francia, habia sido muy funesto para este pais. dre de la futura heroína. Otros prodigios acom-
Las pretensiones de los monarcas ingleses á la pañaron á ésta, marcando su nacimiento con di-
corona, de las que se les queria escluir, á virtud versas señales de predestinación.
de la famosa ley sálica, dieron lugar á guerras La primera visión que tuvo fué á los doce años,
sangrientas y dilatadas entre las dos naciones. el 17 de Agosto de 1424, dia de la batalla de
Hubo una época, lamas funesta que recuerdan Verneuil, una de las mas funestas de la época.
los anales de Francia, en que la causa de los Va- Continuaron después aquellas repitiéndose con
lois pereció desesperada. La locura de Carlos ñ-ecuencia: apareciéronsele diversas veces Santa
VII, las funestas divisiones intestinas de los gran- Catarina, Santa Margarita y el arcángel S. Mi-
des vasallos feudales, la conducta infame de Isa- guel, á decirla de parte de Dios que la habia desti-
bel de Baviera y otras causas, dieron por resul- nado para la salvación de la Francia, y á man-
tado que los ingleses penetrasen hasta el cora- darle que fuese á ver á Carlos VII para cum-
zón del reino, que Paris cayese en su poder, que plir con aquella sacrosanta y privilegiada misión.
se estableciesen sólidamente la dominación del Resistióse Juana por algún tiempo; pero al fin,
estrangero. Carlos VII, abandonado de casi to- llena de la fe mas sincera, emprendió la grande
324 JUANA DE ABCO.
obra que se le encomendaba. De quien primero Lleno el rey de alegría por el resultado de
quiso valerse para empezar á ejecutarla, fué del aquella tentativa, resolvió que la primera espedi-
capitán Roberto de Beaudricourt, uno de los po- cion en que se emplearla á Juana, seria la de li-
cos que defendian aun con las armas la causa de bertar á Orleans, ciudad que estaba entonces si-
su rey. Pero la incredulidad debia ser natural- tiada por los ingleses. Para ausiliarla, le mandó
mente uno de los principales obstáculos que en- un convoy, que se metió en ella sin dificultad, á
contrase la Doncella. Beaudricourt, engañado pesar de haberlo llevado por la ribera derecha
ya por otra muger, creyó habérselas con una del Loira, que estaba ocupada por los ingleses.
aventurera de la misma clase; y aunque en favor Juana entró en Orleans, donde su llegada bas-
de Juana obraba una antigua profecía, á que la tó para reanimar el valor de sus defensores. An-
daba asenso, sus esfuerzos con el capitán ha- tes de apelar á las armas, la Doncella se dirigió
brían sido inútiles, á no haberlo persuadido, ha- al rey de Inglaterra para que abandonase sus
ciéndole revelaciones de lo que acababa de pasar pretensiones sobre la corona de Francia; y des-
en una batalla; revelaciones cuya esactitud pron- pués de esta infructuosa tentativa, no vaciló ella,
to se conoció. Puso entonces á la joven al cui- joven tímida, y que jamas habia oido de cerca
dado de dos valientes caballeros: Juan de Nove- el estruendo de las armas, en combatir al frente
lompont y Bertrand de Ponlangy, y los tres to- de sus compatriotas, armada con una espada, que
maron el camino de Chisson, donde se encontra- la sacó de una capilla de la iglesia de Santa
ba el rey. Catarina de Tierbois, y del estandarte de guer-
La Doncella se empeñó en que el camino que ra que habia adoptado. Varios ataques se die-
se tomase fuese el mas corto, á pesar de que la ron entonces á los ingleses, en todos los cuales
mayor parte de él estaba en poder de los ene- Juana mostró un valor estraor diñarlo, saliendo
migos. Anduvo, pues, en unión de sus dos com- herida en uno de ellos; pero los triunfos de los
pañeros unas ciento cincuenta leguas, por entre sitiados, debidos á la heroína, como todos lo con-
los soldados ingleses y burguiñones, y llegó sin fesaron, alcanzaron el resultado que ésta se ha-
novedad al término de su viage. bia propuesto, y realizaron la primera parte de
Nuevas dificultades se presentaron para que lapromesa que habia hecho en nombre de Dios.
Carlos VII diese crédito á la estraña misión, pa- Los ingleses levantaron el sitio de Orleans, ha-
ra la que la joven se ereia predestinada. Pué ne- biéndole bastado nueve dias á su libertadora pa-
cesario que Juana, que jamas lo habia visto, lo ra esta obra de tanta importancia.
reconociese entre sus nobles, á pesar de ser otro Aunque Juana queria que en el acto se em-
quien se habia sentado en el trono; y aun esto prendiese la marcha sobre Rheims, para consa-
no bastó para acabar de convencerlo, pues no lo grar allí al rey, se decidió que primero se liber-
quedó completamente hasta que en una confe- tarían otras ciudades sobre el Loira, que esta-
rencia á solas le reveló tres peticiones que habia ban aun en poder de los ingleses. Se marchó
hecho el rey á Dios, y de las que nadie en el sobre la mas fuerte de todas, que era la de Jar-
mundo tenia conocimiento. A la fuerza de tales gean. Puesto el sitio, se emprendió el asalto
prodigios, era imposible resistir: desde entonces por consejo de la Doncella, á pesar de que la bre-
el rey creyó, y se dispuso á valerse, en beneficio cha estaba alta todavía: Juana fué la primera en
suyo y de su reino, del socorro inesperado que el peligro, y á ella se debió la toma de la plaza.
le deparaba la Providencia. No menos importante fué el triunfo que se
Pero fuéle aun preciso á la Doncella pasar por consiguió, venciendo á los ingleses en la batalla
otra prueba. Llcvúsela á Poitiers, donde resi- de Patay. Estas repetidas ventajas y las noti-
día el Parlamento, para que allí fuese ecsamina- cias de los prodigios de la enviada de Dios, que
da por los teólogos y doctores mas célebres de continuaba dando repetidas pruebas de adivina-
la época. Hícíéronse mil esfuerzos para hacer ción, cambiaron completamente el aspecto de los
caer h Juana en alguna contradicción, para ha- negocios públicos. Los franceses hablan reco-
llar en sus respuestas algún apoyo que pudiese brado la esperanza; veían acercarse un porvenir
servir para convencerla de falsedad ó de impos- lisonjero de gloria y de poder: ganaban las bata-
tura; pero la ignorante aldeana confundió á aque- llas, tomaban las plazas, entraban á otras sin re-
llos sabios maestros, y maravilló con sus pala- sistencia, volvían á ser los verdaderos señores
á cuantos la oyeron. del país. Los enemigos, por el contrario; des-
JUANA DE ARCO. 525
alentados hasta el estremo, veian marcliítarse los asaltos recibió una herida bastante grave, y
sus laureles,y que les arrebataba su conquista que por lo pronto aun se creyó mortal.
una heroína de veinte años. Los desastres de su ejército obligaron á Car-
Las instancias de Juana para que Carlos se los á levantar el sitio de Paris. Adoptó enton-
dirigiese á E-heims á efecto de hacer en aquella ces de nuevo el proyecto de ir reduciendo por
ciudad su consagración, lo decidieron por fin á fuerza las ciudades con que contaban aun los in-
acometer esta empresa, bien dificultosa por cier- gleses; y en la ejecución de este plan la Doncella
to, porque los paises que se tenían que atravesar, tomó por San Pedro-la-Montier, con-
asalto á
estaban llenos de enemigos. Sin embargo, era tándose ésta por una de las hazañas que mas fa-
tal la confianza que inspiraban ya los triunfos ma le han dado.
obtenidos, que no se dudó del buen écsito. Por fin, la hora de la desgracia, de esa desgra-
Carlos pasó por Auxern, ciudad adicta á los cia que ya le hablan pronosticado sus voces inte-
ingleses, y que pagó una contribución por tal de riores, llegó para la joven guerrera. El duque de
que el ejército siguiese adelante sin sitiarla; por Borgoña, al frente de un fuerte ejército, habia
San Florentino, que se sometió á su obediencia; puesto sitio á Compiegne, donde mandaba Grui-
por Troyes, donde habia una guarnición inglesa, llermo de Hauz. La Doncella, en cuanto tuvo esta
que fué derrotada en un encuentro, y á la que noticia, resolvió ir con el corto cuerpo de ejército
los habitantes obligaron á rendirse, vencidos por que mandaba, á ausiliar al gobernador, á quien
nuevos prodigios de Juana; por Chalons, que hizo dar el correspondiente aviso para que espe-
también volvió á la debida sumisión al rey; y por rase el refuerzo. Logró en efecto entrar en Com-
Sept-Saux, que hizo lo mismo en cuanto evacuó piegne, favorecida de la oscuridad; y al dia si-
la plaza, por temor, la guarnición enemiga, que guiente hizo una salida para atacar á los sitiado-
hubiera podido hacer resistencia. Así, conforme res. Al principio los desconcertó y los hizo re-
lo habia pronosticado la Doncella, se llegó con troceder; pero vueltos de nuevo á la carga, su es-
toda felicidad hasta las puertas de Rheims. cesivo número arrolló á los soldados de Juana.
Celebróse allí con toda pompa la consagración Esta sostuvo la retirada, haciendo huir siempre
del rey. Luego que la ceremonia hubo concluido, al enemigo á la vista de su estandarte; pero mien-
Juana se echó á sus pies, y le pidió que le per- tras lo perseguía, se alejó algo de la barrera por
mitiese retirarse de la corte y del ejército, una donde se entraba á la plaza, de la que se halló
vez que habia llenado su misión. En efecto, no cortada por el enemigo. Cargólos entonces para
habia ofrecido desde un principio mas que hacer abrirse paso, como lo consiguió: mas al llegar á
levantar el sitio de Orleans, y llevar á Carlos á encontró con que estaba cerrada; y
la barrera, se
Kheims para que fuese consagrado. Pero Carlos, á pesar de sus gritos, ninguno se presentó á
considerando cuánto necesitaba aun de los servi- abrirla. Aunque quiso retirarse entre el rio y
cios de la joven, y la gran falta que le harian su Compiegne, los sitiadores, al verse abandonados
persona y su reputación, no quiso acceder á su de los suyos, la atacaron por todas partes; y no
demanda. Cedió ella entonces á las instancias obstante sus prodigios de valor, la hicieron pri-
de su soberano; mas desde aquel punto la aban- sionera.
donaron la confianza y la seguridad de que antes De esa suerte, Q-uillermo de Hauz, goberna-
se habia sentido animada. dor de Compiegne, entregó á la ilustre heroína
Resuelta, sin embargo, á consagrar su vida á en manos de sus implacables enemigos.
la causa que habia salvado, dictó una carta para La Juana fué un suceso de grande
prisión de
el duque de Borgoña, recomendándole que hicie- importancia para los ingleses. Todos los enemi-
ra la paz con el rey de Francia, á quien acompa- gos de Francia se disputaron la presa. El vica-
ñó para la continuación
de la campaña. Después rio general de la fe la pidió para hacerla juzgar
de la rendición de algunas plazas, el ejército por la inquisición, tratándole de miserable he-
francés fué á poner sitio á la capital del reino. rey de Inglaterra quiso comprar
chicera, y el le
Juana, aunque sin la fe que la habia sostenido en la cantidad de diez mil libras, según un con-
en sus primeros combates, confirmó en los ata- venio que habia celebrado con el duque de Bor-
ques dados á Paris, la reputación que le habia goña; pero éste deseoso de salvar á la prisionera,
grangeado su valor cstraordinario. En uno de la hubiera entregado al rey de Francia, en caso
TOM. II. —XIV. 43
326 JUANA DE ARCO.
de que éste hubiese ofrecido un rescate igual ó cieron, constituyeron una defensa tan brillan-
superior. te en boca de una pobre aldeana que no sabia
Cuando la pobre joven quiso retirarse á su mas que el Ave María, que
JPadre Nuestro y la
pais, Carlos le prometió que si eaia en poder de no hubiera podido hacerla mejor el mas hábil abo-
BUS enemigos, venderla la mitad de sus reinos pa- gado.
ra rescatarla; y cuando llegó el caso de la prue-
La sentencia fué pronunciada; y no contentos
ba, ni ofreció rescate, ni envió siquiera un mensa-
aun con esto sus .verdugos, quisieron sujetarla al
gero. El ingrato monarca olvidaba en los bra-
tormento para que abjurase sti herejía. Por
-zos de Inés Sorel, que la mano de la aldeana de ,
la adquisición de un nuevo mundo: así lo probó mia esa abjuración con que pretendían infamar- |
Hernán Cortes, que bizo á Carlos V tan podero- la, valiéndose de un miserable, llamado Loyse-
so, que "en sus dominios no se ponia el sol;" así leur, que se presentó á consolarla como ministro
lo probó Dupleix, cuyos servicios en la India fue- del Señor. Y luego, para llevarla á la muerte,
ron tan importantes, que si hubiesen sabido apro- se le acusó de desobediencia, porque habia vuel-
vecharse, no ejerciera hoy en ella la Inglaterra to á ponerse sus vestidos de hombre, á fin de de-
su omnímodo poder; así, en fin, lo han probado fenderse mejor de la brutalidad de tres de sus
tantos otros distinguidos personages, cuyas ha- carceleros. Sus pretendidos jueces la condena-
le formase causa, haciéndose que instruyese el cual se la llevó para el cadalso. Los guardias
proceso el obispo de Beauvais, Pedro Canchón, se apoderaron de ella, le pusieron en lá cabeza
por haber sido en su diócesis donde la Donce- una mitra, en que estaban escritas estas palabras:
ésta de terror: la guerrera habia desaparecido, poste que quedaba en el centro, y prendió fuego
solo quedaba la muger. Prefiriendo la muerte á á los cuatro costados, formados de resina y otras
caer en manos de los ingleses, pensó suicidarse; y materias combustibles. La llama se estendió rá-
aunque sus voces se lo prohibieron espresamente, pidamente: el espeso humo que levantaba, formó
se arrojó desde el tercer piso de la torre en que una cortina entre la mártir y los espectadores;
estaba encerrada, con la intención de matarse, ó pero mientras se la pudo distinguir, se la vio con
de escapar con la huida del peligro que tanto le los ojos alzados al cielo, y se oyó su voz que im-
aterrorizaba. Cuando hubiera debido despeda- ploraba el ausilio de Dios. Después se escuchó
zarse, no se hizo mal alguno: la patrulla de no- un horrible grito de agonía, al que sucedió el si-
Este suceso precipitó su pérdida, pues por no Yarios prodigios señalaron este fatal aconteci-
perder el rescato de su persona, se apresuró el miento: uno fué que el corazón de Juana quedó
señor de Luxemburgo (á quien pertenecía) á entero, intacto y lleno de sangre, á pesar de que el
consumar el contrato. El obispo de Beauvais verdugo le habia untado en el pecho aceite, azufre
se ocupó con lamayor actividad de reunií* el tri- y carbón: el otro, mas sorprendente todavía, fué el
bunal que debia juzgarla. Fué llevada á Roma, de un ingles, que por odio á la Doncella, le habia
y encerrada en una jaula de hierro, donde se le ultrajado y maldecido en su prisión, y que quiso
tenia cargada de cadenas, y espuesta como una llevar un leño á
hoguera en que se le quemó!
la
fiera á toda clase de ultrajes. Ese implacable nemigo declaró, que en el mo-
El proceso comenzó. Las respuestas de la mento en que Juana habia dicho: "¡Jesús!" ha-
ilustre guerrera á loa interrogatorios que le hi- bia visto salir una paloma del fuego y remontar-
JUANA DE ARCO. 527
prostitución, mas que un hombre célebre, Voltai- de quien una política hábil se valió para reme-
re, á quien Carlos Nadin ha calificado con tanta diar las desgracias públicas, representándola co-
esactitud, llamándolo el honor de su nación por mo enviada por la Providencia, y animada del
su genio, y su oprobio por el uso que frecuente- espíritu profetice, para alentar á los franceses y
mente hizo de él. atemorizar á sus enemigos.
Como indicamos al principio, el siglo en que Como quiera que sea, nosotros no trataremos
vivimos está tan dado á la incredulidad, que no de combatir la duda ni la incredulidad; respeta-
se admite la creencia de que Juana fuese verda- remos ese misterio, cuyo velo no puede ya levan-
deramente un instrumento enviado por Dios, á tar la mano de la historia, y nos contentaremos
pesar de que solo reconociendo su misión divi- con pedir á nuestros lectores el respeto y vene-
na,puede comprenderse y espliearse su historia. ración que todo corazón generoso concede á la
Pero como desechada aquella idea, era indispen- heroína de la FRANCIA.
sable buscar otras soluciones de la dificultad, se
—->JO<Jl|^^
328 EL INSUHaENTE.
EL INSÜÉGÉiSrTK 359
330 EL INSURaENTE.
EL IÑSUEGENTE. 331
IV.
— ¡Ah! comadre, qué anísia tengo:
EL INSURGENTE. 333
El momento:
fatal triste
Eso que habéis pronunciado.
Ten piedad de mi tormento, En vez de un ajusticiado
O tu hija al verdugo entrega. Dos ajusticiados fueran?
— Aguarda aun, criatura. — Nunca fué traidor mi pecho
No acrecientes tu dolor: Al monarca ni á la ley;
Ten esperanza y valor. Pero en caso tan estrecho
Que tal vez el señor cura Mas amo á mi hija que al rey.
334 EL INSURGENTE.
V.
De aguerridos chinacates,
Ha llegado presurosa
LA HORA. A libertar á su gefe.
Impuestos de la derrota
Se escucha un murmullo sordo,
Que sufrieron los valientes
Las tristes campanas doblan; Que mandó con tanta gloria,
Alberto llega al suplicio, Decididos á salvarlo
La gente al redor se agolpa; De la muerte á toda costa.
Su cabellera lustrosa
Y al verdugo la cabeza
De un solo golpe le troncha.
Caia, barriendo el suelo.
En mil sortijadas ondas. Aquella cabeza horrible
Entonces, en las pestañas Dio una mirada espantosa;
Sus labios se contrajeron
Del pobre insurgente, asoma
Una lágrima brillante . — Por una convulsión bronca,
Y una saliva sangrienta
jPero una lágrima sola! Vino á asomar á su boca.
Ko lejos de Chatenay, donde estuvo la cuna a torrentes la sangre mas inocente: se habia en-
de Yoltaire, y en las inmediaciones de Scaux, contrado en el campo de batalla, habia esperi-
donde se encuentra el sepulcro de Florian, se ele- mentado la horrible miseria de la emigración,
Taba entre colinas y bosques una pequeña y habia alcanzado grandes triunfos literarios, ha-
maltratada quinta, que debia ser el albergue y la bia conocido á los hombres mas distinguidos de
delicia de un sabio viagero, ilustre literato y la época, y hablado con Washington y con Bona-
profundo político, cuyo nombre, como los de parte; se habia presentado ante el Sumo Pontí-
aquellos, estaba destinado á pasar á las futuras fice como secretario de embajada, habia devuel-
generaciones. Este hombre era M. de Chateau- to al primer cónsul un título de ministro diplo-
briand. mático, echándole así en cara la mancha mas
Nacido en Comburgo, en cuyos bosques y ma- indeleble que cayera sobre el hombre mas gran-
torrales pasó sus px'imeros años, amaba el cam- de de tiempos modernos; y por último, habia
los
po y la soledad. Sus recuerdos de las solita- ejercido ya su influencia religiosa, se observaba
rias selvas de la América, de las fértiles campi- su influencia literaria, y se entreveía su influen-
ñas de la Italia, de las nevadas montañas de la cia política, cuando al volver de la Tierra San-
Suiza y de las colinas y valles de la Judea, lo ta en 1807, compró con el producto de sus vigi-
impulsaban también á concentrarse en sí mismo lias, un pequeño asilo en las inmediaciones de
y retirarse á un asilo análogo á su imaginación, Aulnay.
para dar á luz á los hijos de sus ensueños. Co- Era el Valle de los Lobos "una casa de jardi-
mo Bernardino de Saint-Pierre, prefería el cam- nero, medio escondida entre colinas cubiertas de
po á la ciudad, una casa situada en el pueblo y bosques. El terreno desigual y arenoso que de-
en ésta un bosquecillo apartado, á i\n adornado pendía de esta casa, no era mas que una huerta
salón. Bajo sus ventanas crecían, junto a los abandonada, al fin de la cual se eucontraba una
arboles de su país, las plantas cstrangeras; y des- barranca y un soto de castañas." (1) El nuevo
pués de los felices días de su primera infancia, dueño encerró en aquel pequeño espacio un in-
los que pasó menos atormentados fueron los que menso porvenir; embelleció sus muros con un
vivió en este dulce retiro. pórtico sostenido por dos columnas de mármol
una parte de la vida de
Ilabia trascurrido negro, y dos cariátides de mármol blanco. "Los
Chateaubriand: mas de una vez el mar lo había árboles que he plantado en este suelo, decia él
ná
a-)
EL VALLE DE LOS LOBOS. 337
tan pequeños, que los cubro con mi sombra cuan- recuerdo del peregrino, del filósofo y del minis-
do me paseo delante de ellos. Algún día me volve- tro, jamas se borrará; menos se borrarán aun las
rán esa sombra, y protejerán mis cansados años, glorias del autor de Átala, del Grenio del Cris-
como yo he protejido su juventud tianismo, de los Mártires y de otras tantas pá-
Si alguna vez los Borbones vuelven á subir al ginas encantadoras, bellos presentes hechos á la
trono, yo no les pediré en recompensa de mi fi- humanidad.
delidad, sino que me den lo suficiente para reu- Chateaubriand, literato como Voltaire, políti-
nir á mi beredad la linea de bosques que la ro- co como Montesquieu, y cristiano como Saint-
dean .... Desde que vivo en este retiro, creo no- Pierre, vivirá siempre; su nombre figurará en
haber salido tres meses fuera de su recinto. Si los fastos de la historia, y el Valle de los Lobos
mis pinos, mis abetos, mis cedros y mis cipreses, encerrará un eterno recuerdo.
cumplen lo que prometen, el Valle de los Lobos Viagero: cuando recorras la patria de San
llegará á seruna verdadera Cartuja." Luis, de Bossuet, de Fenelon y de tantos otros
En aquel lugar que reemplazó M. de Chateau- hombres ilustres, ve al Valle de los Lobos, y de-
briand los campos paternales, pasó diez años de posita una flor, un suspiro, en el lugar donde por
su vida; pero ¿los árboles plantados por su pro- la vez primera resonaron los grandiosos pensa-
pia mano, le devolvieron, como esperaba, en su ve- mientos que brillan en Los Mártires.
jez, su sombra protectora? No, la movilidad de
(Escrito para el Álbum.)
los destinos humanos le obligó á abandonarlo.
Allí escribió las encantadoras páginas de los
PENSAMIENTOS.
Mártires; allí comenzó sus Memorias, esa cuen-
ta minuciosa y sincera que de su vida da á la
posteridad: en ellas dice, poseído de tierna me- Marco Aurelio decía: Mucho me compadecen
lancolía en 1817: "Estas serán las últimas líneas los pobres muy pobres, las viudas muy viudas,
que trace en mi retiro: es necesario que lo aban- los huérfanos muy huérfanos, los tristes muy
done, á pesar de estar lleno de esos árboles que tristes; pero mas que de todos me conduelo de los
cultivé; de esos que son como mis hijos, y que ya necios muy necios.
me ocultaban, y como que coronaban la abatida
cabeza de su padre. No volveré á ver esa mag- D. Alfonso, rey de Ñapóles, decía: qiie la cuer-
nolia que prometía sus flores á la tumba de Elo- da y prudente unión de los casados, constaba de
ridiana, ni el pino de Jerusalen, ni él cedro del que ella se fingiese á veces ciega y él á veces
los cuales pinté á Blanca, canté á Cimodocea é projño es morir que vivir P Replicó entre ellos
hice nacer á Vellida Estos árboles nacieron un bachiller: ''¿Pues por qué no te mueres?" Res-
y crecieron con mis como las nin-
ilusiones, eran pondió el filósofo: "Porque es lo pi'opio.^''
Diversas son las obras que los estrangeros que hermoso país; se juzga de una manera muy favo-
lian visitado á México han escrito; pero de ellas rable del carácter de los habitantes, y forma el
muy pocas son conocidas. La del Sr. Rivero, es- autor grandes cálculos y esperanzas para el por-
crita en español, lia sido reproducida en algunos venir. Desgraciadamente las revoluciones en que
periódicos; pero de las escritas en francés, ingles los partidos y ambiciones políticas han manteni-
y alemán, apenas se tiene noticia. Nada hay do el pais, han desvanecido en parte las ilusiones
que corrija mas las costumbres, que la crítica. que las naciones civilizadas se formaron cuando
Si ella es imparcial y razonada, hace conocer los la independencia nos proporcionó un lugar entre
defectos; si ella es injusta y parcial, estimula á ellas. Es tiempo aun de ser grandes y felices; y
los escritores á que la combatan y rectifiquen nosotros, aunque insignificantes, no solo lo de-
los hechos. Mas sea lo que fuere, y supuesto seamos, sino que procuramos contribuir en todo
que esos escritos corren en idiomas mas general- lo posible con nuestros escritos. Los lectores,
mente estendidos que el español, no hay ningún fijando su atención en lo que dicen los viageros,
motivo para que nosotros los ignoremos. De- podrán tener idea, en primer lugar, de los cam-
seando, pues, que, como hemos ofrecido, las co- bios que han sufrido costumbres y civiliza-
las
lumnas del Álbum contengan artículos relativos ción del pais, y después valuarán en su verdade-
á la Ptepública, nos hemos propuesto dar á cono- ro punto de vista las observaciones que hayan
cer las obras mas notables de los viageros ingle- hecho; y en todo caso, repetimos, no ignorarán lo
Besy franceses, alemanes ya forman-
é italianos, que en Europa se ha dicho y se dice de nosotros.
do un estracto de eUas, ya traduciendo lo mas no-
table,para evitar así la monotonía y fastidio en m,] i^^J
'^^,s©© \m ae^Sg
que caerla el periódico, si hubiésemos de inser-
POR M. BEULLOCH, CIUDADANO INGLES.
tar libros enteros. Las Confidencias de Lamar-
tine están ya concluyendo, y las continuaremos El autor hace una descripción bastante triste
por no dejar trunco este bellísimo escrito, y es- de Veracruz. El vómito negro, los zopilotes
tamos preparando artículos pintorescos que de- que andaban en las calles, la soledad de la ciu-
ben acompañar á la otra lámina litográfica, con dad, las malas posadas; todo esto junto lo hicie-
que obsequiaremos á nuestros suscritores luego ron juzgar desfavorablemente de nuestro primer
que terminen las Flores Animadas. Comenza- puerto y de una parte de su camino.
mos en este número con la obra de Mr. Beulloch, En Jalapa tuvo mejor posada; la belleza de la
ciudadano ingles que visitó á México en el año vegetación, la disposición pintoresca de la ciu-
de 1823, época en que caia el imperio del des- dad, lo comenzaron á reconciliar con México, y
graciado Iturbide, y la llepública era proclama- se espresa, en consecuencia, en términos bastante
da por el general Santa- Anna. La obra impre- lisonjeros.
sa en París el año de 1824, es decir, hace vein- Del camino de Jalapa á Puebla habla super-
ticinco años, está precedida de una introducción ficialmente, habiéndole llamado la atención el
escrita por Sir Jhon I3ycrley. Nada mas lison- aloe ó agave americana (maguey), del cual so
jero para los mexicanos que leer este escrito, en prometía hacer un estudio. Llega á Puebla en
que se hace una descripción geográfica de este Semana Santa, y se espresa en estos términos:
ESCRITOS SOBRE LA REPÚBLICA. 339
al estilo español: cinco platos en cada comida, y bres del campo, recuerdan á los de los conquis-
todo el trato de las personas que nos hospedaron, tadores de América. Se ven todavía las sillas
manifestaba que eran atentas, hospitalarias y de los caballos semejantes á la de Hernán Cor-
corteses. tes, y pesadas espuelas como las que usaba nues-
Al dia siguiente de nuestra llegada, comenza- tro rey Enrique VIL
mos nuestras correrías por los alderredores. Mi Las ciudad son rectas y anchas, y
calles de la
hijo escogió una altura al Sud— este de la ciudad se cruzan formando ángulos regulares, que divi-
(sobre la cual está edificada la hermosa Iglesia den la ciudad en estensos cuarteles. Están empe-
de nuestra Señora de Gruadalupe), á fin de to- dradas, ó mejor dicho, enlosadas de una manera
mar una vista de aquella. Después de la co- sóliday agradable a la vista. De cada lado de
mida, subimos á la torre de la Catedral, desde hay anchas banquetas, construidas con
la calle
donde se descubre una vista magnífica. Varias una notable perfección. Las casas son altas, la
de las principales montañas volcánicas son visi- mayor parte de ellas de tres pisos, con techos
bles, pero el Popocatepetl pierde mucho de su planos: algunas están cubiertas de ladrillos,
magestad. La pirámide de Cholula está á seis barnizados de diversos colores, y formando una
millas de distancia. Su base es mas ancha que especie de mosaico. Esto hace un buen efecto,
la de la principal pirámide de Egipto; pero esta y es totalmente diferente de lo que en este géne-
obra del hombre, comparada á las pirámides na- ro se ve en Europa. Otras casas están pintadas
turales, con sus cimas coronadas de nieves eter- al fresco, como las de Genova; y la mayor parte
nas, parece bien pequeña y miserable. La fati- tienen una balconería de fierro, elegantemente
ga que causa subir á esta torre, queda amplia- construida. Cada casa en lo interior, forma un
mente compensada por la vista de esta ciudad patio cuadrado, rodeado de galerías, cuyas ba-
hermosa y regular, fundada por los españoles en laustradas están cubiertas de vasos de porcela-
1533, y que contiene cosa de noventa mil habi- na, llenos de flores, que recrean la vista y espar-
tantes, cuya mayor parte son ricos y viven hon- cen un agradable aroma. Las piezas son espa-
radamente. Por
esplendor de las iglesias y
el ciosas, y sus paredes de cal y canto, propiamente
de otros edificios religiosos, y por la riqueza de pintadas al fresco; pero no he visto todavía una
sus dotaciones, Puebla debe ser colocada en el tapicería ni de papel, ni de lienzo. Los muebles
primer rango de las ciudades del mundo cris- no son elegantes, al menos para un ingles. Cada
tiano. Ella, en efecto, en nada cede á ninguna pieza está adornada de una figura de cera del
ciudad europea ó americana en la profusión de niño Jesús, de algún santo, de la Virgen de
los ornamentos, la riqueza de los vasos sagrados, Gruadalupe ó de un Cristo crucificado. Las pin-
las obras de gran precio que decoran el interior turas están colocadas en un marco de plata. Los
de los templos, y la pompa de las procesiones
y suelos son de ladrillo, á la moda de Francia, y
ceremonias del culto. Un anticuario encontrarla sin alfombras, que en efecto no son del todo ne-
grandes objetos de estudio, y podria creerse cesarias Las casas tienen en su
en este clima.
trasportado á la edad media, tanto por la forma mayor parte una fuente de agua potable en el
de los edificios, como por los usos y costumbres interior, y por medio de tubos de barro es con-
340 ESCRITOS SOBRE LA REPÚBLICA.
ducida á las piezas altas. La familia del propie- los mismos altares, algunos hay que merecen
tario habita ordinariamente los altos. En los ba- atención; pero las rejas y barandillas que impi-
jo están las tiendas, los almacenes y los escrito- den acercarse, y la poca luz que cae sobre ellos,
rios; y los entresuelos sirven para alojar á los permite solamente distinguir la magnificencia de
dependientes y criados. sus cuadros. Estábamos entonces en la Semana
La Puebla de los Angeles tiene sesenta igle- Santa. Acompañé por la noche á la señora y alSr.
sias, nueve conventos de hombres, trece de mu- Eúrlong á las tinieblas, y vi la escena mas esplén-
geres y veintitrés colegios, con cuya descripción dida que se haya jamas ofrecido á mis ojos. Segu-
podrían llenarse volúmenes enteros, sin que pu- ramente ninguna magnificencia real iguala á la
diera decirse todo lo que hay que decir. Jamas he que se desplega en este lugar. La Catedral con
visto otros mas suntuosos. Los edificios de este todos sus accesorios, iluminada por millares de ci-
género, de Milán, Genova y Roma son en verdad rios, cuya luz se refleja sobre el oro y la plata de
de mejor arquitectura; pero en cuanto á la rique- los blandones y candeleros del mas esquisito tra-
za de los adornos interiores, al precio de los or- bajo; el altar, cargado de vasos y platos,
y jarro-
namentos de los altares, y á la magnificencia de nes de plata macisa, que parecía acababa de sa-
las vestiduras de los sacerdotes, son muy supe- lir de las manos del artista; una multitud de sa-
riores las iglesias de Puebla y México. En una cerdotes oficiando, vestidos todos suntuosamente;
obra tal como con precipitación, y
ésta, escrita las banderolas gallardates, suspendidos en la
y
destinada á dar ideas generales, seria poco opor- bóveda, y una música solemne acompañada de un
tuno entrar en pormenores minuciosos sobre la coro, cantado con maestría y robustez
arquitectura y la historia de cada iglesia. el corazón mas insensible no habria podido per-
La Catedral, que forma uno de los costados de manecer indiferente á tal espectáculo, que y el
la plaza, es un vasto edificio poco adornado en el quiera saber todo el efecto que puede producir
esterior, pero cuyos ornamentos interiores son la pompa de las ceremonias religiosas, debe visi-
de una riqueza de que es imposible tener una tar á Puebla.
justa idea. La profusión de los dorados es tan- Mr. Fúriong (que es un gentil-hombre, deu-
ta,que destruye considerablemente su efecto. El do de mas respetables del condado de
las familias
centro de este templo está sobre todo tan cargado Vicklow, ejerce un empleo en la magistratura de
de decoraciones, que á primera vista no se pue- Puebla) nos condujo ala iglesia de San Felipe
de juzgar de su magnificencia. Neri, cerca de la Catedral, y uno de los^mayores
El mayor está colocado en el centro, y
altar edificios de la ciudad. La arquitectura interior
forma por sí mismo un templo soberbio, de un es buena, y los adornos bastante elegantes. Mas
trabajo esquisito y del mejor gusto. Un artista dejaré para otra vez su descripción, y me ocuparé
italiano lo ejecutó hace poco tiempo, conforme á de un edificio dependiente de la iglesia, y del
unos diseños remitidos de Ptoma, pero con mate- cual es superior el hermano del Sr. Fúriong.
riales del pais. Este edificio ocupa una gran Es un lugar de retiro religioso, nombrado Ca-
parte de la Catedral, y se eleva hasta la cúpula. sa espiritual de retiro^ y en la cual pueden reco-
Su único defecto es la dimensión un poco ecsa- gerse las personas de los dos secsos, que desean
gerada comparada con el edificio donde está co- escapar á los cuidados y á las distracciones del
oro bruñido, su magnífico altar do plata, cubier- puesto para arrancar del espíritu las ideas mun-
to de estatuas y de vasos, son de un efecto sin danas, y disponerlo á recibir las ins.piracioncs
i^ual. —He recorridotoda la Europa, y confieso divinas. Este establecimiento tiene rentas mas
que nada he visto que pueda comparársele. considerables que ninguna de las grandes insti-
Los altares laterales están llenos de estatuas tuciones de caridad de Europa. El monumento
y de ornamentos de todo género. Entre los nu- es magnífico, y mas vasto que algunos de los pala-
merosos cuadros quo están en las paredes y en cios de Inglaterra. Contieno dos divisiones, ca-
ESCEITOS SOBRE LA REPÚBLICA. 341
da una de ellas con un hermoso jardín, sobre el también habitaciones para los profesores. Es tan
cual caen las ventanas de los cuartos destinados estenso como el palacio de las Tullerías. Largas
á los penitentes. Cada uno tiene una pieza có- galerías lo atraviesan, y conducen á los departa-
moda, en un pequeño
la cual está y Crucifijo al- mentos consagrados á cada estudio. Las pare-
gunos otros emblemas religiosos; una cama de des de estas galerías, casi cubiertas de cuadros,
madera, una silla y una mesa. Conté setenta y dan todavía, á pesar del estado de degradación
una celdas numeradas, donde los penitentes pa- del edificio, una grande idea de la opulencia de
san todo su tiempo, escepto las horas do la co- este cuerpo, el mas ilustrado de todo el clero ca-
mida, que es en común, y las devociones y rezos tólico.
en la capilla. Las estensas galerías, donde pue- Las habitaciones de los padres en el tiempo
den pasearse, están ricamente adornadas de Cru- de la prosperidad de la institución, eran muy pa-
cifijos de oro y de plata, y su magnificencia for- recidas unas á otras. Consistían en dos piezas:
ma un contraste singular con la sencillez de las la una servia de biblioteca, y estaba provista de
sombrías celdas, donde el solitario permanece toda especie de libros científicos, de pequeñas co-
una gran parte del día y de la noche (*). Las lecciones de plantas, de minerales y de conchas;
celdas se ocupan doce veces en el año, y mas de y la otra, propia y cómodamente amueblada, ser-
mil personas aprovechan anualmante las venta- via de alcoba.
jas de tan piadosa fundación. Cada padre tenia bajo su dirección dos estu-
El reverendo M. Fúrlong, cuyo saber iguala diantes, que guardaban en su presencia un silen-
á su urbanidad, me dispensó mas delicadas las cio respetuoso, y estaban dispuestos á ejecutar
atenciones, y me ofreció el uso de la buena bi- sus órdenes. Estos jóvenes mostraban un gran
blioteca que poseia; pero en la cual no pude en- cariño á sus maestros, quienes á su vez les
contrar una sola descripción de la bella ciudad hablaban con una afección paternal. Esta ins-
en que estaba. titución era enteramente semejante á las de
Uno de los eclesiásticos de la casa nos condu- Roma.
jo á la biblioteca del obispo; estensa pieza, de Hemos visitado también la iglesia y monaste-
mas de doscientos pies de largo, cubierta de li- rio de San Agustín. El altar mayor es un edi-
bros, la mayor parte en español y latin, muy po- ficio cuadrado, construido de plata en mucha
cos en francés, y uno solo en ingles. El biblio- parte, y con estatuas de mármol del tamaño na-
tecario nos trataba con una cortesanía perfecta, tural. Se ve en que es vasta y bien
la sacristía,
La iglesia del Espíritu Santo, que perteneció (ingleses) lo cual para él quería decir que no
á los Jesuítas, es un magnífico edificio, cuya ar- éramos cristianos, una corta oración por
hizo
quitectura es de muy buen gusto, como la de la nuestra conversión, y sin duda para dar un paso
mayor parte de todos los edificios erigidos por á objeto tan laudable, nos esplicó con cuanta mi-
-esa Sociedad. Dos colegios estaban anecsos á nuciosidad le una serie de cuadros
fué posible,
esta iglesia antes de la estincion del orden. El de la vida de Santa Mónica y de su hijo San
primero contiene, no solo diversas escuelas, sino Agustín. En seguida nos condujo á su celda,
nos presentó á los jóvenes que estudiaban bajo
(*) Mr. BeuUoch, como hemos dicho, vino el su dirección, y nos díó á conocer los reglamentos
año de 1823 á la República., y en esa época el es- delcoñvento. Nunca he visto eclesiásticos mas
plendor y lujo de las iglesias era mucho tnayor humildes ni mas corteses con los estrangeros,
que aJiora, No se estrañe, pues, que parezcan ec- que los de la Puebla de los Angeles.
sagerarlas siís descripciones. Es digno de notar- Las ventanas del convento de San Agustín,
se el respeto con que el viagcro ingles habla de las como las de la mayor parte de los otros monaste-
ceremonias religiosas, lo que prueba evideniemenie rios, están cubiertas con una gran plancha de
su ilustración y filosofía. —MR. alabastro muy sólida y muy trasparente, que de
TOM. II. —XV. 44
342 ESCKITOS SOBRE LA REPÚBLICA.
ja penetrar una luz dulce y pura, muy semejante mas esquisito, y por sus cuadros, algunos de gran
tera, á poca distancia de la ciudad, y se traspor- se encuentran escelentes coches de alquiler, tira-
tan con muy pocos costos, inmensos trozos á Ye- dos por muías. El mercado es provisto por los
racruz, de donde seria fácil trasportarla á Ingla- indios, lo mismo que en Veracruz, y se encuen-
terra y Francia, en cuyos paises seria una mer- tra todo género de comestibles, escepto el pesca-
cancía de considerable valor. No conozco nin- do, que es raro, atendida la grande distancia de
guna materia mas conveniente para las ventanas la mar y las dificultades del camino. — El merca-
de las bibliotecas. do comienza al rayar el dia, y como en las otras
La iglesia y el monasterio de Santo Domingo, ciudades de México, es un espectáculo interesan-
lo mismo que el de San Agustín, es un edificio te para un estrangero, el ver la multitud de in-
sencillo en el esterior. El interior de la iglesia dios de diferentes tribus, estendiendo sus diver-
es espacioso. El altar mayor es también de pla- sas mercancías debajo de unos paraguas de pal-
ta, así como los adornos. Cerca del balaustrado ma (sombras). Las mugeres bien hechas, y ves-
están dos perros de plata, del tamaño natural. tidas con un trage singular, están rodeadas de
La sacristía, situada á la izquierda de la iglesia, sus hijos y de toda clase de legumbres de los
no es mas que un conjunto de esculturas dora- trópicos, traídas de las tierras calientes. Las
das y de pinturas al estilo confuso y bárbaro de aves, que son abundantes y baratas, ocupan un
nuestros antiguos monumentos. El tabernácu- lugar separado, y en otro lugar se venden los
lo, colocado en el centro, tiene treinta pies de manjares cocidos ó sazonados. Allí los indios
alto; esde plata, y oro y mármol. Las paredes encienden sus fuegos con carbón, y preparan las
del claustro están cubiertas de cuadros, que re- aves y las legumbres. Su cocina está sazo-
presentan varios milagros del santo patrono del nada comunmente con chile, ingrediente favori-
ciones, quien los recibió rodeado de su clero; se Las vendedoras, de un esterior decente y asea-
puso después de rodillas y les lavó sucesivamen- do, sirven por una friolera un vaso.
te los pies en una gran bandeja de plata. Todo El pan es de formas y calidades muy varia-
esto fué ejecutado con mucha pompa y devoción, das. El trigo de Puebla es tan bueno como el
y cada pobre regresó á su casa acompañado de mejor trigo de Europa, y todo lo que es necesa-
la persona que lo habia conducido á la iglesia, la rio para la vida, aun las cosas mas superfinas, se
muy semejantes á las de la CMna. Los hombres, ciudad; y la falta total de mugeres, hace á este
sentados en el suelo, se ocupaban en pintar el paseo muy poco interesante para un europeo.
esterior de los vasos. Las máquinas que sirven Como recibimos la noticia de que el empera-
para moler la piedra y tornear la losa, son muy dor habia abdicado el gobierno, y puéstolo en
imperfectas. Habiendo agradado mucho á los manos de los republicanos, nos decidimos á par-
fabricantes nuestra visita, nos esplicaron sin va- tir; y en efecto, lo hicimos en un coche, tomando
cilar todos sus procedimientos. Conocen cuan el rumbo de Cholula."
atrasados se hallan en este ramo respecto á Eu- Hemos dejado al viagero ingles en camino pa-
ropa; y nos dijeron que aun no hablan podido ra México, tocando en Cholula, pequeña pobla-
encontrar en México la tierra conveniente para ción llena de tradiciones y de recuerdos, y que
fabricar la porcelana fina (*); pero nada podrá ha de ser célebre en la historia mientras ecsis-
ser comparable á las vacijas encarnadas, tanto tan las famosas pirámides, y mientras los cronis-
por su dimensión como por la elegancia de sus tas conserven las interesantes memorias de los
formas. Todos los utensilios de cocina son de sucesos que pasaron en los tiempos sangrientos
barro, pues no se usan los de metal. Los pri- de Hernán Cortes. Oigamos á nuestro viagero.
meros son preferibles por mil razones, y son tan . "Llegamos á Cholula, habiendo caminado al
baratos, que con un par de escudos se puede ad- través de llanuras cubietras de trigo y de ma-
quirir una batería completa de cocina. gueyes. Esta ciudad antes de la conquista era
mente mejorada, y es probable que dentro de cano, y famosa por sus ídolos de religiosidad
y los ritos paganos que se celebraban. Su teoca-
poco tiempo se adoptarán las mismas máquinas
lli, ó templo, está compuesto de capas alterna-
que se usan en Europa. En las foi'mas y en el
color de los vasos pueden acercarse á algunas de das de arena, y de ladrillos cocidos con el sol,
cruz y de iina notable propiedad. Los adornos aquí á todas las partes del mundo civilizado.
de los altares de plata ó dorados estaban cubier- Al cabo de algunos minutos estábamos dentro de
tos de flores naturales, en las que vimos muchos la ciudad. Todo lo que yo habia visto de mas her-
preciosos claveles. Eran las ofrendas inocentes moso, en cuanto á regularidad y estension de
de los buenos indios, que en este momento llena- calles y magnificencia de los monumentos, me
ban la iglesia, donde se celebraba la misa: su pareció nada, en comparación de lo que veia,
y
conducta decente y el fervor aparente de su pie- entonces me creí suficientemente recompensado
dad formaban un contraste coa las asambleas de mis trabajos y fatigas. Varias calles, perfec-
coquetas y tumultuosas de la mayor parte de las tamente rectas y planas, tienen mas de dos mi-
iglesias de Francia y de Italia. Delante de la llas, y terminan por la vista de las montañas que
iglesia de la pirámide, se elevan dos hermosos rodean el valle. La mayor parte de las casas son
cipreces de una dimensión que atestiguaba su de una altura igual (generalmente de dos pi.
antigüedad. Una cruz de piedra bien esculpida sos) bien decoradas y adornadas de balconerías
tenia la fecha de 1666, y en su pedestal habia de hierro muy
bien trabajado, pintado y dorado.
escrita una oración á la Virgen en español. Los techos son elevados, pues las habitaciones tie-
Con sentimiento bajamos de esta pirámide, nen por lo común sobre quince pies de altura.
cuya base es igual á la mayor de las pirámides Se entra al piso bajo por dobles puertas, con rejas
de Egipto. Notamos al acercarnos á la llanu- de bronce, que conducen al patio, al derredor del
ra dos masas separadas, construidas como la cual está la casa con una galería techada de ca-
gran pirámide, con ladrillos no cocidos de tier- da lado del cuadro que sirve para paseo sin la
ra arcillosa. La una, situada al Norte, habia si- molestia del sol ó de la lluvia. Los patios, lle-
do en parte cortada y destruida, y era imposible nos de árboles y de flores, son de un efecto muy
subir á ella. La otra estaba en mejor estado, y agradable. Los cuartos bajos son ocupados re-
me pareció haber sido un lugar fortificado con gularmente por el portero y demás criados: el
un foso y una muralla en la cima. Encontré entresuelo se alquila á personas de fortuna esca-
mezclados á la tierra y á osamentas humanas, sa, ó sirve para encerrar muebles ó efectos, y el
fragmentos de losa roja y trofeos de obsidiana, piso mas elevado, que es el principal, está habi-
consistiendo en lanzas, cuchillos y saetas de fle- tado por los dueños, y se sube á él por una mag-
chas de los antiguos mexicanos." nifica escalera de piedra. Nada está mejor cal-
El viagero continúa su marcha: Eio frió con- culado que estas magníficas habitaciones para
tenía solamente una casa, y Ayotla era todavía un clima donde apenas se conoce el
delicioso,
mas insignificante que hoy: así nada de particu- cambio de la temperatura, y donde reina, como
lar dice del resto del camino. Al entrar á la en la isla de Calipso, una primavera eterna.
capital recibe una impresión desagradable, por
el desaseo y abandono en que los ayuntamientos PENSAMIENTOS.
han tenido los suburbios de la capital; Beulloch al rico su misma abundancia le pro-
Así como
ge espresa así: porciona medios de aumentarla, así al pobre su
. "Nada en loa alderredores da idea de la ciu- misma escasez se los proporciona para aumentar
dad magnifica á donde se va á entrar. Todo es su miseria.
Todos conocen poco mas ó menos lo que es atrevido á llamar cara, están al zozobrar dos ojue-
una vieja en sus molestas especies y gradaciones. los, como dos chispas vivísimas que se revuelven
en sus órbitas con celeridad prodigiosa, y parece
La vieja abuela! Jesús nos acompañe! La vie-
que concentran enérgicos toda la ecsistencia de
ja suegra, característica de la comedia matrimo-
mi heroína.
nial, cruz de maridos, piedra de toque de bolsi-
Un cuello, que parece manga de camisa sin su-
llos, banco de paciencia de sufridos, harpía do-
jeto, por lo rugoso é inconsistente; un esmirria-
méstica, adivinizanza viviente, por afuera como
do cuerpo, un conjunto que no puede concebir la
pasa, y por dentro como momia! Con toda esta imaginación, que espantarla á un niño, seria un
espantable, atraviliaria y furibunda colección, he
un pintor como G-oya. y un verda-
hallazgo para
comparado á mi vecina, á esta fisoibomía que no
dero enigma para un naturalista, que no sabr-ia,
me atrevo á llamar femenil.
estoy cierto, en qué clase de animales colocarla.
Oh! no, señores; la cosa no es para esplicada
Añádase un peineton ligado eon un zorongo ro-
con palabras, es indispensable que mis lectores
un pañuelon de lana, unas babuchas y un
cillo,
la conozcan: ¿diré que es una vívora? ¿La llama- delicado purillo, que no diré muerde, sino que
ré bruja? ¿La compararé por lo odioso á un re-
comprime con los numerosos pliegues de sus la-
caudador de contribuciones? ....
bios; y así, todavía, lectores carísimos, tendríais,
Mas todavía es mas molesta que costura en si os la figuraseis, una idea remotísima de Doña
calcetín:mas mal intencionada que pica-pleitos Crisanta Cencerrillo.
de pueblo: mas parlanchína que oficial ilimitado. Pero lo que mas sorprende, lo que es positi-
Oh! socorro! socorro! Su imagen me desvela y vamente inconcebible, aturrullador, tremendo, es
me atosiga; tiemblo á cada letra que escribo, por- que cuando uno cree contemplar una especie de
que me parece que la percibe; cierro las puertas momia viviente, una naturaleza que se estingue,
cuidadoso, y quiero tapar las rendijas, porque me que se pulveriza momento á momento,
y un ser
parece que se cuela por ellas, y me sorprende en entonces se halla uno con un vigor, con una pre-
este inocente desahogo tengo apostado potencia intelectual, que le espanta y aturrulla.
un criado en la escalera, para que me avise quién Doña Crisanta, desde su balconcillo de mala
viene, porque está visto, la temo, y mejor me las muerte, es un telégrafo que tiene al barrio todo
querría haber con un jesuíta, que es cuanto hay en tiempo pacífico, es
al corriente de los sucesos:
que decir, que con mi vecina. el diario de los chismes; en épocas turbulentas,
Figuraos una viejecita, que parece un limpia- un boletín de noticias; para los casados es un vi-
dientes de lináloe, con mas arrugas que malas gía; para los chicos, un agente de azotainas fero-
mañas; frente deprimida, nariz en riña con la ces; para los solteros, un espía; para todos, un
barba, y una boca muy bella para comparada con ser que se multiplica, que por todas partes se
un puño cerrado, y muy pequeña para asemejar- introduce,y que habría dado Fouchet por ella
se con el frente de una cai-retela de médico mo- un tesoro, porque es por sí misma un ser que
derno: en aquel océano de arrugas, qae me he pertenece en cuerpo y alma á la policía.
546 MI TECINA.
Dia á dia se confiesa Doña Crisanta, y tiene mer, si en la otra se prepara un festejo, lo que se
sus dares y tomares con los capellanes del con- dicen marido y muger en una riña, y tantas, tan-
vento y con las monjitas, de quien es agente efi- tas minuciosidades, que si bien, no son para es-
cacísima. critas, sí son para sospechadas de mis lectores.
De regreso de la iglesia, viene de puerta en En su casa todos están en perpetuo acecho de
puerta recogiendo limosna para una misa de una las acciones de los demás.
alma que se halla en pecado mortal. Oigámosla —Vea usted, vea usted, señora; allí va Don
hablar. Fortunato.
— ¡Esa alma se pierde, vecino; una caridad! —No lo veas, que nada nos importa; irá el po-
—Señora: yo estoy alcanzado; pero tenga us- bre á estafar á su compadre, á título del proyec-
ted esa friolera. tito de las minas: ¡que yo creyera á semejante
—Hé! donde hé! lloran está el muerto: necesi- perillán!
dades las que pasa Doña Clarita, la del número —Hé! Doña Timotea! mira, mira, si va
5, que ayer empeñó sus cubiertos, pero fué para con los ojos llorosos; le habrá pegado ese cafre
un baile; ya se ve, quieren que las gallinas les de D. Donato, y se irá á refugiar con su mamá;
den huevos de oro. y está al salir de su cuidado: ¡pobrecita!
—
Pues yo creia .... —Ahí padre Pr
entra el
— Quite usted! caras vemos, corazones no 'co- — Qué Los
mortificación! Sres. sacerdotes de-
nocemos. Figúrese usted, que quieren estar en berían en su
estarse casa.
esto que se llama paquete y . . . . contente, len- — Chit .... ....
chit señor el juez
gua: como si no los hubiéramos conocido en casa de las lavanderitas bonitas; ahora le im-
vp Voy á servir á Dios á la casa de Don Honorato, pondrán al pobre marido otros cuatro meses de
á ver si quiere su divina Magestad que estén en cárcel .... Cállate, boca!!
paz esos casados. Esta es la vida de Doña Crisanta: si ve un
— ¿Pues que están mal? chico descarriado, no por corregirlo, sino por el
— Quite pobre
usted! si la de Conchita pasa placer de que le zurren, se dirige á sus padres, y
una vida de perros, de perros. Señor: lo tengo con voz compungida, pregunta: ¿no ha llegado
dicho: el juego acaba con las familias; son los di- Juanito? ....
neros del sacristán, que cantando se vienen y —No, señora.
cantando se van; y luego ese desprecio con que — Qué muchacho! pensé que lo mataban esos
trata á la pobrecita de Clarita, esperando en el léperos con quienes venia jugando.
balcón hasta las dos y las tres de la mañana que Llega muchacho, y arde Troya.
el
viene el otro .... ¡detente, lengua! que viene el — Doña Pepita: no le pregunto á usted por su
otro del burlóte. esposo, porque acabo de verlo en el estanquillo,
—Pobre de Doña Clarita! aquel de las buenas mozas: ¡qué señor, siempre
—Yo que
quisiera se hubiera hallado su me- chanceando! ....
dia naranja; por ejemplo, que se hubiera casado Pobre marido! á la noche tendrá celos, tendrá
con Doña Paulita esa sí sabe vivir: si el riña: ¡qué sé yo! todo por Doña Crisanta!
marido se va por un lado, para eso que ella se Pero no que todo es una ecsageracion,
se crea
sale por otro con su primo el capitán .... Dios ni una pintura caprichosa de la fantasía la de
me lo perdone. ¡Adiós, señores; Dios pagará á Doña Crisanta; es una actividad inconcebible pa-
ustedes su buena obra! ra el chisme y para el enredo. ¡Qué de amores
Y sigue Doña Crisanta su camino: ella sabe lo frustrados, qué de matrimonios revueltos, qué
que se come en todas las casas; los disgustos de de odios de vecinos! ¡Qué de riñas, qué de qui-
ellas y sus causas; las enfermedades públicas y meras no han nacido y nacen dia á dia de la
secretas de vecinos y vecinas; el estado de los imagen de esta maldecidísima bruja!
fondos de todos y cada uno; quiénes se divorcian,
quiénes van á casarse, por qué llora el de en fren- Quiero luchar como bueno
te, por qué ric el otro.
Contra la ira de un Calleja,
Entre las lanzas y el trueno
Sus criadas participan de este espíritu inda-
Sin arrugar una ceja;
gador, y en los ratos perdidos trepan á la azotea, Pero ¡quién está sereno
desde donde saben si en tal casa no hay qué co- Con mi vieja!!
del
(CLAVEL
CUMPLIDO Edit.
i
MI VECINA. 347
pública, la creerá una santa. Se prohiben los pa- que os habéis instituido para hacer el bien, es-
peles subversivos, lanza su excomunión escanda- terminad á este demonio, que es mi cabrion, que
lizada la sociedad contra los seductores; y sin es mi sombra, que no me deja seguir, porque se
embargo, pasa impune, Vive contenta. No se cree me figura que me está expiando! ¿No es verdad
perjudicial á Doña Crisanta. que cual mas, cual menos, tiene su Doña Crisan-
Se trata de una nueva funesta, un padre muer- ta que lo martirice? ¿Cómo no la incluye la Igle-
to, un hermano herido. Doña Crisanta se encar- sia en la letanía, para decir: De Doña Crisanta
Cencerrillo, líbranos, Señor?
ga de propagar la noticia. Se trata de la biogra-
fía de un pequeñuelo anónimo, Doña Crisanta la Fidel.
Los que tienen algún conocimiento de la histo- desde la mas baja esfera hasta lo mas elevado de
ria, saben que en el siglo xviii llegó en Fran- la escala social. Nada de estraño tenia esto, por
cia á su colmo la corrupccion de las costum- cierto, en un pais en que una joven de malas
bres, La relajación cundió por todas las clases costumbres se convertía en favorita del monar-
de la sociedad, aunque no debe callarse que la ca, y disponía á su antojo de cuanto era de la
tenia muclia afición á la ecsisteocia que le lia- lumbra;" que "mas vale malo conocido, que bue-
bia tocado en suerte, suspiraba cada vez que se no por conocer," y mas también "pájaro en ma-
veia al espejo, y se decia á sí misma que una no que ciento volando," acabó por abandonar
joven tan bonita y dotada de tantos atractivos al que habia sacado de la miseria, y huyó
la el
como ella, no debia estar condenada á ganar su mejor dia con el inope mozalvete.
vida con un trabajo que se le hacia mas pesado Aquella nueva unión no podia menos de ser
todos los dias. efímera y poco duradera. La simple verdad de
Para quien se bailaba en esa predisposición que "sine Cerere et Baco friget Venus," no dejó
de ánimo, imposible era que no cayese pronto de serlo en esta ocasión: apenas se hablan disipa-
en las redes de los que tan frecuentemente abu- do las primeras ilusiones de un supuesto amor,
san de la inesperiencia de las jóvenes, aun cuan- cuando el joven reflecsionó que no tenia medios
do las defiendan la inocencia y la virtud. Un para mantener á su adjunta, y Camila por su
obeso comerciante, que babia hecho un buen ca- parte empezó á suspirar, recordando las como-
pital tras del mostrador, trato de seducir á la didades de que disfrutaba al lado de su grueso
incauta Camila; y aunque ni la edad ni la figura, comerciante. Mas como "cuando no tie- la cosa
ni otras circunstancias del pretendiente eran de ne remedio, olvidarla eslo mejor," y "á lo hecho
las mas á propósito para que obtuviese la victo- pecho," trató de ver para lo futuro, buscando el
ria, diósela, sin embargo, el interés, que no deja modo de inejorar su suerte, lo cual fué tanto mas
de ser quien es, para esto de ablandar corazo- preciso, cuanto que el joven poco tardó en desa-
nes duros y empedernidos. Aquello no era aun parecer, sin que Camila volviese á saber de su
lo que Camila ambicionaba; pero, en fin, entre paradero. Quedó, pues, reducida de nuevo á la
ser una pobre menestrala, sin fortuna ni espe- mayor pobreza, confirmando así que en este mun-
ranza de tenerla, y encontrarse de la noche á la do regularmente sucede que "en el pecado se
mañana dueña de los patacones del "Non Des- lleva la penitencia."
cripto," comerciante de abarrotes, se decidió por Por fortuna "el tiempo es buen amigo," y su
lo segundo, pensando que "mas vale algo que na- mano cicatriza hasta las heridas mas profundas;
da," en que "principio quieren las cosas," y en y cuando pronto se encuentra el remedio del
que "no se ganó Zamora en una hora." mal, éste no se hace ya tan duro, porque al fin
"los duelos con pan son buenos." Así aconte-
LOS SUCESORES.
ció con nuestra heroína: su hermosura aun no se
Una de las ventajas que su nueva posición
habia marchitado: su palmito debia proporcio-
ofrecía á Camila para el logro de sus ulterio-
narle todavía mas de un adorador. El tercer
res empresas, era la de que el cariño que la pro-
dueño de su ternura fué un noble caballero, que
fesaba su favorecedor, le proporcionaba ir con
se hallaba en la flor de la edad, y acababa de he-
frecuencia á los teatros, á los paseos y demás di- redar una bonita fortuna, algo disminuida en
versiones públicas. Para encontrar quien fijase parte por la mala cabeza de su padre, que mu-
la atenciónen sus gracias, tenia mas medios en- cho habia disipado en mas de una orgía: su hijo
tonces que cuando vivia en un sesto piso, y so- no le iba en zaga en su inclinación á placeres pe-
lo frecuentaba las calles mas retiradas de la ca-
caminosos, de manera que mejor que á nadie
pital Allí no podia hacer letra, porque nadie pudiera aplicársele lo de que "tal padre, tal hi-
ignora que ".santo que no es visto, no es adora- "de tal palo tal estilla," que hereda
jo," y "el lo
do," como dice el refrán. no lo hurta."
Sin embargo, algún tiempo pasó sin que se Merced á esa misma fogosa naturaleza, el nue-
realizasen los ambiciosos proyectos de la joven, vo galán no se conformaba con solo amor de
el
á la que no quedaba mas consuelo que seguir es- Camila, sino que cada dia le daba una rival.
perando, consoliAndo.se con aquello do que "mas
I
Y aunque el amor propio de la joven no era tan
vale tarde que nunca." Y como siempre sucede ecsagerado, que se diese por ofendida de talos
que "tanto va el cántaro
hasta que so
al agua, fruslerías, las frecuentes infidelidades del caba-
queda dentro," Cúmila halló por fin lo que busca- llerito producían riñas 6 incomodidades, que mul-
I
ba. Un noble de muy buena familia, pero de tiplicündose con el tiempo, los hicieron vivir al
. escasas proporciones, dio en perseguir á Camila, cabo en la mas escandalosa guerra civil. Y co-
UNA DE TANTAS. 349
mo es natural que "la soga se revienta simpre á la especie humana, fué á morir á un hospital,
por lo mas delgado;" en una de aquellas repeti- víctima de las mas agudas dolencias.
das contiendas Camila salió ecliada de la casa, El facultativo que la asistió, era muy aficiona-
conforme en que "manos blancas no ofenden," los enfermos que caian en sus manos, y las plan-
plantó á la impertérrita guerrera de patitas en la tas y flores que cultivaba en su jardin. Cami-
calle. la le habia contado su historia; y haciendo uso
"Mañana será otro dia," dijo la desgraciada de sus aplicaciones cuotidianas, al punto la com-
con resignación: nada importan los chascos pesa- paró al Clavel, flor que se considera como el sím-
dos, con tal que no suceda conmigo que "cuando bolo del desden, y que tiene tanta fecundidad y
una puerta se cierre, doscientas se atranquen." variedad como Camila habia tenido amantes.
Púsose de nuevo en campaña, porque lanzada
en la fatal carrera á que la Labia precipitado su CONCLUSIÓN MORAL.
primer paso criminal, dificilillo era que se en- Y ahora que hemos acabado nuestra historia,
mendase: el que "hace un cesto, hará ciento." se nos preguntará tal vez qué objeto hemos te-
No la seguiremos paso á paso en su camino de nido al referirla? Responderemos que uno, y
perdición, porque tan descomunal empresa nos
muy sencillo. Para inspirar al corazón humano
llevarla demasiado lejos; y como somos hombres el amor á la virtud, mas que áridos preceptos
de palabra, y no olvidamos que hemos ofrecido á sirve el conocimiento de los males incalculables,
nuestros lectores una historia corta, lo cumpliré- que tarde ó temprano nos acarrean los vicios.
nios así al pié de la letra, siquiera para que nues- Escarmentar en cabeza agena es una gran ven-
tra relación bo peque por lo largo, como peca taja, porque así nos libramos provechosamente
por lo mala. Contentarémonos, pues, con hacer de escarmentar en la propia; así es que, ninguno
reminiscencia, por orden cronológico, de los su-
considerarla como una suerte digna de envidia
cesores de los tres primeros paladines de quie-
la de los criminales, si pudiera conocer con evi-
nes hemos hablado.
dencia lo caro que pagan siempre sus malda-
El cuarto fué un actor de fama; el quinto un des.
valiente general; el sesto un viejo asentista: el
La sabiduría de la Providencia ha sabido con-
séptimo un duque, de una de las principales fa- vertir en triaca el veneno. Hasta de esos su-
milias del reino: el octavo un ricacho de provin- cesos que al principio parecen incapaces de pro-
cia; y el noveno y último, un príncipe de la san-
ducir beneflcios á los hombres, saca lecciones sa-
gre.
ludables. Aprovechémoslas, pues, y digamos pa-
Este simple relato hará conocer que Camila ra concluir, que "no hay mal que por bien no
caminaba viento en popa, y que si hubiese tenido venga."
presente que "la precaución es madre de la se- (Escrito para el Álbum).
vida disipada, olvidó que los años marchitan la muger pequeña de cuerpo, respondió: "Porque
hermosura, que la época de los amantes pasa; y siempre se ha de escoger del mal el menos."
así fué que al abrir un dia los ojos, se encontró
Reparando Demonax que un hombre vestido
sola, pobre, sin amparo en el mundo, y carecien-
de púrpura, se envanecía de aquel ornamento, le
do ya de la manera de proporcionarse los arbi-
dijo: "No te muestres presuntuoso de esa lana
trios, que varias veces la hablan salvado de la
que da trage y ensoberbece; advierte que an-
te
mendicidad. El castigo de Dios pesaba al fin
tes fué natural desperdicio de una oveja."
sobre aquella culpable mugei'.
Camila arrastró los últimos años de su mísera Siendo Platón muy anciano, y preguntado
ecsistencia entre el desprecio del mundo, las en- qué edad tenia, respondió: "Veinte años, que son
fermedades y la mendicidad. Después de haber losque he vivido con desengaño y conocimientos
agotado las heces de cuantas calamidades afligen de la caduquez del mundo."
TOM. n. XV. 45
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HISTORIA MTÜEAL
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Después del nombre de Buílon, naturalmente las armonías que la unen con los otros vegetales,
se presenta el de Bernardino de Saint-Pierre. cuáles con los animales, cuáles con el hombre.
Su obra es una deliciosa miscelánea de moral y El autor de los Estticlios parece ser el primero
de historia natural: es el estudio de la naturale- que descubrió estas relaciones. Según él,, todo
za en hombre, y el de la naturaleza en el uni-
el está ligado en la naturaleza: la creación es una
verso; ciencias que no debieran nunca separarse, inmensa y riquísima cadena, cuyos eslabones se
porque todo está ligado en la creación
y la inte- siguen ordinariamente, y sus estremidades llegan
ligencia humana; es el lazo que une la moral á de la tierra al cielo, de la planta al hombre, si-
Dios. Bernardino de Saint-Pierre no fué ni el guiendo la materia; del hombre á Dios, siguien-
historiador, ni el poeta, ni el nomenclador de do el pensamiento.
la naturaleza: fué solo su admirador; de modo En su meditación sublime va mirando cómo
que su punto de vista es siempre verdadero y re- nuestro globo gira sobre su eje, y cada mañana
ligioso: en la formación del globo, en la estruc- presenta al calor vivificante del Sol la superficie
tura del insecto y en la vida humana, encuentra que han refrescado las húmedas sombras de la
poder, previsión y bondad. Este pensamiento noche. Comienza de nuevo el suavísimo con-
es su antorcha; esta idea lo guia en medio de las cierto: la tibia brisa sopla blandamente; murmu-
tinieblas de la ciencia; y la fe ardiente que le ha- ra dulce el follage de los bosques; y la flor, ba-
ce adivinar el orden de la creación, se lo descubre. lanceándose en su tallo, ecshala su aromático in-
Solo ecsiste una ciencia, que es la de las leyes cienso: percíbese entonces una armonía univer-
de la naturaleza: la geometría, la física, la mine- sal de sonidos, de colores, de perfumes; en una
ralogía, la medicina, la moral, la metafísica, &c., palabra, mírase entonces la vida y el amor! Cada
no son mas que ramas, ó por mejor decir, ricos tres meses la escena cambia, sin perder nada de
trozos de esa ciencia universal, cuyo objeto es el su esplendidez: las estaciones se suceden unas
conocimiento de Dios y de sus obras. Cada sa- tras otras para derramar su benéfica influencia,
bio mira la verdad en el trozo que posee, y no en ambos hemisferios. La Primavera inclina el
piensa que para comprender esa verdad en toda nuestro hasta de Estío; y mas inme-
el solsticio
su plenitud, es necesario recurrir al manantial diato al fuego vivificador del Sol, aparece tapiza-
primitivo. Un botánico, por ejemplo, después do con alfombra de verdura y de flores; el abra-
de haber reconocido los caracteres y virtudes de sador Estío lo lleva al equinoccio, y madura las
una planta, y tan luego como la ha clasificado en miescs; tardío el Otoño, lo carga de sabrosos fru-
su herbáceo, cree conocer perfectamente su his- tos, y luego el Invierno lo cubre con un sudario
toria. Sin embargo, nada sabe de sus relaciones blanquísimo de nieve para darle algunos dias de
con el Sol, las aguas, los vientos, las llanuras, reposo. Pero entretanto, el astro rey continúa
las montañas, el globo; en fin, no sabe tampoco derramando sus beneficios, y en el hemisferio
SAINT-PIERRE. 351
opuesto repite ks maravillas que hemos visto pa- de zeidora, ó madre del trigo. En efecto, la na-
sar en el nuestro. En medio de esas gigantescas turaleza ha formado especies que pueden crecer
anuonías, Bernardino de Saint-Pierre descubre en todos los lugares del globo, desde el Ecuador
una infinidad de otras secundarias, encadenadas hasta las orillas del mar Glacial. Hay algunas
todas, concurriendo al gran ti-abajo de la na- que se dan en húmedos de los paises
los lugares
turaleza. Mira los vapores que el Sol levanta calientes, como el arroz del Asia; la hay para los
del seno del océano; las montañas en cuya cima lugares pantanosos de los paises frios, como una
se van amontonando; los vientos en cuyas alas clase de avena que se da naturalmente en las
van á refrescar las abrasadas grietas de la tierra; orillas de los rios de la América Septentrional,
los rios que se forman con ellos, y que surcan el y de la cual, según el P. Henuepin, muchas na-
globo, fertilizando su superficie, y vuelven otra ciones salvages hacen cada año abundantes cose-
vez á los mares para comenzar de nuevo su be- chas. Otras especies se producen también con
néfica carrera. Mide esas enormes corazas de mucha abundancia en los paises cálidos y secos,
hielo, fijadas en los polos y diseminadas en los como el maiz en el Brasil; en fin, la cebada cre-
montes de zona tórrida para refrescarla, y esos
la ce hasta los 62 ° de latitud en las rocas de Fin-
desiertos inmensos de arena, de donde salen las landia, en donde he visto cosechas tan hermosas
ardientes tempestades, que á su vez van á calen- como las de los campos de Palestina."
tarla. Luego, de este vasto conjunto que ma-
le Plutarco nos cuenta que Alejandro procuró ffa
nifiesta el orden y el poder, pasa á los pormeno- vano naturalizar la yedra en los campos de Ba-
res que le revelan la bondad. Estudia el curso bilonia. Aquella débil planta que queria sirviera
de de adorno á sus arcos triunfales, resistió á sus
las aguas, y primero que nadie, traza la geo-
grafía de los rios; reconoce los lugares del globo, manos guerreras. ¿Por qué no llevaba consigo
en que se dan los vegetales, y por primera vez un vegetal útil al hombre, el trigo, el arroz, la
fija la geografía de las plantas; observa las zonas avena, ó cualquiera otra especie de gramínea?
asignadas á todos los seres, y descubre la geo- Aquellas ¡llantas, que siguen a la humanidad al
grafía de los animales. Las páginas de los Estu- rededor del globo, se hubieran sometido á su po-
dios^ en que llama la atención de los sabios sobre der; y la yedra murió donde hubiera vivido la
estas ciencias nuevas, rebosan una emoción reli- sustanciosa planta que alimenta á los hombres.
giosa que enternece el alma y la ilumina; ese es Dios no habia cuidado de los caprichos de Ale-
el don del autor. Es necesario participar de su jandro, y solo habia pensado en satisfacer las ne-
entusiasmo, porque cuando encuentra las invenci- cesidades de la humanidad.
bles pruebas de la previsión de Dios, se llena do Bernardino de Saint-Pierre encuentra las
placer por el beneficio que de ellas resulta á la mismas deliciosas armonías en la distribución,
humanidad. .
geográfica de los animales; todos los que no son
En este libro admirable, el hombre aparece directamente útiles al hombre, y cuantos le son
siempre colocado en el centro de la creación. To- dañosos, están encerrados en puntos estrechos
do está sometido á su inteligencia, todo se ha- del globo. Tan luego como salen del clima en
lla ordenado para atender á sus necesidades; que nacieron, dejan de reproducirse, y las mas
de manera que cuando Bernardino de Saint- veces dejan también de vivir. Los animales do-
Pierre traza el cuadro geográfico de las plantas, mésticos, por el contrario; el caballo, el buey, el
distribuidas por zonas en el globo, nos hace notar asno, la oveja, la cabra, esos compañeros del
que en esa distribución no cuenta la familia de hombre, esos ausiliares indispensables de sus tra-
Jas gramíneas, porque la naturaleza la ha desti- bajos campestres, lo siguen en todos los climas.
nado para el alimento principal del hombre, y ha En todos los lugares en que ha plantado su tien-
querido que fuese cosmopolita como él. "No hay da, lo han seguido para labrar la tierra, para dar-
punto de la tierra, dice, en que no pueda crecer lesu leche, y abrigarlo con su lana. De manera
alguna especie de trigo. Homero, que habia es- que por una escepcion adorable, Dios abre todas
tudiado también la naturaleza, distingue á cada las regiones del mundo á la gramíneas, que ali-
pais por el vegetal que se da en él con mas per- mentan al género humano, y á los animales que
fección. Elogia á una isla por sus uvas, á otra sirven para cultivarlas, y que han de hacer la
por sus olivares, á otra por sus palmeros, &c.; mayor parte y lo mas pesado del trabajo del
pero distingue á la tierra con el epíteto general 1
hombre.
352 SAINT-PIERRE.— poesía.— COERECCION.
ÍV1RGE(^, TEr\l PIEDAD DE IVll! rio rectificar las mas notables. Con las otras no
lo haremos, porque son de menos entidad y mas
fáciles de conocer.
AI. SK. 15. J". J". ff»ESJ
PAGS C»l.§ TLX1X §. lEsics:. XEASE.
A tí. Madre purísima del Ser omnipotente 3v3 l.'^ 33 Carlos VII Carlos VI
Que por salvar al hombre se hiciera hombre también, ce 2ci 10 Esa Era
Y en la cima del Gólgotha, de áspera cruz pendiente ce ce
11 Douremy Donremy
ce i6
16 corono orno
Muriera, siendo escarnio del pueblo de Salen:
324 l.« 10 la se
ií c*
17 Ponlangy Poulangy
Del que asentado tiene su trono de zafiro C. (C
18 Chisson Chinon
Sobre diáfanas nubes de nácar y carmin (G 2."* 18 la se
ii ce
Tras de ese bello cielo que enagenado admiro. 19 Tierbois Fierboi s
Aun siendo tierno infante, siendo inocente niño. tengo por feliz pronóstico, pues me está gritando
Haz que ya mu megilias no moje amargo llanto, sabiduría, y laque mas deben estudiar los prínci-
Y sienta algún consuelo mi triste corazón. pes, consta de tres partes: Estar bien con Dios,
México. consigo mismo y con los hombres^ sufriéndoles, ha-
Emilio Rey. ciéndoles beneficios, y preparando los oidos para
atender agravios.
En el núm. 8 de esta miscelánea publicamos á que acabamos de dar término, y el plan de la
el Prólogo de la obra titulada: "G-alia y Fran- que vamos á comenzar.
cia,"y ofrecimos publicar el Epílogo: cumplimos La Galia conquistada por César, se convirtió,
toy nuestra promesa. El autor hace en el cuerpo en tiempo de Agusto, en provincia romana, don-
de la obra un análisis sucinto de la historia de de enviaban los emperadores un gobernador que
Francia, hasta la muerte del último de. los Ca- mandaba á unos prefectos; recibía directamen-
petos, de la rama directa: allí se detiene, porque te las órdenes de la república y las trasmitía á
los acontecimientos posteriores, desde las guer- sus agentes: la política adoptada generalmente
ras ocasionadas por la eselusion de las mugeres para los otros paises conquistados, lo habia sido
del trono hasta nuestros dias, corresponden a la también para la Galia. El gobierno era allí sua-
serie de obras que se propuso escribir con el nom- ve y paternal; y como la civilización halagaba á la
bre de "Escenas históricas," y de las que un gran barbarie con placeres, artes y goce.=í, que le eran
Ahora la historia de esas guerras y desolacio- diodía sobre todo, cuyos ricos llanos tocaban á
nes, es la que vamos á referir circunstanciada- la Italia por los Alpes, cuya ribera bañaba el
mente, dando aquí fin á nuestro trabajo crono- mismo mar, cuyos habitantes respiraban un aire
lógico, porque la introducción que se acaba de perfumado, como el de Sorrento y Pestum, fué
leer, no es mas que una obra de fechas y de he- la provincia privilegiada: Narbo la Eomana se
chos, nacida solamente de las investigaciones del elevó cerca de Marsilia Iti Griega; Arles tuvo un
historiador, y en la que no tiene parte alguna anfiteatro, Nimes un circo, Antun una escuela,
la imaginación del poeta, á no ser que se conside- León templos: legiones indígenas, en las que ca-
ren como poesías las teorías religiosas que hemos da soldado se envanecía de tener el nombre de
espuesto, y la política que va á seguir. ciudadano romano, fueron levantadas en la Nar-
Nos hemos detenido en la muerte de Carlos bonesa, y se dirigieron atravesando la Galia, á
IV, porque con el advenimiento al trono de Fe- someter al imperio la Bretaíía, que el imperio
lipe de Valois,comienza una nueva era para la no podia someter, del mismo modo que egos ele-
Francia. La monarquía nacional ha llegado á su fantes domesticados, adiestrados por los reyes de
punto culminante, y va á descender poco á po- India, les ayudan á someter los elefantes sal-
co de las alturas feudales en que Hugo Capoto vages.
habia puesto los cimientos de su edificio, hasta A la dominación romana sucedió la conquis-
los llanos populares en que Luis Felipe, úllimo ta franka, la barbarie á la civilización: ya era
rey probable de esta raza^ levantó su tienda de tiempo; la corrupción que roia el corazón del
un dia. Permítasenos, pues, ya que hemos lle- imperio se estendia á sus miembros; la cuchilla
gado á cumbre de las montaiía, dirigir atrás y
la franka separó á la Galia del cuerpo romano,
y
adelante una última mirada, que se estenderá la salvó. Es un hecho notable el de que, la ci-
por un lado hasta la G-alia de César, y del otro vilización que conquista á la barbarie, la mate,
hasta la Francia de Napoleón. Esto será á la y que la barbarie que conquista á la civilización,
Los gefes frankos conservaron del gobierno El vencimiento de la dinastía de los Mere-
romano lo que pudieron adoptar á sus costum- wigs (Merowingios) por la de los Carolingioa,
bres, y principalmente á sus intereses: la domi- originó un vacío en la representación de esos
nación fué unitaria, como lo hemos dicho, en poderes: el conjunto de los gefes habia sosteni-
tiempo de Mere-wig (Meroveo) Hlode-wig (Cío- do á monarquía, y héchose rey en su lugar:
la
doveo). y dividida eu el de sus sucesores. creyó, pues, confundidas á arabas para siempre
La división del poder originó, como lo hemos en su solo poder, y olvidó que, bajo la hoz del
indicado también, la de la propiedad: en cuanto Segador, brota ya una nueva cosecha. Como no
el conjunto de los gafes poseyó, quiso tener un habia ya esa amalgamación de los intereses de
representante, como la monarquía tenia el suyo: los gefes, no habia ya tarapoco necesidad de un
ya hemos dicho cuál era el del pueblo (*). El representante de su casta: como esa casta estaba
cargo de mayordomo de palacio fué creado por confundida con la monarquía, no podia ya elegir
aquellos: siguió las mismas variaciones de pro- al rey. En consecuencia, el cargo de mayordo-
gresos que la monarquía, que estaba llamada á mo de palacio fué suprimido, y Karl-el-G-rande
reemplazar un dia: temporal en la época de Sig- (Carlomagno) tomó por divisa de su moneda: Ca-
hebert (Sigeberto) (f) y sus antecesores; fué vi- rolus, gratia Dei rex.
reconocía el principio electivo. Reges ex no- Karl fué, pues, el primero y el último gefe
büitate, duces ex virtute sumunt Pero en cuan- omnipotente de la raza conquistadora, porque sus
to uno de los dos rivales lo quebrantó, la otra antecesores hablan tenido que luchar contra el
debia vengarlo al punto. conjunto de los gefes, y sus sucesores debían te-
Los reyes frankos no tenían, pues, como pu- ner que luchar contra el vasallage. En su triun-
diera creerse, un poder absoluto: ademas del ma- fo, por el contrario, nada se asemeja á una resis-
yordomo de palacio, colocado junto á ellos para tencia cualquiera de parte de una casta, cuya ca-
representar los derechos de los gefes, habia tara- beza, que apenas sale de tierra, huella bajo sus
bien consejos compuestos de los militares que de- sandalias: sus órdenes no son ni aprobadas ni
cidían con el rey (t) de los negocios de la nación; analizadas: las da, y son obedecidas; quiere leyes,
grandes revistas de tropas, fijadas regularmente y las capitulares suceden al código Teodosiano.
para los meses de Slarzo ó de Mayo, recibían no- Si quiere un ejército, lo levanta; si quiere una
ticia de las cosas tratadas en aquellas asambleas victoria, combate.
Necesitábase esa unidad de poder y de fuerza,
particulares; y esto se observó entre los conquis-
para que Karl pudiese cumplir con su misión, y
dores hasta el momento eu que el pueblo, repre-
llegar á su objeto: necesitábase que una misma in-
sentado por la Iglesia, se halló poseedor á su vez
teligencia hubiese levantado conforme á su plan
de una parte del territorio: entonces entraron
unitario, las murallas de ese vasto imperio, para
obispos á los consejos del rey; diputados ecle-
que en ellas viniese á estrellarse la barbarie, sin
siásticos fueron enviados á los campos de Mar-
hallar un solo lugar débil por donde pudiese in-
zo y de Mayo, y las tres órdenes de propietarios
troducirse; necesitábase, en fin, que el reinado de
se hallaron representadas: la monarquía, por el
Karl fuese dilatado, porque él solo podia acabar
rey; los gefe.s, por el mayordomo, y la Iglesia ó el
laobra inmensa que habia emprendido, y el rei-
pueblo por los obispos.
nado de Karl duró cuarenta y seis años.
(*) El clero.— N. del T. Eu su lugar hemos dicho bajo qué punto de
(t) El primer mayordomo de 'palacio^ de vista considerábamos la desmembración del im-
quien se hou:e mención, es Goggon, que fué envia- perio; los herederos de Karl hicieron en una es-
do á Atanajildo, fie jjarie de Sigeberío, para pe- cala mayor la misma división que habían heclio
dirle la mano de Brunehilde. los hijos de Merc-wig, y las mismas causas pro-
(I) Se supone que se hahlu de la nación con- dujeron los mismos resultados; es decir, la crea-
quisla'hra: j>or lo que hace á la conquistada, no se ción de una nueva corte señoril, nacida do las
trataha en lo absoluto de ocuparse de sus intere- cesiones de terrenos que los reyes Carolingios y
ses; era esclava. Mere-wiga se vieron obligados á hacer para su-
ESTUDIOS HISTOEICOS, 355
bir al trono, y en seguida para conservarse en él. Cuando se hubieron desarrollado los beneficios
Karl, escapándose del poder de los gefes frankos, que debia producir esta nueva era, es decir, cuan-
fué el pritnero que tomó por divisa de su moneda, do una lengua nueva y nacional, como la monar-
que solo élpodia hacer acmliar: Carolus gratia.Dei quía, habia sucedido á la lengua de la conquis-
rex. Los señores franceses, escapando á su rey ta; cuando las cruzadas abrieron al arte y á la
de la dominación franka, negaron que su princi- ciencia el camino del Oriente; cuando la bula de
pio viniese de la monarquía, como Karl habia Alejandro III, que declaraba á todo cristiano li-
negado que suyo viniese de la señoría, y dos-
el bre, dio por resultado la emancipación de los
cientos años después se arrogaron, no solo el de- siervos; cuando, en fin, Felipe el Hermoso, dan-
recho de acuñar moneda como emperadores, sino do el primer golpe á la monarquía feudal, la hu-
que también tomaron por divisa de ella ese gra- bo modificado con la creación de los tres esta-
tia-Dei de que la monarquía les habia dado el mentos, y el establecimiento del parlamento, lle-
ejemplo (*). gó el tiempo en que esa monarquía, que habia
Hemos dicho de qué manera se habia efectua- acabado au obra, cedió el lugar á otra, que tenia
do la escicion entre la monarquía franka y la que hacer la suya. Entonces apareció Felipe de
señoría francesa: hemos esplicado cómo los pro- Valois, dio el primer hachazo en el edificio de
pietarios territoriales hablan abrazado los inte- Hugo Capeto, y la cabeza de Clisson cayó.
reses del suelo contra los de la monarquía, aun- Tanneguy Duchátel heredó el hacha de Felipo
que reyes y señores fuesen de la misma raza: he- de Valois. Setenta años después que éste ha he-
mos entrado en pormenores bastante estensos rido, hiere aquel á su vez, y cae la cabeza de
acerca del nacimiento, lucha y victoria del parti- Juan de Borgoña.
do nacional, para no tener necesidad de presen- Luis XI halló, pues, al entrar al templo, ro-
tar aquí un nuevo cuadro de esa época de transi- tas ya dos de lascolumnas feudales que sostenían
ción, colocada entre la monarquía de la conquista su bóveda. Su misión era echar por tierra las
y la monarquía de la nación. demás. Cumplióla, y subido apenas al trono, le
monárquico que iba á elevar, debia, pues, ser el rey no hubiese sostenido la bóveda con una
bien diferente bajo muchos aspectos, del de Karl mano, mientras con otra echaba por tierra las
mas rico y poderoso entre sus iguales. La pri- absoluta. Pero legó el despotismo á sucesores
mera cosa que hizo en consecuencia el nuevo rey, demasiado débiles para continuarlo. Al gran va-
fué subir á doce el número de sus grandes vasa- sallage abatido por Luis XI, sucedió la gran se-
llos, introducir entre ellos pares eclesiásticos ñoría, en los reinados de Carlos VIII y Luis
para contar con el apoyo de la Iglesia; luego en XII; tanto que, cuando Francisco I subió al tro-
el sólido aplomo de estas doce fuertes columnas, no, asustado al ver oscilar la monarquía, que pe-
(*) En 865, Odón, hijo de Raimundo, fué cilla, y nada es vías dificil de creer que una cosa
el primero que dio tomando el título
este ejemplo, sencilla en que no se habia aun pensado. Por lo
de conde de Tolosa y de marques de Gotia por la demás, esta teoría esacta ó falsa, superficial ó pro-
gracia de Dios. funda, grave ó ridicula, nos pertenece completa-
(t) Llamamos la atención de nuestros lectores mente.
356 ESTUDIOS HISTÓRICOS.
dia sus apoyos primitivos, y no los encontraba duelos habían dejado en las venas de la no-
ya,que buscaba doce hombres de fierro, y no en- bleza (*).
contraba mas que doscientos de terciopelo, espe- Hacia 149 años que Luis XI habia muerto.
ró recobrar una fuerza igual multiplicando las Escusado es decir que la misión de estos dos
inferiores, y sustituyendo los grandes señores á hombres era la misma, y sabido es que Bichelieu
los grandes vasallos, inquietóse poco por el des- cumplió con la suya tan religiosamente como lo
censo de la bóveda al nivel de las nuevas colum- habia hecho Luis XI.
nas, con tal que ese descenso diese solidez al edi- Luis XIV halló, pues, el interior del edificio
ficio. En efecto, aunque los apoyos que acababa monárquico, no solamente desprovisto de las 200
de crear, fuesen en comparación de los antiguos, columnas que lo sostenían, sino también desemba-
mas débiles y menos elevados, no eran por eso razado de sus escombros: el trono estaba enclavado
menos sólidos, porque representaban siempre la con tanta firmeza en la Francia nivelada que, niño
propiedad, y su multiplicación misma estaba en como era, subió sus gradas sin tropezar; luego, al
armonía esaeta con la división territorial efec- llegar á su mayoría, se le presentó el camino del
tuada entre el reinado de Luis XI y el suyo (*). absolutismo, trazado por un pié tan gigantesco,
Francisco I fué, pues, el fundador de la mo- que le bastó al discípulo seguir la huella de su
narquía de los grandes señores, como Hugo Ca- maestro, sin temor de estraviarse. Necesaria
peto lo babia sido de la monarquía de los gran- habia sido esta preparación, porque Luis XIV
des vasallos. no tenia el genio del despotismo, sino íínicamen-
Después, cuando esta segunda era de la mo- te la educación de déspota.
narquía nacional, hubo producido sus frutos; Mas no por eso dejó de efectuar la obra á que
cuando la imprenta dio alguna estabilidad á las estaba destinado: hízose centro del reino, recogió
ciencias y á las letras renacientes; cuando Rabe- todos los resortes de la monarquía, y los tuvo tan
lais y Montaigne hicieron científica la lengua; tirantes por mucho tiempo, que bien pudo pre-
cuando las artes pusieron el pié en el suelo de ver, al morir, que se romperían entre las manos
Francia tras del Primatice y Leonardo de Vin- de sus sucesores.
ci; cuando Lutero en Alemania, Wicleff en In- Vino la regencia; esparció su estiércol por el
glaterra, Calvino en Francia, prepararon la re- reino, y la aristocracia salió de la tierra.
forma política con la religiosa; cuando la evacua- Al llegar Luis XV á su mayoría, se halló por
ción de Calais fijó nuestros limites militares, bor- consiguiente en la misma posición en que se ha-
rando del suelo francés la última huella de la bian encontrado Francisco I y Hugo Capeto.
conquista de Eduardo III; cuando la noche de La monarquía estaba por organizar: nada habia
San Bartolomé hizo bambolear en la sangre hu- en lugar de los grandes señores: nada tampoco
gonota á la religión y la monarquía, que estaban en el de los grandes vasallos: débiles y numero-
abrazadas, y produjo así un efecto contrario al sos vastagos ecsistian solamente dónde antes ha-
que esperaban; cuando, en fin, la ejecución de La bia troncos fuertes
y vigorosos. Fuéle, pues, pre-
Mole, el asesinato de los Guisas, el juicio de Bi- ciso bajarmas aun la bóveda monárquica, susti-
ron, anunciaron á los grandes señores que los tuir de nuevo el número á la fuerza; y en vez de
tiempos hablan llegado, y sonado la'^hora de su los doce grandes vasallos de Hugo Capeto, y de
destrucción, como se lo habían anunciado á los los doscientos grandes señores de Francisco I,
grandes vasallos de Clision y el asesi-
el suplicio
dar por sustentáculos á su edificio vacilante, los
nato de Juan de Borgoña; entonces apareció en cincuenta mil aristócratas de la regencia orlea-
el horizonte como un cometa rojo, Ptichelieu, ese
nista (t).
incansable segador, que debia agotar en el cadal-
so el resto de sangre que la guerra civil y los
(*) Richelieu entró al Consejo en 1624: sus
2nimeras ejecuciones datan de 1625 y 1626.
En nuestras crónicas, nos ocuparemos con (t) Llamamos la atenciojí de IdS lectores del
(•)
Álbum, acerca de la manera con qne Dumas va
cuidado y en todos sus pormenores, de la división
enlazando todos los sucesos de la historia de Fran-
de las propiedades, porque esta base ensanc/iarla por cia. En teoría podrá no ser esaeta; pero á lo me-
la revolución, es la que llegará á ser un dia el nos no puede negarse que es sobremanera ingenio-
único pedestal sólido de la libertad. sa.—{N. del T.)
ESTUDIOS HISTÓRICOS. 357
quía nacional, hubo dado su frutos, frutos del la- la quiera llamar. Dios, Naturaleza ó Providen-
go y llenos de ceniza; cuan-
Asfáltites, podridos cia, dirigió la vista sobre nosotros, se asombró al
do los Dubois y los Law, las Pompadour y las ver viva y atrincherada, en medio de la Francia,
Dubarry, mataron el respeto debido á la monar- á esa aristocracia, que creia estinguida por la
quía; cuando los Voltaire y los Diderot, los Convención.
d Alembert y los Grrimm, abogaron la creencia
'
Al punto salió el sol de Julio, y, como el de
debida á la religión; la religión, esta nodriza de Josué, se detuvo tres dias en el cielo.
los pueblos, la monarquía, esta fundadora de las Entonces se verificó esa revolución milagrosa,
sociedades, manchadas aun con el contacto de que no alcanzó sino lo que debia alcanzar; revolu-
los hombres, se remontaron á Dios de quien eran ción que se creyó nueva, y que era hija de 93;
llar Luis XVI en el Oriente las llamas de la bunda con la hacha ó con la esj)ada, se contentó
Bastilla, en el Occidente el hierro del cadalso. con declararla impotente con una ley y un de-
Entonces no fué ya un hombre quien vino á creto, como se hace con un viejo imbécil al que
¿No hay algo de maravillosamente providen- menos aherrojada: el partido puro de la cámara
cial en esta coincidencia de fechas? Richelieu de los pares, representado por los Fitz-James
viene 149 años después de Luis IX, y la Con- y los Chateaubriand, salió del palacio del Luxem-
vención Nacional 149 años después de Richelieu. burgo para no volver á mas, y con ellos, toda
él
Deshagamos aquí un error importante, en que influencia aristocrática desapareció del Estado
unos caen por ignorancia, y que otros acreditan para ceder el puesto á la influencia de la rica
de mala fé: 93 fué una revolución, pero no una propiedad.
república; habíase adoptado la palabra por odio Veamos cómo se estableció ésta.
á la monarquía, y no por la semejanza de la cosa. Luis Felipe se habia colocado cerca de la mo-
El hierro de la guillotina forma un triángulo: narquía agonizante, como un heredero á la cabe-
también con un triángulo se simboliza á Dios: cera del lecho de un moribundo. Apoderóse del
¿quién, sin embargo, se atreverá á decir que los testamento que el pueblo hubiera podido anular;
dos son una misma cosa? pero el pueblo comprendió, con su inteligencia
La reacción termidoriana salvó la vida á ese profunda, que le faltaba acabar con la última
resto de aristocracia,que iba á caer bajo la ma- forma monárquica, de la que Luis Felipe era re-
no de Eobespierre; el hacha que debia matarla,
no le hizo mas que una herida profunda, pero no (*) El art. 259 del código antiguo^ estaba
mortal: los Borbones la encontraron cuando en- concebido en estos términos: " Todo el que haya, lle-
traron en Francia en 1814; la vieja monarquía vado loúblicamente un trage, uniforme ó decm-a-
reconoció al punto á su viejo sosten: entonces le cion que no le pertenezcan^ ó que se haya atribui-
dio á guardar, en medio de la Francia, á la cá- do títulos reales, que no le hayan sido legalmen-
mara de los pares, esa última fortaleza del trono te conferidos, será castigado con ivna iJÚsion de
de derecho divino. seis meses á dos años.''' Oteando se verifico la re-
Así, la voluntad providencial se estrelló por visión del código.¡ las palabras escritas con letra
un momento, á consecuencia del accidente pre- redonda., fueron suprimidas como incompatibles
coz del 9 termidor; y cuando esta divinidad, que con nuestras costumbres.
TGM. II. —XVI. 46
358 ESTUDIOS HISTÓRICOS.
presentante: contentóse, en consecuencia, con Francisco I, con su toca con plumas, su ropi-
borrar en el escudo hereditario el gratia dei, y lla de seda, sus zapatos de terciopelo zajados, su
si no le sustituyó el gratia' pojjuli, fué porque espíritu elegantemente altivo, sus costumbres
estaba bien seguro de que jamas se acordaria el noblemente corrompidas, ¿no es el tipo perfecto
rey mas de ello, que en los momentos en que de los grandes señores?
mas afectase ignorarlo. En fin, Hugo Capeto, antecesor de todos ellos,
no, su egoismo de lo presente y su indolencia (*) Toda idea nueva y atrevida parece al
para lo fiitliro, ¿no es el tipo completo de los princijÁo una paradoja. Déjesenos desarrollar
aristccratas.í la niícstra, y juzgúesela después.
.
Francia, pero adelante de las de Europa; hom- tro poder; y cuando entramos en Moscou, Mos-
bre de resistencia para el interior, pero hombre cou está vacía, Moscou es presa de las llamas!
de progreso para el esterior. Entonces misión de Napoleón se cumple, y
la
Los reyes insensatos le hicieron la guerra! . . llega el momento de su caida; porque su caida
Entonces Napoleón tomó lo que habia de mas será ahora tan útil á la causa de la libertad, co-
puro, de mas inteligente, de mas progresivo en mo lo habia sido antes su elevación. El czar,
medio de la Francia, para formar ejércitos que tan prudente con el enemigo vencedor, será aca-
esparció por la Europa, y que á todas partes lle- so imprudente con el enemigo vencido: habia re-
varon la muerte á los reyes, y el soplo de vida á trocedido ante el conquistador; tal vez va á se-
los pueblos. Por donde quiera que pasó el espí- guir al fugitivo.
ritu de la Francia, la libertad dio en su segui- Dios retira, pues, su mano de Napoleón; y pa-
miento un paso gigantesco, arrojando al viento ra que la intervención celestial sea en esta vez
las revoluciones, como el trigo un sembrador. muy visible en las cosas humanas, no son ya
Napoleón cae en 1815; y tres años han pasado hombres los que combaten con hombres; el or-
apenas, cuando la cosecha que sembró está ya den de las estaciones es trasformado; la nieve y
en disposición de ser levantada. el frió llegan á marchas forzadas: los elementos
1818. — Los grandes ducados de Badén y Ba- son los que matan á un ejército.
viera, reclaman una constitución y la obtienen. Y hé aquí cómo acontecen las cosas previstas
1819. — Wurtemberg reclama una constitu- por la sabiduría: Paris no ha podido llevar su
ción, y la obtiene. civilización á Moscou; Moscou vendrá á pedirla
1820. —Revolución y constitución de las cor- á Paris: dos años después del incendio de su ca-
recióleprimero posible, y luego fácil salvarla; llas Sena á esos hombres del Volga y del
del
que haya un protesto, y conquistamos la Rusia del Don. Luego, imbuidos ya en ideas nuevas
como hemos conquistado la Italia, el Egipto, la y estrañas, balbutiendo los nombres conocidos
Alemania, la Austria y la España: el protesto de civilización y emancipación, volverán pesaro-
no se hace esperar; un buque ingles entra en no sos á su pais bárbaro, y ocho años después es-
séqué puerto del Báltico, con violación de las tallará en San Petersburgo una conspiración re-
promesas continentales, y al punto se declara la publicana.
guerra por Napoleón el Grande á su hermano Hojead el libro inmenso de lo pasado, y de-
Alejandro I, el czar de todas las Rusias. cidme en qué época habéis visto tantos sacudi-
A
primera vista parece que la previsión de mientos de tronos, y tantos reyes huyendo por
Dios se estrella en el instinto despótico de un los caminos reales. Consiste en que éstos ¡impru-
hombre. La Francia entra en la Rusia; pero la dentes! han enterrado vivo á su enemigo mal
libertad y la esclavitud no' tendrá ni el mas li- acabado, y en que el Encelados moderno agita al
gero contacto: ninguna semilla germinará en mundo á cada movimiento que hace en su tumba.
aquella tierra helada, porque delante de nues- Así, en el intervalo de novecientos años, vie-
tros ejércitos retrocederán, no solamente los ejér- nen como pruebas vivas de lo que hemos dicho,
citos contrarios, sino también las poblaciones á saber, que el genio es mas ciego á proporción
enemigas. Un pais desierto es el que invadimos: que es mjis grande.
una capital incendiada es la que caerá en nues- César, imgano^ preparando el cristianismo.
560 ESTUDIOS HISTÓRICOS.
Karl-el Grande, hárharo^ preparando la civi- pesar de cuanto han hecho valiéndose de su gran
lización. nombre los hombres pequeños que la gobiernan,
Napoleón, déspota^ preparando la libertad. no por eso ha perdido la Francia su lugar re-
¿No se ve uno tentado á creer, que se trata volucionario en la vanguardia de las naciones.
del mismo hombre que vuelve en épocas fijas, y Solo dos niños podian hacérselo perder y apar-
con nombres diferentes, para realizar un pensa- tarla de su camino, porque representaban dos
miento único? principios opuestos á su principio progresivo:
Y ahora la palabra del Cristo está á punto de Napoleón II y Enrique V.
cumplirse plenamente; los pueblos caminan con
Napoleón II representaba el principio del des-
paso igual á la libertad, los unos tras de los otros,
potismo.
es cierto, pero sin intervalo entre ellos (*); y á Enrique V, el principio de la legitimidad.
(*) Dd)e observarse que en esta inmensa mar- Dios estendió las dos manos, y los tocó en los
cha de los pueblos, los católicos progresan en to- dos estreñios de la Europa, al uno en el castillo
das 'partes: los irlandeses católicos sobre los ingle-
de Schoenbrunn; al otro en la cindadela de
ses protestantes: laBélgica católica sobre la Ho-
Blaye.
landa protestante: la Polonia católica sobre la
H'usia católica cismática: la Grecia católica cis Decidme el paradero que han tenido Enrique
mütica sobre la Turquía mahovietana; enfin, la V y Napoleón II?
FYancia católica sobre el mundo entero..
^^^^^^Is^'i^g^E^D^^
A MI QUERIDO AMIGO
ttmút} ttu.
9
¿Por qué llorar en hondo desconsuelo Una esperanza que enjugar pudiera
Sobre esta frágil máquina de tierra, Con blanda mano tu doliente llanto?
Cuando mente en su poder encierra
la Es imposible: la alma del poeta
La esperanza magnífica de un cielo? Vive solo a la luz de la esperanza;
¿Por qué yacer en funeral marasmo, Por mas allá del mundo avanza
ella
Que se debe del mundo en la armonía; Y de ella mas allá tu vuelo emprende.
Nacidos son á la influencia impía La creación inmensa ante tu vista
De este genio fatal que al mundo oprime. Desplegará sus pompas y sus galas,
¿Y es verdad, es verdad tanto quebranto; Y de puro entusiasmo yendo en alas
Es cierto que en tu alma ya no impera Nada hallarás que á tu poder resista.
.
Del poeta en el alma nunca muere Si el callo ha tomado mucho cuerpo, su cura-
La fe que nuestra mente fecundiza. ción cortándolo ó ligándolo, será muy propia; si
Yo, como tú, también he visto hundidos éste depende de un pequeño cuello, el último
En el lodo mis ídolos mas bellos, método es preferible al primero. Esto se hace
Y como tú también lloré sobre ellos atando una hebra de seda al rededor del callo,
y
Los sueños blandos de mi amor perdidos. al quitarla al otro dia, atando otra mas apretada,
Mas no murió mi fe, que aun aquí siento y siguiendo arf hasta que complentameute quede
Latir el corazón, que en voz secreta destruido. Cuando la base es gruesa, es necesa-
La misión nfie revela del poeta. rio cierta cautela al cortar el callo por el rede-
Que es consolar al mundo en su tormento. dor, por medio de un cuchillo bien afilado, ó una
Me dice que á su voz dan armonías navaja de afeitar: esto se hace recortándolo poco
Mientras que al corazón prestan consuelo á poco hasta que se haya sacado todo. En todos
La fe en Dios, la esperanza en ese cielo, los casos en que se corten los callos^ los pies se de-
Del que le es dado oir las melodías. ben laxar de antemano, para que en caso ele hacer
Y tú á cuya alma á Dios ornar la plugo una herida en el dedo.¡ no resulte un gran peligro
Con las alas del ángel, porque inmenso por falta de limpieza. Semejante descuido ha pro-
Quiere que le ofrezcas en su altar incienso. ducido varias veces alguna mortificación.
Sin que te agobie de la tierra el yugo:
¿Yacerás con la frente en polvo hundida.
Prevenciones., Sfc.
Sin levantarla nunca á ver siquiera.
Los callos podrán preservarse de la opresión
Si hallas á Dios tras la azulada esfera.
por medio de un emplasto adhesivo espreso, en
Si hay otra á mas de nuestra pobre vida? cuyo centro se debe hacer un hoyo para la re-
Levántala, Fernando, que si alcanza cepción de la parte prominente; esto, con la fre-
Tu corazón la imagen de ese cielo, cuente inmersión en el agua, y el recortarlos
oportunamente, ha sido muchas veces bastante
No llorarás en hondo desconsuelo
para curarlos, y siempre se ha opuesto á su in-
Muerta sobre la tierra tu esperanza.
Un modo eficaz de estii'parlos, es la
cremento.
aplicación de un pequeño vejigatorio, cuyo efec-
Puebla, Junio de 1849. to será generalmente arrancarlos de raiz. Cuan-
do se logre algún descanso, en las tareas parti-
M. M. O. DE M. culares de cada cual, este método es escelente;
apliqúese el vejigatorio, que no necesita esceder
el tamaño de un real de á veinte y un cuarto,
con manteca de puerco ó ungüente de cera.
los instrumentos de música. En cuanto á ves-
Yamos acontar á nuestras lectoras la historia tidos, figuraos que era uno de esos pueblos pri-
de uno de los vastagos de la nobleza mexicana. mitivos; y no penséis que su trage era como el
No penséis, amables niñas, que estos indios infe- de nuestros elegantes y diplomáticos, pero tam-
lices que veis agobiados bajo el peso de una car- poco como el de los miserables indios que hoy
ga de madera ó de lería, eran los indios del gran- habitan las orillas del canal de Chalco. Esta-
de y famoso emperador Moctezuma y del valien- ban vestidos los nobles entre los antiguos mexi-
te y heroico Gruaotimoc: son, en verdad, sus des- canos, con finísimas y blancas telas de lana,
cendientes; pero cuan mudados, cuan degrada- con vistosas plumas, y cuando sallan á la guerra,
dos por la abyección en que durante muchos llevaban unos escudos vistosos é impenetrables
años han estado. Los nobles de la gran familia á las flechas, y unos penachos de plumas de bri-
mexicana eran esforzados varones, de formas des- llantes colores. Nada seria mas poético que ver
guerra y á los ejercicios gimnásticos, que hoy apa- se en sus barquillas, y surcar las limpias aguas
recen importados recientemente de Europa, y en de los lagos, y los canales que atravesaban en
los cuales nuestros antepasados se ejercitaban con todas direcciones la opulenta México, que con
admirable destreza. Tratándose de mugeres, ha- mucha razón se ha llamado la Venecia de las
bríais encontrado doncellas soberbias, de tez mo- Américas.
rena, es verdad, pero masque la seda y el
fina
La historia, pues, de uno de estos nobles ca-
ciques es la que voy á referiros.
terciopelo. Los blancos dientes de las indias,
La conquista estaba casi terminada,, y los di-
sus pequeños pies y sus negros ojos son todavía
versos pueblos que habitaban estas tierras, some-
un testimonio de cuan seductores serian los
tidos los unos por el influjo de la religión, los
atractivos de las mugeres que rodeaban el tro-
otros por la fuerza de las armas. El Anahuac
no de los emperadores, y poblaban los harenes
se llamaba Nueva-España: en lugar de los nom-
de los grandes señores. Tratándose de religión,
bres significativos y poéticos que tenian las po-
era monstruosa y plagada de los mas absurdos
blaciones, se les había sustituido los nombres
ritos de la idolatría, pero no por eso dejaba de
godos y árabes, impuestos por los conquistado-
ser importante. 8i viajáis por Cholula y por
res. Los restos de la nobleza mexicana estaban
San Juan Teotihuacan, ved las soberbias pirá-
mides tan grandes como las de Egipto, que
dispersos y degradados, y en su lugar figuraban
rudos soldados castellanos.
ocupan un lugar en las siete maravillas del
D. Gastón de Peralta era virey, y con este
mundo.
título gobernaba la Nueva-España. En obse-
Tratándose de ciencias, pasad por la Catedral,
quio de la verdad, es menester decir que D.
y ved el famoso calendario: id al Museo, y ve- Gastón de Peralta era un cscclente hombre,
réis los mapas, las pinturas, los vasos sagrados, prudente, precavido, humano y de escelente ca-
Cli- &cofl>oy se.
Gxaoid-viUe del.
m i I
CUaPLÍDO
. ! .
pacidad, pero, como todo gobernante, era un poco to de fe para divertir al pueblo, y nuestro ínclito
inclinado al despotismo, y tenia momentos de un monarca quedará muy contento, y la Nueva-Es-
mal humor horrible. paña en tranquilidad por muchos años. Andad
D. Gastón de Peralta recibió dia un anónimo, con Dios, D. Gonzalo, y tened cuenta que vues-
en que se le denunciaba que los caciques que vi- tra cabeza me responde.
vían ocultos en las cercanías de México, estaban El virey volvió las espaldas, y el descendente
tratando de formar un levantamiento, que ten- de Gonzalo de Córdoba salió cabizbajo y con-
dría por objeto restablecer el trono de los Azte- fundido.
cas y degollar á todos los hijos del sol. El aire, y la necesidad de conservar intacta su
Cierta ó no tal denuncia, causó un trastorno cabeza sobre sus hombros, le hicieron recobrar to-
general en la biliosa organización del virey. To- da su energía.
có la campana, y dijo unas palabras en secreto —Voto á brios! esclamó. A caballo! á caballo! y
á un ugier que se presentó. por mi vida que traeré dentro de dos horas, no
A poco momento se abrió una puerta secreta á uno, sino una docena de caciques. Si los que-
del aposento en que estaba Peralta, y se presen- ma la inquisición, poco me importa, con tal de
tó el capitán encargado de la policía, que era un que yo conserve mi cabeza, en primer lugar; en
altivoy bien apuesto joven, llamado D. Gronzalo segundo, mi capitanía, y en tercero, mi hermosa
de Córdoba, y que, como todos los españoles, de- Doña Jimena.
cía que el gran capitán era su pariente. Doña Jimena era una india de una rara her-
— Sabéis lo que pasa? dijo el virey con tono mosura, que amaba con delirio al capitán de poli-
severo cía. Hernán Cortes tenia su Sra. Da. Marina, el
— No respondió
señor, el capitán inclinándose.
capitán de policía su Da. Jimena. Cada con-
— Pues un sois ignorante. quistador habla hallado la manera de vivir cómo-
—Señor. damente en el pais conquistado.
— un Sois indolente.
— Señor .... IL
— un mal
Sois servidor del rey. En un segundo el capitán Gonzalo llegó á su
— Señor. Señor. ... .. casa, y apenas se apeó del caballo, cuando con voz
— un Sois vasallo indigno. de trueno llamó al sargento.
—Señor, me insultáis sin merecerlo. — Sabéis lo que pasa, sargento?
—Heportaos, señor capitán; leed, y avergon- —No señor.
zaos. El virey arrojó sobre la mesa el anónimo. — Pues sois un ignorante, un indolente, un
D. Gonzalo tomó temblando, y leyó. .
lo .
mal servidor del rey, un vasallo indigno.
— Ved, continuó el virey, cómo estáis muy atra- — Señor señor.
sado de noticias. —Ea! Voto abrios! Callad, antes que os arran-
— Es que. . . . murmuró D. Gonzalo aterrado. que esa lengua.
—Es que si no descubrís dentro de cuatro ho- —^Pero no sé
ras esa conjuración, os mandaré procesar, y os —Pues yo sí lo sé
ahorcarán en la plaza mayor dentro de tres dias —Señor, me ultrajáis.
por traidor. — Callad, sargento. Hay una conspiración, y
— ¡Yo traidor, señor. . . .
vos no lo sabéis. Los caciques se juntan, y nos
— Vos, capitán, porque es público y notorio quieren degollar, y vos, entregado al ocio, no ha-
que los indios se entregan á los diabólicos ejer- céis mas que engordar y gastar en francachelas
cicios de la idolatría; porque es público que la y amoríos el sueldo que os da su magestad.
ciudad está llena de hechiceras; porque es público —
Pero
que los caciques viven sin que nadie los vigile en — Silencio! ¡Oh! Voto á bríos! Os mando fusi-
las cercanías de México. lar en el acto por insubordinado. Escuchad bien
—Yo haré que .... lo que voy á deciros. Es necesario, á toda costa,
— Lo que que tenéis hacer, es buscar un caci- quemar un cacique. Dentro de una hora me ha-
que, ó muchos caciques, y dentro de cuatro horas béis de traer uno, ó de lo contrario os mando for-
traerlo preso. Lo entregaremos á la inquisición. mar un consejo de guerra por traidor al rey, y
Esta lo juzgará por hechicero, tendremos uu au- dentro de dos dias seréis ahorcado en la plaza
— .
mayor Marchaos. — Don Gronzalo volvió — Que es necesario á toda costa un cacique:
las espaldas, y el sargento salió aterrorizado. montad á caballo en el acto, y dentro de tres ho-
El aire y el deseo de conservar su cabeza y su ras á lomas es necesario que traigáis un cacique,
sargentía recobró su energía. para entregarlo á las autoridades. El sargento
— ¡Con treinta legiones de diablos, esclamó, que abrió la puerta, y con voz de trueno dijo:
damente puede mandar quemar la inquisición. Por un momento el cabo quedó anonadado; pe-
Al fin, todos esos son hijos de Satanás. ro el deseo de conservar su cabeza sobre sus hom-
bros y su autoridad de cabo, le hicieron despertar
IIL
de la especie de letargo en que habia caido por
El sargento se retorció el bigote, dio á su ros- la brusca andanada del sargento. Retorcióse el
tro el aire mas feroz que pudo, prendió las espue- bigote, tomó su vara, salió del cuerpo de guardia,
las al rocin, y en méuos de dos minutos llegó al
y con la vara en la mano entró en una galería
cuartel. donde dormían los soldados de su escuadra con
—Que venga cabo inmediatamente,
el gritó a-
una quietud profunda.
peándose del caballo. —Arriba, grandísimos borricos! gritó el cabo
— El cabo presuroso presentó ante su se sar- repartiendo varazos á diestro y siniestro.
gento, el cual lo tomó de un brazo, y se encerró Los soldados azorados se levantaron limpián-
con él en el cuerpo de guardia. dose los ojos, procurando huir instintivamente de
—Maldito imbécil, ¿no sabes lo que pasa? los varazos del cabo.
— Ni una palabra, mi sargento. —La ciudad está llena de herejes y de hechice-
—Pues eres un animal, un cangrejo, un burro ros, y vos los consentís, y bebéis con ellos en las
de cuatro pies. vinaterías y tabernas. Sois unos picaros traido-
—Mi sargento, yo nunca he. . . .
res, que haré os ahorquen en medio de la plaza.
— Calle el zopilote, que no sabe lo que debia — Pero .... murmuraron los soldados.
saber. — No hay mas pero que valga: corred á ensillar
—Mi sargento, es que yo no. . . .
los caballos, y vamos á buscar un cacique.
—¡Voto á treinta millones de legiones de dia- El cabo se colocó en la puerta de la cuadra, y
blos!¿Conque tenemos faltas de subordinación, y conforme salia un soldado, le aplicaba tres ó cua-
respostadas y miradas altaneras?. ... tro varazos en las espaldas.
—Yo no he pensado, mi sargento Los soldados en un momento ensillaron, dando
— Pues yo he peasado acusaros
sí ¡voto á Ju-
de mogicones y patadas á los caballos para des-
das! de insubordinado, de poco celoso, de imbé- quitarse qe los varazos del cabo.
cil, de mal servidor; en una palabra, de traidor á Cabo, soldados y caballos, llenos de brío y cox'a-
su sacra real magestad. ge, salieron en solicitud de un cacique á quien
— Mi sargento, eso es imposible, interrumpió el quemar.
cabo poniéndose pálido. IV.
—Voto á bríos!
• Tan posible es, que en cosa de Como habia de dirigir sus pasos la bélica tro-
diez horas se forma la sumaria, y mañana no os pa, los dirigió para el pueblo de Azcapotzalco,
— Qué cosa? se apresuró á preguntar el cabo. En efecto, en una amplia casa, con una inmensa
— Os ahorcan. huerta llena de árboles frutales, vivia un perso-
El cabo no pudo conteneríse, y cayó de rodi- nage llamado Cuautli. Era en secreto señor
y
llas, esclamando: ¿Qué he hecho yo para merecer cacique del pueblo. Los indios obedecían apa.
el último suplicio? renteracnte al alcalde español, pero en la realidad
— ¿Y os atrevéis á preguntarlo, miserable? con- no hacian mas que sujetarse á la voluntad del
tinuó el ¿Xo
sargento. veis la ciudad llena de bru- cacique. La familia de este gran señor, que se de-
¿No
jos y de hechicera.s? veis que se necesita ha- cia ser descendiente de Moctezuma, estaba redu-
cer un escarmiento? ¿No veis que es necesario ó cida á una hija grande, robusta y hermosa mu-
corridas de toros ó autos de fo? .... chacha, que se habia hecho una buena cristiana, y
—Y bien, que .... que era conocida con el nombre de Da. Jimcna.
