Вы находитесь на странице: 1из 11

z

0~1

• ■-■

ak

Una mujer
'

N, 1 lingl 5.0 lOr


• kyellt,„,,,,~ '

supradimensional

Nuestro país acoge en sus más recónditos rincones toda cla-


se de enigmas que, vistos con una perspectiva documenta-
da, arrojan mucha luz sobre la naturaleza real de fenómenos
que durante siglos se han considerado milagrosos. Uno de
esos rincones es Agreda, un noble enclave soriano donde en
el siglo XVII residió una extraordinaria mujer: sor María de Je-
sús. De 1620 a 1665 esta monja franciscana vivió todo tipo de
fenómenos insólitos, que van desde sus bilocaciones a los
entonces recién explorados territorios de Nuevo México a la
recepción de un voluminoso «libro revelado» donde se con-
tienen todas las claves de la vida de la Virgen María.

prensadelmisterio.blogspot.com
Reportaje

H
AY cosas que sólo las puede
creer quien las vive. Y en este
caso no es mi intención con-
vencer al lector de que algo «mágico»
me puso tras la pista de los singulares
hechos—históricos, desde luego—que
a continuación referiré. Pero lo cierto es
que quienes nos encontramos en el
papel de seguir, allá donde surjan, pis-
tas para interpretar lo inexplicable, a
veces tenemos la sensación de que
accionamos, sin quererlo, mecanis-
mos no visibles que nos ponen en el
camino correcto para encontrar preci-
samente aquello que buscamos. Sin ir
más lejos, el pasado mes de Abril se
accionó uno de estos resortes, mien-
tras me encontraba inmerso en una de
tantas locas búsquedas —esta vez en-
tre Bilbao y La Rioja— de testimonios
fiables de personas que hubieran vivi-
do alguna experiencia de bilocación o
de teleportación. La importancia de se-
mejantesfenómenos reside en que es-
tos relatos demuestran, sin género de
dudas, que nuestro continuum espa-
cio-tiempo es algo alterable, hasta
ahora espontáneamente, y que seme-
jantes alteraciones han sido durante si-
glos fuente inagotable de hechos mila- i nos atenemos a las descripciones de los
grosos o, si se prefiere, paranormales.
Por una razón que todavía no alcan- hechos que han llegado hasta nuestros días, la
zo a explicarme, a mediados de ese
mesde Abril me detuveen Agreda (So- madre Agteda viajó físicamente —es decir, fue
ria) después de varias jornadas de in-
vestigación en otros parajes bastante teleportada— a América, en más de una de las
distantes de estas tierras castellanas. Y quinientas ocasiones que ella misma calculó que
justo en esta fría villa soriana, tropecé
—literalmente— con el más fascinante estuvo en el nuevo continente.
relato de bilocación que recuerdan las
crónicas antiguas. Al margen de lo ca-
sual del encuentro, y de las incontables otros misioneros —como los de la ma'se desvanecía y nadie entre los na-
casualidades que han rodeado toda Compañía de Jesús— sufrían en las tivos sabía dónde acudía a descansar.
esta investigación, intentaré ceñirme montañas de Sonora, resistiendo los Gracias a esta sospechosa «suerte»
en estas líneas a unos hechos que, por violentos ataques de indígenas paga- —que, dicho sea de paso, parece en-
su riqueza, resultarán altamente reve- nos, los franciscanos de fray Benavi- volver todo nuestro relato—, los francis-
ladores. des asisten, atónitos, a un fenómeno canos establecieron en un tiempo ré-
aparentemente inexplicable: cientos cord alrededor de veinticinco misio-
de indios de las nuevas áreas de Quiri- nes, que afectaron a noventa pobla-
¿QUIEN ES LA «DAMA AZUL»? va y Yumanes ireconocen el signo de dos, logrando, antes de iniciarse el año
la cruz y piden el bautismo! 1631, algo más de 50.000 conversio-
Nuestra historia comienza hacia el Los indios encontrados por los fran- nes. Sin embargo, los detalles recogi-
año 1630, en plena expansión de las ciscanos estaban perfectamente cate- dos acerca de la «Dama Azul» seguían
misiones cristianizantes en las aún quizados y conocían al detalle los por- resultando insuficientes para determi-
inexploradas tierras americanas. A fi- menores del ritual católico. Sin embar- nar su identidad. Los misioneros, se-
nales de aquella década un grupo de go, nadie encontró el más mínimo indi- gún recogen las crónicas más docu-
una cincuentena de monjes francisca- cio racional que aportase luz sobre el mentadas de estos hechos, enseñaron
nos deciden, en virtud de una orden anónimo evangelizador de aquellas a los indios el retrato de una entonces
dada casi cien años antes por el Papa gentes. Nunca antes, yen eso estaban célebre monja española, la madre
Adriano VI, recorrer las inhóspitas re- todos muy seguros, había llegado na- María Luisa de Carrión, y aunque es-
giones del actual Nuevo México, a fin die hasta allí con intenciones evangeli- tos últimos aseguraban que la «Dama
de evangelizar a los hombres y muje- zadoras. Sólo la continua insistencia Azul» vestía de forma muy similar, el
res que habitaban aquellos inmensos de Benavides a los indios, cuestionán- rostro no pertenecía a la de la buscada
territorios nunca antes visitados por doles sobre quién les trajo la fe cristia- evangelizadora.
europeos. Casi sin quererlo, el padre na antes de la llegada de los hombres Sea como fuere, las dudas comen-
Alonso Benavides y los «Hijos de blancos, desenterró una extraña histo- zarían a disiparse --¿,o acaso fue aquí
Asís» que le acompañaban, viven en ria. Desde hacía varios años, una sin- donde realmente se iniciaron?— cuan-
esta expedición uno de los episodios gular «Dama Azul» aparecía durante el do el primero de Agosto de 1630 el pa-
más extraordinarios de toda la con- día entre ellos, y les daba pormenores dre Benavides llega a la corte de Feli-
quista de América. A diferencia de las de la vida y enseñanzas de Jesucristo. pe IV en Madrid, dándole cuenta a él y a
penalidades que en aquel momento Con la caída de la noche, la extraña da- los superiores de su Orden de la extra-
74
ña evangelización que estaba dirigien-
do en Nuevo México. Muchos debie-
ron ser, a juzgar por los resultados pos-
teriores, los detalles que refirió el fran-
ciscano al Rey, pues de la Corte envia-
ron afray Benavides hasta la soriana vi-
Ila de Agreda, donde desde hacía diez
años una joven monja de la misma Or-
den que él, estaba siendo protagonista
de toda clase de fenómenos místicos.
Levitaciones, bilocaciones por bre-
ves períodos de tiempo a lugares que
estaban en las inmediaciones del con-
vento, y hasta sus dosis —reducidas, a
decir de sus biógrafos— de telepatía
formaban parte de las espectaculares
Valverde En la página anterior,
experiencias de esta mujer. Quizá, ar-
. «.-="1
Novalta
Convento de la gumentaron entonces los cortesanos
va,4gtir
del Rey, esta monja franciscana pudie-
a
41 * Concepción, donde vivió
Sor María Jesús. Arriba, ra ser la misteriosa evangelizadora que
G ur

