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Programa Magister
Neurociencias aplicadas a la Educación
Módulo Bases Biológicas de los Comportamientos

BASES BIOLÓGICAS DE LA
CONDUCTA MORAL

Integrantes:
Juan Eduardo Martínez
Carola Nocetti
Jorge Villagrán
Gabriel Zelada

Docente:
Dr. Jorge Belmar

Santiago, septiembre de 2015


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INTRODUCCIÓN

“ÉTICA: Todo acto humano tiene lugar en el lenguaje. Todo acto en el lenguaje trae a la mano el mundo
que se crea con otros en el acto de la convivencia que da origen a lo humano; por esto, todo acto
humano tiene un sentido ético. Este amarre de lo humano a lo humano es, en último término, el
fundamento de toda ética, como reflexión sobre la legitimidad de la presencia del otro”
Maturana/Varela. El Árbol del Conocimiento

Para entender la importancia del estudio del sustrato neurobiológico de las conductas morales es pertinente
preguntarse cómo surgen estas conductas en la sociedad humana. Una primera aproximación sostiene que la moral es
epigenética, una adquisición cultural sin sustento genético: no existiría una predisposición a conductas altruistas y el vivir
en sociedad nos las impondría. Sin embargo, esta hipótesis carece de sustento, ya que los comportamientos altruistas, pilar
del desarrollo de conductas morales, están basados en predisposiciones genéticas, encontrándose presentes en mamíferos
superiores, primates no humanos y en el hombre desde edades muy tempranas. La aparición de este tipo de
comportamientos constituye una aparente paradoja para la teoría de la evolución por selección natural: ¿cómo es posible
que se seleccione un comportamiento que favorezca a otro a costa de uno mismo? La paradoja desaparece cuando
recordamos que la evolución darviniana selecciona genes, no individuos. No son seleccionados los comportamientos que
favorecen exclusivamente al individuo, sino que los comportamientos que maximizan la probabilidad de que ciertos genes
se reproduzcan, incluso si esos genes están en otros individuos del grupo. Los animales desarrollan comportamientos
altruistas potencialmente riesgosos y que pueden causarles la muerte cuando estas conductas aumentan la probabilidad de
que sus genes se repliquen en individuos que comparten su patrimonio genético. El conceptualizar la evolución como
selección de grupos, o selección social, permite entender la predisposición genética a conductas altruistas y
comportamientos morales.
Al pensar la moral como resultante de la evolución neurobiológica surgen interrogantes sobre la diversidad cultural
de las normas morales: ¿cómo explicamos que un comportamiento genéticamente determinado presente una importante
variabilidad en la especie humana? Aplicando al campo de la moral los conceptos sobre el lenguaje postulados por Noam
Chomsky, se ha sugerido fraccionar las normas morales en dos dimensiones: i) una “gramática” moral universal, constituida
por elementos de nuestro bagaje biológico, y ii) un sistema de normas dependiente de la realidad cultural en la cual está
inserto el individuo. La gramática moral universal constituiría el substrato para la formación de un sistema de normas
morales culturalmente dependientes y constreñiría el repertorio de los valores morales.

CONCEPTOS CLAVES

La moral son las reglas o normas por las que se rige la conducta de un ser humano en concordancia con la sociedad
y consigo mismo. Este término tiene un sentido contrario frente al de «inmoral» (contra la moral) y «amoral» (sin moral). La
existencia de acciones y actividades susceptibles de valoración moral se fundamenta en el ser humano como sujeto de
actos voluntarios. Por tanto, la moral se relaciona con el estudio de la libertad y abarca la acción del hombre en todas sus
manifestaciones.
La ética, una de las tantas ramas de la filosofía, es aquella ciencia (ya que estudia las cosas por sus causas) de lo
universal y necesario, que se dedica al estudio de aquellos actos humanos que se realizan tanto por la voluntad y libertad
absoluta de la persona. Todo acto humano que no se realice por medio de la voluntad de la persona y que esté ausente de
libertad, no ingresan en el estudio o campo de la ética.

