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Relaciones Laborales

El Trabajo de las Naciones

Año: 2015

Equipo: EGE

Integrantes

Boero, María Fernanda B-5274/4

Dómina, Virginia D-3656/1

Gentile, Sofía G-4759/7

Lande, Verónica L-2639/5

Suárez, Gilda S-4750/3

Turner, Eugenia T-2628/1


INTRODUCCION

Actualmente estamos viviendo una transformación que modifica las formas concebidas
para la producción utilizadas en el pasado.
¿Podemos decir que un producto es nacional o hablar de industria nacional? ¿Cuál es
el activo más importante que compone un país, cuáles son los bienes fundamentales
de una nación?
¿Cuál será la principal misión política de una nación? ¿Hasta qué puntos las fronteras
tendrán sentido en términos económicos? ¿Quiénes podrán afrontar mejor estos
cambios?
A través de las páginas describiremos la transformación económica y el serio desafío
político que la misma representa, dando respuesta a las preguntas formuladas
anteriormente.

LA RED MUNDIAL

Nueva concepción de la producción: De los altos volúmenes al alto valor


Todo está cambiando. Las compañías líderes ya no planean ni establecen la
producción de grandes volúmenes de bienes y servicios; ya no participan ni invierten
en una amplia serie de fábricas, maquinarias, laboratorios, depósitos y otros activos
tangibles; ya no emplean grandes dotaciones de operarios ni gerentes de alto nivel; ya
no sirven como medio de acceso a la clase media. Son cada vez más una fachada,
detrás de la cual se mueve una multitud de unidades y subunidades descentralizadas
que se alían permanentemente con otros grupos similarmente descentralizados en
todo el mundo.
Las grandes compañías incapaces de generar grandes ganancias con la producción
de altos volúmenes de productos estandarizados – e imposibilitados de recuperar sus
ventajas para proteger el mercado, rebajar los precios o redistribuir los activos – se
están orientando a satisfacer las necesidades exclusivas de determinados
consumidores. El cambio del paradigma en la producción consiste en dejar de producir
artículos uniformes, rutinarios y estándar, y orientarse hacia otro objetivo: productos y
servicios especialmente adaptados. Hoy en día las mayores ganancias provienen de
productos específicos o diferenciados, los consumidores están dispuestos a pagar un
suplemento por aquello que responde exactamente a sus necesidades y que no puede
ser fácilmente imitado por empresas que producen altos volúmenes.
La nueva barrera de accesos a los mercados no es el volumen o el precio, si no la
habilidad para encontrar la exacta correspondencia entre las tecnologías
especializadas y los mercados específicos. Las grandes compañías ya no se
concentran en la producción; sus estrategias apuntan cada vez más al conocimiento
específico.

Al analizar estas empresas se pueden distinguir tres habilidades que deben poseer las
personas que allí trabajan, diferentes pero relacionadas entre sí que las impulsan a
progresar:
 Habilidades para resolver los problemas que plantea producir bienes únicos:
las personas encargadas de resolverlos deben tener un profundo conocimiento
y poder traducir ese conocimiento a los planes e instrucciones, a fin de producir
los resultados esperados. A diferencia de los investigadores y diseñadores,
cuyos prototipos salían de los laboratorios completamente armados o pasaban
de la mesa de diseño directamente a la planta de producción en gran escala,
estos especialistas están comprometidos en una búsqueda permanente de
nuevas aplicaciones, combinaciones y perfeccionamientos capaces de
solucionar todo tipo de problemas.
 Habilidades para ayudar a los consumidores a entender sus necesidades y
cómo las mismas pueden ser mejor satisfechas con los productos
especialmente adaptados: En contraste con la venta y el marketing
estandarizado, que se centra en la persuasión de un gran número de
consumidores y grandes cantidades de pedidos, los productos específicos
requiere poseer un profundo conocimiento acerca de las preferencias del
consumidor, dónde reside la ventaja competitiva y cómo se puede lograr. La
clave consiste en identificar los nuevos problemas y posibilidades a los que el
producto se pueda aplicar.
 Habilidades necesarias para vincular la tarea de los encargados de identificar
las oportunidades y los responsables de resolver los problemas: Los
encargados de estas funciones deben tener suficientes conocimientos acerca
de las tecnologías y mercados específicos para poder apreciar las
posibilidades para los nuevos productos reunir el dinero necesario para lanzar
el proyecto y congregar a los especialistas adecuados para llevarlos adelante.
Estos juegan el papel de intermediarios o negociadores estratégicos.
En las compañías que producen bienes de alto valor la distinción que solía hacerse
entre “bienes” y “servicios” carece de sentido, porque gran parte del “valor” ofrecido
por la empresa incluye los servicios: La investigación especializada y el planeamiento
de los servicios necesarios para resolver los problemas, las ventas y el marketing
específico, los servicios de asesoramiento para identificar los problemas y los
servicios especializados de estrategias, finanzas y administración para llevar a cabo
los dos primeros.

