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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.


Facultad de Artes.
Colegio de Etnocoreología.

Filosofía del Arte II

Sección 001- Generación 2014

Ensayo Final: Antecedentes históricos de la influencia de la estética Marxista en la


danza en México.

María Beatríz Espinosa Pérez.

Libertad Mora Martínez

05 de Diciembre de 2016
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Índice

1. Introducción. 3
2. A qué nos referimos al hablar de arte. 4
3. Construcción de individualidades artísticas en el capitalismo. 6
4. La hostilidad del capitalismo hacia el arte. 8
5. Desarrollo del arte en el comunismo real. 9
6. Influencia del arte comunista en México. 13
7. Bibliografía. 16
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Introducción.

Al hablar del estudio de las manifestaciones dancísticas de los pueblos minoritarios


y en general las expresiones culturales en el ramo de las artes, es inevitable hablar
de los aportes que hicieron los bloques socialistas y en general la cultura comunista
a la danza clásica, pues como veremos más adelante, la cultura del ballet folklórico
mexicano y su ideología se han visto fuertemente influenciadas por estos cánones
de nacionalismo y homogeneidad cultural no sólo por cuestiones de manipulación
masiva en un periodo de post-guerra necesarios para unificar los bandos resultantes
de las trifulcas, sino también por la simultaneidad de los sucesos a nivel espacio-
tiempo en ambos países.

Si bien hay algunas colaboraciones y aportaciones de la corriente estructural-


funcionalista, mayormente su análisis y corriente de investigación estará centrada
en el funcionalismo, puesto que era la corriente de investigación vigente en aquél
momento, aparte de ser aquella que podía entregar proyectos acordes a las
necesidades del nuevo gobierno de las Repúblicas Socialistas.

En este ensayo se procede a tratar el tema del ballet folklórico como una
construcción artística, con sus correspondientes antecedentes históricos, reglas,
estatutos y principales exponentes en México en base a una corriente de análisis
filosófica Marxista, se hará uso de las condensaciones acerca de tratados de arte
provenientes de los distintos escritos de Marx, Lenin y otros teóricos, realizadas por
el autor español Adolfo Sánchez Vásquez, teniendo en cuenta que los teóricos antes
mencionados tienen una relación con corrientes filosóficas del materialismo
dialéctico y sus correspondientes exponentes como lo es Hegel principalmente,
también se retomarán autores enfocados en ámbitos psicológicos como Freud con
el fin de tratar de entender de mejor manera el ámbito cognoscitivo del artista, sin
embargo también se hará uso de las teorías de filósofos del arte antiguo para poder
comprender de qué manera éstas supuestas expresiones de arte popular se
adhieren al arte clásico para su posterior uso como arte populista
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A qué nos referimos al hablar de Arte.

Para poder analizar el arte debemos comprenderlo como lo que es en su primera


expresión, un producto humano; este producto humano es el resultado de un trabajo
que como hemos visto en teorías económicas, es parte de lo que agrega valor al
objeto en cuestión (en este caso, la obra de arte), el producto por si mismo, la
materia como tal carece de valor al no estar inmerso en su carácter humano y social,
puesto que su función es cumplir la satisfacción de una necesidad en la misma, por
lo tanto debemos establecer que el arte, o bien, la materia como tal, adquiere un
valor por el proceso de humanización al que es sometido.

Al haberse entendido ya que cualquier objeto producido por el humano va a adquirir


un valor diferente debido al trabajo que sea empleado para su realización,
necesitaremos definir también qué hará que su valor sea mayor o menor, que no
será precisamente su valor monetario, sino que estará determinado por dos causas
principales, qué necesidad ha de satisfacer y en qué grado, pues eso lo hará un
objeto más requerido entre las relaciones de producción y consumo en la sociedad
en la que ha sido realizado.

Ya habiendo definido lo que conforma al arte como producto, es necesario separarlo


ahora del resto de creaciones humanas, lo que haremos por medio de dos ramas
de análisis, una será su parte sociológica, de qué manera adquiere un sentido en la
sociedad al grado de poder perdurar en ella; la otra rama estará referida al ámbito
cognoscitivo del individuo que la realiza, qué ideales, pensamientos y situaciones
hacen que el artista plasme determinada visión del mundo en su obra de arte.

