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“Es esencial para los líderes empresariales reconocer que hoy, más que
nunca antes, tienen una serie de responsabilidades con la sociedad que
trascienden la maximización de las ganancias de los accionistas, es así
como las utilidades son aún el instrumento más importante que tenemos
para promover y ampliar el bienestar de nuestra sociedad”.
Como consecuencia de lo anterior, hoy las empresas deben promover la inversión social a
través del uso de sus recursos ya sea capital humano, infraestructura, utilidades o bien en
otras prácticas, para concentrarlas en el bienestar de la sociedad, no como una simple
donación; sino como una inversión que maximice las utilidades de los accionistas es decir,
que se puedan obtener utilidades como retorno del ejercicio de la responsabilidad social.
Las prácticas en inversión social por parte de las empresas, son un aporte
fundamental al desarrollo social de cualquier comunidad; ya que realizar
inversiones sociales le permite a las empresas aislarse de la visión
Friedmanista-capitalista (Friedman, 1970) que quizás impida la realización de
inversiones sociales, ésta consiste en que:
A partir de este punto de vista, se puede establecer que la inversión social podrá
evolucionar en una estrategia imprescindible para los intereses económicos,
competitivos y sociales de las empresas a corto, mediano y largo plazo.
No obstante, Kirchnher (2002) propone que “La gestión social debe incluir un
proceso de diagnóstico-organización-decisión de alternativas-ejecución y control-
análisis de rentabilidad e inversión”. Para los autores lo definido por Kirchnher
reproduce la visión estratégica de la gestión social, examinando la organización y
preparación sobre cada proyecto de inversión social de la unidad económica,
explorando el beneficio sociedad-empresa.
Luego, el término gasto no aplica de una manera directa dentro de las prácticas en
responsabilidad social junto con la inversión realizada (uso de indicadores de
evaluación de la Responsabilidad social) hasta que no se conozcan los efectos y
resultados.
• Una usurpación del rol del Estado: solo él tiene el derecho y el deber de
administrar el gasto social y de suplir las necesidades sociales.
Para los autores estos tres motivos han sido contestados por el mismo Estado (el
poder legislativo, ejecutivo y judicial), gremios y sociedad, la literatura e
investigaciones sobre responsabilidad social y las encuestas de opinión a clientes
y directivos, ya que el Estado no tiene la suficiente cobertura en recursos para
invertir en la sociedad y segundo, por que se está aclarando la relación positiva
que tiene sobre los negocios ser socialmente responsable, pero el debate no está
cerrado. Tercero, si el ambiente moral de la empresa está formado por una serie
de normas, instituciones, costumbres y declaraciones formales y cultura enfocada
hacia la responsabilidad social, donde las obras cuentan mucho más que las
palabras (Argandeña, 1994), el gasto social como forma de poner en práctica los
valores y creencias de la empresa, es una práctica legítima y eficaz; además si se
convierte en una estrategia que va generar rentabilidad, se debe eliminar el
concepto de gasto.
En conclusión para los autores no se debe poner en tela de juicio si la inversión social se
perpetra de forma altruista o no, simplemente si se tienen buenos efectos dentro del
negocio; no se debe desatender, y tampoco se debe desmeritar los valores de las
empresas que realizan las inversiones en responsabilidad social. Por lo tanto el gasto
social no puede ser denominado como un robo a los accionistas, sin tener una medida o
indicadores de los resultados de invertir en responsabilidad social.
5.5.4. EL GASTO SOCIAL: SE CONVIERTE EN ESTRATEGIA
Así la causa por la cuál no se definan políticas en inversión social por parte de los
empresarios e inversionistas, se relaciona a que los estudios e investigaciones
actuales no han llegado a sustentar y a concientizar de una manera clara y directa
(indicadores: cuantificación de la responsabilidad social en utilidades) la relación
responsabilidad social-rentabilidad, objetivo fundamental dentro de este proyecto
final.
Por ejemplo, un estudio de Chivas Regal encontró que un 53% de los empleados
que habían participado en proyectos de donación de recursos hacia causas
sociales, produjo que los empleados aumentaran su lealtad hacia la empresa,
además se incrementó el reconocimiento de la sociedad hacia Chivas Regal
(Compton, 1996).
Para que una inversión social sea exitosa se deben analizar diferentes factores,
tales como:
• Los donativos y otras formas de ayuda deben ser coherentes y estar en función de los
objetivos estratégicos de la empresa.
• Las causas sociales que apoya la empresa reflejan su misión, sus valores y sus
campos de interés. Las acciones sociales que generan paternalismo, dependencia y
gasto corriente no son buenos vehículos para la imagen empresarial.
• El apoyo a causas sociales no puede sustituir el cumplimiento de normas ambientales,
laborales y comerciales.
Los autores proponen que los anteriores criterios son claves para lograr una
estrategia de responsabilidad social que vincule como principio fundamental el
alineamiento con la estrategia general de la empresa, que refleje sus valores e
intenciones sociales; con el cumplimiento de su objeto social del mejor modo
posible.