La nueva red empresarial


Las empresas que producen alto valor no pueden estar organizadas como las
pirámides tradicionales que caracterizaban a la producción estandarizada.
Surgen tres grupos especialistas que deben estar en permanente contacto directo para
descubrir las nuevas oportunidades:
 los que resuelven los problemas.
 los que los identifican.
 los intermediarios estratégicos.
La comunicación entre ellos debe ser fluida y clara para encontrar oportunamente las
soluciones adecuadas a los problemas planteados, dejando a la burocracia piramidal
fuera del juego.
La estructura de una empresa de alto valor se parece a una telaraña. Los
intermediarios estratégicos están en el centro de la misma, existen todo tipo de
conexiones que no los incluyen directamente. En cada punto de intersección hay un
número relativamente pequeño de personal, permitiendo establecer una comunicación
rápida e informal. Continuamente, esta red, es reforzada por nuevos nexos.
Así pues, una de las tareas del intermediario estratégico es crear las condiciones para
que los que identifican los problemas y los que los resuelvan puedan trabajar juntos
sin interferencias. Reúne a los especialistas de ambas áreas que pueden aprender
más el uno del otro y, además de proporcionarles todos los recursos que necesitan
para descubrir nuevas relaciones entre las tecnologías y las necesidades del
consumidor, les orienta de modo que no pierdan de vista las metas reales para
obtener ganancias.
La mayor parte de la coordinación para la identificación y resolución de los problemas
es horizontal antes que vertical (piramidal). Los problemas y soluciones no se pueden
prever, ni considerarse en agendas o reuniones formales; sino que surgen de las
comunicaciones frecuentes e informales del equipo. Dentro de estos equipos las
habilidades están combinadas de modo que la capacidad del grupo para innovar es
algo más que la simple suma de sus partes, a medida que los miembros del grupo van
resolviendo juntos los problemas, aprenden mutuamente sus tareas. Cada participante
está comprometido con la búsqueda de ideas que pueden contribuir al progreso del
grupo. Esta experiencia y conocimiento acumulativos no se pueden traducir en
procedimientos operativos convencionales que puedan ser fácilmente transferidos a
otras organizaciones o trabajadores. Cada punto de intersección de esta “red
empresarial” representa una combinación única de habilidades.
Lo que realmente importa en este tipo de empresas es la identificación rápida de los
problemas y sus soluciones, la unión entre el conocimiento técnico y el know-how de
ventas, con respaldo de la habilidad estratégica y financiera. De este modo los activos
fijos pasan a un segundo plano, ya que están disponibles en el mercado y pueden
obtenerse cuando fuera necesario.
El personal que invierte gran parte de su tiempo en la búsqueda de las soluciones a
los problemas, estrategias y dinero son los más indicados para compartir los riesgos y
los réditos de sus esfuerzos. Con los riesgos y los beneficios ampliamente
compartidos, y con los gastos generales reducidos al mínimo, la red empresarial
puede experimentar. En las empresas de altos volúmenes era impensado por el gran
costo asociado al cambio de rumbo de la organización. Por otro lado para las de alto
valor es el elemento vital de todo emprendimiento, porque la adaptación requiere una
talento permanente.
El hecho de compartir los riesgos y los beneficios constituye un poderoso estímulo
creativo.
El desplazamiento de las empresas jerárquicas de alto volumen a las redes de alto
valor daría la idea de un esquema en decadencia, ya que las grandes compañías ya
no emplean demasiado personal en forma directa, y sus redes de ocupación indirecta
no son fáciles de estimar. Sin embargo, la mayor parte de los nuevos puestos en la
economía provienen de las pequeñas empresas, que registran una mayor inversión en
investigación. Las compañías centrales ya no son “grandes” empresas, pero tampoco
son solamente una serie de pequeñas firmas. Más bien son redes empresariales. Sus
centros proporcionan la visión estratégica y tienden los nexos entre las unidades. Sin
embargo, los puntos de intersección de las redes a menudo tienen suficiente
autonomía para crear conexiones con otras redes.
En torno a esta red están los proveedores de elementos estándar contratados para
prestar un servicio específico durante cierto tiempo, por un precio determinado. Este
tipo de prestaciones a menudo son más ventajosas que el personal en dependencia
directa. Los proveedores que ganan de acuerdo con lo que rinden en su trabajo tienen
más incentivos para encontrar métodos eficientes en sus tareas.

