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El oído es un conjunto de órganos cuyas funciones principales son

dotar de equilibrio y audición al cuerpo de los humanos o animales.

Partes del oído


El oído se divide en tres partes: oído externo, oído medio y oído
interno.

Oído externo: Es la primera parte anatómica del oído y está


compuesto por un pabellón auricular y un conducto auditivo externo.
En la piel del conducto se localizan glándulas ceruminosas que son las
responsables de la producción de cerumen cuya función es proteger la
cavidad de la entrada de objetos extraños como el polvo, agentes
bacterianos y virus.

Oído medio: Es en esta parte donde se encuentran cuatro pequeños


huesecillos, el yunque, el estribo, el martillo y el lenticular. El estribo es
el hueso más pequeño del cuerpo humano. Su función es la
transformación de las ondas sonoras que llegan desde el oído externo
en ondas sónicas que viajen por medio del líquido perilinfático del oído
interno.

Oído interno: También se denomina laberinto y se divide a su vez


en labyrinthus osseus (óseo) y labyrinthus captivus (membranoso). En
el labyrinthus osseus los conductillos semicirculares pertenecen al
órgano propio del equilibrio, mientras que la coclearis o caracola
pertenece al órgano de la audición.

La cóclea, también conocida como caracol debido a su forma, posee


una serie de células sensibles, las células ciliadas. Éstas tienen la
función de transformar señales acústicas físicas a señales acústicas
mecánicas y de estas a señales electroquímicas dirigidas al cerebro.

¿Cómo funciona el oído?


El oído es un órgano muy complejo y transforma todos los sonidos que
nos rodean en información. Cuando se produce un sonido, el aire vibra
y crea una onda sonora. Las vibraciones lentas producen sonidos
graves mientras que las vibraciones rápidas producen sonidos
agudos.

La onda sonora entra al oído por el canal auditivo y llega al tímpano.


Esta membrana comienza a vibrar y hace que se muevan los
huesecillos del oído medio, encargados, a su vez, de hacer llegar esos
pequeños movimientos al oído interno.

Dentro del oído interno, la cóclea juega una función primordial. En la


cóclea se encuentran las células celiadas cuya función es enviar
pequeños impulsos eléctricos, a través del nervio auditivo, hasta el
cerebro.

Finalmente, el cerebro se encarga de interpretar esos impulsos


eléctricos y convertirlos en información. De esta manera, podemos
entender palabras, conversaciones o disfrutar de una buena canción.

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