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UNIVERSIDAD JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS, EMPRESARIALES Y


PEDAGÓGICAS

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO

BIOTIPOLOGÍA

ALUMNOS:
CÉSAR DANIEL VILCA MALCOHUACCHA
LESLY LISSETH DÍAZ MAMANI
MASSIELL DALISSA QUINA MANUEL
NICOL ROSALES CALISAYA

CURSO:
CRIMINOLOGÍA

DOCENTE:
MAG. Mabel Lourdes Gómez Peñaloza

CICLO:
VI

ILO – PERÚ
2018

1
DEDICATORIA
Dedico este trabajo a mis padres y
hermanos, ya que sin su ayuda no podría
estar presente hoy.

2
INDICE

TITULO I

ANTECEDENTES

CAPÍTULO I ...........................................................................................................8

LA ANTROPOLOGÍA CRIMINAL ....................................................................8

CAPITULO II .......................................................................................................10

LA BIOTIPOLOGÍA CRIMINAL .....................................................................10

A. La escuela francesa. ...................................................................................... 10

B. La escuela italiana ......................................................................................... 11

C. La escuela alemana ....................................................................................... 11

D. La escuela americana. ................................................................................... 12

TPITULO II

TEORIAS BIOTIPOLOGICAS

CAPÍTULO I .........................................................................................................14

BIOTIPOLOGÍA DE KRETSCHMER. ............................................................14

1. LOS BIOTIPOS ........................................................................................ 14

2. CLASES DE TEMPERAMENTO: .......................................................... 15

3. BIOTIPOS DE KRESTSCHMER Y CRIMININALIDAD. .................... 16

4. LIMITACIONES DE LA BIOTIPOLOGIA DE KRETSCHMER. ......... 18

CAPITULO II .......................................................................................................20

SOMATOTIPOS DE SHELDON .......................................................................20

1. SOMATOTIPOS Y TEMPERAMENTOS: ............................................. 21

2. SOMATOTIPOS DE SHELDON Y DELINCUENCIA: ............................. 21

CAPÍTULO III......................................................................................................24

LA INSUFICIENCIA DE LA EXPLICACIÓN BIOLÓGICA DE LA


CRIMINALIDAD COMO TEORÍA .......................................................................24

CONCLUSIÓN .........................................................................................................26

3
BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................27

4
INTRODUCCIÓN
Con el fin de aclarar la relación existente entre el lado físico y el lado moral del
individuo se realizaron numerosas investigaciones; que habrían sido inspiradas al
principio, con el convencimiento de que los trazos fisonómicos servían para reconocer
los caracteres psíquicos sobresalientes de las personas; es decir, el modo de pensar y de
sentir de cada individuo. Fruto de estas investigaciones surgió la denominada
fisionomística, cuyos principales exponentes fueron Aristóteles, Sócrates, Galeno, entre
otros; esta disciplina tuvo su apogeo en la Edad media a través de las denominadas
ciencias ocultas de la quiromancia, podomancia, umbilicomancia y otras; las cuales
pretendían reconocer el carácter de las personas por las líneas de las manos, de los pies y
hasta por el ombligo.
En el siglo XVIII, se desarrollaría la gran escuela de los fisionomistas, En él se
profundizó el concepto de la relación entre las partes de la cara: ojos, frente, nariz, con
otros caracteres individuales de la persona, poniendo en relieve la importancia de la
morfología, puesto que ésta pondría en relieve signos reveladores de sentimientos
individuales. Con posterioridad, en Italia surgiría la denominada antropología criminal,
en parte por la obra de Gaspar Virgilio, quien en el año 1874 reconoció y afirmó la
naturaleza morbosa del delito y la analogía entre la criminalidad y la locura, por ser
fenómenos desarrollados igualmente en el campo de la degeneración; siendo el psiquiatra
y médico legista italiano César Lombroso, quien defiende en su teoría, la tendencia de los
seres humanos a reproducir los caracteres de remotos antepasados; según este
planteamiento, se concebía al tipo criminal como producto hereditario, ese legado
ancestral provocaría la presencia en el delincuente de propensiones del hombre primitivo
del que carecía el no delincuente.
La importancia de la teoría de Lombroso es más de carácter referencial e histórico,
porque marcó un hito precursor de la Criminología; pero hoy en día no es posible pensar
en la existencia de un delincuente natural o “nato”, por cuanto el comportamiento humano
se explica por una interrelación de factores.
El intento de buscar un “tipo criminal” basándose en los estudios constitucionalistas y
biotipológicos fue importante para la criminología como estudio del hombre y la
criminalidad, pero no fue trascendental, puesto que los delincuentes no pueden conformar
un “tipo” que no sea el de los que no han delinquido, aunque estudios como los de
Kretschmer, Sheldon y otros, admitan la evidencia de que los tipos anatómicos, con

5
determinada morfología, influyen en los caracteres somáticos propios, formándose tipos
psíquicos y somato-psíquicos, como veremos más adelante.