Es importante señalar que al abordar las dos temáticas antes mencionadas no se


está estableciendo que todo arte, todo artista o toda expresión deba encajar en la
misma, así como debemos entender que no se debe realizar un análisis
completamente segmentado entre ambas, pues se hace uso de las dos para poder
tener una mejor visión de lo que conforma la obra de arte en su totalidad, el separar
la una de la otra con el aparente propósito de realizar un análisis más especializado
puede conducir a un estudio completamente distinto a lo que estamos tratando de
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abarcar, pues finalizaríamos este ensayo con una visión totalmente sociológica o
totalmente psicológica de una obra de arte.

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Construcción de individualidades artísticas en el capitalismo.

Es necesario contextualizar el desarrollo del arte a lo largo de la historia, pues de


esta manera podremos identificar los reglamentos, su desarrollo y las posteriores
disidencias a éstas corrientes artísticas.

El Arte Clásico surgido en los primeros años del capitalismo (siglo XV) se vió
profundamente influido (por no decir que está basado en ) por las clasificaciones y
los dogmas de los teóricos de la Antigua Grecia, especialmente Aristóteles; del cual
podemos destacar principalmente que el arte era una actividad consciente,
generadora de conocimiento en la cual el proceso era muy importante, aún más
importante que la obra ya concluida y que versaba en coordinación con la naturaleza
aunque no dependía de ella en su totalidad pues es un proceso psico-físico el que
producía la obra de arte y no simplemente un acto de imitación de una realidad mal
asimilada como lo establecía Platón.

Ahora bien, abordaremos el tema del arte como producto anteriormente


mencionado, pues recordemos que este auge del arte tuvo lugar en una sociedad
capitalista centrada en satisfacer de manera eficiente las necesidades que surgían
con el tiempo y los cambios sociales.

Ahora abordaremos precisamente la temática del capítulo, pues comenzaremos a


analizar la construcción de “genios” del arte, para cuyo desarrollo se requería del
apoyo y financiamiento de un mecenas, estableciéndose el arte como producto, la
expresión como negocio y el manejo de los cánones así como su conocimiento de
los mismos y alto desempeño en ellos como símbolo de alto status social, entre
mejor y más reconocido fuera el artista o compañía, más prestigio tenía su mecenas,
convirtiendo así inaccesible este mundo para la mayoría de las personas, por no
decir que fue un modo de privatización oculto.

Se tergiversaron los ideales del arte de Aristóteles para poder establecer con ellos
un código de validación social para lo que ellos llamaban arte, comenzando por la
parte en la cual se le concedía una especial importante al proceso, si bien gracias
a ello se perfeccionaron técnicas para la realización del arte, también de esa manera
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se logró invalidar cualquier técnica distinta para la su realización al abogar su


carecimiento de presteza y agilidad para su elaboración, una buena pintura, una
buena pieza o una buena ópera debía ser ejecutada magistralmente en base a los
reglamentos de los principales “genios” del arte, si no era asi, no era arte.

También se le otorgó una gran importancia al hecho de que el arte también debía
incluir una carga ideológica otorgada por el artista, sin embargo aquí resaltaremos
una contradicción entre lo que la labor creativa del artista engloba y lo que pasó en
esa época, puesto que las obras realizadas pocas veces eran hechas para
satisfacer una necesidad interna de expresión del artista en base a su concepción
del contexto en el que se desarrollaba, al contrario, la labor creativa del artista se
vió limitada a cumplir exigencias externas, con lo cual incluso podríamos incluso
entablar un debate de qué obras de aquella época pueden ser consideradas como
una verdadera obra de arte y qué tipo de arte pueden ser.

Toda ésta época del establecimiento del arte clásico transcurrió en este contexto de
dogmatización y limitación de lo que el Arte podía o no retratar, fueron los principios
del academicismo y la normativización en lo que la producción de Arte respecta.
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La hostilidad del capitalismo hacia el arte.

El arte por si mismo es construcción, ruptura y reconstrucción en un ciclo constante,


no se le puede requerir mantenerse estático a una época o una concepción y he
aquí la primera ruptura que tuvo con el capitalismo, pues si bien la burguesía en su
momento pugnó por la construcción de una sociedad racional y por lo mismo, ayudó
al arte a lograr su ruptura con los ideales medievales del Arte como siervo de un ser
supremo que cuidaba que el adoctrinamiento de la sociedad fuera adecuado y
entendible.

Al establecerse el nuevo orden social y habiéndose afianzado bien los nuevos


grupos sociales al mando, se le requirió al artista mantenerse adherido a los
principios de academicismo y el clasismo imperante en ese nuevo orden, a lo cual
el artista respondió con una corriente en contraposición, el romanticismo.