EL ULTIMO CACIQUE. OOO
36
El cacique y su hija estaban sentados debajo uno de los mas celosos servidores del rey, y seréis
de una higuera en su huerta, almorzando con mu- recompensado. Entre tanto, dadme vuestros bra-
cha alegría los manjares nacionales, es decir, tor- zos.
tillas, chile, tamales y pukpe, cuando se presen- El capitán y el virey se abrazaron con la ter-
tó el cabo. nura de dos jóvenes que acaban de casarse.
—Daos preso, hijo de Satanás, gritó. La conspiración estaba ya descubierta, y todos
El cacique, sorprendido, no pudo responder; los personages que figuran en esta verídica histo-
pero Da. Jimena se interpuso entre el formida- ria llenos de alegría, escepto Da. Jimena, que llo-
ble cabo y su noble padre, y pidió esplicaciones. raba á lágrima viva, y el honrado Cuautli, que ha-
—
Vuestro padre está denunciado como hereje, bla sido encerrado en un oscuro calabozo de la
—¡A la inquisición va mi padre, dijo la linda La suerte de Cuautli no podia ser dudosa. No
Da. Jimena! sabia el Ave María, ni el Credo, ni ninguna ora-
fuertemente con unas correas, se pusieron en ca- na voluntad habia consentido en la conversión
mino para México, y lo entregaron al Sto. Oficio. de su hija. La santa inquisición lo condenó á
vestir el sambenito, y á ser quemado después, y
arrojadas sus cenizas al viento.
—Señor sargento, dijo el cabo apeándose del Doña Jimena permaneció algunos dias encer-
caballo: el hereje ha caido ya; lo hemos entregado rada en su huerta, y entregada al mas amargo
al Santo Oficio. dolor. Su corazón le avisaba que una catástro-
—Dejad que os dé un abrazo, dijo el cabo lleno fe se acercaba, y se resolvió á salir de la inacción,
de Cabo y sargento se abrazaron estre-
alegría. y á poner en juego todos los recursos que le fue-
chamente. El sargento montó á caballo, y voló á sen posibles para libertar á su padre. Su pri-
la casa del capitán. mer impulso fué dirigirse á casa del capitán, el
—Buenas noticias! le dijo apeándose del ca- que, como hemos dicho, estaba perdidamente ena-
destruida: el principal de los caciques, el mas te- Jimena logró una audiencia del virey,y afligida
mible de todos los hijos de Satanás, ha sido y llorosa, se echó á sus pies, y le pidió que salva-
aprehendido, merced á las activas providencias se á su padre. Cuando Jimena alzó el velo que
de V. E. y que yo he ejecutado. cubria su rostro, el ardiente viejecito quedó ató-
—Y que
bien, nito y admirado, conoció que habia cometido un
— Que caciqueel está ya entregado al Santo disparate en ordenar sin precaución alguna la
Oficio. prisión de un cacique; consoló á la bella mexica-
— Capitán, dijo el virey lleno de alegría, sois na, y pensó en los medios de salvar á la víctima.
lOM. II. —XVI. 47
566 EL ULTIMO CACIQUE.
Mandó buscar inmediatamente al capitán Gron- con el diablo, á vestir el sambenito, y á ser que-
— Capitán, le dijo luego que lo vio entrar: ha- Jimena, por su parte, tenia notificado al virey
Tbeis errado el golpe: sois un imbécil, pues habéis de que en el mismo momento que comenzara su
prendido nada menos que al padre de Jimena. padre a sufrir el suplicio, ella se matarla á su
— ¡Al padre de Jimena! esclamó el capitán presencia. El virey cada dia estaba mas enamo-
aterrado. rado, y Jimena cada vez mas hermosa. El no-
—Al padre de Jimena, afirmó el virey. ble Don Gronzalo estaba enteramente olvidado
Las amables lectoras recordarán que el noble con la solemnidad que se acostumbraba.
capitán Don Gronzalo estaba perdidamente ena- El virey, pálido, detras de una celosía, vela la
El capitán, casi sin despedirse del virey, salió Jimena con una fisonomía impacible, y que
anunciaba su invariable resolución, estaba detras
y mandó llamar al sargento.
del Palacio,
—
Sois un caballo, un rinoceronte, sargento. del virey con un puñal en la mano.
Habéis prendido al padre de Jimena, y os ha de Se rezaron los Salmos por los inquisidores,
se ejecutaron mil ceremonias, se encendieron, fi-
costar muy caro esta torpeza.
El sargento fué puesto en el umbral de la nalmente, las hogueras, y al tiempo de que el
cacique.
miles de espectadores que ocupaban las calles.
Como era natural, el sargento corrió frenético Da. Jimena, en vez de herirse, soltó el puñal, y
al cuartel.
abrazó estrechamente al virey.
— Sois la muía mas grande que ha parido ma- La esplieaeion de todo esto
El virey tenia dadas
es muy
las instrucciones á su ca-
sencilla.
torpeza.
menzar la ejecución del cacique, se suspendiera
VIL YIII.
Entre tanto se hablan tocado estas variaciones A los quince dias grandes variaciones y suce-
en la escala militar, la inquisición con una activi- sos ocurrieron. El capitán D. Gonzalo salió pa-
dad espantosa seguia el proceso del infeliz caci- ra la Luisiana con una comisión muy importante,
que, y ni el virey ni el capitán hablan podido ni y el sargento y el cabo habian sido despachados
aun saber de la suerte que le estaba destinada á á continuar sus servicios a Manila.
su protejido: por fin, el d¡a menos pensado se le El cacique Cuautli se habia convertido tan do
dio parte al virey de que un auto de fe estaba veras, que su reputación era la de un santo. Ade-
dispuesto para el dia siguiente. El pueblo care- mas habia hecho revelaciones tan importantes pa-
cíade toros en esa época, y era menester darle ra la corona, que por esto y por ser pariente muy
algún espectáculo para que se entretuviera. en línea recta del bueno y magnánimo emperador
El virey vio espantado que Cuautli estaba con- Moctezuma II, el virey le habia concedido una
denado, por habérsele probado que tenia pacto fuerte pensión pagadera por el tesoro público.
EL ULTIMO CACIQUE. 367
Da. Jimena era una gran señora: vestía con Y en el abismo profundo
una elegancia estraordinaria; se presentaba cu- Se sepulten cielo y tierra.
Sed estraña me devora,
bierta de diamantes, y cada dia aparecía mas her-
Y me rompe las entrañas;
mosa á los ojos de la multitud. Yerá el mundo mis hazañas
Las crónicas no dicen si volvió ó no á ver al De venganza asoladora.
virtuoso viejecíto que estaba de virey: lo único De mi voz el ronco acento
que sí que éste se hallaba siempre ale-
afirman es,
Retumbarán las cavernas,
Y las bóvedas eternas
gre como una sonaja, y que todas las noches á las
Temblarán en su cimiento.
diez salia disfrazado de Palacio, á donde no re- ¡Soy Satán! ... yo fui del cielo
gresaba sino hasta las cuatro de la mañana. La estrella mas refulgente,
¡Maldición! hora mi frente
IX. Arrastro por el suelo.
vil
Fui fúlgido meteoro
El cacique continuó viviendo tranquilo en su
Lleno de luz rutilante.
huerta; pero como los hombres mas robustos y Fué mi trono de diamante,
mas fuertes tienen su fin, el cacique sintió prócsí- Ymi dosel era de oro.
mo el suyo. Sus vecinos y vecinas llamaron á Al tender mis rubias alas
un religioso franciscano.
Por el cielo de zafiro,
Suspendía el sol su giro
—Pensad en mío, Dios, hijo dijo el religioso
Para contemplar mis galas:
dirigiéndose al cacique. Amí voz la bella aurora
— Tu Dios no mío, respondió
es el el indio. Pudorosa sonreía,
El padre retrocedió espantado. A mi voz desparecía
—Que abran ventana. la
La tempestad bramadora.
Sobre un sol de fuego inmenso
Abrieron la ventana, y el sol brillaba todavía Puse soberbio la planta;
al ponerse. Adornaba mi garganta
—Que se me saque á la huerta. Un lucero puro, intenso.
Mil querubines volaban
El cacique fué trasportado á la huerta.
Al redor de mi grandeza;
Y mientras el padre buscaba en la habitación
Lucíferas, mi cabeza.
el pañuelo que había olvidado, el cacique moría Mil estrellas circundaban.
diciendo: Hijo del sol, sigo su curso, y me mar- Mi mano el curso marcaba
chito y muero cuando se oculta. De los astros briliadores,
Da. Jimena, desapareció del mundo sin saber
Y los rayos tronadores
Mi fuerte brazo lanzaba.
cómo. El virey se llenó de tristeza, y resolvió ¡Maldición! ... y en lontananza
marcharse á España. En el lugar en donde el Solo descubro un infierno. . .
cacique murió, se veía un enorme mirasol, que Fuego eterno. fuego eterno.
. . . .
MHMM MI Um. Y
De mi
sentirás el encono
corazón maldito. . .
."
EK PEAICFORT.
Pocas de las personas medianamente versadas imprenta hacen allí tan asombrosos progresos; pe-
en la literatura, no conocen al célebre escritor ro sí notaremos que la Alemania comenzó á figu-
alemán Groete. La mayor parte de los periódi- rar en materias literariasmas tarde que cualquie-
cos pintorescos, estrangeros y nacionales, han pu- ra de las naciones civilizadas de Europa. Habían
blicado algunos de sus rasgos biográficos, y los ya formado en España un teatro nacional, un tea-
jóvenes que en México se dedican al estudio de tro sin rival en el mundo, Lope de Vega, Calde-
las bellas letras, ban dado á conocer las obras rón y Morete. México había tenido su famoso poe-
de Groete, traduciendo algunas de sus composi- ta dramático, Ruiz de Alarcon; Francia babia te-
ciones escogidas. Aunque el idioma alemán es- nido un delicioso cómico. Moliere; un magnífico
tá muy poco estendido entre nosotros, bay en trágico, Juan Raeine; la Inglaterra había pro-
francés una escelente traducción, becba por el ducido á Sbakspeare, al poeta dramático origi-
barón Henrique Blaze, que no solamente poseia nal. Alemania no babia tenido en toda esa épo-
el alemán con perfección, sino que babia becbo ca un solo poeta dramático; Klopstock hizo su
un estudio profundo de la literatura alemana. Mesiada después del Paraíso perdido de Milton;
No como juzgamos, bastante co-
obstante ser, y aunque el estudiante que fué el cantor del
nocido Groete, creemos que no llevarán á mal Mesías, babia hecho las piezas dramáticas de
nuestros apreciables suscritores les demos una Salomón, la Muerte de Adán y el Rey David,
ligera idea de su vida. estaba todavía muy lejos la época en que la Ale-
Juan "Wolfgang Goete nació en Francfort bace mania pudiese decir que tenia un teatro nacio-
cien años, es decir, en Agosto de 1749, Su pa- nal. La literatura dramática es la que en todos
dre, el doctor Goete, era un abogado muy dis- los países del mundo se desarrolla con mas len-
tinguido; y lleno de cariño por su bijo, quiso de- titud. Las primeras ideas poéticas de un pueblo
dicarlo á la misma profesión. En Leipsick es- son las canciones populares; después viene el poe-
tudió derecbo, y en Strasbourgo recibió la borla ma, después la novela, y al último la obra mas
de doctor. Pero Goete babia nacido para la poe- díficíl del entendimiento humano: el drama. Por
sía, para las ciencias y para la literatura; y lejos eso decimos que fué una fortuna para la Alema-
de aprovechar y adelantar en los estudios foren- nia, que Goete abandonase la carrera del foro, y
ses, procuró olvidarlos enteramente, y esto fué se dedícase á la poesía.
una fortuna para Alemania, y especialmente para Goete era escelente botánico y bastante ins-
su país natal, porque nada habría adelantado con truido en las demás ciencias naturales, pero en
tener un abogado mas. y mucho habría perdido la literatura tocó todos los géneros.
6Í hubiese dejado de tener tan escelente escritor. En 1774 publicó Wertlier una novela llena de
Mucho se habla del grado de civilización y do fuego y de pasión, que dio á conocer á Goete co-
la inmensa gloria literariade Alemania. No- mo escelente escritor, y causó una verdadera re-
sotros no la negamo.s, particularmente en la épo- volución en la imaginación apasionada de la ju-
ca presente, en que las ciencias, la literatura y la ventud alemana. Bajo el punto do vista litera-
Esla>aa de Goe^e, euTraiicfoit.
ESTATUA DE GOETE. 369
la filosofía, ni el grandioso pensamiento que en- teatro alemán; y como bombre de Estado, sirvió
cierran muchas de esas composiciones. con lealtad á su protector, y prestó distinguidos
Mas volvamos á Groete, — En punto á novelas, servicios á su país. La mayor parte de su vida
ademas de Wertber, publicó á Wilhen Meister y fué tranquila y pacífica, y durante ella recibió
á Hermán y Dorotea. En ambas novelas se en- los honores y consideraciones que las naciones
cuentran escenas admirables por la misma senci- ilustradas tributan al talento. Napoleón, mien-
llez y naturalidad con que están escritas. tras residió en Erfurt, quiso ver al célebre escri-
Las ciencias merecieron también la atención tor, cuyo nombre llenaba la Alemania; tuvo con
del poeta, y publicó un Ensayo sobre la metamor- él una acalorada conversación, y concluyó por
fosis de las plantas, y una Teoría de los colores. quitarse de su casaca la insignia de la legión de
La primera obra es citada con mucbo elogio por honor, y colocarla sobre el pecho del poeta. Na-
Ptichard y otros botánicos. poleón, el grande hombre de los tiempos moder-
La poesía lírica fué una de las ocupaciones nos, fué el primero y nias grande admirador de
constantes de Goete. Sus amores, sus viages, los grandes hombres de su época. En su carre-
sus contemplaciones científicas, le daban bastan- ra gloriosa por la Europa, solo tropezó con un
370 ESTATUA DE GOETE.
orgullo mas grande que el suyo, y fué el orgullo tiene un lustre metálico, semejante al del estaño;
Francfort una estatua de Goete. El 22 de Oc- mejante al cuerno, y es tan blando, que lo puede
tubre, víspera de la ceremonia, se representó en mellar un clavo. Se funde con mucha facilidad
el teatro una de de Groete, y el 23
las tragedias aun á la llama de una vela. Es mineral riquísi-
una multitud inmensa, precedida de bandas de mo, aunque sin apariencia de sustancia metálica,
música, y á cuya cabeza iba el canciller Mullor, y da 70 por ciento.
se dirigió á una tribuna, levantada espresamente Los minerales de plata se hallan á veces com-
para esta ceremonia, donde tomaron asiento los binados con otros metales: los esperimentos si-
magistrados de la ciudad y el cuerpo diplomá- guientes los descubren con facilidad. Pónganse
tico. Después de cantar varias piezas, un con- algunas partículas de metal en un tubo de cris-
cejal hizo la formal declaración, de que la comi- tal,y échensele algunas gotas de ácido nítrico:
sión de suscritores regalaba á la ciudad la esta- póngase el todo á la llama, hasta que la sustan-
tua de Groete. Esta declaración fué llevada en cia metálica quede disuelta; diluyese en agua, y
procesión sobre un cojín de terciopelo, que car- se menea con un alambre de cobre. Si hay pla-
gaban cuatro jóvenes. La estatua estuvo, du- ta, el alambre se cubrirá de una sustancia fango-
rante esta ceremonia, cubierta con un velo; pero sa y oscura, que es plata metálica. Si se echa
concluida, fué descubierta, y entonces se escu- en la solución una gota de ácido muriático, ó un
charon estrepitosos aplausos. La estatua une la poco de sal común, la plata se precipita, forman-
nobleza á la sencillez; ella es al mismo tiempo do una nube espesa y blanca.
antigua y original. Así fué el carácter literario Si el mineral contiene cobre, como sucede mu-
de Goete, y así es como queria ser representado. chas veces, se conoce en el acto de la fusión, de-
¡Dichosos los paises que honran así la memoria jando una ligera costra sobre la plata, pero se
de sus grandes hombres! Es muy probable que quema, dando una llama verde, si el calor conti-
—
nunca les falten. M. Payno, núa. También se precipita de la solución por
(Escrito para el Álbum.) la inmersión de un alambre de hierro, al que
quedarán pegadas algunas partículas de cobre.
Si hay plomo en el mineral, y se echa en las
En un período de diez y ocho siglos aparecie- tronco sagrado de la familia de Julio; en ella,
.
ron en el mundo dos hombres estraordinarios, pues, están reunidas la magestad de los reyes,
grandes capitanes, oradores ilustres, estadistas señores de los hombres, y la magestad de los dio-
ses, señores de los reyes." César, para recomen-
profundos, criadores de imperios, inmortales por
BUS hechos, elevados por su genio y por la fortu-
darse, apelaba á una estraccion fabulosa; y Na-
na al mas grado de poder; abatidos después
alto poleón, mas filósofo, decia á su suegro el empera-
hasta la nada, sin que conservaran mas que la dor Francisco, que lo cumplimentaba en Dresde
fama de su nombre. El de uno era Cayo Julio por haber averiguado que era regia su prosapia:
César; el del otro, Napoleón Bonaparte. "Yo no doy importancia alguna á esos viejos per-
de la naturaleza. ¿Cuál de ellos fué mayor, y yo quiero ser el Rodolfo de Hapsburg de mi fa-
mas digno de escitar la admiración? Hé aquí milia." Indudable es que Napoleón demostra-
una decisión dificil: en la balanza de la opinión ba superior elevación de alma, y una conciencia
los méritos se contraponen, y el juicio vacila. mas segura de su propia importancia, que César
César nació en Roma y Napoleón en Ajaccio, de una ascendencia de reyes y de esa
al gozarse
de la isla de Córcega. La Italia, tan fecunda en Venus poética, á quien dio la mitología por cu-
hombres grandes bajo las inspiraciones de la re- na á las ondas, y por madre á la espuma del
pública, no producía ya mas que poetas, músicos mar. Acaso se complacerla César en derivarse
de un origen tan turbulento como su carácter;
y artistas, cuando Napoleón se presentó á rivali-
zar con el vencedor de las Gralias. Si el Dante acaso el mas licencioso de los hombres debia re-
hubiera sido nuestro contemporáneo, no buscarla conocerse hijo de la mas desenfrenada de las
sus héroes en el infierno, ni el sublime Tasso en mugeres. Cierto es que Napoleón, representan-
César y Napoleón eran nobles de origen. César como dogma á la igualdad absoluta, que derribó
pertenecía á la ilustre familia de Julio, y Napo- tronos y arruinó castillos, que descubrió la as-
león se hallaba emparentado con los soberanos querosa miseria de los nombres tradicionales, no
de Treviso y con los Mediéis. Mas César fun- podia sin inconsecuencia entretenerse en revol-
daba su vanidad en su nobleza, y Napoleón la ver las cenizas de sus mayores. El partido de
desdeñaba. Escribiendo César de sí mismo, asi César era el mismo que capitaneaba aquel Mario,
se esplicaba: "Nuestra casa desciende, por una tan enemigo de los grandes; y cuando obtuvo la
parte, de Anco de Venus, dictadura, no fué sino por el sufragio del pueblo.
Martio, y por la otra,
372 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.
jCómo es que así pretendía engalanarse con los el mando de los ejércitos, ni en el ejercicio de la
despojos de los reyes y de los dioses? magistratura,Vendia los reinos y la alianza de
La estatura de César era elevada; blanco su Roma; saqueaba los templos, y para agregar el
color, llena su cara, sus ojos negros, su nariz sarcasmo al sacrilegio, se gloriaba de ser el pro-
aguileña, la voz fuerte; su acción y su gesto, vi- tegido y heredero de los dioses. Sus amigos y
vos y graciosos. Napoleón, así como Alejandro, sus aduladores compartían con sus soldados los
era pequeño de cuerpo, y su cabeza algo gruesa: frutos de su rapacidad. Cuando sus tesoros se
su cara, muy delgada en su primera campaña de agotaban, promovía guerras civiles ó conquistas
Italiay en la de Egipto, se abultó después, con- lejanas para colmar sus arcas. César vestia con
servando siempre pálido el color; su nariz era magnificencia y afeminación, y aun sus soldados,
aguileña, sus ojos azules,y su mirada tan pene- terror de tantos pueblos, se perfumaban á imi-
trante como la del águila; su boca y sus dientes tación suya. ¡Conjunto monstruoso de todo lo
eran chicos, su fisonomía grave; pero cuando lo que hay de mas noble y de mas grande, y de to-
inspiraba un sentimiento de benevolencia, su do lo que ecsiste de mas miserable y de mas pe-
César y
gracia y su atractivo eran indefinibles. queño!
Napoleón encalvecieron en los últimos años de Napoleón, quien siempre respetó las dos altas
su afanosa vida. Uno y otro cubrieron sus cabe- cualidades de que se envanece el género humano,
El temperamento de César era robusto y ca- dejado una fama pura, que no se han atrevido á
paz de todas las fatigas; mas trabajado por los manchar ni sus mas encarnizados enemigos. Acu-
vicios y sus dilatadas campañas, se desfallecía sado de algunas debilidades, si fueron ciertas,
de Napoleón era de bierro; no padecía enferme- vivaque hacia reinar á la decencia; su corte era
dad alguna; dormia con tanta tranquilidad en la un modelo de orden y de gusto: era demasiado
alcoba imperial, como sobre una tabla ó sobre la superior á sus compañeros de armas, para haber-
tierra en los campos de batalla. Para matarlo les tolerado la licencia de los campos. Irritábase
fué preciso entregarlo al clima devorador de la con las depredaciones de sus capitanes, y entre
de Santa Helena.
isla
otros, á los mar is cales Massena y Davoust, los de-
No sé si para disculpar las horribles costum- nostó severamente por los saqueos de Italia y de
bres de Cesar, podrá apelarse á la corrupción Hamburgo. Sus afanes se dirigían á enriquecer
del pueblo romano en aquella época; de ese pue- la Francia, y no á mismo; y aunque se le vio
sí
blo, que no satisfecho con sus propios crímenes, cargar con los despojos de las artes, fué para em-
habia naturalizado los de todas las naciones que bellecer la capital de la nación vencedora. Duro
venció con la astucia ó con la espada. César, es este derecho, pero es el de la guerra: bastante
sin embargo, obtuvo la supremacía entre los li- progreso es de la civilización, que los prisioneros
cenciosos de su tiempo, considerando tal vez que no sean ya' atados al carro triunfal, y que no se
el escándalo era el medio mas seguro de ganarse prodiguen insultos á los vencidos.
popularidad. La historia, que con tanta vergüen- Una concepción profunda, actividad y energía
za de César, ha conservado el nombre de Nico- sin límites, una ambición desenfrenada, amor en-
medes, perpetúa memoria de sus ilícitos amo-
la tusiasta de la gloria, formaban el carácter distin-
res, en Roma, fuera de Roma, donde quiera que tivo de César.Historiadores antiguos y moder-
pudo abusar de su poder ó de sus atractivos. El nos hacen descollar entre sus virtudes á la cle-
sedujo á varias mugeres del primer rango, tales mencia; mas como la desmintió tantas veces, y
como Postumia, esposa de Servilio Sulpicio; a aun ejerció actos de crueldad sanguicaria, natu-
Lolia, esposa de Aulo Gavinio; á Tertulia, espo- ralmente ocurre que su generosidad era intere-
sa de Craso, y también á Mucia, muger de Pom- sada, y que se valia de ella en ciertas circuns-
peyo. Servilla, madre de Bruto, fué tan querida tancias, como de medio para alcanzar sus miras.
de él, que la obsequió con una perla del valor de El mismo orador, que tratándose en el senado
240,000 pesos. Entre sus favoritas se contaron de la conspiración de Catilina, de quien era cóm-
la reina Eunoe, esposa de Bogud, rey moro, y plice, recomendaba que hombres colocados en
los
esa Clcopatra, que lo puso al nivel de los hombres puestos eminentes, y revestidos de un gran po-
mas comunes. César no fué desinteresado, ni en der, eviten con cuidado las funestas sugestiones
PARALELO ENTEE CESAR Y^NAPOLEON. 373
del odio y de la vengauza, carga con la respon- ña recorría á caballo, y siempre al galope, las
líneas ocupadas por su ejército: andaba hasta
sabilidad de los asesinatos de L. César, de Festo
En guerra de Venecia conde- veinte leguas sin cansarse. Durante la noche
y de Afranio. la
nó á muerte al senado, y vendió al pueblo en dictaba sus proclamas, sus boletines, sus órdenes,
asta pública, como si fuera un rebaño. En la sus decretos. En las treguas de tantas guerras
invasión de los germanos entregó al degüello á trabajaba con sus ministros dia y noche; asistía
un entero; bajo los sables de su caba- á las sesiones del consejo de Estado y á las de
ejército y
llería perecieron lasmugeres, los niños y los an- la Academia; tomaba parte en la discusión de
cianos, calculándose en cuatrocientas mil las víc- los códigos; ecsaminaba los mas pequeños por-
sa. Dominados los conquistadores por un ardor medidas de y era hasta el sobrestante
la policía,
por una vana ostentación, y no por aquel impul- un hombre solo bastara para tantas cosas, en
César, que al encontrar en el templo de Hér- clemencia entre el séquito de los conquistadores
cules la estatua de Alejandro, suspiró, porque á de Para mi, ni César, á quien se atri-
la tierra.
su edad era mas dilatada la fama de su nombre buye, quizá con ecsageracion, la muerte de mas
lo tuvo presente para imitarlo en todas sus em- de un millón de hombres; ni Napoleón, acusado
presas. No será estraño, que precedido Napoleón de haber matado á la mitad de tan espantoso
por Alejandro y por el mismo César, los escogie- guarismo, se recomiendan por la virtud celestial,
ra por modelos, para desgracia harto lamentable que es el consuelo y la delicia de los hombres.
del género humano. Por lo que toca á las do- Recorriendo ávidamente los anales que perpe-
tes del genio, es tal la semejanza entre César túan los hechos de Napoleón, no se descubre
y
Napoleón, que los mas versados en la historia de otro acto de crueldad reflecsiva, mas que el ase-
todas las edades, no pueden comparar mas que sinato del duque de Enghien, crimen apenas ex-
al uno con el otro. —Napoleón, en el mando del piado con el largo martirio de Santa Helena. El
ejército y en de la república y
el absoluto espíritu de partido ha imputado á Napoleón la
,
tan estensas y tan esclusivas, que á cada paso se da, sin apariencia de razón. El general Moreau,
velan sorprendidos los generales mas afamados, quien si no se hubiera inscripto en la oscura lis-
los gabinetes, los diplomáticos, todos loshom- ta de los conspiradores hubiera sido como Pom-
bres pensadores del mundo. Su actividad era un peyo, digno rival del moderno César, fué dester-
prodigio de acción y de inteligencia. En la cam- rado á los Estados-Unidos cuando pudo ser sa-
Mera inmolado á un rival, porque era confesarlo cibieran con placer un yugo que tanto habian
superior, y su alma era incapaz de las impresio- repugnado. Era preciso seguirlo paso á paso pa-
nes del temor que arrastran á los hombres mise- ra mas admirarle, para ensalzar esa rara inteli-
rables. El emperador era naturalmente afable gencia, que encadenó á sus pies el destino de su
y cariñoso: se mostraba reservado y severo para patria y el de tantas naciones. Cultivó muy tem-
con los generales y los ministros, al paso que era prano su talento oratorio, de que dio las prime-
dados. Veintidós puñaladas terminaron la vida se, por el don de la palabra, al rango de orador
de César en el apogeo de su gloria, y no se halló, ilustre, que obtenían ya Cotta y Hortensio. Co-
como Napoleón, en circunstancias dolorosas, en mo Dolabela era de las hechuras de Sila, se au-
que tuvo que oponer á la venganza de los reyes sentó á Rodas, donde cultivó las letras y la elo-
la dignidad de un gran carácter en el mayor in- cuencia bajo la dirección de Apolonio, célebre
fortunio. Napoleón en sus campañas fué un hé- profesor griego- Asociado en Roma con Cice-
roe; en la Academia, un sabio; en el gobierno, rón, hizo pasar la ley Manilia por una arenga,
un portento; en la isla de Santa Helena, elevan- en que recabó también la vuelta del destierro de
do su frente sobre una roca, desafiando á los su cuñado L. Cinna y de otros partidarios de la
embates de la tiranía inglesa, un ser incompren- causa popular. El discurso que pronunció como
sible, que en los tiempos mitológicos hubiera sido senador, cuando se trató de imponer castigo á
tador, por haberse resistido á romper su enlace. oportunas y vehementes, le fueron muy prove-
Su tio Mario, hombre de los primeros de la re- chosas en los momentos mas críticos, cuando pa-
pública, fué su maestro como soldado y como re- recia que la fortuna lo abandonaba. Cuando la
volucionario, formándose un heredero, que lo décima legión, su favorita entre todas, se suble-
adelantó en proezas militares y en turbulencias. vó en Campania, y marchaba sobre Roma, César
Por esto, cuando las vestales y los amigos de Si- le salió al encuentro y la volvió al orden con so-
la le instaban para que revocara su decreto de lo una palabra: "Marchaos, ciudadanos," les dijo;
proscripción, les dijo: "Consiento, porque lo que- y "Somos todavía soldados, y
ellos contestaron:
réis;mas tened presente que en César hay mas os seguiremos, César, hasta el fin del mundo."
de un Mario, y que el joven, cuya vida impe- Los Comentarios son la obra mas preciosa de Cé-
tráis, destruirá algún dia á esa nobleza que tan- sar, y que le dan una plaza distinguida entre los
to trabajo nos ha costado defender." La previsión historiadores mas notables. Ellos manifiestan
del dictador fué ampliamente justificada; y se lo que el arte de la guerra ofrecía en su época
vio que César, adulando al pueblo, y convirtién- de mayores adelantos, y con tal claridad y pre-
dolo en su instrumento, arruinó la influencia y cisión, que trasladan al lector al lugar de los
el poder de los grandes; obtuvo el sacerdocio, la acontecimientos, y lo vuelven, por decirlo así, su
dictadura temporal, la dictadura de por vida, el testigo. César no se limitó á describir el sitio
título de emperador, una silla de oro en el sena- de los encuentros y do las batallas, ni á referir
do, y un poder del que la diadema no era mas la organización y la disciplina de las tropas, el
que un inútil símbolo. En
todas sus campañas, y carácter y talento de los generales, sino que com-
especialmente en las de las Galias. que le valieron prendió en su admirable relación, las costumbres,
su nombradía, desplegó, no solamente talentos mi- los intereses, los recursos y hasta las pasiones
litares, sino también políticos, para dividir ú sus de los pueblos en que combatía. Cicerón decia,
enemigos, para ganarse aliados, para establecer que la brevedad pura y elegante es lo mas dulce
una administración regular en un pais entonces dfí la historia; y en la que escribió César
semi-bárbaro. En
guerra en que venció en
la acerca de su campaña en las Galias, es un mode-
España á los capitanes de Pompeyo, supo gran- lo de claridad y de sencillez. Con tanta rapidez
gearse las eimputías de loa habitantes, y que re- vcücia como escribía: no era otro el César litera-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 375
to que el César guerrero. Merecieron los comen- bres para hacerlos felices cuanto sea piosible? Na-
tarios elogios de Cicerón, y en nada rebajaron poleón presentó una memoria republicana, que su
su crédito las apasionadas diatribas de Polion. hermano Luis salvó de la destrucción á que la
César fué también autor de un tratado de Ana- habia condenado, porque ya eran otras sus opi-
Anti- Catón y de sus EphcméricUs, en
logía, del niones y sus intereses. En ella se encuentra la
que apuntaba diariamente cuanto le acontecía siguiente frase, que podria llamarse profética:
digno de memoria. Cicerón le atribuye una co- Los grandes hombres son como los meteoros.^ que bri-
lección de mácsiraas; Macrobio, un tratado sobre llan y se consumen para alumbrar á la tierra. ¿Y
el movimiento de los astros; Plinio, una obra so- fué otra la suerte de Napoleón mismo? En la
brillar en todos ellos. rente desde lo alto del Apenino! Habéis arrolla-
Volviendo á Napoleón, él, á los diez años de do y dispersado todo lo que se oponia á vuestra
edad, comenzó sus estudios en la escuela militar marcha. El Piamonte, libertado de la tiranía
de Brienne, donde se hizo notar por su aplica- austríaca, se ha entregado á sus sentimientos na-
ción y por sus progresos, especialmente en las y de amistad para con la Francia.
turales de paz
matemáticas. César se esmeró en el cultivo de Milán y el pabellón republicano flota
es vuestro,
la elocuencia, porque ella abría la puerta á las en toda la Lombardía. Los duques de Parma
dignidades en pueblo rey; y Napoleón, tan
el y de Módena no deben su ecsistencia política
propenso por genio al análisis y á la esactitud, mas que á vuestra generosidad.
debió preferir á las matemáticas, elemento esen- "El ejército que os amenazaba con tanto or-
cialen la ciencia de la guerra, como es ahora, y gullo, no encuentra barreras que lo defiendan de
medio seguro de acción en un hombre que jamas vuestro valoi\ El Pó, el Tesino y el Adda no
obraba sino por cálculo. Napoleón se dedicó al han podido deteneros un solo dia: esos baluartes
estudio de la historia de Grreeia y de Roma, é tan ponderados de la Italia, han sido insuficien-
invitaba á sus camaradas á que representaran los tes; vosotros los habéis superado con tanta rapi-
juegos olímpicos y las fiestas de las dos repúbli- dez como al Apenino.
cas. Domairon, su maestro de bellas letras, ha- "Tantos triunfos han llevado el júbilo al seno
blando de las composiciones de Napoleón, decía de han votado
la patria: vuestros representantes
que eran de granito quemado por el volcan. En una fiesta, dedicada á vuestras victorias, y que
el colegio militar de París, á donde pasó en deben celebrarse en todos los comunes de la re-
1784, continuó adelantando en su ramo favorito pública: allí, vuestros padres, vuestras madres,
de matemáticas, sobresaliendo igualmente en vuestras esposas, vuestras hermanas, vuestras
losde historia y de geografía. Leía con entu- amantes, se regocijan en vuestros triunfos, y se
siasmo á Arríano, historiador de Alejandro, á jactan con orgullo de perteneceros.
Polibío y á Plutarco. Fué constante admirador "Sí, soldados, habéis hecho mucho mas,
del poema de Ossian, cuyo estilo adoptó, porque ¿nada os resta que hacer? ¿Se dirá que hemos
es el de las concepciones ardientes pero no aprovecharnos de la vic-
y profundas. sabido vencer,
Para el arreglo de ese establecimiento, redactó toria? ¿Nos reprochará la posteridad haber en-
una memoria, en que recomendaba la disciplina, contrado á Capua en la Lombardía? No: yo os
el trabajo, la sobriedad y la economía, siendo es- veo correr ya á las armas; un cobarde reposo os
te el primer ensayo de su genio administrativo. fatiga; los dias que se pierden para la gloria, se
Mas adelante escribió unas cartas sobre la isla pierden para vuestra felicidad.Pues bien! par-
de Córcega, que se han perdido. La Academia tamos; aun tenemos que hacer marchas forzadas,
de Lyon propuso para el concurso esta impor- enemigos que someter, laureles que cor tai', inju-
tante cuestión: ¿ Cíoáles son los principios y las rias que vengar. ¡Que tiemblen los que han agu-
instituciones que se deben recomendar á los hoví' zado los puñales de la guerra civil en Francia,
376 PAEALELO ENTKE CESAR Y NAPOLEÓN.
los que asesinaron á nuestros ministros, los que era lo mismo que anticipar su inmortalidad, y
incendiaron á nuestros buques en Tolón! empeñarlo á emplear estraordinario esfuerzo. El
La hora de la venganza ha sonado. héroe de esta cruzada de la civilización dejaba
"Mas que se tranquilicen los pueblos: nosotros muy atrás á los de los tiempos caballerescos.
somos amigos de todos los pueblos, y especial- Notable es también la improvisación con que
mente de los descendientes de los Brutos, de los Napoleón aterrorizó al directorio al disolverlo en
Scipiones y de los grandes hombres que hemos el 18 brumario. "¿Qué habéis hecho de esta
tomado como modelo. Francia que os dejé tan brillante? Os dejé la
'•Kestablecer el Capitolio, y colocar con honor paz, y he encontrado la guerra. Os dejé victo-
las estatuas que lo hicieron célebre; despertar al rias,y he hallado derrotas. Os dejé los millones
pueblo romano, aletargado por tantos siglos de de Italia, y por todas partes no he visto mas que
esclavitud, no será otro el fruto de nuestras vic- leyes atentatorias y miseria. ¿Qué habéis hecho
torias; ellas formarán una época en la posteri- de cien mil franceses, todos mis conocidos, todos
dad; tendréis la gloria inmortal de haber cam- compañeros de mi gloria? Todos han muerto! ....
biado la faz de la parte mas bella de Europa. El Este estado de cosas no puede durar mas tiempo;
pueblo francés, libre, respetado del mundo en- antes de tres años nos conduoiria al despotismo.
tero, dará á la Europa una paz gloriosa, que la Ha llegado la época de que se vuelva á los de-
indemnizará de los sacrificios de toda especie fensores de la patria la confianza de que son tan
que sufre seis años hace; volveréis entonces á dignos. Si se diera crédito á algunos facciosos,
entrar en vuestros hogares, y vuestros conciuda- muy pronto seriamos declarados enemigos dt^ la
danos os señalarán diciendo: Este fué del ejérci- república, nosotros, que la hemos afirmado cou
to de Italia.''''
nuestros trabajos y con nuestro valor: no quere-
La una de las empresas guerreras,
historia de
mos ya reconocer por patriotas mas que á los va-
mas arriesgadas y mas prósperas del siglo XIX, lientes que han sido mutilados en servicio de la
sus motivos y sus consecuencias, las fatigas del república." Bonaparte, al pasar su Ruvicon,
soldado y sus recompensas, la cuestión política acreditó la misma energía que César cuando al
al lado de la militar, un orgullo contento y una
poner la planta sobre el lecho del rio, esclamó
esperanza medio satisfecha, todo se comprende,
en la presencia de cinco mil soldados: "ia suerte
todo se esplica en brevísimas líneas, cuyo efecto está echada; vamos á donde nos llaman voto de
el
era tan irresistible como la voz del trueno que la injusticico de oiuestros enemigos.
^^
los dioses y
los hijos de Israel escucharon en el Monte Sinai.
A la usurpación de uno y otro genio precedieron
Al acercarse Napoleón con su ejército al Cay-
esas palabras elocuentes, que arrebatan la imagi-
ro, aparecieron trescientos minaretes, bosques de nación y engendran al entusiasmo.
elevadas palmas, sobre uno de los rios mas creci- Como no es solamente poeta el que hace ver-
dos del mundo, y esas inmensas masas, que en sos,y de vez en cuando versos hace quien no es
forma de pirámides son todavía testimonio de la poeta, creo que tuvo razón Beranger al decir que
vanidad y de la grandeza de los soberanos de fué Napoleón el mejor poeta de los tiempos mo-
Egipto. Napoleón, que recorría las líneas de dernos. Bourrienne y la duquesa de Abrantes
sus tropas, señalando el horizonte con el dedo, nos han conservado la novela de Julio, improvi-
dijo: '-Soldados! habéis venido á estos paises pa- sada por Napoleón en un salón de las Tullerías,
ra arrancarlos de la barbarie; á conducir al mientras que se paseaba, y sin tomar la pluma.
Oriente la civilización; á sustraer á esta hermo- Sus boletines descubren en él las dotes del his-
sa parte del mundo del yugo de la Inglaterra. toriador, al menos las del historiador militar; y
Vamos á combatir: reflecsionad que de lo alto lástima es que en sus forzados ocios de Santa
de esas pirámides cuarenta siglos os contemplan." Helena no hubiera, como César, redactado sus
Los pensamientos de Napoleón debian ser tan Comentarios, y contentándose solo con dictar sus
gigantescos como las pirámides y su designio! admirables conceptos al conde de las Casas. Eu
Idea nueva y grandiosa fué la de señalar como ese diario, que pasará á la posteridad juntamen-
objeto de la espedicion, arrancar al Egipto del te con el nombre de Napoleón, obsérvase la uni-
se designan los reinos que sometió, los rios que te de las Gallas, y sabiendo César que avanzaba
atravesó, sus campos de triunfo, los zureos que á Bezanson, por la importancia de
se le anticipó,
abrió para sembrar en pueblos bárbaros la civili- este puesto. El fiero germano en desquite, se
colocó á tres leguas de su retaguardia, para cor-
zación romana. Una rápida ojeada sobre sus
tarle las comunicaciones y los convoyes, por los
quince principales campañas servirá á mi propó-
cuales recibía el ejército su subsistencia. César,
sito, y para venir al conocimiento del mérito sin-
gular del caudillo, que en Pharsalia y en Mun- que tanto y tan justamente confiaba en la supe-
da sepultó á la república y abrió los cimientos rioridad, en la táctica y disciplina de sus tropas,
del imperio. Por una rara coincidencia, la Bél- lo dejó establecerse sin molestarlo. Amenazan-
gica, la Francia, la Alemania, la Italia, la Espa- do continuamente el campo de Ariovisto, lo es-
ña y el Egipto, fueron el teatro de sus proezas, trechó á recibir en el campo una batalla. Al
así como de las de Napoleón. César invadió dos empeñarse la lucha, la victoria se inclinó á favor
veces á la Grran-Bretaña,y Napoleón no pudo de la ala derecha de Ariovisto; mas las hábiles
lograrlo. César dio batallas en el Asia, y Na-
_ maniobras de Craso, bastaron para derrotarlo y
poleón no consiguió abrirse hacia ella un ca- arrojarlo mas alia del Rhin.
mino. César, que en las anteriores campañas habia
Noticioso César, á quien se habia conferido el peleado con fuerzas estrangeras, tuvo que lidiar
gobierno de las G-alias, de que los helvéticos (los con los mismos habitantes de las Gallas, á que
suizos) abandonaban su pais para establecerse en pertenecía entonces la Bélgica. Recelosos los na-
ellas, voló inmediatamente á impedirlo, cortando turales de ella, de la ambición romana recien-
el puente de Ginebra. Como no contaba con otras temente coronada por el triunfo, armaron tres-
fuerzas que las de una legión, entretuvo al ene- cientos cuarenta y ocho mil hombres y desafia-
migo astutamente, á fin de impedir que pasase el ron el poder de César. Este, que tan profunda-
rio, y mandó levantar y un muro de diez seis mente habia observado el carácter de sus ene-
monte Jura.
pies de altura desde el lago hasta el migos, y conocía la heterogeneidad de los elemen-
César no tenia á su disposición mas que diez y tos que ponian en acción, adoptó por plan pre-
seismil hombres, y los suizos noventa y dos mil. ventivo, dividirlos entre sí, contraponer sus in-
Habiendo logrado detenerlos, se dirigió á Italia tereses, y batirlos en detal, á fin de que el escar-
á levantar dos nuevas legiones, y dispuso de tres miento de unos, acarreara y sumisión
el terror
mas situadas en Aquileya. Cuando volvió á las de otros. Habiendo establecido su campo sobre
G-alias, los suizos vadeaban ya
Saona y talaban el la orilla del rio Arine, que lo separaba de los
el Delfinado, Chalons y Autur. César marchó belgas, apoyado en un pantano y fortificados sus
con tal violencia, que sorprendió la retaguardia flancos, sacó todas sus ventajas de la impaciencia
del enemigo, y le tomó sus equipages. Compro- de los contrarios y de la temeridad con que se
metido en la persecución del grueso del ejército, resolvieron á pasar el rio. No podria ocultarse
su caballería, compuesta de cuatro mil caballos, á la previsión del gran capitán la oportunidad de
fué rechazada por el arrojo de quinientos caba- vencer al ejército belga, y después impedirle el
llos suizos. Después de este inesperado revés, paso del rio; lo persiguió en su fuga y lo hizo pe-
siguió á los suizos, sin comprometer acción, á dazos. Desembarazado así del grueso principal
tres leguas de respetuosa distancia. Los suizos del ejército, invadió y sometió á todos los confe-
lo atacaron al fin, y los obligó á retirarse á una derados; tomó á Soisson, al Beauvais, á Amiens.
altura separada por un cuarto de legua del cam- Mas entretanto, nuevos pueblos formaron nuevos
po de batalla. Los romanos fueron, sin embar- ejércitos,y aguardaron á César en las márgenes
go, envueltos por un cuerpo de catorce mil hom- del Sambra. Con la rapidez que le era tan ge-
bres; y á pesar de la superioridad del número y nial, marchó á buscarlos, y después de tres dias
378 PAKALELO ENTRE CESAR T NAPOLEÓN.
de camino, lialló que se guarecían en espesos bos- gado por un enemigo mas esperto á cambiar en-
ques para disputarle el vado del ancho rio. Se- teramente del sistema de guerra hasta entonces
gún su costumbre, se ocupaba de situar y forta- practicado.
lecer su campo, cuando el enemigo ansioso de En el año siguiente los pueblos de Berga y de
prevenirlo, deja de repente sus buques y lo ata- Zutfen, acosados por los suaves, vinieron á es-
ca de improviso. La infantería ligera y la caba- tablecerse sobre los márgenes del Rhin, y los ga-
llería romana fueron arrolladas, y tal fué la con- los, que aprovechaban toda oportunidad para for-
fusión y el desorden que la sorpresa introdujo, talecerse contra los romanos, los invitaron á fi-
que el ejército entero hubiera sido aniquila- jarse en sus comarcas. El prudente y avisado Cé-
do, si César no hubiera repuesto la batalla, em- sar concibió la estension del peligroso designio,
pleando dos legiones que mantenía de reserva, y y sin detenerse un momento, se dirigió á disper-
que animaron otra vez á los fugitivos. La tác- sar al nuevo enemigo. Este le pidió una tregua
tica de servirse de las reservas en momentos an- para poder organizar su resistencia, y violándo-
gustiados, mas de una vez valió á César, tanto la, de improviso dio sobre la caballería de César,
como después á Napoleón, el écsito en batallas y la puso en fuga. César, aunque indignado,
perdidas. Diestro en aprovechar el fruto de su mostró bastante calma para escuhar las escusas
importante victoria, recorrió y sometió todo el de los diputados que le habían pedido la tregua;
pais y aun algunos pueblos mas allá del Rhin. mas pagando una traición con otra, movió todo
Mientras que César por su astucia y por su va- su ejército, contra el campo de los bárbaros, y ha-
lor, y tambieu por su fortuna, conquistaba la paz biendo conseguido sorprenderlo, no puso límite
en la G-alia belga. Craso con sola una legión re- al furor y venganza de sus soldados, y la ma-
dujo á la Bretaña yá la Normandía, Mas es- tanza fué universal, sin que se escuchara una so-
tas dos provincias, humilladas por las condicio- la voz de misericordia. Arrojando luego un puen-
nes del vencedor, sublevaron contra la repüblica te sobre el Rhin, penetró en"Wesphalia,taló el pais
á todos los pueblos vecinos, á los del Bravante de Colonia, y precisó á los suaves á guarecerse
de Grüeldres y aun de la Gran Bretaña, César en sus bosques y malezas. No era su intento
se hallaba en la Iliria, cuando tuvo conocimien- conquistar la Alemania, y reprimida que fuéj
de guerra en que iba á verse comprometido, dis- Bretaña, culpable por haber ausiliado á los ene-
puso que á toda prisa se construyeran buques en migos de Roma, bastante fuerte para dejarla en
el rio Loire. Previno á Lavieno qite se situara libertad de operar sobre un flanco del ejército de
con su caballería en Tréveris, á Craso que inva- ocupación de las Gallas.
diera á Gruayana y á Sabino que con tres legio- Partió de noche para llegar de día, y disper-
nes atacara á los normandos; hizo avanzar su sando con sus galeras los buques con que defen-
dían sus costas los bretones, saltó ejército en
escuadra por el rio, y marchó personalmnnte á la el
cabeza del ejército principal. tierra, y aunque arrolló á sus enemigos, César
En espera de sus buques adelantó el sitio de reflecsionó que su flota tendría que guardarse
algunas poblaciones por la parte de tierra, pero en Calais de tormentas del invierno, y juzgó
las
sin gran fruto, poi'que el enemigo se evadía con prudente retroceder, mas bien que comprometer-
facilidad, y no se lograba estrechai'lo. Mas lue- se en la sumisión del pais, con tropas sin retira-
go que el joven Bruto llegó con su flota, se le re- da. Una sedición de su gente de mar, que sofo-
dujo á tai estreraidad, que se rindió h discre- có prontamente, le sirvió de lección para no con-
ción. César abusó de su victoria: los infelices fiar indiscretamente de la fortuna. Lucano ase-
vénetos recibieron uno de los castigos mas crue- gura, que conocido el valor de los bretones, aban-
lesy ejemplares que menciona la historia. Los donó la empresa por temor. Terrila qumiiis
bravau.sones variaron de táctica para seguir de- ostcndit, krs^a Britannis.
fendiéndose, porque tanto á ellos, como á los Como una espedicion tan infructuosa,
César, en
guayanenses, la csperiencia les había demostrado que apenas merece el nombre do reconocimiento
que tropas superiores en disciplina casi siempre no conservó alguna plaza ó puerto que pudiera
prevalecen en batallas generales. La campaña asegurarle la obediencia que los naturales de la
de Cra.so, digno teniente do César, en la Guaya- Gran-Bretaña le habian prometido, luego que so
na, mereceun especial estudio, porque se vio obli- alejó, tornaron á sublevarse. De todos los pue-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 379
Tblos que le ofrecieron rehenes, solamente dos los pués á los de Lieja y de Güeldres. Pasó y re-
enviaron, lo que no era mas que un nuevo insul- pasó el Rhin, ansioso de escarmentar á los sue-
to de los insulares.César comprendió que en vos, aliados naturales de sus enemigos; mas co-
cualquiera proyecto de sublevación da las Ga- mo ellos ocupaban esa misma selva negra, teatro
qae tan impacientemente sufrían el yugo ro-
lias, siglos después de la estrategia de Napoleón y de
mano, contarían con los bretones, preparados sus contrarios, abandonó su empresa para ir á
abiertamente para la guerra y de cuyas miras entregarse al saqueo á Lieja, donde habían sido
liostiles no podia dudarse. Tan presto como se degollados nueve mil de los suyos.
desembarazó de otras atenciones a que lo llama- La muerte de Claudio suscitó grandes turba-
ciones en Roma, y como César recelaba que su au-
ba su inquieta ambición, pensó seriamente en la
sencia fuera fatal á sus intereses, partió á sostener
sumisión de la Gran-Bretaña, y partió á ella con
su partido, mas con sus intrigas que con el presti-
mayor número de tropas y de buques y en esta-
gio de su gloria, y así espuso la suerte de las Ga-
ción mas favorable. La flota de César dispersó
refrenadas por su poder y por su talento.
llas,
á de los bretones, y el desembarco se efectuó
la
La primera operación de esta se- Resolvieron ellas no dejar escapar esta oportu-
sin dificultad.
gunda campaña, fué el paso del rio Támesis, eje- nidad de romper el ominoso yugo, y apelaron
buques de César, avanzó sobre los estados ron con el asesinato de los romanos residentes en
los
del rey Casivelano, gefe de la confederación, y
Orleans. En el seno de Galias crecía uno de
habiendo atacado á sus tropas por dos flancos, esos héroes que se anuncian como salvadores de
se escaparon, dejando descubierta á la capital. las naciones, y la fuerza de las circunstancias lo
Perdida ésta, desalentados los pueblos, muchos presentó ventajosamente en escena. Este era el
de los cuales se sometieron, á Casivelano no que- joven Vercingentorix, natural de Auvernia, do-
dó otro arbitrio que rendirse, y constituirse tri- tado de genio y de valor, arbitro ya de un gran
butario de la república. partido. Este lo proclamó rey y general, siguién-
Regresado César á las Gallas, encontró que dose inmediatamente la sublevación de Seus, de
reinaba una gran carestía de víveres, y que es- Paris, de Evreux, del Poiton, de Quercj'^, de la
puestas a los rigores del hambre, no era pruden- Turena, de Perche, de Maine, del Limosin, de
te aglomerar tropasen algún punto, y las dis- Anjou, y de cuantos habitaban las costas del
tribuyó en diversos acantonamientos. Confió océano. Vercingentorix formó dos ejércitos, si-
el mando de una parte de ellas á Sabino y á tuando uno en Rouerga, y el otro en Berry.
el
Cotta, hombres sin actividad y sin energía: dejá- César no se aturdió con la nueva de una in-
ronse sorprender por Induciomaro, señor de Tré- surrección tan alarmante como general. Em-
veris, y aun L. Cicerón se vio cercado por sesen- pleando en sus preparativos aquella presteza que
ta mil galos. César voló á su socorro con siete le valia el écsito en todas sus campañas, reco-
mil hombres, únicos que pudo reunir: atrinche- gió las tropas nuevas en Italia, así como Na-
róse para manifestar miedo; evitó que su caballe- poleón los conscriptos después de la batalla de
ría se empeñara en escaramuzas, y mientras que Leipsic, y se propuso ganar por sorpresa á los
se daba las apariencias de sitiado, cargó sobre el galos, que se creían escudados por la estación del
enemigo, lo dispersó, y desordenó tan completa- invierno. Protestando César hacer levas y re-
mente, que recibió la paz y el perdón como un coger caballos, puso el ejército á las órdenes del
señalado favor. joven Bruto, mientras que atravesaba el Autun,
Reflecsionando César sobre su situación, alec- y andaba ochenta leguas, para impedir que el
cionado por las desgracias que alternaban con fuego se propagara, y para recoger á dos legiones
sus triunfos,y no pudiendo descansar en la fe que en Langres invernaban. Su regreso fué tan
tan frecu.entemente burlada por los galos, aumen- veloz como su partida: Vercingentorix, que ape-
tó sus fuerzas con diez y ocho mil hombres, ha- nas podia persuadirse de ello, emprendió con
ciéndolas subir á sesenta mil. Ya entonces pu- escasos medios el sitio de Moulins. Hé aquí á
do anticiparse á las maquinaciones de los galos, dos competidores, apoyado el uno en su ingenio,
y en el invierno sorprendió á los del pais de en años de victorias, en la disciplina y aven-
seis
Hainaut, en la primavera á los senonensea y des- tajada táctica de sus tropas, y sobre todo, en la
380 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.
los pueblos y en el amor del suelo natal, tan fe- Vercingentorix después de la sublevación
cundo en recursos y en prodigios. de Autun, y de la retirada del ejército roma-
La resolución de Vercingentorix Labia crea- no, tan desgraciado delante de los muros de
do para César grandes embarazos, porque si se Clermont, cerró paso de Italia y de la pro-
el
mantenía en inacción durante el invierno, todas vincia romana, aumentó sus fuerzas con quin-
las G-alias se sublevaban; si comenzaba las "ope- ce mil caballos, taló una gran parte del pais en
raciones, podian faltarle víveres, entorpecerse los que César era obedecido. Se retiraba éste ha-
caminos, rebaju'se considerablemente sus filas cia el Franco Condado para hallarse en disposi-
por los rigores del tiempo. ¿Qué hizo? Lo que ción de cubriry defender la provincia romana,
siempre: esponerlo todo para ganarlo todo. cuando Vercingentorix le sale al encuentro, em-
Para socorrer á sus aliados, emprendió el si- peña en un ataque brusco su caballería, y es der-
tio de varias plazas, que obligó á rendirse, y Or- rotada por la de los alemanes que conduela Cé-
leans fué incendiada. Vercingentorix despro- , sar. No desperdiciando éste el fruto de esta
visto de máquinas de guerra, y no versado en inesperada victoria, bate su retaguardia, y lo ha-
las operaciones de un sitio, nada adelantó en el ce encerrar en Alisa, situado en una loma, cer-
de Moulins, mientras que César viene h presen- cado de colinas y con una llanura al frente. Ver-
tarse delante de Bourges, ciudad en aquel tiem- cingentorix se fortificó en la parte del oriente, y
po muy poblada, y de grande importancia, Ver- César dividiendo sus tropas en veinte y tres cam-
cingentorix lo sigue; pero sin ausiliar á la plaza, pos, estableció su línea de circumbalacion. To-
se contenta con esperar á César en el campo; mas davía emprendió Vercingentorix otro nuevo es-
éste, sin tomar en cuenta la aparición del mas te- fuerzo con su caballería, sin lograr mejor écsito.
mible de sus enemigos, y aprovechando su incon- Convencido de que nada adelantarla con ella, la
cebible inacción, asalta á Bourges y la toma, pa- retiró á su pais, encerrándose en la ciudad con
sando á cuchillo á cuarenta mil de sus habitantes. ochenta mil hombres, sin considerar que era ella
El pensamiento conforme de los dos generales, muy populosa, y que no eran seguros los víveres
era no buscar una batalla decisiva, sino mas bien mas que para treinta dias. César hizo abrir al
esperarla. Vercingentorix, aunque no perdia las derredor del monte un foso de veinte pies de
huellas de César, cuidaba de fortificar siempre ancho y de profundidad; estendió sus lineas á
su campo; y César se movia de aquí para allí, co- una circunferencia de cinco leguas, y concluyó
mo si esquivara un encuentro con el grueso prin- esas obras portentosas que la ciencia moderna
cipal de las tropas de los galos, para arrebatar- parece haber olvidado. En todas las inmedia-
les sus fuertes, para cortar las comunicaciones ciones recogió víveres para un mes, á fin de pri-
de los pueblos alzados, para impedir que otros var á los sitiados de todo ausilio, y para que sus
participaran de la insurrección, para aislarla en el tropas no se vieran espuestas al hambre en un
terreno en que podia jugar sus fuerzas con ven- terreno todo enemigo. Doscientos cuarenta mil
taja. Los naturales de Autun fueron reprimi- hombres de infantería y ocho mil caballos, colec-
dos en sus primeras tentativas, y aun César in- tados entre todos los pueblos que abrazaron la
corporó sus tropas en las filas romanas; pero como causa de Vercingentorix, que era la de la liber-
su adhesión era forzada y sospechosa, las licen- tad de las Gallas, ocurrieron á su llamado, y cam-
ció, autorizándolas así para pronunciarse abier- paron á una corta distancia de los romanos. Co-
tamente como enemigas. La mala disposición mo se anticiparon al plazo señalado, aumentaron
de ellas impidió que Cé.sar ocupara á Clerniont, la penuria de víveres, colocando á los sitiados en
capital de la Auvernia, la que por esta razón la situación mas azarosa. César perfeccionó en-
ejercía notoria influencia en el resultado de la tretanto sus trabajos, y como no se ocultaba á
campaña. Después de que los soldados de Autun, tan diestro capitán la impericia de los enemi-
ya en abierta rebelión, sorprendieron a Nevcrs, gos que lo combatían, y su carencia de buenos
los víveres, la caja y hasta la remonta de la ca- generales, lejos de espantarse con el número, ci-
ballería de César, permitiéndose allí inauditas fró en él sus esperanzas de introducir la confu-
crueldades, marchó él díay noche en solicitud de y de ganar en un encuentro toda la campaña.
sión
Labieno, quien por las nuevas y desastrosas ocur- Una masa tan crecida de hombres no podia man-
PAKALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 381
tenerse en inacción, tanto porque componiéndose legiones y de diez mil caballos, aguerrido y de-
de gente indisciplinada, era preciso emplearla sin voto, resolvió usurpar el poder, invadir á Italia,
tardanza para que no se cansara, como porque la y arrojar á Pompeyo de ella. César no pasó el
escasez de subsistencias demandaba imperiosa- Rubicon mas que con cinco mil infantes y tres-
mente que no se perdiera tiempo. Resuelto Ver- cientos caballos: Pompeyo, que contaba con el
cingentorix á hostilizar á su enemigo, puso al favor del senado y con el amor del pueblo, podia
mando de Vergasilano una fuerza de cincuenta y oponerle dos de las mejores legiones, y una can-
cinco mil hombres, que tomaron los primeros tidad inmensa de reclutas. Le obedecían tam-
atrincheramientos del flanco mas débil, y llega- bién la Grecia, las provincias de Oriente, y dos
ron hasta el foso. El resto del ejército galo que ejércitos, situado el uno en España y el otro en
se acercaba á doscientos mil hombres, permane- África. César habia conocido el efecto infali-
ció sin moverse, cuando le era tan fácil haber ble de su empresa, y que su logro dependía de la
atacado toda la línea de circunvalación, y reducir actividad, de la sorpresa y de la energía que sa-
bia desplegar en las grandes ocasiones. Rimi-
á César al conflicto de pelear con desventaja, ó de
abandonar precipitadamente el sitio. Esa gran- ni, Arezzo, Pesaro y Ancona,íle abrieron las puer-
de insurrección carecía de alma. César, que ob- tas. El pretor Thermo abandonó á Ugubio, que
servaba con la mayor atención las faltas del ene- guardaba con con cinco cohortes. En Osimo los
migo y las fuerzas inferiores que empleaba, hizo habitantes espantados, arrojaron á la guarnición.
una salida, y cayendo sobre su retaguardia, lo pu- Los gladiadores, empleados en ia defensa de la
so en fuga. El ejército ausiliar se escapó todo campaña, huyeron; Domieio no pudo sostener á
sitiados, que indiscretamente volvie- Corfinium; todas las nuevas levas se unieron á
entero, y los
ron á encerrarse en Alisa, se rindieron, entre- César. Pompeyo, el senado y lo mas noble de
gando las armas, á Vercingentorix y á todos sus Roma buscaron su salvación en la Grecia, lle-
Para mí, esta campaña de las G-alias es la que tad de la república. César, sin perder un momen-
mas ilustró los talentos de César como político to, redujo á su obediencia toda la Italia, la Sici-
y como guerrero. Los obstáculos eran inmen- lia y la Cerdeña, ocupando los Pirineos con cin-
sos,y no pudieron ser vencidos mas que por un co legiones, para impedir que los tenientes de
genio. El sitio de Alisa, en el estado que en- Pompeyo en España intentaran una invasión
tonces tenian los conocimientos militares, es una sobre las Gallas. ¿Quién no observa la semejan-
obra maestra de arte, un prodigio de previsión za en el fin, en los medios, en los resultados, en
y cálculo. El orgullo de este célebre capitán ya los milagros atribuidos al genio con tanta razón,
no conoció y frecuentemente se jactaba
límites, entre el sublime pensamiento de César y el no me-
de que con sus legiones podía escalar hasta el nos sublime de Napoleón, cuando con un puña-
cielo. Los galos, no desalentados todavía, ape- do de soldados reconquistó en pocos dias él im-
laron al sistema de guerrillas, pero sin fruto. perio de la Francia? El 20 de Marzo de Napo-
'La política de César, su piedad para con los león era también digno de figurar en los fastos
vencidos, las oportunas alianzas que formó, con- de César.
-solidaron la paz de las G-alias, y pudo ir á gozar Afirmada su autoridad en y quietas las
Italia,
Por cuenta solamente de ella comprometió Cé- car á éste, sin embargo de su notoria y superior
sar la guerra civil mas desastrosa, sin apoyo aL importancia, por la que justamente daba á la
guno en la justicia, como él mismo confesaba en consideración de que era muy espuesto dejar
una carta que escribió á Ático. Luego que mu- enemigos á la espalda que pudieran sublevar de
rió una hija de César, la célebre Julia, que habia nuevo á las Galias y hasta penetrar en Italia
casado con Pompeyo, se rompieron los débiles durante su lejana ausencia. Los pasos de los
lazos que unian á estos dos ilustres rivales. Ya Pirineos, mal escogidos y peormente guardados,
no pensaron mas que en mismos, y la causa de
sí fueron forzados al primer esfuerzo de César, y
ia república fué subalternada á intereses mez- pudo presentarse ante Afranio que habia fortifi^
quinos. Engreído César con sus triunfos en las cado una escelente posición cerca de Lérida.
Gallas, y habiéndose formado un ejército de diez Como Afranio rehusó la batalla, César se retiró
TGM, II. —XYII. 49
382 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.
y atrincheró, y después de una inútil tentativa fuerza, tan desproporcionada para sus gigantescos
sobre una colina cercana de Lérida, estableció designios, porque si venia la buena estación, el
su campo en una llanura, entre los rios Cinca y enemigo le hubiera opuesto una flota superior, y
Segre, con dos puentes sobre ellos. Mas habien- él prefería los combates de tierra á los de mar.
do sobrevenido grandes avenidas que arrebata- Su pensamiento dominante era atacar á Pompe-
ron los puentes, César quedó repentinamente cor- yo en el Epiro, y pasó el estrecho sin que un so-
tado entre los dos rios, y los víveres se le escasea lo buque impidiera su desembarco. Increíble
ron, porque no podia recibir sus comboyes de las parece que un capitán avisado, como lo era Pom-
G-alias, ni forrajear sus tropas. En tal conflicto, peyo, se dejara sorprender otra vez, conociendo
discurrió dar al Segre una sangría para que se co- ya, por esperiencia bien costosa, el genio empren-
municara con otro rio, empleando en los trabajos dedor y arrojado de César. Orco se sublevó en
á sus legiones, no menos para ejercitarlas, que pa- su favor, lo mismo Erissa, y todo el Epiro siguió
ra evitar las probables consecuencias de una vi- su ejemplo. Pompeyo estaba en Macedonia, y
da ociosa. Obtenido el fruto de su ingeniosa reso- noticioso de los progresos de César, hizo marchar
lución y constancia, repuso el puente, y se deci- dia y noche á sus tropas para llegar á tiempo de
dió á comenzar con actividad la campaña. Los libertar á Dyrraehium. Como así prevenía los
pueblos inmediatos entregados al temor, buscaron intentos de César, éste campó cerca del Aspro pa-
su alianza; y Afranio abandonó, cuando menos ra cubrir á Erissa y allí esperar el resto de su
se pensaba, una posición tan ventajosa, y se enca- ejército que aun no llegaba de Italia, Pompeyo
minó á la Celtiberia, hoy Aragón, á defenderse campó á la otra orilla del Aspro, y se mantuvie-
detras del Ebro, donde los habitantes eran mas ron los dos rivales en observación.
decididos por la causa de Pompeyo. César lo Muchos meses tardó en aparecer el refuerzo
sigue sin tardanza, sorprende los desfiladeros de de César, lo que le causaba no pequeña impacien-
las montañas, lo detiene sobre la marcha, lo hos- cia. Ordenes tras órdenes mandaba á Mai-co An-
con su caballería, y lo hace encerrar en su
tiliza tonio, el después tan célebre triunviro, para su
antiguo campo. Reunidos alli Petreio y Afra- embarque, que dilataba, por temor de que sus bu-
nio, sin esperanzas de salvarse en Tarragona, y ques fueran tomados por la flota de Pompeyo, tan-
escasos de víveres, imploraron humildemente la superior en fuerza y número. Partió al fin;
y
clemencia del vencedor. César lo fué, por su aunque Pompeyo lo supo en tiempo, é hizo salir
astuciay por su actividad imponderable, no me- su escuadra al encuentro, los vientos le fueron
nos que por las faltas que, unas tras otras, come- y soplaron con la fortuna de César.
contrarios,
tieron los tenientes en quienes habia depositado Marco Antonio arribó sin embarazo, y fué abriga-
Pompeyo una perniciosa é infundada confianza. do en Alcssia, plaza enemiga, que le proporcionó
Un ejército que á las órdenes de Trevonio si- cuanto necesitaba
tiaba á Marsella, habia rendido á esta populosa Pompeyo, á la vez que César, fué instruido de
ciudad, cuyos esfuerzos tanto por mar como por la llegada de Marco Antonio, y deseando evitar
tierra, fueron enteramente infructuosos. Como que lo tomaran entre dos ejércitos, dejó su cam-
envió diputados á César para tratar de su entre- po para combatir aisladas á las cuatro legiones
ga, fué él en persona á recibir los buques, las má- de Antonio, fundando sus esperanzas en que sien-
quinas de guerra, el dinero y sus provistos alma- do mas corto su camino, podría alcanzarlo antes
cenes. Considerando César la antigüedad de es- que llegara César á darle ausilio. Mas los grie-
te emporio del comercio, lo conservó, dejando dos gos que militaban en su ejército lo traicionaron,
legiones de guarnición,y mandó que el resto se y avisando á Antonio su peligro, cortó el paso en
encaminara para Italia. No permaneciendo en que hubiera sido hecho pedazos. Pompeyo en-
Roma, á donde inmediatamente pasó, mas que los tonces se retiró á Arpagirium, en el Distrito do
dias muy precisos, se reunió en Brindis con do- Dyrraehium, y allí se atrincheró. César lo pre-
ce legiones y toda su caballería, que debian em- sentó inútilmente batalla, y tuvo que situarse en
barcarse. una colina no distanto del Aspro. Sucediéronse
En diez meses no se habia podido procurar los diferentes escaramuzas, en que la victoria se ga-
buques suficientes para todo el ejército: en los nó por Pompeyo; asaltó por un flanco débil el
adquiridos, no cabían mas que veinte mil hombres campo de César, y puso en fuga una parte de sus
y seiscientos caballos. Arrojóse al mar con esta tropas. César, apoyado repentinamente por Mar-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 383
co Antonio, logró evadirse, y después de largas te con fuerzas tan desproporcionadas á descubrir
correrías, unirse con las fuerzas de Domicio, en su estrella en el África, á probar uno de esos gol-
la Tesalia. Como Pompeyo lo buscaba con in- pes con que sembraba el terror para recoger lau-
cansable actividad, los dos ejércitos se juntaron reles. La violencia del viento dispersó sus galeras,
para dar esa graü batalla de Pharsalia. Pom- y llegó á Andrumeta con solo tres mil infantes y
peyo presentó noventa mil combatientes y Cé- ciento cincuenta caballos. En espera del resto de
sar cuarenta y cuatro mil: como el primero con- su espedicion y de nuevos refuerzos, se atrincheró
taba con número mayor de caballería, la gran lla- delante de la ciudad, sin que lo impidieran dos le-
nura en que se peleó, le daba sobre su contrario giones que daban su guarnición. En el momento
ventajas que no acertó á aprovechar. Pompeyo eñ que proyectaba embarcarse con un corto nú-
obró con inconcebible lentitud, al paso que César mero de soldados en solicitud de su escuadra,
atacándolo bruscamente, lo desordenó; y sirvién- apareció ésta inopinadamente, disipando los te-
dose de la tercera línea de reserva, arruinó para niores de un ejército, que en el seno del África
siempre el ejército, el poder y las esperanzas de podia temer ser envuelto y esterminado por
Pompeyo. César en la disposición de sus tropas, numerosas huestes, por la caballería númiday
en el conocimiento de los lugares, en el provecbo por una nación entera. Labieno y Petreio hicie-
que supo sacar de su triunfo, manifestó singula- ron inútiles tentativas para forzar sus atrinche-
res talentos. ramientos; mas habiéndolo sorprendido en cam-
Como en la guerra subsecuente del Egipto, po razo, harto glorioso fué para César no haber
César obraba por el capricho de pagar con un sido vencido en once horas de reñido combate.
reino los indignos favores de Cleopatra, mas que Luego que Scipion condujo nuevas fuerzas y
por otro motivo, se señaló por su valor nunca des- tomó el mando, la situación de César empeoró
mentido, bien que la batalla del Nilo, en que el notablemente, y solamente marchando y contra-
joven Tolomeo fué derrotado en una espaciosa marchando, prevaleciéndose de sus conocimien-
llanura, hubiera honrado á cualquiera grande ca- tos estratégicos, y apelando á los inmensos recur-
pitán. sos de su genio, pudo evitar su ruina antes de
César puso los pies en Ik Siria con mejor fortu- que se le incorporaran las tropas pedidas á Italia.
na que Napoleón, y no se detuvo en ella mas que Llegadas éstas, salió de repente de su aparente
para recibir el homenage de reyes, de príncipes y incertidumbre, y presentó batalla á Scipion. Des-
de gobernadores. De allí se dirigió a Tarso en pués de rehusarla éste en diferentes encuentros,
Cilicia, y atravesando la Capadocia, entró en el al fin la admitió á tres leguas de distancia de
Ponto. Pharnaces, que en vano procuró entrete- Tapso. César, volteando su posición, lo atacó
nerlo, tuvo que pelear; y habiendo escogido una por la retaguardia, á cuyo empuje las tropas ro-
fatal posición, la sesta legión sobró para estermi- manas no resistieron, y las de Juba, con este im-
narlo, siendo la conquista del Ponto resultado de bécil rey á su cabeza, se dispersaron en todas di-
una sola batalla. César abandonó á sus tropas los recciones. Catón, Petreio, Scipion y el mismo
tesoros del rey ^ y regresó á Italia, tomando el Juba se dieron la muerte, para no sufrir la hu-
camino de la G-alacia y de la Bithinia. millación dé decorar el triunfo del vencedor.
Vencido Pharnaces, faltaba aun la reconquista Utica y todas las ciudades se rindieron. los A
del África, donde bajo la protección del petulan- treinta y un dias después, César espantaba al
te rey Juba, se hablan reunido los partidarios de capitolio con su presencia.
Pompeyo, conducidos por Scipion, por Petreio y Los dos hijos de Pompeyo, herederos de tan
por ese Catón, llamado tan enfáticamente el últi- gran nombre y de su valor, se refugiaron en Es-
mo de los romanos. Los descontentos que toda- paña, y lograron sublevarla contra el partido de
vía Roma abrigaba, divulgaban con especial estu- César. Saberlo y éste, partir, todo fué uno. Si
dio que en aquella parte del mundo los enemigos Cneyo Pompeyo hubiera insistido en su primer
de César contaban con catorce legiones, con una designio de hacerle la guerra de montaña, en
numerosa caballería y con numerosos elefantes ar- apuro hubiera puesto al arrojado caudillo. Cam-
mados. César, para .disipar las esperanzas de sus pa no muy lejos de la ciudad de Sevilla en la lla-
contrarios, conociendo que en las guerras civiles nura de Munda: César desplega todas sus fuer-
una chispa basta para producir un incendio, em- zas, y obliga á su enemigo á pelear. Indecisa por
barca seis legiones y 200 caballos, y él mismo par- mucho tiempo la acción, prevalece al fin el valor
1
esas inmortales campañas de César, singularmen- las mas bien sentadas reputaciones.
te la de las Gallas, donde media las fuerzas con Cuando Napoleón fué nombrado general en
un pueblo constante y mas
valeroso; la en que, gefe del ejército de Italia, la república estaba
dichoso en esto que Napoleón, peleó con Pompe- en guerra con la Inglaterra, el Austria, la Ale-
yo, digno rival en crédito, en ciencia y en denue- mania, la Rusia, la Cerdeña, Ñapóles y con el
do. Mas ya es tiempo de observar y admirar Papa. El plan militar de Napoleón envolvía el
en el campo de guerra al capitán del siglo XIX. grandioso designio de obligar al rey de Cerdeña
Sabido es que en el sitio de Tolón comenzó la á separase de la alianza del Austria, y á ésta á
reputación militar de Bonaparte. Empleado en perder la Italia, lo que era un medio infalible
Italia como general de artillería, presentó un para obtener la paz. El pensamiento de Napo-
plan, que valió la ocupación de la colina de Ten- león fué maniobrar por su derecha, entrar en
da, que se volteara la posición de Saorgio, defen- Italia por elpunto en que los declives de los
dida por veinte mil piamonteses, que cayeran se- Apeninos los juntan con los Alpes, bajar á la
senta cañones en poder del ejército francés, que Lombardía, y batir á los austríacos y separar-
se municionara y proveyera de abundantes víve- los del Piamonte. Los ejércitos de Alemania, á
res. Propuso en seguida, que para ganar el Pia- las órdenes de Jourdan y de Moreau, debían to-
monte y para conquistar la línea del Po, se reu- mar la ofensiva y marchar al centro de Baviera
nieran los ejércitos de los Alpes y de Italia; mas por la Souavia y la Franconia. Bonaparte después
como esta medida suponía que uno de los genera- de vencer al rey de Cerdeña, avanzarla sobre el
les en gefe habia de dejar el mando, se estrelló Adige, y arrojaría de la península á los austría-
en las resistencias del orgullo, y tampoco mere- cos. Napoleón se presentó en el cuartel general
ció la aprobación de la Junta de salud pública. francés establecido en Niza, el dia 27 de- Marzo
En un nuevo arreglo, perdió Napoleón su mando de 1796. No encontró mas que treinta mil
en y aunque se le brindó con el de
la artillería, hombres disponibles, sin dinero, sin víveres, sin
una brigada en la Vendee, se disgustó y pidió su vestidos ni zapatos. El general enemigo Beau-
retiro. En él se hallaba cuando los reveses que lieu contaba con ochenta mil combatientes, dos-
sufrió Kellermann en Italia, y su anuncio de cientas piezas de cañón y material abundan-
que se veia obligado á abandonar á Genova, inspi- te. Sin embargo, el genio de Napoleón lo suplia
raron á la Junta de salud el deseo, que recomen- todo.
daba el conflicto, de consultar á Bonaparte, á Beaulieu mandaba el ejército austríaco, y al
quien agregó á la comisión topográfica. Las ins- romperse las hostilidades, se dirigió hacia Geno-
trucciones que redactó con admirable precisión y va. Su centro, puesto á las órdenes del general
talento y que adoptó gustosa la Convención, salva- Argenteau, es derrotado en Montenotte: las gar-
ron á Genova y bastaron para contener un enemi- gantas de Millcsimo son forzadas: el cuerpo es-
go que ya se creia triunfante. La Convención no cogido del general Pi'overa rinde en Cosseria las
tardó en ser combatida por las intrigas de los rea- armas. Concentrados los austríacos en Dego, son
listas y de todos los descontentos, y como do las de nuevo vencidos.
cuarenta y ocho secciones en que estaba dividido Desembarazado Bonaparte de los austríacos, y
Paris, treinta, por lo menos, er^-n hostiles, hubo dejando una fuerza para observarlos, marcha en
que apelar á Bonaparte, á qüictí se nombró según- busca de los piamonteses, y jjor una de sus mas
do en gcfe del ejército del interior, aunque Barras hábiles maniobras, voltea los Alpes, arrroja de su
verdaderamente no era mas que un gefe nominal. posición al general Collí, lo alcanza en Mondovi, ,
Eael 13 vendimiarlo, los insurgentes marcharon y lo hace pasar el Stura., En quince dias eataba
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PAKALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 385
Napoleón á diez leguas de Turin, capital de la prender su marcha del Tyrol con treinta mil
hombres de refuerzo, arrolló los puestos france-
Lombardía, El rey de Cerdeua firmó en Che-
ses, y el general Massena fué compelido á aban-
rasco un armisticio, y entregando á Coni, Ceva
hizo imposible otra defensa del Pia-
donar á Ptívoli. Wurmser cometió la falta de
y Tortona,
monte.
dividir sus fuerzas, y Napoleón, que acechaba
El general en gefe, sin detenerse, lleva sus cua- sus movimientos, clavó su artillería del sitio de
tro divisiones á Alejandría. Beaulieu, quehabia Mantua, y en cinco dias, por las acciones mas
repasado Po, es engañado por falsos movimien-
el heroicas y por las mas sabias maniobras, tomó al
tos de Bonaparte, y cuando vuelve por sí, se halla- enemigo setenta cañones, le causó una pérdida
ba aquel en Placencia. Allí, valiéndose de frági- de veinte mil hombres, y lo empujó otra vez
les embarcaciones, por falta de tren de puentes, hasta el Tyrol. Bonaparte se le acercó; derrotó
pasa el rio, y al advertirlo Beaulieu, destaca un al general Quasdanowich, y hubiera evitado que
cuerpo con el general Liptay, que es derrotado. Wurmser se refugiara en Mantua después de sus
Llega después, y tarde, en su ausilio, y fué á reveses, si Massena no hubiera equivocado el ca-
concentrar sus fuerzas cerca de Lodi, donde te- mino que se le tenia prescrito. Aun en el recinto
la cabeza: á paso de carga atraviesa el puente; todo se disminuyó por las fiebres, mientras se ocupa-
lo arrolla,y dispersa los batallones del general ba del bloqueo de Mantua. Puesto á la cabeza
Sebottendorf, que fué á refugiarse en Crema, don- de aquellas tropas el general Alvinzi, á pesar
en Valleghio. Pareciéndole á Bonaprte muy es- Napoleón, cargado de trofeos y de fama, volvió
puesto atacar las dos alas, resolvió forzar el cen- á Verona. El barón de San Vicente, á nombre
tro. Sus granaderos, sin que les sirviera de obs- del Austria, pidió un armisticio: era su intento
táculo la destrucción de un arco del puente, atra- ganar tiempo entretanto enviaba nuevos refuer-
viesan el Mincio con el agua hasta
pecho, y el zos á su ejército del Tyrol, y tales miras no se
obligan á los enemigos á retirarse mas allá del escaparon de la penetración de Bonaparte. En
Adige y á cubrirse con la fortaleza de Mantua. efecto, Alvinzi no tardó en procurar desembar-
Napoleón regresó á Milán, dueño ya del Pia- car por el valle del Adige, reincidiendo en la fu-
monte y de la Lombardía. nesta falta de Wurmser, de dirigir sus columnas
En el poco tiempo en que las operaciones mi- por diferentes caminos, lo que daba á Napoleón
litares estuvieron suspensas, Bonaparte se creó la ventaja de encontrar las fuerzas diseminadas, y
nuevos intereses y nuevos amigos en Italia, y se- de ser mas fuerte que cada una de ellas. Bona-
paró de la coalición á todos esos pequeños prín- parte situó su campo en la llanura de Rívoli, á fin
cipes, que instigados por el Austria, se hablan de presentar acción al cuerpo principal de Al-
empeñado en una lucha desigual. Aquella po- vinzi, después de que cometió la imprudencia de
tencia se persuadió de que cambiando de gefes, su separar al general Provera con quince mil hom-
ejército mejorarla de fortuna, y reemplazó al ge- bres de buenas tropas. Aquel, después de san-
neral Beaulieu con el general Melas, mientras grientos combates, se retira, y Provera se rinde.
que llegaba el anciano Wurmser, que habla ga- Wurmser, encerrado en Mantua y reducido á la
nado á. los republicanos varias acciones. Al em- última estrcmidad, capitula. Una división des-
386 PAHALELO ENTRE GESAU Y NAPOLEÓN.
tacada á las órdenes de Víctor para amenazar á nia,de Malta y de Candía, convertían al mar
Eoma, vence en Senio y Ancona; avanza hasta Mediterráneo en un lago francés, así como César
Tolentino, é impone al Sumo Pontífice una paz quiso convertirlo en un lago romano. Bonaparte
que cercena sus estados, le arranea tesoros y ob- había concebido el bello designio de restablecer
jetos curiosos de las bellas artes. Cuatro ejérci- el canal de Sesostrís por medio del istmo de Suez,
tos sucumben; los generales mas acreditados se para que unidas las aguas del golfo de Siria con
liumillan ante el vencedor, y él lo es por sus sor- las del mar Rojo, se encontrara un camino di-
prendentes combinaciones, por una táctica nueva recto para el Asia meridional, lo que daría á la
que jamas se había escrito ni conocido. Termi- Francia el monopolio de uno de los comercios
nada campaña de Italia tan prósperamente,
la mas valiosos del mundo. En Tolón trabajó Na-
concibió Napoleón que era llegada la oportuni- poleón con una actividad sin límites, en la eje-
dad de llevar la guerra al corazón de la Austria, cución de su proyecto. El ejército de Oriente
para que el cercano peligro la ilustrara mejor con la fuerza de treinta y seis mil hombres, de
acerca de sus verdaderos intereses, y dejara de los cuales dos mil quinientos eran de caballería,
ser el alma de una coalición de que no sacaba y una escuadra de quinientas velas, estuvieron
fruto mas que la Inglaterra. La reunión de las listos en dos meses. En el día 19 de Mayo de
divisiones de los generales Bernadotte, Delmas 1798 la vanguardia de la escuadra se hizo á la
y Baraguay, le daba por la vez primera, la venta- Vela,y Napoleón montó en un hermoso üavío dé'
ja del número, y sus movimientos no podían me- ciento veinte cañones. El día era hermoso, el
nos que ser decisivos. En tal conflicto, el Aus- viento favorable; el entusiasmo del ejército ma-
tria le opone al archiduque Carlos, célebre por nifestaba que sabía él que navegaba con César y
sus victorias, y sin duda el general de mayores con su fortuna.
talentos, que en la brillante carrera de Napoleón Como de paso, y á fin de asegurar sus comu-
osó disputarle sus glorias. Las circunstancias lo nicaciones, ocupó Napoleón á la isla de Malta, á
precisaron á mantenerse á la defensiva, mientras la que defendían los caballeros de este nombre
que Napoleón, con todos los elementos de la con solo el prestigio de sus pasadas glorías. De
guerra, la emprendía con la actividad y energía allí, dejando competente guarnición, se dirigió,
que distinguían todas sus empresas. El ejército como César, á Alejandría, á. cuyo frente llegó el
francés avanzó en dos columnas, y no habiendo 30 de Junio, tres días después que el almirante
jDodido el archiduque defender los pasos, aun ingles, Nélson, se había presentado en solicitud
de la escuadra francesa. En la noche del °
apoyado en de Tyrol, empeña y
la revolución 1.
pierde varías acciones, que llevan á Napoleón á de Julio ganó la ciudad de Alejandría por capi-
veinte leguas de Viena. Poseída la corte de ter- tulación. Noticioso de que por una preocupación
ror, á invitación de Bonaparte mandó plenipo- vulgar, los destinos del país se hacían depender
tenciarios, que aceptaron un armisticio en Leo- de la posesión del Cayro, donde Mourad-Bey é
ben, á que siguió después el tratado de Campo- Ibrahin dominaban con grande influencia, marchó
formio. La posición del ejército francés, si bien para aquella populosa ciudad; sufriendo hambres,
no era muy sed y toda clase de penalidades el ejército que
brillante, sólida, y Napoleón, que sa-
perador una humillación, para no aventurar los ron desalojados; no volvió á encontrarse em-
barazo, hasta que se descubrió entre Embabeh
resultados obtenidos ya por su genio, reduciendo
á una grande y poderosa nación al despecho. y las Pirámides á todo el ejército enemigo que
Vuelto á Francia Napoleón, y dando poco tiem- cubría al Cayro con sesenta mil hombres. El plaü
po á las frivolidades con que son obsequiados los que adoptó Napoleón fué el de atacar la pesada
vencedores, maduró su antiguo proyecto de herir artillería de los egipcios y los atrincheramien-
á la Inglaterra por el Egipto, de abrir un cami- tos de Embabeh, y encerrarlos entre los cuadros
no para la India y arrebatar al enemigo mas en- del ejército francos; mas habiéndolo previsto 5
que aun le restaba, después de la emancipación su marcha á las columnas francesas con tal ím-
de los Eatados-Unidos. La ocupación del Egip- petu, que de pronto logró arrollarlas; pero hubo
la posesión de Córcega, de las islas de Jo- de ceder á la superior táctica y á la firmeza con
to y
PAEALELO ENTRE <:!ESAR Y NAPOLEÓN. 387
que resistían los cuadros; formacioa favorita de tes de que el ejército turco los aprovechara, y
Bonaparte, concluyendo por dispersarse, por huir partió con un pequeño ejército á la Siria. El
y abandonar su artillería. El ejército de Mou- fuerte El Arich, Gaza, Jafa y el antiguo Jopé
rad-Bey se arrojó al Nilo, y Napoleón quedó se rindieron, con sacrificios de muchas vidas en
dueño del Cayro á consecuencia de la inmortal la última ciudad. En el 18 de Marzo llegó el
victoria de las Pirámides. En el 25 de Julio ejército á San Juan de Acre; se abrió brecha, se
entró en el Cayro; y no deteniéndose mas que dieron asaltos infructuosos por la falta de arti-
unos cuantos dias para organizar la administra- llería de sitio y de material competente. Entre-
ción del país, se puso en movimiento para Sa- tanto, el ejército turco avanzó hasta el monte
lahich, á donde se habia replegado Ibrabim Bey. Tavor; y viéndose amenazado el general Klever,
Lo arrojó basta el desierto de Siria, mientras Napoleón fué al socorro de su teniente. Hacien-
que Klever ocupaba á Damieta, y el valiente do formar con sus tropas de refresco un trián-
Desaix contenia á Mourad-Bey en el alto Egip- gulo equilateral, con los cuadros de Klever, á
to. Cuando se creia seguro y completo el triunfo, quien ya fatigaba el enemigo, lo arrojó sobre la
la desobediencia del almirante Brueys, quien, caballería de Murat, convenientemente apostada,
contra las órdenes terminantes de Napoleón, y la derrota fué tan pronta como decisiva. Los
permaneció con su escuadra en la rada de Abou- turcos, que perdieron seis mil hombres, quinien-
kir, dio la victoria al almirante ingles Nelson. tos camellos é inmensas riquezas, se escaparon
El quedó aislado en Egipto con
ejército francés hacia Jordán, y no volvieron á molestar á los
el
municiones y recursos insuficientes, sin medios sitiadores. La peste que diezmaba el ejército,
de movilidad, y sin la esperanza de volver á su y una insurrección que promovió en Egipto un
patria, en el caso de que un revés imprevisto hi- fanático llamado El Modhy, obligó á Napoleón
ciera fracasar el objeto de la espedicion. Napo- á abandonar á San Juan de Acre, que recibía
león, con tanta previsión y actividad como el ca- frecuentes socorros por mar, y estaba defendido
pitán que quemó sus naves en nuestras costas, por un hábil ingeniero francés y por un general
proveyó á todas las necesidades, se buscó ami- ingles. Los sufrimientos del ejército en su re-
gos y ausilios en el pais, que gobernó con tanto tirada fueron inmensos, porque marchaba por el
tino y sabiduría. Entretanto, la Puerta, bajo desierto y conducía gran número de apestados y
la influencia de la Rusia y de la Inglaterra, de- heridos. Napoleón llegó al Cayro en el 14 de
claró la guerra á la Francia, no sin justificados Junio, reasumió las riendas del gobierno, y dic-
motivos; noticia que, difundida en todo el Egip- tó medidas severas para restablecer orden y el
to por emisarios enviados de Siria, produjo una la economía, que se habían perdido durante su
fermentación general y una insurrección en el ausencia.
Cayro. El gobernador Despuy y trescientos Los mamelucos, aunque derrotados, volvieron
franceses mas, fueron asesinados en el tumulto á aparecer en el bajo Egipto, avanzando Mourad-
popular: Napoleón, para castigarlo ejemplarmen- Bey hasta Grhiseh coa fuerzas insignificantes.
de semejantes re- Napoleón, conociendo la importancia que debe
te, y para evitar la repetición
vueltas, mandó que sus tropas, campadas en las darse á los movimientos populares, no despreció
inmediaciones del Cayro, penetraran en la ciu- éste, y salió en busca del general egipcio, con-
dad, donde fueron fusilados sin misericordia vertido ya en guerrillero. Cuando éste se lan-
cuantos se hallaron con las armas en la mano. zaba ya en el desierto, Marmont dio aviso de
La represión y castigo de esta sublevación acar- que .diez y ocho mil genízaros acababan de des-
reó la paz del bajo Egipto, al paso que en el al- embarcar en Aboukír bajo la protección de la
to las victorias de Desaix acabaron con el poder escuadra inglesa. Un momento no se detuvo Na-
de los mamelucos. poleón,y en tres dias ya reunía sus tropas en
El reposo del ejército no fué de larga dura- Ramaníeh. Los enemigos ocupaban la península
ción. Bonaparte supo que en Natolia se organi- de Aboukír, cubriéndose con dos líneas de atrin-
zaba un ejército turco, y que Djezzar pacha de cheramientos; y el centro, fuerte de diez mil hom-
San Juan de Acre, preparaba almacenes y co- bres, se situó en el pueblo. Napoleón, para ata-
lectaba las fuerzas de la Siria. Para desconcer- carlos,no pudo disponer mas que de seis mil
tar los proyectos del enemigo, consideró, con so- hombres, porque la división de Klever no llegó á
brada razón, que debía destruir esos ausilios an- tiempo; mas forzó los reductos después de una
388 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.
obstinada resistencia, y cayendo sobre los gení- ducir á un enemigo orgulloso, que habla humi-
zaros el valiente Murat con sus húsares, los des- llado á la Francia, tan presto como el genio y la
ordenó y acuchilló, obligando á unos á precipi- fortuna de Napoleón se trasladaron al Egipto.
tarse en el mar,y á los pocos que se salvaron, á Contando con los elementos que él habia sabido
encerrarse en el fuerte de Aboukir, que no tar- crearse, mandó reunir en Dijon, á las órdenes
dó en capitular. Al felicitar el general Klever de Berthier, un ejército de treinta y cinco mil
á Napoleón, por esta espléndida y decisiva vic- hombres, á la vez que otro ejército superior en
toria, esclamó: '-¡Sois, general, tan grande como fuerza marchaba por la Suiza: en Mayo se encon-
el mundo!" traba el ejército de reserva al pié de los Alpes; y
Tan gran suceso daba término á la conquista Napoleón, que habia salido ya de Paris, no tardó
de Egipto, y no restaba mas que administrarlo en dirigir por sí mismo las grandes operaciones
y colonizarlo, enviando cada año refuerzos que que se ilustraron con el nombre de campaña del
repararan las bajas que causara el clima. Los Piamonte. El paso del San Bernardo, del San
desastres de la Francia, los reveses de los ejérci- Gotardo y del Simplón, que emprendió para evi-
tos, que á las órdenes de Napoleón no sabian tar largos rodeos y la concentración de las fuer-
mas que triunfar, lo decidieron á reembarcarse zas cuádruples del general Melas, parecen em-
para Francia, dejando en su lugar al desgracia- presas milagrosas, que solamente pudo concebir
do Klever, de cuyos talentos , inteligencia y y rematar un genio tan audaz como el de Napo-
valor podian esperarse los mejores resultados león. No siendo posible en un escrito, que no
en el gobierno de la nueva colonia. En el 22 de es una historia, seguir las huellas del ejército
Agosto se embarcó, con su comitiva, en las fra- vencedor, me contentaré con mencionar los glo-
gatas Muiron y Carrera, á la vista de un cruce- riosos combates de Aosto, Chatillon, Ibrea, Suza,
ro ingles; y en el 9 de Octubre desembarcó en Bruneta, Chinsella, Novara, Turbigo y Bar, de
Frejns, siguiendo inmediatamente para Paris, Pavía, de Lodi, de Cremona, de Placencia, de
donde se le recibió con inmensas aclamaciones, Stradillay de Montebello, que precedieron á la
apellidándolo todos el salvador ansiado de la pa- importante y decisiva victoria de Marengo.
tria. La campaña de Egipto, que por el asesina- Los austríacos, en un consejo de guerra, cele-
to de Klever y la pusilanimidad del general Me- brado en Alejandría, acordaron, confiando en su
nou, vino á quedar sin efecto, perdiéndose los superioridad numérica, librar batalla al ejér-
esfuerzos heroicos de Napoleón y de su ejército, cito republicano; y para el efecto, el general Me-
aumentó siempre el crédito de su gloria; y cuan- las pasó el Bórmida por tres puentes que habia
do pasó también su Rubicon, observaron todos establecido de antemano. En el primer encuen-
que el gigante de las Pirámides llamaba á su tro la división de Grardanne tuvo que batirse en
patria para mayores destinos, y por una especie retirada y de replegarse hacia otra división, que
de fatalismo oriental se le sometieron, y le abre- por disposición de Victor se habia colocado en-
viaron la senda que, cubierta de laureles, lo con- tre Marengo y el Bórmida. Victor mismo fué
dujo al poder. derrotado en los momentos en que se presentó
Derribado el Directorio por su influencia, por Napoleón. Con ochocientos granaderos de su
sus crímenes y por sus faltas, que Napoleón apro- guardia repuso desde luego la acción; y emplean-
vechó tan diestramente, se colocó al frente del do su reserva, que mandaba Saint-Cyr, socorrió
gobierno de la Francia, con el modesto título de á Lannes, que luchaba desventajosamente con el
cónsul, para salvarla de la anarquía que era el centro de los austríacos. Viósc precisado á re-
mayor de los peligros, porque los acarreaba to- tirarse, y aun una parte de sus fuerzas huia ya,
dos. Su administración enérgica y regular res- cuando el general Desaix llegó en el momento
tableció la confianza y el orden interior; progre- que con tan acertado cálculo le habia señalado
saron comercio y la agricultura, demostrán-
el Napoleón; y tomando posición en la cabeza de
dose prácticamente que en una gran nación bas- San Julián, dio tiempo para que las divisiones
ta que haya un buen gobierno, para que las fuen- se reorganizaran y volvieran á la carga. Ella
tes de la riqueza tomen su curso natural. El ob- fué terrible, y aunque costó grandes pérdidas,
jeto favorito de Napoleón era afianzar en la paz numerándose entre ellas la del intrépido Desaix,
la prosperidad pública; mas esto no era posible también valió la victoria mas completa, envol-
por otro camino que el de las victorias, para re- viendo al enemigo, desordenándolo y empujando-
PAEALBLO ENTKE CESAR Y NAPOLEÓN. 389
no faltaba mas que perseguir los restos de un Fernando. Napoleón se unió en el 10 al cuerpo
ejército, antes tan altivo, Melas pidió un armis- del ejército de Marmont. En el 11 corto Soult
ticio, que le fué concedido. Tan brillante cam- en Lemberg comunicaciones del enemigo, y
las
paña, y las sucesivas victorias de Moreau en disperso un regimiento de caballería del prínci-
Hobenlinden, de Angereau y de Bruñe, dieron pe Fernando; y Duport cautivo mil quinientos
por resultado la paz de Luneville y de Amiens, hombres de una división que se abría paso. En
que dejaron respirar al continente, fatigado por el 13, Soult se apoderó de Meremingen; y Ney,
fué electo Napoleón presidente de la república ataque de Ulm, donde se habia encerrado el vie-
italiana, cónsulpor diez años y después vitalicio jo general Mack. Tomados los campos atrinche-
de la francesa. En 1803 rompió la Inglaterra rados de Michelsberg y de la Tuilería, Mack se
la paz de Amiens, y Napoleón se preparó para espanta y capitula. Diez y nueve generales, cua-
las hostilidades. En el 4 de Mayo de 1804 es renta mil hombres, tres mil caballos y ochenta
proclamado emperador de los franceses, y lo con- piezas de cañón, cayeron en poder de los fran-
sagra en Diciembre el venerable Pontífice Pió ceses.
VIL El año de 1805 nos vuelve al teatro de la Al siguiente día marchó Napoleón en busca
guerra por la tercera coalición que Austria y el del ejército ruso; y sabedor de que el príncipe
la Rusia formaron en Petersburgo contra la Fran- Fernando se fugaba, lo hizo perseguir por Murat,
cia por los consejos y subsidios de la Inglater- quien le quitó diez y ocho generales, diez y seis
ra, á la que Napoleón amenazaba incesantemen- mil hombres y cincuenta piezas de cañón. Los
te con un poderoso desembarco. ¡Con cuánta inmensos almacenes de Branau, á donde habia
rapidez be mencionado apenas acontecimientos avanzado el general ruso Kutnsoff con cuarenta
que muchos volúmenes no describirían compe- mil hombres, fueron tomados. Murat venció á
tentemente! Bragation en Amsteton. La Baviera quedo li-
El Austria y la Rusia acordaron que la pri- bre, y el Tyrol fué despejado. Los maríscales
mera obraría en Italia con ciento treinta mil Murat, Mortier y Lannes, pasaron el Danubio, é
hombres de infantería y con trece mil quinientos invadieron la Moravia. Napoleón también pasó
caballos; en el Tyrol, con cincuenta mil hom- el rio, y llevo su cuartel general á Bruun, donde
bres de infantería y con dos mil caballos; en preveía que tendría lugar una batalla decisiva.
Alemania, con noventa y cuatro mil infantes y El ejército de Italia, habiendo arrollado á los
veinticuatro mil quinientos caballos. El total austríacos en San Miguel, en Caldiero, en Cara-
era de doscientos setenta y cuatro mil infantes Albertíni y en Castel Franco, verificó su junción
y cuarenta mil caballos. La Rusia debía man- con el ejército del Tyrol en Klagenfurth, logran-
dar cíen mil hombres á Alemania, un ejército á do así pertenecer al ejército grande, que engro-
Ñapóles desde Corfú y otro á Suecia para apo- saba considerablemente. Aparentando temores
yar á Grustavo IV.Las otras potencias se de- Napoleón por la reunión de ochenta mil hom-
clararon neutrales. El ejército francés, que po- bres, á cuya cabeza se hallaba el emperador Ale-
día operar en Alemania, no constaba mas que de jandro, fingió retirarse para escoger su campo
ciento sesenta mil hombres; y el de Italia, que en una larga llanura, donde favorecido por las
mandaba Massena, de cincuenta mil. El ejército posiciones que formaban como el cuadro del cam-
francés pasó el Rhín al fin de Septiembre; el po, preveía que se estrellaría un ejército, guiado
emperador se separó de Francia el 1.
"^
de Oc- por un emperador entusiasta y por jóvenes ines-
tubre; quince días bastaron para empujar al ejér- pertos y presuntuosos. Pareció en efecto, que
cito austríaco hasta Ulm. El general Vandamme en la batalla llamada de Austerliz, aniversario
batió, al enemigo en Donawerth en el día 6; en de la consagración de Napoleón como empera-
el 7, el general Valther hace pedazos á los cora- dor, él habia prescrito al ejército ruso sus movi-
ceros austríacos que defendían el puente de Rain; mientos, que era conducido á donde podía ser
gados los restos del ejército ruso á la Polonia, zada de Jena á Weimar, juzgando que los fran-
el emperador de Austria pidió en persona á Na- cesesno podrían desembocar sobre la llanura.
poleón un armisticio. La paz de Presburgo fué Napoleón pensó de otra manera: en la noche hizo
la consecuencia,y grandes aumentos de territorio abrir un camino sobre la piedra viva, y subió su
en el Tyrol y en la Italia. Esta campaña es una artillería á la altura. El mariscal Davoust reci-
de las mas distinguidas por los raros conocimien- bió orden de marchar sobre Naumburgo para
tos estratégicos de Napoleón. sostener los desfiladeros de Rosen: el cuerpo del
La Prusia, durante esta guerra, y á pesar de mariscal Bernadotte fué destinado á desembo-
haberse comprometido á sostenerla, se mantuvo car por Dornburgo para coger al enemigo por la
en espectativa, por no haber completado sus pre- espalda: en el llano que los prusianos habian des-
parativos, y mas aun porque el curso de las vic- preciado, colocó la división de Lannes con la
torias de Napoleón fué tan rápido, que harto lo- guardia imperial, que formaba un batallón en
gró con aplacar el enojo del vencedor, á quien cuadro: el emperador pasó la noche al vivac con
no se habian podido ocultar sus miras decidida- estos valientes. Al romper el dia, todo el ejérci-
mente hostiles. En reservas y asechanzas dejó to se puso sobre la armas. La división Gazan se
trascurrir muchos meses del año de 1806, hasta apoyaba en tres filas sobre la izquierda de la lla-
que orgullosa con sus numerosos armamentos, nura; la de Suchet se apoyaba en la derecha; la
dirigió á Napoleón un ultimátum, en que le ecsi- guardia imperial ocupaba la cumbre del monte-
gia satisfacción por haber violado su territorio cilio en el centro, y para que las tropas pudie-
en última guerra, y que evacuara toda la Ale-
la ran desplegarse, se habian abierto caminos prac-
mania. Increíble parece tal presunción en la ticables en los valles inmediatos y de comunica-
Prusia, que habia dejado escapar la coyuntura ción con los pueblos vecinos.
favorable de unir sus ejércitos con los numerosos Los tiradores fueron los primeros que compro-
de Austria y Rusia, y que en ocasión menos pro- metieron la acción en medio de una espesa ne-
picia se lanzaba por sí sola á una lucha tan des- blina. La izquierda prusiana, con una fuerza de
ventajosa con un enemigo que se habia fortale- cincuenta mil hombres, habia marchado desde la
cido,que habia acrecido sus recursos y que con- víspera para apoderarse de los desfiladeros de
taba con soldados mas aguerridos y entusiasma- Naumburgo. Su centro y derecha con ochenta
dos por una serie prodigiosa de triunfos. mil hombres bajaron á la llanura de Jena, ocu-
Napoleón no se hizo esperar, y en el 6 de Oc- pada por el ejército francés. Durante tres horas
tubre habia establecido su cuartel general en los ejércitos no pudieron verse, y cuando apare-
Bamberg, con la fuerza de ciento ochenta mil ció el sol, las tropas enemigas se encontraban á
hombres. La del ejército prusiano era de dos- menos de tiro de cañón. La izquierda francesa,
cientos mil. El rey de Prusia se puso á la ca- apoyada en un pueblecito, estaba mandada por
beza de su ejército, acompañado de las viejas no- el mariscal Angereau. La guardia imperial la
tabilidades de Federico el Grande, recomenda- separaba del centro, á cuya cabeza se puso al in-
das por sus talentos y pericia en la guerra de trépido Lannes. La derecha obedecía al maris-
siete años. cal Soult, y Ney no contaba mas que con tres
Las hostilidades comenzaron por las ventajas mil hombres. Varios batallones, sin aguardar
obtenidas por los franceses en Saalburge, en las órdenes de Napoleón, comenzaron á batirle
Schleíz y en Gera. El principo Luis, primo del en la aldea de líollstcd; fueron sostenidos por
rey, encontró la muerte en Saalfcld, en los mo- Lannes. Soult atacó un bosque en la darecha,
mentos en que su caballería era arrollada por los y Angereau resistió el ata(|ue de la izquierda.
|iüsarc8 franceses. El plan del rey de Prusia se La bat^lí»' ^^ generalizo, y Napoleón, en acecho
PAKALÉLO ENTRE CESAE Y NAPOLEÓN. 391
tumbre, que era asimismo la de César, una fuer- berg. Hasta el 3 de Febrero tomaron los ru-
te reserva, dirigida por él en persona. Granado sos posición detras de la villa de Eylau, resuel-
el bosque por Soult, Napoleón bizo avanzar to- tos á comprometer una acción general. En el
das sus tropas, que obligaron á retirarse á las mismo dia, por los heroicos esfuerzos de la divi-
prusianas, que Murat acabo de poner en fuga sión Legrand, fué ganada la villa; mas al si-
con sus dragones y coraceros. La infantería for- guiente, cogiendo los rusos desprevenidos á los
mó en cuadro; pero inútilmente, porque todo fué franceses y aun al mismo Napoleón, atacaron
arrollado y tomado. A
cinco leguas de distancia con tal energía y en número tan superior, que la
ganó el mariscal Davoust la batalla de Auers- victoria balanceo varias veces, y aun el empera-
taedt,no menos empeñada y aun mas sangrienta, dor al frente de un escuadrón tuvo que pelear
y á no baber sido por la lentitud de las maretas en el cementerio de la población. Cuando los
de Bernadotte, ni el rey, ni un soldado hubieran dos ejércitos se hablan ya destrozado, porque ja-
escapado. Los trofeos de las memorables bata- mas se midieron las armas con mayor encarniza-
llas de Jena y Auerstaedt, fueron cuarenta mil miento, ni con fortuna mas equivoca, la llegada de
prisioneros, sesenta banderas y trescientas piezas Ney y de Davoust, con cuerpos de refresco, pre-
de cañón. En muy pocos dias se sometieron to- cisó á los rusos á la retirada durante la noche.
das las plazas fuertes, y quedo conquistada toda Diez mil cadáveres, cinco mil caballos muertos,
la Prusia. La Silesia se rindió á Gerónimo Bo- cañones abandonados en formación, daban testi-
naparte, rey después de Vestphalia, y atora go- monio de la batalla mas sangrienta de las guerras
bernador de la casa de inválidos en Paris. del imperio. De ciento sesenta mil hombres que
De Berlin marchó Napoleón á Posen, donde pelearon de una y otra parte, los rusos perdieron
se concluyó un armisticio, que el rey de Prusia treinta mil, y veinte mil los franceses: éstos vol-
tuvo la insensatez de no ratificar, lisonjeándose vieron á Sus cuarteles de invierno, y los rusos re-
de que los sucesos cambiarian de aspecto con la pasaron el Prégel. Por grande que sea la gloria
aprocsimacion del ejército ruso. La generosa de un soldado, la humanidad la detesta, porque
Polonia, tanto tiempo esclava, recibió con los suyas son las lágrimas y las víctimas.
brazos abiertos al ejército francos, que penetró En el 4 de Junio del mismo año de 1807
hasta Varsovia. volvieron á comenzar las hostilidades, como si
Los rusos hablan roto el puente sobre el Vís- no fuera bastante la sangre derramada. Los
tula, lo que no sirvió, sin embargo, de obstácu- rusos atacaron de repente los puestos avanzados
lo á Davoust para pasar el rio y ocupar á Praga. de los franceses, y fueron escarmentados. Los
Ney atravesó también el Vístula en Thorn y rusos, cuyo designio era cubrirse con la impor-
Murat y Davoust el Bug, á viva
Los atrin- fuerza. tante plaza de Koenisberg, se batieron eri retira-
cheramientos de Czarnowa fueron tomados á los da,empeñándose combates costosísimas á entre-
rusos, y Ney batió al general Tolstoy. En veinte ambos ejércitos. Napoleón los alcanzó al fin, en
dias perdieron los rusos noventa piezas de arti- Friedland y Benigsen; se resolvió á admitir ba-
llería,un número considerable de carros y veinti- talla. El ala izquierda rusa fué atacada de fren-
cinco mil hombres. Evacuada por ellos la Polo- te y por un flaneo, con tal ímpetu, que se refu-
nia, estableció Napoleón su cuartel general en gió en la ciudad. Esta fué tomada por la bra-
Varsovia, é hizo tomar los de invierno á su ejér- va infantería francesa, quedando la calles obs-
cito fatigado, si bien victorioso, á lo largo del truidas por multitud de cadáveres. El ala dere-
Vístula. cha rusa, que mandaba el general Grortochacof,
Los dos ejércitos permanecieron en inacción no fué mas afortunada, y al pasar el rio, se aho-
cerca de un mes, hasta que en Diciembre los gó, ó fué acuchillada la mitad de su fuerza.
rusos tomaron enérgicamente la ofensiva. Ata- Veinte mil prisioneros, 17 mil muertos y 70 ca-
caron los cuarteles de Bernadotte, y éste, pre- ñones, fueron los trofeos de la jornada. En diez
venido por Napoleón, fingió retirarse hacia el dias, 60.000 mil rusos quedaron fuera de comba-
Vístula, para dar lugar á la concentración del te, ganaron los franceses 120 cañones, todos
ejército francés. Como el emperador salió al los almacenes y hospitales de su enemigo, y
encuentro de los rusos con la guardia imperial, 160.000 fusiles en Koenisberg, rendida al ma-
la reserva de caballería y tres divisiones, se re- riscal Soul. La paz era ya una necesidad para
592 PAEALELO ENTYE CESAR Y NAPOLEÓN.
la Prusia y la Rusia, y se firmó en Tilsit, des- llegada, porque á la vista del emperador todos
pués de una entrevista de los soberanos en el los generales vencían. Vencieron, pues, en Pfa-
Niemen. Lo que ese tratado ofreció de singu- ffenhoffen, en Thun y en Lamhut. Tomada Ra-
lar fué, que el emperador Alejandro tuvo su par- tisbona por el mariscal Lannes, la batalla de
te en los despojos de su aliado y liermano el Eckmuhl, dio al traste con la fama del archidu-
rey de Prusia. Los negocios de los reyes, están que Carlos, quien dejó en poder Napoleón 40
sujetos á reglas diversas de moralidad, que los banderas y 50.000 prisioneros. Su primera con-
de las familias en el orden común de la so- secuencia fué allanar el camino de Yiena, y el
ciedad. emperador volvió, como en 1806, á dictar sus
La
guerra de España en los años de 1808 y órdenes á las naciones y á los ejércitos desde el
1809, no es la que dejó mejores timbres en la re- palacio de Schoenbrunn, del dominio de los em-
putación militar de Napoleón, así como la ocu- peradores de Austria. Eugenio de Beauhar-
pación de la Península no es la mas alta prue- nais, hijo adoptivo de Napoleón, dio cuenta del
ba, ni de su moralidad, ni de sus talentos polí- archiduque Juan, y el ejército de Italia, dueñc
ticos. Las disensiones de alcoba de la familia ya por sus brillantes esfuerzos de la Carinthia^
reinante le prestaron ocasión para apropiarse de la Carniola y de la Styria, pudo bajar al
un trono que manchaban los crímenes de un va- Austria y reunirse al ejército grande.
lido; en lo que cometió un grave error, porque Entretanto, las fuerzas de los generales Hi-
empeñó sus tropas en desconocida lucha, con un 11er, archiduque Luis y archiduque Maximilia-
pueblo generoso, que defendía sus derechos, sus no, se reunieron al otro lado del rio y frente á
altares y sus reyes. la capital, al ejército del príncipe Carlos, pudien-
En Burdeos fué dónde Napoleón tuvo noticia do ademas disponer todavía de los recursos de la
del desastre de Bailen y de la capitulación de Cin- Bohemia, de Moeravia y de la Hungría. Na-
la
cuando es notorio que las faltas de éstos, su di- en que podia campar el ejército entero. Los aus-
visión y rivalidades, desgraciaron las campañas tríacos, creyendo comprometer la izquierda fran-
mas hábilmente concertadas. Sin vacilar un ins- cesa, la asaltaron con 200 piezas y mas de
tante, acordó colocarse á la cabeza de su ejército, 90.000 hombres, cuando alli no disponía Na-
esperando someter la insurrección con uno de poleón mas que de 35.000. La tentativa fué
sus acostumbrados milagros de táctica y de for- sin embargo, inútil y costosísima. Los ejércitos
tuna. En los primeros dias de Noviembre entró vivaquearon en la noche frente á frente.
en España. Las victorias de Burgos, de Espi. En el 22 de Mayo tuvo lugar la reñida bata-
nosa, de Santandei-, de Tudela y de Somosier- llade Essling y Gros Aspern. Napoleón logra-
ra, le abrieron paso hasta Madrid. Su orgullo ba ya hacer replegar al archiduque Carlos sobre
y su fama quedó mas la Península
satisfecha; su centro, cuando de repente ñiltaron á su ejér«
continuó defendiéndose, y mas de una pesadum- cito cartuchos y balas, y dispuso que se retirase
bre dio después al hombre que jugaba con los á sus posiciones. El archiduque habia mandado
destinos del mundo. arrojar al rio botes, troncos brulotes y liasta los
Napoleón observaba con inquietud desde Es- molinos situados sobre sus orillas, y llevados por
paña los preparativos de la Austria, que no su- la rápida corriente, rompieron los puentes que
fría con paciencia sus humillaciones. Las aten- comunicaban la izquierda francesa con la isla.
ciones de España y la necesidad de entretener En tan crítica situación, los austríacos comba-
un ejército para la defensa de Italia, reducia á tieron furiosamente al ejército francés; mas es-
100.000 hombres la fuerza efectiva del ejército te se mantuvo firme, y no fué desalojado. Trein-
francés, que escasamente se doblarla con las tro- ta horas duró la batalla, con pérdida inmensa
pas disponibles de los al¡ado.s. En el 12 de de una y otra parte, con la muy sensible para
Abril de 1809 supo que los austríacos hablan los franceses de los' generales Espagno y Saint-
invadido la Baviera, y al siguiente dia partió pa- Ililaire, y del ilustre mariscal duque de Monte-
ra el ejército. El enemigo no pudo dudar do su bello. Napoleón, encargando á Massona que
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 393
contuviera al arcliiduque, hizo que su ejército entre las cuales descuellan, por horrorosas y san-
repasara por medio de pontones que cons-
el rio grientas, las de Smolensko y la de Moscow.
truyó, y fortificó la isla de Lobau como puesto Mal secundado Napoleón en esta guerra, por sus
» la paz de Viena, coronaron tan bellos triunfos. jos de abatirse por este inmenso desastre, creció
El resto del año de 1809, el de 10 y el de 11, el entusiasmo al tamaño del peligro. La pri-
se emplearon en la consolidación del imperio, en mera atención del emperador, fué reforzar á los
enlazar á Napoleón con una hija del emperador bravos que contenían al enemigo en el Niemen,
vencido, en estipular alianzas con Austria y el el Vístula y el Oder. Tomando cuadros del
con la Prusia, en la sumisión casi completa del ejército de España, armando la tropa de mar, y
continente europeo. La Rusia, bastante fuerte llamando á los jóvenes conscriptos, reprodujo el
aun después del cataclismo que menoscabó la milagro de los mirmidones, y apareció su ejérci-
importancia de tantas naciones, y anuló la de to tan numeroso como si nada hubiera padecido.
otras, distante de la acción del coloso que lo ho- La situación de las cosas empeoró notablemente
llaba todo bajo sus pies, no podia sufrir que do- en año de 1813, porque sucesivamente fueron
el
minando la Francia sin contradicción en el me- traicionando á Napoleón todos sus aliados, y abrie-
diodía, amenazara al Norte y lo comprimiera ron paso al enemigo en las barreras que todavía
con sus duras leyes sobre el sistema comercial. lo detenían. A poca distancia del campo en que
Tal conducta, que Napoleón calificaba de un acto se dio la famosa batalla de Jena, se unió el ejér-
de insubordinación, y los preparativos del empe- cito improvisado con el resto de veteranos que
rador Alejandro, demasiado manifiestos porque conduela el príncipe Eugenio, con tanto denuedo
se practicaban en una grande escala, renovaron como inteligencia. Napoleón, á pesar de que
los estragos de la guerra, con muy diverso écsi- aun no se le habia incorporado la caballería, to-
to que en las anteriores. A ellas se preparó Na- mó la ofensiva, y marchó á Leipslck. Los jóve-
poleón con un ejército de 350 mil hombres de nes reclutas se distinguieron en los combates de
infantería y de 60 mil de caballería, con una Weissenfels y de Poserna, memorable el segun-
dotación de novecientas piezas de batalla. El do, por haber matado una bala al mariscal Bes-
ejército ruso constaba de 240 mil infantes y de sieres. En marcha el ejército para Leipsick, se
90 mil caballos, á que debia agregarse el ejérci- escuchó un espantoso cañoneo á la derecha, don-
to de Moldavia con 50 mil, sin los cuerpos y de Ney renovó las proezas de su probado valor.
aun divisiones de fuerza no calculada, que pro- Entre Kaye y Grros-Grorschen recibieron los alia-
ducirla el levantamiento en masa. Esta fué la dos un terrible escarmiento, nombre de
y con el
verdadera lucha de gigantes, y jamas se reunie- Lutsen, les gano Napoleón una batalla. Duran-
ron tan poderosos y tan terribles elementos de te ella [Leipsick fué tomado por Lauriston, y
destrucción como en la segunda campaña de Po- Dresde seis dias después.
lonias. Desde que NopoleOn pasó el Niemen en Los aliados hicieron alto á doce leguas de esta
25 de Junio de 1812, hasta su entrada triunfan- ciudad,y aprovechando 10 dias de que necesito
te en Moscow, so dieron veinte y cuatro batallas, Napoleón para concentrar sus fuerzas y comple-
394 PAEALELO ENTEE CESAR Y NAPOLEÓN.
tar sus preparativos, levantar reductos y atrin- ciones, y la inesperada traición de 12 mil sajo-
cheramientos con numerosa artillería. La iz- nes no les hubieran quitado los medios* de una
quierda de los aliados se apoyaba en las monta- probable resistencia. Napoleón no pudo dejar
ñas de Bohemia y la derecha en los lagos de de prevenir la retirada al Ehin, y todavía en Ha-
Malschwitz. El Sprea, que baña los muros de nau castigo á los 60 mil traidores de Wrede,
Bautzen, cerraba y defendia á una posición tan deudor á Napoleón de incontables beneficios, con
bien escogida. En el 21 de Mayo comenzó la una vergonzosa derrota.
batalla. Por la izquierda y retaguardia ataco Sensible es observar que la Francia tan po-
Ney, y Lauriston por el frente. Los rusos y derosa como magnánima, después de la desastro-
de abandonar sus trincheras. El generalísimo Blu- todos los puntos del continente, al fin se velan
ches se retiro hacia Weissemberg con la mayor amenazados sus hogares, por un millón y doscien-
precipitación, a la vez que los rusos empujados tos mil hombres, de los cuales pasaron el Rhin
por los mariscales Oudiuott y Macdonald, dejaron seis cientos mil. El emperador, con una alma
el campo de batalla. tan activa como el fuego,y con un pecho de bron-
Los aliados, sorprendidos nuevamente por los pudo colectar mas
ce para resistir al infortunio, no
talentos y por la fortuna caprichosa de Napoleón, que 120,000 soldados para defenderse de masas
se apresuraron á pedir un armisticio, que necia- tan imponentes, quedando burladas sus patrióti-
mente les fué otorgado, por la interposición del cas esperanzas de que la población cooperara á se-
pérfido emperador Francisco. pultar en el suelo violado á sus audaces invasores.