Características Alto volumen Alto valor


Organigrama Piramidal Red empresarial
Formas de organización Coordinación Coordinación horizontal
para identificación de principalmente vertical y
ideas y resolución de centralizada
problemas
Planteo de problemas y En reuniones formales En comunicaciones
soluciones frecuentes e informales
entre equipos
Compartir riesgos y réditos Implica un riesgo Significa un estímulo
del esfuerzo con el creativo
personal
Donde se genera este tipo Países con bajos salarios Países que provean
de producción personal con habilidades y
conocimientos necesarios

La red mundial
A medida que se acortan las distancias, a través del progreso de las
telecomunicaciones y el transporte, las nuevas redes de organización empresarial de
“alto valor” crecen en el mundo. Estos grupos se pueden encontrar cada vez con más
frecuencia en diferentes puntos del globo. Cada vez más los grupos creativos de una
nación están en condiciones de unir sus capacidades con los de otros países, a fin de
ofrecer el mayor valor posible a los consumidores de todo el mundo. El nexo entre los
distintos puntos estratégicos de la red mundial son las computadoras, los satélites, los
módems y las distintas tecnologías asociadas a las telecomunicaciones.
Bajo este enfoque los productos son combinaciones internacionales. Lo que se
intercambia entre las naciones no es el producto terminado sino la especialización
para resolver problemas (investigación, diseño del producto, fabricación), para
identificarlos (marketing, publicidad, encuestas al consumidor), y para coordinar
servicios (financiamiento, búsqueda, contrataciones), así como ciertos servicios y
componentes de rutina, todo lo cual se combina para crear valor. Los vínculos
transnacionales abarcan casi todo el comercio internacional entre las economías
desarrolladas. Este tipo de comercio es difícil de individualizar.
Cuando se hacen acuerdos mutuos a través de las fronteras –intercambiando servicios
que tienen un precio, no en un mercado abierto, sino entre las divisiones de la misma
corporación mundial, y dentro de un complejo sistema de contratación laboral–
determinar qué es lo que una “nación” ha pagado a otra “nación” puede no ser más
que una ligera aproximación.
La idea de que los productos tienen una nacionalidad de origen está tan
profundamente arraigada que los gobiernos y la opinión pública a la cual representan
son incapaces de adaptarse a la nueva realidad. Al asumir puntos de vista
desactualizados continúan formulándose la pregunta incorrecta: ¿Es un artículo
extranjero o nacional?
Es imposible determinar con precisión qué partes de un producto se han fabricado en
un lugar y cuáles en otro. Como cada vez más empresas se transforman en parte de
las redes mundiales, las fuentes de ingresos y las ganancias pueden surgir de todas
partes (a menudo donde los impuestos son más bajos). Quién gana, qué y dónde, es
un interrogante para el cual no existe una respuesta directa.
Las redes mundiales a menudo se amparan bajo la bandera de la nación que más le
convenga. Cuando operan dentro de una nación cuyo mercado está protegido de la
competencia extranjera, asumen el carácter de ciudadanos leales, incluso a veces
exigen más protección. Por otro lado, cuando existen mayores ventajas para ser
considerados como “extranjeros”, incluso los bienes y servicios más arraigados se
transforman mágicamente en productos extranjeros (por ejemplo: adquiriendo la
mayoría de las piezas que conforman el producto en el exterior). Estos cambios de
fachada pueden ser asombrosamente rápidos.

