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¿QUÉ ES LA ONTOLOGÍA FENOMENOLÓGICA?

RESUMEN

En el presente trabajo se revisan las ideas básicas que deben considerarse para la
comprensión de lo que implica una investigación sobre Ontología Fenomenológica. Se
discute la forma en que J.P Sartre encuentra un cierto “punto de falla” en la metodología de
investigación a partir de la serie noemática de Husserl, cuando tratando de eludir el
problemático dualismo fenómeno-noúmeno kantiano tiene que apelar a una trascendencia
“esencialista” para evadir el propio dualismo entre finito e infinito que se genera cuando la
conciencia estudia la serie de las apariciones fenoménicas. Por último se habla de cómo
surge la Nada como resultado de la “posición no determinada” de toda investigación, y
cómo ésta “posición no determinada” es una expresión de la condición óntico-ontológica
especial del ser humano: la libertad.

En el texto “El ser y la nada” J.P Sartre realiza una investigación ontológica a partir de
la metodología de la fenomenología inaugurada por Edmund Husserl (Ideas Concernientes
a una Fenomenología Pura y a una Ciencia Fenomenológica, 1913). Como punto de
partida Sartre aclara que la historia del pensamiento logró un “progreso considerable” con
los planteamiento metodológicos de la “ciencia fenomenológica”1 al „zafarse‟, por así decir,
de la problemática separación entre fenómeno y noúmeno heredada desde la filosofía de
Immanuel Kant en la cual se asume una serie finita de categorías fundamentales
1
En “La Trascendencia del Ego” Sartre deja bien claro que la fenomenología es una ciencia: “La
fenomenología no es un estudio Crítico sino científico de la conciencia. Su forma esencial de proceder es por
intuición. La intuición, de acuerdo con Husserl, nos pone en presencia del objeto…”

Cf. Sartre, Jean Paul. “The Trascendence of Ego. An Existencialist Theory of Consciousness”. Hill and Wang,
New York. 1966. P, 35. Cf. Consulta electronica 2015. http://copyfight.me/Acervo/livros/SARTRE,%20Jean-
Paul.%20The%20Transcendence%20of%20the%20Ego%20%28Noonday%20Press%29.pdf p. 35.
constitutivas de toda razón que investiga, categorías que implican una separación tajante
entre el objeto para la investigación y el objeto en sí, estimado en su propia naturaleza.
Sartre aclara desde el principio su distanciamiento de la ontología kantiana que asume la
dualidad fenómeno-noúmeno debido a que ésta se auto-previene de caer en el “error y la
ilusión” de confiar demasiado en la apariencia pues considera que dicha apariencia no es el
ser interior, el ser verdadero: “…mientras ha podido confiarse en las realidades
2
numénicas, la apariencia se ha presentado como un puro negativo…” -dice Sartre. Sin
embargo, a diferencia de Kant, para la ciencia fenomenológica la consideración de la
apariencia fenoménica tiene otro sentido: la apariencia del fenómeno no se opone al ser
sino que lo expresa como su justa medida. La apariencia revela (en vez de ocultar) la
esencia y los fenómenos ahora son susceptibles de estudiarse sin ningún recelo ya que son
“absolutamente indicativos de sí mismos”. La esencia, según Sartre, no estaría ya más
fundamentada en cierto “hueco” del existente, en cierta “ausencia” del noúmeno
incognoscible, sino en la “ley manifiesta que preside a la sucesión de las apariciones
fenoménicas: la razón de la serie”3

La idea de la razón de la serie de las apariciones que el fenómeno presenta a la


conciencia se remonta hasta los parágrafos 88-95 de las Ideas…donde dicha “serie” se
define como un cierto estado de conciencia en el que se da “la intuición actual pura de una
multiplicidad de Data (apariciones fenoménicas),…inmanente al estado mental”. Dicho
estado mental es el sentido perceptual de saber “lo percibido como percibido”, “lo
recordado como recordado” y lo “juzgado como juzgado”4. Para decirlo en término
técnicos, el correlato de ésta intuición pura de la razón de la serie de las múltiples
apariciones fenoménicas es el „contenido noemático’ de Husserl.