Estación
ral O
el autor del reportaje tan ansiosamente buscaba el recién
de la Nava
arazo a .- junto a una estatua de la llegado misionero.
s5' ,‹Dama Azul». A la
Valverd e 'Agrede n",, ."',.,
Tartana izquierda, ubicación
'Mano Los Fa os : 1. ta ''f ul

1 4Orisel ,
geográfica de Agreda. LA VENERABLE MADRE
é Abajo, representación AGREDA
artin de 4 , 3
5 Moncavoy_y pictórica de Sor María
to a • Jesús evangelizando a Cuando finalmente fray Benavides
• nediano Lauénigo Trasmt los indios. pisó Agreda con la intención de visitar a
Agreda'
Litago
n1.11 deld,cignriet
Agramonte la «célebre» sor María de Jesús (de
Muro de 19
S Agred
.
nombre real, María Coronel), poco
.. podía ésta intuir las razones de tan
Anón
, Fuentes de Agreda inesperada visita. Acompañado del
fr itaNa S , Provincial fray Sebastián Marcilla y
del lelenetwo
Olvega Cueva de Agreda , del confesor de la comunidad de mon-
1 jas del Convento de la Concepción de
Agreda, el padre Andrés de la Torre,
Beratón Benavides sometió a la hermana María
• a un duro interrogatorio, cuestionán-
dole sobre si ella había estado en tie-
rras de Nuevo México evangelizando,
de forma milagrosa, a los indígenas de
la zona. Y la monja, no sólo reconoció
habertomado parte activa en esos epi-
sodios, sino que además describió pa-
ra asombro de quienes la inquirían, las
tierras, gentes y hasta los lugares de
asentamiento de los misioneros, con
los nombres originales con que los in-
dios conocían aquellos parajes. «Tam-
bién me dijo —escribe fray Benavides
en una carta que tras su visita dirigió a
sus superiores— todo lo que sabemos
sucedió a nuestros dichos Padres y
Hermanos, fray Juan de Salas y fray
Diego de López en la jornada de los
Yumanes, que ella los solicitó e ins-
truyó todo este tiempo para que fueran
a llamarlos, como lo hicieron. Dióme
todas las señas de los Padres blancos y
colorados, y asistió con ellos y conoce
J. SIERRA
muy bien al capitán tuerto, dando las
señas y de otros. Y ella propia envió a

