Вы находитесь на странице: 1из 2

Educación para el desarrollo sostenible: evaluación de retos y oportunidades del decenio 2005-2014 José Gutiérrez * Javier Benayas * Susana

Calvo *

Desarrollo Comunitario 7mo-IRNA


Royer Sthiben Celi Fernandez

Introducción
La iniciativa llevada a cabo por la Unesco en la declaración del Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible
(deds), constituye otro de estos instrumentos de convergencia internacional. En este artículo se realiza una evaluación
crítica de los objetivos, de los fundamentos, de los retos y de las oportunidades del Decenio, a partir del análisis de los
principios y de las metas recogidas en el Plan Internacional de aplicación del Decenio de las Naciones Unidas de la
eds.

En esencia, la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible se propone impulsar una educación solidaria que
contribuya a una correcta percepción del estado del mundo, sin comprometer los recursos de épocas futuras y que sea
capaz de generar actitudes y compromisos responsables, y que prepare a los ciudadanos para una toma de decisiones
fundamentadas dirigidas al logro de un desarrollo culturalmente plural, socialmente justo y ecológicamente sostenible,
que supere las posiciones antropocéntricas clásicas y que esté orientada a la búsqueda de modelos más comprensivos e
inteligentes de interacción con los ecosistemas.

Desarrollo
Existen retos en la Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible (eads) y para la investigación educativa ante
estas cuestiones, es el de abordar diagnósticos amplios que permitan objetivar los avances y evaluar los resultados de
las acciones a corto, medio y largo plazo, de esta manera llegar a las posibilidades de las generaciones futuras para
atender sus propias necesidades, dicha definición fue establecida por la Naciones Unidas en 1992 en Río de Janeiro.
Todavía no se ha sobrepasado el aforo de rehabilitación de nuestro planeta, pero esta capacidad se está llevando a sus
límites. Por lo tanto, se reconoce un Plan Internacional de aplicación del Decenio de las Naciones Unidas de la eds,
propuesto por la unesco para la implantación de dicho Decenio.

Finalmente con los debates y diferentes coherencias se hace un examen evaluativo de los retos y de las oportunidades
del Decenio, así como un balance crítico de las expectativas que se abren con esta iniciativa en diferentes escenarios
institucionales y en distintos contextos sociales, con una mención explícita a las implicaciones y a los logros que se
esperan alcanzar al cabo del Decenio, señalando preocupaciones latentes sobre la viabilidad de conseguir resultados
tangibles a corto, medio y largo plazo.

La onu contempla el desarrollo sostenible como uno de los ocho grandes desafíos de la humanidad, aclarado en el
Informe sobre los Objetivos del Milenio, en el que la propia Organización alerta acerca de que las buenas intenciones
que acompañan al principio del desarrollo sostenible no se traducen en progresos suficientes para proteger el medio
ambiente. Con el término desarrollo sostenible se ha producido una cierta colonización del campo que venía ocupando
lo que a lo largo de varias décadas hemos denominado educación ambiental (ea ). Señala González - Gaudiano (2005)
esta orientación con un mayor sabor social que están dando los organismos internacionales a las problemáticas
ambientales desde el concepto de desarrollo sostenible, ya se venía reivindicando en Latinoamérica y en ciertas
instituciones españolas y canadienses desde el campo de la ea, con una visión más global y alejada de una educación
encaminada sólo a las Ciencias Naturales y a los temas ecológicos.

La visión que se promueve en los debates y en los documentos con los que se ha abierto el programa de la Década de
la Educación para el Desarrollo Sostenible, se centran en la construcción de un mundo en el que todos los ciudadanos
del planeta tengan idéntica posibilidad de beneficiarse de las oportunidades que ofrece la educación para el aprendizaje
de valores, de comportamientos y de estilos de vida requeridos por un futuro sostenible, y de una transformación
positiva de la sociedad.

El documento admite que el Decenio es una iniciativa ambiciosa y compleja, ya que sus fundamentos conceptuales, las
repercusiones socioeconómicas deseables y las incidencias esperadas en el medio ambiente y en la cultura, lo ponen en
relación con casi todos los aspectos de la vida. La consideración de los problemas ambientales desde la globalidad que
requieren, ha cambiado bastante en estos últimos años. La nueva propuesta del desarrollo sostenible necesita aún una
concreción que puede resultar difícil, y sólo sabremos su verdadera utilidad cuando logremos ir aplicando sus principios
(Calvo, 1997a, p. 5). La generalidad de las propuestas que incluye el plan del Decenio y la falta de concreción de las
mismas, hace que el documento, en algunos casos, tenga una orientación demasiado etérea. Implicaciones del Decenio
para los organismos de gestión ambiental El Decenio significa una oportunidad para la reflexión sobre los problemas
que enfrentamos, convertidos en retos y en desafíos. La democratización de las decisiones ambientales significa que
los ciudadanos puedan tomar parte y asumir responsabilidades sobre la prioridad de las acciones y de sus consecuencias.
Significa un cambio en las actitudes, un ejercicio de aprendizaje de humildad y de realismo para todos, que parte del
reconocimiento de que no tenemos en las manos ni las respuestas ni las soluciones a la crisis ambiental, tan humana, y
que necesitamos el concurso de todos para poder pensar en modificar, poco a poco, pero con cierta urgencia, nuestra
mirada sobre el mundo, sobre nosotros mismos. Los convenios internacionales que se han suscrito en materia de medio
Educación para el desarrollo sostenible: evaluación de retos y oportunidades del decenio 2005-2014 José Gutiérrez * Javier Benayas * Susana Calvo *

