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Núcleo, del latín nucleus, es un concepto con múltiples acepciones.

En
general puede indicarse que el núcleo es el elemento más importante de
algo que, cuando se suman o se añaden otros elementos, termina
conformando un todo. Por eso se puede considerar que el núcleo es el centro
o la esencia de una entidad.

Celular, por su parte, es aquello que pertenece a o está relacionado con


las células. Cabe recordar que una célula es la unidad esencial de todo
ser viviente, y que tiene la capacidad de reproducirse con independencia de
otros elementos.
Estas definiciones nos permiten acercarnos a la noción de núcleo celular,
que es la porción de las células eucariotas que alberga la mayoría del
material perteneciente a la genética. Este material genético se dispone
en moléculas de ácido desoxirribonucleico que forman complejos con
múltiples tipos de proteínas y que, a su vez, componen los cromosomas.
El núcleo celular es una estructura membranosa que tiene la función de
ejercer un control sobre las actividades de las células y de conservar la
integridad de los genes. Está constituido por la envoltura nuclear (una
membrana doble que envuelve el orgánulo y mantiene aislado su contenido
del citoplasma) y por diversos cuerpos subnucleares, que albergan distintos
tipos de componentes, como moléculas, proteínas y fragmentos específicos
de los cromosomas.
Esta envoltura nuclear es porosa: de esta manera, el material genético
puede pasar a través de la membrana, lo que hace que se lleve a cabo el
mantenimiento de los cromosomas.
La entrada y la salida de moléculas del núcleo celular, de todas maneras, es
un proceso de gran complejidad. Mientras que las moléculas de
menor dimensión entran al núcleo sin regulación, el ARN y las proteínas
sólo pueden entrar al establecer una asociación con las carioferinas.
Historia de su descubrimiento

El núcleo celular fue el primer orgánulo


que descubrió la ciencia. Tal es su antigüedad que se cree que el primer
dibujo que lo grafica data de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII, de
la mano de Anton van Leeuwenhoek, un científico de origen holandés que se
encuentra entre los primeros en haber realizado observaciones relevantes a
través del microscopio.
Anton van Leeuwenhoek notó un hueco mientras observaba glóbulos rojos
de salmón; cabe mencionar que los glóbulos rojos de todos los vertebrados
salvo de los mamíferos poseen un núcleo. Más tarde, tanto el microscopista y
naturalista Franz Andreas Bauer, oriundo de República Checa, como el
investigador Robert Brown, originario de Escocia, describieron el núcleo
celular en diferentes ocasiones. Este último se encontraba realizando un
estudio con orquídeas a principios del siglo XIX cuando advirtió la presencia
de una zona opaca en las células externas, a la cual denominó núcleo o
areola; su trabajo, sin embargo no sugiere una función para el núcleo, sino
que se limita a señalar su existencia.
Ya en el año 1838, el botánico alemán Matthias Jakob Schleiden propuso que
el rol del núcleo celular consistía en generar o construir células, razón por la
cual lo denominó citoblasto. Su observación se apoyaba en el hecho de que
alrededor de dichos citoblastos había notado la presencia de células nuevas.
Franz Julius Ferdinand Meyen, médico y botánico alemán, se opuso
fuertemente a dichas ideas, basándose en que muchas células no poseían
núcleo y que su multiplicación se llevaba a cabo por división.
Las visiones opuestas y complementarias no dejaron de aparecer a lo largo
de las décadas. Oscar Hertwig, un zoólogo también oriundo de Alemania, fue
el primero en sugerir que el desarrollo de un individuo se daba partiendo
solamente de una célula nucleada, a raíz de sus estudios acerca de la
fecundación del erizo de mar.
DE

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