RAZONAMIENTO MORAL

Jean Piaget (1932) propuso que el razonamiento moral se desarrolla de manera gradual en tres etapas. La primera
transcurre desde los dos a los siete años aproximadamente (etapa preoperacional). Se basa en la obediencia rígida a la
autoridad. Dado su egocentrismo, los niños no visualizan dos maneras de solucionar un problema moral. Las reglas no
soportan matices. La conducta puede ser correcta o incorrecta, y conocen el castigo como una consecuencia lógica sin
importar las razones o intenciones detrás de los comportamientos.
La segunda etapa trascurre desde los 7 a los 11 aproximadamente, y se caracteriza por una flexibilidad creciente. A
medida que los niños aumentan sus interacciones sociales y entran en contacto con un amplio universo de opiniones y
puntos de vista, empiezan a descartar la idea de un único estándar absoluto de bien y mal. Comienzan a desarrollar una su
propio sentido de justicia basándose en el trato justo o igual para todos. Al considerar varios aspectos de una situación,
realizan juicios morales más flexibles.
La tercera etapa se desarrolla alrededor de los 11 o 12 años. La creencia de que todos deberían ser tratados del
mismo modo cede el paso a la idea de equidad, que implica tomar en consideración las circunstancias específicas, las
intenciones que motivan a la acción y las capacidades particulares de cada cual para comprender y asimilar determinada
regulación. Se toma en cuenta ya no solo lo ocurrido, sino el contexto específico y las intenciones de quien participa de la
situación.
Lawrence Kohlberg (1969), desarrolla su propuesta a partir de la de Piaget, dando cuenta de tres niveles de
pensamiento moral en el desarrollo del individuo, cada uno dividido en dos etapas.
 Nivel I: Moralidad preconvencional. Las personas actúan bajo controles externos. Obedecen reglas para evitar el
castigo o recibir recompensas, o actúan por su propio interés. Éste se divide en:
o Etapa 1: el castigo y la obediencia (heteronomía).
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o Etapa 2: el propósito y el intercambio (individualismo).


 Nivel II: Moralidad convencional (o moralidad de la conformidad a los roles convencionales). Las personas han
internalizado los estándares de las figuras de autoridad. Les preocupa ser “buenas”, agradar a los otros y mantener el
orden social. Se alcanza por lo general después de los 10 años; muchas personas nunca lo superan, incluso en la
adultez. Éste se divide en:
o Etapa 3: expectativas, relaciones y conformidad interpersonal (mutualidad).
o Etapa 4: sistema social y conciencia (ley y orden).
 Nivel III: Moralidad posconvencional (o moralidad de los principios autónomos). Las personas reconocen conflictos
entre los estándares morales y realizan juicios propios con base en los principios del bien, la igualdad y la justica. Por lo
general, este nivel de razonamiento moral solo se alcanza en la adolescencia temprana o, más a menudo, en la adultez
temprana; a veces no se alcanza. Éste se divide en:
o Etapa 5: derechos previos y contrato social (utilidad).
o Etapa 6: principios éticos universales (autonomía).
A partir de la década de los 50, Kohlberg y sus colegas plantearon dilemas hipotéticos a niños de 10, 13 y 16 años, a
quienes siguieron interrogando periódicamente durante más de 30 años. Según la teoría de Kohlberg, lo que determina la
etapa del desarrollo moral no es la respuesta en sí, sino el razonamiento que está detrás del dilema. El paso de una etapa a
otra es un proceso de aprendizaje irreversible en el que se adquieren nuevas estructuras de conocimiento, valoración y
acción. Estas estructuras son solidarias dentro de cada etapa, es decir, actúan conjuntamente y dependen las unas de la
puesta en marcha de las otras. Kohlberg no encuentra razón para que, una vez puestas en funcionamiento, dejen de actuar,
aunque sí acepta que se produzcan fenómenos de desajuste en algunos individuos que hayan adquirido las estructuras
propias de la etapa de un modo deficiente. En este caso los restos de estructuras de la etapa anterior podrían actuar aún,
dando la impresión de un retroceso en el desarrollo.
Kohlberg extrajo las definiciones concretas de sus etapas del desarrollo moral de la investigación que realizó con
niños y adolescentes de los suburbios de Chicago, a quienes presentó diez situaciones posibles en las que se daban
problemas de elección moral entre dos conductas. Posteriormente, y para demostrar que estas etapas eran universales,
Kohlberg realizó una investigación semejante con niños de una aldea de Taiwan, traduciendo sus dilemas morales al chino y
adaptándolos un poco a la cultura china. El autor sostiene que la secuencia de etapas no depende de las diferencias
culturales, ya que obtuvo los mismos resultados en México, Estados Unidos y Taiwán. Según los datos recogidos, sólo el
25% de los adultos llegarían al tercer nivel; la etapa 6 sería alcanzada sólo por el 5% de los adultos.