El fin de los líderes de la economía nacional


El supuesto instrumento para mejorar la actividad competitiva de los países del mundo
ha sido la empresa nacional, pero la misma está quedando cada vez más
desvinculada de la nación. Rápidamente, las empresas “nacionales” se están
transformando en partes integrantes de las redes mundiales, en las cuales una gran
proporción del valor de los productos que éstas venden proviene de otros lugares del
mundo –incluso las habilidades decisivas para la identificación y resolución de
problemas.
Sin embargo, una parte creciente de esta nueva actividad mundial de las compañías
nacionales comprende la creación de “altos valores” fuera de sus países de origen. Es
a través de estos esfuerzos como la red mundial obtiene la mayor parte de sus
beneficios, ya que las habilidades y los conocimientos no se pueden emular
fácilmente. Por ejemplo los diseñadores italianos ayudan a General Motors a producir
automóviles deportivos de lujo, los ingenieros proyectistas Alemanes garantizan la
fiabilidad de sus motores y los Ingenieros Industriales japoneses aseguran una línea
de montaje a bajo costo.
Cuando se ven forzados a justificar sus vínculos con el alto valor proveniente de otros
países, los directores ejecutivos de las empresas líderes habitualmente expresan que
son necesarios para que las compañías puedan aprender todo lo posible acerca de los
nuevos métodos y tecnologías de fabricación, en cualquier parte del mundo que
surjan. No obstante, esta justificación es engañosa, porque sugiere que ese deseado
know-how es algo incorporado por las empresas y los empleados de cada nación, y
que así podrán utilizarlo en el futuro. Pero el hecho de que el know-how extranjero
incluido en los productos se venda bajo la marca de una firma nacional no es razón
para suponer que todos los ciudadanos del país juegan un papel decisivo en ello.
Todas las redes mundiales tienen una configuración similar: la producción
estandarizada de altos volúmenes se da principalmente en los países con bajos
salarios; los bienes y servicios de alto valor se pueden producir donde quiera que se
encuentren los conocimientos y habilidades necesarios. De esta manera, las empresas
mundiales de alto valor evolucionan hacia una asociación internacional de gente
capacitada, cuyos conocimientos se combinan entre sí y que a su vez hacen contratos
con los trabajadores no especializados de todo el mundo para todo aquello que deba
ser producido en forma estandarizada y en alto volumen. Por lo tanto, las empresas
líderes nacionales se están convirtiendo en redes mundiales sin vínculos exclusivos
con ninguna nación.
La competitividad nacional depende menos de la cantidad de dinero que los
ciudadanos de una nación sean capaces de acumular e invertir que de las habilidades
y conocimientos que puedan aportar a la economía mundial.

La creciente irrelevancia de la nacionalidad empresarial


En vista de que las empresas de todas las naciones se están transformando en redes
mundiales, el interrogante –desde el punto de vista de la prosperidad nacional – ya no
es cuáles son las posiciones de los individuos de una nación sino qué es lo que los
ciudadanos de dicha nación han aprendido a hacer, de modo que puedan ser capaces
de agregar más valor a la economía mundial y, consecuentemente incrementar su
propia riqueza potencial. Existe interés en saber quiénes controlan la compañía ya que
se supone que las compañías nacionales, en contraste con las extranjeras,
subordinarán los intereses de sus accionistas a lo que es conveniente para la nación.
Esto es ingenuo, debido a que el capitalismo se organiza ahora inexorablemente en
torno de las ganancias y no del patriotismo. La función de las compañías nacionales
es aumentar al máximo los rendimientos de los accionistas y no perseguir las metas
de interés público.
La rápida internacionalización de las empresas no ha impedido a los directores
proclamar un obediente y profundo compromiso con el interés público ya que todo
contribuye a la imagen pública de la empresa y colabora en la venta de sus productos.
La generosidad empresarial es sobre todo una cuestión de imagen. Desde luego, las
firmas extranjeras tratan igualmente de desarrollar una buena imagen pública. Las
empresas cosmopolitas, empeñadas en exhibir una imagen familiar y confiable,
emplean y promueven a los ciudadanos de muchas naciones a los puestos ejecutivos.
Sin embargo, el temor más frecuente sugiere que las firmas extranjeras podrían
retirarse y dejar de utilizar los recursos nacionales, pero bajo tales circunstancias una
compañía nacional (u otra extranjera) podrían comprar las instalaciones y los más
importante de todo: la dotación del personal nacional permanecería, con sus
conocimientos y habilidades intactas.
De modo que el principal motivo por el cual los extranjeros llevan su dinero y sus
habilidades para la intermediación estratégica es el mismo por el cual los ciudadanos
de una nación invierten su dinero y capacidades estratégicas en el exterior; porque
piensan que pueden utilizar mejor a los trabajadores y a los activos de la otra nación,
haciéndolos más productivos que antes. Un ejemplo claro de esto son las compañías
Japonesas que se han instalado en EE.UU. y han sido capaces de utilizar a los
trabajadores norteamericanos para fabricar automóviles de alta calidad en menos
tiempo del que han invertido los fabricantes norteamericanos.
Si bien se clasifica la mayoría de los automóviles japoneses en una calidad más alta
que la de los norteamericanos no existen diferencias entre la calidad de los
automóviles japoneses fabricados en los EE.UU. y la de los vehículos fabricados en
Japón. Los norteamericanos que trabajan en las fábricas japonesas pueden armar un
automóvil en casi 19.5 hs, solo un poco más que las 19.1 hs alcanzadas por los
trabajadores japoneses, pero mucho menos que las 26.5 hs empleadas por los
trabajadores norteamericanos en las compañías del mismo origen.
Como las empresas de alto valor se fundamentan en los conocimientos, los ingresos
más altos y la mayor influencia pertenecen a las personas más capacitadas dentro de
la red y no a los accionistas o ejecutivos. Desde luego los altos ejecutivos pueden
jugar un papel importante, pero las decisiones claves se toman a un nivel más bajo y
en puntos más descentralizados. Siempre que los especialistas claves sean residentes
de la nación, poco importa la nacionalidad de quienes posean o presidan formalmente
la empresa.

