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El Inframundo, el héroe y el murciélago: Batman como figura mítica

Héctor Manuel Lujambio Valle


(hector.lujambiov@gmail.com)

Abstract: En esta ponencia, se realizará un análisis comparativo entre la figura del héroe del mito ancestral
con la de aquel nacido en los mitos contemporáneos. En este caso, se estudiará la figura de Batman, un
personaje que ha tenido recurrentes apariciones no sólo en el cómic, sino en el cine, la televisión y los
videojuegos, ya que su importancia va más allá del mero éxito comercial que tiene en el público.

Los superhéroes, en la actualidad, cumplen con una función simbólica inconsciente a semejanza de los
antiguos héroes de los mitos ancestrales. La diferencia radica en que las historias tradicionales poseían un
trasfondo espiritual, que rara vez es abordado en los mitos contemporáneos expresados en los distintos
medios. Sin embargo, en su génesis, los superhéroes continúan expresando las mismas verdades universales.

A diferencia de otros superhéroes, que semejantes a los semidioses, poseen poderes extraordinarios, Batman
es un ser humano, por lo que su condición resulta ser más cercana a nuestra experiencia. Se demostrará que
mitológicamente, la evolución espiritual del grueso de las culturas ha ido desde los grandes dioses y los
conflictos cósmicos hasta la humanidad histórica, siendo un puente natural el de los héroes como
intermediarios entre lo divino y lo humano. En este caso, el Hombre Murciélago es una de las expresiones
heroicas más relevantes por su condición mortal, de forma semejante a lo que Odiseo (Ulises) representó en la
tradición grecorromana.

Una condición necesaria para que el hombre común se transforme en un héroe --de acuerdo con Jung,
Campbell, Eliade, entre otros-- es que éste muera, simbólica o literalmente dentro del relato, descendiendo al
Inframundo y regresando al mundo cotidiano con un nuevo poder y condición, cuestión que se analizará con
Batman, quien utiliza este poder para luchar contra las fuerzas del mal. Como un Perseo moderno, él nació en
la obscuridad y se mueve en ella con una fuerza solar interiorizada.

Batman es el señor de Gotham City, una urbe sombría y llena de villanos que representan la locura y el caos,
de forma semejante al tenebroso Inframundo en que se hallan los dioses caídos y los más terribles monstruos.
Los héroes emulan a las deidades del mundo ultraterreno, en su cualidad de descender a él y poder salir a
voluntad, logrando la apoteosis y convirtiéndose en amos de la obscuridad, la muerte y lo desconocido, de
manera en que lo hace también el Hombre Murciélago, conteniendo a los villanos que simbolizan las fuerzas
primordiales de la psique humana --miedo, locura, ambición, entre otras--.

Con este estudio se pretende demostrar a la sociedad que los héroes contemporáneos pueden llenar el vacío
dejado por el distanciamiento y desuso de los mitos tradicionales, por medio de símbolos y figuras
arquetípicas, dando modelos a seguir y medios de identificación con los procesos internos; estableciéndose
así, una relación entre la mitología ancestral y la contemporánea, como formas de percibir y construir al
mundo por medio de la unión de lo imaginario, lo real y lo simbólico.

Palabras clave: Héroe, Inframundo, símbolo, mito, tradición, cultura.


El Mito del Héroe: pasado y presente
Desde el inicio de la existencia del ser humano, éste ha usado sus capacidades intelectuales
no sólo en la creación de herramientas y objetos de utilidad práctica, sino que gran parte de
sus facultades han sido vaciadas en la construcción de conceptos simbólicos y obras
abstractas. Ernst Cassirer mencionaba que el hombre es un animal simbólico, y esto es dada
su capacidad de dotar significados, crearlos y recrearlos, lo que resulta una constante a lo
largo de la historia de la humanidad. Estos elementos simbolizantes se hallan, si no en
todas, en la mayor parte de expresiones culturales, desde los ritos religiosos y ceremonias
civiles, hasta las obras de arte y los deportes.