L a importancia de los fenómenos de bilocación y


teleportación reside en que estos relatos
los embajadores de Quiriva a llamar a
los Padres; todo lo cual dirán los indios,
porque personalmente les hablaba
Son tantas las particularidades que de
esta tierra me dijo, que ni yo mismo me
demuestran, sin género de dudas, que nuestro acordaba y ella me las traía ala memo-
ria Y preguntándola que porqué no se
continuum espacio-tiempo es algo alterable. dignaba que allá la viésemos, pues los
Reportaje
se hubiese ya completado. Y, aunque

S or María Jesús de Agreda reconoció ante fray


Benavides y varias autoridades eclesiásticas más,
en cierto modo fue así, quedaron mu-
chas lagunas en cuanto a la forma en
que se producían sus viajes. Por ejem-
plo, ni ella misma sabía decir cómo
tenían lugar estos «saltos»; además —a
que ella era la misteriosa «Dama Azul» que instruyó diferencia de lo que sucede en la in-
mensa mayoría de los procesos de bi-
a los indios en cuestiones religiosas, aunque nunca locación— sus experiencias tenían la
supo explicar cómo y en qué medio viajó al Nuevo particularidad de que al menos recor-
daba conscientemente lo que hacía su
Mundo. «otro yo» o ángel, como María de Jesús
lo denominaba, en América. Hay mi-
núsculos detalles en su relato que me
indios la veían, respondió que los In- desde la visita de fray Benavides, hizo hacen creer que vivió algo más que bi-
dios tenían necesidad y nosotros no, y la hermana María de Jesús al Nuevo locaciones. Refiere la propia María de
que todo lo disponía el Señor.» Mundo. Fue como si, tras una tarea que Jesús en sus memorias que en una
Pocos más fueron los viajes que, abarcó desde 1620 a 1631, su misión ocasión «di a aquellos indios unos ro-

76
Arriba,
a la derecha,
árbol nistas de la bilbaína plaza de San Fe-
genealógico licísimo, con quien —probablemente—
de la familia más sabe acerca de la madre Agreda.
Coronel. El padre Antonio María Artola, hom-
Sobre estas bre cordial y afable como pocos, res-
líneas, pondió con energía a cada una de mis
imagen de la punzantes cuestiones, ilustrándome
Venerable sobre un misterio que apenas empe-
durante una zaba a acariciar... «Fue el Santo Oficio
visión de la de Logroño —sentencia Artola—. Por
Virgen. A la
aquel entonces (debemos situarnos
izquierda,
manuscrito en 1650, aunque las investigaciones
original de la se iniciaron en 1635), la monja estaba
Mística en ferma yachacosa, pero al final se so-
Ciudad de metió a un interrogatorio con oficiales
Dios. y secretarios de la Inquisición. Y la po-
bre, en aquel delicado estado de salud,
se sumergió en esa tortura de horas y
sarios; yo los tenía conmigo y se los re- ella misma calculó que estuvo en el horas, con preguntas de lo más extra-
partí, y los rosarios no/os vi más». ¿Có- nuevo continente. ñas. Todo ese interrogatorio, su trans-
mo se explica que un «doble» o ángel cripción original y en muy buena cali-
de María de Jesús pudiera ejercer una grafía, está en el convento de Agreda»
acción física como la de obsequiar con PROBLEMAS CON LA En los documentos que cita Adata y
unos rosarios a los indios? ¿Cómo se INQUISICION que, efectivamente, se pueden exami-
explica, asimismo, que esos rosarios nar en Soria, se contienen los resulta-
desapareciesen totalmente del con- «La noticia de todos estos hechos dos sintetizados de las más de sesenta
vento agredano? La explicación no es trascendió. Y el Santo Oficio, que en- y tres horas de interrogatorio a que fue
fácil de admitir, pero si nos atenemos a tonces estaba siempre ala caza de no- sometida sor María de Jesús. Había llo-
las descripciones de los hechos que ticias extraordinarias, organizó un pro- vido mucho desde el último de sus
han llegado hasta nuestros días, la ma- ceso...» «viajes» en 1631 a Nuevo México, y
dre Ag reda viajó físicamente —es decir, Tardé algunos meses en lograrlo, aunque la memoria de los hechos per-
fue teleportada— a América, en más de pero el pasado mes de Julio me reunía, manecía fresca, multitud de otros fenó-
una de las quinientas ocasiones que por fin, en la casa de los Padres Pasio- menos habían mantenido ocupada a
la hermana María. La 'Inquisición se
sintió incapaz de condenar a una mu-

