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ISSN: 2463-1043

(en línea)

Memorias
Encuentro
de Semilleros
de Investigación

Un espacio para la deliberación y la reflexión


ISSN: 2463-1043
(en línea)

Memorias
Encuentro
de Semilleros
de Investigación
Un espacio para la deliberación y la reflexión
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación
(de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la U. de A.)
-Un espacio para la deliberación y la reflexión-
© Universidad de Antioquia,
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Edición: 2015
ISSN: 2463-1043 (en línea)

Corrección de textos: María Edilia Montoya

Diseño y diagramación: Felipe Maldonado Escobar

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas


Universidad de Antioquia
Oficina de Comunicaciones
Teléfono (57-4) 219 58 54
Correo electrónico: publicacionesderechoypolitica@udea.edu.co
Página web: http://derecho.udea.edu.co
Ciudad Universitaria
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Medellín - Colombia

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autores y no desata responsabilidad institucional frente a terceros.
Los autores asumen la responsabilidad por los derechos de autor y
conexos contenidos en la obra, así como por la eventual información
sensible publicada en ella.

Hecho el depósito que exige la ley.


Prohibida la reproducción total o parcial, en cualquier medio o para
cualquier propósito sin la autorización escrita de la Facultad de
Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia
Contenido
El investigador
José Luis González Jaramillo 5
Narrativa literaria del Derecho: la percepción de la justicia colombiana
en algunos cuentos de Manuel Mejía Vallejo
Mariana Porras Castrillón (q.e.p.d.) 9
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas.
El caso de Piedras (Tolima)
Semillero de Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas 19
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana.
Análisis a partir de los cambios introducidos por la Ley 1480 de 2011,
Estatuto del consumidor de Colombia y su decreto reglamentario 735 de 2013
Juliana Jaramillo Idárraga 49
Protección contractual al consumidor: una mirada desde la defensa
frente a las cláusulas abusivas
Julián E. Ospina Gómez 70
Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en
la contratación privada contemporánea
Semillero Contratación Privada Contemporánea 91
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el
establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia
Yudy Natalia Paniagua Serna 102
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia
Semillero de Seguridad Humana 116
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas
Semillero de Derecho Procesal, Seccional Occidente UdeA 137
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA
El investigador
José Luis González Jaramillo
Estudiante de Derecho
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad de Antioquia.

E n primer lugar, me gustaría darle las gracias al profesor Juan David


Posada por ser uno de los que apoyó este evento desde su primera
presentación, en diciembre de 2012, en la sede de Urabá, bajo la
intención de buscar y reflexionar aspectos en común entre los semilleros de
investigación de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad
de Antioquia. De igual manera, me gustaría darle un agradecimiento especial
al profesor Óscar García por la atención especial que le dedicó a la organiza-
ción del evento, tratando de reunir, desde el mes de marzo, a todos los grupos
de estudio y semilleros de investigación, animando a la participación en las
reuniones e impregnando estas con una aire democrático, tan escaso en el
ambiente académico. Como buen procesalista, se la pasó dilatando todos los
plazos de inscripción al evento, lo que posibilitó que una gran mayoría de
estudiantes y semilleros participaran en él.
La intención principal con la que se realizó el I Encuentro de Semilleros
de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia
fue la necesidad de encontrar objetos de estudio comunes entre los trabajos
que realiza cada semillero, intentando que desde la dinámica del encuentro se
El investigador

identifique, discuta y reflexione sobre los puntos problemáticos y disímiles.


Considero que ahí está el gran reto de estos encuentros. Por otro lado, el tratar
de integrar sedes de una misma Facultad, incomunicadas por la distancia y el
funcionamiento, es el reto implícito que se busca con esta actividad; de allí
que se celebre en las sedes de Regionalización de la Facultad.
La importancia de este encuentro pasa por ser el escenario donde
grupos de estudio y semilleros de investigación presentan sus ponencias
hechas al calor de las reflexiones y las discusiones, y no necesariamente
elaboradas en la frialdad de las investigaciones. El Encuentro de
Semilleros es el escenario donde se pueden presentar ponencias que no
pasan el "rasero" de la investigación y no encuentran espacios ni apoyos
institucionales.
Este II Encuentro es un espacio donde concurren grupos que no se
erigen como “Semilleros de Investigación”; es una excusa para resaltar la
importancia de los semilleros como espacios de deliberación y reflexión
que por excelencia fueron en la Facultad.
Me he inclinado a participar en este acto de inauguración, no porque
me considere ni me consideren el representante de los estudiantes aquí
presentes, ni mucho menos, sino por la incomodidad con ciertos discursos
que hacen escuela y los dan por dogmas en la Universidad de Antioquia y
en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.
La investigación es un proceso epistemológico y cognitivo en el cual el
método científico encuentra su mejor entorno para fecundar. En este
proceso, la ciencia y la investigación son dos conceptos inseparables. La
investigación hace parte obligatoria de las agendas de las instituciones
académicas a nivel mundial. “La empresa del conocimiento”, otrora la
Universidad, impone la necesidad de producir; “la competitividad se
convirtió en un valor y entonces nos preocupamos por el puesto que
ocupamos en el concierto nacional e internacional” (González, 2010: 63).
En el itinerario de la Universidad de Antioquia, la investigación parece
ser una prioridad. Las normativas internas de la Vicerrectoría de
Investigación, la millonaria cantidad de ingresos que por regalías en
atención a la investigación recibe la Universidad; la Convocatoria 569 de
Colciencias con la cual la Universidad de Antioquia fue la institución de
educación superior que más recursos recibió, esbozan esta afirmación.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 6
El investigador

En la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, la importancia dedicada


a la investigación no es menor, y los esfuerzos van desde la redefinición de
los semilleros de investigación, los programas de metodología de la
investigación, la cantidad de estudiantes que nos adscribimos a un
proyecto de investigación; y lo que me parece aún más preocupante, una
nueva profesión: el investigador.
El investigador, esa nueva especie académica, es el “profesor super
productivo, de exitoso marketing, porque gracias a sus títulos y productos
adocenados su universidad vende, y vende caro” (Chinchilla, 2011); el
investigador, "jamás sentirá esa emoción, mezcla de inquietud y leve susto,
que siempre experimentan los viejos docentes en los minutos que prece-
den a su clase” (Chinchilla, 2011); y es que, en palabras de Max Weber, es
claro que “el arte de enseñar es un don personal y no va unido en absoluto a
la capacidad científica”.
El investigador contempla la investigación como un medio idóneo
para aprender; "a investigar se aprende investigando" es su lema. En ese
contexto, en donde la investigación se erige como un monto importante de
la financiación universitaria, el investigador ocupa una escala más alta en
la sociedad académica. Lo que en otros tiempos, citando a Weber, era el
científico, hoy es el investigador.
Los semilleros de la Facultad, antes de que su "apellido" fuera investi-
gación, se erigieron como grupos de estudio; el contexto de un semillero
está mediado por la profundización, por la reflexión, por la problematiza-
ción de temas no necesariamente paralelos al pensum académico.
La investigación, desde mi punto de vista, es fundamentalmente la
culminación de un proceso reflexivo. Claro, a investigar se aprende
investigando, pero iniciar el proceso cognitivo a partir de la investigación
es desconocer las particularidades de un proceso que principalmente
intenta aplicar y transformar. Recabar en la investigación como punto de
partida en la construcción de saberes es corroborar la afortunada anota-
ción de Nicolás Gómez Dávila: “Un fichero nutrido, una biblioteca impo-
nente, una universidad seria, producen hoy esos aludes de libros que no
contienen ni un error, ni un acierto” (Gómez, 2007: 196).
Santa Fe de Antioquia, 7 de noviembre de 2013

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 7


Referencias bibliográficas
Chinchilla, T. E. (3 de noviembre de 2011). Modelos de
Docencia. El Espectador.

Gómez Dávila, N. (2007). Escolios Escogidos. Valencia,


Sevilla: Los Papeles del Sitio.

González, J. (2010). Los valores en la universidad: ¿un


asunto de pluralidad o de coherencia? En: Pensar la
Universidad. ¿Hay un horizonte ético-político en la
Universidad? Memorial Cátedra Pública. Medellín:
imprenta de la Universidad de Antioquia.

8
Narrativa literaria
del Derecho:
la percepción de la
justicia colombiana
en algunos cuentos de
Manuel Mejía Vallejo*
Mariana Porras Castrillón (q.e.p.d.)
Estudiante de Derecho, Universidad de Antioquia
Estudiante de Ciencia Política, Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín
Publicación póstuma

Introducción

L a visión que de la justicia tiene una determinada población, se


puede ver reflejada en los escritos que son producidos en la misma
comunidad durante un período de tiempo. En este ensayo se da
cuenta de la percepción que se construye de la justicia colombiana en los
cuentos La guitarra , Al pie de la ciudad, Miedo, Señores diputados, y Tiempo
de sequía1, de Manuel Mejía Vallejo, reconocido escritor antioqueño del
siglo XX, en cuya obra es posible identificar aspectos fundamentales de lo
que fue la sociedad colombiana durante el periodo conocido como la
Violencia, y cómo esta etapa marca la percepción que algunos grupos
sociales se formaron del derecho y la justicia. La voz narradora adopta una

* Ponencia, producto del trabajo realizado por la autora en el Semillero Culturas Jurídicas,
coordinado por el profesor David Orrego Fernández.
1 Valga mencionar que todos ellos hacen parte de un grupo de doce cuentos que escribió entre
1951 y 1956 y que en 1957 publicó bajo el nombre de uno de sus cuentos: Tiempo de sequía.
Medellín: Balmore Álvarez.
Narrativa literaria del Derecho

mirada que se aleja de lo estatal y se centra en el sujeto del común, quiero


decir, del campesino que conformaba la mayoría de la población de la
época, lo que permite realizar un análisis sobre la manera como el sujeto
colombiano de aquel entonces percibía el derecho, no desde una visión
doctrinal, sino desde una perspectiva que emanaba del centro mismo de la
comunidad y en la que se desarrollaban de manera simultánea dos
visiones de la sociedad y la norma.
Ahora bien, la relación entre el derecho y la literatura representa un
interesante campo de estudio en el que se puede configurar una visión que
se aparta de los postulados románticos en los que el derecho y la literatura
pertenecían a dos esferas diferentes y se contraponían entre sí, para
buscar una interdisciplinariedad que permita que el vínculo existente
entre ambos sea explorado de manera que el derecho se pueda asumir más
allá de conjunto de normas dictadas por un ente estatal, y aproximarse a la
literatura más allá de un discurso que narra una realidad idealizada, esto
es, en la que los avatares de la sociedad no tienen reflejo alguno.
Lo que se busca al plantear una relación entre derecho y literatura es
mostrar el puente que une a la narrativa literaria con el derecho, para
preguntarse por la visión que se tiene del derecho colombiano en la
literatura del país, con la pretensión de que se abra un campo de estudio
que resulte llamativo para quienes las limitaciones que la doctrina crea
sobre el derecho no satisfacen la percepción que se tiene sobre el mismo.
Un estudio de este talante demanda dos comprensiones en particular;
la primera, entender que en el texto literario subyacen discursos políticos,
sociológicos, sicológicos, antropológicos, para citar algunos, en una
sociedad y una época determinadas. Es en el seno de esa sociedad en
donde se nutre el autor para crear su obra. La segunda, tener una visión del
derecho que sobrepase los límites impuestos por el positivismo imperante
en las primeras décadas del siglo xx, en la que más que un conjunto de
normas y regulaciones meramente formales, se asuma este como parte
fundamental de la sociedad, por medio del cual esta intenta dar forma a su
ideal de justicia, articulando un marco de ideas y concepciones sobre las
que se desenvuelve la cotidianidad del sujeto que hace parte de la sociedad
de la que se habla.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 10
Narrativa literaria del Derecho

Así pues, y como ya lo anunciamos, en esta investigación se da cuenta


de la percepción que se construye de la justicia colombiana en algunos
cuentos de Manuel Mejía Vallejo, reconocido escritor antioqueño del siglo
xx, en cuya obra es posible identificar aspectos fundamentales de lo que
fue la sociedad colombiana durante el periodo conocido como la Violencia,
y la manera como esta etapa marca de forma permanente la percepción
que algunos grupos sociales se formaron del derecho y la justicia.
Los cuentos seleccionados son narrados desde la óptica del sujeto del
común; es decir, del campesino que por aquel entonces conformaba la
mayoría de población, focalización que favorece la aproximación a la
manera particular en que el sujeto colombiano percibía el derecho, no
desde una visión doctrinal, sino desde una perspectiva que emanaba del
centro mismo de la comunidad, y en la que se desarrollaban de manera
simultánea dos visiones de la sociedad y la norma.
Un trabajo de este corte permite observar una construcción divergen-
te del Estado, una visión propia que la sociedad tiene de la normatividad y
que en cierta medida facilita la expresión de conflictos políticos entre
clases y grupos sociales marginados, y las élites del país, y la manera en
que la visión de los primeros también ha tenido cabida dentro de la
narrativa a la que subyace, como lo señalamos en párrafos anteriores.

Precisiones sobre la relación derecho y literatura


La relación entre derecho y literatura no es algo nuevo. Ambas disciplinas
poseen una naturaleza lingüística que da pie a la realización de prácticas
interpretativas por parte de quienes a ellas se dedican, siendo ambas
“expresiones inteligibles, perdurables e intersubjetivas de la inteligencia
humana” (Pérez, 2006:138). Visto así, este es el escenario deseable para
que el hombre moldee su realidad, configure y ayude a crear interrelacio-
nes humanas desde donde se puedan crear mundos posibles, alternos al
tradicional, que permiten “experimentar la complejidad de la vida a
través de la participación en las elecciones, decisiones y sentimientos de
personajes que, en verdad, son auténticas predicciones” (Karam &
Maghalaes, 2009:170).
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 11
Narrativa literaria del Derecho

Mencionar autores como Kafka y Dostoievski ayudan a recordar la


manera en que a través de la literatura se ha realizado un tratamiento
cauteloso de temas propios del derecho; igualmente, en el derecho se
presenta la existencia de obras que por lo prolijo de su escritura y su
sentido, es posible valorarlas dentro de la noción de grandes obras.
Ejemplo de ello es Charles Fried, quien hace una analogía de la
Constitución estadounidense con la obra de Shakespeare, y comenta cómo
la permanencia de la tinta es una forma de vencer el paso del tiempo; es
“[...] una forma permanente de expresar la inteligencia humana y, por lo
mismo, es una herramienta para que la gente se entienda no sólo con sus
contemporáneos, sino también con personas de otro tiempo” (Pérez,
2006:138).
Así mismo, Ronald Dworkin, en su libro Thechain of law: How is law like
literature?, plantea la relación entre derecho y literatura, en cuestión de
argumentación. Muestra de ello es la manera en que ambas disciplinas se
pueden conectar para dar cuenta de una realidad que se construye a través
de acciones humanas, para el caso, la percepción que una determinada
comunidad se hace de un tema en particular, para el caso, la justicia.

La situación histórica del país y la normativa


emanada durante la época
Para lograr un acercamiento adecuado a la percepción de justicia que para
entonces se tenía, valga recordar, a partir de los cuentos referidos, se hace
necesario conocer cuál era la situación que vivía la población colombiana
de la época, es decir, la década de los 30 del siglo pasado, en la que se
sintieron los efectos de la crisis económica que afectó al mundo y que tuvo
sus repercusiones en Colombia, aunque no de manera tan álgida como en
los países industrializados.
Para los gobiernos liberales que ejercieron durante esos años, en
especial el primer gobierno de López Pumarejo, fue necesario realizar
reformas en la estructura del país que dieran pie al desarrollo económico
que, como se verá en los cuentos, afectaron la población colombiana. En
virtud de lo anterior, se dictó la Ley 200 de 1936 que “propendía por la
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Narrativa literaria del Derecho

función social de la propiedad, y creaba una Jurisdicción Agraria, que se


encargaba de solucionar problemas relacionados con la propiedad de la
tierra. De la misma manera, se buscaba la entrega de títulos de propiedad a
quienes explotaran la tierra, reservando el derecho al Estado de recuperar
la tenencia de predios de más de 300 hectáreas que no fueran aprovecha-
dos económicamente” (Camacho, 2010), reforma que, como es sabido, no
fue implementada correctamente y careció de efectos positivos para la
población, puesto que en términos de calidad de vida no ayudó a las
condiciones de acceso a capacitación y educación.
Posteriormente, se expide la Ley 100 también llamada Ley de
Parcerías, que buscaba reavivar la producción de alimentos -proveniente
de la economía campesina-, cuya oferta se había reducido. Como se dará
cuenta en los textos, estas reformas lo que consiguieron fue acrecentar el
malestar de una parte del campesinado que se ve obligado o a dejar sus
tierras o a vivir en condiciones bastante precarias.
Igualmente, la Violencia que vive el país durante la época es un episo-
dio que marcará profundamente a la población colombiana, en tanto los
asesinatos y las atrocidades llegaron a ser acontecimientos nunca antes
vistos por la población de aquel entonces; violencia que originaría luego el
Pacto de Benindorm, mejor conocido como Frente Nacional; así mismo,
durante esta época el Gobierno “impuso” la paz y, posteriormente, se
propuso acabar con los vestigios guerrilleros que no se hubieran acogido a
la misma. En los cuentos seleccionados, se reflejan ambas situaciones. En
los tres primeros, la temática central será la tenencia de la tierra y su
relación, ya sea con el abandono por parte del Estado, o con la presencia del
mismo para realizar la expropiación o embargo de la tierra; y los dos finales
versan sobre la violencia y su afectación en la sociedad colombiana.

La percepción de la justicia en la obra de


Manuel Mejía Vallejo
Para contextualizar, Mejía Vallejo fue un escritor colombiano nacido en
Jericó y exiliado en repetidas ocasiones a causa de sus opiniones políticas.
Su obra se alimenta de las tradiciones populares del país; narra sus
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 13
Narrativa literaria del Derecho

cuentos a través de la voz del campesino, sujeto que, pese a conformar el


grueso de la población de la época, tenía poca representación en la
escritura nacional. Es por ello que la obra de Mejía Vallejo se presenta
como una fuente de análisis valiosa por medio de la cual es posible realizar
un acercamiento a la opinión del campesinado y a su percepción del
Estado, el derecho y la justicia. Los cuentos seleccionados abarcan una
década tormentosa para el país, y en las situaciones que se plantean a su
interior, se evidencian sus problemáticas, es decir, la violencia y la pobreza
unidas a la cuestión de la tenencia de la tierra, y la manera en que, a través
del derecho, el Estado dio respuesta a las mismas.
En el primer cuento, “La guitarra”, se describe la situación de Agustín,
un campesino que se ve obligado a empeñar su guitarra, última posesión
valiosa que le quedaba, para poder partir junto con su esposa hacia la
ciudad en busca de su hijo, quien, al igual que sus vecinos, tuvo que partir,
puesto que la tierra ya era “ajena”, había sido embargada, dando lugar a
que “la miseria tom[ara] la forma de viejo recostado contra la puerta” y en
donde la tristeza y desolación son los elementos centrales de la narración.
Al tratarse de un humilde trabajador de la tierra, las malas condiciones
climáticas que azotaron la región no permitieron buenas cosechas, lo que
dio lugar a que su sustento económico se viera menguado y, al igual que a
muchos otros campesinos, le arrebataron la tierra, a través del mecanismo
de embargo, teniendo que abandonarla.
En “Tiempo de sequía” se narra la dramática situación de Sebastián y
Carmela, dos campesinos que aferrados a su tierra se rehúsan a marcharse
de ella, pese a que la condición climática hace que la producción agrícola
sea nula y que su existencia se vea en riesgo debido a la falta de alimento.
Esto obliga a Sebastián a matar a Gavilán, su perro de compañía, para tener
algo que comer con su familia.
En “Al pie de la ciudad”, Mejía logra relatar, en el que quizás sea uno de
sus más conmovedores escritos, la historia de una familia de la periferia de
la ciudad, y su cabra, quienes tienen como sustento -igual que muchas
otras familias vecinas de la zona- la recuperación de objetos de valor
perdidos en las aguas negras que desembocan en el río cercano a la
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 14
Narrativa literaria del Derecho

ubicación de las chozas en las que viven. Estas familias fueron desalojadas
del terreno donde se localizaban y se vieron obligadas, tras pequeños
episodios de protesta ante las autoridades responsables del desalojo, a
trasladarse a la ciudad, donde el padre, el niño y la cabra deberán afrontar
los ajetreos y los choques que esto trae consigo.
Es evidente cómo en estos primeros cuentos que versan sobre la
cuestión de la tierra, Mejía Vallejo da cuenta de un campesinado que se ve
azotado por el accionar estatal, ya sea a causa de la aplicación de la Ley
200, o por la omisión de un gobierno que si bien estuvo presente para el
desalojo de las tierras, también debió estarlo para dar respuesta a las
necesidades que presentaba la sociedad. A lo anterior, se suma el hecho de
que el Estado con sus leyes se concentró en la clarificación de los derechos
de propiedad y en la apertura de vías de acceso a la propiedad rural-casi
que con exclusividad para distintos actores económicos y sociales-, más
que en la toma de decisiones políticas para cambiar los factores de poder al
interior de la estructura agraria, para facilitar y promover el ascenso social
y político de los pobladores rurales.
Visto de esta manera, es posible arriesgar algunas percepciones que
de la justicia se pueden inferir en los cuentos señalados, a saber: la visión
de una sociedad que al verse afectada tan duramente por las decisiones
estatales, mira con recelo todo lo que de este provenga, sobre todo, su
visión de justicia, concebida como represión e imposición por parte un
Estado que con sus decisiones benefició a unos pocos y empujó a muchos
otros a desplazarse hacia una ciudad en la que su destino fue incierto,
alejándolos de su cotidianidad, de lo construido hasta ahora, es decir, el
arraigo por la tierra, para instaurarse en una vida agitada y distinta de la
que ellos han conocido.
Por otro lado, en el cuento “Miedo” se relatan las vicisitudes que pasa
un campesino, en razón a que su hijo se convierte en jefe de una guerrilla y
se ven acosados, él y su pueblo, por un pelotón del ejército que en su afán
por acabar con los alzados en armas, abusa de su poder y arremete
violentamente contra el pueblo, pues, a decir de los militares, apoya a los
guerrilleros que ellos intentan socavar. Este párrafo ilustra la situación:
Creía que el gobierno deseaba la paz. Colaboré con ustedes. Pero
comprendí lo que es terror al verlos actuar. Todo nos ha sabido mal bajo
sus botas. Todo acabó de descomponerse con sus fusiles y sus voces
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 15
Narrativa literaria del Derecho

altaneras. Los hombres rehúyen la mirada, las mujeres no salen, los


niños se pegan a la falda de su madre o de sus hermanas mayores. Antes
había esperanza, nos gustaba oír reír a las muchachas. Ahora con
ustedes todo se ha perdido (Mejía V., 2004).
En este relato se tiene la visión de un campesinado que ante el miedo
que le provocaba el accionar de la fuerza militar se decide a actuar y
entonces envenena a los soldados, que más que seguridad y confianza,
trajeron miedo, desconfianza y desilusión.
“Señores diputados” es una metáfora que alude la batalla entre dos
habitantes de un pueblo, para hacer referencia a la fuerte violencia
fratricida por la que pasaba el país, y a la manera en que, sin conocer
realmente las condiciones que vivía la sociedad, los gobernantes intentan
imponer medidas que “solucionen” los problemas que afronta la pobla-
ción: “Sólo quería probarle, señor Delegado, que ni su merced ni la Liga de
la Paz busca ni quiere la paz. No se puede apacentar por decreto el alma de
nuestros briosos hombres [...] Vosotros, Honorables Diputados […]
ignoráis lo que es la violencia si desconocéis a mi compadre y a Perucho en
un rabioso mano a mano” (Mejía V., 2004).
A las claras, este relato se constituye en una crítica mordaz a la situa-
ción de paz que se pretendía lograr tras la instauración del Frente
Nacional. Materializa la manera en que a través de la "letra muerta" se
intentó imponer, de manera vertical, una paz que aunque muy necesaria
en la sociedad, fue instaurada desde la abstracción de la ley. En definitiva,
pretendieron implantar una paz sin las condiciones necesarias; paz que
hasta el momento no se concreta.
El tema de la Violencia en los dos últimos cuentos adquiere cuerpo en
una población cansada de los estragos que esta les generó; de unas
fuerzas militares que se excedieron en su accionar y se fueron contra la
misma sociedad en la que crecieron; de los dirigentes que imponían su
visión del mundo, sin tener en cuenta a la comunidad; cansada de todos
aquellos que utilizaron el derecho como herramienta de dominación,
más que como elemento para buscar soluciones que apuntaran al
beneficio y desarrollo de la sociedad.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 16
Narrativa literaria del Derecho

Consideraciones y anotaciones finales


Cabe traer a colación una serie de aspectos que no han sido mencionados a
lo largo de la exposición. Primero, es necesario anotar que Manuel Mejía
Vallejo asume una percepción del campesinado sin ser él un campesino
propiamente dicho; como periodista y literato que era, lo que pretendió
fue dejar constancia de la situación que vivía el pueblo colombiano de la
época, y narrar muchas de las situaciones que, si bien él mismo no protago-
nizó, sí fue consciente de ellas y de la posición que compartía una buena
parte del campesinado del país.
De igual manera, en una época en que la polarización de las fuerzas e
ideologías era tan aguda, y en la que se presentó la transición paulatina de
lo rural a lo urbano, Mejía Vallejo percibe la emergencia de las ciudades
como el desmoronamiento del mundo social al que tal vez él pertenecía. El
campesino representa para él la posibilidad de mantener vivo el mundo
anterior a las ciudades industrializadas en las que inevitablemente
emergen nuevos actores sociales -como los obreros con sus espacios de
socialización-, por tanto, nuevos conflictos sociales relacionados con el
mundo del trabajo en las fábricas. El campesino es un lazo con lo comuni-
tario, con las tradiciones, con un modelo de sociedad, con unos valores; a
fin de cuentas, con una moral, eventos que a través de sus escritos son
plasmados, mostrando la manera en que, desde este autor, se evidencia
una visión de justicia natural que se contrapone totalmente a la visión de
derecho positivo que se impuso a una sociedad que se encontraba en tan
incontenible cambio.
Lo anterior es un ejemplo de cómo el derecho sirve de inspiración a
quienes escriben para reflejar la situación que se vive en un momento
determinado. El autor se nutre de dicha realidad para posibilitar a los
eventuales lectores reflexionar acerca del papel que tiene el derecho en la
sociedad, cómo la afecta o beneficia, y mirarlo más allá de la norma en sí
misma, es decir, en su relación con una sociedad y un tiempo determina-
dos en los que este ejerce un rol activo en el desarrollo del vivir.

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Referencias bibliográficas
Camacho, L. (2010). Reforma agraria en Colombia: Más
allá de la redistribución de tierra. Revista Económica
Supuestos, Bogotá, Colombia. Recuperado de
http://revistasupuestos. uniandes.edu.co/?p=959

Dworkin, R. (1999).The chain of law: How is law like


literature?En Legal philosophy: General aspects, Franz
Steiner Verlag. Nueva York. Recuperado
dehttp://www.academia.edu/
236193/The_chain_of_law_How_is_law_like_literature

Karam, A. y Magalhaes, R. (2009). Derecho y literatura:


Acercamientos y perspectivas para repensar el Derecho.
Revista electrónica del Instituto de Investigaciones
Jurídicas y Sociales Ambrosio Lucas Gioja,3(4), pp:164-
213. Recuperado de http://dialnet.unirioja.es/
servlet/articulo?codigo=4358035

Mejía V., M. (2004). Cuentos completos. Bogotá: Alfaguara.

Pérez, C. (2006). Derecho y literatura. Isonomía, (24),


pp.135-153. Recuperado de
http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObr
as/91348408909806384100080/021983.pdf?incr=1

18
Derecho y resistencia
en el contexto de
proyectos extractivistas.
El caso de Piedras (Tolima)*
Semillero de Sociología del Derecho y
Teorías Jurídicas Críticas**
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad de Antioquia

L os proyectos extractivos a gran escala han irrumpido con fuerza


durante los últimos años en Colombia. A esta nueva fase de la
globalización económica neoliberal, subyace una visión sobre el
desarrollo que privilegia el crecimiento económico y la acumulación de
capital como principios organizativos de la vida social. Igualmente, se
consolidan lugares comunes que buscan normalizar y universalizar
visiones del mundo, en virtud de las cuales la naturaleza se constituye en
una mercancía. Al mismo tiempo, se niegan otros estilos de vida y se

* Ponencia, producto del trabajo colectivo realizado por los integrantes del Semillero de
Sociología del Derecho y Teorías Jurídicas Críticas, con la participación de los estudiantes Gonzalo
Galindo, María Botero, Camilo Galindez, Didier Vargas, José Luis Sánchez, Tatiana Lopera, Larry
Isaza y Cristian Molina. Agradecemos la colaboración de los profesores Gabriel Ignacio Gómez y
Sergio Giraldo, coordinadores del semillero, por su asesoría y apoyo. Igualmente, a María
Adelaida Galeano por sus comentarios y sugerencias.
** Grupo de estudio enfocado en la reflexión acerca de la relación entre Sociedad y Derecho, desde
una perspectiva contra-hegemónica de las instituciones jurídicas. El Semillero hace parte del
grupo Derecho y Sociedad de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de
Antioquia. Institución: Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia. E-
mail: si.sd.tjc@gmail.com.
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

margina a los sujetos sociales que padecen las consecuencias negativas de


los proyectos extractivistas, como es el caso de las poblaciones campesi-
nas. Este artículo busca analizar de manera crítica el discurso sobre el
desarrollo y mostrar las posibilidades emancipatorias del derecho con
respecto a los proyectos extractivistas a gran escala. Para tal efecto, se
propone un estudio de caso sobre la reciente experiencia de la consulta
popular en el municipio de Piedras, Tolima, en la que el pueblo se pronun-
ció negativamente a la pretensión de la multinacional AngloGold Ashanti
de instalar en su territorio una planta para la lixiviación del oro.
Prometemos una vida de derroche y despilfarro, y en el fondo constituye una
cuenta regresiva contra la naturaleza, contra la humanidad como futuro.
José, Pepe, Mujica

Durante más de dos décadas América Latina ha padecido la imposi-


ción de un modelo económico dirigido a la desregularización del merca-
do, la privatización de los servicios públicos y la disminución del Estado
en beneficio de actores económicos2 que inciden cada vez más en la vida
social (Lemaitre, 2011). En el marco de esta orientación neoliberal, y en el
comienzo del nuevo milenio, se han potenciado los llamados “sectores
extractivos”. Estos sectores, entre los que se destacan la minería y los
hidrocarburos, se caracterizan por la explotación masiva de recursos
naturales, su procesamiento adicional limitado y la exportación hacia
mercados globales (Gudynas, 2011).Tal tendencia, en el contexto de la
economía mundial, ha acentuado el rol asignado a Latinoamérica desde la
época de La Colonia, a saber, el de exportador de materias primas pagadas
con ilusiones o desafueros. Y como consecuencia de la función que ha sido
pensada “desde arriba” para los pueblos de América, hoy somos testigos
de la eclosión de una cantidad de conflictos y resistencias que germinan a
lo largo del Continente, al ritmo de los asaltos de los designios hegemóni-
cos. Es justamente este drama el que nos invita a revaluar, no sólo los
proyectos específicos destinados a la obtención de minerales e hidrocar-
buros, sino las mismas bases conceptuales de la idea que los sustenta: el
desarrollo entendido como crecimiento económico (Gudynas, 2011).En
este orden de ideas, las avanzadas de los discursos y prácticas dominan-

2 Véase, por ejemplo, la profunda incidencia que tienen hoy los intereses de las empresas
multinacionales y trasnacionales en la elaboración de políticas públicas.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 20


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

tes, hoy instalados como mandatos del “sentido común”, tienen como
correlato una inmensa comunidad que hoy identificamos como “Sur
Global”. En palabras de los profesores Boaventura de Sousa Santos y
César Rodríguez Garavito (2007): “el Sur expresa no una localización
geográfica, sino todas las formas de subordinación (explotación econó-
mica; opresión étnica, racial o de género y similares) asociadas con la
globalización neoliberal. El sur, en resumen, alude a todas las formas de
sufrimiento causadas por el capitalismo global”3 (p.19). Una perspectiva
“desde abajo”, como la nuestra, busca dar voz a esa comunidad oprimida,
invirtiendo el orden tradicional en el cual han sido abordadas las cuestio-
nes sobre Derecho y Sociedad. No se trata, en nuestro caso, de remarcar el
protagonismo de las élites e instituciones dominantes, reduciendo la
mirada a su accionar; tampoco de acotar el análisis a las relaciones de
mercado. Es imperioso, en el actual contexto de la globalización hegemó-
nica, tender lazos académicos y políticos con esas formas de conocimien-
to y resistencia que han sido sistemáticamente invisibilizadas. Para esto,
estimamos plausible la construcción de lo que Boaventura de Sousa
Santos denomina la “sociología de las emergencias”. De acuerdo con De
Sousa Santos & Rodríguez Garavito (2007):
Interpretar de una manera expansiva las iniciativas, los movimientos y
las organizaciones que se resisten a la globalización neoliberal y que
ofrecen alternativas frente a ella (…) con el propósito de hacer visible y
creíble el potencial que está implícito o permanece embriónico en las
experiencias que se examinan. Esta ampliación simbólica busca exponer
las señales o claves de las posibilidades futuras e incorporan el
conocimiento de las prácticas jurídicas marginadas o nacientes (p. 21).
Por tanto, lo relevante para nuestra reflexión es que ese “Sur Global”,
constantemente se organiza y asume la forma de movimientos sociales,
para construir espacios de resistencia dirigidos a la lucha contra-

3 En otro lugar, con igual lucidez, Santos (2010) explica: “El Sur global no es entonces un concepto
geográfico, aun cuando la gran mayoría de estas poblaciones viven en países del hemisferio Sur. Es
más bien una metáfora del sufrimiento humano causado por el capitalismo y el colonialismo a
escala global y de la resistencia para superarlo o minimizarlo. Es por eso un Sur anticapitalista,
anticolonial y antiimperialista. Es un Sur que existe también en el Norte global, en la forma de
poblaciones excluidas, silenciadas y marginadas, como son los inmigrantes sin papeles, los
desempleados, las minorías étnicas o religiosas, las víctimas del sexismo, de homofobia y
racismo” (p.49).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 21


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

hegemónica. Uno de estos espacios es el derecho, con el que se dan una


serie de interacciones complejas. A decir del jurista indio Balakrishnan
Rajagopal (2007):
Las luchas populares tienen una relación ambivalente con el derecho. Por
un lado, tienden a ver el derecho como una fuerza al servicio del statu quo y
de la dominación, que debe ser, o bien confrontado como parte de una lucha
política más amplia, o bien ignorado en gran medida por ser irrelevante. Por
otro lado, esas luchas difícilmente pueden eludir el derecho, puesto que les
proporciona un espacio para la resistencia. De hecho, se tiene cada vez más
la percepción de que el derecho es un espacio de enfrentamiento entre
diferentes actores, como son los movimientos sociales y los Estados, y que
una teoría del derecho o de la decisión judicial que ignore este hecho es
inadecuada (p.167).
Una de las luchas emprendidas hoy en el campo del derecho es la de la
comunidad de Piedras, municipio del Tolima, en Colombia, que ha tomado
mano de nuestro ordenamiento jurídico para resistir a la tormenta del
extractivismo, y, detrás de él, a la concepción dominante de desarrollo. El
28 de julio de este año culminó una etapa de la lucha de los piedrunos, que
ha surtido un inspirador proceso de empoderamiento popular; a través de
este, la comunidad se ha apropiado de los contenidos democráticos de la
Carta del 91 y ha impulsado una consulta popular, en la que la mayoría de
sus miembros, en rigurosa observancia de la Ley 134/94 y de la
Constitución Política, rechazó las pretensiones de la multinacional
AngloGold Ashanti (AGA) de construir en territorio piedruno una planta
de procesamiento para la lixiviación del oro extraído de La Colosa.
El conflicto socio-ambiental al que ha dado lugar la pretensión de la
multinacional AGA es fundamental para el presente y futuro de las fuerzas
que se oponen a los megaproyectos de desarrollo en el país, pues si bien
Piedras es el primer municipio en acudir a la consulta popular para
canalizar el rechazo, hoy son varias las comunidades de Colombia que han
construido procesos de resistencia a tales proyectos4, que podrían, a

4 Son significativos en Colombia, por ejemplo, los movimientos de defensa del medio ambiente y la
vocación productiva de su territorio asentados en los municipios del suroeste antioqueño; asimismo,
ha sido paradigmática la lucha de los santandereanos en defensa del páramo de Santurbán.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 22


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

partir de un “efecto dominó”5, tomar las vías institucionales de los meca-


nismos de participación ciudadana para hacer efectivas sus determinacio-
nes sobre lo que desean o no para sus territorios.
Además, detenernos en su estudio supone redimensionar el rol de la
academia en la sociedad. Como recientemente lo advertían varios acadé-
micos del país en carta enviada al gobernador de Antioquia, con ocasión
del desplazamiento de cientos de campesinos, pesqueros y barequeros
por parte del proyecto Hidroituango, el papel de la academia y de la
Universidad no puede seguir siendo “observar la marcha de los aconteci-
mientos y luego registrar a posteriori las consecuencias que traiga consigo
la ejecución de este tipo de proyectos”6. Consideramos, como misión
irrenunciable, participar activamente del debate político-jurídico en
busca de posibilidades que dignifiquen la existencia del Sur Global. Como
afirman De Sousa Santos & Rodríguez Garavito (2007):
La sociología de lo emergente, al igual que todas las teorías críticas, se
basa en una concepción más rica de la realidad y el realismo. El punto
de partida de la teoría crítica es la afirmación de que la realidad no
puede reducirse a aquello que existe. Desde ese punto de vista, un
análisis realista es aquel que ofrece, junto con una exploración de lo
que es real y de lo que es necesario, una explicación futura de aquello
que es posible (p.22).
En consecuencia, el propósito de este artículo consiste en analizar el
rol del derecho en el conflicto descrito, para evaluar su dimensión política
y, por consiguiente, para encontrar detrás de los discursos normativamen-
te construidos, apuestas socioculturales que sustentan ideas divergentes
acerca del desarrollo. Además, pretendemos examinar sus posibilidades
emancipadoras, de cara a la defensa de una alternativa al modelo de
desarrollo hoy apuntalado por la economía extractiva.
Para tal propósito, observamos el siguiente plan de exposición. En
primer lugar, planteamos un análisis crítico del discurso del desarrollo

5 Así, la comunidad del municipio de Tauramena (Casanare) ha programado una consulta popular
para rechazar la exploración que, en busca de petróleo, se pretende llevar a cabo en su territorio.
Como en el caso de Piedras, los taurameneros persiguen la protección del recurso hídrico que los
acompaña. Véase: http://www.elespectador.com/noticias/economia/ tauramena-busca-frenar-
exploracion-petrolera-una-consul-articulo-461154
6 Derecho de petición liderado por la hoy magistrada auxiliar de la Corte Constitucional, Gloria
Patricia Lopera Mesa.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 23


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

que se ha ido institucionalizando de forma progresiva. En segundo


término, abordamos el entendimiento sociopolítico del derecho desde un
punto de vista constructivista orientado por los planteamientos de Pierre
Bourdieu; de esta manera, encontramos vías emancipatorias para los
movimientos sociales. En tercer lugar, esbozamos las particularidades
del caso de la comunidad de Piedras, Tolima. Finalmente, proponemos
algunas conclusiones.

