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ak
Una mujer
'
supradimensional
prensadelmisterio.blogspot.com
Reportaje
H
AY cosas que sólo las puede
creer quien las vive. Y en este
caso no es mi intención con-
vencer al lector de que algo «mágico»
me puso tras la pista de los singulares
hechos—históricos, desde luego—que
a continuación referiré. Pero lo cierto es
que quienes nos encontramos en el
papel de seguir, allá donde surjan, pis-
tas para interpretar lo inexplicable, a
veces tenemos la sensación de que
accionamos, sin quererlo, mecanis-
mos no visibles que nos ponen en el
camino correcto para encontrar preci-
samente aquello que buscamos. Sin ir
más lejos, el pasado mes de Abril se
accionó uno de estos resortes, mien-
tras me encontraba inmerso en una de
tantas locas búsquedas —esta vez en-
tre Bilbao y La Rioja— de testimonios
fiables de personas que hubieran vivi-
do alguna experiencia de bilocación o
de teleportación. La importancia de se-
mejantesfenómenos reside en que es-
tos relatos demuestran, sin género de
dudas, que nuestro continuum espa-
cio-tiempo es algo alterable, hasta
ahora espontáneamente, y que seme-
jantes alteraciones han sido durante si-
glos fuente inagotable de hechos mila- i nos atenemos a las descripciones de los
grosos o, si se prefiere, paranormales.
Por una razón que todavía no alcan- hechos que han llegado hasta nuestros días, la
zo a explicarme, a mediados de ese
mesde Abril me detuveen Agreda (So- madre Agteda viajó físicamente —es decir, fue
ria) después de varias jornadas de in-
vestigación en otros parajes bastante teleportada— a América, en más de una de las
distantes de estas tierras castellanas. Y quinientas ocasiones que ella misma calculó que
justo en esta fría villa soriana, tropecé
—literalmente— con el más fascinante estuvo en el nuevo continente.
relato de bilocación que recuerdan las
crónicas antiguas. Al margen de lo ca-
sual del encuentro, y de las incontables otros misioneros —como los de la ma'se desvanecía y nadie entre los na-
casualidades que han rodeado toda Compañía de Jesús— sufrían en las tivos sabía dónde acudía a descansar.
esta investigación, intentaré ceñirme montañas de Sonora, resistiendo los Gracias a esta sospechosa «suerte»
en estas líneas a unos hechos que, por violentos ataques de indígenas paga- —que, dicho sea de paso, parece en-
su riqueza, resultarán altamente reve- nos, los franciscanos de fray Benavi- volver todo nuestro relato—, los francis-
ladores. des asisten, atónitos, a un fenómeno canos establecieron en un tiempo ré-
aparentemente inexplicable: cientos cord alrededor de veinticinco misio-
de indios de las nuevas áreas de Quiri- nes, que afectaron a noventa pobla-
¿QUIEN ES LA «DAMA AZUL»? va y Yumanes ireconocen el signo de dos, logrando, antes de iniciarse el año
la cruz y piden el bautismo! 1631, algo más de 50.000 conversio-
Nuestra historia comienza hacia el Los indios encontrados por los fran- nes. Sin embargo, los detalles recogi-
año 1630, en plena expansión de las ciscanos estaban perfectamente cate- dos acerca de la «Dama Azul» seguían
misiones cristianizantes en las aún quizados y conocían al detalle los por- resultando insuficientes para determi-
inexploradas tierras americanas. A fi- menores del ritual católico. Sin embar- nar su identidad. Los misioneros, se-
nales de aquella década un grupo de go, nadie encontró el más mínimo indi- gún recogen las crónicas más docu-
una cincuentena de monjes francisca- cio racional que aportase luz sobre el mentadas de estos hechos, enseñaron
nos deciden, en virtud de una orden anónimo evangelizador de aquellas a los indios el retrato de una entonces
dada casi cien años antes por el Papa gentes. Nunca antes, yen eso estaban célebre monja española, la madre
Adriano VI, recorrer las inhóspitas re- todos muy seguros, había llegado na- María Luisa de Carrión, y aunque es-
giones del actual Nuevo México, a fin die hasta allí con intenciones evangeli- tos últimos aseguraban que la «Dama
de evangelizar a los hombres y muje- zadoras. Sólo la continua insistencia Azul» vestía de forma muy similar, el
res que habitaban aquellos inmensos de Benavides a los indios, cuestionán- rostro no pertenecía a la de la buscada
territorios nunca antes visitados por doles sobre quién les trajo la fe cristia- evangelizadora.
