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LA RESPONSABILIDAD CIVIL EXTRACONTRACTUAL

La responsabilidad civil extracontractual en el marco del Análisis Económico del


Derecho, analizando los métodos utilizados para determinar la existencia de
culpa por un hecho dañoso.
Los hechos o enunciados económicos se refieren al análisis de las
consecuencias del daño; se trata de diferenciar los costes del daño y los
problemas para su determinación, así como a las relaciones, en el sentido de la
economía del bienestar, entre los costos del daño y el gasto de su prevención o
de su reparto mediante un seguro.
La responsabilidad civil, es tradicionalmente vista como aquel conjunto de cons
ecuencias jurídicas patrimoniales que busca reparar un daño
La doctrina ha considerado que la responsabilidad civil se divide en dos grandes
áreas: responsabilidad contractual y responsabilidad extracontractual. La
terminología invita rápidamente a suponer como criterio distintivo al contrato. Así,
mientras que la responsabilidad contractual supone una lesión al crédito
contenido en una relación obligatoria originada por un contrato entre el
deudor lesionante y el acreedor lesionado, vale decir proveniente de una fuente
legal producida por un acto jurídico, la responsabilidad extracontractual es
consecuencia del incumplimiento del deber jurídico genérico de no causar un
daño a otro sin que medie un vínculo obligacional, ésta nace bajo el impero de
la ley
Todos, con más o menos suerte, hemos sufrido un accidente. Desde el común
accidente de tránsito, pasando por una simple caída por un resbalón o el corte
sufrido al manejar descuidadamente un cuchillo, hasta algún daño ocasionado
por un producto defectuoso o mal diseñado.
Estos accidentes nos han causado daños de lo más diversos: la pérdida de un
ser querido, daños a nuestros bienes, disminución de nuestro patrimonio, dolor,
sufrimiento, cicatrices, gastos médicos o simplemente fastidio e incomodidad. En
la mayoría de los casos hemos cargado con el costo de tales daños. A veces
porque el accidente se debió a nuestra propia responsabilidad o descuido (me
caí porque venía caminando de manera descuidada) y no tenemos a quien
reclamarle.
Otras veces porque no se debió a la negligencia de nadie, sino a una mala jugada
del destino (mi casa se cayó porque hubo un terremoto). Pero a veces, a pesar
que otro nos causó el daño, en ocasiones de manera negligente o incluso
intencional, no hemos encontrado el mecanismo para que el causante nos
indemnice.

Autor: Alfredo Bullard González


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¿Por qué y cuándo pedimos que otros nos indemnicen?


Siempre hemos escuchado decir en las clases de Derecho en la Universidad o
en una conferencia que «Aquel que causa un daño a otro debe
indemnizarlo». Parecería que este es el principio base de lo que se conoce
como sistema de Responsabilidad Civil. Pero ello no es cierto. No existe ninguna
ley o norma que sostenga tal principio. Existen otras normas que atribuyen
responsabilidad, pero ninguna se limita a decir «Aquel que causa un daño a
otro debe indemnizarlo», sino que dicen que: «Aquel que por su culpa causa
un daño a otro (...)» o «Aquel que por el uso de un bien riesgoso causa un
daño a otro (...)». Es decir que se requiere algo más que el simple hecho de
causar un daño para poder solicitar una indemnización. Parece entonces que en
nuestro sistema, al igual que como lo ha sostenido HOLMES para el common
law, la regla es precisamente la contraria: «La pérdida en un accidente es
soportada por la víctima». En general, si hay un accidente, es la víctima quien
debe soportar el costo del daño, salvo que una norma la autorice, por alguna
razón, a solicitar una indemnización a otra persona.
Este principio tiene mucha lógica. Cuando se produce un accidente ya se ha
generado una pérdida social. La vida humana perdida, el brazo inmovilizado, o
el automóvil dañado son pérdidas concretas y en términos sociales
irrecuperables. Claro que se podrá decir que un automóvil puede ser reparado,
el dolor causado por la pérdida de un bien querido aliviado con una
indemnización y la rehabilitación del brazo es posible con un adecuado y costoso
tratamiento. Pero ninguno de estos daños se repara sin ocasionar otro daño a
alguien.
Si alguien paga la reparación del automóvil, la indemnización al pariente de la
víctima o la rehabilitación del brazo del accidentado, está dejando de utilizar sus
recursos en otros usos valiosos. En otras palabras, la pérdida ocasionada por un
accidente nunca es reparada realmente en términos sociales. Sólo es trasladada
a otro, y al hacerlo se está ocasionando un nuevo daño. Entonces el daño
causado no se crea ni se destruye, solo se traslada, es decir que se desviste un
santo para vestir a otro.
Pero trasladar el costo del daño genera además un costo adicional. Se requiere
de un sistema burocrático, normalmente de un aparato judicial, para atribuir
responsabilidad al causante. Hay que contratar abogados, mantener un sistema
de jueces, actuar pruebas, perder tiempo, trabar embargos e incurrir en muchos
gastos y costos adicionales para lograr que el costo del daño se transfiera de la
víctima al responsable. En otras palabras, no sólo no se elimina el daño al
trasladarlo, sino que el propio traslado emplea recursos sociales que podemos
considerar costos, o si queremos, un nuevo daño a nivel social.
Como consecuencia de lo dicho tiene lógica que el principio sea La pérdida
queda en la víctima si es que lo completamos con la siguiente frase: salvo que
haya una buena razón para incurrir en los costos de trasladarla a otra
persona.

Autor: Alfredo Bullard González


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¿Quiénes tienen Derecho a Indemnizar?


Siempre será la víctima, quien ha sufrido el daño, a quien el hecho (delito o culpa)
le haya atropellado en su persona o su patrimonio, es decir el titular del bien
jurídico que ha soportado el daño. Puede ser que el titular del derecho fallezca
sin que se repare su daño, la Ley entonces permite que sus herederos reclamen
el pago del daño.
La responsabilidad extracontractual de alguien debe incorporar una serie
de condiciones
En primer lugar, tiene que haber una acción o una omisión ilegítima que origine
un daño. Por ejemplo, en un accidente de tráfico la acción sería el atropello de
un peatón y en el ámbito de la medicina si un cirujano no sutura una herida
adecuadamente está omitiendo una responsabilidad que causa un daño al
paciente.
En segundo lugar, existe responsabilidad extracontractual cuando hay dolo (la
clara intención de causar un daño) o algún tipo de culpa (no hay un propósito de
producir un daño pero se actúa de manera negligente y se produce un perjuicio
a otra persona)
En tercer lugar, debe haber un nexo causal entre la acción y el daño producido
Así, en un accidente de tráfico hay una responsabilidad extracontractual cuando
el conductor comete una negligencia que directamente causa el atropello de un
peatón. Si no hubiera nexo causal, no existiría ninguna responsabilidad jurídica
Por último, tiene que haber una certeza del daño
Los daños pueden ser de varios tipos (patrimoniales, morales, personales o de
lucro cesante). Se produce lucro cesante cuando la persona afectada por el daño
deja de percibir unas rentas como consecuencia de la acción ilegítima. En
cualquier caso, la certeza del daño existe cuando se puede demostrar de manera
evidente que se ha producido el daño

Autor: Alfredo Bullard González

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