El objeto de apelar á él no fué mas que el de Cansada la Francia de tantas guerras, desconfian-
ganar tiempo para que llegaran los refuerzos que do de los resultados, se dejó seducir por los que
estaban en camino y para combinar las traicio- no calculan en los lances críticos, sino acerca de
Bes que debian desbaratar todos los planes de los mezquinos intereses de su fortuna. El pueblo,
Napoleón, abrirle flancos en todas direcciones, si se esceptúa ala noble juventud de la capital, se
abrumarlo con las inmensas fuerzas que se acu- mantuvo indiferente y pasivo; pudiendo decirse,
mulaban por tautos medios. Todavía les gano no con mucho honor de la Francia, que la cam-
el emperador la batalla de Dresde, lo que pare- paña de 1814, una de las mas brillantes que re-
cerá asombroso, si se reflecsiona, que los aliados fiere la historia militar de todos los siglos, obra
contaban ya con un ejército de 800 mil comba- y gloria fué entera del emperador, y de ese ejérci-
tientes, después de la infame defección del em- to, tan fiel á sus tradiciones como á sus deberes.
perador de Austria. El inestinguible genio de Todos los hombres inteligentes, aun los enemi-
Napoleón y sus profundos conocimientos estraté- gos y parciales, están de acuerdo en que Napo-
gicos, valian mas que el número, superaban los ele- león, al sepultarse bajo los escombros de su for-
mentos contrarios, y todavía arrancaban á la for- tuna, mostró una firmeza, una audacia, una pre-
tuna sus últimos favores. Como si ella no respetara sencia de ánimo y un genio, superiores á todo
mas que su presencia, dio el triunfo á los aliados esfuerzo humano. Victorioso en todas las bata-
sobre Macdonald en la Silecia, sobre Oudinot en llas que mandaba en persona, cuando se hallaba
la Prusia, sobre Ney en Tuterborg y sobre Van- ausente, no lo secundaban, y acaso traicionaban
damme en Kulm, por haberse aventurado en el sus tenientes. La responsabilidad de lanérdida
profundo valle de Toeplitz. Tan infaustos acon- de Paris es toda de Marmont: esa responsabili-
tecimientos, que destruian de un golpe sus acer- dad es inmensa, porque si resiste un dia mas.
tadas y prudentes combinaciones, y la deserción Napoleón flanquea á los aliados; los arroja al Se-
del general bávaro Wrede con 60 mil hombres, na y los castiga para siempre. Brienne, Champ-
no le dejaron mas arbitrio que replegarse á Leip- Aubert, Montereau y Montmirail darán eterno
8Íck para concentrar sus fuerzas en mayor cerca- testimonio de lo que es capaz un gran soldado, es-
nía de la Francia. En los memorables dias, timulado por el honor y por el deseo de la salva-
1-5, 18 y 10 de Octubre, 123 mil franceses lu- ción de su patria.
charon heroicamente con 3.30 mil aliados, y hu- Ingrata para con Napoleón, cedió á las cir-
bieran prolongado sus esfuerzos hasta vencer ó cunstancias, y el mismo para quien estrechos
morir, si de repente no se concluyeran las muni- eran, como para Alejandro, los límites de la tier-
PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN. 395
ra, se conformó con la menguada soberanía de cortar su línea por el centro. El mariscal Ney
la isla de Elva, un punto en el mar, pequeña ca- habia recibido una orden perentoria de tomar la
sa de campo para el grande emperador de los posición de Quatre-Bras, en que se juntan los
franceses y rey de Italia. caminos que conducen á Brurelas, á fin de evi-
Restituido Luis XVIII al trono de sus mayo- tar que se unieran á los
los ingleses prusianos.
res, no satisfizo cumplidamente las esperanzas Mas pésimo estado de los caminos impidió
el
populares, y aunque moderado y prudente, fué que tan importante resolución se llevara al cabo.
derribado por las faltas de sus ministros, así co- En el 16 encontró Napoleón cerca de Pleurus,
mo Napoleón por las de sus mariscales. El ejér- el ejército prusiano, á cuya cabeza estaba jBlu-
cito que consolaba á la Francia con los recuerdos cher, con una fuerza de 100 mil hombres, que
de sus glorias, fué casi disuelto y despreciado: los daban el frente al rio Sambra.
emigrados, vengativos y fieros, inquietaron los Napoleón previno inmediatamente á Ney, que
ánimos: los sucesos de 26 años, hablan servido dejando solamente un destacamento en Quatre-
de todo menos de provechosa lección. ¿No era Bras, marchara sobre Bry para caer sobre la re-
un error imperdonable suponer que la marcha y taguardia del enemigo, confiando en que este mo-
el progreso del tiempo, no producen necesidades vimiento seria ejecutado con la precisión á que es-
y ecsigencias, que es preciso satisfacer? Tal taba acostumbrado: á las cuatro de la tarde empe-
error se cometió, como lo cometen siempre los ñó la batalla, y después de dos horas de resisten-
incorregibles reaccionarios, y él condujo á Napo- cia, los prusianos perdieron á Ligny y se pusieron
Marzo de 1815.
león otra vez á Paris, en el 20 de en retirada. Si Ney les hubiera cerrado el pa-
Las esperanzas que lisonjeaban al emperador so, en ese dia acaba el ejército prusiano. El
de que los aliados darian oido á sus promesas de mariscal no distaba mas que dos leguas, y por su
no turbar la paz del mundo, se desvanecieron lentitud, hasta ahora inconcebible, hizo perder la
poco tiempo después de su regreso. El congreso ocasión mas brillante de desconcertar á los alia-
reunido en Viena, y que no se ocupaba mas que dos, y vario la suerte de la campaña. Los ami-
de la partición de los despojos, acordó que las gos del Mariscal Ney lo disculpan con la necesi-
tropas aliadas se pusieran en movimiento para dad en que se vio de procurar desalojar á los in-
no dar tiempo á que Napoleón, ganándose la opi- gleses que ya ocupaban á Quatre-Bras; mas esta-
nión, se presentara otra vez grande, poderoso y ba obligado á atenerse á las últimas órdenes, que
terrible. debia suponer se hablan dictado con presencia de
A su vuelta no encontró mas que 80 mil hom- las circunstancias. Sin embargo, esta batalla,
bres armados, cuando la coalición mantenía en que pudo ser decisiva, costo á los prusianos 20
pié 800 mil. Su actividad prodigiosa y un tra- mil hombres y cuarenta piezas. Conseguido el
bajo diario de 16 horas, le bastaron para que en principal designio de Napoleón, que era el de se-
Junio ya contara con 400 mil. Mas en la fron- parar á los prusianos de los ingleses, encomendó
tera del Norte no podia disponer mas que de al nuevo mariscal Grrouchy que persiguiera tenaz-
120 mil, por las atenciones de la Yendee insur- mente á los primeros, mientras que él, incorpo-
reccionada recientemente; por las de las plazas rando sus fuerzas con las de Ney, batía á los se-
fuertes, y por las de las fronteras del mediodía gundos. La culpable morosidad de Grouchy
y del Este, que era indispensable cubrir. Se fué aun mas fatal que la de Ney, porque dejo
decidió, no obstante, á tomar la ofensiva, sin la espedito á Blucher para tomar parte en la bata-
menor demora, para coger á sus enemigos de im- lla de Waterloo y decidirla.
proviso. A las once de la mañana del 18 de Junio se
Dividido el ejército en tres cuerpos, Ney man- comprometió la acción contra el ejército ingles,
daba la izquierda, con 48 mil hombres y 1 16 pie- que mandaba Wellington, cerca del Monte San
zas de cañón; Grouchy con treinta y
la derecha, Juan, donde se unen los caminos de Nivella y
ocho mil y 112 bocas de fuego. En el centro, Charlerroi, para Bruselas. Como la izquierda
30 mil hombres y 134 cañones estaban á las ór- francesa ataco á la derecha de los ingleses, We-
denes inmediatas del emperador. llington la reforzó con sus mejores tropas. En
En el dia 15 de Junio el ejército paso la fron- ocho dias no habia cesado de llover, y la artille-
tera, y tomo á Charleroi. Los aliados se sor- ría de Ney se atasco; circunstancia que aj)rove-
prendieron por este movimiento, cuyo objeto era cho el enemigo para inutilizarle los trenes y ca-
396 PARALELO ENTRE CESAR Y NAPOLEÓN.
ballos. El mariscal tuvo que continuar su mar- ilustres difuntos, enzalsan sus talentos militares,
velaban la llegada de los prusianos. Manda ata- Cuando á la vez peleó con sus compatriotas en
car, y ataca él mismo, á los ingleses con ardor las guerras civiles, ninguno de sus capitanes reu-
sin ejemplo; les mata 12 milhombres, y los pone nía las altas cualidades de César; ni el mismo
en fuga en dirección de Bruselas. Perdido esta- Pompeyo, mas desgraciado por sus faltas que por
ba todo para Wellington sin la aparición de Blu- los desdenes de la fortuna. Cierto es que en los
cher con su ejército y el de Bulow, y ellos apare- tiempos de Napoleón, mas funesto para la
el arte
cieron á pelear de refresco con un ejército fatiga- humanidad había alcanzado la mayor perfección;
do, cuyas pérdidas no eran ya pequeñas. Alen- mas los enemigos que venció en tantos encuen-
tados los ingleses con tan oportuno y poderoso tros y que al fin lo vencieron, no eran inferiores
ausilio, toman la ofensiva de la manera mas im- á los franceses en táctica, y especialmente los aus-
ponente, y hacen retroceder á los franceses can- tríacos y los prusianos habían pasado por la es-
sados por la fatiga de todo el dia. La guardia los cuela de la memorable guerra de los siete años.
socorre; pero llegan los prusianos y vencen en la G-enerales muy distinguidos en los fastos de la
llanura: cuando ella resistía con heroísmo forman- revolución francesa fueron derrotados mas de una
do sus terribles cuadros, la voz de sálvese el que vez, y se vio que algunos de ellos encontraron su
pueda, lanzada por un traidor, o por un cobarde, humillación en los campos en que Napoleón ha-
decidió la completa derrota del ejército francés. bía recogido laureles. No puede negarse que
La guardia siqw morir y no rendirse^ mereciendo Napoleón era hábilmente secundado por tenien-
con su general Cambronne, la gloria de los tres- tes de elevada y merecida reputación; pero éstos
cientos espartanos en los Thermópylas y un epi- obedecían á sus combinaciones, y en mas de una
tafio como el de Simonides. El emperador no ocasión, por separarse de ellas, comprometieron
deseaba mas que la muerte: lo retiraron por fuer- como sucedió en la in-
tristemente los resultados,
za del campo de batalla, y mal acordaron sus ami- fausta jornada de Waterloo y en muchas otras.
gos, porque la muerte gloriosa de Waterloo le Justamente se considera como eminente la capa-
hubiera ahorrado la afrenta y los martirios de cidad de Napoleón, por haber avasallado con su
Santa Helena. ¡Cómo pasan los favores de la genio á todas las notabilidades contemporáneas,
fortuna para con los hombres grandes! Preferi- las mismas que al obedecer su impulso, no se ade-
ble seria que jamas los elevara, si para subir
y lantaban ni á murmurarlo, mezquino desquite de
para caer, habían de dejar impresa su memoria los hombres subalternos.
con caracteres de fuego y de sangre. Estraño No colocaría la historia á César y á Napoleón
es que cuando se desvanecen como el humo los entre los hombres mas señalados en la cruerra
recuerdos del hombre justo, del amigo de la vir- si uno y otro no hubieran poseído los dotes
tud y de la humanidad, la historia escriba con su esenciales de un gran capitán. En actividad,
buril en mármoles y en bronces, nombres ilustres en constancia, en energía fueron sin duda igua-
en verdad, pero funestos. les. Se advierte, sin embargo, que César se pro-
Atrevimiento pareciera que afectando la supe- metía mas de la fortuna que de la prudencia, y
rioridad de la crítica, diera yo un lugar preferen- que empeñó lances que pudieron serle muy cos-
te á César ó á Napoleón, á alguno de estos dos tosos. Napoleón, por lo contrario, lo sometía
célebres caudillo.s. Pongo de intento ante los todo al cálculo, nada dejaba por proveer, ni en
ojos del lector los hechos como pasaron, para que el orden político, ni en Los triunfos
el militar.
los juzgue por sí mismo: y aun es sencilla mi re- de César se debieron en gran parte mas que ú
lación histórica, para no engalanar á los héroes sus combinaciones, á los caprichos de la fortuna;
con los atavíos de la imaginación. Los amigos y negando ella su apoyo á Napoleón, lo arrebató
de César, que cuentan también con algunos los mas do una victoria que aparecía indefectible.
PARALELO ENTEE CESAR Y NAPOLEÓN. 397
César equivocaba la audacia con el denuedo. Na- nales, daban o arrebataban los triunfos. Los he-
poleón no jugó la suerte de las batallas sino en chos militares de entrambos servirán siempre á
los conflictos supremos. los estudios de una carrera elevada, entre riesgos
La mácsima Napoleón era que en
favorita de
y peligros, al rango importante de las ciencias-
un punto dado conviene reunir el número "mayor El filósofo, sin negarse á admirar á hombres,
de fuerzas posibles; j practicándola, como se vio que se proclaman como el orgullo del género hu-
en la primera campaña de Italia, donde los aus- mano, lamenta lo costosos que han sido á la huma-
triacos tenian una triple superioridad numérica, nidad, y confiesa que si son raros, mejor es que
se presentó mas fuerte en la parte de la línea no aparezcan jamas. César, que desmoralizó tan-
que combatió, y arrollo á un enemigo, al que bas- to á la república en que habia nacido, con sus
taba desplegar sus fuerzas para envolverlo. En costumbres depravadas y con la frecuencia de
la colocación y uso de las reservas, los dos caudi- las guerras civiles, acabó por destruir la consti-
llos sobresalieron; y puestos á su cabeza, eran co- tución, sin gozar el fruto de su atentado,
y pre-
mo los arbitros de los combates. En reserva y parando esa larga serie de monstruos coronados,
en espera aventajaba Napoleón á César, quien que humillaron su nombre asociándolo á la dia-
se dejaba arrebatar por la impetuosidad de su ca-
dema. Napoleón, que lego á la posteridad mo-
rácter. Dado César á los festines, así como á to- numentos de su genio y también algunos benefi-
da clase de licencia, perdia tiempo inútilmente, cios, empapo en sangre el continente europeo,
cuando Napoleón se privaba basta del sueño y Do
y no cosechó laureles sino sobre sepulcros.
del descanso necesario para la vida. Napoleón go- quiera escuchaba los lamentos de las víctimas,
bernaba un imperio y muchos reinos desde su que son el único canto de las victorias. Hom-
vivac, al frente del enemigo, ocupándose hasta bres semejantes desquician y desorganizan á las
de los puntos mas insignificantes de la adminis- sociedades, como que el interés de uno solo pre-
tración. César gobernaba en Roma por medio valece sobre el de todos. Napoleón, que tanto
de su clientela, y le abandonaba el timón de los
apetecía el ensanche de su imperio, vio que la
negocios, mientras que él se dedicaba esclusiva- Francia se redujo á sus antiguos límites, y que
mente de las cercanas ecsigencias de la guerra. no solamente sus prodigiosos trabajos, sino hasta
Era despilfarrado en los gastos de un ejército, y los triunfos que
hablan precedido en la revo-
le
Napoleón económico sin ser mezquino. César vi- lución, se malograron en un instante. Por esto
vía con sus tropas sobre el pais, lo que le enagena-
será siempre mas ventajoso el orden común de
ba las afecciones de los pueblos, al paso que Na- las sociedades, con tal de que sea estable; mas
poleón regularizaba los impuestos y castigaba digno de cultivarse el talento pacífico del filóso-
ejemplarmente á los merodeadores. César aven- fo, que el estrepitoso del guerrero; mas acreedo-
turaba su vida como un simple soldado, y Napo- res á las bendiciones públicas los que resuelvan
león, sin buscar indiscretamente la muerte, no la
el único problema que á todos importa, la me-
temia ni escusaba en la colocación que escogía jora de las instituciones, la reforma de las cos-
como general en gefe. En la batalla de Eylau tumbres, los adelantos materiales, el progreso de
peleó en el cementerio de la iglesia al frente de las sociedades pormedio de una libertad bien en-
algunos batallones, porque la defensa fué necesa- tendida.
México, Octubre 12 de 1849.
ria; y entre tantos valientes, era su semblante
JosE María Tornel y Mendivil.
el mas sereno en el peligro. César adelantó mu-
cho la castrametación; y Bonaparte, sin empren-
der una revolución en la táctica, la mejoró en
todos sus ramos, y siempre ausilio al valor con
replica juiciosa.
los recursos de la ciencia. El arma de artillería
Encontrando un dia un cortesano á un anti-
adquirió la importancia de que hasta hoy disfru-
guo condiscípulo suyo, el cual ha.bia tenido que
ta, especialmente contra la caballería, desde que dejar su carrera de estudios, y aplicarse á un tra-
Napoleón se sirvió de ella para desordenar las bajo mecánico para ganar su subsistencia, y com-
masas, romper las líneas y determinar las derro- padecido de su suerte, le dijo: ¿Por qué no apren-
des á agradar, y entonces no te verás precisado
tas. César era muy adicto á la caballería, y con
á ganar el pan con el trabajo de tus manos?
razón, porque entonces eran desconocidas las ar-
¿Por qué, replicó el otro, no aprendes tú á traba-
mas de fuego; y las blancas, en combates perso- jar, y no tendrás necesidad de ser esclavo?
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Quiero hoy unir mi entusiasmado acento, Que desde que te vio siempre te quiso:
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rios de la juventud.
Lanzarse la mente á un mundo desconocido
de goces, forjarse esas fascinadoras novelas que Las tentaciones llegaron á convertirse con la
llevan en sí los gérmenes todos del placer, y tam- resistencia de la Encantadora, en deseos ardien-
bién todos los del remordimiento; soñar con el tísimos, en tentativas formales de insurrección, en
porvenir como el avaro con la esperanza de una verdaderas conspiraciones, que ponian enpeligro
fortuna espléndida, como el ambicioso con la rea- la tranquilidad del pacífico reino de Flora: des-
lización de sus planes, es anticiparse esos mismos pués de frustradas sus tentativas, caian en tan
goces, sin la dolorosa intervención del desengaño. doloroso abatimiento, que la Encantadora com-
Y es tan íntimo y tan vigoroso este sentimien- padecida, las alentaba con alguna esperanza; en-
to en el corazón, que no bastan los gritos de la tonces, como si la lluvia las vivificase, y como
esperiencia, que es inútil el consejo, que nada en si el sol de primavera las bañara, se agitaban
lo absoluto nos desvia de aquellos deseos que nos alegres, se hundían en turbulento meeting, y deli-
Así es que, estas inespertas flores de que ha- condición de que no saliesen del estrecho recinto
blé al principio, al oir relatar aquellas declara- que ocupaban. Verificóse asi: se vieron conver-
ciones de amor, aquellos festines espléndidos, tidas en un coro de vírgenes seductoras, y atro-
aquella nube de cortejos que rodearon en la vi- nó el viento un grito de admiración, de entusias-
da á las hermosuras, ardian en deseos, se agru- mo y de sorpresa, como un nido de aves parleras
paban en tropel al rededor de la Encantadora, la con el primer albor de la mañana: todas habla-
agobiaban con sus súplicas, la colmaban de cari- ban y se interrumpían, retozonas, risueñas, in-
cias, y desvanecían sus objeciones con la ecsigen- sustanciales y festivas.
)
¿Quién no La visto alguna vez esas bandadas por allí. Este se quiere dar un tiro, el otro me
de doncellas juguetonas, asidas délas manos, que propone un rapto, ahora se finge llanto, á poco
corren en grupos, se dirigen miradas maliciosas, alegría, después desdenes: esa es una comedia
se inclinan para dejar deslizar un secreto que las eterna, lo mas bonito del mundo.
hace reir francas, ó que las ruboriza y complace? —No, qué feo! es mejor ser hipócrita; todos
¿Quién no ba espiado esos meetings femeniles, en confian, todos ensalzan la virtud por las nubes,
y
que la ironía y la caricatura dominan, en que se se pasa una vida cómoda. Puede una escribir
satiriza á los novios, se pone en ridículo á los al novio diciendo que se va á ecsaminar: lo ve
viejos enamorados, se parodia á los maridos cer- en y con un rosario grande y un devo-
la iglesia,
riles y se burla con finura á los papas tiranos? cionario de lujo, nadie la importuna, y se goza de
Así era nuestro meeting; pero ahora las entre- la vida. Se casa una, y. . . . no quiero escanda-
tenia y alborotaba pensar en el carácter que ca- lizar á vdes.
da una tendria en el mundo, en el papel que des- Todos estos ensueños se aplaudían con estré-
empeñaria en su tumultuosa escena. pito; pero en medio de tan festiva charla, la idea
— Yo, entrego á la lectura y me
decia una, me de no conocer los manejos de los hombres las en-
dedico a ser nerviosa: las nerviosas tienen mu- tristecía, y resolvieron aconsejarse de una Mar-
chos adoradores; todas ellas deben ser sensibles, garita retirada y penitente, que en otros tiempos
y para ser sensible es fuerza privarse á lo menos muy remotos habia gozado, en la metamorfosis á
cuatro veces al dia: las nerviosas con saber que ellas aspiraban, delicias mil, según referia
suspirar, lo tienen todo; y como para suspirar no la fama.
se necesita mucho talento, este es el mas fácil de Llamáronla en efecto. La melancólica y dig-
todos los papeles. na matrona ocupó el centro del meeting, y les
—No, no, replicaba la otra: ser nerviosa habló en estos ó semejantes términos.
prueba solo bien en épocas calamitosas, cuando
IIL
las pagas están atrasadas y los gobiernos persi-
guen á muchos, ó invade alguna plaga, las ciuda-
des; yo seré alegre; eso se aviene perfectamente "No os importunaré con un sermón, que aca-
con mi talle gordo y con mi tez escarlata: las ner- barla por fastidiaros, ó porque me burlaseis.
viosas cuando mejor salen, acaban por amantes "En edad en que os encontráis, los consejos
la
perpetuas de un coplero, de un abogado sin bu- que nos dicta la esperiencia á las que hemos go-
fete ó de un teniente ilimitado: seré alegre; reir zado, se interpretancomo los acentos de nuestro
de este, engañar al otro, admitir los obsequios despecho, porque ya no podemos disfrutar mas.
de aquel. Los fuereños me adorarán, los comer- Así es que, mas que consejos, escuchareis los
acsiomas de mi esperiencia. [ Viva atención.']
ciantes ricos dirán: ¡qué amable! y en mi vejez no
me faltará un anciano respetable que me haga La oradora con voz solemne, con la faz incli-
su prima hermana, su cuidadora ó la señora de nada, y como distraída con una fiorecilla que to-
su casa. mó en sus manos, continuó.
— ¡Ay! qué feo! No, yo seré literata, hablaré "No améis á los nenes^ porque con los sinsa-
de muchos autores, y tendré mi libro de memo- bores de amantes tendréis el ridículo de las no-
rias; todos dirán: ¡qué talentazo de muchacha! Y drizas: la que quiere á un niño, es foi*fe;oso que se
siendo bonita, á nadie le pareceré tonta. Una resigne á ser su muñeca. Un chiquitín de esos
literata no tiene que acicalarse con gran cuidado, enamorados, pocas veces deja su carácter de ni-
me gusta á mí? para idear tretas con que apai-ecer decentes, por-
—Cuál? Cuál es? que os pospondrán á un bonito chaleco, y divi-
— Coqueta? dirán su amor con la primer chuchería que se
— ¡Jesús mil veces. . . . ! les presente.
— Sí un
señor, ricito á éste, un papclito al "Huid de de café y de los có-
los veteranos
otro, que haya una riña por aquí, una declaración coras de los espectáculos, porque para ellos el
LAS MARGAEITAS. 401
amor es la esplotacion de novedades, y vuestra "De los hipócritas y beatos, porque pueden
fama morirá entre las copas de un convite ó en volver caso do conciencia dejaros, aunque sea
un corrillo de aturdidos. {Silencio.) •llenas de oprobio, á la luna de Valencia.
"Detestad á los afeminados, á esos jovenetes "En fin, hijas mias, abrid el ojo: los maridos
llenos de pomadas y cadenitas, en símismados y escasean, los saltimbanquis embromadores so-
orgullosos; esos dirán que los seducís, que los bran: pensad en que el buen porte en la muger,
. forzáis; harán aparecer trocados los papeles, y se es una virtud y también la primera de todas las
pito, á esos mites: si os aman por bien, vuestro dora, que suspendiendo sobre sus cabezas la va-
porvenir será de curanderas; si no, os dejarán ra mágica, les dio la vida de los mortales, y les
que no se sabe dónde empieza la cabeza y acaba capital por las fuerzas americanas. Multitud de
la cara; familias hablan huido de la ciudad: otras fami-
"De los que hablan en tiple, ó de los valento- lias, temerosas de la brutal soldadesca que inva-
ijes de voz de fagot; día las calles, en medio de los escándalos de su
"De los que tienen por oficio la filarmonía, orgía continuada, permanecían encerradas en
porque las semi-fusas son mas insustanciales que sus casas. Y en las noches, en esas horribles
las coles; noches de aquella época, entre las lóbregas ti-
"De los elegantes rancheros.^ porque no os quer- nieblas que envolvían á México, entre las perdi-
rán enamorar sino amansar; das voces del altercado de una riña lejana, ó el
"De los estudiantes de medicina maniáticos, tropel de un enjambre de soldados que se retira-
porque errarán de fijo la curación de vuestro co- ban ebrios á sus cuarteles, se oian los acentos
razón; y son como los boticarios, afectos al quid irritantes de una música sensual, en algunas de
pro quo; las casas que los americanos tenían destinadas
"De que os quieren rematar y no
los ricachos, para sus bailes.
enamorar, que os compran y no os aman; Allí, bañados por la luz vivísima de los quin-
"De los jóvenes mezquinos, porque en sus eco- qués, con los estímulos de los licores y de la mú-
nomías entran las flaquezas, y les quitareis la sica, se entregaban los soldados victoriosos á to-
ilusión el dia que os atreváis á estar gordas; da clase de eseesos. A esos focos de prostitu-
"De todo bicho que baile por ostentación de ción asquerosa concurrían las mugeres del po-
bailarín,porque á mas de tener el talento en los pulacho, esas desgraciadas que tienen el triste
pies, os tratarán con la punta del y cuando pié; destino de servir de ejemplo de degradación y
les deis el pié, procurarán daros de mano; de escarmiento á su secso.
402 LAS MAEGAEITAS.
En aquel conjunto solía mirarse una que otra su ruido y sus encantos; creyeron en promesas
joven, que se conocía que forzaba sus inclinacio- pérfidas, tuvieron un sueño de placer, ¿y al des-
nes,y estaba en una sociedad que le repugnaba. pertar ?
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nuestros tiernos corazones al egoismo y á la co- y de la abnegación del cristiano. Las páginas
bardía, se nos refieren rasgos heroicos, toma- de nuestros anales, redactadas repetidas veces
dos de como por ejemplo, la
la historia antigua, de distinta manera en el espacio que transcur-
acción de Mincio Scebola, que se quemó la ma- rirá desde nuestros dias hasta esa época re-
no derecha para castigarla de la equivocación en mota, abundarán en ejemplos ilustres, gran par-
que incurrió respecto de Porsena, el enemigo de te de los cuales acaso no nos ha sido aun revela-
su patria. La lejanía de los tiempos da mas da á nosotros mismos por nuestra historia pasa-
cuerpo á esos hechos, y los presenta con colori- da, porque cada dia vemos desenterrar recuerdos
dos mas brillantes á la imaginación. En los si- y memorias, de cuya ecsistencia no teniamos la
glos venidero.s, después de un inetrvalo que na- menor sospecha. En ese número conviene con-
die puede medir hoy, se citarán seguramente co- tar el rasgo siguiente, cristiano mas bien que
mo modelos á de otra época y de dis-
los niños pagano, y mas bien que romano francés, el cual
tinta civilización, ciertos acontecimientos de la se ha publicado últimamente en las Memorias
Pasando revista mi abuelo (Juan Antonio de Lo toma en efecto, y al primer golpe, hace saltar
su mano izquierda.
Riqueti, marques de Mirabeau), vio á un solda-
"Ese era, añade Mirabeau,
el soldado que sos-
do que tenia mal puesto el fusil sobre el hombro, tenia con el muñón de su fusil."
la culata
é iba á reprenderlo, cuando el mayor le dijo á ¡Época notable es ciertamente aquella en que
media voz: "Señor, voy á deciros lo que hay en ni siquiera se supo conservar el nombre de se-
el particular." Continuaron su camino, y el ma- mejante hombi'e!
Hallábase — Ese cabo tiene mal puesto el fusil.
yor
el
le contó la anécdota que sigue.
regimiento en Sarrelouis, donde se habia re-
— Voy á deciros por qué.
Pasan adelante, y el mayor refiere el aconte-
novado la orden general, ecsistente hasta el dia, cimiento.
que prohibe á los soldados sacar la espada en las — La anécdota es en verdad curiosa. Favor —
plazas en que se encuentren de guarnición ó de que me hacéis, contestó sin duda el mayor.
paso, que impone á los contraventores la pena
y -es*-
de que se les corte la mano. Ese hombre que
acabamos de ver, halla batiéndose á dos camara-
das suyos, corre hacia donde están, y observan-
do que previene que nunca deben sepa-
la regla
El sol, centro de nuestro sistema, comunica la que se multiplican con las reflecsiones; de modo
luz y el calor á todos los planetas que se mueven que, cuanto mas se ecsamina, menos posible pa-
á su rededor; mide el tiempo, arregla las esta- rece el conciliar estos sistemas con la sencillez
ciones, y su acción que todo lo domina, se estien- y aquella sabia economía con que siempre obra
de mas allá de las esferas mas distantes. la naturaleza. La imaginación vuela y se cansa
¿Cuál es, pues, la naturaleza de ese astro in- inútilmente, sin hallar un solo punto de descan-
menso que todo lo fecunda, y que todo lo anima? so; no la tranquiliza la idea de no ver en el sol
¿Acaso es un fuego, que semejante al que hiere sino un océano inflamado, porque este fuego, su-
nuestros órganos en nuestros hogares, necesita, puesto tantas veces, y nunca probado, no puede
como él, de alimento, ó bien es diferente de to- concebirse cuando no se señala ni la causa que
dos los entes sujetos á las leyes de la naturaleza? le produce, ni la que le mantiene; finalmente,
¿Ecsiste y se mantiene por un milagro tan gran- porque el milagro, á que es preciso recurrir en
el último análisis, impone silencio á la razón sin
de como incomprensible?
ilustrarla.
¿Podemos suponerle, siguiendo al Plinio fran-
cés, un compuesto de materias vitrificables en el En medio de tantas incertidumbres, de tantas
estado de fusión, del que se separaron algunas dificultades, se presenta naturalmente otro or-
partes por el choque de un cometa, que arroja- den de cosas mas sencillas en su causa, mas gran-
das en el espacio, formaron la tierra y los demás des en sus efectos, mas conformes en todo al cur-
planetas de nuestro sistema? so de la naturaleza; pero, ¿cuánto se duda untes
Por ventura, ¿no es mas que el centro del flui- de esponerse á comunicar estas ideas? Fácil es
do Ígneo, y el receptáculo común de la luz y del advertir con qué displicencia deben recibirse las
calor? observaciones mas sencillas, cuando se dirigen á
¿Puede concebirse su densidad, esa fuerza que combatir una opinión tan antigua y general, á la
retiene á los planetas en su órbita, y determina que el tiempo y la costumbre han dado, si mo es
las curvas que describen á su rededor? ¿No im- lícito esplicarme en estos términos, toda la fuer-
plica con esta última hipótesis? za deuna verdad demostrada. Por otra parte,
Hé aquí con corta diferencia las primeras pre- ¿cómo podrá ponerse en duda lo que el gran
guntas que se hace uno á sí mismo, y las princi- Newton parece que estableció como principio?
pales dificultades que se presentan, cuando se Por sus cálculos se sabe, y aun se cree, que el
meditan un instante las causas posibles y los cometa de 1080 se hallaba en el mes de Diciem-
efectos ciertos de la acción del sol; dificultades bre tan inmediato al sol, que pudo contraer un
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 405
calor dos mil veces mas fuerte que el del fierro verdad: si en lugar de acercarme me aparto de
enrojecido. La opinión de u: hombre, cuya ce- ella, quedaré muy reconocido á las personas que
lebridad es tan grande como j ista, ¿no sirve de quieran tomarse el trabajo de manifestarme mi
resj^uesta á todas las objeciones que pudieran cstravío.
hacerse? La naturaleza obra siempre por medios senci-
Nadie conoce mejor que yo de qué autoridad llos; este principio es generalmente admitido de
debe ser el parecer de Newton, sobre uno de los casi todos. Con medios
fáciles, que siempre to-
puntos mas importantes de la física y de la as- ma de si misma, produce grandes efectos. Si en
tronomía, sobre un punto que sin la menor duda los diferentes sistemas en que se procuran espli-
es la fuente principal de todos los fenómenos car los fenómenos que nos rodean, no se halla
que pueden presentarse a nuestros sentidos. Sin este carácter de grandeza y de sencillez, se pue-
embargo, observaré que debia haber probado de asegurar que no se han adivinado sus se-
contra la opinión de Aristóteles, renovada por cretos.
Keplero, que los cometas no eran meras ecshala- Sentado este pi'ineipio, pongamos en la balan-
ciones, producidas por las atmósferas de diferen- za la causa y los efectos; comparemos la gran-
tes planetas de nuestro sistema. La idea del sol deza del sol, que calienta é ilumina, con la pe-
inflamado se presentaba naturalmente para de- quenez de los objetos sujetos á su doble acción.
mostrar que el calor era suficiente para disolver- Como aquí no se trata de un cálculo riguroso
los si no eran mas que simples meteoros. En- de ecuación, no compararé el diámetro, la. mag-
tonces no se pensaba que este astro pudiese ser nitud, la densidad de cada planeta, para deter-
otra cosa que un globo abrasado, y verosímil- minar su masa común, y ponerla en paralelo con
mente su plan no era ecsaminar en qué princi- la del sol. Estos resultados son conocidos, ó pue-
pios estaba fundada esta opinión antigua, pues den verse en todos los elementos de astronomía.
DO juzgó del caso el hacerlo. Añadiré que la Ademas, aunque números espresan con esac-
los
química aun no habia hecho en su tiempo los titud las diferencias de estension, cuando solo se
progresos que hoy honran al nuestro, y que sin trata de sujetarlas al cálculo, estos mismos nú-
estos progresos y las luces que esparce sobre un meros no presentan al entendimiento ninguna
gran número de fenómenos, ni podríamos espli- imagen verdadera cuando quiere abrazarlas y
carlos, ni concebirlos. Creo, pues, se me permi- compararlas. Nosotros no tenemos ni podemos
tirán algunas reflecsiones sobre una opinión que tener ninguna idea esacta de la estension; la óp-
mas bien era de los filósofos que le hablan pre- tica engaña nuestra vista, y muda los objetos de
cedido, que el resultado de sus meditaciones. comparación; y así nuestro horizonte sensible, el
Desde luego ecsaminaré, si permite el orden mayor espacio que puede abrazar nuestra vista,
de la física, que el sol sea un fuego parecido á por mas que se multiplique, jamas pintará á los
nuestro fuego ordinario; y después, si únicamen- ojos del alma imagen verdadera de su diáme-
la
te está formado por la materia de la luz y del tro; sin embargo, este diámetro es la medida co-
calor, como se piensa generalmente hoy en dia. mún de las magnitudes relativas de todos los
No es esto decir que las opiniones solo pueden cuerpos celestes; y aun cuando yo dijera que
dividirse entre estos dos sistemas. La hipótesis la del sol es á la de la tierra como 112 27/3^ es
de Mr. Buffon, sin embargo de que es muy inge- á 1, diria todo lo que puede decirse para el
niosa, se ha impugnado con demasiada energía cálculo, y casi nada para la imaginación.
para que lo hagamos segunda vez; pues si últi- Con todo, yo quisiera hablar en este momento
mamente no ha podido hallar amparo en su elo- á la imaginación; pero para darla á lo menos una
cuente panegirista en la academia de las cien- idea, y un punto en que pueda detenerse sin tra-
cias, no es verosímil que le queden muchos de- bajo, supondré, con el autor de una obra apre-
fensores, y yo solo he hablado de ella para reu- ciada, al sol colocado en el orbe de la tierra, y
nir con claridad las principales opiniones de los sus centros correspondientes en la misma línea
filósofos antiguos
y modernos. de dirección; en esta suposición el semi-diámC'
Después espondré mi opinión particular, pre- tro del sol, ó la mitad de su hemisferio, no solo
viniendo con anticipación que la abandono sin se estenderia hasta la luna y la cubrirla, sino
reserva alguna á toda la severidad de la crítica, que también la pasarla de 75,233 leguas.
siendo mi fin principal el dar un paso hacia la |
A este primer ensayo, que puede dar una idea
TOM. II. —XVIII. 5?
406 CAUSAS DEL CALOE DEL SOL.
de la inmensidad de este astro, añadiré que él Saturno al contrario, que se creia colocado en
solo es seiscientas veces mayor que todos los pla- la estremidad de nuestro sistema antes del des-
netas de nuestro sistema, con sus satélites; que cubrimiento de Herschel, parece condenado eter-
su magnitud, multiplicada por su densidad, da namente al invierno mas riguroso. Siendo su dis-
Tina masa que bastaria para foi'mar ochocientos tancia del sol diez veces mayor que la de la tier-
sistemas como el nuestro, compuesto cada uno ra de este mismo astro, si se le supone visto dea-
de siete planetas de la misma magnitud y densi- de Saturno, parecerá bajo de un ángulo cien ve-
dad que los que conocemos. En fin, para dar ces mas pequeño que el en que le vemos. Sien-
una idea todavía mas esacta, bajo de una rela- do siempre la luz y el calor en razón inversa del
ción mas fácil de abrazar, observaré que para cuadrado de la distancia, deben ambas ser igual-
formar un planeta como el sol, se necesitarla la mente en la superficie de Saturno, cien veces me-
materia de 364.412 planetas como la tierra. nores que en la superficie de la Tierra.
Claro está que mi ánimo no es oponerme á es- Luego no se puede concebir en ellos ninguno
tas relaciones de magnitud, ni á los cálculos que de nuestros fluidos en el estado de fluidez; el
las establecen: su esaetitud está probada cuanto Mercurio debe suponerse fijo, para no decir ma-
puede serlo; ¿pero cómo se ha de conciliar con la leable, y así, al paso que en el primero de los
sabia economía de la naturaleza, esta antorcha planetas inferiores un calor encendido inflama y
seiscientas veces mayor que los objetos que ilu- lo volatiliza todo, en Saturno un frió escesivo lo
mina, si esta masa que bastaria para formar mi- condensa y reduce al estado de hielo, y de tal
llares de mundos, queda inútil, para la vegeta- densidad que no puede llegar á ella la que pro-
ción y la vida? ducen nuestros inviernos.
No estenderé ahora estas reflecsiones para ec- ¿Qné podré decir después de esto de Herschel,
saminar con rapidez lo que resulta de la acción de ese nuevo planeta, mas remoto de Saturno,
del sol sobre los planetas. Acabamos de ver la que lo que éste dista del Sol? ¿Cómo se ha de
causa: consideremos los efectos. dar una idea del frió que en él se debe esperi-
Mercurio, sumergido siempre en los rayos so- mentar? Siendo su distancia media cerca de
lares, debe tener en su superficie, según el cálcu- veinte yeces tan grande como la de la Tierra, un
lo de Newton, un calor siete veces mayor que el observador que se supusiese en Herschel, vería el
que puede esperimentarse sobre la tierra en lo disco del sol cuatrocientas vecesmas pequeño de
mas fuerte de la canícula; y según las esperien- lo que le vemos; misma propor-
el calor, según la
cias que hizo con el termómetro, es de sentir que ción, debe ser en él cuatrocientas veces menor
este calor seria suficiente, no solo para reducir que sobre la tierra. Su dia mas brillante del ve-
los fluidos que reconocemos, al estado de vapor, rano, solo podría compararse á nuestro crepúscu-
sino también para abrasar todos los cuerpos que lo, á ese instante en que no puede decirse que ya
se hallan en su superficie. no es dia, ni que ya no es noche. Sin embargo,
Cuando se supusiese en su atmosfera bas- debo observar de paso, que sucede muy al con-
tante densidad y peso para impedir esta evapo- trario; que este nuevo planeta parece que se com-
ración, no se habria adelantado mucho mas: el place en confundir á los fisicos y astrónomos; y
agua, por ejemplo, no conservaria menos su gra- finalmente, en conservar á pesar de todos los cál-
do de calor suficiente para reducirla á vaporesj culos, un resplandor muy vivo, que ni dice pro-
bajo de una atmósfera que la comprimiera me- porción con su diámetro ni con su distancia.
nos, y este grado de calor seira muy superior al Volveré á este fenómeno incsplicablc en el siste-
de que está formado Mercurio es de la naturale- Para abreviar no he hablado de los planetas
za del amianto, para concebir cómo puede resis- intermedios entre el mas inmediato y los mas
tir sin consumirse, á la acción continua de la di.stantcs del Sol. Siendo conocida su distancia
llanja. de este astro, comparándola con la de la Tierra,
lié aquí, pues, un planeta que es imposible puede juzgarse do su temperamento. Sin nece-
imaginar habitado, á no ser que sea por espíritus sidad de recurrir al cálculo, se ve fácilmente por
de fuego, por aquel pueblo de salamandras, que solo el concepto de las distancias relativas, que
salió del cerebro de los cabalistas. Venus debe tener un calor meno3 fuerte que el
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 4or
de Mercurio; pero muy superior al de la Tierra: por sí mismos, otros por frotación; el fósforo,
al paso que Júpiter, cinco veces mas distante que el pyruforo, cuando están en contacto con el aire
nosotros del Sol, tiene veinticinco veces menos dan la luz y el calor; si este contacto no se veri-
calor y luz. Esta diferencia es bastante consi- fica, sólo son cuerpos frios sin calor y sin luz.
derable para concebir con dificultad cómo po- El fluido eléctrico produce estos dos efectos en
drían los planetas vegetar en ella. el mayor grado, y puede considerarse en tres
Y así la Tierra y Marte, esos dos puntos casi estados diferentes: en estado de libertad, y se-
insensibles de nuestro sistema, serian solos el ob- gún está esparcido en la atmósfera y los cuer-
jeto de las predilecciones de la naturaleza; pero pos que nos rodean; en cuyo caso es diferente
en particular nosotros, baibitantes de la Francia, para la luz, el calor ó el frió, como lo es la ma-
felices por la oposición de la Tierra entre los pla- teria en general para el movimiento ó el descan-
netas, y por el lugar que ocupamos en esta mis- so. Si alguna causa le separa de este primer es-
ma Tierra, en un clima templado, con razón pu- tado, pasa al segundo y es luminoso, pero sin ca-
diéramos considerarnos por los entes mas favore- lor, porque ya agotó sus combinaciones con el
cidos del universo: no bay mundo alguno, ni pue- aire atmosférico, no causa sensación alguna de
blo que pueda gozar en el mismo grado, de tan- calor en la, mano, ni el menor movimiento en el
tos beneficios; y si la felicidad se aparta de nos- termómetro mas sensible; pero si se le presentan
otros, no debemos acusar de ello á los cielos. nuevas combinaciones, produce el calor y el fue-
Por esta comparación de las causas y de los go; así inflama el alcohol y el gas hidrógeno,
efectos, se puede ver ahora si se baila la menor causando detonación como la pólvora del canon;
proporción entre las unas y los otros. enciende algunas resinas, y si nuestras máqui-
La naturaleza al formar el Sol, parece que se nas menos débiles pudieran darle mayor inten-
agotó para ofrecer á nuestros ojos asombrados sidad, en nuestros gabinetes pudiéramos estender
cuanto podia crear de mas grande y magestuoso; su acción á todos los cuerpos combustibles.
y el único efecto que produce esta estraña pro- El gas hidrógeno que producen con abundancia
digalidad, se reduce en el sistema actual á dar un las lagunas, perjudicando poco al aire en razón
temperamento agradable a dos planetas, que son de su ligereza específica, se eleva á la región
menos que un átomo en el universo, al paso que superior de la atmósfera; el fluido eléctrico ha-
parece que se olvidaron en el espacio otros mun- lla entonces una combinación que no tenia en la
dos infinitamente mayores, abandonados á los superficie de la tierra, y de esta combinación na-
estremos opuestos del calor y del frió. cen los meteoros y el rayo. Sin embargo, este
¡Qué de reflecsiones no se presentan sobre una fluido no es el fuego; tampoco es la materia pura
destribueion tan desigual! Déjelas aparte para de la luz, ni del calor, que jamás puede llegar
ecsaminar en qué pruebas se funda la opinión tan hasta nosotros en este estado, que la constituye
antigua que supone al sol en estado de igni- principio simple y elemental; solo es una emana,
ción. cion de este principio, o si se quiere, este mis-
He
buscado estas pruebas con cuidado,
y mo principio, pero modificado en nuestra atmós-
cuanto be podido recoger se reduce á este racio- fera con combinaciones que le hacen ecsistir bajo
cinio: el fuego ordinario calienta é ilumina; el de que conocemos.
las relaciones
Sol produce á la vez estos dos efectos; luego no Lo mismo puede decirse del fósforo y del
podemos menos de mirarle como un verdadero pyróforo, pero con una diferencia que es preci-
fuego. so observar, porque sus combinaciones lejos de
No es difícil advertir que este silogismo no agotarse con el aire atmosférico, al contrario, so-
concluye, y en buena lógica puede negarse la lo comienzan con él; para el uno cuando está
consecuencia. Admitiéndole, seria preciso igual- seco y caliente; para el otro, cuando está hú-
mente admitir que es fuego todo lo que produce medo.
la; luz y el calor. Pero
naturaleza y el arte, la
la Y asi la materia de la luz y del calor es un
física y la química, ofrecen gran número de sus- principio simple y elemental. No le conocemos
tancias naturales, y combinaciones que producen en Sus modificaciones son muchas,
este estado.
unas la luz solo, otras la luz
y el calor, sin que de las cuales algunas no nos son desconocidas.
ninguna de estas sustancias sea fuego. Todos Sus efectos son diferentes, pues producen en el
los cuerpos idioeléctricos dan la luz, algunos mismo medio, unas veces la luz sola, y otras la
408 CAUSAS DEL CALOR DEL SOL.
luz y el calor: también les conocemos. Lo que Tierra dos veces grande como la distancia del
acabo de referir sirve á un tiempo de ejemplo y Sol, no una distancia tan gran-
es sensible sobre
de prueba. de. Un observador que se supusiera en una es-
He creido preciso el recordar estos principios, trella, y que quisiese medir el orden de la tierra,
porque me bailaré mucbas veces en el caso de cuyo diámetro es de sesenta y nueve millones de
deberlos aplicar. leguas, no le veria, para decirlo así, sino como
Estos ejemplos que Le escogido entre otros un punto, y el ángulo formado en el centro de
m.ucbos que bubiera podido citar, acreditan que la estrella seria tan pequeño, que los dos lados
la idea del calor y de la luz no está tan íntima- del triángulo parecerían confundirse sensible-
mente unida á la del fuego, que no pueda muy mente con una sola línea recta.
bien concebirse la una sin la otra; de donde se Sin embargo, para formar una idea se supone
sigue naturalmente que puede concebirse que el este ángulo de un segundo, aunque en la reali-
Sol produce la luz y el calor, con abstracción del dad sea mucbo menor, y de ello se infiere que la
fuego ordinario; y así ya puedo establecer estas estrella mas inmediata á nosotros, dista del sol
dos proposiciones: no está probado que el Sol sea doscientas y seis mil veces mas que la tierra, lo
fuego, y lo está en la física y química que puede que da cerca de siete millones de millones de le-
no serlo. guas.
Suponiendo por un instante todo lo contrario, Supuesta esta distancia, se bace otro cálculo
se podria preguntar cuál puede ser la causa que cuyo resultado voy á presentar.
le produce, y la que le alimenta. Se prueba y se demuestra que el espacio del
Creo baber observado ya por lo que bace á la cielo que se nos oculta por la Luna quedando es-
primera parte de esta cuestión, que no babia sido ta en oposición, podria contener 2467 sistemas
ecsaminada por ningún autor, á lo menos de los como el nuestro, dando por rayo á su órbita la
que yo conozco. Por lo que bace á la segunda, línea prolongada desde el centro del Sol basta
se supone que algunos cometas se pierden en el Herscbel, y á su diámetro mas de 1300 millones
Sol, y le sirven de alimento. de leguas. Si se quiere adelantar mas el cálcu-
Si no se ba olvidado la magnitud de este astro, lo, basta imaginarse cuántas veces seria preciso
será fácil advertir que aun cuando se precipita- multiplicar la Luna para cubrir toda la superficie
sen en este océano de fuego gran número de del cielo en uno y en otro bemisferio; y añadiendo
cometas, y todos los planetas de nuestro sistema, después otras tantas veces 2567, cuantas unida-
aun cuando se reprodujeran todos los dias para des se bayan bailado, se verá en el resultado con
precipitarse de nuevo, todavía no bastarían para el número de los soles posibles, el de los mila-
mantener este inmenso bogar. Por otra parte, gros que se bacen bacer tan inútilmente á la na-
nada de esto sucede: los planetas quedan en su turaleza.
órbita, y continúan su revolución; los planetas Ejercítese cuanto pueda sobre estos datos la
no se pierden en el Sol, la vuelta de los que se mas activa imaginación; pase mas allá de sus lí-
ban observado es periódica y regular, y las pri- mites; procure concebir la estension de las super-
meras observaciones de los caldeos, comparadas ficies de tantos millares de soles, de esas superfi-
con las de nuestros dias, no permiten pensar el cies encendidas, condenadas á la mas absoluta
que baya sufrido la menor alteración. Luego no negación de cuanto pueden presentar las voces
cosiste esta alternativa: o no admitir el fuego, ó de vegetación y de vida^ siempre le quedará otra
mirarle como el mayor de todos los milagros. cosa mucbo mas dificil; y no
es el conciliar esta
P.ra concebir toda su estension, y cuánto se ecsistcncia sobre esos globos infinitamente mayo-
multiplica, es preciso bacer algunas observacio- res, que todo el resto del universo con la Eterna
laje anual, único medio de determinarla con ec- Sol un fuego real, y sí solo la materia do la luz y
Bactitud, casi es ninguna con respecto á las es- del calor.
trellas, es decir, quo el diámetro del orbe de la f
Esta opinión no se ha esplicado lo bastante
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 409
hasta nuestros diag, para que pueda comprender- 1800. — Institución de la fiesta de la Sma.
se el sentido que se le atribuye, y el sentido que Trinidad por S. León III, á pedimento de Car-
se la quiera dar; no se podria sostener si se en- io Magno.
tendiese que la masa total del Sol está formada 1261. —Urbano IV instituye la festividad de
de sola materia de la luz y del calor: en cuyo
la Corpus-Cristi: Clemente V escando en la silla
caso este astro solo seria, hablando propiamente, en 1311 vio su confirmación por el concilio Vie-
un gran meteoro; su densidad seria casi ninguna, nense.
netas, sino por una fuerza casi insensible, se esca- 1610. — Estrénase Imagen de
la Asunción, la
nos centenares de millares de leguas, hasta que 1585. — Convento de San G-erónimo,
acercándose á otro centro de gravedad, se verían 1694, — Comienzan á celebrarse honras á los
precisados á comenzar una nueva revolución en soldados.
una órbita mas ó menos circular. La tierra, cor- — Entran en México losmonges Benitos-
1590.
riendo, se acercarla insensiblemente á Júpiter, y 1541. — La Concepción, con de religiosas Sta.
al fin llegarla á ser su quinto satélite, por aque- Isabel de Salamanca.
lla ley siempre cierta en y muchísimas
lo físico, 1652. — La Universidad hace voto de defender
veces verdadera en lo moral, á saber: que el mas lapureza de Nuestra Señora,
fuerte siempre atrae al mas débil. La masa re- 1699. — Colegio Seminario,
lativa de estos dos planetas, seria la medida de 1524. —Provincia Santo Evangelio.
del
su distancia. Por lo que acabo de esponer, fácil 1581. — Tribunal del consulado.
es advertir, que esta opinión aislada y cual se 1230. — Confirmación de de Mer-
la religión la
presenta, lejos de disipar las dificultades, pre- ced.
senta otras nuevas que no se hallan en el primer 1531. — Oajaca,
sistema; pero me parece que encierra una verdad 1588. — Zacatecas.
importante, que procuraré aclarar cuando espli- 1604. — Convento de San Juan de Dios.
que mi opinión particular. (^Se concluirá.) 1610. — Convento de Señor San José,
1594. — Convento de Encarnación.
la
1425. — Se instituye bendición
la del cirio
W^M-BAU®mE¡ pas-
cual,
Fué creencia favorita, entre los antiguos filó- fuente que rebosa, se dividen en mil claros arro-
sofos, que los que parecían desordenes en el mun- yuelos, que llenan la vida del hombre, de consue-
do, contribuían en último resultado al orden yá loy de regocijo. Por lo mismo merece que ecsa-
la perfección del universo; o en otras palabras, minemos con esmerada y particular considera-
que todas las cosas trabajaban de consuno para clon, tanto la ostensión del estímulo que nos ofre-
el bien general; mas ellos creían que á este bien ce el testo, como los fundamentos en que descan-
general debían sacrificarse con frecuencia los in- sa la seguridad que tenemos de su certeza.
tereses de los individuos. La revelación del Lo primero que debe llamar aquí nuestra aten-
Evangelio nos ba descubierto una perspectiva ción, es el carácter de aquellos á quienes este
mas elevada y mas consoladora; porque nos ase- estímulo se destina. Porque sin duda alguna no
gura, no solo de la directa tendencia de todas las se da á todos indistintamente, sino que se limita
cosas al orden general, sino de la completa feli- á los que aman á Dios, á aquellos que, según su
cidad de todos aquellos que aman y sirven al llamados Santos; es decir, á aquellos
decreto, so?i
Señor. Mientras que la Divinidad va conducien- que ha escogido para que vivan eternamente.
do, siempre el sistema general á su debida perfec- Pero porque no fuese á suceder que la última
ción, no necesita sacrificar de modo alguno el in- parte de esta descripción pareciera demasiado
terés de un solo justo para conseguir su fin, sino oscura y misteriosa para producir el efecto de-
que la vida de cada uno de ellos es al mismo seado, allí está la anterior para aclararla: los que
tiempo un sistema completo en sí mismo, en que aman á Dios.
todas las cosas se combinan del modo mas á pro- Hay en estas palabras cierta claridad satisfac-
pósito para proporcionarle la felicidad. "Sabe- toria en que podemos descansar. No necesita-
mos, dice el Apóstol en el testo, esto es, estamos mos decir: ¿quién subirá al cielo para que vuel-
seguros, no por raciocinios dudados, en que po- va á informarnos si nuestros nombres están es-
drían confundirse los mas sabios, sino por una critos en el libro de la vida? Bástanos dirigir
promesa divina, en que pueden descansar confia- una mirada ü nosotros mismos y al estado do
damente los mas sencillos, que todas las cosas ¿es nuestro corazón. La palabra está muy cerca de
contrVjuyen al bien, á los que aman á Dios, á ti, en tu boca y en tu corazón, para que la ejecu-
aquellos qii£, según su decreto, son llamados San- tes. (Dcut. XXX. 14.) Los que aman á Dios y
ios." ITé aquí el principal consuelo y estímulo los que, srgicn sus decretos, son UamoAos Santos, son
de la religión, que abraza implícitamente todas los mismos. El amor divino es el carácter sagrado
las promesas que se hacen á los justos en la Es- que distingue á aquellos que están señalados pa-
critura, y que á semejanza de una abundante ra el día de la redención. Mas no se ha do entender
DISCUESO DEL DOCTOR HUGO BLAIR. 411
que el amor divino significa solamente algunos tible con la mayor miseria? No: este ¿¿ew, al
arrebatos de afección pasagera , no; significa cual hace contribuir todas las cosas en favor de
aquel principio invariable de rectitud, que es el los que le aman, debe fundarse en la mejora y
origen de una vida pura y virtuosa. El mismo perfección de su naturaleza, en sabiduría, gracia
carácter de que aquí se trata, es el que en otros y virtud; en su bienestar, considerados como se-
lugares de la Escritura se describe por las pala- res racionales é inmortales, que les produzca una
bras temer y servir al Señor. Los que verdade- felicidad interior que permanezca con ellos para
ramente aman á Dios, son aquellos que aman é siempre. Mientras que nosotros solo pensamos
imitan la perfección divina; los que aman y obe- en la satisfacción momentánea, la Sabiduría Di-
decen las leyes divinas; los que aman y solicitan vina, consultando nuestra felicidad, provee para
la aprobación del cielo, como el grande objeto de todo el curso de nuestra ecsistencia, en el tiempo
su vida. — Conservando siempre á la vista esta y en la eternidad; liga lo presente con lo futuro,
aclaración importante, como una limitación in- y en sus benéficos decretos ordena para cada uno
dispensable de la benigna declaración del testo, de sus siervos aquello que en general es lo mejor.
procedamos á ecsaminar toda la ostensión del Mientras que al pecador dio aflicción y cuidado
estímulo que nos proporciona. superfluo para que acreciente y allegue, al hom-
Comencemos por considerar qué cosa es ese bre bueno en s% presencia dio Dios sabiduría, y
bien, al cual se dice que todas las cosas contribu- ciencia y alegría. (Ecclesiastes ii. 26.)
yen en favor del justo. Esta es una palabra sus- Eijado ya el sentido en que debe entenderse
ceptible de acepciones muy diversas. Porque ese bien, al que Dios hace que todas las cosas con-
muebag cosas pueden parecer buenas á unos, y tribuyan, pasemos á considerar todo lo que se
no así á otros; y aun mas: lo que en un tiempo encierra en la espresion de que iodas las cosas
nos pareció muy bueno, en otra ocasión estamos coniribu,yen á este bien. En general, comprende
muy distantes de considerarlo bajo el mismo as- todo lo que sobreviene á los justos en este mun-
pecto. Sin duda alguna, ese bien que Dios pro- do; el rango y la posición en que se hallen colo-
mete á sus siervos como una recompensa, debe cados; la mas mínima cosa que les acontezca des-
ser alguna cosa que no dependa de la fluctua- de el principio hasta el fin de su vida. Nada
ción de las ideas y de la opinión, y que no esté les sobreviene por mera casualidad; nada ocurre
sujeta a cambiar con los cambios de los tiempos. en vano o sin objeto espreso, sino que cada even-
Debe ser un bien de naturaleza fija y perma- to tiene su lugar propio y señalado, y forma un
nente, y que se conozca que lo es en todos los eslabón de la estensa cadena de las causas desti-
periodos y situaciones de nuestra ecsistencia. nadas á aumentar su bien y felicidad. Así como
Pero es evidente que estas circunstancias no se todos los rios del globo, por tortuoso que sea su
hallan en las ventajas esteriores del mundo: las curso y opuesta su dirección, vienen al fin á con-
riquezas, la fama y los honores. Estas á veces fundirse en el océano y contribuyen á aumentar
pueden desearse, y en ciertos casos podrán con- la masa de sus aguas, del mismo modo todos los
tentar á quien las posea;, pero dejando aparte la sucesos de la vida del justo, que nos parecen dis-
incertidumbre y brevedad de su duración, y su- cordantes, se han dispuesto para conservar en
poniéndolas permanentes, están muy lejos de general una tendencia fija á su bien, y para qué
producir siempre una satisfacción verdadera. conspiren y contribuyan á producirlo en último
Por el contrario, es un hecho averiguado y acce- resultado. ¡Qué idea tan noble y sublime no da
sible á la observación de todo el mundo, que un esto del supremo dominio de la Providencia, y
hombre puede poseer todas las ventajas esternas del cuidado con que vela sobre todos los justos!
de la fortuna, y llevar con todo eso una vida muy Descendiendo á un ecsámen mas prolijo de lo
miserable. Supongamos que la envidia, los zelos, que abraza la espresion usada en el testo, de to-
la sed de venganza ú otras "pasiones violentas, das las cosas, podemos ver, en primer lugar, que
perturban su espíritu, y que una conciencia cri- en ella se comprendo también la prosperidad
minal le acosa; es imposible decir que tal hom- mundana; porque no solo gozan de ella con fre-
bre posea realmente el bien. ¿Seria digno del cuencia los siervos de Dios, sino que muchas ve-
Ser Supremo haber lisonjeado á sus siervos
el ces su mismo mérito y virtud sirven para procu-
con la esperanza únicamente de un bien tan en- rársela. Pero esta no es una de aquellas cosas
gañoso, que en ciertos casos pudiera ser compa- buenas por naturaleza, hasta tanto que Dios la
412 DISCURSO DEL DOCTOR HUGO BLAIR.
hace servir para aquel objeto. ¡Cuántos hombres ritu de contricióny de arrepentimiento, que se
ha inficionado y destruido, fomentando el desar- nos representa como una causa de regocijo para
rollo de la licencia y de la estravagancia, é in- los ángeles del cielo. A aquel que obliga el furor
troduciendo en sus pechos las semillas de esas del hombre á alabarle^ no le falta la sabiduría y
malas pasiones, que al cabo dan el triste fruto poder para hacer que hasta las fragilidades de
del crimen! Dios protege la prosperidad de los sus siervos, en el estado imperfecto de la natura-
buenos contra semejantes escollos; estrae de olla leza humana, redunden al fin en su propia glo-
el veneno, y solo deja la parte saludable. De es- ria y en provecho de quien las padece.
te modo se convierte para ellos en un goce tran- Debemos aun hacer otra observación, y es que
quilo y útil de la vida, y les ofrece ocasiones de el testo dice, no solo que todas las cosas resultan
ejercer muchas virtudes, que de otro modo les buenas al fin, o que eventualmente sirven para el
fuera imposible poner en práctica. bien del justo, sino que contribuyen á él. Esta es-
Pero es probable que entre todas las cosas que presion tieneuna energía particular, quiere decir
contribuyen al bien^ tratóse de incluir particular- que todas las cosas han sido formadas por Dios,
mente los males de esta vida, como la cosa que de modo que se conviertan en causas activas de
menos podríamos esperar que fuese útil para felicidad para aquellos que le aman. Su infinita
aquel objeto. Es, sin embargo, indudable que la sabiduría da á las cosas menos apropiadas en sí
adversidad es una corrección que produce con mismas, una aptitud y habilidad para llenar sus
frecuencia efectos los mas saludables en la natu- grandes fines; las dispone y las prepara para que
raleza humana. En esta dura escuela se corrigen produzcan el efecto debido, y trasforma todos
los errores dominantes de la mente, se apaga y los males y peligros en instrumentos para labrar
modera la ligereza del espíritu, y se adquiere la dicha de sus siervos. Hay cierta causa activa,
aquella gravedad varonil que es el fundamento ó fuerza oculta, que siempre avanza, por la cual,
de la verdadera sabiduría. Por la tristeza del aunque nosotros no lo percibimos, todas las co-
semblante^ d corazón del que jycidece se hace, mejor; sas van marchando á un desenlace feliz. Del
se amaestra en la fortaleza de espíritu, aprende mismo modo que la operación de las causas na-
á ser mas humano con hombres, y adquiere
los turales, aunque oculta y lenta, no cesa un solo
hábitos de devoción y de resignación á los decre- instante ni deja de producir sus efectos; del mis-
tos del cielo. mo modo que la semilla que se sepulta en la tier-
ha de haber severidad superflua ni molestia in- de la Providencia, hay un progreso oculto, pero
útil ó innecesaria. Sus aflicciones nunca les so- cierto, de de virtud y de santidad,
las semillas
brevienen sin causa, ni se les envian sin objeto que se encamina en final resultado á la perfec-
determinado. Jamas se permite que estas tem- ción. L21Z es nacida al Justo, según dice el Sal-
pestades se levanten, sino para disipar algunos mista en una bella metáfora, y á los rectos de co-
atmosfera moral. — Aquí se descubre, si nos es El testo no solo dice que todas las cosas obran
permitido hablar así, el maravilloso arte y destre- de esta manera, sino que contribuyen de acuerdo
za del Artífice Supremo, la inmensa profundidad al bien dando á entender que están dispues-
(*),
de Sabiduría Divina, que de las aflicciones y
la tas de modo que se reúnan y cooperen para con-
pesares sabe sacar los elementos de la paz y de seguir lo que en general es lo mejor. Soria difí-
la felicidad. Y no solo sirven para este objeto cil concebir de qué modo obra para el bien cada
la3 calamidades esteriores de los justos, sino que ¡
suceso, si se toma de por sí y aisladamente. De-
sus mismas flaquezas y errores, por la poderosa
influencia de la gracia de Dios, contribuyen á su (*) El autor en este párrafo insiste sobre el
bien en último resultado. Por ellas aprenden á significado de lajJdlcíbra tooether, que se halla en
conocer.se á sí mismos; se humillan al descubrir la versión inglesa de la Biblia, y no en las caste-
y considerarse en todas sus ramificaciones y re- ni se oculta á su vista el mas mínimo objeto, ni
laciones, como anillos tpe reunidos forman una la mas complicada multiplicidad de negocios le
estensa cadena. Acomodando en un todo uni- distrae, porque para la Suprema Inteligencia to-
forme los varios eventos que llenan la vida del das las cosas están presentes á la vez; y su aten-
bombre, arreglando en la sucesión mas acertada ción y sus desvelos alcanzan tan completamente
todas las ocurrencias de tan complicada escena, á los asuntos de todo hombre justo, como si no
y haciendo servir á su objeto las cosas que pare- hubiese otra cosa que gobernar.
cían mas opuestas y contrarias; tal es el modo Así como en la promesa del testo no hay cosa
con que Todopoderoso consigue llevar á cabo
el alguna que el poder y la sabiduría de Dios no
sus grandiosos planes en favor de aquellos que le puedan efectuar, del mismo modo no hay tampo-
afilan, de ¿os gue, según su decreto^ son llamados co nada que la bondad de Dios no nos dé moti-
.Santos. vo para creer que será cumplida. La bondad
He aquí el grande edificio de estímulo y de del Ser Supremo es muy diferente de la de los
esperanza, que el Evangelio de Jesucristo lia le- hombres: entre éstos, es un principio que á veces
vantado para consuelo de aquellos que aman y se pone en ejercicio, pero que siempre es limita-
sirven á Dios con sinceridad. Réstanos ahora do y sujeto á alteraciones y cambios: aunque en
ecsaminar cuáles son los cimientos sobre que alguna ocasión dispensen liberalmente sus bene-
descansa tan magestuosa fabrica. El apóstol ba- ficios, en otras la intervención de pasiones con-
tía, como vemos, en un tono de completa seguri- trarias hará que los suspendan; su benevolencia
dad. No dice, creemos ó esperamos, sino sabemos disminuye, y en su lugar vienen la indiferencia
que todas las cosas trabajan para bien de los jus- y el egoísmo. Pero en la naturaleza divina no
tos. — Consideremos: hay ningún principio que pueda producir cam-
I. En primer lugar, la demostración en apo- bio ni alteración en sus misericordiosos desig-
yo de esta creencia, que se saca de la perfección nios, una vez que los haya formado. Sin varia.
de la naturaleza divina. En general, que Dios CÍ071 o sombra de mudadiza, á los que una vez ha
es bueno para todos, y que su bondad se ejercita amado, los ama hasta el fin. Los dones y voca-
particularmente en favor de los justos; es un ción de Dios, son inmutables. (San Juan. xiii. 1.
principio de religión que nadie se atreverá á po- Rom. XI. 29.) Su bondad, pues, no es tan solo
ner en duda. Trátase únicamente de saber has- una efusión pasagera de beneficios, sino que es
ta dónde se estiende esta bondad, y si podemos invariable y permanente: le inclina, no solo á
concebir que se estienda á todo lo que el testo conceder algunas cosas buenas y detenerse en-
abraza. Debe confesarse que hay algo de sor- tonces, sino á llevar hasta el fin sus benévolos
prendente, y á primera vista casi increíble en la designios; á disponer en todos casos aquello que
aserción, de que en medio de la infinita combi- en lo general es mejor para sus siervos, ó según
nación de eventos que mantienen el orden gene- el testo dice, á hacer que todas las cosas les co7i-
á aumentar la felicidad de cada justo, y que no Consideremos ahora qué resultarla si en el cur-
coadyuve á su interés privado del mismo modo so de los negocios humanos hubiese de sobreve-
que si su ecsistencia fuese por sí sola un sistema nir un solo acontecimiento, que no trajese un
completo. buen fin, que de un modo ó de otro no promovie-
Mas por asombroso que esto nos parezca, re- se el bien del justo. ¿Qué resultarla, sino que
flecsionemos primero, que no supone un esfuerzo en este caso el poder y la sabiduría de Dios no
superior al poder de aquel que es Todopoderoso, hablan alcanzado á producir su efecto, ó que la
o á la ciencia de aquel que es infinito en sabidu- bondad divina habla olvidado y abandonado al
ría. No intentemos medir las operaciones divinas virtuoso? Seria una blasfemia suponer que la
por las débiles facultades del hombre. Dios es naturaleza divina habla cambiado, ó que en su
la primera causa de todo lo que ecsiste y obra. gobierno del mundo habla algunos espacios va-
Todos los sucesos están continuamente en sus cies ó intervalos olvidados, en que consentía que
manos. Nada puede resistirse á sus designios, las riendas de la administración se le cayesen de
ni salirse de modo alguno fuera de sus planes. lasmanos, y que algún principio trastornase el
De una mirada descubre la marcha que siguen sistema general. Mas como semejantes suposi-
TOM. II. —^xvni. 53
414 DISCURSO DEL DOCTOR HUGO BLAIR.
cansa toda la fábrica del cristianismo, la tenemos determinado. La doctrina uniforme de los li-
también en apoyo del estímulo que el testo nos bros sagrado.s, es que nada sucede sin Dios en
ofrece. toda la estension del universo; que su mano siem-
Réstanos por último tomar en consideración
el pre está en actividad, y que su decreto ó su per-
las espresas y repetidas promesas que se hallan miso interviene en todas las cosas; que ninguna
en la E.scritura dirigidas al mismo objeto que las de ellas es demasiado grande ó pesada para que
del testo. Aunque este por sí solo podria pare- él la maneje, ni ninguna tan pequeña que no
cer suficiente para nuestro estímulo, con todo, co- merezca su inspección y ouidadoo Mientras que
DISCURSO DEL DOCTOR HUGO BLAIR. 415
va señalando al sol y á la luna su curso al través habéis representado? ¿No sucede, que en vez de
de los cielos, y al mismo tiempo que en este mun- eso se encuentran desvalidos y abandonados, vien-
do inferior rije los imperios y aquieta la furia de do prosperar el vicio en derredor suyo, y redu-
las aguas y el tumulto de los pueblos^ está vigilan- cidos á lamentar esperanzas fallidas y amargos
do también sobre el justo humilde que y le sirve pesares, sin recibir lamas mínima señal de las
le adora en la oscuridad de su cabana. Para es- favorable^ intenciones del cielo? ¿No han llega-
presar esta vigilancia de la Providencia del mo- do muchas veces á esclamar en estos casos: Don-
__do mas enérgico, nuestro Salvador mismo lia di- de está el Señor y dónde el cetro de la justicia
cho, que Dios tiene contados hasta los cabellos de y de la verdad? ¿Es cierto que Dios vé, y que
nuestra cabeza^ y que aunque se venden dos paja- hay sabiduría en el Altísimo? ¿O bien ha olvi-
rillos por un cuarto^ ningv/no de ellos cae sobre la dado ser benigno., y en su ira ha cerrado las puer-
tierra sin su voluntad. El consuelo que de aquí tas de sus misericordias?
se saca lo aplica en seguida á sus discípulos, di- En respuesta á semejantes objeciones, consi-
ciéndoles: No temáis., jí;íí.cs, que mejores sois vo- deremos cuánta razón hay para atribuir estas ló-
sotros que muchos pájaros. (S. Mateo X 31.) En bregas y temibles apariencias, á lo estrecho y li-
esta doctrina de una providencia espresa y par- mitado del espacio á que puede alcanzar nuestra
ticular, apoya aquella ecshortacion contra la so- vista en nuestro Los designios
actual estado.
licitud y ansiedad mundanas que tan bien se del Todopoderoso son inmensos: no solo com-
conforma con el asunto que estamos tratando: prenden todo el periodo de nuestra ecsistencia
nuestro Padre celestial sabe las cosas de que tenéis presente, sino que abrazan mundos desconocidos,
necesidad., y así no andéis cvAdoÁoso por el dia de y se avanzan á la eternidad. Es, pues, preciso,
mañana., sino biiscad primeramente el reino de que por ahora haya mucha oscuridad y misterio
Dios y su Justicia, y todas estas cosas os serán en la administración divina, y nosotros que solo
añadidas. (S. Mateo, 32, 33, 34.) vemos una mínima parte de un inmenso y com-
He manifestado ya sobre qué fundamentos plicado sistema, debemos ser jueces muy incom-
descansa nuestra firme creencia en la declaración petentes así de la tendencia de cada parte sepa-
que se nos hace en el testo, de que todas las co- rada, como del desenlace deltodo. No vemos mas
sas están dispuestas de modo que contribuyan al que el esterior de las cosas; nuestra vista vaga
Ibien de los justos. No es una promesa que ad- por la superficie, y ni aun en ella nos es permi-
mita esplicaciones ambiguas, ó que podríamos re- tido estendernos sino por un espacio muy limi-
traernos de interpretar ea toda su estension. Con- tado; pero bajo esta superficie hay resortes ocul-
fírmase en todos sus puntos por los raciocinios mas tos que una mano superior mueve y que van pro-
moderados que podemos formar sobre las perfec- duciendo acontecimientos, que no podíamos pro-
ciones de la divinidad; por el tenor general del mis- veer. Hay ruedas que se mueven en medio de
terio de la redención, y por las repetidas segurida- otras ruedas., según alcanzó á ver el profeta Eze-
des que hallamos de ello en los libros sagrados. quiel en una visión misteriosa. (Ezeq. X, 10.)
Sé muy
bien que la grande objeción que mu- Nosotros que medimos todas las cosas por la bre-
chos opondrán á todo lo que se ha dicho en este vedad de nuestra propia duración, estamos siem-
discurso, se funda en la aparente preponderancia
pre apresurando nuestros proyectos hacia su tér-
del mal y del desorden en el mundo. Esto, di- mino y nos desvivimos por llegar con rapidez al
rán, es tan evidente, que es incompatible con la
logro de nuestros deseos. No sucede así con Dios:
idea que nos habéis dado de un Ser Supremo, A sus ojos mil años son como un dia, y mientras
que atiende en todos los casos, á la felicidad
sus planes infinitamente sabios van continuamen-
de cada justo. Podría creerse que el estado ac-
te avanzando con paso firme, á nuestra impacien-
tual del mundo, tiene mas bien el aspecto de una
cia parece lenta su marcha. Aguardemos un po-
lucha entre los dos principios opuestos del bien
co, y estos planes se desarrollarán y se esplicarán
y del mal que se dividen su imperio, y que oca- por sí solos á su debido tiempo. Hé aquí el len-
sionan una mezcla de pocas cosas buenas con
guage que usa con nosotros: Lo que yo hago, tú
muchas malas. ¿Con cuánta frecuencia, dirán,
no lo sabes ahora; pero ¿o sabrás dcsjnces. (S.
ios hombres mas justos no conocen tal mejora
J. XIII, 7.)
gradual, ni tal tendencia en el curso general de Observaremos la analogía de la naturaleza,
y
las cosas, á promover sus intereses, según nos lo hallaremos que es mácsima general, tanto en el
416 DISCURSO DEL DOCTOE HUaO BLAIE.
CUMPLIDO Editor
Llamábase Josefa la mayor, é Isabel la me-
Acaso no son solas las personas con quienes lo tenciaron en todas instancias en su favor el plei-
ligaban los vínculos de la sangre las que quedan to entablado; y la sociedad, lejos de compadecer
en el desamparo y la miseria, sino que se lleva á las víctimas, se llenó de indignación por la in-
consigo á la tumba el sosiego de muchas familias. gratitud con que hablan recompensado los desve-
La suya por lo menos es siempre víctima de ca- los de un hombre, que les habia servido de un
lamidades originadas por la muerte de su sosten: segundo padre.
cuanto antes florecía y prosperaba, se marcliita
IV.
entonces y se seca, á la manera de esas flores á
que de repente aire el calor.
LA SEDUCCIÓN.
ias falta el y
D. Diego del Palomar habia reunido un capi- La fatal suerte que perseguía á las dos herma-
tal considerable en cuarenta años de honrosos y nas, las redujo á la mas completa miseria. Aque-
lucrativos trabajos. Así fué que, al reflecsionar llas pobres jóvenes, que hablan tenido siempre
en su lecho de muerte acerca del porvenir de sus una vida de comodidad y de regalo, que debie-
hijas, no le atormentó el desasosiego que debe ron contar con los placeres que proporciona el
sufrir el corazón de un desgraciado padre, cuan- dinero, se vieron obligadas ó buscar en el traba-
do sabe que no deja en pos de sí mas quepobre- jo un recurso para su subsistencia. La primera
isa y desolación. vez que se convencieron de la necesidad que te-
Lisongeóse con el pensamiento de que la rica nían de ponerse á servir, la humillación les pa-
herencia que dejaba á Josefa é Isabel, les haria reció tan grande, que estuvieron á punto de
pasar una vida dichosa. Se engañaba por cierto; adoptar un arbitrio desesperado. Reflecsionáron-
pero á lo menos moria con una ilusión que le lo luego mejor, y con resignación cristiana se re-
llenaba de consuelo. ¡Oh cuan horribles habrían solvieron á pasar por todas las penalidades á que
sido sus últimos momentos, si hubiese podido en- las condenaba su desgracia.
treve): la triste realidad que la mano de la Pro- Su situación era tan triste, que tuvieron por
videncia le ocultaba bondadosa entre los arcanos no poca fortuna haber hallado modo de colocar-
del porvenir! se las dos en una misma casa, donde esperaban
- Con de albacea y curador de las
el carácter hallar, si no las corñodidades y la satisfacción in-
menores, habia quedado encargado de la admi- compatibles con su estado, por lo menos tranqui-
nistración de los bienes un D. Rufino Torsal, lidad y descanso. ¡Esperanza engañosa! No ha-
amigo antiguo de y hombre que habia
la casa, blan salido de unos peligros, sino para entrar en
inspirado con su conducta la mas ciega confianza otros mayores: los ataques que hablan sufrido
al testador. Perverso hasta el estremo, habia hasta entonces, solo hablan sido contra su fortu-
sabido engañar completamente á D. Diego, con na: los siguientes iban á ser contra su honor.
lamas refinada hipocresía, pues pertenecía al La señora en cuya casa se habían acomodado,
número de esos seres escecrables que ocultan con era una buena vieja de unos sesenta años, que
la anariencia de la virtud toda clase de vicios, las habia admitido, á una en calidad de ama de
que aseguran con su reputación usurpada la llaves, y á otra de costurera. Ocupada en cu-
coQSumacion de crímenes que meditan, y que
los rarse de sus enfermedades, y en buscar distrac-
respetados en vida bajan al sepulcro manchados ciones propias de su edad, descuidaba cumplir
á los ojos de Dios, pero considerados aun en el con la obligación que se habia echado encima, de
mundo como modelos de perfección. ver por honor de dos jóvenes, una de diez y
el
Para no con la larga enumeración de
fastidiar
ocho y otra de diez y siete años, hermosas á por-
las intrigas que puso en juego el perverso Don fía, y llenas de atractivos y de gracias.
Ptufino, diremos en pocas palabras que se dio tan La señora tenia un hijo de veinte años, joven-
buena maña, que en poco mas de dos años logró cito de los del dia, vivaracho, disipado, calavera;
aparecer como el dueño de todo el caudal de sus de esos que creen que un frac bien hecho, un ca-
pupilas. Las desgraciadas jóvenes apelaron en- ballo soberbio y una charlatanería insustancial,
tonces á la generosidad de un diestro abogado valen mas que una instrucción sólida y una con-
que las defendiera, y no lo hallaron sordo á sus ducta ejemplar; de esos que lejos de tener á cri-
megos: pero su habilidad y sus esfuerzos fueron men cometer uno de esos actos que reprucban
infructuosos: estaban tan bien combinadas las las leyes, la religión y la moral, se vanaglorian
tramas del astuto albacea, que los tribunales sen- de sus mismos escesos, y cuentan como hazañas
HISTORIA DE DOS JÓVENES. 4í9
la traición hecha á un marido y la seducción de brían evitado la funesta desgracia, cuyo recuer-
una joven inocente é inesperta. do no se borraba un solo punto de su meraoriav
Pachito (así se llamaba nuestro joven) no bien A Josefa, joven y bella también, no le habian
vio admitidas en su casa á Josefa é Isabel, cuan- faltado tampoco perseguidores; pero aleccionada
do premeditó un plan infame contra la virtud por una parte con el triste ejemplo de su herma-
de la segunda, que era la que mas lo habia cau- na, y defendida por otra por su cordura y juicio
tivado con su hermosura. Viviendo juntos y sin geniales, no cayó en los lazos que le tendia el vi-
vigilancia de ninguna especie, fácil le era hallar cio,y conservó intactas su pureza y su virtud. '
mil ocasiones de poner en práctica su proyecto. Por lo qué hace á Isabel, su deshonra, su amor
Declaróse á Isabel, fingió tener todas las buenas despreciado por un seductor sin sentimiento al-
cualidades que le faltaban, hasta que logró su guno de nobleza, el vilipendio con que era trata-
correspondencia. La joven se entregó sin reser- da por cuantos tenian conocimiento de su desliz,
va á la vehemencia del primer amor; miró á su hicieron en su alma, dotada de una esquisita
amante como á un ser perfecto, soñó que habia sensibilidad, una de esas heridas que no se ciei*-
alcanzado la felicidad por que anhelaba. Era de- ran nunca. El pensamiento de su falta era una
masiado virtuosa, sin embargo, para acceder á idea que le atormentaba sin descanso: una pro-
una vileza: jamas manchó su candor el pensa- funda tristeza apoderó de su alma; y para
se di-
miento de un amor ilícito; pero deslumbrada por siparla, para borrar de su mente aquel roedor re-
la pasión, vendió su honor á una mentida pro- mordimiento que emponzoñaba su vida, se entre-
mesa de matrimonio; y al volver en sí, y reflec- gó á la bebida, porque cuando la fuerza de los li-
sionar en la falta que habia cometido, no vio ya cores espirituosos embargaba sus potencias, se
mas que el abismo abierto bajo sus pies. desvanecían los remordimientos, las penas, la rea-
lidad, y la ilusión evocaba de nuevo las seducto-
V. ras imágenes con que en dias mas dichosos ha-
EBRIEDAD. bia embellecido el porvenir la entusiasta imagi-
nación de la desgraciada!
Las relaciones de Francisco y de Isabel no po- Josefa se afanó por contrariar aquella inclina-
dían estar ocultas por mucho tiempo. Quien pri- ción naciente; pero Isabel se obstinó en no aban-
mero las descubrió fué Josefa, que no tuvo de donar lo que consideraba como
el único alivio de
ellas conocimiento oportuno, porque una de las su suerte: encenegóse cada dia mas y mas en ese
primeras recomendaciones que el joven calavera repugnante vicio, y á los pocos meses era ya una
hizo á su amante, fué la de que guardara con su ebria consuetudinaria. ¡Tal fué el hondo abismo
hermana una absoluta reserva. A su vez llego la
á que precipito á una joven, apreciable por sus
noticia de lo ocurrido á los oidos de la señora de virtudes y sus buenos sentimientos, el primer
la casa, quien lejos de esperimentar remordimien- paso en crimen! primer paso
el Sí, el es el que
tos por una desgracia en que tenia no pequeña constantemente debe evitarse; una vez dado, los
culpa, monto en cólera contra la desgraciada víc- demás son casi imposibles de contener.
tima de la seducción, la llamo coqueta, enreda-
La estampa adjunta representa una de esas es-
dora y bribona, la acusó de haber sido ella la cenas que se repiten dia á dia en la casa de las
que habia seducido á su hijo, con la ambiciosa jóvenes. Isabel, vestida como de gala, con el
mira de obligarlo á contraer un matrimonio des- rostroanimado por las placenteras ideas que le
y acabó por echar á las infelices jóvenes,
igual,
producen la embriaguez, rodeada de vinos y li-
que no habían hallado mas que la deshonra en cores de diversas clases, sigue apurándolos con
el asilo donde fueron á buscar amparo y protec- avidez. Josefa, vestida con sencillez, llena de la
ción. aflicción mas viva, contempla desde un rincón
Por algún tiempo volvieron Isabel y Josefa á los escesos á que se entrega su hermana; levanta
sufrir todos los trabajos de la miseria. Después los ojos al cielo, y pide á Dios que se compadez-
su suerte mejoró algo, porque un pariente rico, ca de aquella desventurada criatura.
que hasta entonces las habia visto con elmas al- Para ocultar su ignominia á los ojos de todos,
to desprecio, se compadeció de ellas al morir, Josefa se ha aislado del mundo entero. Nadie
y
les asignó una decente pensión vitalicia. Si aquel las visita ya; viven en una casa retirada y solita-
ausilio hubiera llegado mas oportunamente, ha- ria, en la que no son servidas sino por dos cria-
420 HISTOEIA DE DOS JOYENES.
das, calladas y fieles, que no han de publicar el char las pocas veces en que Isabel está en su jui-
descrédito de la familia; y si nosotros hemos co- cio para hacerla conocer sus errores, volverla
metido la indiscreción de revelar estos secretos, al camino, del bien, y apartarla de ese vicio de-
no ha sido sino después de variar los verdaderos gradante, que la envilece y la consume.
nombres de los que han figurado y figuran en es- Confiemos en que las ecshortaciones del digno
ta lamentable historia. ministro del Señor, surtirán el efecto deseado,
Cavilando acerca del remedio que pudiera ha- sacando del funestísimo estado en que se encuen-
llar para tantas desgracias, Josefa se ha decidi- trauna pobre joven, cuya felicidad ha sido el
-=í)^35? ~-^>-^h—>-
Ninguna flor nos parece mas digna de llamar hojas para poderse formar una idea esacta de la
la atención que la Camelia. La belleza del ar- sorprendente hermosura de este arbusto.
busto, capaz por un cultivo bien dirigido, de com- En México pocas son las colecciones que ec-
petir en su forma con el naranjo con quien tiene sisten de esta planta: el subido valor de ellas y
mucha semejanza, el verde lustroso de sus hojas los pocos años que hace que empezaron á venir
que no siendo caedizas lo cubren en todas las es- de Europa, esplican esto suficientemente, y aun
taciones,y sobre todo, lo hermoso y variado de en el corto número de personas que las poseen,
sus grandes flores lo han de hacer indudable- muy pocas saben cultivarlas; así es que,, es muy
mente la pi'imera de las plantas de adorno. A es- raro llegar á ver las flores en toda su perfección.
to debe agregarse la época de su florescencia, pues Todos los ejemplares que ecsisten en México son
aunque las plantas robustas den flores en todos traídos de Europa o de los Estados-Unidos, es-
los meses del año, la estación en que son mas ceptuando algunos que han sido ingertados aquí
abundantes y hermosas es en el invierno. por D. Agustín Tonel, jardinero que tiene su es-
mo el de la Camelia: la pintura no puede repro- arbustos necesitarían mucho tiempo para llegar
ducirlo y se necesita haber visto estas bellas flo- á dar flores: así es que por ingerto es como se
res resaltando mas con el verde lustroso de las multiplican todas las variedades de Camelia: su
(*) Sefíun se cree generalmente, esta planta, originaria del Japón, fué introdnciiia en Europa en 1739 por Jorge
Kíimel, por lo que tomó el nombre dfí Camelia. En un iirincipio se le colocó en la l'jiiiilia (1« las aurancieas. Mii-
bt-l, en IS13 la colocó en la familia de las ternsfremiaceas, en la que lioy ha quedado en compañía de los tliés, con
quien tiene mucha seiníjanza. Si'gim el sistema de Liimco, se le dehe coldcar en la clase :ruiiiadclíl,i y en el orden
polyandria; pero no en todas las flores están los es^tambres reunid' s en su base, en algunas están adherentes á la co-
rola formando varios cuerpos distintos; así es que podía colocársele también en la clase poiyadelfia. El género Ca-
melia se divide en varias especies, de las cuales, la que se cultiva por la belleza de sus flores, es la Camelia japóni-
ca de Linnéo, aunque la esfiecie llamada Reticul;iia fia flores aun mas grandes que la Japónica, pero no presenta la va-
riedad de coloridos ni la forma tan ¡lerfectadk: esta última.
fi.-
i2í*->
-^
LA CAMELIA
—
CAMELIA. 421
así que dea flores algunos meses después de in- el polen de otra escogida también; de modo que
marlos aquí emplear dos o tres años cuando me- mejantes; de modo que mientras mas semejantes
nos, se comprenderá la carestía de estas plantas: son entre sí dos vegetales, mas fácil es su mutua
sin embargo, es de creerse, que si la afición por es- fecundación; y mientras mas diferentes, es mas
aumenta y por consiguiente su consumo,
tas flores difícil hasta llegar á ser imposible.
su precio llegará á bajar mucho. A las plantas obtenidas de la mezcla de dos
El modo con que se forman los patrones en especies se les ha llamado híbridas, algunas de
México, es tomar varias estacas, plantarlas reuni- éstas.son estériles, sobre todo cuando las plantas
das en macetas pequeñas, cubrirlas con un vaso que les han dado nacimiento diferían bastante
de vidrio y colocarlas en la estufa: después de al- entre sí. La fecundación artificial de las semi-
gunos meses, algunas de ellas han enraizado, es- llas no como pudiera imaginarse á
es tan fácil
tas se les saca, se les planta cada vlu& en una ma- primera vista; es necesario comunmente cortar
cetita separada, se les introduce de nuevo en la los estambres, antes que las anteras se hayan
estufa, y al cabo de uno ó dos arios, esto es, cuan- abierto, cubrir las flores desde que se abren, con
do tienen el vigor suficiente para servir de patro- un lienzo fino y trasparente, y tocar el pistilo
nes, se ingertan sobre ellas las variedades que con el polen de las anteras de la flor con que se
quieran propagarse: algunos meses después de he- quiere hacer la fecundación. Todo esto es ne-
clio el ingerto como ya dijimos, suele verse ya la cesario si se quiere obtener un resultado seguro,
planta con flores. Se prefiere ingertar los pies, y debe tenerse presente que el pistilo preflere
á plantarlos directamente, porque del primer mo- el polen de su propia especie para ser fecundado,
do mucho mas pronto que
se obtienen las flores y que una vez la fecundación verificada, ya no
del segundo, y regularmente mas dobles; esto no puede un nuevo polen tener acción alguna. En
es estraño, todas las personas dedicadas al culti- México no sé de ninguna nueva variedad de Ca-
vo de las plantas, saben que ingertándolas sobre melia obtenida artificialmente: en las dahalias que
sí mismas ó sobre patrones de especies ó de gé- es en las flores en que se han obtenido nuevas va-
neros con que tienen semejanza, se obtienen flo- riedades, el único método que se ha seguido es
res y frutos con mucha mayor rapidez. dejar asemillar las flores, esperando que el aire,
La propagación por semillas es muy lenta, los insectos, ú otros medios independientes del
pues para que un arbusto plantado de este modo arte, lleven el polen de unas flores á otras: se
llegue á dar flor, se necesitarían de ocho á diez siembran así las semillas y se espera la forma-
años. Los jardineros abrevian este tiempo in- ción de las flores para desechar las que no se
gertando la planta de semilla sobre un patrón ro- crean buenas, y cultivar aquellas, nuevas varie-
busto, luego que está un poco crecida, lo que su- dades que la casualidad ha producido.
cede comunmente á los dos ó tres años: á pesar La tierra en que deben cultivarse las Camelias,
de esto, la propagación por semilla se ha dejado es generalmente la tierra llamada ligera, esto es,
solamente para los casos en que se quieren obte- compuesta de restos de sustancias vegetales y de
ner nuevas variedades, siendo el colorido de las arena, con el objeto de que sea suelta, se deje
flores accidental,
y por consiguiente no tasmisi- penetrar fácilmente por las raices y conserve po-
ble con seguridad por medio de la semilla; así es co la humedad: cualquiera tierra que tenga estos
que, para conservar las variedades estimadas por requisitos, será buena para estas plantas. Por
BU belleza, se tiene que ocurrir á los otros me- lo común son cultivadas en macetas de barro, ó
dios de propagación. en cajas de madera; no se necesita introducirlas
La formación de las nuevas variedades no la en estufas durante el invierno, como so hace en
dejan generalmente los jardineros al acaso, toman- Europa, pues la Camelia solo padece cuando la
do las semillas de cualquiera Caip.elia, sino que temperatura está á cuatro grados O mas bajo O
XOJÍ. íí. XVIII. H
422 CAMELIA.
en el termómetro de Eeaumur: según ve esto, se muchos botones, se deben dejar pocos, arrancan-
que las Camelias podrían plantarse en México do todos los demás con el objeto de que las flo-
en plena tierra como la tierra de Méxi-
(1); pero res que lleguen á abrirse sean mas grandes y
co comunmente conserva mucho la humedad, pe- mas perfectas. A las Camelias se les puede dar
recerían, j creo haber oído decir que ya ha su- fácilmente la forma que se desee, ya quitando
cedido esto á algunas Camelias que se han plan- las ramas que nacen de la parte inferior, dándo-
tado en plena tierra. Con las que están planta- le á la copa la forma de un globo, como se hace
das en macetas, se debe tener cuidado de no co- en México comunmente con los naranjos, ó de
locarlas sobre el suelo de los jardines, pues las una pirámide, dirigiendo ramas por diversos
las
lombrices que se meten por la abertura que las medios en forma de abanico, &c.; pero para estas
macetas tienen en su fondo, endurecen la tierra, operaciones de podar ó recortar las ramas de los
no dejan enraizar á y la hacen perecer
la planta, arbustos, se debe preferir la época en que ya han
en breve tiempo. Las Camelias necesitan poco concluido los flores.
sol, y la mejor esposícion es al Oriente, recibien- Algunos cultivadores, temiendo la influencia
do los rayos del sol durante las primeras horas perniciosa que algunas veces suele ejercer esta
de la Cuanda esto no se pueda, se les
mañana. operación sobre la salud de estas plantas, las de-
deberá colocar de modo que otras plantas ú otros jan crecer á su voluntad; sin embargo, parece ra-
objetos las cubran de que les dé el sol mucho cional cortar las ramas que afeen notablemente
tiempo. La costumbre de mudarlas frecuente- la planta ó le sean nocivas, ya porque estén muy
mente de lugar les es nociva: debe regárseles po- mal nutridas y no puedan producir buenas flores,
co, solo cuando esté seca la tierra, y aumentar el o ya, por el contrario, porque estén de tal modo-
riego en el tiempo en que se están formando las viciadas que le quiten el jugo á las otras ramas,
flores. De cuando en cuando es bueno lavar ó impidiendo el desarrollo uniforme de la planta.
limpiar las hojas para destruir los insectos y qui- Las Camelias deben generalmente tenerse en ma-
tarles el polvo que les daña también, y les quita cetas pequeñas, mudarlas á otras mas gran-
solo
y
el lustre, que contribuye tanto á la belleza de su des cuando las raices ya no quepan, de modo que
follage. Cuando algunas ramas se carguen de salgan fuera de la maceta; de esta manera se evi-
ta el que la agua permanezca mucho tiempo em-
(1) El Sr. Pizarro tiene plantadas en plena tierra, en
el jardín de íU casa de San Fernando, tres Camelias, que papando como ya hemos di-
las raices, cosa que,
se encuentran en muy buen estado; pero para esto tomó cho, es muy dañosa, y ademas se obtienen así
la precaución de ahondar el suelo y llenarlo de tierra á mas flores, pues cuando las raices tienen mucho
propósito, con el objeto de que el agua no se quede en la
terreno en que desarrollarse, las plantas crecen
superficie y dañe á las raices. Rodeó también las Came-
mucho, pero dan pocas y lo contrario suce-
flores;
lias de otros arbustos, para que las cubrieran del sol y
del frió muy fuerte. Las Camelias del Sr. Pizarro solo
de cuando las raices se encuentran comprimidas.
tienen algunos meses de plantadas. Una de las cosas mas convenientes es, de cuan-
Respecto del frió, diré que, aunque es raro que la tem- do en cuando remover la tierra y aflojarla, sobre
peratura descienda en México hasta cuatro grados bajo O todo, cuando esté húmeda y apelmazada; sin es-
de Reaumur (5 del centígrado), esto ha sucedido ya: las
ta precaución se ve algunas veces ponerse las
Camelias comienzan á padecer á cuatro grados; pero co-
hojas y retoños amarillos ó negros, debilitarse y
munmente no perecen hasta dos ó tres grados mas ba-
jo 0; en e»to influye el tamaño de las plantas y la profun-
morir al fin. En estas circunstancias, removien-
didad de sus raices. En invierno la temperatura de la do la tierra para que se ponga floja y seca, y co-
tierra es mas elevada que la del aire que la cubre. En locando la planta en la sombra, se le ve recobrai*
Europa ha observado, que estando el aire á diez y ocho
se
su vigor y lozanía perdidos.
grados bajo O, á poco mas de media vara de profundidad
Uno de los defectos mayores que suelen en-
en la tierra, la temperatura no llegaba á 0; y á una de-
contrarse en algunas variedades dé Camelia, es la
terminada profundidad, que ahora no recuerdo, las va-
riaciones de temperatura entre el dia y la noche, y aun propensión que tienen los botones á secarse an-
entre el invieino y el verano, no producen cambio de tes de que pueda abrirse la flor. Hay variedades
ninguna clase: esto esplica hasta cierto punto, porqué la que, no dejando qué desear por la forma y colo-
profundidad íi que tienen sus raices los vegetales, influyo
rido do sus flores, pocas de éstas llegan á verso
en la diversidad de resistencia que oponen á la acción
abiertas. Los aficionados á las flores, antes do
del frío, y hacen conservar á la planta una temperatura !
mente. Algunos creen que en las variedades vedad. La esperiencia ha probado que esta ha
que tienen los botones pardos ú oscuros, se en- sido una de las causas que han influido mas di-
dades cuando tienen un mérito relevante, copia- males mas útiles; en fin, son inmensas las venta-
mos se
lo que en i'efiere los anales de la Socie- jas que se han sacado de estas instituciones.
dad Real de Agricultura y Botánica de G-ante, En México no falta mas que la voluntad para
relativa á ia nueva variedad de Camelia, llamada formar una sociedad de horticultura, que con
Queen Victoria. — "En 1839 M.
Luis Vercliafelt una contribución pequeñísima, pagada mensal-
compró de M. Presley en Bronnley en el conda- mente por sus socios, podria establecer las espo-
do de Kent por una suma de algunos miles de siciones y los premios que, cuando menos, nos
francos una nueva Camelia, á que los horticulto- harian conocer las inmensas riquezas vegetales
res hablan dado el nombre de la Reina de Ingla- que encierra nuestro suelo, y no seria necesario,
terra. Esta camelia fué reproducida en Gante, como vemos hoy tan frecuentemente, qué nues-
y puesta en suscricion en 1841. Diez acciones, tras plantas fuesen llevadas y admiradas en Eu-
componiéndose cada una de una planta de pié y ropa; única manera con que la solemos conocer,
medio de altura, al precio de doscientos cincuen- á lo menos por el nombre, alguna de las admira-
ta francos, formaron la suma de dos mil quinien- bles producciones de nuestro pais.
tos francos. Otras cien acciones, componiéndose Concluiré este artículo con dar una lista de
cada una de una planta de un pié de altura, al las variedades de Camelia que se hallan de venta
precio de ciento veinticinco francos, compusie- en el jardin de San Francisco, frente al Colegio
ron la suma de doce mil quinientos francos. En de San Juan de Letran. Pondré de letra bas-
Bélgica se tomaron sesenta suscriciones y las tardilla aquellas que el Buen Jardinero, publi-
restantes se repartieron en Ais-La-Chapelle, cado en Paris en 1849, recomienda como las
Francfort, Viena, Milán, Florencia, Ptoma, Paris, mejores,
Orleans, Londres, San Petersburgo, Moscou,
Dresde, Hamburgo, New-York, &e. Ademas, 1. '^
COLOR ROJO-CEREZA CLARO, OSCURO
ia planta madre fué revendida en Inglaterra al
Ó COLOR DE ROSA.
de veinte guineas, y vuelto á comprar de
pi'ecio
amadores de Camelia para que intenten, por to- Almirante Nelson. Pictorurn, Roseum.
dos los esfuerzos posibles, la producción de nue- Gruthriana. Teutoniade Gruncmberg.
vas y bellas variedades. En las esposiciones de
Londres, la Camelia Queen, Victoria obtuvo el
honor de los primeros premios con el voto uná- 2. '^ BLANCO PURO.
nime de los jueces: ellos la consideraron como
una perfección de la especie." Alba Plena. Fimbriata.
Uno de mis mas vivos deseos es la formación Candidísima. Maidemblush.
de una sociedad horticultora en México que, co- Alba multiflora. Grunelhi.
mo uno de sus objetos, tuviera el de formar es-
Mirthifolia alba. Novilísima.
posiciones públicas de flores, frutos, legumbres,
dando premios á dueños de
Alba LoiidonTiensis.
&re., los los produc-
tos mas notables por su utilidad, belleza ó su no-
424 CAMELIA.
Joaquín Flores: esta variedad llamada carswe- ¿Y habré aspirado en tus ojos
Uiana, es una de las mas estimadas hoy por la for- Esta pasión que me inflama,
ma perfecta de sus flores, y la facilidad con que
Para quemarme en su llama
se abren; el color de la flor es rosa vivo, con ra-
yas blancas.
Y morir lleno de enojos?
¿Diste pábulo á este ardor
Este artículo ha sido remitido hace cerca de
nn mes; pero las demoras innevitables para lito- Para embriagarme un momentOj
grafiar la flor, han retardado su publicación. Y verme morir sediento
México, Octubre 2 de 1829. Cabe la fuente de amor?
Y envidia le causarías
Vuélveme el que me has robado
m mtmm
- Con los repetidos ejemplos de maldad a que emplear en socorrer á sus semejantes lo super-
da lugar la depravación de nuestras costumbres, fino, sino que muchas veces se priva hasta de lo
forma un contraste tan notable como meritorio necesario. Tan cstremada generosidad bien me-
la práctica de esas dulces virtudes, que llenan rece los mas encarecidos elogios, y debe consi-
el corazón de las mas puras é inagotables satis- derarse como uno de esos rasgos sublimes, que
facciones. Jamas emponzoñado que
el deleite con justicia arrancan la admiración, porque re.
acompaña á los placeres del vicio, podrá compa- quieren una nobleza de sentimientos muy poco
rarse con los dulcísimos halagos de la virtud, en comunes para ser ejecutados. El padre, el ma-
que no hay cabida para el remordimiento. rido, el hijo, que se sacrifican por las personas
La beneficencia no solamente es provechosa á quienes la naturaleza les impone la obligación
ya desconocerlo y olvidarlo, sin temor de que su y convengamos en que por consideraciones idén-
desamparo lo deje sin apoyo, ni protección, en- ticas casi todas las virtudes son mas difíciles de
tonces se borran de su memoria todos los actos practicar y por lo mismo mas meritorias.
pasados, y mira como poco digna de aprecio la '
Y
luego, bien ecsaminada la cuestión, ni el
beneficencia á que en otra época debiera su que es benéfico por naturaleza, contrariará sus
salvación. El orgullo mismo se levanta para inclinaciones por temor á la ingratitud, ni aun
romper esa cadena de la gratitud, que acaba por en teoría seria justo dar demasiada importancia
repugnar como toda dependencia, por muy grata á semejante idea. Cuantos han hablado de la
que baja sido á los principios; y basta acaso el beneficencia han conocido en que beneficiado y
recuerdo de una palabra ofensiva, de una repren- benefactor deben seguir en todos casos dos ca-
sión merecida del bienbecbor, para que se juzgue minos diametralmente opuestos, el primero debe
que ba perdido su mérito, y que está libre el be- guardar una perpetua memoria del favor, y no
neficiado de la deuda que tanto le pesa. esperar, como ha dicho un hombre de corazón
El ingrato que así paga los favores recibidos, sensible, á que envejezca el beneficio: el segundo,
es ya un ente despreciable, que debiera ser re- debe olvidarlo en el momento mismo que lo hi-
pudiado por la sociedad. ¿Qué diremos, pues, zo. Si ambos truecan sus papeles, degradan su
de que no contentos con agradecer, y satisfa-
los propio carácter y pierden su mérito respectivo:
cer en alguna parte los beneficios, cuando se les el beneficiado, porque reporta la triste nota de
presenta la ocasión llevan la perversidad basta ingrato: el bienhechor, porque aparece interesado,
el estremo de volver mal por y se compla'
mal, y no parece ya que da, sino que vende sus ausi-
mejantes bombres, que también ecsisten por des- mo grado, es digno de toda consideración. Pe-
gracia, son unos verdaderos monstruos, y la fal- ro lo que á menudo sucede es, que al paso que
ta que cometen debe contarse en el número de llenan el mundo con su fama los hombres que
los mas punibles delitos, y ser castigada por las menos lo merecen, porque no son sino grandes
leyes de un pueblo que se precie de morigerado. criminales, pasan desconocidos los que ejercen la
Insistiendo en la comparación que antes bici- beneficencia, sin que jamás en su vida se les ha-
mos, diremos que, si el que así se condujera con gan las alabanzas debidas, ni se les encomie tam-
un padre por ejemplo, cometerla una acción mas poco después de su muerte. Las virtudes mo-
infame, porque los vínculos de la naturaleza son destas y humildes no tienen por lo regular re-
siempre los mas sagrados de todos; el que obre compensa alguna en la tierra.
de esa suerte con un bienbecbor, es poco menos ¿Qué importa esto sin embargo? ¿No basta esa
delincuente, puesto que si no es tan estricta es- satisfacción interior de que hablamos al princi-
ta obligación que quebranta, es sí mayor la in- pio, satisfacción que se renueva en la ejecución
gratitud por lo que ya bemos dicbo acerca de la de cada acto benéfico; que nadie puede arran-
generosidad de quien ampara á otro sin que á carnos, y que sirve á la vez de estímulo y de
'ello lo precise un imperioso deber. indemnización en cuantos beneficios se hacen?
jTriste condición de la bumanidad! Esa fal- ¿Para qué ir á buscar en otra parte, lo que tene-
ta de agradecimiento es naturalmente uno de mos dentro de nosotros mismos? Y si no nos
los retraentes mas poderosos que bay para que conformamos con solo eso, volvamos entonces los
se hagan beneficios con mas frecuencia, que no ojos al Ser Supremo, que no nos negará la mas
á todos en verdad les agrada sembrar en tierra amplia remuneración, porque una de sus perfec-
estéril é infecunda. Si el beneficiado correspon- ciones consiste en que si muchas veces deja el
diera constantemente, cual era de esperarse, se- delito sin castigo, á causa de haberlo borrado las
ria mayor el número de bienhechores, quienes lágrimas del arrepentimiento, jamás deja sin re-
verian así agradecidas siquiera sus acciones, y compensa las acciones que merecen premio.
que acaso no harían entonces mas que adelantar (Escrito para el Álbum.)
en una época ausilios de que tcndrian en otra
muy ju.sta compensación. Sin embargo, el acto
benéfico será en tal evento menos de agradecerse:
consolémonos por lo mismo con esta reflecsion,
ESPERANZA Y AMOR. 427
Yo
ESFERAMZA ^ AMOR. te vi, Lola adorada,
Te amé con célico ardor;
-gs«-
Te amé con pasión profunda
A LOLA. Y con ciega idolatría,
Ignacio Barrios.
|jjiii"™"ÍÍÍI'|iiFi]|ií|
/¡íjijl (íijlililllliliji
(concluye.)
Yo creo que el Sol es esencialmente de la mis- bles de estos mismos cuerpos, ya sean sólidas, ya
ma naturaleza que los mundos que giran á su al- fluidas, y por mas sutiles que se imaginen. Lúe"
rededor. Así lo supuso Mr. BuíFon en su hipó- go la materia de la luz y del calor, esparcida en
tesis, y esta suposición no se ha impugnado has- el espacio, debe ser atraída hacia el centro co-
ta ahora. Los filósofos antiguos y modernos, que mún, en virtud y en la proporción de lo que es-
le creen en estado de ignición, dicen que el fon- cede la masa del Sol á la suya. Y así, yo no
do del disco es de la misma materia de que es- puedo formarme la idea de este astro, sin conce-
tán formados los planetas, esplicando las man- birle rodeado de aquel fluido que produce la luz¡
chas que en él se observan con las asperezas y y el calor, sea cual fuere su nombre.
prominencias de este sólido; añadiendo que apa- Este segundo punto todavía presenta menos
recen ó se ocultan á medida que el fuego de que dificultades qu.e el primero, siendo una conse-
le suponen rodeado, deja algunas de sus cimas cuencia directa de la ley general, á la que está
descubiertas, ó las oculta con sus llamas. Puede sujeto todo lo que es materia; las de Klepero son
añadirse que su densidad, menor que la de la á un tiempo la consecuencia necesaria de ella y
Tierra, pero mayor que
de Júpiter y Satui-no,
la su prueba.
prueba hasta demostrarlo que es un cuerpo só- Finalmente, soy de sentir que la materia de
lido. la luz y del calor, ni es el fuego, ni el calor, ni
Luego el un planeta que en nada se di-
Sol es la luz; que no produce estos efectos juntos ó se-
ferencia de los demás por su naturaleza, pero parados sino en cuanto la determinan á ellos di-
que en razón de mayor superioridad de su masa, ferentes causas.
es por necesidad el centro de gravedad de todos Este tercero y ultimo punto se funda en prin-
los cuerpos que le rodean. No seria fácil dispu- cipios incontrastables de la química, como lo he
tarme este primer punto, pues mi opinión con- comenzado á probar con los ejemplos citados
cuerda con todos los sistemas, y por otra parte arriba.
se funda en un hecho probado matemáticamente. Estas son las bases sencillas y tomadas de la
En segundo lugar, pienso con todos los físicos, misma naturaleza sobre que descansa mi opinión;
que la esfera de actividad de la atracción del Sol, quizá debiera decir la opinión mas general, pues
se estiende al infinito, no solo á todos los cuer- estos principios son admitidos por todos; y si al-
pos, sino también á todas las partes mas insensi- guna cosa ine pertenece con esclusion, no podrá
TOM. II, -XIX. 55
430 CAUSAS DEL CALOR DEL SOL.
ser otra que el atrevimiento que he tenido de tra- ve, que se siente, que se toca y que se oye, hi
tar un asunto tan importante y en un tiempo en riendo á la vez á todos nuestros sentidos; apenas
que todas las ideas dirigidas á objetos de un inte- cesa el movimiento cuando todo desaparece, y
rés mas grande y mas general, no dejan libertad al de repente se halla el observador en la oscuridad
entendimiento, ni tampoco aquella serenidad tan que antes le rodeaba.
necesaria para desempeñar con orden y claridad Este fenómeno es tan conocido hoy en dia, ha
un encargo tan arduo y dificil; pero si es supe- llegado á ser tan familiar á todo el mundo, que
rior á mis fuerzas, tendré á lo menos la satis- nadie fija en él su atención. Por lo que á mí
facción de haber abierto el camino á los que se hace, no solo me presenta la solución, sino tam-
hallen en mejor disposición que yo para cor- bién el compendio, para decirlo así, de todo lo
rerle. que obra en grande la sabia naturaleza.
Lo que acabo de decir se reduce, en pocas pa- Supuesto que nosotros, valiéndonos de medios
labras, á lo siguiente: débiles, podemos juntar bastante fluido eléctrico
Que el Sol es de la misma naturaleza, é infini- para producir efectos muy notables, los planetas
tamente mayor él solo que todos los planetas de deben, moviéndose sobre su eje, juntar una can-
nuestro sistema con todos sus satélites. tidad mas ó menos grande que el fluido ígneo,
Que la superioridad de su masa le constituye esparcido en el espacio, según sea la ostensión de
necesariamente el centro de gravedad de todos su superficie y la prontitud de su ecuador.
los cuerpos. Ellos son, como el Sol, el centro de gravedad
Que la materia de la luz y del calor, o en otros de todos los cuerpos que le rodean, pues detie-
términos, el fluido ígneo forma á su rededor una nen en su órbita á los satélites que les acompa-
inmensa atmósfera, en virtud de la ley general ñan, con esta sola diferencia, que su esfera de
de la atracción o de la gravedad. actividad proporcionada á su masa, no se estien-
Que este fluido no produce ni luz ni calor, á de tan lejos como la del Sol que las abraza á to-
no ser que á ello le determine alguna otra causa. das. Luego están rodeados como él del fluido
Ahora añado que la causa conocida mas gene- ígneo; luego tienen una luz que les es propia,
ralmente y la mas incontrastable, es el movi- con independencia de la que les envia la gran
miento. antorcha.
