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Universidad Nacional del Oeste

Cátedra: Pedagogía Social


Carrera: Licenciatura en Gestión Educativa
Alumno: DIAZ, Agustín Ramón
Año: 2018
UNO

Prof. Barrionuevo, María José


Pedagogía Social

CHICOS EN BANDA – Dutchatzky y Corea

Cap. 1 y Cap.4

1)-Realiza una descripción lo más detallada posible sobre el fenómeno de la


Exclusión social.

2)- A qué refiere el concepto de “nuda vida”. Ejemplifica y elabora una


interpretación del mismo.

3)-En qué medida el tránsito por la escuela deviene en experiencia de


construcción de subjetividad?

4)-la violencia asume distintos formas de acuerdo al contexto: qué podemos


decir de ella en la escuela, el Estado-Nación, fiestas cuarteteras, la calle?

5)-En el texto se presentó el Declive de las instituciones en tiempos de


fragmentación. ¿Cómo se observa la escuela, la familia de acuerdo a esta
idea?

6)- De acuerdo a lo descripto y realizando una mirada desde la pedagogía


social que espacios ¿pueden ser generadores de sostén?
RESPUESTAS

1). La exclusión social se define por fuera del orden social, se pone el acento en un
estado. La exclusión nos habla de un estado en el que se encuentra el sujeto. La pobreza
define estados de desposesión material y cultural que no necesariamente atacan
procesos de filiación y horizontes o imaginarios futuros. La pobreza no necesariamente
afecta a la “creencia” o a la confianza de que es posible alcanzar otras posiciones
sociales. La exclusión pone el acento en un estado. El excluido es meramente un
producto un dato, un resultado de la imposibilidad de integración.

El expulsado es resultado de una operación social, una producción, tiene un carácter


móvil. Si se considera la exclusión ya no como un estado (una determinación) sino
como una operatoria (unas condiciones), ponemos de relieve su carácter productivo, y la
estrategia de lectura debe modificarse.

La expulsión, considerada como una serie de operaciones, nos da la oportunidad de


ver el funcionamiento, la producción en la situación del expulsado. La expulsión social,
más que denominar un estado cristalizado por fuera, nombra un modo d constitución de
lo social.

La expulsión social, produce un desaparecido del escenario público y de


intercambio. El expulsado es una “nuda vida”, porque se trata de sujetos que han
perdido su visibilidad en la vida pública, porque han entrado en un universo de la
indiferencia, porque transitan por una sociedad que parece no esperar nada de ellos.

Son conocidos los descriptores de la expulsión social: desempleo, estrategias de


supervivencia que rozan con la ilegalidad, violencia, deserción del sistema educativo,
desprotección, disolución de vínculos familiares, consumo de drogas.

2). Utiliza el concepto de “nuda vida” para conceptualizar a aquellos sujetos que han
perdido visibilidad, nombre, palabra y que transitan por una sociedad que parece no
esperar nada de ellos. Cuando un sujeto deja de realizar en sus inscripciones múltiples,
trabajador, mujer, hombre, hijo, padre, artista, estudiante, etcétera, se aproxima a la
nuda vida. Porque han entrado en un universo de la indiferencia, por que transitan por
una sociedad que parece no esperar nada de ellos.

Los indicadores o rastros de la expulsión social pueden advertirse en: falta de


trabajo, estrategias de supervivencia que rozan que rozan con la ilegalidad, violencia,
falta de escolarización o escolaridad precarizada, ausencia de resortes de protección
social, disolución de los vínculos familiares, drogadicción, etcétera
3). Las prácticas de subjetividad permiten rastrear las operaciones que despliégalos
sujetos en situaciones límite y las simbolizaciones producidas. La forma de producción
de la subjetividad se escribe en condiciones sociales y culturas específicas.

La escuela entonces era el nombre de la autoridad y como tal al tiempo que


disciplinaba, formateaba, fabricaba un tipo de sujeto. La forma de la producción el a
subjetivado, se inscribe en condiciones sociales y culturales especificas. La alteración
de las condiciones sociales están latentes; el desplazamiento de la promesa del estado
por la promesa del mercado. Tratándose así de consumidores y no de ciudadanos. En
tiempos estables y de clara hegemonía de los Estados Nación, la relación entre jóvenes,
escuela y pobreza se planteaba en términos de posibilidad o de crítica. El énfasis se
ponía en la capacidad de integración social o, por el contrario, en las operaciones de
reproducción de las desigualdades sociales y en la neutralización de las diferencias
culturales.