El romanticismo fue la nueva reconstrucción del arte, el producto final de la


denuncia y la ruptura hacia el arte burgués, pues esa sociedad ya no tiene valores
humanos que retratar al ser una sociedad deshumanizada en nombre de la
producción y el enriquecimiento.

Sin embargo la labor artística se ve frenada por esta ruptura, pues los mecenas, la
burguesía, eran quienes otorgaban un bienestar social y económico al artista para
que éste no descuidara su labor creativa, por lo cual comienzan a surgir distintas
corrientes artísticas, más variadas y provenientes de distintos lados, tomando ya
incluso tintes de desafío al academicismo establecido, pues la innovación condujo
a una inevitable ruptura entre el arte y la burguesía, si bien hoy el arte sobrevive en
los medios de producción actuales, es interesante cuestionarnos si el arte que se
genera en la minorías sobrevive para para estar con o estar en contra, como una
denuncia silenciosa a la pérdida de libertad de expresión en la que se ha visto
inmerso el artista de cualquier tipo de contexto.
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Desarrollo del arte en el comunismo real.

Comprendiendo lo que los teóricos exponían como una excelente guía para el
estudio de la creación y la clasificación del arte, podríamos hablar de que el Arte
sería una actividad destinada a las sociedades socialistas, pues tanto la filosofía
capitalista como la comunista no pueden diferir en que se necesita una estabilidad
económica, una satisfacción de las necesidades básicas e incluso un ambiente
social idóneo así como buena instrucción para formar un artista de manera correcta,
sin contar lo que tratamos anteriormente, la libertad de que el artista innove,
construya, ropa y reconstruya cíclicamente de manera libre y al paso de su propia
asimilación, la diferencia radicará en que siendo el comunismo un sistema
económico que pugna por la satisfacción de éstas necesidades básicas en todos
los estratos sociales1, inmediatamente establece que el artista podrá provenir de
cualquier lugar y tendrá igualdad de oportunidades de desarrollo que cualqui er
miembro de la misma sociedad y que su libertad artística no se verá influenciada
por la necesidad de cumplir exigencias externas encaminadas a poder vender su
arte como producto para sufragar gastos primordiales para su existencia,
eliminándose de esa manera la función que tenía el arte de indicar ser un recurso
de evangelización, de indicar un prestigio social o de validar permanentemente la
supremacía en algún ámbito de determinado grupo social; pero inmediatamente se
le asigna otra función, la de crear una cohesión social recurriendo a aspectos
psicológicos humanos muy básicos, por ejemplo la necesidad de expresión que
hasta ese momento se había visto insatisfecha por estar el arte al servicio del dinero,
la necesidad de encontrar elementos que identificaran a las clases minoritarias en
su vida cotidiana con aquello se les mostraba como arte para facilitar su inducción
al mismo así como su reciente carácter colectivo, cualidad exigida en todo tipo de
actos presentes en la recién establecida Unión de Repúblicas, definiéndose de esa
manera tres de las principales características que adoptará el arte (enfocándonos

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Establézcase la diferencia de etapas en la cual son consecuentes comunismo, socialismo y utopía,
la disolución de clases está presente solamente en la tercera etapa del avance social, al hablar de
la primera etapa, la “dictadura del proletariado.” Aún tratamos la sociedad con clases o estratos
sociales.
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en el dancístico) a partir de ese periodo; libre expresión, inclusión de diversos


elementos y el principal, estar dirigido a las masas.

Si bien, hasta este punto la reforma del arte suena idónea, debemos comenzar a
ver de qué manera influyó en las nuevas creaciones a partir de esa década.

A partir de este punto comenzaremos a analizar la asimilación y la misma


apropiación del arte clásico como un cánon y a la vez un referente de la cultura
occidental y su avance en las sociedades capitalistas, pues de esta manera
podremos entender el gran interés que había de parte de los mandatarios de
educación y cultura en que precisamente en ese campo también hubiese un avance
e innovaciones, si bien las ciencias exactas que eran las que estaban destinadas a
sustentar la producción y por lo tanto, a garantizar la supervivencia de las recién
instauradas repúblicas, el arte también cobró una gran importancia.

