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Indicios biográficos
Francisco Peláez Vega, mejor conocido como Franciso Tario, nace en la ciudad de México
en 1911, primogénito de una familia asturiana –cuyo hijo menor fue el destacado pintor
Antonio Peláez quien nació en Llanes Asturias, después de que la familia regresara a
país. Según Gutierréz de Velasco en este pueblo asturiano situado a la orilla del mar
Jardín secreto (1993), (1997: 43). Años después, la familia regresa a México, goza de una
portero en el club Asturias, y como señala Alberto Arriaga recibe el sobrenombre, en una
revista deportiva, de ser “el portero de más clase en México”; este mismo autor enfatiza de
manera constante sobre este tema y señala cómo la imagen del “portero con más clase”
aparecía en la parte posterior de los cerillos La central (2006: 158). Al igual que otros
crítcos conocedores de la obra tariana, como Daniel Gónzalez Dueñas, Alejandro Toledo,
José María Espinasa, entre otros, puntualiza una escisión entre los Franciscos: el Peláez
quien dejó la portería y el campo de juego, para que surgiera Franciso Tario, el escritor y
pianista, con más tiempo y dedicación para la lectura y escritura. Pero acaso, lo anterior, se
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varios de sus personajes, y ambos se refujian en universos familiares y cotidianos
determinados por la compañía de su esposa Carmen Farell, pero siempre con un rasgo de
conozca como un escritor raro, periférico, fuera del canon –incluso hasta la época
de aparición: de 1943 a 1952, en 1968 y el último se trata de sus obras editadas de manera
póstuma en 1988 y en 1993 (1997: 42). Por su parte González Suárez en el prólogo a los
Cuentos completos de Tario editados en dos tomos (2003), se detiene en esta idea con
ligeras variantes y la desarrolla al mencionar los textos publicados en cada momento. Así,
según este crítico, el primero está conformado por la publicación de su primera de dos
novelas Aquí abajo, el libro de cuentos La noche, ambos textos de 1943; en 1946 publica
libro de aforismos, para González sería un “prontuario de maldades” para la salud mental
“alusionaciones amorosas” y de fantasmas son las obras: Yo de amores que sabía (1950);
Breve diario de un amor perdido (1951); Acapulco en el sueño (1951), libro temático sobre
el puerto con fotografías de Lola Álvarez Bravo; Tapioca Inn. Mansión para fantasmas
(1952) (Villalobos 2012: 61). Después de varios años de ausencia de las letras en México,
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Tario aparece con su último libro de relatos que publicó en vida: Una violeta de más en
1968; tal vez escrito en Europa, debido a que dejó de vivir en México y decidió residir en
Madrid junto con su esposa Carmen en 1960, quien fallece en 1967; este libro está dedicado
a Carmen Farell. De etapa corresponden también dos libros publicados de forma póstuma:
El caballo asesinado (1988) que incluye tres piezas dramáticas y la novela Jardín secreto
(1993). Franciso Tario fallece en Madrid en el año de 1977. A manera de síntesis sobre
estos tres momentos de la obra Tariana, considero pertinente mencionar las características
De su primera época son las audaces obras del compromiso con la consciencia, las
del poseído que entiende lo que dice, inteligente y burlón. En la segunda época, que
coincide con una felicidad familiar y personal, produjo obras divertidas, no tan
concentradas aunque originales. La última época, que se suscitó en España, es la de
la alucinación y la melancolía; tan rica y compleja como la primera pero se yergue
aligerada de preocupaciones existenciales (2003: 24).
porque estos autores, cada uno a su manera, se alejaron de los temas literarios nacionalsitas
escritores aportaron una nueva visión de la lietaratura mexicana que dieron pauta o acaso se
trataba ya de una narrativa mexicana moderna, con sus obras, esto por la heterogeneidad de
narradores, la polifonía, el manejo del lenguaje y los temas asociales y fantásticos (Cajero,
2011: 41); temas que se oponían al canon de la época. Por ello, resulta significativo el
siguiente fragmento del cuento “Ciclopropano” del libro Tapioca Inn, con éste se refuerza
el rechazo de Tario hacia la tendencia estética que estaba en auge en ese momento:
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un literato porque exponga con presición algebraica la forma en que yo, mi padre,
mi hijo y los hijos de mis hijos suelan llevarse un pitillo a la boca o introducirse un
supositorio en el ano (2003: 320).