Y es en el centro de este paradigma, que nos encontramos con las formas de


comunicación más antiguas: los mitos. Estas historias -que en el siglo XVIII, erróneamente
fueron catalogadas como inventos primitivos del hombre, para explicar fenómenos
incomprensibles para su inteligencia- son complejas construcciones multidiscursivas con
contenidos simbólicos muy profundos, que se arraigan en lo profundo de la psique humana
y tienen repercusiones en nuestra realidad.

Las primeras manifestaciones mitológicas de todos los pueblos son aquellas que dan
sentido primario a la existencia, los mitos cosmogónicos que explican la creación o
surgimiento del universo y las fuerzas primordiales; y junto a éstos, se encuentran los
teogónicos que narran acerca del nacimiento de los dioses y sus proezas. Pero sin duda
alguna, los que más cautivan son los mitos heroicos, donde hombres y mujeres
excepcionales logran hazañas asombrosas y completan ciclos que los hacen dignos de culto.

La razón de esta fascinación radica en el hecho de que los heros,1 a pesar de todas
sus aventuras, capacidades y poderes, son seres humanos. Por supuesto, en sus inicios los
héroes eran representados como descendientes de las divinidades, nacidos de fuerzas
sobrenaturales o en ocasiones simplemente eran emisarios o paladines de tal o cual deidad.
Esto manifiesta una conexión con ese pasado inalcanzable en que hombres y dioses

1
El término heros es el original del griego y fue sobre todo utilizado por Karl Kerényi para demarcar una
diferencia entre los héroes de las tradiciones mitológicas y aquellas personas que son llamadas “heroicas”
por alguna hazaña o virtud, en un sentido propio de nuestra concepción actual. Vid. Kerényi, Karl. Los héroes
griegos, Atalanta, España, 2009.
convivían a un mismo tiempo, pero también, revela una transición de la realidad divina a la
realidad humana; siendo el momento en que ambas realidades chocan y se conjugan.

El pensamiento mítico-simbólico cumple un ciclo que va de lo abstracto a lo


concreto –como se observa en las cosmogonías que van desde las fuerzas como el Amor y
las Tinieblas, hasta personajes más o menos concretos que representan la luz del sol o el
brillo de la luna- y de lo divino a lo humano, regresando nuevamente al inicio del ciclo. De
esta forma, se observa la progresión de los dioses y su descendencia hasta llegar a los seres
humanos y posteriormente, el regreso de la humanidad hasta alcanzar lo divino.

Campbell nos explica que esta evolución se da por una cuestión de madurez
psicosocial, es decir, el hombre da sus primeros pasos bajo la tutela directa de sus deidades,
pero posteriormente deberá caminar por sí mismo con la divinidad, pero sólo como guía:

[…] hablan de un pasado en que el emperador era el portador de una especial fuerza
creadora y sostenedora del mundo, mucho mayor que la representada en la psique humana
normal. En esa época se llevó a cabo un pesado trabajo de titanes, el establecimiento grandioso
de los fundamentos de nuestra civilización humana. Pero con el avance del ciclo, vino un
período en que el trabajo por hacer ya no era ni protohumano ni sobrehumano; era una labor
específicamente humana: dominio de las pasiones, cultivo de las artes, elaboración de las
instituciones económicas y culturales del estado.2

Los héroes resultan intermediarios entre dos polos opuestos: lo abstracto y lo


concreto, lo eterno y lo temporal, lo infinito y lo limitado. Ahí radica gran parte de su
importancia simbólica. Es por esa razón que los mitos heroicos aún tienen vigencia en la
actualidad, no sólo en la mera repetición de las historias ancestrales de culturas milenarias,
sino en la creación de nuevas historias que siguen guardando ese enriquecedor contenido
plagado de símbolos.