L os misioneros de fray Benavides observaron


atónitos cómo los indios de las regiones
jer tan estricta en el cumplimiento de
sus tareas cristianas—que incluían sa-
crificios corporales y psicológicos—, y
el proceso, tras las amplias sesiones
de i nterrogatorios, fue olvidándose con
inexploradas de Quiriva y Yumanes estaban ya el paso de los años.
«Esta mujer debía tener una natura-
catequizados por una misteriosa «Dama Azul» que leza física hecha para estas cosas—re-
flexiona muy oportunamente el padre
desde hacía años se les aparecía. Artola, interrumpiendo mis dudas in-
77
ternas—. De modo que de niña era una
inadaptada, no era de este mundo. Yo
creo que, por ejemplo, /o de la biloca-
ción partió del conocimiento que tuvo
de América gracias a una obra teatral
de Lope de Vega que se representó
en Agreda cuando sor María tenía
unos ocho años. Y entonces, años
después, quizá con la intensidad psi-
cológica de recordar a los indios sin
evangelizar, se fue allá en espíritu y
cumplió su obra.»
Una «naturaleza física hecha para
estas cosas». Ahí está la clave del
asunto. Por la experiencia adquirida
con casos de teleportación y biloca-
ción actuales, se admite que este tipo
de fenómenos nunca aparecen aisla-
dos. Se trata de uno más de una serie
más o menos larga de anomalías que
rodean a determinada clase de perso-
nas, y el caso de la «venerable» —como
comenzó a conocerse a sor María de
Jesús desde que el Papa Clemente X
introdujese la Causa de su Beatifica-
ción en 1673—es una clara muestra de
ello. Desde muy niña mostró habilida-
des extraordinarias y una gran capaci-
dad reflexiva, pero siempre que atrave-
saba períodos de crisis emocional una
ingente cantidad de fenómenos extra-
ños surgían a su alrededor. En una de Arriba, algunos de los
las cartas que escribió sor María, es- objetos con los que
tando ya en clausura, a su hermano Sor María se
autocastigaba.
Francisco, leemos una detallada con-
A la izquierda
fesión de cómo fueron los diecisiete volumen de
primeros años de su vida y las caídas correspondencia
psicológicas que tuvo: «Comencé a mantenida entre Sor
consolarme en la comunión con muy María y Felipe IV.
lindo y sazonado gusto —escribe—. Abajo,
Otrasvecesveía un resplandor grande. Javier Sierra junto al
Todo esto me consolaba, y de aquísa- sacerdote Manuel
caba fuerzas para todo lo demás. Tuve Peña. En la página
algunos trabajos de personas; a todo siguiente, enigmático
llamaba a Dios, y Su Majestad (se refie- escudo que corona la
re a la Virgen) me consolaba Parecía- entrada del convento.
me oía una voz que muchas veces me
decía: "Más padecí Yo por ti." Esto me
alentaba mucho.»

UNA CUESTION GENETICA

¿Resplandores? ¿Voces? Similares


fenómenos rodearon también la vida
de Catalina Arana, madre de sor
María. Y es que, aunque resulte cho-
cante, la vida de Catalina es, si cabe, tan
rica en anomalías como la de su hija.
Con más de sesenta años, y tras sacar
adelante a cuatro hijos, esta mujer y su
marido —Francisco Coronel— deci-
den tomar los hábitos yfundar en Agre-
da un convento de clausura. La deci-
sión, por lo insólita, despierta toda cla-
se de polémicas en la comarca, ya que
pocos aceptaban que unos padres
muy mayores y unos hijos extremada-
mente jóvenes se hubieran propuesto
sacar adelante una empresa tan ambi-
ciosa. Y es así como en 1615—cuando J L BARTI

