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1.

¿PORQUÉ LA DETERMINACIÓN DE ROLES DE LOS ACTORES PROCESALES


CONSTITUYE UN EJE RECTOR DEL “NUEVO MODELO PROCESAL PENAL”?

Respecto a esta interrogante, debo indicar que la reforma iniciada en el Perú con la
promulgación del Código Procesal Penal de 2004 (en adelante, CPP), que se caracteriza
por ser un sistema acusatorio adversarial basado en la oralidad en debate
contradictorio entre las partes procesales; donde predomina el sistema de audiencias,
desplazando de esta manera el modelo inquisitivo, basado en el expediente escrito.
Ahora bien, este “Nuevo Modelo Procesal Penal” establece una separación de roles
entre investigar y decidir, vale decir, al Ministerio Público, titular de la acción penal
(Artículo IV del Título Preliminar del CPP, referido al Rol del Ministerio Público), le
corresponde la dirección de la investigación del delito en la etapa de la Investigación
Preparatoria contando con el apoyo técnico y científico de la Policía Nacional; formula
acusación en la etapa Intermedia debiendo probar la responsabilidad penal del
encausado en la etapa de Juzgamiento. De otro lado, el Juez, garante del debido
proceso, le corresponde controlar los plazos en la etapa de investigación, dicta
medidas de coerción procesal y limitativa de derechos, dirige la etapa intermedia,
contra la acusación, y en etapa de Juzgamiento dirige el juicio oral y emite sentencia.

De lo precedentemente señalado, se aprecia una clara separación de roles entre el


Fiscal y el Juez, consecuentemente, el cambio de roles de los operadores del sistema
procesal penal, hace que el Juez ya no investigue, siendo responsabilidad del
Representante del Ministerio Público la dirección de la investigación con el apoyo de la
Policía; de mismo modo, las pruebas está a cargo del Fiscal y de la Defensa, que
tienen la obligación de proveer al Juzgador de los elementos probatorios a valorarse en
el proceso. En ese contexto, el Juez tiene la responsabilidad de velar por los derechos
fundamentales de las personas imputadas, evaluar las pruebas aportadas por las
partes procesales legitimadas y pronunciarse sobre la culpabilidad o no del procesado
en el juicio, en un debido proceso. Ahora, esta división de funciones o roles es clara y
precisa entre las tareas de acusador, del imputado y su defensa, y de los jueces, de
modo tal que se resguarda e poder jurisdiccional para sus funciones específicas, es
decir, decidir el litigio y la preservación de las libertades públicas; en esa línea, la
división de funciones preserva la imparcialidad judicial, fijadas en normas procesales
de base constitucional propias del desarrollo moderno del Estado de Derecho y de su
normativa, tanto nacional como internacional.

Por último, el CPP de 2004 tiene como línea rectora brindar un mejor servicio de
justicia penal, que contribuya de manera favorable modernizar la justicia penal y
conducirla por el camino de aplicar el debido proceso, acorde con lo consagrado en la
Norma Suprema y en los tratados internacionales en materia de derechos humanos.

2. ¿CÓMO SE REFLEJA EL PRINCIPIO DE OBJETIVIDAD EN LA ACTUACIÓN


FISCAL?

A la pregunta cómo se refleja el Principio de Objetividad en la actuación fiscal, debo


señalar que la Constitución Política del Estado ha asignado al Ministerio Público una
serie de funciones, entre otras, la facultad de ejercitar la acción penal de oficio o a
petición de parte, conforme a lo dispuesto en el artículo 159°.5, en concordancia con el
Código Procesal Penal, que establece los principios que rigen la actuación del Ministerio
Público. Así, el Fiscal actúa en el proceso penal con independencia de criterio y adecua
sus actos a un criterio objetivo, rigiéndose únicamente por la Constitución y la Ley.
Asimismo, a nivel internacional, tenemos que en el VIII Congreso de las Naciones
Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, 27 de agosto a 07
de setiembre de 1990 ( Habana), se celebró en un momento en que se reconocía que
la delincuencia, con sus dimensiones internacionales, iba en alarmante aumento;
aprobaron un conjunto de directrices que los Estados Miembros de la ONU estaban o
están obligados a aplicar en sus países respecto de los Fiscales. Así, en la Directriz
13°.b) establece que los Fiscales en el cumplimiento de sus obligaciones, actuarán con
objetividad, teniendo en cuenta la situación del sospechoso y de la víctima, prestando
atención a todas las circunstancias, así sean ventajosas o desventajosas para el
sospechoso. En efecto, ésta directriz ha sido recogida por el legislador en el Artículo
IV°.2 del Título Preliminar del Código Procesal Penal, al disponer como una obligación
imperativa de los Fiscales el actuar en la investigación con objetividad, indagando los
hechos constitutivos del delito, los que determinen o acrediten la responsabilidad o así
como los que determinen o acrediten la inocencia del sospechoso. Con esta finalidad
conduce y controla jurídicamente los actos de investigación preliminar que realiza la
Policía Nacional. Asimismo, con relación a este actuar con objetividad en la
investigación del delito, la 16° directriz de la Naciones Unidas, establece que cuando
los Fiscales tengan en su poder elementos de prueba ilícitos que constituyan una
violación grave de los derechos humanos del sospechoso - obtenidas por torturas,
castigos crueles, degradantes- no las utilizaran para promover la acción penal pública.
[el subrayado es nuestro]. Además, en la investigación preliminar así como en la
investigación preparatoria propiamente dicha, el Fiscal en todo momento debe actuar
con objetividad.

Finalmente, en relación a este principio, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema


de Justicia ha señalado que el artículo IV introduce de manera taxativa el principio de
objetividad en actuación, “indagando los hechos constitutivos del delito, los que
determinen y acrediten la responsabilidad o inocencia del imputado” , lo que exige al
fiscal ser objetivo en la investigación del delito, en la calificación del mismo, así como
en la búsqueda de elementos de prueba de cargo como de descargo. La misma
objetividad se exige al momento de decidirse por el sobreseimiento o por la acusación;
para acusar se debe de contar con elementos de convicción - probatorios- (Sentencia
Casatoria 375-2011 Lambayeque, del 18 de junio de 2013).

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