6
TÍTULO I
ANTECEDENTES
Las relaciones existentes entre los caracteres corporales y los psíquicos han sido
entrevistas desde hace tiempo tanto por la sabiduría popular como especialmente por los
artistas. Pero no solo se descubrieron tales relaciones de manera intuitiva y empírica; hace
veinticinco siglos, la escuela hipocrática ya intento una clasificación caracterológica con
pretensiones científicas y la creación de tipos de validez universal; esa escuela habló de
cuatro temperamentos distinguibles conforme a los humores corporales predominantes:
sanguíneo, colérico, flemático y melancólico. Su base no era del todo deleznable como lo
prueba el fundador de la Psicología experimental, Wundt, partiera de ella para su propia
clasificación.
La Biotipología moderna ha confirmado que hay correlaciones entre tipos corporales
y psíquicos, pero la naturaleza de tales correlaciones sigue en la oscuridad. Son un hecho,
pero los enlaces siguen oscuros. Derivan de la experiencia, que nos muestra
continuamente casos; pero no puede decirse que se haya descubierto el tipo de casualidad.
Por ejemplo, podemos comprobar diariamente que una persona en que predominan el eje
vertical o la secreción tiroidea tiende a la introversión: pero nadie ve cómo una de esas
características provoca siempre o casi siempre la otra. La correlación existe sin duda, pero
ante la carencia de explicaciones comprensibles sobre ella, tiene que ser admitida como
un supuesto necesario para fundar una Biotipología completa, es decir que considere tanto
lo corporal, como lo psíquico y sus concomitancias. En lo que sigue, no debemos olvidar
que nos enfrentaremos con tipos humanos, es decir, con conceptos abstractos, pero no
con realidades concretas. En los casos individuales, encontraremos mucha mezcla de
caracteres; en cambio, los tipos reúnen solo los que les son propios con exclusión de los
demás. La advertencia vale la pena para evitar que se pretenda encontrar "tipos" puros en
la realidad. Quizás los haya, pero de manera excepcional o creer que al descubrir los tipos
teóricos no debemos ya tomar en cuenta las complejidades y contradicciones que hay en
los casos concretos.

7
CAPÍTULO I
LA ANTROPOLOGÍA CRIMINAL
La antropología criminal es la disciplina que se ocupa de la investigación y
desenvolvimiento de los factores primordialmente biológicos que intervienen en la
génesis de la personalidad antisocial y de la delincuencia como factores predisponentes y
potencialmente activables en la interacción sociocultural, sean hereditarios,
constitucionales o adquiridos. Esta disciplina se desenvuelve bajo la mirada de la
observación, y en su evolución se distinguen dos fases: La lombrosiana y la
postlombrosiana; en ésta última a los aportes meramente antropométricos se añaden las
correlaciones biotipológicas; sin embargo, es preciso señalar que al parecer del propio
Kretschmer “la definición del biotipo en un sujeto no puede ser el producto de una
observación artificial y tampoco puede resultar de simples mediciones u operaciones
antropométricas”. En el mismo sentido Barbara resaltó que “el individuo no estaba
comprendido en la sola forma antropométrica y que ésta era una simple línea de
orientación en el mare magnum de las individualidades”.

Actualmente se niega la existencia de un “delincuente nato” o “delincuente


predeterminado” por rasgos físicos o fisiológicos, pero no por ello se va a restar
importancia a diversos factores biológicos que pueden influir en el comportamiento social
desviado, no como un factor determinante o predisponente sino como un coadyuvante de
alguna conducta desviada, teniendo en consideración que el ser humano es una unidad
biológica cuyas alteraciones o lesiones inciden en el comportamiento, como es el caso del
epiléptico que por trastornos neurofisiológicos tiende a manifestaciones comiciales de
diversa índole, así como alteraciones de carácter psicopatológico. Por eso, es razonable
valorar dentro de un contexto social las bases biológicas que pueden influir en la conducta
humana.

Mientras que la antropología es una disciplina que se utiliza para designar el estudio
de las partes del cuerpo, la biotipología se ocupa del estudio de los tipos antropológicos
y de sus variaciones de carácter constitucional y hereditario. A través del estudio de las
características morfológicas se busca establecer correlaciones entre tipos de
temperamento y constitución somática o formas corporales, es decir, que a determinada
constitución somática corresponden ciertos rasgos temperamentales y conductuales;
tratándose de asociar las características de una estructura física determinada con
características temperamentales específicas.

8
Durante la primera fase de la antropología y bajo la concepción del
positivismo biológico, el criminal era considerado en términos absolutos como un ser
anormal, una desviación con base biológica que representaba una regresión a estados
primitivos del ser humano y que podía catalogarse como una patología. En este marco
Cesar Lombroso, considerado el fundador de la criminología moderna, desarrolló como
hemos visto con anterioridad, su teoría del hombre criminal. Lombroso, quien pertenecía
a la llamada escuela de antropología criminal, establece el concepto de criminal atávico,
según el cual el delincuente representaba una regresión a estados evolutivos anteriores,
caracterizándose la conducta delincuente por ser innata. Este criminal atávico podía ser
reconocido debido a una serie de estigmas físicos o anomalías, como, por ejemplo, el
excesivo desarrollo del cerebelo, asimetría del rostro, dentición anormal, y lo que se
considera como la característica más atávica en los criminales, a saber, un hoyuelo en
medio del occipital. En su tesis, como ya se ha dicho anteriormente, se considera al
criminal como una subespecie anormal del género humano y esta subespecie estaría
compuesta por una serie de tipos criminales, como los asesinos, los ladrones, las
prostitutas, etc.; todos con características morfológicas comunes, pero también propias
que los diferencian del resto.

Si bien el delito puede ser una conducta no deseable en el seno de la sociedad, es un


hecho perfectamente normal y que se desenvuelve por la falta de condiciones necesarias
para la seguridad de los individuos; en el Perú y en otros países de Latinoamérica se han
desarrollado una serie de dispositivos -con base en el derecho- que procuran un
tratamiento de la persona considerada delincuente con la finalidad de “resocializarla”,
aunque el hecho de que una persona haya sido delincuente o haya estado preso, es
condición suficiente para ser marginado y estigmatizado, sin posibilidad de redención, a
pesar de todo el discurso que estipula lo contrario.

