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Y ENSEÑANZA
DEL VIOLÍN
IVAN GALAMIAN
INTERPRETACION
Y ENSEÑANZA
DEL VIOLÍN
ÍNDICE
1. TÉCNICA E INTERPRETACIÓN.......................................................... 15
2. LA MANO IZQUIERDA......................................................................... 25
El cuerpo y la colocación del instrumento: postura; cómo coger el ins
trumento; la mano izquierda; la muñeca; la mano; los dedos y el pulgar.
Movimientos de la mano izquierda: los movimientos verticales de los
dedos; el movimiento horizontal de los dedos; el cambio de cuerda; el
movimiento deslizante de los dedos y de la mano; los movimientos de
vibrato. Afinación. Sentido del ritmo. Problemas técnicos especiales:
desplazamientos; dobles cuerdas; trinos; pizzicato con la mano izquier
da; armónicos; el glissando cromático. Digitaciones. El vibrato: tipos de
vibrato; estudio del vibrato; problemas especiales en el vibrato.
3. LA MANO DERECHA............................................................................ 65
Principios fundamentales: el sistema de muelles; cómo sostener el
arco; los movimientos físicos; el golpe de arco recto. Producción del
ÍNDICE 7
sonido: los tres factores principales: velocidad, presión y punto de
ataque; el golpe de arco ligeramente oblicuo; carácter y color del
sonido: varios estilos para la producción del sonido; producción
defectuosa del sonido. Distintos golpes de arco: legato; détaché; fouet-
té; martelé; collé; spiccato; sautillé; staccato; staccato y spiccato «volan
tes»; ricochet o gettato. Problemas especiales del arco: el ataque con el
arco; cambio de sentido del movimiento del arco; alternancia entre
golpes de arco rápidos y lentos; armónicos; acordes.
8 ÍNDICE
A CERCA DE LA SEGUN DA EDICIÓN EN INGLÉS
Elizabeth A. H. Green
Ann Arbor
EDICIÓN EN INGLÉS
PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN EN INGLÉS
IVAN GALAMIAN
Nueva York
S on muchas las cosas que enseñan los métodos actuales que yo no apn>
baria. Por el momento, me limitaré a señalar las tres principales.
Escojo estas tres porque son comunes a prácticamente todos los métodos
de violín, y también porque afectan a la base misma de la pedagogía del
instrumento.
La primera es la insistencia actual en que deben acatarse ciertas ñor-
mas rígidas, aplicables a todo y a todos, en lo que a la forma de tocar el
violín se refiere. Establecer reglas estrictas constituye una actitud peligro-
sa. Son las reglas las que deberían estar hechas para servir de ayuda a los
estudiantes y no los estudiantes para santificar dichas reglas.
En el caso de la interpretación al violín, como en cualquier otro arte,
antes que establecer un conjunto de normas inflexibles hay que aportar al
estudiante una serie de principios generales, lo suficientemente amplios
como para abarcar todos los casos y lo bastante flexibles como para ser
aplicados en cada caso particular. El profesor ha de ser consciente de que
cada estudiante tiene su propia personalidad, sus propias características
físicas y una disposición mental diferente, su propio enfoque del instru
mento y de la música. Una vez admitido esto, el maestro debe tratar al
alumno en consecuencia. La naturalidad debería ser el principio que le sir
viese de guía. Lo «correcto» no es más que aquello que es natural para un
alumno en particular, porque sólo lo que es natural resulta cómodo y efi
caz. El profesor debe esforzarse por conseguir que cada estudiante se
encuentre a gusto con el instrumento. A este respecto resulta desalenta
dor pensar en las numerosas y poco naturales teorías acerca de la técnica
que han existido y desaparecido — y en las que vendrán^—, que han empu
INTRODUCCIÓN 13
jado a los estudiantes a una lucha continua contra su propia naturaleza y,
por consiguiente, han impedido un acercamiento natural al instrumento.
Nadie ha salido jamás victorioso de semejante contienda. Nuestro primer
objetivo será cuestionar esa obsesión por un conjunto de normas rígidas
cuyo único resultado es la supresión del principio de la naturalidad.
La segunda cuestión, estrechamente relacionada con la primera, con
siste en pasar por alto que, aunque los diversos elementos individuales que
configuran la técnica del violín son importantes, aún más importante es
la comprensión de su interdependencia en una relación órganica, mutua.
Por poner un ejemplo, si se sujeta el arco de una determinada manera, el
funcionamiento de los dedos, la mano, la muñeca y el brazo seguirá un
determinado patrón. Si cambia el modo de sostener el arco, deberemos
permitir que todas las demás partes de la mano y del brazo encuentren su
correspondiente ajuste orgánico y un nuevo equilibrio natural las unas
con las otras. El profesor debe estar preparado para enfrentarse a esas dife
rencias y para buscar las soluciones de compromiso que convengan a cada
caso en particular. Dicho ajuste es algo muy personal que no puede ser for
mulado en forma de reglas estrictas para todos los ejecutantes.
En tercer lugar, ante al extremado énfasis que se pone en el aspecto
puramente físico y mecánico de la técnica del violín, me gustaría señalar
que se pasa por alto el hecho de que lo que es de suprema importancia no
son los movimientos físicos en sí, sino el control mental sobre ellos. La clave
de la habilidad y la destreza y, en última instancia, del dominio de la téc
nica hay que buscarla en la coordinación entre la mente y los músculos. O, lo
que es lo mismo, en la capacidad para realizar la secuencia que va de la
orden mental a la respuesta física de manera tan rápida y precisa como sea
posible. En eso reside el principio fundamental de la técnica violinística,
que viene siendo ignorado y despreciado sistemáticamente por tantísimos
intérpretes y maestros.
Capítulo 1
TÉC N IC A E INTERPRETACIÓN
TÉCNICA E INTERPRETACIÓN 15
estilo de un período, el cambio de auditorio o el gusto personal del intér
prete.
Entre los valores absolutos se encuentran: a) la necesidad de un con
trol técnico total, y b) la exigencia de un conocimiento de la música que
se va a interpretar en todos y cada uno de sus detalles, incluida la com
prensión de su armonía y su estructura formal. Estos requisitos son, obvia
mente, intemporales. Sin duda, la capacidad para conseguir un sonido afi
nado y un ritmo ajustado, así como para lograr todas las variedades de
colores sonoros y hacer un buen uso del arco, nunca dejará de estar de
actualidad. A este respecto, aunque el color producido por un cierto tipo
de vibrato pueda ser contrario al gusto de un lugar o una época determi
nados (pueden no estar de moda o corresponderse con el estilo), la capa
cidad para lograrlo nunca quedará obsoleta. Es por eso por lo que ocupa un
lugar destacado en la lista de valores absolutos correspondiente a una for
mación técnica completa.
Por su parte, los valores relativos tienen que ver con el aspecto inter
pretativo de la ejecución. La interpretación, como aclara la palabra
misma, implica un fuerte elemento subjetivo; más concretamente, supone
la concepción personal del intérprete de cómo debería sonar la música.
Dado que este elemento subjetivo está decisivamente influido por el
gusto, el estilo y las modas (elementos todos que varían según la persona,
el lugar o la época), la interpretación ha de ser considerada un valor cam
biante.
La música de Bach nos servirá como ejemplo. Aunque supiésemos
con exactitud (lo que no es posible) cómo deseaba Bach que sonase su
música, aún quedaría por resolver la cuestión de si deberíamos ejecutarla
según el estilo imperante en su tiempo o adaptar dicho estilo para aco
modarlo a los medios, ideas y entornos modernos. Se trata de un tema
muy controvertido al que no es posible dar una respuesta definitiva.
Podría mencionar, por ejemplo, la discusión existente en torno al uso del
spiccato en las obras de Bach. Una escuela de pensamiento condena su
utilización porque, supuestamente, esta técnica era desconocida en tiem
pos del autor. Otra escuela defiende el uso del spiccato sobre la base de
que si Bach hubiera conocido la técnica, habría aprobado sin la menor
duda su utilización. No hay modo de resolver esta disputa. Se han plan
teado controversias similares sobre otros aspectos interpretativos de la
música de Bach, como el uso de crescendos y decrescendos (que los puris
tas ven con malos ojos), así como el empleo del rubato, el vibrato, y así
sucesivamente.
Como mencionábamos hace unos instantes, los cimientos sobre los que
descansa el edificio de la técnica se hallan en la presencia de una ade
cuada relación entre la mente y los músculos, en el funcionamiento
fluido, rápido y preciso de la secuencia en función de la cual la orden
mental desencadena la respuesta muscular buscada. En adelante, llama
remos a esta relación mental-física correlación* . Es la mejora de esta co
rrelación la que constituye la llave de la destreza y el control técnicos
y no, como al parecer suele creerse y enseñarse, el entrenamiento y
desarrollo de los músculos. Lo que cuenta no es la fuerza muscular, sino
la fluidez de la respuesta de los músculos a las directrices mentales.
Cuanto mejor sea la correlación, mayor facilidad, precisión y fiabilidad
técnicas.
Así pues, la cuestión radica en cómo potenciar dicha correlación. La
respuesta es que el ejecutante debe plantear a la unidad mente-músculo
dificultades que resolver, problemas que vayan de lo más sencillo a lo más
complejo. Los problemas que mejor se adecúan a tal fin son los de ritmo y
coordinación. Los abordaremos con cierto detalle en el capítulo sobre
la práctica. Baste con decir aquí que tales problemas pueden adoptar la
forma de a) variación de los valores de tiempo (ritmos), que afectan a
la mano izquierda; b) patrones de uso del arco para la mano derecha;
c) una combinación de lo precedente como problema de coordinación;
d) y, finalmente, de superposición de acentos, lo que puede complicar aún
más las dificultades que se haya de resolver. Toda escala o pasaje que el
intérprete pueda ejecutar con gran variedad de ritmos, acentos y dife
rentes gopes de arco habrá sido totalmente asimilada por la mente y los
músculos.
TÉCNICA E INTERPRETACIÓN 19
de rehuir toda «tentación improvisadora». Un ejecutante así sustituye la
verdadera inspiración por un sentimiento sintético, un facsímil mecánico
de la emoción. Quizá consiga engañar a sus oyentes en lo que a la natura
leza de su método se refiere, pero no conseguirá confundir sus emociones.
Es posible que el público en su conjunto carezca de capacidad de razona
miento profundo sobre tales temas, pero tiene un asombroso instinto a la
hora de distinguir entre lo que es auténtico y lo que no lo es.
Naturalmente, no debe sobreexplotarse el elemento improvisador.