Si parase en el mismo instante el de todas las Atendido este principio, la Tierra podria te-
esferas, y dejasen de moverse los planetas sobre ner por misma una luz trescientas sesenta y
sí
sí mismos y en su órbita, si el Sol quedase inmó- seis mil veces mas débil que la del Sol, compa-
vil en el centro de nuestro sistema, veríamos de- rando solo sus masas; pero si, como creo que de-
bilitarse la luz por grados, y acabar desapare- be hacerse, se atiende á la velocidad de las su-
ciendo enteramente. perficies en su ecuador, aun resultarla menos luz
Entre el débil resplandor de las estrellas que para la Tierra.
herian nuestros ojos en lugar de ese astro bri- Por débil que sea, se manifiesta de un modo
llante, al que no podemos fijar la vista, solo ad- bastante notable en las auroras boreales, fenó-
vertimos un cuerpo opaco, sin claridad, sin calor meno producido por ese fluido luminoso, dirigi-
absoluto, semejante en un todo á la Tierra. do al Norte por el movimiento de la Tierra so-
Es preciso observar una gran analogía entre bre su y que huye por sus polos. Para juz-
eje,
los efectos que resultarían de la cesación de to- gar del resplandor que despide, seria preciso ob-
do movimiento en nuestro sistema planetario, y servarlo bajo de latitudes mayores que las en
los que nos es fácil advertir todos los dias, y re- que nos hallamos, y acercarnos á los países sep-
quina eléctrica; el globo que se empleaba antes, "Si la Tierra es horrible en estos climas (dice
todavía aclara mucho mas las relaciones. Mr. de Maupcrtuis en la relación de su viage por
Este globo, quieto enteramente en el gabinete la Laponia), el cielo presenta á los ojos los mas
de un físico, no presenta la menor apariencia de deliciosos espectáculos. Cuando comienzan las
luz, sin embargo de rodearle por todas partes el noches á ser oscuras, iluminan el cielo mil colo-
fluido eléctrico. Sí, en un tiempo seco y de no- res y figuras, que al parecer quieren recompen-
che, se le pone -en movimiento, al instante se for- sar á esta Tierra, acostumbrada á ser iluminada
ma á su rededor una atmósfera de luz, que so '
abandona .... Su movimiento mas regular les aire, de modo qae en la superficie de la Tierra es
liace parecer á estandartes que se tremolasen en el mayor posible.
el aire;y el que observe los matices de su color, Esta teoría es en un todo conforme á la obser-
creerá que son otras tantas franjas de aquellos vación, pues se sabe que el calor disminuye á
tafetanes que llamamos de color de fuego . . . Fi- medida que nos acercamos á los lugares ele-
larga las diferentes formas con que se presentan Admitiendo al contrario, en el Sol aquel fue-
estos fuegos), cuando se ven estos fenómenos, no go, cuyos efectos calculó Newton para el «cometa
se puede estrañar que los que no les miran con de 1680, debiera ser el calor menos posible
el
ojos filosóficos, vean en ellos carros inflamados, en la superficie de la Tierra, y mayor en la cima
ejércitos que combaten y otros mil prodigios se- de los montes, pues siempre es en razón recípro-
mejantes." ca del cuadrado de la distancia. Pero todos sa-
sí misma bastante fluido luminoso para producir de la Tierra mas inmediatos al Sol, están como
efectos tan asombrosos, claro está que siendo los los montes de la Suiza, condenados á un perpe-
planetas superiores infinitamente mas grandes, tuo invierno.
hau de tener mucha mas luz, pues ésta siempre Algunos creen responder á esta dificultad di-
es á proporción de la magnitud multiplicada por ciendo que en los montes elevados el aire está
tiene que deba admirar, por ser el efecto necesa- cacion singular, lejos de disolver la dificultad, la
nosotros, nuestro aire común, por enrarecido nado no se hallan mas que suposiciones sin prue-
que se le suponga en las alturas, jamas podria bas, y milagros sin necesidad.
disminuir su intensidad. Suponiendo esta con- Estos milagros, multiplicados hasta tal punto,
tinuación de calor, disminuyendo progresivamen- que no puede calcularlos la imaginación mas
te desde el Sol hasta la Tierra, resultarla un ecsaltada, lejos de producir efectos dignos de
efecto muy agradable; pero la naturaleza, á quien una causa tan grande, se oponen directamente al
se ha consultado muy poco en la formación de primer fin de la creación.
este sistema, no juzgó del caso favorecernos No es este, á la verdad, el curso
que sigue la
con él. naturaleza, tan sencilla y tan grande al mismo
Si ecsistiera esta continuación, no sabriamos tiempo; luego puede decirse con seguridad que
lo que es la nieve y las escarchas; los mismos po- no se han adivinado sus secretos.
los de la Tierra jamas estarían cubiertos de hie- Al contrario, en la opinión que acabo de espo-
lo, porque estarla rodeado de una atmósfera de ner, nada se supone, siendo todo una consecuen-
calor que igualmente escederia á todas las par- cia necesaria de las leyes mas constantes de la
tes de la superficie; no hay duda que los rayos naturaleza. No
acordaré estas leyes y los efec-
solares, cayendo mas perpendiculares sobre el tos que de ellas resultan; ya lo he hecho, y seria
ecuador, que sobre sus paralelos, ocasionarían en inútil repetirme; pero antes de acabar, haré toda-
ellos un calor mayor; pero también habria cons- vía una observación que omití, relativa á la luz
tantemente un temperamento muy suave, y muy del Sol, porque es demasiado importante para
distante del frió que se esperimenta. que yo la condene al silencio; me conducirá á al-
Esta Memoria, que ya ha crecido demasiado, gunas reflecsiones, con las que acabaré.
no me permite reunir las innumerables dificul- Observaré, pues, que el resplandor tan brillan-
tades que presenta este sistema, casi siempre con- te que advertimos en el Sol, se aumenta muchí-
trario á la observación y á la esperiencia. simo por un efecto de óptica. La distancia en
Por esta misma razón no puedo entrar en la que se halla de nosotros, reúne bajo de un án-
esplicacion de muchas menudencias necesarias gulo de 32 minutos, magnitud de su diámetro
para dar una idea del modo con que puede el aparente, los rayos esparcidos sobre una super-
fluido ígneo obrando únicamente como cuerpo ficie de cerca de 82,000 millones de leguas cua-
luminoso, combinarse con la atmósfera y produ- dradas. Esta estrema concentración de tantos
cir el calor. Todos los químicos modernos con- rayos liiminososos, hace que el Sol nos parezca
vienen en que no hay cosa mas dificil de espli- en un estado continuo de escintilacion, que no es
car en el estado actual de nuestros conocimien mas que una ilusión de óptica. Al acercarnos á
tos, confesando, sin embargo, que la luz y el ca- él, veríamos su disco mucho mayor, y mas tran-
lor se combinan muchas veces del mismo modo, quila su luz. En fin, si nos hallásemos en el
y dan los mismos resultados. Los ejemplos del mismo Sol, seria otro el punto de óptica, y muy
fósforo y del pyróforo que ya he citado, pueden diferente el efecto.
proporcionar el camino; pero mucho mejor lo El fluido ígneo de que está rodeado, y la luz
puede proporcionar el fluido eléctrico, cuya ac- que produce, no están adheridos á su superficie;
ción observada con cuidado, puede esplicar la forman una atmósfera inmensa, que se estiende
del fluido simple y elemental del que os una mo- hasta la Tierra; y esta atmósfera es de una dia-
dificación. Siguiendo los diferentes grados de fancidad, á la que nada se parece; sol^ es sensi-
sus combinaciones, y comparando los efectos que ble á nuestra vista, cuando un cuerpo interpues-
de ellas resultan con los que produce la natura- to entre ella y nosotros, detiene los rayos y los
leza, se observará una analogía, á la que sera di- refleja. Colocados en el Sol, no veríamos nin-
ficil no negarse. gún cuerpo bastante grande, ni bastante inme-
Esta comparación no puede hacerse en una diato de nosotros para despedir estos rayos en
Memoria cuya estén sion casi está determinada; masa, capaz de producir mucha luz; y sí este es,
espero hacerla en momentos mas tranquilos: plendor tan vivo, que rcalujcnte tiene el Sol vis
ahora solo he podido y he querido esplicar mi to desde la Tierra en que estamos colocados, so
simple concepto. convertirla en una luz muy suave, si estuviéra-
Este bosquejo, por imperfecto que sea su di- mos en el Sol.
bujo, manifiesta que en el sistema que he impug- Los planetas tienen, como él, una esfera de ac-
CAUSAS DEL CALOR DEL SOL. 433
tividad proporcioDada á su masa; tienen una luz mo conjeturas los hechos que he establecido, to-
que les es propia, y Herschel lo prueba clara- davía creo que merecerla ser ecsaminado con
mente, como ya lo he observado. No siendo el cuidado; y si mis observaciones pueden obligar
calor sino el efecto que resulta de la combina- á personas mas instruidas que yo á que le medi-
ción del fluido ígneo en la superficie de los pla- ten, habré llenado el objeto que me propuse.
netas, luego tienen una luz y un calor indepen- [Diario e?iciclopédico.)
dientes de la que le envia el Sol.
que he dado en apoyo de una opinión tan nueva; á quienes habia hecho mucho bien, hablaban mal
pero séame aun permitido el reasumir las princi- de él, lejos de castigarlos se contentó con decir:
pales, para llamar al fin la atención sobre los "Es propiedad de los^reyes el criar ingratos, mas
puntos por donde podria impugnarse. no por eso me quitarán el ser benéfico y gene-
El Sol está necesariamente rodeado del fluido roso."
se nos hace perceptible. La esperiencia parece cial con muchos servicios; mas el rey no quiso
que demuestra este segundo punto: pues si este consentir en ello, diciendo: "Quiero mejor pa-
fenómeno puede observarse todos los días en sarme sin ese vano monumento, que destruir la
nuestros gabinetes, ¿por qué con los mismos me- casa de un hombre que me ha servido bien."
dios no ha de producir la naturaleza los mismos
efectos? La luz boreal y sodiacal, producida por
Tierra, sirve de ejemplo Este soberano fué el héroe de su siglo; solo
el movimiento de la y
completa la prueba.
pensó en hacer felices. Andaba sin comitiva y á
La luz, combinándose, produce el calor. Este pié por las calles de su corte; y cuando se le re-
sas; pero el hecho por qué aun no esté bastante- no esa suma." —'"Tú lo serás," respondió Alfon-
mente esplicado, no está menos averiguado. so que lo oyó; y al momento le hizo dar los diez
mil ducados. Este príncipe odiaba el baile, y de-
Admitidos estos principios, la naturaleza no
cía con bastante gracia que un danzarín no se
obra sino por sus propias leyes, y todo vuelve á
distingue de un loco sino en que la locura le du-
aquel orden tan sencillo de que jamas se aparta!
Estos estremos de calor y de frió entre los ra méüos tiempo.
planetas inferiores y los superiores, desaparecen
sensiblemente; y los soles, esos cuerpos tan gran-
Pasando con su ejército por delante de Ca-
pua, cierto hombre vino á él como furioso, y de-
des en comparación del resto del universo, ya no
teniéndole el caballo le llenó de desvergüenzas.
contradicen con su esterilidad el voto de la na-
Alfonso las oyó con paciencia, y cuando conoció
turaleza.
Aun cuando este nuevo sistema se fundase so- que el hombre se habia desahogado, continuó su
lo en probabilidades, aun cuando se mirasen co- camino sin responderle palabra.
,
ÜM M®fflEMTO
Wh W Wh Wm f^
Una dulce mirada, un grato acento. . . Quiere animar al pueblo con las voces
jY se llama feliz! ¡Qué edad tan grata! Que el foro estremecieron del romano.
¡Qué bellas placenteras ilusiones ¿A donde el pueblo está? No ecsiste el pueblo.
Gozan hombres en su edad primera!
los ¿Y el poeta do va? Do quier que vuelve
¡Luego viene el amor! Tras la esperanza Su vista ansio.sa, cuando busca gloria.
Corrí mil veces al vibrar mi lira, Encuentra el fin; mil límites le cercan,
Lleno de ardor por alcanzar el lauro ¿Cómo poder el grato pensamiento
Que busca la beldad! Pero fué vana Gozar del porvenir? ¿Como una idea
Mi coütíoua ilusión: vi.siones mágicas Gozar en sus risueñas ilusiones?
Miraba mi abrasada fantasía, ¿La patria? Si no hay patria, es solo un nombro
Bellas como el sueno que animaba Vano que no comprende envilecido
A mi joven ardiente pensamiento. El hombre criminal; y todavía
Atravesé un camino do nacían Do quier se grita con acento ardiente,
Flores hcrmcsas de dulzura llenas, Virtud y sociedad y ciencia y gloria!
UN MOMENTO DE DESCANSO. 435
Que dora el Sol cuando de Oriente sube pio el Báltico, el Mar Negro y los mares de Ok-
,
Derramando la vida, y colorando hotsk. Los rios que corren por su territorio son
Volga, Dniéper, Petchora, los dos Dvi-
A la silvestre flor de la montaña. el el el
De las ricas ciudades opulentas llas del Báltico. Como Roma en los tiempos an-
tiguos, de un puñado de ladrones, se convirtió
Al hombre engañador, y no mirara
en un poderoso imperio, así la Rusia con un orí-
Al poderoso libertad clamando gen idéntico la hemos visto en nuestros dias en-
Cuando arroja la bárbara cadena, grandecerse y progresar hasta el grado de for-
A las manos del hombre que le inciensa. mar un gran peso en la balanza política de la
Yo no escuchara el himno religioso Europa.
Rusia después de su fundación sirvió de trán-
Cuando se alza el puñal del asesino
sito á las numerosas y diferentes tribus bárba-
G-ritando paz y fé: no contemplara ras que salían de entre las nieves del Norte, y
Leyes mentidas y mentidos reyes se dirigian á invadir el Mediodía de la Europa,
Que invocan la virtud, y no conocen Los rusos unas veces eran víctimas de estas
Qué cosa es sociedad: felia entonces, tribus, y otras se uniau con ellas. A su regre-
so muchos de los guerreros llenos de botin y de
A la orilla del manso y apacible
despojos fijaban sus cuarteles ó fundabnn pobla-
Rio que riega la feliz llanura
ciones en algún lugar cercano á la ciudad don-
Solo adorara un Dios. Y si la muerte de hablan establecido los subditos de Rurik su
Llegara á sorprenderme, la veria residencia. De esta manera se reunieron diver-
Cual término feliz de mi carrera sos pueblos que eran gobernados despóticamen-
En este mundo, en que do quier se mira te por gefes militares. Desorganizados en su go-
bierno interior, envueltos muchas veces en guer-
La maldición, el odio, el crimen fiero,
ras intestinas á pesar de sus costumbres guerre-
Ignorancia y maldad: feliz yo fuera!
ras, y de su carácter feroz, eran débiles. Vinie-
ErANCISCO GrüANADOS MaLDONADO. ron sobre los pueblos rusos otras hordas de bár-
(Escrito para el Álbum.) I
baros mas feroces y mas guerreros, y los domi-
—
naron durante muclios años ejerciendo en los gunos de estos edificios son de mármol y de la
ron los mongoles y los tártaros, que dominaron nen multitud de iglesias. Las notables son, la
la Rusia mas de ciento cincuenta años. de Nuestra Señora de Kasan, consagrada el año
de 1811, y construida por un modelo de San Pe-
La historia de Rusia propiamente empieza el
dro de Roma; la catedral de San Pedro y San
año 1686, con el reinado de Pedro I. En esta
Pablo, fundada por Pedro el Grrande en 1712,
época cambió enteramente la Rusia, o mas bien
es un edificio muy estenso, pero llama la aten-
dicho se formo el imperio, y entró á ocupar un
ción principalmente porque en él están los se-
lugar entre las potencias Europeas. Catarina II.
pulcros de todos los soberanos, desde su funda-
continuó la obra de Pedro I; ensanchó la Rusia
dor hasta el último de los que han ocupado el
conquistando la pequeña Tartaria, la Lituania,
trono, con escepcion de Pedro II, enterrado en
la Curlandia y el Cáucaso, y obteniendo la mi-
Moscou. El convento de San Alejandro Newski,
tad de la Polonia, y por estas adquisiciones de
al fin de la magnífica calle que tiene este nom-
territorio y por la introducción de las artes y de
bre, ocupa el tercer lugar entre las iglesias ru-
la civilización en las ciudades de mas importan-
sas. El mausoleo del Santo es de plata maciza.
eia, la Rusia se elevó á un grado de esplendor
La catedral de San Isaac, que es la mas moder-
que sorprendió á la Europa. Durante la ecsis-
na y una de las mas hermosas, no estaba aun
tencia de Napoleón, todos saben el importante
concluida en 1844. Por esa época había 58 tem-
papel que desempeñó la Rusia en esos aconteci-
plos, de los cuales 43 pertenecían á la iglesia
mientos estraordinarios y todos saben que si Na-
griega, 1 1 á católicos romanos y á protestantes,
poleón no fué vencido, la victoria de Eylau fué
y 4 á otras sectas.
la mas sangrienta, y la retirada de Moscou mas
La Rusia, en una parte considerable de la
funesta que una derrota. Alejandro I conquis-
Asia y de la América, se compone de pueblos
tó la Finlandia la Botnia y la Georgia. Nicolás I
ignorantes y bárbaros, y hasta raros en su confi-
actual emperador de las Rusias, las ha aumen-
guración física; pero en las ciudades principales
tado con la Armenia persiana, y sus ejércitos
ha cundido de una manera prodigiosa la civiliza-
victoriosos habrían marchado sobre Constantino-
pla á no haber intervenido las potencias
ción francesa. En la capital de que vamos ha-
Euro-
blando, sobre todo, hay establecimientos de ins-
peas.
trucción pública de primer orden. La Univer-
San Petersbourg, capital moderna del imperio
sidad, fundada en 1819, contiene 400 discípulos
ruso, es una de las mas grandes ciudades de la
y sobre 43 catedráticos. Ecsiste también la Aca-
Europa. Fué fundada en 1703 por Pedro el
demia médico-quirúrgica, fundada por Pedro el
Grrande, en la ribera del sur del rio Neva, que
Grrande; la Academia de gramática, la Escuela
desembarca en de Finlandia y en las islas
el golfo
normal, para instrucción de maestros, el Institu-
formadas por los brazos del mismo rio. En los
to oriental y Escuela de comercio y navega-
la
primeros dias de su fundación, la mayor parte de
ción. Hay también cuatro teatros, donde se re-
las casas eran de madera, pero un incendio que
presentan comedías en ruso, francés, alemán y
hubo año de 1737, destruyó algunos miles de
el
algunas veces inglés: la mayor parte de los acto-
edificios y facilitó el que pudiese disponer el go-
res son pagados por el gobierno. Los baños de
bierno que se construyesen las calles, cruzándose
vapor, y en seguida de agua fría, son muy usa-
unas á otras en ángulos rectos. La emperatriz
dos; así, en 1836 había cosa de 350 baños.
Isabel contribuyó mucho á hermosear la ciudad,
El clima es tan sucesivamente frío durante el
pero fué Catarina II la que dio á la metrópoli
invierno, que el Newa, que es un rio bastante an-
un grado increíble de esplendor.
cho y caudaloso, se hiela hasta el grado de que
Las son regulares y anchas, los edificios
calles
pasan coches y caballos por sobre el agua con-
de ladrillo estucados con cal ó yeso; pero hay al-
gelada. El frío dura casi nueve meses del año,
gunos de piedra y todavía muchos de madera. hace un calor escesivo. La
y en los tres restantes
Los edificios mas notables son, el Almirantazgo,
población actual de la capital es de 380 mil ha-
el Palacio de linvícrno, el palacio de Tauríba, la
bitantes. RR.
Academia de Bellas Artes y la Ciudadcla. Al-
LA ESPOSICION
Escuchad á los filósofos y á los hombres civi- triunfante y magestuosa por los cielos, ¿qué ha-
lizados de este siglo, y los oiréis declamar contra béis hecho para que vuestra vida, libre como el
la esclavitud de la Isla de Cuba y los Estados- viento, poética como la naturaleza que os crio, se
Unidos. Si mentáis á los pueblos orientales, in- vea limitada por el bárbaro capricho del hom-
mediatamente os dirán que son bárbaros porque bre? Melancólica yedra encontrarás acaso en
venden á las mugeres. los corredores de los ricos y en las gradas de la
Al atravesar por la estensa plaza mayor de esposicion un olmo en que enredar- tus zarcillos
México en de Muertos y de Todos Santos,
los dias para trepar orgullosa hasta la región de las nu.
me ha llamado la atención una inmensa payoda bes. Cándida azucena, emblema de la pureza,
formada con los restos del toldo que servia para ¿podrás aparecer tan poética y tan encantadora
la solemne procesión del Corpus. Allí se agol- en un jarrón de porcelana, como lo eres cuando
paba la gente formando oleadas como el mar, que se te encuentra en la hora del crepúsculo, medio
refluye sobre las playas. multitud y
Seguí á la oculta entre los árboles y matorrales, escuchando
me encontré con la esposicion y el mercado de atenta el susurro de la brisa, la corriente del ar-
las flores. I^unca he concurrido á un mercado royo y el silbido del zenzontle? Flores adora-
de flores sin esperimentar una profunda tristeza. das ¿adonde tenéis el rio trasparente en que ba-
Me parece que estoy en un bazar de esclavas de ñar vuestra frente de nácar y oro? ¿dónde los pin-
Constantinopla 6 del Cairo, Las esclavas son tados colibrís á quien alimentáis con la miel de
las flores. vuestros nectarios? ¿dónde la dorada y diligente
¡Como se puede comprender la filosofía del si- abeja que venga á rogaros le deis materiales pa-
glo XIX! ¡Cómo se puede esplicar el carácter ra formar su habitación? ¿dónde la lluvia fresca
humano! ¡
Ah! hombres filósofos, tenéis la virtud que sacude y baña vuestras corolas y fortifica y
en los labios, pero la hiél en el corazón. hace crecer vuestro tallo? ¡Ah! todo lo habéis
Lindas hijas de la naturaleza, pobres é inocen- perdido. La civilización os arrebata vuestra li-
tes, floresacostumbradas á crecer en medio de bertad; la civilización os arranca del suelo donde
los bosques umbríos, en el suave declive de las visteis laprimera luz y os obliga con el fuego,
montañas y en las frescas orillas de los torrentes, con la podadera, con el abono á que aparezcáis
¿por qué os veis aprisionadas en una estrecha y á los ojos del mundo gallardas y felices. ¡Cuan
miserable vasija de barro? Vosotras, acostum- tristes debéis estar sin embargo! ¡Cuan incó-
bradas á recibir en vuestro seno candido y
al modas y fastidiadas! Se comete con vosotras
.
diamantino rocío de la mañana, á gozar de las un crimen de lesa sensibilidad: ¿y á esto se llama
caricias y los besos del zéfiro, á ver nacer todos civilización y progreso?
los dias al esplendoroso sol, á recibir su calor vi- "Vuestros sufrimientos no terminan. Después
vificante y á seguirlo muchas voces en su marcha de privaros de la libertad, se os espone á la es-
tom:, II -XIX. 56
438 LA ESPOSICION Y VENTA DE LAS FLOEES.
pectacion pública; se os vende, se os infama has- dicen que su hija es pura como la azucena, me-
ta cambiaros vuestro poético nombre por una de lancólica como el lirio, blanca como la camelia
esas horribles y denominaciones nombres que ha alba plena. ... Al acercarse la joven, sonrie; sus
gruesovo lumen de Linneo en una mano, y una ricidá del botánico, ni os va á maltratar ni á he-
formidable navaja en la otra. ¿Creéis que ese -rir; por el contrarioj sus dedos torneados y suaves,
hombre admira la suavidad de vuestros pétalos, os van á llenar de caricias. . . .Esa joven hermo-
el brillante colorido de ellos, la belleza de ese sa os comprará, os llevará á su casa, os tratará co-
polvillo de oro que tenéis en el centro? Nada mo una hermana, como una compañera. Si está
de eso: os ultraja con temeridad, os observa vues- celosa, os confiará sus penas; si esta triste, enju-
tros órganos, destroza á veces vuestras entrañas: gareis sus lágrimas; si platica con su amante, vos
donde todos ven hermosura y belleza, él vé mons- escuchareis sus dulces palabras de amor, y seréis
truosidades; y riéndose, se aleja satisfecho, di- el lazo que los una, el emblema, el intérprete de
ciendo que sois una Pentandria^ una Diandria sus mas ardientes sensaciones. . . . De noche, en
JS'Ionoginia^ que pertenecéis á la familia de las vez de sentir el cierzo del frió, estaréis en la alco-
Terebintáceas ó délas Labiadas ¡Oh! ¡quién os ba de la hermosa, entre las cortinas de brocado y
ha de conocer con esos horrendos nombres! de punto. En las mañanas abrirá el balcón, os
¡quién ha de sospechar, al oiros llamar así, que sacará á respirar el ambiente fresco, á recibir los
sois tan bellas. rayos vivificadores del sol. En la tarde limpiara
Esperad .... se acerca un comerciante, os ec- vuestras hojas, vertirá claras gotas de agua sobre
samina con el lente, hace un gesto de desprecio, vuestros tallos. ... ¡Oh! estos cuidados suaviza-
y después, por el flujo, por la monomanía de co- rán vuestra cautividad, y cuando la mano de lá
merciar, os compra. ... ¿Y dónde vais, pobre muerte os toque, moriréis en el blando seno de
flor? á vivir unos cuantos dias entre los tercios la hermosa que tanto os ha querido. . . . ¡Pobres
de pescado seco, entre botijas de aceite, y á mo- flores! ¡Qué pocas tenéis esa suerte! ¡Qué crue-
rir destrozada por el feroz gato del almacén. les son los hombres que os sujetan á la esclavi-
Mas se acerca un viejo enamorado. . . . ese os tud! ¡quéin humanos los botánicos que os destro-
comprará para hacer un obsequio á una bailari- zan! ¡qué bárbaras las autoridades que os ponen
na, á una prima donna di Cartelo. ¡Oh! vuestra á la espectacion pública!
suerte va á ser funesta. Apareceréis enlazada á ¡Pobres mugeres! También vosotras sufrís co-
los cabellos de la dama o prendida en su pecho, mo las flores; también sois desgraciadas; también
y 08 sofocareis con el calor de la.s luces, con el la sociedad y la civilización os tiranizan; también
humo de los cigarros, y acabada la noche, se os se os adorna y se os vende; también vosotras sois
arrojará en las tablas, y moriréis pisoteada por sacrificadas al capricho y á lá moda; también se-
los grotescos coristas, por los insolentes criados cas, marchitas y olvidadas, acabáis la vida. Las
de bastidores. flores son las mugeres que sufren en silencio.
En medio de tantas desgracias no os faltará Las mugeres son las flores que sufren llorando.
un rayo de consuelo. Ved una joven que se acer- iPobres flores! ¡Pobres mugeres! — M. Payno,
ca. Su talle es gallardo como el de las palmas, (Escrito para el Álbum.)
m^.: í^)
mi u$$áMi mi^o d ^^s^;^j^|0g^f Mní)í^íií)^.
g^M^^AaJ^J.
DE LA HISTORIA.
-^^^^m^^^-^^
Si la historia se leyese sin el ecsámen debido, cuentes cambios, cae bajo otra tiranía sobrema-
cualquiera creerla que los grandes acontecimien- nera odiosa y difícil de soportar: la de los decem-
tos que en ella se refieren, provenían de causas viros. Apio Claudio ve á una joven hermosa, de
igualmente grandes. Pero bien lejos de que sea quien se enamora perdidamente. Deseoso de
así, las mas veces sucede que en motivos verda- poseerla, no se para en los medios de conseguir
deramente frivolos encontramos la esplicacion sus depravados fines: pónese de acuerdo con uno
de las guerras, de los tratados, de las divisiones de hombres que obedecen ciegamente su vo-
los
territoriales, de la adopción de tal ó cual políti- luntad, hace que la reclame como esclava suya,
ca. Las desgraciadas naciones, que suelen se^ y pronuncia como juez una sentencia inicua.
víctimas de las disposiciones de sus gobernantes, Virginio, el padre de la joven, no consiente que
están á mil leguas de comprender á qué misera- se lleve á efecto una farsa, que conduela á su hi-
bles caprichos les sacrifican sus destinos. ja á la deshonra: la mata, y corre al campamen-
Si fuéramos á referir todos los casos históri- to donde se hallaban reunidos sus compañeros de
cos con que pudiéramos comprobar nuestros aser- armas, para referirlos el hecho, presentando á su
tos, emprenderiamos una tarea ímproba, porque vista el puñal humeante con la sangre de Virgi-
son en verdad innumerables. Contentarémonos, nia. Esa sangre no fué perdida: ella, como la
pues, con recordar unos cuatro ó cinco, conforme de Lucrecia, vuelve á los romanos el don apre-
al escribir nos los vaya representando la memo- ciable de la libertad, como si esta, á semejanza de
ria. los feroces dioses de nuestros padres, solo otor.
Mucho tiempo llevaba Roma de vivir bajo la do- gase SUS' favores cuando se imploraban con la
ramentos. Un ohiste envuelve á dos naciones en de decir entonces con ta;nta arrogancia como ver-
guerras prolongadas y sangrientas. dad: "El Estado soy yo." Las Provincias-Uni-
Ocupa el trono de esa misma Francia el dé- das cometen la imprudencia de ofender su orgu-
bil rey Luis XIII, bajo cuyo nombre, quien ver- que se sobrepone á todo, y pagan cara su
llo, te-
daderamente manda con dominio despótico, es el meridad. La vanidad del déspota no queda sa-
célebre cardenal Richelieu. La reina de Francia, tisfecha sino con la completa humillación de la
Ana de Austria, conmueve el corazón del duque potencia que la ha provoc&do.
de Buckingham, elegante, disipado,' valiente, ca- Repetirüos que seria nunca acabar abrir el li-
balleroso, atrevido, quien sin tener ni con mucho bro de la historia para estraer de ahí todos los
los tamaños del cardenal francés, eje^rce en In- casos semejantes á los que acabamos de referir.
glaterra sobre el ánimo del rey un imperio mas Ya algunos autores de bien sentada reputación
absoluto aún, y dispone á su antojo de los recur- han tratado de sacar partido de esta misma ver-
sos y de la sangre del pueblo. Por una locura, dad, circunscribiendo al cuadro que se han tra-
mas propia de un caballero andante, que del gefe zado, la idea de presentar ios grandes efectos que
de un gobierno, compromete de nuevo en una suelen producir las causas mas pequeñas. Entre
guerra innecesaria á los dos pueblos que cami- otros lohan hecho así Eugenio Scribe y Alejan-
nan de la civilización del mundo, y
al frente cu- dro Dumas: el primero, en su drama titulado:
yas querellas parecen interminables é incompa- "El vaso de agua;" el otro, en una de sus más
tibles con la ecsistencia de ambos, ora proce- acreditadas novelas, la de los "Tres Mosque-
dan de motivos eminentemente frivolos, como en teros."
los casos que hemos referido, ora de causas que no Hagamos empero una observación, que no de-
han carecido de fundamento, para confiar su be echarse en olvido, para atenuar hasta donde
decisión á la fuerza de las armas. es justo, la importancia que hemos dado á causa-
En la época en que la voz de Lutero conmo- les sobremanera insignificantes. Verdad es que
vió la cátedra de S. Pedro, reinaba en Inglater- frecuentemente acontece que ellas son las qué
ra un rey depravado, cruel, irreligioso, dominado determinan los sucesos mas ruidosos é interesan-
completamente por los vicios. Enrique VIII tes; pero hay que advertir que acaso estos han
habia tomado, sin embargo, la defensa de la Igle- ido siendo preparados de antemano por otros
s-ia; y sus escritos contra el atrevido innovador le motivos, que no aparecen en momento de la
el
tar en su solio. Pide al afecto la anulación de su pasa desapercibido, menos la causa mas inmedia-
matrimonio, alegando causales que el Soberano ta del efecto que le produce; y aunque ella no
Pontífice no juzga legítimas: entonces, Enrique sea quizá la mas influente ni decisiva, es, sí, lá
toma por sí solo lo que no le quieren conceder; última, y esto basta para que sea la que aparezca
y la desgraciada Ana se sienta en aquel trono de en escena. Así Sucede siempre en el mundo con
que no tardará en ser arrojada, porque no es las cosas, y mas aún con las personas, para cuan-
en realidad mas que el primer escalón para su- to ocurre de próspero y adverso; y por un juicio
bir al cadalso. Y lo cierto del caso es que un tan falible como repetido, por lo regular se atri-
capricho de su monarca, hace que la Inglaterra buye el bien ó el mal que esperimentamos, no á
canibie de religión, que desconozca al gefe supre- aquel de quien irealmente provienen, sino á aquel
mo de la Iglesia, y se prepare para los tiempos otro en cuya época se verifica.
venideros calamidades sin número, hijas del mas A fuer de imparciales, hemos hecho la aclara-
-ciego fanatismo. ción anterior, que sirve para debilitar, pero no
Minado en Francia el poder de los grandes para destruir la influencia de aquellas pequeñas
señores desde la época de Luis XI, abatido tam- causas, que bien pudiéramos llamar los resortes
bién el del pueblo, no queda en pié mas que el secretos de la historia. La importancia de su
-de la monarquía, el cual no cesa de engi-andecer- conocimiento no puede en manera alguna desfi-
se hasta llegar al punto de que ya no solamente gurarse, porque solo el que desentraña un asun-
no tiene rival con quién combatir, sino que en to, y penetra lo que constituye un arcano para
parte alguna encuentra resistencia. El rey pue- los demás, puede decirse que ha aprendido cuan-
'
to podía saber. Por desgracia, la historia pro- 1611 — Durango. Fundación del convento de
piamente dicha, es la que menos á propósito sue- San Juan de Dios.
le ser para conocer á fondo los móviles secretos 161G. -Santa Teresa la Antigua.
que deciden de la suerte de los pueblos. O bien 1703. — Santa Nueva.
Tei'esa la
Hay otra especie de obras que reúnen al inte- 1599.—Provincia de San Diego.
rés de la historia el atractivo de la novela, y en 1537 — En México, Bula de cruzada. Se la
las que, como que se desciende á los pormenores concedió á España en 1509.
de la vida privada de los hombres en cuyas ma- 1657.— Congregación de San Francisco Ja-
nos está el gobierno de las naciones, se encuen- vier.
tran por lo regular esplicados los verdaderos mo- 1030.— Tuvo su principio
la',Orden de San-
tivos de sus acciones, que casi nunca aparecen tiago. Fué confirmada en 1175.
Cuando los hombres obran á la vista de los que 1687 en congregación, y en 1710 en religión.
1726. —
Colegio de infantes,
están en observación de sus acciones, recurren
disimulo ó á la falsedad para aparecer grandes
al
1665.— Convento de Capuchinas por siete re-
ligiosas del de Toledo.
y virtuosos: solo en la vida íntima no se dirigen 1575.— Cofradía de Nuestra Señora de los Re-
mas que por los impulsos de su corazón; de ma- medios.
nera que de ellos bien pudiera decirse que con
— Convento de Santa Catarina de Sena.
1593.
lo
— Convento Espíritu Santo.
1634. del
su chiste acostumbrado ha dicho de las mugeres —Principio de Alameda,
1592. la
un festivo poeta español, á saber, que son unas — Fúndase Orden de San
1569. la Hipólito; se
en sesión pública, y otras en sesión secreta. erige en hermandad en 1585; en congregación
1604, y en religión en 1700.
(Se cohduira.)^
1548. — Colegio de Niñas.
1667. — ídem de San Buenaventura.
1654. — Colegio de San Raniou.
1589. — Archicofradía Santo Nombre de del
Jesús en San Agustín.
(CONCLIJYE.) — Cofradía de San Nepomuccno.
1724.
Miguel.
Congregación de San —Provincia de San Francisco de Zaca-
1606.
tecas.
DESCRIPCIÓN
Al pié de las colinas del "Vaticano pagano, Habia cercad el Circo un templo consagrado á
Nerón hizo construir un inmenso Circo, á donde Apolo, dios de la poesía, y una supersticiosa con-
el pueblo de la reina de las ciudades acudia á fianza r©«inia en él una multitud de idólatras que
satisfacer su pasión por aquellos espectáculos venian á consultar sus destinos. Las palabras
que componían la mitad de su ecsistencia. Pa- de los oráculos eran los vaticinios, [vaticinio] por-
nem et circenses, "pan y juegos de circo;" tal era que el vates 6 sacerdote del ídolo, agitado por la
el vil materialismo de ese pueblo degenerado, que obsesión divina, pregonizaba ó cantaba, [canebat']
se engreía con el título de pueblo rey! Alli, don- los decretos del destino. La colina misteriosa
de el príncipe de los apóstoles, San Pedro, fué pudo, pues, llamarse con propiedad Vatica7ium,
clavado en una cruz cabeza abajo, porque se Vaticano. Pero ¡oh juicios incomprensibles de
consideraba indigno de morir en la misma pos- Dios! Cercano estaba el dia en que el verdade-
tura que su divino Maestro, el año 106 de la ro vates pronunciase allí los verdaderos orácu-
era cristiana, uno de los sucesores de S. Pedro, los, que, mas inefables que los del dios de Delfos,
elPapa Anacleto, mandó edificar en aquel sitio debian ser recibidos por las naciones civilizadas
un modesto oratorio para depositar los restos del y cultas que componen el imperio católico. La
Príncipe de los apóstoles. colina debia, pues, conservar su nombre de Vati-
444 DESCRIPCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO.
cano, y en efecto lo conserva después de diez y tros lectores. El corto espacio de que podemos
oclio siglos. disponer nos obliga á compendiar la descripción
del antiguo templo Constantiniano.
El pequeño oratorio del Papa Anacleto se con-
servó, á pesar de la horrible persecución que du- Hacia once siglos que, mediante reparaciones
ró tres siglos. Cuando por fin, el glorioso Cons- y restauraciones parciales, la iglesia edificada por
tantino dio la paz á la Iglesia, le fué muy grato Silvestre I y el emperador Constantino, se con-
encontrar el sitio en que reposaban los restos del servaba en pié, pero amenazaba ruina. Nico-
grande apóstol. lás Y, preconizado Papa en 1445 fué primero el
que proyectó construirla de nuevo. Se demolió
La historia refiere á este respecto, un caso
desde luego un edificio pagano situado detras de
muy curioso. Habiendo Constantino accedido á
la tribuna ó santuario de S. Pedro, y sobre este
los deseos del papa San Silvestre, que queria edi-
terreno se edificó una grande y magestuosa tribu-
ficar una grande basílica sobre el sepulcro de
na, sin tocar por entonces el antiguo edificio. Ni-
San Pedro, resolvió presidir esta inauguración
colásno logró ver mas que algunos codos levanta-
religiosa. Sucedió estoen 319 ó 324. El empe-
dos de aquel suelo de escombros. Murió en 1447,
rador, revestido de las insignias reales, y acom-
pañado de su brillante corte, se dirigió al lugar
y se suspendieron los trabajos. Calixto III y
Pío II no se ocuparon de aquella obra dispen-
destinado á la consagración: se despojó de sus
diosa'. Pablo II, elevado al pontificado en 1464,
ornamentos imperiales, se quitó la corona, y pos-
trándose en tierra, derramó copiosas lágrimas;
continuó el plan de Nicolás Y y gastó mas de
cinco mil onzas de oro. Algunos otros Papas con-
después se levantó, cogió una azada y se puso á
tinuaron el embellecimiento de la antigua iglesia.
cavar el terreno en donde debian de echarse los
Estaba reservado al célebre pontífice Julio II,
cimientos; y tomando después una canasta sobre
dar una impulsión decisiva á aquel estraordina-
sus hombros, la retiró de la escavacion doce ve-
ces llena de tierra, en memoria de los doce após-
rio proyecto. Este Papa llamó á Roma á los mas
hábiles arquitectos y adoptó el plan de Lázaro
toles, y trazó en fin, sobre el suelo humedecido
Bramante, que proponía dar á la nueva basílica
con la sangre de tantos mártires, el lugar de la
la forma de una cruz griega de tres naves: el
nueva iglesia, la cual fué dedicada á Dios bajo la
frontispicio principal debía adornarse de dos tor-
invocación de San Pedro, el 18 de Noviembre
res; en el centro debía elevarse, sobre cuatro pila-
de 325. El cuerpo de este apóstol fué desenter-
contenia cinco naves, sosteni- das sobre las cuales Bramante queria apoyar la
cuerpo del edificio
pal fachada tiene cinco puertas que correspon- y del arquitecto en 1514. La obra fué interrum-
pida.
den á las cinco naves; mas tarde se abrieron
otras en las estremidades laterales del crucero. La Providencia llamó al trono pontificio á
Muchos Papas, sucesores de San Silvestre, embe- Juan de Médicís, bajo el nombre de León X.
llecieron y enriquecieron á porfia este venerable Este papa, apasionado por las bellas artes, con-
santuario, en el cual fueron colocadas un consi- fió la continuación de la obra á tres ilustres ar-
derable número de reliquias de otros mártires. quitectos; San Gallo, Jaconde de Yerona, y Ra-
Lo3 diversos altares de esta basílica correspon- fael de Urbino; pero como el tesoro pontificio se
den por su magnificencia al altar mayor. Pero hallaba agotado, no podía administrar las sumas
comencemos cuanto antes la historia de la basí- necesarias. El Papa recurrió ala piedad de los
lica actual, que debe llamar la atención de nues- fieles y prometió indulgencias á loa que contri-
DESCRIPCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN DEDEO. 445
huyesen con dinero á esta magnífica empresa. lemnidades, adoptó de nuevo la cruz latina, y
La pluma se cae de las manos cuando se ve obli- quiso se prolongase mas de lo que permite su
gada á señalar, en esta ocasión, el nacimiento de forma natural. Es por demás decir que las cua-
una heregía que tantas lágrimas ha costado á la tro partes de la cruz griega son de igual longi-
humanidad, y cuyas terribles consecuencias se tud, mientras que la parte inferior de la cruz la-
palpan después de tres siglos. Un fogoso mon- tina es mucho mas larga.
ge, Martin Lutero, se puso á predicar contra el Una descripción detallada de tan suntuoso mo-
abuso de las indulgencias. Seguramente nada numento, podrá dar una idea de él á los lectores
era mejor, pues la Iglesia detesta los abusos; pe- que no conocen esta maravilla de la arquitectura
ro luego ataco las indulgencias mismas, y en es- católica.
to la lógica de Lutero fué evidentemente falsa. Una inmensa plaza de forma elíptica se pre-
Si hay hombres que se entregan con esceso á las senta desde luego á la vista. Dos galerías de
bebidas, ¿deberán por eso ser malditas y arran- medio círculo forman su circuito; cada una de
cadas las viñas? León X no podrá ser acusado estas galerías abiertas, tiene cuatro hileras de co-
de un zelo demasiado ardiente por la edificación lumnas que forman dos corredores cubiertos; el
de la basílica de San Pedro, ni considerado co- pasage de enmedio, mas ancho, es destinado para
mo promotor de esta triste escisión en el seno
y por consiguiente no tiene techo.
los carruages,
del cristianismo. Las columnas, de sesenta y un pies de altura,
La obra, embargo, se llevó adelante, y
sin el tienen un cornisamento sobre el cual hay dos-
plan de la cruz griega fué cambiado por el de la cientas once estatuas de once pies y medio de al-
cruz latina; pero Rafael ecshaló su último suspi- to. A derecha é izquierda hay dos fuentes, cu-
ro en 1 520, y Baltasar Peruzzi reemplazó al gran- yas aguas, elevándose á una altura prodigiosa,
de Apenas habia este puesto mano á la
artista. caen en forma de cascada en un pilón de granito
obra, cuando Leen X, joven todavía, murió en oriental,y después en otro pilón octógono, cuya
1521. Seria muy largo el contar los mil y tan- circunferencia es de ochenta y nueve pies.
tos incidentes que, durante muchos años, parali- El diámetro mas pequeño de esta plaza, en lo
zaron o modificaron la grande empresa. Dire- interior, tiene quinientos ochenta y ocho pies, y
mos solamente que por lo que respecta á la media el mas grande, setecientos treinta y ocho. A es-
naranja, el arquitecto Buonarotti, llamado por ta primera plaza sigue una segunda, que tiene
Pablo III y muy conocido bajo el nombre de la forma de un trapecio; su estension es de dos-
Miguel-Ángel, levantó el edificio hasta el tam- cientos noventa y seis pies de largo sobre tres-
bor que debia ser coronado por la cúpula. Tra- cientos sesenta y seis de ancho. Los dos lados
bajó también bajo el pontificado de los papas Ju- rectilíneos de la plaza, son la continuación de las
lio III, Marcial II y Paulo IV, y bajo el de es- galerías y van á unirse con la fachada principal
te último, el sublime artista pagó su tributo á la de la basílica.
muerte, después de haber dejado un modelo pa- Aquí principia el pórtico, elevado sobre vein-
ra la cúpula. Lo referido tuvo lugar en 1564. tidós escalones de tres piloneitos ó asientos. A
Omitamos algunas cosas para llegar al pontifica- los dos lados se elevan las estatuas de San Pedro
do de Sisto V. Bajo su reinado, Santiago de la y San Pablo, que Mino de Tiesola hizo por orden
Porte y Domingo Fontana, terminaron esta ad- del Papa Pió 11.
mirable obra. En 13 de Julio de 1588, ocho- En el punto mas alto del pórtico se descubre
cientos obreros comenzaron la prodigiosa cúpula, la fachada principal de la basílica, que tendrá
y el 14 de Mayo de 1590, se elevaba ya mages- unos ciento veinticuatro metros, ó sean trescien-
tuosamente en el aire, hasta la torrecilla que se tos setenta y dos pies. Su altura es de ciento
vé sobre la media naranja. cincuenta pies. Este frontispicio está formado
El cardenal Borghese, nombrado Papa en 1605 de columnas y pilares corintios, y sostienen un
bajo el nombre de Paulo V, viendo ya termina- arquitrabe con un friso y una cornisa. Sobre la
da la parte superior de la basílica, se ocupó de cornisa se levanta un ático, adornado de venta-
la construcción de la otra parte. Juzgando este nas. En sus dos estremidades debían elevarse
pontífice, que el plan de la cruz griega no repre- dos companarios, de los cuales uno estaba ya
sentaba un edificio capaz de contener la numero- construido; pero fué necesario, derribarlo porque
sa congregación de los fieles en las mayores so- ofuscaba la vista de la cúpula. Toda esta fa-
TOM. II. —XIX. 57
446 DESCRIPCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO.
cliada es de piedra de mármol. Se censura su halla la cruz sin tabernáculo. Cuando el Papa
poca altura proporcionalmente con la magnitud oficia en él, se coloca un séptimo candelabro, cu-
del edificio: sin embargo, el arquitecto, al cons- ya candela es mayor que lasdemás, y significa
truirla asi, tuvo por objeto dar á la media naran- la supremacía pontificia. El bronce del baldo-
ja una figura mas airosa y piramidal. quin que acabamos de describir, pesa mas de
Entremos al pórtico, que forma por sí solo un cien millares, y fué estraido del panteón. El do-
edificio tan espacioso, elegante é imponente, que rado y el trabajo de la obra asciende á la suma
á los ojos de mucbos ha podido muy bien pasar de ciento diez mil pesos. La basílica debe esta
por la misma basílica. En efecto, este vestíbu- bella obra al papa Urbano VII, muerto en 1644.
lo tiene cuatrocientos pies de largo sobre mas Mas allá del altar se estiende el brazo supe-
de sesenta de ancbo. Dificil seria describir las rior de la cruz. En el centro se ve y admira la
pinturas, estatuas y demás ornamentos de que se "cátedra de San Pedro," formada por una gran
ve enriquecido. Diremos únicamente que en ca- tribuna de bronce, en la cual se conserva el mis-
da una de las estremidades se hallan colocadas mo asiento de madera en que el príncipe de los
sobre un rico pedestal las estatuas ecuestres de apóstoles se sentaba. Esta tribuna está sosteni-
Constantino y Carlo-Magno; aquella á la dere- da por las estatuas colosales de cuatro principa-
cha y ésta á la izquierda. les doctores de la Iglesia: San Agustín y San
Cinco grandes puertas dan entrada al templo; Ambrosio por delante, y San Juan Crisóstd-
la del medio es de bronce. Sus bajo-relieves re- mo y San Atanasio por detras; las dos pri-
presentan la vida de San Pedro y los principa- meras por la Iglesia latina, y las segundas por la
les hechos del pontificado de Eugenio IV, que griega.
mandó ponerla. La quinta puerta de la dere- Si nos propusiéramos ahora recorrer esta in-
cha está tabicada, y solo se abre de veinticinco mensa basílica y describir todas las magnificen-
en veinticinco años para el jubileo. cias de los tres brazos del crucero de la nave
Por una de las tres restantes es por donde ge- principal y de sus dos colaterales, necesitaría-
ralmente se entra al templo; son conocidas bajo mos sino volúmenes enteros. Ocupémonos de
los nombres de los papas Paulo V, Urbano VIII la cúpula, bajo la cual está construido el al-
é Inocencio X. La nave principal tiene en ca- tar papal, y el suntuoso baldoquin de que ya
da lado cuatro grandes arcadas, sostenidas por hemos hablado. Esta cúpula descansa sobre las
enormes pilares, y cada uno presenta dos pilas- cuatro pilastras colosales, arriba mencionadas.
tras unidas. Entre pilastra y pilastra se han Cada una de estas cuatro pilastras tiene tres-
abierto dos nichos, uno sobre otro. En cada ni- cientos pies de circuito, y quinientos de cimien-
cho se halla colocada la estatua colosal de uno de to. Sobre las cuatro grandes arcadas que sostie-
Ordenes religiosas: la bóve-
los fundadores de las nen la cúpula, hay un magnífico entablamento,
da está adornada de florones de estuco dorado. sobre cuyo friso se leen en letras mosaicas las pa-
En centro del crucero, y bajo la estensa cú-
el labras siguientes: Tu est Petrus^ et siiper hanc
pula, se halla colocado el altar mayor papal. feiram (Rclificaho Ecclesiam oncam^ et tibi dabo
Cuando el soberano oficia en él, tiene el rostro claves regni cmlorum. Tá eres Pedro, y sobre es-
vuelto hacia la nave en que se encuentran las ta piedra edificaré mi Iglesia, y ie daré las llaves
cinco puertas, ó sea hacia el pueblo. Conviene del reino de los Los caracteres de esta
cielos.
observar que la basílica se estiende de Oriente á inscripción tienen siete pies de longitud, aunque
Occidente, y de este modo el Papa, cuando ce- solamente aparecen del tamaño de un pié. La
lebra, mira al Levante. Las principales iglesias cúpula es doble, y sus paredes tienen veinticua-
de Fioma tienen su eje en esta dirección. Este tro pies de ancho. Los pilares tienen la altura
altar así aislado, y al cual se sube por, siete gra- de ciento sesenta y ocho pies. Desde el pavi-
das, está coronado de un magnífico baldoquin, mento hasta lo alto de la cruz, tiene la media
sostenido por cuatro columnas. Toda la obra es naranja cuatrocientos veinticuatro pies: la torre-
de bronce dorado, y desde el cimiento de las co- cilla solo tiene cincuenta y cuatro, y la cruz
lumnas hasta la estrcmidad de la cruz, que do- veinte. La bola, que tiene siete pies de diáme-
mina baldoquin, se cuentan ciento treinta y
el tro, puede contener diez y seis personas; una es-
dos pies. La tarima del altar está adornada calera facilita la entrada á los curiosos. La ele-
de seis grandes candelabros, y en medio se vación total do esta media naranja equivale á
— — —
dos torres como las de la catedral de Paris pues- ¡Eres hermosa! en tus serenos ojos
tas una sobre otra, y aun sobresaldría de veinti- Todas sus gracias derramó el encanto:
cuatro pies. Por verlos hoy en su abandono, ¡cuánto
Ademas de mencionada cúpula, la basílica
la Diera, oh bella, tu amante Trovador!
ta de ancho por el crucero, de manera que la ca- Baña la luz de angélica pureza
tedral de Paris, por su longitud, cabe dentro de El terso cutis de tu frente bella:
ve principal tiene ochenta y seis pies de ancho y El alma se incendió del Trovador.
ciento cuarenta y cuatro de largo. IV.
Dulce es mirar tu perfumada boca,
La construcción total de este gigantesco edi-
Si en ella juega tu divina risa.
ficio, ha costado hasta ahora cerca de setenta y Como la nácar flor á quien la brisa
cinco millones de pesos. Sus delicadas hojas entreabrió.
La iglesia no tiene coro ni santuario. El ca- Es muy dulce escuchar tu voz sonora
pítulo celebra los divinos oficios en una grande Al preludiar el armonioso canto:
¡Ay! por oírlo en mi amargura, ¡cuánto
y soberbia capilla, que e(|uivale á una bella igle-
Diera, oh bella, tu amante Trovador!
sia. No se ven allí bancos ni sillas, y la vista
V.
puede cómodamente esplayarse sobre las ricas di- ¿Ves ese con sus blancas nubes?
cielo
visiones de mármol, que forman el pavimento, ¿Ves. ese sol brillante de topacio?
bajo del cual está el de la antigua iglesia de ¿Ves esos mundos de oro en el espacio?
Constantino, bajándose á ella por una escalera Pues mas hermosa te formó el Señor.
Tú eres, en el lugar donde naciste.
colocada frente del altar mayor. La bóveda de
Fresca azucena en su primer mañana,
este subterráneo tiene once pies de altura. Allí, Gloria de. la región Veracruzana^
bajo el altar papal, está el altar llamado de la Y orgullo de tu amante Trovador.
Confesión de San Pedro, en el cual se conservan VL
las insignes reliquias de los dos príncipes del Eres el ave de doradas plumas
apostolado, San Pedro y San Pablo.
Que en la arboleda de las selvas trina,
Y que al viagero, mágica fascina
Al esparcir su acento encantador.
•^s^
VIL
Dicen que en las mansiones de
la gloria
Los arcángeles se aman con
pureza;
Si hoy alivio la ausencia con mi canto, Al contemplar tu candida belleza
Es pói-que tú la inspiración me diste;
De hinojos puesto, te ofrecí ese amor.
Es grato recordar tu dulce imagen,
Tú, que en las sendas de mi vida fuiste
Cuando con ella en mi soñar deliro;
El querubín de mi primer amor. Pero mas grato fuera sí un suspiro
No soy indiferente, AMADA mia. Consagraras, mi bien, al Trovadox-.
Pues que tu nombre y tu memoria adoro: VIIL
Mira: hoy, al par de su abundante lloro ¡Oh!mis penas tu memoria calma,
si
Es porque tú la inspiración me diste;
Sus recuerdos temanda el Trovador.
Tú, que en las sendas de mi vida fuiste
IL El querubín de mi primer amor.
Para alabarte como tú mereces,
¡Eres hermosa! cual visión divina
Del ángel era necesario el canto:
Pasaste por mi sueno delirante, Por obtenerlo en mí entusiasmo, ¡cuánto
O cual de Oriente ráfaga flotante Diera, AMADA, este humilde Trovador!
Que el rayo de la Luna ilumino. Orizaba, Abril 20 de 1§49. I. Avila Vázquez
— —
6) ^ 0^
c <^ cÉ^ cM¿) .(M¿) (^ c^ (^ c^ fe)'
ornitología. (*)
El conocimiento de las ayes, que es el objeto En esta persuasión, y contando con la oferta
de lá Ornitología, es un estudio que presenta de los señores redactores de este variado perió-
bastante interés bajo diversos aspectos. En efec- dico,daremos algunos artículos relativos á este
to, muchas de ellas nos ministran un alimento ramo, que creemos agradarán á los lectores, par-
sano j nutritivo, ya con su sabrosa carne cuando ticularmente si al interés general que hemos ma-
son adultas, ya con la de sus tiernos hijuelos, y nifestado ser propio de la ciencia, se une el par-
ya, en fin, aun antes de que éstos se hallen ente- ticular de que los objetos que se describen ten-
ramente formados, y puedan salir del cascaron gan alguna relación con nuestro pais. Tal es el
en que debian desarrollarse. Otras recrean nues- que ponemos á continuación, debido al favor del
tros oidos con su melodioso canto, muchas la vis- Sr. Conde de la Cortina, tan conocido por su
hermoso y va-
ta con los brillantes colores de su empeño en el adelanto de las ciencias útiles, y
riado plumage; y algunas sirven también para en que éstas se generalicen en el pais, quien con
aliviar nuestras dolencias. Las plumas de las la mejor voluntad nos ha franqueado el original
aves, sustituyendo á la cañita (calamus) que usa- para que se publique. La traducción del italia-
ron los antiguos, han sido el instrumentos mas no ha sido hecha por una señora mexicana, que,
á propósito para comunicar nuestros pensamien- en nuestro concepto, posee bien el idioma, y la
tos, facilitándonos la escritura: ellas han forma- estampa que se acompaña está arreglada entera-
do la paleta de colores naturales con que se mente á la descripción que hace el autor. B. B,
han ejecutado esos cuadros de mosaico, que tan
justamente admiramos; de ellas se forman los
muy cómodos colchones y cojines en que descan- >§aca«lo ele los Anales de Ciencia» naturale»
samos; y ellas, en fin, son el adorno mas elegan- de láolonia del iiies de Áíayo de 1^44.
te con cfue se presenta, así el intrépido guerrero —
«tí^-
en el combate, como la delicada dama en los fes- NUEVO GENERO DE FRINGILAGOS. (1)
tines.
Este nuevo género pertenece a aquellos frin-
La observación de los hábitos y costumbres de
gilagos que tienen tanta afinidad con las pyrrhu-
las aves, el grado de inteligencia ó instinto que
las (2), que deberá ser un pyrraulano para los
desplegan en la época de sus amores, las precau- que,
que quieren admitir esta subnfamilia; los
ciones que toman para formar sus nidos, y la
saben que las
ademas, conocen nuestros escritos,
crianza y educación de sus hijuelos, según las
verdaderas pyrrhulas están colocadas por noso-
diversas necesidades á que éstos han de estar su-
jetos con el tiempo, sooi ciertamente admirables, Esta es una tribu de pájaros bastante numerosa,
(1 )
y no pueden menos de interesar vivamente á los en la que se cuenta f-1 goiiiou. {Fringiüa doméstica de
que las conocen. Sin poder entrar aquí en los Linn Pyrgila de Cuvier.)
pormenores de todos estos puntos, que tantas re- (2) una especie de Loxia de Linnco se formó el
}>e
género i'yrihul'-i, que algunos autores admiten ya como
flecsioncs suministran, creemos que lo espuesto
tribu, y a que D. José de Yíiriez y Gerona, riaturalista es-
basta para probar que el estudio de la Ornitolo-
nombre de Jiuvrclos,tomado dul francés
pañol, da el
gía es uno de aquellos pocos que reúne en sí JJouvreuil, que corresponde al Pico-Cruzado. {Loxia cur-
mismo lo útil á lo agradable: ulile dulci. viroHlra de Linn.)
(* ) Tratido de \<-3 pájaros ó aves. Del griego ornithos pájaro, y lo¿oa tratado.
los
;io
se
'ra
er-
né-
de
del
y
era
era
5y
an-
lig-
ido
iho
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)SÍ-
MX-
^'• dO-
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io-
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tin<
las
des
cior
crir
dh
jet
y r
qu(
poi
fle(
baf
gía
mil
(
OBNITOLOaiA. 449
tros entre las loxias. Y sin decir otra cosa, véan- verdad, la escesiva delgadez de los pies y de los
se aquí los caracteres del género dedos, no resultase muy injurioso al que dirigió
los diseños.
(*) Se ha adoptado la terminación en ea para que no (*) Swaison ha propuesto el género spermojihila,
se confunda con un fósil llamado Bustamancia, descrito comprendiendo en él á los burrelos ó pyrrhulas de la
en el Tratado de Orictognosia del Sr. D. Andrés del Rio, América del Sur, principalmente la i?.v/í?*/a /a tóros-
página 291; ni con uña planta á que se ha dado el nom- tris, y la cinereola; pero no ha sido generalmente admi-
bre de Bustamantá, que se halla en el Prodromus de tido, á mas de que, como dice Canino, el nombre estaba
Mr. De-CandoUe, tomo 3. ° ,
página 85: ambos objetos ya mejor aplicado á ciertos mamíferos; esto es á las ar-
dedicados con anterioridad al difunto teniente coronel dillas de tierra, que son un medio entre las marmotaB
D. José María Bu¿tamante, nuestro compatriota. (arctomya) y las ardillas comunes (sciurus).
450 ornitología.
un Pirrulino appo coloro, cui piace ammettere altro accostasi alio Spermophila; e forse 1 ' uno
quella sottofamiglia. Clii per altro conosce i e r altro dovranno essere perfino reuniti, modi-
nostri scritti sa che le veré Pyrrhula, son da noi ficando pero in tal caso i caratteri assegnati al
poste fra i Loxini. E senza piú, eoco i caract- suo genere dallo Swainson, e rigettandone il
teri di esso genere. troppo vago nome, perché giá da gran tempo
alluogato piú opportunamente ad un genere di
BUSTAMANTIA, Bp. Mammiferi.
II nome che gli abbiam prescelto é quello dell'
Rostrum brevissimum, robusñcm, valde com-
ottimo Presidente del Messico, protettore zelan-
pressmn, mandibulis cequalibus, commissura sub-
tisissimo delle scienze, in rimembranza di una
reda; maxilla vix longiore, culmine plañe rotttn-
sua graziosissima visita al nostro museo nel mo-
dato, incurvo á basi. Alce grandiculoí sed rotun-
mento appunto che descrivevamo il grazioso uc-
datee, remige prima otmiium brevissima, iertia et
cellino, e per dargli una prova della nostra sim-
qiiarta longissimis. Cauda brevis. Pedes robusti,
patía per la generosa sua condotta in ogni opera-
tarso valde longim'e, digito Tnedio tenuiusculo, la-
zione, e specialmente per 1 orrore che senté di
teralibus subceqiuilibus, postico omnium longissimo, '
1 Griugno 1844.
Ti/jms.—BJJSTAUAl^TlA capitaurea, Bp.
GARLO L. BONAPARTE,
Dorso, alis, caxida plumbeís; genis, et tota carpo'
Principe di Canino."
re sultus lateribusque, rufo castaneis; fronte et
marcliionis Horatii Antinorii Perusiae, qui des- historia natural" en la Habana, no creemos des-
La specie piu vicina a questo uccelleto cbe io tores el que les digamos la composición de que
eonosca tra le molte opere che posseggo, o che se valen los zoologistas para disecar y conservar
ho potuto consultare, Loxia minuta di Gme-
é la la piel de los animaléSj que es la siguiente:
dita rappresentate in quolle figure non riuscisse ne el arsénico, triturándose todo. Finalmente, se
|
presente per la prima remigante breve, oltre píritu de vino se da al todo la consistencia do
il j
il bccco compresso. Dallo Spermophila poi, che engrudo, y se guarda en botes vidriados.
ha comune con esso non raeno queste carattere Para usar el jabón arscnical, se disuelve en
del bccco compreso, che le ali rotondate, lo dis- agua fria la parte necesaria. La materia disuel-
Checché ne sia, esso molto piú che a qualunque agujero para que pueda pasar el pincel.
Grandvillc dd. Ch Gcoffrcry 3C.
ÍE5^gO¥Qm
CUMPLIDO Editor
11 PRIiESi SEilTlVi
CUENTO.
Habia en una ciudad del reino de Persia un sultaban á los de los otros hermanos. Se oculta-
rico comerciante llamado Nagor, el cual tenia ban los caballos, se destrozaban los vestidos, sa-
seis hijos j una hija, ün dia los llamó á su pi'e- laban la comida, ensuciaban el agua, y cada uno
sencia y les dijo: "Hijos mios, sois ya grandes y de estos incidentes producia entre criados y
debéis pensar en vuestra suerte futura; os he lla- amos un semillero de disgustos, que terminaban
mado para consultar vuestra opinión sobre la car- en riñas violentas. El viejo Nagor notó muy
rera que deseáis tomar. Habladme con franque- pronto estos desórdenes, y no tuvo mas arbitrio
za, y os prometo emplear mis inmensas riquezas que llamar un viejo mágico que tenia gran repu-
en vuestro provecho." El primero que habló dijo: tación de sabio y que vivia retirado en una cue-
Padre mió, yo quiero ser príncipe: el segundo di- va de las montañas cercanas de la ciudad donde
jo otro tanto, y así todos, hasta que tocó su tur- habitaba Nagor,
no á la niña. — Padre mió, dijo, tomándole afec-
— Sabio anciano, le dijo este, luego que lo vio
tuosamente la mano, si yo fuese hombre, desearla llegar á su presencia. La discordia reina en mi
solamente ser como vos un comerciante honra- que me des un consejo.
casa, quiero
do con una numerosa familia á quien complacer
aunque querría que fuese menos orgullosa y fa-
— Cuenta tus hijos, le dijo el anciano, y des-
pués te responderé.
tua que lo que son mis pobres hermanos. Como Nagor llamó á sus hijos. Los varones estaban
soy muger, no deseo otra cosa mas que quedar-
completos; pero la niña Sensitiva habia desapa-
me en vuestra compañía y recibir vuestras cari- recido.
cias y bendiciones. — ¿Dónde está mi hija? grito el anciano, diri-
El padre, lleno de alegría, abrazó a su hija,
y giéndose á sus hijos.
despidió á los hijos, diciéndoles que oportuna- Estos, en vez de responderle, se arrojaron á
mente se ocuparia de su suerte. sus pies.
Desde este momento los hermanos, que habían — No busques á tu respondió hija, el mágico.
vivido en la mejor armonía, se declararon guer- —Pues ¿qué debo hacer?
ra á muerte y un odio mortal. La hija á quien — Supuesto que quieren
tus hijos ser prínci-
por. su escesiva delicadeza le llamaba el padre pes, despáchalos á que busquen unas princesas
Sensitiva, diariamente sufria los malos tratamien- con quien casarse, y si son buenos sus deseos se
tos y calumnias de los hermanos, y no hacia
las cumplirán.
mas que llorar en silencio por no disgustar á su El viejo Nagor, obedeciendo al mágico, guardó
padre. En cuanto á los hermanos, ya hemos di- su dolor paternal dentro del corazón y despachó
cho procuraban hostilizarse mutuamente por to- á sus hijos.
dos los medios imaginables. Cada uno tenia su A cada uno le dio un número de caballos, de
cohorte de criados y esclavos favoritos, que in- criados, de vestidos, de joyas y de dinero nece-
452 LA PRINCESA SENSITIVA.
gario para un largo viage, y se quedó solo en el lago del bosque. Luego que los hermanos vieron
suntuoso palacio que habitaba, entregado á la sumergir á su inocente hermana, se retiraron, co-
tro habia un pequeño lago muy profundo y allí tiva les refirió su desgracia y la traición de sus
la bajaron del caballo; le ataron los pies y las hermanos. Alojaron, pues, á Sensitiva en uno
manos y la arrojaron á la agua sin que ni las lá- de los mas brillantes salones, le dieron unos ves-
grimas, ni las súplicas de la infeliz ablandasen sus tidos trasparentes formados de menudas gotas
empedernidos corazones. de agua; hicieron que se soltara los cabellos, y ro-
Una vez cometido este horrendo crimen jura- dearon su cabeza de una aureola de delgadas y
ron no revelar el secreto so pena de muerte purpurinas nubes, y le dieron para su servicio á
y
volvieron á su casa trayendo sobre el caballo una las Náyades, á las Nereidas y á los Tritones.
muger con el mismo trage de su hermana á fin Sensitiva vivia enteramente feliz recorrien-
de que ni los criados, ni las gentes que los ha- do aquellos espaciosos y trasparentes palacios, y
blan visto sospechasen nada. disfrutando de todos los encantos, de todos los
Volvamos á los perversos hermanos. Cada uno placeres que tienen las ondinas en sus dominios
tomo un camino diverso en busca de aventuras. situados debajo de los mares y de los lagos.
El mayor llegó á un pueblo, se alojó en la casa Un dia Sensitiva, indiscreta como nuestra ma-
de un labrador, y mientras este dormia, le robó dre Eva, quiso salir otra vez á la tierra; subió por
á sus dos hijas. El otro incendió una casa; el el lago y sallo á sus orillas. Apenas sus plantas
otro jugó todo su dinero, en fin cada uno hizo tocaron la tierra, cuando el encanto se rompiió.
una mala y cada uno de ellos tocado por
acción, Sensitiva tuvo miedo de volverse á sumergir en
la varita del mágico de la cueva se convirtió en el lago, sintió la soledad y abandono, y se pu-
el
algún animal. El mayor tomó la forma de un per- so á llorar. Como la noche se adelantaba á gran
ro, el otro la de un burro, el otro la de un ele- prisa. Sensitiva se resolvió á alejarse de aquel
fante, y así los El mas pequeño tomó la
demás. lugar que le causaba hor^^yr, y buscar la habita-
ro; el elefante tenia que cargar una torre con sie- después sintió que su mejilla se abrasaba con la res-
te ú ocho personas, y que marchar á la caza de piración ardiente de las fieras. . . . entonces cre-
tigres. yó llegado el último instante de su vida, y per-
La tortuga vivía en una continua agonía, te- dió el conocimiento.
miendo machacada por el pié de un caballo
ser A la mañana siguiente entreabrió los ojos y so
ó de un elefante, y el gusano no podia evitar, las encontró en una cstensa y magnífica gruta. Sois
picaduras de loa gusanos mas pcqucñitos. leones estaban en ella; los unos dormían muy
Hemos dejado á Sensitiva en las aguas del tranquilos, y loa otros la miraban amorosamcn-
LA PRINCESA SENSITIVA. 453
montara. Sensitiva en efecto se sentó en las suave se echó á los pies de Sensitiva, que antes
espaldas robustas del león, y este con paso ma- que terminara esta sangrienta batalla se había
gestuoso la llevó por un bosque lleno de flores y desmayado.
de aromas hasta la orilla de un claro arroyuelo: Cuando nuestra heroína volvió en sí, se encon-
encontró Sensitiva las frutas mas deliciosas.
allí tró en una alcoba perfumada, iluminada por una
Aplacó la hambre y la sed, durmió debajo de lámpara de alabastro, y recostada en unos al-
unos naranjos un sueño y volviendo á
delicioso, mohadones de brocado y carmesí. Dos lindas
sentarse sobre el león, regresó por la tarde á la esclavas velaban su sueño. Apenas se había te-
gruta. Ocho días vivió Sensitiva en compañía nido tiempo al volver de su desmayo para ecsa-
de los leones enamorados, los cuales le guarda- minar el lugar donde se hallaba, cuando una
ron mas grandes consideraciones, de suerte
las puerta de ébano y de oro se abrió, y apareció
que la muchacha los encontró, con todo y ser un gallardo mancebo, en el cual reconoció Sensi-
unas fieras de la selva, mas tratables que sus pro- tiva al mismo que había sido atacado por el león.
pios hermanos. Una mañana Sensitiva escucho Sensitiva quiso arrodillarse ante su generoso
en bosque vocería, ladridos de perros, y el
el protector; pero éste, en vez de permitirlo, le ten-
marcial sonido de trompetas y otros instrumen- dió los brazos y la condujo á un diván donde am-
tos de guerra. bos se sentaron á contarse sus míítuas aventuras.
Los leones parece que, respondiendo á este Sensitiva, á instancias del joven, que era muy ca-
guerrero concierto, rugieron, haciendo estremecer balleroy cortés, habló primero y contó todo lo
á la tímida muchacha; despixes azotaron con la que ya sabe el lector.
pito se aumentó, los rugidos de los leones ha- toy porque quiero ser esclavo y rendir mi
triste,
cían estremecer al monte, y los ladridos de los corazón á los píes de mi reina y señora. Esto
perros, los gritos de los hombres y la mezcla diciendo el príncipe, se arrodillo delante de Sen-
singular de varios clarines, producían una sensa- sitiva, tomándole las manos y declarándole que
ción difícil de describir. Una tropa de caballe- todo estaba ya dispuesto para que se casaran al
ros, montada en escelentes caballos salpicados de día siguiente. Sensitiva, que estaba verdadera-
sangre, se adelantaban á galope á la cueva. Ape- mente enamorada del valor, de la galantería, y
nas el león los observó, cuando rugió terriblemen- de la belleza del príncipe, aunque poniéndose al-
te y de un salto se lanzó sobre el caballero que go encarnada, lo levantó del suelo y lo recibió en
venia á la cabeza de la escolta y que era un sus brazos, jurándole un amor eterno.
apuesto y gallardo jóveu vestido de púrpura ná- Feliz casualidad, dijo el príncipe, lleno de ale-
car y verde con mallas de oro. gría. Una cacería de leones me ha proporciona-
Caballo y caballero fueron derribados al suelo do la muger mas amable y mas hermosa de la
por la fuerza prodigiosa del león; pero los sir- tierra.
vientes y soldados se lanzaron al instante sobre Al día siguiente so celebraron las bodas con
el animal. La lucha fué terrible, porque el león una magnificencia estraordinaria.
de cada salto derribaba un caballero, le destro- Sensitiva vivía muy feliz, y solo la molestaba
zaba garganta con sus dientes y volvia á hacer
la algunas tardes que salía al campo, un robusto
frente á los demás enemigos que, aterrados, ha- gusano que tocaba con las anteras sus vestidos
y
TOM, II. —XX. 58
— —
454 LA PRINCESA SENSITIVA.
con la varita, y al momento en vez de los animales tremadamente pobres, que en las épocas de la
que le daban miedo, vio á sus hermanos, que ba- escasez del tabaco, á principios de este siglo, su-
ñados en lágrimas y postrados á sus pies, le pe- plian el de fumar con los palillos que mascaban;
dian perdón. Sensitiva los perdonó sinceramente hablamos de muchas de la primera clase de la
y se retiraba al palacio de su marido. En el cami- sociedad, las cuales se ocupan á menudo, arru.i-
no encontró á un elefante y á un perro. Por dis- nando su salud, en una costumbre tan despre-
tracción los tocó con la varita, y al momento se ciable.
hijos, dieiéiidoles: "Bendecid, hijos raios, á la Pro- pio teatro, una señorita no podia ver con tran-
videncia: ella ha elevado á vuestra hermana, que quilidad una representación dramática, porque
era humilde, al rango de princesa; y sola y per- se habia olvidado llevar un ^;)tt/¿//o de tabaco; pe-
seguida ha sido protegida hasta por las mismas ro en medio de su ansiedad, pudo apercibir en
fieras. Vosotros, que erais soberbios, os castigó un palco, no muy distante del suyo, á una amiga
convirtiéndoos en reptiles y en animales domina- de aquellas que mascan, á la que envió aviso pa-
dos por el hombre. Sed virtuosos, y seréis fe- ra que la proveyera, y entonces consiguió la se-
Los venenos producen un efecto funesto y rá- encías, estregando con fuerza en lo interior de la
pido si obran en alta dosis, ó hacen sus estragos boca, por medio de un cepillo, los polvos de rapé
paulatinamente, si las cantidades tomadas son ó verdin, que hasta ahora no sirvieron mas que
cortas y repetidas con intervalos mas ó menos para sorber por la nariz. Hemos visto á una de
largos. Así sucede con el mercurio y sus prepa- ellas en las angustias de- un fuerte dolor de esto-
raciones, con el opio y sus compuestos, con el áci- mago con fiebre, que se consolaba poniendo el
do prúsico, el tabaco y las demás sustancias ve- primero do esos polvos con el cepillo, en contacto
neno.sas minerales ó vegetales. con las encías, frotándolas con tal violencia y
Acabamos de colocar al tabaco en la clase de precipitación, rjue parcela impulsada de un fre-
los medios de placer, porque agrada su sabor, Una desgracia es en verdad, que tal vicio se pro-
porque deleita al órgano del olfato, porque em- pague mas de lo que está entre las muchachas de
barga agradablemente al cerebro, y porque estas la Habana; porque es indudable el efecto nocivo
PALILLOS DE TABACO. 455
que resulta de la masticación de una sustancia, causar la muerte, como lo prueba el ejemplo de
cuyos principios constitutivos son acres é irri- Santeuil."
tantes, y no obran solamente en la boca, primera Es claro á todas luces, que el tabaco, cuando
parte en que desarrollan su acción, sino que co- es continuadamente masticado, obra como un ve-
mo se disuelven en la misma saliva que escitan neno, cuya dañosa acción se desenvuelve en la
de continuo, se tragan con ella de un modo ine- boca y en los órganos internos, despertando ma-
les prolongados y de consideración, que á la par
vitable,y van á producir en el estómago é intes-
tinos una irritación crónica acompañada de los de las angustias que ocasiona, desmejora necesa-
molestos y peligrosos síntomas que son comunes riamente el rostro, quitándole su natural colori-
á este género de afecciones. do y su animación; afea al propio tiempo las for-
Cuando se observa á una joven casi siempre mas mas hermosas, destruyendo la gordura que
delgada, con la piel mas o menos tinturada de lasredondeaba; y por último, si con oportunidad
un amarillo terroso, los ojos lánguidos, la boca no se corrige un estr ivío tan destructor, la mas
regularmente húmeda; quejarse de vahídos ó des- linda joven, la que podia desafiar á las enferme-
vanecimientos de cabeza, con propensión á pade- dades antes de empezar una costumbre tan per-
cer dolores en el estómago y por los alrededores judicial, es cierto que no morirá perentoriamen-
del ombligo; que está con frecuencia sin apetito te, con los síntomas de un activo envenenamien-
para y sujeta á evacuaciones ven-
los alimentos, to; pero arrastrará una ecsistencia miserable por
trales ya serosas, ya mucosas, y algunas veces los continuados achaques, hijos del tósigo que po-
con tenesmo; esa joven, se puede decir por 90 co á poco corroe sus entrañas, y para decirlo de
grados de probabilidad contra 10, que tiene el una vez, sucumbirá á los infalibles estragos de
mal hábito de mascar palitos de tabaco. una tisis por consunción.
Estos signos no son otra cosa que las señales
o síntomas de la escitacion de los tejidos de los AUMENTOS FERMENTADOS PARA CEBAS.
órganos sobre los cuales obran las sales veneno- —.^t^_
sas que componen la sustancia del tabaco. Vea-
Un escritor francés recomienda el uso de los
mos lo que está escrito sobre este particular en alimentos fermentados como cualidad mas nutri-
el artículo tabaco, del Dictionnaire abregé des
tiva, fundándose en esperimentos que hizo en la
Sciences medicales; traducido dice así: si penetra
ceba de puercos. De ellos resultó que éstos en-
en las vias digestivas, (el tabaco) determina có-
gordaron mas pronto alimentados con papas co-
licos violentos, deyecciones albinas abundantes,
cidas y fermentadas, que con igual sustancia en
algunas veces estraidas de sangre; ó bien una es-
su natural crudeza. Los tratantes de nuestro
crecion dolor osa de orina y sudores copiosos, y pais se resisten á comprar las cebas que se han
frecuentemente convulsiones, el coma y la apo- engordado con calabazas y raices de tuberosas, por
plegía. También Orfila, bastante digno de toda
suponer que su grosura es aparente: si cocidas y
fé, en su obra titulada: Socorros que se han de dar fermentadas esas sustancias aumentan su fuerza
á los envenenados, hablando del tabaco se espresa
nutritiva, mejorarla la calidad de los cerdos y
en los términos siguientes: "Es importante dar resultarían bienes de consideración: primero, me-
á conocer los efectos del tabaco, á fin de evitar
nos costo en los alimentos consumidos: segundo,
los peligros que pueda ocasionar. Se ha visto me-
menos tiempo empleado en la ceba: tercero,
manifestar embriaguez y vómitos en los niños,
nos cantidad de alimentos invertidos en su du-
solare cuyas cabezas se aplica un linimento pre-
ración.
parado con polvo de tabaco y manteca de vacas.
Lo mismo se verifica en ciertos casos por haber La envidia es el fuego que devora el alma de
lavado las partes que tienen sarna con agua en los artistas.
que haya hervido tabaco. También se asegura
que murió uno por haber tomado por las narices Los zelos devoran el corazón de los jóvenes.
una cantidad grande de tabaco en polvo. Todos
conocen, si los han observado con atención, los La avaricia los deseos devoran alma de los
y el
peligrosos efectos del tabaco puesto sobre las he- viejos.
ridas: introducido en el estómago, purga, hace
vomitar, da temblores, convulsiones, y aun puede Solo se halla la calma en la filosofía.
"-er ^o"
-í—-^SJ*®*^-^-
HIGIENE POPULAR.
*
Voy á hablar de una materia que casi desco- ción; entonces, aun el como á mí me
ignorante,
nozco; pero cuya importancia he visto con fre- sucede, se alienta para dirigir, no un reproche,
cuencia encarecida en todos los escritores que sino una súplica á los que pueden mejorar la si-
con tanto y noble zelo se han encargado de cui- tuación de los infelices.
dar el bien de sus semejantes. ¡Generosa tarea En la preciosa obra del Sr. Barón de Geran-
en que aparece engrandecido el escritor público do, al tratarse de popular y refiriéndo-
la higiene
en el verdadero desempeño de ese delicado sa- se muy particularmente á los artesanos y á todas
cerdocio de la civilización de que por desgracia los clases trabajadoras en lo general, va ocupán-
tanto se abusa! dose de una por una de las profesiones insalubres,
Puede asegurarse, sin vacilar, que en México con la caritativa diligencia que siempre emplea.
las ciencias médicas están á la cabeza de los ade-
La naturaleza de este artículo, escrito con el
lantos intelectuales, y admira ciertamente la po- objeto de promover la discusión sobre esta mate-
ca aplicación que estos adelantos tienen respecto ria, apenas me permitirá hacer algunas indicacio-
de la beneficencia pública. Los consejos de sa-
nes aplicadas á nuestro pais.
nidad no estienden su círculo ni ejercen la in-
En primer lugar, creo que en todo Estado en
fluencia que debieran; los charlatanes curande-
que hubiere el número competente de facultati-
ros^ mas funestos que las mas destructoras epide-
vos, deberían establecerse cuerpos de sanidad
mias, infestan desgraciadamente nuestras ciuda-
que se encargasen, entre sus otras atribuciones,
des y aldeas, y hasta hoy no ha llegado á mi no-
de la higiene pública, visitando las cárceles, los
ticia, que alguno de los médicos eminentes que
hospicios y hospitales, para indicar á la autoridad
poseemos, haya escrito sobre la higiene pública,
las mejoras que parecieran mas convenientes.
aplicada á las costumbres y á las necesidades na-
Debería escitarse á esas juntas á que escribie-
cionales.
sen algunos ^anuales sobre higiene o acomoda-
La humanidad se estremece cuando se recor-
sen á las necesidades locales los que han escrito
ren nuestros establecimientos públicos, las cár-
M. Saucerotte, Mad. Celnart, Orfila y algunos
celes presidios, los talleres, y aun fuera de Mé-
y
otros que pudieran servir de modelos.
xico, algunos lugares destinados á la educación.
Cuando se compara este doloroso vacío con la Es indispensable desterrar del centro de las
numerosa diligencia de los eminentes profesores poblaciones, los establecimientos de comercio que,
europeos, que no han querido que sean estériles como las curtidurías, casas de matanzas, fábricas
los tesoros de saber que poseen, que con una de fósforos y otros, perjudican notablemente;
magnanimidad angélica han participado al indi- quitar los muladares, esenciuhnentelos que están
gente y al enfermo de los bienes de la civiliza- á los vientos dominantes, y observar estrictamen-
BENEFICENCIA PUBLICA. 457
te otras disposiciones de policía que ya lia dicta- tes, lugar sin sol y hecho de adove, abrigadero
pio de este artículo, llama debidamente la aten- Muchos de mis lectores habrán visto la horri-
ción sobre los artesanos cuya salud está mas es- ble destrucción de la embriaguez, las muertes de
puesta, á saber: Plomeros, herreros, panaderos, los niños, la anticipación de la vejez en los jóve-
cardadores de lana, canteros, pintores, fabrican- nes, el trato cruel y bárbaro de los padres con
tes de vidrio &c., &c.; citando á los médicos que los hijos á quienes tratan como esclavos, y tan-
han hecho estudios especiales para preservar la tos escesos que en las goteras de nuestras mas
salud de estos hombres, entre estos médicos re- populosas ciudades se perpetran con escándalo
En esta sencilla, pero recomendable obrita, se Para esto no pueden prescribirse reglas gene-
trata muy estensamente sobre la mejora de las rales; es obra, en su mayor parte, del zelo, de los
clases agricultoras, y da consejos que muy fácil- talentos y de las autoridades locales, que deben
mente se podrían reducir á la práctica. avenirse al clima, á la naturaleza de las ocupa-
Cierto es que alguno de los comentadores es- ciones o industria de sus habitantes, y hasta á
pañoles de aquel autor, ha opinado porque las sus costumbres y preocupaciones particulares.
suyas son bellas teorías practicables dentro de No quiero concluir este artículo sin estractar
doscientos ó trescientos años, porque suponen un el de la obra de Mr. Cormenin, titulado: "Medi-
grado de instrucción muy elevado, y como para cinas del momento," que pueden esplayar los in-
nulificar los raciocinios del escritor francés, cita y que copio con el deseo de populari-
teligentes,
la robustez y bien estar de algunos labradores zar esta obra y de hacer útil mi pequeño artí-
"Los acepto, Maese Pedro: ¿qué es lo que de- nas, colocar á los asficsiados al aire libre, escitar-
"Hay varias clases de asficsias, que son la de boca, y darles, después que hayan vuelto en sí,
los recien nacidos, la de los ahogados, la de los algunas cucharadas de vino caliente con azúcar.
ahorcados, y ademas las causadas por el vapor "En cuanto á las asficsias por el calor, hay
del carbón, de las tierras gredosas, de los pozos que colocar al paciente en un parage fresco, des-
neo-ros. sumideros ó albañales, y las motivadas nudarle y administrarle una ayuda de agua sa-
por falta de aire respirable, por el frió ó por el lada.
"Afeamos, pues: si el recien nacido no respira socorros son los frotaciones con nieve o lienzos
por causa de debilidad y parece muerto, es nece- empapados en agua helada, que luego se susti-
sario desenvolverle inmediatamente, introducién- tuirá con otra nueva quebrantada, y después con
dole el aire en las narices ó en la boca por me- otra tibia, teniendo cuidado de no apvocsimarlos
dio de algunos soplos no violentos con esceso; al fuego sino por grados, de introducirles el aire
frotarle el cuerpo con un cepillo suave, ó con al- en los pulmones, de darles algunas fricciones
gún lienzo caliente, ó bien meterlo hasta los con un cepillo seco, y de administrarles también
hombros en un baño templado de agua y vino. alguna lavativa, como queda dicho.
"Si el niño padece convulsiones, el baño es lo "Si es solamente un miembro el que está hela-
esencial, y al mismo tiempo le será muy conve- do, sobre él nada mas deben darse las fricciones
en una cama moderadamente templada, y con la dio del emético ó de 1» hipecacuana, pudiendo
cabeza un poco en alto; quitar después con el de- suplir estas dos cosas con un poco de aceite ó do
llena su boca, colocando debajo de su nariz una "Para las mordedicras de víboras ó serpientes,
pajuela, é introduciendo el aire en sus pulmones debe apretarse con un lienzo, y por encima de la
por medio de un canuto delgado; hacerles tam- herida, la parte mordida, bañarla en agua y en-
bién cosquillas con una pluma en las narices volverla con una venda mojada, y si es posible
y los labios, dándoles fricciones con lana calien- cauterizar al momento la mordedura con un
te, empapada en aguardiente, o con cepillos se- hierro ardiendo.
cos; aplicarles ladrillos o botellas de agua, am- "Conviene también frotar la parte con aceite
bas cosas muy calientes, ó planchas o calentado- ó cualquiera clase de grasas bien calientes, apli-
res, y administrarles una ayuda de agua salada carla algunos trapos empapados en esas mismas
y tibia. sustancias, ochar en la Haga algunas gotas de ál-
"Los mismos socorros, poco roas ó menos, de- cali volátil, hacer beber al paciente mucha agua
ben prodigarse k los ahorcados, después de cor- de flor de saúco ó de naranjo, y provocar el su-
"Las picaduras de las abejas, tábanos y mos- en abundancia, necesitan un fuerte cabezal, colo-
quitos, se curan quitando primero el aguijón, la- cado sobre ellas, sostenido y sujeto con una
vando la herida y empapándola en agua fria, que venda.
será mejor que esté salada. "Para las magulladuras ó contusiones son ne-
"En caso de hidrofobia (mordedura de perro
cesarios cabezales de agua salada, ó de vinagre
rabioso), es necesario que sea cauterizada profun-
mordedura por medio de un hierro mezclado con doble cantidad de agua.
damente la
"En caso de quemadura, si el fuego ha pren- san grande dolor, son indispensables la quietud
dido en la ropa, es necesario no correr, sino tirar-
completa, muchas sanguijuelas, cabezales de agua
se inmediatamente á y revolcarse en ella,
tierra,
y vinagre, y un vendage fuerte sobre la parte
á fin de poderlo apagar; meter en seguida la par-
lastimada. Si el daño es ligero, basta con un ba-
te dañada en agua de cal ó de hielo, dejarla en
ella mucho tiempo, y envolverla después en un ño de agua fria dado en el momento; pero con la
una especie de tapón de lienzo, empapado en vi- taplasmas de harina de linaza en la parte heri-
nagre puro, hacerle inclinar la cabeza hacia ade- da, cuyo tumor, si llegase á supurar, debe'abrirse
lante y levantar perpendicularmente los brazos:
en el instante que sea posible.
"A los atacados de apoplegía se les debe des-
"Las reumas de cerebro ó constipados, se cu-
nudar la cabeza, el cuello y el tronco del cuerpo,
levantándolos suavemente y colocándolos al aire ran respirando los vapores del agua de saúco ca-
libre, aplicándoles en seguida cabezales de agua liente ó de cualquiera otra clase de yerbas aro-
fria, vejigas llenas de hielo molido, fomentos ca- máticas, y cuidando de tener el cuerpo y los
lientes en las piernas, y sanguijuelas en el cuello
pies bien abrigados. En la convalescencia debe
y detras de las orejas, y dándoles, sobre todo,
comerse poco, no mezclar los alimentos y beber
una sangría en la mano, que á falta de facultati-
vo debe hacerse con un cortaplumas ó con cual- agua envinada.
quiera otro instrumento agudo é incisivo. "En fin, Francisco, no eches en olvido lo que
"Los cuerpos atravesados en la garganta, ó se vas a oir: es indudable que un sin número de
estraen, ó se impulsan para hacerlos descender.
enfermos perecen en las aldeas, á la salida de su
Se estraen (empleando para ello unas punzas y
enfermedad, esto es, en su convalescencia, por el
en su defecto los dedos) las agujas y alfileres, es-
esceso de alimentos, comidas irritantes con espe-
pinas, huesos, fragmentos de vidrio, pedazos de
corcho ó de madera, piedras y metales; se
tela, cie, &c., &c., bajo el protesto de que no mueran
se impulsan (por medio de una ballena ó una ce- de debilidad, lo cual renueva y aumenta la in-
rilla, o haciendo tragar al paciente una miga de tensidad del mal que acaba, con el enfermo, y
pan) el pan mismo, la carne, frutas,legumbres y
mas pronto aún con el eonvalesciente.
otras cosas parecidas. Si hay dificultad de es-
"Esto es, £,migo mió, lo que es posible hacer
traer los cuerpos que deben estraerse, deberán
impulsarse, porque antes que todo es la vida del en las aldeas y cabanas retiradas, antes de la lle-
paciente, sin embargo de que lo primero que de- gada del médico, el cual debe prescribir después
iae procurarse es el vómito con la introducción de los medios mas complicados que le sugiere el co-
una pluma en la garganta, y no olvidar las in-
nocimiento del arte que profesa." G. F.
yecciones en el ecsófago de aguas emolientes, co-
mo cebada, malvas y salvado.
"Las heridas, cuando de ellas corre la sangre
UNA PAM TODOS.
Los círculos de buen tono, como ahora se dice avasallados los corazones; era, propiamente ha-
de las reuniones de las personas mejor vestidas blando, la beldad á la moda.
y de mayor viso social, no se ocupaban de otra Una beldad á la moda es una de esas efíme-
cosa sino de la repentina aparición de un astro ras creaciones del aura popular, que se elevan
de hermosura deslumbradora. Era Paquita, de- demasiado alto para caer luego en el ridículo, en
liciosonombre, que tenia y posee el esquisito el desprecio, ó tal vez víctimas de la maledicen-
mérito de trascender á algo de allende de los cia y del escándalo.
mares. Paquita era hija de un millonario, que Una beldad á la moda es una de esas jóvenes
habia vivido oscuro y retirado en sus fincas de que se ven repentinamente objeto de todas las
campo, sin mas distracciones que sus afanosas miradas, de todas las atenciones, de todos los
tareas, ni mas objeto qu^í el de atesorar la inmen- obsequios, de quienes se imitan los mas imper-
sa fortuna que le abria, en la época á que me re- ceptibles movimientos, á quienes todos codician
fiero, las puertas de la elegante sociedad. para un baile, sin cuya presencia una reunión es
Paqiiita habia perdido á su madre en su niñez, fria y desabrida, y cuya fama es objeto de los co-
y habia vivido, como su padre, en el campo, res- mentarios y de los corrillos de cócoras.
petada, obsequiada nimiamente con todo el orgu- Una beldad á la moda, para un elegante tro-
llo de una condesa ó duquesa de los tiempos feu- nera, escomo el signo distintivo de su buen to-
dales, y con toda la mala educación de una ran- no, como un burnuz ó una polka, como un com-
chera. plemento de su equipo, como un frison para un
Habiendo venido á México Don Panfilo Car- quitrín, mala la comparación.
reta, retumbante nombre del Sr. padre de Pa- ¡Desgraciada la muchacha que en esa transito-
quita, sucedió, como acontece frecuentemente á ria época de favor, no tiene la cabeza muy firme
los ricos, que tuvo un círculo estenso de amigos y no se apoya en el buen juicio como en un bá-
íntimos que lo impulsaron, casi á su pesar, á que culo; su caida será como la de un ministro der-
entrara en la vía á que lo llamaba su riqueza. rotadoen las cámaras!
Tomó una casa acomodada á su rango, que un Paquita era, como antes hemos dicho, esa bel-
complaciente tapicero trasformo en un palacio; dad á moda; maestros de idiomas, de baile y
la
adquirió magníficos carruages, reformó su equi- de música, modistas y amigas, todo le formaba
po, que pecaba contra las reglas mas triviales de una nueva atmósfera, que tendía repentinamen-
la etiqueta, y á poco Don Panfilo, muy tieso y te á trasformar su ser; pero estas trasformacio-
muy orraado, un si es no es torpe en el desempe- nes no pueden ser repentinas; así es que Paqui-
ño del nuevo papel que iba á representar fuma- ta dejaba entrever, al través de su lujo, cierto
ba habano, asi-^tia á la Lonja, concurría al paseo dejo, ciertos modales, ciertos resabios de su des-
y escandalizaba en las noches el teatro con su cuidada educación.
sueño arrieril en medio de las deliciosas armo- Sus descuidos en el castellano, el desgenio y
nías de Bellini y Piossini, de los chistes de Bre- despego con que caia la manteleta en sus hom-
tón ó de los raptos apasionados de Dumas y bros, la torpeza que dejaba notar con el corsé y
Yictor Hugo. ios guantes, eran objeto do envenenados epigra-
Paquita era el objeto de todas las miradas; sus mas que se clavaban en su naciente reputación.
atavíos espléndidos, cierto aire de candor y com- Entre lo que mas cómicamente caracterizaba
postura, sobre todo, su belleza angélica, tenian á Paquita, era lo mortificante que le parecía
CK. GeoffroT se.
C-Tazi3:vdlle del^
©/^LO^
CUMPLIDO Editor.
UNA PARA TODOS. 461
Don Panfilo, recordando eternamente que Pa- cuando oia á su hija tartamudear tres ó cuatro
quita en la hacienda andaba de zapatones en su palabras en un chapurrado incapaz, que los adu-
primera edad, y con un túnico de indiana; sus ladores llamaban escelente francés, y traia el can-
eternos elogios de las muías y de la siembra, y dido padre el Chantreau como en triunfo, para
algunos modales que descubrían la grosera tela que recitase la niña aquello de le gouverneur dt
del autor de sus dias, la Virgiiúe: '-El que gobernaba á todas las vír-
Paquita comenzó por temer la presencia de su genes," (traducía Paquita) y otras cosas por ese
Así es que sus afecciones se concentraron en parte, y Don Panfilo se hacia lenguas por los
sus amigas, y el afán de su vida fué el tono, la adelantos de su hija, y citaba, como prueba con-
divagación y los amores. cluyente, que cada quince dias tenia que mudar
Esta era la rica mina que iba á esplotar, por. encordadura al piano.
que, no obstante los defectillos de que adolecia Pero lo mas sobresaliente de todo esto, era la
nuestra beróina, tenia alrededor un círculo in- parte ecsótica, objeto único de los cuidados de
menso de adoradores, que la veian como á su Paquita, que no se ocupaba en nada mas prefe-
deidad, como á su encanto, como á la hermosa rentemente que en peinarse, en asearse y en dar-
Elegantes derretidos y sumisos, jovenzuelos cubierta de flores, á la faz de sus novios, y tal
tímidos, copleros gemebundos, viejos avaros como se presenta en la estampa adjunta, que no
y
especuladores astutos, todos se disputaban el ho- me dejará mentir.
nor de merecer un signo cualquiera de, aproba- Sin embargo de este ruido y de este concurso
Por su parte, la niña, que, por medio de un nadie amaba, y creia que era muy inocente eso
cambio tan repentino, se encontraba en un terre- de dar á todos esperanzas y que todos tuviesen
al corazón, recibía con afabilidad las coplas de El resultado de esta imprudencia fué fatal;
los poetas, consolaba á los tristes y halagaba con Paquita, siendo, como era, buena y virtuosa, per-
su franco carácter á los viejos agiotadores de dió por su poco. tacto esa virginidad de opinión,
amor, que no la dejaban respirar. ese perfume de castidad y de buen nombre que
Su popularidad, con ciertas puntas de ridículo, debe rodear á una niña; Paquita era una muger
positiva invasión de gente cumplimentera y re- Objeto de escándalo en los anales de la cróni-
gocijada, y el pobre de Don Panfilo, dirigido ca escandalosa; motivo de risa y murmuración en
por otro ranchero casquivano, creia que todo eso las tertulias, y ejemplo triste de ridículo: Pa-
era buen tono y buena crianza, y cosas muy quita quedó convertida en una de esas mugeres,
s^ds^
/^ ^^ f^ f^ í==i f^ ^
Hace muy pocos dias que se ha publicado nada, conforme á los caprichos de nuestra políti-
im tomo que contiene las poesías del Sr. D. ca. Entre estos dos estremos, su suerte no tiene
medio.
Manuel Carpió. Nos proponíamos hacer
Si está escrito que México, tal como es hoy,
im análisis de la obra; pero habiendo escrito
deje de ecsistir,
y que en él se pierda hasta la
el Sr. Pesado un prologo digno de llamar la hermosa lengua castellana, no por eso se desani-
atención pública, lo insertamos á continua- men los mexicanos dotados con el sagrado fuego
de la poesía; las obras suyas, que merezcan el ho-
ción, felicitando al Sr. Carpió por una publi-
nor de inmortaUdad, serán trasladadas á la
la
cación que afianzará la justa y merecida re-
antigua España, y conservadas allí con la ternu-
putación que como poeta ha disfrutado en ra ycuidado que merecen á una madre los úl-
el
nueva era para su gloria, 6 los cantos fúnebres da clase de personas. La locución corresponde
de su muerte. Nuestra poosía será mucho ó será ¡
siempre á los asuntos, porque siendo unas veces
.
bibliografía. 463
florida, otras grandiosa, otras tierna, y á veces su- Al tocarlo las alas bulliciosas
blime, es siempre clara, limpia y elegante, sin tro- Del zéfiro campestre que pasaba.
piezos que la embaracen, ni oscuridades que la
Todo respira aquí gracia y frescura. Véase esta
desluzcan. No hay en todas estas composiciones
otra de un ejército á punto de acometer una ciu-
una que no sea clara y perceptible por sí mis-
sola
dad.
ma, sin necesidad de que el lector se fatigue en ha-
llar las concordancias de la oración ó el sentido
El intrépido ejército de Ciro
de la frase. El Sr. Carpió, familiarizado con los Está sobre las armas, impaciente
autores de mas fama, latinos, españoles, franceses Por tomar la ciudad; la infantería
é italianos, cuyas lenguas conoce, y dotado de Se conmueve y agita sordamente,
una buena lógica, sabe presentar sus pensamien- Cual negra tempestad que allá á lo lejos
tos y sus discursos con verdad, claridad y orden. Brama y rebrama en la montaña umbría:
Enriquecido ademas con multitud de conocimien- Ya se aprestan de Persia los ginetes;
tos, deja ver en sus obras un gran fondo de saber Sus fuertes armaduras centellean,
instrucción en filosofía, en astronomía, en
y de Y encima de los cóncavos almetes
historia natural, en geografía antigua y moderna, Altos plumages con el aire ondean.
en viages, en historia civil, en antigüedades, en Ya se escucha el crugir de los broqueles,
Sagrada Escritura &c. Cuando toca directa-
De la trompeta el bélico sonido,
mente ó por incidencia cualquiera de estas ma-
Y el bufar de los férvidos corceles,
terias, procede con seguridad y con firmeza, sin Y la grita de jóvenes bizarros,
ecsagerácion ni pretensiones, como quien las sabe
Y del sonante látigo el chasquido,
á fondo y está bien instruido en ellas. Y el rodar de las ruedas de los carros. . .
cer notar, aunque muy de paso, una que otra de Cuando te acercas á la masa hirviente
las muchas bellezas en que abundan. Del sol inmenso, su calor activo
Si se trata de descripciones, ¿dónde se encon- Penetra abrasador tu vasta mole,
trarán otras mas acabadas que la del valle de Y quedas convertido en fuego vivo.
Sodoma, la del palacio y trono de Faraón, la del Sigues rodando, y tus flotantes llamas
festin de Baltasar, la del Monte de los Olivos, Resuenan espantosas en su giro,
la de la toma de Jerusalen por losromanos, y la Y lo que tocas al pasar, inflamas
magnífica de México? He aquí por muestra una
En la bóveda eterna de zafiro.
parte de la primera:
¿Quiere el poeta describir el Monte Sinai al
Entibiaba las aguas del Mar muerto; La iznnierdrr tocaba al Libio arenal.
Y en Jericó desmóyanse las rosas: Sus ojos brillaban con luz funeral.
Las boras pasan lentas y tediosas,
En Anunciación, pinta á Dios en su trono, y
la
Y están inquietas en Salen las almas. . , .
de la Cruz, dice:
inmenso
Está sentado sobre el cielo
Y hoja niiiguna en su árbol se movia. A los pies del Señor, de cuando en cuando
Y entre las grietas del peñasco pardo Rubios cabellos y apacible frente.
BIELIOGnAFIA. 465
cia que profesa, y lo mismo ba hecho en política, decirlo así, los fundadores esos colosos de la li-
en que no sé ba estraviado con doctrinas anár- conocemos con los nombres de Ho-
teratura, qufe
afianzado su buen nombre, por la moderación de sos y acaso opuestos asuntos que ha tratado; y
sus principios, por la firmeza de su conducta, y sin embargo, esta falta, que no lo será solo por--
por la bondad de su carácter. Nunca se le na que nosotros la creemos tal, tiene lados muy vi-
visto ni de parte del poder cuando ha sido injus- gorosos para poderse defender, y aun tal vez ca-
to, ni dtí parte de la multitud cuando ha sido nonizar: en primer lugar, esa monotonía ó igual-
turbulenta. Se recomienda por su honradez per- dad en el concepto, eleva al Sr. Carpió al ran-
sonal, su religiosidad y sus buenas prendas, como go de autor en toda la ostensión de la palabra,
ciudadano, como padre de familia y como amigo; pues ella le da un estilo propio y peculiar, por el
y es de aquellas personas que, apreciadas por sus que siempre es conocido, y solo el escritor que ya
obras, lo son igualmente por su trato. Suspendo tiene marcada su manera de espresarse, puede
irán publicando las poesías, nos ha regalado con la escasez de moldes es un defecto, si ese amane-
una preciosa colección, que ciertamente formará ramiento de que tanto se habla, es una falta, con-
época en la literatura nacional: muchas de las sidérese que á veces un solo cuarteto, un solo
composiciones que contiene el tomo^ las conocen verso,y aun acaso una frase, han formado la re-
y saben de memoria los amantes de la literatura; putación de un hombre. ¿Quién se atreveria á
pero la mayor parte de modestia y
ellas, por la negar á Grarcilaso el título hermoso de poeta, á
timidez de su autor, se han publicado anónimas; que sin duda aspira en sus dulcísimos trabajos,
así es que se puede decir con verdad, que hasta con solo tener ante los ojos él encantador memo-
el dia el Sr. Carpió no ha podido ser juzgado en rial de la octava á Flérida? ¿Quién negarla el
sus inspiraciones sino por sus amigos y por las título de príncipe de los poetas al autor del
personas que le han tratado con alguna inti- nunca bien celebrado verso: Hostis hahet nmros,
midad. ruit alto á culmine Troya.
A pesar de esto, el juicio acerca de nuestro Pues bien, si algunos rasgos como estos han
poeta se ha dado mas de una vez, aunque sin valido á estos ingenios una reputación colosal,
haberlo estudiado, y se ha dado acaso por las ¿cómo al autor del soneto á Napoleón, que sin
personas que menos pudieran comprenderlo; se le duda es lo mejor del tomo, se le puede dejar de
acusa de rigorista en los preceptos, y de ser un conceder el lugar que solicita en nuestra pobre
escrupuloso Aristotélico, como si al hombre Se le y desgraciada literatura? El soneto del Sr. Car-
pudiera echar en cara él esacto cumplimiento de pió se puede colocar al lado de los mejores de la
sus deberes, y como si la escuela llamada román- poesía española, y acaso con el tiempo se le hará
tica hubiera en algún tiempo podido competir en la justiciaque merece, y que reclama por su be-
belleza con la escuela clásica, de que fueron, por lleza y perfección. El poeta de quien nos ocupa-
—
466 bibliografía.
anos no será muj variado en sus formas; pero diverso y distinto de todos los demás; y en él, co-
los moldes con que cuenta son ciertamente her- mo en los otros, nos muestra su talento el poeta,
que en esta línea no tiene rival; algunas veces concisión ni en energía; dice así:
(concluye.)
La nación en que mas lia predominado la afi- De cualquier modo que sea, esa ecsuberancia
ción á las Memorias, es la Francia, y no de aho- de Memorias, si nos es lícito esplicarnos así, pre-
ra, sino desde tiempos bastante remotos. La co- senta entre algunos inconvenientes, ventajas de
lección que pudiera formarse de ese género de mucha consideración. Aun cuando no ecsistie-
obras históricas seria inmensa, si constara de ran obras históricas que nada dejan que desear,
cuantas se han escrito hasta la fecha. Pero no como por ejemplo, las dos de Thiers sobre la re-
cabe duda en que cuando esa afición ha llegado volución francesa hasta 18 brumario, y sobre
el
al último estremo, ha sido en el espacio trascur- el Consulado y el Imperio, imposible seria que
rido desde el principio de la revolución francesa se perdiese el conocimiento de los sucesos de esos
de 1709 hasta nuestros dias. La lista solo de las periodos. Tales accidentes eran posibles, cuan-
Memorias que se han escrito en esa época, llena- do estaban reducidos á muy pocos los autores que
rla de asombro por su tamaño desmesurado. se podian consultar, cuando no ecsistia mas que
Casi no ha habido un solo personage de los que uno que otro ejemplar manuscrito de sus obras,
mas ó menos directamente han tenido algún par- porque no se había descubierto el arte maravi-
ticipio en los sucesos de su pais, que no se haya lloso de la imprenta. Si hoy se destruyese una
creido obligado á escribir sus Memorias. Y por biblioteca, si desapareciesen en alguna parte cier-
un defecto, que no puede menos de provocar á tas obras, serian muy de reparar; y con-
fáciles
risa, muchos autores se han complacido en fasti- trayéndonos á las relativas á la historia de Fran-
diar á sus lectores con la minuciosa y prolija re- cia, su número es tan inmenso, tantos los ejem-
lación de su propia historia, sin perdonar á la plares que se han tirado de cada una de ellas,
paciencia de sus lectores, ni los incidentes mas que ha llegado á hacerse imposible su estincion.
inoportunos é insignificantes. Falta es esta de Todavía hoy lamentamos la pérdida irreparable
que no han sabido escapar, ó en que tal vez han de una parte de los escritos de Polibio y de Tito
incurrido mas á menudo que otros, hombres de Livio: todavía hoy consideramos como una cala-
una eminente capacidad intelectual, tales como midad de muy fatales consecuencias, y como uno
Chateaubriand y Lamartine. Tal vez en ello se de los actos de mas profunda barbarie, el incen-
oculta un sabio designio de la Providencia, que dio de la biblioteca de Alejandría. Ahora esta-
á fin de mostrarnos hasta donde llega la flaque- mos ya á cubierto de semejantes peligros.
za humana, ha precipitado á esos ingenios de Así, pues, lo repetimos, en cualquiera época,
primer orden en errores de que se libertan los por lejana que fuese, aun cuando hubiesen tras-
talentos secundarios. Esta compensación no es currido muchos siglos, el hombre do talento que
muy consoladora que digamos; pero es siempre quisiese escribir la historia de esa revolución, la
una compensación. primera de cuajatas ha habido en el mundo, no
468 RESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA.
tendría mas que hacer que rodearse de la colec- cuando mas nos afanamos ^or observar las reglas
ción de Memorias escritas por los contemporá- de laimparcialidad y de la justicia. Esto de-
neos, y buscar allí el traslado vivo de los hom- pende del modo con que se nos presentan las co-
bres y de las cosas. En ellas encontrarla, en sas: para el que gasta anteojos verdes, todos los
efecto, la esplicaclon de todos los acontecimien- objetos son de ese color; así como todo lo ve ama-
tos, la relación minuciosa de los hechos, aun de rillo el que padece de ictericia.
los menos importantes, la biografía de los perso- Sin embargo, los errores en que por tal moti-
nages mas distinguidos, y la pintura de sus ac- vo se incurre en las Memorias, son de poco mo-
ciones. Ese género de escritos conserva siem- mento. Lo que importa que los hechos que-
es
pre en su primitivo vigor las impresiones recibi- den consíguados, y que convengan en ellos los que
das por sus autoreSj y seconstituye.en eco de- sus los relatan: ahoray por lorque ha^,e-á su aprecia-
sentimientos, de sus ideas y de sus pasiones. ción, no es difícil rectificar los juicios equivoca-
Con tales antecedentes, nada se ignora de lo que , d.QS que s.e El historiador que saca de
forman. _
ha pasado; y el juicio crítico de la historia es los sucesos consecuencias falsas, puede alucinar
también fácil de formar, cuando se cuenta con á los que lo lean sin criterio ni capacidad: los de-
materiales tan abundantes como selectos. mas se aprovecharán de su lectura en lo que ten-
Incuestionable es por lo mismo la utilidad de ga de interesante, sin que los perjudique la ma-
las Memorias. Nosotros quisiéramos que el co- licia ó torpeza de las deducciones.
nocimiento de su importancia, decidiese á nues- Y ya que hemos tocado ese punto de la gran-
tros homl)res públicos, á los que tienen la clave de importancia que tiene la simple consignación
.de los sucesos, á los que por sus talentos y sus de ios hechos, injusto sería no decir ni una pala-
luces pueden formar juicios mas esactos de ellos, bra respecto de otra especie de publicaciones en
á que se dedicasen á la composición de obras de que se logra esa interesante ventaja. Hablamos
esa especie, adaptables á todos los estilos, y para de los periódicos. En los pei-iódicos se lleva un
las que no se necesita mas que la consignación diario, no solo de los sucesos graves, sino aun de
•de los acontecimientos, cuando están frescos, y poca entidad, y muchas veces hasta de chis-
ios de
no pueden haberse borrado aún de la memoria. mes y enredos: se dan á luz todos los documen-
De esa suerte, si en el momento no, por lo me- tos oficiales: se conserva viva la impresión que
nos dentro de algún tiempo se lograrla reunir un producen las cosas en el primer momento, impre-
acopio de materiales tal, que facilitarla sobrema- sión que es imposible resucitar cuajido se ha lle-
nera la formación de una historia nacional. Pe- gado á Con los periódicos, pues, su-
estinguir.
ro mientras dure la funesta apatía que constituye cede en esta parte lo mismo absolutamente que
uno de de nuestro carácter, y mer-
los defectos .con las Memorias: son un depósito en que se
ced á la cual hemos cometido en este y otros, pun- guardan en conjunto las ideas, las creencias, las
tos tantos errores y aberraciones, es evidente que preocupaciones, los deseos, los vicios, las virtu-
las únicas obras que, sin serlo, han de llevar el des de toda una época.
títulode historias, serán, ó cuentos ridículos y Do dos defectos es empero indispensable que
descripciones ecsageradas,. ó relaciones en que se resientan principalmente esos escritos: el pri-
una mano hostil desfigura los hechos á su antojo, mero, la confusión de las materias, que quedan
para sacar deducciones favorables al triunfo de en el mas completo desorden; el segundo, los er-
determinado partido. rores á que precipita á los periodistas el espíritu
Con la adopción de las Memorias, hui riamos de partido, que en nada es mas inñuente que en
de ambos escollos, y lograríamos que la verdad semejantes publicaciones. ¿Cuál es la contj^a
escapase del naufragio. E.sto no es decir que de esos dos males? Del primero, que el histo-
deba tenerse la necia creencia de suponer que los riador futuro, á costa de un trabnjo, ímprobo si
que escriben Memorias no .sean tan parciales co- se quiere, desentrañe lo que importe á su asunto
mo los historiadores. No; ellos también se afec- de entre tantos materiales: del segundo, que
tan k 3U modo de los sucesos políticos: ellos tam- prescinda do los juicios casi siempre falsos de los
bién procuran favorecer en sus escritos al parti- escritores de periódicos, quicijcs iio pueden menos
do á (jiie pertenecen; ellos también desfiguran de formarlos así, ó por la preocupación que los
los hechos, muchas veces sin quererlo, porque á domina, ó porque asi conviene á los intereses
menudo sucede que jjomoa parciales é injustos, que defienden. Por fortuna, sus errores no de-
RESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA. 469
ben ser de trascendencia: el espíritu de partido, abusos hallan sin dificultad cabida en nn libro,
consecuencias, y en manera alguna á los hechos. las mas sanas reglas del criterio. Y si por aca-
convenientes de que hemos hablado, solo queda que sea sencilla, y menos aún si es grave, no se
en pié la utilidad innegable que presentan esas logrará desmentirla con buen écsito: casi nunca
colecciones de diarios, en que no se ha omitido se puede apelar á datos fehacientes para con-
ni uno solo de los sucesos mas marcados de su trariarla; no mas que oponer dicho
se hace, pues,
decimos, es la oscuridad completa ó casi comple- cada cual prefiere aquella que mas halaga sus
no, acontecimientos que fueron de suma impor- La contraposición entre los dos casos que he-
tancia (*); sin remontarnos á tiempos lejanos, mos figurado, es palpable: mientras que en el pri-
sin buscar en paises estraños testimonios inequí- mero se tiene á manos llenas cuanto se necesita
vocos de nuestros conceptos, nos bastan ejemplos para el ecsámen concienzudo de una historia, en
recientes de cosas que nos atañen de bien cerca. el segundo todo escasea, ó falta completamente.
para desfigurar los hechos, nada es mas sencillo tas especies son imaginables.
que conocer y manifestar sus errores, valiéndose Permítasenos aquí, en una ligerísima digre-
del testimonio de esos testigos incorruptibles, sión, hacer un merecido elogio de ese descubri-
que tienen siempre abiertas sus páginas para to- miento de Gruttemberg, que ha cambiado la faz
do el que quiere leei'las. Si el historiador hace delmundo. Lo que hemos dicho de la historia,
omisiones importantes, se pueden reparar; si di- puede decirse de todas las ciencias, de todos los
ce lo que no ha pasado, se puede desmentir; si conocimientos humanos. Si en el dia se conser-
abulta los acontecimientos, ó si por el contrario, van y se inejoran los pertenecientes á los tiem-
los rebaja demasiado, se pueden reducir á sus pos pasados, se debe principalmente á la impren-
justas proporciones: de todas maneras, en fin, ta, que por una parte ha impedido su pérdida,
hay posibilidad para corregir hasta los mas pe- mientras que por otra los ha difundido de una
queños errores. Los documentos, los datos, loa manera prodigiosa desde el palacio, del rico has-
antecedentes, ecsisten en abundancia: todo el ta la choza del pobre, desde el estudio del sabio
trabajo se reduce á recogerlos y emplearlos. hasta la mente del ignorante. Los niños de me-
Lo contrario precisamente acontece, cuando se diana instrucción saben hoy mas, por tal moti-
publica, V. gr., una historia de la guerra de la in- vo, que los ancianos mas instruidos é ilustrados
dependencia. Al historiador le es entonces per- de otros tiempos; y fijados con solidez los descu-
mitido presentar á mansalva los acontecimientos brimientos hechos, y los conocimientos subse-
que quiera y de la manera que quiera. Y si cuentes, queda abierta la puerta para llegar, por
cuando viven aún los que fueron actores, ó por el camino de las mejoras, hasta una perfección
convierte en facílima cuando han desaparecido Insensiblemente nos hemos ido apartando del
casi todos, cuando la historia se escribe para una punto principal que nos propusimos ecsaminar
nueva generación. ¿Cómo reparar entonces los
en este artículo, á saber, la grande importancia
errores, hijos de la ignorancia ó de la mala fé?
que causas muy pequeñas suelen tener en acon-
No hay fuentes primitivas á que recurrir para tecimientos de mucha magnitud. Pero como no
pesar en la balanza de la justicia la obra que se fué ese el único sobre el que queríamos hacer al-
trata de ecsaminar: todas las mentiras, todos los gunas observaciones, sino estender éstas á otras
concernientes á la misma historia, no hemos va-
(*) Cuando en la época de ellos no han ecsisíi- cilado en hacerlas. Volviendo ahora á nuestro
tido peñódicos^ y la facilidad con que en caso tema primitivo, insistiremos en recomendar de
contrario se averigua la verdad, rpif^yo á nuestros lectores, que no olviden el priu-
TOM. II. —XX. ^9
470 EESORTES SECRETOS DE LA HISTORIA.
cipio que hemos asentado, y cuya aplicación no Tierno, cual son de un niño
dudamos que les será bastante útil en el estudio
Las primeras palabras
de obras históricas. Escudriñen bien los suce-
Que balbute en el seno
sos, y se asombrarán con frecuencia de ver de
De una madre adorada;
dónde dependen.
