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RESEÑAS HUMOR

tura, decidí observar de nuevo las fo- Crusoe, que él mismo tomara para su Con todo lo anterior no quiero decir
tos, seguro de haberme equivocado. novela Viernes o los limbos del Pacifi- que el señor Hannes Wallrafen sea un
Una y otra vez, de principio a fin, de co, para el primer caso, y para el segun- mal fotógrafo. Algunas de sus fotos tie-
atrás para adelante, en desorden, sin do de los casos se refiere a los héroes nen una luz y un encuadre que repro-
tener en cuenta los textos al lado de cada de Rojo y negro, de Stendhal. Ninguno ducen ciertos aspectos de la atmósfera
foto, olvidando las imágenes que yo me de los habitantes de esta última novela del Caribe. Sobre todo aquellas que no
hubiera hecho de sus distintos cuentos sobreviviría un instante fuera de e lla. están puestas en escena, o, inclusive
y de sus distintas novelas, pensando en Moriría de una sue1te de asfixia por no aquellas, que, puestas en escena, repro-
que no eran ilustraciones de escenas poder respirar un aire di stinto al de su ducen situaciones reales, una gallera, el
concretas sino imágenes relacionadas propio texto. Esto mismo sucede con los billar, etc. Las otras, con las que pre-
con el mismo mundo de García Már- seres de los libros de García Márquez. tende abordar el realismo mágico de
quez, las observé y las observé y defi- Ninguno de ellos puede dejar su univer- García Márquez, son fotos efectistas
nitivamente creo que su universo se ve so, no fueron creados para hacerlo y no que se quedan en lo complicado de la
interrumpido por las imágenes puestas se transformaron para lograrlo, como escena misma antes que permitir una
en escena por el fotógrafo holandés . Crusoe, después de cierto tiempo. lectura metafórica. La señora en la me-
"Macondo no es un lugar sino un cedora observando cráneos de res, las
estado de ánimo que le permite a uno niñas en e l salón de clase iluminadas
ver lo que quiere ver, y verlo como quie- por la luz que sube desde sus pupitres
re", dice García Márquez en su prólo- de escuela, el candidato a presidente
go, resumiendo los tres universos antes bajo la lluvia de confetis, son algo así
citados. Quién más que él, creador de como lo que logra Sonia Osorio respec-
su propio mundo para defmir si las imá- to al folclor colombiano.
genes de Wallrafen lo llevan a encon-
trar la realidad escondida tras de sus li- J UAN SiERRA
bros. Pero, para mi modesta opinión,
Macondo no está aquí, ninguna de es-
tas imágenes logra reproducirlo. A las
imágenes puestas en escena por el fo-
tógrafo holandés les falta el hálito que ¡Recórcholis!
las palabras escritas de García Márquez
dan al lector, inclusive para aquel que
no haya leído ninguno de sus libros y Los héroes de papel
sólo tenga como referencia los textos, Felipe Ossa
extractos de sus cuentos y sus novelas, Altamir Ediciones, Santafé de Bogotá,
que acompañan las fotos. 1996, 145 págs.
Es curioso ver cómo, con una prosa
cargada de imágenes, absolutamente
descriptiva, los cuentos y las novelas Colombia es una tierra que alberga ex-
de García Márquez no han logrado ser pertos sorprendentes en cosas que por
traducidos al cine, al teatro, a la foto- su naturaleza parecerían a primera vis-
grafía. Sus personajes son héroes y víc- ta muy ajenas a este valle de lágrimas:
timas de un universo inmaterial desde por decenas se contaron los peritos en
el punto de vista físico. Es decir, que Cada uno tenemos nuestro propio Marx y el materialismo histórico, en la
sólo pueden ser "vistos" mientras son Macondo, nuestra propia imagen de las e pi ste m o log ía y en Foucault, en
leídos. Su representación fuera de los manos de gorrión de Melquíades, del Deleuze y el Antiedipo, sustituidos hoy
libros les quita toda veracidad. Ni los día en que llevaron a José Arcadio a por los eruditos en Choppra, la carta
diFectores de dne rumanos, italianos o conocer el hielo, de una tierra redonda astral y las esencias floral es. Hay un
colombianos, ni los de teatro de Cuba como las naranjas, de la carta que nun- matemático que está entre los diez úni-
o de Venezuela, ni los fotógrafos, in- ca le llegó al coronel, de las alas del cos que en el mundo estudian una com-
cluido Wallrafen, lograrán plasmar ja- hombre que aterrizó en un patio de plicada ecuación. Hay doctos en e l co-
más en imágenes los personajes y los atrás, de los síntomas del amor simila- razón de las ballenas, en el mosquito
espacios escritos por García Márquez. res a los del cólera, de los corazones anofeles, en las heliconias, en ciertos
En la literatura, como dice Michel con más cuartos que las casas de las problemas del átomo, en angelología.
Tournier, hay héroes y situaciones que putas. Para todos los lectores Esteban en la hi storia de los Beat les, en la
puedea ser reproducidos fuera de su es el cuerpo enorme de un ahogado her- lingüística de Chomsky.
propio cG>ntexto y otros que sencilla- moso cubierto de conchas. Tan simple Felipe Ossa (Bogotá, 1944) tiene su
mente no. El escritor francés hace refe- como suena. Irrepresentable fuera del especialidad en algo que parecería poco
, Fencia conc11eta al caso de Robinson cuento en que habita. serio y útil para un señor de su edad: la

