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ÉPOCA MEDIEVAL

Desde la caída de Roma en manos de los godos (476 d.C.) y hasta el siglo XV,
en el mundo occidental, la superstición impidió la realización de estudios serios
de anatomía y patología quirúrgica. Prevalecía el concepto de Galeno del
"laudable pus", encontrar una sustancia milagrosa para prevenir la infección e
inducir la curación. Su dogmatismo perduró durante siglos al amparo del
oscurantismo en que se vio sumido el mundo occidental tras la caída del
Imperio Romano.

En la baja Edad Media, los monasterios recogieron y transmitieron


conocimientos con la veneración por lo antiguo y el desinterés o alejamiento de
la realidad. Sin embargo, su labor permitió la supervivencia de un cuerpo
doctrinal en Occidente. La terapéutica abandonó los incipientes criterios
científicos y volvió a las simplificaciones de la medicina popular y a las
interpretaciones sobrenaturales. La influencia del cristianismo otorgó a la
medicina un importante componente de misticismo religioso. Por otra parte, la
asociación de los primeros hospitales cristianos de beneficencia y el desarrollo
de las órdenes monásticas permitió que los monasterios asumieran parte de la
asistencia médica de occidente. Paralelamente, la práctica de la cirugía se
devaluó, siendo ejercida por profanos, iletrados y charlatanes. Así, los
curanderos germánicos daban masajes, reducían luxaciones y fracturas y
curaban heridas.

No fue hasta el siglo XII cuando Europa comenzó a despertar gradualmente de


su edad oscura. Empezaron a fundarse universidades y hospitales, la disección
humana se reanudó y los importantes textos griegos comenzaron a traducirse
del árabe al latín. Sin embargo, hasta el siglo XVI, todos los avances se
realizaron a la sombra de Hipócrates. Los primeros hospitales de la época
medieval surgieron en Bizancio. De ellos, el más importante fue el de
Constantinopla, fundado en el siglo XII, y que de un total de 50 camas dedicaba
10 a pacientes quirúrgicos.

En confluencia con el mundo árabe, se organizaron en torno al Mediterráneo


algunos centros de excepción en los que el saber médico era transmitido. La
Escuela de Salerno, o la de Montpellier, comenzaron el desarrollo de la
enseñanza médica organizada, recibiendo influencias desde el mundo islámico.

En el siglo XI, desde la Escuela de Salerno, Constantino el Africano (1010-


1087) es el principal difusor de los conocimientos islámicos, gracias a las
traducciones de sus textos.
El primer tratado
medieval de cirugía fue
la "Practica chirurgiae"
de Ruggero
Frugardi (1170), figura
de la escuela de
Salerno, que se ocupó
principalmente del
tratamiento de las
heridas, aunque
también describe
algunas intervenciones
y técnicas para la
reducción de distintas
luxaciones. En el año
1140 Rogerio II de
Sicilia impuso la
necesidad de superar
un examen a todos aquellos que pretendiesen ejercer la medicina. Federico II
en 1224, mandó que el examen fuese realizado de forma pública por el equipo
de maestros de Salerno, exigiendo para la práctica de la medicina un periodo
de formación teórico (que incluía cinco años de medicina y cirugía) y un periodo
práctico de un año (figura 6: detalle de manuscrito del siglo XIII que muestra el
tratamiento de varias heridas en la Escuela de Salerno, British Library,
Londres).

En 1137, la Escuela de Montpellier (fundada en el siglo IX) fue denominada


"Universidad de escolares y maestros", abierta también a judíos y árabes. El
prestigio obtenido y la exigencia de exámenes para ejercer la medicina hizo
que pronto apareciesen otras escuelas. Henry de Mondeville (1260-1320) fue
profesor de anatomía en Montpellier y cirujano de Felipe el Hermoso.