Suave, como el concento
Hagamos, para concluir, otra observación sobre
esta materia. La mano del Supremo Regulador De las cuerdas de un arpa.
también para disminuir nuestra estrañeza de que Que del lirio se ecshala;
suele haber una desproporción tan inmensa en- Mas blanca que la nieve
tre las causas y los efectos: nada es difícil para Es su hermosa garganta;
el que todo lo dispone conforme á las reglas de
Mas gallardo su talle
su infalible sabiduría. No nos olvidemos, pues,
Que la flecsible palma,
nunca, de esta mácsima; y cuando veamos que
un grano de arena basta para volcar un carro,
A quien mecen las brisas
La de gallardo talle,
La de hermosa garganta;
Conjunto primoroso
—t-»+^
De virtudes y gracias,
Pura cual de la noche
Que formas el encanto,
La dulce soberana.
La delicia de mi alma,
Es la virgen que adoro,
Ámame siempre, hermosa,
Es mi preciosa Zayda.
Como hasta ahora me amas,
En sus ojos azules
Y pasará mi vida
Que vivos rayos lanzan,
Cual la corriente mansa
Se pinta toda entera
Que al mar desciende undoso
La belleza de su alma.
Por la florida grama.
Su acento es á mi oido
México.
Mas dulce que las auras
tes. Esto produce un efecto sorprendente y en- desdeñado de confesarla como suya Miguel Án-
teramente diverso de lo que se ve en Europa. gel, Benvenuto Cellinió Juan de Bolonia.
Las paredes de las escaleras están á veces cu- El hermoso efecto de la plaza mayor disminu-
fico. Pienso que esta especie de adornos o de- bierno es un edificio verdaderamente magnífico,
coraciones ha sido imitada de los palacios mo- casi cuadrado, con una fachada de varios cientos
riscos de laEspaña y que fué introducida en la de pies. En el interior hay cuatro grandes
Puebla de los Angeles y México luego que las patios, en los que están distribuidas las oficinas,
minas comenzaron á producir los inmensos teso- los cuarteles, la casa de moneda, la cárcel y el
vista desde una elevación vecina, parece mas be- car el periodo de su mas alta prosperidad, un
lla que ninguna de las ciudades de la Europa, siglo después de las conquistas de Cortes. — Aho-
donde los techos irregulares y las negruzcas chi- ra el interior de las casas no está en armonía con
meneas son los objetos mas notables. Nunca he y prueba la pobreza de
la magnificencia esterior,
contemplado un lugar mas á propósito para los los Todos los muebles preciosos han
mexicanos.
cuadros de panorama, independientemente de lo desaparecido y no se ven ya en las calles esos
intrínseco- de su situación, en medio de un valle trenes de una riqueza estravagante (f) y el con-
inmenso, de lagos semejantes á pequeños mares junto de los habitantes comprendiéndose á los
y de montañas volcánicas coronadas de nieve. ciudadanos distinguidos, no recuerda el retrato
La plaza mayor es una de las mas hermosas que han hecho de México y sus habitantes los es-
que ecsisten. La Catedral, con el Sagi-ario ó Igle- critores del siglo 17.
ellos el palacio construido por Hernán Cortes. la diferencia tan notable que hay entre la época
La parte de Oeste está formada por hermosas á que se refiere el víagero y la actual.
472 MÉXICO EN 1823.
Los templos y otros edificios religiosos no de sus ornamentos y la riqueza de los vasos sa-
ceden en esta ciudad, ya por su número, ya por grados, á todo lo que yo habia visto en este gé-
su riqueza á nada de lo que en este género se nero. Las procesiones de Ptoma y de otras ciu-
pueda ver en otra parte; pero después de lo que dades de Europa, parecen pobres y mezquinas
se ha dicho de los de Puebla, á los cuales se se- comparadas con las de la Catedral de México.
mejan mucho, parece ocioso hacer una minuciosa
En las iglesias mexicanas estas distinciones de
descripción.
bancas y de sillas, tan generales entre nosotros,
la catedral de México por su riqueza y es-
no ecsisten. Se ven arrodillados en un mismo
plendor goza justamente de mucho renombre.
pavimento los mas infelices indios y los mas
Está situada en la plaza mayor, según se asegura,
grandes personages del pais, dirigiendo juntos
en el mismo lugar donde estaba edificado el tem-
sus oraciones al Ser Eterno, delante de quien
plo ó Teocalli de los antiguos mexicanos, cuyos
son nada las vanidades del mundo. En las An-
ídolos, todos de piedra, eran de una dimen-
tillas los ricos propietarios son (o por lo menos
sión considerable y se dice que están enterrados
esto sucedía antes) precedidos, cuando van á la
en la plaza. La fachada de la catedral de Méxi-
iglesia, de muchos esclavos que conducen mag-
co es superior á la de la de Puebla. Al penetrar
níficos cojines. En México este lujo es descono-
al interior se me desvanecieron hasta cierto pun-
cido.
to las ilusiones que habia concebido. A pesar
El convento de Pranclscanos de México, es
de la estension del edificio y de la magnificencia
un inmenso establecimiento que goza de una ren-
de los adornos, las construcciones que tiene en el
sagrados, y ecsaminados se encuentra algún méri- En mi primera visita me perdí en los pasillos
to en la composición, pero ninguno de ellos es de y corredores de este monasterio, y no pude en-
los famosos maestros españoles. contrar mi camino sino con el ausilio de uno de
El altar mayor y coro están rodeados de una esos buenos religiosos, que, notando mi conflicto,
"balaustrada macisa de metal fundido, que se dice se apresuró cortesmente á sacarme de él.
haber sido construida en China, conforme á los El convento de los Dominicos y su iglesia, son
modelos enviados de México. Las figuras que igualmente dignos de mención por la grandeza
adornan esta balaustrada son numerosas; pero de los monumentos y por la riqueza de la insti-
de un gusto y de una ejecución muy mediana. tución. Se encuentran también en él muchos
El metal de que están hechas, muy semejante al cuadros, estatuas y decoraciones de bastante mé-
latón, se considera que tiene cierto valor á causa rito. Después de la independencia, el gobierno
del oro que contiene. Se cuenta que un platero ha empleado el monasterio como prisión de esta-
de la ciudad ofreció hacer una balaustrada de do, y poco tiempo antes de mi llegada varios
plata del mismo peso, con tal do que en cambio miembros de las Cortes estaban encerrados en
Be le diese la que ecsiste. El servicio divino se celdas muy cómodas. Aunque el edificio sea
celebra en la Catedral con una imponente mag' muy y pueda alojar á miles de personas,
cstenso,
nificcncia. Desde que amanece, comienza á cele- es un lugar muy seguro de donde es imposible
brarse el Santo Sacrificio de la Misa, y continúa escapar. Se nos mostró en el patio enlosado que
así cada media hora hasta las doce, y esto sin precede á la iglesia, una larga piedra plana, con
contar la misa mayor y algunas otras accidenta- un ahugero en el centro, en que se fijaba el
les. En ninguna parte se desplega tanta pompa poste al cual eran atadas las víctimas de la In-
y tanto esplendor en las ceremonias religiosas. quisición antes de ser quemadas. Este tribunal
La procesión de esta Catedral á que yo asistí, estuvo en manos de los Dominicos, hasta que lo
escedia ÍDÜnitamente por bu orden, por la belleza abolió el emperador Iturbide en 1820.
MÉXICO EN 1823. 473
El palacio de la Inquisición está en frente son los pasatiempos que dominan en esta clase
las ejecuciones. Las personas acusadas de algún El palacio del virey es un edificio imponente
crimen contra la Iglesia, eran encerradas en es- y mas grande que todos los de este género en
te lugar; yo, antes de mi llegada, habla oido Europa. Ocupa el lado meridional de la plaza
y
hablar de los horribles calabozos subterráneos, mayor, y contiene varias oficinas públicas: la cár-
eran encerrados los infelices reos; cel, la casa de moneda, el jardin botánico, la bi-
en los cuales
pero al visitar este edificio, tuve la prueba de la blioteca, &c. La biblioteca [archivo general]
ecsageracion de estas noticias, pues ni ecsiste encierra algunos manuscritos preciosos, entre los
cuales se cuenta la historia de México, hecha por
ningún subterráneo en México, ni puede ecsistir,
orden del gobierno, que consta de cuarenta vo-
pues cavando la tierra una ó dos varas, inmedia-
tamente brota la agua. Cuando yo hice cavar la lúmenes gruesos con un gran número de cartas
dibujos.
tierra para tomar una copia de la piedra de los sa- y
crificios, tenia necesidad de emplear bastante
gen- El palacio de Chapultepec, construido por el
muy elegante, y por su apariencia no puede co- una colina pequeña, distante cosa de una legua
nocerse el objeto para que estaba dedicado. de la ciudad. Es un vasto edificio, cuya cons-
Profesa es todavía mas trucción ha costado sumas inmensas. Las perso-
El monasterio de la
nas mejor informadas aseguran que es mas bien
disno de atención para el estrangero. Su ele-
gante iglesia está decorada con un gusto mas una fortaleza y no un palacio. En la actualidad
está desocupado y medio destruido; pero su proc-
moderno que y todo está tan fresco y
las otras,
tan brillante como el dia en que se estreno. simidad á México hace que sea un lugar de re-
Cuando está iluminada con una cantidad inmen- creo muy agradable, y es, en efecto, visitado con
frecuencia, ya porque la calzada que conduce á
sa de cirios de cera, y adornada con ramilletes
candeleros de plata o dorados, produce un ad- él está trazada por uno de los mas encantadores
y
mirable efecto. No se debe omitir hacer una vi- puntos del valle, ya porque los jardines de que
sita á San Agustín y á algunas otras iglesias está rodeado son losmas hermosos que pueda la
y
conventos. La simple enumeración de sus be- imaginación figurarse. Medí algunos árboles
llezasy tesoros, escederia á los límites de esta con mis pasos y su circunferencia me pareció ser
obra. Las procesiones que he visto en México, de cosa de sesenta pies. Son de una altura pro-
eran mejor ordenadas y de mas grande efecto digiosa, y de su espeso follage penden esa espe-
que de Puebla, y parecían tener mas atracti-
las cie notable de lichen que se llama barba de Es-
festividad, se comienzan á preparar las calles pa- Cosa de dos millas mas lejos, y muy cerca de
ra la festividad de la Catedral, y toda la línea Tacubaya, está el palacio del Arzobispo, cuyo
de su tránsito estaba cubierta con un lienzo de jardin merece la atención de los botánicos y pre-
tela (vela), para garantizar del sol á los concur- senta al mismo tiempo una curiosa muestra de
ha parecido tan imponente. Principia y acaba Desde el mirador del palacio del Arzobispo se
con una descarga de artillería. El gran número goza de un maravilloso espectáculo, que precisa-
de dignatarios de la Iglesia, con vestiduras bor- mente llenará de sorpresa á todo viagero que por
dadas de oro y de plata; la cantidad de los or- primera vez lo contemple. La gran ciudad de
namentos y la riqueza de los vasos sagrados, México aparece como cubierta de un vapor de
y
todo esto aumentado con el efecto que produce oro; y las pequeñas poblaciones que la rodean,
el espectáculo de los magistrados y principales las montañas y las verdes colinas, completan un
personages de la ciudad, con trages de gala, y los cuadro armonioso y encantador, que no se can-
oficiales y tropas de artillería y caballería con san los ojos de ver, sin que después sea dado
brillantes uniformes, forman un conjunto abso- trasladar fielmente al papel las emociones que
lutamente nuevo y singular para un inglés. Las causa en la alma la contemplación de los bellos
I """''lliiiiiii, . U iiiilliiniiiili I.
La lámina litografiada que acompaña á este del czar Nicolás, que es el actual soberano. Suce-
artículo, representa la plaza de San Isaac en San sivamente han ido cayendo varios pueblos bajo
Petersburgo. Aunque en el número anterior el dominio délos autócratas moscovitas: primero
hicimos algunas observaciones y dimos algunas los mas cercanos, después los que estaban mas
noticias, reía ivas á esta capital, no creemos in- lejos; y cuando cayó la Polonia, barrera que te-
oportuno volver á tratar aquí de ese imperio ru- nían interés en conservar todas las naciones
so, cuyo crecimiento importante hace que estén meridionales de Earopa, dique que contenia el
hoy fijas en él las miradas de todos. torrente que se desbordó; cuando la revolución
Hemos visto ya cuáles fueron los principios f -ancesa hizo conciliables pretensiones que hu-
de esa nación, y cuan tarde comenzó á figurar^ bieran debido ser enemigas eternas, el sol ilumi-
entre las otras potencias de Europa. Pero de no las bayonetas rusas en las fértiles campiñas
entonces acá, ha hecho en pocos años progresos de la Italia y sobre las agrestes crestas de los
asombrosos; y hoy ya, como un coloso que toca con Alpes. Massena, en Zurich, contuvo susa van-
sus manos el antiguo y el nuevo continente, ame- ees, que desde entonces hubieran podido ser muy
naza convertirse en dueña y dominadora del temibles.
mundo. Acaso una nueva irrupción de los bár- Después se levantó un guerrero, al que no pu-
baros del Norte producirá otra vez uno de esos dieron contener el Rhin, el Elba, el Oder, el
cataclismos que trastornan hasta sus cimientos Vístula, el Niemen, ni el Beresina, y cuyas águi-
á las sociedades establecidas. las triunfantes iluminó el incendio de Moscou.
No se ocultaron esos progresos, cubiertos en- Demasiado fuerte para ser vencido por los
tonces con el velo del porvenir, al hombre que hombres, por
de los elementos, y
lo fué el rigor
pudimos considerar como el primer civilizador tuvo que abandonar una empresa, cuyos resulta-
de la Rusia, á Pedro el Grande. Asombra ver dos eran inmensos. Si llevando adelante sus
los términos en que se espresó en su testamento, planes, Napoleón hubiera caminado de triunfo en
haciendo una verdadera profecía: "Yo encontré triunfo, obteniendo otros nuevos, desde la an-
á la llusia, dijo, como un riachuelo; la dejo como tigua capital de la llusia, hasta la nueva fun-
un rio: mis sucesores le harán un mar anchuro- dada por Pedro á las márgenes del Newa, y
BO, destinado á fertilizar á la Europa." Acaso dictado allí la ley al soberano, como la habia
solo la última parte será inesacta; acaso en vez dictado á los monarcas de Austria y de Prusia
de fertilizar, ese mar no hará mas que acabarlo en Viena y en Berlin, acaso habría variado el
todo, cubriendo con sus aguas cuanto se oponga porvenir del imperio moscovita, y tardado este
á su curso, y salvándose poco ó nada del naufra- medio siglo en reponerse del golpe.
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íiíí; .ías..
RUSIA. 475
tuna. La Europa coaligada se aprovechó del Francia, en Febrero de 1848, una tercera revolu-
dia de la desgracia: ejércitos numerosísimos ca- ción, que derroca gobierno de Luis Felipe, y
el
miüixn á vengar á Paris los ultrages de sus res- proclama la república. Y como en 1830, otras
pectivas capitales humilladas; y en vano Napo- naciones siguieron su ejemplo, es decir, la Bél-
león prodiga los prodigios de valor y de genio: gica, la Polonia y la Italia, también ahora no ha
Entre esos soldados que se acercan y ocupan ral; y aunque el incendio parece prócsimo á apa-
por fin la capital de la Francia, vienen unos hom- garse, quizá niievos combustibles lo fomentarán,
por laprimera vez contemplan las obras de la ci- mado en esta época la atención del mundo ente-
vilización. Su permanencia en pueblos y ciudades, ro, dos son los que con justicia la han fijado de
cuyos nombres no conocían siquiera, ha desperta- preferencia: los romanos y los húngaros. Eche-
do en ellos el deseo de repetir sus visitas. ¿Las mos una rápida ojeada sobre los importantes
repetirán en efecto? ¿Cuándo y cómo será? El por- acontecimientos de la historia de estos últimos
venir encierra ese secreto, que empieza no obs- dias, tan fecunda en lecciones de toda especie.
tante á aclararse ya. Acaso los hombres que Sublévanse los romanos contra el poder tem-
forman la generación ecsistente hoy sobre la poral del Sumo Pontífice, á quien obligan á huir
tierra, presenciarán que Paris vuelva á caer bajo de la ciudad eterna: constituyen su gobierno in-
el dominio moscovita, y que al recorrer la gran dependiente, y se disponen á sostener con las ar-
distancia que media entre esta ciudad y los de- mas en la mano, los derechos que han proclama-
siertos de los cosacos, las capitales europeas que do. Antes de que sus principios tengan tiempo
se encuentran al tránsito, los ven pasar, no ya de propagarse, cuatro naciones envian sus solda-
como en 1814, de aliados y amigos, sino como con- dos á apagar el fuego revolucionario: el Aus-
trarios y ensoberbecidos con las victorias. tria, laEspaña, Ñapóles y la Francia. La últi-
A la efímera restauración de la isla de la El- tima es la que interviene en la cuestión de una
ba, succedio la derrota de Waterloo: el vencido manera mas directa: sus tropas sitian á Roma:
fué á residir á una roca mortífera en medio de sus proyectiles van á destruir algunas de las
los mares: el señor de la Europa no fué ya mas obras de una ciudad que conserva tan vivos re-
que el cautivo de Santa Elena. Allí, en las lar- cuerdos de los tiempos antiguos.
gas horas de su prolongado cautiverio, conversa- Así, por una inconcebible inconsecuencia, el
ba con los amigos fieles que lo acompaííaron, cor- gobierno de un pueblo que acaba de proclamar la
ta parte de los que no lo abandonaron con la for- república, procura la destrucción de una repúbli-
tuna; y ora discurría sobre los sucesos pasados, ca hermana, y sostiene la causa de los tronos. Y
ora hablaba de los hechos presentes, ora hacia luego, cuando Roma ha caido en poder del ejérci-
observaciones sobre los arcanos de los tiempos to de Oudinot, reconoce al parecer su error el go-
futuros. bierno francés, indica que quiere variar su con-
Un dia le tocó en suerte á la Rusia. Napo- ducta, y anuncia de esa suerte el principio de una
león se espresó respecto de esta potencia, en los nueva lucha, mas desoladora sin comparación que
términos claros, precisos y luminosos con que la anterior, porque puede entablarse, no ya entre
acostumbraba tratar toda clase de asuntos; y al cuatro potencias fuertes contra una pequeña par.
tocar el punto del porvenir que le estaba reser- te de la Italia, sino entre naciones que abundan
vado, entro en consideraciones sobre el espíritu á porfía en elementos y en poder.
que dominaba en la Europa, sobre las tendencias, Como Roma sucumbió, también ha sucumbido
influjo é inconvenientes del principio democrá- la Hungría. Cuando esta se levantó, creyóse
tico,y acabó por proferir las siguientes palabras, que su insurrección era de poca importancia, que
á las que tal vez los acontecimientos darán el ca- bastarla para contenerla una parte pequeña de los
rácter de profecía: "Dentro de cincuenta años, inmensos recursos del imperio de Austria. La es-
la Europa será cosaca ó republicana." periencia no tardó en dar un costoso desengaño;
Mucho dicen, en efecto, acerca de su realiza- los húngaros hicieron mas aún de lo que debia
ción los sucesos de nuestros dias. Estalla en esperarse de los descendientes de aquellos hom-
476 RUSIA.
bres que, combatiendo en el siglo pasado en de- ticas con la segunda potencia, y debe haber reci-
fensa de la misma casa á que hoy han hecho la bido ya á esta fecha, la respuesta definitiva de
Nicolás, relativa al asunto de la estradicion, res-
guerra, casa que parecía entonces tocar á su rui-
puesta que se temía fuese una declaración de guer-
. na, pelearon con tanto denuedo por su rey Ma- ra. Grandes preparativos se hacen en Constan-
ría Teresa. tínopla y otros puntos del imperio turco; y la
La revolución húngara ha conmovido hasta sus Francia y la Inglaterra están dispuestas, al pare-
cer, á intervenir en la guerra de una manera di-
cimientos el trono imperial. Los ejércitos del
recta.
emperador sufrieron k los principios derrotas de
¡Dios haga que sea así! De lo contrario, es
consideración: sus vencedores, llenos de valor,
decir, si la Turquía queda aislada, abandonada á
guiados al combate por generales que han des- solo sus propios esfuerzos, el
término de la lucha
plegado en esta guerra talentos distinguidos, pu- no es seguramente dudoso: la capital del imperio
sieron en duda hasta la seguridad de la misma otomano caerá en poder de los ejércitos del au-
tócrata ruso.
Yiena. La contienda tomó proporciones gigan-
tescas, y el écsito fué dudoso por algún tiempo.
Y entonces, este acontecimiento cambiará la
faz de la Europa: sus consecuencias serán de una
Al ver los peligros de su situación, el empera- trascendencia inmensa. "El que reine en Cons-
dor austríaco solicitó el ausilio del autócrata de tantinopla será el verdadero soberano del mun-
las Rusias. Este, á quien al parecer no afecta- do," dijo también Pedro el G-rande.
ba la cuestión, conoció bien el sumo interés que Así, en dos épocas bien diversas, separadas
entre sí por el intervalo de mas de un siglo, dos
tenia en ella, por lo que no vaciló en aprontar, y hombres grandes han profetizado cuál llegaría á
de una manera eficacísima, los socorros que se le
ser la influencia siempre creciente de la Rusia.
pedían. Un número considerable de soldados "El que reine en Constantinopla, será el verdade-
marchó en contra de los húngaros, que tuvieron ro soberano del mundo," dijo e.\ primero. "Den-
que combatir con los ejércitos austro-rusos y tro de cincuenta años, la Eui^^t» será cosaca o
republicana," dijo el segundo Acaso de la com-
contra todo el poder de dos potencias de primer
binación de ambos resultados depende la solución
orden. de la cuestión; porque en efecto, si la Rusia lle-
El resultado ha sido el que era de esperarse gase á ser dueña de Constantinopla, sería muy
de una contienda tan desigual. Después de es- probable que la Europa llegase á ser cosaca.
fuerzos grandiosos, la resistencia de los húngaros Héaquí en pocas palabras esplicado el interés
inmenso que los pueblos de Europa, especialmen-
ha sido completamente vencida,
y todo anuncia
te los meridionales, tienen en oponerse á la com-
que no tardarán en volver á caer bajo el yugo de pleta ruina del imperio turco, sobre todo, si la
que quisieron libertarse. Al escribir estas lí- Rusia ha de tomarse la parte del león. ¿Pero
neas, las últimas noticias recibidas en México de cómo conseguir que sea efectiva y eficaz esa opo-
la guerra de Hungría, son las de que unos gene- sición? No hay mas que una sola manera posi-
de que la Francia y la Inglaterra se unan
ble: la
rales se han rendido con sus cuerpos de ejército;
sinceramente en esta contienda, y protejan á la
otros, con el dictador Kossuth, se han refugiado Turquía contra el czar moscovita.
en Turquía, y aun la fortaleza de Comorn, en Quizá lograrán arreglarse las diierencias pen-
que se había encerrado el valiente Klapka, se dientes entre varias naciones europeas: si así no
había rendido ya, después de una resistencia fuese, muypronto se emprenderá una lucha ge-
desesperada é infructuosa. El drama toca á su neral. La nueva
política que el gobierno francés
ha adoptado en los negocios de Roma, puede
desenlace: es como seguro que las primeras nue-
producir una guerra: la protección acordada en
vas que ahora recibamos, anuucinrán el comple- Turquía á los refugiados húngaros, puede pro-
to término de la contienda. ducir otra: las desavenencias enti-e la Prusía y
Vemo.s, pues, que por esta parte, la Rusia, pro- el Austria, pueden producir la tercera. Estas
originarían otras varías, siendo por ejemplo in-
tectora del Austria, ha aumentado considerable-
dudable que volverían á tomar las armas los ita-
mente su influencia, su poder, é impedido la pro-
lianos y los húngaros.
pagación de principios cuyo triunfo la encerra- No pues, improbable que no se dilate por mas
es,
ría para siempre en sus terrenos helados. Vol- tiempo solución de las mas graves cuestiones.
la
vamos ahora la vista á la Turquía. La suerte de las armas decidirá quién ha de go-
E.^ta potencia ha dado asilo á los gcfes hún- bernar en Constantinopla, para ser el verdadero
soberano del mundo; y torrentes de sangre deci-
garo?, refugiados en su territorio. Resistiéndo-
dirán sí la Europa ha de ser por fin cosaca ó re-
se á las reclamaciones del Austria y de la Rusia, publicana.
ha visto ya suspendidas sus rclacionea diplomá- (Escrito para e] Álbum )
Cb, Geoífrojr 3c.
CUMPLIDO F.aitor.
Aquellas intempestivas declaraciones no cau-
saron impresión alguna en el ánimo de Refugio;
Hay en el mundo naturalezas escepcionales,
su corazón no habia hablado todavía. Pero, co-
que obran por reglas enteramente distintas que
mo era preciso, llegó por fin la edad de las pasio"
el común de las gentes. Aun los que mas de cer-
nes: el amor se le reveló con todo el atractivo de
ca las ecsaminan, no pueden comprenderlas; mas
que lo reviste la imaginación de la juventud; su
aun, frecuentemente sucede que ni ellas se com-
prenden á sí mismas. Tales naturalezas son, sin
alma, ardiente y generosi, apasionada y sublime,
no se basto á sí misma, que Dios ha formado á
embargo, raras; y si suelen parecerlo menos, con-
los humanos de tal manera, que á proporción que
siste en que muchas veces se confunden con'otras,
tienen una ternura mas delicada, necesitan mas
en que todo mentira y afectación.
es
un corazón amante en que derramarla. Si queda
La hqróina de esta verídica historia, pertene-
encerrada en el suyo, acaba por romperlo, por-
cía al número de las primeras. De ahí es que,
que necesita abrirse paso como la lava de un
guiada en las acciones de su vida, por los sen-
volcan.
timientos sinceros de su corazón, buscando como
La preciosa joven se convenció íntimamente,
realidad lo que no ecsiste sobre la tierra, sino en
luego que hizo un ecsámen concienzudo de sus
la imaginación, era del número de esos seres que
sentimientos, de que para aspirar á la dicha te-
no han nacido para ser felices.
nia que enlazarse con un hombre, que realizase
E-efugio acababa de cumplir veinticuatro años.
las ilusiones de su fantasía. Esperó que la Pro-
Hermosa y llena de gracia, su hermosura física
videncia se lo deparase: creia en su inesperien-
nada valia en comparación de su belleza moral;
cia que encontrarla muchos dignos de su cariño,
las mas sólidas virtudes la hacian muy aprecia-
ble á los ojos de todos. Dotada de una esquisita
y que tendría entre quiénes escoger. Después,
cuando los primeros desengaños empezaron á
sensibilidad, esto fué lo que constituyo la des-
abrirle los ojos, no juzgó tan fácil la consecución
gracia de su vida. Caso no muy raro por cierto,
de sus deseos: pero pensó aún en que era impo-
porque si en el cielo es otra la regla, en este pi-
sible que, al cabo de algún tiempo, no encontrase
caro mundo solemos con frecuencia ser víctimas
lo que buscaba. ¡Pobre niña! ¡inocente joven!
de nuestras buenas cualidades.
Ella ignoraba que ese tesoro era mas difícil aún
de ser hallado, que la piedra filosofal.
II.
III.
Desde la edad de trece años habia comenzado
Refugio á oir declaraciones de amor. La niñez Como ya hemos indicado, no escaseaban los
de nuestros dias es precoz; temprano se lanza á pretendientes á la blanca mano de Refugio. Colo-
las aventuras amatorias; y á cada paso vemos ni- cada ésta por su posición social en un rango dis-
ños que van todavía á la escuela, y que allá, co- tinguido, asistía con frecuencia á los bailes, á los
mo Dios les da á entender, ponen ya sus billeticos paseos, al teatro: trataba todos los dias con las
ilusorias: estaba decidida a no corresponder sino Palenque. De gallarda figura, de buena familia,
á aquel que se pareciese al retrato que llevaba de virtuosa educación, rico, honrado, trabajador,
en su corazón. parecía un escelente partido. A
poco de haber-
Pasaban entre tanto dias y días, y el original se presentado en casa de Refugio, logró captarse
no llegaba. Entre los pretendientes de Refugio, las simpatías de todos, que lo elogiaban á porfia,
tinos hacían alarde de constancia, y aunque in- haciendo grandes alabanzas de su persona delan-
fructuosamente, no quitaban el dedo del renglón: te de la joven. Esta, aunque poco lo había tra-
otros, al cabo de cierto tiempo, abandonaban el tado, habíale ya cobrado cierta afición; y al ver
campo, y eran sustituidos por nuevos adorado- como era querido de todoS, al reconocer varias
res, con quienes se repetían las mismas escenas. de sus buenas cualidades, sintió una emoción tan
La difícil niña los trataba á todos con amabili- agradable como desconocida. Resolvió, pues,
dad; pero sin pasar de ahí; y aunque hubo mas esperar solamente á tratarlo con alguna intimi-
<3~ •'^- ^ mas dedos que se jactaron, como se dad para no pegarse un chasco; pero consideran-
acostumbra en tales casos, de haber obtenido su do la prueba enteramente infructuosa.
correspondencia, aquello no era mas que una so- Como la casa estaba casi siempre llena de vi-
comunes, caer con los mozalvetes que le hacían gún tiempo su declaración. Palenque no se la
la corte. Todos parecían cortados por una mis- hacía, ni tomaba casi parte en las conversaciones
ma tijera: todos tenían los mismos defectos. Fa- que se suscitaban; sus ojos solo so solían fijar
tuos, ignorantes, enemigos del trabajo, gastado- amorosos y lánguidos en los de Refugio. Atri-
res, incapaces de sentimientos profundos, no sa- buyó ésta á timidez aquel obstinado silencio, y
bían á quien dar la preferencia entre Refugio y buscó varias ocasiones de que lo rompiera.
su sastre; y tanto pensaban en ella, como en no Después de algunas conferencias sin testigos,
descomponerse los rizos, y en cuidar de que que- en que Anastasio hizo el papel mas ridículo del
dase bien puesto el nudo de la corbata. mundo, porque apenas profirió unas cuantas pa-
Cada día que pasaba, cada ilusión que perdía, labras, conoció al fin que ei-a tiempo de tomar
cada desengaño que llevaba, hacían en su alma un partido definitivo, y declaró su amor. Des-
una triste y dolorosa impresión. Sus padeci- lumbrada todavía Refugio con sus ilusiones, no
mientos morales, mas profundos cuanto eran mas vio en los términos embarazados é incoherentes
reservados, no le permitían gustar ni esa efímera aquella confesión, mas que una nueva prueba de
felicidad que procuran los placeres, el bullicio, cortedad y encogimiento, que el tiempo y la
las diversiones de la sociedad. En los teatros, confianza disiparían: mostróse, pues, benigna, y
en los saraos, en los días de campo, en las másca- dio esperanzas al desconcertado novio.
ras, en todas partes sentía la desventurada un Desde aquel día no se pasaba ya uno sin que
horrible vacío en su corazón. Euerza es repetir- fuese Palenque á ver á su amada, y cuando no
lo: solo el amor de un hombre, cual ella se lo ha- podía hablarla, le llevaba cartas, y ella no tenia
bía figurado, podía labrar su ventura. ya embarazo en recibirlas. Ese fué el escollo en
visitas, si las seguia haciendo con un fin intere- tal de que escribiese en algún periódico, político
Palenque, porque no podia ni pensar en que lle- quiera edad, clase y condición que fuera, que m
gase á ser su marido un hombre de tan limitada lo enamorase con empeño para obtener su prefe-
capacidad. La suya, bastante desarrollada, feliz- rencia.
mente cultivada, notable por mas de un título, Como es de suponerse, tampoco Refugio se es-
necesitaba que el ser con quien se uniera para capó de ser tratada como los demás. Ernesto
toda la vida, supiese comprenderla, apreciarla y le dio á entender claramente que debia darse
de mas allá le encargaba en secreto que le hicie- Dedicado al trabajo oportunamente, pronto co-
que adquiría reputación y fa-
se los trabajos con menzó á percibir el fruto, y desde la edad de on-
ma. Se suponía relacionado con todas las perso- ce años mantuvo á sus espensas á las tres. Ja-
nas poderosas y notables: ofrecía su protección, mas les faltó nada á su lado de cuanto podia
ineficaz las mas veces, á cuantos lo ocupaban: proporcionarles con lo poco que ganaba. Inver-
decia que no lo dejaban descansar, ni los minis- tíahasta el último medio con ese objeto; y por
tros que le rogaban con los puestos públicos de nada del mundo despilfarraba ni la cantidad
primera importancia, ni los impresores que se mas corta en gastos hechos fuera de su casa.
empeñaban en comprarle sus obras á cualquiera Entre las frecuentes faltas de algunas de las
precio, ó en señalarle el sueldo que quisiera, por administraciones que se han sucedido en el pais,
480 LA JOVEN INCASABLE.
una de las mas notables ha sido la de la prodi- agraciada en los dias de todo su esplendor, como
galidad y falta de juicio con que se han dado la rej)resenta la estampa que acompaña a este
los destinos públicos. Una vez el ministro favo- artículo, perdió poco á poco su frescura, su be-
rito quiso agraciar á Capistran, recomendado lleza, su animación, su salud, y se vio acometida
por un amigo á quien deseaba complacer, con un de una peligrosa enfermedad de consunción, que
destino de tres mil pesos. Por un raro ejemplo no tardó en llevarla al sepulcro.
de dignidad, el ' favorecido no quiso admitir: se ¡Pobre joven! pobre Refugio! Por haber naci-
contentó con dar las gracias, y fundó su negati- do dotada de cualidades escepcionales, pasó por
va en la razón de que siempre pesaría sobre su el mundo como un estrangero por una tierra in-
conciencia el remordimiento de haber usurpado bospitalaría, y pensando únicamente, como ese
un que no tenia derecho alguno, y del
puesto, al estrangero en su patria, en el cielo, que es la pa-
que habia privado al que legítimamente le per- tria de los desventurados.
tenecía. Si ecsaminamos á fondo las razones que tuvo
Refugio, sabedora de este y otros honrosísi- Refugio para no buscar en el matrimonio la fe-
mos antecedentes de Donato, que le hablan gran- licidad que anhelaba, no podremos menos de
geado una merecida fama de sólida virtud é in- confesar que fueron muy atendibles. La mayor
tachable probidad, se imaginó por tercera vez parte de sus amantes no merecían ni siquiera
que era amada del hombre que le convenia para que por un momento pensase en ellos la joven; y
marido. Donato era pobre, y seguia mantenien- por lo que hace á los tres únicos, dotados de al-
do á su familia; pero los bienes de Refugio eran gunas buenas cualidades, los defectos que las
demasiado cuantiosos, para que la detuviese esa ofuscaban, la retrajeron no sin justicia dé que-
consideración, y por otra parte, la riqtieza era lo rerlos. Tonto uno, fatuo otro, insensible el ter-
que menos buscaba en el que eligiera para con- cero, ninguno de los tres podía convenir á Re-
sorte. fugio, para la cual las dos primeras cualidades en
Otro inconveniente, de distinta naturaleza que un hombre eran entendimiento despejado y amo-
los anteriores, dio al traste con sus halagüeños roso corazón.
proyectos. Donato era en estremo frió, sin sen- Sin embargo, querer, como ella qu^eria, un
timientos, sin alma. La conveniencia y el deber amante de novela, én quien las virtudes todas
normaban su conducta, en la que las afecciones tocasen á lo sublime, sin que vicio alguno las em-
íntimas no tenían la menor intervención. Aun pañara, era un pensamiento El irrealizable.
en el hecho de sostener por tanto tiempo á su mundo no ha de ser distinto de como es; y si no
familia, lo cual podía atribuirse á generosidad, podemos admitir por absurda é inmoral la máe-
no habia habido mas que convicción de que cum- sima del que decía, que para ser feliz en él, se
plia con un deber. Donato era así en todas sus necesitaba tener buen estómago y mal corazón,
cosas:su corazón callaba siempre, y dejaba el por lo menos sí debemos procurar no pretender
campo libre al raciocinio y la reflecsion. una perfección absoluta, que jamas dejará de ser
¿Cómo podía amarlo Refugio? ¿Cómo entre- imaginaria.
garse por esposa á quien jamas había de decirle [Esciito pura el Albmn.]
de estrechar en sus brazos con indiferencia, sin dama, y cuando le preguntaban por qué no se
que se acelerasen en lo mas mínimo los latidos casaba, decía: "y después de casado ¿dónde que-
de su frío é insensiVjlc corazón? réis que me vaya á pasar la noche?"
VIH
Alabanza en boca propia, os vituperio, dice un
Así llegó Refugio á los veinticuatro años.
adagio. ¿Quién es el que en este mundo no se
Abatida por tantos desengaños, sin hallar con
llena de vituperios?
qué satifacer el fuego interior que la devoraba,
pantoso. La seductora joven, tan linda y tan Los niños, los viejos y los locos, son iguales.
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Ni somos partidarios de los optimistas, para ya ha pasado como sentencia ejecutoriada; pero
los cuales todo marcha del mejor modo, ni nos puedo, según mi propósito, llamar la atención so-
aqueja el capricho de que algunos están tocados, bre la economía de nuestros proyectos que se las
hasta el estremo de considerarlo todo de un mo- ha sin desventaja con los mejor concebidos, si
do absolutamente diverso. Pocos signos, pocos bien es verdad que el de Puerto-Príncipe lleva
indicios damos los habitantes de Cuba de poseer en este particularla primacía, y valga nuestra
el espíritu vivificante, emprendedor j social que ingenua anterior confesión para que no compa-
arde en naciones y provincias mas adelantadas remos mas que el costo respectivo. A mi salida
en industria; pero dos farro-caoriles proyectados del Príncipe ya estaban comenzados los traba-
por sociedades anónimas no es cosa insignificante. jos.
Estamos lejos de dar al mundo el ejemplo de la Sin ser ingeniero civil, ni cosa que lo valga,
nación británica ,
que de 1824 á 25 contó 48 comprende cualquiera que las dificultades que la
compañías con un capital de 22.454,000 li- naturaleza ofrece no son idénticas en todas par-
bras esterlinas para la formación de caminos de tesy que no puede decirse de un modo positivo
hierro: sin embargo somos niños en asuntos de dado el precio de dos caminos, cuál es el mas
este linaje. Empero ya que hemos llamado la barato; pero hecha la comparación de ii7io con
atención de nuestros lectores hacia la construc- muchos otros, siempre dice algo en su pro que el
ción de los ferro-carriles, vamos á decirles algo resultado le sea ventajoso.
de la parte económica, ya que nada podemos es- Para comprobar este pensamiento basta que
cribir de la parte artística que no puedan leer busquemos los datos en un trabajo del Sr. D
en el Instructor de Londres y otras produccio- Francisco Arrillaga sobre el camino que intenta
nes análogas al alcance del común de los lecto- construir desde Veracruz hasta la ciudad de
res, que no están familiarizados con los términos México: trabajo que representa un numeroso cau-
facultativos, que, por lo que pueda importar la dal, útiles noticias para mi objeto. Como dicha
confesión, también se hallan fuera del círculo de Memoria ha impreso en México, y como ha
se
nuestros pobres conocimientos. circulado muy poco en esta ciudad aún, daremos
Para que este trabajo que nos proponemos tenga al fin de este artículo una corta idea del gio-an-
mayor interés para nuestros lectores, echaremos tesco proyecto que contiene.
una ojeada sobre lo que pasa en el estrangero, y Es necesario advertir que los resultados que
lostérminos que ofrezcan sus empresas servirán ofrece el cálculo del Sr. Arrillaga, respecto de los
de punto de comparación á las del pais en que caminos de demasiado lisongero: así es
la Isla, es
vivimos. que supone terminadas las 17 leguas del camino
Yo no entrai-é en detalles probando la utilidad de Grüines y cree que cada milla del proyecto de
de los ferro-carriles, porque es una verdad que Nuevitas solo asciende á 5,200 pesos, lo que da-
482 CAMINOS.
ria 15,600 por legua y esto produce una equivo- ingeniero Mr. Wrigt á 15.000 ps. la milla; y en-
cación de casi los dos tercios, como mas adelante tre ellas según la demostración hecha en la Ga-
rectificaremos con mejores instrucciones. Sin ceta de Puerto-Príncipe níjm. 75 del presente año,
embargo, como casi todos los demás precios que hay una diferencia notabilísima en los costos de
asigna á los caminos estrangeros los autoriza graduación, pues la 1.
'^
milla de la 1.
'^
división
con alguna y como hemos tenido proporción
cita, la hace ascender á 19,595 pesos, mientras la del
de evacuar algunas, como las que se apoyan en la níim. diez y medio solo llega á 2,000 pesos. La —
obra de Tredgold^ creemos que pueden servir de super-estructura á 7,512 pesos 6 reales milla. En
y verosímiles términos de comparación.
probables la propia Gaceta demuestra el citado ingeniero
Empezaremos por los Estados-Unidos. que el costo á que ascienden las 20 millas que
Los caminos de hierro de los Estados-Unidos ha contratado es el mismo de 320.000 pesos en
cubren y cruzan el terreno por todas partes: en que se ha obligado á hacerlas con las mayores
ningún pais hay mayor número. Habiendo de- garantías posibles, como lo acredita la escritura
signado ya el valor de la milla del ferro-carril del convenio publicada en nuestros periódicos.
principeño, veámosle en los diversos de la Union. Con respectocamino que ha de verificarse
al
La milla del camino de Baltimore á la ciudad de Cárdenas á Bemba, hemos visto que el costo
de Washington importó 41.666 pesos dos tercios, de la super-estructura según los tres sistemas pro-
á causa de lo desigual y cenagoso de algunos puestos por el ingeniero director, asciende en
La milla de camino de
puntos de su tránsito. cada milla:
Camdem á Amboy entre New-York y Filadelfia o á 12,406
Según el 1. ps.
costo 40.000 pesos, la de Alleguani Portage
Según el 2. o á 11,180 ,,
18,918, la de Charleston á Hamburg, de un solo
Según el 3.° á 10,558 „ 2 rs.
carril, 4,500 pesos.
Aunque los jornales de los Estados-Unidos
Por anuncio posterior, hecho por el secretario
sean poco mas ó menos iguales á los de la Isla,
D. Domingo del Monte, se hizo subir el total de
las materias de construcción son mucho mas ba-
costos de construcción según la propia división,
ratas, porque nosotros, ademas de comprar la ma-
á lo siguiente:
yor parte de ellas en los mercados estrangeros,
tenemos que pagar fletes, comisiones y derechos
Por el 1." método 22,574 ps., 2 rs.
de aduana de que están libres los que consumen
Por el 2.^ 21,447 „ 6
producciones del pais. Así, pues, el camino mas
Por el 3. ° 20,826 „
barato de los enumerados, solo importa 700 pe-
sos menos que el de Puerto-Principe en cada mi-
En las noticias publicadas no se esplica si en
lla, cuando los demás son incomparablemente números se incluyen los sueldos
estos de la bri-
mas caros.
gada de ingenieros.
Nótese lo mismo respecto de los ferro-carriles
No hablaremos del ya establecido ferro-carril
construidos en Inglaterra. Según dice Mr. Tred- junta de fomento^ porque so-
que ha costeado \ü.
años, con varias condiciones, entre otras que sea primera vez una en
geografía latin.
la mano de comparar cosas de nuestra tierra con —Los mismos reconocen y toman posesión
870.
LEY
Francisco tenia costumbre de retirarse á su
casa todas las noebes á una bora semejante; al
Era una de esas noelies lóbregas y lluviosas, en
salir de su tertulia, siempre traia la imaginación
que no brilla una estrella en medio de los cielos;
y mas de una ocasión le sucedió venir
ecsaltada,
noebes llenas de pavor, que contristan el ánimo.
bablando como un loco por las calles.
Habia caido al principio un aguacero demasia-
do fuerte; pero lejos de despejarse la atmósfera, La nocbe de que bablamos, pues, en nada se
mas y mas de nubes. diferenciaba de las demás, á no ser en que la ac-
se babia ido cargando Se-
rian las doce de la nocbe, y el viento frió y bú- titud del joven era meditabunda y preocupada.
Esto consistía en que se babia bablado en la ter-
medo anunciaba una nueva llovizna.
A estas boras siempre las calles de México es- tulia mucbo sobre amor, sobre esa pasión que
reina un silencio sepulcral, y las atrae el alma, y también sobre esa clase de aven-
tán desiertas;
turas sobrenaturales, que barian creer ecsisten
luces de los faroles comienzan á estinguirse.
Un joven atravesaba á aquellas boras por al- relaciones entre las almas de los que ban muerto
gunas calles para volverse á su casa. Salia de y las cosas de este mundo. Francisco fué el pri-
una tertulia de amigos y traia la cabeza aturdi- mero en reirse de eso que él llamó cuentos, y
mil ideas que bace nacer una conver- sostuvo que en esta vida nada bay sobrenatural,
da con las
y que se ecsaminasen esas ave aturas sorpren-
sación llena de variedad, de animación, de vida, si
entre jóvenes solos; el recuerdo de algunos lan- dentes, se las bailarla siempre una causa barto
ces las pinturas de amor enardecen la imagina- mezquina y común para despojarlas de su atrac-
tivo y misterio; pero que el bombre, por una ne-
ción y á veces bacen formar bermosos proyectos
que embellecen por una nocbe la soledad de un cesidad de su naturaleza, es inclinado á lo mara-
Sin embargo, todas estas ideas se van estin- gaño á destruir el encanto que lo balaga. Todos
guiendo poco á poco, á medida que el frió re- convenían con sus ideas; mas contaron algunos
fresca nuestra frente, así como las luces de una casos raros, tan difíciles de esplicarse, que Fran-
ciudad se apagan sucesivamente conforme avan- cisco concluyó por ponerse serio.
Esto sucedía, con corta diferencia, todas las esperimentó el fenómeno que bemos señalado
oocbes al joven de quien bablamos, y que procu- mas arriba, con la diferencia, por esta ocasión,
raremos bacer conocer á nuestros lectores. de que las impresiones é ideas del momento, al
Francisco contarla veintidós años, y era de irseborrando sucesivamente, parece que iban á
bermosa presencia, tenia un corazón noble, pero engrosar dos ideas que se hallaban impresas en
fogoso y emprendedor; su talento era poco co- su cerebro de un modo muy profundo, lo mismo
mún: mas se bailaba en edad en que todas las que sucede en un cristal en donde se ban arrojado
pasiones apenas dcspcrtada.s, se desbordan como muchas gotas de agua; hay algunas gotas tan po-
la lava que el volcan arroja de su seno; en que el derosas, que absorvou á todas las domas, y for-
\'
esas aventuras misteriosas, á las que el vulgo da en el viento; esa música que habla al corazón que
el nombre de esjyanios. lo maneja; que hace elevar los ojos hacia el cie-
Al cabo de otros pocos momentos, por estraño lo, llenos de respeto; que anuncia la esperanza;
que esto parezca, ambas ideas se unieron .... que hace derramar lágrimas de ternura ....
Esta operación se efectúa generalmente en los Todo esto duró un instante. . . . luego el ór-
jóvenes, en quienes puede mas la imaginación gano sonó tan piano como un suspiro que muere.
que el entendimiento, sin duda á causa de que Francisco creyó que todo habia terminado, así
en esta edad, aquella se halla en todo su vigor, como se hablan borrado todas sus ideas, todas
mientras que éste aun no adquiere todo su des- sus impresiones, con solo uno de aquellos melo-
arrollo. diosos acentos, é iba á seguir su marcha, cuando
Nuestros lectores deben perdonarnos esta di- una voz femenil dominando el órgano fué eleván-
gresión, casi metafísica, mas nos ha parecido con- dose poco á poco; en seguida tomo un acento las-
veniente hacerla para dar á conocer el estado timero, parecía el acento de un ángel que llora
mental en que se hallaba el joven, á quien toma- á los pies del Eterno.
mos por héroe en el momento en que lo ponemos
Imposible nos seria describir el encanto de es-
en escena.
ta voz; Francisco en aquel momento figuróse una
II.
virgen, blanca como un lirio, hermosa como la
Como hemos dicho ya, el silencio era profun-
esperanza, arrodillada ante el altar, con la mira-
do; las calles estaban empapadas y la luz de los
da fija en el símbolo de la Redención y pidiendo
faroles era mortecina.
gracia al Salvador por los que en aquel momento
Francisco atravesó el atrio de la catedral, to-
marchitan ciegos su vida en los festines. . , . luego
mo por la calle del Seminario, y siguió derecho;
se imaginó aquella voz tan suave, como un ángel
sus pasos resonaban por las calles, formando eco,
de alas de zafiro meciéndose muellemente sobre
como si atravesase por una ciudad desierta.
las ondas del incienso
Todas las noches hacia el joven la misma ob-
¡Ah! inútil trabajo de su mente Era una
servación; pero nunca hasta aquella, se habia sen-
de esas voces que embriagan, que fascinan, que
tido poseído de un terror pueril, lo cual debe
atraen
atribuirse á la oscitación de su cerebro.
Francisco se habia adelantado línea por línea
Proseguía Francisco su marcha, sin atreverse,
para no perder ni una sola nota de aquella voz
sin embargo, á acelerar el paso, porque parecíale
que absorvia todas sus facultades, hasta la puer-
al joven que aquel eco, único ruido que interrum-
ta de la iglesia. . . . Allí no respiraba: sentíase
pía el silencio, se acercaba entonces á él como
envuelto en un círculo, como si esa voz tomando
una sombra que tratara de asirlo. ¡Tan cierto
cuerpo fuese un lazo que lo sujetaba. . . .
acento de una voz dulce y argentina. fantasma invisible que al pasar le arrojara su há-
Francisco, estupefacto, acortó todavía mas el lito sobre la frente. . . . ¿Mas cómo resistir á la
paso; no acertaba á comprender qué seria aque- atracción magnética de aquel canto que entonces
llo, pues una función religiosa á tales horas no llegó á sus oidos mas claro, mas puro, aunque
podia ser. mas lejano?
Sin embargo, el sonido del órgano no cesaba, Obedeció el joven; dio un paso hacia dentro
y parecía pulsado por una mano maestra, pues de la iglesia, y el eco repitió con un acento estri-
sus acentos recorriendo sin transición casi todos dente desde el coro hasta la cúpula, el sonido de
loa tonos, tenían una suavidad, una dulzura infi- aquella pisada.
nita; era esa melodía celestial que parece vagar Toda el alma de Francisco estaba absorta en
lOM, u. xzi. 63
. . — «
486 LEYENDA.
sus oídos; las impresiones de los demás sentidos ILILiilí© ©MIL ©A^^BUm©
pasábanse desapercibidas. DE
Di5 dos pasos mas adentro. . . . pero á medida "laur :^E3 j^BE. :^E3 r35r'..í^a^ iBGa. «c» ^
que se adelantaba, el canto parecía desvanecerse
cabellos se le erizaban y que la frente se le cu- Este monasterio de religiosas, se íundó el año
bría de sudor, que sus quijadas se trababan. . .
de 15 88, á solicitud del Illmo. y Rmo. Sr. D.
Adelantóse, no obstante, con esfuerzo hacia el
Fr. Domingo Arzola, del Orden de predicadores,
altar. . . . sus ojos comenzaban a percibir los ob-
obispo de dicha ciudad, y á espensas del caballe-
jetos por entre las tinieblas. ... ro Hernán Gómez de la Peña, vecino de Compos-
Al pié del altar tropezó con un objeto; incli-
tela; vinieron de fundadoras tres religiosas del
nóse maquínalmente, y á la escasa luz de la lám- convento de Santa Catalina, de la ciudad de
para, que entonces se hallaba sobre él, percibió
Puebla. Antes de esta fundación, había en el
el cuerpo de una muger vestida de blanco mismo sitio en que hoy está el convento, un co-
Quiso rechazarlo, y su mano resbaló por un ros- legio de niñas, _que aun subsiste dentro del mo-
tro frío y húmedo como el mármol. Lanzó . . .
nasterio, á cargo de sus religiosas, con la deno-
un grito y se desmayó minación de San Juau de la Penitencia, funda-
vagarosa, el terror de su rostro y la aridez de su lieron de este convento de Santa María de Gra-
piel, dieron á conocer bien pronto que se hallaba cia, religiosas á fundar el de Santa Catalina de
enfermo. Su delirio reveló algo, pero no se halló
Valladolid, y en 1722, el de Jesús María de la
tal cadáver en la iglesia, y el órgano fué encon-
misma ciudad de Guadalajara.
trado en la misma disposición en que lo dejaron (Sacada de la Colección de apuntes d<il Sr. Daza, para el Álbum.)
el dia anterior. . .
toda esplicacíon, con ademan inspirado, nos se- maba á la moda la locura universal que vive en
ñaló el cielo.— i'' M. C. el gran hospital de París.
Este es el nombre que se da á la eiencia que mente, sino con absoluta dependencia del en-
trata de los espíritus. De los tres á que se re- tendimiento. Lo que éste nos representa como
fiere, que son Dios, los Angeles y el Alma huma- bueno, la voluntad tiene precisamente que amar-
na, solo respecto del último haremos en este ar- lo; lo que nos representa como malo, la voluntad
tículo algunas observaciones. tieneprecisamente que aborrecerlo; y aunque
A ninguno puede ocultarse que encierra den- muchas veces nos sucede en este mundo que pre-
tro de sí mismo una cosa que piensa, que es lo ferimos lo malo á lo bueno, realizándose lo que
que se designa con el nombre de Alma. Distin- dice el conocidísimo verso del poeta:
ta de la materia, porque no le conviene ni una
sola de las propiedades de ésta, porque le convie- "Video meliora, proboque
nen, por el contrario, todas las que le son opues- Deteriora sequor"
tas, es preciso que sea espiritual, jja pequenez
del hombre no ha alcanzado aún, ni alcanzará no cabe duda en que esa aparente anomalía de-
nunca probablemente, á descubrir los misterios pende del modo con que vemos las cosas, enga-
que envuelve la creación del Alma, y aun lo que ñándonos acerca de su bondad, y no de que sufra
conocemos de su naturaleza proviene de sus ope- escepciones una regla que no las conoce.
raciones. Una de las cuestiones psicológicas de mas im-
Para la mejor esplicacion de éstas, a pesar de portancia, es la de la inmortalidad del alma, so-
que una cosa espiritual es realmente indivisible, bre la que ha habido, y hay todavía, tantos y tan
se ha convenido en reconocer en el Alma tres empeñados debates. Y sin embargo, esa inmor-
potencias distintas: la memoria, el entendimien- talidad es uno de los puntos acerca de los cua-
encamina al descubrimiento de la verdad. Cuan- entre las que, si algunas hay que alucinan por lo
do formamos idea de una cosa cualquiera, el en-
pronto, ninguna ecsiste en realidad que merezca
comparamos con otra, para ver si convienen ó Una vez admitida la espiritualidad del Alma
6 discrepan, juzga; cuando de la comparación de el reconocimiento de su inmortalidad es una
esas dos ideas conocidas, resulta una tercera que consecuencia precisa. El espíritu no puede mo-
nos era antes desconocida, raciocina. La percep- rir. La
materia, corruptible y perecedera, tiene
ción, el juicio y el raciocinio, son por consiguien- que disolverse al cabo de cierto tiempo, en las
te las tres facultades, en que a semejanza del partes de que ha sido formada, mientras que el
Alma, se divide el entendimiento. La tercera ser espiritual, que carece de partes, no está suje-
nos mueve á amar ó á aborrecer, no ai-bitraria- to á la disolución. Loa absurdos á que condu-
488 metafísica.
ciria la admisión del principio opuesto, son tan el hombre, al despedirse de este mundo terrenal,
considerables, que ningún hombre ilustrado pue- y no habria en tal instante temor de ninguna
de pasar por ellos, sino que tiene forzosamente especie. La conciencia, empero, no lo consiente;
que reconocer la espiritualidad de ese ser que juez terrible del malvado, juez cuyo tribunal se
piensa en nuestro interior, y también su inmor- antepone de Dios, se muestra inflecsible y se-
al
talidad. El Alma es, pue?, tan inmortal como vero, demostrando la culpa, amenazando con el
los Angeles, tan inmortal como el mismo Dios, castigo.
del que se distingue, sin embargo, en que el El orgullo del hombre, como observamos antes,
Alma ha sido creada, y Dios es increado, y en es el que lo descarría con frecuencia, aun en
que por lo mismo, si ninguno de esos dos espíri- aquello en que mas directamente está afectada
tus tiene fin, el increado tampoco ha tenido prin- su felicidad. Solo conociendo toda la influencia
cipio. de esa pasión, puede comprenderse que sea posi-
La creencia de la inmortalidad del Alma se ha- ble trabajar con tanto empeño contra sí mismo,
lla diseminada en todos los pueblos de la tierra. y labrarse por sus propias manos la desventura,
Por las relaciones de los viageros consta que ni ¡Tal es, sin embargo, la ceguedad humana, que
aun en las naciones que han encontrado sumidas nos hace apartarnos de las reglas de la divina
en la ignorancia y barbarie, es desconocida esa sabiduría!
verdad, semejante en eso á la de la ecsisteneia de Hacemos esta dolorosa reflecsion, por lo que
Dios, que se ha visto igualmente difundida. Una hemos insinuado que sucede con los que combaten
conformidad tan absoluta no puede menos de la inmortalidad del Alma. Esa creencia es de
llenarnos de asombro; y como seria imposible de aun en el caso de que no hu-
tal naturaleza, que,
esplicar, suponiéndola provenida de causas inefi- biera numerosos y fuertes argumentos de su ver-
caces, es preciso convenir en que el Creador del dad, deberíamos admitirla mas bien que des-
hombre la ha grabado en los corazones de todos echarla. El pensamiento de que después de es-
do en pretender destruir por su raiz uno de los La esperiencia no puede engañarnos en esta par-
cimientos que constituyen la grandeza y la feli- te: basta tener ojos para ver, y corazón para sen-
cidad humanas. La mitología nos cuenta que tir, á fin de convencernos de que la regla gene-
los gigantes emprendieron guerra contra los dio- ral es que malo prospere y goce, en tanto que
el
ban de mala fé los que niegan la inmortalidad y de la moral. El que las observa es víctima de
del Alma, porque vemos que, cuando llega la ho- la maldad de los otros: trabajos y penas, dolores
ra de la muerte, cuando se acerca el momen- y sufrimientos son la parte que le tocó en suerte.
to de ir á responder de nuestras acciones ante Pues bien; para ver con resignación esa dis-
el Juez Supremo, el temor se apodera del que tribución desigual, para conformarse con las tris-
ha negado la ecsisteneia de una vida futura. Es- tes consecuencias del fiel cumplimiento de nues-
ta inconsecuencia monstruosa, es un argumento tros deberes, no hay otro recurso que el de pen-
íid hominem, que no admite contestación, porque sar en la vida futura. Allí se sabe que cada cual
en efecto, si con sinceridad se negase que el Al- recibirá según sus obras, la pena ó la recompen-
ELa es inmortal, se creerla que todo acababa para sa debidas, sin que el juez atienda á otra cosa
metafísica. 489
que á la naturaleza de las acciones. Y de esa po corresponde una afección distinta en el alma.
suerte, cuando veamos que el virtuoso es víctima Esto esplica los cambios á que está sujeto el
de las mayores desgracias, nos consolaremos con hombre en las diversas edades ó épocas de su
el pensamiento de que en el cielo será remune- vida. El y decadencia del cuerpo,
desarrollo
rado con usura de cuanto haya sufrido. E igual- están en perfecta consonancia, caminan á igual
mente cuando veamos que el vicioso disfruta sa- paso que el desarrollo y la decadencia de nues-
tisfacciones sin cuento, nos consolaremos con la tras facultades intelectuales.Cuando somos aún
esperanza de que llegará un dia en que no ob- niños, nuestra razón ha formado todavía;
no se
tendrá preferencias inmerecidas. Quitad del co- nuesti'os sentimientos duermen aún, o no han
razón humano la creencia de una segunda vida, adquirido un carácter de violencia. Llega la ju-
consecuencia necesaria de la inmortalidad del ventud, y con ella la efervescencia de las pasio-
Alma, no habrá ya lugar á reparación alguna nes. Tocamos al último punto de nuestro pro-
y
contra la injusta desigualdad de los bienes ter- greso físico, y nunca, como entonces, es mas no-
table nuestra capacidad intelectual. Se acerca
renales.
Ecsistiendo el Alma dentro del cuerpo, no po- la vejez, esa segunda infancia de la vida; y como
dría ejercer acción alguna, si no hubiese entre en la primera, volvemos á caer bajo el dominio
y estrechas. Así sucede en efecto. Las acciones Mas aún: hasta la configuración de cada indi-
recíprocas del Alma sobre el cuerpo, y del cuer- viduo, hasta el clima del pais en que se vive,
po sobre el Alma, son demasiado palpables para hasta nuestro temperamento especial, influyen
que puedan negarse ó desconocerse. Los metafí- de una manera eficaz sobre nuestras acciones.
sicos mas ilustres han buscado naturalmente una Estas raras coincidencias, sujetas á la observa-
esplicacion satisfactoria del modo con que esto ción de hombres sabios, han acabado por dar na-
se verifica, sin que hasta ahora hayan consegui- cimiento á dos ciencias nuevas, que están aún
do su objeto. Diversos sistemas se han inventa- muy lejos de llegar á su desarrollo: la de la fiso-
do y defendido, casi todos absurdos, y ninguno nomía, en que tanto sobresalió Lavater; la de la
capaz de disipar las dudas que ocurren en su frenología, que reconoce por padre á Gall.
contra. La manera, pues, con que una sustancia Así, bastábale saber cuáles eran las facciones
enteramente espiritual obra sobre otra material, de un hombre, cuál la espresion de su rostro,
supuesta la imposibilidad de admitir el influjo cuáles las particularidades de su filiación, para
físico, es uno de los misterios que no han logrado que Lavater conociese sus sentimientos, sus vi-
aún aclarar los progresos de la ciencia. cios y sus virtudes. Así por la inversa: bastá-
Pero si la esplicacion del hecho está aún por bale saber cuáles hablan sido las acciones de un
hallar, el hecho mismo es indudable. Verdad es hombre, ora hubiesen sido dirigidas por la vir-
esta que comprueba en todos los hombres una tud, ora aconsejadas por el vicio, para que La-
esperiencia diaria. El estado, los movimientos vater reprodujera con esactitud sus facciones,
del cuerpo, corresponden siempre á los afectos, como sucedió con Mirabeau, cuyo retrato hizo
á los sentimientos del Alma y viceversa. Si es- sin conocerlo. Así también, bastábale al Dr.
tamos alegres, asoma la risa en nuestros labios; G-all reconocer las protuberancias y profundida-
si tristes, se desprende el llanto de nuestros ojos; des de un cráneo para pronosticar, cual inspira-
si nos arrebata la cólera, la sangre circula con do profeta, las inclinaciones de aquel, cuyo era,
mayor violencia; si nos domina el miedo, la pa- y si habia de seguir el bueno ó el malo de los
lidez aparece en nuestro rostro, el temblor se dos senderos en que se divide la vida. Así, por
apodera de nuestros miembros; á cada afección último, bastábale al mismo sabio por el contra-
del Alma, corresponde una variación en el cuer- rio, tener en su mano un cráneo, para adivinar
po. Si por el contrario, estamos cansados, senti- si el hombre á quien habia pertenecido, habia te-
mos cierta languidez; si una enfermedad nos nido tales ó cuales vicios ó virtudes.
postra y nos debilita, en pos de ella vienen los No pueden desconocerse los grandes progresos,
padecimientos morales; si por cualquier motivo las inmensas ventajas que se alcanzarían con esas
sufrimos un dolor físico, éste produce ó bien la nuevas ciencias, en caso de qae llegasen á un
cólera, ó bien la tristeza, ó bien algún otro sen- completo desarrollo. Entre otras, una de las mas
timiento; á cada una de las variaciones del cuer- notables seria la de poder dirigir con buen écsito
490 metafísica.
la educación de los hombres. Con el perfecto cono- de las acciones humanas, que las cosas no suceden
cimiento de sus cualidades buenas ó malas, cono- porque Dios las ha previsto, sino que las pro-
cimiento adc[uirido antes de que unas ú otras vee porque han de suceder, y que la propia con-
comiencen á obrar, nada seria mas fácil que fo- ciencia nos convence de que somos enteramente
mentar con empeño las primeras y contrariar libres para escoger de dos cosas una, decidiéndo-
con eficacia las segundas. Cuando se conoce el nos por lo que calificamos de mejor. Y la se-
mal, se hace sencilla la aplicación del remedio. gunda objeción la resuelve diciendo que, aun
Sin embargo, eso mismo daria lugar á una cuando no cupiera duda en que los hombres na-
cuestión metafísica, tan intrincada y difícil, co- cen sujetos á determinadas inclinaciones, estas
mo otra que se está repitiendo desde una remota nunca son tan poderosas que lo arrastren al an-
antigüedad: la de la presciencia de Dios. Ambas tojo de ellas y contra su propia voluntad, sino
afectan de una manera directa la libertad de la que únicamente cooperarán como un motivo mas
voluntad del hombre, y por consiguiente la na- para decidirlo á obrar en sentido determinado, y
turaleza de sus acciones. salvas siempre la libertad de las acciones, y su
Si Dios preveo lo futuro, lo que el hombre ha- consiguiente bondad o maldad.
ce no puede dejar de suceder, porque entonces Por satisfactorias que se consideren estas so-
se engañaría el Ser que es infalible; y si no pue- luciones, ellas no producirán nunca el convenci-
de dejar de suceder, ni el hombre es ya el libre miento que una verdad matemática.
arbitro de una acción necesaria y forzosa, ni hay (Escrito para el Álbum.)
de su parte mérito ni falta, ni es tampoco acree-
dor á recompensa ni a pena. Se asemeja enton-
ces á una máquina, á la que ponen en acción los
resortes que le imprimen el movimiento, y á los
Apuntes cronológ'icos para la liistoría «lo la
cuales no puede menos de obedecer.
Creog-raíia, Quc contienen las épocas «le los
En segundo lugar, si el hombre nace ya suje- principales tlescnliriusientos, tanto terres-
to á la influencia de determinadas inclinaciones, tres como marítimos, conquistas, Tiagres, fun«
de modo que, aun cuando quisiese, no podria va- dación de cindatles, &c., t&c.
riarlas, porque son inherentes á su naturaleza, el
««t^ —
anterior argumento se reproduce bajo un nuevo
aspecto. ¿Qué mérito contrae el hombre con ser
caritativo, generoso, leal, honrado, con tener to-
1295. — Marco Polo recorre la mayor parte del
das las virtudes imaginables, sinada pone de su Asia.
parte, si es como el árbol, que da buenos frutos, 1302. — El uso de la brújula, conocida por los
porque no puede dar otros? ¿Qué falta es impu-
chinos y árabes, se introduce en Europa.
table al hombre, por ser ladrón, asesino, incen-
diario, por tener todos los vicios imaginables, si
1345. — Descubrimiento de las Islas-Canarias.
practica los vicios, es una criminal que debiera el Senegal y cabo Verde.
castigar igualmente, al perro que muerde, al ra- 1450. — Descubrimiento de las Azores, por Gon-
tón que roe, á la palomilla que carcome, á la pul- zalo Bello.
ga que pica, y aun al árbol que nada produce, y
á las Fustancias de que se estrae el veneno.
1462. —Desembarco por primera vez en Gui-
nea de Pedro Cintra.
La metafísica no se da, sin embargo, por ven-
cida, y rebate esos argumentos. Al primero contes- 1471. — Pedro Escobar y Juan de Santarem
ta, que la previsión de Dios no coarta la libertad pasan la línea equinoccial. (S. C.)
lllli if il,
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[continua.]
Visitamos el hospital de Jesús, acompañados del cuerpo era pequeño. Algunos de los dientes
del conde de Luchesse, tio del duque de Monte- habían caido durante la muerte.
leone, descendiente y heredero del gran Fernan- Un establecimiento nacional para ofrecer re-
do Cortés, por quien fué fundado y dotado el cursos temporales á las personas necesitadas, ha
Hospital de Jesús, así como la capilla, donde por sido fundado en México y subsiste bajo la pro-
su espresa voluntad reposan sus restos. La casa tección del gobierno. Esta institución ocupa un
es grande y forma un cuadro al derredor del pa- gran edificio en frente del convento de francis-
tio. Las recámaras de los enfermos son propias y canos. Me presentaron al director, que era un
bien ventiladas, así como bastante amplias las respetable eclesiástico, el cual tuvo la política de
lia, de los que uno representaba al famoso capi- dos como prendas del dinero anticipado. Una
tán con mismo estandarte bordado, bajo el
el gran sala muy segura estaba destinada para los
cual arrancó un inmenso imperio de las manos objetos mas preciosos. En otra habia bajillas
del desgraciado Moctezuma. Se nos mostró una completas de plata, amontonadas las unas sobre
caja maciza do caoba, curiosa, no solamente por las otras, vasos de plata, crucifijos, santos, cua-
estar hecha de una sola pieza, á pesar de ser muy dros, alhajas de muger, diamantes, perlas, rubíes
grande, sino por haber pertenecido al conquista- y esmeraldas de una rara belleza, todo esto era
dor de México. Una hermosa iglesia pertene- un testimonio evidente del actual estado de po-
ciente á este establecimiento, contiene un monu- breza y de la antigua opulencia del pais. Los
mento de su fundador, con una pomposa inscrip- efectos enviados permanecen hasta un término
ción que recuerda sus acciones. El monumento fijocomo prenda del pago de la suma prestada
está decorado con un busto de bronce muy bien con un corto interés. Si el pago no se efectúa,
ejecutado. la prenda se pone en venta particular, al precio
Se sacó de este túmulo un cofre reforzado con mas bajo posible, y si durante cierto tiempo no
'
cintas de fierro, se abrió este cofre y nos fué per- se vende, entonces se pone á la venta pública,
mitido tocar los huesos del que conquistó la Nue- rematándose al mejor postor. Todo
lo que pasa
va-España y la añadió á los dominios de Car- de la suma prestada, premio y gastos de venta,
los V. Ecsaminé atentamente el cráneo de este queda á disposición del propietario de la alhaja.
personage estraordinario, y nada noté que pudie- El establecimiento se abre todos los dias, y la
ra distinguirlo de un cráneo común. Por la vis- multitud que se agolpa atestigua la pobreza de
ta de esta reliquia, se podia deducir que el resto la masa del pueblo. Observamos que los depó-
492 VIAGE A MÉXICO EN 1823.
sitos de alhajas eran menos numerosos que los mia de Bellas Artes | ha concluido por efecto
otros, y nuestro conductor nos esplicó este hecho, de la revolución. No tiene ya ni director ni dis-
diciendo que los españoles que deseaban volver á cípulos. El edificio, los bronces y los yesos sub-
la madre patria convertian sus pesos en artícu- sisten; pero los fondos han desaparecido.
los mas portátiles, y que con menos peligro po- El barón de Humboldt, traza un cuadro muy
dían llevar consigo. Esto nos esplicó también, lisongero del estado de esta institución en la
por qué hablamos vendido las viejas onzas de oro época en que á México; pero si sus ob-
él visitó
á veintidós pesos, siendo solamente su valor in- servaciones son esactas, como deben creerse, vein-
trínseco el de diez y seis. El lector notará fá- teaños de insurrección y de guerras intestinas
cilmente, la diferencia que hay entre este esta- han producido un cambio muy deplorable. La
blecimiento y las tiendas de los usureros ingle- academia no cuenta un solo discípulo y su vene-
ses. En éstas, el desgraciado que necesita, tiene rable director vive todavía, pero casi ciego y en
que ser sacrificado por la avaricia mientras , la indigencia. No ecsiste en la ciudad un solo
en el establecimiento mexicano, el funcionario pintor de paisages ó de arquitectura, y los únicos
público que lo dirige no tiene ningún interés per- artistas que se encuentran copian cuadros para
sonal, lográndose ademas la ventaja de que no las iglesias y son todos de una lastimosa media-
sea un depósito público de las alhajas robadas. nía. La principal ocupación de los pintores, se
reduce á pintar coches ó camas. Las únicas
ESCUELA DE MINAS producciones modernas que pueden mencionarse
Academia de Bellas Artes. son de la metrópoli. Entre la multitud de cua-
dros que decoran las iglesias, los claustros y los
La Minería ó escuela de minas, es un estable-
conventos, he visto pocos cuyo valor escediera del
cimiento que data de algunos años. El edificio
que costaría su trasporte. Es muy posible que
en que está establecida, escede por sus dimensio-
se encuentren algunos de mérito, pero es dificil
nes y por la belleza de su arquitectura á todos
distinguirlos á causa de la mala luz á que es-
los que en Europa están destinados para el mis-
tán colocados, y es probable que permanezcan
mo objeto. Fué edificado á todo costo* y pro-
ignorados en la sagrada oscuridad de las capi-
visto abundantemente de todo lo necesario por
llas que decoran.**
los propietarios de minas y otros ricos habitan-
tes; pero esta noble estructura está condenada á
He visto las casas de los nobles en las cuales
no ser nunca concluida. Sus cimientos echados hay pocas pinturas dignas de atención. En el sa-
en el suelo húmedo del lago, se han vencido un lón del conde de Valencia se ve una colección de
realizaron fdizmente. El Colegio de Minería tre ellos el conde de Beltrami. E?i la actualidad
no solo se salvo de la ruina, sino qm se embelleció las bellas arteshan adelantado mucho. Mata,
de una manera nolaJjle. IToy es uno de los esta- Corral, Miranda y Hernández en México; Mo-
blecimienlos que nunca dejan de visitar los via- rales, Rodríguez ij Arríela en Puebla, forman, por
-4-^KI^-»!-
La gloria de Shakspeare apareció en Francia peare, como si su propio teatro hubiera sido ame-
como un objeto de paradoja y de escándalo: ella nazado en lo mas mínimo por este renombre gi-
no se trata aquí solamente de una controversia de sus faltas estravagantes y su poderosa origi-
otras que están enlazadas con la historia de la William Shakspeare nació el 23 de Abril de
sociedad. No trataremos aquí de profundizar 1564, en Straford, condado de Warvich.
tales cuestiones; el estudio de las obras de un Muy poca cosa se sabe de sus primeros años,
hombre de genio es bastante fecundo por sí mis- y á pesar de las indagaciones minuciosas de la
mo. biografía, escitada por el interés de un nombre
Yoltaire sucesivamente llamó á Shakspeare tan distinguido, y por el amor propio nacional,
un gran poeta y un miserable farsante, un Ho- los ingleses casi todo lo que conocen de él son
mero y un poetastro. En su juventud, cuando sus obras. No se ha podido ni aun entre ellos
volvía de Inglaterra, manifestó su entusiasmo determinar esactamente si era católico ó protes-
por algunas escenas del tráfico inglés, citándo- tante, y se discute aún sobre si era cojo como el
las como novedades atrevidas que él introducía mas célebre de sus poetas líricos.
en Francia: cuarenta años después, prodigó mil Parece que Shakspeare era hijo mayor de una
sarcasmos a la barbarie de Shakspeare, escogien- familia, de diez niños. Su padre, comei'ciante
do a la Academia como una especie de santuario en lanas, desempeñó en Stratford algunos cargos
donde fulminaba sus anatemas. Yo no sé si es- públicos, husta que, sean las pérdidas en el
te cuerpo seria hoy propio para el mismo objeto, giro que manejaba, sea su adhesión al catolicis-
porpue las revoluciones del gusto penetran en mo, lo alejaron de todo cargo público. Algunas
estos cuerpos lo mismo que en el poúblico. otras tradiciones refieren que reunia á su comer-
Voltairc se engañaba cuando queria ofuscar el cio de lanas el de matancero, y que el joven
genio prodigioso de Shakspeare, y todas las citas Shakspeare, bruscamente llamado de las aulas,
fiarcásticas que amontona, nada prueban contra donde no lo podían sostener sus padres, fué em-
aquel entusiasmo de que el crítico mismo parti- pleado en los trabajos mas repugnantes de este
cipaba á su pesar. último ejercicio. Si damos crédito á un autor
No hablaré de La-IIarpc, que se ha encarniza- casi contemporáneo, cuando Shakspeare se en-
do contra los defectos y la reputación de Shaks- cargaba de matar un buey, procedía á la ejecu-
ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE. 495
cion con cierta pompa, y no dejaba de pronun- al parecer, en 1596, bajo el título de: The ¿yassio-
ciar «n discurso enfático en medio de los vecinos nate Pilgrim.
car analogías entre estas arengas y su vocación drá sin injusticia suponérsele desprovisto de cul-
trágica; pero será preciso confesar, que semejan-
tura. Sin duda que Shakspeare, aunque en un
muy de las brillan- siglo tan erudito, ignoraba las lenguas antiguas;
tes premisas nos lanzan lejos
tes inspiraciones y del origen poético del teatro pero según parece, sabia y ademas en
el italiano,
de los esfuerzos de los comentadores. Lo que ces mas que un pasatiempo subalterno en la ocio-
parece menos dudoso es, que en 1592, seis ó sie- sidad de los castillos y de la corte, alguna cosa
te años después de su llegada á Londres, era ya de entusiasta y de austera.
conocido y aun aplaudido como autor y como ac- Al mismo tiempo el estudio de las lenguas
tor dramático. Un libelo de la época encierra antiguas abria una fuente abundante de recuer-
contra él alusiones evidentes; amargura con y la dos y de imágenes, que se revestían de una espe-
que está escrito, anuncia la influencia de un celo cie de originalidad al desfigurarse por las nocio-
merecido. Sin embargo, prece que Shakspeare nes un tanto confusas que recibía de la multitud.
no se entregó de luego á luego, ó al menos no se Bajo el reinado de Isabel, la erudición griega
y
entregó únicamente á las tareas dramáticas. Al romana era el buen tono de la corte. Todos los
publicar en 1593 un poema de Venus y Adonis, autores clásicos se traducían; la misma reina pu-
dedicado á lord Southampton, Shakspeare llama so en verso el Hércules Furioso de Séneca, y es-
á esta obra el primogénito de su imaginación. ta versión, aunque poco notable, es bastante, sin
Este poemita parece una imitación del italiano, embargo, para esplicar el celo literario de los se-
por los aliños del estilo, la afectación de ingenio ñores de aquella corte. Se convertían en erudi-
y la profusión de imágenes. El mismo carácter tos, por halagar á la reina, como en otro tiempo
se advierte en una colección de sonetos que hizo,, se convertian en filósofos ó en devotos.
496 ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE.
Esta erudición de los ingenios cortesanos no han llamado á esta época la edad de oro de la
se comunicaba de todo punto al pueblo; pero al- poesía inglesa, se puede decir que la Inglaterra,
go se percibía en las fiestas y diversiones públi- saliendo de la barbarie, agitada en sus opiniones
cas. Era una mitología perpetua. Cuando vi- sin ser perturbada por la guerra, llena de imagi-
sitaba la reina á algún grande de su corte, era nación y de recuerdos, era entonces el campo
recibiday saludada por los dioses Penates: Mer- mejor preparado en que se podía elevar un gran
curio la conduela á las habitaciones interiores. poeta.
Todas las metamorfosis de Ovidio figuraban en En medio de los primeros- tesoros de la litera-
las reposterías de los convites. tura nacional, Shakspeare, inspirado por su ge-
En los paseos por la tarde, el lago del castilo nio maravilloso, formo con rapidez sus espresio-
se veia cubierto de Tritones y Nereidas, y los nes y su lenguaje. Este fué el primer mérito
pages se disfrazaban de ninfas. Cuando la reina que apareció en él y el rasgo característico que
cazaba en el parque á la salida del sol, se encon- al momento fijaron sus contemporáneos; se le co-
traba con Diana, que la saludaba como al modelo nocía por el nombre de El Poeta de la lengua de
de la pureza virginal. Si hacia una entrada so- miel, que
fué otorgado, y con que todas las li-
le
lemne á la ciudad de Norwich, el Amor aparecía teraturas nacientes condecoran á los que prime-
I
entre los municipales gravedosos, y le presenta- ro hacen sensible el encanto de la palabra y la
ba una flecha de oro que con la influencia de sus armonía del lenguaje.
encantos poderosos debia penetrar los mas em- Este genio de la espresion, que es, como hemos
pedernidos corazones: presente, dice un cronista, dicho, lo mas característico de la vida duradera
que su magestad, que rayaba entonces en los cua- de Shakspeare, no puede negarse que escitó vi-
renta, recibía con cierta coquetería graciosa. vamente el interés de su siglo. Como nuestro
Estas invenciones de los cortesanos, esta mi- Corneille creó la elocuencia, y fué poderoso por
tología oficial de los chambelanes y de los minis- medio de ella. Hé aquí el gran rasgo que hizo
tros, que eran á la vez lisonjeras para la reina y notables sus composiciones dramáticas en la mul-
divertidas para el pueblo, derramábanla costum- titud de todos los otros dramas igualmente des-
bre de las ficciones ingeniosas de la antigüedad, ordenados y bárbaros de que estaba llena la es-
y las hacia casi familiares á los ignorantes, como cena inglesa. Esta época, en efecto, no era nada
se ve en las mismas piezas que Shakspeare pare- estéril en composiciones dramáticas. Aunque la
ce que escribe únicamente para el pueblo. pompa esterior del espectáculo fuese muy grose-
Otras fuentes de imaginación se hallaban ra y muy imperfecta á las representaciones, se
abiertas; otros materiales poéticos estaban pre- agolpaba el público con pasión. El gusto por los
parados entre los restos de las tradiciones popu- espectáculos, estendido por Isabel y fomentado
lares y las supersticiones locales, que se conservan por la prosperidad pública bajo su reinado, mul-
en toda la Inglaterra. En la corte, la astrología; tiplicaba la necesidad de semejante diversión.
en las aldeas, los hechiceros, las hadas, los ge- Un hombre célebre de su corte, aquel que em-
nios, &c., eran una creencia aún viva y podero- pleó para que pronunciara la odiosa sentencia
sa. La imaginación, siempre melancólica de los de María Stuart, lord Porset, compuso é hizo
ingleses, retenia las fábulas del Norte como un representar en Londres una tragedia de Gorbo-
recuerdo nacional; á ellas se mezclaban por los due. Enmismo tiempo Marloe hizo que se
el
talentos mejor cultivados, las ficciones caballe- representase el Gran Tamerlan, los Asesinatos
rescas de laEuropa Meridional, y todas aquellas de Paris, y la historia trágica del Doctor Fausto.
relaciones maravillosas de las musas italianas, Es forzoso creer ademas que independiente-
que una multitud de tradiciones han hecho pa- mente de estas obras conocidas y publicadas, ha-
gar á la lengua inglesa. Así, por todas partes y bla en el repertorio de los teatros de aquella épo-
en todos sentidos, por la mezcla de las ideas en- ca ciertas piezas de muchas manos, frecuente-
tiguas y las estrangeras, por la crédula obstina- mente retocadas por los mismos cómicos. A este
ción de los recuerdos indígenas, por la erudición trabajo fué a lo que en sus principios se dedicó
reforma religiosa y
por el ingenio dramático de Shakspeare, y entre es-
y por la ignorancia, la
por las supersticioucs populares se formaban mil tas obras de pacotilla es necesario colocar mu-
perspectivas para la imaginación; y sin apelar chas piezas publicadas con su nombre, y bárba-
desde luego á la opinión de los escritores que ras como las suyas; pero bárbaras sin genio: tales
ENSAYO LITEKARIO SOBRE SHAKSPEARE. 497
son: Lord Cronwell, El Pródigo de Londres, Jacobo I se mostró tan favorable como Isabel
Pericles, &c. No se les encuentra comprendidas á Shakspeare. Acogió con placer las prediccio-
en la lista cronológica que el escrupuloso Malone nes lisonjeras á los Stuardos, que el poeta colo-
hizo de las piezas de Shakspeare, desde el año ca en medio de su terrible tragedia de Macbet;
de 1590, cuya fecha pone á Titus Aiidronicus. y como él se ocupaba de proteger el teatro por
Desde esta época Shakspeare residió constan- sí mismo, es decir, de hacerlo menos libre, quiso
temente en Londres, escepto algunos viages que confiar á Shakspeare el encargo nuevo de direc-
hizo á su ciudad natal. Daba cada año á luz tor de los cómicos de Blak-Friars; pero en esta
una ó dos piezas dramáticas, fuese tragedia, co- época fué cuando Shakspeare, teniendo apenas
media, drama pastoral, ó cualquiera otra cosa. cincuenta años, abandonó á Londres y se retiró
Es muy verosímil que su vida fuese la que podia á su ciudad natal.
ser, la de un cómico en las costumbres de aquel Gozaba hacia dos años una pobre fortuna, for-
tiempo, es decir, oscura y libre, desquitándose mada por su trabajo, cuando murió. Su testa-
con los placeres, de la falta de las considera- mento, que se ha publicado, y que tiene la fecha
ciones. de 1616, se hizo en estado de perfecta salud:
Sus contemporáneos siempre, sin darnos nin- Shakspeare, después de haber espresado senti-
guno de aquellos detalles preciosos, ninguna de mientos de piedad, dispone de diversos legados
aquellas anécdotas familiares, que con tanto afec- en favor de su hija Judit, de una hermana, de
to se leerían en la vida de Shakspeare, rinden una nieta, y en fin, de su muger, á la cual deja
homenage á su rectitud y bondad de alma. ' No su mejor lecho con todo y adornos.
se conservan sino poquísimos recuerdos de sus La reputación de Shakspeare se engrandeció
trabajos como actor. Se sabe que en Hamlet en los dos siglos que siguieron á su muerte, y
representaba el una manera espanto-
espectro de durante este periodo es cuando la admiración
sa. Desempeñaba otros muchos papeles del re- por su genio se ha convertido en una especie de
pertorio, y aun varios en una misma pieza, y no superstición nacional. Pero en su siglo mismo,
deja de tener hoy interés ver en esas listas de habia sido vivamente sentida y honrada con los
actores que se encuentran en las ediciones anti- mas brillantes testimonios de respeto y entusias-
guas de algunos dramas ingleses, el gran nom- mo. Ben Jonhson, su temido rival, le tributó
bre de Shakspeare figurar modestamente entre homenages en versos, en que lo compara á Es-
tantos nombres oscuros y al frente de una obra quilo, á Sófocles, á Eurípides, y en que esclama
olvidada también. con la misma admiración y casi el mismo én-
Tampoco queda detalle alguno de los favores fasis que los críticos ingleses de nuestro tiempo:
la protección que recibió de la corte. Se sabe " Triunfa mi querida Inglaterra; tú puedes mos-
y
solamente que Isabel admiraba su talento, y que " trar un hombre á quien todos los teatros de
gustaba singularmente de ver al bufón Falstaff " Europa rinden respeto. El no pertenece á un
en Enrique V, Parece á nuestra delicadeza mo- " siglo, sino á todos los siglos. La naturaleza
derna que la admiración de la severa Isabel po- " misma se enorgullece con sus pensamientos, y
dia haber hecho mejor elección, y que á aque- " se complace cuando se mira con el atavío, de
lla á quien Shakspeare reconocido llama la , " aquellos versos brillantes, tan ricos y de un ar-
Hermosa Vestal, sentada en el trono de Occiden- " te tan esquisito."
te, podia encontrar alguna otra cosa que elogiar Este entusiasmo se sostiene en casi toda la
en el mas grande pintor de las revoluciones de fuerza de Ben Jonhson, y termina por una espe-
Inglaterra. Lo que parece realmente meritorio cie de apoteosis á la estrella de Shakspeare colo-
por parte de esta princesa, es la dichosa liber- cada en los cielos para calentar para siempre el
tad de que goza Shakspeare para la elección de teatro con el fuego de sus rayos divinos.
sus asuntos. Bajo el poder absoluto de Isabel La misma admiración y aumenta
se trasmite
dispone á su antojo de los acontecimientos del rei- de dia en dia en Inglaterra, y aunque enme-
nado de Enrique VIII; pinta su tiranía con sim- dio del siglo XVII, los furores de la guerra
plicidad histórica, y pinta con los vivos colores las civil y las supersticiones puritanas proscribie-
virtudes y los derechos de Catarina de Aragón, ron las representaciones teatrales, interrumpien-
lanzada del trono y del lecho de Enrique VIII do, por decirlo así, esta tradición perpetua de
para dejar lugar á la misma madre de Isabel, una gloria adoptada por la Inglaterra, por todas
498 ENSAYO LITEEAKIO SOBKE .SHAKSPEARE.
partes se encuentran sus recuerdos. Milton los que deja imborrables señales y comunica la rea-
consigna en estos versos: lidad y la vida á sus mas estravagantes caprichos.
" Qué mi Shakspeare de
necesidad, dice, tiene ¿Estas observaciones autorizan á hablar del
" piedras amontonadas por el trabajo de un siglo, sistema dramático de Shakspeare, á ver este sis-
" que reciban sus cenizas venerables? ¿Qué ne- tema como justamente rival del teatro antiguo,
'•
cesidad tiene, de que sus santas reliquias sean y á citarlo en fin, como un modelo que merece
" sepultadas, bajo una pirámide cuya frente to- ser preferido? Yo no lo creo. Leyendo á
" que á los cielos? Hijo querido de la memoria, Shakspeare con la admiración mas atenta, me es
" grande heredero del renombre, ¿qué te impor- imposible reconocer ese pretendido sistema, esas
'•
tan estos débiles testimonios de recuerdo? Tú reglas de genio, que si se las hubiera impuesto,
" mismo en nuestra absorta admiración, te creas- lashabria seguido siempre y que habrían reem-
" te el mas durable de todos los moijumentos." plazado en él la bella simplicidad escogida por
Se ve por estos testimonios, y por muchos otros el dichoso instinto, de los primeros trágicos de
que seria fácil reunir, que el culto de Shakspeare la G-recia, y reducida á principios fijos por Aris-
aunque debilitado en el frivolo reinado de Car- tóteles. Separándonos de toda teoría ingeniosa,
los II, no ha sido en Inglaterra el fruto de una volvamos á los hechos. ¿Cómo encontró Shaks-
lenta teoría ni el cálculo tardío de la vanidad peare el teatro? ¿Cómo lo dejó? En su tiempo
nacional. Basta ademas estudiar el teatro de se creia á la tragedia, como la representación de
este hombre estraordinario para comprender la acontecimientos singulares ó terribles que se suc-
prodigiosa influencia que ejerce en la imagina- cedian, sin unidad ni de acción, ni de tiempo, ni
ción de sus compatriotas, y este mismo estudio de lugar.
hace distinguir las grandes bellezas que le han Las escenas chocarreras se mezclaban por una
grangeado la admiración de todos los pueblos. imitación de las costumbres del tiempo, lo mismo
La lista de las obras de Shakspeare encierra que en medio de la corte se mezclaba la presen-
treinta y seis, producidas en veinticinco años, cia del bufón del rey, á lasmas graves ceremo-
desde 1589 hasta 1614. No se ve en esto la fe- nias. Esta manera de concebir la tragedia, mas
cundidad prodigiosa y loca de un Calderón ó de cómoda para los autores, mas turbulenta y cliver-
un Lope de Vega, autores inagotables cuyos dra- tida para el público, fué observada por todos los
mas se encuentran por millares; es aun menos sin poetas trágicos de aquel tiempo. El sabio Ben
duda la facilidad estéril de nuestro poeta Hardy. Jonhson, que sabia el griego y el latin, tiene pre-
Aunque Shakspeare, según el testimonio de cisamente las mismas irregularidades que Shaks-
Ben Jonhson, escribía con una rapidez prodigio- peare; reproduce igualmente sobre el teatro los
samiento, y que no sallan de él sin reflecsion y patético y lo trivial, los versos y la prosa; tiene
sin esfuerzo. Las piezas de los poetas españo- el mismo sistema de Shakspeare, o mejor dicho,
les, esas piezas hechas en veinticuatro horas, co- ni el uno ni el otro tienen sistema; siguen el gus-
mo dice uno de ellos, parecen siempre improvisa- to de su tiempo, llenan cuadros conocidos; pero
ciones mas bien favorecidas por la riqueza del Shakspeare lleno de imaginación, de originalidad
idioma, que por el genio del poeta. Son en su y de elocuencia, lanza en sus cuadros bárbaros
y
mayor parte pomposas y vacias, estravagantes y vulgares,una multitud de rasgos nuevos y subli-
comunes. mes, como nuestro Moltiere, que recogiendo el
Las piezas de Shakspeare al contrario; reúnen cuento ridículo del Convidado de Piedra que
á la vez los accidentes repentinos del genio, los corría por todo Paris, lo tranforma, lo engrande-
relámpagos del entusiasmo y los caracteres pro- ce por la creación del papel de D. Juan, y ese
fundos de la meditación. admirable bosquejo de la liipocresía, os solo aven-
Todo el teatro español tiene el aire de un sue- tajado por él mismo en su Tartufo inmortal.
rtj
>-
VIVA IftftIilA
DE SAN VICENTE DE PAUL, EN PAEIS.
La poblaciou aumenta todos los días en la ca- magnífico panorama de Paris. Deberán adornar
pital del mundo y á medida que au-
civilizado, este espacio las cuatro estatuas de los Evangelis-
menta, iaay necesidad de levantar nuevos edifi- tas,y en el centro la de San Vicente de Paul
cios públicos, ya para el culto, ya para la como- rodeado de los atributos de la caridad.
didad de sus habitantes. En uno de los barrios Penetremosal interior por la puerta princi-
mas solitarios de Paris, llamado Boneville, acaba pal. Cuatro hileras de columnas, distribuidas de
de levantarse una hermosa Iglesia, dedicada á dos en dos, de derecha á izquierda, dividen toda
San Vicente de Paul, y que está representada la estension del monumento en cinco partes. La
éü la lámina que se acompaña á este artículo. parte central forma la nave, y las dos divisiones
Haremos una breve descripción de ella, aprove* intermedias los laterales, y las últimas las capi-
¿haíldo la oportunidad para manifestar que Seria llas, que son ocho. Una disposición casi nueva
ínúy conveniente que en la república se edifica- y sin precedente en la arquitectura, produce á
Sen templos en aquellos lugares en que se care- la entrada un aspecto imponente. El altar ma-
ciese de ellos, en vez de gastar un lujo inmenso yor, colocado sobre un elegante basamento, pre-
en los que se hallan en las calles mas concurri- senta de cada lado tres columnas y una pilastra
das dé las ciudades principales. En Matamoros que sostiene un arco, y están coronadas por un
la únicay pequeña capilla que hay es propiedad frontón triangular que remata con un crucifijoj
de una señora; en Tampico, la Iglesia, hace po- la Virgen y San Juan. El altar representa el
cos años, era de zacate. En Victoria, el templo Calvario, trasformado en un arco triunfal. El
es simplemente una galería. La piedad de los bautisterio, la cátedra, las pilas de agua bendita
fieles, que tanto se manifiesta en México, debía en fin todo, todos los adornos y accesorios, son
estenderse á esos puntos, donde absolutamente del mas esquisito gusto. Si se añade á esto las
falta un lugar digno de la magestad divina. Mas pinturas que deben decorarlo, y que serán eje-
volvamos á San Vicente de Paul. La fachada cutadas por los mas inteligentes y famosos artis-
tiene treinta y siete metros de largo, y está pre- tas, el monumento será de primer orden, y ocu-
cedida de un pórtico de seis columnas del orden pará el primer rango, elevado entre las obras
jónico, colocadas al frente
y precedidas de tres modernas de este género. Se calcula que el va-
intercolumnios La puerta es de fierro fundido, y lor de los trabajos ejecutados y de los que fal-
tiene unos bajo-relieves representando las figu- tan, llegará á cuatro millones doscientos mil
ras de los apóstoles. francos.San Vicente de Paul será una de las
A los dos lados del pórtico se elevan dos tor- mas hermosas Iglesias, que formará el orgullo
res de cosa de cincuenta y cuatro metros de al- de ciudad de Paris, sin que por la pureza del
la
tura: la una destinada para campanario, y la otra estilo de la arquitectura, el buen gusto en los
para el relox. En las dos hay cuadrantes: uno adornos y la sencillez, unida á la magestad, ten-
de ellos marca las horas del dia, y otro los dias ga esa mezcla repugnante de lo antiguo y de lo
del mes. En medio de las dos torres hay una moderno, que se nota en otros monumentos reli-
especie de terraplén, desde donde se descubre el giosos de la antigua ciudad de Carlo-Magno.
^^gL:^,g:^.,g_%,^^^ ^ ^^^ ^'^.^'^^^^^^ (p
ESTMCTO
Art. 505. Las islas ó terraplenamientos que del camino, sino conforme á los reglamentos
se forman en los rios no navegables, pertenecen de policía hechos para el efecto.
Art 156. Si la isla está en medio del rio, Si el agua atraviesa la heredad, ya mane en
pertenece á los propietarios de las riberas, cuyas ella ó bien venga de otros fundos, puede cortar
heredades están situadas en las orillas frente á su curso ó darle otro cauce, debiendo volver á la
frente de ellas. Si quieren dividirla, se hará en salida del fundo al primitivo curso.
dos partes por medio del y los propietarios rio, Art. 658. Todo propietario tiene el derecho
de cada lado se dividirán entre sí, luego cada de cerrar su propiedad.
una de las dos partes en proporción de la esten- Art. 659. Se puede obligar al vecino á la de-
sion ó linde de sus terrenos al rio frente á fren- limitación de las propiedades contiguas. Los
te de la isla. gastos de limitación se hacen por mitad.
Art. 507. Si por el contrario, estuviese for- Art. 683. En el campo se hacen las cercas ó
mada la isla enteramente de uno de los lados de cotos divisorios á espeusas de los colindantes,
la línea supuesta por medio del rio, pertenecerá siempre que las dos heredades estén en estado
solo á los del lado que esté, y se dividirá entre de cercarse, pues de no, el propietario de la que
ellos á proporción de la estension ó linde que no lo esté, está esento de contribuir para ello.
tengan sus heredades frente á frente de ella.
Art. 684. Todo coto que separe dos posesio-
Art. 508. Si se formase un aluvión en frente
nes rurales, se reputa divisorio, á menos que una
de varias propiedades, la división se hará entre
sola de ellas esté en estado de cercarse, ó que ha-
sus propietarios siguiendo la estension ó frente
ya documento en contrario.
del terreno que poseia cada cual á la formación
Art. 685. Todo foso ó zanja entre dos here-
del aluvión.
dades serán reputados divisorios si no hay cosa
Art. 509. Si un rio navegable ó no, forman- que pruebe en contra.
do un nuevo brazo, corta y abraza el campo de
Art. 686. El fo?o divisor debe conservarse
un propietario ribeño, haciéndolo isla, el propie-
por ambos colindantes.
tario conserva la propiedad de él.
Art. 695.Los propietarios cuyos fundos no
Art. 510. Si el rio navegable ó no. se forma
tienen salida, pueden reclamar el derecho de
.
propietarios, conforme se ha prescrito en el títu- cuyo fundo es m,as corto el tránsito, dar el cami-
lo de cosas ó bienes, y el primero no tiene nin- no, porque si la heredad del que pide la salida ha
gún derecho. sido cerrada por un cambio o división, el vende-
Art. 654. La parte de los fundos sobre que dor co-partícipe ú otro propietario de los fundos
se ejerce la servidumbre, no deja de pertenecer reservados sobre los que se verificaba antes el
al propietario del fundo; el que se sirve de ella tránsito, deben darlo al propietario del fundo
no tiene mas que el derecho de uso. Por cerrado gratuitamente, aun cuando hubiese sido
consiguiente, el terreno de los caminos públicos vendido el fundo con derechos de servidumbre.
no deja de pertenecer á los propietarios que lo Art. 698. No solo debe darse el tránsito al
han proporcionado, aunque el público use de él; propietario del fundo cerrado á sus esclavos y
pero estos tampoco pueden cambiar la situación obreros, sino también á sus animales, carruages,
TOM. II. — Xi'II. 64
502 ESTRACTO DEL CÓDIGO CIVIL DE LUISIANA.
Art. 699. Fijado ya el lugar por donde deba mites ó mojones puestos, cada colindante tiene
transitarse,no puede cambiarle aquel á quien se derecho á compeler al otro á la delim ación de
le concede: pero el que lo da puede mudarle de las respectivas propiedades. ,
uno á otro lado que le sea menos incómodo, Art. 820. La acción de deslindes se deriva "
con tal que al que pasa le sea igualmente fácil el del mismo principio que la de división. Así co-
tránsito. mo nadie está obligado de tener sus bienes indi-
Art. 700. Los caminos son de dos clases: los visos, tampoco puede estarlo á tener indecisa la
públicos y los particulares. línea que debe separar su heredad de la del i
fuera menor ó estuviese imposibilitado de obrar Art. 335. Practicado el deslinde entre dos 6
por sí, el deslinde debe ser judicial. mas vecinos con todas las formalidades y sin que
Art. 829. Ya se haga el deslinde amigable ó haya habido oposición, no por esto quedarán pri-
judicialmente, deberá practicarse por un agri- vados del derecho de presentarse en justicia pa-
mensor juramentado, del estado, que levantará ra hacer rectificar la operación, si lo Qreen con-
un espediente de su operación en presencia de veniente á sus intereses; pero el deslinde he-
dos testigos llamados al efecto, que firmarán con cho así servirá provisionalmente hasta otra re-
Art. 830. Cuando se llamare algún agrimen- puesta en el tribunal de la ubicación de los bie-
sor para señalar los límites entre uno y el colin- nes, cualquiera que' sea el domicilio del defensor
escrito á los vecinos interesados en este deslinde, Art. 837. El nombramiento de agrimensor
para que presencien la operación si quisieren, de- pertenece al juez que conoce en la causa de lími-
signándoles dia y hora en que deba verificarlo. tes,y con la instrucción de estos podrá decidir
En el espediente que para ello se forma, deberán lo que crea justo, teniendo presentes los títulos de
dar copias de ellas cuando lo requieran las partes. contra varios co-propietarios de nn terreno, sub-
Art. 831. Silos colindantes llamados concur- sisteaun después de dividido entre ellos ó ven-
riesen al deslinde por sí, ó por sus representan- dido el fundo común, si la división o venta es
tes ó apoderados, les pedirá el agrimensor los tí- posterior á la acción intentada.
tulos de dominio respectivos, los que deberán Art. 839. En materia de límites debe estar-
dársele á la buena fé si los tienen á mano, para se á los antiguos títulos, á menos que no se
que con su inspección pueda determinar dónde apruebe haber sido después cambiados, o qne el
deban colocarse los límites. Si los colindantes teri'eno haya esperimentado aumentaciones ó di-
avisados rehusasen por ellos o sus personeros el minución por el cambio de sucesiones, por volun-
presentar sus títulos, el agrimensor mencionará tad de los propietarios ú otras cansas.
esta circunstancia en el espediente con las causas Art. 840. Cuando un propietario vende uno
que aleguen para ello, si es que las dan. de dos fundos que le pertenecían, y está litigiosa
Art. 832. En este caso último, el agrimensor la propiedad de alguna parte de él, deben con-
no podrá fijar los límites de aquel colindante, si- sultarse los límites que el vendedor ha asignado
no después de terminada su operación, conten- altiempo de la venta, sin hacer caso de los anti-
tándose solo con poner en la línea de límite al- guos límites de las dos posesiones, porque la de-
gunos piquetes provisionales. signación que ha hecho el vendedor de poseedo-
Art. 833. Si antes que el agrimensor haya res y colindantes forma nuevos límites entre los
acabado su operación ó plantado los mojones, hi- dos terrenos ó porciones por él vendidas.
cieren oposición los interesados en el deslinde, ó Art. 841. El deslinde debe hacerse por los
uno de ellos á la operación, deberá suspenderla títulos respectivos de las partes, y en defecto de
elagrimensor y compeler las partes á que un tri- ellos, la sola posesión debe servir de regla.
bunal decida sus respectivos derechos, haciendo Art. 842. Cuando las partes que representan
los motivos alegados por el opositor si algunos vas de sus tierras, ó prueben su fecha y conteni-
de tierras, hacer el deslinde con sus vecinos sin sada en estos diversos títulos, á aquel cuya con-
citarlos para presenciarlo; y si lo hiciere sin lle- cesión sea mas antigua deberá dársele la canti-
nar estas formalidades, la operación será nula y dad de terreno mencionada en su título, y las
no producirá efecto alguno contra los colindan- demás partes no tendrán acción mas que al es-
do losdaños y perjuicios que hayan podido su- Pero esta regla debe entenderse salvo el caso
frir con la medida. en que el que tenga el título mas antiguo, haya
—
adquirido por prescripción La cantidad de terre- pida de treinta años de una porción de tierra,
no que se enuncia en su título. fuera de la que menciona su título deba dársele,
Art. 843. Cuando los colindantes de quien su vecino, aunque tenga título mas antiguo, solo
se trata deslindar los terrenos solo presenten tiene derecho al esceso.
simples títulos de venta ú otros actos translati- Art. 849. Si los linderos se han colocado en
vos de propiedad, sin poder justificar algunas virtud de un título común ó de diferentes títu-
Tendedores han adquirido' la tierra de un propie- haya padecido error en la medida, siempre se es-
tario común, se dará la preferencia á aquel cuyo tá en el caso de enmendarse, á menos que el que
título sea de fecha mas antigua, á menos que se recibió por este deslinde mas cantidad de la qu&
le oponga una posesión suficiente para obrar le correspondía, no pueda hacer valer una pres-
prescripción, causando diferencia en la situación cripción de diez años entre presentes y veinte en-
de las partes. tre ausentes.
Art. 844. Cuando al conti-ario los vecinos Art. 850. Si alguno vende o enagena un ter-
entre los cuales se trata de hacer deslinde ó sus reno o una parte de él desde tal lindero á tal
promovedores tienen sus títulos de propiedad, la lindero, espresándola en la escritura, al que lo
anterioridad de la fecha de uno de dichos títulos adquiere le corresponde toda la tierra compren-
al otro, no da derecho de preferencia, á menos dida entre ellos, aunque obtenga por medio este
que no haya prescripción y debe terminarse se- mas terreno que la que esprese su título y aun
gún las reglas prescritas en los artículos si- cuando el esceso sea de la vigésima parte de la-
rir por la prescripción aquello que haya poseído. 1486. —Bartolomé Diaz descubre la punta S.
Art. 848. Bien sea que los títulos presenta-
del África y le llama cabo de las Tormentas.
dos por los vecinos cuyas propiedades tratan de
deslindarse consistan en concesiones primitivas
1492. — ICl 3 de Agosto de este año, salió del
(continua.)
Tal es Sliatspeare; no tiene otro sistema que riosamente aun las cosas mas sencillas. Pero en
su ingenio; presenta á la vista del espectador un esto, sobre todo, es en lo que debe tenerse pre-
enlace de hechos mas ó menos distantes uno de sente el tiempo en que Shakspeare escribía, y la
otro; nada refiere, todo lo presenta en escena, mala educación que habia recibido de su siglo;
pues tal era la costumbre di sus contemporáneos: única cosa que estudió, porque ese siglo tan
Ben Jhonson, Marloe, Fletcher y Beaumond, no poético y tan favorable para la imaginación, con-
tenia nun arte mejor; pero á menudo se veía en servaba en parte la huella de la barbarie sutil y
ellos esa escesiva libertad que produce combina- afectada de los sabios de la edad media.
ciones vulgares, y casi siempre están desnudos En todos los paises de Europa, si se esceptúa
de elocuencia. Las escenas inesperadas y sin la Italia, el gusto era á la vez rudo y estragado,
enlace de Shakspeare presentan algo de terrible que la escolástica y la teología no eran lo mas á
y súbito: esos personages que se encuentran co- proposito para reformarlo. En la corte misma
mo por casualidad, dicen cosas que no pueden de Isabel campeaba ese pedantismo, cuya influen-
olvidarse; pasan, y su recuerdo subsiste; y en cia debia estenderse por toda la Inglaterra, y es
medio del desorden de la obra, es siempre pro- forzoso convenir, que cuando se leen los raros
funda la impresión que deja el poeta: solo Shaks- discursos que el rey Jacobo dirigía á su parla-
peare es siempre natural y verdadero. En ver- mento, causa menos asombro el lenguaje que
dad, si es fácil descubrir en esta tragedia fran- Shakspeare ha puesto en boca de sus héroes y
cesa algo postizo y poco natural, si se puede ta- sus reyes.
char á Gorneille ese aire de galantería que le Pero lo que debe admirarnos, es que su inge-
impuso su siglo, y que es tan estraño á los gran- nio ha hecho penetrar en ese caos tan vivos es-
des hombres, representados por el poeta como á su plendores; por lo demás, es difícil tener sobre es-
propio ingenio; si en Racine vemos sustituidas, te punto todo el entusiasmo de los críticos ingle-
á costumbres rudas y sencillas de la G-recia
las ses, que han dejado muy atrás la idolatría de los
heroica, la cortesanía y la pompa de la corte de comentadores de Hoüiero; se convierte á Shaks-
Luis XIV, ¡cuan fácil me seria notar en Shaks- peare en un hombre que sin saber nada lo habia
peare una impropiedad de costumbres y de len- creado todo, pues era un profundo metafísico, un
guaje, notable bajo otro aspecto! ¡Cuan estudia- moralista incomparable y el primero de los filó-
das son á veces sus metáforas, cuan oscura y va- sofos y de los poetas. Se han querido esplicar de
na su afectación! Ese hombre, que piensa y se la manera mas sutil todos los accidentes de su
fispresa con tanto vigor, sin cesar emplea alocu- fantasía poética, se han deificado sus faltas mas
ciones alambicadas y sutiles para enunciar labo- monstruosas, y se ha considerado aun la misma
505 ENSAYO LITEEAKIO SOBRE SHAKSPEAKE.
barbarie que su tiempo le comunicaba, como una Cuando un drama alemán toma del
Schiller en
co realizado por Shakspeare; observan que Shlé- tracciones de nuestra época y que pinta esa sacie-
gel se aproesima á la verdad únicamente cuando dad de la vida y de la ciencia, ese fastidio ardien-
termínala enuraeracion de todas las maravillas te y vago, enfermedad de una civilización adelan-
reunidas en Sliakspeare, con estas pomposas pala- tada, se entretiene en copiar los cantos rudos y
bras: "El mundo de los espíritus y la naturaleza salvages de las hechiceras de Macbeth, comete una
" han puesto sus tesoros á sus pies: semidiós estravagancia en vez de hacer una pintura since-
" por su poder, profeta por la profundidad de sus ra y terrible.
" miras, espíritu sobrenatural por la estension de Pero si Shakspeare se considera aisladamente
" su sabiduría, superior á la humanidad, baja has- sin espíritu de imitación ni de sistema, si se mi-
" ta los mortales como si no conociese su superio- ra su genio como un acontecimiento estraordina-
"
" ridad, y es sincero é ingenuo como un niño. rio. ¡
Cuántos rasgos admirables Cuánta pa- !
¡
no deben juzgarse ni por la sutileza mística del nio nuevo y fecundo; no lo ha creado todo, porque
literato alemán, ni por las chocarrerías, y sobre casi todas sus tragedias no son mas que las cró-
todo, por las traducciones de Voltaire. En la ver- nicas y los romances de aquel tiempo, divididas
sión tan. literal que hizo de Julio Cesar Miledy, en actos y escenas; pero ha puesto sobre ellas tm
Montaigu ha hecho notar numerosas inadverten- sello original: un cuento popular, una balada to-
cias y el olvido de grandes bellezas: ha combati- cadas por este genio poderoso se animan, se tras-
do el desden de Voltaire con la crítica juiciosa forman y convierten en creaciones inmortales.
de algunos defectos del teatro francés; pero co- Pintor enérgico de los caracteres, no siempre lo3
mo no podia negar las enormes y frias estrava- conserva con esactitud, porque sus personages con
gancia-s mezcladas en las piezas de Shakspeare, pocas escepciones, en cualquier pais que los colo-
'•
no olvidemos, que esas come-
se limita á decir, que, tienen siempre fisonomía inglesa, y para él el
" dias debian representarse en una miserable po- pueblo romano no es mas que el populacho de
" sada, ante una reunión iliterata, que apenas aca- Londres. Pero precisamente esta infidelidad á
"
" baba de salir de la barbarie. las costumbres locales de los diversos pueblos, es-
Todos los absurdos inverosímiles, todas las bu- ta preocupación por las costumbres inglesas es lo
fonadas que Shakspeare prodiga eran comunes al que lo hace tan querido para su pais. Nunca poe-
rudo teatro que teniamos en la misma época. ta alguno fué mas nacional que él. Shakspeare
Eran el sello del tiempo: ¿por qué, pues, se preten- es el genio inglés personificado en su tipo, orgullo-
de admirar hoy en Shakspeare esos defectos que so y libre en su rudeza, su profundidad y su me-
en todas partes yaceu sepultados en el olvido, y lancolía. El monólogo de Uamlet ¿no debia ser
que en el poeta ingles no lian sobrevivido sino inspirado en el pais do las tincblas y del spleenl
merced á los grandes rasgos de que van acompa- La negra ambición de Macbeth, aquella ambición
ñadas? Debemos, pues, aljuzgará Shakspeare, co- tan repentina y tan profunda, tan violenta y tan
menzar por condenar esa barbarie y esegu.sto es- reflecsiva ¿no es un cuadro hecho para aquel pue-
tragado de que abunda: quizá también deberemos blo en que el trono fué disputado durante mucho
guardarnos de formar 8Í.stemas aplicables á nues- tiempo por tantos crímenes y por tantas guerras?
tro tiempo con esos viejos monumentos del siglo ¡Cuíln poderoso prestigio debe haber adquirido
del inf'cnio de algún gran poeta debiese sacarse de todos los recuerdos, de todas las antiguas cos-
aWuna nueva forma de tragedia, esta en nada se tumbres, de todas las preocupaciones del pais coa
parecería ciertamente á la tragedia de Shakspea- los nombres propios de los lugares y de los hom-
re como tampoco se parecería á la do Hacine. bres, Ricardo III, Enrique VI, Enrique VIIII
ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE. <- 507
de nuestras artes, imprimiendo á todas sus pala- social. Estas emociones no se gastan; los mas re-
bras una energía salvage: ese hombre, si hubiera pugnantes cuadros mas y mas.
las escitan
nes del palacio de Carlos IX, la audacia de los ría: veréis al terror
y á la alegría pasar rápida-
Gruisas, los furores de la liga; que este poeta hu- mente sobre aquel inmenso auditorio. A la luz
biese nombrado nuestros gefes, nuestras faccio- deslumbradora, pero siniestra del gas que ilumi-
nes, nuestras ciudades, nuestros rios, nuestras na la sala; en medio de aquel lujo de adornos que
campiñas, no con las alusiones pasageras ni el ar- brilla en los palcos primeros, veréis las cabezas
monioso lenguage de Nerestan ni de Zaira, no con mas elegantes inclinarse ávidamente hacia aque-
los circumloquios enfáticos y la pompa moderna llos despojos fúnebres regados sobre la escena.
de los viejos franceses, desfigurados por Dube- La juventud y la hermosura contemplan con una
lloy, una franqueza ruda y simple, con
sino con insaciable curiosidad estas imágenes de destruc-
la espresion familiar del tiempo, nunca ennoble- ción y estos detalles inumerosos de la muerte;
cida, pero siempi-e animada por el genio del pin- después, las chanzas estravagantes que se mezclan
tor, semejantes piezas, si hubieran sido represen- al fuego de los personages, parece que de cuando
tadas ¿no habriau guardado una autoridad inmor- en cuando van á alÍA'iár á los espectadores del
talen nuestra literatura y un efecto omnipotente peso que los oprime; estruendosas carcajadas se
en nuestro teatro? y sin embargo, nosotros no te- oyen en todos los asientos. Atendiendo á este
nemos, como los ingleses, el gusto por nuestros espectáculo, las fisonomías mas frías sucesiva-
antiguos anales, el respeto por nuestras antiguas mente se entristecen ó se alegran, y se ve al hom-
costumbres, ni sobre todo, la vigorosa rudeza del bre de estado sonreír con los sarcasmos del se-
centellas de pasión que brotan del drama tumul- que sus obras mas nacionales lleguen á ser las
tuoso. Todo le agrada, todo corresponde á su na- mas Tales fueron las obras de los
cosmopolitas.
turaleza y le admira sin fastidiarlo. griegos, que no escribiendo mas que para ellos
En un sentido contrario esta misma represen- han sido leidas por todo el universo.
tación conmueve á la porción mas ilustrada de Educado en una civilización menos dichosa
y
los espectadores. Aquellas rudas imágenes, aque- menos poética, Shakspearse no ofrece en la mis-
llas pinturas espantosas y, por decirlo así, aquélla : ma proporción que los griegos esas bellezas uni-
desnudez trágica de Shakspeare, interesan á las versales que se trasmiten á todos los idiomas,
y
clases elevadas de Inglaterra por el contraste solo un inglés puede tener el pensamiento de co-
mismo que ofrecen con las dulzuras de la vida ha- locarlo al lado de Homero ó de Sófocles. No na-
608 ENSAYO LITERAEIO SOBRE SHAKSPEARE.
ció Sliakspeare bajo aquel hermoso clima; no pue- tan común en Shakspeare, es una cosa indiferente
de tener sus tintes de entusiasmo y poesía: el y que cuando este gran poeta confunde el lengua-
crin de la media edad lo cubre aún; su barbarie ge de las diversas condiciones, poniendo un borra-
tiene algo de la decadencia, ella es mas bien gó- cho en el trono y un bufón en el senado romano,
tica que joven é ingenua. A pesar de su ignoran- no hace sino seguir á la natui'aleza, desdeñando
cia, alguna cosa de la erudición del décimosesto las circunstancias esteriores, como el pintor, que
siglo parece pesar sobre él. No es aquella amable atento á reproducir una fisonomía, no cuida del
simplicidad del mundo
como dice en al-
naciente, trage de la persona á quien quiere retratar.
guna parte Fenelon hablando de Homero, es un Esta teoría ad hoc^ esta paradoja en la cual no
lenguage á la vez rudo y pulido, y se siente el tra- hubiera pensado ni mismo autor para discul-
el
bajo del talento humano recorriendo rápidamen- parse, no disminuye en nada este gran defecto
te los. resortes de aquella civilización moderna tan de su teatro, que se reproduce bajo todas las for-
diversa y tan complicada, que nacia recargada con mas. Es risible ver á un sabio crítico en el ec-
tantos recuerdos y con tantos obstáculos. Pero sámen de una pieza de Shakspeare, estasiarse an-
cuando Shakspeare toca á la espresion de los sen- te la feliz confusión del paganismo de las Sílfi-
poso ni sutil, cuando pinta al hombre, es necesa- de la media edad, mezcladas por el poeta en un
rio confesarlo, jamas la emoción ni la elocuencia mismo cuadro. Puede, aunque sea mas singular,
fueron mas sublimes. Sus personages trágicos, ver en el siglo décimo octavo á un poeta célebre
desde malvado y asqueroso Ruando III hasta
el imitar sabiamente y como de propósito, aquella
el meditabundo y fantástico Hamlet, son seres estravagante amalgama que no fué en Shakspea-
reales que viven en la imaginación, y cuya huella re mas que la casualidad de la ignorancia ó el
no se borra jamas. juego de un frivolo capricho. Elogiamos á los
Como todos los grandes maestros de la poe- hombres de genio por sus verdades y no por sus
sía, tiene igual facilidad para pintar lo que hay sistemas. Hallaremos, pues, que si Shakspeare
de mas y de mas gracioso. Este genio
terrible viola frecuentemente la verdad local y la histó-
rudoysalvage encuentra una delicadeza inaudita rica, si contamina casi todos sus cuadros con la
en la espresion de los caracteres de las mugeres. dureza uniforme de las costumbres de su tiempo,
Todas las galas poéticas vienen á su pincel; Ofe- espresa, sin embargo, con admirable energía las
lia, Catalina de Aragón, Julieta, Cordelia, Desdé- pasiones dominantes del corazón humano, el odio,
mona, Imogene, figuras encantadoras y variadas la ambición, los zelos, el amor de la vida, la pie-
con gracias inimitables y una fuerza ingenua que dad, la crueldad.
no se espera de la licencia de un siglo grosero, ni Agita con la misma valentía la parte supersti-
de la aspereza de aquel robusto genio. El gusto ciosa del alma. Como los primeros poetas grie-
de que está desprovisto frecuentemente es enton- gos, ha presentado el cuadro de los dolores físi-
ces suplido por un instinto delicado que le ha- cos y ha espuesto sobre la escena las angustias
ce adivinar aun lo que faltaba á la civilización de del sufrimiento, los harapos de la miseria y la úl-
su tiempo. Aun el carácter de la muger culpa- tima y mas espantcsa de las enfermedades hu-
ble lo ha sabido templar por algunos rasgos pedi- manas: la locura. Qué hay de mas trágico, en
dos á la observación de la naturaleza y dictados efecto, que esa muerte aparente del alma que de-
por los sentimientos mas dulces. Lady Macbeth, grada una noble criatura sin destruirla. Shaks-
tan cruel en su ambición y en sus proyectos, re- peare ha usado frecuentemente de ese medio de
trocede con espauto ante el espectáculo de san- terror, y por una combinación singular, ha repre-
gre: inspira y no tiene fuerza para
el a.sesinato sentado la locura fingida, tan repetidas veces,
verlo. Gertrudis, derramando flores sobre el cuer- como la locura misma: en fin, ha imaginado mez-
po de Ofelia, escita la ternura á pesar de su crimen. clar las dos en el personago estravagante de
Eata profunda verdad en los caracteres primi. de Ilamlet y reunir en el conjunto los relámpa-
tivos y estas tintas delicadas de la naturaleza y gos de la razón, los ardides de un estravío cal-
del eecso, tan fuertemente comprendidas por el culado y el involuntario desorden del espíritu.
poeta, justifican sin duda la admiración de los Si ha nombrado la locura naciendo de la des-
críticos ingleses; pero es necesario no convenir '
espcracion, si lia ligado esta imagen al mas agu-
con ellos en que el olvido de los colores locales, do de todos los dolores, la ingratitud de los hijos.
