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La responsabilidad civil extracontractual analiza cómo determinar la culpa por un daño desde la perspectiva del análisis económico del derecho. Tradicionalmente se divide en responsabilidad contractual y extracontractual, siendo esta última consecuencia de causar un daño sin un vínculo obligacional. Para reclamar una indemnización, se requiere que el daño haya sido causado por culpa, y que exista un nexo causal entre la acción y el daño.
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Responsabilidades civiles extracontractuales en Peru
La responsabilidad civil extracontractual analiza cómo determinar la culpa por un daño desde la perspectiva del análisis económico del derecho. Tradicionalmente se divide en responsabilidad contractual y extracontractual, siendo esta última consecuencia de causar un daño sin un vínculo obligacional. Para reclamar una indemnización, se requiere que el daño haya sido causado por culpa, y que exista un nexo causal entre la acción y el daño.
La responsabilidad civil extracontractual analiza cómo determinar la culpa por un daño desde la perspectiva del análisis económico del derecho. Tradicionalmente se divide en responsabilidad contractual y extracontractual, siendo esta última consecuencia de causar un daño sin un vínculo obligacional. Para reclamar una indemnización, se requiere que el daño haya sido causado por culpa, y que exista un nexo causal entre la acción y el daño.
La responsabilidad civil extracontractual en el marco del Análisis Económico del
Derecho, analizando los métodos utilizados para determinar la existencia de culpa por un hecho dañoso. Los hechos o enunciados económicos se refieren al análisis de las consecuencias del daño; se trata de diferenciar los costes del daño y los problemas para su determinación, así como a las relaciones, en el sentido de la economía del bienestar, entre los costos del daño y el gasto de su prevención o de su reparto mediante un seguro. La responsabilidad civil, es tradicionalmente vista como aquel conjunto de cons ecuencias jurídicas patrimoniales que busca reparar un daño La doctrina ha considerado que la responsabilidad civil se divide en dos grandes áreas: responsabilidad contractual y responsabilidad extracontractual. La terminología invita rápidamente a suponer como criterio distintivo al contrato. Así, mientras que la responsabilidad contractual supone una lesión al crédito contenido en una relación obligatoria originada por un contrato entre el deudor lesionante y el acreedor lesionado, vale decir proveniente de una fuente legal producida por un acto jurídico, la responsabilidad extracontractual es consecuencia del incumplimiento del deber jurídico genérico de no causar un daño a otro sin que medie un vínculo obligacional, ésta nace bajo el impero de la ley Todos, con más o menos suerte, hemos sufrido un accidente. Desde el común accidente de tránsito, pasando por una simple caída por un resbalón o el corte sufrido al manejar descuidadamente un cuchillo, hasta algún daño ocasionado por un producto defectuoso o mal diseñado. Estos accidentes nos han causado daños de lo más diversos: la pérdida de un ser querido, daños a nuestros bienes, disminución de nuestro patrimonio, dolor, sufrimiento, cicatrices, gastos médicos o simplemente fastidio e incomodidad. En la mayoría de los casos hemos cargado con el costo de tales daños. A veces porque el accidente se debió a nuestra propia responsabilidad o descuido (me caí porque venía caminando de manera descuidada) y no tenemos a quien reclamarle. Otras veces porque no se debió a la negligencia de nadie, sino a una mala jugada del destino (mi casa se cayó porque hubo un terremoto). Pero a veces, a pesar que otro nos causó el daño, en ocasiones de manera negligente o incluso intencional, no hemos encontrado el mecanismo para que el causante nos indemnice.
Autor: Alfredo Bullard González
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¿Por qué y cuándo pedimos que otros nos indemnicen?