La lógica del desarrollo


La idea de desarrollo a la que desde hace más de veinte años se han ido
acomodando las naciones latinoamericanas, entre ellas Colombia, está
estrechamente vinculada a las dinámicas internacionales del mercado y se
caracteriza por asumir que el crecimiento económico y la acumulación son
los fines supremos de la vida social. Gudynas (2011) señala que este
entendimiento del progreso está íntimamente relacionado con una visión
del medio ambiente que asume que en el continente hay riquezas ecológi-
cas ilimitadas dispuestas para el provecho del ser humano. En sus pala-
bras, se percibe la naturaleza como una “canasta de recursos que debe ser
aprovechada” (p.382) y, bajo esta lógica, el logro de tal propósito, median-
te la transformación de los recursos en bienes y servicios, es el que
determina el nivel de desarrollo alcanzado.
Inmersa en el contexto de la globalización neoliberal, la concepción
dominante del desarrollo7 se reproduce vertiginosamente. Por esta razón,
los gobiernos nacionales, independientemente de si son conservadores o
progresistas, miden sus triunfos políticos y económicos desde el aumento
de las exportaciones, la atracción de mayor inversión extranjera, el

7 Así, el extractivismo aparece como un rasgo distintivo del proyecto global. En tal sentido, en
investigación reciente, L.J.Garay (2013) sentencia: “El proceso actual de titularización de bienes
agrícolas y recursos naturales en los mercados mundiales de capitales, la adquisición masiva de
tierras, el licenciamiento extensivo del subsuelo para la explotación de recursos naturales no
renovables, la implantación de modalidades para la mercantilización del uso de la tierra como el
derecho real de superficie (DRS) y la apertura a la inversión extranjera, y acaparamiento del uso
del suelo y del subsuelo y/o de la propiedad de tierras en países en desarrollo, por parte de
capitales extranjeros y nacionales poderosos, productivos y financieros, es uno de los rasgos
distintivos de la etapa contemporánea de la globalización capitalista” (p.15).

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Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

crecimiento del Producto Interno Bruto (PBI) y el logro de equilibrios


macroeconómicos (Gudynas, 2011). Como consecuencia de esta visión
hegemónica de desarrollo, se ha impuesto una visión correlativa del
Estado que, según expone J. L. Ripoll (2011), empieza a basarse en el
modelo neoliberal de desregulación económica, privatización de los
servicios públicos y énfasis en la garantía de los derechos de propiedad,
sobre todo la de grandes inversores.
Este entendimiento del propósito vital de una sociedad, y en su
interior, de todo individuo, que está contenido en la idea expuesta de
desarrollo, ha sido producto de una audaz estrategia de los sectores
hegemónicos para imponer sus intereses en la dinámica social. Así, la
lógica del desarrollo se ha valido de ciertas líneas argumentativas que se
normalizan en la vida social. La primera de ellas se sirve de un principio
jurídico, incorporado por la mayoría de ordenamientos, según el cual el
Estado en ejercicio de sus funciones debe propender por el interés
general. En este sentido, se promueve la idea de desarrollo como un medio
para la consecución de dicho interés, o, en su defecto, llevando el principio
a niveles más críticos, se impone esta idea aduciendo que el interés
particular debe someterse, en toda circunstancia, al interés general, aun
cuando para ello se necesite el uso de la fuerza y cuando ese interés
particular represente el de toda una comunidad. Rajagopal (2007)
denomina esta línea argumentativa como ‘desarrollista’ y la describe,
dentro de la lucha social en el valle de Narmada, en busca de la protección
del río que lleva este nombre de la construcción de unas presas, afirmando
que la Corte Suprema de la India
Destaca el valor de las presas en sí como instrumentos para el desarrollo,
y presenta el argumento utilitarista general de que el bien público
justificaría el sacrificio de algunos en beneficio de muchos (…) la Corte
declara que (…) no es justo que las tribus y las personas en aldeas
subdesarrolladas continúen viviendo en condiciones indignas, sin gozar
nunca de los frutos de la ciencia y la tecnología que permitan disfrutar de
una mejor salud y tener una mejor calidad de vida (p.187).
La segunda línea argumentativa consiste en la promoción del desarro-
llo mediante discursos popularizados que, en primer lugar, descalifican
como subdesarrollados a los países cuyas culturas tienen cosmovisiones
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Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

ajenas a tal entendimiento del progreso; y, en segundo lugar, alientan, bajo


el marco de la globalización, la incorporación de dichos países en las
dinámicas productivas dependientes e insostenibles. Al respecto, y en
relación con una de las manifestaciones particulares del desarrollo,
Gudynas (2011) afirma:
En tanto el extractivismo profundiza la exportación de materias primas,
ese camino refuerza un papel subordinado a la globalización. Sus precios
siguen siendo controlados por otros actores extra-continentales, se
acepta la institucionalidad comercial que los regula (particularmente la
Organización Mundial del Comercio), y paralelamente esto desemboca
en impedimentos prácticos para una verdadera integración dentro de
América Latina (p. 388).
En tercer lugar, para el logro de este objetivo sirven los estándares
internacionales que definen el valor del país, de acuerdo con su fidelidad al
modelo, y los gobiernos nacionales que, o bien hacen parte de la élite en
últimas beneficiada, o, por alguna razón, con independencia de su orienta-
ción política, han incorporado a sus planes de gobierno la ideología
fatalista y contraproducente según la cual para el bienestar de sus comuni-
dades no hay otra alternativa. En este sentido, Gudynas (2011) enseña que
las justificaciones del desarrollo y, particularmente, del extractivismo, han
empezado a apelar con mucha frecuencia a su relación con planes sociales.
De acuerdo con este autor:
En efecto, los gobiernos progresistas sostienen que el Estado debe
intervenir para mantener y expandir el extractivismo como medio
indispensable para obtener recursos financieros con los cuales mantener
planes y programas de ataque a la pobreza. La novedad en muchos de
esos programas son los mecanismos de compensaciones y asistencias
financieras focalizadas en los sectores más pobres. Aunque la renta
captada a los sectores extractivos tiene en realidad destinos muy
diversos, es común que el discurso de legitimación se centre en este tipo
de programas (p.388).
En cuarto lugar, los discursos promotores del desarrollo son interiori-
zados por cada país, al punto que empiezan a encontrar en los recursos
jurídicos instrumentos de apoyo y ejecución de sus proyectos. Así, se
expiden normas promotoras de esta visión del progreso o se flexibiliza la
aplicación de aquellas que fungen como mecanismos de control, haciendo
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 26
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

de la institucionalidad de cada país un escenario idóneo para la expresión


y consolidación de la hegemónica concepción del desarrollo. De este
modo, los movimientos sociales que resisten, quedan reducidos a blancos
de críticas que los conciben, no como organizaciones en pro de la dignidad
y la vida, sino como obstáculos al progreso y enemigos de la nación
(Rajagopal, 2007).
Las líneas argumentativas que hemos mencionado, afines al desarro-
llo, confluyen en una nota que las caracteriza: la invisibilización de la
oposición 8, de la diferencia, de lo alternativo. Las dicotomías interés
general/interés particular, desarrollado/ubdesarrollado, progre-
so/retraso y local/global, así como la idea de una única salida posible, son
manifestaciones de la producción de inexistencias, implementada por los
promotores del desarrollo como un bien universal, deseable e ineludible
en la búsqueda de bienestar. Lo anterior, ha sido analizado por De Sousa
Santos (2010) desde el fenómeno que denomina Sociología de las ausen-
cias, según el cual existen varias formas sociales de “no-existencia”
producidas o legitimadas por la razón eurocéntrica dominante: lo
ignorante, lo residual, lo inferior, lo local o particular, y lo improductivo.
En este sentido, afirma:
Se trata de formas sociales de inexistencia porque las realidades que
conforman aparecen como obstáculos con respecto a las realidades que
cuentan como importantes: las científicas, avanzadas, superiores,
globales o productivas. Son pues, partes descualificadas de totalidades
homogéneas que, como tales, confirman lo que existe y tal como existe.
Son lo que existe bajo formas irreversiblemente descualificadas de
existir (p.45).
Más adelante, señala:
La diversidad del mundo es infinita, una diversidad que incluye modos
muy distintos de ser, pensar y sentir, de concebir el tiempo, la relación
entre seres humanos y entre humanos y no humanos, de mirar el pasado
y el futuro, de organizar colectivamente la vida, la producción de bienes y
servicios y el ocio. Esta inmensidad de alternativas de vida, de
convivencia y de interacción con el mundo queda en gran medida
desperdiciada porque las teorías y conceptos desarrollados en el Norte

8 Así sucedió, por ejemplo, en el caso del proyecto Hidroituango, en el cual el cubrimiento de
prensa se enfocó predominantemente en información aportada desde la institucionalidad, pero la
transmisión de las voces de los campesinos y sus dramas particulares fue realmente precaria.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 27


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

global, y en uso en todo el mundo académico, no identifican tales


alternativas y, cuando lo hacen, no las valoran como contribuciones
válidas para construir una sociedad mejor (p.50).
Actualmente, el extractivismo es la manifestación más representativa
del concepto de desarrollo al que nos hemos referido en este escrito. En
ella se identifica, en forma agudizada, la expresión práctica de los efectos
negativos de toda la base conceptual del desarrollo hegemónico. Las
críticas al desarrollo, y en particular al extractivismo, han ido desde la
puesta en duda de sus beneficios económicos, hasta la denuncia de sus
graves impactos en este campo, en el ambiental y en el social.
En el primer caso, la crítica es enfática en la solapada práctica de
externalizar los costos del desarrollo hacia las comunidades locales,
además de cuestionar la normatividad tributaria sobre el sector extracti-
vista, la ausencia de tasas y cánones sobre el uso de recursos naturales, los
gastos millonarios del gobierno en su intento de reparar los daños
ambientales dejados tras la actividad minera y petrolera, y las cuantiosas
sumas dirigidas a subsidiar el desarrollo y estimular la inversión extranje-
ra (Gudynas, 2011). Por estas y otras razones es que Garay (2013) expone:
Preocupa sobremanera que se pretenda una aplicación de políticas como
la profundización de la apertura a los capitales nacionales y extranjeros
para la explotación del subsuelo en países en los que no existe un
riguroso régimen regulatorio, ni una sólida institucionalidad pública, ni
un sistema tributario para velar por una tributación equitativa,
progresiva y eficiente sobre el sector minero-energético y por la
captación de una adecuada renta minero-energética. Ni que se cuente
con un esquema apropiado de seguimiento de los precios de
transferencia al exterior, ni de imposición a empresas extranjeras.
Precisamente esto ocurre especialmente en países como Colombia en el
sector minero y agrícola, por ejemplo (p.17).
En el segundo caso, el llamado de atención se centra en sus prácticas
contaminantes, capaces de destruir totalmente importantes áreas
naturales, y en los riesgos de desastres ambientales irreversibles, por
ejemplo, los ocasionados por derrames de petróleo)9, además de los

9 Piénsese, por ejemplo, en el desastre ambiental que generó el derrame de carbón en el mar
Caribe por parte de la multinacional Drumond Company, Inc. Recuperado de
http://www.eltiempo.com/colombia/caribe/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-
12582381.html

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 28


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

efectos negativos de las obras de infraestructura, transporte y comunica-


ción de esos proyectos. Y, finalmente, se alerta sobre su participación en el
aumento de la desigualdad, la producción de desarraigo, la fragmentación
territorial, la afectación de culturas aborígenes, campesinas y afrodescen-
dientes, la exacerbación de la violencia, la afectación y eliminación de
estilos de vida autóctonos, la estimulación de la corrupción y la disminu-
ción de la calidad de vida, consecuencias que, en todo caso, deben apre-
ciarse desde fenómeno de la globalización (Garay, 2013).
Ante el panorama descrito, empiezan a surgir espacios de debate y
construcción de alternativas, en los que se reconoce como principal
protagonista la voz del Sur Global, que reivindican cosmovisiones nativas,
sobrevivientes al “epistemicidio”10 (De Sousa Santos, 2010) causado por
las posturas hegemónicas y resistentes a su constante intento de dominio.
Tales alternativas han sido planteadas con diversos enfoques y
matices, de modo que pueden hallarse, por un lado, modelos de desarrollo
alternativo, como aquellos cuyo objetivo es lograr una producción más
limpia; o apostar a un desarrollo sostenible; y por otro lado, modelos de
alternativas al desarrollo, los cuales, en términos de Gudynas & Acosta
(2011), “pueden ser englobadas bajo el término de post-extractivistas” y
propugnan por un cambio radical en la manera de entender la vida, y en
ella, la forma de relacionarse con el medio ambiente. Este es el caso de la
incorporación de la cosmovisión del Buen Vivir en las Constituciones de
Bolivia y Ecuador (Gudynas & Acosta, 2011).
Entre los contenidos posibles de tales modelos alternativos al desa-
rrollo, Gudynas (2011) propone que medie una transición en la que, por
ejemplo, se fortalezca el control y la gestión ambiental, opere una correc-
ción de los precios que internalice los costos sociales y ambientales de
producción, se atiendan con cuidado los cambios en la dinámica de
exportación y se promueva la integración latinoamericana; así mismo, se
potencien las políticas públicas y la regulación estatal, se fortalezcan otras
cadenas productivas y se promueva la cohesión social.

10 Expresión acuñada por el profesor Boaventura De Sousa Santos para designar aquellas prácticas
que, limitadas a una racionalidad eurocéntrica, desprecian y aniquilan otros procesos cognitivos
que son igualmente valiosos y enriquecedores en el contexto de la diversidad planetaria.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 29


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

En el caso colombiano, es posible encontrar manifestaciones socioju-


rídicas de este campo de combate entre la dominación y la resistencia.
Traemos a colación el caso de la consulta popular realizada en Piedras
(Tolima) como un ejemplo de esta disputa, en el que el llamado de atención
radica en la necesidad de democratizar la construcción de país, y la
invitación consiste en problematizar y cuestionar las realidades de fondo
ocultas en los discursos dominantes.
En el marco de lo expuesto y, específicamente, de las alternativas
posibles, se impone la necesidad de valorar las posibilidades de los
movimientos sociales dentro del derecho, pues este aparece de manera
constante en los conflictos desatados por la imposición de la concepción
tradicional de desarrollo.

El derecho proporciona espacios para la resistencia


Desde la perspectiva esencialmente crítica del sociólogo francés Pierre
Bourdieu (2000), podemos entender el derecho como un “campo de
lucha”, un espacio de confrontación definido por el producto de la relación
de fuerzas entre distintos actores que buscan apropiarse del capital
jurídico existente con el fin de viabilizar sus intereses. Así, advertimos un
sistema que no es homogéneo en su estructura; por una parte, no refleja
únicamente la voluntad de un grupo de poder y, por tanto, no corresponde
a un sistema dirigido de manera exclusiva a la dominación de una clase por
otra; pero, de otra parte, tampoco es una vía plena y armónica para
canalizar el sentimiento de la voluntad general y construir una democracia
que a través de lo formal termine siendo expresión emancipatoria. Sin
embargo, es menester aclarar que por la desigualdad de fuerzas que se
enfrentan en la conquista de este campo, el entramado jurídico suele
resultar funcional a una ideología hegemónica encarnada por los grupos
dominantes que, en este caso -como se describió en el apartado preceden-
te- radica en el entendimiento del desarrollo como crecimiento económico
ilimitado, en un contexto de recursos finitos y modos de vida que riñen
abiertamente con las estrategias emprendidas por las grandes empresas
multinacionales y trasnacionales para la maximización de utilidades. En
este sentido, Garay (2013) advierte:
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 30
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

El escenario de economía política de la distribución de la renta minero-


energética se puede tornar todavía más perverso en la medida en que en
el usufructo de su poder económico importantes empresas minero-
energéticas transnacionales o incluso grupos económicos domésticos
puedan tener una excesiva capacidad de influencia efectiva sobre
instituciones públicas responsables para la adopción e implantación de
normas y regulaciones favorables a sus intereses privados y egoístas en
contra incluso de los intereses colectivos perdurables, sin una debida
corresponsabilidad social por parte de los agentes beneficiarios (p.19).
No obstante, consideramos que hay espacios para que dentro del
derecho los movimientos sociales y las luchas populares se abran camino
haciendo un uso contra-hegemónico del mismo e, igualmente, se empren-
dan transformaciones jurídicas, como la aplicación efectiva de normas que
han sido ineficaces, o la conquista de interpretaciones socialmente justas
que terminen siendo vinculantes por la vía del precedente11. La acción
jurídica se erige, entonces, como una herramienta más con la que cuentan
las comunidades para lograr la solución a sus demandas.
Por otro lado, al interior del Estado existen tensiones o contradiccio-
nes, incluso sobre tópicos hegemónicos tan nucleares como la visión de
desarrollo. Lemaitre Ripoll (2011), con especial referencia al conflicto por
la tierra en nuestro país, explica:
En el interior del mismo Estado existen tensiones entre las diversas
visiones de desarrollo y de la protección de los derechos de pequeños
propietarios, colonos poseedores y minorías étnicas. Las tensiones
internas del Estado están imbricadas en variantes del mismo discurso
dominante de desarrollo que también son contradictorias al integrar en
sus valores no sólo la propuesta tradicional de desarrollo, sino la
exigencia de su sostenibilidad (que se requiera la conservación) y la
importancia de la participación comunitaria en la toma de decisiones
(p.16).
En este orden de ideas, desde una perspectiva que supere aquella
versión puramente dogmática y formalista del derecho, y que tenga en
cuenta el peso de lo social, surge el interrogante de si [el derecho] puede

11 Estas transformaciones jurídicas, son denominadas “modalidades del cambio jurídico” y


analizadas en el caso del Movimiento de los Sin Tierra en Brasil por Houtzager (2007).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 31


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

servir como mecanismo emancipatorio que viabilice las pretensiones de


los movimientos sociales. A nuestro juicio, los beneficios no se pueden
valorar exclusivamente en términos de un fallo judicial o el producto de
una actuación administrativa, de ganar o perder un proceso. Incluso, en el
evento de lograrse un fallo favorable, un solo juez no estaría en capacidad
de cambiar el rumbo de la "locomotora desarrollista" impulsada por las
fuerzas hegemónicas, solo por citar un ejemplo. Es por eso que las ganan-
cias se deben verificar, no en el producto de un proceso judicial, sino a lo
largo de la relación que se establece entre las partes enfrentadas, en la que
el derecho sólo es uno de los lazos que las vincula.
El cambio de valores sociales y éticos, las modificaciones en los
procesos de toma de decisiones (Rajagopal, 2007), la inserción de nuevos
actores sociales anteriormente excluidos, la ampliación de lo político, la
trasformación de prácticas dominantes, el aumento de la ciudadanía (De
Sousa Santos, 2004) son algunos de los aspectos que podríamos calificar
como ganancias para los movimientos sociales. En relación con lo jurídico,
experiencias alrededor del mundo como es el caso de la lucha del "Movi-
miento de los Sin Tierra", en Brasil, muestran cómo los procesos de
resistencia social pueden impulsar la transformación del lenguaje jurídi-
co, lo que favorece la inserción de nuevos valores y tejiendo nuevas líneas
argumentativas, lo que significa que son agentes activos constructores del
Derecho12 (Houtzager, 2004). Al respecto, puede observarse cómo en el
caso que nos ocupa, es justamente un espacio de participación que
proporciona la Constitución Política de 1991, lo cual genera la oportuni-
dad a la comunidad de Piedras para introducir “valores contra-
hegemónicos”, como la protección del medio ambiente o la preferencia por
formas de vida comunitarias y campesinas. Lo advertía Lemaitre Ripoll
(2011) en los siguientes términos:
Es de destacar la forma como la importancia de la participación
comunitaria resulta en contradicciones en un proyecto de gobierno que
se autocomprende, no sólo como desarrollista, sino también como
democrático. Así, el Estado mismo genera constantemente espacios

12 El documental “Los Sin Tierra: Por los caminos de América”, es una notable construcción
audiovisual que da cuenta de ello. Recuperado el 11 de diciembre: http://www.youtube.com/
watch?v=sH-bpr9nwfs

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 32


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

alternos a la democracia representativa para las voces disidentes, con el


objetivo último de reducir los antagonismos y llegar a acuerdos que
legitimen el proyecto de gobierno. Ello crea, sin embargo, oportunidades
para la organización de movimientos sociales que introducen valores
contra-hegemónicos en los discursos y prácticas del desarrollo y que
cuestionan el modelo de desarrollo extractivo (p.16).
Ante el anterior panorama queda claro que en tanto el derecho se
perfila como un “campo de lucha” los movimientos sociales y, en particular,
la comunidad de Piedras, tienen oportunidad –aunque desigual- de
participar de la confrontación buscando resistir un discurso y un estilo de
vida que contrarían sus propios propósitos existenciales. Por tanto, se
impone la necesidad de estudiar las particularidades fácticas que rodea-
ron la lucha de los piedrunos en contra de la multinacional AGA, con el fin
de identificar las funciones del derecho en tal conflicto, teniendo en
cuenta, por un lado, su aspecto represivo de instrumentalización por parte
del discurso desarrollista; por el otro, su dimensión emancipatoria,
analizando lo que él mismo puede proporcionar a la comunidad de
Piedras, partiendo de nuestro ordenamiento jurídico concreto.

"Piedras en el zapato”
Es entonces, propósito del presente apartado, elucidar cómo la lógica del
desarrollo y del derecho, en tanto campo de lucha, emergen como realida-
des discursivas y prácticas que resultan insoslayables a la hora de enten-
der las confrontaciones contemporáneas de los grandes proyectos
mineros y las comunidades renuentes a sus designios.
Como decíamos inicialmente, en medio de la expansión del sector
extractivo que se ha vivido en Colombia durante las últimas dos décadas,
manifestada en la “locomotora minero energética” promovida por el
gobierno Santos (Cinep, 2012), ha surgido la lucha de Piedras por la
defensa de sus derechos y sus patrimonios biológico, cultural, social y
político. Como aparece representado en el documental Piedras en el
zapato, este municipio se ha "metido en los zapatos" de la locomotora
minera, lo que ha ocasionado un "fastidio" inusitado a la política econó-
mica del gobierno de turno.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 33
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

Piedras es un municipio del departamento de Tolima, fundado en


1552. Su nombre anterior era Pueblo de San Sebastián del Río de las
Piedras y su nombre indígena fue el de Itaima (Destino Tolima, s. f.). Se
encuentra ubicado aproximadamente a 47 km al oriente de la ciudad de
Ibagué. Uno de sus mayores patrimonios ecológicos, culturales e históri-
cos es el río Opia, en donde se pueden encontrar fácilmente ostras de agua
dulce. Según la leyenda popular, son las lágrimas de Bulira, una princesa
que presenció la muerte, en el río, de su pretendiente Opia (Ríos, 2003).
Por otro lado, se dice que estas son la evidencia palpable de que hace
millones de años el mar Caribe se adentraba en el territorio tolimense
(Alcaldía de Piedras, s. f.). Su economía está basada en la ganadería y la
agricultura. A pesar de esto, el gobierno nacional pretende imponer la
política minera en este territorio, de la mano de la multinacional AGA, que
busca en Piedras un lugar en el que se puedan lavar las rocas que contienen
el oro proveniente de Cajamarca, Tolima.
Esta historia comienza con la concesión del proyecto de explotación
aurífera de La Colosa en Cajamarca (Tolima), el cual fue entregado a la
multinacional AGA en el 2005. Como todo proyecto minero, La Colosa
tiene dos etapas: la de exploración y la de explotación. A la fecha de
elaboración de este escrito, el proyecto se encuentra en la etapa de
exploración, y ya la multinacional AGA ha determinado que como el oro
está disperso de manera superficial por un área de aproximadamente
515 hectáreas, el método para explotar el territorio será el de minería a
cielo abierto (Planeta Paz, s. f.). Las inversiones ya superan los 200
millones de dólares y AGA planea comenzar la etapa de explotación en el
2022. El objetivo será extraer alrededor de 14 millones de onzas de oro
(AngloGold Ashanti, 2011).
Para explotar La Colosa, se requiere la instalación de la infraestructura
necesaria para el procesamiento del oro, entre esta, un tranque de relaves
en el municipio de Piedras (Ávila, 2013). Los relaves son los residuos
provenientes de los procesos mineros. Estos contienen sustancias tóxicas
como el arsénico, cianuro y mercurio; los tranques de relave son, entonces,
los depósitos de estos residuos, que tienen un gran potencial de contami-
nación, pues, en caso de que las sustancias tóxicas tengan contacto con el
agua y el subsuelo, se generarían graves impactos en la fauna, la flora y la
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 34
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

población. Al respecto, la Contraloría General de la República estimó


inconveniente la ubicación de tranques de relaves en Piedras, debido a que
las roturas de los tranques son relativamente frecuentes. Desde 1970 se
han registrado setenta casos relevantes en los que se han causado daños a
los ecosistemas, las tierras de cultivo y la población, incluida la pérdida de
más de mil vidas; también la zona donde se pretende ubicar los tranques
es una zona con sismicidad histórica (Restrepo, 2013).
Estos inconvenientes, y otros tantos, habían sido advertidos por la
comunidad de Piedras y algunas autoridades locales mucho antes de las
declaraciones oficiales de la Contraloría, por lo cual la multinacional AGA
ha tenido constantes enfrentamientos y resistencias frente a sus preten-
siones. Uno de los sucesos más relevantes en estas dinámicas de imposi-
ción-resistencia, anterior a la consulta popular, tuvo lugar en febrero de
este año, cuando los habitantes de Doima, un corregimiento del municipio
de Piedras, bloquearon la única vía de acceso al municipio, pues AGA
estaba realizando actividades de exploración en la vereda de Camao sin
informar a la comunidad. Ante las denuncias de la población, Cortolima
decidió ordenar a la empresa suspender las actividades y, finalmente, la
oficina de información de la empresa tuvo que ser cerrada por la presión
ejercida por la comunidad 13.
Este enfrentamiento llegó a su punto más álgido el 28 de julio de 2013,
día en que se realizó la ya referida consulta popular. Al pueblo piedruno se
le preguntó si quería que se exploraran, explotaran, trataran, transportaran
y lavaran materiales provenientes de la actividad minera en su territorio, a
lo que de manera determinante el 98% de los votantes respondieron
negativamente. Desde entonces, el proyecto de la planta de lixiviación de
oro en Piedras está en suspendido. Los habitantes de Piedras (Tolima)
esperan la ratificación de la consulta popular por parte del Concejo, pero

13 En medio de este conflicto, el gobernador del Tolima se volvió un crítico del proyecto minero, y
el director de Cortolima y un líder campesino fueron denunciados penalmente por parte de AGA
(El Nuevo Día, 2013), situación alarmante, pues no es la primera vez que una poderosa
multinacional, además foránea, se apresta a instrumentalizar el Derecho penal para la represión
de sus contradictores. Así, en mayo de este año, la multinacional Claro inició una acción penal por
manifestaciones en contra de su deficiente servicio. Véase: http://www.elespectador.com/
noticias/bogota/articulo-421145-claro-presenta-denuncia-penal-manifestaciones-su-contra

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Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

esta no se ha podido dar, pues los concejales y el alcalde han recibido una
comunicación de la Procuraduría General de la Nación, que advierte que no
le corresponde a las autoridades locales la exclusión de zonas de minería,
sino a la nación en cabeza del presidente de la república, y que podrían
incurrir en faltas disciplinarias en caso de tomarse tales atribuciones
(Bermúdez, 2013). Esta práctica de la Procuraduría ha sido denunciada por
César Rodríguez Garavito como un caso de “matoneo ambiental”, en el cual
puede identificarse la fórmula a la que responde el proceder de dicha
institución: “intimidar, con cuestionables argumentos jurídicos, a las
autoridades que protegen los derechos”14 (El Espectador, 2013).
La de Piedras es la primera consulta popular que se enfoca en el tema
minero, y es la decimosexta en el país desde que se creó la Constitución de
1991. La particularidad que se presenta con esta, es el claro reflejo de la
ambivalencia del derecho, porque sirvió a la comunidad de Piedras para
canalizar de manera pacífica y democrática el rechazo a la minería en sus
territorios, tomando en cuenta los mandatos constitucionales de partici-
pación ciudadana, pero, a su vez, por medio de un aparataje normativo
como lo es la justificación de la potestad del Estado de ser propietario del
subsuelo, ha permitido que no se haya ratificado aún dicha consulta.La
consulta popular realizada por los Piedrunos es la reivindicación y la
defensa de un lugar que posee una importancia histórica, social, cultural
y ecológica como la del río Opia, pues en él se ha construido durante años
una sociedad que ama, respeta y entiende que lo más hermoso no es el oro
amarillo que expresa la cultura occidental. Por el contrario, es ese oro azul
y verde de su río y de sus paisajes, lo que constituye el verdadero tesoro.
Asimismo, la lucha de los piedrunos por la defensa del lugar que habitan,
implica, a su vez, una lucha por defender su identidad como comunidad, su
historia y sus estilos de vida. Son justamente estos componentes los que
estimamos dignos de resaltar para contrariar esa práctica de reducción de
la realidad y omisiones culturales que impone el discurso extractivista.

14 La persecución a los opositores del proyecto ha alcanzado niveles lamentables. El 2 de


noviembre de este año fue asesinado el líder César García Moreno, férreo opositor al proyecto de
la Colosa y reconocido activista en la defensa del medio ambiente (Gutiérrez Torres, 2013).

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Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

Como se puede observar, la lucha emprendida por el pueblo de Piedras


es una lucha que no termina y que involucra de forma compleja una
multiplicidad de actores que se ubican, o bien, del lado de la resistencia, o
bien, del lado de la propuesta desarrollista. Además, la defensa de la
identidad y el derecho a existir de un modo opuesto al prescrito por la
lógica del desarrollo, constituye una variante nuclear de la confrontación,
pues el problema no viene sólo por las incomodidades y daños que
tradicionalmente imparten los proyectos de minería a cielo abierto, sino
por la imposición de un modo de entender la vida, abiertamente opuesto a
las tradiciones y convicciones defendidas por la comunidad.
A continuación, exploramos la doble dimensión en la que el Derecho se
expresa en este conflicto. De un lado, la que hace posible la promoción en
nuestro país del extractivismo como manifestación del concepto domi-
nante de desarrollo. Y, de otro lado, la que le brinda posibilidades jurídicas
a los piedrunos, para resistir a los proyectos mineros y defender los
resultados de la consulta popular que se llevó a cabo en su territorio, lo
cual valida la idea constructivista y esperanzadora del Derecho que
sustentamos con anterioridad.