Todo ejecutante que no sea aún técnica y musicalmente maduro evitará
dejarse arrastrar por las emociones durante una interpretación. Además,
la improvisación debe permanecer siempre dentro de un marco global, de
modo tal que haga justicia a los elementos estilísticos y la estructura for
mal de la obra que se está tocando. La libertad interpretativa sólo puede
basarse sólidamente en un consumado dominio técnico del medio de
expresión.
La interpretación, en su más elevado sentido artístico, no puede ense
ñarse directamente, ya que sólo un enfoque personal y creativo puede ser
realmente artístico. Aquella que deriva, de segunda mano, del maestro
no puede considerarse un arte genuinamente creativo. Por eso es un gran
error que el profesor imponga su propia interpretación a todos sus discí
pulos. Ya muy tempranamente, debe fomentar la iniciativa personal en el
desarrollo del estudiante, mientras intenta, simultáneamente, mejorar su
comprensión, su gusto musical y su sentido estilístico. El maestro debe
tener presente que su objetivo supremo ha de ser siempre lograr que el estu
diante sea autosuficiente. La imitación no da nunca frutos de valor. Como
dijo en una ocasión Kreisler: «El exceso de estudio puede ser peor que su
deficiencia».
La imitación de grabaciones es no menos deplorable. En nuestros días
resulta excesivamente sencillo tener acceso a las ideas interpretativas de
los grandes artistas. El alumno puede escuchar una y otra vez la grabación
de una obra hasta que acaba por ser incapaz de pensar en la composición
en términos interpretativos distintos de los del artista que la ha realizado.
Un procedimiento así, cuando se aplica sistemáticamente, no puede por
menos que tener un efecto paralizador sobre el desarrollo artístico del aspi
rante a artista. Este se vuelve musicalmente perezoso y dependiente. Ni su
imaginación ni su iniciativa tienen oportunidad de desarrollarse y, consi
guientemente, no desarrolla una personalidad musical propia.
Un procedimiento infinitamente más apropiado para el estudiante
serio consistiría en escuchar otras obras del compositor elegido (obras no
TÉCNICA E INTERPRETACIÓN 21
lo limitado que es el número de instrumentistas que son conscientes
de que los mismos criterios se aplican a toda aparición ante el público.
A muchos no se les pasa siquiera por la cabeza el hecho de que lo que vale
para el saloncito de casa no sirve en una sala de conciertos y viceversa. En
la sala de conciertos el intérprete deberá proyectar su ejecución de modo
que llegue, de forma clara y comprensible, incluso al miembro más dis
tante del público: no debe tocar sólo para quienes ocupan las primeras
filas de butacas, sino pensar también en el oyente que se encuentra en el
asiento más alejado del entresuelo. El modo de hacerlo dependerá en
gran medida del tamaño y la acústica del local. Si el auditorio es pequeño
y la acústica buena, no será necesario realizar demasiados ajustes. Cuanto
más grande sea el local, mayor consideración habrá que prestar a los fac
tores acústicos. Si el auditorio es acústicamente mate, habrá que acentuar
más los aspectos dinámicos de la interpretación. Esto resulta bastante sen
cillo en los pasajes suaves, pero cuando hay que recurrir al forte y al fortis-
simo, el intérprete tendrá que tener la flexibilidad necesaria y saber cuán
do es necesario cambiar el modo de atacar con el arco, dividiendo los
ataques más a menudo, para obtener el volumen necesario de sonido sin
forzarlo.
La naturaleza del acompañamiento también representa una gran dife
rencia. Tocar con un piano es más fácil que hacerlo con una orquesta. Si
la obra que se ha de ejecutar es un concierto densamente orquestado, y si
un director desconsiderado permite que sus músicos ahoguen al solista,
éste se enfrenta a una tarea virtualmente insuperable. Cualesquiera que
sean las circunstancias, no obstante, el ejecutante habrá de tener un exce
lente oído, capacidad de ajuste y gran adaptabilidad para saber con qué
delicadeza o agresividad puede tocar para hacerse oír equilibradamente
respecto al acompañamiento.
La velocidad será también un factor importante, que ahora habrá que
considerar una variable. Es conveniente rehuir las velocidades extremas
en los grandes locales y es absolutamente obligatorio hacerlo siempre que
exista el menor efecto de eco en la acústica. En casos así, un exceso de
velocidad tenderá a desdibujar la claridad de la ejecución.
Llenar de sonido una sala de conciertos no es, con todo, una simple
cuestión de volumen, sino más bien de fuerza en la emisión. La capacidad
de emisión de un sonido sencillo tiene algo que ver con la calidad del ins
trumento que lo emite, pero aún más con la calidad del sonido producido.
Cuanto más correctamente se produzca el tono, tanto más lejos llegará. En
el violín no debe forzarse nunca el sonido.
TÉCNICA E INTERPRETACIÓN 23
Éste es sin duda un ejemplo instructivo, ya que ilustra la necesidad
de ajustar meticulosamente el equilibrio vocal-consonante de cara a los
grandes auditorios. Aplicado al violín, la implicación es que en espacios
amplios es necesaria una articulación más clara. Pero hay que guardarse
mucho de exagerar y llevar esto a su extremo, ya que un exceso de sonido
«consonante» es infinitamente más desagradable que un exceso de soni
do «vocálico», y, en todo caso, ambos excesos resultan altamente inde
seables.
Postura
LA MANO IZQUIERDA 25
resulta natural y contribuye a la expresividad, el sentimiento y la acen
tuación. Así pues, el movimiento corporal debe ser limitado pero nunca
totalmente suprimido. Determinar en qué grado debe ser suprimida la
movilidad no es cosa fácil de decidir, y es un problema que debe ser cui
dadosa y meticulosamente estudiado.
En los casos en que a un estudiante se le haya inducido a mantener
una inmovilidad absoluta, será juicioso intentar fomentar en él, con dis
creción y cautela, cierto grado de movilidad, ya que esto contribuirá a
liberar a su ejecución de una rigidez poco natural.
La mano izquierda
Las viejas escuelas exigían que el estudiante llevara el codo izquierdo muy
a la derecha. Los ejecutantes de brazos y dedos largos que seguían esta
Ejem plo I
Lalo: Sinfonía española, Op. 2 1.
Primer movimiento (compás 37).
LA MANO IZQUIERDA 27
Ejem plo 2
Bach: Partita N.° 2 en Re menor,
Chacona (compás 85).
ner los dedos más cerca del diapasón ayudará a eliminar todo exceso de
articulación. Estos dos ajustes producirán el efecto de suavidad bus
cado.
La muñeca
La mano
I
La altura (sobre el nivel del diapasón) a la que debe situarse la mano
dependerá de la forma individual de ésta y los dedos de cada intérprete.
Cuanto más alta sea (cuanto más se aproxime el cuello del instrumento
a la palma de la mano), más acusado será el ángulo de contacto de la
yema del dedo con la cuerda (ilustración 7), Cuanto más baja sea (cuan
to más se aproxime el borde superior del diapasón a la articulación media
del dedo), más plano se vuelve ese mismo ángulo (ilustración 1). Esto
debe ser objeto de un cuidadoso ajuste individual, ya que afecta a la afi
nación, Más adelante se discutirá esto con mayor detalle.
Hay que tener mucho cuidado de no situar la mano demasiado hacia
atrás (hacia la voluta), como ocurriría, por ejemplo, al ponerla en posición
media mientras se toca en primera posición. Esto limita seriamente el
alcance del cuarto dedo y lo somete a una tensión constante. En la pri
mera posición, la mano debe colocarse de tal modo que la octava de Si
(del primer dedo en la cuerda La al cuarto dedo en la cuerda Mi) pueda
ejecutarse con naturalidad (ilustraciones 1, 2, 3, 7 y 8), Para ejecutar
entonces el Fa natural en la cuerda Mi, o el Si bemol en la cuerda La,
debe extenderse el primer dedo hacia atrás sin que retroceda toda la
mano (ilustraciones 4 y 5),
ILUSTRACIÓN 1. ILUSTRACIÓN 2.
Posición de los dedos de la mano izquierda.
Véanse también ilustraciones 2-5).
LA MANO IZQUIERDA
ILUSTRACIÓN 3 . ILUSTRACIÓN 4 .
ILUSTRACIÓN 5 . ILUSTRACIÓN 6 .
Punto en que la yema del dedo entra en con
tacto con la cuerda.
ILUSTRACIÓN 7 . ILUSTRACIÓN 8 .
Colocación de la mano con dedos cortos. Colocación de la mano con dedos largos.
LA MANO IZQUIERDA 3 1
de estas dos variables (la posición del codo y el ajuste vertical de la mano
respecto al mango) es posible accionar con comodidad y eficiencia cual
quier tipo de mano.
Es importante prestar especial atención al pulgar. Muy a menudo es
el responsable de un exceso de presión y del aferramiento del mango del
instrumento. Esta constricción es uno de los defectos más comunes y
más graves. El aferramiento contribuye, más que a ninguna otra cosa,
a la paralización del funcionamiento de la mano izquierda. El pulgar
desempeña la función de ejercer una presión contraria a la de ios dedos
contra las cuerdas. Puede llevar a cabo esta tarea con la máxima efica
cia si ejerce esta presión desde abajo en dirección opuesta a la presión
de los otros dedos (ilustraciones 2 y 7). Por este motivo, no es reco
mendable la presión lateral del pulgar (en el lado de la cuerda Sol del
mango del violín), ya que no satisface adecuadamente su función. Una
presión así interfiere además gravemente en el cambio de posición y el
vibrato.
El pulgar no debe sobresalir demasiado por encima del diapasón, dado
que esta posición puede fomentar la presión lateral. Como siempre, exis
ten excepciones: un pulgar largo, por necesidad, sobresaldrá considerable
mente por encima del borde del diapasón, ya que, en caso contrario, los
dedos no podrían ocupar su lugar correcto sobre las cuerdas. Los estudian
tes que tengan manos con pulgares grandes deberán vigilar especialmente
la presión lateral. Por el contrario, un pulgar corto tendrá que situarse más
abajo del mango del instrumento. En general, el pulgar no debería estar ni
totalmente extendido ni demasiado doblado, sino que debería aproximar
se a la curvatura del mango del violín.
LA M A N O IZ Q U IERD A 35
poder orientarse correcta y fiablemente. Por norma, es insuficiente un
único punto. Como se explicará en los siguientes párrafos, los puntos con
cretos de contacto variarán en las diversas posiciones.