Pero también, a lo largo del desarrollo de la disciplina criminológica se han sucedido


una serie de cambios de paradigma en lo que respecta a la concepción del “hombre
delincuente”, actualmente se siguen sintiendo en nuestras instituciones y prácticas
institucionales los efectos de este discurso: señalándose de manera equivocada que el
delito es una enfermedad portada por determinados individuos que tuvieron una “mala
socialización” y que deben ser excluidos y encerrados para “resocializarlos” e integrarlos
como miembros sanos de la sociedad.

9
CAPITULO II
LA BIOTIPOLOGÍA CRIMINAL
Como se ha dicho con anterioridad, la biotipología criminal es la ciencia del tipo
humano, el cual es concebido como una unidad vital (biotipo), con varias facetas:
Morfología, fisiología y psicología; esta es una disciplina científica cuyas precursoras
fueron la fisonomía y la psicología; versa sobre el tipo humano atendiendo al predominio
de un órgano o función; su premisa es que existe una correlación entre las características
físicas del individuo y sus rasgos psicológicos, entre el tipo somático o corporal y el tipo
mental o temperamento. La biotipología busca establecer correlaciones entre las formas
corporales y el temperamento, considerando que a determinada constitución somática
corresponden ciertos rasgos temperamentales y conductuales.

Escuelas Biotipológicas y constitucionales modernas son las siguientes:

A) La Escuela Francesa.

B) La Escuela Italiana.

C) La Escuela Alemana.

D) La Escuela Americana.

La Escuela francesa de Claudio Sigaud, la Escuela italiana iniciada por De


Giovanni y continuada por Viola, Barbara y Pende, realizaron estudios de insuficiente
valor que sólo tienen importancia histórica como se verá a continuación; la orientación
alemana de Kretschmer y del norteamericano Sheldon son las más conocidas, pero han
sido calificadas como una resultante directa de la obra de Lombroso por la relación entre
formas de cuerpo y delincuencia; estas teorías no fueron fecundas pese al auge que
tuvieron en la primera mitad de nuestro siglo.

A. La escuela francesa.
En la Escuela francesa destaca Claudio Sigaud (1862-1921), quien distinguía cuatro
“tipos” humanos según el sistema que predomine en los mismos (respiratorio, digestivo,
muscular y cerebral), sistemas que conectan a su vez, con los cuatro medios principales
(atmosférico, alimenticio, físico y social).

Cada “tipo” según Sigaud, tiene sus propias características: El tipo respiratorio
presenta tórax, cuello y nariz largos, senos de la cara desarrollados y particular
sensibilidad a los olores; el tipo digestivo presenta boca y maxilar inferior grandes, ojos
10
chicos y cuello corto, tórax ancho y abdomen desarrollados, propios de individuos obesos;
el tipo muscular presenta desarrollo armónico de esqueleto y músculos; y el tipo cerebral,
figura frágil y delicada, frente grande y extremidades cortas.

B. La escuela italiana
Sobresalen en esta escuela: Pende, Viola y Barbara. Viola señala que la constitución
humana descansa en dos sistemas: el visceral y el de la vida de relación (nervioso y
muscular), de donde se extraen dos tipos: el brevilíneo y el longilíneo.

En el tipo brevilíneo, el desarrollo del cuerpo es horizontal, el predominio del sistema


vegetativo produce individuos enérgicos y vitales. El tipo longilíneo significa la prioridad
de la vida de relación; por ello, son personas de mayor estatura, tórax alargado y
miembros largos, abúlicos y depresivos, con tendencia a la introversión y a la fantasía.

Barbara, entiende que el tronco expresa la vida vegetativa, y las extremidades la de


relación; de donde resultarían dos tipos extremos y un tercero intermedio, con sus
correspondientes subtipos: el braquitipo (excedente, antagónico y deficiente), el longitipo
(con las mismas modalidades) y el normotipo (macrosómico y microsómico).

Pende elabora su tipología considerando, también, factores endocrinológicos;


distingue el tipo longilíneo-esténico (individuos fuertes, delgados, con hiperfunción de
tiroides y suprarrenales), el longilíneo-asténico (débiles, delgados, de escaso desarrollo
muscular e hipofunción de las suprarrenales), el brevilíneo-asténico (fuertes, musculados,
de reacciones lentas, con hipotiroidismo y con hiperfunción de las suprarrenales) y el
brevilíneo-asténico (gordos, débiles, lentos de reacciones y con hipofunción de pituitaria
y tiroides).

C. La escuela alemana
Ernest Kretschmer (1888-1964), es el máximo representante de esta escuela, en su
obra se propuso hallar las correlaciones entre la estructura somática y la psíquica, es decir,
comprobar si a determinados tipos somáticos corresponden determinados tipos psíquicos
y viceversa; decía que la afinidad entre la forma corporal y el carácter solo puede
demostrarse estadísticamente; y que si es demostrable de esta manera basta para que tenga
importancia biológico criminal.

Kreschner elabora una doble clasificación tipológica, distingue, por una parte, los tipos
(constitucionales) leptosomático, el atlético, pícnico y displástico; y de otra, el tipo

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esquizotímico, el ciclotímico, y el viscoso, estableciendo las oportunas correlaciones e
interdependencias.

Relacionando los tipos constitucionales anteriores con las correspondientes


características psicológicas, formula una segunda tipología: tipos esquizotómicos,
ciclotómicos y viscosos.
A Kretschmer le corresponde el mérito histórico de haber iniciado las teorías
somatotípicas; pero su tesis se limita a resaltar la afinidad estadísticamente comprobable
entre constitución somática o corporal y rasgos caracterológicos-temperamentales, sin
pretensiones causales o etiológicas. Kretschmer rechazó la hipótesis de un tipo somático
delincuente.