“Una de las gratas sorpresas del inversor ético es que estas inversiones,
además de hacer un bien social y enriquecer y confirmar los valores
personales, producen según se ha comprobado resultados prácticos
similares a otras inversiones sin esta filosofía. No es necesario sacrificar
el rendimiento a causa de los ideales del inversor. Incluso, dado el rigor
de los gestores, muchas inversiones éticas han dado resultados
superiores a los productos tradicionales”.
Justamente las inversiones éticas de una empresa tienen que estar orientadas a la
misión de la compañía y al compromiso y responsabilidad del inversor como ser
humano, donde los inversores en ética según el artículo anterior, buscan ventajas
competitivas a través de encaminar recursos hacia las prácticas que más le
aporten beneficios a la sociedad.
La aparición del balance social se remonta hacia 1965 en Estados Unidos, por la
necesidad de demostrar las actividades realizadas por las empresas dentro del campo
social. Es Francia el país donde el balance social ha tenido la mayor acogida por parte
del gobierno, empresarios y sindicatos.
Hacia la década de los 70’s se sancionan las primeras leyes sobre presentación de un
balance social. En Alemania e Inglaterra se empezó a trabajar con el balance social a
partir de 1973. Actualmente en Inglaterra existe la fundación para la responsabilidad
empresarial, encargada de la investigación conceptual sobre el tema. En Colombia, la
empresa Fabricato fue la pionera, iniciando su proyecto de balance social hacia 1977.
A pesar del gran auge que se le daba al balance social en sus inicios y a la acogida que
tuvo entre académicos y empresarios, esta técnica no ha tenido una difusión muy amplia
en el campo empresarial, debido a que solamente existía un modelo de balance social, el
propuesto por la ANDI. Consecuentemente dicho modelo sólo se aplicaba para cierto
grupo de organizaciones, lo que hacía muy rígido su desarrollo dentro del campo
empresarial.
Para Vieira (1996) el balance social es definido como “una técnica de gestión empresarial
que permite la evaluación del cumplimiento de la responsabilidad social y la toma de
decisiones sobre planes de inversión social, en un lapso determinado frente a objetivos
trazados previamente”. La Asociación Nacional de Industriales de Colombia (ANDI,
1986), define el balance social como:
Para Rodríguez (2002) el balance social es “una técnica gerencial que permite planear,
medir y evaluar el desempeño social organizacional; tomando como filosofía la ética
empresarial, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo integral del talento humano”.
Los autores opinan que las definiciones coinciden en que el balance social es una técnica
de gestión empresarial y hacen énfasis en el desarrollo del talento humano de las
empresas para realizar procedimientos a favor del desempeño social de la organización.
Otras definiciones colocan el tema de balance social en términos de los activos y pasivos
sociales, con los que la empresa debe tratar con el fin de lograr un equilibrio; ejercicio
similar al que se realizaría con un balance financiero.
Sobre este particular, los autores Fernández, Gallego y Ortiz (1993), se han referido al
balance social como:
Así como el balance financiero posee unos elementos, el balance social se compone de:
Es significativo dentro del proyecto final, establecer cuáles son las prácticas en
Responsabilidad Social que son exitosas y que generan unos altos beneficios
económicos para las organizaciones; pero, para evaluar el alcance de las
prácticas en el rendimiento económico de las empresas, es necesario crear y
desarrollar una medida que oriente y retroalimente a la organización sobre la
utilidad, el beneficio y la ventaja, con que contribuye la estrategia en
responsabilidad social e inversión social de una compañía.
Esta visión del balance social apunta a ajustarse desde unos indicadores de gestión
cualitativos, hasta unos indicadores cuantitativos; que puedan informar al inversionista
sobre los costos y beneficios económicos que resultarían de los proyectos en
responsabilidad social que adelanten las organizaciones, puesto que las acciones que no
se miden, definitivamente no se pueden mejorar o comparar con unas expectativas
inicialmente planteadas, lo que sugiere una visión sistemática del proyecto de
responsabilidad social con todos sus efectos, principalmente sobre la rentabilidad del
negocio.
Según los autores esta integración es necesaria para desarrollar y controlar los proyectos
y estrategias en responsabilidad social, para así apuntarle a un incremento de la
rentabilidad de la compañía y al crecimiento de la acción social.
A razón de que en el medio Colombiano, el manejo del balance social no ha sido el más
acertado, ya que dentro del artículo “ética en el mundo de los negocios” se considera que:
“Contar con un balance social no conduce necesariamente a asumir la Responsabilidad
Social; quizá se carezca de él y sin embargo, se está cumpliendo con el compromiso
como organización integrante de una comunidad”.
De esta manera para los autores, es más útil contar con el balance social y al mismo
tiempo tener unas medidas del rendimiento financiero de la estrategia en responsabilidad
social aplicada; ya que se pueden definir los siguientes componentes importantes:
• Se mide la satisfacción de la comunidad con las prácticas y beneficios que aportan las
organizaciones.
• Se establece la relación costo-beneficio del proyecto.
• Se interrelacionan las prácticas con los beneficios dentro de cada compañía.