El ballet clásico ya había sido un tema de importancia en el desarrollo capitalista de


las artes, aunque no estaba enteramente en ese sistema económico, podríamos
definir su nacimiento en el s. XVII durante los últimos años de la Rusia feudalista al
mando de los zares; como ya hablamos antes, fueron los hijos de cortesanos
allegados al Zar y en general jóvenes que de alguna manera estuviesen en una
clase social alta los que accedieron a las primeras clases de ballet clásico, siendo
en primera instancia 12 bailarines los que conformaron la primera compañía bajo la
dirección de distintos bailarines, pero no es hasta la llegada del francés Charles-
Louis Didelot que se hacen innovaciones en técnica, terminología y coreografía.

A partir de este tiempo es cuando se realizan gran parte de las obras clásicas del
ballet clásico, por supuesto en colaboración de artistas de otras artes como Priotr
Tchaikovsky, pero específicamente en la década de los años 20 se realizaron
numerosos experimentos tanto en la forma, como en el contenido del espectáculo.
En realidad, la mayoría de los ballets de esa época estaban condicionados por la
ideología política soviética. El patetismo hacia su nuevo futuro y la temática
revolucionaria inspiraban a los coreógrafos.
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En los ballets soviéticos destacaron los saltos altos, mantenimientos acrobáticos


altos también y los giros bruscos, lo que confería una expresión dramática y
espectacular a los ballets.

Al ser necesario que fueron espectáculos de carácter mundial (puesto que se


buscara expresar que la cultura comunista era equiparable a la capitalista en
logros.) se hizo hincapié en la perfección y temprano adiestramiento de los
ejecutantes, creando así el paradigma del bailarín, un cuerpo joven experimentado,
dedicado y moldeado para determinado propósito no a pesar de la edad, sino en
ventaja de ella sin excluir que Agripina Vagánova (bailarina proveniente de las eras
del ballet clásico de Marius Petipa, coreógrafo ruso de gran importancia) establece
como nuevo eje del cuerpo la columna vertebral, rechazando la antigua teoría
italiana de Cechetti.

La gran aportación de esta era no fueron innovaciones en las obras que se


presentaban, sino la técnica nueva impuesta por Vagánova que produjo grandes
bailarines a lo largo del mundo y por consecuente, la maestría con la que los
ejecutantes podían realizar éstas técnicas.

Se establecieron dos principales instituciones de enseñanza del ballet, la del teatro


Bolshoi y la del teatro Kirov, siendo la segunda heredera de la majestuosidad (y por
tanto de la teoría clásica de la danza) del imperialismo y la primera dedicándose a
innovaciones y creaciones con un fuerte mensaje político-social.

Sin embargo todos éstos logros en la danza fueron poco conocidos hasta la primera
década del siglo XX, cuando las compañías de danza rusa fueron conocidas en
occidente, poco a poco se creó el estereotipo del buen bailarín ruso, lo cual provocó
una gran pérdida de talentos, puesto que los artistas emigraban a compañías de
occidente que les ofrecían mejores salarios y oportunidades de reconocimiento
mundial, lo cual también contribuyó a la expansión de las técnicas de ballet a lo
largo del mundo.

Con la posterior desintegración del régimen comunista se observó un fenómeno


social en esto, pues se cumplió la teoría de la hostilidad del capitalismo hacia las
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artes, la falta de recursos para la manutención de los teatros y las compañías


provocó que se recurriera a extensas giras para poder pagar los gastos, lo que
desembocó en el deterioro físico de la mayoría de los bailarines que permanecieron
en esa tradición dancística rusa, siendo los demás requeridos como maestros de
danza clásica en occidente para fines de instrucción en compañías dedicadas a la
producción de espectáculos masivos en occidente.
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Influencia del arte comunista en México.

De esta manera el arte fue asimilado de una manera muy distinta, las cánones de
ejecución y preparación se apegaron a la fórmula de supuesto éxito de las artes en
Rusia.

Uno de los países que en aquél entonces se encontraba en conflicto porque


requería la creación de una sociedad homogénea era México, pues el periodo de la
recién concluida revolución mexicana había provocado una grave segmentación
entre los sectores sociales mayoritarios, hablando de este modo del naciente
proletariado y del tradicional sector agrícola.

Aunque el periodo de influencia del arte proveniente de la URSS es bastante


extenso, podemos partir del mandato de Álvaro Obregón, época durante la cual se
busca crear un carácter nacionalista contrastante con el afrancesado pasado del
país, siendo el pueblo el partícipe principal, no sólo como protagonista, sino como
personaje a educar por el gobierno para combatir el rezago en el que estaba el país.