Por supuesto que no podemos afirmar que los mitos modernos tengan la misma
equivalencia que aquellos nacidos de la tradición y esto es porque, mientras que en la
antigüedad las historias míticas eran vistas con reverencia como conductos sagrados con
una realidad trascendente, en la actualidad vivimos en una sociedad que busca la

2
Campbell, Joseph. El Héroe de las Mil Caras, Fondo de Cultura Económica, México, 2010, 12ª.
Reimpresión, p. 283.
desmitificación, sin importar que, como afirmaba Jung, “El hombre siempre ha vivido en el
mito y ahora creemos que podemos nacer y vivir sin mitos [...] Eso es una mutilación del
ser humano”.3

Actualmente, los mitos heroicos expresados en medios de comunicación tales como


el cine, la televisión y los cómics, no persiguen el interés sagrado de religar al ser humano
con su divinidad, sino que conforman lo que se conoce como industria del entretenimiento.
Si bien, también ofrecen un acercamiento a las artes gráficas y audiovisuales, su interés
primario es la ganancia económica. Es por ello, que los mitos modernos podrían
considerarse mitos derivados, que no tienen todas las propiedades culturales de las historias
de antaño pero que conservan su esencia simbólica.

La importancia de estas formas mitológicas es grande, dado el creciente vacío de


significado que enfrenta la modernidad, “La vida está llena de todo menos de significado, y
a medida que aumenta la prosperidad material, disminuye la serenidad, la paz interior y la
felicidad, que son reemplazadas por el miedo, la violencia, la incertidumbre y el derrumbe
de los valores”.4

Los héroes modernos5 –también llamados en muchos casos, superhéroes- son una
respuesta inconsciente a esta vacuidad, que nuestra psique busca llenar; son el producto de
ese deseo de trascendencia y la búsqueda de los más altos ideales, que no podemos
encontrar en otro lugar que no sean los mitos; eso explica por qué el mito heroico sigue
reproduciéndose una y otra vez, ya no en Perseo o Heracles, sino en Batman y Superman.

3
Jung, Carl Gustav. Citado en Hohenheim, Rodrigo von. Lingua Passerum [en línea], dirección URL:
http://linguapasseris.blogspot.com/2009/03/citas-para-depertar.html [consulta: 21 de agosto de 2011 a las
16:32hrs.]
4
Cooper, Jean C. El simbolismo, s/editorial, s/número de edición, s/lugar de edición, s/año de edición,
archivo PDF, p. 5.
5
Con este término hacemos referencia a la figura heroica en mitos actuales, plasmados principalmente en
cine, televisión y cómics; dejando de lado la de personajes reales que se mitifican de alguna u otra forma.
Batman: El héroe humano

Creado por Robert Kane y Bill Finger en 1939, Batman tuvo su primera aparición en la
historieta Detective Comics n.27. La historia ofrecía a un personaje con cualidades
policiacas para la investigación y la lucha contra el crimen, que hacía uso de un disfraz de
murciélago y una serie de artefactos que resultaban muy llamativos para su época. Pero su
trascendencia fue tal, que tras el paso del tiempo, es un superhéroe que sigue teniendo
vigencia y es uno de los más rentables en la industria del entretenimiento.

Ciertamente, con el pasar de los años, Batman ha ido sufriendo modificaciones -al
igual que otros superhéroes- que han constituido una forma progresiva, hasta llegar a ser la
figura heroica que es hoy, con todos sus elementos significativos. Esta evolución heroica -si
bien, en los mitos ancestrales se fue dando de manera periódica a lo largo de varios siglos-
en el caso de los superhéroes se ha dado en forma acelerada, siendo un reflejo de nuestra
sociedad en constante cambio. En el caso de Batman, su forma “definitiva” como un
sombrío vigilante fue alcanzada al final de la década de los 80’s y al inicio de los 90’s.

Regresando a sus inicios, El Hombre Murciélago nació como una alternativa a otro
de los grandes héroes de la modernidad: Superman, que creado en 1933, fue el primer
superhéroe conocido. El Hombre de Acero tiene todas las características que posee un
héroe semidivino: No es de este mundo, él llegó por designio de su padre a esta tierra y fue
criado por un par de granjeros, posee una fuerza descomunal y habilidades más allá de la
capacidad humana, de las cuales, una de las más importantes es la de volar, ascender a los
cielos. Las referencias a figuras mitológicas de la antigüedad tales como Heracles o
Jesucristo (por citar las más conocidas) son muy claras y en ambos casos, se refieren a
personajes que poseen una ascendencia divina y todo lo que eso conlleva.