ambiente están introduciendo los instrumentos sociales con un sentido del aprendizaje que hasta ahora se habían
denominado de modo genérico de educación ambiental, con una llamada al aprendizaje de la participación, no sólo
como instrumento, sino también como uno de los principios de la sostenibilidad. Pero también es más efectiva, porque
hace que se conserven procedimientos construidos, suma más recursos a medio plazo, garantiza la continuidad de las
iniciativas a largo plazo, y facilita su reorientación para el desarrollo futuro.

Está claro que los problemas ambientales surgen del uso que hace la sociedad de los recursos naturales, y que la
contaminación procede de formas de producción poco eficientes y de unos estilos de vida insostenibles; son, por tanto,
problemas sociales (Calvo, 1997a, p. 6); y también que en esa misma realidad está la de aquellos otros países que, aun
teniendo una gran riqueza en biodiversidad y en tradición cultural, viven en la miseria más absoluta. A un año de su
implementación, la Década ha comenzado su andadura. Los fracasos acumulados en Johannesburgo respecto al grado
de cumplimiento de los objetivos planteados en Río diez años antes, no pueden por menos que generarnos dudas
legítimas sobre la efectividad de una empresa de esta envergadura.

La unesco contempla en varias ocasiones la necesidad de establecer procedimientos de evaluación y de seguimiento de


las acciones y de las iniciativas, existen muchas dudas sin resolver acerca de cómo, con qué instrumentos, por quién y
en qué momento se llevarán a cabo dichas evaluaciones.

El Decenio es una iniciativa larga y compleja; desde su inicio debe disponer de medios suficientes para su seguimiento
y evaluación, a falta de los cuales será imposible saber si el Decenio da resultados y cuáles, pero tenemos la
responsabilidad de responder por las generaciones futuras y sus recursos. Una de las principales tareas del seguimiento
y de la evaluación consistirá en determinar indicadores apropiados, pertinentes y mensurables en todos los planos –
local, nacional, regional e internacional–, y para cada iniciativa y programa.

Aunque todavía nos hace falta datos para analizar y para modificar la orientación de los programas a lo largo del
Decenio, de modo que las actividades sean pertinentes y eficaces. De manera paralela, al comienzo de la Década surgió
un movimiento generalizado de preocupación por la evaluación de la sostenibilidad, que ha comenzado ya a ofrecer
algunas pruebas contundentes sobre este tema, y que, en nuestra opinión, puede brindar instrumentos metodológicos
de gran interés.

Tomando como referencia las metodologías al uso para la construcción de indicadores orientados hacia sociedades
sostenibles, asistimos en los momentos actuales al « boom de la era de los indicadores », tal vez como movimiento
pendular preventivo de este idealismo explícito con el que se presentan los discursos bien intencionados. Quizás
también como instrumento de seguimiento y de control operativo de la eficacia de los programas, de los planes y de las
actuaciones en los contextos, en los individuos y en los territorios a los que van destinados. Por este motivo, la
evaluación de los efectos ambientales de nuestros programas de (ea) debería ser el referente de análisis prioritario para
valorar el éxito de nuestras actuaciones educativas. Es importante contar con indicadores que nos permitan conocer si
la realización de itinerarios ecológicos, las estancias en aulas de la naturaleza, las implicaciones.

Conclusión

El elemento prioritario en el mundo para la armonía humana es la rehabilitación productiva de los ecosistemas
deteriorados. La asistencia técnico - financiera a los agricultores y la adecuación de la política agrícola de los países a
la política ambiental, son los elementos de arranque para garantizar la viabilidad de una estrategia de desarrollo
sustentable.

Conjuntamente con el aprovechamiento racional de los recursos naturales, la viabilidad del desarrollo regional debe
otorgar prioridad al desarrollo humano. Es importante señalar que no habrá un desarrollo efectivo - y mucho menos un
desarrollo sustentable - a no ser que la población de esa región realice movimientos significativos en dirección a un
estado de crecimiento y equidad que le haga superar el nivel de pobreza en que se encuentra y establecer procedimientos
de evaluación y de seguimiento de las acciones y de las iniciativas, existen muchas dudas sin resolver acerca de cómo,
con qué instrumentos, por quién y en qué momento se llevarán a cabo dichas evaluaciones..

Los criterios usados para definir los proyectos binacionales y nacionales, muestran el interés de los países por mejorar
el bienestar social de las comunidades fronterizas, como se desprende de los proyectos que promueven el crecimiento
económico, que protegen las necesidades básicas de las poblaciones locales y que incentivan la reestructuración del
sector productivo.

Вам также может понравиться