78
viajes al Nuevo Mundo. Precisamente,
mientras se levantaba el convento ac-
tual —con el propósito de albergar más
vocaciones y de abandonar la casa fa-
miliar definitivamente—, sor María llegó
a dar instrucciones a los obreros sobre
la construcción del edificio, tras obser-
var —¿cómo exactamente?— en «pe-
queñosviajes» desde su rigurosa clau-
sura, que algunos muros del futuro
monasterio estaban mal dispuestos.
Estos y otros detalles significativos
acrecentaron en pocos años la fama
de la venerable, hasta el punto de que
hay quien dice que el propio Francis-
co de Quevedo llegó a proponerla co-
mo patrona de España, aún por enci-
ma de la mismísima Santa Teresa de
Jesús.
El solo capítulo de la fundación del
convento merece, de por sí, un estudio
aparte; Manuel Peña, actual sacerdote
de Agreda y uno de los más activos de-
fensores de la santidad de sor María,
aún se sorprende hoy, al revisar los li-
bros de cuentas de las monjas, del mo-
do «milagroso» en que se edificó el
sor María apenas contaba con trece conseguir sus deseos y vocación.» convento, sin que hubiese práctica-
años de edad—, la casa de sus padres ¿A qué hechos nos estamos enfren- mente recursos materiales para ello, y
se transforma en un convento francis- tando? ¿Aparición de luces en el inte- aunque para él lo milagroso no es lo
cano, y toda la familia se sumerge de rior de una habitación? ¿Acaso se trata importante, según me confesó en su
lleno en un meticuloso ambiente reli- del mismo fenómeno que tres siglos despacho parroquial, no puede sus-
gioso. después, en el transcurso de la II Gue- traerse a lo que es evidente. Quizá, co-
Quizá fueron las duras condiciones rra Mundial los aviadores aliados califi- mo el propio padre Peña reconoce,
que impuso el proyecto del convento, caron como foo-fighters, para descri- «habitualmente suele acompañar la
pero el hecho es que Catalina, en los bir unas insólitas bolas de fuego que se virtud a las personas que viven cosas
momentos de mayores dudas internas introducían en las carlingas de sus ae- de este tipo». Y es que levantar un sóli-
sobre la viabilidad de su sueño, oía vo- ronaves? ¿O acaso, como postulan no do edificio como el del monasterio
ces en su cabeza que la exhortaban a pocas personas, se trata de úna prue- agredano, gracias a los donativos irre-
continuar y le daban instrucciones pre- ba más de que algo externo estaba gulares de los fieles, es algo difícil de
cisas de cómo hacerlo. La propia sor conduciendo, precisamente en los admitir incluso por los historiadores
María, recordando este período de la momentos clave de las dudas, la vida más rigurosos. «Y entonces—especifi-
vida de su madre, escribe en sus me- de estas personas? Las cuestiones, ca el padre Artola tratando de explicar
morias que «estando —Catalina— otra para qué obviarlo, se amontonan por la fundación del convento agredano-
vez multiplicando sus peticiones so- decenas en este caso. Y se multiplican vienen allá obreros, y hasta arquitectos
bre el cumplimiento de los deseos que aún más a medida que se profundiza y constructores. Y nadie sabe de dón-
ardían en su corazón, vio un globo de en los episodios que siguieron a estas de llegan estas personas, que empe-
luz semejante ala que tiene el arco que visiones. No obstante, si esta clase de zaron a trabajar en la obra y que en
se forma en las nubes. Todo parecía fenómenos no se hubiera seguido re- unos pocos años levantaron un con-
compuesto de aquella materia y colo- pitiendo a lo largo de la Historia con vento que es impresionante. Y hay algo
res, aunque más refulgentes; y se centenares de otras personas, proba- curioso: si te fijas, en la entrada del
movía poco a poco de un ángulo del blemente consideraríamos hoy estos convento hay un escudo heráldico
aposento para el otro, estándole mi- hechos como el producto de la calen- con dos cabezas. Nadie sabe a quién
rando con los ojos corporales atenta- turienta imaginación de una mujer del pertenecen, pero hay quienes piensan
mente. Y aunque no pudo entender «Siglo de Oro». que se trata de la imagen simbólica de
por entonces —sigue recordando sor Pero continuemos. Las bilocaciones los constructores aquellos que fueron
María— /o que significaba esta visión, de sor María, al margen ya de las expe- por allí como traídos por Dios, dejando
quedó con ella llena de nuevo gozo y riencias de su madre, siguieron multi- ese recuerdo de su actuación.»
fervor, y con esperanzas ciertas de plicándose durante y después de sus

MISTICA CIUDAD DE DIOS

D esde muy niña sor María de Jesús mostró


habilidades extraordinarias y una gran capacidad
Todo son conjeturas. Ni Manuel Pe-
ña ni el padre Artola pueden recons-
truir, sin los adornos propios con que el
tiempo sazona esta clase de relatos,
reflexiva, pero siempre que atravesaba períodos de qué fue realmente lo que pasó en
Agreda hace tres siglos. La vida de la
crisis emocional, una ingente cantidad de familia Coronel, la continua aparición
de luces, voces y otras «presencias»
fenómenos extraños surgían a su alrededor. entre ellos, y el extraño pero continuo
79
Sobre estas
líneas, los
doctores Alberto
y María Coro
Abad, quienes
analizaron los
restos
incorruptos de
Sor María Jesús.
A la derecha, el
doctor Ricardo
Sanz, quien
admitió que los
restos se
mantenían igual
conservados que
en 1909.
nología paranormal, parece que sufrió J SIERRA