europeos. Casi sin quererlo, el padre na antes de la llegada de los hombres Sea como fuere, las dudas comen-
Alonso Benavides y los «Hijos de blancos, desenterró una extraña histo- zarían a disiparse --¿,o acaso fue aquí
Asís» que le acompañaban, viven en ria. Desde hacía varios años, una sin- donde realmente se iniciaron?— cuan-
esta expedición uno de los episodios gular «Dama Azul» aparecía durante el do el primero de Agosto de 1630 el pa-
más extraordinarios de toda la con- día entre ellos, y les daba pormenores dre Benavides llega a la corte de Feli-
quista de América. A diferencia de las de la vida y enseñanzas de Jesucristo. pe IV en Madrid, dándole cuenta a él y a
penalidades que en aquel momento Con la caída de la noche, la extraña da- los superiores de su Orden de la extra-
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ña evangelización que estaba dirigien-
do en Nuevo México. Muchos debie-
ron ser, a juzgar por los resultados pos-
teriores, los detalles que refirió el fran-
ciscano al Rey, pues de la Corte envia-
ron afray Benavides hasta la soriana vi-
Ila de Agreda, donde desde hacía diez
años una joven monja de la misma Or-
den que él, estaba siendo protagonista
de toda clase de fenómenos místicos.
Levitaciones, bilocaciones por bre-
ves períodos de tiempo a lugares que
estaban en las inmediaciones del con-
vento, y hasta sus dosis —reducidas, a
decir de sus biógrafos— de telepatía
formaban parte de las espectaculares
Valverde En la página anterior,
experiencias de esta mujer. Quizá, ar-
. «.-="1
Novalta
Convento de la gumentaron entonces los cortesanos
va,4gtir
del Rey, esta monja franciscana pudie-
a
41 * Concepción, donde vivió
Sor María Jesús. Arriba, ra ser la misteriosa evangelizadora que
G ur
Estación
ral O
el autor del reportaje tan ansiosamente buscaba el recién
de la Nava
arazo a .- junto a una estatua de la llegado misionero.
s5' ,‹Dama Azul». A la
Valverd e 'Agrede n",, ."',.,
Tartana izquierda, ubicación
'Mano Los Fa os : 1. ta ''f ul
1 4Orisel ,
geográfica de Agreda. LA VENERABLE MADRE
é Abajo, representación AGREDA
artin de 4 , 3
5 Moncavoy_y pictórica de Sor María
to a • Jesús evangelizando a Cuando finalmente fray Benavides
• nediano Lauénigo Trasmt los indios. pisó Agreda con la intención de visitar a
Agreda'
Litago
n1.11 deld,cignriet
Agramonte la «célebre» sor María de Jesús (de
Muro de 19
S Agred
.
nombre real, María Coronel), poco
.. podía ésta intuir las razones de tan
Anón
, Fuentes de Agreda inesperada visita. Acompañado del
fr itaNa S , Provincial fray Sebastián Marcilla y
del lelenetwo
Olvega Cueva de Agreda , del confesor de la comunidad de mon-
1 jas del Convento de la Concepción de
Agreda, el padre Andrés de la Torre,
Beratón Benavides sometió a la hermana María
• a un duro interrogatorio, cuestionán-
dole sobre si ella había estado en tie-
rras de Nuevo México evangelizando,
de forma milagrosa, a los indígenas de
la zona. Y la monja, no sólo reconoció
habertomado parte activa en esos epi-
sodios, sino que además describió pa-
ra asombro de quienes la inquirían, las
tierras, gentes y hasta los lugares de
asentamiento de los misioneros, con
los nombres originales con que los in-
dios conocían aquellos parajes. «Tam-
bién me dijo —escribe fray Benavides
en una carta que tras su visita dirigió a
sus superiores— todo lo que sabemos
sucedió a nuestros dichos Padres y
Hermanos, fray Juan de Salas y fray
Diego de López en la jornada de los
Yumanes, que ella los solicitó e ins-
truyó todo este tiempo para que fueran
a llamarlos, como lo hicieron. Dióme
todas las señas de los Padres blancos y
colorados, y asistió con ellos y conoce
J. SIERRA
muy bien al capitán tuerto, dando las
señas y de otros. Y ella propia envió a
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Arriba,
a la derecha,
árbol nistas de la bilbaína plaza de San Fe-
genealógico licísimo, con quien —probablemente—
de la familia más sabe acerca de la madre Agreda.