Si, como defienden algunas escuelas, se mantiene la mano perma
nentemente alejada del mango del violín de modo que sólo lo toque el
pulgar, la mano carecerá de guía fiable para establecer su localización en
el seno de la posición o para estimar la distancia durante un cambio. Ade
más, la acción de los dedos se ve también debilitada por el empleo de una
postura así.
En las posiciones más graves, el doble contacto lo aportan el pulgar y
el lateral del primer dedo, cada uno de los cuales tocan el lado correspon
diente del mango del instrumento. El contacto no tiene por qué ser de
carácter continuo ni permanente; es suficiente que se produzca de cuando
en cuando para favorecer la orientación de la mano. Debe ser muy ligero,
ya que cuanto más suave sea, más sensible llega a ser el sentido del tacto.
(Un hombre ciego que toca un objeto para orientarse nunca se aferra a él,
sino que lo roza suavemente.) Todo aferramiento de la mano izquierda
constituye un impedimento grave para alcanzar la necesaria soltura téc
nica.
Una excepción al principio del doble contacto se aplica en la ejecu
ción de pasajes expresivos. Con el fin de facilitar la acción del vibrato, la
mano puede prescindir del doble contacto, conservando sólo el del pulgar.
Desde la cuarta posición en adelante, la propia mano entra en con
tacto con la caja del instrumento y, al hacerlo, reemplaza al dedo índice
como segundo punto de contacto. Aquí, el costado del dedo índice puede
y debe separarse del instrumento, dado que un triple contacto no resulta
de utilidad. Este tipo de contacto no mejora la orientación y puede inmo
vilizar la mano en exceso, especialmente en el vibrato.
A partir de la quinta posición, el pulgar y la mano entran en contac
to con diversas partes del instrumento, pero el principio del doble con
tacto sigue manteniéndose. Esto es cierto incluso en el caso de las manos
de pulgar muy corto, que requieren que (para la digitación de las posicio
nes más altas) este dedo abandone el mástil del violín y se extienda a lo
largo del borde derecho del mismo. En este caso sigue existiendo un doble
contacto con el pulgar y la parte inferior de la mano.
El doble contacto es muy útil para encontrar el lugar correcto para los
dedos y la mano en el diapasón.
Finalmente, es necesario considerar qué tipo de afinación debe emplear
se: la «temperada» o la «natural». No es éste el lugar para adentrarnos en
Desplazamientos
Ejem plo 5
Brahms: Concierto en Re Mayor,
Op. 77. Primer movimiento
(compases 338-339).
LA MANO IZQUIERDA 3 9
primera, se aplica el mismo criterio. No obstante, si el desplazamiento es
de una posición superior a la tercera, a menudo es mejor emplear, al menos
parcialmente, la técnica del semidesplazamiento: mantener el pulgar inmó
vil mientras los dedos y la mano se desplazan hacia abajo y después, tras el
desplazamiento, permitir que el pulgar ocupe su nueva posición. El pulgar,
que actúa como pivote, se flexiona durante el desplazamiento pero no pier
de el contacto hasta que se ha completado el mismo. El momento de rea
justar el pulgar tras el desplazamiento dependerá de la naturaleza del pasa
je y, muy especialmente, de la velocidad de la secuencia de notas. En los
desplazamientos muy rápidos, el movimiento es prácticamente simultáneo.
En una escala descendente desde las notas más altas de la cuerda Mi
hasta la primera posición, un intérprete con un pulgar de longitud media
mantendrá, al principio, la yema de éste en contacto con el talón del más
til donde éste se curva para unirse a la caja del instrumento. Cuando
empieza a descender la escala, el pulgar ejercerá una ligera presión y,
actuando como pivote, tirará de la mano hacia atrás hasta alrededor de la
quinta posición. Al hacerlo, el pulgar, que al principio está extendido, se
flexiona gradualmente. Para el ulterior desplazamiento hasta alrededor de
la tercera o la cuarta posición, el pulgar permanece en su sitio, flexionán-
dose un poco más y permitiendo que la mano le preceda, a modo de un
semidesplazamiento. En cuanto la mano completa el desplazamiento hasta
este punto, el pulgar ajusta su posición extendiéndose hacia atrás. Tiene
que hacerlo para poder iniciar el ulterior movimiento hacia atrás hasta la
primera posición.
Una mano con el pulgar corto no podrá resolver los desplazamientos
cortos de este modo. Un pulgar corto alcanzará su límite de flexión cómo
da antes y, por lo tanto, tendrá que reajustar su posición más a menudo.
El descenso por un gran salto desde las más alta hasta la primera o la
segunda posición debe realizarse en un movimiento único y continuo del
brazo, en el que éste se mueve antes que la mano, arrastrándola consigo.
La presión de los dedos en los desplazamientos debe ser mínima, espe
i m
cialmente en los pasajes rápidos.
Existen tres tipos fundamentales de desplazamientos:
Ejem plo 6
1. El mismo dedo pulsa las notas anterior y posterior al desplaza
miento (ejemplo 6).
2. El desplazamiento (movimiento deslizante) es realizado por el
dedo que se encuentra sobre la cuerda cuando comienza el mismo, pero la
Ejem plo 7
nota de llegada es pulsada por un dedo diferente (ejemplo 7).
LA MANO IZQUIERDA 41
ILUSTRACIÓN 1 1 . ILUSTRACIÓN 1 2 .
Extensión hacia abajo del primer dedo. Reacomodo posterior de la mano hacia abajo.
Dobles cuerdas
LA MANO IZ Q U IE R D A 43
diente. El mejor modo de hacer esto es girar ligeramente el dedo y la
muñeca y mover el codo más a la derecha o a la izquierda, según corres-
ponda.
Las octavas son especialmente importantes a la hora de practicar, ya
que dan a la mano su marco, su forma básica. Es una buena rutina ejecu
tar una escala con los dos dedos en posición pero haciendo sonar sólo una
nota; en primer lugar la inferior completa y seguidamente la superior.
(Este mismo ejercicio puede aplicarse a cualquier tipo de escala de dobles
cuerdas.) Al ejecutar octavas en cuerdas dobles, es recomendable escuchar
con especial atención la nota más grave, ya que el oído tiende por natu
raleza a percibir antes la nota más aguda y debe ser entrenado para que
escuche la más grave. Con todo, no se debe convertir en un hábito tocar
la nota inferior con más fuerza para oírla más claramente. La presión extra
del arco que habría que aplicar a la cuerda más grave puede afectar a la afi
nación y, consiguientemente, induciría un ajuste incorrecto de la digita
ción.
Al tocar octavas digitadas, es importante situar la mano más arriba,
para que los dedos primero y segundo se extiendan ligeramente hacia atrás
mientras el tercero y el cuarto se extienden hacia adelante.
Ejem plo I I
Ejem plo 12
* La rapidez de movimientos que se exige a los dedos en esta variación rítmica tenderá a hacer que los Jacob Dont: Estudios y caprichos,
mismos actúen simultáneamente. Op. 35, N.° 21 (compases 1-2).
LA MANO IZQUIERDA 45
habilidad, serán de gran ayuda los estudios rítmicos, como el señalado en
el ejemplo 16. La percepción física de la combinación de los acordes debe
ría preceder a la ejecución de hecho de los mismos. En las sucesiones rápi
das de una serie de acordes, los dedos deberían anticiparse físicamente a
tantos acordes como les sea posible.
3 3
2 0-
(a)
J> J- iL
largo corto-largo corto-largo corto
(Invertir el orden usando corto-largo)
Ejem plo 16
(b) etc .(c)
Dont 24 estudios y caprichos, Op. 35,
N.° I (compases 36-38).
s j n |j n i! ij j
Ejem plo 17
i?É Jy-
Para ciertos acordes tanto la forma de la posición de la mano como la
posición del dedo tienen que cambiar. En los acordes mencionados en el
ejemplo 17, por ejemplo, el brazo y la muñeca deben girar hacia adentro,
hacia el mango del instrumento, en el primer acorde, y hacia afuera en el
segundo.
Trinos
Armónicos
El glissando cromático
LA MANO IZQUIERDA 4 7
do. El dedo que ejecuta el glissando debe estar en una posición un tanto esti
rada. La muñeca debe curvarse hacia el clavijero, mientras se mantienen la
mano y el brazo un tanto tensos y se ejerce una presión firme con los dedos.
Para el glissando descendente largo, la barbilla del ejecutante debe sujetar
con firmeza el instrumento. El pulgar se extiende hacia atrás a lo largo del
mango del instrumento, y se efectúa un movimiento de staccato con la
mano izquierda, mientras la mano y el brazo se desplazan simultáneamente
hacia abajo desde las posiciones superiores hasta las inferiores. A lo largo de
todo este movimiento, el dedo no debe perder su posición extendida ni la
muñeca su flexión hacia afuera hasta alcanzar las posiciones más bajas.
El mejor modo de practicar el glissando largo es en secciones cortas (de
cuatro a seis notas) a tempo, para obtener una sensación de control sobre la
mano. El pulgar se sitúa de modo que tire de la mano durante el número de
notas pertinente. Si se realiza una interrupción, hay que volver a colocar el
pulgar de nuevo. Lo mejor es practicar cada fragmento varias veces antes
de pasar al siguiente. Finalmente, cuando se domina ya sección a sección,
se ejecuta el glissando completo, sin pausas. Para efectuar un glissando desde
posiciones inferiores a posiciones superiores se emplean las mismas rutinas,
pero en orden inverso. El papel del pulgar es, en cierto modo, más pasivo.
DIGITACIONES
etc.
Ejem plo 20
LA MANO IZQUIERDA 49
La digitación moderna es a la vez más sencilla y sonoramente más
satisfactoria. Emplea la técnica del semidesplazamiento: el pulgar perma
nece en su sitio mientras el dedo se desplaza de la posición intermedia a
la segunda, como muestra el ejemplo 21.
etc.
Ejem plo 2 1
Allegro vivacissimo
4
P
Ejem plo 24
Tchaikovski: Concierto en Mi menor, Las extensiones más allá del marco han formado siempre parte de la
Op. 64. Finale (compás 295). técnica violinística, pero recientemente se han añadido muchos tipos
nuevos de extensiones y, en general, su uso se ha vuelto más frecuente, así
como mucho más variado. Al tipo antiguo de extensiones pertenecen, por
ejemplo, la extensión del cuarto dedo para tocar el Do sobre la cuerda Mi
en primera posición o la extensión hacia atrás del primer dedo para tocar
Eje m plo 25
Esta digitación elimina los deslizamientos continuos que son inevita- Mendelssohn: Concierto en A/l¡
bles con la digitación tradicional. menor’ °P -64- Primer movimiento
■ p . i , (compases 48-43 desde el final),
bste tipo moderno de extensión se emplea en la digitación arrastrante.