Sin embargo, surge Batman, que a pesar de su apariencia, instrumentos y


capacidades, sigue siendo un hombre. No es un ser alejado de nuestra experiencia como lo
es un semidios como Superman, sino que constituye el paso final del héroe en su
progresión como intermediario entre lo divino y lo humano, como un forjador de la cultura,
pero ya no sobrenatural sino con las capacidades propias de un mortal. Mientras el primero
es algo inalcanzable que nos salva, el segundo es algo que todos podemos alcanzar para
salvarnos a nosotros mismos.

La historia de El Hombre Murciélago es muy conocida: Bruce Wayne, siendo un


niño, ve a sus padres morir en un obscuro callejón durante un asalto, tras lo cual él haría
una promesa de ser un paladín de la justicia y así, de alguna forma, retribuirle a sus difuntos
padres. Posteriormente, gracias a su fortuna y a su voluntad, pasaría muchos años
estudiando y entrenándose en varias disciplinas con los mejores maestros, para regresar a
Gotham City como Batman, el Caballero de la Noche.

Evidentemente, no estamos hablando de un hombre común. El héroe nunca lo es.


Aunque en apariencia es una persona como cualquier otra, el personaje heroico es un
prototipo, un ideal de la evolución humana. Para esto, resulta importante destacar que la
condición de heros es algo que se alcanza -se obtiene por méritos propios y a lo largo de
pruebas y tribulaciones- y no algo con lo que se nace o que se otorga:

Arrancados a su existencia humana, los héroes se integran en el orden divino del mundo, un
orden concebido como algo estable, inmutable; el mismo orden- sin paradoja- al que se habían
enfrentado, a lo largo de su existencia mortal, de un modo tan apasionado. Así, los héroes se
convierten en objeto de una serie de relatos míticos y también (en muchos casos, por lo menos)
en destinatarios de un culto.6

En este caso, son los esfuerzos y la voluntad de Batman lo que lo forjan como héroe y
lo dotan de una calidad superior a la de un mortal cualquiera, acercándolo más a una
condición sagrada, pero que a diferencia de las figuras semidivinas –entendiéndose en este
contexto, aquellas con poderes sobrehumanos- aún está al alcance de los seres humanos,
como un ideal a realizarse.

La figura heroica nos habla de esa capacidad de trascender y es una configuración


simbólica que se repite una y otra vez en los mitos y ritos a lo largo y ancho del mundo. Y
el llegar a esta condición se observa en todas las culturas como una cualidad latente que
debe ser despertada. De esta forma, al contrario de Superman, que nos muestra a un
semidios adaptándose al mundo mortal, Batman se manifiesta como un hombre que alcanza

6
Pórtulas, Jaime, en Kerényi, Karl, op.cit., p.25.
una condición superior, destacando precisamente la última fase del mito heroico: la que da
paso a la humanidad.

El Inframundo y Gotham

Para que el héroe se convierta en tal, es necesario cumplir con una serie de condiciones
especiales que lo dotarán del conocimiento y el poder necesario para trascender. Es
importante mencionar que la travesía heroica7 en todos los mitos representa un camino
lleno de peligros y muchas veces, no está al alcance de todos el llegar hasta el final.
Aunque estamos acostumbrados a ello, el héroe no siempre triunfa y en muchas ocasiones,
si no permanece en equilibrio entre las fuerzas de lo bestial y lo divino, es susceptible de
caer.

Para alcanzar su condición heroica, el personaje primero debe salir de su mundo


cotidiano e internarse en el reino de lo extraordinario, muchas veces no por voluntad
propia, sino porque las obras de la fatalidad lo conducen a ello. En el caso del Hombre
Murciélago, él es llevado a su destino. La muerte de sus padres es algo predestinado, de
hecho, una de las grandes motivaciones del personaje es, precisamente, el deseo de esquivar
lo que es de por sí, inevitable.

