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Albert Camus (1913-1960) fue figura prominente de la ‘segunda posguerra -junto con Sartre, Malraux, Koestlery ocos mas formé en esos agitados dias el grupo de mayor ‘elevancia intelectual de Occidente-, joven aun obtuvo el Premio Novel, escribié textos de ficci6n (El extraniero, La caida, La peste), piezas de teatro (Caligula, El malen= tendido, Los justos) y ensayos (EI mito'de’Sisifo, El hombre rebelde), que se cuentan entre las obras incon- trovertibles del siglo XX. No es necesario entonces abundar'en datdé de ese tenor. Con referencia especifica a estos Diarios de viaje debe aclararse que, en buena medida, élios integraban los o6- lebres Carnets de Camus (publicados en castellano por Editorial Losada, como la mayoria de su produccién), pero que, de acuerdo con los criterios establecidos por sus editores franceses (y, al parecer, del propio autor, pues habla separado en una carpeta el Viaje por América del Sur), se ha optado por su publicacién aparte. Camus permanecié en los Estados Unidos entre marzo y mayo de 1946, y entre junio y agosto de 1949 en algunos Palses de América del Sur. El tono de los dos diarios es sensiblemente distinto. En América del Norte el periodista descubre, entre admirado y condenatorio, la desmesura del Nuevo Mundo. No olvida, sin embargo, sus preocupa- ciones de ese momento, en particular La Peste. A Amética el Sur (su itinerario incluyé la Argentina) llega en viaje oficial, como “estrella”. Al mismo tiempo vusive a suftir una nueva recaida tuberculosa, y su largo camino es tam- bién el de la enfermedad redescubierta. Crisis fisica, crisis sentimental y moral URLS VRE etc Wout 048572" ¢2000004857¢ oa | | H ALBERT LOSADA ‘equilibrio que resistié todo se ha hundido a pesar de mis esfuerzos. En mi, hay aguas glaucas, donde pasan formas vagas, donde se diluye mi energia. En cierto modo, esta depresién es un infierno. Si las personas que me reciben aqui supieran el esfuerzo que realizo para parecer normal, harian al menos el esfuerzo de una sonrisa, 11 de agosto, Me levanto temprano, escribo cartas. Después, siempre sin noticias de mis protectores naturales, voy a visitar Montevideo en un hermoso dia helado. El extremo de la ciudad se bata en las aguas amarillas del Rio de la Plata, Aireada, regular, Montevideo esta cireundada por un collar de playas y un bulevar maritimo que me parecen bellos. Hay un desahogo en esta ciudad en la que parece mas facil vivir que en las que he visto aqui. Las mimosas en los barrios de fin de semana, las palmeras me hacen pensar en Menton. Me livia también estaren un pais de lengua espafio- la. Vuelvo a mi alojamiento. Mis protectores naturales se despiertan. Por la noche partiré en barco, por el Rio de la Plata, hacia Buenos Aires. Almuerzo en casa del agregado, Quai d'Orsay y tonterias floridas. Por lo demas, es un buen muchacho, A la noche, el barco deja Montevideo. Mito de ‘nuevo la Tuna sobre las aguas cenagosas. Pero mi corazon est mas seco de lo que estaba en el Campana. 12 de agosto, Por la mafiana, Buenos Aires. Enorme montén de casas que se vienen encima. W.R. me espera. Discutimos el asunto de las conferencias. Mantengo mi posicién, agre- gando que mi conferencia, si la doy, se referira en parte a la libertad de expresién. Como, por otra parte, emite la suposicién de que mi texto podria ser pedido para una lectura previa de la censura, le advierto que me negaria, 94 rotundamente. Opina, entonces, que es mejor no ir al encuentro de un segundo escindalo.®* Idem con cl emba- jador. Recorrida por la ciudad —de una fealdad rara, Por la tarde, mucha gente, Para terminar, recalo en lo de V.O.%* ‘Una casa grande y agradable, en el estilo Lo que el viento se Hevd. Gran lujo antiguo, Tengo ganas de acostarme y de dormir hasta el fin del mundo. Y en efecto me adormezco. 