METODOLOGÍA

En las conductas morales subyace un componente racional o cognitivo y otro emocional. Experimentos
neuropsicológicos permiten diferenciar el papel de lo cognitivo y de lo emocional en las respuestas morales. En los estudios
se muestran dos dilemas a grupos de voluntarios normales, llamados respectivamente del vagón y de la pasarela. En
ambos, un vagón se abalanza sobre un grupo de cinco personas. Existe la posibilidad de que el sujeto de estudio salve a los
cinco, a expensas de sacrificar a otro individuo. Para ello, mientras que en el primero de los dilemas el sujeto tiene que
activar una palanca que desvía el vagón desde el grupo de cinco a otra vía con un único sujeto, en el segundo dilema, el
interrogado y testigo tendría que empujar a otro individuo que se encuentra sobre una pasarela, que caería en el trayecto
del vagón y, con su vida, salvaría igualmente la de los otros cinco.
La psicóloga Molly Crockett, de la Universidad de Cambridge, constató a través de esta prueba mental que
alrededor de cuatro de cada diez sujetos empujarían al obeso desde el puente, mientras el resto de los participantes se
mostraron contrarios. Durante una segunda etapa del experimento, el resultado varió por completo: los participantes
rechazaban dañar al hombre obeso, reduciéndose significativamente la proporción de los sujetos que en un inicio optaron
por empujarlo. Durante tres semanas, con la ayuda de un antidepresivo, la investigadora logró aumentar el nivel del
neurotransmisor serotonina en el cerebro de los participantes. El resultado fue una manipulación del comportamiento ante
el dilema moral, concluyendo que la serotonina influye en los juicios y comportamientos morales. Así también, el
neuropéptido oxitocina pareciera tomar parte en las decisiones morales. Se produce en el hipotálamo, funcionando como
neurotransmisor y como hormona. Se libera en la lactancia, el abrazo y el acto sexual, facilitando los sentimientos de
cercanía y confianza. Las personas que sufren de depresión, esquizofrenia o trastornos del espectro autista presentan un
bajo nivel de oxitocina.
Como han demostrado también estudios de psicología social, la tendencia natural del ser humano es la de preferir
hacerse daño sí mismo antes que hacérselo a los demás. Esta disposición humanitaria se ha denominado hiperaltruismo y,
sin duda, está relacionada con valores morales que participan en la evaluación de lo que está bien y de lo que está mal.
Desde el punto de vista del funcionamiento del cerebro, es posible que esta tendencia natural nuestra dependa también del
correcto equilibro homeostático de los mismos neurotransmisores que afectan la agresividad.
Investigadores en Psicología Experimental de las Universidades de Oxford y de Londres, diseñaron un interesante
experimento que implicaba manipular las cantidades de neurotransmisores que se encuentran normalmente en el cerebro,
a través de fármacos específicos que afectan a su producción o a su funcionamiento. Así, administraron dos fármacos a los
voluntarios: citalopram y levodopa. El citalopram actúa incrementando la cantidad de serotonina en las conexiones
neuronales. La levodopa, por otra parte, consigue que se generen mayores cantidades de dopamina.
Los voluntarios (175) fueron separados en dos grupos, uno al que se administró citalopram (89) y otro al que se
administró levodopa (86). Aproximadamente a la mitad de los incluidos en cada grupo se les administró un placebo. Tras
administrarles los medicamentos, los voluntarios participaron en un “juego de rol”. La mitad desempeñó el rol de
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“verdugo” y la otra mitad, el rol de “sufridor”. Se establecieron así parejas al azar en las que la identidad de los compañeros
se mantuvo secreta, es decir, nadie conocía quién le hacía sufrir o a quién iba a hacer sufrir. En este juego, los