Bole_tfl'f'eulturai Y. Bióliográfic;o. Vol. 34, núm. 45, 1997 1 11


RESEÑAS
HUMOR

la eterna lucha, lucha hero ica, de que tienen novias eternas (Narda, Dia-
histOiia de los cómics. Una pasión ju-
Pancho contra su arribista esposa na Palmer, Luisa Lane), las de gatos
venil que en la madurez se convirtió en
Ramona y sus sofisticadas amistades" (Krazy Kat, Félix, Fritz, Garfield,
una producción intelectual iniciada con
El mundo de la historieta, libro al que (pág. 29). Hobbes), las inútiles (muchas), las de
siguió La historieta .v su historia. En También se encuentran sorpresas his- niños contra viejos (El Capitán y los
chicos), las de detectives (Dick Tracy)
~

1996 publ icó Los héroes de papel, con tóricas, como, por ej emplo, el origen
motivo del centenario del nacimiento de El Fantasma (del que no se mencio- y las maravillosas (Mafalda, Olafo,
del género, originado con Yellow Kid na su sonado matrimonio con Diana Asterix).
(El chico amarillo) que apareció en New Palmer) o el de Mandrake e l mago,
York World. Según cuenta el autor en la ambos hijos célebres de Lee Falk, quien
introducción, "coleccioné historietas se inspiró para el nombre del célebre
mago después -no de un gesto hip-
desde los seis años, cada día de mi vida
nótico-, sino de leer un poema de 1ohn ~l
hasta los quince. Luego la adolescen-
cia, con sus cambios y sus nuevas in-
quietudes, me hizo abjurar de mi afi-
Donne (¡cáspita!): "me pregunté qué
sería una raíz de mandrágora (man-
)
ción". A través de las tiras cómicas, drake), busqué en e l diccionario y vi
confiesa haber " mantenido viva en mí que se trataba de una raíz verdadera que
la imaginación y ese aire revitalizador se utilizaba en la farmacopea medieval
que viene de la infancia, en el que todo y a la que se suponía capaz de obrar
es posible si lo sabemos soñar". maravillas [... ] Mandrake es una pala-
Como bien advierte Ossa, el libro no bra muy sencilla, y pese a ello, poco
es una historia de los cómics ni un re- corriente, solo hay una manera de pro-
cuento de todos los personajes que han nunciarla, por lo que, como título para
habitado el planeta de papel. Se trata una serie de cómics resultó una feliz Por los límites de esta recopilación
de una selección a su gusto de cincuen- elección" (pág. 36). existen varios ausentes, entre los cua-
ta ejemplos, con énfasis en la produc- El lenguaje de las historietas extran- les hay tres especialmente notorios:
ción norteamericana, aunque también jeras puso al lector en contacto con in- Popeye el marino, cuya recurrencia a
hay mu estras europeas, a rgen tinas, teijecciones sonoras que expresan sor- las espinacas para obtener su extraor-
. . , . dinaria fuerza sirvió de recurso a mu-
mex1canas y no sm razon mnguna co- presa o admiración, muy aj enas al habla
lombiana. El lector encuentra un senci- colombiana. Casi todas son sinónimos chas madres en la alimentación de sus
llo, comprensible y bien ilustrado dic- de un simple ¡caramba!, tales como hijos, a pesar del poco edificante pre-
cionario biográfico de héroes y famas ¡córcholis !, ¡recáspita!, ¡zambomba!, dicamento que mantiene con Brutus; el
inexistentes, que resulta por momentos ¡atiza!, ¡chispas !, ¡diablos.! También argentino Mordillo, de silencioso hu-
más entretenido que uno dedicado a introdujo nombres estrambóticos con mor corrosivo. Y Walt Disney, cuyos
humanos de carne y hueso. los que se buscaba traducir del inglés best-sellers simpáticos e insulsos, como
Cada una de las descripciones tiene el nombre original de distintos perso- el Pato Donald, Tribilín o Micky Mouse,
una estructura semejante: ilustraciones, najes: el compañero de desventuras de tienen un puesto en esta galería.
origen y autores del personaje, algunos Benitín se ll amaba Eneas Flores de La historieta moderna es una suerte
cambios sufridos, caracteristicas gene- Apodaca, y Parachoques era el apelli- de cine impreso, cuya consolidac ión
rales de la tira cómica en cuanto a his- do del esposo de Pepita, detalles que se bien puede asociarse a la cultura de
toria y contenido y una síntesis biográ- escaparon al autor. masas, capitalizada por los emporios
fica de su creador. El nivel de los textos Como en la enciclopedia china de periodísticos. Al margen de la corrien-
no es siempre parejo y algunas veces Borges, las tiras cómicas admiten múl- te principal, surgió también un subgéne-
resultan -¡rayos!- demasiado suma- tiples clasificaciones inopinadas: de ro que en un comienzo fue contestata-
rios y superficiales, como en el caso del aventuras (te rrestres, marítim as y rio y rompió los esquemas tradicionales
inolvidable y mudo Reyecito de O. siderales), de héroes humanos y de en cuanto a conte nido, diseño y estilo
Soglow. superhéroes con facultades y poderes de los dibujos. Tal fue e l caso de El gato
Pero, en la mayoria-de los casos, los únicos, las humorísticas (con persona- Fritz , un sexomaníaco e irreverente
artículos dan noticias básicas del naci- jes humanos, animales humanizados, felino, o el de Valentina, una historieta
miento y evolución del personaje. Al- grupos familiares, parejas de amigos o erótica exquisitamente dibujada que da
g unos afortunados párrafos logran m atrimonios), las que aburren (mu- cabida al fetichismo, ambas presentes
develar la esenc ia de los personajes, c has), las que hacen reír un poco en el libro e integradas hoy al mercado.
como en el caso de Educando a papá, (pocas), las que son apenas una pausa Al margen de los grandes circuitos
"¿Por qué no puede ser un · héroe un fugaz entre la catarata impresa de tra- de distribución, ex~iten estupendos
hombre de l común que lucha por se- gedias (casi todas), las "intelectuales" dibujantes que a tFavés de medios como
guir siendo lo que fu€. antes de que la (Quino, Shulz), las de género negro las revistas y los libros dan a conocer
fortuna le sonriera y lo ascendiera a otra (Boogie e l aceitoso), las abominables sus dibujos y caricaturas q.ue· n~ caen
clase social que a él le fastidia? Esa es (Condorito), las tontas (muchas), las en los repetíti~0s esquemas .de las his~