A su vez, la condición juvenil era impensable fuera de las instituciones. Hablar de


niños y jóvenes era hablar de familia y escuela, dado que era allí donde se construía la
heterónoma y se sancionaban las diferencias generacionales. La escuela entonces era el
nombre de la autoridad y como tal al tiempo que disciplinaba, formateaba, fabricaba un
tipo de sujeto. También producía las condiciones para la rebelión e impugnación.

4). La institución escolar y la familia pierden autoridad; muchos valores de la


modernidad no cuentan con la autoridad suficiente para instituirse y es lo que modifica
la constitución subjetiva. De modo que es la ley simbólica, la que a partir de instituir un
grado de legalidad se basa en la formulación de la igualdad y habilita la construcción de
un semejante.

Hay 4 formas en los que se presenta la violencia:

A) Como estallido en la escuela: modo habitual y cotidiano. Estado-nación con sus


instituciones han dejado su función de instituir una subjetividad regulada por la ley
simbólica. No es controlable esa ley, es un fuera de lugar.

B) Como forma instituida en los ritos: miembro del grupo adquiere un cierto estatuto.
Una condición que le confiere al sujeto una posición dentro del grupo. Actos violentos
sobre el propio cuerpo.

C) Como componente de un acontecimiento en fiestas (cuartetera): ingrediente más de


ese acontecimiento. Los chicos pueden protagonizarla, registrarla y tratar de evitarla
(son participantes del escenario). La fiesta es catarsis, lugar de encuentro, de sentido
colectivo, de contacto violento.

D) Como matriz cotidiana en la calle: un lugar del que no se puede escapar. Es un lugar
ineludible. Se puede elegir el modo de vivirla, de ocuparla, pero sus efectos se dejan
sentir en la subjetividad.
5) Uno de los indicios del agotamiento de la autoridad familiar es la visible
indiferenciación de los lugares tradicionales de padre, madre e hijo con la consecuente
disolución de las posiciones de protección y autoridad de los padres hacia los hijos. En
ese marco de disolución y confusión, la desubjetivación consiste en la imposibilidad de
gestionar lugares de enunciación desde los cuales habitar esas transformaciones. La
familia constituía para la tradición moderna el eslabón en el proceso de filiación.

La maternidad y la paternidad aparecen desinvertidas de aquel sentido heredero de la


tradición cultural. Padre, madre, hijo ya no se perfilan como significantes de una
relación intergeneracional basada en el principio de autoridad, sino que parece tratarse
de lugares simbólicamente destituidos. Trabajos "compartidos" en condiciones de alta
precariedad, pibes que "protegen" a las madres, figuras masculinas borrosas o en
descomposición, actos ilegales "legalizados" por sus progenitores en la urgencia por
sobrevivir, caída de la frontera entre lo permitido y lo prohibido. Chicos expuestos o
puestos como escudo en disputas de pareja, pibes ocupando el lugar de proveedores.

Lo que sugerimos con la hipótesis de la destitución de la escuela es que se percibe


una pérdida de credibilidad en sus posibilidades de fundar subjetividad. Sin embargo, en
ese sustrato de destitución, como dijimos, no todo se desvanece.

La destitución simbólica de la escuela hace alusión a que la "ficción" que construyó


mediante la cual eran interpelados los sujetos dejó de tener poder perfóratelo en otros
términos, de producir efectos prácticos.

La escuela que gira en torno al mercado, se monta en las profecías de la innovación,


se hace garante del éxito y sume al docente a una búsqueda frenética de la
actualización. .Cuando decimos que la escuela se encuentra destituida simbólicamente
no decimos que la escuela enseña mal. O que hace, asistencialismo en vez de pedagogía.
Lo que sugerimos con la hipótesis de la destitución de la escuela es que se percibe una
pérdida de credibilidad en sus posibilidades de fundar subjetividad. La escuela pensada
en cade situación intenta movilizar una posesión de invención, una posesión de
creación singular entendida como la producción de formas inéditas de habitar el tiempo
vivido. En la escuela la violencia no es vivida por sus protagonistas como un acto de
agresividad, sino como un modo de trato habitual y cotidiano. Es identificada como tal
por un observador y no por sus agentes. Son los docentes, en posición de observadores,
quienes hablan de violencia cuando constatan que los comportamientos habituales de
los alumnos son la negociación de la representación que corresponde a la condición del
alumno. El Estado-nación, mediante sus instituciones principales, la familia y la
escuela, ha dejado de ser dispositivo fundente de la “moralidad” del sujeto. La violencia
a modo de descarga o pulsión descontrolada es el índice de la incapacidad del
dispositivo para instituir una subjetividad regulada por la ley simboliza.
6) Contextualizar una visión actualizada y reflexiva, a partir de experiencias
pedagógicas colectivas y una valoración de nuevas voces latinoamericanas que hemos
leido, nos invita a una teorización. En este sentido, me ha gustado la visión
multifactorial coincidente de las arbitrariedades en torno a lo histórico-situacional, a lo
impuesto y al debilitamiento social hasta llegar a un robo de identidad. Es aquí donde el
desarrollo del pensamiento educativo crítico con una transversalidad de ejes
articuladores, actúan reflexivamente de los cuales hemos leído y refeccionado en
varias oportunidades. Las reflexiones académicas deben ser las bisagras para las nuevas
oportunidades y sacar a la luz acciones subyacente que están latente en gran parte de
nuestra sociedad; focalizando el futuro de una permanencia de nuestra propia sociedad y
la herencia misma para generaciones futuras y sobre todo reconocimiento de nuestra
propia identidad.

