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CLASIFICACIÓN
Tradicionalmente se ha categorizado en 4 tipos:
Tipo I: Implantación baja de la placenta. (borde placentario a menos de 2cm del OCI).
La placenta está implantada en el segmento uterino inferior de modo que el borde de la
placenta no llega al orificio interno
pero se encuentra en estrecha
proximidad.
Tipo II: Placenta
previa marginal (borde
placentario llega al OCI pero
no lo cubre). La placenta llega
al margen del orificio cervical
interno, pero no lo sobrepasa.
Tipo IV: Placenta previa oclusiva total (la placenta cubre enteramente el OCI). El OCI
está cubierto por completo por la placenta.
Esto se mantuvo sin cambios hasta que la aplicación del ultrasonido en el diagnóstico de placenta
previa fue ampliamente utilizada.
Actualmente la clasificación utilizada consiste en solamente 2 variaciones:
Placenta previa: incluye los términos anteriores de parcial y completa en el cual el OCI
es cubierto por tejido placentario en cualquier medida
Placenta de situación baja: implantación en el segmento uterino inferior en el cual el
borde placentario no llega al orificio interno y permanece dentro de un perímetro de 2 cm
de ancho alrededor del orificio. El término antiguo placenta previa marginal describía el
caso de una placenta que estaba en el borde del orificio interno, pero que no lo cubría
ETIOLOGÍA
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La hemorragia indolora es el fenómeno más característico que se observa con la placenta previa.
La hemorragia por lo común no aparece hasta que se acerca el final del segundo trimestre o en
fecha ulterior, pero puede comenzar incluso antes de la etapa media del embarazo, e
indudablemente algunos abortos tardíos son causados por una placenta de situación anormal. La
hemorragia de una placenta previa suele comenzar sin signos premonitorios y sin dolor o
contracciones en una mujer cuya evolución prenatal no tuvo complicaciones; tal situación recibe
el nombre de hemorragia centinela y rara vez es tan profusa que resulte ser mortal. Por lo regular
cesa sólo para reaparecer. Quizá en 10% de las mujeres, particularmente en aquellas que tienen
la placenta implantada cerca del orificio cervical pero que no lo cubre, no hay hemorragia hasta
el comienzo del parto. La hemorragia para tal fecha varía de mínima a profusa y puede remedar
en su aspecto clínico al desprendimiento prematuro de placenta.
Se observa una sucesión específica de fenómenos que culminan en la hemorragia en casos en que
la placenta está situada sobre el orificio interno. En primer lugar, el cuerpo del útero se remodela
para formar el segmento uterino inferior y con él se dilata el orificio interno y parte de la placenta
implantada inevitablemente se separa. La hemorragia que acaece se intensifica por la incapacidad
inherente de las fibras del miometrio en el segmento uterino inferior para contraerse y constreñir
los vasos rotos. En forma similar, la hemorragia que proviene del sitio de implantación en el
segmento inferior también suele persistir después del nacimiento de la placenta. Por último, a
veces hay desgarros en el cuello friable y el segmento inferior, situación especialmente
problemática después de la extracción manual de una placenta moderadamente adherida.
DIAGNÓSTICO
Siempre que surja hemorragia uterina después de la fase media del embarazo hay que pensar en
la posibilidad de placenta previa o desprendimiento prematuro de placenta. El diagnóstico rara
vez puede establecerse mediante el examen clínico, que de hecho debe evitarse por la
posibilidad de producir hemorragia.
Antes del parto, la paciente debe ser informada de las diferentes alternativas (parto
vaginal o cesárea) en función del tipo de placenta previa que presente.
Se considera una contraindicación para el parto vaginal la placenta previa oclusiva total. En
estos casos, se debe finalizar la gestación mediante cesárea. En los casos de placenta baja o
marginal, el riesgo de sangrado es significativo; no obstante, en estas pacientes se puede realizar
un intento de parto vaginal si se dispone de personal y medios para realizar una cesárea de
emergencia. En muchos casos, la cabeza fetal al descender comprime la zona de placenta
sangrante y cede la hemorragia.
Cesárea
Debido a la naturaleza poco contráctil del segmento uterino inferior, se pueden producir
hemorragias tras el alumbramiento. Cuando la placenta previa se complica con grados de
placenta accreta, dificultando el control de la hemorragia por medios conservadores, se
necesitan otros medios de hemostasia. Para mujeres cuya placenta previa está implantada en
posición anterior en el lugar de la incisión de una histerotomía previa, aumenta la posibilidad
de placenta accreta relacionada y la necesidad de histerectomía.
Parto vaginal
ETIOPATOGENIA
Se desconoce la causa primaria del desprendimiento, pero hay varios factores de riesgo
relacionados que, actuando de forma aislada o sinérgicamente producirían el DPPNI.
La formación del coágulo retroplacentario supone una hemorragia materna oculta que dará lugar
a hipotensión y shock. Además el secuestro de factores de la coagulación en la formación del
coágulo y el paso de tromboplastina al torrente circulatorio materno podrán determinar la aparición
de una CID.
FRECUENCIA
La incidencia observada del desprendimiento placentario varía con el uso de criterios diferentes;
en consecuencia, su frecuencia es, en promedio, 0.5% o 1 de cada 200 partos.
