La empresa operaba a plena capacidad, con la seguridad de cerrar ciertos contratos y
exportar sus productos a otros mercados. Sin embargo, la política que habían implantado los Ramos de generar excesos de producción a la espera de nuevos contratos o para asegurar el abastecimiento a sus clientes como lo hicieron desde un comienzo, causo un abarrotamiento en los almacenes, a pesar de que el año anterior se había construido uno para productos terminados