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El segundo principio de la termodinámica determina que el calor sólo puede fluir de un cuerpo
más caliente a uno más frío, la ley de Fourier fija cuantitativamente la relación entre el flujo y las
variaciones espacial y temporal de la temperatura.
La transmisión de calor por conducción, entre dos cuerpos o entre diferentes partes de un cuerpo,
es el intercambio de energía interna, que es una combinación de la energía cinética y energía
potencial de sus partículas microscópicas: moléculas, átomos y electrones. La conductividad
térmica de la materia depende de su estructura microscópica: en un fluido se debe principalmente
a colisiones aleatorias de las moléculas; en un sólido depende del intercambio de electrones libres
(principalmente en metales) o de los modos de vibración de sus partículas microscópicas
(dominante en los materiales no metálicos).3
Para el caso simplificado de flujo de calor estacionario en una sola dirección, el calor transmitido
es proporcional al área perpendicular al flujo de calor, a la conductividad del material y a la
diferencia de temperatura, y es inversamente proporcional al espesor:45
donde:
{\displaystyle {\frac {Q}{\Delta t}}\,} {\displaystyle {\frac {Q}{\Delta t}}\,} es el calor transmitido por
unidad de tiempo.
Índice
2 Ley de Fourier
3 Conductividad térmica
4 Véase también
5 Referencias
5.1 Notas
5.2 Bibliografía
6 Enlaces externos
Convección: transmisión de calor por la transferencia de la propia materia portadora del calor.
La transferencia de energía térmica o calor entre dos cuerpos diferentes por conducción o
convección requiere el contacto directo de las moléculas de diferentes cuerpos, y se diferencian
en que en la primera no hay movimiento macroscópico de materia mientras que en la segunda sí
lo hay. Para la materia ordinaria la conducción y la convección son los mecanismos principales en
la "materia fría", ya que la transferencia de energía térmica por radiación sólo representa una
parte minúscula de la energía transferida. La transferencia de energía por radiación aumenta con
la cuarta potencia de la temperatura (T4), siendo sólo una parte importante a partir de
temperaturas superiores a varios miles de kelvin.
Es la forma de transmitir el calor en cuerpos sólidos; se calienta un cuerpo, las moléculas que
reciben directamente el calor aumentan su vibración y chocan con las que las rodean; estas a su
vez hacen lo mismo con sus vecinas hasta que todas las moléculas del cuerpo se agitan. Por esta
razón, si el extremo de una varilla metálica se calienta con una llama, transcurre cierto tiempo
hasta que el calor llega al otro extremo.6 El calor no se transmite con la misma facilidad por todos
los cuerpos. Existen los denominados "buenos conductores del calor", que son aquellos materiales
que permiten el paso del calor a través de ellos. Los "malos conductores o aislantes" son los que
oponen mucha resistencia al paso de calor.
Cabe destacar que cuando se produce transmisión de calor entre dos cuerpos, generalmente
coexisten las tres formas de calor enunciadas, lo que ocurre es que alguna de ellas prevalece sobre
las demás.
Un ejemplo práctico se produce al encender una lámpara eléctrica donde se puede comprobar
que:
El aire que rodea la lámpara se calienta y asciende por transmisión de calor por convección.
Ley de Fourier
La conducción térmica está determinada por la ley de Fourier, que establece que el flujo de
transferencia de calor por conducción en un medio isótropo es proporcional y de sentido contrario
al gradiente de temperatura en esa dirección. De forma vectorial:
{\displaystyle \mathbf {q} =-k{\nabla }T} {\displaystyle \mathbf {q} =-k{\nabla }T}
donde:
{\displaystyle \mathbf {q} } {\displaystyle \mathbf {q} }: es el vector de flujo de calor por unidad de
superficie (W m-2).
De forma integral, el calor que atraviesa una superficie S por unidad de tiempo viene dado por la
expresión:
{\displaystyle \qquad {\frac {dQ_{S}}{dt}}=\int _{S}\mathbf {q} \cdot d\mathbf {S} =-k\int
_{S}\nabla T\cdot d\mathbf {S} } {\displaystyle \qquad {\frac {dQ_{S}}{dt}}=\int _{S}\mathbf {q}
\cdot d\mathbf {S} =-k\int _{S}\nabla T\cdot d\mathbf {S} }
donde:
{\displaystyle \alpha ={\frac {k}{\rho C_{p}}}} {\displaystyle \alpha ={\frac {k}{\rho C_{p}}}}: es la
difusividad térmica,
{\displaystyle {\dot {q}}_{G}} {\displaystyle {\dot {q}}_{G}}: es el calor generado por unidad de
volumen,
{\displaystyle {\frac {\partial T}{\partial t}}} {\displaystyle {\frac {\partial T}{\partial t}}}: es la
variación de temperatura con el tiempo.
La conductividad térmica es una propiedad intrínseca de los materiales que valora la capacidad de
conducir el calor a través de ellos. El valor de la conductividad varía en función de la temperatura a
la que se encuentra la sustancia, por lo que suelen hacerse las mediciones a 300 K con el objeto de
poder comparar unos elementos con otros.
Es elevada en metales y en general en cuerpos continuos, y es baja en los gases (a pesar de que en
ellos la transferencia puede hacerse a través de electrones libres) y en materiales iónicos y
covalentes, siendo muy baja en algunos materiales especiales como la fibra de vidrio, que se
denominan por eso aislantes térmicos. Para que exista conducción térmica hace falta una
sustancia, de ahí que es nula en el vacío ideal, y muy baja en ambientes donde se ha practicado un
vacío elevado.
El coeficiente de conductividad térmica (λ) expresa la cantidad o flujo de calor que pasa a través
de la unidad de superficie de una muestra del material, de extensión infinita, caras planoparalelas
y espesor unidad, cuando entre sus caras se establece una diferencia de temperatura igual a la
unidad, en condiciones estacionarias.
Véase también
Convección térmica
Radiación térmica
Aislamiento térmico
Transmitancia térmica