A esta clasificación se le critica fundamentalmente, porque aun cuando pueda


demostrarse una limitada proporción en que se da una correspondencia biológico-
temperamental, los tipos no son útiles para describir a la mayoría de la población normal,
por lo que no es aceptable la existencia de una predestinación constitucional.

D. La escuela americana.
En esta escuela deben destacarse los trabajos de William Sheldon y S.S. Stevens;
Sheldon mejoró considerablemente el soporte metodológico de las teorías
constitucionales, su enfoque e incluso su terminología tiene claras connotaciones
embriológicas. Elabora dos tipologías física y mental -rasgos corporales y características
temperamentales correspondientes-, según el predominio del estrato en cuestión de los
órganos o funciones que representa: las vísceras digestivas (el endodermo), huesos,
músculos, tendones, etc., del sistema motor (el mesodermo), y el tejido nervioso, piel,
etc., (el ectodermo).

A cada tipo físico o corporal le corresponderían unos rasgos caracterológicos y


temperamentales propios de tres tipos respectivamente: el tipo viscerotónico, el
somatotónico y el cerebrotónico.
Para Sheldon hay predominio del componente mesomorfo en el grupo de criminales
en comparación con el resto de personas.

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TÍTULO II
TEORÍAS BIOTIPOLÓGICAS
La biotipología pretende hallar correlativamente entre las formas corporales y el
carácter, considerando que a determinada constitución somática corresponde ciertos
rasgos caracterológicos y de conducta. Sin embargo, las antiguas teorías biotipológicas,
como la francesa de Claudio Sigaud (1862-1921) de 1914, que hablo de cuatro tipos: el
respiratorio, el muscular, el digestivo y el cerebral, que fue seguida por Mac Auliffe,
asimismo la escuela italiana, iniciada por De Giovanni a fines del siglo XIX (Kuon. 1939),
continuada por Viola, Bárbara, Pende, realmente vienen a ser estudios sin valor científico
actual, constituyendo sistemáticas descripciones ectoscopicas, que en nuestros días solo
tienen importancia histórica.
Actualmente, aún tienen alguna aceptación ciertas tendencias biotipológicas, como la
alemana desarrollada por kretschmer, que fue muy difundida en la primera mitad del siglo
pasado, asi como la escuela norteamericana de Sheldon, que tuvo su auge en las décadas
del 50 y 60 del siglo XX. Sin embargo, las mismas son calificadas por Taylor, Walton y
Young (1977) como una “resultante directa de la obra de lambroso”, por la relación entre
formas de cuerpo y delincuencia. Para Denis Szabo (1980), por su parte, constituyen
teorías que estuvieron de moda en la primera mitad del siglo anterior, pero que no fueron
fecundas. Asimismo, Hans Eysenck (1972), no obstante ser partidario de un
biopsicologismo, no acepta estas teorías que abogan por la determinación constitucional
de la conducta.

13
CAPÍTULO I
BIOTIPOLOGÍA DE KRETSCHMER.
La tendencia más conocida de la biotipología alemana es la de Ernesto Kretschmer
(1888-1964), psiquiatra y profesor en Tubinga, quien la presento por primera vez en su
libro Constitución y Carácter en 1921 (24ava. ed. en alemán 1961) hace ya noventicinco
años atrás.
1. LOS BIOTIPOS
Sus estudios iniciales los efectuó observando a un grupo de enfermos mentales. Una
parte fueron 175 pacientes esquizofrénicos, de los cuales 125 era varones y 50 mujeres.
El resto estuvo integrado por 85 maniaco- depresivos, siendo 43 hombres y 42 mujeres.
En total estudio a 260 psicóticos, número que posteriormente aumento, los que sirvieron
para la obtención de los primeros resultados, y que hasta la actualidad han sido ampliados
con miles de observaciones provenientes de un material internacional (Kretschmer,
1954). De tales estudios dedujo los biotipos leptosómico, pícnico, atlético y displásico,
que estadísticamente concordaban con las dos entidades de la nosología psiquiátrica
señaladas, llegando a las conclusiones siguientes:
1) Existe afinidad biológica notoria entre la predisposición psíquica a la psicosis
maniaco- depresiva y el tipo corporal pícnico.
2) Existe afinidad patente entre la predisposición psíquica a la esquizofrenia y los
tipos somáticos leptosómico, atlético y ciertas formas displásicas.
3) En cambio, es insignificante la afinidad entre la esquizofrenia y el tipo pícnico,
por una parte, y entre la ciclotimia y el conjunto tipológico, leptosómico, atlético
y displásico, por otras.
Cada biotipo presenta las siguientes características corporales:
a) Biotipo Leptosómico (Leptos = Delgado, Soma = Cuerpo): Es una persona
delgada, que parece más alta de lo que en realidad es, con las siguientes notas
somáticas saltantes. Hombros estrechos, brazos delgados y poco musculosos, caja
torácica alargada y estrecha, vientre sin panículo adiposo, miembros inferiores
delgados.
b) Biotipo Atlético: Con las siguientes características corporales. Talla entre
mediana y alta, hombros anchos y angulosos, caja torácica robusta, abdomen
tenso, tronco estrechado hacia abajo, panículo adiposo moderado.