Esta es una técnica de cambio de posición que elimina el desplazamiento
y se basa en extensiones y, ocasionalmente, en contracciones seguidas de
un reacomodo de la mano. Mientras que en las extensiones normales la ma
no no se mueve y el dedo que las realiza regresa de nuevo al marco, en la
digitación arrastrante el dedo se posiciona por extensión (o contracción) y
a continuación actúa como pivote para el establecimiento de una nueva po
rción de la mano, un nuevo marco. La mano sigue al dedo a la nueva posi
ción por medio de un movimiento de arrastre similar al de una oruga
(ejemplo 27). Las ilustraciones 9 y 11 muestran la preparación del dedo
extendido previa al reacomodo de la mano (páginas 41 y 42). Las ilustra
ciones 10 y 12 muestran la mano tras reacomodarse en la nueva posición.
Puede desarrollarse la técnica apropiada por medio de ejercicios como
los del ejemplo 26. Es importante asegurarse de que el dedo pivote sea el
que realmente tire de la mano hacia arriba (o hacia abajo) y de que,
durante el proceso, cambie su forma de alargada a cuadrada, o viceversa,
en función de las circunstancias, como muestran las ilustraciones.
Con este tipo de digitación es posible cubrir una sección sustancial de
cualquier cuerda dada sin desplazamientos audibles. Los siguientes ejem-
LA MANO IZQUIERDA 5 1
* Dedo extendido. La mano se reacomoda en la nueva posición a la nota siguiente.
Ejem plo 26(a)
t El dedo cuarto se sitúa sobre su nota por extensión. La mano se acomoda en la nueva posición mientras suena el dedo cuarto.
t El primer dedo se sitúa sobre su nota por extensión. Cuando la nota está sonando la mano se reacomoda en la posición inferior.
Ejem plo 28
Beethoven: Concierto en Re mayor, Op. 6 1. Primer movimiento (compases 304-306).
* Acento de dedo.
Allegro moderato
Ejem plo 3 I
Wieniavski: Concierto en Re menor,
Op. 22. Primer movimiento
(compás 44).
LA MANO IZQUIERDA 53
Desde el punto de vista expresivo, la sustitución puede usarse eficaz-
mente en una sucesión de notas para cambiar el carácter del sonido y la
intensidad del vibrato (ejemplo 33).
largamente
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Ejem plo 33 r~'3~l----
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Bruch: Concierto en Sol menor,
Op. 26. Primer movimiento
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(compases 36-37).
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Adagio
Ejem plo 34
Bach: Sonata N.° 3 en Do mayor.
Primer movimiento: Preludio
(compás 20).
EL VIBRATO
Tipos de vibrato
Hay que hacer hincapié en una cosa desde el principio, ya que se aplica
por igual a todas las formas del vibrato: la mano no debe, bajo ninguna cir
cunstancia, apretar el mástil del instrumento. Intentar ejecutar así un
vibrato creará una gran tensión y paralizará toda la acción de la mano. Casi
todos los principiantes tienden a apretar la mano cuando empiezan a
aprender el vibrato, porque creen que se trata de algo muy difícil y su reac
ción psicológica es aferrarse al instrumento. Lo primero que debe hacer el
ILUSTRACIÓN 1 3 . ILUSTRACIÓN 1 4 .
Posición inicial para el vibradedos cuadrados. Oscilación hacia atrás en el vibrato: dedos alargados.
ILUSTRACIÓN 1 5 .
Posición práctica inicial de vibrato de mano (muñeca).
LA MANO IZQUIERDA 57
El segundo dedo se sitúa sobre la cuerda La, en la nota Mi natural, la
mano se deja caer hacia atrás desde la muñeca y seguidamente se devuel
ve a la posición de partida. El dedo responde al movimiento estirándose.
No debe perder su posición sobre la cuerda desplazándose hacia atrás al
seguir la acción de la mano. El dedo describe un movimiento oscilante
sobre la cuerda que hace que su punto de contacto varíe de una posición
más próxima a la uña a otra más alejada de la misma. Con este mo
vimiento, la afinación varía ligeramente del Mi original hacia un sonido
más bemolizado. Al regresar la mano a su posición de partida, el dedo
recupera su forma y punto de contacto originales sobre el Mi natural, y así
queda completado el ciclo del vibrato. Durante el proceso de aprendizaje,
debe mantenerse el contacto de la parte inferior de la palma de la mano
con la caja del instrumento para garantizar la inmovilización del brazo. Lo
mejor es que el costado del dedo índice se separe del mango del instru
mento. Para los pasos iniciales, es recomendable empezar con un número
exacto de oscilaciones por tiempo: dos movimientos, luego tres, cuatro,
seis, y finalmente más, sin necesidad de contarlos. A este respecto, son
extremadamente útiles las variaciones rítmicas como las del ejemplo 35.
Tercera posición
2A
Ejem plo 35
Plicas hacia arriba: posición
afinada, hacia adelante.
Plicas hacia abajo: la mano oscila
hacia atrás, bemolizando
ligeramente la afinación.
estudiante. Seguidamente pellizca la piel suelta que hay bajo el nudillo del
dedo medio (el segundo), el que ejecuta el , y realiza el vibrato por
él. De este modo, el alumno no tardará en darse cuenta de cuál es el movi
miento correcto y cómo dejar suelto y pasivo el dedo.
Cuando el vibrato empieza a funcionar bien en la tercera posición, hay
que probar a hacerlo en posiciones inferiores. Al principio puede haber
ciertas dificultades por la pérdida del apoyo de la mano sobre la caja. En
este caso, el maestro puede insertar dos o tres dedos entre la parte inferior
de la mano del estudiante y el instrumento, ofreciendo así a aquélla la
misma sensación de apoyo que tenía en la tercera posición e inmovili
zando el brazo, que no se emplea activamente en el vibrato de mano (ilus
tración 16). En cuanto el vibrato empieza a estar controlado, el profesor
retira los dedos. De este modo, el alumno adquirirá rápidamente indepen-
diencia respecto al apoyo de la mano. El profesor deberá asegurarse de que
el lateral del dedo índice no presione sobre el mástil del instrumento
cuando se practica el vibrato en la primera posición. La transferencia del
vibrato a las posiciones superiores (por encima de la tercera) sólo repre
sentará un problema cuando la mano esté en posiciones muy altas sobre el
diapasón. Esto se aplica especialmente en el caso de la cuerda en Sol,
donde la forma extendida de los dedos puede hacer en ocasiones que el
vibrato de mano resulte poco práctico. De ser así, este tipo de vibrato ha de
ser reemplazado por el vibrato de brazo.
nar que los otros dos tipos. Por eso no debe abordarse su aprendizaje hasta
que los víbralos de mano y brazo estén totalmente dominados. El impulso
procede del propio dedo q ue se balancea desde el nudillo mientras
mano se mueve pasivamente en respuesta
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acción de! dedo. Este vibra
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to es de menor amplitud que los otros dos tipos. Puede practicarse sin ins
trumento sujetándose la mano izquierda entre el pulgar y los dedos de la
mano derecha como en ía ilustración 17 > con eí fin de inmovilizar la
palma de la mano. Seguidamente se efectúa un movimiento de balanceo
rápido con los dedos.
ILUSTRACIÓN 1 8 . ILUSTRACIÓN 1 9 .
Posición inicial del dedo para el vibrato de dedo. Dedo aplanando el vibrato de dedo.
LA MANO IZQUIERDA 61
La ejecución de la escala cromática empleando la digitación deslizan
te tenderá también a aumentar la flexibilidad de las articulaciones de los
dedos. La ejecución de escalas u otros ejercicios con los dedos aplanados
(del modo que se ve en la ilustración 19) ayudará al intérprete a adquirir
la sensación que produce la articulación aplanada. No obstante, este tipo
de ejercicios prácticos sólo deben realizarse con este fin en particular. Per
mítasenos recordar al lector que todos los ejercicios anteriormente men
cionados solamente deben ser practicados por quienes lo necesiten. En
especial el primero (quebrar las articulaciones hacia abajo) podría tener
efectos desastrosos en una mano ya excesivamente suelta o con articula
ciones débiles en los dedos.
62 INTERPRETACIÓN y e n s e ñ a n z a d e l v i o l í n
buena parte de su soltura, así como de la amplitud potencial de su movi
miento. Por el contrario, tiende más bien a orientarse en ángulo agudo
respecto a la longitud de la cuerda.
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
El sistema de muelles
LA MANO DERECHA 65
las diferentes variedades de movimientos de arco. Por otra parte, aun con
el mejor y más elástico de los arcos, es imposible sacar nada en claro a
menos que las articulaciones de los dedos, el pulgar, la mano y el brazo
sean flexibles y actúen como muelles. Es necesario que en el funciona
miento de todo el brazo, desde el hombro hasta las puntas de los dedos,
exista gran elasticidad, o el sonido obtenido será duro y desagradable, y la
acción del arco, torpe y descontrolada.
La flexibilidad en el brazo, la mano y los dedos es tan natural para su
funcionamiento como lo es en las piernas, los pies y los dedos de los pie^
para caminar. Debería percibirse una sensación de facilidad y soltura en el
accionamiento del arco, algo totalmente opuesto a la rigidez que produci
ría intentar caminar sin doblar las articulaciones apropiadas.
Los muelles no están necesariamente relajados todo el tiempo. Podemos
y debemos emplear diferentes grados de firmeza. Con el arco, hacemos esto
apretando y aflojando las cerdas; en el caso de los muelles naturales, pode
mos hacer lo mismo por medio de los músculos. Pero aunque los muelles
puedan estar en ocasiones considerablemente tensos, jamás deben perder su
naturaleza elástica básica, poniéndose rígidos. Por lo tanto, es necesario sos
tener el arco de un modo que permita el mayor juego posible en el funcio
namiento, interacción y coordinación de todos los muelles involucrados.
ILUSTRACIÓN 21.
Situación del punto de contacto
cerca de la nuez.
* La terminología empleada en el presente libro es: «pulgar», «1» (dedo índice), «2» ILUSTRACIÓN 22.
medio), «3» (anular), «4» (meñique). Perspectiva A, mano del arco.
LA MANO DERECHA 6 7
colocar el cuarto dedo, su punta no se apoya directamente sobre la parte
superior de la madera, sino en la cara interior del octágono, en contacte
con la superficie plana inmediatamente adyacente a la superior. (Las ilus
traciones 23, 29 y 34 son las que más claramente muestran la posición.