ataques epilépticos —probablemente


heredados de su madre—, y desarrolló
gracias a su severísima vida, carente
de las adecuadas horas de sueño y de
una dieta equilibrada, facultades de
L uces de origen desconocido, voces que
escuchan en el interior de sus cabezas y varias
percepción extrasensorial producto
del estado alterado de conciencia se- anomalías más, rodearon desde siempre a la
mi-permanente en que se encontraba.
Aun hoy en día, pueden admirarse en
extraña familia de sor María de Jesús.
el convento agredano la cruz de hierro
de cincuenta kilos de peso con que se ca, siendo este volumen el que hoy se más de trescientas cartas en las que se
mortificaba, o la escalofriante variedad conserva y se distribuye entre los fieles. mezclan consejos religiosos con
de cilicios y cotas de malla con las que Sin embargo, las sorpresas que orientaciones de cómo encaminar co-
sometía a su físico, dando paso a un ofrece sor María no acaban aquí. La fa- rrectamente la política española. Con-
extraordinario —aunque doloroso— ma de sus prodigios y de sus escritos sejos, ¡de una monja que jamás salió
desarrollo de su estado de conciencia. se extendió de tal manera que en Julio —al menos por medios ortodoxos— de
La época del dictado de Mística Ciu- de 1643, el entonces Rey de España su convento!
dad de Dios fue dura. Entre 1637 y Felipe IV decide visitar en su convento El escándalo llegó a oídos de toda la
1640, sor María escribió cientos de pá- a tan singular mujer, en el intermedio Corte. Pese a ello su fluida correspon-
ginas que sintetizaban un pensamien- de uno de sus viajes a los entonces dencia no se interrumpió, hasta que
to de avanzada en cuestiones teológi- conflictivos territorios de Cataluña y sobrevino el fallecimiento de ambos en
cas, para las que se supone no estaba Aragón. Era una época difícil para el 1665. Y son precisamente estos últi-
preparada. Esta «ciencia infusa», pro- monarca: mientras en el interior del mos años de vida de la venerable los
ducto sin duda, de todas sus experien- país trataba de combatir la corrupción que más suspicacias despiertan en
cias anteriores, pereció pasto de las Ila- y el lujo de los nobles, se embarca en quienes han investigado este extraor-
mas a finales de 1640 cuando un susti- campañas militares internacionales dinario caso. A pesar de que sor María
tuto del tradicional confesor de la vene- como la guerra de los Treinta Años. Ni había renunciado definitivamente a
rable ordena que ésta queme todos que decir tiene que esto le obligó a im- sus experiencias fenoménicas, y a pe-
sus escritos, por creer que las mujeres poner fuertes medidas fiscales que le sar también de que durante un largo
no habían de escribir en la Santa Igle- granjearon la antipatía del pueblo. Y es período de tiempo todas las exterion-
sia (sic). Lo accidentado de semejante justo en medio de esa situación, cuan- dades —como ella las llamaba— cesa-
circunstancia obliga a sor María a reci- do Felipe IV encuentra en sor María una ron, la última década de su vida vio el
bir, por segunda vez, el texto de la Místi- fiel consejera con la que intercambiará auge imparable de experiencias místi-
Pn
' •

- • ' .

Diversos motivos
de la Venerable
; : ç L .

,

inundan el
pueblo de
Agreda
(derecha). Abajo,
hermanas María
Margarita y María
Luz, dos de los f

confidentes de
nuestro
reportero.

A-

SIERRA

de/cielo, donde me dijeron tantas co-


sas, amonestándome, reprendiéndo-
me por mis faltas y dándome a enten-
der cuán injusta cosa es ofender a
Dios.»¿No es este un relato similar a los
casos actuales clásicos de abducción
que tan corrientemente encontramos
en la fenomenología OVNI? ¿Se expli-
carían tal vez de este modo las bolas de
luz y los viajes al Nuevo Mundo de sor
María? ¿O acaso estos aparentes
«OVNIs» no serían más que un factor
más a sumaral cúmulo de alteraciones
espacio-temporales sufridas por la ve-
nerable y su madre? De momento, es
preferible quedarnos en la duda.