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c) Biotipo Pícnico: Presenta los siguientes rasgos somáticos. Desarrollo intenso del
perímetro abdominal, tendencia adiposa en el tronco, generalmente es de talla
mediana, rostro ancho y blando, piel blanda y de regular espesor.
d) Tipos Displásicos: Presentan formas de desarrollo corporal que se apartaran en
forma notoria del tipo medio y habitual, observándose generalmente un
heterogéneo desarrollo somático, lo que dificulta que pueden ser clasificados en
algunos de los biotipos precedentes que serían considerados los “normales”. El
displásico tienen tres variedades:
- Gigantismo Eunucoide
- Adiposidad Eunucoide
- Infantil e hipoplásico.
2. CLASES DE TEMPERAMENTO:
Kretschmer dedujo tres tipos de carácter o temperamentos normales, los que se
correlacionaban con sus biotipos básicos.
a) Temperamento Ciclotímico: Con los siguientes rasgos caracterológicos;
predominio de la vida efectiva, con ánimo alegre en algunas fases y luego
expresiones de tristeza; tendencia a la movilidad o al reposo en forma oscilante;
fácil contacto con el ambiente, inclinación a la sociabilidad; extraversión. Este
temperamento se relaciona con el biotipo pícnico.
b) Temperamento Esquizotímico: Con los rasgos siguientes: afectivamente es de
una sensibilidad interior delicada, con una frialdad exterior; puede oscilar entre el
sobresalto intempestivo y la infatigable tenacidad; socialmente presenta timidez y
es poco comunicativo; es susceptible e indiferente; carácter introvertido. Este
temperamento se correlaciona con el biotipo leptosómico y con el grupo de los
displásicos.
c) Temperamento Viscoso: Caracterizado por una vida afectiva estable, poco
sensible a los estímulos, pero con explosiones de cólera más frecuentes que en los
otros temperamentos; pasivos y perseverante, sin elasticidad ni presteza;
expresión verbal pausada, monótona y laboriosa; fantasía limitada; tenacidad en
la atención. Este temperamento se correlaciona con el biotipo atlético.
Considerando una posible oscilación entre lo norma, anormal y la enfermedad,
describió dos formas anormales de temperamento, la cicloide y el esquizoide. Sobre ellos
decía: “designamos con los términos esquizoide y cicloide las individualidades
patológicas fluctuantes entre enfermo y sano, que reflejan los síntomas psicológicos

15
fundamentales de las psicosis esquizofrénicas y cíclicas en el grado más leve”. Estos tipos
anormales de la personalidad, son equivalentes a las personalidades psicopáticas hoy
denominada trastornos de personalidad.
3. BIOTIPOS DE KRESTSCHMER Y CRIMININALIDAD.
Desde la óptica criminológica podemos señalar que se han realizado diversos estudios,
encontrándose correlaciones estadísticas entre estos biotipos y la conducta delictiva, así
como con el grado reincidencia, tipos de delito y readaptación.
a) Constitución Y Frecuencia Delictiva: Analizándose los estudios con
delincuentes hechos por Riedi en 1932, el japonés Saza en 1934, y los resultados
obtenidos por G.Schwab de 1941, se observan ciertas tendencias porcentuales
entre frecuencia delictiva y los biotipos de Kretschmer. De dicho modo, del
cuadro No.1, sin considerar las formas mixtas, se deduce lo siguiente:

Cuadro No. 01
Biotipos e Índice Delictivo
PÍCNICO LEPSOS ATLÉTICO DISPLAS F.MIXTAS
(3052
SCHAWAB 9.7 33.7 13.4 7.1 36.2
casos)
(582
SAZA casos) 12.5 37.1 11.9 7.8 31.7

(800
REIDI 12.5 32.6 24.6 NO 30.3
casos)

- En primer lugar, los que presentan mayor incidencia en el delito son los
leptosomos, que prácticamente son un tercio del total de delincuentes.
- En segundo lugar, de incidencia delictiva están los tipos atléticos. Salvo en
delitos violentos en los que ocupan el primer lugar.
- En último lugar se hallan los displasicos.
b) Constitución Y Tipos De Delito: Estadísticamente se han obtenido, por diversos
autores (Landecho, 1967; Nuttin, 1968), los resultados siguientes:

16
Cuadro No. 02
Correlaciones Criminológicas De Los Biotipos De Kretschmer

Temperamento Anormalidad Enfermedad


BIOTIPO DELITO
(Normal) (Psicopatía) (Psicosis)

Pícnico Ciclotímico Cicloide Maniacodepresivo Estafa

Leptósomo Esquizotímico Esquizoide Esquizofrénico Robo- Estafa

Esquizoide Esquizofrénico
Atlético Viscoso Violento
(Epileptoide) (Epilepsia)

Displásico Esquizotímico Esquizoide Esquizofrénico Contra Moral

- Los leptosomicos cometen especialmente delitos de robo y estafa. Quedan


relativamente por debajo en los delitos de violencia y de inmoralidad. Estos
biotipos, por su temperamento esquizotimico, no son individuos de impulsividad
y de descarga inmediata, expresando sus emociones con más dificultad,
interviniendo poco en los delitos instintivos, preponderando en los manejos
clandestinos e indirectos de los ladrones y estafadores.
- Los atléticos cometen generalmente delitos violentos, ya sea atentados contra las
personas, robos con violencia, violaciones, con escasa participación en los delitos
de estafa. Por su polo explosivo, el atlético es el delincuente brutal por excelencia.
- Los pícnicos participan sobre todo en las estafas y menos en los delitos de
violencia. Su inclinación a la estafa se correlaciona con su temperamento locuaz
y extrovertido.
- Los displasicos destacan especialmente en los delitos contra la moral, sin
violencia. Esto se explica, porque en este grupo se hallan los que presentan
trastornos endocrinos abortivos y del desarrollo constitucional del sexo.
c) Constitución Y Reincidencia Delictiva: En este aspecto se observan las
siguientes tendencias:
- Los leptosómicos son los que presentan mayor reincidencia en el delito. A su
vez son poco corregibles, debido posiblemente a su temperamento, a su
rigidez autista, frialdad y apatía.
- También los atléticos tienen alta reincidencia, pero algo menor que los
leptosómicos.