En esta posición, el cuarto dedo no se desliza sobre la nuez ni se escurre del
arco. Esto es importante, ya que facilita el accionamiento de varios
controles activos en los diversos movimientos del arco, además de desem
peñar su función básica de hacer de contrapeso del arco ♦
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ILUSTRACIÓN 2 3 .
Perspectiva B, mano del arco.
\
Los cuatro dedos situados en la parte superior de la madera del arco
deben descansar sobre él manteniendo entre ellos la distancia natural que
exhiben cuando se deja colgar la mano relajadamente de la muñeca. La
única excepción a esta norma es que el primer dedo puede estar ligera-
mente más alejado del segundo dedo.
Dispuestos de este modo, los dedos controlan una parte mayor del ar
co y permiten asirlo con mayor seguridad. Si se sitúan demasiado sepa
rados, pueden llegar a producir rigidez en toda la mano. Si se ponen
demasiado cerca los unos de los otros, disminuye el control, y, cuando se
hace presión, el sonido tenderá a hacerse estridente. El peor error de todos
es apretar los dedos unos contra otros, creando así una buena dosis de ten
sión antinatural e inútil.
La presa correcta debe ser cómoda; todos los dedos estarán curvados de
forma natural y relajada; ninguna articulación estará rígida; y la flexibili
dad resultante permitirá que todos los muelles naturales de los dedos y la
mano funcionen fácilmente y con soltura.
Al principio de esta sección se mencionó el hecho de que el modo de
sujetar el arco está sometido a ajustes cuando es menester obtener diver
sos efectos musicales. Las mecánicas para ejecutar un forte y un piano, por
ejemplo, son muy diferentes la una de la otra; no se debe esperar que una
única forma de sujetar y accionar el arco se acomode por igual a la conse
cución de un sonido ligero y transparente y al movimiento vigoroso del
détaché rápido y amplio.
Para obtener un sonido transparente, el primer dedo desplaza su punto
de contacto con la madera más hacia el nudillo, y los otros dedos se levan
tan levemente de ésta (ilustración 24).
ILUSTRACIÓN 2 4 .
Mano del arco dispuesta para el sonido
transparente.
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Cuando para dejar fluir el sonido sea necesario apoyar más arco en
la cuerda la posición del dedo índice habrá de ser reajustada de nuevo tal
como muestra la ilustración 25. Aquí la muñeca adopta una posición
que transmite la sensación de «tirar» del arco, y el primer dedo se aleja
ligeramente del dedo medio, manteniendo un contacto más estrecho con
la madera y el movimiento de la cerda del arco sobre la cuerda.
En eJ sonido más abierto y en eJ déloché rápido, cuando eJ arco
ta un movimiento muy rápido suele ser útil permitir que el primer dedo
entre en contacto con la madera cerca de la articulación intermedia. Esto
requerirá un ajuste en la posición de los otros dedos (ilustración 26). Para
posteriores comentarios sobre la aplicación de los diferentes modos de
hacer presa en la madera vease sección acerca de la producción del
sonido en falso en este capítulo.
M o v im ie n t o s d e l o s d e d o s
LA MANO DERECHA 71
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el détaché rápido.
Movimiento de pivotaje/giro vertical (ilustración 30). Este movimiento
hace que el arco rote in,de modo que la punta describe un arco
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perpendicular alrededor del extremo del pulgar tomando a éste como eje
Con el arco sostenido horizontalmente en el aire, la rotación vertical se
ILUSTRACIÓN 29.
realiza presionando y soltando alternativamente el cuarto dedo. La pre^
Movimiento pivotante de los
dedos para ajustar el ángulo que
sión en el cuarto dedo tendrá como resultado que el extremo del arco osci i
forma el arco sobre las cuerdas. le hacia arriba. Al relajar la presión se permitirá que el peso deí arco os
cile de vuelta hacia abajo. Así el arco gira verticalmente alrededor deí
fulcro del pulgar y el segundo dedo. Como consecuencia, este tipo de mo
vimiento de dedos (segundo dedo estacionario, primero desplazándose
hacia abajo y tercero y cuarto hacia arriba) puede emplearse para contro
lar y variar la presión que se aplica sobre las cuerdas. Tiene también otras
aplicaciones, como a la hora de cruzar las cuerdas cerca de la nuez del arco.
En este caso, el citado movimiento añade una rotación a la mano en su
unión con la muñeca.
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M o v i m i e n t o s d e l a m a n o e n s u u n ió n c o n l a m u ñ e c a (ilustración
31). Estos movimientos reciben más comúnmente el nombre de «movi
mientos de muñeca». En el mejor de los casos, esta terminología es impre
cisa, dado que los movimientos en cuestión los ejecuta la mano a partir de
la muñeca y no, como parece sugerirse, la propia muñeca. Una vez men
cionado esto, no adoptaremos una actitud pedante al respecto.
M o v im ie n t o s d e l a n t e b r a z o
LA MANO DERECHA 73
para operaciones como girar el pomo de una puerta o las llaves en la cerra
dura. Este movimiento, muy importante en la técnica del arco, se con
funde a menudo con un movimiento de la mano. Los términos técnicos
que se aplican a estos movimientos son: 1) pronación, palma vuelta hacia
abajo; 2) supinación, palma vuelta hacia arriba.
M o v im i e n t o s d e l a p a r t e s u p e r io r d e l b r a z o . La parte superior
del brazo disfruta de la mayor libertad de movimiento, pero sólo dos de
ellos son últiles para el accionamiento del arco.
En el
L a s t r e s FASES DEL GOLPE: t r i á n g u l o , c u a d r a d o y PUNTO.
golpe de arco hay tres fases. 1) Cuando se coloca el arco encima de las cuer
das a la altura de la nuez, el brazo, el antebrazo y el instmmento forman un
triángulo, como muestra la ilustración 32. 2) Si se coloca el centro del arco
sobre la cuerda (el lugar exacto varía con cada ejecutante) se forma un cua
drado (ilustración 33). Nótese que por lo que se refiere al brazo del arco, el
codo formará un ángulo recto en algún . Al enderezar este cuadra
do (que en algunos intérpretes se convierte en un rectángulo alargado), el
ejecutante descubrirá que el hombro tiende a relajarse, que el brazo cuelga
con naturalidad del hombro y que la muñeca queda casi al mismo nivel que
el brazo y la mano. 3) Si se sitúa el extremo del arco sobre las cuerdas, el
brazo derecho se estira hasta quedar casi recto, y el ángulo que forma el codo
derecho es de casi ciento ochenta grados (ilustración 34)*
El control del arco resulta más fácil y natural en una posición próxima
a la del cuadrado, y es mejor empezar a estudiar los golpes de arco en esta
posición y pasar progresivamente a las de punta y nuez.
ILUSTRACIÓN 32.
Posición del arco a la altura de la nuez:
«posición triangular».
ILUSTRACIÓN 33 .
Posición del arco a la mitad: «posición cuadrada».
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PRESIÓN. La presión que el arco ejerce sobre las cuerdas puede pro
ceder del peso del arco, del peso de la mano y el brazo, de una acción
muscular controlada o de una combinación de cualquiera de estos fac
tores. El arco, al ser una palanca, sigue las leyes fundamentales que se
aplican a éstas. Su peso se percibirá menos en la punta, y crecerá gra
dualmente hasta alcanzar el máximo en la nuez. El mismo principio es
LA MANO DERECHA 81
aplicable a la presión que tiene su origen en la acción de los músculos o
en la transferencia del peso del brazo y la mano. Su efecto decrecerá
naturalmente hacia el extremo distal del arco y crecerá en dirección a la
nuez. Una desafortunada consecuencia de este carácter de palanca es el
hecho, violinísticamente muy incómodo, de que una presión o peso igua-
les aplicados a todo lo largo del movimiento del arco tienen como resultado
una presión desigual sobre las cuerdas. Por consiguiente, siempre que es
necesaria una dinámica homogénea, la combinación de presión y peso
aplicada habrá de ser desigual. La presión deberá ser mayor cerca del
extremo del arco para contrarrestar la pérdida de peso de éste, y co-
rrespondientemente menor en las proximidades de la nuez, donde el peso
del arco es máximo.
Lo que cuenta en la producción del sonido no es la cantidad de pre-
sión ejercida sino, si se nos permite llamarla así, la calidad de la presión,
que viene determinada por el modo en que se transmite ésta. Lo funda
mental es que no debe, bajo ninguna circunstancia, tener el efecto de
un peso muerto, rígido e inarticulado, ya que esto apagaría las vibracio
nes de la cuerda o, en el mejor de los casos, produciría un sonido de
calidad inferior. En vez de ello, el peso del brazo y la mano y la presión
de los músculos deben transmitirse a través del sistema bien coordinado
de muelles naturales y artificiales, que se describió al comienzo del pre
sente capítulo. Esos muelles pueden transformar el peso o la presión en
un impulso que hace que la cuerda responda de un modo vivo y suscep
tible a las más sutiles modulaciones. Es necesario que funcionen todos
los muelles. Toda rigidez en cualquier articulación situada entre las pun
tas de los dedos y el hombro constituye un muelle que «no funciona», e
interferirá la transferencia de energía. Un hombro rígido o encogido,
por ejemplo, eliminará la utilidad del peso del brazo como factor de pre
sión.
Cualquier otra rigidez tendrá un efecto igualmente deplorable. Cuan
tos menos muelles haya actuando e interaccionando, tanto más inflexible
y carente de elasticidad resultará la totalidad del sistema de transmisión
de la presión.
Por lo que se refiere al tema de la firmeza, es posible que los muelles
se encuentren, ocasionalmente, muy tensos, pero nunca deben volverse
totalmente inflexibles. La interacción adecuada entre los muelles, la
elección correcta por parte del ejecutante de su grado de firmeza o rela
jación, la justa proporción entre presión muscular y peso del brazo y la
mano, son cosas que no pueden calcularse. No es posible decidir de ante
Carácter y color del sonido: varios estilos para la producción del sonido
Siempre que se haga algo contrario a los principios de una correcta pro
ducción del sonido, ya sea emplear un movimiento torcido del arco o una
combinación equivocada de los tres factores básicos, el resultado será una
mala calidad sonora, que puede ir de los chirridos y la estridencia a los sil
bidos y maullidos. Aparte de tan obvios defectos, la generación de sonido
puede ser también defectuosa debido a un empleo equivocado de los mue
lles naturales y la resultante combinación errónea de los distintos factores
de presión y peso.
Hay dos tipos básicos de defectos que se escuchan con frecuencia: el
sonido tenso y el sonido excesivamente suelto. El primero se produce
cuando los muelles de los dedos están demasiado apretados; el segun
do cuando están demasiado flojos.