Guy de

Chauliac (1290-1368) es otro gran cirujano medieval de la escuela de


Montpellier, que completó sus estudios en París y Bolonia. En su "Gran
Cirugía", sigue a los clásicos aunque realiza una aportación novedosa en el
campo de la Traumatología y Ortopedia: la utilización de la tracción contínua,
mediante pesos y poleas para la reducción y tratamiento de las fracturas
femorales. Los ingleses utilizaron por primera vez las armas de fuego en 1346,
en la batalla de Creçy, siendo Guy de Chauliac uno de los primeros autores
que hace anotaciones sobre el tratamiento de este tipo de lesiones (figura 7:
Ilustración de la Chirurgia de Guy de Chauliac mostrando la botica de un
cirujano, Bibliothèque Nationale, Paris).

En el siglo XIII se origina en


Bolonia una escuela quirúrgica
de gran prestigio, basada no
sólo en el conocimiento de los
textos antiguos sino en la
experiencia personal
demostrada en numerosos
textos de cirugía. Entre los más
importantes se encuentran la
"Chirurgia" de Teodorico
Borgognoni (1206-1298), en la
que recoge las enseñanzas de
su padre, Ugo Borgognoni,
iniciador de la escuela. Entre
estas aportaciones se incluyen
la limpieza de las heridas con
vino y la anestesia mediante
una esponja somnífera
empapada en una mezcla de extracto de opio, beleño, mandrágora y otras
drogas. La principal contribución de Teodorico fue la de la sutura de las heridas
por primera intención tras una limpieza cuidadosa, en lugar de aplicar
sustancias que estimulasen la formación de pus, práctica habitual de la escuela
de Salerno. Utiliza para la sutura hilos preparados con intestinos de animales
(figura 8: Ilustración de la "Chirurgia" de Teodorico Borgognoni, vendaje de un
tobillo, Bibliotheek der Rijksuniversiteit, Leiden).

Guglielmo de Saliceto (1210-1278), perteneció también a la escuela de


Bolonia donde fue profesor. Su obra principal fue "La Chirurgia", dividida en
seis libros, entre los que se incluyen el dedicado a fractruras y luxaciones, el de
heridas y contusiones y el texto de anatomía. Esta división de los tratados
quirúrgicos fue adoptada con posterioridad por la mayoría de los autores.
Además, escribió el primer tratado que se conoce de anatomía topográfica.

Lanfranco de Milán (1240-1306), discípulo del anterior, escribió en su "Gran


Cirugía" dos capítulos, uno sobre el "quebrantamiento de los huesos" y otro
sobre luxaciones. En el tratamiento de estas afecciones sigue a los clásicos,
aunque también realiza aportaciones propias. Utiliza complicados
entablillamientos de vendas y listones sobre los que aplica un emplasto
consolidativo. Recomienda poner en estas inmovilizaciones marfil o hueso de
elefante debido a la creencia del poder de atraer el hueso hacia la zona de
fractura (¿introductor del concepto de osteoinducción?). También realiza una
descripcción bastante precisa de los tipos de luxaciones de cadera y rodilla así
como de su reducción. En su obra propune la unificación de la medicina y la
cirugía.

A pesar de estas notables excepciones, la practica quirúrgica, y en especial en


lo que se refiere a la Traumatología, distaba mucho de tener el reconocimiento
de ciencia. La Universidad de París y otras universidades en Francia,
Inglaterra, Países Bajos, etc., más sujetas al control de monarcas y
eclesiásticos, desarrollaron Escuelas de Medicina basadas en la supremacía
de la teología sobre la naturaleza. En todas ellas la práctica quirúrgica fue
excluida. Los médicos, en gran porcentaje judíos, gozaban del prestigio de los
monarcas y la iglesia, no siendo accesibles al pueblo.

De forma paralela aparecieron agrupaciones gremiales, como el Colegio de


San Cosme y San Damián en París, en los que los cirujanos prácticos y
artesanales, lejos de pretensiones académicas, ejercían la cirugía como un
oficio sin ninguna base científica. De esta forma, la distribución gremial de la
Edad Media favoreció la confluencia de cirujanos, barberos y otros artesanos
diestros en herramientas, frente a la clase médica que junto a boticarios y
artistas, impulsarían los estudios anatómicos en el humanismo

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