Coronel. El padre Antonio María Artola, hom-
Sobre estas bre cordial y afable como pocos, res-
líneas, pondió con energía a cada una de mis
imagen de la punzantes cuestiones, ilustrándome
Venerable sobre un misterio que apenas empe-
durante una zaba a acariciar... «Fue el Santo Oficio
visión de la de Logroño —sentencia Artola—. Por
Virgen. A la
aquel entonces (debemos situarnos
izquierda,
manuscrito en 1650, aunque las investigaciones
original de la se iniciaron en 1635), la monja estaba
Mística en ferma yachacosa, pero al final se so-
Ciudad de metió a un interrogatorio con oficiales
Dios. y secretarios de la Inquisición. Y la po-
bre, en aquel delicado estado de salud,
se sumergió en esa tortura de horas y
sarios; yo los tenía conmigo y se los re- ella misma calculó que estuvo en el horas, con preguntas de lo más extra-
partí, y los rosarios no/os vi más». ¿Có- nuevo continente. ñas. Todo ese interrogatorio, su trans-
mo se explica que un «doble» o ángel cripción original y en muy buena cali-
de María de Jesús pudiera ejercer una grafía, está en el convento de Agreda»
acción física como la de obsequiar con PROBLEMAS CON LA En los documentos que cita Adata y
unos rosarios a los indios? ¿Cómo se INQUISICION que, efectivamente, se pueden exami-
explica, asimismo, que esos rosarios nar en Soria, se contienen los resulta-
desapareciesen totalmente del con- «La noticia de todos estos hechos dos sintetizados de las más de sesenta
vento agredano? La explicación no es trascendió. Y el Santo Oficio, que en- y tres horas de interrogatorio a que fue
fácil de admitir, pero si nos atenemos a tonces estaba siempre ala caza de no- sometida sor María de Jesús. Había llo-
las descripciones de los hechos que ticias extraordinarias, organizó un pro- vido mucho desde el último de sus
han llegado hasta nuestros días, la ma- ceso...» «viajes» en 1631 a Nuevo México, y
dre Ag reda viajó físicamente —es decir, Tardé algunos meses en lograrlo, aunque la memoria de los hechos per-
fue teleportada— a América, en más de pero el pasado mes de Julio me reunía, manecía fresca, multitud de otros fenó-
una de las quinientas ocasiones que por fin, en la casa de los Padres Pasio- menos habían mantenido ocupada a
la hermana María. La 'Inquisición se
sintió incapaz de condenar a una mu-
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viajes al Nuevo Mundo. Precisamente,
mientras se levantaba el convento ac-
tual —con el propósito de albergar más
vocaciones y de abandonar la casa fa-
miliar definitivamente—, sor María llegó
a dar instrucciones a los obreros sobre
la construcción del edificio, tras obser-
var —¿cómo exactamente?— en «pe-
queñosviajes» desde su rigurosa clau-
sura, que algunos muros del futuro
monasterio estaban mal dispuestos.
Estos y otros detalles significativos
acrecentaron en pocos años la fama
de la venerable, hasta el punto de que
hay quien dice que el propio Francis-
co de Quevedo llegó a proponerla co-
mo patrona de España, aún por enci-
ma de la mismísima Santa Teresa de
Jesús.