Para aflojar los muelles cuando el sonido es tenso, lo mejor es ejecutar
un trémolo rápido y ligero con golpes muy cortos ejecutados con el extre
mo distal del arco y sujetando éste sólo con el pulgar y el índice, mante
niendo los demás dedos alejados de él. Si ya está sólidamente establecida
en la mano y los dedos una sensación de mayor soltura, se debe empezar a
tocar del mismo modo, pero con un ataque détaché en la mitad superior del
arco, y con éste sustentado sólo por los dedos pulgar e índice. Cuando se
pueda hacer esto con facilidad, se colocan los demás dedos sobre el arco
sin ejercer presión alguna, se continúa el détaché y se centra la atención
Legato (indicación: T D ^)
LA MANO DERECHA 89
En estas ligaduras, la sensación percibida en el brazo del arco debe ser la misma que para las redondas
Ejem plo 39 con cuerda al aire.
Ejem plo 4 1
Beethoven: Concierto en Re mayor,
Op. 6 1. Finale: Rondó
(compases 224-225).
LA MANO DERECHA 91
Allegro moderato
(jar)
Ejem plo 43 El mejor modo de enfocar los problemas de coordinación creados por
Bruch: Concierto en Sol menor, los pasajes rápidos con cambio de cuerdas es empezar por aislar el patrón
Op. 26. Primer movimiento
de cambio de cuerdas y practicarlo con cuerdas al aire. El segundo com
(compases 88-89).
pás del ejemplo 43, por ejemplo, responderá al patrón de cambio de cuer
das mostrado en el ejemplo 44.
Ejem plo 44
El ejemplo 43 (segundo compás)
en forma de estudio para arco.
a
v r1 m tst etc.
Fípm p
cjem nln 4S
io ‘ta L-t--------
Qj-P------- --mmsa
E 5 p*3— *
El ejemplo 43 (segundo compás) 0 o -* I 1
como estudio de afinación. f
D é ta c h é
Ejem plo 48
LA MANO DERECHA 93
E je m plo 49 (A llegro m oderato)
P in tranquillo
Prokofiev: Concierto N.° 2 en Sol
menor. Op. 63. Primer l
1 p - p :~ p ------ p etc.
movimiento (compases 138-139). r
■ r m—
© Utilizado con autorización.
p dolce
etc.
Ejem plo 5 1
LA MANO DERECHA 95
Ejem plo 54
ción de los espacios entre las notas puede producir, a todos los efectos, la
ilusión de un rubato. Esto se ilustra en el ejemplo 54.
Fouetté (indicación: f )
El golpe en fusta o fouetté deriva del détaché acentuado, pero aquí el acen
to se produce levantando rápidamente (y muy poco) el arco de la cuerda
y bajándolo de nuevo brusca y enérgicamente. Normalmente se ejecuta
con la mitad superior del arco, la mayoría de las veces comenzando arco
arriba, y es así como debe practicarse. Con todo, también debe practicar
se arco abajo.
Los estudiantes que intentan perfeccionar esta forma de usar el arco
suelen cometer el error de levantar el arco demasiado pronto. Esto debe
hacerse no al final del golpe recién terminado, sino tan inmediatamente
antes del comienzo del siguiente que la elevación y el descenso bruscos dei
arco se produzcan casi simultáneamente. El fouetté posee una calidad inci
siva y mordiente. Sus usos son múltiples. Puede ser muy eficaz cuando es
necesario acentuar una nota y no hay tiempo suficiente para pellizcarla
como en un ataque en martelé (ejemplo 55).
Ejem plo 55
Beethoven: Concierto en Re mayor,
Op. 6 1. Finale: Rondó
(compases 68-69). (f)
Allegro moderato
Ejem plo 56
Wieniavski Concierto en Re menor,
Op. 22.
Ultimo movimiento: a la zíngara.
Martelé (indicación: f )
LA MANO DERECHA 9 7
demasiado pronto antes del siguiente golpe de arco. Hay que prestar espe
cial atención a no ejercer presión de nuevo antes de finalizar el golpe, o el
arco se frenará ruidosamente. Si un arco arriba termina muy cerca de la
nuez, lo mejor es levantar ligeramente el arco y reacomodarlo de nuevo
para el siguiente golpe, ya que es muy difícil evitar el roce terminal en la
nuez, donde el peso del arco es muy elevado.
Dado que la preparación del martelé requiere una presión considerable,
especialmente cerca de la punta del arco, la mano y el brazo deben dispo
nerse del modo más apropiado para transmitir el peso y la presión: la
muñeca debe estar algo más baja, y el antebrazo, ligeramente pronado. En
esta situación, los nudillos de los dedos descienden ligeramente.
A la altura de la nuez, el arco tiene que estar totalmente sustentado, y
hay que guardarse mucho de ejercer una presión excesiva. La verdadera
acción, salvo en los golpes más breves, tiene su origen en la totalidad del
brazo, pero huelga añadir que los dedos y la mano deben mantenerse fle
xibles y elásticos, de acuerdo con su naturaleza de muelles. Cuanto más
breve sea el golpe y más ligera la dinámica, más activos serán la mano y
los dedos. Los golpes pequeños en martelé pueden ejecutarse sólo con los
dedos y la mano. Por el contrario, en los golpes de arco largos es impor
tante tener presente que los dedos determinan la presión, pero nunca ini
cian el movimiento en sí, lo que de hecho es tarea del brazo. Los dedos,
cuya contribución es, en el mejor de los casos, muy pequeña, tienen que
actuar en concurrencia con el brazo, pero nunca por delante de él. Así
pues, en esta acción existen tres elementos principales: 1) el movimiento
del brazo; 2) el movimiento horizontal de los dedos (ilustración 28); y
3) la presión de los dedos sobre la madera del arco para dar mordiente al
sonido. (Nota: los dedos están curvados para iniciar el martelé en arco
abajo y se extienden simultáneamente con el movimiento del arco. En el
movimiento de arco arriba comienzan con una posición más extendida y
recuperan instantáneamente la pequeña curvatura.)
Hasta que, en el transcurso del aprendizaje, se desarrolla una sensación
natural e inconsciente sobre esta técnica, la cantidad de presión que se ha
de aplicar antes del golpe de arco, y la que ha de usarse durante el mismo,
tienen que descubrirse por medio de la experimentación. Un exceso de
tensión durante el golpe en sí, en gran medida una continuación de la ten
sión necesaria para el pellizcamiento de la cuerda, producirá un sonido
desagradable y hará que el arco rebote o salte al final del golpe. Hay que
asegurarse de que la liberación inicial de la presión lleve consigo la corres
pondiente liberación de la tensión en el propio brazo. Puede hacerse una
LA MANO DERECHA 99
Ejem plo 60 Allegro non troppo
Brahms: Concierto en Re mayor,
Op. 77. Primer movimiento
(compases 3-4 del solo).
medio arco en el ejemplo 60, y una fracción muy pequeña del arco en el
ejemplo 61.
Ejem plo 61
Jacques-Pierre Joseph Rodé:
24 Caprichos.
N.° I I (compás 5).
Ejem plo 62
Brahms: Concierto en Re mayor, Collé (sin indicación)
Op, 77. Ultimo movimiento
(compases 57-63). En el collé el arco se sitúa sobre las cuerdas desde el aire y, en el momento del
contacto, la cuerda es pellizcada ligera pero intensamente. Simultáneamen-
te al pellizcamiento se ataca la nota, y, tras la producción del sonido, el arco
se levanta inmediatamente de la cuerda como preparativo para el siguiente
golpe de arco. El pellizcamiento es muy similar al del ataque del martelé
excepto por el hecho de que el período de preparación queda reducido al
mínimo. En acción, aunque no en sonido, se asemeja a una pulsación de la
cuerda, produciendo, por así decirlo, un efecto de pizzicato con el arco.
El collé se emplea en la mitad inferior del arco, y la longitud del golpe
puede variar de extremadamente pequeña a bastante amplia. Debería prac
ticarse inicialmente cerca de la nuez con tan poco arco como sea posible,
Ejem plo 64
Beethoven: Sonata en Do menor,
Op. 32, N.° 2. Primer movimiento
collé (compases 35-37).
Sautillé (indicación: [U S )
Staccato (indicación: L r i* ¿ r f )
Este uso del arco, empleado con especial frecuencia como «staccato enér
gico» por contraste con el «staccato volante», es una sucesión de golpes
cortos, claramente separados y articulados en forma de consonantes en un
solo golpe de arco, que se ejecutan con las cerdas del arco en contacto
continuo con la cuerda. Se practica esencialmente como una serie de gol
pes cortos y sucesivos en martelé que se suceden los unos a los otros en la
misma dirección del arco, ya sea arriba o abajo. El arco se sitúa con firmeza
para cada golpe, y la presión se libera cuando el acento ha sonado ya en
cada nota. De esta manera, el staccato no supera en gran medida el límite
de velocidad característico del martelé. No obstante, en su utilización
Estos dos golpes de arco son similares entre sí, pero ambos tienen sus pn>
pias características individuales. El primero de los dos, como su nombre
indica, deriva del staccato. Se ejecuta con el mismo movimiento que
staccato sólido, pero la presión es más ligera y se permite —y se favorece—
que el arco se separe de las cuerdas eras cada nota. Esta elevación debe ser
muy pequeña, no obstante, y el movimiento ha de ser esencialmente hori
zontal y sin interrupciones en su flujo continuo hacia adelante. Esta forma
de accionar el arco se emplea habitual mente arco arriba, aunque se acep
ta un tipo de aplicación arco abajo.
Para practicar el staccato volante lo mejor es empezar con un staccato
firme arco arriba; luego cuando se ha dominado este movimiento, se ali
gera la mano levantando el codo y la muñeca y se aporta una cantidad
limitada de movimiento vertical de los dedos, que ayudará al arco a rebo
tar de las cuerdas tras cada nota. La ejecución variará con arreglo a los
diferentes estilos individuales de interpretación del staccato. En la mayo
ría cíe los casos, el movimiento horizontal de los dedos desempeñará un
papel importante, con la mano siguiéndolos con flexibilidad y ei brazo
actuando con un movimiento continuo. Los decios se recuperan ligera
mente tras cada golpe de arco individual, en un rebote flexible.
p p tranquillo
senza ritardare
(°n (b>
etc.
■«B ? (■— /— 1|J T i ? f. JT L ? 1 ||* 7 7 1 f c‘ | 'JT F . etc'| f, ' li (. i J 7
" ” (v~ n ) (V~ H) (V n)
Ejem plo 70
Paganini: 24 caprichos, Op. I,
N.° 9 (compases 61-63).