FACTORES PREDISPONENTES
El tabaquismo se asocia gravemente al riesgo de DPP, siendo dos veces más frecuente en
fumadoras y de 5 a 8 veces más frecuente si además asocian EHE. El mecanismo
productor sería la alteración originada en los vasos deciduales.
Traumatismos suponen la causa del 4% de todos los DPP. Debemos sospecharlo cuando
aparece dolor abdominal o sangrado y es adecuada una vigilancia durante unas horas con el
objetivo de excluir desprendimiento de placenta subclínico en ausencia de contracciones,
hipersensibilidad o hemorragia
También se puede clasificar según la extensión del desprendimiento placentario en total o parcial
(<50%, 50 – 75%, >75%).
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Puede variar desde asintomática hasta un cuadro florido con todos los síntomas.
Estado general materno alterado: la madre suele presentar angustia, dolor abdominal y en ocasiones
un cuadro de shock. Es muy frecuente que el cuadro clínico que la madre presenta no se corresponda
con la cuantía de la hemorragia.
DIAGNÓSTICO
Ecográfico: los estudios demuestran que la ecografía confirma con poca frecuencia el
diagnóstico de DPP. Su sensibilidad en el diagnóstico del desprendimiento se cifra en torno
al 25%. La ausencia de hallazgos en la ecografía no excluye el DPP.
Shock hipovolémico
Se produce una hipotensión tisular secundaria a la disminución del volumen sanguíneo,
originando lesiones necróticas con graves repercusiones en distintos órganos vitales. Es
importante recordar que la pérdida hemática no es representativa del estado hemodinámico de
la paciente.
La denominada apoplejía
úteroplacentaria, descrita por
primera vez por Couvelaire en
1900, consiste en la extravasación
de sangre hacia la musculatura
uterina y por debajo de la serosa.
Estos hallazgos, sólo visibles
durante la laparotomía, pueden
también observarse en las trompas,
los ligamentos anchos, los ovarios
y la cavidad peritoneal.
Insuficiencia renal
Puede observarse IRA en las formas graves de DPPNI. Se produce en aquellas en las que el
tratamiento de la hipovolemia se retrasa, dando lugar a la hipoxia responsable de la necrosis
cortical aguda.
Incluso sin preeclampsia, la proteinuria es frecuente aunque, por lo general desaparece tras el
parto.
Muerte materna
COMPLICACIONES FETALES
Muerte fetal
Conforme las muertes fetales por otras causas han disminuido, las dependientes de DPP
se mantienen muy elevadas.
La mortalidad perinatal relacionada con DPP fue de 119 por 1000 partos, debido en parte al
fuerte vínculo entre desprendimiento y parto pretérmino. Sin embargo, incluso en los lactantes
nacidos al término, la mortalidad perinatal fue un 25% más alta en presencia de DPP. Si el
lactante sobrevive, puede haber secuelas adversas (defectos neurológicos, parálisis cerebral).
CIR
La tasa de CIR en casos de DPPNI se multiplica por 2. Esta relación sugiere que el origen
del DPPNI podría suceder a mitad de gestación y no ser un cuadro tan agudo.
Parto pretérmino
Dado que muchos casos obligan a interrumpir la gestación, la tasa de prematuridad es mayor que
la de la población general.
TRATAMIENTO
Ante el diagnóstico de certeza, si existe hemorragia externa masiva que comprometa el estado
materno, se debe realizar un parto y alumbramiento rápidos, generalmente mediante cesárea
urgente. Si la hemorragia es más leve, el tratamiento dependerá del estado materno y de la
viabilidad fetal.
La relación entre la rapidez del parto y el resultado neonatal en 33 embarazos únicos con un
desprendimiento prematuro de placenta manifiesto en clínica y bradicardia fetal. De los 22 RN
vivos sin patología neurológica, 15 fueron extraídos en menos de 20 minutos. De los 11 RN
muertos o que presentaron parálisis cerebral, 8 se extrajeron en más de 20 minutos; lo que
sugiere que la rapidez de la respuesta es un factor importante en el resultado neonatal.
Reposo absoluto.
Control de constantes.
Sueroterapia de mantenimiento.
Cardiotocografía periódica.
Compromiso fetal.
Compromiso materno.
Muerte fetal. En estos casos se estima que la cuantía del desprendimiento es > 50%
y el riesgo de CID es alto. La urgencia viene determinada por la aparición de
complicaciones maternas, más que por la propia muerte fetal.
Feto maduro, independientemente de la situación materna.
Buen estado general materno. Cardiotocografía fetal normal. Contracciones uterinas no tetánicas.
Ausencia de hipertonía. Ausencia de hemorragia vaginal excesiva. Ausencia de alteraciones en la
coagulación. Buen pronóstico del parto. Feto muerto.
Hay hipovolemia. Existe alteración grave de la coagulación o hemorragia grave. Con el parto
vaginal, la estimulación del miometrio con fármacos y mediante masaje uterino hace que estos
vasos se constriñan, de modo que se evita la hemorragia grave aún cuando persistan defectos en
la coagulación. Existe IRA. Fracasa la prueba de parto.
Bibliografía:
F. Gary Cunningham, M. J. (2015). Williams (24 ed.). México, D. F: McGRAW-HILL.