Desarrollo y extractivismo en la normatividad


colombiana
El caso de Piedras (Tolima) proporciona un ejemplo claro de cómo la
concepción del desarrollo, entendido como crecimiento económico, se
encuentra institucionalizada en las normas jurídicas expedidas por el
Estado colombiano. Como se ha venido diciendo, la idea actual y mayorita-
ria de desarrollo se erige sobre la base exclusiva del crecimiento económi-
co, lo cual constituye una tendencia global que arrasa con las muy ricas y
diversas formas de vida que entienden que hay otras visiones del mundo
que pueden realizarse, respetando la dignidad inherente a los seres
humanos y procurando un uso racional y ponderado de recursos, inelucta-
blemente finitos. En este sentido, en las siguientes líneas buscamos, sin
ánimo de exhaustividad, advertir cómo la lógica del desarrollo se ha
instalado en tres momentos normativos de nuestro sistema jurídico,
situación que evidencia las realidades que han venido siendo descritas y
que invitan a revisar con sentido crítico, la dimensión política y cultural de
las normas que rigen la vida social en nuestro país y en nuestra región.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 37
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

En primer término, la concepción dominante de desarrollo en


Colombia se manifiesta en una norma jurídica crucial, la Ley 1450 de
2011. Mediante la promesa de Prosperidad Para Todos, se implanta una
noción de crecimiento sostenido basado en una “economía más competiti-
va, más productiva y más innovadora, con sectores dinámicos que jalonen
el crecimiento, como es el caso del sector minero” (Plan Nacional de
Desarrollo 2010-2014). A nuestro juicio, pueden encontrarse allí varias de
las orientaciones discursivas que fundamentan la defensa hegemónica del
desarrollo; por lo mismo, no es difícil encontrar allí una institucionaliza-
ción de esa visión antropocéntrica del progreso, la cual, obviamente, no se
queda en una mera enunciación, sino que está provista de otras herra-
mientas institucionales que le proporcionan un margen de acción más
amplio, tanto como para que hoy se ponga en cuestión, con el caso Piedras
(Tolima), uno de los más preciados valores introducidos al Estado colom-
biano por la Constitución de 1991, esto es, la participación ciudadana.
Pero, no solo la ley 1450 de 2011 plantea dicho entendimiento.
También la Ley 685 de 2001, actual Código de Minas, da cuenta de la
promoción del extractivismo predatorio como parte del modelo económi-
co. Esto se evidencia, por ejemplo, en el artículo 1315 de la misma, en el cual
se expresa que la actividad minera en todas sus fases, prospección,
exploración y explotación debe ser entendida como actividad de utilidad
pública e interés general. Este artículo, a nuestro juicio, es el que mejor
traduce jurídicamente el discurso extractivista, al punto de prescribir que
bajo la argucia de la utilidad pública, se puede expropiar cualquier bien
donde se vaya a desarrollar actividad minera, excepto aquel en donde
haya un título minero previo16. Al respecto, expresa Garay (2013):

15 Tal disposición prescribe lo siguiente: “Utilidad pública. En desarrollo del artículo 58 de la


Constitución Política, declárase de utilidad pública e interés social la industria minera en todas
sus ramas y fases. Por tanto podrán decretarse a su favor, a solicitud de parte interesada y por los
procedimientos establecidos en este Código, las expropiaciones de la propiedad de los bienes
inmuebles y demás derechos constituidos sobre los mismos, que sean necesarios para su ejercicio
y eficiente desarrollo. La expropiación consagrada en este artículo, en ningún caso procederá
sobre los bienes adquiridos, construidos o destinados por los beneficiarios de un título minero,
para su exploración o explotación o para el ejercicio de sus correspondientes servidumbres.”
16 Téngase en cuenta que el Código de Minas vigente es el proferido por el legislador en el año
2001, toda vez que la Corte Constitucional en la Sentencia C-366/11, declaró la inexequibilidad de
la Ley 1382/11 (o Nuevo Código de Minas) con efectos diferidos de dos años.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 38


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

La minería tampoco puede ser considerada como un sector especial de


utilidad pública que pueda predominar sobre otros sectores como la
agricultura que sí tiene una clara jerarquía constitucional (según la Carta
de 1991) en términos de la seguridad alimentaria y de provisión de tierra
para la ocupación de población campesina, además de que por sus
múltiples impactos de diversa índole ha de ser sujeta (la minería) a la
observancia de una cierta jerarquía y subsidiaridad de derechos entre los
fundamentales, los comunitarios, los de propiedad del suelo, las
expectativas de derecho sobre el uso del subsuelo y la subsecuente
expropiación del suelo, los de restitución de tierras de víctimas sujetos a
licencia minera o ambiental sobre su subsuelo, etc. (p. 20)
Otra expresión normativa del sector extractivo, es el decreto 934 de
2013 que reglamenta el artículo 37 del Código de Minas. Este decreto da
cuenta de la imposición vertical de la concepción desarrollista, pues
prohíbe a los entes territoriales determinar el uso de su territorio y
centraliza la planificación del uso del subsuelo en la autoridad minera
–hoy Ministerio de Minas y Energía- . Contra tal decreto ya se emprendió
una lucha jurídica: la Alcaldía de Bogotá lo demandó por vulnerar el
derecho que tienen los municipios a ordenar su territorio, reglamentar el
uso del suelo y defender su patrimonio ecológico (Bermúdez, 2013).
Todas estas disposiciones normativas muestran el rostro de la
hegemonía en una parte del ordenamiento jurídico colombiano y el afán
de imponer, por parte del gobierno nacional y los grandes poderes econó-
micos, una concepción de desarrollo ajena a la mayoría de personas
donde este es aplicado. Sin embargo, como advertíamos previamente,
aunque el Derecho resulte funcional a la ideología defendida por los
grupos dominantes, sigue siendo un campo de lucha. Por ello es que en
medio de todo el armazón jurídico en donde están insertas las normas
descritas, surge también un abanico de posibilidades para la resistencia de
los piedrunos a las pretensiones mineras de AGA y el gobierno nacional.
El primer paso en ese sentido fue la Consulta Popular; lo que sigue es la
defensa social de este proceso democrático que se llevó a cabo en Piedras.
Hecho este planteamiento, nos disponemos entonces a analizar las
posibilidades de resistencia que tiene la comunidad de Piedras en la
normatividad colombiana, haciendo énfasis en la defensa de los resulta-
dos de la Consulta Popular a través de una perspectiva intrasistemática,
esto es, desde la argumentación jurídica.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 39
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

Posibilidades de resistencia en la normatividad


colombiana
Uno de los propósitos medulares que inspiraron el contenido de la
Constitución de 1991 fue, decididamente, ampliar el espectro democrático
con el fin de superar el modelo representativo de baja intensidad, predo-
minante en el ambiente político anterior a dicho pacto. Este nuevo modelo
descentralizador y participativo, proyectado a través de mecanismos de
participación ciudadana como la Consulta Popular, ha generado estructu-
ras de oportunidad política y normativa para la confrontación jurídica de
movimientos sociales, como la que nos convoca en el presente estudio.
Sin embargo, los mecanismos propios de la democracia participativa,
insertos en nuestro ordenamiento jurídico, no han logrado consolidarse
como alternativas contrahegemónicas y su eficacia hoy no es más que
simbólica. Una de las razones, como se quiere mostrar, es que la institucio-
nalización del discurso extractivista está soslayando el resto del ordena-
miento jurídico; incluso desconociendo los Derechos Fundamentales
(Negrete Montes, 2013). En virtud de lo dicho, consideramos imperativo
rescatar insumos argumentativos afines al espíritu de la Carta de 1991 que
sean favorables a quienes han sido las voces silenciadas del conflicto, en
nuestro caso, la comunidad de Piedras.
Desde el plano constitucional identificamos cuatro postulados
estructurales sobre los que gira el potencial emancipatorio del Derecho,
en el caso de la lucha liderada por los Piedrunos. En primer lugar, el
principio de democracia participativa contemplado en el artículo 1º de la
Constitución, entendido no como una aspiración venidera, sino como un
eje axial del Estado. Como segundo postulado, el principio del pluralismo,
gracias al cual el Estado debe “reconocer y proteger la diversidad étnica y
cultural de la nación” (art 7, CP). En tercer término está el principio de
descentralización y autonomía de las entidades territoriales (art. 1º, CP),
forma en la cual se organiza el Estado colombiano. Y, finalmente, se halla el
deber del Estado de “proteger la diversidad e integridad del ambiente,
conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la
educación para el logro de estos fines.” (Art. 79, CP).
A decir de la Corte Constitucional, “el principio de participación
democrática expresa no sólo un sistema de toma de decisiones, sino un
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 40
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

modelo de comportamiento social y político, fundamentado en los


principios del pluralismo, la tolerancia, la protección de los derechos y
libertades así como en una gran responsabilidad de los ciudadanos en la
definición del destino colectivo”17. En este sentido, los mecanismos de
democracia participativa son una apuesta por la inclusión social y el
reconocimiento de la pluralidad humana en detrimento de la instrumenta-
lización de la idea del bien común.
Asimismo, la Corte afirma:
Los principios de soberanía popular (CP art. 3º), […] de diversidad étnica
y cultural (CP art. 7º) y de respeto a la autodeterminación de los pueblos
(CP art. 9º) constituyen junto con los anteriores el ideario axiológico que
identifica el sistema jurídico colombiano y le otorga su indiscutible
carácter democrático y participativo, presente en los distintos
escenarios, materias y procesos de la vida institucional y social del país.
En este sentido, la Corte Constitucional ha entendido que las comuni-
dades afectadas por megaproyectos, sin importar su carácter social,
cultural y económico, tienen que ser informadas y consultadas antes de la
toma de cualquier decisión. Así se expresa en la Sentencia T-348 de 2012:
“El Derecho a la participación de comunidades que no son titulares del
Derecho Fundamental a la consulta previa, debe garantizarse por medios
de espacios de información y concertación, en los que se manifieste el
consentimiento libre e informado de la comunidad que se verá afectada,
con el fin de establecer medidas de compensación eficientes”. De este
modo, se ponen algunos límites a multinacionales como AGA. De esta
forma, las vías de participación de la comunidad en las decisiones trascen-
dentales dejan de ser meramente informativas, para convertirse en
espacios de carácter decisorios, donde se incluyan y tomen en cuenta las
alternativas de vida de las personas afectadas.
En este contexto, lo que ha hecho el pueblo piedruno al utilizar el
mecanismo de la Consulta Popular, ha sido participar de manera directa en
la toma de decisiones que afectan su destino colectivo. Su identidad como
comunidad, su cultura y sus prácticas tradicionales, como se ilustrado en
apartados anteriores, están determinadas por el arraigo a su territorio, en

17 Sentencia C-180 de 1994. M.P. Hernando Herrera Vergara.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 41


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

especial al Río Opia, por lo que su pérdida implicaría un perjuicio irreme-


diable a la comunidad. En este sentido, el derecho que constitucionalmen-
te se les reconoce a tener un ambiente sano y participar en las decisiones
que puedan afectarlo (art. 79, CP), no tiene una mera utilidad simbólica,
sino que goza de un valor intrínseco para esta comunidad, pues son sus
estilos de vida los que están en juego.
Por otro lado, la descentralización y autonomía de las entidades
territoriales juega un papel fundamental en la materialización de los
postulados de la democracia participativa, pues, es claro que son los
municipios las entidades más cercanas a las necesidades y experiencias de
las comunidades. De ahí la importancia del artículo 105 de la Constitución
del 91 que contempla el mecanismo de la consulta popular en municipios y
departamentos. Al respecto, hay que decir que de acuerdo con la Corte
Constitucional, en Sentencia T-123/2009, la consulta popular no puede
extralimitarse en sus competencias y trazar absolutos inviables. Sin
embargo, al analizar la legislación que determina las competencias de los
municipios, emerge con claridad que estos tienen la función de velar por el
adecuado manejo de los recursos naturales del ambiente, y, de conformi-
dad con la Constitución y la ley, garantizar el servicio de agua potable y
saneamiento básico a los habitantes en el marco de la normatividad
vigente en materia de servicios públicos domiciliarios.
Con estos argumentos queremos mostrar el carácter democrático de
la Carta del 91 y defender la prevalencia de sus principios fundamentales
por encima de intereses económicos y políticos, de agentes (gobierno,
multinacionales…) que buscan su desconocimiento para viabilizar sus
proyectos financieros. No obstante, somos conscientes de las profundas
divergencias entre la Constitución normativa, que incluye los principios,
valores y derechos consagrados [en la Carta del 91], y la Constitución real,
determinada por la relación de fuerzas políticas, y consideramos que la vía
más factible para dar prevalencia a los postulados progresistas de la
Constitución, está dada por la lucha jurídica acompañada por la amplia
movilización social, aprovechando el carácter ambivalente del Derecho,
para encontrar alternativas posibles a la desafortunada institucionaliza-
ción del extractivismo.
Expuesto de esta manera, las cláusulas predatorias del Código de
Minas, principalmente los artículos 13 y 37, y demás normatividad que los
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 42
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

desarrolla, deben ser contrarrestados, o por lo menos interpretarse de


manera armónica con el resto del ordenamiento jurídico. Así, por ejemplo,
la prescrita utilidad pública del Artículo 13 de la Ley 685 de 2001, debe
tener en cuenta que el Artículo 1° del Decreto Ley 2811 de 1974 establece
que el ambiente es patrimonio común; por tanto, es de utilidad pública e
interés social.
Igualmente, el interés general, en tanto argumento común y de
utilización indiscriminada por el discurso extractivista18, debe atender a
la limitación establecida por la Corte en la Sentencia T-244 de 2012 que
dispone lo siguiente: “[...] se suele acudir al principio constitucional de la
prevalencia del interés general (artículo 1° de la Constitución), no obstan-
te, este importante principio constitucional no puede ser aplicado sin
tener en cuenta la relación directa que genera la persona con el espacio en
el cual se encuentra y sobre el cual cimienta sus actividades económicas,
sociales, culturales, entre otras.” Son esta clase de conflictos jurídicos los
que deben ser aprovechados por las comunidades, para que a través de la
movilización social se nutran de contenido las normas alternativas en el
derecho.
La pregunta sobre si el derecho puede ser –o de hecho, es- mecanismo
emancipatorio para la comunidad de Piedras, sigue acompañando cada
etapa del proceso de resistencia. Por ahora, como lo hemos sustentado en
este trabajo, es razonable concluir que el uso que han hecho los piedrunos
del derecho, sí ha robustecido sus posibilidades de un triunfo definitivo y
además ha logrado algunas ganancias; para el caso, la ampliación de la
participación política, y con ella, de la ciudadanía. Asimismo, mediante tal
apropiación de las herramientas proporcionadas por el Derecho, se ha
delineado la configuración de esta historia valiosísima que aún no termi-
na: la historia de una comunidad que está construyendo espacios de
resistencia y defensa de sus territorios.
En todo caso, resta expresar que los resultados que ofrezca el uso del
derecho por parte de estos agentes del Sur Global, dependerá también,
naturalmente, de la movilización política que se lleve a cabo en respaldo a

18 Ver supra.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 43


Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

la decisión de la comunidad, pues, como se ha argumentado, no son


estrictamente las decisiones de los agentes judiciales, las llamadas a
determinar el triunfo o fracaso de la resistencia. La conquista reside en
lograr transformaciones profundas en la lógica del campo jurídico
(Houtzager, 2006), por ejemplo, a través de la introducción valores hasta
ahora desconocidos por la racionalidad eurocéntrica, alcanzando así una
evolución progresista de la cultura jurídica.
En síntesis, si bien el derecho proporciona espacios para la resistencia,
no es suficiente para efectos de lograr transformaciones sociales profun-
das. Tan sólo constituye uno de los tantos niveles en los que se deben
desenvolver las luchas populares.

Conclusiones
El discurso hegemónico del desarrollo, fundado en la idea de un crecimien-
to sin límites a partir del aprovechamiento de los recursos naturales, se ha
ido imponiendo en Colombia como orientación prevalente de la política
socioeconómica. La unilateralidad del concepto, y su incapacidad para
integrar interpretaciones divergentes de la naturaleza y la vida social, han
impactado negativamente las posibilidades que el pluralismo y la demo-
cracia participativa han abierto a las minorías a lo largo de sus territorios.
La concepción dominante de desarrollo se ha ido institucionalizando.
El derecho tiene una dimensión opresora, que en un contexto desigual e
injusto como el nuestro se expresa en la prelación que tienen las élites para
crear, interpretar y aplicar las normas jurídicas. En este sentido, las
disposiciones normativas orientadas a centralizar el poder del Estado,
minar las posibilidades de autogobierno de las comunidades locales,
potenciar estrategias de progreso fundadas en el enriquecimiento de
pocos y desconocer el valor intrínseco del medio ambiente, se convierten
en dispositivos reproductores de la desigualdad e invisibilización a las que
son sometidas las voces del Sur global.
En el contexto de la actual globalización neoliberal hegemónica, el Sur
Global, organizado en movimientos sociales, y encabezando las grandes
causas de las luchas populares, encuentra en el derecho un espacio para la
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 44
Derecho y resistencia en el contexto de proyectos extractivistas

resistencia. Este es el caso de la comunidad de Piedras (Tolima), que


apropiándose de los valores y derechos consagrados en la Constitución del
91, llevó a cabo a través de los mecanismos institucionales de participa-
ción ciudadana, una avanzada contra-hegemónica dirigida a la defensa de
sus formas de vida y a la dignidad de su territorio.
La lucha desde el derecho, en busca de sus posibilidades emancipato-
rias, debe ser rodeada de manera permanente de una movilización política
más amplia que despliegue sus estrategias a través de la distintas formas
de lucha democrática. En consecuencia, para que el pueblo piedruno
pueda superar los impases a los cuales se ha visto sometido por gracia de
las actuaciones del gobierno nacional y de la Procuraduría, tendrá que
buscar, en su incesante proceso de resistencia, el acompañamiento de
actores políticos y académicos que estén comprometidos con los dramas y
reivindicaciones de los más desfavorecidos.
Los estudiosos del derecho estamos llamados, entonces, ante la realidad
actual colombiana y la dinámica del campo jurídico mismo, no solo a ser
conscientes de lo frágil y lo difícil que resultan este lenguaje y escenario de
fuerzas diversas, sino también a identificarnos como sujetos inmersos en él
que juegan un papel que no ha de ser indiferente ante las luchas que se dan
entre un pensamiento emanado ”desde arriba” y las posiciones contra-
hegemónicas, que más allá de ser solo enfrentamientos jurídicos envuelven
aspectos vitales de la existencia y bienestar de las comunidades.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 45


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48
La garantía de los
bienes inmuebles en la
legislación colombiana.
Análisis a partir de los cambios
introducidos por la Ley 1480 de 2011
Estatuto del consumidor de Colombia
y su decreto reglamentario 735 de 2013*
Juliana Jaramillo Idárraga
Abogada de la Universidad de Antioquia
Integrante del Semillero de Derecho del Consumidor desde el año 2008

Introducción

E n el mes de abril del año 2012 entró a regir el nuevo Estatuto del
Consumidor, Ley 1480 de 2011, el cual “constituye el marco
general de las disposiciones aplicables a las relaciones de consu-
mo, las cuales se presentan en relación con quienes adquieren un producto
o servicio para satisfacer una necesidad propia privada, familiar o empre-
sarial que no esté ligada intrínsecamente a su actividad económica”
(Superintendencia de Industria y Comercio, 2012: 3). Con esta Ley se
buscó actualizar al país respecto de aquellos temas sobre los que no existía
regulación especial y que fueron solucionados con argumentos jurispru-
denciales, al no existir normatividad al respecto.
Uno de los temas novedosos e importantes que viene a incluir el nuevo
Estatuto del Consumidor es el de integrar los bienes inmuebles como

* Ponencia producto del trabajo realizado por la autora en el Semillero Derechos del Consumidor,
coordinado por la profesora Verónica Echeverri Salazar.
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

bienes sujetos a este régimen. Durante muchos años se discutió si los


adquirentes de bienes inmuebles podían, al cumplir los requisitos y
características de este tipo de sujetos, ser considerados como consumido-
res. Hoy, gracias a la expresa inclusión que hace la Ley 1480 de 2011, esta
discusión quedó zanjada, y es claro que quien compra un inmueble puede
ser considerado consumidor (Giraldo López y otros, 2012).
Si bien con su inclusión expresa en esta normatividad entendemos
que el adquirente de bienes inmuebles puede ser consumidor, cumplidas
las características como ya se dijo, no trae la ley una regulación especial y
específica para este tipo de bienes, sino que su normativización se hace de
manera conjunta con la de los bienes muebles, lo que acarrea diferentes
discusiones, y grandes problemas, algunos de los cuales fueron soluciona-
dos con la reglamentación que se hizo mediante el Decreto 735 de 2013
sobre el tema de la garantía legal.
Lo cierto es que en nuestro país el tema de la garantía en los bienes
inmuebles no tiene una regulación especial; por el contrario, existe sobre
el tema una dispersión normativa que hace difícil su estudio. Esto, porque
sobre garantías existen normas en el Código Civil, en el Código de
Comercio y ahora en el nuevo Estatuto del Consumidor y su decreto
reglamentario sobre garantías.
Para saber qué normativa aplicar en cada caso concreto, se hace
necesario identificar el tipo de sujetos que intervienen en el negocio
causal; es decir, que estamos hablando de un régimen subjetivo, puesto
que va a depender de los sujetos que interactúan. De esta manera, por
ejemplo, cuando el negocio causal se gesta entre dos comerciantes, la
normatividad a aplicar será la del Código de Comercio, o cuando exista un
consumidor será el Estatuto del Consumidor.
Veremos, entonces, cómo los sujetos mutan su calidad; así, el
empresario o constructor del Código Civil, será el comerciante del
Código de Comercio y el productor del Estatuto del Consumidor; por su
parte, el contratista o comitente del Código Civil, será el comerciante en
el Código de Comercio (puesto que es una normatividad entre comer-
ciantes) y podrá ser el proveedor, o, en otros casos, consumidor en el
Estatuto del Consumidor. Veremos, además, cómo el adquirente del
inmueble puede llegar a ser consumidor y tener la protección de esta
normatividad especial.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 50
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

Garantía decenal de bienes inmuebles del Artículo 2060


del Código Civil Colombiano
El Código Civil Colombiano, aunque tiene varias disposiciones que regulan
el tema de la garantía; por ejemplo, en la compraventa, la obligación de
saneamiento a cargo del vendedor; y, en el caso de los bienes inmuebles, la
garantía decenal del Artículo 2060 de la cual se hablará a lo largo de este
apartado, no trae una definición legal de lo que es este concepto, de modo
que para dar claridad sobre el tema que vamos a desarrollar, tomamos una
definición que nos puede ser muy útil por ser corta y clara, traída de la
página web de la liga de consumidores española, Consumoteca, consumi-
dores bien informados: "La garantía legal es la obligación que, general-
mente por escrito, tiene el vendedor o fabricante de un bien duradero de
asegurar durante un tiempo determinado el buen estado y las
condiciones de uso y funcionamiento del mismo, de modo que sirva
para el fin al que se destina" (en línea).
De manera general, podemos decir que la garantía es la obligación
accesoria que recae en cabeza del vendedor, fabricante o distribuidor de
un bien, de responder por el buen estado y funcionamiento del mismo por
un periodo de tiempo determinado.
Para el tema específico de bienes inmuebles, el Artículo 2060 del
Código Civil consagra las reglas para la ejecución de obras; específica-
mente, en su numeral tercero se encuentra la regulación para lo que se
conoce doctrinal y jurisprudencialmente como la garantía o responsabi-
lidad decenal de los bienes inmuebles, según la cual el contratista de la
obra, para el caso concreto de la construcción, debe responder por los
vicios de la misma.
El contrato para la construcción de edificios hace parte de lo que se ha
denominado legalmente como “contratos de obra". La reglamentación que
trae el Artículo 2060 hace referencia a un contrato específico entre la
multiplicidad de contratos existentes para la confección de una obra
material, y es con el contrato para la construcción de un edificio con lo que
el empresario constructor se obliga, para con el contratante, a la planea-
ción, ejecución, construcción, montaje, ensamble, funcionamiento,
etcétera del mismo (responsabilidad contractual).
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 51
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

Ahora bien, el empresario constructor del que trata la norma


anotada es un profesional, sea cual sea su formación, en materia de
construcción, su rol es encargarse material e intelectualmente de la
edificación completa de una obra, labor de la cual nace una responsabi-
lidad de resultado19 de responder por el producto de la misma. La norma
dicta de modo puntual que la responsabilidad se genera cuando la
edificación perece o amenaza ruina en todo o en parte, por un vicio en el
suelo, en los materiales o en la construcción.
La palabra 'ruina' parece evocar en la mente la destrucción total de la
cosa; lo cierto es que para efectos de esta norma se debe entender de
manera diferente. Entenderemos la ruina como defectos en la construc-
ción que tengan tal magnitud que hagan temer la pérdida de la edificación,
que perturben significativamente su uso o que la hagan inservible (Arce
Caicedo y Álvarez Molina, 1999, 100). Además, es importante anotar que la
ruina o el daño no deben haber sucedido necesariamente, si no que la
simple amenaza de ruina es causal de reclamación de la garantía; es decir,
que cuando por el transcurso de los acontecimientos se hace previsible la
ruina o daño de la edificación, se puede reclamar del constructor su
reparación por garantía.
El término para hacer esta reclamación es de 10 años a partir de la
entrega del bien inmueble, tiempo que corre ininterrumpidamente en
favor del dueño del inmueble, pero también de los futuros adquirentes,
quienes tendrán igual derecho a la reclamación. Hay que tener muy claro
que este término es de garantía y no de prescripción, de modo que el
perecimiento, la ruina, o la amenaza de ruina deben ocurrir dentro de los
10 años subsiguientes a la entrega del bien en cuestión. Si pasados los 10
años se presenta cualquier hecho dañoso, ya no habrá lugar a ninguna
reclamación por parte del propietario ni a responsabilidad alguna por

19 El profesor Martínez Rave y la doctrinante Catalina Martínez (2003), haciendo referencia a la


obligación del constructor, opinan: “Por el objeto (construcción de una obra determinada) se ha
entendido que la obligación del constructor es de resultado, con las implicaciones que ello
conlleva, es decir que el incumplimiento de sus obligaciones lo presume en culpa, o que libera al
perjudicado de la obligación de demostrarla si quiere triunfar en sus pretensiones
indemnizatorias” (p.527).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 52


La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

parte del empresario. Durante estos 10 años se presume la culpa del


constructor por cualquier daño derivado de un vicio en la construcción, en
los materiales o en el suelo, de manera que estamos hablando de una
responsabilidad objetiva. A lo anterior se agrega el hecho de que, por ser
una norma de orden público, el término consagrado en este artículo no
podrá modificarse por las partes, no constituye en ninguna medida un
derecho dispositivo y cualquier cláusula en este sentido es ineficaz
(Heredia, 2001, 96-97).
Diferente a este término de garantía es el que tiene el perjudicado para
alegar el daño; es decir, el término de prescripción del derecho. Lo que
quiere decir que si bien la responsabilidad es solo por los daños que
sobrevengan en los 10 años siguientes a la entrega, el propietario tiene,
desde la ocurrencia de los hechos dañosos, el término de prescripción del
derecho para accionar contra el empresario, término prescrito mediante
el Artículo 1 de la Ley 791 de 2002.

Garantía de los bienes inmuebles en el Código de


Comercio
En el Código de Comercio Colombiano, específicamente en las normas
que regulan el contrato de compraventa, podemos encontrar varias
normas que reglamentan el tema de las garantías. De los artículos 931 a
933 y el 958 del Código de Comercio, contienen regulación para la
garantía de calidad y cantidad, buen funcionamiento, presunción de
venta con garantía y de repuestos y servicios. También regula el Código
de Comercio el saneamiento que debe hacer el vendedor por los vicios
ocultos que tenga el bien (artículos 934 y siguientes del Código de
Comercio), y el saneamiento por evicción (artículos 940 y siguientes del
Código de Comercio).
Lo cierto es que en ninguna parte nuestro Código de Comercio alude
de manera particular la garantía de bienes inmuebles, como sí lo hace el
Código Civil en el Artículo 2060. De este modo, al no regular la situación
concreta de este tipo de bienes y su garantía, se deben aplicar los artículos
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 53
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

2 y 822 que disponen que a las cuestiones comerciales que no pudieran


regularse conforme a ese Código, se aplicarán las disposiciones de la ley
civil. Así por ejemplo, en el caso de la garantía de los bienes inmuebles, la
normatividad a aplicar será la ley civil, es decir el Artículo 2060, tanto si la
relación es civil como si es comercial.

La relación de consumo
Nuestro nuevo Estatuto del consumidor, Ley 1480 de 2011, establece en su
Artículo 2 lo atinente al objeto de la ley. De la lectura de este artículo se
pueden obtener varias conclusiones: a) el ámbito de aplicación del
Estatuto del consumidor se encuentra enmarcado en las relaciones de
consumo; b) de estas relaciones de consumo se deriva una responsabili-
dad en cabeza de los productores y proveedores frente al consumidor; c)
existen sectores de la economía con una regulación especial a los cuales se
aplicará de manera relevante; subsidiariamente, y en lo que no esté
regulado, el Estatuto del consumidor (un ejemplo de esto es el sector
financiero, para el cual existe un estatuto del consumidor financiero; o el
caso de los servicios públicos domiciliarios, donde también existe regula-
ción especial); d) la ley es aplicable a todo producto que se comercialice en
Colombia, sea nacional o importado.
En este artículo reside un concepto esencial que será el que nos
permita distinguir cuándo estamos ante una relación regulada por el
Estatuto del consumidor y cuándo estamos ante un vínculo regulado por
otra normatividad. Dicho concepto es el de la relación de consumo; este,
según la norma, es el que enmarca el ámbito de aplicación de las normas
atinentes al consumidor.
La relación de consumo es un vínculo jurídico que se origina, por un
lado, entre un sujeto que tiene la calidad de consumidor o usuario, y, por
otro lado, con un sujeto que tiene las características propias de un
productor y/o expendedor. De esta manera, para entender qué es una
relación de consumo, debemos estudiar quiénes son el consumidor, el
productor y el proveedor de un bien o servicio, y qué papel juegan en
este vínculo jurídico, definiciones que trae el Estatuto de protección al
consumidor. Veamos.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 54
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

La figura del productor está definida en el Artículo 5 del Estatuto del


consumidor colombiano como la persona que de manera habitual, directa
o indirectamente, diseñe, produzca, fabrique, ensamble o importe produc-
tos. Al utilizar la norma, la expresión “de manera habitual”, se introduce el
elemento de la profesionalidad del proveedor (Giraldo López y otros,
2012, 33). De modo que podemos entender que no será proveedor quien
fabrique, diseñe o produzca bienes de manera ocasional.
De lo anterior se desprende una amplia estela de responsabilidades y
obligaciones existentes en el Estatuto del consumidor, en cabeza de estos
sujetos, todas derivadas de la relación de consumo: la responsabilidad por
productos defectuosos, la responsabilidad por la información, la respon-
sabilidad de garantía, la responsabilidad por la publicidad y la responsabi-
lidad contractual.
Igual que el productor, el concepto del proveedor se encuentra
también en el Artículo 5, de la Ley 1480 de 2011. Prevé la ley que el
proveedor o expendedor es quien de manera habitual, directa o indirecta-
mente, ofrece, suministra, distribuye o comercializa productos con o sin
ánimo de lucro. Dispuesto así, el proveedor debe tener el carácter de
profesional, de modo que, quien ofrezca, suministre, distribuya o comer-
cialice productos de manera ocasional y no profesional, no puede reputar-
se proveedor, por lo que en este tipo de contratos no se entablaría una
relación de consumo.
De su carácter de profesional, igual que lo manifestamos cuando
aludimos al productor, se derivan las responsabilidades y deberes especia-
les antes mencionados para el proveedor o expendedor.
La legislación trae expresamente en la definición de proveedor la
aclaración de que su actividad no debe tener necesariamente un ánimo de
lucro. Este punto es muy importante, puesto que el hecho de proteger a los
consumidores o usuarios, aún en los casos donde no den ningún pago
como contraprestación del producto recibido, incrementa la protección a
ámbitos donde, por el contrario, estos sujetos no tendrían protección. Es
de suma importancia recalcar que la relación existente entre el productor
y el proveedor de un bien no es una relación de consumo.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 55
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

Pasando a la definición de consumidor, la ley dicta que consumidor o


usuario será toda persona natural o jurídica que, como destinatario final,
adquiera, disfrute o utilice un determinado producto, cualquiera sea su
naturaleza, para la satisfacción de una necesidad propia, familiar o
doméstica y empresarial, cuando no esté ligada intrínsecamente a su
actividad económica. Analicemos los elementos de esta definición.
Primero está que el consumidor no necesariamente debe ser una persona
natural; una persona jurídica también puede ser consumidor, siempre y
cuando cumpla con las demás características. Un segundo elemento
apunta a que sólo es consumidor el destinatario final del bien o servicio, de
manera que quien adquiere un bien para reincorporarlo en la cadena de
producción no es consumidor.
Por último podemos ver cómo en la definición de consumidor que
traemos a colación de la Ley 1480 de 2011, dice expresamente que es
consumidor quien “disfrute o utilice un determinado producto, cual-
quiera sea su naturaleza” (subrayas fuera del texto original). De esta
expresión, y de la referencia específica que hace el Estatuto a la protec-
ción en caso de compra de un inmueble -Artículo 8º- hablando del
término de la garantía legal, en tanto esta dispone que “para los bienes
inmuebles la garantía legal comprende la estabilidad de la obra por diez
(10) años, y para los acabados de un (1) año”, es que se infiere con
claridad (a diferencia del Estatuto anterior, donde, a causa del silencio
en torno del tema, se generaban múltiples discusiones) que el adquiren-
te de un bien inmueble es consumidor.
Queda claro, entonces, que para que exista una relación de consumo
debe haber, por un lado, un productor y/o un proveedor, quien profesio-
nalmente y de manera habitual se encargue, bien sea del diseño y fabrica-
ción o de la venta y distribución de bienes o servicios, con o sin ánimo de
lucro; y, por otra parte, un consumidor que adquiera un producto para su
uso personal o doméstico y, en ningún caso, para incorporarlo nuevamen-
te a una cadena de producción, o en ejercicio de una actividad comercial.
Si cualquiera de las partes, es decir productor y proveedor, o consu-
midor, no cumplen con las características dadas por la ley para conside-
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 56
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

rarse como tales, entonces no se configura la relación de consumo y, en


consecuencia, la legislación aplicable será la ley civil o comercial
dependiendo de cada caso20.
Entre el consumidor y el proveedor y/o productor debe existir un
vínculo jurídico que se configura por la adquisición, disfrute o uso de un
producto, bien o servicio que fue diseñado, producido, fabricado,
ensamblado o importado por el productor; u ofrecido, suministrado,
distribuido o comercializado por el proveedor. Con esto no se quiere
decir que necesariamente entre el consumidor final y el productor o
proveedor debió existir un contrato, puesto que de manera clara lo
plantea la definición de consumidor, el que disfrute o utilice el producto
también será consumidor, aunque no lo haya adquirido directamente. De
modo que el vínculo que debe existir entre una parte y otra se da por el
producto, bien o servicio que se consume o usa, pues, es a partir de este
de donde nace la obligación del productor, como fabricante del mismo, o
del proveedor como distribuidor del mismo, de responder frente al
consumidor por este producto o servicio.