Sin embargo Sartre vislumbra un problema ontológico sustancial para la ciencia


fenomenológica tal como la planteó Husserl: que la consideración de las manifestaciones
posibles de los contenidos noemáticos generan un nuevo dualismo respecto al ya

2
Sartre, Jean Paul. “El Ser y la Nada. Ensayo de Ontología Fenomenológica”. Ed. Losada. Buenos Aires.
1972.p. 12.
3
Sartre, Jean Paul. Ibíd.
4
Husserl, Edmund. Ideas Pertaining to a Pure Phenomenology and to a Phenomenological Philosophy.
Martinus Nijhoff Publishers. Boston, 1976. Cf. Consulta electronica 2015.
http://www.dhspriory.org/kenny/PhilTexts/Husserl/Ideas1.pdf p.
mencionado dualismo clásico entre fenómeno y noúmeno: el de lo finito y lo infinito. En
efecto: lo que aparece son “aspectos” del objeto y sin duda alguna el objeto “se indica”
dentro de la serie de todas sus apariciones, pero al mismo tiempo la serie completa de sus
apariciones no aparece ni aparecerá jamás dado que hay un “recurso al infinito”, una
“inagotabilidad” de las manifestaciones individuales posibles… Sartre apunta que
entonces el fundamento mismo de la fenomenología de Husserl todavía tiene una ligera
implicación de la antigua idea de “potencia” que es la que otorgaría trascendencia al
fenómeno: la infinitud en potencia de la serie total de sus manifestaciones. Si la aparición
de los existentes no remite al ser como el fenómeno kantiano remite al noúmeno, entonces
dicha aparición es indicativa sólo de sí misma y de la serie total de las apariciones, por
tanto “no puede estar soportada por otro ser que el suyo propio; no puede consistir en la
tenue película de nada que separe al ser-sujeto del ser-absoluto. Si la esencia de la aparición
es un parecer que no se opone a ningún ser, hay ahí un legítimo problema: el del ser de ese
parecer”5.


Sartre continúa su exposición llevando a sus más sutiles consecuencias los
fundamentos mismos de la fenomenología de Husserl: el fenómeno se manifiesta, ya lo
sabemos y esto no nos implica ningún problema, el problema es que el ser mismo también
se manifiesta pues “podemos hablar de él y de él tenemos cierta comprensión”, entonces
también debe haber apariciones del ser y debe ser posible una descripción fenomenológica
de él; más inclusive: la ontología es la ciencia que debe llevar a cabo dicha descripción del
ser “tal como se manifiesta” en sus series fenoménicas. Aquí entramos de lleno al problema
central planteado por Sartre: El ser que se manifiesta en sus apariciones fenoménicas, ¿es
acaso el mismo ser que fundamenta todos los demás fenómenos?; puesto en las propias
palabras del autor “...el ser que se me revela y me aparece, ¿es de la misma naturaleza que
el ser de los existentes que me aparecen?”6

5
Sartre, Jean Paul. Ibíd.
6
Sartre, Jean Paul. Ibíd.
Pareciera que Sartre estaba pensando las series fenoménicas del ser partiendo de las
relaciones entre evidencia y juicio que Husserl describe en el parágrafo 4 de la 1ª de sus
Meditaciones Cartesianas:

“La evidencia predicativa implica la ante-predicativa. Lo asumido, o en su caso lo


visto con evidencia, encuentra su expresión, y la ciencia quiere, en resumidas cuentas,
juzgar expresando sus juicios, y fijar el juicio, la verdad, por medio de la expresión. Pero
la expresión en cuanto tal es por su parte más o menos adecuada a lo asumido y dado ello
mismo, o sea, tiene su propia evidencia o no evidencia, que también entra en la
predicación, y que por ende también contribuye a definir la idea de la verdad científica
como una predicación últimamente fundamentada y que fundamentar”7

En la ontológia fenomenológica de Sartre se toma muy en consideración ésta


cualidad de adecuación entre la evidencia antepredicativa y la expresión de los juicios de
los problemas específicos con los que se enfrenta al plantearse la relación entre „el
fenómeno del ser y el ser del fenómeno‟, ya que su explicación considera que el ser se nos
manifiesta con una evidencia antepredicativa, tal como lo expresaba la cita de Sartre
realizada más arriba donde afirmaba que “de él [del ser] tenemos cierta comprensión”.
Llegados a éste punto es muy importante hacer notar que tanto Husserl como Heidegger
ofrecieron sus soluciones a éste problema de la relación entre „el fenómeno del ser y el ser
del fenómeno‟, y que ninguna de las dos satisficieron a Sartre, veamos por qué:

Ya que podemos tener intuiciones fenomenológicas del ser al mismo tiempo que
podemos preguntarnos por el fundamento del ser de los fenómenos y ante el problema
ontológico que éstos hechos suscitan debido a la necesidad de conocer cuál es la relación
verdadera entre el ser y los fenómenos.

 Husserl propone una “reducción eidética” que posibilita “sobrepasar” los


fenómenos existentes hacia su esencia a través de un ejercicio teorético de
“variación imaginativa” intercambiando y/o suprimiendo características de los

7
Husserl, Edmund. “Meditaciones cartesianas, prólogo de José Gaos”, Ed. Fondo de Cultura Económica.
México, 1986. P 53.
objetos, logrando a través de dicho proceso eliminar las cualidades no esenciales
para así poder abstraer con seguridad las cualidades esenciales de los mismos.
 Heidegger por su parte establece que la realidad humana siendo “óntico-ontológica”
permite trascender los existentes hacia su ser basándose en la estructura misma del
ser humano como el ente que al suscitar el evento de la investigación abre toda
posibilidad de la pregunta por el ser, posibilitando la trascendencia de los existentes

Para Sartre éstas dos soluciones fallan en el hecho de que implican un “tránsito de lo
homogéneo a lo homogéneo”: la reducción eidética fracasa por el hecho de que el ser no
está en el objeto como una cualidad captable entre muchas otras de la cual pueda uno hacer
abstracción a voluntad, y menos puede ser considerado como la razón de la serie de las
apariciones fenoménicas pues dichas series también tienen su particular ser; mientras que
del otro lado la estructura “óntico-ontológica” de Heidegger no alcanza, en opinión de
Sartre, para dar razón de cómo es que “el ser es simplemente la condición de toda
develación: es ser-para-develar y no ser develado”8.


Aun considerando que “El ser y la nada es un texto de gran extensión donde se
estudia fenomenológicamente al cuerpo, al prójimo, el amor a sí mismo, la mala fe, la
libertad, entre muchos otros tópicos, podría no ser tan atrevido el afirmar que la conclusión
más fuerte a la que se llega en una investigación ontológica partiendo de la fenomenología
es que

“…el conocimiento no puede por sí solo dar razón del ser; es decir que el
ser del fenómeno no puede reducirse al fenómeno de ser… el fenómeno de ser
exige, en tanto que fenómeno, un fundamento transfenoménico. El fenómeno de
ser exige la transfenomenalidad del ser. Esto no significa que el ser se encuentre
escondido tras los fenómenos (hemos visto que el fenómeno no puede enmascarar
el ser), ni que el fenómeno sea una apariencia que remite a un ser distinto (pues
el fenómeno es en tanto que apariencia, es decir, se indica a sí mismo sobre el

8
Sartre, Jean Paul. Ibíd. P 16.
fundamento del ser)… el ser del fenómeno, aunque coextensivo al fenómeno,
debe escapar a la condición fenoménica –que consiste en no existir algo sino en
cuanto se revela-; y que, en consecuencia, desborda y funda el conocimiento que
de él se tiene.”9

El problema pasó entonces al plano eminentemente ontológico el cual, como nos refiere
Sartre, abreva de la tradición desde San Anselmo hasta Berkeley y Descartes, a saber: ¿es
equivalente decir que se es percibido a decir que se es? El esse est percipi puede expresarse
técnicamente diciendo que toda ontología presupone una epistemología pero llegados a éste
punto nos encontramos con un riesgo insoslayable al realizar ésta operación teórica pues
“si se comienza por poner al conocimiento como algo dado… la totalidad percepción-
percibido, al no estar sostenida por un sólido ser, se derrumba en la nada”10. La “nada” en
el contexto de la ontología fenomenológica no es sólo una manera de expresarse a ligera
respecto a un fracaso de la asunción arbitraria de una epistemología; la Nada es la
posibilidad radical de que a una interrogación humana cualquiera se responda con “Nada,
Nadie o Nunca”, la posibilidad de la negación deriva de la “posición de indeterminación”
que asume un interrogador, pues toda interrogación positiva denota un “retroceso
nihilizador” llevado a cabo por el interrogador quien ejerce la posibilidad de desprenderse
de las series causales que constituyen el ser y que no pueden producir sino ser . En la
interrogación el interrogador se presenta oscilando entre el ser y la Nada:

“…con la interrogación se introduce en el mundo cierta dosis de negatidad:


vemos a la nada irisar el mundo, tornasolar sobre las cosas. Pero, a la vez, la
interrogación emana de un interrogador que se mueve en su propio ser como
preguntante, despegándose del ser”11

El hombre es el ser por medio del cual „la nada adviene al mundo‟, se escapa de las
series causales de los existentes que se mueven todos en el terreno del Ser a través de una
condición ontológica originaria: la libertad. “El hombre no es primeramente para ser libre

9
Sartre, Jean Paul. Ibíd. P 17.
10
Sartre, Jean Paul. Ibíd. P 17.
11
Sartre, Jean Paul. Ibíd. P 65.
después…no hay diferencia entre ser hombre y su ser-libre”12 dice Sartre y la libertad
cuando se hace consciente de su origen nihilizador posibilita que el ser humano se sitúe
frente a su pasado y su porvenir como siendo y no siendo a la vez ese pasado y ese
porvenir.


He aquí el punto de inflexión especial desde donde Sartre construirá los otros
apartados de su investigación de ontología fenomenológica. Será partiendo del
reconocimiento de la manera en que emerge la libertad como condición óntico-ontológica
humana que implica un retroceso nihilizador del propio Ser ante la Nada desde donde,
según Sartre, podremos fundar las nociones de ser-para-sí y muy importante también el ser-
para-los-otros. Por ahora terminaremos éste modesto ensayo sobre las ideas fundamentales
de la ontología fenomenológica con una cita extraída del Capítulo I de la 4ª Parte del texto
que nos ocupa y que nos da una clara perspectiva del alcance que tiene éste área de la
historia del pensamiento y las posibilidades que nos ha dejado abiertas Jean Paul Sartre
cuando se refiere a libertad humana en éstos términos:

“Consideremos, […]. los resultados seguros que nuestro análisis nos ha


permitido adquirir. Hemos notado que la libertad se identifica con el ser del Para-
sí; la realidad humana es libre en la exacta medida en que tiene de ser su propia
nada. Ella tiene-de-ser esta nada… en múltiples direcciones: primero,
temporizándose, es decir, siendo siempre a distancia de sí misma, lo que implica
que no puede dejarse determinar jamás por su pasado para ejecutar tal o cual acto;
segundo surgiendo como conciencia de algo y (de) sí misma, es decir, siendo
presencia a sí misma y no sólo sí misma, lo que implica que nada existe en la
conciencia que no sea conciencia de existir y que, en consecuencia, nada exterior a
la conciencia puede motivarla; por último, siendo trascendente, es decir, no algo
que primeramente sea para ponerse después en relación con tal o cual fin, sino, al

12
Sartre, Jean Paul. Ibíd. p 67.
contrario, un ser que es originariamente pro-yecto, es decir, que se define por su
fin…” 13

Hasta aquí la revisión de las ideas básicas de “El ser y la Nada”.

BIBLIOGRAFÍA

Sartre, Jean Paul. “El Ser y la Nada. Ensayo de Ontología Fenomenológica”. Ed.
Losada. Buenos Aires. 1972.

Sartre, Jean Paul. “The trascendence of the Ego. An existencialist theory of


consciousness”. Hill and Wang. New York. 1960.

Husserl, Edmund. “Meditaciones cartesianas, prólogo de José Gaos”, Ed. Fondo


de Cultura Económica. México, 1986.

Husserl, Edmund. Ideas Pertaining to a Pure Phenomenology and to a


Phenomenological Philosophy. Martinus Nijhoff Publishers. Boston, 1976.

13
Sartre, Jean Paul. Ibíd. p 560.

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