ENSAYO LITEKARIO SOBRE SHAKSPEARE. 50&
enagenase por sí misma al paso que se hace cri- tificio de su lenguaje; son las emociones de la
minal. multitud para ese discurso, aquellas emociones
Los sueños terribles de Ricardo III, aquellos tributadas siempre de una manera tan fria, tan
sueños agitados de convulsiones y de remordi- trunca, tan tímida en nuestras piezas modernas,
mientos, el sueño mas espantoso aun de Lady y que allí son tan vivas y tan verdaderas, que ha-
Macbeth, ó mas bien, fenómeno de su vigilia
el cen parte del drama y lo conducen rápidamente
misteriosa, es tan sobrenatural como su crimen: á su desenlace.
todas esas invenciones son el sublime del horror La tragedia de Coriolano es igualmente verda-
trágico y muy superiores á las Eimenedes de dera y nacida también de Plutarco. El carácter
Esquilo. altanero del héroe, su orgullo de patricio y de
Se podria notar mas de un rasgo semejante en- guerrero, su disgusto de la insolencia popular, su
tre el poeta inglés y el viejo poeta griego á quien odio contra Roma, su amor á su madre, hacen de
330 conoció el primero y que también respetaba él uno de los personages mas dramáticos de la
muy poco las leyes severas de las unidades. historia.
La audacia poética es un carácter que no hie- Hay indignas bufonadas en la tragedia de An-
re menos en Shakspere que en Esquilo; tienen tonio y de Cleopatra. El carácter romano casi
ambos la misma incuria en las formas, la misma desaparece allí; pero el cinismo de una gloria en-
vivacidad, la misma intemperancia de metáforas de la prostitución y la pros-
vilecida, ese delirio
y de espresiones figuradas, el mismo fuego de peridad, ese fatalismo del vicio que se precipita
imaginación deslumbradora y sublime; pero las ciegamente á su pérdida, cobra cierta especie
incoherencias de una sociedad que apenas salia de grandeza á fuerza de verdad. Cleopatra, sin
de la barbarie, confunden sin cesar en Shakspea- duda, no es una princesa de nuestros teatros, co-
re la grosería con la grandeza, y se cae leyéndo- mo no lo es en la historia; pero es aquella Cleo-
lo desde las nubes hasta el fango. En las piezas patra de Plutarco, aquella prostituta del Orien-
de invenciones es donde el poeta emplea con pro- te, corriendo por las noches disfrazada en Ale-
fusión esa riqueza de colores que parece que le jandría, conducida á la casa de su amante sobre
es peculiar. las espaldas de un esclavo, loca de voluptuosidad
Sus piezas históricas son menos disparatadas, y de embriaguez, y que sabe morir con tanta mo-
mas simples, sobre todo, en los asuntos modernos; licie como atrevimiento.
porque cuando él pone en escena los sucesos de Las piezas históricas de Shakspeare sobre ob-
la antigüedad, desfigura frecuentemente los ca- jetos nacionales, son mas verdaderas aíín, porque
racteres nacionales y los individuales. nunca escritor alguno, como lo hemos dicho an-
El reproche que Fenelon hacia á nuestro tea- tes, se pareció mas a su pais. Puede ser que al-
tro, de haber dado demasiado énfasis á los roma- gunas de estas piezas no sean enteramente de
nos, deberla aplicarse mas propiamente al Julio Shakspeare, sino tan solo vivificadas por su ma-
César del poeta inglés-. César, tan simple por no poderosa, como aquellas celebradas pinturas
la elevación misma de su genio, siempre habla en que el maestro da sus toques brillantes y vi-
en esta tragedia un lenguage fastuoso y declama- gorosos enmedio del trabajo hecho por pinceles
torio. Pero en cambio ¡qué admirable verdad subalternos, no tomando por su cuenta sino el
en el papel de Bruto! Cómo aparece tal como movimiento y la vida.
lo describe Plutarco, el mas dulce de los hombres Así es que en la primera parte de Enrique YI,
en vida común, lanzándose por virtud á las*
la brilla la escena incomparable de Talbot y de su
revoluciones atrevidas y sangrientas. Antonio hijo, rehusando abandonarlos y queriendo morir
y Casio no son representados con rasgos menos unidos: escena tan simple como sublime en que
profundos y menos distintos. Yo me imagino la grandeza de los sentimientos, la vigorosa con-
que el genio de Plutarco había preocupado fuer- cisión del lenguaje se acercan y recuerdan los
temente á Shakspeare y le habia puesto ante los pasages mas bellos y mas puros de nuestro Cor-
ojos aquella realidad que para los tiempos moder- neille. Pero á esta escena en que la grandeza
nos tuvo Shakspeare mismo á su alrededor. consiste enteramente en la elevación de los sen-
Pero una cosa absolutamente nueva, una ver- timientos sucede una acción tan viva cuanto lo
TOM. 11,—xxn. 65
510 ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE.
permite la libertad del teatro ingles, y los acci- venenador, asesino, tirano, en medio del horror de
dentes variados de un comba,te, multiplican bajo los peligros que ha suscitado contra él, sufre ago-
rasgos de un orden, no menos elevado, se mezclan hermosa rival, reaparece á nuestros ojos cautiva
á la tumultuosa variedad del drama. Tal es la es- en un castillo solitario, consumida de tristeza, pe-
cena terrible en que el ambicioso cardenal Beau- ro valerosa y reina aún; y, cuando cercana á mo-
fort es visitado sobre su lecho de muerte por el rir sabe el fin cruel del cardenal Wolsey, dice
rey, cuya confianza ha burlado, y á cuyos subdi- palabras de paz á su memoria, y parece probar al
tos ha oprimido. El delirio del moribundo, su menos el gozo de poder perdonar al hombre que
espanto de la muerte, su silencio cuando el rey le ha hecho tantos males. Nuestras veinticua-
le pregunta si espera ser salvado, todo este cua- tro horas son demasiado cortas para encerrar to-
dro de desesperación y de condenación no perte- dos los dolores y todos los incidentes de la vida
nece mas que á Shakspeare. Otro mérito de es- humana.
ta obra, mérito desconocido y casi imposible so- En cuanto á las irregularidades de Shakspea-
bre nuestra escena, es la espresion de los movi- re, en la forma misma del estilo, ellas tienen tam-
mientos populares, es la imagen viva de un le- bién su ventaja y su efecto. En aquella mezcla de
vantamiento y de una sedición. Allí nada hay prosa y de verso, por estravagante que nos parez-
de poeta, se oyen las verdaderas palabras que ca, la intención del autor determina estos dos
agitan á la multitud, se reconoce al hombre que lenguajes conforme con las situaciones y según
se hace seguir por ella. el asunto que desempeña.
En estas piezas históricas Shakspeare consigue La escena deliciosa de Romeo y de Julieta, el
crear situaciones nuevas. Llena por medio de diálogo terrible entre Plamlet y su padre, tenian
la imaginación aquellos vacíos que deja la histo- necesidad del encanto y de la solemnidad del
ria, la mas y se ve lo que ella no refiere, pero
fiel; verso; no era necesario nadq. de esto para mos-
lo que debe haber sido verdad. Tal es el monó- trar á Macbeth platicando con los asesinos de
logo de Ricardo II en su prisión, los detalles de que se sirve. Grandes efectos teatrales se unen
aquella horrible lucha entre sus asesinos. Asi á esos pasages tan bruscos, á esos disparates
en la pieza absurda, y tan poco histórica de Juan tan inesperados. Las frias chocarrerías de loa
Sin Tierra, el amor maternal de Constanza está músicos en una sala vecina al lecho de muerte de
manifestado con una espresion sublime y la esce- Julieta, aquellos espectáculos de indiferencia y
na del joven Arturo, desarmando con sus súpli- de desesperación tan cercanos el uno del otro,
cas y con su dulzura al carcelero que le quiere dicen mas sobre la nada de la vida, que toda la
sacar los ojos, es de un patético tan nuevo y tan ^ompa uniforme de los dolores teatrales. En
verdadero, que ni la afectación del lenguaje, tan fin, aquel diálogo grosero de los dos centinelas a
familiar al poeta, puede alterarlo. media noche en un lugar desierto, la espresion vi-
Es necesario confesar que en los objetos histó- va de su espanto supersticioso, sus relaciones sin-
ricos, la ausencia de las unidades y la larga du- ceras y populares, predisponen el alma del espec-
ración del drama permiten contrastes de grande tador á apariciones de espectros y de fantasmas
efecto, y que es indispensable realzar con mas mas de lo que pudieran hacerlo todos los hechi-
terrory patético llevados al esceso de bufonería esplica como un célebre entusiasta de Shaks-
mezclada al terror y que es como la risa sardóni- peare, acusa á nuestro Moliere de prosaico, por-
ca de un moribundo. Hé aquí los caracteres que demasiado verdadero, demasiado fiel imi-
es
del drama trágico de Shakspeare. Bajo estos tador de la vida humana. Como si copiar la na-
diversos puntos de vista, Macbetb, Romeo, el turaleza fuese lo mismo que el plagio de un ta-
Rey Lean, Ótelo, Hamlet, presentan bellezas lento mediocre.
muy semejantes. Es necesario conceder un in- Shakspeare no tiene en sus comedias el defec-
terés de diverso género á las obras romancescas. to de que hemos hablado: una complicación de
Tal es sobre todo Cymbelina, producto bastante incidentes estravagantes, una ecsasperacion, una
estravagante de un cuento de Bocacio y de un ca- caricatura casi continua, un diálogo brillante de
pítulo de las Crónicas de Caledonia, pero obra verba y de talento; pero donde al autor se vé
llena de movimiento y de encantos, donde la cla- mas frecuentemente que á los personages, hé
ridad mas luminosa reina en la intriga mas com- aquí el resorte activo de sus efectos cómicos por
plicada. En fin, ese interés es también el de la fantástica bufonería del lenguage. Por el ca-
otras piezas que son como las saturnales de aque- pricho de las invenciones, se creerla ver algu-
llaimaginación tan desornada y libre. Se admi- nas veces á nuestro célebe Rabelais haciendo
ra mucho en Inglaterra la pieza que ha agobia- comedias.
do mas á uno de nuestros críticos con el peso de La originalidad de Shakspeare se muestra
su soberbia razón. siempre en la variedad de sus piezas cómicas.
La tempestad parece á los ingleses una de las Simón de Atenas, es una de las que mas llaman
mas maravillosas ficciones de sus poetas, y no hay la atención, participa del fuego satíiico de Aris-
esa energía creadora, ni esa mezcla singularmen- tófanes y de la malignidad de Luciano. Un an-
te dichosa, y de fantástico y cómico en aquel per- tiguo crítico inglés dice, que las Comadres de
sbnage de Caliban, símbolo de todas las inclina- Windsor, son la sola pieza en que Shakspeare se
ciones bajas y groseras de la cobardía servil y de tomó el trabajo de concebir y ordenar un plan.
la abyección ávida y rastrera. Pero qué encanto Ha empleado el autor en esta comedia mucho
se encuentra en el contraste de Ariel, sílfide ama- juego, verba y alegría, y se ha acercado algo al
ble y ligera tanto cuanto es Caliban perverso y dichoso prosaísmo de Moliere, pintando con colo-
deforme. res espresivos, las preocupaciones, las costumbres,
El personage de Miranda pertenece á esa ga- y la realidad de la vida.
lería de retratos femeninos tan dichosamente tra- Ningún personage de las tragedias de Shakspea-
zados por Shakspeare; pero en este la inocencia re es mas admirado en Inglaterra, ni mas trágico
nativa alimentada en la soledad lo distingue y lo que Shylock en la comedia del Mercader de Ye-
embellece. necia.
A los ojos de los ingleses. Shakspeare no so- La sed inestinguible del oro, la crueldad ávida
menos en la comedia que en la tragedia.
bresale y baja, la intensidad de un odio e<3sacerbado por
Johnson cree sus chanzas y su alegría muy pre- los ultrajes están allí trazados con una incompa-
feribles á su genio trágico. Este último juicio es rable energía,y uno de esos caracteres de muger
mas que dudoso, y bajo ningún aspecto podemos tan grandiosos bajo la pluma de Shakspeare, deja
estar de acuerdo con él los estrangeros. Ya se penetrar en esta misma obra, en medio de una in-
sabe que nada se traduce con mas dificultad á triga romancesca, el encanto de la pasión. Las
otro idioma, que una frase peculiar. El vigor comedias de Shakspeare no tienen un objeto mo-
poderoso é íntimo del lenguage, los ímpetus ter- ral; entretienen la imaginación, pican la curiosi-
ribles y patéticos de la pasión, resuenan á lo le- dad, divierten, admiran; pero no son lecciones de
jos; pero el ridículo se evapora y la sátira pierde costumbres mas ó menos encubiertas. Alguna»
su fuerza o su gracia. Sin embargo, las come- podrían compararse al Anfitrión de Moliere; tie-
dias de Shakspeare, piezas de intriga mas bien nen gracia y giro libre y poético: estos son los ras-
que de costumbres, conservan casi siempre por eos característicos del Sueño de una noche de Es-
el asunto mismo, un carácter particular de ale- tío, pieza desigual pero encantadora, en que la
gría. Por lo demás, no hay allí verosimilitud; magia suministra al poeta un maravilloso, ale-
casi nunca se vé en ellas la intención de poner gre y agradable.
en escena la vida real, y esto lo decimos de paso, Shakspeare, que apesar de su originalidad ha
512 ENSAYO LITESAKIO SOBRE SHAKSPBARB.
tomado de todas partes los giros y las formas, imi- que ha tenido de entretener á toda
el privilegio
ta también las composiciones pastoriles italianas la Europa, Walter Seot, aunque él observa con
del siglo XVI; ha sabido muy agradablemente re- una fidelidad de anticuario las diferencias de los
presentar aquellas pastoras ideales, que la Amin- usos y costumbres que Shakspeare confundía fre-
ta del Tasso bizo de moda. cuentemente, debe ser considerado como de su
Su pieza^^intitulada: As youlike it, está llena de escuela; está alimentado por aquel genio; tiene por
versos encantadores y de descripciones ligeras y estudio ó por naturaleza algo de su alegría; igua-
graciosas. Moliere en la Princesa de Elide puede la algunas veces sus diálogos; en fin, se le parece
dar alguna idea de esa mezcla de pasión sin ver- en lo mas bello de la semejanza, en ese grande ar-
dad y de pinturas campestres no naturales. Es te de crear personages, de comunicarles vida y de
un género falso, aunque diestramente desempeña- multiplicar, por decirlo así, los seres del mundo
do por un hombre de talento. Sea como fuere, con marcas que no se borran y que un solo nom-
esas producciones tan diversas, esos esfuerzos de bre trae á la memoria.
imaginación tan variados dan testimonio de la He aquí el inmortal carácter que después de
riqueza del genio de Shakspeare. Ella no brilla dos siglos ilustra y engrandece el renombre de
menos en esa multitud de sentimientos, de ideas, Shakspeare. Mucho tiempo encerrado en su pais,
de miras, de observaciones de todo género, que desde hace medio siglo es un objeto de emulación
llenan indiferentemente todas sus obras, que se para los estrangeros; pero bajo este aspecto su in-
agolpan bajo su pluma y que se pueden estraer fluencia tiene menos fuerza y menos brillo. Co-
de sus composiciones mas infelices. piado por sistema ó tímidamente corregido, vale
Se han hecho colecciones de los pensamientos nada pai'a sus imitadores. Cuando se le repro-
de Shakspeare; se le ha citado con cualquier mo- duce con una afectación de irregularidad bárbara;
tivo y bajo diferentes formas; y un hombre que cuando su desorden es laboriosamente imitado por
tiene inclinaciones literarias no puede abrirlas sin esa literatura esperimental de la Alemania que su-
encontrar en ellas mil cosas que no se olvidan ja- cesivamente ha ensayado todos los géneros y ten-
mas. Del medio de aquel esceso de fuerzas, de tado algunas veces la barbarie, como último cál-
aquella espresion desmesurada que comunica fre- culo, Shakspeare inspira producciones frecuente-
cuentemente á los caracteres brotan chispas de mente frias y disparatadas, y la naturaleza de
tal naturaleza que hacen olvidar todas sus faltas- nuestro siglo se burla de aquella rudeza que fin-
los elegantes escritores del siglo de la reina Ana, imaginación. Los caracteres monstruosos que in-
Sus pinturas fuertes y familiares, su energía fre- venta no tienen lugar en que moverse. Su acción
cuentemente trivial, su imaginación escesiva y terrible, su desarrollo de pasiones no puede en-
sin freno han caracterizado hasta hoy la ambi- cerrarse en los límites de nuestras reglas. No tie-
ción de la literatura inglesa. Apesar de los nue- ne su fiereza, ni su audacia; conservan la cabeza
vos descubrimientos y la filosofía, el cambio de inmóvil con los innumerables hilos de' Gulliver.
las costumbres y el progreso de las luces, Shaks- No atéis á ese gigante; dejadle sus saltos atrevi-
peare subsiste en medio de la literatura de su dos y su libertad salvage. No inutilicéis ese árbol
pais, la anima y la sostiene, como en esta misma lleno de savia y de vigor; no cercenéis sus negras
Inglaterra las antiguas leyes y las antiguas for- y espesas ramas para reducir su tallo despojado
mas sostienen y vivifican la sociedad moderna. al modelo uniforme de los jardines de Versalles.
da con mas admiración este viejo modelo tan fe- ingleses debe quedarse. Su poesía no está desti-
cundo y tan atrevido. La huella de sus ejemplos, ó, nada, como la de los griegos, á presentar como
si se quiere, cierta analogía natural con algunos de modelo á los otros pueblos las mas bellas formas
los rasgos de su genio, es visible en los escritores de la imaginación. No ofrécela belleza ideal con
mas célebres de Inglaterra: y aquel de entre ellos que los griegos ennoblecieron las artes y las obras
——
ENSAYO LITERARIO SOBRE SHAKSPEARE. 513
los teatros de Londres. El buen sentido demo- con el nombre de globo de Nuremberg. Segun- —
industriosos y tan do viage de Colon, en el que descubrió varias de
crático de estos-hombres tan
las Antillas, entre ellas Jamaica.
ocupados, se apodera con ardor de los pensamien-
tos fuertes, de las profundas sentencias en que 1497.— Vasco de Grama, dobla cabo de Bue- el
Su rudeza desigual, su grosera estravagan- Colon que descubre la Tierra-Firme, hoy Vene-
do.
cia no chocan á una sociedad que se forma de
zuela y Nueva-G-ranada, y la desembocadura del
que no conoce ni rio Orinoco.
tantos elementos diversos, la
aristocracia, ni las cortes, y que teniendo los cál- 1499. — Cabot descubre las costas del E. de
re es el mas popular de todos los escritores, es el 1401. — El español Bastidas concluye el des-
solo poeta de quien algunos versos se mezclan en cubrimiento de las costas de Tierra-Firme.
déla sociedad, parece comunicarse con ese no- 1506. — La isla de Ceilan es descubierta por
les
Lorenzo Almeida; y la de Madagascar por Tris-
ble goce de las letras que descuida y que conoce
poco; pero cuando el genio de las artes despierte tan de Acuña.
en aquellos lugares de un aspecto tan poético, no 1508. — Juan Diaz de Solis, descubre á Yuca-
aquel autor reputado tan inculto que no habia puerto de Carenas, hoy la Habana.
recogido él mismo sus obras, forjadas para que se 1510. — Toma de Groa por los portugueses, man-
representasen en teatros oscuros y groseros, se- dados por Alfonso de Alburquerque. — Funda-
rá el gefe y el modelo de una escuela política que ción de la ciudad de Puerto-Rico.
( Contmuará.)
La ciudad moderna que lleva en la república los sacerdotes no podiau materialmente mover
de Gruatemala el nombre que encabeza este artí- sus brazos de cansancio.
culo, está fundada en el mismo lugar donde ec- Habiéndose dado una idea del origen históri-
&istió la antigua Xelabuh, cerca de Utatlan. Xe- co de esta población de la América Central, pa-
cronista Fuentes, de trescientos mil babitantes. minando sus pormenores el viagero, tiene el gus-
Cuando un famoso caudillo de los Quiches, lla- to de cerciorarse de que la ciudad de Quetzalte-
mado Tecum-Umam, fué derrotado por Pedro nango e&una de las mas bonitas poblaciones de
de Alvarado, que como saben todos los lectores, América.
fué el que hizo la conquista de Guatemala, los Las calles no son anchas ni todas rectas, pero
habitantes de la ciudad de que vamos hablando, están curiosamente empedradas, y la rara arqui-
la abandonaron completamente, retirándose á sus tectura de las casas le da un aspecto muy pinto-
antiguas fortalezas del volcan de Excansel y mon- resco. La plaza principal está toda empedrada
taña de Cekxak. Los españoles entraron, pues, y se forma de la Catedral, que es un edificio deco-
á una ciudad enteramente desierta. Según un ma- rado con muy buenas obras de arquitectura, de
nuscrito encontrado en el pueblo de San Andrés las casas consistoriales y de otros edificios con
Xecul, sus espías capturaron cuatro célebres ca- elegantes corredores y portalerías. En el cen-
ciques que se llamaban Calel-Kalcn, Ahpop- tro hay una fuente llena constantemente de agua
queham, Calelahan y Calelaboy. Difícilmente el cristalina. En la ciudad hay ademas ocho igle-
lector podrá retener eu la memoria estos nom- sias, y una capilla en uno de los suburbios de la
bres. Las crónicas de esos tiempos dicen, que ciudad, y llamada del Calvario. Los Viernes
estos caciques cayeron de rodillas ante Pedro de Santos sale una solemne procesión de la Catedral,
Alvarado, y que entretanto, un sacerdote les es- recorre varias calles y llega ya muy entrada la
plicaba la religión cristiana, la cual abrazaron noche á la capilla del Calvario.
y dos fueron enviados á las fortalezas, A poco cereales y diferentes clases de frutas, y contiene
tiempo volvieron con una multitud de indios dis- cerca de once rail habitantes.
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Pocas veces ha habido en los teatros de Méxi- rece sino que lo son cuantos concurren al tea-
co una animación semejante á la que se ha nota- tro. Nosotros tenemos el mal gusto de no estar
do en el Nacional en el presente año de 1849. muy entretenidos con funciones de esa especie,
Novedades poco comunes le han dado un interés á las que no nos agrada asistir mas que una vez;
que no volverá acaso á tener en el espacio de mu- sobre todo, si forman parte del espectáculo san-
chos años. El número de funciones estraordi- deces tan de marca mayor como las gracias y ha-
narias ha sido tan escesivo, que apenas ha estado bilidades del chistoso perro Pulquito. Sea esto
cerrado el teatro unas cuantas noches, á pesar dicho sin ofensa de sus cenizas venerandas y de
Muy largo seria y muy fastidioso hacer una res y mágicos, para caer bajo el dominio dulce,
recapitulación minuciosa y por orden cronológi- sublime y civilizador de la música. La escena
co de cuanto ha habido en la presente tempora- cambió para nosotros: se mudaron las decoracio-
da: nuestro propósito se reduce á hablar de lo nes, y comenzó un espectáculo tan divertido, co-
las tablas con un fenómeno non descrijJío, que Con toda la anticipación que se acostumbra en
no era otra cosa que un desgraciado hombre, de semejantes casos, se anunció con gran publicidad
esos já quienes la naturaleza hace nacer mons- la venida á México de la célebre cantante Ana
hombres inhumanamente des- Bishop y de su maestro el arpista Bochsa, ca-
truosos, y que los
tinan á servir de objeto de diversión. Sin em- ballero i&c, &c. Pasamos por alto los títulos,
bargo, la noche que apareció el non descripto, una por ser cosa de poca importancia para nosotros,
indignación general se apoderó de los ánimos de que queremos irnos en derechura al grano.
los espectadores, al ver la crueldad con que lo La primera función de la Bishop no dio en su
trataba el famoso doctor americano, que lo tenia, favor resultados muy satisfactorios. Su mérito
contra todas las leyes de la naturaleza y del pais, quedó considerado como problemático, depen-
en la mas dura esclavitud. El muy señor nues- diendo esto en parte, de que se le habia anuncia-
tro echó la cuenta sin la huéspeda,y por princi- do con tantos encomios como á la primera actriz
pio de cuentas tuvo que ir á dormir en la cárcel, del Universo; y una vez entre mil queda un pú-
donde lo dejaremos, porque el desenlace de este blico satisfecho, cuando los elogios han sido estre-
A principios de la temporada tuvimos algu- viene de tal modo, que es casi imposible que la
nas funciones de suertes, en que lucieron su realidad corresponda á las esperanzas que se
habilidad Rossi, y el célebre prestigiador Mr, conciben. Esto sucedió con la hermosa Ana, y
Alexander. Las entradas no dejaron de ser pin- peor suerte corrió aún su digno y corpulento
gües, gracias á la afición dominante en el públi- maestro el caballero Bochsa.
co á las diversiones de muchachos, que no pa- En los conciertos siguientes se fué rectifican-
516 TEATEO.
do el concepto del público, acabando por genera- raba;y los que no pierden ocasión de divertirse,
lizarse la opinión de que, si la Bishop no era una aumentaron la comitiva que fué al encuentro de
cantante de primer orden, si su voz se resentía Herz.
un tanto cuanto de los estragos del tiempo, era, De tan favorables resultados eran de esperarse
sí, una actriz que dominaba el teatro, cuya gracia las mejores consecuencias desde su principio; pe-
y liabilidad eran innegables, y á quien su mérito ro el diablo, que no duerme, tiró de la manta y
poco común no podia menos de asegurar al fin por el pronto lo echó todo á rodar. Herz, que
un espléndido triunfo. La seductora Ana tuvo buscaba un gran salón en que dar sus primeros
cada dia mas partidarios; recibió en cada repre- conciertos, consiguió la Lonja, é inesperto é ig-
sentación nuevos y muy estrepitosos aplausos; y norante de nuestras costumbres, adoptó las ideas
si ha dejado entre nosotros los recuerdos mas que se le sugirieron, á virtud de las cuales se im-
gratos, muy lisongeros deben de ser los que ella provisaron unas funciones aristocráticas, que na-
conserve de los mexicanos, que la dieron mues- da dejaban que desear. Habia un comité de ele-
tras del aprecio y simpatías con que aquí se dis- gantes: habia previa censura, como si se tratase
tingue á los grandes artistas.' de una ley de imprenta, dada por los retrógados:
¿Y el caballero Bochsa? El caballero Bochsa el boleto para las cuatro funciones costaba una
fué el reverso de la medalla. Su crédito iba en onza por persona, como si aquí fuéramos todos lo-
menguante: su habilidad en el arpa, indisputa- res ó Rotschilds: en suma, todo se hizo como si
ble ciertamente, tenia pocos apreciadores; y por se hubiera dejado la dirección del negocio á car-
los ataques, de director de orquesta. En la úl- buen camino, y Herz, amaestrado por la esperien-
tima función de Ana Bishop, Bochsa entró de cia, dejó la Lonja y empezó á dar sus funciones
nuevo en batalla, no ya como artista, sino co- en el teatro. No tuvo por cierto motivo para arre-
mo compositor, dándonos la música del célebre pentirse de haber seguido esta conducta, porque
Ensayo, que escribió nuestro antiguo amigo D. cuanto habían sido perjudiciales sus funciones
Joaquin Patino. En esta nueva lucha salió Boch- anteriores, fueron productivas las del coliseo.
ea mejor parado, aunque tampoco obtuvo un Grandes entradas y et'trepitosos aplausos dieron
triunfo de gran consideración. pruebas de que el pianista habia encontrado en-
El público habia empezado entretanto á admi- tusiastas y admiradores de su habilidad.
rar á una nueva notabilidad europea, al célebre Sin embargo, al cabo de algunas funciones el
Enrique Hcrz. También su venida habia sido ínteres comenzaba á decaer, y era preciso que así
anunciada con anticipación y con elogios desme- sucediera. En Europa es muy Sencillo que una
surados, publicándose su biogiafia, como se ha- misma función un número muy conside-
se repita
bia hecho con las de la Bishop y de Bochsa, lia- rable de veces, aun cuando no sea de gran méri-
rnandoselc "el rey de los pianistas," y presen- to, porque la población es numerosa y aficionada
y ni puede divertirlas la repetición de las mis- dos y estrepitosos harán estremecer el edificio; y
mas funciones, por buenas que sean, ni los recur- cuando los artistas se ausenten de la República,
sos pecuniarios de todos alcanzan para la cons- no será sin que, como el marino de cierta come-
tante ecshibicion que ecsigen esos gastos estraor- dia, hayan ganado ''Honra y provecho."
dinarios. Permítasenos presentar enfrente de este alha-
Se tocaba, pues, á iina crisis; pero la aparición güeño cuadro, otro que Antes de
es algo triste.
de un nuevo y eminente artista, salvó la situa- la venida de las notabilidades europeas, de que
ción^ como se acostumbra decir ahora, en los ne- hemos hablado en los artículos anteriores, tocó
te lo contrario que con la Bishop y con Herz. ro del genio; pero sí afirmaremos que merecen
Antes de que estos se presentasen en escena, el alabanza y aplauso la habilidad con que ha ar-
público tenia ya noticia de cuanto le era con- reglado su tímpano y la ejecución de las piezas
cerniente; respecto de aquel: antes de oirlo por la que toca en él. Sin embargo, el desgraciado Ri-
primera vez, muy pocos eran los que sabian que naldi, no pudo dar en el teatro mas que una sola
ecsistia en el mundo. Se presentaba, pues, sin función, cuyos productos fueron bastante escasos.
antecedentes ni recomendaciones: ningún recuer- El público tiene caprichos inconcebibles: uno
do le habia ganado el favor de una parte de los de ellos, y acaso el mas nota,ble, es el de no con-
espectadores; ninguna grande esperanza le habia ceder siempre franca y noble protección á las no-
concitado la benevolencia de los demás: todos los tabilidades originarias de este suelo.
triunfos iba á conquistarlos con solo la fuerza de Durante la cuaresma del año que va á termi-
su talento. nar, es decir, antes de que comenzase el año có-
Pero ese talento era de primer orden. Franz mico, al que se da el nombre de temporada, tuvi-
Coenen no hizo mas que tocar una noche en su mos óperas italianas ejecutadas por artistas me-
violin, y al día siguiente era el favorito del pú- xicanos. Trabajaban entonces las señoritas Co-
blico mexicano. Si á Herz se le oía con admi- sío,Barrueta y Mosqueira, y los señores Flores
ración, á Franz Coenen se le escuchaba con entu- y Solares. Las primeras funciones fueron bas-
siasmo. Pocos artistas han de haber obtenido tante concurridas y productivas: después, aun-
un écsito mas pleno, mas satisfactorio. Contri- que sin dejar de hacer justicia al mérito respec-
buían á pi'oporcionarle las grandes ventajas que tivo de los cantantes, decayo el interés de sus re-
presenta sobre los demás instrumentos el violin, presentaciones.
cuando es tocado con perfección. Y sobre todo, Como en México hemos tenido compañías de
lo que principalmente agradó á los espectadores, ópera, buenas en lo general, y en las que han ve-
es esa esquisita sensibilidad que conmueve todas nido artistas sobresalientes, se necesita una habi-
las fibras del corazón, cual si las recorriera una lidad no común para agradar al público. El año
por una la mano del artista, al tocar las cuerdas entrante tendremos aquí, probablemente, una se-
del instrumento. lecta compañía, compuesta de partes, que han ci-
papeles que debiaa corresponderles en el reparto nos en sus autores, disposiciones felicísimas para
concienzudo de las obras dramáticas puestas en la escena.
público es el que ha de pronunciar el fallo sobre 1516. El portugués Fernando Andrade des-
sus obras; y por cierto que su juez suele ser in- cubre las costas de la China.
competente las mas veces. —
1518. reconoce
Grrijalva de Méxi- las costas
Para concluir dignamente una temporada tan co. — Fundación de Panamá por D. Pedro Dávila.
fecunda en acontecimientos, se espera aquí den- — Conquista imperio mexicano por
1519. del
tro de niuy pocos dias la célebre compañía Mont- el valeroso español Hernán —Magallanes Cortés.
plaisir,que actualmente está trabajando en Ve- reconoce y pasa el estrecho de su nombre, entre
racruz, donde se ha detenido para dar algunas la Patagonia y la Tierra del Fuego.
funciones. Esa compañía viene precedida de una 1522. —
Vuelta de Sebastian del Cano, natu-
celebridad, que nadie hasta ahora ha puesto en ral de Guetaria, á S. Lúcar de Barrameda, del
duda: todos, por el contrario, convienen en los ma- viage que en compañía de Magallanes y Solis
yores elogios de las partes principales de que se (que murieron en la espedicion) dio alrededor
Ün dia, las flores dispersas por el mundo se ba el compás con una varita de oro incrustada
reunieron como se reúnen las hermosas en uno de diamantes.
de esos primorosos jardines de Tacubaya. Los músicos tocaron una polka de Herz, un
Las ñores babian tenido sus diversas aventu- wals de Marzan, otro de Aguilar y las cuadrillas
ras. Una se babia encerrado en un frió claus- de Lucrecia y de la Lucía.
tro,' la otra babia sido engañada por un amante Después de bailar algunas cuadrillas y contra-
infiel, la otra babia sido berida, la otra babia te- danzas, las flores se sintieron fatigadas. Cómo
nido zelos ó envidia. es posible, se preguntaban unas á otras, que ha-
Las flores se contaron mutuamente sus aven- yamos encontrado placer en el baile. Campanilla
turas, lloraron, suspiraron, rieron como, unas lo- no comprendía por qué causa se babia apasiona-
cas. Eran todavía berraosas; sus perfumes ba- do tanto por los bailes de máscara. Todos estos
brian podido desvanecer á la cabeza mas fuerte, pasos, decia la azucena, no valen los dulces ba-
sus atractivos convidaban al amor, su amabilidad lancés que me imprime el zéfiro.
y sus gracias ppdriau cautivar los corazones mas Tiene razón, repitieron todas sus compañeras.
belados Vamos á suplicar á la Encantadora que ponga
Las flores resolvieron bacer un baile, para ce- fin á nuestra metamorfosis y nos vuelva á los
lebrar su reunión antes de volver á tora_ar su for- dulces abrazos del zéfiro.
ma primitiva. La Encantadora de las_ flores ba- La réitia Margarita presidia en este momento
bia mandado construir un salón magnífico; pero una rápida galopa, que le fué forzoso interrumpir
nos escusarémos de describirlo, puesto que las para reunirse á sus compañeras, que se adelanta-
flore.s no entraron en él. Prefirieron bailar al ban hacia la Encantadora.
aire libre. Al reconocer su antiguo asilo, al primer, senti-
Es verdad que el aire libre de los países de miento de alegría sucedió muy pronto el del
las Encantadoras, no se parece en nada al de temor y de la duda. ¿De qué manera las acoge-
nuestros climas. El cielo está tan cercano de la rla la Encantadora? Ninguna de ellas se atre-
tierra, que parece una bóveda tachonada de. es- vía á tocar la puerta del jardín.
trellas: el viento es tan cariñoso y tan ligero, que De repente la puerta se abrió y la Encanta-
una gasa invisible. Las flores,
se diria que era dora apareció.
ademas, creyeron que una vez que entraran en el Entrad, pobres bijas mias; venid á tomar cerca
salón, tendrian que acordarse de la tierra y con- de mí el lugar que nunca habríais debido dejar.
vidar á algunos profanos. El clarín de las selvas se paró sobre la espal-
Millares de luciérnagas y de cucullos volaban da de la maga. Vuela, gentil mensagero, dijo
por todas partes como una moviente iluminación. ésta, y condúceme á las pobres flores descarria-
Nada era mas curioso que el ver á estos gracio- das que no pueden encontrar el camino de la
~Rema Margarita
l^^flíLlI
CUMPLIDO Editor
— —
EL BAILE DE LAS FLOIIES. 521
Cuaudo la frescura comenzó á descender del derosa; aquellas pruebas de Dios, invocadas en
cielo con las sombras, la Encantadora reunió en los juicios, eran, pues, las primeras palabras del
su palacio á todas las flores. Derecho Moderno que salia de la barbarie de
— Hijas mias, les dijo, podria ahora daros una una fuerza brutal. Boj^^ardo cantó el tiempo y
lección moral; pero no haré tal cosa, pues leo produjo el primer poema heroico de Italia. Dan-
en vuestros corazones el arrepentimiento, y él te invocó el infierno, el purgatorio y paraíso para
os dice todo lo que yo no podria decir. En lo de castigo de los güelfos y gibelinos de su época.
adelante os contentareis con ser flores. Si algu- Boyardo se elevo á mayor altura y cantó el na-
na de vosotras quiere de nuevo ser muger, no tie- cimiento, por decirlo así, de la Europa moderna:
ne mas que decirlo, y sus deseos serán cumpli- su Orlando enamorado^ es la Iliada de la edad
dos en el acto. media, son las batallas donde se ha fundado nues-
Si alguna vez habláis con las mugeres, decid- tra civilizaeion.
les que siempre que quieran salir de la esfera so- El sitio de París sucede al de Troya; Angéli-
cial en que viven, traspasando los límites de la ca está en lugar de Elena, los Kados y Magos
virtud, no tendrán otro fruto que la desgracia y en el de la Divinidad; la superstición y creencias
"los remordimientos. F
A. vulgares suceden á las fábulas mitológicas, y los
nombres de Mandricardo, Grradasso, Sacripante
y Agramante de los aldeanos de Scaudiano, á los
de Agamenón, Aquiles, Ayax, Ulises &c., &c.
Un siglo de erudición y sutileza platónica y
Resalta en fin, una mndanza de ideas y hechos
aristotélica habia sucedido al Dante: la bellísima
que representan otras impresiones, y que desde-
lengua italiana, realzada por este divino escritor
ñando lo estraño describe lo que es propio. De
á su último grado, habia decaído. Los prófugos
este modo el canto no es solo melodía, sino que
de Grrecia, estableciéndose en Italia, importaron
la dulzura que el alma esperimenta es superior,
en ella el amor á las antiguas doctrinas; y los ita-
llena de memorias y acontecimientos nacionales y
lianos, viviendo mas bien de memorias qu9 de es-
victorias gratas al corazón: es el reflejo de un ra-
peranzas, coincidian y con ellos participaban de
yo que estalló, es el relato de las proezas de nues-
igual fervor, sin fomentar en cierto modo á la li-
tros padres, y si puedo así decirlo, es el blasón
teratura propia. Aquel fervor, que así puede
poético de nuestra nobleza.
llamarse, que se dirigía al saber antiguo, hacia
Quedóse el poema en el noveno canto del li-
desenterrar y pagaba á carísimo precio antiguos
bro tercero, porque la muerte impidió su conclu-
códices; y emprendiéndose por su influencia, lar-
sión á Boyardo. La publicación de los prime-
guísimos y dispendiosos viages en pos de un ma-
ros libros aconteció en 1485, antecediendo el
nuscrito griego o latino. Embriagado el ingenio
de esta espansion literaria, se apoderaba de las
Margante del pulci. —
Boyardo no solo es poeta:
es gran poeta; pero la lengua corrompida ó aban-
reliquias de la ciencia antigua, y las presentaba
donada que entonces se usaba, contribuyó á que
de modelos á la juventud italiana. En el ínter
sus versos carezcan de número y elegancia con
la Verginella (*) que Dante, Petrarca y Bocacio
frecuencia: sin embargo, la variedad de los episo-
hablan empezado á educar amorosamente para
dios, la naturaleza de la frase nos hacen apacible
su gloria futura, yacia olvidada, y sus gracias
eran desatendidas por aquellos entendimientos y grata su lectucra. Muchos han intentado con
tinuar el poema, y solo Berni lo ha conseguido
conmovidos ardorosamente por otros objetos. No
se le dedicaba una sonrisa, cuando se levantaron
—
realizar. Boyardo, perfectamente instruido en la
lengua griega y latina, tradujo y compuso mu-
Policiano y Mateo María Boyardo: acompañaba
al primero la dulzura del Petrarca y la encanta-
chas obras en ellas. En italiano formó composi-
ciones varias en tercetos y sonetos, y una come-
dora belleza griega del Anacreonte; el segundo no
dia titulada Timone, la primera que vio Italia
atendió tanto á la gracia material, sino que en-
después del reuncimiento de los estudios, lo que
derezó su ingenio á un punto mas sublime. Dan-
también fué gloria suya. Era de nobilísima pro-
te habia creado el mundo italiano, y sobre él es-
sapia: pero no nos ocuparemos del hombre, sino
parció bellas luces: aquella luz, belleza del suelo
nativo, ó no la sufrieron, ó la despreciaron los
de su genio. La medalla que se acunó en su
honor el año de 1490, contenia su efigie, con
ingenios.
está inscripción: Mait. Mar. Bojardus, Ó. S.
La turba griega y latina, la mitología hizo bár-
baras todas las composiciones, y sin embargo en
MCCCCXC; y al reverso se veía á Vulcano
tal caos, en la edad media estaba el germen, el y Venus, y este mote:— Amor. Vinzif. Omnia, alu-
sivo á la fuerza del amor descrita por él en su
origen de nuestra grandeza. En aquella feudal
Orlando enorado. y causa de las empre-
üe todas Jas
lucha se hallaba la perfecta semejanza de nuestro
—
.,
[continua.]
'^^^^4^^-^-
de una dimensión considerable. Su forma inte- La sala está alumbrada por candeleros de bra-
rior es la de una Herradura de caballo que se es- zos que sostienen un
número de lámparas
cierto
trecha en el escenario, el cual es demasiado es- de vidrio y este alumbrado es mas agradable de
tenso para las representaciones. El anfiteatro o lo que era de esperarse. El teatro está abierto
lugar donde están los espectadores, consiste en todas las noches, y los domingos y dias festivos
cuatro órdenes de palcos que se arriendan, ó por hay dos representaciones. Estos dias la paga es
un mes una temporada. Cada palco está
ó por doble.- Sin embargo, este establecimiento producía
provisto de sillas mas ó menos lujosas según el tan poco que en esta misma época, que se anunció
gusto ó la fortuna de los propietarios. Si los asien- la clausara definitiva del teatro, y México iba á que-
tos estuviesen ocupados por una concurrencia es- dar privado de las diversiones dramáticas f. Poco
cogida el efecto seria imponente porque la ba-
laustrada del palco, apenas tiene un pié de eleva- * Los lectores de México podrán conocer fácil-
ción y por consiguiente se puede ver la concur- mente la diferencia tan notable que hay en el ramo
rencia perfectamente. El patio tiene tres divisio- de teatros. La orquesta es magnífica, las decora-
nes y en cada una se paga un precio diferente. Clones semejantes á las de los mejores teatros, el
Los asientos están separados por unos brazos y alumbrado espléndido y los actores en lo general
numerados *. Esta práctica, á pe.sar de lo cómoda muy buenos, sin tomar en cuenta la hermosura del
que es, seria difícilmente admitida en nuestros teatro, superior al famoso teatro de Tacón en la Ha-
teatros,donde reina la costumbre de que la gente bana. — i¿J¿.
esté aglomerada en los patios. Al Sr. Parish Robertson que hace poco tiem-
t
La orquesta de México es mediana, las decora- po estuvo en la capital, oimos decir que en una no-
eiones, los trages y la maquinaria son inferiores che de concierto en el Teatro Nacional ningún es-
trangero tendria que estrañar á la Europa. Las
* Vemos que en el teatro nunca ha existido señaras se 2Jresentan Jioy con hermosos trages blan-
esa diferencia dejrrecios en el patio á escepcion de cos y vestidas conforme á las últimas estampas de
la época en que este local se llamaba mosquete. Paris. Ninguna de ellas fuma, ni durante la re-
Entonces no, kfdña asientos, y por la baratura con- presentación, ni en los intermedios, y los hombres
curriala clase pobre, que veía en pié las represen- aparecen con elegantes trages y guante blanco. —
taciones. —RE.. RR.
VI AGE A MÉXICO EN 1823. 523
tengo que decir de la concurrencia, gracias al ricas campesinas, se encuentran allí esactamente;
cambio que lia sufrido esta ciudad, en otro tiempo los unos para cortejar, y las otras para ser corte-
tan opulenta y tan brillante. La décima parte de jadas. Los gentiles-hombres, tienen una comi-
la sala estaba vacía, y entre la concurrencia habia tiva de doce ó á lo menos de seis esclavos negros,
muy pocas señoras, y estas muy mal adornadas, vestidos con brillantes libreas encarnadas, llenas
con escepcion de una joven de gran distinción de galones de oro y de plata; con medias de se-
que tenia un paquete de plumas en la cabeza. Dos da sobre sus piernas negras, rosetas en los zapa-
ó tres chales de crespón de china, eran los úni- tos,y su espada al costado. Las señoritas tienen
cos artículos de tocad'or que no fuesen negros, en también su comitiva competente de doncellas co-
toda la sala. Con pocas escepciones los dos secsos lor de ébano, que con sus brillantes y blancos
se entregan durante el espectáculo ala cq^tumbre adornos, parecen, como dice el proverbio español,
favorita de fumar, aun en los palcos. Según Ad- vioscae sn leche. Hay otra diversión para las gen-
dison, lasmugeres que saben servirse de su aba. tes de á caballo y de coche, que se llama el Pa-
nico poseen un instrumento muy peligroso para seo, y es generalmente frecuentado los domingos
los corazones. Si esto es cierto, muy difícil es es- y dias festivos. Tiene como dos millas de largo,
capar á una belleza mexicana que se encuentra plantadas de una doble hilera de árboles. Mul-
doblemente armada con el abanico y el cigarro. titud de jóvenes bien montados y vestidos ele-
Mas de un héroe, después de haber afrontado los gantemente, desplegan con ventaja en este lugar
fuegos de Waterloo y de Trafalgar, huirla delan- su habilidad en montar pequeños, pero muy bo-
te de una hermosura que lanza torrentes de hu- nitos y briosos caballos, ün gran número de
mo por boca y por las narices, y que se muestra
la elegantes coches aparece en estas ocasiones; pero
en medio de una nube de verdadero tabaco de la no he visto entre todos ellos, mas que una sola
cuarenta años antes, durante el gobierno del vi- que pasan muy de cerca. Esta ridicula costum-
rey G-alvez, y el deplorable cambio que notó en el bre, impide que pueda admirarse la linda figura
teatro que habia visto lleno de espectadores mag- y los pequeños pies de las mexicanas.
níficamente vestidos, le causo una penosa impre- "Después de todo lo que se me habia dicho del
sión. En presencia del virey, estaba prohibido Paseo, fui menos sorprendido de lo que esperaba;
fumar; mas para no privar á los mexicanos largo pero el espectáculo de los indios que regresan en
tiempo de ese placer, se bajaba una cortina en los canoas por el canal de Chalco de sus pequeñas
entreactos, y entonces cada uno podia encender escursiones, me recompensó ampliamente. Du-
su cigarro. rante las hermosas tardes de la estación de se-
La Alameda o paseo público, situada al Nor- cas, los alrededores de México presentan una es-
te de la ciudad, no es digna, en mi concepto, cena de alegría y de movimiento difícil de en-
de compararse á los establecimientos que ya contrarse en otra parte. Cientos de canoas de
he citado. Consiste en calzadas enlosadas y diferentes tamaños, la mayor parte cubiertas con
adornadas de fuentes y de estatuas de muy mal un toldo y llenas de indios con la cabeza corona-
gusto. Los paseadores de á pié, generalmente da de flores, pasan en todas direcciones. Cada
no son muy brillantes, y los que se pasean en co- canoa tiene su músico, que sentado en la proa,
che apenas son vistos. toca la guitarra mientras que la concurrencia
El padre Tomás Gage describía como sigue la baila y canta, ó mejor dicho, hace las dos cosas á
Alameda, tal como la vio hace doscientos años. un tiempo. Este cuadro de inocente alegría, se
"Los galanes de la ciudad se muestran todos muestra difícilmente en las ferias campestres de
los años, losunos á caballo y el mayor número otros paises.
en coche, á cosa de las cuatro, en un lugar agra- "Acompañé al coronel Campbell, gentil-hom-
dable y sombreado por árboles, que se llama Ala- bre inglés que hacia algunos meses habitaba en
meda. Este lugar se parece un poco á Moor' México, á una pequeña escursion de caza en el
fields, y dos mil carrozas llenas de caballeros muy canal. Nuestra intención era visitar el lago de
peripuestos y galanes, de hermosas damas, y de '
Chalco; pero notamos, mirando los pocos progre^^
524 VIAGE A MÉXICO EN 1823.
sos que hacíamos, que seria necesario mas de un Aceptamos la comida del tendero, y en compen-
-dia para llegar. Así, nos vimos obligados á re- sación le regalamos una botella de vino de Made-
nunciar á nuestro proyecto. El canal está prac- ra. May satisfechos de nuestro paseo, visitando
ticado en medio de sabanas ó praderías inunda- las casas de. campo y pueblecítos de la orilla del
das, muy semejantes á las de las Antillas, donde canal, y admirando la destreza con que son diri.
la vegetación es siempre rica y abundante. Va- gídas las muchas chalupas y canoas que navegan
rios pueblos pequeños bordan las riberas, y en por estas aguas, regresamos á la ciudad, prome-
ellos vimos algunos indios ocupados en coger tor- tiendo estender en otra ocasión nuestras cscursio-
tugas. Tomamos tierra á un cuarto de legua de nes por estos sitios tan pintorescos."
una iglesia á la cual conducía un camino elevado.
Entramos en una aldea de indios por un puente
teclio con troncos de árboles, y nos encontramos
Este hermoso establecimiento ocupa uno de los
en medio de las casas, antes de que nadie hubiese patíos del palacio víreynal y aunque colocado en
notado nuestra presencia. Los primeros que nos medio de una gran ciudad poblada, las produc-
vieron fueron unos muchachos que arrojaron un ciones vegetales crecen con un vigor perfecto. El
estrangero encuentra allí un refugio delicioso
grito de espanto, y corrieron á esconderse. Una
contra los rayos de un sol ardiente, y el botánico
-alarma general se difundió, y todas las mugeres
ó el admirador de las bellezas naturales, un re-
aparecieron en las puertas, asustadas coa la vista galo tal que ninguna parte de la Nueva-España
de dos estrangeros. Mgunas preguntas amisto- puede ofrecerle. El jardín está ordenado al es-
sas, y algunas piezas do moneda dadas á los chi- tilo español, con calzadas llenas de uno y otro la-
euelos que se atrevían á acercarse, disiparon do de macetones de flores. Estas calzadas son
mas frescas por la cantidad de plantas enredade-
prontamente su miedo. Una india joven y bas-
ras que trepan por los árboles y que van á for-
tante bonita, á cuyo hijo le había yo dado una mar al centro un pabellón, debajo del cual hay
moneda, nos rogó que entrásemos á su casa, y una fuente llena de agua cristalina. De esta fuen-
notando que yo miraba con atención sus muebles, te parten pequeños arroyos, que corren á esparcir
la frescura á todas las partes de este pequeño pa-
se apresuró á esplicarnos el uso de cada cosa, y raíso, y á vivificar multitud de plantas descono-
obligó á sus otros hijos á que salieran de los rin- cidas para un europeo, que las ve desarrollarse
cones donde se habían escondido, y nos diesen la al aire libre en este clima de primavera eterna
y
mano en señal de amistad. ecshalar sus perfumes sin el socorro de la mano
del hombre. ¡Qué diferencia de su rico y brillan-
Este lugar estaba rodeado de chinampas, que
te aspecto con el de las plantas ecsóticas y ena-
66 han llamado por algunos jardhus flotantes.
nas de nuestros invernáculos!
El marido de esta mugér trabajada en uno de Las manzanas, las peras, los duraznos crecen al
estos jardines, y lo llamó para que nos lo ense- lado de los ahuacates y de los deliciosos zapotes.
ñara. Son islas artificiales de cosa de cincuenta El famoso árbol de las manítas, que en alto
grado ha eseítado la curiosidad y el ínteres de
ó sesenta tocsas de largo, y cuatro ó cinco de an-
los botánicos, crece con una grande perfección.
cho. Estas, separadas unas de las otras por ca-
He adquirido algunas imitaciones en eei*a de es-
nales ó acequias de la anchura de una ó dos va- tos frutos curiosos y de algunas especies de cac-
ras, y aglomerando la tierra de estos mismos ca- tus estraordinarias y todas indígenas de México
nales, están elevadas cosa de media vara del sue- que abundan en esto jardín.
Un número infinito de lindos pájaros frecuen-
lo. En cada una de estas pequeñas islas, hay un ta este sitio encantador, y como no son nunca
jardín lleno de hermosas y de buenas le-
flores molestados se muestran mansos en estremo. El
gumbres. El mercado do México en gran parte 3 de Abril vi el primer pc'tjdro mosca, que no ha-
está surtido do estas chinampas. Nos entretuvi- bía yo vuelto á ver desde mi partida de Jamaica.
RÍa, volvimos á entrar en el pueblo, que tiene una de este jardin que se encontraben en flor en la
época en que lo visité. Estas semillas están aho-
casa de muy buena apariencia, y una tienda, cuyo
ra en una tierra inglesa y parecen prosperar ba-
dueño nos invitó con unos vasos de csceleute jo los cuidados de Mr. Tato, en el jardin botáni-
pulque, y como estaba muy fresco, no tenia el co de la calle de Sloano en Londres.
olor desagradable que repugna á los estrangeros. (Traí'ucidc.)
Ihñlk-ñÚñk
CUMPLIDO Editor
LOS PRIMEROS ENSUEÑOS.
-=l-*^|®«-l>-
das nuestras ilusiones, nos sonríes como la mas frecuentemente la pérfida senda de flores que las
ra comprenderte; tenemos que recurrir á las va- blancas de incienso purísimo; sin dejar su túnica
gas é incompletas percepciones del espíritu para de virgen, percibía esas inquietudes, ese instinto
hacer que se te distinga como entre nubes. de aislamiento y de debilidad que hacen que la
Estos ensueños, que quiere y no puede siquiera muger busque un arrimo, todas las voces que lle-
indicar violentada la pluma impotente, por mas gaban á sus oidos iban vibrando con la delicada
que parezcan la invocación del mas
poeta, por armonía de la lisonja, y el baile irritante, y las
que el desengaño ridículo los presente como los miradas de fuego de sus adoradores, y sus pro-
delirios de una imaginación visionaria, son para testas, al parecer tiernas y sinceras, y las pintu'
TOM. II. —xxin. 67
526 LOS PRIMEKOS ENSUEÑOS.
ras del amor, poetizado por las otras jóvenes in- escusas de las mamas; aquellos secretos con las
cautas que la rodeaban, le producían esa alusión amigas, aquella lectura de cartas; riendo, comen-
divina, ese mundo de luz y de perfume de tan va- tando, burlas recíprocas
y alusiones picantes;
rias y encantadoras fases, que apenas en medio aquellas discusiones ocultas; el temor de que al-
de la' ventura osamos creer cierto, y que después, guno nos sorprenda; el ocultarse al menor ruido;
en medio de nuestras lágrimas, le llama nuestro el reírse de la ecsageracion de esta, de la aventu-
desengaño ensueño de amor. ra de aquella; los rail planes para conseguir un
fin Tal era Rosa, tales eran sus primeros afec-
II.
tos.
EL CIRCULO MÁGICO. Su nombre aparecía tras el velo de algún sono-
Algún viejo rastrero y corrompido, algún jo- ro seudónimo en los cantos de un trovador lison-
ven gastado, de esos que se anticipan á fuerza de jero, que apenas tartamudeaba una que otra re-
malicia y de vicios, la aridez y el desencanto de tumbante palabra en su presencia. Un filarmó-
la decrepitud, veian á Rosa y sonreían sarcásti- nico la aturdía con sus valses sensuales, y un mi-
cos á su inocencia, y como que preveían superve- litar se quería suicidar por cada desden, mientras
nir; pero ella, la niña crédula y sencilla, estaba en cierto viejo le hacia balance de sus riquezas dia,
el centro de ese círculo mágico que nos limita á dia, y le ponderaba los encantos de una vida re-
el horizonte como en un jardin para solo dejar galada con sabrosos manjares, largas fiestas
y
ver á nuestro rededor flores, y un cielo magní- quietud honesta; pero ¿quién mas apasionada
fico sobre nuestras cabezas. y rendido que Arturo? ¿quién resistía á la vibra-
Se'mejaba su círculo de amantes á esas perso- ción de su mirada, húmeda con las reprimidas
nas que en nuestra infancia se interesan por nues- lágrimas de la desesperación?
tro porveniry nos cuentan mil cosas bellísimas Vamos á decir quién era Arturo en otro capí-
con que nos entretienen y encantan, porque las tulo, que titularemos:
creemos. Quien rendido amante, le decia: Rosa,
III.
te adoraré, seré tu esclavo; tíi la señora y la rei-
esplicaeion cualcpiera, mostrando indiferencia, que sacríligamente quieren llamar amor, como si
proporcionando una declaración borrascosa ó es- la comprendieran los que le cortan sus alas de
citando sus celos con su insustancialidad y aban- ángel para hundirlo entre todas las pasiones mez-
dono. quinas. Era ese amor cuyo fuego mancha en vez
Bosa, al fin, olvido cuanto la rodeaba para con- de acrisolar las almas, era el amor dependiente
sagrar su amor á Arturo, y éste, por su parte, ju- de y de las propensiones anímales del
la miseria
gando con el corazón virgen de aquella niña, apu- hombre; era amor sin alas.
el
ró todos los recursos de su seducción para crear- Arturo que habia hecho un poderoso sacrificio
se ese mundo ideal de poesía apasionada, que di- para preparar aquella inicua comedia, se vio pron-
cen constituye la ventura del amor. to asaltado por multitud de compromisos; las
Los padres de Rosa, alarmados con las preten- tiernas ecsigencias de Rosa se convirtieron para
siones del libertino Arturo, lo lanzaron de la ca- él en otros tantos motivos de fastidio, la casa le
sa, esto es, le hicieron víctima, y tomó un aspec- parecía una prisión, el amor satisfecho un tor-
to mas resuelto y peligroso aquella pasión. mento, interpretó los afectos de la tierna joven
Comenzó entonces una serie de seducciones á como fruto de su licencia de pudor, y el
y falta
las criadas, de entrevistas nocturnas, de citas mis- vil ¿lo crereis? tuvo la infamia de proponer á
teriosas, de todas esas escenas deliciosas, ¡ay! otros amigos que la enamorasen, trasjoasando la
pero que pocas veces dejan de recordarse sin re- deuda, grosera frase que recopila todas las afren-
tan rápida á nuestra vista? ¿Por qué nos des- había mandado por todos y le había
los muebles,
lumhras pérfida, como la luz de los relámpagos, dejado una carta que puso en sus manos, que
para que no veamos el abismo inevitable en que decía:
<:m-'í^^:¿(^^^^^::ijs^u.^s^^
1749. — Adamson visita el Senegal. —Primer
establecimiento hecho en la Nueva-Escocia por
el gobierno ingles que mandó una colonia de 3.00O
J^linntes ci'ouolúg'icos para la. Iiistoria de la personas.
Creog'raiia, que coutienen las éiiocas de los 1753. —Viage de Calm á la América del N.
principales desculiriiuientos, tanto terres- 1757 ( Lord Byron da la vuelta al mundo y
tres como marítimos, conquistas, viag-es, fun- 1759 \ descubre varias islas.
de Mendoza en la Polinesia.
1606. — Quiros descubre casi toda la Polinesia
1763. —Restauración de la misma ciudad, cu-
ya entrega hicieron los ingleses al conde de Ri-
del Sur.
1607. —Hudson hasta llega los 82 ® latitud N.
ela, con arreglo al tratado de paz de Versalles.
descubrió el estrecho y bahía de su nombre, don- 1774. — El capitán Cook descubre la Nueva—
de pereció. Caledonia.
1616. — Bafl&n descubre la babía de su nombre. 1778. — El mismo descubre las islas de Sand-
— Jacob Lemaire pasa estrecho de su nombre
el wich.
y dobla cabo de Hornos.
el
cometa cuya revolución en 570 años, fué calcula- Nueva-Gales — Viage de Malcspina, que
del Sur.
1686. —Loa españoles reconocen las islas Caro- 1791. —Los ingleses forman la colonia de Sier-
linas. ra-Leona, en África. (S. C.)
—
y\/^>CV,o
¡QUEJAS!
-=#=#1==^=-
¿Por qué te vi, muger, cuando en mis sueños Fué la visión lejana de un paisaje
La red de amor mis labios abrasaba, Que ai alma fascinada le parece,
Yo, en mis delirios, en mis sueños de oro Por tí mil veces, lleno de amargura
El querube te creí de mi ventura. Las cuerdas roncas del laúd pulsaba,
Porque, al mirar tu candida hermosura, Y sentidos cantares te elevaba
Te tributé sumiso adoración. Siéndome dulce su gemir también.
CmsósTOMo nació por los años de 344 en la Cuando la sociedad está dividida por una gran
ciudad de Antioquía. Fué educado en la ley lucha de opiniones, los trabajos comunes de la
cristiana por su madre; pero no por eso dejó de vida no tienen bastante importancia para ocupar
asistir á las lecciones oratorias de Libanio, que el activo ardor del talento, que no tarda en ser
habia sido amigo de Juliano, y que le sobrevivía llevado á uno ú otro de los bandos que se hacen
para celebrar su memoria. Crisóstomo ha con- la guerra. Crisóstomo se cansó pronto de plei-
tado que Libanio, sabiendo de su boca que su tear en el foro de Antioquía; la lectura de los li-
madre era viuda desde la edad de veinte años, y bros santos lo arrobó: el obispo de aquella ciu-
nunca habia querido pasar á segundas nupcias, dad se apresuró á enlazar á la sociedad cristiana
fábulas de Homero, que interpretaba elocuente- Así fué como Massillon, en el primer fervor de la
mente á sus discípulos. En la lucha prolongada fé dejó el descanso del^eminario por las austeri-
de las dos religiones, cada hombre de talento su- dades de la Trapa. Aquel proyecto no fué com-
perior era una conquista que ambos partidos tra- batido en el corazón de Crisóstomo mas que por
taban de arrebatarse recíprocamente. La admi- la resistencia y la aflicción de su madre. A él
ración y el cariño de Libanio no
le faltaron á mismo debe oírsele contar una escena tan tierna.
Crisóstomo después de los primeros años de su Jamas aventajó en elocuencia al lenguaje persua-
juventud. Se ha conservado una carta suya en sivoy amoroso de aquella piadosa muger, mas
que lo felicita por sus triunfos en el foro de An- madre aún que cristiana; y este ejemplo puede
tioquía. Violo muy poco después, aunque no dar idea de la lucha entre la religión y los senti-
con gusto seguramente, consagrando aquella elo- mientos naturales, que debian agitar á menudo
cuencia al culto cristiano. Libanio, en su fé pia- á las familias de la primitiva Iglesia Cuan-
dosa en las artes de la Grecia, consideraba el ge- do mi madre, dice el apóstol cristiano, supo mi
nio de su discípulo, como un don de las musas, resolución de retirarme á la soledad, me cojió de
que hubiera debido servir para defender la causa la mano, me
llamó á su cuarto, y haciéndome sen-
de los dioses y de la poesía. Mucho tiempo des- tar á su lado, en la misma cama en que me habia
pués este pensamiento lo hacia decir en su lecho dado á luz, se puso á llorar, y me dijo en segui-
mortuorio: "jAh! ¡yo hubiera dejado encomen- da cosas mas tristes aún que sus lágrimas. Na-
dada mi escuela á Crisóstomo, si los cristianos no da iguala cu la relación de Crisóstomo, á la sen-
nos lo hubiesen arrebatado con un sacrilegio!" cilla querella de aquella afligida madre. Después
SAN JUAN CKISOSTOMO. 531
de recordarle las penas, los trabajos, los peligros dos, como los últimos siglos del imperio, inspira
de una joven que queda viuda en medio del mun- á veces al hombre una fuerza dé que carece ya la
do, en la debilidad de la edad y de su secso: "Hi- sociedad. Pero en cambio, esa soledad se pobla-
jo mió, agrego, mi único consuelo entre tantas ba de fantasmas para las almas demasiado débi-
miserias, ba sido verte sin cesar y contemplar en les, ó demasiado ardientes. Los estasis, las ma-
tus facciones la imagen fiel de mi difunto mari- nías melancólicas, trasformadas en supuestas po-
do. Este consuelo comenzó desde tu infancia, sesiones, llenan la historia de aquella época; así
cuando no sabias aún hablar, época de la vida en es que, de esa ruda escuela del desierto, sallan
que los niños los placeres mas grandes á sus grandes hombres y locos.
padres. Tal era el juicio formado por los contemporá-
" Ahora no te pido mas que una sola gracia: no neos; y de ahí es que, entre los gentiles, y aun á
me hagas viuda por segunda vez; no renueves mi menudo entre los cristianos, hubiese quejas y cen-
pesar, que comenzaba á disiparse: espera á lo me- suras contra la vida solitaria. Se acusaba ese celo
nos el día de mi muerte, que quizá no estará de- inútil y feroz, que esquivaba las cargas de la so-
masiado lejos. Los jóvenes pueden esperar la ve- ciedad, y se consumía sin fruto. El joven Crisós-
jez; pero á mi edad no se espera mas que la muer- tomo, desde el fondo de la caverna en donde ha-
te. Cuando me hayas sepultado, y reunido mis bitaba, respondió á estas reconvenciones con un
cenizas á las de tu padre, emprende entonces lar- elocuente tratado. Pero discutir con los hombres
gos viages, pasa los mares que quieras; nadie te lo acei'ca de las ventajas de la soledad, era renun-
impedirá; pero mientras respire, soporta mi pre- ciarlas; el joven apóstol volvió á Antioquía, don-
sencia, y no te fastidies de vivir conmigo; no de entró á los grados inferiores del sacerdocio.
atraigas sobre tí la indignación de Dios, dándome Algunos años después, Flaviano, obispo de An-
tantos pesares, sin haber recibido ofensa de mi tioquía, lo consagró, y le cometió la instrucción
"
parte. del pueblo en esa ciudad sabia y voluptuosa, esa
¡Qué acento de dolor y de verdad! Es la sen- Atenas del Oriente.
cillez de Homero, ó mas bien la de la naturaleza. Según el uso de la primitiva iglesia, la predi-
La ley cristiana, que parecía contrariar los afec- cación era deber del obispo; pero cuando enveje-
tos del corazón, las revestía de cierta santidad y cía, ó carecía de talento, hacia hablar en su lugar
pureza mayor. Todo el secreto del corazón de á algún joven ministro del altar, porque la pala,
una madre se encierra en esa súplica tan humil- bra, en todos esos pueblos de origen griego, era el
de y tan viva, para que su hijo no se sacrifique, talismán del culto. Eran convertidos por sacer-
ni aun á la religión. dotes elocuentes, como hablan sido al principio
Crisóstomo no tuvo valor para afligir á su ma- gobernados por oradores, y entretenidos luego por
dre, y renunció al proyecto de un viaje lejano. sofistas. Así Crisóstomo se queja sin cesar de que
Pero á fin de escapar de las instancias de los cris- concurriera mas gente á oir sus discursos que pa-
tianos, que querían hacerlo obispo, no tardó en ra las oraciones públicas. No solamente los cris-
retirarse á la soledades cercanas á Antioquía, tianos, sino los judíos, los paganos, formaban agol-
" "
donde compuso el Tratado del Sacerdocio^ pándose parte de su auditorio. El interpretaba
obra llena de imaginación y de gravedad, en que la Escritura con esa imaginación, y esa incli-
"jiva
se disculpa de no haber aceptado el episcopado, nación á la alegría que tanto agrada á los Orien-
mostrando que conocía sus penosos deberes. Esen- tales. Esponia, con una elocuencia digna del Pór-
to de toda ambición, pasa muchos años, en esa tico y del Evangelio, los deberes de la moral: en
vida confortante, que debe agregar á las fuerzas fin, atacaba los vicios de que era teatro Antioquía.
del alma cuanto quita á las pasiones y debilida- Describía la vida muelle de los grandes, sus pa-
des de la naturaleza. laciosde cedro y de pórfiro, el fausto de sus gas-
Preséntase esta refleesion al entendimiento en tos para las carreras del circo, el lujo de las mu-
la historia de esa época del mundo, cuantas veces geres ricas que llenan las calles con su séquito de
vemos á hombres desconocidos ejercer de repen- eunucos y de esclavos; el orgullo de los filósofos,
te, en el pueblo y en la corte de los príncipes, que se paseaban con su capa, la barba larga y su
una maravillosa autoridad. Todos ellos iban del palo, bajo las vastas galerías de Antioquía.
desierto. La soledad es madre de los grandes La fama de su elocuencia se esparcía por todo
pensamientos; y en los tiempos viles y degrada- el Oriente; sofistas paganos iban de luengas tierras
532 SAN JUAN CRISOSTOMO.
" de todos los hombres, ha llegado á ser ahora
á escucharlo; y su genio servia de apoyo al poder
del cristianismo, que hallaba aún algunos obstá- " la mas amarga. Nuestros conciudadanos huyen
culos en los filósofos y literatos de Grecia. " del lugar de su nacimiento con el mismo hor-
Doce años llevaba Crisóstomo de desempeñar " ror con que se huye del suplicio, se apartan de
este apostolado, cuando una oportunidad notable " aquel como de
como de un abismo; se escapan
se presentó á su genio. En 387, la opulenta, la
" un incendio. Cuando el fuego devora una casa
voluptuosa Antioquía vio perturbada su tranqui-
" no solamente los que la , habitan se precipitan
lidad con una sedición ciega y pasegera, como
son que pueden estallar en un pueblo de
las
" fuera; se abandonan también las casas vecinas;
imaginación viva, y costumbres afeminadas. " se deja todo por salvar la vida. Así, mientras
Con motivo de una nueva contribución decre- " la colera del emperador pesa sobre esta ciudad
tada por el emperador, se maltrató á algunos de " como un fuego rápido, todos se precipitan y
sus oficiales, y se derribaron sus estatuas y las de " huyen abandonándola antes, que la llama lleve
la emperatriz. Pronto sucedió el temor á un mo-
" mas lejos sus estragos; se tiene por felicidad
tín sin plan y sin valor; y la desgraciada ciudad
emperador. " sobrevivir; y esa huida, sin embargo, no es esci-
esperaba en silencio la cólera del
" tada por le presencia deí enemigo. Este cauti-
Antioquía, cristiana hacia mucho tiempo, adic-
por su misma molicie oriental, " verlo no es consecuencia de un combate; sinha-
ta á la religión
Antioquía, la enemiga de Juliano, y el blanco de " ber visto al enemigo, somos prisioneros o fugi-
Reúne al pueblo en el templo, lo consuela, lo rea- En las montañas cercanas á la ciudad vivian
nima, lo justifica. Tal es el objeto de una serie hace mucho tiempo unos ermitaños cristianos, que
de discursos sin ejemplo en laantigüedad, y que
en las austeridades de su desierto, parecían espiar
son á la vez un monumento de historia y de elo-
las delicias de Antioquía. Jamas las ricas campi-
cuencia. Nada, en efecto, puede hacernos com-
ñas de la Siria, y el cielo hermoso que las corona,
prender mejor el poder imperial, las costumbres
hacian descender de sus agrestes soledades.
de aquella época, y la influencia quo adquirió
la los
religión, afanándose en defender al pueblo. Es- La calamidad de Antioquía los atrae: preséntan-
cuchemos primero al orador, describiendo la cons- se en medio de la ciudad, rodean las cárceles, se
" cosa del mundo mas grata para los corazones ( Concluirá.)
SOBRE U IlLllIA BE U RELIGli EN U ADffleSMD.
-=l-*^§ l^^-<^
La vida del hombre lia sido siempre una mez- paciencia cuando ya está cerca, y la riqueza ha
cla de males y de bienes; un estado lleno de in- buscado con ansia todos los placeres que pueden
certidumbre y de vicisitudes, de ansiedad y de compensar ó disminuir las penas.
temores. En cualquier auditorio se encuentran Mientras la sabiduría del mundo está ocupada
muchos que pueden colocarse entre los desgracia- de este modo, la religión no ha cuidado menos
dos, y los demás ignoran cuándo les llegará la de asunto tan importante. En el testo nos habla
vez de reunirse con ellos, porque la prosperidad de un pabellón que Dios levanta para poner á cu-
en la tierra no es estable ni segura para nadie. bierto á sus siervos en el dia de los males; de un
Negros nubarrones pueden amontonarse muy lugar escondido de su tabernáculo, en el cual los
pronto sobre las cabezas de aquellos cuya vista introduce; de wa.^ piedra, sobre la cual les coloca;
se estiende ahora por el mas despejado horizonte, y en otro lugar nos dice de un escudo y un bro-
y tal vez, en medio de la engañosa calma deque al quel que pone delante de ellos para librarles del
presente disfrutan, se está ya formando la tem- de la noche y de la saeta que vuela en el dia.
tei'ror
pestad que debe descargar sobre ellos. "5'i el ¿Pero de qué especie son esos instrumentos de
" hovibre viviese muchos años, y en todos ellos se defensa que se nos representan como preparados
" alegrare, se debe acordar del tiempo tenebroso por Dios con tan solicita atención para aquellos
y
" de. los dias largos." (Eccles. XI. 8.) Por esto, que le temen? ¿Ha levantado algunas fortalezas
para un espíritu reflecsivo, ningún estudio debe inespugnables á la adversidad, para separar los
parecer mas importante que el de investigar el justos y virtuosos del resto de los hombres, y pre-
modo mas conveniente de prepararse para las servarles de los reveses comunes de la vida? No;
desgracias de la vida, de modo que pueda con- tan espuestos están á ellos como cualquier otro.
templarlas de lejos síq congoja, ó sufrirlas sin La defensa que se deriva de la religión, es abso-
abatimiento si llegaren á sobrevenir. En todos lutamente interior. El corazón, no la posición
los siglos, la ciencia del sabio, los tesoros del ri- esterna, es lo que ella anuncia que ha de guar-
co y el poder del magnate, se han empleado, ó para dar. Cuando el dia de los males llega, como lle-
defender su posición contra la venida de la adver- ga para todos, coloca á los justos bajo el ixibellon
sidad, ó para hacerse menos vulnerables á sus del Todopoderoso, proporcionándoles aquella paz
ataques. El poder ha tratado de alejarla; la fi- y seguridad que nacen de la creencia de la pro-
losofía ha estudiado el modo de vencerla con la tección divina. Les introduce en lo escondido da
TOM. II. —XXIII. 68
534 SOBRE LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN
su tabernáculo, abriéndoles manantiales de con- engaño les hiere y les ecsaspera: sensuales y afe-
suelo, desconocidos de los demás. Con esa forta- minados, no pueden aguantar la mas leve incomo-
leza de espíritu C[ue les infunde, les ensalza sobre didad; altivos y presuntuosos, la menor oposición
una podrán combatir con violencia
roca, la cual les es insufrible. Fomentando estas inclinacio-
las tempestades; pero jamas podrán conmoverla. nes tan poco convenientes á este estado de incer-
En este discurso trataré de manifestar hasta tidumbre, añaden una nueva dosis de amargura
qué punto los consuelos que provienen de la re- en el cáliz de la desgracia; adelgazan el filo de la
ligión merezcan los elevados títulos con que aquí cuchilla que está levantada para herirles. Estra-
se describen figuradamente. Con este objeto com- ños á todos los goces moderados de un espíritu
pararé la situación de los malos y de los buenos, rectoy puro; estraños á toda clase de placeré»
cuando ambos gimen bajo el peso de la adversi- que no vayan sazonados por el vicio 6 por la va-
dad, y haré, en seguida, las espiicaciones prácti- nidad, su situación en la adversidad debe ser in-
cas que dé el asunto de sí naturalmente. feliz en último grado. La salud y la felicidad
I. —La religión prepara el espíritu para resis- eran las dos columnas en que se apoyaban: des-
tir con fortaleza los mas fuertes combates de la truid una de ellas, y vendrá al suelo todo el edi-
adversidad, mientras que el vicio, por su natural de consuelo y de esperanza. Abatidos y des-
ficio
influencia en la constitución, propende á produ- amparados yacen por tierra obligados á unir su
cir abatimiento á los primeros y mas ligeros ata- voz con la del hombre de Efrain, y a esclamar
ques. Cuando los hombres del mundo están acre- cobardemente: ''Me habéis quitado mis dioses que
" (Jueces, XVIII. 24.)
centando su patrimonio y multiplicando sus re- me ¿y qué mas tengo?
hice,
laciones, se figuran que al mismo tiempo están Estas son las causas á que hemos de atribuir el
fortaleciéndose contra todas las vicisitudes posi- abatimiento de ánimo, genio irritable y la im-
el
bles de la vida. Dicen en su interior: "ikK mun- paciencia que acompañan generalmente la vejez
taña está muy firme, y no seré conmovido.''^ Pero 6 la adversidad de los viciosos.
se engañan tan miserablemente, que en vez de ¡Mas cuan diferente es el estado de un hom-
fortalecerse van debilitando el único apoyo con bre verdaderamente justo, en estasd ifíciles situa-
que cuentan, para cuando lleguen esas vicisitu- ciones de la vida! La religión ha ido preparan-
des. Su espíritu es el que ha de sostenerles en- do gradualmente su espíritu para todos los even-
tonces, y este espíritu lo están corrompiendo y tos de este estado de instabilidad; le ha dado á
enervando por sus inclinaciones sensuales. Ad- conocer la naturaleza de la verdadera felicidad,
heridos con afición desordenada á los placeres del y con tiempo le ha separado del escesivo amor
mundo, caen en dos graves y positivos escollos; se del mundo, descubriéndole su vanidad y levan-
privan de todo recurso que no provenga del mun- tando sus ideas á una esfera mas elevada. Co-
do, y aumentan su sensibilidad á todos los tiros mo las aflicciones no le cojen de improviso, no
que éste les dirija. pueden vencerle, porque en la incierta navega-
No cuentan con principios ni con un genio á ción de la vida se halla tan preparado para la
propósito para resistir los ataques de la adversi- calma como para la tempestad. Sabe que cuan-
dad. No conocen principios que les inclinen á do vino al fué con la condición de que no
mundo
dirigir la vista mas allá del curso ordinario
de había de gozar siempre de los objetos de sua
los y por
sucesos, lo mismo, cuando los infortu- afecciones; desengaño no le oprime cuan-
y así el
nios les rodean, la perspectiva debe ser por todas do ve, que lo mortal muere, que comienza á cam-
partes la mas desconsoladora. Sus crímenes les biar lo que es mudable, y que lo que ya sabia de
impiden esperar en la asistencia de un poder su- antemano que era transitorio, pasa y desaparece.
perior á su propia destreza, y de poner su con- Todos los principios que la religión enseña y
fianza en una guía mas segura que su propia sa- todos los hábitos que crea, son favorables á la
biduría. Y así como en sus principios no en- fortaleza de espíritu. Siempre se verá que lo
cuentran apoyo de ninguna especie, tampoco pue- que purifica el corazón, sirve también para forta-
den encontrar consuelo en una alma corrompida lecerle. En curso de una vida recta, sobria y
el
por la prosperidad. lían perdido aquella sobrie- piadosa, el justo adquiere un espíritu firmo y
dad de espíritu que hace que el sabio se halle dócil. Enseñado por la gracia divina á gozar con
bien en cualquiera situación. Deslumhrados lar- moderación de las ventajas del mundo, ni enva-
go tiempo por falsas esperanzas, cualquier des- necido por el buen écsito, ni enervado por la sen-
EN LA ADVERSIDAD. 535
sualidad, sufre los cambios que le sobrevienen drá sufrir el ver su carácter descubierto por pri-
sin abatirse deun modo indigno de un espíritu mera vez á su vista, bajo un aspecto tan humi-
varonil. Habituado á la templanza y á la suje- llante como el delito debe presentarlo precisa-
ción, aprende á tener firmeza y á ser señor de sí mente? El recuerdo de lo pasado es entonces
mismo, y acostumbra á dirigir la vista á aquella horrible. Presenta á sus ojos una vida desper-
Providencia suprema que dispone de los nego- diciada en vanidades y locuras, ó consumida en
cios humanos, no solo con reverencia, sino con maldades y en delitos: no ha desempeñado debi-
fé y con esperanza. damente ningún oficio, ni ha cumplido con nin-
La época de la prosperidad no fué para él tan gunos deberes materiales. Crímenes que en
solo un tiempo de alegría estéril, sino que supo un tiempo pudo paliar fácilmente, se levantan
sacar de ella mucho provecho. Cultivó su inte- ahora ante él en toda su na,tiva deformidad, A
ligencia y la adornó de instrucción útil, buenos todas las desgracias que le agobian, se agrega la
principios y disposiciones virtuosas. Estos re- convicción de su delito. Vé, ó se le figura que
cursos se conservan intactos cuando llegan los vé el brazo del Dios que ha ofendido, estendido
dias de la tribulación: le acompañan en la salud sobre él para castigarle. En un tiempo en que
y en la enfermedad; en la pobreza, como en me- el hombre necesita mas que nunca de consuelo,
dio de la abundancia: en sus horas tristes y soli- ¡cuan intolerable debe ser el peso de esta nueva
tarias, no menos que cuando se ve rodeado de carga que agrava el abatimiento producido por las
amigos en una sociedad agradable. El brillo de enfermedades, los desengaños ó la vejez! ¡Cuan
la prosperidad no le deslumhra, y saber etirarse á infeliz el estado del que se vé obligado á sufrir
la oscuridad sin afligirse escesivamente. Privado al mismo tiempo los remordimientos del crimen
de muchas ventajas del mundo, podrá verse obli- y las incomodidades de la desgracia! El espíritu
gado á reducirse á un círculo mas estrecho; pe- del hombre piiede sostener sus enfermedades; ¿pero
ro verá que en este círculo le quedan todavía quién puede sufrir un espíritu lastimado?
muchas satisfacciones. Sus placeres principales Muy al contrario, el que logra la dicha de con-
fueron siempre tranquilos, inocentes y modera- servar limpia su conciencia, goza, aun en las peo-
dos; y estos son sobre los que el mundo tiene res situaciones de la vida, de una quietud, una
menos poder. Aun conserva el completo domi- dignidad y una elevación de espíritu, que solo
nio de su espíritu, y como no debe al mundo to- son compatibles con la virtud. Mas el l^estimo-
dos sus goces, no puede éste privarle de todos, nio de una buena conciencia debe distinguirse
por violentos que sean sus ataques. siempre de ese presuntuoso alarde de inocencia
II. — Las reflecsiones sobre su conducta pasa- de que huye todo buen cristiano. Cuanto este es
da haces mas llevaderas á los justos las desgra- mejor, otro tanto es mas humilde y ve con mas cla-
cias de la vida, mientras que á los malos las agra- ridad sus fragilidades. Pero aunque confiesa que
yan considerablemente. Durante los periodos nada puede ecsigir de Dios por sus propios méri-
de alegría y de actividad, los pecadores eluden tos, puede sin embargo, confiar en que serán be-
en cierto modo los reclamos de su conciencia. nignamente aceptados por medio de Jesucristo,
Arrebatados por el torbellino de negocios y de según las promesas del Evangelio, y esperar que
placeres; ocupada su cabeza en idear proyectos, sus oraciones y sus limosnas hayan subido en me-
ó empeñados en llevarlos á cabo; deslumhrados moria delante de Dios. La piedad y virtud de su
por la esperanza, ó envanecidos con el buen écsi- vida pasada son como semillas que sembró duran-
l;©, rodean de una multitud de bagatelas, que
se te su estado próspero, cuyos frutos debe recoger
impiden la entrada de todo pensamiento serio. en el tiempo de la adversidad. Las riquezas, los
Pero el poder de la conciencia es demasiado placeres, y los amigos del mundo pueden haberse
grande para que se la mantenga siempre en si- hecho alas y volar; pero el provecho que sacó de
lencio. Hay en la vida del hombre un periodo estas ventajas mientras duraron, la moderación
señalado en que deberá comparecer ante su pro- con que gozó de ellas, las acciones de beneficen-
pia vista como un objeto real, y cuando este pe- cia que hizo ybuen ejemplo que dio á los de.
el
riodo llega ¡ay de aquel á quien consterna este mas, quédanle, aun cuando aquellas desaparezcan.
espectáculo! En las negras y solitarias horas de Recordando sus obras de virtud goza segunda
la desgracia,con un espíritu herido y llagado vez mentalmente de su prosperidad, y acaso este
por algún golpe reciente de la fortuna, ¿cómo po- segundo goce mental no es inferior al primero;
536 SOBRE LA INFLUENCIA DE LA RELIGIÓN
porque llega en un tiempo mas crítico y en que Nunca, pues, creáis que los infortunios por sí
es mas necesario. Procúrale la gran satisfacción solos son la mayor desgracia que puede sobreve-
de haber sacado un placer duradero de lo que nir al hombre. Solo los criminales son completa-
era transitorio, y de haber fijado lo que era mente desdichados. Los recelos y la desconfian-
mudable por naturaleza. " Si mi carrera está za interior, las acusaciones y reconvenciones de
prócsima á concluir, me queda el consuelo de no su conciencia; el convencimiento de haberse atraí-
haberla recorrido sin fruto. He pehoAo huena ba- do por sí mismos,
males que ahora sufren, y la
los
talla^ he co7iservado ¡a fé. Mi espíritu no siente terrífica perspectiva de otros mayores que han de
gran el solitario asilo de la pobreza virtuosa, y nen acompañadas de tan molestos ausiliares: las
acompañan al justo desgraciado en la oscuridad tempestades podrán agitar la superficie, pero co-
de la prisión ó en la amargura del destierro; que mo su espíritu está sano, hay en el interior una
disminuyen las quejas de la aflicción, aligeran firmeza que les impide penetrar mas profunda-
elpeso de la vejez, y procuran al desgraciado que mente. Las heridas que les haga el mundo, nunca
yace en el lecho del dolor un cordial de mas agra- serán incurables.
dable gusto y de virtud mas eficaz, que todos los III. — Los malos en el tiempo de la tribulación
Tended la vista por el mundo y hallaréis que \ que el justo se entrega con fé y con esperanza al
la opinión general de los hombres atestigua esta cuidado del cielo. Al espíritu humano, débil por
importante verdad: que el espíritu es superior á naturaleza, el peso de la adversida 1 hace sentir
la fortuna; que lo que pasa en el interior es de mu- i toda su fiaqueza. Abatido por desgracias que so-
cha mayor importancia que todo lo que pueda I
brepujan su fuerza, ya no encuentra ausilio en sí
acontecer en el esterior. Cuando un hombre se j
mismo. Dirijo por todos lados en derredor de sí
llega á ver en una situación tan difícil y apurada, una mirada ansiosa y escudriñadora, buscando al-
que llame la atención pública sobre su conducta, gún sitio que le preste abrigo ó algún poder su-
la primera pregunta que hacemos acerca de él, no perior al suyo que le proteja; y si Cuando se en-
es ¿
qué es lo que siente ? sino ¿ cómo sobrelleva cuentra de este modo abandonado del mundo no
este golpe? ¿está tranquilo? o bien: ¿parece inquie- puede hallar otra cosa en que apoyarse en lugar
to en su interior? Si creemos que se mantiene se- de él, su estado era completamente desesperado.
reno y firme, resignado á los decretos de la Pro- Ahora bien, ¿á dónde irán á buscar ayúdalos im-
videncia y descansado en la conviccio-n de su píos que se hallan en esta situación.^* Después de
integridad, le miramos desde entonces con mas luchar contra los asaltos de la fortuna adversa
estimación, y como que nos parecen menores sus hasta que sus fuerzas se agotan, se acogerían de
desgracias: mas bien le estimamos y le admira- muy buena voluntad al santuario de la religión.
mos, que le compadecemos. Recordemos lo que Pero este santuario no solo está cerrado para
los santos han padecido por no manchar su con- ellos, sino que ni aun pueden acercarse á él sin
ciencia, y con qué alegría lo han sobrellevado to- pavor. un protector á quien aco-
Allí en vez de
do, por otro lado, considerad las terribles con- jerse hallan tan solo un Juez á quien temer, y en
secuencias que se han seguido cuando la concien- los momentos en que les era mas necesaria su
cia y los infortunios estcriores se han reunido amistad, se ven reducidos á tratar de aplacar su
para reducir al criminal á la desespcracioH. ira. Si ellos se negaron citando él llamó, y no hi-
I
Cuántas veces por un solo revés de la fortuna, cieron caso cuando les tendió sus brazos, ¿cuánta
después de una prosperidad mal empleada, se han razón no tendrán para temer que ahora les aban-
precipitado ¡n.«ensataraente en ese abi.smo de don- done para qtie coman el fruto de sus caminos y
de nadie ha vuelto, y han buscado alivio á sus pa- sean llenos de sus propios designios; y que se ria de
decimientos espirituales que han llegado á ser in- su calamidad y se burle cuando su miedo llcguel
sufribles, en lo que mas repugna á la naturaleza, Pero de todas las ideas que puede abrigar el
como 63 la voluntaria privación do la vida? espíritu en el tiempo de lu tribulación, la mas con-
EN LA ADVERSIDAD. 537
soladora es la creencia de que se interesa en su gos del mundo les olviden, hay en el cielo un Dios
favor, aquel que gobierna el mundo. Todas las que se acuerda de ellos.Ese suspiro lanzado del
religiones han concedido al justo este consue- fondo de un afligido pecho que ningún oido hu-
lo en mas ó menos grado; pero estaba reservado mano es capaz de percibir, él lo escucha, y obser-
á la religión cristiana el llevarle á su mas alto va esa lágrima silenciosa que el mundo no ve caer,
punto. Porque el objeto espreso de esta revela- ó que desprecia.
ción es acomodarse á las circunstancias del hom- Estas ideas del Ser Supremo derraman el con-
bre bajo dos aspectos principales: como delincuen- suelo mas eficaz sobre todo corazón piadoso. Ellas
te á los ojos de Dios, y como en lucha continua presentan su gobierno bajo un aspecto tan suave
con los males de este mundo. Considerándole ba- y tan begnino, que dirigia en gran parte las nie-
jo el primero, le revela un Mediador y una espia- blas que envuelven nuestra vida. El hombre
cion: bajo el segundo, le promete el espíritu de justo obra con un vigor y sufre con una paciencia
gracia y de consuelo. Es un sistema completo de mas que de hpmanos, cuando se cree protegido
ausilio que se estiende de nuestros males espiri- por el Todopoderoso. Injuriado ú oprimido por
tuales á los temporales. La misma mano que ofre- el mundo, confia en un juez, que ha de vindicar
ce perdón al penitente y apoyo al frágil, infunde su causa; apela á un testigo que conoce su inte-
consuelo y esperanza al afligido. gridad, y se entrega á un amigo, que está segu-
Debéis notar muy particularmente que no hay ro no le ha de abandonar jamas. Cuando se vé
carácter que Dios tome con tanta frecuencia en fatigado de las penalidades de la vida, la devo-
la sagrada Escritura como el de Protector del des- ción le ofrece un pacífico asilo, donde se apaga el
valido. La compasión es el atributo de su natu- tumulto del mundo y se pierden sus cuidados
en
raleza que ha escogido para presentarlo bajo las un dichoso y en donde
olvido, los males cesan de
mas diversas formas, de modo que pudiera acomo- molestar, y reposan los de fuerzas cansadas. Ailí,
dartíe sugrandeza á nuestra debilidad y propor- su espíritu recobra su serenidad; se calma la agi-
cionarse un lenitivo á nuestros sufrimientos. El tación de las pasiones, y se derrama un delicioso
oye las oraciones de todos; pero se le representa bálsamo en todas las heridas de su alma. Ali-
escuchando con -psíTÚGnlsiV atención el grito del po- via su corazón, revelando á un amigo invisible
bre, y acogiendo la oración del desvalido. Grobierna sus pesares secretos, que nada ha de aprovechar
todas sus criaturas con justicia y sabiduría; pero el descubrirlos al mundo: ya no se vé solo y aban-
reserva para sí mismo de un modo especial el en- donado, porque cree que tiene á Dios presente
cargo de administrar justicia para el oprimido consigo, y que los consuelos que recibe vienen de
de protejer al e.strangero, de librar al que no tiene su Espíritu Santo. De aquel lugar secreto del
ayuda, de las manos de su opresor. Por la opresión Tabernáculo Divino, en que. el testo nos le pinta
del <pobre, y for los lloros del necesitado, tiie levan- resguardado, oye salir una voz que le dice: Llá-
taré, dice el Señor, para libertarles de sus mofado- mame en el dia de la tribulación, y yo te res-
res. El es el padre del huérfano y d juez de la ponderé: No temas, porque yo estoy contigo: No
viuda, en su santo tabernáculo. Levanta al que desmayes, que yo soy tu Dios. Y así como oye
está abatido: habita con el contrito y cura al de co- una voz que solo habla á los limpios de corazón,
razón llagado. Porque conoce nuestra hechura, asítambién vé una mano que los pecadores no
acuérdase que somos polvo. Si la sabiduría de su pueden descubrir: vé la mano de la Providencia
Providencia consideró necesario el reducir tantas dirigiendo todos los movimientos y resortes ocul-
de sus criaturas á un estado de aflicción, sin em- tos del universo, y con un impulso secreto, pero
bargo, se compadece de verlas en tal estado. No seguro, encaminando todos los sucesos para que
se desdeña de señalarse á sí propio como un re- contribuyan á la felicidad del justo. Esas aflic-
fugio para loa virtuosos y píos, ni de invitarles a ciones que los demás miran como mensageros de
que derramen ante él sus corazones en el tiempo la cólera del cielo, son para ellos instrumentos
de la tribulación. Las circunstancias que hacen de santificación y sabiduría. Donde aquellos no
á otros alejarse de ellos, le interesan á él mas en ven mas que los horrores de la tempestad que
su situación. El abandono y la mofa del mundo, les rodea, su ojo mas penetrante descubre el án-
de ningún modo les hacen aparecer despreciables gel que cabalga en el torbellino y dirige la tor-
á su vista. Por oscuros queno pueden esca-sean, menta. Hé aquí, el origen de una^ac; qiie guar-
parse de su mirada, y aun cuando todos sus ami- da espíritu
el y el corazón, y quo no se halla en
—
parte alguna, sino en el pabellón dd Toclopedoroso. bien distante, trabajamos y sufrimos durante to-
IV. —Los justos se consuelan en sus afliccio- do el curso de nuestra vida, y lo que n os pone
nes con la esperanza del cielo, mientras que los en actividad, ocupa nuestra atención y escita,
malos no solo se ven privados de esta esperanza, nuestra admiración, y no es tanto lo que al pre-
sino que se hallan rodeados de temores origina- sente somos cuanto aquello que deseamos ser mas
dos por la certeza de una vida futura. El alma adelante. Ahora pues, si es tal el poder de la
del hombre nunca puede despojarse enteramente esperanza, aun cuando su objeto no es ni muy im-
de toda inquietud acerca de su suerte venide- portante ni muy seguro, ¿qué resultados no ha-
ra. Aun para los que gozan de mayor prosperi- brá que esperar de cuando se dirija á un ob-
ella
dad hay horas en que la eternidad es un pensa- jeto tan magnífico como es una vida de felicidad
miento serio é imponente; por mas que estén ro- eterna? Si abi'igásemos esta esperanza con la
deados de placeres. Pero con mucha mas razón implícita fé que el dogma cristiano nos ecsige,
cuando estos placeres comienzan ^retirarse uno ella sola bastaria, no tan solo para aliviar, sino
ces es cuando acosa incesantemente al corazón Pero atendamos á la mezcla de fragilidad hu-
esta duda: de este mundo ¿á cuál otro pasaremos? mana; admitamos esas rebajas que nuestras im-
¡Cuan infeliz debe ser el hombre que, oprimido perfecciones nunca dejan de producir en los efec-
de la desgracia se vé envuelto en dudas sobre un tos de todo principio religioso; todavía hallare-
asunto que tan de cerca le toca; que lleno de sos- mos que en proporción al grado en que los justos
pechas y de ansiedades, al acercarse el terrible abriguen la esperanza del cielo, no solo permane-
límite que separa este mundo del otro, se estre- cerán tranquilos en medio de los sufrimientos,
mece al ver la negra perspectiva que tiene delan- sino que serán felices en comparación de los que
te: que desea ecsistirdespués de la muerte, y es- no gocen de semejante ausilio. Porque cierta-
ta ecsistencia le atemoriza: que se agarra de la mente, ¿qué cosa puede ocurrir en el curso de los
mas débil esperanza que la superstición puede negocios humanos que sea capaz de poner en con-
ofrecerle, y al mismo tiempo se estremece, recor- flicto,mucho menos de abatir completamente, el
dando sus crímenes pasados! espíritu de un hombre que mira todas las cosas
Pero gracias mil sean dadas al Dios que ha de este mundo desde una posición mas eleyada?
traído á luz Ioj vida y la imiiortalidad; que no El no es aquí abajo mas que un pasagero que ca-
solo las ha traido á luz, sino que las ha asegura- mina á otra región mas feliz, y sabe, con certeza,
que por desagradables que sean los accidentes de
do á y que por la muerte y la resurrec-
los justos;
ción de Jesucristo los ha engendrado á la alegre su viage, á cada jornada se va acercando mas y
esperunza de una herencia inmaculada y que no mas á la hora del descanso y de la felicidad.
se desvanece. Con razón se llama á la Esperanza Sufre, y vencerás; persevera, y saldrás triunfan-
en la Escritura, el áncora del alma tan firme como te; el tiempo de la prneba se apresura á su con-
constanle. La esperanza es para el alma, cuando clusión; tu mansión está preparada arriba, y tu
ge ve envuelta en la confusión del mundo, lo que descanso en el pueblo de Dios. Los desórdenes
el ancla para un buque en una noche tenebrosa, que el vicio ha introducido entre las obras del
pobre una costa desconocida y en medio de un oc- Señor, van en breve á terminar, y ya llega la ho-
céano agitado. En el peligro procura seguridad ra en que sean enjugadas todas las lágrimas de
y en medio de la agitación general ofrece un pun- los justos. — La plena seguridad de este feliz tér-
to fijo de descauso. Esta es sin duda la mayor mino de todas las molestias y vanidades de la vi-
de las ventajas que la religión nos proporciona, da, produce mayor efecto en un cristiano senci-
porque no hay mas que observar la poderosa in- llo é indocto, que el que pueden producir en el
fluencia que la esperanza tiene sobro el espíritu infiel mas ilustrado, todas las sutilezas de la fíJo-
del hombre. Es
consolador universal, y la que
el sofia. Estas pueden contentar el espíritu cuan-
mantiene niempre á los hombres en actividad, to se halle en su estado natural, y calmar el co-
porque siempre estamos tendiendo la vista á- lo razón si está ligeramente alterado; pero cuando
tonces puede dar entrada, proviene de la espe- meteos á sus leyes y esperimentad su influencia
ranza de un mundo mejor, donde todos estos go- regeneradora, antes de atreveros á esperar sus
ces le serán restituidos, y en donde se reunirán consoladores efectos. Es preciso contar primero
todos los justos en presencia de su Criador. Ta- con el testimonio de una buena conciencia, y
les esperanzas destierran esa desesperación que aplacar á Dios por medio de Jesiicristo; de otro
abruma, y solo dejan una tranquila melancolía modo, cuando vengan las inu7idaciones, las llu-
que suaviza el corazón y nos hace con frecuencia vias caigan y soplen los vieTitos, echaréis de ver
paratoria les ejercita en la fortaleza; les tranqui- Para guiarse entre los peligros y dificultades
liza con las reflecsiones de una buena conciencia; de la vida, solo se presentan al hombre dos siste-
les sostienecon la creencia del favor divino, y mas, uno de los cuales debe elegir irremisible-
cuando absolutamente les falta todo apoyo en la mente. Es el uno, el sistema de la sabiduría
tierra, les reanima con la esperanza de los cielos. mundana; el otro, el de la constante sujeción á la
De un Dios que de tal modo distingue á sus sier- conciencia. Quien elige el primero deja á un la-
vos, con estas ventajas, se dice con justicia que do todos y encomienda su conser-
los principios
les cubre con su pabellón en los dias malos. No vación á su propia destreza y habilidad. Apro-
solamente levanta para ellos una tienda en la so- vecha todas las ventajas que su conocimiento del
ledad, sino que en cierto modo cambia en derre- mundo le proporciona. No atiende á otra cosa
dor suyo el aspecto de la naturaleza. En el de- mas que á lo que considera su interés, y sin su-
sierto, para usar el bello lenguaje de las antiguas jetarse á las restricciones de la conciencia le lle-
profecías, e7i el desierto, en la tierra sedienta don- va adelante por todos los caminos que le prome-
de no se halla agua alguna, hace que broten fuen- ten un écsito feliz. La esperiencia demuestra
tes. En lugar del abrojo hace crecer el abeto, y el que este sistema, aunque elegido con demasiada
mirto brota donde antes crecia la zarza. En me- fi'ecuencia, es. ineficaz y engañoso, porque la des-
dio de la habitación d,e los dragones hace aparecer treza humana es un pobre adversario contra las
verdes prados, y mansas aguas fluyen en derredor violentas é imprevistas vicisitudes del mundo.
de su pueblo. Cuando estos torrentes crecen á toda su altura,
La aplicación que debe hacerse de estas ver- arrasan en un momento todas las barreras que la
dades, es tan clara como importante. Estudie- sabiduría mundana habia levantado para su de-
mos el modo de dirigir nuestra vida, de modo que fensa, é inunda del mismo modo al astuto y ma-
nos hagamos acreedores á recibir de la religión licioso que al sencillo. En el entre tanto las
tan divinos consuelos, de cuya realidad é impor- personas de esta especie se condenan á una vida
tancia es testigo todo el mundo. Porque apenas muy desasosegada.Pasan sus dias en una con-
se ven los hombres sobrecogidos de la adversi- tinua ansiedad; menor movi-
está atisbando el
dad, cuando se acogen á la religión. Esta ha si" miento, sobrecogiéndose á la mas pequeña alar-
do en todos los siglos el asilo universal que el ele- ma, y cambiando sus medidas á cada nueva ocur-
vado y el joven y el anciano, el grave
humilde, el rencia; y cuando la desgracia se apodera de ellos,
y el jovial han tratado de alcanzar tan luego co- á pesar de todas sus defensas, gimen bajo de ella
mo ven que es imposible hallar descanso en otra sin apoyo y sin esperanza.
parte, para el espíritu fatigado ó el corazón ado- El sistema que la religión recomienda en opo-
lorido. Pero entre esa multitud que se amonto- sición á este, como mas honroso en sí mismo,
y
na buscando alivio en la religión, ¡cuan pocos son mas seguro y eficaz, es cumplir con nuestro de-
losque tienen derecho á acercarse á esta sagra- ber á todo riesgo y dejar las consecuencias á
da fuente de consuelo! ¡Sobre cuan débiles fun- Dios. El que quiera seguir este plan, adopte pa-
damentos descansan sus esperanzas y pretensio- ra regla de su conducta esta mácsima del Salmis-
nes! En esa religión á que acuden los hombres ta: Confia en el Señor, y obra bien. (S. XXX VL
impulsados por la desgracia y el temor, ¡qué mez- 3.) A una constante integridad reúna una hu-
cla no se descubre de superstición! Debéis acu- milde confianza en Dios. Su apego al deber avi-
—
....g» <dra determinan las costas occidentales Aunque de hum.ilde nacimiento he sido,
PENSAMIENTOS DE LA SOLEDAD.
voloteaba sobre mi cabeza era mi único encanto, que cuando el corazón siente alivio tiene un rato
que ya pasó! Amores de la infancia, amores de qué me diste el pensamiento. Padre mió? Para
la edad de oro, ¡cuánto dolor me dais, cuánta fe-
qué me hiciste feliz un dia? No conocer la luz,
en otro corazón, tiene un rato de vida, de gloria, tir unas ideas.... y no poderlas comunicar.... com-
lágrimas dolientes; entonces arrullaba mi sueño el mundo me comprenda un dia, un solo instan-
TOM. II.—XXIU.
542 PENSAMIENTOS DE LA SOLEDAD.
rápidas vuelan las horas! ¡Qué cortos son los ins- pierden mis gemidos de amor, de amor y de fe-
tantes de nuestra vida! ¡Qué bello es lo presen- licidad? Mientras mas siento los pesares de la
te! ¡Qué grato es el porvenir! Pero pasan las ho- juventud, mayor es el peso que agobia mi corazón
ras, huyen los dias, vuelan las noches, trascur- al recuerdo de mayor es la ansiedad
la infancia;
ren con rapidez los años, y la infancia se pierde que agita mi espíritu; mayor es el deseo de lle-
en la juventud. ¿Y qué siente el corazón? Ho- gar al fin. Por eso dejando el bullicio, huyo á
ras perdidas que habéis cruzado sobre mi frente la soledad, porque aquí vivo, aquí respira mi al-
tan rápidas como la luz de los relámpagos, ¿en ma, y se entrega libre, inmensa como es, á los
qué he pensado? ¿En qué he pensado, cuando al recuerdos de lo pasado, y aquí siente la vida, la
recuerdo de mi infancia conocí que ya era jo- gloi'ia, y tiene una esperanza!....
bre joven, cómo te pierdes en tus ardientes pen- recordar mi infancia! ¡Amor, amor! ha sido el pen-
samientos! ¡Pobre joven, como te estravías en samiento que despertó en mi alma ¡deas que es-
medio de ese laberinto que te rodea!.... ¿Y cómo taban perdidas, ideas que yo no conocía: en mi
otro corazón, siente la vida, la gloria, y tiene una el amor con los encantos de la juventud; clamor
¿Qué indica ese anhelo incansable, ii'resistible, ¿quién se opone á los mandatos del alma? ¿Quién
poderoso, que me arrebata? ¿Qué indican esas di- detiene los impulsos del corazón? ¿Sabe el hom-
vagaciones en que rae pierdo, cuando busco eso bre disponer de sí cuando el amor le hiere? ¿Pue-
que no sé, eso que me destruye interiormente, eso de elhombre oponerse á ese instinto que Dios
que he de llegar á conseguir porque el alma me le dio? La voz del alma es el eco de un grito
lo anuncia? ¡Ah, si una voz respondiera á los eterno, y ¿como resistir? Aun aquí, en medio de
gritos de mi alma! ¡Ah, si en la soledad tuvieran la soledad, me persigue ese acento inmortal, esa
eco mis voces!.... Pero en vano huyo de la socie- voz de dulzura y de encanto que hace estremecer
dad, y busco en la soledad una brisa embalsama- al corazón de una manera indefinible, inefable!
da, siempre re.spiro una atmósfera que me opri- Y al seguir eso acento el hombre avanza, porque
me hasta aquí siento el influjo de ese impulso siente conseguir la vida, la gloria, y tiene una
felicidad. ¡Ni una hoja se mueve, iñ un jilguero ciudades,.... porque allí, aun en medio del santua-
canta, ni la brisa agita blandamente las aguas rio, se oye la voz tumultuosa del mundo. .. Aquí
cristalinas del rio! ¡Nada turba el cilencio, nada Dios y hombre se hallan uno frente al otro; y
el
interrumpe la soledad! ¿Mas por qué vengo a allí, los hombres son intermediarios entre el hom-
interrumpir con mis quejas la paz de este asilo bre y Dios, y el corazón del hombre siempre abri-
de dicha? ¿Por qué dejo el tumulto del mundo ga veneno.... Aquí, todo me enseña un creadoi',
y llevo la desdicha hasta el campo solitario en todo me lo hace amar, adorarle.... Y mi alma que
que derramo mi llanto que seca el césped y la ver- se eleva entre el aroma de las flores silvestres
dura? Porque el campo desierto, porque la so- hasta mismo trono ' Dios, se comunica tal
el
ledad augusta, abriga solamente las grandes pa. como es, á su Hacedor Eterno, y al pedirle su
siones; porque el desierto es inmenso, y mi pasión amor y su piedad, tiene un rato de vida, tiene un
busca un espacio que la contenga: aquí lloraré sin momento de gloria, y goza de la. esperanza!...*
fin; pero después de derramar mis lágrimas de México, Noviembre de 1849. Francisco Gra-
IX.
tario derrama sobre su corazón! Sí, lejos deesa Que se dirige alegre
W-
Entee los insignes monumentoa de utilidad Es Nebrija tanto mas digno de crédito, cuanto
pública que erigieron en España los romanos, consta por documentos antiguos, á que se refiere
merecen acaso el primer lugar las calzadas ó ar- Ambrosio Morales, que poco antes de emprender
recifes, en que dieron testimonio de su cultura é Marco Craso aquel arrecife, había proyectado
ilustración y de los planes benéficos de su go- Tiberio Craso labrar y reedificar los de Italia,
y
bierno. De estas obras suyas qaeda memoria, señalarlos con mármoles é inscripciones, cuyo
así en la tradición de padres á Hijos, como en ejemplo es verosímil imitase el otro cónsul eu
inscripciones de columnas o mármoles. España, Por otra parte, que este camino le ha-
El mas notable de estos caminos es el llama- llase ya hecho Augusto César, y que procuró re-
do de la Plata^ que iba desde Salamanca a Ma- pararle, consta de una columna de mármol que
rida. El sabio Antonio de Nebrija dice haberle se halló en él con una inscripción, que traducida
emprendido el cónsul Marco Craso, alegando en al castellano, decia así: El emperador Augusto
apoyo de ello-muclias columnas escritas que ec- César, teniendo la décima vez éljpoderlo de tribuno
sistian en él, las cuales asegura baber leido. Y del fuehlo, y el de capitán general la octava, y te-
aunque Mariana dice baber sonado Nebrija lo niendo el duodécimo consulado, habiendo pacifica-
que él queria. cuando escribió esto, la notoria do el orbe por mar y tierra, y cerrado el templo de
probidad de este historiador hace digno su testi- Jano, y reformado la repiiblica del pueblo romano
monio de ser preferido al juicio de Mariana, con leyes escelentes y constituciones santísimas; es-
cuyo apoyo es el haberse perdido aquellos már- tendió y 2Ti'osigui6 el camino que los cónsules pa-
moles. Si valiese e.sta facilidad de desmentir sados comenzaron, muy mas concho y mas largo,
testigos oculares, de muchos historiadores graves hasta la isla de Cádiz: porque aquel camino esta-
y fidedignos pudiéramos decir que soñaron, cuan- ba ya roto, destruido y no continuado.
do refieren cosas que ha hecho desaparecer la in- Por otra columna que se halló en este camino,
juria del tiempo. Por esta regla, deberiamos ne- consta que le mandó reparar mas adelante el
gar lo que dice Aristóteles del camino que hizo emperador Tilo, hijo de Vespiisia?io, la quinta
Hércules desde Italia por los Celtas, Galos y vez que tuvo poderío de tribuno del pueblo, y
el
Celtíberos, en el cual tenian tanta seguridad los la octava que fué cónsul. En otra piedra estaba
caminantes naturales, y aun los griegos ,
que escrito que César Augiisto Domiciano Vespasia'
cualquier daño ó hurto que padecían, era satis- no, hijo de Vespasiano, la quinta vez que tuvo el
fecho al punto por los vecinos del pueblo mas poderío de tribuno. Eu otra, que este mismo
cercano. Porque este camino desapareció hasta príncipe sojuzgador do Alemania, pontífice mac-
el punto de ignorarse el sitio donde estaba. Otro simo, mandó acabar este camino, que por muerto
tanto sucede con el que dice Orlelio haber hecho de su padre, y maldad de los arrendadores ó
el mismo Hércules junto al lago Averno. asentistas, había cesado: u los cuales mandó cas-
LITERATURA Y BELLAS LETRAS. 545
desde la antigua ciudad de Augustobriga, que dio luego hasta el mar Océano, como consta de
hoy es Aldea Moro, y seguia por junto á Nu-
del en una columna de már-
la inscripción esculpida
mancia. En una peña que se rompió no lejos mol cárdeno, que se conservaba en el claustro
de la villa de Vinuesa para allanar el paso, apa- del convento de San Francisco de Córdoba. Di-
reció una inscripción latina, cuya traducción es: ce que aquella columna se levantó en el octavo
Sste camino imperial hizo Lucio Lucrecio Denso, consulado de Augusto, y que desde Gruadalqui-
uno de los dos que tuviero7i cargo de labrarle. vir y el templo augusto de Jano hasta el mar
Este camino le adelantó por espacio de 10 mi- Océano, se contaban 121 millas.
llas el emperador Trajano, siendo segunda vez Otra calzada romana de Andalucía pasaba por
cónsul: habia en su remate una columna de que junto á Guadalimar y Cazlona, con dirección
liace mención Morales, igualmente que de otras á Córdoba, de la cual solo ?e han hallado trozos
de aquel arrecife en que se atribuye su construc- y ruinas, mas no inscripciones por donde pueda
ción á Trajano. También mandó reparar este saberse quién la hizo.
príncipe la calzada que empezaba en Alcalá de Yestigios quedan también de otra que iba des-
Henares, como consta de. dos columnas de que de Cartagena á la antigua Libisosa, que se cree
hace mención el mismo historiador. ser Lezuza.