.12 Boletín Cultural y Bibliogrn{ic<;>, Vol. 34, núm. 45, 1997


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torietas comerciales y mantienen una Incluso, más allá de todas las hipó- del poeta incomprendido por la socie-
calidad estética propia de las obras de tesis que se han f01jado para tratar de dad. No es la sociedad la que no com-
arte, hasta el punto de que muchas de explicar e l suicidio, una biografía re- prende al poeta sino el poeta quien no
las tiras cómicas más populares se con- c iente - escrita por Enrique Santos comprende a la sociedad. Esta teoría ha
vierten a su lado en lo que el chicle y Molano 4- ha pretendido negar el sui- llevado a crear la figura de un Silva
las hamburguesas son para la culinaria. cidio y aventurar la teoría de un asesi- extravagante. esnob y algo grotesco,
Entre ellos no puede dejar de mencio- nato político. Si bien es cierto que la cuyo estilo de vida chocaba con el sen-
narse a Saul Steinberg, a Maurice Sendac teoría del asesinato carece de toda tido común y cuya literatura ofendía el
y a Edward Gorey, mientras, de nuevo, fundamentación documental sólida, la buen gusto. Esto último se matizó con
un retrasado Lorenzo Parachoques em- idea resulta, sin embargo, significativa, los años y se reemplazó con el tópico
prende veloz carrera en la mañana y atro- ya que convierte la reflexión sobre la de la admiración del poeta, sin que ésta
pella por enésima vez al cartero. muerte de Silva en una acusación ex- implicara dejar de sentir ciertas reser-
plícita y en una búsqueda de los culpa- vas frente al hombre. "Admiro sin reti-
SANTIAGO LONDOÑO VÉLEZ bles. De esta manera, el poeta suicida cencias a Silva como poeta -escribía,
se transforma en un poeta mártir y la por ejemplo, Guillermo Uribe Hol-
ciudad en la que nació y en la que vi- guín-, como hombre no lo admiro, no
vió la mayor parte de su vida - Bogo- puedo admirarlo"7 . Y Uribe Holguín
tá- se convierte en una especie deJe- -como otros- no podían admirarlo
El poeta suicida rusalén incrédula que conduce a la
muerte al mejor de sus hijos, al no po-
porque pensaban no sólo en el Silva ex-
travagante sino también en el Silva a
y la ciudad culpable der comprenderlo. quien el infortunio comercial había lle-
En un trabajo reciente sobre el vado a una situación que lo hacía per-
modernismo en Colombia, David sona poco grata a sus acreedores.
José Asunción Silva, Obra completa
Héctor Orjuela (coordinador) Jiménez Panesso llama a Silva "el hé- Algunos han querido ir más allá y se
Edición del Centenario, Colección roe de toda esta historia"5 y titula un han preguntado por la razón de esa ex-
Archivos/Casa de poesía Silva, Santafé de capítulo sobre Silva "La modernidad travagancia recurriendo a la psiquiatría
Bogotá, 1996, 747 págs. imposible". En esas expresiones está re- e incluso a la genética para mostrar
sumida en buena parte la visión que se cómo en la mente de Silva había algo,
ha tenido de Silva en Colombia: Silva ya desde el comienzo, que iba a termi-
Más que un poeta, José Asunción Silva fue un hombre que trató de traer la mo- nar llevándolo al suicidio. Así la pri-
ha sido en Colombia --desde su suici- dernidad a una sociedad tradicional y mera biografía de Silva -escrita por