Tal es así, que afirmo que es posible crear una educación radical y democrática,
basada en la ética y trabajada sobre los campos más hostiles. La ética liberadora, es la
matriz de actores emergentes que generan el desarrollo de nuevas críticas hacia la
sociedad desde la sociedad. Pues la pedagógica así como el espacio escolar, deben ser
necesarios para liberar y potenciar la responsabilidad y el compromiso liberador que
supone este paradigma crítico, en la educación pública nacional y latinoamericana. Para
visibilizar experiencias educativas transformadoras, debemos intentar reconstruir una
historia pedagógica coherente con proyectos sociales de carácter contra-hegemónico.
Naturalizar cuestiones impuesta, ha sido siempre el talón de Aquiles de las sociedades,
naturalizar radica en el embargo de las generaciones que atan esperanzas sobre
esfuerzos sociales cotidianos.

A su vez, debemos comprender que estos enemigos oscuros no solo le son atribuibles
a actores extranjeros, sino a HASNTERS de estas mismas latitudes que aseguran su
futuro a costa de miles de desposeídos que nunca pudieron tener modo de elección de
vida. Es desde ahí re-orientar intereses, preocupaciones, presupuestos, prioridades de
trabajo destinados al fin propio. Por lo tanto las acciones educativas comunitarias y
populares, pueden leerse entre-líneas diferentes reflexiones, discusiones y síntesis de un
proceso de largo aliento y luchas.

Asumir la lucha de poder por parte de actores sociales (políticos, docentes, familias,
etc) a quienes se ha históricamente intentado marginalizar del campo pedagógico,
implica asumir una práctica política de dimensiones utópicas cuantas uno haya
imaginado.

La familia como entidad entitativa creadora de hegemonía debe actuar en conjunto


con las instituciones educativas. A tal punto si es necesario lograr una multiplicidad de
elementos que conlleven las acciones anti naturalizadoras. Particularmente el conceptos
de concienciación nos lleva a la praxis reflexiva a través del dialogo cotidiano que a su
vez puede gestarse en el seno del hogar de uno mismo. Gestar, no debe acabar con una
mirada utópica e inmoral; debe ser la acción reflexiva base fundamental para lograr los
cambios deseados desde la misma concepción de las necesidades sociales. Resistencia,
es buscar acciones y métodos deshumanizantes en la cultura, por ende la educación
entendida como proceso de concienciación actúa sobre ello. Familia y escuela son los
actores creadores de hegemonía que debe servir para romper esas cadenas que atan a la
naturalización de una mirada única.

La fragmentación de los pueblos es la perdida de las estructuras fundantes de una


sociedad. La objetividad, de la pedagogía debe operar pera entrelazada a proyectos
políticos, económicos y culturales, planteado en otros términos se engarza a proyectos
históricos. A largo plazo. Antes, lo llamaban planes quinquenales (proyectos a largo
plazo que duraban 15 años aproximadamente), ahora se llama gobierno de turno.

Las acciones políticas deben ser la fuente que garantice nuestra identidad, nuestra
vida social, donde construya posibilidades emancipadoras a corto y mediano plazo. No
proclamo tiempos corto por mi grado de arbitrariedad, sino reclamo correspondencia
devolutiva, acciones de resarcimiento a nuestras voces muchas veces calladas. No
debemos temerle al trabajo sobre los contextos de vulnerabilidad y exclusión, más bien
identificar esas acciones de imposición para luego actuar sobre las mismas
reproducciones sociales.

El estado como metainstitución debe ser el actor regulador moralmente activo, donde
promueva acciones facilitadoras a las instituciones baja su órbita; hospital, escuela,
iglesia y familia. Es tos pilares fundamentales son el reencuentro esperanzador para el
bienestar social. Son las patas de una sociedad plena, el sostén de una Nación.

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