13 de agosto. Pasé una buena noche. Me despierto con un dia brumoso y fio, V. me envia cartas desde su habitacién. Después los diarios. La prensa peronista silencio 0 suavizo mis decla- raciones de ayer por la tarde. Almuerzo con el director de La Prensa (oposiciGn), tentativas policiales, etc. Por la tarde, cuarenta personas. Al salir de alli, ceno con V. y hablamos hasta medianoche. Me hace escuchar EI rapto de Lucrecia de Britten y poemas de Baudelaire grabados —admirable. Primera velada de aflojamiento real desde mi partida. Tendria que quedarme aqui hasta cl dia de mi regreso para evitar esta lucha continua que me agota. Hay paz, provisional, en esta casa, 14 de agosto. ‘A tas 9 sin noticias del avion que debe Hevarme a Chile. ‘Alas 12 telefoneamos. Paso el dia en lo de V. esperando la partida. Rafael Albert esta allf con su mujer. Simptico. Sé que es comunista. Finalmente le explico mis puntos de vista. El me aprueba. Pero la calumnia hard el sasto y me separard un dia deeste hombre que es y deberia seguir siendo un camarada. ;Qué se puede hacer! Estamos en la edad de la separacién. El avion parte, por fin, al ponerse el sol % Cf. mis ariba;p. 66, % Vietoria Ocampo 95 Pasamos los Andes de noche —y no veo nada— lo que es el simbolo de este viaje. A lo mas, veo las crestas nevadas en. Ta noche. Pero tuve tiempo de ver, antes de que fuera noche cerrada, la inmensa y mondtona pampa —que no termina nunca. El descenso en Santiago se hizo en un instante, bajo tun cielo aterciopelado. A nuestros pies una multitud de cesirellas parpadeantes. Dulzura acariciadora de estas ciu- dades extendidas en la noche al borde de fos océanos, 15 de agosto, Sobre el Pacifico, con Charvet y Fron. Ch. me habla de la influencia de los tertemotos sobre el comportamiento de los cchilenos. Quinientas sacudidas por aio —de las cuales varias son catastroficas. Esto crea una psicologia de ines- tabilidad. El chileno es jugador, gasta todo lo que tiene y hace politica al dia Demos una vuelta: el pacifico con sus argos rulos blancos. Santiago encerrada entre las aguas y los Andes. Los colores violentos (las caléndulas tienen color de minio),. los ciruelos y los almendros en flor se destacan sobre el fondo blanco de las cimas nevadas —admirable_ pais Por la tarde, trabajo. A las seis, mesa redonda en la que estoy en buen estado. Cena con Charvet, en la que estoy en plena depresién. Bebo demasiado, por fatiga, y me acuesto tarde. Tiempo perdido, 16 de agosto, Dia infemal. Radio, visita. Almuerzo con el hijo de Vincent Anidobre * en una casita a los pies de los Andes. Cologquio con la gente de teatro de aqui. Conferencia a las 19 ante una sala fatigante por su densidad. Cena en ta * ic, Es probable que Camus haya escrito equivocadamente el ape ldo del poeta chileno Vicente Huidobro, que residid largamente en Francia, (N. del E:). 96 ‘embajada, hartante como el diluvio. Séto el embajador es ivertido; ayer bailaba después de haberse quitado la chaqueta. 17 de agosto. Dia de disturbios y revueltas. Ya ayer hubo manifesta- ciones. Pero hoy esto parece un temblor de tierra. El motivo € un aumento de los “‘micros’” (autobuses de Santiago) Dan vuelta los émnibus y losincendian, Rompen los vidrios de los que pasan. A la tarde me avisan que la Universidad, donde los estudiantes hicieron una manifestacién, esta ‘cerrada, y que mi conferencia no podré tener lugar alli, En dos horas los servicios franceses organizan una conferencia en el Instituto Francés. Cuando salgo, los comercios tienen sus persianas bajas y la tropa, con casco y armada, ocupa literalmente la ciudad. A veces tira salvas. Es el estado de sitio. Durante la noche, oigo disparos aislados. 18 de agosto, El avion fue aplazado hasta la noche. El paso por los ‘Andes esta cerrado. Duermo mal 0 poco aqui y estoy cansado, Los Charvet vienen a buscarme a tas 11 y me duermo de pie, tan mala fue mi noche. Pero su gentileza no es pesada y recorremos ia campaia chilena, Mimosas y sauces Ilorones. Bella naturaleza fuerte. En una parada, excelente almuerzo ante un fuego de hogar. Después tomamos hacia los Andes y nos detenemos para merendar en un hotel de montafa, ante un hermoso fuego también. Me hallo bien en Chile y podria vivir agui un tiempo, en otras circunstancias. A la Vuelta, nos enteramos de que el avién fue aplazado hasta el dia siguiente a la mafana, Llueve a céntaros. Cena en casa de los Chevret. Me acuesto ‘a medianoche. Encuentro en el hotel regalos de despedida. ‘Tardo mucho en dormirme. 7 |

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