Los peligros del pensamiento residual


Hay dos aspectos necesarios a reiterar:
 El nivel de vida de la población de un país depende cada vez más de lo que
pueda aportar a la economía mundial en términos de valor de sus
conocimientos y habilidades, y dependen cada vez menos de lo que poseen en
términos de la productividad de las compañías en las cuales tiene los mayores
intereses.
 Las habilidades inherentes a la intermediación estratégica, a la identificación y
resolución de problemas, se desarrollan con la experiencia.
Es por esto que una firma extranjera que contrata personal de la nación para resolver
o identificar problemas complejos colabora mucho más con el país que una empresa
nacional que contrata extranjeros para hacer lo mismo.
El dinero, las fábricas, la información y los equipos se intercambian libremente junto
con las marcas de las compañías. Pero el intelecto es internacionalmente menos
trasladable. Los planificadores políticos del gobierno deberían estar menos
interesados en ayudar a las compañías nacionales a obtener fuertes ganancias de las
nuevas tecnologías que en colaborar con los ciudadanos de la nación para que sean
tecnológicamente más evolucionados. Por la misma razón, hay que hacer accesibles
los subsidios para el desarrollo tecnológico, sin considerar la nacionalidad de sus
dueños, siempre y cuando la compañía emprenda la investigación, el desarrollo y la
fabricación empleando a científicos, ingenieros y técnicos nacionales.
Arraigados a una vieja economía en la cual era importante la nacionalidad de las
empresas, los planificadores políticos se han preocupado más por quienes poseen los
bienes que por quienes adquieren la mayor destreza para hacer algo.
Ordenar nuestras prioridades requiere un cambio fundamental en nuestra manera de
pensar. El problema no estriba en que las compañías nacionales sean
insuficientemente rentables, sino en que muchos ciudadanos no aportan suficiente
valor a la economía para mantener o mejorar sus niveles de vida.
LOS ANALISTAS SIMBÓLICOS