Este fragmento, además de ser revelador en cuanto a la forma en cómo Tario concebía la
literatura, deja ver de forma subyacente el humor negro y la ironía que también caracterizan
nacionalista predominante. A pesar de que nunca tuvo un interés por entrar en contacto con
los circulos literarios o tertulias. En este sentido, menciono las palabras de Gutiérrez de
En la literatura mexicana del siglo XX se ecuentran varios escritores que han realizado su
autores que considero son algunos, entre muchos otros, de los más representativos de este
tipo de literatura y por tanto tienen correpondencia con Francisco Tario. Entre ellos se
encuentran: Julio Torri (1889-1970), Alfonso Reyes (1889-1959), Efrén Hernández (1904-
1958) que serían sus predecesores; la cuentística de Tario formaría un diálogo con
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creaciones contemporáneas de autores como Juan Rulfo (1917-1986), Juan José Arreola
(1918-2001), José Emilio Pacheco (1939-2014), Amparo Dávila (1928), Guadalupe Dueñas
como Emiliano González (1955), Mauricio Molina (1959) entre otros. (Pavón, 2012: 65-
66).
La fascinación del hombre por lo desconocido viene quizá por un interés primigenio de
de resolver aquello que le resulta extraño y ajeno mediante diferentes estrategias del
plantear preguntas sin respuesta aparente. Se trata de una conjunción de posibles que
responden a su propia lógica y por ello pueden parecer acontecimientos imposibles cuando
se quieren explicar desde el razonamiento. Esto, en cierta forma no impedirá que –en la
ficción– los sucesos fantásticos se presenten paralemente a los acontecimientos del mundo
conocido como real o normal con las leyes que lo determinan. Sin embargo en un mundo
los Curitas” compilado en Tapioca Inn…, aquí el acontecimiento de ruptura espacial y con
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lo normal se origina por este tipo de música que los personajes paulatinamente escuchan en
sus cabezas y la melodía no cesa hasta el grado de llevarlos al colapso físico y mental,
finalmente uno a uno van desapareciendo, desvaneciendose corporalmente del pueblo para
aparecer en una lejana localidad del Tibet, Yaksu. Lo relevante, también consiste en la
forma en cómo los personajes asumen este suceso, lo ven como algo que llega a ser parte de
su cotidianidad, el único personaje que no escucha la polka y lo desea más que nadie es el
director de la banda, quien ya no recuerda como va melodía a pesar “de que se la sabia de
memoria”. Por tanto, el absurdo es también una caracterítca presente en este relato,
Para hacer una aproximación de lo fantástico existen diferentes estudios que analizan sus
vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un
vacilación, porque los personajes del mundo narrado y el lector se enfrentan a un momento
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tienen que decidir si aceptan como real un determinado suceso, que ha vuelto extraño el
universo paralelo, que puede coexistir con el mundo real, pero con sus propias reglas; se
“lógicamente” dicho acontecimiento, y por tanto ésta no se modifica (ver Todorov, 1994).
sentido permite plantear interrogantes no sólo sobre el mundo narrado y la lógica que lo
realizados por los personajes, sino también por la complicidad del lector con ellos, y de sus
propias confusiones derivadas de la ambivalencia del mundo narrrado. De este modo, los
relatos “Aureola y Alveolo”, “T.S.H”, “El mar, la luna y los banqueros” en Tapioca Inn,
“El mico”, “La vuelta a Francia” en Una violeta de más, presentan de manera más concreta
presencia de fantasmas como parte central del entramado en los textos de Tapioca Inn y,
por otro lado, a la puesta en duda de lo normal originado por un suceso extraño o
en la misma casa, donde dos años atrás ocurrió un asesinato, con la finalidad de tener un
fantasmas, pues el fantasma no sabe que lo es y asesina a su cuerpo, se entiende aquí por
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fantasma, ese evento condenado a repertirse una y otra vez, “que se ha desvanecido hasta
ser impalpalble por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres” (Borges, Bioy,
Ocampo: 206). Entonces se presenta este desdoblamiento en que el buscador fantasma Mr.