Pero hay un elemento final que es definitivo para transformar al ser humano común
en un héroe, y es lo que varios autores8 denominan como la muerte iniciática, el descenso al
Inframundo o el vientre de la ballena. En esta etapa de la travesía, el futuro heros se interna
en lo desconocido y lo terrible, que en el grueso de las culturas es el Más Allá, la tenebrosa
Tierra de los muertos, y es aquí donde se presentan dos opciones: regresar victorioso o
morir en el intento.

Para convertirse en héroe, el personaje debe aprender los poderes de la muerte, de lo


oculto; y eso sólo lo logrará cuando muera como un simple mortal y regrese a su nueva

7
Tomamos para el análisis mitológico posterior, principalmente lo expuesto en El Héroe de las mil caras, de
Campbell. Vid. Campbell, Joseph. El Héroe de las Mil Caras: psicoanálisis del mito, México, Fondo de Cultura
Económica, 2010.
8
Entre los más destacados están Mircea Eliade, Carl G. Jung y Joseph Campbell.
existencia, resucitado como un héroe. En el cómic de Batman: Arkham Asylum,
encontramos una serie de frases de los personajes y ahí hallamos: “Papi murió. Mami
murió. El pequeño Bruce murió. Sólo queda el Murciélago”,9 observamos entonces esta
cuestión de la muerte como una forma de trascendencia, que transforma al niño asustado en
el héroe encapuchado, ya no es un ser humano, es algo más.

El heros emula a las deidades de la muerte, pues éstas son las únicas con la
capacidad de descender al Inframundo y tienen los conocimientos de la vida y la muerte;
desde las culturas paleolíticas, los muertos se han considerado con grandes poderes, entre
ellos, el de la clarividencia, que pueden enseñar a quien sea digno de ello; pero aún más
importante, es el hecho de que el héroe deja su condición material y entra al plano
meramente espiritual, se convierte en un fantasma.

Bruce ha muerto como un hombre, se convierte en una sombra, emulando las


fuerzas mismas que intenta combatir, aprendiendo a moverse en la obscura Gotham City
como Batman, con todo el poder de la noche. Es un héroe que utiliza el terror para hacer
justicia, adquiriendo una apariencia tenebrosa, similar a la de los mismos monstruos a los
que se opone.

El Inframundo en muchas culturas comparte características muy similares, teniendo


numerosas similitudes en cosmovisiones sumamente diferentes, como son la griega, la
egipcia y la mesoamericana; en sus historias, es un reino tenebroso y vasto, donde residen
las almas de los difuntos pero también peligrosos monstruos y espíritus funestos, que
representan la locura, el caos, la destrucción y la maldad.

Gotham City es una manifestación de ese mundo sombrío. Fonéticamente, el


nombre es muy similar a God damn (Dios maldiga, maldición de Dios) y proviene de una
población inglesa en donde, según una leyenda, todos los pobladores estaban poseídos por
la locura y la depravación. Gráficamente, la ciudad del Caballero de la Noche ha sido
retratada como una urbe sucia, tenebrosa, donde el crimen está a la orden del día y la
corrupción y la locura invaden los rincones más obscuros.

9
Morrison, Grant; McKean Dave. Batman: Arkham Asylum, A serious house on serious earth, Grupo Editorial
Vid, Segunda edición, México, 2003.
Si bien, con anterioridad se mencionaba que Superman y Heracles eran figuras
heroicas semejantes, podemos asegurar que Batman posee similitudes muy marcadas con
Odiseo y Perseo. Con el primero, porque a pesar de ser solamente un mortal, está dotado
con un intelecto excepcional, con el que logra vencer enemigos muy superiores en fuerza o
habilidad, tal cual nos menciona Homero en su Odisea.

Con Perseo existen una serie de elementos simbólicos conexos, el héroe griego nace
en la obscuridad, una sombría prisión que emula al Inframundo. Cuando es muy pequeño
sale por primera vez de su cárcel, pero casi de forma inmediata es arrojado al mar en un
sarcófago, junto con su madre, Dánae, regresando a las tinieblas. Es rescatado por un
pescador y según algunas versiones, él es llevado al tenebroso palacio del rey Polidectes10
junto con su madre. El monarca le exige un regalo de bodas para casarse con Dánae, y
Perseo le ofrece la cabeza de Medusa, misma que obtiene al viajar al Inframundo.