Garantía de los bienes inmuebles en el Estatuto del consu-


midor, Ley 1480 de 2011
El Estatuto del consumidor, Ley 1480 de 2011, plantea un gran avance en
el tema de las garantías con respecto a la normatividad anterior de
protección del consumidor, Decreto 3466 de 1982. Cabe destacar que
habiendo entrado a regir el nuevo Estatuto del consumidor hace solo 2
años, el 12 de abril de 2012, todas las relaciones jurídicas entabladas entre
proveedores, productores y consumidores antes de la entrada en vigencia
del nuevo Estatuto se rigen por la anterior normatividad. En virtud de lo
anterior, la regulación sigue teniendo gran importancia en nuestro país.
Es menester recalcar que en ningún momento el anterior Estatuto del
consumidor hacía referencia a la garantía en los bienes inmuebles, por lo

20 Superintendencia de Industria y Comercio (2012). Concepto bajo radicado 12-128862 de 1 de


agosto de 2012. Por: William Antonio Burgos Durango. Jefe Asesor de la oficina jurídica, p.4.
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Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 57


La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

que grandes dudas y vacíos sobre si esta normatividad era o no aplicable a


este tipo de bienes (Giraldo López y otros, 2012, 47). Como si fuera poco,
existían posturas que consideraban que la garantía decenal del Artículo
2060 tampoco era extensiva a los consumidores, sino que por ser sólo
aplicable al contrato de confección de obra material, el único sujeto con
legitimación para reclamar era el dueño del terreno, quien contrataba la
construcción de la obra; esta era, por ejemplo, la postura de la Cámara
Colombiana de la Construcción (Camacol).
Lo cierto es que la Superintendencia de Industria y Comercio planteó
en varios conceptos que al adquirente de bienes inmuebles sí le era
aplicable el Estatuto del consumidor anterior, pero que la garantía en
inmuebles era la garantía legal general para los bienes no perecederos, que
era apenas de doce meses contados a partir de la entrega del bien, lo cual
es sumamente desigual en relación con el término que tenía el dueño del
terreno para reclamar por la garantía, de modo que en muchos casos el
consumidor accionaba con base en el Artículo 2060, aunque, como ya se
dijo, existía la tesis que consideraba que era antitécnico, impropio y no
extensiva a este sujeto. Ahora con el nuevo Estatuto del consumidor estas
discusiones parecen resueltas y como se ha dicho es claro que el adquiren-
te de bienes inmuebles, cuando ostente la calidad de consumidor, tiene la
especial protección de esta ley.
El Título III del Estatuto del consumidor regula el tema de las garan-
tías. Este título está conformado por 11 artículos que intentan abarcar
plenamente el tema de las garantías, tanto de bienes como de servicios,
cuando existe una relación negocial que se pueda catalogar como una
relación de consumo. La norma inicia dando una definición de lo que es la
garantía legal, y dispone que la misma:
Es la obligación, en los términos de esta ley, a cargo de todo productor y/o
proveedor de responder por la calidad, idoneidad, seguridad y el buen
estado y funcionamiento de los productos. En la prestación de servicios
en el que el prestador tiene una obligación de medio, la garantía está
dada, no por el resultado, sino por las condiciones de calidad en la
prestación del servicio, según las condiciones establecidas en normas de
carácter obligatorio, en las ofrecidas o en las ordinarias y habituales del
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La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

mercado. PARÁGRAFO. La entrega o distribución de productos con


descuento, rebaja o con carácter promocional está sujeta a las reglas
contenidas en la presente ley.
Miremos las características de garantía:
1. Es una obligación,
2. Es por un determinado periodo de tiempo;
3. Está a cargo de todo productor y/o proveedor solidariamente.
La solidaridad de estos sujetos se puede leer claramente en el Artículo
10 de la ley. Hablando de los responsables de la garantía legal, dice expre-
samente que ante los consumidores la responsabilidad derivada de la
garantía legal está solidariamente en cabeza de proveedor y productor21.
En el caso concreto, la solidaridad del productor y proveedor frente al
consumidor es declarada legalmente por medio de una norma de orden
público, lo que quiere decir que estos no pueden pactar en contrario, ni los
obligados alegar que van a cumplir parcialmente la misma o solicitar que
se le exija al otro.
La obligación de la garantía implica responder por la calidad, idonei-
dad, seguridad y buen estado y funcionamiento de los productos. Según la
norma transcrita, el productor y el proveedor, de manera solidaria, no solo
deben responder por el óptimo funcionamiento del producto, sino que
además deben responder por la calidad del mismo, calidad que no sólo va a
depender de las características que le son propias, sino además de las
características que se suministren en la información que se ofrece del
producto al público; esto quiere decir que si, vía publicidad, al consumidor
se le informa que el producto que va a adquirir tiene una u otra caracterís-
tica, este producto debe cumplir con lo dicho por el productor, pues está
implícito dentro de la calidad del producto cumplir con todo lo que vía
propaganda o publicidad se le diga al consumidor. A lo anterior se suma el
hecho de que estos sujetos deben responder al consumidor por todo
producto que no cumpla las funciones para las cuales fue creado, y por
todo aquel que cause un daño al consumidor en situaciones normales de

21 Ley 1480 de 2011. Art. 1º Responsables de la garantía legal.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 59


La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

uso e instalación. Claro que estos no son aspectos que están incluidos
dentro del concepto de garantía, sino en el derecho de seguridad, que
tienen los consumidores en los términos de la ley:
1. En el entendido de que es comprendido el concepto de garantía y
qué aspectos del bien o servicio se deben garantizar, pasa la norma
a regular el término de la garantía legal. Dicta la norma en sus
artículos 8 y 9 lo atinente al término de la garantía legal. Para
determinar el término de garantía que tiene cada producto o
servicio, la ley consagra varios criterios. El término de garantía
será el que dicte la ley o la autoridad competente. Si bien la
mayoría de productos y servicios no tiene una ley especifica que
diga cuál es el término para su garantía, la Superintendencia de
Industria y Comercio, como autoridad competente, tiene una
circular que se denomina Circular Única, donde ha regulado
términos de garantía mínima para algunos productos como son
los automóviles, los bienes no perecederos, etcétera.
2. El segundo criterio para determinar el plazo de la garantía,
cuando no existe una ley que disponga un lapso de tiempo
obligatorio, será el que discrecionalmente le otorgue el productor
y o proveedor al bien o servicio.
3. Por último, y en caso de que el productor o proveedor no den un
término para la garantía, entonces se aplica una presunción legal
de que éste será de un año para productos nuevos no perecederos,
o hasta la fecha de vencimiento para productos perecederos.
Si el producto ya no es nuevo, pero está dentro del tiempo de la
garantía, el nuevo adquirente podrá hacer uso de la misma hasta que acabe
el término; si al contrario, expiró el tiempo de la garantía, se podrá vender
sin esta, pero informando de esta circunstancia al consumidor, quien
deberá aceptarlo expresamente. De no ser así, la ley presume nuevamente
que la garantía es de tres meses.
Dice la norma, tal como lo analizamos en el capítulo de la garantía en el
Código Civil, que el término de la misma comienza a correr a partir de que
se da la entrega del bien, y se suspende cuando en uso de la misma se priva
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 60
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

al consumidor del producto, lo que sucede, por ejemplo, cuando el consu-


midor hace una reclamación al productor o proveedor por un mal funcio-
namiento de producto, y este último, en aras de su reparación, se queda
con él por un tiempo durante el cual se entenderá que estuvo suspendida la
garantía; es decir, que no contará dentro del tiempo de la garantía total que
tiene el producto. Cuando, por no poderse reparar, o porque las partes así
lo pacten, se da al consumidor el cambio del producto por otro nuevo, este
tendrá su propia garantía; para ello, se determinará su duración teniendo
en cuenta las reglas antes mencionadas.
Para analizar los aspectos incluidos en la garantía legal regulada en el
Estatuto del consumidor, es necesario remitirse al Artículo 11 mediante el
cual se regula lo pertinente al tema. En este artículo la ley dicta las disposi-
ciones sobre las obligaciones que corresponden al productor y/o provee-
dor por la garantía legal de bienes y de servicios.
La primera obligación que tienen el productor y/o proveedor con el
consumidor, cuando un producto presenta una falla, es el de la reparación;
es decir, corregir el defecto o remediar la falla, lo que incluye el transporte
del bien al lugar donde se va a reparar y el suministro de los repuestos o
partes para la reparación. Como especifica el Estatuto en su artículo 8, en
caso de que en la reparación exista cambio de piezas o partes del bien,
estas tendrán su propia garantía, y si el bien no admite reparación, se
procederá a la devolución del dinero o a su reposición. Posterior a la
primera reparación, y en caso de que el bien vuelva a fallar, entonces el
consumidor podrá elegir si desea que lo vuelvan a reparar, que devuelvan
el precio pagado o que le cambien el bien por otro.
La redacción del artículo parece problemática, pues, cuando mencio-
na la devolución del precio y del cambio del bien, afirma que puede ser
total o parcialmente, pero no en qué casos la devolución será total y en qué
casos parcial, o en qué casos el cambio del bien será total y en qué casos
parcial. De esta manera, el criterio será a elección de las partes, de donde
muy probablemente se suscitarán controversias.
El hecho de que la ley especifique que el nuevo producto, en caso de
cambio o reposición, debe reunir similares características o especifica-
ciones técnicas, y en ningún caso inferiores al producto por el cual se
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La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

generó la garantía, es supremamente apropiado y protector de los


derechos del consumidor, puesto que así el productor o proveedor que
están respondiendo por la garantía no pueden responder, aduciendo que
el nuevo producto es del mismo precio, o que es igual de bueno al ante-
rior, sino que debe, necesariamente, probar al consumidor que las
características y especificaciones del producto son similares y/o supe-
riores a las del otro producto.
Haciendo referencia a las garantías en general, es importante anotar
que las causales por las que al proveedor o productor se les puede exone-
rar de la obligación de responder por la garantía de un producto, están
expresa y taxativamente señaladas en la ley, más específicamente en el
Artículo 16 del Estatuto del consumidor. Dichas causales de exoneración
son las generales para la exoneración de la responsabilidad, es decir:
fuerza mayor, caso fortuito, culpa exclusiva de un tercero y culpa exclusiva
de la víctima. A esta última la ley la señala como “el uso indebido del bien
por parte del consumidor” o como “[q]ue el consumidor no atendió las
instrucciones de instalación, uso o mantenimiento indicadas en el manual
del producto y en la garantía”, causal que no puede alegarse si no se ha
suministrado manual de instrucciones de instalación, uso o mantenimien-
to en idioma castellano al consumidor.
Se observa que las causales de exoneración para responder por la
garantía para el productor y proveedor tienen algo en común: es necesa-
rio demostrar que el defecto surgió por un hecho totalmente ajeno a su
responsabilidad, extraño a su órbita de control, es decir, que es una
responsabilidad objetiva22.
Por último, el Artículo 58 de la ley establece que el término máximo
para interponer la acción de garantía es a más tardar al año siguiente a la
expiración de la garantía. En otras palabras, si bien el daño o defecto del
bien tuvo que haber ocurrido dentro del término de la garantía, la acción
puede interponerse hasta dentro del año siguiente a la expiración del
término de la misma.

22 Superintendencia de Industria y Comercio.(2012). Concepto bajo Radicado 12-213082-


00001-0000. Por William Antonio Burgos Durango, jefe asesor de la oficina jurídica. Recuperado
de www.sic.gov.co/conceptos.

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La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

De la garantía en los bienes inmuebles en el nuevo


Estatuto de protección al consumidor, Ley 1480 de 2011
y su decreto reglamentario 735 de 2013
En el Artículo 8 de la Ley 1480, respecto del término de la garantía legal,
específicamente en su inciso 5, se puede leer: “Para los bienes inmuebles
la garantía legal comprende la estabilidad de la obra por diez (10) años, y
para los acabados un (1) año.” Visto así, el Estatuto del consumidor
confirma la garantía decenal que trae el Código Civil y adiciona algo
nuevo, esto es, un año de garantía para los acabados, adición que resulta
novedosa, puesto que la garantía decenal del Código Civil solo compren-
de fallas en el suelo, en los materiales o en la construcción, y en ningún
momento refiere a acabados, pues al ser el Estatuto del consumidor una
normatividad protectora y garantista, esta es una de las muchas noveda-
des que presenta.
En este sentido, la ley estableció una garantía mínima legal de 10 años
para la estabilidad de la obra, y de un año para los acabados, término que
no puede ser disminuido en ningún caso. Sobre la estabilidad de la obra,
esta puede verse afectada, principalmente, por tres situaciones: proble-
mas de los suelos, problemas de materiales, o problemas de construcción;
los constructores y vendedores deberán responder por cualquiera de
ellas. Para los acabados, se debe responder no solo por los internos de la
vivienda (puertas, ventanas, etcétera), sino también por lo que hace parte
de las zonas comunes, en caso de que el inmueble haga parte de una
propiedad horizontal (Giraldo López y otros, 2012, 48).
Antes de la expedición del decreto reglamentario de garantía legal 735
de 2013, teníamos una regulación única para el tema de las garantías en el
Estatuto del consumidor; es decir, que la ley no establecía diferencia entre
la reglamentación hecha para bienes muebles y para bienes inmuebles, de
manera que durante el año que demoró el gobierno en reglamentar este
tema, nos remitíamos a las reglas generales del Artículo 11 de la ley para
determinar qué aspectos se entendían incluidos en la garantía legal de
bienes inmuebles.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 63
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

Hoy, después de la reglamentación que hace el Decreto 735, existe más


claridad sobre qué aspectos se incluyen en la garantía legal de bienes
inmuebles y cuál es el procedimiento para reclamarla. Veamos qué dice
este decreto, y que problemáticas suscita.
La garantía legal para bienes inmuebles se encuentra regulada en el
Artículo 13 del citado decreto, norma que hace una distinción entre la
reclamación de garantía, cuando se trata de deficiencias en los acabados, y
cuando se trata de problemas de estabilidad. En ambos casos, lo primero
que prevé la ley es que se debe hacer, dentro del término de la garantía, una
reclamación por escrito al productor o expendedor, donde se explique el
daño o defecto del bien. Una vez presentada, el destinatario, por una parte,
expide una constancia de recibido de la misma; por la otra, en los cinco días
hábiles siguientes debe realizar una visita de verificación al inmueble para
revisar y detectar la entidad del daño alegado.
De entrada, el decreto allega un requisito que no traía el Estatuto del
consumidor, particularmente en la reglamentación general de las
garantías, esto es, que la reclamación debe presentarse por escrito ante
el productor o expendedor, explicando el daño o defecto del bien o
acabado. Ahora, el hecho de que ponga un término perentorio de cinco
días al constructor para que verifique la entidad de la avería, es suma-
mente protector y acertado, ya que dejarlo al arbitrio de este último,
seguramente terminaría en procesos de revisión sumamente demora-
dos y poco efectivos.
Ahora, dice la norma que cuando la solicitud refiera a los acabados y
las líneas vitales, el productor o expendedor deberá responder igualmen-
te por escrito al consumidor, dentro de los diez días hábiles siguientes a la
visita de verificación del objeto del reclamo, término que podrá prorro-
garse por un periodo igual al inicial cuando el reclamo revista cierta
complejidad. En todo caso, esta situación deberá ser informada por
escrito al consumidor.
En el primer párrafo del artículo que estamos estudiando, el legislador
explica qué significa la expresión líneas vitales, entendiéndose por estas la
infraestructura básica de redes, tuberías o elementos conectados o
continuos que permiten la movilización de energía eléctrica, combustible
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 64
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

o agua. Puesto en estos términos, el legislador equipara la reclamación por


acabados con la reparación con líneas vitales, lo que a nuestro parecer trae
gravísimos problemas como se explica a continuación. Continúa la norma
explicando que si después de realizada la visita se encuentra que efectiva-
mente existe un daño a reparar, se dará por escrito respuesta positiva al
consumidor, después de la cual tendrá el constructor 30 días hábiles para
repararlo, y, en caso de que se repita la falla, el consumidor puede a su
arbitrio solicitar nueva reparación o reposición del acabado o línea vital o
la devolución del dinero pagado.
Es posible inferir, entonces, que es ilógica la equiparación que hace el
legislador de los acabados con las líneas vitales, pues, si bien la regulación
es perfectamente aplicable a los primeros, no es así para las segundas.
Pensemos en una puerta o el piso de madera de una casa, dañados; en este
caso, se puede hacer la reparación o un cambio o la solicitud de devolución
del dinero pagado por el acabado, pero ¿cómo es posible que el consumi-
dor, en caso de que se repita la falla de la línea vital, solicite la devolución
del dinero?, ¿entonces, el inmueble se quedaría sin red de agua, gas o
electricidad? Parece una situación sin sentido y por esta razón afirmamos
que el legislador cometió un error al hacer igual reglamentación para
casos visiblemente desiguales.
Frente a la reclamación por la afectación de la estabilidad de la
estructura del inmueble, dicta la norma que el productor o expendedor
deberá responder por escrito al consumidor, dentro de los treinta días
hábiles siguientes a la realización de la visita de verificación, término que
podrá ser prorrogado en los mismos términos antes descritos. A partir de
la fecha de la respuesta positiva dada al consumidor, se tendrá un plazo
igual al que dicten los estudios técnicos hechos para definir la solución a
implementar. Posteriormente, dicta la norma que de no ser posible la
reparación del inmueble para restituir las condiciones de estabilidad que
permitan la habitabilidad del mismo, el productor o expendedor del bien
procederá a la devolución del valor total recibido como precio del bien; es
decir, devolverá el dinero pagado por el bien inmueble debidamente
actualizado según el IPC. Una de las preguntas más relevantes que existían
antes de la reglamentación es que iba a suceder con la devolución del
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 65
La garantía de los bienes inmuebles en la legislación colombiana

dinero, ya que en el caso de los bienes inmuebles existen múltiples factores


que complican este asunto, factores como son los impuestos, y los créditos
hipotecarios. Pues bien, el decreto se pronuncia al respecto.
Dicta la norma que en caso de existir crédito financiero, el productor o
expendedor reintegrará al consumidor, tanto el valor cancelado por
concepto de la cuota inicial, así como la totalidad de las sumas de dinero
canceladas por concepto de crédito a la entidad financiera correspondien-
te, debidamente indexado con base en la variación del IPC. Así mismo,
deberá cancelar a la entidad financiera el saldo total pendiente del crédito
suscrito por el consumidor.
De esta manera, la norma soluciona el problema de los créditos
hipotecarios y, posteriormente, dicta que una vez el consumidor reciba el
reintegro de su dinero, deberá restituir el material y legalmente el
dominio del bien al constructor, libre de gravámenes y deudas de impues-
tos, canon de administración o arrendamiento. Los gastos de la escritura
pública y registro para el reintegro del bien inmueble correrán por cuenta
del productor o expendedor.
En definitiva, la norma guarda silencio con el tema del cambio del bien
inmueble por otro, quedando en el aire la pregunta de si al no reglamentar-
lo es porque no es posible, para el caso de los bienes inmuebles, o si
simplemente fue un olvido del legislador. Lo cierto es que el silencio en
este aspecto puede llegar a convertirse en una clara desprotección, que es
precisamente lo que en un tema como estos se debería evitar.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 66


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67
Conceptos
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septiembre de 2012. Por: William Antonio Burgos
Durango. Jefe asesor de la oficina jurídica. Recuperado
de www.sic.gov.co/conceptos
Superintendencia de Industria y Comercio. (2012).
Concepto bajo Radicado 12- 125432-00000-000 de
2012. Por: William Antonio Burgos Durango. Jefe asesor
de la oficina jurídica Recuperado de
www.sic.gov.co/conceptos
Superintendencia de Industria y Comercio. (2012).
Concepto bajo Radicado: 12-213082-00001-0000. Por:
William Antonio Burgos Durango. Jefe asesor de la
oficina jurídica. Recuperado de
www.sic.gov.co/conceptos
Superintendencia de Industria y Comercio. (2012).
Concepto con radicado: 12-211701-00001-0000. De
2012. Por William Antonio Burgos Durango. Jefe asesor
de la oficina jurídica. Recuperado de
www.sic.gov.co/conceptos

Normativa
Código Civil Colombiano [CCC]. Ley 57 de 1887. Abril 15
de 1887 (Colombia).
Código de Comercio Colombiano [CCC]. Decreto 410 de
1971 (Colombia).
Estatuto del consumidor anterior. Decreto 3466 de
1982. (Colombia).
Decreto 1753 de 1194 por el cual se reglamentan las
licencias ambientales.
Ley 675 de 2001, por medio de la cual se expide el
régimen de Propiedad Horizontal.
Ley 791 de 2002, por medio de la cual se reducen los
términos de prescripción.
Ley 1229 de 2008, por medio de la cual se modifica la
Ley 400 de 1997 que regula el tema de construcciones
sismorresistentes.
Actual Estatuto del consumidor, Ley 1480 de 2011
Decreto 735 de 2013

68
Sentencias
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil.
Radicado expediente: 25899 3193 992 1999 00629 01,
Sentencia de 30 de abril de 2009. Magistrado Ponente:
Pedro Octavio Munar Cadena.
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,
Radicado Expediente. Nº 5000131030011999-04421-
01 de 3 de mayo de 2005. Magistrado Ponente: Cesar
Julio Valencia Copete.
Corte Constitucional Colombiana, Sentencia C-973 del
13 de noviembre de 2002. M.P.: Álvaro Tafur Galvis.
Corte Constitucional Colombiana. Sentencia C 1141 de
2000. Magistrado Ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz.
Vínculos web
http://www.consumoteca.com/familia-y-
consumo/garantia/garantia-legal revisado el 24 de
marzo de 2013.

69
Protección contractual
al consumidor:
una mirada desde la
defensa frente a las
cláusulas abusivas*
Julián E. Ospina Gómez**
Estudiante de Derecho
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad de Antioquia.

Introducción

L a realización de un estudio de la institución de las cláusulas abusi-


vas, teniendo como punto de enfoque la regulación de estas dentro
del Nuevo estatuto del consumidor (Ley 1480 de 2011), es el
propósito que se busca. Para ello, se parte del análisis de la noción clásica
de contrato, para entender las cláusulas abusivas como una intervención
del Estado dentro del ámbito de la autonomía de la voluntad privada,

* Este artículo es resultado de la ponencia homónima presentada el día el 8 de noviembre del 2013
con motivo del II Encuentro de Semilleros de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Tal
ponencia y el presente artículo son también el resultado del proyecto de investigación
“Modificación a la teoría del contrato en virtud de la protección de los derechos de los
consumidores y de la constitucionalización del derecho privado” adscrito al grupo de
investigación “Derecho y Sociedad” de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la
Universidad de Antioquia, inscrito en el Sistema Universitario de Investigación, mediante el acta
#10 del año 2013.
** Estudiante en formación en el proyecto de investigación “Modificación a la teoría del contrato
en virtud de la protección de los derechos de los consumidores y de la constitucionalización del
derecho privado”, miembro del Semillero de Investigación en Derecho de los Consumidores de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia.
Protección contractual al consumidor

teniendo en cuenta la desfiguración que sufre este concepto en la actuali-


dad. Finalmente, se efectúa un análisis legal de reglamentación de las
cláusulas abusivas en el Estatuto, aportando para ello el ámbito de aplica-
ción y la sanción prevista para las mismas, sin perder de vista, como punto
de referencia, los derechos reconocidos al colectivo de consumidores.

Surgimiento de la noción clásica de contrato


Una revolución, para configurarse como tal, debe generar un cambio
profundo de los paradigmas sobre los que está estructurada la sociedad de
determinada región y época. Cuando se habla de revolución, no puede
evitarse pensar en el esquema ideal que proporcionó la Revolución
Francesa a los demás movimientos sociales que se dieron después de esta,
por cuanto este hecho histórico estatuyó los pilares básicos sobre los
cuales se estructuraría la sociedad de Occidente. Pese a haber transcurri-
do más de 200 años desde que se dio este suceso, aún nuestras sociedades,
para regularse, siguen haciendo uso de las instituciones creadas a raíz de
los postulados proclamados por los revolucionarios franceses del siglo
XVIII. De estas instituciones, una en especial se transformó para darle la
posibilidad a los ciudadanos, como sujetos inmersos en una sociedad
dinámica, de normar las relaciones que estos entablaban: el contrato
(Echeverri, 2010). Esta transformación giró en torno a la relevancia que se
le concedió a la autonomía de la voluntad para regular la vida privada de
los hombres, dotando los acuerdos consensuales de fuerza normativa
similar a la de la ley (Herrera, 2012). Por este motivo, el Estado adoptó un
carácter protector frente estos acuerdos, tutelando el interés privado por
medio de la posibilidad con la que contaban los contratantes para, frente al
incumplimiento, rogar la ejecución coactiva de lo pactado.
Como perfecta conjunción de los ideales imperantes en la época, el
contrato contaba con la virtualidad de ser fiel representación de dos
principios fundamentales de la Revolución: la igualdad y la libertad
(Duque, 2008). Se consideraba que haciendo uso de la razón, los ciudada-
nos contaban con la posibilidad de contratar con otros, en condiciones de
igualdad, para así lograr la satisfacción de su interés privado (Echeverri,
2010). Así, por medio de esta institución, a los hombres se les reconocía la
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 71
Protección contractual al consumidor

libertad para definir la forma en que estos se relacionan en comunidad;


cada individuo era considerado como “legislador de su propio interés”.
Tal individualismo jurídico era una de las notas características del
liberalismo político en el cual se inspiraba la Revolución; el rey ya no era
considerado el dueño de la vida de sus súbditos; ahora, cada hombre es
considerado como propietario de la suya y es libre para administrarla de la
forma en la que lo considere más conveniente. De otro lado, considerado al
hombre de este modo, el liberalismo económico no consentía en la idea de
que el Estado interviniera en la forma en que este se desenvolvía en el
intercambio comercial (Stiglitz, 1998).
Si se consideraba que todos los hombres se encontraban en condiciones
de igualdad, estando amparados por la razón, estos eran plenamente
capaces de brindar autotutela a sus intereses dentro del mercado. La función
del Estado, tomando únicamente como referencia el papel de este dentro las
negociaciones contractuales de los ciudadanos, estaba restringida a los
motivos que pudiesen afectar el orden público, siendo la violación de la ley
imperativa la principal afección de este, y siempre propendiendo por que
dicha intervención se redujera al mínimo posible (Echeverri, 2010).
De esta forma, el derecho se encontraba diezmando como un instru-
mento para limitar la autonomía de la voluntad de los particulares. Esto se
hace evidente en las características de la legislación de la época, en la cual
el ordenamiento, salvo algunas excepciones, era de carácter meramente
supletivo; es decir, que solo entraba a regular las situaciones sobre las
cuales las partes no se habían pronunciado (Echeverri, 2010). Sin embar-
go, aunque la concepción clásica del contrato respondía en cierta medida a
las contingencias de la época en que se formuló (no hay que olvidar que la
Revolución Francesa, ante todo, fue una revolución burguesa), esta es
prácticamente obsoleta en la actualidad en donde la presunta igualdad
vanagloriada en los albores del siglo XVIII no es más que una declaración
formal de un ideal político prácticamente imposible. Teniendo la inexis-
tencia material de este derecho como fundamento, es que las constitucio-
nes que vieron la luz en el siglo XX obligan al Estado a adelantar medidas
positivas en orden de alcanzar este objetivo.
Para lograr tal transformación, en cuanto a la concepción liberal del
derecho fundamental a la igualdad, lastimosamente, la humanidad tuvo
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 72
Protección contractual al consumidor

que aguardar un largo periodo de tiempo, atravesado por dos guerras


mundiales (y las depresiones económicas que les subsiguieron), después
de las cuales se generó consciencia de que teniendo en cuenta el cambio
que había sufrido la sociedad era necesario repensar los postulados
básicos sobre los que se erguía el Estado de derecho, dando lugar a su
mutación para agregar un componente “social” al mismo.
Un suceso determinante de la mencionada transformación social que
tiene lugar a la par con la Revolución Francesa es la Revolución Industrial.
Iniciada en Inglaterra y más tarde difundida por toda Europa, dio lugar a
una evolución de los medios de producción agrícola y artesanal, para luego
ceder frente a la producción industrial o masificada (Herrera, 2012). Tal
desarrollo, respecto de la forma en que el trabajo humano como factor de
producción era utilizado, provocó un cambio radical en el modo en la que
se gestaron las relaciones sociales a inicios del siglo XIX, siendo los más
perturbados el sector laboral y comercial.
Haciendo uso de los ideales liberales de la Revolución Francesa, el
nuevo modelo económico imperante a partir de la Revolución Industrial
tuvo como consecuencia la acumulación de grandes cantidades de capital
en manos de una pequeña porción de la población, como consecuencia de la
masificación de la producción, por tanto, de la masificación del consumo.
El contrato siguió teniendo el lugar de privilegio como instrumento a
través del cual se hacía posible realizar el intercambio económico, pero su
estructura debió ser modificada. Teniendo en cuenta la multiplicidad de
relaciones jurídicas que tranzaban los empresarios, no era posible que al
momento de realizar determinada transacción económica, estos negocia-
ran personalmente el contenido del contrato con el adquiriente del bien
que él producía (Herrera, 2012). Así, surgió el contrato de adhesión; en él,
una de las partes prerredactaba el clausulado del negocio, dejando a la
otra, únicamente, la posibilidad de aceptar o negarse a contratar bajo las
condiciones impuestas (Echeverri, 2010).
Sin embargo, y debido a que en las sociedades liberales la autonomía
de la voluntad privada hacía las veces de coto vedado para la injerencia del
Estado, no pasó mucho tiempo antes de que las empresas comenzaran a
hacer uso del contrato de adhesión para desbalancear las cargas que los
contratantes asumían en virtud de este, teniendo presente que, como se
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Protección contractual al consumidor

dijo con anterioridad, gran parte del ordenamiento jurídico, cuando de la


autonomía de la voluntad privada se trataba, no contaba sino con un
carácter supletivo (Herrera, 2012).
Bajo esta coyuntura, y sumados los estragos económicos y sociales
dejados por las dos guerras mundiales, se empezó a vislumbrar una
polarización de los sujetos de mercado, empresarios y adquirentes, en
donde los primeros contaban con las herramientas jurídicas y económicas
necesarias para imponer su voluntad sobre los segundos; esto, sin contar
que eran los empresarios quienes disponían de los bienes que la población
precisaba para su manutención. Así, se fue materializando un amplio
abismo entre estos agentes económicos, teniendo como principal caracte-
rística de tal distanciamiento la capacidad negocial con la que contaban los
mismos (Duque, 2008).
Sin embargo, este panorama sigue precisando de un elemento para
completar la dinámica actual del mercado: la publicidad. Como una de
sus distintas funciones, la publicidad se encargaba, y lo sigue haciendo,
de transmitir a las masas un modelo ejemplar de vida. Por medio del uso
del marketing y de los mass media, los empresarios logran mudar los
hábitos, aficiones y gustos de la población, creando nuevas “necesida-
des” en el inconsciente del cúmulo de los posibles adquirentes, de forma
que estas se adecúen a los bienes que ellos producen o los servicios que
ofrecen (Duque, 2008).
La masificación de la producción, unida al ideal de desarrollo social
como un proceso de historicismo dialéctico, tuvo como consecuencia,
además de las ya enunciadas, la evolución del objeto mismo de dicha
actividad; se comenzaron a producir bienes, cuya función ya no sólo recaía
sobre la satisfacción de determinada necesidad humana básica o de
supervivencia, sino que se les dio a estos una connotación de prestigio
social (Duque, 2008). De este modo, poseer determinada clase de bienes
dotaba a su adquirente de un estatus que denotaba la idea de éxito.
Las necesidades aludidas se encuentran asociadas a un estado de
placer ideal, por lo que, consecuentemente, los bienes que las satisfacen
cuentan con un valor simbólico que sobrepasa el valor objetivo del bien en
sí mismo (Weingarten, 2004). La búsqueda para alcanzar dicho estado de
placer ejerce sobre los individuos una presión social, bien sea consciente o
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Protección contractual al consumidor

inconscientemente. Como resultado, conlleva a la disminución de la


capacidad de raciocinio del adquirente, por lo que este, en la mayoría de
los casos, no dudará u opondrá resistencia frente a las condiciones a las
que se deba someter para alcanzar el estatus de vida deseado.
Que a partir del bombardeo publicitario, prácticamente se anule el
juicio y el discernimiento del consumidor, unido al hecho de que por lo
general este contrate, en virtud de contratos de adhesión, hace de este un
sujeto de especial protección para el ordenamiento jurídico, Por ello, el
Estado, como eventualmente lo hizo con los incapaces civiles, ha de invadir
la esfera de la autonomía de la voluntad de estos sujetos de mercado para,
de este modo, evitar que la liberalidad económica llegue al punto que
pueda afectar el orden económico y social de la comunidad.

Intervención estatal en la economía


La intervención estatal en la economía es un rasgo característico de la
categorización de este como un “Estado social de derecho”. En su Artículo
58, la Constitución colombiana consagra la prevalencia del interés general
sobre el interés privado que ha de ser interpretado de la mano del Artículo
333, por cuanto este, en respuesta a la transformación que sufrió la
economía colombiana a partir de la apertura económica que se dio en la
década de los años 90, ordena la subordinación de la libertad económica al
bien común. De acuerdo con la doctrina de la Corte Constitucional (Sen-
tencia C-150 de 2003 y C-909 de 2012), la intervención del Estado en la
economía se puede dar como respuesta al cumplimiento de diferentes
funciones, subsumidas en cuatro ejes fundamentales: (i) una función de
redistribución de ingreso y de la propiedad, (ii) una función de estabiliza-
ción económica, (iii) otra de regulación económica y social de múltiples
sectores y actividades específicas, según los diversos parámetros trazados
en la Constitución, y (iv) una función que reúne las anteriores y está
encaminada a asegurar la “función social” de la propiedad, de la libertad de
empresa, de la iniciativa privada y de la actividad económica. De esto se
puede concluir que teleológica e históricamente el Estado ha intervenido
en la economía, en búsqueda de la protección social, de la redistribución
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Protección contractual al consumidor

de la riqueza o de la estabilización económica. El derecho de los consumi-


dores comporta un excelente ejemplo de tal intervención, principalmente,
desde la perspectiva social de la misma.
Como una de las funciones de la intervención en la economía, el Estado
instituye los requisitos de formalización y funcionamiento de los actores
económicos y fija las reglas de juego del mercado o de un sector económi-
co. De esta forma, el Estado, en tanto interviene en la economía para
determinar el alcance de varios derechos económicos, tales como la
misma libertad de empresa, puede fijar reglas relativas a la responsabili-
dad, tanto contractual como extracontractual, la función de la propiedad y,
en especial, la libertad de contratación; e, igualmente, le es posible regular
la competencia económica, los abusos de posición dominante y definir las
prácticas restrictivas de las mismas.
Cuando en algunos sectores de la economía, la función de regulación
está encaminada a mitigar la desigualdad material de los ciudadanos, esta
comprende una multiplicidad de normas enfocadas a hacer de la interven-
ción una herramienta estructural, instrumental y procedimental que
propenda por alcanzar esta finalidad, es decir, lograr la protección de los
derechos de los sectores sociales “débiles”.
Teniendo en cuenta lo anterior, si se retoma la jurisprudencia de la
Corte Constitucional (Sentencia C-1141 de 2000, C-973 de 2002 y T-145
de 2004) y esta se compara con una lectura general del Estatuto del
consumidor, es evidente el carácter tuitivo y poliédrico de este ámbito de
regulación jurídica conformado tanto por normas de carácter sustancial
como por normas de índole procesal, sancionatoria e incluso participativa.
Que la normativa clásica del derecho privado (Código Civil y Código de
Comercio) provenga de un periodo preconstitucional, tiene como conse-
cuencia que esta no se encuentra permeada por los derechos y principios
superiores que la Constitución de 1991 trajo consigo, entre otras, la
solidaridad y el carácter social del Estado. Por este motivo, se ha vuelto
necesario actualizar la legislación para lograr que los postulados básicos
que ha adoptado Colombia como un Estado social de derecho queden
inmersos en sistema jurídico, en su integridad, desde la legislación, hasta
el ejercicio de la autonomía de la voluntad privada de los particulares.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 76
Protección contractual al consumidor

Control estatal a la autonomía de la voluntad


privada: prohibición de las cláusulas abusivas
La Ley 1480 de 2011 se configura como un instrumento jurídico dotado de
herramientas por medio de las cuales se hace posible materializar la
protección que desde el Artículo 13 de la Constitución Política debe
brindar el Estado a aquellos grupos o individuos que se encuentren en
situaciones de debilidad manifiesta, siendo ejemplo de estos el colectivo
de los consumidores.
Entre su articulado, esta ley contiene una multiplicidad de disposicio-
nes que propenden por garantizar la eficiencia de los derechos que la
misma consagra en su Artículo 3. La defensa frente a las cláusulas abusivas
hace parte del conjunto de medidas adoptadas por el estatuto, para
proteger al consumidor de los efectos nocivos que puede causar la libre
contratación dentro de un mercado como el actual.
Particularmente, la regulación contenida en la Ley 1480 se diferencia
del antiguo Estatuto del consumidor (Decreto 3466 de 1982), en cuanto la
nueva norma en su Artículo 42, inciso primero, ofrece una conceptualiza-
ción de lo que puede ser entendido como una cláusula abusiva. La norma
reza: "Artículo. 42-.Son cláusulas abusivas aquellas que producen un
desequilibrio injustificado en perjuicio del consumidor y las que, en las
mismas condiciones, afecten el tiempo, modo o lugar en que el consumidor
puede ejercer sus derechos. Para establecer la naturaleza y magnitud del
desequilibrio, serán relevantes todas las condiciones particulares de la
transacción particular que se analiza".
Así, de acuerdo con la clasificación que ha sido adoptada por la doctrina
en cuanto al examen de este tipo de disposiciones, es posible encasillar la
regulación contenida en la Ley 1480 de 2011 sobre esta materia, como un
control a partir de una “cláusula abierta”. Este mecanismo se caracteriza
por dar la potestad al juez para valorar aquellas cláusulas acusadas de
abusividad, a partir de una conceptualización que parte de criterios
generales. Por lo tanto, como se desprende de la lectura del artículo citado,
es necesario que el operador jurídico realice el “juicio de abusividad”
teniendo en cuenta todas las circunstancias que rodean el negocio en el que
se encuentre inmersa la cláusula acusada (Echeverri, 2011).
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 77
Protección contractual al consumidor

