BAUTISMO EN LA IGLESIA CRISTIANA PRIMITIVA

(i) Si se hubiesen convertido al Cristianismo en algún

momento entre el año 100 y el 300 dC habría sido un
paso muy grande el pasar a ser miembro de la
iglesia.

Se habrían sumado a un grupo que era considerado extraño, sospechoso y

hasta peligroso.

No se les permitiría asistir al servicio de comunión hasta que fueran

bautizados (o podrían estar en la primera parte, pero tendrían que irse antes
de la plegaria eucarística).

Principalmente los adultos (más que los niños o los jóvenes) serían
normalmente bautizados.

Antes de que pudieran ser bautizados tendrían que tomar un curso de

enseñanza largo y serio, al menos tan largo y exigente como nuestro curso
3D (imaginen eso para todos los candidatos al bautismo).

Los servicios de bautismo se llevarían a cabo una vez al año, en Pascuas, y

se bautizarían públicamente en un río o lago o en un gran baño,
probablemente desnudos, y sumergiéndose totalmente.

(ii) Bautismo en el siglo 3.

He aquí una descripción de cómo se conducía un servicio

de bautismo en Roma durante el siglo tres. En este
periodo no había una forma única de liturgia que se usara
en todas partes, pero esta descripción provee un
panorama útil sobre la iniciación Cristiana (la
incorporación de un nuevo miembro) casi doscientos años
después de la muerte de Jesús. Proviene de un libro "La
Tradición Apostólica", escrito por un sacerdote Romano
llamado Hipólito. Expresa su opinión sobre cómo debería
organizarse la vida de la iglesia.

Y en la hora que canta el gallo orarán por las aguas... los candidatos se
desvestirán. Y se bautizarán primero los niños. Éstos responderán por sí
mismos si pueden y si no sus padres o familiares. Luego se bautizarán los
hombres adultos, y por ultimo las mujeres; que tendrán todo su cabello
suelto y se habrán quitado todo adorno de oro y plata que llevaran puesto.
Que nadie lleve ningún objeto extraño bajo el agua.

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Y en el momento determinado para el bautismo, el Obispo dará gracias por
el óleo, que colocará en la primera vasija: éste se llama óleo de acción de
gracias. Y también tomará otro óleo y los exorcizará; se lo llama óleo de
exorcismo. Y un diácono toma el óleo de acción de gracias y se coloca a la
derecha del sacerdote, y cuando el sacerdote toma a cada uno de los
bautizandos, estos hacen un acto de renunciación, diciendo: "Renuncio a ti
Satanás, y a toda tu pompa y a todas tus obras".

Y cuando todos hayan hecho esta renuncia, el sacerdote los unge con el óleo
del exorcismo, diciendo:

‘Que todo espíritu maligno se aparte de ti".

Y de esta manera lo envía desnudo hacia el Obispo o presbítero junto al agua

bautismal. Del mismo modo un diácono lo desciende hasta el agua y cuando
el bautizando haya entrado al agua, el que lo bautiza le impone sus manos
diciendo:

‘¿Crees en Dios Padre Todopoderoso?’

Y el bautizando responde, "Si, creo". Y de inmediato lo bautiza una vez, con

su mano sobre su cabeza.

Luego dirá.

‘¿Crees en Jesucristo el Hijo de Dios, que nació de la Virgen María por el

poder del Espíritu Santo, que fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, y
murió, y al tercer día resucitó de entre los muertos y subió al cielo, que está
sentado a la derecha del Padre y que vendrá a juzgar a los vivos y a los
muertos?".

Y cuando responde "Si, creo", lo bautiza por segunda vez.

Y nuevamente se dirige el sacerdote diciendo,

‘¿Crees en el Espíritu Santo y la Santa Iglesia y la resurrección de la carne?".

Y el bautizando dice, "Si, creo". Y entonces es bautizado por tercera vez.

Luego de esto, cuando sale de allí, es ungido con el óleo de acción de gracias
por el presbítero que dice,

‘Yo te unjo con el óleo santo en el nombre de Jesucristo".

Entonces se secan el cuerpo, vuelven a vestirse y entran en la iglesia.

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Y el Obispo les impone las manos, invocando a Dios, diciendo,

‘Señor Dios, tú los has hecho dignos de recibir la remisión de los pecados a
través de las aguas de regeneración. Hazlos dignos de ser llenos del Espíritu
Santo y envíales tu gracia, para que puedan servirte según tu voluntad: y a ti
sea la gloria, al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo en la santa iglesia, ahora y
por los siglos de los siglos."

A continuación, ungiendo su cabeza con el óleo consagrado, dice,

‘Yo te unjo con el óleo santo en nombre de Dios Padre Todopoderoso y de

Jesucristo y del Espíritu Santo".

Y tras marcar la señal de la cruz en su frente, le da un beso diciendo,

‘El Señor sea contigo’.

Y el que acaba de ser ungido dice, ‘Y con tu espíritu.

(el servicio prosigue con la primera Comunión de los nuevos miembros. En

esta versión se incluye un sorbo de una mezcla de leche y miel como
símbolo de que han entrado en la Tierra Prometida de Dios. Ese detalle sin
embargo, no tuvo adhesión, y otras liturgias antiguas no lo incluyen).

iii) El Bautismo en el Siglo 5°

Durante los primeros siglos la mayoría de los candidatos al

Bautismo eran adultos de modo que debían pensar las
cosas cuidadosamente antes de ser bautizados. Desde ese
entonces el Bautismo Infantil se volvió normal,
probablemente a partir de la presunción de que los niños
de padres creyentes automáticamente desearían hacerse
miembros de la iglesia. El servicio de Confirmación
entonces adoptó otra función, la de darles a los que fueron
bautizados de niños la oportunidad de asumir el
compromiso bautismal personalmente.

Alrededor del año 500 dC la iglesia había crecido mucho, en parte debido a
que se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano; era imposible que
el Obispo estuviera en todos los Bautismos para hacer su parte en el

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servicio. En la mitad occidental del imperio (que incluía a todos los países en
donde la iglesia respondía a la autoridad del Obispo de Roma) el acto de
imposición de manos del Obispo se convirtió en un oficio aparte, el de la
Confirmación. Se lo consideraba como el don del Espíritu Santo, otorgado en
la segunda infancia o en la vida adulta, para reforzar a los candidatos en el
compromiso Cristiano que ya era parte de sus vidas. En el área Este del
Imperio por otro lado, en las iglesias que ahora llamamos Ortodoxas del Este,
el ungimiento luego del bautismo, acompañado de la oración por el don del
Espíritu Santo, se mantuvo como parte de la ceremonia de bautismo, pero lo
hacía el sacerdote en lugar del Obispo.

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