Bruce Wayne nace en Gotham City, una emulación del Inframundo. Tiene una
infancia muy alegre que termina súbitamente tras el asesinato de sus padres, accediendo de
nuevo al mundo tenebroso, mismo en el que, al igual que Perseo, utiliza como su hogar,
como una parte de sí mismo. Ambos han nacido en las tinieblas y las usan a voluntad. En el
caso del heros griego, usa su astucia y unas armas mágicas, entre las que se encuentra el
casco de Hades, que le permite imitarlo y volverse invisible; en el caso de Batman usa un
traje que imita uno de sus mayores miedos, el murciélago, que representa la obscuridad y lo
desconocido, que el dios del Inframundo ostenta como su manto.

Con anterioridad se mencionó el hecho de que el héroe imita a las deidades del
Inframundo al tener la capacidad de descender a él y volver al mundo de los vivos. En este
caso, de forma igual que su patrono, Dioniso, que según apuntan varios autores 11, es una de
las manifestaciones de Hades, gobernante del submundo y sus habitantes. El Hombre
Murciélago es llamado el Señor de Gotham, y al igual que el dios de los muertos, está ahí
para contener a los terribles monstruos y criaturas que viven en él, y que son
manifestaciones de poderosas fuerzas psíquicas: el Pingüino, la ambición desmedida y la

10
Diel, Paul. El simbolismo en la mitología griega, Idea Books, España, 1998, p.82.
11
Uno de los más destacados es Jean Pierre Vernant, que realiza una comparativa en cuanto a funciones
simbólicas y semejanzas rituales, sobre todo en lo que concierne a los Misterios de Eleusis, donde Deméter se
manifiesta como Perséfone. De esta forma, Dioniso representa al dios como hijo de Perséfone, mientras
Hades lo es como manifestación de hermano y esposo.
corrupción; Croc como la bestialidad desatada; el Acertijo, el intelecto desviado; Dos Caras
como una forma corrompida de la justicia; el Guasón siendo la personificación de la locura
y la muerte.

Batman: expresión del héroe actual

Como se pudo observar a lo largo de esta ponencia, los mitos son una parte fundamental de
las sociedades humanas y los individuos que las conforman, brindando significado a
nuestras vidas cotidianas; ahí radica el hecho de que a pesar del tiempo y el espacio, estas
construcciones sigan produciéndose y reproduciéndose, siempre por medio de símbolos que
pueden o no ser totalmente conocidos, pero cuya repercusión inconsciente se manifiesta de
alguna forma.

La figura del héroe es trascendental, pues representa el punto medio entre el mundo
sagrado y el profano, el divino y el humano. Éste se observaba en la antigüedad como un
intermediario entre los dioses y los hombres, y como tal, era el enlace que permitía conectar
ambas realidades en orden ascendente y descendente. Actualmente sigue fungiendo como
un nexo entre lo posible y lo imposible, lo humano y lo sobrehumano, aunque ya despojado
de su carácter sagrado. Este hecho, provoca que su impacto no sea tan grande como en las
antiguas culturas, pero aún siguen siendo vehículos de las verdades trascendentes.

Batman reúne todas las características que definen a un heros según las tradiciones
ancestrales. Como cualquiera, tuvo de cruzar el umbral del mundo común y enfrentar las
pruebas del reino de lo extraordinario, superó monstruos y peligros para finalmente
descender al Inframundo y hacerse con los poderes de la obscuridad. Muere el hombre y
renace el héroe, muere Bruce Wayne y renace Batman.

De esta forma, podemos observar que los héroes modernos poseen una carga
simbólica muy importante, de igual manera que aquellos de los mitos ancestrales y
conservan los valores esenciales de todas las culturas humanas. A pesar de la
desmitificación de nuestras sociedades, el mito del héroe sigue vigente por su capacidad de
transmisión simbólica de los valores humanos. Y así, el símbolo del hombre renacido que
alguna vez vivió en Perseo y Odiseo, hoy día, reside en Batman.
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