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IZQUIERDA SOCIALISTA, LA CORRIENTE DEL CAMIBIO EN EL

PARTIDO SOCIALISTA OBRERO ESPAÑOL.

Izquierda Socialista nació en el 28 congreso, y a estas alturas es


necesario recordar sobre que postulados se creó la única corriente
estatutariamente reconocida: la cuestión ideológica, la estrategia y el
modelo de partido. Si analizamos la coyuntura podremos comprobar
que, salvando la distancia temporal, en sí mismas, las cuestiones que
considerábamos inaceptables entonces, se han desarrollado y han
convertido a nuestro Partido en una maquinaría con un único
objetivo: ganar elecciones sin tener claro para qué, sustentada en un
liderazgo indiscutible de una persona y, evidentemente, la aceptación
( interesada o por convicción) acrítica de las opiniones impuestas por
un pequeño grupo de personas. Está claro que nuestro papel es, por
decirlo con claridad, irrelevante y políticamente marginal.

La disciplina y la “lealtad” (entrecomillo lealtad por carecer, en mi


opinión, del significado real de la palabra, aproximándose quizá a la
aceptación sumisa y sin más) a la dirección impuesta durante la
época del compañero Felipe González, se han convertido en un
dogma en el funcionamiento del partido, al igual que la autonomía
respecto a otras posiciones políticas de izquierdas, lo que nos ha
conducido a pactos y acuerdos con la burguesía nacionalistas que, en
la actualidad, sustenta al Gobierno del compañero Zapatero. Ese es el
modelo de partido que hemos construido. Todo ello ha configurado
una organización de afiliados y no de militantes, “leales” a los
dictados y criterios, acrítica ante la opinión ciudadana y vacía de
cualquier contenido ideológico.

El abandono del marxismo, tendió el puente al “fin de la ideología” y


dio entrada al discurso del “progresismo”. Hemos sido incapaces de
mantener nuestros hilos ideológicos siquiera con los referentes
socialdemócratas, con una actitud clara de romper con cualquier
“lastre” anticuado, en ese objetivo de situarnos en el centro político,
único instrumento que hemos valorado como útil para conseguir
victorias electorales. Hemos dejado atrás los pactos entre la clase
trabajadora y esos profesionales liberales que han conformado
históricamente la clase media que propició, en su momento, la
construcción del estado del bienestar. La premisa asumida es, que
una vez construido una mínima estructura de servicios públicos, toca
abrazar la teoría liberal de, o poner freno a cualquier ampliación, o
simplemente ir reduciendo en función de los intereses de los grupos
económicos.

Volviendo a Izquierda Socialista, resulta evidente que, salvo en la


década de los ochenta donde las posiciones neutralistas nos situaron
enfrentados al aparato del partido, y contra la corrupción (quizá
llegamos a ser el referente de la regeneración ética si tenemos en
cuenta nuestras posiciones de denuncia) nuestro papel se ha ido
desdibujando situándonos en un papel prácticamente simbólico.

Orgánicamente hemos pasado del reconocimiento expreso en


nuestros estatutos, dándonos entrada como sensibilidad organizada
en los congresos y conferencias, a suprimir cualquier referencia a
nuestra corriente y a cualquier cuota de representatividad interna. No
obstante se sigue haciendo referencia a I.S como excusa de
pluralidad en el seno del partido, y no como corriente que tenga un
peso específico. En mi opinión, simplemente somos consentidos dada
nuestra escasa representatividad, dado nuestro escaso peligro real
para el rudo y monolítico aparato en cualquiera de sus niveles.

Parte de culpa de esta situación la tenemos los militantes que hemos


trabajado en el seno de I.S. Unos, por practicar esa “lealtad”
interesada, utilizando como el argumento de pluralidad para justificar
el ascenso a puestos de responsabilidad orgánica e institucional.
Otros, simplemente por habernos perdido en debates teóricos más
próximos al romanticismo político que a la práctica ideológica.

Es posible que el modelo de estado no esté claro para alguno de los


afiliados socialistas pero no para los compañeros y compañeras que
compartimos la inquietud de reformar el partido en primera instancia.
Un estado laico, federal y solidario es nuestra apuesta. No obstante,
es necesaria la defensa de los instrumentos que el Estado tiene a su
disposición para desarrollar una política más cercana a esa amplia
capa social que son los trabajadores y trabajadoras mileuristas. El
objetivo debe ser cumplir el apartado de DERECHOS que establece
nuestra Constitución, pues en éste se definen los pilares del Estado
del Bienestar que queremos, no solo proteger en sus mínimos, sino
desarrollar hasta su máxima expresión.

No obstante, centrarnos en una redefinición ideológica de la Corriente


creo que está de más, pues todos y todas estamos de acuerdo en el
fondo de la cuestión, pues de lo contrario formaríamos parte de esa
amplia masa de afiliados acríticos. Es por esto que lo prioritario es
REDEFINIR EL PAPEL DE LA CORRIENTE DE OPINIÓN EN EL SENO
DEL PARTIDO.