De esta forma, se puede observar como rasgos característicos de este


tipo de cláusulas en el nuevo Estatuto del consumidor, las siguientes:
1. Son cláusulas que producen un desequilibrio injustificado en
perjuicio del consumidor, el mismo que podría ser explicado como
aquella falta de conmutatividad en las obligaciones o gabelas que
son asumidas por cada una de las partes contratantes, socavando
la casi idílica correspondencia prestacional que debe existir entre
aquellos que se encuentran en pie de igualdad (Giraldo, Caicedo y
Madriñán, 2012). En este sentido, a partir del desequilibrio es que
se materializa el abuso de la posición dominante en la que se
encuentra el profesional, en tanto este, por lo general, está en
condiciones de conocer y establecer el alcance que puede tener
determinado contenido contractual pactado con el consumidor.
Teniendo presente lo anterior, es dable entender que el
desequilibrio en el clausulado, en principio, no se haga evidente
en cuanto a los elementos esenciales del contrato, sino que la
desproporción se encuentra inmersa en los elementos naturales
del mismo (Rengifo, 2004). Esto se explica por el carácter
supletivo de gran parte del ordenamiento jurídico en el ámbito del
derecho privado (en especial, según lo contenido en los artículos
1501 y 15 del Código Civil), lo que deja[ba] la posibilidad a las
partes de pactar en contrario lo dispuesto previamente por el
legislador imparcial.
El carácter injustificado de esta clase de cláusulas ha de ser
deducido por el juez a la hora de analizar el contrato en su
integridad, por cuanto, como resultado de dicho análisis, es que el
operador jurídico podrá determinar la equivalencia, o la falta de la
misma, de las prestaciones que se encuentran a cargo de cada una
de las partes. Finalmente, y en correspondencia con la naturaleza
tuitiva del régimen jurídico regulado por esta norma, es apenas
evidente que el desequilibrio en cuanto a las prestaciones debe
afectar al consumidor.
2. También son abusivas las cláusulas que teniendo como punto de
partida el perjuicio del consumidor, afecten el tiempo, modo o
lugar en que este puede ejercer sus derechos. Recordando de
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 78
Protección contractual al consumidor

nuevo el carácter poliédrico que es bandera del derecho de los


consumidores, la Ley 1480 trae consigo una serie de derechos y
deberes con los que cuentan los consumidores, que son
desarrollados a lo largo de las disposiciones de la ley.
Esta lista de derechos constituye una protección sustantiva
irrenunciable, perpetuando el carácter de orden público con el
que cuenta la gran mayoría de preceptos del estatuto. De esta
forma, las cláusulas que comporten un obstáculo para el ejercicio
de tales derechos, se encuentran sancionadas en el sentido en que,
siguiendo los postulados de la tradición francesa decimonónica, la
ley imperativa es el principal límite a la autonomía de la voluntad
privada. Sin embargo, como más adelante se verá, el Estatuto del
consumidor prevé una sanción para este tipo de cláusulas que
discrepa de la consagrada en el Código Civil, en tanto este último
sanciona la violación de la ley imperativa con la nulidad absoluta
(Arts. 1523 y 1741).
Teniendo en cuenta lo expuesto hasta el momento, serán abusivas
aquellas cláusulas que no solo obliguen al consumidor a renunciar, sino
que limiten el ejercicio de cualquiera de los siguientes derechos:
i. Derecho a recibir productos de calidad: este comprende el
derecho de los consumidores a recibir productos que cumplan
con las características que les son inherentes y las atribuidas por
la información que se suministre de él. Además, que los mismos se
encuentren en condiciones de satisfacer la necesidad o
necesidades para las cuales ha sido producido o comercializado.
Como un instrumento para ejercer este derecho, el consumidor
cuenta con la posibilidad de realizar reclamaciones directas
teniendo como objeto la garantía del producto.
De acuerdo con las definiciones traídas por el Artículo 5 de la Ley
1480, la garantía es una obligación temporal, gratuita y solidaria a
cargo del productor y comercializador de determinado bien, a raíz
de la cual este debe responder por el buen estado del producto y la
conformidad del mismo, con las condiciones de idoneidad, calidad
y seguridad legalmente exigibles o las ofrecidas.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 79
Protección contractual al consumidor

Estando regulada esta obligación de forma más extensa, a partir


del Artículo 7 del Estatuto, la garantía cobija cuatro clases de
posibles defectos (contenidos en el numeral 17 del Art. 5 de la ley)
por los que han de responder los proveedores y productores de
bienes (Roselló, 2011):
Los defectos de diseño: se presentan cuando una falencia en la ideación
"
del producto afecta la eficiencia de todos los bienes elaborados en la
cadena de producción, haciendo de estos productos defectuosos;
Los defectos de fabricación: surgidos cuando algunas unidades de la
"
cadena de producción no se adecuan a los estándares de los demás
productos elaborados;
Los defectos de información: generados a partir de la insuficiencia u
"
omisión de los datos necesarios para el correcto goce de determinado
bien, por lo que de su uso se genera un daño; y
Los defectos de conservación: provocados por la deficiencia del empaque
"
o envase de los productos, al igual que por la incorrecta conservación de
los mismos en la cadena de comercialización, lo que genera que estos se
encuentren deteriorados a la hora de llegar a manos del consumidor
(Caicedo, et al., 2012).
De esta forma, cualquier disposición que exonere al productor o al
proveedor de la responsabilidad de prestar garantía de los bienes que
estos ponen a disposición del consumidor frente a cualquiera de estos
defectos, al igual que reducir los límites de temporalidad que establece el
Estatuto para la vigencia de la misma (Arts. 8 y 9), o las condiciones en que
tal obligación ha de ser cumplida (Arts. 11 y 12), será susceptible de ser
sancionada por el carácter de abusividad; esto, sin perjuicio de las
causales de exoneración contenidas en el artículo 16 de la norma.
ii. Derecho a la seguridad e indemnidad: siendo un desarrollo
directo del artículo 78 de la Constitución, este derecho vela por la
seguridad y salud de los consumidores que adquieren y/o utilizan
determinados productos, de forma que estos, en condiciones
normales de uso, no les causen daño y, en caso de hacerlo, este
derecho incluye la posibilidad de ser indemnizados en virtud las
consecuencias nocivas para la salud, la vida, la integridad y el
patrimonio de los consumidores (Corte Constitucional, Sentencia
C-1141 de 2000).
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 80
Protección contractual al consumidor

En correspondencia con este derecho, el Estatuto prevé la


responsabilidad por daños ocasionados, en virtud a productos
defectuosos. A partir del Artículo 19, la Ley 1480 consagra una
serie de disposiciones encaminadas a proteger los daños físicos
o patrimoniales que puedan sufrir los consumidores
adquirentes o no adquirentes, con motivo de un producto
defectuoso que estos utilicen.
La responsabilidad por daños causados por un producto
defectuoso es solidaria entre el productor y el expendedor (o
cualquier partícipe de la cadena de producción y/o
comercialización) del bien que ha causado el daño, lo que facilita
al consumidor la posibilidad de accionar el aparato jurisdiccional,
en búsqueda de la reparación del mal causado.
El daño sufrido por el consumidor puede ir desde la muerte y las
lesiones corporales hasta los daños producidos a un bien
diferente del producto defectuoso. Para efectos de determinar la
responsabilidad del productor o expendedor frente a los daños
causados por esta clase de bienes, el consumidor debe
demostrar el daño, el defecto del bien y el nexo de causalidad
entre ambos, sin ser necesario que pruebe el dolo o la culpa del
productor o expendedor (Corte Suprema de Justicia, 2009). Lo
anterior permite deducir que este es un régimen de
responsabilidad civil objetiva.
En cuanto a la demostración del defecto del que adolece el bien, la
jurisprudencia de la Corte Constitucional ha afirmado que la
prueba del defecto que debe aportar el consumidor no recae sobre
un error en el diseño o alguno intrínseco del producto, sino, más
bien, el accionante se debe limitar a probar la situación de
inseguridad manifiesta que genera el uso normal del bien
(Sentencia C-1141 de 2000).
Finalmente, en su artículo 22 la norma trae una lista taxativa en la
cual se enumeran las causales de exoneración de este tipo de
responsabilidad; tales son:
1. La fuerza mayor o caso fortuito;
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Protección contractual al consumidor

2. Que los daños ocurran por culpa exclusiva del afectado;


3. El hecho exclusivo de un tercero;
4. Cuando se no haya puesto el producto en circulación;
5. Cuando el defecto es consecuencia directa de la elaboración, rotulación
o empaquetamiento del producto conforme a normas imperativas
existentes, sin que el defecto pudiera ser evitado por el productor sin
violar dicha norma;
6. Cuando en el momento en que el producto fue puesto en circulación, el
estado de los conocimientos científicos y técnicos no permitía descubrir
la existencia del defecto.
Así, también será abusiva aquella cláusula que en algún sentido
altere este régimen especial de responsabilidad que prevé el
Estatuto del consumidor, para la defensa, tanto del sujeto que
adquiere el producto defectuoso, como la de aquel que sin haberlo
adquirido (Corte Suprema de Justicia, 2009) se vea afectado en su
vida, corporalidad o patrimonio por el uso de este.
iii. Derecho a recibir información: como principal instrumento a
partir del cual los consumidores pueden llevar a cabo
adquisiciones fundadas y razonables, la Ley 1480 regula el
derecho de estos a recibir información, al igual que el deber de los
productores y comercializadores a brindarla. La información,
para cumplir con el objetivo del Estatuto, esto es, brindar una
protección efectiva a los consumidores, ha de ser clara, veraz,
suficiente, oportuna, verificable, comprensible, precisa e idónea;
de forma tal que cualquier insuficiencia respecto de la
información acarreará la responsabilidad del productor o el
expendedor, de acuerdo con el contenido de la información que
deba brindar cada uno de estos.
En especial, el Artículo 27 de la norma trae consigo una
innovación de índole probatoria sobre la verificación de haber
realizado determinados actos de consumo; en todas sus
transacciones, el consumidor tiene derecho a recibir una
constancia de las mismas, sin que dicha constancia sea necesaria
para que este ejerza los derechos que le han sido reconocidos por
el Estatuto.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 82
Protección contractual al consumidor

Siguiendo este orden de ideas, también será una cláusula abusiva


aquella que exonere al productor o comercializador de la
responsabilidad que se le pueda imputar por no brindar la
información que legalmente se requiere de ellos. Lo dicho, sin
perjuicio de las causales que para dicho efecto prevé el Estatuto en
cuanto a la exoneración de la responsabilidad por la información
brindada (cuando exista fuerza mayor, caso fortuito o alteración
de la información, adulteración o suplantación sin que sea posible
evitarla). Del mismo modo, serán abusivas las cláusulas que
pretendan exigir la constancia del acto de adquisición, como una
factura de compra para que el consumidor pueda ejercer sus
derechos, igual que cualquier otra cláusula que limite el derecho
de este colectivo a recibir información de acuerdo con los
términos prescritos por el Estatuto.
iv. Derecho a recibir protección contra la publicidad engañosa: de la
mano con el derecho de los consumidores a recibir la
información necesaria para realizar elecciones de consumo
fundadas, se encuentra su derecho a recibir protección frente a
la publicidad engañosa.
De acuerdo con las definiciones traídas por el Estatuto del consumidor
(Art. 5), se considera publicidad a “toda forma o contenido de comunica-
ción que tenga como finalidad influir en las decisiones de consumo, siendo
engañosa la publicidad cuyo mensaje no corresponda a la realidad o sea
insuficiente, de manera que induzca o pueda inducir a error, engaño o
confusión”. Esta clase de publicidad se encuentra expresamente prohibida,
en virtud del Artículo 30 de la Ley 1480.
En correspondencia con la prohibición de la publicidad engañosa, la
norma prevé la responsabilidad civil de los productores frente a los
consumidores, por los perjuicios que se les haya causado a estos, como
consecuencia del error al que se indujo por la publicidad. Asimismo, como
parte liminar del arsenal normativo de protección al consumidor frente a
la publicidad engañosa, el Estatuto consagra la fuerza vinculante de la
publicidad brindada a los consumidores, en cuanto a sus condiciones
objetivas y específicas, de forma que tales elementos entran a hacer las
veces de negociación precontractual entre el oferente y el consumidor,
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 83
Protección contractual al consumidor

llegando a entenderse incluidas en el futuro contrato, por lo que si el


oferente a la hora de contratar se desvincula de lo trasmitido en la publici-
dad, esta será entendida como una cláusula abusiva.
v. Derecho a la protección contractual: como principal innovación
traída por el nuevo Estatuto del consumidor, inicialmente, la
protección contractual respecto de este gira en torno a la
prohibición de pactar cláusulas abusivas dentro de los contratos
de adhesión con consumidores. Esta descripción se desprende
directamente de la lectura de la definición de este derecho,
contenido en el numeral 1.6 del artículo 4 de la ley. No obstante,
dicho derecho contiene otras implicaciones que son desarrolladas
en el título atinente a esta materia y, a partir del tratamiento que se
da allí al tema de las cláusulas abusivas, se generan varias dudas
sobre el ámbito de aplicación de tal regulación. Dudas de las que se
habla más adelante.
Como medidas adicionales de protección contractual, el consumidor
cuenta con los siguientes derechos, cuya alteración degeneraría en una
cláusula abusiva:
Interpretación favorable: siguiendo el ejemplo de regímenes de protec-
"
ción especial a sectores sociales débiles, el Estatuto prevé que en
contratos con consumidores que se celebren a partir de cláusulas
generales, estas han de ser interpretadas en favor del consumidor. Del
mismo modo, la norma consagra el principio de interpretación in dubio
pro consumatore, dictaminando que en caso de duda ha de prevalecer la
interpretación que le sea más propicia al consumidor.
No obligación de conservar los productos no requeridos: a partir de tal
"
estipulación, el consumidor no se encuentra obligado a conservar los
productos que se le envíen junto con algún ofrecimiento negocial, al igual
que este no ha de gestionar ni pagar la devolución del producto recibido,
estando prohibido de antemano establecer o renovar ofrecimientos que
el consumidor no haya aceptado expresamente, siempre que tal proposi-
ción le genere algún costo a este sujeto.
Prohibición de las ventas atadas: el Estatuto también prohíbe condicio-
"
nar la adquisición de determinado bien o producto a la adquisición de
otro(s), impidiendo también condicionar el otorgamiento de un incentivo
o premio a la aceptación de un término contractual.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 84
Protección contractual al consumidor

Derecho de retracto: el derecho de retracto se entiende pactado como


"
una cláusula especial de aquellos contratos celebrados mediante
sistemas de financiación otorgados por el productor o proveedor,
aquellos en los que celebre la venta de tiempos compartidos y ventas
realizadas a distancia o por métodos no tradicionales.
Con base en esta estipulación, el consumidor se encuentra facultado
durante 5 días para resolver unilateralmente el contrato, siempre y
cuando las obligaciones asumidas por el productor o proveedor no hayan
comenzado a ejecutarse antes de tal plazo. Sin embargo, existe una serie
de contratos en los cuales el derecho de retracto no tiene cabida, ellos se
encuentran enunciados de forma taxativa en el artículo 47 del Estatuto.
En virtud de la resolución del contrato han de operar restituciones
mutuas, debiendo el productor o proveedor devolver todo lo pagado por
el consumidor y quedando prohibida cualquier retención por parte de
aquellos. De otro lado, si en virtud del contrato celebrado se le entregó un
producto al consumidor, este deberá devolver el bien en las mismas
condiciones y en los mismos medios por los que le fue entregado.
En cualquier caso, el proveedor o productor tendrá 30 días para restituir
el dinero, contados a partir del momento en el que el consumidor ejerció
este derecho.
Reversión del pago: también los consumidores del comercio electrónico
"
tendrán derecho a que se les reverse el pago realizado por instrumentos
electrónicos, cuando estos sujetos hayan sido víctimas de fraude, el pago
corresponda a una operación no solicitada, no le sea entregado el
producto que adquirió o este no corresponda con el requerido o adolezca
de defectos.
Igual a lo que acontece con el derecho de retracto, el consumidor
"
electrónico cuenta con un término de 5 días para solicitar la reversión del
pago, contados a partir de la fecha en que se configuró la causal que lo
faculta rogar tal solicitud. Del mismo modo, el consumidor habrá de
notificar de la reclamación al intermediario por medio del cual se realizó
la operación, de forma que este proceda a reversar el pago efectuado.
Así como se dijo con anterioridad, por medio de la consagración de una
cláusula abierta para efectuar el control sobre las cláusulas abusivas, es
posible brindar un protección más eficaz a los consumidores, ya que de esta
forma el operador jurídico no se encuentra restringido a una lista taxativa
de disposiciones prohibidas, abriendo la posibilidad a que diferentes
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 85
Protección contractual al consumidor

cláusulas sean sancionadas por su carácter abusivo, siempre y cuando se


encajen dentro de alguno de los fenómenos que se acaban de estudiar.
Sin embargo, el estatuto prevé una serie cláusulas específicas que bajo
ninguna circunstancia pueden ser pactadas en los contratos que se
celebren con consumidores. Dicho listado tiene una función meramente
enunciativa; como ya se vio, el elemento constituyente del carácter
abusivo de determinadas cláusulas se encuentra definido por la propia ley
en los términos anteriormente expuestos.
Las disposiciones contenidas en el Art. 43 de la norma corresponden a
lo que la doctrina ha denominado como “listado de cláusulas negras”. Tal
control se caracteriza por una definición previa por parte del legislador, de
una lista de disposiciones que, de pactarse, se encontrarán sancionadas de
pleno derecho, sin necesidad de declaratoria judicial al respecto, por lo
cual no admiten prueba en contrario para desvirtuar su carácter abusivo
(Echeverri, 2011).
Algunas de las cláusulas comprendidas en el siguiente listado compor-
tan importantes alteraciones a varios postulados del derecho privado,
especialmente de la teoría de las obligaciones. Ha de tenerse presente que
el control sobre las cláusulas abusivas es una intromisión expresa del
legislador dentro de la autonomía de la voluntad privada de los particula-
res y, por lo tanto, se entiende que estas cláusulas constituyen uno de los
principales elementos que alteran la concepción clásica del contrato a
partir de la consagración de los derechos de los consumidores. El listado
traído por la Ley 1480 de 2011, en su Artículo 43, es el siguiente:
1. Limiten la responsabilidad del productor o proveedor de las
obligaciones que por ley les corresponden;
2. Impliquen renuncia de los derechos del consumidor que por ley les
corresponden;
3. Inviertan la carga de la prueba en perjuicio del consumidor;
4. Trasladen al consumidor o un tercero que no sea parte del contrato
la responsabilidad del productor o proveedor;
5. Establezcan que el productor o proveedor no reintegre lo pagado si
no se ejecuta en todo o en parte el objeto contratado;
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Protección contractual al consumidor

6. Vinculen al consumidor al contrato, aun cuando el productor o


proveedor no cumpla sus obligaciones;
7. Concedan al productor o proveedor la facultad de determinar
unilateralmente si el objeto y la ejecución del contrato se ajusta a
lo estipulado en el mismo;
8. Impidan al consumidor resolver el contrato en caso que resulte
procedente excepcionar el incumplimiento del productor o
proveedor, salvo en el caso del arrendamiento financiero;
9. Presuman cualquier manifestación de voluntad del consumidor,
cuando de esta se deriven erogaciones u obligaciones a su cargo;
10. Incluyan el pago de intereses no autorizados legalmente, sin
perjuicio de la eventual responsabilidad penal.
11. Para la terminación del contrato impongan al consumidor mayores
requisitos a los solicitados al momento de la celebración del
mismo, o que impongan mayores cargas a las legalmente estable-
cidas cuando estas existan;
12. Obliguen al consumidor a acudir a la justicia arbitral.
13. Restrinjan o eliminen la facultad del usuario del bien para hacer
efectivas directamente ante el productor y/o proveedor las
garantías a que hace referencia la presente ley, en los contratos de
arrendamiento financiero y arrendamiento de bienes muebles.
14. Cláusulas de renovación automática que impidan al consumidor dar por
terminado el contrato en cualquier momento o que imponga sanciones
por la terminación anticipada, a excepción de lo contemplado en el
artículo 41 de la presente ley.
Como ya se manifestó, la incorporación de cualquiera de las anteriores
cláusulas se encuentra sancionada de pleno derecho. Por tal motivo, no es
necesario que el operador jurídico sancione el carácter arbitrario de estas,
en virtud de un “juicio de abusividad”, respecto de la equivalencia presta-
cional que, como se mencionó, es necesario cuando se pretende realizar un
control del contenido contractual, en razón de la cláusula abierta conteni-
da en el Artículo 42 de la norma en los términos ya expresados.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 87
Protección contractual al consumidor

Sanción prevista por el Estatuto del consumidor


para las cláusulas abusivas
Con antelación, se dejó esbozado que la Ley 1480 de 2011 trae consigo una
sanción para las cláusulas abusivas que se aparta de la forma en que la
estas podrían ser reguladas de acuerdo con la doctrina privatista clásica.
De esta forma, si se retoma la idea de que el Estatuto del consumidor,
conforme a lo dispuesto en el Artículo 4 del mismo, es una norma de orden
público, pactar disposiciones que sean contrarias a lo que este prescribe
sería sancionado con la nulidad absoluta. A esta deducción se llega
interpretando el Artículo 1741, en conjunto con el Artículo 1519. Este
último dispone que el pacto en contra del derecho público de nación
constituye un objeto ilícito.
Sin embargo, en los artículos 42 y 43 del Estatuto se deja claro que la
sanción, en caso de pactarse cláusulas abusivas dentro de una relación de
consumo, versará sobre la ineficacia de las mismas. En otras palabras, toda
cláusula abusiva se tendrá por no escrita.
Debido a la particularidad de esta sanción, el hecho de pactar cláusu-
las que vayan en contravía de la ley imperativa, no invalida el contrato de
“consumo” en su totalidad (cosa que sí ocurriría siguiendo las disposicio-
nes del Código Civil, ya que este no prevé una nulidad “parcial” del nego-
cio). Esta característica respecto de la sanción a las cláusulas abusivas se
encuentra claramente expresada en el Artículo 44 del Estatuto, siempre
que este en su inciso primero dispone: "Artículo 44. Efectos de la nulidad o
de la ineficacia. La nulidad o ineficacia de una cláusula no afectará la
totalidad del contrato, en la medida en que este pueda subsistir sin las
cláusulas nulas o ineficaces".
A renglón seguido, esta norma dispone que en caso de subsistir el
contrato después de haber sido excluida la cláusula abusiva, el operador
jurídico debe determinar qué derechos y obligaciones aún subsisten en el
contrato modificado. No obstante, en la interpretación subsiguiente que se
realice sobre el contrato, se deben aplicar los principios de interpretación
favorable y de in dubio pro consumatore, ya que estos son derechos con lo
que cuenta el consumidor en todo momento.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 88
Protección contractual al consumidor

Apuntes finales
Para finalizar, es conveniente poner de manifiesto una dificultad respec-
to a la aplicación del conjunto normativo, previsto por la Ley 1480 de
2011, en lo referente a la protección de los consumidores en materia de
cláusulas abusivas.
Como se mencionó en su momento, dentro de los derechos de los
consumidores, reconocidos en el Artículo 3 de la norma, se consagra el
derecho a la protección contractual. Textualmente, este se encuentra
definido como el derecho “a ser protegido de las cláusulas abusivas en los
contratos de adhesión […]”. Así, realizando una interpretación exegética
de esta disposición se podría llegar a la conclusión de que la normar prevé
un régimen diferenciado de protección, bajo el cual solo se encuentran
amparados aquellos consumidores que se obliguen en virtud de un
contrato con cláusulas generales dispuestas por el productor o proveer de
determinado bien o servicio, que no son susceptibles de negociación por
parte del consumidor.
No obstante, haciendo uso de una interpretación sistemática y, por
ende, más favorable al consumidor, se podría argumentar que teniendo en
cuenta forma en la que fueron regulados los temas de los contratos de
adhesión y las cláusulas abusivas (reglamentados de manera independien-
te, en los capítulos II -“condiciones negociales generales y contratos de
adhesión”- y III -“cláusulas abusivas”-, ambos contenidos en el título
atinente a la protección contractual -Título VII-, el hecho de presentarse un
contrato de adhesión no es una condición sine qua non para declarar la
existencia de una cláusula abusiva dentro de una relación de consumo.
Solo a partir de tal interpretación, se estaría siendo respetuoso del derecho
de igualdad del que tanto desde la Constitución (Art. 13) como desde la
misma Ley 1480 (art. 3 núm. 1.12), gozan los ciudadanos, en especial, los
consumidores. Así, equiparando al cúmulo sujetos “débiles” del mercado,
es posible realizar una interpretación acorde con la norma de normas, por
tanto, asegurar la vigencia de un Estado constitucional de derecho.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 89


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sentencia de 30 de abril de 2009. M.P.: Pedro Octavio
Munar Cadena.

90
Reflexiones sobre la
incidencia de la
transnacionalización de
capitales en la contratación
privada contemporánea*
Semillero de Contratación Privada Contemporánea
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad de Antioquia

Introducción

A continuación, se presentan algunas reflexiones sobre las relacio-


nes existentes entre las dinámicas económicas contemporáneas y
la producción normativa privada, y para ello se elabora una breve
aproximación a las transformaciones de la contratación entre particula-
res, en la actualidad, con el propósito de develar el rol que el Estado está
desempeñando y el que debería jugar en este contexto.
Con el paso del tiempo y el cambio de los modelos económicos, el
derecho ha sufrido una serie de transformaciones que han alterado los
tradicionales paradigmas relacionados con la producción de normas
jurídicas, su nexo con la economía y la incidencia de la globalización

* Ponencia producto del trabajo colectivo realizado por los integrantes del Semillero Contratación
privada contemporánea (antes denominado Semillero sobre Teorías del Negocio Jurídico y las
Obligaciones en el contexto actual). Participantes: María Alejandra Londoño, Dorany Rengifo,
Sandra Milena Yepes, Liliana Balbin, Yésica Pérez, Sebastián Maya, Jonathan Zapata, Santiago
Franco, Luis Gabriel Ladino y Santiago Velásquez, en calidad de estudiantes en formación, con el
acompañamiento de las profesoras Luz María Wills Betancur y Sandra Eliana Cataño Berrío,
coordinadoras del Semillero. Correo electrónico: semillerocontratacionprivada@udea.edu.co
Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

económica en el ámbito jurídico, así como los cambios drásticos en los


modelos contractuales, que obedecen a principios y fundamentos distin-
tos, propios de una época con necesidades radicalmente opuestas a las
existentes durante la consagración positiva de los principios clásicos del
derecho privado.
Las dinámicas globales económicas propugnan por un mercado cada
vez más flexible, y para lograrlo retoman los fundamentos liberales clásicos
de la libre competencia. En virtud de esto, esgrimen y adoptan principios
como la eficiencia, la competitividad, la apertura de mercados y la agilidad
en las transacciones comerciales, buscando satisfacer un intercambio de
bienes y servicios con el menor número de obstáculos posibles.
Detrás de esta situación, puede observarse una redistribución de
papeles de los agentes que intervienen en estas nuevas dinámicas econó-
micas; por tanto, es factible apreciar que el Estado, que antes ostentaba un
notable control y dominio sobre las actividades económicas nacionales, se
transforma en un agente económico que hace parte de las negociaciones
desarrolladas en el mercado, cediendo parte de sus tradicionales compe-
tencias, relativas a la producción normativa, a los agentes económicos
externos, con un evidente dominio de las relaciones contractuales que
pretenden, para el desarrollo de sus fines expansionistas, la apertura y
flexibilización de los ordenamientos jurídicos nacionales.
En este escrito se presenta, en primer lugar, el contexto global para las
transformaciones de la contratación privada, con el surgimiento de un
sistema periférico de producción normativa y los procesos de desnaciona-
lización, desregulación y privatización; en segundo lugar, se exponen
algunas transformaciones de la contratación privada contemporánea,
para concluir con algunas consideraciones sobre las relaciones existentes
entre la globalización económica y la configuración de las relaciones
jurídicas entre los particulares, formulando un cuestionamiento sobre el
rol que debe cumplir el Estado en todo este proceso.

Contexto global para las transformaciones de la


contratación privada contemporánea
El complejo proceso de globalización se manifiesta en una ampliación e
intensificación de las relaciones sociales, económicas y políticas, a través
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 92
Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

de las regiones y los continentes. Como bien lo señala Estévez Araújo


(2010), se trata de un fenómeno que tiende a la “transformación de la
dimensión espacial de las actividades sociales en el tránsito a la
Modernidad” (p.15). Cuenta, además, con un carácter polifacético mani-
festado en el desarrollo de las tecnologías de la comunicación y la informa-
ción, la presencia de diversos mercados que trascienden las fronteras
nacionales y la adopción de unos patrones culturales originados en pocos
países y promovidos por todo el mundo.
El aspecto económico de la globalización, que es el que interesa en este
trabajo, se expresa en la expansión de los mercados de bienes, materias
primas, tecnología, mano de obra, insumos y capitales, más allá y por
encima de los Estados nacionales23, con la preponderancia de la economía
frente a la política, y, dentro de la economía, la primacía del sector financie-
ro, con la participación de un agente clave en todo este proceso, la empresa
transnacional, que obedece a una estructura compleja a través de la
deslocalización o multilocalización24 de sus diversas operaciones y la
formación de redes empresariales. De esta manera, la globalización
económica procura la unificación del mercado mundial, en el cual no
existan barreras para el intercambio de bienes y servicios de los diversos
agentes económicos, con el fin de trasladar los capitales de un lado a otro
del mundo sin mayores restricciones.
En este contexto, uno de los subprocesos más importantes, que
además está originando mayores impactos en el ámbito económico, es la
denominada transnacionalización de capitales que implica la presencia y
el movimiento de divisas y productos financieros a escala planetaria, lo

23 En este escrito se entiende por Estado nacional o Estado-nación, un ente abstracto compuesto
por tres elementos: territorio, población y gobierno soberano. De acuerdo con Daniel Bonilla
Maldonado, “El Estado-nación, por ende, debe ser soberano. Debe poder decidir libremente los
asuntos relacionados con la vida pública de sus ciudadanos. No puede depender de ningún otro
Estado o nación” (2010: 12).
24 La deslocalización (De Sousa, 2002; Estévez, 2006; Laporte, 2007) es una forma especial de
organización de la producción, la distribución y comercialización de los bienes y servicios a escala
mundial, con una dispersión geográfica de las diversas operaciones (inversión, administración,
producción y distribución), con el fin de aprovechar las ventajas comparativas que cada mercado
(local, nacional y regional) ofrece, logrando los menores costos posibles e incrementando los
niveles de productividad y competitividad. Por su parte Jacques Gélinas (2006: 40) lo
denominada multilocalización.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 93


Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

que exige contar con la mayor libertad posible. En este escenario juega un
papel preponderante la empresa transnacional25, constituyéndose en el
principal agente de este fenómeno, como también el predominio que tiene
el sector financiero dentro del sistema económico mundial.

Sistema periférico de producción normativa


Es innegable que la globalización económica ha repercutido de manera
directa en el ámbito jurídico, lo que genera un conjunto de problemas
intrínsecos al derecho, entre los cuales se destaca el relacionado con los
procesos de producción normativa y, en este, la participación de nuevos
actores de carácter privado.
Una característica evidente en el mundo actual es la preponderancia
de la regulación privada, los pactos o acuerdos privados y la solución de
conflictos mediante agentes privados, como bien lo afirma Gunther
Teubner: "Las fuentes predominantes del derecho están hoy en la periferia
del derecho"´ (2010: 73). Cada vez se recurre menos al derecho tradicio-
nal, se hace un mayor uso de los recursos elaborados por los agentes
privados y, en consecuencia, se van dejando sin vigencia principios básicos
esenciales del derecho nacional: la validez de las normas a partir de la
jerarquización de estas, la creación de leyes por los órganos competentes
como el Parlamento, las formalidades y procedimientos que exigen las
normas tradicionales y la legitimación de la norma por medio de una
Constitución Política. En síntesis, se debilita el derecho institucionalizado
políticamente en el marco del Estado-nación.
De acuerdo con lo anterior, es posible afirmar que el derecho se está
desplazando del centro de instituciones tradicionales, esto es, jueces y
parlamentos, a las periferias del derecho, con la intervención de agentes

25 Se trata de una unidad de organización económica y productiva, con sede principal en un


Estado, generalmente industrializado o centro, que desarrolla sus operaciones en varios
continentes, conformando unas redes y estructuras de funcionamiento que se extienden por
encima y más allá de dicho Estado, en el ámbito planetario (Cfr. Faria, 2001; Gélinas, 2006). Y
Galgano se refiere a la empresa transnacional, en lugar de multinacional, como “una empresa que
aún sigue siendo siempre nacional, conservando la nacionalidad de su holding, pero que sin
embargo (sic) actúa como sociedad controlada fuera de los límites nacionales” (2005: 33).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 94


Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

privados, tanto en la producción de normas jurídicas, como en la resolu-


ción de los conflictos que se presenten en su aplicación. Como lo afirma
Teubner, “El nuevo derecho mundial es primordialmente un derecho
periférico, espontáneo y social” (2010: 74), en la medida que se están
generando unos regímenes globales privados que “producen cada vez más
derecho sustantivo sin recurrir al Estado, sin legislación nacional, ni
tratados internacionales” (p.71). En este nuevo escenario, están prolifer-
nando normas jurídicas que rebasan los sistemas tradicionales de produc-
ción normativa, a través de un sistema ubicado en la periferia del derecho
que no cuenta con los filtros democráticos y con la intervención directa de
los grupos de interés involucrados. 26
Ahora bien, es claro que la liberación de los campos sociales del
régimen Estado-nación pueden reafirmar la autonomía de sus actividades
y establecer un régimen autónomo; no obstante, se debe observar que si
bien el aspecto económico no es la única manifestación de la globalización,
sí es, hoy en día, el predominante y el que está repercutiendo en los demás.
Es evidente la superioridad de las empresas transnacionales, el sector
financiero, las organizaciones privadas y los órganos supraestatales para
decidir qué se debe hacer en la nueva sociedad global y, en esa medida, los
diferentes campos sociales ya no estarían inmersos en la política Estado-
nación, pero sí en el ámbito que predomina en el contexto global.27

Desnacionalización, desregulación y privatización


normativa
De igual manera, con el proceso de transnacionalización de capitales,
también es posible sostener que los Estados han venido sufriendo una

26 De acuerdo con Teubner, la periferia del derecho se encuentra determinada por los límites de
este con otros sectores sociales, con la participación de organizaciones internacionales, empresas
transnacionales, los despachos transnacionales de abogados, los fondos de inversión globales, las
asociaciones globales, los tribunales internacionales de arbitraje, todas ellas tratadas como
instituciones jurídicas que impulsan el proceso global de creación normativa. Este ámbito está
compitiendo con el centro tradicional de producción normativa, representado por las
instituciones propias del Estado-nación, como son los parlamentos y jueces.
27 Campos sociales como la ciencia, la tecnología, los medios de comunicación de masas, la
medicina, la educación, el transporte (Teubner, 2010: 71).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 95


Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

desnacionalización en sus instituciones y programas políticos, mediante


la proliferación de normas ajustadas a la globalización económica y, a su
vez, mediante decisiones gubernamentales que facilitan el desarrollo de
las actividades del mercado, propias del nuevo modelo económico de libre
competencia. Así, por ejemplo, como lo señala Saskia Sassen, prácticas
como el “arbitraje comercial internacional y la variedad de instituciones
que cumplen funciones asesoras y evaluadoras se han vuelto esenciales
para el funcionamiento de la economía global” (2010: 127).
La intervención de agentes privados en la producción normativa ha
modificado el papel del Estado en su función reguladora. Dicho rol puede
ser analizado desde la perspectiva del Estado como partícipe de la globali-
zación o desde una visión de la reducción del poder estatal. Es posible
afirmar que el Estado no ha sido excluido ni reducido totalmente por el
proceso de la globalización económica; el poder del Estado se ha limitado a
funciones como “mediar en el encuentro entre el derecho nacional y las
actividades en su territorio de los sujetos económicos extranjeros […] o
también la actividad de los sujetos nacionales en el extranjero” (Sassen,
2010: 109). De esta forma, las funciones del Estado se transforman para
facilitar la apertura de las dinámicas de la globalización, en las cuales, a su
vez, hay una tendencia a la institucionalización de las normas de las
empresas transnacionales, que remite a un aumento del poder de estas.
La configuración de un mercado global de capitales ejerce tanto poder
que es capaz de influir en las decisiones económicas del Estado; por tanto,
se generan procesos de desregulación, desnacionalización y privatización28,
toda vez que al estar las políticas económicas estatales influenciadas por
intereses privados, el Estado cede capacidad para regular y permite que
proliferen normativas privadas que van en detrimento del bien común. Así

28 De acuerdo con la autora Saskia Sassen, la desnacionalización implica el surgimiento de una


nueva autoridad normativa, que ya no se corresponde con la estatal, proveniente del mundo del
poder privado, “pero aun así se sitúa en la esfera pública y al hacerlo contribuye a desnacionalizar
lo que históricamente se ha organizado mediante políticas estatales nacionales” (2010: 107). La
desregulación, a su vez, se refiere a la eliminación de las trabas y los controles para la entrada y
salida de capitales y mercancías, con una cada vez menor intervención estatal en la regulación de
la economía (Cfr. Martin y Shumann, 2000). Mientras que la privatización, corresponde a la
adquisición de empresas públicas por capital privado “[…] o, cuando menos, a la gestión de estos
servicios de acuerdo con pautas empresariales” (Estévez, 2006: 29). Estos tres fenómenos
conllevan, según Sassen, a la reducción de autoridad del Estado o menos gobierno (p.110).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 96


Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

las cosas, los agentes económicos privados han encontrado un aliado en el


Estado y sus instituciones para la consecución de sus fines, al punto de
tener la capacidad de limitar el poder de la autoridad estatal y del sistema
interestatal, con lo cual se atacan directamente las bases fundamentales de
un Estado social de derecho y el principio de legalidad.