Joergensen se asesina a sí mismo, pensando que se trata de otro, pero siempre ha sido a él
En “El mar, la luna y los banqueros”, se trata de un buque fantasma con ruta hacia
Hamburgo, pero naufraga y durante ese navegar a la deriva sus pasajeros se perturban y
mutan su comportamiento, pierden toda compostura al grado de que los límites entre la
orgiástco domina en el buque que navegan hacia la nada (Pavón, 2012: 77): “Una locura
semejante en cierto modo a un jardín encantado con tritones, fuentes iluminadas, extrañas
flores y especialísimos vapores, que se meciera seráficamente sobre las aguas. Un jardín,
digamos de reformadores sociales cuya ansiada hora había sonado” (Tario, 2003: 83). Sin
embargo, al final se nos revela cómo todo lo descrito, se trató de las alucionaciones de un
Por tanto, lo fantástico también permite poner en duda la claridad de la razón, que es
considera normal o real, frente a otro que se le presenta confuso y desconocido, que pone
en juego nuevas formas de ver y pensar el mundo. Con ello la racionalidad queda
cuestionada en torno a lo real o lo ilusorio, sin que por esto deba de existir esta dualidad o
escisión entre lo normal o lo anormal. Sería conveniente mencionar como lo real no puede
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existir sin su anverso lo ilusorio, cuando se presenta esta coexistencia permanente de ambos
Esto desencadena en sucesos que rompen con cualquier lógica esperada en el suceder de
unos acontecimientos determinados. Por ello, el relato fantástico le presenta al lector pautas
cotidianos, porque así se propicia con mayor facilidad esta aparición de los sucesos ajenos a
establecer su coexistencia con el mundo “real”. Así, lo fantástico se configura frente a los
polos de lo real y lo irreal como una comprensión extraordinaria del mundo, una evocación
frente a esta oposición como incertidumbtre, como vacilación, pero también como una
embargo, antes he mencionado que lo fantástico –acaso por esta toma de distancia y puesta
en duda de lo conocido, de lo que se considera real– hace posible cuestionar la certeza que
fragilidad del entorno construido en el mundo narrado y las leyes que lo determinan, porque
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éstas se ven amenzadas o desplazadas por lo fantástico, que viene a irrumpir y proponer
puede presentar como un universo paralelo, con el fin de desestabilizar la realidad y obligar
a repensarla a partir de nuevos modelos en que puedan confluir lo real y lo anormal. En este
sentido, el lector –influido quizá por lo fantástico– se ve orientado a tomar postura frente a
los acontecimientos irruptores del mundo narrado, que traslada en otro nivel a su expriencia
vital como una forma de cuestionar el mundo real. Esto es, el relato fantástico le sirve como
una expresión más para poner en duda su mundo, en el que se mueve cotidianamente. Este
angustia de que lo percibido como real, y las leyes que la regulan, se puede desmoronar en
cualquier momento, para dar paso a un nuevo orden. En él no hay una plena certeza sobre
el decurso del mundo conocido, pues las fronteras entre lo “real” y lo “anormal” pueden
confundirse.