investigadores utilizan ahora el hecho de que el hiperaltruismo puede ser modulado con dinero. El daño se provocaba
mediante ligeras descargas eléctricas con una intensidad de corriente que solo generaba el mínimo dolor posible. Los
“verdugos“, que habían sido sometidos a las descargas eléctricas para que supieran el dolor que causaban, pasaban solos a
una habitación con un ordenador, donde iban a tomar 172 decisiones que suponían infligir dolor a cambio de dinero. A cada
ocasión, se les ofrecía una cantidad de dinero variable por un conjunto de descargas eléctricas, aunque a más descargas
eléctricas, más dinero. Por ejemplo, 10 euros por administrar 10 descargas, 8 euros por 5 descargas, etc. El verdugo debía
decidir si aceptaba el trato o no. La mitad de los tratos implicaban descargas que el propio verdugo recibía; la otra mitad las
recibía el sufridor, pero en todos los casos era el verdugo quien cobraba el dinero. Estas decisiones eran simuladas, es decir,
nadie recibía las descargas. Sin embargo, uno de estos conjuntos de descargas sí iba a ser infligido al sufridor, de manera
que el verdugo sabía que alguna de sus decisiones iba a tener una consecuencia real para otra persona.
Quienes tomaron placebo estuvieron dispuestos a perder unos 35 peniques por descarga si esta era para ellos, o
unos 44 peniques por descarga si era para el sufridor. Quienes habían recibido citalopram, en cambio, demostraron ser
mejores personas para sí mismos y para los demás, ya que estuvieron dispuestos a perder 60 peniques cuando la descarga
era para ellos y 73 cuando era para el sufridor. Sin embargo, quienes recibieron levodopa vieron anulado su hiperaltruismo
y aceptaron perder solo 35 peniques para evitar una descarga tanto si era para ellos como si era para el sufridor. Estas
personas también dudaban menos en administrar descargas a los sufridores que quienes habían recibido placebo.
Estos estudios parecen confirmar que nuestra capacidad moral depende de alguna manera de nuestros
neurotransmisores e indican que quienes estén bajo tratamiento con algunos fármacos que modulan la actividad
neurotransmisora pueden ver afectada su capacidad de juicio moral, para bien o para mal de ellos mismos y de los demás.
Al realizar estudios de Resonancia Magnética
funcional (RMf) en personas normales mientras se
enfrentaban a los ejemplos anteriormente descritos se
observó que las principales áreas implicadas en estas
tareas son la corteza prefrontal ventromedial (CPFVM) y
el adyacente córtex orbitofrontal y ventrolateral
(COF/VL), la amígdala y el córtex prefrontal dorsolateral
(CPFDL). El CPFVM añade valor emocional y moral a los
eventos sociales, anticipa sus resultados futuros y
participa en la Teoría de la Mente (ToM), la empatía, la
atribución de intención y tareas relacionadas. La COF/VL
media las respuestas sociales asertivas e inhibe
respuestas impulsivas, automáticas o amigdalares. La
amígdala media la respuesta a las amenazas y el
aprendizaje aversivo social y moral. La CPFDL aplica
análisis racional a las situaciones morales.
Existen casos de lesiones cerebrales que
provocan conductas como las de Phineas Gage, que
sufría lesiones en la CPFVM (y otras zonas) pero también
hay muchos ejemplos de pacientes que han sufrido
traumas, tumores, infecciones o roturas de aneurismas
en CPFVM y COF/VL. La conducta de estos individuos es
desinhibida, irresponsable, incapaces de controlar su
conducta social, insensibles a los patrones normales de lo
correcto y más proclives a la violación de los valores.
Muchos de ellos jugaban, se gastaban el dinero sin
control, eran incapaces de mantener su trabajo y muchas veces acaban divorciados por su comportamiento anómalo. Estos
individuos no pueden contener la agresión, tienen conductas violentas, y algunos de ellos no tienen tampoco ningún tipo de
remordimiento o culpa. Comparados con sujetos normales, juzgan tranquilamente que violaciones morales son aceptables.