Ejem plo 7 1
Allegro, molto appassionata
Mendelssohn: Concierto en Mi
menor, Op. 64. Cadenza, primer
movimiento (séptimo compás
de semicorcheas).
dim.
Con el fin de redondear este capítulo sobre la técnica del arco, es menes
ter comentar unos cuantos problemas especiales. Estos hacen referencia
al ataque del arco, el cambio de sentido del golpe de arco, la alternan
cia de golpes rápidos y lentos y los aspectos sonoros de los armónicos y
los acordes.
etc.
Ejem plo 73
Armónicos
DEL VIOLÍN
ejecutados con un golpe de arco bastante fuerte, de la longitud suficiente y con
un punto de ataque próximo al puente. En el caso de los armónicos dobles,
en ocasiones será necesario variar la presión del arco sobre las dos cuerdas,
especialmente si se trata de una combinación de armónicos naturales y
artificiales, dado que los primeros requieren menos presión que los se
gundos.
Acordes
Var. 8
Ejem plo 80
Paganini: 24 caprichos, Op. I,
N.° 24: variación 8, comienzo.
f
Ejem plo 8 1
Bach: Sonata N.° I en Sol menor.
Segundo movimiento: Fuga
(compases 30-31).
\ p
El mejor modo de obtener un ataque simultáneo sobre el acorde de tres
notas consiste en suspender el arco ligeramente por encima de la cuerda
media, dejándolo caer después directamente hacia abajo para lograr un
buen agarre sobre las cuerdas. La presión tiene que ser suficiente para depri
mir la cuerda media en la medida necesaria para que el arco pueda entrar
en contacto y haga sonar adecuadamente las cuerdas adyacentes. Un ata
que así, desde el aire, será casi siempre preferible a uno que se inicie sobre
las cuerdas. Ahorrará arco, ya que la caída suministra una energía que, en
caso contrario, habría que obtener por medio de un ataque horizontal. (Lo
que es más, la ventaja previamente mencionada de la percepción exacta de
los factores de equilibrio del arco, la mano y el brazo resultará especial
mente valiosa en los ataques simultáneos del acorde como éste, en los que
el menor error de cálculo puede llevar a un ruidoso fracaso.)
El movimiento es ejecutado por todo el brazo, pero la caída debe ser
obra de muelles flexibles (aunque no demasiado sueltos) y el arco debe
aterrizar en un punto de ataque bien elegido. Lo que es más, la caída tiene
que ser vertical para el ataque simultáneo. Si el arco se aproxima a las
cuerdas con un ataque excesivamente horizontal, dicho ataque será menos
preciso, claro y enérgico debido al mal uso del factor peso.
Los acordes de ataque simultáneo, especialmente cuando son mante
nidos, resultan mucho más fáciles para el arco si se tocan algo más cerca
Ejem plo 82
Bach: Sonata N.° 2 en La menor.
Segundo movimiento: Fuga
(compases 15 I -152).
Ejem plo 84
Bach: Sonata N.° I en Sol menor.
Primer movimiento (compás 2).
Escrito:
Ejem plo 85
Bach: Sonata N.° I en Sol menor.
Segundo movimiento:
Fuga (compás 2).
Escrito: etc.
Ejem plo 86
Bach: Sonata N.° I en Sol menor
Tercer movimiento:
Siciliana (compás 2).
Escrito:
Ejem plo 88
Bach: Sonata N .° 2 en La menor.
Segundo movimiento: Fuga
(compases 40-41). f— íir
Cualquiera de estos estilos encontrará su sitio adecuado en los con
textos pertinentes, pero ninguno de ellos puede considerarse una solución
ideal como procedimiento estándar, especialmente en las sucesiones de acor
des. Cuando se trata de pasajes así, la mejor solución al problema es anti
Ejecutado: cipar la nota de la melodía con un acento precedente al tiempo, y a con
tinuación ejecutar el acorde completo como de costumbre, prestando
atención, no obstante, a que el bajo suene con más fuerza que las otras tres
notas. En el ejemplo 89 se ofrece una aproximación en notación a este
Ejem plo 89 proceso.
(a) Escrito:
Ejem plo 90
Bach: Sonata N.° 3 en Do mayor.
Segundo movimiento: Fuga
(compases 56-58).
Por encima de todo, lo que hay que dejar claro al estudiante es la necesi
dad de una concentración mental completa y continua durante el estudio.
Con demasiada frecuencia, muchos estudiantes dejan que su mente vague
El período de construcción
Este período debería dedicarse en parte a las escalas y otros ejercicios fun
damentales similares, y en parte a hacer frente a los problemas técnicos
surgidos en los estudios y el repertorio.
Para todos los tipos de estudio de la técnica, es fundamental el princi
pio de preparación mental. Significa que la mente tiene que anticiparse
siempre a la acción física, que hay que formular y enviar la orden para su
ejecución. Esto, recordaremos, es lo que he dado en llamar «correlación».
Es la clave del control musical, y toda práctica relacionada con el desa
rrollo de la técnica o la superación de determinadas dificultades debe cen
trarse en el desarrollo y mejora de esta correlación. El mecanismo para
lograrlo se apuntó con brevedad anteriormente, pero ha llegado el mo
mento de ser más concretos y ofrecer algunos ejemplos que clarifiquen el
tema.
El procedimiento básico es presentar a la mente, para su transmisión a
los músculos, problemas que progresen de lo sencillo a lo más complicado.
Estos problemas han de ser de temporización y coordinación, en forma de
varios patrones de ritmo, de accionamiento del arco o de acentuación, así
como combinaciones de estos tres factores.
Al progresar de problemas sencillos a problemas más complejos hay
que tener siempre presente un importante principio que se aplica a cual
quier tipo de estudio: una vez que un problema se ha superado, es inútil
repetirlo una y otra vez. Hay que dejarlo correr y pasar al siguiente. R e
petir rutinariamente cosas que no requieren más práctica no es más que
una pérdida de tiempo. Por supuesto, no hay objeción alguna a regresar
a ellas al cabo de cierto tiempo para comprobar si siguen estando do-
3______ 3
n~fJT~3
ftfP
J J JJJJ J J JJ'TJ
2 + 6 + 4 2 + 6 + 4
4 + 2 + 6 4 + 2 + 6
4 + 6 + 2
6 + 2 + 4 6 + 2 + 4
6 + 4 + 2 6 + 4 + 2
1"+ 3 + 8 1+2 + i
1^-f 8 -\-J> 1 + 8 + 3.
3+1+8 1+1+8
3+8+1 i + 8+1
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8+ 3+1 8+1+1
n_ v n ny n v n y n v n vn y ny nv
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rrn rm H J l JT T L
Sección 5: Acentos
j j j j >j j j j
>
rm rrn
> >
rm rm
> > rm rm
Acentuación en 1, 2, 3, 4 en secuencia Acentuación en 2, 3, 4, 1
mi rm rm rm
> > > > m
>
njtt
>
imn> >rm
Acentuación en 3, 4, 1, 2 Acentuación en 4, 1, 2, 3
rm rm rm rm
> > > > rm rm rm rm
>* >■ > >
SOBRE EL ESTUDIO
Siempre que surjan problemas técnicos, es necesario analizarlos para
determinar la naturaleza de la dificultad: afinación, desplazamiento, rit
mo, velocidad, un accionamiento particular del arco, la coordinación de
las manos, y así sucesivamente, o una combinación de varios de los fac
tores mencionados. Cada dificultad debe ser aislada y reducida a sus tér
minos más sencillos para que resulte más fácil diseñar y aplicar un meca
nismo de estudio con el objetivo de resolverla. La mente, que tiene que
ser capaz de anticiparse a la acción, debe tener una clara imagen del
movimiento necesario, de su temporización técnica y del sonido esperado
con el fin de emitir sus órdenes con claridad y precisión. Los tempos del
estudio deberían ser lentos, en su mayor parte, pero sin exagerar. Las difi
cultades surgidas deberían resolverse variando los mecanismos de estudio,
cambiando los ritmos, el accionamiento del arco, los acentos, los tempos,
igual que se hace en los ejercicios de correlación del ejemplo 91. Así se
consigue ir al núcleo del problema, no sólo desde una dirección, sino
desde muchas direcciones diferentes. De este modo es posible alcanzar un
mayor grado de seguridad.
E je m plo 92
Si, por ejemplo, se pretende estudiar el pasaje del Concierto para violín
Mendelssohn: Concierto en Mi
menor, Op. 64. de Mendelssohn (ejemplo 92), los diversos patrones de correlación lista
Primer movimiento dos resultarán de la mayor utilidad a la hora de dominar estos difíciles
(compases 182-184). compases.
El período de interpretación
EL OÍDO C RÍTIC O
Cualquiera que sea el tipo de estudio en el que esté uno enfrascado — difi
cultades técnicas de cualquiera de las dos manos, calidad del sonido,
interpretación— la preparación y el control mental deben verse comple
mentados por una meticulosa y constante supervisión del oído crítico. El
sonido producido debe estar sometido a un continuo escrutinio. El oído es
el juez último a la hora de decidir qué es bueno y qué no. En la mayoría
de los intérpretes, no obstante, el oído no desempeña esta función satis
factoriamente. No saben cómo escuchar para percibir el sonido que de
hecho se produce: no escuchan objetivamente. Por el contrario, escuchan
subjetivamente. Las cosas que realmente oyen están fuertemente distorsio
nadas por lo que desean y esperan oír. Cuando tienen ocasión de realizar
EJERCICIOS BÁ SIC O S
Escalas
El son filé
n v
AOAO OAO O Ó ' X ' etc-
-8r
CONCLUSIÓN 139
carácter de cada estudiante. Puede llevarle semanas — en ocasiones me
ses— , pero una vez que ha adquirido el conocimiento necesario puede
proceder con gran seguridad a la hora de planificar el tipo especial de tra
tamiento que producirá los resultados más rápidos y satisfactorios.
Todo profesor ha de ser un buen psicólogo. Debe poner especial cui
dado en no desanimar al estudiante y debe saber que hay momentos en
que es recomendable corregir determinados defectos y otros en que no es
conveniente hacerlo. En el segundo caso, debe posponer las correcciones
hasta que llegue el momento propicio. Tendrá que ser capaz de juzgar, en
tales casos, qué es lo que hay que resolver inmediatamente y qué puede
esperar para más adelante. Por encima de todo, no debe intentar hacer
demasiadas cosas a la vez. La capacidad de cualquier persona para digerir
novedades es limitada, y una actitud excesivamente ambiciosa por parte
del maestro al aplicar demasiadas curas simultáneamente producirá resul
tados negativos.