UN LEGADO INCORRUPTIBLE

Creo que jamás podré olvidar la im-


presión que las palabras de sor Ana
J. SIERRA María y sor María Margarita —dos de
mis «confidentes» tras los actuales mu-

D urante sus éxtasis, sor María recibió


reiteradamente el «encargo divino» de escribir una
ros del Convento de la Concepción de
Agreda— causaron en mí. Tras casi
una hora hablando de los prodigios de
la venerable en nuestra primera con-
versación en el locutorio del convento,
biografía detallada de la Virgen María. Como aquellas amables monjas me brinda-
ron la posibilidad dever el cuerpo inco-
consecuencia de ello escribió su obra Mística rrupto de sor María deJesús (!), conser-
vado en buen estado desde su muerte
Ciudad de Dios. en 1665. Con la extraña sensación de
quien se enfrenta por primera vez al
cas de todo tipo. Las apariciones de nes—, permanece la duda razonable misterio, crucé el umbral de la puerta
ángeles se suceden sin interrupción, y sobre la realidad física de alguna de de la iglesia del convento y al fondo de
las conversaciones con la Virgen se sus experiencias. En una de ellas, que la misma, en la penumbra que ofrecen
convierten en algo habitual. Se decía vivió en 1653, describe cómo unos án- los macizos muros del edificio, pude
que semejantes visiones las tenía des- geles de apariencia hermosa la con- distinguir un féretro de cristal a través
pués de tomar la comunión, sin que ducen fuera del convento en un objeto del cual se podía contemplar el rostro
sus hermanas del convento se perca- parecido a una nube. «Lleváronme, a (cubierto con una capa de cera para
tasen de su situación. mi parecer—describe con estas pala- evitar su mayor deterioro) de la venera-
Aun a pesar de esto —y al igual que bras sor María este curioso episodio de ble sor María de Jesús.
sucede con sus primeras bilocacio- secuestro—, a la región del aire cerca Es un desafío, lo admito. Después de
R1
que esta mujer llevase una vida llena herida a los huesos, y suele perderse sación—, pues ni siquiera tuvimos que
de éxtasis, viajes milagrosos y sabe la toda la sustancia cárnica. En la venera- redactar un informe, por estar el cuer-
providencia cuántos fenómenos más, ble hay muchas zonas que conservan po en las mismas condiciones en que
sella su muerte dejando un legado in- todavíatoda laturgencia de una perso- se encontró en el anterior examen mé-
corruptible, como quien lanza un de- na; en fin, como podemos ser nosotros dico de 1909...». Son, y resulta chocan-
safío a la razón humana. Y el desafío, en este momento.» te asegurarlo de este modo, ochenta
como decía, me tocó directamente. María del Coro, hija del Dr. Abad, ya años en los que el tiempo parece no
,Entre las primeras averiguaciones que su vez doctora en Medicina, aprove- haber pasado para un cuerpo. Se es-
hice en Agreda, descubrí que el 20 de chó la improvisada visita de MAS ALLA cribe pronto.
Mayo de 1989 un grupo de 46 perso- para explicarnos sus impresiones de
nas participó en el último examen del aquel análisis: «Primero llegamos al
cuerpo de la venerable; entre ellos convento —explica—, entramos en una MAS SORPRESAS
había tres médicos que, durante varios habitación donde estaba el cuerpo de
minutos, tuvieron la ocasión de exami- la venerable vestido; le fuimos quitan- Y cuando ya se me antojaba que el
nar —aunque precariamente— unos do los hábitos poco a poco hasta que caso no podía revestir mayor compleji-
restos que llevaban resistiendo su des- se quedó desnuda Ahí los médicos hi- dad y riqueza, fue el padre Artola en el
aparición trescientos veinticuatro cieron un examen visual, y todos pudí- transcurso de otra de nuestras conver-
años. «En el examen estuvimos mu- mostocar el cuerpo; yví que realmente saciones sobre sor María, el encarga-
chas personas —me aclara al instante el cuerpo se conservaba incorrupto... do de hacer añicos mis esquemas
el Dr. Alberto Abad, médico de Agre- Estaba en buenas condiciones para el mentales: en el mismo Convento de la
da durante más de treinta y cinco años, tiempo que hace que murió esta per- Concepción de Agreda, en el interior
cuando le abordé en su consulta—; sona» Las declaraciones de ambos del archivo de las monjas, yfuera de las
aunque como médicos estuvimos só- doctores desprendían auténtica sor- indiscretas miradas de los visitantes,
lo el Director Provincial de Sanidad, el presa por lo que les tocó ver en 1989; reposa en un elegante féretro donado
otro compañero titular de aquí; mi hija, sin embargo, uno de los aspectos que por la aristocracia española a las fran-
que entonces aún era estudiante de más me llamó la atención lo recogí ciscanas, ¡el cuerpo semi-incorrupto
Medicina, y un servidor. Y mi opinión, ya apenas unas horas después de esta de Catalina de Arana, madre de la ve-
que me pregunta, es que se trata de un entrevista en el Centro de Salud de nerable! ¿Qué mayor enigma se podía
hecho excepcional. Hay que tener en Agreda, conversando con el Dr. Ricar- sumar al que conocíamos? Las consi-
cuenta los muchos años que han do Sanz: «La verdad es que nuestro deraciones ante semejante hallazgo
transcurrido y que está incorrupta sin examen resultó ser bastante cómodo son múltiples. No sólo una cuestión
ninguna duda, aunque esté algo dete- —matiza ya al inicio de nuestra conver- probablemente genética transmitió la
riorada debido al paso de/tiempo. De
hecho eso no se da con frecuencia; se
puede considerar como un "signo"
por lo menos...»
—¿.Y usted piensa que nos enfren-
tamos a un proceso de momifica-
E n 1643 el Rey Felipe IV visita a sor María en su
convento. Desde ese momento se convertirá en
ción natural?
—«Pues no... No es una momifica- una de las más fieles confidentes del monarca para
ción exactamente porque ésta más
bien lo que provoca es dejar la piel ad- los asuntos de Estado.
P9
_ fy:,1
,
,