17
- Los pícnicos presentan escasa reincidencia, siendo a su vez los más
corregibles, lo que concuerda con su temperamento de mayor adaptabilidad
social.
- Los displasicos presentan también un grado significativo de reincidencia.
Como afirma Castillon (1970), se puede deducir de todo lo visto, que los delitos se
dan en todos los biotipos, sean contra la persona, honestidad y robo. Variando en el
modo, preferencias, tiempo y época de delinquir.
4. LIMITACIONES DE LA BIOTIPOLOGIA DE KRETSCHMER.
Si bien los estudios en base a la tipología de Kretschmer parten de la observación y
correlación de hechos, tales resultados no constituyen una explicación criminológica
valida del delito y del delincuente.
1) Primero, la explicación biotipológica de carácter somático ectoscopica, basado en
formas anatómicas, carece de rigor científico, y en cierto modo no pasa de ser una
idea supérstite de la corriente frenologista de la primera mitad del siglo XIX; y
asi como hoy resultan absurdas las explicaciones de la conducta moral humana
por las formas externas del cráneo, así resultan sin suficiente valor científico
pretender explicaciones caracterológicas y criminológicas sobre la base de las
variedades corporales externas del ser humano.
2) En segundo lugar, los biotipos describen formas corporales, las mismas que no
siempre son estáticas sino más bien dinámicas, que biográficamente varían con el
desarrollo ontológico humano, en función de la edad, nutrición y salud, lo que de
hecho les quita solidez a las supuestas correlaciones de la constitución con el
temperamento, y mucho más con el de índole criminológica, no pasando de ser
aproximaciones descriptivas de una etapa vital de ser humano.
3) En tercer lugar, solo se puede afirmar con seguridad que los delincuentes,
estadística y ectoscopicamente pueden ser catalogados en dichos biotipos, pero
ello no explica una relación causa del crimen. Además, en la población, por lo
menos en nuestro medio, generalmente predominan los biotipos leptosomicos y
son menos numerosas las formas corporales pícnicas, sobre todo entre los jóvenes
y los de adultez media, por lo que en las poblaciones criminales es de esperar tales
tendencias.
Asimismo, no podemos desconocer que los tipos psicológicos o caracterológicos, son
en cierto modo tendencias observables en la población humana, con las limitaciones de
ser tipos ideales, ya que en la realidad fáctica las formas mixtas caracteriales son mucho

18
más frecuentes. Por ello, como afirmaba Helmut von Bracken, incluso el propio
Kretschmer abandono “su afirmación de que existe una relación especifica entre
constitución y el carácter, concentrándose en cambio en el estudio del temperamento”
como le fue sugerido por la crítica de Allport”

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CAPITULO II
SOMATOTIPOS DE SHELDON

Hace setentiséis años atrás, en 1940, William Sheldon (1899-1977), Stanley S. Stevens
(1906-1973) y William B. Tucker (1905-1979) presentaron la tesis de los somatotipos en
la obra The varieties o human physique. An introduction to constitutional psychology, que
fue seguido por The varietis of temperament. A psychology of constitutional differences
en 1942 solo con la coautoría de Stevens (1955). Otro trabajo importante de Sheldon,
conjuntamente con Emil Hartl y Eugene Mc Dermott fue Varieties of delinquent youth.
An introduction to contitutional psychiatry, publicado en 1949, así como otros estudios.
En términos generales, la bitipología norteamericana consta al igual que la de
Kretschmer de tres somatotipos, pero a diferencia de los biotipos del profesor alemán,
Sheldon y Stevens partieron de la premisa que el predominio de una delas tres capas u
hojas embrionarias de la fase blastular humana, determinaba el somatotipo. Al respecto
se sabe que de la hoja embrionaria endodérmica se van a desarrollar sobre todo las
vísceras y el estómago en particular; de la capa mesodérmica los tejidos somáticos y los
huesos, y de la hoja embrionaria ectodérmica el sistema nervioso y la piel. Sin embargo,
para la delimitación de los somatotipos se basaron en el estudio u observación de
fotografías de jóvenes varones desnudos, en posición frontal, de espalda y de perfil,
efectuando una serie de mediciones.

Ectodermo

Mesoderm
Endoderm
o

Sheldon consideraba que en cada persona existía diverso grado de incidencia de los
tres componentes somatotípicos, la primera es la endomorfia, la segunda la mesomorfia,
y la tercera la ectomorfia. Los mismos que fueron valorados cuantitativamente,
fluctuando cada valoración desde un mínimo de 1 hasta un máximo de 7, según la menor
o mayor frecuencia de sus rasgos correspondientes.

