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Sumario:
I. Constitución y Proceso Penal. II. El Derecho al Debido Proceso. III. Derecho
Fundamental a la Prueba. III.1 Noción. III.2 Alcance. III.3 Límites. IV. Derecho
Fundamental a la presunción de Inocencia. IV.1. Noción. IV.2 Alcance. IV.3 Límites.
Es deber primordial del Estado el garantizar, de un lado, la plena vigencia de los derechos
humanos, y de otro, proteger a la población de las amenazas contra su seguridad; así reza el
artículo 44 de la Constitución. Tal disposición no hace sino reflejar la permanente tensión que
existe en el Estado entre los intereses de la seguridad colectiva y los derechos fundamentales y
libertades individuales y que, a decir de Asencio Mellado, se presenta con mayor intensidad
en el proceso penal.
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Otra distinción capital que es menester efectuar es la que se produce entre las garantías y
los derechos fundamentales. Los derechos fundamentales engendran derechos subjetivos,
mientras que las garantías no, de ahí que puedan ser limitadas. Las garantías persiguen el
aseguramiento de determinadas instituciones jurídicas (Sentencia Nº 9955–2006–PHC/TC).
El deber de proteger los derechos fundamentales exige de los jueces –en especial– y de los
demás operadores jurídicos, observar los precedentes y la jurisprudencia vinculantes del Tribunal
Constitucional. El máximo intérprete de la Constitución viene sosteniendo a lo largo de los
últimos dos años que sus sentencias normativas y sus precedentes con efectos normativos se
estatuyen como fuente de derecho y vinculan a todos los poderes del Estado y a los particulares
(Sentencia Nº 3741–2004–AA/TC, caso Salazar Yarlenque). En tanto que su jurisprudencia –
en la medida que constituya interpretación de la Constitución y sus principios– es vinculante
para los jueces al momento de interpretar y aplicar la normatividad vigente en sus fallos,
conforme lo establece el artículo VI del Código Procesal Constitucional. El Tribunal Constitucional
en la aludida sentencia señala, además, que si bien tanto la jurisprudencia como el precedente
constitucional tienen en común la característica de su efecto vinculante, en el sentido de que
ninguna autoridad, funcionario o particular puede resistirse a su cumplimiento obligatorio, el
Tribunal, a través del precedente constitucional, ejerce un poder normativo general, extrayendo
una norma a partir de un caso concreto.
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Todo lo cual no hace sino evidenciar la íntima relación entre la Constitución y el proceso
penal y resaltar la importancia de conocer y aplicar adecuadamente las sentencias normativas,
los precedentes vinculantes y la jurisprudencia vinculante del Tribunal Constitucional, sin que
esto último signifique –en modo alguno– la asunción acrítica de los razonamientos del máximo
intérprete de la Constitución, pues será en el ámbito académico en donde se debe dar la
batalla para ir perfilando de la mejor manera los precedentes constitucionales y evitar de ese
modo su fosilización.
151 (BverfGE 18, 85 –sentencia del 10 de junio de 1964) Sentencia del Tribunal Constitucional Nº 9746–2005–
PHC/TC.
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III.1 Noción
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comporta también el deber del juez de la causa de solicitar, actuar y dar mérito jurídico
que corresponda a los medios de prueba en la sentencia (Sentencia Nº 1014–2007–
PHC/TC).
Como todo derecho fundamental, el derecho a la prueba también está sujeto a restricciones
o limitaciones derivadas tanto de la necesidad de que sean armonizados con otros derechos
o bienes constitucionales –límites extrínsecos–, como de la propia naturaleza del derecho
en cuestión –límites intrínsecos– (Sentencia Nº 4831–2005–PHC/TC).
III.2 Alcance
Por su parte, Ferrer Beltrán considera que los elementos definitorios del derecho a
la prueba son los siguientes: a) el derecho a utilizar todas las pruebas de que se
dispone para demostrar la verdad de los hechos que fundan la pretensión; b) el
derecho a que las pruebas sean practicadas en el proceso; c) el derecho a una
valoración racional de las pruebas practicadas; y, d) la obligación de motivar las
decisiones judiciales.
