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Existen ciertos criterios que rigen los procesos para evaluar la información que
encontramos de una investigación. Existe información de calidad que, sin embargo, puede
ser inútil si no se tiene claro lo que se busca. Es por esto que se debe saber que se va a
buscar, para que y como. Las necesidades informativas deben ser respondidas de esta
manera y así poder armar un trabajo de calidad sin relleno bibliográfico. Entonces, los
criterios son los siguientes (Universidad de Alicante, s.f., p.5):
Estos criterios valen tanto para información impresa como electrónica. Sin
embargo, en el caso de información encontrada en Internet, hay otros criterios
dependiendo de si es encontrada en páginas web, revistas electrónicas, bases de datos,
portales, entre otros. Se evalúa el lugar de donde procede, ya que la web es un lugar
gigante donde la información se ha masificado y no hay quien controle estos tipos de
procesos para la fiabilidad de la misma. La autoría y el contenido también son datos a
evaluar en este tipo de información. Estos criterios son (Universidad de Alicante, s.f.,
pp.17-18):
Así que sebe evaluar la experiencia del autor, aunque el prestigio no siempre es lo
más fiable, ya que existen editoriales que aprovechan la influencia de estos personajes y
figuran una aportación o dirección inexistente en la obra con fines publicitarios. Por esto,
es que no solo se evaluara quien es, sino que también de que función desempeña en la
obra (Cordón García, 1998, pp. 2-6).
También está el caso de las editoriales quienes prestigian y justifican una obra. La
edición es una especialidad muy desarrollada, por esto las editoriales con una tradición
editorial ofrecen mayores indicios de solvencia, su nombre por si solo ofrece garantías de
calidad (Cordón García, 1998, pp. 2-6).
Para poder evaluar una fuente de información José Cordón (1998, pp. 7-9) ofrece
unas cuantas cuestiones a resolver y da unos requisitos mínimos que deben tener las
introducciones, entre estas están:
¿Fija bien los objetivos de la obra? Su cometido debería presentar con la máxima
claridad la naturaleza y alcance de la obra que precede.
¿Relata bien los antecedentes? Toda introducción debe dar una revisión corta y
precisa de la literatura pertinente usada en el texto con intención de orientar al
lector.
¿Explica la cobertura y límites de la obra? Éste debería expresar con sencillez las
limitaciones conceptuales, cronológicas y geográficas a las que fue/está sometido
el documento, del mismo modo Así como el grado de exhaustividad de su
cobertura.
¿Da vista de los niveles de actualización de la obra? En este apartado, debería
detallar sus procedimientos de actualización al igual que la regularidad con la que
estos se aplican.
¿Detalla la metodología seguida en su elaboración? La introducción y en especial
el prefacio de trabajos académicos/científicos debería explicar la metodología
seguida en la elaboración de la obra, teniendo en conjunto si es posible
cuestionarios en el caso de los directorios, censos, Guías, Quién es Quién, y
algunos repertorios bibliográficos.
¿Explica hacia qué público va dirigida? Debe puntualizar a que nivel de usuarios
va dirigida, ¿un público profesional? ¿Un público especialista? ¿A cualquiera?
Contenido
Tanto la Universidad de Alicante (s.f., p. 7), como Roberto Ronconi (s.f., p. 3), dan
algunos puntos y cuestiones a tratar para poder hacer la evaluación del contenido de las
fuentes, y aunque tienen punto de vista parecidos se puede hacer una combinación de
ambos puntos de vista para crear una lista homogénea. Estos puntos son:
Relevancia
Alcance
Actualidad
La actualidad de los documentos entrega uno de los indicadores más importantes
que puede tener una obra, ya que la novedad de un documento (y con el uso de otros
medidores) puede dar muestras de si una información es obsoleta o no, desarrollando
mejor este punto de vista Brunilda Figueroa (2007) describe que hay tres escenarios al
momento de buscar información, estos son: “…información actualizada 1 (al día),
información de los últimos tres (3) años e información publicada que excede los últimos
tres años (en algunos casos históricos) […]En la mayoría de los casos cualquier
información de los últimos seis (6) años o más se considera obsoleta2.” (p. 2).
Diferentes autores (al igual que con el apartado de contenido) desarrollan diversos
criterios para evaluar la actualización de una fuente, entre estos autores vale la pena
destacar a: Mirta Núñez (2002, pp. 2-3) y Roberto Ronconi (s.f., p. 3); estos pautas dadas
por los autores son las siguientes:
¿Cuándo se realizó?
¿Cuándo se actualizó?
¿Cuán actualizados están los enlaces (si es que los tiene)?
¿Cuántos enlaces no funcionales tiene la página?
¿Está desactualizada la información de la página?
¿La modificación de los recursos y los datos existentes en respuesta a la aparición
de nuevos aportes al tema?
¿Se indica si el contenido se actualiza con regularidad?
Bibliografía
Núñez, M. (2002). Criterios para la evaluación de las fuentes de información sobre salud
en Internet. ACIMED, 10 (5). Recuperado de: http://eprints.rclis.org/5136/
1
Temas científicos, de negocio, mercadeo, política, medicina, entre otros
2
Esta autora exceptúa los temas históricos y la literatura