dio, ocurrido en 1896-- una especie de pacata, y esta sociedad terminó lleván- Alberto Miramón y publicada en
leyenda. La leyenda, incluso, ha lleva- dolo a la desesperación y a la muerte. 1937- explicaba cómo en Silva se con-
do, desde el comienzo, a oscurecer la La tematización de este choque en- jugaban dos herencias contrapuestas
obra del poeta y a estilizar su figura. Si tre el poeta y el mundo circundante que explicaban su desequilibrio, lo cual,
se revisa la antología de textos sobre abarca tanto el tema estrictamente lite- aunque era de lamentar, sobre todo si
Silva preparada por Juan Gustavo Cobo rario --Silva como poeta incompren- se admiraba al poeta, permitía absolver
Borda 1, se advierte que la pregunta cen- dido-- como el tema de la quiebra co- a la c iudad de toda culpabilidad en el
tral alrededor de la cual giran muchos mercial de Silva. Con respecto a esto destino de su poeta.
de los artículos tiene que ver con las último se ha dicho, por ejemplo, que la Entre los jueces que absuelven a la
razones de su suicidio. bancarrota de Silva se debió a que en el ciudad está nada menos que Juan Ra-
Ya en 1896 Laureano García Ortiz2 almacén que heredó de su padre se acu- món Jiménez, que, a un tiempo en que
decía, en uno de los primeros artículos mulaban objetos de lujo para los cuales lloraba la muerte de Silva y, después
que se publicaron sobre Silva, que lo no había mercado en una sociedad de elogiar uno de los Nocturnos, repro-
que él quería era "registrar cierto ~rden como la bogotana de entonces6 . chaba "todo ese dandismo provinciano.
de reflexiones que el enigma de su Así, "la modernidad imposible" se vacuo y ridículo que el pobre José Asun-
muerte nos ha sugerido". expresa en la figura de un poeta que no ción se puso [... ] para asustar o mortifi-
Las respuestas que se han dado a lo encuentra público para sus versos y de car a los colombianos cotTientes, más
que García Ortiz sentía como un enig- un comerciante que no encuentra clien- o menos sensitivos y tolerantes, de una
ma haa ido desde la estilización del tes para su mercadería excesivamente indiferente Bogotá sin culpa"8 .
suicidio como un acto estético3 hasta la refinada. La ciudad que hubiera podi- En todo caso, tanto las teoría s
explicación meramente comerc i al do darle el público y los clientes se ha acusadoras como las absolutorias, coin-
-'qUe sostiene que Silva se suicidó de- dedicado desde entonces a lamentar la ciden en ver un choque entre la moder-
bido a sus dificultades económicas-, muerte del poeta y a buscar teorías so- nidad de Silva y la no modernidad de
pasando por aquellas versiones que han bre el suicidio que sirvan de alternativa su entorno. Sin embargo, esta imagen
q;ueri<ilo echarles la culp.a a las lecturas a la teoría acusadora. habitual del poeta ansioso de moderni-
d~$i1va o al hecho de que éste hubiera La más sencilla de estas teorías al- dad y la ciudad reacia a ella implica.
, pe:rdid_(!) la fe religio.sa. ternativas es una inversión del tópico como puede verse si se repasa la obra

Boletfn ·Cultur.al y, B.ibl~Qgráfico, Y<rl, 34, núm. 4:5, 1997 113


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