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1. SOMATOTIPOS Y TEMPERAMENTOS:
Las características de los tres somatotipos ideales son:
A. El endomorfo: tiene rasgos físicos similares al pícnico, e hipotéticamente sería el
resultado del predominio de la capa embriónica endodérmica. En este somatotipo,
el sistema digestivo está especialmente desarrollado. Desde el punto de vista
cuantitativo la fórmula del endomorfo ideal o extremo es: 7-1-1.
Al igual que Kretschmer, Sheldon también halló correlaciones de cada uno de sus
somatotipos ideales, con otros tantos tipos de carácter o temperamento. Al respecto
encontró, luego de diversos estudios, 60 rasgos psicológicos, correspondiendo 20
a cada una de las tres variedades de temperamento. En el caso del endomorfo, el
tipo de temperamento dominante fue denominado Viscerotónico, con rasgos
temperamentales parecidos al ciclotímico. Se caracteriza por una actitud general
de relajación, sociabilidad, amor a la comodidad, jovialidad, amabilidad y
extroversión, avidez de alimentos, gran interés por los demás seres humanos, por
su afecto y aprobación.
B. El mesomorfo: Con características anatómicas similares al atlético, y que
hipotéticamente deriva del predominio de la capa embriónica mesodérmica. Por
ello tiene mayor desarrollo del sistema muscular y óseo. Cuantitativamente su
fórmula ideal es 1-7-1.
En el mosomorfo, el temperamento dominante es el Somatotónico, que es
similar al tipo viscoso. En él predominan los rasgos de autoafirmación vigorosa;
actividad enérgica y valor físico; amor al dominio, al poder y al riesgo; maneras
directas y osadas; claustrofobia; agresividad competitiva; insensibilidad
psicológica, ausencia de la piedad y de delicadeza.
C. El ectomorfo: Con rasgos anatómicos similares al leptosómico, y que derivaría del
predominio de la capa embriónica ectodérmica. Su fórmula numérica es 1-1-7.
En este somatotipo predomina el temperamento Cerebrotónico, que tiene
características similares al esquizotimico. De Kretschmer. Con preponderancia de
rasgos como; tendencia a la inhibición y a la represión psíquica; deseo de ocultarse,
soledad e introversión; imprevisibilidad de la actitud y del sentimiento;
hiperatento, rapidez excesiva de las reacciones; sociofobia y agorafobia.
2. SOMATOTIPOS DE SHELDON Y DELINCUENCIA:
Estudios del mismo Sheldon y otros presentados en Varieties of Delinquent Youth: An
Introduction to Constituional Psychiatry” en 1949, y de los esposos Glueck: Unraveling

21
Juvenile Delinquency, así como Physique and Delinquency, ambos de 1950, hallaron
algunos resultados inesperados, en cuanto diferían de los obtenidos con los biotipos de
Kretschmer. El somatotipo Ectomórfico, equivalente al leptosómico, estaba poco
representado o casi ausente en los jóvenes delincuentes estudiados; mientras que el
somatotipo mesomórfico, y sobre todo el mesomorfo –endomórfico era más frecuente en
los menores antisociales, cuatro veces más que en el grupo de control (Anastasi, 1966;
Mira y López, 1961; Restén, 1963).
En otros términos, el mayor índice de criminalidad, sobre todo en jóvenes
delincuentes, se da en la forma mixta indicada, siguiendo en frecuencia el mesomorfo.
Resultados similares halló Castillón (1970) en España. Según Sheldon, la poca frecuencia
del ectomorfo en el crimen, concuerda con su inhibición y control (cerebrotonía) que son
más intensos. Mientras que la ausencia o escaso control, o cerebropenia (sufijo
penia=pobreza), del mesomorfo-endomórfico, explicaría la mayor frecuencia en la
actividad delictiva de este grupo mixto. Sin embargo hay que anotar que el mismo
Sheldon afirma que estos componentes somáticos no llegan a construir un índice directo
de inclinación a la delincuencia, ya que el predominio de este somatotipo o grupo mixto
es también frecuente en generales eminentes, directores de empresa y hombres de Estado.
A estos somatotipos s eles pueden hacer la mismas críticas que a los pro tipos de
Kretschmer, no obstante que pretenden fundarse en bases imbrionicas, pero que realmente
quedan en el terreno hipotético. Asimismo las correlaciones criminológicas no tienen
características diferenciales específicas, incluso como el mismo sheldon lo reconocen, lo
que le resta valor e importancia.

SOMATOTIPOS TEMPERAMENTO ÍNDICE DELICTIVO


Ectomortico Cerebrotónico Escasa incidencia
Mesomorfico Somatotónico Alto índice
Mayor frecuencia

Endomorfico Viscerotonico Regulare incidencia


Cuadro N°. 03
Somatotipos de SHELDON y su incidencia Delictiva

No obstante las críticas a esta concepción de los somatotipos, existen algunos estudios
posteriores que consideran valida la aplicación criminológica de los tipos somáticos de

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Sheldon, como el de Juan B. Cortes y Florence Gatti, presentada en el libro Delinquency
and Crime; A Biosychosocial Approach de 1972, quien luego de una investigación sobre
100 delincuentes y un grupo de control, conformado por 100 alumnos de un College
Privado, siendo los criminales más mesomorficos, unido a otros datos socio familiares
caracterizados por menos control y disciplina. Igualmente Emil Hartl, Edward Honnelly
y Roland Elerkin, reafirman la tesis de Shelon en su obra Physique and Delinquent
behavior. A thirty years follow-up of Wlliam H. Sheldons curieties of delinquent youth,
publicado en 1982.
Un estudio posterior que acoge la visión de William Sheldon, es el libro Somatotyping
development and applications, editado en el año de 1990 por Lindsay Carter y Barbara
Honeyman Heath.