1.- El primer objetivo es redefinir nuestra propia organización. Es


necesario que nos dotemos de unas mínimas normas que definan
nuestros compromisos: elección de cargos de las coordinadoras en
todos sus niveles, rendición de cuentas, transparencia y participación
democrática, órganos de base, etc.

2.- Dotarnos igualmente de un listado/censo de adscritos y adscritas


para poder desarrollar la información y participación.

3.- Creación de responsabilidades internas en las coordinadoras en


todos sus ámbitos ( federal, nacionalidades y regiones, provinciales,
locales, etc)

4.- Reivindicar el apoyo presupuestario para el desarrollo de


programas de actuación propios, evidentemente coordinados con los
órganos en cada nivel organizativo.

Hay otros objetivos que debemos plantearnos, una vez que tengamos
clara nuestra propia organización:

-Recuperar la cuota de representación estatutaria.


-Creación de medios de comunicación interna propios

Pero, lo que está claro en mi opinión es que la prioridad, para poder


ser lo que decimos querer ser, es crecer, ampliar nuestra
representación orgánica para poder influir en la toma de decisiones.

No hace mucho escribía en el blog un artículo titulado “el cambio


empieza en las Agrupaciones”. Ahí es donde tenemos que dar la
verdadera batalla, dando entrada a simpatizantes y amigos de
izquierdas. La participación en los debates de ciudadanos y
ciudadanas de izquierdas que puedan comprobar directamente que
en el partido hay otra sensibilidad, hay otra forma de enfrentar las
cuestiones y las propuestas, otra ideología a la que actualmente
hegemoniza la dirección del partido.

Evidentemente partimos de una difícil situación pero no irreversible.


Creo que es necesario un esfuerzo pedagógico dentro y fuera de
nuestro partido. Dentro para dejar clara nuestra posición y nuestros
planteamientos, incluso llevando nuestra postura a las instituciones
siempre que haya existido un debate y un acuerdo previo, como
instrumento de negociación/influencia. Leales sí, pero sin renunciar a
nuestros principios, que “en principio” no deberían ser ajenos a
ningún militante socialista, se esté o no de acuerdo con ellos.

Está claro que plantearla a la sociedad cuales son nuestras posiciones


es un punto fundamental, pero no debemos ocultar a nadie que
nuestro objetivo es lograr un giro en el partido. Para esto debemos
recuperar nuestra apuesta por la unidad de la izquierda plural, desde
la soberanía organizativa pero luchando contra la atomización
electoral. Debemos recuperar nuestro discurso sobre la igualdad
( Luís Gómez Llorente en el vigésimo aniversario de Izquierda
Socialista) y nuestro compromiso con los y las trabajadores y
trabajadoras, nuestra razón de existir.

El gran logro de la socialdemocracia de “domesticar” el mercado, de


racionalizar el capitalismo en beneficio de los más necesitados
haciendo recaer los esfuerzos sobre los que más pueden es algo
necesario y prioritario. Partimos con un pesado lastre ( la alianza del
Gobierno y la dirección del partido con el mercado y el neoliberalismo
económico) pero todo depende de nosotros y nosotras, todo depende
de la voluntad de querer transformar nuestro partido para
transformar la sociedad. Abandonar ahora es lo más fácil, y lo que en
definitiva conviene a la dirección y a la mayoría que la sustenta.
Empecemos a trabajar ya en la refundación de Izquierda Socialista,
pues de lo contrario no nos queda otra salida que abandonar, o
renunciando a los principios que decimos defender, incrustarnos en el
aparato del partido sin más, pero no perdamos el tiempo en
ceremonias de distracción, redefiniciones ideológicas y malabarismo.

Insisto, el cambio empieza por las agrupaciones locales y


municipales, por que se nos reconozca en las provinciales, por
dotarnos de instrumentos de comunicación y coordinación, de
desarrollar la democracia interna en la Corriente y la transparencia
informativa incentivando el debate y la participación.

Somos socialistas, el marxismo es un instrumento de análisis, pero


también lo son las aportaciones de muchos otros teóricos del siglo
XIX y XX, debemos recuperar la cultura que nos situó como líderes de
la justicia en Europa a lo largo del siglo XX, debemos recuperar
nuestro discurso y nuestros compromisos con nuestra base ideológica
y política.

Lleguemos a las Jornadas Federales con un objetivo y seamos claros:


sin renunciar al debate teórico, concretemos nuestros
planteamientos, nuestras propuestas internas y orgánicas, pues este
es nuestro cometido y nuestro objetivo.

Ángel Sánchez Sánchez


Militante Agrupación Socialista El Campello ( Alicante)

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