mundo propuesto, por otro con un nuevo “orden”. Aquí siempre está latente la invalidación
conjuntará con lo familiar para establecer una nueva “normalidad”. En este mundo narrado
Así, se afecta la percepción del mundo y la certeza del ser en el mundo, por ello se da esta
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“afirmación” y “negación” del sujeto, pues lo que aparenta ser irreal resulta una realidad
conjunción, como Tario construye lo fantástico en sus mundos narrados, un claro ejemplo
de ello es el texto “Entre tu dedos helados” que relata la situación del paso entre el sueño, la
muerte y la imaginación (Gutiérrez de Velasco, 1997: 51). Relato conformado por varios
situaciones. Los sueños se mezclan con las conjeturas de los enamorados (1997: 50) hasta
permite al individuo discernir sobre lo desconocido y tomar postura frente al suceso que
rompe con el orden normal de las cosas. Éste puede aceptarlo como una nueva posibilidad
de conformación de su entorno, sin que por ello descarte el anterior. Se trataría de una
pueden ser explicados y por aquellos que no encuentran un sustento lógico, pero que están
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individuo en la forma de relacionarse con su mundo; esto derivado por la sospecha de lo
habla de lo fantástico se relaciona con los lindes entre una forma de percibir y experimentar
Acaso podría hablarse de que la forma de estar en el mundo se trata de una decisión,
alteración de un orden conocido. En este punto sería conveniente señalar las ideas de Rosie
Jackson en cuanto a lo fantástico. Para esta autora “lo fantástico aspira a la disolución de un
fantástico representa una forma de subversión frente a un orden que no desea ser alterado y
está regido por leyes que le permiten una continuidad en la manera de construir su mundo y
construcción de nuevos entornos, como respuesta quizá a una realidad que puede resultar
limitada. Líneas más adelante, Jackson puntualiza: “Mediante su intento por transformar las
de que se interroga sobre la certeza de su mundo. Sin embargo, esta ingerencia radica más
cotidiano, solamente influye en la forma de verlo; pero esta ingerencia sugiere y puede
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derivar en un cambio en su relación con su mundo. Se trata de un recurso que le permite al
sujeto poner en duda las leyes de su entorno, que inquieta a la razón, estimula la
validan los acontecimientos anormales que afectan y originan un nuevo orden de realidad,
esto es significativo debido a que, desde una perspectiva racional, los sentidos resultan
poco confiables para la comprensión del mundo y de la realidad, ya que confiar en estos
esto conduce a ideas poco claras que devienen en cuestiones ilusorias sobre la comprensión
modifican. Se trata entonces de “creer” o “no creer” en los sucesos que afectan el orden
natural de la realidad o generan una “realidad” paralela. Por ello, la mirada que se tiene del
mundo resulta un factor importante para formarse una mejor comprensión del mismo. Tal
vez aquí sea pertinente anotar un fragmento de “La noche de los cincuenta libros”, pues se
podría interpretar como una postura de Tario, figurativizado en el narrador con sus matices,
escribiré libros. Libros que paralizarán de terror a los hombres que tanto me odian;
que les menguarán el apetito; que les espantarán el sueño; que trastornarán sus
facultades y les emponsoñarán la sangre. Libros que expondrán con precisión
inugualable lo grotesco de la muerte, lo execrable de la enfermedad, lo risible de la
religión, lo mugroso de la familia y lo nauseabundo del amor, de la piedad, del
patriotismo y de cualquier otra fe o mito. Libros, en fin, que estrangulen las
conciencias, que aniquilen la salud, que sepulten los principios y trituren las
virtudes. Exaltaré la lujuria, el satanismo, la herejía, el vandalismo, la gula, el
sacrilegio: todos los excesos y las obsesiones más sombrías, los vicios más
abyectos, las abrraciones más tortuosas… Nutriré a los hombres de morfina, peste
y hedor. Mas no conforme con eso, daré vida a los objetos, devolveré la razón a
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los muertos, y haré bullir en torno a los vivos una heterogénea muchedumbre de
monstruos (Tario, 2003: 62)
La visión que tiene el sujeto sobre el mundo resulta un factor importante para considerar su
relación con lo fantástico literario y su aceptación del mismo. Por ello, es necesario tomar
en cuenta la mirada que tiene el sujeto respecto del mundo. Acaso resulta imposible que en
estos entornos el individuo pueda estar indiferente frente a los acontecimientos que en
acontecimiento irruptor que perturba la realidad, entonces la posición del inidviduo frente a
construcción del individuo y su relación con el mundo, tiene un papel decisivo para la
aprehensión del mismo, que en este caso se verá determinado por el convencimiento y
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