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Una gigante roja es una estrella gigante de masa baja o intermedia (menos de
8-9 masas solares) que, tras haber consumido el hidrógeno en su núcleo
durante la etapa de secuencia principal, convirtiéndolo en helio por fusión
nuclear, comienza a quemar hidrógeno en una cáscara alrededor del núcleo de
helio inerte. Esto tiene como primer efecto un aumento del volumen de la
estrella y un enfriamiento de su superficie, por lo que su color se torna rojizo.
En esa fase previa a la de gigante roja, la estrella recibe el nombre de
subgigante. En un momento dado, la atmósfera de la estrella alcanza un valor
mínimo crítico de la temperatura por debajo del cual ya no puede descender, lo
que obliga a la estrella a aumentar su luminosidad y volumen a temperatura
superficial (o sea, color) prácticamente constantes; la estrella se hincha hasta
alcanzar un radio típico de unos 100 millones de km: la estrella se ha El tamaño actual del Sol en comparación
convertido así en una gigante roja. En todo este proceso la energía emitida por con su tamaño máximo estimado durante
la gigante proviene de la mencionada cáscara y de la conversión de energía su fase de gigante roja dentro de unos
gravitatoria en calor por elteorema de virial. 5000 millones de años
Índice
Proceso de formación
Posible habitabilidad
Ejemplos de gigantes rojas
Rama de estrellas gigantes
Gigantes de grupos rojos
Rama asintótica gigante
El Sol como gigante roja
Referencias
Proceso de formación
Durante la etapa de secuencia principal, a medida que las reacciones termonucleares producen helio, éste se va acumulando en el
centro de una estrella por su mayor densidad (es más pesado que el hidrógeno). Conforme el hidrógeno va consumiéndose
fusionándose en helio, al llegar a una cantidad crítica de helio (límite de Schoenberg-Chandrasekhar) la presión interna va
disminuyendo y la estrella reacciona comprimiéndose y calentándose un poco más hasta llegar a imposibilitar la fusión del poco
hidrógeno restante en su centro. Se dice entonces que la estrella se ha envenenado por helio. Agotado ya el hidrógeno, el núcleo de
helio no puede frenar el peso de la estrella y empieza a comprimirse, desencadenando la transformación de la estrella en una gigante
roja.
Si la estrella es lo suficientemente poco masiva (M < 2,5 masas solares) el gas de electrones libres degenerados detiene en parte la
compresión. La temperatura aumenta hasta el punto de ignición del helio, en torno a los 100 millones de grados. En las estrellas más
masivas que el límite mencionado (M > 2,5 masas solares) esta transición sucede suavemente ya que el gas apenas si se ha
degenerado cuando el núcleo se enciende. En las estrellas de masa entre 0,5 y 2,5 masas solares, en cambio, el núcleo está
parcialmente degenerado e intensifica sus reacciones a la vez que aumenta su temperatura. Sigue así hasta que, de golpe, regresa al
régimen de gas ideal lo que produce un alud térmico con una potente explosión en la que se liberan energías comparables a las de una
supernova, pero que no hace peligrar la integridad de la estrella pues la mayor parte de dicha energía es empleada en eliminar la
1
degeneración electrónica: es el flash del helio.1
Finalmente, en las estrellas de menor masa (M <
0,5 masas solares), la temperatura central nunca
es lo suficientemente alta como para que se
produzca la fusión del helio. No obstante, la
evolución de dichas estrellas es tan lenta que
todavía no ha habido tiempo desde la formación
del universo para que una estrella aislada de esa
masa haya evolucionado a una gigante roja.
Esta baja densidad de sus capas exteriores también se traduce en que son estrellas que carecen un limbo (es decir, de una fotosfera)
bien definido. En su lugar el cuerpo de la estrella se transforma de modo muy gradual en una
corona al ir alejándose de su centro.
Es también notable que, a diferencia de lo que sucede en estrellas pequeñas como nuestro Sol donde existen multitud de células
convectivas (gránulos solares), una gigante roja solo tiene un pequeño número de ellas -pero de gran tamaño-, considerándose este
rasgo como la causa de sus variaciones de brillo.2
Al expandirse la estrella, la zona convectiva se extiende desde una región donde el hidrógeno ha sido parcialmente reprocesado en
helio hasta las capas más externas, por lo que dicho material reprocesado es trasladado hasta la superficie. Este cambio en las
abundancias superficiales es potencialmente observable, y se manifiesta como una diferencia con las abundancias superficiales de
estrellas de la secuencia principal con la misma metalicidad inicial.
Finalmente, conviene aclarar que la descripción de una gigante roja que aparece aquí es relativamente moderna. Originalmente,
cuando aún no se comprendían con exactitud los distintos procesos que ocurrían en las últimas fases de la vida de una estrella, el
término gigante roja englobaba además las fases posteriores de apelotonamiento rojo/rama horizontal y de gigante asintótica. Lo que
es todavía cierto si en vez de hablar de fases evolutivas nos ceñimos a las clases de luminosidad del sistema MKK, todas esas
estrellas son de clase de luminosidad III, esto es, gigantes.
Posible habitabilidad
Aunque habitualmente se asuma que la conversión de una estrella en gigante roja convertirá su sistema planetario, si existe, en
inhabitable, algunos estudios sugieren que mientras la estrella evoluciona convirtiéndose en ese tipo de astro podría alber
gar una zona
habitable, que -para una estrella con la masa del Sol- se extendería entre 2 y 9 unidades astronómicas de la estrella, durando a la
menor distancia varios miles de millones de años y a la mayor 100 millones de años, tiempo tal vez suficiente para que la vida
pudiera desarrollarse en un planeta adecuado para ello a esa distancia. Una vez que la estrella abandona la fase de la gigante roja,
mientras fusiona helio en su núcleo cómo estrella de la rama horizontal/apelotonamientorojo fusionando helio en el núcleo, hay otros
mil millones de años extra de habitabilidad en una franja entre que se extiende entre 7 y 22 unidades astronómicas -también para una
estrella con la masa del Sol-.3
Estudios posteriores, sin embargo, muestran como para una estrella de masa similar a la del Sol las duración de las zonas habitables
bajan hasta 100 millones de años a la distancia de Marte y 210 millones de años a la distancia de Saturno (y aún menos para estrellas
más masivas que nuestro astro); sin embargo en las estrellas menos masivas que este la zona habitable podría perdurar durante varios
miles de millones de años.4
Referencias
1. [1] (http://adsabs.harvard.edu/abs/1993ApJ...418..457S)
, Mediciones sobre el sol (inglés)
2. Schwarzschild, Martin (1975). «On the scale of photospheric convection in red giants and supergiants.».
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3. Lopez, Bruno; Schneider, Jean; Danchi, William C. (2005). «Can Life Develop in the Expanded Habitable Zones
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4. Ramirez, Ramses; Kaltenegger, Lisa (2016). «Habitable Zones of Post-Main Sequence Stars». The Astrophysical
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6. Abia, C.; Palmerini, S.; Busso, M.; Cristallo, S. (2012). «Proporciones isotópicas de carbono y oxígeno en Arcturus y
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10. [2] (http://space.newscientist.com/article/dn13369-hope-dims-that-earth-will-survive-suns-death.html?feedId=online-n
ews_rss20), Artículo en inglés que explica la supervivencia de la iTerra.
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