Transformaciones de la contratación privada


contemporánea
En el contexto global que se acaba de proponer, se están gestando impor-
tantes transformaciones en las fuentes formales del derecho, lo que genera
modificaciones del sistema jurídico que actúa bajo el influjo de los linea-
mientos económicos, bajo la pretensión de reducir al máximo el derecho
del Estado, y con él las actuaciones judiciales, dando paso a una labor activa
de mecanismos privados de resolución de conflictos como es el arbitraje.
Con la influencia de los nuevos agentes económicos internacionales,
en materia de producción normativa, que busca, en todo caso, la flexibili-
zación de los ordenamientos jurídicos así como la atipicidad contractual,
se imponen nuevos paradigmas jurídicos con los que se pretende relegar
el derecho del Estado-nación a un ámbito abstracto y estático, para nada
opuesto a las dinámicas económicas contemporáneas. En dicho escenario,
los acuerdos privados se tornan la principal fuente formal de derecho en
las relaciones negociales, los cuales se basan en la interpretación exegética
del contrato como medio sustancial en la solución de las controversias. De
este modo, el contrato retoma un papel protagónico como fuente de
derechos y obligaciones, evitando al máximo la regulación estatal29, y
dando lugar a la proliferación de los modelos contractuales atípicos,
contratos en masa y condiciones uniformes de contratación, en virtud de
lo cual el contrato se convierte en el principal instrumento de innovación
jurídica “en una sociedad transnacional en rápida transformación”
(Galgano, 2005: 105), que sustituye a la ley en muchos ámbitos de la vida
social y económica.

29 De acuerdo con Francesco Galgano, la economía transnacional, en continua transformación,


reclama instrumentos más flexibles que se opongan a la rigidez de las leyes que posibiliten la
adecuación del derecho a los cambios de la realidad (2005: 105).
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 97
Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

Así mismo, las realidades económicas modernas dejaron atrás las


interacciones económicas sencillas entre individuos aisladamente conside-
rados, que en condiciones de igualdad llegaban a acuerdos, los cuales eran
plasmados en contratos regulados in extenso por la legislación. La mercanti-
lización de la economía y la sociedad implican una reconfiguración de los
valores negociales y la estructura contractual: la eficiencia, el lucro y el
beneficio se superponen a principios como la justicia, la solidaridad y la
equidad.
Ahora bien, obedeciendo al principio de eficiencia, y con la intención
de disminuir las trabas estatales y jurídicas a las nuevas dinámicas dentro
del mercado, se tiende a una privatización donde las competencias
exclusivas del Estado se transfieren a los particulares; la pregunta que
cabe hacer es: ¿qué tipo de particulares y a qué costos?
Los contratos atípicos, garantía de un mercado privado, que le conce-
de prioridad a la agilidad, la eficiencia, la libre competencia y la posibilidad
de imponer los intereses de los agentes económicamente dominantes,
indican el nacimiento de nuevas necesidades económicas, pues, cuanto
más rico es el desarrollo de la vida económica, más crece el número de las
nuevas figuras contactuales.
Nos encontramos en un contexto económico en el que la eficiencia le
gana la batalla a la rigidez positivista; la atipicidad y los contratos pre-
estipulados descuellan sobre la igualdad jurídica y los rígidos esquemas del
derecho privado planteados en el siglo XVIII, y, sin lugar a dudas, para las
expeditas e impacientes dinámicas económicas les resulta, en todo caso,
obsoleto, innecesario e impertinente, la justicia y la equidad, de suerte que
las buenas costumbres, que pretendieron imponer límites al ejercicio
contractual, hoy manipuladas por los agentes económicos dominantes, se
ven relegadas a un segundo plano y tienden al olvido y al desuso.
Es así como el derecho del Estado-nación se torna un aspecto pura-
mente formal o en un marco para la libre actuacion de los particulares, y
muchas veces en un obstáculo al orden económico. Hay una marcada
tendencia a la lex mercatoria, sistema de producción normativo transna-
cional que prescinde de las formas tradicionales (y, en cierto sentido,
arcaicas) de origen romanista. La corriente del liberalismo económico, a
partir de la cual se desarrolla el contexto transnacional planteado ante-
riormente, no sólo implica procesos de desnacionalización, desregulación
y privatización, como lo indica Jorge Mosset (2009), las nuevas dinámicas
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 98
Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

del mercado conllevan transformaciones de las fuentes del derecho


basadas en los usos y las costumbres del sector empresarial, especialmente
de las grandes empresas transnacionales, fenómeno conocido como la lex
mercatoria o nueva ley universal del comercio o del capital global.
De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, es evidente que el Estado
transforma su papel; ya no se autodetermina como soberano indiscutible,
con capacidad reguladora de las dinámicas económicas, sino que asume
una posición como agente económico que busca favorecer la inversión
extranjera en el territorio nacional, flexibilizar el ordenamiento jurídico
para hacerlo más atractivo para los inversionistas, y ceder su monopolio
en campos como la prestación de servicios públicos, entregados a manos
de particulares con el pretexto de que aquellos prestarán una función más
eficiente y expedita.

Consideraciones finales
En este punto, y luego del planteamiento del problema descrito en este
texto, es importante cuestionarnos acerca del papel que juega el Estado-
nación en la dinámica económica actual. Pese a que gran parte de las
consideraciones presentadas resaltan una pérdida de poder del Estado-
nación, resulta importante reconsiderar su rol. No se debe continuar en
esa lógica reduccionista del Estado; por el contrario, se propone reafir-
marlo como un agente activo e inmerso en el contexto económico global
contemporáneo. Si bien no es pertinente que su actuar resulte un obstácu-
lo innecesario y aferrado a anhelos y concepciones políticas y jurídicas
pétreas, por lo demás, inaplicables al contexto actual, no debe llegarse al
extremo de no intervenir, en lo más mínimo, en las relaciones contractua-
les y dejar que los principios constitucionales se vean relegados a un
segundo plano, tras la consigna: dejar hacer, dejar pasar.
Ante este panorama, es claro que aunque el Estado sigue regulando, ha
disminuido su poder de intervención, pues, al momento de planificar y
tomar decisiones de orden nacional, se ve obligado a tener en cuenta el
ámbito económico internacional, aún sacrificando el interés general. El
Estado-nación, entonces, debe intervenir, potencializar su función regula-
dora, institucionalizar una fuerte normativa interna, un ordenamiento
jurídico sólido, donde se establezcan unas fuentes del derecho claras y, ante
todo, un sistema que brinde seguridad jurídica a sus ciudadanos. Tiene la
gran misión de establecer unas reglas de juego claras, orientadas, por lo
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 99
Reflexiones sobre la incidencia de la transnacionalización de capitales en la contratación privada contemporánea

menos, a regular los aspectos mencionados en este escrito y a las cuales se


deben someter los grupos sociales y económicos más fuertes.
Si bien la economía puede ser un motor de desarrollo social, y las
nuevas dinámicas conllevan una reformulación del papel del Estado, no
implica necesariamente que sea imprescindible, sensato y apropiado que
este deje de intervenir o regular actividades y espacios, en los que de otra
forma el ciudadano se vería sometido a los intereses de los agentes
económicos, sin garantías jurídicas que le permitan exigir el cumplimiento
de sus derechos en un contexto económico desigual.
Esta realidad económica y social se hace inevitable. Es necesario, en
coherencia, contrarrestar sus efectos colaterales a través de un papel
activo del Estado. Como lo señala Joseph Stiglitz (2012) “Cuando los
mercados fallan, el gobierno viene y recoge los platos rotos. Sabiéndolo, el
gobierno debe hacer lo que pueda para evitar las calamidades” (p.357).
Por tanto, formulamos una apropiación de los mandatos constitucionales
que son los que establecen la dirección de la economía en cabeza del
Estado, la libertad económica responsable, la soberanía legislativa y la
búsqueda de los principios, derechos y deberes de un auténtico Estado
social de derecho.
Es indispensable retomar principios contractuales básicos como la
buena fe, definida como la confianza en que el otro sujeto con el que se está
contratando actuará de manera leal y recta. Toda vez que esta se ha ido
transformando en una ética empresarial, en la cual la moral se flexibiliza
ante las exigencias de la eficiencia de las operaciones económicas, permi-
tiendo mayores abusos ante la ley del mercado.
El derecho privado también debe contribuir a la solución de los proble-
mas sociales y económicos actuales, teniendo en cuenta tanto valores e
intereses colectivos como el principio general de solidaridad social, que
debe irradiar el establecimiento y el ejercicio de las relaciones jurídicas
particulares. El derecho privado debe constituirse en una herramienta
adicional en la evolución hacia una sociedad más justa, pues, siguiendo las
palabras de Ihering “Quienes defienden el derecho privado, son los únicos
que pueden luchar por el derecho público […]” (1982: 90-91).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 100
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101
Derecho a la educación
de las personas privadas
de la libertad en el
establecimiento carcelario
de Santa Fe de Antioquia*
Yudy Natalia Paniagua Serna
Estudiante de Derecho
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad de Antioquia, Seccional Occidente
Integrante del Semillero de Penitenciario

Contexto de la región

A ntes de abordar el tema en propiedad, resulta pertinente contex-


tualizar acerca del lugar objeto de la investigación. Por ello, es muy
importante que definamos qué es la región del Occidente donde
nos encontramos ahora.
La subregión del occidente antioqueño es una de las nueve en las que
se divide Antioquia. Ocupa una extensión de 7294 km cuadrados; tiene
una población de 195 825 habitantes (2005) y la componen dieciocho
municipios: Abriaquí, Anzá, Armenia, Buriticá, Caicedo, Cañasgordas,
Dabeiba, Ebéjico, Frontino, Giraldo, Heliconia, Liborina, Olaya, Peque,
Sabanalarga, San Jerónimo, Santa Fe de Antioquia, Sopetrán y Uramita

* Artículo desarrollado como producto posterior de la investigación realizada en el


establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia, en el año 2011, por los miembros del
Semillero de Penitenciario. Para conocer más sobre el Semillero de Penitenciario, coordinado por
el profesor Juan David Posada Segura, así como para acceder a temas de interés en materia
penitenciaria y carcelaria visite www.derechopenitenciario.org
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

(Posada, Guardia y Peláez, 2011: 23). De estos, solo uno cuenta con un
establecimiento para la privación de la libertad, que es justamente Santa
Fe de Antioquia.
Ahora bien, es importante entender de qué tipo de establecimiento
estamos hablando. En Santa Fe de Antioquia se cuenta con un estableci-
miento carcelario, es decir, el que contempla el Artículo 21 de la Ley 65 de
1993, lo que atiende a ser para la retención y vigilancia de personas sólo
en detención preventiva.
Teniendo claro lo anterior, procedemos a la descripción física del
establecimiento carcelario ubicado en Santa Fe de Antioquia.
El establecimiento tiene capacidad para cincuenta personas, pero en
ella se han recluido hasta noventa y siete personas. Solo cuenta con un
pabellón en el que se encuentran cuatro celdas; en ellas se clasifica a la
población, atendiendo a sus condiciones especiales (Posada, Guardia y
Peláez, 2011). Actualmente, se encuentran allí setenta personas privadas
de la libertad, en su mayoría personas entre los 30 y 59 años de edad (45
personas); quince personas entre los 18 y 29 años de edad, y aunque la ley
establece que se debe tener a las personas de la tercera edad en un estable-
cimiento de reclusión especial, en este se encuentran siete adultos
mayores (Posada, Guardia y Peláez, 2011).
En la primera celda, que cuenta con veinte camas de cemento, conoci-
das como planchas, se encuentran las personas que han sido condenadas
por lo menos en primera instancia o que ya tienen condena en firme; en la
segunda celda, que cuenta con cuatro planchas, se encuentran aquellos
privados de la libertad que pertenecen a la tercera edad, es decir, cuentan
con más de cincuenta y siete años de edad, acorde con el criterio general del
Inpec; en la tercera celda, hay ubicadas veinte planchas; se encuentran allí
aquellas personas con calidad de detenidos preventivamente; y, en la cuarta
celda, que cuenta con seis planchas, se encuentran ubicadas las personas
que participan en los proyectos productivos y actividades laborales
particulares con el establecimiento (Posada, Guardia y Peláez, 2011).
El establecimiento también cuenta con un aula múltiple que, como su
nombre lo indica, sirve a su vez de aula de clases, comedor; allí, las personas
privadas de la libertad, comen, estudian, rezan y pasan, realmente, todo el
tiempo, porque no hay más espacio para desarrollar otras actividades.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 103
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

Es notorio observar que la categorización de la población demuestra


que los condenados recluidos en este lugar ocupan veinte planchas, que
deberían estar disponibles sólo para las personas que tienen proceso en
curso, pues, deberían estar en una penitenciaría en la que puedan cumplir
con lo dispuesto por la ley, entre otras, asignándoles una actividad de
trabajo, estudio o enseñanza que les permita redimir tiempo de condena.
Ahora bien, antes de abordar el siguiente apartado, es importante
señalar que esta investigación se viene construyendo desde hace varios
años, en razón de lo cual puedo dar cuenta de cambios. Esta salvedad,
puesto que todo parte de una investigación que se inició en el año 2011,
gracias al apoyo que obtuvimos por habernos ganado la convocatoria
Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión (Buppe) del
año 2010. El Semillero de Penitenciario (para entonces, Semillero de
Derecho Penitenciario), se presentó a la convocatoria y se solicitó recursos
para realizar el proyecto. La propuesta fue acogida con beneplácito,
otorgando el primer puesto. Gracias a esto se obtuvo recursos para
implementar el semillero en las regiones.
También hemos realizado visitas mensuales de observación directa al
Establecimiento Carcelario de Santa Fe de Antioquia. En el año 2011 se
aplicaron algunas encuestas con el objetivo de que fueran las mismas
personas privadas de la libertad quienes manifestaran cómo son sus
condiciones de vida en dicho lugar. El uso de tres herramientas: observa-
ción, encuestas y revisión documental constituye la triada en la que se
apoya esta investigación, tipo diagnóstico con enfoque cualitativo.
Resultado de todo esto, se presentó el libro Privación de la libertad en la
ciudad madre de Antioquia en el año 2011.30

30 Este libro contiene los resultados finales del trabajo de investigación “Nivel de satisfacción de
los internos frente al servicio carcelario en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia”,
el cual fue dirigido por el Profesor Juan David Posada Segura como investigador principal, con el
apoyo de Luis Eduardo Pelaez Jaramillo y Cristian Leonel Guardia López como coinvestigadores
y un equipo de auxiliares de investigación del Semillero de Penitenciario (para entonces
Semillero de Derecho Penitenciario) integrado por Fanyany Duque López, Daniel Holguín
Carvajal, Erwin Alberto Alcaráz Hernández, María Teresa Holguín Yepez, Wilder Alejandro
Gómez, Yamile Andrea Manco Campo y Yudy Natalia Paniagua Serna, el cual está avalado por el
grupo de investigación “Sistema Penitenciario” de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de
la Universidad de Antioquia.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 104
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

En este libro, se abordan diferentes temas: salud, alimentación,


espacios, educación, situación jurídica, entre otros. Con base en lo ante-
rior, inicié mi trabajo, profundizando, puntualmente, en el tema de la
educación dentro del establecimiento.

Educación, privados de la libertad


En la Ley 115 de 1994 se expide la Ley General de Educación. La misma
alude la responsabilidad del Estado, las definiciones y reglamento de
educación formal, preescolar, media, no formal, informal, para personas
con limitaciones, para adultos, para grupos étnicos, campesinos y rurales,
y para la rehabilitación social. Valga recordar que el sistema educativo
colombiano está conformado por la educación inicial, la educación
preescolar, la educación básica (primaria, cinco grados; secundaria, cuatro
grados), la educación media (dos grados y culmina con el título de bachi-
ller), y la educación superior.
Ahora bien, el anterior es el modelo educativo formal; pero, en
cuanto a las personas que se encuentran privadas de la libertad, veamos
que existe una educación especial. ¿Qué atiende la educación en el
contexto de la privación de libertad? La Comisión Interamericana de
Derechos Humanos señala que
Cualquier forma de detención, encarcelamiento, institucionalización, o
custodia de una persona, por razones de asistencia humanitaria,
tratamiento, tutela, protección, o por delitos e infracciones a la ley,
ordenada por o bajo el control de facto de una autoridad judicial o
administrativa o cualquier otra autoridad, ya sea en una institución
pública o privada, en la cual no pueda disponer de su libertad ambulato-
ria. Se entiende entre esta categoría de personas, no sólo a las personas
privadas de libertad por delitos o por infracciones e incumplimientos a
la ley, ya sean éstas procesadas o condenadas, sino también a las
personas que están bajo la custodia y la responsabilidad de ciertas
instituciones, tales como: hospitales psiquiátricos y otros estableci-
mientos para personas con discapacidades físicas, mentales o sensoria-
les; instituciones para niños, niñas y adultos mayores; centros para
migrantes, refugiados, solicitantes de asilo o refugio, apátridas e
indocumentados; y cualquier otra institución similar destinada a la
privación de libertad de personas (p.3).
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 105
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

Aquí conviene detenerse un momento a fin de advertir que una


persona privada de la libertad conserva sus derechos fundamentales;
debido al etiquetamiento social que recibe, se suele creer que pierde todos
los derechos que la Constitución garantiza, catalogándolo como simple
sujeto que ha perdido toda oportunidad de vida digna y de reinserción
social. De esta manera, es aislada y deja de ser tenida en cuenta socialmen-
te, olvidando que los derechos humanos se tienen por el solo hecho de ser
persona.
Para entender mejor lo dicho, bien vale la pena destacar un principio
básico que resalta la Defensoría del Pueblo (2006):
Las personas que se hallan internas en establecimientos penitenciarios y
carcelarios gozan de la misma dignidad que los demás seres humanos. En
consecuencia, son titulares, bajo igualdad de condiciones, de los mismos
derechos que se reconoce al resto de los miembros de la sociedad. Así se
precisa en el 5º de los Principios básicos para el tratamiento de los reclusos:
"Con excepción de las limitaciones que sean evidentemente necesarias
por el hecho del encarcelamiento, todos los reclusos seguirán gozando de
los derechos humanos y las libertades fundamentales consagrados en la
Declaración Universal de Derechos Humanos y, cuando el Estado de que
se trate sea parte, en el Pacto internacional de derechos económicos,
sociales y culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y su Protocolo facultativo, así como de los demás derechos
estipulados en otros instrumentos de las Naciones Unidas" (p.75).
Basados en este principio, cabe señalar que la sociedad debe entender
que quienes violan la ley también merecen ser tratados bajo condiciones
dignas y humanas y que el Estado debe ser garante. Como bien lo expresa
Parodi Pinedo (2010), se debe enfatizar en el ámbito de reconocimiento y
protección de los derechos de todas las personas, en toda circunstancia y
sin discriminación alguna, ya que está amparado por el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos y, por consiguiente, la protección
de la dignidad humana y de sus libertades fundamentales. No obstante se
conservan algunos derechos, también es cierto que se pierden otros.
Las personas recluidas en centros penitenciarios o carcelarios se
hallan sometidas a un régimen que restringe de manera muy rigurosa la
libertad en el ámbito físico. Y ese régimen no puede restringir las demás
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 106
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

libertades en un grado superior al previsto por la Constitución, los trata-


dos y la ley para el conjunto de la sociedad (Defensoría del Pueblo, 2006).
Hoy, la situación de las personas privadas de la libertad se ha tornado
complicada, debido a las condiciones de hacinamiento, a la situación de
violencia interna y a la falta de una eficiente garantía de condiciones dignas
dentro de los establecimientos, donde, además, se encuentran en condicio-
nes desfavorables las personas con discapacidades, en razón a que se hace
caso omiso a las declaraciones de derechos humanos internacionales, que
hacen plena referencia al debido trato que deben recibir las personas
privadas de la libertad, de acuerdo con sus condiciones especiales.
Es oportuno ahora, respecto de la educación en el contexto de priva-
ción de libertad, citar al profesor Posada (2009), quien señala que el
derecho a la educación en el ámbito penitenciario adquiere una gran
importancia, ya que está directamente relacionado con el fin resocializa-
dor que ha buscado otorgarse a la pena privativa de la libertad, y advierte
que más importante aún resulta entender el derecho a la educación
relacionado claramente con el derecho a la libertad, en el sentido en que
implica poder acceder a una reducción en el tiempo de cumplimiento
físico de la pena privativa de la libertad.
Apunta, así mismo, a dar a conocer que del derecho a la educación se
desprenden otros derechos en el ámbito penitenciario, de los cuales destaca
los siguientes: derecho a que la administración suministre los adecuados
equipos didácticos; derecho a que el centro de reclusión proporcione
instalaciones adecuadas para la enseñanza y la educación; derecho a que la
educación sirva para redimir pena; derecho a la educación gratuita, derecho
al aprendizaje, derecho a la investigación, derecho a que el estudio y la
enseñanza sean certificados; derecho a que cada centro de reclusión cuente
con programas permanentes de educación, derecho a recibir formación
técnica, derecho a realizar estudios superiores a distancia.
Por lo visto, es significativa la importancia que tiene lo anteriormente
expresado, ya que podemos entender de manera más precisa el valor que
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 107
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

adquiere el derecho a la educación dentro del sistema penitenciario, que


apunta a la resocialización y a la redención de pena. Igualmente, es posible
que con la educación dentro del establecimiento se pueda lograr que la
persona privada de la libertad, al cumplir su condena y regresar a la convi-
vencia en sociedad, pueda contar con oportunidades de iniciar una vida
laboral legalmente, oportunidad que se lograría con la implementación de
los conocimientos adquiridos en las clases, más aun si pudo concretar algún
tipo de técnica y, por qué no, un estudio superior a distancia, siendo el caso
que se le hubiera brindado esta oportunidad dentro del establecimiento.
A continuación, suministramos un formato que muestra el modelo
educativo que debe implementarse dentro de los establecimientos carcelarios.
Existe una estructura curricular para ser aplicada a las personas
privadas de la libertad, dentro de los respectivos establecimientos, el cual
contiene unos objetos de conocimiento, unas áreas fundamentales y
obligatorias, según la Ley 115 de 1994, y está organizada por ciclos
lectivos especiales (CLEI). Lo que lo que para nuestro sistema implica 1°,
2°, 3°, etcétera, para el caso, están unidos así:
La educación básica formal se desarrollará en cuatro Ciclos Lectivos
Especiales Integrados (CLEI. Art. 18, Decreto 3011/97) con una duración
de 40 semanas de trabajo académico; cada semana lectiva tendrá en
promedio veinte horas de estudio, distribuidas en cuatro horas de estudio
diario de lunes a viernes:
CLEI 1: Grados 1°, 2° 3°.
"

CLEI 2: Grados 4° y 5°.


"

CLEI 3: Grados 6° y 7°.


"

CLEI 4: Grados 8° y 9°.


"

La educación media formal se desarrollará en dos Ciclos Lectivos


Especiales Integrados (CLEI. Art. 23, Decreto 3011/94), con una duración
de veintitrés semanas de trabajo académico, con un promedio de treinta y
tres horas de estudio, distribuidas en seis horas de lunes a viernes, y tres
horas el sábado. Ahora bien los grados 10º y 11º corresponden al CLEI 5 y
6, respectivamente. Es así como se maneja el tema de la educación en los
establecimientos de privación de libertad.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 108
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

Componente específico
1. Establecimiento en concreto31
Como se manifestó, se trata de un establecimiento carcelario, insistimos,
solo para detenidos preventivos. También, como ya se dijo, el sistema de
educación de privación de libertad funciona mediante los CLEI. Esto haría
pensar que, consecuentemente, en el Establecimiento Carcelario de Santa
Fe de Antioquia no deben implementarse actividades de educación y, de
llevarse a cabo, no deberían estar vinculadas a las actividades de trata-
miento penitenciario, sino como un asunto de asistencia, aprovechamien-
to del tiempo en privación de la libertad, pero no podría estar vinculada a
la redención de pena. Sin embargo, en este establecimiento, en concreto, se
tiene a personas privadas de la libertad, condenadas, y eso ha hecho que se
implemente entonces un sistema que no sería naturalmente propio.
Al respecto, conviene citar la definición y tratamiento que se debe dar
a los presos "preventivos", según lo expone el profesor Rivera (1997): "La
regla 84, 1 efectúa una precisión de tipo terminológico cuando establece
que, es 'acusado toda persona arrestada o encarcelada por imputársele
una infracción a la ley penal, detenida en un local de policía o en prisión,
pero que todavía no ha sido juzgada'. A continuación, y tras consagrarse el
derecho a la presunción de inocencia, se dispone que estos reclusos
'deberán ser tratados en consecuencia'"32. Seguidamente, se establecen
una serie de derechos referidos a su situación de "preventivos", entre
otros, que "los 'acusados' han de estar separados de los reclusos condena-
dos" y "han de dormir en celdas individuales" (p.145).
La violación a estas reglas ocurre, precisamente, por el desorden
penitenciario nacional que mezcla a detenidos preventivos con condena-
dos, e incluso en un establecimiento legalmente hecho solo para detenidos
preventivos. No se trata solo de personas que entraron a este estableci-
miento en detención preventiva y resultaron condenadas allí; la realidad
es que se ha trasladado a personas ya condenadas.

31 Se desarrollará la situación real dentro del establecimiento teniendo en cuenta los dos items
que se abordaron anteriormente.
32 Ello se refiere a la prohibición –desde el punto de vista estrictamente penitenciario- de que a
los reclusos "preventivos" se les aplique un tratamiento penitenciario.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 109
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

Estas circunstancias no son ajenas a la realidad nacional, en cuanto al


sistema penitenciario se refiere; en otras palabras, todo el país se encuen-
tra en un problema de hacinamiento; todos los establecimientos están
saturados, desbordados. Establecimientos como este que solo tiene
capacidad para cincuenta personas, en los últimos años ha tenido un
aumento considerable de la población; por ejemplo, en el último año
(2012-2013), se ha tenido un promedio de cien personas, pues en las
visitas posteriores se encontró un aumento gradual de la población
privada de la libertad que ascendió a 102 personas en enero de 2013; en
julio del mismo año bajó a 93 tres personas, lo que significa un hacina-
miento del 100%.
Todo este problema nacional, por supuesto, tiene implicaciones en este
establecimiento. En la actualidad, en todo el país el hacinamiento está en el
56% aproximadamente; en Santa Fe de Antioquia es del 100%. Es observable,
entonces, que este problema es consecuencia de lo que pasa en todo el país.
En todos estos años hemos visto crecer la población penitenciaria.
Cuando empezamos había setenta personas en el establecimiento; ahora,
son cien y se han tenido picos de hasta 102, lo que muestra que ha venido
en ascenso. Es evidente que la población carcelaria aumenta y tanto el
establecimiento como la sociedad se acostumbran cada vez más a esta
situación. Por mucho que esto sea nefasto para la garantía de los derechos
fundamentales de las personas, simplemente se ve como algo natural de
los centros de reclusión, lo que conduce a enormes violaciones de dere-
chos humanos.
Cuando iniciamos en el proceso de investigación encontramos un
director, Guillevardo Pinzón Peña, que llevaba en su cargo 6 años. Esto
para el 2011. Durante este periodo de estabilidad, respecto del director, el
establecimiento funcionó muy bien. Posteriormente, el establecimiento
ha sido dirigido por más de tres directores. Es posible que exista una
relación entre uno y otro cambio de director y el crecimiento de la pobla-
ción carcelaria, pues esta situación hace que ningún programa se pueda
sostener en el tiempo, por cuanto un nuevo director supone nuevas reglas.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 110
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

2. Cómo funciona la educación en el establecimiento


carcelario de Santa Fe de Antioquia33
Teniendo en cuenta lo precedente respecto del funcionamiento de la
educación formal, y aquella propia del establecimiento carcelario, a
continuación se visualizará la situación en cuanto al nivel educativo con
que cuentan un grupo de privados de libertad, al momento de ingresar al
establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia, los cuales se encon-
traban allí el 22 de marzo de 2011, fecha en que el grupo del observatorio
de derechos humanos realizó una encuesta. De esta se destacan los
siguientes resultados, los que a su vez fueron identificados en el libro
Privación de la libertad en la ciudad madre de Antioquia.
Al momento de la encuesta, setenta personas se encontraban privadas
de la libertad; de estas, sesenta y siete accedieron a responderla de manera
voluntaria. De las personas encuestadas, catorce no saben leer, mientras
que once manifiestan no saber escribir, lo que da cuenta de la existencia de
personas analfabetas dentro del establecimiento. Así mismo, treinta y un
personas, del total de encuestadas, no culminaron con ningún tipo de
formación académica; veinticuatro personas terminaron su educación
primaria y solo siete personas declararon haber terminado su educación
secundaria; únicamente, cuatro personas expresaron haber iniciado sus
estudios superiores, específicamente, dos en educación técnica, una
persona inició una tecnológica y otra inició educación universitaria34.
En relación con el plan ocupacional del establecimiento, se tienen
unos cupos distribuidos así: 10 cupos para personas analfabetas, 15
cupos para el CLEI-1, y 10 cupos (que se dieron en el año 2013, en el cual
se empleó el plan ocupacional) para el CLEI-2, es decir, 4° y 5°. Cabe
mencionar que el CLEI 2 apenas se está implementando, pues solo hasta

33 La información que da cuenta de la situación de educación específicamente dentro del


establecimiento ha sido suministrada por Diego Alejandro Tilano Tavera, Dragoneante del
Establecimiento Carcelario, Santa Fe de Antioquia (exceptuando la que hace referencia a la
encuesta realizada por el observatorio del Semillero de Penitenciario).
34 En aquel momento, encontramos estas cifras, porque la encuesta se hizo directamente a las
personas privadas de la libertad que allí se encontraban. Ahora, con las actividades de
observación que llevamos a cabo, no existe una información exacta, ni siquiera por parte de la
administración. Esto, debido al tema fluctuante de la población.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 111
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

octubre del año 2013 se le concedió al establecimiento la ampliación del


plan ocupacional, ya que sin este no se pueden ingresar personas priva-
das de la libertad a las actividades.
Hace siete años aproximadamente que existe el programa de educa-
ción dentro del establecimiento. En este momento cuenta con el programa
de alfabetización y el CLEI 1 (que comprende 1°, 2° y 3° de primaria).
También se está implementando el PAVA, programa de validación desarro-
llado por la Universidad Católica del Norte, y un programa de capacitación
y validación de la primaria, de modalidad virtual, y apoyado por una
profesora quien trabaja con las personas privadas de la libertad -los días
lunes, martes y miércoles-. El CLEI 1 se desarrolla de lunes a viernes con
una intensidad de 6 horas diarias.
Dentro del establecimiento se adelanta la formación para el trabajo con
la ayuda del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena). Se han dictado cursos
de formación en emprendimiento, contabilidad de costos (básico), bisute-
ría, repujado en cuero; cría de codornices, ganado, cerdos, pollos, gallinas;
manejo de residuos sólidos, manipulación de alimentos, entre otros.
Relativo a la posibilidad de desarrollar una técnica o tecnología, por
ser un establecimiento carcelario, es decir, solo para albergar personal
sindicado, y aunque siempre se han tenido personas condenadas, la
población es muy fluctuante; por ende, no se puede contar con una
persona privada de la libertad para desarrollar una técnica que duraría
alrededor de un año o año y medio, o una tecnología que sería hasta de tres
años, porque el SENA que es la institución que los apoya, requiere un
mínimo de estudiantes; entonces, inicialmente, se empieza un curso con
cuarenta personas y terminan quince o dieciocho. En definitiva, como no
se tiene la certeza de cuánto tiempo pasarán las personas privadas de la
libertad dentro del establecimiento (unos salen en libertad, otros son
condenados) no ha sido posible adelantar en una técnica o tecnología.
Atinente a los espacios, se cuenta con un aula de estudio donde se
pueden atender cerca de 30-35 estudiantes, pero no hay claridad en cuanto
a las personas que están en el proceso, en virtud de su población fluctuante.
Dentro del establecimiento existen personas analfabetas con quienes
se desarrolla un programa especial de educación para adultos. Se trabaja
con ellos de acuerdo con sus capacidades, porque la población carcelaria,
en su mayoría, es de extracción campesina.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 112
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

El instructor del establecimiento (es una persona privada de la


libertad), es profesional, más exactamente, ingeniero de sonidos, entre
otros estudios. Maneja una lengua extranjera (inglés). Es él quien está
apoyando como instructor educativo dentro del establecimiento.
Dentro del proceso educativo se han graduado personas, pero no por
el sistema penitenciario, sino por un convenio realizado con un colegio
privado del municipio de Santa Fe de Antioquia -el Instituto
Arquidiocesano Urbano y Rural- lo que significa que se llevó a cabo como
se brinda en el sistema abierto. Se les certificó la validación de la básica
primaria; se graduaron alrededor de quince personas, en el grado 5° de
primaria. Como beneficio se tiene la superación personal y la redención de
pena. Adicionalmente, la persona privada de la libertad que ha tenido
buena conducta y ha accedido a la educación, es tenida en cuenta para
otras actividades dentro del establecimiento lo cual le puede significar
más redención, porque en estudio la persona redime de lunes a viernes, y
si adicional a esto realiza otras actividades estaría redimiendo sábados,
domingos y festivos pasando de redimir, por ejemplo, de diez días en un
mes a quince días, lo que generaría un mayor beneficio.

Conclusiones
El presente trabajo se realizó en un establecimiento carcelario, es decir,
destinado solo para detenidos preventivos, lo que llevaría a pensar que en
este lugar no deben existir actividades de educación y de llevarse a cabo no
deberían estar vinculadas al tratamiento penitenciario, sino más bien
como una actividad de asistencia, aprovechamiento del tiempo en priva-
ción de la libertad, mas no vinculadas a la redención de pena; sin embargo,
en este establecimiento en concreto se cuenta con personal condenado y
eso ha hecho que se implementen actividades de tratamiento penitencia-
rio dentro del establecimiento.
Estos son los beneficios que se brindan a la población del estableci-
miento carcelario en Santa Fe de Antioquia, en lo que hace alusión a la
educación. Pero la realidad es que las personas prefieren trabajar a
estudiar, puesto que con el trabajo redimen más pena que estudiando. El
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 113
Derecho a la educación de las personas privadas de la libertad en el establecimiento carcelario de Santa Fe de Antioquia

asunto es que estudiando solo redimen pena de lunes a viernes, mientras


que trabajando redimen pena todos los días. Quiere decir que esos dos
días adicionales suman con el paso del tiempo, tanto si llegan a ser conde-
nados como si ya tienen condena en firme.
Aunque dentro del establecimiento no debería existir la educación
como tratamiento penitenciario, al existir no es totalmente adecuada,
pues no se tiene una persona con un nivel educativo adecuado para
instruir a los reclusos, teniendo en cuenta que quien hace las veces de
profesor es una misma persona privada de la libertad; el espacio donde se
reciben las clases carece de iluminación, aire y adecuación, pues es objeto
de interrupción debido a los demás eventos que se lleven a cabo, por ser
este el único espacio disponible para desarrollar múltiples actividades.
El derecho a la educación con que cuentan, pues las personas privadas
de la libertad dentro del establecimiento carcelario de Santa Fe de
Antioquia, si bien se implementa conforme al formato establecido de los
CLEI, no se realiza de manera eficiente, por cuanto no se tienen lugares ni
personal adecuado para brindarles una educación ajustada a los reclusos;
además, las personas que ingresen con algún tipo de educación superior a
la primaria, no podrán acceder al estudio, en razón a que en el estableci-
miento solo se desarrolla el CLEI 1 y 2 lo que se observa como una vulnera-
ción al derecho a la educación.
El hecho de que existan personas analfabetas puede convertirse en un
obstáculo para quienes tienen un nivel más alto en su estudio, en virtud a
que se prioriza en la educación de las primeras atrasando en cierta medida
el aprendizaje que pudieran recibir si todos estuvieran nivelados. Con el
plus de que es una sola persona la que se encarga de dar las clases, en un
mismo espacio y tiempo para todos los niveles; de manera que no es viable
dividir a las personas por grados.
Finalmente, invito a reflexionar en que no debe confundirse el hecho
de que las personas tengan acceso a la educación, lo que está muy bien, con
el logro de lo que la ley ordena que es la resocialización, porque esta muy
probablemente no es alcanzable, lograble o real.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 114
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en la Ley General de Educación. Bogotá, D. C.
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3011 (1997). Por el cual se establecen normas para el
ofrecimiento de la educación de adultos y se dictan otras
disposiciones. Bogotá, D. C.