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CAPÍTULO III
LA INSUFICIENCIA DE LA EXPLICACIÓN BIOLÓGICA DE LA
CRIMINALIDAD COMO TEORÍA
Como ya se ha explicado, en la actualidad se debe negar la existencia de un
“delincuente nato” o “predeterminado” por rasgos físicos o fisiológicos, sin excluir la
importancia que puedan tener los factores biológicos en la conducta desviada, no como
un factor determinante o predisponente sino como coadyuvante en el comportamiento
desviado.
Tanto la antropología criminal como la biotipología buscaron encontrar un “tipo
criminal” basándose en los estudios de las formas corporales (tipo somático) y el
temperamento (tipo psíquico), a través de la observación y de la antropometría.
Actualmente, podemos sostener que una clasificación antropológica o de “biotipos”
humanos para explicar la criminalidad no es satisfactoria y es desacertada, puesto que los
individuos a menudo no se ajustan de manera clara a una categoría específica, pudiendo
exhibir rasgos de carácter propio de más de un tipo de trastorno de la personalidad o
pudiendo no pertenecer a ningún tipo; los “tipos” no son útiles para describir a la mayoría
de la población normal. Con relación a ello, se debe señalar que gran parte de las
investigaciones en las que se basaron la antropología y biotipología criminal se realizaron
en pequeños grupos de personas, que representaban las esferas más humildes de la
sociedad, quienes son a su vez, los que en su mayoría nutren las cárceles; por lo que
fueron limitados los estudios que se llevaron a cabo respecto a las correlaciones entre la
constitución somática y los rasgos de la personalidad.
Si bien el resultado de las investigaciones realizadas por la antropología y biotipología
criminal parte de la observación y de la correlación de ciertos hechos, tales resultados no
significan una explicación criminológica del delito y del delincuente; en primer lugar, los
biotipos describen formas corporales que no siempre son estáticas sino más bien
dinámicas en función de la edad, nutrición, salud, que varían con el desarrollo humano,
lo que de hecho quita solidez a las supuestas correlaciones entre constitución y
temperamento; en segundo lugar, se podría afirmar que estadísticamente los delincuentes
pueden ser catalogados en biotipos, ya que las personas que usualmente purgan condena
en las cárceles cuentan con biotipos similares, pero ello no explica una relación causal
del crimen, sino que la delincuencia surge, en su mayoría, en los sectores más
desfavorecidos de la sociedad; en tercer lugar, la explicación biotipológica de carácter
somático basado en las formas anatómicas, carecen de suficiente rigor científico; así como

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hoy resultan absurdas las explicaciones del comportamiento moral del hombre por las
formas externas del cráneo, así resulta sin suficiente basamento científico explicar la
criminalidad sobre formas corporales externas del ser humano; sin embargo, no podemos
dejar de reconocer que los “tipos psicológicos” son en cierto modo temperamentos
observables en la población.
El hecho de que se haya iniciado la investigación a través de la observación sólo de
delincuentes, por ser estos una minoría respecto de los que no delinquen, con el propósito
de encontrar rasgos o características que pareciesen diferenciarlos de las demás personas,
resulta erróneo porque se está concediendo un valor exagerado a lo personal en el
desarrollo del delito; la naturaleza del hombre y la variedad de personalidades y caracteres
que representan hace imposible todo intento de clasificación ya que cada hombre es un
ser único, y por lo tanto, supone que cada delincuente es diferente de los demás; también
porque esa observación puede dejar de lado una amplia gama de comportamientos
delictivos que nada tienen que ver con alteraciones de la personalidad.
La Criminología no debe de preocuparse de dividir a las personas entre delincuentes y
no delincuentes para encasillar a los primeros conforme a pretendidos rasgos
diferenciales, pero tampoco puede darse el lujo de ignorar al hombre que sigue siendo el
protagonista del hecho social, ya sea reprochable su conducta o no. La importancia que
se le ha dado a la tipología ha sido exagerada, esta teoría puede servir como guía o ayuda
por medio de la terminología establecida, pero ni directa ni aisladamente puede constituir
la base ni para decisiones absolutas ni de pronóstico. Su importancia para la Criminología
radica en su estímulo para ulteriores estudios sistemáticos de los tipos de personalidades
criminológicas, pero en base a ella no se puede generalizar

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CONCLUSIÓN

PRIMERA. - La biotipología busca establecer correlaciones entre las formas


corporales y el temperamento, considerando que a determinada
constitución somática corresponden ciertos rasgos temperamentales y
conductuales.
SEGUNDA. - La Biotipología Criminal llamada por algunas escuelas Crimino -
biológica, pretende relacionar tipo físico (hábito) con tipo psicológico
temperamental e incluso tipo físico con peculiar forma de
comportamiento delictivo, de producirse éste.
TERCERA. - Según Sheldon, sus estudios identificaban la relación de entre
somatotipos de la scapa embrionarias conectadas al cerebro, tales
como ectodermo que forma la piel y el sistema nervioso, mesodermo
que se convierte en músculos vaso sanguíneos y enodermo que se
desarrolla dando lugar al tracto intestinal. Y a partir de ello define a
las Ectomorfos, Mesomorfo y Endomorficos.
CUARTA. - La biotipología a través del tiempo ha sufrido cambios diversos en la
hipótesis psicofísica. La antropología criminal es sin duda una faceta
que caracteriza la descripción y el estudio del criminal. Según César
Lambroso en su estudio de la teoría del hombre criminal.

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BIBLIOGRAFÍA

 SOLÍS, Alejandro. CRIMINOLOGÍA. Quinta Edición. Lima-Perú. 2017.


 PÉREZ, Jorge. LA EXPLICACIÓN BIOLÓGICA DE LA
CRIMINALIDAD: Su aportación a la criminología y SU INSUFICIENCIA
como teoría. Recuperado de:
https://www.derechoycambiosocial.com/revista012/criminologia%20y%20bi
ologia.htm
 http://segured.com/la-biotipologia-criminal/

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