DISCUSIÓN

En la actualidad se emplean ciertas formas de dopaje moral, las cuales cuentan con amplia aceptación. Algunos varones con
tendencias pedófilas toman de manera voluntaria antiandrógenos con el fin de evitar ser un peligro para los niños. Los
fármacos bloquean el efecto de la testosterona, con lo que reducen el impulso sexual. En EEUU, la castración química
representa, para los delincuentes sexuales, una posibilidad de salir antes de la cárcel. De modo semejante, en un futuro
podría incorporarse un dopaje mortal en relación al entorno social. Guy Kahane, catedrático de la Facultad de filosofía de
Oxford, advierte el potencial peligro que supone el abuso de una potenciación de la moral mediante fármacos. En teoría, los
conocimientos neurocientíficos podrían emplearse para destruir inhibiciones éticas y convertir a las personas en más
despiadadas, para fines militares en un contexto de guerra, por ejemplo. Por estas razones, Kahane considera de suma
importancia que las sociedades empiecen a debatir sobre la posibilidad de una píldora para la moral.
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En un contexto donde se ha instalado la medicación de fármacos para tratar distintos trastornos de aprendizaje,
como por ejemplo el TDAH ¿una píldora para la moral es una posible respuesta para tratar la agresividad del adolescente
indolente? Si la motivación intrínseca siempre es más poderosa que el agente externo ¿es una estrategia válida intervenir
bioquímicamente en los niveles de serotonina u oxitocina para fomentar la empatía y el hiperaltruismo de un
individuo?¿Cómo dialogan los avances de la neuroquímica en este plano y los postulados de desarrollo de razonamiento
moral de Kohlberg en el contexto de una globalización donde, por ejemplo, la empatía de los estudiantes de EEUU se ha
reducido progresivamente desde los años setenta?

CONCLUSIONES

Las investigaciones desde las neurociencias nos ayudan tener mayores fundamentos para entender al ser humano
y relaciones de convivencia. El conocimiento, desde las neurociencias, de qué áreas cerebrales se activan y cuáles se
silencian mientras las personas deciden cómo actuar ante un dilema moral, ha permitido conocer los correlatos cerebrales
que subyacen a los actos humanos y ofrecer una explicación de cómo está impresa en la dinámica del cerebro la dotación
ética de cada hombre y común a todos los hombres. Se requiere la emoción para actuar de forma espontánea siguiendo el
dictado de la valoración impresa de forma innata en el flujo de información de los circuitos cerebrales, que ofrece una
respuesta automática, o previa, al razonamiento moral. El segundo descubrimiento de interés es que para no actuar, o
actuar en contra de ese dictado innato, se requiere dilatar en el tiempo la respuesta. Esto es, las emociones básicas se
convierten en emociones morales a través del control que la persona ejerce sobre ellas en un contexto concreto, al
controlar y adecuar su conducta a los valores y normas que tiene asumidas y al conocer esta situación la podemos educar la
toma de decisiones el controlar impulsos, parar y pensar, es decir, tener la capacidad de con-vivir con otros.
Otro rasgo diferencial es que las respuestas emocionales serían directas y rápidas, sin que el sujeto sea capaz de
explicar convincentemente sus respuestas; en cambio, las racionales suponen un proceso evaluativo, que lleve a traspasar
la respuesta inmediata, emocional, en razón de las ventajas de la opción más ventajosa: ello requiere más tiempo. De esta
forma, las emociones serían el sustrato básico de lo moral. Se trata de respuestas homeostáticas, encaminadas a mantener
la estructura y equilibrio físicoquímico de los organismos, que se verían así protegidos del daño externo.
Si los humanos somos una especie esencialmente social, es porque nuestra supervivencia y éxito de penden de la
capacidad para el desarrollo en el grupo. Comprender los actos y emociones de otros resulta capital para el avance y
progreso del propio colectivo. En esta actividad intervienen, precisamente, los mecanismos de neurona en espejo,
descubiertos por Giacomo Rizzolatti en la Universidad de Parma.
Las respuestas morales, que en su modo más simple de hacer daño o mostrar cariño se revelan ya en niños de 6 a
10 meses, se generan a partir de bases emocionales simples, como ansiedad o bienestar. La interacción social y cultural va
fraguando el conjunto de respuestas y estableciendo modelos dominantes de funcionamiento. Se seleccionan sobre otros
posibles, priorizando unos circuitos sobre otros, según el modelo previo. Una situación de activación de la vida diaria es la
inequidad social, que activa la ínsula por las sensaciones interoceptivas de perfil negativo que genera. Situaciones sociales
opuestas son las de admiración o generosidad. Éstas activan amplias zonas de la corteza frontal (ventromedial, dorsolateral
y cingular) y temporal (anterior e hipocampal). La amplitud de áreas activadas permite que se establezca competitividad
entre ellas. Si una se hace dominante, por ejemplo, por lesión o inactivación de otras, la repuesta social y moral estará
sesgada. Eso ocurre, por ejemplo, en las lesiones de la corteza frontal ventromedial: las respuestas carecen del fondo moral
y altruista, de hecho, son emocionalmente planas, precisamente porque la lesión de la corteza frontal ventromedial anula
las conexiones con el dorsolateral, más ejecutivo en sentido abstracto y utilitario.