También habrá que planificar cuidadosamente el ánimo y el fomento
de la autoestima del alumno. El profesor debe percibir en cada caso cuán
do debe ofrecer apoyo moral en forma de alabanzas y reconocimiento y
cuándo debe mostrarse estricto en sus censuras. Algunos estudiantes, es
pecialmente los del tipo tímido y concienzudo, prosperan cuando se les
ofrece mucho aliento y alabanzas. Este mismo tratamiento, aplicado a otro
tipo de estudiantes, puede ser muy dañino, al hacer que relajen sus esfuer
zos. Potenciar la autestima demasiado pronto puede ser casi tan peligroso
como no hacerlo en absoluto. Una actitud estricta funciona muy bien con
algunos alumnos, pero es peligrosa con otros.
Haga lo que haga el maestro, cualquiera que sea el tipo de tratamien
to que administre, deberá actuar siempre con la cabeza fría y con arreglo
a una táctica planificada. En caso de que decida, por ejemplo, que a un
determinado estudiante podría venirle bien una reprimenda, deberá sumi
nistrársela de acuerdo con un plan. Esto es algo totalmente diferente de
hacerlo en un momento de enfado, cosa que no debería ocurrir jamás en
la relación profesor-alumno.
El maestro debe saber que cada estudiante atraviesa fases recurrentes de
respuesta variable. Debe esforzarse en adivinar cuáles son sus períodos de es
pecial productividad e intentar sacarles el mayor partido posible.
Tanto en la buena docencia como en la buena práctica tiene que exis
tir un equilibrio adecuado entre «construcción» e «interpretación». Poner
el énfasis exclusivamente en el elemento interpretativo tendrá como re
sultado un abandono del aspecto técnico, mientras que un excesivo hin
El arco
E jem plo 95
Kreutzer: Estudio N.° 7.
sa
V
(i) 24 n " V -B
M J31 JJ]
Ejem plo 96 T ?
t
Kreutzer: Estudio N.° 7. p arad a
Ejem plo 97
t t
Kreutzer: Estudio N." 7. p arad a p a ra d a
T a m b ié n
Cuando todas las variaciones quedaban dominadas satisfactoriamente,
Jjp. se ejecutaban los patrones del ejemplo 97 en secuencia: primero martelé,
haciendo un alto tras cada grupo; luego détaché, más deprisa, conservando
el alto; finalmente de modo continuo, sin interrupciones.
n ? Para obtener amplitud y riqueza en el détaché amplio se aplica el arco
rn : con toda la superficie de las cerdas en contacto con la cuerda, entre el
* Las otras cintas de la serie abordan el tema del repertorio. Todas pueden adquirirse
en Shar Music Company, 2465 S. Industrial Highway, A nn Arbor, Michigan, 48104.
n nv n V nv
(c) m bb (di s a (t> (f> a a fg) saa esa
SSL JJ?st J jjJJjjj,
Eje m plo 99
fuera levantar levantar fuera levantar
Dont: Op. 37, Estudio N.° I.
Las dos técnicas se aplicaban a todo lo largo del libro. Era cosa del
alumno decidir cuándo eran pertinentes y practicarlas sin errores. En la
ejecución de un estudio durante una clase, el profesor Galamian le pedía
al estudiante que cambiara (tras varias líneas de una variación) a otra
variación. Así lo comprobaba todo en un tiempo mínimo, y, antes de lle
gar a la doble barra del final, sabía hasta dónde había llegado el estudian
te en su progreso.
Los estudios escritos en agrupamientos de cuatro notas debían ser
practicados también con acentuación cada tres notas; los grupos de tres,
E je m plo 101
Kreutzer: Estudio N.° 8.
Todo lector de este libro que desee hacer el esfuerzo de aplicar los méto
dos aquí expuestos a su propio trabajo debe hacerlo concienzudamente y
sin reservas. Ha de comprender que el método es una cosa, y cómo eje
cutarlo, otra bien distinta. A menos que la ejecución sea comparable en
perfección al método en sí mismo, los resultados serán menos que acep
tables.
Si el señor Galamian habla de doblar el pulgar, hay que doblar el pul
gar. Flexibilidad en una articulación significa exactamente eso. Un hom
bro no encogido es un hombro sin encoger. Galamian nunca pedía lo
imposible. Tampoco exigía a todos los estudiantes que aplicaran variacio
1. Véanse las páginas 153-154 para una discusión a fondo de este es
tudio.
2. Véanse las páginas 154-155 para una discusión de este estudio. Prac-
tíquese también lentamente en martelé, más deprisa en détaché acen
tuado y en grupos de dos, tres y cuatro notas, primero eliminando las
ligaduras, después con las ligaduras tal y como están escritas y con
servando las variedades de la acentuación. El arco se separa de la cuer
da tras un arco arriba anterior a una ligadura. La mano del arco empu
ja hacia afuera en el arco abajo anterior a una ligadura. Apliqúese aquí
y a todo lo largo del libro. Añádase:
J 1 J W J 1 J W v n ¡771 n ¡771
Estos dos ritmos se practican sin ligadura para trabajar el arco, después
ligando seis notas para trabajar el control de la mano izquierda.
3. Diferentes golpes de arco, sin ligar: primero en la punta; después a la
altura de la nuez. Toqúese spiccato. Ritmos:
v n v n v nv n
n n (J73JT3)
Se debe usar un ataque limpio para las semicorcheas. Las siguientes,
sin ligar, después ligándolas sucesivamente en grupos de seis y final
mente tal y como están escritas. Manténgase doblado el pulgar de la
mano derecha.
m \ jjj
(En la siguiente lista, los números entre paréntesis hacen referencia a
estudios para los que estas técnicas sólo son parcialmente aplicables.)
Kreutzer. 9.
Gaviniés: 12.
E je m plo 104
Dont: Op. 35, Estudio N.° 6.
CJ rrrrrr
E je m plo 105
Dont: Op. 35, Estudio N.° 8. mmn
9. En secciones, ligado, ejecutado doble forte (unas cuantas notas por
vez). Deténgase el arco antes del trino. Préstese atención al sonido de
la nota anterior al trino. No se debe alargar el trino. Levántese el
arco antes del acorde.
10. Doble forte en la nuez. Úsese abajo-arriba. Dejar caer el arco sobre la
cuerda para el golpe arco abajo. Usese la muñeca. Atención a los
cambios de armonía. Para dinámica piano, toqúese entre el centro y
la nuez.
E je m plo 106
Dont: Op. 35, Estudio N.° 18.
DANCLA. N.° 13. «Practicad estos compases con ritmos de arco para per-
feccionar la correlación entre el arco y la mano izquierda.» N.° 17: Usad
ritmos. Saltaos el 18. Estudio N.° 19: «Se usa la muñeca en el cambio de
cuerda si la articulación de la nota de cruce tiene que corresponder a la
articulación de los dedos. Para obtener un efecto suave, NO se usa el
movimiento de muñeca en los cambios de cuerda».
Bach, Concierto N.° 1 (La menor), International Music Company, Nueva York,
1960.
Bach, Concierto N.° 2 (Mi mayor), International Music Company, Nueva York,
1960.
Bach, Seis sonatas y partitas para violín, International Music Company, Nueva
York, 1971. (Incluye facsímil de la partitura original de Bach.)
Brahms, Sonatas, Op. 78, Op. 100, Op. 108, International Music Company,
Nueva York.
Bruch, Fantasía escocesa, Op. 46, International Music Company, Nueva York,
1975.
Conus, Concierto en Mi menor, International Music Company, Nueva York, 1976.
Dont, Veinticuatro estudios y caprichos, Op. 35, International Music Company,
Nueva York, 1968.
Dont, Veinticuatro ejercicios, Op. 37, International Music Company, Nueva York,
1967.
Dvorak, Concierto en La menor, Op. 53, International Music Company, Nueva
York, 1975.
Fiorillo, Treinta y seis estudios y caprichos, International Music Company, Nueva
York, 1964.
Galamian (con Neumann), Contemporary Violin Technique, Parte I, Ejercicios de
escalas y arpegios; Parte II, Dobles cuerdas y múltiples, Galaxy Music Com-
pany, Nueva York, 1963 y 1966.
Gaviniés, Veinticuatro estudios, International Music Company, Nueva York,
1963.
A cción de los dedos (mano movimiento hacia afuera-hacia los tres grandes tipos en función del
derecha) en el martelé, 98, 146- adentro, 77. golpe de arco, 16.
147. encogimiento del hombro, variedad de cuatro notas, 116, 120.
Acción de muelle del brazo y el arco, problemas, 74. variedad de tres notas, 116, 119,
17. fases del golpe de arco en su 121.
Accionamiento del arco: conjunto, general, 75-79. Actitud mental, flexibilidad de la, 54-
alternancia de golpes rápidos y planos de las diversas cuerdas, 76. 55.
lentos, 80-81, 85, 115-116. principios fundamentales, 44. Acústica:
cambio de golpe de arco: velocidad y dinámica, 80, 81. regulación de la dinámica en
defectuoso, 115. Acciones musculares, flexibilidad de función de, 22.
dos factores para el éxito del, las, 15, 18, 25. regulación del tempo en función
114. Acento de dedo, definición, 33, 53. de, 22.
movimiento excesivo antes de, Acentos para mejorar la correlación, de la sala de conciertos, 22.
115. 18. Afinación, sentido del tacto en la, 37.
cambios de cuerda, 170. Acordes: 155, 167. Afinación: 156, 169.
alternancias sucesivas, 90, 165. acordes invertidos, características, ajustes en la, 37.
cerca de la nuez, 91, 166. 120-121. efecto de la presión del arco sobre
ligados, 89, 90, 91. ataque desde el aire, 118-119. la, 83.
la posición en «triángulo», 74. la mano y la muñeca en los, 46. desarrollo de la, 32, 37.
problemas, 91. construcción de los, 116. en dobles cuerdas, 43, 168.
el cuadrado: codo alto en los, 118. en los desplazamientos (general),
colocación del, 76. en diversas partes del arco, 120. 34.
del cuadrado a la punta, 76-78. con extensiones, 28. en un instrumento desafinado, 37.
facilidad del control en esta mezcla de estilos en la producción quintas justas, 43-44.
posición, 76. de, 121. tipos de, 36-37.
formación del cuadrado sobre la nota melódica en los, 120-122. un valor absoluto, 16.
cuerda en Sol, 76 . no partidos, 119-120. Altura de la voluta, posición de
inclinación del arco en la nuez, partidos, definición, 116. ejecución, 26.
78. en rápida sucesión, 45. Apoyabarba, 26.