Los tres trabajos del futuro


La competitividad de las personas en el mercado laboral actual ya no depende de la
prosperidad de las compañías o de las industrias “nacionales”, sino de las tareas o
funciones que los mismos lleven a cabo, es decir, del valor que pueden agregar dentro
de la economía mundial.
Lógicamente, los grupos ocupacionales propios de la economía de alto volumen
pierden sentido en este nuevo contexto. Todos los puestos estaban dentro o en torno
de las compañías centrales y, el status y el ingreso dependían de la jerarquía propia
dentro de la escala burocrática de la empresa. Se hace necesario entonces,
considerar las tareas que desarrollan las personas ocupadas, en términos de
categorías que reflejen sus posiciones competitivas reales en la economía mundial
actual.
Tradicionalmente cada persona ocupada podía estar clasificada dentro de una
“especialidad gerencial y profesional”, dentro de una función “técnica, de ventas, y de
apoyo administrativo”, “una actividad de servicio”, una tarea de “operario, obrero y
jornalero”, o dentro de una ocupación de “transporte y traslado de material”. Pero
actualmente están surgiendo tres amplias categorías de trabajo. Las denominaremos
servicios rutinarios de producción, servicios en persona y servicios simbólico-
analíticos:
 Los servicios rutinarios de producción abarcan las diferentes tareas monótonas
de fabricación y supervisión de procesos productivos. Estos trabajadores
deben saber leer y efectuar cálculos simples. Sus salarios se fijan sobre la
base de la cantidad de tiempo que trabajan, o su rendimiento laboral.
 Los servicios en persona también comprenden tareas simples y repetitivas y,
como en los servicios rutinarios de producción, los salarios se establecen a
partir de las horas trabajadas o el rendimiento laboral. Están estrechamente
supervisados y no necesitan haber adquirido demasiada formación (como
máximo un título secundario además de cierto entrenamiento vocacional). La
mayor diferencia entre las dos categorías anteriores es que los servicios en
persona se deben proporcionar de persona a persona y por lo tanto estos
trabajadores están en contacto directo con los destinatarios finales de su
trabajo. La aptitud principal buscada en un trabajador de los servicios en
persona es tener un trato afable y confiable (ejemplos: vendedores minoristas,
camareros, conserjes, niñeras, taxistas, peluqueros, etcétera.)
 Los servicios simbólico-analíticos incluyen las actividades de los expertos en
intermediación estratégica, identificación y resolución de problemas. Estos
servicios se pueden prestar universalmente y por eso tienen que competir con
sus pares extranjeros, pero no se ofrecen al mercado mundial como algo
estandarizado. Lo que comercian son símbolos: datos, palabras,
representaciones visuales y orales. Encontramos dentro de esta categoría, por
ejemplo, investigadores científicos, ingenieros proyectistas, abogados,
consultores de varias especialidades como management, entre otros. Los
analistas simbólicos hacen de intermediarios, identifican y resuelven problemas
valiéndose de símbolos. Simplifican la realidad con imágenes abstractas, que
se pueden reordenar, alterar y experimentar con ellas, comunicarlas a otros
especialistas y, finalmente convertirlas nuevamente en una realidad más
simple. Sus salarios se establecen en función de la calidad, originalidad,
destreza y oportunidad, pero no están en relación directa con el esfuerzo o
cantidad de horas que invierten. La mayor parte de esta categoría son
graduados de las carreras terciarias o universitarias y muchos poseen títulos
de posgrado.
Cabe aclarar que lógicamente las tres categorías mencionadas anteriormente no
incluyen la totalidad de puestos laborales que existen, pero describen de forma global
y clara el panorama del mercado laboral de la economía actual.
Es en esta economía donde la única verdadera ventaja competitiva estriba en la
habilidad para identificar, intermediar y resolver problemas.