115
Estado del arte de
la seguridad humana
en Colombia*
Semillero de Seguridad Humana**
Universidad de Antioquia

Introducción

L a metodología de trabajo del Semillero se definió con la ejecución


de dos etapas: en la primera, se abordó el proceso de rastreo o
búsqueda bibliográfica sobre la seguridad humana en Colombia. Se
hallaron alrededor de ochenta textos, entre libros, artículos de revistas,
capítulos de libros, tesis de grado, entre otros, material que fue analizado

* Este artículo fue publicado por la Revista virtual Cultura Investigativa de la Universidad San
Buenaventura, en su edición número 5 de diciembre de 2012. Nicolás Espinosa (ed.). ISSN: 2027-8993.
** En la elaboración de este artículo participaron las siguientes personas, todas ellas integrantes
del Semillero de Investigación en Seguridad Humana, adscrito a la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la Universidad de Antioquia, (semilleroobshm@gmail.com). Este, a su vez, hace parte
del Observatorio de Seguridad Humana de Medellín: Camilo Yarce Mazo, abogado de la
Universidad de Antioquia, camiloym10@gmail.com.; Ana Carolina Henao Vargas, socióloga de la
Universidad de Antioquia, carol-hv@hotmail.com.; Nidia Urrego Escobar, estudiante de segundo
semestre de sociología de la Universidad de Antioquia, escobar.nidia73@gmail.com.; James Larry
Vinasco Hernández, sociólogo de la Universidad de Antioquia, jlarry2@hotmail.com.; Luis
Eduardo Giraldo Lopera, politólogo de la Universidad de Antioquia, luisgilo89@gmail.com. Los
resultados aquí expuestos hacen parte de la indagación que el grupo de estudiantes del semillero
ha venido desarrollando para la construcción del Estado del arte en seguridad humana en
Colombia, desde marzo de 2011.
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

por cada participante, previa selección del texto, y, posteriormente,


expuesto mediante conversatorio con todos los integrantes del equipo.
A partir de los insumos arrojados para el estado del arte sobre la
seguridad humana en Colombia, se agruparon las temáticas en cinco
nodos principales y se abordaron de la siguiente manera: en el primer
apartado se realiza un acercamiento al tema de la evolución del concepto
de seguridad y a algunas de las dinámicas inherentes; es decir, tanto a la
evolución del concepto como a la trascendencia e implicaciones que los
estados han asumido en temas de seguridad tales como el terrorismo y
las nuevas amenazas en las discusiones sobre seguridad; miedo y
seguridad, que demarcan una nueva configuración a partir del final de la
Guerra Fría; las nuevas amenazas a la seguridad y al desarrollo, particu-
larmente en el caso colombiano.
El segundo apartado presenta la seguridad humana. Allí se propone
un acercamiento al tema de la seguridad desde lo que el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estableció en 1994 en el
informe de desarrollo humano. El mismo significó un cambio de énfasis en
la mirada tradicional de seguridad; de ahí que se establezcan en el concep-
to de seguridad humana unas potencialidades y unos riesgos propios de su
utilización por parte de los Estados, como recurso para las intervenciones
“humanitarias”, o su oposición a la política de soberanía nacional.
En el tercer apartado se aborda el tema de la incidencia de las relaciones
internacionales en las políticas de seguridad de los países latinoamericanos.
Cabe señalar que en este apartado se encontró que algunos textos hacen
énfasis en las políticas intervencionistas de Estados Unidos a nivel económi-
co, político y social con consecuencias para los países latinoamericanos.
Por su parte, en el cuarto apartado se muestra la evolución del
concepto de seguridad humana en Colombia. Se encontraron avances
importantes enmarcados en las temáticas que tratan sobre las políticas
públicas de seguridad, confusiones conceptuales entre seguridad
democrática y seguridad humana. De acuerdo con las hipótesis encontra-
das, la confusión y diferenciación de conceptos está basada en la asimila-
ción del concepto de seguridad democrática con seguridad humana, por
la “supuesta” conexión que ambas tienen con las teorías liberales de las
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 117
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

relaciones internacionales basadas en la protección de los individuos;


sin embargo, en discurso y práctica se presenta cómo la seguridad
democrática atiende principios contradictorios fundados en una notoria
ambigüedad y distanciamiento entre el concepto de democracia y lo que
denota la política de seguridad democrática adelantada por el gobierno
del presidente Uribe.
En el quinto y último apartado se presentan algunas de las dimensiones
de la seguridad, entre ellas, la seguridad de las mujeres. Aquí se encontró
que los textos trabajados mencionan una relación directa entre conflicto e
inseguridad, por las especificidades que presentan las dinámicas bélicas en
la vida y el cuerpo de las mujeres. Por otro lado, se presentan las tesis
encontradas sobre la relación medio ambiente-seguridad en el marco de dos
hipótesis principales: la primera alude al enfoque geopolítico de la proble-
mática ambiente-seguridad; la segunda alude al contexto nacional y analiza
la relación existente entre la explotación minera y la seguridad humana de
las poblaciones indígenas y campesinas que ocupan el territorio.

Evolución del concepto de seguridad


La seguridad, desde el punto de vista teórico, ha sido un concepto con una
relación cercana a los asuntos políticos, tanto locales como internaciona-
les. Igualmente, ha abarcado muchos aspectos de las dinámicas sociales y
políticas de los estados y las naciones, en estrecha relación con el uso de la
fuerza y la salvaguarda de la legitimidad de Estados.
Por esta razón, Echavarría (2006) considera que las miradas alternati-
vas de la seguridad ponen de manifiesto una trampa en el uso del concepto,
pues, en principio, lo que está en riesgo es el orden político como tal y, por
ende, los discursos donde se aplica están en función de la construcción y
producción del Estado, la Nación y el Otro. De este modo, la interpretación
del concepto se ha convertido en la negación de la inseguridad, en la
búsqueda de estar libre de amenazas, un objetivo positivo en sí mismo el
cual es función primaria del Estado-Nación moderno. Dada la ausencia de
amenazas, no hay necesidad de acciones de seguridad, y, sin estas accio-
nes, el elemento constitutivo del Estado, como resultado del Estado de
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 118
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

naturaleza desaparece. Es por esta razón que la seguridad total no es


posible como objetivo del Estado y así siempre habrá nuevas amenazas
(Echavarría, 2006).
La propuesta de seguridad humana del PNUD “aparece como un
concepto de orden polivalente: de contenido antropocéntrico, universal,
interdependiente, preventivo, democrático, indivisible, global, local,
integrativo y de connotaciones cualitativas y cuantitativas” (p.187), en
contraposición al concepto tradicional de seguridad (Duarte, 2004). De
esta manera, tras una revisión de algunos balances sobre las teorías y
tratamientos del concepto de seguridad, se puede rastrear como resultado
una evolución del paradigma en tres grandes momentos: 1) el estableci-
miento de la seguridad nacional como soporte fundamental de los nacien-
tes Estados modernos, 2) el paso a un sistema de seguridad internacional, y
3) la presentación de un nuevo paradigma de seguridad global (Galindo,
2005: 4).

1. El terrorismo y las nuevas amenazas en las


discusiones sobre seguridad
El final de la Guerra Fría significó el surgimiento de nuevas amenazas que
afectaban la seguridad, tanto en el ámbito estatal como en el internacional.
Por consiguiente, el concepto de seguridad se reconstruye y reinterpreta
con el fin de “prestar atención a cómo los conflictos ambientales, la lucha
por los recursos naturales, las migraciones, el terrorismo, las organizacio-
nes criminales transnacionales, la misma privatización de la seguridad, las
pandemias, las hambrunas, el desempleo, la proliferación de estados
fallidos (failed states), las nuevas guerras y los estados canallas (rogue
states), entre otros” (Delgado, 2008: 6).
De este modo, algunos conflictos armados nacionales tienden a la
internacionalización35 cuando amenazan la paz internacional. Es el caso
del conflicto colombiano, el cual ha tenido múltiples consecuencias, tanto

35 Principalmente, después de los atentados contra las torres gemelas en Nueva York el 11 de
septiembre de 2001.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 119
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

para los actores armados ilegales, como para el propio Estado colombiano:
“La inclusión en la lista de grupos terroristas de los grupos armados ha
sido una estrategia fundamental para reducir el apoyo internacional,
basado en legitimidad y financiación, con el que contaban estos grupos”
(Mejía, 2009:116). Este tratamiento que se da desde la postura estatal a los
problemas de seguridad (nacional e internacional) deriva en la implemen-
tación de políticas hegemónicas contra el terrorismo, lo que conlleva a la
militarización de las problemáticas sociales (Pedraza, 2008), por un lado;
por otro, la “militarización de la política y la bandolerización de la gue-
rra”36 (Leal, 2006:116).

2. Miedo y seguridad
Si bien el miedo es considerado una reacción biológica y psíquica frente a
cualquier tipo de amenaza, sea real o imaginada, no puede negarse que
este también es un fenómeno totalmente inherente a la seguridad. Danilo
Zolo (2009) considera que “la organización política es la respuesta
colectiva más eficaz que el hombre haya creado para 'reducir el miedo"
(pp.152-153). La propuesta de este autor parte del paradigma de la
denominada Realpolitik37, que propone una visión crítica acerca de la
globalización, puesto que no pretende idealizar ni diseñar nuevos hori-
zontes políticos, sino buscar respuestas concretas a las problemáticas de
inseguridad y miedo, teniendo en cuenta que tiene una visión amplia de
ambos conceptos.
El autor conecta los grupos demandantes de seguridad y la economía
de mercado, y expone que la seguridad tiene como condición necesaria la
marginación y discriminación, pues no todos pueden acceder a ella y las
mayores dificultades de los Estados es la garantía de la seguridad frente al
miedo derivado de la dialéctica entre “ciudadano y extranjero”. Estos
análisis están centrados en los estados europeos postindustrializados, lo
cual no permite encontrar casos específicos como los relacionados con la

36 Cursivas fuera del texto.


37 Política de la realidad.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 120
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

seguridad en países en conflicto, sea el caso de Colombia, en donde el


problema de la seguridad no es si se puede o no acceder a ella, como
tampoco la presencia de extranjeros, sino amenazas endógenas.

3. La seguridad humana
Concepto de seguridad humana Posguerra Fría, diferenciada
del concepto tradicional
Si en el manejo conceptual de seguridad no ha existido unanimidad, en
razón a la diversidad de contextos (nacionales, internacionales, locales,
culturales) el concepto de seguridad humana no ha sido la diferencia, “es
decir, no hay un consenso sobre dicha definición. Sin embargo, a partir de
los trabajos que se han hecho tanto en las Naciones Unidas […] como en la
Red de Seguridad Humana, podemos identificar dos líneas en el concepto:
la carencia de miedo y la carencia de necesidades” (Mejía, 2009: 109).
Para el PNUD, según su informe sobre desarrollo humano, presentado
en 1994, se debe considerar que la seguridad humana contiene dos
aspectos básicos: el primero, significa seguridad contra amenazas cróni-
cas como el hambre, la enfermedad y la represión; el segundo, se refiere a
la “protección contra alteraciones súbitas y dolorosas de la vida cotidiana,
ya sea en el hogar, en el empleo o en la comunidad” ((p.26). A partir de
dicho informe se arrojan luces sobre la diferencia entre la seguridad
tradicional y la seguridad humana, considerando esta última no como un
concepto defensivo, como lo es la seguridad territorial o militar, sino un
concepto integrador y preventivo. En este concepto se reconoce el carácter
universal de las reivindicaciones vitales de los individuos en cuyo desarro-
llo deben participar. En el fondo, el concepto de seguridad humana “[...]
significa un cambio de énfasis: ya no se trata tanto de defender el territorio
o el Estado cuanto de salvaguardar la seguridad de las personas en todas
sus dimensiones […] constituye una concepción de la seguridad que busca
más la prevención de los riesgos que la actuación a posteriori […]” (Rodrí-
guez, 2005: 10).
De otro lado, Pérez de Armiñon (2006) considera que el concepto de
seguridad humana debe ser entendido desde dos enfoques: “El enfoque
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 121
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

restringido y el enfoque amplio. El restringido se centra en la 'libertad


frente al temor', esto es, en la protección ante la violencia física en contex-
tos de conflicto. Y el amplio se centra en la 'libertad frente a la necesidad',
es decir, en la satisfacción del desarrollo humano y de un mínimo bienestar
(seguridad alimentaria, sanitaria, medioambiental, etc.)” (p.60).
Por su parte, Baratta (2001) entiende la seguridad como una lucha
contra la criminalidad y la exclusión social; como una necesidad humana y
una función general del sistema jurídico. Así lo expresa: “Es la búsqueda de
una sociedad basada sobre la realización de las necesi¬dades reales, es
decir, de las potencialidades de desarrollo de los individuos y de los
pueblos” (p.4). De este modo, el autor considera que las políticas de
seguridad tradicionales son insuficientes para atender las problemáticas
que aquejan a los individuos, y muestra la posibilidad de otra política de
seguridad, no desde la seguridad como derecho, sino como la seguridad de
los derechos, lo que llevaría también al fortalecimiento de la democracia a
través de la participación ciudadana.

Potencialidades y riesgos del concepto de seguridad humana


El concepto de seguridad humana es innovador por su énfasis en el
cumplimiento de la protección de los derechos humanos, objetivo primor-
dial de orden internacional que cada Estado debe garantizar. De frente a
esta garantía siempre estarán los Estados estructurando y manteniendo
los marcos institucionales en los cuales se desarrolla la seguridad huma-
na (Sorj, 2005). Por otra parte, el empoderamiento de los ciudadanos
frente al tema de la seguridad, desde la perspectiva de la seguridad
humana, estimula el crecimiento de la participación democrática “y
confiere un papel fundamental a los actores no gubernamentales, en
especial a las ONG” (Sorj, 2005: 42).
Sin embargo, la seguridad humana puede tener el riesgo de ser inter-
pretada hacia un enfoque militarista. Así, Pérez de Armiñon (2006) indica
que la “responsabilidad de proteger”, puede ser usada como recurso para las
“intervenciones humanitarias” cuando un Estado no puede o no quiere
proveer a los ciudadanos las condiciones básicas de seguridad, quebrantan-
do así la no injerencia internacional en asuntos nacionales y direccionando
tales intervenciones hacia la visión restringida de la seguridad humana.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 122
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

Incidencia de las relaciones internacionales en las


políticas de seguridad latinoamericanas
La seguridad humana es un concepto universalista con un cuadro geopolíti-
co diverso y amplio, en virtud a su extensión y aplicación en el marco de los
Estado-Nación y en las relaciones internacionales. Latinoamérica es una
muestra más concreta de este aspecto, por cuanto la incidencia política de
otros países es evidente, tanto en lo político como en lo económico y social.
Tal es el caso de Estados Unidos y su guerra contra el terrorismo que ha
influido en las políticas de seguridad de los países del Cono Sur. En el caso de
Colombia, el apoyo recibido por parte de los Estados Unidos para el trata-
miento a la crisis colombiana, ha servido potencialmente como modelo de
intervención externa en los asuntos internos del hemisferio, lo cual ha
causado dificultades diplomáticas (Tokatlian, 2004). Esta combinación de
políticas de seguridad puede provocar, como lo sugiere el mismo autor, “un
futuro con creciente guerra y abundantes drogas, ocasionando más viola-
ción de los derechos humanos, más desplazados, más militarización, más
degradación ambiental, más corrupción y más narcotráfico, así como menos
inversión, menos estabilidad, menos gobernabilidad, menos seguridad y
menos crecimiento en Sudamérica” (p.182).

Concepto de seguridad en Colombia


1. Las políticas públicas de seguridad
En el rastreo realizado han emergido algunas ideas importantes relaciona-
das específicamente con la confusión que se presenta respecto de los
diferentes conceptos sobre seguridad, las discusiones entre teoría y
práctica de la seguridad, con las políticas públicas, entre otros.
En el rastreo emprendido por el Semillero se plantean dos grandes
hipótesis en las que se puede identificar el tema de políticas públicas en
relación con la provisión estatal de la seguridad que recogen varios
argumentos y textos publicados. Una de ellas a nivel nacional, y otra a nivel
local. A nivel nacional, ha sido la instauración de la seguridad nacional
desde una perspectiva militarista de entender la seguridad (Galindo,
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 123
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

2005) y su adaptación práctica (no tan discursiva) al concepto de seguri-


dad democrática. Estos elementos están sustentados en la continua
defensa militarista del Estado y de los territorios colombianos, más que de
los individuos como tal, es decir, la seguridad democrática es entendida
como un esquema viejo, igual a la seguridad nacional, que pretende
afrontar nuevos problemas de seguridad (Galindo, 2005).
A la vera de esta consideración, está la hipótesis de que primero hay
que garantizar la seguridad del Estado, para luego garantizar la seguridad
de los ciudadanos. Así, es primordial para el Estado colombiano hacer
políticas de seguridad desde un enfoque tradicional, con argumentos
centrados en el discurso del individuo, pero que en la práctica son total-
mente militaristas y están enfocados a fortalecer la soberanía. De esta
manera, argumenta Caballero Argáez (2002):
Colombia enfrenta la más compleja situación de seguridad interna en el
Hemisferio Occidental. La interacción de un conjunto de amenazas
–grupos insurgentes, autodefensas ilegales, narcotráfico y crimen
organizado- representa un reto de proporciones incalculables para el
Estado en Colombia. Está en juego la supervivencia misma del orden
democrático por lo cual es fundamental que la sociedad colombiana no
escatime recursos, esfuerzos y compromiso en la lucha por recuperar la
seguridad interna del país […] (p.1).
En lo local, las principales hipótesis que pueden rastrarse se refieren a
que las administraciones locales se han quedado cortas en la creación de
políticas públicas de prevención, a pesar de demostrar la eficacia con la
que pueden contar. Sin embargo, y pese a haber disminuido los indicado-
res de inseguridad en las ciudades, continúan presentándose problemas a
raíz de la emergencia de nuevos actores y dinámicas de criminalidad, así
como la creciente desigualdad y exclusión. De ahí que pueda decirse que
dentro de este nuevo contexto, deban reforzarse las políticas de seguridad
enfocadas en medidas más integrales (Vargas y García, 2008).
Esta oferta propende más por una idea de seguridad integral basada
en la prevención, que por una idea militarista y reaccionaria. Sin embargo,
no es relacionada con la seguridad humana, sino con la seguridad ciudada-
na. Es por esto que algunas políticas locales siguen siendo primordialmen-
te policiales y de control y de contención a la criminalidad, lo que contradi-
ce ese supuesto carácter integral de la seguridad ciudadana.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 124
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

Teóricamente, en Colombia se ha manejado la hipótesis de que la


seguridad urbana, en la práctica, combina formas propias de la seguridad
pública (relacionada con el orden público) y de seguridad ciudadana (un
espectro más amplio e integral de acción), es decir, en las intenciones de
mantener el orden público y la calidad de vida de los ciudadanos. Este
cambio de concepción “ampliada” y no tan militarista, se da a partir de la
década del 90 con la nueva Constitución Política de 1991 y la descentrali-
zación del poder, que permitió el fortalecimiento de iniciativas locales en
cuanto al manejo del crimen y la violencia. Para Rivas Gamboa (2005),
[e]stos cambios se enmarcan, en buena medida, en la redefinición de
seguridad como campo de intervención gubernamental. Un primer hito
en este sentido es la Constitución de 1991, en la que se incluyen los
conceptos de seguridad ciudadana y convivencia pacífica. Asimismo, la
Constitución redefine competencias en el manejo de la seguridad, que a
partir de entonces y al menos en términos constitucionales recae sobre
las autoridades locales como primeras autoridades de policía […] Junto a
los cambios de orden constitucional introducidos en 1991, las iniciativas
presidenciales en seguridad sancionadas a lo largo de la última década
también han contribuido en la redefinición tanto del tratamiento del
crimen y la violencia como de la seguridad –(…)La introducción de estos
temas a la par de temas relacionados con el conflicto interno y el narco-
tráfico es susceptible de criticas importantes38 y en varios casos puede
calificarse como más discursiva que práctica (p.110).
Para la autora, las ciudades de Medellín, Cali y Bogotá han tenido
procesos similares (mas no idénticos) de modernización frente al crimen,
donde, de alguna manera, han logrado articular la idea de seguridad
urbana, enfocada tanto hacia la reacción como hacia la prevención: la
creación de oficinas asesoras especializadas en temas de seguridad;
conceder importancia central a los planes de desarrollo, a las políticas
públicas y programas de intervención; el desarrollo de sistemas de
información que, valga la reiteración, sistematicen los hechos violentos
para saber qué pasa. Pero no todo está bien hecho o es armónico y así lo
confirma la misma autora: “En ninguna de las tres ciudades se realizan de
manera sistemática diagnósticos previos al diseño y adopción de medidas

38 Ver, por ejemplo, Camacho (1994).

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 125
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

en seguridad, ni se construyen líneas de base o herramientas que permitan


conocer el impacto de tales medidas. La introducción de formas sistemáti-
cas de manejar la seguridad a nivel municipal, en últimas, es aún bastante
parcial” (p.140).

2. Confusión entre conceptos de seguridad (seguridad


democrática, seguridad humana, seguridad ciudadana,
seguridad urbana)
La mala interpretación y la diferenciación teórica que se da principalmen-
te entre la seguridad humana y la seguridad democrática, se da especial-
mente con dos argumentos: en relación con los conceptos de seguridad y
democracia, y en relación con la asimilación con la seguridad humana.
Esto mismo sucede con otros términos que vienen a continuación.

3. Confusión de la seguridad democrática con la


seguridad humana
Hay una hipótesis sostenida de que la seguridad humana deviene de las
teorías liberales y constructivistas de las relaciones internacionales. Pero,
lo mismo se dice de la seguridad democrática; es decir, que esta viene
influenciada por el liberalismo político, en tanto busca la protección de los
individuos, no solo en concepciones militares, sino mediante medios
económicos y políticos, eso sí, lo que implica el fortalecimiento de las
instituciones estatales. Al confundir estos dos orígenes, se pueden enredar
ambos conceptos como lo aseguran Sánchez y Rodríguez (2007): “La
preocupación por los actores sociales, en especial los individuos, entendi-
dos como ciudadanos y seres humanos, adquiere cada vez mayor gravita-
ción y envergadura, motivo por el cual la seguridad humana como filosofía
y propuesta de trabajo, así como la seguridad democrática, estrechamente
vinculada a ella, enriquecen y vuelven más complejo el panorama de la
seguridad en las sociedades contemporáneas” (p.93). Pero en la práctica,
continúan los mismos autores, la seguridad democrática es más operativa
“en especial, su capacidad para sustentar mecanismos específicos de
acción se desprende de su componente democrático” (p.93).
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 126
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

En todo este contexto de la participación de la sociedad civil en la


seguridad democrática y la seguridad humana, es que ambas conciben la
importancia de la participación civil, pero la entienden en diferentes
etapas. En la seguridad democrática, el ciudadano adquiere importancia y
participación al momento de hacer seguridad; es decir, que participan por
medio de los mecanismos de seguridad del Estado. Esto conlleva a una
concepción del ciudadano típico de un Estado totalitario orwelliano,
caracterizado por tener como guía una virtud religiosa y moral, que ve en el
otro una constante amenaza, por lo que tiene que estar vigilado y vigilante
de modo constante. De esta forma, el Estado está evadiendo la responsabili-
dad de otorgar seguridad, con el discurso de la corresponsabilidad. Este
ciudadano es un vigilante natural del orden, un ciudadano delator.
En la seguridad humana, por su parte, se entiende la participación de la
sociedad civil en las etapas de la construcción, seguimiento y evaluación de
las políticas de seguridad. Allí el ciudadano es activo, interesado por lo
público y por su propia seguridad, lo que, no obstante, no le quita la
responsabilidad al Estado de garantizar seguridad. ¿Cómo diferenciar los
tipos de prevención de ambas concepciones de seguridad? No podemos
partir de que la “vigilancia natural” es una forma de atención por medio de
la represión. Hay que reconocer que tiene un componente preventivo,
pero, ¿cómo diferenciarlo del enfoque de derechos como el de la seguridad
humana?, ¿cómo diferenciar a la ciudadanía como sujeto y objeto de ambas
seguridades? Es claro que para ambas concepciones de la misma, las
personas son objeto y sujeto de la seguridad; en diferentes niveles, pero lo
son. Esta cuestión podría tener respuesta en el enfoque de la participación.

4. El discurso y la práctica
En este ejercicio de indagación, se encontró que hay un problema entre el
discurso y la práctica de la seguridad democrática. Por ejemplo, hay
hipótesis que plantean que la seguridad nacional y la seguridad democrá-
tica atacan “factores de índole económica, social, política, aumentando la
búsqueda de un desarrollo humano. [...] una sociedad segura apunta a
resolver los problemas del desarrollo, la pobreza, el desempleo, la margi-
nalidad, buscando como resultado la consolidación y el desarrollo de la
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 127
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

sociedad” (Vargas, 2006: 150). Este es el discurso propio de la seguridad


democrática, pero, en la práctica, se ha conocido la sistemática violación a
los derechos humanos y el enfoque militarista de dicha política (Angarita,
2011). Solo teóricamente,
se entienden las razones del presidente Álvaro Uribe en Colombia de
construir, por lo menos discursivamente, su política de seguridad con
base en la noción de seguridad democrática, y de alejar su significado de
aquellas "concepciones de seguridad profesadas por regímenes
autoritarios, partidarios de la hegemonía ideológica y la exclusión
política, por cuanto, este gobierno no hace suyas concepciones de otras
épocas como la 'Seguridad Nacional' en América Latina, que partía de
considerar a un grupo ideológico o partido político como "enemigo
interno" (Isaza, et. al., 2005: 32).
Sin embargo, desde otra óptica, el grueso de los objetivos de la Política
de Seguridad Democrática (PSD) se dirigen a acabar con una amenaza que
se ubica por encima de las demás y que no aparecía en los documentos
explorados anteriormente: el terrorismo.
En este sentido, podemos encontrar una explicación del porqué los
análisis que se hacen desde afuera de la seguridad democrática dan tan
buenas impresiones y a menudo son asociados a la seguridad humana. Si
uno es un analista del exterior, la única forma de entender la seguridad
democrática sería por el documento donde aparece sustentada la misma,
que es totalmente contraria a la aplicación real en la mayoría de sus puntos:
La noción de la seguridad democrática de la administración, Uribe opta
—por lo menos como se ha establecido en la Política de defensa y
seguridad democrática— por la definición etimológica que representa
enormes problemas en la práctica política(…) puesto que sugiere que la
seguridad es para todos, para lo cual busca garantizar el Estado de
derecho en todo el territorio nacional y la consecuente protección de los
valores, la pluralidad y las instituciones, junto con la solidaridad de la
ciudadanía, para lograr dicho objetivo.” (Isaza, et. al., 2005: 24).
Al existir este problema en la teoría, es decir, al ser un concepto tan
amplio, corre el riesgo de terminar poniendo en práctica todo lo contrario
a dicho concepto, porque es la forma de hacer más operativa y brindar
“mejores resultados” a corto plazo.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 128
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

5. Algunas dimensiones de la seguridad humana


Si bien la seguridad humana concibe siete dimensiones, en la búsqueda
bibliográfica se destacan producciones teóricas respecto dela seguridad
de las mujeres y la seguridad, y el medio ambiente.

Seguridad de las mujeres


En primer lugar, son varias las hipótesis que se han generado al relacionar
el género y la violencia, en cuanto a la seguridad de las mujeres39. En el
caso específico del texto titulado Estudio sobre el impacto de la Reinserción
Paramilitar en la vida de las mujeres de comunidades receptoras de
Medellín, Bajo Cauca y Urabá, (Londoño & Ramírez, 2007) la hipótesis que
se maneja es que el proceso de desmovilización y reinserción a la vida civil
de los paramilitares ha afectado enormemente la seguridad de las mujeres
en regiones de Antioquia, como Medellín, Bajo Cauca y Urabá, regiones
donde dicho proceso ha sido más fuerte en comparación con otros
municipios de Colombia. Lo anterior, ha llevado a que se generen procesos
de violencia contra las mujeres.
En la construcción teórica que han realizado las mujeres sobre la
seguridad, parten de una crítica a la seguridad política y militar:
El feminismo ha planteado que la seguridad no depende únicamente de
la condición de ciudadano de un determinado país, sino de categorías
individuales como el género. En tal sentido, se ha hecho énfasis en que
no solo la seguridad militar se ha considerado siempre una función
masculina que ha excluido a las mujeres, sino que éstas sufren otras
fuentes de inseguridad distintas de las agresiones militares extranjeras
tales como la violencia doméstica o la explotación laboral (Londoño y
Ramírez, 2007: 41).
Uno de los argumentos más fuertes es que la violencia contra las
mujeres es incrementada en contextos de conflicto. En este sentido, hay
varios factores que los incentivan: “Tanto en la subregión de Urabá como

39 La dimensión de la seguridad de las mujeres es una propuesta del OSHM, que no está incluida
dentro de la del PNUD.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 129
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

en la subregión de Bajo Cauca, existe la idea que algunas de las razones por
las cuales las mujeres no informan que el agresor es desmovilizado son: a)
el miedo y b) la posibilidad de pérdida de los beneficios por parte de los
reinsertados” (Londoño y Ramírez, 2007: 49).
Así pues, en los contextos de reinserción hay factores estructurales
que permiten la pervivencia de la violencia contra la mujer: la pobreza y la
falta de oportunidades; la naturalización de la violencia contra las mujeres
y su arraigo cultural (modelo narco-paramilitar); estigmatización de toda
índole; mucho miedo, poca denuncia, entre otros. Estos elementos estaban
presentes antes de la desmovilización, y después del proceso de
Desmovilización, Desarme y Reinserción (DDR) continuaron las mismas
violencias. Por otro lado, los estudios sobre mujeres han demostrado que
el cuerpo de la mujer adquiere un significado en el contexto de la guerra
colombiana, ya que son las mujeres quienes afrontan diferentes
castigos, violaciones, feminicidio, esclavitud y prostitución forzada. La
coordinadora de la Ruta Pacífica de Mujeres (RPM) Marina Gallego si
bien hace una distinción de la violencia pública y la privada […] da a
entender que en el conflicto armado se combinan los dos tipos de
violencia” (Martínez, 2010: 14).

Seguridad y medio ambiente


Varias tesis se han manejado en la bibliografía revisada, en relación con el
medio ambiente y la seguridad, entre ellas, una relacionada a nivel
internacional con la inoperancia de un cooperativismo interestatal sobre
la preocupación por la degradación ambiental: “Los axiomas principales
sobre los cuales se basa la relación causal entre degradación ambiental y
violencia, giran alrededor de los conceptos de soberanía nacional, de
interés estratégico o vital y de aumento de poder, que impiden cualquier
práctica cooperativa intergubernamental para luchar en común contra
este tipo de amenaza” (Lavaux, 2004: 7). En este enfoque “geopolítico” del
análisis, hay varios factores que para la autora influyen en el contexto
internacional. En primer lugar,
la asimetría económica (en cuanto a niveles de desarrollo) entre los
países, el desequilibrio generado por la diferencia de acceso y uso de los
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 130
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

recursos naturales entre los Estados, pero también al interior de los


mismos, es considerado como una causa potencialmente importante de
inseguridad y de conflicto. En segundo lugar, el carácter conflictivo de
esta asimetría se ve reforzado cuando la soberanía y el control sobre los
recursos (elementos de poder para muchos Estados) revisten un
carácter de interés vital o estratégico para asegurar su posición interna-
cional o regional y preservar su seguridad nacional (p.7).
De alguna manera, “dichos conflictos ambientales se manifiestan
como conflictos políticos, sociales, económicos, culturales, étnicos,
religiosos y territoriales, o como conflictos por recursos naturales de
interés nacional” (p.8). Concluye Lavaux que estos conflictos también
dependen de aspectos coyunturales como “los conflictos por los recursos
no-renovables (minerales y petróleo), llamados también guerras de
recursos o guerras verdes [...] dichos recursos son el objeto mismo del
conflicto” (p.9).
La otra hipótesis está referida al contexto nacional. Se analiza la
relación entre la explotación de recursos naturales y las amenazas de esta
sobre las comunidades, específicamente, del petróleo y la seguridad de las
poblaciones indígenas, haciendo énfasis en la relación que existe entre
ocupación del territorio, estrés ambiental y pobreza, y la relación de estos
con la seguridad humana. Así lo expone Burgos (2006): “La degradación
ambiental producida directamente por las actividades petroleras y por los
procesos de colonización que estas impulsan se constituye en una amena-
za a la seguridad de las comunidades, cuyos territorios y recursos de
subsistencia se ven disminuidos” (p.389).

Conclusiones
Como se puede leer a lo largo del texto, a pesar de ser muchos los autores
que se atreven a participar en este tipo de reflexiones, no nos encontramos
ante grandes elaboraciones teóricas sobre la seguridad humana en
Colombia; al contrario, son más provocaciones que hallazgos, lo que
implica que haya mucho por reflexionar y debatir en torno a la seguridad
humana, máxime en el contexto colombiano, donde se presentan un
sinnúmero de violencias y de circunstancias de diversa índole que hacen
que la discusión se complejice. Entendiendo que la seguridad humana ha
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 131
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

sido pensada desde el PNUD, organismo internacional, que orienta su


trabajo desde postulados de política y economía internacional, allí se
propone este concepto como idóneo para ser aplicado en países en
situación de postconflicto o en no-conflicto, por lo que este tipo de refle-
xiones se hacen más interesantes en nuestro contexto.
Ha sido difícil hallar textos que enfaticen de manera particular en una
sola de las siete dimensiones de la seguridad humana, en la mayoría los
textos se habla de manera general del concepto, sin profundizar en alguna
dimensión40, por lo que los autores terminan imprimiendo mayor impor-
tancia, y centrando sus análisis, en la seguridad personal, entendida como
aquella en la que se intenta proteger la integridad física de los individuos.
Por otra parte, destacamos los riesgos que contiene intrínsecamente
una posible aplicación de la seguridad humana en un Estado como el
colombiano, pues, como mencionamos anteriormente, este concepto
puede utilizarse por parte de potencias extranjeras como excusa para
intervenir militarmente en un Estado que no cumpla con los postulados de
protección integral a sus ciudadanos. En ese sentido, la seguridad humana
se erige como fundamento de la “responsabilidad de proteger”, que no es
más que intervencionismo militar.
Asimismo, puede interpretarse, y de hecho algunos autores así lo
argumentan, que la seguridad humana tiene como requisito sine qua non la
seguridad y fortalecimiento de las instituciones del Estado (seguridad
nacional), en razón a que un Estado inseguro, con su soberanía en riesgo o
con una situación de conflictividad en niveles como el nuestro, es poco
probable que pueda garantizarles una seguridad integral a sus ciudada-
nos. En virtud de lo dicho, esta relación se vuelve peligrosa, en cuanto se
promueve una seguridad integral por medio de la fuerza pública -
principalmente policía y ejército- como es el caso de la seguridad ciudada-
na, que intenta conjugar convivencia con orden público. Así se puede caer,
fácilmente, en el error de militarizar cualquier situación de riesgo para el
Estado y sus ciudadanos, y de esta forma darle un tratamiento militar y
penal -verbigracia, el consumo de drogas- a situaciones que en principio
no deberían ser atendidas de esta manera.