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El Tribunal Constitucional afirma que una de las garantías que asiste a las partes del
proceso es la de presentar los medios probatorios necesarios que posibiliten crear la
convicción en el juzgador de que sus argumentos son los correctos. De esta manera,
si no se autoriza la presentación oportuna de pruebas a los justiciables no se podrá
considerar amparada la tutela procesal efectiva. El derecho a la prueba apareja la
posibilidad de postular, dentro de los límites y alcances que la ley reconoce, los
medios probatorios para justificar los argumentos que el justiciable esgrime a su
favor (Sentencia Nº 6712–2005–HC/TC).
Conforme a este derecho, por regla general se puede ofrecer cualquier medio de
prueba para probar cualquier hecho objeto de prueba, siempre que no estén
expresamente prohibidos o no permitidos por la ley. Subyace aquí el principio de
libertad de prueba. Pueden aportarse medios de prueba típicos –los previstos
expresamente en la ley– o atípicos –aquellos que no están regulados en la Ley–, en
cuyo caso la forma de su incorporación se adecuará al medio de prueba más análogo,
de los previstos, en lo posible (artículo 157.1 del NCPP).
El nuevo Código Procesal Penal regula sobre el derecho a ofrecer medios probatorios
estableciendo como regla esencial el principio de aportación de parte en el artículo
155.2, y fijando los momentos en que se pueden aportar los medios de prueba en los
artículos 350.1.f), 373.1, 373.2 y 385.2, en los términos que seguidamente se reseñan.
El fiscal debe ofrecer los medios de prueba en su acusación, para lo cual presentará
la lista de testigos y peritos con indicación del nombre y domicilio, y de los puntos
sobre los que habrán de recaer sus declaraciones o exposiciones. Asimismo, hará
una reseña de los demás medios de prueba que ofrezca.
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Los demás sujetos procesales podrán, en el plazo de diez días de notificados con la
acusación, ofrecer pruebas para el juicio, adjuntando la lista de testigos y peritos que
deben ser convocados al debate, con indicación de nombre, profesión y domicilio,
precisando los hechos acerca de los cuales serán examinados en el curso del debate;
presentar los documentos que no fueron incorporados antes o señalar el lugar donde
se encuentran los que deban ser requeridos.
Consiste este elemento en el derecho que tiene su titular a que se admitan los
medios probatorios ofrecidos con el propósito de acreditar la existencia o inexistencia
de los hechos que constituyen el objeto concreto de prueba.
A juicio de Taruffo deberán ser admitidas todas aquellas pruebas que hipotéticamente
puedan ser idóneas para aportar, directa o indirectamente, elementos de juicio acerca
de los hechos que deben ser probados.
El derecho a que se admitan los medios probatorios, como elemento del derecho a
la prueba, no implica la obligación del órgano jurisdiccional de admitir todos los
medios probatorios que hubieran sido ofrecidos. En principio, las pruebas ofrecidas
por las partes se pueden denegar cuando importen pedidos de medios probatorios
que no sean pertinentes, conducentes, oportunos, legítimos o útiles, así como
manifiestamente excesivos (Sentencia Nº 6712–2005–HC/TC).
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Esta fase de la actividad probatoria tiene igualmente sus requisitos; ante todo
el que consiste en que haya sido admitida y también los de formalidad,
oportunidad y competencia del funcionario. El Código de Procedimientos
Penales, por ejemplo, señala un orden para la práctica de las pruebas en el
juicio oral, mientras que el nuevo Código Procesal lo deja a criterio del juez
escuchando a las partes.
Sin duda, de acuerdo al contenido esencial del derecho a la prueba, no es del caso
conformarse con cualquier forma de práctica de la prueba en el proceso. Por ello,
con razón, Taruffo sostiene que deberá maximizarse la participación de las partes a
través del principio de contradicción dando en todo momento, a cada parte, la
oportunidad de contraprobar lo alegado por la parte contraria.
Para que la actuación probatoria sea adecuada deben regir los siguientes principios:
La legalidad del medio de prueba significa que la actividad procesal que es preciso
desarrollar para incorporar la fuente al proceso, debe realizarse de acuerdo con lo
dispuesto en la ley. Así será preciso que:
– Sólo se admitan los medios legalmente previstos. Significa que si para un proceso
concreto existe una limitación probatoria, ésta debe respetarse.