¿Por qué los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres?
Más allá de la clasificación oficial de un puesto, o de la industria en la cual se trabaje,
la verdadera posición competitiva en el mundo de la economía depende de la función
que se cumple.
Los salarios de los empleados de la producción rutinaria están en disminución. Los
servicios en persona también están menos remunerados, aun cuando su destino sea
menos incierto. Pero los analistas simbólicos, son los que tienen más éxito en la
economía mundial debido a que las fronteras nacionales ya no definen el destino
económico.
A medida que los costos de transporte y comunicación continúan bajando, los
márgenes de ganancia de las empresas de producción estandarizada se reducen,
porque se van eliminando las barreras de acceso. Las fábricas y la maquinaria
moderna se pueden instalar prácticamente en cualquier parte del planeta.
Esto se puede apreciar en las industrias de mayor escala, donde la producción
estandarizada de alto volumen continúa su inevitable desplazamiento hacia donde la
mano de obra es más barata y más accesible en todo el mundo. Por lo tanto, los
empleados de los servicios rutinarios de producción compiten directamente con
millones de trabajadores de otras naciones.
Por otra parte, la situación de los trabajadores de los servicios en persona también
está empeorando, pero de forma más lenta y desigualmente. Compiten cada vez más
con los ex empleados de la producción rutinaria, quienes al no poder encontrar
empleos bien remunerados dentro de la producción, no tienen otra alternativa que
dedicarse a los servicios. Quizás la competencia más feroz que deben afrontar los
servicios en persona provenga de los sistemas automáticos. Pero se puede ver que
los seres humanos tienen un deseo casi insaciable por la atención personalizada, por
eso, a pesar de la automatización de los mismos, las economías desarrolladas
seguirán generando una considerable demanda de los servicios en persona. Cabe
aclarar que de todas formas, la intensa competencia entre los empleados de servicios
en persona hace que el pago de estos sean relativamente bajo.
A diferencia de la situación precaria de los trabajadores de rutina y los empleados de
los servicios personalizados, las perspectivas de los analistas simbólicos son
inmejorables. La demanda mundial por su conocimiento crece a medida que aumentan
las facilidades y rapidez en las comunicaciones.
La razón principal de esta expansión del mercado mundial, y del aumento en la
demanda de conocimiento simbólico y analítico, ha sido el espectacular progreso en
las tecnologías relacionadas con las comunicaciones y el transporte a nivel mundial.
Junto con la creciente demanda viene la creciente remuneración.
La educación del analista simbólico I y II
Mientras el valor asignado a las nuevas ideas y conceptos continúe creciendo en
relación con el valor asignado a los productos estándar, la demanda de los analistas
simbólicos continuará creciendo. Desde luego, la oferta de los mismos en el mundo
también aumenta, ya que muchas personas en todo el planeta están tratando de
aprender las habilidades analítico-simbólicas.
Lo más importante es que los analistas simbólicos en formación aprendan cómo
conceptualizar problemas y soluciones. Por eso la educación formal de un analista
simbólico incipiente requiere el perfeccionamiento en cuatro habilidades básicas:
abstracción, pensamiento sistémico, experimentación y colaboración.
 Capacidad de abstracción: para descubrir patrones y significados- es la
verdadera esencia del análisis simbólico, en el cual la realidad debe ser
simplificada de modo que pueda ser comprendida y manejada de diferentes
maneras. De esta forma, se pueden integrar y asimilar grandes cantidades de
información para descubrir nuevas soluciones, problemas y alternativas. Los
futuros analistas simbólicos aprenden a ser críticos, curiosos y creativos.
 El pensamiento sistémico: intensifica la abstracción. Para descubrir nuevas
oportunidades hay que ser capaz de apreciar el conjunto y comprender los
procesos mediante los cuales los componentes de la realidad se relacionan. El
analista simbólico debe tratar de discernir permanentemente las principales
causas, efectos y relaciones. Su educación pone el acento en el pensamiento
sistémico. Antes que explicar a los estudiantes cómo resolver un problema que
se les presenta, se les debe enseñar a analizar por qué ha surgido y de qué
manera se relaciona con otros problemas.
 Experimentación: para saber cómo manejar las formas más evolucionadas de
abstracción y pensamiento sistémico, es necesario aprender a experimentar.
Así el analista simbólico se atreve a explorar el terreno del aprendizaje por sí
mismo. En la formación se pone el acento sobre los métodos de
experimentación: conservando ciertos aspectos de la realidad que son
constantes, mientras se varían otros para facilitar la comprensión de las causas
y efectos.
 Por último está la capacidad de colaboración: los analistas simbólicos
generalmente trabajan en equipos, compartiendo ideas y soluciones. Además
pasan gran parte de su tiempo comunicando ideas, para luego tratar de lograr
consenso para seguir con el plan. Aprenden a alentar y a aceptar a sus pares,
a pedir ayuda y a reconocer los méritos de los demás. Además, aprenden a
negociar, es decir, plantear sus propias necesidades, ver las cosas desde las
perspectivas de los otros y encontrar respuestas de beneficio mutuo.

El estudiante obtiene de la educación formal los métodos y hábitos de la abstracción,


del pensamiento sistémico y de la colaboración. Todos los cuales son requisitos
previos para la identificación y resolución creativa de los problemas. De allí en
adelante, el aprendizaje se hace andando.