40 Con excepción de los textos que hablan sobre la seguridad de las mujeres y de la seguridad
medioambiental.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 132
Estado del arte de la seguridad humana en Colombia

No obstante, este tipo de confusiones en el uso y práctica de los


conceptos, no son dificultades insalvables, pues, como pudo observarse, la
seguridad entendida desde el enfoque tradicional-estatal supone la
existencia de un enemigo absoluto, el cual carece de derechos y, en cohe-
rencia, frente a este no procede sino su aniquilación. En cambio, la seguri-
dad integral ampliamente entendida supone la existencia de amenazas
que requieren un tratamiento distinto al represivo y vigilante, ya que es
vista como una forma de generar responsabilidad por parte del Estado
frente a diversas situaciones como son: el medio ambiente, la discrimina-
ción, el desempleo, las enfermedades, los desastres naturales, entre otros.
De esta forma, surge otro elemento importante y bastante cuestiona-
do: la forma en que las comunidades y la ciudadanía participan en la
construcción y aplicación de las políticas de seguridad que varían según el
enfoque que el Estado tenga. Para la PSD del gobierno Uribe, el carácter
democrático radica en la intención de fortalecer las instituciones del
Estado, principalmente la fuerza pública, para de esta forma legitimar y
asegurar el éxito de sus políticas de seguridad, lo que va en desmedro de la
participación de las comunidades. Como ya se mencionó, en la PSD el papel
que juegan estas es de cooperación con las fuerzas del orden, que se
traduce en delación, y en la que los civiles terminan asumiendo funciones
propias de la policía.
Para finalizar, la seguridad humana se erige como un concepto apenas
naciente, en construcción, que se presenta como alternativa a los paradig-
mas que sobre seguridad han imperado, lo que hace posible una reinter-
pretación, un repensar de la seguridad desde sus diversos enfoques. De
este modo, pensar la seguridad humana en Colombia abre una serie de
posibilidades amplias e integrales, para lo cual se necesitan estudios y
análisis más profundos que reconstruyan este concepto para su posible
aplicación en Colombia y, de esta manera, lograr la construcción e imple-
mentación de políticas de seguridad más humanas, incluyentes y partici-
pativas, en las que se privilegie el destino de los individuos y no de las
instituciones, los derechos humanos y no a un Estado gendarme, el
desarrollo humano y no la aplastante economía de mercado, a todas luces
neoliberal y generadora de exclusiones, discriminaciones y violencias.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 133
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136
El acceso a la
administración de
justicia y sus
barreras económicas
Semillero de Derecho Procesal*
Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad de Antioquia, Seccional Occidente

Introducción

L os problemas del acceso a la administración de justicia no deben


ser examinados desde una óptica estrictamente jurídica, en razón
a que estos se encuentran estrechamente relacionados con la
estructura de la sociedad, su dinámica, su entorno institucional, admi-
nistrativo y las condiciones culturales y económicas que la determinan.
Por lo anterior, el estudio del acceso a la jurisdicción requiere de una
mirada pluralista en torno a garantizar el mencionado derecho a las
clases menos favorecidas.
En relación con la organización del Estado, la función jurisdiccional y
los organismos que administran justicia, la Constitución Política de 1991
precisa en su artículo 116 que “La Corte Constitucional, la Corte Suprema
de Justicia, el Consejo de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura, La

* Ponencia presentada en el evento por el estudiante de derecho, seccional Occidente, Diego Luna.
Esta ponencia es producto del trabajo colectivo realizado por los integrantes del Semillero de
Derecho Procesal, seccional Occidente, coordinado por el profesor Óscar García Arcila.
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

Fiscalía General de la Nación, Los Tribunales y los Jueces, administran


Justicia. También lo hace la Justicia Penal Militar. El Congreso ejercerá
determinadas funciones Judiciales […]”. Seguidamente, fija que la ley
podrá otorgar funciones judiciales excepcionales a ciertas autoridades
administrativas y otras transitorias a particulares. Por lo tanto, es impor-
tante aclarar que el objeto de análisis de este escrito se centra de manera
exclusiva en lo que refiere al acceso a la administración de justicia en la
jurisdicción ordinaria, en sus especialidades penal, civil, familia, comer-
cial, laboral y agraria.
Antes de profundizar en este estudio, es necesario delimitar concep-
tualmente lo que implica el derecho de acceso a la administración de
justicia, tomando como ruta metodológica el ordenamiento jurídico, la
doctrina y la jurisprudencia. Adicionalmente, analizar qué condicionamien-
tos económicos surgen para las personas que a pesar de no tener los
recursos suficientes, necesitan acceder a la jurisdicción y, por último,
establecer, desde una mirada crítica, cuáles son los diferentes mecanismos y
recursos con que cuenta toda persona que pretenda acudir ante la jurisdic-
ción para que se reconozcan sus derechos, y si en la práctica se utilizan
debidamente. La intención es mostrar cómo en la praxis, acudir al órgano
jurisdiccional se torna cada vez más difícil para el ciudadano, en virtud de
los cuantiosos gastos, en dinero y tiempo, que demanda ejercer el derecho
de acceso a la justicia; igualmente, determinar si el actual reformismo en
materia procesal ha contribuido a materializar el mencionado derecho, o si,
por el contrario, ha obstaculizado aún más el ejercicio del mismo.

El acceso a la administración de justicia y su


consagración en el ordenamiento jurídico colombiano
El derecho de acceso a la administración de justicia ha sido reconocido
como fundamental por el ordenamiento jurídico y la jurisprudencia
constitucional, el mismo que por conexidad con otros derechos como la
igualdad, de petición y el debido proceso, entre otros, se considera
susceptible de protección a través de la acción de tutela consagrada en el
Artículo 86 de la Carta Suprema.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 138
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

Partiendo de la normatividad colombiana, se observa que nuestro


ordenamiento jurídico contempla unas normas de carácter fundamental
y otras comunes de tipo sustancial y procesal que buscan la materializa-
ción de este derecho. El artículo 229 de la Carta fundamental afirma: “Se
garantiza el derecho de toda persona para acceder a la administración de
justicia. La ley indicará en qué casos podrá hacerlo sin la representación de
abogado”, posición que compagina con la sostenida por el jurista Mauro
Cappeleti: “El acceso efectivo a la justicia se puede considerar, entonces,
como el requisito más básico -el 'derecho humano' más fundamental- en
un sistema un sistema legal igualitario moderno, que pretende garantizar
y no solamente proclamar los derechos de todos” (p.13).
Su constitucionalización implica que este es hoy un derecho que sirve
de garantía para la protección de los demás derechos, en todo caso, en
desarrollo de la máxima jurídica, según la cual un derecho sin garantía no
es derecho. Se logra concebir a la administración de justicia como un
servicio público fundamental al que todos pueden acceder sin discrimina-
ción alguna, para lo cual el Estado debe generar y desarrollar institucio-
nes, normas y mecanismos para su materialización.
Por su parte, el artículo 2 de la Ley 270 de 1996 afirma:
El Estado garantiza el acceso de todos los asociados a la administración de
justicia. Será de su cargo el amparo de pobreza y el servicio de defensoría
pública. En cada municipio habrá como mínimo un defensor público.” Por
su parte, el artículo 2 del Código General del Proceso establece que: “Toda
persona o grupo de personas tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio de sus derechos y la defensa de sus intereses, con
sujeción a un debido proceso de duración razonable […].
Por consiguiente, el derecho de acceso a la justicia encuentra sustento
constitucional y legal en todas sus dimensiones. No obstante, la jurispru-
dencia41 y la doctrina se han encargado de precisar aún más este derecho.
En este sentido, y siguiendo a Moreno (2000), el acceso a la administración
de justicia goza de algunas características otorgadas desde la normativa y

41 En el mismo sentido, las Sentencias T-522 de 1994, C-037 de 1996, C-242 de 1997, C-490 de
2000, C-316 de 2002, T-134 de 2004 y C-543 de 2011 de la Corte Constitucional de Colombia.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 139
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

la jurisprudencia, que han llevado a la delimitación del derecho en cues-


tión, las cuales se pueden sintetizar de la siguiente manera:
1. Se trata de una finalidad estatal (Preámbulo de la Constitución Política
Colombiana): Se torna como un deber del Estado, ya que el nacimiento de
la institución política estatal está determinado en parte, para asegurarle
a sus ciudadanos el derecho de acceso a la justicia.
2. Implica una finalidad pública (artículo 228 de la Constitución Política
Colombiana): Ya que configura la garantía que tiene el ciudadano, de que
una autoridad pública hará cumplir sus decisiones y resolverá de fondo
los conflictos que surjan entre los ciudadanos en general (Sentencia C-
242, 1997).
3. Configura el supuesto necesario para la existencia y legitimación de las
instituciones estatales: Se refiere al adecuado funcionamiento de la
administración de justicia como requisito sine qua non para la legitimi-
dad de las instituciones políticas desde una perspectiva de los valores
acogidos por la sociedad. Estas afirmaciones devienen lógicas si tenemos
en cuenta que toda institución que quiera imponer su mandato sobre un
número determinado de individuos, exige un mecanismo de justicia para
obtener autoridad por medio de la legitimación social.
Es posible afirmar que el derecho de acceder a la administración de
justicia, en la relación individuo-Estado, se traduce en que todas las
personas tienen frente al Estado el derecho de acudir a los órganos
jurisdiccionales, sin discriminación alguna, con la posibilidad real de que
una vez en el proceso, aquel efectivamente materialice sus derechos. Por
su parte, la jurisprudencia ha marcado un derrotero de los aspectos
principales acerca del derecho de acceso a la administración de justicia,
donde la tesis imperante, como se afirmó en apartados anteriores, es que
este goza de ser fundamental y su desconocimiento implica la violación
directa de otros derechos también fundamentales, como el debido
proceso o el derecho a la igualdad. En esta vía, la Corte Constitucional
Colombiana (Sentencia T-134, 2004) señala lo siguiente:
[…] es un derecho fundamental estrechamente relacionado con la
vigencia y la efectividad de otros bienes constitucionales básicos dentro
Estado Social y Democrático de Derecho, en especial la conservación de
la convivencia pacífica y de un orden justo, puesto que es claro que la
función mediadora y racionalizadora del Derecho depende en gran
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 140
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

medida de que los asociados tengan a su alcance las herramientas


suficientes e idóneas para dirimir las controversias sociales ante un
árbitro imparcial, autónomo y cuya actuación esté limitada por un
ordenamiento normativo previo e identificable.
Pero, la precitada Corporación no se limita simplemente a señalar la
finalidad del acceso a la justicia, en relación con dicha prerrogativa
fundamental, sino que además expone una notable implicación y distin-
ción formal y material de este derecho. De este modo, expresa (Sentencia
C-037, 1996):
El acceso a la administración de justicia implica, […] la posibilidad de que
cualquier persona solicite a los jueces competentes la protección o el
restablecimiento de los derechos que consagran la Constitución y la ley.
Sin embargo, la función en comento no se entiende concluida con la
simple solicitud o el planteamiento de las pretensiones procesales ante
las respectivas instancias judiciales; por el contrario, el acceso a la
administración de justicia debe ser efectivo, lo cual se logra cuando,
dentro de determinadas circunstancias y con arreglo a la ley, el juez
garantiza una igualdad a las partes, analiza las pruebas, llega a un libre
convencimiento, aplica la Constitución y la ley y, si es el caso, proclama la
vigencia y la realización de los derechos amenazados o vulnerados.
Asimismo, la Corte muestra que el derecho de acceso a la justicia no se
agota en la configuración procesal de la acción, ya que [este derecho] es
requisito determinante para la materialización de otros derechos sustan-
ciales. La necesidad de hacer una distinción entre derecho de acceso a la
justicia, en sentido formal y material, se facilita si, en efecto, se vulnera un
derecho sustancial o un principio. Por ejemplo, la Corte en Sentencia C-
543 de 2011, manifiesta:
[…] un acceso a la justicia formal consistiría, simplemente, en “la facultad
del particular de acudir físicamente ante la Rama Judicial -de modo que
se le reciban sus demandas, escritos y alegatos y se les dé trámite-”
mientras que en un sentido material el acceso a la justicia significa, entre
otras cosas, el derecho a que el conflicto planteado a la administración de
justicia sea resuelto de manera pronta. […] radica en la posibilidad real y
verdadera, garantizada por el Estado, de que quien espera la resolución
de un proceso, la obtenga oportunamente. […] Así las cosas, vale decir,
que una decisión judicial tardía, constituye en sí misma una injusticia,co-
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 141
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

mo quiera que los conflictos que se plantean quedan cubiertos por la


incertidumbre, con la natural tendencia a agravarse.
Obedeciendo esta lógica, se puede observar cómo entre la jurispru-
dencia constitucional y las normas fundamentales existe cierta armonía
conceptual, que va de la mano con la teleología del ordenamiento jurídico
superior y la percepción generalizada de algunos notables juristas. En esta
línea, y desde una perspectiva ideológica, el derecho de acceso a la justicia
se vale de una serie de herramientas jurídicas que le permiten su efectivi-
dad y vigencia. No obstante, aunque dichas apreciaciones encuentran
aceptación generalizada desde un plano deontológico, en la práctica se
forman diversos condicionamientos y limitantes que se erigen como
verdaderas barreras, cuando el individuo pretende hacer valer sus
derechos ante la jurisdicción.
De todos los condicionamientos imaginables, en este escrito se busca
enfatizar en las limitantes de contenido económico más significativas,
derivadas de particularidades e imposiciones legislativas que a la postre
nublan las posibilidades de las personas con menos recursos económicos
que requieren acudir a la jurisdicción, las cuales no encuentran la mate-
rialización efectiva del derecho de acceso a la justicia, tal y como lo
pregona el máximo tribunal constitucional, situación que hace del
mencionado derecho constitucional y de la misma jurisprudencia, letra
muerta o una simple utopía.

Algunas barreras económicas para el acceso a la


administración de justicia
El acceso a la administración de justicia, en un Estado social de derecho,
implica la convergencia de elementos y acciones para que este derecho
llegue a todos, sin discriminación alguna. Como se afirmó, este derecho
que reviste importancia, en la práctica se ve afectado por diversas limitan-
tes y condicionamientos de índole socioeconómico, algunos de ellos
originados por los costos necesarios que implica el ejercicio de un deter-
minado derecho (entre ellos el valor de las copias, el transporte, los gastos
de publicaciones, los edictos, etcétera), que por su naturaleza exceden el
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 142
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

objeto de estudio de este escrito; y otros que constituyen imposiciones


legales que condicionan el libre ejercicio del derecho y sobre las cuales
giran las consideraciones que se pretende abarcar, teniendo como pará-
metros las que, se considera, limitan en mayor medida las posibilidades
reales para que las personas accedan libremente a la jurisdicción y
encuentren atendidas sus pretensiones y resistencias por un juez inde-
pendiente e imparcial.
Es oportuno reiterar que existen numerosas barreras que limitan el
acceso a la administración de justicia. Así, la Rama Judicial de Colombia
distingue tres grupos de barreras, que se resumen a continuación:
a. La complejidad del sistema judicial, hace referencia al formalismo en los
procedimientos y la prevalencia que tiene el sistema judicial por los
conflictos individuales de contenido patrimonial, excluyendo otros más
complejos de carácter colectivo, lo que causa un tipo de barreras técnicas,
que implican un conocimiento especializado de parte del usuario que
requiere acceder a la administración de justicia.
b. La tramitología, alude a las numerosas y dispendiosas diligencias que se
deben realizar alrededor de un proceso, ocasionando un tipo de barrera
burocrática que genera desconfianza en el sistema.
c. Los factores socioeconómicos y culturales, es quizás el grupo de barreras
más amplio y latente, ya que de éstos factores se derivan las barreras
económicas, que se refieren a las limitaciones de carácter patrimonial
que tienen los usuarios para acceder a la administración de justicia, que
va desde las condiciones económicas de las personas, hasta aquellas que
demandan el tipo de proceso que deben afrontar, entiéndase cargas
procesales, pago de cauciones, peritos, publicaciones, entre otras. Están
también las barreras culturales, que se refieren al peso de los valores,
lenguajes y representaciones simbólicas de las poblaciones. Asimismo,
existen barreras cognitivas, las cuales aluden al desconocimiento que
tienen las personas de sus derechos y de la forma de hacerlos efectivos; y
por último, se habla de barreras geográficas, como aquellas que implican
largas distancias y dificultades en el desplazamiento, así como el
desconocimiento de la ubicación de las autoridades.
Para efectos de este escrito, las barreras económicas que se analizan
consisten en las que normativamente se erigen como requisitos formales
para que el demandante acceda sin discriminación alguna a la jurisdicción,
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 143
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

entre estas, la exigencia del pago de cauciones, la exigencia del pago del
arancel judicial y el aumento indiscriminado de las cuantías.

1. Las cauciones judiciales


A pesar de la amplia regulación que en materia de acceso a la justicia
existe, la normatividad impone a favor del ejecutado, y en contra de los
intereses del ejecutante, la obligación de prestar caución para garantizar
el pago de los perjuicios que se podrían ocasionar en virtud de la imposi-
ción de una medida cautelar por parte del juez. Por lo tanto, es importante
cuestionarse si dicha exigencia limita el acceso a la administración de
justicia, por cuanto las personas que no tienen el dinero suficiente para
cumplir con dicha carga, no demandarían ejecutivamente para hacer
efectivas sus acreencias, por la simple razón de que no podrían pagar el
costo de las cauciones.
Establece el numeral 2° del Artículo 590 del Código General del
Proceso, en relación con las medidas cautelares en procesos declarativos,
que para que sean decretadas dichas medidas, el actor deberá prestar
caución equivalente al 20% del monto de las pretensiones. No obstante,
el juez de oficio o a petición de parte puede aumentar o disminuir el
monto de la caución cuando lo considere razonable. De esta manera, se
duplicó el porcentaje que exigía el agonizante Código de Procedimiento
Civil, el cual consistía en el 10% del monto de las pretensiones.
Adicionalmente, el juez, en el nuevo Código General del Proceso, tiene la
posibilidad de aumentar o disminuir el monto de las cauciones a su
arbitrio; lo que puede significar una excesiva atribución en el juez, quien
por sus consideraciones propias de lo razonable, podrá, en un caso
determinado, por ejemplo, sin ningún límite, establecer un monto
superior al 20% e incluso superior al valor total de la pretensión, ya que el
mencionado artículo no pone tope a dicha facultad.
La Corte Constitucional Colombiana, en reiteradas ocasiones se ha
pronunciado sobre este asunto manifestando que “las cauciones operan
como mecanismos de seguridad y de indemnización dentro del proceso”
(Sentencia C 316, 2002). Por otra parte, reconoce el peligro que existe
cuando el legislador abusa de sus atribuciones para estipular medidas
cautelares en el siguiente sentido (Sentencia C 490, 2000): “[…] el legislador,
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 144
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

aunque goza de una considerable libertad para regular el tipo de instrumen-


tos cautelares y su procedimiento de adopción, debe de todos modos obrar
cuidadosamente, por cuanto estas medidas, por su propia naturaleza, se
imponen a una persona antes de que ella sea vencida en juicio”, advertencia
que debería ser considerada al momento de legislarse respecto al demanda-
do, pero sin olvidar al actor, pues, la prudencia en la estipulación de medidas
cautelares, deberá ser, de igual manera, en la estipulación de las cauciones,
ya que el ejercicio excesivo en alguna de las dos tiene la virtualidad de
lesionar el debido proceso del ejecutado, y, en efecto, el derecho de acceso a
la administración de justicia para el ejecutante.
El aumento arbitrario en el porcentaje de las cauciones y la confianza
desmedida que deposita el Código General del Proceso en el juez, quien para
el caso en concreto podrá variar el valor en que estas se otorguen, ponen en
evidencia que quien no tenga los medios económicos para financiar el valor
de la caución, tendrá que solicitar al juez que disminuya su valor; si este se
niega, el actor verá esfumarse la posibilidad real de hacer efectivo sus
derechos por carencia de recursos económicos. En otras palabras, si bien es
posible favorecer a la parte que no cuenta con los recursos suficientes para
cubrir la caución, disminuyendo su monto, no deja de ser preocupante el
amplio margen de discrecionalidad con que cuenta el juez para fijar las
cauciones, pues, de manera indirecta y a partir de una errónea considera-
ción, puede lesionar la tutela judicial efectiva o el debido proceso de las
partes, cuando incrementa o disminuye las cauciones de forma arbitraria en
favor de una de ellas, situación que correlativamente iría en desmedro de
los intereses de la otra, quien tendrá menor respaldo en el pago de los
perjuicios o mayores dificultades para pagar la caución.

2. El arancel judicial
La Ley 1653 de 201342, denominada Ley del arancel judicial (LeyArancel-
Judicial), establece en su Artículo 8 que las personas que pretendan
instaurar una demanda que incluya pretensiones económicas, deberán

42 El arancel judicial fue declarado inexequible en fecha posterior a la presentación de la


ponencia, a través de la Sentencia C-169 de 2014 con la magistrada ponente, María Victoria Calle

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El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

pagar, al momento de iniciar el proceso, una suma equivalente al 1,5% del


monto total de las pretensiones. Esta nueva imposición se constituye en
una barrera más de tipo económico, que dificulta el derecho de acceso a la
administración justicia y relativiza su universalidad. Pese a que dicha
carga solo es obligatoria para las personas que técnicamente declaren
renta, en la práctica se convierte en un retroceso en materia de derechos,
ya que por vía legal se relativizó el derecho fundamental de acceso a la
administración de justicia, tal y como se expone a continuación.
Expresan los ponentes de la mencionada Ley, que con el recaudo del
arancel se pretende aliviar algunas problemáticas que presenta el actual
sistema judicial. Así, en su artículo 11 establece que la destinación de los
recaudos se utilizará en la descongestión de los despachos judiciales y la
implementación del sistema oral a nivel nacional. No obstante, resulta
paradójico que ahora los males de la administración de justicia se descar-
guen en hombros de la sociedad civil, que sin tener responsabilidades
directas en la actual crisis que afronta el sistema, tendrá, ahora sí, que
soportar la carga de contribuir con dineros propios para paliar los proble-
mas estructurales causados por el desgobierno y la improvisación política
en todas las materias, especialmente en la procesal.
La Constitución Política de Colombia de 1991 se concibió como la
carta de navegación del Estado colombiano. Lo estipulado en ella goza de
una legitimidad mayor y su representación impone mandatos inequívocos
para las posteriores decisiones que afectan la totalidad de la población. A
pesar de que en el Artículo 229 constitucional se estableció que todas las
personas tienen garantizado el acceso a la administración de justicia, y en
el Artículo 228 se radicó en el Estado la obligación de ejercer dicha función
pública, sendas involuciones en materia legislativa propiciaron que el
mismo quedara supeditado a diversas consideraciones que no tuvieron
origen en el pacto político (que dio lugar a la Carta de 1991).

Correa. La Corte concluyó que los elementos estructurales del arancel, contenidos en los artículos
4, 5, 6, 7, 8 y 9 de la Ley 1653 de 2013, en cuanto definen, respectivamente, el hecho generador, las
excepciones a este, el sujeto pasivo, la base gravable, la tarifa y lo atinente al pago del arancel,
vulneran los principios de equidad, progresividad, justicia y excepcionalidad de las
contribuciones parafiscales, así como los derechos de acceso a la justicia y al debido proceso.
Igualmente, concluyó que los demás preceptos de la precitada norma se adoptaron a propósito de
esos aspectos estructurales y que tienen sentido y razón de ser sólo en función suya.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 146
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

Así, se tiene que en el Artículo 8 de la Ley 270 de 1996, modificado por


el Artículo 3 de la Ley 1285 de 2009, se estableció que la administración de
justicia es gratuita y su funcionamiento está a cargo del Estado. No obstan-
te, a renglón seguido se estipuló que pueden existir agencias en derecho,
costas, expensas y aranceles judiciales que serán fijados de conformidad
con la ley. Del mismo modo, en el artículo 10 del Código General del
Proceso se recogió lo estipulado en la anterior normatividad; en conse-
cuencia “El servicio de justicia que presta el Estado será gratuito, sin
perjuicio del arancel judicial y de las costas procesales”.
En virtud de lo anterior, el derecho de acceso a la justicia, que en
principio se otorgó a la sociedad colombiana, sin condicionamiento
alguno, empezó a ser dilucidado a partir de un componente adicional
como la gratuidad, componente que, reiteramos, fue ajeno al derecho de
acceso a la justicia como tal y, a la postre, coadyuvó a su relativización.
La situación señalada fue reconocida expresamente por los ponentes
(LeyArancelJudicial) de la Ley 1653 de 2013, quienes afirmaron: “[…] la
gratuidad de la justicia es un principio de orden legal y no constitucional,
el cual se encuentra regulado en el artículo 6 de la ley Estatutaria de
Administración de Justicia”. Para justificar la iniciativa del arancel
judicial, los congresistas se apoyaron en que la Corte Constitucional,
mediante la Sentencia C-713 de 2008 -con ponencia de Clara Inés Vargas
Hernández- avaló la constitucionalidad de la creación del arancel
judicial, no obstante haber declarado la inexequibilidad de la ley que
analizó en su momento; es decir, en el caso concreto, la Corte avaló la
creación del arancel, pero repudió la forma como el Congreso de la
República diseñó la manera de recaudarlo.
En cuanto al principio de gratuidad, el Alto Tribunal ha considerado
que si bien no tiene un expreso reconocimiento Constitucional, halla su
origen “en los valores fundantes del Estado como son a la justicia, la
convivencia, la paz, la igualdad y a un orden justo, a la vez que se deriva de
la noción de justicia que apunta a la realización del principio de igualdad
[…]”. Sin embargo, en la misma providencia la Corte reconoció que el
principio de gratuidad no es absoluto y puede ser objeto de restricciones,
por lo que declaró la constitucionalidad de la expresión “sin perjuicio de
las expensas, agencias en derecho y costos judiciales […]”; y concluye que
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 147
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

“A juicio de la Corte, la existencia de aranceles judiciales no resulta per se


incompatible con la Constitución, dado que corresponde a una suerte de
excepción al principio general de gratuidad de la justicia que no afecta el
acceso a esa función pública”.
No obstante, la creación del mencionado principio de gratuidad, la
normatividad vigente y la jurisprudencia constitucional avalaron la
existencia y constitucionalidad de su antagónico, que es la onerosidad, con
la que se relativizó el derecho de acceso a la justicia, pues, en materia de
aranceles judiciales, la ley y la jurisprudencia aceptaron sin reparos la
plena vigencia de los mismos. Así las cosas, la actual jurisprudencia entra
en contradicción con las primeras consideraciones constitucionales; en su
momento, la misma Corte Constitucional (Sentencia T 522, 1994), estable-
ció que “La gratuidad es, en esencia, la condición para hacer realidad el
acceso a la justicia en condiciones de igualdad, pues la situación económi-
ca de las partes no puede colocar a una de ellas en situación de privilegio
frente a la otra ni propiciar, por consiguiente, la discriminación”.
Según el profesor Héctor A. Moreno, miles de personas se verán
perjudicadas, ya que no podrán acudir a la prestación del servicio de
justicia, y centenares de abogados se verán afectados, en razón a que no
podrán asumir los costos del arancel de sus posibles clientes.
Adicionalmente, afirma el profesor, que dicha medida incrementará las
desigualdades en el ejercicio profesional del derecho, ya que hay empresas
de abogados que tendrán más músculo financiero y poder, lo que les
permitirá superar fácilmente esta barrera económica, circunstancia
imposible para centenares de jóvenes abogados litigantes que empiezan a
hacer sus primeros ejercicios, propios de la profesión. Igualmente, los
consultorios jurídicos de manera indirecta verán limitadas sus facultades,
en virtud de la mencionada regulación.

La modificación indiscriminada de las cuantías en el


Código General del Proceso
En su Artículo 25, el Código General del Proceso modificó sustancialmen-
te el monto de las cuantías sobre las cuales se fijarán los factores de
competencia. Así, el Código de Procedimiento Civil determinaba que eran
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 148
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

de mínima cuantía los procesos que versaran sobre pretensiones


patrimoniales inferiores al equivalente a quince salarios mínimos legales
mensuales; de menor cuantía los que versen sobre pretensiones patri-
moniales comprendidas entre los quince salarios mínimos legales
mensuales vigentes (smlmv), y el equivalente a noventa smlmv; y de
mayor cuantía, los que versen sobre pretensiones patrimoniales supe-
riores a noventa smlmv.
Ahora, el Código General del Proceso, en el citado Artículo 25, dispone
que son de mínima cuantía los procesos que versen sobre pretensiones
patrimoniales que no excedan el equivalente a cuarenta smlmv; de menor
cuantía, cuando versen sobre pretensiones patrimoniales que excedan el
equivalente a cuarenta smlmv, sin exceder el equivalente a ciento cincuen-
ta smlmv; y de mayor cuantía cuando versen sobre pretensiones patrimo-
niales que excedan el equivalente a 150 smlmv.
El presidente Juan Manuel Santos, en las palabras pronunciadas en la
sanción del Código General del Proceso, manifestó que el campesino
piensa que la ley debería ser siempre accesible para todos; por lo tanto, la
razón de la justicia no son los abogados ni los jueces, ni siquiera las
instituciones; “La razón de la justicia es la gente” y es obligación del
Estado hacer que la puerta de la ley se abra para todos y que todos transi-
ten por ella con facilidad y presteza.43
No obstante las palabras del presidente de Colombia en la sanción de
dicha Ley, los argumentos no son suficientes para justificar el porqué de
los aumentos; máxime si se tiene en cuenta que con los mismos, las
personas con menores recursos, que por lo general acuden a la jurisdic-
ción con pretensiones de mínima cuantía, estarán imposibilitadas para
ejercer sus derechos en la segunda instancia. Lo que se puede sintetizar en
que el actual reformismo procesal, lejos de considerar a las clases menos
favorecidas, consolida aún más el elitismo con que se manejan las actuales
relaciones judiciales y abogadiles.
Sumado a lo anterior, un análisis normativo permitiría deducir que los
juzgados municipales, jueces naturales, en única instancia de los procesos

43 Cfr. Juan Manuel Santos. Palabras en la sanción del Código General del Proceso. En Código
General del Proceso (2012). Bogotá, Ed. ICDP. p.17.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 149
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

de mínima cuantía (civiles), se congestionarán al punto de que solo las


pretensiones de mayor cuantía encontrarán atención oportuna, pues se
ventilarán en juzgados de circuito que estarán menos atareados.
De esta manera, el aumento indiscriminado de las cuantías, indirecta-
mente, se erige como una barrera económica adicional, pues el cambio en los
montos no se justifica con que efectivamente toda la población colombiana
haya aumentado su nivel de ingresos o su calidad de vida, lo que genera, al
litigar, una discriminación de ciertos sectores poblacionales que ven
sacrificada su aspiración a una segunda instancia judicial y a una justicia más
ágil y eficiente, pues sus conflictos no tienen la entidad económica de los que
se acostumbran a ventilar en sectores sociales más pudientes.

El reformismo constitucional y el mal uso del


amparo de pobreza
Para contrarrestar las barreras económicas antes descritas, existen
mecanismos que se erigen como la única alternativa de justicia viable, para
aquellas personas que por factores económicos no les es posible afrontar
un litigio en la forma debida.
La Defensoría del pueblo, los centros de conciliación, los consultorios
jurídicos, el amparo de pobreza son servicios jurídicos a los que las
personas sin recursos pueden acceder, con el fin de defender sus dere-
chos. Sin embargo, estos mecanismos, por lo regular, se quedan cortos a la
hora de efectivizarlos. Un ejemplo paradójico se evidencia en los consul-
torios jurídicos, donde es abundante la normatividad que limita el
servicio de la representación por parte de los practicantes. Nuevamente,
las cuantías se erigen como la barrera que los usuarios deben enfrentar.
El Decreto 196 de 1971, las Leyes 583 del 2000, y 640 de 2001 limitan a
los practicantes de los consultorios jurídicos para asumir negocios
contemplados en dichas normas, siendo, en cierto modo, limitantes que
aunque en menor escala, persisten.
Entre el usuario y el profesional del derecho que vaya a atender su caso
a través del consultorio jurídico, no habrá una relación directa y constante,
sino por su intermediario, el estudiante, lo que también puede limitar en
parte la efectividad.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 150
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

En Colombia, muchos de los derechos que se ganaron a partir de las


tenaces y dolorosas luchas sociales, se pierden en el reformismo discur-
sivo de las actuales normas y sentencias. Como ejemplo de lo anterior,
tenemos que el derecho de acceso a la justicia que, en principio, se
concibió como un derecho que en esencia no permitía ningún tipo de
discriminación por razones económicas, con el tiempo fue objeto de
grandes reformas legales y jurisprudenciales, que aprovecharon la
institucionalización por vía legislativa de un principio como la gratui-
dad, para generar una excepción al mismo, la onerosidad; a pesar de su
carácter excepcional implica que algunas personas se vean obligadas a
pagar para ejercer tal derecho.
La estrategia del contrarreformismo limitativo de las libertades civiles
acogidas en las cartas políticas, en palabras de Valencia Villa (2012)
“sugieren un ritmo de producción discursiva, una 'derechización' de las
relaciones e instituciones sociales casi imposible de superar” (p.43).
Por otro lado, nuestro ordenamiento jurídico consagra normas
fundamentales tendientes a la protección y efectivización de los derechos,
entre las que cabe resaltar la figura del amparo de pobreza, regulada
inicialmente en el Código de Procedimiento Civil de 1971, aún cuando para
esta fecha el Estado no tenía un componente social definido. Sin embargo,
dicha figura se instituyó con la finalidad de beneficiar a la parte débil en el
proceso y que no está en condiciones de cubrir los gastos provenientes de
este, de conformidad con lo señalado en el artículo 160 del Código de
Procedimiento Civil y del 151 del Código General del Proceso.
En ambos códigos, los respectivos artículos predican lo siguiente: “Se
concederá el amparo de pobreza a quien no se halle en capacidad de atender
los gastos del proceso sin menoscabo de lo necesario para su propia subsis-
tencia y la de las personas a quienes por ley debe alimentos, salvo cuando
pretenda hacer valer un derecho litigioso adquirido a título oneroso”.
La Corte Constitucional, en Sentencia C-808 de 2002, con ponencia de
Jaime Araújo Rentería, amplía este concepto, lo que otorga al amparo de
pobreza una finalidad que desemboca en el principio de igualdad, y
manifiesta que este mecanismo
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 151
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

[…] no tiene finalidad distinta a la de proteger el derecho a la igualdad de


las personas que por sus condiciones económicas se encuentran en
debilidad manifiesta, e impedidos para acceder a la administración de
justicia al no estar en capacidad de asumir las cargas y costas procesales
propias de cada juicio y establecidas por el legislador en virtud de la
cláusula general de competencia, frente a quienes sí tienen capacidad
económica para sufragarlas.
Pese a lo expuesto, las barreras económicas que encuentra el ciudada-
no de a pie para acceder a la jurisdicción, antes que eliminarse tienden a
consolidarse, pues cada día el ejercicio de la jurisdicción se acerca más a
los adinerados, alejándose correlativamente de las personas con menos
capacidad económica.
En este contexto, encontramos que si bien existe amplia coherencia
entre las normas procesales y la jurisprudencia fijada por la Corte
Constitucional, resulta curioso que, por un lado, el legislador fije aranceles
judiciales a los procesos y, por otro, faculte irrestrictamente a los jueces
para determinar el monto de las cauciones. Por si fuera poco, el nuevo
Código General del Proceso no resuelve la problemática que tienen la
mayoría de los ciudadanos colombianos para ponerse en condiciones de
igualdad con los dueños del dinero en un determinado proceso.
La política procesal colombiana en vez de mejorar su sistema de
defensoría pública, se concentró más en la consolidación de un sinnúmero
de procuradores que pueden intervenir en diversos ámbitos judiciales,
muchas veces ajenos a los verdaderos focos de corrupción; ejemplo de lo
anterior, es el papel innecesario que cumple el procurador en el proceso
penal.
Las deficiencias propias del sistema, como la errónea utilización del
amparo de pobreza debido a la falta de educación de la sociedad colombia-
na, pretenden remediarse con inyección de dineros de quienes utilizan la
jurisdicción y la obligación de que todos los abogados actúen gratuitamen-
te como abogados de oficio, tal y como lo establece el numeral 7 del
artículo 48 del Código General del Proceso, lo que nos permite afirmar que
dicha lógica no es más que un típico ejemplo de que en los países capitalis-
tas, las ganancias se privatizan, pero las pérdidas, que deja el aparato
judicial, se socializan.
Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 152
El acceso a la administración de justicia y sus barreras económicas

Conclusión
En virtud de lo expuesto, se puede inferir cómo el legislador ha
impuesto barreras a quienes pretenden acceder a la administración de
justicia, puesto que el arancel judicial y la obligación de prestar caución en
los procesos declarativos en la práctica, abocan a quien no cuente con los
recursos económicos suficientes, a desistir de la posibilidad de emprender
la demanda o pedir el reconocimiento de sus derechos.
De esta manera, nos encontramos en pleno retroceso o involución del
sentido o querer que advertía el constituyente en el artículo 229 de la
Constitución Política de 1991, pues si bien el derecho de acceso a la
administración de justicia encontraba cabal congruencia entre la doctrina,
la jurisprudencia y el ordenamiento jurídico superior, donde una primige-
nia deontología enseñaba características de igualdad, universalidad y
justicia. No obstante lo dicho, en la actualidad encontramos que este
querer, ideal o fin, viene siendo vulnerado a través de la producción
legislativa, ya que de acuerdo con el análisis realizado en esta ponencia, el
legislador, de una manera perversa y soterrada, se ha concentrado en
desdibujar este derecho, permeándolo con excepciones a elementos tan
esenciales como su gratuidad. De tal forma, el actuar del legislador con la
complacencia de la Corte Constitucional, ha desembocado en la onerosi-
dad del derecho fundamental de acceso a la administración de justicia.

Memorias II Encuentro de Semilleros de Investigación - Facultad de Derecho y Ciencias Políticas - UdeA 153
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154
Memorias
Encuentro
de Semilleros
de Investigación
Santa Fe de Antioquia, noviembre 7, 8 y 9 de 2013

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