La escuela: un lugar idóneo para la educación ética.


El hombre, en cuanto ser vivo, está inscrito en el proceso evolutivo y con ello su biología está regida por las leyes
de la supervivencia, el dinamismo biológico; y al mismo tiempo e inseparablemente, la vida de cada hombre está liberada
del automatismo de tales leyes, y regido por la ley de su libertad, el dinamismo personal, entonces la escuela es la
radiografía de ese hombre biopsicosocial puesto que vive y convive con otros, se desenvuelve entre toma de decisiones, en
el cumplimiento de las normas y la libertad de elegir entre el bien y el mal, es decir, es un lugar que la mayoría de las
sociedades eligió para educar desde el conocimiento todo lo relacionado con ser humano integral y en donde la ética es un
pilar fundamental.
Como neuro/psicoeducadores debemos impulsar la adecuación del currículo ético escolar en directa relación con
las etapas del razonamiento moral que diseñara Kohlberg. El proceso de aprendizaje moral implica la gradual de la
arquitectura cerebral, en particular con maduración del lóbulo prefrontal. Así también, el aprendizaje de la empatía y el
altruismo se desarrollará positivamente donde se promueva el aumento de los niveles de serotonina y oxitocina, en un
contexto afectivo y contenedor.
La educación es fundamental "pero no en términos de aprendizaje de materias, sino en términos de convivencia”
Maturana y Dávila (2006).

Referencias bibliográficas:

- Referencia: Crockett et al., 2015, Dissociable Effects of Serotonin and Dopamine on the Valuation of Harm in Moral
Decision Making. Current Biology 25, 1–8. http://www.cell.com/current-biology/pdf/S0960-9822%2815%2900595-
3.pdf
6

- Mente y CerebroSeptiembre/Octubre 2014Nº 68, ¿Píldoras para la moral?


http://www.investigacionyciencia.es/revistas/mente-y-cerebro/numero/68/pldoras-para-la-moral-12392

- PSICOLOGIA DEL DESARROLLO (11ª ED.) DIANE E. PAPALIA , MCGRAW-HILL / INTERAMERICANA


DE MEXICO, 2009
- Moral stages : a current formulation and response to critics / Lawrence Kohlberg, Charles
Levine, Alexandra Hewer. Karger, 1984
- http://www.edu.xunta.es/centros/iesricardomella/system/files/LOS+DILEMAS+UTILIZADOS+P
OR+KOHLBERG+(Heinz).pdf
- http://ficus.pntic.mec.es/~cprf0002/nos_hace/desarrol4.html
- http://actio.fhuce.edu.uy/Textos/12/Fascioli12.pdf
- 8 Moral Cognitions and Prosocial Responding in Adolescence. Nancy Eisenberg, Amanda
Sheffield Morris, Brenda McDaniel, Tracy L. Spinrad. 2009
- La moral y la teoría : psicología del desarrollo femenino / Carol Gilligan, 1986

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