Otro utilísiíuo arrecife hitíieron los romanos Si este uso de labrar arrecifes lo tomaron los
en la entrada de León á Gralicia, por la montaña romanos de los cartagineses, como creen Estra-
que llaman los Codos de Ladoco ó Laroco, como bon y San Isidoro, verosímil es que hallasen ar-
suelen pi'onunciar aquellos naturales Está la ruinados en España algunos de los que en ella
peña tajada por espacio de una legua, en parages fabricaron aquellos pobladores; y que este ejem-
tieiie de hondo mas de diez estados, y porque va plo los estimulase á labrar, así estos que he di-
dondo vueltas con ángulos, los llaman los codos, cho, como otros de que no queda memoria. Lás-
añadiendo el nombre antiguo del monte. En tima es que el gobierno de España hubiese deja-
lina parte de esta peña se lee la dedicación con do pasar tantos siglos sin imitar en esto á sus
estas palabras, loví ladico. Atribuyese con ra- antiguos conquistadores. Mayor lástima que
zón esta obra al emperador Adriano, como cons- después de la conquista de las Américas, no hu-
ta de varias inscripciones halladas junto al puen- biese destinado siquiera anualmente á estas obras
te del rio llamado Vividei. de pública utilidad una pequeña parte de los rios
De romana hace memoria Mora-
otra calzada de oro y plata que le llegaban de aquellas minas.
les, por donde se entraba desde lo llano de León ¿No vieron aquellos conquistadores, no describie-
á las Asturias de Oviedo, como consta de la de- ron los historiadores los cuatro célebres arreci-
dicación que hicieron de ella en una piedra que fes que desde la plaza principal del Cuzco sallan
en tiempo de aquel historiador estaba en el puer- á cruzar las provincias de aquel vasto imperio?
to que llaman de Candanedo, antiguamente mon- ¿Las calzadas intermedias que facilitaban el co-
te Candamio. La inscripción es: loví candamio. mercio interior de unos pueblos con otros? Otro
Junto á Herrera, villa de tierra de Campos, tanto puede decirse de las calzadas que iban des-
se conservaban pocos años ha, dos columnas, en de Bí'golá á Subia, Chia, Tenjo, y otros puntos
una do las cuales so decia que Tiberio César, hijo de la Nueva-Grranada, y de las labradas en va-
de Augusto César, y nieto de Julio César, man- rios distritos de México.
546 LITERATURA Y BELLAS LETRAS.
En manos de todos han andado siglos enteros Al rededor de este templete habia una gran mul-
estas descripciones hechas por Ovalle, por Grar- titud de piedras labradas de varios tamaños, que
cía,por Zarate, por Solórzano, por Piedrahita, y se conoce no haberse llegado á colocar en otro
otros historiadores y geógrafos nuestros; pero edificio, para que debian estar preparadas, y del
¡cuan poco se ha dejado estimular de tan dignos cual solo ecsistian los pórticos.
ejemplos aquella metrópoli! Mas gloriosa fuera Al Poniente de estas ruinas se hallaron otras
la memoria de Felipe V, si hubiera destinado á de no menos antigüedad: siendo admirable que
labrar arrecifes los inmensos tesoros que para su fuesen de una sola piedra muchas portadas gran-
recreo enterró en las montañas de San Ildefon- des que se conservaban íntegras, con sus quicios,
so. Por fortuna despertó aquella corte de este umbrales y portaletes. De algunas de las pie-
letargo en el reinado del ilustrado Carlos III. dras que sallan de estas portadas, dice Pedro de
Cieza en su crónica del Perú, que tenían treinta
pies de largo, y de ancho quince y mas, y de fren^
RELIQUIAS BE EDIFICIOS ANTIGUOS
te seis. El P. Acosta dice que midió una de es-
EN AMBAS AMERICAS.
tas piedras de Tiaguanaco^ la que tenia treinta y
Entre los grandes y suntuosos edificios que ocho pies de largo, diez y ocho de ancho, y seis
ecsistian en Nueva España á la entrada de los
de grueso. Y añade que las hay mucho mayo-
res en la muralla y fortaleza del Cuzco. El eru-
españoles, se halló en Yucatán uno de muchas
dito Dominicano Fr. Gregorio Grarcia, dice ha-
torres de piedra de sillería, con gradas y capillas berle asegurado el Inca Garcilaso, y haber sabi-
cubiertas demadera y paja, donde con buen orden do también por relación de otros, que en esta
fortaleza del Cuzco hay piedras, que para sacar-
estaban colocados muchos ídolos. De otrosseme-
las de la cantera y llevai'las al sitio donde están,
jautes hallados en Tabisco. Teotihuacan y otras
se emplearon mas de cuatro mil indios; y la que
partes, hacen memoria Torquemada y Herrera. W^miirovL piedra cansada., que esta fuera del edi-
En los Zendales, que es sitio perteneciente á ficio, la condujeron diez mil indios arrastrando
nos, que al parecer fueron ídolos. Juntq al mu- los historiadores y viiigeros de aquellas regiones,
es que, siendo anteriores á la época en que rei-
ro hay varios huecos y concavidades subterrá-
naron los Incas en el Perú, y en México la últi-
neas, y algo apartado de él, un pequeño temple-
ma d¡naí<tía de sus monarcas, fueron labrados
te ó capilla con un grande ídolo, junto al cual por naciones cultas y de grande ingenio y valor.
decían haberse hallado cierta cantidad de oro.
CiARIBALDl,
-=l-*^K^^^-
La fama suele ser tan veleidosa como la fortu- por y fáciles de ser despedazados por un ene-
sí,
na. Unas veces no se alcanza sino después de migo estrangero, hacíase imposible ese gran pen-
muchos años de esfuerzos y de grandes acciones: samiento de la unidad italiana, que bastaria para
otras es suficiente para obtenerla el espacio de inmortalizar al que lo concibió, aun cuando no
unos cuantos meses. Los hombres que se inmor- tuviese otros títulos de gloria. Y así sucedía
talizan en épocas de revolución, pertenecen casi que, al cabo de un periodo mas ó menos largo,
siempre á la segunda clase, porque la magnitud caian las repúblicas que se hablan levantado á
de los acontecimientos en que figuran, no tarda mayor altura. Tal fué la suerte de Florencia, la
en elevarlos hasta donde los ha de llevar su gran- patria de los Médicis; de Piza, la de la torre in-
deza de alma. clinada; de Genova, la de los palacios de mármol;
Así ha sucedido en estos dias en Europa, tea- de Venecia, la reina del Adriático.
tro de grandes revoluciones. Personages que Desde que el rey de Francia Carlos VIIT,
ayer eran desconocidos en su mayor parte, dis- mas aventurero que monarca, atravesó los Alpes
frutan ya hoy de una reputación inmortal. En para emprender en una ligera y célebre espedi-
ese número se cuentan, entre otros, los gefes hún- cion la conquista del reino de Ñapóles, la Italia
garos y polacos, Kossuth, Bem, Dembinski, G-eor. fué constantemente el terreno que los estrange-
gey y Klapka, y los italianos Mazzini, Avezza- ros escogieron por campo de batalla. Los empe-
na y G-aribaldi. Al publicar en nuestro número radores de Alemania, que llevaban ya siglos de
pasado el retrato de este célebre general, ofreci- estar en lucha abierta con ios papas, encontraron
mos decir algo acerca de su persona; pero como menos competidores. La casa de Francia y la
pertenece á esos revolucionarios esclarecidos que la de Austria, mandaron sus ejércitos á comba-
en breve tiempo han cimentado su fama, mejor tir á Italia, para decidir con las armas pretensio-
que dar algunas noticias incoherentes, insustan- nes recíprocas. ¡Desgraciada condición la de un
ciales y poco satisfactorias de su vida, nos parece pueblo, victima á la vez de los escesos de las tro-
presentar un pequeño cuadro de los sucesos en pas de todas las potencias beligerantes, y cuyo
que aparece su figura como una de las mas pro- porvenir todo se reduela á tener por dueña y so-
minentes. berana á la que fuera vencedora!
La Italia, ese pais clásico de la antigüedad, Bajo el dominio de la Repíjblica francesa, se
llevaba algunos siglos de ser considerado como establecieron en el suelo italiano otras varias de
un pais degenerado. Esa tierra del Lacio, patria efímera duración. Al advenimiento al trono del
de tantos varones famosos por las ciencias, por general Bonaparte, la Italia fué constituida tam-
las virtudes y por las guerras, esa Roma que lle- bién en reino; y hasta la caida del grande hombre,
gó á mundo, cuyas águilas triun-
ser la señora del los italianos ilustraron sus armas en esas campañas
fadoras daban la ley desde el Ebro hasta el Eu- que, mas que á la historia, parecen pertenecer á
frates, no conservaba mas que los tristes recuer- la epopeya. Al verificarse la restauración de
dos de un esplendor pasado. Dividida la Italia los Borbones, volvieron á remacharse los anti-
en mil Estados pequeños, débiles cada uno de guos grillos que aprisionaban á la Italia.
548 aARIBALDI.
La revolución francesa de 1830, tan fecunda menzó á obrar, desplegando desde los principios,
en esperanzas como pobre en resultados para los audacia, actividad y Jalento. Pero pronto los
otros pueblos que la aclamaron como la aurora sucesos le revelaron su debilidad intrínseca: por
de una nueva era, tuvo un eco del otro lado de motivos muy diversos, formando para esa empre-
los Alpes; pero abandonados á sus propios es- sa un todo compuesto de las partes mas hetero-
fuerzos, los italianos no pudieron oponer mas que géneas, cuatro ejércitos amenazaron con una in-
una ligera resistencia: el soplo del despotismo vasión formidable á la naciente República romal
apagó fácilmente la efímera llama de la libertad. na: españoles y napolitanos, franceses y austría-
De esa suerte se ha ido consumando la degra- cos; amigos del progreso y partidarios del retro-
dación de la Italia, á pesar de sus gloriosas ten- ceso; monarquistas y republicanos; ciudadanos
tativas, constantemente impotentes. Ni Roma que tenían interés en la conservación del nuevo
misma se libró de participar de la ruina general Estado, y subditos que debian esforzarse por ani-
de la nación; pero Koma, al menos, habia susti- quilarlo, todos de consuno se prepararon para
tuido una grandeza á otra grandeza; y si no era apagar aquella chispa de libertad. Roma, sin
ya la conquistadora del mundo conocido en los sin embargo, no se dejó intimidar: al anuncio del
dias de su mayor esplendor, era aún la capital peligro, 236 municipalidades pertenecientes á
del mundo cristiano. los Estados romanos, renovaron sus seguridades
Semejante en muchos puntos la revolución de de sincera adhesión a la República, y declararon
Francia de 1848 á la de 1830, pinta hasta ahora á nombre de las poblaciones, que la ecsistencia
en tener resultados muy parecidos también. Tam- de ella, y la cesación del poder temporal, forma-
bién ahora, como entonces, han sucumbido ante rían en lo sucesivo la doble condición de su ecsis-
el poder del mas fuerte. Ese germen, que ha tencia.
brotado ya dos veces del suelo con tanto vigor, Para defenderse contra los agresores, se formó
acabará por echar raices y fructificar, eso no tie- un ejército que pronto contó 14.000 combatien-
ne duda; pero sabe Dios cuánto tiempo tardará tes sobre las armas. Formábanlo en su mayor
todavía esa época feliz, cuántas revoluciones ha- parte romanos, aunque también habia nativos de
brá aún que emprender infructuosamente, y los Lombardía, de Toscana y de otros varios puntos
torrentes de sangre con que será preciso regar de la Italia, que veian con fundamento en aque-
ese suelo en que tanta se ha derramado ya. lla cuestión, no la lucha de un Estado amigo, si-
Cuando Pió IX ascendió al pontificado, llenó no el principio de la realización del gran pensa-
al mundo de admiración por sus virtudes y por miento de la nacionalidad italiana. Con razón,
sus principios liberales, tan opuestos á los de sus pues, se ha quejado Mazzini de que la destruc-
antecesores. ¿Por qué el gran sacerdote de Cris- ción de esa obra importante, sea debida al sobri-
to no ha seguido hasta el fin ese camino que le no del hombre que decia en Santa Elena: "La
concitaba las simpatías, el amor y el respeto del unidad de costumbres, de lenguage y de literatu-
mundo? Dejémonos de comentarios sobre mate- ra, prueban que la Italia está destinada á no
rias delicadas, y continuemos nuestra reseña. formar mas que un solo pais."
Al estallar en Roma la revolución que dio la Así, pues, gobierno, pueblo, guardia nacional
entrar al desempeño de sus funciones: dos dipu- mandado por el general Oudinot, puso sitio á la
taciones enviadas succesivaracnte á Pió TX para ciudad eterna; y cuando sus valientes soldados
que volviese á Roma, nada consiguieron. En se apoderaron de ella, fué después de reñidos y
este estado acéfalo, del que no podia resultar mas sangrientos combates, en que los romanos hicie-
que la anarquía, se adoptaron como medidas sal- ron cuanto podia esperarse de un pueblo que
vadoras, la cesación del poder temporal y el ea- combate por su independencia y por su libertad.
tablecimiento de la República. Esto fué obra Cuando un pueblo so distingue en la defensa
de la asamblea que se denominó constituyente. de una causa cualquiera, de la manera que loa ro-
Instalado en consecuencia el poder ejecutivo, manos lo han hecho, el mejor elogio que puede
que encomendó primero á una comisión, y
se hacerse de un individuo, es decir que él ha sido
después á un triunviratOj el nuevo gobierno co- uno de los que han estado á su cabeza en los mo«
aARIBALDI. 549
mentos del peligro. He aquí lo que ha sucedido que rigió el primero los destinos públicos, no hu-
con G-aribaldi: general en gefe del ejército de Ro- bo una sola condenación á muerte por delitos po-
ma, ha tomado pS.rte en todas sus fatigas; ya en líticos, ni un solo destierro procedente de la mis-
pruebas de sagacidad y de valor, que aun hoy que dido por orden del gobierno, ni un solo decreto
pertenece ya al núu}ero de los vencidos, su nom- que coartase la libertad de la prensa. A la or-
bre es citado con igual respeto, por los soldados ganización del segundo han acompañado por el
que han' combatido á sus órdenes, y por los ene- contrario grandes escesos. Las cárceles se han
migos, de quienes se hizo temer en mas de un en- llenado: castigos de toda ckse se han impuesto;
cuentro. aun las ejecuciones capitales no han sido escasas:
Cuando Roma sucumbió, habia aún en Italia los gefes de la revolución andan proscriptos, bus-
otra ciudad que se defendía heroicamente contra cando refugio en el suelo estrangero: la libertad
sus enemigos: Venecia resistía, en ün sitio que se de la prensa ha acabado: la individual y la polí-
ha hecho memorable, á las tropas austríacas, man- tica han desaparecido. La influencia siniestra
dadas por el viejo general Radetzky. G-aribaldi del Austria se ha sobrepuesto á la bondad del
logró penetrar en !a ciudad sitiada para comba- corazón de Pió IX; y por eso aun la amnistía
tir al lado de sus defensores, á quienes acompañó que ha otorgado, casi no comprende mas que á
hasta la última estremidad; y si en toda la esten- los que no la necesitan.
sion de la Italia el terror de las armas de los ven- ¿Cuál es, pues, el porvenir que está reservado
cedores no hubiera alcanzado una pacificación de á Roma, á la Italia entera? Por lo pronto, nada
vencimiento y de debilidad; si en algún punto de halagüeño aparece: lo presente no hace concebir
.ese territorio quedase aún algún vestigio de la grandes esperanzas de lo futuro. Nunca está
lucha que emprendió el inmortal rey Carlos Al- una causa mas abatida, que cuando acaba de ma-
berto, allí estarla Graribaldi para prodigar en nue- lograrse una tentativa hecha para defenderla. El
vos combates la generosa sangre que corre por sus vencimiento de Carlos Alberto en Novara, el de
venas. Roma, y el de V^enecia, anuncian á la península
Espatriado hoy, vagando de lugar en lugar, sin italiana un largo periodo de nueva esclavitud, mas
patria y sin fortuna, su porvenir es brillante to- ominosa aún, mas cruel que la vieja á que quiso
davía. Se le ha ofrecido ya el mando del ejérci- poner término. Compadezcamos á esos pueblos
to de Montevideo, que se asegura está dispuesto sobre los que pesa hace tanto tiempo la mano de
á aceptar; pero de todos modos, á no ser que una hierro de la fatalidad.
muerte prematura corte el hilo de sus dias, ó que Pero no hay que desconsolarse por eso: en la
los sucesos quaÉ)burran sean tan insignificantes vida de las naciones, los años son los dias ^ de su
que ninguna ilustración pueda nombre crecer, el ecsistencia. Que trascurran algunos mas; y aca-
.de Garibaldi volverá á sonar en el mundo como so un nuevo esfuerzo, mas simultáneo, mejor com-
el de uno de los personages de quienes es amiga binado, menos combatido y atacado, harán por
la celebridad. fin, que no formen mas que una sola nación to-
Y en tanto que el general del ejército romano dos los pequeños Estados en que hoy se halla
come en la actualidad el pan amargo de los pros- dividida esa península, tan privilegiada por su
criptos, la ciudad que defendió con tanto ardi- clima, por su belleza, por su música, y por sus
miento, sufre todas las humillaciones, todas las recuerdos eternos.
calamidades, que son consecuencia natural del confiamos en la realización de esa
Sí, nosotros
vencimiento. Las reacciones son espantosas en
profecía, que Alejandro Dumas ha puesto. en una
toda restauración: la que acaba de verificarse en
oda bellísima, en boca de un cantor romano: nos-
Roma no ha desmentido en esta parte tantos
ejemplos de esta verdad, como hay consignados en otros confiamos en que el porvenir oculta en su
la historia. seno un dia que la libertad vendrá á repetir á
El contraste que ha formado la conducta ob- la Italia las palabras que Cristo dijo á Láza-
servada por el gobierno provisional, respecto de
ro en su ¡sepulcro:— "LEVÁNTATE."
la seguida por la comisión de los cardenales, ha
sido sobremanera notable. En loa cinco meses [Escrito para el Álbum.]
A cosa de una legua de Bade, en medio de los Dios nos dará lo que nos falte, porque yo tam-
bosques y sobre el declive de una colina, desde bién antes de hablaros, esperimentaba una viva
donde se descubre á Strasburgo y al Rhin, que inquietud. No tenemos ya la fuerza de cultivar
corre como una serpiente de plata entre las coli- nuestro jardin, los socorros que recibimos son in-
nas y prados, se halla un antiguo convento. Un suficientes. Solo nuestro altar de la Virgen, es-
ermitaño construyo en este lugar una celda y tá limpio, adornado de flores é iluminado como
una capilla el año de 1411. Numerosos discípu- antes.
los vinieron poco después á reunirse al anciano, — Es verdad, respondió el mas joven, recemos,
y algunas personas caritatiavas proporcionaron hermano. La oración, como ha dicho San Juan
los medios de estender las habitaciones
y cons- Crisóstomo, es el elemento del alma: sin ella, el
vos si el Señor me llamara á la otra vida? res "de Stairabach acaba de recorrer algunas al-
— No sé, hermano; pero de poco tiempo á esta deas y de llenar dos grandes alforjas. Habién-
parte pasa algo de siniestro en mí, y temo que dosele hecho tarde, se dirigió al monasterio don-
me suceda una desgracia. de se propuso pasar una noche de reposo y do
— Sed mas fuerte, hermano. Dios no abando- quietud, como sucedía antiguamente en los mo-
na jamás á los suyos. nasterios.
— No es la fuerza lo que me falta, respondió Llegado delante de una pequeña puerta late-
el mas joven de los franciscaoos, sino la resig- ral de esta abadía, otra vez tan floreciente y tan
nación. rica, observó que la puerta estaba solamente en-
patio lleno de escombros y áe ruinas. La clari- dos pobres criaturas poseían: dijo en alta voz el
dad del cielo le permitió observar detrás del co- Oficio de Difuntos, mientras el otro recitaba los
ro, dos recámarare todavía habitables y que otra responsos al pié del lecho.
vez hablan servido de sacristía, Entrando á la Cuando terminaron, el anciano como si hubie-
primera pieza, vio una lámpara que alumbraba se recibido una inspiración, levantó los ojos y los
lentamente este lugar y escuchó el coloquio si- fijó en la imagen de la Virgen que iluminaba
lágrimas se escaparon de sus ojos y cayeron en El sol estaba alto y el calor convidaba al re-
Los dos oraron en silencio. Poco antes de las tró arrodillados dos monges en el altar de la Vir-
doce, el joven esclamó: gen. Sos ojos estaban vueltos hacia el cielo, sus
—Dios sea bendito, hermano; pero vos. . .
(*) Rcuchil en alemán y Capnio en latin es dujo á cenizas el altar mayor. Esta tragedia pu-
el humo. j
so ün á aquel drama llamado RUlomela.
OmaEN DE LOS AUTOS SACKAMENTALES. 553
A otras muchas de estas invenciones dio lugar notables con las figuras ó geroglífieos escogidos
de la fiesta del Corpus, en cual para designarlas. Sirva de muestra el hombre
la institución la.
que pintaron con sombrero y sayo rojo en el sig-
Se representaban al vivo varios pasages del Viejo
no de caña que con-ia entonces, para señalar el
Testamento, alusivos á la institución de la Euca- año en que ocuparon su tierra los españoles. Tam-
ristía. Señaláronse en esto Toledo y Valencia, bién escribían con imágenes y geroglífieos los par-
En esta ciudad se conservan aún las representa- lamentos y arengas de los embajadores y orado-
res, y los cantares de sus poetas,^ de cuyo uso que-
ciones de la creación del mundo, de la oaida de
dan aún vestigios en algunas de aquellas nacio-
Adán, y otras que se hacen en la antigua lengua
nes. Para quejarse un indio de un español, de
lemosin, antes de salir la procesión del Corpus, quien se creía agraviado, era común entre ellos
en unos carros triunfales antiquísimos, que lla- pintar un español y un indio, denotando en la
actitud de las figuras el agravio que se le hizo, y
man rocas. El gusto de esta especie de dramas
con esto iba al virey, ó á la audiencia, ó al corre-
llegó á muy alto grado en el siglo XVII. A él
gidor á quejarse. A
este modo, cuando se redu-
se debe la multitud de Autos Sacramentales que elan á vivir en pueblos abrazando la religión cris-
compusieron Calderón de la Barca y otros poe- tiana, soüan pintar el sí??ibo!o de la fé y las ora-
tas de aquel tiempo. Representábanse primero ciones del padre nuestro y ave María^ con imáge-
fruto. Acaso se lograrla esto, si á los mandatos Lo mas ordinario en las naciones de la América
Meridional era usar de cpápos, que son registros
precediese la instrucción. El contraveneno de la
de ramales con nudos grandes y pequeños de va-
superstición y de la preocupación, no es la vara
rios colores,con cuya diversidad espresaban cuan-
del poder y de la autoridad, sino la instrucción to pueden decir los libros de historias, leyes, go-
sólida en la buena doctrina. biernos municipales, ceremonias, tratados de co-
mercio, cuentas de negocios privados; en suma,
todo lo necesario para el régimen y para los usos
de la sociedad. Cada guipo era un manojo de
USO DE GEROGLIFICOS EN AMBAS ABIERICAS. ramales que servia de libro para un género de
cosas: en cada manojo de estos habia innumera-
bles nudos y nudillos, é hilos gruesos y delgados,
A varias conjeturas sobre el origen de los in- blancos, rojos, verdes y azules, y de tantas me-
dios ha dado ocasión el uso.que hacian de imá- dias tintas que, así como nosotros, dice Solórza-
genes y geroglífieos, y otros .signos para sus ca- no, de veinticuatro letras combinándolas en di-
versas maneras, sacamos un sin número de voca-
lendarios, y para perpetuar en la posteridad he-
blos, así ellos de sus nudos é hilos y colores for-
chos ó sucesos memorables. Las cosas que te- maban la significación de infinitas cosas.
man figura las ponian los de Nueva-España con Como con este género de escritura del Perú no
sus propias imágenes; las que no tenian imagen tienen analogía los geroglífieos usados, así por
propia, las designaban con caracteres demostrati- los antiguos egipcios y cartagineses, como por loa
pueblos asiáticos, y menos aún los que conservan
vos de sus mas notables propiedades. Para me-
los chinos y japones, esta originalidad ha dado
moria del tiempo de algún suceso, pintaban unas ocasión á vainas conjetui'as sobre los primitivos
ruedas, cada una de las cuales comprendía un si- pobladores de aquella vastísima región: cuestión
glo,que eran cincuenta y dos años: y al lado de . que no es fácil decidir demostrativamente.
estas ruedas, iban pintando por orden las cosas —— «H-
mirn^ m
- La especie humana pasa en su vida por tres un número inmenso de "Flo-
nión, á que asistió
«stados ó condiciones diferentes: el primero, el de res Animadas,
" y después de una discusión de
la inocencia, en que el hálito del vicio no ha las mas luminosas y filosofías, quedó resuelto
manchado aún la pureza del corazón: el segundo? que se emprenderla la marcha para el palacio de
el de las pasiones, que es también el de las faltas, la Encantadora, con el objeto de implorar de su
porque entonces la violencia de los sentimientos bondad, que á un nuevo toque de su vara se ve-
se sobrepone á los consejos de la razón, y á los rificase otra trasformacion, volviendo las flores á
preceptos de la religión y de la moral: el tercero su primitivo estado.
y último, el del arrepentimiento, en el cual el al- El entusiasmo con que se adoptó esta resolu-
ma, después de haber probado los amargos frutos ción fué tan estremado, que en el acto se quiso
del desengaño, solo halla hastío en lo que antes ponerlo en ejecución, recordando que el refrán
le ofreciagrandes placeres, y busca en la repara- dice: "El llanto sobre el difunto." Púsose, pues,
ción de los estravios el consuelo porque tanto en camino la comitiva, por senderos desconocidos
anhela. para los verdaderos mortales, y en los cuales guia-
Las flores, con cuya historia hemos ocupado ba á las Flores un instinto maravilloso. Des-
tanto á nuestros lectores, pasaron también por pués de una peregrinación larga y fastidiosa, se
esas metamorfosis. Cuando les ocurrió la diabó- llegó á la vista del suelo natal, que se deseaba
lica idea de convertirse en animales racionales, como los israelitas la tierra de promisión; y allí,
soñaron goces incomparables, asemejándose al ni- se dilató desde luego el corazón de los viajeros,
ño que desprecia los puros placeres de su edad porque el cielo era siempre azul, el aire siempre
por aspirar á otros, que no valen acaso tanto como balsámico, el sol siempre radiante, y porque ja-
aquellos. Después, cuando fueron revestidas de mas cesaba ni el suave murmurio de las fuentes
la carne humana, á consecuencia de la mágica y riachuelos, ni los dulces trinos de las canoras
virtud de la encantadora, sufrieron todos los pesa- aves, ni la apacible tranquilidad que reinaba en
res, todas lus angustias, todos los martirios á que la naturaleza entera, antes de la caida del primer
•está sujeto el hombre sobre la tierra: apuraron hombre. ¿Cómo, dijeron entonces las Flores á
Tiasta las heces la copa de delicias emponzoñadas; una voz, cómo hemos podido abandonar este Pa-
j- al disiparse aquella embriaguez facticia, no ha- raíso terrestre, por esa mansión de penas y sinsa-
llaron en el fondo de su corazón mas que un es- bores, que nos pintaba tan bella la fantasía, y en
pantoso vacio, mas difícil de llenar que el tonel que tan duras lecciones nos ha dado la adversi-
de las Danaides. Entonces vino el arrepenti- dad?
miento, que cundió con mas velocidad que el có- Ved á esos seres fugitivos formando una dila-
lera morbo, por aquella familia, que no tenia de la tada y vistosa procesión, acercándose al árbol,
especiehumana mas que la forma esterior, A bajo cuya sombra los espera sentada la Encanta-
moción de los mas di.sgustados del mundo y sus dora. Al divisar su rostro severo, mas de un co-
vanidades, se congregó un meeting, para el que, razón tembló, mas de un semblante se puso páli-
á semejanza de la csposicion que trata de hacerse do, temiendo, no tanto una cruel reprimenda,
ahora en Londres, se convocaron concurrentes del cuanto una negativa relativa á su solicitud. Pe-
universo entero. Celebróse en efecto aquella reu- ro como ya el peligro no podia evitarse, no que-
Cli. GeofíroT se.
dó mas remedio que afrontarlo; por lo que, la envidiemos su ventura, y regocijémonos con la
mas arriscada de la comparsa, dio tres pasos al esperanza de que una vida mil veces mas apete-
frente, recomendó el silencio mas profundo á sus cible nos espera á nosotros, si al despojarnos de
compañeras, y en un elocuente y sentido discur- esta carne terrenal, hemos purificado también
60 refirió la historia del tránsito de las Flores nuestras culpas en las aras del arrepentimiento.
por el mundo de los hombres y la resolución que (Escrito para el Álbum.)
hablan tomado, y acabó suplicando á la Encan-
tadora que no les negase la gracia que encareci-
damente le pedian, de que las volviese al estado INDIOS DESBAEBADOS.
que hablan dejado por locura.
La Encantadora contestó:
"Hijas mias, habéis sido demasiado culpables: Aunque en el Perú son desbarbados los indios
habéis cometido todas las faltas que os anuncié por lo común, tuvieran pocas ó muchas barbas, á
desde el primer momento de vuestra trasforma- no ser en opinión de ellos afrenta. Y así procu-
cion. Ahora, semejantes al hijo pródigo, volvéis
ran quitárselas muchos de ellos, y arrancárselas
á vuestros hogares, cuando la esperiencia ha con-
de raiz con unas pinzas que traen algunos, atadas
firmado lo que oísteis de mi boca. En^^^el primer
á los cordones ó toquillas de los sombreros, ó en
arrebato de mi indignación por vuestros estra-
víos, habia pensado castigaros severamente, lo las coronas de lana rollizas llamadas pillu^ que
cual era fácil de lograr con solo dejaros en el es- usaban los de Quito: ó en aros de dos ó tres de-
tado á que habláis querido pasar, porque estaba dos de ancho, como los usan los Ambocas, Caña-
convencida de que en el pecado llevaríais la pe-
res y Paltas: ó en los largos cíngulos llamados
nitencia. Pero la prueba de sabiduría que ha-
llautu, con que se ciñen los del Cuzco. En vien-
béis dado, me ha enternecido, y doblega mi seve-
do, pues, ó descubriendo algún pelo en la barba,
ridad. Puesto que conocéis y lamentáis vuestros
errores, puesto que queréis repararlos de la ma- por medio de una piedra reluciente que suelen
nera posible, accedo á vuestra petición, advirtién- traer en vez de espejo, echan mano de las pinzas
doos únicamente para teneros á raya, que si vuel-
atadas, sacan de de suerte que, á no ser
y lo raiz;
ve á haber entre vosotras síntomas de rebelión,
algún indio ladino que anda en trage europeo,
en el acto os devuelvo la forma humana, sin que
os quede ni la mas remota esperanza de recobrar casi todos los demás están sin barbas.
la natural por segunda vez. ¡Y ojalá que esta Bien es verdad, dice Fr. Gregorio Garcia, que
lección llegara á conocimiento de los hombres, en un pueblo de indios que está en Paita, puerto
para que os imitaran en el proposito de corregir- del Perú, echó de ver que son los indios barba-
se de sus aberraciones, teniendo presente que to-
dos, aunque no mucho. Y preguntando yo á los
das las culpas las lava el arrepentimiento!"
Dijo; punto desaparecieron de aquel ter-
viejos, como traían ellos barbas, y los demás del
y al
reno encantado todos los hombres y mugeres que Perú no, me respondieron: que como fueron ellos
lo cubrían un momento antes, apiñados al rede- los primeros que vieron á los españoles que en-
dor de la Pero en cambio, en todos los
maga. traron en el Perú, y velan que traían barbas, les
lugares que habia vacíos en aquel inmenso jar-
mando su señor y cacique que entonces tenían,
dín, aparecieron repentinamente multitud de ár-
trajesen todos barbas como los españoles, á quie-
boles, arbustos, plantas y flores de todas clases.
La vista se regocijaba con aquella infinita varie- nes por entonces tuvieron por gente mas que hom-
dad de colores y matices, que superaban á cuan- bres y divina, y tenían por honra parecerles en
to puede idear la imaginación. El olfato goza- las barbas. . . .Pero los demás indios. ... no so-
ba á su vez con los suavísimos y delicados per- en
lo no los quisieron imitar el vestido y traje,
fumes, que embriagaban los sentidos, producien-
pero aun en lo natural, que es tener los hombres
do una soñolencia en que aparecían unas tras
otras seductoras imágenes de bienandanza y feli- barbas. En Nueva-España se precian los indios
'^^^^si3 eis^^^sis"
-i-*4>-^
barrio de San Cosme, á donde vamos á ser es- imágtín de la Virgen Dolorosa, esa inseparable
pectadores de uno de esos dramas de familia, compañera de todos los que padecen; esa estrella
terribles, pero que pasan y quedan desconocidos, de consuelo á la cual todos vuelven sus ojos en
porque no tienen mas testigos que los mismos in- las horas de angustia. . .
la gravedad del enfermo á (juicn se cuida, ó la piración áspera y desigual, era lo único que iu-
profundidad de las meditaciones a que se entre- terrumpia el silencio. De este hombre &0I0 se
gan los que velan. percibía una parte del pecho por entre la abertu-
La pieza era de bastante estension, pero aun- ra de la camisa, y el rostro; todo lo demás esta-
que estaba adornada con esmero, tenia ese aire ba cubierto con la ropa de la cama. . . . Parecía
de solemnidad peculiar de las piezas grandes, que dormido; pero como si se hallase agobiado por
impone tanto á la imagiriacion: una tupida al- un sueño terrible, su pecho se elevaba con vio-
(•) Esta novela pcrtenecíí á la colcrriori, que, coa el título de llora» «le 'JTriiitcza, está escribiendo nuestro
amigo D. Florencio M. del Caatillo. — RR.
—
lencia y se señalaban distintamente todas ous encanto irresistible; criaturas formadas para el
costillas. El rostro no participaba de esta agi- amor, pero para ese amor lleno al mismo tiempo
tación, y, por el contrario, con su inmovilidad y de idealismo, de voluptuosidad y de delicias, que
con la palidez verdosa y desagradable que lo cu- absorve el alma, que estravia la razón, que hace
bría, se le hubiera tomado por el de un cadáver; concebir el deseo de agotar la vida en una hora,
sus mejillas estaban hundidas *y llena de arru- instante de felicidad indescriptible! .... Era
gas la frente; al rededor de sus ojos, que á causa una de esas mugeres que necesitan de las impre-
de la estenuacion del rostro parecían de un tama- siones,como la tierra sedienta necesita de la llu-
ño estraordinario, se distinguía un círculo oscu- via,como las plantas necesitan del calor del sol;
ro, su nariz estaba afilada y trasparente y bajo pero cuya alma no empaña ni la mas ligera nube...
sus labios secos se percibía la punta de los dien- Sin embargo, la postura que conservaba aque-
tes amarillos y deslustrados por la calentura. lla:muger, junto á la cama, era tan llena de ino-
Asemejábase aquel rostro al de un anciano acha- cencia, de abandono, de gracia }'' sencillez, que,
coso; mas ecsamiuándolo con atención, se cono- sin mirarla el rostro, sin sentir el relámpago
cía que el enfermo era un joven, pero uno de eléctrico de su mirada, con su vestido blanco pa-
esos jóvenes que han destruido su salud, su vida, recía una niña que jugueteaba junto á la cama
en los escesos y que envejecen á los veinticinco de su madre.
años. En efecto, en aquel hombre que apenas La otra persona que se hallaba en la estancia,
contaba veintisiete, todo anunciaba una de esas era un joven que permíanacia en actitud medi-
muertes tempranas y terribles que son el fruto tabunda, á la. derecha del enfermo. Tenia la
del libertinage; todo en él estaba niarchito á es- cabeza inclinada sobre pecho y los brazos cru-
el
cepcion de su mirada, en la que brillaba todavía zados sobre los muslos; apenas se veía una parte
la vida y la juventud, como si allí se reuniesen de su frente, blanca como la azucena, y su cabe-
todas sus fuerzas antes de estínguirse, como se- llera fina y rizada, que caía hacíalos lados en
reune toda la llama en la punta de la lámpara desorden; todo revelaba en él una hermosura no-
y
brilla un momento antes de volar hacia el cielo..., ble y varonil.
¡Mirada llena de poder, de espresiou, de en- En esta posición pasarian media hora; media
canto,como la vida cuando se va á abandonar! hora eterna, porque el tiempo es muy lento en su
Mirada en la cual se revelaba toda una alma lle- marcha cuando se acompaña con el silencio y el
na de fuego y de energía. ¡Lástima y triz-. . . dolor. Al fin el enfermo se movió y clavó su
teza causaba ver aquel joven inclinado hacia la mirada en la joven que tenia al lado.
tumba, como la planta que no tiene jugo de que — ¡Pobre Dolores! le dijo con una voz áspera,
alimentarse, cuando debiera alzar su frente or- pero en la que se conocía el sentimiento; ¡pobro
gullosa! Dolores, cuánto te hago pad.ecer! ....
A ambos lados del enfermo velaban dos per- Un sollozo interrumpió sus palabras, pero su
sonas; un hombre una muger. vista no se separaba del rostro de la joven; era
Esta última estaba ari'odillada sobre el suelo una mirada elocuente que decía lo que los labios
junto á la cama y tenia entre sus manos la iz- nunca podrán espresar ...
quierda del enfermo, estrechándola contra su — ¡Perdóname, continuó, pero soy tan egoísta
corazón como si quisiera comunicarle su propia que no quisiera separarme de tí.... Cuando estás
vida. lejos, no sé lo que siento; es como si me arranca-
Era una muchacha de diez y ocho años; de ran el alma.... porque tú eres mi alma.... porque
estatura mediana, delgada de cintura, pero de tú reanimas con la luz de tus ojos, la llama de
formas llenas y torneadas; de piel suave y deli- mi vida que se estingue.... ¡Pobre niña!.... ¡yo ta
cada como el pétalo de la rosa, color apiñonado, compadezco!.... ¡tan joven, tan linda ¿verse unida
labios un poco gruesos, pero rojos, húmedos, enr á mí?....á mí qu€ ya no soy ni sombra de lo que
treabiertos, escitantes. ... sus ojos eran negros era?.... á mí á quién Dios castiga de un modo tan
como el terciopelo y su frente ancha, tersa y tra,n- terrible?.... Pero, ¡si supieras cuánto te amo!....
quíla como un lago. Su cabello era negro, con Volvió á interrumpirse el enfermo, agobiado
visos azulados y reluciente como el plumage de por la amargura de aquellos pensamientos, y sus
un cuervo. . . . Era una de esas jóvenes por cu- palabras era lo único que se oía.
yas venas circula fuego; mugeres dotadas de un -
—Veto á descansar, dijo al cabo de un rato
TOM. II. —XXIV. 71
558 ¡HASTA EL CIELOí
con voz mas tranquila; vé á dormir niña de mi esbelta y graciosa, un talento despejado, imagina-
alma.... Si te desvelas esta noche también, maña- ción vivísima, y alma llena de energía; cualidades
na estarás pálida y tus ojos no brillarán como todas, que dirigidas con tino, conducen al bien;
aliora.... ¡Vamos, añadió, procurando sonreírse, pero que cuando se abandonan á sí solas y se tuer-
ya sabes que yo vivo en tus ojos, no quieras acor- ce su inclinación, les sucede lo que á los aceites
tar mi vida marchitándolos... esenciales, se arrancian y aumentan el mal, ó lo
Y tú lo mismo, Manuel, hermano mió! dijo que á los caballos cuando los conduce un ginete
volviéndose del otro lado, hacia el joven pensati- torpe.
\
vo; vé á dormir.... me siento aliviado, y dormiré El padre de Antonio tenia ese horrar instinti-
cuando salen á la luz, el primer rayo las des- traordinarias. Así, pues, para Antonio no hubo
lumhra. esa edad florida en que los niños gozando su li-
miento terrible pasaron sus primeros años; esa ña moreníta, cuya boca parecía unboton'de rosa,
época en que el hombre se forma, en que re- apenas abierto por el beso del aura matinal, y no
cibe las primeras impresiones que se graban de amarla?
un modo indeleble en su alma, que la modelan, Antonio la amó
como amaba á su berma-
tanto
por decirlo así. nito, y el día en que Dolores, que éste era su
nom-
Antonio habia llegado á los quince años, era bre, se separó de su casa fué, uno de los mas tris-
ciones, no era mas que un niño, A esa edad, una influencia muy grande. Desde entonces An-
cuando la imaginación se despierta ya en los hom- tonio se puso pensativo; presintió que algo le fal-
bres, cuando el horizonte de la vidaempieza á co- taba; olvidó sus juguetes; se miraba en los espe-
lorarse con los primeros destellos del amor, An- jos ¿pero qué hacer? La cubierta que lo en-
tonio se ocupaba todavía en arrullar á su herma- volvía era de hierro, y el aire apenas llegaba á
nito Manuel, que contaba seis años, en reñir con sus pulmones
él por los juguetes, y cuando estaba mas serio, en El recuerdo de Dolores no se apartó ni un mo-
cantar una misa. mento de su imaginación; aquella criatura tuvo
Nadie visitaba su casa; las vidrieras de la sala para él el encanto del primer pensamiento de
permanecían semanas enteras y aún meses sin amor; la amó como se ama la montaña que nos
abrirse, y he aquí que Antonio no conocía de la índica de lejos las costas de nuestra patria fué
mas hermosa mitad del género humano sino las como el rocío que reanima á la planta prócsima
viejas que servían en su casa. á morir
Imposible le era al comerciante conocer los pe- Antonio sintió que poco á poco se despertaba
ligros á que esponia á su hijo con aquella clase en su corazón un vago deseo de amor, que por
de educación: nacido en un pais y montaño- fvio grados tomaba color y cuerpo como los primeros
so, acostumbrado desde niño, su alma
al trabajo rayos de la aurora. El respeto, el terror que te-
apática no podia comprender esos caracteres de |
nia á su padre le impidieron siempre amarlo; pe-
fuego, esas imaginaciones eesaltadas, que podrán ro su corazón, que necesitaba un objeto, que lo
ser comprimidas hasta cierto punto, mas nunca buscaba, como busca el ciego la luz, consagró to-
ahogadas, y que el diaque estallen se precipita- dos sus sentimientos al único ser que tenía á su
rán como la lava,escondida bajo el hielo de los alcance. amó desde entonces á
Antonio, pues,
volcanes, que todo lo abrasa, todo lo destruye á Manuel como una madre ama á su primer hijo,
su paso! como una doncella al primero que pronuncia á
No obstante esta severidad, á los diez y seis sus oídos las palabras dulcísimas del amor!
años hubo en la vida de Antonio un suceso nota- Mientras estos cambios se efectuaban lenta-
ble, del cual conservó eterno recuerdo. mente trascurrieron [algunos años, hasta que la
Una anciana achacosa y habladora, pero de un muerte, esa infatigable segadora, cambió en un
corazón escelente, parlen ta lejana de su padre, momento el aspecto de las cosas.
fué á vivir en su casa por un mes á causa de la Antonio estaba procsimo á cumplir veinte años,
muerte de su hija. Esta anciana llevó consigo á cuando su padre enfermó de muerte ....
su nietecita, niña á la sazón de seis años, viva, Desde que las primeras revoluciones ensangren-
graciosa, juguetona, que reía y hablaba de suma- taron nuestro suelo, y mas especialmente desde
má, como hacen loa niños, sin saber que al per- la espulsion de los españoles, de la cual, casi por
derla habia perdido el mayor tesoro! milagro escapó el padre de Antonio, se habia
Antonio le cobró un cariño estraordinario á vuelto avaro; ocultó sus riquezas y se fingió po-
aquella niña, porque era lo primero que sus ojos bre, de manera, que su lecho de muerte estuvo
veíainde un mundo que no conocía y que apenas y nadie vino con el interés de ser nom-
solitario
sospechaba en sus primeros pensamientos de jo- brado albacea ó tutor de sus hijos.
ven, que fecundados por la edad, pugnaban por Antonio sintió á su padre, tanto mas, cuanto
romper la corteza de ignorancia que los sujetaba, que de repente se encontraba sin un apoyo al cual
como Sucede con algunas semillas á las que el estaba acostumbrado; mas la fuente de sus lágri-
tiempo hace germinar sin necesidad de la tierra. mas se agotó; borróse su dolor, porque todo pasa
Ademas ¿cómo era posible mirar á aquella ni- en el mundo, y el joven sonrió al verse dueño de
. . .
sus acciones y poseedor de una riqueza, que á ginación adquirió vuelo y su voluntad no conoció
sus ojos inespertos pareció un tesoro fabuloso é obstáculo, ayudada del oro que derramaba.
inagotable. Salió el joven de un estremo y fué á caer en
Sin embargo, los primeros dias de esta libertad el otro.
fueron mas bien amargos y dolorosos para Anto- Al principio, sus amigos lo arrastraron; luego,
nio, que dulces y agradables. Se encontraba en- él mismo necesitó del ruido; de las sensaciones
teramente aislado en el mundo; no sabia ni salu- que lo hacian vivir.
dar; se ruborizaba ante cualquiera muger; trope- Como joven que despertaba á la vida sediento,
zaba con todos los muebles, estaba encogido, fue- apuro la copa del placer hasta las heces. Sin
ra de su elemento. una mediana instrucción que le sirviera de freno,
Mas esto duró lo que tarda un águila en abrir sin ninguna esperiencia, no supo detenerse en los
sus alas para lanzarse hacia el espacio. Antonio límites prescritos por la razón.
no habia sido hecho para la oscuridad; ademas, Amó á las mugeres de quienes se veía rodea-
como era ricoy gastaba á manos llenas un dine- do; pero su amor fué tan efímero como las gra-
ro que no le habia costado trabajo adquirir, bien cias que lo provocaron. La luz purísima y eter-
pronto tuvo mas amigos y directores que los que na de las estrellas, no se percibe nunca á través
hubiera sido de desear; su buena figura cooperó del rojizo resplandor de las bujías.
mucho también á su buen écsito en la sociedad. La sangre hervia en sus venas; su corazón se
Empero Antonio aun en medio de los triunfos ecsaltaba fácilmente, y los atractivos lúbricos de
y placeres quecomenzaban á fascinarlo, no se
las bellezas que lo circundaban lo precipitaron.
olvidó de su hermano Manuel; tan cierto así es
Probó la manzana y fué tan intenso el placer que
que los primeros sentimientos no se borran jamas.
esperimentó, que abusó. . .
Las primeras emociones que Antonio esperi- mido su vida; semejante á una lámpara á la cual
las mugeres lo arrobaban con sus encantos; cual- Hay sucesos que parecen providenciales. Una
quiera conversación lo entusiasmaba; creia sin- noche, brillaba la luna con todo su esplendor;
ceras todas las promesas; verdaderas y fieles to- Antonio encontró en las cadenas á una lindísima
das las palabras de amor: ¡pobre joven candoro- muchacha, morena, voluptuosa en todos sus mo-
so! Cfeia á todos los hombres leales como él; á vimientos, acompañada de una anciana.
todas la,3 mugeres ángeles, como el tipo que se Desde que Antonio la percibió sintió que su
habia formado en su cerebro. ... y por las no- corazón latia con violencia; poro, hombre gastado
ches, cuando volvía á su casa, el sueño huia de por los escesos, sin creencias, juzgo que aquella
sus párpados ante loa recuerdos dulcísimos que joven seria alguna de esas desgraciadas, que ven-
se agolpaban á su corazón; lloraba de felicidad y den su cuerpo y marchitan su corazón, para com-
levantaba los ojos hacia el cielo por haberlo he- prar un pan! .... Se adelanto para mirar su ros-
cho tan venturoso! tro; mas tan grande como habia sido su alucina-
Entonces ee despertaron sucesivamente en su micnlo al percibir por detras su paso incitante,
pecho todos los deseos, todas las pa.siones que la sus formas lionas de suavidad, que prometían mil
ignorancia habia tenido adormecidas. Su ima- placeres, tanta así fué su admiración al contem-
. —
piar la frente de la niña, llena de inocencia, su se convierte en flor, como el gusano que se torna
mirada pura y candorosa como la de la tórtola. mariposa.
Antonio permaneció por algunos momentos Antonio subió á la casa de Dolores; era una
pensativo: aquel rostro despertaba en su memo- pieza pobre, pero aseada. Se dio á conocer, y co-
ria un recuerdo vago y lejano, como un celage mo aquellas mugeres no conocían la desconfianza,
perdido en el espacio. —
Por la primera vez des- ni el vicio, le recibieron con agrado y cariño, co-
pués de la muerte de su padre, Antonio volvió su mo á un miembro de la familia.
vista Inicia atrás y esperimentó esa especie de Antonio frecuentó sus visitas, y cada vez se ar-
tristeza y consuelo que causan siempre los recuer- repentía mas de haberse dejado arrastrar por el
A las diez del dia Antonio se miró á un espe- pidió la mano, de su nieta.
joy retrocedió espantado; no era ya ni la sombra Ocho dias mas tarde, se verificó el casamiento,
de lo que habia sido; su juventud estaba perdi- y después de una vida oscura y llena
la abuela,
emoción, como un joven escolar, se dirigió hacia Hasta aquí la fortuna habia sonreído á Anto-
la pobre habitación de Nécatitlán. Deseaba sa- nio, como suele lucir á veces por entre dos nubes
ber si Dolores se habia conservado pura é inocen- tempestuosas un rayo de luna
te, ó si también á ella la habia arrastrado la fuer- Pero no era dueño de detenerse en la pendiente
za de la juventud. .. por donde una vez se habia precipitado. Su mis-
Entonces conoció que amaba á aquella niña, ma salud resintió la falta de aquella escitacion
pero con un amor muy distinto de los que hasta que sostenía sus fuerzas en los dias anteriores; á
entonces habia esperimentado; con un amor que poco de haberse casado comenzó á enfermarse;
absorvia todas sus facultades; que lo hacia des- las fuerzas le iban faltando por grados, mas no
confiar como un niño; que lo hacia celoso como perdia la esperanza de restablecerse.
una doncella. ...
En cuando
este estado, se paseaba por el jardin
Conoció que entre los años tranquilos de su ni- de su casa, apoyado en el brazo de Dolores, pa-
ñez y el momento presente, habia pasado una de recía un emblema de la debilidad, sostenida por
esas noches de orgía que marchitan el rostro la religión.
y
turban el espíritu. . . . mas el aura de la mañana La
enfei'medad hizo rápidos progresos, y á los
refrescaba sus sentidos.
seis meses de casado Antonio se encontró clava-
Volveremos á decirlo: tan cinto asi es que las do en su cama, imposibilitado hasta de los meno-
primeras impresiones no se borran jamas, uno de
y que res movimientos, presa de esos males ter-
cuando parecen adormecidas es, porque germinan ribles y asquerosos, provenidos del libertinage; en
y se trasforman en el silencio, como el botón que un estado en que, lejos de causar amor y compa-
—
-^--4^M^^^^^^
Con su rostro de arcángel radiante A una hermosa ensalcé, que solo ecsiste
Cruzaban los fulgores de sus ojos ¿Qué me importaba que ese mundo vano
De sus pestañas por la sombra leve: Me mirara con risa ó con sarcasmo,
Vertia perfumes de sus labios rojos, Si de Dios hasta el trono soberano
Y eran sus manos de alabastro o nieve. La inspiración me alzó y el entusiasmo?
Los sabios españoles Gomara, * y Agustín Za- La inmensa estension de esta isla, que llegaba
rate t y otros, tienen por cierto que los primeros á estar contigua á las de Barvolento, hizo tener
pobladores de las Américas fueron los moradores por verosímil á los dichos escritores que pudie-
de la isla AiJantlis, de que habla Platón, dicien- ron pasar á ellas los habitadores de la Atlántida,
do que pasaron primero á las islas de Barlovento y de esotras á las dos Américas. Tanto mas,
procsimas á ella y luego á Tierra Firme de Amé- cuanto asegura Platón que aquellos isleños te-
rica, y de aquí al Perú y á Nueva-España. Es- nían gran copia de naves, y aun puertos natura-
to ha dado ocasión á varias contiendas literarias, les ó hechos á mano para su construcción y con-
aun sobre la eesistencia de aquella isla. Para El erudito dominicano Fr. Gregorio García *
proceder con claridad, copiaré ante todas cosas alega como conjetura favorable á esta opinión,
las palabras de Platón en el Timéo. Introduce que en lengua mexicana el agua es llamada ati^
á Cridas hablando con Sócrates, con Timéo. filó- cuya palabra cree verosímil se haya conservado
sofo pitagórico, el que escribió de la naturaleza de anegada; y también Atla7itona (la mu-
la isla
y alma del mundo t J ^ Hermógenes, todos tres ger que resplandece en el agua), y el pueblo de
atenienses. Y refiriéndose Cridas á lo que ha- Atlancatepec en Atlacamani, que significa tempes-
bia oido á su abuelo: '-Tiénese por cierto, dice, y tuoso, como llamaban á la diosa de las aguas en
se sabe por tradición, que vuestra ciudad en tiem- su primer mes, que correspondía á Febrero, cu-
pos pasados hizo frente á un sin número de ene- yo nombre era Atlacalmalco; en Allati, el dardo:
migos, que saliendo del mar Atlántico se habian en Adámico, convento junta: en Ailacholoayan,
apoderado de casi toda la Europa y Asia. Por- pueblo: en Atlapatzin, nombre propio: en Alia-
que entonces aquel estrecho (de Gibraltar) era cuihuacayan, y en otros que refiere y esplica Tor-
navegable, teniendo á la boca y casi á la puerta quemada f. Aun al reino de donde esperaban
de las columnas de Hércules que vosotros soléis que habia de volver á reiuar Quetzalcoatl, le
llamar, una isla de tanta grandeza, que dicen ha- llamaban TlapaUari, situándole hacia donde di-
ber sido mayor que África y Asia juntas: desde ce Platón estaba la isla Ailáritica, que es bien
la cual habla trato y comercio á otras islas; y de mas el
singular conjetura de esta opinión; y aun
estas islas á la Tierra Firme y continente que que creyesen Moctezuma y su corte, que Hernán
estaba frontero de ellas, cerca del verdadero mar. Cortee era QiÁclzalcoatl. A los dioses de la agua,
Y aquel mar pudo decirse verdadero mar, y aque- que eran tres, llamaban los mismos idólatras Tía-
Tierra Firme y continente."
lla tierra verdaderri loe, Mallacucye^ y Xicacall. En suma, quien su-
Hasta aquí son palabras de Cridas.
• Garúa, Origen de los indios, lib.
Greg.
* Gomara, Jllst. de Indias, P. Ipág. 120. IV, cap. VIII. ^ II
t Záratt, Hist. Pcruan. Proem. ad leclorem. t Torqueniada Monarq. Ind. lib. VIIL cap,
+ Voss. Grapx. lib. I caf. 12. ^ y \^ y lib. XIII cap. II
SI POBLARON LAS AMERICAS &c. 565
piere la lengua mexicana, o la oyese hablar, o in- creian los musulmanes tener ceñida la tierra por
dagase curiosamente sus voces y espresiones com- fuera de las montañas (2); sentencia de que no
puestas de estas dos letras 1 1 muda y líquida, disiente Strahon, á pesar de la facilidad que le
como las palabras Atlántico y Atlántica^ y obser- nota Horn en desechar las opiniones de los anti-
varse que esta es una como divisa propia de guos.
aquel idioma, no tendrá acaso por inverosímiles Los que creen fabulosa la descripción de aque-
las conjeturas que por aquí forman á favor de lla isla, por haber supuesto Platón que era ma-
esta opinión los que la defienden. Tales son atle- yor que Asia y África juntas, no consideran el
cacolan^ atlixco^ tlatelloli, tlatellulco^ anhuitan, atraso que tenian en aquella era los conocimien-
etla, miet¿a?z, izcoatl^ y otras innumerables. tos geográficos del globo. Para lo cual es de sa-
Volviendo á la ecsistencia de la isla Atlántica^ ber que, dividiéndose el Asia en dos. Mayor y
es de advertir que así Orígenes y Proclo y al- Menor, de ambas ignoró Platón muchas tierras y
gún otro de los antiguos que tuvieron por fábu- provincias que no se hablan aún descubierto, ó
la la descripción de Platón, como los que poste- de que los griegos no tenian noticia. Y aun mu-
riormente los siguieron, fueron sólidamente im- cho tiempo después Pomponio Mela, al dividir la
pugnados por Crantor^ MarsÜio, Físino y Plati- tierra de que en su tiempo se tenia noticia, dejó
no, intérpretes de aquel gran filósofo; y después muchos huecos en el Asia, no por olvido, sino por
de ellos por el español Juan Serrano, que á prin- ignorar la ecsistencia de muchos paises. Porque
cipios del siglo XVII, hizo una versión de las de la Tartaria pasa á la Scitia oriental, y dejan-
obras de aquel filosofo, ilustrándolas con erudi- do en claro un espacio inmenso, solo hace men-
tos comentarios. Muévense á esto por tres razo- ción de la Sérica, donde se cree haberse inventa-
nes: primera, por donde quiera que Platón finge do la seda, y no de Gilolo, llamado por Ptolomeo
alguna cosa, suele llamarla fábula: y cuando en Caiígara, ni de las islas Mayor y Menor de Ja-
el diálogo de Timeo va á hablar de la Atlántida, ba, omitiendo á Trafohana^ que luego se llamó
dice: oye, Sócrates, una historia maravillosa, pero Sumatra, la isla mas rica del mundo, en el mar
llena de verdad:
y en el diálogo Atlántico repite Indico. Dejóse también á Malaca y al reino de
lomismo mas estensamente. Segunda, porque Siam y al de Berma y al de Bengala y Seiclali
en ambos lugares dice á quien lo oyó, esto es, y Calicut, siguiendo por el mar de Persia. Y
Cridas á su abuelo Cridas, y éste á Solón su pues Poviponio Mela, siendo tan insigne geógra-
tio; y éste, que la dejó escrita, refiere haberla sa- fo, se dejo reinos y terrenos tan grandes y opu-
bido de los Saites, sacerdotes egipcios á cuyo car- lentos en el continente de Asia, no es maravilla
go estaban los anales é historias antiguas, los cua- que tampoco tuviese de ellos noticia Platón, y
les, como dicen 3Ietastenes y A?iio, eran una es- por lo mismo que creyese de mucho menor ám-
pecie de notarios encargados de escribir los suce- bito lo que entonces llamaban Asia.
sos de su tiempo, de que daban fé, costumbre re- Aun era, si cabe, menos conocida en aquel
cibida también entre los caldeos. Por esta cau- tiempo la anchura del África; porque hablando
sa, así Beroso, sacerdote caldeo, como Mandón, de ella Filostrato [3], dice que detras del monte
sacerdote egipcio, son tenidos por de grande au- Ahila habitaban los Gétulos y los Tingas, gentes
toridad en todo lo que refieren como testigos. fieras y y después de asegurar que á los
crueles;
Tercera, no es creíble que Platón pusiese en boca que navegan por el Océano se es,tiende noventa
de Cridas tantas particularidades notables como estados hasta el rio Salece: "desde allí, prosigue,
habia en aquella isla, para significar con ellas co- no es fácil conjeturar lo que se estiende: porque
sas alegóricas, que allífueran mentiras y fábulas, después de este rio es impenetrable el África, no
cosa agena de la autoridad de Platón, ni menos hallándose ya en ella hombres algunos." El es-
para proponer enigmas, como pretende Giralda. tar por aquella parte desierta el África, lo atri-
Fuera de esto, Marsilio Filicio (1), refiriéndose bulan equivocadamente algunos al escesivo calor;
á Proclo, alega ciertas historias de los etiopes, como Claudiano, por ejemplo, que decia (4):
Instar anhelantis Lybia. qua tórrida semper quísimo de los Atlántides, tuvieron años desde
Solibus, hicmano nescit mansuescere cidtu. un mes hasta cuatro: los de Arcadia formaron su
Esto es: año de tres meses: los íberos de cuatro: los de
" Cual la sedienta Libia, Caria de seis. Los italianos Lavinios estendie-
Que de los soles siempre retostada, ron el año á trece meses de á 28 dias, que for-
No puede ser de hombres cultivada. " maba la suma de 364, tiempo en que suponían
Otros á la multitud de serpientes, de que dice hacer su órbita romanos antes que
el sol. De los
Gentibus allatumdederat serpe/itibus orbem. naban, hasta que les dio Rómulo el año de diez
Esto es: meses. A éstos añadió dos Numa Pompilio, que
"De innumerables monstruos habitada completaban el número de 354 ó 355 dias, adop-
Esta parte del orbe, á las serpientes tado por muchas naciones, hasta que Julio César
Se diera por morada, lo hizo de 365 y un cuarto, que son seis horas, y
"
Negándose á las gentes. de él le recibieron los demás pueblos. De los
De Etiopia dice también Fdostrato que se es- Caldeos, dice Xenofonte, que para las ciencias
tendia á la parte no conocida de la Libia, y que usaban del año lunar, que era un mes; y para los
fenecía en el mar: por cuya causa algunos uo tu- usos civiles del año solar. Parece, pues, eviden-
vieron al África por parte del globo: Salustio (2) te que los nueve mil años de que habla Platón
la agregó á la Europa, Yarron (3) al Asia. Aun fueron lunares y no solares; que son unos sete-
Strabon tuvo de ella tan inesacta noticia, que ase- cientos y cincuenta años con algunos dias menos.
gura haberla conquistado toda los cartagine- Esta cuenta del año lunar, dice Xenofonte haber-
ses (4), siendo cierto que en su tiempo se ignora- la aprendido los griegos de los egipcios. Por
ba la topografía interior de este inmenso pais, el donde Platón, como griego, acomodándose á las
curso de sus caudalosos rios Niger y otros, que costumbres y al lenguage de su pais, usó del cóm-
ge han ido descubriendo en los siglos posteriores. puto de los años lunares, siendo notable que esta
En nuestros días, los heroicos esfuerzos del céle- práctica se halle observada desdn tiempo inme-
bre viagero Mr. Park y Belzoni abrieron el paso morial por algunas naciones de indios.
á los recientes descubrimientos y felices progre- Objetan algunos contra la ecsistencia de la
sos del capitán Claperion y otros intrépidos via- Atlántica, el que en el mar donde se supone ha-
geros ingleses, que van á resolver, y sin duda re- ber estado, ecsisten hoy dia la que llaman de la
solverán en breve, este gran problema. Madera, las Canarias y las de los Azores. Mas
Aun parece mas fuerte argumento contra la de esta razón saca un nuevo argumento su con-
ecsistencia de la isla Atíántida el decir Platón trario el erudito Fr. Gregorio García [5], di-
por boca de Cricias.^ que nueve mil años antes ciendo que estas islas y otras esparcidas por el
que escribiese la historia de ella sucedió la guer- Océano, acreditan el terreno de la Atlántica, las
ra entre sus príncipes y los atenienses. Y antes cuales, como rocas que no pudieron desquiciar los
escribió en el 2'imco que después de esta guerra embates de loa vientos y la penetración de la
•pereció la isla. Parece desatinado este cómputo, agua, se conservaron íntegras, pereciendo y hun-
no habiendo pasado tantos años desde la creación diéndose lo que no tenia tanta firmeza. Lo cual
hasta nuestro siglo. Puede empero removerse se confirma con los volcanes de Azores y las
las
esta dificultad con solo tener presente los diver Canarias y otros, que parece imposible que en tan
B03 años con que midieron el tiempo los antiguos. corto terreno abortasen tan escesiva cantidad de
Los egipcios, por cjcmpio, cuyos añoa supone piedras, fuego, lava y cenizas; siendo verosímil
que en sus cercanías ecsistan aún trozos enormes
Dionoro Siculo haber adoptado Uranio, rey anti-
de la isla sumergida. Y así juzga que son parte
de ella las tres islas y algunas otras (jue también
(1) Lvcan. Pharsal. lib. IV.
debieron de (juedar y se anegaron después, como
(2) Stdiist. in Jvgurih. U. Barthius Adver- lo indica Floriau Docampo. Y cierto, admira la
sar, Lili. XI, cap. 25. multitud de islas grandes y pequeñas que hay en
(3) Vtírro de Reruslica, cap. 2, el do Ling el mar Océano, así en el que llaman del Sur, co-
(4) Sol/rzan. De juru Indicar. /¿¿. /, ca-p. 1. (5) Greg. García loe. laúd cap. 15.
,
Soberano del desierto, guerrero poderoso, rei- Desciende rápidamente, atraviesa los bosques
na sobre la naturaleza y la domina con su esfuer- espesísimos, las cañadas y las sendas mas esca-
zo. Un sol abrasador reverbera su altiva frente: brosas, y helo al fin en la llanura.
sus plantas se estampan sobre las rocas j sus mi- Erguido sobre su caballo, que sujeta entre sus
radas se estienden por el inmenso círculo de las piernas con el mas airoso aplomo y gallardía, no-
soledades. Allí, los espesos bosques de verdes tante su larga cabellera al soplo de los vientos,
arboledas, las estendidas llanuras, las colinas on- tendido su brazo, que blande su poderosa lanza,
dulosas: aquí el torrente, el despeñadero, la ele- recorre en instantes el estendido llano. Brilla
vada cumbre; y mas allá, al derredor, la lejana en sus ojos el orgullo de su alma: la conciencia
cinta de serranías azules confundiéndose en el de su poder alumbra su fisonoroía. En el aire
horizonte con el azul hermoso de los cielos. Hé que surca bebe un placer indefinible y sus mus-
aquí un mundo y un hombre, un imperio y un los se sacuden á cada momento como vigorizados
El salvage ha abandonado su lecho de piedra, paldas azul y blanquísima: la línea blanca que
ha empuñado sus armas que estaban á su lado y divisó apenas en el horizonte es abora una co-
ha saltado sobre su caballo que pacía á su der- lumna de humo denso que se eleva verticalmente
cumbre: se detiene en lo mas alto de la mesa y El sol ha recorrido mas de la mitad de su car<
estiende sus miradas hasta los confines del de- rera, y al descender sobre las montañas tras de
sierto. En ese momento su atlética figura se di- las cuales va á ocultarse, parece que se despoja
buja gigantesca en el disco de fuego que ha apa- de sus rayos abrasadores. El viento sopla con
recido á sus espaldas. lúgubre zumbido, y azotando los campos llega
Después de que su vista ha vagado errante en allá á las poblaciones de los labradores como
un círculo inmenso, se fija por fiii en un punto nuncio patético de la desgracia. El salvage ha
en el cual como una linea blanca se eleva una llegado al pié de la columna de humo que sale
columna de humo que se pierde entre las nubes. de una pequeña lumbrada depositada en el fon-
Esa es su guia, su faro que le marca el rumbo do de un hoyo profundo. Ecsamina los alrede-
de su marcha. dores y bien pronto descubre una piedra puesta
568 EL SALVAGR
sobre otra. La dirección de la longitud de la' dico que llena de terror á los habitantes dti
para reunirse á sus compañeros de armas. Al- En los lugares vecinos á los campos donde los
gunas huellas estampadas en aquel sitio le indi- salvages han pasado una parte de la noche, ha
can que otros de los suyos le hablan precedido en aparecido aquel astro con un brillo funesto. Pa-
acudir al lugar de la cita y ya hablan marchado. rece llevar una mancha de sangre en medio de su
El desierto es un Océano: los astros son las disco. El soplo del viento parece ser el acento
únicas guias seguras para atravesarlo: el salva ge lejano del infortunio. Caen una á una las hojas
es un piloto esperimentado. de los árboles, como caen uno á uno los hombres
Después de una marcha dilatada, cuando ya en el abismo de la eternidad. — El campesino ha
por el horizonte tan solo se descubren unas rayas abandonado su lecho lleno de inquietud. En di-
de fuego convergentes hacia el sol oculto allá en versos puntos se escuchan los tristísimos ahuUi-
los mares, el salvage percibe sobre las alturas de dos del perro, y el aire que corre es frió como el
do se escucha en el fondo del bajío. Allí está grito que saluda al nuevo dia, — Son ellos, son sus
la partida de guerreros reunida para la campaña: manos ensangrentadas las que vienen á desgarrar
allí se incorpora á ella, aquel cuyos pasos he- nuevas víctimas. ¡Ay de la madre infortunada
mos seguido, y cuya llegada la saludan los demás que ve levantar por los aires al hijo de su amor,
con horribles alaridos. y azotar contra las rocas sus delicados miembros,
Cerca del arroyuelo que atraviesa el bajío hay cálidos aún de los besos que ella le imprimiera!
varias lumbradas delante de las cuales va á de- ¡Ay del esposo cuya última mirada se fija en su
positar cada uno de los salvages que llegan, las esposa ultrajada! ¡Ay de tantos infelices que
cabelleras de sus víctimas. Ha venido la no- mueren hechos pedazos, y revolcándose en su
che y ha comenzado el bárbaro festin. Es una sangre en las convulsiones de la agonía, ven las
danza infernal, en la que en medio de las llamas llamas del incendio que devora su heredad des-
se miran los cuerpos desnudos de los salvages, que truida!
saltan descompasadamente al derredor de sus Nuestro guerrero, con sus ojos inyectados de
trofeos ensangrentados, al son de un canto hor- sangre, agitado y sudoroso, contempla un instan-
pirve de alfombra á aquella horrenda orgía, en la crueldades. Con su nervudo brazo tiene asida
que se cometen las eseesos mas inauditos. una hermosa joven, única piesa que ha procura-
Algunas horas de silencio trascurren después, do del botin. Bien pronto la levanta con su es-
durante el reposo de la feroz falange. La oscu- fuerzo atlético, la coloca sobre su caballo y se lan-
ridad de la noche la envuelve con sus tinieblas; za con ella al desierto. ... ¡Al desierto, donde
pero por fin, aparece la luna, y al primer rayo el salvage reina como el primer hombro en el Pa-
de su brillo melancólico aquella masa de hombres raíso!
hoy gozamos, no las disfrutaron nuestros prime- mas, costumbres, religión y gobierno, se necesita-
ros filósofos, esto no obstante, en nada demerita ba un genio cuyas concepciones fuesen superiores
su trabajo, ni el de los sabios de nuestra época; á cuantas se hablan presentado desde los prime-
los unos por inventores, y los otros porque han ros siglos de nuestra vida,y que comprendiera á
llevado los conocimientos hasta un grado de per- la humanidad en todas sus necesidades para po-
fección suma, todos han sido hijos de la filosofía, der ser un diestro guia en el camino por el que
y todos gozarán una gloria inmarcesible. la iba á conducir. Ese genio fué el de Filangie-
Habiendo observado el manantial de bienes que ri. Lo arduo de la empresa, nunca entibió los
tenemos de los conocimientos filosóficos, hasta ardientes deseos que abrigaba su corazón de po-
aquí no hemos observado mas de la naturaleza der ser á la humanidad; y mientras su espí-
útil
aplicada á las comodidades de la vida; pero aun ritu luchaba incesantemente con las dificultades
hay ciencia mas sublime, que es la que trata de para abrir el camino de la felicidad á todas las
los derechos del hombre, ó lo que es lo mismo, la generaciones, estas, ocultas en el seno de lo futu-
que hace que la razón se amplié ó se restrinja ba- ro, le preparaban el lugar que hoy ocupa ea el tem-
jo cierto aspecto. Esta es la ciencia del derechoj plo de la inmortalidad.
grabada en el corazón del hombre, la fuente en la El dia 18 de Agosto de 1752, fué el nacimien-
que se acrisolan todos nuestros sentimientos; el to de Cayetano Filangieri, de César, príncipe de
manantial fecundo de donde manan nuestras ins- Arianielo, y Mariana Montalvo, de los duques de
piraciones: el principal agente de nuestra felici- Fraguito. Fué el hijo tercero, y le destinaron sus
dad, porque nada podemos hacer con buen écsito, padres á servir al estado en la carrera militar, eu
si no está conforme con las leyes que Dios puso la cual entró á laedad de cinco años, y en 1759
en nuestro corazón, y á las que viven subordina- se hallaba condecorado con el grado de alférez
das nuestras facultades. Esta es la ciencia admi- del regimiento de Sanmio; pero no empezó á ser-
rable que ha conducido al hombre por el camino vir hasta el año de 1766.
de la felicidad, que aplicada alas naciones, ha di- Pasaron los primeros años de su edad, en los
vidido á los continentes, ha hecho reunir á los cuales se iba á encallar por una educación vul-
hombres, formar los pueblos, las sociedades y los gar, el sublime ingenio de que estaba dotado, y
imperios. La ciencia de la legislación no es otra que la casualidad presentó á su maestro, cuando
cosa que elmismo derecho natural aplicado á las habia perdido el camino do una cuestión de ma-
naciones que gozan como el hombre de todas las temáticas, que sostenía contra su hermano. El
prerogativas. ingeniero discípulo, sin conocer el terreno, con-
Pero no solo al Supremo Legislador estaba re- duce á su maestro al punto de la cuestión, y has-
servado escribir sobre la razón del hombre, las le- ta entonces conoció las brillantes facultades de
yes por las cuales se habia de guiar, sino que tam- que estaba adornado, y que le ecsigian uua edu-
bién al ser que le fué concedido un destello de su cación mas que esmerada. Desde este punto em-
sabiduría, le permitió hacer y dictar las leyes á piezan los primeros pasos del caballero Filangie-
las cuales se habían de sujetar las disposiciones ri, los que me parece en vano trazar, porque las al-
de los monarcas para hacer grandes á sus pueblos, mas cuyos sentimientos son elevados, se levantan
para que siendo obedientes se afirmase la ecsisten- á sí mismas á una esfera de ilusiones que les basta
cia de los gobiernos,
y de aquí naciera la felicidad para vivir; si aman á la sociedad, es por su utili-
y prosperidad de las naciones que pueblan el glo- dad física y moral, no por los placeros desorde-
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERT. 571
nados que moran en ella: su anhelo es reposar en na y advierte que la moral las condujo á su
seres humanos.
la edad de 19 años. Su pensamiento caminó has-
ta el origen del mundo, y al retroceder vino re-
El caballero Filangieri, á la edad de 17 años, sen-
tía su alma agitada por grandes deseos, y conside-
cogiendo las mácsimas que prestaron vida á los
rando que la carrera militar no daria lleno á ellos, pueblo.s para formar una obra de educación pú-
de las ciencias, para blica y privada, porque en unión de esta, veía
la abandonó, y buscó el asilo
que adornasen su espíritu. Ve la cadena de las todos los conocimientos que conducen al bien las
verdades, empieza á investigar sus relaciones, y indicaciones de los hombres. Mas no consiguien-
que sobre ellas se levanta el entendimiento hu- do el logro de sus deseos, el material que habia
mano á cuyo estudio deseaba entregarse; recorre reunido, le sirvió después para consagrarle un
con una fuente, tenian en su construcción los re- El año de 1774 fué interrumpida por un cor-
Homero y de Demostenes, vinieron á ser los ins- deseando su familia, verlo coronado con los lau-
trumentos con que se abria paso por donde que- reles del honor, quiso que se dedicase á la carre-
na, considerando el estudio de la historia como ra del foro. Ya los juzgados se hallaban en aquel
mensa esfera que puede formar el pensamiento. la barbarie habia huido y la justicia empezaba á
No se contentaba con la gloria militar que em- estender sus dominios por el cumplimiento de las
su espíritu insaciable desde el seno de sus padres, En este estado se hallaba el foro cuando apa-
se empeñaba en vencer las dificultades que impe- reció en él el caballero Filangieri, y á poco tiem-
marcha á sus grandes planes. En una edad
dia la po aparece también la ley sobre que se motiva-
temprana como se encontraba, no se deslumhró sen las causas, ley que agitó los talentos de nues-
con los halagos de la juventud, sino que firme en tro joven para que publicase sus primeros ensa-
ri, le hizo adquirir el hábito de meditar; y en zando lo que seria cuando los años le hubiesen
sus investigaciones, encuentra en la moral, la po- vigorizado, y aquella pequeña obrita, después de
y ecsamina la base sobre que se levantaron, ad- go tiempo en el libro de la naturaleza, se prepa-
mira á los hombres que las inventaron, y aqui ran para elevarse y absorver como nuevos soles
detiene su espíritu, para ecsaminar las leyes de la admiración universal. Los grandes hombres
aquellos y ensayarlas en su pensamiento para que son los intérpretes de todo lo creado porque con
modificadas aplicarlas en su época; contémplalos sus conocimientos entran á observar el seno mas
pasos que todas las naciones dieron desde su cu- profundo; y no amando las mas veces los hono-
572 ENSAYO LITEEAEIO DE riLANGMEEI.
res sociales, se dedican á buscar otra esfera ele- de una moral pura, se hallaba en medio de las
vada donde habitar, una gloria mas esclarecida, tinieblas de la ignorancia: había reuniones de
un título mas inmortal. Tales eran los deseos hombres que llamaban sociedades; pero solo el
del joven Filangieri, destinado por el Criador á nombre tenían, porque las leyes que podían sos-
ser el intérprete de la razón, á publicar los he- tenerlas se consideraban como nulas: por último,
cbos de la virtud, y á engrandecer la moral: nun- solo el crimen imperaba, y moral y sus virtu-
la
ca latió su corazón al oir los elogios que prodi- des, abatidas, lloraban las desgracias de los que
gaban sus amigos: su único anhelo era servir á las despreciaban. Hasta aquí llegó el pensamien-
la humanidad; su satisfacción consolarla; y es- to de Filangieri, y les promete llenarlas de su
tos nobles impulsos le obligaron á dejar la carre- antiguo esplendor, mostrarlas al mundo, y demos-
ra del foro para volver al seno de sus pasadas trar el provecho que las sociedades gozarían si
les á los necios que viven en la holganza y en turaleza, viciados por las instituciones antiguas,
y
los placeres, y como miserables, los compadece; completamente corrompidos por las modernas;
seguían después, los honrados artistas cuyas ma- despertar á los hombres del sueño de la ignoran-
nos sostienen la pompa del rico, á las plantas de cia;empezarlos á educar dándoles para funda-
éste,y reclama la justicia, y se queda admirado mento de su alma, la pureza de las verdades: y
de ver á los hombres que decantando su sabidu- ponerlos en el camino de la felicidad siempre que
ría corrían en pos de los honores. En todo ponia siguieran sus consejos hijos de una compasión
su pensamiento joven Filangieri, y mientras
el humana.
mas descubría, mas sentia inflamarse en su alma ¿Y qué empresa podia igualar á la que desa-
el deseo de remediar los males de la humapidad; fiaba Filangieri? Corrompidas las leyes de la
pero, ¿qué medio adoptar? ¿Qué plan podia for- naturaleza, todos sus efectos debían de ser difor-
mar cuando la esfera de sus conocimientos se ha- mes; las costumbres desmoralizadas de los hom-
llaba limitada? Sus fuerzas eran débiles para bros iban formando la mala raíz de las genera-
abrir el camino por el cual debia de seguir el ciones futuras; ¿y qué se podia esperar para la
do quiere vence los mayores obstáculos, unida á tes de donde dimana? Pero como grande era
la sensibilidad de que se halla dotada el alma de la empresa, era dificil conseguir su logro; porque
Filangieri, le hace fijar la atención sobre las le- establecida la felicidad de las naciones por las
yes que sostienen el orden social; los deberes que buenas costumbres de hombres, y estas ema-
los
el hombre tiene para con este; y siéndole grato nadas por los pensamientos, una vez corrompidos,
su estudio llenaba en parte sus deseos, siendo se necesitaba apurar la razón para enseñarles los
bien conocido que las almas generosas mas se in- límites que tienen prescritos; poniéndoles por un
teresan en buscar un remedio general para pu- lado la utilidad de su observación, y por otro,
blicarlo, que no su bien particular. Observa el — ademas del castigo, advertirles los males que ten-
cuerpo de la legislación por el cual se guiaban drían en lo futuro. Pero borrar de las almas de
los gobiernos de Europa, y se sorprende de con- los hombres las malas inclinaciones que los vi-
siderar, que una parte del globo que se tenia por cios dejan en ella, es obra esclusíva del Criador,
mas culta, se guiase por un monstruo que podia no obstante la razón que nos advierte que nues-
destruir aquellos imperios; por un tirano que opri- tros males son el resultado de nuestros vicios las
miendo la virtud y favoreciendo al crimen, pri- mas veces no basta abstenernos. Este convenci-
vaba á los hombres de sus derechos mas inviola- miento íntimo que tenia Filangieri podia haber-
bles, y los trataba como unos salvages; por un le desmayado, mas siempre sus sentimientos lo
vértigo que desatando dia á dia los lazos sociales, animaban, y mas, cuando esperaba que una vez
podría fácilmente precipitar al abismo toda la puesta la verdad al conocimiento de todos los
máquina del Las leyes estaban funda-
mundo. hombres no deberían despreciarlo. Esta era la
das en el capricho de los que mandaban, y el única esperanza que le animaba porque no se le
hombre caminaba en el crimen sin conocerlo; su ocultaba el desprecio con que la multitud trata-
razón, aunque d¡.spue.staá recibir las impresiones ría sus obras; contemplaba que el monarca, lo
ENSAYO HISTÓRICO DE EILANaiERI. 573
odiaría, porque era el profeta que se proponía tenían sobre pueblo, porque veía que la felici-
el
publicar la verdad, porque su mano iba á colocar dad del monarca prodigaba beneficios aun á las
el faro de la ilustración para que los hombres le clases mas ínfimas: por un lado se le presentaba
mirasen, y se empeñaba á ilustrar con sus cono- la ambición, queriendo destruir el trono imperial;
cimientos la razón, que hasta entonces se había se- del otro, la miseria del género humano, que ha-
parado del camino que la naturaleza les tiene bita desde el elevado alcázar hasta la mas recón-
trazado. dita choza del pastor; descubre la distancia que
Para conseguir su objeto, toca los primeros es- separa á éste del rey, y en ella ve suspendida la
labones de la ecsístencía de las cosas; se remonta injusticia, que oprimiendo al uno, favorece al otro,
á los senos mas ocultos de la razón; y la filosofía, que publicando las debilidades del primero, ador-
compañera de sus tareas, le advierte que tome por na y muchas veces oculta las del segundo: obser-
fundamento de sus trabajos las mácsimas que los va el teatro en que pasaba su vida, y cada uno de
primeros sabios legaron á la posteridad. Se pro- los objetos que tenia ante su vista le llamaba á
ban su sabiduría: todos sus hechos atestiguaban desde donde la gloria podría llevarlo á la poste-
su profundo pensar; y la conformidad de sus inten- ridad, nada le inquietaba; su espíritu, empeñado
ciones con el bien de la humanidad, patentizaban en conocer el corazón de los hombres por medio
el ínteres tan noble con que se empeñaba en so- de la luz de la razón, se difundía en sus investi-
correrla; no pasaba su vida en buscar el camino gaciones, ya fuese cuando la luz del día le ha-
de .la gloria; no deseaba unir su nombre ala vida llaba rodeado de aquellos objetos que llamaban
del mundo; no anhelaba mas de hallar una fuente su atención, ó bien cuando á la sombra de la no-
que surtiese á los mas pequeños conductos del che, representándoselos, los sometía á una rigu-
cuerpo del mundo social. rosa observación, sin mas testigos que la imagen
Mientras que Filangieri se engolfaba en el mar de una Divinidad superior á todo lo creado.
de sus meditaciones, y fatigaba su espíritu en Ya estamos muy cerca de la época en que Fi-
buscar los medios para llenar el cuerpo de sus langieri va á recoger el fruto de sus afanes: los
planes, sucedió que su tio M, Serafín Filangieri, consejos de la filosofía y los conocimientos que ha-
pasase del arzobispado de Palermo al de Ñapo- bía dado á su alma, leaniman á escribir sus pro-
Íes, desde cuyo lugar le dirigió sus instancias pa- fundas concepciones; á empezar á formar la base
Ta que entrase al servicio de la corte. El apre- del colosal edificio que tenia que levantar, y dar
cio sin igual que profesaba á su tio por las rele- á la sociedad las primeras leyes á que debia de
vantes virtudes que le adornaban, le hizo acceder sujetarse para afirmar su ecsistencia. En efecto,
á sus instancias y entrar al servicio del estado en el año de 1780, aparecen los dos primeros to-
en 1777, en calidad de mayordomo de semana de mos de la Ciencia de, la Legislación, obra del ilus-
su magostad y de su gentil-hombre de cámara, tre Filangieri, donde se veía el provecho de sus
al mismo tiempo que se dio á reconocer como ofi- continuas meditaciones; los nobles sentimientos
cial del real cuerpo de Voluntarios de Marina? de su alma hacia la humanidad; el ingenio atre-
en el cual se hallaba la mayor parte de la noble- vido que no temiendo las supersticiones de los an-
za que rodeaba mas de cerca al príncipe. tiguos, rasgó el velo de la ignorancia que tantos
Estas distinciones colocaron á Filangieri en siglos respetaron; el origen de una fuente que da-
un aunque no muy agradable con sus ideas,
lugar, ría vida á las generaciones que ecsistiesen hasta
sí á propósito para hallar nuevos descubrimien- el fin del mundo. Contenían aquellos dos volú-
tos: ^ encuentra al pié del trono y en el centro menes, primero y segundo de la obra,
los libros
de la sociedad; por una parte, veíalas virtudes del la que estaba dividida en siete: en el primero se
soberano; por otra, la influencia tan poderosa que propuso esponer las reglas generales de la eíen-
TOM. II. —XXIV. 73
574 ENSAYO HISTÓRICO DE FILANaiERI.
cia legislativa: en el segundo, discurrir acerca de bres mas instruidos, apareció la censura manifes-
las leyes políticas y económicas: en el tercero, tra- tando los sentimientos innobles de unos cuantos
tar dé las leyes criminales: en el cuarto, es- que dejándose arrastrar de la envidia,
literatos,
plicar la parte de la legislación que es relativa á nunca consultaban sus hechos á la razón, sino á
la educación, á costumbres y á la instrucción
las sus deseos. Consiguientemente, las voces que
pública: en el quinto, hablar de las leyes concer- difamaban al autor de la Ciencia de la Legislar
nientes ala religión: en el sesto, de las .que se re- cion, morian en el momento que nacian, y nunca
fieren á la propiedad; y eü el último, de lasque pudieron derribar el buen juicio que el monarca
tienen por objeto la patria potestad y el buen or- llegó á tener de aquella, confiriéndole al autor
den de las familias: en todos campeaba la eesis como prueba del singular mérito de que lo veía
tencia del orden social, la fuerza de la moral y de adornado, la encomienda de la R. O. Constanti-
la razón: y se encontraban encadenadas las leyes niana, llamada de San Antonio de Graeta.
que, ayudando á los hombres y á las sociedades, Considerando Eilangieri el buen écsito que
prometían aumentar el principio de la común con- hablan tenido en Europa los primeros tomos de
servación. su obra, y calculando los efectos que producirían
Si es inviolable la ecsistencia de los buenos al propagarse por todo el mundo, séntia animado
conceptos de los hombres, y se veneran las mác- su espíritu, sus reflecsiones aumentadas y dis-
simas de los primeros sabios, veamos la aparición puestas á continuar el trabajo que habia empe-
de un nuevo orden social reducido á un peque- zado; y aunque tenia que seguir mas de cerca los
ño círculo de leyes que se presento ante las na- pasos del soberano, desempeñando los servicios
ciones del mundo. La culta Europa, es la pri- de militar y mayordomo, sin embargo, se propuso
mera que observa á aquel cuerpo de la legisla- escribir el tercer tomo perteneciente á la legisla-
ción, y la que deseosa que se elogiase y se cono- ción criminal. El lugar en que se encontraba
ciese el gran ingenio que lo inventó, hace que se no le impedia sus continuas meditaciones, por-
propague por toda la tierra; y todas las naciones que mientras ocioso podia esperar el resultado de
uniformes elogiasen al autor: mientras que los sus disposiciones, se entregaba á la contempla-
hombres cuyas miras hacia la humanidad hablan ción de las sublimes ideas que de momento en
sido las mismas que estendia Filangieri, se hu- momento se presentaban á su imaginación para
millan ante las producciones de este ingenio, que conducirle al camino donde encontraba lo que
oculto en el seno de la filosofía, luchó con las cos- deseaba. Sus ocupaciones le tenian precisado á
tumbres de los hombres para reformarlas: y aco- vivir junto al eje de todas las revoluciones socia-
modándolas en los límites naturales, le propor- les; pero su pensamiento, distante de allí, se re-
ciona un ausilio á la humanidad y á la verdad, montaba á los primeros siglos de la historia, 6
que ambas gemian entre las naciones sin ser aten- bien á observar el cuerpo de las instituciones mo-
didas. Su obra estaba llena de la luz de la sa- dernas, viendo que por las pasiones de las cua-
biduría; de aquella curiosidad que conduce á les somos víctimas, se llegaban á corromper. Si
nuestros pensamientos á lo mas oculto de la in- traía su pensamiento al centro de los objetos que
vestigación; de aquel atractivo ó simpatía que cau- le rodeaban, se perdía en las sendas del misterio
tivaaun aquellas almas cuyo espíritu se queda al que encerraba cada uno de los personages que
borde de la comprensión. Los errores que opri- tenia cerca de él, siendo admirables las ventajas
mían las facultades de los hombres hablan des- que de este modo obtenía en sus profundas re-
aparecido: los reemplazaban las imágenes de las flecsiones.
verdades resplandecientes, que llamaban á su con- En 1782, murió su tio el arzobispo, á quien
templación á los mas ilustres literatos de Euro- estaba intimamente unido, no solo por el vincula
pa. La sabiduría lo escogió para que sacase de de sangre, sino porque la gratitud le hacia ver
las costumbres de los hombres, los tesoros inas en aquel señor, la imagen de la benevolencia y
precio.so8 que á otros mil les habia negado, reser- del respeto. El soberano, que velaba todos sus
rándole la diadema inmarcesible que solo podía y premiar su
pasos, para distraerlo de su pesar,
ceñir la frente de un reformador del sistema ci- mérito, le nombró prior de San Antonio de Sar-.
vilizado, por las naciones que le elogiaran. no, que era también encomienda de la R. O
No obstante la uniformidad con que la opi- Constan tiniaüa, la cual habia disfrutado anterior-
nión pública correspondió al parecer de los hom- mente el difunto eu tio.
ENSAYO HISTOKICO DE FILANGIERI. 575
Las almas sublimes nunca se humillan á los que en su libro quinto dice se deben establecer
males; si se entristecen un momento, vuelven lue- en las costumbres de ellos, los disj^one hasta ei
go á su constante serenidad, y ven en ellos los estremo de delatar ante la congre¿ tcion del ín-
resultados de nuestras debilidades, que bastan al- dice, la obra de la Ciencia do la Legislación, para
gunas veces para corregir nuestros errores. Así, que se decretara su prohibición, c-vao lo hizo en
.
el grave peso de un dolor como el que acababa el año de 1784. Aparece el decre^^^o y tanta CO'
de esperimentar Filangieri, no contuvo los impul- mo fué la satisfacción con que lo vieron los que lo
sos de su alma hacia la humanidad; y ya que deseaban, era la tranquilidad que r,compañaba á
deseara verlos puestos en práctica, ó que la gra- Filangieri, pues veía que su obra estaba escrita
titud hacia el soberano le precisase á publicar con el verdad y de la razón; qus
lenguage de la
los adelantos de sus nuevos trabajos, se decidió á no tenia otro objeto mas de dar conocimiento ,á
dar á luz en año de 1783 los tomos tercero y
el los que la leyeran; demostrar el camino de la vir-
cuarto de su obra, pertenecientes á la reforma de tud; poner á los hombres al alcance de sus debe-
la legislación criminal, que de tanto tiempo atrás res y cómo debian cumplirlos; y por ultimo, ma-
permanecía viciada, para que de este modo los nifestar que los hombres son igurLs cuando son
tribunales cesaran de oprimir con sus errores á igualmente cultos y virtuosos.
los infelices, atendiesenmejor sus causas, y el im- Entretanto los pensamientos que siguen el or-
perio de la justicia se consolidase en todas las den natural se ven despreciadospor una parte muy
sociedades. pequeña de la sociedad, se encuenóran rodeados
La aparición de aquellos dos volúmenes en de los elogios universales. Así pasaba con la
Europa, afirman el buen concepto que los sabios obra de Filangieri; mientras que eu la Italia reso-
hablan formado de Filangieri, y le consideran naba el eco de su prohibición, reciUa mil encomios
muy capaz de desempeñar la misión que se habia en todas las demás mundo, y mas los
partes, del
propuesto. Su comercio sublime con las ciencias que la sociedad económica de Berna le tributa-
le proporcionarlacada dia nuevas luces, y estas ba después de haber consultado el parecer del sa-
acabarían de formar el cuerpo de la legislación bio Isehanuer, á quien se le encomendó para su
á que las naciones deberían consultar para hacer ecsámen, diciendo éste que se debia colocar aque-
la felicidad de los pueblos. lla composición política, entre las primeras de su
Pero como eran benéficos á la humanidad los clase. La ilustre sociedad que tauto trabajó pa-
pensamientos de Filangieri, se creía podrían lle- ra las generaciones futuras, y que ?preció en su
gar á ser perjudiciales á la nobleza, que amante de verdadero mérito la Ciencia de la Legiüacion^
las preocupadas distinciones, de las familias; ado- dispuso que su autor fuese miembro honorario
rando las riquezas y enorgullecida con sus títulos, de aquella corporación, remitiéndole el diploma
le miran como su implacable enemigo, por las ideas en 14 de Abril de 1784, acompañado de una car-
espuestas en el tomo tercero contra la jurisdic- ta del secretario, en la cual le manifiesta que los
ción de los varones y vicios del sistema feudal, elogios que se le habían tributado á su obra, no
ademas que todos los nobles se hallaban resenti- eran sino el eco de la voz publica.
dos porque en el tomo segundo habla de la facul- Por grandes que fueran los esfuerzos que hi-
tad de enagenar los fondos y la destrucción de cieran los romanos para destruir el mérito que
los mayorazgos. Fué en efecto herir á la rique- la opinión pública había consagrado á Filangie-
za, que se consideraba con los elementos necesa- ri, nunca llegarían á conseguirlo; antes al contra-
rios para levantar á mansalva las mas groseras ria, si hubo un dia que refiecsionaran, debieron
calumnias, como en efecto sucedió poco después quedarse avergonzados de ver que las naciones
apoyándose en la superstición, para que conde- apreciaban al hijo predilecto de la Italia, que ellos
nase la obra, se estinguiera la luz que debia alum- consideraban como un enemigo implacable.
brar á los hombres en sus investigaciones, y se Entretanto, Filangieri habia tomado por espo-
odiara el ingenio que se atx'evió á señalar el ca- sa desde el año de 1783 á D. ^ Carolina Fren-
mino que debian seguir los hechos gratos á Dios del,noble húngara y aya de la infanta, hija se-
y á la sociedad. gunda de su magestad. Había sido enviada aque-
El parecer que espone el caballero Filangieri lla señora en 1780 á la corte de Ñápeles, con es-
en el libro segundo sobre la abolición de las ri- te objeto, por la emperatriz María Teresa, madre
quezas de algunos eclesiásticos, y las reformas soberana de eterna memoria. Mucho tiempo el
576 ENSAYO LITERARIO DE FILANGIIERI.
alma sensible de Filangieri resistió los impulsos gieri. La gloria, que acababa de poner sobre su
de la naturaleza; pero llegó el dia en que obede- frente un laurel inmarcesible que la Europa le
ciéndolos se entregase al goce de una pasión vir- acababa de enviar, no le deslumhró, ni los hala-
tuosa y permitida en el matrimonio. gos del orgullo pudieron conquistar su corazón.
El que es buen hijo pasa á ser padre escelen- Su carácter era fií'me é invariable; sus sentimien-
te. Ya tenemos á Filangieri en el seno conyu- tos, nacidos de un convencimiento profundo de
gal, y al lado del objeto de todo su encanto. La la vanidad del mundo, e,ran sólidos, y siempre los
vida privada, que tanto llamo su atención, podia empleaba en bien de la humanidad; su trato dul-
en estos momentos observarla mejor; está en el ce y acomodado á las distintas circunstancias; y
asilo sagrado en el que, como él decia, se debian su conversación amena é instructiva, traia las
venerar á los padres de familia; donde la mirada mas veces las luces que debian alumbrar las cues-
del legislador no podia entrar; donde solo los tiones que se promovían en el círculo de sus
consortes se consuelan en sus aflicciones, se ani- amigos.
man en la adversidad y se aman en la virtud. El A pesar de su sabiduría, nunca se vio un rayo
Logar doméstico tenia mil encantos para el alma de ostentación que viniera á ofuscar su frente.
sublime que apenas lo habia concebido, y bailán- Compadecido de todos los hombros, siempre los
dose en la presencia de ella, solo faltaba gozarlos. consideraba iguales á él; á los ignorantes que veia
En efecto, pronto llega á ser padre de familia no conocian la verdad, procuraba manifestársela
el que antes de serlo se atrevió á señalar el ca- para sacarlos de su abyección y darles á conocer
mino que debian de seguir los consortes; empie- los tesoros que encierra todo lo creado; á los sa-
za á poner en práctica todo aquello que fué por bios que llenos de falsas doctrinas quieren mil
largo tiempo el objeto de profundas meditacio- veces disputar con osadía aun con el mismo Dios,
nes,y en lo cual encontraba apoyada la felicidad procuraba con su prudencia y principios desper-
doméstica y la general de la sociedad. Sus pen- tarlos de ese sueño de ilusiones en que se enca-
samientos sobre la educación de los hijos eran lla el alma; á los hombres que lejos de las ciuda-
demasiados y no faltaba mas que
sólidos, .tener des viven oprimidos por la miseria, llenos de tra-
un objeto que alumbrar con las luces que tenia. bajos penosos, plagados de los resultados de una
Su hijo primogénito vino á ser el objeto que bus- vida descuidada, procuraba aliviarlos alumbran-
caba; sus tareas las consagró como buen padre, do las disposiciones del soberano; y que por últi-
y el fruto de sus esfuerzos vendría su patria a, mo, dirigía con sus consejos á la mayor parte de
disfrutar algún dia. los que en aquel entonces tenian depositado el
garias al Dios de los justos. ¡Cuántas familias ba mas grande de su virtud, pues no teniendo
en el seno de la indigencia hubieran perecido, si mas placer que hacer bien á sus semejantes, y
no hubieran encontrado al genio personificado ocultarlo ante los ojos de los demás, se mortifica-
de la virtud! ¡Cuántos jóvenes, esperanza de la ba cuando en su presencia se proferia un enco-
Italia, no se hubieran quedado sepultados en el mio á sus talentos. Mil veces fué Filangieri el
olvido, 8Í no hubieran encontrado al padre adop- único objeto de los viageros que visitaban la Ita-
tivo á quien adoraban! Y sin aventurarse, pue- lia, y cuando le anunciaban la visita de algún
de decirse, que los pasos que dio la Italia en el desconocido, llenándose de aquel rubor que mues-
camino de la gloria y de la civilización en aque- tra la virtud cuando se elogia, casi se rehusaba
llos tiempos, casi fueron por sus pensamientos. á acceder á que le conociesen como fuente inago-
Los hechos probaban la virtud acrisolada que table de las luces que emanaba la Ciencia de la
se hallaba unida al gran genio que poseía Filan- Legislación, y otros mil hechos que se leian sobro
ENSAYO LITERARIO DE FILANaiERI. 577
la frente del hijo distinguido de la Italia. Mas obras debian de ser ciertas, profundas, fundadas
esta resistencia la vencia su razón; no por el de- en principios generales, que se acomodasen á to-
seo ardiente de ir á recibir un nuevo encomio dos los hombres, y llenas de amor á la humani-
ante las personas que, como él decia, se dignaban dad, á la que conocía muy á fondo, y para la que
conocerle; sino siempre noble en sus pensamien- procuraba alcanzar del Eterno todo su remedio.
tos, se presentaba ante aquel desconocido, ya por La religión solo nos manda acomodar nuestras
sacar alguna nueva verdad de aquel corazón, por- acciones á ciertos preceptos que nos dicta la ra-
que vivia convencido de que todos los hombres zón para nuestro bien y conservación como los
son capaces de algo bueno; ya por ensayar sus demás. En esto la fundaba Filangieri, porque
principios y corregirlos según los hechos se lo todo su anhelo lo ponia en conquistar un medio
fueran advirtiendo; ya por tener una idea del mas sencillo por el cual acercar la felicidad al
cambio de las costumbres en cada pais; ó ya, en pobre, contener los abusos de los ricos, y oponer
fin, para con pocas palabras, si posible fuese, ma- un dique á las arbitrariedades de los monarcas
nifestar cómo se perfecciona el pensamiento in- que oprimen á sus subditos. Tan grandiosos
culto, y alumbrar mas aquel que en su presen- afanes, no podian ser sino emanados de un cora-
cia se dejaba ver capaz de recibir sus luces, para zón verdaderamente religioso, que sacrificando
trasmitirlas á los que, como quien le visitaba, no su descanso por la felicidad de los hombres, solo
tenian la ocasión de tratarlo. Tan noble así esperaba la recompensa que recibe el justo al pa-
era su alma. No veia mas que el interés del es- sar á la eternidad.
píritu, sin que le disipai-an los intereses materia- La sensibilidad del corazón de Filangieri, uni-
les, único objeto de las almas mezquinas, que em- da al pleno conocimiento que tenia de cada uno
bruteciendo su alma, la hacen presa del oro, se de los que le rodeaban, hacia nacer en una to- él
sacrifican á él y solo viven para hoy, sin pensar lerancia admirable. Con bastante empeño pro-
en que desquiciada la base en que descansan, de- curaba, si no derribar las creencias de los impíos,
ben perecer como las halagüeñas ilusiones que al menos ponerles un dique que las contuviese
embriagan sus sentidos. en pequeño círculo en que nacian; y cuando
el
Mas á Filangieri solo espantaba la grandeza veia que el alma, estraviada por las pasiones, se
del Omnipotente, y de consiguiente, su virtud encallaba en los crímenes, solo rogaba al Eterno
debia ser ejemplar. No era aquella virtud efí' por ellas, pues tenia el convencimiento que solo
mera que mil veces ecsigen las circunstancias pa- Dios puede cambiar los pensamientos, corregir
ra conservarse en el mundo; sino aquella virtud las acciones y salvar al alma de la miseria y de
hija única del Eterno, que baja á habitar en los la abyección.
corazones, porque el alma se eleva á solicitarle El nuevo estado en que se hallaba, no hizo va-
ante su trono. El que conoce la verdad se acer- riar sus intenciones: siempre firmes y acomoda-
ca á Dios, que es la primera de ellas; y el que la das á los preceptos de la virtud, le proporciona-
abriga en su corazón, tiene en sí la semilla fe- ban las satisfacciones que deseaba, y de las que
cunda de la cual emana la felicidad. El alma de también gozaba una esposa fiel y virtuosa que
Filangieri, entregada á recorrer la cadena de todos obedecía aun sus simples indicaciones. Este es-
los principios conocidos de todas las ciencias, tado de felicidad sirvió para inflamar el deseo que
llegaba ante el augusto misterio que dio origen tenia Filangieri de separarse del servicio de la
á ellos. De este modo adquirió el conocimiento y retirarse á la soledad. Se sentia viva-
corte,
de los sublimes preceptos de la religión. Los que mente impelido por aquel deseo; pero se conside-
ésta nos enseña los tenemos grabados en nuestro raba desagradecido si se separaba del lado del
corazón; los límites que abrazan nos los marean soberano, á quien debia su felicidad. Entran
nuestras facultades. en pugna sus deseos con la gratitud, y vencen
Bastaba que Filangieri abrigase la verdad en aquellos, porque veia que el fin que le llevaba á
su corazón, para que la religión tuviese su culto la soledad, era el de buscar nuevas verdades, y el
sagrado. Elevado continuamente su espíritu en modo como debia difundirlas, demostrarlas á los
la meditación del enlace de unas causas con hombres para su y sembrar el afecto hacia
bien,
otras, con qué ardor no adorarla á la primera de la humanidad, que consideraba que seria mas útil
ellas! ¡Cómo procurarla seguir los principios que que tener su persona al pié del trono.
la luz divina le presentaba! De este modo sus Pero dejar la fuente de donde había adquirido
578 ENSAYO LITEKARIO DE FILANGIERI.
tantos conocimientos, el foco de sus observacio- leyes pertenecientes á la religión, á las que habia
nes ? Sin embargo, necesitaba de tranquili- destinado el libro quinto de su obra; pero fre-
dad para continuar la construcción del edificio cuentes quebrantos que tuvo en su salud, le im-
que liabiaempezado, y para el efecto solicitó des- pidieron continuar trabajando casi al fin de su
de el verano de 1783 una licencia del soberano gloriosa empresa.
para separarse de los servicios militar y de la No puede haber sociedad sin educación; nación
corte, y habiéndola obtenido, pasó á vivir á una sin gobierno; ni gobierno sin virtudes, Todos los
casa de campo de la ciudad de Cava, distante de hombres, para unirse en sociedad, es preciso ten-
Ñapóles cerca de 25 millas. gan algunos conocimientos, lo que no se consigue
Hallándose Filangieri en medio de la soledad; sino por los principios que nos llevan al conoci-
viendo cumplidos sus deseos; considerando el es- miento de nuestros derechos, y nos los da la edu-
tado de su felicidad, y rodeado de las circunstan- cación. La representación nacional la forma su
cias que deseaba, solo faltaba que escribiera sus constitución, diferente á las demás sociedades,
nuevas concepciones para concluir la obra cuyo ñn que es que constituye su gobierno; y éste no se
lo
le llevaba á aquel lugar. Solicita con empeño afir- puede afianzar sin las virtudes, pues mal puede
mar las verdades que sirven de base á la educa- llamarse gobierno una constitución viciada y se-
ción, tanto pública como privada; probar que de parada del orden natural. La influencia de la
su cultivo nacen las buenas costumbres, y reunir educación en una sociedad, se deja ver desde el
el material que necesitaba para el libro cuarto de momento mismo en que esta madre de los hom-
su obra. En efecto, reunidas sus meditaciones, bres les prodiga sus conocimientos, la memoria los
observadas en su fondo, y coordinadas por su in- conserva, el juicio los compara, y el ingenio los
genio, aparecen en 1785 en tres volúmenes, los trasforma. De este modo todos los pueblos van
cuales componían el libro cuarto de su obra, alcanzando su perfección; pero esto no es bastan-
y
que trataba de la educación, costumbres é instruc- te si la constitución de aquel pais no protege las
ción pública. Aparecen estos monumentos con- fuentes de las riquezas, que son la industria y el
mún como particular: los hombres se encuentran milla admirablemente. — Pero si es necesaria la
á las puertas de un nuevo camino; las naciones virtud en los monarcas, lo es mas en los gobier-
una norma á que acomodarse para hacerse feli- nos republicanos, en que estando el poder mas di-
ces: el caballero Filangieri presenta á todas las vidido, y por consiguiente mas sujeto á las distin-
generaciones el bien que pueden gozar en el mun- tas deliberaciones de los hombres que lo poseen,
á los habitantes de todo el globo, una nueva épo encuentra comunmente con hombres que se ele-
ca que comienza desde la publicación de su obra. van al poder, solo para llegar á ser la afrenta de
Pero faltaba que tratar acerca de las leyes de su pais. Mas si al contrario, se eleva el hombre
la religión, que naciendo con el corazón del hom- sobre los demás por su mérito y virtudes, y
bre, engrandece sus acciones; afirma sus resolu- es capaz de cautivar con sus convicciones á las
ciones; fomenta la piedad; edifica los cimientos so- voluntades de los que le escuchan, mucho ten-
ciales; y apoya la ecsistencia de las eociedaclcs. drá que esperar aquel pais, de un hijo que puesto
¿Y qué hacer para establecerlas, cuando la supers- por la Providencia sobre sus hermanos para con-
tición las habia corrompido? Ya en el plan de ducirlos, cuujple con su misión. Este genio dis-
Filangieri se hallaban vencidas las dificultades i tinguido que muy raras veces se encuentra unido
que se podian presentar cuando apareciesen las '
engrandecerse como el faro mas luminoso que los Así, aunque la sociedad de Ñapóles se hallaba
guie por la senda de su felicidad. en buen orden cuando apareció en ella Filangie-
No ocultándose al soberano de Ñapóles los ta- ri, sin embargo, necesitaban sus leyes algunas re-
lentos de Filangieri, el genio á propósito que le formas sin las cuales no podria llegar á su en-
podia darlos consejos que él necesitaba, y poner grandecimiento. Para conseguirlas buscó un mo-
en su mano los medios de llevar a Ñapóles por do de vencer las dificultades que impidiesen sus
el sendero de la grandeza y prosperidad; piensa planes;una ciencia por medio de la cual pudiese
arrancarlo del seno de la soledad en que se halla- conservar y aumentar las riquezas del erario; unir
ba, y traerlo al centro de la corte, donde se ha- las voluntades de los ciudadanos para que se afir-
cían casi necesarias sus luces. En efecto, en 23 mara la ecsistencia del trono, y demostrar al con-
de Mayo de 1787, le nombró consejero de hacien- sejo la necesidad que habia de fomentar la indus-
da dé Ñapóles, con lo que consiguió su objeto. tria y los talentos para alcanzar la felicidad del
Siempre engolfado Filangieri en sus medita- pais. Un círculo de dificultades tenia á la vista,
ciones, estaba muy distante de que el monarca se y solo se consolaba con hallarse en un lugar des-
ocupase de él, y cuando mas contento vivia en el de donde podia atender á la clase mas infeliz de
seno dé sus satisfacciones domésticas, recibió el los hombres, por quienes solo se interesan las al-
tante la gratitud le hace sacrificar todo cuanto nido aprobación; se habia conocido su utilidad, y
era mas grato á suí^ ojos, por venir al llamamien- se encontraba en el lugar mas á propósito para
to que se le hizo; y dejando la soledad, pasa al cen- pedir se pusiesen en práctica para el provecho de
tro del cual huia, porque los honores le haciaú ad- sus conciudadanos. En efecto, en el silencio de
mirar. Su presentación en el consejo le atrajo la noche disponía sus planes para presentarlos al
nuevas simpatías, y mas cuando todos esperaban dia siguiente al consejo, y cuando aparecían en
que en ese entonces debia de poner en practica él, se presentaban llenos de aquella persuasión
las leyes de economía política que con tanto tino hija de los verdaderos afectos de un corazón que
habia concebido, y corregir los vicios que la am. se interesa por el bien común: todo el consejo
bicion de las almas mezquinas habia introducido. unia su parecer al del caballero Filangieri,
y sus
Dos son los principios por los cuales ecsiste la verdades servían de fundamento á cualesquiera
sociedad; él primero es la ilustración; el segundo ley que se quisiese formar; su elocuencia bastaba
es el orden con que están distribuidas las rique- á satisfacer cualquiera duda, y ese dominio que
zas: fundándose el uno en el pensamiento, y á su tenia sobre todos aquellos á quienes se les habia
desarrollo se debe su establecimiento, y el otro confiado la hacienda pública, prometía á la Italia
en el terreno del pais, en su industria y comer- un porvenir de prosperidad.
cio, dependiendo su conservación de las leyes Pero, ¿qué dura la dicha en este mundo? un
económicas. Para establecerlos, bastará fomen- momento, y las vicisitudes de la vida de los hom-
y formar le-
tar laá tiernas facultades del niño, bres pasan á la de las naciones. Así el risueño
yes económicas, que puedan aumentar las rique- porvenir que debían dar á la Italia los sublimes
zas del pais, la industria y el comercio, y esto conocimientos de Filangieri, se eclipso; y á una
formará la comodidad de los ciudadanos, su feli- escena de gusto sucedió la de tristeza, que causó
cidad y el progreso de las sociedades. Sin du- la falta de salud del hijo predilecto de Ñápeles.
da: veamos el cuadro que nos presenta el desar- El continuo estudio á que se había entregado
rollo del pensamiento humano; en él encontramos desde sus primeros años, empezó á debilitar el
la cadena que forman los descubrimientos, apo- vigor de su naturaleza, que se habia desvastado
yados en la sabiduría de los primeros hombres por la pérdida del equilibrio que hay entre los
que reemplazaron con sus mácsimas, las creencias ói'ganos que están dispuestos á recibir las impre-
de la ignorancia: ecsaminemos los preceptos á siones que nos causan los objetos estemos, con
que los acomodaron, y ellos demuestran sus ven- los que en el estómago reciben los alimentos para
tajas. Pero aquellos preceptos que la ilustración su nutrimento y descomposición. Este es el re-
nos presenta, son susceptibles de algunas altera- sultado que produce á la parte física el cultivo
ciones, y es preciso hacerlas
por la conservación de nuestro espíritu; y el que conociendo los hom-
y engrandecimiento de las sociedades. br;es sensatos, no basta para retraerlos de sus afa-
580 ENSAYO LITERARIO DE FILANaiERL
nosas tareas. Aunque Filangieri sentía los efec- plir con los deberes de su religión, y su alma, lle-
tos de sus profundas meditaciones, esto no obs- na de aquella paz que da la virtud á los que la
tante, no abandonó la pasión decidida que tenia veneran, se encontraba dispuesta á unirse al
de ser útil á la humanidad con las luces que po- que le dio su ecsistencía. Pero poco después vol-
dia recoger y sembrar en cada una de las pági- vió el mal con mas fuerza; los ataques convulsi-
nas que escribía. vos hicieron que sus facultades volviesen al pri-
Continuos dolores de estómago que padecía mer estado de adormecimiento, y ni el amor con-
desde 1781, fueron los que dieron principio á sus yugal que rodeaba su lecho, ni las demostraciones
enfermedades; á medida que avanzaba el tiempo, de mas fina amistad, fueron suficientes para
la
su naturaleza desfallecía, y aunque su espíritu variar un momento á aquel penoso estado en que
siempre vivía entregado á sus goces, los terribles se encontraba, el fiel esposo, caro amigo, padre
cólicos que desde que estaba en Cava le empeza- de humanidad é hijo querido de la sabiduría-
la
ron á amagar, le postraron hasta el estremo de Permaneció con aquella sensibilidad que desde
abandonar su trabajo. Pero tan pronto como se su principio le causó la enfermedad, hasta la no.
hallaba restablecido, volvía al seno del cual solo che siguiente al lunes 21 de Julio, en la que en-
los males físicos podían separarlo; porque ni los tregó su espíritu al Criador, no cumpliendo los
consejos de sus íntimos amigos, ni las tiernas sú- 36 de su edad.
plicas de su amante esposa, llegaban á conseguir- ¿Quién puede comprender los arcanos de la
lo. Todo lo sacrificaba al bien de sus semejantes^ Divinidad? ¿quién puede prever sus mandatos?
porque así lo creyó hasta el último momento de Nos admiramos de la muerte prematura de un
su vida. amigo, y descuidados, no queremos creer que nos
Repentinamente se nvxbló la alegría que brilla- sigue en todos los pasos de la vida.
ba en el rostro de Filaugieri; su alma ya tenia La muerte del caballero Fílangieri cubrió de
aquella tristura que tienen las almas sensibles y á toda la Europa; todos sus
luto á la Italia
cuando empiezan á presentir su partida para la conciudadanos lamentaban su pérdida, en todas
mansión de Divinidad, y este motivo, mas que
la las clases de la sociedad se vieron los dolorosos
un mal parto que tuvo su esposa en 1788 y la en- efectos de su muerte. El infeliz lloraba la pér-
fermedad de su hijo, le abatió sobre manera. Con dida de su padre bondadoso; el monarca la de un
el objeto de respirar mas puro y de que
un aire subdito virtuoso, que debía haber hecho con sus
su hijo pasase su convalesoencia con mas gusto, conocimientos la felicidad de su patria. Aquel
procuró trasladarse á Vico Ecuense. profundo sentimiento que tenia el soberano, era
¿Pero quién le había de decir que aquel lugar, una prueba mas del esclarecido mérito de Fílan-
al que solícito partió en pos de ausilíos para con- gieri. A todos los que le rodeaban les decía:
servar su ecsístencía, había de presenciar su muer- " Que había perdido Ñapóles el grande hombre
te? Así, pues, desde que llegó, no encontró el " que había comprendido cuáles eran las verdade-
descanso apetecido; sino que minando su natura- " ras obligaciones de un gobierno, y que hubieran
leza el mal que tanto tiempo ha adolecía, se acer- " llevado aquel imperio al lugar en que se halla-
caba el momento en que su físico abandonase el " ban colocados los primeros del mundo."
espíritu que le había prestado su ecsistencía. Pero no contento el monarca con publicar los
A pocos días de vivir en aquel delicioso lugar, sentimientos de su alma, verdaderos elogios que
le acometió una terrible afección iliaca, á la que honrarán la memoria de Filangieri, quiso con
siguió una calentura pútrida, que desde sus pri- mano protectora beneficiar á su familia, señalán-
meros accesos manifestó todo lo que había de te- dole una pensión anual, y encargándose también
mer. Todos los socorros de la medicina eran de dar una educación brillante á los hijos de tan
inútiles, porque ya su naturaleza no podía resistir ilustre vasallo, cuyo cadáver fué sepultado en la
aquella enfermedad. Un acometimiento letár- iglesia Catedral de Vico Ecuense, el cual quedó
gico había ocupado sus facultades intelectuales cubierto con una sencilla lápida llena de grandes
desde el viernes 18 de Julio. Por un acaso de recuerdos.
los que en semejantes lances son tan provechosos, ¡Oh átomo de tierra que ve-
Filangieri! cada
volvieron á su orden las facultades de Filangieri, mos en el mundo, os la imagen de la nada; todo-
vio sereno el estado en que se hallaba, apro- desaparece pocos momentos después de que nace.
vechó los últimos momcntob de bu vida en cum- Aquella lapida que cubre tus restos, no la habrá
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANaiERI. 581
respetado la mano del tiempo, tal vez ya habrán riquezas, por las distinciones que habia entre es-
desaparecido los signos que representaba tu me- tos, y por último, por la potestad sacerdotal que
moria; pero no se han olvidado los preceptos que tenia tanta influencia sobre la voluntad de casi
tu divina elocuencia dejó para que se grabai*an todos los ciudadanos, aun de los paises mas cultos.
en los corazones de los hombres; pasarán de ge- Después pasaba á tratar de los verdaderos
neración en generación, y su mérito se aumenta- principios por los cuales pueden fijarse los lími-
rá mientras sean mas conocidos. Mas veamos tes sobre el sacerdocio y el imperio (1): y aquí
ios tesoros que dejo á la posteridad, y contem- se proponía mostrar la nulidad del principio del
plemos cada uno de sus manuscritos, vehículos cual partían los defensores de dos partidos opues-
que llevarán hasta el fin del mundo sus sublimes tos, deduciendo derecho del hecho, y tratar de
el
la Ciencia de la Legislación; las grandes concep- nos clérigos. Después pasaba á demostrar toda
ciones de su autor, ya estaban encadenadas, apo- la influencia que tiene un sistema legislativo pa-
yadas, y en el mejor orden para presentarse á la ra impedir se introduzcan aquellos principios (4),
luz pública; pero las infaustas circunstancias que
y cuáles son los medios que deben oponerse para
hemos visto rodearon á Filangieri en los últimos conservar aquella parte de la religión, la mas ne-
dias de su vida, le impidieron llenar el plan que cesaria á la vida del hombre valiéndose para
(5);
tenia formado, como se verá por el índice que se esto de analizar los remedios mas á propósito, y
encontró entre sus escritos, y que presenta el nú- discurrir, ante todas cosas, de las leyes relativas á
mero de capítulos de que habia de constar aquel la ecsistencia de los gefes y demás individuos
(6)
tomo, así como también las materias que en él se del sacerdocio (7): en seguida, de las relativas á
proponía tratar. su ecsistencia de la jurisdicción
(8), al ejercicio
Se proponía primeramente recorrer todas las eclesiástica al de las funciones eclesiásti-
(9),
falsas religiones, demostrar sus inconvenientes, y cas [10], al del culto público [11], y en fin de la
advertir los medios de precaverlos (1). Después tolerancia religiosa [12].
intentaba hablar (2) de las ventajas inestimables
Ya vemos formado el monumento inmortal
del cristianismo, de los estremos pernicio-
y (3) consagrado á la sabiduría: todo el cuerpo de la
sos de la superstición, de la irreligión, de los cua-
Ciencia de la Legislación, imagen de una divini-
les sedebe estar distante; y aquí, después de pre. dad protectora, fuente inagotable de bienes para
sentar la historia de los males que la superstición
la humanidad, y que basta para conservar y, au-
y la irreligon han causado en el cristianismo, in- mentar el terreno de todos los países del mundo,
tentaba hablar de los males producidos por la
mezcla del gobierno espiritual con el temporal, —(1) Cap. 6.— (2) 8.— (3) Cap. 9.—
Cap.
por la ignorancia de algunos sacerdotes, por sus (4) Cap. 10.— (.5) Cap. 11.— (6) Cap. 12.—
(7) Cap. 13.— (8) Cap. 14.— (9) Cap. 15.—
(1) Caps. 1, 2, 3, 4.— (2) C.if. 5.— (3) Cap. 6. (10) Cap. 16.— (11) Cap. 17.— (12) Cap. 18.