Siempre hemos escuchado decir en las clases de Derecho en la Universidad o en una conferencia que «Aquel que causa un daño a otro debe indemnizarlo». Parecería que este es el principio base de lo que se conoce como sistema de Responsabilidad Civil. Pero ello no es cierto. No existe ninguna ley o norma que sostenga tal principio. Existen otras normas que atribuyen responsabilidad, pero ninguna se limita a decir «Aquel que causa un daño a otro debe indemnizarlo», sino que dicen que: «Aquel que por su culpa causa un daño a otro (...)» o «Aquel que por el uso de un bien riesgoso causa un daño a otro (...)». Es decir que se requiere algo más que el simple hecho de causar un daño para poder solicitar una indemnización. Parece entonces que en nuestro sistema, al igual que como lo ha sostenido HOLMES para el common law, la regla es precisamente la contraria: «La pérdida en un accidente es soportada por la víctima». En general, si hay un accidente, es la víctima quien debe soportar el costo del daño, salvo que una norma la autorice, por alguna razón, a solicitar una indemnización a otra persona. Este principio tiene mucha lógica. Cuando se produce un accidente ya se ha generado una pérdida social. La vida humana perdida, el brazo inmovilizado, o el automóvil dañado son pérdidas concretas y en términos sociales irrecuperables. Claro que se podrá decir que un automóvil puede ser reparado, el dolor causado por la pérdida de un bien querido aliviado con una indemnización y la rehabilitación del brazo es posible con un adecuado y costoso tratamiento. Pero ninguno de estos daños se repara sin ocasionar otro daño a alguien. Si alguien paga la reparación del automóvil, la indemnización al pariente de la víctima o la rehabilitación del brazo del accidentado, está dejando de utilizar sus recursos en otros usos valiosos. En otras palabras, la pérdida ocasionada por un accidente nunca es reparada realmente en términos sociales. Sólo es trasladada a otro, y al hacerlo se está ocasionando un nuevo daño. Entonces el daño causado no se crea ni se destruye, solo se traslada, es decir que se desviste un santo para vestir a otro. Pero trasladar el costo del daño genera además un costo adicional. Se requiere de un sistema burocrático, normalmente de un aparato judicial, para atribuir responsabilidad al causante. Hay que contratar abogados, mantener un sistema de jueces, actuar pruebas, perder tiempo, trabar embargos e incurrir en muchos gastos y costos adicionales para lograr que el costo del daño se transfiera de la víctima al responsable. En otras palabras, no sólo no se elimina el daño al trasladarlo, sino que el propio traslado emplea recursos sociales que podemos considerar costos, o si queremos, un nuevo daño a nivel social. Como consecuencia de lo dicho tiene lógica que el principio sea La pérdida queda en la víctima si es que lo completamos con la siguiente frase: salvo que haya una buena razón para incurrir en los costos de trasladarla a otra persona.
Autor: Alfredo Bullard González
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¿Quiénes tienen Derecho a Indemnizar?
Siempre será la víctima, quien ha sufrido el daño, a quien el hecho (delito o culpa) le haya atropellado en su persona o su patrimonio, es decir el titular del bien jurídico que ha soportado el daño. Puede ser que el titular del derecho fallezca sin que se repare su daño, la Ley entonces permite que sus herederos reclamen el pago del daño. La responsabilidad extracontractual de alguien debe incorporar una serie de condiciones En primer lugar, tiene que haber una acción o una omisión ilegítima que origine un daño. Por ejemplo, en un accidente de tráfico la acción sería el atropello de un peatón y en el ámbito de la medicina si un cirujano no sutura una herida adecuadamente está omitiendo una responsabilidad que causa un daño al paciente. En segundo lugar, existe responsabilidad extracontractual cuando hay dolo (la clara intención de causar un daño) o algún tipo de culpa (no hay un propósito de producir un daño pero se actúa de manera negligente y se produce un perjuicio a otra persona) En tercer lugar, debe haber un nexo causal entre la acción y el daño producido Así, en un accidente de tráfico hay una responsabilidad extracontractual cuando el conductor comete una negligencia que directamente causa el atropello de un peatón. Si no hubiera nexo causal, no existiría ninguna responsabilidad jurídica Por último, tiene que haber una certeza del daño Los daños pueden ser de varios tipos (patrimoniales, morales, personales o de lucro cesante). Se produce lucro cesante cuando la persona afectada por el daño deja de percibir unas rentas como consecuencia de la acción ilegítima. En cualquier caso, la certeza del daño existe cuando se puede demostrar de manera evidente que se ha producido el daño