Una de las escenas más emblemáticas respecto a la danza en este periodo remonta
precisamente a la presencia de primeros bailarines del ballet clásico ruso, en este
caso Anna Pavlova, quien en un repertorio nombrado La Fantasía Mexicana, ejecuta
el jarabe tapatío en puntas, siendo ésta la primera vez que una pieza de esta índole
era representada en un escenario y no sólo ejecutada en bares, cantinas y fiestas
populares, marcando una nueva época en la cual no sólo personajes de gobierno,
sino también empresarios y todo tipo de investigadores se vieron obligados a incluir
este tipo de piezas para apoyar el espíritu nacionalista mexicano.

Sin embargo, La Fantasía Mexicana no fue la única representación de este tipo por
bailarines clásicos, sino más bien fue el ejemplo y la fórmula del éxito, podemos
constatarlo a lo largo del nacimiento de las estampas y repertorios como concepto
dancístico y coreográfico, además de que hubo varias fantasías, como la Fantasía
Yucateca ejecutada en su momento por Gloria y Nellie Campobello, también en
puntas.
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En medio de toda esta innovación en el ámbito artístico, se crea la Secretaría de


Educación Pública, en la cual (según determinaban los mismos criterios de
Vasconcelos) se rechazaba todo tipo de influencia extranjera, no porque nos
estuviéramos aislando de las corrientes artísticas contemporáneas o de las
innovaciones tecnológicas, sino porque se estaba tratando de establecer el origen
mestizo de la mexicanidad, al mismo tiempo que se menciona por primera vez el
arte como complemento de la formación de identidad del individuo.

Con esta conjunción de arte y educación, sustentado en las teorías de educación


de Lunacharsky, secretario de educación soviético; Vasconcelos inaugura la etapa
en la cual el estereotipo creado en años anteriores, (ya sea que tomemos como
referencia a las chinas poblanas de Anna Pavlova, a las tehuanas de Sergei
Eisenstein) se debe de asumir como ícono de identidad nacional, al mismo tiempo
que se inauguran las Misiones Culturales realizadas por docentes cuya preparación
no incluía la labor de investigación, para entregar productos que permitieran
aumentar el repertorio de lo “nacional” que se enseñaba en escuelas de educación
básica y que eran (o siguen siendo) espectáculo obligatorio para cualquier tipo de
festividad escolar que de alguna manera haga referencia a los valores identitarios
del individuo en formación.

del individuo en formación.

Sin embargo, también el espéctaculo dancístico con sustento en teorías de estética


marxista fue incluido en las grandes compañías, un buen ejemplo es el trabajo de
teatro de murciélago de Luis Quintanilla, basado en otro ruso, Nikita Balief, con la
diferencia de que ésta vez, surgiendo de una visión rusa y plasmando un concepto
totalmente escénico, la danza cumplirá otras funciones, entre las cuales destaca el
otorgar una visión idílica de la vida cotidiana en México al público extranjero, no por
razones de vanidad, sino más bien como atracción turística para incentivar la
actividad económica en el país por medio de la inversión extranjera y el turismo
cultural.
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Remontándonos a las tempranas luces del ballet folklórico, se retoma el jarabe


como baile oficial por parte de la administración de José Vasconcelos, como
concluye Amparo Sevilla:

[…]no fue producto de las necesidades expresivas del pueblo mexicano, sino más
bien fue una creación que respondía en un primer momento a su interpretación
teatral, para terminar siendo, feliz y finalmente, uno de los símbolos oficiales de una
supuesta cultura construida por el Estado mexicano. 2

Se crearon diversas fantasías, repertorios y obras bajo la estructura del que era
llamado teatro de revista, que se caracterizaba por retomar elementos de uso o
vivencias cotidianas para su para su posterior uso en escena (muy similar a la
estructura del character dance de Igor Moiseyev) con historias bucólicas e idílicas
de un país con riquezas culturales y sin algún tipo de carencias, siendo el teatro
mismo al final, un importante soldado en la labor de nacionalización, pasando de
ser un elemento que por medio de la danza evocaba a valores identitarios
nacionalistas, a un medio de adoctrinamiento de los poderes fácticos.

2 Sevilla,op.cit.,p.164
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Bibliografía
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Anónimo. (23 de julio de 2013). Jeté. Obtenido de http://www.xn--jet-dma.com/Historia-del-


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Parga Parga, P. (2004). Cuerpo vestido de nación: Danza folklórica y nacionalismo mexicano (1921-
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http://centromarx.org/index.php/documentos/filosofia/arte-literatura/114-el-marxismo-
y-el-arte-introduccion-a-los-escritos-de-trotsky-sobre-arte

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