• Publicidad: Este principio, en su verdadero sentido, requiere que no sólo las partes
sino el público tengan oportunidad real y efectiva, de presenciar la recepción de la
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• Contradicción: Implica que la prueba, para ser válida o por lo menos eficaz, debió
haber sido producida con audiencia o intervención de la parte contraria, de modo
que ésta pudiese haber fiscalizado su ordenada asunción y haber contado con la
posibilidad de ofrecer prueba en descargo.
De poco serviría tener derecho a ofrecer medios probatorios o que los mismos sean
admitidos para su actuación en el juicio, si los mismos no estarán disponibles para su
actuación en el momento oportuno del debate. Por la duración de los procesos en
nuestro país, con cierta frecuencia ocurre que por enfermedad o viaje los testigos o
peritos no van a estar disponibles para su presentación en el juicio o la audiencia de
actuación probatoria, o el testigo no podrá reconocer al autor o partícipe de un
hecho punible, o el objeto material de un delito –denominado prueba o evidencia
material– no estará en las mismas condiciones en las que fue hallado o incautado.
De ahí que resulte indispensable que las partes cuenten con la posibilidad de asegurar
la producción y conservación de sus fuentes de prueba.
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Como ha señalado Taruffo, el reconocimiento del derecho de las partes a que sean
admitidas y practicadas las pruebas relevantes para demostrar los hechos que
fundamentan su pretensión, es una garantía ilusoria y meramente ritualista si no se
asegura el efecto de la actividad probatoria, es decir, la valoración de las pruebas por
parte del juez en la decisión.
Uno de los elementos que forman parte del contenido del derecho a la prueba
está constituido por el hecho de que las pruebas actuadas dentro del proceso
penal sean valoradas de manera adecuada y con la motivación debida, de lo cual
se deriva una doble exigencia para el juez: en primer lugar, la exigencia del juez de
no omitir la valoración de aquellas pruebas que son aportadas por las partes al
proceso dentro del marco de respeto de los derechos fundamentales y a lo
establecido en las leyes pertinentes; en segundo lugar, la exigencia de que dichas
pruebas sean valoradas motivadamente con criterios objetivos y razonables. Por
ello, la omisión injustificada de la valoración de una prueba aportada por las partes,
respetando los derechos fundamentales y las leyes que la regulan, comporta una
vulneración del derecho fundamental a la prueba y, por ende, del debido proceso
(Sentencia Nº 1014–2007–PHC/TC).
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El Nuevo Código Procesal Penal configura en sus disposiciones una valoración racional
de la prueba al señalar de un lado, que en la valoración de la prueba el juez deberá
observar las reglas de la lógica, la ciencia y las máximas de la experiencia, estando
obligado a exponer los resultados obtenidos y los criterios adoptados (artículo 158).
En ese sentido, la racionalidad radicaría en la posibilidad de corrección del
razonamiento probatorio en la medida que hay obligación de explicitarlo. De otro
lado, el artículo 393.2 estatuye para la apreciación de las pruebas que el juez penal
procederá primero a examinarlas individualmente y luego conjuntamente con las
demás.
Por último, en cuanto a esta exigencia del derecho a la prueba, la motivación debe
cumplir con los requisitos de racionalidad, coherencia y razonabilidad. Sobre la
racionalidad de la motivación es del caso precisar sus dos alcances: de un lado, será
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III.3 Límites
• Pertinencia: Exige que el medio probatorio tenga una relación directa o indirecta
con el hecho que es objeto de proceso. Los medios probatorios pertinentes sustentan
hechos relacionados directamente con el objeto del proceso.
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La utilidad puede ser definida como aquella cualidad del medio de prueba que
hace que éste sea adecuado para probar un hecho. Se encuentra prevista en los
artículos 155.2 y 352.5.b del Nuevo Código Procesal Penal.
IV.1. Noción
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IV.2 Alcance
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hechos de prueba y que la actividad probatoria sea suficiente para generar en el Tribunal
la evidencia de la existencia no sólo del hecho punible sino también la responsabilidad
penal del acusado (Sentencia Nº 10107–2005–PHC/TC).
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