El solo capítulo de la fundación del
convento merece, de por sí, un estudio
aparte; Manuel Peña, actual sacerdote
de Agreda y uno de los más activos de-
fensores de la santidad de sor María,
aún se sorprende hoy, al revisar los li-
bros de cuentas de las monjas, del mo-
do «milagroso» en que se edificó el
sor María apenas contaba con trece conseguir sus deseos y vocación.» convento, sin que hubiese práctica-
años de edad—, la casa de sus padres ¿A qué hechos nos estamos enfren- mente recursos materiales para ello, y
se transforma en un convento francis- tando? ¿Aparición de luces en el inte- aunque para él lo milagroso no es lo
cano, y toda la familia se sumerge de rior de una habitación? ¿Acaso se trata importante, según me confesó en su
lleno en un meticuloso ambiente reli- del mismo fenómeno que tres siglos despacho parroquial, no puede sus-
gioso. después, en el transcurso de la II Gue- traerse a lo que es evidente. Quizá, co-
Quizá fueron las duras condiciones rra Mundial los aviadores aliados califi- mo el propio padre Peña reconoce,
que impuso el proyecto del convento, caron como foo-fighters, para descri- «habitualmente suele acompañar la
pero el hecho es que Catalina, en los bir unas insólitas bolas de fuego que se virtud a las personas que viven cosas
momentos de mayores dudas internas introducían en las carlingas de sus ae- de este tipo». Y es que levantar un sóli-
sobre la viabilidad de su sueño, oía vo- ronaves? ¿O acaso, como postulan no do edificio como el del monasterio
ces en su cabeza que la exhortaban a pocas personas, se trata de úna prue- agredano, gracias a los donativos irre-
continuar y le daban instrucciones pre- ba más de que algo externo estaba gulares de los fieles, es algo difícil de
cisas de cómo hacerlo. La propia sor conduciendo, precisamente en los admitir incluso por los historiadores
María, recordando este período de la momentos clave de las dudas, la vida más rigurosos. «Y entonces—especifi-
vida de su madre, escribe en sus me- de estas personas? Las cuestiones, ca el padre Artola tratando de explicar
morias que «estando —Catalina— otra para qué obviarlo, se amontonan por la fundación del convento agredano-
vez multiplicando sus peticiones so- decenas en este caso. Y se multiplican vienen allá obreros, y hasta arquitectos
bre el cumplimiento de los deseos que aún más a medida que se profundiza y constructores. Y nadie sabe de dón-
ardían en su corazón, vio un globo de en los episodios que siguieron a estas de llegan estas personas, que empe-
luz semejante ala que tiene el arco que visiones. No obstante, si esta clase de zaron a trabajar en la obra y que en
se forma en las nubes. Todo parecía fenómenos no se hubiera seguido re- unos pocos años levantaron un con-
compuesto de aquella materia y colo- pitiendo a lo largo de la Historia con vento que es impresionante. Y hay algo
res, aunque más refulgentes; y se centenares de otras personas, proba- curioso: si te fijas, en la entrada del
movía poco a poco de un ángulo del blemente consideraríamos hoy estos convento hay un escudo heráldico
aposento para el otro, estándole mi- hechos como el producto de la calen- con dos cabezas. Nadie sabe a quién
rando con los ojos corporales atenta- turienta imaginación de una mujer del pertenecen, pero hay quienes piensan
mente. Y aunque no pudo entender «Siglo de Oro». que se trata de la imagen simbólica de
por entonces —sigue recordando sor Pero continuemos. Las bilocaciones los constructores aquellos que fueron
María— /o que significaba esta visión, de sor María, al margen ya de las expe- por allí como traídos por Dios, dejando
quedó con ella llena de nuevo gozo y riencias de su madre, siguieron multi- ese recuerdo de su actuación.»
fervor, y con esperanzas ciertas de plicándose durante y después de sus
- • ' .
Diversos motivos
de la Venerable
; : ç L .
•
,
inundan el
pueblo de
Agreda
(derecha). Abajo,
hermanas María
Margarita y María
Luz, dos de los f
confidentes de
nuestro
reportero.
A-
SIERRA
UN LEGADO INCORRUPTIBLE
En la página
anterior,
momento en
el que las
monjas
muestran por
primera vez a
la cámara el
cuerpo
incorrupto de
la madre de
Sor María,
que también
vemos en
esta
fotografía de
la izquierda.
Abajo,
informe
médico de
1909.