En la página
anterior,
momento en
el que las
monjas
muestran por
primera vez a
la cámara el
cuerpo
incorrupto de
la madre de
Sor María,
que también
vemos en
esta
fotografía de
la izquierda.
Abajo,
informe
médico de
1909.

L os cuerpos incorruptos de sor María, de su


madre y de su hermano José, confirman la idea de
que algún extraño componente genético alteró el
curso de la familia Coronel.

sensibilidad para percibir lo invisible Mis investigaciones respecto a la


de madre a hija, sino que ese mismo enigmática familia Coronel, y en con-
factor perduró tras la muerte de ambas. creto en torno a lafigura de sor María de
Lo cierto es que la incorruptibilidad del Jesús, están en pleno desarrollo. La úl-
cuerpo de Catalina se conoció muy tima pista que he recabado reafirma mi
pronto (lo mismo sucedió con el de la idea de que los fenómenos supradi-
venerable, que se descubrió incorrup- mensionales que han vivido los Coro-
to a los veintiocho meses de su sepe- nel tienen una base —o, mejor, una
lio): «Y haciendo treinta y cuatro años consecuencia— marcadamente gené-
que murió —escribe sor María en sus tica. Según describen viejos papeles,
memorias al respecto de su madre—, el hermano menor de la venerable, Jo-
está su cuerpo entero sin faltarle nada; sé Coronel, residió durante los últimos
sólo el rostro tiene gastado, y las reli- años de su vida en un oratorio eremita
giosas laven, y la han puesto en pie y se conocido en el siglo XVII como de San
tiene.» Antonio del Salto, en las proximidades
Sólo la casualidad permitió que en de Hero (La Rioja). Allá fue enterrado, y andanzas por las tierras del norte de la
mi último viaje a Agreda el pasado mes al poco tiempo los devotos descubrie- Península— y yo, el oratorio de San An-
de Octubre, y debido a las reformas ron que su cuerpo se hallaba incorrup- tonio del Salto no existe en la actuali-
que se están realizando en el archivo to (!!). Incluso, cuenta una tradición ya dad. Nadie en Hero o en sus inmedia-
del convento, pudiese contemplar el casi olvidada que, tras su muerte, un ciones conoce ese enclave y, lo que es
cuerpo de Catalina —o la «abuelita», devoto quiso amputarle un dedo para más sorprendente, nadie se ha encar-
como la llaman las monjas afectuosa- hacer reliquias, pero al observar el pro- gado nunca de buscar el tercer cuerpo
mente—a través de las rejas del museo fanador cómo manaba la sangre del incorrupto de la familia Coronel. Las
del edificio. Su rostro, claramente dete- cuerpo, dejó —presa del miedo— el piezas de este rompecabezas, donde
riorado, deja paso en cambio a unas miembro amputado junto al cuerpo y, —insisto—el factor espacio-tiempo pa-
manos perfectamente conservadas y acto seguido, éste volvió a situarse en recetener la clave, comienzan precisa-
a un estado general del cuerpo sor- su lugar original sin que apareciese el mente ahora a ponerse sobre la mesa.
prendente, si se considera que esta menor asomo de cicatriz. El tercer cuerpo es sólo una de ellas.
mujer murió con sesenta y nueve años En este punto se han interrumpido Pero, ¿seremos capaces de ordenar-
de edad, en 1631. Es decir, hace tres- las investigaciones. Según pudimos las con sentido?
cientos sesenta años. ¿Acaso queda averiguar el pasado mes de Octubre
margen para la lógica cartesiana? José Luis Barturen —compañero de Javier SIERRA
83

Вам также может понравиться