TOM. II. —Xxiv. 74
582 ENSAYO HISTÓRICO DE FILANaiERI.
las virtudes en 1"" costumbres de los pueblos, y segunda. Supóngase que en el momento no se
la prosperidad en ^^-dos los gobiernos; ¡ojalá y llegasen á ver los resultados; pero de ningún mo-
que todos los q-v; están encargados de dirigir los do puede probar esto que la Ciencia de Ix Legis-
destinos de los hombres, oyeran la dulce voz con lación era difícil- de sistemarse, ni que sus efectos
qiié les habla el autor de la Ciencia de la Legisla- serian casi superfinos. Sométase á prueba cual-
don, siguieran sus verdaderos consejos, que no se quiera de sus principios; calcúlense sus resultados,
.dejaran arrastrar de sus pasiones; que jamas dic- y se tendrán algunos de los medios por los cua-
taran leyes por su capricho y conveniencia; y que les se consigue el beneficio común. Este es el es-
por último, vieran á toda luz, qiie el verdadero píritu de la Ciencia de la Legislación, el cual de-
bien consiste en gozar de la satisfacción que deja be acompañar á todos los legisladores; y una vez
en el alma un beneficio común. Entonces, todos poseídos de él, buscarán la fuente de donde na-
los gobiernos serian felices, y no caminarían co- cen todos los bienes de la sociedad.
mo hoy al abismo, por la ciega ambición de que- Pero aquella obra admirable para todo el mun-
rer hacer su bien particular barrenando los sa- do; aquel monumento, objeto de las meditaciones
grados deberes de su obligación. de Filangieri, no bastó para llenar su pensamien-
Pero volvamos á observar las partes que com- to, que del ecsámen de un cuerpo pasaba á bus-
ponen el cuerpo de la Ciencia de la Legislación. car la esencia que le había creado, y se difundía
Está apoyada sobre algunos principios genera- hasta lo infinito. Como es el pensamiento son sus
les, de los cuales parten todas las verdades cuyo deseos. Las almas sublimes se llegan á elevar á
conjunto forma una antorcha luminosa. Parece las regiones mas maravillosas, y buscan entre
que su autor se propuso seguir en todo la marcha aquellos cuerpos brillantes que sostienen el altar
de la naturaleza: ecsamina un principio, observa del Omnipotente, un destello de la Divinidad.
sus resultados, y de éstos pasa a observar otros Mas en vano, toda la sabiduría del hombre no al-
para ir formando la cadena del orden social. To- canza á comprender un objeto, y cuando un es-
tas de muchos siglos atrás, se presentan con un ma atrevida de Filangieri no se detiene á la pre-
carácter interesante, cautivan la voluntad de los sencia de aquellas; y buscando los medios de co-
que las leen, y como que conmueven al alma, se nocerlas, se dedicó á escrilDir la Nueva ciencia de
graban con una rapidez admirable. las ciencias, deseando que por ella se instruyera
Cada espresion con que se hallan escritos los á los individuos de la segunda clase del pueblo;
sentimientos de Filangieri, está llena de una viva y discurriendo sobre la materia que trataba de
elocuencia; son los acentos de una dulce armonía estender en su obra, decía: "Todas las verdades
con que se manifiestan las almas sublimes; son los " tienen entre sí un enlace, y esta cadena, inter-
verdaderos afectos que abrigaba el corazón sen- " rumpída frecuentemente á los ojos de los hom-
sible de aquel joven ilustre. Muchas veces deja- " bres, es tan continuada en la suprema inteligen-
ba á un lado las figuras retóricas que podian ha- " cía de la Divinidad, que todo el saber de esta
ber presentado su obra con mas esplendor, por " se reduce á un principio único é indivisible, del
presentar las verdades tan puras como las conce- " cual son consecuencias mas ó menos remotas, to-
bía. Tenia el convencimiento de que lo bello lu- " das las demás verdades; y añadió que si pudiése-
ciedad, y que para cautivar el alma, solo se nece- " pío. Entonces dependería toda ciencia de un solo
" principio, y los principios de las diversas cien-
sita un lenguaje que espresaudo ideas profundas,
Legislación para sistemarse, se consideraban difí- " tarían comprendidas todas ellas." En esta obra
ciles de establecerse, porque prevenían la correc- se proponía recorrer todos los objetos que están
ción de los abusos y la creación de nuevas cos- al alcance de nuestro entendimiento; observar el
tumbres. Basta el cuidado del legislador para enlace que tienen unos con otros; sacar doctrinas
renccr todos inoonveniontcs de la primera y
los generales de las particulares; y ya que el pensa-
tratar de educar á lo3 hombres para conseguir la miento humano no puede llegar al conocimiento
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERL 583
de aquella verdad, causa de las causas y él motor " gran paso que presenta al entendimiento hu-
principal de lo creado, el caballero Filaügieri se " mano."
proponía llevar nuestro espíritu al sumo grado de "Miremos, pues, las ciencias, como las mira la
su perfección, penetrando el fondo de las verda- "Divinidad. Elevémonos sobre ellas para con-
des mas metafísicas para sacarlas al conocimien- " templarlas, ecsaminarlas juzgarlas. Lo que
y
to de todos los hombres. No bastaba á su inge- " ahora tiene un solo aspecto, tendrá entonces
nio poner bajo su dominio todo lo creado, sino " muchos. Lo que ahora se mira por un solo
que quiso también guiar al espíritu que nos vivi- " lado, se mirará entonces por todos. Veremos
fica, ante la presencia de la causa primordial; ele- " de arriba abajo el vértice de estas grandes ma-
" sas, y convertiremos, cuanto mas nos
varlo á su verdadero ser, y que derramase todas sea posi-
las luces de que es capaz como infinito. " ble, este archipiélago de islas en una cordillera."
Al proponerse tratar de la ciencia de las cien- El pensamiento que se atreve á llegar á la
cias, ó lo que es lo mismo, la Nueva ciencia de las presencia de quien lo creó, no desdeña penetrar
t.i'¿«<;¿ÉJ!s,yaIiabia acometido su grandiosa empresa; por la barrera que han levantado los siglos; sacar
ya su pensamiento habia alimentado el germen de del polvo las generaciones, animar á los hombres,
sus inspiraciones; gozaba de sus resultados; veia formar las sociedades y darle vida á los tronos.
sus buenos efectos, la influencia que tendría sobre Así pensó hacerlo el inmortal Flangieri, porque
todos los descubrimientos; la luz con que alum- se proponía escribir la Cieiicia universal 'pc-Tenne^
braría á los hombres en todas sus empresas, y la en la que debia inmortalizar á todos los hombres,
felicidad qjie resultarla á la sociedad por la ad- á todas las sociedades é imperics; cuanto hubie-
quisición de aquella obra. Pero por desgracia se pasado en el mundo desde su creación, y aun
solo se quedaron los frutos de esta obra, en la mas, asegurar de la solidez de sus principios,
imaginación del autor; únicamente se encontra- cuál seria el porvenir de las generaciones futuras.
ron los apuntes de los libros que debia consultar Esta grandiosa empresa se proponía al tratar de
para hacerla, y un fragmento de la introducción la historia universal perenne, porque habiendo
que debia dar principio á obra tan profunda. recorrido las distintas generaciones, sus costum-
Aunque los fragmentos que se encontraron en- bres, su religión y gobiernOj no hizo otra cosa que
tre sus manuscritos, y las luces que estos despi- estudiar los distintos caracteres de los hombres,
den sea demasiado débiles; con todo, debemos la influencia de sus costumbres y su religión so-
observarlos, y del principio sacar la consecuencia bre la sociedad, y de aquí colegia las leyes para
de lo que seria el todo con respecto á aquella par- cada una de las diversas sociedades, que estas
te que observamos, o el foco de la luz del cual templaran ó activaran el espíritu de los hombres,
apenas podemos percibir un destello. Todas es- los acomodaran á ciertos usos, haciendo de aquí
tas razones me obligan á trascribir aquellos pen- las costumbres peculiares á cada nación según
samientos llenos de sabiduría con que se velan su clima y religión. De este 'modo iba demos-
las concepciones de Filangieri, y que darían prin- trando la influencia de las generaciones pasadas
cipio á la Nueva ciencia de las ciencias. "¿Qué es sobre las venideras, y de aquí nacería el remedio
" lo que sabemos (dice),
y qué es lo que podemos Aq tantos errores como han sepultado á muchos
" saber? ¿Por qué parte son inmobles los lími- imperios en el olvido.
" tes de las ciencias? ¿Por qué parte pueden en- Al proponerse pintar Filangieri los distintos
" tenderse? ¿Cuál es su imperfección necesaria, caracteres de los distintos hombres, .sus costum-
" y cuál quede repararse? ¿Cuáles son los vacíos bres, su religión y sus leyes políticas, no tenia
" que interrumpen la gran cadena de las verda- .otro objeto que sacar del polvo las buenas accio-
" des, y entre estos cuáles
pueden llenarse, y cua- nes que en aquellos tiempos pudieron formar la
''
les serán eternos? ¿Hasta qué punto le es per- base do las sociedades, el apoyo de los pueblos,
" mitido al hombre limitar el número de los prin- de la religión y de los gobiernos. De este nio-
" cipios, ó lo que es lo mismo, hasta qué punto do, sin duda, se tendría un código útilísimo de
" le es permitido aprocsimarse á aquella verdad preceptos y cuerpo de doctrinas que viniera á
" única de que proceden todas las demás, y cuáles corregir los vicios á los cuales han estado las mas
" son los obstáculos insuperables que le impidie- veces sujetos los qu.e tienen el poder en las ma-
" ran siempre llegar á ella? Hé aquí los ob- nos, y se podría decir que una historia universal
" jetos de la Nueva ciencia de las ciencias, y el como la que se proponía escribir el inmortal na-
1
politano, hubiera dado un manantial de bienes Los esti'angeros que amantes de su patria qui-
inagotables. sieron que las luces de aquella ciencia se derra-
Bien se podrá decir que las doctrinas del si- masen en su pais, se apresuraron á traducirla á
glo XIII y XIV
no serán aplicables á los siglos su distinto idioma. El primero que manifestó
venideros; pero partiendo de que la verdad es su afecto acerca de esto, fué M. liafisses, que es-
inmortal, siempre que cualquier hombre la llame, cribió á Filangieri en22 de Marzo de 1787 en-
en cualquier estado ó condición, pobre ó rico, viándole en seguida una copia que no fué de su
ignorante ó sabio, siempre ha de dar por resul- aprobación. Emprendió después otra con mas
tado el bien, aunque se quiera ocultar. En aque- feliz écsito M, Duval Orgie, abogado y pensionis-
llos tiempos en que la guerra era para los go- ta del rey en Noquent-le-Retron: envió algu-
biernos lo que hoy la paz para los pueblos mo- nos cuadernos de ellas al caballero Filangieri,
dernos, todos los hombres eran guerreros, su y le pidió algunas aclaraciones con fecha 22 de
constitución se los ordenaba, su comodidad así Mayo de 1785. Pero la mejor de todas las tra-
lo ecsigia, y no se pensaba en la paz sino como ducciones, y la que quizá hizo estinguir los de-
un recurso muy necesario. Por consiguiente, las seos que habia de hacerlas, fué la de Mr. Grallois,
leyes que protegian el arte de la guerra, no son abogado en el parlamento de Paris, de la cual se
aplicables á nuestros dias; pero esto no quita que publicaron los dos primeros tomos en 1786. Un
teniendo viva la historia universal de todos los breve, pero elocuente prólogo, contenia en pocas
pueblos que ha habido en este mundo desde su palabras todos los mayores encomios que se po-
ecsistencia nos fuese del todo inútil, puesto que, dían hacer á aquella obra, y la justa y merecida
si observamos que las naciones que han vivido reputación que gozaba en toda la Italia, "don-
es porque se ha conservado mas la moral, dise- " de la ciencia (dice) derechos y obligacio-
los
minaremos sus preceptos para llevar á las gene- " nes de los hombres se cultivan con mas ardor,
raciones presentes á su engrandecimiento. "
y quizá con mejor écsito que en ningún pais
Este era el objeto de Filangieri, que llevan- " de la tierra."
do por norte la verdad y el bien de la humani- En Alemania hay dos traducciones de esta
dad, aunque no lograra cuanto concebía, se es- obra, la primera fué en Zurich por el Sr. C. R.
tendia en sus meditaciones hasta donde puede Zinch é impresa en Altdorf, en 1784; precede á
alcanzar el pensamiento. Sus concepciones mani- esta traducción un prólogo del Sr. F. C. Sieben-
festaban su grande ingenio, y aun cuando de pe- kees, profesor público de derecho, en que se da
queños principios sacara un sin número de con- cixenta de las varias ediciones italianas de esta
secuencias, esto probaba que el entendimiento obra, que se sucedieron rápidamente por la gran-
humano en los pasos mas avanzados deja atrás de acogida que tuvo en aquel lugar; así como tam-
un sin número de verdades, que todavía no co- bién demuestra el Sr. Siebenkees, la necesidad
cemos y que aun se quedarán sepultadas sin sa- que tenia el suelo alemán que de se trasportase
lir á luz. allí, procurando también demostrar la diferencia
No obstante que mis deseos ardientes en nada de objetos entre Montesquieu y Filangieri, y que
pueden aumentar la gloria de Filangieri. me con- las mas bellas consecuencias del primero las ,
formo en que mis pensamientos avasallasen sus consideraba refutadas por el segundo con bas-
hechos y los encomios que ha recibido de todo el tante maestría.
mundo y por los mas célebres escritores. Ilés- La otra de las traducciones que casi al mismo
tanos únicamente observar los medios por los tiempo se presentó en Italia, fué la del Sr. Gus-
cuales se propago con tanta violencia la Ciencia terman, y se publicó en Viena en 784. Pare- ]
de la Legislación y las traducciones que de ella cía en vano citar lo que dice este célebre traduc-
fie hicieron. tor en su prólogo, si el autor no fuese conducido
Desde 1780 hasta 1788, se hicieron tres edi- al trono de la gloria por otro camino y acompa-
ciones napolitanas, otras tantas en Venecia (1), ñado de inmensos elogios. "No creo, dice, ofen-
dos en Florencia (2), una en Milán (3) y otra " der la sombra de Montesquieu, llamando á Fi-
tonio
( )
Bcmucci y C^ — (3 j Imj). de Calazzi. — " ria de los antiguos con aquel genio observador
(i) Imj). de liissica. " que es propio del filósofo y del político. Am-
ENSAYO HISTÓRICO DE FILANGIERI. 585
" bos á dos tienen un conocimiento perfecto de dio para salvar á los hombres de la miseria y de
" la historiade las naciones presentes y pasadas, la ignorancia. Así es que, desde que se presen.
taron los dos primeros volúmenes de la Ciencia
" y de sus constituciones, y juzgan de ellas como
" grandes filósofos, cada uno según las relaciones de la Legislación en Europa, fué solicitada la
" del asunto que tratan. La diferencia que hay amistad del autor por la multitud de hombres
" entre estos dos grandes hombres, es que Mon- en cuyos corazones hablan encontrado eco sus
" tesquieu no observa progresión alguna en las verdades, aprobación sus principios y aplauso
" demostraciones y en las consecuencias, sino su ingenio sublime.
" que pasa por alto las ideas intermedias, y de Entre los primeros célebres escritores que es-
" consiguiente dice en gran parte aforismos, o cribieron á Filangieri, encontramos al Sr. conde
" como las llama el mismo Filangieri, gracias epi- Carli, y al Sr. conde Berri, tan afamados canonis-
" gramáticas. Este último, al contrario, propo- tas, y cuyos escritos sobre esta parte de la le-
" ne los acsiomas para cada objeto principal de gislación han sido aplaudidos (a). Después al
" la legislación, y después de establecer y fijar abate Isidoro Bianehi, bien conocido en la repú-
" sus ideas, las presenta con claridad, deduce las blica literaria por varias producciones filosófi-
" consecuencias de su aplicación á los acsiomas, cas (b): al ilustre Sr. Cremarri, profesor de ju-
" y formando de ellas nuevos acsiomas subordina- risprudencia criminal en la Universidad de Pa-
" dos, saca de estos nuevas consecuencias. Hace ris, y autor de grandes obras sobre esta mate-
" ver por medio de una progresión distinta de ria (c): al célebre Clemente Silibiato, profesor en
" un objeto á otro, la relación y concesión que Padua de bellas letras griegas y latinas (d): al
" tienen los objetos aislados: en una palabra, Sr, senador Juan Ventura Spannechi, ministro
" procede metódicamente, y así facilita infinito del senado de Milán, cuya fama es bien conoci-
" el estudio de esta misma ciencia á los que se da, y quien consiguió una íntima corresponden-
" dedican á ella. No sacrifica al ídolo de nues- cia epistolar con el caballero Filangieri (e): al
" tros tiempos, que es el de declamar en vez de doctísimo francés Boullenois de Blezzi (/): al
" raciocinar. Es verdad que declama también conde Julio Tomitano, culto literato de Vene-
" alguna vez; pero lo hace solamente después de cia (g): al sabio consejero de Iverdun, M, de
" haber demostrado é ikxstrado bastante, por me- Bertrand Qi): al mayor Veizz, de Berna: al doc-
" dio de principios, la materia de que trata. En- tísimo M. de Pastoret, autor de obras célebres
" tónces es cuando inflama el corazón para dar sobre la historia de los mas insignes legislado-
" algún descanso al entendimiento y prepararle res: al célebre dinamarqués Federico Miniter (i):
Ecsiste aún otra traducción hecha en Bladrid Franklin, libertador de la América, quien ha-
en 1787 por D. Jaime Rubio, abogado de los biendo pasado á Paris y habiendo visto los pri-
reales consejos, aunque no con buen écsito. Otra meros tomos de la Ciencia de la Legislación, le
hecha en Filadelfia en 1799, y la última impresa escribió muchas cartas, donde le tributaba mil
en Paris (1) en 1835, la mejor que hasta ahora elogios á su singular ingenio (k): y cuando envió
se ha conocido, é ilustrada con unos comentarios al soberano de Ñapóles el tomo de las constitu-
de Benjamín Constant, los cuales al aclarar al- ciones de los Nuevos Estados Confederados, en-
gunas doctrinas realzan mas el mérito del autor vió un ejemplar particularmente al caballero Fi-
langieri.
napolitano.
Puestas las obras de Filangieri Esta pequeña lista de hombres célebres por sus
al alcance de
todos los hombres del mundo, era fuerza que em- virtudes y talentos, realza mas el mérito del in-
pezase á recibir el tributo de todos los sabios, signe napolitano, la estimación que hicieron de
que esparcidos sobre la tierra, no anhelan mas sus obras los hombres mas instruidos, y el cari-
que tener un medio de conocerse para manifes- ño que le mostraban desde las mas remotas par-
tarse unos á los otros las sensaciones que les tes de Europa. Todos los hombres sabios soli-
causan las buenas acciones en beneficio de la hu- citaban su amistad, y los viageros ver su presen-
la Italia, vinieron á brillar mas después de su tendimiento humano; las mácsimas que encierra,
muerte (/). Este doloroso momento eclipsó la conmueven y arrancan una alaban-
los corazones
aurora de felicidad que estaba empezando á bri- za al insigne nombre que las concibiera.
llar en el horizonte de los Estados Pontificios: Si los nobles de la Italia, hubo un dia que le-
cubrióse de luto la Europa; hizo perder su tran- vantaran su voz para maldecir tu nombre, mil ve-
quilidad a los sabios; trajo el llanto á los napo- ces se quedaron avergonzados al oir el eco de los
litanos, porque unos hablan perdido su padre, aplausos que por todo el mundo se le tributaban
otros su amigo, y todos el apoyo mas firme para al Montesquieu de la Italia (?i). Su difamación
alcanzar su felicidad. El corazón menos sensi- vivirá para su afrenta, y realce del ilustre mérito
ble hubiera sentido tan temprana pérdida; y el de la Ciencia de la Legislación. Cuando un al-
dolor que inflama los corazones, dio origen á los tar le consagraron las naciones, un culto cada uno
elogios que regaron flores sobre la tumba de Fi- de los hombre» que leia sus páginas, nada podia
langieri (w^): elogios que como una semilla fe- tributarle el corazón de un mexicano que no pue-
cunda germinó en el corazón de los napolitanos, de arrancar á la gloria de su trono para poner en
y cuya memoria vivirá con los siglos. él á su autor; pero recibe ¡oh Filangieri! la fe ar-
El alma de un Tomasi solo ha sido suficiente diente de mis palabras, el cúmulo de pensamien-
para desempeñar la misión que se propuso; sus tos que realzan tu memoria; y la inefable inten-
conocimientos le prestaron mil ausilios que acom- ción de ponerte digno como eres de un mérito es-
pañan triunfantes en su carrera á Filangieri; su clarecido ante las generaciones que haya hasta el
elocuencia lo avasalla hasta la tumba, y sus subli- dia señalado para la destrucción del orbe. Hoy
mes pensamientos lo presentan lleno de mérito que las sociedades se conmueven; que los pueblos
ante la eternidad. Lejos yo de ser el intérprete están contra sus soberanos; que sobre las ruinas
de la virtud, de y de la elocuencia, no
la filosofía de los tronos se forman las repúblicas, ruega al
puedo mas de ir á poner una flor en el tabernácu- Eterno por los habitantes de esta mansión de lu-
lo que las naciones han levantado á la memoria toy de desgracia, y que estableciéndose la paz
del hijo de la sabiduría. entre todos los pueblos, lleguen á ser feliees to-
¡Oh ilustre Filangieri! yo te envío mis votos das las naciones de la tierra.
á la mansión á la cual te rodea la luz purísima,
mansión del Eterno. Solo tus palabras han con- •*8^
movido mi corazón, tus pensamientos han encan-
tado mi imaginación, y tus preceptos han enrique- MíDfAS..
cido mi espíritu. Tu sabiduría solo puede ha-
ber sido una inspiración divina, concedida á tu (a) El conde presidente Carli, después de ha-
pensamiento para bien de los hombres; fecundi- ber leído los tomos 1. '^ y 2. ^^ de la Ciencia de
zada en tu alma para provecho de las naciones; la Legislación, escribió á un amigo suyo: "La
" obra de la Legislación lleva consigo el sello
y publicada por tu ingenio, para la felicidad de i
todas las generaciones hasta el fin del mundo- " de una obra clásica. Confieso que no he leido
l>esde tu infancia fuiste el hijo querido de la fi-
" hasta ahora ningún libro que pueda comparúr-
losofía: el ídolo de tus padres: la esperanzado to- " sele en hi verdad de los principios, en el enca-
dos ]o8 hombres: desde niño llegaron á reclamar " denamicnto de las cosas, en la esactitud de la
ta.s facultades la atención de tus maestros, los con- " observación, en la utilidad de los preceptos y
sejos de tus padres y el aprecio de cuantos te ro- " de las consecuencias que de ellos dimanan. A'ná-
deaban. La fiebre de las pasiones no te priva do " dase ú esto la elegancia y fuerza del estilo y de
los sentidos; tu imaginación ardiente vivia en " las espresione.s, la libertad filosófica y la preci-
lo
presente, en lo pasado y en lo futuro; tus conoci- " sion necesarias en obras de tal naturaleza. A pri-
mientos Be acreditaban por tus hechos, y tus con- " mera vista creí tuviese alguna analogía con la
'
" obra de Mr. Smith, intitulada: Prindjpios de la " pueblos? No solo resplandece en toda ella ei
" Legislación Universal; pero después lie visto " espíritu analítico y el entendimiento univer-
" cuáQ superior es á esta, y cuánto mas útil es la " sal y comprensor, sino también el corazón be-
" obra de Filangieri. Esta será apreciada y es- " neficentísimo, que escita en cuantos la leen un
" timada por todo mundo: y yo no hago mas
el " movimiento tácito é irresistible de aprobación
" que unir mi voto al que ya tiene por cousenti- " y de justo afecto. Dios le conceda larga y fe-
" miento universal." " liz vida, no solo para que concluya esta obra
El conde Pedro Berri le escribió con fecha de " importantísima, sino para que enriquezca nues-
29 de Agosto de 1780, que al abrir por primera " tra edad y nuestra Italia, con otras que la vin-
vez el libro, habia dudado si seria tan vasta la em" " diquen de la injusta imputación de que ha ve-
presa que con dificultad pudiese el autor seguir " nido á menos, y aun se ha esterilizado su anti-
tan inmensa carrera. " Pero en la página 52 del " gua fecundidad."
" tomo 1. '^
, he oido, dice, la voz de Hércules que (e) El presidente Spannochi, en compañía de
" ha resonado en mi corazón, y ha desaparecido otros muchos literatos italianos que se hallaban
" todo género de duda. Al paso que me he in- en Milán, llenos todos de un entusiasmo filosófi-
" temado con ansia en esta interesante lectura, co á favor del caballero Filangieri, encargó á un
" he conocido mas que se engrandecían las ideas, pintor joven que pasaba á Ñapóles, que hiciese
" verdades primordiales posaban apoya
y que las el retrato de este ilustre filósofo, y suplicó á Fi-
" das luminosamente en hechos de una vasta eru langieri en varias cartas, que venciese su modes-
" dicion: quisiera poder espresar la veneración que tia para que se realizase aquel deseo amistoso.
" me han inspirado sus luces sublimes, aun mas el No pudo negarse Filangieri á las instancias de
" uso noble hace en benefi- un amigo de tanto mérito. Se hizo el retrato y
y generoso que de ellas
" ció de la sociedad humana. fué enviado á Milán. Entre las cartas escritas
(b) El abate Bianchi le escribía desde Cremo- por varios hombres ilustres al caballero Filangie-
na, á 5 de Mayo de 1781: "En este pais ha llega- ri.hay una muy atenta, que le dirigió en 4 de
" do hasta el entusiasmo la estimación que se hace Julio de 1781, el Sr. José María Colle, venecia-
" de vd. y de su digno trabajo." no de sumo ingenio y no menor cultura, que es-
(c) El Sr. Cremarri le manifiesta en una ele- tuvo mucho tiempo en Ñapóles, y contrajo gran-
gante carta de 21 de Junio de 1781, los mas vi- de amistad con da cuenta de un ale-
él, en que le
vos sentimientos de aprecio, y le envia los dos pri- gre banquete de muchos amigos admiradores su-
meros tomos de su obra natural, y la disertación yos, con que se celebró la llegada de aquel retra-
del Sr. Nase, su digno discípulo, sobre los indi- toá Milán, y del disgusto de todos, y especial-
cios y su recto uso en los procesos. mente del senador Spanocehi, que tanto habia
(d) Hé aquí cómo escribe á un amigo suyo instado para proporcionarse esta complacencia,
después de haber leido los dos primeros tomos de por haberle hallado muy distante de parecerse al
la Ciencia de la Legislación: "Aseguro á vd. que original, sobre lo que fué necesario estar al juicio
" muy pocos libros me han causado en toda mi del mismo Sr. Colle, y de los abates Bianchi, Vee-
" vida, tanto entusiasmo como estos dos tomos. chi, que le hablan conocido personalmente en
" He encontrado en ellos muchas ideas origina- Ñapóles.
" les, y las que no lo son, modificadas y escritas En carta de 23 de Diciembre de 1784,
(/) y
*'
originalmente. Es del todo nuevo el contesto? otras sucesivas, le pidió éste con mucha instancia
" el orden y la combinación; de forma, que los noticias históricas de su vida, para formar de
" demás que escribieron de estas cosas, parecen ellas un artículo en la continuación del insigne
" hoy albañiles y canteros; paladión de
y él solo, el y vastísimo Diccionario histórico de los escritores
" tan vasto y bien construido edificio. Esta es de Italia, comenzando por el célebre conde Maz-
" una obra que hará época en nuestro siglo, tan zuchelli, en cuya continuación, dice en esta carta
" fecundo en escritos efímeros, como estéril en el Sr. conde Tonnitato, estaba trabajando mucho
" producciones útiles y apreciables. ¿Y quién tiempo habia un escelente discípulo del mismo
" puede menos de admirar en ella la claridad su" Mazzuchelli, y habiendo preparado hasta enton-
" ma, la discusión sensata, la oportuna elocuen- ces las noticias de cerca de 80.000 escritores, iba
'' cia, la discreta circunspección, el ardiente celo á empezar muy pronto su publicación. El ca-
i de la gloria de los soberanos y del bien de los ballero Filangieri se negó por mucho tiempo á
588 ENSAYO HISTOEICO DE FILANGIERI.
enviar semejantes noticias; pero al fin, hizo que " que sus subditos sean mejores y mas felices!
la estudiase un amigo
y dejó satisfechos los
suyo, " Entre la multitud inmensa de sabios que se han
deseos del conde Tomitano. Estas mismas no- " ilustrado en Italia en los diversos ramos del
ticias sirvieron después para la compilación del " derecho y de como simples conspi-
la política,
articulo Filangieri, puesto por nuestro diligentí- " radores ó intérpretes, no hay ninguno á quien
simo Sr. Griustiniani, en el tomo 2 ? de sus Me- " haya ocurrido mirar la legislación como el asun-
morias Históricas de los escritores forenses del " to de una ciencia que era necesario hallar, crear
" ocultarla, esto es, que Moisés, inspirado por la " camente respetada por el filosofo."
" Divinidad nos dejó el alfa de todas las obras Este virtuoso y doctísimo joven, es autor
(¿)
" que tratan de la Legislación, y el caballero Fi- de varias obi'as llenas de la mas vasta é interesan-
" lancieri, inspirado en su obra por el amor de te filología. Trabó grande amistad con el caba-
" la humanidad, que le sugirió la generosa reso- llero Filangieri, cuando estuvo en Ñapóles en
" lucion de emprenderla, ofrece al mundo una 1786, ademas de varias cartas elegantísimas que
" producción, que cuando llegue a estar conclui- le escribió, me una desde Copenhague,
dirigió
" da completará una materia tan necesaria, y po- con fecha de 30 de Agosto de 1788, en que espre-
'•
drá ser la ornega del alfabeto legislativo." saba con los términos mas apasionados el vivo do-
(h) Hé aquí cómo escribió este anciano é ilus- lor que le habia causado su muerte prematura.
yo á vd. el tercer tomo de la escelente obra del dos últimas páginas del prólogo de sus Memorias
caballero Filangieri. Este libro deberla ser el Sicilianas, de las cuales ha publicado ya el pri-
á todos los pueblos. ¡Qué edificio! todas las " vuestro respetable esposo de mi mas distingui-
" da estimación, la cual nopuede negársele por
partes sabiamente ordenadas, forman una ar-
" ningún hombre ilustrado Vd. debe estar muy
monía que muestra la estension de las miras
Yo quisiera tener toda- " contenta, porque posee el único hombre que con
del sabio arquitecto.
si no fue- " razón disputa á Montesquieu el puesto entre
vía ojos para traducirle al francés; y
Ñapóles, no para " los mas sabios legisladores."
se tan viejo, desearia volver á
allí la historia natural de aquel her- (/;) El ]¡)r. Frauklin la escribió en 1 1 de Ene-
estudiar
pais, sino para ver á aquel grande hom- ro de 1783 desde París, manifestándole su sin-
moso
el homenage de mi alta esti- gular admiración y la de todos aquellos literatos
bre,y presentarle
mación, de mi admiración y respeto. La obra franceses, en vista de los primeros tomos de la
un ingenio Ciencia de la Legislación; y mostró gran de-
de Montesquieu, es la producción de
le el
frecuentemente inesacto, que camina sin orden, seo que tenia de ver prontamente sus trabajos so-
con una sola apariencia de método. Esta es bre las leyes criminales. "No hay cosa, (añadió),
y
la de un vasto ingenio, que tiene el valor de de-
" que tenga en mi juicio mas necesidad de refor-
fuerza, con orden y " ma que esta. Están por todas partes en tan
cirlo todo con claridad, con
" gran desorden, y se ponen en ejecución con tal
con precisión."
escribió posteriormente al mis- " injusticia, que muchas veces he estado ineliua-
lié aquí como
Filangieri, con fecha de 30 deMarzo de 1784: " do á creer que era menos malo que no ccsistie-
mo
'•
Hombre ilu.stre, filósofo respetable, amigo de los
" sen en el mundo semejantes leyes, y que el cas-
« hombres, ¡ojalá gocéis de la sola recompensa " tigo de las injurias se abandonase al rescnti-
" di^'na de vuestro noble corazón, esto es, la de " miento privado." Continuó después escribién-
dole de cuando en cuando, y aun desdo Filadel.
'•
ver que los reyes y las repúblicas adoptan vucs-
" tros principios, y corrigen sus leyes, para hacer fia no ha dejado hasta estos últimos tiempos do
.
dirigirle cartas muy atentas para informarse del por nuestro virtuoso conciudadano y profundo fi.
estado de su salud y de sus trabajos literarios, y lósofo D. Francisco Mario Pagano, abogado y real
para pedirle mas y mas ejemplares de su obra in- profesor de derecho criminal, uno de los caros é
mortal que maravillaba é instruía á aquellos ciu- íntimos amigos del caballero Filangieri, é impre-
dadanos libres. so por Raimondi, en 8. ° : una epístola en versos
(/) El aprecio (dice el célebre Zimmerman en sueltos, que me dirigió nuestro cultísimo poeta y
su libro sobre el orgullo nacional, capítulo XIII) filósofo D. Antonio Yeroeades, también carísimo
el aprecio que se hacia de los que se distinguían amigo del difunto, intitulada la Gloria del Sabio,
por su talento y virtudes, produjo una multitud impresa por el mismo Raimondi, en 8. ^ y una ,
de hombres insignes entre los griegos y romanos. composición prosaica elocuentísima, llena de los
Atenas habia situado en el Cerámico las estatuas mas preciosos rasgos de sensibilidad y amistad, del
de sus mas ilustres ciudadanos. La G-recia toda clarísimo Dr. D. Domingo Cirilo, profesor públi-
ofrecía á la vista semejantes monumentos. La co de medicina en nuestra Universidad, y célebre
reputación de aquellos ciudadanos inspiraba á los médico de nuestros dias, igualmente grande ami-
que amaban la gloria, el deseo de imitarlos. Pa- go de Filangieri; producción que se desea con an-
recía que se abrían los sepulcros, y volvían á la sia, y se espera que su digno autor no tardará en
tierra las sombras de los muertos para enseñar á publicarla.
la juventud en la lengua de los dioses el camino Serian también dignos de la luz pública uu
de lo bello, de lo noble y de lo grande; y debia
breve pero docto elogio escrito por el abogado D.
ciertamente inflamarse en amor de gloria, cuando
Jacinto Bellitta; una elegante prosa del jóveu
en algunas ceremonias solemnes volvía la vista á
las imágenes de sus mayores. Jamas llega una abogado D. Vicente Marulle, de la casa de Asco-
nación con tanto ardor al amor de las ciencias, de li, y varias poesías compuestas en tan funesta oca-
la virtud, como cuando considera con noble orgu- sión por muchos autores, entre los cuales se han
llo los grandes ejemplos de aquellos que se han
distinguido particularmente los caballeros D. Jo-
distinguido en su seno. Así que no solo está obli-
sé Paglinca y D. José Spiriti, el abogado D. Fran-
gado todo pueblo á amar á los hombres que le han
cisco Santangelo, el profesor público de Matemá-
ilustrado, sino que debe también honrar sus imá-
genes y celebrar su memoria. De este modo ar- ticas de la ciudad de Salerno, D. Genaro Fiori,
derán todos los corazones en deseo de igualarlos, y los dos jóvenes de grandes esperanzas D. Ale-
(m) En Vico Ecuense celebró las ecsequias jandro Petrucci y D, Mateo Galdi.
aquel reverendo cabildo el dia 24 de Julio de Diego Alvarez.
1788, antes de dar sepultura al cadáver, y recitó
en ellas una breve oración fúnebre el canónigo
D. Vicente Stiano. ,(DMIi^(D,
El dignísimo monseñor Tajuri, obispo de Ca- txi»'
va, que admiró las virtudes del caballero Eilan-
Eva aparece en el Edén ameno,
gieri durante el tiempo que residió en aquella ciu-
De manos del Eterno producida,
dad, quiso celebrar con la mayor pompa posible
De candida inocencia revestida.
en su Iglesia Catedral las ecsequias de aquel gran-
Blondos los rizos, palpitante el seno.
de hombre, el dia 26 de Agosto de 1788. Se re-
Respira el aire, de fragancia lleno,
citócon este motivo un elocuente y digno elogio
En blando lecho de jazmín dormida,
fúnebre por el doctísimo D. Nicolás Carlucci,
y Se esconde el sol: de estrellas circuida
uno de los mas íntimos amigos del difunto, cuyo
Brilla la luna con fulgor sereno.
elogio,juntamente con las legantes inscripciones
Satán, bajo la sombra de una palma
del canónigo D. Bernardo Grallairdi, fué luego
Contempla con envidia á la hermosura
publicado por Pedro Perger, y mereció univer-
Que en Adán sueña, enamorada su alma.
sal aplauso,
(n) De estas se han impreso algunas, y otras Al cielo dijo: humillaré tu hechura;
(concluye.)
'--v>^^^i^§'^<?^^^^^
A veinte leguas de Panamá están las llamadas qtie tenian ricas minas de plata, usaban siempre
de las Perlas, que son muchas, aunque pequeñas del cobre, así para sus armas, como para instru-
y muy unidas. Las Molucas forman una especie mentos de cortar y labrar, Y así, en los grandes
de calles en el mar; se lee en los anales de los edificios que hubo en el Perú, de que se conser-
chinos que eran continente de Malaca, y las se- van aún algunos enteros y otros deteriorados, la-
paró el Océano tragándose la tierra intermedia. braban las piedras con hachuelas de cobre, y á
A la opinión de los que suponen haber pasado falta de estas, con instrumentos afilados de pie-
á poblar las Américas, los naturales de la isla dra muy dura y y de que hay muchas
sólida,
Atlántica, da gran peso la conformidad de cier- canteras en la América meridional, y aun en
tas prácticasy leyes de aquellos isleños de que Nueva-España. Cuarto, era costumbre de los
habla Platón, con las que tenían los indios, espe- naturales de aquella isla, tener dentro del. alcá-
cialmente los del Perú, antes de la conquista. zar la casa real, y en medio de ella el templo de
Pondré algunos ejemplos. Primero, era ley fun- Neptuno y Cliton, cercado con una faja de oro
damental de aquella isla, que al rey difunto le de dos pies y medio de ancho. De los reyes del
sucediese en el trono su primogénito. Lo mismo Perú, dice Glarcilaso (*), que tenian junto á la
se observaba en el Perú. Porque, aunque aque- casa real el templo del Sol, al cual adoraban co-
llos reyes tenian muchas mugeres, heredaba el mo divinidad, y este templo estaba cercado de
reino el primogénito de la muger legítima, que upa cinta de oro, como se vio en el que tenian
llamaban Pivicuarme. Por esta causa se tuvo en el Cuzco, que después fué capilla mayor de la,
por rey legítimo del Perú á Huáscar Inga^ que iglesia de Santo Domingo. Quinto, tenian aque-
era legítimo, y por tirano á AtaMialpa Inga. llos isleños en su templo estatuas de oro de sus
Segundo, era costumbre en aquella isla, que cada dioses, y ademas, otras de personas particulares;
ciudad tuviese un depósito común de lo necesa- y fuera de él, imágenes de oro de las mugeres de
rio para sus moradores. A la letra observaban los reyes y de los descendientes de su familia.
esto los peruanos, en cuyas ciudades habia tro- Habia en también imágenes grandes y dones
él
ges generales de maiz y de otras vituallas, y de- que habían presentado á los ídolos, así los reyes,
pósitos de vestidos; teníanlos también cnlos^awi- como los subditos de aquel imperio. En el Perú
¿05, que eran alojamiento de la tropa junto á los se usaba erigir estatuas á y á otras per-
los reyes
caminos, y hoy sirven de ventas para los pasagc- sonas, que se tenian en la misma veneración que
ro3. Tercero, los de la isla usaban mucho del la- á los originales; y cada linagc, que llamaban aillu,
ten; fuera del oro, lo preferian á los otros meta- tenia ídolos y estatuas de sus Ingas y reyes. Do
les. Esta costumbre la tenian los indica, espe- estos ídolos se hallaron un sinnúmero en el Cüz-
cialmente los de la i.sla española, llamando al la-
tón íurey, que significa ciclo. Los del Perú, aun- (*) Garcil. lib. III, cap. 20 y dg.
SI POBLARON LAS AMERICAS &c. 591
co y en su comarca; en el templo del Sol que ha- de que están rodeados; en no ser soberbios, ni
bla en su capital, liabia estatuas de todos los In- ambiciosos, ni altivos, sino amigos de la llaneza
gas. Septo, los que vivían en las llanuras de la y trato humilde, de lo cual hablan largamente
isla Atlántica, tenian este orden para la guerra: G-arcilaso, Herrera, Torquemada y otros histo-
cada parte de la gente de esta región elegia un riadores.
yes de Neptuno, que todos ellos guardaban. Una ra. Comunmente siembran las batatas desde
que instituyó en Perú Pachacuti mitad de Marzo a principios de Abril. Cuando
de las leyes el
los tallos tienen doce ó quince pulgadas; ahuecan
Inga, era que el último dia de cada año, saliese
los cavallones, arriman tierra al rededor de las
el rey á la plaza acompañado de sus mugeres y
domésticos, é igualmente todos los señores de la
plantas, y nada mas se requiere para que las
""lili lllllllllllllllllliill,
,
y lllUuiuiiilllIu'' üiil
.,¡;
I^VIU
CUMPLIDO Editor
L
^f-*^^S#f?)C^^|—
REYISION DE OBMS.
Hemos visto por una casualidad traducida al La reunión de estas familias aisladas compone
español la obra de Mr. Cormenin, titulada: " Con- la sociedad. Esta puede subsistir acaso de otro
modo, pero entonces será como una escepcion,
versaciones familiares sobre el modo de mejorar la
no como una regla.
condición de los pueblos,^^ de que algunas veces
Todo pais grande que para su constitución so-
hemos ocupado á nuestros lectores en varios ar- no se cuida del elemento individual,
cial y que
tículos sobre beneficencia pública, refiriéndonos no reconoce la ecsistencia de la familia, caerá
al original francés. Ahora esta obrita preciosa precisamente en la anarquía.
ha mejorado en mucho con la traducción y co- En una palabra, no hay sociedad sin familia.
les, hacen muy recomendables los dos tomitos de que una familia preste y comunique á las demás
sus fuerzas.
que se compone el escrito de Cormenin, y de los
cuales daremos una muestra en una de las con-
Francisco. — Esto es: como se regimentan los
Las familias, por una especie de pensamiento siervo de un señor lo es en el dia de la miseria,
invencible, y para obedecer los secretos designios yugo á la verdad no menos pesado é insufrible.
de la Providencia, que ha querido de mas en mas Aunque sin feudalismo que sacudir, y sin diez-
poblar el mundo, se separan del tronco común, mos que pagar, no le queda sin embargo mas quo
se desprenden como las frutas de un racimo, se lo que entonces tenia: el llanto y la esperanza.
esparce y se establece por separado. Francisco. —Todo ello, según comprendo, mae-
El marido, la muger y los hijos, componen la se Pedro, consiste en no dejar que se debiliten
familia en toda su perfección; y esta es la asocia- las fuerzas, que es precisamente el mal de que
ciónmas natural. Una casa propia para vivir y adolecen las campifías. ¿Y cómo hacer para no
un campo para labrar, estos son sus únicos de- perderlas y aumentarlas?
seos. Maese Pedro. — L>iscurramo3 , Francisco, y
REVISIÓN DE OBRAS. 595
veamos entre los dos de justificar la verdad de pierna, ó le sucede cualquiera otra desgracia se-
mal. mejante, ya tienes perdida una familia.
Harto sabes que no hay en las campiñas ni Todo trabajador, por fuerza ó de buen grado
hospitales para los enfermos y achacosos, ni me- no debia holgar fuera de aquellos dias necesarios
dios gratuitos para los pobres, ni limosnas pro- de reposo.
ductivas en dinero, sino algunas veces en especie, Hé aquí, pues, la oportunidad y los prodigios,
ni sociedades de socorros mutuos, ni nada, en fin, de la asociación. ¿Por qué seis, ocho ó diez tra-
que tenga relación con la beneficencia. bajadores sanos y robustos, padres é hijos, desde
Aquella mácsima fatal de que primero yo, des- la edad de diez y ocho á sesenta años, no hablan
pués yo y siempre yo, es decir, el mas estúpido de juntarse y convenirse para ciertos y determi-
egoísmo, llega en ellas hasta lo infinito; y embru- nados casos?
tecido y atontado el aldeano por su propia mise- Te citaré unos cuantos. El de una enferme-
ria, mira siempre con dura y sombría indiferen- dad grave, ó el de la imposibilidad y suspensión
cia la miseria de los demás, creyendo en la fata- del trabajo, por accidente fortuito ó temporal.
lidad de su suerte y en la de los otros, sin que Para labranza y siembra de algunos estada-
la
jamas le ocurra la idea de hacer alguna cosa pa- les en común de cáñamo, legumbres, &c.
ra poderla mejorar. Para toda clase de abonos de tierra; para la
darlo.
canal de riego que pudiese servir á los diez cam-
—
Maese Pedro. Pues si es así, y en ello hay un
pos asociados.
Para la trilla de los granos de todas clases.
mal grave, preciso es remediarlo. En los paises
Una hora de trabajo después de concluidas las
en que las tierras están muy divididas, el aldea-
operaciones diarias, ofrecerla á los diez socios
no,mitad propietario y mitad manufacturero, ó
diez horas mas á su favor, diez horas bien em-
simplemente arrendatario y trabajador á jornal,
pleadas por cierto, y las cuales hoy se desperdi-
puede conseguir grandes ventajas con la asocia-
cian en el ocio.
ción.
Si uno de los asociados hubiera recibido á es-
Es un hecho notorio que todas las tierras en, tajo alguna obra urgente y cayese enfermo, sus
pequeño, aunque trabajadas en cierto modo, es- nueve compañeros podrían hacer en un solo dia
tán por lo regular menos cultivadas que las gran- ciento ochenta pies de labor, si él había de haber
des posesiones, dando, como es consiguiente, me- hecho solo veinte, ó bien noventa en medio dia;
nos fruto. La labor que los arrendadores en
y hasta con un poco de esfuerzo y la ayuda de
grande ó en pequeño hacen en sus propios cam-
Dios, no les seria difieil á los nueve cumplir todo
pos es por lo común descuidada, pobre y fuera de
el trabajo de los diez.
sazón, á cuyas tres circunstancias puede agregar-
Del mismo modo las mugeres de las campiñas
se la de carestía, á causa de las eventualidades,
debían asociarse para la venta de leche, manteca,
de de venta de los géneros, ó de
la falta la esca-
huevos, legumbres y demás artículos que podrían
sez de concurrencia de los labradores.
llevar por turno de dos en dos á los pueblos in-
A duras penas la recolección da la semilla y mediatos, dando después cuenta á las demás, que
los gastos, y por consiguiente nada de ganancias. de este modo podrían permanecer en sus casas
El arado y demás labores de los jardines para trabajando y ganando los jornales que ahora
lasiembra de cáñamo, patatas, legumbres y otros pierden, y economizando el uso de sus vestidos
productos de igual género, indemnizan alguna y calzado.
cosa al trabajador; pero
si por casualidad se ve Reunidos de este modo se servirían mutua-
acometido de una fiebre lenta ó aguda, si por mente en la custodia de sus hijos, caso de ausen-
cualquier accidente se rompe un brazo ó una cia ó enfermedad, en el lavado de la ropa, en el
596 REVISIÓN DE OBEAS.
cultivo de legumbres, recolección de lino, cáña- Cuando una idea es útil, tarde ó temprano pre-
mo y otras ocupaciones semejantes. valece.
Las madres asociarían también á sus bijas de
una misma edad para algún objeto determinado?
como por ejemplo, para el cuidado y conducción OBSEÍRVACIONES.
de las vacas y ovejas, para coger leña, ó para
El espíritu de asociación no ha penetrado en
otras faenas parecidas, estando siempre al cuida-
los lugares, ¿por qué? La contestación á esta pre-
do y bajo la vigilancia de una de las madres.
gunta puede encontrarse en las observaciones a
Las asociadas podrían ir también depositando
los capítulos precedentes. No ha penetrado en
en un fondo común, primeras materias y uten-
las
ellos el espíritu de asociación, porque tampoco la
silios de un cierto precio para ocuparse indus-
civilización ha penetrado; porque no hay en ellos
trialmente durante las largas nocbes del invierno,
juicio para temer el porvenir, ni talento para pre-
y proporcionarse alguna pequeña ganancia. servarse de los males futuros; ni aun los presen-
¿A qué trabajo, según los tiempos, las produc-
tes se remedian en esos sitios donde solo se apren-
ciones, los lugares y los usos, no se puede aplicar
de en la vida la manera de ganar un jornal, á to-
el genio fecundo, vario, emprendedor y produc- das luces insuficiente para atender á las obliga-
tivo de la asociación?
ciones de una casa y al sustento de una familia.
De este modo quedan á cada familia su habi-
Lo hemos dicho antes, y lo repetimos aquí: los
tación separada, su independencia propia y sobe- habitantes de las aldeas no forman parte de la
rana, su religión, sus lares, sus íntimas alegrías,
sociedad, ó por mejor decir, si contribuyen á sos-
sus caprichos, su pudor y sus secretos, con la in-
tenerla; no participan de sus beneficios. ¡Injus-
mensa ventaja al mismo tiempo, de que en lugar
ticia atroz, digna de los tiempos en que el feuda-
de contar con dos brazos nada mas, puede contar
lismo inéerponia una gran distancia entre los se-
con veinte, y de que en vez de los recursos y la
ñores y los vasallos! Pero injusticia inconcebi-
seguridad de una sola casa, tiene los de otras nue-
ble en estos tiempos niveladores de las categorías
ve, que son tanto ó mas que hermanas. Las aso-
sociales.
ciaciones, en fin, son fuertes contra las enferme-
dades, contra la falta de trabajo la viudez, con-
En ninguna parte hay mas miseria que en las
y
aldeas, y sin embargo ni la protección del gobier-
tra la injuria de los tiempos, y contra la miseria
desesperación, á quienes pueden oponer diez no, ni los ausilios de la caridad privada llegan á
y la
Ademas, ¡cuánta moralidad se encierra en ral que estorbara el paso á todo lo que es benéfi-
tua, de saludable y contagioso ejemplo, de buena de los hospicios, y sin embargo, sus huérfanos va-
disciplina, de fidelidad
gan mendigando de un lado á otro un pedazo de
y voluntaria y de paz in-
Fraticiscn. — Vuestras observaciones, maese Pe- gan sus contribuciones haciendo sacrificios que
dro, que ciertamente están fundadas en la misma no se saben estimar; y sin embargo, no participan
naturaleza del hombre, en hechos ecsaminados. y nunca de los beneficios que suele producir el em-
en cálcalos positivos; todas vuestras proposicio- pleo que hace el gobierno de sus capitales. Viven
pa.sageros y mortales, no es nada cuando se trata Pero en ladesas cas ¿pueden alimentarse las
de las naciones, que no perecen jamas. asociaciones de socorros mutuos? En ninguna
REVISIÓN DE OBRAS. 597
parte mejor, por la sencilla razón de que sus ha- asociación entre los aldeanos, teniendo estos la
bitantes viven como en familia; por la sencilla ra- correspondiente educación, podria propagarse ese
zón de que no habiendo en ellos diferencia de mismo espíritu pormedio de la benevolencia y la
clases, pueden todos sin escepcion ninguna aso- caridad. Veamos, pues, de qué clase de asocia-
ciarse para socorrerse mutuamente. Veamos aho- ción son susceptibles las aldeas.
ra los obstáculos que á ello se pueden oponer, y En algunas capitales se han creado asociacio-
la manera de vencerlos. nes en que los aldeanos propietarios pueden muy
Hay egoísmo, se dice, en los aldeanos; ¿pero bien inscribirse: tales son las que tienen por ob-
quién se atreve á suponer que ese mismo egoísmo jeto asegurar las tierras contra el granizo y con-
no es un elemento favorable al espíritu de asocia- tra cualquiei-a daño que provenga de la atmósfe-
ción? Si hubiera de presentarse al aldeano la ra; pero, que nosotros sepamos, no hay propieta-
idea de que la asociación tiene por objeto ausiliar rios en los pueblos, que hayan querido asegurarse
á nuestros semejantes necesitados, no seria estra- de una calamidad bien frecuente por desgracia.
ño que su egoísmo le indujera á negar su coope- Así sucede que una piedra asóla sus campos,
si
ración á la realización de ese pensamiento; pero si un rayo quema su cosecha, ó si una inundación
cuando puede presentársele la idea lisongera de les priva de sus terrenos, no les queda otra cosa
que la asociación redunda en utilidad propia, su que ojos para llorar su ruina y su miseria, y la
egoísmo no puede menos de inducirle á abrazar miseria y la ruina de sus hijos. Hé aquí, pues,
con toda su voluntad el pensamiento de socorros por dónde los pueblos debian empezar: por librar-
mutuos. se de tantas contingencias como á todas horas
No creen los aldeanos, es verdad, en la posibi- amenazan á su industria, ¿Qué es de un pueblo
lidad de mejorar su suerte; pero esto consiste en que ve desaparecer en un momento toda su ri-
que no han visto nada, en que para ellos es un queza, los ahorros del tiempo pasado, los recursos
mal irremediable el no comer el dia en que no se presentes y las esperanzas del porvenir, represen-
puede trabajar; pero hágaseles ver lo contra- tado todo en las espigas que, debiendo llenar sus
rio, quíteseles la venda que cubre los ojos de paneras, le han sido arrebatadas por un huracán?
su imaginación, y ellos mudarán de parecer: que Su mal es irremediable: los ausilios que el gobier-
si hay algo que se hace comprender con pocas no suele prestar en estos casos son insuficientes
insinuaciones, es lo que nos interesa, lo que fo- para devolverle su antigua prosperidad. En los
menta nuestro bienestar; y precisamente á esto ejemplos frecuentes que tenemos de semejantes
tienden las asociaciones de que vamos hablando. calamidades, pueden encontrar los propietarios
Esto, prescindiendo de que hay medios, no ya de los pueblos la convicción de lo necesario que
para mover el egoísmo de los aldeanos, sino para es pensar en esas asociaciones que nos preservan
eseitar en ellos sentimientos generosos: esos me- de males futuros.
dios están encerrados en una buena educación. Tampoco vemos inconveniente en que aseguren
Si hoy se habla á los aldeanos de benevolencia
y sus casas de los incendios. Aunque por lo regu-
caridad, de la obligación en que todos estamos de lar valen poco, para ellos tienen un valor igual al
socorrer al desvalido, puede suceder que no com" que para los poderosos; y puesto
los palacios tienen
prendan semejante lenguage; pero nada de estra- que en esta como en todas las asociaciones de se-
ño hay aquí: ellos nacieron pobres y miserables, guros, cada uno pone en proporción á lo que tie-
nadie les ha sacado de la indigencia: ellos se han ne, quiere decir que valiendo poco las casas, poco
visto siempre cubiertos de harapos, nadie ha cu- seria lo que sus dueños tendrían que anticipar.
bierto su desnudez; habladles de socorrer á otros, Hasta podrían asegurar su ganado y las con-
y naturalmente tienen que preguntar: ¿por qué ducciones que de cualquiera especie tuvieran que
no me socorren á mí? hacer de un punto á otro, porque hay también
Esta es la naturaleza del hombre: la benevo- en esto mil contingencias, de las que cada una de
lencia se adquiere con la educación; la educación por sí es capaz de arruinar á un labrador. Estas
que necesitan los aldeanos, la ma era y el tiem- asociaciones claro es que tienen que reducirse á
po de dársela, lo hemos dicho ya en observacio- los labradores propietarios y á'los que llevan en
nes á los capítulos precedentes. arriendo las tierras que cultivan, porque el que na,-
De esto se deduce que si al presente por me- da siembra por su cuenta ni tiene ganado para la
dio del egoísmo puede propagarse el espíritu de
labranza, no está espuesto á ver asoladas sus tier-
TOM. II, —XXVI. 76
598 EEVISION DE OBRAS.
ras ni á perder su ganado. Es, pues, preciso que o menos un jornal. El único inconveniente que
hablemos de otras asociaciones en que pueda te- vemos en esta asociación, es el de la posibilidad
ner parte la clase jornalera, que entre las muchas de que muchos jornaleros á la vez, por efecto de
contingencias de que se ve de continuo amenaza- la temporada, se queden sin trabajo; pues enton-
no tener qué comer el dia menos
da, está la de ces, como los fondos de la asociación tienen que
pensado; j esta supone en verdad mucho mas que ser siempre reducidos, concluirían en el momen-
las otras. to en que fueran considerables las atenciones-
Si no hemos de suponer instruidos á los jorna- No es esto decir que deba renunciarse al pensa-
leros de la campiña, ya hemos dicho la manera de
miento de la asociación; es decir que sus regla-
propagar entre ellos el espíritu de asociación; aho-
ra, si los hemos de suponer educados, no hay mas
mentos tienen que ser muy bien meditados para
sino poner desde luego en planta esas asociacio- que la asociación pueda sostenerse.
nes que aseguran su suerte y su porvenir. No hay una contingencia parecida en la aso-
Yéamos antes de todo, lo que necesita el jor- ciación para asistir y dar jornal á un enfermo,
nalero, en la inteligencia de que si tiene propie-
para socorrer á un anciano, ó a las viudas y á
dad, debe acudir, para asegurarla, á las asocia-
los huérfanos, por la razón sencilla de que no
ciones de los labradores propietarios, porque en
los otros casos vamos á considei'arlos como sim- hay épocas dadas, ordinariamente hablando, en
ples jornaleros y nada mas. Un jornalero nece- que los enfermos se aumenten, en que los hom-
sita, en primer lugar, que no le falte el jornal bres se hagan viejos, y en que la viudez y la or-
diario; si cae enfermo, ademas de la asistencia
fandad sean el estado normal de las familias; por
para él, necesita algún recurso para su familia;
consiguiente, para remediar las necesidades del
cuando llega á viejo y se imposibilita para el tra-
enfermo, del anciano, de la viuda y del huérfano,
bajo, necesita un socorro que pueda suplir el jor-
nal que antes ganaba; y en fin, cuando muere, su son mucho mas seguras esas asociaciones.
viuda y sus hijos necesitan de un ausilio estraño Pero lo son mas todavía aquellas en que no se
si quedan en disposición de no poder trabajar. pone dinero, sino trabajo personal; aquellas en
¿Podrán, pues, crearse asociaciones entre los jor-
que, como dice muy bien el autor en el capítulo
naleros para remediar todas estas necesidades po-
precedente, los socios, trabajando una hora mas
sibles?
Una sociedad de ausilios mutuos entre jorna- de lo ordinario, suplen el trabajo de todo el dia
una asociación de jorna- cia de que pueden estenderse á toda clase de tra-
brar; por consiguiente,
leros no puede hacer otra cosa, sino dar de sus bajo, siempre que pueda ofrecer al jornalero al-
y la holgazanería; ademas de que las personas el gobierno no debe ser, como ya hemos dicho,
encargadas de dirigir la asociación, sabrán si el estraño á ella, si es que quiere moralizar al pue-
jornalero á quien falta trabajo podia dedicarse á blo y asegurar la suerte el porvenir de las cla-
y
otra ocupación que le diera un resultado idénti-
ses menesterosas, cuyas necesidades vienen hoy
co al de su ocupación ordinaria: decimos esto,
h pesar sobre los establecimientos de beneficen-
porque en muchos pueblos cuando un jornalero
no trabaja para otro, trae del monte una carga i
cia, ó sobre los particulares que miran con hor-
de leña, que vendida le produce sobre poco mas ror el espectáculo de la miseria.
.
mvm.
-^>-4'>-^
Encomiando los vicios del malvado, Mas que aun puede verter amargo lloro.
No, no, mil veces no; mi canto es triste No sé de dónde vengo, á dónde voy.
Cual de la tórtola el sentido acento; Si encontrará un solo eco mi gemido.
Es el producto del feroz tormento
Todavía joven, mi ecsistencia pesa
Que á todas horas en mi pecho cosiste.
Como una carga insoportable y dura;
. Es amargo cual hiél, sin que respire Mi patrimonio es sola la amargura
El ambiente feliz de la esperanza. Que mi alma con rigor triste atraviesa.
600 MI GENIO.
Cual buho, del sol me cansa la vislumbre; El corazón sensible, aislado llora
"Es dulce amar, es dulce ver las flores; Allí termina el mísero incentivo
"Es dulce ver los tibios resplandores Que en horas de locura habia abrigado.
Es ilusión, locura. ... es un misterio Y huyen las ilusiones que cual necio
Creyera en otro tiempo su ventura.
De la aflicción del alma es el imperio
. .
El pudor en las mngeres es lo que el valor en una virtud muda y tranquila. Cierto es que el
los hombres. Estas dos virtudes tienen la cir- valor que busca el peligro, no es el valor bueno
cunstancia do distinguir á los hombres y á las ni meritorio; basta que lo espere sin estremecer-
mugeres, de los hombres y de las mugeres ordina- se; pero siempre es mas ruidoso de lo que con-
rias, haciendo que sus corazones sean superiores viene que sea la virtud de las mugeres.
á los peligros y a las humanas debilidades, y
procurándoles un triunfo continuo.
El valor impide que los hombres teman un A las cualidades físicas que la naturaleza ha
peligro presente, bien sea por la esperanza de la dado á la inugcr para escitar al hombre á unirse
gloria ó bien por las leyes del deber. á ha agregado dos cualidades morales, que,
ella,
El pudor comunica á las mugeres modestia, aunque opuestas por sus efectos, contribuyen
reserva y estremada amabilidad, al paso que las igualmente á dar valor á las primeras; estas cua-
hace amar y respetar. lidades son el pudor y la coquetería, que son co-
La pureza del corazón, la nobleza de los sen- mo dos resortes que obran en sentido contrario.
timientos, la fuerza del espíritu, es lo que hace El uno trata de infundir deseos que la otra re-
que las mugeres prefieran á la vanagloria de las pulsa para comunicarles mayor actividad, como
conquistas que les prometen sus atractivos, la so- algunas gotas de agua redoblan la de la llama;
lida gloria de haber vivido como si careciesen de el uno, con alicientes artificiosos, empeña el com-
ellos. Sus encantos las adornan tanto mas, cuan- bate que la otra trata de prolongar para que la
to que lejos de prodigarlos, parece que ellas mis- victoria sea mas dulce y mas honrosa la derrota.
El valor es también una grandeza de alma, el infalible efecto de estos dos medios combina-
una fuerza de espíritu, que reprime los movi- dos, es aumentar, por un lado, el precio del obje-
mientos del temor, muy naturales cuando espone to que se niega, y por el otro el ardor del que lo
uno la vida, y que prefiere los trabajos peligro- solicita. Es cierto también que los deseos, con-
sos al reposo y á la inacción. Tales son los de- tenidos durante algún tiempo por el obstáculo
fensores de la patria. que les opone el pudor, llegan á un grado de sa-
Con razón se ha dicho: las mugeres de que zón mas conveniente para producir su efecto, y
menos se habla, son las mas estimables; y yo que cierto retardo contribuye á preparar los ma-
agrego: con tal que este silencio dimane de su re- teriales que la naturaleza debe emplear en la
serva y no de su oscuridad. producción de un nuevo ser. Por eso dijo Mon-
El valor se acredita con pruebas esclarecidas, tesquieu con razón, que entregarse al libortinage,
y procura entrar en acción; el pudor se constri- siempre funesto á la población, no es, según las
ñe para mantenerse. El valor obra, el pudor es leyes de la naturaleza, sino violarlas; y bien sa-
602 EL PUDOR ENTRE LAS MUGERES.
l)ido es el motivo que tuvo Licurgo para querer que de velo al interés y al orgullo, la coquetería
que los hombres viesen á las mugeres oculta- será estremada y el pudor nulo.
mente.
El pudor, en un como el hom-
ser inteligente
n® se recnjiera.
bre, no solo produce el efecto de una resistencia
física, sino también le infunde la idea de una
No depende de las jóvenes el ser bellas; él úni-
man contra el carácter disimulado de las 9)iuge- La muger que nunca ha amado se muestra tan
no saben lo que quieren; porque querer que vergonzosa de su primera debilidad, que quisie-
res,
mugeres no sean disimuladas, es pedir una ra poder ocultarla á sí misma; la segunda solo qui-
las
cosa imposible y aun peligrosa; tan cierto así es
siera ocultarla á los otros, y la tercera ya no se
que nuestros vicios no son á menudo mas que ocupa de ocultarla á ninguno. Así como la ju-
ciertos límites; cuando uno adquiere mucha fuer- cantos de la belleza; pero no es mas de un ornato
el otro afloja «n la misma proporción. La co- en la primera juventud, y solo merece el nombre
za
quetería continuamente es agitada por las peli de virtud, cuando por fortuna, en vez de dismi-
grosas sugestioaes de la variedad, cuyo carácter nuir con los años, se conserva ó crece con ellos.
todos los lugares en donde las multiplicadas oca- La mas indispensable de las virtudes de las
el ejemplo, las tentaciones mugeres^y la que les procura mas crédito entre
siones, la rivalidad,
continuamente la los hombres, es el pudor: esta amable virtud in-
del amor propio, despiertan
fluye tanto en las facciones, el airo, el espíritu
coquetería y la cscitan á libertarse de una y
suje-
pudor. En aque- el carácter, que todo nos choca cuando ella falta.
ción importuna sacrificando el
en doade el amor casi no sirve mas Cuando las mugeres han llegado á renunciar á es-
llos lagares
EL PUDOR ENTRE LAS MUGERES. 603
ta sujeción, que es el primer mérito de su secso, seducciones de una muger ligera y coqueta, y qua
no hay esceso de que no sean capaces. la mas fuerte de las tentaciones sea la que nos
El pudor es la virtud que menos puede imitar El pudor fué siempre la primera de las gra-
el vicio, aunque lo intenta á menudo. cias.
El pudor es la gracia afectuosa que pueda em-
Cuando Isabel, hermana de Luis XIV, iba en
bellecer á una muger; es una señal segura de la
la fatal carreta que la conducía al suplicio, su pa-
inocencia y de la virtud.
ñoleta se desprendió de su cuello: espuesta en tal
El pudor es una vergüenza juiciosa y honesta, estado á las miradas de la multitud, dirigió al
un sentimiento de aversión por las cosas que pue- verdugo estas memorables palabras: "En nombre
den acarrear alguna infamia. del pudor, levantad ese pañuelo y cubrid mi
El pudor sienta muy bien a las jóvenes, y el seno."
color que esparce sobre el rostro, ha sido llama- (Traducido para el Álbum.)
do el bermellón de la virtud.
y unido particularmente con el amor, siempre va Del triste pecador dulce consuelo.
en su compañía, y á menudo lo anuncia y lo des- Anuncio de paz y
la la esperanza;
cubre; en fin, el amor pierde sus encantos luego Eres puerta del cielo.
¿Como es posible que el pudor haga en nues- Ten de mí compasión en aquella hora
tros sentidos una impresión mas peligrosa que las Cuando próesimo el término á la vida,
604 PLEGARIA A MARÍA.
De claridad relumbra:
Vístela el claro sol de luz radiosa
Do selvas inmortales y estendidas, Sin mancha ó sombra alguna;
Tejidas de esmeralda. Ciñen estrellas su cabeza hermosa;
De flores de carmin se ven vestidas; Calza sus pies la luna.
De púrpura y de gualda:
Arco el iris le forma de colores
Variados, peregrinos;
Do al soplo de las auras bulliciosas,
En praderas amenas.
El aire llueve inmarcesibles flores
Ante sus pies divinos.
Se mecen los claveles y las rosas,
Y blancas azucenas.
Entre nubes de olores la circundan
Espíritus alados,
Do la tórtola arrulla, y la paloma
Que del cielo los ámbitos inundan
Canta en el bosque denso,
Con cánticos sagrados.
Difundiendo á los vientos grato aroma
El nardo y el incienso:
Y llénanse los cielos de luz pura.
Desde que comenzó nuestro pe'riódico, tuvi- menesteroso, que casi no tenia con que subvenir
mos el propósito de publicar en uno de sus nú- á los gastos de su educación, había de ser des-
meros un artículo biográfico, consagrado á la me- pués uno de los hombres mas eminentes por su
moria del Sr. D. Juan Rodríguez Puebla. Aun- ciencia y por su ilustración, uno de esos hombres
que por conocimiento y amistad que con él
el á quienes la instrucción pública había de deber
nos ligaron durante su vida, teníamos muélaos tantos beneficios, que solo pudiera pagarlos el
datos y noticias relativas á su persona, diferimos agradecimiento de la posteridad? ¿Quién había
la publicación de su biografía, para aumentar de decir que aquel colegio de San Gregorio, en
aquellos; y boy, por no ser posible mas demora, que estaba la enseñanza bajo el pié mas deplora-
nos conformamos con los pocos que hemos podi- ble, había de llegar á ser un día el establecimien-
do recoger, to de mas fama, entre los de su clase, de la re-
En 1820 escribió un opúsculo con el título de lo que adquiría á obras que le harán eterno ho-
"El Indio Constitucional," en que resaltaban á la nor. Si hubiese querido enriquecerse, mil oca-
vez, así las juiciosas observaciones de un enten- siones le sobraron de conseguirlo, sin mengua
dimiento ilustrado, como las muestras de un pa- del pundonor ni de la delicadeza; pero su alma
triotismo á toda prueba. Preciso era que con era demasiado elevada para entregarse al amor
tales antecedentes no tardase en ser llamado á del oro, y murió pobre como había vivido, aun-
la vida pública, en que debia distinguirse de tan- que sin carecer de las verdaderas comodidades
tas maneras. Fué nombrado diputado para el que hacen agradable la vida.
segundo congreso constituyente; j aunque renun- Apartemos ahora los ojos de su carrera políti-
ció por no tener los años prevenidos por la ley. ca, para fijarlos en otra faz de su vida, mas bri-
pues no contaba entonces mas que veinticuatro llante aún y mas gloriosa: véamoslo dedicado á
no cumplidos, era ya tan elevado el concepto que la enseñanza de la juventud, con un esmero, con
disfrutaba, que el colegio electoral dispuso que un afán, con un acierto, que bien le merecen el'
se le dispensara la edad, para que desempeñase nombre del Rollin mexicano. Si los hombres
el cargo. como Rodríguez Puebla no fueran tan escasos,
Desde entonces llovieron sobre Rodríguez cons- que apenas nace uno de tarde en tarde, bastaría
tantemente los testimoniosmas inequívocos del que los que se le pareciesen estuvieran al frente
aprecio de sus conciudadanos. Llamado con de los establecimientos de enseñanza, para que
frecuencia á los primeros puestos públicos, su in- fuesen mil veces mas notables de lo que hoy lo
fluencia creció dia por dia. Cuantas administra- son, los progresos verdaderamente asombrosos
ciones se han sucedido en el pais, reconocían su que hemos hecho en ese ramo, desde la conse-
importancia; y ora profesasen sus ideas y lo tu- cución de la independencia.
viesen por amigo; ora se rigiesen por las contra- En el año de 1826 promovió Rodríguez que se
rias, ó lo llamaban en su ausilio ó lo temian; pe- hiciera una visita al colegio de S. Grregorio
y a
ro lo consideraban siempre como uno de esos sus fondos, y fueron nombrados para practicarla
hombres, cuya opinión, cuya conducta influyen él mismo, el Dr. D. Luciano Castoreña, D. Pedro
directamente en los negocios públicos. Ixtolinque Patino, y el general D. Francisca
En 1826 fué á Durango de ministro de la se- Moctezuma, sirviéndoles de secretario D. José
gunda sala del supremo tribunal de justicia de María Tornel. Todo lo ecsaminaron, inclusas
aquel Estado. Un año duró no mas en el ejer- las fincas rústicas y urbanas del colegio, datando
cicio de sus funciones: al siguiente volvió á Mé- de esta visita cuanto bien se hizo después, y la
xico con facultades estraordinarias, para desem- inmediata mejoi'a de condición de los pobres
peñar una comisión del gobierno durangueño, indios alumnos que, según la enérgica espresion
cuyo resultado fué de lo mas satisfactorio que se de uno de los visitadores, eran tratados coma
podía apetecer. En nombrado se-
esa época ealió pa'ros.
nador por el Estado de México, aunque no llego Nuestro D. Juan fué nombrado rector de S.
á entrar á la cámara. Grregorio en el año de 1829,
y en verdad que no
Volvió á ser diputado en los años de 33, 42 y hubiera podido hacerse elección mas acertada.
48: senador en 44. En el de 38 entró á la se- Encontró el colegio en el mismo estado, con cor-
cretaría de justicia, formando parte del famoso ta diferíencía, que cuando 18 años antes habia
ministerio de los tres días, cuyo papel, aunque entrado en él á hacer sus estudios; pero compren-
corto, fué de bastante importancia. dió desde luego que bastaba que un hombre de
Patriota verdadero, su nombre no está unido mérito estuviese á su frente para que variase su
á de los que han promovido esas continuas y
los aspecto de todo punto, y se propuso desde luego
horribles diecordiaíj que han llevado al pais á su acometer esa empresa en que hubiera sucumbido
aniquilamiento. Poco amigo de llamar la aten- un ánimo menos esforzado y menos tenaz. Obras
ción, complacíase en vivir en el retiro, del que como la que él emprendió, no se terminan en un
lo .sacaba el empeño de los que lo elevaban á los momento: son hijas del tiempo, caminan con len-
puestos públicos para que brillase en ellos. Mo- titud, tienen que ir venciendo uno por uno los
derado en BUS deseos, modesto en sus hábitos, obstáculos innumerables que á cada paso se les
enemigo del fau-stoy del lujo, se contentaba con presentan. Diez y nueve anos estuvo Rodríguez
poco para vivir, consagrando la mayor parto de encargado de la dirección de S. Gregorio; todo
EL SE. LIO. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA. 607
ese largo periodo necesitó para ir planteando las bres mas ilustres por su ciencia y por su virtud.
diversas reformas y mejoras de que el colegio le Por último, en las funciones anuales de los actos
es deudor; y cuando aconteció su muerte, le fal- de las diversas clases, impuso á los catedráticos la
taba mucho aun para realizar los vastos planes obligación de dedicar sus discursos á la memoria
que habia concebido, y cuyo desarrollo habria de los varones ilustres de todas épocas. Tenia
acabado de colocarlo en el lugar que le corres- razón en verdad, porque hemos dicho que quería
pondia. ¿Por qué es tan corta la vida de esos infundir á los alumnos sentimientos de gratitud;
hombres, cuyos dias se cuentan por los servicios y los que han contribuido con sus obras y con
que prestan á la humanidad? Se necesita toda sus escritos á la mejora del género humano, son
la fuerza del sentimiento religioso para acatar dignos de un perpetuo agradecimiento. El sa-
sumisos esos decretos de la Providencia, que no bio y el virtuoso son cosmopolitas; y así como
es dado comprender á la fragilidad humana. todos participan de sus beneficios, todos deben
La idea del rector de S. Gregorio fué desde un dar pruebas de que no es el olvido la recompensa
principio, como muchas veces se lo oimos decir al de tantos afanes.
mismo, introducir paulatinamente las mejoras en La enseñanza secundaria ha tenido que hacer
que pensaba. Estaba convencido de que, cuando en México grandes esfuerzos para romper las
todo se quiere hacer á la vez, nada se hace en trabas que la sujetaban, y ponerse á la altura
efecto: se alucina á los incautos, y se gana á ve- correspondiente á la época en que vivimos, y á
ces una fama usurpada; pero no se prestan posi- las circunstancias del pais. Rodríguez fué uno
tivos servicios, que son los que únicamente mere- de los principales autores de esa reforma. Mien-
cen el agradecimiento público. La observancia tras en otros establecimientos se estudiaban to-
de ese plan dio los mas prósperos resultados, davía por autores que escribieron ahora dos si-
pues á pesar de que, como ya insinuamos, le faltó glos, ciencias como las matemáticas y la física,
mucho para su conclusión, basta para conocer su cuyos progresos diarios son tales, que ya hoy es
grandeza, recordar lo que San Gregorio fué en viejo lo que se escribía ayer, en S. Gregorio se es-
sus dias de esplendor y de gloria. tudiaba por autores modernos y de bien sentada
Recorramos con la brevedad que ecsige un ar- reputación. Mientras en otros establecimientos
tículo de la naturaleza del que escribimos, los se estudiaba con solo los libros, física esperimen-
principales títulos que hacen á Rodríguez Pue- tal, en S. Gregorio se empezaba á formar un ga-
bla acreedor á que sea venerada su memoria. binete en que habia ya los instrumentos mas pre-
La gratitud es una de las principales virtudes. cisos y las máquinas mas usuales. A ese paso
El que no agradece los beneficios que recibe es se adelantaba en todas las demás cátedras, en
un ser desnaturalizado, del que nada bueno se las cuales aprendían los alumnos la geografía, el
puede esperar. Rodríguez, que lo conocía así, derecho de gentes, el patrio, los idiomas francés
se esforzaba por fortificar en el ánimo de sus é inglés y otros ramos de los que sirven para
educandos, ese dulce sentimiento de la gratitud, constituiruna educación perfecta. Cuando es-
que infunde la misma naturaleza, pero que es co- tando en el ministerio J). Manuel Baranda se
mo todas, susceptible de perfección. Para ele- publicó el nuevo plan de estudios, en que se pres-
varlo y engrandecerlo. Rodríguez adoptó varios cribe la enseñanza de muchas materias que no se
arbitrios. Levantó en el patio de la entrada del aprendían antes en los colegios, S. Gregorio casi
colegio,una pirámide á la memoria de D. Juan no tuvo que hacer variación alguna, porque se
Chavarría, fundador del establecimiento, y la encontraba ya bajo el pié que designaba la ley.
cercó con vistosos ai-riates y gran número de Para el fomento de la literatura, estableció su
macetas, en que cultivaba él mismo con espe- rector una academia, á que concurrieran los
cial cuidado, las plantas y flores mas raras y es- alumnos de las clases mas elevadas, y en la que
quisitas. En uno de los patios del colegio chico, hacían sus primeros ensayos de retórica, elocuen-
erigió columna á la memoria del
también u-na ciay poesía, presentando sus composiciones, para
venerable Fr. Bartolomé de las Casas, colocando que allí fuesen ecsaminadas. El talento y el li-
en la parte superior de aquella el busto del vir- mado gusto de D. Juan Rodríguez, servían no
tuoso sacerdote, que consagró su vida entera á la poco, para corregir los defectos mas notables de
defensa de los indios. Inscribió además Rodríguez aquellas disertaciones; y algún día, cuando un
en el patio de la pirámide los nombres de los hom- joven de San Gregorio de los de esa época, cau-
608 EL SR. Lie. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA.
tive la atención de una asamblea en la tribuna; indicado los pasos que dio el director del colegio
cuando entusiasme á su auditorio con los inspi- de San Gregorio para los progresos de la ense-
rados sones de su orador y
lira, el el poeta no ñanza; pero nos falta decir que su esmero no se
olvidarán á quien son deudores en mucha parte limitaba á la introducción de nuevas materias de
de la consecusion de tan apetecidos lauros. conocida utilidad, ni á la buena elección de au-
El ilustre rector estableció además en su co- tores, sino que se estendia á conseguir de los jó-
legio, otra academia de catedráticos, dedicada á venes la dedicación al estudio, por cuantos arbi-
la dilucidación de varias materias, pero consagra- trios le sugería la esperiencia. Para los estu"
da especialmente al estudio de las antigüedades diantes que sobresalían en sus cátedras, tenia
del pais.Opimos frutos dio á veces esa junta, siempre elogios, premios, recompensas de toda
cuyos miembros se esforzaban, así en conseguir clase, asícomo para los desaplicados humillacio-
objetos curiosos que hubieran podido figurar en nes y castigos. También acostumbraba visitar
cualquier museo, como en estudiar y trabajar con con frecuencia las cátedras, para juzgar por sí
empeño en sus composiciones. Si vieran la luz mismo del estado de adelanto de los cursantes,
pública muchas de las que se leyeron, no duda- cuya capacidad é instrucción ponia á prueba con
mos que se prestarla un importante servicio, de preguntas de tal naturaleza, que requerían viveza
grande utilidad para nuestros escasos anticuarios. para ser debidamente contestadas. Y ó bien el
Seria una injusticia no hacer una mención espe- temor de una dura reprimenda delante de los
cial de los discursos del digno catedrático Lie. D. compañeros, ó bien la esperanza de un encomio^
Faustino Galicia, á quien su profunda versación hicieron con frecuencia que, cuando se calculaba
en el idioma mexicano presentaba facilidades
,
que el rector se presentarla, el estudioso procura-
de que carecían los demás, para derramar alguna mejor prevenido, y
se ir el flojo saliese de su la-
cesidades de la vida, muy distante en esto de imi- nos no descuidar el remedio, y Rodriguez Pue-
tar la conducta deuna gran mayoría de nuestros bla sabia aplicarlo con la oportunidad y tino que
padres de familia, que se desdeñan de que sus se requieren para que sea eficaz. Recatábanse,
hijos aprendan un oficio, creyendo deshonrarlos, pues, mucho de ser cogidos infraganti, los que se
por considerarlos mecánicos, vilesy bajos; como entregaban á vicios punibles, porque sabian que
sipudiera haber deshonor mas que en lo que es en ningún motivo los ecsimiria del castigo.
admiraban los mas y cavilaban en vano por saber ni faltas de respeto á los superiores. Los alum-
cómo liabia descubierto lo que ellos suponian ig- nos internos y estemos rara vez salaban cátedra-
norado de todos. ó faltaban á alguna de sus obligaciones en el ra-
faltan en quienes las poseen, las cualidades nece- blan abstenido de no cumplir con las suyas, aun
sarias para presentarse con decencia y finura en cuando no hubiesen estado dotados, como lo es,
la sociedad en que están destinados á vivir. taban, de pundonor y delicadeza. Cuando el ge-
Por tal principio se infundían á los colegiales de fe de un establecimiento da buen ejemplo y sabe
S. G-regorio, desde su entrada, ideas y hábitos de hacerse respetar, todos los demás, del primero al
urbanidad. Cualquiera persona de fuera, que último, son también de lo mas esactos, así como
entrara al colegio, quedaba complacida de las cuando la cabeza flaquea, todo se vuelve confu-
le con las soeces groserías á que son tan propensos Hay en México un vicio sobremanera genera-
los jóvenes reunidos, cuando no tienen buena di- lizado, el de la falta de puntualidad. Se ha he-
rección. Principalmente en las funciones públicas, cho costumbre ocurrir á una cita una ó dos horas
daba gusto observar el silencio, la dignidad, la después de aquella en que se da, y no hacer nun-
compostura de todos los colegiales: jamas salia de ca en su debido tiempo lo que se ofrece. Para
entre á pesar de ser tantos, ni una risotada,
ellos, los que saben que ese tiempo es una cosa precio-
ni un grito. Por lo común se abstenían hasta de sa, que malgastamos, porque no calculamos lo
hablar. Cuando alguna vez lo verificaban, era en que vale, tal práctica tiene todos los caracteres
voz baja y á hurtadillas, de suerte que aquello no de viciosa; y no es perdido por consiguiente el
era ni notado; y si por casualidad el rector lo ob- trabajo que se emplea en no dejar que la contraiga
servaba, bastaba una mirada, una seña suya para la juventud. De esa suerte obraba Rodríguez
que todo volviese al orden. Puebla, haciendo consistir la enseñanza de la
No
era Rodríguez poco cuidadoso con el aseo, puntualidad, en los hechos que valen siempre mas
que recomendaba con sus palabras, y mas aún con que las lecciones teóricas. En S. Gregorio se
su ejemplo: jamas le pudo tachar nadie la me- hacia todo á la hora que se habia fijado; en las
nor falta en este punto. Convencido estaba de funciones públicas no se esperaba á nadie, y con
las grandes ventajas, de la necesidad imprescin- frecuencia sucedió que comenzaran con solo los
dible de esa cualidad, que no falta quien cometa alumnos, por no haber llegado de fuera persona
la torpeza de colocar entre las secundarias. Las alguna, ni aun de aquellas cuya presencia podia
ideas se rectifican sin cesar en ese punto, consi- considerarse como necesaria para el acto.
derándose á un hombre desaseado como sin una D. Juan Rodríguez Puebla era no solamente
de las buenas prendas de educación. La limpie- respetado, sino también temido por los colegiales,
za, enemiga de y afeminaciones, hará
los afeites sin escepcion alguna. Su inflecsibilidad y su en-
que el que la tenga sea siempre bien recibido en tereza producían ese temor. Aun los alumnos
sociedad, á diferencia del que incurre en el de- mas que galleaban en presencia de otros
díscolos,
fecto que le es opuesto. Para que el aseo sea superiores, en la suya no se atrevían á echarla
visto con toda preferencia, ha habido el inconve- de guapos. Sus órdenes eran pronta y esacta-
niente de que ha prevalecido la idea falsa de que mente obedecidas; sus reprimendas se escucha-
todos los hombres grandes son dejados, y mu- ban casi siempre en silencio y con los ojos bajos;
chos, cuya pequenez causa lástima, se han creido el solo anuncio de su llegada bastaba para conte-
ba sino elogios y recompensas. No aplicaba cas- puesto el 12 de Agosto del mismo año. Aquel
tigo á los que no cometían faltas; y sí á los dís- fué un dia de regocijo para San Gregorio, porque
colos, á los viciosos, á los desaplicados, los saje- sus alumnos volvían á vivir bajo la vigilancia de
temor, que sabe humanarse con el respeto y con Ahora bien: ¿podian hacerse estas demostra-
la estimación. Tratándose, una perso-
pues, de ciones de afecto tan inequívocas, en honor de
na que está al frente de una casa de estudios, no una persona aborrecible y despreciable? Si Ro-
se da medio entre que sirva de juguete y diver- dríguez hubiera sido considerado como un tira-
sión á sus inferiores, ó los contenga y encamine no y como un déspota, no habria inspirado otros
por buen sendero, dándose á respetar y á temer. sentimientos que los del odio y la venganza, no
En el momento que se sufre un castigo, ó se los de la gratitud y el amor. Cuando un déspo-
soporta una humillación, natural es que la cólera ta sale de un establecimiento ¿es un dia de due-
amor propio escarnecido, apaguen
escitada, que el lo aquel en que quedan libres de su detestable
la voz de la razón y hagan ver un tirano en el yugo los que lo sufrían? Cuando vuelve á su se-
que es en realidad un amigo. Pero así que pa- no ¿es un dia de placer y de contento el en que
san los años, que la reflecsion viene, que se pal- de nuevo se entroniza su tiranía? No, no era
pan las consecuencias de las cosas; lo que antes sino un amigo leal, un protector generoso, el que
era motivo de odio, se convierte en título de hacia derramar á sus educandos llanto de des-
agradecimiento. Se conoce que los castigos im- consuelo á su salida, llanto de regocijo á su vuelta.
puestos redundan en provecho propio, y que una Al saberse en el colegio la enfermedad que lle-
corrección á tiempo sirve para no caer en el pre- vo al rector á la tumba, se observo desde luego
cipicio, al que poco le faltaba para llegar. Entre el interés que se tenia por el pronto restableci-
los colegiales gregorianos, que han llorado la ir- miento del enfermo. Durante los dias de la gra-
reparable pérdida de su digno rector, acaso los vedad, mil testimonios de afecto hubo de parte
que mas castigos recibieron de su mano, son los de los colegiales. Y luego, así que la muerte
que mas lo han sentido. hubo cortado los dias de una vida preciosa, los
Hasta aquí nos hemos valido del raciocinio gregorianos lloraban, como se llora un padre, por
para desvanecer una inculpación dirigida á la el digno gefe que hablan perdido. Hoy todavía
memoria de un grande hombre: llamaremos aho- deploran su fallecimiento, y lo deplorarán mien-
ra en nuestro ausilio; para completar la prueba, tras recuerden las funestas consecuencias que ha
á loa sucesos que le robustecen, eligiendo solo tenido. No debemos pasar en silencio que, du-
dos, entre los innumerables que nos seria fácil rante los nueve dias del duelo, reino en el cole-
indicado, el colegio de S. Gregorio le es deudor mente á los que consideraba dignos de ser pa-
á Rodríguez de otros muchos, que seria difícil trocinados por una mano amiga. Y
como las
virtudes son modestas, como no buscan su re-
recordar y enumerar en su conjunto. Aquí no
compensa en una estéril ostentación , cuidaba
recordaremos mas que el de la escelente biblio- Rodríguez escrupulosamente de encubrir sus be-
teca que reunió, gracias á su constancia, y que á neficios, como lo hacen otros con sus maldades.
poco de formada, contenia ya obras del mayor De muchos casos hemos sabido, sin hablar de los
mérito. Entre los planes que dejó sin concluir, que nos tocan personalmente, en que hasta al ca-
bo de bastante tiempo, y por otros conductos, se
pero cuya idea sola fué un servicio, debe contar-
sabían los favores mas ó menos importantes que
se el de la conversión de la iglesia nueva de Lo- había prestado.
reto, en un magnífico general, obra que se ba lle-
Los jóvenes estudiantes que sobresalían entre
vado á efecto con acierto, en tiempo de su sucesor. sus compañeros, eran objeto de la particular pre-
Hay, sin embargo, dos servicios de tanta im- dilección del rector. Favorecíales de cuantas
portancia, entre los prestados por el rector al maneras es posible imaginar. Llenávalos de elo-
gios, haciéndoles gustar esa dulce satisfacción de
colegio, que merecen una especial recomendación.
recibir entre los iguales aplausos de un superior.
En 1835 pidió al gobierno del general Barragan
Concedíales en los premios el que habían mereci-
que se cediera al establecimiento un cuartel de do por sus adelantos ó por su conducta; premio
caballería, que es ahora colegio chico, y al gene- que el que lo obtiene, no cambiaría por nada en el
ral Tornel, celoso protector de la instrucción pú- mundo. Si les faltaba dinero para sus libros,
blica, pertenece la gloria de haber accedido á la
para sus actos, él se los proporcionaba. Luego
que estaban ya para terminar su carrera, les da-
petición, como ministro de la guerra, á pesar de
ba cátedras que servir, haciendo de esta manera
disentir entonces de Rodríguez en opiniones po- que desde entonces contaran con los recursos ne-
líticas. cesarios para una vida honesta é independiente.
El segundo servicio de grande interés, presta- Y en una palabra, no perdía ocasión de servirles,
así dentro como fuera del colegio. Qué mucho
do por el último, fué el siguiente. En el año
es que le vivan agradecidos, que conserven en el
de 44 se trató de quitar á S. Gregorio los bienes corazón, como en un santuario, su amor y su me-
pertenecientes al Monte-pio viejo. El peligro moria.
era inminente, pues de haberse realizado aquel
Para el alma verdaderamente patriota de D,
proyecto, es indudable que el establecimiento ha- Juan Rodríguez Puebla, la invasión de los norte-
bría acabado por falta de fondos. Para parar el americanos fué una espantosa calamidad. De-
golpe, valióse Rodríguez Puebla de su influencia seaba con ansia el triunfo de México, el abati-
miento de sus enemigos. Cuando estos avanza-
con las personas que componían entonces el go-
ron de Puebla sobre esta capital, los alumnos del
bierno, de quienes logró que hiciesen donación
colegio de S. Gregorio, que pertenecían á esa ju-
de los referidos bienes al colegio. Tributamos ventud dorada que tomó las armas y espuso su
a aquellos dignos funcionarios el justo homena- vida con valor, marcharon al Peñón en unión de
ge de alabanza que merecen por tan plausible sus compañeros de Guardia Nacional. Estando
ya allí, el rector mandó llamar á uno de sus ofi-
acto; pero no rebajemos por eso el honor que de- de
ciales, catedrático de S. Gregorio, cuya boca
be darse al que promovió ese rasgo de beneficen- sabemos esta anécdota, y se puso á hablarle so-
eia tan útil á la instrucción pública bre los acontecimientos del dia, que absorvian la
Digamos una palabra de las virtudes domésti- atención de todos.
cas del hombre á cuyo recuerdo dedicamos estas ¡Dolorosa y sublime conferencia! El rector se
sentía entonces animado del mayor entusiasmo,
líneas. Para su familia toda, mas que un hijo,
porque habia concebido esperanzas de que nues-
mas que un hermano, fué un verdadero padre. Bien sabido
tras armas alcanzarían la victoria.
Consagrado á ella desde sus tiernos años, le pres- es que el plan adoptado por el general Santa-
tó cuantos servicios ecsígen esos sagrados víncu- Anna, plan que aun ahora nos parece acertado,
los,que no siempre son tan respetados como de- fué el de que cuando los enemigos atacaran uno
bieran. El amor de Rodríguez á su madre era de los puntos fortificados, el general Valencia,
con el ejército del Norte, y el general Alvarez,
una de las cualidades que mas lo distinguían;
y con la división de caballería que mandaba, caye-
acaso tuvo una parte muy directa en su muerte ran sobre ellos por flanco y retaguardia. La es-
la de aquella señora, acaecida poco tiempo antes. peranza que Rodríguez Puebla concibió, y que
La generosidad de D. Juan era á toda prue- podremos llamar la última de su vida, lo rejuve-
necía, lo alentaba, lo llenaba del mas puro rego-
ba: grande también su beneficencia. Complacía-
cijo. ¡Cuántos como él se vieron igualmente en-
se en hacer bien á cuantos podia,
y principal- gañados! ¡Cuántos soñaron que serian dias de
612 EL. SR. Lie. D. JUAN RODRÍGUEZ PUEBLA.
triunfo y bienandanza, los que no lo fueron sino pié del segundo retrato, puso esta inscripción,
de infortunio y de humillación! tan sencilla como verdadera y esacta.
México cayó en poder de los invasores, y Ro-
dríguez hizo el sacrificio de permanecer al frente
EL INSIGNE RESTAURADOR
del establecimiento que dirigía. Para nada DEL NACIONAL COLEGIO DE S. GREGORIO,
se separo del colegio, al que prestó el nuevo ser-
vicio de ponerlo á cubierto de los peligros que lo EL HOMBRE QUE POR SÍ SOLO
amenazaban, y que tanto perjudicaron á otros de
SE ELEVÓ DE LA NADA,
la capital. Consiguió una salvaguardia, en la
que se imponía severas penas al que atentase con- A LOS PRIMEROS PUESTOS
tra él, y así logró que no sufriera daños que le
hubieran ocasionado considerables atrasos. DE LA SOCIEDAD,
Durante esa época funesta de la invasión, es-
DON JUAN rodríguez PUEBLA.
tableció otra cátedra nueva, la de gimnasia, no
obstante los graves obstáculos que tuvo que ven- Teniendo todos esos retratos, y bajo
á la vista
cer, á consecuencia de las aciagas circunstancias. una de las personas que trataron
la dirección de
Al emprender estos trabajos, tenia también que á Rodríguez mas de cerca, un hábil artista formó
el que acompaña á este artículo,
luchar con el abatimiento que dominaba su espí y que eá, en
ritu, y que había echado ya raices tan profundas, concepto de cuantos le han visto, el mas pareci-
que desde entonces se imprimió en su fisonomía do de todos. Ese retrato es la viva imagen de
esa melancolía profunda que se nota en el retrato Rodriguez, en los últimos dias de su
tal cual era
colocado al frente de este artículo. vida, cuando pesar que le infundían las des-
el
Y ya que hemos hablado de ese retrato, dire- gracias públicas, entristeció su semblante, y lo
mos cómo se hizo, porque ello pertenece también hizo aparecer de mas edad de la que en realidad
á la vida de D. Juan Rodriguez, como que es un tenia.
nuevo comprobante del amor y agradecimiento Después de una enfermedad dolorosa, el rector
que sabia inspirar á sus educandos. de San Gregorio falleció en esta capital el 31 de
Ecsistia en San Gregorio un joven de modesta Octubre de 1848, fecha que no olvidarán sus deu-
condición, llamado D. Domingo Nájera, á quien dos, sus amigos y protegidos. Su alma voló á
el Sr. Rodriguez consideraba por su aplicación, recibir de manos del Eterno, la palma destinada
por su honradez y por las felices disposiciones á los bienhechores de la humanidad.
que manifestó para el dibujo, procurando con México y la república entera, consideraron su
particular esmero, que hiciera algunos progresos fallecimiento como una calamidad pública. Las
en ese ramo de educación. Este mismo joven, ecsequias que se celebraron en su obsequio, pu-
llevado de su cariño, apenas se encontró algo ade- sieron de manifiesto el aprecio con que era visto
lantado, cuando consagró uno de los primeros en- de todas las clases de la sociedad. En otras de
sayos de su pincel, á trazar las facciones de su su especie, habrá habido, si se quiere, mas pom-
protector, en una miniatura que hizo sin conoci- pa, mas solemnidad: en ninguna ha habido mas
miento de nadie, y ocultándose del mismo Sr. sentimiento, ni una tristeza mas profunda. El
Rodriguez, quien por un sentimiento de modes- dolor mas acerbo estaba retratado en los sem-
tia, á pesar de las repetidas instancias de su fa-
blantes de cuantos hablaron á nombre de los es-
milia, se habia negado á que quedara su imagen tablecimientos y corporaciones de la capital; su
perpetuada en otra parte que no fuera en el" co- acento conmovido penetraba el corazón.
razón de los que con ternura llamaba y eran sus El soberano Congreso quiso asociarse al senti-
hijos. El ensayo á que nos referimos, tenia al- miento público. Espidió un decreto, solicitado
gunas incorrecciones. por Gobierno, concediendo al hijo del difunto
el
El acreditado pintor Hernández, hizo también rector una débil, pero sincera muestra del agra-
después de su muerte, un retrato de D. Juan Ro- decimiento que la nación debia, al mas ilustre de
dríguez, como testimonio del agradecimiento que los protectores de la instrucción pública entre
Nació en Veracruz el día 12 de Mayo del año firma del responsable. Mas como esta era su-
de 1779. Fueron sus padres I). Adrián Félix .
puesta, no encontrándose la persona, se procedió
Troncoso j B ^ Ana María Bueno. Era to- contra el editor y redactor de la Abeja, reducién-
davía muy joven cuando pasó al colegio de dolos á prisión en el convento de religiosos Do-
Tehuacán, en donde estudió la gramática latina minicos, y después en la casa de su morada bajo
y retorica en el corto espacio de diez y ocho me- de fian?a. Dada cuenta al virey por el Sr. go-
ses. En 1793 vino á la ciudad de Puebla á cur- bernador de Puebla, D. Ciríaco Llano, aquel con-
sar filosofía en el seminario Palafoxiano. Re- testó que se le redujera á prisión imponiéndole
cibió en la Universidad de esta ciudad el grado ciertos castigos.
de bachiler en artes, que fué en el año de 1795, Mas como el Sr. Llano conocía muy bien el
y continuó sus estudios mayores en el Seminario carácter del Sr. Troncoso, é igualmente por las
por los años de
1795 a 1803, y por el año de fuertes contestaciones y amenazas que habían
1804 se recibió de abogado. Desde esta fecha mediado ya sobre el particular, se persuadió que
hasta 1820, en que el Sr. Troncoso comenzó á ninguna clase de castigo seria suficiente para ha-
publicar en la ciudad de Puebla su memorable cer callar al autor de la Abeja; contesto al virey
Abe/a 'Tobiana nada se sabe de dicho señor.
{*), que solo habia dos caminos que tomar; ó reducir
En 30 de Noviembre del referido año de 20 sa- á prisión perpetua en el castillo de San Juan de
lió á luz el referido periódico de la Abeja. El Ulúa al Sr. Troncoso, ó darle un curato fuera de
If de Marzo de 1821, publicó el Sr. Troncoso esta ciudad, y esto último fué la medida que se
en su citada Abeja el Plan de Iguala, y amaneció tomó, mandándolo á Molcajac en el mismo mes
fijado en las esquinas de la ciudad de Puebla. de Marzo de 1821.
La alarma que ocasionó la publicación de di- A pesar de que dicho curato de Molcajac se le
cho plan, bien puede considerarse cuál seria; bas- dio para alejarlo de Puebla y evitar quizá el que
que sabida que fué por la autori-
te solo decir, siguiese escribiendo su Abeja, hizo todo lo con-
dad competente, pasaron por orden de ésta á la trarioy mandaba sus números á su hermano D.
imprenta del Sr. Troncoso para que entregase la José María: visto esto por el gobernador Llano,
mandó prenderle; pero avisado por verdaderos y
(*) La Abeja fué el primer periódico que se fieles amigos, se puso en salvo pasando á esta
imprimió en Puebla. capital.
TOM. II. —XXVl. 78
614 APUNTES PAEA LA BIOaPtAFIA
en donde acabo sus días, pues cuando se ocurrió lor de los. Sacramentos, administrados por los
á su casa se encontró abierta, y su bufete, que es- sacerdotes juramentados de la Francia. — Lásti-
taba lleno de manuscritos, se encontró igualmen. ma es que la mayor parte de estos escritos, no se
te vacío. Se tiene noticia cierta que escribió la- hayan conservado, porque sin duda contribuirían
historia de México desde el grito del 16 de Sep- á esclarecer muchos puntos de nuestra historia.
tiembre hasta la consumación de la independen En contentación al oficio de V. S. de 7 del pre-
cia; mas no quiso que dicha historia viese la luz sente, en que me trascribe un auto del Sr. Juez
pública hasta después de su muerte. de Distrito proveído en un espediente formado
Así mismo escribió una disertación sobre las para cobrarme 2.500 pesos, que el Sr. Iturbide
prisiones y destierros que se hacen por órdenes mandó entregar por mí mano al Sr. Duran, de-
reservadas, artículo de las facultades estraordi- bo decir.
narias concedidas al presidente de la República- Que hasta el día no habia tenido noticia del
mexicana por el congreso general, y del que usan espediente que se dice formado contra mí, ni
todavía los tribunales eclesiásticos. menos me ninguna obligación respecto
creía con
Pietirado el Sr. Troncoso al citado pueblo de del gobierno, con quien jamás he tratado ni de
Tlacotepec murió el 29 de Diciembre del año de imprenta ni de otra cosa alguna. Y por tanto,
1830: poseia el francés, traducía el inglés y e^ ignorando qué trámites se hayan seguido, qué
italiano, y sabia bar-tante del griego. documentos le hayan agregado &c., y siendo muy
El mismo mes de Diciembre en que muri ó, le probable que el mismo tribunal
sea juez y parte
fué concedida por el congreso general una pen" en la demanda, debo dar á V. S., como á mi juez
sion de cien pc^os mensales, cuya pensión no pu- inmediato, un entero conocimiento del hecho.
do recibir por haber muerto antes que se cumplie- A una simple pregunta que rae hizo el Sr.
de mi bolsillo le acabalara la urgencia ele su via- justicias y atropellamientos? Solo á Dios, y á Dios
ge, de lo que basta el dia se me debe parte, por solamente lo bice.
las dificultades que ponia el Sr. García con sus Desde entonces basta la fecha del oficio de
respuestas de — no bay dinero. V. S., creo que han corrido cinco años, y en tan
la ciudad de Puebla, aun antes de que se tomara bro ni de espediente. En el año pasado murió
México, me vi en la necesidad de bablarle como el capitán Lorenzana ó Lorenzani: el mes de Fe-
bombre de bien, y jurada desde entonces mi pér- brero de este año, murió Martínez Priede. Es-
dida, sufrí y sufro basta el dia una viva perse- tos individuos fueron los que me dieron relacio-
cución, no solo del ministro Herrera, sino aun de nes con Duran, y los que podrían dar noticias
otros superiores que no debo nombrar. que yo ignoro. No puedo comprender el moti-
Como resultado de las contestaciones que ba- vo dé tanta dilación en el espediente, y la causa
bia tenido conmigo el Sr. Iturbide, después de que ahora los impele á proseguir sus trámites
baber preso en México á los señores Bravo y Vic- con tanta actividad,
toria, se me llama con disimulo á la ciudad de Todo esto, señor px-ovisor, hace un bello con-
Puebla, y se me pone en Santo Domingo con traste con lo que voy á esponer: esposicion que
centinela de vista. Ademas del espediente que juzgo muy necesaria, aunque á primera vista se
se me formaba por enemigo del Emperador, crea sin ninguna relación con el reclamo que se
babia venido la imprenta, sí tenia en mi poder el Representé al Supremo Poder Ejecutivo, so-
dinero, &c., y por conducto del ministro Herre- bre el pago de mas de 14.000 pesos que contribuí
ra, se me pedian las contestaciones y conoci- para la independencia, sin contar los peligros y
mientos sobre Duran con la inversión que se ba- gastos que me ocasionó haber publicado la Abeja
bia becbo el dinero. No puedo acordarme de lo Poblana, y de lo que no tuve la mas pequeña uti-
que respondí en aquel; entonces rodeado de tan- lidad: presenté por documentos, los recibos de
tas amarguras al Sr. provisor Posada; pero sí cuatro generales, y basta la fecha, nada se me ba
tengo presente, que al ministro Herrera remití querido contestar.
tres cartas de D. Manuel Martínez Priede, y dos Representé al ministro de hacienda por 4.000
de Duran que me facilitó el mismo Priede: ad- pesos que en tabacos ministré al Sr. Matamoros
virtiéndole al ministro que estrañaba esos trámi- para la toma de Oajaca: se me pidieron docu-
tes con un bombre á quien se tenia en estrecha mentos, envié hasta el romaneage de los tercios,
prisión, y que puesto en libertad, daria los docu- y basta la fecha no be podido conseguir una con-
mentos que tuviera para mi entero descargo. testación.
La respuesta de esta contestación, fué enviar Representé al Supremo Gobierno, que el úni-
al cura de Tepeji con dos militares que catearon co capital que contaba, después de muchos servi-
mi curato y registraron cuantos papeles tenia; cios, para mis alimentos, era mí patrimonio, títu-
puesto ya en libertad después de cinco meses de los de Orden; que esta cantidad, de 6;000 pe-
prisión, bailé de menos entre mis papeles, todas sos, estaba en una casa de Veracruz, y que se ha-
las cartas de Darán y de Martínez Priede, toda bía arruinado casi toda, con las bombas que de
la correspondencia que yo babia tenido con el San Juan de Ulúa envió Lemaur para los des-
Sr. Iturbide, la del Dr. Mier y dos cartas que graciados que con nuestras ruinas habíamos de
guardaba con un pequeño paquete del Sr. O'Do- levantar los tronos que iban á ocupar otros; has-
nojú. ¿A quién podia yo entonces representar ta el dia no bice ver que mis enfermedades me
mis agravios? ¿A quién quejarme de tamañas in- obligan á renunciar un pobre beneficio que sigo
616 APUNTES PARA LA BIOGRAFÍA &c.
administrando por no tener de otro modo un miento de dicho espediente, ni menos de quién
pan que me quité de la boca por los demás ame- es el que pide contra mí; y finalmente, que no
ricanos;y por toda respuesta, se me ha dicho tengo ningún documento que presentar, ni suge-
(año y cuatro meses ha) que mi memorial está tos que señalar para dar conocimiento de Duran.
en la junta de premios. ¡Qué diferencia de tan- Permítame V. S, que añada que la reunión
tos sacrificios, tantos cargos! -
o espero que sal' de la magistratura y de las funciones judieiarias,
drá de allí, después que yo haya entrado en el no puede convenir con los principios de una bue-
Estado de Puebla, que entonces no ecsistia: que cio que se guardó hasta después de haber muerto
Duran tenia mas íntimas relaciones con el Sr. los dos individuos que influyeron en este asunto,
Iturbide y con el ministro Herrera; que Duran, son motivos que deberán tenerse presentes para
como otros muchos, se fué á Nueva Orleans, des- cualquiera providencia que se tome. Sin embar-
de donde están haciendo sus comercios, y desde go, el señor juez de distrito dictaminará como le
donde no temieron caer bajo las ruinas del impe- parezca; el presbítero Juan Nepomueeno Tronco-
rio de Iturbide; que Duran habia venido y se so ha cumplido con hacer una esposicion senci-
habia vuelto á ir mil ocasiones, sin necesidad de lla y cierta sobre lo que se le pregunta.
verme á mí, de quien dobia desconfiar como ene- Dios &c. Mayo 12 de 1827.
CcN la publicación de este número, termina el periódico literario al cual liemos con-
sagrado durante un año nuestras tareas. Dos razones nos han obligado á ello: la primera
y principal, el no hacer muy costosa la obra para las personas que quieran adquirirla ya
encuadernada, y la segunda haberse concluido las Flores Animadas.
A pesar de hallarse el público ocupado en la política, la acogida que el Álbum ha ha-
llado ha sido demasiado satisfactoria. Tanto el Editor como los que han tenido el gusto de
dedicarse á su redacción, aprovechan esta oportunidad para manifestar su gratitud á to-
dos los Sres. suscritores de esta capital y de los Estados, así como á los Sres. corresponsa-
les, cuya eficacia y esactitud ha contribuido tan eficazmente á difundir su lectura aun en
las mas lejanas y cortas poblaciones.
Los Redactores llaman con este motivo la atención del público en cuanto á la cons-
tante esactitud que ha observado el Editor, en todas las publicaciones que ha empren-
dido, ni una sola de ellas ha quedado trunca, y la escrupulosidad ha llegado hasta el gra-
do de que durante todo el tiempo que ha estado repartiéndose el Álbum, se ha hecho en la
hora prefijada, y sin faltar á ninguna de las condiciones ofrecidas á los Sres. suscritores.
Estos hechos son demasiado favorables para emprender ese género de periódicos literarios
que ecsigen mayores costos y mas constante dedicación que los que tratan de política, y
que sacan su material de las diarias ocurrencias públicas.
tamos preparando los materiales para dar á luz una Revista semanaria ó mensual, que
pueda dar honor á la República, no si se quiere por el mérito de nuestros trabajos, que sin
modestia confesamos que no es ninguno, sino por la buena elección de los materiales, y
por la inteligencia y conocimientos de las personas que hemos escogido para que nos ausi-
lien, de suerte que reunidos estos elementos á todos los que el Editor pondrá de su parte,
es de esperarse que elnuevo periódico sea perfectamente acogido, tanto mas cuanto que
no debiendo tratar nada de política, no reportará las odiosidades que son consiguientes.
Oportunamente pondremos en conocimiento de nuestros suscritores el dia en que debe
comenzar la nueva publicación literaria, cuyo primer número remitiremos á todos los sus-
critores del Álbum, como una muestra de la nueva publicación. —Los Redactores.
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índice alfabético
I5E XiAS M:ATEI6IAS
iinmis II tiJt tm
A. D.
Págs. Págs.
Acuñación, págs. S5, 262, 281 Diferencia entre el entendimiento del hombre y
Anécdotas, págs. 84, 157, 164, 168, 180 IS:-!, 194, de la muger
202, 2-24, 397, 433 y 480. Distrito de Acapulco 92
Ana Bishop 133 Daguerrotipo social, pags. 105 y 175.
Adivinos 181 De Paris á Cádiz por Dumas, 130 y 152.
A mi amada 277 D. ** Crisanta Cenccrrillo .345
B. E.
Bioo-rafia de D. =* María de Jesús Moctezuza. . . 1 El Espino (flor animada.) 27
Botánica.— Las papas 6 Espedicion á Californias , 37
Beneficencia pública. — Salas de asilo 24 Estudios morales. — Las rosas y las mugeres 64
BioCTafia de Guillermo H. Prescott 49 En muerte de
la la señorita D. " Paz Reyes 79
.Bí6/iogra/ia.— Historia del consulado y del impe- El mastuerzo , 103
rio, por M. Thiers 71 El tráfico de las flores (flor.) 147
Botánica. —Cacomitps 173 Estudios históricos 165
Biograña de Enrique Herz 208 El reino de Dios...., 195
Bosquejo de la Historia política y literaria de In- Elogio fúnebre del Sr. D. Andrés del Rio 219
glaterra 232 El Jacinto y el Junquillo 225
Bibliografía de D. Fernando Calderón 24 Estudios geológicos , 259
Bufones populares 264 Escabiosa y flor de Muerto 2G1
Bibliografía política 267 Esludios sociales 271
ídem Historia natural 310 El I6de Septiembre en México, 2S2
Beneficencia.— Higiene 456 ElThéyelCafé 286
Bibliografia, —
Poesías de Carpió 462 El valle de los Lobos 336
Escritos sobre la república mexicana 338
C.
Estudios históricos 353
Carnot 3' Epigramas 398
Confraternidad 79 Estrado del Código civil de la Luisiana 500
Consejos 270 El baile de las flores 520
Capitales del inundo. — Constantinopla 274 El regreso de las flores 554
Ciencias, pág3. 404 y 429 El salvage 567
Camelia 420 Ensayo histórico de Filangieri 569
Canünoa 481 El Alelí, (flor) 593
. , .
índice.
Págs. N.
Estudios morales 425 Págs.
Ensayo literario sobre Shakspeare, 494 y 505. Nociones elementales de Botánica 141
Nueva iglesia de San Vicente de Paul en Paris, .. 499
F.
G. P.
Geografía, págs. 483, 490, 504, 513, 519. 528 y 540. Pensamientos sueltos, págs. 19, 84, 128, 228, 240,
Garibaldi 547 252, 266, 276, 278, 281, 300, 322, 337, 344, 349,
352,455,486,-541.
H.
Paralelo entre César y Napoleón 371
Historia de la Conquista del Perú 51 Palillos de Tabaco 454
Henry Clay 83
Historia famosa (flor) ] 70 Q.
Hyd rógeno 180
Quetzaltenango 514
Historia de dos jóvenes (flor) 417
¡Hasta el cielo! 556
R.
^%
I.
Rubria (flor animada) 90
Introducción I. Raices 4,5
L. S.
índice.
EL ÁLBUM MEXICANO.
En Siglo XIX, callo de Plateros riúm. 1, se hallan fie venta los dos to-
la librería del
mos de que consta esta interes.intc publicación literaria, al precio de nueve pesos cada uno
en una hermosa pasta á la holandesa. Los señores corresponsales de los domas puntos
feúra de la capital, están encargados de su venta, al precio de diez pesos cada tomo.
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