La educación del analista simbólico no finaliza con la graduación. Una educación


universitaria o terciaria por lo general es necesaria pero no suficiente para tener éxito.
El aprendizaje también continúa en el trabajo.
La tendencia es que los analistas simbólicos se concentran en sectores geográficos
específicos, donde viven, trabajan, y aprenden con otros colegas consagrados al
objetivo común de identificar y resolver problemas y estrategias; y estas aptitudes se
valoran en todo el mundo. Si bien es posible resolver e identificar nuevos problemas
sin necesidad de vivir en uno de esos mismos sitios, la proximidad ayuda.
Existe otra ventaja, derivada de la concentración de los analistas simbólicos en
determinadas áreas o ciudades, su número y proximidad genera un mercado local
para todo tipo de servicios en persona.
También son importantes las entidades públicas que están cerca de las áreas
simbólico-analíticas, como los centros de convenciones y de investigación, las
universidades nacionales y los aeropuertos. Este prometedor escenario atrae a
algunos analistas simbólicos, que a su vez son seguidos por otros. A medida que el
grupo gana experiencia en la identificación y resolución de problemas, comienza a
agregar valor a las redes empresariales. A su vez, a medida que se agrega valor a las
redes empresariales, el área comienza a adquirir prestigio por las habilidades y
conocimientos exclusivos de los analistas simbólicos que allí trabajan, lo cual atrae
más talentos de otras partes del país e incluso del mundo.

EL SIGNIFICADO DE NACION

El problema replanteado
Las economías nacionales no son más que una región de la economía mundial, y la
cooperación es fundamental, ya que no existen las economías separadas. Las
consecuencias de esta transformación en el ámbito laboral no han sido tan bien
comprendidas. El éxito económico de las naciones (más allá de la rentabilidad de sus
empresas) debe ser considerado de acuerdo con la calidad de vida de sus
ciudadanos, y con la posibilidad de mantenerla y mejorarla en el futuro. Esta calidad
de vida abarca, además del poder adquisitivo, aire y aguas no contaminadas,
seguridad y salud, entre otras. Cada vez más estas condiciones están determinadas
por el valor que la economía mundial asigna a las habilidades y conocimientos de los
individuos. Son los analistas simbólicos los que ocupan una posición predominante en
la nueva economía mundial. Sin embargo, los empleados de la producción rutinaria,
enfrentados a un creciente mercado laboral, y los encargados de servicios personales,
que sufren las consecuencias indirectas, ven sus ingresos reducidos y se encuentran
en una situación cada vez más precaria.
El problema no es imposible de solucionar, pero la disposición política para comenzar
el cambio es un gran desafío. Primero desarrollando un sistema impositivo progresivo
sobre las ganancias. Segundo creando las condiciones para garantizar que todo niño
pueda llegar a ser un analista simbólico, sin considerar los ingresos de su familia, o su
raza o religión, asegurando la nutrición y buena salud de los más pequeños,
excelentes escuelas en cada ciudad y universidades, centros de investigación y
aeropuertos que faciliten su trabajo. También debería ocuparse de entrenar a los
trabajadores y mejorar la infraestructura, entre otros. Además, los gobiernos deberían
persuadir a las empresas mundiales de contratarlos, para asegurar su debido
entrenamiento laboral, identificando y resolviendo problemas complejos.
De aquí surge el desafío: mejorar los niveles de vida de la mayoría de la población,
ocupándose ahora de las dos categorías postergadas, que han perdido terreno en la
economía mundial.
La mayor dificultad no es idear las soluciones, sino tomar la determinación política.
Todas estas propuestas tienen un costo, y si fueran necesarios desembolsos
adicionales, tendrían que ser subvencionados por los analistas simbólicos, ya que el
resto de la población soporta una pesada carga impositiva y no pueden hacerse
responsables de más altos niveles de gasto público. Esto plantea el interrogante de
hasta qué punto ellos están dispuestos a cargar con esa responsabilidad.

CONCLUSIÓN
Antes que aumentar la rentabilidad de las compañías enarbolando sus banderas, o
ampliar las posesiones de sus ciudadanos en el mundo, el objetivo económico de una
nación debería ser mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos, incrementando el valor
de lo que pueden aportar a la economía mundial. Lo que importa no es aquello que
poseemos, sino lo que hacemos.
También vale destacar que una nación puede incentivar a sus ciudadanos a ser
analistas simbólicos, pero si la misma no tiene un mercado que los necesite
terminarán ocupando otros puestos de servicio o migrarán hacia otros países dejando
de aportar al desarrollo de la economía de su nación.

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